Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española: La historia NO escrita 9781407316956, 9781407355054

El volumen Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española recoge contribuciones de diferentes equipos de investi

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Contenido
Presentación: Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura española
1 Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura
2 La Guerra Civil en Toledo (1936–1939): frentes y batallas. Una propuesta metodológica para su estudio desde la arqueología
3 No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936)
4 Arqueología, historia y didáctica de la aviación republicana en Cataluña (2002–2018)
5 Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón)
6 Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco
7 Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939
8 La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo)
9 Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo. La 14ª división de la 1ª agrupación del ejército de Extremadura y Centro
10 La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo técnico de excavación e identificación de víctimas de la Guerra Civil Española y la Dictadura Franquista
11 La fosa de la Campana (Sevilla). Un ejemplo de la represión militar tras el golpe de estado de 1936 en Andalucía
12 Aquí nunca pasó nada. Memoria y ciencia versus amnesia y amnistía. Las fosas de represaliados republicanos de Aguilar de la Frontera, Córdoba
13 Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia
14 La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra
15 Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs
16 Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid
17 Tropezar con la memoria. El museo más grande del mundo
18 Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo
19 Epílogo. Por una arqueología del Postfranquismo y la Transición. Contextos y paisajes predemocráticos
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Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española: La historia NO escrita
 9781407316956, 9781407355054

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‘Este libro maravilloso nos aporta a los historiadores una cornucopia de percepciones absolutamente fundamentales que nos ayuda en la lucha para la recuperación de la memoria histórica en España. Amalia Pérez–Juez y Jorge Morín han recopilado una serie de trabajos totalmente originales sobre esta historia no–escrita que nos revela la arqueología. Ilumina muchísimos aspectos, tanto de la historia militar de la guerra, como de la represión franquista y las dificultades y posibilidades de identificar a las víctimas. Es un hito en la historiografía de la Guerra Civil española.’ Professor Paul Preston, Director of Cañada Blanch Centre, London School of Economics ‘This is a very strong contribution. It will be essential reading for those interested in Spanish mass graves.’ Dr Layla Renshaw, Kingston University ‘This is an important contribution to the knowledge of the archaeology of the Spanish Civil War. It includes some of the best experts of the topic, offering the results of some of their leading research.’ Dr Miguel Ángel del Arco Blanco, Universidad de Granada

Amalia Pérez–Juez Gil y Jorge Morín de Pablos son Doctores en Prehistoria y Arqueología por la Universidad Autónoma de Madrid. Son pioneros en la excavación de espacios de la Guerra Civil española y desde los inicios del siglo XXI han desarrollado diferentes trabajos sobre espacios relacionados con la contienda y la postguerra. Autores: Xurxo Ayán Vila, Rafael Barroso Cabrera, Inmaculada Carrasco, Jesús Carrobles Santos, Carmen Coch, Ángela Crespo Fraguas, Julie De Vos, Benito Díaz Díaz, Miguel Ángel Díaz Moreno, Rafael Espino Navarro, Francisco Etxeberría, Miguel Fernández Díaz, Manuel Antonio Franco Fernández, Mª del Camino Fuertes Santos, Almudena García-Rubio, Sal Garfi, David Gesalí Barrera, Rui Gomes Coelho, Alfredo González-Ruibal, Clemente González García, Francesc Xavier Hernández-Cardona, Lourdes Herrasti, Xabier Herrero, David Iñíguez Gracia, José Luis Isabel, Sergio Isabel Ludeña, Jimi Jiménez, Alejandro Laíño Piñeiro, Susanna Llidó, Antonio Malalana Ureña, Carlos Marín Suárez, Javier Marqueríe, Berta Martínez, Candela Martínez Barrio, Jorge Morín de Pablos, René Pacheco Vila, Amalia Pérez-Juez Gil, José Ramos, Luis Ríos, Luis Rodríguez-Avelló, Antonio Manuel Rodríguez Ramos, Pedro Rodríguez Simón, Luis Antonio Ruiz Casero, Xavier Rubio-Campillo, Josu Santamarina Otaola, José María Señorán, Alicia Torija López, Carlos Vega, Sergio Villalba Jiménez.

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Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española La historia NO escrita Editado por

Amalia Pérez-Juez Gil y Jorge Morín de Pablos B A R I N T E R NAT I O NA L S E R I E S 2 9 6 5

2020 297mm HIGH

El volumen Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española recoge contribuciones de diferentes equipos de investigación que han trabajado en este tema en los últimos quince años. La aplicación de la arqueología a los estudios de la contienda ha sido relativamente reciente y empezaron de forma paralela en el año 2000, con la excavación de la segunda línea de defensa de Madrid en Villa de Vallecas y la fosa común de Priaranza en el Bierzo –León–. Las dos intervenciones se llevaron a cabo de forma consciente, por vez primera, aunque con objetivos muy diferentes. La primera, la de documentar un frente de guerra y, la segunda, la de exhumar a los represaliados en la localidad. Sin embargo, ambas arrojaban luz sobre momentos históricos que no aparecían recogidos en las fuentes… la historia NO escrita.

BAR  S2965  2020   PÉREZ-JUEZ GIL & MORÍN DE PABLOS  Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española

BAR INTERNATIONA L SE RIE S 2965

18.2mm

Printed in England

210 x 297mm_BAR Perez-Juez CPI 18.2mm ARTWORK NEW.indd 2-3

21/1/20 9:26 PM

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Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española La historia NO escrita Editado por

Amalia Pérez-Juez Gil y Jorge Morín de Pablos B A R I N T E R NAT I O NA L S E R I E S 2 9 6 5

2020

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Published in 2020 by BAR Publishing, Oxford BAR International Series 2965 Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española 978 1 4073 1695 6 paperback isbn 978 1 4073 5505 4 e-format doi https://doi.org/10.30861/9781407316956 A catalogue record for this book is available from the British Library isbn

© The editors and contributors severally 2020 cov er i m age Fotografía: Noviembre 1936. Alcázar de Toledo Keystone View Company. Colección privada: Esperanza de Coig-O’Donnell Magro

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Contenido Presentación........................................................................................................................................................................ ix 1. Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura.................................................................... 1 Amalia Pérez–Juez 1.1. La guerra y la posguerra. Memoria oficial. Transición............................................................................................. 2 1.2. El patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura....................................................................................................... 5 1.3. Memoria y arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura........................................................................................ 7 Epílogo............................................................................................................................................................................. 9 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 12 2. La Guerra Civil en Toledo (1936–1939): frentes y batallas. Una propuesta metodológica para su estudio desde la arqueología............................................................................................................................................ 15 Jorge Morín de Pablos, Rafael Barroso Cabrera, Jesús Carrobles Santos, Antonio Malalana Ureña, José Ramos, José Luis Isabel, Luis Rodríguez–Avelló y Luis Antonio Ruiz Casero 2.1. El contexto histórico............................................................................................................................................... 16 2.2. La realidad arqueológica del frente Sur del Tajo: frentes y batallas....................................................................... 18 2.2.1. 1936: Un frente espontáneo –el Cigarral de Menores y la Quinta de Mirabel–.............................................. 18 2.2.2. Mayo 1937. La batalla al Sur del Tajo............................................................................................................ 20 2.2.3. 1937: Frentes en movimiento –Cerro de los Palos y La Sisla–....................................................................... 21 Cerro de los Palos. Líneas nacionales.................................................................................................................. 22 La Sisla, Casa del Conde y urbanización pozuela. La línea repubicana.............................................................. 26 2.2.4. 1938: Los proyectos de contragolpe republicanos y el frente Sur del Tajo: un frente estable ....................... 27 2.2.5. 1939. El final de la Guerra Civil: La “Campaña de la Victoria”..................................................................... 29 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 32 3. No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936)................................................. 33 Alfredo González–Ruibal, Manuel Antonio Franco Fernández, Pedro Rodríguez Simón, Xurxo Ayán Vila, Sal Garfi, Rui Gomes Coelho, Xabier Herrero, Alejandro Laíño Piñeiro, Carlos Marín Suárez, Javier Marquerie, Candela Martínez Barrio, Luis Antonio Ruiz Casero, Josu Santamarina, José María Señorán, Julie de Vos 3.1. Introducción............................................................................................................................................................ 34 3.2. Casa de Campo: El comienzo olvidado de la Batalla de Madrid............................................................................ 35 3.3. Excavación.............................................................................................................................................................. 35 3.4. Prospección con detector........................................................................................................................................ 38 3.5. La evidencia del combate: munición y armamento................................................................................................. 39 3.6. Interpretación.......................................................................................................................................................... 40 3.7. Ciudad Universitaria: Un ataque desconocido que pudo cambiar la historia......................................................... 41 3.8. Excavación.............................................................................................................................................................. 41 3.9. Prospección con detector........................................................................................................................................ 44 3.10. Interpretación........................................................................................................................................................ 46 3.11. Conclusiones......................................................................................................................................................... 47 Agradecimientos............................................................................................................................................................ 47 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 47 4. Arqueología, historia y didáctica de la aviación republicana en Cataluña (2002–2018)........................................ 49 Francesc Xavier Hernandez–Cardona; David Íñiguez Gracia; David Gesalí Barrera; Xavier Rubio–Campillo 4.1. Una aproximación interdisciplinar.......................................................................................................................... 50 4.2. La investigación histórica....................................................................................................................................... 52 4.3. La investigación arqueológica................................................................................................................................ 52 4.4. Georadar y gradiómetro.......................................................................................................................................... 54 4.5. Prospección y excavación con detectores de metales y organización de datos...................................................... 55 4.6. Proyectos didácticos y de musealización................................................................................................................ 58 4.7. Iniciativas de memoria............................................................................................................................................ 59

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Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española 4.8. Conclusiones........................................................................................................................................................... 60 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 60 5. Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón).......................................................................................................................................................... 63 Clemente González García 5.1. Antecedentes........................................................................................................................................................... 64 5.2. Contextualización histórica..................................................................................................................................... 64 5.3. El marco geográfico................................................................................................................................................ 64 5.4. Metodología............................................................................................................................................................ 65 5.5. Restos materiales..................................................................................................................................................... 67 5.6. Evidencias arqueológicas de la Guerra Civil (1938)............................................................................................... 67 5.6.1. Cartuchería metálica........................................................................................................................................ 67 5.6.2. Material de artillería........................................................................................................................................ 71 5.6.3. Granadas de mano........................................................................................................................................... 72 5.6.4. Zonas de vivac................................................................................................................................................. 73 5.6.5. Inhumaciones de soldados............................................................................................................................... 74 5.6.6. Estructuras relacionadas.................................................................................................................................. 74 5.6.7. Interpretación general ..................................................................................................................................... 75 5.7. Conclusiones........................................................................................................................................................... 76 Agradecimientos............................................................................................................................................................ 77 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 77 6. Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco........................................................................................................................................................................... 79 Josu Santamarina Otaola 6.1. Introducción............................................................................................................................................................ 80 6.2. Estado de la cuestión: El País Vasco del “Post–conflicto” y el estudio de la Guerra Civil Española..................... 81 6.3. Entre la conmemoración y la iconoclasia: Tres ejemplos de arqueología social sobre el conflicto en el País Vasco................................................................................................................................................................... 83 6.3.1. Topofobia y resiliencia local en el entorno de Ketura..................................................................................... 84 6.3.2. “¿Y esta guerra… de qué siglo es?”: socialización del patrimonio en el monte San Pedro............................ 86 6.3.3. De la “Guerra del 36” a la “Guerra del 58”: una estela nazi en el pueblo de Urbina...................................... 89 6.4. Conclusiones........................................................................................................................................................... 90 Agradecimientos............................................................................................................................................................ 91 Bibliografía.................................................................................................................................................................... 91 7. Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939..... 95 Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega 7.1. Toledo y la Guerra Civil. Las operaciones militares............................................................................................... 96 7.1.1. Antecedentes.................................................................................................................................................... 96 7.1.2. El golpe de estado en Toledo y el sitio del Alcázar......................................................................................... 96 7.1.3. El Frente Sur del Tajo...................................................................................................................................... 97 7.1.4. Los proyectos de ruptura estratégica............................................................................................................... 98 7.2. Arqueología de Imágenes en el sitio del Alcázar.................................................................................................... 99 7.3. El Frente de Toledo. Tácticas conservadoras y de vanguardia a través de la materialidad................................... 103 7.3.1. Materialidad del asedio................................................................................................................................. 103 7.3.2. Golpes de mano y batallas olvidadas............................................................................................................ 104 7.3.3. Estabilización y ruptura................................................................................................................................. 106 7.4. Epílogo. Fuentes de la Guerra Civil para disciplinas de hoy................................................................................ 107 7.5. Conclusiones......................................................................................................................................................... 108 Agradecimientos.......................................................................................................................................................... 108 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 108 8. La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo)............................. 109 Xurxo M. Ayán Vila 8.1. Introducción.......................................................................................................................................................... 110 8.2. Arqueologías de la guerrilla...................................................................................................................................111 8.3. La guerrilla antifranquista en León–Galicia......................................................................................................... 112

iv

Contenido 8.4. La excavación arqueológica del año 2016............................................................................................................ 114 8.5. Biografía de la casa de los amaro en repil............................................................................................................. 115 8.6. Santuario de la guerrilla del Llano (1947–1949).................................................................................................. 116 8.7. 20 De abril de 1949............................................................................................................................................... 118 8.8. Una segunda vida para la casa: La década de 1950.............................................................................................. 119 8.9. La muerte de la casa.............................................................................................................................................. 121 8.10. Procesos postdeposicionales: De 1964 al presente............................................................................................. 122 8.11. Conclusiones. El fuego inolvidable..................................................................................................................... 123 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 124 Documentales.......................................................................................................................................................... 126 9. Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo. La 14ª división de la 1ª agrupación del ejército de Extremadura y Centro................................................................................................................................. 127 Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos 9.1. El paisaje guerrillero............................................................................................................................................. 128 9.2. La partida de Quincoces. La 14 división de la 1ª agrupación guerrillera del ejército de Extremadura–Centro.................................................................................................................................................... 128 9.2.1. La formación de la partida de Jesús Gómez Recio, Quincoces.................................................................... 128 9.2.2. Tiempos de transición (1941–1943).............................................................................................................. 129 9.2.3. Un año abierto a la esperanza: 1944.............................................................................................................. 130 9.2.4. La 14ª División.............................................................................................................................................. 130 9.2.5. Decadencia del movimiento guerrillero........................................................................................................ 132 9.2.6. La caída de Carlos en Talavera de la Reina y la muerte de Quincoces ...................................................... 132 9.3. Inventario del patrimonio arqueológico de la guerrilla antifranquista en la provincia de Toledo y la recuperación de la memoria: el patrimonio oral de la guerrilla antifranquista............................................................ 134 9.4. Protección y acondicionamiento del patrimonio arqueológico de la guerrilla antifranquista............................... 136 9.4.1. La protección y acondicionamiento de este recurso con fines didácticos..................................................... 136 9.4.2. Propuesta de acondicionamiento de espacios asociados a la guerrilla antifranquista................................... 138 Bibliografía ................................................................................................................................................................. 138 10. La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo técnico de excavación e identificación de víctimas de la Guerra Civil Española y la Dictadura Franquista......................................................................... 139 René Pacheco Vila 10.1. El inicio de la Memoria Histórica en España: Los movimientos sociales ......................................................... 140 10.2. La Ley de Memoria Histórica (LEY 52/2007).................................................................................................... 140 10.3. Artículos en la Ley de Memoria Histórica relativos a exhumaciones................................................................. 141 10.4. Guadalajara: Un ejemplo del descuido de las administraciones......................................................................... 145 10.5. Dos medidas urgentes en materia de Memoria Histórica: Centralización de datos y banco de ADN................ 146 10.5.1. La centralización de datos y reclamaciones familiares............................................................................... 146 10.5.2. La creación de un banco de ADN................................................................................................................ 147 10.5.3. Un ejemplo de la necesidad de emprender urgentemente esas dos medidas: Matallana de Valmadrigal (León)................................................................................................................................................. 148 10.6. Conclusiones....................................................................................................................................................... 149 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 150 11. La fosa de la Campana (Sevilla). Un ejemplo de la represión militar tras el golpe de estado de 1936 en Andalucía...................................................................................................................................................... 153 Inmaculada Carrasco 11.1. Introducción........................................................................................................................................................ 155 11.2. Exhumaciones de fosas en Andalucía................................................................................................................. 157 11.3. La fosa de represaliados de la Campana (Sevilla)............................................................................................... 160 11.3.1. Material y métodos ..................................................................................................................................... 160 11.3.2. La secuencia de los hechos criminales........................................................................................................ 161 11.3.3. Los episodios de violencia........................................................................................................................... 165 Episodios premortem.......................................................................................................................................... 165 Episodios perimortem......................................................................................................................................... 170 Episodios postmortem........................................................................................................................................ 170 11.4. Conclusiones....................................................................................................................................................... 173 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 175

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Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española 12. Aquí nunca pasó nada. Memoria y ciencia versus amnesia y amnistía. Las fosas de represaliados republicanos de Aguilar de la Frontera, Córdoba....................................................................................................... 179 Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos 12.1. Introducción........................................................................................................................................................ 180 12.2. Las fosas de represaliados de aguilar de la frontera............................................................................................ 180 12.3. El método arqueológico y los resultados obtenidos tras su aplicación en el estudio de la represión ejercida por el franquismo en Aguilar de la Frontera ................................................................................. 182 12.4. La arqueología y la Ley de Memoria Histórica y democrática de Andalucía..................................................... 189 12.5. Reconocimiento jurídico de la Memoria Histórica en España: Amnistía y amnesia de estado.......................... 190 12.6. De la des–memoria de estado a la memoria ciudadana....................................................................................... 191 12.7. A modo de conclusión. Arqueología y verdad.................................................................................................... 192 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 194 13. Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia.................... 195 Almudena García–Rubio, Jimi Jiménez, Berta Martínez, Carmen Coch, Susanna Llidó, Lourdes Herrasti, Francisco Etxeberría, Luís Ríos 13.1. Exhumar en un cementerio................................................................................................................................. 196 13.2. El cementerio viejo de Palencia y las víctimas de la represión franquista.......................................................... 197 13.3. Nacimiento y Desarrollo Del Proyecto............................................................................................................... 199 13.4. El proceso de identificación................................................................................................................................ 200 13.5. Arqueología en el Parque de la Carcavilla.......................................................................................................... 200 13.5.1. Primera fase................................................................................................................................................. 200 Prospección con georradar................................................................................................................................. 201 Sondeos con excavadora..................................................................................................................................... 201 Primera campaña de excavación........................................................................................................................ 201 13.5.2. Segunda fase................................................................................................................................................ 204 Excavación en extensión.................................................................................................................................... 204 13.6. Conclusiones. Una reflexión............................................................................................................................... 210 Agradecimientos.......................................................................................................................................................... 211 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 211 14. La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra................................... 215 Sergio Villalba Jiménez 14.1. Problemática del enjuiciamiento ético................................................................................................................ 216 14.2. Comisión de la verdad......................................................................................................................................... 216 14.3. Textos, investigaciones y controversias.............................................................................................................. 218 14.4. Espacios, instituciones y dinámicas.................................................................................................................... 220 14.5. Conclusiones: Enfoques didáctico, emocional y lúdico ..................................................................................... 221 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 227 15. Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs.................. 229 Miguel Fernández Díaz 15.1. Introducción: Cámaras en el aire......................................................................................................................... 229 15.2. Ventajas de los RPAs aplicados a la arqueología y el patrimonio....................................................................... 231 15.3. ¿Por qué aplicar RPAs al patrimonio de la Guerra Civil? .................................................................................. 233 15.4. Ejemplo para una propuesta metodológica: las posiciones defensivas del camino de matagallegos ................ 234 15.5. Análisis de los resultados: Más allá del modelo 3D............................................................................................ 239 15.6. Comparación de los datos con imágenes aéreas................................................................................................. 241 15.7. Conclusiones ...................................................................................................................................................... 243 Agradecimientos.......................................................................................................................................................... 244 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 244 16. Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid................................................................................. 247 Ángela Crespo Fraguas, Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña 16.1. Trabajos arqueológicos....................................................................................................................................... 248 16.2. Los Yesares: Estudio y documentación arqueológica......................................................................................... 249 16.3. Los Yesares: Un yacimiento arqueológico de la Guerra Civil en la red de yacimientos visitables de la Comunidad Autónoma de Madrid................................................................................................................................ 252 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 254

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Contenido 17. Tropezar con la memoria. El museo más grande del mundo................................................................................ 255 Alicia Torija López 18. Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo........................................................................ 261 Antonio Malalana Ureña 18.1. Para empezar....................................................................................................................................................... 262 18.2. Los medios de comunicación, reporteros y corresponsales................................................................................ 263 18.2.1. Recursos para localizar los ejemplares de los periódicos y de las revistas ilustradas................................. 265 18.2.2. La memoria de los corresponsales de guerra.............................................................................................. 265 18.3. Los operadores de cámara................................................................................................................................... 266 18.3.1. Recursos para localizar filmaciones............................................................................................................ 266 18.4. La fotografía de guerra ....................................................................................................................................... 267 18.4.1. Fondos fotográficos..................................................................................................................................... 269 18.4.2. La fotografía área........................................................................................................................................ 269 18.5. La representación cartográfica del frente............................................................................................................ 271 18.5.1. Los fondos cartográficos............................................................................................................................. 273 18.6. Conclusiones....................................................................................................................................................... 273 Bibliografía.................................................................................................................................................................. 274 19. Epílogo: Por una arqueología del Postfranquismo y la Transición. Contextos y paisajes predemocráticos.............................................................................................................................................................. 277 Jorge Morín de Pablos y Amalia Pérez–Juez Gil 19.1. Objeto, contexto y paisaje del atentado de Carrero Blanco................................................................................ 279 19.1.1. Objeto ......................................................................................................................................................... 279 19.1.2. Contexto...................................................................................................................................................... 280 19.1.3. Paisaje ......................................................................................................................................................... 282 19.1.4. Arqueología y memoria de la “Operación Ogro”........................................................................................ 282 19.2. Paisajes de la Transición..................................................................................................................................... 283

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Presentación Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura española el camino recorrido, el potencial científico, pero también las repercusiones sociales de la arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura Española. De hecho, es un debate que sigue activo y en el que nos falta recorrer mucho camino. La revisión histórica de un conflicto tan reciente, legitimado en parte con el silencio de la transición, es difícil de superar. Y la definición de conceptos difícil de consensuar.

El volumen Arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura española recoge contribuciones de diferentes equipos de investigación que han trabajado en este tema en los últimos quince años. La aplicación de la arqueología a los estudios de la contienda ha sido relativamente reciente y empezaron de forma paralela en el año 2000, con la excavación de la segunda línea de defensa de Madrid en Villa de Vallecas y la fosa común de Priaranza en el Bierzo –León–. Las dos intervenciones se llevaron a cabo de forma consciente, por vez primera, aunque con objetivos muy diferentes. La primera, la de documentar un frente de guerra y, la segunda, la de exhumar a los represaliados en la localidad. Sin embargo, ambas arrojaban luz sobre momentos históricos que no aparecían recogidos en las fuentes... la historia NO escrita.

Este libro reúne así algunos de los más destacados especialistas de la última década, pero no están todos, ni muchísimo menos. La selección ha sido en parte geográfica, en parte temática y en parte de disponibilidad. Quizás no sea más que el primero de una larga serie o quizás sirva para sacudir entendimientos y conciencias y provocar un debate más abierto, asentado sobre conocimiento y no sobre historias aprehendidas. La selección de temas ha querido cubrir diferentes actuaciones arqueológicas y patrimoniales en la Península: frentes, fosas, aeródromos, pero también acondicionamiento, educación y memoria. Las contribuciones ofrecen resultados históricos, aportan aproximaciones metodológicas al tema o reflexionan sobre el estado de la cuestión de la arqueología y patrimonio de la guerra y la postguerra españolas.

Es ese el principal valor de la Arqueología, el de aportar nuevos datos a un conflicto, el de la Guerra Civil y la Dictadura, que ha generado una bibliografía ingente. La Guerra Civil es posiblemente el acontecimiento de la Historia de España sobre el que más se ha escrito. A pesar de ello, de la apertura de nuevos archivos, del descubrimiento de fotografías, cartas o planimetrías, las fuentes tradicionales pueden ser incompletas o parciales, y no recogen algunos acontecimientos bélicos, de la represión o del Franquismo. El registro arqueológico, que se genera de forma aséptica y no manipulable –aunque también puede interpretarse de forma sesgada– es esencial para entender muchos de los acontecimientos que no pueden explicarse solamente a través de las fuentes primarias. Es más, en ocasiones es el único registro que tenemos para situaciones invisibilizadas, expresamente omitidas o simplemente no lo suficientemente relevantes como para motivar un registro escrito o gráfico. El papel de la mujer en la contienda es un buen ejemplo, pero también la vida cotidiana en las trincheras, ataques efímeros que no se documentan o violencia extrema de la que la arqueología ofrece pruebas contundentes.

Así, por ejemplo, encontramos capítulos dedicados a frentes emblemáticos –y míticos– de la guerra, como el frente de Toledo o el de Madrid, de los que la documentación que tenemos no cubre todo lo que pasó. ¿Qué han estudiado varias generaciones de españoles del frente de Toledo que no esté ligado al episodio del alcázar? ¿O qué conocemos en realidad de las diferentes batallas en Madrid durante toda la guerra? La investigación realizada en estos frentes: Madrid, Toledo, o la serranía de Castellón presentan buenos ejemplos de paisajes bélicos y escenarios de situaciones que hasta los protagonistas silencian –Lister o Yagüe–. Lo mismo sucede con situaciones más bélicas como el uso de la aviación republicana en la Batalla del Ebro y el alance de la misma, con datos que solo la arqueología puede revelar.

Esta aportación de la Arqueología para narrar historias NO escritas se hace más notoria aún para el estudio de la represión del nuevo régimen, en el que, además de la invisibilidad de algunos hechos, se suma una construcción y lectura unidireccional del conflicto y de la vida en general. Solo contamos con la voz de los que ganaron, mientras que los que perdieron son silenciados… o ni siquiera existen.

La propaganda franquista que se generó en la misma guerra también contribuyó a modificar parte de estos sucesos. Pero otros ni siquiera quedaron recogidos. La vida cotidiana en trincheras, refugios, retaguardia, por ejemplo, solo puede entenderse complementando lo que sabemos con la cultura material. El conflicto no finalizó en el año 39, bien por la capacidad de resistencia de unos pocos, bien porque la cruenta represión llevó a muchos a continuar la lucha. La posguerra es otro momento que debe ser estudiado con metodología arqueológica, para entender la vida y actividades de las

El papel de la arqueología, la memoria y la construcción patrimonial ha sufrido rápidos cambios de lectura e interpretación en las dos últimas décadas y todavía seguimos trabajando en definir conceptos. De ahí la necesidad de un libro en el que los especialistas muestren ix

Amalia Pérez–Juez & Jorge Morín guerrillas y sus familias y los nuevos espacios de lucha, en lugares tan distantes como Galicia o Extremadura.

Queremos agradecer en estas líneas introductorias a todos los autores de este libro, por sus contribuciones científicas, pero también por su entusiasmo por colaborar en un libro que tiene clara vocación social además de académica. Sin ellos, este volumen no tendría sentido. Compañeros, amigos y colegas que tan generosamente han aportado sus datos, conocimientos, tiempo y dedicación a un proyecto en el que creemos todos. Ha sido un placer para nosotros trabajar con todos ellos. También estamos en deuda con nuestros revisores y con todos sus comentarios constructivos que han enriquecido este volumen. Un especial agradecimiento a Esperanza de Coig–O´Donnell por la maquetación y diseño de este libro y a Aaron Rodríguez por la revisión de los textos en inglés. Agradecemos a BAR Publishing y sobre todo a las Doctora Jane Burkowski, anterior Editorial Assistant de BAR Publishing, y a la Doctora Ruth Fisher, actual editora y Lisa Eaton, production manager, por sus revisiones y por su continuo apoyo, paciencia y confianza en que, por fin, un día, se escribiría este libro. Por último, un especial agradecimiento al Prof. Paul Preston, catedrático de Historia Contemporánea de la London School of Economics, LSE, quien a lo largo de los años ha sido una fuente de inspiración para muchos de los que hemos escrito este libro. Gracias por estar ahí durante todo el tiempo que ha durado la producción de este volumen, por sus comentarios y consejos, y por haber querido ser parte de nuestra contribución a saber la verdad de lo que pasó.

No podemos olvidar en este viaje por la desmemoria el tema de las fosas. Aunque una parte muy importante de la sociedad española asocia arqueología de la Guerra Civil a fosas, no siéndolo, lo cierto es que este es un capítulo de los más urgentes en el que debemos comprometernos como investigadores y como ciudadanos. Por ello, era necesario un análisis de la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, que a día de hoy sigue siendo una de las tareas pendientes del Estado español. Tres capítulos ilustran diferentes situaciones de guerra y postguerra. Como resume el título de una de ellas, el “aquí nunca pasó nada” refleja muy bien la importancia de la arqueología para luchar contra las diferentes versiones de los hechos: lo mismo contado en las fuentes oficiales, en la historiografía tradicional y en el trabajo de campo. El libro no sólo ofrece una nueva lectura de acontecimientos históricos a través del registro arqueológico, sino que aborda también la didáctica y la socialización de los mismos. ¿Cómo definimos conceptos como patrimonio y memoria de la Guerra Civil y la Dictadura española? Y más complicado todavía, ¿cómo se gestiona el pasado traumático en la sociedad actual? Que todavía existe un rechazo lo podemos constatar en el caso concreto del capítulo sobre escenarios del País Vasco, donde la misma comunidad se mueve entre el recuerdo y la censura, una ambigüedad que se repite en gran parte del país.

Amalia Pérez–Juez & Jorge Morín

Por último, la arqueología hace mucho tiempo que dejó de ser solo excavación. Por eso, hemos incluido en esta monografía contribuciones metodológicas como el uso de drones y fotografía aérea para la documentación de escenarios, nuevas técnicas de prospección o lectura casi estratigráfica de documentación gráfica y archivos documentales. La apertura de archivos, su digitalización y el Open Access nos obliga a una revisión continua de estas fuentes primarias y a una actualización de lo ya escrito. También, en este proceso, hemos incorporado el acondicionamiento y apertura al público de diferentes escenarios, así como la construcción de materiales educativos para reflexionar sobre el tema. El libro está escrito por académicos e investigadores, pero está pensado para el gran público, ofreciendo datos y situaciones de interés general. Cualquier persona interesada en la Guerra Civil y la Dictadura encontrará una historia no reescrita, pero sí enriquecida. A pesar de tener una vocación general, la mayoría de los capítulos se concentran en situaciones concretas, casos específicos de los que se pueden extrapolar conclusiones y reflexiones. En resumen, el libro se enmarca en el nacimiento de una nueva disciplina de la Arqueología aplicada al conocimiento de uno de los acontecimientos más dramáticos de la Historia de España y de Europa. Una historia NO escrita de la Guerra Civil y de la Dictadura Española.

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1 Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura Amalia Pérez–Juez1 “Olvidar a los muertos es lo mismo que matarlos por segunda vez”. Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz en 1986

RESUMEN

La historia de Europa en el siglo XX es la historia del conflicto armado. Desde la Revolución Rusa a la Guerra de los Balcanes, representan cien años marcados por guerras civiles, revueltas, conflictos internacionales, invasiones, independencias… La dominación, la destrucción y el horror coexistió con un poderoso deseo de consolidar estrenadas democracias y jóvenes estados. Europa fue rehén de todos estos eventos y prácticamente ningún territorio escapó a esta desoladora fuerza. En todos los conflictos hubo perdedores y ganadores y, en todos ellos, coexistió la historia oficial con las voces silenciadas. Peor aún en el caso de dictaduras. Y, sin embargo, acabando el siglo XX, Europa había alcanzado un status quo de democracias consolidadas, o así al menos, se presentaban al mundo. Las dictaduras y conflictos del siglo XX parecían superados y era momento de revisiones de memorias oficiales. En las últimas décadas estamos asistiendo a reivindicaciones desde todos los sectores: la arqueología, la política, el cine o la literatura. La curiosidad por llegar hasta el fondo afecta a temas tan dispares entre ellos como la repatriación de obras de arte o la búsqueda de familiares en las fosas comunes. El conflicto en Europa no está ni superado ni dejado atrás. En todo caso, resolverlo es más urgente que nunca. Las siguientes páginas son una reflexión sobre el tema de la memoria material relacionada con la Guerra Civil y la Dictadura en España. Probablemente no haya nada más complejo que una guerra civil. Después de todo, el enemigo está en casa y es hermano. Quiero plantear algunas cuestiones sobre la complejidad de las situaciones de guerra civil cuando se trata de excavar, estudiar y preservar el patrimonio arqueológico. Y también cuando se trata de memoria, o mejor, la falta de ella. Comencemos desde el principio. 1

Boston University. Department of History (Boston) and Study Abroad Programs in Spain (Madrid). [email protected]

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Amalia Pérez–Juez ABSTRACT

The history of Europe in the twentieth century is the history of armed conflict. From the Russian Revolution to the Balkan Wars, it represents one hundred years marked by civil wars, revolutions, international conflicts, invasions, independence... Domination, destruction and horror coincided with a powerful desire to consolidate “new” democracies and young “nations”. Europe was held hostage by these events and very few territories escaped this devastating force. In all conflicts there are winners and losers and, in all of them, the official story “comes at the expense of” silenced voices. Even worse in the case of dictatorships. And yet, by the end of the twentieth century, Europe had achieved a status quo of consolidated democracies, or at least, that is how they presented themselves to the world. The dictatorships and conflicts of the 20th century seemed overcome and it was time for revisions of official memories. In the last decades we have witnessed demands from all sectors: archaeology, politics, cinema and literature for these revisions. Thus, the curiosity to get to the root affects such disparate issues as the repatriation of works of art and the search of relatives in the mass graves. The conflict is neither surpassed nor left behind. In any case, solving it is more urgent than ever. The following pages are a reflection on the subject of archaeology, heritage and memory related to the Spanish Civil War and the dictatorship. There is little else more complex than a civil war. After all, the enemy is at home and is a brother or sister. I want to raise some questions about the complexity of civil war situations when it comes to excavating, studying and preserving the archaeological heritage; when it comes to memory, or the lack of it. Let’s start from the beginning. 1.1. La guerra y la posguerra. Memoria oficial. Transición

el proceso que siguió para formar parte de la memoria de un pueblo? Y aún más… ¿qué significa Belchite en el imaginario colectivo? Belchite no simboliza lo mismo para todos, aunque sea un símbolo y es un buen ejemplo de lo fácil que resulta manipular la memoria y crear, a partir de cultura material, una nueva cónica oficial (Michonneau 2016). Mientas los nuevos monumentos inauguraban el discurso de la dictadura, el patrimonio material de los perdedores fue destruido, manipulado o borrado.

La Guerra Civil española sucedió entre julio de 1936 y abril de 1939. Cuando terminó, España se sumergió en casi cuatro décadas de dictadura y memoria oficial. Estos años dieron forma a las narraciones que se escribieron y al discurso en el que se formó a las siguientes generaciones. Lo que se contó de lo que había sucedido antes, durante y después de la guerra fue cuidadosamente adulterado para construir la historia nacional. Alrededor de este discurso oral y escrito se erigieron monumentos conmemorativos de victorias y se levantaron edificios para glorificar a los ganadores. La cultura material adornó y cimentó esta narrativa y el patrimonio, antiguo y nuevo, se reinterpretó para gloria de los vencedores. Al mismo tiempo, se tapó o destruyó lo que no servía, se silenciaron voces y escondieron restos materiales no afines a las ideas impuestas. Dentro de esta dinámica de re–construir la crónica oficial del siglo XX, el patrimonio cultural se utilizó y manipuló a voluntad. Un ejemplo de esta dinámica fue la institución –de forma inconsciente o no– de Belchite como primer sitio arqueológico asociado a la Guerra de España. Su estado ruinoso debería “educar” sobre la barbarie roja y la crueldad de los republicanos. Franco, al igual que Hitler y Mussolini, conocía muy bien el poder de las ruinas. Mientras, a pocos metros, se construyó “Belchite la Nueva” ciudad modelo levantada con prisioneros republicanos en un campo de trabajo forzados del que los medios no se hicieron eco.

Ejemplo de este silenciamiento fue Guernica, bombardeada por la aviación alemana el 26 de abril de 1937, con el resultado de su total destrucción. La localidad comenzó a reconstruirse de forma oficial enseguida, dentro del Plan de Regiones Devastadas, de la Dirección General del mismo nombre, creada por Franco en plena guerra –1938– como Servicio Nacional de Regiones Devastadas. En esta reconstrucción existía la urgente necesidad de edificar vivienda, pero el proyecto franquista suponía mucho más. Era un método propagandístico, en la “España liberada”, de los “principios básicos y seculares del espíritu cristiano y español.” (Reconstrucción, 1940:2, citada por Viejo 2016, 47). El plan franquista estaba desde el principio inspirado por un claro uso propagandístico y el deseo de crear exnovo un estilo artístico nacional. Guernica se reconstruyó entera y de forma diferente al proyecto original; no se preservó ninguna ruina que recordara el bombardeo nazi y las causas de la destrucción fueron alteradas. Silencio de nuevo. La dictadura franquista duró hasta 1975. Durante esas cuatro décadas, solo se recogió en España la historia oficial: la del régimen. Los registros, las construcciones,

¿Cuándo dejó Belchite de ser solo una ruina para convertirse en un sitio de patrimonio histórico? ¿Cuál fue 2

Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura

los recuerdos y los nombres se eliminaron o inventaron según la narración que se necesitaba producir. Se impuso el silencio a las personas y a las cosas que permanecieron en el país. Silencio es quizás la palabra que mejor define la situación de la cultura material no oficial entre 1939 y 1975. Pero también después porque la “transición democrática” (1975–1982) se realizó bajo el mismo principio: silencio, con una clara voluntad de “pasar página” y, por tanto, aceptar lo que se había escrito. Aceptando de forma aquiescente la historia oficial, la transición se construyó sobre las mismas mentiras y se aceptó una “verdad” que no era tal. No hubo preguntas. Por el bien de la democracia. Las siguientes generaciones, por tanto, crecieron en una historia franquista confirmada como verdadera durante la transición, aunque se recuperaron algunos nombres prohibidos a modo de gesto de apertura. En realidad, los gestos fueron solo gestos. Si es cierto que se volvió a leer a Lorca, no se hizo lo mismo con María Teresa León; si es verdad que se invitó a la vuelta del exilio y a la reconciliación, se aprobó una ley, la de Amnistía – Ley 46/1977, de 15 de octubre –, que igualaba a verdugos y víctimas. Lo mismo se hizo con el patrimonio: se mantuvieron signos, rótulos, monumentos y arcos, conviviendo con los recién estrenados monumentos a la Constitución y a los nuevos valores. La historia, así, se confirmó como una concatenación de hechos con una continuidad sospechosamente normalizada.

Figuras 1 y 2. La batalla de Belchite tuvo lugar en entre agosto de 1937 y marzo de 1938. Después de varias semanas de combates, los republicanos tomaron la ciudad, que había quedado completamente destruida. La localidad fue “adoptada por el Caudillo” –decreto de 7 de octubre de 1939–, quien en 1940 decidió levantar Belchite la Nueva a escasos metros de la original. Fotografía aparecida en Reconstrucción, abril de 1940, 10.

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Amalia Pérez–Juez en reunir material de la guerra. Es el caso del Museo de la Guerra Civil de Morata de Tajuña, Madrid, o el inicio de la colección del Museo de Gandesa, en Tarragona. Algunos de estos coleccionistas se han constituido como asociaciones y forman grupos de personas con vocación archivera; otros, todavía a día de hoy, buscan con detectores restos que venden a coleccionistas. Es sorprendente ver el activo comercio on line que existe en la compra–venta de objetos de la Guerra Civil, lo que confirma la desprotección de este tipo de patrimonio desde el punto de vista legislativo o incluso social.

Pasar página y llamar a la amnesia general en aras de la democracia supuso cimentarla sobre pilares poco sólidos. De ahí que la Guerra Civil española sea todavía una cuestión inacabada. Lo democrático fue olvidar y lo radical echar la vista atrás y cuestionar lo que había pasado en cuarenta años. La llegada de la arqueología de la Guerra Civil empezó a remover todo esto. Fueron justamente las primeras excavaciones y exhumaciones de la Guerra Civil y el Franquismo las que, abiertamente y con restos tangibles, cuestionaron la “verdad” de que “todo estaba escrito”. Los vestigios materiales y el estudio arqueológico aportaban nuevos datos que no cambiaban el resultado de la guerra pero que arrojaban nueva luz sobre eventos desconocidos (o silenciados) y sobre episodios que no aparecen en los textos. No todo estaba escrito.

Existe un segundo grupo de personas, investigadores y, en su mayor parte arqueólogos, cuya relación con el patrimonio de la Guerra Civil, a principios del siglo XX es la vez científica y reivindicativa. Muchos entienden el yacimiento como parte del paisaje de la Guerra Civil pero también como fuente primaria para el estudio de realidades históricas derivadas del estudio arqueológico: identidad, teoría arqueológica y activismo social.

Y esta es la situación con la que nos encontramos a principios del siglo XXI: una historia oficial que empieza a cuestionarse desde el punto de vista arqueológico y un patrimonio que mantiene una relación con la sociedad de cuatro formas diferentes. Por una parte, encontramos un grupo de interesados en la cultura material que ha recorrido frentes y trincheras pertrechados con detectores de metales. Un porcentaje bastante elevado de este grupo posee colecciones importantes y tiene un verdadero interés

Figura 4. Monumento a la Solidaridad también llamado monumento a las Brigadas Internacionales, del escultor Martín Chirino en Morata de Tajuña, Madrid. En 1938 los soldados republicanos habían ya levantado un monumento de piedra caliza que fue derribado tras el fin de la guerra. En él se leía: “La 18 Brigada, a los héroes y a los camaradas caídos en defensa de la República” y era un homenaje a los internacionales que participaron en la Batalla del Jarama de 1937. El monumento actual, de 2006, está rodeado de una maraña de trincheras, algunas excavadas arqueológicamente en los últimos años.

Figura 3. Monumento a Mola en Alcocero de Mola (antes Alcocero) en la provincia de Burgos. En junio de 1937 el avión que transportaba a Emilio Mola desde Vitoria a Valladolid sufrió un accidente en las inmediaciones de esta localidad. Apenas unos meses después de finalizada la guerra –junio de 1939–, Franco inauguró este monolito con presencia de autoridades nacionales e internacionales.

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Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura De esta manera y, con tantas opiniones enfrentadas, nos encontramos a principios del siglo XXI con una desprotección casi total de los sitios donde ocurrieron los hechos y un vacío legal que provoca la destrucción de una parte de yacimientos, sobre todo, alrededor de las grandes ciudades. Investigadores, coleccionistas, detectoristas, curiosos, una panoplia enorme alrededor de un patrimonio que ni siquiera está bien definido, porque… ¿qué es el patrimonio de la Guerra Civil y el Franquismo? 1.2. El patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura En el año 2000 se produjeron dos acontecimientos de forma simultánea que cambiaron el estudio de la Guerra Civil española desde el punto de vista arqueológico. El primero, fue la excavación de la fosa común de Priaranza del Bierzo, en León, con la creación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Su objetivo era la ubicación y exhumación de las víctimas de la Guerra Civil: casi 150.000 personas todavía desaparecidas, víctimas de la guerra o de la represión franquista (Serrulla et al. 2016). Fue un importante punto de inflexión que sacudió la visión de la sociedad sobre lo que de verdad no sabíamos del conflicto y obligó a las instituciones públicas a tomar conciencia sobre la urgencia de regular esta situación. El segundo acontecimiento fue la excavación del yacimiento de Casas de Murcia (Madrid) como primera excavación arqueológica de un sitio vinculado a la guerra civil. Esta excavación, parte de un proyecto de arqueología programada en la construcción del AVE Madrid–Barcelona, se hizo desde la curiosidad científica pero totalmente ajena a las consecuencias sociales que provocaría (Morín et al. 2001 y 2002, Pérez–Juez et al. 2003). La excavación de la segunda línea de trincheras del frente de Madrid arrojó luz sobre un patrimonio que debía ser investigado y protegido y sobre la repercusión académica que implicaba.

Figura 5. Una página de compra–venta en internet con lotes de la Guerra Civil española, procedentes de sitios en donde se utiliza el detector de metales de forma indiscriminada.

El tercer grupo forma parte de la sociedad civil, que se cuestiona la verdad oficial desde la curiosidad de ciudadano o la revisión de situaciones familiares. Este grupo es consumidor de “patrimonio arqueológico”, visita frentes, organiza o participa en exposiciones, simposios, etc. Al principio fue escéptica: nunca se hubiera planteado proteger o visitar el patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura y ahora es fundamental en la búsqueda del reconocimiento social.

El interés por la Guerra Civil no era nuevo y, de hecho, las bibliotecas de muchos españoles estaban ya llenas de libros publicados, sobre todo, por hispanistas anglófonos (Hugh Thomas, Paul Preston, Stanley Payne, Anthony Beevor, Ian Gibson etc.) El estudio de la historia, sin embargo, se había hecho desde los textos y documentos y apenas desde la cultura material. También desde la memoria oral, principalmente la del exilio, o las nuevas vías que surgieron a partir de 1977. La historiografía de la Transición abrió la puerta al debate y cuestionamiento, pero no alcanzó la generalización suficiente para provocar un cambio y apertura a la revisión de hechos (Gassiot 2008) o a la protección del patrimonio necesario para esta revisión. En el año 1987, Severiano Montero publica Paisajes de la Guerra. Nueve Itinerarios por los Frentes de Madrid, como catálogo de una exposición del mismo nombre, tras un exhaustivo trabajo de campo. Montero realiza un inventario de restos en la Comunidad de Madrid, punto de arranque de la catalogación sistemática del patrimonio de la región. Esta iniciativa se emula en otras

Por último, una parte de la sociedad, totalmente contraria a “remover” el pasado, no solamente no le interesa saber nada, sino que además se opone a que otros sepan. Este grupo niega la existencia de una historia oficial, piensa que el patrimonio material del franquismo ha estado siempre así y no entiende el interés de los otros grupos. Opina que debería prohibirse cualquier tipo de acto, proyecto o investigación sobre la Guerra y la Dictadura porque ya está todo escrito y está bien escrito. Lo peor no es que no quieran saber, sino que quieren imponer que nadie sepa. 5

Amalia Pérez–Juez

Figura 6. El brigadista estadounidense Milton Wolff en el Museo de Gandesa, durante una visita a los escenarios de la batalla del Ebro en el año 2001 junto con alumnos y universitarios de New York University y Boston University.

comunidades autónomas, de forma individual o bajo la tutela de ayuntamientos y asociaciones (Castellano 2008).

categoría de protección que pudiera desprenderse de la Ley 16/1985, pero podría incluirse de forma implícita en muchos de sus artículos. Con el aumento de la construcción de infraestructuras y viviendas, se pasó por encima de frentes y trincheras y una parte importante de los restos, no sobrevivió a los movimientos de tierra, los detectores de metales, la falta de interés e incluso el desprecio.

Poco después, en 2003, la revista Ebre 38: Revista Internacional de la Guerra Civil, 1936–1939, nace en Cataluña con la voluntad de recoger de forma sistemática, regular e interdisciplinar los nuevos estudios en este campo. Desde el número 1, la cuestión del patrimonio ocupa varios artículos en esta publicación y se hace eco de la investigación en cultura material. Paralelamente, sus editores y colaboradores trabajan con museos nacidos de colecciones de particulares, como “El Centro de Estudios de la Batalla del Ebro” en Gandesa, Tarragona, que rápidamente se convierte en destino obligado de visita para interesados, colegios y otras asociaciones.

La aprobación de la Ley 25/2007, conocida como Ley de Memoria Histórica (Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura) recogía parte de esta reivindicación y mencionaba expresamente la cultura material del franquismo. De hecho, la Ley 25/2007 hace constantes referencias a la Ley de Patrimonio Histórico dejando entrever un pantanoso terreno arqueológico – exhumación de fosas–, histórico –protección de documentos o memoria–, y artístico –en el apartado referente a monumentos y símbolos públicos. Esta ley fue el espaldarazo necesario para la aceptación general de la existencia de un patrimonio cultural vinculado a la Guerra y la Dictadura que era necesario regular –además de establecer de forma clara y explícita la creación del Centro Documental de la Memoria Histórica y Archivo General de la Guerra Civil (artículo 20).

A pesar de este interés, del comienzo de las excavaciones, del nacimiento de museos locales, la apertura al público de colecciones privadas o las primeras exhumaciones de fosas comunes, la falta de protección legal motivó también la destrucción de sitios importantes. La Ley de Patrimonio 16/1985 no protegía el patrimonio de la Guerra Civil en cuanto que no se había reivindicado su interés histórico o arqueológico (artículo uno), no cumplía los cien años necesarios para la protección automática en caso de exportación (artículo quinto) y no se penalizaba su expolio ya que no entraba en las dos categorías anteriores (artículo cuarto). El patrimonio arqueológico de la Guerra civil y la Dictadura, en realidad, no estaba incluido en ninguna

Poco a poco, las cada vez más numerosas intervenciones de asociaciones y colectivos, así como de equipos de 6

Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura

Figura 7. Blockhaus restaurado en la Comunidad de Madrid. El sitio ha sido acondicionado dentro del Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil (1936–1939) y se han colocado carteles que lo explican, sobre todo, desde la perspectiva de su tipología arquitectónica.

investigación produjeron cambios importantes. En varias comunidades autónomas se reguló la protección del patrimonio de la Guerra Civil de forma independiente, aunque no ha sido, hasta bien entrado el siglo XXI que vemos leyes claras sobre estos espacios, casi cuando se van a cumplir 100 años del comienzo de la guerra. La legislación autonómica pues, ha ido introduciendo diferentes formas de proteger el patrimonio de la Guerra Civil y el Franquismo aunque todavía de forma tímida y no generalizada. Aunque no harían falta leyes específicas, y su protección podría asumirse por cualquiera de las leyes existentes para la protección de patrimonio cultural, son sin embargo referentes importantes para frenar la desaparición del legado material2.

que intenta la preservación del patrimonio para su acceso público. Pero el resto, es el mismo que ha existido desde hace ochenta años, una parte del cual está todavía por definir e investigar. 1.3. Memoria y arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura La arqueología de la Guerra Civil y la Dictadura, como parte de arqueología del conflicto, ha visto un desarrollo espectacular en la última década, con reivindicaciones científicas, pero también identitarias y políticas. González– Ruibal, Hernández-Cardona, García Rubio, Carrasco, Morín de Pablos y otra serie de investigadores –muchos de los cuales participan en este libro– han conseguido definir el contenido y alcance de la arqueología del conflicto pero, sobre todo, han sentado las bases para promover la preservación el patrimonio de la Guerra Civil y cuestionar la memoria oficial.

¿Qué es entonces el patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura? A pesar de la dificultad de definirlo o incluso de enumerarlo, el patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura es el mismo que ha existido desde 1936: trincheras, frentes, aeródromos, paisajes, archivos, fosas, campos de trabajo forzado... Lo mismo que ha existido desde 1936 solo que, desde entonces, el patrimonio, conservado, visible o accesible ha sido solo el de una parte y, de ahí, la necesidad de investigar, catalogar y proteger el de la otra parte. Necesitamos una visión de conjunto y un corpus único. De nuevo Severiano Montero, en 2001 propuso una sistematización de restos para la Comunidad de Madrid, que podrían englobar toda esta cultura material: “obras de fortificación militar, puestos de mando y observación, refugios civiles, escenarios bélicos, monumentos o lápidas y restos de instrumental” (Montero 2001). El tema de las fosas no aparece, –por razones obvias– en una publicación

Lo que resulta interesante en este proceso es el hecho de que ha sido la arqueología una de las disciplinas que ha asumido un papel preponderante en la reivindicación y estudio de la memoria, investigando y documentando lo que no se conocía o había estado oculto hasta ahora (González Ruibal 2009). La arqueología está dando forma a la nueva representatividad de este episodio de la historia de España y los arqueólogos están tratando el problema de lo que es y lo que no es patrimonio de una forma indisoluble de lo que es o no memoria. Esto tiene numerosas implicaciones y afecta a la preservación de los restos, la revisión de los datos, la interpretación del registro material y el acceso público.

Un ejemplo es el Plan de Fortificaciones de la Comunidad de Madrid, que nace a raíz de la Ley 3/2013 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid y asume la protección del patrimonio fortificado de la Guerra Civil española (1936 – 1939). Aunque en esencia innecesario y muy limitado a patrimonio inmueble solo de la Guerra Civil (Beirak et al. 2017), pone de relieve y acepta la existencia de un patrimonio histórico y ha contribuido al impulso de las excavaciones de yacimientos de ese periodo, así como al acondicionamiento para la visita de diferentes frentes en la comunidad de Madrid.

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Pongamos algunos ejemplos. Gracias a estos proyectos arqueológicos y de memoria, aparece el proyecto del Penal de Bustarviejo, un campo de trabajo forzado que estuvo en funcionamiento entre 1944 y 1952, en el marco de las construcciones públicas del Régimen. Presos y familiares ocuparon unas estructuras arquitectónicas donde se llevó 7

Amalia Pérez–Juez a cabo una férrea disciplina física e ideológica, en un episodio poco conocido, ya que la propaganda oficial no se hizo eco del mismo e intencionadamente se ocultó lo que allí ocurría (Falquina et al. 2008). Es gracias a la investigación arqueológica que se conoce este hecho del que apenas quedan ni memoria ni documentos “oficiales”.

sus muertos. Como ya se está haciendo, necesitamos un compromiso férreo de reivindicación social y política de lo que supone la excavación de las fosas. Como dice el sociólogo Óscar Rodríguez, “las emociones y reflexiones que se viven cuando se excava una nueva fosa son intensas pero muy efímeras. Desaparecen con el fin de los trabajos”.  Por ello es importante documentar y dejar constancia de lo que ha pasado ahí, ya sea a través de fotografías, documentales, publicaciones, conferencias, redes sociales o incluso la divulgación de comentarios del “Libro de Visitas”3.  Memoria al fin y al cabo.

Algunos de los episodios desconocidos no lo son solo por un deseo intencionado de silenciarlos sino también por situaciones de caos que se producen en todas las guerras, tomas de decisiones urgentes y no documentadas, cambios de planes imprevistos o memorias escritas a partir de cartas o recuerdos en los que se confunden sitios, nombres o fechas. Ese es el caso de muchos de los textos compuestos por brigadistas, o soldados durante los primeros meses del conflicto, confusos, caóticos, erróneos, o las memorias escritas en los cuarenta y nunca publicadas o publicadas en el exilio (ver María Teresa León, 1941, Contra viento y marea o Levinger, 2013, Amor y saludos revolucionarios. Un chico de Ohio en la Guerra Civil española).

La impresionante labor llevada a cabo no es solo científica, también es en cumplimiento de la ley y la vigilancia de las normas que se recogen en los textos internacionales (Serrulla et al. 2016). Y ante esta búsqueda de recuperación de memoria no deja de sorprender la reacción de los que la niegan o intentan impedir la localización, excavación, exhumación y reinhumación de víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, porque la reivindicación, una vez más, no es nueva. En diciembre de 1939, la Asociación de Familiares de Víctimas de Paracuellos consiguió recuperar 414 cadáveres e identificar a 64 (Sevillano–Calero, 2017:620). Podría resultar hasta cómico –si no fuera una tragedia– afirmar que fue Franco quien comenzó con la localización de víctimas de la guerra (y las reparaciones económicas).

En ambos lados de la contienda se manipularon datos para usarlos en sus programas propagandísticos, se exageraron victorias y se restó importancia a derrotas. Las decisiones de última hora y movimientos rápidos y efímeros sólo dejan en el paisaje la impronta arqueológica y ni siquiera se documentan militarmente pues muchas veces son decisiones con órdenes orales. La arqueología es capaz de contrastar todo con ayuda de la cultura material, así como de identificar situaciones concretas que suceden en un solo momento. Puede verificar eventos históricos menos estudiados o simplemente ocultos de forma oficial, y puede también rescatar la memoria de los que quedaron silenciados. La investigación arqueológica, en fin, no solo ha contribuido a conocer incidentes y situaciones no conservadas en los textos, también ha facilitado la búsqueda de desaparecidos mediante metodología arqueológica y ha sabido articular la necesidad de una construcción de memoria individual y colectiva.

No hablar de algo no significa que no exista. Si abordáramos el tema como país maduro, democráticamente responsable y socialmente comprometido hace mucho tiempo que la arqueología se habría puesto al servicio de la localización de víctimas de forma gubernamental. Vemos a nuestro alrededor multitud de países con conflictos nacionales e internacionales y tan polémicos todavía como el nuestro que han cogido el toro por los cuernos y abordado esta cuestión. Pongamos un ejemplo de Estados Unidos y la relación entre gobierno, conflicto armado y sociedad. El programa del Ministerio de Defensa “No american left behind” promueve la búsqueda de todos los americanos desaparecidos en conflicto en cualquier parte del mundo. La localización de esos cuerpos es una cuestión de Estado pero el reconocimiento de las víctimas es una cuestión privada o pública dependiendo de la voluntad de las familias. Se dedican fondos a la investigación, excavación y devolución a sus familiares de víctimas de guerra en lugares tan remotos como las Filipinas, Polonia o Vietnam. Historiadores, antropólogos forenses, arqueólogos y otros científicos participan en unas labores que deberían servir de ejemplo, pues no discrimina ni a unos ni a otros y se asegura de que todas las víctimas tengan un reconocimiento social. Guerras tan polémicas como la de Vietnam no minan la cohesión social de este programa. No se le ocurriría a nadie “pasar página” y dejar cientos

Intrínseca a la memoria está la cuestión de los derechos civiles y fundamentales. En este caso concreto, incluso de los derechos humanos. La arqueología ha desenterrado un pasado que se ha convertido en materia de política nacional e internacional: la búsqueda de desaparecidos. De nuevo, un movimiento liderado por arqueólogos, aunque no más que la sociedad civil, quien está jugando un papel fundamental. Asociaciones como la de la Recuperación de la Memoria Histórica, en León o la de Sociedad de Ciencias Aranzadi en el País Vasco, intentan recuperar la memoria de los cientos de miles de personas desaparecidas durante la Guerra Civil o el Franquismo. Con o sin el apoyo político de las instituciones, con o sin financiación pública, su labor se refleja también en el lento cambio en la interpretación de una parte concreta y silenciada de nuestra historia. Los científicos que forman parte de estos grupos van mostrando la relevancia social que podemos llegar a tener, pero necesitamos salir fuera de los círculos íntimos de las familias que reclaman a

Óscar Rodríguez, ARMH, recoge a pie de fosa los comentarios de las personas presentes en cada apertura en un libro blanco “Libro de Visitas”. Después, ellos mismos al releerlos reviven momentos que la memoria había olvidado.

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Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura de miles de desaparecidos en campos, trincheras, fosas comunes o cunetas4. Y como ya hemos escrito, sería vital en esta construcción de memoria la inclusión del estudio de la guerra civil y el franquismo en el currículo escolar, con sus correspondientes materiales pedagógicos (Pérez–Juez 2017). Mientras esperamos, sigue creciendo la educación no formal, con cada vez mayor número de sitios acondicionados y visitas guiadas o individuales a los mismos. Pongamos un ejemplo para el que se cuelga el cartel de “lleno” todos los días: el refugio de Almería. Abierto al público en el año 2006 tuvo que ser cerrado y restaurado debido a la gran afluencia de visitantes. Es hoy el mayor refugio subterráneo de Europa con una capacidad de unas 30 personas por visita y varias visitas al día. Aprender hoy en España sobre la Guerra Civil y el Franquismo supone salir fuera del aula. Qué pena que no pueda hacerse también dentro de ella.

Figura 8. “Camposanto de los mártires de Paracuellos”. El cementerio está organizado siguiendo las diferentes fosas excavadas durante las sacas y fusilamientos en Madrid durante 1936. Sorprende ver el descuido en el que se encuentra, la basura alrededor, el acceso en medio de vertederos y naves abandonadas del polígono industrial, a pesar de que sigue siendo buque insignia de la propaganda sobre la “barbarie roja”.

En fin, el concepto de patrimonio tiene que estar ligado al de memoria colectiva y por eso, nadie tiene el derecho a destruirlo o a preservar solo una parte y silenciar la otra. ¿Por qué nos da tanto miedo abordar la conexión entre investigación, memoria, conservación y protección? Porque, además, la clara simbiosis entre lo patrimonial y la memoria colectiva de un pueblo no es nueva (Sevillano– Calero 2017). Desde Cuelgamuros a Alcocero de Mola, los monumentos se levantaron con el fin de construir una nueva memoria: la del régimen. Es ya por tanto hora de afrontarlo científica y socialmente, mostrando el total del patrimonio material que queda y lo que inmaterialmente representa, no solo una parte del mismo. “Separar el patrimonio cultural de la memoria histórica” ya no es posible (Beirak et al. 2017).

aparecen tímidos gestos que no acaban de atajar la cuestión. La construcción de la memoria colectiva necesita signos externos, pero también gestos políticos: financiación adecuada, cumplimiento de la ley, divulgación conveniente y final de la censura hecha a la revisión de los grandes hitos materiales del franquismo, cuyo epítome lo representa la basílica de Cuelgamuros. ¿Cómo es posible que convivan leyes y constituciones con episodios de exaltación a la Dictadura? Como señala Ruibal, es difícil hacer convivir “aspiraciones de reconciliación y coexistencia en un memorial fascista (Ruibal 2009). A pesar de los gestos y de los intentos, la falta de cumplimiento de la ley hace que, cuarenta años después de la muerte de Franco, la política general frente al patrimonio de la Guerra Civil vuelva a ser la de Silencio. Cuatro décadas después de la llegada de la democracia, España sigue lidiando con la realidad de la guerra y la posguerra.

Finalmente, una alusión al Valle de los Caídos porque vuelve a traer a colación la relación entre arqueología, patrimonio y memoria. La situación actual del Valle de los Caídos refleja las difusas fronteras del patrimonio cultural de la Guerra Civil y la Dictadura, la dificultad de definirlo y regularlo y su clara vinculación con la memoria, individual y colectiva. El Valle de los Caídos, todavía a día de hoy, sigue siendo la memoria oficial del Franquismo, legitimada y apropiada como suya por el sistema democrático actual. Nada ha cambiado desde la finalización de su construcción a finales de los 50 y nada explica hoy su significado actual (González–Ruibal 2009). Con la ley en la mano, Ley 52/2007, el Valle de los Caídos se rige por las normas reguladoras de los lugares de culto y los cementerios públicos (artículo 16.1). Y con la ley en la mano, también, están prohibidos los actos de naturaleza política, exaltadores de la Guerra Civil, sus protagonistas o el franquismo (artículo 16.2). Nada de esto se respeta, y

Epílogo Entre estos años que acabamos de citar y hasta el 2019 hemos visto avances significativos entre ellos una Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de diciembre) que, a pesar de sus muchos inconvenientes ha sentado las bases para la proactividad en el tema de la memoria y el patrimonio de la Guerra Civil (además de, por supuesto, la búsqueda de los desaparecidos). A pesar de que entre 2013 y 2018 se destinaron “cero euros” (Mariano Rajoy en diversas ocasiones eldiario.es) por parte del gobierno central a la implementación de esta ley, ha dotado de protección jurídica a una serie de actos, iniciativas y programas que no hubieran sido posible sin el amparo de la misma.

4 Iniciativas similares existen en otros países, como del Museo de Arqueología de Londres –MOLA Museum of London Archaeology–, El programa “The streets left behind”, consiste en un mapeo interactivo para la localización de 9400 personas que vivían o trabajaban en Londres y que murieron durante la Primera Guerra Mundial (mola.org.uk). El proyecto une investigación y memoria y hace accesible una información a la vez que rinde tributo a las víctimas.

Además, se han confeccionado inventarios que recogen y protegen la cultura material e inmaterial, así como documentado archivos, recuerdos, monumentos y otros. 9

Amalia Pérez–Juez La protección local ha dado impulso a la recuperación de la memoria y ha suplido la absoluta falta de interés –y desprecio– del gobierno central entre 2013 y 2018. El reconocimiento científico de los equipos que se dedican a la arqueología de la Guerra Civil y la Posguerra ha

crecido de forma que jamás hubiéramos sospechado y el alcance social es cada vez mayor. Y todo esto se ha hecho con fondos irrisorios y con partidas presupuestarías que avergonzarían a cualquier país desarrollado. Pero, por muchas razones, España todavía no está madura para pasar página, como piden algunos sectores de la sociedad. Tampoco para olvidar ni para no mirar hacia

Figura 9. Cementerio americano en Margraten, Holanda, Netherlands American Cementery. El cementerio de Margraten, contrasta con el de Paracuellos: el cuidado, la información que se ofrece al visitante, el tipo de sensación general que se vive dentro. El programa de la American Battle Monuments Commission utiliza este tipo de memoriales para mejorar la imagen del país entero. Mientras que Margratren sirve para conocer, reflexionar y, ahora sí, pasar página, en España todavía no hemos entendido cómo la comprensión del pasado es la mejor herramienta para solidificar lazos de unión y destino común.

Figura 10. Uno de los refugios antiaéreo de Almería, el más largo acondicionado de la Guerra Civil en España. Los refugios han sido restaurados y acondicionados por el Ayuntamiento de Almería. Son visitables a través de una visita guiada y constituye uno de los hitos de la oferta cultural de la ciudad.

Figura 11. Refugio de Cervantes en Alcoy. Se han acondicionado unos 100 metros de galerías con una exposición interpretativa.

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Arqueología, memoria y patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura

Figuras 12 y 13. Dos imágenes del Centro de Interpretación sobre los refugios antiaéreos de Alicante.

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Amalia Pérez–Juez Alares López, Gustavo (2017). Políticas del pasado en la España franquista (1939–1964). Historia, nacionalismo y dictadura. Marcial Pons Historia, Madrid

atrás. Si algo, todo lo contrario. Necesita este proceso de investigación, de análisis cuidadoso de las fuentes todavía no estudiadas para poder seguir adelante; como lo han hecho casi todas las democracias, incluso en conflictos más recientes como la desaparecida Unión Soviética. Vivimos una situación de esquizofrenia que ha dividido a la sociedad: el deseo de saber frente a la inercia de olvidar. El problema sigue estando políticamente polarizado y sigue dividiendo a ciudadanos y votantes. Los principales partidos políticos siguen siendo tibios ante un tema que, inevitablemente, conduce a la confrontación. No podemos dejar que triunfe la voluntad de los que no quieren que se sepa, imponiendo esa voluntad incluso de forma violenta. Porque eso sí, podría ser fascismo del siglo XXI5.

Beirak, Jazmín, Bergerot, Manuela y Torija, Alicia (2017). “(De)–construyendo un PLAN” en Público 17 de noviembre de 2017, http://blogs.publico.es/ otrasmiradas/11580/de_construyendo–un–plan/ Bitrián Varea, Carlos (2017). “Los cinco Belchites. Utopías y heretopías en el primer Franquismo” en Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales Universitat de Barcelona, Vol XXI. Núm 576 Castellano Ruiz de la Torre, Ricardo (2008). “La recuperación de vestigios arqueológicos de la Guerra Civil Española. Experiencia y método: el caso de Guadalajara” en Complutum, tomo 19, n 2, 33–46.

La arqueología de la Guerra Civil española y la Dictadura habita en ese lugar indefinido y sin fundamento llamado limbo. Aunque asistimos cada día a un mayor apoyo social también vemos que la oposición a su conocimiento profundo se vuelve más enconada. Si bien hay más y más personas que entienden la necesidad de recuperar un patrimonio que está a punto de perderse, también hay un sector enorme que no solo no está interesado, sino que también piensa que debería olvidarse. A pesar de las dificultades que afrontamos, queremos seguir siendo optimistas y trabajar para la preservación de los restos de la guerra. ¿Necesitamos una ley nacional para protegerlos? ¿Una ley internacional? ¿Una europea o incluso una Convención de la UNESCO? Podríamos, aunque nuevamente, la aplicación real de esas leyes permanecerá en manos de la voluntad política.

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No existe nada tan evocador como el pasado, rodeado de ese mágico halo del que es difícil escapar. Rememora, inspira, evoca, pero también nos hace soñar, nos lleva a territorios desconocidos e imaginarios y provoca un vértigo incontrolable que lleva a confundir realidad y ficción. Cuanto menos sepamos sobre el pasado, más podremos darle forma a nuestro antojo. Cuanto menos sepamos sobre la Guerra y la Dictadura, mayor será la manipulación que es posible hacer de la interpretación de los datos parciales. Y con la destrucción de la cultura material, habrá poco sobre lo que volver y verificar. Seguiremos aceptando la historia oficial del Régimen franquista. Es nuestra responsabilidad como investigadores contribuir a que esto no sea así.

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2 La Guerra Civil en Toledo (1936–1939): frentes y batallas. Una propuesta metodológica para su estudio desde la arqueología Jorge Morín de Pablos1, Rafael Barroso Cabrera, Jesús Carrobles Santos, Antonio Malalana Ureña2, José Ramos, José Luis Isabel, Luis Rodríguez–Avelló y Luis Antonio Ruiz Casero2

RESUMEN

En el año 2009 iniciamos el proyecto de investigación “Paisajes culturales en la ciudad de Toledo: los cigarrales”3. Desde entonces se han realizado diferentes actuaciones arqueológicas que buscaban la definición de los diferentes paisajes culturales de Toledo. Uno de los paisajes con el que nos hemos encontrado una y otra vez, tiene un carácter efímero, pero ha adquirido una importancia insospechada por la falta de referencias históricas previas con las que partíamos en nuestra investigación. Nos referimos al hallazgo de las evidencias relacionadas con la constitución de varios frentes de guerra en la zona de los cigarrales que se mantuvieron activos durante los tres años que duró la guerra civil. La huella dejada por los combates, los cambios de posiciones y la importancia que las destrucciones ocasionadas tuvieron en la posterior evolución de estas fincas, han hecho que dediquemos un cuidado especial en conocer los hechos ocurridos en los alrededores de la ciudad de Toledo durante los años que duró el enfrentamiento. Su estudio permite conocer la peculiar organización del espacio objeto de estudio, en un momento en el que todavía podemos reconocer algunos de los restos materiales inmuebles y muebles de los restos materiales relacionados con estos acontecimientos4. Por último, también se ha realizado un estudio histórico y documental exhaustivo, del que ya se han adelantado algunas publicaciones referentes a los episodios del año 1937 a cargo de L.A. Ruiz Casero, en concreto la “Batalla de Sur del Tajo”, que había pasado desapercibida para los historiadores. Sin embargo, este tipo de batallas secundarias, como ésta que aquí nos ocupa tuvieron a veces una trascendencia similar a los grandes hitos por todos conocidos5. 1234

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Departamento de Arqueología de AUDEMA. Calle Felipe Campos, 3. 28002 – Madrid; www.audema.com; [email protected]. 2 Universidad CEU San Pablo. 3 Los trabajos se han recogido en una monografía editada en los BAR: Carrobles, J. y Morín, J –eds.–, Los paisajes culturales de la ciudad de Toledo. Dehesas, espacios irrigados, torres, cigarrales y trincheras. BAR Internacional Series 2638. Oxford, 2014. 4 Este aspecto ha sido abordado en diferentes publicaciones como Barroso Cabrera R. et al. “Arqueología de la Guerra Civil en Toledo. El Frente Sur del Tajo y el Cigarral de Menores: un escenario de guerra”, Archivo Secreto. Revista Cultural de Toledo, 5, 2011, pp. 330–348 y La Guerra

Civil en Toledo: El Frente Sur del Tajo. Metodología para el estudio de un frente de la guerra civil española, en VII Jornadas del Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Madrid (Madrid, 2010. Madrid, 2014, pp. 327–399. 5 El tema ha sido objeto de una Memoria de Licenciatura por parte de L.A. Ruiz Casero, que ha sido editada en la Colección Toledo: Paisajes. Textos universitarios: Los combates al Sur del Tajo: Un enfoque patrimonial de un escenario de la Guerra Civil. Madrid, 2014. El autor cuenta con una obra de carácter divulgativo que sintetiza y analiza los acontecimientos históricos, en especial los del año 1937: Más allá del Alcázar. La batalla del sur del Tajo. Toledo y Argés. Madrid, 2015.

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Jorge Morín de Pablos et al. ABSTRACT

In 2009 we started the research project “Cultural landscapes in the city of Toledo: the cigarrales.” Since then, several archaeological investigations have been carried out in order to define the different cultural landscapes of Toledo. One landscape we have repeatedly come across has an ephemeral character but has acquired irrefutable importance because of its lack of previous historical references. We refer to the discovery of evidence related to the constitution of several war fronts in the area of the cigarrales that remained active during the three years of the Civil War. The significance of the marks left behind by the combat and position changes in the subsequent evolution of the lands have made us aware of the need for the archaeological documentation of these events. Their study allows us to know the specific organization of the area, and to identify preserved material remains related to these events. An exhaustive historical and documentary study of the “Batalla del Sur del Tajo,” which had gone unnoticed by historians, has also been conducted, with part of its results already published by L.A. Ruiz Casero. In certain circumstances, these types of secondary battles held significance comparable to the major events known to all. 2.1. El contexto histórico

mediática y propagandística que tuvo este suceso durante la contienda y en la inmediata posguerra. No obstante y de acuerdo con lo que hemos avanzado anteriormente, la población se mantuvo como un punto sensible durante los más de dos años que aún duró la guerra. En efecto, después de la caída de la ciudad en manos del General Varela, Toledo se integró en uno de los frentes de guerra –el denominado Frente Sur del Tajo (FST) por el Estado Mayor republicano– y desempeñó un cierto papel estratégico al utilizarse de plataforma para la organización de diferentes intentos de ruptura.

Las monografías que se dedican a la Guerra Civil española recogen con profusión el episodio del Alcázar, desde esa fecha rara vez se menciona ninguna actividad bélica en los alrededores de la ciudad de Toledo, lo mismo ocurre con los trabajos específicos sobre la guerra civil en la zona. Sin embargo, un estudio arqueológico y documental exhaustivo nos muestra una realidad bastante más compleja que tiene como principal consecuencia la construcción de un paisaje bélico con diferentes momentos. Esta circunstancia es inusual en los acontecimientos bélicos de la Guerra Civil española, ya que se suceden numerosos episodios que se desarrollan en escenarios geográficos diferenciados. Sirva de ejemplo uno de los ejemplos mejor conocido como la Batalla de Madrid, que genera la construcción de un dispositivo alrededor de la ciudad, con posterioridad el frente se traslada al Jarama y el último momento se vive en tierras de la provincia de Guadalajara. En Toledo, asistimos a la construcción de un frente espontáneo en los meses posteriores al episodio del Alcázar; la generación de un frente en movimiento en 1937, con cruentos combates en el Cerro de los Palos y La Sisla; la constitución de un frente estable en 1938 y, por último, las ciudad es protagonista de la ofensiva final para finalizar la contienda. Un paisaje bélico, pero no homogéneo, sino superpuesto, con la complejidad que supone su estudio. En este sentido, su estudio es una novedad arqueológica, ya que se aborda de forma unitaria todo el frente. Para ello se ha elaborado un GIS que recoge la información de campo, así como importantes novedades documentales, tanto de la fotografía aérea, como de planimetrías de ambos bandos, en su mayor parte inédita. Por último, destacar que para una correcta adscripción cronocultural de cada fortificación se ha realizado un estudio minucioso de la cultura material asociada, lo que permite su fecha y adscripción militar sin ninguna duda.

El frente, tal y como se configuró a lo largo de 1937, seguía la línea del Tajo que unía la localidad de Puente del Arzobispo con la de Aranjuez y se convirtió en un sector estratégico sensible por diferentes motivos. Para el Ejército Nacional porque ofrecía la posibilidad de avanzar sobre el sudeste aprovechando los puentes del Tajo y podía contribuir, de esa manera, al dispositivo trazado para la conquista de Madrid, mediante la apertura de posibles vías de ataque o la realización de operaciones con las que lograr el desvío de tropas cualificadas de la capital. Para los republicanos porque abría la posibilidad de partir en dos el territorio controlado por los nacionales en torno a Extremadura con el que favorecer un levantamiento popular en Andalucía, por mantener la posibilidad de aspirar a la conquista de Toledo con las repercusiones mediáticas que ese hecho pudiera tener en la prensa internacional y, sobre todo, porque también constituía un punto de referencia auxiliar para la Batalla de Madrid, al permitir una posible línea de avance sobre la retaguardia de las tropas nacionales que atacaban la capital desde el Oeste. De hecho y al poco de la conquista de Toledo por las tropas de Varela, la zona del valle del Tajo en la que se encuentra la ciudad había sido objeto de un fallido intento de contraataque republicano iniciado en los sectores de Seseña, Illescas y Torrejón de Velasco.

Tal y como decíamos, el asedio y la liberación del Alcázar y en todo caso la campaña a través del Tajo que permitió la conquista de la ciudad por parte del Ejército Nacional, han centrado la atención de la mayoría de los estudios sobre la Guerra Civil en Toledo, dada la evidente repercusión

A partir de este momento el FST empezó a configurarse y quedó como un frente activo pero secundario, al estar presente en los planes de ambos ejércitos hasta el final 16

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939) de la contienda en que alcanzó un último y destacado protagonismo poco conocido, al que dedicamos la parte final de este trabajo. Este nivel de actividad del que hablamos se puso de manifiesto en toda una serie de operaciones de bombardeo artillero, de golpes de mano y, sobre todo, de intensas aunque cortas batallas libradas en las inmediaciones de Toledo, que destacan por su dureza, los escasos resultados obtenidos y, como consecuencia de todo ello, por el olvido que ha caído sobre ellas. La más importante de todas fue la que tuvo como fin la ampliación de la cabeza de puente entre los sectores del puente de Alcántara y el de San Martín, llevada a cabo por las tropas nacionales entre los días 7 y 13 de mayo de 1937. Esta operación, conocida como el “combate del cerro de los Palos” y en algunos medios como “batalla de los cigarrales”, fue diseñada por el entonces coronel Yagüe que venía protagonizando algunos de los avances más destacados realizados por el Ejército Nacional hasta entonces. En principio el plan fue concebido como una acción puntual, circunscrita a un ataque para la ampliación de la cabeza de puente de San Martín con objeto de conquistar las alturas que dominan Toledo en la margen opuesta del Tajo, desde las que se controlaba la ciudad y la Fábrica de Armas, que se había convertido en un importante objetivo para los contendientes. Sin embargo, esta acción limitada en sus fines e incluso recortada en efectivos y alcance por el General Saliquet antes de ejecutarse, se convirtió en un enfrentamiento cruento en el que ambos contendientes se vieron obligados a recurrir a sus mejores armas y unidades. El ataque inicial del Ejército Nacional cogió completamente desprevenidas a las tropas republicanas de los coroneles Uribarri y Ropero que habían fijado sus posiciones en diferentes cigarrales, descuidando la creación de un auténtico frente militar que, en caso de haber existido, hubiera obstaculizado el avance que no tuvo dificultad para adentrarse en las líneas atacadas y llegar hasta poblaciones como Argés que no figuraban en el plan inicial.

el control que se quería evitar y que posibilitó nuevos y certeros ataques artilleros en los siguientes meses. De esta manera y tras cerca de una semana de enfrentamientos constantes en los que se llegaron a producir combates cuerpo a cuerpo y actos de indudable valor en ambos ejércitos, algunos de los cuales fueron reconocidos con la concesión de las condecoraciones más destacadas, finalizó la fase más activa que conoció el Frente y se inició una nueva etapa caracterizada por la fortificación de las posiciones recién adquiridas y la construcción, ahora sí y por ambas partes, de un auténtico frente de guerra que ayudó a estabilizar la situación. Su importancia ha quedado documentada en la entidad de las construcciones realizadas y en el inicio de la ordenación bélica del espacio más cercano al sur de Toledo que, no obstante, todavía iba a sufrir algunas rectificaciones menores a lo largo de 1937 y en menor medida de 1938. Así, durante ese mismo año de 1937 se produjeron dos nuevos ataques en el FST que ocasionaron escasas modificaciones del status quo. La primera acción, llevada a cabo por parte nacional, fue en realidad un calco de la acción anterior en el entorno del Puente de San Martín, pero esta vez el área afectada fue la del puente de Alcántara. Tuvo lugar el 26 de septiembre y culminó con la rápida conquista de la conocida como “Bolsa de la Sisla” que, como decíamos, seguía ofreciendo un magnífico control visual de las instalaciones militares toledanas que se querían defender. La segunda se produjo en el mes de octubre en una zona más alejada de la ciudad, en la Cuesta de la Reina, al este de Seseña y por iniciativa republicana, que finalizó en un claro fracaso. De nuevo, en la primavera de 1938 se sucedieron otros golpes de mano e intentos de ruptura por parte de ambos contendientes. El más importante fue el protagonizado por el Ejército Nacional sobre la atalaya de las Nieves, ocurrido el 1 de marzo de 1938, que se saldó con un importante fracaso, lo que motivó un apercibimiento a sus responsables por parte del general Franco, en aras de evitar nuevas acciones semejantes. La respuesta republicana al ataque franquista, llevada a cabo entre los días 26 y 27 de marzo desde las posiciones de Teatina, tuvo un cierto éxito al principio, pero fue rechazada finalmente por la oposición de las tropas legionarias, regulares y requetés, que consiguieron defender con éxito la cabeza de puente de Alcántara.

La maniobra como decimos sorprendió al ejército pero también a las autoridades republicanas, que creyeron encontrarse ante un intento de ruptura del todavía naciente frente en toda regla. Para evitar las consecuencias que este ataque podía ocasionar y no renunciar al objetivo toledano que tanto valor mediático ofrecía, el Ejército Republicano ordenó el despliegue de las tropas más experimentadas de las que disponía, agrupadas en la 11ª División dirigida por Enrique Líster, que permitió, muy a duras penas y con un elevado coste de material y hombres, contener el avance y conquistar algunas de las posiciones en las que el Ejército Nacional había iniciado obras de fortificación. El resultado final fue de cierta ventaja para las tropas nacionales que consiguieron la ampliación de la cabeza de puente de San Martín y mantener las principales posiciones ganadas al inicio de la ofensiva. Más dudas ofrece la valoración del objetivo relacionado con el alejamiento de los observadores republicanos que controlaban visualmente la Fábrica de Armas y dirigían los ataques de la artillería, al permanecer en su poder una serie de posiciones fortificadas en la zona de los cerros del Valle y la Sisla, que mantuvieron

Consecuencia de todos estos combates fue que el frente trazado en mayo de 1937 sufrió algunas modificaciones en septiembre de ese mismo año. Desde entonces y a pesar de la continuidad en las operaciones bélicas, las líneas fortificadas quedaron estables y permitieron organizar todo un auténtico paisaje cultural relacionado con la guerra, que tuvo especial protagonismo en un sector algo alejado de la ciudad y del Tajo, al pie de los pequeños montes que separan Toledo de las localidades de Argés, Cobisa, Burguillos y la línea marcada por el Miradero y la Atalaya de las Nieves. Desde allí, el frente 17

Jorge Morín de Pablos et al. cruzaba el río, aguas arriba de Azucaica, ya en la ribera septentrional del Tajo para dirigirse a Seseña por Añover en dirección a Madrid. Su estudio en el área de Toledo lo estamos realizando en estos momentos. Es el caso de diferentes trabajos arqueológicos que hemos avanzado en otras publicaciones (Barroso, et allí, 20011), en los que planteamos una primera reconstrucción del frente y su posterior evolución, al mantenerse activo hasta los últimos días del enfrentamiento.

los campos de batalla en ese espacio cigarralero, el más significativo es el de mayo de 1937. 2.2.1. 1936: Un frente espontáneo –el Cigarral de Menores y la Quinta de Mirabel– El lunes 28 de septiembre, la Columna de Barrón se hace con la Fábrica de Armas de Toledo y penetra por la puerta del Cambrón. La ciudad está en manos de las tropas nacionales. A las 10,30 el general Varela llega al Alcázar y es recibido por Moscardó y sus hombres. Varela se desprende de una de sus dos laureadas y se la prende al coronel. Se consuma el mito de la resistencia del Alcázar, aunque la batalla por Toledo, y su posición estratégica, sobre el Tajo no ha finalizado en este día. En los próximos años la ciudad fue testigo de enconados combates de los dos ejércitos por el control de la misma.

Todos estos intentos de ruptura ocurridos en Toledo y sus inmediaciones, hay que ponerlos en relación con el resto de las operaciones realizadas en el sector occidental del mismo FST. Es el caso de la realizada por el ejército nacional en los meses de julio y agosto de 1938, que permitió la conquista territorial más extensa en la provincia tras la estabilización de la contienda. Se realizó en dos fases. La primera, tuvo lugar el 19 de julio de 1938 y consistió en un ataque diversivo desde el Puente del Arzobispo que permitió la ocupación de las plazas de Azután y Navalmoralejo. El esfuerzo principal se llevó a cabo unos días después, entre los días 21 y el 23 de agosto, como parte de una operación más amplia que entrañaba el cierre de la bolsa de Mérida. Su éxito permitió la conquista de la comarca de La Jara y el control de la carretera del Puerto de San Vicente–Puente del Arzobispo, ocasionando con ello una clara derrota republicana que alcanzó una gran repercusión en el plano político provincial.

Las tropas republicanas han abandonado la ciudad, aunque los que quedan atrapados en el interior de la misma murieron en combate o se suicidan como los tres milicianos del Seminario –Manuel Gómez Cota, Tomás Pargués y Eduardo Ruiz “Meroño”–. Al día siguiente, martes 29, Franco llega al Alcázar y concede la laureada de San Fernando colectiva a los defensores y a título personal, al coronel Moscardó. En estos días las tropas nacionales sólo fueron capaces de asegurar el puente de Alcántara, pero no el de San Martín. Los republicanos después del abandono de la ciudad han ido tomando posiciones en el área cigarralera, desde donde se domina el puente y, más importante, la estratégica Fábrica de Armas, que está a tiro de fusil. Estas posiciones no aparecen recogidas en los partes de guerra o en la prensa diaria. Sin embargo, se puede intuir de la presencia durante unos días de Varela en la ciudad. Éste se ocuparía de asegurar las posiciones, y aunque el objetivo ahora era Madrid, y mejorar su situación que era precaria, ya que podían ser batidos desde las alturas cigarraleras. Por su parte, Enrique Líster recoge en sus Memorias que organizó la salida de las tropas por el Puente de San Martín y estableció dos batallones para cubrir la retaguardia. Arqueológicamente, hemos podido documentar esas posiciones republicanas en el frente que se generó en el área cigarralera, delante del Puente de San Martín.

En las próximas líneas expondremos en detalle cada uno de estos enfrentamientos librados a lo largo de tres años por los dos ejércitos, que dejó su huella en el paisaje y cuyo estudio desde perspectivas arqueológicas creemos arroja importantes novedades. 2.2. La realidad arqueológica del frente Sur del Tajo: frentes y batallas El presente estudio ha realizado una documentación exhaustiva de la totalidad de las posiciones defensivas generadas en la construcción del Frente Sur del Tajo, estudiando todos los elementos como una unidad. La documentación generada se ha traspasado a un Sistema de Información Geográfica para poder abordar el estudio de las estructuras documentadas a diferentes escalas. De acuerdo con las propuestas metodológicas que hemos utilizado y debido a la parquedad de las fuentes documentales disponibles, se ha utilizado la cultural material asociada –generalmente munición– para asignar las posiciones a cada bando y sus diferentes cambios. Los trabajos de prospección han sido intensivos en la zona de trabajo que hemos definido como área cigarralera. Su ejecución se ha realizado con el apoyo del estudio de la fotografía aérea, tanto actual como de vuelos antiguos, así como de la cartografía histórica. Con posterioridad, se realizó un trabajo de campo más complejo que ha permitido el levantamiento topográfico de cada una de las posiciones documentadas y la recogida sistemática y mapeado de la cultura material asociada. El estudio no sólo se ha centrado en los frentes estables, sino que también ha buscado definir

Es muy probable que entre el 28 de septiembre y el 12 de octubre, las tropas nacionales intentarán mejorar sus posiciones en el puente de San Martín. Con posterioridad a esa fecha se producen los asaltos de Ciudad Universitaria –12 de octubre a 23 de noviembre; carretera de La Coruña –29 de noviembre a 6 de enero de 1937–; batalla del Jarama –6 a 27 de febrero de 1937 y Guadalajara –8 a 22 de marzo de 1937–. Más tarde se llevó a cabo en Toledo el asalto al Cerro de los Palos y en ese momento las posiciones del Cigarral de Menores estaban consolidadas. Así, entre el 28 de septiembre y el 12 de octubre, las tropas de Varela se lanzarían al asalto de las posiciones republicanas sobre el puente de San Martín, alcanzando el Cigarral de Menores. Su línea quedaría establecida en las cotas al Norte de la casa, mientras que los republicanos se parapetarían tras las cercas del Cigarral de Menores y la Quinta de Mirabel en la 18

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939)

Figura 3. Frente en Octubre de 1936.

que éste no aparece recogido en las fuentes históricas al tratarse de un frente secundario, no prioritario como el de Madrid en los meses del otoño del 36. En el Cigarral de Menores de prospectaron las posiciones de ambos bandos y se maparon los objetos materiales, que en su mayoría se trataba de munición6. La lectura de esos marcajes permite la atribución de las posiciones a un ejército u otro, así como el año/meses de su ocupación. Finalmente, señalar que se excavó una de las posiciones nacionales (Fig. 4).

Figura 1. Fotografía aérea con la línea de frente que se forma después del episodio del Alcázar. Arriba las posiciones nacionales. Abajo las posiciones republicanas y entre los dos frentes el Cigarral de Menores.

carretera a Argés. El cigarral, en una vaguada, quedaría en tierra de nadie (Fig. 1.). Las posiciones republicanas serían batidas por fuego artillero desde San Juan de los Reyes, donde se estableció una pieza de artillería de gran calibre, y tomadas al asalto con combates cuerpo a cuerpo, como se atestigua en las excavaciones realizadas en las posiciones del Cigarral de Menores, donde se ven los impactos de la fusilería, el empleo de armas cortas y las granadas. El origen de la munición, tanto la nacional como la republicana, que no rebasan la fecha de 1936, no está datando el momento del conflicto. De hecho, en los combates del cerro de los Palos de 1937 ya es mayoritario el uso de munición soviética en las tropas republicanas, que aquí no se recoge. La situación de las tropas nacionales en la ciudad no mejoró mucho tras estos golpes de mano, ya que los republicanos tenían a tiro la ciudad y la Fábrica de Armas (Fig. 2. y Fig. 3). La arqueología resulta crucial para identificar estas primeras posiciones y establecimiento de un frente provisional, ya

Figura 4. Posiciones en el Cigarral de Menores. A. Plano general; B. Posición republicana; C. Posición nacional y D–E. Excavación puesto nacional. Los trabajos arqueológicos realizados en el Cigarral de Menores están recogidos en J. Carrobles y J. Morín –eds.–: Torres, cigarrales y trincheras.El Cigarral de Menores. Toledo, 2015.

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Figura 2. Frente en Septiembre de 1936.

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Jorge Morín de Pablos et al. 2.2.2. Mayo 1937. La batalla al Sur del Tajo

Después de un impasse de dos días destinado a la reagrupación de tropas, el 9 de mayo el coronel Mena dio la orden de contraatacar las posiciones nacionales. La acción principal se desarrolló en torno al cerro de los Palos, interviniendo en los combates unos 6.000 hombres por parte de los nacionales (5 banderas del Tercio, 2 Tabores de Regulares, Tiradores de Ifni y de Ifni–Sahara, a los que hay que sumar 11 baterías de artillería, 1 batería antiaérea y varias piezas antitanque), y unos 10.000 por parte republicana (la 11ª División de Líster reforzada por diversos batallones procedentes de las B.M. XLVII, XLVI y XLV), que contaban con el apoyo de 3 ó 4 baterías de artillería, una Compañía de 12 carros de combate T–26 B–1, una Compañía de autos blindados y un tren blindado que operó sobre Azucaica como señuelo. El mando republicano dejó a la B.M. CXIII como reserva.

La ampliación de la cabeza de puente de San Martín se convirtió en una batalla menor –“La batalla al Sur del Tajo”. Ésta que ha pasado desapercibida para los historiadores fue el primer intento serio de ruptura del frente. La operación fue ideada por el recién ascendido general Yagüe, jefe de la División de Madrid nº 4, y pretendía la ampliación de las cabezas de puente en los accesos a Toledo por los puentes de San Martín y Alcántara. En ambos puentes existían pequeñas avanzadas sobre territorio republicano sin conexión entre sí. En el caso del puente de Alcántara, esta cabeza de puente se introducía unos 3 km en dirección SE hacia el campamento de los Alijares, lo que permitía controlar y proteger la estación de ferrocarril. En el puente de San Martín, esta cabeza de puente era menor, apenas 1 km hacia el Sur, llegando hasta Malpán, la cota Dolores y el cigarral de Menores. El problema es que esta situación permitía a la artillería republicana batir la ciudad desde los cerros circundantes con observación directa del objetivo –lo que permitía además rectificar el tiro– y dejaba expuesta a la capital a un posible golpe de mano del ejército republicano.

El combate fue de gran dureza, llegando en ocasiones a la lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras. Las tropas de la 11ª División, amparadas tras los carros de combate, realizaron un primer ataque sobre el flanco izquierdo de las posiciones nacionales, para atacar después el sector central de sus defensas. La lucha fue encarnizada por ambas partes, en parte por la calidad de las tropas empleadas (como muestra baste decir que la VIII Bandera del Tercio lograría la Cruz Laureada de San Fernando en una de estas acciones), en parte también por lo que se jugaban sus mandos: Líster perseguía demostrar la disciplina y capacidad de combate del Ejército Popular a los milicianos y soldados que habían huido ante el avance de los nacionales; Yagüe, por su parte, no podía empañar su impecable hoja de servicios con el fracaso de una operación ideada por él mismo (si bien, es cierto, rebajada en cuanto a sus dimensiones) y menos en un frente secundario.

La idea de Yagüe consistía en ampliar las dos cabezas de puente, apoderarse de las alturas dominantes y del espacio contiguo para enlazar ambas. Sin embargo, debido a la restricción de fuerzas, el plan finalmente aprobado por el general Saliquet sólo preveía la ampliación de una de las cabezas de puente, la de San Martín. La operación se inició en la madrugada del 7 de mayo y cogió por sorpresa a las tropas republicanas mandadas por los tenientes coroneles Uribarri y Ropero, las cuales, en total desconcierto por lo que creían una ofensiva general, abandonaron las posiciones a la desbandada sin apenas lucha. Los legionarios y regulares que habían llevado la iniciativa del combate fortificaron rápidamente sus posiciones e hicieron acopio de municiones y armas aprestándose a la defensa. Líster llegaría a culpar de la derrota a la incapacidad de Uribarri, a quien juzga con duras palabras, llegando a calificarlo de “señor feudal” y a sus hombres de “ladrones” (por los desmanes cometidos en la zona), pero éste, protegido por Indalecio Prieto, lejos de ser sancionado por ello, fue trasladado a Valencia donde se hizo cargo del SIM (Servicio de Información Militar). Dos años después, en mayo de 1938, sería declarado traidor a la República y procesado por un delito de asesinato y malversación de fondos, aunque lograría salvar la vida y huir a Francia.

La ofensiva terminó el día 13 con el mantenimiento de un cierto status quo en la zona que, por un lado, permitía a los nacionales mantener las posiciones ganadas el día 7, pero a costa de que algunas alturas quedaran en manos republicanas. De esta forma, la ciudad continuaba expuesta a observación directa y al fuego artillero de los republicanos. Además, éstos mantuvieron un pequeño saliente en torno al palacio de la Sisla, de manera que las dos cabezas de puente nacionales continuaban sin conexión directa. En resumen, se constituía un frente discontinuo, formado por una serie de trincheras y blocaos, algunos separados entre sí por escasos metros. De todas formas, la acción dejó un cierto regusto de fracaso en el bando republicano, sobre todo por los limitados objetivos alcanzados en relación con los medios empleados para ella. De hecho, Líster culparía a la ineptitud de la intendencia republicana del fracaso de la contraofensiva. Las bajas fueron numerosas por ambos bandos: los nacionales reconocieron oficialmente 1.098 bajas (217 muertos y 881 heridos) y se calcula en unas 3.000 el número de bajas por parte republicana (entre 600 y 700 mortales). En cualquier caso, el combate del cerro de los Palos fue el más señalado de este FST, tanto por la

El éxito de la ofensiva nacional causó una gran alarma dentro del Estado Mayor del Ejército del Centro republicano. Una orden firmada por el teniente coronel Vicente Rojo consideraba la operación como una posible ofensiva destinada a romper el FST y enviaba para evitarla a una de las mejores unidades que disponía el Ejército republicano: la 11ª División de Enrique Líster. La operación estaría bajo el mando del coronel Arturo Mena Roig, comandante en jefe de la Agrupación Autónoma de Extremadura–Sur del Tajo. 20

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939)

Viernes 7 de Mayo

Domingo 9 de Mayo

Lunes 10 Martes 11 de Mayo de Mayo

Miércoles 12 y Jueves 13 de Mayo 2º Tabor de Regulares Miércoles 12 y Jueves 13 de Mayo

Cruce callejón de la Ermita de la Bastida

5º Tabor de Regulares Miércoles 12 y Jueves 13 de Mayo 6º bandera del tercio 1ª bandera Martes 11 de Mayo 8ª bandera 1ª Cia. Bon. Victoria Bon. Mérida Bon. Infni-Sáhara Bon. Infni

Cigarral Malpán Cigarral Villamarta Ermita de la Bastida Miércoles 12 y Jueves 13 de Mayo

Cigarral de la Cabeza Cigarral del Carmen Cigarral de los Dolores

Casa de Hernán Páez

Cota 51

Los Alijares

Cruce de caminos de Hernán Páez y Corral Rubio Casa de Loches Casa de peones camineros Venta de Juan Antonio

AGRUPACIÓN DERECHA

Cruce del camino de Argés cota 560

2 Bones. 46 BM

Vértice Pozuela Bón. Dimitroff 45 BM Artillería (75 mm), autoametralladoras y tren blindado El laderón

Casa de los Salmanquinos

Torre Cevatos Km 7 carretera de Navalahermosa Domingo 9 de Mayo

Km 9 carretera de Navalahermosa

Lunes 10 de Mayo

Martes 11 de Mayo Miércoles 12 y Jueves 13 de Mayo

Argés

1ª cía tanques T26 11 DIV LISTER AGRUPACIÓN IZQUIERDA

Artillería ligera Domingo 9 de Mayo

Martes 11 de Mayo

Lunes 10 Miércoles de Mayo Lunes 10 12 y Jueves de Mayo 13 de Mayo

Martes 11 de Mayo Domingo 9 de Mayo

1 Bon 113 bm 2 Bones. 46 BM AGRUPACIÓN CENTRO

Figura 5A. Desarrollo de la “Batalla al Sur del Tajo”. Mayo, 1937.

2.2.3. 1937: Frentes en movimiento –Cerro de los Palos y La Sisla–

ocupaban sus posiciones en el Cerro de los Palos aunque no lograron su objetivo de unir las dos cabezas de puente de Alcántara y San Martín. Por el contrario, las tropas republicanas se fortificaban alrededor del Palacio de la Sisla y la Casa de la Legua (Fig. 5B).

El ataque nacional del 7 de Mayo de 1937, que se prolongó hasta el día 13, supuso la construcción de un nuevo frente, mucho más estable y de mayor entidad que el que se había desarrollado anteriormente. Las tropas nacionales

Este nuevo frente conllevó la construcción de trincheras y blocaos por ambos bandos separados entre si por escasos metros, creando un frente discontinuo que prácticamente se mantuvo estable hasta el año 1938.

dureza de los combates como por los efectos que de él se derivaron (Fig. 5A).

Figura 5B. Frente después de Mayo de 1937.

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Jorge Morín de Pablos et al.

Figura 6. Posiciones nacionales en el Cerro de los Palos.

Los trabajos de prospección han estado encaminados a la documentación exhaustiva de este frente, poco conocido y de difícil reconocimiento a través de la documentación histórica. Se han identificado las estructuras defensivas y se han recogido los materiales asociados, lo que permite adscribir a uno u otro bando las posiciones.

TRINCHERA 2

Situada en la ladera Norte del vértice Pozuela, que recorre en sentido NS, a lo largo de 200 m aproximadamente, en línea recta. Tiene una profundidad de 30–50 cm en su parte menos colmatada. Presenta una pequeña cavidad en la zona donde se une a la trinchera 3, que pudiera ser un puesto de tirador. Se interrumpe en el corte con el camino que recorre este cerro por su base.

Cerro de los Palos. Líneas nacionales Este ámbito escogido, denominado en el estudio “sector Cerro de los Palos”, comprende un espacio definido por un rectángulo de 1,5x3,5 km, el cual incluye las líneas de trincheras y posiciones establecidas a lo largo del cerro de las Lomas hasta el límite del municipio de Toledo con Argés (Fig. 6). Este cerro es en realidad una pequeña y suave ondulación en dirección NS que comienza en el propio cerro de los Palos, y llega hasta las primeras urbanizaciones del pueblo de Argés. Esta pequeña elevación tiene cotas ascendentes desde el propio cerro de los Palos (662 m) hasta el cruce del camino que recorre la loma con el camino de las Ballestas, a una cota aproximada de 697 m, donde finaliza la zona de prospección. Las pendientes asociadas a esta elevación varían según la orientación; en líneas generales, estas pendientes son ligeramente más elevadas en las laderas orientales, donde se sitúan la mayor parte de las trincheras prospectadas, que en las occidentales

Lo más probable es que se trate de una trinchera de desplazamiento hasta el propio vértice Pozuela, lugar donde según los planos elaborados la Sezione Topocartografica del CTV italiano se ubicaba un observatorio, se intuye que artillero, para las baterías de la unidad Santa Bárbara. Esta unidad contaba con 3 baterías de 105 mm y una de 152 mm. En la actualidad no se han documentado restos del probable puesto de observación en dicho vértice, quizás destruido tras las obras de construcción de las infraestructuras presentes actualmente. En las siguientes figuras y fotos acompañantes puede observarse tanto la ubicación de esta trinchera como su aspecto actual: TRINCHERA 3 Parte de la zona media de la trinchera 2, contando ésta con cierta forma de “s”, de la cuál la anterior carecía. Bien perfilada, con la pared Norte visiblemente más gruesa que la Sur, lo cuál indica que es esta orientación la que cubre dicha trinchera. Más profunda que la anterior, al menos 50 cm. Recorre aproximadamente 43 m de ladera. Tiene también un pequeño socavamiento en su zona media, en la pared posterior, por lo que no es un puesto de tirador; quizás zona de refugio/almacén.

Como ya se ha comentado, las trincheras estudiadas son aquellas situadas en el sector denominado “Cerro de los Palos”, que ocuparía la zona comprendida entre el vértice Pozuela y el cruce del camino de las Lomas con el camino de las Ballestas. Fueron numeradas desde dicho cerro hasta el final de la zona de prospección, localizándose finalmente en campo las siguientes: 22

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939) TRINCHERAS 6 y 7

TRINCHERA 9

Estas trincheras se engloban dentro de la posición nº 7, epígrafe bajo el cual se engloban todas las trincheras del bando nacional presentes en el sector que hemos definido como “cerro de los Palos”. En concreto, la que denominamos como 6 y 7 son en realidad una trinchera de desplazamiento que siguiendo la curva de nivel llega hasta una serie de estructuras, derruidas en su mayor parte, en el cerro vecino al vértice Pozuela por el Este. Esta trinchera de desplazamiento recorre 700 metros aproximadamente, tiene al menos tres desvíos hacia la ladera Oeste, posibles puestos de tirador u observación. Al llegar al depósito situado en el camino de la Raya la trinchera se bifurca hacia dos posiciones, cada una cubriendo una ladera del cerro de las Lomas. El estado de conservación de este sistema de trincheras es aceptable, aunque en muchos puntos están muy colmatadas, sin duda por efecto de la mayor pendiente que se da en estas laderas. Las estructuras localizadas en el extremo Norte de la trinchera de desplazamiento presentan un grado de deterioro dispar: dos de ellas, situadas en la zona superior de la loma, se encuentran derruidas; hay otra estructura algo mejor conservada, de estructura semicircular, que según algunas informaciones pudo ser un palomar empleado para guardar las palomas mensajeras. Bajando por la ladera norte, a escasos metros de los restos de los búnkeres aparecen las entradas a un refugio subterráneo contra artillería; está formado por dos estancias, en una de las cuales aún puede verse en forma de graffiti en la pared la unidad que lo construyó “41 COMPAÑÍA ESPECIAL DE ZAPADORES”, así como varios símbolos franquistas. Según los planos del CTV en esta zona se ubicaba el observatorio de la artillería adscrita a la unidad Vittorio Veneto, que contaba con 3 grupos de artillería de 149 mm.

Trinchera que rodea el cerro denominado Laderón o Narizone, por sus caras Norte y Este, de manera que contribuye a cubrir el pequeño valle asociado al arroyo de la Pozuela, cubierto en parte también por la trinchera 7. Recorre en total aproximadamente 330 metros, y presenta varios desvíos de la trinchera principal que conducen a puestos de tirador, parcialmente rellenos por material, en la parte de la trinchera que mira al Norte. Su estado de conservación es malo, se encuentra bastante rellena de sedimento, sobretodo el flanco Norte; la zona Este se conserva en mejor estado. Es en esta zona donde se detecta una mayor complejidad, con varias zonas amplias fuera de la trinchera principal, y un socavón que pudiera ser un refugio/almacén de material, al final de la trinchera. En cuanto a los materiales encontrados en esta trinchera, destaca sobretodo un cartucho mexicano, aparecido en la pared de la trinchera que cubre el flanco Este., pared que parece engrosada con respecto a las que cubren el flanco Norte. Al aparecer en esta ubicación es presumible que esta trinchera fuera abandonada por tropas republicanas, ya que fueron las únicas que contaron con munición de esta procedencia, y al ocuparla las nacionales la reconstruyeron, de ahí que salga este cartucho (entro otros materiales) aquí. Esta dinámica se repite en las paredes que cubren el flanco Este de varias de las posiciones prospectadas. TRINCHERA 10 Pequeña trinchera que discurre desde la confluencia con las trincheras 7 y 9, a escasos metros del depósito situado en el camino de las Raya. Se trata de una trinchera en un primer momento lineal, que luego describe un semicírculo hasta el campo de cultivo; en la foto aérea parece que pudiera seguir en línea recta, sin que se haya detectado en campo evidencias de esto. Su longitud es de aproximadamente 230 metros, sin que se hayan podido identificar otras estructuras diferentes a la propia trinchera. Se conserva en buen estado la parte lineal, no así la zona semicircular, bastante desdibujada. Resaltar la presencia de escombros en mayor proporción que en las trincheras descritas hasta ahora, por la presencia cercana de viviendas. Esta trinchera, de acuerdo con los planos elaborados por la Comandancia General de Artillería del Ejército de Centro, tendría su continuación a través de los campos de cultivo aquí presentes con la que llega hasta la trinchera 17, en la que muestra una gran profundidad y anchura., constituyendo un buen ejemplo de trinchera de transporte, para permitir tanto el desplazamiento de tropas de una forma rápida por la posición del Cerro de los Palos (posición nº 7) como vehículos.

Con respecto a la trinchera 6, se trata de una pequeña trinchera en forma de media luna con una pequeña excavación en uno de sus extremos. Por su pequeño tamaño y cercanía al refugio, pudiera tratarse de un puesto de escucha u observación avanzado. Tanto por su ubicación como por su fisonomía, parece que este conjunto de trincheras así como las posiciones a las que se asocian, a lo largo de los entrantes del cerro de las Lomas sobre el valle de la Pozuela, cubrían el sector frente a las trincheras republicanas, presentes en un primer momento, en la ladera opuesta de dicho valle. Contribuyendo a esta función hay otras estructuras, integradas dentro de la misma línea de defensa: un búnker situado en el cerro de la Mira y un puesto de observación/ escucha. En cuanto a los materiales encontrados, sobresale la gran cantidad de proyectiles encontrados, muchas de ellas impactadas, así como la cola de un mortero Brandt y un peine con dos cartuchos sin percutir, encontradas en la ladera que sube desde la trinchera 6 a los búnkeres de la zona superior del cerro.

TRINCHERAS 12 y 13 El conjunto de trincheras 12 y 13 se sitúa en uno de los entrantes que desde el camino de la raya miran hacia el valle de la Pozuela, al igual que la trinchera 9, 14, 15 y 21. Todas ellas presentan la misma tipología: una trinchera 23

Jorge Morín de Pablos et al. de desplazamiento que se desgaja en varios puestos de tirador, que a veces acompañan a emplazamientos de armas automáticas. Normalmente cuentan con una o dos oquedades, posibles refugios o almacenes. La trinchera 12 en particular presenta una configuración con un ramal principal que en su extremo se subdivide, quedando varios puestos de tirador y un nido de ametralladora, tal y como se indica en los manuales al uso.

Además de los emplazamientos de armas automáticas, en las trincheras se han documentado los restos de al menos dos estructuras de hormigón adicionales: una de ellas se trata de un refugio subterráneo, al estar excavado en el terreno y conservar aún la entrada. De la otra estructura sólo se conservan lo que parecen cimientos, sin que se pueda identificar más allá. TRINCHERA 17

La trinchera 12 ocupa una longitud aproximada de 140 m desde el comienzo hasta los pozos de tirador. Esta trinchera se encuentra razonablemente bien conservada, sin estar demasiado colmatada. A mitad de trinchera aparece una zona más ancha, que pudiera constituir un abrigo/refugio. En la zona final se sitúa el nido de ametralladora, de pequeñas dimensiones (sólo cabe un arma automática). Se encuentra colmatado de tierra de manera que no se puede acceder a su interior. En la parte frontal tiene una inscripción, ilegible. En la trinchera 13 también se han localizado los restos, más deteriorados, de otra estructura de hormigón, aunque por la tipología de los restos y que esté excavado en el terreno pudiera haber constituido un refugio. Es presumible que ambas trincheras hubiesen estado conectadas por otra de desplazamiento. A los lados de ambas estructuras se ubican los pozos de tirador, controlándose desde todo el conjunto otra parte del sector del valle del arroyo de la Pozuela, complementándose esta posición con las de las trincheras 9, 14, y15.

La clasificada como trinchera 17 es un conjunto que engloba una posición que cubre el flanco Oeste del cerro de Las Lomas, una gran trinchera de desplazamiento de vehículos y material que llega hasta el camino de la Raya y varias estructuras en dicho camino. Esta trinchera llega hasta el final de la posición, desembocando un en uno de los nidos de ametralladora flanqueado por varios pozos de tirador. El otro nido de ametralladora cubre el flanco Sur, mostrando una configuración también flanqueado por varios pozos de tirador, y una oquedad (refugio o almacén) en su parte posterior, en la zona interior de la posición. Ambos nidos de ametralladora, asociados a los localizados a 240 metros por el camino de la Raya, en dirección Sur, se complementan a su vez con el descrito en las trincheras 14 y 15. Se encuentran destruidos. Mencionar también la presencia en esta posición o sus cercanías del observatorio para artillería de la división “Frecce Azzurre”, dotada con tres grupos de artillería (65, 75 y 100 mm) que se ubicaban en las cercanías.

TRINCHERAS 14 y 15

Esta posición resulta especialmente interesante ya que aparecen una serie de indicios que sugieren la posibilidad de que por aquí se desarrollase un ataque de cierta magnitud: dicha posición muestra una gran cantidad de impactos sobre ella, de artillería o mortero, algunos de ellos directos sobre la trinchera de desplazamiento, especialmente en el flanco Norte y Oeste. Este hecho se corresponde con el hallazgo de abundante metralla en las zonas aledañas a la posición, fragmentos de proyectiles de artillería en su gran parte, además de varias espoletas y fragmentos de ellas, como puede comprobarse en la descripción de los materiales. A esto se añade también la presencia especialmente elevada de cartuchos de Mosin– Nagant, un tipo de munición empleada exclusivamente por el ejército republicano; los cartuchos de este tipo se han encontrado en progresión creciente desde la zona interna de la posición hacia el extremo Noreste, hasta el punto de localizarse una concentración de ellos especialmente elevada en un espacio de aproximadamente 50 cm de ancho. Esto sugiere el posible emplazamiento de un arma automática traída hasta aquí por el ataque republicano.

Al igual que la posición anterior, estas trincheras se ubican en el entrante sobre el valle de la Pozuela, proporcionando una defensa de la posición 7 muy adecuada, con un gran campo de visión. Hay una trinchera de desplazamiento en forma cuadrangular que recorre las 3 caras del entrante. Trinchera de la cual salen varias ramificaciones con los correspondientes pozos de tirador, parte de los cuales acompañan dos nidos de ametralladora. Asimismo, se documentó un refugio subterráneo, o más bien los restos. Todas estas estructuras se complementan con otros dos nidos de ametralladora situados en el propio camino de la Raya., ya que el frente estabilizado hasta el final de la guerra se situaba a partir de estas trincheras hacia el Sur. El estado de la trinchera es peor que la anterior, bastante desdibujada sobretodo en la ladera Sur; la trinchera de la ladera Norte está mejor conservada, siendo más profunda. Con respecto a las estructuras identificadas, uno de los nidos conserva el techado pero está inaccesible, y el otro ha perdido el techado. A destacar la tipología de uno de ellos, distinta de las vistas hasta ahora: presenta una forma trapezoidal, con 3 bocas de fuego en vez de una sola como son los documentados hasta el momento. Este es el que se encuentra en mejor estado, conservando el techado y la estructura, aunque por la colmatación con tierras no puede accederse a él. Los situados en el camino de la Raya están derruidos, posiblemente dinamitados tras la guerra civil. Todas estas estructuras cubren el camino de las Raya, la vaguada entre este cerro y el situado al Sur y la ladera que vierte hacia el valle del arroyo de la Pozuela.

La gran cantidad de material encontrado, su tipología, y el hecho de que en los mapas del Ejército de Centro a todo el conjunto de trincheras del cerro de los Palos se le considere como la posición 7 hace suponer que estos combates fueron los que supusieron la concesión de la “laureada de San Fernando” colectiva a la 7ª Bandera de la Legión e individual al entonces alférez Juan José Orozco Massieu, por su defensa. En el escrito de concesión se menciona la conquista parcial de parte de la posición por parte de las 24

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939)

Figura 7. Planta y fotografía de la posición 7. Materiales recuperados y tabla con la munición recuperada.

tropas de Líster, a pesar de que al final abandonan por la resistencia de los soldados nacionales (Fig. 7).

del cerro de los Palos y se estabiliza el frente. Forman parte de una posición simétrica a la nacional que se sitúa frente a ellos (esto puede observarse en el mapa de la Comandancia General de Artillería del Ejército de Centro), y que al igual que las nacionales aprovechan una elevación del terreno que penetra ligeramente en el valle de la Pozuela para contar con una posición fortificada elevada, más fácil

TRINCHERAS 20, 21 y 22 Estas trincheras constituyen las trincheras de primera línea ocupadas por los republicanos una vez finaliza la batalla 25

Jorge Morín de Pablos et al. de defender y con mayor campo de visión del terreno circundante. Se encuadra dentro del sector defendido por la 47 Brigada Mixta, y más concretamente por la 3ª Compañía del 187 batallón, perteneciente a la citada Brigada Mixta (según el plano elaborado por el CTV). Fue por aquí donde atravesaron las unidades nacionales en dirección a Argés y Layos en el momento de la rotura del frente, concretamente elementos de la División Frecce Azzurre.

alturas que le permiten dominar, en el caso de las situadas al Norte del palacio de la Sisla, la ciudad de Toledo, y aquellas situadas al Noroeste, las posiciones franquistas en el arroyo Pozuela. Esta será la situación imperante hasta Septiembre de 1937, cuando al parecer tras un bombardeo de la ciudad de Toledo durante una festividad en la que se producen víctimas civiles, se emprenden los preparativos para la ampliación de la cabeza de puente de Alcántara, por la cuál se produce una rectificación del frente que permanecerá estable hasta el final de la guerra.

Las posiciones de tiro evidentemente se sitúan mirando al Norte, a las posiciones nacionales, derivándose de una larga trinchera en zig–zag que recorre la curva de nivel del pequeño cerro. En la ladera que mira al Este se sitúan una serie de zonas semiexcavadas en el terreno, conectadas entre sí por trincheras, en lo que podían ser refugios o almacenes, situados en una posición más resguardadas del fuego nacional. Las trincheras se encuentran en bastante mal estado, muy desdibujadas. Destaca, como es natural, la gran cantidad de munición republicana que aparece aquí, principalmente cartuchos de Mosin–Nagant rusos aunque también algún cartucho y peine mexicanos.

Los trabajos de prospección de las posiciones clave en este episodio de la batalla del cerro de los Palos han estado condicionados en gran medida por la situación en terrenos privados, como por ejemplo la posición en el cigarral Alto, o por situarse en el campo de maniobras de la Academia de Infantería de Toledo. Es por ello que se ha concentrado el esfuerzo en tres posiciones, las cuales se describen a continuación: Casa del Conde, palacio de la Sisla y Urbanización Pozuela. POSICIÓN “URBANIZACIÓN POZUELA”

TRINCHERAS 23 y 24

Esta urbanización se encuentra situada en las pequeñas elevaciones al Este del arroyo Pozuela, a medio camino entre el camino de Pozuela y la carretera de Cobisa (TO–7901–V), las alturas no sobrepasan los 600 m. En la actualidad esta zona está ocupada por los chalets de la urbanización, salvo algunas parcelas que aún permanecen sin edificar, como es el caso de aquellas donde se sitúa la posición a describir.

La trinchera 24 recorre zigzagueante el camino de las Raya hasta el cruce con el camino de las ballestas, límite del municipio de Toledo. Aunque están bien perfiladas y no colmatadas, por situarse en una zona llana, su cercanía al pueblo de Argés y el estar al lado del camino hace que hayan sido empleadas como lugar de vertido de basura y escombros. Su longitud es de 440 metros aproximadamente, y presentan al menos 2 trincheras secundarias que llevan a sendos puestos de tirador/observación, en el flanco Este. Estas posiciones estaban defendidas por la 5ª y 6ª Compañía de l 187 Batallón, perteneciente a la 47 Brigada Mixta.

Se trata de una posición en lo alto de una pequeña loma, Formada por una trinchera que recorre las laderas a cota de la loma. De esta trinchera se desgajan varios puestos de tirador, poco profundos y conformados por un parapeto en semicírculo, que cubren el flanco Oeste. Asimismo esta posición cuenta con al menos dos estructuras de gran profundidad, aproximadamente 1,8 m, con las paredes talladas en la roca, tratándose probablemente de refugios. Uno de ellos se localiza en la zona de retaguardia, es decir, en la parte trasera de la loma teniendo en cuenta que los puestos cubren el flanco Oeste, y el otro en la ladera Este; éste último se encuentra bien conservado, con un importante parapeto que protegería del fuego procedente de las posiciones del valle de la Pozuela y del cerro de los Palos.

La trinchera 23 se encuentra en gran parte desaparecida por la ejecución de las obras de la autovía CM–40, inaugurada el 16 de Noviembre de 2010; al ser muy reciente, consta en muy pocas fotografías aéreas por lo que ha sido posible establecer con exactitud las trincheras destruidas. La Sisla, Casa del Conde y urbanización pozuela. La línea repubicana El avance más notorio del bando republicano durante la batalla del cerro de los Palos es el que se produce el 11 de Mayo, una vez se reorganizan las unidades presentes en el sector tras la desbandada de los primeros momentos. González Pando, al mando de la Agrupación Derecha, emprende el ataque concentrando sobretodo su artillería en el ataque hacia el palacio de la Sisla, tratando de contrarrestar la superioridad franquista en este sentido. Esta maniobra da el resultado esperado, siendo tomado este enclave por las tropas republicanas al finalizar este día. Presumiblemente, las avanzadillas franquistas presentes en esta zona vuelven a sus posiciones en la zona del arroyo Pozuela, donde deben cubrir el flanco derecho del avance franquista. Tras la conquista de los objetivos, el ejército republicano se presta a la fortificación de las

Durante los trabajos de prospección se documentaron sobretodo vainas de Mauser así como dos peines, todos ellos munición empleada por el bando nacional: son cartuchos de Mauser de fabricación alemana y cartuchos de fusil Carcano, de fabricación italiana. Resaltar la presencia de dos cartuchos Lebel con marcajes americanos (Western); proceden de un contrato del gobierno francés con Estados Unidos, por el cuál éste último fabricó munición para el estado francés, exportándolos éste último a España. Con respecto a la adscripción de bando de la posición, lo más probable es que fuera una posición avanzada nacional, en relación con los puestos de resistencia a ambos lados 26

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939) del arroyo Pozuela que ocuparon los hombres del Batallón de tiradores de Ifni. No obstante, esto no explica los pozos de tirador y estructuras cubriendo el flanco Oeste; quizás, durante la toma del palacio de la Sisla por los republicanos esta posición avanzada fue abandonada por las tropas nacionales y tomada (o abandonada en tierra de nadie) por el bando contrario.

franquistas, así como varios espacios que serían refugios de la tropa. Las trincheras republicanas se ubican cubriendo el flanco Norte conservándose varios puestos de tirador con los parapetos en muy buen estado, así como al menos un refugio que recuerda a los documentados en la posición Urbanización Pozuela: muy profundos, con las paredes talladas en la roca en los casos en que era necesario, y anchos parapetos de roca. Esta similitud podría indicar que fueron realizados en el mismo período de tiempo, lo cuál limitaría el avance republicano de forma precisa hasta la posición mencionada.

POSICIÓN “CASA DEL CONDE” La posición a describir se encuentra en las cercanías de este lugar, aunque no guarda relación con él; se localiza a unos 400 metros al Norte de dicha casa. Se trata, de nuevo, de otro pequeño cerro fortificado mediante una trinchera en zigzag que recorre la pendiente a cota, con varios puestos de tirador que cubren el flanco Oeste: uno de ellos, el situado más cercano a la alambrada, conserva bien su parapeto y el otro puesto se ubica más hacia el Norte, aprovechando un afloramiento rocoso natural. Tanto por el flanco que cubren, como por el material encontrado en la zona (abundante munición de Mossin–Nagant, en el caso del primer puesto, y cartuchos de ametralladora lebel, en el segundo) hacen suponer sin duda que se trata de una posición republicana. Según la fotografía aérea de la época (1937), esta posición es el extremo de una línea defensiva que protege el palacio de la Sisla, posiciones que mantuvieron hasta septiembre de 1937, cuando el ejército franquista emprende la operación de ampliación de la cabeza de puente del puente de Alcántara.

2.2.4. 1938: Los proyectos de contragolpe republicanos y el frente Sur del Tajo: un frente estable Hasta el final de la guerra el FST siguió en el punto de mira de los Estados Mayores de ambos contendientes. El Estado Mayor republicano, de hecho, retomó por dos veces el conocido como “Plan P”, un antiguo operativo ideado por Vicente Rojo y Largo Caballero en marzo de 1937, que tenía como objetivo dividir en dos zonas incomunicadas el territorio controlado por el bando rebelde. A pesar de que una y otra vez se intentó llevar a la práctica, hasta prácticamente el final de la contienda, lo cierto es que el “Plan P” no pudo ejecutarse debido a circunstancias diversas, bien políticas o bien de tipo militar. En realidad, el “Plan P” está fechado por primera vez el 22 de abril de 1937, siendo su autor el teniente coronel Álvarez Coque. Este ambicioso plan republicano perseguía un triple objetivo: 1) aislar Andalucía y promover allí un levantamiento campesino en la retaguardia de los sublevados, 2) forzar al enemigo a detraer tropas del Frente del Norte, y 3) obligar al enemigo a retirar tropas del frente de Madrid, aliviando el cerco del ejército franquista sobre la capital, y cortar su línea de abastecimientos. El proyecto estaba avalado por el propio Presidente del Consejo de Ministros, Largo Caballero, pero contaba con la pasiva resistencia del general Miaja, que no quería desprenderse de unidades útiles en la defensa de Madrid en favor de un plan demasiado ambicioso y que fue considerado por muchos analistas como irrealizable. Asimismo, los asesores militares soviéticos, enemistados con Largo y deseosos de su defenestración, veían con malos ojos un plan que, de llevarse a cabo con éxito, no hubiera significado sino el apuntalamiento de la figura de este líder político. Finalmente la operación quedó frustrada al coincidir con la crisis de gobierno alentada por los comunistas que llevó a la destitución de Largo Caballero como presidente del gobierno de la República.

Esta posición se conecta con el resto que conforman el dispositivo defensivo mediante una trinchera de desplazamiento bastante larga, que aún puede seguirse por el terreno en la actualidad. El estado de conservación es en general bueno, existiendo aún algunos de los parapetos de los puestos así como de la propia trinchera. (Fig. 8). POSICIÓN “PALACIO DE LA SISLA” Los terrenos de la Academia también incluyen el palacio de la Sisla, que constituyó la conquista más importante por parte de los republicanos tras la desbandada inicial durante las operaciones de ampliación de la cabeza de puente de San Martín. Para defender la posición establecieron un sistema defensivo formado por islotes de resistencia en las elevaciones situadas al Norte del palacio, conectadas por una trinchera que a su vez conecta con el propio palacio. La particularidad d estas trincheras es que tras las operaciones de septiembre de 1937, en las que el ejército republicano es obligado a replegarse hacia el Sur, son ocupadas y remodeladas por el ejército franquista de manera que formaran parte de una segunda línea de defensa para cubrir la retirada de las tropas en caso de un ataque republicano. Esto se observa claramente por la disposición de los parapetos y puestos de tirador: los republicanos mirando al Norte y Noroeste, cubriendo posiciones franquistas, y éstos mirando al Sur, frente hasta el final de la guerra.

El “Plan P” se retomó por vez primera en noviembre de 1937, ya con Negrín en la presidencia del gobierno. A finales del mes de octubre de ese año todo el Frente Norte había caído en manos del ejército nacional y el Estado Mayor republicano temía que Franco retomase la idea de un ataque sobre Madrid desde Guadalajara y Toledo. Fue entonces cuando el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor republicano, decidió que era necesario retomar la iniciativa y jugarse el destino de la guerra en un todo por el todo. Expuesto el plan de actuación sobre Extremadura, el Consejo de Guerra, a instancias de Indalecio Prieto y

Las posiciones prospectadas se encuentran bien conservadas, contando con abundantes puestos de tirador 27

Jorge Morín de Pablos et al.

Figura 8. Planta y fotografía aérea de la posición republicana en Casa del Conde y materiales recuperados.

28

La Guerra Civil en Toledo (1936–1939) los comunistas, desestimó la propuesta de Rojo a la vista de lo sucedido en Brunete y Belchite. Por el contrario, el Estado Mayor republicano decidió que la ofensiva debía realizarse sobre Teruel y no sobre Extremadura.

en dirección a Ventas con Peña Aguilera que dejara sin sentido las defensas construidas en el entorno de Toledo y permitir con ello la penetración de las tropas nacionales hacia La Mancha. Otras instrucciones redactadas un mes después, recuperaron parte del plan y propusieron un nuevo modelo de ataque en tres puntos diferentes del FST, el mismo punto de partida en La Puebla Montalbán antes citado y dos nuevos en Toledo y Algodor.

En principio, el rechazo oficial a la acción sobre Extremadura a favor del frente aragonés no supuso el completo abandono del “Plan P”. Todavía a comienzos de 1938, después de la ocupación de Teruel por parte del ejército republicano, Rojo insistió en llevar a cabo la ofensiva sobre el eje Mérida–Badajoz. Sin embargo, la recuperación de la plaza turolense por los nacionales el 22 de febrero y la consiguiente contraofensiva franquista sobre el Ebro, que amenazaba con derrumbar todo el frente de Aragón, hicieron que la atención del Estado Mayor republicano se centrara en el teatro de operaciones aragonés. Aunque se emitió una directiva en el sentido de realizar movimientos ofensivos en torno a la zona centro, el definitivo derrumbe en abril de 1938 del frente del Ebro, con la consiguiente partición del espacio controlado por el gobierno republicano, hizo imposible cualquier intento de contraofensiva en este sentido. Paradójicamente, con la entrada de las tropas nacionales en Vinaroz, el territorio controlado por la República quedaba dividido en dos partes aisladas, esto es, los nacionales habían conseguido en el Levante el objetivo que con tanto ahínco había perseguido el Estado Mayor republicano en Extremadura.

Ambos planes constituyen un claro precedente del que se iba a diseñar el mes de marzo de 1939 que finalizó con la conocida como “Campaña de la Victoria”, que es la que ahora nos interesa analizar, al constituir la última gran operación de rotura de frentes de la Guerra Civil. Su preparación implicó una preparación exhaustiva, que quedó plasmada en una interesante documentación elaborada por el Cuerpo de Voluntarios Italianos. El ejército italiano desarrolló una cartografía a detalle elaborada sobre fotografía aérea de la época que nos ha permitido contrastar nuestros trabajos documentales y de campo. Siendo coincidentes los resultados de nuestros trabajos con los suyos, lo que muestra que en Toledo contamos con un material inusual en el resto del territorio nacional (Fig. 9A y B). Su inicio parece remontarse a finales del mes de enero, una vez que la caída de Barcelona no había supuesto el esperado desmoronamiento de los frentes que todavía mantenían al cuadrante sudeste peninsular bajo la obediencia republicana. La operación se planteó como una auténtica ofensiva final que sería realizada con cuatro cuerpos de ejército, los del Centro, Maestrazgo, Navarra y el Cuerpo de Tropas Voluntarias italianas del que luego nos ocuparemos, que serían los encargados de romper las defensas consolidadas desde 1937 y realizar una rápida penetración con unidades ligeras y tropas de caballería en dirección a Ocaña y Tarancón, con el fin de cortar las comunicaciones que todavía permitían la defensa de Madrid.

Un último intento de retomar el “Plan P” se planeó para el mes de enero de 1939. La idea era romper el frente en el sector de Valsequillo y provocar el derrumbe del Ejército nacional en el sector llamado “bolsa de Mérida o de la Serena”. El día 5 de enero comenzaba la ofensiva republicana bajo el mando del general Antonio Escobar, jefe del Ejército de Extremadura, y con la supervisión del general Matallana, jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos de la Región Central. Las fuerzas del Ejército Popular consiguieron en un principio romper el frente en el sector de Valsequillo y amenazaron Peñarroya y Monterrubio sin poder ocuparlas. Ha habido sospechas de que la ofensiva republicana fracasara debido a la traición o sabotaje de alguno de los mandos republicanos implicados, en concreto, a la actuación del propio Matallana, dada la defensa que éste hizo de su actuación ante los tribunales franquistas al fin de la guerra. En cualquier caso, la llegada de refuerzos nacionales y el derrumbe del frente catalán transformaron la ofensiva republicana en una nueva derrota. Una situación física y moral agravada por la caída de Barcelona en manos de Franco, que puso fin a las esperanzas republicanas de un cambio sustancial en el curso de la guerra.

La organización de una campaña con tantos efectivos condicionó su punto de partida, al requerir de puentes y otras infraestructuras para cruzar el Tajo que sólo existían en Toledo y en menor medida en Talavera de la Reina, que se encontraba mucho más alejada del objetivo que se quería alcanzar. De esta manera, la población recuperó protagonismo en el escenario bélico y fue la elegida como base principal de operaciones de la poco conocida última ofensiva del Ejército Nacional, que se vería complementada por operaciones menos importantes lanzadas desde el Norte de Valencia, Andalucía y Extremadura. Para organizar esta ofensiva se realizaron toda una serie de trabajos previos en los que las tropas italianas, sus cartógrafos y observadores artilleros, tuvieron un papel destacado. A ellos les correspondió realizar el estudio del frente en Toledo para asegurar la efectividad de la artillería que debía inutilizar o disminuir la capacidad de respuesta republicana en el inicio de la operación. Fruto de este esfuerzo es la realización del amplio conjunto de planos, croquis y anotaciones, que ahora damos a conocer y que tanta información nos ofrecen sobre la situación del FST

2.2.5. 1939. El final de la Guerra Civil: La “Campaña de la Victoria” Los planes de ruptura en el FST también salieron del Estado Mayor nacional aunque al igual que ocurrió con los republicanos, pocas veces llegaron a materializarse. Así, en agosto de 1938 se dictaron unas instrucciones reservadas que planteaban la rotura del frente al Sur de La Puebla de Montalbán, con el fin de iniciar un ataque 29

Jorge Morín de Pablos et al.

Figura 9A. GIS con el estado del frente antes de la “Campaña de la Victoria”.

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La Guerra Civil en Toledo (1936–1939)

Figura 9B. Cartografía elaborada por el CTV para la “Campaña de la Victoria” del año 1939.

en Toledo poco antes del final de la guerra, tal y como luego podremos comprobar.

el Tajo, estableciendo una cabeza de puente en la carretera de Navahermosa y llegando hasta Gálvez, sin encontrar resistencia alguna, ya que el Ejército republicano se había esfumado. Al amanecer del día 27, los tres Cuerpos de Ejército de Navarra –General Solchaga–, Maestrazgo – General García–Valiño– y C.T.V. (General Gámbara), tras un fuego artillero intenso y bombardeos aéreos, lanzaban sus divisiones a la conquista de un territorio vacío, alcanzando al finalizar el día Gálvez, Pulgar, Mazarambroz, Sonseca, Mora, Villanuelas y Yepes.

Todos estos trabajos realizados por la “inteligencia” italiana constituyen un magnífico ejemplo de los preparativos necesarios para el comienzo de una campaña tan importante como era la que se emprendió el 26 de marzo de 1939. Su inicio vino marcado por el ataque de la artillería italiana asentada en los cigarrales, tal y como estaba previsto, que aún no era consciente de que la mayor parte del Ejército Republicano había abandonado sus posiciones.

El fin del Frente Sur del Tajo en el lado republicano fue dantesco debido a las deserciones en masa. Fueron escasos los oficiales que lograron mantener cierto orden en sus unidades, cuyos efectivos intentan volver a sus localidades

En la noche del 26 al 26 de febrero las fuerzas del Cuerpo de Ejército de Toledo, al mando del general Ponce, cruzaron 31

Jorge Morín de Pablos et al.

Figura 10. Cartografía resumen con el estado actual del paisaje de la guerra civil española en Toledo.

Cigarral de Menores: un escenario de guerra”, Archivo Secreto. Revista Cultural de Toledo, 5, pp. 330–348.

de origen. La Guerra Civil española finalizó el 1 de abril de 1939 en el Puerto de Alicante, se formalizó con el último parte de guerra, firmado por Franco: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1 de abril de 1939. Año de la Victoria”. El parte se llevó a la sede de Radio Nacional de España en Burgos en el Paseo del Espolón, donde el actor Fernando Fernández de Córdoba, locutor habitual, lo transmitió a todo el país.

R. Barroso Cabrera et al. (2014): La Guerra Civil en Toledo: El Frente Sur del Tajo. Metodología para el estudio de un frente de la guerra civil española, en VII Jornadas del Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Madrid (Madrid, 2010). Madrid, 2014, pp. J. Carrobles Santos y J. Morín de Pablos –eds.– (2014): Los paisajes culturales de la ciudad de Toledo. Dehesas, espacios irrigados, torres, cigarrales y trincheras. BAR Internacional Series 2638. Oxford, 2014.

Por último, queremos acabar haciendo una llamada por la conservación de este paisaje de la guerra, que es sumamente frágil y se ve amenazado por las continuas trasformaciones en el paisaje7, así como por el expolio continuado de su materiales muebles, sin cuya presencia no habríamos podido realizar este estudio (Fig. 10).

J. Carrobles Santos y J. Morín de Pablos (2016). Arqueología de la guerra civil española. Propuesta metodológica para el estudio de los paisajes de la guerra. 1936–39 Toledo. Madrid. J. Carrobles Santos y J. Morín de Pablos –eds.– (2015): Torres, cigarrales y trincheras.El Cigarral de Menores. Toledo.

Bibliografía R. Barroso Cabrera et al. (2011): “Arqueología de la Guerra Civil en Toledo. El Frente Sur del Tajo y el

L.A. Ruiz Casero (2014): Los combates al Sur del Tajo: Un enfoque patrimonial de un escenario de la Guerra Civil. Madrid.

7 Los trabajos realizados han sido recogido en una monografía: J. CARROBLES SANTOS y J. MORÍN DE PABLOS, J. –eds.– (2016). Arqueología de la guerra civil española. Propuesta metodológica para el estudio de los paisajes de la guerra. 1936–39 Toledo. Madrid.

L.A.Ruiz Casero (2015): Más allá del Alcázar. La batalla del sur del Tajo. Toledo y Argés. Madrid. 32

3 No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) Alfredo González–Ruibal, Manuel Antonio Franco Fernández, Pedro Rodríguez Simón, Xurxo Ayán Vila, Sal Garfi, Rui Gomes Coelho, Xabier Herrero, Alejandro Laíño Piñeiro, Carlos Marín Suárez, Javier Marquerie, Candela Martínez Barrio, Luis Antonio Ruiz Casero, Josu Santamarina, José María Señorán, Julie de Vos1

RESUMEN

La Batalla de Madrid (7–23 de noviembre de 1936) fue una de las operaciones militares más importantes de la Guerra Civil Española. Fue un fracaso para el Ejército sublevado, que fue incapaz de ocupar Madrid y sufrió grandes bajas, y una victoria estratégica y de propaganda para la República. Madrid quedaría sitiada hasta el final de la guerra, pero no llegó a ser capturada. Testigos y veteranos de los combates han escrito miles de páginas sobre este evento y hay una gran cantidad de documentos en los archivos. Cuál puede ser, por lo tanto, la contribución de la arqueología? En este artículo presentamos los resultados del proyecto arqueológico de 2016 en los campos de batalla de la Casa de Campo y la Ciudad Uniersitaria de Madrid, dos de los escenarios clave de la batalla. A partir de las pruebas arqueológicas, defendemos que las áreas periféricas de ambos escenarios desempeñaron un papel fundamental en los combates, que ha sido casi totalmente olvidado por diferentes razones. ABSTRACT

1

The Battle of Madrid (7–23 November 1936) was one of the most important military operations of the Spanish Civil War. It was a failure for the Nationalist army, who was unable to capture Madrid and suffered great losses, and a great strategic and propaganda victory for the Republicans. Madrid would be besieged for the remainder of the war, but would never be captured. Thousands of pages have been written by veterans and witnesses about this event and there is a large amount of archival records, so what can archaeology contribute to our understanding of this historical episode? In this paper we present the results of the 2016 archaeological project in the battlefields of the Casa de Campo Park and the University City of Madrid, two of the key scenarios of the battle. Using archaeological evidence, we argue that the neglected peripheral areas of both scenarios played a fundamental role in the fight, which has been almost completely ignored for several reasons.

1 Incipit CSIC, Avenida de Vigo s.n. 15705, Santiago de Compostela. [email protected]

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Alfredo González–Ruibal et al. 3.1. Introducción

el Cerro Garabitas pero lo abandonan inmediatamente después ante la presión del fuego sublevado. Pierden un tercio de efectivos este día. La XI Brigada Internacional entra en la Casa de Campo en la noche del 8 al 9 de noviembre y lucha en el parque y en el vecino Puente de los Franceses. Los cuatro siguientes días se suceden los contraataques republicanos en la Casa de Campo y Villaverde, con escaso éxito.

¿Puede la arqueología contribuir a cambiar nuestra visión de episodios históricos recientes para los que contamos con una gran variedad y cantidad de fuentes? Aunque no sea la situación más habitual, la arqueología contemporánea puede, en algunos casos, ayudar a reescribir la historia contemporánea. En el siguiente artículo abordamos un caso de estudio en el que los datos arqueológicos (procedentes de excavaciones y prospecciones sistemáticas) están permitiendo modificar la narrativa convencional basada en documentos de archivo, prensa y memorias. El episodio en concreto es la Batalla de Madrid (8–23 de noviembre de 1936). Se trata de uno de los momentos decisivos de la guerra civil española, con repercusiones a nivel mundial, y sobre el cual se han escrito miles de páginas, tanto en la época como actualmente—véanse, entre otros, Cox (1937), Colodny (1937), Koltsov (1978), Martínez Bande (1982, 1984), Reverte (2004).

La siguiente fase de la batalla comienza el día 15 de noviembre. El plan de los sublevados consistía en lanzar una ofensiva entre la Ciudad Universitaria y la Plaza de España, hacia el barrio de Argüelles. De las columnas de Yagüe, la nº1, la de Asensio, cruzaría el Manzanares directamente debajo del paseo de Rosales y subiría para tomar la Cárcel Modelo y el Cuartel de Don Juan. La columna del comandante Castejón atravesaría más al oeste y se instalaría en la Fundación del Amo, en la parte de la Ciudad Universitaria más próxima a Madrid (actual Avenida de Séneca). Delgado Serrano, por el este, tenía que conquistar el Cuartel de la Montaña, con lo que quedarían a tiro el Palacio de Oriente y la Gran Vía. Los comandantes Barrón y Tella avanzarían por el barrio de Carabanchel, para hacer creer que el ataque principal provenía del sur. Estas cinco columnas dirigidas por mandos africanistas estaban compuestas en su mayor parte por legionarios y marroquíes.

La historia, por lo tanto, es bien conocida. Desde finales de julio de 1936, el Ejército de África había avanzado imparable por el sudoeste y al acabar el mes de septiembre se encontraba ya a las puertas de Madrid. Tan solo la decisión del general Franco de levantar el sitio de Toledo, a 50 km al sur de la capital, impidió que los sublevados se plantaran en la ciudad a inicios de octubre. Estos llegaron a las puertas de la Casa de Campo, al sur de Madrid, el día 7 de noviembre. Las tropas del general Varela penetraron entonces el recinto del parque pero quedaron detenidas en una zona boscosa cercana a la tapia meridional debido a la resistencia republicana. El 8 de noviembre la columna de Castejón–Bartomeu (Columna nº 4) se dirigió hacia el norte y consigue tomar el cerro Garabitas, pese a la fuerte oposición de la Brigada nº 3 republicana, que desde Humera le ocasiona numerosas bajas y obliga a la Columna nº 1 a desviarse para dar apoyo. Al día siguiente, los milicianos anarquistas de Cipriano Mera reconquistan

La ofensiva sobre Madrid, sin embargo, se encontró con una tremenda resistencia por parte de las milicias republicanas y acabó fracasando. El día 15 de noviembre la columna de Asensio consiguió establecer una cabeza de puente en el Manzanares, al sur de la Ciudad Universitaria, tras tres intentos fallidos y, después de un fuerte bombardeo, las tropas franquistas atravesaron el río y ocuparon la Escuela de Arquitectura. Las jornadas siguientes, contingentes de dos tabores de moros y una bandera de la legión fueron ocupando los edificios de la Universidad. La XI Brigada fue entonces enviada a defender la Facultad de Filosofía y Letras mientras los efectivos del ejército sublevado continuaron cruzando el río. Para el día 18, la mayor parte del campus se encontraba en manos sublevadas, que habían conseguido llegar hasta el Hospital Clínico, en el límite mismo de la ciudad. La batalla de la Ciudad Universitaria se prolongó hasta el 23 de noviembre, cuando los dos ejércitos, exhaustos y sin reservas, se dedicaron a fortificar sus posiciones. Tres cuartas partes de la Universidad quedaron ocupadas por el ejército sublevado. Durante el resto del conflicto se siguieron construyendo trincheras, nidos de ametralladora, refugios y búnkeres en el campus, pero el frente no se modificó apenas. En esta narrativa de la guerra, los espacios protagonistas son pocos y repetidos: la zona del Lago, Parque del Oeste y Puente de los Franceses en el sector de la Casa de Campo, la Casa de Velázquez, el Palacete de Moncloa, la Facultad de Filosofía y el subcampus de Medicina con el Hospital Clínico en la Ciudad Universitaria. Los mapas de la batalla publicados desde entonces inciden en estos espacios. Las menciones a otros lugares son muy limitadas

Figura 1. Mapa del frente de Madrid en noviembre de 1936 con las dos zonas intervenidas.

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No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) y la descripción de las acciones militares esquemática. El proyecto arqueológico que iniciamos en 2016, sobre iniciativas previas (Pérez–Juez et al. 2002; Morín de Pablos et al. 2003; González–Ruibal et al. 2010), analiza la guerra en la capital desde un punto de vista arqueológico. Durante la primera campaña, el objetivo ha sido explorar los márgenes de la Batalla de Madrid. Existen al menos dos buenas razones para ello: es allí donde se han conservado mejor los vestigios materiales del conflicto, particularmente los que pueden atribuirse a noviembre de 1936, y donde cabe esperar encontrar información distinta a la proporcionada por las fuentes al uso. 3.2. Casa de Campo: El comienzo olvidado de la Batalla de Madrid La Casa de Campo fue el primer campo de batalla global de la guerra civil española. Lo fue porque los combates tuvieron lugar aquí bajo la atenta mirada de reporteros y fotógrafos, algunos de la talla de Robert Capa. El testimonio verbal de periodistas y combatientes, unido al visual de los fotógrafos, dio la vuelta al mundo y continuó determinando la imagen de la batalla durante décadas. La mayor parte de los relatos, sin embargo, inciden en los enfrentamientos en torno al lago de la Casa de Campo y el vecino Puente de los Franceses. Al mismo tiempo que se luchaba en esta zona, también se combatía en el noroeste, en torno a la Casa de Vacas. De estos combates nada ha quedado en la memoria colectiva y muy poco en la documentación escrita.

Figura 2. Tramo excavado de la trinchera de Casa de Vacas.

en un artículo periodístico de Philipp Schuh2, jefe de la primera compañía del Batallón Edgar André: “Otra vez cambiamos de posiciones. Esta vez las ocupamos en la casa de Vacas de la Casa de Campo, por donde los fascistas atacaron con grandes masas de fuerza. Desde el amanecer hasta el anochecer no paró ni un solo momento el fuego de los morteros y de la artillería por encima de nuestras posiciones”. Según Schuh, la unidad luchó durante ocho días en el sector antes de retirarse.

Durante el trabajo previo de localización de espacios para la intervención arqueológica, identificamos un tramo de trinchera de unos 250 metros que partía de las ruinas de Casa de Vacas en el extremo noreste de la Casa de Campo, junto a la Carretera de Castilla. En la foto aérea del vuelo americano de 1945 y a partir de los restos perceptibles sobre el terreno, se observa que la fortificación original iba desde Casa de Vacas hasta la tapia de la Casa de Campo junto a la Puerta de Aravaca, lo que supone unos 700 metros de longitud. Por la forma y ubicación inferimos que la fortificación debía de ser republicana y por lo tanto relacionada con la Batalla de Madrid.

Nada más comenzar las prospecciones con detector de metales y la excavación de un tramo de trinchera de unos 30 metros de largo quedó en evidencia que los ocupantes de la zanja habían sido brigadistas internacionales. La inmensa mayoría de la munición localizada se correspondía al calibre 0,303, que es la disparada por los fusiles Enfield de origen británico. Los Enfield Pattern 1914 fueron algunas de las primeras armas que la República recibió de la Unión Soviética y con ellas se armó a los brigadistas, como se observa en las fotos del período tomadas en la Casa de Campo.

La intervención arqueológica demostró que acertamos con nuestra hipótesis inicial. No solo eso: verificamos que la trinchera fue escenario de fuertes combates durante noviembre de 1936, de los cuales apenas ha quedado constancia documental. Algunos documentos inéditos o poco conocidos hacen referencia a este ataque. Se trata de tres borradores de artículos periodísticos redactados por combatientes internacionales y que se encuentran en la actualidad en el archivo RGASPI. Desconocemos si se llegaron a publicar durante la guerra y si fue así en qué periódicos. En ellos se habla de la participación del Batallón Edgar André en la defensa de la zona noroeste de la Casa de Campo desde la madrugada del 8 al 9 de noviembre. La descripción más pormenorizada y la única de las descubiertas hasta ahora que menciona específicamente el topónimo de Casa de Vacas se encuentra

3.3. Excavación Excavamos un tramo de 30 metros de la trinchera de Casa de Vacas que comprende cinco puestos de tirador orientados al sudoeste, un abrigo en retaguardia y uno en el parapeto (figura 2). La trinchera de resistencia tiene forma ligeramente ondulada y escasos cambios de dirección, lo que la hace a priori bastante vulnerable. Sin embargo, los numerosos puestos de tirador y abrigos en El texto apareció originalmente en un periódico español desconocido durante la guerra. Posteriormente, fue publicado en alemán en la Sinn und Form: Beiträge zur Literatur, revista fundada en la República Democrática Alemana en 1949.

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Alfredo González–Ruibal et al. donde se situarían los soldados aminoraría el efecto de las explosiones. Los puestos de tirador tienen formas variadas: ultrasemicircular, trapezoidal y segmento de círculo. La profundidad conservada de la trinchera es de unos 80 cm, que se verían incrementados por el parapeto de tierra. El abrigo de retaguardia (Abrigo 1) es de planta rectangular paralelo a la trinchera y tiene acceso recto a esta. El abrigo de vanguardia (Abrigo 2) es también de planta rectangular (con esquinas redondeadas) y acceso recto, pero se sitúa en transversal, no en paralelo, a la trinchera (figura 3). Ambos refugios poseían techumbre de fibrocemento. Este es de dos tipos: gris y rojo. Al menos un fragmento de uralita gris del Abrigo 2 tenía un orificio causado por un disparo de 7 mm. Además aparecieron ladrillos reutilizados de la Casa de Vacas. En el tramo excavado se documentó también una trinchera de evacuación con un abrigo asociado. No se excavaron por la presencia de una arizónica, cuyas raíces, de hecho, dificultaron la excavación del tramo correspondiente de la trinchera de resistencia. No obstante, pudimos localizar en el punto de empalme de la zanja de evacuación y resistencia los restos de lo que podría ser el sistema de comunicaciones de la posición. Se trata de una estructura de varillas de hierro con malla metálica, numerosos ganchos de hierro y aislantes de porcelana junto a la que aparecieron restos de cable y alambre. En los abrigos apareció la mayor parte del material no militar. En el Abrigo 1 encontramos varias latas y fragmentos de vidrio. En este caso parece que existan dos niveles de uso (figura 4). En el más profundo encontramos varias latas abandonadas sobre el suelo, una marmita de cantimplora y cartuchos sin utilizar de 7 mm y de 7,92 mm (figura 5). En el nivel superior aparecieron restos de tres bidones de gasolina y un cubo con restos de asfalto. En la tierra del estrato se documentaron además trazas de petróleo. Esto nos llevó a considerar que el sitio pudiera haberse utilizado como letrina, en la que un bidón habría servido de retrete. Sin embargo, la presencia de varios bidones hace pensar más bien en un almacén. El asfalto pudo utilizarse como impermeabilizante, un recurso habitual en las trincheras de la Gran Guerra (Robertshaw y Kenyon 2008, 82–83). También encontramos en este nivel

Figura 4. Los dos niveles de uso del Abrigo 1: el superior con un fondo de bidón y el inferior con dos latas de conservas.

Figura 3. Abrigo 2, construido frente al parapeto. Una caja de munición de Mosin abierta sobre el suelo.

Figura 5. Cartuchos españoles de 7 mm y checos de 7,92 y marmita a la entrada del Abrigo 1.

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No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) cuatro botones de nácar de ropa interior y dos hebillas de cinturón. La abundante metralla encontrada en el interior del refugio hace pensar que pudo ser destruido o al menos dañado por una explosión de artillería.

más arriba y una espoleta de 45 mm perteneciente a un tanque soviético T–26. Esta espoleta puede estar relacionada con los combates por la Casa de Campo o con alguna acción posterior (como la Operación Garabitas de abril de 1937).

El abrigo 2 suministró varios elementos de vida cotidiana, como latas y dos cucharas. Una de estas era de aleación de plata de la Casa Meneses, proveedora oficial de la Casa Real. Puede que provenga de alguna de las dependencias de la Casa de Campo. Además, se documentó una caja de munición completa abierta y aplanada, quizá para reutilizar como material de construcción, así como un tapón de baquelita perteneciente a una lata de gasolina. También aquí se recogieron fragmentos de metralla. En el tramo correspondiente de trinchera documentamos munición de Enfield (guías y casquillos) y el guardamonte de una pistola.

En el Puesto de Tirador 3 apareció nuevamente munición de Enfield in situ y cuatro casquillos de pistola de 9 mm, indicativas de un asalto en este punto concreto de la trinchera. Los Puestos de Tirador 4 y 5 no fueron excavados por falta de tiempo. Sin embargo, en la prospección del parapeto inmediato encontramos dos cargadores intactos de Enfield con restos de cartuchera (figura 7) y en el suelo de la trinchera, varios clips de Enfield con sus correspondientes vainas disparadas (figura 8) y abundante munición de Mosin con huellas de percusión por arma

Por lo que respecta a los puestos de tirador, el que suministró una mayor cantidad de material fue el número 1, situado frente al Abrigo 1. En esta estructura recuperamos un gran número de casquillos y guías de peine de Enfield, una mira completa de este fusil, casquillos de y una guía de Mosin, restos de fibrocemento, vidrio y latas. En el tramo de trinchera correspondiente descubrimos una bota militar casi completa. Entre el Puesto de Tirador 1 y el Puesto de Tirador 2 apareció un hogar en una cubeta con hornacina excavados en la pared de vanguardia de la trinchera (figura 6). En la pared opuesta al hogar hay una cavidad (Estructura 1) también en la pared de la trinchera que debió servir para que un soldado se sentara frente al fuego. En el interior encontramos un trozo de canalón de cemento. Entre ambos puestos de tirador recogimos numerosa munición de Enfield y guías de peine in situ sobre el suelo de la trinchera, así como restos de una caja de munición. En el Puesto de Tirador 2 también recuperamos munición de Enfield (guías, casquillos, cartuchos), un cartucho de calibre 0,25 Browning perteneciente al arma personal de un brigadista, el sistema de telecomunicaciones mencionado

Figura 7. Cargador de Enfield con restos de cartuchera encontrado sobre el parapeto.

Figura 6. Hogar en una cubeta en el suelo de la trinchera, al lado del Puesto de Tirador 1.

Figura 8. Un cargador de Enfield con sus seis casquillos disparados sobre el suelo de la trinchera.

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Alfredo González–Ruibal et al. automática, lo que probablemente revele la posición de una Maxim. En esta misma zona documentamos una guía de peine de Enfield con sus cinco casquillos percutidos asociados. En términos generales, la fortificación presenta un aspecto muy similar a las de la Primera Guerra Mundial. El uso de puestos de tirador y refugios de vanguardia, por ejemplo, es muy poco habitual en las trincheras republicanas posteriores y el zigzag es más corriente que el trazado ondulado. Esto puede deberse a que varios de los miembros de la XI Brigada Internacional, como su comandante, Emilio Kléber, o el escritor Ludwig Renn, eran veteranos de la Gran Guerra. La trinchera, en todo caso, parece haber sido excavada a toda prisa y solo posteriormente mejorada con abrigos y puestos de tirador, lo cual es coherente con las circunstancias en las que se desarrolló el combate y con el testimonio de Schuh en el que señala que las fortificaciones se excavaban de noche.

Figura 10. Algunos de los materiales de prospección: 1. Balas impactadas de 7,62 soviéticas; 2. Cargador de Enfield; 3. Bala de Lebel; 4. Balas de 7 mm; 5. Bala de Vetterli.

3.4. Prospección con detector En paralelo a la excavación, se llevó a cabo una prospección con detector de metales que cubrió una zona de 125 metros de largo (NW–SE) por 20 metros de ancho (SW–NE) (figura 9). Durante la prospección aparecieron cerca de dos mil elementos, la gran mayoría balas y fragmentos de granadas de artillería o mortero que ofrecen una imagen elocuente de la intensidad de los combates. La distribución de la metralla y de las balas es relativamente homogénea. La mayor parte de las balas se corresponden con la munición de 7 mm disparada por marroquíes y legionarios (figura 10). También aparecen balas de 0,303 y de 7,62 Mosin disparadas desde la trinchera (7 y 16% del total de balas recogidas). Estas últimas aparecen con frecuencia muy deformadas por impacto, seguramente porque son el resultado de tiro rasante efectuado con ametralladora a muy corta distancia. Esto puede entenderse como evidencia de un asalto o varios que forzaron a los defensores de la zanja a tirar a corta distancia. Existen pruebas más elocuentes, si cabe, de estos golpes de mano.

Figura 11. Granada Quinto Regimiento que no detonó, encontrada en prospección.

Dichas pruebas se han recogido en dos puntos concretamente de la zona de prospección, que se corresponden a grandes rasgos con las zonas adyacentes al Puesto de Tirador 5 y al Abrigo 1. En la primera de las zonas se documentaron varios restos de granadas del Quinto Regimiento (figura 11), un contrapeso de FAI y fragmentos de Lafitte y tonelete, empleadas estas últimas por los sublevados, así como balas de pistola. Todo ello es claramente indicativo de un intento de tomar la trinchera al asalto. En la segunda de las zonas apareció sobre el parapeto un fragmento de granada FAI y a veinte metros al sudoeste una granada Quinto Regimiento completa que no hizo explosión. Se realizó además una exploración preliminar de toda la zona situada entre la trinchera y las vías del tren para identificar los puntos desde los que se lanzaron los ataques sublevados. La aparición de munición de 7 mm y restos de granada del Quinto Regimiento a lo largo del parapeto de la zanja del ferrocarril indica que los legionarios y regulares debían encontrarse refugiados en este punto. Seguramente bajaron desde Garabitas y cruzaron la vía por el único puente existente en este sector, que se encuentra a 400 metros lineales de las trincheras excavadas.

Figura 9. Hallazgos registrados durante la prospección del entorno de la trinchera.

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No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) 3.5. La evidencia del combate: munición y armamento

cuerpos de tres brigadistas exhumados en una fosa de la Casa de Campo en los años 80 apareció munición de este calibre y procedencia: los marcajes son SB 1936 VII, lo que quiere decir que pueden pertenecer al mismo lote. La columna Enciso, que operó en la zona, contaba para el 13 de noviembre con 460 Máuseres de 7,92 mm (Vicente 2016: 6325–6341). Los cartuchos y casquillos percutidos de 7 mm son de la Fábrica Nacional de Toledo y, sobre todo, Pirotécnica Sevillana. Dos vainas están datadas en 1937, el resto (N=31) tienen fechas comprendidas entre 1920 a 1935. Sin embargo, se han recuperado varias guías de peine y balas mexicanas, algunas con el marcaje FNC (Fábrica Nacional de Cuernavaca). 20 millones de cartuchos de Máuser mexicano llegaron a España en agosto de 1936 (Howson 2000: 232).

En total aparecieron 384 guías de peine, 242 casquillos y 188 balas en la prospección y excavación. El número relativamente bajo de vainas se explica por las labores de reciclado de guerra y chatarreo de posguerra. Las balas con ser abundantes, no lo son tanto en relación a la munición saliente. Esto puede interpretarse como evidencia de asaltos concretos, más que de fuego continuado de desgaste, que habría dejado un número muy superior de proyectiles. Con los datos actuales, parece que desde la trinchera se efectuaron 10 veces más disparos de los que se recibieron. Esto podría indicar un fuego más indiscriminado por parte de los brigadistas, frente a tiros selectos y golpes de mano por parte franquista. La munición recuperada en la Casa de Vacas se corresponde con los siguientes tipos:

La aparición de una bala de Vetterli solo puede relacionarse con su uso por parte de los republicanos al comienzo de la guerra. En este caso, sin embargo, la ausencia de vainas en la trinchera o alrededores nos lleva a pensar que esta arma arcaica pudo ser usada por las milicias que combatieron en el entorno en noviembre de 1936, como las tropas de la CNT o la Columna Enciso. Esta última contaba con 58 fusiles descritos como de “11 mm (italianos)” (Vicente 2016: 6325–6341), es decir, Vetterli Vitali. Dada la escasa dotación de cartuchos de que disponían estas armas –185 (Howson 2000: 194)– su uso debió limitarse a las dos primeras semanas de combate en Madrid.

– 7x57 mm Máuser mexicano (fusil Máuser y ametralladora Hotchkiss). – 7x57 mm Máuser español (fusil Máuser y ametralladora Hotchkiss). – 7,92x57 mm Máuser alemán (fusil Máuser G98, munición checa). – 7,62x54 mm Mosin Nagant (ametralladora Maxim y Winchester M1895). – 0,303 Enfield (fusil Enfield Pattern 1914 y ametralladora Lewis). – 8x50 mm Mannlicher (fusil Mannlicher mod. 1888/93). – 8x50 mm Lebel (fusil Lebel M1886, ¿ametralladora Chauchat?). – 10,4 mm (fusil Vetterli Vitali M1870). – 9 mm corto (pistola). – 0.25 Browning (pistola).

La bala de Mannlicher de 8 mm también habrá que atribuirla a republicanos, pero probablemente no a los que ocupaban la trinchera de Casa de Vacas, pues tampoco se han recogido casquillos de esta arma. Y otro tanto puede afirmarse de la bala de Lebel. Esta pudo ser disparadas tanto por un fusil Lebel como por la ametralladora Chauchat. 400 de esta última llegaron con los primeros cargamentos soviéticos (Howson 2000: 194–195). La Columna Enciso disponía de seis ametralladoras de 8 mm (Vicente 2016: 6325–6341). Delante del parapeto, además, apareció una pata de bípode de fusil ametrallador pintado verde oliva.

La diversidad de munición es característica de los campos de batalla de inicio de la Guerra Civil y particularmente del bando republicano. En este caso, por lo que se refiere a los fusiles la gran mayoría de los brigadistas estaban armados con Enfield, pues la munición de 0,303 es mayoritaria con mucho. Todos los casquillos (N=133, 55% del total) tienen marcaje US 16 VII o US 15 VII, lo que indica que pertenecen a un mismo lote de munición. La única excepción es una vaina con la inscripción KN 1917 VII y un cartucho marcado KN 1916 VII. Los primeros provienen de la fábrica de Lowell en Massachusetts, EEUU, y los segundos probablemente de Kings Norton Metal, Kent, Reino Unido. 21.000 Enfield y 29 millones de cartuchos de 0,303 llegaron a Cartagena el 21 de octubre de 1936 (Howson 2000: 379). Sin embargo, la presencia de cartuchos y casquillos percutidos de 7 mm y 7,92 mm implica que al menos máuseres de estos dos calibres estaban siendo usados por los republicanos. La munición de 7,92 tiene marcajes checos (SB 1936 VII y SB 1935 X), de la fábrica de Sellier y Bellot, cerca de Praga. Aunque las armas checas llegaron sobre todo en momentos posteriores, algunas lo hicieron vía Polonia en semanas anteriores a la Batalla de Madrid, lo que explicaría su presencia en la trinchera. De hecho, con los

La munición de 7,62x54 pertenece en su mayor parte a arma automática, seguramente Maxim (esta aparece en varias fotografías en manos de internacionales). Sin embargo, también es necesario tener en cuenta que el fusil de repetición Winchester M1895 se fabricó para poder disparar cartuchos de Mosin en la Rusia zarista. Cerca de 100.000 fusiles fueron producidos en el país y muchos de ellos llegaron a España con los primeros cargamentos de armas soviéticos, pues eran armas obsoletas. El Winchester ruso se alimentaba con el mismo cargador que el Mosin. Esto explicaría la aparición de una guía de peine de este rifle en el Puesto de Tirador 1. Sabemos que los hombres de Durruti llegaron armados con Winchester (Radosh et al. 2001: 82) y de hecho, se puede ver combatiendo a milicianos anarquistas con esta arma en algunas fotos tomadas en Madrid en noviembre de 19363. 3

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AGA, F, 04046, 53891, 001, 01.

Alfredo González–Ruibal et al. A los franquistas hay que atribuir básicamente las balas de 7 mm que aparecen en número muy elevado frente a la trinchera. De las 188 balas recuperadas en prospección y excavación, el 60% pertenece al calibre 7 mm empleado por el Máuser español y la ametralladora Hotchkiss. Por lo que se refiere a las armas automáticas usadas por los defensores de la trinchera, el calibre 0,303 era el del fusil ametrallador Lewis, que sabemos por imágenes de la Batalla de Madrid y documentación de archivo que estaban siendo usadas por los brigadistas, en concreto el batallón Edgar André. Algunos casquillos de 0,303 muestran el impacto profundo característico del arma automática. El Edgar André sabemos que disponía de ametralladoras Maxim4. A estas podría atribuirse la munición de 7,62x54 (60 casquillos, 25% del total), dado que los Mosin Nagant no llegarían hasta enero de 1937.

Figura 12. Proyectil de 105 mm encontrado en prospección.

fue disparado desde las líneas sublevadas. Encontramos además en prospección una única bola de plomo de un proyectil metrallero. 3.6. Interpretación

La ausencia de cargadores de Mosin (un solo ejemplar) y el hecho de que varios de los casquillos percutidos tengan la percusión profunda y la muesca vertical en el culote característicos de haber sido disparados por arma automática corroboran la idea de que la munición se empleó en ametralladoras, no en fusiles, y por tanto pertenece mayoritariamente a noviembre de 1936.

En Casa de Vacas hemos podido distinguir la presencia de tres grupos distintos de combatientes durante la Guerra Civil. Un grupo es el que relacionamos con milicianos de la Columna Enciso y la CNT, y al que se puede asociar la bala de Vetterli Vitali, quizá la munición de 8 mm Lebel y Mannlicher y alguna de la munición de Mosin, así como la guía de este rifle. Las granadas Quinto Regimiento y FAI también encajan bien con estos contingentes. Según las órdenes de operaciones republicanas, la Columna Enciso estaba desplegada entre Casa de Vacas y el Puente de San Fernando el 9 de noviembre de 1936, mientras que la CNT se encontraba en la zona el 13 de noviembre5, pues se le asigna Casa de Vacas como punto de partida en una gran maniobra contraofensiva. La Columna Enciso, además, atacó Casa Quemada en la Casa de Campo desde la zona que estudiamos el día 21 de noviembre con numerosas bajas y sin éxito6. El segundo grupo de combatientes se corresponde con los brigadistas internacionales que mantuvieron la posición de Casa de Vacas durante ocho días. Ellos fueron los que emplearon y probablemente construyeron la trinchera. Es posible que la presencia de los internacionales y las tropas españolas coincidiera en el tiempo en algún momento. El tercer grupo tiene que ver con la ocupación franquista de la zona en que se ubica la trinchera. Esta fue esporádica, lo que explica que se hayan preservado in situ las trazas de combate de noviembre de 1936. Todo el material tardío (dos casquillos datados en 1937 y una guía de Mosin) apareció en el abrigo 1 y el tramo de trinchera asociado. En el resto de la fortificación excavada no se han registrado restos inequívocamente atribuibles al período posterior a noviembre de 1936.

La mejor evidencia de la intensidad de los combates, en cualquier caso, no son las balas y casquillos, sino las 384 guías de peine, de las cuales el 87% pertenece al fusil Enfield; el resto son de Máuser. Ha aparecido también un único cargador de Mosin, que se corresponde con una frecuentación posterior de la trinchera. Como indicamos, en las prospecciones aparecieron restos de diversas granadas. Al bando republicano pertenecen las Quinto Regimiento y las FAI. Las primeras son las más abundantes, pues aparecieron fragmentos de una decena de individuos, por lo general tornillos. De las FAI contamos con un número mínimo de dos ejemplares. Los sublevados emplearon granadas de tonelete, la bomba de mano reglamentaria del ejército español, y Lafitte. Las posiciones republicanas fueron batidas, además, con mortero Valero de 81 y 50 mm. Fragmentos del primero aparecieron en prospección y del segundo en la trinchera. A los republicanos habrá que atribuir probablemente una cola de Stokes recogida al sudoeste de las ruinas de la Casa de Vacas. 44.000 granadas Stokes llegaron en septiembre de 1936 a territorio republicano (Howson 2000: 394). Ya hemos señalado la aparición de un elevado número de fragmentos de proyectiles de artillería. Aquellos que son identificables se corresponden con granadas de 105 y 155 mm. También aparecieron dos espoletas francesas utilizadas en proyectiles de diversos calibres. El hallazgo más notable por lo que artillería se refiere es una granada de 105 mm armada con espoleta francesa que no hizo explosión y que localizamos durante la prospección con detector a 30 metros frente a la trinchera republicana (figura 12). La orientación del proyectil indica claramente que 4

Los restos arqueológicos corroboran que esta posición fue ocupada por brigadistas internacionales en noviembre de 1936, que estaban armados de forma considerablemente homogénea (fusiles Enfield y ametralladoras Maxim), 5 Orden de operaciones nº 3 para el día 9 de noviembre de 1936 y Orden de operaciones nº 6 para el íia 13 de noviembre de 1936. Servicio Histórico Militar, 953, 8. 6 AGMAV, 97, 966, 8, 2.

AGMAV, 77, 1266, 3, 1.

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No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) y que mantuvieron una fuerte resistencia que permitió conservar la posición durante un largo período de tiempo– en términos de la duración de la Batalla de Madrid. Muestra de ello es el elevado grado de construcción de la trinchera, que no refleja un uso efímero, y la gran cantidad de restos de combate. El hecho de que se realizaran importantes esfuerzos por mantener la posición puede atribuirse al carácter estratégico de este sector. En primer lugar, si se perdía Casa de Vacas, se perdería previsiblemente la carretera de Castilla y el Cerro del Águila. Esta última es una posición privilegiada que controla visualmente todo el sector de la Ciudad Universitaria, Dehesa de la Villa, El Pardo, Cuesta de las Perdices y Moncloa. Además, Casa de Vacas está situada inmediatamente al sur del Puente de San Fernando, con el Puente de los Franceses uno de los puntos claves para cruzar el Manzanares.

más que por documentación producida en el momento de la lucha o inmediatamente después. Esta última se encuentra en el archivo RGASPI que solo recientemente se ha hecho accesible a los investigadores. Es en este archivo donde hemos encontrado los escasos documentos que hacen referencia a los enfrentamientos en torno a Casa de Vacas. 3.7. Ciudad Universitaria: Un ataque desconocido que pudo cambiar la historia Sobre los combates en la Ciudad Universitaria a mediados de noviembre se ha escrito mucho –la síntesis más completa, al menos por lo que se refiere al bando sublevado, es la reciente de Calvo (2012). Contamos con numerosos testimonios de protagonistas, periodistas, políticos y escritores y un relativamente nutrido corpus fotográfico. El caso es que, como ya indicamos, la evolución de los combates es bien conocida en el Hospital Clínico o la Casa de Velázquez, pero en la periferia de la Ciudad Universitaria el panorama es mucho más confuso y muy poco preciso. Así, sabemos que se combate en la zona del Puente de San Fernando y Puerta de Hierro. La lucha debía ser importante, porque en la zona se despliegan en distintos momentos los batallones Garibaldi, Edgar André y Dombrowski entre el día 17 y el 19 de noviembre (Renn 2016: 196)7. Pero es poco lo que sabemos sobre cómo se desarrollan los combates. Y a decir verdad, también es poco lo que sabemos del dónde. Así como la facultad de Filosofía o el Puente de los Franceses son localizaciones por lo general precisas, cuando se trata de zonas marginales del combate se confunden más fácilmente los puntos propiamente dichos (el puente o la puerta) con el sector más amplio al que dan nombre. Así, la impresión que se colige de las escasas referencias disponibles es que el enemigo queda fijado en la otra orilla del Manzanares gracias a la presión republicana desde el Puente de San Fernando–Puerta de Hierro. Nuestras investigaciones, sin embargo, han demostrado que el frente de la Universitaria, en estos momentos de la guerra, era mucho más fluido y permeable de lo que se piensa. Nuestra intervención arqueológica se desarrolló en tres líneas: prospección sistemática con detector, sondeos en una trinchera de resistencia y excavación en área de un abrigo de tropa con su trinchera de acceso.

Aclarada la importancia estratégica de Casa de Vacas, cabe ahora preguntarse su olvido en los partes, la documentación militar en general y la posterior historiografía. Las razones son variadas: 1) Los que defendieron esta posición eran centroeuropeos en una de sus primeras misiones de combate. La memoria de la lucha en Casa de Vacas quedó sepultada por hechos posteriores que se entendieron como más decisivos o a los que la prensa, los testimonios y los historiadores han otorgado más relevancia, como la defensa de la Ciudad Universitaria. 2) El foco de la atención durante la Batalla de Madrid se puso en el sector comprendido entre la Ciudad Universitaria y el Puente de los Franceses, pues es ahí donde el ataque pareció poner en jaque la defensa republicana de la capital. Los márgenes de este sector han pasado, por tanto desapercibidos, pese a que tuvieran un alto valor estratégico en determinados momentos. 3) Es necesario tener en cuenta lo que supuso para los internacionales ser llevados al frente de madrugada, en una zona desconocida, en medio del combate. La confusión se transmite en los escasos textos conservados sobre la lucha en Casa de Vacas, en los que existe disparidad de opiniones sobre los movimientos, las zonas por las que se avanza y los objetivos logrados. Existen errores importantes en las localidades mencionadas. El brigadista Wilhelm al que nos referimos más arriba, por ejemplo, menciona que el batallón Edgar André tomó un pueblo llamado Bombilla –confusión con el Parque de la Bombilla. No obstante, toda la Batalla de Madrid se desarrolló en un clima de extraordinaria confusión. La documentación producida en el momento es fragmentaria y casi siempre ambigua. No es fácil saber cómo era el despliegue de las distintas unidades ni si estas estaban cumpliendo con los objetivos encomendados. A los mandos les llegaba durante los combates una información sin duda parcial y con frecuencia desordenada e incorrecta.

3.8. Excavación Se llevaron a cabo sondeos en dos sectores. El Sector 2 se corresponde con una trinchera de resistencia paralela a aquella en la que se intervino en 2008 (figura 13). En este caso se trata de una fortificación probablemente excavada en una elevación orientada hacia el Manzanares a finales de 1937, pues en el cerro en que se ubica aparece una trinchera en un plano datado en diciembre de 1937. La forma no es igual a la que estudiamos, pero es posible que se deba a la inexactitud del plano. En cualquier caso, esta zanja es anterior a la que investigamos en 2008, situada

4) Los combates en los que participaron brigadistas en la Batalla de Madrid se conocen sobre todo por memorias,

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Gracias a Ricardo Castellano Ruiz de la Torre por la referencia.

Alfredo González–Ruibal et al.

Figura 13. Mapa de las trincheras del extrema NW del campus a partir del realizado tras acabar la contienda. A: Trinchera intervenida en 2008; B: Trinchera intervenida en 2016. La flecha indica el abrigo excavado.

Se practicaron aquí dos sondeos, uno en la parte central de la trinchera, cerca de la cima de la elevación, y otra en la parte más baja, junto a la trinchera de comunicación, en lo que parecía un puesto para ametralladoras. Los sondeos suministraron muy escaso material: algo de munición de Mosin Nagant y, en el caso del sondeo superior, restos de botellas de vino y latas. La conservación de la trinchera es excelente. Se preserva prácticamente la profundidad original, debido a que los parapetos no fueron deshechos al acabar la guerra y utilizados para colmatar las zanjas. En su punto más profundo la trinchera alcanza en la actualidad 1’60 m de profundidad, sin contar la altura del parapeto. La colmatación es potente debido a las capas de aluvión procedentes de la acción de la lluvia en la ladera del espolón. El otro punto en que se intervino es en una trinchera de evacuación con un abrigo asociado (Sector 1). Este sector comunicaba originalmente con la trinchera de resistencia mencionada. La excavación en área del abrigo suministró datos más interesantes, aunque de compleja interpretación. Frente a lo que pensábamos en un momento, tanto la trinchera como el refugio resultaron hallarse fuertemente colmatados. En el abrigo se registró una potencia de cerca de dos metros de depósito, mientras que en la trinchera de comunicación de la vaguada, por la que discurrió un torrente al acabar la guerra, el relleno alcanza 1,70 m (figura 15). Uno de los aspectos más sorprendentes registrados durante la excavación fue la existencia de dos niveles de

Figura 14. Trinchera del campus antes de la excavación.

inmediatamente en frente, y que debió realizarse a finales de 1938 si no más tarde. La trinchera se extiende a lo largo de unos trescientos metros y discurre entre dos vaguadas (figura 14). Por la vaguada situada más al sur se trazó una trinchera de comunicación conectada a la de resistencia. Esta última cuenta con zigzags bien marcados, puestos de tirador y ametralladora que cubren el frente y las vaguadas laterales y una berma trasera para aminorar el impacto de las explosiones que pudieran detonar a espaldas de la zanja. 42

No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936)

Figura 15. Trinchera de comunicación colmatada por aluviones en el Sector 1 de la Ciudad Universitaria.

Figura 16. Estructura en forma de flecha sellada por un abrigo de tropa en el Sector 1.

construcción. El nivel más antiguo es el más llamativo: se trata de una estructura negativa con forma de flecha (figura 16). En su interior aparecieron algunos casquillos y un crucifijo de bronce con remates en flor de lis (figura 17). Posteriormente, el espacio se colmató con tierra, piedra y basura (vidrios, latas) y sobre ella se realizó un refugio convencional con acceso acodado (figura 18). No sabemos cuál es la función del primer abrigo. Podría ser una señal para indicar la posición del frente a los aviadores, pues apunta hacia el enemigo, pero la forma de flecha es difícil que pudiera discernirse bien desde un caza. En la trinchera de comunicación también se aprecia perfectamente una corrección del trazado. En la unidad estratigráfica de relleno de esta zanja más antigua aparecieron cartuchos sin disparar de Mosin Nagant, algunos de ellos en perfecto estado, lo que dataría el sellado de esta estructura después de finales de enero de 1937, que es cuando llegan los rifles soviéticos a España.

Figura 17. Crucifijo en el suelo del abrigo del Sector 1.

Los materiales que aparecieron en este sector son los habituales: munición, latas y vidrios. Se documentaron además dos cinceles en niveles superficiales, pero probablemente relacionados con la Guerra Civil. Las latas están en muy mal estado, pero predominan con mucho las de sardinas, seguidas de las de atún. Los vidrios pertenecen en su mayor parte a botellas de vino y otras bebidas alcohólicas. El refugio fue reutilizado al menos en dos

ocasiones en la posguerra: una en los años 40–50 y, una segunda, en los 80 e inicios de los 90. Al primer período corresponden numerosas botellas de alcohol (vino, anís, cerveza), latas y una moneda de Franco datada en 1947. Resulta llamativo el número relativamente elevado de casquillos y cartuchos encontrados en la excavación para 43

Alfredo González–Ruibal et al. Popular había alcanzado una notable uniformización para el final de la guerra e incluso en frentes secundarios y en calma como el de Madrid la tropa estaba armada con fusiles Mosin y armas automáticas soviéticas. La estandarización de calibre verificada en los sondeos, además, lleva a pensar que la munición de 0,303 localizada durante las excavaciones de 2008 debe relacionarse con los combates de noviembre de 1936 más que con las trincheras construidas muchos meses después. De hecho, en los suelos de ocupación tan solo se recuperaron casquillos y cartuchos de Mosin (González–Ruibal et al. 2008). 3.9. Prospección con detector La prospección se llevó a cabo en el área comprendida entre la trinchera de resistencia (Sector 2), la trinchera de evacuación (Sector 1) y la cima de la loma en donde se ubican las fortificaciones, así como en la zona de vanguardia de la trinchera de resistencia (Zonas 1–2–3) (figura 20). Asimismo, se realizó una prospección en el límite del campus que corre en paralelo a la carretera de A Coruña (Zona 4), en un área en la que existe un abrigo de tropa, una posible trinchera de comunicación o resistencia y un parapeto. En la prospección se documentaron gran cantidad de munición difícil de datar dentro de la Guerra Civil (figura 21), pues puede ser el resultado de los combates de noviembre de 1936, de los enfrentamientos en torno a la carretera de A Coruña que tuvieron lugar entre diciembre de ese año y enero de 1937 o de la guerra de desgaste que se impuso desde esa fecha en adelante. La gran mayoría de los hallazgos se corresponden con balas de 7 mm de punta redondeada, de las que se han recuperado 107 ejemplares (N=6 en la zona Zona 4, el resto en las Zonas 1–2–3), en su mayor parte con huellas del ánima del fusil o ametralladora que las disparó. Las señales de impacto son escasas y muy pocas balas se encuentran deformadas o rotas (N=7 de 107), lo que contrasta con otros contextos bélicos que hemos estudiado donde predominan las camisas abiertas en flor y los proyectiles totalmente deformados. Esto es así en este caso por la lejanía entre las líneas republicanas y las franquistas. Las posiciones sublevadas más cercanas en Cerro del Águila se encuentran a unos 1,600 metros lineales de la zona prospectada. En menor número aparecen balas de 7,92 mm alemanas (N=14), de 8 mm Lebel (N=10), de 7,62 mm Mosin Nagant (N=10), de 7 mm apuntadas con camisa de hierro (N=9), de 0,303 Enfield (N=29), de 9 mm largo (N=1) y de 10,4 mm Vetterli (N=1). Sobre los tres últimos tipos volveremos más adelante. Tan solo se documentaron dos vainas en superficie, ambas de Mosin y disparadas. Aparecieron junto al abrigo de la Zona 4. La ausencia de casquillos y cartuchos obedece a las labores de chatarreo de posguerra, ya verificadas durante la campaña de 2008 (González–Ruibal et al. 2010: 137).

Figura 18. Acceso acodado al abrigo del Sector 1 con caja de munición y cartuchos in situ sobre el suelo.

Figura 19. Caja de munición de Mosin reventada y cartuchos y casquillos asociados.

lo que es la Ciudad Universitaria, donde se procedió a un reciclado intensivo del material bélico durante y después de la guerra. En el sector del abrigo recogimos 17 cartuchos y 37 casquillos, todos de Mosin. Varios de ellos se encontraban asociados a una caja de munición a la que alguien debió disparar o prender fuego al acabar la guerra, porque está perforada por disparos (figura 19). La homogeneidad de la munición indica que el Ejército

Se registraron 77 fragmentos de metralla entre la prospección (mayoría), lo cual es una densidad baja, dada la superficie estudiada. Los fragmentos además son de pequeño tamaño, lo que indica que seguramente 44

No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936)

Figura 20. Zona prospectada con detector y hallazgos en la Ciudad Universitaria. La línea de puntos marca la zona principal de hallazgos relacionables con los combates de mediados de noviembre de 1936.

Figura 22. Dos espoletas de 88 mm alemanas (izquierda) y un capuchón aerodinámico de un antiaéreo de 76,2 mm soviético.

sabemos por la documentación disponible. La artillería en Madrid, después de enero de 1937, actuó de forma regular pero con baja intensidad. Los hallazgos más significativos en el terreno de la artillería se corresponden con la defensa antiaérea de ambos bandos: nos encontramos dos espoletas del Flak 18 alemán de 88 mm y una punta aerodinámica del cañón soviético de 76,2 mm (figura 22). Estas piezas son testimonio de los combates aéreos sobre Madrid y muy probablemente pueden datarse entre noviembre de 1936 y enero de 1937, que es cuando la aviación desempeñó un papel más destacado. Posteriormente, los bombarderos franquistas abandonaron la capital para dirigirse a frentes más estratégicos y la labor de hostigamiento quedó en manos de la artillería.

Figura 21. Balas localizadas durante la prospección con detector en la Ciudad Universitaria.

los proyectiles impactaron a cierta distancia del área prospectada. Estos patrones son consistentes con los documentados en la primera campaña (González–Ruibal et al. 2010: 138). Son indicativos de que la zona no fue apenas batida por la artillería, lo cual coincide con lo que 45

Alfredo González–Ruibal et al. zona en noviembre de 1936 (González–Ruibal et al. 2008: 128, 137–139). La aparición de nuevos restos casi medio kilómetro hacia el este no solo confirma la existencia de combates cara a cara en la zona, sino que sitúan un ataque sublevado a las puertas mismas de la Dehesa de la Villa.

Entre los materiales no bélicos se pueden mencionar ocho abridores de lata de sardinas, fragmentos de botellas de vidrio (en ambos casos se puede tratar de restos de guerra o de inmediata posguerra), unas tijeras médicas y monedas de la dictadura datadas en los años 50 y 60. El hallazgo más sorprendente es un botón de uniforme de la marina perteneciente a un chaquetón, seguramente de la armada republicana.

3.10. Interpretación Son numerosas las referencias a combates en el sector Puente de San Fernando–Puerta de Hierro. Sin embargo, al contrario de lo que sucede en la zona central del campus, las menciones son extremadamente breves. Solo podemos saber que había unidades combatiendo allí, pero no sabemos cómo se desarrollaron los combates ni dónde exactamente. El batallón Edgar André se encontraba en la zona los días 17 y 18 de noviembre y el Dombrowski el día 19. La misión del primero era tratar de enlazar con el Puente de los Franceses, cosa que no lograron, la del segundo, parar el asalto sobre el Puente de San Fernando, que sí se consiguió. La impresión que se obtiene de las repetidas menciones al puente sobre el Manzanares es que la lucha tuvo lugar fundamentalmente junto al río.

Los restos más importantes documentados en la prospección, por lo que pueden cambiar la historia de la Batalla de Madrid, aparecieron al norte de la Zona 1 (donde se encuentra en el abrigo de tropa que excavamos), cerca de la cima de la elevación y en la parte superior de la ladera meridional. La mayor parte de las balas de 0,303 aparecieron aquí (figura 23), alguna de ellas deformada por impacto, en la misma zona encontramos la bala de Vetterli, una bala de 9 mm largo, un cartucho de 9 mm, una guía de peine de Enfield, dos chapas de granada Lafitte (figura 24) y una cola y un fragmento de espoleta de mortero Valero de 50 mm. La munición de pistola, las granadas y los Valeros son indicativos de combate a corta distancia. La guía de Enfield nos indica que había brigadistas disparando desde esta posición. Ya en la campaña de 2008 habían aparecido trozos de granada de mano en el entorno de la trinchera excavada en ese momento. También entonces documentamos munición de Vetterli (casquillos y balas) y de Remington (casquillos) que revelaban la presencia de tiradores republicanos en la

Los materiales documentados en la prospección de la Ciudad Universitaria cambian esta imagen y ayudan a precisarla. La zona donde aparecen se encuentra a un kilómetro en línea recta del Manzanares, en dirección a la Dehesa de la Villa. Parece que los sublevados realizaron un intento de penetración hacia Tetuán por la carretera de la Dehesa. De haber sido exitoso, habrían llegado quizá al barrio, pues esta zona de Madrid carecía de las defensas de otros sectores afectados por el ataque franquista. No sabemos si se trataba de un intento serio por alcanzar la ciudad o una diversión respecto al ataque principal por la Ciudad Universitaria. Lo primero parece más plausible: es evidente que el mando republicano consideró este sector de vital importancia entre los días 16 y 19 de noviembre de 1936, probablemente más que el del Parque del Oeste. Así se colige del hecho de que Miaja y Rojo situaran a brigadas mixtas y milicianos entre el Puente de los Franceses y el Clínico (que pronto demostrarían su escaso espíritu combativo) y en cambio enviaran a la XI y XII Internacionales al Puente de San Fernando. La madrugada del 16 de noviembre Kléber fijó su cuartel general en el Club de Puerta de Hierro. El miedo a que Varela llegara a Cuatro Caminos por la Dehesa de la Villa debía de ser muy real (Montoliú 2000: 207).

Figura 23. Balas de 0,303 mm localizadas en prospección y que pueden atribuirse a los combates de noviembre de 1936.

El día 16 de noviembre Miaja ordena trasladar a la XI BI al sector del palacete de la Moncloa y los interbrigadistas actúan “entre la Ciudad Universitaria y el río” (Castells 2006: 110). Sabemos que este ataque fue detenido y, gracias a la arqueología, sabemos exactamente dónde y cómo. Fueron los internacionales los que cortaron el avance: emplearon fundamentalmente fusiles Enfield, pero también viejos Vetterli y Remington. El fuego de fusil se efectuó desde la meseta donde se sitúa la Facultad de Filosofía y Letras en dirección a la carretera de la Dehesa de la Villa (el día 17 ocupada por el Commune de Paris). También desde ahí debieron de dispararse las granadas de

Figura 24. Chapas de granadas Lafitte, la de la izquierda con el símbolo de artillería.

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No pasaron: Arqueología de la Batalla De Madrid (8–23 de Noviembre de 1936) mortero Valero de 50 mm, que tiene un alcance efectivo de unos 600 metros. Una vez fijado el enemigo en el terreno, los brigadistas debieron avanzar sobre la posición, maniobra a la que seguiría un ataque con granadas de mano, pistola y fusiles entre la elevación donde realizamos las prospecciones y la Puerta de Hierro, pues en toda esta zona aparecen trazas de combate típicas de noviembre de 1936. Los legionarios y regulares fueron rechazados y acabaron retirándose más allá del Manzanares.

imprecisas, cuando no erróneas. A ello es necesario añadir una cuestión importante que apunta Andreu Castells (2006, nota 11) respecto a los brigadistas. Este autor afirma que “Rastrear los primeros combates de los interbrigadistas supone penetrar en una zona bastante confusa, tanto si se exhuma la documentación existente en el Servicio Histórico Militar (ya realizado por Martínez Bande), como si se toman en consideración otras fuentes, incluso las de la prensa del momento (...) El problema es que por encima del mando mencionado existía otro superior dirigido por el grupo soviético Pávlov–Kolstov–Goriev. De este mando soviético, uno de los puntales más firmes de la defensa de Madrid, no existen datos demasiado concretos, porque siempre actuó amparado en las sombras”. Son estas y otras sombras las que la arqueología puede contribuir a disipar con nuevos datos.

3.11. Conclusiones La historia que ha sacado a la luz nuestro proyecto arqueológico difiere del relato consagrado sobre la Batalla de Madrid. Introduce nuevos escenarios en el relato y acciones desconocidas o poco conocidas. Naturalmente, la historia de la batalla a grandes rasgos no ha cambiado, ni era previsible que lo hiciera. Sin embargo, al introducir nuevos espacios y acciones, la arqueología ayuda a enriquecer y completar la historia. También a imaginar otras historias posibles: ¿Qué hubiera pasado si el asalto por la Dehesa de la Villa no lo hubieran parado los brigadistas? Al mismo tiempo, la arqueología ofrece un relato de las acciones militares distinto al de los partes militares, esquemáticos y con frecuencia confusos, y de los soldados protagonistas, necesariamente caóticos y parciales. Es una perspectiva más cercana a la experiencia real que los soldados tuvieron del combate y al mismo tiempo más analítica a media escala (la que se ubica entre la acción individual del combatiente y la visión estratégica de los mandos).

Agradecimientos Este proyecto se financia fundamentalmente a través de una escuela de trabajo del Institute for Field Research y de voluntarios británicos. Agradecemos a los estudiantes y voluntarios tanto su aportación económica como su entusiasmo por el proyecto. Otras fuentes de financiación han sido aportadas por la Universidad de Nottingham (gracias a las gestiones de Gareth Stokey), la Universidad del País Vasco (GPAC) y el proyecto NEARCH: New Scenarios for a Community Oriented Archaeology, de la Unión Europea. Este proyecto se ha beneficiado del apoyo, la colaboración y la simpatía de la siguientes personas: Julián Dueñas, Sergio Escribano, Víctor Manuel Fernández Martínez, Francisco Ferrándiz, Randall McGuire, Álvaro Minguito, Jorge Morín de Pablos, Pilar Mena, Andrés Pérez, Amalia Pérez–Juez, Óscar Rodríguez, Enrique Rodríguez García, Luis Ríos, Ángel Sáenz y colegas recreadores, Eloy Santos Cañas, Emilio Silva, Gareth Stokey y Alicia Torija. Gracias en particular a todos los alumnos de la Universidad Complutense que han participado en los trabajos de campo.

Quizá lo más significativo de la aportación arqueológica radica en haber revelado que la narrativa estándar de la Batalla de Madrid se ha transmitido sin apenas variantes casi desde la misma Guerra Civil. Muchos autores han recurrido a memorias y noticias periodísticas de la época que ofrecen una visión subjetiva y parcial (Reverte 2004; Kurzman 2006). Sin embargo, el uso de los partes de guerra y otra información producida por los militares de uno y otro bando tampoco suministran una perspectiva radicalmente distinta de la batalla (Martínez Bande 1982, Vicente 2014, 2016). El relato de la Batalla de Madrid sigue siendo fragmentario, esquemático y con frecuencia confuso. La reciente recopilación de documentos del archivo del Ministerio de Defensa de Manuel de Vicente (2014, 2016) concluye que los internacionales tuvieron un papel irrelevante en la Batalla de Madrid. La arqueología demuestra que al menos en dos puntos su participación fue crucial. Las memorias de brigadistas y documentos de RGASPI que comienzan a salir a la luz corroboran esta perspectiva.

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En parte, la confusa narrativa de la batalla se debe a que el mes de noviembre en Madrid fue caótico, los mandos no siempre tenían certeza de los movimientos de sus tropas y muchos movimientos debieron de quedar sin registrar o registrados solo en parte. En el caso de los internacionales, además, se añade el problema de luchar en un entorno totalmente desconocido, que ha dado lugar a descripciones

Howson, G. Armas para España. La historia no contada de la Guerra Civil Española. Península, Madrid, 2000. 47

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4 Arqueología, historia y didáctica de la aviación republicana en Cataluña (2002–2018) Francesc Xavier Hernandez–Cardona1; David Íñiguez Gracia2; David Gesalí Barrera3; Xavier Rubio–Campillo4

RESUMEN

En la Batalla del Ebro y la Campaña de Cataluña (1938–1939) la aviación se utilizó de manera masiva y su actuación fue decisiva. Sin embargo, su rastro patrimonial y arqueológico es escaso. El presente trabajo plantea un sistema de investigación transversal y holístico que contempla las aportaciones de la historia y de la arqueología, incidiendo en el uso de medios tecnológicos y, a su vez, trabaja, en la socialización del conocimiento a partir de museografía, iconografía didáctica y recuperación de la memoria histórica. El objetivo de esta acción combinada es generar conocimiento científico sobre el pasado y su legado material, incidir en la formación de una ciudadanía de calidad y fomentar un desarrollo económico sostenible en base a la acción de industrias culturales relacionadas con el patrimonio de la guerra aérea. ABSTRACT

The mass use of aerial force was decisive in the Battle of the Ebro and the Campaign of Catalonia (1938–1939). In spite of this, its material and archaeological trace is scarce. The present work proposes a cross–sectional and holistic research strategy that gathers data from history and archaeology. This system is meant to influence the use of technological means while disseminating knowledge through museology, didactic iconography and the recovery of historical evidence. The objective of these combined actions is to generate scientific knowledge about the past and its material remains, contribute to education, and promote sustainable economic development through the action of cultural industries related to aerial warfare heritage. 34

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1 Catedrático Didáctica de las Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. [email protected] 2 Profesor. Universidad de Barcelona.

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Investigador. Universidad de Barcelona. Profesor. Universidad de Edinburgo.

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al. 4.1. Una aproximación interdisciplinar

No obstante, desde el punto de vista de la cultura material, los combates y enfrentamientos aéreos propios de la guerra aérea son prácticamente intangibles y sus implicaciones arqueológicas son limitadas. Existe sin embargo una arqueología de la aviación, desarrollada en los países anglosajones, que ya cuenta con una tradición relevante (Ramsey 1980; Robertson 1983; De la Bédoyère 2001; Holyoak 2001) y que se centra en la documentación de restos de artefactos y cultura material, estructuras vinculadas a aeródromos y logística, estructuras de protección o defensivas, efectos de bombardeos, accidentes o siniestros aéreos, lápidas y estelas o monumentos conmemorativos y funerarios, etcétera.

Durante el año 1938 los aeródromos del Penedés y del Baix Camp (provincias de Barcelona y Tarragona) que constituían lo que se ha venido a denominar el “Vesper de la Gloriosa” (el “Avispero de la Gloriosa”), se convirtieron en la avanzada de las fuerzas aéreas de la República española, especialmente durante la primavera de 1938, las batallas del Ebro y del Segre, y la batalla final de Cataluña. Desde estos emplazamientos las escuadrillas de caza del Grupo 26 (Polikarpov I–15 Chatos) y del Grupo 21 (Polikarpov I–16 Moscas) que conformaron la Escuadra 11 de Caza partían para luchar en la cruenta Batalla de la Ebro. En este frente, la aviación republicana se batió con un coraje inverosímil en combates casi diarios que, a menudo, superaban el centenar de aparatos implicados y que, por su masividad y saña, se convirtieron en el prolegómeno de los combates aéreos de la II Guerra Mundial. Los enfrentamientos aéreos también fueron durísimos en la batalla del Segre y en la campaña final contra Cataluña. Incapaz de reponerse a las bajas sufridas entre agosto y noviembre de 1938 por falta de material aéreo, la aviación republicana se sacrificaría y resultaría diezmada como lo sería el mismo Ejército del Ebro, haciendo imposible cualquier intento de defensa del territorio catalán a partir de diciembre de 1938. Por estas fechas, la aviación franquista recibiría nuevo material aéreo para culminar la toma de Cataluña, mientras el último envío de armas y aviones para la República, quedaba retenido en la frontera franco–catalana.

El patrimonio histórico–arqueológico de la guerra aérea, en la Guerra Civil española, ha sido, desde el 2002, objeto de investigación por parte del grupo DIDPATRI (Didáctica del Patrimonio) de la Universidad de Barcelona. Los trabajos de investigación histórica, arqueológica y didáctica se han centrado, en el impacto de la guerra aérea en Cataluña, y en la dimensión histórica, patrimonial y arqueológica, en los aeródromos de Pacs, Santa Oliva, Sabanell, Els Monjos (Íñiguez 2002, 2007, 2010), en algunos de los aeródromos del Vallés (Gesalí, 2008a; Gesalí e Íñiguez, 2009) y Girona (Gesalí, 2008b). A partir del 2008–2009 la investigación sobre la aviación republicana, como objeto de estudio se desarrolló prioritariamente en base a la colaboración del grupo DIDPATRI, ADAR (Associació d’Aviadors de la República) y el CIARGA (Centro de Interpretación de la

Figura 1. Fotografía aérea del aeródromo de Els Monjos, agosto 1938 (DIDPATRI).

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Figura 2. Escena cotidiana protagonizada por personal de tierra y de vuelo en un aeródromo de campaña republicano (Archivo ADAR).

socialización que debían concretarse en propuestas museográficas, programas didácticos, desarrollos iconográficos y de recreación histórica. Finalmente, también se pretendía ensayar una política de memoria histórica en base a la creación de monumentos específicos dedicados a los combatientes republicanos y a las gentes que padecieron el conflicto, a fin de monumentalizar y fijar la memoria sobre el territorio. Las propuestas sintonizaban con las experiencias desarrolladas en el contexto de la ”arqueología pública”, a partir de las experiencias británicas (Moshenka 2009) que estaban muy presentes en el proyecto. Naturalmente, la difusión y diseminación a partir de propuestas bibliográficas y de la participación en congresos y jornadas también se contemplaba en las estrategias de socialización. En definitiva, se buscaba generar nuevos conocimientos y socializarlos, fomentar el respeto y la promoción de la memoria y, también, dignificar y poner en circulación el patrimonio desde una perspectiva de industria cultural. Cada uno de los apartados disciplinares tenía su propia autonomía y evolucionaba siguiendo su propia lógica, pero las interacciones eran constantes y articuladas y, por otra parte, el conjunto de líneas marcaban una dinámica compleja de conjunto que aportaba un modelo singular de investigación

Aviación Republicana), una institución de investigación impulsada por la Dirección General de Investigación de la Generalitat de Catalunya, en colaboración con el Institut d’Estudis Penedesencs y la Universitat Rovira i Virgili. Este proyecto tuvo como eje principal la Estació Territorial de Recerca del Penedès (ETRP) dedicada a documentar y estudiar todas las fuentes relacionadas con la aviación republicana en el Penedès, generando además algunas publicaciones de referencia (Arnabat, Íñiguez (coord.) 2012; Arnabat, Íñiguez 2013; Arnabat, Gesalí, Íñiguez 2009). La dinámica de investigación sobre la aviación republicana, su historia y su patrimonio arqueológico se concibió como un proyecto holístico estructurado en sucesivos periodos temporales. Esta concepción holística implicaba una praxis interdisciplinar que debía sumar estudios históricos, una perspectiva etnográfica para documentar la memoria de las personas que vivieron o participaron en los hechos y una dimensión arqueológica, a partir de la cual se pretendía también documentar, principalmente, unos escenarios singulares: los aeródromos republicanos de campaña. Pero la perspectiva interdisciplinar también implicaba investigación e innovación en cuanto a dinámicas de 51

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al.

Figura 3. Dos antiguos mecánicos de la aviación republicana (Antoni Vilella y Josep Capellades), testimonios fundamentales para la investigación de los aeródromos (DIDPATRI).

en el cual la complejidad del objeto de estudio y su socialización adquirían relevancia, precisamente, gracias a las aportaciones de las diversas líneas disciplinares. Por último, el objeto de estudio no se podía comprender a partir de una línea aislada (arqueológica, histórica, etnográfica, didáctica…); la perspectiva holística garantizaba precisamente una comprensión global del sistema a partir de la interacción y suma de saberes generados desde las diversas lógicas disciplinares.

de los archivos locales y comarcales, con la finalidad de localizar documentación escrita y cartografía diversa, destinada a documentar los terrenos de los aeródromos y las dependencias empleadas por las unidades allí establecidas. La investigación histórica también se desarrolló a partir de la grabación de los recuerdos de las personas implicadas: pilotos, mecánicos, soldados, trabajadores asociados, etcétera. Asimismo se recogió el testimonio de vecinos y gentes que vivieron en espacios y lugares afectados. Como resultado de esta iniciativa se publicaron libros de memorias como las del mecánico Josep Capellades y las del piloto Joan Ramoneda (Capellades 2010; Ramoneda 2010). También se recogieron amplios repertorios de diversos pilotos y mecánicos, entrevistas que evidenciaban la intensa actividad diaria durante el estacionamiento de las escuadrillas de caza en los aeródromos, así como las múltiples incidencias y el día a día del personal de vuelo y de tierra. Los resultados se socializaron a partir de diversos repertorios bibliográficos.

4.2. La investigación histórica Este ámbito fue desarrollado en varios frentes. Se trabajaron y ordenaron los archivos de ADAR y, en paralelo, se investigó en el Archivo General de Ávila y, principalmente, en los magníficos depósitos del Ufficio Storico dell’Aeronautica Militare en Roma, así como en los antiguos archivos de la URSS, actual Federación Rusa. Cabe destacar al respecto, el extraordinario valor documental de las colecciones fotográficas del Ufficio Storico que conservan las imágenes de un gran número de misiones de bombardeo de l’Aviazione Legionaria en Cataluña. Estas fotografías se realizaban en directo, desde los aviones atacantes mientras se llevaban a cabo los bombardeos. Dicha documentación, junto con un conjunto de fotografías aéreas verticales de la Legión Cóndor localizadas en el Archivo General Militar de Ávila, resultó determinante para situar y localizar estructuras y restos arqueológicos: edificios, refugios, pistas, restos de artefactos, etc. A su vez, también se investigó en el ámbito

4.3. La investigación arqueológica Entre el 2008 y el 2016 se prospectaron y/o excavaron parcialmente los espacios de los antiguos aeródromos de Pacs, Sabanell, Els Monjos situados en la comarca del Alt Penedès y Santa Oliva en el Baix Penedès (Rojo 2012; Rojo et al. 2012; Arnabat y Hernández 2011). La mayor parte de estos aeródromos se reconvirtieron en viñedos después 52

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Figura 4. Fotografía aérea del aeródromo de Santa Oliva y su entorno, agosto de 1938 (DIDPATRI).

del conflicto, recuperando su anterior actividad agraria. En este sentido, las estructuras (pistas y edificios) presentaban realidades de conservación muy desiguales. Cabe destacar que la denominada arqueología aérea (con problemas de tangibilidad evidentes) no contaba con experiencias previas en Cataluña. Los planteamientos de intervención se desarrollaron teniendo en cuenta las experiencias que al respecto se habían desarrollado en el reino Unido y Estados Unidos a partir de las guerras mundiales. Las intervenciones arqueológicas forzosamente tenían que plantearse con criterios extensivos, ya que era imposible excavar las grandes dimensiones de los aeródromos y, obviamente, las actuaciones debían centrarse en los puntos en los cuales la prospección de campo evidenciaba concentración de materiales, bien en los lugares documentados a partir de los fotoplanos de la Aviazione Legionaria, en aquellos

indicados por la documentación archivística (planos y cartografía de los servicios de información franquista y de la posguerra como expedientes de devolución a sus propietarios) o por los testimonios de la época. La investigación se centró en las diversas estructuras asociadas a los aeródromos: refugios antiaéreos, trincheras defensivas, emplazamientos antiaéreos, observatorios, puestos de mando, depósitos de munición, espacios residenciales, límites de pistas, etc. (Gesalí e Íñiguez 2011; Rojo et al 2012). Las diferentes intervenciones arqueológicas se desarrollaron manteniendo protocolos de actuación similares, combinando la prospección ocular para localizar elementos de interés: evidencia de estructuras, concentraciones de munición, anomalías en el terreno. En estas trabajos preliminares se utilizaron, como 53

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al. hemos indicado, y de manera sistemática los fotoplanos de l’Aviazione Legionaria. En una segunda fase se procedió a la prospección geofísica, desarrollada por “SOT, Prospección Arqueológica” una empresa de ingeniería colaboradora del grupo DIDPATRI especializada en prospección. 4.4. Georadar y gradiómetro La investigación histórica, los fotoplanos militares y el reconocimiento sistemático del terreno con rutina de observación arqueológica, así como las imágenes de los bombardeos de la aviación italiana realizadas por aviones especializados, y las fotografías aéreas de la construcción y evacuación de los campos efectuadas por republicanos y franquistas respectivamente, constituyeron una documentación excepcional para rastrear los espacios antiguamente afectados por la actividad aérea y sus límites. Junto a toda esta documentación fotográfica, también se contó con cartografía diversa, como croquis detallados, planos a escala y mapas. Dada la gran extensión de los yacimientos, se decidió concentrar las actividades a partir de los indicios de la documentación y de los restos físicos observables, así como en el rastreo selectivo, con medios geofísicos, de áreas de especial interés establecidas a partir de diferentes indicios. Mediante la aplicación de prospecciones magnéticas y con georadar se intentaron documentar tres tipos diferentes de restos arqueológicos: restos constructivos relacionados con el uso militar de la

Figura 6. Utilización del Georadar por parte de la empresa “SOT”, durante el trabajo de investigación de los aeródromos del Penedès (D. Íñiguez).

zona (casetas de control, barracones,...); ubicaciones de refugios antiaéreos en el perímetro del campo y, finalmente, ensayar la caracterización de las trazas y evidencias de explosiones provocadas por los bombardeos. El hecho de que los ataques aéreos de la aviación legionaria italiana —y también en algún caso de la aviación hispana—, hubiesen sido fotografiados en el momento y con posterioridad, abría la posibilidad sugerente de intentar identificar y tipificar la pervivencia, o no, de los embudos y cráteres causados por las explosiones de las bombas. La mayoría de sistemas de prospección geofísica aplicables en arqueología se basan en la medida de diferentes magnitudes del suelo, de manera ordenada en el espacio y también en el tiempo, en el caso del georadar. Expresando gráficamente estas medidas, se generan mapas de propiedades del subsuelo que permiten, en algunos casos, identificar estructuras arqueológicas. Para captar la información se aplica previamente, sobre la zona una cuadrícula o grid para ubicar las lecturas de los sensores aplicados a una unidad de superficie. Una de las estrategias básicas de prospección se basa en la magnetometría. Los aparatos de magnetometría (magnetómetros y gradiómetros) miden la intensidad de campo magnético por unidad de espacio o superficie. El magnetómetro mide la intensidad del campo total (el terrestre); a su vez, el gradiómetro mide las variaciones en función de referencias locales que permiten explorar un yacimiento y obtener un mapa magnético. En otras

Figura 5. Entrada a uno de los refugios elementales, localizado en el perímetro del aeródromo de Sabanell (D. Íñiguez).

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Figura 7. El gradiómetro fue otros de los instrumentos fundamentales para la posible localización de un yacimiento y la obtención de un mapa magnético (D. Íñiguez).

Figura 8. Utilización de detectores de metales en las prospecciones de los aeródromos del Penedès, en este caso, en 2010 en el antiguo aeródromo de Sabanell (D. Íñiguez).

palabras, nos informan sobre la presencia de anomalías producidas por estructuras arqueológicas, siempre y cuando estas tengan propiedades magnéticas diferentes de su entorno. Los elementos más fácilmente detectables con prospección magnética son metales férricos, restos de combustión, hornos, zanjas, muros, cubetas, silos o fosos. Su punto débil es la extrema sensibilidad de estos sensores en metales ferrosos y radiaciones magnéticas, lo que limita su uso en las zonas urbanas.

y de grandes dimensiones, además de pequeñas trincheras de protección. Estos últimos elementos defensivos eran frecuentes en diversas áreas de los extensos aeródromos. Se construían preferentemente a lo largo de los extremos del perímetro del campo, cercanos al estacionamiento de los aviones y se utilizaban para buscar protección en caso de bombardeo cuando había imposibilidad de desplazarse hasta los refugios. Estos trabajos llevados a cabo se complementaron con nuevos procesos de prospección, más o menos extensos según los casos, utilizando detectores de metales y GPS, para localizar los distintos elementos dispersos en los espacios de los aeródromos: restos de munición, metralla, fragmentos de artefactos y armas, etc.

Otra técnica importante utilizada en prospección arqueológica geofísica es el georadar. El georadar es un sistema basado en la emisión de pulsos electromagnéticos hacia el subsuelo y en la medida de las alteraciones de amplitud, frecuencia y velocidad de propagación que experimentan en el medio geológico para inferir las propiedades físicas. Un sistema informático genera estos pulsos y los emite a través de una antena, que también capta las reflexiones y las ubica ordenadamente en el sentido de avance del sistema y en profundidad. El resultado de esta operación los “radargramas”, que expresan en el eje horizontal el desplazamiento de la antena de georadar sobre el terreno, y en el eje vertical el viaje de los pulsos en profundidad, por lo que obtenemos una visualización equivalente a un perfil o sección del área explorada. “SOT. Prospección arqueológica” aplica un software (timeslicing) que permite visualizar las propiedades del subsuelo en diferentes profundidades en forma de plantas, secciones o restituciones volumétricas, mediante la integración en un solo bloque tridimensional de datos de radargramas paralelos obtenidos sobre la superficie a explorar.

La metodología usada se basó en experiencias previas muy contrastadas (Balicki 2010; Connor y Scott1998; Gonzalez Ruibal et al. 2010; Rojo et al. 2011). El uso del detector en arqueología del conflicto es indispensable para peinar las grandes extensiones implicadas en las diferentes facetas de los enfrentamientos bélicos, así como por razones de seguridad, ya que existe la posibilidad de topar con munición activa. La exploración con detectores, según las posibilidades del lugar se organizó a partir de pasadas, siguiendo líneas rectas, combinando con pasadas perpendiculares e incidiendo de manera más intensiva en los espacios que suministraban mayor aportación de materiales. En según qué lugares los itinerarios de prospección se organizaban de manera más orgánica, siguiendo las rutas más factibles o principales, lo cual generaba tracks más irregulares. Esta opción, adaptada al terreno, se tomaba en función de los accidentes de este. Cabe tener presente que parte de los espacios ocupados por los aeródromos hoy son viñedos, cultivos o zonas con diversa vegetación forestal, lugares en los cuales no era fácil organizar tramas rectilíneas. En otros casos, y a partir de centros de interés, se generaron tracks radiales o aleatorios, buscando posibles áreas de dispersión.

4.5. Prospección y excavación con detectores de metales y organización de datos Una vez realizados los trabajos de prospección ocular, y una vez analizada la documentación obtenida por el georadar y el gradiómetro se procedió a excavar los puntos de interés, que en general coincidían con espacios de estacionamiento de aviones, antiguos refugios elementales

Las prospecciones (excavación en tanto que implicaba remoción de terrenos) se realizaron a partir de equipos 55

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al. de material, la hora de recogida, el GPS utilizado para marcar la localización, y el punto de orden en el track del GPS. En este sentido, debe tenerse presente que los GPS utilizados marcaban su posición cada quince segundos, lo cual permitía posteriormente conocer los itinerarios con precisión y planificar nuevas actividades. Por lo que respecta al protocolo de recuperación de metales su utilizó el usual en este tipo de metodología. Cuando el detector anunciaba la presencia de un elemento metálico el equipo limpiaba la zona de elementos orgánicos superficiales. Después se excavaba, con piqueta o paletín, hasta localizar el objeto. Se fotografiaba el objeto y se localizaba mediante GPS, siempre marcado un punto para cada objeto. El objeto se introducía en una bolsa individualizada con una pequeña ficha que indicaba el tipo de objeto, hora de recogida y punto de parada del GPS a que se correspondía. Si se consideraba oportuna se introducían anotaciones sobre, por ejemplo, posibles desplazamientos, profundidad, etcétera. El tipo de materiales más usual fueron las vainas de las balas procedentes de las pruebas de las ametralladoras de los aviones, fragmentos de metralla, restos de atuendo y equipos personales, pedazos de chapa para reparación de componentes metálicos, etcétera. Algunas de las prospecciones se realizaron con el apoyo de voluntarios locales. Esta opción era importante desde el punto de vista de la filosofía de arqueología pública que informaba el proyecto. Sin embargo, también exigía extremar las medidas de disciplina en cuanto a recogida y documentación de elementos.

Figura 9. Diversos materiales localizados en la prospección del antiguo campo de aviación de Monjos (DIDPATRI).

de dos o tres personas; cada equipo exploraba una zona del aeródromo mediante detectores de metales, siguiendo un trazado definido previamente para prospectar la totalidad del área escogida. Cada equipo recogía los diferentes materiales observables de interés de manera intensiva y sistemática. Los materiales se colocaban en bolsas específicas con una etiqueta que señalaba el tipo

Durante los años 2010 y 2011, partiendo de los trabajos previos se procedió a inventariar las estructuras de cada campo de aviación. El sistema de registro se inspiró en el de los trabajos de prospección, es decir, la geo– referencia con GPS de dichos elementos en una ficha individual donde se apuntaba la fecha y hora de registro,

Figura 10. Distribución de materiales hallados en una de las áreas del antiguo aeródromo de Monjos (DIDPATRI).

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Figura 11. Imagen en 3D de la prospección realizada en un refugio elemental del aeródromo de Pacs, a partir del Georadar (SOT).

el aeródromo y el GPS utilizado, así como el tipo o subtipo de estructura y observaciones relativas al estado de conservación, relaciones con otras estructuras, etc. Toda esta información se podía descargar en entornos GIS para gestionarla y analizarla.

queremos resolver. El uso de GIS en el caso de estudio que nos ocupa se organizó a partir de dos módulos básicos. La base de datos de materiales y el análisis de los aeródromos entendidos como regiones geográficas. La base de datos tenía como función registrar toda la información de los materiales recogidos en las diversas prospecciones arqueológicas. Esta base de datos se creó a partir de Open Office Base. La base de datos detallaba toda la información necesaria para caracterizar cada pieza; por un lado constaban los atributos relacionados con la recuperación del objeto (fecha, GPS, posición donde se ha encontrado, etc.), y por otro, los que ayudaban a identificarlo (tipo de metal, descripción, bibliografía,...). Esta tabla registro se relacionaba con la de yacimientos en tanto que cada objeto recogido estaba relacionado con un yacimiento determinado: un aeródromo. Pero la base de datos se diseñó de manera flexible para permitir integrar, en el futuro, información de otros yacimientos. Complementando los datos básicos del aeródromo este se describía a partir de un polígono que definía el área de la instalación. Finalmente, cada yacimiento podía tener asociadas una serie de estructuras de tipología diversa (refugios antiaéreos, edificios anexos, zanjas, etc.). La tabla de estructuras era la encargada de registrar esta información, y contenía información geográfica además de información sobre los elementos documentados.

El trabajo de laboratorio implicó la clasificación de materiales (Faulkner y Durrani 2008) siguiendo los criterios establecidos por los historiadores y especialistas en el estudio de aeródromos, Íñiguez y Gesalí. La prospección y excavación de los cuatro aeródromos generó un registro material con más de un millar de objetos, que se clasificaron a partir de: armamento, piezas de avión, vida cotidiana, taller, usos agrícolas, indeterminados y otros, entre ellos, objetos claramente identificados como de periodos anteriores y posteriores a la actividad militar de los aeródromos. De cara al análisis espacial, sin embargo, se utilizaron preferentemente las tipologías: “armamento” y “taller”. La categoría militar, sin embargo, incluía algunos elementos de munición que podían pertenecer al entorno republicano o a los ataques de las fuerzas franquistas. Una vez clasificados los materiales y ordenada la información global se elaboraron modelos geográficos a partir de software de bases de datos y análisis espacial: Open Office Base, Grass, Qgis (Rubio, X.; et al., 2011). La utilización de software libre comportaba ventajas ya que, estos programas son usados por comunidades de usuarios importantes. Ello implica la posibilidad de modificar el código libremente, los usuarios pueden crear pequeñas aplicaciones especializadas para tareas muy concretas. Además, existen varias versiones para cada algoritmo y se puede elegir aquel que mejor se adapte al problema que

La base de datos se utilizó para registrar los aeródromos prospectados y excavados, las estructuras asociadas, y la totalidad de los materiales recogidos en los trabajos. Para complementar esta base de datos, se utilizó el DEM de la zona, útil para explorar las características geográficas de los diversos aeródromos. Esta tarea se realizó utilizado un mapa raster proporcionado por el Instituto Cartográfico de 57

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al. Cataluña, con una resolución de 15 metros (es decir, 15 metros de distancia entre un punto y sus adyacentes). La investigación arqueológica y la sistematización de la información y de los saberes generados, permitió acumular conocimientos sobre muy diversas temáticas. Quedaron bastante claros los criterios de construcción y ordenación espacial de los aeródromos, así como la jerarquización de sus distintos elementos. Se adquirió conocimiento sobre los efectos de los proyectiles y munición de distintos calibres, sobre las técnicas de construcción de refugios, sobre las diferentes estrategias y pautas de dispersión de los aviones en el campo, sobre los materiales de reparación improvisados y utilizados, sobre los tipos y origen de la munición, sobre las prácticas de verificación y comprobación de armas, sobre la distribución y usos de espacios por parte del personal e incluso sobre los puntos de desayuno de personal de vuelo y de tierra, identificables a partir de las latas de conserva y de los marchamos metálicos que acompañaban a los embutidos. Por otra parte, las actividades de excavación de estructuras posibilitaban la recuperación de las trincheras de emergencia excavadas cerca de los espacios de aparcamiento de los aviones, así como distintos tipos de refugios perimetrales. Obviamente, también fue posible la recuperación de material arqueológico mueble que constituía un patrimonio susceptible de ser utilizado en propuestas museográficas.

Figura 12. En el año 2009 se llevó a cabo la musealización del primer campo de aviación de la Guerra Civil en todo el estado. Se trataba de la intervención en el antiguo aeródromo de Rosanes (La Garriga), en el que se instalaron dos estaciones de interpretación didácticas (DIDPATRI).

4.6. Proyectos didácticos y de musealización La concepción holística del proyecto y la voluntad de avanzar en una experiencia de arqueología pública exigían que la investigación histórica y arqueológica tuviera su contrapunto en una propuesta de socialización, del conocimiento adquirido, paralela y explícita. Los recursos usuales al respecto: conferencias, pequeñas exposiciones, participación en jornadas y congresos, redacción de artículos, elaboración de dosieres y repertorios didácticos (Coma 2009), preparación de visitas in situ, juegos, etc., se desarrollaron puntualmente. Sin embargo, y siendo DIDPATRI principalmente un grupo de investigación en didáctica de la historia, se pretendía experimentar soluciones de socialización que implicaran investigación didáctica y museográfica y que a su vez constituyeran un nuevo referente en cuanto a innovación.

Figura 13. El Centro de Interpretación de la Guerra Aérea y la aviación republicana (CIARGA) supuso el colofón a más de una década de investigación alrededor de los antiguos campos de aviación en el Penedés (D. Íñiguez).

contaban con interactivos mecánicos y sonoros diversos y que se ubicaron en los accesos y núcleo central del antiguo aeródromo. Los artefactos tuvieron un éxito notable, tanto por su poder explicativo como por su capacidad de resistencia frente a los meteoros y a los actos vandálicos. Con la experiencia se generaba, por otra parte, un modelo de estación didáctica que podía replicarse y mejorar y, en este sentido constituía una buena aportación a las iniciativas patrimoniales. Junto a estos elementos también se emplazaron algunos atriles simples para la señalización de pequeños refugios elementales, localizados y estudiados durante el trabajo de campo.

En este contexto se impulsó un ambicioso proyecto experimental de intervención museográfica que comprendía tres facetas. La musealización de un refugio antiaéreo; la musealización all aperto de un aeródromo y la creación de un pequeño centro de interpretación innovador y de bajo coste. Se musealizó el refugio antiaéreo de la estación de la Garriga (Vallès Oriental), utilizando mobiliario de época y efectos audiovisuales, principalmente sonoros (Coma y Costa 2008). En el mismo municipio de la Garriga se procedió a musealizar los espacios del antiguo aeródromo de Rosanes, hoy reconvertido en espacio agrícola y campo de golf (Coma y Rojo 2010). En este caso, se diseñaron dos estaciones didácticas experimentales, anti vandálicas que

Finalmente el proceso más ambicioso, la creación de un centro de interpretación se concretó en los espacios del aeródromo de Els Monjos. Existía la voluntad de ajustarse a 58

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Figura 14. El CIARGA cuenta con variados recursos museográficos, entre ellos, una escenografía que ilustra el funcionamiento de un aeródromo de campaña. Esculturas de Mar H. Pongiluppi (D. Íñiguez).

un presupuesto no superior a los 200.000 euros, contenedor incluido. Ello implicaba el desarrollo de un modelo que no necesariamente fuera dependiente de la subvención de las grandes administraciones, cualquier municipio medio o incluso promotores privados podían afrontar los costes de una instalación museal de este tipo. Se pretendía por otra parte generar una museografía didáctica y sugerente. El contenedor se solucionó utilizando un hangar prefabricado que se ubicó en un espacio adecuado por el ayuntamiento, junto al refugio antiaéreo del mas Sarral, en el centro neurálgico de lo que había sido el aeródromo de Els Monjos, un espacio hoy cubierto por viñedos. La museografía radicalmente didáctica incorporaba una colección de piezas originales discretas, procedentes de las excavaciones, documentos, espectaculares maquetas de aviones a escala; y un gran diorama que recreaba el proceso de ensamblaje de los Polikarpov I–15 que se llevó a cabo durante la guerra en la localidad; también se instaló una impresionante escenografía con dos esculturas hiperrealistas de Mar H. Pongiluppi, que replicaban, en el interior de una caseta de mando, un piloto y un oficial del arma de aviación republicana. La instalación contaba también con magníficos audiovisuales de diversos tipos que incluían, entrevistas, escenas elaboradas a partir de recreadores, imágenes elaboradas en 3D, etc. La réplica de la cabina de un Polikarpov I–15, conectada a un simulador de vuelo completaba la singular propuesta museográfica. Cabe destacar que esta propuesta se desarrolló con amplia participación de voluntariado, y con colaboración de grupos de recreación histórica como Agrupación FARE, coordinados por Jordi Espriu y Eloi Carbó así como con expertos en juegos informáticos como AVA (Aviadores Virtuales Asociados), con especial participación d’Ernest Artigas “Tuckie”.

Figura 15. Monumento dedicado al personal de la aviación republicana que luchó y murió en los aeródromos republicanos del Avispero de la Gloriosa. escultura de Mar H. Pongiluppi. (DIDPATRI).

especialmente relevantes. Las principales imágenes ilustraban en primer lugar uno de los bombardeos sufridos en el aeródromo de Els Monjos el dia 6 de agosto de 1938, una escena a pie de aeródromo que recreaba la vida diaria del campo de aviación y, finalmente, un combate aéreo en los cielos del Ebro, que mostraba uno de los episodios más característicos de esta cruenta y crucial batalla. En concreto, se trataba de recrear la lucha a gran altitud entre cazas monoplanos alemanes (Messerschmitt Bf109) y republicanos (Polikarpov I–16 Mosca) en verano de 1938. También se ensayaron prototipos esculturales experimentales, para construir siluetas de Polikarpov I–15 a ubicar en rotondas de carreteras. En definitiva, el objetivo era desplegar un amplio elenco de propuestas museográficas y recursos que pudiesen permitir todo tipo de desarrollos en cuanto a socialización del conocimiento, más si cabe, en el caso de una temática como la de la guerra aérea, no muy conocida por la mayoría de la ciudadanía. 4.7. Iniciativas de memoria El proyecto también se complementó con una iniciativa de memoria. Se habían recuperado saberes del pasado, se había musealizado en base a los conocimientos generados por la investigación y a través del patrimonio. Pero esto no era suficiente y el proceso holístico se manifestaba, también, como especialmente idóneo para ensayar prácticas de memoria. Se optó por construir un monumento que recordara la epopeya de las gentes y el colectivo que participaron en las gestas de la aviación

La propuesta didáctica se complementó con el inicio de un ambicioso programa iconográfico desarrollado por Guillem H. Pongiluppi, que generó imágenes elaboradas a partir de matte painting sobre momentos y espacios 59

Francesc Xavier Hernandez–Cardona et al. Arnabat, R.; Íñiguez, D. (Coord.) (2012). El Penedès sota les bombes. Crònica d’un setge aeri (1937–1939). Valls: Cossetània.

republicana durante la Guerra Civil. Mar H. Pongiluppi, del grupo DIDPATRI elaboró una placa de bronce en memoria de la aviación republicana. La placa se ubicó integrada en un pequeño recinto monumental justo en las cercanías del Centro de Interpretación de la Aviación republicana (CIARGA), y junto al refugio antiaéreo del Mas Serral, el antiguo puesto de mando del aeródromo. La iniciativa tuvo éxito. El lugar se convirtió en un espacio de referencia, apto para celebrar conmemoraciones, actos de duelo y de memoria.

Arnabat, R.; Íñiguez, D. (2013). Atac i defensa de la rereguarda. Els bombardeigs franquistes a les comarques de Tarragona i les Terres de l’Ebre 1936– 1939. Valls: Cossetània. Balicki, J. (2010). “Watch–Fires of a hundred Circling Camps. Theoreticaland Practical Approaches to Investigatin Civil War Campsites”. A Geier, C. A.; Babits, L. E. i Scott, D. D. (ed.). The Historical Archaeology of Military  Sites: Method and Topic. Texas A&M University Press, Pp. 57–74.

4.8. Conclusiones Las iniciativas de investigación, de socialización del conocimiento y de memoria desarrolladas por el grupo de investigación DIDPATRI (SGR–945) al entorno de la aviación republicana (1938–1939) se han desarrollado desde una perspectiva interdisciplinar. En las diferentes actividades han participado, desde el primer momento y de manera mancomunada, arqueólogos, historiadores, ingenieros, ingenieros informáticos, pedagogos, maestros, técnicos en turismo, ilustradores y escultores; y en colaboración con técnicos y miembros de la sociedad civil implicados o relacionados con los procesos de investigación en una dinámica de arqueología pública y de investigación–acción.

Capellades, J. (2010). Memòries d’un mecànic de l’aviació republicana. Vilafranca del Penedés: Andana. Coma, L.; Costa, E. (2008). “El refugi antiaeri de l’estació de la Garriga”. Ebre 38. Revista Internacional de la Guerra Civil 1936–1939. Nº 3. Calafell: Llibres de Matrícula. Pp. 251–156. Coma, L. (2009). Proposta didàctica pel camp d’aviació de Rosanes. Taller de Projectes DidPatri. Coma, L.; Rojo, M.C. (2010). “Arqueología y museografía didáctica en los aeródromos de la guerra”. Ebre 38. Revista Internacional de la Guerra Civil 1936–1939. Nº 5. Calafell: Llibres de Matrícula. Pp. 165–177.

La investigación histórica (archivos e historia oral) y la arqueológica han avanzado a la par intentando incorporar tecnologías de vanguardia (fotoplanos, teledetección, georadar, prospección geofísica, GIS, Bases de datos). Los trabajos han tenido en cuenta buenas prácticas de arqueología pública y se han flanqueado con prácticas etnográficas en cuanto a percepción del pasado por parte de la comunidad. Los criterios de utilización de tecnologías punta también se han aplicado a la socialización del conocimiento que ha combinado recursos tradicionales (artículos científicos, libros, organización de archivos, materiales didácticos y de divulgación…) con propuestas singulares: iconografía matte painting, recreaciones 3D, juegos informáticos, museografía didáctica, museografía all aperto, etcétera. Finalmente, las dinámicas de socialización también se complementaron con políticas de memoria construyendo espacios de memoria a partir de monumentos dedicados a la aviación republicana. Se trata, por último, de una experiencia abierta y acumulativa que se va ampliando con nuevas actividades e iniciativas de investigación.

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5 Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón) Clemente González García1

RESUMEN

Se presentan una parte de los resultados obtenidos durante la prospección arqueológica con detector de metales realizada sobre las crestas de la Serra de la Creu, en Llucena provincia de Castellón, durante el mes de junio de 2015. En concreto, los hallazgos vinculados con los combates ocurridos en las primeras semanas del mes de junio de 1938, cuando las tropas franquistas de la Primera División de Navarra, reanudaron su avance desde la población de Atzeneta del Maestrat hacia la de Alcora. Las fuerzas republicanas que defendían estas posiciones pertenecían a la División Extremadura, en concreto las Brigadas Mixtas 49 y 69 a las que se añadieron los restos dispersos del 15 Grupo de Guardias de Asalto y del 14 Batallón de Ametralladoras. Además de centenares de objetos metálicos, y numerosas estructuras, los trabajos de prospección han permitido localizar tres inhumaciones superficiales de soldados, previsiblemente republicanos, que a día de hoy no han sido excavadas todavía. ABSTRACT

This work presents part of the results obtained during the archaeological survey conducted with metal detectors on the crests of the Serra de la Creu in Llucena, Castellón, during June 2015. The findings are related to the combats that occurred in the first weeks of June 1938, when the First Division of Navarra, resumed their advance from Atzeneta del Maestrat towards Alcora. The Republican forces that defended these positions were part of the Extremadura Division, specifically the Mixed Brigades 49 and 69 to which the scattered remains of the 15th Assault Guards Group and the 14th Machine Gun Battalion were added. In addition to hundreds of metal objects and numerous structures, the survey has made it possible to locate the remains of three individuals, probably superficial burials of Republican soldiers. 1

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Doctor en Historia. [email protected]

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Clemente González García 5.1. Antecedentes

el mes de junio de 2015 (autorización arqueológica nº 2014/331–Cs). Nuestro objetivo principal era documentar elementos que nos permitieran conocer mejor dónde y cómo se desarrolló este episodio bélico del S XIX, sin descartar todos aquellos que nos permitieran complementar los datos relacionados con la Guerra Civil de 1936.

Durante el verano de 2012 realizamos trabajos de prospección arqueológica con detector de metales sobre la parte suroccidental de la Serra de la Creu, situada en la zona central de la provincia de Castellón (autorización arqueológica nº 2012/0040–Cs). En concreto en torno al vértice Goçalvo, el tossal Redó, el tossal del Rouret y el tossal del Castellet. La gran cantidad de materiales y estructuras documentadas permitieron identificar la zona como el escenario de una batalla de gran virulencia. Estos materiales, y la investigación histórica realizada para poder contextualizarlos, permitieron identificar dos importantes episodios históricos que habían ocurrido en el área de actuación. Cada uno de ellos con diferente cronología.

A continuación presentamos los resultados obtenidos, exclusivamente los relacionados con las operaciones militares ocurridas en la zona entre el 8 y el 12 de junio de 1938. 5.2. Contextualización histórica El episodio documentado durante nuestro trabajo de campo se enmarca dentro de la Batalla de Levante. Tras alcanzar el mar por Vinaros en abril de 1938, los franquistas se fijan como objetivo la conquista de las capitales de Castelló y Valencia. Para ello el Cuerpo de Ejército de Galicia maniobra hacia el sur y, siguiendo la costa intenta avanzar hacia Castelló. Por su parte el Cuerpo de Ejército de Castilla se pone en marcha desde la provincia de Teruel siguiendo como eje de su avance la carretera que se dirige a Sagunto. Entre estas dos grandes unidades iniciará su penetración el recién creado Destacamento de Enlace al mando del general Rafael García–Valiño, con la misión de avanzar desde Mosqueruela hacia el río Mijares. Precisamente, ésta será la gran unidad que se enfrentará a las fuerzas republicanas que integraban el XXI Cuerpo de Ejército dirigido por el mayor Manuel Cristóbal Errandonea.

El más reciente había tenido lugar durante los primeros días del mes de junio de 1938, cuando las tropas franquistas de la Primera División de Navarra, tras rebasar Atzeneta del Maestrat, intentaron avanzar hacia Alcora y Llucena. Sobre la Serra de la Creu se encontraron desplegadas las tropas republicanas de la División Extremadura, compuesta por las Brigadas Mixtas 49 y 69, junto con el 14 Batallón de Ametralladoras y el 15 Grupo de Guardias de Asalto. Por esta razón, entre el 10 y el 12 de junio se enfrentaron ambos ejércitos y libraron sobre la Serra de la Creu intensos combates con abundante empleo de artillería, máquinas automáticas, fusiles y granadas de mano. El segundo episodio histórico violento, del cual pudimos documentar algunos restos en los alrededores del vértice Goçalvo, se trataba de la denominada Acción de Las Useras, ocurrida el 17 de julio de 1839 en el contexto de la Primera Guerra Carlista. Dicho combate fue el resultado del enfrentamiento entre las fuerzas rebeldes que, a las órdenes de Ramón Cabrera, asediaban Llucena y una poderosa columna gubernamental mandada por el general Leopoldo O´Donnell, que salió de Castellón de la Plana el día 14 de julio escoltando un gran convoy de suministros para los habitantes de dicha población.

Entre el 7 y 8 de junio, se producen encarnizados combates en torno a la población de Atzeneta del Maestrat, importante nudo de comunicaciones en el que confluyen cinco carreteras. Sólo en estas dos jornadas, la artillería franquista arrojó en este sector 6.677 proyectiles de artillería, muchos de ellos del calibre 155 mm. Todo ello combinado con bombardeos aéreos, fuego de morteros y carros de combate. Finalmente las tropas republicanas ceden sus posiciones y retroceden 3 km hacia el sur, desplegándose sobre la Serra de la Creu.(González García 2014a, 58–63) (Figura 1).

Con objeto de contextualizar los hallazgos de la campaña de 2012 accedimos a la documentación histórica publicada al respecto. En concreto, logramos localizar los partes oficiales del combate emitidos por cada uno de los bandos. El bando liberal insertó el suyo en el Boletín Oficial de Madrid, el jueves 8 de agosto de 1839, y posteriormente fue muy reeditado por casi todos los medios de prensa gubernamentales. En cuanto al bando carlista, un escueto relato de los hechos apareció publicado en el Suplemento al Boletín de Morella del 1 de agosto de 1839.

Entre el 10 y el 12 de junio de 1938 los hombres del general García–Valiño romperán la resistencia que las unidades republicanas de la División Extremadura –más tarde rebautizada como 47 División– presentan sobre la Serra de la Creu. La importancia de esta operación radica en el envolvimiento de Llucena, punto clave de las comunicaciones republicanas por carretera entre Castelló y Teruel y la posterior captura del importante núcleo urbano e industrial de Alcora.

Los datos contenidos en dichos artículos nos permitieron deducir cómo y dónde pudo haberse desarrollado esa batalla. También, que los escasos hallazgos realizados en el entorno del vértice Goçalvo, correspondían a la fase final del combate y, que la parte más intensa del mismo se había librado en las crestas de la sierra situadas más al norte de dicha montaña. En base a este supuesto diseñamos una nueva prospección, también con detector de metales, que fue realizada durante

5.3. El marco geográfico La zona elegida para la prospección se extiende sobre la mayor parte de la Serra de la Creu. Esta sierra sigue una dirección suroeste y está jalonada por una serie de cimas cuya altitud se sitúa entre los 687 y los 871 metros del tossal o vértice Goçalvo, que es su cota máxima. La 64

Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón)

Figura 1. Situación de las fuerzas republicanas entre los días 8 y 10 de junio –trazo rojo grueso– y movimientos de las unidades franquistas que atacan el sector. La zona delimitada con línea discontinua indica el área de la prospección arqueológica. Ilustración extraída de Entre Peñagolosa y Espadán, secretos de un campo de batalla, pág. 52, fig. 29, González, C: 2014a.

cresta de la sierra constituye la línea divisoria de los tres términos municipales que confluyen en ella: Atzeneta del Maestrat, les Useres y Llucena. La importancia estratégica que presentan dichas alturas se relaciona con la defensa y control de varios ejes de comunicaciones: por su lado norte, la carretera que une Alcora y Atzeneta y por el sur de la sierra la que enlaza Alcora con Llucena (Figura 2).

Figura 2. Mapa general de ubicación de la zona donde se ha desarrollado la prospección, en la confluencia de los tres términos municipales.

Desde la cima más septentrional de la sierra –cota 703 o Piló de la Creu– se domina un gran campo visual. Por el noroeste la extensa llanura que rodea la población de Atzeneta del Maestrat, así como la vía de comunicación que enlaza dicha localidad con les Useres y que atraviesa por el estrecho paso del Collado. Por la vertiente oriental, se domina el entorno de les Useres y la mayor parte de las colinas situadas entre la sierra y dicha población.

741, 743 y 742 casi paralela a la sierra. Se trata del cordal que enlaza los antiguos caminos de Atzeneta y Figueroles. También se ha actuado ligeramente sobre la ladera norte de la cota 642, situada al noreste del Mas de la Pollarosa. 5.4. Metodología El terreno se enmarcaba dentro de un paralelogramo de unos 4 kilómetros de longitud por 1,5 kilómetros de anchura. Siguiendo la propia trayectoria de la Sierra N – S, se optó por dividir el área en tres zonas: A, B y C (Figura 3). La primera de ellas engloba las cuatro cotas más septentrionales: la 703 – 687 – 717 y 715. La zona B ocupa desde el eje de la Sierra en su cota 725 y parte de la planicie situada al sur de la misma, hacia el oeste, englobando el cordal que, por el norte arranca en el Mas de Pau y asciende en dirección sur siguiendo las cotas 704 – 743 y 742. Finalmente, la zona C se extiende por el resto del área situada al sur, en concreto las cotas 734 – 755 – 777 – 784 – 800 y la 820 ya en la ladera norte del Goçalvo. En los mapas que acompañan este trabajo cada una de las zonas aparece coloreada de una manera diferente. Lo cual no debe interpretarse como que toda la zona coloreada fuera completamente prospectada.

Además de las grandes vías que discurren alrededor de la sierra existen también antiguos caminos de herradura. Entre ellos debemos destacar el viejo camino que enlaza Atzeneta con Figueroles discurriendo sobre gran parte de la cumbre septentrional. Cruzando dicha vía casi perpendicularmente, existe también otro antiguo camino que enlaza les Useres con Xodos. Es la vía que siguen los famosos Peregrins de les Useres y que en la actualidad se identifica como GR–33. En cuanto a los trabajos de prospección, éstos se han desarrollado principalmente sobre la cresta de la sierra y su ladera noroccidental. Desde la cota 703 –Piló de la Creu– en su extremo norte, hasta la ladera norte del vértice Goçalvo. Siguiendo los datos aportados por las fuentes históricas, se decidió ampliar la zona de actuación a las lomas situadas al oeste de las crestas. En concreto la que nace en el Mas de Pau y asciende hacia el sur siguiendo las cotas 704,

En toda la zona el terreno se caracteriza por ser muy desigual y abrupto, alternándose suaves laderas por la cara 65

Clemente González García

Figura 3. Estructuración en tres zonas del área a prospectar.

Figura 4. Panorámica de la Serra de la Creu vista desde el cementerio de Atzeneta del Maestrat.

norte de la Sierra y fuertes pendientes por la cara sur. Tan sólo en la parte central de la zona B se presenta un amplio espacio relativamente llano. No obstante, en la mayor parte del área delimitada predomina la vegetación arbustiva y el monte bajo, compuesto en general por matas de romero y, sobre todo, por grandes núcleos de matas de aliagas. El devastador incendio del verano de 2007 arrasó toda la zona por completo. En algunas laderas, todavía hoy los pinos calcinados se amontonan sobre los bancales. Cubiertos de aliagas, impiden por completo el acceso y forman un lecho de leña seca dispuesta para la próxima chispa. Pese a todo, en los últimos años la zona se ha vuelto a regenerar de forma espontánea y crece con gran fuerza en casi todos los lugares (Figura 4).

regulares éramos conscientes que difícilmente podrían llevarse a la práctica, como así fue. Pero no sólo nos hemos enfrentado a un terreno abrupto, muy irregular; además buena parte de él consiste en afloraciones calizas que dificultan enormemente el recorrido a pie. Como puede comprobarse en la figura 5, el suelo es muy pedregoso. Esta característica debió de ser un factor condicionante para las operaciones militares en la zona, impidiendo el empleo de la caballería como arma activa y reduciendo la movilidad de las tropas de infantería. Asimismo, afectó de manera muy importante, a los impactos de los proyectiles disparados durante el combate.2 Además de todo lo anterior, las intensas lluvias caídas durante los meses de marzo y abril de 2015, favoreció el desarrollo de una vegetación muy exuberante que, de la

Con la experiencia obtenida en la campaña de 2012, sabíamos que la orografía del terreno sería muy abrupta y nada regular. Por tanto, a pesar de planificar la prospección sobre mapa con recorridos de transeptos ordenados y

Lo accidentado del terreno explica el elevado número de contusos que figuran en el parte de heridos de la acción de 1839.

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Figura 5. Zona C. Múltiples afloraciones calizas sobre la cota 759. Al fondo la cota 800 y detrás de ella el tossal Goçalvo.

misma manera que las zonas de lapiaz ya citado, nos ha impedido el tránsito, e incluso el acceso, a determinadas zonas englobadas dentro de nuestra área de estudio que considerábamos de gran interés. Por tanto, debemos señalar que la prospección no ha sido sistemática ni geométricamente regular, sino más bien aleatoria e intensiva en aquellas zonas que, por las características del terreno, han resultado accesibles.

de ellas de Augusto–, una punta de flecha y otros objetos de imprecisa clasificación (Figura 6). 5.6. Evidencias arqueológicas de la Guerra Civil (1938) 5.6.1. Cartuchería metálica Los materiales recuperados vinculados a las operaciones militares desarrolladas en la zona durante el mes de junio de 1938, relativos a cartuchería metálica, han sido divididos según sus diferentes calibres, en tres grupos. Todos ellos, salvo dos cartuchos de revólver del calibre .38, pertenecían a la dotación de armas largas: fusiles, fusiles ametralladores o ametralladoras. Consideramos que lo reducido de la cantidad recuperada obedece a la intensa acción en la zona desde hace décadas, de personas dedicadas a la recuperación de materiales con y sin detector. El gráfico de la figura 7 muestra las cantidades recuperadas de cada tipo de material –cartuchos, vainas y peines– según los diferentes calibres. En el mismo se aprecia claramente el predominio de los hallazgos de material del calibre 7,92x57 mm. (Figura 7).

Otro factor negativo al que nos hemos enfrentado se deriva de que gran parte de la zona constituye un coto privado de caza. Por esta razón, en la zona B y al sur de la zona A, el suelo está literalmente sembrado de restos de cartuchos de escopeta. Muchos de ellos afectados por el devastador incendio de 2007, han perdido su cilindro de cartón o de plástico y apenas destacan entre la vegetación. Al emplear el detector de metales durante la prospección, este tipo de objetos, sembrados a cientos por buena parte de la sierra, ha generado falsos blancos de manera continua y, por tanto, ha entorpecido y dilatado en gran manera nuestra tarea prospectiva (Figura 5). 5.5. Restos materiales El material recuperado es abundante y diverso. Asciende a casi 1.500 restos metálicos y se puede clasificar en tres grupos básicos. El primero relativo a los combates ocurridos durante el mes de junio de 1938, en el que predomina la cartuchería metálica y los fragmentos de metralla de artillería. El segundo conjunto lo forman los materiales claramente relacionados con la batalla del S XIX. Son en su mayoría proyectiles de plomo, botones, dedales, alguna moneda y restos de proyectiles de artillería.3 Finalmente, el tercer grupo lo integrarían materiales de cronología más amplia, entre los que incluimos desde clavos de herraduras, tachuelas de botas y clavi caligarii, diversas monedas –una

Por otra parte, los mapas de distribución de los hallazgos, muestran que existe una clara concentración de materiales según calibres en determinadas zonas, lo que nos permite deducir el emplazamiento de armas y actividades concretas. Por ejemplo, la distribución de los hallazgos de cartuchería de 7 mm (Figuras 8 y 9) nos permite deducir que, en el extremo norte de la sierra –que fue la primera zona ocupada por los franquistas–, emplazaron una base de fuegos formada por ametralladoras, probablemente tipo Hotchkiss de 7 mm.4 Desde este punto, batieron la zona central de la sierra apoyando el posterior avance de sus fuerzas. Este hecho se confirma por la aparición en la zona de vainas y cartuchos y apenas peines, mientras que las puntas impactadas de este calibre comienzan a documentarse entre 800 y 1.800 metros al suroeste de dicho emplazamiento. Podemos deducir que las puntas

El estudio de los casi 500 proyectiles recuperados procedentes de la batalla carlista forma parte de nuestra tesis doctoral. Estos materiales nos están aportando novedosas informaciones que serán de innegable ayuda para identificar e interpretar futuros hallazgos relacionados con esta contienda tan poco estudiada. También nos están permitiendo descubrir la brutalidad de la batalla, con abundantes disparos de fusil a quemarropa compatibles con un ataque a la bayoneta.

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4 Las características marcas de presión en el culote de las vainas relacionan estos hallazgos con dicha ametralladora.

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Clemente González García

Figura 6. Distribución de los materiales documentados durante la prospección.

impactadas disparadas por los franquistas, nos estarían señalando la ubicación de las posiciones republicanas que intentaban batir. (Figuras 8 y 9).

mm, sino solamente vainas y cartuchos. Por tanto, esto nos confirmaría que las armas de ese calibre disparaban en otra dirección. Por todo ello consideramos que, a pesar incluso de los escasos hallazgos, es posible confirmar el emplazamiento de las tropas republicanas sobre los puntos denominados R1, R2 y R3. También que dichas posiciones fueron batidas por las ametralladoras enemigas de 7 mm, y que tras perder los puntos R1 y R2, los republicanos tal vez hicieron fuego de contención para cubrir su retirada desde R4. En el punto R2 hay que destacar el hallazgo de un conjunto de 14 vainas, un cartucho y dos peines vacíos de fusil Mosint Nagat, localizados en la base de un abrigo de piedra. Todo indica que fueron disparados hacia la cota

Al representar sobre el mismo escenario los hallazgos de cartuchería de 7,62x54 mm, (Figuras 10 y 11) atribuida en principio a las tropas republicanas, en primer lugar, observamos la existencia de una serie de zonas muy localizadas donde se concentran los hallazgos. Resulta innegable la clara coincidencia de dichas zonas con las zonas de impactos de los proyectiles franquistas que figuran en las anteriores figuras 8 y 9. También observamos que en dichas zonas no aparecen puntas impactadas de 7,62 68

Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón) R8 que probablemente se realizaron desde el tossal del Castellet–, podrían haberse realizado desde la cumbre del tossal Goçalvo que supera en 100 metros la altitud del resto de posiciones. Finalmente, y por lo que respecta a los hallazgos del calibre 7,92x57 mm hemos podido apreciar también ciertos puntos de concentración. En la zona A son abundantes en torno a las cotas 717, 715 y 725. Predominan los hallazgos de vainas de fabricación alemana y destaca el hecho de localizarse abundantes puntas desengarzadas. También resultan significativos los numerosos hallazgos documentados que aparecen asociados a un gran muro de 350 m que tal vez actuó como parapeto republicano. En concreto en este lugar hay que destacar la concentración de peines de fabricación checoslovaca. Como se verá más adelante, parece existir cierta coincidencia entre los hallazgos de estos materiales desengarzados y la concentración de latas y abrelatas que indican un entorno de vivac.

Figura 7. Gráfica comparativa de la cartuchería metálica recuperada agrupada por calibres.

715 cuando los franquistas llegaron hasta ella. (Figuras 10 y 11). Los materiales de este mismo calibre 7,62 mm localizados en el resto de la zona B y en la C se agrupan también en conjuntos muy localizados, pero presentan una clara diferencia respecto a los anteriores. Mientras que en R5 y R6 se han documentado vainas, y por tanto, nos estarían señalando el emplazamiento de posiciones republicanas disparando hacia la zona norte, el resto de los hallazgos son puntas impactadas. Y eso nos estaría indicando dónde estaban los objetivos hacia los que disparaban las tropas republicanas, tras perder las anteriores posiciones. (Lámina A). Prácticamente todos estos disparos –excepto

Continuando con los hallazgos de materiales del calibre 7,92 mm, en este caso ya en la zona C, se han documentado algunos impactos de proyectiles esporádicos, que estarían indicando la dirección de repliegue republicana y, sobre todo, una gran concentración de restos en la cota 800. Conviene recordar que esta cima ya la prospectamos en

Figura 8. Distribución de materiales de 7 mm en las zonas A y B. Obsérvese en la zona N1, sobre la cota 703, la concentración de vainas y cartuchos que indica el posible emplazamiento de las ametralladoras franquistas. En cambio, las puntas impactadas de dicho calibre –representadas por los triángulos azules–, se localizan sobre las supuestas posiciones republicanas.

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Figura 9. Distribución de materiales de 7 mm en las zonas B y C.

Figura 10. Distribución de la cartuchería probablemente republicana en las zonas A y B.

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Figura 11. Distribución de materiales de 7,62 mm en las zonas B y C. Obsérvese el predominio de las puntas impactadas frente a las vainas o cartuchos.

La primera actuó para romper las defensas republicanas (González García 2014a) que, seguramente, se escalonaban en varias líneas desde la base de la sierra hacia su cumbre. En cambio, la artillería republicana lo hizo batiendo a los enemigos una vez que éstos lograron apoderarse de las alturas, con intención de frenar su avance hacia Llucena – Alcora. Esta afirmación la realizamos a partir del hallazgo, muy concentrado, de restos de proyectiles metralleros – Shrapnel– exclusivamente en la zona A.

2012, documentando numerosos parapetos franquistas y gran cantidad de munición de origen alemán.(González García 2014b). Sin embargo, los hallazgos documentados en esta campaña han resultado también muy abundantes. Por lo que se refiere al análisis global sobre la antigüedad de las municiones documentadas, los datos obtenidos siguen la misma tendencia que los que ya presentamos al estudiar los materiales de la zona del tossal Goçalvo en la campaña de 2012. Lo cual tampoco debe extrañarnos dado que las tropas que ocuparon ambos espacios pertenecían a las mismas unidades. Tanto las republicanas como las franquistas (Figura 12 y Lámina B).

En concreto se han documentado casi dos centenares de pequeños proyectiles esféricos de plomo, de 13 mm de diámetro y un peso de 10,72 g. Algunos de ellos conservan un polvo rojizo que podría ser restos del explosivo que los envolvía. También se ha documentado un vaso entero de 76 mm con banda de forzamiento de 23 estrías y varios fragmentos de espoletas de procedencia republicana. Dado que estos materiales aparecen sobre la cumbre y la ladera oriental, y que se trata de armamento específico para batir a la infantería, deducimos que fue disparado por las baterías republicanas que se replegaron de Adzaneta hacia Costur. Muy posiblemente por el Grupo Skoda compuesto de seis piezas perteneciente a la División Extremadura. Además, se han recuperado fragmentos de vasos de 75 mm en gran parte del área prospectada, así como espoletas rusas tipo 3GT y alguna española de 50 divisiones. En la zona B se

5.6.2. Material de artillería Ya hemos indicado nuestra sospecha de que la zona, en general, ha sido intensamente recorrida por recuperadores de material de guerra. Tanto en la inmediata posguerra como en las últimas décadas. Todo ello hace que se aprecien notables lagunas respecto a los hallazgos de materiales. No obstante, y dada la gran extensión del área a prospectar y la exploración intensiva que hemos desarrollado en los lugares accesibles, ha sido posible documentar algunos restos del material lanzado por la artillería de ambos bandos: tanto la franquista como la republicana. 71

Clemente González García

Lámina A. Cartuchería documentada del calibre 7,62 x 54 mm. mayoritariamente empleada en este sector por las fuerzas republicanas. 1) cartuchos, 2) vainas.

Lámina B. Puntas de proyectiles documentadas agrupadas por calibres. 1) 7,92 mm. 2) 7,62 mm. 3) 7 mm.

Figura 12. La cartuchería empleada por los franquistas era en su mayoría de reciente fabricación. En cambio, las tropas republicanas usaban un alto porcentaje de cartuchos obsoletos.

localizaron, muy concentrados, un total de nueve estopines usados. Este hallazgo nos permite aventurar dos hipótesis. Dado que se trata de una vaguada muy protegida y próxima al antiguo camino que corta la sierra, es posible que en ese punto se emplazara una batería de obuses franquistas transportados a lomo. Otra explicación alternativa podría ser que algún chatarrero los arrojara en esa zona años después de la guerra. (Figuras 13, 14, 15 y Lámina C).

Figura 13. Solo se han documentado restos de proyectiles Shrapnel en la cota 703 de la zona A.

5.6.3. Granadas de mano

tan pocos que resultan testimoniales. Sólo nos permiten confirmar que, al menos, en dos puntos se produjeron combates cuerpo a cuerpo. Sin embargo, la zona ha sido

Hemos dicho que la cartuchería recuperada resulta escasa –y lo mismo debemos aplicar a los restos de artillería–. Pero los hallazgos de fragmentos de granada de mano son 72

Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón)

Figura 14. Carga de bolas de plomo, diafragma y restos del tubo interior que llevaba un metrallero republicano de 76 mm. Por una incorrecta graduación de la espoleta, el proyectil explotó tan cerca del suelo que apenas pudieron diseminarse las bolas de metralla, conservando incluso el polvo rojizo –¿explosivo?– que las ligaba.

Lámina C. Diversos restos de espoletas de artillería. 1 a 8) fragmentos de espoletas 3GT, de fabricación soviética. 9 a 11) parte inferior de la espoleta de tiempos que llevaban los proyectiles Shrapnel republicanos. 12 y 13) falsas ojivas probablemente empleadas por los franquistas en proyectiles de 155 mm con restos de espoleta de impacto. 14) restos de una espoleta de tiempos, de 50 divisiones.

Figura 15. Restos de una espoleta detonada 3GT de fabricación soviética.

tan rastreada que apenas hemos localizado un puñado de restos y todos ellos muy distantes entre sí. (Figura 16). 5.6.4. Zonas de vivac Existen cierto tipo de restos que nos ayudan a deducir en qué zonas del terreno las tropas vivaquearon o, al menos, se detuvieron para reponer fuerzas unos minutos. Los cristales de botellas suelen ser un buen indicio. Pero además, dado que la ración de combate consistía fundamentalmente en latas de conserva, una vez consumidas éstas quedaban depositadas en las proximidades del lugar donde se habían detenido las tropas. Junto a ellas a veces aparecen también los imprescindibles abrelatas. De éstos hemos documentado dos modelos.

Figura 16. Percutor de una granada de mano tipo Lafitte. A pesar de la escasez de restos documentados, se puede deducir que existieron combates cuerpo a cuerpo con intercambio de granadas de mano en dos puntos concretos.

podido documentar cuatro zonas concretas –V1 a V4– en que las tropas se detuvieron a comer. Todas tienen en común el hecho de situarse en la ladera norte y por tanto, a resguardo del fuego republicano. No obstante, una de ellas, precisamente la más densa, podríamos atribuirla a las fuerzas republicanas que, sospechamos, estuvieron desplegadas a lo largo de un muro–parapeto en la zona B.

Aunque hay hallazgos aislados que pueden obedecer a muchas causas, durante nuestra prospección hemos 73

Clemente González García Ya se ha indicó anteriormente la evidencia de que algunas puntas de proyectiles no fueron disparadas, sino que fueron desengarzadas del cartucho de manera manual e intencionada. No podemos descartar que alguna de ellas se relacione con actividades de la postguerra por parte de los recolectores de chatarra, cazadores, senderistas, etc. Sin embargo, creemos que también puede existir otra explicación. Es muy probable que, quienes desmontaron intencionadamente estos cartuchos fueran los propios soldados para obtener la pólvora de su interior y emplearla para hacer fuego con el que calentar sus raciones de combate. En tal caso, los restos localizados nos estarían indicando una posible zona de vivac. Y nuestra hipótesis parece confirmarse por la coincidencia entre estos hallazgos y las zonas con abundante presencia de latas, abrelatas y alguna cuchara. En concreto V4 coincide con N5, V3 con N4 y V2 con N3. (Figuras 17 y 18).

Figura 18. Hallazgo de una cuchara sin mango en las proximidades de la posible zona de vivac V3.

5.6.5. Inhumaciones de soldados sobre el punto, ignoramos qué elemento metálico es el que se encuentra enterrado, aunque por su proximidad a las vértebras cervicales y la intensidad de la señal, podría tratarse de un casco metálico. Tampoco podemos asociar el enterramiento con certeza a los combates de la pasada guerra civil, pues la documentación localizada en el Archivo Militar de Madrid demuestra que los muertos durante el combate contra los carlistas en 1839 fueron enterrados en el propio campo de batalla y, por tanto, existen como mínimo 41 inhumaciones del siglo XIX en el área. En concreto esta primera inhumación se sitúa en el entorno del punto R1 de la Figura 10 que identificamos, a partir de las municiones, como posible posición republicana. También coincide con uno de los puntos en los que se documentaron restos de granadas de mano, indicador evidente de la existencia de combates cuerpo a cuerpo (González García 2014b, 95–104).

Además de los restos materiales ya citados, durante la prospección se localizaron tres inhumaciones, prácticamente en superficie. En la primera de ellas se descubrieron dos vértebras justo en el lugar en el que detector señalaba una fuerte presencia metálica. Dado que al ver los restos óseos detuvimos toda actividad

Las inhumaciones 2 y 3 se localizaron gracias al detector de metales ya que estaban asociadas a los cartuchos metálicos. Su ubicación coincide, también en este caso, con otro de los puntos que parecen indicar la existencia de posiciones republicanas5 (Figuras 19 y 20). 5.6.6. Estructuras relacionadas Existen diseminadas por toda la zona de la prospección diversas estructuras que podrían estar vinculadas con las operaciones militares ocurridas en junio de 1938. En su mayoría se trata de parapetos en piedra seca, probablemente realizados por las tropas franquistas para asegurar la cumbre una vez conquistada y, desde ellas, apoyar los posteriores avances. 5 Debido a que las inhumaciones son superficiales y todavía no han sido excavadas, hemos optado por omitir toda referencia a su ubicación a fin de evitar posibles expolios. Huelga decir lo urgente que resulta la documentación y recuperación de estos restos. Confiamos en que la nueva sensibilidad que está demostrando la Generalitat Valencia en temas de Memoria Histórica, facilite los medios para la exhumación, además de los represaliados inhumados en diversos cementerios, también la de todos estos combatientes cuyos cuerpos yacen en terrenos particulares y por los montes de la provincia.

Figura 17. En el punto de vivac V2 de la zona A se localizó una concentración de 8 abrelatas en L. En V3 se documentaron 20 latas de conserva, 8 abrelatas y 1 cuchara.

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Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón) o trinchera de unos 140 metros de longitud, la cual parte desde la cima de la cota y desciende por su ladera norte siguiendo una dirección confluyente con la del muro parapeto citado. A la manera de una segunda línea de resistencia orientada hacia el cordal próximo del Mas de Pau. (Lámina D). 5.6.7. Interpretación general A partir de los datos obtenidos en las fuentes documentales6 y, sobre todo, de los derivados de los hallazgos de materiales, se constata que la zona prospectada sufrió una intensa actividad bélica. Gracias al análisis de la información derivada de todos estos hallazgos, podemos suponer la siguiente secuencia de hechos ocurridos sobre las crestas de la Serra de la Creu a principios de junio de 1938:

Figura 19. Detalle de la inhumación nº 2: costillas, hebilla de cinturón y municiones para fusil ruso.

1º – Las tropas republicanas se despliegan en el sector y ocupan determinadas posiciones para defenderlo. 2º – Las tropas franquistas, partiendo de Atzeneta, inician el ataque a la sierra por su extremo norte. 3º – Los atacantes conquistan la cota 703 y, una vez allí, establecen una base de fuegos. Emplazan ametralladoras de 7 mm con las que baten las posiciones republicanas situadas en el centro de la sierra. 4º – La artillería republicana intenta neutralizar dichas máquinas empleando de forma concentrada proyectiles Shrapnel antipersona de 76 mm, pero sus espoletas no están bien reguladas y detonan demasiado tarde.

Figura 20. Vista en detalle de la inhumación nº 3. Se aprecian restos del cráneo, vértebra cervical, vértebra dorsal, escàpula y algún cartucho roto y oxidado de fusil ruso.

5º – Mientras las ametralladoras franquistas, emplazadas en su base de fuegos lejana, castigan las posiciones republicanas, se produce un nuevo asalto de otras unidades franquistas. Esta vez, sobre la ladera occidental, partiendo de los alrededores del Mas de Pau. Hay focos de intensa resistencia y se producen combates cuerpo a cuerpo en los que se emplean granadas de mano por ambos bandos.

Por nuestra parte nos hemos limitado tan sólo a documentarlas y registrar su posición mediante GPS. Dada su cantidad, variedad y dispersión, documentarlas científicamente exigía un trabajo en exclusiva de larga duración sobre el terreno que superaba nuestro modesto proyecto autofinanciado. Sin embargo, queremos llamar la atención sobre una de ellas por su singularidad. Se trata de un muro de unos 350 metros, realizado en piedra seca y situado en la ladera noroccidental de la cota 725. En el mismo lugar donde, precisamente, se ha localizado una extensa zona de vivac. Este muro, parcialmente derruido en algunos de sus tramos, tuvo originalmente troneras para fusilería y alguna de ellas se conserva todavía. Eso nos permite suponer que dicha estructura fue construida o readaptada por las fuerzas republicanas para controlar e impedir el acceso al enemigo por la barrancada que llega hasta el Mas de Pau. Posiblemente se trate de una de las pocas estructuras exentas republicanas ya que, en su mayoría, eran de tipo negativo. Se construían excavándolas en el terreno y, por ello, en la actualidad, están colmatadas y son casi imperceptibles.

6º – Rendición y repliegue republicano. Pérdida de posiciones. Quedan cadáveres abandonados sobre las posiciones recién conquistadas. 7º – Ocupación de la zona por los soldados del general García–Valiño. Breve descanso y vivac. Las unidades recurren a sus raciones de campaña y se alimentan con latas de conserva. Luego prosiguen su avance hacia las nuevas líneas de resistencia republicana emplazadas en el tossal Goçalvo, tossal del Rouret y Costur. De nuevo se inicia el ciclo anterior frente a la nueva línea de resistencia republicana.

6 Una amplia y detallada explicación sobre las operaciones en la zona, y las unidades de infantería y artillería que participan en las mismas, puede verse en nuestro trabajo Entre Peñagolosa y Espadán, secretos de un campo de batalla, pp. 56– 80).

Apenas a 120 metros al sur de este muro, y también sobre la cota 725, se han documentado los restos de una zanja 75

Clemente González García competentes, tanto en el ámbito administrativo como en el académico y de la investigación, sobre la necesidad de documentar, recuperar y dignificar tantos soldados del Ejército –republicano– español, abandonados en el campo de batalla. Por los datos obtenidos en nuestras investigaciones, más del 40 por ciento de los soldados republicanos desplegados en este sector en 1938 procedían de las tres provincias valencianas. Sólo esto ya debería ser un argumento más que suficiente para promover y desarrollar un trabajo de prospección y excavación intensivo en el sector, liderado, promovido o impulsado por la propia Generalitat Valenciana, a semejanza de lo que ocurre en otras autonomías como Cataluña y País Vasco. También se ha constatado que la zona ha sido intensamente rastreada y que la cantidad de materiales es ínfima respecto a los restos que debieron quedar en su momento. Pero a pesar de la escasez, hemos podido reconstruir varios episodios bélicos. Alguno de carácter decisivo dentro de la Primera Guerra Carlista en la Comunidad Valenciana, pues la derrota de las tropas carlistas en la Acción de las Useras, supuso el principio del fin de los éxitos de Ramón Cabrera. A ello se añadió otra nueva derrota un mes más tarde, esta vez en el Sitio de Tales que enfrentó a las mismas unidades. Consideramos que el estudio arqueológico de un episodio de estas características clarifica en gran medida el acontecimiento histórico, aporta nuevos datos para su valoración y permite conocer en detalle las circunstancias humanas, materiales y geográficas que favorecieron su resultado. Con los datos presentados en esta artículo y los que se deducirán de los estudios aun no terminados, creemos que el área prospectada podría tener una interesante proyección turística y educativa como paisaje de guerra, visitable y explicable. Podría ser, tal vez, un elemento de dinamización cultural y de gran atractivo para los tres municipios implicados.

Lámina D. Restos de artillería y morteros. 1) vaso de un proyectil Shrapnel republicano de 76 mm. 2) estopines para proyectiles de 105 mm. 3) cola de un proyectil de mortero de 81 mm. Fragmentos diversos de metralla.

5.7. Conclusiones La prospección arqueológica desarrollada sobre las crestas de la sierra ha permitido documentar un millar y medio de objetos metálicos, diversas estructuras bélicas y varias inhumaciones de soldados. Todo ello confirma, sin lugar a dudas que, por sus características estratégicas el lugar ha sido un campo de batalla en diversos momentos de la historia reciente. En concreto se han confirmado varios puntos de actividad bélica muy intensa durante los siglos XIX y XX. Pero también se han recuperado materiales de cronología antigua que podrían estar relacionados con otros episodios similares aunque desconocidos o bien con la existencia de campamentos romanos sobre la zona.

Por todo lo anterior, nos parece oportuno y necesario destacar el gran interés que supone el estudio de los campos de batalla –por desgracia tan abundantes en nuestra provincia–, con un enfoque y una metodología científica. Un estudio que permita documentar el proceso, recuperar los restos materiales –antes de que sean irremediablemente expoliados– y a la vez interpretar el acontecimiento. Pues no conviene olvidar que las batallas del pasado reciente constituyen importantes jalones para nuestra sociedad actual.

No obstante, y dadas las características del terreno, consideramos que el trabajo está incompleto. Sería deseable y conveniente realizar nuevas tareas de prospección en ciertas áreas concretas a fin de ampliar datos sobre las operaciones en el sector. Especialmente en aquellas zonas que hemos denominado A y C.

Porque la guerra, como todo proceso humano, genera residuos. Y cuanto más moderna es, mayor es la cantidad que produce. Hasta el punto de convertir el campo de batalla en una auténtica chatarrería. Sin embargo, todos estos restos pueden ser estudiados con el rigor y la metodología que caracterizan la investigación arqueológica. De manera que, aprovechando las abundantes herramientas que la tecnología pone a su disposición, la arqueología asume un papel protagonista en la interpretación objetiva del hecho histórico, pudiendo confirmar, complementar e

Además, las inhumaciones confirmadas y aquellas que por sus características externas calificamos como probables, se añaden a las ya localizadas durante la anterior campaña de 2102. Esto debería hacer reflexionar a las autoridades 76

Combates en la Serra de la Creu, Junio de 1938. (Llucena, les Useres, Atzeneta del Maestrat, Castellón) incluso rebatir, la verdad oficial transmitida por las fuentes documentales.

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Agradecimientos Deseo expresar públicamente mi agradecimiento por la colaboración prestada en determinados momentos de este trabajo a los doctores Arturo Oliver y Ferrán Olucha así como a Francesc–Xavier Duarte.

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6 Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco Josu Santamarina Otaola1

RESUMEN

La gestión del pasado traumático reciente por parte de diferentes comunidades locales en el País Vasco parece moverse en unos parámetros definidos entre la conmemoración y la iconoclasia, es decir, el recuerdo y el rechazo. En nuestra investigación sobre la Arqueología de la Guerra Civil en el País Vasco nos detenemos en analizar cómo interactúan diversos agentes locales con la materialidad de la guerra y de la Dictadura de Franco. El trabajo arqueológico debe prestar atención sobre estos mecanismos de gestión de conflictos para así determinar qué pasos puede dar en una investigación situada y comprometida con su contexto político y social. Mediante tres estudios de caso en el frente alavés de la Guerra Civil, veremos tres procesos diferentes de producción, reproducción, destrucción y reconstrucción de memorias dolorosas asociadas al conflicto. ABSTRACT

The management of the traumatic recent past developed by different local communities in the Basque Country seems to move between the parameters of remembrance and iconoclasm. In our research on Archaeology of the Spanish Civil War in the Basque Country, we analyze how diverse local agents interact with the materiality from the war and Franco’s dictatorship. Archaeological practice should pay attention to these mechanisms of conflict management in order to determine the goals of site–based research, engaging with its political and social context. Through three case studies from the Araba Front of the Spanish Civil War, we will analyze three different processes of production, reproduction, destruction, and reconstruction of painful memories associated with the conflict. 1

1 Becario predoctoral en el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC, UPV–EHU) [email protected]

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Josu Santamarina Otaola 6.1. Introducción

los conflictos civiles, implican además la coexistencia en un mismo espacio de víctimas y victimarios (Renshaw 2011; González–Ruibal et al. 2014).

Desde 2014, momento en el que Xurxo M. Ayán Vila puso en marcha una línea de investigación sobre “Arqueología de la Guerra Civil y socialización del patrimonio en Euskadi” en la Universidad del País Vasco (UPV–EHU), llevamos a cabo diferentes labores de conocimiento y puesta en común de la gestión del pasado conflictivo reciente en el territorio. No sólo se trata de explorar arqueológicamente una zona en la que hay numerosos vestigios materiales de la Guerra del 36 –muchos de ellos todavía ocultos–, sino también de identificar a los sujetos “actantes”2 implicados en la particular “sociología del conocimiento” (Latour 2008) de este legado incómodo, así como analizar su actuaciones en materia de investigación y divulgación. Además, nuestros proyectos nacen y se desarrollan con vocación de socialización a escala local. No sólo es cuestión de prospectar, excavar y documentar. En esta línea de investigación es esencial conocer todas las relaciones de poder y contrapoder que se estructuran en torno a los bienes materiales –vestigios arqueológicos– e inmateriales –recuerdos traumáticos, silencios colectivos, reivindicaciones concretas, etc.– de un pasado que, como veremos, no se limita a la realidad de un evento bélico, sino que se estira en múltiples ámbitos de un conflicto complejo y de larga duración.

La noción de “post–conflicto” que ocasionalmente se utiliza para abordar contextos en los que ya no hay procesos violentos es más que discutible. La materialidad –y la relación de las personas con ella– apuntan en otra dirección muy distinta. Por ejemplo, en Irlanda del Norte, mientras que en las últimas décadas asistimos a una paulatina “pacificación” de la zona, las grietas que dividen a diferentes comunidades siguen ensanchándose. Como evidencia de ello, a principios de la década de 1990, había 18 muros divisorios entre comunidades católicas y protestantes en la ciudad de Belfast: en 2009 la cifra había ascendido hasta 88 (McAtackney 2011: 82). El hecho de que a estas barreras se las llame “peace–lines” en lugar de muros parece atender a una estrategia de “des–materialización” de una realidad de fractura social todavía muy activa. Aunque las expresiones de “violencia subjetiva” (sensu Žižek 2009) haya llegado a su fin –con el cese de las actividades armadas de diferentes organizaciones–, los mecanismos de “violencia objetiva”, materializados en discursos y en objetos como los muros, siguen activos. En el País Vasco, aunque no haya materialidades de división y exclusión tan evidentes como en Irlanda del Norte, el aparente clima de “post–conflicto” es más que dudoso si observamos con atención procesos sociales relacionados con materialidades en conflicto. Hay patrimonios “incómodos” (Prats 2005), “disonantes” (Turnbridge y Ashworth 1996) “negativos” (Meskell 2002) y “difíciles” (Logan y Reeves 2009) que día a día ponen en funcionamiento diferentes mecanismos de conflicto en la sociedad vasca actual. En este texto trataremos de algunos de ellos a partir de experiencias prácticas de Arqueología Social en el ámbito alavés.

En ese sentido, en el desarrollo teórico y práctico reciente de la Arqueología del Conflicto Contemporáneo cada vez se ha prestado mayor atención a las implicaciones sociales y políticas que conlleva una labor integral de investigación. Trabajar con vestigios materiales de un pasado traumático y cercano significa enfrentarse a lo abyecto (González–Ruibal y Hall 2015), a un “pasado ausente” pero muy presente (Buchli y Lucas 2001), a un objeto de silencio y dolor que ha tenido que ser digerido de una u otra forma por parte del colectivo social. La práctica arqueológica, además, en tanto que acción performativa y positiva sobre el paisaje en el presente (Barreiro 2012), implica un “parlamento de cosas” (parliament of things): la interacción entre “objetos, personas y discursos” (González–Ruibal 2002: 215). También es un ejercicio de visibilización de aquello que ha estado oculto durante décadas y de enfangarse en las “arenas de la memoria” (memory arenas) (Moshenska 2014: 170), esto es, en los mecanismos de recuerdo, conmemoración y olvido de una sociedad contemporánea (Connerton 1989; Connerton 2009).

Entendemos el patrimonio como un elemento conflictivo en sí mismo que se estructura como un “acto comunicativo” en forma de “negociación de la memoria, la identidad y el sentido del lugar” (Smith 2011: 42). Y es que, el patrimonio en las sociedades actuales puede verse como un “elemento cohesionador de un conjunto social crecientemente individualizado” (Hernando 2009: 90). Los conflictos que genera la “puesta en común” que implica un proceso de patrimonialización deben ser objeto de análisis en la misma medida en que lo son los conflictos del pasado que estudiamos (Sánchez–Carretero y Jiménez–Esquinas 2016). La Arqueología del Pasado Contemporáneo rompe las barreras entre pasado y presente y apela directamente al autoanálisis del nosotros (Harrison y Schofield 2009). Por lo tanto, trabajar con el patrimonio reciente fruto de procesos violentos supone enfrentarnos a nuestra “peor imagen”, aquella en la que nuestras contradicciones se visibilizan mediante la categorización y destrucción del Otro. Y es que la guerra es en definitiva un proceso de “transformación de la materia a través de la agencia de la destrucción” (Saunders 2005: 77), moldeando así tanto identidades individuales como colectivas.

Los vestigios arqueológicos de la Sobremodernidad, característicos por ser productos derivados de grandes procesos destructivos (González–Ruibal 2008), son evidencias y marcas de una era: el conflictivo siglo XX o la “era de los extremos” (age of extremes) (Schofield 2009: 22). Estos restos materiales nos muestran graves momentos históricos de fractura social y política que, en el caso de Según la Teoría del Actor–Red de Bruno Latour, “actante” es cada elemento que interviene en la red que compone el sistema sociológico de construcción del conocimiento. Latour engloba tanto sujetos, como objetos, materiales e inmateriales, en su análisis.

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Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco Tomando en cuenta estas aportaciones teóricas en el seno de la Arqueología del Conflicto Contemporáneo y de los estudios críticos sobre patrimonio, planteamos nuestras investigaciones en el País Vasco como un espacio de acción sobre el paisaje humano en tanto que político. Trabajamos en el conocimiento y en la visibilización de procesos históricos como la Guerra Civil española en el País Vasco (1936–1937), la implantación y el desarrollo de la Dictadura de Franco sobre el territorio (1937–1975) y las tensiones más recientes como en el denominado “conflicto vasco”.

del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, aún en proceso de construcción y con sede en la ciudad de Vitoria–Gasteiz. Como dice el propio Ministerio, la “llegada de estos archivos al Centro Memorial convertirá a esta Fundación en un centro de referencia para la investigación sobre la banda terrorista que ha causado cientos de víctimas mortales”. Un año después de la escenificación del desarme por parte de ETA, estamos asistiendo a la incipiente “musealización” de su historia por parte del Estado. Sin embargo, hay que decir que no se trata del primer intento de creación de un museo sobre el conflicto político armado reciente en el País Vasco. En 2004, Xabier Zumalde “el Cabra”, jefe militar de ETA entre 1965 y 1976, ya intentó crear un “Museo de ETA” aprovechando la infraestructura física del Museo Etnográfico de Artea (Bizkaia). Para la conformación del fondo museístico, el propio Zumalde declaró haber desenterrado armas y documentación de diferentes zulos escondidos en los montes y no utilizados desde la década de 1970. El “Museo de ETA” fue rápidamente clausurado por parte de las autoridades judiciales y en los medios de comunicación se habló de que todo podía formar parte de una “campaña publicitaria” fomentada por Zumalde con el objeto de promocionar su último libro, Las botas de la guerrilla (2004).

Para empezar, presentaremos brevemente el estado general de la cuestión en materia de investigación y gestión del pasado de la Guerra Civil española en el País Vasco. Prestaremos mucha atención en qué agentes intervienen, así como qué actitudes se encuentran y enfrentan en este ámbito. El análisis de la situación actual nos llevará a la explicación de los principios que guían nuestra labor en la socialización de estos patrimonios conflictivos, centrándonos para ello en varios estudios de caso concretos en los que hemos trabajado en el territorio de Araba/Álava. Para acabar, se expondrán una serie de puntos abiertos a la discusión para así abordar conceptos clave en el desarrollo de una Arqueología Social del Conflicto Contemporáneo, tales como “comunidad”, “mediación”, “consenso” y “conflicto”.

Estos diferentes hitos recientes en la historia del País Vasco pueden servirnos como punto de partida en la contextualización de la práctica investigadora en el marco de una Arqueología del Conflicto Contemporáneo. Si ponemos el foco en las declaraciones de la organización ETA se comprueba que estamos asistiendo al final de un camino. En este sentido, el Gobierno español, en colaboración con el Gobierno francés, parece haber emprendido también la senda de la “memorialización”. Al igual que el “Museo de ETA” de Zumalde en 2004, el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo se nutrirá de arsenales reales de ETA, así como de documentación histórica del grupo. Sin embargo, el experimento museográfico de 2004 fue clausurado y condenado. Tal vez se pueda pensar que entre 2004 y 2018 han pasado muchas cosas –y el breve repaso que acabamos de hacer de diferentes eventos dirigidos hacia el fin de ETA es una muestra de ello. No es lo mismo que en 2004, cuando la organización todavía cometía atentados, un ex–miembro desenterrase zulos y los expusiese en el museo de su pueblo, que un Gobierno promueva la creación de un Centro Memorial de carácter oficial en un contexto, como decimos, de aparente “post–conflicto”.

6.2. Estado de la cuestión: El País Vasco del “Post– conflicto” y el estudio de la Guerra Civil Española En octubre de 2011 la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anunció el cese definitivo de su actividad armada. Casi seis años después, en abril de 2017, el grupo escenificó su desarme en el País Vasco francés en colaboración con personas intermediarias civiles de la asociación Artisans de la Paix, para así señalizar y entregar a las autoridades policiales hasta ocho arsenales (zulos). La noticia más reciente en esta sucesión de eventos nos remite a los días 5 y 6 de febrero de 2018, cuando un convoy de camiones trasladó de París a Madrid un gigantesco corpus de materiales incautados a ETA. El “archivo de ETA” –como ha sido llamado por parte del Ministerio del Interior español– se compone de más de 40.000 folios de documentación escrita, cientos de terabytes de documentación digital y “más de 300 armas y piezas de armas de todo tipo (pistolas, revólveres, armas camufladas en objetos, lanzagranadas, etc.)” (Ministerio del Interior, 2018). Estas armas “serán objeto de estudios balísticos para cotejarlas con atentados sin esclarecer que hayan sido cometidos en España”.

Sin embargo, la clausura del Museo de ETA de 2004 y la incipiente creación del Centro Memorial de Vitoria–Gasteiz parecen ser dos hechos que nos hacen poner en duda ese planteamiento de la sociedad vasca como inmersa en ese proceso de “post–conflicto”. Tras el silencio de las armas por parte de ETA, otros mecanismos violentos siguen marcha, como por ejemplo el de la patrimonialización. Tras diferentes representaciones del conflicto –atentados, detenciones y torturas, secuestros, etc.–, el “conflicto

Además, hay que hacer constar que esta operación de traslado, fruto de la colaboración entre las autoridades francesas y españolas, ha recibido el nombre de “operación Mémoire vivante”. Esta denominación de “memoria viva” parece guardar relación con el destino final de este fondo material y documental de la organización desarmada: el “archivo de ETA” ingresará en el “banco de la memoria” 81

Josu Santamarina Otaola vasco” se mueve ahora entre los parámetros del conflicto de las representaciones –cómo (no) contar, cómo (no) preguntar y cómo (no) mostrar.

en la colección de “Monografías de la Guerra Civil en Euzkadi” de la Asociación Sancho de Beurko que asume los principios básicos de la historiografía militar española en la línea de las obras clásicas de Martínez Bande sobre la Guerra Civil (Vargas Alonso 2014). En muchos casos, los trabajos se estructuran como ediciones comentadas de documentación primaria de carácter militar. De esta forma, el “rigor historiográfico” se limita a la reproducción acrítica de discursos del pasado. Además, de cara a la práctica arqueológica, los y las profesionales del sector a menudo se encuentran con un abierto rechazo por parte de estos amateurs con acusaciones como “intrusismo” en un ámbito que han considerado suyo (como consecuencia del silencio académico imperante hasta hace poco). En este caso, en ocasiones se hace difícil la coexistencia – no digamos ya la convivencia y la colaboración– entre amateurs y profesionales en Arqueología.

Se podría pensar que un contexto de “pacificación” de la sociedad vasca puede ser el idóneo para el estudio de procesos violentos recientes. De hecho, como señalan Herrero y Ayán, desde el anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de ETA, se han materializado diversos proyectos de patrimonialización del legado propiamente bélico de la Guerra del 36, tales como diversos campos de batalla y varias iniciativas museísticas (2016: 117). Los grupos de recreación histórica, el amateurismo, la implicación de diferentes asociaciones y el apoyo cada vez mayor a estos agentes por parte del Gobierno Vasco parecen dibujar un mapa de construcción colaborativa de un pasado traumático. A pesar de esa imagen idílica, el panorama es bastante más complejo.

En el ámbito académico, la Universidad pública vasca ha vivido un verdadero boom en cuanto se refiere a publicaciones sobre la Guerra Civil, la Dictadura y los posteriores procesos violentos vividos en el país. En una gran cantidad de estos títulos se apela continuamente a una elitista división entre Memoria –relato popular, o mejor, del populacho– e Historia –coto de actuación particular del “experto” académico, en masculino y singular. Por ejemplo, se presenta la necesidad de un “pacto historiográfico, en tanto que “pacto entre adultos”, dejando así de lado la “historia de guardería” que el colectivo social se encarga de crear y absorber y que es “una representación del pasado destinada a un nivel cognitivo de preescolar” (Molina Aparicio y Pérez Pérez 2015: 25) o también se denuncia que “cualquiera se siente capacitado para hablar de historia y hasta en nombre de la historia” (Rivera 2004: 71). Tal y como lo señalaba González–Ruibal hace un tiempo, en un primer análisis sobre la sociología del conocimiento de la Arqueología de la Guerra Civil española, la derecha española –encarnada en las élites dominantes– no niega directamente la posibilidad de investigación de pasados controvertidos, sino que los limita a los espacios académicos y así evita todo debate público (2002: 220). Ésta parece ser la actitud dominante por parte de la Academia vasca y su concepción de pasado como espacio exclusivo para expertos.

Una de principales ideas que subrayamos es que en este territorio existe un amplio y denso tejido asociativo. En 2015, un informe emitido por el recién creado Gogora: Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos presentaba un directorio de entidades civiles que participaban de una u otra forma en la construcción de discursos históricos y patrimoniales. En este apartado, titulado “Espacios por la memoria viva contemporánea: Lugares de memoria protagonizados por entidades públicas y privadas” se mencionan hasta 75 entidades (Gogora 2015: 11–41). Muchas de estas asociaciones se limitan a un ámbito local, hasta el punto de que el panorama puede definirse como de “reino de taifas”. En el ámbito de las asociaciones parece que se siguen dos grandes grupos de actitudes. Por un lado, hay entidades abiertamente políticas que ven el estudio y la difusión del conocimiento sobre la Guerra Civil y la Dictadura como un ámbito más de acción. En ese sentido, la izquierda independentista o izquierda abertzale, como cultura política que ha ocupado una gran cantidad de espacios de sociabilidad en las últimas décadas (Rodríguez Fouz 2010), se ha mostrado también muy activa en este apartado. Además, en la búsqueda de legitimidades, la izquierda abertzale se ha reclamado históricamente como heredera de la actividad de los combatientes nacionalistas vascos, los gudaris (Mees 2015; Fernández Soldevilla 2016). El Partido Nacionalista Vasco (PNV), actualmente en el Gobierno autonómico, promueve igualmente esa herencia política y simbólica de sus combatientes en la guerra. El gudarismo es pues uno de los ingredientes específicos en la sociología del conocimiento de la Guerra Civil en el País Vasco.

Contra estas actitudes epistemológicamente insostenibles en las que el pasado colectivo es el ámbito particular de análisis de un grupo selecto de individuos, la Arqueología de la Guerra Civil española necesariamente debe apostar por una ruptura en el orden científico del “sujeto investigador– objeto de la problemática” al terreno de la relación horizontal “sujeto investigador–sujeto de la problemática” (Marín 2014: 117). En Arqueología trabajamos con bienes colectivos que ya convivían con personas en el ámbito local antes de la llegada de los y las profesionales del sector. La Arqueología de la Guerra Civil debe contribuir en la creación de “paisajes de contramemoria” haciendo públicos pasados oscuros y olvidados que promuevan el debate social (Alonso 2008: 295). Desenterramos paisajes

Pero, por otro lado, hay que destacar que hay una serie de grupos, amateurs y, en algunos casos, “bunkerólogos”, que definen su actividad como “apolítica” e incluso como “neutral” en tanto que objetiva (González–Ruibal et al. 2015: 120). En este caso, se ha generado una buena cantidad de literatura propia de la Historia Militar en su sentido más positivista. Un ejemplo de ello lo encontramos 82

Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco

Figura 1. Mapa con los lugares señalados como estudios de caso en Araba/Álava: San Pedro, Ketura y Urbina.

ausentes que ayudan a deconstruir el paisaje presente (Ayán Vila 2008), en gran medida, heredero de las políticas territoriales y simbólicas del Régimen de Franco.

Con la apertura de esta línea de investigación se buscó en un principio conocer la situación actual de la construcción de conocimiento histórico y patrimonial sobre la Guerra Civil en el País Vasco. Hemos hablado ya de la acción de decenas de asociaciones y de la concepción cerrada acerca del debate que sustentan algunas voces de la Academia. En otro ámbito, hay que destacar que la Sociedad de Ciencias Aranzadi lleva más de una década desarrollando su labor de exhumación de fosas con el objetivo de rescatar a personas represaliadas. El Instituto Gogora, la institución específica en materia de Memoria Histórica creada por el Gobierno Vasco, se está mostrando como un sólido soporte en esta labor de búsqueda de personas desaparecidas.

No vale la “vieja excusa de la politización del patrimonio de la Guerra Civil” (Pérez–Juez 2017), en la medida en que hay una demanda social –recordemos que sólo en el País Vasco hay unas 75 entidades civiles– y una necesidad de justicia retributiva con quienes no han tenido voz durante décadas. Rescatar y hacer público el incómodo legado de la Guerra Civil y de la Dictadura forma parte del proceso investigador en materia de historiografía del conflicto, pero también significa hacer pública la responsabilidad de gestión de trances complicados a los que nos enfrentamos como sociedad (en teoría) democrática. En ese trabajo, quienes hacemos Arqueología no podemos ser neutrales, sino que debemos ser también personas mediadoras entre colectivos locales, Administración pública –ya sea gobierno o universidad– y el propio bien común arqueológico (Perring y Van der Linde 2009). En definitiva, es una Arqueología “conflictiva por naturaleza y nosotros pensamos que es precisamente en las trincheras (físicas y virtuales) en donde debemos mojarnos, reivindicar la utilidad de lo que hacemos, aprender de los demás y llevar a buen puerto nuestros combates por la Historia y por la Arqueología” (Ayán Vila 2016: 271).

Por nuestra parte, uno de los objetivos de la investigación ha sido el de conocer y visibilizar otras materialidades derivadas de la Guerra Civil y la Dictadura de Franco. Desde 2016 trabajamos en el monte San Pedro (Amurrio–Orduña, Araba–Bizkaia) a modo de campo de experimentación en una labor integral de Arqueología de un campo de batalla (battlefield archaeology) (Santamarina Otaola et al. 2017). En 2017, gracias a una ayuda económica del Gobierno Vasco, se emprendió la tarea de localizar y documentar todas las posiciones de guerra del frente alavés entre 1936 y 1937. Dentro de ese proyecto se inició también un estudio arqueológico integral de dos fortines republicanos en Ketura (Zigoitia, Araba), poniendo una especial atención en la documentación de decenas de “grafitis de guerra” realizados por milicianos apostados aquí hace 80 años (Santamarina Otaola et al. 2018, en prensa). Por último, otra línea de trabajo se ha vertebrado en torno a la gestión local y oficial del patrimonio nacionalcatólico de la Dictadura, los símbolos y los lugares del Paisaje de la Victoria (Ayán Vila y García Rodríguez 2016;

6.3. Entre la conmemoración y la iconoclasia: Tres ejemplos de arqueología social sobre el conflicto en el País Vasco Como se ha señalado anteriormente, el proyecto de “Arqueología de la Guerra Civil y socialización del patrimonio en Euskadi” comenzó su andadura en 2014. 83

Josu Santamarina Otaola

Figura 2. Vista de uno de los fortines de Ketura (Zigoitia, Araba) e imagen de detalle de uno de los conjuntos de “grafitis de guerra”.

Santamarina Otaola y Herrero Acosta 2016 en prensa). A continuación, abordaremos brevemente tres estudios de caso dentro de este marco de actuaciones, en tanto que creemos que en ellos han entrado en juego algunos mecanismos de conmemoración e iconoclasia propios de los conflictos que despierta el conocimiento y la gestión de estos patrimonios incómodos en el País Vasco actual.

el uso de piquetas de alambrada y sacos terreros en la construcción de los fortines. Este proyecto fue enfocado como una oportunidad de labor integral de socialización del patrimonio de la Guerra Civil a corto y medio plazo. Durante la propia realización de los trabajos se organizaron barferencias y charlas en los pueblos de alrededores, así como la recogida de diversos testimonios orales de vecinos y vecinas. Además, se promovieron contactos con el cercano Museo de Alfarería Vasca. Este centro es el principal atractivo cultural del municipio. En un caserío–taller reconstruido se recoge la historia de siglos de tradición alfarera en el pueblo de Ollerías. Una historia precisamente rota por la Guerra Civil, cuando la localidad se situó en “tierra de nadie” (no man’s land) y fue duramente bombardeada en varias ocasiones. La construcción del embalse de Urrunaga en los 40 supuso el fin definitivo de este modo de vida (Gómez de Segura 2013). De esta forma, la construcción y destrucción de paisajes culturales locales en este lugar no se entiende sin la historia de la Guerra Civil y la Dictadura de Franco.

6.3.1. Topofobia y resiliencia local en el entorno de Ketura En mayo de 2017 pusimos en marcha un estudio arqueológico integral en el paraje alavés de Ketura, en el extremo norte de la provincia, a pocos kilómetros del límite con Bizkaia. Esta zona fue la primera línea del frente entre 1936 y 1937. Al principio del conflicto, las autoridades se mostraron leales en Bilbao, pero en Vitoria, las fuerzas militares se alzaron y las instituciones republicanas fueron rápidamente depuradas (Gómez Calvo 2014). Nuestro trabajo se centró en la documentación de dos fortines cúbicos de cemento emplazados en lo que fue la vanguardia del sector republicano de Ubidea.

Una gran parte del trabajo de socialización del proyecto arqueológico se desarrolló en el vecino pueblo de Elosu. Esta aldea también estuvo a merced de los dos fuegos en la contienda. La escasa solidificación de un frente poco establecido al inicio de la guerra supuso que ambos bandos cometieran atrocidades de diverso tipo en el lugar. La historia que más duramente ha marcado la memoria colectiva de Elosu nos remite a la noche del 20 de octubre de 1936, cuando un grupo de milicianos republicanos llegó aquí, guiado por un vecino conocido como “El Buey”. Éste tenía varios cargos penales en su contra con anterioridad a la guerra. Aquella noche elaboró una lista de vecinas y vecinos del pueblo. Éstos fueron sacados de sus viviendas, detenidos y retenidos en un caserío cercano. Los milicianos celebraron la captura del botín y posteriormente asesinaron al grupo de diecisiete vecinos y vecinas de Elosu (Aguirregabiria y Tabernilla 2013: 86). Sus cuerpos fueron enterrados en una fosa común en el entorno de Ketura, a apenas cien metros del lugar en el que meses más tarde se construirían los fortines.

La 4ª compañía del batallón “Madrid” de la UGT construyó y defendió estas posiciones en marzo de 1937, dejando sobre el cemento fresco decenas de inscripciones. En estos grafitis, documentados arqueológicamente mediante fotogrametría digital con iluminación artificial, se recogen los nombres de la agrupación militar, nombres propios de sus componentes y símbolos como una hoz y un martillo. La excavación de estas posiciones no aportó demasiados hallazgos en forma de cultura material, en la medida en que esta zona fue profundamente alterada por trabajos de maquinaria en la década de 1940, en el contexto de construcción del cercano embalse de Urrunaga. A pesar de ello, se documentaron algunos casquillos de fusil checoslovaco y de pistola del calibre “9 corto” con los que hipotetizar sobre una eventual defensa de esta posición en los primeros días de abril de 1937, cuando el ejército sublevado desató su gran ofensiva sobre el frente vasco. La excavación de los fortines también ha permitido conocer algunos aspectos de las labores de fortificación, tales como 84

Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco décadas por el grave exceso cometido por unos pocos parecía un problema inicial difícil de salvar. Gracias a la documentación de archivo pudimos comprobar que los milicianos del batallón Madrid que estudiábamos en los fortines no tenían nada que ver con aquellos que secuestraron y asesinaron a la población civil en Elosu. Sin embargo, pensamos que se nos planteaba un reto complicado: visibilizar y valorizar, como decimos, a un bando doblemente castigado en la zona, por vencido y por atroz. A pesar de ello, en nuestra labor de observación participante y etnografía de la memoria local, pronto se pudo apreciar que la comunidad había empleado sus propios mecanismos culturales en la gestión del trauma. Durante décadas, el cementerio de Elosu lució los nombres de las personas asesinadas en la conocida como “masacre de los diecisiete” de 1936. Como hemos dicho, el mensaje oficialista que se apropiaba del recuerdo de los hechos era rotundo: “las hordas marxistas” habían sido las ejecutoras del acto de barbarie. Años de silencio se cernieron sobre el lugar y nada parecía poder contradecir esta verdad institucionalizada. Hasta que hace unos diez años, diversos agentes locales, como la promotora y gestora del Museo de Alfarería Vasca, promovieron un nuevo proceso de memorialización desde abajo. En el 70º aniversario de la masacre se celebró una misa en homenaje a las diecisiete víctimas, se juntaron familiares de diversas opiniones y colocaron una nueva placa sobre la anterior. En ningún momento se planteó destruir la anterior. En la nueva lápida el mensaje es bien distinto: “víctimas de la barbarie de la guerra”. La asepsia formal como medio para la convivencia vecinal. La despolitización como forma de resiliencia.

Figura 3. Lápida conmemorativa colocada en 2006 en homenaje a los “diecisiete de Elosu” asesinados en 1936.

Según testimonios orales de la zona, en la posguerra, las autoridades del Régimen exhumaron los cadáveres y les dieron sepultura en el cementerio de Elosu. Durante décadas, una placa recordaba a estas personas asesinadas por “las hordas marxistas”. La política de recuperación de “mártires” cuyas memorias pudiesen ser adjudicadas al bando vencedor dejó una evidencia material en pleno corazón simbólico de la localidad. La atrocidad cometida, en principio por motivos personales, alcanzaba así el aura de “martirio heroico”.

Estemos de acuerdo o no con este proceso de memorialización local, sin duda, es algo que ha tenido efectos interesantes. Otros espacios en la zona, marcados en la memoria colectiva como escenarios de asesinatos masivos durante la guerra, como el cercano pinar de Txabolapea, han sido objeto de “topofobia” durante años (Tuan 2007). A las niñas y niños del pueblo se les ha dicho que no jueguen allí y las sendas montañeras para el paseo parecen evitar este lugar. Sin embargo, la exhumación de la fosa de Ketura con las diecisiete víctimas en la posguerra y su posterior re–memorialización desde abajo y motu proprio han servido como “digestión necesaria” de un hecho flagrante del pasado. El hecho de que un equipo arqueológico removiese la tierra en Ketura no despertó temor o rencor alguno en el vecindario de Elosu, gracias al proceso que la propia comunidad local había ido haciendo.

Este suceso, relativamente lejano en el tiempo pero cercano y doloroso en la memoria colectiva, parecía presentar algunos retos a nuestro planteamiento de trabajo en los fortines republicanos de Ketura. Con nuestra labor queríamos contribuir en la dignificación de los vencidos en el conflicto, además valiéndonos para ello de sus propias “voces” olvidadas en los muros de cemento durante décadas. Frente a la existencia de múltiples monumentos franquistas en la zona que celebraban la victoria sublevada frente a los “rojo–separatistas” (González de Langarica y López de Maturana 2008; Ruiz Llano 2012), con la visibilización de los fortines y sus grafitis planteábamos la necesidad de presentar un relato alternativo que pudiera despertar un verdadero debate público. El hecho de dignificar la historia de un bando criminalizado durante

A partir de ahora, con el trabajo de socialización en marcha, la asociación etnográfica local Abadelaueta ha tomado el timón del “empoderamiento patrimonial”. Este grupo hace excursiones abiertas a todo tipo de público el tercer sábado de cada mes. En estas rutas se han recogido numerosos testimonios con los que contextualizar mejor el patrimonio disperso y complejo de la Guerra Civil 85

Josu Santamarina Otaola y la Dictadura en la zona. La idea que ahora empieza a materializarse es la de crear rutas de senderismo, con señalética fija, con las que unir diferentes puntos de interés histórico y medioambiental. La iniciativa patrimonializadora está en manos de los agentes locales y nuestro equipo técnico se está limitando a asesorar y mediar entre diferentes partes interesadas. Es decir, por nuestra parte buscamos más contribuir en que dirigir el proceso de patrimonialización del conflictivo pasado. En todo ello hay que destacar que se ha elegido el conjunto arqueológico de los fortines republicanos de Ketura como el punto de reunión y partida de una de las rutas culturales. De esta forma parece completarse el proceso social de la “topofobia” a la “topofilia”.

El ejemplo de la desaparición paulatina de la memoria colectiva sobre las Guerras Carlistas del siglo XIX puede encender las alarmas de un proyecto de investigación y socialización del patrimonio de la Guerra Civil y la Dictadura. No sólo parece que el paso del tiempo ha contribuido al emborronamiento del recuerdo del conflicto, sino que la ausencia real de un debate público parece haber sido aún más determinante en este sentido. Como señalábamos en un principio, desde ciertas instancias de la Academia se reclama la titularidad exclusiva del discurso sobre el pasado, sacando así la narración de las calles. Este desempoderamiento social parece contribuir en los mecanismos del olvido. Por ello, nuestra labor arqueológica en los campos de batalla del monte San Pedro (Amurrio–Orduña, Araba– Bizkaia) se ha centrado especialmente en explorar las dimensiones políticas de los hechos acaecidos 80 años atrás en los colectivos locales actuales. Frente a planteamientos idílicos y patrimonialistas naïf de la Guerra Civil en clave de “bunkerología apolítica”, nos hemos valido del conocimiento crítico del pasado como herramienta para la confrontación política con el presente. Además, siendo conscientes de la paulatina pérdida de testimonios vivos sobre la Guerra Civil, se ha apostado por subrayar el contenido controversial de la materialidad estudiada en este lugar.

6.3.2. “¿Y esta guerra… de qué siglo es?”: socialización del patrimonio en el monte San Pedro La pregunta del título –“¿y esta guerra… de qué siglo es?”– fue enunciada por una niña de 12 años en su visita al Museo BIBAT de Vitoria–Gasteiz durante la Semana de la Ciencia de 2015. En aquel evento, la principal actividad de difusión científica protagonizada de la UPV–EHU, nuestro equipo presentó un stand con el título Con novedad en el frente: Guerra Civil y cultura científica. En él se mostraban imágenes, vídeos y objetos de nuestras labores arqueológicas en diferentes frentes de la Guerra Civil española. Esta chica, que anotaba lo que íbamos contando en su bloc de notas, planteó esta duda en el momento en que su grupo escolar debía abandonar el stand. Esto hizo que nos diéramos cuenta de que la que, durante mucho tiempo fue la “guerra del abuelo”, cada vez sea más vista como la “guerra del bisabuelo” o incluso “del tatarabuelo”.

El monte San Pedro, en la parte occidental del frente alavés, fue el escenario de dos importantes batallas. Por una parte, en otoño de 1936, partidas de requetés guarnecían estas posiciones, siendo muchos de los combatientes jóvenes vecinos de las aldeas próximas. En diciembre de 1936, en el contexto de la Batalla de Villarreal, la única ofensiva emprendida por el Ejército Vasco en toda la contienda (Aguirregabiria 2014), se libraron duros combates por el control del monte San Pedro y su entorno. Varios batallones consiguieron ganar terreno con un alto coste en bajas. En los meses siguientes, desde diciembre de 1936 hasta mayo de 1937, San Pedro estuvo en manos de varios batallones republicanos. La V Brigada del Ejército Vasco fue la encargada de defender estas posiciones, así como de fortificarlas intensamente hasta crear una gran parte del paisaje actual de trincheras, pozos de tirador, abrigos, nidos de ametralladora y hasta una galería subterránea de 40 metros de profundidad. Esta V Brigada estaba compuesta por tres batallones de colores políticos muy diferentes: el nacionalista batallón “Araba” (PNV), el comunista “Leandro Carro” (PCE) y el anarquista “Bakunin” (CNT) (Beldarrain 2012). De esta forma, durante medio año, este lugar fue el escenario de una convivencia política compleja, similar a la vivida en otros frentes republicanos durante la guerra. Casi el único punto en común entre todos los batallones era su compromiso antifascista, si bien las visiones de la guerra eran realmente dispares entre sí. Los nacionalistas vascos, por ejemplo, proyectaban el conflicto como una “invasión española” (Núñez Seixas 2007), aunque resultase innegable que los requetés que tenían enfrente eran jóvenes alaveses que voluntariamente

Entre 2016 y 2017 se celebraron varios homenajes por sucesos de la guerra en el País Vasco. El Instituto Gogora protagonizó numerosos actos oficiales en los que un número resonaba con fuerza: 80. 80 años. Ocho décadas de distancia respecto a uno de los hechos más trágicos y determinantes de nuestra historia. Ocho décadas en las hemos perdido miles de testimonios vitales que nunca más podrán ser estudiados directamente. Un compañero del Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) estudia arqueológicamente las Guerras Carlistas del siglo XIX. Si bien existe documentación escrita en archivos y los restos de fortificaciones liberales y tradicionalistas todavía son visibles en algunos puntos de la geografía vasco–navarra, este arqueólogo a menudo señala que las Guerras Carlistas parecen haber sido “borradas” de la memoria colectiva (Roldán 2018). No hay un recuerdo colectivo en torno a los sucesos de las otras guerras civiles que azotaron el territorio. No hay testimonios ni siquiera de segundo nivel, derivados de la tradición oral. La propia tradición oral, como mecanismo de reproducción cultural, está en crisis en las sociedades contemporáneas (Llona 2012). El tiempo parece haber difuminado las aristas sociales y políticas de estos conflictos, de la misma forma en que el agua y el viento erosionan una roca. 86

Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco diálogo con colectivos locales ha sido el ya mencionado gudarismo. Esto es, el protagonismo mnemónico del nacionalismo vasco como referente simbólico de la resistencia en la Guerra Civil. Muchas de las personas que se acercaron a la excavaciones trajeron documentos e historias relacionadas con abuelos y otros parientes que habían combatido en el batallón nacionalista Araba. No fue así con otros destacamentos. No hubo testimonios de descendientes de comunistas o anarquistas y, muchos menos, de parientes de requetés y otros combatientes de las filas de Franco. La sociología política actual de la zona, fuertemente dominada por las opciones nacionalistas y soberanistas vascas, parece haber sido determinante en este proceso de “ocultamiento”. Dentro del compromiso por la contextualización histórica y por la confrontación crítica con el pasado, esta realidad fue planteada como un nuevo reto en la socialización del proyecto.

engrosaban las filas del Ejército de Franco (Ruiz Llano 2016). Nuestro equipo ha desarrollado dos campañas arqueológicas en el monte San Pedro (2016 y 2017). En las labores de excavación se ha seguido el modelo de socialización del patrimonio del “Abierto por obras” que tan buenos resultados ha dado durante dos décadas en la gestión investigadora de la Catedral de Santa María de Vitoria–Gasteiz liderada por el GPAC (Azkarate 2008). Decenas de personas se han acercado a las excavaciones y los resultados han sido compartidos en tiempo real a través de plataformas diversas: barferencias, charlas y encuentros en pueblos, redes sociales, stands en la Semana de la Ciencia, visitas guiadas de campo y hasta unas jornadas con jóvenes en el marco de un campus científico de verano. En mayo de 2017, se organizó una jornada de trabajo comunal (auzolan) con vecinas y vecinos de la zona con el objeto de hacer labores de limpieza en las ruinas de la ermita medieval de San Pedro, estableciendo así un diálogo entre patrimonio comunitario y pasado conflictivo reciente. El 27 de mayo de 2017 se llevó a cabo también una Jornada de Puertas Abiertas conmemorando el 80º aniversario de la última batalla en el monte San Pedro, aquella que supuso la derrota republicana y el final del frente en esta zona del País Vasco.

De esta forma, tomando como ejemplo diversas experiencias de “refotografía” en otros lugares relacionados con la Guerra Civil española, como en Barcelona con el proyecto “Experiencia Centelles: Arqueologia del Punt de Vista”, propusimos una actividad colectiva en el pueblo de Untzaga/Unzá, al pie del monte San Pedro. En el Archivo Municipal de Vitoria–Gasteiz tuvimos la oportunidad de acceder al fondo fotográfico de José Heredia, el “Cojo de Hermua”, quien legó una gran colección de imágenes de las fuerzas requetés destacadas en el “Frente de Orduña–Unzá”. Siguiendo los principios básicos de la práctica refotográfica, la idea que se planteó fue la de organizar un “paseo gráfico”, con vecinos y vecinas del

Un aspecto que ciertamente ha llamado la atención a lo largo de este proceso de socialización en clave de

Figura 4. Vista de una de las áreas de investigación del monte San Pedro (Amurrio–Orduña).

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Josu Santamarina Otaola Arquitectura. Y para acabar, el ejercicio de refotografía sirvió como recurso para la personificación de sujetos históricos, poniendo así rostro(s) a una realidad cultural y política hoy poco comprendida: el Requeté vasco.

pueblo de Unzá, recorriendo los lugares capturados en las instantáneas para así tomar imágenes actuales en los mismos emplazamientos. La actividad fue un éxito en la medida en que acudió una treintena de personas en una aldea que no supera los 50 habitantes. Mostramos las fotografías que reflejaban escenas más o menos cotidianas de las fuerzas requetés destacadas en este frente. Una de las actividades realizadas fue la propia búsqueda de los lugares y el reconocimiento de las personas fotografiadas.

Álava fue, después de Navarra, la segunda provincia que proporcionalmente aportó más voluntarios y voluntarias a la causa de Franco. Como decimos, la realidad política de la zona actualmente es muy diferente a la de hace 80 años. Para sorpresa de muchos y muchas en la actualidad, algunas de nuestras genealogías pasan por varias generaciones de creyentes en el trinomio “Dios, Patria y Rey”. El carlismo fue una cultura política de larga duración que, si bien hoy en día es residual, fue hegemónica en el ámbito rural vasco durante mucho tiempo. Hoy, quienes abrazan los principios políticos del nacionalismo vasco y de la izquierda y, por lo tanto, asumen la causa dignificadora de los vencidos, ocasionalmente rehúsan aceptar sus antecedentes familiares en el lado de los vencedores.

Este ejercicio resultó sumamente interesante por varios motivos. Para empezar, como ejercicio de devolución a la comunidad local de parte de su memoria visual –en este caso, en formato fotográfico– guardada hasta ahora en los fondos de un archivo durante décadas. En segundo lugar, como transmutación de roles, en tanto que quienes participaron en el ejercicio adoptaron un papel activo en la búsqueda de los lugares históricos. La forma de localizar emplazamientos se basa en la observación analítica de elementos como los paramentos de los edificios y la escenografía urbana de calles y plazas. Además, en un ejercicio comparativo, una de las claves reside en confrontar la materialidad del pasado con la del presente, apreciando así cambios y continuidades. Con este acto performativo, toda la aldea de Unzá se convirtió en un registro arqueológico susceptible de ser analizado de forma multivocal. Todo el mundo hizo Arqueología de la

De esta forma, la puesta en común con material gráfico fue una gran oportunidad de contextualización histórica de un fenómeno político rechazado en tanto que incomprendido. No se trató en ningún momento de equiparar bandos –algo que ya hemos señalado al principio de este texto–, sino de profundizar en la confrontación crítica entre pasado y presente. Así, después de 80 años de silencios incómodos, las generaciones actuales –jóvenes y mayores– empiezan a valerse de la materialidad histórica –fotografías, pero

Figura 5. Ejercicio colectivo de refotografía en la aldea de Untzaga/Unzá con una imagen de requetés junto a la vieja taberna hacia 1936–37.

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Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco también el propio monte San Pedro como “foco de memoria” (mnemotopoi)– como ejes en la transferencia intergeneracional y en la comprensión crítica del pasado. 6.3.3. De la “Guerra del 36” a la “Guerra del 58”: una estela nazi en el pueblo de Urbina El 31 de marzo de 1937 Mola encabezó personalmente la ofensiva sublevada contra el frente vasco. Desde una atalaya cercana a la aldea de Urbina (Legutio, Araba) dirigió el primer ataque combinado aire–tierra en la historia militar (Jiménez de Aberasturi 2003: 178). La Legión Cóndor alemana tuvo un papel destacado en el bombardeo de las posiciones vascas en el frente alavés. Los soldados de las Brigadas de Navarra, para facilitar el avance, caminaban monte arriba “con flechas blancas pintadas en la espalda […] cuando localizaban un punto fuerte, se tumbaban en el suelo señalándoselo a los aviones” (Huidobro 2005: 113). Ese día, el 31 de marzo, está marcado en el calendario conmemorativo vasco por otros dos motivos: la aviación italiana bombardeó brutalmente la villa vizcaína de Durango causando más de 200 muertos y, en la retaguardia franquista, las autoridades fusilaron a los últimos supervivientes de la corporación municipal republicana de Vitoria, a modo de castigo ejemplarizante.

Figura 6. Urbina (Legutio). “Plaza de Iñaki / Tu dulce sonrisa vivirá con nosotros/as / Militante de ETA / Asesinado el 17 de agosto de 1991”.

que financiar la reconstrucción de estos hitos (Casanova 2008; Molina Aparicio 2013). En este escenario de confrontación ideológica, varios jóvenes de Urbina han tomado la estela alemana de la Legión Cóndor como repositorio de su violencia contra el régimen político de cada momento. En la década de 1980, varios vecinos formaron un grupo llamado Arrano Beltza (“Águila Negra”, un símbolo muy utilizado por la izquierda abertzale), protagonizaron diversos ataques contra el monumento y los reivindicaron como parte de su lucha (Cabello 2004: 126). En los últimos años, a pesar del cautiverio en prisión, el exilio o hasta la desaparición física de algunos de estos vecinos, los actos violentos contra la estela han seguido sucediéndose. El último fue protagonizado por Ernai, órgano juvenil de la izquierda abertzale, en el marco de varias acciones contra símbolos franquistas en la zona3.

Ese día también, en una explosión producida al parecer por un fallo técnico, resultaron heridos tres artilleros alemanes de la Legión Cóndor en Urbina. Días después murieron en el Hospital de Vitoria. Las autoridades militares erigieron una estela funeraria en la entrada norte de la localidad. Se celebraron homenajes oficiales a estos tres caídos durante toda la Dictadura. El pueblo de Urbina es conocido en el País Vasco por el profundo impacto del denominado “conflicto vasco” en su población. Varios comandos de ETA se han nutrido de jóvenes de esta localidad. Uno de ellos fue abatido por la policía en 1991 y ahora es objeto de memorialización colectiva hasta el punto de que una de las plazas del pueblo fue renombrada de forma no oficial con su nombre. Este pueblo es ahora también uno de los ejes en la protesta contra la construcción del Tren de Alta Velocidad del proyecto “Y vasca”.

Todos estos ataques han tenido lugar siempre al amparo de la noche y en condiciones de semi–clandestinidad, incluso aquellas desarrolladas en tiempos de la “etapa democrática”. Las instituciones parecen haber jugado un rol ciertamente pasivo en este proceso, entre la indiferencia y la desidia. La estela alemana de Urbina no ha recibido atención oficial alguna, ni en la dirección de una eventual patrimonialización como “patrimonio negativo”, ni (durante mucho tiempo) como un elemento destinado a ser extirpado de un paisaje humano que lo rechaza. Igualmente, el hecho de que las acciones contra el monumento se hayan realizado de forma clandestina no hace sino reflejar el carácter complejo y de ausencia de debate público en torno al legado franquista en la zona.

Como hemos señalado, una de las fuentes en el discurso legitimador de la lucha independentista vasca se vertebra en torno a la memoria gudari. ETA, desde sus orígenes a finales de la década de 1950, ha apelado continuamente al combate contra el Gobierno español como oposición al “heredero” del resultado final de la Guerra del 36. De esta forma, el conflicto identitario vasco ha sido conceptualizado como continuación de la Guerra Civil, materializada como “Guerra del 58” (Etxegarai 2017), la lucha del pueblo vasco por su liberación definitiva. Los primeros objetivos de la organización en sus inicios no fueron personas sino símbolos: en las décadas de 1960 y 1970 ETA atacó decenas de monumentos del Régimen en todo el País Vasco hasta el punto de que agrupaciones de veteranos del bando vencedor organizaban colectas con las

Hay que decir que las instituciones sí han movido ficha finalmente en este asunto. Y es que el último hecho en esta sucesión de eventos nos remite a diciembre de 2017, cuando el Gobierno Vasco concedió al Ayuntamiento de Vídeo de la acción de Ernai contra los monumentos franquistas: https:// www.youtube.com/watch?v=EhY5vW3gs1U (consulta: 28/02/2018).

3

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Josu Santamarina Otaola haber sido “digerida” en clave de paulatina despolitización y desvinculación con el discurso oficial del Régimen. Este proceso de resiliencia local ha ayudado a que el carácter traumático del evento y su lugar (topofobia) hayan derivado en interés y buena acogida por un proyecto arqueológico indirectamente relacionado con el suceso. De esta manera, agentes locales toman ahora las riendas de la patrimonialización, haciendo de este lugar un punto de aprendizaje y hasta de ocio (topofilia).

Legutio una subvención con el objetivo de retirar varios símbolos franquistas en el municipio. El primer hito en el paisaje cultural del franquismo en ser retirado ha sido esta estela de Urbina sin que ello haya transcendido en prensa o en ningún tipo de debate público. En el propio pueblo de Urbina apenas fueron conscientes de la ejecución de la retirada. De esta forma, uno de los pocos vestigios materiales, a modo de evidencia rotunda, de la presencia de la Legión Cóndor en el País Vasco ha sido borrado. Se ha pasado de la conmemoración filonazi en el Régimen a la iconoclasia institucional, sin que la comunidad local haya participado como agente reconocido en el proceso de gestión patrimonial. Una decisión desde arriba parece zanjar los mecanismos de conflicto simbólico en un pueblo sin que haya habido una revisión del funcionamiento de los mismos.

En los tres casos mencionados –Ketura, San Pedro y Urbina– hemos podido apreciar el funcionamiento de diferentes mecanismos de gestión de un pasado de conflicto reciente. En estos ejemplos se comprueba también la capacidad de la Arqueología, en tanto que actividad preformativa que implica intereses y actantes de diverso tipo, puede situarse como herramienta de análisis político y mediación comunitaria.

El monte San Pedro, en un proceso de transformación semántica, parte de su realidad histórica como trágico campo de batalla (dos veces) en la Guerra Civil en el País Vasco, para convertirse progresivamente en un lugar de reunión y en un foco de memoria. La Arqueología contribuye en su transformación física –con el estudio y la visibilización de las estructuras de guerra–, pero también con una filosofía activa en materia de socialización del conocimiento en tiempo real. Ejercicios como un paseo de refotografía por la cercana aldea de Untzaga/Unzá sirven de punto de partida para un proceso colectivo de contextualización histórica y de transmisión intergeneracional. La memoria del Requeté alavés, contradictoria respecto a la realidad sociopolítica actual, es comprendida no sólo por parte de profesionales en la construcción de relatos del pasado, sino que, simétricamente, colectivos locales toman voz y voto en ello. El valor de la Arqueología como herramienta crítica de transformación social se pone a prueba con cada actividad desarrollada en el monte San Pedro y en su entorno.

En el caso de Ketura, en el cercano pueblo de Elosu, una masacre cometida por milicianos republicanos parece

Por último, Urbina es un buen ejemplo de la “intersección de procesos nacionales” sobre la que se estructura el

6.4. Conclusiones

Figura 7. Diferentes fases documentadas en la progresiva destrucción de la estela alemana de Urbina.

90

Conmemoración e iconoclasia: arqueología y memoria de la Guerra Civil Española en el País Vasco denominado “conflicto vasco” (Molina Aparicio 2013). El Régimen de Franco instaló aquí parte de su tramoya monumental, en el marco de su proyecto nacional de colonización simbólica del paisaje (Santamarina Otaola 2018). En oposición a este proceso, varias generaciones de jóvenes del pueblo han destruido progresivamente el monumento. La destrucción paulatina de la estela alemana nos remite al discurso de “descolonización” propio de los orígenes de la izquierda abertzale, así como también a la conquista efectiva del espacio público –ejemplificada también en la instalación de símbolos propios en las calles del pueblo. La falta de “normalización” en la relación con este hito del franquismo hasta nuestros días ha tomado la forma de diversos ataques en la clandestinidad y en una retirada sigilosa y poco afortunada de la polémica estela. La gestión del legado material del franquismo sigue siendo un asunto incómodo en 2018.

Vasco (UPV–EHU). Gracias también a Amalia Pérez–Juez y a Jorge Morín por su atención. Y finalmente, mi más sincero agradecimiento a las comunidades locales con las que hemos trabajado en estas trincheras de la memoria precisamente en un “tiempo interesante” en el devenir histórico del País Vasco. Bibliografía Aguirregabiria, Josu M., El frente de Álava. Segunda parte: La Batalla de Villarreal de Álava. Ofensiva sobre Vitoria–Miranda de Ebro. Noviembre y diciembre de 1936, Bilbao: Beta III Milenio, 2014. Aguirregabiria, Josu M.; Tabernilla, Guillermo, El frente de Álava. Primera parte: De la sublevación militar a vísperas de la batalla de Villarreal, Bilbao: Beta III Milenio, 2013. Alonso, Pablo, “Reflexiones en torno a una Arqueología de la Guerra Civil: El caso de Laciana (León, España)”, Munibe (Antropologia–Arkeologia), 59 (2008): 291– 312.

Con estas tres experiencias prácticas hemos visto cómo la gestión local de las memorias del conflicto puede moverse entre la conmemoración y la iconoclasia. Además, no todas las conmemoraciones ni todos los actos de destrucción se enfocan de la misma forma. El movimiento de un lado a otro de la balanza dependerá de los mecanismos culturales de producción y reproducción de conflictos en el seno de una sociedad. Nuestro papel desde la Arqueología debe ser, en primer lugar, el de observar y comprender estos mecanismos. No vale de nada pasarlos por alto y crearnos una imagen idealizada del vecino como “buen salvaje” (González–Ruibal 2014). Esto implica comprender qué conflictos existen y qué agentes intervienen en ellos. Precisamente cuando se trabaja con la historia de un conflicto civil, como ya se ha señalado, esto significa que víctimas, victimarios y víctimas–victimarios coexisten en un mismo espacio. En la construcción de un proyecto de Arqueología del Conflicto es más necesario que nunca mostrar una perspectiva “situada” de la investigación (site– based research) (Moshenska 2010). Es decir, aplicada y apegada al contexto social cercano.

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En ese sentido, también hay que decir que, por mucho que nuestro compromiso por la multivocalidad y la construcción colectiva del pasado sea firme, no todas las voces pueden ser acogidas de la misma forma (González– Ruibal 2012). Quienes nieguen directamente la posibilidad del debate, el diálogo, la mediación y el empoderamiento local tal vez no deban ser parte del discurso en igualdad de condiciones, básicamente, en tanto que lo anulan. Tanto la conmemoración como la iconoclasia pueden ser vías legítimas en un proceso de gestión del pasado, siempre y cuando las relaciones de poder no callen a quienes carecen de voz (Ayán Vila 2014). La Arqueología del Conflicto Contemporáneo es en este sentido una magnífica herramienta de análisis y transformación social (Falquina et al. 2006).

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Agradecimientos

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Gracias a Xurxo M. Ayán Vila por empezar abrir una nueva vía de investigación en el seno de la Universidad del País 91

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7 Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 Luis Antonio Ruiz Casero1 y Carlos Vega2

RESUMEN

Fruto de nuestros trabajos en la ciudad de Toledo y su entorno a lo largo de los últimos años ofrecemos en el siguiente artículo una historia local de la Guerra Civil a través del análisis de su materialidad. Combinaremos una aproximación más ortodoxa –un brevísimo estado de la cuestión de la arqueología bélica en Toledo– con un punto de vista más inclusivo con otras disciplinas a menudo tomadas como meras auxiliares del relato arqueológico, integrando ambos enfoques. Por nuestra formación concebimos la Arqueología como algo amplio. Al estudio del pasado a través de la materialidad se puede acceder, en lo que a la arqueología contemporánea respecta, a través de diversos caminos, y no todos pasan por un sondeo arqueológico. Creemos en los presupuestos de la Arqueología no invasiva, basada en una amplia interdisciplinariedad, en la que las lecturas de paramentos, las prospecciones, los estudios de paisaje, la arqueología de imágenes… compartan espacio con aproximaciones más tradicionales al hecho arqueológico. Nuestros planteamientos no son nuevos (ya han sido explorados, entre otros, por el equipo de Eyal Weizman, AAVV, 2017), pero sí han sido a menudo soslayados. Pese a su marginación, creemos que pueden contribuir a ofrecer una narrativa arqueológica más completa, y, en algunas ocasiones, dar lugar a conclusiones sorprendentes a las que no se podría llegar por cauces más cerrados. ABSTRACT

As a result of our work in the city of Toledo and its surroundings over the last few years, this chapter reviews local history through an analysis of its materiality. We will combine a more orthodox approach –a very brief glimpse at the state of war archeology in Toledo– with the inclusion of other disciplines, often seen as merely auxiliary to the archaeological narrative. 2

1

2 Universidad de Castilla-La Mancha. Toledo GCE. metbassted@gmail. com.

1 Doctorando de la Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. [email protected].

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Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega Because of our training, we conceive Archaeology as something broad. The study of the past through materiality can be accessed, as far as contemporary archaeology is concerned, through various paths. We believe in the use of non–invasive Archaeology in which the reading of walls, survey, landscape studies or image archaeology share space with more traditional approaches to archaeology. Our approach is not new but has often been overlooked. Despite this, we believe that it can contribute to a more complete archaeological narrative, and can, in some cases, lead to surprising conclusions that could not be reached through more conservative approaches.

7.1. Toledo y la Guerra Civil. Las operaciones militares 7.1.1. Antecedentes Toledo, en los años de la Segunda República, era una tranquila ciudad de provincias que apenas había superado los límites de sus murallas medievales. La población rondaba los 30.000 habitantes. La sociedad toledana podía definirse como tradicional, marcada por el indiscutible peso del Arzobispado Primado de España y de la Academia de Infantería. La cercanía con Madrid implicaba un cierto vector externo de apertura, principalmente a través del turismo, que dinamizaba la anquilosada economía local e introducía las trazas de modernización social tan impulsadas por el régimen republicano. La vida política local siguió una senda paralela a la polarización creciente a nivel nacional, aunque los grandes conflictos sociales de los años de la República pasaron de puntillas por Toledo. Como particularidad del ámbito toledano, podríamos citar la casi nula implantación del anarcosindicalismo, que en otras partes de España resultaba hegemónico entre los trabajadores industriales y agrícolas.

Figura 1. Toledo durante el asedio del Alcázar. Se muestran las barricadas documentadas gracias a la fotografía histórica, numeradas del 1 al 17. A: Mina detonada el 18 de septiembre. B: Mina detonada el 27 de septiembre.

Los resultados electorales de 1936 nos permiten obtener una radiografía política de la sociedad toledana previa al golpe de Estado. La participación en la provincia fue alta (80,08%), superior a la media nacional, y resultó en un triunfo incontestable de las derechas (Candidatura Antirrevolucionaria). Sin embargo, en la capital provincial este resultado se invierte, siendo la victoria del Frente Popular. De hecho, esto mismo se repitió en la mayoría de las poblaciones al norte del Tajo, mientras que el sur se demostró más conservador.

grabado en la mente de generaciones de españoles a través de los sucesivos planes de estudios de la Dictadura. La sobreexposición de los hechos ha venido la mayor parte de las veces de la mano de la manipulación. En la construcción y divulgación de un hito simbólico como el de la defensa del Alcázar la aplicación de los más básicos parámetros de la disciplina histórica ha brillado por su ausencia. Escapa del objetivo del presente artículo disertar sobre la polémica en torno al mito del Alcázar, así que nos limitaremos a exponer la secuencia de los hechos contrastados por la historiografía de forma sucinta.

Tras las elecciones, la “primavera caliente” de 1936 arrojó 13 víctimas mortales en la provincia, una de ellas en la capital. Las cifras estaban por encima de la media nacional, pero en ningún caso inducen a pensar en el clima prerrevolucionario que a posteriori se describió para justificar el golpe de Estado.

Como en toda la España peninsular, las noticias de la sublevación el propio día 17 se julio de 1936 causaron gran inquietud en la Ciudad Imperial. Pero los primeros episodios violentos tuvieron lugar ya la noche del 18, cuando un grupo de manifestantes contrarios al Golpe marcharon a la Plaza de Zocodover, enfrentándose al retén de la Guardia Civil allí instalado. Si bien no existía aún una rebelión abierta en la ciudad, las fuerzas subordinadas al coronel Moscardó –la más alta autoridad militar de la ciudad, alineado con los sublevados– se mantenían

7.1.2. El golpe de estado en Toledo y el sitio del Alcázar El episodio de la sublevación en Toledo y la posterior resistencia de Moscardó y sus hombres en el Alcázar constituye uno de los mitos fundacionales del Franquismo. Como tal, ha sido narrado en incontables ocasiones, y 96

Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 en una ambigua situación de alerta. Mientras Moscardó daba vagas promesas de lealtad al gobierno republicano, convocaba en la ciudad a la Guardia Civil de toda la provincia. Los efectivos del coronel rebelde suman ya unos 1250 hombres, la mayoría fuerzas de orden público, pero también soldados y algunos civiles en armas.

El 18 de septiembre, en presencia del presidente del gobierno, Largo Caballero y de medios de prensa nacionales e internacionales, se produce la voladura de las minas y el asalto republicano. Se llega a combatir en el patio de armas de la fortaleza, pero finalmente se impone la retirada. Los asaltos se repetirán en los siguientes días, sin éxito.

En las primeras horas de la mañana del 21 de julio, se desenmascara la sublevación. Se proclama el Estado de Guerra en Zocodover, y empieza la captura de rehenes entre los militantes de izquierda, que se repetirá durante el asedio. Los lugares clave de la ciudad son ocupados por los alzados, y la respuesta gubernamental no se hace esperar: se producen los primeros bombardeos aéreos en las cercanías del Alcázar, sede de la Academia de Infantería y corazón del dispositivo sublevado. Mientras una heterogénea columna leal procedente de Madrid se instala en las cercanías de Toledo –la Columna Riquelme, con unos 2500 hombres, de los que solo la mitad son soldados y fuerzas de orden público–, Moscardó consigue introducir en el Alcázar cinco camiones de munición procedente de la Fábrica de Armas.

Entretanto, las columnas africanas de Franco se acercaban a Toledo. El 3 de septiembre, Talavera había caído en manos de Yagüe, y cinco días más tarde el Ejército de África enlazaba en la Sierra de Gredos con las fuerzas de Mola. Franco, en una decisión enormemente polémica, había decidido postergar la marcha hacia Madrid para liberar a los sitiados del Alcázar. El 27 de septiembre, mientras los republicanos intentaban sin éxito un último asalto contra la fortaleza, las columnas de Varela irrumpían en la ciudad desde la Dehesa de Buenavista y el Cementerio. Esa misma noche se establecía contacto con los sitiados. A las diez de la mañana del día 28, Toledo podía darse por conquistada. La represión contra los vencidos no se hizo esperar, y en pocos días las víctimas se contarían por miles. El 29 de octubre el mismo Franco, rodeado de periodistas, se abrazaba con Moscardó, en un golpe de efecto propagandístico que allanaría su camino hacia la jefatura del Estado.

Los combates estallan el día 22. Las fuerzas de Riquelme desalojan a los sublevados de buena parte del centro de Toledo, y, hacia las 19 horas los dominios de Moscardó se circunscriben al Alcázar y su entorno inmediato. Comienza, por una parte, el asedio de la fortaleza, y, por otra, los primeros episodios de represión contra los derechistas que permanecían en la ciudad por parte de las milicias. En torno al Alcázar se establece una leve cortina de vigilancia que, más que un cerco con posibilidades de éxito, supone una simple línea de contención ante una posible salida desde la fortaleza.

Asentada la conquista de Toledo, las tropas franquistas emprendieron la consolidación de los pueblos del norte provincial entre los días 5 y 21 de octubre. El eje de gravedad de las operaciones se desplazaba a la ruta hacia Madrid. Los republicanos trataron de recuperar Toledo en un ataque desde el sur en torno al 12 de octubre, que se saldó con un nuevo fracaso. El último combate de entidad en la provincia en 1936 se produciría el 29 de octubre en torno a Seseña. Los nuevos carros soviéticos adquiridos por el gobierno republicano penetraron en la retaguardia franquista, pero no lograron obtener una victoria decisiva por su descoordinación con la infantería.

El 23 de julio se produce la famosa –y mitificada– conversación entre Moscardó y los representantes del Frente Popular de Toledo, en la que se insta a la rendición del Alcázar bajo amenaza de fusilamiento del hijo del coronel, Luis, en manos republicanas. Moscardó se niega a aceptar los términos. Luis Moscardó no será fusilado como consecuencia de la negativa de su padre, como quiso hacer ver la hagiografía franquista, sino un mes después, en una saca incontrolada de la prisión en respuesta a un bombardeo aéreo que había causado víctimas civiles.

7.1.3. El Frente Sur del Tajo El resultado de las operaciones de septiembre y octubre de 1936 dejó al territorio toledano dividido por un frente discontinuo que se apoyaba sobre el río Tajo, desde El Puente del Arzobispo, en el límite con Extremadura, hasta la Cuesta de la Reina, frente a Aranjuez. El sur de la provincia quedó bajo dominio republicano; el norte en manos franquistas. Se invirtió de esta forma el predominio político manifestado unos meses antes, en las elecciones de febrero, con los municipios más conservadores en manos gubernamentales y los más progresistas en manos franquistas. Esta paradoja marcaría terriblemente la dinámica de la represión en la provincia por parte de ambos bandos, una de las más elevadas porcentualmente en toda España.

La pasividad de los asediantes se prolongó hasta el 15 de agosto, cuando finalmente se emprenden iniciativas serias para acabar con la resistencia de la fortaleza, si bien con los limitados medios disponibles. Se suceden los ataques contra el Gobierno Militar, y, lo que es más importante, los trabajos de minado contra los muros de la fortaleza. Dado que los sublevados se habían encastillado en compañía de sus familias y de numerosos rehenes, el gobierno republicano emprendió varias iniciativas para evacuar a los no combatientes antes de la explosión de las minas y de lo que se esperaba fuese el asalto decisivo. Moscardó y el ala más militante de los asediados, presidida por el teniente coronel Romero Bassart, rechazaron toda mediación.

En la capital provincial y su área de influencia, los límites de los dominios franquistas habían quedado marcados por 97

Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega la premura de la conquista y la inmediatez del contraataque republicano, suponiendo así una defensa precaria en forma de dos cabezas de puente al sur del Tajo. Estos pequeños salientes que profundizaban en el territorio republicano poco más de un kilómetro coincidían con los dos puentes medievales de la ciudad (Alcántara al este y San Martín al oeste).

origen de los planes posteriores. Pretendía un triple objetivo: aislar Andalucía del resto de la zona alzada, aliviar la presión sobre el aislado Frente Norte y descongestionar el cerco de Madrid cortando sus líneas de suministros. Junto a la acción principal contra Mérida, se preveían dos acciones secundarias, una en el sector de Brunete y otra en Oropesa. Estuvo a punto de ser ejecutado en mayo de 1937, pero la oposición de Miaja, la reticencia de los asesores soviéticos y la misma batalla del Sur del Tajo impidieron su realización. – El Plan P de Vicente Rojo, una suerte de versión corregida y aumentada del anterior, diseñado primeramente para su puesta en marcha en otoño de 1937. En el sector que nos atañe, se preveía una novedosa acción del XIV Cuerpo Guerrillero volando los puentes sobre el Tajo. En la ejecución limitada del Plan en enero de 1939 el Frente de Toledo no tuvo papel alguno. – El proyecto de ruptura franquista de agosto de 1938, en el que se preveía un avance desde La Puebla de Montalbán en dirección a Ventas con Peña Aguilera para embolsar el oeste republicano de la provincia, controlar los pasos de los Montes de Toledo y enlazar con el Ejército del Sur desde La Mancha. – El proyecto de septiembre de 1938, ampliando el anterior, previendo esta vez una triple ruptura del Frente Sur del Tajo, desde La Puebla de Montalbán, la cabeza de puente de Toledo y la estación de Algodor.

El llamado Frente Sur del Tajo quedó, durante la mayor parte del resto de la guerra, como un frente secundario, aunque no exento de actividad, como se verá. Fue escenario de innumerables golpes de mano, así como de combates puntuales de mayor entidad y proyectos de ruptura nonatos que aspiraban a tener un alcance estratégico. La mayor de estas batallas menores fue sin duda la batalla del Sur del Tajo, en mayo de 1937. Ante el bombardeo de la Fábrica de Armas el general Yagüe, al mando por aquellos días del sector de Toledo, decidió emprender una ampliación de la cabeza de puente de San Martín con el objeto de alejar las líneas republicanas. El éxito inicial se topó con un contraataque de gran envergadura, encabezado por la 11ª División de Líster, una de las unidades de choque más emblemáticas del naciente Ejército Popular de la República, apoyada por carros de combate y aviación. Tras una semana de combates las ganancias territoriales fueron mínimas y costaron a los contendientes unas 4.500 bajas en total, en torno a un millar de ellas mortales.

La llamada Ofensiva de la Victoria sería el único proyecto de ruptura estratégica que se ejecutaría en toda su amplitud en el Sur del Tajo, y, dada la ausencia de resistencia, con un éxito total. El ataque, que habría de partir desde la cabeza de puente de Toledo fue minuciosamente planificado: toda la zona de operaciones fue cartografiada con precisión por las unidades encargadas de la ruptura, en especial el C.T.V.

Merecen citarse también, por su escala, los siguientes combates (en cursiva las acciones que tuvieron lugar en el término municipal de Toledo, ámbito al que se circunscribe nuestro trabajo): • Unificación de las dos cabezas de puente de Toledo (26 de septiembre de 1937) • Batalla de la Cuesta de la Reina (12–28 de octubre de 1937) • Asalto frustrado contra la Atalaya de las Nieves (1 de marzo de 1938) • Ataque contra la cabeza de puente de Talavera (26–27 de marzo de 1938) • Ataque franquista desde Puente del Arzobispo (19 de julio de 1938) • Ocupación de La Jara (21–23 de agosto de 1938) • Ampliación del saliente de Cuesta de la Reina (7-31 de octubre de 1938). • Ruptura del frente de Toledo en la Ofensiva Final (26 de marzo–1 de abril de 1939) 7.1.4. Los proyectos de ruptura estratégica El frente de Toledo, tanto por su ubicación central como por su desprotección con respecto al vecino frente de Madrid, fue objeto de estudios de ruptura estratégica por ambos contendientes. Los más importantes de estos proyectos fueron:

Figura 2. Milicianos a la entrada de la iglesia de San Nicolás se preparan para el asalto. Resaltados, algunos rasgos de uniformidad en la indumentaria de los asediantes.

– El Plan Extremadura, diseñado por Álvarez Coque y apadrinado por el propio Largo Caballero. Supuso el 98

Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 italiano. Asimismo se documentó fotográficamente desde tierra y aire todo el frente enemigo, y se emplearon las más avanzadas técnicas de reconocimiento y fotogrametría disponibles entonces. La ruptura, prácticamente un paseo militar, se produjo el 26 de marzo de 1939, y culminaría con la rendición del ejército republicano recogida en el último parte de guerra, el 1 de abril.

en superficie o un estudio de paisaje. A la hora de emprender un análisis fotográfico hay que tener muchas prevenciones en cuenta. Por ejemplo, la intencionalidad propagandística de la imagen: el fotógrafo como sujeto político que al realizarla visualizó un mensaje justo en el momento que capturaba la imagen. Cierto es también que muchas de las fotografías de la guerra, sobre todo al comienzo del conflicto, son posados. Tienen generalmente un interés propagandístico, una intención de aumentar la moral en los lectores de los reportajes gráficos a través de la heroización del combatiente. Pero si dividimos la información que proporciona la imagen en estratos, en informaciones secundarias, podemos extraer varios mensajes como la cronología, localización, individuos que aparecen, arquitectura, armamento, etc.

7.2. Arqueología de Imágenes en el sitio del Alcázar A comienzos del siglo XX la fotografía fue adquiriendo un papel protagonista en el mundo del periodismo. Los avances tecnológicos permitieron una mayor profesionalidad, una mejora de las técnicas y de los propios instrumentos fotográficos. El periodo de entreguerras marcará el auge del fotoperiodismo. Las cámaras de 35 mm comenzaron a comercializarse de manera general en Europa y gracias a su tamaño y fácil manejo, rápidamente se convirtió en el formato más utilizado. Surgieron numerosas publicaciones que dedicaban gran cantidad de páginas a estas fotografías que iban acompañadas de textos relacionados con estas: lo que llamamos periodismo gráfico. Los principales acontecimientos históricos quedaban reflejados en las imágenes y de algún modo revivían la historia.

El asedio del Alcázar puede organizarse por etapas durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1936. Dentro de estas etapas podemos insertar de manera cronológica las fotografías que actualmente conocemos de los hechos. Esto permite, por ejemplo, conocer cómo se encontraba el edificio principal del Alcázar antes del asedio, durante y después de este, contemplando su destrucción progresiva por la artillería republicana posicionada al norte y al este de la ciudad; el cambio que ha sufrido una calle o plaza debido a los combates o bombardeos; los edificios, su restauración o completa desaparición. Podemos estudiar el perímetro defensivo que utilizaron los sublevados en torno a la antigua Academia de Infantería y sus edificios colindantes pertenecientes a esta. Estos edificios en la actualidad han desaparecido por la destrucción sufrida durante el asedio, creándose en la actualidad nuevos espacios urbanos. La vida en la ciudad durante la guerra es otro de los aspectos que muestran las imágenes. La población civil de Toledo no abandonó el casco histórico de la ciudad y convivió con las fuerzas y milicias republicanas que ocuparon edificios institucionales y conventos donde vivaquearon durante los días que duró el asedio. Son numerosas las fotografías donde la población toledana se mezcla con los milicianos que, en actitud desafiante y revolucionaria, empuñan sus fusiles ante la pasividad del asedio en las primeras semanas. La lejanía de un frente de combate nos muestra la sensación de tranquilidad en los rostros de milicianos y personal civil en Toledo. Encontramos milicianas embutidas en mono de trabajo que, sentadas en una barricada y comiendo relajadamente, sonríen al fotógrafo. Es un mensaje muy claro. Aquí todo está tranquilo y controlado. La moral en la retaguardia es muy importante, hay que dar la sensación de control, tranquilidad y ofrecer valientes hazañas y victorias sobre el enemigo.

En España, la guerra civil, supuso un nuevo avance para la fotografía de guerra. Durante todo el conflicto encontramos periodistas y fotógrafos de todo el mundo que llegan para cubrir lo que se conoce como la última guerra romántica. Con su trabajo, pretendían cambiar el mundo y defender sus ideales. Pero no podemos desprestigiar a los fotógrafos españoles, casi olvidados por la fama de los internacionales y que forjarían grandes leyendas con sus instantáneas. Ellos mostraron las insurrecciones militares y la revolución popular en los primeros momentos. Con el tiempo se fueron convirtiendo, sin quererlo, en corresponsales de guerra. Como veíamos más arriba, el 21 de julio de 1936 el coronel Moscardó declara el Estado de Guerra en Toledo y se encierra en el Alcázar junto al resto de fuerzas sublevadas y sus familias. Desde este mismo día comienza un asedio que no acabará hasta el 27 de septiembre de 1936 cuando las tropas del general Varela liberen la vieja fortaleza. Durante los meses de lucha, la ciudad fue un enjambre de hombres, milicias, periodistas y fotógrafos. Gracias al trabajo de estos últimos podemos hoy, 80 años después, hacer un estudio metodológico sobre el conflicto en la ciudad de Toledo a través de esos documentos gráficos. El caso particular de la ciudad toledana permite una minuciosidad única entre todos los escenarios de la Guerra Civil, por la abundancia del material gráfico generado durante el asedio. Las fotografías son un importante testimonio de un acontecimiento histórico. Constituyen la captura de un instante. El estudio de ese instante puede aportar una ingente cantidad de información, si se le aplica una metodología adecuada. Podemos englobar el análisis de la fotografía antigua como fuente historiográfica, dentro de las técnicas de la llamada arqueología no invasiva, de la misma forma que usamos una prospección

A medida que las semanas pasaban, el cerco del Alcázar se iba estrechando. Las fotografías de finales de julio y principios de agosto, muestran las precarias barricadas que los milicianos prepararon para combatir a los hombres de Moscardó. Colchones, muebles, sillas de las terrazas de los cafés de Zocodover, etc. Cualquier cosa era válida para evitar daños personales. Poco a poco estas barricadas fueron reforzándose con sacos terreros y con los propios adoquines de las calles toledanas como muestran las 99

Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega

Figura 3. La secuencia del canónigo Vázquez Camarasa a su salida del Alcázar de Toledo. AP.

imágenes de finales de agosto y septiembre. Además de servir de protección a los republicanos, cerraban los accesos al entorno del Alcázar. Evitaban, con dispar éxito, que las fuerzas rebeldes pudieran salir en busca de víveres, rehenes o cualquier otra cosa que pudiera ayudar a mantener la resistencia hasta la llegada del Ejército de África. Contrariamente a la idea preconcebida, los hombres de Moscardó no se limitaron a encerrarse exclusivamente en la fortaleza, sino que mantuvieron un amplio perímetro defensivo, lo que era acorde a la doctrina africanista de sus mandos y facilitaba la defensa. Gracias al enorme corpus

fotográfico generado durante el asedio, hemos podido generar un mapa de todas las barricadas republicanas en torno al Alcázar y su zona de influencia, pudiendo cartografiar con notable precisión las posiciones de unos y otros. El análisis nos lleva a conclusiones sorprendentes, como lo exiguo de la tierra de nadie en algunos sectores, como el de Santa Cruz. El mapa caracteriza también el asedio como algo dinámico: muchas barricadas dejaron de existir en los últimos momentos de la lucha por los efectos de las minas, que alteraron las líneas del sitio. No hay que atribuir a los soldados, guardias y milicianos el estatismo 100

Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939

Figura 4. El comandante Madroñero dando explicaciones en el patio de Santa Cruz. Destacado, el detalle de la jamba que nos permitió ubicar la fotografía.

de sus barricadas. Tenemos multitud de ejemplos en los que se puede apreciar la permeabilidad de las líneas: los sublevados estuvieron abasteciéndose de grano en un edificio en tierra de nadie a través de un túnel. Los asaltos republicanos del día 18 llegaron a alcanzar el patio de la fortaleza, e incluso algunas plantas superiores antes de la retirada. La guerra moderna imprimía asimismo una cualidad tridimensional a un asedio descrito en ocasiones como medieval: se combatía simultáneamente en tres planos –en tierra, pero también bajo ella a través de las

minas y túneles de abastecimiento; y en el aire, a través de la aviación. Desde la Dehesa de Pinedo, a unos 3 km al norte de la ciudad, la artillería gubernamental abre fuego a diario contra el Alcázar. Hay que abrir brechas en su fachada para poder penetrar una fuerza en el interior del edificio a base de asaltos. Es un asedio completamente a la vieja usanza. Las fotografías muestran las diferentes piezas que utilizaron los republicanos para destruir lentamente

Figura 5. Guardias de Asalto en el Hospital de Santa Cruz. Resaltado, el rótulo “Valderrivas” en los sacos terreros.

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Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega la figura del Alcázar. No todas las piezas de artillería hacían daño a la fuerte estructura. Se utilizaron diversos calibres pero, las únicas que tenían realmente efectividad contra los gruesos muros de la fortaleza eran los cañones Schneider de 155mm. Estos cañones aparecen en numerosas imágenes como testimonio del uso masivo de artillería en la última fase del sitio. Igualmente, la concentración de tropas en Toledo, era muy importante. Los edificios ocupados por las milicias pronto recibieron un alto número de voluntarios para participar en los asaltos o en actividades de retaguardia en los pueblos cercanos. La desorganización y descontrol inicial propiciaron los actos de saqueo y destrucción del patrimonio histórico toledano. A mediados de agosto se crea el Comité de Milicias y Defensa de la Ciudad que intenta evitar esto. Proteger los monumentos y edificios religiosos, las obras de arte e incluso acabar con los asesinatos que una parte de las milicias realiza sin ningún miramiento por toda la ciudad. A parte de la documentación que existe respecto a las actividades de este comité, otro testimonio son las fotografías que demuestran el intento de protección de algunas obras de arte como el famoso cuadro El entierro del Conde de Orgaz del Greco en la iglesia de Santo Tomé.

entre los escombros del canónigo Vázquez Camarasa tras permanecer unas horas con los defensores y familiares del Alcázar. Se ha captado un momento histórico de la guerra y de la propia ciudad de Toledo. Las fuerzas del general Varela se aproximan a Toledo y a los republicanos les urge acabar cuanto antes con el asedio. La explosión de la mina se establece para el día 18 de septiembre y tras esta, debe comenzar un asalto que partirá desde el norte y el sur para tomar definitivamente el Alcázar. La prensa de todo el mundo es invitada por el gobierno republicano para captar imágenes de la explosión y del asalto. Largo Caballero, jefe del gobierno, se encuentra en la ciudad. Gracias a las fotografías vemos su visita a las baterías artilleras en Pinedo, tratando con el general Asensio Torrado y en el Paseo del Miradero dejando Toledo en un coche oficial. Entre los fotógrafos que se acercaron a la ciudad durante el asedio del Alcázar encontramos nombres tan

El tipo de armamento utilizado por las tropas republicanas queda reflejado en las imágenes así como la vestimenta. Aparecen armas de todo tipo para combatir la sublevación. En los primeros días la uniformidad de los milicianos es nula. Muchos aparecen ataviados con sus propias ropas de trabajo, sombreros y gorras para cubrirse la cabeza, pañuelos al cuello e incluso algún miliciano en camiseta interior para paliar las altas temperaturas del verano toledano. Por supuesto, como en el resto de fotografías, a medida que avanza el asedio y la organización es mayor, encontramos diferencias. Las milicias forman grupos de asalto donde apreciamos similitudes en armamento y uniformes. Pantalones granaderos con camisa blanca y pashmina, fusiles máuser y bayoneta, correaje y cartucheras, son algunas de las características comunes en los grupos de milicias que asaltaban el Alcázar durante las últimas semanas de asedio.

Figura 6. Impactos de fusilería en una de las ventanas de la Puerta del Cambrón. Están en la parte interna, de cara al casco urbano, atribuibles por tanto a las tropas franquistas que disparaban contra los republicanos en retirada hacia los Cigarrales.

El mes de septiembre es definitivo. La destrucción de los torreones de la fachada norte se hace efectiva como muestran las imágenes realizadas desde las alturas de Zocodover. Ante la lentitud para acabar con el asedio, el gobierno republicano había decidido semanas antes excavar túneles por debajo del Alcázar y colocar minas que al estallar abrieran nuevas brechas. Pero la presencia de civiles en los sótanos hace que los responsables del asedio tengan reparos. En el principal parlamento, el prestigioso Vicente Rojo Lluch, que había sido profesor en la Academia de Infantería, es enviado como emisario para intentar la rendición de Moscardó y sus hombres. Como vimos antes, la negativa fue rotunda, aunque la entrevista tuvo otro resultado. En el interior del Alcázar se conocen los trabajos de minado republicanos y en el parlamento con Rojo se solicitó la asistencia de un sacerdote para oficiar misa a las casi 1800 personas refugiadas allí. Las fotografías e incluso las filmaciones muestran la salida

Figura 7. Proyectil de 75 mm. hallado en las cubiertas del Hospital Tavera.

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Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 esta manera, una escena real que 80 años después nos proporciona el poder ampliar una investigación y añadir datos nuevos a la historia del asedio del Alcázar.

prestigiosos como Alfonso Sánchez, los fotógrafos de la Casa Rodríguez, David Seymour “Chim”, Hans Namuth y el legendario Robert Capa junto a su compañera Gerda Taro. Sus fotografías más importantes están realizadas al comienzo del asedio y justo al final de este, en septiembre de 1936. Un ejemplar claro de fotografía que a través de su estudio nos proporciona importante información para una investigación histórica es la realizada por Robert Capa el 18 de septiembre tras la voladura de la mina y el posterior asalto fallido. Es una escena completamente natural, varios soldados y milicianos se apiñan en torno a unos oficiales de la Guardia de Asalto que parecen estar en plena discusión. Las caras y gestos de los asistentes nos muestran ese toque de naturalidad que no encontramos en la mayoría de fotografías de comienzos de la contienda. Está tomada en el patio del Museo de Santa Cruz en primera línea de fuego republicana. La identidad de los oficiales retratados podemos extraerla de la información que nos proporcionan sus uniformes, divisas y armas. Comprobando el listado de los diferentes oficiales que participaron en el asalto republicano contra el Alcázar y cotejando los rostros con otras fotografías, la identidad del protagonista de la imagen quedó revelada: se trata del comandante Madroñero, un saboteador en filas republicanas. Por testimonios de testigos de la escena, sabemos que está dando explicaciones por una orden de retirada en un momento que podía haber dado la victoria a los gubernamentales. Robert Capa inmortalizó, de

En la arqueología de imágenes podemos encontrar también una suerte de fósiles directores. Hemos hablado de la indumentaria de los asediantes como guía para determinar la cronología de una imagen. Pero el caso más claro en el contexto toledano sería el empleo de sacos de arpillera de la fábrica de cementos Valderrivas. El Grupo de Cementos Portlend–Valderrivas, fundado en 1903, tenía sede en Illescas, y los sacos de cemento con los rótulos de dicha fábrica abundaron en las barricadas toledanas empleados como sacos terreros. Su identificación ha permitido ubicar correctamente geográfica y cronológicamente algunas fotografías de Robert Capa tomadas en Toledo que tradicionalmente se atribuyeron al frente de Madrid de forma errónea. 7.3. El Frente de Toledo. Tácticas conservadoras y de vanguardia a través de la materialidad Hoy en día existe un considerable consenso en la visión de la Guerra Civil española como un campo de experimentación de las potencias militaristas europeas con los ojos puestos en la nueva guerra europea que se aproximaba. Pero España era un país atrasado en muchos aspectos, que no había participado en la Gran Guerra y cuya experiencia reciente en un conflicto bélico se limitaba a la guerra colonial. Los teóricos españoles de la guerra –con notables excepciones, como Vicente Rojo– habían vivido a espaldas de la experimentación militar en Europa, pero la llegada de asesores extranjeros a los Estados Mayores de las unidades de ambos bandos introduciría un vector nuevo. Esta dualidad nos ofrece un apasionante campo de estudio, en el que se alternan y solapan las tácticas más ortodoxas y conservadoras con una vanguardia que anticipaba la Segunda Guerra Mundial. Nuevamente el caso toledano aparece como un escenario único donde analizar esto a través de la materialidad. No nos atreveríamos a afirmar si se debió al peso simbólico de la Ciudad Imperial o simplemente a una concantenación de casualidades, pero resulta evidente que a lo largo de la guerra en Toledo se ensayaron por vez primera tácticas que marcarían el conflicto. Antes incluso de que el Frente Sur del Tajo quedase estabilizado, encontramos rasgos materiales de la dicotomía entre vanguardia y ortodoxia táctica. 7.3.1. Materialidad del asedio En el sitio del Alcázar, que tuvo mucho de medieval e improvisado, también encontramos rasgos de los combates urbanos que caracterizaron la Segunda Guerra Mundial. Pongamos por ejemplo la siguiente descripción: unos defensores en inferioridad numérica –pero superioridad táctica– defienden un hito emblemático que sus enemigos se empeñan en destruir. Las ruinas, lejos de dificultar la defensa, suponen un obstáculo prácticamente

Figura 8. Fotografía aérea de Toledo hacia 1937, donde se pueden apreciar los efectos de la voladura de las minas contra el Alcázar. Academia de Infantería de Toledo.

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Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega infranqueable para los asediantes, al que los defensores se aferran logrando una resistencia exitosa. Podríamos referirnos indistintamente al Alcázar de Toledo en 1936 o a la defensa de la Abadía de Montecassino en 1944.

en asedios y frentes estabilizados, tuvo gran desarrollo durante la Primera Guerra Mundial y prácticamente nulo en la Segunda, donde la movilidad fue la clave. En el caso español se empleó en Oviedo, en el frente de Madrid (especialmente en la Ciudad Universitaria) y en Teruel, pero su primer uso fue en el sitio del Alcázar. Las dos primeras (y más efectivas) estallaron el 18 de septiembre, destruyendo en gran medida la fachada oeste del edificio, y la última, enfocada contra el torreón nordeste, fue volada precipitadamente ante la llegada de las tropas de Varela el día 27, por lo que apenas produjo daños de consideración. Hoy en día no son visibles los cráteres de las explosiones, pero una comparación atenta de la planimetría actual frente a la anterior a 1936 nos hace ver que todo el trazado urbano histórico de la zona del Picadero, la Cuesta de Carlos V y la antigua iglesia de la Magdalena ha desaparecido. La zona resultó irrecuperable tras las voladuras, perdiendo para siempre su fisonomía medieval.

Pero la lucha en Toledo no se circunscribió al entorno del Alcázar. En contra del tópico, se hizo en ocasiones casa por casa. Un simple paseo por la ciudad nos puede proporcionar una visión mucho más dinámica del asedio. En edificios como el antiguo Casino de la ciudad, abundan los restos de impactos de balas y metralla. En una batalla en campo abierto, los materiales arqueológicos –como los restos de munición– nos pueden aportar información de los hechos que acontecieron en el lugar. Pero, en un contexto urbano, es extremadamente complicado que esos restos materiales se hayan preservado. La información extra que aporta el estudio de los impactos en los paramentos de la ciudad nos depara lecturas que no suelen aparecer en los libros de Historia. Si bien la mayoría de impactos se encuentran en las calles y edificios cercanos a la Plaza de Zocodover y el Alcázar, no son los únicos. Encontramos otros, alejados de las principales zonas de combate, que nos sirven para comprobar y verificar algunos casos aislados de lucha en el interior de la ciudad. La irrupción de las tropas africanas en Toledo se puede documentar en los interiores del Hospital Tavera, donde los regulares remataron a golpe de granada a los heridos que no habían podido ser evacuados. Impactos de fusilería en los sillares de los vanos testimonian la resistencia desesperada de los republicanos. Encontramos también huellas de los balazos en la Puerta del Cambrón, posiblemente como resultado de la retirada republicana hacia el sur del río Tajo a finales de septiembre de 1936. Estas cicatrices hacen que podamos imaginar la desorganización y el caos reinante en esos días en la ciudad imperial.

7.3.2. Golpes de mano y batallas olvidadas Como vimos en la introducción, el frente resultante de la toma de Toledo en septiembre de 1936 estaba compuesto por posiciones de circunstancias, que protegían muy precariamente los pasos sobre el río Tajo. La arqueología aporta algo de luz sobre las lagunas historiográficas de los meses que transcurren entre el contraataque republicano de octubre y la batalla del Sur del Tajo de mayo de 1937. En las excavaciones en el Cigarral de Menores, la que fuera residencia del Doctor Marañón antes de la guerra, se han podido documentar las trazas de un combate callado, que no suele aparecer en los partes. Los fragmentos de granadas de mano y de munición de arma corta denotan choques a pequeña escala, breves pero violentos. Son los golpes de mano, que los oficiales promovían en los frentes estáticos para obligar a los soldados propios a permanecer alerta, para intranquilizar a los del enemigo y para tomar prisioneros que aportasen información valiosa de cara a posteriores operaciones. En ocasiones se

La arqueología tradicional nos puede ilustrar también sobre esos primeros meses de actividad bélica en Toledo. Las recientes excavaciones en las cubiertas del Hospital Tavera revelaron, entre las reposiciones contemporáneas y los restos de los testeros bajomedievales y renacentistas, un curioso hallazgo: buena parte de la carcasa y el contenido de un proyectil de metralla de 75 mm, como los empleados por la artillería gubernamental – cañón de campaña Schneider 75/28– en los primeros momentos del asedio. Pudiera tratarse de un disparo desde los emplazamientos de San Servando o Alijares que accidentalmente hubiese sobrepasado su objetivo o un disparo corto desde la Dehesa de Pinedo. Como avalan varios testigos, la artillería de tan reducido calibre era inútil contra los sólidos paramentos del Alcázar. El hallazgo nos habla de la pobreza de medios con que se encaró la primera parte del asedio, en la que la artillería tenía un papel más propagandístico que práctico. La táctica que hubiese podido cambiar las tornas del asedio nos ha dejado una materialidad sutil, pero identificable, aunque durante mucho tiempo sus efectos fueron mucho más evidentes. Nos estamos refiriendo a la guerra de minas. Esta modalidad bélica ancestral, de gran utilidad

Figura 9. Fragmento de espoleta del Flak 88, espoleta antitanque T27, hallado en el Cigarral de Menores. Anverso, reverso y ampliación de los marcajes.

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Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 trataba incluso de rectificar a vanguardia las posiciones propias. Se trata de un combate ancestral, consustancial a los frentes estabilizados (véanse las encamisadas de los Tercios de Flandes en el Siglo de Oro), y que tuvo gran desarrollo en el Frente Occidental de la Gran Guerra. El Cigarral de Menores quedó en tierra de nadie hasta los combates de mayo, pero los franquistas se establecieron entre las ruinas de una construcción previa unos metros más al norte. El estudio de los materiales delimita cronológicamente los combates en ese período de la guerra: ningún casquillo de los encontrados supera 1936 como fecha de fabricación.

el primer uso anticarro de los 88 alemanes. Al contrastar el hallazgo con la bibliografía específica y el material de archivo, podemos saber que el capitán de la batería se llamaba Joaquín Agelet de Dalmases, que fue felicitado por su actuación, pero también que, acto seguido, se prohibió cualquier posible repetición del uso contracarro de las piezas. Quizá los asesores alemanes no querían desvelar sus cartas demasiado pronto. El Flak 18 sería empleado con gran efectividad durante la Segunda Guerra Mundial como arma anticarro, y motivaría una escalada en el espesor de los blindajes de los tanques aliados. Es imposible saber si los restos de la espoleta hallada en Toledo se emplearon contra carros o aviones, pero, en cualquier caso, la hipótesis es sugestiva.

Uno de los hallazgos de mayor interés en la excavación del Cigarral de Menores no tiene que ver sin embargo con esta modalidad de lucha. Se trata de un fragmento de espoleta de un proyectil alemán de 88 milímetros: el célebre Flak 18. El análisis inmediato, objetual de la pieza, nos dice que el proyectil fue fabricado en 1936, y que había sido disparado por una de las armas antiaéreas suministradas a Franco por la Alemania Nazi. Pero es el contexto el que nos proporciona una lectura de mayor interés. En mayo de 1937, tras la ampliación de la cabeza de puente de San Martín, el ejército republicano contraatacó con gran abundancia de medios. Los franquistas se vieron superados momentáneamente por la infantería de Líster, y, sobre todo, por los carros soviéticos que la apoyaban. Las tropas a la defensiva no contaban con armas antitanque, y, en una solución de circunstancias, el capitán de la batería antiaérea decidió emplearla contra tierra para repeler el ataque. El éxito fue considerable. Acababa de producirse

El área donde se desarrolló la batalla del Sur del Tajo ha sido intensamente prospectada en el marco de un estudio general sobre los Paisajes Culturales de Toledo. Entre los materiales documentados en la campaña, se encuentran también las evidencias materiales de los objetivos de los 88 alemanes. En el entorno de la posición más disputada de la batalla –la llamada posición 7, aún hoy plagada de cráteres– se han hallado fragmentos de las espoletas KT1 que montaban los proyectiles soviéticos de los carros T–26. Considerado por muchos autores como el mejor tanque que participó en la Guerra Civil española, tuvo su bautismo de fuego en octubre de 1936 en la provincia de Toledo, en el sector de Seseña. En primavera de 1937 ya era un carro habitual en las batallas del frente de Madrid, pero su primera aparición en el Frente Sur del Tajo se produjo entre los días 9 y 11 de mayo apoyando a las tropas

Figura 10. Fortificaciones republicanas al final de la guerra. AHEA.

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Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega 7.3.3. Estabilización y ruptura

de Líster. La situación en esas fechas había cambiado y los soldados republicanos que se habían curtido en los frentes del Centro ya no eran los desorganizados milicianos de primera hora. El Ejército Popular de la República había venido a sustituir al ineficaz sistema de las milicias de partidos y sindicatos, y se preparaba para su primera gran ofensiva en el curso de la contienda. El contraataque en el Sur del Tajo supuso el segundo ensayo general de estas fuerzas, tras la ofensiva de Abril contra Garabitas y el Cerro del Águila. Las prospecciones arqueológicas en los Cigarrales apoyan esta idea de un Ejército regular, con un material más homogéneo que en las fases iniciales de la guerra, ya abastecido por la Unión Soviética: buena parte de la munición encontrada en las posiciones de combate corresponde a la empleada por los fusiles Mosin–Nagant, el arma reglamentaria de la infantería del Ejército Rojo.

La arqueología tiende a ofrecernos una suerte de foto final de un contexto, idealmente congelando la última fase de ocupación de un determinado lugar. Es labor de la interpretación posterior a la intervención devolver el dinamismo a esos lugares, concebirlos como contextos en continua evolución, no como entes inamovibles durante todo su período de ocupación. Los frentes de guerra estabilizados durante largo tiempo –y el de Toledo lo estuvo unos dos años y medio– nos aportan una foto final enormemente compleja, una maraña de trincheras, pozos de tirador y refugios que linealmente cubren cientos, miles de metros. Pero esto no fue así siempre. En las posiciones de combate se suele realizar una fortificación de circunstancias, muchas veces por obra de la propia infantería. Los zapadores intervienen después, profundizando y ampliando la obra, y, en última instancia nuevamente pasa el testigo a la infantería, que emprende una continua labor de mantenimiento, mejora y perfeccionamiento de las posiciones que están destinados a ocupar, en ocasiones, durante largo tiempo. Es necesario comprender cómo se conforman las redes defensivas, y hacerse una idea de su evolución en el tiempo. La fotografía aérea, actual y de época, la documentación y cartografía generada por los ejércitos y el análisis sobre el terreno son las herramientas para comprender el proceso.

La fisonomía de las trincheras también nos muestra los síntomas de la evolución de la guerra. En el caso republicano, encontramos una notable diferencia con las posiciones de las fases iniciales del conflicto. Ya no son simples zanjas lineales en las que parapetarse, sino que presentan un zigzag característico muy acentuado, diseñado para minimizar los efectos de la artillería, aviación, y el fuego enfilado de armas automáticas. Las trincheras franquistas también denotan evolución: las posiciones que establece Esteban–Infantes en la ampliación de la cabeza de puente observan escrupulosamente las indicaciones que Franco hizo circular durante la batalla del Jarama bajo el título de Instrucción sobre las modalidades de la organización del terreno, situando las defensas en posiciones bajas, con amplios campos de tiro rasante a su frente, en lugar de en posiciones elevadas como se venía haciendo tradicionalmente.

En el frente de Toledo, durante la ampliación de la cabeza de puente de San Martín, los franquistas establecen una serie de posiciones de vanguardia independientes, pero que por su plan de fuegos logran batir toda la línea para impedir el paso al enemigo. En los primeros momentos son simples zanjas, poco profundas y guarnecidas por una alambrada simple. Algunas de estas posiciones resultarán

Figura 11. Ejemplo de la minuciosa documentación fotográfica de bombardeos producida por las fuerzas italianas. Ufficio Storico Aeronautica Militare, Roma.

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Un conflicto moderno en una sociedad tradicional. Materialidad y tácticas militares en Toledo, 1936–1939 muy dañadas por la artillería durante la contraofensiva republicana. Con la estabilización se impusieron las labores de reparación, y pronto las líneas se extenderían hasta formar un frente en gran medida continuo, al estilo de los del Frente Occidental en la Primera Guerra Mundial. Dicho frente se extenderá hasta su máximo despliegue con la operación local del 26 de septiembre de 1937, lográndose unificar finalmente las dos cabezas de puente de Toledo. La fisonomía general del frente se mantendrá sin grandes modificaciones hasta el final de la guerra, pero la labor de perfeccionamiento de las posiciones existentes será constante. Como ejemplo de la complejidad y el refinamiento que alcanzan las estructuras podemos mencionar la gran trinchera de comunicación de la posición número 7, en realidad un amplio camino cubierto excavado en el sustrato que permitía incluso el tráfico rodado hasta la primera línea. No será hasta esos estadios avanzados del conflicto cuando aparezca la fortificación en hormigón en el frente toledano, más resistente pero que plantea retos logísticos notables, por lo que tiende a emplearse cuando la estabilización es manifiesta y se ha demostrado duradera.

delante. Las imágenes y la documentación de la época nos permiten ver que la ruptura del Frente de Toledo se produjo al estilo de los avances combinados de la Segunda Guerra Mundial, con todas las armas –infantería, caballería, aviación, artillería, carros– cooperando en una enorme acción conjunta. No es difícil adivinar la intencionalidad propagandística de esa decisión, que parecía buscar contraponer la imagen de las fuerzas republicanas como un ejército de pobres, cansado y dividido por luchas intestinas, a la uniformidad, el orden, la mecanización… la modernidad, en definitiva, de las fuerzas franquistas. 7.4. Epílogo. Fuentes de la Guerra Civil para disciplinas de hoy El frente de guerra durante 1936–1939 trazó una línea de miles de kilómetros que fue documentada, con mayor o menor minuciosidad, por los topógrafos y cartógrafos de ambos bandos. El corpus de cartografía, informes, fotografías aéreas cenitales y oblícuas, panorámicas, croquis… es inmenso. A día de hoy, buena parte de lo que ha sobrevivido se encuentra en archivos públicos españoles y extranjeros. En el curso de nuestro proyecto hemos entrado en contacto con muchas de estas instituciones, y hemos cobrado consciencia de las ramificaciones que puede alcanzar su explotación como fuente, no ya para la arqueología del conflicto, sino para cualquier estudio que tenga que ver directa o tangencialmente con el conocimiento de los paisajes antiguos.

Es reseñable cómo la línea republicana, al no verse limitada por el cauce del Tajo a sus espaldas, se desarrolla como una defensa en profundidad, con fortificaciones que conforman un doble –y en algunos sectores, triple– perímetro de contención frente a la cabeza de puente enemiga. La defensa en profundidad –también conocida como defensa elástica– era un concepto táctico avanzado, contrapuesto al escenario predominante en los primeros días del conflicto (lo que los historiadores han definido como la guerra de columnas) con las maniobreras tropas del Ejército de África rodeando y penetrando en las defensas lineales de los gubernamentales. Que los republicanos aprendieron –si bien a un enorme coste– se pone de manifiesto en la cartografía del final de la guerra, que nos muestra una compleja red de fortificaciones que penetra grandes extensiones en el territorio propio hasta apoyarse en la Sierra de Layos, a quince kilómetros de Toledo. Las defensas elásticas se venían postulando desde la Primera Guerra Mundial, y estuvieron en la mente de los Estados Mayores de las grandes potencias durante todo el período de entreguerras. Uno de los grandes teóricos de esta modalidad de lucha sería el mariscal soviético Mikhail Tukhachevsky, con su concepto de las operaciones en profundidad. Entre las manifestaciones del empleo de estas tácticas durante la Segunda Guerra Mundial se puede citar la batalla de Kursk o la defensa del bocage normando.

La labor de documentación recogida por los técnicos de ambos ejércitos en el frente de Toledo recoge con detallismo un paisaje ya desaparecido, previo a los agresivos procesos de repoblación y de la migración del campo a las ciudades. El paisaje histórico de los Cigarrales se nos muestra en un momento traumático, herido por las trincheras y los cráteres, pero de una pieza, sin las agresiones que se producirían en las décadas del desarrollismo y hasta nuestros días y que cambiarían completamente su fisonomía. La documentación a la que hemos accedido sorprende por su escrupuloso detallismo. Merece una mención especial el trabajo realizado por el personal italiano de la Sezione Topocartografica del C.T.V., quienes, escarmentados por la derrota en Guadalajara, imputable parcialmente a la inadecuada cartografía, desplazaron a España equipos auténticamente pioneros en el ámbito de la geografía militar que desarrollaron una labor impecable. Hoy está fuera de toda duda la amplísima aplicación de las fotografías de las diferentes series del Vuelo Americano (1945–1968) en estudios de paisaje, arqueología, topografía, fotogrametría, geología, etnografía y otras técnicas y ciencias. Sin embargo, el corpus generado durante la guerra civil es soslayado, empleado prácticamente en exclusividad por historiadores y aficionados a la historia militar. Entre las causas podemos citar el desconocimiento o la falta de accesibilidad. La interdisciplinariedad que se impone en cualquier investigación moderna puede ser la herramienta decisiva en romper esta dinámica, lo que

Pese a la complejidad alcanzada por la estrategia defensiva republicana, el frente de Toledo cayó en marzo de 1939 prácticamente sin combate. La caída de Cataluña, el hastío de la guerra, y, sobre todo, el golpe de Casado, habían minado la moral de resistencia republicana, y la Ofensiva de la Victoria en Toledo apenas encontró resistencia. El profundo conocimiento que se tenía en los cuarteles generales franquistas de que los frentes caerían sin lucha no fue impedimento para que se diseñase la ofensiva final con la misma meticulosidad que si hubiese un enemigo fuerte 107

Luis Antonio Ruiz Casero y Carlos Vega Ruiz Alonso, J. M., Toledo escindida. La Guerra Civil en el sur del Tajo: los procesos políticos (1936–1939) (Tesis doctoral). Departamento de Historia–Área de Historia Contemporánea. Facultad de Letras. Universidad de Castilla–La Mancha. Toledo, 2002.

abriría perspectivas no exploradas en multitud de campos de estudio. 7.5. Conclusiones El estudio, con una visión amplia, de la materialidad de la Guerra Civil en la ciudad de Toledo y su entorno nos acerca un poco más a una visión holística del hecho bélico. Gracias a ese foco extenso hemos podido arrojar algo de luz sobre cuestiones poco estudiadas, o sobre las que persistía la polémica. Entre otras cuestiones, hemos sido capaces de ubicar con precisión la primera línea republicana en el sitio del Alcázar, y aportar pruebas materiales sobre el número de minas que estallaron el día 18 de septiembre. El estudio de las fortificaciones y de los restos de los combates nos permite ver con claridad la evolución del conflicto: desde los primeros choques entre masas desorganizadas, con ecos de las guerras coloniales o de los sitios medievales; hasta la implantación de auténticas tácticas de vanguardia (como las defensas en profundidad o las barreras artilleras contra avances blindados) llevadas a cabo por dos ejércitos de masas. La Guerra Civil española fue un conflicto de contrastes: arcaica en algunos momentos; en otros afloraba la modernidad, la guerra total que marcaría profundamente el rostro del combate en el siglo XX (y el XXI). El Toledo en guerra se ha revelado como una suerte de microcosmos en el que aparecen condensados todos estos contrastes.

Ruiz Alonso, J. M., La Guerra Civil en la provincia de Toledo. Utopía, conflicto y poder en el sur del Tajo (1936–1939). Almud, Ciudad Real, 2004. Ruiz Casero, L.A., Más allá del Alcázar. La batalla del Sur del Tajo. Toledo y Argés, 1937. Silente, Guadalajara, 2015. Ruiz Casero, L.A., Los Combates del Sur del Tajo. Un enfoque patrimonial a un escenario de la Guerra Civil española. AUDEMA, S.A., Madrid, 2014. Urteaga, L., et al., La cartografía del Corpo di Truppe Volontarie, 1937–1939. Hispania, LXII/1, num 210, CSIC, Madrid, 2002.

Agradecimientos Lo aquí expuesto se enmarca en el proyecto de investigación sobre los Paisajes Culturales de la ciudad de Toledo, con el patrocinio de la Real Fundación de Toledo, la Diputación de Toledo y el Consorcio de Toledo. Quisiéramos expresar nuestro agradecimiento a AUDEMA, S.A. por su iniciativa y colaboración, especialmente a Jorge Morín de Pablos, así como al equipo de Cota 667. Asimismo, también agradecemos su colaboración a los profesionales de la Academia de Infantería de Toledo, así como a José Luis Isabel y a José Ramos. Bibliografía AAVV, Forensic Architecture. Hacia una estética investigativa. MACBA–MUAC, Barcelona–Ciudad de México, 2017. Bull, S. World War Two Street–Fighting Tactics. Osprey, Oxford, Reino Unido, 2008. De Urarte Eznarriaga, E., Guerra de minas en España (1936–1939): contribución al estudio de esta modalidad de nuestra Guerra de Liberación. Servicio Histórico Militar, Madrid, 1948. Molina, L. y Manrique, J.M., Centinelas del aire. El grupo antiaéreo de la Legión Cóndor en la Guerra Civil española (1936/39), Galland Books, Valladolid, 2008. Morín de Pablos, J., et al., 1936–1939. Toledo. Arqueología de la Guerra Civil Española. AUDEMA, S.A., Madrid, 2016 108

8 La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) Xurxo M. Ayán Vila1

Un hombre cae herido: una persona. En esa fracción de segundo en la que el disparo le alcanza, ese hombre es eliminado de la línea de combate. A partir de ese momento se convierte en un pedazo de criatura indefensa […] Apenas un segundo antes, todavía estaba empeñado en cambiar el curso de la historia universal, un segundo después ni siquiera es capaz de ayudarse a sí mismo. ¡Qué inmensa caída! […] Y sólo en el momento en el que cae bajo el cono de la luz de la lámpara de operaciones deja de ser una criatura indefensa para convertirse en un paciente, un patiens, alguien que sufre. Vuelve a ser una persona. Ese pedazo destrozado de criatura sucia y sangrante, cuando sale del cono de luz de la lámpara de operaciones, está atendida. Ese pequeño milagro se cumple gracias a una pequeña lámina de acero cromado que pesa menos de cincuenta gramos. El pequeño trozo de acero cromado es el bisturí, el cuchillo de la cirugía, el cuchillo de Aristóteles. Peter Bamm (La bandera invisible). RESUMEN

El presente artículo muestra los resultados del primer proyecto arqueológico realizado en España sobre escenarios vinculados a la lucha armada de la guerrilla antifranquista en la década de 1940. En junio de 2016 y abril de 2018 desarrollamos dos campañas de excavación en las ruinas de una casa campesina en la aldea de Repil (Monforte de Lemos, Lugo, Galicia) en donde el 20 de abril de 1949 fue masacrado por la Guardia Civil el II Destacamento del Ejército Guerrillero de Galicia. Nuestro proyecto englobó un amplio trabajo de Historia Oral, de vaciado documental y de investigación arqueológica de campo. Todo ello ha permitido reconstruir la microhistoria de los combates, recuperar el sitio como lugar de memoria y como referente identitario para la comunidad local. ABSTRACT

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This article shows the results of the first archaeological project carried out in Spain on scenarios linked to the armed struggle of the anti–Franco guerrilla in the 1940s. In June 2016 and April

Investigador principal de la FCT, Instituto de História Contemporânea, Universidade Nova de Lisboa. [email protected].

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Xurxo M. Ayán Vila 2018 we developed two excavation campaigns in the ruins of a peasant house in the village of Repil (Monforte de Lemos, Lugo, Galicia) where on April 20, 1949, the Second Detachment of the Guerrilla Army of Galicia was massacred by the Civil Guard. Our project encompassed an extensive body of oral history, documentary research and field archaeological work. All of this has allowed us to reconstruct the microhistory of the combat, to recover the site as a place of memory and as a heritage reference for the local community. 8.1. Introducción Presentamos aquí una breve síntesis de resultados del proyecto Excavación y prospección arqueológica para el estudio de las ruinas de la casa de O Facha, Repil, Chavaga (Monforte de Lemos, Lugo) aprobado por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia el 2 de junio de 2016. Con este proyecto pretendemos abordar el estudio integral de las ruinas de la casa do Facha, una vivienda campesina de la Tierra de Lemos (Lugo) empleada como refugio temporal por un destacamento de la guerrilla antifranquista en la segunda mitad de la década de 1940 (Ayán 2008). El 20 de abril de 1949 este inmueble fue rodeado por la Guardia Civil, siendo asesinados tres miembros de la partida guerrillera y detenidos los miembros de la familia que los acogía. Tras la marcha a la emigración de los supervivientes, la vivienda cayó en el abandono (Figura 1).



Nuestro proyecto pretende llevar a cabo una arqueología del conflicto que permita estudiar arqueológicamente este lugar de memoria, con vistas a cumplimentar cuatro objetivos:







• Concienciar a la comunidad local de la importancia de la arqueología científica como disciplina que genera

conocimiento y maximiza la información oculta en estos espacios. Elaborar un registro arqueológico minucioso, con la aplicación de las últimas tecnologías, de las materialidades generadas por la guerrilla antifranquista. Llevar a cabo una etnografía de la memoria, con el objeto de analizar el proceso de patrimonialización que se está dando en la actualidad en torno a la guerrilla en la Terra de Lemos: análisis de los objetivos, intereses y percepciones de las asociaciones y administraciones locales, así como contextualización e interpretación de los contextos de producción de las materialidades (monumentos, placas, espacios de memoria) generadas en democracia (1978–2017). Desarrollar un proyecto arqueológico integral en un lugar transformado en campo de batalla por los vencedores, para reconvertirlo en un lugar abierto a toda la ciudadanía, en un campo de trabajo científico y de educación para la paz y la convivencia. En definitiva, desde la arqueología del conflicto y desde nuestra experiencia previa en gestión del patrimonio, queremos contribuir a responder a la siguiente pregunta: ¿qué hacemos en Galicia con el patrimonio arqueológico de la postguerra? ¿qué hacemos con espacios traumáticos como es el de las casas empleadas por la guerrilla del llano? Desde nuestro enfoque

Figura 1. Ubicación del lugar de Repil en el límite de los ayuntamientos de Monforte de Lemos y A Pobra do Brollón, en el sur de la provincia de Lugo.

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La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) abogamos por el mantenimiento de esos restos como recursos didácticos, por su resignificación como lugares de memoria democráticos y por su conversión en espacios abiertos a la ciudadanía y las comunidades locales. Desde la arqueología podemos contribuir a la desmitificación de la propaganda franquista, a la dignificación de las víctimas, de los vencidos, y a la generación de una base empírica, científica, para la construcción de la memoria colectiva en el siglo XXI.

resistencia armada contra la URSS. Gintautas Velius estudia arqueológicamente los campos de batalla, fortificaciones y fosas vinculadas con la guerrilla patriótica que actuó entre 1944 y 1965. Parte de estos yacimientos arqueológicos han sido musealizados y se han convertido en lugares de memoria (Vėlius y Žygelis 2013). El segundo grupo de estudios arqueológicos es el formado por proyectos de investigación que analizan la lucha antifascista y reivindican la memoria de aquellos otros movimientos partisanos que perdieron la batalla de la historia y del relato. Entre los primeros destaca el interesante trabajo de Arqueología fenomenológica desarrollado por Sarah De Nardi sobre los partisanos del norte de Italia (De Nardi 2014; 2017). Entre los segundos, cabe destacar la investigación desarrollada en Grecia sobre la guerrilla comunista vencida en la Guerra Civil (1946–1949). La catalogación de refugios, campos de batalla y centros de reclusión en la región griega de Macedonia occidental se acompaña de reflexiones teóricas sobre los procesos de patrimonialización y la conversión de esos paisajes de la lucha en lugares de memoria (Pantzou 2014; Kontos y Karadimou 2017). Huelga decir que los arqueólogos y arqueólogas implicados en esta tarea hacen gala de un compromiso político e ideológico estrechamente ligado a los movimientos de recuperación de la memoria. Este caso griego nos recuerda en gran medida a lo que ocurre en España, como veremos a continuación.

Esta intervención es la primera de estas características que se llevó a cabo en Galicia2 y se enmarca en el proyecto Arqueología de la guerra civil y socialización del patrimonio que llevamos realizando en los últimos años desde dos entidades públicas de investigación: el Instituto de Ciencias del Patrimonio (CSIC) y el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (Santamarina Otaola, en este volumen). 8.2. Arqueologías de la guerrilla El desarrollo de la arqueología del conflicto en el ámbito anglosajón ha abierto en los últimos años una nueva línea de trabajo sobre los movimientos de resistencia y la lucha armada (Schofied 2009; Saunders 2012; Carman 2013). Prospecciones intensivas han permitido profundizar en la guerra de guerrillas utilizada por los confederados en zonas como Missouri en la guerra civil estadounidense (Thiessen et al. 2008; Raab 2012). Desde la Universidad de Bristol se está llevando a cabo un mediático proyecto de investigación sobre la guerrilla dirigida por Lawrence de Arabia en Jordania contra el Imperio Otomano en la 1ª Guerra Mundial (Saunders y Faulkner 2010). Este tipo de aproximaciones se extiende ya hasta la 2ª Guerra Mundial, como el caso del estudio de la guerrilla organizada por soldados japoneses tras la reconquista de la isla de Guam por los estadounidenses (Dixon et al. 2013).

A finales de la década de 1990 comenzaron a llevarse a cabo los trabajos de evaluación y corrección de impacto arqueológico del Plan Eólico de Galicia (Criado et al. 2000). Diferentes empresas y multinacionales instalaban aerogeneradores en sierras prelitorales y del interior del país. Algunos de estos parques se establecieron en los aledaños de espacios naturales protegidos y de paisajes montañosos emblemáticos como la Serra do Xistral, la Serra do Suído, A Fonsagrada o la vertiente sur del cañón del río Sil. Los arqueólogos y las arqueólogas que trabajamos en aquellos años por esos montes registramos restos materiales desde el Paleolítico hasta despoblados de la Edad Media (Cacheda 2005). Por supuesto, el patrimonio etnográfico también era objeto de estudio –fosos de lobo, cruces de término, neveras, chozos de pastores– (Ballesteros 2004). Sin embargo, el legado material contemporáneo no llamaba nuestra atención. Hemos prospectado dorsales y hemos caminado por campamentos y refugios de la guerrilla antifranquista sin tener conciencia de ello.

En Europa podemos señalar a día de hoy dos tipos diferenciados de arqueología de la guerrilla. En primer lugar, tenemos aquella al servicio de los intereses memorialísticos de los jóvenes estados–nación. En 2016 la República de Irlanda (1921) conmemoraba la Insurrección de Pascua contra la ocupación británica. Eve Cambell lideró el proyecto The Archaeology of 1916 en el que se registraron, catalogaron y socializaron los vestigios materiales del levantamiento en Dublín3. En 2017 Finlandia celebró sus 100 años de independencia de los rusos. Timo Ylimaunu también abordó un estudio arqueológico integral del proceso de liberación nacional, protagonizado, entre otros, por los estudiantes fineses formados en Alemania –Movimiento Yaeger– (Ylimaunu y Koponen 2017). En 1990 Lituania alcanzó de nuevo su independencia. Desde entonces el gobierno ha recuperado la memoria de la

Este vacío teórico–metodológico se ha ido cubriendo a raíz de la eclosión de la recuperación de la memoria histórica en la década de 2000. Esta dinámica ha dado lugar a nuevos procesos de patrimonialización que han resituado la arqueología como disciplina en el presente (González Ruibal 2007). De la arqueología forense, centrada en la exhumación de fosas comunes, hemos pasado al desarrollo de nuevas líneas de trabajo en arqueología del conflicto. Las materialidades de la Guerra Civil española han focalizado este tipo de estudios a lo largo

Actualmente Carlos Tejerizo, desde el INCIPIT (CSIC) de Santiago de Compostela, dirige un proyecto de prospección arqueológica del paisaje de la Ciudad de la Selva, el campamento guerrillero ubicado en las estribaciones de Pena Trevinca, en Casaio, Ourense (Tejerizo 2017). 3 http://irisharchaeology.ie/2016/03/the–archaeology–of–1916/ 2

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Xurxo M. Ayán Vila de, aproximadamente, las dos últimas décadas (Morín et al. 2002; Pérez Juez et al. 2004; González Ruibal 2008). Sin embargo, el interés arqueológico por la guerrilla antifranquista ha sido considerablemente menor, si bien contamos con un par de trabajos pioneros en la década de 2000. El primer estudio sobre esta temática se forjó, precisamente, en el ámbito de la evaluación de impacto arqueológico de parques eólicos. Un equipo de la empresa AUDEMA registró en la sierra de Altamira, en el límite entre Toledo y Cáceres, varias cuevas–refugio (la Posición España) utilizados por la 14ª División de la 1ª Agrupación del Ejército de Extremadura y Centro, incluida a su vez en el organigrama del Ejército Guerrillero del Centro, liderado por el comunista José Isasa Olaizola, alias Fermín (Morín et al. 2004). Hace diez años, nosotros mismos planteamos esta línea de investigación en Galicia con un primer trabajo en el que establecíamos los puntos de partida para llevar a cabo intervenciones arqueológicas en escenarios de combate de la guerrilla (Ayán 2008). Estos dos precedentes no tuvieron continuidad. La investigación sobre la resistencia antifranquista se centró en el ámbito de la historiografía contemporaneísta. Así por ejemplo, el primer congreso sobre la guerrilla en el noroeste de la península ibérica (A Coruña, 15–17 de enero de 2009) no contó con ninguna aportación hecha desde la arqueología (VV.AA. 2012).

En este último pueblo se abrió al público un pequeño centro de interpretación sobre la guerrilla4. 8.3. La guerrilla antifranquista en León–Galicia Para comprender las razones que llevaron a hombres y mujeres a echarse al monte hace falta solo recordar el origen mismo del golpe de Estado de julio de 1936. La instrucción reservada número 1 del general Mola no dejaba dudas sobre la apuesta por el terror de los sublevados (Puell de la Villa 2013): Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas. Esta estrategia se aplicó duramente durante toda la guerra. En 1937 un comandante del ejército franquista en Ourense (Galicia) solicita la vuelta de 180 soldados del frente de Madrid para eliminar a los grupos de fugitivos que vagan por el monte tras la caída de Asturias: Varios grupos asignados en la zona con el objetivo concreto de acometer su exterminio, comenzando por cortar la complicidad con las gentes de los lugares (cit. in Heine 1982, 22–3). Y este exterminio se concretó en la caza del hombre. Tras la caída del Frente Norte a fines de octubre de 1937 muchos militares republicanos volvieron a sus casas pensando que nada malo les pasaría, atendiendo así a las promesas de Franco: quien no tuviese delitos de sangre no correría peligro.

Habría que esperar a la presente década de 2010 para que la arqueología comenzase a abrirse camino. Dos son los ámbitos de actuación en los que se ha centrado nuestra disciplina. El primero de ellos es la exhumación de guerrilleros represaliados. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), de la mano del arqueólogo René Pacheco, ha llevado a cabo intervenciones de este tipo en el norte peninsular; podemos citar las exhumaciones de guerrilleros en los atrios de las iglesias de Teilán (Bóveda, Lugo) y Páramos (Val do Dubra, A Coruña) (Pacheco 2016), de dos enlaces en el cementerio de Ponferrada y del guerrillero gallego Perfecto de Dios en la fosa de Chaherrero (Ávila). La arqueóloga Laura Muñoz también ha realizado exhumaciones de resistentes abatidos en Extremadura en la década de 1940 (Muñoz 2016). Un amplio equipo del grupo Paleolab ha exhumado varias fosas vinculadas a la Agrupación Guerrillera de Levante–Aragón (Polo et al. 2010). En Catalunya contamos con casos emblemáticos, como la reciente exhumación de Ramón Vila Capdevila, alias Caracremada, guerrillero anarcosindicalista asesinado el 7 de agosto de 1963 en Castellnou de Bages (Pujol 2017).

En el primer año de guerra la represión franquista creó un nuevo tipo de individuo que luchaba por su supervivencia: el topo. El recientemente fallecido periodista de guerra Manu Leguineche, maestro de maestros, investigó el fenómeno en la década de 1970 y publicó un libro junto con Jesús Torbado, titulado Los topos (1977) en el que recogía 24 entrevistas a republicanos emparedados, sepultados, ocultos... También en El Río del Olvido (1990), Julio Llamazares relata la conversación con un señor que estuvo oculto como una rata debido a la denuncia de un vecino. La humedad que sufrieron sus huesos en su cautiverio se cebaba entonces con su salud. En los mismos parajes que Llamazares recuerda en otra novela, Luna de lobos (1985) tuvimos ocasión de conocer las cuevas–refugio empleadas por el guerrillero Gorete. Años viviendo solo en las estribaciones de los Picos de Europa. Este panorama lo conocía muy bien Claudio Macías, miliciano que ya había estado en la cárcel tras la revolución de 1934.Tras la caída de Asturias (octubre de 1937) volvió a su casa en Villalibre de la Jurisdicción (El Bierzo, León) y se ocultó en un arcón de la bodega de su casa. Un día llegaron los falangistas y, al no encontrarlo, se llevaron a su hermano de 16 años, a quien ejecutaron al instante, como represalia. Su madre fue rapada y humillada. Enfermo de neumonía, con 31 años, Claudio cavó su propia tumba en la bodega y allí quiso quedarse para no perjudicar más a su familia.

Además de las exhumaciones, fomentadas por la sociedad civil en la inmensa mayoría de las ocasiones, la arqueología ha servido de utilidad también para aquellas administraciones que han querido recuperar los paisajes de la guerrilla como recursos turísticos y lugares de memoria. Este es el caso (único hasta el momento) de la Junta de Aragón que, a través del programa Amarga Memoria, procedió a la limpieza y señalización de los campamentos de la Agrupación Guerrillera de Levante–Aragón de del Rodeno y La Cerollera (ambos en la provincia de Teruel).

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La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) antifranquista (Rodríguez 2012). A diferencia de la mayoría de los movimientos guerrilleros contemporáneos en los que suele ser la persona politizada e ideológicamente definida la que se echa al monte, aquí, en el noroeste, la concienciacion de los fuxidos y su lenta transformación en resistentes activos se dio con posterioridad a su huida al monte (Heine 1982, 17; Lamela 1992, 11–3). En este sentido, convencionalmente se maneja en la historiografía una periodización que refleja bastante bien la evolución del fenómeno. Se considera una primera etapa (1936– 1942) de los fuxidos o escapados cuando militantes de diferentes partidos, sindicalistas, campesinos, obreros y burgueses se ven obligados a echarse al monte para salvar su vida. En una segunda fase (1942–1946), los fuxidos pasan a engrosar las filas de unidades guerrilleras de nueva creación. En abril de ese año de 1942 nace en Ferradillo, El Bierzo, la primera organización armada dentro de España, la Federación de Guerrillas León–Galicia, gracias a la inspiración de dirigentes socialistas como Marcelino Villanueva Gafas, César Ríos y Mario Morán, que tenían su base de operaciones en la Serra do Eixe, en los montes de Casaio (Serrano 1988; Reigosa 2004; Tejerizo 2017). Las guerrillas se dotan de una estructura orgánica y da comienzo la penetración de los comunistas como fuerza organizada. Entre 1943 y 1945 se constata una cierta tregua, que permite organizarse mejor a la guerrilla (Heine 1982: 104–6). Fue en este momento cuando se planteó una organización territorial con agrupaciones diferentes a las que se asignaron amplias áreas de actuación (Figura 2).

Su hermana lo enterró en la tumba que se había construido. En 2014 la ARMH ha procedido a la exhumación de esta víctima del franquismo. De nuevo, René Pacheco, director de la intervención, reveló un detalle estremecedor: Él mismo se excavó el agujero para meterse dentro. Las marcas del pico que usó están en la pared (Fidalgo 2014). Estamos acostumbrados a las excavaciones en área, a las fosas comunes, a las comunidades de muertos, a los crímenes a escala industrial. Pero este caso de Claudio Macías nos estremece mucho más, nos recuerda a esa pesadilla tan recurrida del cine negro: una persona es enterrada viva y mientras muere poco a poco se deja las uñas y los dedos arañando la tapa del ataúd que sella su destino. Este ejemplo de Arqueología de la Soledad es quizás la más tétrica y efectiva metáfora de lo que significó la dictadura franquista para muchos de nuestros conciudadanos, convertidos en alimañas al margen de la sociedad. Claudio Macías convirtió su propia casa en un campo de concentración. Mientras los prisioneros eran conducidos en vagones de tren a los campos de concentración improvisados en aserraderos, fábricas de conservas y monasterios de la costa gallega (Rodríguez Teijeiro 2006), aquellos que intentaban escapar por el monte eran perseguidos hasta la muerte. Este fue el caso de los hombres del Batallón Galicia con el comandante Moreno a la cabeza, delatados y asesinados en el puerto de O Acevo en A Fonsagrada (Lugo) (Rodríguez 2011). Todo este panorama de terror explica la peculiaridad de los orígenes de la guerrilla

Figura 2. Grupo de guerrilleros de la Federación de Guerrillas de León–Galicia a mediados de la década de 1940. De izquierda a derecha: Guillermo Morán, Mario Morán, Evaristo González Pérez Rocesvinto, Arcadio Ríos y Abelardo Macías Fernández El Liebre (en Serrano 1988: 232). Guillermo y Roces fueron abatidos el 20 de abril de 1949 en Repil y O Pericallo.

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Xurxo M. Ayán Vila

Figura 3. Fotografía aérea de las ruinas de la casa de los Amaro en Repil (Fotografía de Manoel Antonio Franco).

El 10 y 20 de octubre de 1944 se celebró en Casaio el IV congreso que dio lugar al Cuerpo de León–Galicia o I Cuerpo de la Federación Nacional de Guerrillas, con nuevos cuadros fogueados en la lucha antinazi, procedentes del exilio. Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y el desbaratamiento de las esperanzas republicanas, la situación cambió radicalmente, reanudándose una práctica exterminadora sistemática por parte de la Guardia Civil a partir de 1947. Esta tercera fase de lucha desigual (1947–1952) se caracterizó por el incremento del acoso de las fuerzas represivas a guerrilleros y enlaces y por las tensiones en el seno de la propia resistencia. Tras el abandono de la lucha armada por el PSOE (1947) y por el PCE (1948), los últimos resistentes cayeron en combates, emboscadas y escaramuzas. Solo unos pocos pudieron huir a Francia. El último guerrillero abatido en España fue José Luis Castro Veiga, alias O Piloto, a los pies del río Miño, en 1965 (Eyré 2015). Franco acababa de celebrar el año anterior sus XXV Años de Paz.

previos fue el encargado de desbrozar el solar donde se emplazan los restos de la casa familiar. Esta intervención previa fue fundamental para poder valorar el estado de preservación de los restos así como la morfología de la vivienda, de cara a estudiar la evolución constructiva del edificio (Figura 3). La segunda actuación fue la elaboración de un plano de la planta de la construcción y la identificación de la funcionalidad de las distintas estancias. Para ello llevamos a cabo una serie de entrevistas orales a miembros de la familia que se acordaban perfectamente de la organización interna del espacio doméstico. Esta investigación de carácter etnográfico se extendió a testimonios vivos de la batalla de Repil, como es el caso de O’Quirío de Ríos (fallecido ya) o del señor Luis, nacido en la vecina casa da Adela y que con 13 años vió en vivo y en directo los combates. En tercer lugar, realizamos una prospección intensiva con detector de metales en el entorno inmediato de la vivienda. La cuarta actividad importante a nivel de investigación básica fue la toma de muestras de diferentes materiales constructivos de la casa para su análisis arqueométrico. A este respecto se recogieron muestras de ladrillos fabricados en la factoría O Castelo de Monforte de Lemos, restos de adobe y dos ejemplares de la plaqueta hidráulica instalada en el salón–comedor en la década de 1950. Estos materiales serán analizados por el Dr. Javier Iñáñez, investigador postdoctoral Ramón y Cajal del Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la Universidad del País Vasco.

8.4. La excavación arqueológica del año 2016 Tras recibir el pertinente permiso de la DXPC de la Xunta de Galicia gestionamos el permiso de la Consellería de Medio Rural e do Mar (cursado el 1 de junio de 2016) para llevar a cabo la limpieza del interior de la vivienda y la tala de los negrillos que ocupaban todo el interior de la antigua huerta anexa y que invisibilizaban las ruinas. Para ello contamos con la colaboración del descendiente de la familia Amaro, Antonio Díaz Amaro, quien ya en años 114

La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo)

Figura 4. Los fundadores de la casa: Maximino Amaro y María Teresa López (Fotografía gentileza de Antonio Amaro, fotografía de Rui Gomes).

autorización del Ministerio de Gracia y Justicia. Tras la portada violácea cruzada por un manchón a modo de meandro de la memoria, se recoge con exactitud burocrática el devenir de una serie de individuos trasatlánticos. El 21 de mayo de 1919 se casaban en la iglesia de Chavaga Maximino Amaro Fernández (1897–1937) y María Teresa López Ayán (1897–1962) (Figura 4). Un año después nacía en la Central de Socorro de Matanzas (Cuba) su primer hijo, de nombre Alfredo. En 1922, en Cárdenas (Cuba), veía la luz Inés. En 1924 en La Habana, nacía el tercer vástago, Álvaro; Ofelia venía al Nuevo Mundo también en 1926, en El Vedado, La Habana. Libertad nacería en 1927, de vuelta ya a Chavaga. El último hijo, el pequeño Julio, murió con sólo dos años de edad (1930–1932).

Finalmente se abordó la excavación arqueológica de las ruinas de la casa, focalizando nuestra atención en tres espacios: Las antiguas cuadras, en el interior de las cuales se documentaban derrumbes de los paramentos murarios y evidencias de reocupaciones episódicas tras el abandono de la vivienda en 1964. En este sentido, nos interesaba conocer estos procesos postdeposicionales así como la estratigrafía conservada. • La antigua cocina adosada al interior de la entrada trasera. • El salón–comedor, un espacio modificado en la década de 1950 pero que fue muy importante en la ocupación de la casa por la guerrilla entre 1947 y 1949. A este respecto, queríamos excavar el suelo de ocupación más reciente (años 50) para poder llegar al suelo de tierra batida original de la vivienda y coetáneo a los hechos del 20 de abril de 1949.

La familia Amaro López decidió levantar una casa nueva en los márgenes de la parroquia de Chavaga, en una zona fronteriza cuyos lindes no estaban muy claros todavía por aquel entonces. Maximino tuvo que solicitar permiso en 1934 a Obras Públicas ya que el solar elegido podía verse afectado por la servidumbre impuesta por la carretera de tercer orden de Puebla de Brollón a Orense. La nueva casa se emplazaba a la altura del kilómetro 1, hectómetro 7. De acuerdo con la documentación5, en aquel entonces el solar se hallaba dentro del término municipal de A Pobra do Brollón. Será este ayuntamiento quien le conceda permiso para construir una casa, el 8 de septiembre de 1934, con la condición de que la fachada de la obra fuese paralela al

Como fruto de esta primera excavación arqueológica hemos recogido un total de 252 objetos arqueológicos, todos y cada uno de ellos georreferenciados con estación total. 8.5. Biografía de la casa de los amaro en repil Antonio Díaz Amaro todavía conserva el viejo libro de familia editado bajo el reinado de Alfonso XIII con la

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Archivo de la familia Amaro.

Xurxo M. Ayán Vila eje de la carretera y distase por lo menos quince metros y cincuenta centímetros. La licencia de obra se aprueba el 12 de diciembre de 1935. Esta vivienda, como era tradicional entonces, probablemente se construyó a partir de la red de colaboración familiar e intervecinal, materializada en el sistema de axudas e contraaxudas. De acuerdo con esta costumbre, la familia contaba con la ayuda de amigos, vecinos y familiares para la construcción de la casa. Carros tirados por vacas y bueyes contribuían a carretar la piedra, en este caso procedente de la propia sierra adyacente. Este material lítico está compuesto mayoritariamente por esquistos cuarcíticos. El proceso de construcción debió culminar avanzado ya el año 1936. La casa original responde al modelo socioeconómico imperante en la zona. La familia Amaro era una familia extensa, numerosa, que vivía de la una actividad agroganadera de subsistencia, dentro de un sistema minifundista de propiedad de la tierra. Dentro de estas coordenadas, la vivienda es una unidad de autosuficiencia, de producción y consumo, en la que conviven personas, la hacienda (animales domésticos) y las cosas (ajuar doméstico). El edificio, de planta baja y altillo, responde al modelo de casa–patio característico de esta comarca. El patio, semiabierto, servía para dar cobijo a la herramienta de trabajo, al carro y a productos agrícolas. Las cuadras para el ganado ocupaban un espacio sustancial así como la unidad de almacenamiento con el arca en la que se guardaba el grano. La cocina se disponía en torno a un hogar tradicional (lareira). La estancia más prestigiosa de la vivienda original era el salón comedor, que contaba con una gran ventana al lado de la puerta trasera. Según nuestros informantes, antes de la reforma de los años 50, el suelo original era de tierra batida y el espacio servía tanto de comedor y zona de descanso como de habitación. El espacio bajo cubierta a modo de desván servía también para dormir, y debió ser utilizado en su día por los guerrilleros. En líneas generales, ésta era la casa que acogió a los resistentes antifranquistas entre 1947 y 1949, cuando el cabeza de familia ya había fallecido y era Teresa López Ayán quien dirigía los destinos de este humilde hogar campesino (Figura 5).

Figura 5. Planta de la vivienda de los Amaro. La tulla es la zona de almacenamiento de la cosecha de cereal. El alpendre eran las cuadras en donde la familia guardaba el ganado vacuno.

en Galicia (Martínez 2007), así como con testimonios de algunos de los guerrilleros supervivientes (Reigosa 2003, 2004; Álvarez 1991; Martínez López 2006). Todo este material historiográfico va conformando la historia política y militar del movimiento guerrillero. Para el caso que nos ocupa, falta todavía una investigación detallada de la denominada IIª Agrupación del Ejército Guerrillero, grupo armado que actuó en la zona que nos interesa desde su creación en marzo de 1945. En octubre de 1947 tuvo lugar precisamente aquí el congreso de Chavaga en el que se reunió una parte importante de los guerrilleros de Galicia–León, como ha escrito unos de sus protagonistas, el guerrillero berciano Quico (Martínez López 2006, 42–3).

En los años 40 sí se dio un cambio sustancial. El deslinde definitivo entre ayuntamientos tuvo lugar por esa época y como resultado quedó un marco de piedra en la huerta anexa. La casa de Repil pasó a formar parte del ayuntamiento de Monforte de Lemos. Así pues, el 4 julio de 1946, el Sr. Ingeniero Jefe de Obras Públicas de la Provincia de Lugo solicita información relativa a las fincas de la casa al secretario del ayuntamiento de Monforte, ya que se iba a variar la carretera de Puebla de Brollón a Orense entre los km 0,738 y 1.799.

Este congreso de Chavaga dio lugar a la consolidación de la IIª Agrupación del Ejército Guerrillero de Galicia–León, bajo la total dirección del PCE, con una zona de maniobra por las provincias de Lugo, Ourense, y las comarcas de La Cabrera y El Bierzo (Álvarez 1991, 60–1, 119–20). Esta IIª Agrupación había nacido oficialmente tras el fracaso del 2º congreso de reunificación de Casaio en julio de 1946, separándose oficialmente el 10 de agosto de 1946. Con Samuel Mayo como jefe militar y Benigno Fraga como responsable político, su objetivo era enlazar con los guerrilleros de la IIIª Agrupación que actuaban en en sur y suroeste de Lugo y con los guerrilleros comunistas que se

8.6. Santuario de la guerrilla del Llano (1947–1949) Actualmente contamos con monografías dedicadas a las diferentes agrupaciones de la guerrilla antifranquista 116

La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) de subsistencia, de contrabando y trueque, las ferias o mercados mensuales de ganado eran los únicos sitios en los corría algo de dinero. Esta es la razón por la que los guerrilleros de la IIª Agrupación dieron gran parte de sus golpes económicos en estos días de feria, tal como corroboran las fuentes oficiales y las entrevistas orales. La represión franquista contra el campesinado no hizo más que empeorar la situación. Así se explica que a comienzos de los años 50 muchos paisanos encontrasen su válvula de escape en la emigración a destinos ya conocidos, como Cuba, o nuevos, como Venezuela.

habían establecido en Quiroga y Castro Caldelas tomando la denominación de Santiago Carrillo tras su separación de la Federación (Heine 1982, 164–72). Las entrevistas que hemos realizado así como la información aportada por los descendientes de la familia Amaro parecen corroborar la cronología de estos hechos. Parece ser que fue en 1947 cuando la casa de Repil comenzó a servir de residencia al destacamento liderado por Roces. Según Antonio Díaz Amaro, fue un pariente de la familia quien contactó con los guerrilleros en Montefurado (Quiroga, Lugo) y los trajo a Repil por vez primera. Probablemente el empleo como obrero de la RENFE de Álvaro Amaro en la estación de Montefurado6 tuvo algo que ver en ello. El dinero que pagaban por la estancia y la manutención fue una buena vía de ingresos para la familia durante esos dos años de 1947 a 1949. Esta época de autarquía se recuerda todavía de manera dramática (1941 fue o ano da fame, el año del hambre en gallego). A finales de los años 40 la vida era muy dura para estas familias numerosas que vivían en el umbral de la subsistencia. En nuestras entrevistas se prodigan anécdotas que revelan la miseria, la corrupción y, sobre todo, el estraperlo. En el contrabando de productos agrarios, Repil era un hito, ya que era un punto clave en las comunicaciones, al estar conectado por carretera y ferrocarril. En esta economía

En este contexto de miseria, Chavaga se puede considerar un auténtico santuario de la guerrilla en donde se encontraban seguros estos resistentes, hasta el punto de dejar a un lado la disciplina militar y las cautelas necesarias para sobrevivir a la represión del Estado. Paradójicamente, uno de los guerrilleros asturianos que vivía en Repil, Fermín Rodríguez Lada (a) Segura, escribía lo siguiente en un artículo7 manuscrito de 1948 para Progreso, el órgano mural de la IIª Agrupación: “Que cada cual sepa lo que le compete” “Silenciar lo que posteriormente se va a realizar”. “Callar lo que pueda delatar” ¡¡Cumplámoslo!! (Figura 6). En un momento en el cual el aparato represivo echaba mano de contrapartidas para deslegitimar a los guerrilleros

Figura 6. Fragmento de un artículo manuscrito de Fermín Segura en Progreso, el órgano mural de la IIª Agrupación (1948). (Archivo del Partido Comunista de España, Madrid). Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles. Kilométrico individual para familiares del personal ferroviario. Año 1961. Archivo de la familia Amaro.

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Archivo del Partido Comunista de España. Madrid.

Xurxo M. Ayán Vila arrogándoles delitos que no cometían, así como de la presión a los enlaces para ahogar la ayuda del campesinado, contar con una casa segura era un lujo. Por ello, los mandos guerrilleros exigían un trato impecable a aquéllos que se arriesgaban alojándolos en sus casas. En la memoria familiar de los Amaro quedó grabado a fuego una anécdota. En una comida, en el comedor de la casa, uno de los guerrilleros se encaró con Teresa López Ayán y le llegó a escupir. El jefe del destacamento castigó al guerrillero confinándolo un tiempo en un inmueble de Monforte de Lemos.

Los guerrilleros de la IIª Agrupación eran todos de ideología comunista y compartían la máxima de mantener la lucha armada hasta el final. Su asesinato en Repil les impidió sufrir en sus propias carnes la traición hacia ellos de su propio partido, tras la orden dada por Stalin de abandonar la resistencia armada e infiltrarse en el sindicalismo vertical del régimen. 8.7. 20 De abril de 1949 Tres combates durante el año 1949 desmantelaron esta IIª Agrupación: Ocero (24 de febrero), Villasinde (17 de marzo) y Repil (20 de abril) (Martínez–López 2006, 6–71). La batalla de Repil supuso el inicio del fin de la guerrilla en Galicia, de ahí que sea mencionada como un hito en la historiografía sobre el fenómeno guerrillero (Heine 1982, 214–6; Serrano 1988, 290–3; testimonio de Manuel Zapico en Álvarez 1991, 69–72; Odilo Fernández en Álvarez 1991, 153–4; Mario de Langullo en Téllez 2001, 131–4; Reigosa 2003, 70–1, 106–7; Martínez López 2006, 85–6). De acuerdo con los datos aportados por todos estos autores, la batalla de Repil fue una consecuencia de las delaciones que siguieron a las caídas precedentes, lo que permitió a la Guardia Civil localizar dos casas en Chavaga, en Repil (casa do Facha) y O Pericallo con enlaces que servían de apoyo desde hacía años a la guerrilla y en las que se encontraba la práctica totalidad del destacamento Santiago Carrillo, que acogía a antiguos componentes de la Federación, con gran experiencia y formación político–militar, como Guillermo Morán, Julián Acebo Alberca O Guardiña, Evaristo González Pérez Rocesvinto, a los que se sumaban Fermín Gutiérrez Lada Segura, Gregorio Colmenero Fernández O Porreto y Saúl Mayo Méndez (Redondo 2006, 31, 51–52, 80–83, 96–97; Heine 1982: 208).

La cierta impunidad con que se movían los guerrilleros en Chavaga se comprueba con la presencia de éstos en las fiesta de Pascua en Chavaga: la noche del 19 de abril de 1949, la víspera de su muerte, estaban bailando en el campo de la fiesta. Algunos de ellos llegaron a echarse novia en la parroquia, como fue el caso de Rocesvinto o del propio Fermín Lada Segura. Todo el destacamento se encontraba en Chavaga para tener una reunión importante, en un momento en el que se disgrega el movimiento guerrillero con el abandono de parte de sus integrantes. De hecho el PSOE ordenó en 1947 el abandono de las armas a sus militantes. Este fenómeno coincide con el predominio adquirido por los comunistas en la resistencia. Toda esta realidad se ve reflejada en Progreso el órgano mural de la IIª Agrupación. En 1948, Guillermo Morán, que moriría en la casa de Repil, escribía lo siguiente, apelando a la unidad y criticando duramente al líder socialista Prieto y a su propio hermano Mario Morán (huido a Francia): ¡¡Unidad!! Sin que los distintos credos políticos sufrieran mutación en el aspecto ideológico, los guerrilleros aunan los esfuerzos, agrupan sus voluntades con un solo lema: Derrocamiento del Franco–Falangismo e instauración de la República Popular. Esta digna y común tarea llevada a cabo hombro con hombro en irreductible haz de combate Socialistas, Comunistas y Sindicalistas riegan con su sangre los surcos de España en el continuo batallar contra las fuerzas franquistas. Estos afines sentimientos, esta mutua comprensión de solidaridad, unidad y combate; ése alto sentido de la responsabilidad histórica y política és la respuesta, más clara y contundente que el Ejército de Guerrillas da a los que tratan de socabar nuestra unidad y paralizar nuestro brazo justiciero. Un exiguo grupo de llamados Guerrilleros, lazarillos al servicio de Prieto tratan contra la voluntad unánime e inquebrantable de toda una Agrupación de fomentar la pasividad entre nuestras Guerrillas. Estos prosélitos del “Seboso” [Indalecio Prieto] cuya figura señera es mi honorable hermano nos ordenan una vez más y hasta la saciedad la suplantación de los deberes que como guerrilleros tiene asignados para entregarse a la puesta en práctica de la vil componenda que el corrupto político “D. Inda” fomenta contra la integridad y libertad de España.

Figura 7. Materiales vinculados al combate. A la izquierda: casquillo percutido de un proyectil del 9 de largo, recogido al pie de la puerta principal de la casa; dos fotografías de detalle de un fragmento de granada de mano. A la derecha, bayoneta encontrada por un cazador en los años 70.

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La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) y entablándose así un furioso tiroteo dio como resultado la muerte de seis bandoleros y la captura de la amante de uno de ellos, herida de poca consideración. Los forajidos muertos se llamaban, Evaristo González Pérez, alias “el Roces”, jefe de la partida; Guillermo Morán García, comisario; Julián Acebo Alberca, (a) “Guardiña”, Gregorio Colmenero Fernández (a) “Colmeiro” también “Da Pipa”, Ramón López Casanova y María López Casanova; la mujer herida se llama Luisa López Centeno. En la casa donde se celebraba la reunión fueron encontradas armas automáticas, numerosas granadas de mano y abundantes municiones. El brillante servicio fue dirigido personalmente por el Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Lugo, teniente coronel señor Arjona Manso, eficazmente secundado por el comandante del mismo instituto con destino en Ponferrada. La fuerza tuvo que lamentar nueve heridos, uno de ellos grave, dos menos graves y uno leve.

Al amanecer del 20 de abril de 1949 efectivos de la Guardia Civil procedentes de Ponferrada y de Monforte de Lemos, con más de una docena de oficiales acompañados del correspondiente número de subalternos, llegaron en jeeps y rodearon las dos casas e incluso movilizaron morteros emplazados en vagones sobre la vía del tren. En la vecina casa de O Pericallo se encontraban Rocesvinto, su novia María Luisa Centeno y los dueños de la vivienda, dos hermanos, enlaces de la guerrilla (Ramón y María López Casanova), mientras que en la casa de Repil (casa do Facha) se hallaban reunidos Guillermo Morán, O Porreto, O Guardiña, Saúl y Segura. La estrategia de la Guardia Civil consistió en atacar primero la vivienda en que se hallaba Rocesvinto para obligar a los compañeros de la otra casa a acudir en su ayuda. Al iniciarse el tiroteo y la quema de la casa (se emplearon morteros, gasolina y bombas de mano), éstos intentaron cruzar la carretera para parapetarse y atacar a los guardias por la retaguardia. Sin embargo, un nido de fusiles ametralladores apostados en una finca plantada de centeno los estaban esperando; únicamente se salvaron Saúl y Fermín Segura. Éste último, con la mandíbula destrozada por un disparo, consiguió llegar a la casa rectoral de Cereixa, en donde fue escondido por el cura don Plácido.

Esta es la versión oficial, trufada de heroicas hazañas de las fuerzas del orden contra vulgares atracadores. Sin embargo, para acercarse a la realidad de lo que pasó aquel día, debemos echar mano de la descripción densa, y casar datos procedentes de distintas fuentes. En este sentido, compartimos el enfoque fenomenológico de Sarah de Nardi (2017). Las percepción de este paisaje vivido es más importante que las estrategias militares o los planes de ataque de la Guardia Civil. En la memoria colectiva ha quedado grabado a fuego un conjunto de sensaciones (Saunders y Cornish 2017), si hacemos caso a nuestros veteranos informantes. En todo el valle del río Saa se escuchó el traqueteo de las ametralladoras. En las parroquias vecinas se pensaba que eran los paisanos de Chavaga, lanzando cohetes para celebrar la fiesta. Era un día de muchísimo calor, a pesar de estar en primavera. En el entorno de Repil, por esos días, los maquis a veces se camuflaban con paños en la cabeza, trabajando en los campos de centeno. El señor Luis, un niño entonces, fue reclutado por un comandante de la Guardia Civil como aguador para refrescar a la tropa. En uno de sus viajes pudo ver los cadáveres de los guerrilleros, apilados sobre la cuneta de la carretera. La visibilización del terror, como en el verano del 36, seguía siendo una estrategia útil para el control social del rural. El mando le decía que se estaba grabando una película. Luis se dio cuenta, en otro de sus viajes, que a uno de los maquis les habían robado las botas de cuero. Este detalle es básico en la tradición oral. También al comandante Moreno en A Fonsagrada uno de los falangistas le robó su reloj. Estos objetos pasaron al folklore y protagonizan cantigas populares (Rodríguez 2011). A su vez, Antonio recuerda cómo se volcaron los cadáveres a una camioneta, con destino a una fosa común en el cementerio de Monforte de Lemos.

Por lo tanto, por lo que sabemos, los guerrilleros fueron abatidos tan pronto cruzaron el umbral de la puerta principal que daba a la huerta anexa en dirección a la carretera. La tala de los negrillos que ocupaban a Horta da Porta (así aparece mencionada) nos permitó visibilizar todo este espacio y proceder a una primera prospección con detector de metales. Justo aquí recogimos, gracias al detector de metales, un casquillo percutido de un proyectil del 9 largo, disparado con una pistola STAR. Sin duda alguna se trata de una evidencia material del combate del 20 de abril de 1949. Los guerrilleros salieron armados por la puerta y todavía pudieron disparar antes de ser mortalmente heridos. En Repil todo fue rápido. Muy diferente fue lo que pasó en O Pericallo. Aquí, Rocesvinto, tras haber sido atacada la vivienda con lanzagranadas que causaron la muerte de los hermanos Casanova, intentó una salida desesperada hiriendo a su novia que había sido apresada por la Guardia Civil. Finalmente se suicidó en un maizal cercano. El combate duró dos horas y media, y en él participaron 150 guardias civiles de los que resultaron heridos seis que fueron evacuados a Monforte de Lemos (Odilo Fernández en Álvarez 1991, 154). La batalla de Repil fue recogida en la prensa oficial8 como un valiente servicio de la Guardia Civil contra los atracadores: Habiendo tenido conocimiento la Guardia Civil de que en determinado lugar de la Puebla del Brollón iba a celebrarse una reunión de bandoleros montó el oportuno servicio cercando la casa donde éstos se encontraban. Al acercarse para detener a los bandoleros la Guardia Civil fue recibida a tiros viéndose obligada a repeler la agresión 8

8.8. Una segunda vida para la casa: La década de 1950 Como dijimos, los guerrilleros habitaron intermitentemente la casa de Repil durante dos años, entre 1947 y abril de 1949. La vivienda de los Amaro era la típica morada de

Periódico orensano La Región, 23 de abril de 1949.

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Xurxo M. Ayán Vila una humilde familia campesina. Las personas convivían con los animales bajo el mismo techo (eso sí, en estancias separadas). La parte noble se correspondía con el salón– comedor, cuyo suelo era de tierra batida, a la manera tradicional. La batalla de Repil cambió la historia familiar y la propia fisonomía de esta arquitectura doméstica (Figura 8). Según testigos presenciales, el combate afectó notablemente a la estructura de la casa, llegándose a caer parte del tejado.

plaquetas hidráulicas (Figura 9). Según hemos podido confirmar por testimonios orales, este tipo de material fue de uso común en edificios nuevos de Monforte de Lemos datados en 1946 y 1947. Fueron hechos en los talleres de Construcciones Cadórniga (comentario personal de Dámaso López García). En el reverso de las plaquetas se puede leer Mosaicos Pérez, Monforte. Hoy en día se cotizan bastante, ya que hay una demanda importante por parte de gente que rehabilita casas de la primera mitad del siglo XX. Suso O’Corenta, colaborador de nuestro proyecto, no tuvo dudas cuando vio una de esas plaquetas de Repil: él recordaba perfectamente que esa era la plaqueta que se había puesto siendo él muy niño en la sede de Acción Católica en la parroquia de Cereixa. Era la plaqueta de Acción Católica.

Al retornar de la cárcel de mujeres de Las Ventas, Teresa López Ayán, a comienzos de los 50, decide acometer reformas en la vivienda y seguir habitando su casa. Este es el nivel de ocupación que hemos explorado en esta primera campaña de excavación. En este momento podemos datar la introducción de nuevos materiales constructivos como el ladrillo, en principio sólo empleado como elemento ornamental. La teja de la fábrica monfortina O Castelo comienza a sustituir a la típica losa de pizarra como cubierta. La arquitectura vernácula empieza a cambiar. Los campesinos emulan los modelos urbanos, asumiendo nuevos patrones de organización del espacio doméstico. Todo ello lo podemos comprobar con la excavación arqueológica del salón comedor. En el primer nivel de relleno de la estancia recogemos restos del encalado de la cara interna de las paredes así como algunos ladrillos correspondientes a la medianera levantada entonces para subdividir el espacio común en dos estancias: un salón y una habitación contigua. Por debajo de este estrato superficial exhumamos en planta el suelo habilitado en la década de 1950. El pavimento está formado por

Tras la derrota de la guerrilla, la ofensiva del Estado franquista para reeducar al campesinado resistente en esta zona fue clara. Por un lado, se aplicó una política de tierra reconquistada. Se construyeron cuarteles de la Guardia Civil a modo de fortalezas, como el de A Pobra do Brollón o el de Ferreira de Pantón (Ayán 2008). Por otro lado, se echó mano del nacionalcatolicismo como medio para la reeducación de una gente que, como se había visto, no había renegado de la experiencia republicana ni de las ideas socialistas, anarquistas y comunistas. A comienzos de los 50 proliferaron las Misiones por las parroquias, de las que quedan restos materiales en el interior de las iglesias. Así mismo, se dotó de medios a Acción Católica para encuadrar a los jóvenes campesinos. La casa rectoral de Cereixa y sus aledaños, la misma que sirvió de refugio

Figura 8. Fase inicial de la excavación. Limpieza y retirada de los niveles superiores.

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La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo)

Figura 9. Suelo con plaqueta hidráulica de mediados de la década de 1950 en el comedor de la vivienda.

al guerrillero herido Fermín Lada (a) Segura9 gracias al cura don Plácido, se convirtió ahora en la sede de Acción Católica. Don Plácido fue represaliado y enviado a Brasil. Le sustituyó su hermano, un cura fiel al régimen franquista. La plaqueta del suelo de Repil es toda una metáfora de la paradójica relación del régimen franquista en los años 50 con respecto a la Tradición y la Modernidad. Por un lado, este material remitía al progreso, a conceptos como la higiene y la urbanidad, que comenzaban a entrar en las viviendas campesinas, como la luz eléctrica. Por otro lado, la plaqueta servía también para ornamentar edificios que condensaban el ideal nacionalcatólico, la vertiente más tradicionalista de un régimen que poco después entraría en el desarrollismo. La excavación de este suelo de ocupación de la casa de los Amaro de mediados de los años 50 nos ha permitido documentar las diferentes áreas de actividad, exhumar una gran cantidad de objetos arqueológicos y hacernos una idea precisa de cómo vivía una familia campesina en estos momentos de lento cambio en el fin de la autarquía. 8.9. La muerte de la casa Tras el fallecimiento en 1962 de Teresa López Ayán la casa de Repil se sometió al sistema de reparto de herencia más Fermín Gutiérrez Lada Segura había nacido en 1916 en La Zorera (Sama de Langreu, Asturias). Tras el combate de Repil fue ayudado por el cura de Cereixa, quien lo puso en manos de un médico de Monforte de Lemos que colaboraba con los guerrilleros. Desde entonces, Segura se convirtió en un combatiente solitario. El 10 de octubre de 1953 fue cercado por la Guardia Civil en Argozón (Chantada, Lugo). Se suicidó antes de ser detenido. (Ficha en https://losdelasierra.info/spip.php?article3559).

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Figura 10. Fotogrametría digital y distribución de materiales arqueológicos en el suelo de ocupación del comedor.

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Xurxo M. Ayán Vila implacables se cebaron con el tejado que se hundió. Las ruinas comenzaron a servir de cobijo temporal a cuadrillas de cazadores en los años 1970 y 1980. No eran los primeros hombres armados que pasaban por allí...

común en esta zona de Galicia. Mientras en otras áreas predomina la millora (es decir, el patrimonio lo hereda el primogénito, evitando así la fragmentación de la casa), aquí prolifera la partixa, el reparto de casa, propiedades y bienes entre todos los hermanos. En este caso la partixa supuso el inicio del fin de la casa de Repil. El edificio y su espacio anexo quedó reducido a parcelas diminutas. Contamos con una copia de ese documento10 que muestra claramente los condicionantes impuestos en el mundo rural por el minifundio. Así mismo, aporta algunas claves para entender la evolución del edificio y su organización interna:

La limpieza y excavación de las antiguas cuadras (cortes en gallego) nos permiten reconstruir estas ocupaciones cinegéticas episódicas. La estratigrafía no ofrece lugar a duda. En la cota más superficial nos encontramos con el derrumbe de la cara interna de los muros, producido a lo largo de las dos últimas décadas. Estos bloques de esquisto cuarcítico están sellando los restos de las hogueras improvisadas por los cazadores a lo largo de los años 70 y 80. Alguna de estas lareiras se encuadra en los años 80 como así lo delatan las latas de sardinas o las latas de refresco con el cierre típico de la época. Sin embargo, la hoguera más interesante es la que se dispuso contra el muro norte probablemente en algún momento de finales de los 70. Una notable estructura de combustión en la que se emplearon para quemar traviesas de la vía del tren. La madera se carbonizó pero ahí quedan los restos metálicos del camino de hierro, los tirafondos de la vía.

CUPO ó HIJUELA para don ALFREDO AMARO LÓPEZ a quien le ha correspondido el nº 5 en el sorteo verificado al efecto […] ADJUDICACION Para su pago se le consignan las partidas que siguen: 1ª. De lo dicho al nº 2 del inventario, en la Casa de Habitación catorce metros cuadrados de casa de una planta, más, todo el Patio al aire libre de setenta y cinco metros cuadrados, más en el Huerto unido por abajo treinta y ocho metros cuadrados; y, más en la Era de Majar cuatrocientos cuarenta y ún metros cuadrados, ó sean, siete cuartales y un cuartillo de terreno a pasto en donde se trillan las mieses, se colocan las Hacinas y Almiares. Todo forma un conjunto unido; que linda, al norte, y oeste, caminos; al este, de su hermano Álvaro; y, al sur, con el camino que dice la declaración 2ª. Valorado en 1.640,00 pesetas. DECLARACIONES. Servidumbres de paso. c). En la Casa de Habitación y finca adyacente da Porta, y lo mismo para la servidumbre del Pozo de agua potable que seguirá dando líquido a todas las viviendas en que se fraccionó la casa total. Desde el camino público que arranca de la Carretera, y paralelo a ella, establecen un camino de tres metros de ancho por unos cuarenta y tres metros de largo ó lo que resulta hasta la parcela de Ofelia, que es la última del naciente, para que de servidumbre de paso a todas las parcelas en que se fraccionó la totalidad de la finca.

El expolio y reutilización de material ferroviario es una dinámica clásica en el valle de Lemos desde que llegó el Dios de la Modernidad. Aunque al principio los paisanos llegaron a tirar piedras a la primera máquina diabólica que consiguió ascender del río Lor a la Pobra do Brollón enseguida el tren se convirtió en el motor económico de la zona. La nacionalización en 1941 con la creación de la RENFE sirvió también para consolidar el control del Estado franquista en estas comarcas levantiscas. La vía del tren estaba militarizada en la lucha contra la guerrilla. Todas las familias campesinas de la zona maximizaban los recursos que la RENFE ponía a su disposición. La arquitectura vernácula de la zona está plagada de reutilizaciones de materiales ferroviarios en cuadras, hornos, pozos, puertas y ventanas. En la propia casa de Repil encontramos en las contras de madera de la puerta principal clavos de vía de tren. Esta hoguera que excavamos se dispone por debajo del derrumbe del muro y por encima del derrumbe del tejado de las cuadras, formado por tejas planas que cubrían la estancia, fabricadas en la década de 1950 en la vecina fábrica abandonada de O Castelo de Monforte de Lemos. Estamos en los años 70, todavía lejos del año 1949 que estamos buscando, excavando en la tierra. En los años de la transición democrática dos chicos de Cereixa paraban en estas ruinas de Repil en sus jornadas de caza. Es probable incluso que la hoguera que excavamos la hubiesen hecho ellos. Un día de caza, reconociendo los muros de la casa de Repil (por aquel entonces no se conocían los detectores de metales) se encontraron con algo extraordinario: una bayoneta española. Sin duda, era una evidencia material del sitio al que la Guardia Civil sometió a la casa de los Amaro. La violencia que se esperaba de esta acción se entrevé incluso en la propia nota de prensa oficial reproducida en los periódicos locales. Las casas de O Pericallo y do Facha eran un verdadero

Todavía hoy se conserva el camino al pozo y las parcelas de cada uno de los hermanos, con sus marcos divisorios. 8.10. Procesos postdeposicionales: De 1964 al presente Como en el anuncio aquel de las cucarachas, las casas nacen, crecen, se reproducen, mueren y desaparecen. La vivienda de Repil, la casa matriz de los Amaro, fue repartida entre los hermanos en 1964. La partixa o reparto equitativo entre los hermanos y hermanas era la antesala a la emigración. La casa cerrada comenzó a sufrir un deterioro notable. Pasados unos años comenzó el expolio. Un día alguien se llevó el cuadro de la luz. Los inviernos Extracto Copia del Cuaderno particional del caudal relicto de D. Maximino Amaro Fernández y Dª Teresa López Ayán. Copia para don Alfredo Amaro López. 15 de noviembre de 1964. [Archivo de Antonio Díaz Amaro]

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La bandera invisible: Arqueología de la Batalla de Repil, 1949 (Monforte de Lemos, Lugo) frente de guerra en el que se actuaba como se actuaba en primera línea. En la refriega, en medio de la confusión, mientras Fermín Segura lograba escapar andando hacia atrás, disparando frenéticamente con su naranjero, con los dientes destrozados por una ráfaga, un guardia civil perdía parte de su ajuar de guerrero. La bayoneta de Repil es un excelente ejemplo de la vida social de los objetos. Su descubridor decidió aprovechar este útil de muerte y se lo envió a un herrero artesano de la parroquia de O Castelo en las tierras vecinas de O Incio. El herrero en su forja consiguió modelar todo un machete que todavía luce las iniciales del artesano: R. G. El dueño utilizó el machete durante años en sus jornadas de caza para desbrozar tojos y zarzas, así como en la matanza anual del cerdo. Al enterarse de nuestra excavación decidió regalar al proyecto esta pieza única. En las fotografías del acto, el machete–bayoneta es el soporte simbólico del relato que estamos construyendo. El historiador y recreador Xabi Herrero de Lubakiokak la incluyó para formar parte del atrezzo de guerrillero de la época. 8.11. Conclusiones. El fuego inolvidable Con anterioridad a nuestra excavación, estas ruinas solo estaban en el corazón de Antonio Amaro, el nieto de aquella mujer que sufrió prisión en la cárcel de las Ventas por acoger a los guerrilleros. Antonio gastaba su dinero y su tiempo en limpiar las ruinas y en organizar un modesto homenaje cada 20 de abril. Antonio coronó un roble de Repil con la bandera republicana (Figura 12).

Figura 11. Cartel de la Jornada de reflexión sobre arqueología de la guerrilla, realizada al final de la excavación de junio de 2016.

Figura 12. Excavación arqueológica en la casa de Repil. Antonio Amaro se dispone a cambiar la bandera republicana de ubicación. Es la quinta enseña que pone. Las anteriores fueron sustraídas por desconocidos, con nocturnidad y alevosía.

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Xurxo M. Ayán Vila

Figura 13. Las ruinas de la casa fueron sitiadas por las llamas en la oleada de incendios provocados de octubre de 2017.

Al final de nuestra excavación, el sábado 25 de junio de 2016, llevamos a cabo una Jornada de Reflexión sobre la guerrilla en Repil, en la que contamos con la colaboración de la familia Amaro, el ayuntamiento de A Pobra do Brollón y la Asociación de recreadores vasca Lubakikoak. La visita a las excavaciones se completó con una ruta arqueológica en la que revivimos el itinerario seguido por el guerrillero Fermín Segura, que consiguió escapar del sitio y corrió a refugiarse en la casa rectoral de la vecina parroquia de Cereixa. La ruta terminó en el local social de la Asociación de Veciños María Castaña de Cereixa en donde el público asistente pudo ver y tocar los materiales arqueológicos exhumados esta campaña. Durante la excavación, Soledad Felloza y Manuel Gago llevaron a cabo grabaciones en Repil para incorporarlas al corto documental As Pedras de San Lourenzo11, disponible en abierto en youtube, y que ha ganado el primer premio del II Festival de Cine Arqueológico de Castilla León (mayo de 2017).

Repil. Probablemente, dos años antes, el fuego arrasaría el lugar. Por el contrario, en octubre de 2017 los jóvenes brigadistas lucharon denodadamente para proteger las ruinas, porque eran importantes para ellos. Emociona ver el cerco negro al pie mismo de los muros de la casa (Figura 13). La entrega de estos brigadistas nos permitirá llevar a cabo una segunda campaña arqueológica en abril de 2018. A pesar del pavoroso incendio, todavía sigue allí, ondeando al viento, la bandera republicana. La bandera invisible. Bibliografía Alonso González, Pablo. Cuban Cultural Heritage: A Rebel Past for a Revolutionary Nation. Miami: University Press of Florida, 2017. Álvarez Gómez, Santiago. Memoria da guerrilla. Vigo: Xerais, 1991. Ayán Vila, Xurxo. “El paisaje ausente: por una arqueología de la guerrilla antifranquista en Galicia”. Complutum 19, no. 2 (2008): 213–237.

Toda esta labor de divulgación ha contribuido a convertir Repil en un recurso visitable y un lugar de memoria. Antonio ya no está solo. En octubre de 2017, en la ola de incendios que asoló Galicia, la parroquia de Chavaga tuvo que ser evacuada. Las llamas amenazaban las ruinas de 11

Ayán Vila, Xurxo y García Rodríguez, Sonia (eds.). Actas del I Congreso Internacional de Arqueología de la guerra civil española (Vitoria–Gasteiz, 9–13

https://www.youtube.com/watch?v=Wi7Q_DJ5aD8

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9 Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo. La 14ª división de la 1ª agrupación del ejército de Extremadura y Centro Benito Díaz1 y Díaz y Jorge Morín de Pablos2

RESUMEN

El presente trabajo pretende profundizar en el conocimiento de los escenarios y paisajes que fueron testigos de la resistencia de la 14ª División de la 1ª Agrupación del Ejército de Extremadura y Centro, en especial los escenarios del momento final de la misma en septiembre de 1946. En ese mes, después de un atraco fallido al furgón que transportaba las nóminas de la empresa Huarte que estaba construyendo el nuevo estadio de Chamartín, se produjo el fin de la 14º División con la captura o muerte de la práctica totalidad de sus componentes. En este sentido, tenemos que señalar que el territorio asignado a la 14ª División se extendía por las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cáceres y Badajoz. Sin embargo, el núcleo principal estaba situado en la Sierra de Altamira, en la comarca toledana de La Jara, donde los miembros de la 14ª División contaban con importantes apoyos, ya que la mayoría, incluido su jefe Jesús Gómez Recio, Quincoces, eran oriundos de la zona3. ABSTRACT

The present work intends to deepen knowledge on the settings of the 14th Division of the 1st Army Corps of the Central Army’s resistance, paying special attention to the occurrences of September 1946, which marked its end. That month, a failed robbery resulted in the capture and death of nearly all members of the 14th Division. It must be noted that the territory assigned to the 14th Division extended through the provinces of Toledo, Ciudad Real, Cáceres, and Badajoz. The core of the territory was located in the Sierra de Altamira in the Toledo region of La Jara, where they could count on important support as the majority of the division, including its chief Jesús Gómez Recio, also known as Quincoces, were natives of the area. 12

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1 Departamento Historia Contemporánea. Facultad de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina (UCLM). [email protected] 2 Departamento de Arqueología y Recursos Culturales de Audema, S.A. Calle Felipe Campos 3, 28002 MADRID. jmorin@audema. com; www. audema.com

Una versión preliminar de esta investigación ha sido parcialmente publicada en: Díaz Díaz, B. La guerrilla antifranquista en Toledo. La primera Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura–Centro. Toledo, 2001.

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Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos 9.1. El paisaje guerrillero

encinares, mucha ganadería, pocos habitantes y una escasa red de comunicaciones.

Se necesitaba un marco geográfico propicio para que la guerrilla que, fundamentalmente se dio en el medio rural, pudiese desarrollarse. Este marco, en la provincia de Toledo, lo proporcionaron las sierras de las comarcas de La Jara, San Vicente y Los Montes de Toledo y su prolongación por Las Villuercas–Ibores y la Sierra de Altamira, que separa las provincias de Toledo y Cáceres. Sin embargo, también hubo ciudades como Talavera de la Reina o Madrid que resultaron esenciales para el desarrollo del movimiento guerrillero, pues sirvieron como lugar de enlace y de coordinación de los diferentes grupos que actuaban por las sierras de la zona centro.

Recién terminada la Guerra Civil, grupos de “huidos” republicanos buscaron refugio en los montes y sierras de esta comarca, con el objetivo de escapar a la terrible represión que se estaba poniendo en práctica desde el bando vencedor. Estos huidos, un tanto a su pesar, y en total consonancia con la evolución de la Segunda Guerra Mundial, serían el embrión de lo que con el paso del tiempo se convertiría en la 1ª Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura y Centro. 9.2. La partida de Quincoces. La 14 división de la 1ª agrupación guerrillera del ejército de Extremadura–Centro

La comarca de la Jara ocupa la zona suroccidental de la provincia de Toledo, la cuenca meridional del Tajo y el sur del partido judicial de Talavera de la Reina. Abarca una extensión de unos 2.000 kilómetros cuadrados, con una distancia máxima de norte a sur, desde el Tajo hasta Los Alares (pedanía de Los Navalucillos, Toledo) de 55 km. y de 44 km. de este a oeste. En esta comarca se aprecian dos formas serranas: Los Montes de Toledo, que terminan en la depresión de El Campillo–Aldeanueva de San Bartolomé, y la Sierra de Altamira, que une aquellos con la Sierra de Guadalupe. En la sierra de Altamira (Figura 1), que ofrece un aspecto macizo, aunque luego sus alturas no sobrepasan los 1.300 metros, se abren los puertos de San Vicente y del Rey, que dan paso a la provincia de Cáceres.

Existen varias fases bien diferenciadas a la hora de valorar el fenómeno de los huidos y de la guerrilla en la provincia de Toledo (Díaz Díaz, 1999–2000 y 2001). El periodo de huidos abarcaría desde la finalización de la Guerra Civil hasta el otoño de 1944, momento en el que, en sintonía con el desarrollo de la guerra mundial en curso, se fueron dotando de una estructura y organización militar, de la que antes carecían. A partir de noviembre de 1944 entraríamos en una nueva fase, la de la guerrilla propiamente dicha, que se extendería como mucho hasta finales de 1946, aunque su momento de auge se reduce casi por completo al año 1945. Un tercer periodo, de absoluta agonía del movimiento guerrillero, abarcaría hasta mediados de 1955, cuando abandonan las sierras toledanas y cacereñas los últimos guerrilleros que, a pesar de que todavía conservaban parte de sus objetivos políticos iniciales, básicamente pretendían sobrevivir, esperando que se presentase el momento propicio para ponerse a salvo de la represión franquista alcanzando la frontera francesa, cosa que consiguieron, en junio de ese año, los cuatro integrantes de la partida liderada por Francisco Blancas Pino, Veneno, que llevaba en la sierra desde el 18 de octubre de 1944, fecha en la que se escapó de la Colonia Penitenciaria Militarizada de Talavera de la Reina.

La Jara estaba escasamente poblada, pues en 1940 sólo tenía 40.902 habitantes. Los únicos núcleos de población que superaban los 4.000 habitantes eran Los Navalucillos y Belvís de la Jara. Las principales fuentes de riqueza de esta comarca eran la agricultura de secano y la ganadería. Eran estas unas tierras aisladas, olvidadas, desvertebradas y con pocas o muy malas vías de comunicación. Cumplían todas las características que se dieron en las zonas en que se desarrolló la guerrilla: espesos montes y sierras, poco surcadas por caminos importantes, grandes dehesas y

9.2.1. La formación de la partida de Jesús Gómez Recio, Quincoces La derrota del Ejército republicano significó la desmovilización de miles de soldados. Algunos buscaron refugio en las zonas montañosas de las provincias de Cáceres, Toledo y Ciudad Real. Sin embargo, la inmensa mayoría de los derrotados soldados republicanos regresaron a sus casas, creyendo que no habría represalias y que sólo serían juzgados aquellos que estuviesen implicados en delitos de sangre, como machaconamente habían repetido las autoridades franquistas. Pero, nada más regresar a sus casas, muchos de los vencidos fueron recluidos en improvisadas cárceles, ubicadas en dependencias municipales, antiguas escuelas o viejos conventos. Jesús Gómez Recio (Figura 2), Quincoces, fue uno de los muchos defensores de la legalidad republicana que regresó

Figura 1. Sierra de Altamira, Toledo.

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Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo

Figura 2. Jesús Gómez Recio “Quincoces” en una foto familiar.

9.2.2. Tiempos de transición (1941–1943)

a su pueblo, al amparo y cobijo de su familia. Había sido concejal por el PSOE en Aldeanueva de San Bartolomé, en las elecciones municipales de 1931. Un año después, el 9 de abril, por su carisma y capacidad política fue designado alcalde. Tras el estallido de la Guerra Civil se alistó en el Ejército Popular de la República, en el que sirvió en funciones de abastecimiento en el frente Sur del Tajo– Extremadura. Al finalizar la guerra volvió a su pueblo y, como tantos otros, fue encarcelado, acusado de haber trasladado a 32 personas desde el pueblo cacereño de Alía hasta el Puerto de San Vicente, en la provincia de Toledo, donde fueron fusiladas.

La partida de Jesús Gómez Recio fue extendiendo una amplia red de enlaces por la zona cercana a Aldeanueva de San Bartolomé, donde gozaba de gran prestigio gracias a la labor que había desempeñado en el poco tiempo que estuvo como alcalde durante la Segunda República. En los primeros años la actividad de esta partida se reducía a los robos de comida y de prendas de vestir. Al margen de los atracos, realizados cuando las necesidades alimenticias eran más perentorias. Quincoces apenas si realizó otras actividades encaminadas a acabar con el nuevo orden político.

El 30 de junio de 1940, cansado de las continuas vejaciones a las que era sometido, y no teniendo nada claro su destino, Quincoces decidió escaparse de la cárcel, en unión de su hermano Saturio Gómez, Quijote, y de Diego Montealegre Paredes, Solí o Desorejado y Quintín García Fernández, Cachucha, iniciando una vida llena de privaciones, desgracias y tragedias. Al principio, los componentes de esta partida se movían por las sierras de Guadalupe y Altamira, a caballo entre las provincias de Toledo y Cáceres, y mantenían frecuentes contactos con sus familias, que les proporcionaban víveres y pertrechos, llegando a pernoctar en ocasiones en sus propias viviendas. No buscaban otra cosa que la pura supervivencia, tratando de pasar desapercibidos para las fuerzas represivas, de ser auténticamente hombres invisibles, en ese enorme laberinto que formaban las sierras próximas a su pueblo.

En estos años fueron fusilados diferentes miembros de la partida, así como jornaleros y agricultores acusados de dar protección a los huidos. Los enfrentamientos con las fuerzas de la Guardia Civil siempre fueron negativos para los de la sierra, que pusieron los muertos. La falta de perspectivas llevó a parte de los huidos refugiados en las sierras de Ciudad Real, Toledo y del sureste de Cáceres a intentar escapar a América, vía Portugal, en abril de 1941. En Lisboa existía una oficina del Comité Intergubernamental para los Refugiados (CIR), que luego, tras experimentar varios cambios, pasó a denominarse, en 1947, Organización Internacional para los Refugiados (OIR). Estas oficinas fueron aceptadas a regañadientes por el dictador portugués Oliveira Salazar, que las acusó de favorecer a los republicanos españoles 129

Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos y de proporcionarles documentación falsa. Esto hizo que hubiese siempre buena sintonía entre la policía española y la salazarista, que se aplicó en la detención de aquellos españoles que intentaban escapar de la represión franquista. Así, aunque en esta ocasión, algunos huidos, entre los que se encontraba Quincoces, lograron llegar al país vecino, la policía frustró sus planes de evasión. Sólo Eusebio García Delgado, Porrones, natural de Navas de Estena (Ciudad Real), consiguió desde Lisboa viajar a Venezuela. Los otros huidos se vieron obligados a regresar otra vez a las sierras de las que habían partido, que conocían perfectamente, y donde tenían una importante red de enlaces. 9.2.3. Un año abierto a la esperanza: 1944 A partir de febrero de 1943, los huidos empezaron a ver el futuro con más optimismo, pues vieron como los ejércitos alemanes, que hasta entonces se habían mostrado como invencibles, eran derrotados de manera contundente en Stalingrado. El rumbo favorable de la Segunda Guerra Mundial para los ejércitos aliados hizo que los huidos ganasen de manera rápida buenas dosis de moral. Los enlaces, a veces familias enteras, se multiplicaban. Unos por convicciones políticas, pero no todos, los había también que se plegaban al poder que en esos momentos representaban los huidos, pues estaban forzados a vivir y a trabajar en lugares donde la Guardia Civil no contaba con los medios suficientes para garantizar por completo la seguridad, especialmente durante la noche, en la que los huidos eran casi los dueños absolutos. Tampoco faltaban los oportunistas de turno, que apoyaban a los huidos porque creían ver signos que anunciaban el principio del fin del franquismo.

Figura 3. Jesús Bayón González.

9.2.4. La 14ª División A primeros del 1945, el PCE daba un paso hacia delante en la lucha guerrillera y constituían la 1ª Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura y Centro. Esta Agrupación estaba compuesta por cuatro Divisiones: la 11ª que lideraba Fernando Gómez López, Colinas; la 12ª dirigida por el “Francés”; la 13ª que mandaba “Chaquetalarga”, y la 14ª que estaba a cargo de Quincoces. A la 14ª División se le asignó un amplio territorio que se extendía por las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cáceres y Badajoz, y cuyo eje central estaba situado en la Sierra de Altamira.

El Partido Comunista de España aprovechó esta situación para extender su influencia entre los huidos, que hasta entonces se habían mostrado como una masa heterogénea ideológicamente. La principal tarea el PCE fue la construcción del Ejército Nacional Guerrillero. Para esta misión eligieron a José Isasa Olaizola, Fermín, que contó con la experiencia de dos veteranos del partido: Jesús Bayón González (Figura 3), Carlos, y Ramón Guerreiro Gómez, Julio. La idea de Fermín y de la dirección del PCE consistía en enlazar con las partidas existentes en las sierras de la zona centro, para dotarlas de organización y disciplina militar. Tras laboriosas gestiones, Carlos consiguió contactar con Quincoces, con el que mantuvo una reunión en mayo de 1944, en el molino El Santo, situado en el término municipal de Fresnedoso de Ibor (Cáceres).

Quincoces tenía sus principales campamentos en la Sierra del Rostro, en las proximidades de Castañar de Ibor, y en el Obispillo, entre los términos municipales de Navalvillar de Ibor y Navatraviesa (Cáceres). Compartía con Carlos, jefe de la 1ª Agrupación Guerrillera, varias cuevas de la sierra de Altamira (Figs. 4 y 5), cercanas a las localidades de Mohedas de la Jara y Aldeanueva de San Bartolomé, en las que se refugiaban con bastante frecuencia y en las que aquél, inicialmente, estableció su puesto de mando. En estas cuevas, conocidas por los guerrilleros como Posición España, y situadas en uno de los lugares de peor acceso de la Sierra de Altamira, fue donde tuvo lugar la asamblea constituyente de la 1ª Agrupación Guerrillera.

Quincoces tras la reunión mantenida con Carlos en tierras cacereñas, dotó de un mayor contenido político a sus acciones. Prueba de ello fue que en la señalada fecha del 18 de julio, Quincoces, junto a 14 hombres de su partida, entró en el pequeño pueblo Navalmoralejo, robó en varias casas y se llevó al practicante para que curara a uno de sus hombres, herido en un brazo por los disparos de un guarda.

Las armas con la que contaban los huidos eran, por lo general, pistolas, viejos fusiles y escopetas que conseguían 130

Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo

Figura 4. Posición España en la Sierra de Altomira, Toledo.

Figura 5. Horno en Navatraviesa, Toledo.

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Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos

Figura 7. Contrapartida.

teniente coronel Eulogio Limia Pérez (6 y 7) se aprovechó de la gran desmoralización de los guerrilleros y fomentó las deserciones, garantizándoles el perdón a cambio de la delación. Así, en el inicio de 1946, Quincoces y algunos de sus hombres intentaron otra vez salir de España, vía Portugal, pero de nuevo fracasaron en su objetivo de alcanzar tierras americanas, y debieron regresar a las sierras toledanas y cacereñas.

Figura 6. Teniente coronel Eugenio Limia Pérez.

en los asaltos a labranzas. A veces los guerrilleros consiguieron fabricar bombas de mano con dinamita que robaban de canteras y polvorines. Aunque procuraban ir uniformados al estilo militar, con cazadoras, camisas de color caqui, pantalones de pana y botas de cuero negro, las grandes dificultades que conllevaba la ejecución de las más elementales prendas de vestir, hizo que este deseo fuese imposible de cumplir. Ni tan siquiera portaban un brazalete con la bandera tricolor, que les identificase como guerrilleros antifranquistas.

9.2.6. La caída de Carlos en Talavera de la Reina y la muerte de Quincoces Los proyectos del PCE para el movimiento guerrillero en el centro de la península quedaron totalmente arruinados, de una manera un tanto fortuita, el 13 de septiembre de 1946. El atraco frustrado al furgón con las nóminas de la empresa Huarte para pagar a los trabajadores que construían el campo de fútbol del Real Madrid (Figura 8), permitió a la Brigada de Investigación Criminal conocer el refugio de Carlos en Talavera de la Reina que, ante el acoso policial y sabedor de las largas sesiones de tortura que le esperaban si era capturado con vida, se suicidó, al igual que Robert, jefe de la Agrupación de Guerrilleros de Gredos. Además, tras esta acción, la policía detuvo a 84 personas, entre ellas a Fermín, jefe del Ejército Guerrillero Centro (Figura 9).

9.2.5. Decadencia del movimiento guerrillero La debilidad del movimiento guerrillero se puso de manifiesto en la Navidades de 1945. La detención, el 28 de diciembre de ese año, de dos guerrilleros, Estraperlista y Sancho, permitió a la Guardia Civil conocer el emplazamiento del campamento que la 14ª División tenía en la Sierra del Obispillo, en el que se encontraban buena parte de sus componentes para pasar el invierno. El asalto de la Guardia Civil ocasionó la muerte de tres guerrilleros y la captura de otros cinco, que pusieron al descubierto los distintos campamentos que los guerrilleros tenían por la zona. Fue el principio del fin.

Ahora, más que nunca, sólo existía una posibilidad de salvación: alcanzar la frontera francesa. Motorista y Pitarra, componentes de la 14ª División lo intentaron, pero fueron detenidos en la estación de ferrocarril de Las Delicias, en Madrid (Figura 10).

La 14ª División quedó totalmente desorganizada y con nulas posibilidades de ser recuperada para la lucha. El 132

Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo

Figura 8. Construcción del Estadio de Chamartín en el Paseo de la Castellana y noticia del asalto al Furgón de Huarte en el ABC.

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Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos

Figura 9. Edificio de la calle Lagasca, número 110, donde fue detenido “Fermín”; José Antonio Llerandi Segura “Julián” y orden de detención.

La policía consiguió, mediante torturas, que Pitarra accediese a colaborar, informando del lugar en el que se encontraba Quincoces. Un grupo de los servicios especiales de la Guardia Civil, compuesto por seis hombres de la Comandancia de Toledo, y cuatro más, pertenecientes a la de Cáceres (Figura 11), se escondieron en las proximidades de la Garganta La Ciega (Valdelacasa de Tajo, Cáceres), en la Sierra de Altamira. Después de un tiempo de espera, fueron abatidos por la espalda Quincoces (Figura 12) y Soria (Figura 13) Francisco Blas Romero, Soria ), cuando bajaban definitivamente de aquellas sierras que durante seis largos años les habían cobijado, con la intención de viajar a Francia. También resultó muerto en esta misma acción, Eduardo Blas Romero, importante enlace de los guerrilleros, fue capturado con vida, pero asesinado horas más tarde a sangre fría.

Con las muertes de Carlos y de Quincoces, se confirmaba la total aniquilación de la 1ª Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura–Centro, pues los escasos efectivos que aún quedaban en libertad, fueron cayendo uno tras otros. 9.3. Inventario del patrimonio arqueológico de la guerrilla antifranquista en la provincia de Toledo y la recuperación de la memoria: el patrimonio oral de la guerrilla antifranquista La experiencia de la prospección de los paisajes guerrilleros en la provincia de Toledo ha puesto de manifiesto la necesidad de conocer antes de actuar. Para ello, el primer paso que habría que dar es la realización de un inventario de los restos arqueológicos de la Guerrilla Antifranquista. 134

Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo

Figura 10. Estación de Delicias, escenario de la detención de Eugenio Gómez Román “Motorista”, en la imagen, y “Pitarra”.

Figura 11. Grupo antiguerrilero de la Guardia Civil.

Todavía quedan por la zona restos de hornos construidos por los guerrilleros, en los que cocinaban y cocían el pan. También hay restos de chozos en los campamentos en los que se escondían, conociéndose, asimismo, las cuevas en las que pernoctaban y en las que aparecen elementos que utilizaban en su vida cotidiana.

Nuestra propuesta para la provincia de Toledo se basa en la experiencia ya puesta en marcha por la Dirección General de Bienes y Actividades Culturales, que está realizando la Carta Arqueológica de la Comunidad. En esta recopilación de patrimonio histórico no se ha recogido, sin embargo, ningún resto inmueble de la guerrilla antifranquista. Sin 135

Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos embargo, siguiendo el mismo modelo planteado en el Catálogo hemos realizado una ficha tipo de un refugio de la 14ª División en la Sierra de Altamira (Figura 14). Como complemento a la documentación de los sitios arqueológicos, todavía estamos a tiempo de recuperar la memoria: vivencias y recuerdos de los protagonistas de la guerrilla antifranquista. El patrimonio oral, el testimonio de hombres y mujeres que vivieron la contienda de forma más directa es fundamental en el acondicionamiento de los yacimientos arqueológicos. No sólo por la información que aportan de cómo sucedieron los hechos, sino porque la posibilidad de recorrer los lugares con estas personas, ofrece un componente humano, difícil de suplir por cualquier otro mecanismo de musealización. Desgraciadamente para este último punto hemos llegado tarde, ya que son muy pocas las personas con vida que puedan dar testimonio de estos tiempos de forma directa, ya que han fallecido en los últimos años. 9.4. Protección y acondicionamiento del patrimonio arqueológico de la guerrilla antifranquista De la Guerrilla Antifranquista nos queda, claro está, la documentación escrita y alguna documentación gráfica. Pero lo que resulta paradójico es que no conservemos, ni hayamos querido mantener para el futuro, el sitio físico en el que se desarrollaron los acontecimientos, el entorno que fue testigo de unos hechos y muchos materiales que, en la mayoría de los casos, han llegado hasta nosotros por la destrucción furtiva de un contexto.

Figura 12. Jesús Gómez Recio, Quincoces.

Lo que nos gustaría proponer es muy simple: es necesaria la puesta en valor de los escenarios arqueológicos de la Guerrilla Antifranquista, a través de su documentación, conservación y acondicionamiento, para que puedan, por una parte, servir como importante fuente histórica en el conocimiento más profundo de la vida diaria durante la contienda, y por otra, como recurso pedagógico para enseñar fundamentalmente a las generaciones más jóvenes un momento de especial trascendencia en la Historia. 9.4.1. La protección y acondicionamiento de este recurso con fines didácticos Las líneas anteriores han puesto de manifiesto una inquietud que nos llevó a la creación de un equipo de investigación para la conservación y acondicionamiento de los escenarios arqueológicos de la Guerrilla Antifranquista. Gracias a un equipo interdisciplinar hemos diseñado un proyecto a medio plazo, del que estamos empezando a ver por el momento algunos resultados. En primer lugar, para la protección de todo patrimonio es necesario saber con qué se cuenta. Este auténtico desconocimiento de lo que existía nos llevó a realizar un inventario de los vestigios inmuebles de la Guerrilla Antifranquista en la actual Comunidad de Madrid y en

Figura 13. Francisco Blas Romero, Soria.

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Arqueología de la guerrilla antifranquista en Toledo

Figura 14. Ficha esquemática de una posición guerrillera.

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Benito Díaz y Díaz y Jorge Morín de Pablos las vecinas de Castilla–La Mancha y Extremadura. En las Cartas arqueológicas de las tres Comunidades no se ha recogido, sin embargo, ningún yacimiento de la Guerrilla Antifranquista. Siguiendo el mismo modelo planteado en el catálogo, hemos realizado una ficha tipo y en la actualidad estamos inventariando los restos inmuebles de la Guerrilla Antifranquista en las provincias de Toledo, Cáceres y Madrid.

Díaz Díaz, B. La guerrilla antifranquista en Toledo. La primera Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura–Centro. Toledo, 2001.

9.4.2. Propuesta de acondicionamiento de espacios asociados a la guerrilla antifranquista

Moreno Gómez, F. Huidos, maquis y guerrilla: una década de rebeldía contra la dictadura en La represión bajo el franquismo (2001), pp. 111-137. Asociacion de Historia Contemporanea and Marcial Pons Ediciones de Historia. https://www.jstor.org/stable/41325099.

Gavilán, E. (2004): De la imposibilidad y necesidad de la ‘memoria histórica’. La memoria de los olvidados. Un debate sobre el silencio de la represión franquista (E. Silva, A. Esteban, J. Castán y P. Salvador, eds), Ámbito, Va-lladolid, 55-65.

Una vez conocido el patrimonio, a través de la realización del inventario, es cuando estamos en condiciones de diseñar la propuesta para el acondicionamiento de espacios asociados a la Guerrilla Antifranquista. Como ejemplo de la misma estamos trabajando en el diseño del acondicionamiento del espacio de la Comarca de la Jara, que abarca un gran espacio en diferentes municipios.

SOREL, A. (1970): Búsqueda, reconstrucción e historia de la guerrilla española del siglo XX, a través de sus documen- tos, relatos y protagonistas. Editions de la Librairie du Globe, Paris.

A partir de su delimitación, habría que proceder a la creación de itinerarios, infraestructuras y demás servicios para facilitar la comprensión de los vestigios. En definitiva, de un proyecto integral de interpretación que sirva tanto para la conservación del patrimonio, como para la divulgación de la historia. En este sentido, en la Comunidad de Madrid los escenarios de la Guerrilla Antifranquista son de dos tipos, los que trascurren en las Sierras, que deberían tener un tratamiento dentro de los Parques Regionales con el diseño de rutas y los escenarios urbanos de la ciudad de Madrid. Para estos últimos, proponemos la colocación de placas memoria, que permitan a los ciudadanos visualizar la historia de esos acontecimientos. Resulta especialmente significativo la iniciativa de algunas ciudades alemanas de la colocación de placas de bronce con el nombre de los asesinados por el III Reich a la entrada de cada portal, ya que permite visualizar de forma clara la magnitud del suceso, tanto a nivel personal –las familias que fallecieron en cada bloque– como a nivel urbano –al recorrer las calles y ver el número ingente de personas asesinadas. Escenarios como el Bernabeú o la Estación de Delicias, deberían servir como espacios públicos para este tipo de iniciativas. Se trata, en fin, de conocer lo que pasó a través de un mecanismo no tradicional, pero sobre todo, de utilizar este recurso con un altísimo valor pedagógico como medio para educar a las futuras generaciones en el conocimiento de su historia más reciente. Bibliografía Ayán Vila, X. El paisaje ausente: por una arqueología de la guerrilla antifranquista en Galicia Complutum, 2008, Vol. 19 Núm. 2: 213-237 Díaz y Díaz, B. “La guerrilla antifranquista en Talavera y en la comarca de La Jara”, Cuaderna. Revista de estudios humanísticos de Talavera y su antigua tierra, 1999–2000, 7–8, pp. 184–220.

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10 La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo técnico de excavación e identificación de víctimas de la Guerra Civil Española y la Dictadura Franquista René Pacheco Vila1

RESUMEN

La recuperación de las víctimas de la Guerra Civil española y la posterior dictadura franquista sigue siendo una de las tareas pendientes del estado español. Tras más de 80 años del golpe militar fascista que sumió a España en un conflicto que duraría casi tres años y que dejaría, según algunos cálculos, cerca de un millón de víctimas, además de un periodo de 40 años de una oscura dictadura, más de 114 000 personas siguen aún desaparecidas. Miles de familias continúan hoy queriendo saber dónde están sus seres queridos, sin obtener amparo judicial ni estatal, mientras hay quienes, apoyándose principalmente en la Ley de Amnistía de 1977, desamparan y desoyen a esas familias, a las víctimas y a muchos testigos que conocen la verdadera historia de nuestro país. En diciembre de 2007 se aprobó la conocida como Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007), un intento de legislar los derechos de todas aquellas personas que sufrieron las consecuencias del golpe militar de 1936. Sin embargo, dicha ley ha tenido importantes carencias, entre ellas, la falta de contundencia que debería acompañar a este tipo de legislaciones. La protección de los derechos humanos debería garantizarse con leyes lo suficientemente poderosas como para no dejarlas olvidadas en el cajón de un nuevo gobierno, protegiéndose así, por encima de cualquier movimiento político, los principios universales de acceso a la verdad, la justicia y la reparación. En este capítulo abordaremos la aplicación de dicha Ley en el ámbito del trabajo científico de búsqueda de fosas y exhumación de las víctimas, considerando cómo la legislación puede influir en estos trabajos. ABSTRACT

The recovery of victims of the Spanish Civil War and the dictatorship remains a pending task for the Spanish Government. 80 years after the fascist military coup that thrust Spain into a 1

Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. [email protected].

1

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René Pacheco Vila three–year civil war with nearly one million victims, and a dark dictatorship that lasted 40 years, 114,000 people are still missing. Today, there are thousands of families who continue without the peace of knowing where their loved ones are since they have not obtained judicial or state protection to find them. There are those who, relying on the Amnesty Law of 1977, forsake and ignore not only these families, but the victims and many testimonies that would bring our country’s true history to light. In December 2007, the so–called Historical Memory Law (Law 52/2007) was passed in an attempt to legislate the rights of all those who suffered the consequences of the military coup of 1936. The law has had significant shortcomings. Primarily, it lacks the mechanisms necessary for its enforcement, a problem laws of this type should not have. The protection of Human Rights should be guaranteed by laws powerful enough to withstand changes in government, thus protecting the universal principles of access to truth, justice, and reparation, beyond any political movement. In this chapter, we address the implementation of this Law in the context of scientific work of searching graves and exhuming of victims.

10.1. El inicio de la Memoria Histórica en España: Los movimientos sociales

Casi 20 años después, Emilio Silva, nieto de un civil asesinado el 16 de octubre de 1936 en Priaranza del Bierzo (León), decidió investigar el asesinato de su abuelo e intentar recuperar su cuerpo. Desde el primer momento tuvo el apoyo de especialistas arqueólogos y antropólogos forenses que decidieron ayudarle en una labor que, principalmente, debía permitir individualizar los cuerpos para, finalmente, identificarlos. Estas labores de exhumación, con el uso del conocimiento y de la metodología científica, se llevaron a cabo de manera totalmente voluntaria durante el mes de octubre del año 2000. Mientras se desarrollaban esos trabajos y, debido a la repercusión de la noticia en los medios de comunicación, decenas de familias contactaron con los promotores de la exhumación, dejando al descubierto la necesidad de los descendientes de las víctimas de alcanzar ese mismo objetivo con sus seres queridos.

Tras la muerte de dictador Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, muchas familias decidieron ir a buscar a sus seres queridos que seguían enterrados en fosas. Estas exhumaciones, llevadas a cabo sin ningún tipo de rigor científico, destacaron principalmente en zonas de Navarra, La Rioja, Soria, Aragón o Extremadura. Sin embargo, los partidos políticos que pactaron la transición hacia una España democrática no quisieron ver en esas exhumaciones la necesidad de las familias de recuperar a los suyos y darles una sepultura digna. Sin embargo, lo que sí decidieron fue aprobar la Ley de Amnistía en 1977 que, sin mencionar todo lo que una amnistía conlleva, decidió dejar a miles de personas enterradas en cunetas. Varias familias continuaron llevando a cabo exhumaciones clandestinas de sus seres queridos. Algunos ayuntamientos decidieron también hacer lo propio; es el caso del Ayuntamiento de Zaragoza bajo la alcaldía de Miguel Merino Pineda, quien permitió la exhumación de las víctimas republicanas sepultadas en el interior del Cementerio Municipal de Torrero y su traslado a una gran fosa común en el andador de los Caídos del Cementerio (Casanova 2010). Además, su sucesor, Ramón Sainz de Varanda, ordenó construir un pequeño monumento con una lápida en la que puede leerse: “A cuántos murieron por la libertad y la democracia, 1936–1939 y postguerra”. Dicho monolito fue inaugurado el 1 de noviembre de 1980.

Para intentar ayudarles e intentar darles una respuesta sobre qué fue de sus desaparecidos, se creó la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), una entidad sin ánimo de lucro que tiene como objetivo fundamental investigar y exhumar a las víctimas de la Guerra Civil Española y del Franquismo. Es, por lo tanto, un movimiento social el que empieza a preocuparse por el cumplimiento de los Derechos Humanos en España, mientras el Estado español y la justicia siguen mirando hacia otro lado. A raíz de la creación de la ARMH, empieza a extenderse el movimiento de memoria histórica, naciendo varias asociaciones y agrupaciones de familiares con diferentes fines y objetivos, pero todos preocupados por el conocimiento de nuestro pasado más reciente.

Sin embargo, el 23 de febrero de 1981 se mermaron las esperanzas de muchas familias de recuperar a sus seres queridos. El intento de restituir la dictadura fascista mediante un intento de golpe de estado perpetrado por el Teniente Coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, quién entró en el Congreso de los Diputados al grito de “¡Quieto todo el mundo!”, repercutió directamente sobre esos procesos exhumatorios. ¿Por qué? El pánico a una nueva represión sumió a todas esas familias en el miedo, una losa que muchos de ellos continúan cargando hasta la actualidad.

10.2. La Ley de Memoria Histórica (LEY 52/2007) Desde que tuvo lugar la exhumación de Los 13 de Priaranza, se fueron realizando, año tras año, diversas exhumaciones por todo el territorio español, promovidas mayoritariamente por movimientos sociales y previa petición de permisos a los propietarios de los terrenos. Según la base de datos de la Sociedad de Ciencias 140

La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas Aranzadi, se trabajó en la búsqueda y exhumación de más de un centenar de fosas sin ningún tipo de ayuda económica ni legislativa por parte del Estado español. Si bien se inicia a partir de septiembre de 2004 un estudio sobre la situación en la que se encuentran las víctimas de la Guerra Civil Española y la dictadura franquista, no es hasta 2007 que se conceden las primeras ayudas por parte del Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España para proyectos relacionados con la memoria histórica, incluyéndose también la búsqueda y exhumación de los desaparecidos.

Franquismo, entre los que se engloban jornadas sobre esta temática, libros, documentales y exhumaciones. De hecho, sólo 139 de ellos estuvieron relacionados con las fosas comunes. Incluso, en la convocatoria de 2010, “sólo estaban dedicados a exhumaciones el 21 por ciento de los proyectos aprobados” (Barcala 2010). Con estos datos, es importante remarcar el descuido en la gestión de las prioridades, ya que las labores de señalización, búsqueda, exhumación e identificación de las víctimas es una de las tareas pendientes más urgentes que deben emprenderse, ya que los descendientes directos de esos desaparecidos siguen esperando poder darles a sus seres queridos una sepultura digna.

La Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007), aprobada el 26 de diciembre de 2007, recoge en su presentación que con ella “se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”. Esta ley fue catalogada desde el primer momento como una ley incompleta por varios colectivos memorialistas. Incluso un informe de las Naciones Unidas de agosto de 2014, redactado siete años después de la aprobación de la ley por el Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, dice que España carece de “una política de Estado en materia de verdad, no existe información oficial,  ni mecanismos de esclarecimiento de la verdad” (De Greiff 2014, página 2). El informe, muy crítico con las políticas llevadas a cabo, no sólo por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, sino también con su sucesor, el popular Mariano Rajoy, señala también que la Ley de Amnistía continúa negando el acceso a la justicia, impidiendo así cualquier tipo de investigación. Incluso señala que, aunque existieran datos oficiales sobre los desaparecidos, no hay un mecanismo especial de esclarecimiento de la verdad que los centralice y analice: “Estos mecanismos, además de proporcionar información y promover el conocimiento de los hechos, permiten el reconocimiento oficial de los mismos” (De Greiff 2014, página 11).

10.3. Artículos en la Ley de Memoria Histórica relativos a exhumaciones Como hemos señalado con anterioridad, en la Ley 52/2007 únicamente existen cuatro artículos relativos a los trabajos de exhumación. El primero de ellos, el Artículo 11, apunta que las Administraciones públicas deberán colaborar con los particulares para la localización e identificación de víctimas, estableciendo planes de trabajo y concediendo subvenciones para alcanzar dicho objetivo. No obstante, en la práctica, muchas de esas administraciones hacen perder en la burocracia esa colaboración, retrasando a veces en demasía la obtención de permisos para iniciar los trámites de búsqueda de fosas o la consulta en archivos o registros civiles. Más adelante veremos ejemplos de este abandono por parte de los organismos públicos. El Artículo 12 de la Ley tiene dos puntos. El segundo de ellos, en el que nos extenderemos menos, apunta que las Administraciones públicas “elaborarán y pondrán a disposición de todos los interesados, dentro de su respectivo ámbito territorial, mapas en los que consten los terrenos en que se localicen los restos de las personas”. Algunos gobiernos autonómicos tienen su propia ley de fosas, y varios han elaborado ya su propio mapa de fosas gracias a la recopilación de datos procedentes, muchas veces, de asociaciones de memoria o agrupaciones de familiares; es el caso de Andalucía, Cantabria, Aragón, Asturias, Cataluña, Extremadura, Euskadi, Galicia o Navarra. No obstante, muchas otras aún no lo han hecho. Entre estas últimas destacaremos el caso de Castilla y León, la región en la que se ha realizado el mayor número de exhumaciones, con gran diferencia respecto a las demás, y que sigue todavía en el año 2017 si haber elaborado estudio alguno al respecto. Otras comunidades que no han emprendido si quiera el trabajo del mapa de fosas, tal y como obliga la ley, son La Rioja, Región de Murcia o Castilla La Mancha.

La Ley contiene un total de veintidós artículos, de los que únicamente cuatro de ellos (Artículo 11, Artículo 12, Artículo 13 y Artículo 14) hacen referencia a búsqueda, exhumación e identificación de víctimas. La aprobación de la ley contempla, además, la elaboración de un protocolo español de exhumaciones, disposición que no será publicada hasta el 26 de septiembre de 2011, casi cuatro años después de la aprobación de la Ley, y al que haremos referencia más adelante. El informe de Naciones Unidas de 2014 apunta, en este sentido, que el modelo que se implanta en materia de búsqueda y exhumación de víctimas supone la privatización de las mismas, ya que delega la responsabilidad de dichas tareas en las familias y asociaciones, supliendo en ellas “las funciones que corresponden al Estado, sin recibir siempre el apoyo suficiente” (De Greiff 2014, página 14).

El Mapa de Fosas del Ministerio de Justicia del Gobierno de España (FIGURA 1), presentado oficialmente en mayo de 2011, menciona un total de 2232 fosas en España, pero si se analiza en profundidad, hay una gran cantidad de ellas que no aparecen recogidas, pese a la existencia de expedientes militares o registros de enterramiento que señalan su ubicación exacta. Un ejemplo de ello

En 2010, un artículo de prensa recogía que, hasta ese año, se habían financiado un total de 613 proyectos relacionados con las víctimas de la Guerra Civil y el 141

René Pacheco Vila

Figura 1. Mapa de fosas del Ministerio de Justicia del Gobierno de España, publicado en 2011 (Fuente: mapadefosas. mjusticia.es).

es la exhumación realizada en agosto de 2016 por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en la población de As Covas (Quiroga, Lugo). Esta fosa individual estaba perfectamente documentada en un expediente militar de 1936, en el que se recogía la ubicación exacta del cuerpo. Este expediente militar fue localizado y consultado por dicha Asociación en el Archivo del Tribunal Militar Territorial IV de Ferrol (A Coruña), al que puede accederse fácilmente tras previa solicitud formal. Sin embargo, no aparece en el mapa de fosas. Con ello queremos ejemplificar cómo algunos de los enterramientos mejor documentados no aparecen en dicho mapa del Ministerio, lo que puede conllevar la destrucción parcial o total de este tipo de inhumaciones.

Priaranza del Bierzo en el año 2000, debemos apuntar que el correcto funcionamiento de éste comporta la correcta aplicación de la Ley y su cumplimiento por parte de las administraciones, algo que lamentablemente no sucede en muchos casos. En el Anejo II de dicho protocolo, que a su vez está relacionado con el Artículo 13 y 14 de la Ley 52/2007, se hace referencia a la tramitación de permisos y los accesos a los terrenos para la búsqueda y exhumación de fosas. Transcribiendo dicho Anejo II del protocolo, se remarca que “cuando la actuación de exhumación sea instada por una Asociación u otra persona jurídica privada, será necesaria la autorización por la Comunidad Autónoma correspondiente, y por los órganos de gobierno de la entidad local donde se ubiquen los restos”. Si consideráramos que todas las Administraciones públicas deben cumplir la ley y deberían autorizar dichas actuaciones, en la práctica, la solicitud de permisos a los gobiernos autonómicos genera el retraso de varias de ellas, no paralizando necesariamente la autorización pertinente, sino solicitando nuevas informaciones o puntualizaciones innecesarias, que ya están recogidas en los proyectos de intervención redactados y presentados. Lamentablemente, también se debe luchar burocráticamente contra la voluntad política o la objeción de conciencia de alcaldes, concejales o autoridades públicas. No hay que olvidar nunca que, tras cada una de esas peticiones de permisos, hay personas

Por otro lado, en el primer punto del Artículo 12, se manifiesta que el Gobierno deberá elaborar un protocolo de exhumaciones que englobe todas las ramas científicas necesarias para la realización de esos trabajos. Dicho protocolo, como hemos apuntado con anterioridad, no fue aprobado hasta el año 2011, casi 4 años después de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica. Fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el 27 de septiembre de 2011 y está basado principalmente en otros protocolos internacionales, como el de Minnesota de 1991, de las Naciones Unidas. Si bien esta base para organizar y realizar las tareas científicas no aporta nada nuevo a la metodología que se estaba empleando ya desde la exhumación de 142

La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas octogenarias que no pueden esperar los meses que puede durar, en algunas ocasiones, la obtención de esas autorizaciones, el intento de búsqueda, la exhumación y la identificación de las víctimas. Por ello, retrasar los plazos en una fase tan primaria del proceso es una traba innecesaria. Hasta la aprobación del protocolo de exhumaciones español, las autorizaciones se solicitaban únicamente a los propietarios de los terrenos, fueran de titularidad pública o privada. De esta manera, la obtención de éstos para la iniciación de los trabajos de prospección solían alargarse, salvo excepciones, pocos días. Más adelante veremos el caso de Guadalajara, un claro ejemplo de cómo las administraciones o entidades locales pueden entorpecer el derecho legítimo de las familias de recuperar a sus seres queridos.

privada a la que el propietario del terreno se negaba reiteradamente a dar su permiso. En 2008 la ARMH interpuso una denuncia en un juzgado en Ponferrada para la apertura de varias fosas en la localidad de Camponaraya (León), en la que se incluía este caso. Esta denuncia fue recibida por el Juzgado de Instrucción Nº 4 de Ponferrada, de guardia en ese momento, y contestado el 12 de junio de 2009, un año y medio después de la aprobación de la Ley: “habiéndose turnado al Juzgado nº 6 de los de esta plaza. Por dicho Juzgado en fecha 13 de Mayo se dictó auto acordando la inhibición de los autos a este Juzgado. Por auto de fecha cuatro de Junio se dictó auto aceptando la inhibición acordado por el Juzgado Central de Instrucción nº 5 de Madrid”. Esa inhibición por parte de ambos juzgados viene justificado en el mismo documento con cinco razonamientos jurídicos, entre los que destacan las siguientes aclaraciones: “Ha de partirse de que la Instrucción de una causa criminal tiene por finalidad (según dispone el artículo 299 de la LECrim) investigar si los hechos objeto de la misma y que se ponen en conocimiento del Juez de Instrucción, sea por querella o por denuncia, pueden ser o no constitutivos de infracción criminal […], con el fin último de preparar el juicio según existan fundamentos racionales para ello. Cuando ab initio se conoce que la investigación no desembocará en el juicio oral, resulta innecesaria. Si aun así se abriese se pondría en marcha un mecanismo de diferentes diligencias y actuaciones procesales dirigidas a la nada lo cual conllevaría retraso y acumulación de otros asuntos”.

La obligación de solicitar permisos a diferentes Administraciones del Estado no hace más que alargar en el tiempo una labor para la que, desde hace ya varios años, se llega tarde. Las personas que trabajamos diariamente en la búsqueda de los desaparecidos sabemos que el paso del tiempo es una de nuestras principales dificultades. Y no sólo porque estén muriendo los descendientes directos de las víctimas, sino porque también están desapareciendo los testigos de los pueblos que vivieron directamente aquellos acontecimientos y que, sin duda, son los que pueden aportar, con mayor precisión y fiabilidad, el lugar exacto en el que se hallan las fosas y cuántas personas podrían localizarse en ellas, incluyendo además algunas posibles identidades.

Además, en su apartado Quinto declara que “El hecho de que por este Juzgado se declare extinguida la responsabilidad penal por prescripción, obviamente lleva consigo que por este juzgado no se lleven a cabo ninguna de las medidas necesarias para la identificación de las víctimas de la represión, así como para la localización de fosas comunes y lugares de enterramiento donde pudieran encontrarse restos, con la finalidad de proceder a la entrega de los mismos a sus familiares. Pero ello no deja huérfanos de protección a los que reivindican tutela de y reparación de los agravios sufridos”. Seguidamente señala la Ley de Memoria Histórica en su exposición de motivos: se “prevén medidas e instrumentos para que las administraciones públicas faciliten, a los interesados que lo soliciten, las tareas de localización, y, si procede, identificación de los desaparecidos, como una última prueba de respeto hacia ellos”. Todo ello para finalmente apuntar la siguiente Parte Dispositiva: “Dispongo: se acuerda el ARCHIVO de la causa por prescripción, sin perjuicio de que los perjudicados puedan dirigir sus reivindicaciones a las administraciones Públicas competentes a fin de obtener la tutela y reparación procedentes por los agravios sufridos”.

Y con el paso del tiempo, además, se modifican paisajes, se reforman cementerios o se amplían carreteras, lo que conlleva inevitablemente la destrucción de estos enterramientos, haciéndose imposible la recuperación de los mismos, pese a que en el apartado 2 del Artículo 12 de la Ley se apunte que “los poderes públicos competentes adoptarán las medidas orientadas a su adecuada preservación”. El último de los artículos de la Ley de Memoria Histórica que hace referencia a los trabajos de exhumación es el Artículo 14. En él pretende legislarse el acceso a los terrenos afectados por los trabajos de localización y exhumación. En caso de negación por parte de los propietarios de los terrenos, ese dominio “se constituye en fin de utilidad pública e interés social, a los efectos de permitir, en su caso y de acuerdo con los artículos 108 a 119 de la Ley de Expropiación Forzosa, la ocupación temporal de los terrenos donde deban realizarse”. Existe un ejemplo muy claro de cómo la Ley 52/2007 puede no ser acatada por juzgados de instrucción ya desde sus inicios, inhibiéndose éstos últimos de responsabilidades para otorgar permisos que permitieran el acceso a unos terrenos de propiedad privada y proceder a la búsqueda de una fosa. La ARMH quería llevar a cabo la búsqueda de una fosa común con los restos de tres personas asesinadas en 1936 en la carretera que une las poblaciones leonesas de Magaz de Abajo y Ponferrada. Se trata de una finca

La fosa a día de hoy sigue en la misma parcela. El propietario del terreno terminó ofreciendo una única posible prospección, llevándose a cabo un sondeo arqueológico de pequeñas dimensiones en el lugar que él determinó, imponiendo sus reglas y mostrando una actitud 143

René Pacheco Vila de casos es ínfimo: las exhumaciones en el Puente de Hierro de San Sebastián (Guipúzcoa), Piedrafita de Babia (León) o Barcones (Soria), entre otros, son casos tutelados judicialmente tras la aparición de los restos. El caso de Santa Marta de Tera (Zamora), sin embargo, fue tutelado judicialmente desde el inicio de los trabajos de prospección; la jueza Tania Chico, del Juzgado de Instrucción Número 2 de Benavente (Zamora), citó a los todos los implicados en el proceso (Juzgado, Ayuntamiento, familiares y equipo técnico de la ARMH) el 8 de junio de 2009 a las 9:00 horas en el cementerio de la localidad, y dieron comienzo las tareas arqueológicas.

desafiante y grosera hacia el equipo de técnicos y los propios familiares. A día de hoy, tras una nueva petición de permiso sugerida hace unos años, se sigue negando a que la Asociación realice un nuevo intento, esta vez en las zonas señaladas por los testimonios; su principal preocupación para no permitir el acceso de los técnicos es que la realización de los trabajos conllevaría la destrucción de un seto que tiene plantado en su finca. Los juzgados de Ponferrada, por lo tanto, basándose en algunos artículos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), se inhibieron de sus competencias, como pasa en la mayoría de casos (FIGURA 2), incluso conociendo los contenidos de la Ley de Memoria Histórica aprobada unos meses antes.

El Artículo 14 de la Ley 52/2007, en su apartado 3, señala que, en los terrenos de titularidad privada, “si no se obtuviere dicho consentimiento, las Administraciones públicas podrán autorizar la ocupación temporal, siempre tras audiencia de los titulares de derecho afectados,

Algunos juzgados españoles sí han emprendido medidas con respecto a las fosas del Franquismo, pero el número

Figura 2. Contestación del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Almadén tras la denuncia interpuesta por ARMH al encontrar una fosa común en la población de Abenójar (Ciudad Real). (Fuente: Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica – ARMH).

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La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas con consideración de sus alegaciones, y fijando la correspondiente indemnización a cargo de los ocupantes”. Desgraciadamente, este apartado ha dado pie a muchos propietarios de terrenos a reclamar indemnizaciones económicas para permitir acceder a sus parcelas. Se conocen varios casos, como por ejemplo en la población de O Amenal (A Coruña), donde el propietario del terreno solicitó más de 5000 euros para permitir acceder a la búsqueda de dos personas enterradas en su finca. O un caso en la provincia de Salamanca, donde en un terreno yermo reposan supuestamente los cuerpos de una veintena de víctimas, y donde la propietaria de la parcela solicita una alta cuantía económica sólo para empezar a negociar la realización de los trabajos.

el primer exhorto, recibido con fecha del 18 de febrero de 2014, el Juzgado Criminal y Correccional Federal del Poder Judicial de la Nación Argentina le reclama al titular del Juzgado Territorial con Jurisdicción en Guadalajara que “se proceda a la exhumación del cuerpo sin vida que se encontraría inhumado en la fosa Nro. 2, ubicada en el patio Nro. 4 del Cementerio de Guadalajara, ocupando el antepenúltimo lugar, comenzando de arriba hacia abajo”, además de señalar que deben tomarse muestras cadavéricas para la identificación genética del cuerpo. Tras recibir este exhorto, el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Guadalajara solicita al Ayuntamiento de la ciudad el cumplimiento de la demanda. El Ayuntamiento de Guadalajara contesta entonces con un informe técnico sobre la situación de la Fosa 2 del Patio 4, en el que se específica toda la información procedente de los registros civiles y libros de enterramientos. A su vez, el Juzgado de la ciudad responde, en octubre de 2014, al exhorto internacional con varias “manifestaciones y apreciaciones”, entre las que destacan: “Que las fosas están sin cimentar y que la separación entre ellas es de aproximadamente 25 cm, y que cada una contiene entre 20 y 50 cuerpos (circunstancia ésta por sí sola hace pensar que la información facilitada por el Ayuntamiento de Guadalajara pueda no ajustarse a la realidad, ya que desde un punto de vista físico es poco probable que las fosas estén sin cimentar separadas tan sólo por 25 cm. Y con una profundidad suficiente para albergar tantos cuerpos)”. Además, también señala que “no se sabe con exactitud dónde puede estar la fosa”, pese a existir un registro de enterramientos y un plano del cementerio donde todo está perfectamente documentado; además, en el lugar exacto en el que supuestamente se encontraría la fosa, existe una lápida con el nombre de Timoteo Mendieta Alcalá, colocada por la familia en los años ochenta. Por último, dicho juzgado destaca la siguiente conclusión: “Por todo ello, se acuerda DEJAR SIN EFECTO la ejecución de la exhumación del cadáver de D. TIMOTEO MENDIETA ALCALÁ, debido a que la inspección ocular realizada, y de las manifestaciones efectuadas no queda acreditado fehacientemente que en la fosa nº 2 de patio 4 del Cementerio de Guadalajara se encuentre el cuerpo sin vida de D. TIMOTEO MENDIETA ALCALÁ, ya que no se puede determinar con exactitud en qué lugar puede estar situada la fosa y cuánto terreno abarca ésta”.

Por todo ello, como señalábamos con anterioridad, hay que ser críticos con los diferentes apartados de la Ley de Memoria Histórica, que lejos de facilitar los trámites para la obtención de permisos y la búsqueda de las fosas que aún continúan intactas en nuestro país, solicita nuevos trámites para su apertura y, además, prevé indemnizaciones a cargo de las asociaciones de memoria para acceder a los terrenos, pese a apuntar que puede utilizarse la Ley de Expropiación Forzosa. La libre interpretación de la Ley y sus diversas lagunas legales impiden el buen desarrollo de las tareas de recuperación de los desaparecidos en España, lo que demuestra la ineficacia y la falta de rotundidad de dicha legislación. 10.4. Guadalajara: Un ejemplo del descuido de las administraciones Un ejemplo de cómo las administraciones o entidades públicas pueden entorpecer el trabajo de búsqueda de las víctimas de la Guerra Civil española y la posterior dictadura franquista lo tenemos en Guadalajara. En ese lugar pretendía llevarse a cabo la búsqueda y exhumación del cuerpo de Timoteo Mendieta Alcalá, un sindicalista de Sacedón (Guadalajara, España), asesinado frente a las tapias del cementerio de la capital de la provincia y enterrado supuestamente en la Fosa 2 del Patio 4 (antigua parte civil) del cementerio. Desde el punto de vista administrativo, los familiares de Timoteo Mendieta, su hija Ascensión entre otros, contactaron con el Ayuntamiento de Guadalajara con el fin de solicitar los permisos pertinentes para la búsqueda y exhumación de la fosa. La respuesta fue negativa en todo momento, lo que obligó a Ascensión a viajar a Argentina con 88 años para pedirle a la Jueza María Servini de Cubría, receptora de los casos de la denominada Querella Argentina para la investigación de los crímenes del franquismo, que le ayudara a recuperar los restos de su padre. Gracias a esa declaración en el juzgado de Buenos Aires, se abrió un expediente judicial en el país austral que derivó en dos exhortos internacionales que debían conducir a la búsqueda, exhumación e identificación de la víctima reclamada, con el fin de ser entregada a sus familiares. En

Con el fin de intentar hallar un camino para alcanzar la posibilidad de exhumar el cuerpo, la familia de Timoteo Mendieta se puso en contacto con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). El proyecto de intervención arqueológico presentado por dicha asociación es una contestación a las reflexiones del Juzgado de Guadalajara, y entre sus conclusiones destaca: “Por la experiencia que tenemos en este tipo de enterramientos, y considerando lo bien documentado que se halla el caso, sólo hay una forma de conocer si en ese lugar se encontraría la fosa común que pretende recuperarse: realizar un sondeo arqueológico y proceder al estudio de los restos óseos que vayan apareciendo. Esa 145

René Pacheco Vila es únicamente la manera de ratificar que la documentación histórica es correcta, que es el primer objetivo a tener en cuenta” (Pacheco 2015, página 10).

Si bien la Ley de Memoria histórica repite constantemente que las Administraciones públicas y entidades locales deben facilitar el objetivo de esas familias, la realidad es que varias de esas administraciones siguen negando permisos basándose, principalmente y, como acabamos de ver, en suposiciones. Para dar respuesta a los familiares y a los juzgados que solicitan exhumaciones, lo primero que debería llevarse a cabo es un sondeo arqueológico en las zonas en las que, supuestamente, debería ubicarse el cuerpo. Esa es la única manera de llegar a una conclusión certera de si es factible o no la búsqueda y exhumación de un cuerpo.

Ese proyecto de intervención fue presentado por los abogados encargados del caso al Juzgado de Servini de Cubría en Buenos Aires, quien, a fecha del 16 de marzo de 2015, envía un nuevo exhorto internacional instando al Juzgado Territorial Nº 1 de Guadalajara a lo siguiente: “a través de la exhumación, por parte de personal idóneo del cuerpo médico forense local, y toma de una muestra cadavérica (ósea o pieza dentaria sin tratamiento de conducto), y posterior extracción e investigación del polimorfismo del ADN, para la identificación del cuerpo sin vida de Timoteo Mendieta Alcalá, a partir del entrecruzamiento de los datos genéticos que se procuren con los del grupo familiar MENDIETA; para la cual acompáñase copias certificadas del proyecto de intervención para la exhumación de una fosa común en el Cementerio de Guadalajara, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica”.

10.5. Dos medidas urgentes en materia de Memoria Histórica: Centralización de datos y banco de ADN Durante el desarrollo del trabajo de investigación e identificación de víctimas surgen siempre problemáticas imposibles de resolver sin el apoyo institucional y la centralización de aquellas investigaciones que se llevan a cabo por todo el territorio español. Hay varios casos, uno de ellos lo utilizaremos como ejemplo en este apartado, que no pueden ser solucionados por una problemática sencilla de abarcar, aunque ausente en la redacción y aprobación de la Ley de Memoria Histórica y en el Protocolo de exhumaciones.

Este segundo exhorto es aceptado por el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Guadalajara, quien solicita una reunión con el Ayuntamiento, los familiares de Timoteo Mendieta Alcalá, los abogados encargados del caso y los técnicos y representantes de la ARMH. En esa reunión se notifica la inminente apertura de la fosa para dar cumplimiento al exhorto internacional recibido, debiéndose cumplir con todo lo apuntado por el juzgado argentino.

Estamos hablando de dos de las más importantes prioridades ignoradas en la legislación actual: la centralización de todos los datos y reclamaciones de familiares, y la creación de un banco de ADN estatal y completamente gratuito.

Desde el inicio de las gestiones por parte de los familiares de Timoteo Mendieta, a finales del año 2013, para intentar recuperar sus restos, hasta el inicio de los trabajos arqueológicos en la Fosa 2 del Patio 4 de Guadalajara, transcurrieron dos años (FIGURA 3). Sólo la burocracia y la negación de permisos, basados en simples deducciones obtenidas tras la observación del terreno, alargó este proceso más de la cuenta, lo que podría haber puesto en riesgo que la hija de Timoteo presenciara los trabajos de exhumación y pudiera recibir después los restos de su padre.

10.5.1. La centralización de datos y reclamaciones familiares Cuando un familiar está buscando información o ayuda para intentar conocer qué pasó con sus seres queridos asesinados o desparecidos durante la Guerra Civil Española o el Franquismo, siempre suele entrar en contacto con alguna entidad relacionada con la memoria histórica. En algunos casos se comunican con investigadores locales o asociaciones memorialistas regionales o estatales. En otros, los familiares se han llegado a poner en contacto con universidades, ayuntamientos, gestorías o bufetes de abogados. En cualquier caso, esas familias siempre están solicitando lo mismo, y lo que cambia únicamente es el receptor de esa información. Si se tiene en cuenta que cada uno de esos receptores tiene una visión diferente de qué trato debe darse a los desaparecidos, valorando el conocimiento que ellos puedan tener a la avalancha de preguntas que surgen tras el contacto con los familiares, muchas de esas historias o solicitudes de información quedan almacenadas en archivadores que tal vez nunca más vuelvan a abrirse. Pero entre los años 2007 y 2011, como hemos apuntado anteriormente, el Gobierno de España, a través del Ministerio de la Presidencia, otorgó subvenciones para actividades relacionadas con la Memoria Histórica, periodo en el que muchos proyectos recibieron fondos económicos para la investigación de

Figura 3. Ascensión Mendieta, hija de Timoteo Mendieta, que con 90 años pudo presenciar la búsqueda del cuerpo de su padre en enero de 2016 (Fuente: Óscar Rodríguez Alonso, ARMH).

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La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas desaparecidos, consulta y vaciado de archivos, edición de libros, documentales, etc., así como también para prospección, exhumación e identificación de las víctimas. No obstante, todos los datos que durante años fueron subvencionados por parte del Estado no han recibido el trato correcto para la solución sobre la problemática más básica en esta materia: qué familiares han reclamado y a qué entidad o grupo lo han hecho.

A la centralización de datos debería añadirse, a su vez, la posibilidad de enviar posibles lugares de ubicación de los enterramientos, para que todos aquellos testimonios, si así se autoriza, puedan dar a conocer posibles lugares en los que se encuentren personas enterradas, incluyendo campos para incorporar referencias catastrales, nombre de parajes, poblaciones o ciudades, coordenadas geográficas, etc. Nuevamente en este caso, toda la información recibida debe ser escrupulosamente tratada y verificada, con el fin de descartar aquellas informaciones sin fundamento contrastable.

Una Ley de Memoria Histórica completa y eficaz hubiera sido aquella que fuera capaz de reunir, estudiar, catalogar y estructurar toda aquella información recopilada por diferentes entidades o estudiosos de la materia. Pero si, además, el Estado destina fondos económicos a esos estudios, la obligación es todavía más clara. Sin embargo, las publicaciones, estudios, informes sobre exhumaciones o documentales que se realizaron en España durante esos años han sido trasladados, hace poco tiempo, al Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH) con sede en Salamanca, aunque sin desgranar ni crear con ellos, por ejemplo, una base de datos estatal de reclamación de desaparecidos.

La necesidad de la creación de bases de datos estatales que centralicen toda la información recopilada mediante investigaciones o historias familiares es básica en un país que quiera comprometerse con las víctimas y que realmente desee hacer todo lo posible para repararlas y exhumarlas. 10.5.2. La creación de un banco de ADN En España nunca ha existido un banco público y dependiente del Estado a disposición de los familiares de las víctimas de la guerra o la dictadura, pese a que muchos otros países han decidido, desde el primer momento, crear una base con los perfiles genéticos de los familiares para que sean contrastados con todos aquellos cuerpos que sean exhumados de cualquier fosa. La redacción y aprobación de una Ley de Memoria Histórica debería, ya en su propia esencia, incorporar la creación de un banco de ADN.

Cada nombre recuperado por cualquier entidad o investigador debería ser incorporada a una base de datos estatal, en la que se incluyan todos aquellos parámetros necesarios para el esclarecimiento de cada caso. Si, además, se dota de fondos económicos a estas entidades o personas para que desarrollen sus investigaciones, este paso debería ser obligatorio para éstos. Una vez esos formularios han sido rellenados, deberían ser enviados a un lugar dependiente del Estado que los reciba, estudie, verifique y, finalmente, las incorpore a una macro base de datos que pueda ser rápidamente accesible, aunque conservando los parámetros de privacidad y confidencialidad.

Ese banco debería ser gratuito y accesible para todas aquellas familias que tengan desaparecidos. Así se lleva a cabo en otros países del mundo, como en Argentina, donde el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizó una campaña estatal con el lema “Una simple muestra de tu sangre puede ayudar a identificarlo”, que llegó incluso a ser promocionada en el inicio de un importante partido de futbol de la primera categoría nacional. Chile también tiene su propio banco de ADN y su propia campaña, con el lema “Vives entre nosotros, te llevamos en la sangre”. La campaña de la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (siglas en inglés, ICMP) para los desaparecidos en los conflictos de la antigua Yugoslavia era el siguiente: “Missing You… help indentify your missing ones. Give you blood sample” (“Te echamos de menos… ayuda a identificar a tus desaparecidos. Da tu muestra de sangre”), una campaña que, además y, como puede leerse en los panfletos publicitarios, está financiada por la Unión Europea. Todos estos ejemplos demuestran la necesidad de crear un banco genético para la identificación de personas desaparecidas, pero, para hacer más efectivo ese objetivo, debería implicarse a todos los centros de salud públicos y ponerlos a disposición de los afectados para que se pueda extraer una muestra a esos descendientes. Esas muestras, seguidamente, deberían ser procesadas en laboratorios dependientes de la Administración pública y los resultados ser incorporados a una base de datos. Es necesario señalar que no debería privatizarse, en ningún

Actualmente existe un listado que surge del Mapa de fosas del Ministerio de Justicia del Gobierno de España, en el que cualquiera puede buscar a una víctima e intentar saber si ha sido exhumada o no, o el posible lugar en el que está enterrada. Tal y como describe el enunciado de dicha página en el apartado de Búsqueda de víctimas, ese explorador “permite una búsqueda de víctimas asociadas a los lugares de enterramiento (en algunos casos víctimas plenamente identificadas y, en otros, su posible identidad, según los testimonios recogidos y las investigaciones realizadas por Administraciones autonómicas y Asociaciones)”. Cuando existe una coincidencia con el nombre de una víctima, aparece una ficha con la información detallada de la fosa, con posibles datos históricos, si ha sido intervenida, y las entidades promotoras o informantes. Si existe una base de datos incorporada en la web del Ministerio de Justicia sobre víctimas relacionadas con fosas concretas, ¿por qué no tener una base con igual estructura en la que se incorporen todas las reclamaciones familiares? De esta manera, si un equipo lleva a cabo una exhumación y consigue referencias sobre alguna víctima, puede directamente acceder a dicha base e intentar obtener respuestas mucho más rápido, así como alertar y contactar con los familiares de esa posible víctima. 147

René Pacheco Vila caso, la identificación genética de las víctimas. El Estado tiene las herramientas necesarias para llevar a cabo ese trabajo, implicando incluso a los laboratorios de la policía científica española y a los propios institutos de toxicología, dependientes del Ministerio de Justicia.

parcial de la fosa y, con ella, fulminar toda posibilidad de una familia de recuperar a los suyos. Según los antecedentes históricos del informe arqueológico de dicha actuación, los únicos datos procedían de los vecinos de la zona, testimonios directos e indirectos de los hechos. Era, de esta manera, la memoria de los testigos la que permitía conocer que supuestamente allí se encontraban enterradas ocho personas: un maestro de Gusendos de los Oteros (León) y varios ferroviarios. Esta última afirmación partía de las personas que habían visto tiradas a las víctimas junto a la carretera, y sus chaquetas delataban el gremio al que pertenecían. Era necesario, sin embargo, que la arqueología desvelara y corroborara la historia transmitida por los vecinos, esa historia que nadie se atrevía ni siquiera a recordar.

Asimismo, de todos aquellos cuerpos que vayan siendo exhumados en cualquier parte del país, deberían extraerse las muestras óseas necesarias para obtener de ellos el perfil genético. En muchos casos, debido a la conservación de los restos, lograr resultados satisfactorios no será posible, pero en muchos otros casos sí, lo que sin duda es una ventaja a la hora de identificar a las víctimas. Si los resultados genéticos de los restos óseos exhumados son contrastados con el banco de ADN de los familiares vivos, podremos obtener rápidamente resultados de identificación de víctimas. Una ley que no ha contemplado la creación de un banco de ADN es, sin duda, una ley incompleta, ya que este es un paso fundamental para la identificación de los desaparecidos.

Se localizaron un total de ocho víctimas, todas amontonadas las unas por encima de las otras, con gran cantidad de tejido negro pegado a los huesos y dos tipos de objetos muy concretos que validaron la memoria oral: una insignia de chapa de solapa con la figura de una locomotora y unos botones del uniforme de los trabajadores de Ferrocarriles del Oeste (FIGURA 4) y de Ferrocarriles del Norte. Este hecho puso en marcha un proceso de investigación para intentar conocer las posibles identidades de esas personas; por ello, primeramente, se decidió conocer la historia de la empresa de Ferrocarriles del Oeste (en adelante, Oeste), por tratarse de una empresa de menor envergadura que Ferrocarriles del Norte, y seguidamente, conocer lo sucedido concretamente durante la Guerra Civil española en este gremio. Tras varios meses de investigación en colaboración con asociaciones y fundaciones relacionadas con los estudios históricos de los ferrocarriles españoles, pudo crearse un censo de la depuración sufrida en Oeste durante la guerra. De esta manera, se especifica en el informe histórico de la exhumación que “un total de mil

Con todo ello, serán solucionables una gran cantidad de casos exhumados, entre los que cabe destacar aquellos referentes a los soldados caídos en frentes de guerra. Actualmente, las reclamaciones de las familias que perdieron a sus seres queridos en campos de batalla, rara vez dan frutos sobre la información del lugar en el que pudo morir esa persona, y es mucho más difícil saber concretamente en qué fosa podría encontrarse. La prueba genética podría permitir esa identificación, por lo que podría iniciarse un proceso de apertura sistemática de todas las fosas existentes en España y garantizar la identificación y entrega de los restos a sus familias en un alto porcentaje de casos. 10.5.3. Un ejemplo de la necesidad de emprender urgentemente esas dos medidas: Matallana de Valmadrigal (León) La exhumación en la fosa de Matallana de Valmadrigal (León) tuvo lugar en el noviembre de 2010, llevada a cabo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Se ha convertido en uno de esos casos en los que, pese a obtener muchos datos referentes al lugar de ubicación y una rápida localización de los restos, no existen las herramientas necesarias para esclarecer los hechos ni las identidades de esas personas. Esta fosa se ubicaba en la cuneta de la carretera que une Matallana de Valmadrigal con Santa Cristina de Valmadrigal. La construcción de una canalización iba a destruir un enterramiento del que tenían conocimiento todos los vecinos de los pueblos aledaños. El alcalde de la población (por decisión propia, no por obligación legislativa ni judicial) decidió contactar con la ARMH para no destruir la fosa y que, de esa manera, pudieran recuperarse los restos e intentar averiguar la identidad de esas personas. Su decisión, claro está, podría haber sido una muy diferente, que hubiera llevado a la destrucción total o

Figura 4. Botón localizado en la fosa de Matallana de Valmadrigal (León) perteneciente al uniforme de Ferrocarriles de Oeste. (Fuente: Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica – ARMH).

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La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas novecientas noventa y tres personas fueron depuradas en esta empresa (un veintiséis por ciento de la plantilla que la empresa tenía en 1935), de los cuales más del ochenta y dos por ciento eran hombres y aproximadamente un once por ciento fueron mujeres” (Pacheco 2010, página 7). El mismo informe revela, más concretamente, que el número de personas depuradas sólo en la provincia de León, lugar en el que se encontraba la fosa, ascendía a ciento veintinueve.

identificación. Pero, además, sería beneficioso para todas aquellas personas mayores que todavía puedan recordar qué pasó, dónde están las fosas y quiénes pueden estar en ellas. Sería una manera de proteger a los testigos que todavía quedan de aquella época, recogiendo su memoria y sus vivencias, haciéndoles perder el miedo a relatar lo sucedido (FIGURA 5). Posiblemente, gracias a ello, el miedo empezaría a desaparecer por fin de la sociedad española.

Las conclusiones son claras al respecto. La ciencia se había encargado de validar el testimonio de los vecinos, pero no ha podido a día de hoy resolver el otro problema: averiguar la identidad de los siete ferroviarios de la fosa de Matallana de Valmadrigal. Los ferrocarriles del Oeste discurrían, como su nombre indica, por toda la zona oeste de España, lo que engloba gran cantidad de poblaciones. Sus trabajadores, por lo tanto, también se movían con regularidad. De esta manera, tal vez varias de las personas asesinadas en Matallana de Valmadrigal no procedieran, ni siquiera, de la provincia de León, lugar en el que se encontraba la fosa. Revisadas todas las peticiones que la ARMH tiene en sus archivos, ninguna coincidía con una de esas posibles víctimas. Pero hay que considerar que en España existen gran cantidad de agrupaciones que estudian la represión a nivel local o provincial, y podría ser que la familia de uno de esos ferroviarios hubiera reclamado el caso a una agrupación distinta a la ARMH, que, en este caso, es quien realizó la exhumación de urgencia. De esta manera, la reclamación de una víctima podría encontrarse en los archivos de una agrupación y el cuerpo, con sus respectivos informes arqueológicos y forenses, en otro.

10.6. Conclusiones Miles de víctimas de la Guerra Civil española y de la dictadura franquista siguen, a día de hoy, enterradas en cunetas anónimas repartidas por todo el territorio español. Así lo decidió la transición española tras la muerte del dictador Francisco Franco, y así lo siguen abalando los sucesivos gobiernos democráticos. Si bien el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (2004–2011) quiso dar un paso con la elaboración de la denominada Ley de Memoria Histórica (52/2007), queda patente que dicha legislación tiene grandes lagunas y poca contundencia a la hora de tratar cuestiones tan susceptibles, sentimentales y necesarias como la recuperación física de los cuerpos enterrados en fosas. La búsqueda de los desaparecidos sigue siendo, en la actualidad, una labor promovida por entidades sin ánimo de lucro y por agrupaciones de familiares o científicas, quienes, con sus propios recursos, intentan rescatar del olvido la verdadera historia de España. Algunas Comunidades Autónomas españolas han legislado sobre las fosas del franquismo, unas con mayor acierto que otras, pero la legislación española no es, ni de lejos, un referente a seguir, y menos si tenemos en cuenta como otros países han elaborado leyes con la contundencia necesaria para el esclarecimiento de la verdad, la justicia y la reparación. Podría generarse numerosa bibliografía mostrando los casos en los que la Ley de Memoria Histórica carece de fuerza suficiente para la investigación o apertura de fosas, y muchos profesionales podrían abordar este tema desde muchos otros campos que englobaría esta ley.

Es, por tanto, imposible para la ARMH, sin petición familiar y sin la existencia de un banco de ADN estatal y las necesarias políticas que ello conlleva, conocer la identidad de estas personas. Y eso no ha sucedido sólo en el caso de los ferroviarios de la fosa de Matallana de Valmadrigal; en Valdenoceda (Burgos), una agrupación de familiares consiguió exhumar en 2006 a ciento catorce personas, de las cuales más de sesenta han podido ser identificadas genéticamente gracias, principalmente, a la difusión a través de su página web y de las redes sociales, y a la labor de muchas personas que han decidido ayudarles. La existencia de ese banco genético estatal y la centralización de datos habría permitido avanzar mucho más rápido en esas labores de identificación y entrega a sus familiares.

Muchas administraciones públicas mentadas reiterad­ amente en los artículos de la Ley 52/2007 siguen haciendo caso omiso de la legislación; muchas otras retrasan innecesariamente los procesos burocráticos, tal vez creyendo que el paso de los años detendrá a los descendientes de las víctimas. Y el Estado sigue desatendiendo las necesidades más básicas del derecho de las familias, que no es otro que el de recuperar a sus seres queridos para darles un entierro digno. Por ello, ni siquiera incorporó, en la legislación aprobada, la creación de un banco genético para la identificación de los cuerpos exhumados, ni tampoco la creación de una base de datos centralizada y general en el que se engloben todas las peticiones de familiares y los estudios realizados por diferentes entidades o investigadores, aunque para ello hubieran sido destinadas partidas económicas procedentes del Ministerio de la Presidencia el Gobierno de España.

En conclusión, tanto la creación de un banco de ADN como la existencia de una base de datos centralizada que englobe principalmente las reclamaciones familiares, sería fundamental para el desarrollo del trabajo de recuperación e identificación de víctimas. Además, tras la creación de estas dos herramientas básicas, debería divulgarse ese proyecto y ponerlo en conocimiento de toda la sociedad española, con el fin de recoger el mayor número de reclamaciones de familiares y de perfiles genéticos. Los beneficios de estas dos medidas son muchos, pero el principal uno: muchas familias podrían recuperar a sus seres queridos con las garantías necesarias de 149

René Pacheco Vila

Figura 5. Abilio Mata, testigo imprescindible para la localización de la fosa de los 14 mineros de Sabero enterrados en Joarilla de las Matas, León. (Fuente: Óscar Rodríguez Alonso, ARMH).

De Greiff, P. (2014): Informe del Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, Consejo de Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 22 de julio de 2014.

La Ley de Memoria Histórica es, por lo tanto, un paso en falso que no cumple con los principios de verdad, justicia y reparación. En palabras del propio Rodríguez Zapatero sobre la Ley 52/2007: “A parte de la derecha no le gustó nada, y hubo sectores que les pareció una ley insuficiente, cosa que me ha llevado a pensar que la ley era, más o menos, equilibrada”. La ley “equilibrada” a la que hace mención Rodríguez Zapatero es esa que olvidó algo tan importante como anular las sentencias de los tribunales franquistas, o reconocer que el Estado es quien tiene el deber y la obligación de buscar a los desaparecidos.

Etxeberria, F. (2014): Exhumaciones llevadas a cabo en España desde el año 2000 (actualizado diciembre 2014), Sociedad de Ciencias Aranzadi. Pacheco Vila, R. (2010): Informe sobre la exhumación de una fosa común en Matallana de Valmadrigal (León), Archivos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).

Sin embargo, sólo hay algo básico que debemos tener en cuenta. Los Derechos Humanos no sólo se respetan, sino que también deben cumplirse. En palabras de Emilio Silva: “En una democracia, los Derechos Humanos no se facilitan, los Derechos Humanos se garantizan”. Y la España democrática tiene una gran deuda pendiente con los Derechos Humanos, con las más de 114 000 personas desaparecidas y con todos sus descendientes.

Pacheco Vila, R. (2015): Proyecto de intervención para la exhumación de una fosa común en el Cementerio de Guadalajara, Archivos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Revistas: INTERVIÚ, 3-9 de enero de 1980, año 5, nº 190.

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Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH): www.memoriahistorica.org

Casanova, J. (2010): El Cementerio de Torrero, un lugar de memoria (1936–2010), Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza. 150

La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el trabajo de excavación e identificación de víctimas Exhumación de Valdenoceda: www.exhumacionvaldenoceda.com International Commission on Missing Persons: www. icmp.int Mapa de Fosas del Ministerio de Justicia del Gobierno de España: http://mapadefosas.mjusticia.es Resoluciones Judiciales: Diligencias Previas Proc. Abreviado 480/2009, Juzgado de Intrucción nº 4 de Ponferrada, 2009. Diligencias Previas Proc. Abreviado 0000541/2009, Juzgado de Instrucción nº 002 de Benavente (Zamora), 2009. Exhorto del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nro. 1; Secretaria Nro. 1, Causa Nro. 4.591/2.010 (A–12.447), 2014. Exhorto del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nro. 1; Secretaria Nro. 1, Causa Nro. 4.591/2.010 (A–12.447), 2015. Boletín Oficial del Estado LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 310, pág. 53410–53416, 27 de diciembre de 2007. Orden PRE/2568/2011, de 26 de septiembre, por la que se publica el Acuerdo del Consejo de Ministros de 23 de septiembre de 2011, por el que se ordena la publicación en el Boletín Oficial del Estado del Protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas de la guerra civil y la dictadura, Boletín Oficial del Estado (BOE), núm. 232, pág. 101916–101923, 27 de septiembre de 2011.

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11 La fosa de la Campana (Sevilla). Un ejemplo de la represión militar tras el golpe de estado de 1936 en Andalucía Inmaculada Carrasco1

“No puede nadie en absoluto probar que se ha cometido en ningún pueblo, en ninguna parte, la villanía de asesinar a una sola persona”. Gonzalo Queipo de Llano2 RESUMEN

Tras el golpe de estado perpetrado el 17 de julio de 1936 y, a medida que las unidades militares desplegadas por Queipo ocupaban diferentes comarcas andaluzas, se ponía en marcha una violenta represión: la promulgación del bando de guerra iba acompañada por la inmediata sustitución de los órganos de poder municipal, dando paso a la eliminación directa con ejecuciones inmediatas, siguiendo las consignas de exterminio de la población civil promulgadas por Mola antes al inicio de la contienda (Espinosa 2002b: 61 y ss.), consumadas mediante la aplicación del bando de guerra, el soporte “legal” a través del cual se justificó la barbarie cometida (Cobo 2011a). Se ordenó además, desde la Jefatura Militar, tomar una serie de medidas para ocultar la matanza: censurar la información gráfica, escrita y radiofónica, no inscribir a los asesinados en los registros civiles y no identificar sus cadáveres, sino arrojarlos a fosas comunes (García Márquez 2011). La actuación desarrollada en el antiguo cementerio de La Campana (Sevilla)3, articulada como una investigación científica regida por los métodos y técnicas desarrollados por la disciplina arqueológica y por la antropología forense, siguiendo la legislación en vigor4 y los protocolos 123

4

Universidad Pablo de Olavide. [email protected]. Declaraciones del exgeneral una vez terminada la contienda, que contrasta con sus arengas radiofónicas emitidas por Radio Sevilla, cada noche durante el verano del 36. 3 La Campana es un municipio localizado en la comarca de la campiña sevillana, al nor-noreste de la capital y en la margen izquierda del Guadalquivir. https://www.lacampana.es/web/ (Consultado el 15/11/2016). En la actualidad mantiene una población de 5.349 vecinos distribuida en un 99% en su casco urbano, mientras el resto vive en diseminados y cortijadas de su término municipal, que cuenta con una extensión de 126 Ha.

http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/sima/ ficha.htm?mun=41022 (Consultado el 15/11/2016). El 2 de agosto de 1936, cuando la localidad es tomada por las tropas golpistas, contaba con una población de 4.791 habitantes que se vio muy mermada por la brutal represión que tuvo lugar ese mismo día (García Márquez, 2012: 288). 4 Decreto 334/2003, de 2 de diciembre, para la coordinación de actuaciones en torno a la recuperación de la Memoria Histórica y el reconocimiento institucional y social de las personas desaparecidos durante la Guerra Civil española y la Postguerra, publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía número 236, de 9 de diciembre de 2003.

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Inmaculada Carrasco internacionales de exhumaciones de fosas clandestinas5, pretende clarificar las circunstancias de las muertes de 161 personas, campaneros en su mayoría, ejecutados por militares golpistas entre la tarde del 2 de agosto de 1936 cuando las tropas franquistas entran en la localidad al mando de Carranza, y finales de octubre del mismo año. La durísima represión sufrida por la localidad, que contaba con algo menos de 5000 habitantes al inicio de la Guerra Civil, provocó un numeroso volumen de víctimas entre los que se han identificado 158, muchos de los cuales figuran aun oficialmente como “desaparecidos”, a los que habría que sumar los 840 huidos que cuantificó la Guardia Civil, desconociéndose el paradero de muchos de ellos (García Márquez 2012: 288). Se trata por tanto de un compromiso con las víctimas y sus familias bajo los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición6. Un compromiso que requiere de una clara formulación de objetivos y una praxis que permita el aprovechamiento de los recursos económicos disponibles y la interpretación de las evidencias materiales para la clarificación de las circunstancias de sus muertes (Figura 1). ABSTRACT

After the coup d’état perpetrated on July 17, 1936, and as the military units deployed by Queipo occupied different Andalusian regions, violent repression was instigated. The implementation of the War Ordinance was accompanied by the immediate replacement of the local government body, giving way to direct elimination through summary executions. These executions followed the orders for the extermination of the civilian population promulgated by Mola before the beginning of the war (Espinosa 2002b: 61 et seq.). This was the “legal” support through which the barbarity was justified (Cobo 2011a). The Military Headquarters also ordered a series of measures to hide the massacre: censor the graphic, written and radio information; not record the murdered in the civil registry and throw their corpses into mass graves without identifying them (García Márquez 2011). The project conducted in the old cemetery of La Campana (Seville), included methods developed by archaeology and forensic anthropology. It was designed to comply with the legislation in place, and the international protocols regarding the exhumation of clandestine graves. It aims to clarify the circumstances of the deaths of 161 people, most of them La Campana residents, executed by military coup perpetrators over the span of three months beginning on the afternoon of August 2, 1936, when the Francoist troops entered the town under Carranza’s command and the end of October of the same year. The harsh repression suffered by the town, which had just under 5,000 inhabitants at the start of the Civil War, caused a large number of victims among whom 158 have been identified, while the majority of the rest are still officially listed as “missing”. It should be noted that the Civil Guard quantified another 840 who fled, and the whereabouts of many of them remains unknown (García Márquez 2012: 288). It is, therefore, a commitment to the victims and their families, under the principles of truth, justice, reparation, and the guarantee of non-repetition. A commitment that requires a clear formulation of objectives, and a praxis that allows the use of available economic resources and the interpretation of material evidence to clarify the circumstances of their deaths (Figura 1). 5

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Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre), en cuyo artículo 12 se especifica: “El Gobierno, en colaboración con todas las Administraciones públicas, elaborará un protocolo de actuación científica y multidisciplinar que asegure la colaboración institucional y una adecuada intervención en las exhumaciones…”. Con posterioridad, la Orden de 7 de Septiembre de 2009 por el que se aprueba el Protocolo Andaluz de actuación en exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra, publicado en BOJA nº 190 de 28 de septiembre de 2009, incorpora también los contenidos de éstos protocolos sin cambios relevantes. Orden PRE/2568/2011, de 26 de septiembre, por la que se publica el Acuerdo del Consejo de Ministros de 23 de septiembre de 2011, por el que se ordena la publicación en el Boletín Oficial del Estado del Protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas de la guerra civil y dictadura, publicado en BOE nº 232 de 27 de septiembre de 2011.

Por último, la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, aprobada por el Parlamento andaluz el día 15 de marzo de 2017. 5 Directrices emanadas desde la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, conforme al Manual sobre la prevención e investigación eficaces de las ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias suscrito en Nueva York en 1991 (Fondebrider 2002). 6 Según la resolución 2005/35 de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas de 19 de abril de 2005, relativa a “Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones” y el mandato promovido en 2012 por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, siguiendo las palabras pronunciadas por el Sr. Pablo de Greiff (Colombia), primer Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justica, la reparación y las garantías de no repetición.

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La fosa de la Campana (Sevilla) La historia de la apertura de las fosas de represaliados en Andalucía es la historia del movimiento memorialista andaluz9; es la historia de las víctimas contada por víctimas vivas, por los hijos e hijas de aquellos que fueron arrojados a las fosas, de las nietas y nietos10 que hoy, más de 80 años después de aquella masacre, han tomado el relevo a sus mayores para reivindicar, ya sin miedo, la recuperación de los cuerpos. Darles un entierro digno. Cerrar el duelo (Fernández de Mata 2007: 196–197). Los historiadores también son protagonistas de esta historia. Y herederos de otra, aquella historia escrita por los vencedores11 que hablaba de la cruzada contra el mal, de los valores del nacionalcatolicismo, y que el régimen franquista se ocupó de presentar (Amnistía Internacional 2005). Después llegó un velo de ceguera, la Transición, y se suavizó el discurso12; se habla entonces del enfrentamiento fratricida entre hermanos, de las tropelías cometidas por los dos bandos13.

Figura 1. “Murieron defendiendo la justisia, la democracia, la libertad. 2–VIII–1936. La Campana”. Inscripción pintada en los años 80 del pasado siglo sobre la tapia situada junto a la fosa de represaliados de La Campana (Sevilla).

Pero la apertura de las fosas14 y de los archivos civiles y militares y la desclasificación de documentos custodiados en diferentes instituciones públicas, han puesto ante los ojos de los historiadores otra realidad que ha generado una amplísima bibliografía. La de las razones económicas de la contienda que, en Andalucía, tiene mucho que ver con la política de Colectividades desarrollada por el gobierno de la II República15. De la realidad de una tierra que

11.1. Introducción Andalucía. 674 fosas7. 57.413 víctimas8. Y la más cruel forma de represión: el olvido. Un mapa de Andalucía lleno de puntos rojos donde es posible trazar una línea recta, un trazo invisible que la recorre de Norte a Sur, desde Peñarroya–Pueblonuevo en el Alto Guadiato cordobés hasta Motril, en la costa granadina. El frente de guerra. Esos puntos rojos que quedan en la retaguardia y que se van multiplicando conforme avanza el ejército golpista hacia el este quedando una Andalucía partida en dos, desigual hasta en la represión sufrida: Sevilla, 130 fosas. Almería, 9 (Figura 2).

Una parte importante de este colectivo, familiares de víctimas asesinadas, represaliadas, depuradas o deportadas, se vieron obligados a huir o emigrar y reside actualmente fuera de Andalucía. 10 Las asociaciones y foros memorialistas están integrados básicamente por la tercera generación –la de los nietos de los fusilados, que hacen suyo el mandato recibido de sus padres: recuperar los restos y reintegrarlos a la historia familiar–, así como por voluntarios. Unos y otros, al amparo de la invocación de los Derechos Humanos, han hecho suyas las demandas de las familias, al tiempo que se han convertido en los promotores de la mayor parte de las exhumaciones de fosas comunes llevadas a cabo en España hasta la fecha (Espinosa, 2002a: 57; Fernández de Mata, 2006: 692). 11 Véase, en términos judiciales, la Ley de responsabilidades políticas de 9 de febrero de 1939 y la instrucción de la Causa General entre 1940 y 1945 –cuyo contenido puede consultarse en internet–, y la historiografía oficial emanada de aquellas. La cifra de la represión en zona republicana eleva el número de víctimas del bando sublevado en Andalucía a 8715. 12 Esclarecedor es el análisis de Pablo Sánchez León (2016) del llamado “espíritu de la transición” como meta-relato de la convivencia posfranquista entre ciudadanos. 13 El cambio de discurso ya fue pergeñado por el propio régimen franquista a finales de los años 60, en un intento por diluir sus responsabilidades en la guerra (Richards 2006; Aróstegui 2006). 14 El impacto que provocan en la sociedad civil esas imágenes y los relatos de dolor que las acompañan, han sido recientemente analizados por Francisco Ferrándiz (2009; 2010; 2011). 15 La inmensa mayoría de las miles de víctimas ejecutadas por las fuerzas militares rebeldes en su avance por tierras andaluzas, pertenecían bien a las organizaciones políticas y sindicales de signo republicano o izquierdista, principalmente dirigentes, bien a sectores populares, campesinos y en especial jornaleros, que habían protagonizado durante el inmediato pasado, acciones conflictivas que afectaron seriamente a los intereses de la patronal agraria, como el intento de crear colectividades rurales como forma de acceder a la explotación de la tierra. De ahí que la mayor parte de las víctimas de la represión fascista, se registrasen allí donde más numerosos eran los colectivos de jornaleros y campesinos pobres, con sus propios brazos como único patrimonio, adscritos a los sindicatos agrarios de carácter socialista o anarquista, o bien allí donde las organizaciones políticas de izquierda –con el PSOE a la cabeza– habían logrado durante el periodo histórico precedente, numerosos puestos de representación política gracias a la adhesión de amplios colectivos populares del mundo rural (Cobo, 2011b, Romero, 2016, 127). 9

El Mapa de fosas de la Guerra Civil y la posguerra, amparado en el Decreto 334/2003, de 2 de diciembre y publicado por la Administración autonómica en 2010, recoge la información recabada durante 2005–2009 a partir de las investigaciones llevadas a cabo por cuatro asociaciones memorialistas (Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía (AMHyJA), que junto a la Confederación General del Trabajo de Andalucía CGT–A, son los responsables de la página web “Todos los nombres” –www.todoslosnombres.org–, Asociación Guerra y Exilio, Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica y el Foro Ciudadano para la Recuperación de la Memoria Histórica de Andalucía), que contó con los avales de las nueve universidades andaluzas y la financiación de la Junta de Andalucía, siendo finalmente el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) de la Consejería de Cultura quien generó la base de datos y editó los resultados. El mapa cuenta con 614 entradas que contienen información espacial, gráfica y textual sobre las fosas y el número de víctimas identificadas en cada una de ellas, teniendo siempre un valor aproximativo y puede consultarse en la página web de la Consejería de Cultura a través del vínculo http://www.juntadeandalucia.es/organismos/cultura/areas/memoria– democratica/fosas/mapa–fosas.html La ejecución de un nuevo proyecto que revisa la información contenida en dicho documento, promovido desde la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía y presentado a finales de 2016 por la Consejera de Cultura, incorpora nuevas localizaciones, sumando un total de 674 fosas. http://www.europapress.es/esandalucia/sevilla/noticia–actualizacion– mapa–fosas–andalucia–incorporara–60–nuevas–localizaciones– 20161209154256.html (Consultado el 15/11/2016). 8 El dato está tomado de Fernández y Giráldez, 2014: 52, aunque los autores apuntan que las cifras pueden cambiar al alza conforme avanzan las investigaciones. 7

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Inmaculada Carrasco

Figura 2. Mapa de Fosas de Andalucía. Señalada la Fosa de La Campana (Sevilla). http://www.juntadeandalucia.es/ organismos/cultura/areas/memoria–democratica/fosas/mapa–fosas.html.

vivió durante la Guerra Civil y décadas posteriores una miseria moral y económica sin precedentes. Del tiempo de la hambre. La de una guerra sin trincheras ni combates, pero con tapias y fosas. De una represión pensada e ideada por unos militares golpistas –y tutelada por el clero y los terratenientes que vieron peligrar sus privilegios atávicos– de tal calado, que sumió a Andalucía en el más triste de los records: la primera en número de fosas de represaliados, la primera en número de víctimas16.

julio de 1936; no fueron juzgados ni condenados a muerte, ni murieron en enfrentamientos armados contra las tropas golpistas. La Desbandá, la huida de 300.000 personas por una carretera de costa (Fernández y Brenes 2016), en buena parte mujeres y niños malagueños, de los cuales más de 5.000 fueron asesinados, no son daños colaterales de la contienda. Son víctimas civiles de la mayor masacre perpetrada por las tropas golpistas, bombardeados desde el aire por aviones italianos y alemanes, y desde el mar por buques de guerra franquistas. No estamos por tanto haciendo una Arqueología de la Guerra Civil sino una Arqueología del conflicto. Buscamos las evidencias materiales que argumenten los crímenes cometidos, siendo los restos humanos exhumados en las fosas, las pruebas irrefutables de unos delitos que más pronto que tarde, serán juzgados17.

Los arqueólogos y arqueólogas que participamos en el proceso de apertura de una fosa asistimos por tanto a un primer dilema, el semántico. ¿Podemos hablar en Andalucía de víctimas de la Guerra Civil? ¿La masacre de la carretera Málaga–Almería es por tanto un daño colateral de esa guerra? ¿Estamos haciendo una Arqueología de la Guerra Civil?

Estamos por tanto ante una nueva dimensión del trabajo arqueológico (Criado–Boado 2010). La excavación de una fosa va más allá de las obligaciones previstas en las leyes, disposiciones, órdenes o reglamentos dictados al efecto. Los arqueólogos que trabajamos exhumando fosas lo hacemos, al margen de ideologías políticas, con imparcialidad y objetividad, pero, al manejarnos en los tiempos de un “pasado no ausente” (Domanska 2005) no podemos hacerlo desde la neutralidad18: nuestra formación

Definitivamente no. Las más de 50.000 víctimas asesinadas en suelo andaluz lo son de la represión que siguió al golpe de estado perpetrado por militares en la tarde del 17 de 16 Según auto de fecha 16 de octubre de 2008 del Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional –el llamado “Auto Garzón”–, “De momento, y sin perjuicio de que, tras el análisis pormenorizado y evacuados los informes técnicos que procedan, por el grupo de expertos que se constituye en esta resolución, las cifras sean diferentes, el número global de víctimas desaparecidas en el período estudiado (17 de Julio de 1936 a Diciembre de 1951) es de 114.266 personas”. La revisión historiográfica llevada a cabo recientemente (Espinosa 2002a; Juliá 1999; 2006), ha estimado que el número de republicanos asesinados lejos de los campos de batalla durante la guerra y la posguerra en todo el país superó el número de 150.000 (Preston, 2011: 24), de los que algo más de un tercio corresponden a Andalucía.

Las exhumaciones de fosas han sido utilizadas en países como Bosnia o el Congo como pruebas de los delitos de lesa humanidad cometidos ante los tribunales de justicia para condenar a los culpables. En España todavía no. 18 Siguiendo las reflexiones de Walter Benjamin, como no puede ser de otra manera en un filósofo educado en Marx, “narramos acontecimientos sin distinguir entre los grandes y los pequeños, con lo cual damos cuenta de una verdad: que nada de lo que una vez haya acontecido ha de darse por perdido para la historia” (1994, 178). 17

156

La fosa de la Campana (Sevilla) como arqueólogos nos prepara para reconocer el efecto que causa un proyectil en un cráneo, como reconoceríamos las secuelas de una sica sobre el tórax de un gladiador caído en la harena de un anfiteatro; para argumentar, en base a una secuencia estratigráfica, el relato de unos hechos criminales, método científico que utilizamos también para ratificar el proceso de construcción de unas termas romanas; para validar, con rigor, los datos antropológicos que ayudan a identificar un cadáver independientemente si esa persona es una víctima de la represión franquista o cayó en la batalla entre César y los hijos de Pompeyo. Los materiales que encontramos asociados a estos episodios de violencia nos hablan de la materialidad de la muerte en un lenguaje sin palabras, de un pasado traumático pero también de aspectos cotidianos, de cómo viven y mueren las personas, de cuándo, cómo y con qué medios se asesina. Otros objetos nos hablan de la identidad de género: las horquillas y peinas halladas en la fosa de Cazalla de la Sierra, los fetos de la Puebla de Cazalla o La Campana o los zapatos de tacón encontrados en Guillena o Guadalcanal, pone ante nuestros ojos la represión sufrida por las mujeres, de su lucha cotidiana militando en partidos de izquierda o sindicatos y, en la mayoría de los casos, compañeras, madres o hijas de hombres buscados –y no encontrados– por las tropas golpistas. Como arqueólogos, nos movemos en el universo de una fosa, de los cuerpos y sus pertenencias. Como historiadores, abordamos cómo se refleja el miedo en una fosa, el complejo mundo de la violencia en la retaguardia. Ese es nuestro trabajo. Seguimos (Figura 3). Figura 3. Monumento “Passatges” a Walter Benjamin en Portbou, diseñado por el escultor Dani Karavan y financiado por el gobierno alemán. En una placa de cristal se puede leer una de sus célebres frases: “Es una tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. La construcción histórica se consagra a la memoria de los que no tienen nombre”.

11.2. Exhumaciones de fosas en Andalucía La política de exhumaciones de fosas en Andalucía comienza el 14 de junio de 2003 cuando, a petición de Agustín Góngora Montero, se procede a actuar en un paraje situado en las cercanías de la localidad de Lecrín (Granada) para buscar los restos de su hermano, Aniceto Góngora y los cuerpos de otros 24 represaliados. A pesar del trabajo llevado a cabo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y la Confederación Nacional del Trabajo de Andalucía (CGT–A), los resultados no fueron positivos. En días posteriores y, tras recibir información del Ministerio de Fomento19, se confirmó que la fosa estaba situada bajo la autovía Motril–Granada.

han llevado a cabo 75 exhumaciones, en las que se han recuperado los cuerpos de 3753 víctimas21. La mayor parte de las exhumaciones llevadas a cabo en Andalucía ha sido promovida por Asociaciones memorialistas, contando en casos puntuales (El Bosque en Cádiz, San Rafael en Málaga, Guillena en Sevilla o la fosa de los maquis de Sierro en Almería), con la colaboración de la Junta de Andalucía (Fernández y Giráldez 2014: 252 y ss.). Y no será hasta 2014 cuando, en aplicación de una Ley de Memoria Histórica andaluza aun en fase de redacción, se lleven a cabo exhumaciones de oficio por parte de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía (Tabla 1 y Figura 4).

Desde ese verano de 2003 y hasta el 15 de marzo de 2017, cuando se aprueba la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía en el Parlamento andaluz20, se Según información facilitada por Cecilio Gordillo, Coordinador del grupo de trabajo de CGT–A Recuperando la Memoria Histórica y Social de Andalucía (RMHSA) a quien agradecemos su disponibilidad, la dirección de obras informó al Ayuntamiento de Lecrín la aparición de los restos humanos, aunque decidieron seguir adelante tras colocar sobre la fosa piedras a modo de ¿protección? 20 La nueva Ley de Memoria andaluza incorpora importantes novedades y, en cuanto a las exhumaciones de fosas, establece la obligatoriedad de la Junta de Andalucía de personarse en los procedimientos exhumatorios –que ya era una práctica común al menos desde 2014, cuando la Ley estaba en fase de redacción– y faculta a la administración autonómica para denunciar crímenes en los juzgados, invocando la justicia universal. Ley 2/2017, de 28 de marzo, de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, publicada en BOJA nº 63 de 3 de abril de 2017. 19

El cuadro que se adjunta ha sido elaborado a partir de la información proporcionada por Gassiot 2008; Echevarría 2012; Fernández y Giráldez 2014 y Baquero 2016, además de la página web todoslosnombres.org y las memorias de las intervenciones llevadas a cabo de oficio por la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, publicadas en la página web de la Consejería de Cultura.

21

157

Moraleda de Zafayona (2)

158

Chiclana de la Frontera (0)

Marrufo (Jerez de la Frontera) (28)

2011

2012

Castro del Río (65)

2010 Aguilar de la Frontera (65)

Belmez (3)

2009

Órgiva (1?)

Pinos del Valle (12)

Gualchos (11)

Santa Cruz del Comercio (1)

Alfacar (0)

Melegís (18)

Diezma (3)

Encinasola (1)

Calañas (11)

Grazalema (16)

2008

Pedroche (3)

Valverde del Camino (1)

Huelva

Zalamea la Real (2)

Cádiz (1)

2006

Santaella (6)

Órgiva (0)

Lecrín (0)

Granada

2007

El Bosque (8)

Sierro (2)

Córdoba

El Bosque (13) La Guijarrosa (17)

Cádiz

2005

2004

2003

Almería

Tabla 1. Intervenciones en fosas llevadas a cabo en Andalucía desde 2003 hasta 2016.

Sorihuela de Guadalimar (1)

Arjona (7)

Jaén

Alanís (0)

La Puebla de Cazalla (18)

La Puebla de Cazalla (3?) (*****)

El Ronquillo (0)

Palomares del Río (0)

Sevilla

Gerena (17) Cazalla de la Sierra (62)

Istán (4)

El Álamo (2)

Cazalla de la Sierra (47)

Teba (151)

Almachar (1)

La Puebla de los Infantes (0) (*)

Cementerio San La Puebla de Rafael (2840) Cazalla (26)

Villanueva del Rosario (11)

Málaga

9

2

5

9

5

2

3

4

3

3

287

2

180

2892

47

13

7

9

36

7

Número de Número de exhumaciones víctimas

Inmaculada Carrasco

159

2

Número de víctimas

161

9 51

16

Alfácar (0)

Alhama de Granada (0)

Alfácar (1)

Cúllar Vega (0)

Barranco de Víznar (0)

Íllora (2)

Marmolejo (5)

28

8 13

3

5 3007

El Madroño (35)

Puebla de Guzmán (3)

311

23

Guadalcanal (6)

Camas (9)

Villaverde del Río (4)

Guillena (0)

La Algaba (1)

El Castillo de las Guardas (1)

Arahal (1) (***)

Camas (9)

La Campana (36)

La Puebla de Cazalla (33)

Zalamea la Real (2)

La Puebla de Guzmán (3)

Encinasola (5)

Coria del Río (1) (**)

75

2

6

12

4

6

3753

6

18

204

41

4

(*) Según información facilitada por J.L. Castro, Director de la Intervención, en 2009 se reexcava un área donde fueron exhumadas varias víctimas y se encuentran restos asociados a aquel proceso de exhumación. No se contabilizan. (**) Según información facilitada por J.L. Castro, Director, la Intervención obtuvo resultados negativos. Con posterioridad, en 2013, se interpretan de nuevo las evidencias, encontrándose huellas de muerte violenta en el cuerpo exhumado. (***) Se localiza una posible víctima aunque se desconoce si fue exhumada. (Información facilitada por J.L. Castro, Director de la Intervención). (****) A pesar que en Baquero (2016: 68 y ss.) se identifican 3 víctimas, en la Memoria de la Intervención, firmada por los excavadores, se concluye que los resultados han sido negativos. Por tanto, no se contabilizan. (*****) La parquedad en los argumentos sobre adscripción cronológica y huellas de violencia en la lectura de los depósitos osteológicos de los tres cuerpos hallados en la Fosa I (Castro y Barragán, 2007) ya fue puesta de manifiesto en ARQ’uatro, 2009. En la Memoria Final de las intervenciones llevadas a cabo, se entra en contradicción al afirmar que “la excavación efectuada revela una total coincidencia con los datos proporcionados por la empresa Arqueoactiva SC” (Vera y Guijo, 2015, 426) y, sin embargo, no contabiliza los cuerpos de la Campaña de 2006 a pesar de representarlos gráficamente (Vera y Guijo, 2015, 432–433). La toma de muestras llevada a cabo en 2013 de los tres cuerpos referenciados para analíticas de ADN, nos obliga a contabilizar los individuos hallados en esta fase de la exhumación.

180

9

2

Número de exhumaciones

Obejo (2)

Puerto Real (104)

Lucena (0)

Adamuz (0)3? (****)

Paterna de Rivera (10)

Medina Sidonia (0)

Almería (0)

2017

2016

2015

2014

2013

La fosa de la Campana (Sevilla)

Inmaculada Carrasco 11.3. La fosa de represaliados de la Campana (Sevilla)

un gran número de restos óseos sin conexión anatómica, que formaban parte de un primer nivel de deposiciones correspondientes a cuerpos cremados, mutilados y removidos hasta su completa desarticulación.Junto con los restos de represaliados, se exhumaron también diversos enterramientos canónicos en ataúdes (EC–1, 2, 3, 4 y 5) así como osarios correspondientes a los trabajos normalizados en la vida cotidiana de un cementerio y que, por cuestiones metodológicas, tuvimos que recuperar para la correcta consecución de los objetivos perseguidos.

A iniciativa del Ayuntamiento de La Campana y recogiendo la petición del colectivo de familiares de represaliados de dicha localidad, se solicita, en el verano de 2014, la intervención de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía para la localización y exhumación de la fosa común donde fueron arrojados los cuerpos de las personas asesinadas en la localidad durante la represión que siguió al golpe de estado, a partir de la toma de La Campana por parte de las tropas sublevadas, el 2 de agosto de 1936. Es esta Dirección General quien encarga y financia el desarrollo de dichos trabajos, fase que da comienzo a finales de septiembre de 2014 y finaliza a mediados de julio de 201522.

Los apartados que siguen son por tanto una exposición de objetivos, metodología y datos que sustentan la identificación histórica de la fosa de represaliados tras el golpe militar de 1936 en el municipio de La Campana (Sevilla) (Figura 5). 11.3.1. Material y métodos

Gracias a las diferentes intervenciones llevadas a cabo en el antiguo Cementerio Municipal de La Campana, recinto localizado al norte de la población, al pie de la carretera comarcal A-456, hoy en desuso y convertido en una parcela del Polígono Industrial “Los Emprendedores”, pudimos constatar la existencia de una fosa común con los restos de 35 cuerpos individualizados, que incluye un feto a término, todos ellos con evidentes signos de violencia, 19 conjuntos articulados (restos óseos articulados entre sí pero que no componen un individuo completo) de los cuales solo uno (CA-8) presenta características que no son compatibles con el resto de los individuos exhumados (sumando así un total de 36 cuerpos recuperados), así como

Para la ejecución de este tipo de intervención se puso en práctica la metodología especializada procedente de la arqueología23 y antropología forense. Los trabajos de excavación llevados a cabo tuvieron como objeto la exhumación de los cuerpos arrojados a una fosa común correspondientes a las personas asesinadas el día 2 de agosto de 1936 en la plaza de La Campana y jornadas posteriores, durante la represión que siguió al golpe de estado del 17 de julio del 36 por militares sublevados contra el gobierno de la II República. Se pretenden con ello localizar, identificar y exhumar los restos que habían

Figura 5. Localización de la fosa de represaliados de La Campana. 22 Sobre los procedimientos, diligencias y fases de la intervención arqueológica llevada a cabo, consúltese López Flores, I., Romero Paredes, C. y Carrasco Gómez, I. (2015): Memoria. Fosa de Represaliados. Antiguo Cementerio de La Campana (Sevilla), en http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Memoria_La_ Campana_reducido.pdf (Consultado 12/12/2016)

El proceso de excavación e interpretación de la secuencia estratigráfica se realizó siguiendo los principios sobre estratigrafía arqueológica enunciados por Harris (1991).

23

160

La fosa de la Campana (Sevilla)

Figura 6. Restitución de la secuencia estratigráfica documentada en la fosa de represaliados.

sido enterrados en la fosa para dignificarlos, recuperar su memoria y darles un entierro digno. Los objetivos fueron:

depósito osteológico, constituyen un depósito múltiple al que denominamos DM–5. El depósito múltiple 5 está compuesto por los Individuos (cuerpos completos e individualizados) I–19, I–20, I–23, I–24, I–25, I–26, I–27, I–28, I–29, I–30, I–31, I–32, I–33, I–34 e I–35 así como por los conjuntos articulados (partes de cuerpos conectadas anatómicamente) CA–1, CA–2, CA–3, CA– 4, CA–5, CA–6, CA–7, CA–8, CA–9, CA–10, CA–11, CA–12, CA–13, CA–14, CA–15, CA–16, CA–17, CA– 18 y CA–19. Pertenece también al mismo depósito la unidad de estatificación UE–51, estrato donde se constata la existencia de restos humanos quemados sin conexión anatómica, restos de objetos personales que sobrevivieron al proceso de cremación (mecheros de yesca, monedas, boquillas de cigarrillos de baquelita) y cenizas24 (Figura 7).

– Excavación e identificación individualizada de los cuerpos y sus pertenencias (objetos personales, proyectiles, vestimenta y calzado, etc.). – Documentación y análisis de campo de cada individuo identificado. – Exhumación y extracción individual de cada sujeto identificado como represaliado y sus objetos asociados. – Registro de las huellas de violencia detectadas en cada uno de los represaliados identificados. – Análisis individualizado en laboratorio para obtener datos primarios no observados en campo. – Relacionar los datos aportados por las fuentes bibliográficas y documentales y los testimonios orales con los datos obtenidos durante el proceso de excavación. – Adoptar las medidas de conservación y protección necesarias, en la preservación de los restos óseos para, en su caso, proceder a analíticas de ADN.

La principal característica que presenta el DM–5 es el tratamiento postmortem infringido a los restos humanos. Los cuerpos arrojados a la fosa en la tarde–noche del 2 de agosto fueron sometidos al fuego para lo cual utilizaron dos carros de paja25. El fuego afectó a los restos de manera

11.3.2. La secuencia de los hechos criminales

José María García Márquez (2012) identifica un total de 158 víctimas, de las cuales 131 fueron ejecutadas por aplicación de bando de guerra la misma tarde del 2 de agosto en la plaza de la localidad, 16 de ellas mujeres, al instalar una ametralladora en dicho espacio y utilizar la fachada de la iglesia parroquial de Santa María la Blanca como paredón. En días sucesivos, se suman a la lista 7 víctimas más, a la que habría que añadir el fallecimiento en el Hospital Central de Sevilla, el día 4 de agosto, de Dolores Ravanal Santos, de 15 años, como consecuencia de las heridas sufridas por arma de fuego en la tarde del 2 de agosto. Es posible por tanto que el depósito múltiple 5 (DM5) corresponda a los asesinados en estos primeros momentos de la represión, cuando se contabilizan 138 víctimas en la localidad en aplicación de bando de guerra, aunque únicamente ha sido posible individualizar 16 individuos (entre ellos un feto de 9 meses intrauterino). 25 La microscopia electrónica y la espectroscopía de energía dispersiva de rayos X, EDS, llevadas a cabo por el investigador José María Martín, del Departamento de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la Facultad de Experimentales de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, sobre las muestras recogidas del contexto de la UE51, secundan las manifestaciones de algunos vecinos campaneros que vieron llegar, a las puertas del cementerio, carros tirados por bestias llenos de paja. La utilización de la paja como combustible queda por tanto atestiguada mediante microscopia electrónica, pero la utilización de algún acelerante de la combustión, como por ejemplo la gasolina, no ha podido ser contrastada, aunque la presencia de plomo en esos mismos contextos así parece evidenciarlo. 24

Los trabajos arqueológicos desarrollados nos permitieron detectar cuatro momentos deposicionales de los cuerpos, atendiendo a los diferentes estratos que los cubren y sobre los que se depositan. La secuencia documentada nos indica un proceso cronológico que abarca desde la tarde del día 2 de agosto de 1936, cuando las tropas sublevadas procedentes de localidades vecinas toman La Campana y comienzan con la represión y los asesinatos en la misma, hasta finales de octubre del mismo año, cuando la fosa queda colmatada por los últimos cuerpos de personas represaliadas (Figura 6). El primer momento o FASE I de la secuencia deposicional corresponde a los cuerpos de personas fusiladas y arrojadas a la fosa el día 2 de agosto de 1936 y jornadas posteriores, con el asesinato de 138 campaneros. Todos los restos humanos, atendiendo a la simultaneidad y sincronía del 161

Inmaculada Carrasco

Figura 7. Secuencia deposicional. Fase I (DM–5). A partir del 2 de agosto de 1936 y jornadas posteriores.

heterogénea ya que alcanzó temperaturas diferentes según los sectores, lo que provocó que la conservación de los cuerpos que componen este depósito sea también dispar, encontrando restos óseos totalmente cremados a restos carbonizados y otros alterados solo en algunas partes del cuerpo (Figura 8).

evidentes signos de violencia, que fueron arrojados directamente sobre las cremaciones una vez que el fuego se encontraba totalmente apagado, asesinatos acaecidos a lo largo de la segunda quincena de septiembre. Estos cuerpos se cubren con una capa de tierra arcillosa de color amarillento y con mucha plasticidad, presentando abundante grava y con una consistencia muy alta. Esta fase la componen los Individuos I–13, I–14 e I–18 así como el Depósito múltiple DM–4, compuesto por los Individuos I–21 y I–22 (Figura 9).

Estos restos fueron depositados directamente sobre la superficie de la fosa –tal y como se desprende de la disposición de los cuerpos, sometidos a tracciones y sujeciones–, cuando no directamente arrojados, superficie donde previamente se había colocado un lecho de paja. Una vez depositados los cuerpos se prendió fuego a la paja, hoguera que fue avivada con la incorporación de un nuevo carro con el mismo combustible, provocando que un gran número de cuerpos hayan llegado hasta nosotros totalmente cremados. Para avivar el fuego los cuerpos fueron removidos, probablemente con bieldos, de ahí que todos ellos hayan perdido sus conexiones anatómicas. Este depósito osteológico se encuentra por tanto inserto en la capa de cenizas consecuencia de la cremación de los cuerpos (UE51), habiendo documentado dos momentos en la formación de esta unidad de estratificación: un primer momento en el que el depósito osteológico queda completamente calcinado por la acción del fuego y un segundo momento, en el que los cuerpos se disponen sobre la fosa con las llamas aún vivas, quedando afectados por el fuego de manera heterogénea.

Simultáneamente a la utilización de la fosa para depósito de los restos de las personas represaliadas en esta fase, el lugar es utilizado también para enterramientos normalizados de beneficencia, documentándose 4 sepulturas en ataúdes de madera, las consignadas como EC–2, EC–3, EC–4 y EC–5. De ellas, una correspondía a un bebé menor a un año, otra a una mujer joven y dos, a hombres adultos. Ante estas evidencias, comprobamos el Libro de Registro de defunciones del año 1936 conservado en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de La Campana, pudiendo corroborar que desde mediados de septiembre de 1936 y hasta el día 28 del mismo mes, se registran las defunciones de cuatro personas que responden a estas características de sexo y edad, lo cual nos aporta un dato cronológico fiable para la datación de esta fase (Figura 10). El tercer momento deposicional o Fase III viene definido por los restos de 8 cuerpos que componen dos depósitos múltiples, aunque la ausencia de relaciones estratigráficas entre ambos nos impide establecer relaciones de

El segundo momento deposicional o Fase II viene determinado por una serie de cuerpos, también con 162

La fosa de la Campana (Sevilla)

Figura 8. Imagen del depósito DM–5. Fase I.

Figura 9. Secuencia deposicional. Fase II.

anterioridad o posterioridad entre esos depósitos. En el Depósito Múltiple DM2 se integran los individuos I–10, I–11, I–12, y I–15, mientras que el Depósito Múltiple DM3 lo componen los individuos I–3, I–16 y I–17 (Figura 11).

Los restos correspondientes a esta fase están depositados sobre la superficie del estrato de tierra arcillosa amarillenta que cubre la fase anterior (UE35) y en parte también sobre la superficie quemada de la fosa, y a su vez están 163

Inmaculada Carrasco

Figura 10. Imagen del depósito DM–4. Fase II.

Figura 11. Secuencia deposicional. Fase III.

164

La fosa de la Campana (Sevilla) cubiertos por un estrato (UE15) compuesto por una capa de tierra gris oscura muy arenosa. La datación de esta fase la establecemos a partir de los datos proporcionados por la secuencia estratigráfica, secuencia que nos aporta una cronología que no debe ir más allá de la primera quincena del mes de octubre (Figura 12).

grupos que corresponden a los tres momentos premortem, perimortem y postmortem. Todos y cada uno de ellos niegan la afirmación del exgeneral Queipo de Llano contenida en la cita que inicia este trabajo (Tabla 3).

Por último, el cuarto momento o Fase IV, se corresponde con los restos de un total de 8 cuerpos, identificados como Individuos I–1, I–2, I–4, I–5, I–7 e I–8, y los Individuos I–6 e I–9 que conforman el Depósito Múltiple DM1. Estos restos son los que colmatan el lugar, hasta el punto que tres de ellos fueron depositados en el perímetro quedando las extremidades inferiores fuera de la fosa. Estos cuerpos son depositados sobre la superficie de la capa de cubrición de la fase anterior (UE36), estando cubiertos a su vez por un estrato de tierra arenosa de color gris (UE15). Al igual que en la fase precedente, la datación la establecemos a partir de los datos proporcionados por la secuencia estratigráfica, secuencia que nos aporta una cronología en torno a mediados o finales del mes de octubre de 1936 (Figuras 13, 14 y Tabla 2).

Existencia de ataduras. Se han identificado ataduras en dos individuos masculinos. El sujeto I–4, con las muñecas atadas, intentó protegerse la cara en el momento del impacto y recibió al menos tres disparos que le alcanzaron en el codo derecho y el hombro izquierdo, conservando un fragmento de proyectil en la mitad izquierda del tórax. El individuo I–13, también con las muñecas atadas, un sujeto masculino adulto joven, presenta lesiones articulares degenerativas en extremidades inferiores, posiblemente como compensación a la solución de una fractura antigua de fémur izquierdo que presenta el callo de recuperación del hueso, lesión que se reflejaría en la marcha habitual del individuo. Se documentan fracturas y lesiones perimortem en coxal izquierdo y cráneo (Figura 15).

Episodios premortem

Existencia de objetos personales. La presencia de pertenencias asociadas a los diferentes individuos, llaves, monedas, mecheros o gafas, zurrones con herramientas, juguetes o una alianza de bronce asociada a un cuerpo femenino y unos pendientes de oro asociado a una mujer

11.3.3. Los episodios de violencia Los argumentos que avalan los episodios de violencia detectados en la fosa se pueden dividir en tres grandes

Figura 12. Imagen del depósito DM–2. Fase III.

165

Inmaculada Carrasco

Figura 13. Secuencia deposicional. Fase IV.

Tabla 2. Características generales de los individuos hallados en la fosa. Ind

Sexo

1



Edad 20–25

Altura

Posición Del Cuerpo

1,57–1,58 m Decúbito prono ±6,96 cm



35–40

1,64 m

Decúbito prono

±6,96 cm

3



45–50

1,58 m

Musculatura marcada en extremidades superiores. Marcadores de deficiencia nutricional, sarro y pérdida del primer molar inferior derecho en vida.

± 6,96 cm. 2

Datos Antropológicos Relevantes

Marcada musculatura en brazos y piernas evidenciada en signos degenerativos en las articulaciones. Perdió en vida algunas piezas dentales y presenta al menos una caries en un molar superior.

Decúbito prono

±6,96 cm

Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar y pies. Fractura consolidada de fémur izquierdo. Pérdida dental en vida de tres piezas.

4



+ 46

1,59 m

Decúbito supino

±6,96 cm

5



50–60

1,61 m

Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar, hombro y codo. Signos de deficiencia nutricional y pérdida de varias piezas dentales en vida.

Decúbito prono

±5,96 cm

Lesiones articulares degenerativas generalizadas en todo el cuerpo. Pérdidas dentales abundantes en mandíbula, y caries. Marcado desarrollo muscular principalmente en extremidades superiores. Signos posturales de acuclillamiento. Muesca dental producida por fricción continuada con algún elemento u objeto.

166

La fosa de la Campana (Sevilla) Ind

Sexo

6



Edad 36–40

Altura 1,61 m

Posición Del Cuerpo Decúbito supino

±8,44 cm

Datos Antropológicos Relevantes Lesiones articulares degenerativas en columna cervical, codo y muñeca. Signos de deficiencia nutricional. Huellas esqueléticas del hábito postural de acuclillamiento.

7



30–35

1,54 m

Decúbito prono

Posibles huellas de parto.

±5,96 cm 8 9

Indeterminado Adulto ♀

35–40

Indeterminada Decúbito prono 1,56 m ±7,70 cm

Decúbito lateral izquierdo

Leves signos degenerativos en tobillos. Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar y hombro relacionadas con pequeños microtraumatismos y hernias. Signos de deficiencia nutricional. Abundantes caries en dientes posteriores y pérdida dental en vida de los primeros molares inferiores.

10



30–35

1,50 m

Decúbito supino

Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar, muñeca y codo. Abundante patología dental: caries, abscesos y pérdidas dentales en vida.

Decúbito supino

Lesiones articulares degenerativas en columna cervical, dorsal y hombros.

±5,96 cm 11



35–40

1,63 m ±6,96 cm

Signos de deficiencia nutricional. Abundante patología dental, principalmente pérdidas dentales en vida, caries y sarro.

12



43–53

1,56 m

Decúbito prono

±6,96 cm 13



Adulto joven

1,63 m

Lesiones articulares degenerativas en cervical, dorsal y primer dedo del pie. Pérdidas dentales en vida, caries y sarro. Inserciones musculares marcadas en brazos y piernas.

Decúbito supino

±6,96 cm.

Lesiones articulares degenerativas en extremidades inferiores, compensatorias posiblemente a una fractura antigua de fémur izquierdo, lo que le provocaría una alteración de la marcha. Pérdidas dentales en vida, sarro y caries. Alteraciones en la dentición que pueden estar relacionadas con la costumbre de fumar con boquilla o pipa. Huellas de acuclillamiento.

14



Adulto joven

1,59 m

Decúbito supino

±6,96 cm

Marcado desarrollo muscular en extremidades superiores e inferiores. Lesiones articulares degenerativas en codo y columna dorsal y lumbar, así como impresiones de hernias discales. Patología dental, sarro, caries y pérdidas en vida.

15



35–40

1,67 m

16



36–40

1,60–61 m

±6,96 cm

Decúbito lateral derecho

Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar.

Decúbito supino

Posibles huellas de parto y alteraciones morfológicas en extremidades inferiores relacionadas con la ejercitación de las mismas.

Decúbito prono

Lesiones articulares degenerativas en columna lumbar y cadera.

±5,96 cm. 17



Adulto

1,53–54 m ±5,96 cm

18



40–45

1,62 m

Artritis en pies y abundante patología dental, principalmente caries, pérdidas dentales en vida y sarro. Decúbito supino

±6’96 cm

Lesiones articulares degenerativas en muñeca, hombros y pies. Caries y sarro. Facetas asociadas a la postura de acuclillamiento.

19

Indeterminado 24–28

Indeterminada Decúbito supino

167

Leves lesiones articulares en huesos del pie.

Inmaculada Carrasco Ind

Sexo

Edad

20



36–40

21



36–40

Altura

Posición Del Cuerpo

1,57–1,58 m Decúbito supino ±6,96 cm 1,64 m

Decúbito prono

±6’96 cm

Datos Antropológicos Relevantes Hernia en columna dorsal y caries. Leves lesiones articulares degenerativas en hombros, codos, muñecas, cadera y pies. Patología dental moderada (sarro, caries y pérdidas dentales en vida). Muesca dental por fractura en incisivo.

22



36–40

1,61 m

Decúbito supino

±6’96 cm 23



40–45

– 1,50 m.

Hernias en columna dorsal y antiguo traumatismo en fémur izquierdo Sarro y caries.

Decúbito supino

Signos artrósicos en codos, cadera y en zona lumbar. Faceta relacionada con la postura de acuclillamiento.

24



35–40

1,61–1,62 m Decúbito supino ±6,96 cm

Inserciones musculares destacadas en hombros. Artrosis en cadera y hernia lumbar. Sarro dental.

25



35–40

1,60–1,61 m Decúbito supino

Artrosis lumbar y varias hernias intracorporales.

±8,44 cm 26



20–25

1,57 m

Decúbito prono

±6,96 cm 27



30–35

1,57 m

Abundantes caries en dentición de la arcada superior y sarro. Decúbito supino

±6,96 cm 28 29

♂ ♂

Adulto joven 40–45

1,64 m



28–32

Hernias en columna dorsal. Signos esqueléticos de acuclillamiento.

Decúbito supino

Hernias en zona dorsal.

±8,44 cm 1,58–1,59 m Decúbito prono ±6,96 cm

30

Inserciones musculares destacadas en extremidades superiores.

1,68 m

Leves signos artrósicos en hombros, caderas y columna vertebral, hernias en dorsal. Sarro.

Decúbito prono

±6,96 cm

Inserciones musculares destacadas en extremidades inferiores. Hernias en columna vertebral. Presencia de sarro y caries. Signos de acuclillamiento.

31 32

♂ ♀

Menor de 25 47–58

1,64 m

Decúbito prono

±6,96 cm 1,57–1,58 m Decúbito supino ±6,96 cm

33 34

♂ ♂

20–25 + 50

Patología dental: sarro y caries.

1,57–1,58 m Decúbito lateral izquierdo ±6,96 cm 1,63 m

Decúbito supino

±5,96 cm

Alteraciones degenerativas articulares en columna vertebral y codo izquierdo. Sarro. Dentición pigmentada por tabaco. Inserciones musculares destacadas en extremidades inferiores. Lesiones articulares degenerativas en codos, muñecas, columna vertebral y rodilla; hernias en columna vertebral. Trauma en tibia y peroné derechos que desencadena en infección.

35 36 CA8

Intederminado Feto a término ♂

Adulto joven

Indeterminada Decúbito lateral izquierdo 1,57–1,58 m Decúbito lateral izquierdo ±6,96 cm

168

Patología dental: sarro y caries.

La fosa de la Campana (Sevilla) Tabla 3. Cuadro general con los episodios de violencia detectados. XX – Cremación. Individuo

Argumentos

Disposición De Los Cuerpos

Daños Infringidos A Los Cuerpos

Evidencias Postmortem Tipo De Enterramiento

X

Otras Huellas De Violencia

X

Presencia De Proyectil

Impacto De Proyectil

1

Evidencias Perimortem

Objetos Asociados

Existencia Ligaduras

Huellas De Violencia

Evidencias Premortem

X

X

X

2

X

X

X

X

X

X

3

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

4

X

5

X

6

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7

X

X

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8

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X

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9

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X

X

X

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10

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11

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12

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X

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14

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X

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15

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16

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17

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X

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18

X

X

X

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20

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X

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21

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X

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13

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X

X

22

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X

23

X

X

X

X

X

XX

24

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X

X

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25

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X

X

XX

26

X

X

X

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27

X

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X

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28

X

X

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XX

29

X

X

X

XX

30

X

X

X

XX

31

X

X

X

X

XX

X

32

X

33

X

34

X

X

X

X

X

35 36 (CA–8)

X

169

X

X

XX

X

X

XX

X

X

XX

X

X

XX

X

X

XX

Inmaculada Carrasco I–3, I–4, I–12, I–13, I–15, I–17, I–21, I–22, I–23, I–28, I–31 e I–34, unos alojados en el cráneo y en su mayoría impactados en la caja torácica o extremidades superiores, a excepción del fragmento de proyectil documentado en el tobillo izquierdo del individuo I–3 (Figura 17). Episodios postmortem Tipo de enterramiento. Desde la antigüedad, la existencia de fosas colectivas se ha vinculado a mortandades por carestías alimentarias, epidemias, circunstancias bélicas y/o por hechos ligados al genocidio o simplemente por unas costumbres funerarias diferentes26 a las nuestras. La cronología relativa que nos aporta la fosa, que tanto por la posición estratigráfica de los cuerpos como por los materiales asociados situamos en torno a 1936, no indica coincidencia alguna ni con hambrunas ni con epidemias. Solo los episodios represivos desencadenados con posterioridad al golpe de estado del 36 podrían explicar su existencia. El carácter colectivo de este procedimiento de enterramiento supone la falta total de consideración a la individualidad de cada sujeto, disuelta en un enterramiento en masa, que no es tolerable hoy en día como no lo era en los años 30 del siglo pasado. Se trata, por tanto, de una ruptura de la morfología usual de un enterramiento, prescindiendo de las tradiciones habituales de sepelio y duelo en relación al grupo de población que nos ocupa (Figura 18).

Figura 14. Imagen del individuo I–5. Fase IV.

Forma de deposición de los cuerpos en el interior de la fosa. En los enterramientos canónicos lo usual es recurrir a una disposición normalizada, colocando el cadáver en posición de decúbito supino, con las extremidades inferiores extendidas y las superiores con los brazos flexionados sobre el tórax, abdomen o cintura pélvica, o sea, con los miembros fijados al cuerpo, bien porque los cuerpos son amortajados, bien porque se utiliza un contenedor, un ataúd. En el caso que nos ocupa, no existe la más mínima intención de seguir procedimientos normalizados de inhumación. Se observa un total desentendimiento de la forma en que se colocan los cuerpos y de la posición final que adoptan, salvo la necesidad de adaptarlos a un espacio limitado tanto en superficie como en profundidad. En este caso nos encontramos con que 14 individuos se encuentran en decúbito prono y otros tantos en diferente grado de lateralización. Por otra parte, todos los sujetos se encuentran dispuestos de tal manera que se van adecuando al espacio preexistente: los cuerpos de I–1 e I–6 se localizan en el borde superficial de la fosa, faltándole al individuo I–1 parte de las extremidades inferiores porque no cabían en el espacio disponible. Las posiciones de los miembros reflejan que los cuerpos han sido arrastrados o sometidos a tracciones para asirlo y transportarlo, y la colocación de algunos de los individuos indican la adaptación a un espacio determinado y reducido, como puede apreciarse en la postura final que adoptó el cuerpo del sujeto I–13 (véase Lámina 15). (Lámina 19)

Figura 15. A la izquierda, sujeto I–4 con las manos atadas a la altura de las muñecas. A la derecha, sujeto I–13, inhumado en postura anómala que se adapta a un espacio determinado y reducido, con las manos también atadas.

adulta, permiten inferir también que se trata, si no de un episodio violento, al menos de un acontecimiento que pone de manifiesto la rapidez y urgencia con la que actuaron los represores, en su intento por ocultar los cuerpos, sin detenerse siquiera para eliminar aquellos objetos que pudiesen identificarlos (Figura 16). Episodios perimortem Lesiones óseas provocadas por episodios de violencia. Se trata de fracturas perimortem e impactos de proyectiles reflejados en algunas áreas de los cuerpos. Detectamos lesiones en los individuos I–1, I–2, I–4, I–6, I–9, I–13, I–14, I–15, I–18, I–22, I–23, I–24 e I–34, presentando todos ellos impactos en el cráneo mientras que los cuerpos pertenecientes a los sujetos I–4, I–9, I–14, I–16, I–17, I–23, I–26, I–28 e I–31 presentan impactos en caja torácica; se constata también la presencia de marcas de proyectiles en extremidades superiores, quizá como un acto reflejo de defensa ante los disparos; este es el caso de los individuos I–3, I–4, I–9, I–10, I–11, I–18, I–21, I–22, I–28, e I–34. Únicamente dos individuos, I–3 e I–12 presentan fracturas conminutas en extremidades inferiores.

Sobre la utilización del término “genocidio” en contextos bélicos como en que nos ocupa véase Anstett, Dreyfus y Garibian, 2013 y específicamente Rodrigo Sánchez, 2011.

26

Presencia de proyectiles. Se han identificado proyectiles o fragmentos de ellos asociados a los individuos I–2, 170

La fosa de la Campana (Sevilla)

Figura 16. 1. Boquilla de baquelita guardada en el bolsillo del pantalón (individuo I–2); 2. Gafas graduadas guardadas en el bolsillo de la camisa (individuo I–4); 3. Medalla de San Francisco de Asis y crucifijo en un imperdible situado en el lado derecho del pecho (individuo I–5); 4. Anillo de bronce asociado al individuo femenino I–7; 5. Rueda de plomo de juguete guardada en el bolsillo del pantalón (individuo I–11); 6. Restos de una peina de nácar y fragmentos de horquilla metálica de moño asociados a un individuo de sexo femenino (I–16); 7. Fragmento de mina de lápiz localizado en el bolsillo de la camisa que se asocia además a restos de tejido del individuo I–20; 8. Mechero de yesca hallado en el bolsillo de pantalón del individuo I–19; 9. Pendientes de oro asociados al individuo femenino I–17; 10. Monedero de cuero que contenía 8 pesetas y media, guardado en el bolsillo del pantalón (individuo I–34); 11. Dos cucharas metálicas envueltas en un zurrón, asociadas al individuo I–28; 12. Fragmento de mina de lápiz en soporte metálico hallado en el bolsillo de la camisa del individuo I–26.

171

Inmaculada Carrasco

Figura 17. Cuadro resumen con los individuos que presentan impactos de bala y/o presencia de proyectiles.

Daños infringidos a los cuerpos. Se han documentado daños infringidos a los restos humanos en tres momentos diferentes. El primero es inmediato a la deposición de los cuerpos de los fusilados en la misma tarde del 2 de agosto (131 personas si atendemos a la información proporcionada por los estudios llevados a cabo por José Mª García Márquez a los que habría que sumar 7 personas más, ejecutadas en los días posteriores), cuando se prende fuego a la fosa, por lo que la mayor parte de los restos fueron convertidos en cenizas27. El fuego alcanzó en

algunos sectores una temperatura tal que consiguió la total cremación de los restos, en un intento no solo de ocultar la masacre sino también de reducir el volumen ocupado por los cuerpos en un espacio limitado en superficie y profundidad. Y tan limitado es ese espacio que, cuando se disponen los últimos represaliados en la fosa, ya a finales del mes de octubre, algunos cuerpos quedan parcialmente semienterrados (caso de los individuos I–1, I–6, I–7, I–8 e I–9) a expensas de las alimañas y de las inclemencias del tiempo.

27 El mismo procedimiento de ocultación del delito fue llevado a cabo días después por Yagüe en Badajoz (Preston 2011, 435). La quema de cadáveres cumple en ambos casos dos objetivos: eliminar las pruebas y deshacerse de una gran cantidad de cuerpos que deben ser ocultados en una fosa, un espacio limitado tanto en superficie como en profundidad. La misma intención se persigue cuando los cadáveres son arrojados al mar –aunque en algunos casos las mareas devolvían los cuerpos a las playas–, o a pozos, simas o bocas de minas. Así no solo se evita el rastro inculpatorio, se prolonga además el castigo a las víctimas al eliminar los cuerpos y por tanto la memoria de los asesinados.

Pero las mayores afecciones tuvieron lugar durante los años 50, cuando las actividades normalizadas del cementerio destruyeron parcialmente la fosa con la construcción de panteones que se dispusieron en los extremos oriental y occidental de la misma y a finales de los años 60 y principios de los 70 del pasado siglo, cuando el cementerio es trasladado a su ubicación actual y se procede al derribo 172

La fosa de la Campana (Sevilla)

Figura 18. Planta general de la fosa.

de las construcciones conservadas (los nichos de pared y las tumbas de suelo). Para ello, se realizó una gran zanja en el sector sur de la fosa, que destruyó, según la restitución propuesta, más del 25% de la misma, espacio que fue utilizado como vertedero de los escombros generados por las obras y restos óseos procedentes del desmonte de las tumbas. (Lámina 20)

este sector del cementerio con la finalidad de construir un pozo que abasteciera de agua a este espacio cementerial. Los resultados fueron infructuosos, hecho perfectamente comprensible si atendemos a las características geológicas del sustrato, margas arcillosas totalmente impermeables y de una gran consistencia. Esta composición del terreno fue determinante a la hora de ejecutar la excavación para la construcción del pozo ya que no presenta, ni en planta ni en sección, la forma habitual de un pozo de agua – normalmente de planta circular y sección cilíndrica, con un diámetro variable en función de las necesidades–, sino que se trata de una excavación de grandes dimensiones de planta con forma oval y sección escalonada, a la manera de un frente de cantera, entendiendo que ésta sería la forma más fácil de ejecutar la excavación de forma manual atendiendo a la consistencia del terreno. La superficie resultante de lo que posteriormente funcionó como fosa para el enterramiento clandestino condicionó tanto la forma del depósito osteológico, adaptándose los diferentes cuerpos al espacio disponible, como al grado de conservación de ese depósito, ya que fue precisamente en este sector donde tuvieron lugar las actividades normalizadas del cementerio que destruyeron parcialmente la fosa.

11.4. Conclusiones Los resultados de los trabajos desarrollados en el Antiguo Cementerio Municipal de la Campana corroboran tanto las noticias orales como las documentales sobre la existencia de una fosa común que albergaba los restos de personas represaliadas pertenecientes al colectivo de desaparecidos como consecuencia del golpe de estado de 1936. La fosa de represaliados se localiza en el sector sureste del recinto, paralela a la tapia sur del mismo. Presenta una forma ligeramente oval, con unas dimensiones de 7’50 m de largo por 5 m de ancho y una potencia de 2’10 m. La fosa que acoge la inhumación clandestina no fue construida ex profeso para este fin; se trataba de un espacio preexistente y que fue aprovechado para el depósito de los cuerpos de las personas asesinadas tras las ejecuciones sumarias que tuvieron lugar en la plaza de la localidad durante la tarde del 2 de agosto de 1936 y semanas posteriores. Según todos los testimonios recabados, se trataba de una excavación efectuada en

De esta manera, el número total de individuos exhumados son 36 si a los 35 individuos articulados se les suma 1 procedente de los conjuntos articulados (CA–8) cuyas características no son compatibles con ninguno de los individuos registrados. El resto de los conjuntos articulados y los depósitos secundarios no articulados no suman 173

Inmaculada Carrasco

Figura 19. 1. Posición en decúbito prono del individuo I–1; 2. Posición en decúbito prono del individuo I–5; 3. Individuo I–2 en decúbito prono, con los brazos flexionados a la espalda con las manos a la altura de la cadera; 4. Posición anómala de las extremidades del individuo I–14; 5. Individuo I–12 en decúbito prono, con los brazos flexionados por encima del cráneo en posición enfrentada; 6. Individuo I–21 en decúbito prono con los brazos flexionados y alejados del cuerpo; 7. Individuo I–29 en decúbito prono, con el brazo derecho hiperflexionado bajo el pecho, con la mano bajo la cara; el izquierdo, también hiperflexionado sobre sí mismo pero separado hacia el exterior; 8. Individuo I–15 en decúbito supino, con piernas flexionadas y lateralizadas hacia la derecha.

individuos, es decir, son partes anatómicas compatibles con la de los individuos exhumados. De esos 36 individuos, 27 forman parte de depósitos múltiples, o sea, fueron asesinados en sacas más o menos numerosas, mientras que el resto, 8 individuos, fueron fusilados y depositados en la fosa de manera individual. La tendencia dominante es la presencia de un alto porcentaje de individuos masculinos y, de estos, en un rango de edad adulto joven (20–40 años), mientras que el sexo femenino no alcanza, en ningún rango de edad, el 25% de la muestra28. Por otro lado llama la atención la presencia de un feto, 9 meses intrauterinos, parcialmente carbonizado/calcinado. Fue hallado lateralizado sobre su lado izquierdo, con Figura 20. Conservación parcial de los restos de los individuos I–7 e I–8, afectados por actividades normalizadas del cementerio.

28 Porcentajes parecidos en cuanto a la composición por edad y sexo arrojan otras fosas sevillanas de represaliados, por ejemplo, la de La Puebla de Cazalla (Guijo, Carrasco, Romero y Vera, 2013, 283).

174

La fosa de la Campana (Sevilla)

Figura 21. Restos conservados del individuo I–35, un feto 9 meses intrauterino. Fue hallado sobre la superficie del estrato de cremaciones UE 51 en decúbito lateral izquierdo con extremidades superiores e inferiores posiblemente flexionadas. Afectado por el fuego, principalmente en tórax, hombro izquierdo y cadera derecha.

“Sólo la recuperación de la identidad de los muertos y su reubicación simbólica en los lugares públicos, es decir, su inclusión dentro del sistema de clasificación del que fueron excluidos, puede restablecer su dignidad.” Frigolé, 2003

las extremidades superiores e inferiores posiblemente flexionadas, sobre la superficie del estrato de cremaciones UE 51, por lo que parcialmente se vio afectado por el fuego, principalmente en tórax, hombro izquierdo y cadera y fémur derecho. No pudimos asociar los restos a ningún individuo femenino del entorno inmediato, aunque por las noticias orales recabadas durante los trabajos de exhumación, es probable que se trate de una mujer embarazada procedente de Fuentes de Andalucía (Sevilla), cuyos restos deben estar completamente calcinados formando parte de la UE51 (Figura 21)

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El depósito presenta una secuencia deposicional dividida en cuatro momentos o fases, atendiendo a los diferentes estratos que lo cubren y sobre los que se depositan, abarcando una horquilla cronológica que comprende desde el 2 de agosto de 1936 hasta finales de octubre del mismo año. El hecho de que en la Fase II de la secuencia deposicional se comprobara la coetaneidad de los restos de represaliados junto con enterramientos canónicos de beneficencia en ataúdes de madera, rastreables en el libro de registro de defunciones del Ayuntamiento de La Campana, nos ofrece una datación para este depósito de la segunda quincena de septiembre de 1936, lo que nos aporta referencias cronológicas fiables con respecto al resto de los depósitos.

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Todas las evidencias analizadas, características de los depósitos, tratamiento inferido a los cuerpos, así como los diferentes episodios de violencia constatados en los restos óseos exhumados, constituyen las pruebas de que nos encontramos ante un grupo de personas asesinadas como consecuencia de la represión ejercida por las fuerzas sublevadas tras el golpe militar de 1936.

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12 Aquí nunca pasó nada. Memoria y ciencia versus amnesia y amnistía. Las fosas de represaliados republicanos de Aguilar de la Frontera, Córdoba Rafael Espino Navarro1, Mª del Camino Fuertes Santos2, Antonio Manuel Rodríguez Ramos3

Porque el silencio no significa olvido, los recuerdos obligados a callar se tornaron aún más perturbadores y se convirtieron en compañeros fieles de camino, como un tormento obsesivo de la tremenda y marcadora visión de la que los ojos fueron testigos. Contra el silencio y el olvido de ayer hoy se impone la palabra y la memoria. Porque el luto y el dolor ya no son clandestinos, ya no hay más luto, ya no hay más dolor. Hoy las víctimas han decidido que el tiempo de silencio ha terminado. Rafael Espino Navarro. RESUMEN

Los crímenes cometidos durante y tras la Guerra Civil española no se olvidaron. Fueron silenciados y arrinconados y se mantuvieron “durmientes” gracias a la aplicación alienante de una sola ideología que fue sostenida mediante el terror. Gracias a los recuerdos, gracias a la memoria viva aunque silenciada de los seres queridos de los que fueron asesinados por los fascistas, ha sido posible en Aguilar de la Frontera, Córdoba, recuperar, por el momento, 66 víctimas de aquella inefable represión. Los recuerdos finalmente confesados, permitieron la localización de las fosas en las que fueron arrojadas aquellas personas con la idea de no ser encontradas jamás. El método arqueológico devolvió sus restos a la luz. La biología les devolvió su nombre. La historia ya no solo la cuentan los que ganaron la guerra. Y la justicia… ella aún tiene que hacer su trabajo. ABSTRACT

The crimes committed during and after the Spanish Civil War were not forgotten. They were silenced and discarded and remained “dormant” thanks to the alienating application of a single ideology that was sustained through terror. 2 3

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2 Grupo PAI Hum 882. Coordinadora RECA. Córdoba. AAIICC. Junta de Andalucía. [email protected] 3 Profesor Derecho Civil. Universidad de Córdoba.

Presidente de la Asociacion para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba)

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos Thanks to the long-silenced, living memory of the people whose loved ones were assassinated by the fascists, it has been possible to recover, for the moment, 66 victims of that ineffable repression in Aguilar de la Frontera, Córdoba. These memories, finally confessed, allowed the location of the graves in which these people were thrown into with the intention of never being found. The archaeological method returned their remains to light. Biology gave them back their names. History no longer only tells the story of the victors. And justice ... she still has to do her job.

12.1. Introducción

12.2. Las fosas de represaliados de aguilar de la frontera

En los últimos años, los recuerdos de la Guerra Civil en España han comenzado a aflorar entre los familiares de las personas asesinadas injustamente en la misma, con una intensidad desconocida para todos.

En el caso de Aguilar de la Frontera el  proceso de búsqueda ha sido largo, duro y, a veces, tremendamente complicado. Dio comienzo en 2005 cuando uno de nosotros se comprometió a conocer la verdad de los hechos acontecidos y, de esta manera, saber el destino final de siete de sus familiares4. Comenzó entonces un trabajo de investigación que perdura hasta el día de hoy en el que presentamos ante la crítica científica una parte de los resultados de la misma. Para su desarrollo ha sido fundamental la participación de personas que, tanto a través de la aportación de sus testimonios como de su compromiso personal y humano, han contribuido de forma notable a que este proceso haya podido tomar forma.

La amnesia impuesta a los hechos acontecidos durante y tras la Guerra Civil española, no resuelta en la transición política, no ha podido ser del todo superada tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de 2007 debido, por un lado –como veremos al final de este trabajo– al pacto político y judicial pergeñado en la transición, que impuso la amnistía total a los verdugos impidiendo a las víctimas reclamar justicia y, por otro, a la escasa o nula dotación económica que la ha acompañado y que no ha permitido su desarrollo (Ley 52/2007 de Memoria Histórica).

El primer paso fue el de dirigir un primer escrito a las autoridades locales para explicar el propósito del mismo, de facilitarlo y de solicitar su participación en la medida de lo posible. Para que los trabajos pudieran desarrollarse de manera más eficaz se creó AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) con la creencia de que era un acto de justicia rescatar del olvido las identidades de todos aquellos hombres y mujeres que cayeron durante la represión y con el objetivo de que los resultados que se obtuvieran pasasen a formar parte de la memoria colectiva de este pueblo5. Un pueblo, de poco más de 16.000 habitantes, en el que la represión dejó a su paso un reguero de terror, de dolor y de muerte:

A pesar de todo, la búsqueda de las víctimas de la represión franquista realmente comenzó al día siguiente de su desaparición y el silencio con el que se obligó a todo un país a vivir durante décadas, no significó que los recuerdos se borraran. Han sido esos recuerdos, ha sido la memoria nunca perdida de aquellos familiares y amigos de los que sí se perdieron, la que ha permitido que, a día de hoy, más de ocho décadas más tarde, se puedan por fin, encontrar sus cuerpos. Y hoy las preguntas que entonces se plantearon cobran más fuerza si cabe: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? Y si es posible ¿Por qué? Cinco interrogantes que todas las familias exigen conocer. Cinco interrogantes que la historia debe saber. Cinco interrogantes a los que la justicia debe dar respuesta (Figura 1).

– Doscientas personas fueron fusiladas y/o se las hizo desaparecer. – Más de ciento veinte personas quedaron viudas a causa de esos hechos. – Cerca de quinientos niños y niñas quedaron huérfanos. – Hubo encarcelamientos en campos de concentración. – Se llevaron a cabo suspensiones de puestos públicos y depuración de funcionarios considerados leales al estado de la II República. – Se procedió a la incautación de los bienes de las personas señaladas como afines a la República. Rafael Espino Navarro. Sus familiares represaliados fueron: por parte de madre: José María León Jiménez alcalde en 1936 de Aguilar de la Frontera –hermano de su bisabuelo–, Antonio Navarro Navarro y Francisco Navarro Navarro –hermanos de su abuelo materno y por tanto sus tíos–. Por parte de padre: Antonio Espino Jiménez – su abuelo–; Manuel Espino Jiménez –su tío abuelo–; Manuel Jiménez Espino, de 17 años, –sobrino de los dos anteriores– y Francisco Jarabo Espino –primo hermano de su padre–. 5 https://aremehisa.wordpress.com/ (captura 29 de abril 2017). 4

Figura 1. Monumento honorífico a las víctimas de la represión franquista de Aguilar de la Frontera, Córdoba, en el cementerio de esa localidad.

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Aquí nunca pasó nada – Cientos de personas se sintieron amenazadas por lo que huyeron, se exiliaron fuera del país y, solo algunas, regresaron una vez fallecido el dictador.

El fin de la búsqueda de las fosas comenzó a fraguarse gracias a tres supervivientes de la represión y a la ayuda de uno de los enterradores del cementerio de Aguilar de la Frontera. El primero de los testimonios lo atestiguó Dña. Manuela Molina Castro7 en octubre del año 2007. El suyo, con los conseguidos de Dña. Ascensión Ríos Jiménez8, de D. Manuel Reina Navarro9 así como, posteriormente, el de D. Pablo Leiva Luque10, fue fundamental para localizar y emplazar las fosas comunes, así como para localizar a las personas asesinadas.

La recopilación de la información comenzó haciendo recordar a los protagonistas del momento, aquellos días en los que grupos armados de desconocidos –o no tanto– patrullaron y aterrorizaron al pueblo sacando a sus habitantes de sus casas, de sus trabajos, deteniéndoles en los bares y en los campos, con cualquier pretexto real o inventado. Bucearon en su memoria y volvieron a revivir escenas en las que hombres armados obligaban a subir a los camiones a los detenidos y los trasladaban a su destino final, no sin antes despojarles de sus pequeños objetos de valor y de su documentación y con ella, de su identidad. Lejos de los suyos y sin saber el porqué, todos ellos fueron asesinados y sus cadáveres arrojados en cunetas y en fosas comunes diseminadas por todo el término municipal.

Las declaraciones de otros supervivientes han permitido poder reconstruir los hechos ocurridos durante el verano de 1936 y los meses posteriores, hechos que ni siquiera la arqueología hubiera podido explicar (vid. infra): – “(…) yo estaba con mi abuelo y sentí todo el tiroteo, (…) había muchos muertos, y los estaban fusilando (…). Luego (…) vimos que los estaban matando, y después les echaron gasolina, se formó una humareda negra que llegaba (…) a mí, una humareda (…)”. Testimonio nº 11 /2007. De M.M.L. Aguilar de la Frontera abril de 2007. – “(…) los traían al cementerio, los vimos como llegaban muertos en el camión y meterlos, tirarlos a las fosas (…)”. Testimonio nº 21/2008. De M.C.G. Aguilar de la Frontera enero del 2008. – “(…) mi abuela, a pesar de que a su marido lo asesinaron de los primeros, le contaba a mi padre, que ella nunca tuvo la impresión de que todo aquello iba a derivar en una guerra civil hasta que un día a finales del mes de julio, llenando un cántaro de agua en la Fuente Nueva, vio pasar un camión de falangistas muy alborotados y gritando (…) y pudo ver que uno de ellos llevaba las piernas de un hombre entre las manos”. Testimonio nº 16/2008. De P.G.B. Aguilar de la Frontera enero del 2008. – “(…) Infinidad de fusilados de la clase obrera en Aguilar, entre quince o veinte todas las noches, durante varios meses, pues por mi condición de panadero, sentíamos de madrugada el fatídico coche de la muerte en sus siniestras idas y venidas, y el aporrear de puertas por los asesinos, que se los llevaban directamente de su casa a las afueras del pueblo para fusilarlos”. Testimonio nº 4 /2008. De G.F.P. Aguilar de la Frontera marzo de 2008. – “(…) Sé que fueron asesinados en los alrededores del puente Camarata y que después los rociaron con gasolina y les prendieron fuego. Dicen que mi abuelo no murió en el primer momento, que al sufrir la descarga, su cuñado Manuel que está al lado de él

Era un hecho conocido por todos la existencia de las fosas comunes de la Guerra Civil en el cementerio municipal de Aguilar de la Frontera. Los más mayores así lo certificaban, si bien, esa absoluta certeza durante años nunca pudo ser constatada y demostrada. Las fosas existían, pero nadie sabía su ubicación exacta. A finales de la década de los años setenta del pasado siglo, se emprendió por parte de un grupo de personas de la localidad, el primer intento real de localización de las fosas comunes. Durante varios meses se abrieron cortes por el interior del cementerio municipal sin resultado alguno, por lo que, a partir de esa experiencia, se consideró que determinar con exactitud el lugar y ubicación de las fosas comunes, era una tarea poco menos que imposible. El segundo proyecto puesto en marcha para su localización ha sido el llevado a cabo por nosotros, treinta años más tarde de aquel primer intento. Al igual que entonces, fue necesario recurrir a los testimonios orales, si bien esta vez la recogida de la documentación se hizo de manera exhaustiva: a través de entrevistas personales grabadas6. Gran parte de la investigación se centró en la búsqueda de donantes de memoria. Durante años se han buscado, localizado y entrevistado a decenas de personas, muchas de ellas de muy avanzada edad, que han abierto tanto las puertas de sus recuerdos más recónditos, como de los cajones en los que habían preservado sus pequeños tesoros personales: fotografías, documentos familiares, cartas, etc. Las declaraciones de los supervivientes adquieren un valor extraordinario pues es, con ellas, como se han podido completar muchas de las dudas que la documentación escrita oficial –o no– no aclaraba.

7 Testimonio nº 19/2007. Hoy fallecida. Su testimonio se grabó cuando ella contaba con la edad de 87 años. 8 Testimonio nº 8/2008. Hoy fallecida. Se grabó su declaración cuando ella contaba con la edad de 80 años, en marzo de 2008. 9 Testimonio nº 11/2009. Fallecido. Se grabó su declaración cuando contaba con la edad de 78 años, en noviembre de 2009. 10 Testimonio nº 14/2009. Fallecido. Gracias a él se consiguió localizar el cuerpo de D. José María Tubino Montesinos, una de las víctimas de la represión. Este hombre fue enterrado en la, denominada por los arqueólogos, Tumba 5 (vid. infra).

Algunas personas no han podido vencer el miedo que aquellos acontecimientos provocaron en su ánimo y, a día de hoy, a pesar de que han transcurrido más de 40 años de la muerte de Franco, siguen desconfiando del estado y de los derechos que, en principio, la Constitución española garantiza y han sido incapaces de aportar su testimonio. A todos los que han posibilitado con sus recuerdos recomponer un pedazo de la historia de España queremos, desde aquí, agradecerles su desinteresada y valiente aportación.

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos y que era más corpulento, lo tiró al suelo, por lo que solo resultó herido y que ante el hecho de rociarlos con gasolina reaccionó y entonces le dieron el tiro de gracia. Mi madre siempre tuvo un apego muy especial a unas gafas de alambre muy fino, sin cristales y con su funda de aluminio que estaban en mi casa guardadas. En el interior de la funda había una esquela, que fue lo último que escribió desde la cárcel, escrita a lápiz, en la que le decía a mi abuela: . Esto lo tuvo mi madre guardado en un cajón de la cómoda, como el mejor legado recibido. El único recuerdo de su padre fusilado”. Testimonio nº 3 /2009. De M.P.G. Aguilar de la Frontera julio de 2009.

– Dibujo en detalle, registro fotográfico y planimétrico de la disposición de los individuos y de la relación existente entre los mismos. – Dibujo en detalle, registro fotográfico y planimétrico de la disposición de cada uno de los individuos, permitiendo conocer con pormenorizadamente las circunstancias que rodearon su muerte. – Dibujo en detalle, registro fotrográfico y planimétrico de cada una de las unidades estratigráficas relacionadas con los cadáveres: cal, cenizas, tierra, piedras… – Documentación audiovisual del proceso de excavación. – Recuperación e identificación de todos los objetos muebles de las unidades estratigráficas (objetos personales –ropajes, calzado, adornos…–, herramientas, clavos, balas, alambres, cuerdas, etc.), relación de las mismas con los individuos y por tanto, en la medida que las circunstancias lo permiten, asociación de los objetos con las personas asesinadas. – Identificación, descripción y estudio de las unidades estratigráficas de forma aislada y de relación de las mismas entre ellas y con el espacio que ocupan. – Inventario de materiales. – Contextualización cronológica a través de la relación de unidades estratigráficas y del estudio de los materiales muebles e inmuebles asociados a las mismas. – Estudio forense de todos y cada uno de los individuos. – Estudio histórico. – Conclusiones por fases. – Conclusiones generales. – Redacción de informes administrativos. – Publicación de resultados.

“Aquí nunca ocurrió nada.” Estas palabras han sido en Aguilar de la Frontera, durante más de cuarenta años el soporte oficial de una proclama sustentada en la mentira y en el terror que se demostró como tal a partir del día 3 de mayo del año 2010, cuando los muertos, torturados y hacinados en enterramientos clandestinos, comenzaron a contar la verdad confirmando con su testimonio lo que desde siempre sus familiares, amigos y demás protagonistas de aquellos hechos habían sabido: que “aquí, en Aguilar de la Frontera, sí que ocurrió algo”. 12.3. El método arqueológico y los resultados obtenidos tras su aplicación en el estudio de la represión ejercida por el franquismo en Aguilar de la Frontera

El método de excavación utilizado en Aguilar de la Frontera para proceder al levantamiento de los represaliados fue el método Harris (1991)12.

La arqueología visualiza las fosas y a las personas que en ellas están enterradas ilegalmente, de la misma manera que lo hace con las distintas fases cronológicas y de ocupación que se documentan en los yacimientos arqueológicos sean del tipo que sean, por lo que es ahora cuando se está pudiendo observar, en toda su extensión, la barbarie soportada por las personas que en esas fosas fueron enterradas11.

Las primeras actuaciones llevadas a cabo en el cementerio de Aguilar de la Frontera estuvieron dirigidas a la localización de las fosas en las que se sospechaba estaban enterradas personas represaliadas. El trabajo tenía como objetivo localizar cuantas trincheras existiesen en el interior del cementerio y su posicionamiento espacial. Su localización se llevó a cabo mediante georadar (GPR) en 200813. Los estudios determinaron la presencia de al menos dos fosas excavadas en la tierra. A la vista de esos resultados se plantearon 20 sondeos arqueológicos

El método arqueológico permite documentar y relacionar las unidades estratigráficas de un yacimiento arqueológico y establecer una secuencia histórica y cronológica en detalle de los hechos acontecidos. La documentación de cada una de las unidades estratigráficas que, en este caso, están asociadas, además, a cuerpos que fueron, en el mejor de los casos, depositados en las fosas, y en los peores y más numerosos casos, arrojados a las mismas, debe conllevar, al igual que si se tratase de otro trabajo arqueológico:

12 Con este método la excavación y el análisis de las estructuras, capas e interfacies, se efectúa por Unidades de Estratificación siguiendo el orden inverso a su deposición. Permite conectar unas unidades con otras y relacionarlas entre sí. La toma de datos se lleva a cabo a través de una ficha de excavación que, posteriormente, se informatiza y en la que se establece un sistema de gerorefenciación de la información arqueológica como elemento fundamental para la obtención de una información completa y relacionable. Para ello se utilizan los puntos de referencia absolutos y universales, se cuenta con un sistema de coordenadas U.T.M., y con la altitud desde el plano de referencia absoluta para el territorio español –establecido en el nivel medio del mar en Alicante–. 13 El equipo que se hizo cargo de los trabajos fue el de la empresa CONDOR GEORADAR S.L. www.condorgeoradar.es. Para llevar a cabo su trabajo contaron con la colaboración de miembros de la Asociación AREMEHISA y con personal del Cementerio y del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera. No se ha publicado ni la excavación arqueológica ni el estudio forense que aquí presentamos.

– Georeferenciación de las fosas. – Dibujo en detalle, registro fotográfico y planimétrico del espacio en el que se localizan los cuerpos. Sobre el papel de la arqueología en la exhumación de fosas por ejemplo Alonso, 2008; Montero, 2009; Ferrándiz, 2009; 2010; 2011. También en http://memoriahistorica.org.es/ (captura 11 de noviembre de 2016) o en http://www.todoslosnombres.org/ (captura 11 de noviembre de 2016).

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Aquí nunca pasó nada de los que, finalmente, se excavaron 13, siendo los de mayores dimensiones de 2 x 50 metros y los de menores dimensiones de 2 x 10 metros. Siete de los sondeos arrojaron resultados positivos, localizándose un total de nueve fosas de las que la mayor parte de ellas estaban situadas en la zona en donde los libros del cementerio indicaban la presencia de enterramientos de caridad14. Sin embargo, los vivos recuerdos de los testigos, aún en el siglo XXI, de lo ocurrido en 1936, se materializaron cuando en los niveles superficiales de dos de las fosas se recuperaron casquillos y munición correspondiente a la utilizada durante la represión franquista de los primeros días de la Guerra Civil. Una vez georeferenciadas y documentadas planimétrica y fotográficamente, se cerraron los sondeos en ellas abiertos, a la espera de que en un futuro se pueda intervenir en las mismas y corroborar la presencia de personas asesinadas y si es así, recuperar sus cuerpos, identificarlos, entregárselos, si es posible, a sus familiares y darles sepultura.

identificado. Durante la excavación se recuperó parte de sus objetos personales18. Tumba 219. Se trata de una tumba utilizada por primera vez en 1930 y con posterioridad en 1933. En ambos casos se enterraron a dos niños de corta edad. Momentos previos a la guerra se utilizó, probablemente de manera clandestina –no hay documentación al respecto en los libros del cementerio–, para el entierro de dos niños intrauterinos de seis y ocho meses de gestación. Sobre estos cuerpos se procedió a la inhumación de cinco individuos masculinos, con edades comprendidas entre los 20 y 40 años de edad, todos con signos de haber soportado extrema violencia momentos previos a su muerte acaecida en todos los casos por impacto de bala en la cabeza. Uno de los individuos tenía huellas en el cráneo del impacto de dos proyectiles. Durante la excavación se recuperó parte de sus objetos personales, así como las balas con las que se les fusiló y las ligaduras metálicas que con las que les ataron las manos20. (Figura 2).

Dos años más tarde después de esa primera intervención sobre el cementerio, concretamente el 3 de mayo de 2010, dio comienzo una intervención arqueológica sobre varias tumbas en las que se sospechaba de la presencia de personas enterradas ilegalmente15. Entre 2010 y 2011 se abrieron nueve tumbas de las que tres de ellas, en concreto la 4, la 7 y la 8, arrojaron resultados negativos16.

Tumba 321. Se localizaron 16 individuos. El primero de ellos era un hombre de unos 60 años de edad cuyo esqueleto no mostraba signos de violencia, si bien fue considerado también represaliado por su posición estratigráfica, por no estar dentro de ningún ataúd y por haber sido cubierto por cal. Bajo él se localizaron cinco personas arrojadas unas sobre otras. Todos presentaban signos claros de haber sido sometidos a violencia extrema y evidencias claras de disparos en la cabeza.

En la Tumba 117 se sabía la presencia de una persona asesinada –fusilada– cuyo cuerpo había sido abandonado tras su muerte. Sus familiares procedieron en su momento al rescate de su cadáver y a su entierro de manera clandestina, en donde se localizaban, además, tres cuerpos, entre ellos el de un niño de corta edad, víctimas de uno de los bombardeos que castigaron a Aguilar de la Frontera. En la tumba se descubrieron finalmente no cuatro sino cinco individuos –2 mujeres, 2 hombres y el niño– así como un antebrazo que probablemente perteneció a una persona conocida como el “manco de las bombas” por haber perdido un brazo durante los bombardeos que costaron la vida a los otros tres. Los análisis de ADN confirmaron la identificación de los cuatro cadáveres de los que se sabía su presencia, mientras que el quinto –un varón– no fue

Bajo esta tanda de cadáveres se localizó otra de restos óseos triturados y quemados. Por la manera en la que se presentan los huesos se ha podido determinar que su destrucción fue posterior a su cremación. La temperatura

Zona 5 del cementerio. Arqueólogos directores: Dña. Virginia Barea Parejo y D. Jorge Cepillo Galvín. Antropólogo forense: Dr. Juan Manuel Guijo Mauri. Topógrafo–dibujante: D. Eugenio Olld Chastang. Documentalista: D. Rafael Espino Navarro. Técnico en ADN: Dr. Redondo Nevado. En esas fechas responsable del Departamento de Biología Molecular del Laboratorio NBT en Bollullos de la Mitación, Sevilla. Este equipo estuvo asistido constantemente por un grupo de voluntarios de AREMEHISA y contó con el apoyo logístico del Excmo. Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera. 16 Se llevó a cabo la apertura de esas tumbas porque fueron identificadas por personas de avanzada edad como posibles sepulturas de represaliados. Es posible que esta identificación errónea fuera debido o a una falsa información proporcionada a los familiares por parte de los verdugos sobre el lugar de enterramiento de sus seres queridos, o, tal vez, a una confusión al encontrarse cerca de las que sí habían sido utilizadas para enterrar los cuerpos de las personas asesinadas. 17 Tumba 50, Zona 3, Cuartel 8 del cementerio. 14 15

Figura 2. Tumba 2. Individuos 6, 7 8 y 9. 18 Identificados: Antonio Manuel Palma Moreno https://aremehisa.wordpress.com/2010/08/21/microbiografia–de– antonio–manuel–palma–moreno/ (captura 3 de abril de 2017); Concepción Cecilia Córdoba; Miguel León Cecilia y Ana Lucena Martínez. 19 Tumba 6, Zona 3, Cuartel 1 del cementerio. 20 Se ha podido identificar a José Ríos Luque http://www.aguilardigital. es/?p=13124 (captura 3 de abril de 2017). 21 Tumba 20, Zona 3, Cuartel 1 del cementerio.

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos Tumba 524. En se ella se descubrieron 18 individuos –16 varones y 2 mujeres– arrojados unos encima de otros. Las posiciones más que forzadas de los cuerpos son fruto de la falta de contemplaciones a la hora de tirarlos en la fosa y de la acción de la fuerza de la gravedad. El que no hubiera tierra entre los inhumados obligó a la articulación de un complejo mecanismo de andamiaje que permitió la excavación y recuperación de los cuerpos sin daño alguno para aquellos. Como en los anteriores casos, la violencia ejercida sobre algunas de estas personas momentos antes de su fallecimiento es claramente notoria: fracturas por impacto de balas o debidas a malos tratos en piernas, en brazos, antebrazos, muñecas y caras y ataduras de manos con alambres. Las mujeres fueron las primeras en ser arrojadas a la tumba. Se trataba de mujeres maduras, una de ellas de entre 36 y 45 años con un balazo entre la primera y segunda vértebra lumbar y la otra de entre 45 y 55 años. Esta última presentaba signos de enorme violencia sobre su esqueleto: rotura de cara, rotura de fémur y fractura de húmero a causa de un proyectil. Las edades de los hombres oscilaban entre los 20–26 años del más joven y los 45–55 años del mayor. A excepción de dos cadáveres, el resto conservaba vestigios de orificios de balas en su cráneo – uno de dos balazos–. Durante la excavación se recuperó parte de sus objetos personales, así como los proyectiles de bala con los que se les fusiló y las ligaduras metálicas con las que se ató a uno de ellos25.

de la misma osciló entre los 250º–600º alcanzándose picos de hasta 900º. Se ha podido precisar que fueron siete las personas cremadas, de los que se ha podido identificar que una de ellas era una mujer joven y otra un varón de avanzada edad. De este depósito se recuperaron varios alambres que pudieron haber servido para atar las manos de las víctimas22. Por debajo de este nivel se documentaron tres cadáveres masculinos con signos de violencia e impactos de bala en la cabeza. Uno de ellos, en posición frontal tenía las manos atadas a los pies, lo que obligó a esa persona a estar sentada con las piernas muy flexionadas durante los momentos previos a su fusilamiento. En esa posición se le asesinó y en esa posición fue enterrado. Durante la excavación se recuperó parte de sus objetos personales – entre otros un crucifijo, un mechero y una pitillera–, así como los proyectiles de balas con los que se les fusiló y las ligaduras metálicas que les ataron23 (Figura 3). Por último, se documentó un decimosexto cuerpo perteneciente a un individuo enterrado previamente a la represalia franquista.

Tumba 626. Se localizaron 11 individuos que fueron arrojados en tres tandas distintas. Cada uno de los grupos estaba cubierto por tierra. Las manos del segundo y el tercer individuo arrojados estaban atadas con ligaduras de alambre entre ellas. Son 11 cadáveres masculinos con edades que rondaban entre los 18–24 años del más joven y los más de 50 años del mayor. Los cuerpos evidencian signos de extrema violencia con roturas por proyectil o malos tratos en caras, húmeros y fémures (Figuras 4 a 9). Solo tres de los cadáveres no presentaban impactos de bala en el cráneo. Casi todos ellos tenían las manos atadas con alambres (Figura 5 y 9). Se han podido recuperar los objetos personales que llevaban en el momento de su muerte, así como los proyectiles de bala con los que fueron torturados y asesinados27. Tumba 19, Zona 3, del Cuartel 1 del cementerio. De esta fosa han podido ser identificados los cuerpos de María Jiménez Alcaide, de su esposo Fernando Valle Luque https://aremehisa. wordpress.com/2012/03/08/microbiografia–de–fernando–valle– luque–y–maria–jimenez–alcaide/ (captura 3 de abril 2017); de Antonio Jiménez Jiménez https://aremehisa.wordpress.com/2012/03/26/ antonio–jimenez–jimenez–ha–sido–identificado–gracias–al–adn/ (captura 3 abril de 2017); de Rafael Prieto Nadales https://aremehisa. wordpress.com/2012/09/15/rafael–prieto–nadales–por–siempre–y– para–siempre/ (captura 3 de abril de 2017); de Rafael Pedraza Bellido https://aremehisa.wordpress.com/2012/04/ (captura 3 de abril 2017); de José Mª Tubino Montesinos y del resto de sus ocupantes https:// aremehisa.wordpress.com/2012/08/15/rojos–16–de–agosto–de–1936/ (captura 2 de abril de 2017). 26 Tumba 18, Zona 3, Cuartel 1 del cementerio. 27 Identificados Rafael Ortiz Cruz https://aremehisa.wordpress. com/2012/07/06/rafael–ortiz–cruz–el–agachao–una–historia–salvada– del–olvido/ (captura 3 de abril de 2017) y del alcalde socialista y familiar de uno de nosotros, Jose Mª León Jiménez https://aremehisa.wordpress. com/2013/07/27/alcalde–jose–maria–leon–jimenez–una–historia–que– nos–pertenece–a–todos/ (captura 4 de abril de 2017) . 24 25

Figura 3. Tumba 3. Individuo 12. Manos atadas a la espalda. Vid. supra: testimonio nº11/2007. Sobre las personas que fueron calcinadas http://www.aguilardigital.es/?p=10853 (captura 3 de abril de 2017). 23 De esta fosa ha sido identificado el cuerpo de Manuel Palma Varo https://aremehisa.wordpress.com/2012/09/10/manuel–palma–varo– salio–de–casa–un–dia–y–nunca–mas–volvio/ (captura 3 de abril de 2017). 22

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Aquí nunca pasó nada

Figura 4. Tumba 6. Individuos 34, 35 y 36.

Figura 5. Tumba 6. Individuo 34. Detalle. Manos atadas con alambre.

Tumba 928. Se diferencia de las anteriores en que ésta se convirtió en un panteón familiar a partir de 1950 habiéndose realizado en ella cuatro –el último en 1999– enterramientos legales29. Fue necesario contar con la autorización de los propietarios de la misma para proceder a la exhumación de los asesinados durante los primeros momentos del golpe de estado de 1936. Los individuos de esta fosa fueron arrojados a ellas en dos tandas de Tumba 21. Zona 3. Cuartel 1. Su excavación se lleva a cabo durante el verano de 2011. 29 Panteón propiedad de la familia Avilés–Sánchez. 28

Figura 6. Tumba 6. Individuos 46 y 47.

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos

Figura 7. Tumba 6. Individuo 49. Figura 9. Tumba 6. Individuo 51. Detalle.

Figura 8. Tumba 6. Individuos 50, 51 y 52.

cinco individuos en cada una30. Todas las personas aquí enterradas ilegalmente eran hombres y sus edades oscilaban entre los aproximadamente 20 años del más joven y los más de 50 del más mayor (Figuras 10 a 14). Como en el resto de los casos anteriores, son más que evidentes los signos de extrema violencia empleados contra estas personas en momentos previos a su muerte. Malos tratos que supusieron en algunos casos la rotura de la cabeza y de la cara, balazos en brazos, ataduras de las manos con alambres y en uno de los casos de las manos con el tobillo de la pierna derecha (Figura 10). En la mayor 30 Han sido identificados en esta tumba los cuerpos de Manuel Jiménez Espino, Antonio Espino Jiménez y Manuel Espino Jiménez, todos ellos familiares de uno de nosotros. https://aremehisa.wordpress. com/2012/03/26/antonio–jimenez–jimenez–ha–sido–identificado– gracias–al–adn/ (captura 3 de abril de 2017). Así mismo se ha identificado a Antonio Morales Pino https://aremehisa.wordpress.com/2013/01/18/ antonio–morales–pino–el–nino–el–puri/ (captura 3 de abril de 2017).

Figura 10. Tumba 9. Individuos 53 y 54. Obsérvese las ataduras de las dos manos con el pie izquierdo del individuo 53 y la posición “sentada” del individuo 54.

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Aquí nunca pasó nada

Figura 12. Tumba 9. Individuo 56. Obsérvese la ausencia de las tibias, los peronés y de los dos pies.

la del infausto varón encontrado en la denominada Tumba 9 de este cementerio32 (Figura 12). Por debajo de él, otro de los enterrados allí no conservaba tampoco los pies –no existen huellas de corte en los huesos de las piernas–. Se desconoce la razón de su ausencia33 (Figura 13). De un total de 66 cuerpos exhumados (55 de ellos en 2010; 10 en 2011 y 1 en 2012) se han podido identificar 35 de ellos y sus cuerpos han sido entregados a las familias. La identificación continúa abierta y en ella han participado más de 100 familias34 (Figura 15).

Figura 11. Tumba 9. Individuos 55, 56 y 57.

parte de los individuos se han detectado impactos de balas en la cabeza –en uno de ellos de dos tiros en la cabeza–. En otro de los cadáveres una bala se recogió de entre sus cervicales y otra de la zona del tórax.

Ha sido en los profesionales de la arqueología sobre los que ha recaído la responsabilidad de exhumar los cuerpos de las personas asesinadas durante la represión que fue llevada a cabo durante la Guerra Civil y los años de la dictadura. Si bien está claro que el método arqueológico es el más eficaz a la hora de recuperar los vestigios del pasado y que su buen uso permite aportar conocimiento histórico a los hechos acontecidos en los yacimientos arqueológicos, no se debe entender este trabajo como el que realizan en otros ámbitos históricos.

Si bien en todos los casos documentados en las tumbas excavadas es notorio el grado de inhumanidad y falta de compasión de los verdugos hacia las personas aquí enterradas, en esta tumba es posible, además, advertir el grado de “locura” –por definirlo de alguna manera– que enajenó a algunos de los asesinos durante las represalias que precedieron al golpe de estado franquista31. Una de las personas aquí arrojada, asesinada con un balazo en la cabeza, fue desprovista de sus extremidades inferiores. Ni las tibias, ni los peronés, ni un solo hueso de los pies fueron hallados en la tumba. Sin embargo, no existen huellas de que las piernas hubieran sido cortadas. Fueron quitadas, parece ser que post–mortem, por alguien conocedor de la anatomía humana. Este macabro ritual pone por fin sentido a uno de los recuerdos de uno de los testigos presenciales de aquellos días de terror. Esta persona recordaba haber visto, según su relato, a un grupo de fascistas subidos a un camión y a uno de ellos agitar unas piernas. Tal vez aquellas piernas eran

Vid. supra. Testimonio nº16/2008. La violencia ejercida sobre los cadáveres no es solo notoria en Aguilar de la Frontera. Todas las fosas abiertas en España en general y Andalucía en particular dan muestra de ella. Entre otras muchas vid. por ejemplo Muñiz, López, Río, Romero, 2009; Guijo, Carrasco, Romero, Vera, 2013; Fernández, 2012; Fernández, 2015; López, Romero, Carrasco, 2015; Guijo, Carrasco, Pecero, 2015; Vera, Guijo, 2015. Sobre el tema http://memoriahistorica.org.es/ Captura 11 de noviembre de 2016 o en http://www.todoslosnombres.org/ Captura 11 de noviembre de 2016. Más recientemente ha sido la fosa de Puerto Real en Cádiz la que ha tenido un importante impacto mediático http://www.eldiario.es/andalucia/cadiz/ Puerto–Real–exhumada–Cadiz–franquista_0_475602718.html Captura 11 de noviembre de 2016 (en la red se pueden contabilizar más de 100 archivos digitales –enlaces de prensa, vídeos de YouTube, enlaces a páginas especializadas, etc.– que se hacen eco de la exhumación que allí se ha llevado a cabo). 34 El trabajo de documentación sobre las personas aquí enterradas en: https://aremehisa.wordpress.com/ Captura 29 de marzo de 2017. 32 33

Violencia que es visible en la mayor parte de las fosas de España. Sobre el tema vid. por ejemplo http://memoriahistorica.org.es/ Captura 11 de noviembre de 2016 o http://ehutb.ehu.es/es/serial/1816.html Captura 11 de noviembre de 2016.

31

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos

Figura 14. Tumba 9. Individuo 63.

Figura 13. Tumba 9. Individuos 58, 59, 60.

En el caso que nos ocupa, los arqueólogos aportan datos precisos y fundamentales a este episodio de la historia de España, sin embargo, ese no es, en principio, el objetivo de su presencia, sino que ésta está asociada a la búsqueda de las personas asesinadas durante la contienda y enterradas ilegalmente y a la recuperación de sus cuerpos para hacer entrega de los mismos a sus familiares35. La arqueología es una profesión asociada por esencia a la Historia pero que bien se puede poner a disposición de otras necesidades relacionadas con el ámbito policial o de justicia. Debido a ello, en el caso que nos ocupa, es evidente que no es lo mismo dirigir una excavación arqueológica de cualquier época histórica, excavación que por otra parte, estará bajo la inspección, en el caso de Andalucía, de la Consejería de Cultura y se atendrá a lo recogido en la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de esta comunidad y al Reglamento de Actividades Arqueológicas, que una excavación para

Figura 15. Proceso de estudio de las víctimas de Aguilar de la Frontera, Córdoba.

recuperar los cuerpos de represaliados de la Guerra Civil36. Y es que no se puede dejar de lado que los crímenes efectuados sobre las personas asesinadas a causa de la represión franquista, han sido considerados crímenes de lesa humanidad por la ONU y por lo tanto considerados de carácter imprescriptible –si bien España no ha aceptado lo que así está dispuesto en la normativa del Derecho Internacional, ya que considera estos crímenes de derecho común y por tanto sujetos a prescripción37–.

Para Alonso (2008, 293) la excavación de las fosas debe estar bajo supervisión arqueológica y debe ser sistematizada de la misma manera que cualquier otro yacimiento arqueológico puesto que la arqueología es la disciplina más capaz para documentar lo ocurrido. Este mismo autor considera que o bien los hechos deben ser considerados crímenes de lesa humanidad y, por tanto, su exhumación debe estar dirigida por la fiscalía y por forenses o bien se debe de tratar como una parte más del patrimonio de España y, por tanto, la responsabilidad de las excavaciones deben recaer en los arqueólogos y por ello su actuación tendrá que ser conforme a las distintas Leyes de Patrimonio autonómicas.

35

Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía. Reglamento de Actividades Arqueológicas del año 2003 (BOJA134 de 15 de julio). 37 Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía. 36

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Aquí nunca pasó nada 12.4. La arqueología y la Ley de Memoria Histórica y democrática de Andalucía

archivos que custodia referentes a este episodio y crear equipos de trabajo que se adentren en su estudio para recuperar cuantos datos relacionados con este momento histórico puedan estar en ellos custodiados.

El 15 de marzo de 2017– la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía fue aprobada en el Parlamento de esta comunidad autónoma38. Las competencias para su aplicación, han sido adscritas –desde 2015– a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, si bien antes estaban atribuidas a la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales39. El hecho de que haya recaído la aplicación de esta Ley en la Consejería de Cultura ha provocado rechazo por parte de algunas de las asociaciones memorialistas. Los motivos del mismo fueron recogidos por el grupo parlamentario Podemos y fueron expuestos por ese grupo durante el pleno de aprobación de la tramitación de esa Ley el 9 de febrero de 2016. Las razones esgrimidas para rechazar la presencia de esta Ley en Cultura estaban asociadas a la posibilidad –en ese momento plausible– de que las exhumaciones que son llevadas a cabo en una gran parte de los casos por los arqueólogos y cuya actividad siempre está tutelada por esa Consejería, podría convertir a las víctimas en restos arqueológicos, en concreto en “bienes muebles”40. El descontento de estas asociaciones no pasó desapercibido durante la redacción de esta Ley, siendo el propio grupo parlamentario socialista –es el PSOE–A junto con IULV los dos grupos que han impulsado esta Ley– quien planteó una enmienda a la misma para evitar que la exhumación de las fosas del franquismo se legislara desde la Ley de Patrimonio41. Las asociaciones siguen rechazando la presencia de la Ley en Cultura al considerarse que esta Consejería no tiene capacidad política real, ni fondos, para coordinar la búsqueda de los represaliados, su identificación, la ocupación temporal de terrenos privados en caso de que haya personas enterradas en ellos, la reparación del daño causado y, si llegase el caso, la impartición de justicia.

Así mismo, según nuestro criterio, esta Consejería tiene que ser, a iniciativa suya o de terceros, la encargada de catalogar todos los espacios en los que se llevaron a cabo represalias y de iniciar los trámites de incoación y posterior declaración como Bienes de Interés Cultural de aquellos de especial relevancia en los que se tuviera constancia de hechos de singular envergadura relacionados con el tema que estamos tratando. Por otra parte y en aplicación de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, de Memoria Histórica que obliga a la retirada todos aquellos elementos que sirvieron para ensalzar la dictadura y sus protagonistas de los espacios públicos, la Consejería de Cultura tiene que ser la encargada de recuperar, inventariar y dar custodia, en los almacenes de los Museos Locales o Provinciales, a los mismos, por ser bienes muebles –en la actualidad ya con más de 80 años de historia– correspondientes a un determinado momento de la historia de Andalucía, cuyo estudio no acaba más que comenzar. Por otro lado creemos, como ya apuntaron hace tiempo Muñiz y otros (2009) –con respecto a la exhumación de una fosa con dos cadáveres, en Zalamea la Real, Huelva42–, que todos aquellos objetos personales o restos de munición que sean recogidos en las fosas y que no estén asociados a ninguna de las personas en ellas enterradas, deberían pasar a formar parte de las colecciones de bienes muebles de los Museos Arqueológicos o Históricos tanto locales como provinciales. El ánimo de la recuperación de todas estas piezas que no pueden ser devueltas a los familiares de las víctimas, debe ser la de custodiar ese material para sobre él llevar a cabo los estudios que se estimen pertinentes en el futuro.

Lo que sí es cierto es que la Consejería de Cultura sí tiene capacidad y competencias para impulsar el vaciado de los

La Consejería de Cultura debe promover la elaboración de estudios y de congresos relacionados con este episodio de la historia de España e incentivar su conocimiento a través de, entre otros formatos, la publicación de las excavaciones en revistas especializadas del tipo del Anuario Arqueológico Andaluz43. Si bien es prioritaria la

La Ley 2/2017, de 28 de marzo, de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía se aprobó sin ningún voto en contra del Parlamento andaluz. Contó con el apoyo de los grupos PSOE–A, Podemos, IULV–CA y la abstención de PP y C’s. El proyecto y el trabajo llevado a cabo para su redacción definitiva se puede consultar en: http://www.juntadeandalucia.es/cultura/web/ html/sites/consejeria/areas/memoria_democratica/Galerias/Adjuntos/ Proyecto_Ley_Memoria_Democratica_Andalucia.pdf Captura 04 de noviembre de 2016. Se presentaron más de 100 enmiendas por parte de todos los grupos parlamentarios de la cámara andaluza. Las enmiendas en http://www.parlamentodeandalucia.es/webdinamica/portal–web– parlamento/pdf.do?tipodoc=bopa&id=113876 a partir de página 92. Capturado 7 de noviembre de 2016. 39 http://juntadeandalucia.es/boja/2015/136/11 Capturado 7 de noviembre de 2016 40 http://www.noticiasdealmeria.com/noticia/113765/almeria/ayala– rechaza–que–la–ley–de–memoria–historica–se–enmarque–en–la– consejeria–de–cultura.html Captura 4 de noviembre de 2016. http://www.20minutos.es/noticia/2583348/0/podemos–pide–que–ley– memoria–democratica–se–tramite–traves–justicia–se–garantice–su– financiacion/ Captura 4 de noviembre de 2016. El rechazo de Podemos a que pudieran ser tratados de esta manera fue también recogido en la prensa y digital como por ejemplo en http://politica.elpais.com/ politica/2016/02/10/actualidad/1455127117_595274.html Captura 04 de noviembre de 2016. 41 http://www.todoslosnombres.org/content/noticias/el–psoe–andaluz– quiere–que–las–victimas–del–franquismo–no–sean–tratadas–como– restos Captura 04 de noviembre de 2016. 38

42 Los restos correspondían al matrimonio formado por D. Francisco Caballero y Dña. Rosario Palmar, asesinados en 1938 por personas vinculadas con la represión franquista. 43 El Anuario Arqueológico de Andalucía es una publicación de la Secretaría General de Cultura que obliga a difundir todas las actividades arqueológicas que se realizan en la Comunidad Autónoma. El primer volumen publicado es de 1985 y el último del año 2006, si bien se mantiene vigente la obligación de los profesionales de la arqueología de enviar los trabajos tras la finalización de las intervenciones http:// www.juntadeandalucia.es/cultura/web/areas/bbcc/texto/277570d9– 5b89–11e0–8675–000ae4865a05 Captura 04 de noviembre de 2016. En la actualidad se pueden consultar algunos informes de excavaciones relacionadas con la exhumación de las fosas en la página de Memoria Democrática. Estos informes no tienen carácter de publicación. http://juntadeandalucia.es/cultura/web/areas/memoria_democratica/ sites/consejeria/areas/memoria_democratica/Informes_de_actuaciones. html Capturado 8 de noviembre de 2016. Por el momento sólo es obligatorio colgar en esa página los informes de las exhumaciones financiadas por la Junta de Andalucía. La exhumación de Aguilar de la Frontera no está adjuntada a la misma.

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos de muchísimos juristas y organismos internacionales, la finalidad política que perseguía la ley no puede por sí sola derogar la naturaleza imprescriptible de los crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, el argumento contrario es el que se ha utilizado hasta la fecha, política y judicialmente, con especial crudeza en el Auto de la Audiencia Nacional de 2008 que declaró incompetente al juez Baltasar Garzón para investigar y perseguir los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.

recuperación de los cuerpos, su entrega a las familias y la impartición de justicia, lo ocurrido no deja de ser un episodio de la historia de España que debe ser estudiado con detalle utilizando para ello todas las herramientas necesarias. La arqueología es la ciencia cuyo método mejor puede no sólo recuperar los cuerpos, sino dar algo de luz a lo acontecido en el momento en el que se asesinaron, se ocultaron y se enterraron clandestinamente las personas que fueron señaladas como objetivos a eliminar por el bando franquista.

2.– La Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían los derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Si resulta desalentador que tuvieran que transcurrir treinta años para que se promulgara esta Ley, aún más decepcionante fue su contenido a pesar de la trascendencia política y simbólica que le otorgaron sus redactores y detractores. Porque tomando como punto de partida la vigencia de la Ley de Amnistía de 1977, el legislador no se pronuncia sobre la ilegalidad de los crímenes cometidos sino que se limita a declarar en su art. 2.1 “el carácter radicalmente injusto de todas las condenas, sanciones y cualesquiera formas de violencia personal producidas por razones políticas, ideológicas o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil, así como las sufridas durante la dictadura”. Este reconocimiento general de “ilegitimidad” del genocidio franquista, más allá de su proyección ética o moral, carece de toda eficacia jurídica por más que se intente corregir en los artículos 3 y 4 permitiendo a las víctimas ejercer “las acciones a que hubiera lugar ante los tribunal de justicia”, que no reconoce hipócritamente la propia ley.

La Historia estudia y da a conocer los hechos ocurridos en un tiempo pasado. La Arqueología se encarga de aportar conocimiento histórico. Ambas disciplinas buscan la verdad. Ninguna de las dos imparte justicia. (María del Camino Fuertes Santos) 12.5. Reconocimiento jurídico de la Memoria Histórica en España: Amnistía y amnesia de estado Amnistía y amnesia comparten el mismo origen etimológico. Ambas provienen del griego y comienzan con el prefijo privativo “a/an” para negar al verbo “mimneskein” que significa “recordar”. En consecuencia, las dos quieren decir olvido. Pero mientras la amnesia olvida de hecho, la amnistía lo hace de derecho. La amnesia es una enfermedad que provoca la pérdida de la memoria de manera inconsciente. La amnistía es una decisión política y voluntaria para que la ley olvide lo que jamás olvidarán sus víctimas. La actitud del Estado español democrático en relación al genocidio franquista perpetrado durante y después de la “Guerra Civil”, se ha movido entre su manifiesto deseo político de olvidar frente a la reivindicación ciudadana de no hacerlo. A nuestro juicio, tres son los hitos más importantes que evidencian esta tensión entre la memoria ciudadana y esta deliberada amnesia de Estado:

3.– El reconocimiento de la memoria histórica o democrática en la legislación autonómica. El último hito hasta el momento consiste en una amalgama de normas autonómicas que muestran en mayor o menor medida su compromiso con la memoria de las víctimas del genocidio franquista, aunque limitado por el marco de sus competencias. Si bien la mayoría de estas comunidades autónomas ubican la legislación de la memoria histórica o democrática en Justicia, Derechos Humanos o transversales como Presidencia (de forma coherente con los pronunciamientos de la ONU), llama la atención que algunas de ellas hayan preferido regular la materia desde Cultura, Educación o Patrimonio (en concreto Andalucía, Aragón, Murcia y Extremadura). Sin negar que son ámbitos que también afectan a la memoria, sacarlos de la esfera judicial no es una cuestión baladí sino de una capital importancia para las víctimas, tanto en lo jurídico como en lo simbólico. Porque si grave fue el tránsito del juicio de ilegalidad al de ilegitimidad, no admite calificativos esta degradación patrimonial de los cadáveres que pasan a ser catalogados jurídicamente, como hemos expuesto más arriba, como bienes muebles. Cierto que ello puede garantizar que las exhumaciones se sometan a la disciplina arqueológica, con todo el rigor que ello supone desde una perspectiva científica, pero confirma dolorosamente la amnesia jurídica que comenzó con la ley de amnistía.

1.– La Ley 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía. Una declaración de principios contra la memoria del genocidio franquista y un tajo jurídico a los legítimos derechos de las víctimas. En plena transición democrática, antes de la promulgación de la Constitución Española de 1978, las fuerzas políticas del momento acordaron esta norma con la intención de olvidar jurídicamente “todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas” hasta la fecha44. A juicio 44 La norma pormenoriza hasta tres supuestos temporales en su artículo primero. “1. Quedan amnistiados: a) Todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis. b) Todos los actos de la misma naturaleza realizados entre el quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis y el quince de junio de mil novecientos setenta y siete, cuando en la intencionalidad política se aprecie además un móvil de restablecimiento de las libertades públicas o de reivindicación de autonomías de los pueblos de España. c) Todos los actos de idéntica naturaleza e intencionalidad a los contemplados en el párrafo anterior realizados hasta el seis de octubre de mil novecientos setenta y siete, siempre que no hayan supuesto violencia grave contra la vida o la integridad de las personas”.

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Aquí nunca pasó nada Estos tres momentos de tensión entre la memoria y des–memoria de Estado, coinciden con los constantes apercibimientos de Naciones Unidas y organismos internacionales para que se reconozca el derecho de las víctimas a la verdad, justicia y reparación. Especialmente duras son las Recomendaciones contenidas en el Informe del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas, adscrito al Consejo de Derechos Humanos (2/07/2014), que conminan al Estado español a “actuar con la debida urgencia y celeridad en materia de desapariciones forzadas de acuerdo a lo requerido por la Declaración y otras obligaciones internacionales”, así como a “implementar las recomendaciones formuladas a España por distintos organismos internacionales de derechos humanos”. Entre las muchas tareas legislativas pendientes, el Informe recuerda que España debe ratificar la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad o incorporar la desaparición forzada como delito autónomo.

– Restaurar el juicio de legalidad por encima de la evidente ilegitimidad para permitir la investigación y condena de los hechos; – Y dotar de las suficientes garantías al procedimiento científico–arqueológico en el hallazgo e identificación de las víctimas para que, con la debida supervisión o autorización judicial, permita enjuiciar en su momento los crímenes cometidos. 1.– Nulidad de la ley de amnistía: del juicio de ilegitimidad a la condena judicial. Han pasado más de 40 años desde la promulgación de esta ley con la que se pretendía construir un nuevo régimen democrático sobre la tierra que aún cubre a las víctimas del genocidio franquista. Fue entonces una ley polémica pero aceptada por muchos sectores políticos (aunque no por toda la izquierda ni la derecha)45, argumentando la manida “razón de Estado” para enterrar el “estado de la sinrazón”. El derecho es el arma por excelencia de dominación política. Especialmente, cuando la ley no sirve para evitar las injusticias sino para cometerlas y abdica de ser la garantía de los débiles para convertirse en el instrumento del poder contra ellos. En este juego perverso de los intereses políticos, quedaron subordinados los derechos de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista a la paz social que se exigía como presupuesto para construir la transición democrática. Fue la primera piedra del muro para que la memoria de las víctimas pasara a ser olvido de Estado.

La amplia lista de recomendaciones contenida en el Informe revela la actitud diletante del Estado español en relación a los derechos de las víctimas, tanto en el ámbito de la verdad y la memoria, como en la necesidad de “investigar de oficio y juzgar todas las desapariciones forzadas a la luz de las obligaciones internacionales, de manera exhaustiva e imparcial, independientemente del tiempo transcurrido desde el inicio de las mismas”; eliminar los obstáculos jurídicos que lo impidan; “adoptar las necesarias legislativas y judiciales, para asegurar que las desapariciones forzadas no sean crímenes sujetos a amnistía, en particular privando de todo efecto a la interpretación judicial dada a la Ley de Amnistía de 1977”; o “asegurar que los responsables de la administración y procuración de justicia se personen en el momento de la ejecución de las exhumaciones y luego analicen los resultados que las mismas arrojan y actúen de acuerdo con ellos”.

Sin embargo, los eventuales intereses políticos no pueden derogar los derechos humanos en un Estado que se autocalifica de Derecho y que se asienta en la libertad y la justicia como pilares de su ordenamiento jurídico. De ahí que nos atrevamos a decir sin tapujos que caducó aquella “funcionalidad transitoria” de la Ley de Amnistía y que es el momento de que el Derecho que ampara a las víctimas derogue a los intereses políticos de una época ya derogada.

12.6. De la des–memoria de estado a la memoria ciudadana

Para que eso ocurra es necesario derribar cada uno de los muros levantados por la legislación interna con la intención de no escuchar las voces que claman desde fuera, sean ciudadanas o de organismos internacionales:

Empezando por dejar clara la naturaleza imprescriptible de los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad. Se ha repetido hasta la saciedad que España es el segundo Estado del planeta con más fosas comunes después de Camboya. Considerar este hecho evidente como el sumatorio de una letanía interminable de delitos individuales es una burla intolerable al sentido común y, sobre todo, a los sentidos de quienes todavía lloran a sus familiares por no saber dónde llorarlos. El argumentario que en su momento esgrimió el juez Baltasar Garzón (reproducido en gran medida en la denominada querella argentina por la jueza María Servini), no puede considerarse una interpretación heterodoxa o excepcional del Derecho por encausar el genocidio franquista como una violación masiva y continuada de los derechos humanos, sino un acto responsable y de estricta

– Considerar la nulidad la ley de Amnistía en relación con la punibilidad de los crímenes cometidos por tratarse de delitos de lesa humanidad y, en consecuencia, imprescriptibles;

45 Cada uno por motivos contrapuestos. Ni la entonces Alianza Popular respaldó la ley por razones obvias en defensa del régimen franquista, ni el Partido Comunista de España por justamente lo contrario.

Este resumen demuestra la distancia sideral entre la línea de no actuación por parte del Estado y el mandato expreso de Naciones Unidas. Y en medio, como si se tratara de una goma elástica, quedan las víctimas, las asociaciones memorialistas y los arqueólogos, forenses y juristas, que actúan de forma responsable e independiente con la esperanza de que la normativa española se corresponda con los tratados que ha firmado y con los derechos humanos que debe respetar.

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Rafael Espino Navarro, Mª del Camino Fuertes Santos, Antonio Manuel Rodríguez Ramos legalidad al calificar jurídicamente las evidencias por su nombre: delitos de lesa humanidad.

Teniendo en cuenta el “principio de prevalencia” de las normas internacionales asumidas por el Estado español, y el necesario “control de convencionalidad” que deben cumplir los poderes públicos para garantizar que se cumpla, nada justifica la vigencia de la Ley de Amnistía de 1977 en la medida que choca frontalmente con numerosos Tratados internacionales, entre ellos, con el mismísimo Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, suscrito por España y publicado en el BOE el 30 de abril de 1977, que establece en su artículo 15 la obligación de juzgar y condenar a todas aquellas personas que cometieron actos delictivos conforme a los “principios generales del derecho reconocidos por la comunidad internacional” aunque no fueran hechos delictivos según el derecho nacional en el momento en el que se cometieron. Y si por cualquier sinrazón las instancias internas se volvieran a oponer contra esta evidencia jurídica, correspondería a los Tribunales Internacionales de Derechos Humanos condenar al Estado español por violar su propio ordenamiento jurídico otorgando validez a una norma que nació muerta.

Para nosotros, sin duda, esa es la palabra clave: “calificar”. Amnistía es un “perdón jurídico” que en ningún caso conculca el derecho al recuerdo de las víctimas y el deber de recordar de las administraciones. Una exención a la punibilidad que en ningún caso exime de la ilicitud al acto ni de la culpabilidad a quienes lo cometieron. Así pues, la lógica penal impone que primero se determinen los hechos y a sus culpables para que después puedan ser calificados y, en su caso, amnistiados o no. La corriente amnésica invierte la lógica para evitar maquiavélicamente que los crímenes puedan ser investigados. Son conscientes de que la magnitud de la verdad sería tan abrumadora que nadie podría argumentar la prescripción de los delitos una vez revelados los hechos. Los observadores internacionales, en particular la relatoría de Naciones Unidas, se echa las manos a la cabeza ante esta increíble inversión del mecanismo procesal: ¿cómo es posible que se califique como impune lo que aún no ha sido investigado para precisamente impedirlo? Es tan grave el atentado contra el Derecho, es tan burdo el ataque a los principios más elementales de las garantías judiciales, que hasta se vulnera la misma ley que se invoca: “la amnistía determinará en general la extinción de la responsabilidad criminal derivada de las penas impuestas o que se pudieran imponer con carácter principal o accesorio” (art. 6 Ley de Amnistía). Sólo se puede amnistiar lo que previamente se ha investigado, calificado como delito y condenado en consecuencia.

Lo que es nulo no existe. Y lo que no existe, no produce efectos. Ambos principios elementales del Derecho fueron los que argumentaron en su momento los jueces y la Corte Suprema en Argentina para declarar nula su ley de punto de final. Cierto que el parlamento que la aprobó fue democrático. Pero aún más cierto es que lo hizo contraviniendo los tratados internacionales que ese mismo parlamento democrático había ratificado. Y hasta los estudiantes de primero de Derecho saben que carece de eficacia ir contra los propios actos. Siempre. Y mucho más cuando la vulneración de su propio derecho deja indefensas a miles y miles de víctimas por la violación de los derechos humanos.

Esta perversión jurídica choca frontalmente con la legislación internacional que el Estado español ha hecho suya al ratificarla. Debe quedar claro que en nuestro ordenamiento es prevalente la norma (e interpretación) internacional sobre el derecho interno. Y que corresponde a los poderes públicos velar porque así sea mediante el denominado “control de convencionalidad”, que se desprende del art. 96 Constitución Española (que asume la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969) y que recientemente se clarifica en la ley 25/2014, de 27 de noviembre, de Tratados y otros Acuerdos Internacionales, concretamente en sus artículos 30.1 y 31:

En consecuencia, no hay argumentos jurídicos para negar que la justicia española investigue los delitos de lesa humanidad perpetrados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, a pesar de la Ley de Amnistía. Todo lo contrario. Precisamente por ella, y porque así lo afirman los Tratados Internacionales ratificados por el Estado español prevalentes a nuestro derecho interno, la investigación de estos crímenes, su calificación y su condena, son premisas a la aplicación de la posible amnistía. Y llegados a ese punto, como pensamos muchos juristas en todo el mundo y relatores de Naciones Unidas, habrá que dilucidar entonces la nulidad de una ley que perdona las consecuencias penales de crímenes imprescriptibles, siguiendo el ejemplo de Argentina.

Artículo 30 Ejecución “1. Los Tratados internacionales serán de aplicación directa, a menos que de su texto se desprenda que dicha aplicación queda condicionada a la aprobación de las leyes o disposiciones reglamentarias pertinentes”.

12.7. A modo de conclusión. Arqueología y verdad

Artículo 31 Prevalencia de los Tratados

Si superamos el reproche de ilegitimidad y partimos de que el hallazgo de restos humanos abre por definición y por derecho un proceso de investigación penal, dotado de todas las garantías judiciales, este artículo carecería de sentido. Lo que demuestra que la situación real en España no se corresponde con lo que dicta su propia legislación. Ese es el drama. Y el escándalo: que sean asociaciones memorialistas y arqueólogos quienes

“Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales válidamente celebrados y publicados oficialmente prevalecerán sobre cualquier otra norma del ordenamiento interno en caso de conflicto con ellas, salvo las normas de rango constitucional”.

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Aquí nunca pasó nada estén removiendo la tierra y los obstáculos legales para hacer efectivo el derecho al recuerdo de las víctimas. De ahí que debamos ser escrupulosos en la exigencia del cumplimiento de las leyes penales en todo caso, independientemente de lo que decida la Fiscalía, el Juez de Instrucción o los Poderes Públicos. La arqueología debe ser compatible con una futura investigación de los hechos, que en ningún momento perdieron su condición presuntiva de delito.

e identificación” o alusiones directas a “víctimas de gravísimos delitos” o “crímenes contra la humanidad o crímenes de lesa humanidad”. Si es así, supone la asunción por el propio legislador de que nos hallamos ante delitos “imprescriptibles” y que, en consecuencia, cada vez que se localicen los restos de dichas víctimas deben ponerse en conocimiento de la autoridad judicial para que se compruebe si concurren “indicios racionales en la comisión de delitos”. Igual que si se tiene conocimiento de cualquier otro de naturaleza penal como trabajo forzado, desaparición, detención ilegal y coacciones. Más allá de una reparación moral o económica, incumbe a la administración que tenga conocimiento de estas conductas denunciarlas al Juzgado de Instrucción competente. Desgraciadamente, la realidad es otra.

En efecto, el rigor científico de la arqueología y de la investigación biogenética se han puesto a disposición de la justicia, ante la abdicación de los poderes públicos en el cumplimiento del deber de memoria. Y sería imperdonable para las víctimas que la ausencia de supervisión judicial en la cadena de custodia de los restos conllevase un castigo de impunidad cosido al del olvido. Naciones Unidas ha sido muy beligerante en sus recomendaciones obligando al Estado español a que las investigaciones de los presuntos delitos de lesa humanidad deban ser llevadas a cabo por jueces, sin perjuicio de la ayuda inestimable y necesaria de la arqueología en el proceso. Así evitamos la trampa dialéctica de considerar restos arqueológicos a las víctimas por la simple lógica de que son especialistas en arqueología quienes están llevando a cabo las exhumaciones. Parecida perversión es la que lleva aparejada la ubicación competencial de la memoria histórica o democrática en áreas ajenas a justicia. Incluso se llega a despreciar la constitución de Comisiones de la Verdad de ámbito autonómico o local, con el argumento falaz de que la competencia está en cultura o educación, no en justicia. O que no se creen Oficinas de Víctimas con la excusa de tratarse de una administración paralela. Nada es cierto. En el ámbito internacional existen Comisiones de la Verdad no estatales y en ningún artículo de nuestra constitución aparece que el deber de memoria sea competencia exclusiva del Estado. Así pues, la presencia científica de los cuerpos de arqueólogos es imprescindible en las Comisiones de la Verdad que se constituyan, no importa su ámbito, sin que ello suponga convertir a las víctimas en restos arqueológicos ni perder la condición de delito de lesa humanidad la causa de su muerte o desaparición. Cuando entró en vigor la Ley 52/2007, de Memoria Histórica, se determinó por Orden 22/12/2008 del Ministerio de Justicia la creación de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura, con sede en el propio Ministerio de Justicia. Las cosas son lo que parecen y aquel gesto político (más que jurídico) evidenciaba que nos hallábamos ante violaciones de derechos humanos. Aquella oficina, dentro del reducido marco de sus competencias, coordinó la creación de un mapa de fosas y otras actuaciones de investigación con otras administraciones del Estado a modo de “punto de referencia para facilitar a los particulares la información necesaria para el ejercicio de sus derechos”. Que ahora aquellas administraciones autonómicas que colaboraron entonces reordenen las competencias en cultura o similares, demuestra una incoherencia histórica que no debiera condicionar la naturaleza delictiva de los hechos investigados.

A nuestro juicio, corresponde al poder legislativo reconocer el valor probatorio de las investigaciones llevadas a cabo con la disciplina científica arqueológica o biomédica. Y que sus conclusiones formen parte vinculante de los informes que emitan las Comisiones de la Verdad que se constituyan, independientemente de la ausencia judicial en el proceso. Vivimos un momento crucial para la memoria debido a la ancianidad y muerte de quienes nunca olvidaron. Y no podemos permitir que el tiempo sepulte más que la tierra. O que sirva de coartada para degradar a las víctimas de los crímenes más indignos a simples piezas de museo. La labor investigadora de la arqueología merece el máximo respeto académico pero también el máximo reconocimiento jurídico. Su intervención no desnaturaliza en absoluto los delitos ni sus pruebas. Todo lo contrario. Ocupan el espacio vacío que ha dejado la amnesia del Estado y lo señala con el dedo. La memoria sin verdad es olvido. La verdad sin memoria es mentira. Antonio Manuel Rodríguez Ramos Nota final: Durante el tiempo transcurrido entre la entrega de este manuscrito y su publicación, las competencias en materia relativa a Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, atribuidas hasta ese momento a la Consejería de Cultura, pasaron a corresponder, desde Junio de 2017 hasta Febrero de 2019 a la Consejería de la Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática. Decreto 12/2017, de 8 de junio, de la Vicepresidencia y sobre Reestructuración de Consejerías, BOJA extraordinario nº 3 de 9 de junio de 2017. El 2 de diciembre de 2018, se celebraron nuevas elecciones en Andalucía. Los resultados obtenidos permitió que la coalición de partidos PP, Ciudadanos y VOX, formaran un nuevo gobierno que, entre otros cambios, ha optado por devolver, de nuevo, las competencias de la Ley de Memoria Democrática a la ahora denominada Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico (Decreto 108/2019 de de 12 febrero. BOJA 31 de 14 de febrero).

La misma incoherencia que se demuestra con el empleo de los términos legales “víctimas”, “localización, exhumación 193

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13 Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia Almudena García–Rubio1,2, Jimi Jiménez1, Berta Martínez1, Carmen Coch1, Susanna Llidó1, Lourdes Herrasti1, Francisco Etxeberría1, Luís Ríos1,3

RESUMEN

Entre julio de 1936 y diciembre de 1942 fueron enterradas en el Cementerio Viejo de Palencia 485 víctimas de la represión franquista. El cementerio fue clausurado en los años cincuenta y hoy es un parque de recreo municipal, el parque de la Carcavilla. En el año 2008 el hijo de una de esas víctimas entró en contacto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi para solicitar la búsqueda, exhumación e identificación de su padre, enterrado en la Carcavilla. El hecho de que el proyecto surgiera como consecuencia del deseo de los familiares de localizar a sus desaparecidos represaliados, implicó que el objetivo último de las intervenciones fuera la identificación de las víctimas. Fue el comienzo de un proceso que finalmente se extendió durante cinco años y tuvo como resultado la exhumación de los cuerpos de 108 represaliados de los cuales 57 pudieron ser identificados. Todo ello tuvo lugar entre los años 2008 y 2012, en el contexto de las subvenciones destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, concedidas por el Ministerio de la Presidencia del gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Estas subvenciones permitieron llevar a cabo un proyecto amplio, que incluyó prospecciones en el parque, dos campañas de excavación, dos fases de estudio osteológico de laboratorio y la realización de análisis genéticos. Al mismo tiempo, las normas y los plazos impuestos por las subvenciones condicionaron la estrategia, metodología y calendario de trabajo arqueológico. En este trabajo se explicará como fue el desarrollo total del proyecto, con especial atención a las fases de arqueología.4 12

3 4

1 Departamento Antropología Física. Sociedad de Ciencias Aranzadi. [email protected]. 2 Unidad Antropología Física Departamento Biología Universidad Autónoma de Madrid

Grupo Paleoantropología, Departamento de Paleobiología, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN–CSIC), Madrid 4 La información sobre el proceso de identificación y sus particularidades se desarrolló en García–Rubio y Ríos 2017. 3

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Almudena García–Rubio et al. ABSTRACT

Between July 1936 and December 1942, 485 victims of Franco’s repression were buried in the Old Cemetery of Palencia. The cemetery was closed in the 1950s and turned into what is known today as Carcavilla Park. In 2008, the son of one of these victims came into contact with the Aranzadi Science Society to request the search, exhumation, and identification of his father who was buried there. This marked the beginning of a process that lasted five years and resulted in the exhumation of 108 bodies, 57 of which could be identified. The project took place between 2008 and 2012, with subsidies granted by the Ministry of the Presidency of the Spanish Socialist party (PSOE) for activities related to the victims of the Civil War and Francoism. These grants allowed us to carry out a broad project, which included surveys in the park, two excavation seasons, two phases of osteological laboratory study, and the performance of genetic analyses. Nonetheless, the rules and deadlines imposed by the grants conditioned the strategy, methodology and archaeological work schedule. In this chapter we will explain the progress of the project, paying special attention to the archaeological work.

13.1. Exhumar en un cementerio

ordinario para los demás difuntos7. Este último caso es el que nos interesa en este trabajo. La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha intervenido en cinco cementerios con estas características, Tudela (Navarra), Benegiles (Zamora), Montenegro de Cameros (Soria), Magallón (Zaragoza) y el Cementerio Viejo de Palencia (Carcavilla). Por la cantidad de restos recuperados y el volumen de información obtenida de los libros de registro, el caso de Palencia puede ser el ejemplo más significativo.

La exhumación en el año 2000 de una fosa común de víctimas de la Guerra Civil en Priaranza del Bierzo (León) por un equipo de arqueólogos, antropólogos y médicos forenses marcó la incorporación de España a las investigaciones antropológico–forenses de graves violaciones de derechos humanos (Silva 2006). Desde esta exhumación hasta el año 2018 se tiene constancia de más de 740 exhumaciones en España de las que se han recuperado más de 9.000 individuos (Etxeberria y Solé 2019). Centrándonos en la localización de las fosas comunes, aunque todavía no hay un estudio sistemático (Congram 2010), la mayoría se encuentran en parajes naturales, cerca de caminos rurales o carreteras (Etxeberría y Herrasti 2003; Etxeberría et al. 2005; 2012). Otra localización habitual de las fosas comunes aunque menos frecuente (24,6 por ciento de las exhumaciones realizadas por Aranzadi5), son los cementerios (Herrasti et al. 2012).

En cualquiera de los casos anteriores, la búsqueda de enterramientos de represaliados de la guerra civil española en un cementerio tiene sus particularidades. Por un lado metodológicas, ya que en la mayoría de los casos, tras los enterramientos vinculados a la represión, los cementerios continuaron en uso, siguieron siendo espacios dinámicos debido a las diversas alteraciones espaciales y cronológicas causadas por las reutilizaciones y, muy frecuentemente, por la ampliación del espacio útil con la construcción de nichos8. El resultado directo de estos procesos típicos de los cementerios es la intersección, desplazamiento y reducción de enterramientos de distintas áreas y cronologías, lo que constituye la mayor dificultad metodológica en la fase de búsqueda.

El enterramiento de represaliados del periodo de la Guerra Civil en cementerios puede seguir diferentes patrones. Respecto a la localización espacial, los enterramientos pueden encontrarse fuera del perímetro del cementerio, en las denominadas traseras, o dentro del perímetro del mismo. En este último caso, los enterramientos pueden situarse en la zona civil6 o zonas apartadas del área en uso en aquel momento, generalmente cerca de las tapias, o los enterramientos pueden incorporarse al área en uso

A esta complejidad técnica se suman cuestiones éticas y sociales provocadas por trabajar en un espacio sensible de memoria individual, colectiva y local como es un cementerio. De hecho, el anuncio de la intervención arqueológico–forense siempre genera una gran expectación en la comunidad local, convocando a un gran número

5 Si tomamos la información para todo el Estado, recogida en la base de datos elaborada por la Sociedad de Ciencias Aranzadi ya mencionada, esta proporción sobre la localización de fosas en cementerios es similar, aunque un poco menor. De 395 exhumaciones realizadas hasta 2015, 76 (19 por ciento) se realizaron en cementerios. Este listado puede tener algunas carencias, motivo por el que en este trabajo se utiliza y menciona principalmente, la información relativa a las intervenciones realizadas por Aranzadi, de las que se dispone de todos los datos. 6 Se entiende por cementerio civil, la zona de un campo santo que no es eclesiástica o religiosa, ni militar. Generalmente en la zona civil de los cementerios son enterradas personas que profesan una religión distinta a la católica, ateos, personas que se han suicidado etc.

Algunos ejemplos en diferentes provincias que responden a estas características descritas son La Puebla de Cazalla en Sevilla (Guijo et al. 2013), Agreda en Soria (Herrasti et al. 2012), Castuera en Badajoz (Muñoz Encinar et al. 2013), El Carmen en Valladolid (visto en web del diario El Norte de Castilla octubre 2016, http://www. elnortedecastilla.es/valladolid/201608/15/exhumacion–carmen–amplia– nuevas–20160809185654.html). 8 Se conocen casos donde el espacio fue respetado aunque, como en el ejemplo del cementerio de Magallón (Zaragoza), la señalización se hizo llegada la democracia, por lo que durante la exhumación fueron encontrados enterramientos de los años 40 entre y sobre los represaliados que se buscaban. 7

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Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia de personas tanto interesadas como curiosas que son testigos del desarrollo de los trabajos. Este hecho implica que aún con todos los permisos municipales o religiosos concedidos, se puede crear malestar o conmoción en la comunidad por la exposición de restos humanos y objetos asociados a los enterramientos. Por esta razón, durante la intervención es importante la interacción, no solo con las familias solicitantes, sino con todas las personas interesadas, en forma de explicaciones públicas del desarrollo del trabajo, generando un espacio de diálogo en el que se responde a las dudas y cuestiones que puedan plantearse. Además, es necesario realizar un trabajo previo de coordinación e información con las autoridades locales donde se resuelva, principalmente, el destino final de los restos humanos exhumados. Por un lado, los que son objeto de búsqueda para su exhumación e identificación, pero también aquellos restos individualizados o mezclados que aparezcan fruto de la intervención arqueológica. Para los primeros, la solución más frecuente es la cesión de un espacio dentro del cementerio, como un panteón o un nicho, donde tengan cabida todos los restos9. Para los demás restos humanos, la solución suele ser su traslado al osario del cementerio.

Figura 1. Vista aérea del cementerio en 1949. Fotomontaje realizado a partir de 20 fotos del ayuntamiento de Palencia. AHP Palencia.

13.2. El cementerio viejo de Palencia y las víctimas de la represión franquista A partir de la información consultada en el Archivo Histórico Municipal de Palencia (AHMP) sabemos que el Cementerio Viejo tuvo una larga trayectoria de uso como espacio oficial de enterramiento, desde el año 1802 hasta 1955, cuando es clausurado. Tras su cierre, el cementerio pasó por décadas de abandono hasta que en los años ochenta fue convertido en el parque de recreo municipal de La Carcavilla. Los libros de registro del cementerio (LRC), y un plano catastral del cementerio posterior a su cierre, ambos consultados en el AHMP, indican que el Cementerio Viejo tenía forma cuadrangular, con una capilla central de la que partían cuatro pasillos principales que lo dividían en cuadrantes o términos. A su vez cada término se dividía en secciones semicirculares y dentro de las secciones se disponían las filas de sepulturas, estando por tanto las tumbas dispuestas en ordenación concéntrica respecto a la capilla (Fig. 1y 2). Esta era la configuración al menos desde finales del siglo diecinueve, aunque como veremos las excavaciones arqueológicas han revelado una configuración previa diferente.

Figura 2. Organización del cementerio en Términos y Secciones.

Los LRC contienen además información individual sobre cada persona enterrada en el cementerio, como los datos personales (nombre, apellidos, edad, estado), datos de procedencia (naturaleza, domicilio, parroquia), fechas (de fallecimiento, licencia de enterramiento, inhumación), localización del enterramiento en el cementerio (término,

sección, fila, número de sepultura) y observaciones. En la categoría de “Observaciones” encontramos gran variedad de anotaciones diferentes que además van cambiando con los años. La mayoría es de tipo funerario, pago de derechos a perpetuidad, panteón, traslados etc., y en los años de la Guerra Civil son frecuentes las notas que hacen referencia al frente, u otras como “moro”, “italiano”, “rojo”, “requeté”, “falangista”, etc.

En la mayoría de los casos, una vez terminado el proceso de identificación, se realiza una devolución comunitaria de todos los restos, tanto los identificados como los no identificados. Los no identificados permanecen en el panteón o nicho, mientras que el destino final de los identificados depende de la voluntad de la familia: pueden permanecer en el panteón, o trasladarse a otros cementerios.

Esta información en el apartado de “Observaciones” ha sido crucial para la realización del listado de víctimas de la represión enterradas en el cementerio, concretamente la anotación de “judicial”, que hace referencia a si el cadáver ha tenido un recorrido legal, por ejemplo una

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Almudena García–Rubio et al.

Figura 3. Página del LRC. Se trata de un ejemplo de Septiembre de 1936. En la casilla de Observaciones, las flechas señalan la categoría de “judicial”. El recuadro indica la localización de un grupo de 11 represaliados enterradas el mismo día. Fueron distribuidos en tres sepulturas (17, 18 y 20 de la fila 4) formando un enterramiento triple y dos cuádruples.

muerte violenta, paso por la morgue o realización de autopsia (Fig. 3). Para hacernos una idea, en el año 1932, entre los meses de julio y diciembre, hay cuatro entradas que incluyen la observación “judicial”. En el año 1935, en los mismos meses, hay nueve entradas. En el año 1936, también entre julio y diciembre hay 249 entradas que incluyen la observación “judicial”. Todos corresponden a represaliados a excepción de 25 personas. La diferenciación entre represaliado y no represaliado dentro de la categoría “judicial” se realizó mediante el cotejo de estos nombres con otras fuentes documentales como los sumarios judiciales, trabajo llevado a cabo por Juan Manuel Monge Lobete, de la ARMH de Palencia. La investigación completa de los LRC y los sumarios judiciales resultó en un número total de 485 represaliados y enterrados en el Cementerio Viejo entre julio de 1936 y diciembre de 1942 (García Colmenares 2012).

su cierre, fotos antiguas de la tapia del cementerio y la localización espacial de algunos enterramientos contenida en los LRC de los años 1880 a 1891. Estas descripciones incluían cuatro referencias fijas (la calzada de Grijota, la puerta principal del cementerio, las luceras y rafas de la tapia del cementerio). Partiendo de estas descripciones, sobre el plano catastral y con ayuda de las fotografías se pudieron ir situando las filas. Con bastante precisión las filas 6, 7, 8 y 9 y con inexactitud, por ausencia de datos, las cinco primeras (Lozano 2009). Cada una de las filas se dividió en el número de sepulturas que indica el LRC, obteniendo así finalmente un potencial plano virtual de la localización individual de cada enterramiento, clave para orientar la búsqueda (Fig. 4).

Con toda la información arriba mencionada sobre la localización individual de cada enterramiento, se determinó que el 65 por ciento de los 485 represaliados se encontraban en el Término 1º Sección 3ª. Concretamente, distribuidos en 139 sepulturas repartidas en nueve filas, con enterramientos individuales (48), dobles (35), triples (35), cuádruples (19) y quíntuples (2). Como se detalla más adelante, fue en este Término 1º donde la información documental indicaba que se encontraban enterrados los represaliados cuyos familiares solicitaron la exhumación e identificación. ¿Cómo buscar estas sepulturas entre las 570 de este cuadrante del cementerio? No existe en los archivos Municipal y Provincial de Palencia un plano que muestre la disposición individual de las tumbas, pero Federico Lozano Ginel, arquitecto natural de Baltanás, de donde procedían los primeros represaliados buscados, se encargó de realizar tal plano. Los datos de partida fueron tres: el ya mencionado plano catastral del cementerio posterior a

Figura 4. Plano virtual realizado por el arquitecto Federico Lozano. Se indican las fosas buscadas en el año 2009 y la ubicación de los primeros sondeos realizados.

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Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia 13.3. Nacimiento y Desarrollo Del Proyecto

la exhumación de 20 represaliados. Fueron pedidas dos subvenciones en la convocatoria del año 2010, aunque solamente fue concedida una de ellas10.Al año siguiente se constituyó otra agrupación, la Agrupación de familiares de Palencia y provincia, que solicitó la exhumación de 15 represaliados más. En la convocatoria del año 2011 las tres agrupaciones existentes solicitaron subvenciones para la exhumación en el parque. En consecuencia, en el verano del año 2011, con una subvención del año 2010 concedida y, a la espera de saber si las subvenciones solicitadas en 2011 eran aprobadas, se planificó la excavación en extensión en el parque de la Carcavilla. En este periodo de tiempo el Ayuntamiento de Palencia pasó a estar gobernado por el Partido Popular. El nuevo ayuntamiento entendió la necesidad de realizar las exhumaciones y mantuvo el permiso expedido por la anterior corporación municipal, pero puso como condición que en el verano del 2011 se realizara una única y definitiva intervención que exhumara los restos de todos los represaliados enterrados en esa zona del parque y de esta forma garantizar que no habría más excavaciones en el futuro.

Que se llevara a cabo una exhumación en el parque de la Carcavilla se debió ala determinación de Roberto Pérez Espina. Tal y como relata él mismo en sus memorias publicadas (Pérez 2006), Roberto tenía seis meses cuando su padre, Saturnino Pérez Diago, zapatero de Villaviudas (Palencia) fue fusilado y enterrado en el Cementerio Viejo. En agosto del año 2003 se llevó a cabo una exhumación en Olmedillo de Roa (Burgos) donde fueron recuperados los cuerpos de ocho represaliados de Villaviudas, que fue seguida de un homenaje en el verano siguiente. Ser testigo de esta exhumación llevó a Roberto a pensar en la posibilidad de recuperar los restos de su padre para llevarlos al cementerio de Villaviudas, junto a los restos de su madre. Con este objetivo fue recabando información sobre la posible exhumación de su padre y sumó a otros familiares de represaliados al proceso. Encontró apoyo por parte de los alcaldes socialistas de Villaviudas y Palencia, así como de la ARMH palentina,con quienes se reunió en diferentes momentos de 2005 y 2006,pero todos le indicaban que realizar la exhumación no era posible por la falta de información concreta y porque en el Ayuntamiento de Palencia había documentación que afirmaba que el cementerio se vació de enterramientos por completo, con motivo de las obras del parque en los años ochenta.

En consecuencia, antes de iniciarse los trabajos en el verano del 2011, los familiares asumían que la subvención existente (la de 2010) no cubriría la totalidad de los gastos de esta excavación y que, de no aprobarse las subvenciones solicitadas ese año (las de 2011), tendrían que cubrir los gastos ellos mismos. El equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la Universidad Autónoma de Madridtuvo en cuenta estas condiciones a la hora de diseñar la estrategia de excavación y de formar un equipo con gran número de voluntarios con formación arqueológica y/o antropológica de las universidades Autónoma de Madrid, País Vasco, Complutense y de Salamanca. En la Figura 5 se muestra un resumen temporal de todo este proceso.

Las cosas cambiaron para Roberto cuando conoció a José Ignacio Casado, funcionario del Ministerio de Justicia, natural de Gumiel de Mercado (Burgos), activo colaborador de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de la ARMH de Burgos y pieza clave en la búsqueda de fosas en la zona de Ribera de Duero. Casado puso en contacto a Roberto con uno de los autores (L.R.), y tras celebrar una reunión en la Universidad Autónoma de Madrid, una visita previa al parque de la Carcavilla y valorar toda la información disponible, se decidió intentar la intervención arqueológica. El primer paso fue reunirse con el entonces alcalde de Palencia, Heliodoro Gallego Cuesta, para conseguir el permiso y apoyo del ayuntamiento y, posteriormente, se iniciaron los trámites para solicitar las subvenciones destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo del Ministerio de Presidencia en la convocatoria del 2008. Fueron aprobadas dos subvenciones, una destinada a la búsqueda y exhumación de las fosas y otra para, en caso de encontrarlas, realizar el estudio osteológico y análisis genéticos para la identificación de las víctimas. Como veremos, el proyecto obtuvo buenos resultados que se materializaron en los homenajes y entrega de restos identificados a los familiares en el verano del 2010.

10 Los familiares de represaliados podían solicitar las subvenciones destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la guerra civil y el franquismo siempre que se constituyeran, mediante documento público, en Agrupaciones de personas físicas sin personalidad jurídica que ostentaran interés legítimo para los proyectos de indagación, exhumación, identificación y reinhumación de personas desaparecidas violentamente durante la guerra civil. Para ello, debían personarse todos los miembros de la agrupación en el notario, nombrar a un representante único y hacer constar en la solicitud el compromiso de ejecución y el importe asumido por cada miembro de la Agrupación (Orden PRE/786/2010 por la que se establecen bases reguladoras para la concesión de subvenciones destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la guerra civil y el franquismo para el año 2010, Artículo 7.4). Las solicitudes debían incluir presupuestos e información sobre el proyecto como: actuaciones ya iniciadas tendentes a su ejecución, una descripción y cuantificación de los resultados que se pretendieran conseguir con cada una de las actividades realizadas, la cuantificación de los medios y actividades previstas para la difusión y/o divulgación del proyecto y sus resultados, etc. Es decir, estas subvenciones resultaban muy complicadas de tramitar por Agrupaciones de familiares que, como en Palencia, solían estar formadas por gente de edad avanzada, residentes en áreas rurales, y poco familiarizados con este tipo de burocracias. La razón por la que en la convocatoria de 2010 una de las subvenciones solicitadas no fue concedida fue que no se subsanó un error ya que no se localizó a tiempo al representante único de la Agrupación. El motivo es que esta persona sólo podía ser localizada mediante el teléfono fijo de su domicilio y los horarios de los funcionarios del Ministerio de la Presidencia fueron incompatibles con los suyos, algo que en la era de internet y la telefonía móvil cuesta entender, pero que es una realidad en muchas zonas de nuestro país.

Como consecuencia del éxito de la primera intervención, el número de peticiones para exhumar en el Cementerio Viejo de Palencia se multiplicó. Se formaron dos nuevas agrupaciones: Agrupación de Familiares de Dueñas y Monzón, que solicitaban la exhumación de 40 represaliados, y la Agrupación de familiares de Villaviudas,que solicitaban 199

Almudena García–Rubio et al.

Figura 5. Organigrama del proyecto.

13.4. El proceso de identificación

y/o diversa información documental. Ambos tipos de información se contrastan con la información obtenida en la excavación arqueológica (ubicación y tipología de la fosa, número de esqueletos recuperados, objetos personales, proyectiles y otras evidencias asociadas),así como en el estudio osteológico (perfil biológico estimado, características físicas y patologías observadas etc.). Si el cruce de información es compatible sobre el grupo y sobre los individuos, se realizan propuestas de identificación que orienten los análisis genéticos.

La identificación de restos óseos humanos en contextos de violación masiva de derechos humanos es un proceso complicado con resultados dispares en cuanto al número de identificaciones positivas (Komar 2008; Djuric et al. 2007). A pesar de ello, en los últimos años en España, se ha demostrado que la identificación de restos óseos humanos procedentes de fosas comunes de la Guerra Civil, es una tarea factible (Ríos et al. 2010; 2012; 2014; Polo et al. 2010; Malgosa et al. 2010; Nuñez C. et al. 2015; Etxeberría et al. 2012), debido en varios casos a la cantidad y diversidad de información disponible.

Como se concluye de este breve resumen del proceso de identificación, la cantidad y calidad de la información archivística, documental y testimonial sobre las personas que se quieren identificar, es fundamental. Para el caso de la Carcavilla, se realizaron un total de 80 entrevistas a familiares y se obtuvieron 105 actas de nacimiento, 216 partidas de defunción, 50 expedientes militares y 95 sumarios judiciales, además de la información sobre fechas y lugares de enterramiento procedentes del LRC (ver arriba).También lo es la correcta excavación y documentación arqueológica de los esqueletos y demás evidencia asociada. Veamos cómo se llevaron a cabo los trabajos de arqueología y su papel en el proceso de identificación.

En el caso de la Carcavilla, el 75 por ciento de las víctimas fueron fusiladas tras ser condenadas en juicios sumarísimos. A través de los sumarios judiciales y del LRC, sabemos que los represaliados eran llevados al cementerio tras la ejecución, por lo que forman grupos sincrónicos de enterramiento. Por ejemplo, el grupo de ocho hombres de Aguilar de Campoo fusilado el 20 de agosto de 1936, fue enterrado en cuatro fosas de la fila 3, pero forma un solo conjunto represivo. Este patrón de represión y enterramiento permite desarrollar la hipótesis de presencia de un grupo cerrado (el conjunto represivo) que es un paso esencial en el proceso de identificación. Este paso es fundamental porque acota el universo de identificación, que se podría definir como aquel compuesto por aquellas personas que pudieron haber terminado como los restos del caso estudiado (Ríos 2012).La hipótesis de grupo cerrado se sustenta en el cruce de información procedente de diversas fuentes. Por un lado,tenemos la información ante mortem sobre las personas que se buscan (sexo, edad, estatura, características físicas). Esta información puede ser dada por familiares y testigos o proceder de documentos como los libros del cementerio, las partidas de nacimiento y defunción, los expedientes militares, los sumarios judiciales, etc. Por otro lado, la información sobre la potencial localización del enterramiento y de las personas presuntamente allí inhumadas, que se obtiene a partir de testimonios orales

13.5. Arqueología en el Parque de la Carcavilla La arqueología en el parque de la Carcavilla, sus fases, estrategias adoptadas y metodología, estuvieron condicionadas por las subvenciones concedidas a las agrupaciones de familiares que solicitaban la excavación y el calendario para su ejecución. Así, el proyecto arqueológico quedó dividido en dos grandes fases que se explican a continuación. 13.5.1. Primera fase Se basó en las subvenciones solicitadas en la convocatoria del año 2008 cuyo objetivo era buscar a 30 víctimas de Baltanás y Villaviudas. Se dividió en tres etapas 200

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia arqueológicas: prospección con georradar, sondeos con máquina excavadora y excavación. Prospección con georradar En el Ayuntamiento de Palencia existía documentación correspondiente a la creación del parque, en la que se afirmaba que todos los restos del cementerio habían sido extraídos con motivo de las obras de acondicionamiento. Esto justificó realizar una primera prospección con georradar cuyo objetivo era localizar alteraciones bajo la superficie del parque que pudieran ser interpretadas como compatibles con sepulturas. El georradar es una técnica geofísica de teledetección que sirve para detectar y mapear características del terreno bajo la superficie. Opera enviando una señal electromagnética corta y controlada hacia el suelo y luego midiendo el tiempo requerido por la señal para volver al recibidor. Como el tiempo de propagación de la señal es constante, las variaciones en el tiempo requerido por la señal en salir y volver al recibidor, dependerán de la densidad y profundidad de las anomalías que atraviese esa señal (Conyers 2004; Holland y Connell 2009). Su rendimiento es más óptimo si se trata de unos estratos relativamente uniformes y alteraciones abruptas, es decir, características intrusivas como podría ser una fosa de enterramiento.

escombro y fragmentos de material de obra, que podría corresponder al tiempo de uso del cementerio, ya que este relleno sellaba el nivel de inhumaciones del Cementerio Viejo. En este cuarto nivel fueron documentados seis enterramientos, dos de ellos correspondientes a individuos infantiles (Fig. 6).

La prospección fue llevada a cabo en noviembre del año 2008 por la empresa Condor Georradar.Se realizó una prospección en malla cuadriculada de 1 metro con antena de 400 Mhz, por todo el área equivalente al Término 1º Sección 3ª. Las conclusiones fueron que a la misma cota eran detectables alteraciones compatibles con enterramientos individuales así como alteraciones compatibles con conducciones de servicio y zanjas de obra (Avial 2008).

El sondeo 2, ubicado a veinte metros del anterior en dirección oeste, tuvo unas dimensiones de 11,5 metros de longitud por entre 3,40 y 1,70 metros de anchura. Se alcanzaron cotas de entre 60 y 95 cm en el extremo sur de la cata. Presenta una estratigrafía semejante a la observada en el sondeo 1. En este caso, en el nivel 3, mezclado con el escombro se documentan restos óseos humanos desarticulados. Así mismo, en el cuarto nivel fueron documentados dos enterramientos, uno de ellos en féretro.

Sondeos con excavadora

El sondeo 3, localizado a 37 metros del acceso este, antigua puerta principal del Cementerio Viejo. Sus dimensiones fueron 4,10 metros de longitud y una anchura de 2,20 metros, mientras que se alcanzó una profundidad de 75 centímetros. Este sondeo presenta menores dimensiones por la aparición de una canalización de servicio moderna. Mostró una estratigrafía simple, semejante a las anteriores, con un nivel más de 30 cm de potencia, de color marrón amarillento, que sellaba el nivel de inhumaciones del Cementerio Viejo. Fueron documentados dos enterramientos en ataúd.

Figura 6. Sondeo 1. Se aprecian tres féretros definidos en planta, el del centro, de menores dimensiones correspondería a un enterramiento infantil.

Los resultados poco concluyentes de la prospección con georradar llevaron a plantear la realización de sondeos con máquina excavadora cuyo objetivo era comprobar la presencia de enterramientos correspondientes al Cementerio Viejo. Se decidió abrir sondeos en tres puntos diferentes del Término 1º Sección 3ª, área en la que como se ha indicado se encontraban las fosas correspondientes a los represaliados buscados por los miembros de la Agrupación (Fig. 4).

En los tres sondeos la excavación llegó hasta el límite de los féretros, que quedaron definidos en planta, sin abordarse su exhumación, puesto que ese no era el objetivo de la intervención. De esta manera quedó verificada la presencia de enterramientos y restos óseos humanos, desmintiendo la información municipal que afirmaba lo contrario. Esto dio pie a que se empezaran a gestionar los permisos para la siguiente fase de excavación arqueológica.

El sondeo 1 estuvo situado a 13 metros de la puerta de la Avenida de Asturias, en el acceso oeste del Cementerio Viejo. Sus dimensiones fueron 8,70 metros de longitud y una anchura de entre 3,15 y 1,60 metros. Se alcanzó una profundidad de 80 centímetros. El sondeo mostró una estratigrafía muy simple, con cuatro niveles. Una primera capa de entre 10 y 20 cm de humus y materia vegetal del jardín, que apoyaba en una segunda capa de de 20 cm de espesor, de color rojizo y textura arcillosa, interpretada como una aportación para la creación del parque. Ésta descansaba sobre un estrato más potente (40–50 cm) de color oscuro, marrón grisáceo, con presencia de piedras,

Primera campaña de excavación La primera campaña de excavación tuvo lugar entre los meses de mayo y julio del 2009. El objetivo era buscar 201

Almudena García–Rubio et al. FECHA FUSILAMIENTO

30/07/1936

01/09/1936

21/12/1936

18/01/1937

10/03/1937

NOMBRE

PROCEDENCIA

APC

Baltanás

ICT

Baltanás

Desconocido1

Baltanás

EP

Desconocido

Desconocido

Monzón

Desconocido

Baltanás

Desconocido

Desconocido

AP

Baltanás

MGE

Baltanás

CTA

Baltanás

EEP

Baltanás

JPC

Baltanás

ADC

Baltanás

MCF

Baltanás

MLP

Pedrosa

MCL

Baltanás

TTT

Baltanás

MGV

Hornillos

LOCALIZACIÓN EN TÉRMINO1º SECCIÓN 3ª Fila 2 Sepultura 19 Fila 2 Sepultura 20 Fila 2 Sepultura 22 Fila 2 Sepultura 24 Fila 4 Sepultura 56 Fila 6 Sepultura 60

Fila 6 Sepultura 59

Fila 6 Sepultura 58

FVT

Hornillos

SPD

Hontoria

LGB

Paredes

VCG

Villaviudas

GCG

Villaviudas

JAV

Baltanás

TCO

Roa

AAV

Baltanás

MCE

Baltanás

JDE

Baltanás

SCC

Baltanás

DAV

Baltanás

Fila 7 Sepultura 68

Fila 8 Sepultura 66

Fila 8 Sepultura 65

las fosas en las que fueron enterradas las 30 víctimas de Baltanás y Villaviudas que reclamaban los familiares y que representaban cinco momentos represivos: 30 de julio, 12 de diciembre y 1 de septiembre de 1936, y 18 de enero y 10 de marzo de 1937. Según los LRC, los enterramientos de estas personas estaban distribuidos en once fosas de las filas 2, 4, 6, 7 y 8 del Término 1º Sección 3ª. Toda esta información se resume en la Tabla 1.

Hay que recordar que el propio Lozano (2009) advertía de que la ubicación de las filas 1 a 5, así como la distribución de las sepulturas en ellas, eran imprecisas, ya que existían menos referencias para la elaboración del plano virtual. En la fila 6 se buscaban tres sepulturas contiguas que albergaban un enterramiento cuádruple (sepultura 58) y dos triples (sepulturas 59 y 60). En la fila 7 se buscaba un enterramiento cuádruple (sepultura 68) y en la fila 8 se buscaban dos sepulturas seguidas, una de ellas con un enterramiento cuádruple (sepultura 65) y la otra con uno triple (sepultura 66). Todas estaban rodeadas de enterramientos ordinarios según el LRC.

La estrategia diseñada por el equipo, influenciada por lo ajustado del presupuesto que no permitía abordar una excavación en extensión de toda el área, consistió en abrir pequeños sectores donde según el mencionado plano virtual de Lozano estarían situados los enterramientos indicados en la Tabla 1 y señalados en la Figura 4. La excavación se centraría en primer lugar en los sectores donde presuntamente se localizaban las filas 6, 7 y 8, ya que en ellas se concentraba el mayor número de sepulturas buscadas. Luego se buscaría la fila 2, donde se encontraban otras 4 sepulturas y, por último, se buscaría la fila 4 donde sólo se hallaba un enterramiento individual.

Con esta información presente se abrió un primer sector, Sector A, de una extensión aproximada de 96 m2. Se retiraron los primeros niveles estratigráficos con máquina excavadora hasta alcanzar el nivel en que empezaba a distinguirse evidencia de los enterramientos, mayoritariamente manchas cuadrangulares de un color oscuro, excepto algunos casos donde directamente aparecía la madera de las paredes laterales de los féretros, a una 202

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia

Figura 8. Izquierda. Enterramiento ordinario atravesado por una tubería de servicio del parque. Derecha. Extremidades inferiores de los individuos de una fosa, afectadas por las obras del parque.

documentaron 17 enterramientos ordinarios individuales a una cota que oscilaba entre los 60 y 90 cm respecto al nivel del parque actual. Varios de los enterramientos ordinarios y fosas encontradas, aparecían afectadas parcialmente por conducciones de servicio del parque (Fig.8). En la ampliación hacia el noreste se encontraron cinco fosas múltiples, las UUEE 3180 y 3400, identificadas tentativamente como las sepulturas 65 y 66 de la fila 8; y UUEE 3190, 3210 y 3250, identificadas tentativamente como las sepulturas 29, 30 y 31 de la fila 9. Estas tres últimas no eran buscadas en esta intervención, pero al tratarse también de represaliados de la Guerra Civil, se decidió exhumarlas e intentar su identificación12. En la ampliación hacia el sureste fueron encontradas tres sepulturas múltiples, las UUEE 3410, 3500 y 3510, identificadas tentativamente como las sepulturas 58, 59 y 60 de la fila 6. Todos los esqueletos recuperados excepto dos, presentaban signos de trauma peri mortem. También fue documentada la presencia de cal y elementos de balística (Fig. 9).

Figura 7. Filas y enterramientos ordinarios en el Sector A.

cota que oscilaba entre los 60 y 80 cm respecto al suelo actual del parque. A partir de ahí se procedió a excavar con medios manuales, dejando expuestos los ataúdes que fueron apareciendo. Se documentó en el sector un total de 14 enterramientos ordinarios individuales, con féretro y en los casos en los que el esqueleto se pudo ver, sin signos de trauma peri mortem. Estas sepulturas presentaban la disposición semicircular y en filas que describía el plano virtual (Fig. 7). Junto a un enterramiento ordinario (UE 3020) consistente en una tumba revestida de ladrillo con dos cajas de reducción en su interior (UUEE 3021 y 3022), se descubrió la primera fosa múltiple. La UE 3010, de dos metros de longitud y 80 cm de anchura, que albergaba cuatro esqueletos, dos orientados al noroeste y dos al sureste. En la fosa se documentó la presencia de cal11. Los cuatro esqueletos presentaban trauma peri mortem en el cráneo y dos de ellos también en el tórax. Esta fosa se identificó tentativamente como la sepultura 68 de la fila 7, por lo que se decidió ampliar el Sector A hacia el norte, sur y este, buscando las filas 6 y 8. Para ello se fueron abriendo sectores pequeños. Primero los sectores B y C, hacia el noreste, con una extensión aproximada de 108 m2 y después sectores D y E, hacia el sureste, con una extensión de 375 m2. En toda el área se constató la continuidad de las filas. En total se

Por tanto, en los sectores A, B, C, D y E se habría dado con parte de las filas 6, 7, 8 y 9. La apertura hacia el sureste trató de llegar a la fila 4 y la sepultura 56, pero la información aportada por el registro no permitía una correcta orientación y se decidió abandonar la búsqueda. Por último se abrió otro sector, Sector F, varios metros al sur de los anteriores, en un intento de buscar las sepulturas 19, 20, 22 y 24 de la fila 2, donde supuestamente estaban enterradas otras víctimas de Villaviudas y Baltanás (Tabla 1). Fueron localizadas 13 sepulturas individuales, en las que se documentó la presencia de ataúdes,que no fueron La identificación tentativa de estas fosas como las 29, 30 y 31 de la fila 9 permitió conocer los nombres de los once hombres enterrados en ellas. Manuel Monge de la ARMH de Palencia realizó una búsqueda de familiares, para informarles de la situación e intentar obtener muestras para posibles análisis genéticos. Seis familias fueron localizadas, siendo identificados mediante prueba genética cinco de ellos.

12

11 Consultar Schotmanset al. (2016) para un estudio tafonómico del uso de la cal en La Carcavilla.

203

Almudena García–Rubio et al.

Figura 9. Izquierda de arriba a abajo. Proyectil de arma de fuego rodeado de cal. Trauma peri mortem en húmero. Orificio de salida de proyectil en cráneo. Centro. Fosa 3250. Derecha. Fosa 3410.

13.5.2. Segunda fase

excavados ya que no correspondían a los enterramientos múltiples que se buscaban. Estos hallazgos llevaron a interpretar que el plano virtual perdía precisión para esta zona del Término 1º, Sección 3ª. En los informes que siguieron a la intervención, se recomendó, en caso de haber nuevas búsquedas, la apertura de toda el área en extensión.

Se realizó a partir de las subvenciones solicitadas en las convocatorias 2010 y 2011 cuyo objetivo era buscar a 80 víctimas de Villaviudas, Dueñas, Monzón, Aguilar de Campoo, Palencia y otros municipios de la provincia, así como exhumar los restos de todos los demás represaliados enterrados en esa área del cementerio. En este caso se trató de una excavación en extensión.

En total fueron exhumados 32 cuerpos procedentes de nueve fosas. Correspondían a cuatro momentos represivos: el grupo fusilado y enterrado el 21 de diciembre de 1936; el grupo fusilado y enterrado el 18 de enero de 1937; el grupo fusilado y enterrado el 10 de marzo de 1937 y el grupo fusilado y enterrado el 12 de febrero de 1938. Las identificaciones tentativas hechas en campo respecto a los grupos encontrados, fueron confirmadas tras el estudio osteológico y los análisis genéticos. Fueron obtenidas 19 identificaciones genéticas y dos osteológicas (García–Rubio et al. 2009). En agosto de 2010, los restos identificados fueron entregados a sus familiares en dos actos públicos de homenaje que tuvieron lugar en Baltanás y Villaviudas.

Excavación en extensión El éxito parcial de la búsqueda e identificación de los vecinos fusilados de Villaviudas y Baltanás, llevó a otros familiares de represaliados palentinos a solicitar la búsqueda e identificación de sus desaparecidos. Además, dada la importancia de tener el mayor número posible de muestras para la comparación genética, las asociaciones de memoria palentinas realizaron una intensa búsqueda de familiares para que se sumaran a las agrupaciones. Como resultado, en esta segunda fase se buscaba a 80 víctimas de Villaviudas, Dueñas, Monzón, Aguilar de Campoo, Palencia y otros municipios de la provincia. Además, como se ha explicado anteriormente, el Ayuntamiento de Palencia había puesto como condición para permitir la excavación, que se buscaran y exhumaran todos los represaliados enterrados en esa zona del cementerio y así evitar futuras intervenciones arqueológicas en la zona de juegos infantiles del parque municipal. Con la

Incidentalmente, en los sectores A y B fueron documentados enterramientos que seguían una orientación oeste–este (UUEE 4000) y que, por el abundante material cerámico recuperado, fueron interpretados como romanos y tardo antiguos. Estos hallazgos fueron comunicados a la unidad técnica de arqueología del Servicio Territorial de Cultura de Palencia. 204

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia subvención concedida de la convocatoria del año 2010 y a la espera de saber si las subvenciones solicitadas en el 2011 eran aprobadas, se emprendió una segunda campaña de excavación cuyo objetivo era abrir todo el área correspondiente al Termino 1º Sección 3ª y recuperar los restos de los 278 represaliados allí enterrados, cuya localización se muestra en la Figura 10.

29, 30 y 31 de la fila 9. Una vez localizadas, se seguiría exponiendo toda la fila 9, en la que se buscaban 10 fosas más. A continuación, se abriría con la máquina excavadora un radio perpendicular a la fila 9, que permitiera contar las demás filas, de la 8 a la 1 (Fig. 11). Y a partir de ahí, se priorizarían las filas que albergaban más fosas (en la fila 3 se buscaban 33 fosas, siendo 29 de ellas múltiples; en la fila 4 se buscaban 29 fosas siendo 27 de ellas múltiples) y que por tanto arrojarían mayor información. Por último, nos centraríamos en las filas que albergaban menos fosas (en la fila 6 se buscaba una sola fosa individual y en la fila 1, cuatro fosas, también individuales), en las que, a priori, sería más difícil orientarse (Fig. 12).

Aunque la idea era intervenir en toda el área en extensión, se diseñó una estrategia para ir procediendo con orden y agilizar la búsqueda. Esta estrategia proponía empezar la excavación buscando las fosas exhumadas e identificadas en la campaña anterior, concretamente las sepulturas

Figura 10. Plano virtual donde se indican las fosas exhumadas en 2009 y las que se querían exhumar en 2001, indicándose aquellas que tenían solicitud de familiar.

205

Almudena García–Rubio et al.

Figura 11. Estrategia de búsqueda. Izquierda. Fila 9 con las fosas exhumadas e identificadas en 2009. Derecha. Radio abierto con máquina excavadora en el que se visualizan varias filas.

Figura 12. Levantamientos topográficos realizados por Mugarri S.L. Izquierda. Momento en que las filas 9, 7, parte de la 6 y 8, están expuestas, así como el radio que permite contar hasta la fila uno. Derecha. Todo el área excavada. En total fue abierta una extensión de 1.325 m².

Siguiendo esta estrategia de búsqueda, una vez expuesta la fila 9 y localizadas las sepulturas 29, 30 y 31 que habían sido exhumadas y cuyos restos fueron identificados en la campaña anterior, se procedió a excavar las ocho sepulturas

siguientes (de la 28 a la 21), que, según el LRC, albergaban enterramientos múltiples correspondientes a cinco grupos de represaliados enterrados entre 29 de abril y el 11 de octubre de 1937. La sorpresa fue que en todas ellas se documentó 206

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia correspondiente a la sepultura 21 de la fila 9. Según los LRC fueron enterrados cuatro represaliados de Cevico Navero el día 24 de abril de 1937, formando parte del mismo grupo de represaliados que la UE 6070 (ejemplo anterior). En un primer nivel fueron exhumados dos enterramientos individuales en féretro, tratándose de un individuo perinatal (UE 6081) y un individuo de sexo femenino, adulto joven (UE 6082). Al continuar la excavación de la sepultura fueron localizados restos óseos correspondientes a cuatro individuos adultos: el individuo 6083, formado por cráneo, columna cervical y torácica, hemi tórax y brazo derechos, con signos de trauma peri mortem en cráneo, mandíbula y costillas; el individuo 6084, del que se conservaban la tibia, peroné y pie izquierdos articulados.; el individuo 6085, formado solamente por las dos primeras vértebras cervicales, atlas y axis, articuladas; y, finalmente, el individuo 6086, del que se conservaba parte del pie izquierdo articulado (cuboides, escafoides, 2º y 3º cuneiformes, metatarsos, falanges proximales, dos falanges mediales y dos distales). También fue documentada la presencia de cal. La disposición de los restos permite interpretar que dos cuerpos fueron depositados orientados al sur y otros dos al norte (Fig. 14). Los restos representados en las UUEE 6083 a 6086, correspondientes a cuatro individuos adultos, con signos de trauma peri mortem, acompañados de cal y orientados en dos direcciones opuestas, resultaban compatibles con los represaliados de Cevico Navero. La fosa 6080 reflejaba que en algún momento posterior al enterramiento de 1937,

Figura 13. De izquierda a derecha UE 6042, UE 6052 y UUEE 6071.

la presencia de uno o dos enterramientos individuales, en ataúd y sin signos de trauma peri mortem. Veamos la descripción e imágenes de tres ejemplos (Fig. 13). La UE 6040 supuestamente correspondía a la sepultura 25, donde, según el LRC, fueron enterrados cuatro represaliados de Monzón el 17 de mayo de 1937. En su lugar se encontró un primer enterramiento, UE 6041, en ataúd, que se trataba de un individuo adulto de sexo masculino sin signos de trauma peri mortem. Bajo este enterramiento se documentó la presencia de otro, UE 6042, también en ataúd, correspondiente a un individuo de sexo femenino, adulto joven (Fig. 13 izquierda). Presentaba una luxación en la cadera derecha, sin signos de trauma peri mortem. En segundo lugar, la UE 6050 debía corresponder a la sepultura 24 donde, según el LRC, fueron enterrados cuatro represaliados del mismo grupo de Monzón. En su lugar se documentó la presencia de un primer enterramiento, UE 6051, en ataúd, de un individuo de sexo masculino, adulto maduro, sin signos de trauma peri mortem. Bajo él, fue exhumado otro, UE 6052, correspondiente a un individuo de sexo femenino, adulto maduro, que presentaba una fractura ante mortem en la cabeza del fémur izquierdo y escoliosis en la columna vertebral, también sin signos de trauma peri mortem(Fig. 13 centro). Finalmente, la UE 6070, debía correspondera la sepultura 22 de la fila 9, en la que fueron enterrados cuatro represaliados de CevicoNavero el 24 de abril de 1937. Igual que en los ejemplos anteriores, en su lugar fueron encontrados dos enterramientos individuales, UUEE 6071 y 6072, ambos en ataúd. 6071 era un individuo masculino, adulto joven, que presentaba signos de autopsia en las costillas, sin trauma peri mortem, mientras que la UUEE 6072 era un individuo de sexo masculino, adulto maduro, también sin signos de trauma peri mortem (Fig. 13 derecha).

Figura 14. Arriba izquierda. UE 6082. Se indica el lugar donde se sitúan 6083, 6084, 6085 y 6086. Abajo. Vista en detalle.

La explicación inicial a estos hallazgos inesperados vino con la exhumación de la siguiente fosa, UE 6080, 207

Almudena García–Rubio et al. la sepultura había sido reutilizada. Los restos esqueléticos de los represaliados habrían sido retirados (parcialmente) para dejar espacio a los dos enterramientos posteriores. Este tipo de hallazgos, enterramientos ordinarios individuales ocupando el lugar de fosas comunes, se dieron por todo el área de excavación. Como este registro arqueológico no correspondía con los datos de los LRC para el Termino 1º Sección 3ª, ni con las identificaciones obtenidas en la intervención anterior, de forma simultánea a la excavación se volvió al AHMP en busca de datos que permitieran completar la explicación. El nuevo estudio histórico aportó dos cosas: que existían contratos de arrendamiento de las sepulturas y que hubo un cambio en la terminología empleada en el cementerio, donde la Sección 3ª pasa a llamarse Sección 4ª a partir del año 1941. Los contratos de arrendamiento. Una revisión de los legajos correspondientes a documentación administrativa del Ayuntamiento de los años treinta y cuarenta, sacó a la luz una carpeta con documentación relativa al Cementerio Viejo que incluía contratos de arrendamiento. En algunos contratos del año 1941 aparecieron los nombres de personas represaliadas que se estaban buscando. Veamos un ejemplo. Se trata de la solicitud de arrendamiento de dos de las fosas exhumadas en el año 2009, cuyos restos fueron identificados y devueltos a sus familias. R.A.V, solicita al Ayuntamiento obtener el arriendo de las sepulturas 65 y 66 de la fila 8 del Término 1º Sección 4ª del cementerio católico de la ciudad, lo que se le concede el 30 de septiembre de 1941 “previo pago de los arbitrios correspondientes” (Fig. 15). R.A.V estaba pagando por las sepulturas de sus tres hermanos ejecutados el 10 de marzo de 1937 y que pudieron ser identificados genéticamente. El mantenimiento de las sepulturas requería de un contrato de arrendamiento y del pago de una cuota cada cinco años. Aquellas sepulturas por las que no se pagaba cuota de mantenimiento, eran reutilizadas y los restos trasladados al osario. En total fueron encontrados en el AHMP 44 documentos de arrendamiento. A excepción de tres, corresponden con las fosas recuperadas intactas en las campañas de excavación.

Figura 15. Contrato de arrendamiento.

11, 12, 14 y 15), formando cinco enterramientos triples y uno doble. La excavación de las UUEE 13300, 13430, 13420, 13010, 13020 y 13030 correspondientes con esas sepulturas según el plano virtual, sacó a la luz seis enterramientos individuales en féretro de madera. Dos de ellas, 13.300 y 13.430 fueron excavadas parcialmente por encontrarse bajo un banco corrido de hormigón del parque, que no pudo ser retirado. En la Tabla 2 podemos ver en primer lugar el número de UE de la fosa y la estimación de sexo y edad del esqueleto realizada en la fase de campo. Y a continuación los datos de la persona enterrada en el año 1942 en la misma sepultura. Observamos que las estimaciones osteológicas realizadas en campo sobre los esqueletos, son compatibles con los datos de las personas enterradas en el año 1942. (Tabla 2).

Cambio en la terminología. En el documento que acabamos de ver, fechado en 1941, se puede observar que se solicita el arriendo de una sepultura en el Término 1º Sección 4ª. Una revisión de los LRC, a la luz de los hallazgos contradictorios en el trabajo de campo y la aparición de los contratos de arrendamiento, permitió observar que a partir del año 1941 ya no aparecía la denominación “Sección 3ª” y, sin embargo, se hablaba de “Sección 4ª”, antes inexistente en el Término 1º. Desconocemos el motivo de este cambio de terminología. Con esta información se pudo ir comparando las observaciones osteológicas hechas en el campo relativas a sexo y edad, con los datos del LRC para las sepulturas reutilizadas. Veamos un ejemplo en la fila 3.Se trata del grupo fusilado y enterrado el día 12 de agosto de 1936, formado por 17 hombres de distintas localidades que, según los LRC del año 1936 fueron enterrados en seis sepulturas de la fila 3 (sepulturas 9, 10,

Además de encontrar correspondencias osteológicas entre los enterramientos ordinarios excavados y los datos del LRC del año 1942, la cultura material viene a aportar otro dato coincidente. Se trata de un anillo con unas iniciales grabadas que encajan con el nombre y apellido de la persona enterrada según el LRC. En la mano izquierda del esqueleto 13421(una mujer joven) fue recuperado un anillo de plata en el que se leían las iniciales PG entrelazadas. Según el LRC el tres de noviembre de 1942 fue enterrada en la sepultura 11 del Término 1º Sección 4ª 208

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia Nº UE

DATOS OSTEOLÓGICOS EN CAMPO

DATOS LRC TÉRMINO 1º SECCIÓN 4ª 1942

Nº SEPULT FILA 3

13301

Masculino. Adulto maduro

Hombre. 70 años

9

13431

Masculino. Adulto maduro

Hombre. 74 años

10

13421

Femenino. Adulto

Mujer. 23 años

11

13011

Indeterminado. Adulto maduro

Hombre. 65 años

12

13021

Femenino. Adulto maduro

Mujer. 72 años

14

13031

Masculino. Adulto maduro

Hombre. 53 años

15

Figura 16. Esqueleto 13421 y anillo con las iniciales PG.

una mujer cuyo nombre y primer apellido coincidían con esas iniciales (Fig. 16). No todos los enterramientos ordinarios que por su ubicación correspondían con fosas reutilizadas fueron excavados completamente. Una vez que se obtuvo una explicación coherente a lo que estaba pasando, dadas las restricciones de tiempo y presupuesto existentes, se decidió que, aquellos enterramientos para los que no había una solicitud de familiares detrás, solo serían excavados parcialmente, tratando de exponer las regiones anatómicas adecuadas para hacer las estimaciones de sexo y edad. Estas observaciones se contrastaban con los datos documentales de los LRC, para de esta manera mantener una orientación espacial y cronológica de la búsqueda de las fosas de represaliados. En total, en las filas 1 a 9,se asignaron 274UUEE correspondientes a los tres tipos descritos de unidades funerarias: enterramientos ordinarios, fosas intactas y fosas reutilizadas. También se localizó una décima fila, de sepulturas construidas en ladrillo, donde fueron definidas otras diez UUEE. Además, se abrió un sondeo en la esquina sur del Término donde se documentaron 11 enterramientos, posiblemente de la primera mitad del siglo diecinueve, el momento previo a la ordenación por secciones y términos del cementerio13.A esta misma cronología corresponden 16 unidades funerarias documentadas bajo y entre las tumbas del nivel cementerial del siglo XX (Fig. 17).

Figura 17. Enterramientos de cronología anterior bajo en nivel de sepulturas del siglo veinte.

Estos enterramientos seguían otra orientación (suroeste– noreste), estaban a una cota ligeramente inferior y uno de ellos (UE 9080) vestía unos botones metálicos sobre la línea media del cuerpo pertenecientes a un uniforme de las Reales Guardias Españolas de Infantería, en uso entre 1788 y 1808 (Marco 2008). Respecto a estos otros hallazgos incidentales que tuvieron lugar en la misma área de excavación, hay que mencionar que, al igual que en la intervención del año 2009, se documentaron algunos niveles que, por los materiales cerámicos que aportaban, se databan en época romana. Esta

La apertura de este sondeo se debió a los hallazgos contradictorios de las primeras semanas y a la existencia de testimonios que afirmaban que los represaliados fueron enterrados en fosas junto a las tapias y no en sepulturas. Algunos familiares recordaban haber llevado flores de niños a ese emplazamiento.

13

209

Almudena García–Rubio et al.

Figura 18. Izquierda. Parte de la estructura muraria de cronología romana. Derecha. Fíbula tipo omega.

13.6. Conclusiones. Una reflexión

vez la unidad técnica de arqueología del Servicio Territorial de Cultura de Palencia creyó oportuno encargar una pequeña intervención para caracterizar cronoculturalmente los estratos detectados. La empresa Alacet Arqueólogos realizó dos sondeos en la zona sureste de la excavación que dieron con un nivel romano que aportó abundante cerámica común, vajilla fina de mesa, fragmentos de dolium, así como restos de cimentaciones y de estructuras murarias que fueron interpretados como pertenecientes “bien a un barrio artesanal situado en la periferia del núcleo romano de Palencia, bien, como creemos más probablemente, a una villa periurbana situada junto a la salida norte de la ciudad en época flavia” (Estremera 2011:39).(Figura 18).

Un cementerio tiene sus peculiaridades como lugar donde llevar a cabo una excavación. Mientras están en uso, son espacios vivos, con una intensa actividad que deja sus trazas documentales y materiales. Volver a un espacio cementerial tiempo después de su cierre y abandono supone recomponer esa historia y movimientos. Volviendo a la Carcavilla, se pudieron recuperar los restos de los represaliados allí enterrados, así como reconstruir el recorrido de aquellos que no pudieron encontrarse. Dejando de lado los importantes debates jurídicos y las críticas relativas a la rendición de cuentas del estado español ante estas graves violaciones de derechos humanos (Escudero 2016; Ríos y Etxeberría 2016), una de las motivaciones para la realización de exhumaciones es el potencial terapéutico, de cierre emocional, que puede suponer para las familias. En el homenaje y devolución de restos identificados realizado en el mismo parque de la Carcavilla en el año 2013, estuvieron presentes muchas familias cuyos restos no fueron recuperados. Estas personas expresaban que el mero hecho de intentar la búsqueda, haber participado en las decisiones de la Agrupación, y haber dado las muestras para los análisis genéticos, les hacía sentir cierta tranquilidad. En el imaginario popular del siglo XXI, excavar y desenterrar están inextricablemente ligados a las ideas de recordar y conmemorar (Moshenska 2009). Después del homenaje, muchas de las cajas con los huesos recuperados, fueron trasladadas a panteones abiertos ex profeso en diferentes pueblos. “Los de Aguilar”, “los de Dueñas”, “los de Venta de Baños”, “los de Grijota” volvían a su pueblo (Fig. 19). Los cementerios, como lugares donde se entierran difuntos que vivieron en una localidad, tienen también una dimensión participante y constitutiva de los lazos sociales de la comunidad (Minetti 2011).

Como resumen de los resultados de esta segunda campaña de búsqueda y excavación en el parque de la Carcavilla, se localizaron y exhumaron seis grupos completos y once grupos parciales. Todos los restos encontrados fueron trasladados a la Comisión Docente de Antropología Física de la Universidad Autónoma de Madrid, donde fueron estudiados siguiendo la hipótesis de grupos cerrados generada en campo durante la excavación. Las posibilidades de identificación se limitaron fundamentalmente debido a la reutilización de las sepulturas, dando lugar a los mencionados grupos parciales: aquellos de los que solo se pudo recuperar un número parcial de esqueletos respecto del total de personas que fueron asesinadas y enterradas ese mismo día. Por ejemplo, un grupo de 19 vecinos de Dueñas, fusilados el día 8 de enero de 1937, fueron enterrados en seis fosas, pero todas ellas fueron reutilizadas excepto una, por lo que solo se recuperaron tres esqueletos. En estos casos el estudio osteológico apenas cerraba el rango de compatibilidades (edades similares sin señas particulares), por lo que fue necesaria la realización de numerosas pruebas genéticas, comprometiendo el presupuesto del proyecto. A pesar de las dificultades, el resultado final es que se exhumaron los cuerpos de 108 represaliados de los cuales 57 fueron identificados (García–Rubio et al. 2012, García–Rubio y Ríos 2017).

Los casos de fosas en los cementerios, y este caso del Cementerio Viejo de Palencia en particular, no son como 210

Arqueología de la represión franquista. Exhumaciones en cementerios: El ejemplo de Palencia

Figura 19. Izquierda. Homenaje en el parque de la Carcavilla. Derecha. “Los de Baltanás” vuelven a su pueblo (fotografía de Carlos Gil).

del ámbito privado para hacerla pública y convertirla en patrimonio común y colectivo (Gassiot 2008).

los de las fosas en las cunetas o en el monte en los que hubo un claro intento de ocultación de unos hechos y de unos cadáveres. En Palencia hubo juicios, enterramientos y registros en el cementerio, respondiendo a la política franquista de normalizar el terror. En Palencia algunas familias pagaron un contrato de arrendamiento por las fosas del cementerio. Y sin embargo esa información no pasó a la siguiente generación. Porque lo que sí hubo fue silencio. Miedo y silencio. Más del 65 por ciento de los contratos de arrendamiento recuperados fueron solicitados y pagados por mujeres. Hermanas, madres y sobre todo viudas, que se quedaron solas sacando adelante a la familia. Los familiares, hijos en su mayoría, mostraron un doble asombro al conocer la existencia de los contratos: porque nunca les dijeron nada y porque, pese a que eran muy pobres,consiguieron pagarlos. Tampoco se les informó del cierre del Cementerio Viejo y la posibilidad de trasladar los restos al nuevo. Toda una tradición de silencio, que fue rota con las exhumaciones. Además de los familiares y miembros de las asociaciones memorialísticas de Palencia, pasaron por las excavaciones grupos de la Universidad Popular, de vecinos, de escolares, sorprendidos de la historia que ocultaba su parque y su barrio (Fig. 20). “Muerte bajo los columpios” titulaba la noticia El Norte de Castilla el 29 de junio del 2009. El proyecto comenzaba por el deseo de un familiar de enterrar a su padre junto a su madre en su pueblo, como una experiencia personal. Sin embargo, las exhumaciones extrajeron esta memoria

Agradecimientos Queremos expresar nuestro agradecimiento a las familias de Palencia por su confianza en el equipo. A Manolo Monge y Federico Lozano Ginel por su dedicación al proyecto y generosidad a la hora de trabajar. A los demás compañeros de equipo y voluntarios que participaron en la excavación por su implicación. Este trabajo está dedicado a la memoria de José Ignacio Marín Cantera, alcalde de Villaviudas, luchador por la memoria y buen amigo. Bibliografía Avial, Luis. Informe Técnico de Inspección mediante Georradar en el parque de la Carcavilla (Palencia). Cóndor Georadar, 2008. Inédito. Conyers, Lawlence B. Ground–penetrating Radar for Archaeology. Altamira Press, Walnut Creek, California, 2004. Djuric, Marija, Dunjic, Dusan, Djonic Danijela y Mark Skinner. “Identification of victims from two mass– graves in Serbia: a critical evaluation of classical markers of identity”. Forensic Science International 172 (2007): 125–129.

Figura 20. Visitas y explicaciones por parte del equipo durante la excavación.

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14 La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra Sergio Villalba Jiménez1

RESUMEN

Este texto propone un enfoque educativo de la Guerra Civil española y la idea de Memoria Histórica como espacio de encuentro colectivo y juicio ético. Es un tema controvertido que afecta a una sociedad que parece no haber superado o entendido las causas y consecuencias del conflicto. Es necesario un proceso sereno y meditado que proponga soluciones conjuntas a las diferencias ideológicas para establecer una idea de justicia universal y recuperar la paz de todas las víctimas y sus familiares. Igualmente es fundamental plantear un análisis caso por caso de los lugares relacionados con este periodo histórico, desde su significación al uso comunicativo que se haga en la actualidad. Se aporta un repaso general a las actuaciones e investigaciones de los últimos años en esta materia, además de tres líneas principales de actuación aconsejables en cualquier proyecto educativo o de intervención patrimonial y museología: el punto de vista didáctico, el lúdico y el emocional. ABSTRACT

This text reflects on an educational approach to the Spanish Civil War as a means for finding in the historical memory a common ground for ethical analysis. The issue is a controversial one because it affects a society that has not been able to overcome or understand the causes and consequences of the conflict. In order to establish an idea of universal justice and restore peace to the victims and their families, a serene and thoughtful process to find a compromise between ideological differences is needed. It is equally essential to perform a case–by–case analysis of locations associated with this historical period. This chapter reviews a series of activities and research that has been carried out in the past few years. In addition, the author suggests for any educational project in heritage to keep in mind the didactic, ludic, and emotional aspects. Departamento de Educación Artística. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Sevilla. [email protected]

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Sergio Villalba Jiménez 14.1. Problemática del enjuiciamiento ético

de fenómenos complejos. Lo preocupante es que esto no sólo ocurre con hechos pasados que podríamos calificar ya como históricos, sino que en historiografía contemporánea se produce un consumo y olvido de la información casi de forma inmediata. Cuando pregunto al alumnado de mi facultad (futuros docentes de Educación Primaria), sobre la guerra en la antigua Yugoslavia, el 11S, los atentados del 11M o el movimiento 15M…o no saben gran cosa, o confunden datos sin una conciencia clara de los hechos, fechas, protagonistas, causas y consecuencias. Más dramático, si cabe, resulta con circunstancias recientes y vigentes donde ocurre exactamente lo mismo; puedo incidir en comentarios que se han conocido en los medios de comunicación apenas unas semanas atrás sobre movilizaciones y manifestaciones en nuestro entorno europeo, o sobre conflictos como el de Siria o Yemen, y el resultado es un rubor de conciencias por no saber siquiera situar en un mapa mudo la localización del asunto tratado o explicar mínimamente los aspectos sociales, políticos, religiosos o culturales que influyen y determinan el mismo.

Cuando un educador decide abordar un contexto pedagógico tiene que describir una serie de ítems que, entre otras cuestiones, pasa por definir objetivos, contenidos, metodología y evaluación. Por mi experiencia investigadora en el momento que se añade a la ecuación un factor de valores éticos o un enjuiciamiento moral, las discrepancias y el relativismo argumentativo se presentan como una barrera casi insalvable. En otras palabras y por ejemplificar, aunque todo contenido es susceptible de ser revisado bajo el prisma de su bondad o no ideológica, la posibilidad de discrepancia en matemáticas o física pudiera ser menor respecto a la biología o la medicina, donde podemos encontrar ya potentes dilemas como la investigación con células madre o la clonación. Si abordamos el caso de las ciencias sociales, en primer lugar, suelen presentar una denostación clásica por los propios colegas de las disciplinas científicas tradicionales. Parece que el tópico de la ciencia no pasa por el ensayo humanístico o la reflexión teórica frente al laboratorio y los resultados de informes concluyentes teóricamente objetivos. La materia histórica es un paradigma de esta errónea crítica y suele considerarse manipulable y no exacta, llegando en algunos enjuiciamientos a creer que siempre son posicionamientos relativos y subjetivos por el autor que analiza el hecho. La arqueología estaría en posición de apoyar lo anterior en cuanto a la obtención de elementos y útiles físicos, el estudio forense de restos humanos o la datación del estrato estudiado. Sin embargo, y ocasionalmente, no sólo tiene que apuntar una interpretación posible a un hecho o circunstancia, sino que se debe aliar con disciplinas aún más discutidas y revisar problemáticas que nos llevan a un punto de vista ético. Con ello me refiero a la educación, a la sociología, a la jurisprudencia o a la política en el sentido más general del término. Son pilares fundamentales de nuestra sociedad, pero que se encuentran en un jaque dialéctico permanente o en una imagen deteriorada de su función y razón de ser. Como docente universitario son más de dos décadas de línea de investigación propia, tratando de analizar los contextos artísticos y patrimoniales desde una perspectiva ética, en la búsqueda de soluciones a todos los posibles conflictos derivados de estas disyuntivas. En esta ocasión trato de aportar los cauces instrumentales y metodológicos para abordar uno de los acontecimientos más dramáticos que asolaron nuestra nación y que todavía hoy constituye un elemento de división y confrontación sin resolución real.

Todo va más rápido y sincronizado pero, al mismo tiempo, todo parece más superficial y sin rumbo. Todo pasa tan deprisa que la información, la educación y los aprendizajes también pueden acabar convirtiéndose en objetos de consumo listos para ser adquiridos (Domènech Francesch, 2009:41). Si asumimos como coyuntura de esta época globalizada este primer escalón de dificultad cognitiva, la siguiente y gran barrera radica en la propia genética interna que tenemos en nuestro terruño: el análisis de la Guerra Civil española tiene un componente fratricida que en esencia le hace seguir vivo. Empezar por una conclusión negativa no es un derrotismo dialéctico sino la constatación de una realidad dura y poco permeable. A poco que concurran circunstancias de crisis, fracturas territoriales, inmigración, pobreza o conflictividad social, los fantasmas siempre vuelven, a veces en formas teóricamente democráticas. La Ley de Memoria Histórica (52/2007) y las recientes ampliaciones y modificaciones (Real Decreto–ley 10/2018) constituyeron un primer paso en la línea de un reconocimiento de los agravios a las víctimas de la guerra (obviamente menos reconocidas en el bando perdedor), y de la posterior represión de la Dictadura. Ha sido también crucial en la normativización sobre los símbolos públicos de este periodo histórico para que no sean objeto de exaltación de la sublevación y el régimen dictatorial, o sean usados en el enfrentamiento, la ofensa y el agravio ideológico, en definitiva, una ocasión y oportunidad para el encuentro y no para el conflicto permanente. Al respecto de estas directrices que afectan al patrimonio histórico– artístico colectivo, no me extenderé por haberlo hecho en otros foros y por no reincidir en otros capítulos de este libro, pero a modo de pinceladas, habría que señalar que su puesta en práctica ha tenido sus luces y sombras. El ejercicio político de funambulista para la exhumación de Francisco Franco del Valle de Cuelgamuros y las inmediatas y contundentes reacciones en contra, denotan lo complejo de estas acciones. La retirada del Medallón de

14.2. Comisión de la verdad En un mundo posmoderno, nos hemos instalado en la relativización permanente de la certeza, reinando el wikiconocimiento, las fake news o la posverdad, conceptos insertados en el vocabulario como forma determinante del conocimiento actual. Los ciudadanos y especialmente las nuevas generaciones acceden a una enorme base de datos en la Red que paradójicamente provoca una saturación de información y una inoperatividad en el entendimiento 216

La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra Franco de la Plaza Mayor de Salamanca contrasta con el mantenimiento de esculturas homónimas en Santa Cruz de Tenerife o Melilla. La lista no es testimonial: monumentos como el de Alcocero de Mola, el de Carrero Blanco en Santoña, El arco de la Victoria en Madrid, la fosa común en el cementerio de Alicante donde estuvo el cuerpo de José Antonio, o la Pirámide mussoliniana del Puerto del Escudo entre Cantabria y Castilla y León, necesitan resoluciones claras al respecto y no procesos dilatados o vagos en su dialéctica.

y tener constancia de miles de declaraciones de las víctimas de cualquier guerra o dictadura. En nuestro caso, lamentablemente van desapareciendo estos testimonios por evidencia cronológica, y la ralentización o negación de su puesta en marcha no es más que otra corroboración de que, la tan alardeada Transición española, tuvo más huecos que solidez y más temores que acciones valientes, o tal vez que la Ley de Amnistía (Ley 46/1977) falló en la pretendida reconciliación y reforzó el blindaje ante posibles acciones legales futuras. Volviendo a este tipo de comisiones es de señalar que se deben realizar justo cuando ha terminado un conflicto, pero no en décadas posteriores, no solo por la desaparición generacional sino por la posibilidad de un enconamiento y olvido forzado de lo acontecido. Aun así, hoy en día persisten las reticencias de sectores que acusan de división y enfrentamiento gratuito o de rescatar un pasado que no interesa a las actuales generaciones, evidenciando nuestra inmadurez ética como nación y sociedad. En este sentido es muy perverso afirmar que el olvido y la exoneración de responsabilidades es el capítulo final, y que por tanto en la medida en que un partido pueda proponer o destinar presupuestos al respecto se entiende como una vuelta a la confrontación de otros tiempos. No hablamos de futuribles cuando además en el electorado español vuelve a consolidarse partidos de ultraderecha que entre sus primeras medidas, precisamente, proponen la derogación de la legislación sobre memoria histórica.

Más peculiar pero no menos preocupante es el asunto cuando se añade el factor creencia religiosa: que la Virgen del Pilar haya ostentando un manto de la Falange o de la División Azul creo que es tan chocante como que el General Queipo de Llano esté enterrado en la basílica sevillana de la Macarena (aunque se hayan eliminado elementos conflictivos de la lápida), o que imágenes procesionales de hermandades hispalenses hayan portado fajines de generales golpistas. La propia Iglesia Católica ha entrado en contradicciones importantes al criticar esta ley como si el hecho de recuperar los cuerpos de los familiares fusilados fuera algo provocador y revanchista, mientras que no tienen dudas en los procesos de beatificación y canonización con un tono de mártir por la fe que recuerda a dinámicas no afortunadas. Si se es ecuánime sería absurdo negar la muerte de religiosos en el clima anticlerical del momento, entendida dentro de la barbarie de represión dual que se produjo; pero sin justificar esos hechos, no es menos cierto que el posicionamiento de la institución religiosa y su adscripción ideológica histórica la situaba claramente en un bando. “La jerarquía de la Iglesia católica, sin embargo, nunca ha condenado la sublevación militar que la desató ni tampoco siente la necesidad de pedir perdón por bendecir y apoyar la violencia franquista durante la guerra y en la larga dictadura que la siguió” (Casanova, 2007).

La vieja Europa también debe reflexionar sobre sus responsabilidades, no ya en los momentos previos a 1936 y a la inacción que se tuvo, sino a las consecuencias de una posguerra española coetánea del conflicto mundial, y muy especialmente en la pervivencia de una dictadura durante 40 años con el beneplácito de una comunidad internacional y el gran amigo americano por demiurgo, lo que permitió al dictador un relajado tránsito hacia una teórica democracia. En realidad, y por salirnos del tópico certero de que los españoles somos los primeros destructores de nuestra honra, no es que en otros espacios se haya hecho mucho mejor. En la Alemania posterior a Hitler, los procesos de desnazificación son bastante revisables: todos conocemos los famosos juicios de Núremberg que, aunque nacieron con la polémica de ser un tribunal de los vencedores y consiguió el procesamiento de los principales responsables y jerarcas nazis, también consolidó que muchos responsables quedaron exentos. Un ejemplo de blanqueo pavoroso es el ingeniero Wernher Von Braun creador de los misiles balísticos Vergeltungswaffe V2, ampliamente utilizados sobre territorio aliado y fabricados por prisioneros en condiciones infrahumanas. Gracias a su posterior fichaje por la NASA y el encargo del programa de cohetes Saturno V que llevó el ser humano a la luna, esta persona pudo disfrutar de unas condiciones de libertad plena que no otorgó a sus víctimas. No creo tampoco que se haga justicia al genocidio de los campos de exterminio cuando sólo un porcentaje mínimo de los guardianes SS–Totenkopfverbände fueron juzgados y condenados. Añádase el papel “civil” olvidado del ferrocarril alemán o Deutsche Reichsbahn Gesellschaft, (tanto en el esfuerzo de guerra como en el transporte de deportados para su

Son muchos los temas pendientes relacionados con la memoria histórica, algunos tan escabrosos de resolver como los miles de niños perdidos o robados del franquismo, tan duros como las torturas y condenas a trabajos forzosos, o tan correosos como la corrupción económica del régimen y su engarce empresarial actual. Todo ello empujaría a una necesaria Comisión de la Verdad con marcada mayúscula de una verdadera piedra angular para una reconstrucción ética conjunta. Las comisiones de la verdad se crean después de conflictos violentos o dictaduras para comprender el alcance de los asesinatos, la represión, para escuchar a las víctimas y establecer qué pasó, como han hecho numerosos países en el mundo, entre ellos Bolivia, Argentina, Chile, El Salvador, Sudáfrica, Guatemala, Uruguay o Colombia. España no ha llevado a cabo de momento ningún proceso parecido después de la guerra y el franquismo (Ejerique, 2018). Estos procesos son largos y cuestan millones de euros, pero es el único medio para recopilar información 217

Sergio Villalba Jiménez eliminación), o el de empresas como AEG, Siemens, Daimler Benz y BMW IG–Farben, además de curiosas colaboraciones de corporaciones americanas como IBM, ITT, Ford y General Motors. Frente a una imagen impoluta actual, sería pertinente una mayor información y visibilidad mediática de sus penosas contribuciones empresariales a la tragedia mundial. No quedaban atrás los soviéticos con una Guerra Fría inminente posterior al conflicto mundial, pretendiendo que se olvidara su repartición inicial de Polonia o la matanza de oficiales polacos en el bosque de Katyn, acusando hábilmente a los imputados alemanes. Menos conocidos, los Procesos de Tokio y el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente trataron de hacer lo equivalente con Japón, para que finalmente Hirohito quedara inmune a un posible juicio, lo que constituye una paradoja para el máximo referente de autoridad en una sociedad donde el culto al emperador la convertía casi en teocrática. En general, la culpa se cierne o debería caer sobre los grandes criminales de la humanidad, pero hasta su suerte en el final de sus días es variable. El espacio donde están sus restos es otro ejercicio más de necesaria justicia social para evitar que incluso después de muertos sea reivindicada su causa. Sólo una muestra por si sirve en nuestra casuística hispana y sus dilemas morales: de Adolf Hitler quedó poco y su lugar de suicidio en Berlín (Führerbunker), es hoy un afortunadamente anodino aparcamiento; Mussolini tras su linchamiento público dio con diferentes localizaciones hasta acabar en la capilla familiar de San Cassiano; Stalin ha sido ligeramente desplazado del mausoleo de Lenin a un muro del Kremlin; Videla que falleció cumpliendo prisión, está en una tumba con nombre falso; Pinochet se libró de un proceso judicial imprescindible y se encuentra en un recinto privado en Valparaíso; terminamos el recorrido con nuestro vecino país y el dictador António de Oliveira Salazar, cuya tumba está en el discreto y olvidado cementerio de Vimieiro. Junto a la opción de que no haya ningún lugar donde recordar o exaltar a estas personas, quizás lo mejor sea que toda una nación olvide a los indeseables de su propia historia.

Figura 1. Refugio Antiaéreo. Alcañiz.

Es titánico el esfuerzo por confluir si el interés no es el consenso y las interpretaciones se hacen en base al gusto político personal. El caso del bombardeo de Guernica (Operación Rügen), tiene una interminable lista de aportaciones, testimonios, bibliografía e informes que matizan o contradicen versiones como la responsabilidad de la ejecución de la orden, el armamento utilizado en virtud del tamaño de los cráteres causados o el derrumbe intencionado o no de los edificios. La dialéctica plural nos empujaría por defecto a leer tanto a George Lowther Steer como Alberto de Onaindía, Jesús Salas Larrazábal, Klaus A. Maier o Luis Pío Moa. Pero las teorías no pueden quedar en un posicionamiento de múltiple realidad. El papel del coronel von Richthofen como Jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor, o que el mismo Goering reconociera el carácter experimental de los bombardeos en España sobre población civil, parece enfocar en una dirección. Encontrar bombas incendiarias con la marca Fábrica de Rheindorf 1936 sobre el terreno o la propia trayectoria y altura de los aviones demuestra que un bombardeo en alfombra de ese tipo combinando con bombas explosivas no son –tácticamente hablando– lo más idóneo para el supuesto objetivo militar de puente y fábricas (Barra, 2016, p.34). Tomemos otro ejemplo razonablemente claro y no demasiado conocido como es el bombardeo de Alcañiz del 3 de marzo de 1938: independientemente del número de víctimas, que con seguridad superan las 300 y podrían haber alcanzado las 800, la operación está perfectamente reseñada en los libros de vuelo del Comando Aviazione Legionaria XXIX Grupo Autónomo B.V. En sus archivos queda numerada como operación 172, registrando los

14.3. Textos, investigaciones y controversias Este libro es un testimonio ejemplar del enorme trabajo realizado en los últimos años sobre la Guerra Civil, especialmente en el ámbito arqueológico. En realidad, ha habido una extraordinaria profusión de investigaciones en múltiples terrenos, desde lo generalista a lo específicamente localista, desde lo divulgativo a lo científico, desde lo museístico al propio concepto inmaterial y material de Patrimonio. Merece la pena un esbozo comentado de estas actuaciones que se completa con el siguiente apartado de espacios, instituciones y dinámicas (evidentemente, no están todos los que son), aunque sólo sea por entender la dimensión de las líneas y proyectos, así como la ingente cantidad de información de la que disponemos para poder construir un visionado común y consensuado de los relatos. Falta tarea por hacer pero hay mucho trabajo bien encaminado como para sospechar que sólo la falta de voluntad o el entorpecimiento intencionado sea el problema. 218

La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra nombres de las tripulaciones y los numerales de los aparatos Savoia Marchetti S.M.79, así como la carga de bombas (en torno a un total de 10.000 kg) y la altura de lanzamiento (4.500 m). Lo más importante, el informe finaliza con un rotundo OBBIETTIVO COLPITO, que no es otro que el Paese di Alcañiz. Independientemente de posibles objetivos puntuales castrenses en la población, el ataque de nuevo se hizo con conocimiento de que afectaría a personal civil. No fue el único de este tipo en el Bajo Aragón (Maldonado, 2003, p. 93–96).

las localizaciones pendientes de ello o no se han hecho muchas solicitudes (González Ruibal, 2016, p.48). Desde un análisis más amplio algunos autores han podido suscitar la tesis de un posible y planeado genocidio por parte de los golpistas y su principal caudillo, lo que añadiría un factor seguramente conflictivo, pero no descabellado, si imaginásemos una declaración institucional al respecto. Las intenciones de Mola como director inicial del golpe, parecen claras en cuanto a sembrar el terror y eliminar físicamente las ideas contrarias; con su desaparición azarosa o peculiarmente oportuna del mismo modo que las de Sanjurjo y José Antonio, los acontecimientos convierten a Franco en jefe supremo para planear una guerra que, en clara superioridad operativa pudo acortar en más de una ocasión, pero que alargó de forma deliberada aún con el sacrificio de sus propias tropas. De hecho, la declaración del estado de guerra se mantuvo hasta 1948, lo que permitió una represión posterior de encarcelamientos, trabajos forzados y ajusticiamiento con una clara idea de aniquilación total del enemigo (Reverte, 2009, p.341).

De hecho, estas disparidades pueden llegar al paroxismo literario cuando hay textos que se enfocan directamente en la pura discrepancia historiográfica; es el caso de la obra de Lucas Molina y Rafael Permuy titulado Importación de Armas en la Guerra Civil Española. Es permanente desde el prólogo el enconamiento con la obra de Ángel Viñas, siendo claros los sesgos de confrontación ideológica en posicionamientos y datos teóricamente ciertos para ambas investigaciones. En lo que se ha venido a llamar historiografía neofranquista, autores como el citado Pío Moa se encuentran en esa encrucijada de la resignificación o el negacionismo histórico, pasando el valor científico a fundirse con el volumen de ventas o su proyección en determinados círculos políticos y sociales. Su propia figura es controvertida al pasar de corrientes comunistas y pertenencia al GRAPO a defensor del régimen franquista (Webster, 2008, p. 184–187). En estas tesituras tampoco podemos cerrarnos a una imposibilidad de la cifra o el dato compartido. Al margen de los episodios más difundidos o investigados como Jarama, Brunete o el Ebro, la labor de rescate y puesta en valor de otros relatos pueden ir desarrollando una visión completa de lo acontecido. La no aceptación de estos análisis de forma consensuada vuelve a suscitar debilidades a una reconciliación real. Como indica el autor del análisis de la Batalla del Sur del Tajo, Toledo y Argés, hacer un balance final de víctimas siempre es conflictivo. “Cifrar las bajas de una batalla de la guerra civil es una empresa ardua, principalmente teniendo en cuenta dos factores: el peso de la propaganda y la desorganización imperante”. (Ruiz Casero, 2015, p.171). Tan injusto sería establecer una suerte de equiparación en la culpabilidad de los dos bandos como ignorar los desmanes existentes en cada uno de ellos. Paracuellos se convierte en el arma arrojadiza habitual contra los sectores más cercanos a la causa de la República. La matanza de cerca de 2.500 personas no tiene justificación, sin embargo, sus restos fueron recuperados como en la mayor parte de los casos de los vencedores, que sí tuvieron esa posibilidad y obviaron en gran medida hacer lo propio con los vencidos. El seguidismo de los herederos de los primeros y las opiniones que acusan de estar removiendo el pasado a los últimos, olvidan que se trata de un sencillo hecho humano el de recuperar e identificar para sus allegados los cadáveres que quedan en cunetas, campos y fosas, hablando de una suerte de mínima justicia social que se debiera entender por cualquier ser humano, sea cual sea su ideología. De hecho, actualmente hay pocas exhumaciones de represaliados de derechas, sencillamente porque realmente son escasas

Hay una teoría implícita en la disciplina histórica que plantea el no enjuiciamiento ético de hechos pasados con los filtros actuales: no termino de estar del todo de acuerdo. El hecho de un golpe de estado clásico parece remitirnos siempre a un levantamiento cruento de una opción ideológica totalitaria como fue julio del 36 o más recientemente el 23 F. Para la bisoña u olvidadiza clase política y social actual, es interesante jugar a abogado del diablo si sobre la mesa ponemos el Levantamiento de Riego o el de Jaca de los capitanes Fermín y Galán (fundamental para el advenimiento de la 2ª República), la Revolución de los Claveles en el espacio luso o la acción Rodea–Ocupa el Congreso el 25 de septiembre de 2012. Quizás podemos ver nuestros cimientos democráticos alterados dependiendo de nuestro sesgo ideológico y lo complicado de una situación social grave que genera el consiguiente movimiento revolucionario o el sablazo de “vuelta al orden”. Determinar que un pronunciamiento o acción política enérgica es justa debería ser menos difuso. Pongamos algo de luz al entuerto: durante la invasión alemana de Francia el camino moral te embocaba bien al colaboracionismo de Vichy o bien a la Resistencia. Salvo que escojamos la vía del pacifismo la opción armada no puede ser relativa en su planteamiento moral. En nuestro país, la Guerra de la Independencia además de ser una buena ocasión perdida para darnos sentido y unidad como nación, también es un buen punto de comienzo de análisis de la conformación de las dos Españas posteriores y la tragedia bélica. Con seguridad, todo el siglo XIX es un cúmulo de munición ideológica previa, partiendo de la confrontación entre absolutistas y liberales, el bochornoso Fernando VII y las muy dignas Cortes Constitucionales de Cádiz, al que sigue un periodo convulso e intenso, con Trienio Liberal, Sexenio Revolucionario y experimento republicano frente a regencias y restituciones monárquicas, luchas dinásticas en una suerte de guerras civiles con el Carlismo, la alternancia bipartidista en la repartición del poder ejecutivo, y un ocaso de lo que fuera imperio y luego despojos en un desastre del 98 que nos sumerge en 219

Sergio Villalba Jiménez un comienzo de siglo XX con una desigualdad social y un pesimismo generalizado. El papel educativo como una vía o enfoque de soluciones necesita este preámbulo para poder entender los años previos más directos al conflicto. La sangría de la guerra en el norte de África y la irrupción de las ideas anarquistas, comunistas y socialistas choca con los sectores conservadores y tradicionalistas. Del Directorio de Primo de Rivera al segundo intento por la República todo es un precipicio con un final anunciado: los preludios de la Sanjurjada del 32, los hechos de Casas Viejas en el 33, la huelga general revolucionaria de 1934, el Bienio Negro o los conflictos nacionalistas en Cataluña y Euskadi son el abono perfecto a cualquier intento de tránsito pacífico. Las propuestas de avance en el voto, la educación, la igualdad de género o el laicismo, junto a importantes reformas como la agraria, la del ejército o el planteamiento territorial, agudizan el enfrentamiento y lleva a la oscuridad de la contienda entre hermanos.

centros de referencia hay sensaciones de que la contienda está narrada en tono regionalista. Matizo e intento ser delicado con la cuestión: es evidente que el nacionalismo independentista choca actualmente con posiciones de los diferentes gobiernos centrales y genera una sensación de fractura en la ciudadanía. No es nada nuevo y se puede encontrar en testimonios de la época. Leer sobre aquellos tiempos revueltos sirve de actualización a hechos presentes que en ocasiones se analizan con cierta ligereza o indulgencia incluso desde perspectivas progresistas. Francisco Tarazona relata en Yo fui Piloto de Caza Rojo, que con el frente dividido en Vinaroz los jóvenes pilotos de la Aviación Republicana que partían desde los aeródromos levantinos hacia zona catalana, tenían serias reticencias a jugarse la vida por quienes no parecían hacer causa común en la lucha: “Cataluña es para muchos pilotos un foco de descontento perenne. Les molesta ir a luchar allá, porque creen que los catalanes, con sus luchas internas y con el separatismo de siempre, socavan la resistencia de la República” (Tarazona, 1974, p.183). En este caso y, en cualquier otro, propongo al lector e interesado que viaje y vea la diversidad de elementos didácticos para hacerse una idea propia, indagando además en la conformación y dependencia de los organismos que visita. Siguiendo con el ejemplo iniciado, los Espais de la Batalla de l’Ebre son un conjunto de centros de interpretación y espacios históricos que se gestionan desde el Consorci Memorials dels Espais de la Batalla de l’Ebre (COMEBE). Este ente público nació por iniciativas diversas y locales del

14.4. Espacios, instituciones y dinámicas Completando el recorrido iniciado en el anterior punto, es interesante proseguir con más pinceladas ilustrativas de distintas orientaciones realizadas en espacios concretos durante los últimos lustros, lo que implica dinámicas institucionales y políticas que enmarcan su discurso e intencionalidad. Es un muestreo que permite abordar y acercarnos a las conclusiones finales o líneas de actuación más idóneas en las propuestas educativas y patrimoniales, pudiendo empezar destacando la labor de los gobiernos autonómicos de Aragón y Cataluña, que sin duda han sido exponentes pioneros de la creación de organismos encargados de impulsar políticas de reconocimiento de las víctimas y de trabajar en la difusión e investigación al respecto. En el primer caso la Dirección General de Patrimonio Cultural del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón puso en marcha el Programa Amarga Memoria con la idea de impulsar iniciativas institucionales o de colectivos sociales, destinadas a recopilar el conocimiento de la etapa comprendida entre la II República y la recuperación de las libertades democráticas tras la dictadura franquista. Su labor en publicaciones, centros de interpretación o rutas visitables en los frentes de batalla es encomiable por su rigor y ausencia de parcialismos ideológicos. La posición catalana partió de la Direcció General de Memòria Democràtica, e impulsó de manera similar programas y actividades diversas, un censo de simbología franquista y recopilación de testimonios con proyectos notorios como el Memorial Democràtic, el Museu Memorial de l’Exili o el Memorial dels Espais de la Batalla de l’Ebre. No podemos olvidar que cuando se hacen estas propuestas institucionales tienen detrás partidos políticos o conjuntos parlamentarios concretos, que en ocasiones pueden verse afectados por tendencias no exactamente confluentes. Por transmitir sensaciones personales y ejemplificando, he visitado personalmente el entorno de la Batalla del Ebro en múltiples ocasiones y quizás por más sutilidad y sensación subjetiva pero también por la obviedad en datos concretos, a veces en los carteles informativos o en los

Figura 2. Coll de Moro. Gandesa.

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La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra Museo de Aeronáutica y Astronáutica del Ejército del Aire o la Fundación Aena. Puestos a plantear futuribles deseables sería muy lógico e interesante –también complejo– la unificación de una gran red de centros a nivel nacional sobre la Guerra Civil española. La idea que coloco sobre el tapete permitiría una estructuración conjunta de todos los espacios señalados; y es que, si bien conjugar intereses, visiones didácticas, propiedad y objetivos puede resultar quimérico y desbordarnos como propósito, no le quita interés holístico ante un listado enorme de elementos y espacios repartidos por toda la geografía nacional que pudieran tener una directriz común. Las iniciativas existen y son diversas en cuanto a localización, tipo de población y gestor. Por hacer otro listado geográfico imaginario, podríamos recorrer diversos itinerarios a vista de pájaro, partiendo desde la Bolsa pirenaica de Bielsa a la Ruta Orwell, las Tres Huegas o Santa Quiteria en el Frente de Aragón, de ahí al museo privado de Fayón con piezas materiales particularmente importantes, saltando al Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) en el entorno de Valsaín (entre otras funciones describe itinerarios de la zona de frente), al Bunker de Miaja en el madrileño Parque del Capricho) y al Alcázar de Toledo, derivando al precioso y berlanguiano hotel Voramar de Benicasim (hospital donde los brigadistas reponían sus heridas), para llegar al frente sur con las trincheras de Sierra de Huétor o de Almedinilla e incluso acabar en las plazas territoriales norteafricanas. Realmente las posibilidades serían amplias e interesantes en su conjunto, colmando desde los intereses de investigadores y especialistas a público en general.

Figura 3. Belchite Nuevo.

territorio que fue el escenario de la batalla, al que se fueron incorporando nuevos miembros como la Generalitat de Catalunya y una red de espacios en municipios de las comarcas de la Ribera d’Ebre y la Terra Alt. Conviviendo con estas propuestas existe también el Centro de Estudios de la Batalla del Ebro (CEBE) que surgió al hilo de coleccionistas y estudiosos de la localidad de Gandesa, recuperando material documental, bélico y cultural de la batalla transcurrida entre el 25 de julio al 14 de noviembre de 1938, con una exposición permanente para proteger este legado y darlo a conocer a toda la diversidad de la población. Muy relacionado se encuentra igualmente el Campo de Aviación de la Sénia, en este caso insertado en el Proyecto de dinamización comercial y turístico de Pymeralia, a iniciativa de la Federación de Comercios de la Sénia (FECOSE), la Federación de Comerciantes del Mueble de la Senia (FECOMS), la Asociación Turismo Sostenible y el Ayuntamiento de la localidad. Podría pensarse que, para el entendimiento de la totalidad de la zona implicada en la batalla, tal compendio de entidades funcionaría mejor de forma coordinada a través de una única administración. Otros ejemplos de multiplicidad patrimonial similar se da en la faceta aeronáutica, señalando la labor de la Asociación de Aviadores de la República (ADAR) en cuya web puede encontrarse una amplia referencia bibliográfica temática, el Centre d’Interpretació de l’Aviació Republicana i la Guerra Aèria (CIARGA) en Santa Margarida i els Monjos, ligado a la Universitat de Barcelona como centro de referencia del “Avispero o Vesper de la Gloriosa” y los aeródromos de Els Monjos, Pla (o Sabanell), Pacs y Santa Oliva (o El Vendrell), y por supuesto la Fundación Infante de Orleans con su colección de aviones históricos en vuelo, el propio

14.5. Conclusiones: Enfoques didáctico, emocional y lúdico En resumen, hemos visto que la instauración de una Comisión de la Verdad es la pieza clave de un proceso no resuelto de asimilación y entendimiento ideológico para una sociedad que necesita urgentemente zonas comunes de convivencia real. Si no hay discurso unívoco no hay posibilidad de pasar página. Si resolvemos el conflicto entre ideas y ciudadanía, y sentamos las bases para la convergencia de intereses, valoración ética y sensibilidades, el siguiente paso es la propuesta de una red de centros y espacios conjuntos de todo el territorio que articule un discurso común y enriquezca una lectura compartida que necesita sendas o caminos viables. En este último sentido, se plantearían tres posibles líneas prioritarias educativas que establezcan metodologías operativas, siendo estos puntos formulados mediante un enfoque didáctico, emocional y lúdico. El primero es, en realidad, el que hemos estado describiendo en los apartados anteriores y es de agradecer la ingente tarea realizada por individualidades e instituciones en tiempos recientes. La novedad sería la armonización de las orientaciones y estrategias patrimoniales, especialmente en el eje discursivo izquierda–derecha para no caer de nuevo en el choque permanente. Por 221

Sergio Villalba Jiménez

Figura 4. Corbera d’Ebre. Poble Vell.

curiosidad de la dirección en la que no se tendría que ir, recordar una peculiar patrimonialización de la guerra puesta en marcha por el propio régimen franquista en la Ciudad Universitaria, donde hasta que fue reinaugurada en 1943 hubo visitas guiadas con carteles de “Ellos” y “Nosotros”. También el pueblo de Belchite fue convertido en particular parque arqueológico, sobredimensionando su destrucción para gloria propagandística (Marín Suárez, 2015, p.95–96). Incluso hoy en día es recomendable una visita a las ruinas y al pueblo nuevo para comprobar si quedan reminiscencias de una simbología o significación del espacio revisable. Realmente hay y habrá siempre controversia y temas nuevos por explorar en profundidad y debate. Gracias al apoyo institucional central, autonómico, de diputaciones, ayuntamientos, archivos históricos provinciales, asociaciones de memoria histórica, así como pequeñas editoriales, se han conseguido resaltar aspectos muy delimitados de la guerra que eran desconocidos para el gran público. En esa línea hemos podido detallar lo acontecido en la ciudad de Sevilla respecto al golpe militar con la obra de Juan Ortiz Villalba, el frente en la montaña de Palencia y Cantabria con los textos y monográficos de Wifredo Román en la editorial Aruz, las biografías sobre pilotos republicanos como Meroño Pellicer o José María Bravo, incluso las actuaciones aeronáuticas de españoles en la Segunda Guerra Mundial tanto en las filas

soviéticas como germanas en una peculiar segunda parte del enfrentamiento civil. El listado sigue con diversidad profusa como el ataque al crucero pesado Deuschtland en Baleares, la historia de los Pozos de Caudé, la fosa de Valdediós, el bombardeo de Cabra, o la Finca El Poblet como último Gobierno de la II República (Posición Yuste). A esta extensa investigación de los últimos años es preciso añadir (daría para un texto específico), todo el apartado audiovisual, no sólo con el cine donde tendríamos un diamante en bruto para el análisis de las obras realizadas desde los años 30 hasta nuestros días, sino también el bloque que constituye la faceta documental, ya sean grandes producciones nacionales y extranjeras, canales específicos, o pequeñas realizaciones difundidas a través de internet. El volumen es tan importante y continuado que, de nuevo, se nos antoja necesaria una ordenación sistémica que facilite la búsqueda y acceso. La segunda vía es personalmente la que estimo más importante. Todo lo investigado, todo lo escrito, todo lo planificado, está de más si la pérdida y el dolor no está presente. Mis principios son de izquierdas republicanas y aunque en estos momentos de la escena política y el paso de los años me lleve a las cercanías del nihilismo, siempre me ha impresionado la historia material y emotiva de los hechos violentos, pensando que independientemente de 222

La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra la destrucción y el drama personal es lo que único que nos calma temporalmente a los seres humanos hasta que se produce de nuevo el conflicto. Leo diferentes autores y no me escandalizo gratuitamente o adopto una opinión y perfil porque lo diga una línea de pensamiento establecido. Frente al dogma prefiero establecer una pedagogía crítica que sea capaz de abordar conclusiones de conjunto, contemplando todos los puntos de vista. De la misma manera me gusta conjugar los grandes relatos con el análisis de las pequeñas historias. Alarcos, Trafalgar o Auschwitz necesitan reposo y hueco para sentir. Frente a un turismo de masas vacío, que abarrota destinos para hacerse el selfie de “yo estuve aquí”, necesitamos la intimidad de la conexión con la persona del pasado y el relato minúsculo o histórico de lo sucedido: las piedras, el mar o el aire pueden hablarte. También hace falta respeto, mucho. Aunque tengan significados distintos he sentido similar inquietud contemplando las pintadas con insultos tanto en el Coll de Moro de Gandesa como en los carteles informativos de la Carretera de la Desbandá. Me recuerdan que los bandos siguen divididos y que la historia se puede repetir. El rencor y la ignorancia son alimentos fáciles de las mentes poco lúcidas, la educación de nuevo es la clave o al menos el intento. Hablábamos líneas atrás del rescate o ampliación de temas que todavía no son muy conocidos. Con un enfoque expresivo y emocional vivimos un buen momento de historias perdidas que afortunadamente afloran y permiten cierta eliminación de lo hirientemente ideológico. La literatura o su versión plástica y visual son medios creativos clásicos que siguen cumpliendo esta función. Conocer de la compañía de republicanos españoles que bajo el mando de la 2.ª División Blindada de la Francia Libre (División Leclerc), participaron en diversos combates como la liberación de París, es gracias a obras literarias como La Nueve de Evelyn Mesquida y el posterior y excelente cómic Los surcos del azar de Paco Roca. Historias noveladas como Banderas en la niebla, y los destinos ficticiamente paralelos del rejoneador José García Carranza “el Algabeño”, y el poeta inglés John Cornford, y El tiempo de los héroes sobre la figura del general Juan Modesto (ambas de Javier Reverte), nos sumerge en una fantasía realista y absorbente. Textos documentales también en formato cómic como La muerte de Guernica o La Guerra Civil Española de José Pablo García, incluso más estéticos como La Guerra Civil contada a los jóvenes (Arturo Pérez–Reverte con Ilustraciones de Fernando Vicente), son un buen inicio para generaciones recientes. La pasión por conocer y sentir es clave y permite conexiones vitales, sencillas y extraordinariamente vivas. Leer sobre la vida de Henry Norman Bethune nos lleva a su equipo de ambulancias, a la huida y masacre de familias camino de Almería por una costa hoy apacible; si además visitamos los refugios de esta ciudad y su excelente ambientación patrimonial es un complemento perfecto a la comprensión ética y vivencial. Comparar los destinos que decide la fortuna si acabas en la villa lusitana de Barrancos, donde el teniente portugués António Augusto de Seixas desobedeciendo órdenes superiores consiguió alojar y proteger a centenares de refugiados, mientras en suerte dispar “La Columna de los

Figura 5. Trinchera. Monroyo.

las ideas, al final siempre hay un hijo perdido, un marido que no vuelve, una mujer violentada. No me sustraigo en la sensibilidad ante la masacre en la tapia del cementerio, la muerte dolorosa en el páramo, la carta no mandada, la pluma o las lentes olvidadas en la tierra, la lejanía del hogar, el fin de tus días en el olvido de la osamenta descarnada. Es fácil sentir odio y rabia, es más difícil la compasión y el aprecio al enemigo. En muchas ocasiones he imaginado qué hubiera hecho si hubiera vivido en 1936, como defendería mi ideología y qué posicionamiento hubiera tomado, si habría sido capaz de matar o fusilar o si habría consentido desmanes. Quizás el temperamento hispánico es propenso a la ira, al choque y el duelo goyesco de garrotes. Quizás

Figura 6. Restos de la guerra. Sarrión.

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Figura 7. Al fondo, El Merengue. Batalla del Segre. 1938.

8000” trataba infructuosamente de pasar a zona segura del frente. Podemos valorar la gesta de los negativos de Francesc Boix en su memoria y la de los más 7.200 españoles (fallecieron unos 5.000), que pasaron por Mauthausen–Gusen y subcampos asociados. El horror conmueve, se solidariza y hace extraños compañeros de estancia cuando antaño enemigos, republicanos de izquierda y soldados de la División Azul acaban unidos por el cautiverio en los gulags de Borovichí, Makarino o Kok– Usek. Pasear por lo que queda del pueblo viejo de Corbera d’Ebre y el interesante Abecedari de la Llibertat, con textos y obras artísticas entre escombros de la memoria. Poder subir a las líneas y parapetos olvidados de Monroyo en busca de soledad. Imaginar la noche previa al asalto madrugador y encontrar en las tierras de Sarrión la última lata de conserva, el peine de munición vacío, la granada de mano Lafitte, el trago peleón del brebaje “saltatrincheras”. Contemplar desde la lejanía El Merengue, El Tossal de Deu, la cota 305 o 220, que todo es lo mismo para unos chiquillos recién movilizados y una primera acción que no sería más que su tumba a pocas semanas de terminar la guerra. Trepar a lo alto del castillo de Miravet viendo como serpentea el cansado Ebro junto al resonar en el eco del horizonte de Ay Carmela. Esta traza del dolor es vital en la recuperación del sosiego ideológico, en la detención de un tiempo para pensar y contemplar. Un paradigma al respecto es el hermoso libro Morir al Raso, con una

Figura 8. Miravet y el Ebro desde su castillo.

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La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra

Figura 9. Carro de combate T26. Vilanova de la Barca.

muy posible que el problema no radique en metodologías didácticas sino en la propia condición de su ser.

perfecta conjugación de fotografía y texto, que podría calificarse como género de literatura visual, y que refleja una sensibilidad extrema tanto en la palabra como en la imagen al discurrir por trincheras, fortines y objetos con recuerdos a los seres que padecieron el sufrimiento de una guerra entre semejantes. “No me consuelan las planchas de madera, al fondo de la casamata. No me reconforta la piel de los muertos”. (Giménez y Pérez, 2008, p.105) Si hay personas no sensibles a este tipo de discurso, es

Terminemos con una inducción a la sonrisa, aunque sea forzándola: el tercero y último bloque metodológico sigue la educación con eje pero añade un componente de disfrute, ocio y curiosidad latente. Sin caer en la banalización, se propone un moderado distanciamiento de lo trágico, al menos para ciertas ocasiones. De hecho,

Figura 10. Camp d’Aviació de La Sénia.

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Figura 11. Monumento RF–4C Phantom II. Antigüedad.

las tres líneas son compatibles y necesarias entre sí, pudiendo centrarnos en según qué momento en un estudio más teórico y comprensivo, en una empatía emotiva y conciencia de lo trágico, o en un esparcimiento más lúdico. Cada uno de estos enfoques, por separado y en exclusividad adolecen de falta de visión periférica respecto a los otros, mientras que en conjunto proporcionan una reunión de virtudes intelectuales, sensitivas y recreativas que podrían conseguir el anhelado objetivo de superación ética e integración de diversas ideologías y visiones del conflicto. Hay que tener en cuenta que las generaciones nuevas no suelen saber sobre la materia, y las anteriores, tienen un planteamiento fijo en función de cómo les tocó vivir o de su filiación familiar e ideológica. Está claro que sobre los hoy jóvenes y futuros ciudadanos mañana, es donde en mayor medida hay que actuar. Los recursos didácticos son ampliamente utilizados en cualquier museo o centro de interpretación, pero ante un mundo donde ya no sorprende especialmente nada o cuesta mantener una atención a lo que no se comprende, hay que compatibilizar concepto e imaginación, fomentando ideas que capturen la atención. Una buena opción por redescubrir es el elemento sorpresivo y realista: por ejemplo, encontrarnos junto al edificio principal y el refugio antiaéreo del mencionado campo de la Sénia, las siluetas a escala 1/1 simulando un Polikarpov I–16 y un Messerschmitt Bf–109D. Aunque evidentemente ambos aviones nunca estuvieron a la vez, tanto su tamaño real como la decoración que ostentaban (afortunadamente sin censura alguna, uno con los colores republicanos y el otro de la Legión Cóndor), permite al espectador tener una idea real de cómo fue la vida en el aeródromo y animarles a completar la visita junto al material expositivo del museo, o más interesante si

cabe, ver la réplica del mismo avión ruso “Mosca” que encontraremos en el cercano Centre Internacional de Negocios del Mueble de la Sénia (CINMS). Ver de cerca la maquinaria bélica (sin que perdamos nunca la visión de que son armas de guerra), siempre impresiona y multiplica sensaciones. A veces sus vestigios quedan expuestos en una suerte de monumento extraño o descontextualizado como el carro de combate republicano T26 en Vilanova de la Barca, mientras que otras apreciamos material original rescatado que incluso se logra poner de nuevo en servicio operativo. Al hilo de estas acciones, el Ejército Español es depositario de material excelente en centros como el Museo de Toledo o el de Medios Acorazados de El Goloso. Sin duda este tipo de planteamientos está emparentado con la arqueología experimental y con todo el movimiento de recreaciones históricas que mundialmente inundan todos los años los antiguos campos de batalla romanos, medievales, napoleónicos o de la Segunda Guerra Mundial, entre otros muchos. El uso de prendas y material de la época o perfectas réplicas atrae a un gran público que disfruta de una guerra incruenta. En España, este fenómeno ha llegado más tarde, pero se está consolidando en ciertos periodos muy vistosos como las Batallas de Almansa, Bailén o Albuera, pero también en el caso de la Guerra Civil, pudiendo citar las distintas ediciones de Abánades, Corbera, Jarama o la Batalla del Ebro. La Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas es un importante aglutinador de todos los periodos históricos recreados en las diferentes localidades, con completos calendarios de celebración e información disponible. Vivimos un momento puntero en la explosión de este tipo de acciones que se mezclan con talleres, cursos y actividades diversas como la deportiva 226

La Guerra Civil desde un enfoque educativo y patrimonial: Una herida que no cierra Domènech, J. (2009): Elogio de la educación lenta. Barcelona. Editorial Graó. Micro–Macro Referencias 21. Serie Fundamentos de la Educación.

y medioambiental, por lo que también es un camino abierto al disfrute de la naturaleza compatibilizada con la historia. Son numerosas las rutas perfectamente detalladas en diferentes webs o en textos específicos como las de ediciones La Librería del autor Jacinto M. Arévalo, una compilación exhaustiva de elementos arquitectónicos, fortificaciones y espacios que cubren todo el frente de Madrid, desde Guadarrama al sur y al oeste, como en la propia ciudad. Este tirón de un turismo activo bélico y esparcimiento físico, bien conducido, es un buen incentivo para que las distintas administraciones puedan plantear una diversificación de la riqueza cultural y económica, especialmente en los entornos rurales. El que redacta este texto es un entusiasta del caminar, del viaje y la historia. No deja de sorprenderme los espacios recorridos al verlos sobre un mapa y cuadernos de viaje, al contemplar fotos acumuladas de décadas o tener estanterías llenas de textos sobre nuestra tragedia más incomprendida. Lo emotivo vuelve a mezclarse cuando hace no muchos años llegó a mis manos la obra de José María García Márquez y Miguel Guardado Rodríguez sobre la guerra en el pueblo natal de mis padres, Morón de la Frontera; emocionado busqué mis apellidos entre familiares represaliados o desaparecidos y como otros, conecté vínculos de manera directa y real con un pasado que se me hacía muy cercano. Para finalizar me quedo con la imagen simbólica de un RF–4C Phantom II cedido por el Ejército del Aire que se expone en el pueblo palentino de Antigüedad en recuerdo a los hermanos César y Augusto Martín Campo, nacidos en esta población y pilotos aviadores que lucharon en distintos bandos. La guerra se los llevó como a tantos otros. Podemos mortificarnos en el enfrentamiento o llegar al punto de madurez en el que podamos hacer una parodia de nuestro drama sin choques internos. Algunos países con un pasado más cruento y una cierta idea de culpa colectiva mayor, han conseguido reírse de su pasado como la figura de Adolf Hitler en Ha vuelto (Er ist wieder da) de Timur Vermes, con la película posterior de David Wnendt. En nuestro caso y como cinéfilo empedernido me quedo con La Vaquilla de José Luis García Berlanga, una genial comedia negra de lo que en realidad somos, con un dramático final de piel de toro rota al compás de La hija de Juan Simón cantado por Angelillo. Un país que no quiere no puede ni se va a reconciliar nunca. El Patrimonio más apreciado es el conjunto de factores que determinan la esencia de un pueblo, su tierra, sus gentes y su libertad. Perderlo es la mayor de las tragedias, y hacerlo en una lucha entre quienes les debería unir la fraternidad directa, significa un manantial emponzoñado que deja su rastro en las futuras generaciones. Purificar este drama es tarea de la Educación y de una visión colectiva.

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15 Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs Miguel Fernández Díaz1

RESUMEN

Los drones o RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) han revolucionado los métodos de análisis arqueológicos no invasivos. Veremos cómo podemos aplicar este tipo de trabajos sobre una posición de la Guerra Civil española situada en el sureste madrileño (término municipal de Ciempozuelos). Una serie de fotografías aéreas a baja altura nos proporciona información valiosa que, combinada con la aplicación de la fotogrametría digital y la creación modelos tridimensionales, nos permite generar nuevos datos encaminados a la conservación, protección, divulgación y estudio de dichas estructuras. ABSTRACT

Remotely Piloted Aircraft Systems, more commonly known as drones, have revolutionized non–invasive methods of archaeological analysis. This work shows how these were applied in the municipality of Ciempozuelos, in the southeast of Madrid; an important site during the Spanish Civil War. A series of low–altitude aerial photographs provide valuable information that, combined with the use of digital photogrammetry and the creation of three–dimensional models, allows for the generation of new data for the conservation, protection, dissemination, and study of remaining structures.

15.1. Introducción: Cámaras en el aire

antes de la creación de maquinaria destinada a tal fin, ya existía la inquietud por elevar el punto de vista para lograr una mejor perspectiva de determinados lugares. Es así como algunos topógrafos británicos de los siglos XVII y XVIII seleccionaban emplazamientos en altura, tales como colinas o torres, con el objetivo de ilustrar las representaciones cartográficas de la época. En ese mismo

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Desde que el ser humano tiene la posibilidad de volar, existe un interés por visionar, desde el aire, emplazamientos con restos antiguos. Más bien deberíamos decir que incluso 1

Virtua Nostrum. [email protected]

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Miguel Fernández Díaz La aplicación de la fotografía aérea en España durante el siglo XX lleva la misma línea de usos militares. Sirven como ejemplo los vuelos de reconocimiento fotográfico sobre posiciones marroquíes en los años 20 y, con idéntico objetivo, los vuelos ejecutados durante la revolución de Asturias en 1934 y los realizados durante la Guerra Civil por ambos bandos (Fernández García 2015, 220, 228–230). Incluso el llamado vuelo “fotogramétrico” de 1945–46 (Project Casey Jones3 o vuelo de la Serie A) y el denominado “vuelo americano” de 1956–1957, quedan claramente acotados en el contexto de la planificación realizada por los estadounidenses de cara un posible conflicto con la Unión Soviética. No obstante, los fotógrafos aéreos españoles, desde muy temprano (en torno a 1930), aplicaron sus conocimientos al ámbito civil, haciendo hincapié en la realización de trabajos topográficos con imágenes tomadas desde aviones (un tipo de trabajo fotogramétrico). Hasta mediados de siglo este tipo de estudios estaban destinados a catastros, confederaciones hidrográficas, ayuntamientos y diputaciones (Fernández García 2015, 223–228).

tiempo y espacio geográfico, los escritores ingleses ya daban noticias sobre las famosas cropmarks que podían apreciarse, gracias al crecimiento diferencial, en los campos de cereal ubicados sobre asentamientos romanos (Musson, Palmer y Campana 2013, 17). Ya en el siglo XIX el nacimiento de la fotografía proporciona otra herramienta más para la observación desde el aire. No tardaron en aparecer pioneros como el francés Gaspard– Félix Tournachon (más conocido por el pseudónimo de Nadar), a quien debemos la primera fotografía aérea conocida, realizada desde un globo aerostático sobre el pequeño pueblo de Petit–Bicêtre en 1858. Curiosamente es este mismo personaje quien realiza una serie fotografías mientras era comandante de una compañía aérea de globos aerostáticos en 1871, detectando las posiciones del ejército prusiano durante su cerco a la ciudad de París. Sin embargo, dicha técnica de observación de las posiciones enemigas ya se había usado durante la Guerra Civil americana (1861–1865), aunque ninguna de las capturas realizadas ha llegado hasta nuestros días (Aber, Marzolff y Ries 2010, 3). Esta orientación militar que va tomando el uso de la fotografía aérea se ve incrementada durante el siglo XX, en especial con el fuerte desarrollo de la aviación durante las dos Guerras Mundiales y, posteriormente, durante la Guerra Fría. De manera paralela, la fotografía aérea civil comienza a ser aplicada en todo tipo de estudios científicos y cartográficos, ya sea usando cometas, aviones, ultraligeros o helicópteros. No obstante, de nuevo el globo aerostático proporciona el medio de elevación para la primera serie de fotografías aéreas destinadas a un estudio arqueológico: las realizadas en 1899 por el arqueólogo y arquitecto veneciano Giacomo Boni durante las campañas de excavación que dirigió en el foro romano. Su objetivo era elaborar una serie de planimetrías y dibujos más precisos que los existentes hasta el momento (Ceraudo 2013, 11–14).

No ocurre lo mismo cuando buscamos fotografías aéreas sobre restos arqueológicos en territorio nacional. Si obviamos algunas noticias (aún por confirmar) sobre unas supuestas capturas aéreas realizadas sobre Numancia y Ampurias en los años 204, debemos pasar directamente a 1943, fecha en la que Martín Almagro Basch (1943, 247–249) publica un comentario haciendo referencia a la colaboración con el Ministerio del Aire y en el que se incluyen sendas fotografías del campamento romano de Castra Caecilia (Cáceres), las ruinas de Segóbriga (Cuenca) y el castro de Monte Bernorio (Palencia). Esta referencia española queda en una mera anécdota y, mientras tanto, en los países de nuestro entorno, como Italia y Francia, la arqueología aérea se desarrolla como disciplina durante la segunda mitad del siglo XX, tal y como queda reflejado en el congreso de París de 1963, un evento plenamente dedicado a la materia (Orejas Saco 1995, 79–82).

En el campo arqueológico se habían producido muchos hallazgos durante la II Guerra Mundial, como es el caso de las numerosas visualizaciones y fotografías realizadas por pilotos militares británicos y franceses durante sus misiones por Europa, norte de África y Próximo Oriente (Musson, Palmer y Campana 2013, 26–28). Desde ese momento histórico y hasta finales del siglo XX, la aplicación de fotografías aéreas sobre yacimientos arqueológicos comienza a tener un uso más generalizado, aunque en la mayoría de los casos sólo pretenden prospectar el terreno (teledetección) o documentar una excavación arqueológica mediante una serie de tomas generales o panorámicas. Sólo en el Reino Unido se han realizados estudios y análisis sistemáticos de fotografía aérea con fines arqueológicos, en la mayoría de los casos sin estar acompañados de estudios terrestres, con lo que, para los investigadores británicos, la arqueología aérea constituye una disciplina en sí misma. Prueba de ello es la elaboración del NMPE (National Mapping Programme for England), cuyos últimos resultados pueden consultarse online2.

En España, hasta finales de los años 70, los arqueólogos usaban la fotografía aérea como complemento a la documentación de excavaciones, aunque tenemos algunas excepciones en los trabajos dedicados a prospecciones arqueológicas, caso de los ejecutados en Mallorca durante los años 60 (Roselló–Bordoy 1970). No obstante, hay que esperar a finales de los años 70 para ver un aumento de estudios específicos dedicados al análisis de fotografías aéreas. Es entonces cuando la Casa de Velázquez publica trabajos relacionados con la minería romana en la península (Domergue 1981) y con la teledetección de recintos de fosos protohistóricos en Andalucía (Didierjean Para ver un resumen muy preciso de los detalles técnicos del vuelo y sus utilidades, consultar: Pérez Álvarez et al. “Project Casey Jones, 1945– 1946: El Vuelo Histórico Fotogramétrico de la Serie A en España y sus aplicaciones cartográficas”, 14–24. 4 Según el coleccionista Josep Antoni Carrasco, en declaración a Teleelx. es, acceso 1 de junio, 2016, http://www.teleelx.es/n68762–b–La– primera–foto–aerea–de–la–ciudad–se–realizo–en–1927–b.html 3

“National Mapping Programme for England”, acceso 25 de mayo, 2016, https://historicengland.org.uk/research/research–results/recent– research–results/

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs 1981), entre otros ejemplos. En los años 90 la tendencia se consolida gracias al auge de la Arqueología Espacial. Algunos trabajos reseñables son los de Patrice Cressier (1997, 1992), Yolanda Álvarez González (1993, 268– 271), Almudena Orejas Saco (1996, 22) y Alfredo Jimeno Martínez5 (1996, 68–69).

estudios con drones están generando excelentes resultados, tanto en el campo de la teledetección de yacimientos o prospecciones aéreas, como en la documentación de excavaciones y restauraciones de bienes patrimoniales. Las ventajas que nos proporcionan los RPAS son muchas y siguen creciendo exponencialmente con los nuevos avances tecnológicos12. La primera utilidad y la más usada, es el montaje de un dispositivo de fotografía y vídeo. Como ya hemos explicado en el punto anterior, elevar este tipo de aparataje no es algo nuevo. La novedad, no obstante, reside en la capacidad de colocarlo con la altura y ángulo que deseemos, así como facilitar que la cámara permanezca lo más estática posible, evitando las trepidaciones de la imagen13 (Figura 1). Del mismo modo, podemos elegir, según nuestras necesidades, el rango horario para realizar el trabajo aéreo, así como el punto de despegue y aterrizaje (siempre de acuerdo con las leyes vigentes en cada espacio aéreo nacional). Dicha versatilidad es mayor que la proporcionada por los dispositivos aéreos existentes hasta el momento: aviones, helicópteros, ultraligeros, parapentes, globos cautivos y cometas.

Y entonces, con la llegada del siglo XXI, entran en escena los Vehículos Aéreos No Tripulados6 (comúnmente conocidos como “drones”), lo cual no impide que se sigan realizando investigaciones basadas en el análisis arqueológico a través de fotografía aérea o satelital, sobre todo con la accesibilidad a distintos servidores que alojan este tipo de datos en la web, facilitando su consulta a todos los usuarios. Cabe citar como ejemplo el trabajo de Julio del Olmo Martín (2006); los trabajos del equipo de Segeda (Rejas Ayuga et al. 2009); la localización del campamento romano de Huerga de Frailes (Menéndez Blanco et al. 2011) y la investigación de Sandra Azcárraga Cámara y Arturo Ruiz Taboada sobre el cerro de San Juan del Viso (2012), por señalar solo algunos de los más destacados7. 15.2. Ventajas de los RPAs aplicados a la arqueología y el patrimonio

Además, los RPAS permiten ir más allá del análisis de imágenes en el espectro visible. La posibilidad de instalar otro tipo de sensores (cómo cámaras infrarrojas, multiespectrales o hiperespectrales) incrementa nuestra capacidad de teledetección de restos arqueológicos desde el aire o patologías en estructuras14. Independientemente del sensor que montemos en un dron, siempre tenemos la ventaja adicional de estar ante técnicas de investigación “no invasivas” o “no destructivas” con respecto al objeto estudiado. Todo el proceso de trabajo de campo se realiza manteniendo una distancia adecuada entre sensor y objeto, sin necesidad de mantener contacto físico con el mismo. El uso de dispositivos de captura con un zoom adecuado puede incrementar esa distancia, factor que, de igual modo, está muy relacionado con la seguridad que proporcionan estos aparatos. Varios ejemplos: si queremos analizar un edificio o estructura muy dañados y con serio riesgo de derrumbe, inspeccionar una cubierta casi inaccesible e incluso estudiar el intradós de la arquería de un puente, los drones nos lo permiten gracias a la creciente automatización en los sistemas de control de las aeronaves, a la colocación de dispositivos anticolisión (detección de obstáculos) y a la capacidad de realizar operaciones de tipo BVLOS (Beyond Visual Line of Sight), es decir, más

Los estudios realizados con drones o RPAS8 siguen una línea parecida a lo expuesto en el caso de la fotografía aérea: salen de un uso militar9 para pasar al campo de las aplicaciones civiles en fechas recientes. Podríamos decir que, salvo excepciones, hasta bien entrado el siglo XXI este tipo de dispositivos no comienza a tener un uso civil generalizado: medio ambiente, arquitectura, ingeniería, topografía y geomática son sólo algunos de sus nichos de trabajo10. El uso de los RPAS en la ejecución de trabajos cartográficos permite una transición rápida a su aprovechamiento para labores arqueológicas11. Los 5 En los trabajos dirigidos por Alfredo Jimeno sobre Numancia vemos también la aplicación de cámaras para análisis termográfico. Noticia en el periódico ABC, 11 de agosto de 1996, consulta en la hemeroteca online, acceso 2 de junio, 2016, http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate. exe/hemeroteca/madrid/abc/1996/08/11/050.html 6 Para este artículo hemos elegido el acrónimo inglés RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) frente al término UAV (Unmanned Aerial Vehicle) o a las siglas en español VANT (Vehículo Aéreo No Tripulado), ya que expresa mejor la idea del control a distancia del vehículo y hace referencia al concepto de “sistema” (suma de aeronave e instrumento de control remoto). 7 De entre los trabajos citados, sólo el de Julio del Olmo está centrado en el análisis de imágenes sacadas de prospecciones aéreas con vehículos tripulados, por lo que muestra más fotografías oblicuas. En el resto de los artículos se procede al análisis de ortofotografías ya existentes extraídas de vuelos anteriores (como los vuelos americanos) o satelitales. 8 Nos referimos a aparatos no tripulados propulsados por motor y controlados de manera remota (una cometa tampoco es un RPAS). 9 En el caso de los RPAS el carácter militar es casi exclusivo al principio. Para un pequeño recorrido histórico por este tipo de uso, recomendamos consultar: Irvin, History of Strategic Drone Operations. 10 Para ver la diversidad de usos civiles de los RPAS recomendamos consultar: VV.AA., Los Drones y sus Aplicaciones a la Ingeniería Civil. 11 Para ver el proceso de creación de cartografías con RPAS recomendamos consultar: Greenwood, “How to Make Maps with Drones”, 35–47. Un interesante y minucioso ejemplo de elaboración de cartografías con fines arqueológicos es el de Roosevelt, “Mapping site–level microtopography with Real–Time Kinematic Global Navigation Satellite Systems (RTK GNSS) and Unmanned Aerial Vehicle Photogrammetry (UAVP)”, 29–53.

A fecha de septiembre de 2016 ya se están montando pequeños dispositivos de tecnología LIDAR (Laser Imaging Detection and Ranging) en RPAS destinados a la teledetección arqueológica. Véase “New drone technology will uncover secrets of Amazonian tribes”, web de University of Exeter, acceso 15 de septiembre, 2016, http:// www.exeter.ac.uk/news/featurednews/title_541441_en.html o “Drone– mounted lasers see between the leaves”, web de Museum of London, acceso 30 de Agosto, 2016, http://www.mola.org.uk/blog/drone– mounted–lasers–see–between–leaves 13 Gracias al dispositivo conocido como gimbal (basado en la junta cardán) o a la estabilización por software. 14 Para comprender de manera básica las diferencias entre tipos de sensores y sus aplicaciones arqueológicas recomendamos consultar: Beck, “Archaeological Applications of Multi–Hyper–spectral Data – Challenges and Potential”, 87–98. 12

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Miguel Fernández Díaz

Figura 1. Multirrotor sobrevolando el yacimiento romano de Santa María, en Villarejo de Salvanés. La versatilidad de estos aparatos nos permite colocar la cámara en cualquier punto y altura (Fuente imagen: Virtua Nostrum)

Los RPAS proporcionan también una velocidad de captura de datos muy alta, ya que cuentan con el apoyo en navegación GNSS (Global Navigation Satellite System), tecnología que permite, entre otras cosas, cubrir una gran cantidad de terreno en poco tiempo a través de vuelos automatizados con waypoints y transectos. La información 2D (fotografía digital) recogida de este modo (así como en modo de vuelo manual) puede ser convertida, en la fase de postprocesado, en información tridimensional utilizable en la planimetría de un yacimiento, terreno o estructura arqueológica mediante el uso de software fotogramétrico. Es importante indicar que la Fotogrametría no es una técnica exclusiva de los RPAS y que ha sido utilizada desde el nacimiento de la Fotografía, pasando por una fase analógica hasta llegar hasta las actuales técnicas de digitalización. Los RPAS nos proporcionan la capacidad de realizar capturas masivas destinadas al procesado fotogramétrico, variando el grado de detalle en función del trabajo arqueológico a realizar (desde la teledetección– prospección a digitalización de pequeñas estructuras).

allá del alcance visual del aparato. Ahora no es necesario arriesgar la vida de un trabajador para que acceda a estos sitios, ni contratar costoso instrumental de andamiaje o plataformas elevadoras, con el consiguiente ahorro en el precio final del trabajo. En relación con lo expuesto, se ha hablado mucho también sobre tecnología aérea “de bajo coste” o low cost a la hora de referirse a los RPAS. Desde nuestro punto de vista, es una terminología mal utilizada. Está claro que, respecto a las aeronaves tripuladas, la diferencia en cuanto inversión necesaria es más que notable. Pero cabe destacar que el precio se va elevando exponencialmente cuando nos metemos en las gamas más altas de RPAS y cambiamos de tipo de sensor de captura de datos (cámaras multiespectrales, infrarrojas o dispositivos con láser). A ello debemos añadir los gastos ocasionados por el mantenimiento de las aeronaves, la formación, los sistemas de control y dispositivos de captura, así como los distintos tipos de seguro requeridos para realizar actividades profesionales (según la legislación nacional correspondiente). El único dispositivo aéreo verdaderamente low cost, y con garantías de producir un resultado medianamente aprovechable (aunque son más las desventajas), es una cometa15.

Por todas estas ventajas mencionadas, el uso de los RPAS aplicados a trabajos arqueológicos se ha incrementado desde el año 2010. Algunos de los trabajos destacables a nivel internacional son los de Morag M. Kersel y Austin Hill (2015), quienes documentan estructuras arqueológicas en los desiertos de Jordania con la finalidad de combatir el saqueo; las investigaciones de Antonio Pecci y Nicola Masini sobre teledetección y protección de yacimientos

Para ver varios ejemplos de estudios aéreos con cometas sobre yacimientos arqueológicos consultar: Aber y Aber “Unmanned Small– Format Aerial Photography from Kites for acquiring, Large–Scale, High–Resolution, Multiview–Angle Imagery”.

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs (Pecci y Masini 2016); los trabajos de Wilfried Karel y Geert Verhoeven sobre el asentamiento romano de Carnutum (Karel et al. 2014; Verhoeven 2013); o el plan de protección de yacimientos del Ministerio de Cultura de Perú (Greenwood 2015; Castillo Butters 2014).

la Guerra Civil, el primer monográfico dedicado al tema en la revista Complutum (González Ruibal et al. 2008). A finales de 2014 se celebró el I Congreso Internacional sobre Arqueología de la Guerra Civil Española, en el que estuvieron representados los estudios llevados a cabo en casi todos los frentes implicados en el conflicto19. Quizá está de más reseñar la importancia de seguir realizando investigaciones con metodología arqueológica, pero no queremos dejar pasar la oportunidad sin hacer hincapié en que son el complemento perfecto para la documentación historiográfica, las fuentes orales y escritas. Los datos arqueológicos sirven para confirmar o contradecir los datos impresos, desvelar hechos desconocidos u ocultados y, además, nos hablan de las pequeñas historias y tragedias individuales, los aspectos más cotidianos de un conflicto bélico (González Ruibal 2016, 34–37).

En España, país con las condiciones óptimas para el desarrollo de la industria y los servicios de drones, tampoco han tardado en aparecer estudios que aplican dicha tecnología al campo patrimonial. Cabe destacar los trabajos de Javier Fernández Lozano y Gabriel Gutiérrez Alonso (2015 y 2014); las investigaciones sobre Patrimonio Cultural desde el aire realizadas por la Universidad de Sevilla (Mascort Albea, Ruiz Jaramillo y Romero Hernández 2014); y la combinación de fotogrametría aérea y terrestre sobre la iglesia de San Miguel de Ágreda (Peinado Checa, Fernández Morales y Agustín Hernández 2014).

El siguiente paso viene con la incorporación de las Nuevas Tecnologías, algo que ya es un hecho en Arqueología y que algunos grupos de investigación han integrado en sus estudios sobre la Guerra Civil20. No obstante, la utilización de RPAS/drones no se ha extendido demasiado, a pesar de que, como hemos visto en el punto anterior, sí están siendo introducidos en todo tipo de labores asociadas al Patrimonio, independientemente de su adscripción cronológica.

15.3. ¿Por qué aplicar RPAs al patrimonio de la Guerra Civil? A pesar del creciente interés suscitado durante los últimos años por el patrimonio bélico, este tipo de bienes y estructuras siguen siendo muy desconocidos para el gran público. Ni tan siquiera existe la consideración de los mismos como algo arqueológico. No obstante, ríos de tinta han corrido sobre la Guerra Civil española, haciendo de dicho conflicto un verdadero hito historiográfico16, hecho que no se corresponde con las investigaciones en materia arqueológica, que tienen su punto de partida en el año 2000 con la excavación de Casas de Murcia (Morín de Pablos y Pérez–Juez 2016), una posición en la segunda línea del cinturón defensivo de Madrid. Afortunadamente, desde el cambio de milenio, las investigaciones arqueológicas sobre la Guerra Civil se han incrementado y han ido ocupando su lugar en el ámbito académico. La mayor parte son de carácter antropológico–forense, asociadas a la excavación de fosas de represaliados y ligadas a la publicación, en 2007, de la conocida Ley de Memoria Histórica17. Sólo algunos estudios arqueológicos están dedicados a las excavaciones de estructuras (ya sean militares o civiles) y posiciones defensivas del período en cuestión. De entre todos los trabajos realizados, no podemos dejar de señalar los de Alfredo González Ruibal y el grupo de investigación sobre la arqueología del conflicto del CSIC (González Ruibal 2016)18. El mismo autor fue el encargado de coordinar otro hito en la investigación arqueológica sobre

Si bien no consideramos necesario el uso de RPAS en todo proyecto e intervención21, pueden ser de gran ayuda con respecto a los bienes relacionados con la Guerra Civil. El equipo de Cota 667, en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topografía, Geodesia y Cartografía de la Universidad Politécnica de Madrid, fue pionero en el uso de un RPAS de tipo ala fija para la obtención de ortoimágenes, con objetivos cartográficos, sobre las posiciones defensivas de Los Yesares, situadas en Pinto (Díaz Moreno et al. 2015, 128–130). Es precisamente la elaboración de planimetrías precisas, con apoyo topográfico (como en el caso citado), una de las ventajas más aprovechables de los RPAS con respecto a las estructuras de la Guerra Civil. No olvidemos que los entramados defensivos de este conflicto conforman los yacimientos arqueológicos más grandes y extensos de España, y que en muchos casos se encuentran desprotegidos, son desconocidos para la ciudadanía o están sin catalogar en la administración correspondiente. El uso de RPAS, dada su capacidad de captura masiva de datos, podría subsanar, en poco tiempo, dichas necesidades, tal y como está siendo demostrado en el plan de protección de yacimientos de Perú (Castillo

Siempre se ha dicho que es el conflicto bélico sobre el que más literatura existe. No estamos al tanto de los últimos datos, dado el incremento en el número de publicaciones sobre las dos grandes guerras con motivo de los aniversarios. 17 “LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”, puede ser consultada y descargada online en: http://leymemoria.mjusticia.gob.es/ cs/Satellite/LeyMemoria/es/memoria–historica–522007 18 Recomendamos seguir los trabajos de este grupo en su blog, donde nos hacen partícipes de sus excavaciones casi día a día. Acceso 3 de septiembre, 2016, http://guerraenlauniversidad.blogspot.com.es/

19 Todas las ponencias del I Congreso Internacional de la Guerra Civil Española (organizado por la Universidad del País Vasco, 9 –19 de diciembre de 2014) fueron grabadas y están disponibles para su consulta online. Acceso 12 de octubre, 2016, http://ehutb.ehu.es/es/serial/index/ id/1816/page/1.html 20 Caso del CSIC o del Grup de Recerca DIDPATRI. 21 Por ejemplo, en excavaciones y posiciones situadas en un bosque cerrado, donde es muy posible que el uso de un RPAS sólo permitiera la obtención de imágenes oblicuas, habría que considerar otros medios más seguros de elevar un equipo fotográfico, como pueden ser las pértigas. Por encima de la masa forestal, ya existen drones con sistemas LIDAR que permiten atravesar la vegetación y penetrar en el terreno con el láser.

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Miguel Fernández Díaz

Figura 2. Teledetección de estructuras tras la realización de un modelo 3D mediante técnicas fotogramétricas y ajustes de la imagen en software GIS. Grupo de trincheras del camino de Valdinojos, cercano al cerro de la Peñuela (Ciempozuelos). (Fuente imagen: Virtua Nostrum).

Butters 2014). Es más, plantear un programa periódico de seguimiento de estructuras arqueológicas desde el aire, permitiría, utilizando el software de procesado correcto, observar cómo se degradan por la erosión, si están siendo expoliadas o incluso afectadas por otro tipo de actuaciones (agrícolas, de construcción o minería) y tomar las medidas de protección apropiadas.

a acompañar las excavaciones arqueológicas con la divulgación de contenidos “en directo”. Esto significa realizar publicaciones en blogs casi al día, subir vídeos e imágenes con los hallazgos o escribir entradas en Redes Sociales, entre otros22. Está claro que las imágenes aéreas constituyen una atracción visual muy potente para cualquier proyecto que tenga en cuenta la divulgación de contenidos en torno al Patrimonio. En ese sentido, debemos destacar una herramienta poco utilizada: determinado tipo de aplicaciones, instaladas en los terminales asociados a las emisoras de los drones (teléfonos móviles y tablets) nos permiten emitir sonido en directo a la vez que retransmitimos las imágenes captadas por la cámara de nuestra aeronave, con lo que es posible comentar dicha emisión visual en tiempo real y en todo tipo de plataformas online, al modo de los noticiarios en vivo.

Es importante también tener en cuenta la capacidad que nos proporcionan las aeronaves no tripuladas a la hora de realizar teledetección de estructuras de modo no invasivo. Los RPAS se convierten así en un complemento perfecto para las prospecciones extensivas y nos permiten, además, acercarnos a lugares peligrosos o de difícil acceso con total seguridad. La teledetección puede ser realizada de distintos modos: por observación directa a través de lo que retransmite la cámara en nuestra pantalla asociada a la emisora o gafas FPV (First Person View); revisando a posteriori las fotografía o vídeo realizados, para lo cual puede ayudar pasar filtros de color al material capturado; realizando modelos tridimensionales o modelos digitales de elevaciones que nos permiten usar iluminaciones artificiales en otro tipo de software (GIS o motores gráficos, Figura 2); o bien montando en el RPAS un sensor específico para labores de teledetección (caso de cámaras térmicas, hiperespectrales y dispositivos LIDAR).

15.4. Ejemplo para una propuesta metodológica: las posiciones defensivas del camino de matagallegos Nuestra propuesta metodológica para la investigación de estructuras defensivas de la guerra civil española con RPAS, tiene como caso de estudio los restos de trincheras y refugios situados en el camino de Matagallegos, a 3 kilómetros dirección suroeste desde el centro histórico de Ciempozuelos (Madrid). Una serie de posiciones que

Otro uso de los RPAS está cobrando interés en los últimos tiempos y puede tener mucha importancia en los proyectos científicos. Existe una tendencia creciente

Muy interesantes las observaciones sobre el tema realizadas por Aparicio Resco: “Caminos y Trampas de la Divulgación de la Arqueología en Directo. El Caso del Horno de Montesa (Valencia)”, 835–847.

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs durante la mayor parte de la contienda estuvieron bajo el control del ejército republicano, tras lograr un pequeño avance sobre la línea de frente marcada por los cerros de la margen derecha del Jarama. El objetivo es ver qué información nos puede proporcionar la combinación de captura de datos con una aeronave no tripulada y el análisis de fotografía aérea histórica. Los restos en cuestión no han sido objeto aún de intervenciones arqueológicas que impliquen excavación o sondeos. Al ser un área de terrenos de cultivo, la roturación posterior a la guerra destruyó la mayor parte del entramado de fortificaciones de la zona, quedando sólo en pie algunas construcciones de hormigón y las estructuras excavadas en terrenos con afloramientos del suelo yesífero, cuya dureza impide su uso agrícola. Veremos que la metodología no invasiva utilizada nos permitirá adentrarnos en los avatares históricos y estado actual de las defensas conservadas, de cara a una futura intervención arqueológica. El flujo de trabajo se compone de cinco fases. En una primera fase comenzamos con un análisis previo de las posiciones a través de imágenes aéreas y planimetrías. Para su localización acudimos a la ortofoto más actual, que podemos encontrar fácilmente entre las que nos proporciona Google Earth, donde además, tenemos herramientas para tomar medidas de longitud y área, así como para consultar coordenadas. No está de más visualizar los datos que nos ofrece el IGN23, directamente en su buscador avanzado o a través de las planimetrías e imágenes cargadas como capas en el visor Iberpix24. Lo interesante de esta plataforma es acceder a los datos que traducen la topografía de la zona en cuestión: curvas de nivel, modelos digitales del terreno y cotas. De este modo es posible planificar nuestro análisis con RPAS teniendo en cuenta el perfil de la superficie según la altura y, en combinación con la información meteorológica, preparar un plan de vuelo correcto y eficiente25. En el caso del camino de Matagallegos la información nos hablaba de un terreno agrícola en llanura, con suaves lomas y atravesado por líneas de alta tensión, un dato muy importante para la operación con RPAS dadas las interrupciones que pueden generar las corrientes electromagnéticas en la señal de radio que enlaza la emisora con la aeronave26.

Figura 3. Análisis previo de planimetría (fuente: IGN, visor Iberpix) y de ortoimagen (fuente: Google Earth).

maestra. La ortofoto elegida procede de Google Earth, ya que es la más actualizada disponible online y la que posee mayor definición27. En esta fase cabe realizar también una pequeña prospección aérea con el fin de identificar otros restos de la misma época que nos indiquen un posible frente de fortificaciones. A tal fin, utilizamos las mismas fuentes de imágenes online y marcamos un radio de 600 m alrededor de los restos a estudiar, lo que nos deja un espacio de aproximadamente 1,2 km2 en el cual identificamos una serie de estructuras de hormigón acompañadas de trincheras, refugios y pozos de tirador (Figura 4).

En la Figura 3 podemos observar claramente la línea de alta tensión que pasa cerca de la zona de estudio (rodeada por un círculo rojo) y una captura del plano topográfico del mismo lugar, donde viene indicada la misma línea de tensión (trazo rojo discontinuo) y la curva de nivel

Siempre que sea posible recomendamos finalizar la primera fase de estudios previos con el análisis de las imágenes aéreas históricas, accesible en la fototeca del IGN28. De ese modo veremos la evolución de los restos a estudiar, el deterioro en su estado de conservación y la existencia de otras estructuras adyacentes, hoy desaparecidas por la ejecución de labores agrícolas. La imagen aérea más reveladora disponible online, como esperábamos, es la más cercana a las fechas de utilización de los restos: el vuelo fotogramétrico americano, de la Serie A o “Proyecto Casey Jones” (1945–1946). A pesar

Instituto Geográfico Nacional. Acceso 15 de octubre, 2016, http:// www.ign.es/ 24 http://www.ign.es/iberpix2/visor/, acceso 15 de octubre, 2016. 25 Además, como operadores de drones y pilotos autorizados en España, debemos consultar todos los aspectos legales de nuestra operación. La zona objeto de estudio debe estar en espacio aéreo no controlado y en zona autorizada a vuelo fotográfico. Hay que tener en cuenta otros aspectos legales según el tipo de vuelo, pero explicar dichas cuestiones en profundidad no entra en los objetivos de este artículo. 26 Para evitar la interrupción de señal hay que planificar los vuelos manteniendo una distancia de seguridad con respecto a las líneas de alta tensión y además, configurar los dispositivos de seguridad del aparato para este tipo de emergencia. 23

27 Si nos descargamos el .JPG de Google Earth nos imprime sobre la imagen, aquí recortada, una serie de datos interesantes como son, la fecha de ortoimagen (en este caso 23 de junio de 2016) y la altura desde la que tenemos esa vista (1,03 km para este caso). 28 http://fototeca.cnig.es, acceso 16 de octubre, 2016.

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Miguel Fernández Díaz

Figura 4. Análisis de imágenes satelitales e identificación de restos de la Guerra Civil (fuente ortoimagen: Google Earth, edición de Virtua Nostrum).

de la baja definición de las fotos disponibles, identificamos con claridad, una vez localizada la zona de estudio29, las estructuras correspondientes con los restos actuales (Figura 5 y comparar con Figura 4). Lo primero que llama la atención es la interconexión completa entre los restos que hoy conocemos aislados. La imagen confirma la existencia de un frente conformado por en una red de obras de fortificación tan tupida y extensa que, al final de la guerra, constituye una auténtica herida abierta en el paisaje. Dentro de la retícula los soldados podrían ir de un punto a otro siempre a cubierto. A pesar de los seis años transcurridos desde el final de la guerra hasta la realización del vuelo, la imagen habla por sí sola.

sido destruidos, la altura de la vegetación, nuevas líneas de electricidad o la accesibilidad de los caminos para los vehículos, por poner varios ejemplos. En el caso de los restos ubicados en el camino de Matagallegos, la última imagen consultada online coincide con el estado actual del terreno y los alrededores. Aprovechamos también para verificar el estado de algunas estructuras cercanas, como los grupos de fortines de hormigón, por si necesitaran de un levantamiento fotogramétrico. No es el caso, ya que la zona central del estudio no posee este tipo de construcciones. De haber sido así, deberíamos llevar el equipo de fotografía terrestre para documentar el interior, lo que nos permitiría incluso tener una visión completa del subsuelo, como ocurre en el trabajo realizado en el puesto de escuadra de Los Migueles (Figura 6).

El conocimiento previo de todos los datos extraídos durante la fase inicial nos permite una mejor programación del vuelo con RPAS, dado que ahora tenemos constancia de las zonas donde existen estructuras desaparecidas bajo tierra y podemos cubrir ese terreno mediante filmación o capturas fotográficas con el fin de posibilitar su teledetección.

En el recorrido sobre el terreno, sin realizar ningún tipo de prospección intensiva, es fácil encontrar restos materiales en superficie que apuntan al uso de la estructuras en su contexto bélico y que nos confirman que no ha existido expolio de las mismas (véase Figura 7). Los materiales no se recogen.

La segunda fase consiste en, siempre que sea posible, realizar una visita previa y reconocimiento físico del terreno. De ese modo evitaremos las sorpresas y podemos comprobar si hay incongruencias entre las fotografías satelitales y la realidad, como zonas o restos que hayan

Reunidos todos los datos necesarios, es hora de pasar a la tercera fase o de preparación del vuelo con RPAS. En primer lugar, seleccionamos una aeronave versátil y adecuada para realizar un vuelo a baja altura cubriendo toda la extensión de terreno de la zona de estudio.

La georreferenciación del vuelo americano de la serie A tiene, según los datos del IGN, una desviación de unos 200 metros hacia el oeste con respecto al datum WGS84 huso 30N.

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs

Figura 5. Análisis de la imagen histórica correspondiente al Vuelo Fotogramétrico Americano de la Serie A (fuente ortoimagen: IGN).

Figura 6. Modelo tridimensional del puesto de escuadra de Los Migueles, en Rivas–Vaciamadrid. Podemos observar en el modo alámbrico el interior de la estructura (fuente imágenes: Virtua Nostrum).

Figura 7. Arriba: Fragmento de metralla. Abajo: restos de alambre de espino (fuente imágenes: Virtua Nostrum).

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Miguel Fernández Díaz Elegimos un cuadricóptero modelo DJI Phantom 3 Pro, un dron todoterreno y versátil con una cámara de 12 MP y que nos permite tomar capturas en formato RAW, necesarias para el correcto tratamiento de imágenes en el trabajo fotogramétrico. La aeronave debe pasar un chequeo general o checklist de seguridad en esta fase para constatar que no tiene ningún desperfecto o que la conexión con la emisora es correcta, entre otras cuestiones que posibilitan la ejecución de un vuelo seguro. Debemos constatar también que la zona de vuelo está dentro de espacio aéreo no controlado, y por lo tanto, habilitada para el vuelo de los operadores legales en España, como es el caso de nuestro objeto de estudio. Para ello usamos diferentes aplicaciones móviles30 o una capa actualizada en formato .kmz para cargar en Google Earth, ya que pueden existir restricciones temporales al vuelo en determinados días.

Figura 8. Programación de transectos, altura y solape en vuelo automático (fuente imagen: DroneDeploy).

Completamos esta fase con la programación automática del vuelo mediante coordenadas GPS, lo que permitirá la captura de imágenes cenitales a una distancia predeterminada según la altura de vuelo y con el solape necesario para la ejecución de un trabajo fotogramétrico correcto. Seleccionamos un solape entre tomas de un 80%, el mismo porcentaje elegido para el solape lateral entre transectos de vuelo. Normalmente con un 70% bastaría, pero subiendo el porcentaje tendremos una cantidad de tomas suficiente para seleccionar los pares de imágenes mejor enfocados. El vuelo a baja altura (20 m) nos permitirá lograr una buena definición y cubrir con detalle 1,2 ha de terreno (figura 8).

una para modo automático y dos para el control manual. Antes de volar debemos realizar un nuevo checklist de seguridad para asegurar la ejecución de la operación sin incidentes. Para nuestro caso de estudio debemos escoger un día nublado a primera hora, ya que el resto de la semana estaba compuesto de días mayormente soleados. Además, la luz rasante de la mañana puede ser aprovechada para la detección de estructuras en las capturas, puesto que el crecimiento diferencial queda mucho más marcado en las zonas cultivadas (Figura 9). Si el objetivo del trabajo con RPAS es obtener un mapeado muy preciso (con error subcentimétrico), debemos posicionar una serie de puntos de control31 para acompañar el estudio con la toma de los puntos mediante un GPS diferencial. El acompañamiento de un topógrafo es esencial en estos casos, ya que el GPS integrado en la aeronave posee el error de los dispositivos de geolocalización destinados al uso doméstico. Recomendamos hacer esto si queremos realizar algún tipo de intervención arqueológica en la zona, con el fin de tener una georreferenciación más exacta.

Debemos elaborar también un plan de vuelo para dejar un registro del mismo, operar con seguridad y calcular todos los tiempos. Con el vuelo automático, según las previsiones consumiremos una batería. Están programadas dos baterías más: una para realizar un recorrido circular alrededor del objeto de estudio, realizando capturas oblicuas y otra para realizar pasadas más cercanas, también oblicuas. Este tipo de capturas serán realizadas en modo manual puesto que es la mejor manera de encuadrar con nuestra pantalla los detalles que nos interesan y que, normalmente, se escapan en las capturas cenitales (como los elementos más verticales, caso de los alzados y muros, si los hubiere).

La fase que mayor tiempo consume del todo el flujo de trabajo es, sin duda, la de procesamiento de los datos tomados en campo (quinta fase). Tras realizar un revelado digital de las imágenes32, pasando del formato RAW al JPEG, las descargamos en nuestro equipo informático para proceder al tratamiento mediante software de fotogrametría. Las técnicas fotogramétricas ya han sido probadas con éxito en el ámbito arqueológico (Almagro Gorbea 1988; Pérez García et al. 2009; Charquero Ballester y López Lillo 2012), por lo que no es nuestro objetivo explicar el proceso al detalle. No obstante, cabe

Antes de ejecutar la operación, faltaría elegir un día propicio según la previsión meteorológica, a ser posible con poco viento y cubierto de nubes para evitar los contrastes de luz fuertes que estropean los levantamientos fotogramétricos. El trabajo de campo o vuelo con nuestro RPAS conforma la cuarta fase de trabajo. El vuelo se compone de tres baterías, por lo que nos atenemos perfectamente al plan:

31 Usualmente denominados con la sigla procedente del inglés GCP (Ground Control Point). 32 El revelado desde RAW nos permite ajustar con mayor precisión las luces y las sombras de las imágenes, así como su color, en un procesado por lotes.

30 Son muy útiles Icarus RPA que, aparte de la aplicación para dispositivos móviles, permite consulta online (http://www.icarusrpa.info/) o Hover (http://www.hoverapp.io/). Acceso 15 de noviembre, 2016.

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs

Figura 9. Captura oblicua para comprobar la continuidad de una trinchera aprovechando el crecimiento diferencial (fuente imagen: Virtua Nostrum).

Figura 10. A – Detalle de la nube de puntos; B – Fase de mallado; C – Texturizado final (Fuente: Virtua Nostrum).

indicar que el flujo de trabajo seguido hasta llegar a un modelo tridimensional está compuesto de tres etapas básicas: alineación de las imágenes para obtener una nube de puntos; creación de una malla tomando la nube de puntos como base; y texturización de la malla a partir de la información colorimétrica33 (véase Figura 10).

de ese contenido digital en futuras investigaciones o restauraciones del elemento en cuestión, ya sea una pieza, un edificio, yacimiento con estructuras positivas o, como en el caso que nos concierne, una entramado de estructuras negativas destinadas a la defensa. El modelo 3D puede ser exportado a una infinidad de formatos. Una opción es un visor que permita realizar consultas rápidas, tomar medidas que no se pudieron anotar en campo o realizar perfiles del terreno fácilmente, entre otras muchas posibilidades. Uno de los más extendidos, con esta finalidad, es el PDF3D, formato que también tiene potencial con fines divulgativos y que solventa, en parte, el problema de representar datos tridimensionales en soportes bidimensionales (Figura 11). Otros formatos de archivos posibilitan la exportación del modelo a software de impresión 3D, o de modelado y motores gráficos, en donde podemos, por ejemplo, realizar animaciones o utilizar el modelo digital como una base fiable para recreaciones y reconstrucciones virtuales. El abanico de posibles análisis científicos y opciones de

15.5. Análisis de los resultados: Más allá del modelo 3D La obtención de un modelo tridimensional en un proceso fotogramétrico no debe ser el objetivo final de esta técnica, sino el instrumento para obtener otro tipo productos susceptibles de proporcionar más información. Con un modelo tridimensional bien realizado habremos digitalizado el estado de un bien patrimonial en un momento concreto. De algún modo ese momento queda congelado en la versión virtual, lo que permite el uso Para el grueso del procesado fotogramétrico se utiliza el software Agisoft PhotoScan.

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Miguel Fernández Díaz

Figura 11 – Pie de foto: Los restos del camino de Matagallegos representados en formato PDF3D, con un perfil del terreno y las estructuras defensivas (Fuente: Virtua Nostrum).

divulgación se multiplica si trabajamos con este tipo de archivos. La realización de planimetrías es uno de los objetivos principales de este tipo de trabajos aéreos. El vuelo a baja altura, centrado en una posición concreta, nos permite obtener una ortoimagen de alta resolución para los restos del camino de Matagallegos (30.000 x 24.811 píxeles, el equivalente a 7,7 mm por píxel). La diferencia de definición respecto a las imágenes satelitales disponibles online es más que palpable y proporciona una información visual muy valiosa a la hora de plantear trabajos de investigación o de conservación, ya que es posible incluso apreciar los daños sufridos por las estructuras, como la erosión o las afecciones producidas por las conejeras (Figura 12). El tratamiento de los datos fotogramétricos, a partir de la malla generada, nos da una representación muy exacta del relieve estudiado. Varios softwares y herramientas nos permiten tratar dicha información geométrica para generar un Modelo Digital de Elevaciones34, que utilizamos como base para crear curvas de nivel a la distancia que deseemos (Figura 13) o con el fin de obtener una representación en falso color, con una luz artificial y sin texturas, detalles que en muchos casos ayudan a mejorar la visibilidad de las estructuras excavadas en el terreno (Figuras 2 y 14). La misma información generada tras el procesado fotogramétrico es susceptible de ser utilizada en otros 34

Figura 12. Diferencia de definición de las ortofotos obtenidas mediante RPAS (arriba, Fuente: Virtua Nostrum) y las disponibles online (abajo, Fuente: Google Earth).

O DEM en inglés (Digital Elevation Model).

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs poseen el potencial suficiente para convertirse en una herramienta clave tanto en la protección del Patrimonio (en manos de la administración y la ciudadanía), como en el ámbito de la investigación (actuando como una base fiable para futuros estudios científicos). 15.6. Comparación de los datos con imágenes aéreas Somos de la opinión de que las nuevas tecnologías aplicadas al patrimonio son una herramienta más. Ni son la solución de registro definitiva y, por supuesto, no son el fin en sí mismo. Los resultados son siempre mejores si utilizamos toda la documentación que pueda caer en nuestras manos. Por suerte, para el período histórico objeto de nuestro estudio, contamos con la ayuda de la fotografía aérea como fuente documental. En epígrafes anteriores hemos hablado de este recurso y de las fotografías aéreas disponibles en la Web. El recurso accesible online con fecha más cercana a los hechos es el llamado vuelo americano de la serie A, de 1945–1946 (véase Figura 5), no obstante, existen tomas aéreas no publicadas de la misma Guerra Civil, disponibles para su consulta en el Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire (CECAF).

Figura 13. Curvas de nivel sobre DEM en las posiciones del camino de Matagallegos. Se puede apreciar la suave pendiente hacia el noreste (Fuente: Virtua Nostrum).

Numerosos fueron los vuelos de reconocimiento de las posiciones enemigas durante la guerra, y concretamente, un par de estas series, realizadas por la aviación del bando sublevado, recorren las fortificaciones situadas al sur del actual término municipal de Ciempozuelos. Un grupo de tomas, fechadas el 17 de junio de 193836 sobrevuelan los cerros situados al este del camino de Matagallegos, que ya dan paso al valle del Jarama. La definición de esta serie no es muy buena, aunque es fácil identificar algunas de las trincheras más profundas. Sorprende, sin embargo, la calidad de imagen de una serie fechada el 27 de noviembre de 1938. El grupo de imágenes con número 5941, 5942 y 5943 abarca toda la zona sur de Ciempozuelos, hasta su límite meridional con el valle Grande (Seseña), al oeste con la antigua carretera de Andalucía y al este con los cerros yesíferos de la margen derecha del Jarama37 (Figura 15). Cada imagen tiene una escala de 1/16.000 y poseen aproximadamente un 50% de solape, característica indicativa de un vuelo fotogramétrico. Sin duda estaban destinadas a la elaboración de cartografías de las defensas gubernamentales. Los planos elaborados a partir de las imágenes necesitaban de la máxima precisión si querían servir de ayuda para la artillería y los bombardeos aéreos sobre objetivos concretos.

Figura 14. Representación del DEM con color RGB y tratamiento de software LIDAR para mejorar la visualización de estructuras (Fuente: Virtua Nostrum).

aspectos relacionados con la planificación, conservación e investigación del Patrimonio. Por ejemplo, realizando un levantamiento periódico con RPAS de zonas sensibles, correctamente georreferenciado, podemos comprobar, por comparación de mallas y con un software específico35, las diferencias entre las mismas, dato que nos indicaría las pérdidas producidas por erosión, labores agrícolas o expolio de yacimientos. Ortofotos, Modelos de Elevación del Terreno, mallas, coordenadas, capas con análisis de falso color y todos los datos obtenidos tras el trabajo con RPAS, constituyen un material idóneo para ser introducido en un Sistema de Información Geográfica con bases de datos asociadas. Por lo tanto, los sistemas de adquisición masiva de datos mediante Vehículos Aéreos No Tripulados

Una vez digitalizadas, la resolución de cada imagen llega a más de 8.400 píxeles, lo que supera en calidad y nitidez a las tomas de los vuelos americanos posteriores38. 36 En el libro de registros dicha serie (número R065) posee la siguiente descripción, bajo el campo Asunto: “Itinerario desde Ciempozuelos a San Martín de la Vega hasta camino del mismo”. 37 Las imágenes están en formato negativo y desde el CECAF realizaron el revelado digital. Los números 5939 a 5943 de esta serie (serie R0197) tienen la siguiente descripción en el registro: “Itinerario desde F.C. Madrid–Alicante hasta carretera Madrid–Cádiz”. 38 Es muy probable que la aviación del bando sublevado estuviera haciendo uso de ópticas alemanas para realizar este tipo de capturas.

Un software muy útil para comparación de mallas es Cloud Compare, http://www.danielgm.net/cc/, acceso 10 de diciembre, 2016.

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Miguel Fernández Díaz La comparación de la ortofoto de alta resolución (obtenida tras el vuelo con RPAS y el procesado fotogramétrico) con la imagen del 1938, permite ver, con el máximo detalle, qué fortificaciones fueron construidas durante los últimos cinco meses de conflicto armado (Figura 17). La mayor parte de los restos conservados junto al camino de Matagallegos fueron construidos, por lo tanto, después del 27 de noviembre de 1938. Las posiciones al sur de Ciempozuelos debieron ser bastante molestas para las tropas sublevadas, ya que formaban un amplio arco que iba desde el sur de la localidad (ocupada por el bando golpista desde febrero del 37) hasta la Cuesta de la Reina (Aranjuez), cruzando la carretera de Andalucía hacia el oeste (Figura 18). Esta zona avanzada, defendida por las tropas republicanas, impedía el acceso de las tropas franquistas al valle del Jarama. La “bolsa” republicana se articulaba en torno al valle Grande, mientras que el puesto de mando principal estaba en torno a las salinas de Espartinas (Figura 19) y el punto estratégico clave era el vértice Legaña, posición que fue ganada por el III Cuerpo de Ejército republicano los días 5 y 6 de

Figura 15. Adaptación a imagen satelital actual (Fuente: Google Earth) de la fotografía aérea número 05943 de la serie R0197. En rojo las líneas de trinchera; los restos del camino de Matagallegos marcados con un círculo azul.

Otros detalles llaman la atención en las fotografías de época: el terreno es un complejo laberinto de trincheras, refugios, fortificaciones de hormigón y pozos de tirador. Actualmente en esta zona sólo se conservan, en malas condiciones, en torno al 5% de las defensas existentes a sólo 5 meses del final de la guerra. Muy notable es el hecho de que los restos estudiados no existían en su mayor parte hacia esa fecha (Figura 16), lo que demuestra que, en un supuesto frente estable, se siguió fortificando (mientras finalizaba la batalla del Ebro y comenzaba la ofensiva de Cataluña). El dato apunta a que los combates en la zona ubicada entre Ciempozuelos y Seseña son continuos hasta la caída de Madrid, o bien las nuevas trincheras obedecen al repliegue del frente republicano en su afán por conservar cada palmo de tierra de esta posición avanzada sobre la línea del Jarama.

Figura 17. Ortoimagen con las fortificaciones y refugios anteriores al 27 de noviembre de 1938 marcados en rojo (Fuente: Virtua Nostrum).

Figura 16. Adaptación en detalle a imagen satelital actual (Fuente: Google Earth) de la fotografía aérea número 05943 de la serie R0197, donde se señalan los restos conservados en la actualidad con círculos azules.

Figura 18. Hipótesis sobre la línea de frente a mediados de 1938 en torno a bolsa republicana de Ciempozuelos–Seseña. (Fuente: IGN, edición de Virtua Nostrum).

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Análisis de posiciones defensivas de la Guerra Civil Española mediante fotografía aérea y RPAs

Figura 19. Adaptación en detalle a imagen satelital actual (Fuente: Google Earth) de la fotografía aérea número 05941 de la serie R0197, con el puesto de mando republicano de las salinas de Espartinas.

Arqueología casi desde que fue posible elevar la primera cámara. La reciente aparición y abaratamiento de los RPAS ha permitido que el uso este tipo de vehículos aéreos se haya extendido, pasando a ser incorporados en varios proyectos de teledetección, conservación y documentación de yacimientos o estructuras. Los RPAS hacen factible la captura masiva de datos, ya sea en forma de fotografías y vídeos digitales o con otro tipo de sensores (multiespectrales e hiperespectrales), destacando por su versatilidad y rapidez. Hemos realizado también una propuesta metodológica para la investigación de estructuras de la Guerra Civil con este tipo de dispositivos (en su versión multirrotor)39, hasta ahora más utilizados en otros períodos históricos. Como caso de estudio se ha seleccionado una zona de fortificaciones y refugios situada junto al camino de Matagallegos (Ciempozuelos, Madrid). Nuestra propuesta metodológica queda dividida en cinco fases articuladas en torno al uso de la fotogrametría digital, técnica que permite procesar las imágenes con el fin de obtener información tridimensional y ortofotos de alta resolución, creando una serie de productos que posibilitan la creación de planimetrías precisas, Modelos Digitales del Terreno o imágenes que optimizan la visualización de los restos estudiados.

Figura 20. Posiciones defensivas republicanas identificadas en la zona, según hipótesis de Jacinto Arévalo Molina (Fuente: Google Earth, edición de Virtua Nostrum).

julio de 1937 (Salas Larrazábal 1973, 1280) y que sufrió numerosos ataques por parte de las tropas franquistas acantonadas en Ciempozuelos. Dentro del III Cuerpo de Ejército del Ejército de Madrid, fue la 9ª División la encargada de defender el sector, concretamente las 18ª, 45ª y 77ª Brigadas Mixtas (Arévalo Molina 2012, 122–123). Según la hipótesis de Jacinto Arévalo Molina, en su estudio sobre el Frente Sur de Madrid (2012, 121–135), los restos actuales se corresponden con las llamadas posiciones Caudete, Alpera y Citroen (Figura 20).

El uso de la fotografía aérea (histórica y actual) disponible online permite poner en relación los restos del camino de Matagallegos con otras fortificaciones cercanas. No

15.7. Conclusiones

39 El uso de un RPAS de tipo “ala fija” permite analizar una mayor cantidad de terreno. Aunque se perdería algo de definición en las imágenes, esta clase de RPAS puede convertirse en una herramienta muy potente para la documentación y catalogación de líneas de fortificaciones extensas.

En el presente artículo hemos visto cómo el uso de imágenes aéreas ha sido utilizado en el ámbito de la 243

Miguel Fernández Díaz del Valle del Noceda (León)”. Complutum 4 (1993): 265–278.

obstante, el descubrimiento de una serie procedente de un vuelo de reconocimiento militar de la época (noviembre de 1938), sirve para constatar que la mayor parte de las estructuras conservadas en la zona fueron construidas hacia el final de la guerra, dato que es indicativo de la continuidad de los combates o incluso apunta al repliegue defensivo de las tropas republicanas.

Aparicio Resco, Pablo. “Caminos y Trampas de la Divulgación de la Arqueología en Directo. El Caso del Horno de Montesa (Valencia)”. Tejuelo Extra 9 (2014): 835–847. Arévalo Molina, Jacinto M. Rutas por el Frente Sur de Madrid. Madrid: Ediciones La Librería, 2012.

La combinación del análisis mediante fotografía aérea con los datos obtenidos a partir los vuelos con RPAS es, por lo tanto, un método óptimo de estudio para grandes extensiones de terreno, como pueden ser los frentes ocupados por los sistemas de fortificación de un conflicto bélico. El tratamiento de las capturas obtenidas permite digitalizar las estructuras, añadiendo ortoimágenes que mejoran la resolución de las fotografías satelitales y proporcionan una información tridimensional detallada. El conjunto de estos datos sirve como base para profundizar en la investigación histórico–arqueológica de dichos restos y constituye, además, una herramienta muy potente de cara a las labores de catalogación, protección y conservación de los yacimientos asociados la Guerra Civil.

Azcárraga Cámara, Sandra; y Ruiz Taboada, Arturo. “Los Orígenes de Complutum: El Descubrimiento de la Planta de la Ciudad Romana de San Juan del Viso (Villalbilla, Madrid)”. Anales de Arqueología Cordobesa 23–24 (2012–2013): 95–116. Beck, Anthony. “Archaeological Applications of Multi– Hyper–spectral Data – Challenges and Potential”. En Remote Sensing for Archaeological Heritage Management, editado por David C. Cowley, 87–98. Bruselas: Europae Archaeologia Consilium, 2011. Castillo Butters, Luis J. “Arqueología desde el Aire: Drones y Modelos 3D en el Registro y la Gestión del Patrimonio Cultural”. Gaceta Cultural 46 (2014): 2–7.

Agradecimientos

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A Jacinto Arévalo Molina por sus sabias indicaciones. A Julián González Fraile y al Ayuntamiento de Rivas– Vaciamadrid por permitirme el acceso a su fondo bibliográfico sobre la Guerra Civil. Al personal del CECAF por su rapidez y buen hacer.

Charquero Ballester, Ana M.; y López Lillo, Jordi A. “Registro Tridimensional Acumulativo de la Secuencia Estratigráfica: Fotogrametría y SIG en la Intervención Arqueológica de Lo Boligni (Alacant)”, Virtual Archaeology Review vol. 3, 5 (2012): 81–88.

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16 Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid Ángela Crespo Fraguas1,2, Miguel Ángel Díaz Moreno1, Sergio Isabel Ludeña1, 2

RESUMEN

El interés por documentar los vestigios de la Guerra civil española en el término municipal de Pinto (Madrid) se gestó de forma paralela por la administración local y por parte de los arqueólogos que redactamos este artículo. El Ayuntamiento de Pinto, a través de su Concejalía de Cultura, había mostrado interés en llevar a cabo algún tipo de acción para revalorizar este patrimonio tan olvidado y frenar el deterioro propio del abandono, así como poner en valor los restos mediante una estrategia de difusión y divulgación. Por otro lado, el equipo de arqueólogos de Cota 667 Arqueología y Patrimonio presentamos el proyecto en las IX Jornadas de Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Madrid, que se celebraron en noviembre de 2012 en el Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares (Díaz y Crespo 2014). Todas estas iniciativas se encuadraron en un proyecto común y más amplio que tendría por objeto la puesta en valor del patrimonio integral de la zona, que incluiría aspectos medioambientales, históricos, arqueológicos y etnológicos, y que estaría encaminado a su inclusión en la Red de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid. Tras las pertinentes reuniones con el Servicio de Conservación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, se comenzaron los trabajos siguiendo unas líneas de actuación inmediatas en lo referente a solicitud de permisos y algunos aspectos técnicos de la intervención que se reflejarán en siguientes apartados. ABSTRACT

In the past few years, there has been a shared concern in preserving the remains of the Spanish Civil War in the municipality of Pinto (Madrid), by both the local administration and the 1 2

Cota 667 Arqueología y Patrimonio, ([email protected]) Universidad de Castilla–La Mancha ([email protected])

247

Ángela Crespo Fraguas, Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña archaeologists who write this article. The Department of Culture of the City Council of Pinto had shown interest in carrying out some kind of action to preserve this forgotten heritage and stop the deterioration brought about by its abandonment, as well as to protect the remains and open them to the public. The team of archaeologists of Cota 667 presented the project at the 9th Archaeological Heritage Conference of the region of Madrid, which was held in November 2012 at the Regional Archaeological Museum in Alcalá de Henares (Díaz and Crespo 2014). 16.1. Trabajos arqueológicos

en las que se iba a trabajar fueron mucho más amplias. Para determinar su extensión se desarrolló previamente un estudio historiográfico que, aunque no determinaba ni condicionaba la elección de las mismas, sí ayudaba a decidir los límites de las zonas en que se llevaría a cabo la prospección.

Desde octubre de 2013 hasta enero de 2016 se han ido sucediendo las diferentes fases de trabajo arqueológico en las posiciones de la Guerra Civil ubicadas en el término municipal de Pinto (Madrid). Se pueden considerar cuatro las actividades arqueológicas llevadas a cabo en el proyecto. Estas son: prospección arqueológica, documentación de estructuras, excavación arqueológica y, por último, la difusión y divulgación del proyecto.

El resultado de lo expuesto hasta este momento ha sido la prospección superficial intensiva de los siguientes parajes: Los Yesares, el cerro Cabeza Fuerte, Cota 649, El Monte, Valdecantos, Valdegrima y Valdeciervos. Todos ellos están situados en la zona noreste y este del término municipal de Pinto, ascendiendo el cómputo total de superficie prospectada a 108,739 ha.

“La prospección de superficie es una valiosísima herramienta en el estudio arqueológico del pasado” (Ruíz Zapatero 2004: 26). Se realizó en el transcurso de varias jornadas no consecutivas. Esta labor fue de carácter intensivo y de cobertura total. No obstante, a pesar de que la ubicación de las estructuras de mayor entidad como fortines y trincheras era conocida de antemano, las áreas

Gracias a la prospección arqueológica se han podido determinar a priori diferentes áreas de actividad, como, por ejemplo, la ubicación de las zonas de hábitat de

Figura 1. Posiciones de la Guerra Civil en la localidad madrileña de Pinto, se encuentran al noreste de su término municipal y fueron documentadas mediante prospección arqueológica en 2014. Montaje: Ángela Crespo Fraguas.

248

Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid los soldados, gracias a la localización de objetos de uso cotidiano o restos de avituallamiento. También la localización de zonas de primera línea en las que se situaba material bélico (munición, metralla, etc.). Los restos encontrados abarcan desde los relacionados con material bélico hasta objetos de uso cotidiano como cucharas o botones, o vestigios de fortificación como alambre de espino o piquetas de alambrada (estas últimas documentadas in situ).

al 19 de enero en la zona del cerro de Los Ángeles, en el primer intento a finales de enero por ocupar el cerro Cabeza Fuerte que acabó con la vuelta a las posiciones de partida debido al mal tiempo (García 2007: 73–80) o al iniciarse la ofensiva del Jarama el 6 de febrero de 1936. En todo caso, fueron las tropas de la I Brigada del Coronel Rada las que se ocuparon de su defensa a lo largo de toda la ofensiva. Los combates más intensos en el flanco norte del avance franquista se concentraron principalmente en “La Marañosa” y “Coberteras”, por su proximidad a la carretera de Valencia, sufriendo la zona que nos ocupa números bombardeos de artillería y protagonizando alguna “descubierta” de las tropas en dirección norte, aunque de nula repercusión. La línea del frente en esta zona permanecería desde este momento sin alteración alguna hasta el final de la guerra, realizándose únicamente tareas de fortificación y protagonizando ataques esporádicos. Así, los restos que han llegado hasta nuestros días pertenecen a la “fosilización” del frente al finalizar la guerra.

Por último, se ha de señalar que a la vez que se recogieron y georreferenciaron los restos materiales en superficie, también se tomó nota de las estructuras que se observaron para, en un siguiente paso, proceder a su documentación exhaustiva. Como ya hemos indicado anteriormente, una parte de las estructuras de mayor entidad, como trincheras y fortines, ya era conocida de antemano, mientras que otra parte, que incluiría zonas de trincheras desconocidas por estar en peor estado de conservación y estructuras de difícil interpretación para el ojo no experto, como abrigos u observatorios, permanecía desconocida. En ambos casos se llevó a cabo una labor de documentación que consistió en la realización de fichas de elemento, fotografías, planimetrías y georreferenciación.

La posición de Los Yesares se corresponde con la posición “Vega Baja” perteneciente al VI núcleo de resistencia denominado “Centro de resistencia Cerro de los Ángeles” (Castellano 2007: 185–186) que fue ocupado hasta el final de la guerra por las tropas de la División 18 (Engel 2000). La fortificación de campaña mediante el uso de islotes y centros de resistencia comenzó a extenderse entre los ejércitos europeos en las colonias de África y dejó de utilizarse en los primeros años de la Primera Guerra Mundial. Es conocido que durante la misma se utilizaban fortificaciones basadas en líneas continuas de trincheras que se extendían durante kilómetros, por lo que se requería un gran número de efectivos para su defensa. Por ello, a finales de la Gran Guerra, los islotes se recuperaron como forma de fortificar el frente. El comandante Arévalo Molina (2005: 187) explica que, aunque España no participó en la Primera Guerra Mundial, tuvo su propio teatro de operaciones en Marruecos. Allí se crearon los blocaos, pequeñas guarniciones aisladas entre sí3.

Para el registro de las diferentes tipologías de estructuras documentadas se elaboró una ficha de campo con la cual se trabajó en un primer momento sobre el terreno. A través de ella, se recogieron aspectos como el tipo de estructura, las medidas, coordenadas y realización de croquis, aunque posteriormente era completada en laboratorio con la información de carácter histórico, como el nombre de las posiciones, el bando o su fecha de realización. Algunos campos de la misma están inspirados en la utilizada por el equipo de Ricardo Castellano y el profesor Eduardo Juárez (2012: 62) para documentar estructuras bélicas en la zona de La Granja en Segovia. Al mismo tiempo, se realizó un registro fotográfico de las estructuras y se procedió a su coordenación mediante aparatos de GPS de clase similar y con el mismo sistema de coordenadas utilizado para georreferenciar el material encontrado en superficie durante la prospección.

La posición de Los Yesares está situada en una parcela de titularidad municipal. Se trata de una pequeña loma yesífera que da nombre al lugar y que se ubica en el margen derecho del arroyo Culebro y de la Cañada Real Galiana, que en este punto discurre de forma casi paralela al mismo. A estos aspectos hay que sumar los restos arqueológicos que nos ocupan y la proximidad a la cueva Cuniebles, abrigo con ocupación datada desde el Bronce hasta época medieval, cronología conocida a través del estudio de los restos cerámicos localizados in situ. Todo esto configura un espacio de gran interés histórico y medioambiental.

Otro aspecto importante para la localización de zonas de interés fue el estudio de fotografías aéreas de diferentes fechas, mediante las cuales se descubrieron zonas en las que las estructuras excavadas directamente en el terreno, como trincheras o abrigos, habían desaparecido debido a la acción humana. De no haberse observado esto, los restos hubieran pasado inadvertidos, quedando la zona sin documentar. (Amado y Barreiro 2004: 232)

En esta zona la prospección abarcó una superficie de 8,414 ha y en ella se documentaron cuatro fortines mixtos4

16.2. Los Yesares: Estudio y documentación arqueológica

Esto era conocido por los generales llamados “africanistas” que estudiaron este tipo de fortificación, poniéndolo en práctica en la Guerra Civil española, aunque con algún que otro matiz. 4 La denominación “mixto” aplicada a los fortines hace referencia a la combinación de fortín circular y fortín cuadrangular. 3

No está muy claro en qué momento se ocupó exactamente la posición de Los Yesares por parte del bando sublevado. Pudo haber sido en los combates que tuvieron lugar en torno 249

Ángela Crespo Fraguas, Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña

Figura 2. Posición artillera de Valdecantos en Pinto (Madrid). Ha sido estudiada y documentada en este proyecto. Fotografías y dibujos: Ángela Crespo Fraguas y Miguel Ángel Díaz Moreno.

López et allí (2008: 55), “son estancias situadas tras las trincheras y debieron de servir como almacenes y zonas de descanso”. Además, podían contar con cubierta realizada con materiales de construcción, ya que se han documentado en sus alrededores numerosos restos de uralita, teja y ladrillo que no se corresponden con vertidos de escombro actual, pues se localizan siempre en los alrededores de los abrigos, así como en zonas altas de la ladera. Si a esto añadimos otros factores, como la documentación de abrigos con restos semejantes en otras zonas estudiadas y también el hecho de que se mejorara la habitabilidad para su uso continuado hasta el final de la guerra, no cabe duda de que dichos restos están relacionados con espacios para vivaquear.

de hormigón de la misma tipología (ver Figura 5), con pequeñas diferencias entre sí, y un conjunto de estructuras excavadas en el terreno que incluye trincheras abrigos, pozos de tirador y un refugio. Todas estas estructuras están, en general, en buen estado de conservación, incluidas las más sensibles a la erosión (las excavadas), ya que se encuentran realizadas sobre una loma de roca de yeso que ha permitido que su preservación sea mejor que en otras áreas. Esta orografía tan singular condiciona la ubicación de las estructuras y, de este modo, encontramos los fortines situados en las esquinas noroeste, suroeste, sureste y este. En la ladera sur, la más protegida en relación a la localización del frente en el momento de uso de la posición, se han documentado trece estructuras de tipo abrigo y otras cuatro en una pequeña vaguada situada al noreste del fortín cuatro.

El siguiente tipo de estructura que se identifica son los pozos de tirador, consistentes en puestos excavados al final de un pequeño ramal de trinchera que permite su acceso, en los cuales se apostaban los soldados para disparar. Se han documentado un total de cuarenta y seis pozos de tirador, de los cuales nueve son pozos simples al final de un ramal de trinchera, uno es un pozo simple integrado en el lateral de una trinchera y treinta y seis son pozos dobles con forma de “T”.

Los abrigos son estructuras excavadas en la ladera, de forma cuadrangular y tamaño variable, con el suelo y la pared del fondo en plano, donde se aprecian perfectamente los cortes en ángulo recto de la excavación. Aunque están construidos de forma independiente, todos cuentan en sus proximidades con ramales de trinchera que permitían el acceso seguro hasta ellos. Estos abrigos, tal como apunta

También se han documentado en la posición de Los Yesares caminos fortificados o zanjas anticarro, de los 250

Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid

Figura 3. Imagen que muestra la topografía del yacimiento y la continuación con la ortofoto elaborada por un vehículo aéreo no tripulado. Montaje de imágenes: Sergio Isabel Ludeña.

que se han localizado tres. En la zona más vulnerable de toda la posición es donde se sitúa la zanja antitanque de mayor longitud, con 148 metros, y que discurre en sentido norte–sur. Las otras dos zanjas son de menor tamaño y van a desembocar a la pequeña vaguada en la que se documentan varios abrigos.5 La finalidad de todos ellos era impedir el avance de todo tipo de vehículos por las zonas más accesibles para estos, a la vez que servían como “línea de enlace” por la que transitar de forma rápida y segura para el amunicionamiento o evacuación de heridos.

longitud de 1308 metros, con un estado de conservación que va desde muy bueno a malo, pues los grados de colmatación son diferentes en cada zona particular. Los Yesares ha sido objeto de estudio y aplicación de tecnologías emergentes por la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Castilla–La Mancha, con el fin de obtener la mayor información posible de este yacimiento, de manera que se alcancen los datos del registro arqueológico sin tener que intervenir directamente sobre él. Junto a estos factores no es desdeñable el importante ahorro económico en excavar y en el mantenimiento posterior de los mismos. Es interesante remarcar lo que apunta el arqueólogo Victorino Mayoral (2014):

Otra de las estructuras es un refugio localizado en la ladera oeste, en su parte superior, que presenta un acceso mediante una pequeña trinchera serpenteante y una cámara abovedada muy colmatada excavada en la roca de yeso. Hay que señalar que en las diversas directrices para la “fortificación de campaña” emitidas por el Estado Mayor de las tropas franquistas durante el conflicto se mencionaba siempre que entre las dotaciones a construir en una posición debía haber un refugio para la oficialidad. Todas las estructuras se encuentran integradas en una red de trincheras de la que ha llegado hasta nuestros días una

“Uno de los campos más innovadores en la investigación sobre patrimonio arqueológico, es la revolución que ha supuesto el desarrollo de las tecnologías geoespaciales. Esta arqueología de mínima invasión encierra un enorme potencial para capturar, gestionar, analizar y mostrar datos sobre ámbitos muy amplios, en los que técnicas más tradicionales ofrecen una visión mucho más fragmentaria y limitada a un coste muy elevado”.

En los tres casos el ancho medio de los caminos antitanque es superior a los dos metros, presentando caballones de tierra en sus laterales y paredes verticales.

Se puede, en definitiva, utilizar los datos generados para ilustrar los restos arqueológicos y convertirlos en lugares

5

251

Ángela Crespo Fraguas, Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña

Figura 4. Cartelería del yacimiento de Los Yesares. Tienen implementada realidad aumentada con las reconstrucciones tridimensionales de las estructuras. Fotografía: Ángela Crespo Fraguas.

16.3. Los Yesares: Un yacimiento arqueológico de la Guerra Civil en la red de yacimientos visitables de la Comunidad Autónoma de Madrid

atractivos para el visitante. Igualmente, la aplicación de estas técnicas en la investigación permite desarrollar novedosos mecanismos y “nuevas posibilidades en el proceso de documentación, en el estudio de los datos obtenidos y en la difusión final de los resultados de las investigaciones” (Díaz et allí 2005: 133).

El yacimiento arqueológico de los Yesares ha sido incluido en la Red de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid, por lo que hubo que llevar a cabo trabajos de acondicionamiento para su apertura al público y su inclusión dentro de los programas de actividades culturales del municipio de Pinto.

Sobre el terreno, esto se tradujo en el uso de tres técnicas concretas. En primer lugar, la obtención de imágenes aéreas mediante el uso de vehículos no tripulados, cuya finalidad fue la creación de ortoimágenes. En segundo lugar, la realización de una cartografía a escala 1:500 mediante el uso de topografía tradicional con tecnología GPS. Y, por último, la modelización 3D de uno de los fortines mediante el uso de escáner laser terrestre.

Dentro de estas tareas figura el acondicionamiento de las estructuras que integran el sector oeste de la ladera sur del yacimiento. Durante el mes de diciembre de 2015 se realizó la excavación arqueológica del interior del fortín 1 y del entramado de trincheras inmediatamente aledaño a él. Además, se desarrolló una limpieza de toda la red de trincheras y de las diferentes estructuras en la totalidad de la posición.

Se han llevado a cabo, además, tareas de fotogrametría y aplicación de software 3D sobre las estructuras de la posición de Los Yesares, que han tenido como finalidad la reconstrucción virtual de las mismas, de modo que se han conseguido modelos tridimensionales de otro de los fortines, abrigos, pozos de tirador y de tramos de trinchera además de materiales localizados en prospección.

En cuanto a la musealización del espacio, se diseñó una cartelería que abarca los diferentes aspectos del discurso narrativo en la explicación del yacimiento. Así, estos recogen la localización, contexto histórico, características técnica, información sobre aplicaciones multimedia y las reconstrucciones tridimensionales de las estructuras.

La aplicación de cada una de las técnicas mencionadas abre un amplio abanico de posibilidades en los aspectos relacionados con la investigación. Se obtiene, de este modo, una herramienta indispensable para el entendimiento de técnicas constructivas, con el añadido de poder realizar reconstrucciones virtuales de estructuras muy deterioradas. Esto permite poder contemplar un modelo real de cómo habría sido antes de su destrucción, con la ventaja no solo de reubicar elementos arquitectónicos desplazados que se encuentran en las inmediaciones o como parte de derrumbes, sino también reconstruir elementos ya desaparecidos.

Desde la finalización de los trabajos arqueológicos de la campaña de 2016, se están llevando a cabo diferentes actividades para dar a conocer tanto el proyecto de investigación realizado como el yacimiento de Los Yesares. La difusión y la divulgación son una prioridad para el equipo arqueológico y el Ayuntamiento de Pinto. Se podría definir el planteamiento expuesto como el ejercicio de la Arqueología pública a través de las palabras de Alfredo González Ruibal (2010) “una oportunidad para 252

Arqueología de la Guerra Civil Española en Pinto, Madrid

Figura 5. Fortín, trincheras y pozos de tirador del sector suroeste de la ladera sur de Los Yesares. Fueron excavados en la campaña de diciembre de 2015. Fotografía: Miguel Ángel Díaz Moreno.

reanimar la memoria del pasado reciente y reivindicar la importancia histórica”, ya que todavía existe en España el temor a recordar ese episodio de nuestra historia. Con iniciativas como esta, los restos materiales muebles e inmuebles, y el paisaje donde se emplazan, serán considerados y tratados por todos como lo que son: Patrimonio Cultural. No obstante, para que esto llegue a ser reconocido por la sociedad, es muy necesario que estos espacios sean estudiados y protegidos en su totalidad, puesto que en ellos va implícito la memoria de todas aquellas personas anónimas que los realizaron.

que se desarrolló en Los Yesares en noviembre de 2015, que tuvo gran aceptación por parte del público asistente. Igualmente, las diferentes rutas guiadas, que desde el consistorio se programan, y las jornadas dedicadas al patrimonio de la Guerra Civil en Pinto están teniendo una amplia y favorable acogida por los vecinos y foráneos. No quisiéramos terminar sin mencionar que dentro de estas tareas de divulgación cobra verdaderamente importancia las relacionadas con la didáctica. Se ha diseñado un programa específico llamado “Galiana”, este se oferta a los diferentes centros educativos de la localidad durante el año escolar. Este proyecto consiste en la explicación del yacimiento y el paisaje a los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato. Para ello, previamente se adaptaron los discursos para cada bloque formativo, siendo común para todos ellos la educación en el compromiso con la historia y el patrimonio. Pensamos que la clave está en sembrar para que en un futuro la cosecha se vea traducida en respeto y en conocimiento del pasado y del entorno de su municipio.

En la actualidad no solamente se ha producido un cambio en las actuaciones desarrolladas en relación a los lugares de recuerdo de la Guerra Civil, sino que se ha observado un cambio importante en su significado. Se ha pasado de la exaltación meramente propagandística a la divulgación de la historia a toda la ciudadanía mediante la difusión de investigaciones rigurosas de tipo arqueológico y la musealización de espacios. Además, estos trabajos se han convertido en un factor de revitalización económica mediante el aprovechamiento de los recursos turísticos asociados a los yacimientos arqueológicos, monumentos y centros de interpretación relacionados con la Guerra Civil por toda la geografía española. En estos lugares se realizan todo tipo de actividades que giran en torno a la historia del conflicto, desde charlas y conferencias de temática diversa a recreaciones históricas llevadas a cabo por grupos de aficionados que, con gran rigor, reproducen episodios concretos de la contienda. Un ejemplo de ello fue la

Para finalizar, es necesario aludir a la importancia de la recopilación de las fuentes orales que aún perduran, recuerdos y vivencias de los protagonistas directos de la contienda que sumado al repertorio de la materialidad de la memoria: fotografías, cartas, objetos, nos permiten contemplar el pasado reciente con los ojos de las personas que lo vivieron. Con todo ello, se consigue poner cara, nombre y apellidos a las mujeres, hombres, niños y niñas 253

Ángela Crespo Fraguas, Miguel Ángel Díaz Moreno, Sergio Isabel Ludeña

Figura 6. Exposición titulada “Pinto en los años treinta”. En ella se mostraron los objetos cedidos por los vecinos del municipio. Fotografía: Ángela Crespo Fraguas y Miguel Ángel Díaz Moreno.

IX Jornadas de Patrimonio Arqueológico de la C.A.M 2012, Comunidad de Madrid, Madrid, 2014.

que participaron en uno de los peores episodios de la historia de nuestro país.

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Para contribuir con lo expuesto, desde el inicio del proyecto, se planificó un procedimiento paralelo titulado “Pinto en los años treinta” y cuyo eje principal gira en torno a entrevistas a los vecinos pinteños que deseen contar y aportar sus recuerdos. Hasta el momento, se ha conseguido plasmarlo en exposiciones, mesas redondas y tertulias.

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Díaz, M.A. y Crespo, A., “Vestigios de la Guerra Civil en el término municipal de Pinto, Madrid”, Actas de las 254

17 Tropezar con la memoria. El museo más grande del mundo Alicia Torija López1

Si de estas piedras una proclamara lo que la silencia: aquí, muy cerca, junto al bastón de cojear de este viejo, eso se abriría como una herida en la que tendrías que sumergirte, en soledad, lejos de mi grito, ya cocincelado, (…) Paul Celán RESUMEN

Alrededor de 9.300 españoles pasaron por los campos de exterminio nazis y su historia se fue directamente al olvido de instituciones, políticos o libros de texto. En 1992 el artista berlinés Gunter Demnig, comenzó en Alemania un proyecto artístico destinado a convertir la ciudad en una lección viva de historia y de arte. Sus “Stolpersteine”, “tras (pie) dras”, ladrillos con los que tropezar, se han convertido en el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo: más de 2000 lugares, cerca de 73.000 placas y, a día de hoy, 27 países. Las primeras Stolpersteine llegaron al municipio barcelonés de Navás en 2015. Desde entonces se han colocado 112 piedras a otros tantos deportados en 18 localidades españolas. En 2019, por fin, se colocaron en Madrid las 12 primeras2. ABSTRACT

Around 9,300 Spaniards filled the Nazi extermination camps and their history was promptly forgotten by institutions, politicians, and textbooks. In 1992, Gunter Demnig, began his artistic 1

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Profesora de Tufts-Skidmore Spain [email protected] Todas las fotos que acompañan este texto son autoría de @IStolpersteine y fueron realizadas a finales del mes de abril de 2019, fecha en la que se

colocaron los primeros “ladrillos con los que tropezar” en la Comunidad de Madrid.

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Alicia Torija López project to transform the city into a living lesson of history and art. The “Stolpersteine”, which translates literally to “stumbling blocks”, has become the largest decentralized memorial monument in the world. To date, there are around 73,000 Stolpersteinein more than 2,000 places across 27 countries. The first Stolpersteinein in Spain were placed in the Catalan municipality of Navás in 2015. Since then, 112 stones have been placed across 18 Spanish towns and cities. In 2019, the city of Madrid witnessed the placement of its first 12 stones. Los enfoques actuales en materia de patrimonio cultural enfatizan su papel de referente de la identidad de una comunidad determinada. En un intento de definición del concepto de patrimonio cultural, se puede expresar que se trata de una serie de objetos seleccionados en base a su poder de evocación en relación con sucesos históricos, con hechos artísticos, con prácticas sociales tradicionales, etc. En este sentido, el patrimonio tiene carácter de testimonio y contribuye a vincular las sucesivas generaciones y a preservar la memoria comunitaria. Una construcción social que debe tener como premisa el consenso. Es este un enfoque que viaja de la historia, a la memoria y de ahí al patrimonio entendido como lo público, el procomún y, por tanto, el Patrimonio Cultural y la Memoria deben entenderse como un pleonasmo. Así lo público se hace político y la experiencia del “participar” en ello forma parte de esa articulación como decía Hannah Arendt “nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político”. Pero los patrimonios entran en conflicto cuando les alcanza el olvido, que es también silencio, marginación, humillación, desprecio, impunidad e injusticia. Se

Figura 2. Pedro Díaz Clemente–calle Virtudes 22- @ IStolpersteine.

convierten entonces en una memoria olvidada, en una raíz negada. ¿Qué hacer entonces con estos nudos de la memoria? Una posible respuesta, que no la única, es la de visibilizar como manera de enfrentar ese silencio. Un camino por tanto sería, tomando el término de Latour, “des_cajanegrizar” los mecanismos, hacerlos más sencillos, abrir las cajas y salir a la calle. Precisamente salir a la calle y simplificar es lo que viene proponiendo desde 1992 el artista berlinés Gunter Demnig, con una idea de convertir la propia ciudad en una lección viva de historia y de arte. Esta actividad artística se articula en micromonumentos donde la pisada y el brillo producen reconocimientos activos y pasivos. Los “Stolpersteine” se han convertido en el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo, más de 2000 lugares, cerca de 73.000 placas y a día de hoy presentes en 27 países3. Todos comienzan diciendo “Aquí vivió…”4, inspirando a quien se detenga a leerlos a reflexionar sobre la persecución 3 Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Hungría, Lituania, Luxemburgo, Moldavia, Holanda, Noruega, Polonia, Rumanía, Rusia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suiza, Ucrania y de manera más reciente: Argentina, Suecia y Dinamarca. 4 Pensando en las arqueólogas del futuro, echo en falta la inclusión de la fecha en la que se produce la colocación de la placa.

Figura 1. Enrique Calcerrada Guijarro– calle Bravo Murillo 20- @IStolpersteine.

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Tropezar con la memoria. El museo más grande del mundo Los Stolpersteine, “tras (pie) dras”, ladrillos con los que tropezar, piedras de memoria, piedras obstáculo, o como queramos llamarlas en español, son cubos de cemento de 10x10x10 centímetros que, en la parte superior, llevan incrustadas una placa de latón dorado de 10x10 centímetros. Se insertan en la ciudad colocados en aceras, el propio artista, en la mayoría de los casos, hace el hueco necesario para ser acogidos y encementados, sobresaliendo únicamente, y muy levemente, la placa metálica. Lo que se pretende es que al detectar el cambio de coloración, al percibir el brillo, o bien notar el resalte al caminar, el transeúnte se detenga. Pararse, leer, nombrar, incluso inclinarse para poder hacerlo son precisamente acción contra el silencio. Por cierto que las “piedras” de Demnig6 no sólo hacen referencia a quienes murieron, sino también a quienes sobrevivieron o huyeron de los centros de exterminio nazis. ¿A quién deben persuadir estas piedras? ¿a los contemporáneos o a la posteridad? Cada uno cuenta y lee la memoria como puede, decía Jorge Semprún. El arte ficción se convierte así en arte verdad o arte objetivo y los monumentos memoriales dejan paso a los antimonumentos. El arte al rescate de Mnemosyne como ya plantearan Plinio el Viejo en la antigua Roma o Vasari en el Renacimiento. Del conflicto y tensión entre recordar y olvidar, entre historia no historia, entre supervivencia y metamorfosis surge la plasticidad de la imagen, lo material. El valor de estos “tropezones” se recrea en memorializar sin recurrir a artefactos funerarios.

Figura 3. José Bello Sánchez –calle Ponzano 44- @ IStolpersteine.

Paul Ricoeur (2000) en su libro “La Memoria, La Historia, El Olvido” se plantea ¿de qué hay recuerdo? y ¿de quién es la memoria? y aquí introduzco en la escena el caso español. Alrededor de 9.300 españoles pasaron por los campos nazis y su historia se fue directamente al olvido. No al olvido de sus familiares o de historiadores y activistas, pero sí al de instituciones, políticos o libros de texto. En España se abre la puerta a corregir la desmemoria a propósito de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura” y conocida popularmente como Ley de Memoria Histórica.

Figura 4. José Bello Sánchez –calle Ponzano 44- @ IStolpersteine.

sufrida por los disidentes políticos, los gitanos, los hombres homosexuales, las mujeres tachadas de asociales, las personas con discapacidades psíquicas y otros grupos sociales durante el auge del nacionalsocialismo. Para llegar hasta ahí ha sido necesaria la voluntaria colaboración de muchas personas, niños incluidos5 y también transitar entre la ilegalidad de las primeras colocaciones hasta el reconocimiento del que gozan en la actualidad.

La memoria histórica, en cuanto construcción teórica, reconoce antecedentes que se remontan a la década de los años veinte del pasado siglo, cuando por primera vez se formuló, en términos científico-sociales, la noción de memoria colectiva. Sin embargo, no sería hasta la década del ochenta que la memoria histórica comenzará La historia familiar de Demnig, está relacionada con España. Con 17 años descubrió que su padre fue miembro de la Legión Cóndor, que bombardeó Gernika y que fue parte del apoyo que dio Hitler a los sublevados. Después de conocer esta historia, Gunter Denmig nunca consiguió volver a hablar de ello con su padre.

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Éstos han hecho aportes investigando sobre las biografías de las personas internadas en los campos de concentración, por ejemplo. El proceso de investigación conlleva también un trabajo colectivo, pero absolutamente imprescindible, para certificar y garantizar la veracidad de lo escrito.

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Alicia Torija López a adquirir protagonismo, mediante lo que se ha dado en llamar el Memory Boom, entendido este último como un florecimiento del interés por el tema de la memoria, dentro del ámbito académico y más allá de él. Pero ¿por qué molesta la memoria de este modo en España? Si la memoria es reconstrucción del pasado realizada en el presente, lo que molesta, es que a alguien que ya tiene construida esa imagen del pasado en este presente, otro le cuestione esa (imagen) construcción que tiene hecha y en la que se siente cómodo.

Figura 7. Manuel García García –calle Mesón de Paredes 60- @IStolpersteine.

En España, los largos años de dictadura permitieron consolidar una reconstrucción ideológica y también sociológica y educativa de lo que pasó, que terminó por resultar cómoda. En nuestro país, una parte de la memoria se debe más a propaganda del discurso de las clases dominantes, que al conocimiento. Remover esa reconstrucción es incómodo porque exige el esfuerzo de la autocrítica.

Figura 5. Antonio Zurita Mayo –calle Espronceda 7- @ IStolpersteine.

El reto se construye entonces en la idea de interpretar según los valores democráticos una herencia imbuida de principios y mensajes que hoy nos son ajenos y en algunos casos incluso ofensivos. Partiendo de reconocer que no existe equidistancia ni simetría posible entre los valores democráticos y los franquistas (nazis, fascistas…), la dignificación de las víctimas se convierte en un medio de creación de cultura ciudadana. Poner voz, nombrar, o colocar un “tropiezo” es parte del derecho y el deber a preservar, exigir y reconocer la memoria “histórica” colectiva como pueblo a investigar y rescatar. Realizar esta articulación desde lo público supone respetar nuestra historia como pueblo, en particular cuando se trata de la historia de los olvidados, los ignorados, los oprimidos; de la memoria democrática frente a la historia manipulada y la contramemoria interesada y blanqueada del opresor.

Figura 6. Antonio Zurita Mayo –calle Espronceda 7- @ IStolpersteine.

Figura 8. Eufemio García García –calle Francos Rodríguez 104- @IStolpersteine.

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Tropezar con la memoria. El museo más grande del mundo podido producir este reconocimiento -que requiere de diversos permisos- dentro del marco proporcionado por el Ayuntamiento de Madrid que en la legislatura liderada por Manuela Carmena aprobó un plan de Derechos Humanos y una oficina de Memoria de la que han estado al cargo Mauricio Valiente y Txema Urquijo. Tras la colocación de estas primeras 12 placas en Madrid el proceso habrá de continuar para homenajear a casi 450 madrileños y madrileñas más. Homenaje, por otro lado, que tras ser solicitado en 2017 y 2018 fue negado por el gobierno regional de la Comunidad de Madrid donde imperaba un signo político distinto al municipal. Esther Calcerrada, familiar de una de estas primeras víctimas reconocidas en Madrid, nos dejaba estos testimonios:

Figura 9. Eufemio García García –calle Francos Rodríguez 104- @IStolpersteine.

“No daba crédito. ¿Cómo es posible que haya estado allí y que a nadie le importe? Es una especie de shock. Pasas por distintas fases. Primero te culpas a ti por no tener ni idea, pero después te das cuenta de que todo está construido para que no nos enteremos de nuestro pasado”; “hay  demasiadas historias olvidadas de manera intencionada”; “por más años que pasen... no lo podemos permitir. Y menos ahora, con los tiempos que vienen”.  Por eso estas iniciativas que recuerdan y coeducan, que dan la palabra, están garantizando el derecho a la verdad y resultan (nunca es tarde) más importante que nunca sobre todo cuando ahora surgen nuevas voces negacionistas dentro y fuera de nuestras fronteras (véase por ejemplo la nueva ley del Holocausto en Polonia). Y eso, a pesar de que ya el general Eisenhower advirtiera, en plena guerra, que en algún momento de la historia alguien diría que esto nunca sucedió. En su artículo “Patrimonio cultural como referente de la memoria y la identidad”, Alfredo Conti hace un repaso de cómo el concepto de memoria colectiva procedente de la sociología de Halbwachs desembarca en el patrimonio cultural. No hay duda de la construcción social que subyace detrás de la idea de patrimonio como referente Figura 10. Eusebio González Montealegre –calle Pinos Baja 3- @IStolpersteine.

Las primeras Stolpersteine llegaron a Cataluña, al municipio barcelonés de Navás, donde se instalaron en septiembre de 2015. Desde entonces se han colocado 112 piedras a otros tantos deportados en 18 localidades españolas. La llegada de las Stolpersteine a España solo puede entenderse de la mano de activistas como Jesús Rodríguez e Isabel Martínez que han sido posibilitadores inasequibles al desaliento -vaya para ellos nuestro mayor reconocimiento-. Hasta 2019 no se colocaron en Madrid las 12 primeras (de las que da cuenta el material gráfico que acompaña este texto). No es una casualidad que solo se haya

Figura 11. Gregorio Rebollo García –calle Nenúfar 6- @ IStolpersteine.

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Alicia Torija López

Figura 14. Juan Antonio García Acero –calle Huerta del Bayo 5- @IStolpersteine

simbólico pero, sobre todo, está claro que la selección de esos objetos, que llamamos universo patrimonial, resultan una manipulación que circula de arriba hacia abajo, una imposición/manipulación de grupos de poder (ya sean estos políticos o intelectuales selectos) que normalmente no atienden a lo colectivo. Por eso el valor simbólico de este no_monumento es su dimensión terrenal, casi arqueológica, arrancando con su ubicación de abajo hacia arriba sin distingos. Su idea de modestia, pero también de inalterable, para adquirir con el tiempo un significado cultural. El patrimonio, en su mayoría urbano en el caso de los Stolpersteine, al servicio del empoderamiento, el cambio social y las luchas por el reconocimiento. Leer en estas “baldosas amarillas” historias de vidas trágicas nos permite averiguar cuáles son sus lecciones y desandar los caminos del olvido.

Figura 12. Melchor Antuñano Montalvo –Plaza de la Constitución, Moralzarzal (pueblo)- @IStolpersteine.

María Moliner, una lexicógrafa, historiadora, bibliotecaria -muchas cosas más- y que sufrió una terrible depuración franquista escribió el más importante diccionario de uso del español; al hacerlo se preguntaba si pensamos con las ideas o pensamos con las palabras. Hoy tengo la respuesta, pensamos con la memoria.

Figura 13. Juan Antonio García Acero –calle Huerta del Bayo 5- @IStolpersteine

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18 Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo Antonio Malalana Ureña1

RESUMEN

El asedio del Alcázar de Toledo y el Frente Sur del Tajo son dos episodios significativos de la Guerra Civil española. En este sentido, un grupo de investigadores ha generado un ambicioso proyecto para dar a conocer el conflicto desde todas las perspectivas posibles. Consecuentemente, cuando fueron planteados los distintos objetivos para la investigación surgiría la necesidad de identificar, localizar y ordenar los documentos relacionados con la temática. Por tanto, el presente texto pretende exponer el complejo mundo de las fuentes primarias y los dilemas a los que debe enfrentarse el historiador del mundo contemporáneo. ABSTRACT

he siege of the Alcazar of Toledo and the South Front of the Tagus are two significant episodes of the Spanish Civil War. In this sense, a group of researchers has generated an ambitious project to publicize the conflict from all possible perspectives. Consequently, when the different objectives for the investigation were raised, the need would arise to identify, locate and order the documents related to the subject. Therefore, this text aims to expose the complex world of primary sources and the dilemmas that the historian of the contemporary world must face. A lo largo de este proyecto, siempre que ha sido necesario, hemos planteado la necesidad de reivindicar la investigación más allá del episodio del Alcázar. Algo complicado, pues el asedio, como símbolo, ha generado un volumen documental masivo. Por el contrario, el Frente Sur del Tajo (FST), parece ser una nebulosa historiográfica. De alguna manera el Alcázar es el árbol que no ha dejado ver el bosque. Sin embargo, este bosque, para la historia militar, supone un largo periodo, prácticamente toda la guerra, pues llena un dilatado arco temporal, entre el otoño del 1936 y la primavera de 1939. Universidad CEU San Pablo. https://orcid.org/0000-0001-7890-4454 [email protected]

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Antonio Malalana Ureña En cualquier caso, si acudimos a la literatura científica evidenciamos algún déficit, que se resume en una bibliografía, con alguna excepción, tópica y envejecida. Contrariamente, ciertos indicadores paren demostrar que dicha tendencia estaría cambiando. La afirmación está cimentada en varias realidades, como: la emergencia de jóvenes investigadores (Ruiz 2014; 2015); la creación y consolidación de grupos de investigación interdisciplinares; entender el FST como un paisaje cultural; y dar un fuerte protagonismo a la prospección y a la excavación arqueológica (Barroso et al. 2013; 2014; 2015). La Arqueología, como técnica de investigación, nunca ha ido en contra de la aplicación de otras metodologías, de hecho, deberían ser complementarias. Los estudiosos del FST estaríamos obligados a buscar y a contextualizar cualquier dato pertinente (Malalana et al 2016). La principal consecuencia de lo afirmado en el párrafo anterior puede corroborase en los perfiles de los investigadores que conforman nuestro grupo de investigación. La mayor cualidad de este equipo es la heterogeneidad -arqueólogos, historiadores, documentalistas, militares, etc.-. Sin embargo, la característica que más identifica su estructura es la coexistencia de varias generaciones. Juntos actuamos para alcanzar el mismo objetivo, abordar la Historia mediante la consulta de todas las fuentes de información disponibles. A partir de los datos recopilados, queremos comprobar cómo se configura y evoluciona el frente, junto a las acciones militares, los combates, la arquitectura militar, la vida cotidiana, etc. No obstante, la labor de documentación es compleja, pues tenemos a nuestra disposición un conjunto extraordinario de fuentes primarias, unas son muy conocidas, otras forman parte de materiales emergentes y algunas siguen siendo invisibles (materia reservada). Al margen del volumen documental, se añaden otras características, como la dispersión de los recursos o los distintos formatos disponibles -textual, iconográfico, audiovisual, oral, etc.-. Estas cualidades, suponen un reto para el historiador, pues se le reclama la capacidad de seleccionar las fuentes adecuadas en cada momento. Igualmente, se le demanda un conjunto de destrezas que permita mirar los acontecimientos con otra óptica. Al margen de los restos arqueológicos, disponemos de las fuentes bibliográficas, archivística, literarias, hemerográficas, fotográficas, cinematográficas, cartográficas, etc., e incluso el cómic. Gracias al gran volumen de datos disponibles pensaríamos que el historiador puede abordar los acontecimientos con una mayor comodidad. Todo lo contrario, debemos ser consecuentes ante la existencia de algunos hándicaps, como la dispersión de los recursos, el idioma o la capacidad personal que demanda la aplicación de distintas técnicas de investigación. Consecuentemente, abordar la Guerra Civil española requiere paciencia y movilidad. Pese a que Internet se ha convertido en un medio que facilita el acceso a un porcentaje razonable de recursos, sigue siendo inexcusable recurrir a las instituciones presenciales. Nuestras fuentes están dispersas por distintas instituciones, públicas y privadas, civiles y militares, ubicadas dentro y fuera de nuestro país. Por consiguiente, ya no hablamos de una metodología, sino de metodologías, ya no hablamos de técnica, sino de técnicas de investigación. Ahora requerimos la presencia de historiadores y arqueólogos mejor formados. Profesionales capaces de abordar la Historia con garantías. Y aquí, surge otro obstáculo. La Guerra Civil española no puede desligarse de barniz ideológico propagandístico. Igualmente se exige otra virtud, mantener una mirada honesta.

18.1. Para empezar

Magán 2011. Martín-Palomino 2011. Melgar 2000), pues también necesitaría un epígrafe monográfico.

El presente capítulo no pretende ser un trabajo exhaustivo, tampoco tiene un carácter historiográfico (Navascues y Sánchez 2011). Creemos que no es el momento de plantear un estado de la cuestión, pues en sí mismo sería un capítulo independiente. Tampoco queremos abordar el valor que aporta la fuente archivística (Alguacil 2011.

Otra posibilidad giraría en torno a la vivencia personal, por lo que estaríamos obligados a recurrir a las memorias (Ruiz 2002, 908-914). Los perfiles son excepcionales, combatientes y no combatientes -reporteros, fotógrafos y operadores de cámara-, personajes que estuvieron en 262

Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo primera línea. Ejemplos notables serían Enrique Lister (2007), Santiago Álvarez (1986), Ángel Lamas Arroyo (1972), David Alfonso Siqueiros (1977), el capellán José Caballero (1976), etc.

“Sí; también es posible que el exceso de documentación, y sobre todo la falta de sentido histórico de la documentación periodística, atosigue y asfixie al historiador en la vida del mundo, que se inició con la época periodística, es y será mucho más difícil que el reconstruir un siglo antiguo con un criterio de pintor de cuadro de la historia, a medias entre la arqueología y la fantasía, cual se hacía hasta ahora. Un solo hombre podía escribir la historia de diez siglos ¡inmensos y pletóricos siglos! - de la Roma lejana. Dentro de diez años se necesitará un equipo de historiadores superdotados para rehacer los veinte años de la Roma que nosotros hemos visto levantarse y caer. Ya no será esta historia un desfile, un tanto teatral, de protagonistas que recitan unas frases y hacen unos gestos ante un coro que se limita a subrayarlos, sino el estudio minucioso de la vida integral de aquel período, en el que el protagonista es el ambiente, la masa, el clima vital, la psicología de la multitud y de los hombres representativos, los detalles menudos de la existencia genuina del pueblo y sus raíces con el pasado y con el contorno de los otros pueblos. Todo esto no lo puede dar el documento, que hoy permite hacer un libro y adquirir patente de historiador a un rebuscador afortunado de papeles, aunque no sepa nada de lo que realmente es el alma de la Historia, que es el alma del hombre, de la que en el documento apenas queda huella alguna” (Marañón 1945, 21).

Como fuente, la gran virtud de la vivencia personal, ahora como fuente oral, es disponer de fragmentos de la Historia no oficial. Se trata de relatos en primera persona, transmitidos con un profundo tono autobiográfico, cuyo principal objetivo, para la persona, al margen de contar su historia, es superar cierto grado de estrés postraumático. Por desgracia, para la Guerra Civil, para Toledo, nos faltan muchas voces. Tenemos un déficit irrecuperable de historia oral (Bullón de Mendoza y Diego 2000). Un contratiempo, que, por extinción biológica de los protagonistas, es irreparable. En definitiva, a partir de aquí, este capítulo intentará poner orden en un conjunto concreto de fuentes, como la prensa, las filmaciones para los noticiarios y documentales, la fotografía o la cartografía. 18.2. Los medios de comunicación, reporteros y corresponsales La prensa es una fuente de información básica, insustituible, indiscutible, pero a la vez, contradictoria, pues configura y construye toda una serie de realidades mediáticas. Dichas realidades, además, en tiempo de guerra, pueden ser irremisiblemente parciales o manipuladas, sin dejar al margen la suerte de la censura. La prensa, por otro lado, es un arma de guerra más al servicio de los contendientes, ya que será empleada como herramienta de propaganda en el frente, en cualquier de los dos lados, y en ambas retaguardias. Cuestión aparte, y en las líneas republicadas, es la utilización del periódico como instrumento de alfabetización del soldado.

Efectivamente, utilizar la prensa como fuente de información implica determinados inconvenientes que debemos corregir. El periódico, la revista, son productos efímeros. Por lo tanto, el primero de los problemas sería el de su conservación. Las hemerotecas, tanto las públicas como las privadas, principalmente las de las propias empresas editoras, han conseguido preserva buena parte de nuestro patrimonio periodístico. La segunda de las objeciones, perfectamente identificada por los historiadores, es el de la credibilidad del medio escrito. Manuel Tuñón de Lara, en la introducción del libro Prensa Obrera en Madrid. 1885-1936, escribe: “sin contar con la historia de la prensa no es posible hoy en día hacer historia contemporánea, es decir, investigar en ella, comprenderla y explicarla” (Tuñón de Lara 1987, 29). Como cualquier otro recurso, la prensa histórica tiene ciertas limitaciones, inconveniente que pondrían en tela de juicio su fiabilidad. Por ejemplo, los textos periodísticos están sometidos a una serie de variables, como: la particular percepción de los acontecimientos del reportero; las directrices impuestas por el director del diario; o la línea editorial definida por el propietario de la cabecera. Además, durante algunos periodos históricos, la censura, e incluso la autocensura, serían otros elementos que contrarían la prensa como fuente.

Vicente Palacio Atard recoge alguna de las ideas expresadas por G. Marañón en Dos monólogos sobre la prensa y la cultura (1945); quién utilizada a dos interlocutores que opinan sobre el significado de la prensa y de su valor como fuente histórica. El primero de ellos entiende que los diarios podrían ser un inconveniente para interpretar los sucesos: “la Historia nunca ha sido más difícil de escribir y nunca ha sido más falsa que a partir de los tiempos en que hay periódicos.”. Y pone como ejemplo la Gran Guerra, recordando la experiencia de un historiador, quién, en el intento por escribir una aproximación a la génesis de la guerra de 1914, “había tenido que desistir desorientado por las colecciones de los periódicos. No es que los datos fueran demasiado numerosos; lo que no se podía dominar era su incoherencia”. Su exposición continua con una reflexión pesimista: “Es probable que el historiador futuro tenga que prescindir decididamente de los periódicos cuando quiera contar con precisión lo que ha pasado en el mundo” (Marañón 1945, 17. Palacio Atard 1967, IX).

Por último, recurrimos a Julio Aróstegui quien, tras remarcar el valor del periodismo como fuente privilegiada, también reflexiona sobre los límites de la credibilidad: “La prensa es hoy, como bien se sabe, un inmenso territorio donde se instala el Poder. Ella no sólo constituye una fuente central por la importancia objetiva

No obstante, creo que las siguientes líneas resumirían la acertada preocupación manifestada por el pensador sobre la Prensa y la Historia: 263

Antonio Malalana Ureña de la comunicación periodística en las sociedades actuales, sino que, dada la abundancia de publicaciones periódicas, la prensa por su permanente presencia es siempre una «fuente de reserva» en aquellos casos en que no se disponga de otra. Pero esta abundante disponibilidad es también el origen de problemas básicos de crítica de las propias fuentes escenificada ahora en el uso de la prensa”. La prensa es una fuente de información general de «acontecimientos», pero también es transmisora de productos intelectuales, de opinión de doctrina, de pensamiento e ideología de muy diversos órdenes (Aróstegui 2004, 70-71).

inspirado en los modelos de la Italia de Mussolini y en la Alemania de Hitler.

Los periódicos españoles publicados durante la Guerra Civil española tienen una característica peculiar: la beligerancia total, pero con matices. Mientras que la prensa republicana era tan heterogénea como lo fueron las propias organizaciones, los medios franquistas, con el transcurrir de las semanas, tendrán un cuerpo compacto (Palacio Atard 1967, X-XI).

Con todo, el ejemplo más desatacado de publicación del frente, utilizando la técnica del ciclostil, fue El Alcázar (Diario del Asedio), cuyo primer número aparecería el 26 de julio de 1936, cerrándose la cabecera el último, 27 de septiembre de 1936 con el número 63.

A partir de la “liberación del Alcázar”, Toledo se convertiría en un tema recurrente para la propaganda franquista, entre otras situaciones, fomentaría la creación de distintos medios de comunicación que eligieron la ciudad imperial como sede. Los falangistas con Imperio, los carlistas con El Alcázar, y los católicos con La verdad para Todos, Cruz y España, o la femenina Conquista. Las tiradas diarias sumarían más de 300.000 ejemplares en una población que no superaba los 30.000 (Miranda Encinas 2004, 25).

Otro material valioso es la información incluida en los periódicos locales y provinciales publicados en la retaguardia republicana. Lógicamente, la realidad mediática construida debe utilizarse en su justa medida, pues entendemos que los datos divulgados podrían haber sido exagerados o minimizados en favor de la propaganda. Tenemos dos muestras excelentes, el asedio del Alcázar de Toledo y la resistencia de la ciudad de Madrid. En cualquier caso, si filtramos convenientemente las noticias publicadas podríamos obtener informaciones valiosas. Por ejemplo, saber desde donde y cuando partían las columnas de milicianos o los convoyes de avituallamiento para reforzar y apoyar el FST.

Desde el primer momento del levantamiento militar, la República disponía de una infraestructura mayor para la propaganda en prensa. Aquellas cabeceras que estaban en poder de órganos de la derecha cambiaron de manos: “el monárquico ABC [la edición madrileña] paso a Unión Republicana (Martínez Barrio); El Siglo Futuro (de la Comunión Tradicionalista) pasó a CNT; La Época fue para el Partido Socialista de Ángel Pestaña; El Debate desapareció pasando los locales a Mundo Obrero; Ya dio paso a Política (azañista) e Informaciones de (Juan March) pasó a ser órgano prietista. Siguieron publicándose Claridad (caballerista), El Socialista, La Libertad, El Liberal, Heraldo de Madrid, La Voz y Ahora” (Pizarroso 1994, 303).

Hasta ahora hemos comentado la aportación de la prensa histórica española. Recordemos que la Guerra Civil fue un conflicto con implicaciones internacionales. Por consiguiente, las crónicas de los reporteros de guerra enviados a España harían posible que la opinión pública extranjera recibiese información puntualmente. Por todo ello, siempre será recomendable releer aquellos periódicos (Preston 2011).

Como complemento, el gobierno de la República, las organizaciones políticas y sindicales, e incluso los regimientos del ejército popular promoverían la edición de nuevas cabeceras destinadas a la retaguardia o al frente. El “periódico del frente” fue adquiriendo relevancia como método para fortalecer la moral, divulgar las consignas diarias, adoctrinar ideológica y políticamente a la tropa, pero también fue un vehículo que serviría para la alfabetización de las unidades (Pizarroso 1994, 304. Mendelson 2007, 45).

A la par, sería muy oportuno el trabajo complementario de los fotógrafos. Algunas de sus instantáneas adquirirían un valor icónico incuestionable.

Desde esta perspectiva, en la provincia de Toledo, bajo control republicano, destacaría: Antorcha, órgano de la Federación Provincial Socialista de Toledo; Solidaridad, boletín quincenal del SRI, editado por el Comité Provincial de Toledo; Lucha, órgano del Partido Comunista, Comité Provincial de Toledo.

No podemos afirmar que todo esto empezara en Toledo, pero el asedio del Alcázar aparece como un referente para los medios de comunicación y para la propaganda. En una decisión puesta en tela de juicio por los investigadores, el gobierno de la República convocaría a los reporteros extranjeros para que fuesen testigos del asalto final sobre el Alcázar (Binns 2004).

Contrariamente en la España franquista, de la mano del ejército, del clero y del nuevo partido unificado surgido en 1937, lo que se persigue es presentar una información uniformada o facilitar la labor de la propaganda. De hecho, la estrategia diseñada pretende construir una estructura global de publicaciones. El patrón propagandístico estaría

Tras el episodio del Alcázar, el frente de Toledo pasaría al olvido, no tanto de la prensa nacional, que puntualmente daba noticias, a veces extensas, a veces escuetas, de lo que ocurría día a día. Por contra, los enviados internacionales dejaron atrás la ciudad imperial dispersándose por todos los frentes, fundamentalmente en la defensa de Madrid. 264

Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo 18.2.1. Recursos para localizar los ejemplares de los periódicos y de las revistas ilustradas

18.2.2. La memoria de los corresponsales de guerra Nuestra guerra civil tiene dos características destacadas: fue una contienda ideológica con un profundo perfil internacional que, como consecuencia lógica, sería cubierta por medios de comunicación de todo el mundo. Desde los primeros días irían llegando a España corresponsales de varias nacionalidades. Lo publicado por ellos ayudaría a convertir la Guerra Civil en una guerra simbólica. Pero también, de manera consciente o involuntaria, fueron colaborares y cómplices de la propaganda. Además, los informadores chocaron con una dura realidad: la libertada de movimiento era relativa, la censura fue un escenario habitual y ser periodista se convertiría en una profesión de riesgo.

Trabajar con la prensa histórica no es tarea fácil. Son muchas las cabeceras y tipos de documentos hemerográficos. Por lo general, nos enfrentamos ante cierto grado de invisibilidad y diversidad. En los últimos años las tecnologías de la información han favorecido la labor de los investigadores. Por un lado, tenemos en enorme avance en la digitalización de los documentos, es decir, disponemos de copias completas de los ejemplares. Por otro, este primer cambio se ha visto complementado con la creación, en abierto o no, de hemerotecas digitales y virtuales (Malalana Ureña 2013, 149-192).

Un buen número de estos corresponsales de guerra, tarde o temprano, quizá como un ejercicio por difundir abiertamente las experiencias vividas, tal vez como una forma de terapia personal, escribieron y publicaron algunos ensayos y memorias (Binns 2004). Lógicamente, no importaba el bando, da igual que fuesen periodistas, fotógrafos o camarógrafos, todos aquellos que estuvieron en Toledo durante el verano del 36, aunque llegaran desde otros frentes de guerra o que luego visitaran distintos escenarios del conflicto, el episodio del Alcázar siempre parece estar presente.

Desde el punto de vista general, de carácter público, en abierto y complementarios entre sí, contamos con dos magníficos recursos, la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (BNE) y la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. La Hemeroteca Digital de la BNE (http://hemerotecadigital. bne.es) es el resultado de la digitalización de los ejemplares aquí depositados, es decir, 1.690 títulos del fondo histórico y 275 del fondo moderno –solo accesible in situ-, con fechas extremas entre 1683 y 2016.

Entre las escasas reporteras, distinguimos a Virginia Cowles (Bermejillo 2013), Frances Davis y Mary Low, quienes, en algún momento, visitaron la capital del Tajo o el frente. De Davis y Low hablaremos más tarde. Las crónicas de Cowles fueron publicadas en el New York Times y en el New York Times Magazine. En 1941, editaría Looking for trouble (Cowles 1941).

La Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (http:// prensahistorica.mcu.es/) es un portal que surge con la digitalización cooperativa del Ministerio de Cultura, las Comunidades Autónomas y otras entidades locales. El objetivo principal es facilitar la accesibilidad a la prensa histórica publicada en España. En total cuenta con 2.297 cabeceras digitalizadas, cuyas fechas límites para los ejemplares son 1753 y 2013.

Seguimos con los periodistas. Integrado en la columna del general Varela, viaja el corresponsal del Diario de Lisboa, Artur Portela. Este portugués fue testigo de la ruptura del asedio y la liberación de los sitiados. Posteriormente, sería uno de los privilegiados observadores de la propagandística entrada de Franco en Toledo, tan cerca estuvo que aparecería inmortalizado en un par de fotografías. En 1937, ya de vuelta en su país publicaría Nas trincheiras de Espanha (Portela 1937).

Como complemento, debemos saber que existen otros recursos de carácter local o institucional, como el Archivo Municipal de Toledo (http://www.bne.es/es/Catalogos/ HemerotecaDigital/OtrasHemerotecas/). Desde la perspectiva de los medios actuales, es necesario particularizar las hemerotecas digitales de dos veteranos, imprescindibles para documentar la Guerra Civil española, ABC (http://hemeroteca.abc.es) y La Vanguardia (http:// www.lavanguardia.com/hemeroteca).

Mijaíl Koltsov, soviético nacido en Kiev, fue enviado a España como corresponsal del diario oficial moscovita Pravda. Mijaíl viajaría a Toledo para ser testigo de la derrota de los sublevados. El asalto final debía demostrar que la Republica controlada la situación. Koltsov no era un nombre cualquiera y su actitud demostraba un vínculo personal con la causa, hasta tal punto, que llegó a participar activamente en algunos de los combates durante el asedio. En 1938, de regreso a su país, escribiría Испанский Дневник (Diario español) (Koltsov 1963).

Sin entrar en una propuesta más profunda, para la prensa internacional deberíamos tener en cuenta otras bibliotecas nacionales, como la Biblioteca Británica, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, la Biblioteca Nacional de Francia, etc. Para Italia, país vital para la guerra, nos encontramos con grandes problemas, pues no contamos con un modelo equivalente como los de España, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos, sus fondos están muy dispersos.

Por Hendaya entraron juntos Harold G. Cardozo, Bertrand de Jouvenal y Frances Davis. El británico Cardozo era

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Antonio Malalana Ureña corresponsal del londinense Dialy Mail. Simpatizante con las ideas de los sublevados, se integraría con las fuerzas nacionalistas. En 1937, publicaba sus memorias con el título The march of a nation. My year of Spain’s Civil War (Cardozo 1937). El francés Jouvenel, representante del diario parisino Paris Soir, muestra una clara diferencia con respecto a sus contemporáneos. Principalmente por recuperar la memoria personal mucho más tarde. A finales de la década de los setenta del pasado siglo, editaba un trabajo que abordaba las experiencias vividas hasta 1945: Un voyageur dans le Siecle, 1903-1945 (Jouvenel 1979). La estadounidense Davis, gracias a su iniciativa personal conseguiría trabajar, primero para el Daily Mail, como ayudante de Cardozo (Preston 2011, 160), y posteriormente para el Chicago News (Usandizaga 2007, 160). En 1940, redactaría su particular relato autobiográfico en My shadow in the Sun (Davis 1940).

británicos -British Movietone News- o franceses -Pathé Journal y Gaumont Actualite-. Muchos son los trabajos, algunos imprescindibles, otros meritorios y, de entre todos ellos, creo que deberíamos destacar los títulos de dos documentales. Rodado entre 1936-1938, Defensores de la fe (1938), del británico Russell Palmer, narrado con un tono fervientemente favorable para Franco, fue realizado totalmente en color. Con este film Palmer pretendía equilibrar la corriente favorable a la República entre la mayoría de los intelectuales de Estados Unidos. El segundo es la película soviética Испания (España) (1939), realizada por la directora Esfir Shub, con guion de Vsevolod Vishnevskiy. Un documental que inicia su recorrido por la guerra con las secuencias rodadas por Roman Karmen y Boris Makaseyev durante el asedio del Alcázar2.

Siguiendo la estela de las mujeres, es el momento de recuperar a la inglesa Mary Low. Su llegada a España es muy temprana y lo hace junto al poeta revolucionario cubano Juan Brea. La pareja sucumbiría rápidamente al ideario anarquista. En el texto autobiográfico firmado por ambos, Red Spanish Notebook: The First Six Months of the Revolution and the Civil War (Low y Brea 1937), describen, por ejemplo, sus desplazamientos a Madrid, así como los choques en los frentes de Toledo y Sigüenza (Usandizaga 2007, 66).

18.3.1. Recursos para localizar filmaciones También de procedencia soviética, posiblemente parte de los brutos no editados de Karmen y Makaseyev, disponemos del material conservado en Net-Film. El documento, fechado en 1937 y con el título Сюжеты война в Испании (Metraje de la guerra en España), en poco más de 3 minutos, nos muestra unas escenas excepcionales. El objetivo de la cámara se centra en los enviados soviéticos en Toledo. Además de los operadores de cámara, parece que se pretende destacar la figura de Mijaíl Koltsov3.

Al margen de los periodistas, no es habitual que fotógrafos y camarógrafos aborden la experiencia personal mediante la redacción de memorias o ensayos. Como ejemplo excepcional emerge la enorme figura del soviético Roman Karmen. Nacido en Odessa, es una de las profesionales más influyentes del cine documental y de propaganda de las URSS. Los materiales filmados durante la Guerra Civil española, junto a las batallas de Moscú, Leningrado y Berlín durante la Segunda Guerra Mundial, suponen un patrimonio fílmico imprescindible para investigadores y divulgadores. Las memorias de Karmen, editadas con el simbólico título Но пасаран! (¡No pasarán!) (Karmen 1972), son una respuesta tardía a la necesidad de contar las vivencias personales.

En el Istituto Luce (L’Unione Cinematográfica Educativa) encontramos varios documentos4. El primero de ellos, del 19 de agosto de 1936, Alcuni espisodi della guerra civil spagnola, es una suma de secuencias de los combates que se han producido en distintos puntos de la geografía española, también en Toledo (Giornale Luce, B0941). El segundo, del 21 de octubre, L’entrada dei nazionalisti a Toledo -con una duración 2:44 minutos-, recoge la entada de la columna de Varela, la finalización del asedio y la llegada de Franco (Giornale Luce, B0978). Otros documentales de Luce (Scicolone 2009) con imágenes filmadas en Toledo:

18.3. Los operadores de cámara

– Spagna. Toledo. Ciano all’Alcazar (26-07-1939). Giornale Luce, B1554: 03’ 38’’. – Algesiras. Episodi della guerra civile in Spagna, Toledo. Tolosa, Madrid (26-8-1936). Giornale Luce, B0943: 4’ 41’’.

Indistintamente del genero, documental o ficción, la Guerra Civil española demostrará el valor real del soporte fílmico para la difusión de la propaganda. Del volumen existente podemos hacernos una idea gracias al Catálogo general del cine de la guerra civil (Amo e Ibáñez 1996), monografía que recoge 920 títulos. Y, como es lógico, también deberíamos contemplar los títulos que vinculan Toledo con la ficción histórica (Ruiz Rojo y Cerro Malagón 2011).

En el canal Youtube (https://youtu.be/mWHcE87dO8A), podemos ver una copia, con subtítulos en italiano, emitida por el canal Rai Tre. 3 Net-Film es una web rusa dedicada a la digitalización del cine documental. Disponible en: https://www.net-film.ru/en/film20345/?search=qkarmen%20toledo%201936. 4 El Istituto Luce (L’Unione Cinematográfica Educativa), sociedad creada en 1924, en pleno periodo fascista, fue transformada en una eficaz herramienta política para el régimen. Disponible en: (http://www. cinecitta.com/. 2

Quizá lo más interesante, desde la perspectiva de los medios de comunicación, es la llegada de varios camarógrafos extranjeros que recalan en España buscando noticias para abastecer a los noticiarios soviéticos, italianos -Luce-, 266

Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo – Visioni di Toledo messa a ferro e a fuoco dai rossi (2110-1936). Giornales Luce, B0978: 2’ 54’’.

– Spain: War by dynamite and refugees escape in German destroyer (17-09-1936). BM4742. Duración 1’ 28’’. Con respecto al asedio del Alcázar, las escenas se recrean –a partir del minuto 0:28- en el lanzamiento, desde los tejados, de bombas con ondas. – Fall of San Sebastian and story of Toledo Alcazar (2109-1936). BM4789. 1’ 21’’. Incluye la salida del padre Vázquez Camarasa del Alcázar, crucifico en mano, impecablemente vestido, recorriendo las calles de Toledo. – Spain. The relief of Toledo ends heroic espisode of Civil War (5-10-1936). BM478. 1’ 20’’. Incluye la entrada de las tropas de Varela, la llegada de Franco y otras imágenes con la situación ruinosa del edificio y de Toledo. – Spanis Civil War (31-12-1937). BM5993A. Duración 12:02 minutos. En los primeros 33 segundos, aparecen algunas de las escenas emitidas en Spain. The relief of Toledo ends heroic espisode of Civil War.

Los documentales Gaumont Pathé Archives que incluyen imágenes rodadas en Toledo son los siguientes5: – Espagne. Insurrection espagnole. Sur les champs de bataille de Guadarrama et de Tolède (7-8-1936). Gaumon Actualité (ref. 3632GJ 00011). – Evénement Espagne Toléde: Alcazar et prisión centrale. Par le fer et par le feu (16-9-1936). Gaumon Actualité (ref. 3638EJ 26227). – Chute de San Sebatien et siege d l’Alcazar de Tolède (30-9-1936). Pathé Journal (ref. 1936 39 1 UN). Los materiales originales de Fox Inglaterra, concretamente en Fall of San Sebastian and story o Toledo Alcazar (21-09-1936). BM4789. 1’ 21’’. – Guerre civile d’Espagne. La prise de Tolede (2-101936). Gaumon Actualité (ref. 3640GJ 00016). – Prise de Tolède (14-10-1936). Pathé Journal (ref. 1936 41 1 UN). – La guerre civile en Espagne. Avec le gutaux sur le front de Madrid (16-10-1936). Gaumon Actualité (ref. 3642GJ 00003). – Espagne et (Historique de la Révolution). Fièvre en Europe (21-10-1936). Gaumon Actualité (ref. 3643EJ 26342). – Un an de guerre civile (1937). Gaumon Actualité (ref. 3730GJ 00004). – Guerre espagne (1937-1939). Pathé Journal (ref. AL B21 6060). – Le journaliste R. Jeffrey en Espagne (1938). Gaumon Actualité (ref. 3700NU 28332). – Espana. Paysages et vie quotidienne paisible en Espagne vers 1936 (1939). Arkeïon (ref. 3000AK DOC01479). Realizado a partir de las imágenes rodadas por Roman Karmen y Boris Makasseev. Realmente se trata del filme documental dirigido por Esfir Shub, Ispanija.

18.4. La fotografía de guerra Desde la creación de esta técnica los fotógrafos, como testigos visibles de los acontecimientos, acudirían a las zonas en conflicto para captar inmortalizar la esencia del combate, como en la guerra mexicana estadounidense (1846-1847) o el sito de Roma en 1849. Sin embargo, es la Guerra de Crimea (1853-1855) la que pone en marcha este modelo de reporterismo gráfico, pues existe cierta intención de sistematizar el trabajo de la mano de James Robertson y Roger Fenton, que tomarían alrededor de 200 instantáneas del sitio de Sebastopol. El siguiente gran paso se da durante la Guerra de Secesión estadounidense (18621865), con fotógrafos como Mathew Brady, Alexander Gardner y Timorthy O’Sullivan. Durante este conflicto civil comienza a tomar forma la relación entre el material tomado y el interés del público (Santiago Mateos 2010, 42).

British Movietone News también dispone de varios archivos relacionados con Toledo tenemos6:

La Gran Guerra demuestra la fascinación de los lectores europeo por las revistas ilustradas, tendencia que se mantendría y aumentaría en los siguientes decenios. Las editadas en Estados Unidos, algunas nacidas a finales de los años treinta, van a conceder un mayor protagonismo a la narrativa fotográfica. Los mejores exponentes serán las revistas Life, fundada en noviembre de 1936, y Look, en 1937. El creciente atractivo por estas publicaciones, junto a las modernas cámaras fotográficas y a los avances editoriales va a coincidir con la Guerra Civil española, contienda que sería el primer conflicto bélico con una cobertura importante, transformado el registro de la comunicación visual. Los fotógrafos, como Robert Capa, Gerda Taro, Alfonso, etc., no solo inmortalizan la guerra, sino que conviven con los combatientes, con los políticos y con los civiles (Balsells 2011, 61-62). El reporterismo gráfico, el fotoperiodismo, comienza su época dorada, en donde la imagen, con un escueto pie de foto, se convierte en historia. Por consiguiente, la Guerra Civil, según Fontcuberta, marcaría la primera fase en la configuración de este medio, en donde el fotógrafo busca la noticia como

– Spain. Deadlock in Civil War (6-8-1936). BM4686. 1’ 23’’. A partir del minuto 0:43, y durante 19 segundo, incluye varias escenas del asedio del Alcázar. En 1896, nace la francesa Société Pathé Frères, un conglomerado de empresas vinculo a la emergente industria audiovisual. Desde el primer momento, se interesan por el concepto de actualidad. En 1909, nacería Pathé Journal. En los años treinta, sus operadores viajan a cualquier lugar del planeta, allí donde surjiesen noticias de interés, como nuestra guerra civil. Por las mismas fechas se forma L. Gaumont et compagne, una de las compañías cinematográfica más antiguas del mundo. En 1910, lanzaba el noticiario semanal Gaumont Actualités. En 2003, la Cinémathèque Gaumont y Pathé Archives se fusionaban, creando Gaumont Pathé Archives, uno de los mayores archivos francófono de imágenes en movimiento, con miles de filmes documentales. Disponible en: http://www.gaumontpathearchives.com/. 6 British Movietone News fue un noticiario sonoro creado en 1929 por una rama de la estadounidense Fox Movietone, el primero en Inglaterra, perviviendo hasta 1979. Hoy en día es el mayor archivo de noticias del mundo para el periodo 1895-1986, completamente digitalizado y disponible en AP Archives. Disponible en: http://www.aparchive.com/ partner/British%20Movietone. 5

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Antonio Malalana Ureña una imagen de impacto mediante un documento gráfico en estado puro, sin elaborar, simplemente transmite lo que ve a través del objetivo. Inmediatamente después, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, el fotógrafo buscará influenciar al público (Fontcuberta 1988, 171).

Vigil uno de los reportajes de mayor calidad durante los primeros días de la guerra fue el dedicado a varios puntos calientes, como Toledo –Expres Foto-, Guadarrama y Madrid, publicado el 30 de julio bajo el título “La lucha en Madrid, en Toledo y en el frente de Guadarrama” (Sánchez Vigil 2016).

Pese a que en numerosas ocasiones la realidad esté falseada, modificada, teatralizada o manipulada. Lo importante es que el lector conecte con la fotografía. En teoría, el espectador se acerca a la verdad de una manera más comprometida, directa, agresiva, cruel, reivindicativa, etc.; La idea de compromiso, entre el fotógrafo y su fotografía, se comprueba de una manera meridiana en Europa con la irrupción de los fascismos, pero, sobre todo, durante la Guerra Civil española (Asenjo 2000, 11).

A esta lista, y para el FST, añadiremos tres de las cabeceras madrileñas de referencia, modernizadoras del periodismo gráfico, como Crónica, Estampa y Mundo Gráfico. Aquí, encontramos algunos reportajes relacionados con la guerra o la vida de los soldados en la trinchera. Por desgracia, buena parte de este valiosísimo patrimonio fotográfico desaparecería por distintas circunstancias. En España, el final de la guerra tendría terribles consecuencias, como la represión política, en este caso, la aplicada contra los fotógrafos significados con la República. Asistimos a la confiscación, al expolio o la ocultación de las colecciones. En las últimas décadas, instituciones culturales españolas o foráneas han luchado arduamente para identificar y recuperar algunos de estos fondos, esfuerzo que en algunas ocasiones ha sido positivo.

Al margen de la guerra, del choque de ideologías, del impulso de las revistas ilustradas, de los avances técnicos de la fotografía, etc., lo más atractivo para el investigador es la coincidencia, en los mismos lugares, de una larga lista de fotógrafos extraordinarios. Profesionales de numerosos países, incluidos los nuestros, muy implicados emocionalmente. Este espíritu va a repercutir notablemente en el poder de sugestión de la fotografía, incorporando una compleja temática narrativa, la misma que puede llegar a generar una guerra.

Agustí Centelles uno de los fotógrafos más significativos, militante de Partido Socialista de Cataluña, desde 1937 ejerció como fotógrafo del Comisariado de Guerra del Estado, documentando distintos episodios de la guerra. Ante la inminente caída de Barcelona, Centelles, como responsable del archivo fotográfico del ejército de Cataluña, se le ordenaría poner a salvo este patrimonio, por lo que cruzaría la frontera, en enero de 1939, con una maleta que incluía unos 5.000 negativos propios y de otros profesionales, contenido que el mismo recuperaría con la llegada de la Democracia. Hoy forma parte de los fondos del Centro Documental de la Memoria Histórica.

Con respecto al episodio del Alcázar, o para el FST, contamos con la siguiente nómina de profesionales, estudios fotográficos y agencias: Albero y Segovia (Félix Albero Trullén y Francisco Segovia García), José Luis Díaz Casariego, Luis Ramón Marín, Alfonso (Alfonso Sánchez Portela), Martín Santos Yubero, Juan José Serrano, Casa Rodríguez, Molina Company, Foto Piortiz, Videa, Labor, Campúa (José F. Demaría), agencias como Expres Foto y Keystone. Sin olvidar la fotografía amateur, la realizada por los propios soldados, que aporta un material de gran valor por su ingenuidad, un botín de guerra gráfico, que en algún momento deberíamos analizar.

Una odisea semejante acontecía con los archivos de Capa, Garo y Chin. Robert Capa, tras salir de España, buscaría refugio en París, al margen de su origen judío, temía por su situación personal por el apoyo al gobierno republicado. Estas circunstancias le obligarían a huir de Francia ante el avance los nazis, generando una situación confusa y peculiar con respecto al archivo fotográfico. Ejemplos son la “Maleta sueca”7 y la “Maleta Mexica” 8.

Formando parte de la nómina foránea destaca el equipo integrado por Robert Capa, Gerda Taro y Davis Seymour. El patrimonio que estas personas nos ha dejado es increíble y necesario para reconstruir el conflicto. De hecho, algunas de sus instantáneas, polémicas o no, han terminado por identificar una parte de la guerra, como la “Muerte de un miliciano” de Capa.

Desde otra perspectiva, valoramos la aportación que para la difusión de este tipo de materiales están proyectando las redes sociales. Internet, es un medio de expansión del conocimiento. Toledo, como tema, es un fiel reflejo de esta actividad, concretamente algunos blogs. El primero,

Buena parte toda la producción fotográfica de la guerra fue publicada, por ejemplo, en medios soviéticos como Smena y Ognek, en la alemana Berliner Illustriete Zeitung de Leipzig, en The Illustrated London News, de L’Illustrazine Italiana de Milán, de L’Illustration, de Vu y de Regard en Francia, en la estadounidense Life, etc.

7 La Maleta sueca fue entregada por la embajada de Suecia en 1979, recipiente que incluía casi un centenar de fotografías, documentos que, a priori, fueron atribuidos a Capa (Asenjo 2000, 12-15) 8 Cornell Capa, hermano de Robert, se ha significado e identificado como el responsable de la gestión y difusión del patrimonio de Capa. A finales de los años 80 del pasado siglo, Cornell, tras una larga búsqueda, tiene noticias de la posible localización de parte de este material en México. En 2007, el International Center of Photography de Nueva York se hacía con un importantísimo fondo que ha sido identificado como la “Maleta mexicana”. Disponieble en: http://museum.icp.org/mexican_suitcase/ castella/.

Al margen de la muestra internacional, España cuenta con numerosas revistas para poder ampliar la lista de recursos. Un ejemplo notable lo encontramos en La Vanguardia (Santiago Mateos 2004, 415-480; 2011), concretamente en uno de sus suplementos: Notas Gráficas. Según Sánchez 268

Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo aunque de carácter general, es el longevo Toledo olvidado de Eduardo Sánchez Butragueño (http://toledoolvidado. blogspot.com.es); mientras que el otro, especializado en la Guerra Civil, es Toledo GCE (http://toledogce.blogspot. com.es), de Carlos Vega, un apasionado por la fotografía, generando álbumes digitales, pero, sobre todo reordenando la información de algunos de los fotógrafos que pasaron por la ciudad. 18.4.1. Fondos fotográficos – Archivo Rojo. Archivo General de la Administración (http://pares.mecd.es/ ArchFotograficoDelegacionPropaganda/inicio.do). – Servicio Histórico Militar. – Colección privada (fig. 1). – Museo del Ejército (http://bfme.es/BF/). – Archivo de la Guerra Civil de la Biblioteca Nacional de España. – Archivo Histórico Provincial de Toledo. BIDICAM. Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha (http:// bidicam.castillalamancha.es/bibdigital/archivo_de_la_ imagen/es/micrositios/inicio.cmd). – Fotografías de la Guerra Civil en Castilla-La Mancha. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (https:// www.uclm.es/ceclm/b_virtual/imagenes/Guerra_Civil. htm). – Archivo fotográfico de ABC. – Estudio Fotográfico Alfonso. AGA. – International Center of Photography –ICP-; Magnum Photos. – La Maleta mexicana. – Archivo fotográfico de Enrich Andres. CDMH. – Juan Miguel Pando Barrero. MNCA Reina Sofia (http:// www.museoreinasofia.es/coleccion/autor/pandobarrero-juan-miguel). – Colección Vincent Doherty. Archivo Municipal de Toledo. Arxiu Comarcal de l’Alt Penedès (http:// www.ayto-toledo.org/archivo/imagenes/fotos/doherty/ doherty.asp). – Museo de Tabar en Navarra (fig. 2). – Getty Images. – Archivo José F. Demaría “Campúa” (http://fotocampua.com/galerias/Galerias%20GC/gc,066f,22/ index.html). – Das Bundesarchiv (Archivos Federales) (http://www. bild.bundesarchiv.de). – Süddeutsche Zeitung Photo (fig. 3) – Archivo Tallandier – Todocolección (fig. 4)

Figura 2a. Chamizo. Museo de Tabar. Cortesía de Íñigo Pérez de Rada vía Luis A. Ruiz Casero

Figura 2b. Misa de campaña en el frente. Museo de Tabar. Cortesía de Íñigo Pérez de Rada vía Luis A. Ruiz Casero

18.4.2. La fotografía área Tan vital se considera esta técnica, que incluso se redactan tratados y reflexiones, como el escrito publicado, en la primavera de 1938, por Victorio Muñoz, Teniente Fotógrafo de Aviación de la República, en la revista Aeronáutica. En los primeros párrafos deja claro como la Sección de Información de los Estados Mayores deben de recopilar información del enemigo “lo que es y lo que pretende” y la fotografía aérea es uno de los principales elementos. “Nuestros enemigos no lo olivan y la practican de una manera sistemática e intensiva”. Y pone como ejemplo la conquista de Santander, en donde la Aviación Legionaria italiana, desde el 16 de junio del 37, “inició el reconocimiento fotográfico sistemático.... para facilitar al E. M. nacionalista la puesta al día del mapa 1:50.000

Figura 1 Panorámica 21. Desde Cambrillo: 7 fotografías

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Antonio Malalana Ureña sobre el terreno desde una perspectiva vertical. Uno de los fines, al margen de la selección de objetivos militares, sería trasladar sobre plano la distribución de las unidades, las ocultaciones, las municiones, las fortificaciones, los materiales, etc. y, sobre todo, para trazar las rutas para los bombardeos. Muy clarificadora es la secuencia fotográfica para el Reconocimiento y bombardeo de Toledo, dirección N.S. 2-4-38, imágenes conservadas en el Archivo de la Academia de Infantería de Toledo (fig. 5). Dicho conjunto de documentos ha sido la base empleada por Luis Antonio Ruiz Casero, dentro del capítulo por él redactado para este mismo libro. Ruiz Casero nos presenta una esclarecedora hipótesis sobre las minas durante asedio del Alcázar. Al parecer se ha puesto en duda la detonación efectiva de la mina sur del día 18 (Ruiz Alonso 2002: 349-350). Nuestro colega, a partir de la imagen, observa con claridad los grandes boquetes formados por las otras dos minas, mientras que en el torreón suroeste no se aprecian efectos similares. Precisamente, la trasferencia de dicha información a un documento gráfico haría legible los datos obtenidos durante los vuelos de reconocimiento (Fernández García 2007, 79).

Figura 3. Dotación de 2cm FLAK 39 durante la Batalla de la Victoria. Marzo de 1939. Süddeutsche Zeitung Photo

Los principales fondos disponibles para estudiar el FST se ubican en el Servicio Histórico Militar. Dentro de la “Zona Nacional. Aviación. Documentación fotográfica tomada por la Aviación durante la Cruzada Nacional, 1936-39”, según su inventario, disponemos de 883 documentos relacionados con Toledo. Con respecto a la “Zona Roja”, la cifra se reduce a 463 fotografías, material vinculado al sector Toledo-Madrid-Segovia.

Figura 4a. Batería en el Frente de Toledo. 1937. En Todocolección

El año 1938, es un periodo de gran actividad, tanto para la aviación republicana –sectores de Toledo-ExtremaduraCórdoba y Teruel-Castellón-Valencia-, como para la franquista. Ya en 1939, como es lógico por la propia inercia del conflicto, la actividad fotográfica aérea disminuye, sobresaliendo los vuelos franquistas que se centran en los alrededores de Madrid, junto a la ruptura del frente desde Toledo (Fernández García 2007, 79). Los vuelos cumplen con el objetivo de observar en cada momento la situación del frente, lo que permite controlar la ubicación de la primera línea, la distribución de los efectivos, la localización de las armas y los depósitos de la munición, el trazado de las rutas de abastecimiento, la situación de la retaguardia, etc. En una segunda fase, los datos obtenidos en los vuelos serán interpretados. Posteriormente dicha información será transferida, con el máximo detalle posible y mediante una simbología estándar, a un mapa topográfico a escala, documento que será distribuido entre los mandos de las unidades. Como ejemplo, señalamos uno de los principales originales cartográficos del fondo Carpeta Monès, del Instituto Cartográfico de Cataluña, el mapa dibujado por I. Sasiaín, en 1939, documento que incluía la organización defensiva, enemiga y propia, restituida analíticamente a partir de la fotografía aérea (fig. 6).

Figura 4b. Descanso en el avance hacia Ciudad Real desde Toledo. 1 abril 1939. Año de la Victoria. En Todocolección

deficiente y anticuado, para determinar y localizar los puntos más sensibles e importante del adversario y decidir por donde era más oportuna la inmediata acción ofensiva área o terrestre”. En total, la actividad “aerofotográfica”, entre mediados de junio y principios de julio de dicho año, permitiría reproducir fotográficamente un millón de kilómetros cuadrados y, entre el 6 y el 28 de julio, otros trescientos cincuenta mil (Muñoz 1938). Por tanto, durante la Guerra Civil española se generalizó el uso de la fotografía aérea para recopilar información

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Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo Al margen de la aviación española, para Toledo deberíamos tener en cuenta los trabajos desarrollados por la Aviación Legionaria italiana (Oreffice y Stellavato 2010, 17-18). En el Ufficio Storico dell’Aeronautica Militare, dentro del fondo Operazione Militare Spagna, disponemos de la denominada Serie 1. Ordini d’operazioni e documentazione fotográfica, en donde se registran, entre otras, las operaciones de marzo de 1939. Literalmente: “Ordini di operazione del Comando del 111° Stormo bombardamento terrestre ai comandi del XXIX e XXX Gruppo e del Comando del XXXV Gruppo autonomo bombardamento veloce ai comandi delle squadriglie di endenti, con relazioni sulle azioni effettuate del Comando del 111°Stormo e delle squadriglie del XXXV Gruppo. Sono presenti, in allegato, n. 45 fotografie aeree b/n relative alle azioni di bombardamento sulle seguenti località: Valencia, Manises, Madridejos, Aranjuez, Ocaña, Santa Cruz de La Zarza, Argés, Toledo, Dénia, Cifuentes, Canredondo, Brihuega, Yunquera de Henares, Heras de Ayuso, Humanes, Guadalajara”. Lógicamente, las fotos de Toledo estarían vinculadas a la Batalla de la Victoria, el 28 de marzo de 1939, la ofensiva definitiva que supondría la ruptura del frente, poniendo punto final a la guerra. Como ejemplo, tenemos las fotografías que documentan los bombardeos de la propia Aviazione Legionaria sobre las posiciones al sureste de Toledo o cerca de Argés durante la jornada del 27 de marzo, operaciones preparatorias para el desenlace del día siguiente. Tras este recorrido por los fondos fotográficos históricos, no podemos olvidarnos de otros recursos, actuales, imprescindibles para trabajar con los yacimientos arqueológicos. Al margen del trabajo con drones, historiadores y arqueólogos tienen a su disposición Google Earth (https://www.google.es/intl/es_es/earth/) y las ortofotos de Iberpix del Instituto Geográfico Nacional http://www.ign.es/iberpix2/visor/). 18.5. La representación cartográfica del frente La cartografía, indistintamente, identifica la ciencia que estudia la representación gráfica del territorio, como el conjunto de documentos territoriales de un ámbito concreto. Asimismo, este tipo de documento es de carácter mixto, pues emplea una serie de símbolos iconográficos como el texto. La cartografía ayuda a comprender el entorno, la distribución de los recursos naturales –fundamentalmente acuíferos y cursos de agua-, la forma del relieve, la ubicación de las poblaciones y de los edificios aislados, la red viaria –incluyendo puentes, vados, puertos, etc.- y, en caso de conflictos armados, las posiciones propias y las del enemigo. Que un ejército dispusiese con una cartografía amplia, completa y actualizada podría inclinar a su favor en el resultado de la guerra. La carencia de mapas dejaría ciego a los mandos, arruinando la planificación y el desarrollo de las operaciones militares.

Figura 5. Reconocimiento y bombardeo de Toledo, dirección N.S. 2-4-38. Archivo de la Academia de Infantería de Toledo

271

Antonio Malalana Ureña

Figura 6. [Toledo – Argés – Cobisa –Burguillos -Nambroca]. Escala: 25.000. [1-3-1939] ICC, Carpeta Monès, 13-262)

El estratega, además de haber recibido una idónea formación en la interpretación cartográfica, debería poseer un buen juego de mapas. Uno de los mejores ejemplos

lo personifica el general republicano Vicente Rojo. El 18 de octubre de 1936, camino de Madrid, el ejército franquista acaba de hacer efectiva la toma de Illescas. En 272

Las fuentes primarias para investigar la Guerra Civil en Toledo ese momento, Rojo era designado para comandar una de las columnas que deberían retrasar el avance de tropas nacionalistas hacia la capital. Rojo, en aquel momento, formaba parte del Estado Mayor. En uno de sus escritos, Mi tercer encuentro con las milicias, relata como el teniente coronel Manuel Estrada, le ordena que recogiera la cartografía de la zona entre Madrid y Toledo y que se reuniera con él de manera inmediata (Rojo, 2006: 64). En estos días pasaba de ser comandante a coronel. Su puesto de mano fue instalado en un olivar, junto a un camino vecinal que discurría en paralelo con el ferrocarril, y sobre una mesa improvisada dispondría un teléfono, “la carpeta con los planos”, un blog de notas y las ordenes (Rojo 2006, 66).

Figura 7b. Toledo. Mapa Provincial. 1930. AHN. Archivo Vicente Rojo: ES.28079. AHN/4.2.61.4/Diversos, Vicente Rojo, car. 8, N.38

Por tanto, hoy en día, es imprescindible conocer y estudiar la cartografía de la guerra, fundamentalmente para comprender la configuración de los frentes, la disposición del ejército propio o la ubicación de las tropas enemigas; pero, sobre todo por la planificación de las estrategias de combate o la previsión de los movimientos del adversario. De una u otra manera, todos estos datos han podido quedar registrados en mapas, planos y croquis, un conjunto de documentos, que por la sensibilidad de la información contenida suele ir acompañado de un sello, en tono rojo, con el calificativo de secreto.

– Cartografía en el Archivo Municipal de Toledo (fig. 8). – Servicio Histórico Militar. Archivo de la Guerra de Liberación. – La cartografía del Institut Cartogràfic de Catalunya. Principalmente los mapas del Corpo Truppe Volontarie (C.T.V.) en el FST (http://cartotecadigital.icgc.cat/cdm/ landingpage/collection/fmones). – Ufficio Storico dell’Aeronautica Militare (fig. 9). 18.6. Conclusiones

18.5.1. Los fondos cartográficos

La Guerra de España generó un descomunal volumen de datos. A pesar de ser una contienda civil, los documentos proceden de innumerables instituciones localizadas en varios continentes. Esto demostraría un incuestionable perfil internacional. Característica extensible tanto al episodio del Alcázar, como al FST.

Entre los fondos a tener en cuenta estarían el conjunto de mapas y planos del mencionado general Vicente Rojo, depositado en el Archivo Histórico Nacional, y la cartografía del Corpo Truppe Volontarie (CTV) italiano para el Frente de Toledo; sin dejar al margen otros ejemplos, como los del Archivo de la Guerra de Liberación, localizado en el Servicio Histórico Militar o el Archivo Municipal de Toledo.

El asedio y liberación del Alcázar, pese a su relevancia, ha ensombrecido el resto del conflicto, un largo periodo que se alargaría hasta la primavera del 39. El Frente de Toledo merece ser conocido y puesto en valor, sobre todo desde la perspectiva de los paisajes culturales de la Guerra Civil. Nuevamente, la documentación necesaria para su estudio requiere dar un sinfín de pasos y una gran paciencia para su recopilación. Además, ahora, es imprescindible contar con el conocimiento adquirido a partir de la aplicación de método arqueológico.

– La cartografía de Vicente Rojo y la defensa de Madrid (fig. 7)

En cualquier caso, necesitamos ahondar en todo tipo de documentos, textuales y no textuales. Sin olvidar las fuentes bibliográficas, ni las archivísticas, hemos calibrado el valor de las hemerográficas y las literarias. Entre las no textuales, avanzamos en el conocimiento de los documentos iconográficos, principalmente la fotografía y la cartografía; y en los fílmicos, fundamentalmente el metraje dirigido a los noticiarios cinematográficos. Todo ello, pese a la dispersión institucional y regional de la información, reconociendo la disponibilidad de todo tipo de formatos, requiere profesionales adecuados. El historiador-arqueólogo, no solo necesita un conjunto

Figura 7a. Jefes [incluido el coronel Rojo] de la 11 Brigada Internacional preparan sobre el mapa la proxima operación. Foto Antifafot. Archivo Rojo. AGA, 33, F, 04046,53915,001

273

Antonio Malalana Ureña

Figura 8a. Frentes de Extremadura. Toledo. Ciudad Real. [Escala aproximada 1:555.555]. Finales de 1937, principios de 1938, AMT

Figura 9. Toledo. Hoja 629. Escala 1:25.000. Ejército del Aire E.M. Febrero, 1939. III A.T. Detalles. Ufficio Storico dell’Aeronautica Militare, Operazione Militare Spagna

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Figura 8b. Cartografía Militar de España. Plano Director. Hoja 628-I. Mocejón. Escala 1:25.000. Febrero-marzo del 39. AMT

de destrezas que le permitan diseñar una metodología adecuada para interpretar los acontecimientos; también precisa emprender un trabajo coordinado junto a otros perfiles de investigadores. Ahora, más que nunca, es necesario formar equipos interdisciplinares para la mejor compresión y puesta en valor, en este caso, de los Paisajes Culturales de la Guerra Civil en Toledo.

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276

19 Epílogo Por una arqueología del Postfranquismo y la Transición. Contextos y paisajes predemocráticos Jorge Morín de Pablos1 y Amalia Pérez–Juez Gil2

RESUMEN

El texto aboga por el desarrollo de una arqueología del postfranquismo y la transición. Se han elegido como hitos inicial y final, el atentado de Carrero Blanco en 1973 y la matanza de los abogados de Atocha de 1977. Sin embargo, son miles los espacios que deben ser estudiados con una metodología arqueológica para una mejor comprensión y visibilización de nuestro pasado más reciente. ABSTRACT

The text advocates the development of an archaeology of post-Francoism and the transition to democracy. The Carrero Blanco attack in 1973 and the massacre of the Atocha lawyers of 1977 have been chosen as the initial and concluding milestones for this time period. However, there are thousands of spaces that must be studied with an archaeological methodology for a better understanding and visibility of our most recent past. y han sido miles las excavaciones de trincheras, campos de batallas, fosas…Además, hemos visto como la práctica de la arqueología no se limitaba al período de la guerra de 1936 al 1939, sino también a los años de represión, en el caso de las fosas y de la guerrilla antifranquista e, incluso, con el estudio de los paisajes de los campos de trabajos forzados que llegaron hasta los años sesenta y que ocuparon toda la geografía española. Sin embargo, parece que el límite hasta la fecha queda fijado en los años cincuenta del siglo pasado. Por el contrario, nosotros creemos que nuestra disciplina puede ayudar a entender

En las primeras líneas de esta monografía comentábamos que la Arqueología de la Guerra Civil española comenzó en el año 2000 con dos hitos muy significativos, la excavación de la segunda línea de defensa de Madrid en Villa de Vallecas y la excavación de la fosa de Priaranza en el Bierzo. En menos de 20 años, la disciplina se ha afianzado 1

2

Departamento de Arqueología y Recursos Culturales de Audema, S.A. Calle Felipe Campos 3, 28002 MADRID. e–mail: jmorin@audema. com; www.audema. com 2 Boston University. Department of History (Boston) and Study Abroad Programs in Spain (Madrid). [email protected] 1

277

Jorge Morín de Pablos y Amalia Pérez–Juez Gil y aclarar muchos de los hechos del tardofranquismo y de la implantación de la democracia en nuestro país, los años sesenta y los setenta. Muchos de los acontecimientos que se vivieron en esos años marcaron profundamente la Memoria colectiva de las generaciones que los sufrieron y poco a poco se ha ido generando un movimiento social que pide la conservación de estos espacios y la visibilidad de los mismos. Un caso sintomático es el de la cárcel de Carabanchel en Madrid, en la que sufrieron prisión

Figura 1. Fotografía área de la cárcel de Carabanchel y derribo de la misma.

Figura 2. Ruta por los lugares de represión y resistencia antifranquista en Madrid.

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Epílogo muchos de los opositores al régimen, que ha sido derruida recientemente a pesar de existir un fuerte movimiento vecinal que abogaba por su conservación “Salvemos Carabanchel”. Desde entonces muchas de las antiguas prisiones cuyos muros fueron testigo de la encarcelación de miles de mujeres y hombres que lucharon por un país democrático han visto como no van a ser derruidas y se convertirán en lugares de Memoria. Más reciente es la creación de un Paisaje de Memoria de Lucha Democrática en Madrid, donde se recogen los lugares de represión y resistencia antifranquista en Madrid entre 1940 a 1977, como la desaparecida cárcel de Carabanchel, Cementerio del Este, Dirección General de Seguridad, Patronato de Protección a la Mujer, etc.

antiguos centros de trabajos forzados. En poco tiempo será habitual la utilización de la Arqueología para la comprensión y memoria de los años finales de la Dictadura y la Transición española. 19.1. Objeto, contexto y paisaje del atentado de Carrero Blanco Hemos comentado que el inició del final del régimen de Franco estaría marcado por el atentado que sufrió el Almirante Luis Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973, ya que suponía de facto el fin de la continuidad del mismo. Sin embargo, lo cierto es que las nuevas generaciones desconocen quién era el Presidente del Gobierno en el tardofranquismo e ignoran por completo el escenario en el que se produjo la acción del Comando Txikia de ETA en la calle Claudio Coello de Madrid. Existe una DESMEMORIA en la sociedad actual sobre hechos vitales de nuestro propio presente. No es exclusiva de este hecho, del que no han transcurrido ni cincuenta años. En estos años también parecemos asistir a una reivindicación del OLVIDO, como si fuera necesario olvidar en vez de recordar. La MEMORIA parece que incomoda. Sin embargo, aquí no estamos, como en otros casos, ante el dilema MEMORIA versus OLVIDO, sino ante la IGNORANCIA. Como historiadores debemos ver con preocupación a las sociedades que ignoran su pasado y se empeñan en repetir una y otra vez lo malo del mismo.

Sin duda en los próximos años veremos la consolidación de una práctica arqueológica para el estudio de estos contextos y paisajes del Postfranquismo y la Transición. Hemos elegido aquí dos hitos importantes de nuestra Memoria. Por un lado, el atentado contra Carrero Blanco, que marcaría el inicio de disolución del régimen de Franco y, por otro lado, los días de enero de 1977, que finalizaron con la matanza de los abogados de Atocha, que cerraría el fin del régimen y el inicio de la democracia en nuestro país, con la legalización del Partido Comunista de España en ese mismo año. Estamos convencidos que en los próximos años será habitual y frecuente el estudio arqueológico de estos acontecimientos y paisajes, no nos resultará extraño, como ya no lo es el hecho de excavar trincheras o fosas. No chocará el solicitar la conservación y acondicionamiento de estos espacios y paisajes, como hoy en día se preparan para la visita y comprensión los campos de batalla y los

19.1.1. Objeto En nuestra infancia eran un hito las visitas escolares al Valle del Caídos, al Alcázar de Toledo y al despacho del General Moscardó… hoy en día espacios claramente

Figura 3. Paisaje del atentado de Carrero Blanco aparecido en TVE.

279

Jorge Morín de Pablos y Amalia Pérez–Juez Gil

Figura 5. Parque Móvil.

Figura 6. Museo del Ejército, Madrid. Figura 4. Dodge 3700 GT

cuestionados por la LMH. Otro de nuestros “hitos” colegiales de la educación postfranquista era la visita al Museo del Ejército, situado entonces en el Casón de Reinos en Madrid. Allí, sin duda, uno de los objetos que más atraía la atención de los colegiales era el coche negro retorcido del Almirante Luis Carrero Blanco. El vehículo era un Dodge Dart, de la cuarta generación de este modelo, que los directivos de Chrysler España rebautizaron como DODGE 3700. Entre 1971 y 77, se produjeron en España unos 10.000 vehículos, de los que se exportaron cenca de un millar. Aquí, el área de diseño de Chrysler España, dirigida por Mario Gamarra, hombre de Barreiros, realizó algunas trasformaciones que cambiaron el perfil de navío del Dart. El modelo de Carrero era el DODGE 3700 GT, una versión con mejores acabados interiores, caja de cambios de cuatro velocidades, asientos independientes y consola central. La versión automática del modelo se incorporó en las fechas en las que el Almirante perdió la vida. La matrícula del Dodge de Carrero era PMM 16.416 –las matriculas del Parque Móvil por encima del 16.400 se destinaban a los ministros y altos cargos. Además, llevaba un solo banderín en la aleta delantera derecha. El modelo de Carrero no estaba blindado, aunque era un coche robusto de 1.800 kg. El coche fue llevado en un primer momento al garaje del Parque Móvil y después estuvo expuesto en el Museo del Ejército desde el 1 de enero de 1974 hasta mediados de la década de los 80. Se exponía

Figura 7. Traslado Museo del Ejército, Toledo.

junto con los vehículos en los que fallecieron Juan Prim y Eduardo Dato. En noviembre de 2002 se embaló para su traslado al Museo del Ejército en Toledo, traslado que parece no llegó a producirse, y se encuentra hoy en día en Torrejón de Ardoz. Al igual que sucedió con el paisaje de Carabanchel, desaparecido, el objeto icónico del inicio del fin del régimen tampoco es visible en la actualidad. 19.1.2. Contexto El atentado fue planificado desde un año antes y denominado “Operación Ogro”. La primera intención de José María Beñarán, “Argala”, era la de secuestrar a 280

Epílogo

8A Esquema aparecido en el diario ABC de la trayectoria del coche de Carrero Blanco después de la explosión; 8B. Socavón en la calle Claudio Coello (Diario ABC); 8C. Dodge en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús (Diario ABC). 8D Memoria de Carrero Blanco.

inmueble de Claudio Coello 104. El alquiler de un bajo les permitió excavar un túnel hasta el centro de la calle para colocar un explosivo. El atentado estaba previsto para el 18 de diciembre, pero la visita de Henry Kissinger obligó a aplazarlo por la cercanía de la Embajada de EEUU. La mañana del 20 de diciembre, Carrero Blanco acudió a misa a la parroquia de San Francisco de Borja, a las 9.27. Cuando circulaba por la calle Claudio Coello y rebasó la línea roja pintada en la pared, los terroristas detonaron la carga explosiva, que hizo saltar al Dodge por encima

Carrero. Sin embargo, el nombramiento de Carrero como Presidente del Gobierno y el aumento de su escolta les hizo abandonar esa idea inicial y se decidió asesinar al Almirante. El escenario, el contexto del atentado, fue el 281

Jorge Morín de Pablos y Amalia Pérez–Juez Gil en sus memorias la enorme tristeza que le produjo el fanatismo vivido esos días. Por otro lado, se han realizado muchas interpretaciones del atentado, desde la participación del EE.UU. como respuesta a una supuesta negativa de Carrero a las bases norteamericanas y a la OTAN, a que fuese un atentado promovido por sectores “progresistas” del Régimen. Todavía hoy en día existe una corriente mayoritaria que ve en la figura de Carrero Blanco la mayor oposición a la apertura del Régimen y ven con su muerte el inicio de la Transición –Elorza, Cebrían, etc.–.

de la fachada, cayendo en la azotea de la Casa Profesa de los jesuítas. Murió en el acto el inspector de policía Juan Antonio Bueno Fernández, que iba en el asiento del copiloto; el conductor, José Luis Pérez Morena, falleció en el hospital y Carrero Blanco murió mientras era atendido después del atentado, que dejo un cráter inmenso en la calle de Claudio Coello. En los momentos iniciales no se planteó la hipótesis de un atentado, y el coche de escolta que marchaba detrás pensó que era una explosión de gas y que el coche de Carrero había seguido circulando. Después lo buscaron en el socavón y, al final, avisados, por los jesuítas encontraron el vehículo de Carrero. A las 23.00 horas, ETA reivindicó el atentado desde París, acción que se tomó por falsa, y motivó una rueda de prensa clandestina en Francia varios días después.

19.1.4. Arqueología y memoria de la “Operación Ogro” Sin embargo, queremos incidir en la necesidad de recordar para poder tener nuestra propia interpretación de la Historia, de una Historia muy reciente todavía y difícil de explicar. El objeto, el Dodge ya no está expuesto a la contemplación pública, decisión que no compartimos. Cierto que no debe ser objeto de exaltación de la figura de Carrero, pero sí debería estar expuesto explicando el contexto de los acontecimientos y ligados a otros magnicidios de la historia contemporánea de España. El contexto del atentado, la calle Claudio Coello y el edificio de la Compañía de Jesús, siguen allí. Igualmente, el paisaje en el que el Almirante iba y venía de su casa a misa y de allí a la presidencia del Gobierno. Creemos que esos espacios deben ser entendidos por las generaciones que no vivieron los acontecimientos para poder reconstruir su pasado y construir su futuro en libertad, cosa que es difícil desde la IGNORANCIA.

19.1.3. Paisaje El paisaje del atentado es más amplio y comienza en la casa de Carrero en la calle Hermanos Bécquer, desde donde repetía a diario la rutina de enfilar la calle López de Hoyos en su comienzo, entraba en la calle de Serrano y allí se paraba a oír misa en la iglesia de los jesuítas. Terminada la misa, regresaba a su casa por las calles Juan Bravo, Claudio Coello y Diego de León hasta Hermanos Bécquer. Allí desayunaba antes de acudir a su despacho en la sede de Presidencia del Gobierno, en el Paseo de la Castellana. No es objeto de este texto entrar en interpretaciones del atentado en sí mismas. En esos días muchos protagonistas de uno y otro lado hicieron una lectura que probablemente hoy no mantendrían –asesinato versus tiranicidio–. Los momentos posteriores al atentado fueron complejos y se temió que se produjese una noche de “cuchillos largos” como represalia. El viernes 21 se celebró la capilla ardiente y por la tarde el cortejo fúnebre hasta el cementerio del Pardo, la comitiva religiosa encabezada por el Cardenal Tarancón y su provicario Martín Patino recibió numerosos insultos, tanto por la mañana como por la tarde. Lo mismo sucedió en el funeral de Estado celebrado el sábado en la Basílica de San Francisco el Grande. Tarancón recogió

Finalmente, no queremos acabar sin hablar de la MEMORIA. Ésta es atacada a diario por determinados sectores de la sociedad que piensan en usos revanchistas de la misma. Más grave es la legitimación de lo que se quiere llamar el derecho al OLVIDO, esta corriente que aboga por no incidir en los aspectos desagradables de nuestro pasado. Si uno recorre la calle Claudio Coello verá una placa dedicada al Almirante Luis Carrero Blanco “por el pueblo de Madrid para honrar su muerte heroica y perpetuar su Memoria” (el subrayado es nuestro). La MEMORIA, de

Figura 9. Memoria del atentado de Atocha y El abrazo de Juan Genovés.

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Epílogo Carrero Blanco se conserva en su emplazamiento original, aunque privada del Contexto y el Paisaje que la explique a unos y a otros. Hacemos aquí nuestras las palabras de Txema Urquijo para explicar qué es la Memoria: “La Memoria es como la imagen que recibimos de un espejo, que incomoda, porque todos construimos una realidad idealizada y no nos vemos reflejados en esa imagen”. A la Memoria habría que sumar la coherencia, “… es difícil mantener la coherencia”3. Memoria y coherencia para entender el pasado y construir el futuro… 19.2. Paisajes de la Transición El libro Crónica del último invierno del escritor Luis Quiñones (2018) arranca en enero de 1977 con la desaparición de un joven de la periferia obrera de Madrid. El desaparecido es un trasunto de otros casos de la época como los de Arturo Ruiz, Carlos González, Mari Luz Najera, Emilio Martínez, José Luis Montañés…las muertes de estudiantes por disparos al aire de la policía o por grupos ultras al final de las manifestaciones era lo habitual en esos años. La matanza de los abogados de Atocha es el caso más conocido, aunque las generaciones más jóvenes ignoran por completo la crónica de ese invierno, de ese fatídico día de enero que comenzó con el secuestro del Teniente General, Emilio Villaescusa por los GRAPO; al mediodía murió la estudiante Mari Luz Nájera por un bote de humo lanzado por la policía que le destrozó el cráneo; por la noche, tres terroristas ultraderechistas entraron en el despacho laboralista de militantes de CC.OO y del PCE sito en el número 55 de la calle Atocha asesinando a Enrique Valdelvira, Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez, además de ser heridas de gravedad otras cuatro personas. Recientemente, en diciembre de 2018, ha sido detenido en Brasil uno de los asesinos, Carlos García Juliá. La manifestación de duelo fue impresionante y transcurrió en un silencio absoluto, ya que el Partido Comunista había dado orden de rehuir las provocaciones. Esta firmeza y serenidad sin duda influyó en la legalización del Partido Comunista tres meses después. A pesar de la conmoción del suceso y de lo que significó en la Transición española no se erigió una Memoria a las Víctimas hasta el año 2003, cuando se creó una escultura que reproduce el cuadro de Juan Genovés “El abrazo”, una de cuyas copias estaba en el despacho y quedó bañada de sangre. Sin embargo, a pesar de que el monumento está situado frente al portal 55 de la calle Atocha donde se perpetraron los asesinatos, y al lado de la boca del Metro de Antón Martín, parece ajeno a los transeúntes que deambulan y atraviesan el espacio aprisa sin ser conscientes de lo que allí pasó y de lo que supuso para la historia más reciente de nuestro país. La Desmemoria de la Memoria. El libro de Luis Quiñones va más allá y se empeña en 3 Intervención de Txema Urquijo en la librería Traficantes de Sueños durante la presentación del libro Paisajes de la Guerra y la Postguerra. 13. Marzo 2017. https://www.traficantes.net/actividad/«espaciosamenazados-paisajes-de-la-guerra-civil-y-la-posguerra».

Figura 10. Fotografía del cadáver de Yolanda González publicada en el diario El País. Memorial y vandalización del mismo.

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Jorge Morín de Pablos y Amalia Pérez–Juez Gil llevarnos a espacios de la ciudad más alejados y aún más desmemoriados. A los suburbios donde se llevó a cabo la resistencia de las clases populares a la Dictadura y donde nacieron, vivieron y murieron muchas de esas víctimas, hoy olvidadas, incluso en esos barrios e institutos, donde vecinos y estudiantes parecen ajenos a lo que allí pasó no hace tanto tiempo.

sirve para visibilizar esos años y esos momentos y para recordarnos que no fueron fáciles, sino duros y tristes. Al igual que en el caso del atentado de Carrero, la arqueología debe ocuparse de esos paisajes de la Transición. Unos fueron emotivos y alegres, otros desgraciadamente no. Como hemos dicho, las sociedades que olvidan su pasado no solo son amnésicas, sino IGNORANTES, lo que les lleva a incurrir en los mismos errores años después. Los espacios testigos de los acontecimientos que recoge la novela de Luis Quiñones están ahí y creemos que, como arqueólogos, debemos contextualizarlos para que sean entendidos por las generaciones actuales, que no los vivieron, pero que sin duda les permitirá construir su futuro en paz y libertad. La MEMORIA es atacada hoy en día con fuerza y son una constante las llamadas al OLVIDO. Como historiadores, es obvio nuestro rechazo frontal a estos cantos de sirena y nos reafirmamos en la necesidad de Memorizar los espacios de nuestro pasado más reciente. Solo entonces seremos conscientes de la verdadera magnitud de los acontecimientos de esos días de enero de 1977.

Al poco de la aparición del libro de Quiñones, se publicó en la prensa nacional una noticia claramente referida a los hechos de esos años de la transición. La placa que recuerda el asesinato de la estudiante Yolanda González en Aluche había sido vandalizada por grupos ultras en la actualidad. Lo grave es que no se trata de un caso aislado, sino que es una constante. El asesinato de Yolanda ocurrió el 1 de febrero de 1980, fue una represalia por el asesinato por la mañana de seis guardias civiles en Ispáster por parte de ETA. Yolanda González, militante del Partido Socialista de los Trabajadores, fue secuestrada con 19 años y asesinada en una cuneta por dos disparos hechos por Emilio Hellín Moro, y rematada por Ignacio Abad Velázquez, ambos militantes de Fuerza Nueva, a pesar de que Yolanda nada tuviera que ver con ETA. Era la representante estudiantil del Centro de Formación Profesional de Vallecas, el Instituto Palomeras. Yolanda todavía no ha sido reconocida como víctima del terrorismo. En noviembre de 2018 la Junta de Distrito de Latina de Madrid, El Barrio donde vivía Yolanda, colocó el Memorial, una sencilla placa explicando la vida y las causas de su asesinato. Esta Memoria ha sido vandalizada cuatro veces en tres meses… Resulta chocante que los escasos intentos por Memorizar la lucha por la libertad y la democracia de hace menos de 40 años sufran estos brutales ataques. En una sociedad democrática y que debería mantenerse ajena a cualquier violencia y debatir las diferentes posturas políticas dentro los cauces institucionales. Los años de la Transición española, de una dictadura a la democracia, no fueron idílicos y desde la muerte de Franco hasta bien entrados los años 80, la violencia y la intolerancia recorrieron nuestras calles. ETA, GRAPO, la ultraderecha…y también el propio Estado. Miles de personas perdieron su vida; otros sufrieron horribles secuelas…la lectura de Crónicas del Último Invierno nos lleva a ese año fatídico del 77, a ese mes horrible de enero, los nefastos días del 23 y 24…pero sobre todo es un alegato contra el olvido. En estos tiempos que corren es frecuente que unos y otros nos digan que es bueno olvidar; que la Memoria va cargada de rencor y resentimiento…Ya hemos comentado que como arqueólogos e historiadores somos contrarios al olvido. Al contrario, somos firmes partidarios de NO OLVIDAR, de Escribir, de Hablar, de Memorizar el espacio…Las Memorias de las víctimas deben ocupar nuestras calles, parques…para que recordemos que dieron su vida para defender la libertad de la que disfrutamos hoy y para que no olvidemos que ésta se defiende día a día, desde la no violencia, pero con firmeza. Cada espacio de Memoria y acto que se realiza en la ciudad o en el territorio 284