Apología o discurso sobre la magia en defensa propia; Floridas 8400099435, 9788400099435

Las obras de Apuleyo que conforman este volumen tienen ciertas particularidades que las hacen únicas. La "Apología&

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APULEYO DE MADAUROS
ALMA MATER
APULEYO DE MADAUROS
JUAN MARTOS
ÍNDICE
PRO SE DE MAGIA
APOLOGÍA
FLORIDA
FLORIDAS
DE DEO SOCRATIS PRAEFATIO
EL DIOS DE SÓCRATES PRÓLOGO
INDEX NOMINVM
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Apología o discurso sobre la magia en defensa propia; Floridas
 8400099435, 9788400099435

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APULEYO DE MADAUROS

APOLOGÍA o DISCURSO SOBRE LA MAGIA EN DEFENSA PROPIA FLORIDAS [PRÓLOGO DE EL DIOS DE SÓCRATES ]

ALMA MATER COLECCIÓN DE AUTORES GRIEGOS Y LATINOS

Director Francisco Rodríguez Adrados, Real Academia Española – Real Academia de la Historia

Secretaria Helena Rodríguez Somolinos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Consejo Editorial José Luis Calvo Martínez, Universidad de Granada Vicente Cristóbal, Universidad Complutense de Madrid Luis Alberto de Cuenca, Consejo Superior de Investigaciones Científicas Emilio Fernández-Galiano, Consejo Superior de Investigaciones Científicas Antonio Ramírez de Verger, Universidad de Huelva

Ha revisado este volumen Rosario Moreno Soldevila

APULEYO DE MADAUROS

APOLOGÍA o DISCURSO SOBRE LA MAGIA EN DEFENSA PROPIA FLORIDAS [PRÓLOGO DE EL DIOS DE SÓCRATES ] INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE

JUAN MARTOS PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS M A D R I D

2015

Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por ningún medio ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.

Catálogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es EDITORIAL CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])

© Consejo Superior de Investigaciones Científicas © Juan Martos Fernández ISBN: 978-84-00-09943-5 e-ISBN: 978-84-00-09944-2 NIPO: 723-15-091-5 e-NIPO: 723-15-092-0 Depósito Legal: M-19637-2015 Maquetación, impresión y encuadernación: IMPRENTA KADMOS IMPRESO EN ESPAÑA. PRINTED IN SPAIN

Para Elvira, Juan y Carmen

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1. Oratoria, filosofía y fama: la vida de un sofista................ XII 2. Apología ............................................................................. XV 3. Floridas .............................................................................. XXXI 4. El prólogo de El dios de Sócrates ...................................... XXXV 5. Pervivencia de la obra retórica.......................................... XXXVI 5.1. Lecturas y citas en la literatura española ................. XLI 5.2. Traducciones.............................................................. XLVIII 6. La presente edición ............................................................ XLIX 7. Bibliografía ......................................................................... LVI 7.1. Abreviaturas ............................................................... LVI 7.2. Ediciones.................................................................... LVII 7.3. Comentarios............................................................... LIX a. Apología ................................................................ LIX b. Floridas ................................................................. LIX 7.4. Ediciones y comentarios de otras obras de Apuleyo LX 7.5. Traducciones.............................................................. LXI 7.6. Bibliografía general ................................................... LXII CODICVM ...............................................................................

CIII

SIGLA .................................................................................................

CV

APOLOGÍA (PRO SE DE MAGIA) .............................................................

1

FLORIDAS............................................................................................

171

PRÓLOGO

EL DIOS DE SÓCRATES .......................................................

238

INDEX NOMINVM .................................................................................

245

STEMMA

DE

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INTRODUCCIÓN Las obras que conforman este volumen, escritas por el escritor romano Apuleyo1, tienen ciertas particularidades que las hacen únicas. La Apología, en primer lugar, es un ejemplo excepcional de discurso en defensa propia a propósito de la magia; por otra parte, es la única pieza oratoria judicial romana que ha llegado a la actualidad

1 Nacido alrededor del 125 d. C. en Madauros, en la actual Argelia. Sobre su vida y obras véase Martos 2003, I XI-XXXVI (cronología en Levi 2014). En este primer volumen del autor en la colección Alma Mater y al que se hará constantemente referencia, se puede encontrar una introducción general al escritor con indicaciones sobre la trasmisión textual y bibliografía más completa. Sin embargo, desde entonces no han dejado de aparecer publicaciones sobre Apuleyo y Metamorfosis, por lo que a las obras allí mencionadas habría que añadirles bastantes más. Se adjunta, por tanto, a continuación una pequeña nota de actualización enormemente selectiva en la que se ha incluido algún estudio olvidado entonces: completamente imprescindibles son, en primer lugar, la edición de Metamorfosis de Zimmerman 2012 y los comentarios de Cupido y Psique (Zimmerman et al. 2004) y de los libros I (Keulen 2007) y XI (Keulen et al. 2015) de la novela; entre las traducciones merece citarse Nicolini 2005. Han sido especialmente abundantes los libros colectivos dedicados en su totalidad o en parte a Apuleyo: Pecere - Stramaglia 2003, Panayotakis et al. 2003, Zimmerman - Van der Paardt 2004, Pouderon - Crismani 2005, Byrne et al. 2006, Graverini et al. 2006, Nauta 2006, Keulen et al. 2006, Rimell 2007, Paschalis et al. 2007, Riess 2008, Whitmarsh 2008, Paschalis et al. 2009, Penwill 2009, Gasti 2009, Trends in Classics 4.2, 2012, Keulen – Egelhaaf - Gaiser 2012, Bost-Pouderon - Pouderon 2012; Futre Pinheiro et al. 2013; Carmignani et al. 2013; Cueva - Byrne 2014; Lee et al. 2014. Entre los estudios se pueden destacar Nicolini 2000, Egelhaaf-Gaiser 2000, O’Brien 2002, Puccini-Delbey 2003, Kenney 2003, Krabbe 2003, Jensson 2004 (en principio dedicado a Petronio), May 2006, Osgood 2006, Pasetti 2007, Graverini 2007, Frangoulidis 2008, Kirichenko 2008, Ávila Vasconcelos 2009, Hindermann 2009, De Trane 2009, Garbugino 2010, Kirichenko 2010, Nicolini 2011, Tilg 2011, Schramm 2013, la recopilación de Harrison 2013; Fletcher 2014, Tilg 2014. Tampoco se ha descuidado la pervivencia del autor, sobre todo de la novela, en volúmenes como Acocella 2001, Ussia 2001, Küenzlen 2005, Carver 2007, Gaisser 2008, 2010 y 2014; Futre Pinheiro - Harrison 2011, Bernardini 2012, y, por lo que respecta a España, Escobar - Díaz Reboso - Rivero 2012.

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INTRODUCCIÓN

desde las obras de Cicerón. Proporciona una visión de la vida dentro del Imperio romano completamente inédita e ilustra muchos aspectos que hubieran quedado absolutamente olvidados si hubieran dependido únicamente de otras obras. A continuación, los fragmentos de Floridas junto con el prólogo de El dios de Sócrates representan un género literario que debió ser enormemente popular en la época, pero del que no han quedado muchos testimonios en la literatura latina: estaba constituido por piezas oratorias de entretenimiento con las que se pretendía también ilustrar a un auditorio ávido de conocimientos y entregado al arte oratoria de los sofistas. En conjunto, constituyen la mejor fuente sobre la vida del autor y el género literario al que seguramente consagró su excepcional talento, además de representar un testimonio magnífico de la cultura en Roma y de la vida en el norte de África en los primeros siglos de nuestra era2.

1. ORATORIA,

FILOSOFÍA Y FAMA: LA VIDA DE UN SOFISTA

Apuleyo es universalmente conocido por ser el autor de la única novela romana que se ha conservado entera, las Metamorfosis o El asno de oro, pero, por lo que se sabe de su vida, escribió una obra enormemente vasta y variada de la que esta es solo un pequeño ejemplo3. Una proporción nada despreciable de toda esta producción debió consistir en discursos, a cuya composición y declamación dedicó gran parte de sus esfuerzos y a los que debió su encumbramiento como personaje público y figura literaria. Probablemente fue también esta actividad la que le proporcionó generalmente los medios de vida, aunque no le faltaron ni fortuna familiar ni, posteriormente, una posición económica más que desahogada gracias a 2 Véase, por ejemplo, cómo se aprovecha para delinear unas escenas de la vida provincial en Birley 1971, pp. 46-60. 3 Sobre la obra en general, cf. Martos 2003, I, pp. XVII-XXXVI; sobre Metamorfosis, pp. XXXVI-LXXII.

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INTRODUCCIÓN

un matrimonio ventajoso. En cualquier caso, fue la destreza oratoria la responsable de la gloria de la que gozó en vida y, en buena medida, de su fama para la posteridad4: solo hay que ver episodios como los que narra el propio autor en Apología aludiendo a discursos que circulaban escritos entre el público o que le habían hecho acreedor a la admiración de los ciudadanos5. En su época, dos grandes corrientes culturales, que confluyeron en él, como en otros autores, dominaban la actividad intelectual en el Imperio y marcaron su vida: el llamado platonismo medio, de los dos primeros siglos de nuestra era, y la segunda sofística6, aproximadamente coetánea, que se desarrolló entre mediados del siglo I y el III d. C. Con respecto al primero, Apuleyo siempre se proclamó discípulo de Platón y no pocas inscripciones de manuscritos lo definen con el título de seguidor de esta escuela. Es verdad que en lo que ha llegado hasta la actualidad de la obra filosófica de Apuleyo apenas hay nada de reflexión o tratamiento original del pensamiento anterior, si bien tampoco parece que esta circunstancia sea excepcional en su época. En el caso de nuestro autor sus ideas tratan sobre todo de trasmitir la obra de los grandes filósofos que le precedieron, incorporando a lo propiamente platónico ideas y teorías de tradición aristotélica, cínica o estoica, por ejemplo, en una síntesis que acaba produciendo más bien una enciclopedia de saberes recibidos y asimilados en proporciones diversas. Consiguientemente, en Apología se encuentran citas y menciones de Platón y Aristóteles,

4 Aunque también fue conocido, naturalmente, por la novela, a la que, por ejemplo, se refiere el primer testimonio sobre la difusión de su obra: Historia Augusta XII 12.12 (Julio Capitolino, «Clodio Albino»). Sobre su fama en general, Martos 2003, I, pp. LXXIX-LXXXIX. 5 Véase, por ejemplo, 24.1; 55.11-12; 73.2. Sobre la función social, también política y religiosa, de un orador, que llega a desbancar a otros géneros como la poesía, cf. Pernot 1993, II, pp. 607-657. 6 Sobre esta corriente, además de lo señalado en Martos 2003, I, pp. XVI, n. 33, véase Sirago 1989, Nicosia 1992, Anderson 1993, Whitmarsh 2005, Schmitz 2011, la recopilación de artículos de Whitmarsh 2013 y los volúmenes colectivos Borg 2004 y Schmidt - Fleury 2011.

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INTRODUCCIÓN

naturalmente, pero también de Pitágoras —la tradición pitagórica experimenta, en efecto, auge excepcional en estos tiempos7— y filósofos cínicos, presentes también en Floridas, que encarnan, más que los miembros de otras escuelas, el ideal del sabio. Tampoco están claras las fronteras que separan al pensador y el científico: la medicina o el interés por el estudio de la naturaleza y las sociedades humanas parecen ser igualmente conocimientos imprescindibles para este ideal de filósofo que profesa Apuleyo como una auténtica religión. Por otra parte, lo que se conoce de la vida de Apuleyo encaja perfectamente en la sofística contemporánea. Su formación, en principio, fue la normal en la tradición romana: en efecto, son innumerables los autores que pasan de recibir las primeras nociones de cultura en su localidad natal para trasladarse posteriormente a una capital importante de la provincia o a la propia Roma y acabar sus estudios en alguno de los grandes centros del mundo helénico8. También es perfectamente habitual que se eduque en latín y griego. Lo que lo define como sofista es, a partir de aquí, la práctica itinerante de la oratoria9, que consistía fundamentalmente en pronunciar discursos ante grandes audiencias en bibliotecas, por ejemplo, o teatros. De estas declamaciones públicas tenemos ejemplos sobre todo provenientes del mundo griego, al que hay que adscribir todo el origen y el desarrollo de la segunda sofística. Apuleyo asimiló este movimiento, declamó en griego y adaptó sus pautas y modelos al latín: los mejores ejemplos de su producción son, precisamente, los fragmentos que forman Floridas. Existen igualmente datos sobre las distintas ciudades en las que desarrolló su carrera: así, por ejemplo, la mayoría de las piezas de Floridas se pueden localizar en Cartago10; también pronunció dis7 Véase, por ejemplo, en Filóstrato, Flinterman 2009. Aunque siempre estuvo presente en Italia, cf. e.g. Cizek 1998, pp. 7-8. 8 En el caso de Apuleyo, cf. Floridas 18.15. 9 Montiglio 2000. 10 Aunque probablemente no todas, cf. Bradley 2012, p. 139. Sobre la ciudad en época de Apuleyo véase ibídem, pp. 126-146.

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INTRODUCCIÓN

cursos en Oea11, obviamente en Sábrata —la misma Apología— y posiblemente en Roma12. No se sabe exactamente si el autor ejerció algún otro oficio en estas u otras localidades. Téngase en cuenta, en todo caso, que la sofística y el platonismo constituyen quizá dos conceptos cuyos límites puede deslindar y estudiar la ciencia moderna, pero para los autores del siglo II, como Apuleyo, eran indivisibles los ideales del sofista y el filósofo y, por tanto, estas dos corrientes13. Cabría incluso añadir a esto que en nuestro escritor la separación entre el mundo intelectual y el religioso queda frecuentemente difuminada, puesto que, en definitiva, ambos confluyen en la ética del sabio que Apuleyo practica y de la que tanto se enorgullece en sus obras14. En este sentido, Apuleyo se muestra también como una persona de una profunda fe pagana15 que no se deja circunscribir a ningún culto exclusivo.

2. APOLOGÍA16 Alrededor del año 155 d. C. llegó a Oea, la actual Trípoli, un hombre joven, de unos treinta años, que pretendía llegar a Alejandría en 11 12 13 14

Apología 55.10. Cf. Floridas 17.4. Véase, por ejemplo, la conclusón de Pernot 1993, II, pp. 604-605. Véase todo el libro II de Sobre Platón y su doctrina, en el que expone cómo se complementan fundamentalmente la virtud y la sabiduría, pero sin olvidar la religiosidad. 15 Cf. e.g. Hunink 2000. Reviste especial importancia su iniciación en diversos cultos tal como detalla en Apología 55.8-9: sobre las consecuencias individuales y sociales de estos en la época véase Waldner 2013. Su relación con el cristianismo y las posibles alusiones a este en sus obras han sido materia de diversos estudios y han producido algunas de las más sorprendentes hipótesis sobre el autor, cf. Maselli 2009, sobre todo el resumen en 119-125, y 2011. 16 Véase también la presentación de Martos 2003, I, pp. XVIII-XXI. Como bibliografía básica, a la que se puede encontrar allí —sobre todo los estudios de Helm 1955, Hijmans 1994; Sandy 1997, pp. 131-148; Harrison 2000, pp. 39-88, los comentarios de Butler - Owen 1914, y Hunink 1997, los textos de Vallette 1960 y Helm 1959, y las traducciones de Harrison-Hilton-Hunink 2001, y Segura Munguía

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INTRODUCCIÓN

una peregrinación seguramente con fines científicos y religiosos. Quizá había salido de la no muy lejana Cartago: en cualquier caso, era originario de Madauros17, en la actual Argelia, y tenía como nomen Apuleyo. Su estancia en casa de unos amigos tuvo que prolongarse por problemas de salud. Más adelante, serían los ruegos de un antiguo amigo y condiscípulo en Atenas, Ponciano, los que lo retendrían en la ciudad y lograrían que pasara a residir en el domicilio de este. Allí conocería a su hermano menor, Pudente, y a su madre Pudentila18, viuda y enormemente rica, con la que iniciaría una relación que cambiaría completamente su vida y su obra. 1980— convendría añadirle al menos Winter 1968; Hammerstaedt 2002; Pellecchi 2010; la parte correspondiente de Riess 2008; Bradley 2012, y las traducciones de Moreschini 2000 y Heredia 2003. El clásico Vallette 1908 resulta todavía útil. Sobre el derecho véase Norden 1912; Liebs 1996; Lamberti 2002; presentación del tema en español en Montemayor 2008. Por lo que respecta a la magia, Abt 1908 sigue siendo imprescindible: lo mismo cabe decir, dentro del apartado de crítica textual, de Helm 1904. El platonismo en Apuleyo es un tema fundamental (Martos 2003, I pp. XXIIIXXIV) con extraordinaria presencia en Apología (e.g. Fletcher 2009 y 2014, pp. 198226; Puccini-Delbey 2010a). La visión teatral en las demás obras se completa, naturalmente, en Apología, cf. Hunink 1998b y 2006; May 2006, pp. 72-108. Quizá la introducción más asequible sea Puccini-Delbey 2004. Otras lecturas de la obra con atención a uno u otro aspecto de los hechos son Ward 1969; Rives 2003 sobre las leyes contra la magia; Junod 2004; Diouf 2005; Fick 2005 sobre la posible importancia del medio africano; Silva 2012 con particular interés en las relaciones de poder, y el volumen Lee et al. 2014; sobre el contexto en el que habría desarrollado el juicio, véase el resumen de Bradley 2014. En cuanto a la posición social y económica de los protagonistas, cf. Gutsfeld 1992. 17 Bradley 2012, pp. 143-146; sobre la curia local, pp. 259-261. 18 Personaje central en Apología y en la vida del escritor, su personalidad y su actuación en todos los acontecimientos la ha convertido en objeto de numerosos estudios, cf. e.g. Fantham 1995; Hunink 1998; Lamberti 2012, pp. 251-256. No se conoce de ella más que lo que en esta obra cuenta el propio autor, que traza un retrato de su esposa, como del resto de los que intervienen en los hechos, forzado por sus intereses en el juicio y, consiguientemente, muy sesgado (véase, entre otros, Imber, 1999): a pesar de todo se puede extraer una imagen bastante consistente de ella como persona culta —aunque no se sabe hasta qué punto (De Marre 2004)—, administradora de su patrimonio —sobre su posición económica cf. Pavis d’Escurac 1974, Gutsfeld 1992— y, obviamente, relacionada tanto legal como económicamente con sus hijos y otros parientes, cf. Lamberti 2003. Desde los primeros momentos atrajo el interés de cuantos se ocupaban de Apuleyo, como Sidonio Apolinar (Cartas 2.10.5), que la incluye en una serie de esposas ejemplares. No se sabe, por otra

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INTRODUCCIÓN

En efecto, a instancias en principio del propio Ponciano, se casó con Pudentila. Después de cierto tiempo, tras el matrimonio de este con la hija del que se convertiría en uno de los principales enemigos y acusadores de Apuleyo, Herenio Rufino, las relaciones entre el filósofo y el mayor de sus hijastros, antes tan estrechas, se enfriaron. La amistad y el entendimiento con Ponciano no se reestablecería hasta poco antes de la muerte natural de este. Sin embargo, el suegro de Ponciano, que no estaba dispuesto a perder la sustanciosa herencia de la familia de Pudentila, logró que el hermano más pequeño, Pudente, ya distanciado de Apuleyo por influencia de su tío paterno, Emiliano, se casara con su hija, la viuda de su hermano. Esta es la situación en torno al año 158 o 159 d. C.19, cuando el hermano del esposo difunto de Pudentila, el ya mencionado Emiliano, y el suegro de su propio hijastro, Rufino, se confabulan para buscar la perdición de Apuleyo y quedarse así con toda la rica herencia de la viuda, que veían peligrar tras el matrimonio de esta con el escritor20. Ahora bien, el motivo de la denuncia no podía ser simplemente que Apuleyo se hubiera casado por puro interés: después de un momento de vacilación en el que se plantearon achacarle la muerte de Ponciano21, se decidieron por acusarlo de haberse parte, si desciende de italianos asentados en África: probablemente, no (Bradley 2012, pp. 44-45, 257-258). La figura de Pudentila que proyecta Apuleyo junto con un análisis del proceso en Hidalgo de la Vega 2011; también sobre las relaciones sociales de esta, 2012. 19 La fecha de la vista y, por tanto, de la obra son bastante seguras, cf. Guey 1951 y Syme 1979. Otra cuestión muy diferente es lo que esta significa para establecer las de Metamorfosis, cuyas similitudes con Apología en muchos detalles es manifiesta (Martos 2003, I pp. LII-LIII). Véase, por ejemplo, Watson 2013, basado en los parecidos entre las obras y que, a partir de la supuesta anterioridad del discurso, deduce importantes consecuencias para la interpretación de la novela. La comparación entre ambos textos para analizarlos ha sido constante, cf. e.g. Bradley 2012, pp. 148-151; Keulen 2013, pp. 197-201, y Apología está presente, por ejemplo, en cualquier interpretación del discurso de defensa de Lucio en la fiesta del dios de la Risa (La Bua 2013a, p. 677). 20 En cualquier caso, no se sabe con exactitud qué hubiera cambiado en el destino de la fortuna familiar si Apuleyo hubiera sido condenado, cf. Taylor 2011. 21 Cf. 1.5; 2.1-2.

[XVII]

INTRODUCCIÓN

servido de artes mágicas para seducir a Pudentila, de haberla sometido a su voluntad y de haberse adueñado así de su hacienda22. Para no correr el riesgo de verse perjudicados por haber formulado denuncias sin fundamento en caso de que la sentencia no les fuera favorable, la acusación la presentó nominalmente Pudente, que por su edad resultaba inimputable23. Los cargos, basados en la lex Cornelia de sicariis et ueneficis24, eran lo suficientemente serios como para acarrear la pena de muerte si se demostraba la culpabilidad del reo. El juicio correspondiente tuvo lugar en Sábrata, no lejos de Oea, y estuvo presidido por el gobernador de la provincia de África25, Claudio Máximo. La primera de las obras que figuran en este volumen es precisamente el discurso de defensa de Apuleyo en este juicio, sea este original o una reelaboración posterior. Antes de esta intervención habían tenido lugar una serie de actuaciones previas y, ya durante la vista, han presentado los cargos los acusadores y el magistrado ha efectuado un interrogatorio de ambas partes —48.5-8—, tras lo cual ha debido ratificarse la denuncia y se da paso a la defensa. En general, todo se resuelve en pocos días26. Hay que tener presente que todo lo que se sabe del asunto se fundamenta únicamente en este texto: todos los antecedentes que 22 No fue, por cierto, el único sofista o filósofo acusado de magia (Hijmans 1994, pp. 1711-1712; Anderson 2004, pp. 65-68; Bradley 2012, p. 290): Sópatro de Apamea, por ejemplo, murió ejecutado por esto según Eunapio, Vida de filósofos y sofistas 6 (Αἰδέσιος) 2.7-11. Sobre los peligros de la magia erótica y la facilidad con la que se esgrimía como acusación contra colectividades o creencias enemigas, cf. e.g. Wypustek 1999; además de 2002, 2009. 23 Apología 2.4 y nota. 24 Pero véase la nota a 2.2 y en general sobre el carácter judicial de la obra, Noreña 2014. 25 El Africa Proconsularis se extendía desde los confines occidentales de la Cirenaica hasta el río Ampsaga, el actual Guadi-al-Kabir, cerca de Constantina, en el este de Argelia: comprendía, por tanto, Túnez y una buena parte de la costa de Libia. La regía un gobernador con sede en Cartago y título de procónsul que había ocupado previamente la más alta magistratura y que se renovaba cada año. 26 Véase 2.3 y nota.

[XVIII]

INTRODUCCIÓN

se acaban de ver y las circunstancias en las que se desarrollaron los acontecimientos dependen exclusivamente de lo que se puede deducir de la defensa del escritor. Tampoco se conocen los cargos que presentaron los acusadores más que por los ataques que contra ellos profiere Apuleyo y los argumentos que emplea para refutarlos. Naturalmente, como en cualquier juicio, es prácticamente seguro que el reo alteró y tergiversó las palabras de sus enemigos para rebatirlas, por lo que solo se puede suponer con mediana certeza qué fue lo que le achacaron al escritor27. Las estrategias que siguió este en el desarrollo de su obra, como después se verá, tampoco ayudan precisamente a reconstruir los argumentos de sus enemigos. Antes de otras consideraciones, conviene advertir que el título de la obra, Apología, el tradicional desde el Renacimiento28, no es exactamente el que trasmiten los mejores manuscritos, que la llaman Pro se de magia —Sobre la magia en defensa propia— o simplemente De magia —Sobre la magia— y añaden frecuentemente apud Claudium Maximum —ante Claudio Máximo—: quizá, por tanto, sería más adecuado llamar a la obra Discurso sobre la magia. Apología, por otra parte, refleja bien su carácter de escrito de defensa con la evocación inevitable de la socrática29, y se ha convertido en el título generalmente difundido, y no solo en español. También hay otra característica de la tradición que habría que señalar: el discurso, como se puede apreciar en el aparato crítico, está dividido en dos

27 Véase el intento de reconstruir la acusación de Deremetz 2004, pp. 222-228: mucho más ambicioso es Pellecchi 2010. 28 Se encuentra en manuscritos más recientes y en las ediciones desde la prínceps de 1469, que, aunque omite el título al principio y al final de la obra (93v, 122v), la anuncia como Apologia en el índice (p. 6). Las reimpresiones, naturalmente, la siguen: véase, por ejemplo, la de Vicenza de 1488 (niiiv) o la veneciana de 1493 (lviiir ). Sobre la conveniencia del nombre Apología cf. Harrison 2000, pp. 42-43. 29 Sobre semejanzas y diferencias entre un personaje y otro tal como se retrata en las respectivas «apologías» véase Schindel 1996 y 2000; Riess 2008; Puccini-Delbey 2010.

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INTRODUCCIÓN

libros, el primero hasta el capítulo 65 y el otro, desde aquí hasta el final. Es posible que esto se deba al mismo autor30. El esquema general de la obra, cuidadosamente construida, sigue un progreso que parte de las acusaciones más inocentes, sigue con los cargos menores de magia, y culmina con los relacionados verdaderamente con su matrimonio con Pudentila desenmascarando los motivos reales de sus enemigos, que pretenden poner a su disposición la fortuna de Pudentila y eliminar al forastero intruso. Se trata, por consiguiente, de un crescendo retórico y jurídico, magistral desde un punto de vista estrictamente literario y soberbiamente elaborado. Si se quiere una estructura más detallada, la obra se podría dividir en tres grandes secciones, además de exordio y peroración, de la siguiente forma31: Exordio (1-3). I. Acusaciones sin relación con la magia (4-25.4): a. Belleza y elocuencia de Apuleyo (4-5). b. Composición de poemas eróticos; el dentífrico (6-13.4). c. El espejo (13.5-16). d. Manumisión de tres esclavos (17.1-17.6). e. Elogio de la pobreza (17.7-23). f. Patria del escritor (24). g. Resumen de los cargos anteriores (25.1-25.4). II. Acusaciones menores de magia (25.5-65): a. Introducción (25.5-28). b. Los peces (29-41). c. Tratamiento de epilépticos (42-52). d. Los objetos envueltos en un pañuelo (53-56). e. Testimonio de Craso sobre sacrificios (57-60). f. Estatuilla de Mercurio (61-65). 30 31

Cf. Hijmans 1994, p. 1726 y n. 42, Hunink 1997, II, p. 174. De acuerdo en lo esencial con Martos 2003, I, pp. XIX-XX y Harrison 2000, pp. 47-48; también Segura Munguía 1980, pp. 24-28. Sobre cada uno de los apartados y las posteriores consideraciones generales, véanse las notas correspondientes.

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INTRODUCCIÓN

III. Acusaciones mayores relacionadas con el matrimonio (66103.1): a. Introducción (66-67). b. Antecedentes del matrimonio (68-78). c. Carta de Pudentila a Ponciano y la falsa carta de Apuleyo (79-87.9). d. Celebración de la boda en el campo (87.10-88). e. Edad de Pudentila (89). f. Acusación de haberse casado por interés (90-92). g. Sucesos tras la boda (93-98). h. Testamento de Pudentila y propiedad de una finca (99101). Recapitulación de cargos rebatidos y peroración (102-103). En realidad toda la primera parte, que en principio poco tiene que ver con las ciencias ocultas, debe responder a los reproches de haber llegado a Oea en estado de evidente pobreza y de haberse aprovechado de su apostura y juventud para seducir a Pudentila. De acuerdo con sus enemigos y en parte también según él mismo confiesa, Apuleyo debía prestar mucha atención a su aspecto físico y a esto, sin lugar a dudas, se refieren las menciones del cabello, del espejo para cuidarse y del dentífrico32. Los acusadores también debieron aludir a la facilidad de palabra del orador, que probablemente le fue de gran provecho para atraerse a la viuda, y trataron claramente de hacerlo ver como un literato frívolo que componía poemas impropios de una persona grave. Por lo demás, debieron 32 La preocupación por la propia imagen también se da en Apolonio de Tiana, por ejemplo, que se enfrenta igualmente a una acusación de magia y muestra su preocupación por que esta le haga parecer un mago (Filóstrato, Vida de Apolonio VII 20, 31-2, 34, VIII 7.6, cf. Bradley 2012, pp. 18 y 289-290, que también alude al filósofo Eúfrates de Plinio, Cartas I 10). No es la única coincidencia entre ambos, cf. Deremetz 2004, p. 221. Sobre la imagen de los sofistas véase Borg 2004; Castelli 2005. No se olvide, sin embargo, que en este caso, lo principal es dar a entender que ha habido una seducción con medios fraudulentos.

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insistir en la falta de medios del escritor, que había llegado con un solo esclavo, y en cómo había cambiado su situación, puesto que más adelante pudo manumitir a tres en un solo día. La defensa se fundamenta no en la refutación de los cargos, sino en el desprecio y ridiculización de los argumentos de sus enemigos. Así, se detiene en la utilidad de los espejos o la conveniencia de lavarse los dientes33 y se burla de que le hayan achacado su facundia y belleza citando personajes célebres conocidos por estas mismas cualidades. El tema de los esclavos es una buena muestra de cómo se llega a tergiversar completamente los hechos para convertir una crítica quizá bien fundada en un disparate risible. Por lo que respecta a su falta de medios de fortuna, Apuleyo entona un excepcional elogio de la pobreza acumulando ejemplos de personalidades griegas y latinas, exhibiendo sus capacidades oratorias y, en definitiva, eludiendo los verdaderos motivos por los que le han criticado. Al final, la orgullosa mención de su patria y la herencia que le cupo de la fortuna paterna apenas justifica la situación del escritor y no demuestra de ninguna forma que, al llegar a la ciudad, sus bienes fueran poco más que modestos. En la sección siguiente, el terreno se vuelve más resbaladizo y los cargos cobran mayor gravedad; sin embargo, las tácticas de defensa no cambian sustancialmente, se ceban en las descalificaciones de los acusadores y las digresiones y evitan con todo cuidado enfrentarse directamente a los hechos que se le imputan. Este es, por ejemplo, el caso de los objetos envueltos en una tela, que, escudándose en la religión, deja sin identificar, o el de los peces, que le da pie a una nueva ostentación de conocimientos y citas eruditas, pero cuyo verdadero propósito, que, a juzgar por otros datos, sí podía ser de tipo mágico, está deliberadamente confundido con el interés científico. En el caso de la epilepsia, la práctica médica, tras 33 Estas digresiones, como la alabanza de la pobreza, presentan concomitancias evidentes con los elogios paradójicos que estuvieron de moda en la segunda sofística y que tenían como tema, por ejemplo, las moscas (Luciano) o la fiebre cuartana (Favorino): véase Pernot 1993, II, pp. 532-546 con una lista completa.

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la que se atrinchera Apuleyo, quizá no sea, de acuerdo con los usos de la época, completamente ajena a la hechicería. Tras una devastadora defensa contra el testimonio de Craso, cuya fama destroza, y otra muestra de cómo llega a enmarañar entre burlas los razonamientos contrarios, la sección termina con el golpe de efecto de la exhibición de una estatuilla de Mercurio en lugar de la figura diabólica que suponían los acusadores. En el último tercio de la obra, precisamente cuando debían estar más presentes que nunca los indicios de haber empleado la magia, puesto que se refiere a la relación con Pudentila y la boda y es en estas circunstancias en las que reside todo el fundamento del juicio, la hechicería está prácticamente ausente. Apuleyo desvía el curso de la argumentación a cuestiones más tangibles, al desarrollo de los hechos que condujeron al proceso y, especialmente, al tema legal y económico, que es lo que se está dirimiendo. En toda la narración que domina esta parte Apuleyo se muestra como una persona desinteresada, un sabio que está por encima del puro interés y es incapaz, por tanto, de manipular a otras personas para obtener algún tipo de beneficio34. La imagen que da de la prudente y abnegada Pudentila y especialmente la figura del difunto Ponciano, que, después de distanciarse de Apuleyo instigado por su familia política, vuelva a su amistad poco antes de morir, contrasta con la tremenda descripción de la sórdida familia de Rufino, retratada con rasgos cómicos35, con los continuos ataques a Emiliano y el personaje deleznable de Pudente36. El final del discurso, caracterizado además por la sucesión de pruebas documentales37 y los testimonios que presenta el reo en su descargo, adquiere así un tono distinto, mucho 34 Sobre la diferencia entre el auténtico sabio y el adivino véase, por ejemplo, San Agustín, Contra los académicos I 8. 35 Cf. May 2006, pp. 99-106. 36 Sobre el retrato de cada uno de los personajes, véase, por ejemplo, PucciniDelbey 2004, pp. 89-112. 37 Esencialmente las tablillas (e.g. 91.6-92.2 y notas): en menor medida, por su menor fiablilidad (Plinio, Cartas X 65.3 y Noreña 2014, pp. 38 y 47, n. 17), las cartas.

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más realista y objetivo, más parecido, en definitiva, a un alegato jurídico al uso. A pesar de todo, no faltan citas, ejemplos históricos o comparaciones científicas, aunque en menor medida que en las secciones precedentes. Desde el punto de vista actual son muchas las características del discurso que resultan sorprendentes; sin embargo, la mayoría cuenta con antecedentes en la práctica oratoria o las obras teóricas de los antiguos. Así, buscar medios de ataque o defensa que no tengan ninguna relación con los cargos que se están dirimiendo es una estrategia específicamente analizada por Quintiliano38, y desviar los razonamientos, por ejemplo, hacia un elogio de las letras no le extrañará a nadie que haya leído el Pro Archia de Cicerón39. Tampoco la ridiculización de los enemigos por defectos físicos, por su edad, la falta de instrucción o su condición moral, como se hace constantemente en Apología, le admirará al lector de Cicerón40. Apuleyo, consciente de todas estas técnicas, basa una parte considerable de su contraargumentación en eludir los hechos que le achacan: los sustituye por el desprecio y la burla de sus oponentes y los cargos que le imputan y desvía de esta manera el curso de sus razonamientos de forma que pierdan sentido las estrategias de la acusación41. 38 Instituciones Oratorias V 13.17-22 (Hunink 1997, II, p. 154). Sobre el grado de asimilación de las enseñanzas de Quintiliano por parte de Apuleyo véase Deremetz 2004. 39 Las alabanzas, que constituyen tradicionalmente una parte esencial del género epidíctico (Pernot 1993, I, pp. 19-53), son también utilizadas en la retórica forense y viven su apogeo durante la segunda sofística (ibídem, pp. 55-114), como se pondrá de manifiesto en Floridas. Por lo que respecta a Apología, se pueden encontrar en 7.3-7 (la boca), 14.2-8 (el espejo), 18.22 (la pobreza), 88.4-7 (el campo) y 92.6-7 (la virginidad). Véase Binternagel 2008, pp. 83-135. Comparación entre Apología y Pro Archia en Carbonero 1977. 40 Véase nota 47 y Bianco 2007, p. 594. 41 Sobre esta técnica, cf. Abt 1908, pp. 217-218; Norden 1912, pp. 41-43. Masselli 2003 ejemplifica con el caso de los peces (31-5). Sobre los argumentos y las técnicas retóricas véase Schenk 2002, pp. 30-39. Uno de los terrenos fundamentales en los que ataca no solo a los promotores de la acusación, sino también a su abogado Tanonio Pudente es su mal uso de la palabra y el penoso espectáculo de su oratoria, cf. Bianco 2008.

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Apuleyo, por otra parte, es proclive a alternar secciones narrativas o dedicadas a expansiones científicas y eruditas con terribles invectivas contra sus enemigos, como las que cierran el capítulo 41, a propósito de los peces, o el 52, después de la sección sobre el esclavo epiléptico. Pero también se marcan los finales o principios de las partes de la obra de manera expresa42. Estos cambios sirven para estructurar el discurso, dotarlo de variedad, proporcionarle coherencia y, en definitiva, hacerlo más efectivo. Además de esto, hay una serie de características que se suceden en todo el discurso prestándole unidad y solidez. Durante toda la obra, por ejemplo, Apuleyo se dirige constantemente al juez, el gobernador Claudio Máximo43, alabando su equidad, seriedad y su sabiduría. Tampoco en otros casos, cuando ha de hablar de Loliano Avito, por ejemplo, refrena Apuleyo lo más mínimo las muestras más sonrojantes de adulación. El carácter de estas alusiones no es muy distinto del que se encuentra en los fragmentos de Floridas dedicados a elogios de los procónsules y casa perfectamente con la actitud que sin duda se esperaba de un acusado ante el tribunal: es, por tanto, completamente convencional. Sin embargo, es posible que la formación intelectual que se le atribuye a Máximo y en la que se insiste constantemente respondiera a la realidad y este fuera así más proclive a aceptar los intentos continuos del sofista por atraerse su benevolencia y reclamar su complicidad, porque además de lo que se conoce de las relaciones de este, en general el estudio de la filosofía era una parte trascendental de la educación de las clases superiores44. Concuerda también esta imagen del juez como filósofo con la que de sí mismo se esfuerza Apuleyo en todo momento en trasmitir y que no deja de tener trascendencia también desde el punto de vista estrictamente jurídico. Es obvio que presentarse como una per-

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Hijmans 1994, p. 1742; sobre los ritmos, pp. 1739-1743. Véase la nota a 1.1. También Bradley 2012, pp. 15-17 y 21. Hahn 2011, pp. 121-126.

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sona intachable, incapaz no ya de un crimen, sino ni siquiera de no conducirse por otros intereses que los más elevados, de la misma manera que mostrar la miseria moral de los denunciantes es una técnica de defensa universal de la que Apuleyo es muy consciente; pero es que, además, procura pasar por un auténtico sabio y refrenda esta pretensión exhibiendo a todo lo largo del juicio sus vastos conocimientos y su maestría oratoria45. Todas las digresiones y citas que llenan la obra y que eran parte de la práctica habitual de un sofista, como manifiesta la comparación con Floridas, tienen, por tanto, aquí el fin evidente de retratar a Apuleyo como un hombre superior46 tanto desde el punto de vista intelectual como moral, nociones que, no se olvide, están íntimamente unidas en la mentalidad de la época y constituyen dos visiones complementarias de un mismo concepto, el del sabio, para las escuelas filosóficas de la Antigüedad. Si no se tiene en cuenta esto, se corre el peligro de considerar Apología solo como un mero ejercicio de oratoria, una exhibición de anécdotas, citas y curiosidades puestas al servicio del entretenimiento público, al que se dedicaban fundamentalmente los sofistas de la época. Y es evidente que tiene mucho de todo esto47, pero también lo es que, antes que nada, es un discurso en defensa propia, en el que los excursos, del tipo que sean, tiene una función 45 Sobre la importancia social y política de la formación retórica cf. Connolly 2011; sobre la filosófica, Hahn 2011. 46 E.g. Walsh 1994, pp. XVII-XVIII y, con énfasis en los aspectos religiosos, Petsalis-Diomidis 2010, p. 55. Apuleyo comparte este visión de sí mismo como hombre instruido con Gelio, por ejemplo, cf. Keulen 2008, p. 196. En esta imagen es tan importante la vertiente intelectual como la social. Sobre la unión de virtud y erudición en Apuleyo véase igualmente Méthy 1998, centrado en la poesía, y Too 2010, pp. 95100. También Rives 2008 insiste en la exhibición de conocimientos, especialmente la formación gramatical, como medio, entre otras cosas, de alejar sospechas de magia y, por consiguiente, como estrategia judicial. Véase igualmente Tilg 2008; Puccini-Delbey 2008. Hay una relación obvia con lo que se expresa en la nota a Apología 98.6. Una visión de las citas desde un punto de vista filosófico y, más concretamente, platónico en May 2010; Fletcher 2014, pp. 198-226. 47 Aunque, por otra parte, es natural observar que para el lector se ha convertido en pura literatura (Sallmann 1995; Schindel 1996).

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esencial en la argumentación ante el juez y ante el público48. Como tal y ante la aparente contradicción entre la apurada situación de reo y el carácter tan brillante como alguna vez frívolo de la obra, se ha dudado de que sea realmente el alegato judicial que pretende ser. Así, hay quien duda de que tenga alguna relación con el proceso y no faltan quienes piensen que lo que se ha conservado hasta la actualidad es una versión muy reelaborada, si no prácticamente reescrita, de lo que se pudo oír verdaderamente en Sábrata49. Es innegable, por un lado, que las proporciones de la obra están perfectamente dentro de lo que sería un discurso de este tipo: es ligeramente más largo que Pro Cluentio de Cicerón y más corto que Verrina II libro 350, que no llegó a pronunciarse; probablemente se leería en unas tres horas51, más si se le suman las lecturas de documentos o los testimonios52. Por otra parte, un orador experimentado como Apuleyo no tendría demasiadas dificultades para memorizarlo y pronunciarlo. Las continuas alusiones a las circunstancias en las que se desarrollaban los acontecimientos hacen pensar que lo que se lee ahora es prácticamente lo mismo que se dijo y que el 48 Véase el estudio de conjunto de todas las digresiones, sus funciones y efectos en Binternagel 2008. En general son parte de la deliberada representación que se emplea para la defensa uniendo estética y retórica y que se opone a la falta de recursos de los adversarios: véase Bianco 2007a, que ejemplifica el procedimiento con los episodios del espejo y la estatuilla. Sobre la técnica de inserción y el propósito de las digresiones, fundamentales en la construcción del discurso, cf. Puccini-Delbey 2008. 49 Sobre el problema de la autenticidad, véase Vallette 1908, pp. 115-121; Winter 1969; Callebat 1984, que cree que hay corrección, pero no reescritura; Gaide 1993, partidario de considerarla fundamentalmente ficticia; Hunink 1997, I, pp. 25-27; Sandy 1997, p. 131, n. 2; Harrison 2000, p. 42 y n. 8, de acuerdo en lo esencial con Gaide; Hunink 2001a; Hammerstaedt 2002, pp. 39-43, 269, n. 489; Riemer 2006, contra la historicidad del discurso, al igual que Schneider 2009, que lo ve como creación completamente literaria. Véase, sin embargo, Bradley 2012, p. 20. 50 Los cálculos son de Harrison 2000, p. 42 y notas 9-11. 51 Abt 1908, p. 6. Otros piensan que pudieron ser cuatro (Winter 1969, p. 607). 52 Steinmetz (1982, p. 203) cree que pudieron ser seis en total, una estimación seguramente exagerada en un terreno que, en cualquier caso, ofrece pocas posibilidades de calibración seria. De todas formas, un discurso judicial podía extenderse varias horas, cinco, por ejemplo, cf. Plinio, Cartas II 11.14 (Sherwin-White 1966, p. 167).

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discurso pudo haberse taquigrafiado53: sin negar esta hipótesis, posible en la época54, se sabe también que estas referencias a la realidad en la que se desarrollaba el juicio están presentes también en obras que no llegaron a pronunciarse, como toda la actio segunda de las Verrinas55. Lo que ha suscitado mayores recelos es la cantidad de citas y menciones que jalonan todo el discurso y que hacen pensar que, incluso si se hubiera partido del texto realmente declamado, pudo haber, como también era habitual56, una preparación posterior para la publicación, en la que se pudo retocar toda la estructura y ampliar ciertos contenidos57. También hay quien ha observado que el tono general es el de alguien que ha salido indemne del proceso y, por tanto, es más probable que se trate de una obra revisada. Como pieza destinada a un juicio, Apología muestra una influencia palpable del predecesor más ilustre en este tipo de literatura, Cicerón, tanto en las innumerables veces que se emplean giros pro-

53 La lectura de documentos (e.g. capítulos 37-38, 55, 69-70, 80, 94, 96), las referencias a los adversarios (46.3-5; 69.7; 99.5; 102.9) o a la clepsidra (e.g. 37.4, 94.8), por ejemplo, son indicios de que se pronunció realmente el discurso; véanse todas las pruebas en Abt 1908, pp. 2-6. Un curioso esquema de todas las personas, amigas y enemigas, a las que se dirige el autor en Hijmans 1994, p. 1741. 54 Véase, por ejemplo, Quintiliano, Instituciones oratorias VII 2.24 (Winter 1969). La lectura del texto en Floridas 9.13, que podría haber proporcionado argumentos más firmes, es dudosa (Hunink 2001). 55 Cicerón no deja de interpelar a Verres, a su abogado Hortensio y a los jueces y alude constantemente a la lectura de documentos en esta actio que no fue necesaria porque el acusado había salido ya de Roma: cf. e.g. 1.37, 57; 2.24, 183; 3.37, 45; 4.12, 53; 5.54, 61 (Harrison 2000, p. 42 y n. 11), a lo que se puede añadir 1.78, 94; 3.26; 4.143, etc. 56 Como se sabe por el Panegírico de Trajano de Plinio (Plinio, Cartas III 13 y III 18) y sobre todo por los discursos de Cicerón: quizá el caso mejor documentado sea el del Pro Milone (Asconio Pediano, p. 42 Clark [36 KS]; Quintiliano, Instituciones oratorias IV 3.17), que dio lugar a la conocida anécdota de Dión Casio XL 54.3. 57 Así, podría pensarse que se completó posteriormente todo lo relativo a los espejos de 16 o el elogio de la pobreza de 18 ss., por ejemplo, pero no deja de ser una simple hipótesis (Abt 1908, pp. 6-8). Las inconsistencias en determinados puntos, como 67.2-4 (véase nota), podrían deberse tanto a un cambio para la publicación como a errores propios del momento del juicio.

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pios de la obra de este58 como en el tratamiento de los personajes, motivos y cargos59. Pero naturalmente no es solo esto: las digresiones que se suceden, las citas de literatura e historia de Grecia y Roma, las continuas muestras de erudición están más cerca del estilo propio de la sofística, especialmente llamativo en Floridas60. La obra combina, por tanto, las características de la oratoria forense con la epidíctica o demostrativa, según la formulación tradicional61. En cuanto a la lengua, el discurso es otra obra maestra del estilo apuleyano que, con diferencias solo de matiz, se manifiesta igualmente en Metamorfosis, Floridas o El dios de Sócrates62. Como ya se ha apuntado, no se conoce más del proceso que lo que se encuentra en el texto y, por lo tanto, no hay declaración expresa en ningún lugar sobre el resultado del juicio, pero a juzgar por lo que sabemos de la vida de Apuleyo, este debió resultar absuelto. Así lo atestigua san Agustín en un famoso pasaje sobre el escritor63 58 Cf. e.g. Bernhard 1927, pp. 311-314, aunque es posible que algunos de los paralelos se deban al uso de expresiones típicas de la práctica forense (Callebat 1984, p. 150). La influencia no se limita a Apología, véase La Bua 2013 y la bibliografía de p. 855, n. 13. 59 Véase Harrison 2000, pp. 44-45 y n. 17: este, por ejemplo, compara el tratamiento de Opiánico en Pro Cluentio con el de Emiliano y Rufino, la ridiculización de los enemigos por medio de tópicos de la invectiva en Verrinas, la segunda Filípica y Apología y, por supuesto, el uso del humor como arma contra la Clodia de Pro Caelio y contra Emiliano. Cf. igualmente Richlin 1983, pp. 96-104. También sobre las técnicas de Apuleyo, McCreight 1990 y 1991. 60 En esto se basa la consideración de Apología como presentación de los méritos literarios del autor todavía en los inicios de su carrera y en cualquier caso antes de Metamorfosis, cf. Harrison 2008. 61 Aristóteles, Retórica I 3 1358a-1359a y Pernot 1993, I, p. 42; sobre el carácter epidíctico, cf. Gaide 2005. 62 Valga fundamentalmente lo expresado en Martos 2003, I, pp. LXXII-LXXIX, pero también están dedicados específicamente a la lengua de Apología Bernhard 1927, pp. 304-325; Helm 1957; Callebat 1984. También útil Butler - Owen 1914, pp. XLIV-XLVI, que parten de la apreciación de que el estilo, más sobrio, es otra razón más para pensar que Metamorfosis y Floridas son posteriores. Sobre el supuesto carácter específicamente africano de la lengua de Apuleyo, una cuestión tan polémica como evanescente, véase, además, Farrell 2014, p. 76, Mattiacci 2014. 63 Cartas 138.19 (PL XXXIII col. 534): «Porque Apuleyo —pues vamos a detenernos sobre todo en él porque, siendo africano, lo conocemos mejor los africanos—,

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y lo indica indiscutiblemente el hecho de que algunos fragmentos de Floridas se puedan localizar en la década siguiente, dejando claro que el escritor pudo seguir con su vida y su carrera de orador. Aún más, si se da crédito a la dedicatoria de algunas obras, pudo tener un hijo64: si nació, como parece probable, después del proceso, lógicamente tenía que haber quedado libre. Por supuesto, esto no quiere decir que fuera realmente inocente de haber empleado la magia: a los cargos que presentaron sus oponentes y que Apuleyo desprecia y no rebate realmente no les faltan precisamente paralelos con prácticas mágicas bien atestiguadas por otras fuentes65. Esta opinión la refrendó la posteridad, que en la Antigüedad y Edad Media consideró generalmente mago a Apule-

que no pudo alcanzar, a pesar de todas sus artes mágicas, no ya la autoridad suprema, sino ni siquiera el máximo poder judicial en la provincia, había nacido en una ilustre familia de su localidad, recibió una excelente educación y estaba provisto de unas extraordinarias facultades oratorias. ¿Y acaso llegó a menospreciar voluntariamente, como buen filósofo, todas estas circunstancias él, que, ocupando el cargo de sacerdote provincial, tuvo tanto afán de grandeza que ofreció espectáculos de gladiadores y sufragó los vestidos de los que luchaban contra las fieras y recurrió ante los tribunales la negativa de ciertos ciudadanos a levantarle una estatua en Oea, de donde era su esposa? Y para que no se olvidara todo esto y quedara constancia para la posteridad de este pleito, dejó por escrito el discurso correspondiente. Así pues, en todo lo que se refiere a la prosperidad en este mundo, fue un mago tan poderoso como pudo. De todo esto queda claro que no fue más no porque no quiso, sino porque no pudo. A pesar, incluso, de haberse tenido que defender brillantemente de algunos que le habían acusado de usar artes mágicas. Por eso me causa asombro que sus admiradores, los mismos que proclaman que obró no sé qué milagros mediante esas artes, se empeñen en convertirse en testigos contra su propia defensa. Que recapaciten si no están ellos presentando un testimonio verdadero y él, una defensa falsa». Sobre la visión que tenía san Agustín de Apuleyo, incluido este pasaje, cf. Hunink 2004a. 64 Martos 2003, I, p. XVI. Lo único seguro es que no hay noticia de que se casara con más mujer que con Pudentila. Es indiscutible que, si hubiera tenido un hijo con esta antes del proceso, lo hubiera mencionado en Apología y, si lo hubiera tenido con otra, posiblemente lo hubieran alegado sus acusadores. 65 En principio, que Apuleyo creyera en el poder de la magia es un hecho probado para muchos, cf. e.g. Enk 1958. Sobre sus conocimientos sobre el tema sigue siendo fundamental, una vez más, Abt 1908: véanse las notas a cada uno de los cargos, también e.g. Nelson 2001 sobre los peces o Hunink 1997, I, p. 20, n.1.

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yo66. Con todo, resulta completamente inverosímil que tuviera que servirse de ensalmos y pociones para conquistar a Pudentila, y esto era, al fin y al cabo, la esencia de la acusación.

3. FLORIDAS67 Floridas es fundamentalmente una antología de fragmentos de discursos, concretamente veintitrés, de tema y longitud muy variada. A diferencia de Apología, no tienen nada que ver con la oratoria forense: pertenecen claramente a la epidíctica o demostrativa, por mucho que las fronteras entre un género y otro, como se ha visto en la obra anterior, hubieran quedado más o menos desdibujadas68. La 66 En no pocas ocasiones en compañía de Apolonio, como en Anastasio del Sinaí, Quaestiones 20 (PG LXXXIX col. 535 A-B), que cuenta cómo lo llamaron junto con otros magos para librar a Roma de una peste (cf. Penella 1978). Véase además Lactancio, Instituciones divinas V 3.7; San Agustín, Cartas 102.32; 136.1; 138.18 (PL XXXIII cols. 383, 514 y 533, respectivamente). Igualmente Cristodoro en Antología Palatina II 303-5 con la descripción de una estatua suya en Constantinopla. También san Agustín en La ciudad de Dios XVIII 18 le atribuye directamente la trasformación sufrida por Lucio en Metamorfosis. La vida que se le atribuía a Apuleyo, muy diferente sin duda de la real, casa bien con lo que contaban de otros profetas y santos de su época, cf. Anderson 2004, pp. 34-49. 67 Véase la presentación de Martos 2003, I, pp. XXI-XXIII. Ediciones: Helm 1959 (= 1910 cum addendis) y Vallette 1960 (2.a ed.). Entre los comentarios sigue siendo esencial Opeku 1974; también Hunink 2001, al que debe mucho esta edición, además de La Rocca 2005 y Lee 2005 (sobre la obra véase pp. 12-34). Traducciones, Segura Munguía 1980 y Hilton en Harrison - Hilton - Hunink 2001, pp. 123-176. Estudios: Hijmans 1994, Sandy 1997, pp. 148-175, Harrison 2000, pp. 89-135; sobre la lengua, Bernhard 1927, pp. 286-304; Helm 1957; Ferrari 1968 (sobre el léxico: arcaísmo y neologismos) y 1969 (la aliteración); Caracausi 1976-77; Merino Jerez 1986 (sobre la antítesis); Facchini Tosi 1986; resumen en Toschi 2000, pp. 9-10. Bibliografía comentada desde 1925 en Romeo 2000. Véase asimismo De’ Conno 1958-59 sobre el lugar de Floridas en la carrera de Apuleyo; Scotti 1988 sobre Fl. 1; Bajoni 1989; Messina 1999 sobre el platonismo y la tradición retórica romana; Toschi 2000 sobre Fl. 16; Hunink 2004 analiza la persona del autor a partir del texto; May 2006, pp. 55-63 sobre el teatro; Fletcher 2014, pp. 226-261. Semejanzas entre Metamorfosis XI y Floridas en GCA 2015, p. 7 n. 36. 68 Sandy 1997, pp. 148-150; sobre el género de Floridas, cf. Lee 2005, pp. 2023; en cuanto a su pertenencia a la segunda sofística, pp. 24-25.

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época a la que pertenecen es, con bastante seguridad, la década entre el 160 y 170 d. C. y el lugar en el que se pronunció la mayoría, Cartago69. Aunque en las ediciones modernas suelen presentarse seguidas todas las piezas, en la tradición manuscrita aparecen divididas en cuatro libros70. Se desconoce si esto es un vestigio del orden original y así, por ejemplo, se ha especulado con la posibilidad de que hubiera existido un edición de discursos apuleyanos íntegros dividida en estos libros y que, después, hubiera sufrido una reducción a fragmentos selectos. Tampoco se sabe si fue el mismo autor quien reunió una colección de su producción oratoria o se trata de una edición posterior. El título, que alude posiblemente al carácter antológico de la colección71, se ha trasladado de varias formas al castellano: no les falta razón a los que han escrito, por ejemplo, Flóridos72, pero tam69 Cf. Martos 2003, I, p. XV y n. 25; Lee 2005, pp. 12-13. Son fechas seguras el final del proconsulado de Severiano en el 163 d. C. (Floridas 9) y el de Escipión Órfito en 163/4 (Fl. 17). 70 Aparecen, concretamente, repartidos de esta manera: libro I, I-IX.14; libro II, IX.15-XV; libro III, XVI-XVII; libro IV, XVIII-XXIII: véase el aparato crítico en los lugares correspondientes. Los primeros intentos de establecer secciones se dan en manuscritos tardíos, como V4 (Fuoco 2002, p. 499, n. 74). La numeración actual, con alguna excepción se encuentra ya en Fleury 1688, pp. 704-830, pero ya antes Scioppius 1605, p. 110, advierte que se trata de fragmentos diferentes y Wower (1606, pp. 556-603), por ejemplo, prescinde de la división en libros y separa párrafos, véase Fuoco 2002, pp. 507-511. 71 De todas formas, hay distintas opiniones sobre el sentido exacto del título (Toschi 2000, p. 7) —podría pensarse en el estilo «florido» de los fragmentos (La Rocca 2005, p. 25 y n. 45)— y los criterios que se utilizaron para la selección del material, cf. Hijmans 1994, pp. 1719-1723; Harrison 2000, pp. 132-135; Hunink 2001, pp. 15-16. Más hipotético es aventurar que el origen de la colección era escolar (Foucher 1979). 72 Gil 1995, p. 56, n. 117. Desde el punto de vista de la evolución general al español quizá sea la solución más aceptable la de convertir un neutro plural en masculino y también está más cercano a lo más habitual en otras épocas —Floridos en los siglos XVI y XVII, por ejemplo—; sin embargo, en el caso de estos títulos es mucho más frecuente el femenino plural —e.g. Bucólicas, Geórgicas o Argonáuticas—, que se ha convertido en la forma castellana más usada.

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bién se ha dicho Floridas73, Florida74 y, finalmente, Flórida75, que más que una adaptación es una trascripción. Por coherencia con las formas castellanas más habituales, la forma Floridas es la que aparece en este volumen76. Los fragmentos son muy desiguales: hay algunos muy breves, apenas un párrafo, como el quinto, que no aporta más que un detalle y hubiera podido tener sentido en obras de temas muy diversos. En cambio, otros, como el dieciséis, podrían haber constituido un discurso entero77. Quizá algunos provengan de prolalias, las pequeñas piezas que se pronunciaban antes de las declamaciones mayores78. Entre los motivos y técnicas no faltan las comparaciones,

73 En la traducción de 1890, que procede del francés, de donde también viene la de A. Espinosa Alarcón de J. Bayet, Literatura latina, Barcelona 1981 (= 1966), p. 452. Flòrides en el catalán de Olivar 1932. 74 Por ejemplo, J. C. Fernández Corte, «Apuleyo. 1. Apología y Florida», en C. Codoñer (ed.), Historia de la literatura latina, Madrid 1997, pp. 665-669; también J. M.a Díaz Regañón en la traducción de A. Lesky, Historia de la literatura griega, Madrid 1976 (= Bern2 1963), pp. 691-693; D. Estefanía y A. Pociña en la traducción de M. von Albrecht, Historia de la literatura romana desde Andrónico hasta Boecio, 2 vols., Barcelona 1999 (= München2 1994), II, pp. 1317-1319. 75 Reviste especial importancia la traducción de Segura Munguía 1980; también E. Bombín en la versión de F. Kenney - W. Clausen (eds.), Historia de la literatura clásica II. Literatura latina, Madrid 1989; Heredia Correa 2003, pp. XII, XV-XVI, y Martos 2003, passim. Sin embargo, tiene la desventaja del acento, contrario al español, y de no reflejar el plural original. 76 En otros autores con el mismo problema, como Silio Itálico o Valerio Flaco, las soluciones han sido aún más variadas, véase también El viaje de los Argonautas de la versión de Apolonio de Rodas obra de Carlos García Gual (Madrid 1983). 77 Véase la extensión de varios discursos de la segunda sofística en Pernot 1993, I, pp. 455-456: Floridas 9, 18 y 16 están dentro de los límites habituales. 78 Cf. Stock 1911; Mras 1949; Anderson 1993, pp. 53-55; Pernot 1993, II, pp. 546-568; Hunink 2001, pp. 14-15; Lechner 2010, pp. 150-157 (bibliografía en n. 4); 171-198 con el catálogo de temas de 184-190. Véase este último sobre la extensión del uso de la prolalia hasta la literatura cristiana (Clemente de Alejandría, Protréptico 1.1-2.4); también en pp. 170-171 la clasificación según diversos autores de los fragmentos de Floridas: 1, 3 y 18 serían prolalias, como, según algunos, 15 y 17; 9 y 16, discursos íntegros. De acuerdo con Pernot (1993, II, p. 551, n. 303), 17 y 20 se considerarían más bien exordios. Puede que sean características especiales de esta la técnica de dirigirse constantemente al público mediante una amplia serie de procedimien-

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sobre las que en muchos casos se desarrolla la argumentación79, las anécdotas, reales o no, atribuidas a personajes célebres80, y recursos como descripciones y elogios81. Entre los protagonistas de los fragmentos hay filósofos y reyes82; en otros casos, se encuentran la naturaleza y los animales83 o la mitología84. Una parte nada despreciable trata de la misma oratoria y del desarrollo del discurso en sí85 con una complacencia nada disimulada en las cualidades intelectuales del propio autor86. Naturalmente, se hallan citas de escritores griegos, como Homero, y latinos, como Virgilio87. Aunque los discursos se solían preparar cuidadosamente, algunas veces quiere dar la impresión de que son improvisados, como en 1888. Por todos estos contenidos y el estilo tan particular de Apuleyo, Floridas no tiene parangón en la literatura latina, a pesar de su carácter fragmentario, como muestra de la producción de la segunda sofística.

tos (Romeo 2001), aunque buscar la benevolencia o complicidad del auditorio es una constante en cualquier pieza oratoria. 79 Véase, por ejemplo, 1.1 y nota. 80 Las χρείαι de 4, 6, 7, 15, 16 o 19. Entre estas, personajes como Sócrates o Alejandro Magno eran los más utilizados y ciertas historias, como el encuentro entre este último y Diógenes, se repetían incesantemente. Más circunscrita a Floridas es, por ejemplo, la mención de Antigénidas en 4, cf. Anderson 2006, p. 108. En general véase este último para valorar la influencia, siempre limitada, del folclore en la obra. 81 Alabanzas de personas o ciudades en 8, 9, 16, 17, 20; descripciones en 6, 12, 15; en algún caso, como por ejemplo 4, 11, 21 y 23, se desarrollan símiles o sentencias con la intención de enseñar algún principio moral. 82 Como 2, 9, 14, 15, 18, 22; también la misma filosofía es la protagonista de 6, 7, 9, 13. A Alejandro Magno está dedicado el 7. Sobre las comparaciones que establece Apuleyo de filósofos y sofistas consigo mismo, cf. Núñez 2009. 83 En 2, 6, 10, 12, 13. 84 3 y 22. 85 E.g. 1, 5, 9, 11, 16, 17, 18, 20. 86 9.24-29; 15.26-27; 16.45; 17.4; 18; 20. 87 Entre otros, cf. 2.7; 3.3; 10.1; 15.21; 18.7. 88 Harrison 2000, p. 124, n. 118; véase igualmente El dios de Sócrates 1 (103 O) y nota.

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4. EL

PRÓLOGO DE

EL DIOS DE SÓCRATES

Históricamente se ha pensado que el llamado «falso prólogo» de El dios de Sócrates no tiene nada que ver en realidad con la obra en la que está inserto y parece encajar más bien en los fragmentos de Floridas, por lo que se ha editado aparte o, directamente, como una parte de esta89. Los temas presentan concomitancias evidentes: la fábula, que ocupa una buena parte, las referencias a la oratoria misma con las que se abre esta sección o la anécdota de Aristipo podrían haber hallado acomodo perfectamente dentro de Floridas. Sin embargo, la cuestión lleva discutiéndose ininterrumpidamente y sigue sin estar completamente resuelta90, porque también hay quien aduce que se podía presentar un prólogo de tema completamente distinto como simple preliminar a una obra mayor y, así, estos párrafos podían estar originalmente pensados para servir de pórtico retórico a la exposición en sí91. Hay que considerar igualmente que la trasmisión de los opúsculos filosóficos es completamente distinta de la de las otras obras92 y que, incluso si se decide desgajarla del resto

89 Así Fleury 1688, pp. 825-830; Oudendorp 1823 y Valpy 1825 (II, pp. 937949), que reproducen el prólogo dividido entre el fragmento XXIII (§ 1-4) y el XXIV (el 5); en la edición Bipontina de 1788 se incorpora en un único fragmento (II, pp. 150-153) que, como los otros, no está numerado. Butler (1909, pp. 213-217) lo incluye dentro de Floridas como fragmentos 24, 25 y 26. Más reciente es la edición de la obra filosófica de Moreschini, que lo edita aparte bajo el título Ex Apulei Floridis (1991, pp. 1-6). 90 Cf. Beaujeu 1973, pp. 5-7 y 161-162; Harrison 2000, p. 91, n. 5. A favor de mantenerlo en El dios de Sócrates está Hunink 1995a; Sandy 1997, pp. 192-196; Hunink 2001, que lo excluye del comentario, exactamente igual que Lee 2005 y La Rocca 2005; en contra, Regen 1999, pp. 432-428. También lo editan aparte Harrison - Hilton - Hunink 2001, pp. 177-184. Sobre el quinto párrafo, que según algunos sí podría pertenecer a El dios de Sócrates, cf. Hijmans 1994, pp. 1724 y 1781-1782. 91 Así, se ha pensado que el fragmento 5 junto con Floridas 16 es el único caso en el que se ha conservado la prolalia con el discurso íntegro (Mras 1949, pp. 222223). 92 Véase Moreschini 1991, pp. III-XIII; Magnaldi - Gianotti 2000, pp. 22-25.

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del tratado y pese a la semejanza de temas, quizá falten razones para introducirlo sin más en Floridas. Sin pretender alcanzar una solución definitiva en materia tan debatida y con la única intención de ofrecer al lector una perspectiva lo más completa posible de las obras que conforman este volumen, se adjunta este prólogo de El dios de Sócrates por su manifiesto parecido con los demás textos. 5. PERVIVENCIA

DE LA OBRA RETÓRICA

Es conocido que en la Antigüedad gozó de cierta fama Apología, a la que alude san Agustín93 entre otros94, pero durante el Medievo lo más conocido de la obra de Apuleyo fueron sin duda sus obras filosóficas, sobre todo El dios de Sócrates y Sobre Platón y su doctrina95. En cuanto a la obra retórica y aunque no falta una referencia temprana en glosarios y alguna que otra alusión esporádica a Floridas96, es sobre todo a partir del siglo XIV cuando se la empieza a citar y a emplear, bien extractando sentencias, como en las Flores moralium auctoritatum veronenses de 1329, bien en la obra de algunos de los primeros humanistas, como Benzo d’Alessandria, que toma ejemplos de Floridas, o en libros aislados como el De vita et moribus philosophorum atribuido a Walter Burley († 1343)97. Men93 94

Véase n. 63. Otras referencias son más improbables, cf. Adkin 2011, p. 75. Zenón de Verona (siglo IV; cf. nota a 84.8) y Claudiano Mamerto (siglo V), que refleja 8.3 en De statu animae II 9.4 (PL LIII 753B; citado por McCreight 1990, p. 53, n. 81). También parece referirse a Floridas Casiodoro (siglo VI), cf. Marangoni 2003/4. 95 Cf. el clásico Haight 1927, pp. 101-110; también Hunink 1997, I, p. 27. Algunas coincidencias más de temas literarios medievales con Metamorfosis en Oldoni 1986. 96 Así el llamado Abolita conservado en el margen de otro glosario (Abstrusa) en el manuscrito Vat. Lat. 3321 copiado en Italia ca. 750 (Carver 2007, pp. 52-54). Emplea Floridas y Metamorfosis Guaiferio de Montecasino en el siglo XI (ibídem, pp. 63-65; Newton 1999, p. 288; Petoletti 2000, pp. 52-53). 97 Baglio – Ferrari – Petoletti 1999, pp. 229-238. Sobre Benzo, cf. Petoletti 2000, pp. 3-16 (citas de Floridas en 232, 252, 254, 270-271, 279, 296, 336, 348-350); en cuan-

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ción aparte merecen, en esta misma época, la Apología convertida en una alegoría moralizante en un accessus a Apuleyo98 y, sobre todo, las citas de Petrarca, que en sus cartas99 menciona fundamentalmente Metamorfosis100, pero no se olvida de la obra retórica. Así, en IX 5.16, en carta fechada en Aviñón el 28 de diciembre de 1352, se consuela de las calumnias que le levantan recordando que Apuleyo tuvo que enfrentarse a un juicio por magia101. Pero ya antes, en II 9.22, escrita en Aviñón el 21 de diciembre de 1336, había citado Apología 90.6: Calumniando tu quidem facies ut magus sim; iam Zoroastres videri michi incipio, repertor magie, sive unus aliquis suorum sequacium. Esto, sim Dardanus vel Damigeron vel Apollo vel alius, siquem ars ea notiorem fecit102.

Hay también dos referencias a Floridas. En III 9.4, en una carta contra la ebriedad103, menciona expresamente 20.1: to a la fortuna de Apuleyo en la Edad Media, pp. 52-66; véase, sobre todo, lo concerniente a Thomas Waleys (pp. 56-57) y pp. 60-61. 98 En un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Florencia del Tercer Mitógrafo Vaticano, cf. Garfagnini 1976, pp. 312-316, además del resto dedicado a Metamorfosis con mención de un curioso predecesor, Fulgencio, y algún apunte sobre El dios de Sócrates en el que se cita literalmente el prólogo (p. 311, líneas 6-7). Es posible que fuera escrito en el sur de Alemania no mucho después del 1100, cf. Dronke 2009, p. 36. 99 F. Petrarca, Le familiari, ed. crit. V. Rossi, 4 vols., Firenze 2008 (= 1942). 100 En Familiares, además de mencionar expresamente a Apuleyo en I 1.12, I 4.4, I 10.3, III 9.4, III 11.3, IX 5.16, IX 10.4, IX 13.27, XVIII 2.11, XX 1.21 o XXII 2.11, cita la novela en I 1.12 (I 1), I 10.3 (I 21), IX 10.4 (I 21 ss.), I 10.1 (I 25), I 4.4 (II 1), I 2.22 (IX 13), IX 13.24-25 y 27 (IX 13), XV 4.5 (IX 13), XX 1.21 (IX 18). Por otra parte, en Seniles XV 3.16 se refiere a Asclepio. 101 Minus miror Apuleio Madaurensi crimen magie obiectum, quod ille quidem elegantissimo uolumine diluit: «No me asombra que a Apuleyo de Madaura lo acusaran de magia, cargo que, por cierto, se ocupó él de refutar en un elegantísimo libro». 102 «Con tus calumnias vas a conseguir desde luego que me convierta en mago. Ya me empiezo a parecer a Zoroastro, el inventor de la magia, o a alguno de sus discípulos. Vale, sea yo Dárdano o Damigeronte o Apolo u otro cualquiera, si es que esta ciencia ha producido alguno más famoso». Magorum nomina en las apostillas a este pasaje (38vb) en el manuscrito Vat. Lat. 2193 (Tristano 1974, p. 429). 103 Sin fechar y considerada ficticia por Ugo Dotti.

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Est Apulei Madaurensis liber qui inscribitur Floridorum; ibi quid primus crater agat, quid secundus ac deinceps, faceta narratione disseritur; cuius sententiam non muto, sed extendo. […] Secundum me igitur, primus crater pertinet ad sitim, secundus ad laetitiam, tertius ad uoluptatem, quartus ad ebrietatem, quintus ad iram, sextus ad litigium, septimus ad furorem, octauus ad somnum, nonus ad morbum104.

También en XXIV 12.14 (Milán, 9 de octubre de 1360) alude a la muerte del cómico Filemón tal como se narra en 16.10-8: Nam de Philemone exitu, si fame credimus, ridiculo, grauiora tandem et opinatiora didicimus, non risu illum, ut dicere solebamus, sed ui quadam contemplationis altissime consopitum expirasse105.

Como prueba de las lecturas de Petrarca de la obra de Apuleyo quedan las apostillas que añadió a un códice —Vat. Lat. 2193— y que atestiguan que, entre el resto de su producción, prestó singular atención a Apología y Floridas106. En las correspondientes a estas últimas se encuentra en 22rb una referencia a 16.15, que señala lo mismo que la carta anterior: Mors aliquanto pulcrior quam narret eam Valerius uel ego ipse, illum in epystola quadam et opinionem publicam secutus107. 104 «Apuleyo de Madaura tiene un libro titulado Floridas. En él cuenta los efectos que tiene la primera copa, los de la segunda y así en adelante. Yo no voy a corregir lo que dice, sino a ampliarlo. […] Porque, en mi opinión, la primera copa es para la sed, la segunda para la alegría, la tercera para el placer, la cuarta para la ebriedad, la quinta para la ira, la sexta para las peleas, la séptima para la locura, la octava para el sueño, la novena para la enfermedad». Es muy probable que Petrarca haya combinado varias fuentes, véase la nota a 20.1. 105 «Porque la muerte de Filemón, que, si hacemos caso a lo que cuentan, fue ridícula, hemos averiguado que sucedió de forma mucho más digna y más noble, porque no falleció de un ataque de risa, como se solía decir, sino que lo sumió en un profundo sueño la fuerza misma de su concentración». 106 De 27ra a 40va y de 19va a 24va, respectivamente (Tristano 1974, pp. 404432); cf. Gaisser 2008, pp. 77-82. Véase igualmente P. de Nolhac, Pétrarque et l’humanisme, 2 vols., Paris 1907, I, p. 243; II, pp. 99-102. 107 Tristano 1974, p. 409: «Esta muerte es más hermosa que como la cuenta Valerio [Máximo] o yo mismo, que seguía en una carta a este junto con la opinión más extendida».

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Y después en 23rb anota108 que ya antes, en las Epistolae metricae, había aludido al canto de ruiseñores y cisnes, tal como se cuenta en Floridas 17.16-17, si bien antes de leer a Apuleyo109. Y en una apostilla a 95.5 completa la lista de cualidades de los oradores de esta forma: Nec auctoritatem Crassus, nec efficaciam Antonius, nec simplicitatem Menenius, nec acrimoniam Appius, nec leporem ac facetias Augustus110.

Posteriormente empezarían a citarse Apología y Floridas en recopilaciones y extractos de autores clásicos, como la Margarita poetica de Albrecht von Eyb (1472), que manifiesta tanto el aprecio por el contenido de las obras como la estima por la lengua y el estilo del autor111. Tras el Renacimiento, aparte de alguna mención aislada como el posible eco que se ha hallado en el Otelo de Shakespeare112 o el uso que hace Erasmo en sus Adagia113, no existen muchas muestras de la influencia de estas obras. Capítulo aparte merece la

108 Nota de luscinia iuvene et olore sene; quos ipse in epistula quadam diu antequam hoc legerem carminibus meis inseruisse me recolo, cf. Tristano 1974, p. 411. 109 Iudice te, philomena sibi iam luce propinqua / cedet, inexpletos iuvenis dum cantat amores; / cedet olor cantu senior iam morte sub ipsa: «Tú mismo juzgarás que el ruiseñor, al aproximarse el amanecer, / no le supera cantando juvenil sus amores frustrados; / que no le supera el cisne, más viejo en su canto, en el momento mismo de la muerte» (F. Petrarcha, Poëmata minora quae exstant omnia, ed. D. Rossetti, Mediolani 1834, III, p. 162). 110 «Ni la autoridad Craso ni la eficacia Antonio ni la sencillez Menenio ni la aspereza Apio ni el encanto y las gracias Augusto» (39rb, cf. Tristano 1974, p. 431). También se encuentra en V4 y N3. 111 Libro ampliamente reeditado, he consultado el ejemplar digitalizado de la primera edición (Núremberg 1472) de la Bayerische Staatsbibliothek: entre las citas de Apología (pp. 256v-258r) figuran algunos de los pasajes clásicos que se repiten en toda obra miscelánea que preste atención a Apuleyo, como 18.1-21.6, 40.4, 69.5 y 92.6; lo mismo cabe decir de Floridas (pp. 259r-260v), de las que se menciona, e.g., 2.1-2 o 20.1.3. Ambas obras, por cierto, ocupan más lugar que Metamorfosis. 112 Considérense e.g. las razones de Brabanzio en acto I, escena 2, o la del pañuelo (53-6), cf. Tobin 1982, especialmente pp. 28-29; 1984, pp. 173-182 (Hunink 1997, II, p. 145). 113 Cf. e.g. Martos 2015a, n. 56.

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búsqueda de Apuleyo en la novela de Kebir M. Ammi Apulée, mon éditrice et moi (2006). Tampoco, al contrario que Metamorfosis, suele aparecer la obra retórica en representaciones plásticas de ningún tipo114. Incluso en la cinematografía lo que predomina es la novela115 y así, por ejemplo, en L’asino d'oro: processo per fatti strani contro Lucius Apuleius cittadino romano, coproducción italoargelina de 1970116, el contexto en el que se desarrolla la historia lo proporciona Apología, pero es en Metamorfosis o, más exactamente, en diferentes episodios de esta no siempre bien hilvanados en lo que se basa la mayor parte de la trama117. De todas formas, la acción se traslada al norte de África, 114 En realidad, la inmensa mayoría de las pinturas o esculturas, por no citar la música o la ópera, no se basa en la novela en general, sino en Cupido y Psique (Martos 2003, pp. LXXXIII-IV): constituyen excepciones, por ejemplo, las series de grabados que acompañaron diferentes ediciones desde la veneciana de Beroaldo de 1516 (cf. ibídem, p. LXXXIV), la adaptación cinematográfica de uno de los cuentos —la historia de Peronella (ibídem, p. LXXXI y n. 365)— en el Decamerón de Pasolini (1971), obviamente indirecta y muy parcial, la teatral de El Brujo o el cómic de Milo Manara —El asno de oro, 2007 (= L’asino d’oro, 1999)—, que refleja, a pesar de pasar por el peculiar tamiz de este autor, lo esencial de la novela. Anterior a todos estos son los dibujos que en el manuscrito E ilustran algunos episodios de Metamorfosis y Floridas. 115 Cf. Müller-Reinecke 2009. 116 Coproducción de Filmes Cinematografica (Roma) y ONCIC (Argelia), rodada en este último país, dirigida por Sergio Spina, con guion de Sergio Spina y Alfredo M. Tucci, fotografía de Angelo Lotti, montaje de Gian Maria Messeri, música de Teo Usuelli y protagonizada por Samy Pavel (Lucio Apuleyo), Bárbara Bouchet (Pudentila), Marisa Fabbri (maga), John Steiner (Aristómenes), Dada Gallotti (Birrena), Paolo Poli (Genesio), Louis Williams (marido de Birrena), Enzo Fiermonte (procónsul), Lorenzo Piani (amante de Birrena), Leopoldo Trieste (Rufino), Steffen Zacharias (Milón), Anna Zinneman (Panfilia). La película, desafortunadamente planteada y de factura muy tosca —considérese que los exteriores se desarrollan entre auténticas ruinas, sin disimulo ni decorados que las maquillen, o, por ejemplo, que no se preocuparon de disfrazar a los extras—, no pasa de la serie B: además de los toques del erotismo rudimentario propio de la época, se caracteriza por la comicidad pueril del guion y unas actuaciones que no merecen este nombre. Ni la música ni la fotografía ni el montaje superan este nivel. En suma, una buena idea para la adaptación de las dos obras maestras de Apuleyo completamente malograda. 117 El film empieza con una entrevista entre Rufino y su abogado que plantea acertadamente cómo la familia pretende hundir a Apuleyo acusándolo de magia por haberse casado con la rica Pudentila. Seguidamente se asiste al juicio, presidido por el procónsul, en el que el abogado de la acusación, en un extenso flash-back que pre-

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la protagonista femenina, pareja de Lucio, es Pudentila y la escena culminante es un juicio ante el procónsul del que Apuleyo sale absuelto, por lo que se puede concluir que el discurso De magia aporta elementos fundamentales al film. 5.1. Lecturas y citas en la literatura española Por lo que respecta a la cultura española, Apuleyo estuvo constantemente presente desde finales de la Edad Media, pero es ante todo a la novela, las Metamorfosis, a lo que se debe su popularidad118. En cambio, Apología y Floridas, aunque no dejan de aparecer en unos u otros autores, quedaron fuera de las lecturas normales incluso del público más culto. Obviamente, la existencia de la versión de Cortegana de El asno de oro y la ausencia de traducciones de las demás obras tende demostrar que el acusado ha empleado la magia, cuenta la historia de Apuleyo de acuerdo con Metamorfosis. Lucio, que aparece junto a su amigo Aristómenes, encuentra a Milón en su camino y, tras darse a conocer, se hospeda en casa de este. Allí conocerán los dos compañeros a la esposa, Panfilia, y su criada, Fótide, expertas magas que se divierten metamorfoseándolos. Al partir de casa de Milón, Aristómenes parece morir junto a un río (trasunto de Metamorfosis I 19.1-9) y Lucio se salva milagrosamente de ser detenido por matarlo convirtiéndose en asno. Vuelto a su figura original, llega a una población en la que se busca quien guarde por la noche el cadáver de un hombre (Met. III 20.4-30.9): Apuleyo se presenta voluntario y conoce a la viuda Pudentila. A la mañana siguiente, el cadáver ha perdido su miembro viril y Apuleyo, antes de verse forzado a restituirlo con el suyo, sale huyendo hasta que se encuentra a una maga que lo vuelve a convertir en burro. A continuación se sucede la adaptación de dos episodios de Metamorfosis: el protagonizado por la mujer del molinero (IX 22.1-27.5), que en este caso se llama Birrena, y el del coito con la rica señora (X 19.3-22.5), tras el que el asno rezando vuelve a transformarse en persona y corre a buscar a Pudentila. De nuevo en la sala de audiencias, se recrea la escena de la carta (Apología 82.1-84.2) y el abogado acusa, además, a Apuleyo de haber asesinado a Aristómenes: la lectura del texto completo de la misiva y la providencial llegada del amigo, que no había muerto en realidad, libran al protagonista de la condena. El final es una confusa epifanía divina que se identifica ante Apuleyo como Psique. 118 Sobre la difusión de Apuleyo en la cultura española, especialmente El asno de oro, cf. Martos 2003, I, pp. LXXXV-LXXXVIII; sobre traducciones, pp. LXXXVIIILXXXIX. En este último apartado se debe añadir la portuguesa de Francisco António de Campos, Burro de ouro d’Appuleio, Lisboa 1847, y la catalana de Les amors de Dafnis y Cloe y de Amor y Psiquis, Barcelona 1905, obra de Ramon Miquel i Planas.

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fueron fundamentales para marcar la diferencia en su difusión. Pero es que incluso aquellos que sabían latín apenas leyeron más que Metamorfosis: por poner un ejemplo, Gracián, que conoce muy bien este libro en su lengua original, ni siquiera menciona los otros. Tampoco sirvió la obra retórica, al contrario que la novela, como germen para nuevas obras ni estimuló la creación de otros textos. También es cierto que su carácter propiciaba que se tomaran como fuente de sentencias y que, de esta manera, extractos de diversa extensión, generalmente simples frases, poblaran libros misceláneos que se elaboraban con proverbios, anécdotas y pequeñas historias de autores clásicos y que tuvieron difusión excepcional en la Edad Moderna. En realidad, hay pocas muestras de que Apología o Floridas se divulgaran más que en forma de citas de esta clase y, por tanto, la lectura directa de los originales debió ser muy rara. Para completar el panorama, hay que señalar que de Apología o Floridas en España no hay manuscritos119, ni ediciones latinas hasta el siglo XX ni traducciones, como se verá, antes del XIX. Lo que acreditan las innumerables menciones que de Apología y Floridas se dan en los siglos XVI y XVII es la enorme estima que se tiene por Apuleyo, puesto que, cuando se citan estos libros, la intención es proporcionar argumentos de autoridad ante cualquier cuestión. De esta forma, Apuleyo se suma a Virgilio, Cicerón o Plinio, por ejemplo, en la nómina de escritores clásicos que sirven para ilustrar o dar fuerza a algún extremo. Así, por ejemplo, aparece Floridas en la Silva de varia lección de Pedro Mejía. Como en tantas otras ocasiones, la fuente más probable en este caso no es la lectura directa, sino alguna recopilación de las muchas que usaba el autor. Hay pasajes, como la anécdota de los gimnosofistas de Floridas 6.7-12120, que debieron de convertirse en 119 Tan solo auctoritates de De deo Socratis (BNE, ms. 3057) según L. Rubio, Catálogo de los manuscritos clásicos latinos existentes en España, Madrid 1984, p. 313. 120 La difusión de este episodio solo es comparable con la que tuvo una frase de De deo Socratis 23 (p. 175 Oudendorp: Igitur omnia similiter aliena numeres licebit... tandem aliquando ipsum virum laudas) diversamente trasmitida y alterada.

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imagen estereotipada de rigor y austeridad tanto en la educación como en la política, y así se repetiría no pocas veces121. Otras citas del siglo XVI se encuentran en libros tan variopintos como tratados de economía, diálogos o manuales de mitología122. Mención especial, aunque solo sea porque la ocasión para nombrar a Apuleyo la proporcione el estudio de las fuentes epigráficas, merece Ambrosio de Morales, que en su Crónica123 identifica el nombre de Voconio que ha hallado en unas inscripciones con el amigo de Augusto que se cita en Apología 11.3: Adriano tuuo con el estrecha amistad, y como en Apuleyo parece le hizo el mismo el epitafio para su sepultura, donde entre otras cosas dixo, que aunque sus versos de Voconio tenian alguna desonestidad, el en su animo siempre fue limpio y muy casto.

En efecto, es prácticamente la traducción de lo que trasmite Apuleyo: lasciuus uersu, mente pudicus eras. En el siglo XVII prosiguen las menciones a pasajes muy concretos, sentencias y fragmentos de la obra retórica124. De entre todos los autores que la mencionan, destacan Lope de Vega, el padre Además de los ejemplos de Martos 2015b, se encuentra, por ejemplo, en la epístola gratulatoria que antepone el inquisidor Trasmiera al Archetypo de virtudes, espejo de prelados el venerable padre y sieruo de Dios F. Francisco Ximenez de Cisneros (Palermo 1653, p. 4) de Fr. Pedro de Quintanilla y Mendoza, aunque la cita se localiza equivocadamente en «Florid. c.5». 121 Dentro del siglo XVI, por ejemplo, en Hierónimo Román, Repúblicas del mundo diuididas en tres partes. Segunda parte, Salamanca: Juan Fernández, 1595, p. 320, dentro de «De la República Gentilicia»; ya en el siguiente, en Diego López, Declaracion magistral sobre las emblemas de Andrés Alciato con todas las historias, antigüedades, moralidad y doctrina tocante a las buenas costumbres, Nájera: J. de Mongastón, 1615, pp. 66r-v. 122 Para todo el siglo XVI véase Martos 2015b. 123 Ambrosio de Morales, Corónica general de España, Alcalá de Henares: Juan Íñiguez de Lequerica, 1574, libro IX, capítulo 36, p. 300r. Antes, en el libro VIII, cap. 52, p. 194r b-c cita Floridas al tratar sobre el origen de la era hispánica, pero confundido probablemente al leer alguna forma de aes, aeris, que se refiere en realidad al bronce. 124 Para esta centuria véase Martos 2015a con las citas concretas y, en su caso, los textos correspondientes.

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Mariana o Francisco de Quevedo. También se muestra gran estima a Apuleyo en obras filológicas, como el monumental comentario a la obra de Virgilio del jesuita Juan Luis de la Cerda o el Tesoro de la lengua castellana o española de Sebastián de Covarrubias. Durante el siglo XVIII disminuyen estas citas provenientes de misceláneas, pero en cambio se encuentra uno de los testimonios más completos sobre De magia, que demuestra que, al menos en ciertos momentos y por parte de algunos autores, también se leyeron íntegras estas obras. Se trata, además, de un escritor fundamental, el padre Feijoo, que merece, sin duda, cierta atención en este aspecto. En su Teatro crítico125, asombrado por la ausencia de Apuleyo en el libro de Naudé sobre personajes acusados de magos126, se propone suplir esta falta e incluye a «Lucio Apuleyo» en el Discurso segundo, Apología de personages famosos en la historia, concretamente en el párrafo V. Y empieza contando cómo fue acusado ante Claudio Máximo —el argumento de Apología, en definitiva— en un ambiente completamente pagano y de aquí se derivó que se le considerara mago entre los cristianos. Rechazando esta fama, critica que Vives, en su comentario a la Ciudad de Dios de san Agustín, haya admitido sin más este supuesto127. A continuación, presenta la vida de Apuleyo, los antecedentes del proceso de Sábrata (§ v. 46) y un extenso resumen de Apología (47-51), desgranando las acusaciones 125 B. G. Feijoo, Theatro critico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, 9 vols., Madrid: Herederos de Francisco del Hierro, 1726-40, VI [1738 (=1733)] pp. 102-109 (páginas 116-122 de la edición de Pamplona: Benito Cosculluela, 1785). 126 G. Naudé, Apologie pour tous les grands personnages qui ont esté faussement soupçonnéz de magie, La Haye: Adrian Vlac, 1653. 127 Se trata concretamente del comentario al capítulo 18 del libro XVIII; en realidad, Vives, que cita expresamente el Asno de Luciano, no admite la posibilidad de metamorfosis, como tampoco piensa que las considerara reales san Agustín, aunque sí cree que fue mago Apuleyo, cf. Juan Luis Vives, D. Aurelii Augustini De civitate Dei Commentarii in XXII libros, Basileae: Frobenius, 1522, p. 584 (sobre esta obra véase C. Fantazzi (ed.), A Companion to Juan Luis Vives, Leiden - Boston 2008, entre otras muchas referencias, p. 4). Es posible que Feijoo no manejara esta primera edición, sino, por ejemplo, las Opera omnia que se editaron en Basilea en 1555.

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concretas y añadiendo sus propios argumentos para eximir al reo de cualquier culpa: Su juventud, su buena presencia y su discreción le abrieron puerta para vivir con toda comodidad. Prendóse de la gallardía y agudeza de Apuleyo una viuda rica, llamada Pudentila, en cuya casa estaba hospedado, y el negocio paró en casarse los dos. Lleváronlo mui mal los parientes del primer marido, de quien habían quedado a Pudentila dos hijos; bien que uno de estos, llamado Ponciano, que era amigo de Apuleyo, havía entrado gustoso y aun influido algo en que el matrimonio se efectuasse. Resueltos, pues, a desahogar su ira, acusaron a Apuleyo de hechicero. Articularon lo primero, que con hechizos havía ganado el corazón de Pudentila; porque esta, después de nueve años de honesta viudez y en edad algo adelantada y con sucessión varonil, no es creíble que tuviesse alguna propensión al casamiento, si no fuesse excitada con malas artes. Articularon lo segundo, que Apuleyo guardaba con supersticioso cuidado un lienzo, en que tenía embuelto no sé qué en que se discurría algún cachibache mágico. Lo tercero, mostraron una cláusula de una carta de Pudentila, en que confessaba ser hechicero Apuleyo.

Al llegar al episodio de la carta de Pudentila traduce parte de 83.1, precisamente cuando se reproduce el texto griego original de la carta: Haviendo yo, pues, determinado casarme por las causas dichas, tu mismo me persuadiste, que antes eligiesse a este por marido, que à otro alguno, admirando las prendas de este hombre, y queriendo por este medio hacernosle familiar; pero ahora que unos iniquos y perversos os solicitan, de repente se ha hecho Mago Apuleyo, y à mi me ha encantado128.

Esta es probablemente una de las primeras traducciones de los textos griegos de Apología, y con esta y un pequeño comentario pasa Feijoo a la fama de mago entre los autores cristianos (52-4) para acabar en el motivo de la polémica con Vives, que no es otro 128

P. 105.

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que el uso que hace san Agustín del Asno de oro como fundamento de las acusaciones de hechicería contra Apuleyo y que el benedictino desmonta dando cuenta con toda exactitud de lo que de original o copia pudo tener la novela antigua129. Vuelve a Apología Feijoo en el volumen siguiente del Teatro al hablar de la vida de Propercio en el discurso sobre remedios de amor y, concretamente, de sus amores por Cintia. Advierte que bajo este nombre hubo una mujer real, tal como revela Apuleyo130: Si executó el viage, no le aprovechó el remedio, pues en el lib. 4 de sus Elegías vemos una, en que habla de Cynthia, ya muerta, con expressiones que le declaran aún apassionado. Ni se piense que Cynthia era una hermosura puramente ideal o fingida, para dar materia a versos amatorios. Fue mentido el nombre, no el sugeto. Su verdadero nombre fue Hostilia, según dice Apuleyo, y Propercio, que ardía por ella, la sacó en sus poesías disfrazada con el nombre de Cynthia, por ocultar el objeto de su passión.

Entre el resto del siglo XVIII y el XIX son ya muy pocas las menciones a estas obras. Entre ellas quizá el motivo más peregrino para acordarse de Apuleyo sea su conocimiento de los peces y en el contexto de una obra de historia natural: en torno al año 1754 el padre Delgado, de la Compañía de Jesús, escribe sobre las islas Filipinas y sus recursos131, y al mencionar una extraña criatura marina, cita un pasaje de Apología132. 129 Pocas precisiones más podría hacer un autor moderno sobre las fuentes de El asno de oro, pues lo compara con la obra del Pseudo-Luciano y la noticia que da Focio en su biblioteca sobre Lucio de Patras. 130 B. G. Feijoo, Theatro critico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, VII, Madrid: Herederos de Francisco del Hierro, 1738, pp. 386-387. Cf. Apología 10.3. 131 Inédita hasta J. J. Delgado, Historia general sacro-profana, política y natural de las islas del Poniente llamadas Filipinas, Manila 1892, p. 935. 132 Concretamente 34.5: «Abundan asimismo estos mares de un género de animal llamado balate [...] Su figura es como de un pepino grande y grueso. No tienen, al parecer, ojos ni pies ni escamas, ni espinas, ni conchas como otros mariscos [...] El cuerpo es por su naturaleza blando, pero cuando siente que lo cogen, se pone tieso y duro como un palo; [...] Funstonio en su historia natural lo llama mentula marina, y

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Y ya bien entrado el siglo XIX y en un auténtico folletín, más concretamente abriendo el capítulo XXIV —«El moribundo»— de Pobres y ricos o La bruja de Madrid de Wenceslao Ayguals de Izco133, se halla virgo formosa etsi oppido pauper, abunde tamen est dotata134. Es seguro que esta simple frase no se extrajo de la lectura del original, sino de alguna otra cita; sin embargo, no puede ser más oportuna en una parte de la novela en la que el duque de Azucena, enfermo, en conversación con la Bruja, cuenta la historia de sus amores con la angelical Adela, joven honrada y virtuosa, pero pobre, y confiesa cómo la había acabado abandonando por conveniencias sociales. Pero ya en este siglo y con mayor razón en adelante, las referencias a las obras antiguas como argumento de autoridad disminuyen notoriamente y, en consecuencia, por la misma naturaleza de Apología y Floridas, casi desaparecen las obras que las citan. En compensación, empiezan a imprimirse traducciones más o menos afortunadas a las lenguas de la península. dice que en griego lo llaman holothurium, que en latín significa lo mismo que libidini operam dare, eo quod virilis genitalis speciem prae se ferat. Apuleyo los llama veritillum, los modernos griegos psoli». En realidad, la cita de Apuleyo está tomada de un autor omnipresente en su obra, Joannes Jonstonus, autor de Historiae naturalis de piscibus et cetis libri V, Amstelodami 1657. De esta obra hubo al menos diez ediciones desde 1602 a 1767, pero Delgado anota que el libro que consulta está impreso en Ámsterdam. Las menciones a Apuleyo junto con Jonston parecen ser habituales cuando se trata de este pez; véase, por ejemplo, Nicolas Lémery, Dictionaire ou Traité universel des drogues simples, Amsterdam3 1716, p. 350. Con toda seguridad se trata, una vez más, de referencias de segunda o tercera mano. 133 Tomo II, Madrid: Wenceslao Ayguals de Izco, 1850, p. 302. Además de escribir novelas, tuvo un papel importante en la historia del libro con su Sociedad Literaria. En sus obras se percibe la influencia de Eugenio Sue, al que también editó, y otros autores franceses, por lo que no sería extraño que la idea de esta cita se la diera alguno de ellos, cf. R. Benítez, «Novela popular y folletinesca», en G. Carnero (coord.), Historia de la literatura española. Siglo XIX (I). Dir. V. García de la Concha, Madrid 1997, pp. 678-679. 134 Apología 92.6. Como se puede observar en el lugar correspondiente, Apuleyo saca a relucir —con cierto tacto, eso sí, para no herir a su esposa— los inconvenientes de haber tomado como esposa a una mujer que ya ha estado casada, y entre estos formula esta frase a favor de las doncellas hermosas pero sin fortuna.

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5.2. Traducciones135 Al contrario de la novela Metamorfosis, de la que se publicó la primera versión castellana alrededor de 1513, no hay, en la península Ibérica, traducción de la obra retórica hasta el siglo XIX: se trata de la Apología portuguesa de 1859 debida a Francisco António de Campos Henriques, barón de Vila Nova de Foz Cõa, y de la edición española de Las Floridas y El demonio de Sócrates que acompaña a la reedición de López de Cortegana de la Biblioteca Clásica de 1890. La edición lusa es digna de aprecio, no así la española, que es una mala traducción de una mediocre versión francesa y está precedida, además, por un prólogo deleznable. Completamente distinta es la situación de Apologia i Flòrides en la colección Bernat Metge (1932), obra de Marçal Olivar, que ofrece un texto revisado de ambas obras con excelente traducción catalana. Finalmente, existen dos buenas versiones más modernas, la de Apología y Floridas de Segura Munguía en la Biblioteca Clásica Gredos, de 1980 con reimpresión en 2001, y la de Apología acompañada de texto latino de Heredia Correa dentro de la Bibliotheca scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, que data del 2003. Por lo que respecta al prólogo de El dios de Sócrates, se ha traducido dos veces más dentro de las versiones de la obra filosófica de Apuleyo aparecidas en los últimos años, también en la colección de la UNAM y en la Biblioteca de Gredos136.

135 El presente apartado es resumen de Martos 2014b, donde se encontrarán las referencias completas; sobre las traducciones de Metamorfosis, cf. Martos 2003, I, pp. LXXXV-LXXXIX; sobre la primera de estas concretamente, obra de López de Cortegana, véase Martos 2012, 2012a y, en general, el volumen Escobar - Díaz - Rivero 2012. 136 A. Camarero, Apuleyo. Tratados filosóficos, Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, México, UNAM, 1968; C. Macías Villalobos, Apuleyo. Obras filosóficas, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, Gredos, 2011.

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PRESENTE EDICIÓN

Continuación natural de los dos volúmenes de Metamorfosis en esta misma colección, esta edición sigue en buena parte los principios establecidos en aquellos. Apología y Floridas se basan, además, en la misma tradición manuscrita que la novela, por lo que es igualmente válido lo que se ha señalado a propósito de esta. A pesar de todo, existen algunas particularidades en la presente edición que exigen alguna aclaración adicional. Las ediciones modernas suelen partir de las anotaciones de Oudendorp, que recopiló toda la crítica desde el Renacimiento137. En general, he seguido el procedimiento ya tradicional de tomar de aquí las aportaciones de la crítica de los siglos XV al XVIII138; sin embargo, también he acudido en no pocas ocasiones a las ediciones originales tanto para incorporar observaciones que no se habían recogido como para comprobar lecturas mal trasmitidas. Para el siglo XIX, además de estudiar la recopilación de Helm y ver en su mayor parte los artículos y reseñas originales, he estudiado las ediciones de Hildebrand de 1842, las de Krüger de 1864 y 1865 y Van der Vliet de 1900. Aparte de las publicaciones del XX139, se han 137 Que se plasmaron en las ediciones de Bosscha 1823, Valpy 1825 y Hildebrand 1842. De todas estas téngase en cuenta que la de Bosscha, muy cuidadosa con la constitución del texto, suele olvidar otras cuestiones, mientras que la de Valpy, por ejemplo, presta atención sobre todo a la de Fleury de 1688. Sobre esta última, que todavía se puede consultar con provecho, véase Magnaldi 2000; y con respecto a Floridas, Fuoco 2002, pp. 515-519. 138 Sobre estas véase Magnaldi - Gianotti 2000, pp. 17-22; Martos 2003, I, p. XCIII. 139 De las ediciones críticas aparecidas desde principios del siglo XX hasta ahora, las primeras fueron las de Helm de 1905 (Apología) y 1910 (Floridas), varias veces reimpresas con adiciones y todavía a la venta (De Gruyter), cum addendis desde 1959. Poco después, en 1914, Butler y Owen publicaron también un valioso comentario: la constitución del texto se basó en una amplia serie de manuscritos, aunque reconocen la preeminencia de F. En 1924, aparecería, precedida del valioso estudio de 1908, todavía útil, la edición de Vallette, que se sigue reimprimiendo en la colección Budé. A partir de entonces se han publicado sobre todo textos con traduc-

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incorporado como parte fundamental de esta edición los comentarios aparecidos desde finales de siglo140. De la misma forma que en Metamorfosis, he seguido la división en capítulos, que se remonta en lo esencial a Hildebrand 1842, y párrafos dentro de estos, obra de Vallette. Existe alguna pequeña diferencia entre los capítulos de Hildebrand, Helm y Vallete: entre estos últimos es digno de mención que el párrafo 64.8 de Apología aparece en Helm en el 65. Pero el texto que se presenta a continuación es fruto, antes que nada, de la colación de los manuscritos principales. Antes de pasar a la revista de estos, convendría aclarar que, en último término, todos dependen de F 141: la cuestión es que, cuando este no está claro, ha sufrido daños o alteraciones importantes, es imprescindible acudir a las copias, diversas cronológicamente y en importancia, para subsanar problemas y errores del original, o simplemente para dirimir cuál es la lectura primitiva de este. En este sentido he prestado atención especial tanto a C, la copia más antigua, como al mejor de los descendientes —φ— y a los manuscritos de la clase I de Robertson142 —AUE —, provenientes de una copia efectuada antes de que F sufriera una pérdida muy llamativa en el folio 160143. En definitiva, los códices colacionados son los siguientes: ción, como el de Helm de 1977, Augello en 1980, Moreschini 1990 o Hammerstaedt 2002. Además de estas versiones y las citadas en el apartado 5.b, me han sido muy útiles las de Butler, Marchesi y, sobre todo, Hunink y Hilton en Harrison et al. 2000. 140 Opeku 1974; Hunink 1997 y 2001; La Rocca 2005; Lee 2005. 141 No obstante, se pueden encontrar lecturas valiosas en las copias, que, por lo que parece, no han partido de F. Naturalmente, es posible que provengan de conjeturas de los últimos siglos de la Edad Media o principios de Renacimiento. Un resumen de los avatares de la tradición textual hasta las primeras impresiones en Gaisser 2014. 142 Martos 2003, I, pp. XCIV-XCV; Zimmerman 2011, pp. 148-150. 143 Que fue la que llevó a la conclusión de que todos los demás códices provenían de este, cf. Martos 2003, I, pp. XCI-XCII; Zimmerman 2012, pp. XIV-XVII. Véase también Baglio - Ferrari - Petoletti 1999, pp. 192-195.

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F Laurentianus Plut. 68.2, copiado en el siglo XI en Montecasino; desde el XIV se encuentra en Florencia, actualmente en la Biblioteca Medicea Laurenciana. Escrito en pergamino en minúscula beneventana144. Un manuscrito tan famoso y estudiado que apenas necesita descripción145. Contiene Tácito, Anales XI-XVI e Historias I-V y las obras mayores de Apuleyo: Apología (104v-125v), Metamorfosis (126r-183v) y Floridas (184r-191v). Además de algunos desperfectos, presenta numerosas anotaciones e intervenciones posteriores y, en algunos casos, palabras y frases completamente reescritas por otras manos. Después de estudiar exhaustivamente copias de este manuscrito, he acudido a Florencia para verlo y tratar de distinguir por vía de la observación directa las lecturas de numerosos pasajes que presentan dificultades. De la copia más antigua de este, el códice de Asís 706 (C )146, procedente también de Montecasino, en beneventana y probablemente del siglo XI, poco posterior, por tanto, a F, quedan solo fragmentos, que trasmiten únicamente partes de Apología147. Extintas las especulaciones sobre su preeminencia sobre otros manuscritos148,

144 145

A propósito de esta, sigue siendo fundamental Loew 1914. Véase Loew 1920; Helm 1959, pp. XXXIV-XLI; Baglio - Ferrari - Petoletti 1999, pp. 205 ss.; Magnaldi - Gianotti 2000, pp. 13-16; Martos 2003, I, p. XCIII; Ammannati 2011; Zimmerman 2012, pp. XII-XIII. 146 Antes en la Biblioteca Comunale di Assisi, hoy en la del Sacro Convento; vista disponible por internet, en la que me he basado. Para este códice es fundamental Piccioni 2010 y 2013, con historia desde Pepe 1951 y Robertson 1956, bibliografía, estudio y su propia colación, con la que, por cierto, he comprobado la mía. La posición en el stemma queda también fuera de toda duda gracias a inducatu animum de 56.8. 147 Concretamente véase Piccioni 2010, p. 368, n. 13: 1r-2v: desde ]rata ob mercedem (3.7) hasta fuere. Num (9.9); 3r-3v: desde tragico (16.7) hasta sacrificat. (18.8); 4r: aproximadamente un tercio del texto desde et inter se (25.1) hasta et ideo michi (25.8): 4v (también más de un tercio): desde artem esse (26.1) hasta dicunt in dis[ (26.9); 5r: desde ta. ea [… ]re ut tamen (38.5); hasta paucos (39.2); 5v: desde tandem si medicinae (40.1) hasta uel extrarius (40.7); 6r-7v: desde miracula (43.2) hasta obtinni [ (48.3); 8r-10v: desde mentione (55.11) hasta ἐστὶ καὶ (64.6). 148 Martos 2003, I, pp. XCII-XCIII, y sobre todo Piccioni 2010.

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no se trata de un códice especialmente afortunado, pero merece, sin duda, figurar en las anotaciones. He leído todo lo que queda. El mejor descendiente de F es sin duda otro manuscrito de la Laurenciana, el 29.2 o φ, procedente también de Montecasino. Escrito en torno al año 1200, se trata de un códice bien estudiado149, sobre todo gracias a Helm, que lo leyó sistemáticamente. Su importancia radica en que es una copia directa y bastante temprana y está en un buen estado de conservación que lo hace idóneo para suplir la lectura directa de F o determinar cuál es la original cuando este presenta intervenciones y dificultades. Lo he colacionado completamente comprobando después mis lecturas con las de Helm. El Ambrosianus N 180 (A)150 pertenece al siglo XIII; se trata por tanto del más antiguo dentro de la clase I de Robertson y reviste especial importancia. Lo he colacionado íntegramente en una copia microfilmada suministrada por la Biblioteca Ambrosiana de Milán. El Illinoiensis Urbanensis (U )151, escrito en Roma en 1389 por Holt de Hecke en pergamino y papel, contiene las mismas obras que F : Apología en los folios 1r-56v, Floridas en 214r (sin separación de Metamorfosis) hasta 236v. Presenta correcciones y glosas de dos manos con lecturas alternativas, que se hallarán en el aparato crítico. Coincide enormemente con A. Me baso en una colación completa sobre una copia de excelente calidad. Etonensis 147 (E ) contiene solo Metamorfosis y Floridas (106r120v). Copiado en Italia en pergamino en la primera mitad del XV, perteneció en su momento a Bernardo Bembo. En el margen inferior de varias páginas presenta dibujos a plumilla que constituyen unas de las primeras ilustraciones de El asno de oro y algunas de 149 150

Loew 1920; Helm 1959, pp. XXX-XXXIV; Zimmerman 2012, pp. XIII-XIV. Hasta hace poco se databa más bien en el XIV: véase descripción del manuscrito y datación en Baglio - Ferrari - Petoletti 1999, pp. 193-194; también p. 227 y n. 135. Importantes estudios centrados en Apología en Magnaldi 2000, pp. 27-36, y Piccioni 2011. Este último incluye una colación completa del texto de esta obra en el códice, que he confrontado con la mía, al igual que Piccioni 2014 por lo que se refiere a Floridas. Véase también Zimmerman 2012, p. XVIII. 151 Cf. ante todo Zimmerman 2012, pp. XIX-XX con bibliografía.

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las rarísimas de Floridas. Desgraciadamente y debido fundamentalmente a la humedad, el manuscrito se encuentra en pésimas condiciones, sobre todo al final, con folios partidos, páginas enteras borradas y pasajes ilegibles en las partes restantes. No obstante, he leído todo lo posible en una magnífica copia. Ha de entenderse que, si en Floridas falta el testimonio de E en el aparato crítico, es porque este es irrecuperable, cosa que desgraciadamente es muy frecuente. De todos los demás manuscritos que conservan estas obras de Apuleyo he leído sistemáticamente L1 L2 L3 L4 y V1 y he añadido en el aparato crítico lecturas esporádicas de estos en pasajes con alguna particularidad. Para los demás, he empleado las colaciones de Vallette y, sobre todo, de Butler - Owen152. A la nómina de los códices que se conocen153 habría que sumar uno de Módena que tiene un fragmento de Apología154: aunque carece de importancia para la constitución del texto, he añadido en las anotaciones una colación completa por la simple razón de que, hasta el momento, no parece que nadie lo haya empleado. La editio princeps de 1469, al cuidado de Giovanni Andrea Bussi, tiene una importancia muy por encima de lo que es habitual en textos impresos, porque se basó probablemente en un manuscrito muy cercano a la clase I de Robertson155. Por consiguiente, recibe un tratamiento similar a estos y sus lecturas aparecen en las anotaciones siempre que hay alteraciones en F o dificultades en el texto. De la 152 Véanse las descripciones en Butler - Owen 1914, pp. XXXIV-XLIV. Se trata, como en el caso de los ya mencionados, de consignar esporádicamente el texto de L5 M1 M2 N1 N2 N3V2V3V4V5 DTB δ en lugares en los que alguno de estos presenta correcciones que no contemplan FC φAUE. 153 Cf. Martos 2003, I, pp. XC-XCI y las notas 431, 441 y 442. 154 Bibl. Estense Lat. 213 (alfa.Q.5.11), de la segunda mitad del siglo XIV. Debo la noticia de este manuscrito a Baglio - Ferrari - Petoletti 1999, p. 229, n. 139. Incluye en los fols. 73r-76v una pequeña sección presentada como Ex apulegio de Magia: desde Sequitur enim (13.5) hasta strepitu uiget (25.4). 155 Sobre su importancia véase Robertson 1924, p. 30; Zimmerman 2012, p. XXI. He leído el ejemplar digitalizado de 1469 de la Bayerische Staatsbibliothek (2 Inc.c.a. 17).

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INTRODUCCIÓN

misma forma se halla frecuentemente citada otra de las primeras impresiones, la segunda Juntina, de Philomathes156, que presenta un avance claro con respecto a las anteriores tanto por su empleo de los manuscritos —F incluido— como por recoger los primeros frutos de la crítica, singularmente de Becichemus157, y, naturalmente, las aportaciones del editor. Como piedra de toque del estado del texto en la época, se encuentra también anotada la Aldina del año anterior, 1521, aunque definitivamente no tiene apenas importancia y supone escasa mejora. Sobre el aparato crítico valdría decir lo mismo que lo que expresé a propósito de Metamorfosis: he tratado ante todo de que sea claro y que proporcione la mayor cantidad de información, especialmente en los datos procedentes de manuscritos. Como en los otros volúmenes, he distinguido en su caso las correcciones debidas a la primera mano de F con la sigla F 1, las de otra mano cualquiera con F 2 (F 3, etc. cuando es posible distinguir varias) y, si no se puede atribuir con mediana seguridad una intervención a una u otra, he empleado F x. La misma regla es válida para los demás manuscritos. Empleo además la tradicional sigla ς para lecturas difundidas en códices más modernos o ediciones antiguas. Siempre que hay alguna alteración en el texto de F, que se presenta alguna lectura de otra mano o corregida de alguna forma, aparecen sistemáticamente φAU y la editio princeps además de C y E 156 Robertson 1924, p. 30; Magnaldi 2000, pp. 19-21; Zimmerman 2012, pp. XXIXXIII. He utilizado tres ejemplares: BNE R/18516; Universidad Complutense BH FLL 30375 y Österreichische Nationalbibliothek 71M83; de la Aldina he visto el de Gallica (BNF). Los tres últimos libros están digitalizados y disponibles en red, al igual que la edición de Oudendorp de 1823, que he consultado en BSB y BNE. 157 He consultado el libro (cf. apartado 7.6) que perteneció a Don Hernando Colón y se conserva en la Biblioteca Colombina de Sevilla con signatura 6-5-7: hubo al menos una reimpresión en Venecia en 1506. Sobre las castigationes de Floridas, véase Fuoco 2002, pp. 476-483, que en secciones sucesivas traza la historia de la crítica sobre la obra en los siglos XVI y XVII, desde el primer comentario, el de Pyrrhus de 1518, hasta Fleury (1688), pasando por las conjeturas de Stewech 1586, la edición de Colvius de 1588, las intervenciones de Scioppius (1594) y Contareno, Wower (1606), Elmenhorst (1621) y Brantius (1621).

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INTRODUCCIÓN

cuando es posible. Debido a esta dependencia, directa o no, de F, no hay referencias a las copias cuando estas no aportan más que errores. La situación es completamente diferente por lo que respecta al prólogo de El dios de Sócrates: se trata de un texto latino revisado que se basa en las ediciones de Beaujeu 1973 y, sobre todo, de Moreschini 1991. No obstante, he leído dos de los principales manuscritos, el Bruxellensis (B ) y el Monacensis (M ), además del Laurentianus (L ) —sin encontrar, por cierto, divergencias importantes con colaciones anteriores—, y he añadido sistemáticamente las lecturas de la editio princeps, aunque en esta parte de la obra de Apuleyo parece tener bastante menos valor que en las demás. Por otro lado, he empleado las abreviaturas que se pueden apreciar en el correspondiente apartado de la bibliografía, las de L’Année philologique para el nombre de las revistas —aunque he citado íntegramente algunas de las más antiguas— y las más comunes para los textos clásicos que aparecen en el aparato crítico. En cambio, en las notas a la traducción, destinadas en principio a un público no especialista, uso el nombre completo de autores y obras, si bien omito generalmente el de estas últimas en el caso de escritores de los que solo se ha conservado una. Deliberadamente no he sido consecuente en los títulos: hay algunos que aparecen con la versión castellana mientras que otros conservan el original latino o griego, según se encuentre más o menos asentado el nombre en español. Espero que en ninguno de los dos casos tenga mayor problema para localizar la obra el lector interesado. Los estudios modernos y las ediciones antiguas que he consultado se citan por el apellido del autor y la fecha de publicación: los datos exactos y completos se encontrarán en la bibliografía. Aunque hay apartados específicos de ediciones y traducciones, de todos se hallan referencias en la parte general. La elaboración de este libro ha sido posible gracias a las subvenciones correspondientes a los siguientes grupos y proyectos de investigación: LIBER NOVVS, HUM 436, HUM 173, HUM-1019, [LV]

INTRODUCCIÓN

P09-HUM-4534 y FFI2008-01843. Agradezco este apoyo a las entidades que los han financiado así como la ayuda que me han prestado Antonio Ramírez de Verger, Francisco Socas, Luis Rivero, Juan Antonio Estévez, José Antonio Bellido y Juan Carlos Tello. De la misma forma, doy las gracias a los centros que me han hecho llegar materiales y copias de manuscritos o me han permitido trabajar en su sede: la biblioteca Ambrosiana de Milán, las de las universidades de Huelva y de Illinois en Urbana, la Bodleiana y la American Academy en Roma. Intencionadamente dejo para el final las dos instituciones a las que debo un agradecimiento mayor: la Biblioteca Medicea-Laurenciana de Florencia, que me ha proporcionado tanto copias de los códices más importantes como la posibilidad de estudiarlos directamente, y la de la Universidad de Sevilla, sobre todo por su sección de Humanidades y su impresionante servicio de préstamo interbibliotecario. Sin embargo, la aportación más importante a este volumen se debe sin ninguna duda a la revisora, cuyo trabajo meticuloso, inteligente y, en suma, magnífico merece mi más sincera y profunda gratitud. Finalmente, me gustaría expresar mi reconocimiento a mis hijos Juan y Elvira, que me han proporcionado tanto información como materiales para la elaboración de este libro: es un placer, además, dedicarles esta obra tanto a ellos como a la pequeña, Carmen.

7. BIBLIOGRAFÍA 7.1. Abreviaturas ANRW = W. HAASE – H. TEMPORINI (eds.), Aufstieg und Niedergang der römischen Welt, Berlin 1972-. GCA = Groningen Commentaries on Apuleius, véase en el apartado 7.4 HIJMANS et al. 1981 (lib. VI 25-32 et VII); HIJMANS et al. 1985 (lib. VIII); HIJMANS et al. 1995 (lib. IX); ZIMMERMAN 2000 (lib. X); VAN MAL-MAEDER 2001 (lib. II); ZIMMER[LVI]

INTRODUCCIÓN

et al. 2004 (lib. IV.28 – V.24); KEULEN 2007 (lib. I); KEULEN et al. 2015 (lib. XI). H. KEIL, Grammatici latini, 8 vols., Leipzig 1855-1880. véase MORENO SOLDEVILA 2011. Diccionario de la Real Academia Española, Madrid23 2014. Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, Zürich 1981-1999. S. HORNBLOWER – A. SPAWFORTH – E. EIDINOW, The Oxford Classical Dictionary, Oxford4 2012. GLARE et al., Oxford Latin Dictionary, Oxford2 2012. véase KASSEL – AUSTIN. véase PREISENDANZ. véase DE ROHDEN – DESSAU. véase GROAG – STEIN (I-IV); PETERSEN – WACHSEL (VI). J. P. MIGNE, Patrologia Latina, 217 vols., Paris 1844-1855. Realencyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, Stuttgart 1890-1980. MAN

GL DMA DRAE LIMC

= = = =

OCD

=

OLD PCG PGM PIR1 PIR2 PL RE

= = = = = = =

7.2. Ediciones (Por orden cronológico)

ANDREAS DE BUXIS, J., Lucii Apuleii platonici madaurensis metamorphoseos liber ac nonnulla alia opuscula, Rome 1469. (Reediciones: Roma 1472 y 1499; Venecia 1483 y 1493; Vicenza 1488 y 1498; Milán 1497)

DE GIUNTA, PH., L. Apuleii de asino aureo libelli 11. Floridorum libri quatuor. De dogmate Platonis liber unicus. De philosophia item liber unicus. Asclepius, Mercurii Trismegisti dialogus de uoluntate Diuina, interprete L. Apuleio […] Item in calce L. Apuleii Orationes duæ pro se ipso, Florentiæ 1512. Lucii Apuleii Oratoris invictissimi in librum Floridorum ingeniosa admodum excogitatio, s.l. [Paris] s.a. [c. 1514]. L. Apuleii Madaurensis philosophi Platonici Floridorum libri quattuor. De dogmate Platonis Li. unus. De Philosophia Li. unus, Argentorati 1516. [LVII]

INTRODUCCIÓN

PYRRHUS ENGLEBERMÆUS, J., L. Apuleii Floridorum libri quatuor, s.l. [Paris] 1518. ALDUS MANUTIUS, L. Apuleii Metamorphoseos sive lusus asini libri XI. Floridorum IIII. De deo Socratis I. De Philosophia I. Asclepius Trismegisti dialogus […] liber de Dogmatis Platonicis […] de Mundo […] Apologiæ II, ed. F. Asulanus, Venetiis 1521. PHILOMATHES, B., L. Apuleii Madaurensis Metamorphoseon sive de asino aureo libri XI. Floridorum libri IIII. De deo Socratis libellus. Apologiæ libri II. Trismegisti dialogus. De Mundo sive de Cosmographia liber I […], Florentiæ per hæredes Philippi Iuntæ 1522. L. Apuleii Madaurensis Philosophi Platonici quae quidem exstare novimus monimenta, ed. Henricus Petrus, Basileae 1533. COLVIUS, P., L. Apuleii Madaurensis opera omnia quae exstant, Lugduni Batavorum 1588. CASAUBONUS, I., L. Apuleii Madaurensis philosophi Platonici Apologia, Heidelberg 1594. VULCANIUS, B., L. Apuleii Madaurensis opera omnia quae exstant, Lugduni Batavorum 1600 (= 1594). WOUUER, I. À, L. Apuleii Madaurensis philosophi Platonici opera, s.l. [Hamburg] 1606. ELMENHORSTIUS, G., Apuleii Madaurensis Platonici opera omnia quae exstant, Francofurti 1621. SCRIVERIUS, P., Apuleius Madaurensis Platonicus serio castigatus, Amsterodami 1624. PRICÆUS, J., L. Apulei Madaurensis Philosophi Platonici Apologia, Parisiis 1635. FLORIDUS, J., Lucii Apuleii […] opera […] in usum serenissimi Delphini, Paris 1688. Lucii Apuleji Madaurensis philosophi Platonici Opera, 2 vols., Biponti 1788. OUDENDORP, F., Appuleii operum omnium tomus secundus, ed. I. Bosscha, Lugduni Batavorum 1823. VALPY, A. J., Apuleii Opera Omnia, 7 vols., Londini 1825. HILDEBRAND, G. F., L. Apuleii Opera Omnia, 2 vols., Leipzig 1842. [LVIII]

INTRODUCCIÓN

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Comentarios

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INTRODUCCIÓN

O PEKU , F., A Commentary with Introduction on the Florida of Apuleius. Diss. University of London, 1974. 7.4.

Comentarios y ediciones de otras obras de Apuleyo

BALTES, M. - LAKMANN, M.-L. - DILLON, J. M. - DONINI, P. - HÄFNER, R. KARFÍKOVÁ, L., Apuleius. De deo Socratis (Über den Gott des Sokrates), Darmstadt 2004. BEAUJEU, J., Apulée: Opuscules philosophiques et fragments, Paris 1973. CALLEBAT, L. - ROBERTSON, D. S. - VALLETTE, P., Apulée. Les Métamorphoses II (Livres IV-VI), Paris7 1992. GRIFFITHS, J. G., Apuleius of Madauros. The Isis Book (Metamorphoses, Book XI), Leiden 1975. HELM, R., Apulei Platonici Madaurensis Metamorphoseon Libri XI, Leipzig3 1968 (= 1955). HIJMANS, B. L. - PAARDT, R. TH. VAN DER - SCHMIDT, V. - WESTENDORP BOERMA, R. E. H., WESTERBRINK, A. G., Apuleius Madaurensis Metamorphoses Book VI 25-32 and VII. Text, Introduction and Commentary, Groningen 1981 [GCA 1981]. —, - PAARDT, R. TH. VAN DER - SCHMIDT, V. - SETTELS, C. B. J. - WESSELING, B. - WESTENDORP BOERMA, R. E. H., Apuleius Madaurensis Metamorphoses Book VIII. Text, Introduction and Commentary, Groningen 1985 [GCA 1985]. —, - PAARDT, R. TH. VAN DER - SCHMIDT, V. - WESSELING, B. - ZIMMERMAN, M., Apuleius Madaurensis Metamorphoses Book IX. Text, Introduction and Commentary, Groningen 1995 [GCA 1995]. KENNEY, E. J., Apuleius. Cupid & Psyche, Cambridge 1990. KEULEN, W. H., Apuleius Madaurensis. Metamorphoses Book I. Text, Introduction and Commentary, Groningen 2007 [GCA 2007]. —, - TILG, S. - NICOLINI, L. - GRAVERINI, L. - HARRISON, S. J. - PANAYOTAKIS, S. - MAL-MAEDER, D. VAN, Apuleius Madaurensis. Metamorphoses. Book XI. The Isis Book. Text, Introduction and Commentary, Essays by F. Drews, W. S. Smith and U. Egelhaaf-Gaiser, Leiden Boston 2015 [GCA 2015]. [LX]

INTRODUCCIÓN

MAL-MAEDER, D. VAN, Apuleius Madaurensis. Les Métamorphoses, livre II. Introduction, texte, traduction et commentaire, Groningen 2001 [GCA 2001]. MARTOS 2003 v. 7.6. MORESCHINI, C., Apuleius. De philosophia libri, Stutgardiae et Lipsiae 1991. OUDENDORP, F., Appuleii Metamorphoseon libri XI, ed. D. Ruhnken, Lugduni Batavorum 1786. ROBERTSON, D. S. (ed.) - VALLETTE, P. (tr.), Apulée. Les Métamorphoses, 3 vols., Paris 1956 (=1940), 1946, 1956 (=1945). ZIMMERMAN, M., Apuleius Madaurensis Metamorphoses Book X. Text, Introduction and Commentary, Groningen 2000 [GCA 2000]. —, Apulei Metamorphoseon libri XI, Oxford 2012. —, - PANAYOTAKIS, S. - HUNINK, V. - KEULEN, W. H. - HARRISON, S. J. MCCREIGHT, TH. D. - WESSELING, B. - VAN MAL-MAEDER, D., Apuleius Madaurensis. Metamorphoses Books IV 28–35, V and VI 1-24. The Tale of Cupid and Psyche. Text, Introduction and Commentary, Groningen 2004 [GCA 2004]. 7.5.

Traducciones

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SEGURA MUNGUÍA, S., Apuleyo, Apología. Flórida. Introducción, traducciones y notas, Madrid 2001 (= 1980). VALLETTE, P. 1960 v. 7.2. VALLETTE, P. - PIGEAUD, J., Apulée: Apologie, Texte établie et traduit par P. V. Introduction et notes de J. P., Paris2 2002 (= 1998). 7.6.

Bibliografía general

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STEMMA CODICVM F

C

ϕ

A

U

[CIII]

E

S

princ.

SIGLA F C ϕ

Laurentianus 68.2 Assisiensis 706 Laurentianus 29.2

saec. XI saec. XI (uel XII in.) c. 1200

A U E

Ambrosianus N 180 Illinoiensis Urbanensis Etonensis 147

saec. XIII a. 1389 saec. XV

L1 L2 L3 L4 L5

Laurentianus 54.32 Laurentianus 54.12 Laurentianus 54.13 Laurentianus 54.24 Codex s. Crucis sin. 24.11

saec. XIV a. 1425 saec. XV saec. XV saec. XV

M1 M2

Marcianus L. Z. 469 Marcianus Cl. 14.34

saec. saec.

XIV

Mu

Mutinensis Bibl. Estense Lat. 213 (alfa.Q.5.11)

saec.

XIV

N1 N2 N3

Neapolitanus IV D 11 Neapolitanus IV D 12 Neapolitanus IV G 55

saec. saec. saec.

XIV

V1 V2 V3 V4 V5

Vaticanus Vaticanus Vaticanus Vaticanus Vaticanus

saec. saec. saec. saec. saec.

XIV

D T

Sandanielensis 91 Tolosanus 827

Lat. 2193 Lat. 3384 Ottobon. 2047 Ottobon. 2091 Vrbin. 199

XIV XIV

XIV XIV XIV XV

saec. XV a. 1468

[CV]

ex.

XV

in.

INTRODUCCIÓN

B δ

Mus. Brit. Add. 24893 Doruillianus (Leidensis Oudendorp. 34)

saec. saec.

ς

lectio in codicibus deterioribus et in libris impressis uulgata

XIV XV

EDITIONES QVAE IDENTIDEM COMMEMORANTVR Princ. Ald. Phil(omathes) Oud.

ed. ed. ed. ed.

princeps Romana a. 1469. Aldina, Venetiis 1521. Iuntina posterior, Florentiae 1522. Oudendorpiana a Ioanne Bosscha curata, Lugduni Batavorum 1823.

[CVI]

PRO SE DE MAGIA (APOLOGIA)

APOLOGÍA o DISCURSO SOBRE LA MAGIA EN DEFENSA PROPIA

1 2 3

Certus equidem eram proque uero obtinebam, Maxime Claudi quique in consilio estis, Sicinium Aemilianum senem notissimae temeritatis accusationem mei prius apud te coeptam quam apud se cogitatam penuria criminum solis conuiciis impleturum; quippe insimulari quiuis innocens potest, reuinci nisi nocens non potest. quo ego uno praecipue confisus gratulor medius fidius, quod mihi copia

F 104v • Inscriptio deest in F : MADAVRENSIS · APVLEI · PLATONICI · DE · MAGIA · LIBER · PRIMVS ϕ Apulei platonici | madarensis pro se ap. cl. | maximum liber incipit A Apulei platonici Madarensis · prose · apud · cł · maximum | Primus de magia liber incipit U

1

1 Claudi] claudi U 1 s.l. princ. Ald. C L. F (cl. etiam ϕAU Phil.) Helm • 2 reuinci] re conuinci Ch. Crusius

[2]



mei] 4.2 cft.

Estaba yo completamente convencido y daba ya por seguro, oh Claudio Máximo1 y vosotros, que le prestáis vuestro consejo2, que Sicinio Emiliano3, anciano de notoria temeridad, habría de formular contra mí, en vista de la inexistencia de cargos, una acusación como esta, que presenta ante ti antes de haberla meditado y fundada únicamente en injurias4. Y es que se puede incriminar falsamente a cualquier inocente, pero no se puede condenar más que a un culpable5. Con toda mi confianza puesta precisamente en este hecho, me alegro enormemente, te lo aseguro, de que se me haya ofrecido la 1 Cónsul suffectus en 143 o 144 d. C. y legado en Panonia Superior en 150 y 154. Posteriormente procónsul de África en 158/9. Preside el juicio celebrado en Sábrata. Sucedió a Loliano Avito como gobernador, cf. 94.5. No es del todo imposible que fuera el mismo filósofo estoico Claudio Máximo maestro del emperador Marco Aurelio (cf. Marco Aurelio, Meditaciones I 15-17), aunque subsisten dudas (PIR2 C 933-4; Syme 1979). 2 El gobernador en sus funciones judiciales estaba asistido por un consejo formado probablemente tanto por miembros de su propio séquito como por personalidades de la provincia (Cicerón, Contra Verres 2.1.73; 2.29-30, 70, 74-75; Butler - Owen ad loc. 1914, p. 1), al que se dirige Apuleyo con una fórmula estereotipada (Cicerón, En defensa de Quincio 36, 79) aquí y en 65.8, 67.5 y 99.1 (Bernhard 1927, p. 311). No se sabe el número exacto de personas que lo componían: se sabe, por ejemplo, que un procónsul en Cerdeña tenía ocho asesores (Bradley 2012, p. 21). 3 Promotor de la acusación: hermano del primer marido de Pudentila y, por tanto, tío del fallecido Ponciano y de Pudente, en cuyo nombre se presentan los cargos. De su familia, por cierto, hay testimonios epigráficos en Oea (Guey 1954, pp. 117-119). 4 Con esta frase se presenta el exordio, que ocupa los tres primeros capítulos. Desde el primer momento se presentan combinados los protagonistas —el juez, el acusador y el propio reo, que toma la palabra— y los antecedentes de los hechos, en todo lo cual se busca tanto la simpatía por el acusado como la denigración de sus enemigos. Sobre este proemio véase Hijmans 1994, p. 1761; Hunink 1997, II, pp. 9-10. Comentario de esta parte analizándola como una presentación que resume toda la obra en Asztalos 2005. El tono de adulación ante Claudio Máximo, que se mantendrá durante todo el discurso, era preceptivo. 5 Esta confianza en que solo se condena al culpable se fundamenta probablemente en el principio de que en general se juzga preferible absolver a este que castigar a un inocente (Digesto 48.19.5 [pr. Ulpiano 7 De officio proconsulis ]).

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PRO SE DE MAGIA

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et facultas te iudice optigit purgandae apud imperitos philosophiae et probandi mei; quanquam istae calumniae ut prima specie graues, ita ad difficultatem defensionis repentinae fuere. nam, ut meministi, dies abhinc quintus an sextus est, cum me causam pro uxore mea Pudentilla aduersus Granios agere aggressum de composito necopinantem patroni eius incessere maledictis et insimulare magicorum maleficiorum ac denique necis Pontiani priuigni mei coepere. quae ego cum intellegerem non tam crimina iudicio quam obiectamenta iurgio prolata, ultro eos ad accusandum crebris flagitationibus prouocaui. ibi uero Aemilianus cum te quoque acrius motum et ex uerbis rem factam uideret, quaerere occepit ex diffidentia latibulum aliquod temeritati. Igitur Pontianum fratris sui filium, quem paulo prius occisum a me clamitarat, postquam ad subscribendum compellitur, ilico oblitus est; de morte cognati adolescentis subito tacere. tanti criminis descriptione tamen omnino desistere uideretur, calumniam magiae, quae facilius infamatur quam probatur, eam solum sibi delegit ad accusandum. ac ne id quidem de professo audet, uerum postera die dat 5 agere supra aggressum add. F 1 (agere a. etiam ϕAU princ.) : om. F • patroni uix legi potest, sed s.l. iterauit F 2 (patroni procul dubio ϕAU princ.) • eius] cf. 3.6, 25.8, 38.6 : eorum Casaubonus • maleficiorum F ϕAU princ. : -cicorum F 2 • priuigni ϕU princ. : priui*gni F (eras. n teste Helm –uingni A) • 7 occepit ϕ x (ϕ 1 Helm) princ. : accepit FAU et ut uid. ϕ 1 quem] qui A prob. Bosscha quum Casaubonus • occisum supra ame add. F 1 (occisum a me ϕU princ. occisus ame ut uid. A) • clamitarat] -ret Casaubonus • subscribendum] suscr- F sed b s.l. add. F 1 (subs- ϕAU princ.) • 2 ante de grauiter dist. Van der Vliet • de morte cognati adolescentis del. Krüger de morte... descriptione del. Novák ante de morte add. dubitanter Helm • ante subito add. Krüger, Sauppe • subito] subiit Petschenig • tacere uel tacens ς : tacens U princ. Ald. Phil tacerem F ϕA tacuere Cataudella 1954, pp. 51-54 taceret Krüger Sauppe tacet enim Wiman tacet. Enim Piccioni (2012, pp. 451-452) • tacens... descriptione tamen coni. Butler tacet et t. c. descriptione; t. Purser tacere . [criminis descriptio] ne olim Helm tacere t. c. descriptione: tamen Petschenig • ne omnino ϕ2 (ne s.l. add.) Uς princ. Ald. Phil. Rohde : omnino ϕA *omnino F (quid fuerit ante o incertum; d pro o pr. fuisse uid. Helm) post descriptione suppl. Helm, ante tamen Novák • calumniam magiae ς princ. Ald. (c. mageiae) Phil. : -nia magi(a)e F ϕAU -nia, magiam Rohde Novák • solum] solam dubitanter Rohde

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APOLOGÍA

ocasión y posibilidad de defender la filosofía contra quienes la desconocen y de justificarme a mí mismo ante un juez como tú, aunque calumnias como estas son tan graves a primera vista como difíciles de rebatir por lo imprevistas. En efecto, como recordarás, solo hace cuatro o cinco días que, cuando me disponía a pronunciar un alegato contra los Granios6 a favor de mi esposa Pudentila, comenzaron de improviso los abogados de este, según habían planeado, a cubrirme de improperios y a acusarme de practicar la magia e incluso, por último, de la muerte de mi hijastro Ponciano. Y como yo comprendí que aquello no eran imputaciones propias de un juicio, sino simples insultos lanzados para provocar una riña, les lancé por mi parte un desafío conminándolos insistentemente a que presentaran sus acusaciones. Emiliano, en cambio, en ese mismo momento, cuando vio que tú también te habías mostrado indignado y que la cuestión había ido más allá de las palabras, comenzó a buscar, falto de confianza, algún refugio para su temeridad. Así pues, en cuanto se vio empujado a suscribir la acusación7, olvidó inmediatamente al hijo de su propio hermano, Ponciano, al que, según proclamaba poco antes, yo había asesinado. De repente, de esta manera, pasaba por alto la muerte de un joven de su familia. Sin embargo, para no dar la impresión de que renunciaba a denunciar un crimen tan terrible, se decidió, para efectuar la acusación, por calumniarme únicamente como mago, una imputación mucho más fácil de hacer que de probar.8 Pero ni siquiera se atreve a esto abierta6 Parientes de Lolio Úrbico (v. 2.11 y nota). El episodio al que se alude es un juicio, probablemente sobre una cuestión de derecho civil. Lo que no queda claro es qué función realizaban allí los abogados de la presente acusación y su relación con los Granios, cuyo nombre, por cierto, está atestiguado en inscripciones de Lepcis Magna (Guey 1954, p. 116). 7 Después de la denuncia y de que se tuviera conocimiento del caso, el acusador debía ratificar el escrito ante el tribunal, cf. Butler - Owen 1914, pp. 4-5 y Digesto 48.2.3 (Julio Paulo 3 De adulteriis). 8 Aunque hay disposiciones contra la magia desde las leyes de la Doce Tablas (siglo V a. C.), la presente acusación estaría basada probablemente en la Lex Cornelia de sicariis que castiga a los que causan la muerte mediante artes mágicas (qui artibus

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PRO SE DE MAGIA

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libellum nomine priuigni mei Sicini Pudentis admodum pueri et adscribit se ei assistere, nouo more per alium lacessendi, scilicet ut optentu eius aetatulae ipse insimulationis falsae non plecteretur. quod tu cum sollertissime animaduertisses et iccirco eum denuo iussisses proprio nomine accusationem delatam sustinere, pollicitus ita facturum ne sic quidem quitus est ut comminus ageret percelli, set iam et aduersum te contumaciter eminus calumniis uelitatur. ita totiens ab accusandi periculo profugus in assistendi uenia perseuerauit. Igitur et priusquam causa ageretur, facile intellectu cuiuis fuit qualisnam accusatio futura esset, cuius qui fuerat professor et machi-

3 Sicini] sicini** F sicini ϕ : -ni ϕ AU Ald. Phil. et –nii princ. • 6 quitus FAU princ. : quintus F 2 (n s.l. add.) ϕ • percelli set iam ς : percellis etiam F Phil. perpellis e. ϕ propellis e. AU princ. Ald. • contumaciter] -max Van der Vliet • eminus... uelitatur] Met. V 11.3 cft. Helm • 7 uenia] umbra Stewech uice Scipio Gentilis • 8 professor... auctor def. Helm : auctor... professor Pricaeus probante Florido

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APOLOGÍA

mente, sino que al día siguiente presenta la denuncia en nombre de mi propio hijastro, Sicinio Pudente9, todavía un muchacho, y se presta además a asistirle, estableciendo así una nueva forma de infligir daños por medio de otro, con el fin evidente de que, amparado por la tierna edad de aquel, no pudiera ser incriminado él por haber denunciado en falso. Cuando tú, gracias a tu gran sagacidad, advertiste este proceder y ordenaste por eso mismo que asumiera en nombre propio desde el principio la acusación que había presentado, ni siquiera se le pudo forzar a que batallara cuerpo a cuerpo, a pesar de la promesa que hizo de que así lo haría, sino que, rebelde a tus órdenes, combate en estos momentos a distancia mediante calumnias. Así, huyendo en toda ocasión del riesgo de lanzar acusaciones por sí mismo, ha persistido en ampararse en su oficio de asesor. De esta forma, antes de que se viera la causa, cualquiera podía comprender claramente qué tipo de acusación se iba a efectuar cuanodiosis tam uenenis uel susurris magicis homines occiderunt [Justiniano, Instituciones 4.18.5]); otros juristas amplían los delitos relacionados con la magia a los encantamientos conseguidos en sacrificios impíos o nocturnos (Digesto 48.8.13 [Modestino 8 regularum]; Julio Paulo, Sentencias a su hijo 5.23.15), cf. Abt 1908, pp. 9-14; Otto 2011, pp. 236-239. Obsérvense, sin embargo, las reservas de Bradley 2012, pp. 290-291, Rives 2008, pp. 1925, Noreña 2014: el presente procedimiento sería una cognitio extra ordinem cuyo fundamento quedaba a discreción del magistrado que presidía y, a la vez, actuaba como juez (Plinio, Cartas X 81 y Sherwin-White 1966, p. 677). Véase también sobre el fundamento normativo de la acusación Pellecchi 2010, pp. 322-334. Da la impresión, sin embargo, que la represión de la magia no fue siempre ni demasiado estricta ni constante ni coherente (Dickie 2003, pp. 142-161), y se confundió frecuentemente con la persecución de otros delitos (Rodríguez López 2005). 9 El segundo hijo de Pudentila e hijastro, por consiguiente, de Apuleyo. Había tomado la toga viril hacía pocos años, coincidiendo con la boda de su hermano mayor (cf. 70.7 y nota; 87.10). En todo caso, era lo suficientemente joven como para no ser penalmente responsable (cf. 85.9) de acuerdo con la lex Remnia (Norden 1912, pp. 136-137) si se acababa demostrando que los cargos contra Apuleyo eran pura calumnia, y esto, naturalmente, era lo que buscaba su tío Emiliano, auténtico promotor de la acusación. En 102.9 se presenta el comienzo de este escrito. Todo el proceso, por otra parte, se resuelve en un espacio de tiempo muy corto: cuatro o cinco días antes surgen las primeras acusaciones (1.5), al día siguiente se presentan los cargos, tal como se indica aquí, y dos días antes del juicio se copian ante el tribunal los documentos (78.6), se citan los testigos (44.5) e incluso se ultiman intrigas (60.2; cf. Butler - Owen 1914, p. 2).

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nator idem fieri auctor timeret, ac praesertim Sicinius Aemilianus, qui si quippiam ueri in me explorasset, nunquam profecto tam cunctanter hominem extraneum tot tantorumque criminum postulasset, qui auunculi sui testamentum quod uerum sciebat pro falso infamarit, tanta quidem pertinacia ut, cum Lollius Vrbicus V.C. uerum uideri et ratum esse debere de consilio consularium uirorum pronuntiasset, contra clarissimam uocem iurauerit uecordissimus iste, tamen illud testamentum fictum esse, adeo ut aegre Lollius Vrbicus ab eius pernicie temperarit. Quam quidem uocem et tua aequitate et mea innocentia fretus spero in hoc quoque iudicio erupturam, quippe qui sciens innocentem criminatur eo sane facilius, quod iam, ut dixi, mentiens apud praefectum urbi in amplissima causa conuictus est. namque peccatum semel ut bonus quisque postea sollicitius cauet, ita qui ingenio malo est confidentius integrat ac iam de cetero quo saepius eo apertius delinquit. pudor enim ueluti uestis quanto obsoletior est tanto incuriosius habetur. et ideo necessarium arbitror pro integritate pudoris mei, priusquam ad rem aggrediar, male|dicta omnia refutare. sustineo enim non modo meam, uerum etiam philosophiae defensionem, cuia magnitudo uel minimam reprehensionem pro maximo crimine aspernatur, propter quod paulo prius patroni Aemiliani multa in me

auctor] actor H. Müller • 9 qui] del. Delthey • 10 infamarit ς : -maret F ϕAU princ. Ald. Phil. -marat ed. Basil. I • 11 pertinacia] peruicacia princ. • V.C. inductum uid. in F, ita ut uix legi posset (u.c. ϕAU princ.) • consularium] consiliarium Lipsius clarissimorum Salmasius consultorum Hirschfeld • clarissimam uocem F def. Bosscha : -issima uoce ς Casaubonus • post tamen dist. ς ante tamen Dilthey 1 (a)equitate F xϕAU princ. : -tatem ut uid. F • 2 cauet] t rescr. F 2; -uet ϕAU princ. et fort. iam F • 3 obsoletior ς princ. Ald. Phil.; cf. Fl. 19.2 : obsolentior F ϕAU • 4 F 105r • 5 cuia F ϕx : cumiam F 2A (cum iam L1L2) cumia ut uid. ϕ quia ut uid. U cuius V1V4V5 M1 δ princ. • pro maximo ϕ2 in marg. L3V2 : pro**xi|mo F (fuisse a alt. litt. eras. affirmat Helm) proximo ϕAUV1L1L2 Phil.; def. Meurs interpr. ‘obuio’, ‘manifesto’ coll. e.g. 9.3 proximam (et crimini) V5 δς princ. Ald.

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APOLOGÍA

do el mismo que la había propuesto y fabricado tenía miedo de convertirse en su autor. Sobre todo tratándose de Sicinio Emiliano, hombre que, si hubiera encontrado en mí algo real, con toda seguridad no hubiera dudado en culparme, siendo yo un extraño, de tantos y tan graves delitos, puesto que ya antes había denunciado que era falso el testamento de su tío a sabiendas de que era verdadero, y además con tanta obstinación que, cuando el ilustre varón Lolio Úrbico10 declaró, de acuerdo con los demás consulares, que lo consideraba verdadero y que debía ratificarse, juró, a pesar de todo, este hombre insensatísimo en contra de una voz tan autorizada que el testamento había sido falsificado; y llegó a tal punto que Lolio Úrbico a duras penas pudo contenerse de castigarlo con toda severidad. Confiado tanto en tu equidad como en mi inocencia, espero que esta misma voz se levante también en este juicio, puesto que está acusando a un inocente a sabiendas, y además incluso con mayor razón porque ya se le ha sorprendido a aquel, como he dicho, mintiendo ante el prefecto de la ciudad en un proceso de la mayor trascendencia. Y es que de la misma forma que una persona honrada procura guardarse con más cuidado de un error en el que ha incurrido una vez, así el que es de naturaleza perversa vuelve a cometerlo con mayor confianza y delinque en adelante tanto más abiertamente cuanto con más frecuencia. Porque la decencia, como el vestido, cuanto más desgastada está, con mayor descuido se la mantiene. Por eso considero necesario, conforme a la integridad de mi honra, refutar todas las calumnias que se han dicho antes de entrar en materia. Pues me encargo no solo de mi propia defensa, sino también de la de la filosofía, cuya grandeza repudia hasta la más pequeña reprobación como si se tratara del mayor crimen. Hace poco los abogados de Emiliano propalaban con su verborrea mercenaria

10 Después de ocupar varios cargos en la milicia, fue cónsul en 135 o 136 y, durante el reinado de Antonino Pío, prefecto de la ciudad de Roma desde el 146 al 160 (PIR 2 L 327; Vidman 1977). El título de uir clarissimus, que aparecerá también después (24.1, 94.3), estaba reservado a personalidades de rango senatorial.

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proprie conficta et alia communiter in philosophos sueta ab imperitis mercennaria loquacitate effutierunt. quae etsi possunt ab his utiliter blaterata ob mercedem et auctoramento impudentiae depensa haberi, iam concesso quodam more rabulis id genus, quo ferme solent linguae suae uirus alieno dolori locare, tamen uel mea causa paucis refellenda sunt, ne is, qui sedulo laboro ut ne quid maculae aut inhonestamenti in me admittam, uidear cuipiam, si quid ex friuolis praeteriero, id agnouisse potius quam contempsisse. est enim pudentis animi et uerecundi, ut mea opinio fert, uel falsas uituperationes grauari, cum etiam hi, qui sibi delicti alicuius conscii sunt, tamen cum male audiunt, impendio commoueantur et obirascantur, quamquam exinde ut male facere coeperunt, consueuerint male audire, quod si a ceteris silentium est, tamen ipsi sibimet conscii sunt posse se merito increpari; enimuero bonus et innoxius quisque rudis et imperitas auris ad male audiendum habens et laudis assuetudine contumeliae insolens multo tanta ex animo laborat ea sibi immerito

6 proprie] cf. Liv. XXXV 48.11 : perperam ς • sueta (sc. ‘confingi’)] dicta Vlitius iacta Crusius inuenta Jahn consuta Krüger; ante sueta Haupt , Novák coll. 28.3 add. • 7 utiliter] cf. e.g. Pl. I 12 (206 O); u. Helm 1904, p. 524, et OLD s.u. 1b : futiliter Colvius • depensa FC : depreensa F 2ϕU deprehensa AV1L1L2L3 princ. Ald. Phil. • post quodam add. Van der Vliet • rabulis Colvius : fabulis F • ferme FCϕL1L2 princ.; 87.11 cft. Helm : ferin(a) e AUV1 L3 ς Ald. Phil. uiperinae Cornelissen praeeunte Vulcanio, cf. 8.4 • 8 friuolis F x (v supra b add.) U princ. : -bolis FC ϕA • contempsisse F xC ϕAU princ. : -sissem F • 9 falsas C ϕA et fort. iam F (falsa*) : falsa UC 2 s.l.; princ. • uituperationes ϕx (pe s.l. add.) C 2A, cf. Helm 1904, p. 555 : uiturationes C ϕ et fort. iam F uituperatione* F 2 (pe s.l. add.; F x eras. s uel potius m) -tione U princ. • 10 post audire sic dist. Helm, grauiter F et ς • 11 imperitas] cf. Fl. 7.10 : imparatas ς • tanta FCϕV1 L2 L 3 : -to AL1 ς tamen U princ. Ald. Phil.

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APOLOGÍA

muchos disparates inventados específicamente contra mí junto a otros que suelen decir en general todos los ignorantes contra los filósofos. Aunque se puede considerar que todo esto lo parlotean ellos interesadamente por la paga y que se lo han abonado con el alquiler de su desvergüenza, según la costumbre ya admitida entre rábulas de este tipo de arrendar casi por norma el veneno de sus lenguas para dañar a otros11, sin embargo, he de rebatirlo con unas pocas palabras al menos por mi propio interés, para que no dé la impresión de que yo, que pongo todo mi esfuerzo en no consentir ni la más pequeña mancilla o deshonor en mi persona, si paso por alto alguno de los aspectos más intrascendentes, lo esté admitiendo en vez de estar ignorándolo por desdén. Pues en mi opinión es propio de un espíritu decente y modesto oponerse hasta a los falsos insultos, porque incluso los que tienen sobre su conciencia algún delito, cuando hablan mal de ellos, son presa a pesar de todo de una fuerte indignación y de la ira, por más que estén acostumbrados a que hablen mal de ellos desde el momento en que empezaron a cometer fechorías, porque aunque callen los demás, ellos mismos son conscientes en su interior de que son merecedores de reproches. En cambio, la persona honrada e inocente, que no tiene el oído familiarizado y habituado a que hablen mal de ella y que junto al hábito de recibir alabanzas está desacostumbrada a ultrajes, sufre tanto más en su corazón que se le diga algo inmerecido que en justicia podría él mismo achacarle a otros. 11 La invectiva contra los abogados es aún más demoledora en el original: auctoramentum, por ejemplo, suele designar el contrato de los gladiadores, oficio infame como pocos; el veneno de las lenguas, por otro lado, los compara implícitamente con serpientes. Más frecuentes aún eran los ataques contra el sistema judicial entero y especialmente contra los jueces, de los que el propio Apuleyo ofrece un ejemplo en Metamorfosis X 33.1 (GCA 2000, pp. 393-395) y que se encuentran, por ejemplo, en Petronio 14.2, por no hablar de la visión satírica de Apocolocintosis 12.3 (o causidici, / uenale genus !: «¡Oh abogados, venal linaje!»); más referencias en Schmeling 2011, pp. 30-40. En general se considera deshonroso actuar por interés material, mientras que Apuleyo se presenta en todo el discurso como una persona completamente desinteresada, en consonancia con la alta consideración de sí mismo como filósofo que intenta trasmitir.

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dici, quae ipse possit aliis uere obiectare. quod si forte inepta uidebor et oppido friuola uelle defendere, illis debet ea res uitio uorti, quibus turpe est etiam haec obiectasse, non mihi culpae dari, cui honestum erit etiam haec diluisse. Audisti igitur paulo prius in principio accusationis ita dici: ‘accusamus apud te philosophum formonsum et tam Graece quam Latine’ —pro nefas— ‘disertissimum’. nisi fallor enim, his ipsis uerbis accusationem mei ingressus est Tannonius Pudens, homo uere ille quidem

12 uorti FC ϕA : uerti F 2ϕ2 s.l. U princ. 1 igitur FC ϕAUV1L1L2 L3 : ergo princ. Phil. Ald. Oud. (cf. adn. p. 386) et edd. plerique • formonsum F x (n s.l. add.) C : formosum F ϕAU princ. • disertissimum F xϕAU princ. : dissert- FC • 2 uere delendum censuit Kroll

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APOLOGÍA

Es esa la razón de que, si da quizá la impresión de que pretendo defender asuntos disparatados y completamente intrascendentes, deba imputársele ese defecto a aquellos a quienes debe acarrear vergüenza habérmelos achacado, y no atribuirme la culpa a mí, para quien constituirá motivo de honra rebatir incluso estas cuestiones. Has oído hace poco, al comienzo de la acusación, que se decía esto: «Acusamos ante ti a este filósofo bien parecido y elocuente —¡oh, sacrilegio!— tanto en griego como en latín»12. Pues, si no me equivoco, es así, con estas mismas palabras, como ha empezado la acusación contra mí Tanonio Pudente13, un hombre que no es desde luego nada 12 Comienza una gran sección de la obra dedicada a rebatir acusaciones menores. En todos los casos Apuleyo mostrará la falta de fundamento de estas reduciéndolas a aspectos ridículos y aprovechará para defender su propia vida, luciendo en todo este proceso todas sus habilidades oratorias. En realidad, lo que constituye el motivo principal de los cargos y, consecuentemente, de la defensa no empezará hasta el capítulo 66. Apuleyo empieza aquí, como en otros lugares, con la cita textual de la acusación, algo que se debía evitar, salvo que fuera para mostrar las contradicciones del contrario o sirviera para la defensa, como es el caso (Quintiliano, Instituciones oratorias V 13.27; Hunink 1997, II, p. 22). La belleza y la capacidad oratoria de Apuleyo podrían tener relación con la magia (Abt 1908, pp. 18-19), pero es más probable que sus enemigos las mencionaran para poner en guardia al tribunal contra los medios de seducción del acusado (Floridus 1688, p. 405), de los que, naturalmente, pudo también haberse servido en el caso de Pudentila. Hay una relación obvia entre algunos de estos rasgos, característicos de la juventud del filósofo, y la diferencia de edad entre los cónyuges, a la que se volverá en 89 (Elm 2009, con comparación con el tema de la edad en Luciano, Alejandro o el falso filósofo). Cf. además la nota 32 de la introducción. La hermosura, por otro lado, se podía asociar con la molicie. En cuanto al dominio del griego y del latín, no resulta nada extraordinario que un romano culto se hubiera formado en ambas lenguas; además, el uso del griego debía estar, como atestiguan las inscripciones, difundido, al menos hasta cierto punto, en la provincia de África, antes incluso que el latín (Butler - Owen 1914, pp. 13-14); véase el uso que hace de esta lengua Pudentila en su correspondencia, incluso con su propio hijo (cf. 30.11; 82-83), las citas de pasajes en este mismo discurso (e.g. 10.8-10 o 25.11) o la lectura por las calles (82.3), que atestiguan que el público lo entendía. Sobre el conocimiento del griego por parte de Pudentila véase Biville 2002, sobre todo pp. 87 y 91, Adams 2004, pp. 220 y 416. Apuleyo, por otra parte, no dejará de enorgullecerse de su dominio de ambas lenguas, véase nota a Floridas 9.29. Sobre la facundia tanto en Apología como en Floridas y sus variadas implicaciones (cf. 94.6 a propósito de Loliano Avito), véase Puccini-Delbey 2004a. 13 Pronuncia el discurso de acusación en nombre de Sicinio Pudente y Emiliano. Por lo demás, es desconocido (PIR1 T 9). La acusación, como es evidente en numerosos pasajes (e.g. 3.6; 25.8; 52.3; 74.5), debió contar con otros abogados.

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non disertissimus. quod utinam tam grauia formae et facundiae crimina uere mihi opprobrasset; non difficile ei respondissem quod Homericus Alexander Hectori: οὔ τοι ἀπόβλητ᾽ ἐστὶ θεῶν ἐρικυδέα δῶρα, ὅσσα κεν αὐτοὶ δῶσιν, ἑκὼν δ᾽ οὐκ ἄν τις ἕλοιτο. munera deum gloriosissima nequaquam aspernanda; quae tamen ab ipsis tribui sueta multis uolentibus non obtingunt. haec ego de forma respondissem. praeterea: licere etiam philosophis esse uoltu liberali; Pythagoram, qui primum se esse philosophum nuncuparit, eum sui saeculi excellentissima forma fuisse; item Zenonem illum antiquum

3 Homericus] ome- F • 4 οὔ τοι… ἕλοιτο, cf. Hom. Il. III 65-66] OyTOIaΠΟβλΗΤЄC. TIθЄω | NЄPIky deadoνa (sed ω supra o add. F 1) OCCαKЄNayTOIdωCIN | ЄkωNdOy kANTICEλoyTO F • 5 munera... obtingunt] additamentum putauit Scriverius et om. Phil. et edd. nonnulli • aspernanda ϕ2 (nan supra nun add.) C 2 (a s. u add.) princ. : -nunda FC ϕAU Ald. • 7 Pythagoram princ.] pithagoram FC ϕ (phita- AU) • primum] -mus dubitanter Krüger • se esse def. Von Geisau] se Novák sese Lipsius

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APOLOGÍA

elocuente. Ojalá hubiera tenido razón al reprocharme esos crímenes tan graves de ser guapo y buen orador; no dudaría en responderle lo que le dijo el Alejandro de Homero a Héctor14:

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No son desde luego despreciables los magníficos dones de los [dioses; cuanto ellos dan, no lo podría escoger nadie voluntariamente.

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No hay que despreciar desde luego los dones magníficos de los dioses; por el contrario, aquellos que acostumbran a conceder ellos no los alcanzan muchos voluntariamente. Esto es lo que yo les hubiera respondido en cuanto a la apostura, además de que también los filósofos pueden tener un rostro hermoso, y que Pitágoras15, que fue el primero que se denominó filósofo, fue en su época una persona de extraordinaria belleza; que también aquel antiguo Zenón16 natural de

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14 Homero, Ilíada III 65-6. Ante la huida de su hermano Alejandro —o Paris— de la primera línea de batalla, Héctor le recrimina su cobardía y su vana belleza y este le replica con estos versos y decide enfrentarse en combate singular con Menelao. Esta es la primera de las citas homéricas que se suceden en la obra y que no siempre parecen ser oportunas para defenderse contra la magia, cf. Hunink 2008. 15 Natural de Samos, vivió su plenitud en el 532-531 a. C.; se trasladó a Crotona y de allí a Metaponto, donde murió. Más que sus logros científicos, los antiguos destacaban sobre todo la asociación religiosa que fundó, caracterizada por rígidas normas sobre alimentación, por ejemplo, y la prohibición de divulgar sus enseñanzas, y doctrinas místicas como la de la transmigración de las almas; véanse los testimonios sobre su vida y enseñanzas en Kirk - Raven 1979, pp. 306-325. Además, se le atribuían poderes mágicos (Abt 1908, p. 254). Sobre su primacía en el uso del término «filósofo» véase la nota a Floridas 15.22. Apuleyo, por otra parte, manifiesta en varios pasajes su interés por el personaje pretendiendo mostrarse como su continuador, cf. De’ Conno 1958-1959, pp. 67-69; Sandy 1997, pp. 149-150 y Floridas 15 passim; Apología 27.2; 31.2, 43.6, 56.2; El dios de Sócrates 22 (170 O); Sobre Platón y su doctrina I 3 (186 O). En Metamorfosis aparece una sola vez en XI 1.4 (GCA 2015, pp. 102-103). 16 Zenón de Elea —esta forma griega de la ciudad es más común que la que aparece en el texto, pero el origen es el mismo— fue discípulo de su compatriota Parménides; su actividad intelectual se sitúa a principios del siglo V a. C. Lo más conocido de su pensamiento son sin duda las paradojas, como la de Aquiles y la tortuga (Aristóteles, Física VI 9, 239b 9-33). Aristóteles lo consideró el fundador de la dialéctica (Diógenes Laercio VIII 57; testimonios en Kirk - Raven 1979, pp. 400-416).

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Velia oriundum, qui primus omnium sollertissimo artificio ambifariam dissoluerit, eum quoque Zenonem longe decorissimum fuisse, ut Plato autumat; itemque multos philosophos ab ore honestissimos memoriae prodi, qui gratiam corporis morum honestamentis ornauerint. sed haec defensio, ut dixi, aliquam multum a me remota est, cui praeter formae mediocritatem continuatio etiam litterati laboris omnem gratiam corpore deterget, habitudinem tenuat, sucum exsorbet, colorem obliterat, uigorem debilitat. capillus ipse, quem isti aperto mendacio ad lenocinium decoris promissum dixere, uides quam sit amoenus ac delicatus, horrore implexus atque impeditus, stuppeo

8 ante omnium suppl. Helm, qui antea omissa esse omnem rem coll. Sen. ep. 88.43 uel eadem coll. Plat. Phaedr. 261d uel talia putans lacunam indicauerat : omnium F Phil. orationem Oudendorp omnem uel omnia Bosscha omnimoda Hildebrand omnium ς princ. Ald. omnium F. Handius (Tursellinus seu de particulis Latinis commentarii, Lipsiae 1829, I p. 286) o. Brakman 1928, p. 182 • ante ambifariam coll. Fl. 18.2326 suppl. Helm praeeunte Van der Vliet (argumentum) cf. et Butler - Owen ad loc. • dissoluerit Tς 2.10 cft. Helm : dissolueret F (-et rescr. F 2 sed idem fuit) C ϕAUV1L2 L3 princ. Ald. Phil. -uerunt L1 disseruerit Goldbacher • Zenonem cf. Helm 1904, p. 518 ] del. Krüger • 9 ornauerint FC : -runt F 2 (uerunt s.l. add. man. recent.) ϕAUL1 princ. • 10 continuatio F 1 (a s.l. add.) ϕAU princ. : -natio F • 11 quam Apuleium aduersarios eludere coll. 86.2 monet Helm : quam ς princ. Ald. Phil.

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APOLOGÍA

Velia, que fue el primero que resolvió con sagaz razonamiento argumentos de doble interpretación, fue, tal como asegura Platón17, enormemente agraciado, y asimismo son muchos los filósofos de hermoso rostro que, por lo que se nos ha trasmitido, engalanaron sus gracias corporales con la probidad de sus costumbres. Pero toda esta defensa, como he dicho, dista bastante de poder aplicárseme a mí, porque, aparte de la mediocridad de mi aspecto, mis trabajos intelectuales ininterrumpidos borran cualquier gracia de mi cuerpo, estropean mi porte, absorben los jugos vitales, me atenúan el color18, debilitan mi vigor. El cabello mismo19, que estos, con manifiesta falsedad, dijeron que llevaba largo para hacer más llamativa mi apariencia, mira qué agradable y qué delicado es: enredado e impenetrable de puro en17 Platón, Parménides 127b. Se trata de la primera mención del gran filósofo ateniense del que Apuleyo se proclama seguidor por encima de cualquier otro, véase nota a Floridas 2.1. Aparece constantemente citado tanto en Apología, especialmente en el tema de los versos (10.6-13.2), como en Floridas. Junto con Pitágoras, por ejemplo, a quien se acaba de mencionar, o Aristóteles constituye el grupo de filósofos que Apuleyo hace «comparecer» como sus abogados defensores (Hertz 2007). 18 Sobre la combinación litterati… obliterat cf. Aulo Gelio XI 18.4 y Keulen 2008, p. 107, n. 27. 19 El tema del cabello y su contribución a la belleza es característico del momento —cf. el poema sobre la pérdida del cabello de Petronio 109.8-10 y el libro sobre el cuidado capilar escrito por el emperador en Suetonio, Domiciano 18 (Schmeling 2011, pp. 423-425)—, propio de los filósofos y presente, por supuesto, en la literatura amatoria, cf. Ovidio, Amores I 14, por ejemplo, y DMA s.v. «Defectos físicos: cabello» y «Descripción de la belleza de la amada: cabello» [Moreno Soldevila]. Además, ocupa un lugar muy especial en Metamorfosis, donde figura el elogio de la cabellera de Fótide (II 8-9; Martos 2003, I, p. 29, n. 65; Duret 2008) y el mismo momento final en el que Lucio, con la cabeza rapada en honor a Isis, se enorgullece de su servicio (XI 30.5 y GCA 2015, pp. 513-514). El descuido que se describe aquí presenta indudables semejanzas con el Elogio de la cabellera de Dión de Prusa al que responde el Elogio de la calvicie (1.1) de Sinesio de Cirene: sobre el posible carácter de esta obra y la actitud de filósofos y sofistas sobre el tema, cf. Ventrella 2013. Por supuesto, el cabello puede tener también relación con la magia, cf. Abt 1908, pp. 107-108. Por otro lado, el exceso de adorno y el afeminamiento resultaba un peligro para un orador, cuya dignitas y virilidad en apariencia, gestos, en la voz muy particularmente (Gleason 1995, pp. 103-130) y en general en toda la actio de sus discursos enfatizan los tratadistas latinos —e.g. Cicerón, El orador 55-60; Sobre el orador III 220-3; Quintiliano, Instituciones oratorias II 5.10-2—, por lo que Apuleyo pudo tener mucho interés en mostrarse, más de acuerdo con la tradición romana, descuidado en su aspecto y lejos de cualquier forma de dandismo, cf. Bradley 2012, pp. 148-163.

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tomento adsimilis et inaequaliter hirtus et globosus et congestus, prorsum inenodabilis diutina incuria non modo comendi, sed saltem expediendi et discriminandi: satis, ut puto, crinium crimen, quod illi quasi capitale intenderunt, refutatur. De eloquentia uero, si qua mihi fuisset, neque mirum neque inuidiosum deberet uideri, si ab ineunte aeuo | unis studiis litterarum ex summis uiribus deditus omnibus aliis spretis uoluptatibus ad hoc aeui haud sciam anne super omnis homines impenso labore diuque noctuque cum despectu et dispendio bonae valetudinis eam quaesissem. sed nihil ab eloquentia metuant, quam ego, si quid omnino promoui, potius spero quam praesto. sane quidem, si uerum est quod Statium Caecilium in suis poematibus scripsisse dicunt innocentiam eloquentiam esse, ego uero profiteor ista ratione ac praefero me nemini omnium de eloquentia concessurum. quis enim me hoc quidem pacto eloquentior uiuat, quippe qui nihil unquam cogitaui

12 tomento F xC x (r punt. del.) ϕx (to*m-) U x in marg. : tormento FCAUV1L1L2 L3 M1 ς princ. Ald. Phil. et fort. etiam ϕ • hirtus F 1ϕxA2UL1 princ. : irtus FC ϕ • intenderunt] cf. Loew 1914, p. 165 • 13 refutatur] refutatum est (princ. Ald. Phil.) uel refutatum ς 1 si ante ab] qui Oudendorp prob. Krüger si quidem dubitanter Van der Vliet • F 105v • ex] 74.4 cft. Helm : et Stewech • diuque F x (diu*q;) ϕAU princ. : diumque F teste Helm • 2 quid] quidem Aς • spero... praesto] cf. Cic. Phil. 1.4.10 • 3 Statium Caecilium] fr. 248 Ribbeck 2 II p. 75 • dicunt] dicunt* F x (o eras., sed ita ut adhuc legi posset) Phil. : dicant* F 1 (u in a mut., sed iam can in marg. addiderat) L2L3 ς princ. Ald. et C teste Piccioni dicunto F dicanto C 2 in lac., ut mihi quidem uid. ϕAUV1L1 dictant H. Müller dicunt animi Sauppe • innocentiam F 1ϕAU princ. : -tiae F

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APOLOGÍA

crespado, parecido a un relleno de estopa e irregularmente erizado y apelotonado y apelmazado, completamente imposible de desenmarañar por mi continuado descuido no solo en arreglarlo, sino incluso en carmenarlo o peinármelo. Con esto se refuta suficientemente, según creo, el crimen de las crines que ellos pretendieron que fuera casi capital20. En cuanto a la elocuencia, por otra parte, si yo tuviera alguna no debería parecer nada ni admirable ni digno de envidia, pues desde pequeño me entregué con toda mi alma únicamente al estudio de las letras con completo desdén por todos los demás placeres, persiguiéndola hasta este momento de mi vida no sé si incluso más que cualquier otro hombre, con ímprobo esfuerzo, de día y de noche, y con desprecio y despilfarro de mi salud21. Pero que no teman nada de la elocuencia, en la que yo, si es que he podido avanzar algo en su conocimiento, tengo más esperanzas que maestría. Aunque naturalmente, si es verdad aquello que dicen que escribió Cecilio Estacio22 en sus poemas de que la inocencia es elocuencia, yo en ese caso declaro y manifiesto que no me voy a dejar vencer por nadie en elocuencia. ¿Pues quién podría haber más elocuente en este sentido que yo, que no he pensado nunca nada que no me atreviera a declarar en un 20 Juego entre los diferentes sentidos de «capital», igual que en español: «propio de la cabeza», como el cabello, y, referido a una pena o un crimen, «que merece la muerte». 21 Esta dedicación es parte del ideal del orador ciceroniano, cf. Cicerón, Bruto 308-9, 314 (Harrison 2000, p. 53). 22 Escritor de comedias romano de origen galo muerto el 168 a. C. Llevado a Roma como esclavo, obtuvo la libertad y destacó como autor de paliatas, en las que adaptaba originales de Menandro y otros comediógrafos griegos. Lo apreciaron enormemente tanto sus contemporáneos como la posteridad, pero no ha sobrevivido ninguna obra suya íntegra: quedan cuarenta y dos títulos y fragmentos de varias. Horacio (Epístolas II 1.59), precisamente, alaba la grauitas de su estilo, que pone de manifiesto, por ejemplo, la presente cita. Es llamativo y muy acorde con su época el gusto de Apuleyo por los poetas arcaicos (Mattiacci 1986; Martos 2003, I p. LXII y n. 258); posteriormente citará ampliamente a Ennio (13.1; 39.2-3), por ejemplo, y en toda su obra es evidente la presencia de Plauto, de manera expresa en Floridas 2.2 y 18.7 (véanse las notas correspondientes y Pasetti 2007). La comedia en general, además, había experimentado un auge extraordinario durante la segunda sofística (May 2014).

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quod eloqui non auderem? eundem me aio facundissimum esse, nam omne peccatum semper nefas habui; eundem disertissimum, quod nullum meum factum uel dictum extet, de quo disserere publice non possim, ita ut iam de uorsibus dissertabo quos a me factos quasi pudendos protulerunt, cum quidem me animaduertisti cum risu illis suscensentem, quod eos absone et indocte pronuntiarent. Primo igitur legerunt e ludicris meis epistolium de dentifricio uersibus scriptum ad quendam Calpurnianum, qui cum aduersum me eas litteras promeret, non uidit profecto cupiditate laedendi si quid mihi ex illis fieret criminosum, id mihi secum esse commune. nam petisse eum a me aliquid tersui dentibus uersus testantur: Calpurniane salue properis uersibus. misi, ut petisti, munditias dentium, nitelas oris ex Arabicis frugibus,

5 disserere F 2 (s add.) ϕ1 (diss s.l. add.) Ax (-ret A) Ald. Phil. : diser- FCU princ. deserere ϕ • 6 iam F x (*jam) ϕA princ. : etiam ut uid. F tam U • uorsibus F ϕ : uer- F 2ϕ2(e s.l. add. F 2ϕ2) A princ. • dissertabo F 2 (s add.) ϕ (ϕ1 Helm) A Ald. Phil. : diser- FCU princ. 1 dentifricio F 2AU princ. : -frigio FC ϕ • ad quendam] quondam ad Jahn • eas] meas Van der Vliet • 2 dentibus] -tium ς • 3 properis F 1ϕA (prop- U) princ. : prosperis F 2 (s s.l. add.) • misi... nolit uideri (6.3-4) post gingiuam (6.5) F (k in marg. ad misi) ϕ (etiam k in contextu descr.) AU signa ante misi et post uideri add. ϕ2 : ordinem restituit Pricaeus misi... frugibus ([5] nisi forte... gingiuam) tenuem... riseris. [4] quaeso... nolit uideri? Casaubonus • petisti, munditias suppl. Dousa : petisti munditias F p. mundicinas Lipsius p. mundiciolas Häberlin (1892, 139-140) petiuisti m. Gruterus petisti munditias Salmasius • frugibus] rupibus Salmasius coll. Plin. N.H. XXXVI 153

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APOLOGÍA

discurso? Proclamo que yo soy también el mejor orador, pues siempre consideré cualquier falta como algo innombrable, y que también soy yo el que mejor habla, porque no hay nada que haya hecho o dicho de lo que no pueda disertar en público23. Es así como en este momento me dispongo a disertar sobre unos versos compuestos por mí que ellos han presentado como si fueran motivo de vergüenza, mientras que yo, como has advertido, me indignaba riéndome de ellos por lo destemplada y toscamente que los han recitado. Primero leyeron de mi libro Los divertimentos24 una cartita en verso sobre un dentífrico25 dirigida a un tal Calpurniano26, que cuando compuso contra mí estas epístolas, no percibió desde luego en su deseo de atacarme que, si se me adjudicaba algún hecho criminal a mí en estas, nos afectaría tanto a él como a mí. Pues estos mismos versos atestiguan que fue él quien me pidió algo para lavarse los dientes: Te saludo, Calpurniano, con estos versos apresurados. Te he enviado, como me pediste, aseo para tus dientes, brillo para la boca hecho de plantas arábicas27,

23 Todos los razonamientos de estas frases están basados en juegos de palabras: eloquentior («más elocuente») / eloqui («declarar»)... [5]facundissimum («mejor orador»)... nefas («innombrable»); disser tissimum («el que mejor habla») / disser ere («disertar») y [6] disser tabo («voy a disertar»). 24 Quizá incluiría esta obra, además del presente poema, los citados en 9.12 y 14 y otros fragmentos trasmitidos por otras fuentes (Nonio, De compendiosa doctrina I 96 Lindsay, por ejemplo). En todo caso, se trataría de una colección de composiciones ligeras en las que no faltaría el tema erótico (Harrison 2000, pp. 16-20). 25 De la práctica de lavarse los dientes y el uso de dentífricos dan fe, por ejemplo, Plinio, Historia natural XXVIII 178-182, Ovidio, Arte de amar III 216, Marcial XIV 56, Tertuliano, De poenitentia 11 y, naturalmente, el poema de Catulo que se menciona a continuación (Krenkel 2006, pp. 349-350). Es posible verle conexión con la magia (Abt 1908, pp. 20-21), pero probablemente lo importante aquí es su relación con la seducción. 26 Si, como parece, es el mismo de 60.2, debe ser un colaborador de Emiliano y Rufino en la acusación. 27 Arabia proporcionaba esencias exóticas como el incienso para elaborar perfumes y cosméticos, cf. nota a Floridas 6.1. En este caso debe referirse a la mirra (Plinio, Historia natural XXVIII 179).

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tenuem, candificum, nobilem puluisculum, complanatorem tumidulae gingiuulae, conuerritorem pridianae reliquiae, ne qua uisatur tetra labes sordium, restrictis forte si labellis riseris. 4 5

quaeso quid habent isti uersus re aut uerbo pudendum, quid omnino quod philosophus suum nolit uideri? nisi forte in eo reprehendendus sum, quod Calpurniano puluisculum ex Arabicis frugibus miserim, quem multo aequius erat spurcissimo ritu Hiberorum, ut ait Catullus, sua sibi urina dentem atque russam pumicare gingiuam.

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Vidi ego dudum uix risum quosdam tenentis, cum munditias oris uidelicet orator ille aspere accusaret et dentifricium tanta indignatione

3 labes] tabes Ribbeck • 4 nolit ϕxL2 L3V1 princ. : nollit FC ϕ uolit A uelit UL1 • post uideri sequitur uidi (7.1) in F, cf. adn. ad misi • 5 nisi forte... gingiuam] om. princ. Ald. Phil. • aequius] *e˛quius F fuit fort. m teste Helm (equius ϕAU x) • pumicare] defricare apud Catull. 39.19

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APOLOGÍA

este excelente polvo fino, blanqueador, que alivia las pequeñas encías inflamadas, y barre los restos de la víspera, para que no aparezca ninguna señal espantosa de suciedad si se te ocurre reír con los labios entreabiertos28. Pregunto: ¿qué tienen estos versos de vergonzoso en el contenido o en las palabras?, ¿qué es lo que cualquier filósofo no quisiera reconocer como suyo? A no ser quizá que se me haya de criticar por haberle enviado a Calpurniano unos polvos de plantas arábicas cuando era mucho mejor que este, según la inmunda costumbre de los iberos, con su propia orina, como afirma Catulo29,

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se frotara el diente y la roja encía. Acabo de ver yo a varios espectadores que apenas podían contener la risa mientras ese orador condenaba tan severamente la limpieza de la boca30 y mencionaba el dentífrico con tanta indignación

28 Poema inspirado evidentemente en Catulo 39, que se cita a continuación. Es una forma métrica parecida —el senario yámbico propio de los dramaturgos arcaicos—, pero menos exigente que la de Catulo. Comentario del poema en Mattiacci 1985, pp. 243-249; Courtney 1993, pp. 392-393; véase también sobre el vocabulario y la fonética Facchini Tosi 1986, pp. 105-106, 119. 29 El famoso poeta de Verona (probablemente 84-54 a. C.), del que nos han llegado 114 poemas de tono y extensión muy desigual y métrica variada: desde epigramas y poemas cortos de tipo satírico y erótico, como los dedicados a Lesbia, a composiciones mayores y de tema elevado, consagradas, por ejemplo, a las historias de Peleo y Ariadna. La presente cita (39.19) es parte de una invectiva contra un tal Egnacio por lavarse los dientes con orina; el verso, sin embargo, no se nos ha trasmitido así, sino que presenta defricare («frotar») en vez de pumicare («raspar con piedra pómez»), una práctica, por cierto, bien atestiguada (Plinio, Historia natural XXXVI 156). Catuliana (68.2) es también la palabra epistolium que ha aparecido antes (6.1). La orina, por otra parte, podía tener efectos mágicos: véase su empleo en la historia del hombre lobo de Petronio 62.6 (también en 57.3) y las brujas de Apuleyo Metamorfosis I 13.8. Interpretaciones de sus usos en Watson 2004 y GCA 2007, pp. 275-276. 30 Juego de palabras basado en la etimología común de oris («de la boca») y orator («orador»).

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pronuntiaret quanta nemo quisquam uenenum. quidni? crimen haud contemnendum philosopho, nihil in se sordidum sinere, nihil uspiam corporis aperti immundum pati ac fetulentum, praesertim os, cuius in propatulo et conspicuo usus homini creberrimus siue ille cuipiam osculum ferat seu cum quiquam sermocinetur siue in auditorio dissertet siue in templo preces alleget: omnem quippe hominis actum sermo praeit, qui, ut ait poeta praecipuus, dentium muro proficiscitur. dares nunc aliquem similiter grandiloquum: diceret suo more cum primis cui ulla fandi cura sit impensius cetero corpore os colendum, quod esset animi uestibulum et orationis ianua et cogitationum comitium; ego certe pro meo captu dixerim nihil minus quam oris illuuiem libero et liberali uiro competere. est enim ea pars hominis loco celsa, uisu prompta, usu facunda; nam quidem feris et pecudibus os humile et deorsum ad pedes deiectum, uestigio et pabulo proximum, nunquam ferme nisi mortuis aut ad morsum exasperatis conspicitur: hominis uero nihil prius tacentis, nihil saepius loquentis contemplere. Velim igitur censor meus Aemilianus respondeat unquamne ipse soleat pedes lauare; uel si id non negat, contendat maiorem curam

2 philosopho F 1 (supra nihil add.) ϕU princ. A (phy-) • aperti Helm (uidelicet librarius u pro ıı scr.), cf. e.g. Lucr. I 297; Liv. XXV 16.22; Ov. rem. 429 : apertum FC ϕAU princ.; def. Hunink apertum Van der Vliet aspectu Rohde • immundum ut uid. F 2 (im in marg. add.) ϕ2 (inmundum in marg.) Uδ princ. : mundum FC ϕA • 3 quiquam ς princ. : quicquam F ϕAU Ald. Phil. quoquam Pricaeus • 4 poeta praecipuus] cf. Hom. Od. 1.64 • 5 suo more] suo iure Lipsius tuo m. Rohde • 6 illuuiem F 1C ϕAU princ. : -ubiem F • 7 facunda] fecunda ς princ. Ald. Phil. • humile F x (del., ut uid., est) C ϕAU princ. : h. est F fort. retinendum cf. Hijmans 1994, 1776 n. 220 et Hunink ad loc. 1 contendat] -datne Jahn

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APOLOGÍA

como si fuera un veneno. ¡Naturalmente, si para un filósofo no es en absoluto despreciable la acusación de no permitirse nada sucio en su persona, de no tolerar nada inmundo o maloliente en una parte visible del cuerpo! Sobre todo en la boca, de la que se tiene que servir cualquiera continuamente, en público y a la vista, ya sea para dar un beso o para hablar con alguien o para pronunciar un discurso ante un auditorio o para dirigir súplicas en el templo; y es que a todos los actos de los hombres les preceden las palabras que, como dice el eximio poeta, salen del muro de los dientes31. Imagina ahora a alguien que se expresara tan magníficamente: diría de acuerdo con su estilo que todo el que se ocupe especialmente del arte de hablar ha de cultivar la boca con más cuidado que el resto del cuerpo, porque se trata del vestíbulo del alma, puerta del discurso, asamblea de los pensamientos32. Por mi parte, yo diría que, a mi juicio, no hay nada que le convenga menos al hombre libre y superior que la suciedad en la boca. En efecto, esta parte en el ser humano tiene una posición elevada, una apariencia llamativa, un uso elocuente: pues las fieras y los ganados tienen la boca baja y dirigida a su parte inferior, hacia las patas, próxima a la marcha y al pasto33; no se le ve prácticamente nunca más que cuando están muertos o rabiosos por morder: en el hombre, en cambio, no hay nada que se contemple antes cuando está callado ni nada con más frecuencia cuando está hablando. Quisiera, por tanto, que mi censor, Emiliano, me responda si se lava alguna vez los pies o, si no lo niega, que me asegure que hay que 31

El poeta es, evidentemente, Homero: véase la nota a Floridas 15.23. Ideas parecidas en Apuleyo, Sobre Platón y su doctrina I 14 (212 O; cf. Beaujeu 1973, pp. 277-278 y Platón, Timeo 75d-e), que recuerdan también a san Ambrosio, Hexaemeron VI 9.68 (Oudendorp). 33 La comparación del hombre con los animales para extraer alguna conclusión moral o intelectual es el fundamento, por ejemplo, de Floridas 12 y 13, pero se puede encontrar en otros muchos autores con diversos propósitos, cf. e.g. Salustio, Catilina 1, Cicerón, Sobre el orador I 32 (comparado con Fl. en Messina 1999, pp. 300-301), La invención I 5; en la idea de la boca de las bestias dirigida al suelo coinciden Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses II 122, Ovidio, Metamorfosis I 84-5 —como anota, por cierto, el escriba del códice U—, Séneca, Cuestiones naturales VI 27.4 (Hunink 1997, II, p. 33). El concepto, de todas formas, es mucho más antiguo, cf. Platón, República IX 586a. 32

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munditiarum pedibus quam dentibus inpertiendam. plane quidem si quis ita ut tu, Aemiliane, nunquam ferme os suum nisi maledictis et calumniis aperiat, censeo ne ulla | cura os percolat neque ille exotico puluere dentis emaculet, quos iustius carbone de rogo obteruerit, neque saltem communi aqua perluat: quin ei nocens lingua mendaciorum et amaritudinum praeministra semper in fetutinis et olenticetis suis iaceat. nam quae malum ratio est linguam mundam et laetam, uocem contra spurcam et tetram possidere, uiperae ritu niueo denticulo atrum uenenum inspirare? ceterum qui sese sciat rationem prompturum neque inutilem neque iniucundam, eius merito os, ut bono potui poculum, praelauitur. et quid ego de homine nato diutius? belua immanis crocodillus ille, qui in Nilo gignitur, ea quoque, ut comperior, purgandos sibi dentis innoxio hiatu praebet. nam quod est ore amplo set elingui et plerumque in aqua recluso, multae hirudines dentibus implectuntur; eas illi cum egressus in praeripia fluminis hiauit, una ex auibus fluuialibus amica auis iniecto rostro sine noxae periculo exculpit. Mitto haec. uenio ad ceteros uorsus ut illi uocant amatorios, quos tamen tam dure et rustice legere, ut odium mouerent. sed quid ad

2 F 106r • ille] ullo Latinus Latinius illo V1 Gulielmius • dentis F xC ϕAU princ. : -tes ϕ2 (e supra i add.) A2U 2 (et -es in marg. add.) -teis Ald. Phil.; nescio quid in F • obteruerit F 1 inter scribendum ϕAU : -rat F obtriuerit princ. Ald. Phil. • 4 laetam] lautam Watt • 5 rationem] def. Casaubonus coll. Apul. Pl. I 14 (212 O), cf. et Fl. 13.3 et Hildebrand ad loc. : orationem Colvius et Latinus Latinius cum Stewech. probante Helm • praelauitur T Fruterius : -labitur F ϕAU princ. Ald. Phil. -lauetur Stewech -lauabitur Latinus Latinius • 7 hirudines Casaubonus : arundines F (a redint. F 2) • praeripia] praerupta uel potius praerupia Pricaeus • auibus] tamquam glossema del. Brantius et Latinus Latinius • auis] del. H. Müller, sed def. Helm (1904, 520-21) coll. e.g. Fl. 12.1 : eius L3 δ 1 uorsus FCAL3 : uer- F 2ϕUV1L1L2 princ. • tam eras. uid. in F sed suprascr. F 2 (tam CϕAU princ.)

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APOLOGÍA

emplear mayor empeño en la limpieza de los pies que en la de los dientes. Por supuesto que si alguien, al igual que tú, Emiliano, no abre la boca casi más que para maldecir y calumniar, no creo que se cuide la boca con ningún esmero ni que se limpie con un polvo exótico unos dientes que haría mejor en estropeárselos con el carbón de una pira, ni que tan siquiera se los friegue solo con agua. Que yazga siempre, más bien, entre albañales y hediondeces esa lengua dañina, que no deja de dispensar mentiras y amarguras. Pues, ¿qué sentido tiene, por los dioses34, tener una lengua limpia y espléndida y, por el contrario, una voz sucia y terrible, e inocular negro veneno con un diente blanco como la nieve, como las víboras? Al contrario, el que es consciente de que va a expresar un razonamiento ni inútil ni falto de gracia se lava antes con toda razón la boca, como una copa para una buena bebida. ¿Y para que seguir hablando de los hombres?: incluso el cocodrilo35, esa bestia tremenda que crece en el Nilo, por lo que he leído, deja abierta las fauces inofensivamente para que le limpien los dientes, porque como tiene una boca enorme, pero sin lengua, y abierta generalmente dentro del agua, se le adhieren muchas sanguijuelas entre los dientes, y, cuando sale a la orilla del río y deja las fauces abiertas, un pájaro amigo de entre los pájaros fluviales mete el pico para extraérselas sin riesgo alguno de sufrir daño. Dejo ya esto: me voy a ocupar de los otros versos que estos llaman amatorios36, pero que leyeron de manera tan desabrida y grosera que 34 La expresión recuerda una vez más a Cicerón: cf. Filípicas 10.18; En defensa de Q. Roscio 56; Contra Verres 2.1.54 (Bernhard 1927, p. 312). 35 La anécdota del cocodrilo se encuentra, por ejemplo, en Heródoto II 68; Aristóteles, Historia de los animales IX 612a 20-4; Julio Solino, Colección de hechos memorables 32.25; Claudio Eliano, Naturaleza de los animales III 11; o Plinio, Historia natural VIII 89-90 (RE s.v. «Krokodile und Eidechsen» [Gossen-Staier], 1949.40). 36 La terminología que se emplea en esta sección puede ser perfectamente inocente, pero también se presta a la relación con la magia: así, malum carmen, como en 9.4, puede ser un mal poema o un maleficio; «amatorio», además, interviene en muchas expresiones que designan acciones mágicas realizadas para despertar el deseo, cf. ueneficia amatoria (Plinio, Historia natural IX 79), uirus amatorium (ibídem VIII 83), imitatio amatoria incantamentorum (ibídem XXVIII 19). Cf. Abt 1908, pp. 22-23.

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magica maleficia, quod ego pueros Scriboni Laeti amici mei carmine laudaui? an ideo magus, quia poeta? quis unquam fando audiuit tam similem suspicionem, tam aptam coniecturam, tam proxumum argumentum? ‘fecit uorsus Apuleius’. si malos, crimen est, nec id tamen philosophi sed poetae; sin bonos, quid accusas? ‘at enim ludicros et amatorios fecit’. num ergo haec sunt crimina mea et nomine erratis, qui me magiae detulistis? fecere tamen et alii talia, etsi uos ignoratis: apud Graecos Teius quidam et Lacedaemonius et Cius cum aliis innumeris, etiam mulier Lesbia lasciue illa quidem tantaque gratia, ut nobis

3 similem] def. Plasberg coll. Gr. εἰκώς et Kronenberg coll. Gell. XVIII 1.12 : similem Krüger, cf. 58.3 subtilem dubitanter Helm suasibilem dubitanter Leo • aptam F (refict., sed idem fuit) ϕAU princ. : apertam ϕx(ϕ2 Helm) • proxumum] mendosa haec esse nonnulli suspicati sunt, sed cf. Oud. ad loc. et 29.9; 35.7 • 4 uorsus F : uer- F 2ϕ2 (man. rec. e supra o et versus in marg. add.) AU princ. • 5 num] non Fulvius • erratis] errastis Wower • 6 Cius (= Κεĩος) Bosscha : ciuis F Ceus Colvius ex emendatione Lipsii marginali Ceius Helm Cous Brantius

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APOLOGÍA

no despiertan más que odio. Pero ¿qué tiene que ver con los maleficios mágicos que yo haya cantado en un poema a los chicos37 de mi amigo Escribonio Leto? ¿Soy mago por ser poeta? ¿Quién ha oído expresar alguna vez una sospecha tan creíble, una conjetura tan apropiada, un argumento tan probable? «Apuleyo escribió versos»: si son malos, es un crimen, pero no de filósofo, sino de poeta; si son buenos, ¿por qué me acusas? «Pero es que escribió versos festivos y amatorios»: ¿en esto consisten, por tanto, mis crímenes y vosotros os habéis equivocado de nombre, puesto que de lo que me habéis acusado es de magia? Pero hay muchos otros que han hecho cosas del estilo, aunque vosotros lo ignoráis: entre los griegos uno de Teos y un lacedemonio y otro de Ceos, junto con otros muchos38; también una mujer de Lesbos39, y además de forma tan graciosa y con tanto encanto que nos 37 Aunque es lícito plantearse si estos pueri eran esclavos o jovencitos libres, es prácticamente seguro que se trata de los primeros, que en el mundo romano estaban sometidos a relaciones de este tipo perfectamente legítimas y aceptables. El ejemplo de Virgilio que se cita más adelante (cf. 10.5 y nota) apoya esta opción. Es extraño que Apuleyo omita los nombres reales (Hunink 1997, II, pp. 45-46), pero téngase en cuenta que el importante era el del dueño. En el mundo griego, al menos en algunas épocas, se podía dedicar un poema de tono pederástico como un cumplido a un joven de familia distinguida, cf. Píndaro frag. 123 Snell/Maehler (Harrison 2000, p. 54, n. 37). No se pierda de vista, en cualquier caso, que se trata de poesía, cf. 11.2. 38 Apuleyo alude a tres famosos poetas arcaicos griegos. De ninguno de ellos se han conservado libros enteros: su producción, por tanto, se conoce solo fragmentariamente por citas de otros autores o descubrimientos papiráceos. Apuleyo, burlando la ignorancia de sus adversarios y dejando patente, como tantas otras veces, su propia cultura, menciona solo el lugar de nacimiento de estos autores. Natural de Teos fue Anacreonte, del que Apuleyo trata algo más extensamente en Floridas (cf. 15.11 y nota). Esparta fue el lugar donde desarrolló la mayor parte de su carrera, desde mediados a finales del siglo VII a. C., Alcmán. La mayoría de la producción que le atribuían estaba consagrada a la lírica coral, con especial atención a composiciones para coros de doncellas. Entre lo conservado figuran algunos restos de poesía erótica. Generalmente se identifica al poeta de la isla de Ceos con Simónides, nacido sobre el 556 a. C. Compuso también lírica coral: epinicios, trenos, peanes, partenios. En su producción se encuentran igualmente epigramas. También fue de Ceos el sobrino del anterior, Baquílides (c. 520-450 a. C.), autor fundamentalmente de epinicios y ditirambos. Los fragmentos conservados incluyen algunos versos amatorios. 39 Evidentemente, Safo, genial poetisa griega nacida en la segunda mitad del siglo VII a. C. Solo se ha conservado de ella un poema y varios fragmentos de desigual

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insolentiam linguae suae dulcedine carminum commendet; apud nos uero Aedituus et Porcius et Catulus isti quoque cum aliis innumeris. ‘at philosophi non fuere’. num igitur etiam Solonem fuisse serium uerum et philosophum negabis, cuius ille lasciuissimus uersus est: μηρῶν ἱμείρων καὶ γλυκεροῦ στόματος? et quid tam petulans habent omnes uersus mei, si cum isto uno contendantur? ut taceam scripta Diogenis

7 dulcedine F 1 (di s.l. add.) ϕU princ. (dulcedinem A) : dulcene F • 8 Porcius ϕU : -tius FA princ. • 9 uerum F ϕUA cf. e.g. Cic. S. Rosc. 84 et OLD s.u. ‘uerus’ 9b : uirum V5V12 (i s.l.) ς princ. Ald. Phil. seuerum T coni. Erycius Puteanus et edidit iam Scriverius, prob. Hildebrand, cf. Plaut. Poen. 1170 et seuerum Bosscha • μηρῶν… στόματος] Mh|ρωNєIMєIρωNk αIΓΛυkєρoy CTOMαTOC F • 10 et quid] ecquid Sauppe (1865, p. 1551)

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APOLOGÍA

hace apreciar lo insólito de su lengua con la dulzura de sus poemas. Entre nosotros están Edituo y Porcio y Cátulo40, también estos entre otros muchos. «Pero no fueron filósofos». ¿Negaréis, por tanto, que fuera también un hombre serio e íntegro y un filósofo Solón41, a quien pertenece ese conocido verso tan lascivo que dice:

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anhelando sus muslos y su dulce boca? ¿Y qué tienen de libidinosos mis versos comparados únicamente con este? Y eso por no nombrar los escritos de Diógenes el Cínico42

longitud: entre todos estos hay himnos, epitalamios y una serie de versos en los que manifiesta sus sentimientos homoeróticos. Entre los antiguos fue venerada como la décima musa. Escribió en el dialecto eólico propio de su isla. 40 Los tres poetas, que representan los comienzos de la imitación de la poesía helenística en latín, aparecen en Aulo Gelio XIX 9.10-4, donde se citan sendos epigramas de Porcio Licino y Lutacio Cátulo y dos de Valerio Edituo. De este último solo se han conservado estos: se supone que vivió a finales del siglo II a. C. y principios del siguiente y en sus versos manifiesta la influencia de Safo (31 LP) y de la poesía helenística. Es probable que perteneciera a la misma época Porcio Licino, del que se sabe que escribió también una historia de Roma en septenarios trocaicos. Quinto Lutacio Cátulo, cónsul en el 102 a. C., tuvo una larga carrera política y militar —luchó con Mario contra los cimbrios— y fue orador e historiador además de escribir versos ligeros, de los que se conocen en total dos poemas. Se suicidó en 87 a. C. Cf. Courtney 1993, pp. 70-78; 82-92. 41 Natural de Atenas (siglo VII-VI a. C.), se le consideró uno de los siete sabios de Grecia. Fue militar, político y es conocido, sobre todo, por su labor legislativa, que reflejó y defendió en poemas. El verso que sigue —también en Ateneo, Banquete de los eruditos XIII 602e— pertenece a un dístico (Solón, fragmento 25 West2) trasmitido por Plutarco, Erótico 5 751c y está precedido por el siguiente hexámetro: ἔσθ᾽ ἥβης ἐρατοῖσιν ἐπ᾽ ἄνθεσι παιδοφιλήσῃ (= «mientras en las encantadoras flores de la juventud ame a los muchachos»). 42 Diógenes de Sinope (c. 412/403 - c. 324/321 a. C.), el primero de los cínicos. Exiliado de su ciudad natal, pasó la mayor parte de su vida en Atenas y Corinto. En su biografía —véase sobre su vida y su obra Diógenes Laercio VI 20-81; Bracht Branham en Bracht Branham - Goulet-Cazé 2000, pp. 111-141— se reunieron una gran cantidad de anécdotas cuya veracidad es, como mínimo, dudosa. Fue conocido, en cualquier caso, por la coherencia de su vida con sus principios, entre los que se contaban el desprecio por las convenciones y la búsqueda de la libertad individual y de una vida más natural. Aunque no se han conservado, se sabe que escribió, entre otras obras, varias tragedias y una República.

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Cynici et Zenonis Stoicae sectae conditoris, id genus plurima. recitem denuo, ut sciant me eorum non pigere: 12

et Critias mea delicia est et salua, Charine, pars in amore meo, uita, tibi remanet; ne metuas; nam me ignis et ignis torreat ut uult, hasce duas flammas, dum potiar, patiar. hoc modo sim uobis, unus sibi quisque quod ipse est: hoc mihi uos eritis, quod duo sunt oculi.

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recitem nunc et alios, quos illi quasi intemperantissimos postremum legere:

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florea serta, meum mel, et haec tibi carmina dono. carmina dono tibi, serta tuo genio, carmina uti, Critia, lux haec optata canatur quae bis septeno uere tibi remeat,

11 Diogenis Cynici princ.] dyogenis cinici F ϕ (di- AU), cf. Diog. Laert. VI 2.12; VII 1.29 • me quod omiserat add. supra eorum F 1 (me eorum ϕAU princ.) • 12 delicia est et] delicie˛ st et ut uid. F : delitescet ** F 2 Ald. delicie stet ϕAxU princ. delitie stet et A deliciae sit Phil. • 14 optata] exoptata Brantius

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APOLOGÍA

o de Zenón43, el fundador de la escuela estoica, que son de este tipo en su mayoría. Los voy a recitar otra vez para que se sepa que no tengo por qué arrepentirme de ellos44: Es verdad que Critias es mi cariño, Carino, pero tu parte de mi amor se mantiene intacta, mi vida. No temas, pues aunque me abrase un fuego y otro fuego cuanto [quiera, sufriré, mientras las posea45, estas dos llamas. Así sea yo para vosotros lo que cada uno es para sí mismo: vosotros seréis para mí mis dos ojos.

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Os recitaré ahora otros que ellos leyeron en último lugar como si fueran de lo más licencioso:

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Te regalo una guirnalda de flores y este poema, mi amor: el poema te lo regalo a ti, la guirnalda a tu espíritu, el poema para que celebre, Critias, este día tan deseado que vuelve a ti después de dos veces siete primaveras,

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Véase la nota a Floridas 14.6. Dos poemas en dísticos elegíacos en la tradición de la poesía helenística, véase el libro 12 de la Antología Palatina y el comentario de Mattiacci 1985, pp. 249-261; también el análisis de Nenadic 2005/6 en relación con la totalidad del discurso; sobre las implicaciones de estas citas en la estrategia de defensa de su autor, cf. Hunink 1998a. Los nombres, por otra parte, son muy significativos: Critias recuerda, evidentemente, al diálogo homónimo de Platón, mientras que Carino, que aparece también como nombre ficticio en la comedia arcaica (Plauto, Mercader, Pseúdolo; Terencio, Andria, Heautontimorumenos) y quince veces en Marcial, tiene su raíz en la palabra griega que significa «gracia». 45 Nótese la combinación de potiar y patiar, igual que en Plauto, Asinaria 324, y similar a otras presentes en Apología (56.5: locus/lucus) o Floridas, cf. 1.1 y nota, 7.1 (actis/auctis), 15.2 (sarculo/surculo), además de Valerio Edituo (pudeo pereo, v. nota a 9.8), cf. Butler - Owen 1914, pp. LV-LVII, 25, Mattiacci 1985, pp. 251-252. Por otro lado, es digna de mención la imagen, probablemente universal, del fuego del amor, que está presente en toda la literatura antigua, cf. DMA s.v. «Llama de amor» [Moreno Soldevila]. 44

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serta autem ut laeto tibi tempore tempora uernent, aetatis florem floribus ut decores. tu mihi das contra pro uerno flore tuum uer, ut nostra exuperes munera muneribus; pro implexis sertis complexum corpore redde proque rosis oris sauia purpurei. quod si animum inspires dona et iam carmina nostra cedent uicta tuo dulciloquo calamo.

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Habes crimen meum, Maxime, quasi improbi comisatoris de sertis et canticis compositum. hic illud etiam reprehendi animaduertisti, quod cum aliis nominibus pueri uocentur, ego eos Charinum | et Critian appellitarim. eadem igitur opera accusent C. Catullum, quod Lesbiam pro Clodia nominarit, et Ticidam similiter, quod quae Metella erat Perillam scripserit, et Propertium, qui Cunthiam dicat, Hostiam dissimulet, et Tibullum, quod ei sit Plania in animo, Delia in uersu. equidem C. Lucilium, quanquam sit iambicus, tamen improbarim, quod Gentium et

das] da ς princ. Ald. Phil.; def. Purser des Krüger dans Bywater • redde] reddes Helm • sauia F ϕA princ. (saluia U): sabia F x • animum] def. Hunink coll. Verg. A. VI 11-12 (et Serv. ad loc.); Sen. Thy. 275 : animam Colvius aulum (seruato postea dona) Salmasius • dona et iam ϕ x princ. : dona et nam F ϕAU donaci iam Haupt 2 pueri F 1 (e s.l. add.) ϕAU princ. : puri F • F 106v • 3 Catullum ϕ2 in marg. ς princ. Ald. Phil. : -ulum F ϕU -tullus A2 in marg. • et ante Ticidam refict., sed idem fuit; et etiam s.l. add. F 2 (et ϕAU princ.) • Propertium] propertium ϕ princ. : -tiam FAU • Cunthiam F : Cynth- ς princ. Ald. Phil. • 4 equidem Bosscha : Et quidem F • Lucilium Lipsius (272-5 Marx) : lucullum F ϕU princ. -cullus A

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APOLOGÍA

la guirnalda, en cambio, para que haga reflorecer tus sienes en este [tiempo alegre, y adornes con flores la flor de tu edad. Por tu parte, me regalas tu primavera a cambio de esta flor [primaveral, para que tus regalos sobrepasen a mis regalos: por las flores entrelazadas concédeme enlazarme a tu cuerpo y por las rosas dame besos de tu boca de púrpura. Y si soplas aire, mis regalos y este poema se declararán vencidos por tu dulce caramillo46. Aquí tienes mi crimen, Máximo, compuesto de guirnaldas y cánticos, como el de un deshonesto juerguista. En este punto también advertiste que se me reprochaba que, a pesar de que tuvieran los chicos otros nombres, los hubiera llamado yo Carino y Critias. Pues que acusen de usar este mismo procedimiento a Gayo Catulo, que llamó Lesbia a Clodia, e igualmente a Tícidas, puesto que escribió Perila cuando se trataba de Metela, y a Propercio, que dice Cintia para ocultar a Hostia, y a Tibulo, que tenía a Plania en su corazón, pero a Delia en sus versos47. Yo, en cambio, condenaría a Gayo Lucilio, aunque sea autor de 46 El poema que acompaña un regalo a la persona amada tiene amplia tradición en la literatura helenística y en la latina, sobre todo en la elegía, cf. e.g. Antología Griega VI 227, 345; IX 93; Tibulo I 4.61-6; Propercio I 8.37-42; Ovidio, Amores I 10.58-64; Ars amatoria II 273-286 (DMA s.v. «Regalos» [Traver Vera]). Llaman la atención en este texto tanto la insistencia en términos relacionados con uer «primavera» y flos «flor» como los constantes juegos de palabras: tempore tempora; florem floribus; munera muneribus; implexis... complexum. La expresión aetatis florem, por otra parte, es de origen homérico (ἥβης ἄνθος, véase nota a 9.9) y ya la había utilizado Porcio Licino (frag. 3.5 Courtney; véase n. a 9.7). Cf. Mattiacci 1985, pp. 253-254; Courtney 1993, pp. 394-395. 47 Este es uno de los párrafos más conocidos de la literatura latina, porque es la única fuente que ha trasmitido el nombre real de las amadas de varios poetas de época clásica (siglo I a. C.), cf. Williams 1968, pp. 526-542. La de Catulo (v. nota a 6.5) es probablemente la Clodia a la que se refiere Cicerón en cartas y, sobre todo, en el En defensa de Celio. Tícidas (muerto el 46 a. C.) fue contemporáneo de Catulo, compartió sus gustos por la literatura alejandrina y su estilo; en este caso hay otra mención, Ovidio, Tristia II 433 y 437-438, aunque se trata de un texto con ciertas dificultades que hace dudar de la cita apuleyana (Bright 1981; Courtney 1993, pp. 228-229). Sexto Propercio,

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Macedonem pueros directis nominibus carmine suo prostituerit. quanto modestius tandem Mantuanus poeta, qui itidem ut ego puerum amici sui Pollionis bucolico ludicro laudans et abstinens nominum sese quidem Corydonem, puerum uero Alexin uocat. sed Aemilianus, uir ultra Virgilianos opiliones et busequas rusticanus, agrestis quidem semper et barbarus, uerum longe austerior ut putat Serranis et Curiis et Fabriciis, negat id genus uersus Platonico philosopho competere.

5 puerum ϕAU princ. et fort. iam F : puerium litt. redintegr. F 2 • amici sui pollio| s.l. iterauit F 2 • Corydonem] cf. Verg. Ecl. 2 cori- F ϕA princ. (corri- U) • 6 Virgilianos] Verg- Butler coll. 30.6 et Fl. 3.3 • busequas F ϕU princ.; cf. Met. VIII 1.3; Socr. 5 (129 O); Fl. 3.3 et app. crit. : busse- F x (s s.l. add. fort. F 1) A • et Curiis... uersus Plato| (ϕ) euanid. in F; s.l. descr. F 2

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APOLOGÍA

yambos, por haber exhibido en sus poemas a los niños Gencio y Macedón con sus propios nombres48. Cuánto más recatado, finalmente, el poeta de Mantua49, que al elogiar igual que yo al chico de su amigo Polión50 en sus entretenimientos bucólicos y absteniéndose de dar nombres, a sí mismo se llamó Coridón y al chico Alexis. Pero Emiliano, hombre rústico en mucha mayor medida que los pastores y vaqueros de Virgilio51, siempre agreste, desde luego, y bárbaro, pero mucho más estricto, en su opinión, que los Serranos, Curios y Fabricios52, niega que pueda dedicarse a versos de este estilo un finació entre 54 y 47 a. C. en Asís y debió de morir a final de siglo: fue autor de cuatro libros de elegías amatorias. A este mismo género estaba dedicada toda la producción de Albio Tibulo (c. 55/48 - 19 a. C.), que canta a Delia, esto es, a Plania, en el primero de sus libros. Nada más se sabe de esta. 48 Gayo Lucilio (c. 180 - 102/1 a. C.), caballero romano de familia senatorial, fue el creador de la sátira: escribió treinta libros, al principio en metros variados, pero después en el verso que se convertiría en el preceptivo del género, el hexámetro. De temas muy variados, sus poemas incluían invectivas contra enemigos citados por sus propios nombres. Los del presente pasaje, localizados expresamente en el libro VII, aparecen en los vv. 273-5 Marx (= 290, 292-4 Krenkel; VII 6-7 Charpin, véase también el comentario en II, pp. 277-279). El adjetivo iambicus no se refiere a la métrica, sino al carácter satírico de los versos escritos con este pie ya desde la poesía griega: piénsese en Arquíloco o Hiponacte, por ejemplo. 49 Virgilio (70-19 a. C.), naturalmente, el gran poeta autor de Bucólicas, Geórgicas y el poema nacional romano, la Eneida. Utiliza estos pseudónimos en Bucólica 2 y 5.86. Servio, Comentario a Bucólicas 2.1, explica que Alexis se llamaba en realidad Alejandro y era un esclavo de Polión, que, cuando Virgilio se enamoró del chico, se lo regaló. El relato, con alguna variante como la actuación de Mecenas en vez de Polión, se difundió enormemente, cf. e.g. Marcial V 16.12; VI 68.6; VII 29.7; VIII 55.11-16, 73.10. 50 Gayo Asinio Polión (76 a. C. - 4 d. C.) apoyó a César y después a Marco Antonio. Cónsul en el 40, se retiró posteriormente de la política para entregarse por entero a la literatura. Fundó la primera biblioteca pública de Roma. Fue amigo de Catulo, Horacio y Virgilio, cuyas tierras de la Galia libró, por cierto, de las confiscaciones. Entre sus obras, muy variadas, destacan sobre todo sus Historias, que no se han conservado (PIR 2 A 1241). 51 Opiliones en combinación con busequae y siempre con la referencia virgiliana aparece también en Metamorfosis VIII 1.3 y Floridas 3.3; véase también 87.7 y GCA 1985, p. 29. 52 Ejemplos de la austeridad y el valor de los primitivos romanos. Serrano es el sobrenombre de Gayo Atilio Régulo, cónsul en 257 a. C. que dirigió una flota en la primera guerra púnica. Los antiguos hacían derivar su nombre de serere —«sembrar»—, porque lo habían encontrado labrando sus propios campos cuando le llevaron la noticia

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etiamne, Aemiliane, si Platonis ipsius exemplo doceo factos? cuius nulla carmina extant nisi amoris elegia; nam cetera omnia, credo quod tam lepida non erant, igni deussit. disce igitur uersus Platonis philosophi in puerum Astera, si tamen tantus natu potes litteras discere: ἀστὴρ πρὶν μὲν ἔλαμπες ἐνὶ ζωοῖσιν Ἑῷος· νῦν δὲ θανὼν λάμπεις Ἕσπερος ἐν φθιμένοις.

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item eiusdem Platonis in Alexin Phaedrumque pueros coniuncto carmine:

7 non erant ϕAU princ. et fort. iam F : inerant litt. redintegr. F 2 et s.l. iter. F 3 • deussit F 3 s.l. et F 2 in marg. (F 1 Helm) ϕ2 s.l. princ. : deusit U deus sit ϕ et fort. iam F (d tantum legi potest) deus scit A • 8 platonis philoso| rescr. F 2 sed fort. idem fuit; platonis philoso- etiam ϕU princ. A (p. phy-) • ἀστὴρ… ϕθιμένοις] ACτHρΠρɩμєNєC єNɩ Zω | OɩcɩνєωοсΝvΝdєθυΝωΝ λaμϕєɩсπєροсєν | ϕθєɩμєΝοɩс F ante hos uersos ex Diog. Laert. III 29 ἀστέρας εἰσαθρεῖς Ἀστὴρ ἐμός· εἴθε γενοίμην / οὐρανός, ὡς πολλοῖς ὄμμασιν εἰς σὲ βλέπω add. V5 δ princ. Ald. Phil. edd. uett., cf. Oud. 407; uersionem Latinam habent etiam omnes prater Phil. • 9 eiusdem FF 3 (in marg.) ϕAU princ. : equidem F 2 • Alexin princ.] alexin A et fort. iam F : -xim F 2 (redintegr.) ϕ

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APOLOGÍA

lósofo platónico53. ¿Incluso si demuestro que están hechos, Emiliano, a imitación del mismo Platón, del que no quedan más poemas que elegías amatorias?54 En efecto, todos los demás, creo que porque no eran tan encantadores, los arrojó al fuego55. Aprende, pues, los versos del filósofo Platón dedicados a Áster, un muchacho, si es que eres capaz a tu edad de aprender algo de letras56:

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Estrella, primero brillaste sobre los vivos como lucero de la mañana, ahora, al morir, brillas sobre los muertos como estrella de la tarde57. También es del mismo Platón este dedicado a dos muchachos, Alexis y Fedro, en un poema conjunto:

de su nombramiento, cf. Virgilio, Eneida VI 844; Valerio Máximo IV 4.5. Sobre Manio Curio Dentato y Gayo Fabricio Luscino véanse respectivamente las notas a 17.7 y 18.9. 53 El título del que más se enorgullecía Apuleyo, presente en su obra, como aquí, en las subscripciones de los manuscritos —véanse en el aparato crítico los principios de Floridas y Apología y el final de esta, por ejemplo—, en las menciones de otros autores (cf. n. 525) e incluso en la dedicatoria de una estatua, cf. Martos 2003, I, pp. XII, XIV; Gsell 1965, I, p. 196 (n.º 2115). 54 Platón, según Diógenes Laercio (III 5; también Apuleyo, Sobre Platón y su doctrina I 2 [184 O]), se inclinó primero por la pintura y por escribir ditirambos, lírica o tragedias antes de abandonarlo todo en favor de la filosofía: los poemas aquí presentes están incluidos entre los once trasmitidos en Diógenes Laercio III 29-33. El resto, hasta un total de treinta y uno que se le atribuyen, se incluyen en antologías, como la Palatina, o la biografía de Platón de Olimpiodoro. La mayor parte de estos son, sin duda, posteriores: no está tan clara la situación de los que aparecen aquí, que podrían resultar auténticos (Ludwig 1963; Hunink 1997, II, pp. 49-50). En cuanto al término «elegía», elegia (plural) en el original, designa fundamentalmente para los antiguos y a diferencia de lo que es normal en lenguas modernas (cf. DRAE s.v., por ejemplo) una composición en dísticos elegíacos —un hexámetro dactílico seguido de un pentámetro— cuyo tema no está determinado por la forma. 55 Diógenes Laercio III 5; Claudio Eliano, Varia Historia II 30. 56 Nueva invectiva de Apuleyo contra la incultura y la avanzada edad de su contrincante, que dificulta obviamente el aprendizaje, véase, por ejemplo, 36.3 y nota y Cicerón, En defensa de Quincio 56 (Bernhard 1927, p. 314). 57 Citado en Diógenes Laercio III 29 y Antología Palatina VII 670 (el nombre del joven también en VII 669). Áster significa «estrella».

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νῦν ὅτε μηδὲν Ἄλεξις ὅσον μόνον εἶφ᾽ ὅτι καλός, ὦπται καὶ πάντῃ πᾶσι περιβλέπεται. θυμέ, μηνύεις κυσὶν ὀστέον; εἶτ᾽ ἀνιήσει ὕστερον. οὐχ οὕτω Φαῖδρον ἀπωλέσαμεν; 10

ne pluris commemorem, nouissimum uersum eius de Dione Syracusano si dixero, finem faciam: ὦ ἐμὸν ἐκμήνας θυμὸν ἔρωτι Δίων.

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Sed sumne ego ineptus, qui haec etiam in iudicio? an uos potius calumniosi, qui etiam haec in accusatione quasi ullum specimen morum sit uersibus ludere? Catullum ita respondentem maliuolis non legistis nam castum esse decet pium poetam ipsum uersiculos nihil necesse est?

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νῦν… ἀπωλέσαμεν] NyNoτμєɩdє | Νυλєξєɩсοсονμονєποτɩ kαλλοс ωπaɩ | kαπταντΗπaсɩπєΡɩΒλєπєτaɩθyμєμɩ | ΝΥєɩсkyсɩΝοсτєοΝєπaνɩΗСєɩ γɩсєΡονοyk | xοyτοϕaɩdΡοΝαπωλєсaμєΝ F uersionem Latinam habent V5 δ princ. Ald. et edd. uett. nonnulli (Oud. pp. 408-409) • πᾶσι περιβλέπεται] πᾶς τις ἐπιστρέϕεται Diog. Laert. III 31.4 • 10 nouissimum] noti- Wower, sed cf. 15.9; 49.5; 67.4 • Syracusano princ.] syracusano U (syraco- A) : sira- Fϕ • ὦ ἐμὸν… Δίων] ωτєμON єkμHNaC | θyμoNєρωτɩ dɩoN F ante hunc uersum ex Diog. Laert. III 30 κεῖσαι δ᾽ εὐρυχόρῳ ἐν πατρίδι τίμιος ἀστοῖς et uersionem Latinam cum codd. V5 δ add. princ. et edd. uett., cf. Oud. p. 410; κεῖσαι δ᾽… Δίων om. Ald., sed uersionem descripsit 2 Catullum] cf. Catull. 16.5-6 • necesse] neke- F

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APOLOGÍA

Ahora después de que solo dije de Alexis que es hermoso, todos lo observan por todas partes y se vuelven a mirarlo. Corazón mío, ¿por qué muestras el hueso a los perros? Te arrepentirás después. ¿No fue así como perdimos a Fedro58? Para no recordar más, acabaré recitando este último verso sobre Dión de Siracusa59:

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Oh, Dión, que has inflamado de amor mi corazón60. Pero ¿acaso es inapropiado que trate yo tales temas hasta en un juicio? ¿O no sois vosotros más bien unos calumniadores, que los incluís incluso en vuestra acusación como si fuera indicación de las costumbres de alguien lo que escribe como recreo en unos versos? ¿No habéis leído a Catulo, que respondía así a ciertos críticos malintencionados?: pues es conveniente que sea casto el poeta virtuoso en su persona; sus versos no tienen ninguna necesidad61.

58 También en Antología Palatina VII 100 y con alguna variación en Diógenes Laercio III 31. No hay dato alguno que permita identificar a los dos jóvenes: no se trata, casi con total seguridad, del Fedro que interviene en el diálogo homónimo. 59 Dión (c. 408 - 353 a. C.) fue amigo de Platón, su discípulo devoto y el responsable de que este acudiera a Siracusa, en cuya corte ocupaba altos cargos. Sin embargo, perdió el favor del tirano Dioniso II y tuvo que partir al exilio. Posteriormente se adueñaría de la ciudad por un corto período, pero acabaría asesinado. También lo cita Apuleyo en Sobre Platón y su doctrina I 4 (189 O). 60 Se trata del sexto y último verso; el poema completo en Antología Palatina VII 99 y Diógenes Laercio III 30. Es un epitafio: «Lágrimas para Hécuba y para las mujeres troyanas / hilaron las Moiras desde su nacimiento. / Sobre ti, en cambio, Dión, por haber conseguido el triunfo en nobles obras / los dioses derramaron amplias esperanzas. / Pero yaces en tu espaciosa patria honrado por tus conciudadanos /...». 61 Catulo 16.5-6. Las excusas por componer versos lascivos eran un tópico con larga tradición: Ovidio, Tristia II 354; Plinio, Cartas IV 14 —con la misma cita de Catulo convertida en clásico—; Marcial I 4.8. Véase también el epílogo de Ausonio, Centón nupcial, en el que se recuerda, además, este pasaje.

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Diuus Adrianus cum Voconi amici sui poetae tumulum uorsibus muneraretur, ita scripsit, lasciuus uersu, mente pudicus eras,

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quod nunquam ita dixisset, si forent lepidiora carmina argumentum impudicitiae habenda. ipsius etiam diui Adriani multa id genus legere me memini. aude sis, Aemiliane, dicere male id fieri, quod imperator et censor diuus Adrianus fecit et factum memoriae reliquit. ceterum Maximum quicquam putas culpaturum, quod sciat Platonis exemplo a me factum? cuius uersus quos nunc percensui tanto sanctiores sunt, quanto apertiores, tanto pudicius compositi, quanto simplicius professi; namque haec et id genus omnia dissimulare et occultare peccantis, profiteri et promulgare ludentis est; quippe natura uox innocentiae, silentium maleficio distributa. Mitto enim dicere alta illa et diuina Platonica, rarissimo cuique piorum ignara, ceterum omnibus profanis incognita: geminam esse Venerem deam, proprio quamque amore et diuersis amatoribus pollentis; earum alteram uulgariam, quae sit percita populari amore

3 lasciuus.... pudicus eras] cf. SHA I 14.9; Courtney 1993, p. 382 • 4 aude sis Fϕ : aude igitur F 2 (igitur add. in marg. ad sis) L2 audes igitur L3DV1V3 Ald. Phil. audes his A2UL1 aude huius A Audes is princ. • diuus Adrianus del. Krüger • 6 maleficio] -cio* F (-cio ϕAU princ.) 1 Platonica ς princ. Ald. Phil. : platonice F ϕA cf. Plat. conv. 180d -nici U • piorum] philosophorum Jahn, prob. Krüger • ignara (Phil.)] gnara ς princ. Ald., def. McCreight 1998, 50-60, sed cf. Helm 1904, pp. 558-559 • pollentis] -ntem Colvius • 2 percita F 2 (s.l.) ϕ2 (ta s.l. et percita in marg. add.) AU princ. : per cita F perciorum ϕ praedita Acidalius • amore] -ri Acidalius

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APOLOGÍA

El divino Adriano62, cuando iba a engalanar con unos versos el túmulo de su amigo Voconio63, escribió este:

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eras lascivo en tus versos, pudoroso en tu corazón. Y nunca hubiera dicho esto si tuvieran que tomarse los poemas algo festivos como prueba de deshonestidad. Recuerdo haber leído yo también muchos otros de este tipo escritos por el divino Adriano. Atrévete ahora, Emiliano, a decir que estuvo mal lo que hizo el divino Adriano, emperador y censor64, y dejó hecho para eterna memoria. Por lo demás, ¿crees que Máximo va a condenar algo que sepa que he hecho siguiendo el ejemplo de Platón? Pues los versos que ahora he enumerado son tanto más puros cuanto más sinceros, tanto más castos cuanto más sencillamente expuestos. Y es que disfrazar y ocultar estas cuestiones y todo lo de este estilo es propio de un culpable; revelarlas y hacerlas públicas, del que lo toma como divertimento, porque, por naturaleza, la voz corresponde a la inocencia; el silencio, a las malas acciones. Prescindo, por consiguiente, de citar la idea excelsa y divina de Platón, desconocida solo por poquísimos de los devotos, pero ignorada por todos los profanos, de que existen dos diosas Venus y que cada una de ellas preside su propia forma de amar y diferentes amantes65. Una de estas es la vulgar, que, movida por un amor ordi62 El emperador Adriano (117-138 d. C.), de acuerdo también con otras fuentes (e.g. Elio Esparciano, Adriano 14.8-9 y 16 en Historia Augusta), fue un apasionado por la cultura griega y las artes y la literatura en general y, entre otras actividades que muestran su interés, compuso poemas amatorios. 63 Se ha identificado a este con el Voconio Romano compañero de Plinio el Joven que aparece en numerosas cartas (e.g. I 5; II 1; II 13; IX 7; X 4), pero no es ni mucho menos seguro. Si no se tratara de este personaje, resultaría completamente desconocido. Sobre el poema, véase Courtney 1993, p. 382. 64 No está confirmado que Adriano asumiera en ningún momento el cargo de censor, aunque como emperador tenía atribuciones semejantes sin necesidad de ejercer la magistratura. 65 Versión abreviada y simplificada de las ideas vertidas en Platón, Banquete 180d185e. Sobre las distintas Venus véase, además, DMA s.v. [Bellido] y Socas 1985.

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non modo humanis animis, uerum etiam pecuinis et ferinis ad libidinem imperitare ui immodica trucique perculsorum animalium serua corpora complexu uincientem: alteram uero caelitem Venerem, praeditam quae sit optimati amore, solis hominibus et eorum paucis curare, nullis ad turpitudinem stimulis uel illecebris sectatores suos percellentem; quippe amorem eius non amoenum et lasciuum, sed contra incomtum et serium pulchritudine honestatis uirtutes amatoribus suis conciliare, et si quando | decora corpora commendet, a contumelia eorum procul absterrere; neque enim quicquam aliud in corporum forma diligendum quam quod ammoneant diuinos animos eius pulchritudinis, quam prius ueram et sinceram inter deos uidere. quapropter, ut semper, eleganter Afranius hoc scriptum relinquat: amabit sapiens cupient ceteri. Tamen si uerum uelis, Aemiliane, uel si haec intellegere unquam potes, non tam amat sapiens quam recordatur. ui Rohde : ut F • 3 Venerem del. Van der Vliet, sed cf. Helm 1904, p. 520 • praeditam F ϕAU seruauit Bosscha deleto quae sit : praedita T princ. Ald. Phil. et Pricaeus (1635, not. p. 27) ‘praefecta’ interpret. coll. de Plat. 2.25 (257 O); Socrat. 15 (153 O); 16 (155 O) -dictam L3 M1 • quae sit] quasi Purser (seruato praeditam) • optimati amore redintegr. ut uid. F 1 et optimati add. s.l. F 2 (-mati amore etiam ϕAU princ.) : optimatia more F • amore] amori Pricaeus • percellentem] def. Helm coll. 2.6; 12.2 : pellicientem Jahn • 4 amorem eius F (a. eius ut uid. iam F sed eius in marg. denuo scr. F 2) ϕV1L2 L3 : eius amorem L1 ς eius amore U princ. Ald. Phil. amore A eum amorem Meurs • incomtum] incomptum ς Ald. Phil. : incomitum F ϕAU princ. • pulchritudine] -nem ς prob. Bosscha (-nem honestatis [u.]) • honestatis uirtutes] def. Helm : honestatis [uirtutis] tanquam glossema del. Bosscha h. uirtutis Casaubonus (uirtutis iam ς) honestatis (ualet ‘ornatis’) uirtutis Meurs h. uirtutis Brantius honestatos uirtutis Salmasius (et postea amatores suos) ac Gronovius (qui tamen retinuit postea amatoribus suis) h. uirtutem Crusius • amatoribus suis] -tores suos Salmasius • F 107r • commendet] comendet F • absterrere] abtinere uel abhorrere Pricaeus • 5 ammoneant ϕ (adm- ϕ2) AU et, ut uid., iam F (de amm- cf. et 15.14); Pl. Phaedr. 251a cft. Helm : ammoneat princ. et admoneat Ald. Phil. commoneant F x • 6 ut semper eleganter ς princ. Ald. Phil. : et semper eleganter F etsi pereleganter Krüger praeeunte Jahn (etsi) [et semper] e. ex et sincera ortum delendum putat Novák • relinquat F ϕ (-liquat ϕx) AxU : reliquit T ς princ. Ald. Phil. -linquatur AL1 -linquit δ • amabit... ceteri] frag. 221 Ribbeck 2 • si... uelis] ante uerum add. ς princ. Ald. sed cf. 52.1; 88.4, Bosscha ad loc. et Helm 1904, p. 568

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nario, incita a la unión sexual no solo los corazones de los hombres, sino también los de los ganados y las fieras, encadenando en su abrazo los cuerpos esclavizados de todos los seres a los que ha herido con una violencia desatada y feroz66; la otra, en cambio, es la Venus celestial, que, dotada del amor más excelso, solo se ocupa de los seres humanos, y aún de muy pocos de entre estos, sin que azote a sus seguidores con estímulo alguno o incitación a la deshonestidad. Su amor, que no es gozoso y lascivo, sino, al contrario, austero y serio, hace atractivas las virtudes a los que la aman por medio de la belleza moral, y si alguna vez expone la hermosura de algún cuerpo, mantiene alejado de este cualquier agravio. Puesto que no hay nada en la belleza de los cuerpos más digno de ser amado que el hecho de que haga recordar a las almas divinas su propia hermosura, que han visto antes, auténtica y pura, entre los dioses. Es por eso que Afranio67, con su elegancia de siempre, dejó escrito: Amará el sabio: los demás sentirán deseo68. Pero si quieres la verdad, Emiliano, o si en algún momento puedes entender esto, no es que el sabio ame, sino que recuerda69.

66 Eco del prólogo de Lucrecio, De rerum natura 1, sobre todo del v. 14. También hay ciertas coincidencias con Varrón, La lengua latina V 61, quizá con un epigrama de Valerio Edituo (vv. 5-6 del 2 Morel, cf. Courtney 1993, pp. 70-74) que trasmite Aulo Gelio XIX 9.10, y con toda certeza con Metamorfosis XI 1.2 (Marangoni 2004/5 y GCA 2015, p. 111). 67 El más conocido de los autores de comedia de personajes y temas latinos —fabulae togatae—, que vivió en el siglo II a. C. De su producción se han conservado unos cuarenta títulos y cuatrocientos versos, pero no obras completas. Sigue expresamente a Menandro y entre sus temas parece que era especialmente aficionado a la pederastia (Quintiliano, Instituciones oratorias X 1.100). 68 Este verso, el 221 de Ribbeck (1873, p. 192) aparece también en Nonio Marcelo, De compendiosa doctrina V (vol. III, p. 681, Lindsay); Servio, Comentario a Virgilio, Eneida IV 194. Del mismo autor es alius est amor, alius Cupido: «una cosa es el amor, otra, el deseo» (Ribbeck, ibídem, verso 23, p. 168; también en Servio, ibídem). 69 La famosa teoría platónica de que el conocimiento no es más que recuerdo —ἀνάμνησις—, cf. Platón, Menón 81c-86b, Fedón 72e-77a, Fedro 249c, 251a.

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Da igitur ueniam Platoni philosopho uersuum eius de amore, ne ego necesse habeam contra sententiam Neoptolemi Enniani pluribus philosophari; uel si tu id non facis, ego me facile patiar in huiuscemodi uersibus culpari cum Platone. tibi autem, Maxime, habeo gratiam propensam, cum has quoque appendices defensionis meae iccirco necessarias, quia accusationi rependuntur, tam attente audis. et ideo hoc etiam peto, quod mihi ante ipsa crimina superest audias, ut adhuc fecisti, libenter et diligenter. Sequitur enim de speculo longa illa et censoria oratio, de quo pro rei atrocitate paene diruptus est Pudens clamitans: ‘habet speculum philosophus, possidet speculum philosophus’. ut igitur habere conce-

1 Platoni] cf. Plat. Phaedr. 249c 3 audis] audieris H. Müller



Neoptolemi Enniani] frag. 340 Ribbeck 2

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Perdónale, por tanto, al filósofo Platón sus versos de amor, para que no me vea obligado yo, contra la opinión del Neoptólemo de Ennio70, a filosofar largamente; pero si no lo haces, yo soportaré sin dificultad que me culpen en compañía de Platón por este tipo de versos71. En cuanto a ti, Máximo, te estoy enormemente agradecido por haber escuchado tan atentamente también estas cuestiones accesorias de mi defensa, de las que he tenido que ocuparme para contrarrestar la acusación, y por esta misma razón te ruego que escuches lo que queda antes de las imputaciones reales con la misma amabilidad y atención que has prestado hasta ahora. Sigue a continuación la perorata larga y censoria sobre el espejo, a propósito del cual y debido a la atrocidad del tema casi se descompone Pudente72 al gritar una y otra vez: «¡Tiene un espejo este filósofo, este filósofo posee un espejo!»73. Y aunque, en efecto, admita 70 Quinto Ennio (Rudias 239 - Roma 169 a. C.) fue uno de los fundadores de la literatura latina. Entre sus obras, que no se han conservado más que de forma fragmentaria, destacan Anales, gran poema épico sobre la historia de Roma, y diversas tragedias, adaptadas fundamentalmente, aunque no solo, de Eurípides. De alguna otra obra menor hay testimonios más adelante, cf. 39.3-4. Esta citas pertenecen a uno de sus dramas más conocidos, la Andrómaca, que tenía lugar sin duda tras la caída de Troya: otras citas en Aulo Gelio V 15.9; 16.5; Cicerón, Tusculanas II 1; De republica I 30; Sobre el orador II 155-6 (Martos 2006, pp. 7-23, 349-351 y 354-355). Neoptólemo era hijo de Aquiles; le correspondió como botín de guerra la viuda de Héctor, Andrómaca. 71 Eco de Cicerón, Tusculanas I 39: «prefiero por Hércules, equivocarme con Platón... a percibir la verdad con esos». 72 Tanonio Pudente, abogado de la acusación. 73 No está claro en el caso del espejo en qué consiste la acusación. La magia asociada a estos, al contrario que en otras culturas y épocas, no cuenta más que con escasos testimonios en la Antigüedad grecolatina (Abt 1908, pp. 24-27). Fue más frecuente, para predecir el futuro, acudir al reflejo en el aceite o el agua, como en 42.6 (Graf 1994, p. 224; Luck 1995, pp. 300-302). Está bien atestiguado, en cambio, su uso en la religión, concretamente como atributo de varias diosas, sobre todo Venus: el propio Apuleyo ilustra su presencia en la procesión de Isis (Metamorfosis XI 9.2 y GCA 2015, p. 220). Hay otras menciones en esta obra, cf. Krabbe 2003, pp. 580-587. El empleo de un espejo, fabricado generalmente de bronce, alguna vez plateado, o de plata, estaba asociado especialmente a la coquetería femenina (McCarty 1989, pp. 167168 y n. 11) y se consideraba impropio de un varón (ibídem 168, n. 15, especialmente Juvenal, Sátiras 2.99-101; Séneca, Cuestiones naturales I 17.10), por lo que los reproches

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dam —ne aliquid obiecisse te credas si negaro—, non tamen ex eo accipi me necesse est exornari quoque ad speculum solere. quid enim? si choragium thymelicum possiderem, num ex eo argumentarere etiam uti me consuesse tragoedi syrmate, histrionis crocota, †orgia, mimi centunculo? non opinor. nam et contra plurimis rebus possessu careo, usu fruor. quod si neque habere utendi argumentum est neque non utendi non habere et speculi non tam possessio culpatur quam inspectio, illud etiam docear necesse est quando et quibus praesentibus in speculum inspexerim, quoniam, ut res est, magis piaculum decernis speculum philosopho quam Cereris mundum profano uidere. Cedo nunc, si et inspexisse me fatear, quod tandem crimen est imaginem suam nosse eamque non uno loco conditam, sed quoquo

7 thymelicum ς Ald. Phil. : thim- F et ut uid. ϕ (tim- AMu princ. acim- ut uid. U) : themϕx • consuesse F xϕxAUL1 princ. : -suesset F (ut uid.) ϕV1L2 L3 Mu • tragoedi ς Ald. Phil. : -gedi ϕx -gidii F ϕV1L2 L3 Mu gragid(i)i AU princ. tragici Bywater post histrionis interpungens Thargeliis Rutgers • syrmate] sir- F ϕAU princ. • crocota] crotalumue (princ.) uel crotaloue (Ald. Phil.) ς crotalo ut (et ad Trieterica orgia) Pricaeus auctore Bourdelotio • ad trieterica ante orgia add. V5 princ. Ald. Phil. et edd. uett.; cf. Verg. A. IV 302-3 et Pease ad loc. (Hijmans 1994, p. 1775 n. 216) • †orgia del. Krüger; iam Bosscha uel ad Trieterica orgia uncinis inclusit et Hildebrand locum desperatum agnouit; fuit fort. schol. ‘choragia’ (Helm) uel gloss. ad mundum (Purser) : orgia ς choragi Sauppe archi (cum mimi) Haupt orca dubitanter Helm coll. Lucian. de saltatione 63.8 Phrygia coll. Met. XI 8.4 Purser orgiastae (et antea tragici syrmate histrionis, crocotae) Bywater apud Butler - Owen origae (= aurigae) fort. cum , , , uel dubitanter Hunink orgiastae Bywater • centunculo ϕ1 (ncu s.l. add.) AxU (centumc- Ald. Phil.) : centulo F ϕ centungulo F 1 (ngu s.l. et centun|gulo in marg. add.) AMu centuculo UMu2 princ. • possessu F xϕAUMu princ. : possessum F • 8 docear F ϕL3 def. Helm 1904, p. 559 : doceas F 2AUL1L2V1V2 Mu princ.; cf. 20.9 et Helm, praef. ad Fl. pp. XXIII-XXIV (e.g. Cic. Quinct. 22.73), fort. recte • magis] maius ς princ. Ald. Phil. • mundum] mun|dum F sed in mundum|ḍụṃ mut. F 2 (mundum ϕAUMu princ.) 1 fatear F def. Piccioni (2012, p. 448) coll. e.g. 8.2, 9.10, 18.4 : -teor F xϕUL1Mu princ. -tuor A • imaginem] yma- F ϕAUMu hanc corruptelam posthac silentio praetermittam • post conditam add. Kronenberg

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que lo tengo —para que no creas, si lo niego, que tienes algo que reprocharme—, de ello no se tiene que concluir que también tengo por costumbre arreglarme ante el espejo. Porque, entonces, si tuviera todo un equipo para la escena, ¿argumentarías también por ello que suelo emplear la larga túnica del actor trágico, el vestido azafranado del histrión, los andrajos del mimo?74 No lo creo. Pues también, por el contrario, me veo privado de la posesión de muchos otros bienes, pero disfruto de su uso. Así, si el hecho de que se tenga algo no es prueba de que se use ni el que no se tenga de que no se use y como lo que se denuncia no es tanto la posesión del espejo como el hecho de mirarse en él, es necesario que se demuestre también cuándo y ante qué testigos me he mirado en el espejo, porque, por lo que parece, estás considerando que es peor sacrilegio el hecho de que un filósofo mire un espejo que el que un profano vea el instrumental de Ceres75. Pero bueno, si confesara que me he mirado, ¿qué clase de crimen es que alguien reconozca su propia imagen y que no la tenga confinada en un solo lugar, sino que esté a su disposición dondequiera

dirigidos a Apuleyo pudieran consistir simplemente en acusarlo de vanidad, conducta impropia de un filósofo, o bien de haber cultivado su apariencia más de lo conveniente para seducir a Pudentila. Por otro lado, Apuleyo aprovecha para enlazar dos digresiones tan típicas de la segunda sofística y, en realidad, de toda la retórica antigua (véase, por ejemplo, la historia del elogio en Pernot 1993, pp. 19-25, 42-53) como del gusto del autor —cf. e.g. el elogio de la cabellera en Metamorfosis II 8-9 (n. 19), el de la pobreza en Apología 18 o la descripción del papagayo en Floridas 12—: una alabanza del espejo (14.1-15.10) y, seguidamente, un excurso científico sobre su naturaleza (15.11-16.6) rematado con la denigración del adversario (16.7). Igualmente característicos son el argumento sofístico con el que rechaza la acusación —la posesión no conlleva el uso (13.6-8, cf. Hunink 1997, II pp. 57-58)— y la mención continua de autoridades como Sócrates, Demóstenes o Arquímedes. En ningún momento, por otra parte, alude a las propiedades adivinatorias o al uso sobrenatural del objeto. 74 La traducción describe aproximadamente el carácter de los vestidos propios de cada género dramático: el segundo se consideraba propio de mujeres y afeminados. Otra cita de diversos tipos de espectáculos en Floridas 18.4; 5.2 (véase la nota sobre el mimo); cf. además Suetonio, Calígula 54.1. Por lo demás, omito en la traducción la palabra orgia por considerarla corrupta, véase el aparato crítico. 75 Los objetos y símbolos sagrados de Ceres, a los que protegía el secreto de sus cultos mistéricos (cf. e.g. 56.1), que se celebraban también en Cartago.

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uelis paruo speculo promptam gestare? an tu ignoras nihil esse aspectabilius homini nato quam formam suam? equidem scio et filiorum cariores esse, qui similes uidentur et publicitus simulacrum suum cuique, quod uideat, pro meritis praemio tribui. aut quid sibi statuae et imagines uariis artibus effigiatae uolunt? nisi forte quod artificio elaboratum laudabile habetur, hoc natura oblatum culpabile iudicandum est, cum sit in ea uel magis miranda et facilitas et similitudo. quippe in omnibus manu faciundis imaginibus opera diutina sumitur, neque tamen similitudo aeque ut in speculis comparet; deest enim et luto uigor et saxo color et picturae rigor et motus omnibus, qui praecipua fide similitudinem repraesentat; cum in eo uisitur imago mire relata, ut similis, ita mobilis et ad omnem nutum hominis sui morigera; eadem semper contemplantibus aequaeua est ab ineunte pueritia ad obeuntem senectam, tot aetatis uices induit, tam uarias habitudines corporis participat, tot uultus eiusdem laetantis uel dolentis imitatur. enimuero quod luto fictum uel aere infusum uel lapide incussum uel cera inustum uel pigmento illitum uel alio quopiam humano artificio adsimulatum est non multa intercapedine temporis dissimile redditur et ritu cadaueris unum uultum et immobilem possidet. tantum praestat imaginis artibus ad similitudinem referundam leuitas illa speculi fabra et splendor opifex.

2 praemio] premio ut uid. F (-mio ϕAMu princ.) : -mia F 2 • 4 diutina ϕ2 et fort. F (teste Helm; equidem diuti- tantum uidi) V1V3L3Mu : -tino* F 2 et fort. ϕ (-no etiam A p.c. UL2 princ.) • ut] ac ς Ald. Phil.; 99.6 cft. Helm • 5 qui] atqui Jahn speculum Sauppe (p. 1553) atqui Van der Vliet usque H. Müller • cum] speculum Jahn, sed cf. Helm 1904, pp. 559-561 • uisitur] def. Leky coll. 31.7 : uisitetur Helm • hominis] domini Fulvius mominis (ThLL VIII 1390) Frassinetti 1991, p. 1205, coll. Lucr. 3.144 et 188 • 6 aequaeua] equeua F teste Helm (a)equ(a)eua etiam ϕAUMu princ. : equa F 2 aequa Floridus • 7 incussum] cf. Verg. G. I 275 : incisum Ald. Basil. II -cusum ed. Basil. I • 8 imaginis] imagineis dubitanter Colvius; post artibus transp. Meurs, post ad Pricaeus • referundam Pricaeus, cf. Helm 1904, p. 561 : -rundum Fϕ (-rendum AUMu princ.) fort. retinendum, cf. Hunink ad loc. et LHS 373 • fabra F 1 u in a mut. et fa in marg. add. (fabra ϕAUMu2 [fra- Mu] princ.) : fu- ut uid. F

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que vaya gracias a un pequeño espejo? ¿Es que no sabes que no hay nada más agradable de contemplar para una persona que su propia figura? Bien sé yo que los hijos que más se quiere son aquellos que más se parecen y que, como un honor público, se le ofrece a ciertas personas, en recompensa por sus méritos, una estatua para que se contemplen a sí mismas76. ¿O qué se pretende con las efigies y las representaciones que crean las diferentes artes? A no ser que lo que se considera digno de elogio cuando lo ha elaborado la industria humana haya de juzgarse culpable cuando lo ha producido la naturaleza, siendo así que en esta última es más admirable la facilidad y la semejanza. Pues en toda realización artesana de imágenes se emplea un largo trabajo y, sin embargo, la semejanza que se consigue no es igual que la que proporciona un espejo, porque le falta vigor al barro y color a la piedra y firmeza a la pintura y a todos, movimiento, que es lo que expresa la semejanza con mayor fidelidad. Cuando se ve en este, en cambio, se refleja asombrosamente la imagen, tan parecida como móvil y complaciente con cualquier gesto de la persona; siempre, desde las primeras etapas de la niñez hasta el fin de la vejez, tiene la misma edad que el que la contempla: reviste todos los cambios de edad, comparte estados corporales tan variados, imita todas las caras, ya sean de alegría o de sufrimiento. Por el contrario, cuanto se moldea con el barro, se funde en bronce, se talla en piedra, se quema en cera77, se dibuja con pintura o se representa con cualquier otro artificio humano, en un pequeño lapso de tiempo se vuelve diferente del modelo y, a la manera de un cadáver, muestra un rostro único e inmutable. Hasta tal punto sobrepasa en la plasmación de las semejanzas la tersura artesanal y el brillo diestro de un espejo a las artes figurativas.

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Como en el caso del propio Apuleyo, véase Floridas 16 y la nota introductoria. Alusión a la técnica del encausto, cf. e.g. Marcial 4.47 y Moreno Soldevila 2006, pp. 350-352. Nótese, por otra parte, la aliteración: infusum... incussum... inustum... illitum. 77

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Aut igitur unius Hagesilai Lacedaemonii sententia nobis sequenda est, qui se neque pingi neque fingi unquam diffidens formae suae passus est, aut, si mos omnium ceterorum hominum | retinendus uidetur in statuis et imaginibus non repudiandis, cur existimes imaginem suam cuique uisendam potius in lapide quam in argento, magis in tabula quam in speculo? an turpe arbitraris formam suam spectaculo assiduo explorare? an non Socrates philosophus ultro etiam suasisse fertur discipulis suis, crebro ut semet in speculo contemplarentur, ut qui eorum foret pulchritudine sibi complacitus impendio procuraret, ne dignitatem corporis malis moribus dedecoraret, qui uero minus se commendabilem forma putaret sedulo operam daret, ut uirtutis laude turpitudinem tegeret? adeo uir omnium sapientissimus speculo etiam ad disciplinam morum utebatur. Demosthenen uero primarium dicendi artificem quis est qui non sciat semper ante speculum quasi ante magistrum causas meditatum: ita ille summus orator cum a Platone

1 unius] illius Watt coll. 90.6 et Cic. Fam. V 12.7 • Hagesilai... sententia] cf. Cic. fam. V 12.7 • 2 F 107v • 4 an] at Krüger • Socrates] cf. Plut. mor. 141d; Diog. Laert. II 33 • 6 commendabilem ϕAUMu princ. : comen- F • tegeret] tegeret add. Plasberg terge˘ret Watt cf. Sen. Nat. I 17.4 • 8 Demosthenen] -stenen F cf. Suid. s.u. «Demosthenes» II 45.27 Adler

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O bien tenemos que seguir la idea del lacedemonio Agesilao, que, por no sentirse muy seguro de su aspecto, no admitió nunca que se le pintara o se le esculpiera78, o, si os parece que tenemos que guardar las costumbres de todos los demás de no oponerse a estatuas e imágenes, ¿por qué consideras que una persona debe ver su imagen en una piedra y no en plata, en un cuadro, pero no en un espejo? ¿Crees que es vergonzoso inspeccionar el propio aspecto contemplándolo frecuentemente? ¿O es que no es verdad, como se cuenta, que incluso el filósofo Sócrates convenció a sus discípulos de que se miraran asiduamente al espejo79, para que aquellos que se encontraran complacidos con su belleza pusieran todo su empeño en no afear la dignidad de su cuerpo con malas costumbres y, en cambio, aquel que encontrara su aspecto menos agraciado se esforzara en ocultar su fealdad con la fama de sus virtudes? Así empleaba el espejo aquel hombre, el más sabio de todos80, para enseñar buenas costumbres. ¿Quién ignora que, en cambio, Demóstenes, el más eminente de los especialistas en hablar en público, meditaba los casos ante el espejo como ante un maestro81? Y así, aquel magnífico orador, después

78 De este famoso rey de Esparta (c. 445-359 a. C.) quedan tres biografías escritas por Jenofonte, Plutarco y Cornelio Nepote que coinciden básicamente en estos detalles, cf. respectivamente 11.7, 2.4 y 8.1. Obsérvese la aliteración neque pingi neque fingi: en Cicerón, Cartas a familiares V 12.7 se usa la misma combinación de palabras al referir la misma anécdota sobre Agesilao y después de mencionar las limitaciones que impuso Alejandro a sus propias representaciones, tal como narra también Apuleyo en Floridas 7. 79 Famoso filósofo ateniense (469-399 a. C.), maestro de Platón. Apuleyo, que le profesaba la veneración propia de su escuela, le dedicó un tratado, El dios de Sócrates (Martos 2003, I, pp. XXV-XXVII), y lo retrata como sabio ejemplar por ejemplo en Floridas 2. A propósito de esta historia véase sobre todo Diógenes Laercio II 33 y Plutarco, Moralia 141d (Coniugalia praecepta); los mismos consejos, pero sin atribución a un autor concreto se encuentran en Fedro, Fábulas III 8.14-6 y Séneca, Cuestiones naturales I 17.4. Sobre Sócrates y la Apología apuleyana véase Riess 2008. 80 Véase Platón, Apología 21a. 81 Del gran orador ático Demóstenes (384-322 a. C.), que se enfrentó a la expansión macedonia en Grecia, se conservan, entre otras obras, discursos como las Filípicas, Olínticas o Sobre la corona. Sus dificultades iniciales para hablar en público y la superación de estas eran motivos bien conocidos en la Antigüedad, cf. e.g. Plutarco,

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philosopho facundiam hausisset, ab Eubulide dialectico argumentationes edidicisset, nouissimam pronuntiandi congruentiam ab speculo petiuit. utrum igitur putas maiorem curam decoris in adseueranda oratione suscipiendam rhetori iurganti an philosopho obiurganti, apud iudices sorte ductos paulisper disceptanti an apud omnis homines semper disserenti, de finibus agrorum litiganti an de finibus bonorum et malorum docenti? Quid quod nec ob haec debet tantummodo philosophus speculum inuisere? nam saepe oportet non modo similitudinem suam, uerum etiam ipsius similitudinis rationem considerare: num, ut ait Epicurus, profectae a nobis imagines uelut quaedam exuuiae iugi fluore a corporibus manantes, cum leue aliquid et solidum offenderunt, illisae reflectantur et retro expressae contrauersim respondeant, an ut alii philosophi disputant, radii nostri seu mediis oculis proliquati et lumini

9 hausisset] au- F • 12 Epicurus] cf. Diog. Laert. X 24, 46 sqq. Usener Epicur. fr. 320 • exuui(a)e ϕxU princ. : -bi(a)e F ϕAMu • illisae F 1 inter scribendum ( illise ϕA princ. illi se U illico se Mu ) : ini- F • contrauersim] contrauersum Pricaeus

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de haber apurado toda la elocuencia de Platón,82 después de haber aprendido completamente del dialéctico Eubúlides83 la técnica de la argumentación, le pedía al espejo los últimos consejos para expresarse correctamente. Por tanto, ¿piensas que tiene que poner mayor cuidado con su apariencia al pronunciar un discurso un orador cuando lanza una invectiva o un filósofo cuando censura84, quien se encuentra debatiendo circunstancialmente ante unos jueces elegidos por sorteo o el que está siempre disertando ante todos los hombres, quien litiga sobre los límites de algún campo o el que instruye sobre los límites del bien y el mal85? No solamente por esto debe un filósofo contemplarse en un espejo, pues a menudo le interesa considerar no solo la semejanza que guarda consigo mismo, sino también la explicación de esa semejanza: bien sea, como dice Epicuro86, que las imágenes, que se desprenden de nosotros como una especie de despojos de la piel que, en una emanación continua, fluyen de los cuerpos, al encontrarse algo liso y sólido se vean rechazadas en el choque y, empujadas hacia atrás, se reflejen en sentido contrario, o bien, como sostienen otros filósofos, que los rayos que surgen de nosotros, ya broten de en medio de nuestros ojos y se mezclen con la luz exterior y queden así unidos, tal Demóstenes 6-7 y 11. La misma historia sobre el espejo se halla en Quintiliano, Instituciones oratorias XI 3.68; Plutarco, ibídem. Cicerón trasmite igualmente la trascendencia que concedía Demóstenes a la actio de un discurso; véase Sobre el orador III 213; Bruto 142, El orador 56 (Butler - Owen ad loc., p. 39). 82 Trasmiten también esta tradición de que Demóstenes se formó con las enseñanzas de Platón otros autores como Plutarco, Demóstenes 5.7, Diógenes Laercio III 46 y Cicerón, Bruto 121. 83 Sofista de Mileto, seguidor de la escuela megárica y autor de algunas paradojas clásicas, vivió a mediados del siglo IV a. C. También atestigua que fue maestro de Demóstenes Diógenes Laercio II 108. 84 Obsérvese el juego en el original: «rhetori iurganti an philosopho obiurganti». 85 La expresión recuerda, obviamente, el título de la obra de Cicerón, De finibus bonorum et malorum. 86 Probablemente Apuleyo, más que en el filósofo griego (Samos 341 - Atenas 270 a. C.) y fundador de la escuela que lleva su nombre (Diógenes Laercio X), se basa en el poeta romano Lucrecio; sobre la teoría de la visión véase concretamente De rerum natura IV 26.452, sobre los espejos especialmente 269-323.

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extrario mixti atque ita uniti, ut Plato arbitratur, seu tantum oculis profecti sine ullo foris amminiculo, ut Archytas putat, seu intentu aëris acti, ut Stoici rentur, cum alicui corpori inciderunt spisso et splendido et leui, paribus angulis, quibus inciderant, resultent ad faciem suam reduces atque ita, quod extra tangant ac uisant, id intra speculum imaginentur. Videturne uobis debere philosophia haec omnia uestigare et inquirere et cuncta specula uel uda uel suda [soli] uidere? quibus praeter ista quae dixi etiam illa ratiocinatio necessaria est, cur in planis quidem speculis ferme pares optutus et imagines uideantur, tumidis uero et globosis omnia defectiora, at contra in cauis auctiora; ubi et cur laeua cum dexteris permutentur; quando se imago eodem speculo tum recondat penitus, tum foras exerat; cur caua specula, si exaduersum soli retineantur, appositum fomitem accendunt; qui fiat ut arcus in nubibus uarie duo soles aemula similitudine uisantur, alia praeterea eiusdem modi plurima, quae tractat uolumine ingenti

13 extrario ϕ xU princ. : -lio F ϕAMu • ita uniti (de atque ita cft. Helm 15.15; 28.9; 29.3; 43.3; 46.1; 67.4; 85.5) ] inuniti Colvius ei uniti uel muniti (princ. Ald. Phil.) ς uniti Fulvius ei muniti Elmenhorst • Plato] cf. Plat. Tim. 46a • 14 amminiculo F ϕAU princ. (ami- Mu) : admi- ϕ2 • Archytas] architas F • aëris Pithoeus : ueris F • acti (uel peracti) Helm, cf. 1904, 562-564 : facti F fracti Pithoeus tacti Bosscha farti H. Schöne coacti Purser • 15 tangant ϕ : tangunt FAUMu princ. 1 Videturne... philosophia] Videnturne... philosophi ς princ. Ald. Phil. sed cf. Helm 1904, pp. 564-565 • uel uda] uel uda Diels uelut u. dubitanter Helm • soli] tamquam glossema del. La Penna et Traina; retinent edd. uett. qui uidenturne... philosophi antea legunt, cf. e.g. Floridum (1688, p. 427) uel Hildebrand (1842, II p. 480) ad loc.; def. Lucifora 1993, fort. recte soli Van der Vliet solis Butler coll. Sen. N.Q. I 17.2 oculis Watt sollicite Bywater; cf. et Butler - Owen ad loc.; Wiman 1927, pp. 4-5 • uidere] 13.8 cft. Helm • 2 praeter ista U 2 in marg. V5 M1 ς princ. Ald. Phil. : pr(a)eteris tu F ϕAUMuV1L1L2 L3 • uideantur F 1ϕAUMu princ. : uidentur F • suppl. V5 ς princ. Ald. Phil. • 4 caua F xϕAUMu princ. : caiua ut uid. F • appositum] oppositum Casaubonus • accendunt] cf. Met. II 22.4 et Van Mal-Maeder ad loc. : -ndant Bosscha • 5 uarie] uariet Rohde • duo M1δς princ. Ald. Phil. : duos F • praeterea] praetereo Krüger • eiusdem] compendium uarie mutatum in F, sed idem fuit (eiusdem etiam ϕAUMu princ.)

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APOLOGÍA

como opinaba Platón87, o nada más salir de los ojos, sin ningún soporte de fuera, como piensa Arquitas88, o más bien condensados por la presión del aire, tal como consideran los estoicos89, al incidir en algún cuerpo compacto y brillante y liso reboten hacia atrás siguiendo el mismo ángulo con el que han incidido, volviéndose hacia la misma cara que han dejado y, de esta forma, aparezca lo que tocan o ven fuera dentro del espejo. ¿Os parece que la filosofía debe investigar y desentrañar todo esto y verse en todos los espejos, húmedos o secos90? A propósito de los cuales y además de lo que ya he dicho, es necesario estudiar la razón por la que en los espejos planos se ven las imágenes y su reflejo prácticamente iguales; en cambio, en los convexos y esféricos todo es más pequeño, y en los cóncavos, por el contrario, todo es mayor; y en qué momento y por qué se intercambian la izquierda con la derecha; cuándo una imagen en un mismo espejo primero se esconde dentro y después se muestra al exterior; por qué los espejos cóncavos, si se colocan contra el sol, encienden cualquier objeto inflamable que se les aplique; cómo puede ser que aparezca un arco de varios colores entre las nubes o dos soles de idéntica apariencia, y otros muchos fenómenos del mismo estilo91, de los que trata en un libro enorme

87 Véase Platón, Timeo 45b-46a y Serrano - Díaz de Cerio 2012, pp. 133-137, además de la relación sobre las teorías de la visión y los espejos de los distintos filósofos en Plutarco, Sobre las opiniones de los filósofos 4.13-4 (Moralia 901a-e; Lachenaud 2003, pp. 154-156 y notas, pp. 290-292). En Sobre Platón y su doctrina I 14 (209 O) Apuleyo presenta un resumen muy esquemático de la teoría platónica de la visión, entre los demás sentidos, cf. Beaujeu ad loc. 1973, pp. 276-277. 88 Filósofo pitagórico natural de Tarento. Vivió en la primera mitad del siglo IV a. C. Apuleyo menciona su relación con Platón en Sobre Platón y su doctrina I 3 (186 O), cf. Beaujeu ad loc. 1973, p. 251. Sobre las teorías pitagóricas véase Diógenes Laercio VIII 29 y Butler - Owen 1914, p. 42. 89 Sobre el concepto de la visión de los estoicos cf. Plutarco, Sobre las opiniones de los filósofos 4.15 (Moralia 901d; Lachenaud 2003, p. 292) e Ingenkamp 1971. 90 Texto problemático (véase aparato), en el que destaca la fonética —uel uda uel suda— y que denota cualquier superficie reflectante. 91 Sobre la explicación que daban los antiguos al arco iris y al parhelio véase Séneca, Cuestiones naturales I 3-8, 11.

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Archimedes Syracusanus, uir in omni quidem geometria multum ante alios admirabilis subtilitate, sed haud sciam an propter hoc uel maxime memorandus, quod inspexerat speculum saepe ac diligenter. quem tu librum, Aemiliane, si nosses ac non modo campo et glebis uerum etiam abaco et puluisculo te dedisses, mihi istud crede, quanquam teterrimum os tuum minimum a Thyesta tragico demutet, tamen profecto discendi cupidine speculum inuiseres et aliquando relicto aratro mirarere tot in facie tua sulcos rugarum. At ego non mirer, si boni consulis me de isto distortissimo uultu tuo dicere, de moribus tuis multo trucu|lentioribus reticere. ea res est: praeter quod non sum iurgiosus, etiam libenter te nuper usque albus

6 Syracusanus UMu princ. : sira- F ϕA • 7 Thyesta] thiesta F Fulvius • iurgiosus] curiosus Colvius

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8 F 108r



9 ea] ita

APOLOGÍA

Arquímedes de Siracusa, hombre de extraordinaria penetración, por encima de cualquier otro, en toda cuestión relacionada con la Geometría, aunque no sé si es más digno de recordarse por esto o por haber estudiado de manera continua y metódica los espejos92. Si tú conocieras este libro, Emiliano, y no te hubieras dedicado solo a los campos y los labrantíos, sino también al ábaco y la arena93, créeme, aunque tu rostro espantoso no se diferencie mucho del Tiestes de las tragedias94, seguro que por afán de aprender te verías en un espejo y, dejando a un lado el arado durante un momento, te sorprenderías de los surcos de las arrugas que hay en tu cara. Aunque no me asombraría yo de que dieras por bueno que hable de ese rostro tuyo tan deforme con tal de que calle tus costumbres, que son mucho más terribles. Esta es la situación: aparte de que no soy hombre amante de riñas, hasta hace muy poco no he tenido ningún interés en saber siquiera si eras blanco o negro95, y todavía en

92 Genial matemático, físico, astrónomo e ingeniero griego; además de los estudios sobre hidrostática que condujeron al principio que lleva su nombre, ideó diversos instrumentos, como el tornillo homónimo, y máquinas de asedio. Nació en Siracusa y murió durante el asedio romano de la ciudad (287-212 a. C.). Entre sus obras figuraba, efectivamente, un tratado dedicado a los espejos (Κατοπτρικά) que no ha se ha conservado. Véase la introducción de Ortiz García 2005. 93 De los que se servían los antiguos para calcular y representar figuras geométricas, cf. Cicerón, Tusculanas V 23.64 (sobre Arquímedes precisamente); Sobre la naturaleza de los dioses II 48 (referencias completas en Pease ad loc. 1968, II, pp. 652-653). 94 Nieto de Tántalo y hermano de Atreo: sostuvo una disputa con su hermano por el trono de Élide y cometió adulterio con la esposa de este. En venganza, su hermano fingió querer reconciliarse con él y lo invitó a un banquete en el que le sirvió la carne de sus propios hijos. El horror de Tiestes al saber lo que había hecho involuntariamente se reflejaba con toda probabilidad en la máscara del personaje. Además de la tragedia homónima de Séneca, que es la única que se ha conservado, en la literatura latina hubo obras tituladas Tiestes escritas por Ennio, Lucio Vario Rufo y quizá Pacuvio; además, el personaje aparecía sin duda en dos tragedias de Accio, cf. Martos 2006, pp. 441-443. Aunque se refiere a otros personajes trágicos, la expresión recuerda a Cicerón, Contra Pisón 47. 95 Expresión proverbial, cf. e.g. Catulo, 93.2 —citado por Quintiliano, Instituciones oratorias XI 1.38—; Cicerón, Filípicas 2.41; Fedro, Fábulas III 15.10 (Otto 1890, s.v. albus 1, p. 11). A pesar de todo, quedará patente más adelante que Apuleyo sabía bastante más de Emiliano de lo que aquí afirma, cf. 23.6-7 y 56.3-6.

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an ater esses ignoraui et adhuc hercle non satis noui. id adeo factum, quod et tu rusticando obscurus es et ego discendo occupatus. ita et tibi umbra ignobilitatis a probatore obstitit et ego numquam studui male facta cuiusquam cognoscere, sed semper potius duxi mea peccata tegere quam aliena indagare. igitur hoc mihi aduersum te usu uenit, quod qui forte constitit in loco lumine conlustrato atque eum alter e tenebris prospectat. nam ad eundem modum tu quidem quid ego in propatulo et celebri agam facile e tenebris tuis arbitraris, cum ipse humilitate abdita et lucifuga non sis mihi mutuo conspicuus. Ego adeo seruosne tu habeas ad agrum colendum an ipse mutuarias operas cum uicinis tuis cambies neque scio neque laboro. at tu me scis eadem die tris Oeae manu misisse idque mihi patronus tuus inter cetera a te sibi edita obiecit, quanquam modico prius dixerat me uno

hercle] ercle F • 10 adeo] ideo Krüger, quod Bosscha iam reiecerat, cf. Oud. ad Met. VII 23.6 (p. 571a); 17.1 et 49.3 cft. Helm • 11 numquam F 2 sed, ut uid., idem fuit (numquam ϕAUMu princ. et, ut uid., C) • tegere] regere Scriverius degere Lipsius coll. Non. 278M terge-re Watson coll. 57.1; Sen. Her. O. 907-8; Mart. VI 1.3 • 12 qui] qui Novák, sed cf. Helm, praef. ad Fl. LVI • e tenebris A2U 2 (is ex nescio quo corr.) L2 Mu2 princ. : etenebris F ϕV1L1L3 et t. Mu est t. A tenebris C • 13 abdita] abditus Casaubonus 1 seruosne] seruos ne ϕL1 seruor | ne F 2 (s.l. uor add.) UV1L3Mu et fort. F (Helm) seruorne CA seriior | ne F 3 (serior ne L2) seruor. princ. Ald. Phil. seruior: tu Casaubonus seruorumne omisso postea an Purser seruos tu ς et edd. uett. ante Bosscham seruor: nae tu Hildebrand • tu ς : an FC ϕAUMu def. Bosscha (-ne an = anne) del. ϕx et Krüger Tu an princ. Ald. Phil. • habeas F ϕAU princ. : abeas F xMu Ald. Phil. • 2 obiecit F ϕMu princ. : ab- F 2CAU

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APOLOGÍA

estos momentos, por Hércules, no me he acabado de enterar. La razón de esto es que tú has permanecido oculto en las labores de tus campos y yo, ocupado con mis estudios; así que, por una parte, la sombra de tu obscuridad te ha puesto a salvo de cualquier indagación y, por otra, yo nunca me he preocupado por conocer los malos hábitos de nadie, sino que siempre consideré preferible encubrir mis fallos a escrutar los ajenos. Por tanto, lo que experimento yo con respecto a ti es lo mismo que el que se encuentra en un lugar bien iluminado en relación a otro que lo contempla en tinieblas, puesto que, de forma similar, tú observas fácilmente desde las tinieblas cuanto yo hago abiertamente y en público, mientras que tú, en cambio, por tu recóndita bajeza, que huye de la luz96, no me resultas visible. Yo por ejemplo, ni sé ni me preocupa en absoluto si tienes esclavos para cultivar los campos o te turnas con tus vecinos para ayudaros mutuamente97. En cambio, tú sabes que he manumitido a tres hombres en Oea98 en un solo día y tu abogado me ha criticado esta acción junto a otras muchas que le has encomendado, aunque poco antes había dicho que yo había llegado a Oea acompañado de

96 El término lucifugus es injurioso: se lo aplica a insectos Virgilio (Geórgicas IV 243; al que imitan, entre otros, Arnobio, Aduersus nationes VI 16) y lo utilizan como crítica Lucilio (verso 468 Marx), Cicerón, De finibus bonorum et malorum I 18.61; Minucio Félix, Octavio 8.4 (Hunink 1997, II, p. 67). Apuleyo, en cambio, se jacta, como era norma entre los sofistas de su época (Anderson 1993, pp. 13-35), de que su vida transcurra en público, como demostración de que no tenía nada vergonzoso que ocultar. Sin embargo, se niega posteriormente a desvelar ciertos datos, cf. 53.2 y nota. 97 Los acuerdos entre vecinos para compartir recursos en las labores agrícolas eran muy comunes e incluso podían revestir la forma de un contrato (Norden 1912, p. 181). Por otra parte, Apuleyo aprovecha la dedicación al campo de su oponente para enlazar con otro de los motivos de la acusación: la liberación de tres esclavos. No parece que en este caso haya relación alguna con la magia —la alusión de 17.3 es obviamente irónica—: los acusadores habían intentado probar probablemente que el filósofo se había enriquecido a través de su matrimonio con Pudentila y había pasado de llegar a la ciudad en compañía de un solo esclavo a poder manumitir tres de una sola vez. El autor, sin embargo, presenta una argumentación deliberadamente confusa. Téngase en cuenta, en todo caso, que poseer únicamente uno o dos esclavos era signo de pobreza. 98 La actual Trípoli, ciudad en la que Apuleyo conoció a Pudentila y en la que residió a raíz de su matrimonio.

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seruo comite Oeam uenisse. quod quidem uelim mihi respondeas, qui potuerim ex uno tris manu mittere, nisi si et hoc magicum est. tantamne esse mentiendi caecitatem dicam an consuetudinem? ‘uenit Apuleius Oeam cum uno seruo’; dein pauculis uerbis intergarritis: ‘Apuleius Oeae una die tris manu misit’. ne illud quidem credibile fuisset, cum tribus uenisse, omnes liberasse; quod tamen si ita fecissem, cur potius tris seruos inopiae signum putares quam tris libertos opulentiae? nescis profecto, nescis, Aemiliane, philosophum accusare, qui famulitii paucitatem obprobraris, quam ego gloriae causa ementiri debuissem, quippe qui scirem non modo philosophos, quorum me sectatorem fero, uerum etiam imperatores populi Romani paucitate seruorum gloriatos. itane tandem ne haec quidem legere patroni tui: M. Antonium consularem solos octo seruos domi habuisse, Carbonem uero illum, qui rebus potitus est, uno minus, at enim Manio

3 potuerim ϕAU 2Mu princ. : -erim* F • manu F x (-m induxit) ϕA princ. : manum FCUMu • 4 tantamne] F et F 2 s.l. ϕAUMu princ. • caecitatem] caecitatem! Watt coll. Cic. Cael. 71, cf. 102.3 et Helm praef. ad Fl. p. XXIV • uenit C ϕUMu princ. et fort. F (Helm) : dicit F 2 uelit A • 5 omnes FAU princ. : -nis C ϕMu • 6 philosophum F 1 (so s.l. add.) ϕUA (phy-) princ. : -lophum F • famulitii] -cii F • 7 patroni tui F sed ro euanid.; F 2 s.l. iter. (patroni tui ϕAUMu princ.) • M. Antonium... in Hispaniam duxisse (17.10) ] cf. Ath. VI 105-6

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APOLOGÍA

un único esclavo. Me gustaría que respondieras ahora cómo, teniendo uno solo, pude manumitir a tres, a no ser, claro está, que también esto fuera producto de la magia. ¿Tanta ceguera tienes mintiendo, o mejor dicho, tanta costumbre? «Apuleyo llegó a Oea con un único esclavo», y después de intercalar unos cuantos chismes, «Apuleyo en un solo día manumitió a tres siervos en Oea». Ni siquiera sería creíble que, habiendo llegado con tres, los hubiera liberado a todos, pero si hubiera actuado así, ¿por qué consideras más bien que es signo de penuria tener tres esclavos y no de opulencia tres libertos? No sabes, desde luego, no sabes en absoluto, Emiliano, plantear una acusación contra un filósofo, pues me reprochas la escasez de mi servicio cuando yo hubiera debido incluso falsearla para enorgullecerme de ella, ya que sé muy bien que no solamente los filósofos, de los que me proclamo seguidor, sino incluso los gobernantes del pueblo romano han tenido a gala la escasez de esclavos. ¿Así que, en definitiva, ni siquiera han leído tus abogados que Marco Antonio99, varón consular, tenía únicamente ocho esclavos en su casa, pero que aquel ilustre Carbón100 que alcanzó todo el poder poseía uno menos; que Manio Curio101, en 99 El político y orador al que recuerda Cicerón en Bruto y Sobre el orador (RE 28). Cónsul en el 99 a. C. y censor en el 97-96. En su carrera militar luchó contra los piratas cilicios y en la guerra social. Partidario de Mario en un principio, acabó volviéndose contra él y fue asesinado tras el regreso de este el 87 a. C. Empezó a escribir un tratado sobre retórica, que dejó inconcluso. No hay más noticias que esta sobre su austeridad, aunque era muy conservador, contrario a la cultura griega y partidario de leyes que limitaran el lujo. 100 Gneo Papirio Carbón (RE 38) fue tribuno de la plebe en 92 a. C., luchó en la guerra social y llegó a cónsul en el 85 y 84, primero con Cina y, tras la muerte de este, como cónsul único (sine collega), circunstancia a la que alude el texto. Luchó en el bando de Mario contra Sila; vencido y prisionero, fue ejecutado. No hay más testimonios sobre su carácter. 101 Manio Curio Dentato (RE 9) fue cónsul en 290, 284, 275 y 274 a. C. Venció a los enemigos que aparecen aquí además de a senones y lucanos. Se le concedió el triunfo dos veces en 290 por su victorias sobre samnitas y sabinos y otra más en 275 por su lucha contra Pirro. Apuleyo ya ha hecho referencia a él en 10.7 y volverá a mencionarlo en 18.9. En este caso sí hay numerosos testimonios sobre su carácter austero e incorruptible. Sabinos y samnitas eran pueblos itálicos; Pirro, rey del Epiro (319-272 a. C.), sostuvo una larga guerra contra Roma en apoyo de Tarento y otros pueblos del sur de Italia en la que obtuvo brillantes victorias, pero a costa de enormes pérdidas por su parte, por lo que finalmente decidió regresar a su reino.

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Curio tot adoreis longe incluto, quippe qui ter triumphum una porta egerit, ei igitur Manio Curio duos solos in castris calones fuisse? ita ille uir de Sabinis deque Samnitibus deque Pyrro triumphator paucioris seruos habuit quam triumphos. M. autem Cato nihil oppertus, ut alii de se praedicarent, ipse in oratione sua scriptum reliquit, cum in Hispaniam consul proficisceretur, tris seruos solos ex urbe duxisse; quoniam ad uillam publicam uenerat, parum uisum qui uteretur, iussisse duos pueros in foro de mensa emi; eos quinque in Hispaniam duxisse. haec Pudens si legisset, ut mea opinio est, aut omnino huic maledicto supersedisset aut in tribus seruis multitudinem comitum philosophi quam paucitatem reprehendere maluisset.

una porta] imperator dubitanter Bosscha • calones ϕ2AUMu princ. et fort. C (s tantum satis liquido legitur) : calonos ut uid. F colonos F 2 colonis F 3 (man. recentiss. in marg.) caiones ϕ • 8 uir] del. Iahn ter Becker 1865, p. 477; Enn. ann. 338 V (=335 Sk.) cft. Helm • Sabinis] sabinis ϕ1Mu 2 ut uid. (sabu- Mu ) princ. : saui- FC ϕAU • Samnitibus] samnitibus F (litt. euanid. et partim redintegr.) ϕU sanni- F 2 s.l. Ax (-ta- A) Mu • paucioris] -res AUMu ς princ. • 9 oratione ϕ2 in marg. V5 princ. : operatione FC ϕAMuV1L1L2 L3U (-cione), cf. Malcovati Cat. orat. 51 • Hispaniam ϕU (Ispa-) princ. : -nia F 2 (litt. redintegrat.; quid ante fuerit incertum) CAMu • 10 quoniam] def. Brantius et Pricaeus coll. Fest. 316.11-3 et Paul. 317.1-3 Lindsay; cf. Bosscha ad loc. p. 431; ex Catonis oratione depromptum putat Hildebrand 1842, pp. 486-487 quom iam Stewech • 11 paucitatem F 2ϕ1AUMu princ. : paci- FC ϕ

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APOLOGÍA

cambio, el más excelso por todos sus hechos de armas, puesto que celebró tres veces el triunfo por una sola puerta102, este Manio Curio, como digo, solo tuvo dos servidores para atenderlo en el campamento, de tal forma que aquel varón, que había triunfado sobre los sabinos, sobre los samnitas, sobre Pirro, tuvo menos esclavos que triunfos? Por su parte, Marco Catón103, que no quiso esperar a que otros contaran su historia, dejó él mismo escrito en su propio discurso que, cuando marchaba a Hispania como cónsul, trajo solo tres esclavos de la ciudad, y que, como cuando llegó a la villa pública104 le pareció que serían pocos para el servicio, ordenó que se compraran otros dos muchachos en el estrado de venta del foro y que fueron estos cinco los que llevó a Hispania. En mi opinión, si Pudente hubiera leído esto, o bien se hubiera abstenido completamente de estos insultos o bien, a la vista de estos tres esclavos, se hubiera decidido por reprocharme el exceso de acompañantes, impropio de un filósofo, más que su escasez.

102 La porta triumphalis, situada en el Campo de Marte, en la que empezaba la procesión del triunfo. 103 Político, militar y escritor romano, Marco Porcio Catón (234-149 a.C), llamado «el Censor» para distinguirlo de su biznieto, encarnó como nadie las virtudes del romano primitivo. Aunque ocupó todas las magistraturas —alcanzó el consulado, por ejemplo, el 195—, su paso por la censura hizo historia y le valió su apelativo tradicional. Luchó en la segunda guerra púnica y fue apasionado defensor de la declaración de la tercera, además de distinguirse en otras campañas como la de Hispania de 194 (cf. Plutarco, Cato maior 10.6), por la que obtuvo el triunfo. Su carácter inflexible le granjeó numerosos enemigos, como los Escipiones. Receló vehementemente de la influencia de la cultura griega. De él se conserva un tratado sobre agricultura y algunos fragmentos de discursos y de Orígenes, primera obra histórica en latín; véase el juicio sobre sus habilidades como orador y literato en Cicerón, Bruto 63-8. Sobre la presente anécdota cf. Valerio Máximo IV 3.11; el discurso sería con toda seguridad el que pronunció para defender su actuación durante su consulado (Dierum dictarum de consulatu suo). Otras fuentes proporcionan historias del mismo estilo, contando, por ejemplo, que durante el viaje a España bebía el mismo vino que los remeros, cf. Valerio Máximo ibídem; Frontino, Strategemata IV 3.1; Plinio, Historia natural XIV 3.14. 104 Esta edificación, situada en un extremo del Campo de Marte (Cicerón, Cartas a Ático IV 17.7), servía para diversos propósitos relacionados con el funcionamiento del estado, como la realización del censo (Livio IV 22.7), el alojamiento de embajadores extranjeros (Livio XXX 21.12) o, como en ese caso, la organización de levas de soldados con vistas a alguna expedición, cf. Varrón, De re rustica III 2.4.

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Idem mihi etiam paupertatem obprobrauit, acceptum philosopho crimen et ultro profitendum. enim paupertas olim philosophiae uernacula est, frugi, sobria, paruo potens, aemula laudis, aduersum diuitias possessa, habitu secura, cultu simplex, consilio benesuada; neminem umquam superbia inflauit, neminem inpotentia deprauauit, neminem tyrannide efferauit, delicias uentris et inguinum neque uult ullas neque potest. quippe haec et alia flagitia diuitiarum alumni

2 aduersum diuitias possessa def. Oudendorp, Helm et aliter Novák, cf. et Martos 2014a ] a. d. possessu Lipsius a. d. possessu H. Müller prob. Coulon a. d. possessa Cataudella 1954, pp. 54-55 aduersum (uel aduersam) diuitiis professa dubitanter Casaubonus aduersa diuitiis possessa Meurs aduersum uitia posita dubitanter Sauppe a. d. possessu (uel fort. de possessu uel possessus) et secura, habitu tanquam glossemate deleto, conectit Becker (1865, p. 477), unde adversa vitiis possessu et postea [habitu] secura Mähly aduersum diuitias cum aemula laudis coniungit et ante possessu add. Watt (1994, p. 519) • 3 potest] def. Oudendorp et Helm coll. 20.7, 98.8 : putat Stewech • 4 alumni solent] alumni sunt ς alumna sunt Casaubonus

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APOLOGÍA

Este mismo también me ha echado en cara la pobreza105, crimen más que estimable para un filósofo y que yo mismo confesaría gustoso, porque la pobreza es sirvienta nacida en casa de la filosofía106, honrada, austera, eficaz con poco, deseosa de gloria107, una posesión contra las riquezas108, segura109 en su estado, sencilla en su aspecto, prudente en sus consejos: nunca infló de orgullo a nadie,110 nunca pervirtió a nadie por falta de autocontrol111, nunca embruteció a nadie con la tiranía. Los deleites del vientre o de los genitales ni los quiere ni los consiente. Pues todos estos comportamientos vergonzosos y 105 Como en otras ocasiones, en vez de rebatir los cargos, Apuleyo toma algún elemento para desplegar sus habilidades de orador (véase la nota a 13.5): en este caso se trata de una alabanza de la pobreza, para la que se han encontrado numerosos paralelos, que se multiplicarían en los autores cristianos —cf. e.g. San Juan Crisóstomo, Homilía XVI sobre Hechos de los Apóstoles 5.17.18 (Scipio Gentilis 1607, p. 123); 1 Corintios 13.4-7 (Maselli 2009; cf. también 1Cor 5.11 y Metamorfosis IX 14.3-4)—: entre otros muchos, véase por ejemplo Petronio, Satiricón 84.4 (bonae mentis soror est paupertas) o, dentro de un género en el que se trató frecuentemente el tema de la pobreza (Kassel 1958, p. 15), Séneca, Consolación a Helvia 10.3; 12.1-4. Probablemente es este último el autor que presenta coincidencias más claras con Apuleyo en este sentido, aunque su propia visión de la relación entre riqueza y filosofía sea, como mínimo, contradictoria (e.g. Griffin 1976, pp. 286-314). Otros paralelos en diatribas populares en Helm 1955, p. 105; Sallmann 1995, pp. 152-153: por ejemplo, en obras de Teles (Hense 1909, pp. 45-48), en las que se valora la pobreza para el ejercicio de la filosofía. Recopilación fundamental de paralelos y fuentes en Stok 1985, sobre todo pp. 359-362; véase además RE s.v. «Penia» [Voigt], Milanese 2003, McCreight 2008. La presente sección es, además, especialmente rica en coincidencias fónicas, cf. Facchini Tosi 1986, p. 135 y n. 100. En cualquier caso, este elogio está en flagrante contradicción con los ataques que le dirige a Emiliano en otros momentos de la obra, en los que le reprocha precisamente su pobreza, cf. 10.6, 16.7, 23.6. 106 Cf. Luciano, Nigrino 12, Cicerón, Tusculanas V 89; sobre la relación de pobreza y filosofía véase también Dross 2012, sobre todo pp. 152-162. 107 Tanto paruo potens como aemula laudis son ecos virgilianos, cf. respectivamente Eneida VI 843 y X 371. 108 Sobre esta expresión véase Martos 2014a. Ejemplos de elogios de la pobreza y execración de las riquezas también en Séneca, Controversias II 1.13 y 6.2. 109 Séneca, Cartas a Lucilio 17.3. 110 Al contrario que las riquezas, cf. Séneca, Cartas a Lucilio 87.30-41, especialmente 31, que recoge ideas del filósofo estoico Posidonio de Apamea (Fragmento 170 Edelstein - Kidd 1972, pp. 162-164; Kidd 1988, pp. 626 ss.; 1999, pp. 235-239). 111 Dión de Prusa 46.11. Sobre la idea de este acerca de la pobreza véase Desideri 1978, pp. 221-225, 475-476.

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solent; maxima quaeque scelera si ex omni memoria hominum percenseas, nullum in illis pauperem reperies, ut contra haut temere inter inlustris uiros diuites comparent, sed quemcunque in aliqua laude miramur, eum paupertas ab incunabulis nutricata est. paupertas, inquam, prisca aput saecula omnium ciuitatium conditrix, | omnium artium repertrix, omnium peccatorum inops, omnis gloriae munifica, cunctis laudibus apud omnis nationes perfuncta. eadem est enim paupertas apud Graecos in Aristide iusta, in Phocione benigna, in Epaminonda strenua, in Socrate sapiens, in Homero diserta. eadem

ante solent add. Van der Vliet, sed cf. Novák 1904, p. 75; Helm 1904, p. 568 • reperies F xϕ (p alt. punt. del.) Mu princ. : reppe- FCAU • 5 haut Casaubonus : hanc F • 6 F 108v

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APOLOGÍA

otros muchos son propios de aquellos criados entre riquezas: si consideras cada uno de los mayores crímenes de los que tiene constancia la historia de la humanidad, no encontrarás ni uno solo cometido por un pobre. Mientras que, por el contrario, solo con mucha dificultad aparece algún rico entre los hombres más ilustres: siempre que hay alguien admirable por algún hecho glorioso, lo ha alimentado la pobreza desde la cuna. La pobreza, afirmo, es desde los primeros tiempos la fundadora de todas las ciudades, la inventora de todas las artes112: está falta de cualquier defecto, espléndida dispensadora de glorias, ha llevado a cabo todas las acciones dignas de alabanza en todas las naciones. Entre los griegos, por ejemplo, la misma pobreza en Aristides es justa; en Foción, benevolente; en Epaminondas, valiente; en Sócrates, sabia; en Homero, elocuente113. También esta misma pobreza fundó

112 Véase e.g. Plauto, Estico 178: «esta [sc. la pobreza] enseña todas las artes»; Teócrito, Idilio 21.1 «La pobreza... es la única que despierta las artes» (Gow 1973 ad loc., II, p. 370); también Séneca, Cartas a Lucilio 15.7; Publilio Siro H 8 (Scipio Gentilis 1607, p. 124); sobre las raíces griegas véase también Meyer 1915, pp. 21-26. Este aspecto recuerda igualmente las virtudes de la filosofía en Cicerón, Tusculanas V 5 (Dross 2012, p. 156). 113 Ejemplos de excelencia en diversos campos que sobrellevaron con dignidad la escasez de medios económicos: coinciden en gran parte —Aristides, Foción, Epaminondas y Sócrates— con los que presenta Claudio Eliano, Varia Historia II 43, XI 9. Es posible que las coincidencias de las vidas ejemplares en varios autores se deban a una fuente común, cf. Stok 1985, pp. 356-358 y las notas de 374-376. Aristides, político ateniense del siglo V a. C. muerto c. 467, ocupó los más altos cargos, aunque también padeció el ostracismo. Se distinguió en las guerras médicas, en las que llegó a dirigir el contingente ateniense que luchó en Platea, y organizó la liga de Delos. Fue conocido tanto por su pobreza (Plutarco, Aristides 25.3-6; su hija recibió la dote del estado, cf. ibídem 27.1) como por su sentido de la rectitud, que le valió el apodo de «el justo». Foción (402/1 - 318 a. C.), político y general ateniense, incorruptible e independiente, discípulo de Platón, fue conocido como «el bueno»; sobre su pobreza, Plutarco, Foción 9.1. Epaminondas, famoso general tebano muerto en 362 a. C., abatió el dominio espartano venciendo en Leuctra y Mantinea; de su pobreza véase Plutarco, Pelópidas 3.3-4; Cornelio Nepote, Epaminondas 2. Sobre Sócrates y su sabiduría véase 15.4-7 y notas; Apuleyo alude también a su pobreza en El dios de Sócrates 23 (174 O), una idea tradicional, cf. Platón, Apología 38b. Sobre este, por cierto, véase Sobre Platón y su doctrina I 4 (188 O). A Homero le atribuían unánimemente los antiguos la autoría de

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paupertas etiam populo Romano imperium a primordio fundauit proque eo in hodiernum diis immortalibus simpulo et catino fictili sacrificat. Quod si modo iudices de causa ista sederent C. Fabricius Gn. Scipio Manius Curius, quorum filiae ob paupertatem de publico dotibus donatae ad maritos ierunt portantes gloriam domesticam, pecuniam publicam, si Publicola regum exactor et Agrippa populi reconciliator,

8 hodiernum ϕAUMu princ. : odi- FC • simpulo UMu princ. : sinp- FCA et ut uid. ϕ (sympulo ϕ2 in marg.) : simpuuio F 2 in marg. ϕx

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APOLOGÍA

desde sus orígenes el imperio del pueblo romano y por eso, hasta el día de hoy, hace sacrificios a los dioses inmortales con un cántaro y una fuente de barro114. Y si en esta causa estuvieran sentados como jueces Gayo Fabricio, Gneo Escipión o Manio Curio, cuyas hijas, por su pobreza, recibieron una dote del erario público y marcharon así a casa de sus maridos llevando la gloria de su hogar, pero dinero del estado115, si estuvieran Publícola116, que

Ilíada y Odisea, poemas del siglo VIII a. C. Lista ejemplar de dueños de pocos esclavos se encuentra igualmente en Séneca, Consolación a Helvia 12.4 (Homero, Platón y Zenón). 114 Sobre la proverbial pobreza de la Roma primitiva véase Séneca, Controversias I 6.4; Valerio Máximo IV 4.11; Séneca, Cartas a Lucilio 87.41 (Butler - Owen 1914, p. 54). El uso de estos instrumentos de barro para sacrificios (véase por ejemplo Plinio, Historia natural XXXV 158), como generalmente cualquier institución antigua relacionada con la religión, se atribuía tradicionalmente al rey Numa, cf. Cicerón, Paradoxa Stoicorum 1.11; Juvenal, Sátiras 6.343. 115 A los anteriores ejemplos de personajes griegos se les añade una lista de romanos ilustres a cuyas hijas tuvo que pagarles la dote el estado porque sus padres no les habían dejado lo suficiente: los ejemplos, una vez más, son tradicionales, cf. Séneca, Consolación a Helvia 12.5-7; Valerio Máximo IV 4.10. Gayo Fabricio Luscino, cónsul en 282 y 278, censor en 275 a. C., obtuvo el triunfo dos veces por sus victorias sobre brutios, lucanos y samnitas, además de destacarse en la guerra contra Pirro. Como censor, expulsó a un senador por poseer una lujosa cubertería de plata; otras anécdotas, como su oposición a envenenar a Pirro o el rechazo de los regalos de este, le valieron fama de incorruptible y austero, cf. e.g. Cicerón, Sobre los deberes III 87 —comparado también con un griego famoso—; Virgilio, Eneida VI 843-4; Valerio Máximo IV 3.6. En Horacio, Odas I 12.33-44 figuran también ejemplos de las virtudes antiguas, entre los que se cuenta a Fabricio y Curio Dentato. Gneo Cornelio Escipión Calvo, tío de Publio Cornelio Escipión Africano, el vencedor de Aníbal, fue cónsul en 222 a. C., venció a los insubrios y tomó Milán. Durante la segunda guerra púnica, en 218, marchó a Hispania junto con su hermano para impedir que Aníbal recibiera refuerzos en Italia. Después de importantes éxitos, su ejército fue liquidado y él halló la muerte. Sobre Manio Curio véase la nota a 17.7. 116 Publio Valerio, cónsul en 509, 508, 507 y 504. Los romanos le atribuían un papel fundamental en el período de la expulsión de los reyes y el establecimiento de la república romana, en el que habría establecido por ley el derecho de apelar ante el pueblo la decisión de un magistrado —prouocatio— y se habría ganado así el sobrenombre de Publicola —«que cuida al pueblo»— (Cicerón, La República II 53; Livio II 8.1; Valerio Máximo IV 1.1). Véase además la biografía de Plutarco y también la tradición de que fue enterrado a expensas del erario público en Pseudo-Aurelio Víctor, De uiris illustribus urbis Romae 15; Amiano Marcelino, Historia XIV 6.11 (junto con Régulo y Escipión).

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quorum funus ob tenuis opes a populo Romano collatis sextantibus adornatum est, si Atilius Regulus, cuius agellus ob similem penuriam publica pecunia cultus est, si denique omnes illae ueteres prosapiae consulares et censoriae et triumphales breui usura lucis ad iudicium istud remissae audirent, auderesne paupertatem philosopho exprobrare apud tot consules pauperes? An tibi Claudius Maximus idoneus auditor uidetur ad irridendam paupertatem, quod ipse uberem et prolixam rem familiarem sortitus est? erras, Aemiliane, et longe huius animi frustra es, si eum ex fortunae indulgentia, non ex philosophiae censura metiris, si uirum tam austerae sectae tamque diutinae militiae non putas amiciorem esse cohercitae mediocritati quam delicatae opulentiae, fortunam uelut tunicam magis concinnam quam longam probare; quippe etiam ea si non gestetur et trahatur, nihil minus quam lacinia praependens impedit

10 populo F 1 (po quod omiserat s.l. add.) ϕAUMu princ. • sextantibus ϕ2 Ald. Phil.; cf. Val. Max. IV 4.2 : extantibus F ϕAUMu (hex- princ.) • est F 2ϕAUMu princ. : nescio quid in F (et in est corr. iam F 1 uid. Helm) • 12 omnes illae] omnes ille ϕAUMu princ. et, ut uid., F x (lineolis ordinem mutandum indicauit) : ille omnes F 2 (litt. redintegr.) et fort. iam F • audirent] *aud- F x (del. litt. prius induct.; aud- ϕAUMu princ.) • consules del. Krüger 2 longe post huius animi perperam transtulit ϕ • huius FϕAU princ. et F 2 (compendium iterauit) • non putas... opulentiae quod ϕ omiserat, ad calcem add. ϕ2 • tunicam F 2ϕAUMu : puni- ut uid. (Piccioni) F • 3 ea si] etsi ea Salmasius ea etsi Van der Vliet • gestetur et] g. sed Elmenhorst • nihil (69.8 —quantumque minor—; Met. III 10.2 cft. Helm) Phil.] nihilo V5 ς princ. Ald.

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APOLOGÍA

expulsó a los reyes, y Agripa117, que reconcilió al pueblo y cuyos funerales, por sus escasos medios, tuvo que sufragar el pueblo romano mediante una colecta de monedas de cobre, si fuera Atilio Régulo118, cuyos modestos campos se cultivaron con fondos públicos por padecer similar indigencia, si en definitiva todos aquellos linajes antiguos que tuvieron consulados y censuras y triunfos acudieran a oír este juicio porque se les hubiera concedido volver a la luz durante un poco de tiempo119, ¿tendrías el valor de reprocharle a un filósofo su pobreza delante de tantos cónsules pobres? ¿Te parece a ti que, porque a Claudio Máximo le ha tocado en suerte un patrimonio familiar muy rico y cuantioso, es el oyente ideal para burlarte de la pobreza?120 Te equivocas, Emiliano, y te confundes completamente con respecto a su persona si lo estimas por los favores de la fortuna y no por el rigor de la filosofía, si piensas que un varón de tan sobria escuela y tan larga práctica militar no es más amigo de una medianía contenida que de una refinada opulencia y que no prefiere una fortuna que, como una túnica, sea más apropiada que extensa, porque también esta, si no se lleva bien y se arrastra, exactamente como una prenda de vestir que cuelga, estorba y hace

117 Menenio Agripa, cónsul en 503 a. C., intervino ante el pueblo para acabar con la secesión de 493/3 contando la fábula del estómago y el resto del cuerpo (Livio II 32.912; Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades romanas VI 86.1-3). Al poco tiempo murió: sobre sus funerales véase Livio II 33.11; Valerio Máximo IV 4.2; Dionisio de Halicarnaso VI 96.1-4. Tanto este ejemplo como el de Régulo —véase nota siguiente— aparecen en Séneca, Consolación a Helvia 12.4. 118 Marco Atilio Régulo, cónsul en el 267, en el que se le concedió el triunfo, y 256 a. C. Después de varias victorias fue derrotado y apresado por los cartagineses en 255. Una leyenda muy extendida cuenta que obtuvo permiso para salir de su cautiverio y marchar a Roma para concluir un tratado, pero que, una vez allí, se opuso a este, consiguió que no se firmara y, en cumplimiento de su promesa, volvió a Cartago, donde lo ejecutaron entre espantosos tormentos. 119 Una idea parecida en Marcial IV 16.5. 120 Nueva alusión al procónsul insistiendo en su linaje, sabiduría y virtudes: a pesar de las alabanzas de la pobreza anteriores, se da a entender implícitamente que la posesión de riquezas no constituye un mal, pero tampoco implica el desprecio de los que carecen de ellas, véase Séneca, Sobre la felicidad 21. Da la impresión de que se relaciona a Claudio Máximo con el estoicismo.

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et praecipitat. etenim omnibus ad uitae munia utendis, quicquid aptam moderationem supergreditur oneri potius quam usui exuberat. igitur et inmodicae diuitiae uelut ingentia et enormia gubernacula facilius mergunt quam regunt, quod habent irritam copiam, noxiam nimietatem. quin ex ipsis opulentioribus eos potissimum uideo laudari, qui nullo strepitu, modico cultu, dissimulatis facultatibus agunt et diuitias magnas administrant sine ostentatione sine superbia specie mediocritatis pauperum similes. quod si etiam ditibus ad argumentum modestiae quaeritur imago quaepiam et color paupertatis, cur eius pudeat tenuioris qui eam non simulatam sed uere fungimur? Possum equidem tibi et ipsius nominis controuersiam facere, neminem nostrum pauperem esse qui superuacanea nolit, poscit necessaria, quae natura oppido pauca sunt. namque is plurimum habebit, qui minimum desiderabit; habebit enim quantum uolet qui uolet minimum. et idcirco diuitiae non melius in fundis et in fenore

4 suppl. Casaubonus, sed Baehrens 1912, pp. 368-370 cft. Armini, fort. recte • oneri ϕ xAUMu princ. : honeri F ϕ • 5 gubernacula F x (r pr. induxit) ϕAUMu princ. : gurber- F • 7 eius] compend. iterauit F 2 • tenuioris F 2ϕAV1L1L2 L3 princ. Ald. Phil. : tenui oris FUMu tenuiores ς sed 17.8; 21.2 cft. Helm • simulatam AL1T : -lata F ϕV1L2 L3 Mu princ. Ald. Phil. -late UM1 δς -lato Acidalius 1 poscit F x (litt. redintegr., quid antea fuerit incertum; ii uel iii litt. eras. supra ci) ϕUA2 in marg. L1L2 L3 Mu princ. : possit V1 def. Casaubonus coll. 18.3; 20.7 possunt A possideat Elmenhorst • 2 namque ϕAUMu princ. : Nanque F x sed nescio quid eras. supra n • desiderabit F 1ϕAUMu princ. : -uit F

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APOLOGÍA

caer121. Así, en el uso que se hace de todos los medios de vida, todo cuanto rebasa una moderación adecuada acaba resultando más una rémora que algo útil122. Por consiguiente, la riqueza desmedida, como unos gobernalles123 ingentes y desproporcionados, lo que hace es hundir, no guiar, porque tiene una abundancia inútil y un exceso dañino. Además, de entre todos los hombres más opulentos, observo que se alaba sobre todo a aquellos que viven sin estridencias, con aparato moderado y, disimulando sus recursos, administran grandes riquezas sin ostentación, sin soberbia, parecidos a los pobres por su aspecto corriente124. Y si, para demostrar su modestia, los ricos pretenden dar la imagen y la apariencia de pobreza, ¿por qué nos vamos a avergonzar de esta los más humildes, que la sobrellevamos de verdad, no figuradamente? Yo podría discutirte hasta ese mismo término afirmando que no es pobre ninguno de nosotros si ignora todo lo superfluo y se procura solamente lo necesario, que por naturaleza es realmente muy poco. Y es que el que tiene más es el que menos desea, porque el que no quiere más que lo mínimo es el que tiene cuanto quiere125. Y

121 La comparación se encuentra en la frase de Sócrates que trasmite Estobeo IV 31.83 (Wachsmuth-Hense, vol. 5, p. 761): «los vestidos que llegan a los pies estorban el cuerpo; el patrimonio excesivo, las almas» (Scipio Gentilis 1607, p. 126). Símil muy parecido al del calzado en Horacio, Epístolas I 10.42-3 (Floridus 1688, p. 436). 122 El mismo concepto, presente ya en Séneca, Cartas a Lucilio 108.14 o Sobre la tranquilidad de ánimo 9.1-3, aparecerá en Floridas 14.1. Sobre la expresión, véase Salustio, Yugurta 14.4 (Hunink 1997, II, p. 73). 123 Los antiguos no conocían el timón; los barcos se gobernaban por medio de dos remos situados en la popa. 124 La observación es más propia de ideas tradicionales de la filosofía griega que de la práctica habitual en el mundo romano. Con todo, Séneca aconseja como ejercicio probar los hábitos de los pobres, cf. Cartas a Lucilio 18.5-8. 125 La idea de que la riqueza no depende de las posesiones, sino de las necesidades y de los deseos se encuentra, naturalmente, en otros muchos autores, cf. e.g. Valerio Máximo IV 4 (omnia nimirum habet qui nihil concupiscit = «indudablemente lo posee todo el que no desea nada»); Séneca, Consolación a Helvia 11.2-5; Cartas a Lucilio 4.11; 108.11; Claudio Claudiano, In Rufinum I 2.200 (semper inops quicumque cupit = «siempre es pobre el que desea»).

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quam in ipso hominis animo aestimantur, qui si est auaritia egenus et ad omne lucrum inexplebilis nec montibus auri satiabitur, sed semper aliquid, ante parta ut augeat, mendicabit. quae quidem uera confessio est paupertatis; omnis enim cupido acquirendi ex opinione inopiae uenit, nec refert quam magnum sit quod tibi minus est. non habuit tantam rem familiarem Philus quantam Laelius, nec Laelius quantam Scipio, nec Scipio quantam Crassus diues, at enim nec Crassus diues quantam uolebat; ita cum omnis superaret, a suamet auaritia superatus est omnibusque potius diues uisus est quam sibi. at contra hi philosophi quos commemoraui non ultra uolentes quam poterant sed congruentibus desideriis et facultatibus iure meritoque dites et beati fuerunt. pauper enim fis appetendi egestate, diues non egendi satietate, quippe qui inopia desiderio, opulentia fastidio cernuntur. igitur, Aemiliane, si pauperem me haberi uis, prius auarum esse doceas

3 aestimantur] estimantur F 1 (n et ur s.l. add.) ϕAUMu princ. : estimat F • 5 Laelius (post quantam) ] lelius F xϕAx (corr. ex le | lelius) UMu princ : lellius F • diues (bis)] Diues (bis) Van der Vliet, coll. CIL I p. 524; Fast. Cons. 549; Cic. de off. II 16.57; Val. Max. VI 9.12, def. Marshall 1974; sed cf. et Hunink ad loc. p. 75 • 7 philosophi] def. Floridus : del. Salmasius coll. 18.7, cf. Helm 1904, p. 522 • 8 fis V3M1 ς princ. Ald. Phil. : sis ϕ x (c puncto del.) AUV1V5 Mu δ Novák si es V2 et ut uid. A2 (es s.l. add.) si L1 sies Hildebrand scis F ϕL2 scisti L3 eris Rohde scilicet es (< sc. es) Purser • quippe qui] def. Helm (1904, pp. 543-5) coll. 3.1 : quippe quia Casaubonus quippe quod Vulcanius quippini Acidalius prob. Bosscha

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APOLOGÍA

por esta razón las riquezas no se miden con más exactitud en fincas o en capital, sino en el corazón de los hombres: el que es pordiosero por pura avaricia e insaciable de ganancias no se sentirá harto ni con una montaña de oro126 y andará siempre mendigando algo para aumentar lo que ya posee. Esta es ciertamente la confesión de pobreza más auténtica, pues toda el ansia de adquirir viene de la sensación de necesitar algo y no importa en absoluto lo grande que sea aquello que alguien tiene en poco. No tuvo tanto patrimonio Filo como Lelio, ni Lelio como Escipión, ni Escipión como el rico Craso; pero tampoco el rico Craso como él quería127. Así que, aunque ganaba a todos, resultó vencido por su propia avaricia y a todos les parecía que era más rico que a sí mismo. Los filósofos, por el contrario, a los que antes he aludido, como no quieren más de lo que pueden, sino que ajustan sus necesidades y su fortuna, con toda razón y por sus propios méritos han sido siempre ricos y felices. En efecto, lo que hace a alguien pobre es la necesidad de apetecer, y rico, la saciedad de necesitar, pues la penuria se ve en la avidez, la opulencia, en la satisfacción. Así pues, Emiliano, si quieres que me consideren pobre, primero es necesario que demuestres que soy avaro, ya que si no falta nada 126 Expresión proverbial, cf. Plauto, Miles gloriosus 1065, Aulularia 701, Terencio, Formión 68, Juvenal, Sátiras 12.129; Persio, Sátiras 3.65 (Otto 1890, s.v. mons p. 227). 127 Publio Cornelio Escipión Emiliano Africano (185/4–129 a. C.), uno de los personajes más influyentes y gloriosos de la República romana, destruyó Cartago en 146 y Numancia en 133: admirador de la cultura griega, fue protector y amigo de escritores como Polibio. Contemporáneos e íntimos suyos, además de compartir sus gustos literarios, fueron Lucio Furio Filo, cónsul en 136 a. C., uno de los patronos del comediógrafo Terencio, y Gayo Lelio (c. 235-c. 160 a. C.), también militar y político, que alcanzó igualmente las más altas magistraturas. A ambos, pero sobre todo al segundo, los mencionan varios autores posteriores, especialmente Cicerón, que los hace intervenir junto con Escipión en su De republica y tituló su tratado Sobre la amistad con el nombre de Lelio. El último personaje es, casi con toda seguridad, Marco Licinio Craso, político inmensamente rico que acabó con la rebelión de Espartaco, formó el primer triunvirato con Pompeyo y César y murió tras el desastre de Carras contra los partos en el 53 a. C. Otros han pensado en Publio Licinio Craso Dívite Muciano (Aulo Gelio I 13.10), cónsul en 131 a. C., pero véase Hunink 1997, II, pp. 74-75. Sobre esta forma de presentar a los personajes, cf. Séneca, Sobre la felicidad 21.3.

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necesse est. quod | si nihil in animo deest, de rebus extrariis quantum desit non laboro, quarum neque laus in copia neque culpa in penuria consistit. Sed finge haec aliter esse ac me ideo pauperem, quia mihi fortuna diuitias inuidit easque, ut ferme euenit, aut tutor imminuit aut inimicus eripuit aut pater non reliquit: hocine homini opprobrari pauperiem, quod nulli ex animalibus uitio datur, non aquilae, non tauro non leoni? equus si uirtutibus suis polleat, ut sit aequabilis uector et cursor pernix, nemo ei penuriam pabuli exprobrat: tu mihi uitio dabis non facti uel dicti alicuius prauitatem, sed quod uiuo gracili lare, quod paucioris habeo, parcius pasco, leuius uestio, minus obsono? atqui ego contra, quantulacumque tibi haec uidentur, multa etiam et nimia arbitror et cupio ad pauciora me coercere, tanto beatior futurus quanto collectior. namque animi ita ut corporis sanitas expedita, imbecillitas laciniosa est, certumque signum est infirmitatis pluribus indigere. prorsus ad uiuendum uelut ad natandum is melior qui onere liberior; sunt enim similiter etiam in ista uitae humanae tempestate leuia sustentui, grauia demersui. equidem didici ea re praecedere

9 F 109r 1 pauperiem def. Helm (1904, pp. 521-522; cf. Plat. Rep. II 363a; V 472c; X 612b) : del. ut additamentum Acidalius pauperiem Petschenig 1889 • 2 paucioris F (-res ς) “sc. seruos” adnotauit Helm coll. 17.8; 19.7 : paucos seruos Stewech pauciores res uel pauciora Casaubonus • habeo] habito Fulvius • 3 coercere F x (del. h prius induct.) ϕU princ. : coher- FAMu • 4 namque] Nanque F ϕ • 5 uiuendum ϕAUMu princ. : uiuendum* F • onere F xϕAxUMu princ. : ho- FA • uitae humanae tempestate Lipsius et Colvius : uita human(a)e tempestates F ϕAU princ. Ald. Phil. (idem Mu sed similiter inter u. et h. perperam transp.) uitae h. tempestate al. man. in M1 uita humana tempestate Casaubonus • sustentui FϕA2 in marg. V1L1 (subs-) L2 L3Mu : su(b)stentatui UV3 δ princ. Phil. stentui A sustentam uel etiam -tatui ς -taui Ald.

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APOLOGÍA

en mi mente, no me preocupa si me falta algún bien externo, cuya abundancia carece de mérito en la misma medida que su escasez de culpa. Pero imagínate que todo esto es de otra manera y que la razón por la que soy pobre es que la Fortuna me privó de riquezas y que, como sucede a menudo, o las mermó mi tutor o me las arrebató un enemigo o no me las dejó mi padre: ¿se le puede reprochar la pobreza a una persona en virtud de algo que no se considera defecto ni en un águila, ni en un toro, ni en un león, ni en animal alguno128? Si un caballo destaca por las habilidades que le son propias, es decir, por ser un medio de transporte incansable y que corre velozmente, nadie le censura que le falte el pasto: ¿y tú a mí me achacas como defecto no la indignidad de algo que haya hecho o dicho, sino que vivo en un hogar modesto, que tengo menos servidores, me alimento más frugalmente, visto con menos ostentación, gasto menos en provisiones? Por el contrario, todas estas cosas que te parecen despreciables las juzgo yo demasiado numerosas e incluso excesivas y siento deseos de limitarme a menos bienes para encontrarme tanto más feliz cuanto más los restrinja, pues la salud mental, al igual que la física, consiste en estar completamente desembarazado, la enfermedad, en estar impedido, y es señal inequívoca de debilidad sentir múltiples carencias129. Claramente, para vivir, como para nadar, es mejor ir lo más libre posible de cargas, porque durante esta tempestad en la que consiste la vida de los hombres lo ligero sirve para mantenerte a flote, lo pesado para hundirte130. Por mi parte, he descubierto que en lo que

128 Una vez más se extrae un razonamiento moral de la comparación con un animal, véase, por ejemplo, 7.7 o el del cocodrilo de 8.6-7, además de su utilización constante en Floridas (e.g. 2.5-11, 12, 13, 17.11-12). El caballo, concretamente, aparece en El dios de Sócrates 23 (172-4 O) y antes en Séneca, Cartas a Lucilio 80.9. 129 Rutilio Lupo, De figuris sententiarum et elocutionis 2.15: Nam et multum desiderare egentis est signum, et nihil parcere egestatis est initium («Puesto que desear mucho es señal de ser miserable y no escatimar nada es el principio de la miseria»). 130 Diógenes Laercio VI 6 —atribuido a Antístenes—; Séneca, Cartas a Lucilio 22.12.

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maxime deos hominibus, quod nulla re ad usum sui indigeant, igitur ex nobis cui quam minimis opus sit eum esse deo similiorem. Proinde gratum habui, cum ad contumeliam diceretis rem familiarem mihi peram et baculum fuisse. quod utinam tantus animi forem, ut praeter eam supellectilem nihil quicquam requirerem, sed eundem ornatum digne gestarem quem Crates ultro diuitiis abiectis appetiuit. Crates, inquam, si quid credis, Aemiliane, uir domi inter Thebanos proceres diues et nobilis amore huius habitus, quem mihi obiectas, rem familiarem largam et uberem populo donauit, multis seruis a sese remotis solitatem delegit, arbores plurimas et frugiferas prae uno baculo spreuit, uillas ornatissimas una perula mutauit, quam postea comperta utilitate etiam carmine laudauit flexis ad hoc Homericis uersibus, quibus ille Cretam insulam nobilitat. principium dicam, ne me haec ad defensionem putes confinxisse: [Κρήτη] τις πόλις ἐστὶ μέσῳ ἐνὶ οἴνοπι τύφῳ [πόντῳ].

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1 gratum habui cum Casaubonus : gratum habitum F ϕAUMu princ. gratum habitum Beyte (1888, 40-3) prob. Butler - Owen gratum habitum uel Hildebrand Graium habitum Acidalius, unde Graium habitum! (et postea dicere tis pro diceretis) Becker (1865, p. 477) an gratum habitum uel potius g. habui quod coll. e.g. Plaut. Merc. 527, SHA 10.5.2? • ad contumeliam diceretis] an c. dicetis Crusius seruato antea gratum habitum • 2 supellectilem F 1 ( l s.l. add.) ϕAUMu princ. : supelect- F • 2-3 Crates (bis) V5T ς Petrarca in marg. V1 (29 vb, cf. Tristano 1974, p. 418) princ. Ald. Phil.; cf. Diog. Laert. VI 87-88 : socrates (bis) FϕAUV1Mu • 3 prae F sed nescio an F x pro uoluerit; pr(a) e etiam AU princ. : pro ϕMu • baculo F 1ϕAUMu princ. : ua- F • ornatissimas F xϕAUMu princ. : hor- F • 5 ne... putes confinxisse] Cic. Scaur. 5.7 cft. Helm • [Κρήτη] … τύφῳ [πόντῳ] ς : Kphτhτιс πολιc · Єτ πMЄλω · | ЄNιοιNοπιτY · φωτсοNτω F (Hom. Od. XIX 172) sub πόντῳ latere omitto putat Jahn, sed cf. Helm 1904, pp. 551-552. u. et Wachsmuth 1885, p. 196; Petschenig 1889

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aventajan sobre todo los dioses a los hombres es en que no precisan servirse de nada131; así pues, entre nosotros, cuantas menos necesidades tenga alguien, tanto más se parece a los dioses. Por eso me alegré cuando vosotros me decíais como una afrenta que mi único patrimonio eran una alforja y un báculo. Y ojalá fuera tan grande de espíritu como para no tener necesidad de más ajuar que este, sino que marchara yo dignamente con el mismo aderezo que Crates escogió voluntariamente cuando se desprendió de toda riqueza132. Este Crates que digo —si puedes creerme, Emiliano—, un hombre que en su tierra, entre los tebanos más importantes, fue varón acaudalado y noble, por amor a este atuendo que me reprochas regaló al pueblo todo su extenso y espléndido patrimonio, apartó de sí todos los esclavos que poseía para elegir la soledad, despreció una enorme cantidad de árboles frutales por un único báculo, cambió villas riquísimas por una pobre alforja. Cuando se dio cuenta de la utilidad de esta, la elogió incluso con un poema para el que adaptó unos versos de Homero en alabanza de la isla de Creta. Te voy a decir el principio para que no pienses que me estoy inventando todo esto para defenderme: Hay una tierra llamada alforja en medio de la vinosa vanidad133. 131 Sócrates, según Jenofonte, Memorabilia I 6.10, consideraba que, cuanto menos se necesitara, más cerca se estaba de lo divino (Butler - Owen 1914, p. 59), mientras que Diógenes decía que era propio de los dioses no necesitar nada y de los que son parecidos a los dioses requerir muy poco (Diógenes Laercio VI 105). 132 El báculo y las alforjas era las señas de identidad de los filósofos, especialmente los cínicos, cf. e.g. Metamorfosis XI 8.3 (GCA 2015, pp. 212-213); Marcial IV 53.3; Ausonio, Epigramas 49.1 y las referencias de Moreno Soldevila 2006, p. 376. Sobre Crates véase Floridas 14 y 22 y las notas correspondientes. 133 Parodia de Homero, Odisea XIX 172: Κρήτη τις γαῖ᾽ ἔστι, μέσῳ ἐνὶ οἴνοπι πόντῳ = «Hay una tierra llamada Creta en medio del vinoso mar». Es evidente el juego de palabras entre Crates y Creta. Diógenes Laercio VI 85 ha conservado varios versos de este mismo poema: Πήρη τις πόλις ἐστὶ μέσῳ ἐνὶ οἴνοπι τύφῳ, / καλὴ καὶ πίειρα, περίρρυπος, οὐδὲν ἔχουσα, / εἰς ἣν οὔτε τις εἰσπλεῖ ἀνὴρ μωρὸς παράσιτος, / οὔτε λίχνος πόρνης ἐπαγαλλόμενος πυγῇσιν· / ἀλλὰ θύμον καὶ σκόρδα φέρει καὶ σῦκα καὶ ἄρτους, / ἐξ ὧν οὐ πολεμοῦσι πρὸς ἀλλήλους περὶ τούτων, / οὐχ ὅπλα κέκτηνται περὶ κέρματος, οὐ περὶ δόξης = «Hay una tierra llamado alforja en medio de la vinosa vanidad, / hermosa y rica, pringosa

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iam cetera tam mirifica, quae si tu legisses, magis mihi peram quam nuptias Pudentillae inuidisses. peram et baculum tu philosophis, exprobrares igitur et equitibus faleras et peditibus clipeos et signiferis uexilla ac denique triumphantibus quadrigas albas et togam palmatam? non sunt quidem ista Platonicae sectae gestamina sed Cynicae familiae insignia. uerum tamen hoc Diogeni et Antistheni pera et baculum quod regibus diadema, quod imperatoribus paludamentum, quod pontificibus galerum, quod lituus auguribus. Diogenes quidem Cynicus cum Alexandro magno de ueritate regni certabundus baculo uice sceptri gloriabatur. ipse denique Hercules inuictus —quoniam

iam cetera tam] iam c. t. Wachsmuth etiam c. [tam] Diels; sed 27.10; Cic. pro Sest. 57, 121 cft. Helm (praef. ad Fl. p. XXIV) • 6 exprobrares F ϕAUV1 princ. Ald. Phil. (et -bares V1L1L2 Mu) : exprobrare ς exprobras L3 DT Fulvius exprobrari Elmenhorst exprobrares Krüger, quod potius subaudiendum putauit Helm • uexilla ac Helm cf. 1.5; 93.3; Met. I 26.5; III 12.6; VII 4.5; IX 25.5 et praef. ad Fl. p. XLI de ‘a’ et ‘t’ facillime permutatis : u. te F 2 (litt. redintegr.) ϕAV1L1L2 L3 ς et fort. iam F cf. 28.6 uexillare U uexilla et princ. uexilla. Mu u. tu Purser. u. [te] del. Novák • 7 Cynicae princ.] cini- F ϕAUMu • uerum tamen] uerumtamen litt. redintegr. in F sed idem fuit (uerumtamen ϕAUMu princ.) • Antistheni princ.] antisteni F ϕAUMu • 8 cynicus UMu princ. : cini- F ϕA

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APOLOGÍA

Y el resto es tan asombroso que, si lo hubieras leído, me hubieras envidiado por mi alforja más que por mi boda con Pudentila. Igual que la alforja y el báculo a los filósofos, ¿le reprocharías tú también a los jinetes las faleras y a los soldados los escudos y a los portaestandartes las enseñas y, finalmente, las cuadrigas blancas y la toga adornada con palmas a los que celebran un triunfo134? No son, desde luego, estos los atributos propios de la escuela platónica, sino las insignias de la raza de los cínicos, pero para Diógenes y Antístenes tenían la misma importancia la alforja y el báculo que para los reyes la diadema, para los generales la capa, para los pontífices el galero, para los augures el cayado135. Diógenes el Cínico, precisamente, se gloriaba de su báculo como de un cetro cuando discutía con Alejandro Magno sobre la naturaleza del gobierno136. Hasta el mismo Hércules

por todas partes, que no tiene nada, / hacia la que no se embarca ningún necio parásito / ni glotón exultante con culo de prostituta, / sino que produce tomillo, ajos, higos y panes, / por los que no guerrean unos contra otros los hombres / ni poseen armas por calderilla ni por gloria», cf. Wachsmuth 1885, pp. 196-198. 134 Las faleras eran discos o placas de metal que se empleaban sobre los uniformes militares y como adornos de caballos. La ceremonia del triunfo, la máxima recompensa a un general victorioso, consistía en una procesión en la que este, sobre un carro tirado por caballos blancos (Livio V 23.5), vestía una toga y una túnica especiales. 135 Sobre Diógenes véase 9.11 y notas. Antístenes (Atenas, mediados del siglo V mitad del IV a. C.) fue amigo de Sócrates; lo acompañó antes de su muerte, por ejemplo, tal como lo presenta Platón en Fedón. Escribió numerosas obras de diversos géneros literarios, que se han perdido. Creyó, con Sócrates, que la virtud se podía enseñar e insistió en la autosuficiencia del sabio. Maestro durante su vida, su pensamiento sirvió de inspiración tanto a los estoicos como especialmente a los cínicos. Véase Diógenes Laercio VI 1.19. El atributo propio de los reyes helenísticos era, efectivamente, una banda, generalmente blanca, atada en torno a la cabeza —διάδημα—; el paludamentum de los generales romanos era un manto que se llevaba abrochado sobre los hombros; el galerum, un bonete fabricado con la piel de un animal inmolado (Servio, Comentario a Virgilio, Eneida II 683), lo empleaban los sacerdotes para hacer sacrificios, mientras que el lituus, bastón sin nudos y curvado en su extremo, les servía a los augures para delimitar la porción de cielo —templum— en la que realizarían sus observaciones, cf. Cicerón, Sobre la adivinación I 30 y Pease ad loc. 1973, pp. 140-141. 136 Son numerosísimas las anécdotas de los encuentros de Diógenes con Alejandro (cf. e.g. Dión de Prusa 4), quizá la escena más conocida sea aquella en la que el filósofo le dice al rey que se aparte para que no le estorbe el sol (ibídem 4.14; Plutarco, Alejandro 14.1.5); véase Floridas 7 y notas.

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haec tibi ut quaedam mendicabula nimis sordent—, ipse inquam Hercules lustrator orbis, purgator ferarum, gentium domitor, is tamen deus, cum terras peragraret, paulo prius quam in caelum ob uirtutes ascitus est, neque una pelli uestitior fuit neque uno baculo comitatior. Quod si haec exempla nihili putas ac me non ad causam agundam, uerum ad censum disserundum uocasti, ne quid tu rerum mearum nescias, si tamen nescis, profiteor mihi ac fratri meo relictum a patre HS ̅ XX ̅ paulo secus, idque a me longa peregrinatione et diutinis studiis et crebris liberalitatibus modice imminutum. nam et amicorum plerisque opem tuli et magistris plurimis gratiam retuli, quorundam etiam filias dote auxi; neque enim dubitassem equidem uel uniuersum

9 nimis Colvius : animis F ϕV1L2 L3 Mu animi AUV5 L1 M1T princ.; def. Bosscha • 10 ante paulo add. Krüger • ascitus ϕx (puncto del. pr. s) AU princ. : asscitus F ϕ assissus Mu 1 censum ϕ2 (c s.l. add.) ς princ. : sensum F ϕAU • disserundum ϕ2 princ. Ald. Phil. : diser- F ϕAU deserendum Mu differ- uel potius defer- Stewech • HS ̅ XX ̅ ς Phil. : ∫∫ xx F ϕ (ff xx A princ. et similiter, ut uid., Mu ; ffvv U) HS uiginti Ald. • 2 modice] def. Helm : modice Vulcanius modice Kronenberg immodice Purser

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invicto, por último, ya que a ti todo lo demás te parece inmundo, algo propio de mendigos, este Hércules, como digo, que recorrió el mundo, lo limpió de fieras, conquistó pueblos, este dios, a pesar de todo, mientras vagaba por todas las tierras, poco antes de que lo elevaran al cielo por sus virtudes, no marchaba con más vestido que una piel ni más compañía que la de un báculo137. Y si crees que estos ejemplos no valen nada y me citaste ante los tribunales no para defender una causa, sino para declarar mis bienes, pues para que no ignores ninguna de mis posesiones, si es que hay alguna que ignoras, confieso que mi padre nos dejó a mi hermano y a mí, aproximadamente, dos millones de sestercios138 y que yo, a fuerza de largos viajes139 y continuos estudios y frecuentes donaciones, he reducido algo esta cantidad, pues a muchos de mis amigos les he prestado ayuda y les he devuelto los favores recibidos a muchos de mis maestros e incluso les he pagado la dote a las hijas de algunos de ellos140. Pues en efecto, no habría dudado yo en emplear incluso la

137 La conocida clava que, junto con la piel del león de Nemea, caracteriza la iconografía del héroe. La presencia de Hércules en estos momentos responde a las interpretaciones moralizantes de sus hazañas que se difundieron en la Antigüedad, véase Butler - Owen 1914, p. 22; Floridas 22 y notas. 138 Una cantidad respetable que contradice todas las anteriores protestas de pobreza. La impresión general, una vez sabido que se gastó una parte imprecisa de la herencia en viajes y estudios, es deliberadamente confusa, porque demasiadas riquezas estarían en contradicción con la imagen de Apuleyo como filósofo y ser realmente pobre pondría en evidencia su interés en casarse con una viuda cuyo patrimonio doblaba el de su familia, cf. 71.6. 139 Por lo que se refiere a los viajes de estudio y las peregrinaciones de Apuleyo, se sabe que cuando se detuvo en Oea se dirigía a Alejandría (72.1), que había estudiado en Roma (Floridas 17.4) y Atenas (72.3; Fl. 18.15, 42; 20.4; De mundo 32 [361 O]) y que había visitado Samos (Fl. 15.4) y Hierápolis de Frigia (De mundo 17 [327 O]). 140 Podía darse el caso, efectivamente, de que un maestro no tuviera para la dote de sus hijas, porque el pago que se recibía era enormemente variable e inseguro. Estaba condicionado además por el nivel de enseñanza que impartía. Los emolumentos oscilaban entre las cantidades exorbitantes que podía llegar a pedir un sofista (e.g. Floridas 18.18-20), muchas veces por adelantado, y los ingresos que recibían los maestros, dependientes casi siempre de la buena voluntad de los padres (Suetonio, De grammaticis 7-9, 11). La situación de los maestros de retórica fue en general mejor. Algunos docentes, al servicio de emperadores, obtuvieron grandes riquezas y honores,

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patrimonium impendere, ut acquirerem mihi quod | maius est contemptu patrimonii. tu uero, Aemiliane, et id genus homines uti tu es inculti et agrestes tanti re uera estis quantum habetis, ut arbor infecunda et infelix, quae nullum fructum ex sese gignit, tanti est in pretio quanti lignum eius in trunco. at tamen parce postea, Aemiliane, paupertatem cuipiam obiectare, qui nuper usque agellum Zarathensem, quem tibi unicum pater tuus reliquerat, solus uno asello ad tempestiuum imbrem triduo exarabas. neque enim diu est cum te crebrae mortes propinquorum immeritis hereditatibus fulserunt, unde tibi potius quam ob istam teterrimam faciem Charon nomen est.

4 F 109v • contemptu] contemptum V1V2 2 et Lipsius, sed cf. Helm 1904, p. 525 contentu Wiman 1927, pp. 5-6 • 5 tanti re... quantum habetis] Hor. Sat. I 1.62 cft. Helm • quae... gignit] tamquam additamentum del. Wower • quanti] quantum Kronenberg • lignum F 1ϕAU princ. : ligni F • 7 nomen M1V5 Mu ς princ. Ald. Phil. : numen F ϕAUV1L1L2 L3

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APOLOGÍA

totalidad de mi patrimonio en adquirir, con total desprecio de este mismo patrimonio, algo que es mucho más importante. Tú, en cambio, Emiliano, y todos los de la misma calaña que tú, incultos y burdos, valéis en realidad tanto como tenéis, como un árbol estéril y desventurado que no produce fruto alguno tiene solamente el valor de la leña del tronco141. Pero, Emiliano, abstente en adelante de reprocharle a alguien su pobreza, puesto que hasta hace poco pasabas tú solo tres días arando con la única ayuda de un asnillo en medio de las lluvias propias de la estación tu finquilla de Zarat, que es la única que te dejó tu padre142. No hace tanto tiempo que una serie de muertes de familiares cercanos vinieron en tu apoyo con unas heredades que no merecías. Por esto, más que por tu cara espantosa, recibes el nombre de Caronte143.

como Verrio Flaco en época de Augusto (ibídem 17). Quintiliano, además, contó con retribución pública, algo que se hizo cada vez más frecuente (Plinio, Cartas IV 13.6). Cf. Bonner 1984, pp. 196-217. 141 Otra comparación del talento natural con los frutos de la tierra en Floridas 11, véase especialmente la relación de arbor infecunda et infelix con el virgiliano infelix lolium de 11.2. La frase tanti re uera estis quantum habetis es muy similar a Lucilio v. 1119 Marx (tantum habeas, tantum ipse sies tantique habearis = «tanto tienes, tanto eres y en tanto se te valora»); Horacio, Sátiras I 1.62 (tanti quantum habeas sis = «vales tanto como tienes»); Petronio, Satiricón 77.6 (credite mihi, assem habes, assem uales; habes, habeberis = «creedme; tienes un as, vales un as; tanto tienes, en tanto serás tenido»); Séneca, Cartas a Lucilio 87.17; 115.14, cf. Hunink 1997, II, p. 80; Otto 1890, s.v. habere 1, p. 157. 142 Los detalles, que muestran con claridad lo bien que conoce Apuleyo a su oponente, subrayan las pobres condiciones en las que vive Emiliano, en una finca lo suficientemente pequeña para que se pueda arar en tres días, con un borrico en vez de bueyes y viéndose obligado a esperar a las lluvias para empezar las labores, cf. Plinio, Historia natural XVII 3.41 (Butler - Owen 1914, pp. 63-64). Zarat, presumiblemente una localidad muy pequeña, debía encontrarse en los alrededores de Oea: sobre el significado del nombre, que debe ser líbico y relacionado con «higuera», véase Múrcia Sànchez 2010, pp. 438-439; sobre su posible utilización para contraatacar las estrategias de la acusación, cf. Plantade 2013. 143 El famoso barquero que transportaba las almas de los difuntos hasta los infiernos a cambio de una moneda (Apuleyo, Metamorfosis VI 18.6). Su aspecto es, efectivamente, terrible tanto en literatura —cf. Virgilio, Eneida VI 298-301— como en diversas representaciones plásticas (Abt 1908, pp. 28-30). El insulto se repetirá en 56.7.

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De patria mea uero, quod eam sitam Numidiae et Gaetuliae in ipso confinio meis scriptis ostendistis, quibus memet professus sum, cum Lolliano Auito C.V. praesente publice dissererem, Seminumidam et Semigaetulum, non uideo quid mihi sit in ea re pudendum, haud minus quam Cyro maiori, quod genere mixto fuit Semimedus ac Semipersa. non enim ubi prognatus, sed ut moratus quisque sit spectandum, nec qua regione, sed qua ratione uitam uiuere inierit considerandum est.

1 meis UL3 M1Mu ς princ. Ald. Phil. : mei F ϕAV1L2 • ostendi scis F 1 (host- F) ϕUMu princ.; def. Hildebrand et Hunink; etiam singulari numero saepe utitur Apuleius, cf. e.g. 30.1-31.1 : ostendis scis A ostendistis Rohde cf. 25.4; 43.8; 44.1 et Helm 1904, pp. 531532 ostendisti Casaubonus ostendi dicis Krüger • c.u. ς : cum F ϕAUMu Ald. cl. princ.; om. Phil. • Semigaetulum] semigetulum ϕL3 : semi getulam FAUMu princ. • 2 non uideo ϕ (fort. ϕ1 teste Helm) princ. Ald. : non ui. Ideo F non uidi. Ideo UAMu Num ideo Phil. • minus] magis Van der Vliet • quam] del. Sauppe inquam H. Müller • Cyro] cyro AUMu princ. : ci- F ϕ • 3 est post spectandum perperam add. ϕ

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En cuanto a mi patria, por otra parte, ya que habéis declarado que se encuentra situada en los límites de Numidia y Getulia144 valiéndoos de escritos míos en los que, cuando pronuncié un discurso en público ante el varón consular Loliano Avito145, me proclamaba medio númida y medio getulo, no veo de qué me tengo que avergonzar; no menos, en cualquier caso, que Ciro el Grande146, que naciendo de linaje mixto fue medio medo y medio persa. No hay que prestar atención al lugar donde ha nacido una persona, sino a cuáles son sus costumbres; ni hay que considerar en qué región empezó su vida, sino en qué razón la fundamentó.

144 Numidia en la época romana estaba situada entre la Mauretania Caesariensis y el Africa Proconsularis con el desierto del Sáhara al sureste y el Mediterráneo al norte: corresponde aproximadamente al oeste de la actual Argelia y la parte de Túnez que linda con esta. La población primitiva la constituían bereberes, originalmente nómadas, aunque posteriormente habían adoptado la cultura urbana. Era conocida por su producción agrícola, especialmente de grano, vino y aceite, y por sus ganados, sobre todo los caballos; además suministraba fieras a los espectáculos de África e Italia. Al suroeste de Numidia, adentrándose en lo que hoy es Argelia, se encontraba Getulia. En realidad, Madauros, la localidad natal de Apuleyo, a la que, por cierto, este no nombra, se encontraba plenamente en Numidia, por lo que cabe la posibilidad de que el autor con «medio getulo» se esté refiriendo a su linaje, no al lugar donde nació. Existían, por otra parte, leyendas que conectaban a medos y persas, a los que se va a aludir a continuación, con númidas y getulos, cf. Salustio, Guerra de Jugurta 18.4-7. Tanto los orígenes étnicos de Apuleyo como su lengua materna —quizá latín o púnico, pero también pudo ser la lengua líbica, i. e. bereber, cf. Adams 2004, pp. 245-247— siguen siendo desconocidos: la influencia que esto pudo tener para su carrera y formación probablemente no es determinante, pues la cultura a la que se adscribe sin la más mínima duda es la grecorromana (Harrison 2013a). 145 Lucio Hedio Rufo Loliano Avito, cónsul ordinario el año 144 d. C. Antecedió en el cargo de procónsul de África a Claudio Máximo, cf. 94.3-96.4; bajo su gobernación (157/8) se reformó el teatro de Lepcis Magna (Guey 1951). Posteriormente, en 165, fue legado en Bitinia. Consta que fue amigo del escritor Frontón (PIR 2 H 40; Syme 1979; comparación entre este y Apuleyo en Keulen 2014), véase también Anderson 2004, pp. 121-122 y Luciano, Alejandro 57. Sobre los discursos perdidos de Apuleyo véase Martos 2003, I, p. XXXV. 146 Fundador y primer soberano del Imperio persa. Fue hijo del rey persa Cambises y de madre meda (Heródoto I 107; Jenofonte, Ciropedia 1.2.1). Acabó con la dominación de los medos y conquistó Asia Menor, el Imperio neobabilónico y una parte considerable de Asia central. Murió el 530 a. C.

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holitori et cauponi merito est concessum holus et uinum ex nobilitate soli commendare, uinum Thasium, holus Phliasium; quippe illa terrae alumna multum ad meliorem saporem iuuerit et regio fecunda et caelum pluuium et uentus clemens et sol apricus et solum sucidum. enimuero animo hominis extrinsecus in hospitium corporis immigranti quid ex istis addi uel minui ad uirtutem uel malitiam potest? quando non in omnibus gentibus uaria ingenia prouenere, quanquam uideantur quaedam stultitia uel sollertia insigniores? apud socordissimos Scythas Anacharsis sapiens natus est, apud Athenienses catos Meletides fatuus. Nec hoc eo dixi, quo me patriae meae paeniteret, etsi adhuc Syfacis oppidum essemus. quo tamen uicto ad Masinissam regem

4 holus (post concessum) F 1 (h s.l. add.) ϕA : olus FUMu princ. • 5 malitiam F 1 (li s.l. add.) ϕAU princ. (-ciam Mu ) • 6 Scythas] scythas F 1 ex -thi- inter scribendum corr.; princ. (scithas ϕ sithas AUMu ), cf. Aelian. Hist. uar. V 7 • 7 Syfacis princ.] si- F ϕAUMu • oppidum] oppidani Gruterus

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APOLOGÍA

Al hortelano y al tabernero se les concede con toda razón la posibilidad de anunciar sus verduras y su vino por la excelencia de las tierras de origen —vino de Tasos, por ejemplo, o verduras de Fliunte147—, porque a estos, que son productos de la tierra, les proporcionan mejor sabor el terreno fértil y el clima húmedo y el viento suave y el sol radiante y el suelo jugoso. Por el contrario, todo esto ¿qué puede añadir o sustraer a la virtud o a la maldad del espíritu de un hombre, que llega desde el exterior a alojarse en el cuerpo148? Cuando, por otro lado, ¿no es verdad que en todos los pueblos se dan ingenios completamente diversos, aunque algunos parezcan ser más dados a la estupidez o a la inteligencia? Entre los más que indolentes escitas nació el sabio Anacarsis149; entre los sagaces atenienses, el necio Meletides150. Y no he dicho todo esto porque me desdiga de mi patria, incluso aunque fuéramos todavía la ciudad de Sífax151. Sin embargo, después 147 En efecto, era famoso el vino de la isla de Tasos (Plinio, Historia natural XIV 73), mientras que la localidad de Fliunte, en el Peloponeso, gozaba de notoriedad por la fertilidad de su suelo. 148 Idea difundida en el neoestoicismo (cf. Cicerón, El sueño de Escipión) y el platonismo medio (Moreschini 1990, p. 122, n. 5); la metáfora del alma que «se aloja» en el cuerpo está aún más extendida, véase Séneca, Cartas a Lucilio 31.11; 120.14 y Adriano, fragmento 3.1-2 —Courtney 1993, 382-3— (Hunink 1997, II pp. 83-84). 149 Anacarsis, príncipe escita, prototipo del sabio bárbaro que, según la tradición, había viajado por Grecia en el siglo VI a. C. y al volver a su país había encontrado la muerte por tratar de introducir el culto de la Madre de los dioses. Se dijo de él que había sido amigo de Solón y se le incluyó entre los Siete Sabios, cf. Heródoto IV 76-7; Diógenes Laercio I 101-5; Luciano, Anacarsis. Se le atribuían diez cartas y varias sentencias, cf. e.g. Cicerón, Tusculanas V 90. También Frontón lo menciona (2.3.5, cf. Keulen 2014, pp. 134-135). 150 Personaje que aparecía en historias populares como prototipo de estúpido; de él se decía, por ejemplo, que no sabía contar más allá del cinco y que, después de casarse legalmente, se abstenía de acostarse con su mujer por miedo a que esta se lo dijera a su suegra. Cf. Otto 1890, s.v. Meletides, p. 218; RE s.v. «Melitides» [Rademacher] y, entre las fuentes antiguas, escolios a Aristófanes, Ranas 990; Suidas s.v. γέλοιος; Tzetzes, Quilíadas 4.835-43. La sabiduría de los atenienses aparece también en Apuleyo, Metamorfosis X 33.2. 151 Jefe númida de la tribu de los masesilios, rival de Masinisa, participó en la segunda guerra púnica en la que, por influencia de su esposa, Sofonisba, acabó por tomar partido por Cartago. Finalmente fue vencido y murió en cautiverio en Italia en el 201 a. C.

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munere populi R. concessimus ac deinceps ueteranorum militum nouo conditu splendidissima colonia sumus, in qua colonia patrem habui loco principis II uiralem cunctis honoribus perfunctum; cuius ego locum in illa re p. exinde ut participare curiam coepi, nequaquam degener pari, spero, honore et existimatione tueor. cur ergo illa protuli? ut mihi tu, Aemiliane, minus posthac suscenseas, potiusque ut ueniam inpertias, si per neglegentiam forte non elegi illud tuum Atticum Zarat, ut in eo nascerer. Nonne uos puditum est haec crimina tali uiro audiente tam adseuerate obiectare, friuola et inter se repugnantia simul promere et utraque tamen reprehendere? at non contraria accusastis? peram et baculum ob auctoritatem, carmina et speculum ob hilaritatem, unum seruum ut deparci, tris libertos ut profusi, praeterea eloquentiam Graecam, patriam barbaram? quin igitur tandem expergiscimini ac uos

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8 populi R. ς : p·R· (i.e. populi Romani) ϕ1 in ras. populis FAx populi UMu princ. gentis populis A • conditu princ. : -tus F ϕAUMu -ti ς Ald. Phil. • 9 colonia] del. Krüger • principis] principe Elmenhorst • II uiralem F ϕ sed duu ˜ s.l. add. F 2ϕ2 (duu ˜ uiralem etiam U princ.; H u. A u. u. Mu) • coepi] cepi* F x (cepi ϕAUMu princ.) : cepit fort. F • 10 ut ante ueniam suspectum habet Novák • Zarat] sed cf. 23.6 (Zarathensem) et Plantade 2013 • eo ϕAUMu princ. : ea in eo corr. ut uid. F 1 adseuerate] -ranter ς Ald. Phil. cf. Cic. Att. XV 19.2 • friuola F 2AUMu princ. : -bola F ϕ • 2 At F 1ϕAUMu princ. : ad F an Colvius • auctoritatem] austeritatem Fulvius • deparci ϕ x princ. et, ut uid., Mux; Suet. Ner. 30.1 cft. Colvius; u. et Hunink ad loc. : **parci* F x de parcis fort. F (cf. Robertson 1956, pp. 70-74, 79) de parcis ut uid. ϕU deparcis A x (-r cis A) V1Mu (-rtis L1L3 ) ]cis C parci L2 Ald. Phil. • 3 expergiscimini F 1ϕUMu : -gesc- FA princ.

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APOLOGÍA

de la derrota de este, fuimos entregados como concesión del pueblo romano al rey Masinisa152 y después, tras nueva fundación con soldados veteranos, nos constituimos en una floreciente colonia153. En esta colonia tuve un padre que, tras desempeñar todos los honores, alcanzó el cargo más importante de duunviro154; y yo también, sin mostrarme en absoluto indigno de su linaje, desde el momento en que empecé a formar parte de la curia, he ocupado su puesto en esta municipalidad con el mismo honor, espero, y el aprecio de todos. ¿Por qué he declarado todo esto? Pues para que en adelante no te indignes contra mí, Emiliano, y más bien te muestres indulgente si, quizá por descuido, no elegí para nacer ese Zarat tuyo del Ática155. ¿No os ha dado vergüenza sostener con esa firmeza ante un hombre tan importante estas acusaciones, de exponer cargos intrascendentes y opuestos entre sí y al mismo tiempo, sin embargo, rechazar unos y otros? ¿O no me acusáis por razones contrapuestas?: de gravedad por la alforja y el báculo, de frivolidad por los poemas y el espejo; de ser avaro por tener un solo esclavo, de derrochador por tres libertos; y además, de mi elocuencia griega y mi patria bárbara. Así que ¿por qué no despertáis por fin y recapacitáis que estáis hablando

152 Masinisa (238-148 a. C.), rey de Numidia, luchó en la segunda guerra púnica a favor de los cartagineses distinguiéndose en Hispania. Sin embargo, al final pasó al bando romano y mandó la caballería númida en Zama. Los romanos lo recompensaron con el título de soberano y la extensión de su reino. 153 Probablemente en tiempos de Nerva, cf. OCD s.v. «Madauros». 154 La magistratura más importante en una colonia, como Madauros o la misma Cartago (Rives 1995, 29-39); sobre las funciones de los principales de la provincia, cf. Kotula 1982, pp. 67-112; 1982a. Formaba parte del ordo decurionum, para el que, en época imperial, se necesitaba una renta mínima de cien mil sestercios, cf. Plinio, Cartas I 19 (Stok 1985, p. 364). Según el testimonio de san Agustín, Cartas 138.19 (introducción, n. 63), Apuleyo no llegó a ostentar ningún cargo público. Es posible que el lugar que ocupó en la curia fuera meramente honorífico, como joven praetextatus de la clase dirigente sin voto en la asamblea (Butler - Owen 1914, p. 66). 155 Es evidente el sarcasmo con el que compara Apuleyo una aldea desconocida con la ciudad más ilustre desde el punto de vista intelectual y artístico de la Antigüedad. Existe evidentemente otra comparación implícita con el mismo Madauros, que tenía cierta relevancia cultural en la provincia, cf. Martos 2003, I, pp. XII-XIV. Véase también Plantade 2013.

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cogitatis apud Claudium Maximum dicere, apud uirum seuerum et totius prouinciae negotiis occupatum? quin, inquam, uana haec conuicia aufertis? quin ostenditis quod insimulauistis, scelera immania et inconcessa maleficia et artis nefandas? cur uestra oratio rebus flaccet, strepitu uiget? Aggredior enim iam ad ipsum crimen magiae, quod ingenti tumultu ad inuidiam mei accensum frustrata expectatione omnium per nescio quas anilis fabulas defraglauit. ecquandone uidisti, Maxime, flammam stipula exortam claro crepitu, largo fulgore, cito incremento, sed enim materia leui, caduco incendio, nullis reliquiis? em tibi illa accusatio iurgiis inita, uerbis aucta, argumentis defecta, nullis post sententiam tuam reliquiis calumniae permansura. quae quidem omnis | Aemiliano fuit in isto uno destinata, me magum esse, et ideo mihi libet quaerere ab eruditissimis eius aduocatis quid sit magus. Nam si, quod ego apud plurimos lego, Persarum lingua magus est qui nostra sacerdos, quod tandem crimen est sacerdotem esse et rite nosse atque scire atque callere leges cerimoniarum, fas sacrorum, ius

4 immania ϕ2M1T Stewech et Colvius : inmunia F ϕAUV1L1L2 L3 Mu princ. • 5 ad ipsum ϕAU princ. et | adipsum F 2 (a add.) : | dipsum F • defraglauit FA : -flagra- ϕU princ. • 6 ecquandone princ.] Ec quandone F ϕ Et | quandone F 2 Et quando ne AU • nullis F 1C ϕAU princ. : nullos F • 7 em] Em F x (eras. n iam antea induct.; m scr. F 1) C ϕU : En FA hem princ. • permansura] permansuris Wower • 8 F 110r • 9 quod F 1 (vo s.l. add.) ϕx (compend. lineol. eras. et o s.l. add.) U princ. : quid F ϕA • ego ϕ2 in marg. ς princ. Ald. Phil. : ago F ϕAU • tandem ς princ. Ald. Phil.; cf. 14.1 : tamen F ϕAU def. Helm (= ‘doch’) 1904, pp. 554, 582 • nosse ϕ1 in ras. F 2 (s s.l. add. et c lineol. del.) L2 princ. : nosce F noscere AUV1L1L3

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APOLOGÍA

ante Claudio Máximo, ante un hombre riguroso que se ocupa de los asuntos de toda la provincia156? ¿Por qué, os digo, no retiráis estos insultos insubstanciales? ¿Por qué no mostráis lo que habéis denunciado, esos delitos terribles y esas acciones prohibidas y esas artes abominables? ¿Por qué vuestro discurso flaquea tanto en hechos y se muestra tan vigoroso en estruendo? Abordo ya la acusación de magia157, que, encendida por odio hacia mí en medio de un enorme escándalo, se ha consumido en no sé qué cuentos de viejas158, frustrando así la expectación que había levantado entre todos. ¿Has visto alguna vez, Máximo, la llama que brota de la paja, que se caracteriza por un chisporroteo sonoro, larga luz y rápido crecimiento, pero también por ser de material ligero, fuego efímero y por no dejar restos159? Ahí tienes esta acusación, que, emprendida con ofensas, acrecentada con palabras, falta de argumentos, no va a dejar, después de tu sentencia, ningún resto de calumnias. Todo lo fundamentó Emiliano únicamente en el hecho de que yo soy un mago, y por eso mismo me parece oportuno preguntarles a sus sapientísimos abogados qué es un mago. Porque, si tal como he leído en la mayoría de los autores, «mago» en la lengua de los persas es lo mismo que «sacerdote» en la nuestra, ¿qué clase de crimen es en definitiva ser sacerdote y conocer minuciosamente, comprender y dominar 156 Dar a entender que los poderosos a los que se dirige un escritor son personas atareadas con graves asuntos de gobierno constituía un tópico que se advierte, por ejemplo, en Horacio, Epístolas II 1.1-4 en relación a Augusto (Vardi 2004, p. 167, n. 28), Plino, Panegírico de Trajano 77.5-6, o, por lo que se refiere a Marco Aurelio, en Frontón, De eloquentia 5.1 (Keulen 2008, p. 21 n. 14). 157 En realidad, una vez más Apuleyo parece despreciar la acusación y en vez de rebatir los cargos, que han llegado aquí a su máxima gravedad, opta por ridiculizar los argumentos de sus rivales. Más adelante, a partir de 25.8, confundirá los términos del debate estableciendo que hay un sentido beneficioso de la magia o, más bien, un tipo de magia provechosa. Sobre la sección que se abre con estas palabras véase Abt 1908, pp. 32-60; Hunink 1997, II, pp. 86-87; Otto 2011, pp. 241-245. 158 Expresión presente en la I epístola a Timoteo 4.7 (Butler - Owen 1914, p. 67), pero más importante en Apuleyo, Metamorfosis IV 27.8. 159 La llama de la paja, muy brillante, pero poco duradera, era una imagen proverbial, cf. Virgilio, Geórgicas III 99; Ovidio, Tristia V 8.20; San Jerónimo, Cartas 54.13 (Otto 1890, s.v. stipula, p. 332).

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religionum? si quidem magia id est quod Plato interpretatur, cum commemorat, quibusnam disciplinis puerum regno adulescentem Persae imbuant — uerba ipsa diuini uiri memini quae tu mecum, Maxime, recognosce:

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Δὶς ἑπτὰ δὲ γενόμενον ἐτῶν τὸν παῖδα παραλαμβάνουσιν οὓς ἐκεῖνοι βασιλείους παιδαγωγοὺς ὀνομάζουσιν· εἰσὶν δὲ ἐξειλεγμένοι Περσῶν οἱ ἄριστοι δόξαντες ἐν ἡλικίᾳ τέτταρες, ὅ τε σοφώτατος καὶ ὁ δικαιότατος καὶ ὁ σωφρονέστατος καὶ ὁ ἀνδρειότατος. ὧν ὁ μὲν μαγείαν τε διδάσκει τὴν Ζωροάστρου τοῦ Ὠρομάζου· ἔστι δὲ τοῦτο θεῶν θεραπεία· διδάσκει δὲ καὶ τὰ βασιλικά.

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Auditisne magiam, qui eam temere accusatis, artem esse dis immortalibus acceptam, colendi eos ac uenerandi pergnaram, piam scilicet et diuini scientem, iam inde a Zoroastre et Oromaze auctoribus suis nobilem, caelitum antistitam, quippe qui inter prima regalia docetur nec ulli temere inter Persas concessum est magum esse, haud magis quam regnare. Idem Plato in alia sermocinatione de Zalmoxi quodam Thraci generis, sed eiusdem artis uiro ita scriptum reliquit:

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11 Δὶς ἑπτὰ… τὰ βασιλικά] dicentia de-re nomenon & antonite˛ | data · Λυμβα NoyсιN oy єkєιNoι Bαсιλє | ιοyсΠαιdατα ΓΟyс oNoMαZoyс ΠсιNєιсιN (Πα- in ΠC- corr. et C s.l. add. F 1) | dє єΞєιλєΓμενοι (sed h supra λєΓ add.) τєpсαυM Nοι αpιсτοιdo | ΞαNτєс єN hλικιατє παpєсO τєсo φοΠe (ω supra o add.) | τοс kαιο dιkαιοτατοс kαιοсωсαφpω (ω alt. ex o corr.) | Nιсτατοс καιο αNdpιοτατοс yπομєNμα | ΓєιωNτє dιdαc kєιτhN Zωιpοαcτpοyτο | γωρομαZyєсπ— dєτοιτοΘєωN Θєpαπια | dιdαckєι dєkαιτα Bcιλιkα F cf. Plat. Alcib. I 121e-122a • γενόμενον Buttmann : γενομένων codd. Clarkianus et Marcianus • σωφρονέστατος] –νίστατος dubitanter coll. ἀλαζονίστατον (cod. Clarkianus, Athenaeus et Eustathius in Plat. Phileb. 65c) Helm, sed –ζονέστατον leg. cod. Marcianus, Stobaeus et Eusebius (Burnet ad loc.) 1 magiam] magian Butler - Owen • qui eam] quam Jahn, prob. Krüger • 2 Zoroastre] -stro Van der Vliet coll. 26.5; 31.2 • Oromaze] -zo ς • 3 quippe qui] def. Helm (1904, pp. 543-545) coll. 3.1; cf. et 20.8 : quippe (princ. Ald. Phil.) uel quippe quia ς quippe quae Scriverius quippeni ut uid. Colvius • 4 Zalmoxi] x corr. F 1; -xi ϕ zalenoxi A2 (-osi A) zamoui U (sed amoui in ras. scr. U 2) Zamolxi princ. • Thraci] h ex r ut uid. corr. inter scribend. F 1 (thra- ϕAU princ.)

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APOLOGÍA

las leyes de las ceremonias, las normas del culto y los preceptos religiosos160? Pues «magia» es lo que entiende Platón cuando menciona en qué disciplinas forman los persas al muchacho que se prepara para reinar. Paso a recordar las palabras literales de este hombre divino que tú, Máximo, reconocerás conmigo:

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Cuando tienen dos veces siete años, se ocupan del muchacho aquellos que llaman ellos preceptores reales. Estos, elegidos entre todos los persas, son los cuatro hombres maduros que se consideran más excelentes: el más sabio, el más justo, el más prudente y el más valiente. Uno de estos enseña la magia de Zoroastro, hijo de Oromazes. Consiste esta en el culto de los dioses. También enseña el oficio de rey161.

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¿Estáis oyendo vosotros, que acusáis irreflexivamente a la magia, que se trata de un arte apreciada por los dioses inmortales, profunda conocedora de su culto y veneración, manifiestamente piadosa y experta en todo lo divino, noble desde sus mismos creadores, Zoroastro y Oromazes162, sacerdotisa de los habitantes del cielo, puesto que se enseña entre los principios de la realeza y, entre los persas, no se le permite a nadie ser mago irreflexivamente, no más que ser rey? El mismo Platón, en otro diálogo sobre Zalmoxis, un hombre de raza tracia, pero cultivador de este mismo arte, nos ha dejado escrito lo siguiente:

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160 La palabra latina magus, en efecto, deriva del griego μάγος y, en última instancia, del iranio Maguš. Los sacerdotes persas, algunas veces identificados como tales y otras como auténticos hechiceros, eran bien conocidos en Grecia, sobre todo por Heródoto (Otto 2011, pp. 149-156), pero véase, por ejemplo, también entre los autores griegos a Jenofonte, Ciropedia VIII 1.23; Dión de Prusa 36.41, y entre los latinos, Cicerón, Sobre la adivinación I 46; referencias completas en De Jong 1997. Sobre el término en latín, con especial atención a este pasaje, véase Rives 2010. 161 Platón, Alcibíades I 121e-122a. 162 Con respecto a Zoroastro véase Floridas 15.14. Oromazes, identificado aquí con el padre del anterior, designa en otros textos al dios Ahura Mazda (De Jong 1997, pp. 251-252).

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Quod si ita est, cur mihi nosse non liceat uel Zalmoxi bona uerba uel Zoroastri sacerdotia? sin uero more uulgari eum isti proprie magum existimant, qui communione loquendi cum deis immortalibus ad omnia quae uelit incredibili quadam ui cantaminum polleat, oppido miror cur accusare non timuerint quem posse tantum fatentur. neque enim tam occulta et diuina potentia caueri potest itidem ut cetera. sicarium qui in iudicium uocat comitatus uenit; qui uenenarium accusat scrupulosius cibatur; qui furem arguit sua custodit. enimuero qui magum qualem isti dicunt in discrimen capitis deducit, quibus comitibus, quibus scrupulis, quibus custodibus perniciem caecam et ineuitabilem prohibeat? nullis scilicet; et ideo id genus crimen non est eius accusare qui credit. Verum haec ferme communi quodam errore imperitorum philosophis obiectantur, ut partim eorum qui corporum causas meras et simplicis rimantur irreligiosos putent eoque aiant deos abnuere, ut Anaxagoram et Leucippum et Democritum et Epicurum ceterosque

τὰς δὲ… τοὺς καλούς] Tαс dє E Πodαс єι NyΠοιс | λοΓοyc τοyc kαλοιc. F (Plat. Charm. 157a) • 5 Zalmoxi] -oxis Elmenhorst • Zoroastri] zo- F ϕAU : -tris ϕ x et edd. uett. • 6 incredibili Casaubonus et Acidalius : -bilia F 1 errore ϕAU princ. : *erro- F fuit fort. e teste Helm • eorum F ϕAU princ. : eos ϕ2 in marg. et Jahn • eoque F ϕU princ. : eosque A et dubitanter Krüger

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APOLOGÍA

los ensalmos son las buenas palabras163. Y si esto es así, ¿por qué no se me permite a mí conocer ni las palabras buenas de Zalmoxis ni los saberes sacerdotales de Zoroastro? Si, por el contrario, como es costumbre vulgar, estiman estos que es propiamente un mago aquel que, gracias a su capacidad de hablar con los dioses inmortales y merced a cierta fuerza increíble que tienen sus encantamientos, ejerce un dominio sobre todo cuanto quiere, me admira enormemente que no hayan temido acusar a alguien que, según reconocen, es tan poderoso. Porque no es posible guardarse de este poder tan oculto y divino de la misma forma que de los demás. El que hace comparecer en juicio a un sicario va siempre escoltado; el que acusa a un envenenador se alimenta con más cuidado; el que denuncia a un ladrón guarda mejor sus bienes; pero el que formula una acusación capital contra un mago como el que dicen estos ¿con qué escolta, con qué cuidado, con qué guardias puede impedir una calamidad invisible e inevitable? Está claro que con ninguno, y por esto mismo acusar a alguien de este tipo de crimen no es propio del que cree en él164. Pero todo esto no es más que lo que, por un error muy común entre los ignorantes, se les achaca a los filósofos, puesto que a una parte de estos que, como Anaxágoras y Leucipo y Demócrito y Epicuro165 y

163 Platón, Cármides 157a. En la escena aquí narrada, Sócrates recuerda ante Cármides, aquejado de molestias en la cabeza, que un médico tracio, discípulo de Zalmoxis, le había enseñado que trataba al cuerpo junto con el alma y a esta con ciertas palabras mágicas. Zalmoxis, según Heródoto IV 94-6, era un dios de los getas, habitantes de Tracia; de acuerdo con otros —e.g. Diógenes Laercio VIII 2—, fue un esclavo geta de Pitágoras que llevó sus ideas sobre la inmortalidad a su pueblo. 164 En realidad, se creía que era posible defenderse contra la magia, naturalmente por medios mágicos, cf. Abt 1908, pp. 56-60. 165 Nuevamente Apuleyo desvía los ataques contra él sin una defensa frontal, sino, como en este caso, mediante ejemplos de filósofos y sabios vilipendiados que buscan reducir al absurdo los argumentos de sus enemigos. La primera enumeración, más que a auténticos ateos como Teodoro de Cirene y Diágoras de Melos o agnósticos como Protágoras (cf. Floridas 18.18 y nota; Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses I 2 y 63 y el comentario de Pease 1968, I, pp. 119-123; 355; Hunink 1997, II, p. 91), se

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rerum naturae patronos, partim autem, qui prouidentiam mundi curiosius uestigant et impensius deos celebrant, eos uero uulgo magos nominent quasi facere etiam sciant quae sciant fieri, ut olim fuere Epimenides et Orpheus et Pythagoras et Ostanes, ac dein similiter suspectata Empedocli catharmoe, Socrati daemonion, Platonis τὸ ἀγαθόν. gratulor igitur mihi, cum et ego tot ac tantis uiris adnumeror.

2 uero uulgo] 48.9 cft. Helm : more uulgi Jahn • nominent F 1ϕU princ. : -nant F non mentum ut uid. A • 3 Empedocli catharmoe Casaubonus : Empedocli Cathorinee princ. est Eocli Cathorino Ald. Phil. e˜. (i.e. est) pedocli cathormoe F ϕ (estpedocli c. ϕ x) epedodi Cathorinee U epedodicathorinee A (-ormee Piccioni) • Socrati F ϕAU princ. : -tis ϕ1 • 4 mihi F xϕA princ. : -chi FU • adnumeror] def. Helm coll. e.g. 13.3 : -rer Krüger

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APOLOGÍA

los demás abogados de la naturaleza166, estudian las causas primeras y simples de los cuerpos los consideran enemigos de la religión y sostienen por eso que rechazan a los dioses; a otros, en cambio, que investigan con mayor detenimiento la providencia que rige el mundo y celebran a los dioses con el mayor interés, a estos, como si supieran producir por sí mismos lo que saben que se produce, los llaman vulgarmente magos, como les pasó antiguamente a Epiménides y a Orfeo y a Pitágoras y a Ostanes167, de la misma manera que posteriormente fueron también objeto de sospecha las purificaciones de Empédocles, el demonio de Sócrates o el bien de Platón168. Me alegro, por consiguiente, de figurar entre tantos y tan importantes hombres.

refiere a atomistas o, como en el caso de Epicuro, a filósofos que pensaban que los dioses no se ocupaban de los asuntos humanos. Anaxágoras de Clazomene (500-428 a. C.) se estableció en Atenas; escribió un libro en el que defiende que el mundo partió de una mezcla inicial de innumerables semillas de la que el νοῦς separó los contrarios, aunque en todo, excepto en este, hay una porción de todo; tuvo que enfrentarse a un juicio por impiedad, cf. Kirk - Raven 1979, pp. 504-548 y Diógenes Laercio II 6-15. Leucipo de Mileto elaboró en la segunda mitad del siglo V a. C. la teoría de los átomos por la que también se conocería a Demócrito de Abdera (cf. Fl. 18.19 y nota); se le atribuyen a veces obras que figuraron en el corpus de este, cf. Diógenes Laercio IX 459. Sobre Epicuro véase Apología 15.12. 166 La expresión latina recuerda, obviamente, al poema de Lucrecio, De rerum natura, que Apuleyo también menciona en Metamorfosis IV 30.1. Se trata, además, de un autor al que se ha aludido en 12.2 y 15.12 y que citará en El dios de Sócrates 1 (118 O) y 10 (143 O), cf. Beaujeu 1973, pp. 207 y 223; Hunink ad loc. 1997, II, p. 92. 167 Epiménides aparecerá en Floridas 15.20 q.v. A propósito de Pitágoras véase la nota a 4.7; sobre Orfeo, que también se cita en 30.11 y 56.2, véase Fl. 17.15. Ostanes, al que se mencionará de nuevo en 90.6, es un legendario mago persa, según Heródoto (VII 40), de época de Jerjes: según otra tradición, acompañó a Alejandro Magno (Plinio, Historia natural XXX 11). Su nombre se encuentra también en papiros mágicos. Cf. Abt 1908, pp. 251-252; Heckel 2006, s.v. 168 Empédocles de Agrigento (c. 492-432 a. C.), que aparecerá también en Floridas 20.5, escribió un poema de tres mil versos sobre purificaciones (Diógenes Laercio VIII 77) y otro Sobre la naturaleza: se le consideraba asimismo un mago, cf. ibídem VIII 57; Plinio, Historia natural XXX 9 y Luck en Flint et al. 1999, pp. 117-119. El demonio de Sócrates, al que Apuleyo dedicaría un libro, aparece como guía de sus acciones en obras de Platón o Jenofonte, cf. e.g. Platón, Apología 31c, 40a, 41d, República VI 496c (referencias completas en Baltes et al. 2004, p. 92, n. 1), y sobre el tema en época de Apuleyo, Donini ibídem, pp. 142-161. Sobre el bien de Platón véase, por ejemplo,

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Ceterum ea quae ab illis ad ostendendum crimen obiecta sunt uana et inepta, simplicia uereor, ne ideo tantum crimina putes quod obiecta sunt. ‘cur’ inquit ‘piscium quaedam genera quaesisti?’ quasi id cognitionis gratia philosopho facere non liceat, quod luxurioso gulae causa liceret. ‘cur mulier libera tibi nupsit post annos XIII uiduitatis?’ quasi non magis mirandum sit quod tot annis non nubserit. ‘cur prius quam tibi nuberet, scripsit nescio quid in epistula quod sibi uidebatur?’ quasi quisquam debeat causas alienae sententiae reddere. ‘at enim | maior natu non est iuuenem aspernata.’ igitur hoc ipsum argumentum est nihil opus magia fuisse, ut nubere uellet mulier uiro, uidua caelibi, maior iuniori. iam et illa similia: ‘habet quiddam Apuleius domi quod sancte colit’. quasi non id potius crimen sit quod colas non habere. ‘cecidit praesente Apuleio puer’. quid enim si iuuenis, quid si etiam senex adsistente me corruisset uel morbo corporis impeditus uel lubrico soli prolapsus? hiscine argumentis magian probatis, casu puerili et matrimonio mulieris et obsonio piscium? Possem equidem bono periculo uel his dictis contentus perorare: quoniam mihi pro accusationis longitudine largiter aquae superest,

5 inepta] del. Verdam inepte Bywater • simplicia F ϕAU def. Armini (1928, 328) et Hunink ad loc., cf. Met. IV 1.6 et GCA 1977 ad loc. p. 27 : simpliciter Helm, cf. adn. ad 30.3; Helm 1904, pp. 570-571 (Tac. dial. 21.1); praef. ad Fl. p. XLI; Sen. ep. 106.12; Quint. decl. 10.13, fort. recte simplicia Hildebrand simplicia ς princ. Ald. Phil.; del. Novák similia dubitanter Scioppius simulacra Krüger • uereor] oro (et antea simpliciter pro simplicia) Diels uereor add. Jahn • 7 XIII princ.] XIII˜ (i.e tredecim u. e.g. XIII˜ in 114r) FϕA (tredecim U) cf. Hunink ad loc. : quattuordecim Casaubonus probantibus Pricaeo et Vallette, cf. 68.2; 85.5 • nubserit] nub**|serit F (eras. se; nupserit ϕAU princ.) • 8 sibi] sic Colvius • 9 F 110v • uiro F 1ϕAU princ. : uido F • 11 impeditus] impetitus Acidalius implicitus Van der Vliet • 12 casu... piscium] tamquam glossema del. Br. Naukius; lacunam trium uerborum post pueruli significauit Krüger • puerili F def. Hijmans et Hunink ad loc.; cf. 43.3; Met. III 20.4 : pueruli Salmasius 1 post quoniam add. V5 ς princ. Ald. Phil. (70.3 cft. Helm) • aquae] aque˛ FA (-ae) U (-e) cf. 37.4; 46.3 : atque˛ F 2 (t s.l. add.) ϕ princ.

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Por otro lado, temo que todo lo que me han achacado para probar mi crimen, por muy absurdo, disparatado y simple que sea, lo consideres un crimen precisamente por el mismo hecho de que me lo han achacado169. Ha preguntado «¿por qué has buscado cierto tipo de peces?», como si no se le permitiera hacer a un filósofo para sus investigaciones lo mismo que a un sibarita para satisfacer su gula. «¿Por qué se casó contigo una mujer libre después de trece años de viudedad?»170, como si no fuera más admirable que no se hubiera casado en todos esos años. «¿Por qué escribió en una carta no sé qué impresiones personales antes de casarse contigo?», como si alguien tuviera que dar explicaciones de las opiniones ajenas. «Pero es que, siendo ella mayor, no despreció a un joven»; pues esto mismo es el mejor argumento de que no hizo falta en absoluto la magia: que se quisiera casar una mujer con un hombre, una viuda con un soltero, una señora con uno más joven. Y en fin, todo lo demás por el estilo: «Apuleyo tiene algo en su casa que venera religiosamente», como si no fuera más bien un crimen no tener nada que venerar. «Estando presente Apuleyo se cayó un niño»: ¿y si hubiera sido un muchacho, y si hubiera sido incluso un anciano el que se hubiera derrumbado ante mí atacado por una enfermedad o por haber perdido el equilibrio en un suelo resbaladizo? ¿Estos son los argumentos con los que probáis la magia, la caída de un niño y el matrimonio de una mujer y la compra de unos peces? Claro que podría yo sin riesgo alguno pronunciar ya mi alegato final ante vosotros contentándome con lo ya dicho, pero como por la

República VII 517b ss.; Apuleyo, Sobre Platón y su doctrina II 1-2 (219-22 O) y Beaujeu ad loc. 1973, pp. 280-284; sobre el filósofo como mago, véase Plinio, ibídem; Diógenes Laercio III 7 (Butler - Owen 1914, p. 71). 169 Comienza la defensa de las acusaciones menores de magia anunciando cada uno de los asuntos que se van a tratar (Pernot 1993, I, pp. 305-306). La técnica de las respuestas cortas, que prefigura el contundente resumen del discurso en 103.2, es de origen ciceroniano, cf. e.g. En defensa de Sexto Roscio de Ameria 54, 92-4 (Harrison 2000, p. 65). 170 Casi catorce en 68.2 y catorce en 85.5.

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cedo, si uidetur, singula consideremus. atque ego omnia obiecta seu uera seu falsa sunt non negabo, sed perinde atque si facta sint fatebor, ut omnis ista multitudo, quae plurima undique ad audiendum conuenit, aperte intellegat nihil in philosophos non modo uere dici, sed ne falso quidem posse confingi, quod non ex innocentiae fiducia, quamuis liceat negare, tamen potius habeant defendere. Primum igitur argumenta eorum conuincam ac refutabo nihil ea ad magian pertinere; dein etsi maxime magus forem, tamen ostendam neque causam ullam neque occasionem fuisse, ut me in aliquo maleficio experirentur. ibi etiam de falsa inuidia deque epistulis mulieris perperam lectis et nequius interpretatis deque matrimonio meo ac Pudentillae disputabo, idque a me susceptum officii gratia quam lucri causa docebo. quod quidem matrimonium nostrum Aemiliano huic immane quanto angori quantaeque diuidiae fuit; inde omnis huiusce accusationis obeundae ira et rabies et denique insania exorta est. quae si omnia palam et dilucide ostendero, tunc denique te, Claudi Maxime, et omnis qui adsunt contestabor puerum illum Sicinium Pudentem priuignum meum, cuius obtentu et uoluntate a patruo eius accusor, nuperrime curae meae eruptum, postquam frater eius Pontianus et natu maior et moribus melior diem suum obiit, atque ita in me ac matrem suam nefarie efferatum, non mea culpa, desertis liberalibus

4 conuincam ac refutabo] refutabo ac conuincam Van der Vliet • 5 falsa ϕM1 Casaubonus : falso F ϕxAUV1L1L2 L3 princ. • epistulis] e˛płis F (ep- ϕA) ut solet, quod posthac silentio praetermittam; cf. et Loew 1914, 176 • ante a me add. Ald. Phil.; ante quam, ut uid. (Oud. p. 456), Basil. II • causa F xϕAU princ. : causam F • 7 eruptum F ϕA tamquam archaismum def. Wackernagel 1908; cf. et Brakman 1928, p. 182; Armini 1928, p. 328; ThLL s.u. «eripio» (V.2 788.68-72); Hunink ad loc. 1997, pp. 96-97 : ereptum U ς princ. Ald. Phil.; cf. Butler - Owen 1914, p. 179 • 9 atque F xϕAU princ. : utque F

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extensión de las acusaciones queda agua de sobra171, si no te parece mal, pasemos ahora a considerar cada uno de los factores. Por mi parte todo lo que se me ha achacado, sea verdadero o falso, yo no lo voy a negar, sino que lo voy a reconocer como si hubiera sucedido en realidad, para que toda esta multitud tan numerosa que ha venido de todas partes a oírnos entienda claramente que no solo no se puede decir nada real contra los filósofos, sino que ni siquiera se puede inventar nada falso que ellos, confiados en su inocencia y aunque se les permita negarlo sin más, no tengan la capacidad de rebatirlo. Así que, en primer lugar, refutaré sus argumentos y desmentiré que tengan relación alguna con la magia; después, demostraré que, aunque fuera yo el mayor de los magos, no ha habido ni motivo ni ocasión para que me hayan sorprendido realizando algún maleficio. En ese momento discutiré también su odio, basado en la mentira, y las cartas de mi mujer, mal leídas y peor interpretadas, y el matrimonio entre Pudentila y yo, y probaré que yo lo contraje no por afán de lucro, sino por sentido del deber. Sí, precisamente este matrimonio nuestro que le ha provocado a Emiliano tantísima angustia y tanta irritación: de aquí ha nacido la ira, la rabia y hasta la locura para presentar todas estas acusaciones. Y si soy capaz de exponer todo esto abierta y claramente, entonces, por último, te pondré como testigo a ti, Claudio Máximo, y a vosotros todos que estáis presentes de que a este niño Sicinio Pudente, hijastro mío, bajo cuyo nombre y con cuyo consentimiento ha presentado su tío esta acusación contra mí, lo han privado de mi tutela recentísimamente, después de que falleciera su hermano Ponciano, mayor que él y de mejores cualidades. Y es así como, azuzado vergonzosamente contra mí y contra su pro171 El agua de la clepsidra, que limitaba el tiempo de respuesta: véase la descripción que hace el mismo Apuleyo en Metamorfosis III 3.1. Solían emplearse en un juicio varios instrumentos y, como norma general, el tiempo para la defensa era mayor que el que había empleado la acusación: en época de Apuleyo, un tercio más, cf. Plinio, Cartas IV 9.9, en la que la acusación tiene seis horas y la defensa, nueve. Durante la lectura de documentos se interrumpía el cómputo, cf. 37.4 y 94.8 (Butler Owen 1914, p. 72). Estas alusiones a la clepsidra, también en 46.3 o 94.8, se suelen tomar como evidencia de la autenticidad del discurso, cf. Hijmans 1994, p. 1719.

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studiis ac repudiata omni disciplina, scelestis accusationis huius rudimentis patruo Aemiliano potius quam fratri Pontiano similem futurum. Nunc ut institui proficiscar ad omnia Aemiliani huiusce deliramenta orsus ab eo, quod ad suspicionem magiae quasi ualidissimum in principio dici animaduertisti, nonnulla me piscium genera per quosdam piscatores pretio quaesisse. utrum igitur horum ad suspectandam magian ualet? quodne piscatores mihi piscem quaesierunt? scilicet ergo phrygionibus aut fabris negotium istud dandum fuisse atque ita opera cuiusque artis permutanda, si uellem calumniis uestris uitare, ut faber mihi piscem euerreret, ut piscator mutuo lignum dedolaret. an ex eo intellexistis maleficio quaeri pisciculos, quod pretio quaerebantur? credo, si conuiuio uellem, gratis quaesissem. quin igitur etiam ex aliis plerisque me arguitis? nam saepe numero et uinum et holus et pomum et panem pretio mutaui. eo pacto cuppedinariis

2 magian F x : -giam F ϕAU princ. • 3 scilicet] «scire licet» explanauit Helm, cf. et 31.4; 57.3 et Butler - Owen ad loc. • phrygionibus princ.] phrig- FU phyrig- A frig- ϕ • fuisse] fuisset Groslotius • calumniis uestris uitare] cf. Plaut. Cas. 208; Curc. 298; Poen. 25; Fl. 21.4 et Bosscha ad loc. • mutuo F 1 (v s.l. add.; -tuo etiam ϕAU) princ. : mutao F • 5 holus F x ( h add.) ϕ : olus FAU princ. • pomum F 1ϕAU princ. : poma F

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pia madre, tras abandonar los estudios y rechazar cualquier disciplina, no precisamente por mi culpa, se hará con los rudimentos de esta acusación criminal más parecido a su tío Emiliano que a su hermano Ponciano. Ahora, tal como me propuse, me iré ocupando de todas las ideas delirantes de este Emiliano empezando por aquella razón poderosísima para sospechar que alguien es mago que le observaste decir al principio: que yo me había procurado con dinero cierto tipo de peces por medio de unos pescadores172. Pero ¿cuál de los dos hechos es lo que hace que sea sospechoso de magia? ¿El que unos pescadores me buscaran un pescado? Así que, evidentemente, para evitar vuestras calumnias, tenía que habérselo encargado a unos bordadores o a unos carpinteros y haber permutado de esta forma el cometido de cada uno de los oficios, de tal manera que el carpintero me pescara un pez y el pescador, en justa correspondencia, tallara madera. ¿O es que habéis descubierto que buscaba unos peces para ejecutar un maleficio por el hecho de que pagara un precio para obtenerlos? Indudablemente, si los quisiera para un banquete, los hubiera conseguido gratis. Entonces, ¿por qué no me acusáis también por otros muchos productos? Porque en muchas otras ocasiones he adquirido también con dinero vino y hortalizas y fruta y pan. De esta forma estás condenando a morir de 172 De nuevo se juega a hacer burlas de las acusaciones. En cualquier caso, a pesar de lo que se dice a continuación, los papiros mágicos atestiguan que era frecuente servirse de determinados manjares y bebidas no solo para elaborar diversos productos, sino también como ofrendas para favorecer los propósitos del hechicero, además de que, en concreto, los peces sí se utilizaban profusamente para fines mágicos y singularmente para elaborar afrodisíacos (Abt 1908, pp. 61-157; Watson 2010; Bradley 2012, pp. 9-12); si se tomaban, por ejemplo, las barbas de un salmonete —un pescado relacionado, por cierto, con Hécate (Abt, pp. 67-68)—, que después se volvía a arrojar todavía vivo al mar, y se le ofrecía en una bebida a una mujer, esta se volvía loca de amor y deseo (Nelson 2001). El uso está atestiguado al menos hasta la Edad Media y en Burcardo de Worms (siglos X-XI, cf. nota a Fl. 1.3), por ejemplo, se cuenta que algunas mujeres se introducían un pez vivo en la vagina y, una vez muerto, lo cocinaban y lo daban de comer al marido para excitar sus deseos (19.5 en PL CXL 974a; Abt, p. 69). Fuera del ámbito sobrenatural, los peces están presentes en otras obras del autor como Metamorfosis, por ejemplo en el episodio de Pitias (I 24.3-25.6), cf. Krabbe 2003, pp. 149-151.

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omnibus famem decernis; quis enim ab illis obsonare audebit, si quidem statuitur omnia edulia quae depenso parantur non cenae, sed magiae desiderari? quod si nihil remanet suspicionis, neque in piscatoribus mercede inuitatis ad quod solent, ad piscem capiundum, quos tamen nullos ad testimonium produxere, quippe qui nulli fuerunt, neque in ipso pretio rei uenalis, cuius tamen quantitatem nullam taxauere, ne, si mediocre pretium dixissent, contemneretur; si plurimum, non crederetur — si in his, ut dico, nulla suspicio est: respondeat mihi Aemilianus, quo | proximo signo ad accusationem magiae sit inductus. ‘Pisces’ inquit ‘quaeris’. nolo negare. sed oro te, qui pisces quaerit magus est? equidem non magis arbitror quam si lepores quaererem uel apros uel altilia. an soli pisces habent aliquit occultum aliis, sed magis cognitum? hoc si scis quid sit, magus es profecto; sin nescis, confitearis necesse est id te accusare quod nescis. tam rudis uos esse omnium litterarum, omnium denique uulgi fabularum, ut ne fingere quidem possitis ista uerisimiliter? quid enim competit ad amoris ardorem accendendum piscis brutus et frigidus aut omnino res pelago

6 depenso princ.] de penso F ϕU (despenso A) • parantur F 2ϕU princ. : paratur FA • desiderari] destinari Fulvius • 7 ad quod solent] id quod solet Colvius atque solent A Fulvius quod solent Wower • ad piscem capiundum] a manu glossographi esse profecta censuit Brantius et Scriverius del.; cf. tamen 68.5 et Helm 1904, p. 521 • 8 nullam ϕ x princ. : nullum F ϕAU • 9 F 111r

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hambre a todos los tenderos, porque ¿quién se va atrever a comprarles algo si se establece que todos los alimentos que se procuran mediante un desembolso no se buscan para la cena, sino para hacer magia? Y si no queda ningún motivo para sospechar ni de esos pescadores contratados por un sueldo para hacer lo que tienen por costumbre, es decir, para atrapar peces —y de los que, por cierto, no han hecho comparecer a ninguno en el juicio, puesto que no hubo ninguno173—, ni del precio mismo de la mercancía —cuyo monto exacto no han establecido, para evitar que, si dicen un precio bajo, parezca despreciable y, si es alto, no sea creíble—, si en todo esto, como digo, no hay motivo alguno de sospecha, que me conteste Emiliano cuáles son esos indicios tan vehementes que le han llevado a acusarme de magia. «Buscas peces» me ha dicho. No voy a negarlo. Pero te pregunto: ¿el que busca peces es un mago? Yo, desde luego, no creo que en mayor medida que si buscara liebres o jabalíes o aves bien cebadas174. ¿O es que son solo los peces los que tienen algo oculto para la generalidad, pero conocido solo por los magos? Si sabes qué es, eres indiscutiblemente un mago; si lo desconoces, es necesario que confieses que me estás acusando de algo que desconoces. ¿Sois tan ignorantes de toda cultura, incluso de todas las historias populares, que no sois capaces siquiera de tramar todo esto con una mínima verosimilitud? Pues para encender los ardores amorosos ¿de qué sirve un pez inerte y frío o ser alguno encontrado en el mar? A no ser quizá

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Apuleyo se contradice posteriormente en 33.4. Manjares muy apreciados (Marcial VII 78; Petronio 36.2; Juvenal, Sátiras 5.1146), pero también utilizados para diversos propósitos curativos que se encuentran entre la medicina y la magia; así, por ejemplo, en Plinio, Historia natural XXVIII se dice de las liebres que la pata arrancada de un animal vivo alivia la gota (220), que su útero hace concebir niños varones y que los magos prescriben a los hombres el líquido del feto y a las doncellas nueve granos de excremento para que se les mantengan firmes los pechos (248-249) o que su consumo produce sueño y embellecimiento (260), a lo que también alude Marcial en V 29 —más usos curativos en RE s.v. «Hase» [Gossen]—; la hiel del jabalí untada, por otra parte, estimula el coito (261). Ambos animales aparecen también por sus propiedades afrodisíacas en Filóstrato, Descripciones de cuadros I 6.6 y en papiros mágicos (Abt 1908, pp. 63-64). 174

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quaesita? nisi forte hoc uos ad mendacium induxit, quod Venus dicitur pelago exorta. audi sis, Tannoni Pudens, quam multa nescieris, qui de piscibus argumentum magiae recepisti. at si Virgilium legisses, profecto scisses alia quaeri ad hanc rem solere; ille enim quantum scio enumerat uittas mollis et uerbenas pinguis et tura mascula et licia discolora, praeterea laurum fragilem, limum durabilem, ceram liquabilem, nec minus quae iam in opere serio scripsit: falcibus et messae ad lunam quaeruntur aenis pubentes herbae nigri cum lacte ueneni. quaeritur et nascentis equi de fronte reuulsus et matri praereptus amor.

5 recepisti] repetisti Rohde • 6 post si add. Jahn • Virgilium] uirgilium F 1 ( i supra u pr. add.; uirg- etiam ϕAU princ.) : uergilium F, cf. Verg. ecl. 8.64-7 • 7 iam] cf. Helm 1904, p. 551 : idem Krüger • 8 nascentis F 1ϕAU princ. : -tes F • reuulsus ϕx princ. : -sum F ϕAU

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que os haya inducido a error la historia de que Venus nació en el mar175. Escucha, por favor, Tanonio Pudente, hasta dónde llega tu ignorancia, tú que has tomado el asunto de los peces como argumento para la magia. Si hubieras leído a Virgilio, sabrías con toda certeza que son otros productos los que se suelen buscar para estos usos, pues él, por lo que sé, enumera blandas cintas y ramos grasos e incienso macho e hilos de varios colores, además de laurel que se rompe, el barro que se endurece, la cera que se derrite176, en no menor medida que lo que escribió ya en una obra seria: Y busca hierbas segadas a la luz de la luna con hoces de bronce, repletas de savia de negro veneno. Y busca el encantamiento amoroso arrancado de la frente del caballo recién nacido y arrebatado a la madre177. 175 Según la versión más difundida del nacimiento de Venus (Hesíodo, Teogonía 188-200), esta brotó de los genitales cortados de Urano en medio del mar. Apuleyo alude a estas circunstancias en Metamorfosis IV 28.4 y VI 6.3; referencias completas en DMA s.v. «Venus. Nacimiento de V.» [Bellido]. 176 Virgilio, Bucólicas 8.64-5, 73-4, 80-3. Se trata de un ensalmo para propiciar el amor: las cintas se emplean para adornar el altar; los ramos y el incienso (sobre esta variedad véase Plinio, Historia natural XII 61) se queman; los hilos, que para la magia solían ser de diversos colores (Abt 1908, pp. 74-6), se atan. Por último, se aplica fuego al barro y a la cera: esta última es indudablemente la figura de la persona amada, que «se derretirá» de amor, igual que esta (Teócrito, Idilios 2.28-9; Horacio, Sátiras I 8.30). No se sabe, en cambio, en qué consistía el barro, quizá estaba impresa en él una huella (Abt 1908, pp. 82-85) o, según otros, era otra imagen, aunque se discute si del amante (Faraone 1989) o del amado. Hay, por último, quien le ha visto un significado sexual al endurecimiento, cf. Katz - Volk 2006. Sobre el uso en general de estas representaciones mágicas de vudú cf. Flint et al. 1999, pp. 71-79. Apuleyo, por otra parte, parece tener cierta predilección por el sufijo –bilis no solo por sus efectos fónicos, sino también para formar nuevos compuestos, como demuestra este pasaje y, por ejemplo, 14.3 o 64.7 (Facchini Tosi 1986, pp. 137-138). 177 Virgilio, Eneida IV 513-516: preparativos para el suicidio de la reina Dido. Las hoces de bronce evitan el empleo del hierro, que no debe intervenir en la recolección de plantas para la magia. El «hipómanes», al que se alude en estos versos, era una excrecencia en la frente de los potros que se empleaba en la magia, cf. Aristóteles, Historia de los animales VI 572a 19-22; Plinio, Historia natural VIII 165. Otra versión de su naturaleza y origen en Virgilio, Geórgicas III 280-3 (Pease 1967, pp. 424-429; DMA s.v. «Afrodisíacos» [Socas]).

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at tu piscium insimulator longe diuersa instrumenta magis attribuis non frontibus teneris detergenda, sed dorsis squalentibus excidenda, nec fundo reuellenda, sed profundo extrahenda, nec falcibus metenda, sed hamis inuncanda. postremo in maleficio ille uenenum nominat, tu pulmentum; ille herbas et surculos, tu squamas et ossa; ille pratum decerpit, tu fluctum scrutaris. Memorassem tibi etiam Theocriti paria et alia Homeri et Orphei plurima et ex comoediis et tragoediis Graecis et ex historiis multa repetissem, ni te dudum animaduertissem Graecam Pudentillae epistulam legere nequiuisse. igitur unum etiam poetam Latinum attingam, uersus ipsos quos agnoscent qui Laeuium legere:

9 detergenda] -tegenda olim Colvius et L2 • excidenda] exscindenda Krüger • 11 paria et alia F ϕx princ. : pariam et aliam F 2 patriam et alia ϕU patriam et aliam A • comoediis F x (o supra me add.) : com(m) e- F ϕAU princ. • 12 ante uersus add. Pricaeus, coll. 39.2 Rohde • ipsos] posui Colvius • quos] del. Salmasius • Laeuium Lipsius : lelium F ϕAU princ.

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Tú en cambio, inquisidor de peces, les atribuyes a los magos unos medios completamente diferentes, que estos no han de limpiar de tiernas frentes, sino cortar de lomos escamosos, ni arrancar de una finca, sino extraer de las profundidades178, ni recolectar con hoces, sino enganchar con un anzuelo. Por último, para los encantamientos nombra él venenos; tú, condimentos; él, hierbas y brotes; tú, escamas y huesos; él recolecta en un prado; tú indagas en las corrientes marinas. Te habría recordado también pasajes similares de Teócrito y otros de Homero y muchos de Orfeo y habría sacado a relucir muchos otros extraídos de las comedias y las tragedias griegas y de la historia, si no me hubiera dado cuenta hace un rato de que no has sido capaz de leer la carta de Pudentila escrita en griego179. Así que citaré a un solo poeta latino más, unos versos concretamente que reconocerán todos los que han leído a Levio180:

178 Juego de palabras en el original: «nec fundo reuellenda, sed profundo extrahenda». 179 Teócrito, poeta siracusano del siglo III a. C., vivió en la isla de Cos, en el Egeo, y sobre todo en Alejandría. Es conocido especialmente como fundador del género bucólico: la presente alusión debe referirse a Idilios 2 «La hechicera». A Homero se le volverá a citar enseguida en 31.5-7; a los pasajes mencionados allí se les pueden añadir otros como Odisea X 302-6. En efecto y en flagrante contradicción con lo dicho en 27.2, hay textos órficos de carácter mágico; así, por ejemplo, el presente testimonio, que constituye el fragmento 323 de Kern y, junto con 27.2-3, el 819 de Bernabé (2005, p. 347), suele relacionarse con Argonáuticas órficas 955 ss. y Lapidario 177 ss.; véase además Luck 1995, p. 81; Martín Hernández 2003. Referencias a la magia están presentes tanto en la comedia, con ejemplos de Aristófanes (e.g. Nubes 749-752) y Menandro, entre otros, y la tragedia de Esquilo, Sófocles y Eurípides como en la historiografía griega —Heródoto o Jenofonte (Memorabilia III 11.16), entre otros— véase el listado de Abt 1908, pp. 95-100. El asunto de la carta de Pudentila se trata extensamente en 78.5-87.8 180 Poeta romano del que solo han sobrevivido fragmentos y cuyo floruit se puede datar aproximadamente en el 90 a. C. Se caracterizó por su gusto por lo extraño y novedoso tanto en la métrica como en la expresión. Imitó la lírica helenística y a Anacreonte, entre otros, y escribió al menos seis libros de Erotopaegnia, obra a la que posiblemente pertenecen estos versos. Aunque su influencia inmediata fue limitada, su obra experimentó un gran auge en el siglo II d. C. El presente fragmento —27 de Courtney 1993, 140-1— está compuesto en dímetros yámbicos: se trata de la preparación de un filtro amoroso en el que se utiliza, entre otros ingredientes, «antípates» —quizá

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philtra omnia undique eruunt: antipathes illud quaeritur, trochiscili, ungues, taeniae, radiculae, herbae, surculi, saurae inlices bicodulae, hinnientium dulcedines. Haec et alia quaesisse me potius quam pisces longe uerisimilius confinxisses (his etenim fortasse per famam peruulgatam fides fuisset), si tibi ulla eruditio adfuisset; enimuero piscis ad quam rem facit captus nisi ad epulas coctus? ceterum ad magian nihil quicquam uidetur mihi adiutare. dicam unde id coniectem. Pythagoram plerique Zoroastri sectatorem similiterque magiae peritum arbitrati tamen memoriae prodiderunt, cum animaduertisset proxime Metapontum in litore Italiae suae, quam subsiciuam Graeciam fecerat, a quibusdam piscatoribus euerriculum trahi, fortunam iactus eius emisse et pretio dato iussisse ilico piscis eos, qui capti tenebantur, solui retibus et reddi profundo; quos scilicet eum de manibus amissurum non fuisse, si quid in his 13 uersum I (philtra... eruunt) post II (antipathes... quaeritur) transp. Salmasius • eruunt] irruunt Salmasius adruunt Baehrens • antipathes Pius coll. Plin. N.H. XXXVII 145 : -phates F ϕAU princ. • quaeritur] quaerito Salmasius • trochiscili] trochus pili Salmasius trochi scyphi Baehrens trochisci Scaliger, cf. et Ingallina 1991 • ungues ϕAU princ.; cf. Courtney 1993, pp. 140-1 : unges litt. refict. in F cf. Plin. N.H. XXVIII 5 iynges Scaliger, Leo lychni Bartalucci iunges Tupet effigies (et antea trochisci) De la Ville de Mirmont unguen Galdi • surculi saurae Hildebrand praeeunte Salmasio; cf. Theocr. 2.58; schol. ad loc. et Abt 1908, pp. 110-111 : surculis aure˛ F ϕAU surculi. Aure princ. • hinnientium M1L3; corr. Casaubonus : -tum F ϕUV1L1L2 princ. -cum Ald. Phil. hin / nientium Havet uniuentum A (umuen- Piccioni) huniuen- Ax 1 fides fuisset... non mari sed terrae (31.1-5)] litteras plerasque redintegrauit F 2 • magiam F 2 (litt. redintegr.) ϕAU princ. : fort. -gian F • quicquam Salmasius : quanquam FA (quam- ϕU princ.) quemquam Beyte quaquam dubitanter Plasberg coll. haud (uel ne-) quaquam et 32.3 • 2 Zoroastri] -tri F ϕ (zoroasti U) : -tris ϕx -tre princ. et orasti A et oroasti Ax • subsiciuam ϕAx (subsc- A) U princ. et fort. F : subsicinam F 2 • quibusdam ϕAU princ. : quibus dum F 2 (litt. redintegr.) nescio quid fuerit in F • 3 emisse ϕA princ.; emissæ ut uid. F 1 (a in æ mut.) et F 2 (litt. redintegr.) : -issa fort. F -issem (em s.l. add. et ae induxit) F 3 emisisse U • 4 scilicet] cf. 29.3 • amissurum F (ammi- AU) princ. : emi- ϕ (ϕx Helm; ami- ϕ) • fuisse ϕx princ. : fuisset F ϕAU • quid ϕxU princ. : quidem F ϕA quid esse Plasberg

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APOLOGÍA

extraen todos los filtros de cualquier lugar: buscan el famoso antípates, ruedecitas, uñas, cintas, raicillas, hierbas, brotes, lagartos seductores de doble cola, la dulzura de caballos que relinchan. Hubiera sido mucho más verosímil que hubieras inventado que buscaba productos como estos u otros parecidos antes que peces —pues, en efecto, quizá, al extenderse los rumores, te hubieran proporcionado alguna credibilidad—, si hubieras tenido, claro está, un mínimo de conocimientos; porque ¿para qué sirve un pez cuando se le pesca si no es para cocinarlo y servir de comida? Por otro lado, no me parece que aproveche nada para practicar la magia. Y voy a decir de dónde deduzco esto. Han escrito varios autores que Pitágoras, al que consideran seguidor de Zoroastro y experto, como él, en magia, una vez que había observado que unos pescadores sacaban la jábega cerca de Metaponto, en la costa de aquella Italia suya que él veía como una parte de Grecia181, compró el conjunto de todo lo que habían capturado y, en cuanto les entregó el precio, les mandó que liberaran de las redes inmediatamente aquellos peces que tenían prisioneros y que los devolvieran al mar182. Evidentemente no iba este a dejar que se les escaparan de las manos si hubiera visto que le

simplemente «que provoca la correspondencia de sentimientos» (Abt 1908, p. 103), no la piedra negra que aparece en Plinio, Historia natural XXXVII 145—, uñas de la persona a la que va dirigido el hechizo, una rueda, que aparece frecuentemente en rituales mágicos, cintas, lagartos que hayan perdido la cola y hayan desarrollado una segunda e hipómanes —hin|nientium dulcedines—, como en el texto anterior (Abt, pp. 101-111; Courtney 1993, pp. 118-143). 181 Las menciones de Pitágoras son muy numerosas, véase la nota a 4.7. Aunque nació en Samos, pasó gran parte de su vida y desarrolló sus ideas en Italia, en lo que se conocía como la Magna Grecia. De su relación con Zoroastro véase nota a Floridas 15.14. 182 El episodio, muy conocido, lo trasmiten también Plutarco, Cuestiones convivales 729e; Jámblico, Vida pitagórica 8.36; Porfirio, Vida de Pitágoras 25. Véase la posible relación con el ritual descrito en la nota a 29.1.

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utile ad magian comperisset. sed enim uir egregie doctus et ueterum aemulator meminerat Homerum, poetam multiscium uel potius cunctarum rerum adprime peritum, uim omnem medicaminum non mari sed terrae ascripsisse, cum de quadam saga ad hunc modum memorauit: ἣ τόσα φάρμακα ἤδη, ὅσα τρέφει εὐρεῖα χθών

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itemque alibi carminum similiter: τῇ πλεῖστα φέρει ζείδωρος ἄρουρα φάρμακα, πολλὰ μὲν ἐσθλὰ μεμιγμένα, πολλὰ δὲ λυγρά,

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cum tamen numquam apud eum marino aliquo et piscolento medicauit nec Proteus faciem nec Vlixes scrobem nec A|eolus follem nec Helena creterram nec Circe poculum nec Venus cingulum. at uos soli reperti estis ex omni memoria, qui uim herbarum et radicum et surculorum et lapillorum quasi quadam colluuione naturae de summis montibus in mare transferatis et penitus piscium uentribus insuatis. igitur ut solebat ad magorum cerimonias aduocari Mercurius carminum uector et illex animi Venus et Luna noctium conscia et manium potens

5 meminerat F x (rat in marg. add. man. Beneuent.) F 2 (litt. redintegr.) F 3 (s.l. meminerat scr.) ϕUAx (-nera A) princ. : -nerit fort. F • omnem] omnium Krüger • mari] maris et postea scripsisse Groslotius coll. Hor. ep. I 9.13 • ascripsisse Casaubonus : scripsisse ϕAU princ., fort. recte, cf. Fulgent. Mith. I 12 (23.11 Helm) scripsisset F • ἣ τόσα… χθών] hTO CαφαpMαKα hdЄIOC αTpЄ | φЄI Єy pЄIαχθωΝ F cf. Hom. Il. XI 741 • 6 τῇ πλεῖστα… λυγρά] ThπλЄιC TαφЄIpЄI ZЄI dωpOC αpοypα | φαpμαkα πολλαμЄNЄC ΘλαΜЄMI | MαNα πολλα dЄλyΓpα F cf. Hom. Od. IV 229-30 • 7 marino FF 3 (no s.l. add. erasis duab. litteris) ϕAU princ. : marito ut uid. F 2 litt. perperam redintegratis • Proteus ς princ. : protheus F ϕAU Ald. Phil. • F 111v • 8 herbarum ϕU princ. : -runt A erba- F • 9 carminum uector] def. Floridus, Simcox, Abt (1908, pp. 117-120); cf. Butler - Owen ad loc. manium uector Scioppius animarum uector Scaliger animarum euocator Acidalius carminum auctor Groslotius carminis inuentor Stewech carminum fictor Ellis

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APOLOGÍA

podían ser útiles en algo para la magia. Pero es que este hombre, sabio como pocos y admirador de los antiguos, recordaba que Homero, poeta de múltiples saberes o más bien conocedor excelente de toda la naturaleza, había localizado todos los remedios eficaces no en el mar, sino en la tierra cuando dijo esto a propósito de una bruja:

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Que conoce cuantas drogas cría la ancha tierra183. E igualmente en otro pasaje de sus poemas: 6

A esta la fértil tierra le proporciona innumerables drogas, cuyas mezclas son muchas beneficiosas, muchas dañinas184. Y sin embargo nunca aparece en toda su obra que utilizara Proteo ningún ingrediente extraído del mar ni de los peces para lograr su aspecto, ni Ulises para el hoyo, ni Eolo para su odre, ni Helena para las vasijas, ni Circe para sus copas, ni Venus para su ceñidor185. Vosotros, en cambio, sois los únicos que cabe encontrar a lo largo de toda la historia que, por una especie de trastrocamiento de toda la naturaleza, habéis trasladado todo el poder de las hierbas y de las raíces y de los brotes y de las piedras de lo alto de los montes al mar y lo habéis cosido en el fondo de las tripas de los peces, por lo que, de la misma forma que antes para las ceremonias de los magos se solía invocar a Mercurio, portador de encantamientos, y a Venus, se-

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Homero, Ilíada XI 741. La bruja es Agamede, hija del rey Augias. Homero, Odisea IV 229. 185 Véase Homero, Odisea IV 455-8 —Proteo cambia de apariencia—; XI 25 ss. —Ulises vierte en un hoyo sangre para atraer a las almas de los muertos que acuden a beberla—; X 19-26 —Eolo llena un odre con todos los vientos—; IV 220-34 —Helena mezcla una droga con el vino para hacer olvidar los males—; X 234-40 —la maga Circe hace que los hombres olviden su patria y se conviertan en cerdos—; Ilíada XIV 214-7 —los poderes del ceñidor mágico de Venus—, respectivamente. Sobre el caso de Helena véase además Diodoro Sículo, Biblioteca histórica I 97.7; Ateneo, Banquete de los eruditos V 190e-f; Plutarco, Cuestiones convivales 614b (Helm). 184

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Triuia, uobis auctoribus posthac Neptunus cum Salacia et Portuno et omni choro Nerei ab aestibus fretorum ad aestus amorum transferentur. Dixi cur non arbitrer quicquam negotii esse magis et piscibus. nunc, si uidetur, credamus Aemiliano solere pisces etiam ad magicas potestates adiutare. num ergo propterea quicumque quaerit et ipse magus est? eo quidem pacto et qui myoparonem quaesierit pirata erit et qui uectem perfossor et qui gladium sicarius. nihil in rebus omnibus tam innoxium dices quin id possit aliquid aliqua obesse; nec tam laetum quin possit ad tristitudinem intellegi. nec tamen omnia idcirco ad nequiorem suspicionem trahuntur, ut si tus et casiam et myrram

Salacia et Portuno] cf. Met. IV 31.6 • Nerei] nerei F : nereidum F 2 (dum s.l. add.) ϕAU princ. 1 negotii F x (F 1 Helm) ϕxAU princ. : -goti F ϕ • 2 ante quaerit add. V5 ς princ. Ald., sed facillime ex praecedentibus intelligitur • pirata princ.] py- F ϕAU • 3 aliquid aliqua] Lucil. 632 M (= 26.4 Ch) cft. Pricaeus • 4 nequiorem] sequiorem Brantius sed 28.5 cft. Helm

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APOLOGÍA

ductora de corazones, y a la Luna, cómplice de la noche, y a Trivia, dominadora de los manes, a partir de este momento y por obra vuestra, Neptuno junto con Salacia y Portuno y todo el coro de Nereo pasará de las marejadas de los océanos a las marejadas de las pasiones186. He declarado por qué no pienso que haya relación alguna entre los magos y los peces: ahora, si no os parece mal, supongamos que tiene razón Emiliano cuando dice que se suelen emplear también peces para conseguir efectos mágicos. Pero por eso mismo cualquiera que los busca ¿es un mago? Por esa misma regla el que busca un bajel será un pirata187, y el que una palanca, un ladrón188, y el que una espada, un sicario. No se puede citar nada en campo alguno tan inofensivo que no resulte perjudicial en algún sentido, ni nada tan alegre que no se le pueda ver algo triste. Y sin embargo no por eso recaen las más terribles sospechas sobre todo; es como si consideras que el incienso y la canela y la mirra y todas las sustancias olorosas de este

186 Mercurio, mensajero de los dioses, enviaba sueños (Lapidario órfico 20), encantamientos y oráculos. Venus, rara vez relacionada con la magia, recibía las invocaciones de los hechizos amorosos en algunos papiros y, por ejemplo, en Artemidoro, La interpretación de los sueños II 37, se la califica como inventora de las adivinación (Abt 1908, pp. 120-123). Tanto la Luna (GCA 2015, p. 85) como sobre todo Trivia —«la de las encrucijadas»—, es decir, Diana o Hécate, eran las divinidades propias de la brujería, cf. Abt 1908, pp. 123-130. Neptuno, Salacia —esposa de este en Varrón, La lengua latina V 72, q.v.—, Portuno —dios de los puertos, cf. ibídem VI 19; Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses II 66 (Pease 1968, II, p. 719)— y el coro de las hijas de Nereo son dioses marinos, que, a pesar de lo que aquí se afirma, sí recibían invocaciones con fines mágicos (Abt 1908, pp. 130-131); los tres últimos aparecen en Apuleyo Metamorfosis IV 31.6 en el cortejo de Venus (Martos 2003, II, p. 25 y n.). Con respecto a aestus, téngase en cuenta que, además del sentido que se refleja en la traducción, tiene también el de «calor», que se aplica con frecuencia para expresar el «fuego» del deseo, cf. e.g. Ovidio, Arte de amar III 543, Séneca, Fedra 290, 362 y DMA s.v. «Llama de amor» [Moreno Soldevila]. 187 Este tipo de embarcación estaba, en efecto, especialmente dedicada a la piratería, cf. e.g. Cicerón, Contra Verres 2.3.185; Salustio, Historias 3.8. 188 Instrumento típico del que taladra paredes para robar, cf. Paulo, Excerpta de Festo 519.11-3 Lindsay.

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ceterosque id genus odores funeri tantum emptos arbitreris, cum et medicamento parentur et sacrificio. ceterum eodem piscium argumento etiam Menelai socios putabis magos fuisse, quos ait poeta praecipuus flexis hamulis apud Pharum insulam famem propulsasse; etiam mergos et delfinos et scillam tu eodem referes, etiam gulones omnis, qui inpendio a piscatoribus merguntur, etiam ipsos piscatores, qui omnium generum piscis arte adquirunt. ‘Cur ergo tu quaeris’. nolo equidem nec necessarium habeo tibi dicere, sed per te, si potes, ad hoc quaesisse me argue; ut si elleborum uel cicutam uel sucum papaueris emissem, item alia eiusdem modi quorum moderatus usus salutaris sed commixtio uel quantitas noxia

emptos post tantum add. s.l. F 1 (emptos ibidem ϕAU princ.) • parentur F 1 (n s.l. add.) ϕAU princ. : -retur F • 6 scillam] squillas Vulcanius Scillam Cataudella 1954, pp. 5657, unde Scyllam coll. e.g. Hom. Od. XII 95-6 Hunink 1997a • gulones] gluttones dubitanter Colvius • omnis F ϕAU princ.; 17.8, 95.6, 97.2, 99.3 cft. Piccioni : omnes F 2 • merguntur F ϕAU : mercantur V5 ς princ. Ald. Phil. • omnium F x (u˜ s.l. add.) ϕ1 princ. : omni F ϕAU • piscis F ϕAU princ. : -ces F 2ϕ2 • 7 Cur M1V5 ς princ. Ald. Phil. : Cum F ϕAUV1L1L2L3 • ante tu perperam add. ς princ. Ald. Phil. • si] scire Rossbach • 8 post ut lacunam statuit Krüger sed cf. Helm 1904, pp. 555-556 • papaueris ϕ2 in marg., princ. : paraueris FAL1 parauerit ϕ peraueris U • emissem F x (s ante emi eras.) ϕx princ. : semissem F ϕA semisse U

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APOLOGÍA

tipo se compran únicamente para los entierros, cuando también se adquieren como medicamento y para los sacrificios189. Por otro lado, con este mismo argumento de los peces también pensarás que los compañeros de Menelao fueron magos, puesto que cuenta de ellos el más excelso de los poetas que fue gracias a unos anzuelos curvos que saciaron su hambre en la isla de Faro;190 y también tendrás en el mismo concepto a los somormujos y a los delfines y a Escila191, incluso a los gourmets, a los que hunden en la ruina los pescadores con sus precios, y hasta a los mismos pescadores, que gracias a su arte se procuran todo tipo de peces. «Entonces, ¿para qué los buscas?» Ni quiero decírtelo ni tengo obligación alguna: demuestra tú por ti mismo, si puedes, que los busqué con ese propósito. Es como si hubiera comprado eléboro o cicuta o jugo de adormidera u otras sustancias de ese tipo192, cuyo uso moderado es beneficioso para la salud, pero que mezcladas entre sí o en grandes cantidades resultan perjudiciales193, ¿quién aguantaría sin 189 Todos estos usos de las tres sustancias están ampliamente documentados, pero también su empleo en rituales mágicos: Abt 1908, pp. 131-134. 190 Homero, Odisea IV 368-370; Faro aparece unos versos antes, en 355. 191 Escila, monstruo marino que habitaba en el estrecho de Mesina y tenía un cuerpo de mujer rematado por debajo por varios perros que devoraban cuanto se acercaba: aparece ya en Homero, Odisea XII 85-100. Sobre sus orígenes hay varias leyendas que cuentan que era antes una bella joven: Ovidio (Metamorfosis XIII 900-XIV 74) narra que la metamorfoseó la maga Circe despechada porque Glauco, enamorado de Escila, la había rechazado; según otros, Posidón estaba enamorado de ella y, o bien Anfitrite pidió que la convirtieran en monstruo, o bien el mismo dios, rechazado por ella, la transformó. Sobre la presente identificación véase Hunink 1997, II, pp. 106-107. 192 El eléboro servía sobre todo como remedio, por ejemplo, contra la epilepsia, la melancolía o la locura, véase e.g. Plinio, Historia natural XXV 47-61; Horacio, Epístolas II 2.137. Aparte del conocido efecto mortal que aprovechaba el sistema judicial ateniense y que hizo famoso la ejecución de Sócrates, la cicuta también tenía fines médicos, cf. Plinio, ibídem 151-4; La adormidera, bien conocida y aplicada en numerosas recetas, se utilizaba tanto por sus efectos analgésicos y somníferos como, llegado el caso, para el suicidio, además de consumirse ampliamente como droga, cf. Plinio, Historia natural XX 198-209; Escohotado 2004, III, pp. 176-185. Sobre el empleo curativo y como veneno de estas tres sustancias véase Abt 1908, pp. 134-135; quizá alguna vez, por lo menos en el caso del eléboro, pudieron tener aplicaciones mágicas. 193 Esta distinción entre diferentes usos de una misma sustancia está en consonancia con las observaciones a propósito del uenenum de los jurisconsultos sobre la lex

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est, quis aequo animo pateretur, si me per haec ueneficii arcesseres, quod ex illis potest homo occidi? Videamus tamen quae fuerint piscium genera tam necessaria ad habendum tamque rara ad repperiendum, ut merito statuto praemio quaererentur. tria omnino nominauerunt: unum falsi, duo mentiti. falsi, quod leporem marinum fuisse dixerunt qui alius omnino piscis fuit, quem mihi Themison seruus noster medicinae non ignarus, ut ex ipso audisti, ultro attulit ad inspiciundum; nam quidem leporem nondum etiam inuenit. sed profiteor me quaerere et cetera non piscatoribus modo, uerum etiam amicis meis negotio dato, quicumque minus cogniti generis piscis inciderit, ut eius mihi aut formam commemorent aut ipsum uiuum, si id nequierint, uel mortuum ostendant. quam ob rem id faciam mox docebo. mentiti autem sunt callidissimi accusatores mei, ut sibi uidentur, cum me ad finem calumniae confinxerunt duas res marinas impudicis uocabulis quaesisse, quas Tannonius ille cum

per haec] per hoc ς princ. Ald. Phil. 1 statuto F 2 (to s.l. add.) ϕAU princ. : statu F stato L2 Rossbach • 2 nominauerunt M1L3 Casaubonus : -uerant F ϕA2U princ. -uere ut uid. A • 3 qui] quia H. Müller • Themison seruus Lipsius : Themis conseruus F ϕAU Thenus conseruus princ. • inuenit] inueni Groslotius • 4 eius... mortuum ostendant] def. Helm coll. Sall. Iug. 46.4 interpret. ‘si quirent uiuum, si id nequierent, uel mortuum’ uel ante si di transp. Vulcanius aut ipsum uiuum uel mortuum ostendant, aut si id nequierint, eius mihi formam commemorent Van der Vliet • 5 callidissimi] -dissime Casaubonus • finem] fidem Fulvius

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perder la paciencia que me hubieras hecho comparecer aquí acusado de envenenamiento porque con esos ingredientes se pueda matar a una persona? Veamos, con todo, cuáles fueron esas especies de peces que tanto necesitaba tener y eran tan difíciles de encontrar como para que tuviera razones para poner un alto precio a su captura. Fueron en total tres las que citaron: con una se equivocaron, sobre las otras dos mintieron. Se equivocaron cuando dijeron que fue una liebre marina194 un pez que era completamente distinto y que me trajo por su propia iniciativa, para que pudiera inspeccionarlo, mi esclavo Temisón195, nada ignorante, por cierto, en cuestiones médicas, tal como le oísteis declarar. Porque desde luego no ha encontrado todavía ninguna liebre marina. Confieso, sin embargo, que busco otros tipos y que no solo les tengo encargado a varios pescadores, sino incluso a mis amigos que, en cuanto caiga en sus manos alguna especie de pez menos conocido, me describan su aspecto o me lo enseñen vivo o, si no se pudiera, muerto. Os desvelaré inmediatamente por qué razón obro así. Pero estos acusadores míos, sagacísimos, por lo que ellos mismos piensan, mintieron cuando inventaron para redondear sus calumnias que yo había buscado dos criaturas marinas de denominación vergonzosa196. Ese Tanonio, cuando pretendía dar a entender los Cornelia de sicariis et ueneficis, que en su quinto capítulo castigaba a quien fabricara, vendiera o poseyera venenos con el propósito de asesinar a alguien: ergo nomen medium est et tam id, quod ad sanandum, quam id, quod ad occidendum paratum est, continet, sed et id quod amatorium appellatur: sed hoc solum notatur in ea lege, quod hominis necandi causa habet —«así pues es un término neutro y engloba el que sirve para sanar y el que sirve para matar e incluso el que se denomina amatorio, pero esta ley solo se refiere al que se tiene para matar»— (Digesto 48.8.3.2 [Marciano 14 Institutiones ]). 194 Suele identificarse con un molusco, Aplysia depilans, que los antiguos tenían por venenoso, cf. Plinio, Historia natural IX 155; XX 223; XXXII 8-9. 195 Parece nombre apropiado para médicos, tanto históricos —Temisón de Laodicea (siglo I a. C.)— como literarios, cf. Juvenal, Sátiras 10.221. 196 La sucesión de los hechos a los que refiere Apuleyo parece ser la siguiente: Tanonio ha acusado a Apuleyo de buscar dos tipos de peces para utilizarlos por sus propiedades mágicas. Los nombres griegos de estos —βάλανος y κτείς— corresponden a los latinos balanus y pecten (Plinio, Historia natural XXIX 26; Juvenal, Sátiras 6.370), pero el abogado ha pretendido utilizar una denominación que deje aún más clara la

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utriusque sexus genitalia intellegi uellet, sed eloqui propter infantiam causidicus summus nequiret, multum ac diu haesitato tandem uirile marinum nescio qua circumlocutione male ac sordide nominauit, sed enim feminal nullo pacto repperiens munditer dicere ad mea scripta confugit et quodam libro meo legit: ‘interfeminium tegat et femoris obiectu et palmae uelamento’. Hic etiam pro sua grauitate uitio mihi uortebat, quod me nec sordidiora dicere honeste pigeret. at ego illi contra iustius exprobrarim, quod qui | eloquentiae patrocinium uulgo profiteatur etiam honesta dictu sordide blateret ac saepe in rebus nequaquam difficilibus fringultiat uel omnino commutescat. cedo enim, si ego de Veneris statua

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7 et (post confugit) ] quia et e princ. Ald. et edd. uett. (Oud. p. 472) et quia e Bosscha et e edd. nonnulli et Hildebrand • libro meo] modo l. UA 2 F 112r

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genitales de los dos sexos, pero, a la vez, era incapaz este insigne abogado de pronunciarlos por su falta de elocuencia, después de múltiples e inacabables vacilaciones, nombró finalmente de forma incorrecta y grosera el miembro masculino de mar197 por medio de no sé qué circunloquio. Pero como no encontraba manera alguna de llamar decentemente al órgano femenino, se refugió en mis propios escritos y leyó en cierto libro mío:

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Oculte su entrepierna interponiendo su muslo y velándola con la palma de la mano198. Este incluso, de acuerdo con su habitual severidad, me achacaba el defecto de que no me pesara nombrar púdicamente las cosas más groseras. Yo, por el contrario, le censuraría a él con mayor razón que quien ejerce el oficio de hablar ante el pueblo ande charlataneando de la manera más grosera incluso sobre lo que se puede nombrar honestamente y que con frecuencia, en asuntos que no son en absoluto difíciles, se ponga a tartamudear o se quede completamente mudo. Pues dime, si yo no hubiera dicho nada de la estatua de Venus y no relación de los nombres con los genitales de ambos sexos, presumiblemente para conectarlos con la elaboración de un filtro amoroso, que entraba en la represión de la magia (e.g. Marchesi 1923), o algún otro procedimiento sobrenatural relacionado con el erotismo. Sin embargo, para evitar las palabras vulgares, se ha tenido que referir a los peces con una perífrasis en el caso del miembro masculino —uirile marinum— y, en el caso del femenino —feminal—, con la palabra interfeminium, tomada del mismo Apuleyo. Este se burla de la falta de recursos de su rival y, en un alarde de dominio del lenguaje, proporciona dos vocablos apropiados: ueretilla y uirginal. (Abt 1908, pp. 135-138; Hunink 1997, II, pp. 108-109; Harrison 2000, pp. 65-69). La discusión sobre la terminología y las burlas encubren, como en otras ocasiones, el fondo de la cuestión, cf. nota a 34.4 y Masselli 2003 y 2004. 197 Expresión discutida: marinum se relaciona, por supuesto, con mare (= «mar»), pero se le ha visto también conexión con mas (= «macho»), cf. ThLL s.v. marinus VIII 396.19 ss.; 398.46; Hunink 1997, II, p. 109. 198 Descripción, procedente de una obra desconocida, de una representación plástica, probablemente del tipo de las llamadas Venus pudica y anadyomene, cf. LIMC II s.v. «Aphrodite» 391-422 y 423-455, respectivamente; también «Aphrodite (in peripheria orientali)» 10-30, 40-66. Véanse las similitudes con la descripción de Fótide en Metamorfosis II 17.1-2 (GCA 2001, pp. 261-6) y la de Venus en X 31.1.

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nihil dixissem neque interfeminium nominassem, quibus tandem uerbis accusasses crimen illud tam stultitiae quam linguae tuae congruens? an quicquam stultius quam ex nominum propinquitate uim similem rerum coniectam? et fortasse an peracute repperisse uobis uidebamini, ut quaesisse me fingeretis ad illecebras magicas duo haec marina ueretillam et uirginal; disce enim nomina rerum Latina, quae propterea uarie nominaui, ut denuo instructus accuses. memento tamen tam ridiculum argumentum fore desiderata ad res uenerias marina obscena, quam si dicas marinum pectinem comendo capillo quaesitum uel aucupandis uolantibus piscem accipitrem aut uenandis apris piscem apriculam aut eliciendis mortuis marina caluaria. respondeo igitur ad hunc uestrum locum non minus insulse quam absurde commentum me hasce nugas marinas et quiscilias litoralis neque pretio neque gratis quaesisse. Illud etiam praeterea respondeo nescisse uos quid a me quaesitum fingeretis. haec enim friuola quae nominastis pleraque in litoribus

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3 interfeminium ς : interfeminam F ϕA -niam F 1 (i s.l. add.) -neum UM1V5 princ. Ald. Phil. • 4 coniectam] coniectari ϕ2 in marg., princ. Ald. et edd. uett. • 5 et] set Jahn • ut quaesisse Salmasius e cod. (40.7; 41.7 et praef. ad Fl. p. XLIII cft. Helm) : at que˛sisse FL1 ac¦quaesisse ϕx ac¦quisisse ϕV1L2 L3 atquesisse A at quesisse U (sed an in marg. U 2) princ. si quaesisse M1 • ueretillam] –tillum Bardong (1944, p. 270) • nomina r. Latina, quae] nomina r. marinarum, quas Bardong • instructus] -tius Lipsius • 6 capillo F 1ϕU princ. : capillum FA • 7 quiscilias ς : quiscillas F ϕAUV1 princ. (-cyllas Ald.) quisquilias M1 Phil., cf. querquerum (35.6) 2 friuola F 2A2U princ. : -bola F ϕA

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hubiera nombrado su entrepierna, ¿con qué términos hubieras acabado al fin acusándome de este crimen tan propio de tu estupidez como de tu lengua? ¿Hay algo más estúpido que derivar de la similitud de nombres que las cosas tengan el mismo efecto199? O quizá estabais convencidos de que habíais hecho un descubrimiento extraordinariamente ingenioso cuando se os ocurrió que yo había buscado para lograr seducciones mágicas estas dos criaturas marinas llamadas veretila y virginal 200: aprende, en efecto, la denominación latina de esos animales, a los que he llamado de varias formas con la intención de que me vuelvas a acusar ya con mayores conocimientos. Pero recuerda que sería un argumento tan ridículo que se anda a la caza de obscenas criaturas marinas para favorecer la actividad sexual como que aseguraras que se busca el peine de mar201 para cepillar el cabello o el pez halcón202 para cazar pájaros o el pez jabato para cazar jabalíes o las calaveras de mar para invocar a los muertos. Así que contesto a esta sección de vuestra intervención, una ficción no menos insulsa que absurda, diciendo que yo nunca he buscado ni pagando ni gratis estas bagatelas marinas y desperdicios de la costa. Os contesto, además, que vosotros ni siquiera sabíais qué era lo que imaginabais que andaba yo buscando, porque de esas minucias 199 En realidad, esta razón era perfectamente normal en la magia antigua (e.g. Abt 1908, pp. 67, 139-140; Masselli 2004, pp. 209-213) y Apuleyo sin duda alguna lo sabía, cf. e.g. Metamorfosis II 12 (Habermehl 2002, p. 311, n. 100). 200 El primer término, utilizado exclusivamente aquí, deriva de ueretrum, que designa comúnmente el miembro viril (Adams 1982, pp. 52-53). En cuanto al segundo, se emplea para designar la parte de la mujer en la que reside la virginidad, cf. Solino, Colección de hechos memorables 1.67; Prudencio, Peristephanon 14.8; San Agustín, La ciudad de Dios XXII 8. Es posible que ambas palabras sean creaciones del propio autor, al menos en el sentido que aparece en este lugar. 201 O vieira, véase más adelante 39.3. Además del significado habitual, pecten se puede referir al vello púbico, cf. Juvenal, Sátiras 6.370 (Adams 1982, pp. 76-77), y figuraba, aludiendo al órgano sexual femenino, entre los símbolos de Temis (Clemente de Alejandría, Protréptico 22.5). 202 Quizá el pez volador (Dactylopterus uolitans); no se han identificado adecuadamente el resto de las criaturas marinas citadas. Las referencias al pez jabato se repiten en 39.9.

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omnibus congestim et aceruatim iacent et sine ullius opera quamlibet leuiter motis flucticulis ultro foras euoluuntur. quin ergo dicitis me eadem opera pretio impenso per plurimos piscatoris quaesisse de litore conchulam striatam testam habentem, calculum teretem, praeterea cancrorum furcas, echinorum caliculos, lolliginum ligulas, postremo assulas, festucas, resticulas et ostrea Pergami uermiculata, denique muscum et algam, cetera maris eiectamenta, quae ubique litorum uentis expelluntur, salo expuuntur, tempestate reciprocantur, tranquillo deseruntur? neque enim minus istis quae commemoraui accommodari possunt similiter ex uocabulo suspiciones. posse dicitis ad res uenerias sumpta de mari spuria et fascina propter nominum similitudinem: qui minus possit ex eodem litore calculus ad uesicam, testa ad testamentum, cancer ad ulcera, alga ad quercerum? ne tu, Claudi Maxime, nimis patiens uir es et oppido proxima humanitate, qui hasce eorum argumentationes diu hercle perpessus sis; equidem, cum haec ab illis quasi grauia et uincibilia dicerentur, illorum stultitiam ridebam, tuam patientiam mirabar.

leuiter] leniter Jahn • 3 plurimos ϕ2 in marg. M1V5 ς princ. Ald. Phil. : plurimis os Fϕ (p. hos ϕ2) UAxV1L1L2 -imos os A (p. hos L3) • conc(h)ulam M1L2L3V5 ς princ. Ald. Phil. : conc(h) alam F ϕUV1 cum c(h) alar AL1 et calar add. in marg. A2 concham T • habentem] hebetem V5 princ. albentem Brantius hietantem Ellis patentem Gronovius tebentem Gronovius filius hiantem Stewech • echinorum ς (**echinorum iam ϕ2; e in ras., orum s.l. add.) princ. Ald. Phil. : echinum FAU ( *chinum ϕ) def. Armini 1928, pp. 328-329 • 4 festucas] festuculas Krüger • ostrea Pergami] ostrea pergami F : ostracoderma Chodaczek 1929, pp. 279-285 ostreorum terga Brantius coll. Plaut. Poen. 398 ostrea in tergo uel peregrina Triller o. [Pergami] del. Van Lennep [o. P. uermiculata] secl. Marchesi ne ostrea pergam coll. 38.4 dubitanter Helm • litorum F ϕAU princ. ( litt- ut solet) : locorum F 2 • deseruntur] deferuntur Kroll • 6 calculus M1V5T ς princ. Ald. Phil. : -los F ϕAUV1L1L2 L3 • quercerum] querqueram Colvius prob. Helm et Butler - Owen, cf. Harrison 2000, p. 67 n. 73 • 7 proxima def. Helm (1904, pp. 539-540), cf. et OLD s.u. «proximus» 8 : prolixa Stewech prima Lipsius plurima Colvius • qui ante hasce add. s.l. F 1 (qui etiam ϕAU princ.)

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que habéis citado se encuentran muchísimas tiradas a montones y apiladas en todas las costas y, sin necesidad del trabajo de nadie, dando vueltas con el vaivén de las olas, aunque sea muy suave, acaban por sí mismas fuera del agua. ¿Por qué, entonces, decís vosotros que yo con el mismo trabajo y pagando enormes cantidades andaba buscando por las costas por medio de innumerables pescadores unos moluscos con concha estriada203, cantos alisados, además de pinzas de cangrejos, caparazones de erizo de mar, huesos204 de calamar, esquirlas, tallos, trozos de cuerdas y ostras de Pérgamo cubiertas de gusanos y, por último, musgo y algas y todos los demás desechos del mar que en cualquier costa arrojan los vientos, escupe el océano, zarandea la tempestad, deja abandonados la calma? Pues esas sospechas vuestras nacidas de la similitud de las denominaciones no se pueden adecuar mejor a estos objetos que acabo de mencionar. Afirmáis que, por el parecido de los nombres, están indicados para cuestiones sexuales «vaginas»205 y «penes» extraídos del mar: ¿cómo podrían estar menos indicados, viniendo de las mismas costas, las piedras para la vesícula, los testáceos para el mal de testículos, los cangrejos para el cáncer, las algas para los escalofríos206? Verdaderamente, Claudio Máximo, eres tú hombre de suma paciencia y de la más benévola clemencia por haber soportado durante tanto tiempo, por Hércules, argumentos como estos: por mi parte, mientras estaban diciendo todas estas razones como si fueran las más serias e irrebatibles, me reía yo de su estupidez, admiraba tu paciencia.

203 En las conchas se realizaban inscripciones para convertirlas en amuletos o lanzar maldiciones (Abt 1908, p. 145). 204 Este uso de ligula parece ser único, por lo que se ha interpretado diversamente como tentáculo (OLD) y hueso (ThLL). 205 Según san Isidoro, Etimologías V 24, spuria se refiere a los genitales femeninos. Por lo que respecta a fascinum, significa embrujo (de donde el verbo fascinare —«embrujar»— y el español «fascinar»), un amuleto con forma de falo que se empleaba como protección contra este, y, directamente, miembro viril. 206 El parecido entre alga y algidus —«frío»— o algere —«pasar frío»—es obvio. Las conexiones entre las demás palabras y los males son igualmente peregrinas, pero en el caso del cangrejo y el cáncer véase Plinio, Historia natural XXXII 134 (Abt 1908, p. 151).

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Ceterum quam ob rem plurimos iam piscis cognouerim, quorundam adhuc nescius esse nolim, discat Aemilianus, quoniam usque adeo rebus meis curat; quanquam est iam praecipiti aeuo et occidua senectute, tamen, si uidetur, accipiat doctrinam seram plane et postumam; legat ueterum philosophorum monumenta, tandem ut intellegat non me primum haec requisisse, sed iam pridem maiores meos, Aristotelen dico et Theophrastum et Eudemum et Lyconem ceterosque Platonis minores, qui plurimos libros de genitu animalium

1 post curat add. Kroll • 2 occidua F 1ϕAU princ. : -duu F • 3 Theophrastum et Eudemum princ.] theoprastum et teudemum F ϕU (sed h supra p add. ϕxU 1) A (theophrast-); ceterum cf. Sharples 1995 ad loc. t. 351 (pp. 48-49) • Lyconem princ.] lic- F ϕAU

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Por otro lado, ya que tiene tanto interés por todo lo mío, que se entere Emiliano de la causa por la que conozco ya muchos peces de entre todos aquellos que me gustaría no seguir ignorando todavía, y aunque ya es de edad caduca y de avanzada vejez, que reciba, sin embargo, si no tiene inconveniente, algo de instrucción, por más que sea bastante tardía y casi póstuma207; que lea las obras de los antiguos filósofos para que entienda por fin que no soy yo el primero que ha buscado todo esto, sino que mucho antes que yo ya hubo predecesores, y me refiero a Aristóteles208 y a Teofrasto209 y a Eudemo210 y a Licón211 y a todos los seguidores de Platón, que nos legaron 207 Apuleyo alude una y otra vez a la edad de su adversario con ánimo de denigrarlo: véase también 1.1; 53.3; 66.6 y la nota a 10.8, donde alude ya a la dificultad para aprender de los viejos. 208 El famoso filósofo de Estagira (384-322 a. C.), discípulo de Platón, al que se mencionará varias veces más a lo largo de la obra y, precisamente en unión de Teofrasto, como aquí, en el prólogo de De mundo 289 O. Entre las obras que han sobrevivido destacan las filosóficas —e.g. Metafísica— junto a las lógicas (Categorías, Primeros analíticos y Segundos analíticos), las dedicadas a la naturaleza y la biología, como la Física, Sobre la generación de los animales o la Historia de los animales, las morales y políticas —Ética a Nicómaco, Política, Constitución de los atenienses—, además de otras sobre literatura y artes, como Retórica y Poética. Se perdió, en cambio, La anatomía de los animales que se cita en el párrafo siguiente, de la que solo han quedado algunos fragmentos y noticias como las que proporciona Diógenes Laercio V 25 (V 1-35 dedicado al filósofo); tampoco se ha conservado otro tratado sobre los peces. Los Problemas que han llegado a la actualidad son decididamente espurios, por lo que no es extraño que no coincidan con estos (Butler - Owen 1914, p. 89), que volverán a aparecer en 51.4. 209 Teofrasto de Éreso (372/0 - 288/6 a. C.) amigo y sucesor de Aristóteles. Se dedicó también a la lógica y a la metafísica, pero sus contribuciones más importantes pertenecen al estudio de la naturaleza, los animales (e.g. 41.6; 51.5-6) y, especialmente, las plantas. En otros aspectos, su obra más importante ha sido los Caracteres. Sobre el filósofo en general véase Diógenes Laercio V 36-57; Fortenbaugh 1992 (el presente pasaje en II, p. 138); en cuanto a sus estudios sobre biología a los que aquí se alude cf. Sharples 1995, pp. 48-49 (testimonio 351). 210 Eudemo de Rodas vivió en la segunda mitad del siglo IV a. C. Fue igualmente discípulo de Aristóteles. Se preocupó de materias como matemáticas, astronomía, teología y física: solo Claudio Eliano (Naturaleza de los animales III 20-21; IV 8, 45, 53, 56; V 7), junto con Apuleyo, menciona obras de zoología, sobre cuya autenticidad, por cierto, ha habido ciertas sospechas, pero cf. White 2002, pp. 207-217. 211 Licón de Tróade (c. 300/298 – c. 266/4 a. C.) sucedió a Estratón de Lámpsaco al frente de la escuela peripatética. Parece que fue más hábil en oratoria que en las

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deque uictu deque particulis deque omni differentia reliquerunt. bene quod apud te, Maxime, causa agitur, qui pro tua eruditione legisti profecto Aristotelis περὶ ζῴων γενέσεως, περὶ ζῴων ἀνατομῆς, περὶ ζῴων ἱστορίας multiiuga uolumina, praeterea problemata innumera eiusdem, tum ex eadem secta ceterorum, in quibus id genus uaria tractantur. quae tanta cura conquisita si honestum et gloriosum illis fuit scribere, cur turpe sit nobis experiri, praesertim cum ordinatius et cohibilius eadem Graece et Latine adnitar conscribere et in omnibus aut omissa adquirere aut defecta supplere? permittite, si operaest, quaedam legi de magicis meis, ut sciat me Aemilianus plura quam putat quaerere et sedulo explorare. prome tu librum e Graecis | meis, quos forte hic amici habuere sedulique, naturalium quaestionum atque eum maxime, in quo plura de piscium genere tractata sunt. Interea dum hic quaerit, ego exemplum rei competens dixero.

5 περὶ ζῴων γενέσεως… ἱστορίας] ΠЄpIZωωN ΓЄNЄ | CЄILI ΠЄpIZωωN αΝΑΤΟ MOIC ΠЄpIZωωN ICTopIaC F cf. Arist. frag. 36 (Rose 1886, p. 215) • ante eiusdem est spatium in F et ϕ ui uel uii litterarum capax, ubi nihil fuit : eiusdem Krüger • secta ϕ2U 2 in marg., princ. : recta F ϕAU tecta etiam U 2 in marg. • 6 adnitar M1V5 ς princ. Ald. Phil. : adnitur FL2 adnititur ϕAUV1L1L3 • adquirere] anquirire Colvius • 7 operaest Helm praeeunte Scriverio (operae est cf. 38.9) : opera est F ϕAU princ. • quam ϕAUM1V1L3 ς princ. Ald. Phil. : quem F ϕx (em s.l. add.) • 8 F 112v • ante quos add. Lipsius • hic... habuere] huc... attulere dubitanter Krüger • sedulique] sed utique Lipsius sed aliquem Kronenberg. lac. post s. Becker

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abundantes libros sobre la reproducción de los animales y sobre su género de vida y sobre sus partes y sobre todas sus características. Afortunadamente se desarrolla este juicio ante ti, Máximo, que por tu vasta cultura seguro que has leído los numerosos libros de Aristóteles Sobre la generación de los animales, La anatomía de los animales o la Historia de los animales, además de los innumerables Problemas de este mismo autor y del resto de los seguidores de esta escuela que tratan varias cuestiones de este tipo. Si a todos ellos les reportó honor y gloria haber dejado escrito cuanto habían investigado con tanta dedicación, ¿por qué a mí me debe resultar vergonzoso experimentar en estos campos, sobre todo cuando pongo todo mi empeño en reflejar por escrito esos mismos asuntos de la manera más sistemática y resumida tanto en latín como en griego y, en todas partes, o averiguar lo que hallo omitido o suplir lo que falta? Permitidme, si no os parece inoportuno, que lean algo de mis obras «sobre magia», para que se entere Emiliano de que investigo e indago con todo cuidado mucho más de lo que él piensa. Toma tú un libro cualquiera de los que he escrito en griego sobre cuestiones naturales y que casualmente tienen aquí estos diligentes amigos míos, especialmente aquel que trata más extensamente el mundo de los peces. Entretanto, mientras lo buscan, os voy a contar una historia a propósito de este tema212.

ciencias o la filosofía (Cicerón, De finibus bonorum et malorum V 13). Solo quedan fragmentos de sus obras y no hay más alusión a su interés por los animales que el presente texto. Cf. Diógenes Laercio V 65-74 y Fortenbaugh - White 2004, pp. 56-57 y n. 3. 212 El uso de anécdotas de personajes célebres para apoyar o ilustrar alguna demostración o pretensión del momento se repetirá en Floridas: la más parecida a la actual es la del cómico Filemón en 16.6-18, pero véanse también las de Protágoras y Tales (18.18-35) y la nota a Fl. 7. Apuleyo, además de entretener a su auditorio, pretende compararse con el mismo Sófocles de la misma manera que espera que se asimile la conducta del hijo del dramaturgo con la de su propio hijastro. La presente historia la reproduce en latín Cicerón, De senectute 22 —citado por Carisio en GL I p. 215—, pero está más difundida en griego: Vida de Sófocles 13; Plutarco, Sobre si el anciano debe intervenir en política (An seni respublica gerenda sit) 3 [Moralia 785 a-b], que cita

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Sophocles poeta Euripidi aemulus et superstes —uixit enim ad extremam senectam— cum igitur accusaretur a filio suomet dementiae, quasi iam per aetatem desiperet, protulisse dicitur Coloneum suam peregregiam tragoediarum, quam forte tum in eo tempore conscribebat, eam iudicibus legisse nec quicquam amplius pro defensione sua addidisse, nisi ut audacter dementiae condemnarent, si carmina senis displicerent. ibi ego comperior omnis iudices tanto poetae adsurrexisse, miris laudibus eum tulisse ob argumenti sollertiam et coturnum facundiae, nec ita multum omnis afuisse quin accusatorem potius dementiae condemnarent. Inuenisti tu librum? beasti. cedo enim experiamur an et mihi possint in iudicio litterae meae prodesse. lege pauca de principio, dein quaedam de piscibus. at tu interea dum legit aquam sustine.

1 Euripidi aemulus] euripidiaemulus F x (a scr. F 1) : euripidi emulus ϕ eum ripidiuemulus F erupidia emulus A (et Euripides in marg. add. A2) U (m post –dia induxit ut uid. U 1) erupedi aemulus princ. • peregregiam M1V1T ς : -gium F ϕA (per e. UL2 L3) L1 (-gg-) princ. • tum in eo] 41.2; 57.2; 62.5; 79.6 cft. Helm : ultimo Mähly • 2 eam] eamque Colvius • 3 comperior omnis V5 ς (c. omnes princ.) : comperio romanis FA L1L2 comperio romanos ϕx (os in ras.) UV1L3 • coturnum facundiae] cothurni facundiam ς • 4 piscibus F 1ϕAU princ. : pissi- F • legit aquam Phil. : legit | ta quamquam F (et in marg. d·) AU (sed ta in ras.; tace add. in marg. U x) legi tamquam ϕ legit tamquam ϕxV1L3 legit causam princ. Ald.

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Cuentan que el poeta Sófocles213 fue rival de Eurípides214 y lo sobrevivió —pues no murió, en efecto hasta edad muy avanzada— y una vez que, a consecuencia de esto mismo, su propio hijo lo estaba acusando de demente pretendiendo que, con la ancianidad, había perdido ya la razón, presentó su Edipo en Colono, magnífica tragedia que en ese momento se encontraba escribiendo: la leyó antes los jueces y lo único que añadió en su defensa fue que tuvieran el valor de inhabilitarlo por demente si les disgustaban los versos de aquel viejo. En ese momento, según tengo entendido, todos los jueces se pusieron de pie ante tan gran poeta, lo ensalzaron con elogios encendidos por la habilidad de la trama y lo trágico215 de su lengua y no faltó mucho para que condenaran al acusador en su lugar por demente. ¿Ya has encontrado el libro? Muhas gracias. Pues venga, vamos a comprobar si a mí también me pueden servir mis propios escritos en el juicio. Lee un poco del principio, después unos pasajes sobre los peces. Y tú para el agua mientras lee.

concretamente el primer estásimo del Edipo en Colono (vv. 668-673); Pseudo Luciano, Los longevos 24; San Jerónimo, Cartas 52.3. La introducción de Sófocles por medio de su relación con Eurípides deja bien patente, por otra parte, hasta qué punto apreció y glorificó a este último, por encima de otro cualquiera, la posteridad. Sobre el uso mágico de esta anécdota cf. McCreight 2004. 213 Famoso trágico ateniense, nació en la década de 490 a. C. y murió poco después de Eurípides. Su dedicación a la tragedia fue tan completa como dilatada; además, participó activamente en la vida política y militar de su ciudad. Escribió más de ciento veinte obras y obtuvo la victoria por lo menos en veinte ocasiones, pero solo se han conservado siete obras enteras: Edipo rey, Antígona, Traquinias, Áyax, Electra, Filoctetes y la que se cita a continuación, Edipo en Colono. Esta, que consiguió una victoria póstuma, presenta a Edipo exiliado, ciego y conducido por Antígona en el Ática: mientras se desata la lucha de sus dos hijos por el poder en Tebas, él muere allí y su tumba, que solo conocerá el rey Teseo, dará protección a Atenas. 214 Eurípides nació en Atenas en la década de 480 a. C. y murió en 407-408. Escribió unos noventa dramas, de los que han sobrevivido enteros diecinueve —uno de ellos de autoría dudosa—, entre los que figuran las tragedias Alcestis, Medea, Hipólito, Bacantes, Troyanas, Hécuba o Andrómaca. Aunque en su momento no tuvo tanto éxito como otros dramaturgos, fue el más influyente para la posteridad, especialmente en la literatura latina. 215 Cf. Floridas 9.8 y nota.

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Audisti, Maxime, quorum pleraque scilicet legeras apud antiquos philosophorum. et memento de solis piscibus haec uolumina a me conscripta, qui eorum coitu progignantur, qui ex limo coalescant, quotiens et quid anni cuiusque eorum generis feminae subent, mares suriant, quibus membris et causis discrerit natura uiuiparos eorum et ouiparos —ita enim Latine appello quae Graeci ζῳοτόκα et ᾠοτόκα— et ne operose animalium genitum pergam, deinde de differentia et uictu et membris et aetatibus ceterisque plurimis scitu quidem necessariis, sed in iudicio alienis. Pauca etiam de Latinis scribtis meis ad eandem peritiam pertinentibus legi iubebo, in quibus animaduertes cum res cognitu raras, tum nomina etiam Romanis inusitata et in hodiernum quod sciam infecta, ea tamen nomina labore meo et studio ita de Graecis prouenire, ut tamen Latina moneta percussa sint. uel dicant nobis, Aemiliane, patroni tui ubi legerint Latine haec pronuntiata uocabula. de solis aquatilibus dicam nec cetera animalia nisi in communibus differentis attingam. ausculta igitur quae dicam. iam me clamabis magica nomina

1 philosophorum] s in r inter scribend. corr. F 1 • 2 subent F Phil. : subentant F 1ϕA princ. et fort. U subertant (e in ras.) in marg. subuertant U 2 subant Ald. • 3 ζῳοτόκα et ᾠοτόκα Vahlen : ZωTOkα | Єİ ωC TOkα F ζῳοτόκα καὶ ᾠοτόκα ς • 4 operose Phil. : perose F ϕAU princ. Ald.; def. Hildebrand «moleste, odiose» interpret. per omnes Casaubonus per omnia (et postea genita) Colvius • animalium] aquatilium Jahn • genitum Bosscha : genita F ϕAU princ. genitus Casaubonus genituras Jahn genitura M1 genera Ellis praeeunte Florido • pergam] Cic. Att. III 15.5 cft. Helm : peragam dubitanter Ellis • 5 ad eandem U princ. : adeandem F (et in marg. iterauit) ϕA • res Bosscha : me F ϕAU me Helm coll. 40.9 in eis princ. me Brakman Helm2 • raras F ϕA : rara U princ. • pro me cognitu raras leg. meas coniecturas Chodaczek 1929, pp. 291-293 • tamen post ea del. Krüger • ut tamen] cf. Helm 1904, p. 582 ut tanquam Pricaeus • 6 cetera animalia] ceteras animalis seruato postea differentes Bosscha • differentis Helm (1904, p. 570) praeeunte Casaubono (-ntiis) : differentes F ϕAU princ. -ntia Novák

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APOLOGÍA

Has oído, Máximo, unas enseñanzas que en su mayor parte habías leído sin duda en las obras de los filósofos antiguos. Y recuerda que estos libros que escribí tratan únicamente de los peces, de aquellos que se reproducen mediante el coito, de los que se forman de barro216, de las veces y los momentos del año en que están receptivas las hembras de cada especie y entran en celo los machos, con qué rasgos anatómicos y por qué causas ha distinguido la naturaleza a los vivíparos y los ovíparos —así es, en efecto, como llamo en latín lo que en griego se dice zoótocos y oótocos 217— y a continuación, para no extenderme prolijamente con la generación de los animales, de sus características y de su forma de vida y de su anatomía y del tiempo que viven y de todas las demás cuestiones que es necesario saber, desde luego, pero que en un juicio resultan improcedentes. Voy a pedir igualmente que se lean algunos pasajes de obras mías en latín que tratan de estas mismas materias, en los que advertirás tanto datos no muy conocidos como nombres extraños también en latín y, que yo sepa, no acuñados hasta el día de hoy; estos nombres, por cierto, los ha extraído del griego mi propio trabajo y empeño, pero de tal forma que es como si fueran monedas reselladas en latín. O si no, que nos digan tus abogados, Emiliano, dónde han encontrado usadas en latín estas palabras. Me voy a referir únicamente a las criaturas acuáticas y no voy a tratar de los demás animales más que en cuanto a las características que comparten con estas. Escucha, pues, lo que voy a decir. Ya mismo empezarás a gritar que estoy pasando revista a nombres mágicos de un ceremonial egipcio o babilónico218:

216 Aristóteles, Historia de los animales V 539a 22-4.; Generación de los animales III 762a 10-30; 762b 28. 217 Aristóteles, Historia de los animales V 539a 12-14. 218 Es decir, un conjuro mágico, tradicionalmente realizado por adivinos que tenían o pretendían tener orígenes exóticos, especialmente egipcios o mesopotámicos, cf. e.g. Floridas 15.15-16; Metamorfosis II 12-13; Abt 1908, pp. 152-154; Luck 1995, p. 61. Naturalmente la palabrería ininteligible (ἄσημα ὀνόματα) en otra lengua —griego en papiros demóticos, por ejemplo (Griffith - Thompson 1904, e.g. pp. 41-42, 108)— o, más frecuentemente, en ninguna —el famoso «abracadabra», cf. Önnefors 1993, pp. 162-166, y los papiros mágicos griegos (Calvo - Sánchez Romero 1987 passim)— era

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Aegyptio uel Babylonico ritu percensere: σελάχεια, μαλάκεια, μαλακόστρακα, χονδράκανθα, ὀστρακόδερμα, καρχαρόδοντα, ἀμφίβια, λεπιδωτά, φολιδωτά, δερμόπτερα, στεγανόποδα, μονήρη, συναγελαστικά— possum etiam pergere; sed non est operae in istis diem terere, ut sit mihi tempus adgredi ad cetera. haec interim quae dixi pauca recita Latine a me enuntiata.— Vtrum igitur putas philosopho non secundum Cynicam temeritatem rudi et indocto, sed qui se Platonicae scolae meminerit, utrum ei putas turpe scire ista an nescire, neglegere an curare, nosse quanta sit etiam in istis prouidentiae ratio an diis immortalibus matri et patri credere? Q. Ennius hedyphagetica [a] uersibus scribsit; innumerabilia genera piscium enumerat quae scilicet curiose cognorat. paucos uersus memini; eos dicam:

7 Aegyptio uel Babylonico] egyp- u. ba- princ. e˛gyptio uel babil- F ϕAU • 8 σελάχεια… συναγελαστικά] cαλυχЄCα μαλαkε ια μαλαkocTpαkα | χoNdpα kαNΘα ocTpαkOdεpμα kαpχαpΟ | doNTα αMϕι Bια >επιdαTα ϕολιαωτα | dεpμοπΤεpα. πЄCαNOπodα μoNhph. cyNα | ΓελαcΤιkα F cf. Arist. frag. (Rose 1886, p. 216-7) • μαλάκεια] cf. Oppian. Halieut. 1.638 : μαλάκια Rose • στεγανόποδα Rose : πεζά, νέποδα Gronovius 1 Vtrum M1V5 ς princ. Ald. Phil. : uerum F ϕAUV1L1L2 L3 • Cynicam] cyn- U (s.l. man. recent. caninam add.) princ. : cin- FϕA • suppl. ς princ. Ald. Phil. • 2 hedyphagetica Elmenhorst; Met. I 12.4; II 21.2; 32.7; III 19.2 (s pro y) cft. Helm : he d˜s (i.e. deus) phagitica F ϕAU hedes phagitica princ. hedyphageticis Scriverius φαγιτικά Ald. Phil. • [a] del. Scriverius. de corruptela cf. Helm, praef. ad Fl. p. XLVIII quae ς princ. Ald. Phil. qui Bosscha CC Rossbach • ante innumerabilia add. Jahn • cognorat F 1 (punctis del. ue et ·l· in marg. add.) ϕAU princ. : cognouerat F

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APOLOGÍA

selacios, malacios, malacostráceos, condracantos, ostracodermos, carcarodontos, anfibios, lepidotos, folidotos, dermópteros, esteganópodos, moneros, sinagelásticos219. Podría seguir todavía, pero no es cuestión de malgastar todo el día en esto, para que me quede tiempo de tratar el resto. Entretanto recita estos pocos nombres que he dicho antes en la forma latina que yo les he impuesto. ¿Crees, por tanto, que a un filósofo, no uno zafio e ignorante como los que profesan la desvergüenza de los cínicos, sino uno que tiene bien presente que pertenece a la escuela de Platón220, crees, entonces, que a este le resulta deshonroso conocer estas ideas o, más bien, desconocerlas, ignorarlas u ocuparse de ellas, reconocer qué importancia tiene la providencia incluso en estas cuestiones o fiar en el padre y la madre cuanto se refiere a los dioses inmortales? Quinto Ennio escribió su Gastronomía en verso221. Nombra innumerables tipos de peces, que conocía, evidentemente, con todo detalle. Recuerdo unos cuantos versos; los voy a recitar: típica, tanto en la Antigüedad como en la Edad Media y actualmente, de todo ritual, cf. Abt ibídem. Se encuentra además constantemente en hallazgos arqueológicos, e.g. Gordon - Joly - Van Andringa 2010. 219 Términos aristotélicos de animales, especialmente marinos: se trata respectivamente de peces cartilaginosos, moluscos sin concha, moluscos con concha blanda (crustáceos, cf. Aristóteles, Historia de los animales IV 525a 30-40), peces con esqueleto cartilaginoso (III 517a 1-5), moluscos de concha dura (IV 523b 9-12), peces con dientes cortantes (II 501a 22), criaturas anfibias, animales con escamas (II 505a 23-5), reptiles provistos de escamas (I 490b 22-3; II 508a 11-2), animales con alas de piel (i. e. murciélagos, cf. ibídem I 487b 22-3), animales con membranas entre los dedos (palmípedos), criaturas solitarias y gregarias. 220 Evidentemente, no se refiere estrictamente al platonismo, sino que, como queda patente por los tres capítulos anteriores, incluye a la escuela peripatética. Por otra parte, resulta llamativo y paradójico que se contraponga esta a los cínicos, a los que ha dedicado en otros pasajes tantos elogios, cf. 9.10; 22.2-8; Floridas 14 y 22. Es posible que se refiera a algunos contemporáneos que solo tenían de filósofos la apariencia (Fl. 9.9). En todo caso, Apuleyo admira sinceramente la sabiduría y la coherencia vital de los cínicos clásicos, como Crates, pero en su vida se muestra mucho más acorde con las convenciones sociales —véase, por ejemplo, la opinión que de él manifiesta san Agustín (n. 63 de la introducción)—, que los filósofos de esta escuela se complacían en despreciar (Goulet-Cazé 2010): quizá radique ahí el origen de esta actitud ambigua. 221 Sobre Ennio véase la nota a 13.1. La Gastronomía (Hedyphagetica), conocida únicamente por esta cita, es una traducción de una obra griega, la Γαστρονομία o

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Omnibus ut Clipea praestat mustela marina, mures sunt Aeni, aspra ostrea plurima Abydi. Mytilenae est pecten Caradrumque apud Ambraciai. Brundisii sargus bonus est; hunc, magnus si erit, sume. apriculum piscem scito primum esse Tarenti; Surrenti elopem fac emas, glaucumque aput Cumas. quid scarum praeterii cerebrum Iouis paene supremi —Nestoris ad patriam hic capitur magnusque bonusque—,

3 Omnibus... quoque echini] cf. Vahlen, Eniannae poes. rel.2 p. 218; Athen. Deipnos. 3.92 • ut] at Turnebus sub T. Birt (De halieuticis Ovidio poetae falso adscriptis, Berolini 1878, p. 126) • Clipea] clipea F ϕU princ. (clipp- A) abl. def. Casaubonus coll. Plaut. Asin. 499; Merc. 940, cf. et ThLL s.u. «1 praesto» 907.8-11 et Courtney ad loc. 1993, p. 22 : Clypeae Turnebus ad Clupeam Vahlen1 • sunt] sic Luc. Müller • Aeni aspra ς de aspra cf. Verg. A. II 379 : aenias pera F 1 (i s.l. add.) AU aenas pera F aeni¦aspera ϕ teni aspera princ. Oeni asp- Ald. Phil. Aeni super Baehrens A. sparsa L. Müller A. asperaque Berck A., ast aspra Turnebus • Abydi ς : abidimus F (abidi¦mus F x) ϕU abitimus A abidi. Mus princ. Abydi. / Mus Ald. Phil. • Mytilenae est ς : mitylus et Scaliger mitilene˛ est FϕAU princ. est Mitylenae Columna • pecten Fϕ1A1U princ. (-tê) : pecte ϕA • Caradrumque apud Ambraciai] charadrumque apud Ambraciai [finis] Salmasius (Plinianae exercitationes, 1629, p. 1128) : caradrum | que˛ apud umbracie˛ finis F (idem ϕAU princ., sed ambracie ϕ2 —a supra u add.— umbrazie A et umbratie U) Charadrumque apud Ambraciae sus Helm coll. Ath. VII 326df; Ov. halieut. 132 crebrum finisque apud Ambraciai (post ...mus; Mitilenae / est pecten) Baehrens aperque apud Ambraciae amnem Columna Charadrique apud Ambraciai finis Butler caprosque apud Ambraciensis Casaubonus et apud Charadram Ambraciamque Vahlen 1 coll. Polyb. XXI 26.7 et Arattum (uel Arattumque) apud Ambraciae finis (uel flos) Berck apud Ambracien flos Sauppe charadrusque apud Ambraciai / finis; (et Brundisio sargust;) L. Müller praeeunte Scaligero (charadrusque); pro Charadrumque leg. carabusque Colvius caradrumque (scil. piscem) Vahlen 2; pro Ambraciae finis scr. Ambraciotas Heinsius Ambraci’ finis uir doctus quidam (Oud. p. 487), cf. Courtney 1993, p. 23 • magnus si erit, sume. / apriculum piscem] cf. Courtney 1993, p. 23 magnus erit si, / sume; ast apriculum Columna magnus erit si / sume. apriculum piscem Pithoeus • 5 Tarenti] tarenti F 2 (punct. g del.) U princ. : targenti F ϕ1 (tarrg- ϕ) A • Surrenti] surrentia F ϕ (sed -ti¦a dist. ϕ1)AU Surrenti et postea aelopem princ. Surrenti tu Baehrens Surrenti autem Lindsay Surrenti Leo, Plautinische Forschungen p. 227 • elopem fac emas, glaucumque aput Cumas] fac emas glaucum, et Cumas apud. at quid Turnebus praeeunte Wowerio fac emas elopem glaucumque apud Cumas (uel ἀπὸ Κύμης) Bergk elopem fac emas, glaucum face Cumis Baehrens e. f. e. glaucum ad Cumas. Quid Bosscha e. f. e. glaucum prope Cumas L. Müller • scarum] scarus dubitanter Bergk • cerebrum ϕ2AU princ. : celebrum F ϕ • supremi ϕU princ. : suppremi FA

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APOLOGÍA

De la misma forma que destaca entre todos la comadreja de [mar de Clipea222; hay mejillones en Eno223 y muchas ostras rugosas en Abido224, la vieira se da en Mitilene225 y en Cáradro226 de Ambracia. El sargo es bueno en Bríndisi227; tómalo si es grande. Sabe que el mejor pez jabato es el de Tarento228. En Sorrento compra el esturión229, y el pez gris en Cumas. ¿Cómo pude pasar por alto el escaro, que es casi el cerebro [del soberano Júpiter230 —junto a la patria de Néstor231 los capturan grandes y buenos—,

Ἡδυπάθεια de Arquéstrato de Gela (siglo IV a. C.), de la que, a su vez, solo se conocen los fragmentos citados en Ateneo, Banquete de los eruditos. Entre estos se encuentran algunos de los textos en los que se basó el poeta romano: así, a 3.44 [92d] corresponden los versos 2-3; a 7.57 [300e], el 6; a 7.113 [320a], el 7; a 7.107 [318f], el 10. Los versos son hexámetros dactílicos con ciertas particularidades, como anapestos al comienzo del 6 y el 7, hiatos o un verso hipermétrico (4), cf. Courtney 1993, p. 25. Sobre Arquéstrato véase Olson - Sens 2000, este poema concretamente en pp. 241-245; además, cf. Kruschwitz 1998; Schade 1998; Martos 2006, pp. 517-519. 222 Ciudad de África, cf. Livio VII 29.7. La comadreja marina corresponde al griego γαλέη (o γαλῆ), a la que se le atribuían virtudes mágicas (Claudio Eliano, Naturaleza de los animales XV 11), posiblemente de la familia del bacalao (Gadidae), cf. Olson - Sens 2000, p. 243. 223 Ciudad de Tracia. 224 Ciudad de la Tróade; sus ostras son famosas, cf. Virgilio, Geórgicas I 207. 225 Capital de la isla de Lesbos, en el Egeo. 226 Posiblemente la ciudad de Ambracia, cf. Polibio XXI 26.7 y Courtney 1993, p. 23, aunque se han propuesto otras identificaciones e incluso se ha pensado que es un nombre de pez. 227 Importante puerto del sur de Italia en la costa del Adriático. 228 Ciudad del sur de Italia en el golfo homónimo. El pez no está identificado (Olson - Sens 2000, p. 79), puede que pertenezca a los Zeiformes, quizá el Capros aper (verraco). 229 La identificación es insegura; tampoco hay certeza sobre el siguiente, quizá un selacio, cf. Ateneo, Banquete de los eruditos VII 295c (Olson - Sens 2000, pp. 61-62, 94). 230 Expresión proverbial para indicar una exquisitez; proviene del griego, cf. Otto 1890, s.v. Iuppiter 4, p. 179; Courtney 1993, p. 23. 231 Pilos, en el Peloponeso.

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melanurum, turdum, merulamque umbramque marinam. polypus Corcyrae, caluaria pinguia acarnae purpura, muriculi, mures, dulces quoque echini. 4

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alios etiam multis uersibus decorauit, et ubi gentium quisque eorum, qualiter assus aut iurulentus optime sapiat, nec tamen ab eruditis reprehenditur, ne ego reprehendar, qui res pau|cissimis cognitas Graece et Latine propriis et elegantibus uocabulis conscribo. Cum hoc satis dixi, tum aliud accipe. quid enim tandem, si medicinae neque instudiosus neque imperitus quaepiam remedia ex piscibus quaero? ut sane sunt plurima cum in aliis omnibus rebus eodem naturae munere interspersa atque interseminata, tum etiam nonnulla in piscibus. an remedia nosse et ea conquirere magi potius esse quam medici, quam denique philosophi putas, qui illis non ad quaestum, sed ad suppetias usurust? ueteres quidem medici etiam carmina remedia uulnerum norant, ut omnis uetustatis certissimus auctor Homerus docet, qui facit Vlixi de uulnere sanguinem profluentem sisti cantamine. nihil enim quod salutis ferendae gratia fit criminosum est.

melanurum turdum merulamque] quid merulam turdum melanurum Bergk tum turdum merulam melanurum Schrader alburnum turdum merulamque (uel melanurum) Ritschl • umbramque ϕ2 (In punctis del. et m post a add.; que s.l. iterauit ϕ3) princ. : umbra Inque F ϕ umbram inque AU et, ut uid., F 2 (m supra In add. man. recentiss.) • post marinam aliquot uersus intercidisse putat Krüger • polypus princ.] polipus FϕAU • Corcyrae] corcire˛ F (-re ϕAU princ.) : Corcyraest Bergk • acarnae Vahlen praeeunte Salmasio (acarne) coll. Lucil. 50 M.; cf. et ThLL s.u. «acharne» (I 386.80 - 387.9) : carne F ϕAU princ. acharnae Butler - Owen Atarnae Turnebus • purpura ς princ. Ald. Phil. : purpuram FϕAU • muriculi Turnebus : marri- F ϕAU princ. Mari- Ald. Phil. matri- edd. Iunt. I, Basil. II • mures] murex Casaubonus • 4 multis] multos Pricaeus • iurulentus Traube cf. Met. II 7.2; IV 22.3; praef. ad Fl. p. XLVI : iusulentus F ϕA (iussu- A2U princ.) • sapiat F 2 (a alt. eff.) ϕAU princ. et fort. iam F 1 • eruditis F 1 (t ex s inter scribend. corr.) ϕAU princ. : erudis- F • F 113r 1 dixi tum] dixerim Rohde • 2 natur(a)e munere ϕxU princ. : natura emunere F ϕA • 3 esse M1V5 T δς princ. Ald. Phil. : est F ϕAUV1L1L2 L3 • philosophi putas, qui... usurust?] philosophi putas qui... usura est? dubitanter Helm • putas in parenthesi dubitanter Helm • qui] cui Hildebrand • usurust Purser : usura est F ϕAUL1L2 L3 usurus est M1V5 princ.

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APOLOGÍA

la oblada, el tordo de mar y el budión y la corvina232? El pulpo en Corcira233, las jugosas cabezas de lubina, la púrpura, el múrice, los mejillones, también los delicados erizos. También celebró otros en muchos versos y dijo en qué región vivía cada uno y si sabía mejor a la plancha o guisado, y, sin embargo, no le reprenden por ello los sabios: pues que no me reprendan tampoco a mí, que pongo por escrito en griego y latín, con los vocablos más exactos y elegantes, conocimientos que alcanzan muy pocos hombres. Y aunque ya he dicho bastante, escucha también esto otro: ¿qué importancia tiene, en definitiva, si yo, hombre ni ignorante ni inexperto en medicina234, ando buscando algún tipo de remedio en los peces? Puesto que de la misma forma que es evidente que, por un mismo don natural, hay muchas sustancias dispersas y diseminadas en todas las demás criaturas, también puede haber alguna en los peces. ¿O es que crees que conocer los remedios y tratar de hallarlos es más propio de un mago que de un médico, más incluso que de un filósofo, que los va a emplear no para lucrarse, sino para ayudar a otros? Los antiguos médicos sabían que los encantamientos podían ser incluso remedios para las heridas, tal como atestigua el autor más fiable de toda la antigüedad, Homero, que hace que la sangre que mana de la herida de Ulises se detenga por medio de un ensalmo235. Porque, en definitiva, nada que se haga para devolver la salud a alguien puede ser considerado un crimen.

232 Es muy posible que se trate de Oblada melanura, Labrus uiridis, Labrus merula y Umbra marina (u otra especie de la familia Sciaenidae), respectivamente, cf. Olson - Sens 2000, pp. 244-245. 233 La isla de Corfú. 234 Entre las obras perdidas de Apuleyo se encontraba al menos una sobre medicina (Martos 2003, I, p. XXXIV), práctica, por otra parte, que en aquellos tiempos estaba muy cerca no solo de las demás ciencias naturales, sino también de la filosofía o de las habilidades de un sofista, cf. Harrison 2000, p. 69 y nota siguiente. 235 Homero, Odisea XIX 456-8. En general, en la Antigüedad las fronteras entre la magia y la medicina distaban de estar claras, cf. e.g. Eitrem 1941, pp. 40-41, y, sobre fórmulas mágicas usadas en medicina, Önnefors 1993.

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‘At enim’ inquit ‘piscem cui rei nisi malae proscidisti, quem tibi Themison seruus attulit?’ quasi uero non paulo prius dixerim me de particulis omnium animalium, de situ earum deque numero deque causa conscribere ac libros ἀνατομῶν Aristoteli et explorare studio et augere. atque adeo summe miror quod unum a me pisciculum inspectum sciatis, cum iam plurimos, ubicumque locorum oblati sunt, aeque inspexerim, praesertim quod nihil ego clanculo sed omnia in propatulo ago, ut quiuis uel extrarius arbiter adsistat, more hoc et instituto magistrorum meorum, qui aiunt hominem liberum et magnificum debere, si queat, in primori fronte animum gestare. hunc adeo pisciculum, quem uos leporem marinum nominatis, plurimis qui aderant ostendi; necdum etiam decerno quid uocent, nisi quaeram sane accuratius, quod nec apud ueteres philosophos proprietatem eius

5 inquit ϕU princ. : inquid FA • Themison seruus Lipsius : themis conseruus F ϕAU Thenus conseruus princ. Ald. Phil. • deque bis M1V5 ς princ. Ald. Phil. : denique bis F ϕAU • libros F xϕAUV1L1L2 L3 princ. : liberos C et fort. iam F • ἀνατομῶν] ἀΝα ΤΟΜῶν F 2 αΝα ΤΟΜων F • 6 adeo summe miror Salmasius : adeorum me m. F ϕA (ad eorum me m. U) adeo me m. ϕx (rum punctis del.) admiror princ. • sciatis] dicatis Koch • locorum AUM1V1L1L3 princ.; cf. 42.7 : locarum FC ϕL2 • 7 ut ante quiuis ς cf. 34.5 : at F ϕAU princ. Ald. Phil. • debere] decere Krüger • queat] quo eat Helm qua eat Van der Vliet • 9 uocent] uocem Colvius

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APOLOGÍA

«Pero entonces —añadiste—, con qué propósito, si no era malo, diseccionaste el pez que te llevó tu esclavo Temisón?». Como si no hubiera dicho poco antes que había escrito tratados sobre las partes de todos los animales, el sitio en el que estas se encuentran y su número y su función y que, además, había estudiado con toda atención y había completado los libros de anatomía de Aristóteles236. Y por eso me causa gran admiración que sepáis únicamente que he estudiado un pececito cuando ya he estudiado igualmente muchísimos otros en cualquier lugar en los que he tenido la oportunidad, sobre todo porque no he hecho yo nunca nada a escondidas, sino siempre públicamente y de tal forma que cualquiera, hasta un extranjero, podía haber asistido como testigo. Sigo en esto la costumbre y la norma de mis maestros, que afirman que el hombre libre y magnánimo debe, siempre que pueda, reflejar su alma en el rostro237. Por eso les mostré a todos los que estaban presentes ese pececito que vosotros llamáis liebre de mar. Y todavía no acabo de tener claro cómo se llama hasta que no lo estudie cuidadosamente, porque tampoco encuentro entre los autores antiguos una propiedad de este pez por más que sea la

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La obra perdida ya aludida en 36.5: véase nota. El convencimiento de que el aspecto de una persona, especialmente el rostro, refleja el carácter estaba ampliamente difundido en la Antigüedad y el estudio de las relaciones entre las características físicas y las morales, la fisiognómica, era muy importante para médicos, filósofos y literatos (Evans 1941 —sobre Apuleyo, pp. 103104—; Megow 1963; Parsons 2011, pp. 17-37). Los orígenes de esta ciencia se hacían remontar a Pitágoras y entre los tratados que han llegado hasta la actualidad está uno atribuido a Aristóteles. Se aplicaban especialmente los conocimientos fisiognómicos en las escuelas de retórica, porque estos podían constituirse en un arma excelente tanto para desacreditar a un adversario como para la defensa de alguien. Apuleyo, al que incluso se le ha atribuido falsamente una obra sobre fisiognomía, lo manifiesta en su obra, cf. e.g. 4.6-9; 15; 16.7-8; 59.3-8; Metamorfosis I 6.1-3, 19.1-3, 20.2, 23.3; II 2.8-9 —otros ejemplos de este tipo de ‘retratos’ en GCA 2001, p. 75—; X 2.5-8, 10.1-2 o toda la descripción de Marsias en Floridas 3.6-8. Véase también Jerónimo, Cartas 54.13.2: facies speculum mentis est («la cara es el espejo de la mente»); Cicerón, El orador 60, Sobre el orador III 221; Contra Pisón 1; Ovidio, Pónticas III 4.27. En este caso lo que se pretende mostrar es la sinceridad de sentimientos que se manifiesta en el gesto, como en Ennio frag. trag. 12 Vahlen (Aulo Gelio XIX 8.6); Cicerón, En defensa de Plancio 34 (Otto 1890, s.v. frons 1, p. 147; Opeku 1979). 237

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piscis reperio, quanquam sit omnium rarissima et hercule memoranda; quippe solus ille, quantum sciam, cum sit cetera exossis, duodecim numero ossa ad similitudinem talorum suillorum in uentre eius conexa et catenata sunt. quod Aristoteles numquam profecto omisisset scribto prodere, qui aselli piscis solius omnium in medio aluo corculum situm pro maximo memorauit. ‘Piscem’ inquit ‘proscidisti’. hoc quis ferat philosopho crimen esse, quod lanio uel coquo non fuisset? ‘piscem proscidisti’. quod crudum id accusas? si cocto uentrem rusparer, hepatia suffoderem, ita ut apud te puerulus ille Sicinius Pudens suomet obsonio discit, eam rem non putares accusandam; atqui maius crimen est philosopho comesse piscis quam inspicere. an hariolis licet iocinera rimari, philosopho contemplari non licebit, qui se sciat omnium animalium haruspicem, omnium deum sacerdotem? hoc in me accusas quod ego et Maximus in Aristotele miramur? cuius nisi libros bibliothecis exegeris et studiosorum manibus extorseris, accusare me non potes. sed de hoc paene plura quam debui.

11 Aristoteles... qui... memorauit] cf. Arist. frg. 326 Rose (pp. 236-237) • numquam M1 Goldbacher coll. capens pro cape sis in 92.2 : si umquam F ϕAUV1L2 L3 si umquam V5 ς princ. Ald. Phil. si umquam T 2 proscidisti F 1 inter scribend. proc- in prosc- corr. • rusparer ς Phil. : -ret F ϕAU princ. Ald. • hepatia ς : -petia F ϕU princ. Ald. Phil. -petiam AL1 • obsonio F 2 s.l. ϕ2 ( i s.l. add.) : -sono F ϕAU princ. • accusandam ϕ2 (man. recentiss.) in marg. : accurandam F ϕAU princ. • 3 iocinera UA2 in marg. ς : -nena F ϕA -nora Ald. Phil. iecinera princ.

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más extraña de todas y, por Hércules, memorable. Pues, en efecto, es el único, por lo que sé, que careciendo de huesos en general, tiene conectados y encadenados entre sí en el vientre unos doce huesos que parecen tabas de cerdo238. Algo que Aristóteles con toda seguridad no hubiera dejado de trasmitir en sus escritos, puesto que puso especial énfasis en contar que el pez llamado «asnillo» es el único que tiene un corazoncito situado en medio del vientre239. «Diseccionaste el pez», has dicho. ¿Quién puede consentir que sea un crimen para un filósofo cuando no lo ha sido nunca en el caso de un pescadero o un cocinero? «Diseccionaste el pez»: ¿me acusas porque estaba crudo? Si le hubiera escudriñado las tripas a uno cocido, le hubiera abierto el hígado tal como ha aprendido a hacer en tu casa ese muchachito, Sicinio Pudente240, con sus propios manjares, entonces no considerarías que es un asunto por el que acusarme: pues, por el contrario, es mayor crimen para un filósofo comerse un pescado que inspeccionarlo. ¿O se les permite a los adivinos examinar hígados y no se le va a permitir a un filósofo, que es consciente de ser arúspice de todo tipo de animales, sacerdote de todos los dioses? ¿Me acusas de algo que Máximo y yo mismo leemos con admiración en Aristóteles? Si no sacas los libros de este de las bibliotecas241 y no los arrancas de las manos de los estudiosos, no puedes acusarme. Pero ya he hablado de este tema casi más de lo debido.

238

Sobre la veracidad de este detalle véase Butler - Owen 1914, p. 98. El nombre griego del pez es ὄνος, identificado generalmente con la merluza, aunque es discutible (Butler - Owen 1914, p. 99). Esta característica está tomada de una obra perdida de Aristóteles, περὶ ζωικῶν (frag. 326 Rose; 225 y 281 Gigon), citada a su vez por Ateneo, Banquete de los eruditos VII 315e; véase también Claudio Eliano, Naturaleza de los animales V 20; VI 30. 240 En 98.6-7 se insistirá en la vida de disipación que lleva el hijastro de Apuleyo en casa de Emiliano. 241 Existen numerosos testimonios de la existencia de bibliotecas públicas en Roma y la mitad oriental del imperio (sobre la occidental, cf. Floridas 18.8 y nota), véase Casson 2001. 239

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Nunc praeterea uide quam ipsi sese reuincant; aiunt mulierem magicis artibus, marinis illecebris a me petitam eo in tempore, quo me non negabunt in Gaetuliae mediterranis montibus fuisse, ubi pisces per Deucalionis diluuia repperientur. quod ego gratulor nescire istos legisse me Theophrasti quoque περὶ δακέτων καὶ βλητικῶν et Nicandri θηριακά; ceterum me etiam ueneficii reum postularent; ut quidem hoc negotium ex lectione et aemulatione Aristoteli nactus sum, nonnihil et Platone meo adhortante, qui ait eum, qui ista uestiget, ἀμεταμέλητον παιδιὰν ἐν βίῳ παίζειν. Nunc quoniam pisces horum satis patuerunt, accipe aliud pari quidem stultitia, sed multo tanta uanius et nequius excogitatum. scierunt et ipsi argumentum piscarium futile et nihil futurum, praeterea nouitatem eius ridiculam —quis enim fando audiuit ad magica maleficia disquamari et exdorsari piscis solere?— potius aliquid de rebus peruulgatioribus et iam creditis fingendum esse. igitur ad praescriptum opinionis et famae confinxere puerum quempiam carmine cantatum |

5 Nunc AUL1M1V5 ς princ. Ald. Phil. : num FϕV1L2 L3 • ipsi F 1ϕAU princ. : issi F • negabunt F x (u s.l. add.) ϕAU princ. : -bant F • mediterranis F ϕA (medi terranı˜s U) cf. ThLL s.u. «mediterraneus» VIII 573.26-7 : -neis L1M1V5 ς princ. Ald. Phil. • repperientur F ϕ (sed -epe-) AU : -riantur V5 ς princ. Ald. Phil. -riebantur uir doctus (Oud. p. 494) -rirentur Kronenberg ante repperiantur add. Ellis; ibidem Van der Vliet qui et post pro per scr. (super dubitanter Ellis, sed cf. Helm 1904, p. 571); de clausulis e.g. 33.3 uel 54.4 cft. Helm • 6 ceterum (ex 41.6) ante quod add. Van der Vliet • Theophrasti] cf. Sharples 1995 ad loc. t. 360 (p. 68) • περὶ δακέτων καὶ] πЄpι dαkЄΤωΝ kαι F • βλητικῶν ς : BαhΤωΝ F de βλητῶν cf. Ael. N.A. 3.32; Schol. in Nicandr. Ther. 760 et 764 • θηριακά] Θhpιαkα F • ueneficii reum postularent Bosscha praeeuntibus Fulvio (ueneficii) et adnotat. in marg. editionis Phil. (reum post postul.) : beneficiis eum p. F ϕ (beneficiis p. eum AU princ. Ald. Phil.) • 7 ut quidem F ϕAU 2 in marg. V1L2 L3 princ. : ut quod UL1 ut qui V5T ς et quidem Beyte at quidem Helm, qui cft. 40.7 et 1904, p. 572 • sum] sim ς • nonnihil] non nihil princ. N nihil et d in marg. F N. nichil ϕ nichil U nihil A • ἀμεταμέλητον… παίζειν] αMЄ | Tαμhdh ToN παιdια NЄN Bιω πЄZЄιN F cf. Plat. Tim. 59d et Leg. 685a, Parm. 137b 1 multo tanta] 3.11 cft. Helm : m. tanto AL1V1 ς princ. Ald. Phil. • 2 nihil] nihili ς cf. Helm 1904, p. 571 et Cic. de diu. I 14.24 • ridiculam M1T ς princ. Ald. Phil. : -lum F ϕAU • disquamari... exdorsari] desquamari (T)... exdorsuari (L3) Casaubonus, cf. Plaut. Aul. 398-9; Paul. Fest. 69.28 Lindsay; Non. 17.29 et 95.11M • esse] esset M1 ς princ. Ald. Phil. • 3 cantatum] cf. ThLL s.u. «canto», III 291.21-33 : incantatum Krüger cf. 42.3; 45.8; 46.1; 48.1, 6; 48.11 • F 113v

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APOLOGÍA

Observa ahora, además, cómo se incriminan a sí mismos: afirman que yo embauqué a una mujer por medio de artes mágicas y seducciones marinas al mismo tiempo que no van a negar que yo me encontraba en las montañas interiores de Getulia242, en las que se encontrarán peces por el diluvio de Deucalión243. Por eso me alegro de que ignoren estos que he leído también el De las fieras que muerden y que atacan de Teofrasto244 y De las bestias de Nicandro245: también me acusarían además de envenenador. Como que me he dedicado a estas ocupaciones por las enseñanzas y a imitación de Aristóteles, aunque también siguiendo las recomendaciones de mi querido Platón, que afirma que el que se consagra a estas materias «se entrega en su vida a un pasatiempo irreprochable»246. Ahora que ya están suficientemente aclarados los peces de estos, escucha otro asunto igualmente estúpido, pero elucubrado de forma mucho más absurda y malintencionada. Incluso ellos sabían que el argumento de los peces era perfectamente fútil y que no acabaría en nada, aparte de que era tan insólito que parecería ridículo —porque ¿quién ha oído alguna vez que sea costumbre descamar o sacar la raspa a los peces para maleficios mágicos?—, así que era mejor inventar algo relativo a otras materias más corrientes y ya admitidas. Consecuentemente, para estar conformes con los rumores y la fama, idearon que un niño, víctima de mis encantamientos, se había desplo-

242 Sobre Getulia, cf. 24.1 y nota. De las actividades de Apuleyo en la región se han lanzado varias hipótesis: hay quien supone que estaría buscando precisamente peces fósiles (Schwabe en RE II p. 248; Hunink 1997, II, p. 125, n. 2). 243 Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos que se salvaron del diluvio universal, cf. e.g. Ovidio, Metamorfosis I 318-415. 244 Obra perdida, cf. Diógenes Laercio V 43; Fortenbaugh 1992, II, p. 153, frag. 360; Sharples 1995, pp. 67-69. Sobre Teofrasto, véase la nota a 36.3. 245 De Nicandro de Colofón (siglo II a. C.) nos han llegado dos obras completas en verso: la que aquí se menciona (Θηριακά) y que trata fundamentalmente de animales venenosos y Alexipharmaca sobre los antídotos. En esta última se habla, por cierto, del veneno que se extrae de la liebre marina (465-482), un detalle que no parece favorecer mucho al mismo Apuleyo (Hunink 1997, II, p. 125 y n. 3). 246 Cita inexacta de Platón, Timeo 59d.

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remotis arbitris, secreto loco, arula et lucerna et paucis consciis testibus, ubi incantatus sit, corruisse, postea nescientem sui excitatum. nec ultra isti quidem progredi mendacio ausi; enim fabula ut impleretur, addendum etiam illud fuit, puerum eundem multa praesagio praedixisse. quippe hoc emolumentum canticis accipimus, praesagium et diuinationem nec modo uulgi opinione, uerum etiam doctorum uirorum auctoritate hoc miraculum de pueris confirmatur. memini me apud Varronem philosophum uirum accuratissime doctum atque

arula] arcula Pricaeus • nescientem ϕ2 princ. : nesciente F ϕAU • excitatum] excantatum Burmann • 4 post ausi perperam add. ϕ2 s.l. • ante enim add. V5 ς princ. (etenim Ald. Phil.), Pricaeus, Bosscha; sed pro enim M1, sed cf. Helm 1904, pp. 572-573 • 5 praesagium et diuinationem] del. Pricaeus, sed cf. Helm 1904, p. 521 • 6 apud Varronem] cf. August. CD 7.35 • philosophum ϕA (phy-) U princ. : philophum F

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APOLOGÍA

mado en el momento mismo de ser hechizado, lejos del público, en un lugar apartado, con la única presencia de un pequeño altar, una lámpara y unos pocos testigos cómplices, y que después se despertó sin que tuviera conciencia de nada247. Tampoco se atrevieron a proseguir mucho más allá con sus mentiras, porque, para completar el cuento, tenían que haber añadido que aquel niño vaticinó muchos presagios. Los encantamientos, en efecto, producen, por lo que tenemos entendido, este beneficio que consiste en diversos presagios y adivinaciones, cuya milagrosa aparición en niños confirman no solo las creencias del vulgo, sino también la autoridad de los varones más sabios. Recuerdo haber leído en las obras del filósofo Varrón248, hombre enormemente sabio y erudito, entre otras muchas observaciones sobre 247 Comienza una nueva sección que se extenderá hasta el capítulo 52, la del muchacho, un esclavo, como se aclarará después (la palabra puer puede tener en latín ambos significados), que se cae en una ceremonia celebrada por Apuleyo. La defensa se basa, nuevamente, en reducir al absurdo y ridiculizar los argumentos de la acusación sin que en realidad lleguen a desmentirse los hechos. Se trata, en definitiva, de dos casos de epilepsia tratados por el autor; más que ceremonias relacionadas con la adivinación o un examen médico, como se pretende dar a entender, da la impresión de que, a pesar de no ser coherente con la demonología apuleyana (André 2010, p. 335 y n. 13), se ha practicado una especie de exorcismo. Hay que tener presente, una vez más, que la relación entre magia y medicina era muy estrecha. Está bien atestiguado, en todo caso, que se empleaban sobre todo niños y muchachos como médium en cualquier procedimiento de adivinación (capítulo 43 y Abt 1908, pp. 160-165), incluidos los sueños premonitorios entre los cristianos, cf. e.g. San Cipriano de Cartago, Cartas 16.4.1. Sobre esta parte, véase Abt 1908, pp. 158-205; Hijmans 1994, pp. 1764-1765; Hunink 1997, II, pp. 126-127; Harrison 2000, pp. 69-72. 248 Marco Terencio Varrón (116-27 a. C.) participó en política y apoyó el bando pompeyano en la guerra civil. Después de las contiendas, se dedicó por entero a la actividad intelectual y, en más de seiscientos libros, se ocupó de cuestiones muy variadas en las que combinó una enorme cantidad de conocimientos con la originalidad de sus aportaciones: escribió sobre historia, derecho, filosofía o crítica literaria, entre otras; a él se remonta, por ejemplo, la selección que nos ha llegado de las comedias de Plauto y muchos detalles de la vida de otros autores. Solo se conservan, sin embargo, dos obras: una parte de su tratado sobre La lengua latina y la Agricultura (De re rustica). Existen también abundantes fragmentos de sus sátiras menipeas y se conoce el título de otras muchas obras, cf. Cardauns 2001, pp. 85-87. Gozó de una bien merecida fama de erudito, como se refleja aquí y confirma la opinión de Cicerón (San Agustín, La ciudad de Dios VI 2), además de Quintiliano, Instituciones oratorias X 1.95

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eruditum cum alia eiusdem modi, tum hoc etiam legere: Trallibus de euentu Mithridatici belli magica percontatione consultantibus puerum in aqua simulacrum Mercuri contemplantem quae futura erant CLX uersibus cecinisse. itemque Fabium, cum quingentos denarium perdidisset, ad Nigidium consultum uenisse; ab eo pueros carmine instinctos indicauisse ubi locorum defossa esset crumina cum parti eorum,

legere Trallibus ϕ2 princ. : legeret rallibus F (in marg. d) ϕAU • CLX] clx ϕxAU princ. : olx F ϕ • 7 Fabium M1L3 ς princ. Ald. Phil. : fauium F ϕAU • locorum defossa ϕ2AU princ. : locarum defosso F ϕ • parti F et fort. ϕ : parte ϕ2AU princ. partim Brantius coll. Gell. X 13; cf. et 27.1; 56.4

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APOLOGÍA

este tema, también esto: una vez que en Trales estaban consultando por procedimientos mágicos el resultado de la guerra contra Mitrídates, un muchacho cantó en ciento sesenta versos lo que iba a suceder mientras contemplaba en el agua una imagen de Mercurio249. Y también que Fabio, que había perdido quinientos denarios, se presentó ante Nigidio250 para pedirle consejo y que unos muchachos a los que él había inspirado por medio de un encantamiento le indicaron

—uir Romanorum eruditissimus—; Séneca, Cuestiones naturales V 16.3; Aulo Gelio IV 9.1 —Nigidius Figulus, homo... iuxta M. Varronem doctissimus—, hasta Petrarca, Triunfo de la Fama 3.38 (Cardauns, pp. 83-84). La obra que se cita pertenece indudablemente a las perdidas, quizá a Logistoricus Curio (Cardauns p. 71) o bien a Res diuinae (Harrison 2000, p. 69, n. 81). 249 Mitrídates VI (120-63 a. C.), rey del Ponto, en Asia Menor, fue uno de los enemigos más formidables de Roma, contra la que sostuvo tres guerras. En la primera ordenó una de las mayores matanzas de la historia de ciudadanos romanos e itálicos. Finalmente, lo derrotó Pompeyo y, al poco tiempo, se suicidó a espada, porque se había hecho inmune a los venenos. Trales era una localidad de Asia, entre Lidia y Caria, correspondiente a la actual Aydın. El procedimiento de adivinación en una superficie reflectante y especialmente en agua era de los más habituales: véase la nota a 13.5 y, por ejemplo, San Agustín, La ciudad de Dios VII 35; Jámblico, Sobre los misterios egipcios III 14. Es posible que la lámpara proporcionara un punto de luz que observar en el agua. Por otra parte, arula, además del sentido que tiene aquí, puede tener el de «incensario» que se emplea en algunas versiones de la Itala y que concuerda con ceremoniales trasmitidos en papiro (Abt 1908, pp. 174-175; Butler - Owen 1914, p. 101). En todo caso, los utensilios, el ambiente y las circunstancias invitan a pensar en la celebración de un rito mágico. La presencia en la historia de Mercurio, un dios «intermediario entre los cielos y los infiernos» (64.1), compromete toda la historia de la estatuilla que se desarrollará entre los capítulos 61 y 65 y la pretendida inocencia de esta. 250 Nigidio Fígulo, hombre extraordinariamente sabio —véase nota al párrafo anterior— y pitagórico convencido (Cicerón, Timeo 1.1), fue amigo y partidario de Cicerón. No se han conservado sus obras, pero se sabe que escribió sobre historia natural, gramática y los tres libros sobre adivinación que mencionan Aulo Gelio VII 6.10 —de augurio priuato—; XVI 6.12 —de extis—, y Juan Lido, De ostentis 45 —de somniis— (fragmentos 80, 81 y 82 Swoboda 1889; el presente testimonio en p. 136), cf. Mayer 2012. Muestra de su interés por este último tema es que profetizara que Octaviano se convertiría en el amo del mundo (Suetonio, Vida de Augusto 94.5) y su aparición en Lucano, Farsalia I 639-72 vaticinando desastres. A resultas de su actuación política, César lo desterró y murió en el exilio en el 45 a. C., según san Jerónimo (Crónica, año 1972 de Abraham), que lo llama pitagórico y mago (Dickie 2003, pp. 169-172). No se sabe quién es exactamente este Fabio, aunque hay quien lo ha identificado con el cónsul del 45 a. C. Quinto Fabio Máximo.

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ceteri ut forent distributi; unum etiam denarium ex eo numero habere M. Catonem philosophum; quem se a pedisequo in stipe Apollinis accepisse Cato confessus est. Haec et alia apud plerosque de magiis et pueris lego equidem, sed dubius sententiae sum dicamne fieri posse an negem, quamquam Platoni credam inter deos atque homines natura et loco medias quasdam diuorum potestates intersitas easque diuinationes cunctas et magorum miracula gubernare; quin et illud mecum reputo posse animum humanum, praesertim puerilem et simplicem, seu carminum

8 habere M. princ.] habere m F habere F x (eras. m iam prius induct.; d in marg.) ϕx haberem ϕAU • stipe] stipem T Casaubonus 1 magiis et F ϕAUV1L2 L3 princ.; def. Helm : magis (L1V2 δ) et uel magicis ς magiis Ald. Phil. • 2 intersitas ϕ2 (in marg.) UL3M1V5 T ς princ. Ald. Phil. : intersitus F ϕA

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APOLOGÍA

el lugar exacto en el que estaba enterrada la bolsa que contenía parte de las monedas y cómo se había repartido el resto; incluso dijeron que el filósofo Marco Catón tenía uno de aquellos denarios, que, según confesó Catón, había recibido de su esclavo de cámara como ofrenda para Apolo251. Estas y otras historias sobre magos y niños he leído yo en muchos autores, pero no sé si afirmar que pueden suceder o negarlo, aunque seguiré a Platón en la creencia de que entre los dioses y los hombres están situados ciertos poderes divinos, intermedios tanto por su naturaleza como por el lugar que ocupan, y de que estos gobiernan todo tipo de adivinaciones y los milagros de los magos252. Además considero en mi fuero interno que es posible que algunas almas humanas253, especialmente las de los niños y las más sencillas, bien absortas por encantamiento o abstraídas por ciertos olo251 Marco Porcio Catón (95-46 a. C.), llamado «de Útica», por la localidad en la que murió, para distinguirlo de su ilustre bisabuelo, «el Censor» (v. nota a 17.9), fue uno de los más importantes políticos del siglo I a. C. Tomó parte en la guerra civil entre César y Pompeyo a favor de este último y se suicidó al verse vencido. Se le llama filósofo por su pertenencia a la escuela estoica. Es posible que fuera en calidad de quindecimuir sacris faciundis (véase nota a 47.5) por lo que destinara el dinero a Apolo, cf. Plutarco, Catón el Menor 4.1; Livio XXV 12.14; Festo, De uerborum significatu p. 21.8-9 Lindsay. Apuleyo, por otra parte, lo menciona en una obra perdida sobre astronomía al contar que a su esposa, Marcia, cuando se encontraba embarazada, un rayo le hizo perder el niño sin causarle daño alguno a ella (Juan Lido, De ostentis 44; Beaujeu 1973, pp. 179180). 252 Estos poderes divinos son los demonios, que Apuleyo define con mayor precisión en El dios de Sócrates 6 (132-3 O): «Por otra parte, existen ciertas potencias divinas intermedias en el espacio de aire situado entre el más alto éter y lo más bajo de la tierra, a través de las cuales llegan nuestras aspiraciones y nuestros merecimientos hasta ellos [sc. los dioses]. A estos los denominan los griegos con el nombre de demonios». Las referencias se repiten en Floridas 10.3; Sobre Platón y su doctrina I 11 (204-5 O), 12 (206 O); De mundo 25 (343 O) —y Beaujeu 1973, p. 330—, 27 (350-1 O). La cita de Platón se refiere a Banquete 202e. Sobre la demonología apuleyana véase Regen 1971, sobre este pasaje concretamente v. 3-22. No era extraño, por otro lado, que los paganos en general utilizaran el nombre de δαίμων como equivalente a dios (Abt 1908, pp. 179-182). 253 Porque Apuleyo considera que el alma humana, incluso cuando se halla dentro del cuerpo, es una especie de demonio, cf. El dios de Sócrates 15 (150-4 O); Beaujeu 1973, pp. 231-236; Hijmans 1987, pp. 453-454.

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auocamento siue odorum delenimento soporari et ad obliuionem praesentium externari et paulisper remota corporis memoria redigi ac redire ad naturam suam, quae est immortalis scilicet et diuina, atque ita uelut quodam sopore futura rerum praesagare. uerum enimuero, ut ista sese habent, si qua fides hisce rebus impertienda est, debet ille nescio qui puer prouidus, quantum ego audio, et corpore decorus atque integer deligi et animo sollers et ore facundus, ut in eo aut diuina potestas quasi bonis aedibus digne diuersetur, si tamen ea pueri corpore includitur, an ipse animus expergitus cito ad diuinationem suam redigatur, quae ei prompte insita et nulla obliuione saucia et hebes facile resumatur. non enim ex omni ligno, ut Pythagoras dicebat, debet Mercurius exculpi. Quod si ita est, nominate quis ille fuerit puer sanus, incolumis, ingeniosus, decorus quem ego carmine dignatus sim initiare. ceterum Thallus, quem nominastis, medico potius quam mago indiget; est enim miser morbo comitiali ita confectus ut ter an quater die saepe numero

3 quae est] que est F 1 (est, quod omiserat, s.l. add.) ϕAU princ. • uelut ϕ2U princ. (-luti) : uelud F ϕA • 4 ut def. Helm et Beaujeu coll. Soc. 20 (165 O) ] utut Colvius prob. Thomas et Butler - Owen ad loc. • prouidus] probus Stewech • 5 an] aut ϕ2 in marg. T ς princ. Ald. Phil. • diuinationem] diuinam naturam dubitanter Casaubonus • 6 Pythagoras princ.] pythagoras F 1 (i in y inter scribend. corr.) ϕ pytag- A pita- U cf. Iambl. uit. Pythag. 34.245 • 8 ceterum] certe enim Jahn

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APOLOGÍA

res254, caigan en un profundo sueño y salgan de sí mismas hasta tal punto que olvidan sus circunstancias y, perdida poco a poco la conciencia de su cuerpo, sean dirigidas y devueltas a su verdadera naturaleza, que es, por supuesto, inmortal y divina, y que de esta forma, en una especie de sueño, predigan el futuro255. En cualquier caso, sin embargo, si hay que prestarle alguna fe a estas historias, a ese niño profético, sea quien sea, hay que elegirlo, por lo que tengo entendido, por su belleza e integridad corporal256, por el ingenio de su mente y la elocuencia de su boca, de tal forma que en él, como en un buen edificio, se aloje dignamente el poder divino (si es que se encierra este en el cuerpo del niño), o bien sea el alma misma la que, en el momento en el que despierta, vuelve a dirigirse a sus poderes adivinatorios, que, connaturales en ella e indemnes e inmunes al olvido, pueden volver a ponerse a su servicio con toda facilidad. Y es que, como decía Pitágoras, no se debe tallar a Mercurio con cualquier tipo de madera257. Si esto es así, declarad quién fue aquel niño sano, sin defecto, ingenioso, guapo, al que yo he considerado digno de la inspiración de mis encantamientos. Por otro lado, ese Talo al que habéis nombrado está más necesitado de un médico que de un mago, pues está tan enfermo de epilepsia258 que se cae al suelo con una frecuencia de tres 254 Los de las sustancias aromáticas que se queman en los ritos (= ἐπιθύματα), generalmente incienso. Obsérvese, por otra parte, la expresión: «puerilem et simpl icem, seu carminum auocamento siue odorum delenimento soporari... exter nari... red igi ac red ire». 255 Véanse ideas similares en Cicerón, Sobre la adivinación I 51, 63, 115 y Pease 1973, pp. 186, 204-205, 306. 256 Es decir, por su pureza sexual, que era preceptiva en general en muchas ceremonias paganas (Martos 2003, II, p. 212, n. 309) y por la que se utilizaban preferentemente niños impúberes en ritos mágicos, cf. Abt 1908, pp. 184-185; PGM II, pp. 25 [7.545] y, por ejemplo, Horacio, Epodos 5.13. 257 Jámblico, Vida pitagórica 34.245. Véase cómo después (61.7-8) se talla la figura de Mercurio en ébano. 258 En latín morbus comitialis, porque, según Festo, De uerborum significatu 268.135 Lindsay, si atacaba a alguien en el momento de los comicios —elecciones de magistrados (comitia)— quedaban estos automáticamente suspendidos, cf. Temkin 1971, p. 8.

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sine ullis cantaminibus corruat omniaque membra conflictationibus debilitet, facie ulcerosus, fronte et occipitio conquassatus, oculis hebes, naribus hiulcus, pedibus caducus. maximus omnium magus est, quo praesente Thallus diu steterit: ita plerumque morbo ceu somno uergens inclinatur. Eum tamen uos carminibus meis subuersum dixistis, quod forte me coram semel decidit. conserui eius plerique adsunt, quos exhiberi denuntiastis. possunt dicere omnes quid in Thallo despuant, cur nemo audeat cum eo ex eodem catino cenare, eodem poculo bibere. et quid ego de seruis? uos ipsi uidetis; negate Thallum, multo prius quam ego Oeam uenirem, corruere eo morbo solitum, medicis saepe numero ostensum. negant hoc conserui eius, qui sunt in ministerio uestro? omnium rerum conuictum me fatebor, rus adeo iam diu ablegatus est in longinquos agros, ne familiam contaminaret: quod ita factum nec ab illis negari potest. eo nec potuit hodie a nobis exhiberi. nam ut omnis ista accusatio temeraria et repentina fuit, nudius tertius nobis Aemilianus denuntiauit, ut seruos numero quindecim apud te exhiberemus. adsunt XIIII | qui in oppido erant. Thallus solus, ut dixi, quod ferme ad centesimum lapidem longe exul est, is Thallus solus abest, sed misimus qui eum curriculo aduehat.

10 ceu] seu Casaubonus 2 exhiberi ϕ2 (h s.l. add.) A (exhy-) U princ. : exiberi F ϕ • 3 uidetis] si audetis Salmasius prob. Bosscha • 4 negant F ϕAU princ. : negent δ Salmasius • eius qui] eius? qui add. Vallette • post fatebor add. UV5 ς princ. Ald. Phil. : deest in FC ϕAV1L1L2 L3 neque scr. in marg. ϕ2 Hildebrand; om. Zink • rus adeo iam ϕ2 in marg. et Goldbacher : rusa de omnium FC ϕV1L2L3 de omnium consensu U (sed rus pro consensu scr. U x in marg.) rus AL1 rus de omnium consensu Phil. de omnium consensu rus V5 princ. (d. o. consensurus Ald.) rus a tuore omnium Hildebrand r. adeo omnium uisu Krüger r. ab omnium uisu Becker r. a sede (uel a domo et sede) omnium dubitanter Helm (1904, 527) r. a domino Kroll r. ideo omnium (et postea odio pro diu) Ellis, unde odio omnium dubitanter Butler r. ab ore omnium Zink r. adeo [omnium] Novák rus a domo iam Purser • agros F sed a ut uid. scr. F 2 (agros ϕAU princ.) • ita factum nec] cf. 71.3 • 5 numero U (numõ) ς princ. : non F ( ñ cf. Loew 1914, p. 186) C ϕ (nõ) A • 6 F 114r • quod] et quidem ς quidem princ. qui U • exul est Hildebrand : exole˛is F ϕA ex oleis U (aliis U 2 in marg.) exul Oea est, is Butler ex oculis ς princ. exulans Bosscha

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APOLOGÍA

o cuatro veces al día sin necesidad de ningún encantamiento: tiene lastimado por las convulsiones todo el cuerpo, la cara cubierta de llagas, la frente y la nuca, de golpes, la vista corta, las narices abiertas, los pies débiles. El mayor de todos los magos sería aquel que lograra con su presencia que Talo se mantuviera en pie durante mucho tiempo: hasta ese punto está, debido a su enfermedad, casi siempre perdiendo el equilibrio, como si se cayera de sueño. Y en cambio vosotros, por una sola vez que por pura coincidencia se cayó delante de mí, habéis dicho que mis encantamientos lo derribaron. Están aquí presentes muchos esclavos compañeros suyos cuya comparecencia pedisteis. Todos pueden decir qué es lo que tratan de alejar escupiendo ante Talo, por qué ninguno se atreve a cenar con él en la misma escudilla, a beber de la misma copa259. Y además, ¿por qué hablar de los esclavos? Vosotros mismos lo estáis viendo: negad que Talo, mucho antes de que yo llegara a Oea, se caía al suelo continuamente víctima de su enfermedad y que lo habían llevado a muchos médicos. ¿Lo niegan los esclavos, compañeros suyos, que están a vuestro servicio? Confesaría que soy autor de cualquier crimen si no es verdad que está en estos momentos desterrado en el campo, en la finca más lejana para que no contamine a toda la servidumbre. Y que esto es como digo no lo podrían negar ni ellos mismos. Esta es la causa de que no lo pueda presentar hoy aquí, porque como toda esta acusación fue tan precipitada y repentina, hace solo dos días que nos requirió Emiliano para que presentáramos ante ti quince esclavos. Están aquí los catorce que se encontraban en la ciudad. Talo es el único, como ya he dicho, que está relegado a casi cien millas. El único que falta es Talo, pero con todo ya he mandado quien lo traiga a toda prisa. 259 Se consideraba en la Antigüedad que la saliva podía tener efectos curativos y que escupir ante una enfermedad evitaba el posible contagio. En el caso de la epilepsia (Plinio, Historia natural XXVIII 35), como ante los locos o cualquier signo de mal agüero, se trata más bien de un gesto apotropaico, cf. Plauto, Cautivos 547-58 (Nicolson 1897, pp. 30-32). Por otra parte, según una idea muy extendida en la Antigüedad, la epilepsia podía contagiarse y se evitaba el contacto con el enfermo, particularmente durante los ataques, cf. Temkin 1971, pp. 9-12.

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interroga, Maxime, XIIII seruos, quos exhibemus, Thallus puer ubi sit et quam salue agat, interroga seruos accusatorum meorum. non negabunt turpissimum puerum corpore putri et morbido, caducum, barbarum, rusticanum. bellum uero puerum elegistis, quem quis sacrificio adhibeat, cuius caput contingat, quem puro pallio amiciat, a quo responsum speret. uellem hercle adesset: tibi eum, Aemiliane, permisissem et tenerem, si tu interrogares; iam in media quaestione hic ibidem pro tribunali oculos trucis in te inuertisset, faciem tuam spumabundus conspuisset, manus contraxisset, caput succussisset, postremo in sinu tuo corruisset. XIIII seruos quos postulasti exhibeo. cur illis ad quaestionem nihil uteris? unum puerum atque eum caducum requiris, quem olim abesse pariter mecum scis. quae alia est euidentior calumnia? XIIII serui petitu tuo adsunt, eos dissimulas; unus puerulus abest, eum insimulas. postremo quid uis? puta Thallum adesse: uis probare eum praesente me concidisse? ultro confiteor. carmine id factum dicis? hoc puer nescit, ego non factum reuinco; nam caducum esse puerum nec tu audebis negare. cur ergo carmini potius quam morbo attribuatur eius ruina? an euenire non potuit ut forte praesente me idem pateretur, quod saepe alias multis praesentibus? quod si magnum putarem caducum deicere, quid opus carmine fuit, cum incensus gagates lapis, ut apud physicos lego, pulchre et facile hunc morbum exploret, cuius odore etiam in uenaliciis uulgo sanitatem aut morbum uenalium experiantur?

7 accusatorum ϕ2 (accusa- in marg.) M1L3 ς : accura- FC ϕAU princ. • 8 caput F 1 ex capt ut uid. eff. et v supra u add. caput U ϕ (sed t ϕ2) princ. capud ut solet A • puro] pullo U (sed puro U 2 in marg.) pulchro princ. • 9 uellem ϕ2AUV1L1L3 princ. : uelle FC ϕL2 belle Rossbach • ante tibi (s.l.) add. A • et tenerem si tu F ϕAU Phil. : ut teneres ipse ut V5 ς princ. Ald. ut teneres, si tu Krüger 2 postremo quid uis?] cf. 80.1 • confiteor] c˜fiteor F sed o in ras. scr. F x (confiteor ϕAU princ.) • nam Bosscha: num F ϕ non A nunc UM1 princ. Groslotius • 4 physicos A princ. : phisi- F ϕU • odore F 1 (s induxit) ϕAU princ. : odores F • offendere numerum clausulae (experiantur) notat Helm

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APOLOGÍA

Pregunta, Máximo, a los catorce esclavos que presento dónde está Talo y en qué estado de salud, pregunta a los esclavos de los que me acusan. No van a negar que es un muchacho repulsivo, de cuerpo corrompido y enfermizo, siempre caído, bruto, zafio. ¡Buen muchacho habéis elegido para que alguien lo haga comparecer en una ceremonia, le toque la cabeza, lo vista con un manto puro, espere de él una respuesta260! Me gustaría que estuviera aquí, por Hércules: yo lo habría puesto a tu disposición, Emiliano, y lo sostendría para que lo interrogaras; ya a la mitad de la pregunta, aquí mismo, delante del tribunal, habría desviado hacia ti sus ojos inhumanos, soltando espumarajos te hubiera llenado de saliva la cara, habría retorcido las manos, habría sacudido convulsivamente la cabeza, y por último se habría desplomado sobre tu regazo. Te presento los catorce esclavos que pediste. ¿Por qué no los interrogas? Reclamas a un muchacho y encima epiléptico, que sabes también como yo que no se encuentra aquí. ¿Puede haber calumnia más evidente? Aquí están, a requerimiento tuyo, catorce esclavos, tú no les haces caso: falta un solo muchacho, tú lo haces responsable. Pero, en definitiva, ¿qué es lo que pretendes? Imagínate que está aquí Talo. ¿Quieres probar que se cayó en mi presencia?: lo confieso sin más. ¿Que fue por un encantamiento por lo que sucedió esto?: el muchacho no lo sabe y yo desmiento que fuera así. Y es que ni tú serías capaz de negar que el chico es epiléptico. Entonces, ¿por qué atribuir su colapso a encantamientos y no a su enfermedad? ¿O es que no pudo ocurrir que, encontrándose por casualidad en mi presencia, sufriera el mismo ataque que tantas otras veces ha tenido en presencia de otros? Pues si considerara una proeza hacer que un epiléptico se derrumbe, ¿qué necesidad hubiera tenido de encantamientos si, según he leído en autores de ciencias naturales, el azabache encendido puede detectar tan perfecta y fácilmente la enfermedad que incluso se emplea su olor en los mercados de esclavos para determinar la salud 260 Dos detalles de rituales mágicos presentes en otros textos: se le tocaba la cabeza al médium para trasmitirle poderes y este se vestía con ropajes de lino, véase 56.2 y, por ejemplo, Amiano Marcelino XXIX 1.31 (Abt 1908, pp. 188-190).

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etiam orbis a figulo circumactus non difficile eiusdem ualetudinis hominem uertigine sui corripit, ita spectaculum rotationis eius animum saucium debilitat; ac multo plus ad caducos consternendos figulus ualet quam magus. Tu frustra postulasti ut seruos exhiberem: ego non de nihilo postulo ut nomines quinam testes huic piaculari sacro adfuerint, cum ego ruentem Thallum impellerem. unum omnino nominas puerulum illum Sicinium Pudentem, cuius me nomine accusas; is enim adfuisse se dicit; cuius pueritia etsi nihil ad religionem refragaretur, tamen accusatio fidem deroget. facilius fuit, Aemiliane, ac multo grauius tete ut ipsum diceres interfuisse et ex eo sacro coepisse dementire potius quam totum negotium quasi ludicrum pueris donares. puer cecidit, puer uidit: num etiam puer aliqui incantauit? Hic satis ueteratorie Tannonius Pudens, cum hoc quoque mendacium frigere ac prope iam omnium uultu et murmure explosum uideret, ut uel suspiciones quorundam spe moraretur, ait pueros alios producturum qui sint aeque a me incantati, atque ita ad aliam speciem argumenti transgressus est. quod quamquam dissimulare potui, tamen ut omnia, ita hoc quoque ultro prouoco. cupio enim produci eos pueros quos spe libertatis audio confirmatos ad mentiendum. sed nihil amplius dico: ut producant. postulo igitur et flagito, Tannoni Pudens,

5 uertigine sui] uertiginis ui Oeri • caducos ϕ x (e del.) AUV1L1 princ. : caduco se F (sed, ut uid., lineola uerba coniunxit F 1) C (-cose ϕL2 L3 ) • 6 Thallum princ.] thallum F 1ϕAU : thallo F • 7 religionem F 2 (li s.l. add.) ϕAUL1 princ. : regionem FC • refragaretur F 1 (et fragaret in marg. add.) CAU : se fregaretur F suffragaretur ϕ princ. Ald. Phil. • accusatio] accusationi Krüger 1 murmure F 2 (u s.l. add.) C 2ϕAUV1L1L3 princ. : marm- FCL2 • 2 ut ante producant] quam ut ς princ. Ald. Phil. tantum Salmasius tantum ut dubitanter Bosscha

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APOLOGÍA

o enfermedad de los que se ponen a la venta261? Incluso el torno que hace girar un alfarero puede sin ninguna dificultad afectar con sus continuas vueltas a una persona que sufra de este mismo mal; hasta ese punto la contemplación de los giros es capaz de debilitar una mente enferma. Así, para hacer que se desplome un epiléptico es mucho mejor un alfarero que un mago. Tú me has exigido sin motivo que presente a mis esclavos: yo te exijo, y no sin razón, que digas qué testigos asistieron a ese sacrificio expiatorio en el que yo empujé a Talo cuando ya se derrumbaba. Al único que nombras es a ese muchachito, Sicinio Pudente, en cuyo nombre me acusas. Ese, en efecto, asegura que estuvo presente. Y aunque su poca edad no anule el valor de su testimonio, la acusación que presenta sí que impide prestarle credibilidad. Era mucho más fácil, Emiliano, y mucho más convincente que dijeras que tú mismo en persona habías intervenido y que habías empezado a perder la razón a partir de ese sacrificio y no que entregaras toda la responsabilidad a unos muchachos, como si se tratara de un juego. Un muchacho se cayó; un muchacho lo vio; ¿también fue un muchacho el que pronunció los encantamientos? Este Tanonio Pudente, con suma sagacidad, como veía que también esta mentira se quedaba sin fuelle y que ya casi la estaban abucheando los gestos y murmullos de todos, y para retener las sospechas de algunos con alguna expectación, afirma que va a hacer comparecer otros muchachos a los que yo igualmente he encantado, y de esta forma ha pasado a otro tipo de evidencias. Y aunque he podido pasar por alto esta maniobra, voy a desafiaros también en esto por propia voluntad, porque estoy deseando que comparezcan esos muchachos a los que, según tengo entendido, hizo que se comprometieran a mentir la esperanza de ser libres. Pero ya no digo más: que comparezcan. Así 261 El nombre latino deriva de la ciudad licia de Gagas (Plinio, Historia natural XXXVI 141-2); efectivamente, se consideraba eficaz para detectar la epilepsia, entre otras virtudes, cf. Plinio ibídem; Dioscórides V 128. De las muchas causas que se atribuían a la epilepsia, además de la del párrafo siguiente, la mayoría se relacionaba con la dietética en el sentido más amplio, cf. Temkin 1971, pp. 31-36.

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ut expleas quod pollicitus. cedo pueros istos, quibus confiditis: produc nomina qui sint. mea aqua licet ad hoc utare. dic, inquam, Tannoni. quid taces, quid cunctaris, quid respectas? quod si hic nescit quid dixerit aut nomina oblitus est, at tu, Aemiliane, cede huc, dic quid aduocato tuo mandaueris, exhibe pueros. quid expalluisti? quid taces? hocine accusare est, hocine tantum crimen deferre an Claudium Maximum tantum uirum ludibrio habere, me calumnia insectari? quod si forte patronus tuus | uerbo prolapsus est et nullos pueros habes quos producas, saltem XIIII seruis quos exhibui ad aliquid utere. Aut cur sisti postulabas tantam familiam? Magiae accusans de xv seruis denuntiasti: quid si de ui accusares, quot tandem seruos postulares? sciunt ergo aliquid xv serui et occultum est. an occultum non est et magicum est? alterum horum fatearis necesse est aut inlicitum non fuisse, in quo tot conscios non timuerim, aut si inlicitum fuit, scire tot conscios non debuisse. magia ista, quantum ego audio, res est legibus delegata, iam inde antiquitus XII tabulis propter incredundas frugum inlecebras interdicta, igitur et

3 pollicitus FAU : es pollicitus ϕL3 ς princ. Ald. Phil. pollicitus es δ pollicitus (= pollicitus es) dubitanter Helm • nomina] cf. 43.7; 45.6 (Novák 1904, p. 77) • 4 respectas C ϕL1 princ. Phil. : respectus FAU expectas ς Ald. • dixerit ϕς princ.; def. Hunink 1996, p. 160 : dicerit FCAU didicerit Van der Vliet • 5 hocine... hocine F x (c prim. bis induxit) : hoccine... hoccine F ϕAU princ. • tantum ante crimen ] tandem Owen coll. 14.1; 25.9; 34.3 • 6 F 114v • exhibui ϕx (h s.l. add.) AU princ. : exibui F ϕ • tantam V5 T ς princ. : tantum F ϕAU 1 quot ϕ2U 2 amb. in marg. ς princ. : quod F ϕAU • 3 delegata] denegata Fulvius relegata dubitanter Jungermann • ante igitur leuiter dist. Helm

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APOLOGÍA

que te pido y te exijo, Tanonio Pudente, que cumplas lo que has prometido. Vengan esos muchachos en los que tienes tanta confianza: preséntalos, di cuáles son sus nombres. Puedes utilizar mi agua para este fin262. Habla, te digo, Tanonio. ¿Por qué callas, por qué dudas, qué miras263? Y si este no sabe ni qué ha dicho o se le han olvidado los nombres, por lo menos tú, Emiliano, ven aquí, di lo que le has encargado a tu abogado, presenta a los muchachos. ¿Por qué te has puesto pálido264? ¿Por qué te quedas callado? ¿Esto es presentar una acusación?, ¿esto es denunciar un crimen tan grave o tomar a burla a un varón tan grave como Claudio Máximo y perseguirme a mí con calumnias? Y si es que tu abogado ha equivocado los términos y no tienes muchacho alguno al que hacer comparecer, por lo menos emplea en algo a estos catorce esclavos que he presentado. ¿O por qué pedías que estuviera aquí presente tanta servidumbre? Al acusarme de magia requeriste la presencia de quince esclavos; ¿y si me hubieras acusado de algún delito violento?, ¿cuántos esclavos hubieras reclamado entonces? Así pues, hay algo que conocen quince esclavos y es un secreto, ¿o no es un secreto, pero está relacionado con la magia? Es necesario que admitas una de estas dos posibilidades: o no fue ilícito un asunto en el que tantas personas no tuvieron reparos en ser cómplices o, si fue ilícito, no debieron estar al tanto tantos cómplices. Ese tipo de magia, por lo que tengo entendido, es un asunto del que se ocupan las leyes: ya desde la antigüedad la prohíben las doce tablas265 por los increíbles perjuicios que le acarrean 262 Frase bien conocida en la oratoria griega, cf. Demóstenes 18.139 (Sobre la corona); 19.57 (Sobre la falsa embajada); 57.61 (Contra Eubúlides). 263 Esta serie de preguntas, que siguen arreciando en el párrafo siguiente, son muy del gusto de Cicerón, cf. En defensa de Plancio 48 —quid taces? quid dissimulas? quid tergiuersaris?: «¿Por qué callas? ¿Por qué disimulas? ¿Por qué buscas una escapatoria?»—; En defensa de Quincio 79 —quis taces?: «¿Por qué callas»—; Catilinarias 1.8 —num negare audes? quid taces?: «¿Te atreves a negarlo? ¿Por qué callas?»— (Harrison 2000, p. 70); véase también 101.1. 264 Cf. 69.7. 265 La compilación legal más antigua de los romanos, de la que se han conservado solo fragmentos. Según la tradición, en 451 a. C. se eligieron diez prohombres para dictar unas leyes que acabaran con el monopolio legal de los patricios. Estuvieron

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occulta non minus quam tetra et horribilis, plerumque noctibus uigilata et tenebris abstrusa et arbitris solitaria et carminibus murmurata, cui non modo seruorum, uerum etiam liberorum pauci adhibentur: et tu quindecim seruos uis interfuisse? nubtiaene illae fuerunt an aliud celebratum officium an conuiuium tempestiuum? xv serui sacrum magicum participant quasi xv uiri sacris faciundis creati? cui tamen rei tot numero adhibuissem, si conscientiae nimis multi sunt? xv liberi homines populus est, totidem serui familia, totidem uincti ergastulum. an adiutorio multitudo eorum necessaria fuit, qui diutine hostias lus-

et ante occulta] est Krüger • tetra] tetra F x (uerba lineola coniunxit) ϕAU princ. : t* etra F (ta etra teste Helm) • 4 adhibentur] -beantur dubitanter Helm • 5 tu F xϕAU princ. : tum F • 6 conscientiae nimis] conscientia unius uel conscientia nimis Casaubonus conscientiae unus Groslot conscientiae nimis Novák conscii duo terue nimis Van der Vliet

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APOLOGÍA

a las cosechas, así que es una actividad secreta no menos que espantosa y horrible, desarrollada generalmente por la noche y guarnecida entre las tinieblas y ajena a cualquier testigo y murmurada entre encantamientos266, a la que accede un escaso número no ya de esclavos, sino de hombres libres. ¿Y tú pretendes que intervinieron quince esclavos? ¿Era aquello una boda o alguna ceremonia multitudinaria o el banquete de un día de fiesta? ¿Quince esclavos participan en un rito mágico como si fueran quince sacerdotes elegidos para celebrar un sacrificio267? ¿A qué los llevé en tan alto número si son demasiados incluso para ser cómplices? Quince hombres libres constituyen todo un pueblo; el mismo número de esclavos, el servicio de una casa; el mismo número de prisioneros, un ergástulo268. ¿Se necesitaba la ayuda de una multitud tan grande para que estuvieran sujetando durante tanto tiempo a las víctimas de un rito lustral269? ¡Pero

escritas en doce tablas de madera que posteriormente se pasarían a bronce. En este caso, véase Ley de las XII tablas 8.8a —qui fruges excantassit (Plinio, Historia natural XXVIII 17-8: «el que atraiga cosechas con maleficios»)— y 8b —neue alienam segetem pellexeris (Servio, Comentario a Virgilio Bucólicas 8.99: «ni captes mieses ajenas»)—. Véanse igualmente sobre esta práctica Virgilio, Bucólicas 8.99; Tibulo I 8.19; además de Séneca, Cuestiones naturales IV 7.2, y, con referencia expresa al presente lugar, san Agustín, La ciudad de Dios VIII 19. 266 Obsérvese el ritmo, la rima y los efectos fónicos de la sucesión de eses y erres del original: plerumque noctibus uigilata et tenebris abstrusa et arbitris solitaria et carminibus murmurata. Sobre esta última palabra, además, veáse Facchini Tosi 1986, p. 117. Evidentemente, las ceremonias mágicas requieren un ambiente secreto, nocturno y apartado de cualquier testigo indeseable, cf. e.g. Apuleyo, Metamorfosis III 20.1; Abt 1908, pp. 193-197; Hunink 1997, II, p. 138. 267 Los encargados del culto de Apolo, que formaban uno de los cuatro colegios mayores sacerdotales de Roma. Alcanzaron el número de quince, incluso dieciséis, al final de la república. Entre sus atribuciones estaba la de guardar los libros sibilinos y consultarlos a instancias del senado, además de constituirse en la autoridad responsable de los Juegos Seculares. Véase la nota a Catón en 42.7. 268 Lugar en el que vivían hacinados los siervos o en el que se encerraba a los esclavos sujetos a condena (DRAE 22 s.v.). 269 Ceremonia de purificación acompañada de un sacrificio al final que consistía en una procesión alrededor de la zona que se quería salvaguardar. Se suele aplicar este nombre especialmente a la que realizaba uno de los censores cada cinco años al término del censo en el campo de Marte y que incluía la inmolación de un toro, un cerdo y un carnero (suouetaurilia), cf. Livio I 44.2; Varrón, De re rustica II 1.10.

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tralis tenerent? at nullas hostias nisi gallinas nominastis. an ut grana turis numerarent, an ut Thallum prosternerent? Mulierem etiam liberam perductam ad me domum dixistis eiusdem Thalli ualetudinis, quam ego pollicitus sim curaturum, eam quoque a me incantatam corruisse. ut uideo, uos palaestritam, non magum accusatum uenistis: ita omnis qui me accessere dicitis cecidisse. negauit tamen quaerente te, Maxime, Themison medicus, a quo mulier ad inspiciendum perducta est, quicquam ultra passam nisi quaesisse me ecquid illi aures obtinnirent et utra earum magis; ubi responderit dexteram sibi aurem nimis inquietam, confestim discessisse. Hic ego, Maxime, quanquam sedulo inpraesentiarum a laudibus tuis tempero, necubi tibi ob causam istam uidear blanditus, tamen sollertiam tuam in percontando nequeo quin laudem. dudum enim, cum haec agitarentur et illi incantatam mulierem dicerent, medicus qui adfuerat abnueret, quaesisti tu nimis quam prudenter quod mihi emolumentum fuerit incantandi. responderunt: ‘ut mulier rueret’. ‘quid

7 at ϕxU princ. : ad F ϕA • nominastis. an ut ϕ2 : nominasti. an ut princ. Ald. Phil. nominasti sancit F (asti ut uid., in ras.; rasura alt. exstat supra san) ϕV1L2 L3 nominasti sanctit UL1 et ut uid. A nominastis s. C • numerarent] mundarent Pricaeus 1 post eiusdem add. Butler • Thalli] Thallo Casaubonus • 2 accessere ϕ : -ssero FCA -sserint U princ. • dicitis FC ϕ Ald. Phil. : interdicitis AU princ. • 3 illi F x (s induxit) C ϕx (s del.) AU princ. : illis F ϕ • obtinnirent F xϕAU princ. : opti- F • 6 quaesisti] -siuisti AU princ. • emolumentum ϕAU princ. : emulumentum F • fuerit F (fu in ras.; nescio quid ante fuerit, sed prius inductun esse satis liquet) ϕAU princ. • incantandi F 1 (c supra t pr. add.) ϕAU princ. : intan- F

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APOLOGÍA

si no habéis citado más víctimas que gallinas270! ¿O era para que contaran los granos de incienso, o para que tumbaran a Talo? También habéis dicho que me trajeron a casa una mujer libre con la misma enfermedad que Talo, a la que yo había prometido curar, y que, víctima asimismo de mis encantamientos, se cayó desplomada. Por lo que estoy viendo vosotros habéis venido a acusarme de ser un luchador, no un mago, porque todos los que decís que he atraído a mi presencia han acabado en el suelo. Sin embargo, a preguntas tuyas, Máximo, ya el médico Temisón, que había traído a la mujer para someterla a examen, afirmó que lo único que había sufrido ella es que yo le preguntara si tenía un zumbido en los oídos y en cuál de ellos era mayor, y que cuando me respondió que era el oído derecho el que le molestaba más, se marchó sin más dilación271. En este punto yo, Máximo, aunque en vista de las circunstancias procuro con todo esmero no explayarme en tus elogios para que no parezca que trato de atraer tu favor únicamente por este proceso, no puedo, sin embargo, más que elogiar tu pericia en los interrogatorios. Porque hace poco, cuando se estaban discutiendo estos aspectos y decían ellos que aquella mujer había sufrido un encantamiento, mientras lo negaba el médico que había estado allí presente, les preguntaste tú con extraordinaria prudencia qué provecho había conseguido yo por encantarla. — Que se desplomara la mujer—, respondieron. Y tú dijiste: —¿Y luego? ¿Murió?

270 Las gallinas se usaban preferentemente como víctimas para divinidades ctónicas (Abt 1908, pp. 197-198). Aparte del uso del macho como ofrenda a Esculapio que está tan bien documentado en Platón, Fedón 118a, véase también Artemidoro, La interpretación de los sueños V 9; Herodas, Mimiambos 4.12 y 16 (Butler - Owen 1914, pp. 108109). No era el único uso del ave en rituales mágicos, porque existía también la posibilidad de adquirir la energía del gallo de pelea (Thee 1984, pp. 117-118 y 243-244). 271 Las observaciones de zumbidos en los oídos podían tener distintos propósitos: en papiros mágicos egipcios, si se producía en el oído derecho, indicaba que el médium era adecuado para realizar la consulta; si se daba en izquierdo, no (Griffith-Thompson 1904, p. 35).

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deinde? mortua est?’ inquis. negarunt. ‘quid ergo dicitis? quod Apulei commodum, si ruisset?’ ita enim pulchre ac perseueranter tertio quaesisti, ut qui scires omnium factorum rationes diligentius examinandas ac saepius causas quaeri, facta concedi, eoque etiam patronos litigatorum causidicos nominari, quod cur quaeque facta sint expediant. ceterum negare factum facilis res est et nullo patrono indiget: recte factum uel perperam docere, id uero multo arduum et difficile est. frustra igitur an factum sit anquiritur, quod nullam malam causam habuit ut fieret. ita facti reus apud bonum iudicem scrupulo quaestionis liberatur, si nulla fuit ei ratio peccandi. nunc quoniam neque incantatam neque prostratam mulierem probauerunt et ego non nego petitu medici a me inspectam, dicam tibi, Maxime, cur illud de aurium tinnitu quaesierim, non tam purgandi mei gratia in ea re, quam tu iam praeiudicasti neque culpae neque crimini confinem, quam ut ne quid dignum auribus tuis et doctrinae tuae congruens reticuerim. dicam igitur quam breuissime potuero; etenim admonendus es mihi, non docendus.

8 tertio F 1ϕAU princ. : tertia F • qui scires ϕ2 (sci in ras.) princ. : quis ei res F et fort. ϕ quereres AU • 13 potuero FAU princ. : potero ϕ cf. Cic. de leg. II 18

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APOLOGÍA

Dijeron que no. —Entonces, ¿qué es lo que estáis diciendo? ¿Qué beneficio obtenía Apuleyo si ella se desplomaba? Así fue cómo les volviste a preguntar por tercera vez de forma tan certera como perseverante, puesto que sabías que hay que investigar con toda exactitud los motivos de cada uno de los hechos y que, muy a menudo, se buscan las causas hasta cuando se admiten los hechos; que los abogados de los litigantes se llaman «causídicos»272 precisamente porque aclaran por qué ha sucedido cada uno de los hechos. Por otro lado, negar un hecho es cosa fácil y que no necesita abogado alguno: demostrar que se ha actuado correcta o erróneamente, eso sí que es mucho más arduo y difícil. No tiene sentido, por tanto, intentar averiguar si se ha producido un acto cuando no hubo causa criminal alguna para llevarlo a cabo; de esta manera, el reo acusado de un hecho así ante un buen juez se ve libre de las inquietudes de la investigación si no hubo motivo alguno para que delinquiera. Ahora, como no han podido probar ni que encanté a esa mujer ni que la hice caer y yo no niego que la examinara a petición de un médico, te contaré, Máximo, por qué le pregunté por aquel zumbido en los oídos, no tanto con la intención de defender mi actuación en este asunto, que tú ya has juzgado ajena a toda culpa y crimen, sino para no pasar en silencio algo digno de tus oídos y apropiado a tus conocimientos. Te lo contaré, por tanto, lo más brevemente posible. Mi obligación, efectivamente, no es enseñarte nuevos conocimientos, sino recordártelos273.

272 De causa y dicere. En realidad, la etimología no es correcta: causa en latín, igual que en español, significa también proceso judicial (DRAE s.v. «causa1» 4 y 5) y este es, y no el sentido de «razón» (DRAE s.v. «causa1» 2) el origen de la palabra. 273 Más que la idea platónica de que el alma recuerda los conocimientos (Hunink 1997, II, p. 140, cf. también 12.5-6 y nota), se trata de otra muestra de adulación hacia la figura del gobernador, al que se retrata como un hombre en posesión de todos los saberes: véase 19.2; 25.10; 36.5; 38.1; 41.4; 48.5; 51.1; 64.4; 81.2; 91.3.

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Plato philosophus in illo praeclarissimo Timaeo caelesti quadam facundia uniuersum mundum molitus, igitur postquam de nostri quoque animi trinis potestatibus sollertissime disseruit | et cur quaeque membra nobis diuina prouidentia fabricata sint aptissime docuit, causam morborum omnium trifariam percenset. primam causam primordiis corporis adtribuit, si ipsae elementorum qualitates uuida et frigida et his duae aduorsae non congruant; id adeo euenit, cum quaepiam earum modo excessit aut loco demigrauit. sequens causa morborum inest in eorum uitio, quae iam concreta ex simplicibus elementis una tamen specie coaluerunt, ut est sanguinis species et uisceris et ossi et medullae, porro illa quae ex hisce singularibus mixta sunt. tertio in corpore concrementa uarii fellis et turbidi spiritus et pinguis humoris nouissima aegritudinum incitamenta sunt. Quorum e numero praecipuast materia morbi comitialis, de quo dicere exorsus sum, cum caro in humorem crassum et spumidum inimico igni conliquescit et spiritu indidem parto ex candore compressi

1 Plato... in... Timaeo] Plat. Tim. 82a sqq. • 1-2 molitus] molitus, add. Ellis, cf. Helm 1904, pp. 518-519 molitur Rossbach • 2 igitur om. AU ς princ. Ald. Phil. • F 115r • disseruit F 1 (it s.l. add. F 2) ϕAU princ. : disserui* F • aptissime] apertissime Goesius • 3 uuida F : humida ϕx (um in ras.) AU ς princ. • his Aς princ. : hiis F ϕU • modo] modum Wower • 4 species] ut glossema del. Piccioni (2012, pp. 452-453) • ossi F ϕ : ossis AUV1V3V5 L1 ς princ. • 5 concrementa FAU Phil. Ald. : concreta Latinus Latinius concremata ϕ princ. • uarii] amari Wower • nouissima] 10.10; 67.4 cft. Helm 1 praecipuast Helm : praecipua si F ϕAU praecipua sit ϕ2 (t s.l. add.) ς princ. Ald. Phil. • spiritu Colvius : spiritum F ϕ • parto] parit Latinus Latinius seruato ante spiritum • candore] calore Pricaeus

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APOLOGÍA

El filósofo Platón, en su famosísimo diálogo Timeo 274, abordó la explicación de todo el universo con una elocuencia celestial, y así, después de tratar de la manera más inteligente de las tres potencias de nuestras almas275 y de mostrar con toda exactitud por qué la providencia divina ha dispuesto así cada parte de nuestro cuerpo276, pasa revista a las causas de todas las enfermedades bajo tres epígrafes277. La primera causa la relacionó con los componentes esenciales del cuerpo y se produce cuando las propias cualidades de los elementos, como lo húmedo y lo frío y sus dos contrarios, se encuentran en desequilibrio: esto es lo que sucede cuando alguna de estas excede un límite o cambia de lugar. La siguiente causa de las enfermedades reside en el deterioro de aquellas unidades que, si bien están formados por agregación de elementos simples, han llegado a fundirse hasta tomar una única apariencia, como es el caso de la sangre y de las vísceras y de los huesos y de la médula278, además de todo aquello que es mezcla de cada uno de estos componentes. En tercer lugar, las concreciones que se dan en el cuerpo de diversos tipos de bilis y de aire turbio y de humores densos constituyen los últimos factores que favorecen la enfermedad. Entre estos últimos es especialmente importante la sustancia que produce esta enfermedad de la epilepsia de la que había empezado a hablar: cuando la carne, por efecto de un fuego dañino, se licúa en un humor espeso y espúmeo, con el vapor que se produce empieza a fluir un líquido putrefacto, rebosante y, por el color cándido del aire

274 Obra que constituye el fundamento de una buena parte de Sobre Platón y su doctrina cf. e.g. I 13-18 (207-18 O) y Beaujeu 1973, ad loc. pp. 274-280. Sobre este pasaje cf. Hijmans 1987, pp. 418-422. 275 Platón, Timeo 69c-72d (Serrano - Díaz de Cerio 2012, pp. 229-244). 276 Ibídem 72e-81a (Serrano - Díaz de Cerio 2012, pp. 244-276). 277 Ibídem 82a-87b (Serrano - Díaz de Cerio 2012, pp. 278-301): las tres causas se desarrollan respectivamente en 82a-b, 82c-84c, 84c-86a. 278 Véase el parecido con Sobre Platón y su doctrina I 17 (215 O), aunque en este caso bajo la influencia de Aristóteles, Las partes de los animales II 1.646a 12 (Redfors 1960, p. 22).

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aeris albida et tumida tabes fluit. ea namque tabes si foras corporis prospirauit, maiore dedecore quam noxa diffunditur; pectoris enim primorem cutim uitiligine insignit et omnimodis maculationibus conuariat. sed cui hoc usu uenerit, numquam postea comitiali morbo adtemptatur; ita aegritudinem animi grauissimam leui turpitudine corporis compensat. enimuero si perniciosa illa dulcedo intus cohibita et bili atrae sociata uenis omnibus furens peruasit, dein ad summum caput uiam molita dirum fluxum cerebro immiscuit, ilico regalem partem animi debilitat, quae ratione pollens uerticem hominis uelut arcem et regiam insedit. eius quippe diuinas uias et sapientis meatus obruit et obturbat; quod facit minore pernicie per soporem, cum potu et cibo plenos comitialis morbi praenuntia strangulatione modice angit. sed si usque adeo aucta est ut etiam uigilantium capiti offundatur, tum uero repentino mentis nubilo obtorpescunt et moribundo corpore, cessante animo cadunt. eum nostri non modo maiorem et comitialem, uerum etiam diuinum morbum, ita ut Graeci ἱερὰν νόσον, uere nuncuparunt, uidelicet quod animi partem rationalem, quae longe sanctissimast, eam uiolet.

2 pectoris] corporis Casaubonus • 4 dulcedo F cf. Haupt Opusc. III 314 (OLD s.u. «dulcedo» 3) : albedo Colvius prob. Casaubon. coll Plat. Tim. 85a muccedo Vulcanius putredo Helm • uelut ϕ2AU princ. : uelud F ϕ • et regiam F ϕAU princ. : egregiam F 2 et in marg. d add. • 5 obruit et obturbat] obstruit et obturat Fulvius • strangulatione F x (i puncto del.) ϕAU princ. : -guilatione F • 7 ἱερὰν νόσον] hἱЄpὰNNό | coN F 2 hἱЄpαNNο | coN F • sanctissimast eam uiolet Helm : sanctissima eam u. F x sanctissima est eam u. F 3 (e supra ma add. postea eras.) ϕ2 (est in ras.) princ. Ald. Phil. sanctissimas team u. ut uid. F sanctissimam steam u. AU s. inuiolet Frassinetti 1991, pp. 1205-1206

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APOLOGÍA

comprimido, blanquecino279. Y es que este líquido putrefacto, si lo exuda el cuerpo, se disipa con más desagrado que perjuicio real, porque marca la epidermis del pecho con decoloraciones blancas y la cubre de manchas de todo tipo. Pero aquel al que le sucede esto no se ve nunca después atacado por la epilepsia y, así, compensa una enfermedad gravísima del alma con una pequeña deformidad del cuerpo. Pues, en efecto, si esa nociva irritación, reprimida en el interior y acompañada por bilis negra, se expande furiosa por todas las venas, se abre camino a continuación hasta la zona más alta de la cabeza contaminando el cerebro con su terrible flujo, e inmediatamente causa el debilitamiento de la parte real del alma, que, superior en raciocinio, tiene su sede, como si se tratara de una ciudadela o un alcázar280, en lo más elevado del hombre. Y es que obstruye y perturba las divinas vías de esta y los caminos de la inteligencia. Este proceso se da con menor daño durante el sueño, cuando oprime solo moderadamente, con los ahogos que anuncian la epilepsia a hombres que se encuentran en ese momento repletos de bebida y comida. En cambio, si se ha desarrollado tanto que llega incluso a extenderse por la cabeza en estado de vigilia, paraliza con una repentina niebla mental a los enfermos y así, con el cuerpo desfalleciente y el alma inactiva, caen estos desplomados. A esta enfermedad la llamaban nuestros antepasados no solo mayor y comicial, sino también divina, de la misma manera que los griegos la denominaron «enfermedad sagrada»281, indudablemente porque ataca la parte racional del alma, que es con mucho la más sagrada.

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Platón, Timeo 85a-b, fuente de prácticamente todo el capítulo. Acrópolis en 70a. La idea de la ‘ciudadela’ de la cabeza es tradicional y muy extendida, cf. e.g. Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses II 140 y Pease ad loc. 1968, II, p. 916. 281 Platón, Timeo 85b: sobre los nombres de la enfermedad y las teorías sobre su etiología véase Temkin 1971, pp. 6-8, 85-86. En todo caso, los tratados médicos pueden estar relacionados también con la religión y la magia —con presencia de dioses como Hécate— y el curanderismo popular tanto en las explicaciones del mal como en su tratamiento, cf. Rodríguez Alfageme 2013. 280

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Agnoscis, Maxime, rationem Platonis quantum potui pro tempore perspicue explicatam; cui ego fidem arbitratus causam diuini morbi esse, cum illa pestis in caput redundauit, haudquaquam uideor de nihilo percontatus an esset mulieri illi caput graue, ceruix torpens, tempora pulsata, aures sonorae. [et] ceterum, quod dexterae auris crebriores tinnitus fatebatur, signum erat morbi penitus adacti; nam dextera corporis ualidiora sunt eoque minus spei ad sanitatem relinquunt, cum et ipsa aegritudini succumbunt. Aristoteles adeo in problematis scriptum reliquit, quibuscumque caducis a dextero morbus occipiat, eorum esse difficiliorem medelam. longum est, si uelim Theophrasti quoque sententiam de eodem morbo recensere; est enim etiam eius egregius liber de caducis. quibus tamen in alio libro, quem de inuidentibus animalibus conscribsit, remedio esse ait exuuias stelionum, quas uelut senium more ceterorum serpentium temporibus statutis exuant; sed nisi confestim eripias, malignone praesagio an naturali adpetentia ilico conuertuntur et deuorant. haec idcirco commemoraui, nobilium philosophorum disputata simul et libros sedulo

2 fidem arbitratus] cf. Plaut. Bacch. 570 • redundauit F 2ϕAU princ. : reduda- F • caput *graue ϕx (t s.l. add.; u in ras.: capud g. A cap᷉ g. U) princ. : caput. Graue F sed punctum induxit F x • pulsata] pulsantia Wower • 3 [et] del. Salmasius • adacti] adaucti Groslotius • aegritudini succumbunt L12 in marg. ς Phil. : e˛gritudinis accumbunt FϕAUV1L1L2 L3 -dini accumbunt U 2 (egritudini in marg. add.) δV5 princ. Ald. • 4 reliquit ϕxAU princ. : reliquid F ϕ • quibus aeque] quibus e˛que F ϕAU princ. def. Pricaeus coll. Met. VI 25.5; VIII 31.1; Flor. 15.26; cf. et Hunink p. 142 : quibus [aeque] del. dubitanter Magnaldi quibuscumque Scipio Gentilis quibusque Acidalius aeque reliquit quibus transp. Jungermann • 5 Theophrasti... liber] cf. Sharples 1995 ad loc. t. 362 B (pp. 77-78) • 6 exuuias ϕxU princ. : -bias F ϕA • 7 praesagio F 1ϕAU princ. : -gium F

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APOLOGÍA

Has reconocido, Máximo, el pensamiento de Platón explicado con toda la exactitud que he podido en estas circunstancias. Como creo a este cuando afirma que la causa de la enfermedad divina está en que esa pestilencia inunda la cabeza, no me parece en absoluto que sea absurdo haber preguntado a aquella mujer si sentía pesadez en la cabeza, entumecimiento en el cuello, presión en las sienes, ruidos en los oídos. Por otra parte, el hecho de que manifestara que tenía zumbidos más insistentes en el oído derecho era señal de que el mal había llegado hasta lo más profundo, pues el lado derecho del cuerpo es el más fuerte y por eso hay menos esperanza de curación cuando este ha sucumbido a la enfermedad282. Aristóteles efectivamente dejó escrito en los Problemas que, cuando a los epilépticos les empieza el mal por la derecha, es más difícil proporcionarles remedio283. Sería muy largo pasar revista también a las opiniones de Teofrasto sobre este mismo mal, pues tiene asimismo un magnífico libro sobre los epilépticos, para los cuales, sin embargo, en otro libro que escribió sobre la envidia en animales, recomendaba como remedio la piel del lagarto, de la que, al igual que otros reptiles, se desprende en ciertas épocas como de la vejez284. Aunque si no se la quitas rápidamente, ya sea por presentimiento malicioso o por apetencia natural, se vuelve inmediatamente y la devora. Solo he sacado a colación todo esto, he citado tanto lo que han tratado los más excelsos filósofos como, con toda exactitud, sus libros, 282 Véase la nota a 48.4. En todo caso, el lado derecho siempre se consideraba más fuerte, cf. e.g. Plinio, Historia natural VII 77 (Abt 1908, pp. 199-201). 283 No aparece en los Problemas espurios que se han conservado, cf. nota a 36.3. Se trata del fragmento 240 Rose (767 Gigon). 284 Sobre Teofrasto véase 36.3 y nota. Ninguna de las obras que se citan aquí —fragmentos 328.5 y 362 de Fortenbaugh 1992, II pp. 154-159— y que corrobora Diógenes Laercio V 43 se ha conservado; véase sobre la segunda, Sharples 1995, pp. 71-84 con el presente testimonio, 362B. Este remedio contra la epilepsia, de entre los muchos que se utilizaban antiguamente (Temkin 1971, pp. 10-15), lo trasmite también Focio, Biblioteca 278.528 a40-b27 y Plinio, Historia natural VIII 111. Con «vejez» Apuleyo alude al uso de senecta o senectus (Plinio, Historia natural XXVIII 174; XXX 69; VIII 111; XXIX 101, 122 y 137) —γῆρας en griego—, que es la piel que ha mudado un reptil; véase también Estacio, Tebaida IV 97-8.

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nominaui nec ullum ex medicis aut poetis uolui attingere, ut isti desinant mirari, si philosophi suapte doctrina causas morborum et remedia nouerunt. igitur cum ad inspiciendum mulier aegra curationis gratia ad me perducta sit atque hoc et medici confessione qui adduxit ad me ex ratiocinatione recte factum esse conueniat, aut constituant magi et malefici hominis esse morbis mederi aut, si hoc dicere non audent, fateantur se in puero | et muliere caducis uanas et prorsus caducas calumnias intendisse. Immo enim, si uerum uelis, Aemiliane, tu potius caducus qui iam tot calumniis cecidisti. neque enim grauius est corpore quam corde collabi, pede potius quam mente corruere, in cubiculo despui quam in isto splendidissimo coetu detestari. at tu fortasse te putas sanum, quod non domi contineris, sed insaniam tuam, quoquo te duxerit, sequeris. atqui contende, si uis, furorem tuum cum Thalli furore: inuenies non permultum interesse, nisi quod Thallus sibi, tu etiam aliis furis. ceterum Thallus oculos torquet, tu ueritatem; Thallus manus contrahit, tu patronos; Thallus pauimentis inliditur, tu tribunalibus: postremo ille quidquid agit in aegritudine facit, ignorans peccat: at tu, miser, prudens et sciens delinquis, tanta uis morbi te instigat; falsum

9 perducta sit] hic omissa esse nonnulla putauit Van der Vliet, sed cf. Helm 1904, pp. 527-528 et 73.8 • ad] ac Fulvius (et mea r.) et Van der Vliet • me ex scripsi : mea F ϕxV1L2 L3 mea Helm meam (et ratiocinationem) AUL1V5 ς princ. (meam etiam ϕ) me ac uel potius me a coll. Cic. de inu. II 50.152 temptabam • ratiocinatione F ϕV1L2 L3 : -tionem AUL1V5 ς princ. • 10 F 115v • uanas et ϕU 2 (as s.l. add.) princ. : uanas ed F 2 uanased F uana et AU 1 enim] del. Salmasius • calumniis cecidisti] numerum clausul. notat Helm • 2 contende, si uis Beyte coll. 55.6 : contende uis L3 contenderi uis F ϕL2 contendere uis ϕxAU (gloss. comparare add. s.l. U 2) V1L1 si contenderis Phil. si contendere uis V5T ς princ. contendere si uis Van der Vliet • aliis] alii AU 1 (thalli quod perperam scr. induxit) princ. • 4 delinquis] delinqui s (sic) F x quid ante fuerit incertum (delinquis ϕAU princ.)

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APOLOGÍA

y no he querido ocuparme de médicos o poetas, para que estos no se sigan extrañando de que un filósofo, por su propia ciencia, conozca las causas y los remedios de las enfermedades. Así que, puesto que me trajeron una mujer enferma para que la curara y están de acuerdo tanto la declaración del médico que la condujo hasta mí como los razonamientos expuestos en que se obró de la forma más conveniente, que concluyan estos que sanar enfermedades es propio de magos y de hombres dedicados a los maleficios, o bien, si no se atreven a decir esto, que reconozcan que con el caso del chico y de la mujer que no se sostenían en pie me han dirigido calumnias absurdas y que no se sostienen de ninguna manera. Más bien, si quieres la verdad, Emiliano, el verdadero epiléptico eres tú, que te has caído con todas estas calumnias285, porque no es más grave perder el equilibrio con el cuerpo que con el alma, ni peor desplomarse con los pies que con la mente, ni que escupan para rechazarte en un dormitorio que sentirte objeto de repulsa entre esta espléndida concurrencia286. Pero a lo mejor es que te crees cuerdo porque no te tienen encerrado en casa, sino que te dejas guiar por tu locura allá donde te quiera llevar. Pues compara, por favor, tu furor con el furor de Talo: descubrirás que no hay grandes diferencias, más que en el hecho de que Talo se enfurece contra sí mismo; tú también con los demás. Por otra parte, Talo tuerce los ojos, tú la verdad; Talo contrae las manos, tú contratas abogados287; Talo se da golpes contra el pavimento, tú contra los tribunales; él, finalmente, actúa en todo como la víctima de una enfermedad, comete sus desatinos inconscientemente; tú, en cambio, cometes delitos con premeditación y a sabiendas: tanta es la fuerza de la enfermedad que te espolea; presentas

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El juego en latín entre caducus «epiléptico» y cecidisti «has caído» es intra-

ducible. 286 Véase Facchini Tosi 1986, pp. 112-113 sobre la fonética y el léxico: grauius... CORporE quam CORDE COllabi, peDE potius quam mentE CORruerE, in cubiculo DEspuI... in isto... coetu DEtestarI. 287 Se trata del mismo verbo en latín, contrahit.

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pro uero insimulas, infectum pro facto criminaris, quem innocentem liquido scis tamen accusas ut nocentem. Quin etiam —quod praeterii— sunt quae fatearis nescire et eadem rursus, quasi scias, criminaris. ais enim me habuisse quaedam sudariolo inuoluta apud lares Pontiani. ea inuoluta quae et cuius modi fuerint nescisse te confiteris, neque praeterea quemquam esse qui uiderit; tamen illa contendis instrumenta magiae fuisse. nemo tibi blandiatur, Aemiliane: non est in accusando uersutia ac ne impudentia

1 post quod add. Van der Vliet coll. Met. II 22.6, Cic. Verr. 2.2.87; sed cf. et 2.3.80 • criminaris F 2 (man. recentiss. s add.) ϕAU princ. : criminari F (d in marg.) • 3 ante est add. Van del Vliet

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APOLOGÍA

lo falso como verdadero, me acusas de algo que no ha sucedido como si hubiera pasado realmente; al que sabes perfectamente que es inocente lo inculpas, sin embargo, como culpable. Es más —se me había pasado—, hay hechos que reconoces no saber y de los que, a continuación, me acusas como si los supieras. Afirmas, por ejemplo, que yo tenía ciertos objetos envueltos en un pañuelo288 entre los lares de Ponciano289. Reconoces que ignoras qué era lo que estaba envuelto y de qué tipo, y además que no lo ha visto nadie, y a pesar de todo sostienes que eran instrumentos mágicos. No te dejes llevar por la adulación de otros, Emiliano: no tienes ingenio ninguno planteando acusaciones, ni siquiera picardía; no te lo creas. 288 Apuleyo emplea el diminutivo de sudarium, compuesto de la palabra sudor porque servía para limpiarlo: podía emplearse generalmente como pañuelo o servilleta. 289 Empieza una nueva sección dedicada a la acusación de poseer objetos mágicos y que se extenderá de 53 a 56. Que los útiles se envolvieran en un pañuelo de lino estaría, efectivamente, de acuerdo con prácticas religiosas habituales. Una vez más, la defensa consiste en el desprecio de los argumentos de los contrarios (53.2-54.8) y los ataques a estos, que se reducen principalmente a demostrar el carácter poco religioso, por no decir abiertamente contrario a la piedad común, de Emiliano (56.3-8). De esta sección se han extraído numerosas conclusiones sobre la naturaleza de este. Apuleyo ha buscado en este caso la complicidad del público, apelando a su religiosidad (55.8, 56.1), citando como testigo al pueblo, bien para definir a su adversario (56.4) o bien para refrendar la fama de sus propias obras (55.11-12). Las referencias al procónsul son secundarias: apenas una alusión formal en 53.4 o 55.1 y otra en 55.12 como prueba de la celebridad de su discurso. En definitiva y a pesar de sus propias declaraciones en otros pasajes (16.13), Apuleyo se niega a revelar qué objetos contiene el pañuelo y se ofrece a mostrarlos solo a un iniciado en los mismos cultos que se encuentre entre la asistencia (56.9). Sobre el uso del vocabulario como fundamento de esta invectiva, cf. McCreight 1990, pp. 56-60. Sobre la sección, véase Abt 1908, pp. 206-209; Hunink 1997, II, pp. 144-145. «Entre los lares» quiere decir en el lugar donde se rendía un culto, típico de la casa romana, a los lares (RE s.v. «lararium», XII 1 794-5 [Pfaff]). Para este fin existían muebles o construcciones de muy diferente factura —podía ser una vitrina (Petronio, Satiricón 29.8), por ejemplo, o un nicho en la pared enmarcado por un edículo, generalmente adornado con una serpiente (véanse las figuras 137-147 de Mols 1999; sobre la denominación, pp. 60-61; también Kaufmann-Heinimann 2007, pp. 197-201)—, en los que se guardaban representaciones, normalmente pequeñas figuras, de los espíritus del hogar. Solían situarse en el atrio, pero tampoco era raro que estuvieran en otras habitaciones; era común, por ejemplo, encontrar pinturas murales de los lares en las cocinas, junto al hogar (Daremberg - Saglio s.v. «culina», fig. 2096). En este caso, en cambio, se precisa que está en la biblioteca.

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quidem, ne tu arbitreris. quid igitur? furor infelix acerbi animi et misera insania crudae senectutis. his enim paene uerbis cum tam graui et perspicaci iudice egisti: ‘habuit Apuleius quaepiam linteolo inuoluta apud lares Pontiani. haec quoniam ignoro quae fuerint, iccirco magica fuisse contendo. crede igitur mihi quod dico, quia id dico quod nescio.’ o pulchra argumenta et aperte crimen reuincentia. ‘hoc fuit, quoniam quid fuerit ignoro’. solus repertus es, Aemiliane, qui scias etiam illa quae nescis; tantum super omnis stultitia euectus es, quippe qui sollertissimi et acerrimi philosophorum ne is quidem confidendum esse aiunt quae uidemus, at tu de illis quoque adfirmas quae neque conspexisti umquam neque audisti. Pontianus si uiueret atque eum interrogares quae fuerint in illo inuolucro, nescire se responderet. libertus eccille, qui clauis eius loci in hodiernum habet et a uobis stat, numquam se ait inspexisse, quanquam ipse aperiret utpote promus librorum, qui illic erant conditi, paene cotidie et clauderet, saepe nobiscum, multo saepius solus intraret, linteum in mensa positum cerneret sine ullo sigillo, sine uinculo. quidni enim? magicae res in eo occultabantur: eo neglegentius adseruabam, sed enim libere scrutandum et inspiciendum, si liberet, etiam auferendum temere exponebam, alienae custodiae commendabam, alieno arbitrio permittebam. quid igitur inpraesentiarum uis tibi credi? quodne Pontianus nescierit, qui

5 pulchra F 2ϕ2 (pulcra ϕ) AU princ. : pulcha F • stultitia euectus Stewech : stultitie uectus F ϕAU princ.; cf. Butler - Owen 1914, p. 115 stultitiae u. Hildebrand coll. Plin. ep. IV 27.2 • 6 quippe qui] quippini Colvius quippe [qui] del. Iahn sed 3.1 cft. Helm • 7 interrogares ϕ2 (in marg. res scr.) U princ. : -garet F ϕA -garetis dubitanter Krüger • 8 eccille] etiam ille AU ς princ. • clauis F ϕAU (ut uid.) princ. : claues F 2 (e s.l. add.) ϕ2 (es s.l. add.) U 2 • solus F 2 (v s.l. add.) ϕ2AU princ. : solas F ϕ • 9 sed enim ϕ1 et ϕ2 in marg. U princ. et set enim A : sed eui F et ut uid. ϕ scilicet enim Bosscha • exponebam F xϕAU princ. : -enam F

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APOLOGÍA

¿Qué es, entonces, lo que tienes? La rabia desgraciada de un alma amargada y la locura miserable de la insoportable vejez290. Estas fueron aproximadamente las palabras que utilizaste ante un juez tan serio y perspicaz como este: —Apuleyo tenía unos objetos envueltos en un pañuelo entre los lares de Ponciano. Y como no sé cuáles eran, por esta única razón sostengo que eran mágicos. Así que ten fe en lo que digo, porque te estoy diciendo lo que no sé. ¡Qué argumentos tan magníficos y tan demoledores para dejar al descubierto un crimen!: «pasó esto, porque no sé lo que pasó». Eres el único hombre conocido, Emiliano, que sabe incluso lo que ignora. ¡Tanto te ha elevado la estupidez por encima de los demás mortales! Pues los filósofos más inteligentes y penetrantes dicen que ni siquiera debemos confiar en lo que contemplamos: tú, en cambio, hablas con toda seguridad de lo que ni has visto ni has oído. Si viviera Ponciano y le preguntaras qué es lo que había en ese envoltorio, te respondería que no lo sabe. Este mismo liberto que tenéis aquí, que custodia hasta este momento las llaves de aquella habitación y está de vuestra parte, afirma que él nunca los ha examinado, aunque, como encargado de los libros que se custodiaban allí, abría y cerraba prácticamente a diario la estancia, entraba además muchas veces conmigo, pero con mucha más frecuencia él solo, veía el pañuelo puesto sobre una mesa, sin sello ninguno, sin ataduras. ¿Qué se concluye, pues?: naturalmente que se ocultan en él útiles mágicos, por eso mismo los guardaba con el mayor descuido, porque los exponía sin considerar riesgos a que cualquiera los inspeccionara, los examinara, si le apetecía, e incluso se los llevara, encargaba su custodia a otros, los confiaba a la discreción de otros. Así que ¿qué quieres hacer creer ahora? ¿Que lo que no sabía Ponciano, que vivió conmigo como un compañero inseparable,

290 Véase la nota a 36.2. La expresión crudae senectutis está tomada de Virgilio, Eneida VI 304 (Floridus 1688, p. 490), aunque con un sentido completamente distinto y referida, precisamente, a Caronte (23.7; 56.7). Fue imitada también por Tácito, Agrícola 29.4.

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indiuiduo contubernio mecum uixit, id te scire, quem numquam uiderim nisi pro tribunali? an quod libertus adsiduus, cui omnis facultas inspiciendi fuit, quod is libertus non uiderit, te, qui numquam eo accesseris, uidisse? denique ut quod non uidisti id tale fuerit quale dicis: atqui, stulte, si hodie illud sudariolum tu intercepisses, quicquid ex eo promeres, ego magicum negarem. Tibi adeo permitto, finge quiduis, reminiscere, excogita quod possit magicum uideri: tamen de eo tecum decertarem. aut ego subiectum dicerem aut remedio acceptum aut sacro traditum aut somnio imperatum; mille alia sunt quibus possem more communi et uulgatissima obseruationum consuetudine uere refutare. nunc id postulas, ut quod reprehensum et detentum tamen nihil me apud bonum iudicem laederet, id inani suspicione incertum et incognitum | condemnet. Haud sciam an rursus, ut soles, dicas: ‘quid ergo illud fuit, quod linteo tectum apud lares potissimum deposuisti?’ itane est, Aemiliane? sic accusas, ut omnia a reo percontere, nihil ipse adferas cognitum.

1 reminiscere cf. Nep. Alc. 2.1; def. Piccioni 2012, p. 448 ] eminiscere Pricaeus cf. 102.6, prob. Helm fort. recte comminiscere Colvius coll. Plaut. Asin. 102, Apul. Met. IV 14.4 • 2 obseruationum] obsecrationum Krüger • 3 reprehensum F ϕAU def. Van der Vliet coll. Fl. 19.3; Cic. Font. 2.3; Cluent. 36.98; Quint. Inst. I 5.33 : deprehensum M1V5T princ. ς • detentum] detectum Fulvius • F 116r • 4 percontere princ. ς (percunctere U) : percontare F ϕA

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APOLOGÍA

lo conocías tú, una persona a la no he visto nunca más que ante este tribunal? ¿O que lo que un liberto asiduo de la casa que tenía la posibilidad de examinarlo, lo que este liberto no vio tú, que nunca tuviste acceso, sí viste? Y por último, que fuera tal como dices lo que no viste: pero, estúpido, si hoy te hubieras apoderado de ese pañuelo, yo negaría que tuviera relación con la magia cualquier cosa que sacaras de él. Así que tienes todo mi permiso: inventa lo que quieras, imagina, piensa algo que pueda parecer un objeto mágico. A pesar de todo entraría a discutirlo contigo: yo te diría que alguien lo ha puesto en lugar de otro o que lo he recibido como remedio291 o que me lo han entregado para un sacrificio o que me lo han ordenado en sueños292; hay otras mil razones tomadas de las costumbres más extendidas o las prácticas rituales más divulgadas con las que podría replicarte convincentemente. Ahora reclamas que un objeto que, si estuviera localizado y retenido aquí, no me causaría perjuicio ante este excelente juez fuera así, misterioso y desconocido, causa de mi condena por simples sospechas sin fundamento. No sé si vas a decir otra vez, como sueles: «¿Qué era ese objeto que dejabas sobre todo entre los lares cubierto con un pañuelo?». ¿Es así, Emiliano? Tus acusaciones consisten en que le preguntas todo al

291 No parece que haya que pensar en medicina, sino más bien en algún tipo de remedio mágico, cf. Abt 1908, p. 209. 292 En la Antigüedad estaba muy extendida la idea de que la divinidad podía ponerse en contacto con los mortales en sueños (Cox Miller 1994; Harrisson 2013, p. 178): de esta forma les comunicaban sus órdenes y, en algunos casos, por medio sobre todo de la práctica de dormir en recintos sagrados (incubatio), recuperaban la salud. Este último procedimiento era seguido habitualmente en el caso del dios Esculapio; quizá el testimonio más conocido sea Elio Aristides, Discursos sagrados (4752 Keil), cf. Luck 1995, pp. 181-184, 187-191; Sfameni Gasparro 2007; Petsalis-Diomidis 2010, pp. 122-150. El método sobrevivió al fin del paganismo y se trasmitió a los cristianos, cf. Markschies 2007 y en general todo el volumen Brandenburg - Heid Markschies. Apuleyo atestigua el carácter que se le atribuía a los sueños en varios pasajes de Metamorfosis, como I 18.2-7, IV 27.1-7, VIII 8.6-9, IX 31.1, y Sobre el dios de Sócrates 6-7 (133-6 O).

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‘quam ob rem piscis quaeris? cur aegram mulierem inspexisti? quid in sudario habuisti?’ utrum tu accusatum an interrogatum uenisti? si accusatum, tute argue quae dicis; si interrogatum, noli praeiudicare quid fuerit, quod ideo te necesse est interrogare, quia nescis. ceterum hoc quidem pacto omnes homines rei constituentur, si ei, qui nomen cuiuspiam detulerit, nulla necessitas sit probandi, omnis contra facultas percontandi. quippe omnibus sic, ut forte negotium magiae facessitur, quicquid omnino egerint obicietur. uotum in alicuius statuae femore signasti: igitur magus es; aut cur signasti? tacitas preces in templo deis allegasti: igitur magus es; aut quid optasti? contra: nihil in templo precatus es: igitur magus es; aut cur deos non rogasti? similiter si posueris donum aliquod, si sacrificaueris, si uerbenam sumpseris. dies me deficiet, si omnia uelim persequi, quorum rationem similiter calumniator flagitabit. praesertim quod conditum cumque, quod obsignatum, quod inclusum domi adseruatur, id omne eodem argumento magicum dicetur aut e cella promptaria in forum atque in iudicium proferetur.

5 utrum tu T Salmasius : ut sumtu F ϕ (ut sumptu AU) insutum? princ. siue tu U 2 in marg. • accusatum F x (v s.l. add.) ϕAU princ. : accusatam F • 6 omnes ante homines ϕ (cf. Loew 1914, pp. 187, 210) AU 2 : omnis FU princ. • sic ut Helm (1904, pp. 576-577; Sen. Ep. 94.39) : sicut F ϕAU princ. si cui Melissus ut cuique uel simul cui Casaubonus • facessitur] facessetur Casaubonus • 7 statuae femore] statue femore ϕx princ. : statu e˛femore F statu e femore ϕAU • tacitas preces... allegasti] cf. 7.3 • magus (ante es; aut cur deos) ex magi corr. F 1 (magus ϕAU princ.) • 8 cumque] cuique Jungermann • aut] et Van der Vliet et ut Kronenberg • promptaria FAUL2 princ.; Plaut. Amph. 156 cft. Van der Vliet : promptuaria M1T ς -toria ϕ

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APOLOGÍA

reo, tú en cambio no aportas información alguna. «¿Con qué propósito buscas peces?, ¿por qué examinaste a una mujer enferma?, ¿qué tenías en el paño?». ¿Tú has venido aquí a acusar o a interrogar? Si es a acusar, demuestra tú mismo lo que dices; si es a interrogar, no prejuzgues qué es lo que ha sucedido y que tú, precisamente porque lo ignoras, necesitas preguntar. Por otro lado, mediante ese mismo procedimiento cualquier hombre se podría convertir en reo si el que denuncia a alguien no tuviera necesidad ninguna de probar nada y sí, en cambio, todo el poder para preguntar. De esta forma, llegado el caso de denunciar por mágica alguna práctica, a todo el mundo se le podría reprochar absolutamente todo lo que hubiera hecho: has sellado un voto en el muslo de una estatua293; por tanto, eres un mago, o si no, ¿por qué lo sellaste? Has dirigido una oración en silencio a los dioses en un templo294; por tanto, eres un mago, o si no, ¿qué es lo que pediste? O al contrario: no has rezado en un templo; por tanto, eres un mago, o si no, ¿por qué no le has rogado nada a los dioses? Y lo mismo pasaría si depositas una ofrenda cualquiera o si haces un sacrificio o tomas unos ramos sagrados295. No tendría suficiente con un día entero si quisiera repasar todas las acciones de las que podría pedir explicaciones de forma parecida cualquier calumniador. Sobre todo cualquier objeto que se guarde en casa escondido, precintado, encerrado, por ese mismo argumento dirán que es mágico y lo trasladarán desde el lugar donde esté depositado al foro y a juicio. 293 Era costumbre dejar las promesas a los dioses en las rodillas (Juvenal, Sátiras 10.55) o los muslos (Luciano, El aficionado a la mentira [Φιλοψευδής] 20) de las figuras que los representaban. Los escolios a Juvenal a propósito de genua incerare —«encerar las rodillas»— aclaran que se trataba de hacer un voto, aunque los detalles exactos no están claros, cf. Campana 2004, pp. 128-130. Luciano, por su parte, atestigua que se fijaban con cera monedas y láminas de plata al muslo de las estatuas como ofrendas o exvotos por una curación. Para la expresión signare uota —«sellar votos»— véase Plinio, Cartas X 35 (Colvius 1588, ‘notae’ p. 255). Era posible también grabar nombres o peticiones directamente en figuras votivas (Abt 1908, p. 210 y n. 6). 294 Las súplicas a los dioses celestiales se solían hacer en voz alta —como posteriormente seguirían haciendo los cristianos (Griffiths 1975, p. 352)—; las dirigidas a las divinidades infernales, relacionadas con la magia, entre murmullos, cf. Luck 1995, pp. 11-12 y los ejemplos de Abt 1908, pp. 212-213. 295 Cf. e.g. 30.7 y nota.

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Haec quanta sint et cuiusce modi, Maxime, quantusque campus calumniis hoc Aemiliani tramite aperiatur, quantique sudores innocentibus hoc uno sudariolo adferantur, possum equidem pluribus disputare; sed faciam quod institui: etiam quod non necesse est confitebor et interrogatus ab Aemiliano respondebo. interrogas, Aemiliane, quid in sudario habuerim. at ego quanquam omnino positum ullum sudarium meum in bybliotheca Pontiani possim negare, ac maxime fuisse concedam, tamen habeam dicere nihil in eo inuolutum fuisse, —quae si dicam, neque testimonio aliquo neque argumento reuincar; nemo est enim qui attigerit, unus libertus, ut ais, qui uiderit— tamen, inquam, per me licet fuerit refertissimum. sic enim, si uis arbitrare, ut olim Vlixi socii thesaurum repperisse arbitrati sunt, cum utrem uentosissimum manticularentur. uin dicam cuius modi illas res in sudario obuolutas laribus Pontiani commendarim? mos tibi geretur. Sacrorum pleraque initia in Graecia participaui. eorum quaedam signa et monumenta tradita mihi a sacerdotibus sedulo conseruo. nihil

1 cuiusce modi] cuiuscemodi F ϕAU princ.; cf. GCA 1985, p. 159 cuiusmodi Krüger • 3 possim] possem Casaubonus • 4 ac Koch, Goldbacher : ac F ϕAU ante U 2 in marg. tamen princ. ac Kronenberg cf. 28.4; 90.1 at Salmasius attamen Phil. ac Van der Vliet • maxime] Maxime ς • concedam] concedo Krüger (et at) • tamen] cum V5 ς princ. tamen Krüger • 6 refertissimum Wyttenbach : repertissimum F ϕAU princ. • 7 uin dicam... in sudario] d in marg. F

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APOLOGÍA

Yo soy capaz, por supuesto, de debatir por extenso qué importancia y qué naturaleza tienen tales acciones, Máximo, y cuán amplio es el campo que deja abierto a las calumnias la senda que ha tomado este Emiliano y cuántos sudores les ha podido causar a unos inocentes con este único sudadero, pero voy a comportarme tal como me propuse: voy a confesar hasta lo que no estoy obligado y voy a responder a todo lo que me pregunta Emiliano. Me preguntas, Emiliano, qué tenía en el pañuelo. Y yo, aunque podría negar tajantemente que hubiera depositado pañuelo alguno de mi propiedad en la biblioteca de Ponciano y, aun si admitiera sin reservas que lo hubo, podría afirmar que no había nada envuelto en él —y si dijera esto no me podría desmentir ni testimonio ni argumento alguno, porque no hay nadie que lo haya tocado y solo un único liberto, por lo que dices, que lo haya visto—, a pesar de todo, como iba diciendo, por mí de acuerdo en que estuviera lleno a rebosar. Piénsalo así, si quieres, tal como los compañeros de Ulises pensaron que habían encontrado un tesoro aquella vez que robaron el odre lleno de vientos296. ¿Quieres que te diga de qué naturaleza eran aquellos objetos envueltos en un pañuelo que encomendé a los lares de Ponciano? Te voy a dar gusto. He tomado parte en Grecia en muchos cultos iniciáticos297. De todos estos guardo celosamente símbolos y recuerdos que me han 296 Homero, Odisea X 28-55. La idea dio lugar a una catástrofe, porque desataron los vientos que había encerrado Eolo y estos provocaron una tempestad que arrastró la nave otra vez mar adentro cuando ya estaban llegando a la patria. 297 Uno de los aspectos de su vida más conocidos (Martos 2003, I, p. XVI), pero muy poco concreto, porque no se sabe en qué cultos participó exactamente: da la impresión por lo que sigue que se inició en los misterios de Baco; posteriormente aludirá a Esculapio (55.10-11), Orfeo y Pitágoras (56.2), pero sin dejar constancia expresa de que estuviera unido a los adoradores o seguidores de alguno de estos. Más arriesgado es atribuir al autor las experiencias religiosas del personaje Lucio en el libro XI de Metamorfosis, como por ejemplo Butler - Owen (1914, p. 118), aunque es evidente que debió conocer con bastante profundidad la religión de Isis y presenta a su protagonista con una frase muy parecida a la que se aplica a él mismo —sacris pluribus initiatus (Met. III 15.4)—, además de que menciona otros cultos en varios pasajes de sus obras: Metamorfosis VI 2.5 (Eleusis), VII 24-9.10 (la diosa Siria), El dios de Sócrates 14 (148-9 O), cf. Hunink 1997, II, p. 149. Sobre cultos mistéricos véase Bremmer 2014.

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insolitum, nihil incognitum dico. uel unius Liberi patris mystae qui adestis scitis quid domi conditum celetis et absque omnibus profanis tacite ueneremini. at ego, ut dixi, multiiuga sacra et plurimos ritus et uarias cerimonias studio ueri et officio erga deos didici. nec hoc ad tempus compono, sed abhinc ferme triennium est, cum primis diebus quibus Oeam ueneram publice disserens de Aesculapii maiestate eadem ista prae me tuli et quot sacra nossem percensui. ea disputatio celebratissima est, uulgo legitur, in omnibus manibus uersatur non tam facundia mea quam mentione Aesculapii religiosis Oeensibus commendata. dicite aliquis, si qui forte meminit, huius loci principium.

8 mystae] miste F ϕV1L1L2 L3 symmystae V5 ς princ. in hiiste U in iste A • profanis ϕ : propha- FAU princ. • 9 at] atqui Floridus • uarias ϕ2L2 princ. : uanas F ϕAU cf. 68.6 • 10 publice ϕxAU princ. : puplice ϕ plublice F • prae me] prae | me ϕA (pre me U princ.) : pre˛me F • quot Casaubonus : quod F ϕAU princ. • nossem percensui princ. : nos semper censui F ϕ nos s. censuit U nox s. cesuit A • 12 dicite (cf. e.g. Plaut. Epid. 399; Men. 674; Ter. Ad. 634) ] dicito Kronenberg • si qui] si quis M1L3 Krüger

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APOLOGÍA

entregado los sacerdotes. No estoy contando nada insólito ni nada desconocido. Cualquiera de los adeptos que estáis aquí presentes, aunque solo sea los del padre Líbero298, sabéis qué es lo que tenéis escondido en casa y que veneráis en silencio apartados de todos los profanos299. Yo por mi parte, como os he dicho, he conocido diversos cultos y numerosos ritos y variadas ceremonias llevado por mi amor a la verdad y mi deber hacia los dioses. Y esto no lo estoy inventando para la ocasión, sino que hace ya tres años, cuando pronuncié en público una conferencia sobre la majestad de Esculapio300 en los primeros días después de mi llegada a Oea, lo expuse de la misma forma y enumeré todos los cultos en los que me había iniciado. Este discurso es muy conocido, se lee públicamente, se encuentra en todas las manos, y no gracias a mi elocuencia, sino al tema de Esculapio, tan grato al religioso pueblo de Oea. Que recite alguien, si es capaz de recordarlo, el principio de ese pasaje. (Se oyen voces que repiten el discurso).

298 Baco o Dioniso, al que se le rendía, efectivamente, un culto relacionado con los misterios, cf. e.g. Turcan 2001, pp. 275-297; Bremmer 2014, pp. 100-109. 299 Posible referencia a la cista mystica (Abt 1908, p. 214; Butler - Owen 1914, p. 118), recipiente, generalmente cilíndrico y con tapa, cuyo contenido, aunque variaba según el dios al que estuvieran consagrados los misterios, solía consistir en diversos pasteles y tortas, granadas, ramas de árboles, hiedra, sal, una serpiente, el símbolo de Dioniso Basareo y, especialmente, un falo —Clemente de Alejandría, Protréptico 14.2; 22.4; Eusebio de Cesarea, Preparación evangélica II 3; Fírmico Materno, De errore profanarum religionum 10.1—; sobre la veneración de este último, sobre todo en las ceremonias de Baco, véase Eusebio, ibídem II 1; Tertuliano, Aduersus Valentinianos 1; San Agustín, La ciudad de Dios VII 21; Arnobio, Aduersus nationes V 28 (Daremberg Saglio s.v. «cista», con ilustraciones). Los cristianos les reprochaban a los paganos los secretos entre iniciados, que estos, precisamente, les achacaban a ellos, cf. Minucio Félix, Octavio 9 y 31 (Brant, cf. Oudendorp 1823, p. 517). Según otros, los iniciados no tendrían en casa la cista y se trataría de otras señales o recuerdos, cf. Griffiths 1975, p. 293; Turcan 2001, p. 292. 300 Dios de la medicina; nada más propio que darle las gracias después de haberse recuperado de la enfermedad que le hizo detenerse en Oea (72.2-5). Sobre esta divinidad y otras obras del mismo Apuleyo, véase Floridas 18 y notas. No se sabe si este discurso es el mismo al que se alude en 73.2; en cualquier caso, no se ha conservado resto alguno.

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—audisne Maxime multos suggerentis? immo ecce etiam liber offertur. recitari ipsa haec iubebo, quoniam ostendis humanissimo uultu auditionem te istam non grauari.— Etiamne cuiquam mirum uideri potest, cui sit ulla memoria religionis, hominem tot mysteriis deum conscium quaedam sacrorum crepundia domi adseruare atque ea lineo texto inuoluere, quod purissimum est rebus diuinis uelamentum? quippe lana, segnissimi corporis excrementum, pecori detracta iam inde | Orphei et Pythagorae scitis profanus uestitus est; sed enim mundissima lini seges inter optumas fruges terra exorta non modo indutui et amictui sanctissimis Aegyptiorum sacerdotibus, sed opertui quoque rebus sacris usurpatur. Atque ego scio nonnullos et cum primis Aemilianum istum facetiae sibi habere res diuinas deridere. nam, ut audio partim Oeensium qui istum nouere, nulli deo ad hoc aeui supplicauit, nullum templum frequentauit; si fanum aliquod praetereat, nefas habet adorandi gratia manum labris admouere. iste uero nec dis rurationis, qui eum pascunt

auditionem C et fort. iam F : auditione F xϕAUL1 princ. Phil. • istam FC : ista F xϕAUV1L1L2 L3 princ. Phil. 1 ea M1V5 princ. ς : eo F ϕAUV1L1L2L3 • 2 iam inde] def. Plasberg coll. 47.3 et aliter Heraeus (Amm. Marc. XXVIII 5.11; XXVI 9.8; XVIII 5.7) : iam inde Novák coll. 26.2; 76.6; Met. V 29.1; Plaut. Capt. 645; Pseud. 970 i. inde dubitanter Helm • F 116v • profanus F 1 ( fa in marg.) ϕ : prophanus FAU princ. • Aegyptiorum sacerdotibus] cf. Herod. II 81 • 3 et cum... habere] d in marg. • 4 audio] audio Gronovius • Oeensium ς : oensium F ϕA oensuum ut uid. A censium U partiensium (scil. cum partim) add. U 2 in marg. • ad F xC 2AU princ. : adu FC adii ϕ • supplicauit euanid. in F aliquem eradere conatum esse putauit Helm (supplicauit ϕAU princ.) • praetereat F x t alt. ex d, ea ex nescio quo corr. (pretereat AU princ.) : praetereat ad ϕ1 (ereat in ras.) praeter ad C • gratia ϕxς : gratiam F ϕAU princ. • 5 iste uero V5 ς princ. Ald. Phil. : isti uero F 1 (s.l. inter admouere et nec add.) ϕAUV1L1L2 L3

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APOLOGÍA

¿Estás oyendo, Máximo, todos los que lo siguen? Pero aquí me hacen llegar también el libro. Voy a mandar que reciten también el fragmento, puesto que estás demostrando con tu expresión de clemencia que no te resulta molesto escucharlo. ¿Realmente le parecería asombroso a alguien que tuviera alguna instrucción religiosa que una persona iniciada en tantos misterios divinos conservara en su casa insignias301 de los ritos y que los tuviera envueltas en un paño de lino, que es la cubierta más pura para los objetos sagrados? Pues ya sabéis que desde Orfeo y Pitágoras302 la lana arrancada a las ovejas, que es excrecencia de los cuerpos más indolentes, es un atuendo profano; en cambio, la planta inmaculada del lino, que figura entre los mejores frutos que brotan de la tierra, no solo la emplean para vestirse y abrigarse los santísimos sacerdotes egipcios, sino que también se usa para cubrir objetos sagrados303. Y sé yo muy bien que algunos, y entre estos especialmente este Emiliano, consideran gracioso burlarse de los asuntos divinos, pues, por lo que me han contado algunos ciudadanos de Oea que están al tanto de todo esto, jamás en toda su vida rezó a ningún dios, ni visitó templo alguno, y si pasa por algún santuario, tiene por sacrilegio llevarse la mano a los labios como signo de adoración304. Él, por el 301 Propiamente se llamaba crepundia —derivado de crepare, «resonar»— a una serie de amuletos y figurillas que llevaban los niños colgados de un collar (Daremberg - Saglio, s.v.) y se utilizaban en el caso de los expósitos como medio de reconocimiento. El sentido en este caso es obviamente diferente, porque se trata de objetos de tipo religioso. 302 Pitágoras y Orfeo también aparecen en 27.2; sobre el primero cf. 4.7; sobre Orfeo, véase Floridas 17.15. Era frecuente que se nombraran juntas las dos escuelas, que se confundieran las doctrinas y se atribuyeran textos de una a la otra, cf. Bernabé 2004, pp. 135-147. 303 Esta diferencia entre la lana y el lino se da igualmente en Heródoto II 81 e, invocando también la autoridad de Platón, en Plutarco, Sobre Isis y Osiris 4 (352c-f), cf. Griffiths 1970, ad loc. pp. 270-271. El lino, por otra parte, también estaba asociado a la magia, véase 44.8 y nota, además de Abt 1908, pp. 215-216. Como vestidura sagrada aparece en Metamorfosis II 28.2; XI 3.5; 10.1; 14.3; 23.4; 27.4. 304 El mismo gesto habitual que en Metamorfosis IV 28.3 (GCA 2004, p. 43), también atestiguado en Plinio, Historia natural XXVIII 25; Luciano, Sobre la danza (Περὶ ὀρχήσεως) 17; Minucio Félix, Octavio 2.4; San Jerónimo, Comentario a Oseas

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ac uestiunt, segetis ullas aut uitis aut gregis primitias impertit; nullum in uilla eius delubrum situm, nullus locus aut lucus consecratus. ecquid ego de luco et delubro loquor? negant uidisse se qui fuere unum saltem in finibus eius aut lapidem unctum aut ramum coronatum. igitur adgnomenta ei duo indita: Charon, ut iam dixi, ob oris et animi diritatem, sed alterum, quod libentius audit, ob deorum contemptum Mezentius. quapropter facile intellego hasce ei tot initiorum enumerationes nugas uideri, et fors anne ob hanc diuini contumaciam non inducat animum uerum esse quod dixi, me sanctissime tot sacrorum signa et memoracula custodire. sed ego quid de me Mezentius sentiat manum non uorterim, ceteris autem clarissima uoce profiteor: si qui forte adest eorundem sollemnium mihi particeps, signum dato et audias licet quae ego adseruem. nam equidem nullo umquam periculo compellar, quae reticenda accepi, haec ad profanos enuntiare. Vt puto, Maxime, satis uideor cuiuis uel iniquissimo animum explesse et, quod ad sudarium pertineat, omnem criminis maculam

locus aut lucus] [locus aut] lucus del. Iahn lucus aut locus L3 Vahlen • 6 ecquid] ec quid F def. H. Müller : et quid ϕAUς princ. 8.6; 9.10; 44.3 cft. Helm sed quid Groslotius • fuere] affuere Pricaeus • qui fuere dubitanter Vahlen, sed cf. 1898, 253 • finibus eius post fuere transp. Krüger • 7 adgnomenta ei ϕ princ. Phil. adgnomen— τa¦є Ϊ ¦ F 2 (adgnomen iam F) et similiter L2 adgnomenta e* (fort. a Pepe) ut uid. C agnomen | uel e a ut uid. A agnomen uel ae U (sed tae in marg. ut uid. pro ae add. U 2) L1 adgnomenta est V1L3 • Charon] cf. 23.7 • alterum F supra a aliquid eras. uid. (alterum ϕAU princ.) • audit ob F 1ϕAU princ. : audito F • Mezentius princ. Phil.] mezentius F x (m s.l. fort. F 1; ent ut uid. F 2) C ϕAV1L12 in marg. L2L3 et mezen in marg. F 1 meren- U mesen- L1 • 8 inducat F (Helm ad loc.: ‘quia charta pertenuis est, perspicitur post t litt. u uocis facundia, quae legitur in fol. recto col. 2’ [55.11]) ϕxAUV12L1 Phil. : inducatu C ϕV1L2 inducat in L3 ς princ. • 9 signum F ϕ princ.; cf. Plaut. Mil. 1016 : signo AU • audias F ϕAU def. Sauppe : audiat princ. ς • 10 profanos] -phanos F ϕAU princ.

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APOLOGÍA

contrario, ni siquiera les ofrece a los dioses de los campos, que lo alimentan y lo visten, las primicias de las mieses o de la vid o de los ganados; no se encuentra capilla alguna situada en su finca, ni lugar o bosque consagrado305. ¿Qué digo yo bosque o capilla? Los que han estado en sus tierras aseguran que no han visto ni una piedra cubierta de grasa ni una rama con una corona. Por eso se le impusieron dos apodos: Caronte, como ya he dicho306, por su horrenda cara y carácter, y un segundo, Mecencio307, que oye incluso más complacido, por su desprecio a los dioses. Por todo esto es fácil suponer que esta relación de tan gran cantidad de iniciaciones le parecerá una minucia, y quizá por esta obstinación en contra de los dioses no admite que sea verdad lo que he dicho, que yo custodio con la mayor veneración símbolos y recuerdos de tantos cultos. Pero a mí lo que Mecencio piense sobre mí no me interesa en absoluto308; a los demás, en cambio, les declaro en voz alta que si acaso está aquí presente alguien que haya participado también en esas mismas ceremonias que muestre la señal309 para reconocerlo y tendrá la posibilidad de oír lo que yo guardo. Puesto que, por mi parte, no habrá ninguna amenaza que consiga obligarme a declarar ante los profanos lo que me han confiado con la promesa del silencio. Por lo que veo, Máximo, me parece que he dado completa satisfacción hasta al hombre más parcial y que, por lo que se refiere al pañuelo, he lavado hasta la más pequeña mancha de crimen y así,

cap. XIII vers. 1-2 (PL XXV, coll. 931C), cf. Sittl 1890, p. 182, y, a propósito de Quintiliano, Instituciones oratorias XI 3.103, Aldrete 1999, pp. 69-70. 305 Véase Floridas 1.1 y nota; también 1.4 y nota a propósito de las piedras. Estos reproches han servido de indicio para pensar que podía tratarse de un cristiano (Maselli 2009, p. 120). 306 Cf. supra 23.7. 307 Rey etrusco de Cere y aliado de Turno. Sin duda Apuleyo se refiere a su aparición como personaje de la Eneida de Virgilio, en la que Evandro lo acusa de despreciar a los dioses (VII 648: contemptor diuum); posteriormente se enfrenta a Eneas y sucumbe ante él junto con su hijo (X 769-908), cf. Rivero et al. 2011, p. 50 y n. 187. 308 La expresión manum non uorterim, de tono proverbial (Otto 1890, s.v. manus 8, p. 211), se da en Cicerón, De finibus bonorum et malorum V 93. 309 Plauto, Miles gloriosus 1016.

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detersisse ac bono iam periculo ad testimonium illud Crassi, quod post ista quasi grauissimum legerunt, a suspicionibus Aemiliani transcensurus. testimonium ex libello legi audisti gumiae cuiusdam et desperati lurconis Iuni Crassi me in eius domo nocturna sacra cum Appio Quintiano amico meo factitasse, qui ibi mercede deuersabatur. idque se ait Crassus, quamquam in eo tempore uel Alexandreae fuerit, tamen taedae fumo et auium plumis comperisse. scilicet eum, cum Alexandreae symposia obiret —est enim Crassus iste, qui non inuitus de die in ganeas conrepat—, in illo cauponii nidore pinnas de penatibus suis aduectas aucupatum fumum domus suae adgnouisse patrio culmine

1 suspicionibus F x (i s.l. add.) ϕAU : -nebus F –tionibus princ. • 2 in eo] [in] eo del. Krüger, sed 37.1 cft. Helm • tamen taedae ϕ (uel fort. t. atedae; a tede in marg. ϕ2) Phil.; cf. Helm 1904, p. 577 et Cic. Cluent. 126 : tamen¦tae da¦e¦ F x (i.e. tamen taeda e) tamen taeda e CL2 tamentae dae F tamen a cede princ. tamen te edoce AUL1 et codd. dett., unde tamen taedaceo Oudendorp tamen atete V1 ate L3x in lac. t. e taedae Salmasius t. a taedae Hildebrand • 3 eum] del. Iahn • iste] is Iahn • cauponii uel cauponae Brantius : cauponis F ϕAU princ. cauponio Scriverius • aucupatum] aucupantem Casaubonus

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APOLOGÍA

voy a pasar con toda tranquilidad de las sospechas de Emiliano a ese testimonio de Craso que leyeron después como si tuviera la máxima gravedad310. Habéis oído cómo leían en unas notas el testimonio de un hambriento y comilón insaciable311, Junio Craso, que afirmaba que yo había realizado en su casa sacrificios nocturnos con mi amigo Apio Quinciano, que vivía allí de alquiler. Esto lo descubrió, según dice Craso, por el humo de antorchas y plumas de ave, aunque en ese momento se encontraba en Alejandría. Es evidente que él, cuando asistía a un banquete en Alejandría —porque se trata de este Craso que hasta de día se arrastra de buena gana a cualquier comilona— y allí, entre olores de taberna, andaba al acecho de unas plumas que le

310 Comienza una nueva sección (57-60) dedicada a rebatir las acusaciones de haber celebrado sacrificios nocturnos en la casa que un amigo, Quinciano, tenía alquilada a un tal Junio Craso. La mayor parte de la defensa consiste en desacreditar a este último, en cuya declaración descansa toda la argumentación de los acusadores. Después de hacer constar que Craso se encontraba muy lejos, en Alejandría, cuando se produjeron los supuestos ritos, Apuleyo critica su afición a la bebida y a los banquetes y expone que ha vendido su testimonio a Emiliano. Aunque no se sabe nada más sobre el personaje que lo que aquí aparece, se ha supuesto que es un rico hombre de negocios, cf. e.g. Gutsfeld 1991, p. 401. La celebración nocturna sacra violaba la lex Cornelia de sicariis et ueneficis: qui sacra impia nocturnaue, ut quem obcantarent defigerent obligarent, fecerint faciendaue curauerint, aut cruci suffiguntur aut bestiis obiciuntur —«A aquellos que celebren o hagan que se celebren sacrificios impíos o nocturnos con el fin de encantar, maldecir o hechizar a alguien que se les clave en la cruz o se les arroje a las bestias» (Julio Paulo, Sentencias a su hijo 5.23.15)—; véase también nota a 2.2 y Cicerón, Contra Vatinio 14 (Abt 1908, pp. 12-14, 218-219). Como en otros casos, es patente la influencia de Cicerón, en este caso Contra Pisón: cf. 59.67 y Pis. 1, 13 (Harrison 2000, p. 73 y n. 89). En esta parte aparecen por primera vez alguien que apoya a Apuleyo, Quinciano, y uno de sus principales enemigos, Rufino (60.2), a cuya esposa, prostituida de acuerdo con él mismo, se alude inmediatamente. Sobre toda esta parte véase McCreight 1991, pp. 83-91; Hunink 1997, II, pp. 153-162. 311 Los términos con que se retrata a Junio Craso se han empleado en latín antes sobre todo en sátiras y comedia: así gumia en Lucilio versos 1066 y 1237 Marx; lurco también en Lucilio 75 Marx y Plauto, Persa 421; helluo en Terencio, Heautontimorumenos 1033, aunque parece que esta última también es palabra favorita de los ataques de Cicerón (De domo sua 25; Filípicas 13.11; En defensa de Sestio 26). Que se expliquen en Festo —99.22; 107.26-7; 88.15 Lindsay— indica, contra Butler - Owen (1914, p. 121), que no debían ser términos del todo comunes, cf. Harrison 2000, p. 73, n. 88.

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longe exortum. quem si oculis uidit, ultra Vlixi uota et desideria hic quidem est oculatus; Vlixes fumum terra sua emergentem compluribus annis e litore prospectans frustra captauit: Crassus in paucis quibus afuit mensibus eundem fumum sine labore in taberna uinaria sedens conspexit. sin uero naribus nidorem domesticum praesensit, uincit idem sagacitate odorandi canes et uulturios; cui enim cani, cui uulturio Alexandrini caeli quicquam abusque Oeensium finibus oboleat? est quidem Crassus iste summus helluo et omnis fumi non imperitus, sed profecto pro studio bibendi, quo solo censetur, facilius ad eum Alexandriam uini aura quam fumi perueniret. Intellexit hoc et ipse incredibile futurum; nam dicitur ante horam diei secundam ieiunus adhuc et abstemius testimonium istud uendidisse. igitur scripsit haec se ad hunc modum comperisse: postquam Alexandria reuenerit, domum suam recta contendisse, qua iam Quintianus migrarat; ibi in uestibulo multas auium pinnas offendisse, praeterea parietes fuligine deformatos; quaesisse causas ex seruo suo, quem Oeae reliquerit, eumque sibi de meis et Quintiani nocturnis sacris indicasse. quam uero subtiliter compositum et uerisimiliter commentum me, si quid eius facere uellem, non domi meae potius facturum fuisse, Quintianum | istum, qui mihi assistit, quem ego pro

4 Vlixi uota] ulixi uota F 2 (a pr. del. u s.l. add. et uerba distinxit) ϕAU princ. (Vlyxi u.) Vlyssi u. Phil. : alixiuota F (alixi etiam C) • sua emergentem M1 Casaubonus : sue˛ mergentem FL2 (sue m. ϕAV1L1L3 ) sua merg- U ς princ. Ald. Phil., fort. recte • 6 fumi F 1ϕAU princ. : fumum F • Alexandriam Casaubonus : -xandria F ϕAU princ. 1 horam ϕ2 s.l. AU princ. : horum F ϕ • ieiunus F 1 ie- ex iu- corr. (ie- ϕAU princ.) • 2 reliquerit] reliquerat Elmenhorst • 4 F 117r

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APOLOGÍA

habían llegado volando desde su hogar, reconoció el humo de su casa que salía a lo lejos del tejado paterno. Y si lo vio con sus propios ojos, este desde luego está dotado de una vista que supera los deseos y aspiraciones del mismo Ulises312: durante muchos años trató en vano Ulises de divisar desde la costa el humo que salía de su tierra; Craso, en unos pocos meses que estuvo fuera, vio ese mismo humo sin trabajo alguno sentado en una taberna. Si, en cambio, fue con la nariz como llegó a advertir los olores de su hogar, les gana en capacidad olfativa a los perros y a los buitres, porque ¿a qué perro, a qué buitre en el cielo de Alejandría le puede llegar un olor desde los límites de Oea? Este Craso es un glotón empedernido y experto conocedor de todo tipo de humos, pero por sus ansias por beber, que es por lo único por lo que es conocido, le llegaría antes a Alejandría el aroma del vino que el del humo. Él mismo comprendió que esto iba a resultar increíble, porque, según cuentan, vendió este testimonio313 antes de la segunda hora, sin haber comido nada todavía y sereno. Así pues, dejó escrito que había descubierto todo esto de la siguiente manera: cuando volvió de Alejandría, se dirigió directamente a su casa, de la que ya se había marchado Quinciano; allí, en el vestíbulo, se tropezó con una gran cantidad de plumas de ave, además de unas paredes ennegrecidas por una gran humareda; le preguntó la causa de todo a un esclavo que había dejado en Oea y este le contó los sacrificios nocturnos que habíamos hecho Quinciano y yo. Con qué sutileza lo han tramado todo y con qué verosimilitud lo han inventado, como si yo, en el caso de que quisiera hacer algo así, no hubiera ido a hacerlo más bien a mi propia casa, como si este Quinciano, que me asiste y al que

312 Cf. Homero, Odisea I 57-9. La comparación entre Craso y el héroe, un personaje que aparece una y otra vez en la obra de Apuleyo (Metamorfosis I 12.6; II 14.1; IX 13.4; X 33.2; Apología 31.7; 40.4; 55.6; 89.4; El dios de Sócrates 24 (176-8 O), cf. Perutelli 2010, pp. 94-97, 115-118), está destinada, por supuesto, a humillar al adversario, pero también a divertir al público con unos paralelos jocosos que tienen larga tradición. 313 Se refiere a declaración escrita, como se verá enseguida (59.1), sin comparecencia en el juicio.

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amicitia quae mihi cum eo artissima est proque eius egregia eruditione et perfectissima eloquentia honoris et laudis gratia nomino, hunc igitur Quintianum, si quas auis in cena habuisset aut, quod aiunt, magiae causa interemisset, puerum nullum habuisse, qui pinnas conuerreret et foras abiceret; praeterea fumi tantam uim fuisse ut parietes atros redderet, eamque deformitatem, quoad habitauit, passum in cubiculo suo Quintianum. nihil dicis, Aemiliane, non est uerisimile, nisi forte Crassus non in cubiculum reuersus perrexit, sed suo more recta ad focum. unde autem seruus Crassi suspicatus est noctu potissimum parietes fumigatos? an ex fumi colore? uidelicet fumus nocturnus nigrior est eoque diurno fumo differt. cur autem suspicax seruus ac tam diligens passus est Quintianum migrare, prius quam mundam domum redderet? cur illae plumae quasi plumbeae tam diu aduentum Crassi manserunt? non insimulet Crassus seruum suum: ipse haec potius de fuligine et pinnis mentitus est, dum non potest nec in testimonio dando discedere longius a culina. Cur autem testimonium ex libello legistis? Crassus ipse ubi gentium est? an Alexandriam taedio domus remeauit? an parietes suos detergit? an quod uerius est ex crapula helluo adtemptatur? nam equidem hic Sabratae cum hesterna die animaduerti satis notabiliter in medio foro tibi, Aemiliane, obructantem. quaere a nomenclatoribus tuis, Maxime, quamquam est ille cauponibus quam nomenclatoribus notior, tamen,

egregia eruditione] egregiae˛—ruditione F 1 : egregie˛ ruditione F (egregia erud- ϕAU princ.) • nomino] no|mino F x (nomino C xϕAU princ.) : nom|mino F nomimino C • 5 interemisset ϕ2 (set s.l. add.) AU princ. : inte˜re| misset (sic) F interemisse ϕ • 6 quoad habitauit ϕ princ. : quo ad habitauit AU quo adhabitauit F • 7 uerisimile ϕU princ. : ueri simile F xA ueris|simile C et ut uid. F • 8 potissimum] ras. supra ti in F • fumigatos ϕ2 (tos in marg. add.) U 2 princ. : fumigatus F ϕAU • 9 illae] ille F ϕAU princ. • plumbeae tam diu ς cf. Helm 1904, pp. 577-578 : plumbe| actandiu F plum|bee ac tamdiu ϕ2 (bee supra be add.) V1 princ. plumbe ac tamdiu ϕAUL1L2 L3 plumbariae t. d. Hildebrand plumbeae ac t. d. Van der Vliet plumbeae [ac] t. d. Krüger • 10 insimulet ς : insimul et F ϕAU princ. 2 cum] eum M1 Salmasius • notabiliter] nauseabiliter dubitanter Colvius • obructantem F 1 (n s.l. add.) ϕAU princ. : -tatem F • a F x princ. : an F ϕAU • notior] Notior F sed Not eras. (notior ϕAU princ.) datior C

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APOLOGÍA

nombro con honor y entre elogios por la amistad tan estrecha que tenemos y por su excepcional erudición y su magnífica elocuencia, como si este Quinciano, como digo, en el caso de que hubiera tenido para cenar unas aves o, tal como aseguran, las hubiera matado con algún propósito mágico, no hubiera tenido ningún esclavo que barriera las plumas y las tirara; como si, además, hubiera habido un humo tan espeso que volviera negras las paredes y Quinciano, mientras vivió allí, hubiera consentido en su dormitorio estos desperfectos. No dices nada, Emiliano: no es verosímil, a no ser que quizá Craso, lejos de volver a su dormitorio, se hubiera dirigido directamente, según su costumbre, al fogón. ¿Pero de dónde concluyó el esclavo de Craso que las paredes se habían manchado de humo precisamente por la noche? ¿Del color del humo? Al parecer el humo nocturno es más negro y esto es lo que lo diferencia del diurno. ¿Y por qué este esclavo tan desconfiado y tan diligente consintió que Quinciano se fuera antes de dejar limpia la casa? ¿Por qué permanecieron durante tanto tiempo allí aquellas plumas, como si fueran de plomo314, esperando la llegada de Craso? Que no eche la culpa Craso a su esclavo: es él mismo quien ha inventado las mentiras de la humareda y las plumas demostrando que no puede alejarse de la cocina ni siquiera para prestar declaración. ¿Pero por qué habéis leído su declaración escrita? ¿Dónde está el propio Craso? ¿Es que ha regresado a Alejandría harto de su propia casa? ¿Está limpiando las paredes? ¿O es que, siendo el glotón que es, se encuentra, como parece más probable, impedido por la resaca? Porque ayer me lo encontré yo mismo aquí, en Sábrata315, bien visible en medio del foro, Emiliano, eructándote en la cara. Consúltales a tus nomencladores316, Máximo, aunque a él lo conocen mejor los taberne314

En latín plumeae quasi plumbeae. Ciudad portuaria de la Tripolitania, actualmente en Libia, a unos sesenta kilómetros al oeste de Oea. Quizá de origen fenicio, su período de mayor prosperidad, el siglo II d. C., coincide con el juicio de Apuleyo. 316 Esclavo que informaba a su amo del nombre (nomen) de quien se encontrara; naturalmente eran especialmente útiles para hombres importantes y personas que ocuparan un cargo. 315

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inquam, interroga an hic Iunium Crassum Oeensem uiderint; non negabunt. exhibeat nobis Aemilianus iuuenem honestissimum, cuius testimonio nititur. quid sit diei uides: dico Crassum iam dudum ebrium stertere aut secundo lauacro ad repotia cenae obeunda uinulentum sudorem in balneo desudare. is tecum, Maxime, praesens per libellum loquitur, non quin adeo sit alienatus omni pudore ut, etiam sub oculis tuis si foret, sine rubore ullo mentiretur, sed fortasse nec tantulum potuit ebria sibi temperare ut hanc horam sobrie expectaret: aut potius Aemilianus de consilio fecit, ne eum sub tam seueris oculis tuis constitueret, ne tu beluam illam uulsis maxillis foedo aspectu de facie improbares, cum animaduertisses caput iuuenis barba et capillo populatum, madentis oculos, cilia turgentia, rictum, saliuosa labia, uocem absonam, manuum tremorem, ructus spiramen. patrimonium omne iam pridem abligurriuit, nec quicquam ei de bonis paternis superest, nisi una domus ad calumniam uenditandam, quam tamen numquam carius quam in hoc testimonio locauit; nam temulentum istud mendacium tribus milibus nummis Aemiliano huic uendidit idque Oeae nemini ignoratur.

3 quid F 1AU princ. : quod FC ϕ • 4 is tecum Acidalius : Iste cum F ϕAU (I. eum ut uid. U 2) princ. • non quin F x (qui induxit) ϕAU princ. : qui non quin F • ebria F ϕAUV1L1L2 L3 def. Armini 1928, p. 329; cf. et ThLL s.u. «ebrius», V.2 15.64-7 : ebriamine Helm ebrius M1 ς princ. a bria Hildebrand coll. Arnob. Nat. 7.29.4 (cf. ThLL s.u. «bria», II 2190.54-8) bria Krüger ebriacus Van der Vliet ebriositate Novák • temperare ϕAUV1L1L3 princ. : teperare F xL2 teperaret F quod uiros doctissimos omnes praeteriit • sobrie ϕA princ. : sobrie˛ F • 6 beluam ϕ1AU princ. : bal- FC ϕ • madentis] marcentes Heinsius • cilia turgentia F 1 (lineol. -tur et gen- coniunxit) ϕ xAUV1L1L2L3 princ. : ciliatur gentia FC ϕ • post rictum add. Helm coll. Ov. Met. II 481; III 674 Acidalius Scipio Gentilis Wower Brakman uel Hildebrand Iahn T; lacunam notarunt Marchesi, Vallette, Hunink • saliuosa F 2ϕAUV1L1L2L3 princ. : -bosa FC saliuosaque (post rictum) ς • ructus popinam Pricaeus coll. Cic. Pis. 13 : ructuspinam F ϕ (ructu spinam AU) ructus. Nam princ. ructus spiramen Helm ructus spumam Rudgers r. poenam Lennep r. fremorem Hildebrand r. sentinam Purser (1907, 381-2) coll. Claud. Mamert. de statu animae (CSEL IX p. 137.1) ructum spumam Ellis ructus pinam Mazzarino rubram spinam M1 • 7 uenditandam] -tanda Vulcanius • 8 nam M1 ς princ. : num F ϕAU

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APOLOGÍA

ros que los nomencladores, pero a pesar de todo pregúntales si han visto aquí a Junio Craso ciudadano de Oea: no te van a decir que no. Que nos muestre Emiliano a ese joven tan honrado en cuyo testimonio se basa. Ya ves qué hora es: puedo asegurar que Craso está ya hace tiempo roncando borracho, o bien está lavándose por segunda vez en los baños resudando los sudores del vino para acudir otra vez a las copas de después de la cena. Este es el personaje que, aunque esté por aquí, habla ante ti, Máximo, por medio de un escrito, y no porque esté tan falto de toda vergüenza como para mentir sin rubor alguno incluso ante tu presencia, sino porque probablemente no pudo abstenerse de emborracharse ni el tiempo indispensable para esperar sobrio este momento. O quizá, más bien, lo planeó así a propósito Emiliano para que no compareciera él bajo tu severa mirada, no fueras a desaprobar por su aspecto a esa bestia de mejillas depiladas y desagradable físico en cuanto te fijaras en la cabeza del joven despojada de barba y de cabellos, en sus ojos húmedos, sus párpados hinchados, la boca abierta, los labios babeantes, la voz destemplada, el temblor de sus manos, aliento a eructos317. Ya hace tiempo que ha devorado todo su patrimonio y no le queda nada de los bienes de su padre, con la única excepción de esa casa que usa para vender sus calumnias, aunque nunca la había alquilado por más dinero que para esta declaración. Pues, en efecto, le ha vendido a Emiliano estas mentiras ebrias por tres mil sestercios318 y esto no hay nadie en Oea que no lo sepa.

317 Apuleyo, como era normal en su época, está convencido de que la apariencia física del adversario es resultado de sus vicios y delata sus defectos —véase nota sobre fisiognómica a 40.7—, por lo que en esta invectiva se unen los ataques al aspecto exterior con la descalificación moral del testigo, cuya bajeza y escasa consideración social ya ha tratado antes. La descripción de Craso parece en parte una caricatura próxima a personajes histriónicos de la fábula atelana (Sallmann 1995, p. 147) combinados con otros rasgos ridículos, próximos también a los parásitos de la comedia, cf. Hunink 1997, II, pp. 159-160; May 2014, p. 762. La moda de la época, desde Adriano, imponía que los jóvenes llevaran barba. 318 Una cantidad bastante modesta (Di Vita 1968, p. 190).

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Omnes hoc antequam fieret cognouimus et potui denuntiatione impedire, nisi scirem mendacium tam stultum potius Aemiliano, qui frustra redimebat, quam mihi, qui merito contemnebam, obfuturum. uolui et Aemilianum damno adfici et Crassum testimonii sui dedecore prostitui. ceterum nudiustertius haudquaquam occulta res acta est in Rufini cuiusdam domo, de quo mox dicam, intercessoribus et deprecatoribus ipso Rufino et Calpurniano. quod eo libentius Rufinus perfecit, quod erat certus ad uxorem suam, cuius stupra sciens dissimulat, non minimam partem praemii eius Crassum relaturum. uidi te quoque, Maxime, coitionem aduersum me et coniurationem eorum pro tua sapientia suspicatum simul libellus ille prolatus est totam rem uultu aspernantem. denique quamquam sunt insolita audacia et importuna impudentia praediti, tamen testimonio Crassi, cuius oboluisse faecem uidebant, —nec ipsi ausi sunt perlegere nec quicquam eo niti. uerum | ego ista propterea commemoraui, non quod pinnarum formidines et fuliginis maculam te praesertim iudice timerem, sed ut ne impunitum Crasso foret, quod Aemiliano homini rustico fumum uendidit.

1 redimebat F 1 inter scribend. ex redimer- (-mebat ϕAU princ.) • damno adfici et V5 princ., Ald., Phil. ς : damna id faciet F (dampna i. f. ϕAL1 danna i. f. UL2 L3 ) V1 d. id faci et dist. ϕx dampni id facere ϕ2 s.l. damni id pati et Rohde • 2 occulta res ϕAU princ. : occultares FC occulto res Casaubonus • deprecatoribus] depectoribus Kronenberg depretiatoribus Brantius, cf. Tert. Marc. 4.29 • praemii F 1 (i alt. s.l. add.) ϕA (premii U princ.) : premi F • 3 coniurationem V5 princ. Ald. Phil. ς : curationem F (sed -m induct. uid.) ϕAU • 4 insolita Iahn : solita F ϕAU Phil., fort. retinendum soluta princ. Ald. stolida Ellis solida Wiman • testimonio] -monium M1 Colvius • 5 F 117v • commemoraui F 1ϕ princ. : eummemoraui F commoraui AU • te post maculam add. s.l. F 1 (maculamte ϕ sed recte dist. ϕ2) m. te etiam AU princ. • Crasso foret princ. Ald. Phil. Butler : crassum foret F 1 (ordinem signis mutauit) ϕAUL1L2 foret crassum FC foret Crasso M1 crassus f. V1L3 f. crassum add. Helm f. crassum olim Helm

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APOLOGÍA

Antes de que sucediera esto, lo sabíamos todos y tuve la posibilidad de impedir este testimonio, si no fuera porque sabía que una mentira tan estúpida no iba a resultarle más perjudicial a Emiliano, que la había comprado para nada, que a mí, que la había despreciado como se merecía. Me propuse tanto causarle un mal a Emiliano como dejar en evidencia a Craso con la desvergüenza de su propia declaración. Pero por otra parte, fue anteayer que se tramó todo el asunto, nada secreto por cierto, en casa de un tal Rufino, del que hablaré enseguida, con la intervención y mediación de este mismo Rufino y de Calpurniano. Fue algo que llevó a cabo Rufino con tanto mayor entusiasmo cuanto que estaba seguro de que Craso iba a ofrecerle una parte nada despreciable del premio a su propia esposa, cuyos adulterios, de los que es bien consciente, finge ignorar. He advertido también, Máximo, que en cuanto se sacó aquella declaración escrita, sospechaste, de acuerdo con tu buen sentido, que estos se habían puesto de acuerdo y que habían conspirado contra mí, expresando con tus gestos tu desprecio por toda esta maniobra. En definitiva, aunque son personas dotadas de una temeridad insólita y un impudor indecoroso, a pesar de todo, ni siquiera se atrevieron a acabar de leer el testimonio de Craso, que veían cómo apestaba a heces de vino, ni a utilizarlo para nada. Por mi parte, he contado yo todo esto no porque esté aterrorizado por el miedo a esas plumas319 y las manchas de una humareda, sobre todo siendo tú el juez, sino para que no quedara sin castigo la acción de Craso de haberle vendido humo320 a ese palurdo de Emiliano.

319 Juego de palabras entre el significado directo de la expresión y pinnarum formidines, que alude a los espantajos hechos con plumas colgadas de cuerdas que empleaban los cazadores para dirigir la caza al lugar deseado, según describe Séneca, De la ira II 12; De la clemencia I 12, y recogen los tratadistas (Gratio, Cinegético 75 88; Nemesiano, Cinegética 303-20), además de los poetas, cf. e.g. Virgilio, Geórgicas III 372; Eneida XII 750; Manilio V 185; Lucano IV 437-8. 320 Jugando con el humo que han esgrimido los acusadores, aparece una expresión proverbial que pervive en español prácticamente con el mismo sentido (DRAE s.v. «humo»), cf. Marcial IV 5.7; Antología Latina 199.61 Riese y, dentro de la Historia Augusta, Elio Lampridio, Alejandro Severo 23.8; 36.2; Heliogábalo 10.3; Julio Capitolino,

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Vnde etiam crimen ab illis, cum Pudentillae litteras legerent, de cuiusdam sigilli fabricatione prolatum est, quod me aiunt ad magica maleficia occulta fabrica ligno exquisitissimo comparasse et, cum sit sceleti forma turpe et horribile, tamen impendio colere et Graeco uocabulo βασιλέα nuncupare. nisi fallor, ordine eorum uestigia persequor et singillatim apprehendens omnem calumniae textum retexo. Occulta fuisse fabricatio sigilli quod dicitis qui potest, cuius uos adeo artificem non ignorastis, ut ei praesto adesset denuntiaueritis? en

1 Vnde F ϕ (Loew 1914, p. 196) AU princ.; cf. Hijmans 1994, p. 1766 n. 187 (= ‘ex quibus’; LHSz 2,208 sq.; Callebat 1968, p. 293; GCA 1981, p. 151 ad Met. VII 11.1) : unum M1 Salmasius inde Acidalius • 2 sceleti Casaubonus (1594, pp. 162-163) : celeti F ϕAU princ. • βασιλέα ς : ΒαcιλєαN F • 3 persequar F ϕAU : persequor princ. Ald. Phil. ς • 4 cuius F 2 in contextu F 1 (cu in marg.) ϕAU princ. : uius ut uid. F sed h add. F x • ignorastis F 1AU princ. : -ratis F ϕ (fort. ex -rast-) • ut ei pr(a)esto adesset FC ϕL3 sed in marg. ad adesset scr. ł ut F 1 et ut ante adesset s.l. add. ϕ2 : u. e. p. essent AL1 u. e. p. esset U u. e. ut(i) p. esset L2 princ. Ald. Phil. ς

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APOLOGÍA

Después de todo esto, al leer la carta de Pudentila, presentaron igualmente otra acusación relacionada con la fabricación de cierta estatuilla321, pues, en efecto, afirman que me había buscado una para mis maleficios mágicos fabricada en secreto con madera preciosa y, a pesar de que tiene la forma repulsiva y espantosa de un esqueleto, no dejo de adorarla con devoción y la invoco con el término griego de «rey». Si no me equivoco, estoy siguiendo todos sus pasos por orden y así, recogiendo todos sus argumentos uno a uno, estoy volviendo a tejer toda la trama de sus calumnias322. Que se fabricara en secreto la estatuilla, como decís, ¿cómo puede ser, si vosotros conocéis tan bien al artesano que le habéis exigido

Antonino Pío 11.1 (Otto 1890, s.v. fumus 1, p. 146). El humo de los sacrificios en realidad sí se podía emplear tanto en la religión como en la magia, cf. Thee 1984, p. 381. 321 Esta sección, la última dedicada a los cargos de magia, está dedicada a rebatir la acusación de adorar la estatuilla de un dios infernal. La religiosidad de Apuleyo, en todo caso, no parece ser coherente en muchos aspectos, incluso si no se tiene en cuenta Metamorfosis, cf. Beaujeu 1983. Es importante el hecho de que, pretendidamente, la figura se hubiera fabricado en secreto, puesto que esta circunstancia puede reforzar la impresión de que se utilice con fines oscuros. Sin embargo, no parece que en las fuentes clásicas las escasas representaciones de cadáveres estén relacionadas con artes mágicas; a la muerte, por ejemplo, se la representaba como un hombre con alas —véase LIMC s.v. «Thanatos» (VII.1 904-8; VII.2 616-8; supl. 2009, 1 473; 2 227)—; por el contrario, es más habitual que aparezcan esqueletos en ambiente simposíaco, cf. e.g. Heródoto II 78; Petronio, Satiricón 34.8; Plutarco, Banquete de los siete sabios 2 (Moralia 148A), además de la copa de los esqueletos de Boscoreale (Louvre), por ejemplo. Otros testimonios arqueológicos en Treu 1874; en general véase Griffiths 1970, pp. 335-336 a propósito de Plutarco, Sobre Isis y Osiris 17 (357f) y Schmeling 2011, pp. 124-125. Paralelos con figuras egipcias indican que en este caso pudo tratarse de un amuleto, cf. Abt 1915. El procedimiento de la defensa en este caso no se basa en ridiculizar los ataques o a los adversarios, sino en presentar simplemente como prueba la estatua después de narrar los hechos que dieron origen a su elaboración: a pesar de todo, persiste la sospecha de que lo que presenta Apuleyo y el objeto denunciado no sea exactamente lo mismo (Abt 1908, pp. 222-223). Por otro lado, es patente que Mercurio es un dios especialmente importante en cuestiones de magia, al que Apuleyo ha citado precisamente en este sentido en 31.9 y 42.6, y volverá a mencionar en 64.1-2, por no hablar de toda la tradición esotérica que bajo la advocación de Hermes Trimegisto llegaría casi hasta la actualidad (Faivre 2010, pp. 25-27). 322 Aunque pretende seguir el orden de la acusación aquí y en 67.2-4, es posible que Apuleyo esté más atento a la efectividad de sus propios argumentos y lo haya alterado adrede (Hijmans 1994, pp. 1766-1767).

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adest Cornelius Saturninus artifex uir inter suos et arte laudatus et moribus comprobatus, qui tibi, Maxime, paulo ante diligenter sciscitanti omnem ordinem gestae rei summa cum fide et ueritate percensuit: me, cum apud eum multas geometricas formas e buxo uidissem subtiliter et adfabre factas, inuitatum eius artificio quaedam mechanica ut mihi elaborasset petisse simul et aliquod simulacrum cuiuscumque uellet dei, cui ex more meo supplicassem, quacumque materia, dummodo lignea, exculperet. igitur primo buxeam temptasse; interim dum ego ruri ago, Sicinium Pontianum priuignum meum, qui mihi factum uolebat, impetratos hebeni loculos a muliere honestissima

5 paulo F 1 ex pal- (paulo ϕAU princ.) • 6 e buxo T Colvius, cf. et Erasm. Roterodam. Adagia 2.5.49 (1449) : de buxo ϕ2 in marg., fort. recte euoxo F ϕA Phil. e noxo U buxo M1 Gnosso princ. Ald. • elaborasset] -raret Acidalius, sed cf. 61.6; 102.3 • 7 temptasse TM1 ς princ. Ald. Phil. : -tasset F ϕAU • interim iam F sed m redintegr. et rim s.l. add. F 2 (interim ϕAU princ.) : Sed interim Beyte • ante factum add. Van der Vliet, cf. ThLL VI 2261.22-35; suppl. Watt, cf. adn. ad Cic. Att. VI 1.3; sed. Symm. epist. I 66 contulerat iam Casaubonus; cf. et Butler - Owen ad loc. et Kronenberg 1928, pp. 45-46 • impetratos F 1 (m s.l. induxit et s add.) princ. : impetra|tum F impetratus C ϕAU • loculos] baculos Scaliger et Elmenhorst

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APOLOGÍA

que compareciera? Aquí está Cornelio Saturnino323, un artesano tan apreciado por su arte como afamado por sus buenas costumbres, que poco antes, Máximo, ha respondido a tus preguntas narrando cómo se han sucedido todos estos hechos con la mayor fidelidad y veracidad. Ha declarado que, como yo había visto en su casa muchas figuras geométricas324 hechas de madera de boj con gran precisión y destreza, le pedí maravillado por su arte que me construyera algunas piezas mecánicas y, a la vez, que esculpiera alguna figura de un dios al que pudiera rezar según mi costumbre, cualquiera que se le ocurriera y de cualquier material, con tal de que fuera algún tipo de madera325. Así pues, probó en primer lugar con el boj; entre tanto, mientras yo estaba pasando una temporada en el campo, mi hijastro Sicinio Ponciano, que tenía mucho interés en que se me diera gusto, le había llevado un cofre de ébano con compartimentos326 que había conseguido de la 323 Existió un escultor homónimo en Cartago en esta misma época, del que se ha conservado una estatuilla; sin embargo, el nombre era demasiado frecuente para hacer una identificación automática entre ambos (Romanelli 1970, p. 290); en Lepcis Magna, por ejemplo, también hubo un soldado que se llamaba igual (Guey 1951, p. 116). 324 Posiblemente sean figuras parecidas a aquellas que se citan en Platón, República VI 510c; Cartas II 312b (Butler - Owen 1914, p. 125). 325 Erasmo de Rotterdam (Adagia 1447: Ne e quouis ligno Mercurius fiat = «No se haga un Mercurio con cualquier madera») recoge expresamente este pasaje especulando con la posibilidad de que se escogiera el boj porque su color evoca la palidez de los hombres o porque es la madera más resistente. Cita además 43.6, Plinio, Historia natural XVI 71 y el dicho de Demócares en Ateneo, Banquete de los eruditos V 215c y 187d. La madera de boj se consideraba especialmente apta para el torno (Virgilio, Geórgicas II 449) y servía para hacer muebles (Mols 1999, pp. 76 y 80) especialmente cajitas (Ulrich 2007, p. 231, además de 245-246). Por otra parte, es verosímil que Apuleyo dejara la elección del tipo de madera a criterio del artesano; no lo es en absoluto por lo que respecta al dios, que, por cierto, era enormemente popular en toda África, cf. Benseddik - Lochin 2010. El ébano, por otro lado, estaba especialmente relacionado con Hermes (Valette 1908, p. 317) y, según los papiros, se empleaba en la fabricación de instrumentos mágicos y representaciones de dioses, aparte de otros fines (Ulrich 2007, pp. 251-252). Seguidamente afirmará que la decisión corrió a cargo de Ponciano, descargándose de responsabilidad en este punto y aprovechando para presentarlo como un hijastro atento y cariñoso (Hijmans 1994, p. 1766; Hunink 1997, II, p. 164). 326 Loculi son entre otras cosas varios tipos de armaritos o cofres con compartimentos para guardar diversos tipos de objetos de uso personal o, por ejemplo, medicinas, cf. Daremberg - Saglio s.v.

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Capitolina ad se attulisse ex illa potius materia rariore et durabiliore uti faceret adhortatum: id munus cum primis mihi gratum fore. secundum ea se fecisse, proinde ut loculi suppetebant. ita minutatim ex tabellis compacta crassitudine Mercuriolum expediri potuisse. Haec ut dico omnia audisti. praeterea a filio Capitolinae probissimo adulescente, qui praesens est, sciscitante te eadem dicta sunt: Pontianum loculos petisse, Pontianum Saturnino artifici detulisse. etiam illud non negatur Pontianum a Saturnino perfectum sigillum recepisse, postea mihi dono dedisse. his omnibus palam atque aperte probatis quid omnino superest, in quo suspicio aliqua magiae delitescat? immo quid omnino est quod uos manifesti mendacii non reuincat? occulte fabricatum esse dixistis quod Pontianus splendidissimus eques fieri curauit, quod Saturninus uir grauis et probe inter suos cognitus in taberna sua sedens propalam exculpsit, quod ornatissima matrona munere suo adiuuit, quod et futurum et factum multi cum seruorum tum amicorum qui ad me uentitabant scierunt. lignum a me toto oppido et quidem oppido quaesitum non piguit uos commentiri, quem [quem] afuisse in eo tempore scitis, quem iussisse fieri qualicumque materia probatum est. Tertium mendacium uestrum fuit macilentam uel omnino euisceratam formam diri cadaueris fabricatam prorsus horribilem et larualem. quodsi compertum habebatis tam euidens signum magiae, cur mihi ut exhiberem non denuntiastis? an ut possetis in rem absen-

8 loculi M1V5 ς princ. : loculis F ϕAU • ita F xϕAUL1 princ. : itam FC 3 quod F xϕAU princ. : quid FC • 4 quod ante Pontianus ϕ2 in marg., princ. : quo FC ϕ x s.l. AUV1L1L2 L3 eo ϕ • 5 quem ς Phil. : quemquem FAL1L2 quem quidem M1V5 princ. Ald. Butler quemquam ϕx et quemquam U quamquam ϕV1L3 • iussisse ϕAU princ. : iusisse F 1 euisceratam F 1 (euisc- etiam ϕAUL1 princ.) : enuisc- F et ut uid. C • diri ς princ. : duri F ϕAU • larualem ϕ2 in marg. AUL1M1 princ. : laruilem FC ϕV1L2 L3 • 2 tam euidens ϕ2 in marg. M1 Lipsius : tamen | uidens FC ϕ (Loew 1914, 194) AUL1L2 ante euidens V1 princ. Ald. Phil. ante uidens L3

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APOLOGÍA

ilustre dama Capitolina327, y le había encarecido que lo hiciera de este material, que es más raro y más resistente: yo me quedaría completamente complacido con este regalo. Lo hizo según estas indicaciones con las cajitas que le proporcionaba el cofre. De esta forma, tomando de una en una las planchas de estas para formar una figura con volumen, pudo acabar un pequeño Mercurio. Todos habéis oído ya esto tal como lo he contado. Además, a preguntas tuyas, el hijo de Capitolina, un joven íntegro que está aquí presente, ha dicho lo mismo: que Ponciano le pidió el cofre, que Ponciano se lo llevó al artesano Saturnino. Tampoco niega que Ponciano recibiera de Saturnino la estatuilla ya terminada y que después me la regalara a mí. Si todo esto está comprobado pública y evidentemente, ¿qué es lo que queda que pueda esconder la más mínima sospecha de magia? O más bien, ¿hay algo que no os acuse de haber mentido manifiestamente? Dijisteis que se había fabricado en secreto algo que había encargado un caballero ilustrísimo, Ponciano, algo que había tallado sentado en su tienda delante de todo el mundo Saturnino, un hombre serio y de honradez bien conocida entre los suyos, algo que había hecho posible con su donación una matrona nobilísima, algo que muchos esclavos y amigos que me visitaban sabían tanto que se iba hacer como que se había hecho. No os causa preocupación alguna mentir diciendo que anduve buscando una madera especial por toda la ciudad y además afanosamente328, cuando sabéis que en esos momentos yo me encontraba fuera y cuando está comprobado que mandé que se hiciera con cualquier material. La tercera de vuestras mentiras fue esa figura demacrada o más bien completamente descarnada de un cadáver terrible que se había tallado de forma espantosa y fantasmal. Pero si habíais descubierto un indicio tan evidente de magia, ¿por qué no me requeristeis que la mostrara aquí? ¿Quizá para que pudierais mentir libremente sobre un 327 Nada más se sabe de este personaje. El nombre está atestiguado en dos inscripciones de la provincia: CIL VIII 217 (= 11301), IRT 713. 328 Juego de palabras entre oppido (sustantivo = «ciudad») y oppido (adverbio = «con interés», «afanosamente»).

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tem libere mentiri? cuius tamen falsi facultas opportunitate quadam meae consuetudinis uobis adempta est. nam morem mihi habeo, quoquo eam, simulacrum alicuius dei inter libellos conditum gestare eique diebus festis ture et mero et aliquando uictima supplicare. dudum ergo cum audirem sceletum perquam impudenti mendacio dictitari, iussi curriculo iret aliquis et ex hospitio meo Mercuriolum afferret, quem mihi Saturninus iste Oeae fabricatus est. cedo tu eum, uideant, teneant, considerent. em uobis quem scelestus ille sceletum nominabat. auditisne reclamationem omnium qui adsunt? auditisne mendacii uestri damnationem? non uos tot calumniarum tandem dispudet? hiccine est sceletus, haeccine est larua, | hoccine est quod appellitabatis daemonium? magicumne istud an sollemne et commune simulacrum est? accipe quaeso, Maxime, et contemplare; bene tam puris et tam piis manibus tuis traditur res consecrata. em uide quam facies eius decora et suci palaestrici plena sit, quam hilaris dei uultus, ut decenter utrimque lanugo malis deserpat, ut in capite crispatus capillus sub imo pillei umbraculo appareat, quam lepide super tempora pares pinnulae emineant, quam autem festiue circa humeros uestis substricta sit. hunc qui sceletum audet dicere profecto ille simulacra

3 quoquo ϕL2 princ. : ququo F quo CAUL1 • uictima Hildebrand : uictimas FC ϕAUL1L2 uictimis ϕ2 (mis in marg. add.) M1V1V5 L3 princ. Ald. Phil. • 4 audirem ϕV1L1L3 princ. Ald. Phil. : audire FCAUL2 • sceletum FC ϕx (s punt. del.) L2 : scelestum C 2ϕAUV1L1L3 princ. Ald. Phil. • 5 tu] del. Salmasius ut Krüger • em FC ϕV1 : en UM1L2L3 ς princ. ea AL1 • scelestus ϕAUV1L1 princ. Ald. Phil. : sceletus FCL2 def. Kronenberg scelus L3 dubitanter Helm coll. Plaut. Bacch. 1095; Ter. Andr. 607 • 6 sceletus FCU et ut uid. ϕx : scelestus F 2 (s alt. s.l. add.) ϕA princ. Ald. Phil. • F 118r • 7 palaestrici C Lindenbrog : palaest. rici F ϕAUV1L1 palaest. risi F xϕx (s supra c add.) om. princ. Ald. Phil. ς • 8 tempora AV1L3 ς Phil. : timpora FC ϕUL2 princ. • autem] del. Riese • 9 sceletum ς (iam Casaubonus) : -lestum FC ϕAUV1L1L3 princ. Ald. Phil.

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APOLOGÍA

objeto ausente? Sin embargo, la oportuna coincidencia de ciertos hábitos míos os ha arrebatado la posibilidad de usar esta superchería, pues tengo por costumbre, vaya donde vaya, llevar conmigo la estatua de algún dios guardada entre los libros y adorarlo los días de fiesta con incienso y vino puro y, algunas veces, con el sacrificio de una víctima. Así que, hace un rato, cuando oí decir que andaban hablando con desvergonzada falsedad de un esqueleto, mandé que fuera uno a toda prisa y me trajera de mi alojamiento el pequeño Mercurio que este Saturnino fabricó para mí en Oea. Tómalo: que lo vean, lo tengan en la mano, lo observen. Ahí tenéis la imagen que ese villano llama esqueleto329. ¿Estáis oyendo los gritos de protesta de todos los presentes? ¿Estáis oyendo cómo condenan vuestros embustes? ¿No acaban de cubriros de vergüenza tantas calumnias? ¿Este es el esqueleto, este es el fantasma, esto es lo que llamabais demonio330? ¿Qué es esto, una estatuilla mágica o una venerable y corriente? Tómala, por favor, Máximo, y examínala: es reconfortante que pase a tus manos, tan puras y piadosas, este objeto consagrado. Mira qué aspecto tan hermoso y tan lleno de lozanía atlética tiene, qué sonriente el rostro del dios, con qué belleza le baja serpenteando el vello por ambas mejillas331, cómo aparece sobre la cabeza el cabello rizado bajo el resguardo del píleo, con qué encanto sobresalen de sus sienes un par de alitas, con qué gracia está sujeto el vestido alrededor de los hombros332. El que se atreve a llamar esqueleto a este es que no ha 329

Nueva paronomasia: scelestus / scele˘tum; véase e.g. Floridas 1.1 y Koziol 1872,

p. 205. 330

Se ha visto en el uso de esta palabra algún eco de terminología cristiana, cf. Maselli 2011, pp. 181-183. 331 Con la misma apariencia de un muchacho en su primera juventud, cuando le empieza a brotar la barba, que toma el mismo dios en Homero, Odisea X 277-9; Ilíada XXIV 347-8 y cuya belleza reconoce Príamo (376-7). Que se trata de la edad más atractiva lo confirma Platón, Protágoras 309a. En otros pasajes se alude al detalle del bozo para expresar la juventud (Homero, Odisea XI 319-20) y la belleza de un varón, cf. Virgilio, Eneida VIII 160; X 324; Apuleyo, Metamorfosis VII 5.2, además de V 8.4 y 16.2; GCA 1981, p. 110. 332 Las representaciones más comunes del dios incluían unas pequeñas alas en el sombrero —un píleo, como en este caso, o el pétaso propio de los viajeros— y una

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deorum nulla uidet aut omnia neglegit; hunc denique qui laruam putat ipse est laruans. At tibi, Aemiliane, pro isto mendacio duit deus iste superum et inferum commeator utrorumque deorum malam gratiam semperque obuias species mortuorum quidquid umbrarum est usquam, quidquid lemurum, quidquid manium, quidquid laruarum oculis tuis oggerat, omnia noctium occursacula, omnia bustorum formidamina, omnia sepulchrorum terriculamenta, a quibus tamen aeuo et merito haud longe abes.

ante nulla add. Riese • uidet] uidit Iahn • laruans] laruatus V1V3V5 ς princ. Ald. Phil.; cf. Butler - Owen 1914, p. 128; McCreight 1991, pp. 453-6 larua M1 larualis Frassinetti 1991, p. 1206 1 duit fort. iam F (exstat et ras. in marg.) ϕ2 s.l. et in marg. : aut F 2CAU 2 (t s. au add.) L1L2 Ald. Phil. det ϕ duat princ. • malam FC ϕ2 (s.l.) AUL1L2 princ. Ald. Phil. : magnam s.l. add. F x sed nunc eras. L3 (magna ϕV1) • quidquid ante lemurum F 1 : quicquid F ϕAU princ. • laruarum F 2ϕ2 (s.l.) AUV1L1 princ. : -barum FC ϕ • oculis C ϕAUL1 princ. : occu- F • 2 abes ϕx s.l. V1 princ. : abest F ϕA et ut uid. C def. Piccioni 2012, pp. 449-50 ab est U

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visto nunca la estatua de un dios o no le ha prestado ninguna atención: en definitiva, aquel que lo considere un fantasma está poseído por un fantasma. En cuanto a ti, Emiliano, ojalá que por esa mentira te proporcione este dios, intermediario entre los cielos y los infiernos333, la animadversión de los dioses de ambos mundos y que acumule siempre frente a ti, ante tus mismos ojos, todas las formas de muertos que existen, espectros, espíritus, ánimas de difuntos, fantasmas334, todos los seres que se aparecen por las noches, todos los que producen terrores entre las piras fúnebres, todos los que causan pavor por los sepulcros335, aunque tampoco, con tu edad y tus culpas, te diferencias demasiado de estos.

clámide: a veces las alas se situaban en el calzado. Falta una de las características más comunes del dios, el caduceo, no como en Metamorfosis X 30.3-4. Véase LIMC s.v. «Hermes» (V 1 285-387; V 2 198-283; supl. 2009, 1 277-81; 2 135-7) y «Mercurius» (VI 1 500-54; VI 2 272-306). En general, resulta muy llamativo el gusto de Apuleyo, dentro de las técnicas de la ἔκφρασις, por la descripción de estatuas, presente en casi toda su obra (Taisne 2008), véase como ejemplo 33.3 y, más adelante, Floridas 15.6-10. 333 Una de las funciones del dios que le hacía especialmente propicio para la magia era la de llevar las almas de los difuntos a los infiernos, por lo que recibía la advocación de ψυχοπομπός. Expresión muy parecida en Metamorfosis XI 11.1 —superum commeator et inferum—, pero referida en este caso a Anubis. Cf. también la situación de los demonios en El dios de Sócrates 6 (132-3 O) o, sobre Mercurio, Horacio, Odas I 10.19-20 (Griffiths 1975, p. 216). 334 Sobre estos tipos de demonios, véase El dios de Sócrates 15 (150-5 O; Baltes 2004, pp. 109-110): lemures son almas humanas que han abandonado el cuerpo; manes, el nombre genérico de alma de difunto, propicia o no; laruae son espíritus condenados a errar y, por consiguiente, maléficos. Además existían los lares, protectores del hogar, que por ser beneficiosos se ven excluidos de aquí. Véase además GCA 1995, pp. 253254 y Timotin 2012, p. 264. 335 Obsérvese la expresión, difícilmente trasladable, con tres términos probablemente acuñados por el mismo Apuleyo —occursacula, formidamina y terriculamenta—, entre los que hay dos hápax absolutos (los primeros) y una palabra que solo se repetirá un par de veces más en toda la latinidad. La construcción y la extraordinaria concatenación fónica hacen todavía más amenazadora esta maldición, a la que no le falta el uso del optativo duit de sabor arcaico y solemne, empleado en plegarias y execraciones —cf. e.g. Plauto, Anfitrión 72; Cautivos 947; Catón, Tratado de agricultura 141.3: Tácito, Anales IV 38.3—, véase Butler - Owen 1914, p. 128; Facchini Tosi 1986, p. 127; y, sobre la interpretación de esta invectiva, Hertz 2010.

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Ceterum Platonica familia nihil nouimus nisi festum et laetum et sollemne et superum et caeleste. quin altitudinis studio secta ista etiam caelo ipso sublimiora quaepiam uestigauit et in extimo mundi tergo stetit. scit me uera dicere Maximus, qui τὸν ὑπερουράνιον τόπον et οὐρανοῦ νῶτον legit in Phaedro diligenter. idem Maximus optime intellegit, ut de nomine etiam uobis respondeam, quisnam sit ille non a me primo sed a Platone βασιλεύς nuncupatus: περὶ τὸν πάντων βασιλέα πάντ᾽ ἐστὶ καὶ ἐκείνου ἕνεκα πάντα; quisnam sit ille basileus totius rerum naturae causa et ratio et origo initialis, summus animi genitor, aeternus animantum sospitator, assiduus mundi sui opifex, sed enim sine opera opifex, sine cura sospitator, sine propagatione genitor, neque loco neque tempore neque uice ulla comprehensus eoque paucis cogitabilis, nemini effabilis. en ultro augeo magiae suspicio-

3 uestigauit F 2 (ga s.l. add.) princ. Ald. Phil. : uestiuit FC ϕAU • in extimo L2 L3 Ald. Phil.] inextimo F 2 (s puncto del. et x s.l. add.) U princ. : inestimo F (d in marg. F 1) C in estimo ϕAV1L1 • tergo stetit Vahlen : ter go¦retit dist. F 2 ter goretit F ϕV1 tergo retit CAU (recta in marg. add. U 2) L1 t. degit princ. Ald. Phil. ς t. restitit Spengel t. retexit Krüger • 4 τὸν ὑπερουράνιον τόπον] TOYτЄ poypαNιoN TO ΠON F • et οὐρανοῦ νῶτον Vahlen : ЄTOypα | NOyωTÕ F ἐπὶ τῷ τοῦ ο. νώτῳ ς cf. Plat. Phaedr. 247b-c • Phaedro] fe˛dro F (fe- ϕAU) Phe- princ. Ald. Phil. • 5 βασιλεύς] Βα|cιλЄyc F • 6 περὶ τὸν πάντων βασιλέα πάντ᾽ ἐστὶ καὶ ἐκείνου ἕνεκα πάντα] ΠЄpιTωNΠαNToN ΒαcιλЄα | ΠαNTЄCTΙ kαιkЄι NoſenekaΠαNTα (nek ex nec corr. F 1) F cf. Plat. epist. II 312e : tamquam gloss. del. Bosscha • 6-7 περὶ — basileus] del. Spengel; def. Vahlen, cf. Helm 1904, p. 551 • 7 et origo] del. Iahn, sed cf. Met. IV 30.1 • o post mundi induxit F x : om. ϕAU princ. • uice] uoce Casaubonus

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APOLOGÍA

Por otra parte, los que pertenecemos a la familia platónica no nos ocupamos de nada que no sea festivo y alegre y venerable y excelso y celestial336. Hasta tal punto que nuestra escuela, por su ansia por lo sublime, ha investigado incluso lo que está más elevado que el mismo cielo y se ha situado en la superficie más extrema del universo337. Tú sabes bien que tengo razón, Máximo, porque has leído en el Fedro de Platón338 «el lugar situado sobre el cielo y la espalda del cielo». Máximo asimismo comprende perfectamente, por daros razón también de lo que se ha dicho sobre el nombre, quién es el que recibe originalmente no de mí, sino del mismo Platón el nombre de «rey»: «todo gira alrededor del rey de todo y todo existe por él»339. Sabe bien, como digo, quién es ese rey de todo, causa de la naturaleza, su razón y primer origen340, sumo padre del alma, eterno cuidador de todos los seres, perpetuo artesano de su propio mundo, y además artesano sin esfuerzo, cuidador sin inquietud, padre sin reproducción, alguien que no se puede limitar a un solo lugar o tiempo ni a un solo avatar y, por eso mismo, pocos pueden conocerlo y ni uno solo expresarlo341. Observa que estoy aumentando por mí mismo las sospechas de magia: no te 336 Sobre el platonismo del presente pasaje véase Hijmans 1987, pp. 422-424, 436439. Por otra parte, el término «familia» se aplicaba con frecuencia a las escuelas filosóficas, como atestigua el mismo Apuleyo (Sobre Platón y su doctrina I 3 [188 O]) además de, por ejemplo, Cicerón, Tusculanas I 55; Séneca, Cuestiones naturales VII 32.2; Aulo Gelio I 9.1. 337 Cf. De mundo 2 (292 O) y Regen 1971, pp. 96-98. 338 Platón, Fedro 247 b-c. Un diálogo, por cierto, cuya influencia fue extraordinaria en la época (Trapp 1990) y que Apuleyo parece haber leído con suma atención, cf. e.g. Winkle 2013, con bibliografía en n. 2, que, por cierto, no hace referencia a esta cita. 339 Platón, Cartas II 312e; aunque hoy se considera apócrifa, no existían dudas sobre su autenticidad en la Antigüedad. 340 Una definición muy parecida a la de Isis en Metamorfosis XI 5.1 y Venus en IV 30.1, que a su vez refleja Lucrecio I 2 y 21, V 176; véase Griffiths 1975, pp. 137-142; Finkelpearl 1998, pp. 200-202; GCA 2015, p. 150. 341 Por lo que respecta a este dios supremo o rey, la idea en origen es inequívocamente platónica, como avalan las citas continuas de este: véanse también entre las obras de Apuleyo Sobre Platón y su doctrina I 5 (190-1 O) y 11 (204 O): El dios de Sócrates 3 (124 O); De Mundo 24-5 (341-3). Cf. el análisis de la naturaleza del dios apuleyano y sus características en su contexto medioplatónico en Gersh 1986, I, pp. 266286. No obstante, se han visto también influencias de la magia y el Hermetismo —Regen 1971, pp. 92-103 (sobre todo 100 ss.), Münstermann 1995, pp. 194-211— y, por otro lado, la unión de magia, filosofía y religión (Méthy 2000).

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nem: non respondeo tibi, Aemiliane, quem colam βασιλέα; quin si ipse proconsul interroget quid sit deus meus, taceo. De nomine ut inpraesentiarum satis dixi. quod superest, nec ipse sum nescius quosdam circumstantium cupere audire cur non argento uel auro, sed potissimum ex ligno simulacrum fieri uoluerim, idque eos arbitror non tam ignoscendi quam cognoscendi causa desiderare, ut hoc etiam scrupulo liberentur, cum uideant omnem suspicionem criminis abunde confutatam. audi igitur cui cura cognoscere est, sed animo quantum potes erecto et attento quasi uerba ipsa Platonis iam senis de nouissimo legum libro auditurus: Θεοῖσιν δὲ ἀναθήματα χρεὼν ἔμμετρα τὸν μέτριον ἄνδρα ἀνατιθέντα δωρεῖσθαι. γῆ μὲν οὖν ἑστία τε οἰκήσεως ἱερὰ πᾶσι πάντων θεῶν· μηδεὶς οὖν δευτέρως ἱερὰ καθιερούτω θεοῖς

8 βασιλέα] ΒαcιλЄα F • taceo F ϕ : tacebo AUL1V5T ς princ. 5 Θεοῖσιν… καθιερούτω θεοῖς] OЄτιcιNde αNα | ΘhμαΤα χpωNЄNμЄpα Τα ιNμЄΤpιαι | NαNdpα αNΠΘЄNTα dωpЄιC ΘαιphμЄ | NoC NЄCΠαΤЄo ιkhcЄωCι Єpα τrα CιΠαN | ToN (sed o induxit et ω s.l. scr. F 1) ΘЄωNMh dЄιC oYN dЄYτepoCιЄpαkα | ΘιЄ poyTωΘЄoYιC· F

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APOLOGÍA

voy a contestar a ti, Emiliano, quién es ese al que adoro como rey 342 ; y si el procónsul en persona me pregunta en qué consiste mi dios, permaneceré callado343. De este nombre, por el momento, ya he hablado bastante. En cuanto al resto, no ignoro que algunos de los presentes están deseando saber por qué no quise que me fabricaran la estatuilla de plata o de oro, sino precisamente de madera, y estoy persuadido de que este interés obedece no tanto a su afán por absolverme como por el de conocer344, para verse, así, liberados también de este escrúpulo al comprobar que acaba convenientemente refutada toda sospecha de crimen. Escucha, por tanto, tú, que tienes esa preocupación por saber, pero con toda la atención y concentración que te sea posible, como si fueras a escuchar las palabras pronunciadas por un Platón ya anciano345 en el último libro de las Leyes 346: Es preciso que el hombre moderado les presente a los dioses ofrendas moderadas. La tierra y el fuego del hogar están consagrados a todos los dioses y, por tanto, que nadie dedique por segunda vez a los dioses lo que ya les está consagrado347.

342 Este nombre se le aplica en papiros mágicos a varias divinidades, cf. Abt 1908, pp. 225-226: el hecho de que Apuleyo se niegue a revelar su nombre no hace más que aumentar las sospechas, puesto que, de acuerdo con la mentalidad de un mago, este no debería divulgarse (Gaide 1993, p. 230). 343 En contra de su proceder general de acatar las reglas del juicio, Apuleyo parece desafiar aquí al mismo procónsul con una afirmación más propia de las actas de los mártires que del resto del discurso, cf. Noreña 2014, pp. 44-45. 344 Juego de palabras en el original entre ignoscendi («absolver») y cognoscendi («conocer»), con origen en la comedia, cf. Terencio, Eunuco 42; Heautontimorumenos 218, aunque también lo emplea Cicerón En defensa de Sexto Roscio de Ameria 1.3; La invención II 105. Similar es lo que aparece en el prólogo de El dios de Sócrates 2 (106 O) q.v. 345 Según la tradición, Platón dejó inconcluso el diálogo Las leyes y lo publicó uno de sus discípulos, Filipo de Opunte, cf. Diógenes Laercio III 37. 346 Platón, Leyes XII 955e-956a. Apuleyo parece tener el diálogo entre sus lecturas favoritas cf. Krabbe 2003, pp. 373-387. 347 Traducido al latín, lo mismo que el 7, en Cicerón, Leyes II 45.

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Hoc eo prohibet, ut delubra nemo audeat priuatim constituere; censet enim satis esse ciuibus ad immolandas uictimas templa publica. deinde subnectit:

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Χρυσὸς δὲ καὶ ἄργυρος ἐν ἄλλαις πόλεσιν ἰδίᾳ τε καὶ ἐν ἱεροῖς ἐστιν ἐπίφθονον κτῆμα, ἐλέφας δὲ ἀπὸ λελοιπότος ψυχὴν σώματος οὐκ εὔχαρι ἀνάθημα, σίδηρος δὲ καὶ χαλκὸς πολέμων ὄργανα· ξύλου δὲ μονόξυλον ὅ τι ἂν θέλῃ τις ἀνατιθέτω, καὶ λίθου ὡσαύτως.

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Vt omnium assensus declarauit, Maxime quique in consilio estis, competentissime uideor usus Platone ut uitae magistro ita causae patrono, cuius legibus obedientem me uidetis. |Nunc tempus est ad epistulas Pudentillae praeuerti uel adeo totius rei ordinem paulo altius petere, ut omnibus manifestissime pateat me, quem lucri cupiditate inuasisse Pudentillae domum dictitant, si ullum lucrum cogitarem, fugere semper a domo ista debuisse, quin

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6 immolandas ϕAU princ. : immolan das F x (s eras.) immolans das F • 7 Χρυσὸς… καὶ λίθου ὡσαύτως] XpYCToC de kαIαprY | poC ЄNαλλαιCΠΟ λЄCιNι dιαΤЄkαι ЄNιЄpoιc | ЄCTιNЄ ΠιΦЄo NON kThμα (F 1 in marg. μ iter.) ЄλЄΦαC (F 1 in marg. λ iter.) dЄαΠΟ | λЄλΟιΠΟΤΟC ┼yχhNcω μαΤοcoy kЄyXЄpιαNα | ΘЄMαcιΔhpoC dekαΙ XαλkoC ΠΟλЄμωNo | prαNα ΞyλOyde μΟNΟ ΞyλONOΠαNΘЄλH | TιCαNαTιΘCTω kαιλιΘΟy ωCαγTωC F • τε post ἰδίᾳ F ϕ (TЄ) : om. Helm, Vallette et Butler, cf. codd. Platon.; δέ ς cf. Oud. 537 • εὔχαρι Helm : εὐαγές Clemens Alex. (Strom. 585a) Eusebius (Praep. Euang. 99d) εὐχερές codd. Plat.; cf. Butler ad loc. 1914, p. 130 • 8 quique δ Bosscha : qui; qui F ϕ -que qui AU ς princ. Phil. • post uidetis: Єgo. g. CRISPVS SA|LVSTIVS EMENDAVI ROME | FELIX · APVLEI PLATONICI MADAVRNSIS | PRO SE APVT · CL · MAXIMVM · PROCOS · DE | (118V) MAGIA LIB · I · EXPLICIT · INCIPIT · LIB · II · | LEGE FELICITER F Єgo. Crispus Salustius Emendaui Rome Felix. | APVLEII. PLATONICI. MADAVREN|SIS. PROSE: DE. ARTE. MAGIA. | LIBER. PRIMVS. EXPLICIT. INCI|PIT. LIBER . SECVNDVS. MAGIE ϕ ЄGO. G. CRISPVS SALVstivs EMENDAVI RO|me Felix · Apvlei platonici mandau˜RN sı˜s prõsê apd’ | cl · maximum procoNSulem de magia liber primus. | explicit INCIPIT LIBER SECUNDVS A Ego. G. crispus Salustius Emendaui Rome | Felix Apulei Platonici mandarensis pro se apud cl. | maximum Proconsulem de magia. liber primus | explicit. Incipit liber Secundus U 1 F 118v • praeuerti] reuerti dubitanter Helm coll. 61.1 • petere] repetere Iahn • quem ϕAU princ. : que˛m F

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APOLOGÍA

Esto lo prohíbe para que nadie se atreva a levantar santuarios para el culto privado, porque opina que los ciudadanos ya tienen bastante con los templos públicos para sacrificar víctimas. A continuación añade:

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El oro y la plata son en otras ciudades causa de envidia tanto en su uso privado como en los templos; el marfil, que viene de un cuerpo que abandona el alma, no es una ofrenda apropiada; el hierro y el bronce son instrumentos de guerra: que se emplee en las ofrendas una sola pieza de madera como cada uno considere conveniente, y lo mismo cabe decir de la piedra.

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Tal como me declaran las muestras de asentimiento de todos, tú, Máximo, y cuantos prestáis vuestro parecer, tengo la impresión de haber sabido utilizar con toda propiedad, tanto como maestro de mi vida como abogado en esta causa, al mismo Platón, a cuyas leyes348, como estáis viendo, me someto349. Ya es momento de pasar a las cartas de Pudentila o, dicho de otra forma, de remontarme un poco más atrás350, al origen de todo este asunto, para dejar totalmente claro ante todo el mundo que yo, por más que vayan diciendo que me introduje en casa de Pudentila por mero afán de enriquecerme, si me hubiera movido en realidad por las riquezas, hubiera debido salir huyendo inmediatamente de aquella casa351. Se 348

Juego con el nombre común y el título de la obra de Platón. Véase el aparato crítico: «Yo, Gayo Crispo Salustio, lo corregí en Roma felizmente. Acaba el libro I sobre la magia en defensa propia ante el procónsul Claudio Máximo obra de Apuleyo Platónico de Madaura; empieza el II: léelo felizmente». 350 Variación de una fórmula clásica —altius repetere; cf. e.g. Ciceron, Contra Verres 2.4.105; Virgilio, Geórgicas IV 285-6 (OLD s.v. «alte» 11)— que anuncia la narratio de los acontecimientos, cf. Hijmans 1994, 1766-1767. 351 Tras ocuparse de los cargos de magia y coincidiendo con un cambio de libro en los manuscritos (véase la nota 349) comienza la tercera parte y la más importante del discurso: la dedicada a defenderse de la acusación de haber buscado el matrimonio con Pudentila por interés. La primera sección (66-67) es una introducción al asunto en la que se insiste en la falta de rentabilidad de la operación y se enumeran las acusaciones concretas. Véase Vallette 1908, pp. 89-110; Hunink 1997, II, pp. 175-176. Desde este punto al final de la obra se observa que decae el interés por la magia y surgen observaciones y datos sobre la vida familiar, el derecho y la economía de la época. 349

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et in ceteris causis minime prosperum matrimonium, nisi ipsa mulier tot incommoda uirtutibus suis repensaret, inimicum. Neque enim ulla alia causa praeter cassam inuidiam repperiri potest, quae iudicium istud mihi et multa antea pericula uitae conflauerit. ceterum cur Aemilianus commoueretur, etsi uere magum me comperisset, qui non modo ullo facto, sed ne tantulo quidem dicto meo laesus est, ut uideretur se merito ultum ire? neque autem gloriae causa me accusat, ut M. Antonius Cn. Carbonem, C. Mucius A. Albucium, P. Sulpicius Cn. Norbanum, C. Furius M. Aquilium, C. Curio Q. Metellum. quippe homines eruditissimi iuuenes laudis gratia primum hoc rudimentum forensis operae subibant, ut aliquo insigni iudicio ciuibus suis noscerentur. qui mos incipientibus adulescentulis

2 causis] casibus dubitanter Colvius • nisi F ϕUV1L2L3 : et nisi V5 ς princ. ut AL1 • inimicum M1T ς princ. : inunicum F (in unicum ϕAU) iniquum uir doctus in marg. ed. Iunt. (Oud. p. 538) inimicum Frassinetti 1991, p. 1206 • 3 l(a) esus F ϕAU princ. : -sos F 2 • est euanid. in F (est ϕAU princ.) • uideretur F 1 (re s.l. add.) ϕ2 (t del. et retur s.l. add.) AU princ. : uidetur F uidet ϕ • 4 causa F xϕAU princ. : causam F • accusat F xϕAU princ. : accusat* eras. litt. iam induct. F (Cic. ad fam. IX 21.3) • C. Mucius A. Albucium] cf. Cic. Brut. 102; de orat. II 281 : C. Iulius T. Albucium Sauppe coll. Cic. de off. II 14.50 • Mucius... Albucium] mutius... albutium F ϕA • Cn. Norbanum] C. Norbanum Krüger coll. Cic. de off. II 14.49; de orat. II 89, cf. Oud. p. 538 • C. Furius] L. Fufius Krüger coll. Cic. de off. II 14.50; Brut. 222, cf. Oud. p. 538 • M. F ϕAU princ.; rursus errat Apuleius (de M et M’ facillime permutatis cf. e.g. RE s.u. Aquilius 10) : M’ Casaubonus • 5 homines] hi omnes Bosscha omnes AM1L1 • iudicio] indicio Meursius

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APOLOGÍA

trataba, en efecto, de un matrimonio nada ventajoso para mí desde ningún punto de vista y, si la propia mujer no compensara con sus virtudes personales tantos inconvenientes, incluso perjudicial. Y es que no se puede encontrar ninguna razón que haya podido dar lugar a este juicio y, antes de él, a otras muchas amenazas a mi vida más que una envidia sin fundamento352. Por otra parte, ¿qué otra causa iba a mover a Emiliano, por más que me considere realmente mago, a creer que tenía motivos para vengarse de mí si no ha recibido de mi parte daño alguno, ni de obra ni siquiera en lo más mínimo de palabra? Porque no me acusa por afán de gloria, como Marco Antonio a Gneo Carbón, Gayo Mucio a Aulo Albucio, Publio Sulpicio a Gneo Norbano, Gayo Furio a Marco Aquilio o Gayo Curión a Quinto Metelo353. Pues estos hombres, jóvenes ya bien formados y con ganas de alcanzar fama, daban estos primeros pasos en la práctica de la oratoria forense para 352

Obsérvese el juego causa/cassam. Ejemplos de procesos notables en la historia de Roma extraídos de la obra de Cicerón. Como se puede apreciar en el aparato crítico, hay ciertas inexactitudes en los nombres, especialmente los praenomina, por lo que varios filólogos han propuesto correcciones al texto. A Gneo Papirio Carbón (RE s.v. «Papirius» 37 [Münzer], padre del personaje homónimo de 17.7), cónsul del 113 a. C., lo acusó el famoso orador Marco Antonio (véase la nota 17.7), posiblemente de traición en su desastrosa actuación en la guerra cimbria; se libró de la condena suicidándose con vitriolo (Cartas a familiares IX 21.3). En el caso siguiente hay errores en los nombres de ambos personajes y en su enfrentamiento: fue Tito Albucio (RE s.v. «Albucius» 2 [Klebs]: senador, orador, gobernador de Cerdeña en 106 o 104 a. C.) quien acusó a Quinto Mucio Escévola el Augur (RE s.v. «Mucius» 21 [B. Kübler]: jurisconsulto, pretor c. 120, gobernador de Asia y cónsul en 117 a. C.) de concusión (Bruto 102; Sobre el orador II 281); sobre la enemistad de ambos, véase el fragmento de Lucilio (88-94 Marx) que trasmite De finibus bonorum et malorum I 8-9. Otra confusión con un nombre: Publio Sulpicio Rufo (RE s.v. «Sulpicius» 92 [Münzer]), siendo muy joven, en 95 a. C., acusó de maiestas a Gayo Norbano (RE s.v. «Norbanus» 5 [Münzer]: tribuno en 103, pretor en c. 91, cónsul en 82), defendido a su vez por Antonio, cf. Sobre los deberes II 49; Sobre el orador II 88-9. En el caso siguiente, la equivocación probablemente es mayor, porque debe referirse a Lucio Fufio (RE s.v. «Fufius» 5 [Münzer]), que después del 100 a. C. acusó de concusión a Manio Aquilio (RE s.v. «Aquilius» 11 [Klebs]: cónsul con Mario en 101, vencedor de la rebelión de los esclavos sicilianos, derrotado por Mitrídates), cf. Sobre los deberes II 50; Bruto 222. Del enfrentamiento de los dos últimos no se sabe nada; se trata posiblemente de Gayo Escribonio Curión (RE s.v. «Scribonius» 10 [Münzer]), cónsul en 76 a. C. dotado de ciertas habilidades oratorias de acuerdo con Bruto 210, y Quinto Cecilio Metelo Céler (RE s.v. «Caecilius» 85 [Münzer]). Los dos personajes aparecen juntos en Bruto 305. 353

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ad illustrandum ingenii florem apud antiquos concessus diu exoleuit. quod si nunc quoque frequens esset, tamen ab hoc procul abfuisset; nam neque facundiae ostentatio rudi et indocto neque gloriae cupido rustico et barbaro neque inceptio patrociniorum capulari seni congruisset; nisi forte Aemilianus pro sua seueritate exemplum dedit et ipsis maleficiis infensus accusationem istam pro morum integritate suscepit. at hoc ego Aemiliano, non huic Afro, sed illi Africano et Numantino et praeterea Censorio uix credidissem: ne huic frutici credam non modo odium peccatorum, sed saltem intellectum inesse. Quid igitur est? cuiuis clare dilucet aliam rem inuidia nullam esse quae hunc et Herennium Rufinum impulsorem huius, de quo mox dicam, ceterosque inimicos meos ad nectendas magiae calumnias prouocarit.

6 procul abfuisset M4L3 ς princ. : procul aufuisset ϕ2 (u supra f pr. add.) : proculam| fuisset FL2 procul affuisset ϕAUV1L1 • 8 at ς princ. Ald. Phil. Acidalius : ad F ϕAU 1 clare dilucet V3V5T ς princ. : clarius dilucet Helm (1904, pp. 578-579) claridilucet F ϕ clari dilucet AU clarius die lucet Iahn coll. 83.6 claritus dilucet dubitanter in app. crit. Krüger coll. Charis. 2.214.4 GL claridie lucet Ellis clare et lucet δ • aliam F sed compend. litterae m parum liquidum iter. F 2 (aliam ϕAU princ.) • inuidia F xϕAU princ. : inuidiam F • de quo mox dicam (i.e. 74.5 sqq.)] del. Krüger coll. 60.2

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APOLOGÍA

ganar notoriedad entre sus conciudadanos con algún juicio famoso. Esta costumbre, que les permitían los antiguos a los adolescentes en sus principios para que sacaran a relucir lo mejor de su ingenio354, hace ya tiempo que cayó en desuso. Pero si estuviera vigente aún en la actualidad, no tendría, de todas formas, ninguna cabida en estas circunstancias, porque no le hubiera cuadrado una exhibición de elocuencia a un hombre grosero e inculto, ni el deseo de gloria a un palurdo y un bárbaro, ni iniciarse en la abogacía a un anciano que tiene un pie en el ataúd355. A no ser quizá que Emiliano hubiera querido dar ejemplo llevado por su propia severidad y, enemigo de cualquier maleficio, hubiera presentado esta acusación solo en defensa de la integridad moral. Pero de esto no hubiera creído yo capaz a ningún Emiliano, no solo a este, que es de África, sino ni siquiera al famoso Africano y Numantino o al Censor356. No me voy a creer que este zoquete tenga, no ya odio contra las malas acciones, sino simplemente la capacidad de reconocerlas. Por consiguiente, ¿qué se concluye? Ha quedado patente ante todo el mundo que no puede haber otra razón más que la envidia que haya podido incitar a este y al instigador de este, Herenio Rufino, del que enseguida hablaré357, y a los demás enemigos míos a maquinar todas estas calumnias sobre la magia. 354 Véase especialmente Cicerón, Sobre los deberes II 48-9; Sobre el orador II 889; En defensa de Celio 73; Tácito, Diálogo de los oradores 34.6-7; Quintiliano, Instituciones oratorias XII 7.3-4; Plutarco, Lúculo 1.1-2; San Agustín, Cartas [a Jerónimo] 68.2 (Hildebrand 1842, p. 574). 355 Arrecian nuevamente los ataques contra Emiliano por inculto y viejo: sobre este segundo aspecto véanse las notas a 10.8 y 36.2. 356 Publio Cornelio Escipión (véase la nota a 20.5) se distinguió también en la censura, que ocupó en el 142 a. C., cf. Valerio Máximo VI 4.2; Aulo Gelio IV 20.10; V 19.15 (Butler - Owen 1914, p. 132). Apuleyo se recrea nuevamente en las burlas del adversario con esta sarcástica comparación con uno de las personalidades más eximias de la historia de Roma, que solo está unido con Emiliano por la coincidencia del origen geográfico de este con el sobrenombre glorioso del general. 357 En efecto, se convertirá en uno de los personajes más importantes de la acusación: Apuleyo, pensando en el efecto dramático que supone desvelar uno de los motivos principales de sus enemigos en el último momento, ha preferido que aparezca al final, si bien se alude a él aquí también con la intención clara de crear expectación.

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Quinque igitur res sunt quas me oportet disputare. nam si probe memini, quod ad Pudentillam attinet, haec obiecere: una res est, quod numquam eam uoluisse nubere post priorem maritum, sed meis carminibus coactam dixere; altera res est de epistulis eius, quam confessionem magiae putant; deinde sexagesimo anno aetatis ad lubidinem nubsisse et, quod in uilla ac non in oppido tabulae nubtiales sint consignatae, tertio et quarto loco obiecere; nouissima et eadem inuidiosissima criminatio de dote fuit. ibi omne uirus totis

2 Quinque ϕ2 in marg. ς princ. : Quin F ϕAU • quas F et F 3 s.l. ϕAU princ. : quo F x 3 lubidinem F 1 ex lubiui-; punct. sub lu add. F 2 (lubidi- ϕ; libidi- AU princ.)

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APOLOGÍA

Cinco son, en definitiva, los puntos que tengo que discutir358. Pues, si no recuerdo mal, por lo que respecta a Pudentila estas son las acusaciones que han lanzado contra mí: la primera es que ella, por lo que han dicho, no quiso casarse nunca después de su primer marido y solo lo hizo forzada por mis encantamientos359; la segunda la constituyen las cartas, que consideran una confesión de mis actividades mágicas; después, el hecho de que se casara a los sesenta años por simple concupiscencia360 y que se firmaran las capitulaciones matrimoniales en una casa de campo y no en la ciudad es lo que me han recriminado en tercer y cuarto lugar. La última imputación y, a la vez, la más odiosa se refería a la dote: en esta se han empleado con todas

358 Se trata de un auténtico índice de las acusaciones y de las respuestas que se van a dar —diuisio (Cicerón, En defensa de Sexto Roscio de Ameria 35; véase también la introducción, más general, de 28.4-5, cf. Harrison 2000, p. 76 y n. 96)— que prepara al auditorio para la parte culminante de la obra. El principal cargo, que consiste en definitiva en que sedujo a Pudentila para apoderarse de sus bienes, se divide en varios cargos menores y, al desmontar cada uno de ellos, acaba demostrando la inconsistencia de la acusación. Existe igualmente una gradación en los asuntos que se tratan, al igual que en todo el discurso precedente: los primeros son circunstanciales y accesorios, lo más importante resultaría ser la propiedad de la dote (90-104). En cualquier caso, el orden anunciado, presumiblemente el de los enemigos de Apuleyo, se verá alterado: la celebración del matrimonio fuera de la ciudad precede a la aclaración de la edad de Pudentila. También faltan en esta presentación dos de los aspectos principales y más dramáticos: la descripción de la miseria moral de un personaje trascendental, Herenio Rufino (74.3-78.4), y la relación de Ponciano con el propio Apuleyo, que acaba con su arrepentimiento y reconciliación poco antes de la muerte (94.1-97.1). 359 Hay una diferencia apreciable en el tratamiento de la magia amatoria entre la literatura y los papiros: en la primera son casi siempre las mujeres las que efectúan el ritual para atraer al hombre (cf. e.g. Teócrito, Idilios 2; Virgilio, Bucólicas 8.64-109; Propercio III 6.25-6; Horacio, Epodos 5; Apuleyo, Metamorfosis III 15.8-16.3; v. Butler Owen 1914, p. 132) y, cuando la iniciativa parte de este, se realiza siempre a través de una intermediaria (Propercio I 1.19-23; Lucano, El aficionado a la mentira [Φιλοψευδής] 14); en cambio, en los segundos aparecen con frecuencia varones que realizan el encantamiento y se guardan especialmente de que otros rivales puedan resultar vencedores, cf. Abt 1908, pp. 234-240. Se trata, sin embargo, de una cuestión discutida, véanse la amplia recopilación de datos y el análisis de Dickie 2000. Por lo que se refiere a las tablillas de execración en general cf. Flint et al. 1999, pp. 60-67. 360 Y no por el fin más respetable del matrimonio de tener hijos, cf. DMA s.v. «Amor en la vejez» [Moreno Soldevila].

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uiribus adnixi effundere, ibi maxime angebantur atque ita dixere me grandem dotem mox in principio coniunctionis nostrae mulieri amanti remotis arbitris in uilla extorsisse. quae omnia tam falsa, tam nihili, tam inania ostendam adeoque facile et sine ulla controuersia refutabo, ut medius fidius uerear, Maxime quique in consilio estis, ne demissum et subornatum a me accusatorem putetis, ut inuidiam meam reperta occasione palam restinguerem. mihi credite, quod reabse intellegetur: oppido quam mihi laborandum est, ne tam friuolam accusationem me potius callide excogitasse quam illos stulte suscepisse existimetis. Nunc dum ordinem rei breuiter persequor et efficio, ut ipse Aemilianus re cognita falso se ad inuidiam meam inductum et longe a vero aberrasse necesse habeat confiteri, quaeso uti adhuc fecistis uel si quo magis etiam potestis, ipsum fontem et fundamentum iudicii huiusce diligentissime cognoscatis.

4 adnixi V5T ς princ. : adnexi F ϕAU • effundere F ϕAUL1L2L3 : effudere ϕ2 in marg. M1V1DT δ ς princ. effundebant ϕ3 s.l. effuderunt ϕ3 in marg. • mulieri amanti (sic) F spatium iii uel iiii litt. capax; in marg. d add. (lacunam minorem seruauerunt ϕA) : m. (uel ) a. suppl. Rossbach m. deamanti Purser m. a. δ m. dementanti Chodaczek 1929, 285-7 • 5 demissum def. Butler - Owen 1914, p. 133 et Hunink (1997, II p. 179) cft. ThLL V.1 492.39 ] immissum Lipsius submissum Wower immissum Lipsius emissum dubitanter Casaubonus ne ei missum Stewech • 6 reabse] re abse F ϕ re ab se AU princ. • intellegetur (uel -llige-) V1L2 ς princ. : intellegeretur F 2 (gere s.l. add.) ϕ (intelligeretur AUL1L3) intelletur F 1 et ante efficio del. H. Müller • efficio AUL1T ς princ. : officio F ϕ • aberrasse F 1 (ab s.l. add.) ϕAU princ. : errasse F • fecistis T δ Pricaeus : fecistis uos Ellis feciros F ϕ feceritis AUM1L1V5 princ. • si quo] si qua Van der Vliet • iudicii F ϕU 2 in marg. V1L2 L3 Phil. : mendatii A mendacii UL1V5T princ. Ald. et edd. uett. inuidiae Gruterus

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sus fuerzas para verter todo su veneno, esta es la que les causaba angustia por encima de cualquier otra y, así, decían que yo, en los primeros momentos de nuestra relación, le había arrebatado a mi mujer, completamente enamorada, una enorme dote sin que mediara testigo alguno y en la casa de campo. Voy a demostrar que todo es absolutamente falso, absolutamente absurdo, absolutamente infundado y lo voy a refutar con tanta facilidad y sin controversia alguna que, por los dioses, tengo miedo, Máximo y también vosotros que prestáis vuestro consejo, de que acabéis pensando que yo he instruido y sobornado a mi acusador para eliminar en público, en esta ocasión que se me ofrece, las envidias concitadas contra mí. Creedme, porque, además, las mismas circunstancias lo van a dejar claro: tengo que poner todo mi esfuerzo para que no penséis que una acusación tan frívola la he inventado astutamente yo mismo, sino que la han formulado estúpidamente ellos. Y ahora, mientras voy pasando revista brevemente al desenvolvimiento de todo este asunto y consigo que el mismo Emiliano, al conocerse la verdad, no tenga más remedio que confesar que lo han inducido engañosamente a tomarme inquina y que se ha equivocado estrepitosamente, os ruego que consideréis con toda atención, como hasta este momento habéis hecho e incluso, si podéis, aún más, el origen mismo de todo este juicio y su fundamento361.

361 Tras este preámbulo, se inicia la narración de los acontecimientos que desembocaron en la boda de Apuleyo, que, a su vez, comienzan con los antecedentes del caso (68-78): tras quedar viuda, Pudentila decide diferir un nuevo matrimonio por temor a que su suegro desherede a sus hijos, pero después de la muerte de este, incitada incluso por Emiliano (69.7-70.4), toma la determinación de casarse. Ponciano, alertado por una carta, teme por el patrimonio familiar (70.4-8; 71.4-7) y, cuando aparece Apuleyo, se muestra partidario de que sea con este con el que su madre contraiga nuevas nupcias y pone todo su empeño en convencerlo (72.1-73.9). Sin embargo, al poco tiempo y bajo la nefasta influencia de Herenio Rufino, con cuya hija desea casarse, cambia de opinión y se opone a la boda. Parte muy llamativa de esta sección es la descripción de las degeneradas costumbres en casa de Rufino, que prostituye a su propia mujer y utiliza impúdicamente los encantos de su hija (74-8).

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Aemilia Pudentilla, quae nunc mihi uxor est, ex quodam Sicinio Amico, quicum antea nubta fuerat, Pontianum et Pudentem filios genuit eosque pupillos relictos in potestate paterni aui —nam superstite patre Amicus decesserat— per annos ferme quattuordecim memorabili pietate sedulo aluit, non tamen libenter in ipso aetatis suae flore tam diu uidua, sed puerorum auus inuitam eam conciliare | studebat ceterum filio suo Sicinio Claro eoque ceteros procos absterrebat; et praeterea minabatur, si extrario nubsisset, nihil se filiis eius ex paternis eorum bonis testamento relicturum. quam condicionem cum obstinate propositam uideret mulier sapiens et egregie pia, ne quid filiis suis eo nomine incommodaret, facit quidem tabulas nubtiales, cum quo iubebatur, cum Sicinio Claro, uerum enimuero uanis frustrationibus nuptias

4 inuitam F xU 2 (-tam s.l. add.) princ. : inuita F ϕAU • F 119r • ceterum (= εἰς τὸ λοιπόν) add. Helm coll Sen. epist. 78.16 : [ceterum] del. Novák iterum Riese alteri V5 ς princ. cetero M1 Kroll nurum Bywater • filio suo M1V5 ς princ. : filios suos F ϕAU f. suo scilicet Brakman • minabatur F 1 (n s.l. add. et r induxit) ϕAU princ. : mirabatur F • nubsisset F 2ϕ2 s.l. A (nupsi-) : nubsisse F ϕ (nupsi-) • 5 condicionem F 2 (ci s.l. add.) ϕU (-tionem A princ.) : -tione F • cum Sicinio Claro] del. Brantius, sed cf. Helm 1904, pp. 517-518 • 6 uanis] uariis Lipsius coll. 55.9, fort. recte

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APOLOGÍA

Emilia Pudentila, la que ahora es mi mujer, había tenido con un tal Sicinio Amigo, con el que antes había estado casada, dos hijos, Ponciano y Pudente, cuya crianza había quedado bajo la potestad de su abuelo paterno362 —pues Amigo había fallecido antes que su propio padre—, y así, durante casi catorce años, cuidó esmeradamente de ellos con admirable devoción. No fue, sin embargo, por su voluntad que, estando en plena flor de la vida, permaneciera viuda durante tanto tiempo, sino que el abuelo de los niños, a pesar de la resistencia de ella, hacía todo lo posible por ligarla para siempre a su hijo, Sicinio Claro, y por eso apartaba a todos los demás pretendientes363. Además, amenazaba con que, si se casaba con un extraño, no le iba a dejar nada en su testamento a sus hijos de los bienes de su propio padre364. Y así, viendo esta mujer, tan prudente como extraordinariamente devota de los suyos, que mantenía obstinadamente esta condición, llegó a firmar unas capitulaciones matrimoniales365 con el hombre que le imponían, con Sicinio Claro, para no ocasionarles a sus propios hijos pérdida alguna por ese concepto. A pesar de todo, estuvo eludiendo el matrimonio con 362 Bajo la potestad del padre estaban no solo los hijos, sino también los nietos que nacieran de sus hijos varones, que, al morir el padre, quedaban directamente a cargo de este, cf. Gayo, Institutionum commentarii quattuor I 127; Ulpiano, Liber singularis regularum 10.2 (Norden 1912, p. 132). 363 La imagen de la virtuosa Pudentila rodeada de pretendientes recuerda inevitablemente a la de Penélope ya desde la Edad Media: obsérvese una versión alegórica y moralizante en Garfagnini 1976, p. 316. Por otra parte, el matrimonio de la viuda con el hermano de su marido, que se intenta reproducir en el caso de Ponciano y Pudente (97.7), cuenta con antecedentes como el de Tarquinio el Soberbio (Dionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma IV 30.4) o Craso (Plutarco, Marco Craso 1, cf. Norden 1912, p. 108) y, aunque no hay referencias al levirato como regla en Roma, no debió ser extraño en la sociedad africana de la época, cf. Corbier 2005, pp. 271-272. 364 De la misma forma que la potestad sobre sus nietos, estaba en manos del abuelo disponer libremente de la herencia que les correspondiera a estos, cf. Norden 1912, p. 141. 365 Era frecuente, aunque no imprescindible, preparar un contrato antes del matrimonio llamado tabulae nuptiales o dotales, que regulaba generalmente aspectos económicos como la dote, sobre la que se podían establecer condiciones especiales, y que se ratificaba y recibía los sellos de varios testigos durante la ceremonia de la boda o bien, como en este caso, quedaba en suspenso si esta no llegaba a celebrarse (Treggiari 1991, pp. 54, 165, 357-361 con referencia a Quintiliano, Instituciones oratorias V 11.32).

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eludit eo ad, dum puerorum auus fato concessit, relictis filiis eius heredibus ita ut Pontianus, qui maior natu erat, fratri suo tutor esset. Eo scrupulo liberata cum a principibus uiris in matrimonium peteretur, decreuit sibi diutius in uiduitate non permanendum; quippe ut solitudinis taedium perpeti posset, tamen aegritudinem corporis ferre non poterat. mulier sancte pudica tot annis uiduitatis sine culpa, sine fabula, assuetudine coniugis torpens et diutino situ uiscerum saucia uitiatis intimis uteri saepe ad extremum uitae discrimen doloribus obortis exanimabatur. medici cum obstetricibus consentiebant penuria matrimonii morbum quaesitum, malum in dies augeri, aegritudinem ingrauescere; dum aetatis aliquid supersit, nubtiis ualitudinem medicandum. consilium istud cum alii approbant, tum maxime Aemilianus iste, qui paulo prius confidentissimo mendacio adseuerabat numquam de nubtiis Pudentillam cogitasse, priusquam foret magicis maleficiis a me coacta, me solum repertum, qui uiduitatis eius uelut quandam uirginitatem carminibus et uenenis uiolarem.

eo ad dum ϕAU princ. : eoaddum F ϕ2 in marg. coad (= quoad) dum uir doctus in Iunt. post. (Oud. p. 541) adeo dum Krüger quoad [dum] Goldbacher et eo id Koziol eaoad ex eludit ortum putat Novák 1 aegritudinem] egritudinem F 2ϕ2 (nem s.l. add.) princ. : egritudine F ϕAU • 2 assuetudine] assuetudine* F (-dine ϕAU princ.) def. Helm: ‘torpebat quia assueta erat coniuge uti’ : desuetudine Casaubonus, cf. Fl. 17.8 absue- Marchesi • coniugis] coniugii dubitanter Helm • extremum F 2ϕ1 (u s.l. add.) AU princ. : extremam F ϕ • 3 ualitudinem F 1 (i s.l. add.) ϕU princ. : uale- F om. A • medicandum] medicandam Novák • 4 approbant FAU princ. : approbabant ϕ approbarunt Jungermann approbarent ς • eius] e. Bosscha cum δ e. Hildebrand • uenenis uiolarem] numerum notat Helm

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APOLOGÍA

vanas excusas hasta que exhaló su último aliento el abuelo de los chicos dejando a sus hijos como herederos con la cláusula de que Ponciano, que era el mayor, fuera el tutor de su hermano. Libre ya de esa preocupación y como empezaban ya a pretenderla varios de los principales ciudadanos, decidió que no habría de permanecer viuda durante más tiempo, porque si bien era capaz de sobrellevar el tedio que le producía la soledad, no podía aguantar la enfermedad física. Esta mujer de virtuosa honestidad que, habituada a la convivencia con un marido, se venía consumiendo durante tantos años de viudedad sin tacha, sin un escándalo, y que sufría ya lesiones por esa larga inactividad de sus órganos, acababa muchas veces extenuada por sus afecciones internas del útero y era presa de agudos dolores, incluso con peligro para su vida. Los médicos estuvieron de acuerdo con las comadronas en que la dolencia la causaba la ausencia de vida marital, en que el mal se iba haciendo mayor cada día y en que la enfermedad se agravaba: había que buscar alivio a su estado de salud con una nueva boda mientras aún tuviera edad para ello366. Entre todos los que dan su asentimiento a esta determinación destaca sobre todo este Emiliano que poco antes, mintiendo con toda convicción, aseguraba que Pudentila jamás había pensado en volver a casarse antes de que yo la obligara con mis maleficios mágicos y que yo había sido el único que había violado esa especie de virginidad que era su viudedad mediante encantamientos y venenos367. 366 En efecto, era creencia común en la Antigüedad que la falta de relaciones sexuales, particularmente en las viudas, pero también en jóvenes, provocaba graves daños para la salud (Platón, Timeo 91b-d). Los síntomas, por cierto, se asemejaban a los de la epilepsia (Celso, Medicina IV 27.1). Además de los curiosos remedios que aplicaban algunos para hacer descender el útero —sin grandes diferencias, por cierto, entre medicina y exorcismo (Faraone 2011)—, que según varios tratadistas podía errar por todo el cuerpo, se recomendaba, como en este caso, que la paciente volviera a casarse, cf. e.g. Gourevitch 1984, pp. 117-128; King 2005. Véase una visión jocosa de la dolencia y su remedio en una casada en Marcial XI 71. 367 Expresión que en latín —carminibus et uenenis (también en 90.1)— designa inequívocamente las operaciones mágicas, cf. e.g. Horacio, Sátiras I 8.19; Epodos 17.28 y 35; Tibulo I 8.17; Estacio, Tebaida IV 504-6 (Abt 1908, pp. 241-242 y n. 4).

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saepe audiui non de nihilo dici mendacem memorem esse oportere; at tibi, Aemiliane, non uenit in mentem, priusquam ego Oeam uenirem, te litteras etiam, uti nuberet, scribsisse ad filium eius Pontianum, qui tum adultus Romae agebat. cedo tu epistolam uel potius da ipsi: legat sua sibi uoce suisque uerbis sese reuincat. Estne haec tua epistola? quid palluisti? nam erubescere tu quidem non potes. estne tua ista subscribtio? —recita quaeso clarius, ut omnes intellegant quantum lingua eius manu discrepet, quantumque minor illi sit mecum quam secum dissensio. Scripsistine haec, Aemiliane, quae lecta sunt?: ‘nubere illam uelle et debere scio, sed quem eligat nescio’. recte tu quidem: nesciebas; Pudentilla enim tibi, cuius infestam malignitatem probe norat, de ipsa re tantum, ceterum de petitore nihil fatebatur. at tu dum eam putas etiamnum Claro fratri tuo denubturam, falsa spe inductus filio quoque eius Pontiano auctor adsentiendi fuisti. igitur si Claro nubsisset homini rusticano et decrepito seni sponte eam diceres sine ulla magia iam

5 agebat ϕ2 (age- s.l. add.) U ς princ. : aiebat F ϕA • 8 manu F x (d eras.) ϕ2 (s.l. nu add.) AU princ. : -nud F manum ϕ • quantumque] quantoque Pricaeus • illi UM1 ς princ. : illis F ϕA • dissensio UM1V3 (al. man.) T ς : dissentio F ϕA princ. 1 uelle F xϕAU princ. : uellem F • infestam F 2ϕAU princ. : infesta F

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APOLOGÍA

Muchas veces he oído decir, y no sin razón, que el mentiroso debe tener buena memoria368. A ti, por el contrario, Emiliano no se te ocurrió pensar que, antes de que yo llegara a Oea, le escribiste una carta recomendando que tomara ella esposo a su hijo Ponciano, que entonces, ya adulto, residía en Roma369. Dame la carta o, mejor, dásela a él: que la lea con su propia voz y se refute a sí mismo con sus propias palabras. ¿No es tuya esta carta? ¿Por qué te has quedado pálido? Porque lo que es ponerte rojo no puedes370. ¿Es tuya esta firma? Léela más claro, por favor, para que todos se enteren de cuánto disiente su lengua de su mano y de que discrepa conmigo mucho menos que consigo mismo371. ¿Has escrito tú lo que se acaba de leer, Emiliano?: «sé que quiere y debe casarse, pero no sé a quién va a elegir». Y tenías toda la razón; no lo sabías, porque Pudentila, como conocía sobradamente tu perversa maldad, te había puesto al corriente solo del tema en general, pero no te había desvelado nada del pretendiente. En cuanto a ti, que todavía pensabas que se iba a acabar casando con tu hermano, Claro, conseguiste incluso, dejándote llevar por falsas esperanzas, que su hijo Ponciano prestara su asentimiento. Así que, si se hubiera casado con Claro, un auténtico palurdo y un viejo decrépito372, dirías que ya

368 Proverbio que también citan Quintiliano, Instituciones oratorias IV 2.91; San Jerónimo, Contra Rufino III 13; Donato, Comentario a Terencio, Andria 778; Optato de Milevi, De schismate Donatistarum aduersus Parmenianum II 18 (Otto 1890, s.v. mendax 1, p. 219) 369 Hay quien ha supuesto que por motivo de estudios (Butler - Owen 1914, pp. 135-136), pero en realidad se desconocen las razones. 370 La palidez del culpable que está aterrorizado al verse descubierto —cf. 46.5; Metamorfosis X 10.1; Cicerón, De partitione oratoria 114; Filípicas 2.84; En defensa de Flaco 10—, pero no el rubor del que siente vergüenza (Cicerón, Tusculanas IV 19; Contra Vatinio 39; En defensa de Celio 8) o no sabe qué decir (En defensa de Q. Roscio 8), porque es un sentimiento del que carece. Otras interpelaciones directas a los contrarios en 46.3-5 y 102.9; véase también 99.5. 371 Después de este golpe de efecto tiene lugar la lectura pública de la carta. 372 La descripción concuerda, como se podía prever, con la de su hermano mayor (véase 98.2 y Butler - Owen 1914, pp. 136 y 171), cf. e.g. 10.6; 36.2 y nota.

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olim nubturisse: quoniam iuuenem talem qualem dicitis elegit, coactam fecisse ais ceterum semper nubtias aspernatam. nescisti, improbe, epistulam tuam de ista re teneri, nescisti te tuomet testimonio conuictum iri. quam tamen epistolam Pudentilla testem et indicem tuae uoluntatis, ut quae te leuem et mutabilem nec minus mendacem et inpudentem sciret, maluit retinere quam mittere. ceterum ipsa de ea re Pontiano suo Romam scripsit, etiam causas consilii sui plene allegauit. dixit illa omnia de ualetudine: nihil praeterea esse cur amplius deberet obdurare, hereditatem auitam longa uiduitate cum despectu salutis suae quaesisse, eandem summa industria auxisse; iam deum uoluntate ipsum uxori, fratrem eius uirili togae idoneos esse; tandem aliquando se quoque paterentur solitudini suae et aegritudini subuenire; ceterum de pietate sua et supremo iudicio nihil metuerent; qualis uidua eis fuerit, talem nuptam futuram. recitari iubebo exemplum epistolae huius ad filium missae. Satis puto ex istis posse cuiuis liquere Pudentillam non meis carminibus ab obstinata uiduitate compulsam, sed olim sua sponte a

3 coactam U 2 (am s.l. scr.) M1V2V5 ς princ. : coactum F ϕAU • 4 uoluntatis F 1 (ta prim. punctis del.) ϕAU princ. : uolunta|tatis F • sciret F 2ϕ2 (ret s.l. add.) U princ. : scire F ϕA • 6 ualetudine F : ualit- F 2 (i s.l. add.) ϕAU princ. • 7 solitudini F 2AU princ. : solitudinis F ϕ 1 istis ϕAU princ. : histis F • compulsam] conuulsam Gruterus

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desde hacía tiempo y sin necesidad de magia alguna ansiaba ella espontáneamente casarse; pero como eligió a un hombre joven y de tal naturaleza como la que vosotros describís, afirmas que lo hizo obligada, mientras que hasta entonces había demostrado siempre aversión por volverse a casar. No sabías, desvergonzado, que estaba en nuestras manos la carta en la que te referías a este asunto, no sabías que tu propio testimonio te iba a acusar. Y sin embargo Pudentila, que sabía bien lo voluble e inconstante que eres, por no decir mentiroso y descarado, prefirió retener en su poder y no enviar esta carta, testigo y delatora de tus pensamientos. Además, le escribió ella misma a su hijo Ponciano, a Roma, sobre este mismo asunto y le refirió detalladamente las causas de su decisión. Le contó todo lo relativo a su salud diciéndole que no había ningún motivo más por el que tuviera que mantenerse en su estado, que le había procurado la herencia de su abuelo a costa de una larga viudedad y el desprecio de su propia salud y que incluso la había aumentado con gran diligencia de su parte. Por voluntad de los dioses ya había llegado él a la edad idónea para tomar esposa y su hermano a la de la toga viril373: que consintieran por fin ellos también en que pusiera remedio de una vez a su soledad y a su enfermedad. Por otra parte, no debían tener recelo ninguno por lo que se refería a su devoción como madre y a sus últimas voluntades: la misma disposición que había tenido hacia ellos cuando era viuda la mantendría casada. Voy a mandar que lean en voz alta una copia de esta carta enviada a su hijo. (Se lee la carta de Pudentila a Ponciano). Creo que después de todo esto le debe quedar suficientemente claro a cualquiera que no fueron mis encantamientos los que le empujaron a Pudentila a acabar con su tenaz viudedad, sino que, 373 El paso de la infancia a la madurez de un ciudadano romano estaba marcado por una ceremonia que consistía en vestir por primera vez la toga viril, completamente blanca, y abandonar la propia de los niños, caracterizada por una franja púrpura, y la bulla que llevaban colgada al cuello. Este acto se celebraba cuando el joven tenía entre catorce y dieciocho años, normalmente el día de la fiesta de Baco —Liberalia—, el 17 de marzo, con un sacrificio a los Lares en casa y la conducción del joven al foro seguida de otra ofrenda a los dioses en el Capitolio.

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nubendo non alienam utiquam me fortasse prae ceteris maluisse. quae electio tam grauis feminae cur mihi crimini potius quam honori danda sit non reperio, nisi tamen miror | quod Aemilianus et Rufinus id iudicium mulieris aegre ferant, cum hi qui Pudentillam in matrimonium petiuerunt aequo animo patiantur me sibi praelatum. Quod quidem illa ut faceret filio suo potius quam animo obsecuta est. ita factum nec Aemilianus poterit negare. nam Pontianus acceptis litteris matris confestim Roma aduolauit metuens ne, si quem auarum uirum nacta esset, omnia, ut saepe fit, in mariti domum conferret. ea sollicitudo non mediocriter animum angebat, omnes illi fratrique diuitiarum spes in facultatibus matris sitae erant. auus modicum reliquerat, mater sestertium quadragies possidebat, ex quo sane ali-

utiquam Helm (1904, pp. 541-542) : quam F ϕAU def. Wiman 1927, pp. 7-8 et aliter Chodaczek 1929, pp. 287-9 quidni Bosscha eam uir doct. (Oud. p. 544) [quam] om. ς princ.; del. et Novák unquam Bywater • 2 honori F xϕAU princ. : -ris F • F 119v • hi F (hii ϕAU) : ii ς princ. • 3 ita F 2 (et eras. et I refinx.) ϕAU princ. : et ita F • factum nec ϕ princ. : factum. Nec FAU • 4 nam F 1ϕAU princ. : nan F • Roma δ Stewech : romam F ϕAU princ. Roma Oeam Casaubonus Romam (sc. acceptis) ante confestim dubitanter Helm • 5 fratrique F 1 (que s.l. add.) ϕAU princ. : fratri F • facultatibus F 2 (ti s.l. add.) ϕAU princ. : -tabus F • 6 reliquerat F 1 (n puncto del.; t s.l. add. F 2) ϕAU princ. : -querant F • quadragies F x (n puncto del.) ϕAU princ. : -giens F • possidebat F 2 (s s.l. add.) ϕAU princ. : posi- F

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cuando ya hacía tiempo que andaba pensando voluntariamente en casarse, resultó en todo caso que me acabó eligiendo a mí por delante de muchos otros. No consigo entender por qué una elección como esta por parte de una señora tan seria se me achaca a mí como una acusación y no como un honor, aunque quizá me cause aún más asombro que Emiliano y Rufino lleven tan a mal la decisión de esta mujer, cuando los que solicitaron a Pudentila en matrimonio sobrellevan sin alterarse que me haya preferido a mí. Para hacer esto, en realidad, siguió ella los consejos de su hijo más que los de su corazón. Ni el mismo Emiliano podría negar que todo pasó de esta forma. Pues Ponciano, en cuanto recibió la carta de su madre, salió volando inmediatamente de Roma, temiendo que, si se había topado ella con un hombre codicioso, todo el patrimonio fuera a parar, como suele suceder, a la casa del marido374. No era pequeña, precisamente, la inquietud que lo angustiaba: todas las expectativas que tenían tanto su hermano como él de tomar posesión de sus riquezas se hallaban en poder de su madre. El abuelo había dejado una cantidad modesta; la madre poseía cuatro millones de sestercios375,

374 La cuantía de la dote, entre otros factores, determinaba la parte del patrimonio de la esposa que, mientras durara el matrimonio, estaba a disposición del marido y, por tanto, escapaba al control de los hijos que tuviera ella antes; de ahí que incluso se promulgaran normas para evitar que, como ciertos tutores con sus pupilos, las mujeres sustrajeran bienes a los hijos y se los adjudicasen a los nuevos maridos (e.g. Codex Iustiniani 5.37.22.5; Norden 1912, pp. 97-98; Grubbs 2002, pp. 223-236), si bien, fuera de alguna intervención excepcional (Valerio Máximo VII 7.4), la legislación fue posterior a los hechos que aquí se tratan: por ejemplo, el senadoconsulto Orficiano data de 178 d. C., cf. Lakhlif 2008, p. 324 y n. 21. Por eso Apuleyo insiste en que la dote —300.000 sestercios— era más bien modesta (102.1) para una señora tan rica y la compara con la de la hija de Rufino —400.000—, que no tenía apenas medios propios (92.1-4): otras cantidades en Treggiari 1991, pp. 344-346. Hay que tener en cuenta que el matrimonio cum manu era absolutamente excepcional en estos tiempos y, por tanto, los bienes de la mujer, con la salvedad ya citada, permanecían siempre en su poder; sobre la diferencia entre un tipo y otro de enlace véase Treggiari 1991, pp. 28-36. 375 Cantidad más que respetable, que la convertía en una mujer acaudalada: compárese con el padre de Apuleyo, que, después de alcanzar los cargos más elevados en su ciudad, dejó solamente la mitad a sus hijos (23.1-4), y recuérdese, por ejemplo,

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quantam pecuniam nullis tabulis sed, ut aequum erat, mera fide acceptam filiis debebat. hunc ille timorem mussitabat; aduersari propalam non audebat, ne uideretur diffidere. Cum in hoc statu res esset inter procationem matris et metum fili, fortene an fato ego aduenio pergens Alexandream. dixissem hercule ‘quod utinam numquam euenisset’, ni me uxoris meae respectus prohiberet. hiemps anni erat. ego ex fatigatione itineris aduectus apud Appios istos amicos meos, quos honoris et amoris gratia nomino, aliquam multis diebus decumbo. eo uenit ad me Pontianus; nam fuerat mihi non ita pridem ante multos annos Athenis per quosdam communis amicos conciliatus et arto postea contubernio intime iunctus. facit omnia circa honorem meum obseruanter, circa salutem sollicite, circa amorem callide; quippe etenim uidebatur sibi peridoneum maritum matri repperisse, cui bono periculo totam domus

aequum] e˛quum F (equum ϕAU princ.) aecum F x in marg. • 7 mussitabat ς princ. : musi- F ϕAU • aduersari AUL1L3 ς princ. : auer- F ϕ 1 inter procationem Casaubonus : interpretationem F ϕ (-tione A; -cionem U; intempta in marg. U 2) inter precationem M1 ς princ. Ald. Phil., def. Hunink 1996, pp. 162-164 • fili F : filii F 2ϕAU princ. • numquam F xϕAU princ. : numquam me ut uid. F • 2 aduectus] adfectus Scaliger • Appios istos Krüger : Appios scitos Bosscha appio sitos F ϕ ap(p)iositos AUV1L1 Appios ueteres V5 ς princ. Ald. Phil. • 3 pridem ante multos annos] [pridem] a. m. a. del. Casaubonus p. [ante multos annos] del. Krüger pridem ante m. a. Purser; Cic. Nat. deor. II 126 cft. Helm • 4 honorem F 2 (no s.l. add.) ϕ1AU princ. : horem F ϕ • salutem F 2 (e s.l. add.) ϕAU princ. : sa|lutum F (.l. in marg. F 1)

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de los cuales una cierta parte era dinero propiedad de sus hijos que había recibido sin que mediara contrato alguno, sino, como era justo, confiado únicamente a su lealtad. Él mantenía en silencio este temor; no se atrevía a mostrar su oposición abiertamente por no dar la impresión de que desconfiaba. Estando de esta manera las cosas, entre el cortejo a la madre y los temores del hijo, llego yo, bien por casualidad o porque así lo quiso el destino, camino de Alejandría376. Y por Hércules que hubiera dicho «algo que ojalá nunca hubiera sucedido» si no me lo impidiera la consideración que le tengo a mi esposa. Era invierno. Yo, que venía agotado del camino, me vi obligado a guardar cama durante muchos días en casa de los Apios377, estos amigos míos a los que menciono ahora como muestra de respeto y cariño. Allí fue a visitarme Ponciano, pues resulta que nos habíamos conocido ya antes en Atenas378, no hacía entonces muchos años, a través de unos amigos comunes, y a partir de entonces quedamos entrañablemente unidos por una estrecha camaradería. Hace todo lo posible por honrarme con la máxima deferencia, por cuidar mi salud con todo esmero, por explorar mis amores con la mayor habilidad, puesto que estaba convencido de que había encontrado un marido ideal para su madre al que se podía encomendar el patrimonio de su casa con toda conque para pertenecer al orden ecuestre se requería un patrimonio de cuatrocientos mil sestercios. Véase además lo que se dice de las propiedades en 87.7 y 93.4, donde se asegura que está en situación de traspasar a sus hijos cuatrocientos esclavos (Di Vita 1968). 376 Además de su importancia en otros aspectos, la ciudad constituía un centro cultural y científico excepcional: quizá fuera esto o quizá su interés religioso como capital del culto a Isis lo que decidiría a Apuleyo a acudir a Alejandría. El viaje tal vez se inició en Cartago (Hunink 1997, II, p. 186). 377 Seguramente se trata de la familia del Apio Quinciano al que se nombra en 57.2; 58.2-6 y 58.9: es muy probable incluso que esta mención incluyera a este. 378 Sin duda había residido allí para completar su aprendizaje, cf. Floridas 18.15 y 42; 20.4. Hay más referencias en otras obras a Atenas como centro intelectual: Metamorfosis I 24.5 y el fragmento 1 de Courtney 1993, p. 392. Es posible, igualmente, que en esta ciudad se entregara fundamentalmente al estudio de la filosofía de Platón, cf. Sandy 1997, pp. 22-36, también acerca de los condiscípulos y maestros que pudo haber conocido.

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fortunam concrederet. ac primo quidem uoluntatem meam uerbis inuersis periclitabundus, quoniam me uiae cupidum et conuersum ab uxoria re uidebat, orat saltem paulisper manerem: uelle se mecum proficisci. hiemem alteram propter Syrtis aestus et bestias opperiendam, quod illam mihi infirmitas exemisset. multis etiam precibus meis Appiis aufert, ut ad sese in domum matris suae transferar; salubriorem mihi habitationem futuram; praeterea prospectum maris, qui mihi gratissimus est, liberius me ex ea fruiturum. Haec omnia adnixus impenso studio persuadet, matrem suam suumque fratrem puerum istum mihi commendat. non nihil a me in communibus studiis adiuuantur, augetur oppido familiaritas. interibi reualesco; dissero aliquid postulantibus amicis publice; omnes qui aderant ingenti celebritate basilicam, qui locus auditorii erat, complentes inter alia pleraque congruentissima uoce ‘insigniter’ adclamant petentes ut remanerem, fierem ciuis Oeensium. mox auditorio misso

5 cupidum (ϕAU princ.)] cupidum* F • conuersum] auersum Casaubonus • 6 meis] meis Bosscha, Hildebrand meis Van del Vliet meis V5 princ. Ald. • prospectum F ϕAU de acc. cft. Helm Met. VIII 12.3 : prospectu ϕ2 (tu s.l. add.) ς princ. • ex ea fruiturum] de numero clausulae cf. 45.4 1 adiuuantur F 1 (n s.l. add.) ϕU princ. : -uatur FA • 2 publice FA : puplice F x (p s.l. add.) ϕ • qui locus... erat] del. Scriverius

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APOLOGÍA

fianza. Al principio, por supuesto, estuvo tanteando mis propósitos con preguntas indirectas, porque veía que estaba ansioso por continuar el viaje y ajeno a todo lo que fuera una esposa, y me ruega que, por lo menos, me quede un tiempo más, que quería marchar conmigo. El calor abrasador de las Sirtes y las bestias salvajes nos obligaban a esperar al invierno siguiente379, ya que mi enfermedad me había impedido aprovechar aquel. Por medio de insistentes ruegos logra de mis queridos amigos los Apios mi traslado a su propio hogar, a casa de su madre, argumentando que me resultaría una residencia mucho más saludable, desde la que, además, disfrutaría con mayor libertad de las vistas al mar que tanto me gustaban380. Gracias al impresionante tesón que emplea en todo esto, acaba por convencerme. Me encomienda a su madre y a este muchacho, su hermano. Les ayudo en los estudios comunes, aumenta extraordinariamente nuestra familiaridad. Entre tanto me recupero. Pronuncio un discurso en público por sugerencia de algunos amigos381. Todos los asistentes, que en enorme número habían abarrotado la basílica382 en la que se celebraba el recital, me aclaman con gritos unánimes de «¡Magistral!», entre otros muchos, pidiéndome que me quede, que me convierta en ciudadano de Oea383. En cuanto se retira el público, Ponciano, aprovechando 379 El nombre de Sirtes, que designaba particularmente los actuales golfos de Sidra y de Gabes, en Libia y Túnez respectivamente, podía referirse también a toda la zona que los rodeaba. Sobre el sentido del texto y el recorrido más probable del viaje véase Butler - Owen 1914, pp. 139-140. 380 No es el único, naturalmente, que aprecia esta característica —véase, entre otros, Cicerón, Cartas a Ático XII 9; Plinio, Cartas II 17—, propia de una auténtica mansión y que quizá tenga mayores implicaciones, cf. Deschamps 2004. 381 Según algunos podría tratarse del discurso sobre Esculapio de 55.10-1 (Butler - Owen 1914, pp. 118-119). 382 Edificio de usos múltiples y gran capacidad, en el que se solía administrar justicia, por ejemplo, o realizar transacciones comerciales (sobre la estructura cf. OCD s.v.): los discursos se desarrollaban en entornos con gran aforo, como teatros, véase Floridas 5.1; 9.1-4; 18.1-2; 18.2-5, además del famoso episodio del juicio de Metamorfosis III 2.6-9. 383 No solo se ofrece la ciudadanía, además se premia con estatuas la dedicación del sofista, cf. Floridas 16.1 y nota.

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Pontianus eo principio me adortus consensum publicae uocis pro diuino auspicio interpretatur aperitque consilium sibi esse, si ego non nolim, matrem suam, cui plurimi inhient, mecum coniungere (mihi quoniam soli ait rerum omnium confidere sese et credere); ni id onus recipiam, quoniam non formosa pupilla sed mediocri facie mater liberorum mihi offeratur, si haec reputans formae et diuitiarum gratia me ad aliam condicionem reseruarem, neque pro amico neque pro philosopho facturum. nimis multa oratio est, si uelim memorare, quae ego contra responderim, quam diu et quotiens inter nos uerbigeratum sit, quot et qualibus precibus me adgressus haud prius omiserit quam denique impetrarit; non quin ego Pudentillam iam anno perpeti adsiduo conuictu probe spectassem et uirtutium eius dotes explorassem, sed utpote peregrinationis cupiens impedimentum matrimoni aliquantisper recusaueram. mox tamen talem feminam nihilo segnius uolui quam si ultro appetissem. persuaserat idem Pontianus matri suae ut me aliis omnibus mallet, et quam primum hoc perficere incredibili studio auebat. uix ab eo tantulam moram impetramus, dum prius ipse uxorem duceret, frater eius uirilis togae usum auspicaretur: tunc deinde ut nos coniungeremur.

3 publicae] publice FAU princ. : puplice F 2 (p s.l. add. et b puncto del.) ϕ • coniungere ex coniuni- inter scribend. corr. F 1 (coniungere ϕAU princ.) • mihi quoniam... omnium confidere sese et credere] locus uarie temptatus (Oud. pp. 547-548; Helm 1904, pp. 556558), sed cf. Plaut. Asin. 459; Truc. 307; Bacch. 504 mihi [quoniam]... o. c. s. et c. del. Krüger quoniam mihi... omnium crederet: confidere sese fore Casaubonus; codicum lectionem paulo aliter interpungens seruat Floridus • 4 ni id uel nud F (ni id AU Phil.) : ut s.l. F 2 (man. recentiss.) ϕ Casaubonus ut id princ. Ald. • recipiam] respuam Van der Vliet • si] sin Casaubonus • haec] he˛c F fort. in ras. (haec ϕAU princ.) • 6 quam denique ϕ2 in marg. M1V5 princ. : quam deque FAUV1L1 et ut uid. ϕx (o induxit et d in d’ mut.) quam deoque F 2 (deoque add. man. recentiss. s.l.) L2 quandoque ϕ quam L3 • 7 probe spectassem et F 2 (recte dist. et a et sem in ras. scr.) ϕ2 (recte dist. et s ante p et supra a add.; a in ras.) princ. probes pect*s** et F probes | pectasemet ϕ probes pectus semet AU • uirtutium F : -tutum ϕAUς princ. • matrimoni aliquantisper] matrimonii aliquantisper F 2 (recte dist. et i supra ni add.) ς princ. : matrimoniali quantisper F ϕAU

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APOLOGÍA

aquel acontecimiento para abordarme, interpreta como un auspicio divino el acuerdo de las voces de todo el pueblo y me revela que tenía la intención de unirme, si a mí no me parecía mal, con su propia madre, a la que tantos ansiaban; a mí, decía, concretamente, porque era el único del que podía estar seguro en todo y en el que podía fiarse; y si no aceptaba aquella carga, puesto que no se me estaba ofreciendo una guapa jovencita, sino una madre de familia de mediana apariencia, si, considerando estas circunstancias, me reservaba para otro tipo de matrimonio en función solo de la belleza y el dinero, no me comportaría ni como buen amigo ni como filósofo. Mi discurso se alargaría excesivamente si quisiera reproducir todo cuanto yo respondí a esto, durante cuánto tiempo y cuántas veces debatimos el asunto entre nosotros, con cuántas y con qué rendidas súplicas me acometió, y además sin cejar en su empeño hasta haberlo conseguido. Y no es que yo no hubiera sabido apreciar ya convenientemente a Pudentila durante aquel año entero de íntima convivencia ni que no hubiera yo comprobado las virtudes de las que estaba dotada, sino que había descartado durante todo este tiempo los inconvenientes del matrimonio por mi pasión por viajar. Pero al poco tiempo quise a tan excepcional mujer con no menor entusiasmo que si la hubiera buscado espontáneamente. Había convencido también Ponciano a su madre de que me prefiriera a mí a todos los demás y estaba deseando con increíble impaciencia que se cumpliera todo cuanto antes. Apenas pudimos lograr que nos concediera una pequeña prórroga hasta que él mismo tomara esposa y su hermano recibiera los auspicios al tomar la toga viril: entonces sería el momento en el que nos casaríamos.

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Vtinam hercule possem quae deinde dicenda sunt | sine maximo causae dispendio transgredi, ne Pontiano, cui errorem suum deprecanti simpliciter ignoui, uidear nunc leuitatem exprobrare. confiteor enim, quod mihi obiectum est, eum, postquam uxorem duxerit, a compecti fide desciuisse ac derepente animi mutatum quod antea nimio studio festinarat pari pertinacia prohibitum isse, denique ne matrimonium nostrum coalesceret quiduis pati, quiduis facere paratum fuisse, quamquam omnis illa tum foeda animi mutatio et suscepta contra matrem simultas non ipsi uitio uortenda sit, sed socero eius eccilli Herennio Rufino, qui unum neminem in terris uiliorem se aut improbiorem aut inquinatiorem reliquit. paucis hominem quam modestissime potero necessario demonstrabo, ne, si omnino de eo reticuero, operam perdiderit, quod negotium istud mihi ex summis uiribus conflauit. Hic est enim pueruli huius instigator, hic accusationis auctor, hic aduocatorum conductor, hic testium coemptor, hic totius calumniae fornacula, hic Aemiliani huius fax et flagellum, idque apud omnis intemperantissime gloriatur, me suo machinatu reum postulatum. et sane habet in istis quod sibi plaudat. est enim omnium litium depector,

1 F 120r • transgredi F 2 (s s.l. add.) ϕAU princ. : trangredi F • errorem ϕx (s punct. del.) AU princ. : herrorem F ϕ • deprecanti simpliciter F 1 (recte dist.) ϕAU princ. : deprecantisimpliciter F • 2 a compecti Hildebrand : a compecta dubitanter Colvius aconspecti F (et d· in marg.) a conspecti ϕV1L2 L3 a conspecta AUL1M1 ς princ. • 3 tum] def. Von Geisau (1916, pp. 280-281) : tam M1 in marg. et Van der Vliet cf. 98.4 • reliquit ϕxAU princ. : reliquid.k F (k add. F 2, cf. Helm 1912, 529) reliquid ϕ • 4 ne si M1 in marg. et Casaubonus : nisi F ϕAU princ. nam si ϕ2 in marg. et Lindenbrog • post conflauit s.l. k add. F 2 • 5 idque] idemque Krüger, sed cf. Helm 1912, p. 523 • intemperantissime F 2 (o punct. del. et e s.l. add.) ϕAU princ. : intempor- F • 6 istis ϕAU princ. : histis F • sibi plaudat] Hor. Serm. I 1.66 cft. Helm

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APOLOGÍA

Ojalá, por Hércules, pudiera pasar por alto lo que tengo que decir a continuación sin que mi causa sufriera un daño terrible, para que no diera la impresión de que ahora le reprocho a Ponciano su ligereza cuando ya le había perdonado sinceramente un error por el que se había disculpado. Confieso, por tanto, que, tal como me han censurado, en cuanto él tomó esposa, faltó a la fidelidad que debía a nuestro pacto y, después de un cambio repentino de opinión, lo que antes se había empeñado con todas sus fuerzas en acelerar trató de impedirlo entonces con la misma obstinación; en definitiva, estaba dispuesto a sufrir cualquier mal, a hacer lo que fuera para que no se llegara a celebrar nuestro matrimonio. A pesar de todo, no hay que echarle a él toda la culpa de ese vergonzoso cambio de opinión y del enfrentamiento con la madre, sino más bien a su suegro Herenio Rufino, aquí presente, que es la persona más miserable, más deshonesta y más corrupta sobre la tierra. En pocas palabras y de la forma más decorosa posible os voy a describir, ya inexcusablemente, el carácter de este hombre, no sea que, si guardo completo silencio sobre él, resulte en balde toda la organización de este plan contra mí en el que ha empleado todas sus energías. Este es, en efecto, el instigador de este chico, este es el autor de la acusación, este es el que ha contratado a los abogados, este es el que ha comprado a los testigos, este es el horno384 de toda esta calumnia, este es la antorcha y el látigo de Emiliano385, y de lo que más se enorgullece en toda ocasión y con la mayor insolencia es de haberme convertido en el reo de este juicio por medio de sus maquinaciones. Y desde luego que hay en esto razones para que reciba

384 El sentido figurado de esta palabra —fornacula— no tiene paralelos en latín, pero sí la imagen de «cocer» —concoquere— intrigas o planes en el sentido de tramar algo en secreto, igual que en español (DRAE s.v. «cocer» 4), cf. Cicerón, Sobre la respuesta de los arúspices 55. 385 El látigo es el arma de las Furias (Metamorfosis IX 36.3 y GCA 1995, p. 303), a las que se ha visto una alusión en el presente pasaje (Floridus 1688, p. 522): antorcha —fax— se aplica regularmente a la persona que anima o incita a alguna acción (OLD s.v. «fax» 8a).

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omnium falsorum commentator, omnium simulationum architectus, omnium malorum seminarium nec non idem libidinum ganearumque locus lustrum lupanar iam inde ab ineunte aeuo cunctis probris palam notus, olim in pueritia, priusquam isto caluitio deformaretur, emasculatoribus suis ad omnia infanda morigerus, mox in iuuentute saltandis fabulis exossis plane et eneruis sed, ut audio, indocta et rudi mollitia; negatur enim quicquam histrionis habuisse praeter impudicitiam. In hac etiam aetate qua nunc est —qui istum di perduint! multus honos auribus praefandus est— domus eius tota lenonia, tota familia

commentator] def. iam Bosscha; Petschenig cft. et Ennod. epist. I 7; Lucif., non conu. 5; Athan. 2.7 (ThLL s.u. «commentator», III 1862.40-3) : commentor Oudendorp et man. al. s.l. in M1 • locus] def. Bosscha cum Pricaeo lutum Krüger coll. Catull. 42.13 (uel lutus coll. Non. 212.16 dubitanter Helm) lacus Brantius loculus Vulcanius lucus Casaubonus • 7 exossis s.l. F 2ϕx princ. : exonis (uel exoms Helm) F ϕAU 1 di perduint Casaubonus : deperduint F (sed de uid. eras.) A deperdiunt U princ. deperdunt ϕ perdepsuint coll. Catull. 74.3 Scipio Gentilis • praefandus V5 TM1 princ. Phil. ς : praefundus F ϕAU

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APOLOGÍA

aplausos, pues es el creador de todos los pleitos, el inventor de todas las mentiras, el arquitecto de todas las simulaciones, el vivero de todos los males; es además el local, el lodazal, el lupanar en el que confluyen todo tipo de lujuria y orgías, públicamente reconocido ya desde sus primeros años por todos sus escándalos. Hace tiempo, en su infancia, antes de que lo afeara esa calvicie386, se mostró siempre complaciente con todo tipo de acciones inconfesables de aquellos que lo despojaron de su virilidad387; después, en su juventud, mostró una enorme elasticidad y flexibilidad bailando diversas obras, aunque, por lo que tengo entendido, con una blandura inexperta y grosera, de tal forma que no se le admite más cualidad propia de un histrión que la desvergüenza388. También a esta edad que tiene ahora —¡Que los dioses lo condenen389! Vayan por delante mis excusas por lo que vais a oír— tiene la casa de un rufián y una familia completamente corrupta; él es

386 No era nada extraño atacar los defectos físicos de alguien en un juicio y la calvicie era tenida por algo ridículo que se achacaba como un insulto, como en 59.6. Es importante también en el final de Metamorfosis (XI 30.5); véase Winkler 1985, pp. 224227 con más referencias. 387 Someter a un ciudadano a los deseos de otros era inaceptable para la moral romana, que solo permitía emplear esclavos o personas de posición inferior (DMA s.v. 1 «Amado , ‘corrupción de menores’» [Moreno Soldevila]): Rufino, por tanto, ha perdido en cierta manera su masculinidad a manos de estos emasculatoribus (Hunink 1997, II, p. 192). Sobre las implicaciones sexuales de morigerus, utilizado generalmente para mujeres y muchachos, cf. Vorberg 1932, s.v., p. 370. 388 Aunque no fuera profesionalmente, los romanos consideraban denigrante cualquier forma de exhibición pública, incluso las de índole artística (Leppin 2011). Por esta razón, actores, pantomimos o histriones, por ejemplo, igual que gladiadores o prostitutas, eran considerados infames y, si eran de condición libre, tenían muy restringidos sus derechos (Manuwald 2011, p. 85); sobre la situación legal de rameras y rufianes con referencias también a los actores véase además McGinn 1998 y 2011. La afirmación de Apuleyo, consiguientemente, es enormemente ofensiva. 389 Exclamación propia de maldiciones de comedia (Plauto, Asinaria 467; Aulularia 785; Menecmos 308, 451, 933; Mostelaria 667; Terencio, Heautontimorumenos 811), aunque no exclusivamente (Cicerón, Cartas a Ático XV 4.3; Apuleyo, Metamorfosis IX 21.6), en la que ha quedado fosilizada la forma de optativo perduint, como en 64.1.

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contaminata: ipse propudiosus, uxor lupa, filii similes: prorsus diebus ac noctibus ludibrio iuuentutis ianua calcibus propulsata, fenestrae canticis circumstrepitae, triclinium comisatoribus inquietum, cubiculum adulteris peruium; neque enim ulli ad introeundum metus est, nisi qui pretium marito non attulit. ita ei lecti sui contumelia uectigalis est. olim sollers suo, nunc coniugis corpore uulgo meret; cum ipso plerique, nec mentior, cum ipso, inquam, de uxoris noctibus paciscuntur. iam illa inter uirum et uxorem nota conlusio: qui amplam stipem mulieri detulerunt, nemo eos obseruat, suo arbitratu discedunt; qui inaniores

filii F xϕAU princ. : |fili F • 1-2 similes: prorsus L2V1M1 et Van der Vliet, cf. 21.5; 95.6; Fl. 3.3; 9.27; 15.24 : similes. prorsus F ϕV1L3 similes prorsus: ς princ.; sine interp. AUL1 • 2 circumstrepitae F re in ras. F 1 (-strepitae ϕAU princ.) • comisatoribus FA : comesaF 1 (i pr. ex e corr.) ϕ princ. comissa- ς commisa- U • 4 ante iam add. k s.l. F x : hic F 2 in marg. ϕ2 (h s.l. add.) Butler prob. Vallette ic ϕ om. AU princ. hinc ϕ3 in marg. • illa FAU princ. : inquam illa F x (inquam add. s.l., cf. Helm 1904, pp. 529-530) ϕ illa et U • nota ϕ2 in marg. V5TM1 ς princ. : nontam F ϕA non tam U non tam Helm cf. 1904, 530 non tam Walte post conlusio add. Rossbach

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un hombre infame; su mujer, una zorra; los hijos, por el estilo390. Día y noche los jóvenes por diversión llaman a sus puertas a patadas, hacen retumbar las ventanas con sus canciones; su comedor está siempre alborotado de juerguistas, su dormitorio, siempre accesible a los amantes, porque el único que no puede entrar sin temor es el no le ha pagado el precio al marido391. Así que para este el ultraje de su propio lecho se ha convertido en su fuente de ingresos. Antes, gracias a su destreza, vivía de su propio cuerpo, ahora, públicamente del de su mujer392; la mayoría contrata con él mismo, y no estoy mintiendo, con él mismo393, os lo aseguro, las noches que pasa con su esposa. Se trata del bien conocido apaño entre marido y mujer: a los que entregan una buena cantidad de dinero a la esposa, a esos nadie los

390 Apuleyo tiene mucho cuidado en evitar los nombres de la mujer y los hijos (McCreight 1991, p. 137); en general toda la casa de Rufino está pintada en términos de comedia, véase la nota anterior o el uso de lenonia, una palabra que aparece principalmente en Plauto (OLD s.v.), cf. Hunink 1997, II, p. 192; May 2014, p. 762. 391 El marido que descubriera el adulterio de su mujer debía, según la lex Iulia de adulteriis coercendis, separarse de ella y denunciar a los adúlteros en un plazo de sesenta días; incluso tenía la posibilidad, aunque restringida a determinados casos, de matar al amante. Si no cumplía su obligación de denunciar el caso, se hacía él mismo culpable y podía ser acusado, cf. Digesto 38.11.1 (Ulpiano 47 Ad edictum); 48.5.16 [15] (Ulpiano 2 De adulteriis); 48.5.24 pr. (Ulpiano 2 De adulteriis); 48.5.30 [29] (Ulpiano 4 De adulteriis); 48.5.23 (Papiniano 1 De adulteriis); 48.5.15 [14] (Escévola 4 regularum); 24.2.9 (Julio Paulo 2 De adulteriis); Julio Paulo, Sentencias a su hijo 2.26; Collatio legum Mosaicarum et Romanarum 4.2.23; 4.10; 4.12.3. Sobre la legislación de Augusto y la republicana en esta materia véase el resumen de Steenblock 2013, pp. 18-34. Sobre maridos que se aprovechan del adulterio de su mujer, un clásico literario, véanse referencias en DMA s.v. «Cornudo, ‘consentidor’» [Fernández Sanz]. 392 La frase se refiere a la prostitución: quae corpore quaestum facit es la expresión que define a la prostituta (DMA s.v. «Prostitución» [Martos Fernández]); corpore merere —de donde, por cierto, viene meretrix «meretriz»— no está muy alejada (véase también Plauto, Miles gloriosus 785; Aulo Gelio II 18.3). La idea está incluso reforzada por uulgo. 393 Este tipo de repeticiones —cum ipso… cum ipso— interrumpidas por una exclamación, que Quintiliano, Instituciones oratorias IX 3.29 ejemplifica con Cicerón, Filípicas 2.64 —a lo que se le puede añadir, por ejemplo, 1.31—, redundan en la efectividad de la expresión y le dan un énfasis especial (Helm 1955, p. 97), véase también 18.5-6; 22.2.3 y 9-10; 93.3; Metamorfosis II 8.6 (y Van Mal-Maeder 2001, p. 167); III 16.2; V 26.4; y e.g. Filípicas 2.112; En defensa de Celio 14, 30; De domo sua 25.

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uenere, signo dato pro adulteris deprehenduntur, et quasi ad discendum uenerint, non prius abeunt quam aliquid scripserint. Quid enim faciat homo miser ampliuscula fortuna deuolutus quam tamen fraude patris ex inopinato inuenerat? pater eius plurimis creditoribus defaeneratus maluit pecuniam quam pudorem; nam cum undique uersum tabulis flagitaretur et quasi insanus ab omnibus obuiis teneretur, ‘pax’ inquit; negat posse dissoluere, anulos aureos et omnia insignia dignitatis abicit, cum creditoribus depaciscitur. pleraque tamen rei familiaris in nomen uxoris callidissima fraude confert: ipse egens nudus et ignominia sua tutus reliquit Rufino huic, non mentior, — deuorandum; tantum enim ad eum ex bonis matris sestertium xxx liberum uenit praeter quod ei uxor sua cotidianis dotibus quaesiuit. quae tamen omnia in paucis annis ita hic degulator studiose in uentrem condidit et omnimodis conlurchinationibus dilapidauit, ut crederes metuere ne quid habere ex fraude paterna diceretur; homo iustus et morum dedit operam, quod male partum erat ut male periret,

quasi F ϕx (qui induxit) AU princ. : qui quasi F 2 (qui s.l. add.) ϕ • 7 pax Lipsius : flax F ϕx (l s.l. add.) AU princ. fax ϕ lex Ald. Phil. • inquit ϕAU princ. : -quid F • 8 ipse... nudus] cf. 92.2 • et] at Scaliger sed Bosscha • tutus] tectus ς princ. totus AU • — F ϕ (i.e. ‘tricies’ iam Colvius) : xxx AU ς princ. • reliquit ϕxAU princ. : -quid F ϕ • xxx 9 conlurchinationibus] conlucernationibus dubitanter Engelbrecht (1885, p. 441) coll. Claud. Mam. (CSEL XI p. 137.4); cf. Oud. p. 555 • 10 et morum] codicum lection. def. iam Bosscha ‘bonorum morum’ interpret., cf. et Hunink, p. 194, n. 1 et Löfstedt 1908, pp. 93-4; Brakman 1928, pp. 182-183 (CIL VIII 1978) : ex more Stewech scilicet morum Acidalius et uerus Casaubonus et morum Colvius et m. Scipio Gentilis et m. Scriverius et m. Gruterus et m. uir doctus (Oud. p. 556) et m. uel Van der Vliet

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ve394 y se marchan a su antojo; a los que llegan de vacío los sorprenden en pleno adulterio a una señal convenida y, como si hubieran ido a la escuela, no pueden irse hasta que han escrito algún documento395. ¿Porque qué puede hacer un hombre pobre, poseedor en otro tiempo de una fortuna regular, pero venido a menos? Y esta, por cierto, se la había encontrado inesperadamente gracias a las estafas de su padre. El padre de este, completamente endeudado con muchísimos acreedores, prefirió el dinero al honor, porque cuando por todas partes le echaban en cara los recibos y lo retenían como si fuera un loco cuantos se lo tropezaban, dijo «¡basta!»: asegura que no puede liquidar lo que debe, se despoja de sus anillos de oro y todas las demás insignias de su posición social y llega a un acuerdo con sus acreedores. Sin embargo, valiéndose de una astuta trampa, pone la mayor parte de su patrimonio a nombre de su mujer: él, menesteroso, desnudo y protegido por su propia deshonra, le dejó a este Rufino —y no miento— tres millones de sestercios para que los devorara. Tan grande, en efecto, fue la cantidad que, libre de cargas, le correspondió de los bienes de la madre, además de lo que su mujer le ha proporcionado diariamente en concepto de dote. Y sin embargo, en pocos años, este tragón lo ha sepultado todo afanosamente en su estómago y lo ha dilapidado en todo tipo de francachelas, de tal forma que se podría pensar que tenía miedo de que dijeran que poseía algo procedente de las estafas del padre. Hombre justo y de buenas costumbres, puso todo su empeño en que acabara de mala manera lo que se había producido de mala manera396

394 Sobre maridos que disimulan el adulterio de sus mujeres, véase la historia a la que aluden Juvenal, Sátiras 1.55 y Festo, De uerborum significatu 174.34-176.3 Lindsay. 395 Obviamente algo con lo que se obligan a pagar su adulterio, aunque Apuleyo juega comparándolos con los escolares, que no se van hasta que han aprendido a escribir. 396 Frase proverbial (male partum… male periret), cf. e.g. Nevio en Paulo, Excerpta de Festo 248.21 Lindsay; Plauto, Poenulus 844; Cicerón, Filípicas 2.65; Livio IX 9.11 y con variaciones en IX 34.2; Ovidio, Cartas de las heroínas 6.157; Tácito, Historias III 6.1. Estas y otras ideas parecidas en Otto 1890, s.v. male 1, p. 206; Häussler 1968, p. 278.

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nec quicquam ei relictum est ex largiore fortuna praeter ambitionem miseram et profundam gulam. Ceterum uxor iam propemodum uetula et effeta tot iam demum contumeliis abnuit; filia autem per adulescentulos ditiores inuitamento matris suae nequicquam circum|lata, quibusdam etiam procis ad experiundum permissa, nisi in facilitatem Pontiani incidisset, fortasse an adhuc uidua ante quam nubta domi sedisset. Pontianus ei multum quidem dehortantibus nobis nuptiarum titulum falsum et imaginarium donauit, non nescius eam, paulo ante quam duceret, a quodam honestissimo iuuene, cui prius pacta fuerat, post satietatem derelictam. uenit igitur ad eum noua nupta secura et intrepida pudore dispoliato, flore exsoleto, flammeo obsoleto, uirgo rursum post recens repudium, nomen potius adferens puellae quam integritatem. uectabatur octaphoro, uidistis profecto qui adfuistis quam improba iuuenum circumspectatrix, quam inmodica sui ostentatrix. quis non disciplinam matris agnouit, cum in puella uideret immedicatum os et purpurissatas

1 effeta F x (c induxit) ϕU princ. Phil. : effecta FA • tot iam demum seruato postea abnuit scripsi praeeuntibus Casaubono (nunc demum) et Bosscha (tota iam demum) : totam domum F ϕAU princ. Ald. Phil. iam demum dubitanter Floridus tota demum Hildebrand tot iam domus Van der Vliet tota in domum Purser tot in domum Butler • abnuit cf. Met. IV 13.1; VI 6.1; Paneg. 7(6).9.3 (GCA 1977, p. 101)] obuoluit Colvius coll. Arnob. V 9.1 obnubit olim Casaubonus obruit Acidalius absoluit Brantius uel abnuit add. Helm, cf. 1904, pp. 530-531 adnuit Marchesi prob. Hunink • 2 F 120v • 3 derelictam F 2 (u punt. del. et a s.l. add.) ϕx (u in a mut.) princ. Ald. Phil. : -tum F ϕAU • 4 dispoliato F 2 in marg. ϕAU princ. Ald. Phil. : despoliato F x (di in de mut. et a s.l. add.) dispolito F • 5 disciplinam F x (m add.) ϕAU princ. : -na F • immedicatum M1V5 princ. Ald. ς : imeditatum F (immedi- AU Phil.) immeditata ut uid. U 2 (ta s.l. add.) meditatum ϕ medicatum Hildebrand

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y no le quedó de esta gran fortuna más que una mísera ambición y una gula insaciable. Por otra parte, su mujer, que ya empezaba a estar mayor y se encontraba agotada, acabó renunciando por último a todas estas indignidades; la hija, en cambio, circuló infructuosamente a instancias de su propia madre entre algunos jóvenes ricos y, como también le dieron permiso a otros pretendientes para ponerla a prueba, si no se hubiera encontrado con el buen carácter de Ponciano, quizá estuviera a estas alturas sentada en su casa397 como si fuera viuda antes de haberse casado. Ponciano, a pesar de que no dejábamos de desaconsejárselo, le otorgó el título de esposa, incorrecto y ficticio, pues bien sabía él que, poco antes de que se casaran, la había abandonado, completamente saciado de ella, cierto joven de excelente familia al que había estado antes prometida. Llegó, por tanto, ante él la recién casada segura y sin temor, con su pudor arrasado, su flor marchita, su velo nupcial deslucido, virgen de nuevo tras su reciente repudio398, más con el nombre de doncella que con la integridad propia de estas. La llevaban en una litera de ocho hombres399: sin duda visteis vosotros que estuvisteis presentes con qué desvergüenza miraba a los jóvenes a su alrededor, con qué inmodestia se exhibía. ¿Quién no reconocería las enseñanzas de la madre viendo la boca de la chica pintada, el

397 No es raro que, para aludir la prostituta que espera a un cliente, se emplee sedere y sella —«estar sentada» y «silla»—: cf. e.g. Plauto, Poenulus 265-70; Ovidio, Cartas desde el Ponto II 3.20; Petronio, Satiricón 126.10 (con doble sentido, cf. Schmeling 2011, p. 478); Marcial II 17.1; VI 66.2; Tertuliano, De cultu feminarum II 12.3 (Herescu 1959), cf. DMA s.v. «Prostitución» [Martos Fernández]. 398 Además de tener el sentido de divorcio, repudio podía referirse, como en este caso, a la ruptura del compromiso antes de la boda, con notificación por escrito y anulación del contrato, un procedimiento nada excepcional, cf. Digesto 45.1.134 pr. (Julio Paulo 15 responsorum); Juvenal, Sátiras 6.200-2 (Norden 1912, p. 92). 399 Signo de lujo desmesurado, propio de reyes (Cicerón, Contra Verres 5.27), cf. Marcial VI 84; Suetonio, Calígula 43 (OLD s.v. «octaphoros»). A la falta de pudor de la joven se une, por tanto, una ostentación fuera de lo común; obsérvese además la expresión en paralelo con vocabulario de comedia y rima: quam improba iuuenum circumspectatrix (Plauto, Aulularia 41), quam inmodica sui ostentatrix.

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genas et inlices oculos. dos erat a creditore omnis ad terruncium pridie sumpta et quidem grandior quam domus exhausta et plena liberis postulabat. Sed enim iste, ut est rei modicus, spei immodicus, pari auaritia et egestate totum Pudentillae quadragiens praesumptione cassa deuorarat eoque me amoliendum ratus, quo facilius Pontiani facilitatem, Pudentillae solitudinem circumueniret, infit generum suum obiurgare, quod matrem suam mihi desponderat; suadet quam primum ex tanto periculo, dum licet, pedem referat, rem matris ipse potius habeat quam homini extrario sciens transmittat; ni ita faciat, inicit scrupulum amanti adulescentulo ueterator, minatur se filiam abducturum. quid multis? iuuenem simplicem, praeterea nouae nuptae inlecebris obfrenatum suo arbitratu de uia deflectit. it ille ad matrem uerborum Rufini gerulus sed nequicquam temptata eius grauitate ultro ipse leuitatis et inconstantiae increpitus reportat ad socerum haud mollia: matri suae praeter ingenium placidissimum immobili iram quoque sua expostulatione accessisse, non mediocre pertinaciae alumentum; respondisse

inlices] illitos Pricaeus • 6 terruncium Plasberg, cf. Bücheler 1891 : teruncium T ς Phil. ternuntium F ϕAU princ. Ald. 1 Pudentillae] -illae* (fuit fort. -aem) F -ille ϕAU princ. • quadragiens F 2 (a alt. s.l. add.) -dragies ϕx (alt. a in ras.) princ. Ald. Phil. : -drigiens FAU (fort. -drigies ϕ) • me amoliendum ϕ2 princ. : mea mo- F ϕU (sed molli-) in ea mo- AL1 • circumueniret F 1 (ret in marg. add.) F 2 (litt. redintegr.) ϕAU princ. : -niset F • 2 referat AUM1L1V5 δ ς princ. : se ferat F ϕV1L2 L3 • 3 post faciat exstat ras. in F et t in marg. add. F 1 (faciat ϕAU princ.) • minatur F 1ϕAU princ. : minator F • abducturum F 1 (ut uid.) AU princ. : abducturam F ϕF 2 s.l. • 6 immobili Iahn : -bile F ϕAU princ. • alumentum uel aiumentum FA (alum- U 3L22V1 alim- UL2 L3D) : adiu- (Helm) uel adlu- (ut mihi quidem uid.) ϕ (adiumentum U 2 in marg., princ. Ald. Phil. ς) alimenta L1

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colorete en las mejillas y los ojos seductores400? Toda la dote, hasta la última moneda, la había recibido el día anterior de un prestamista y desde luego era mucho mayor de lo que aconsejaba una casa arruinada y llena de hijos. Pero es que ese, tan escaso de patrimonio como rico en ilusiones, presa de una codicia y una pobreza de la misma magnitud401, ya había devorado enteramente en su desatinada imaginación los cuatro millones de Pudentila y por eso, considerando que tenía que desembarazarse de mí para aprovecharse sin dificultad del buen carácter de Ponciano y la soledad de Pudentila, comienza a reprocharle a su yerno que me hubiera comprometido con su madre: le convence de que, mientras sea posible, se vuelva atrás inmediatamente de acción tan peligrosa, puesto que era preferible que él mismo tuviera en su poder el patrimonio de su madre a que se lo trasmitiera conscientemente a una persona extraña402. Este perro viejo, además, llena al jovencito enamorado de inquietantes preocupaciones amenazándolo con que, si no lo hacía así, le iba a quitar a su hija. ¿Para qué más?: con esto hace cambiar de opinión a su antojo a ese joven inocente y dominado, además, por los encantos de su reciente esposa. Se dirige él a su madre como portavoz de las palabras de Rufino. Sin embargo, tras intentar rendir en vano su entereza, acaba, al contrario, lleno de reproches por su ligereza e inconstancia y vuelve a llevar a su suegro unas noticias nada gratas: que a su madre, normalmente inalterable, incluso la hicieron encolerizarse, en contra de su apacible temperamento, sus demandas, convertidas en un poderoso estímulo para su determinación; que ella respondió, en definitiva, que no se le 400 Alusión obvia a las prostitución de la madre: las meretrices mostraban su condición en la vestimenta y el llamativo maquillaje que usaban, de ahí que se considerara signo de corrupción que una matrona las imitara, cf. e.g. Tertuliano, De cultu feminarum II 12. Sobre este aspecto y la enseñanza del oficio véase DMA s.v. «Prostitución. ‘La prostituta’» [Martos Fernández]. 401 Esta frase vuelve a un tema de la diatriba sobre la pobreza, cf. 20.3, 8 y 10 y Hunink 1997, II, p. 196. 402 Sobre el compromiso previo y su posible ruptura véase 68.5 y 76.4 con sus correspondientes notas.

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eam denique non clam se esse Rufini exoratione secum expostulari; eo uel magis sibi auxilium mariti aduersum eius desperatam auaritiam comparandum. Hisce auditis exacerbatus aquariolus iste uxoris suae ita ira extumuit, ita exarsit furore ut in feminam sanctissimam et pudicissimam praesente filio eius digna cubiculo suo diceret, amatricem eam, me magum et ueneficum clamitaret multis audientibus (quos, si uoles, nominabo): se mihi sua manu mortem allaturum. uix hercule possum irae moderari, ingens indignatio animo oboritur. tune, effeminatissime, tua manu cuiquam uiro mortem minitaris? at qua tandem manu? Philo-

7 exoratione F ϕA (-nem U) Ald. : ex(h) ortatione U 2 in marg. δ ex oratione ς princ.; def. Hildebrand æs o. Phil. • 2 mortem F 2 (tem in ras.) ϕ2AU princ. : moram ut uid. F • 3 tune... minitaris V5 D ς princ. Phil. tune... minitari F ϕAU (sed tu ne; minitari U 2 in ras. scr.) tene... minitari Hildebrand, fort. recte

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APOLOGÍA

ocultaba403 que se le hacían esas peticiones de parte de Rufino y que, por eso, todavía con más razón debía procurarse la ayuda de un marido para protegerse de la codicia desesperada de aquel. Al oír esto, ese sirviente de burdel404 de su propia mujer, fuera de sí, se llenó de cólera de tal manera, fue presa de tanto furor que se puso a dirigirle injurias dignas únicamente de su propia alcoba a aquella mujer, la más respetable y honesta, en presencia de su hijo, llamándola a ella barragana y a mí mago y envenenador ante numerosos testigos —a los que, si quieres, nombraré después— y diciendo que iba a darme muerte con sus propias manos. Apenas puedo contener mi ira, por Hércules, de la enorme indignación que todo esto me produce. ¿Que tú, un completo afeminado, amenaces de muerte y con tus propias manos a un hombre de verdad? Y además, ¿a qué mano te refieres? ¿La de Filomela, la de Medea o la de Clitemestra405? 403 Expresión (clam se esse) propia, aunque no exclusiva, de la comedia; sobre los rasgos de este género presentes en todo el episodio, véase Hunink 1997, II, pp. 194197. 404 Es difícil imaginar un apelativo más denigratorio: el burdel era ya de por sí un lugar deplorable (DMA s.v. «Prostitución. ‘El burdel’» [Martos Fernández]), el aquariolus era, además, el tipo más bajo de los esclavos, el que estaba encargado de llevar agua a las prostitutas (Paulo, Excerpta de Festo 20.21 Lindsay; así llamados ab aqua nempe quam suppeditabant foedis ministeriis [Floridus 1688, p. 526]). Nótese, además, la fonética del texto: exacerbatus… extumuit, ita exarsit (el segundo término es excepcional, cf. Facchini Tosi 1986, pp. 156-157). 405 Personajes de la mitología propios de la pantomima (v. Floridas 18.4 y nota): Clitemestra y Medea aparecen igualmente en Luciano, Sobre la danza (Περὶ ὀρχήσεως) 43 y 53 respectivamente. Filomela fue raptada y violada por su cuñado, Tereo, que además le cortó la lengua para que no pudiera delatarlo: sin embargo, consiguió contárselo todo a su hermana, Procne, y esta, en venganza, mató a su propio hijo y se lo sirvió al padre (Ovidio, Metamorfosis VI 424-674). Medea, hija del rey de la Cólquide, ayudó a Jasón a conseguir el vellocino de oro a pesar de su propio padre, huyó con el héroe asesinando incluso a su hermano y se casó con él; posteriormente, cuando su marido se disponía a abandonarla por la hija del rey de Corinto, Creonte, se vengó abrasando a su rival y matando a los hijos que había tenido con él: véase, por ejemplo, Ovidio, Metamorfosis VII 1-403, las tragedias homónimas de Eurípides y Séneca y Apolonio Rodio, Viaje de los Argonautas ; también Luck en Flint et al. 1999, pp. 111-113. Clitemestra, esposa de Agamenón, rey de Argos, en venganza por el sacrificio de su hija Ifigenia y en prevención del castigo que le podía acarrear su relación adúltera con Egisto, mata a su marido cuando regresa de la guerra de Troya; posteriormente, su

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melae an Medeae an Clytemestrae? quas tamen cum saltas —tanta mollitia animi, tanta formido ferri est—, sine cludine saltas. Sed ne longius ab ordine digrediar: Pudentilla postquam filium uidet praeter opinionem contra suam esse sententiam deprauatum, rus profecta scripsit ad eum obiurgandi gratia illas famosissimas litteras, quibus, ut isti aiebant, confessa est sese mea magia in amorem inductam dementire; quas tamen litteras tabulario Pontiani praesente et contra scribente Aemiliano nudius tertius tuo iussu, Maxime, testato describsimus; in quibus omnia contra praedicationem istorum pro me reperiuntur.

4 an Clytemestrae ς : an clitemestre ϕ2A princ. an clite| mestrae U an clite menstrae F (t pr. in ras.) anclite menstrae ϕ • cum saltas Lipsius : consultus uel -tas (u/a in ras.) F (consultas ϕAU princ.) • mollitia F 2 (l s.l. add.) ϕA (-cia U princ.) : moli- F • cludine saltas] offendit numerus clausulae • 5 uidet] uidit Krüger • contra suam esse sententiam] def. Goldbacher (ZöstG, p. 39) [contra suam] esse [sententiam] del. Krüger [contra] suam esse [sententiam] del. Van der Vliet • famosissimas FU princ. (famossimas A) : formosissimas F 2 s.l. ϕ • 6 tabulario Pontiani (i.e. seruo P.: cf. Oud. p. 561)] tabulario publico Casaubonus

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Pero si tienes un carácter tan blando y tanto miedo del hierro que, cuando bailas representando a estos personajes, bailas sin la daga. Pero no nos desviemos más del curso de los acontecimientos406: Pudentila, en cuanto advirtió que, contra lo esperado, habían inducido a su hijo a cambiar de opinión, se marchó al campo y, para reconvenirle su actitud, le escribió esa famosa carta en la que, según decían estos, confesaba que había perdido la razón porque mi magia la había forzado a amarme. Sin embargo, esta carta es la que anteayer hicimos copiar ante testigos por orden tuya, Máximo, en presencia del secretario de Ponciano y mientras Emiliano, a su vez, tomaba notas: todo lo que se encuentra aquí está en contra de lo que habían anunciado ellos y a mi favor. propio hijo, Orestes, asesinará a su madre junto con su amante: véanse las tres tragedias que componen la Orestía de Esquilo: Agamenón, Coéforas y Euménides, además del Agamenón de Séneca. Se trata, por consiguiente, de tres caracteres femeninos trágicos que buscan venganza, pero no enfrentándose al varón —Tereo, Jasón o Agamenón—, sino castigándolo en sus propios hijos, como Filomela y Medea, o bien hiriéndolo a traición, como Clitemestra. Así pues, Apuleyo no solo compara a Rufino con mujeres, sino que implícitamente afirma que no sería capaz de atacar directamente a un hombre, sino que habría de servirse de algún medio alevoso y cobarde, y llega al extremo del desprecio cuando lo acusa de no tener el valor de empuñar ni siquiera un puñal de atrezo. Téngase en cuenta además que el actor de pantomima solía especializarse en ciertos papeles con los que solía identificarse y a los que interpretaban a mujeres se les consideraba afeminados, cf. May 2008, pp. 342-343, 348-349. 406 Tras estos devastadores improperios contra Rufino, llega un anticlímax que supone la vuelta a la narración y el comienzo del episodio de la carta de Pudentila en la que esta, supuestamente, confiesa que Apuleyo es un mago. Es evidente que la defensa de este estaba clara desde el principio, puesto que del texto solo se había empleado un fragmento, deliberada y maliciosamente seleccionado para incriminar al filósofo, y al leer la carta entera queda manifiesta la inocencia del reo y los procedimientos taimados de sus enemigos. Pero Apuleyo pospone con toda intención la resolución del caso: con un efecto dramático, empieza a burlarse, como en otras ocasiones, de la supuesta prueba (79.1-80.2); va desvelando poco a poco el contenido de la carta (80.3-81.2; 82.1-2), aderezándolo con las tópicas muestras de adulación al juez (81.2; 84.6; 85.2) y la descripción del comportamiento fraudulento de Rufino junto con las invectivas correspondientes contra este y sobre todo contra Pudente (81.3-5; 82.3-9; 84.7-86-5). Por supuesto, no faltan las muestras de erudición: los malvados más conocidos (81.3-4), una alusión a Homero (83.2) o el episodio de la correspondencia de Filipo (86.1-2). En definitiva, la prueba de cargo de los acusadores se vuelve contra ellos. De forma mucho más apresurada se mencionan finalmente otras dos cartas: una de Pudente criticando a su madre (86.4-87.1) y otra falsamente atribuida a Apuleyo (87.2-5).

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Quamquam, etsi destrictius magum me dixisset, posset uideri excusabunda se filio uim meam quam uoluntatem suam causari maluisse. an sola Phaedra falsum epistolium de amore commenta est? at non omnibus mulieribus haec ars usitata est ut, cum aliquid eius modi uelle coeperunt, malint coactae uideri? quod si etiam animo ita putauit me magum esse, idcircone magus habear, quia hoc scripsit Pudentilla? uos tot argumentis, | tot testibus, tanta oratione magum me non probatis: illa uno uerbo probaret? et quanto tandem grauius habendum est quod in iudicio subscribitur quam quod in epistola scribitur. quin tu me meismet factis, non alienis uerbis reuincis? ceterum eadem uia multi rei cuiusuis maleficii postulabuntur, si ratum futurum est quod quisque in epistola sua uel amore uel odio cuiuspiam scripserit. ‘magum te scripsit Pudentilla; igitur magus es’. quid si consulem me scripsisset, consul essem? quid enim si pictorem, si medicum, quid denique si innocentem? num aliquid horum putares idcirco quod illa dixisset? nihil scilicet. atqui periniurium est ei fidem in peioribus non haberes, posse litteras eius ad perniciem, non posse ad salutem. ‘sed inquieti animi fuit, efflictim te amabat’. concedo interim. num

1 excusabunda se filio V5 ς princ. Phil. Ald. : excusabunda efilio ϕ2 (da s.l. add.) V1L3 -bundus efilio F ϕL2 -bundus et filio L1 escausabundus: est f. A escausabundus efilio U excusabunda et f. DV12 • at F ϕA def. Hunink (1996, p. 164) coll. 25.2 : ac Novák et Plasberg an UV5 ς princ. Phil. Ald. • coactae F 1 (c s.l. add.) F 2 (coacte s.l.) ϕAU princ. : coatae F • 2 etiam animo ita] etiam animo illa Van der Vliet, sed cf. Helm 1904, p. 523 omnino etiam ita Acidalius • F 121r • oratione] operatione Krüger, sed orationis longitudinem cft. Helm (28.1) • tandem] tamen Iahn • 3 quin tu me meismet ϕ2L3 princ. : quin tu e meis met U 2 (quin tu in marg. add.) Quintum emeis met F ϕ (Q. e meis m. U) V1L2 Quintum est meis met A (Q. e. m. me L1) quid non m. M1 • 4 post horum add. Iahn • 5 non haberes suppl. ϕ3 (man. recentiss. ad calcem cui in melioribus non haberes add.; haberes in habere induct. s corr. ϕ2) V1V52 (al. man. in marg.) L3 ς princ. Ald. Phil. : non haberes F ϕAUL1L2 habet cum in melioribus non haberes D • 6 inquieti V5 ς princ. Ald. Phil.; def. Hunink coll. Liv. XXV 7.11 : inquit ϕ2AUV1L3 inquid F ϕL1L2 inquies Hildebrand fort. recte inquit Van der Vliet coll. 80.3 i. Purser i. Kronenberg 1928, p. 46 inquit Butler - Owen; post animi add. Helm (1904, pp. 531-532) • efflictim F 2ϕ2AUL3 princ. : efflictum F ϕV1L1L2

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APOLOGÍA

Aunque, incluso si me hubiera llamado mago sin la más mínima reserva, podría pensarse que, con la intención de buscar excusas ante su hijo, había preferido achacar su decisión a mi influencia antes que a su propia voluntad. ¿O es Fedra la única que ha podido tramar una carta para falsear su amor407? ¿O no es, más bien, verdad que todas las mujeres se suelen servir de esta maña y que, cuando empiezan a sentir inclinaciones por algo así, prefieren hacer ver que han actuado obligadas? Pero es que incluso si llegó a pensar sinceramente que yo era mago, ¿me tienen que considerar mago por el mero hecho de que lo escribiera Pudentila? Vosotros con tantas razones, tantos testigos, tan prolijo discurso no habéis sido capaces de probar que soy un mago, ¿y ella lo puede probar con una sola palabra? Y, sin embargo, cuánto mayor peso tiene lo que se suscribe en un juicio que lo que se escribe en una carta. ¿Por qué no me acusas por mis propias acciones, no por palabras ajenas? Por otra parte, siguiendo este procedimiento, habría muchos a los que se les podría imputar cualquier tipo de maleficio si va a considerarse demostrado lo que cualquiera escriba, por amor o por odio, en una carta. «Pudentila ha escrito que eres un mago, así que eres un mago» ¿Y si hubiera escrito que era cónsul, sería cónsul? ¿Y pintor o médico? Y por último, ¿e inocente? ¿Es que creerías algo de esto por el mero hecho de que ella lo hubiera dicho? Es evidente que no. Y, sin embargo, es completamente contrario a toda justicia prestar fe en un sentido perjudicial a algo cuando no se la darías en el beneficioso y, así, pretender que su carta puede causarme la perdición, pero no la absolución. «Pero es que estaba en estado de enajenación: estaba perdidamente enamorada

407 Fedra, esposa de Teseo, se enamoró perdidamente de su hijastro, Hipólito, y como este no quiso acceder a sus deseos, escribió una carta a su marido acusando al joven de haber pretendido seducirla: el padre, a su vez, provocó con una maldición la muerte del hijo inocente. El episodio de la carta se encuentra en Eurípides, Hipólito 85690; en cambio, en Séneca, Fedra 864-902 la revelación se realiza en un diálogo. Apuleyo desarrolla el tema de Fedra en Metamorfosis X 2-12; sobre este motivo literario véase GCA 2000, pp. 417-432; Mattiacci 2007.

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tamen omnes qui amantur magi sunt, si hoc forte qui amat scripserit? credo nunc quod Pudentilla me in eo tempore non amabat, siquidem id foras scripsit, quod palam erat mihi obfuturum. Postremo quid uis, sanam an insanam fuisse dum scriberet? sanam dices? nihil ergo erat magicis artibus passa. insanam respondebis? nesciit ergo quid scribserit eoque ei fides non habenda est; immo etiam si fuisset insana, insanam se esse nescisset. nam ut absurde facit qui tacere se dicit, quod ibidem dicendo tacere sese non tacet et ipsa professione quod profitetur infirmat, ita uel magis hoc repugnat: ‘ego insanio’, quod uerum non est, nisi sciens dicit; porro sanus est, qui scit quid sit insania, quippe insania scire se non potest non magis quam caecitas se uidere. igitur Pudentilla compos mentis fuit, si compotem mentis se non putabat. possum, si uelim, pluribus, sed mitto dialectica. ipsas litteras longe aliud clamantis et quasi dedita opera ad iudicium istud praeparatas et accommodatas recitabo. accipe tu et lege usque dum ego interloquar.— Sustine paulisper quae secuntur; nam ad deuerticulum rei uentum est. adhuc enim, Maxime, quantum equidem animaduerti, nusquam mulier magiam nominauit, sed ordinem repetiuit eundem quem ego

credo nunc Salmasius, cf. Met. III 14.3 : cedo n. F ϕAU princ. cedo n. Thomas 1 dum (ϕAU)] *dum F • nesciit F 2 (i pr. punct. del. et e s.l. add.) ϕAU princ. : nisciit F • 2 ibidem F cf. ThLL s.u. «ibidem» VII.1 155.46 sqq. : idem Scaliger • 3 non ante putabat F ϕAU princ. : punct. del. F 2 om. L2 • clamantis F ϕU princ. (-matis A) : -ntes F 2 (e supra i add.) ϕ2 (tes s.l. add.) U 2 (i in e corr.) • accommodatas recitabo] offendit numerus clausulae • 4 deuerticulum FAU : diuer- F xϕ princ. Ald. Phil.

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APOLOGÍA

de ti». Lo admito de momento. Pero entonces, ¿todos los que están enamorados son magos si lo ha escrito alguien que está enamorado de él? Estoy convencido en este momento de que Pudentila entonces no estaba enamorada de mí, puesto que escribió abiertamente razones que habrían de utilizarse en público contra mí. En definitiva, ¿qué prefieres, que estaba cuerda o que estaba loca cuando la estaba escribiendo? ¿Dirías tú que estaba cuerda? Pues entonces no había sufrido los efectos de las artes mágicas. ¿O vas a responder que estaba loca? Pues entonces no sabía lo que escribía y, por tanto, no hay que darle crédito ninguno; es más, si estuvo loca, ni siquiera sabía que estaba loca. Pues de la misma manera que es absurdo que alguien afirme que permanece callado, porque en el mismo acto de decir que está callado no puede estar callado y la misma declaración anula lo que se está declarando, igualmente o quizá con más razón es contradictorio que alguien diga «yo estoy loco», porque no puede ser verdad más que si lo dice porque lo sabe; así que está cuerdo, porque sabe qué es la locura, ya que la locura no puede conocerse a sí misma en no mayor medida que la ceguera no puede verse a sí misma408. Por tanto, Pudentila estaba en su sano juicio si pensaba que no estaba en su sano juicio. Podría continuar, si quisiera, con más razonamientos, pero pongo ya fin a estos ejercicios dialécticos. Voy a hacer recitar la carta misma, que proclama algo totalmente diferente a esto y que parece preparada y dispuesta expresamente para este juicio. Tómala tú y léela hasta que yo te interrumpa409. Detente un momento antes de seguir, pues hemos llegado al punto crucial del asunto, ya que hasta ahora, Máximo, al menos por lo que yo he podido advertir, esta mujer no ha mencionado ni una sola vez la magia, sino que ha vuelto a contar los acontecimientos en el mismo orden que he mantenido yo poco antes: su larga viudedad, el 408 Variación del esquema de Cicerón, Academica priora o Lucullus 95 (Moreschini 2000, p. 256). 409 Era normal que un asistente del tribunal leyera en público los documentos, cf. Cicerón, En defensa de Celio 55; En defensa de Cluencio 168 (Butler - Owen 1914, p. 149).

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paulo prius de longa uiduitate, de remedio ualetudinis, de uoluntate nubendi, de meis laudibus, quas ex Pontiano cognouerat, de suasu ipsius ut mihi potissimum nuberet. Haec usque adhuc lecta sunt. superest ea pars epistulae, quae similiter pro me scripta in memet ipsum uertit cornua, ad expellendum a me crimen magiae sedulo missa memorabili laude Rufini uicem mutauit et ultro contrariam mihi opinionem quorundam Oeensium quasi mago quaesiuit. multa fando, Maxime, audisti, etiam plura legendo didicisti non pauca experiendo comperisti: sed enim uersutiam tam insidiosam, tam admirabili scelere conflatam negabis te umquam cognouisse. quis Palamedes, quis Sisyphus, quis denique Eurybates aut Phrynondas talem excogitasset? omnes isti quos nomi-

5 ualetudinis F : ualit- F xϕAU princ. 1 ante ad add. Kronenberg • missa Casaubonus : omissa F ϕU princ. Ald. Phil. obmissa A emissa Lipsius dimissa Bosscha e cod. δ • laude] fraude Acidalius • uicem Scaliger : uice F ϕAU princ. Ald. Phil. uocem Casaubonus • 3 Palamedes princ.] pala*|medes F fuit, ut uid., palam-; medes scr. in ras. F x (palamedes ϕAU) • quis Sisyphus ς (q. Sysi- Phil.) : quis isyphas F xAU (q. ysi-) qui sisyphas F ϕ quis Siphax princ. Ald. (Sy-) • Eurybates] euri- F ϕAU Euri- princ. Ald. Phil. -batus Colvius cf. Plat. Prot. 327d; Aesch. Ctes. 137.1; Luc. Alex. 4.13 • Phrynondas] phrinondas F (fri- ϕ) Phiri- A princ. Ald. Phil. phnimendas ut uid. U (e in ras.)

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APOLOGÍA

cuidado de su salud, su voluntad de casarse, los elogios de mi persona que le había trasmitido Ponciano, la recomendación de este de que se casara preferentemente conmigo. Esto es lo que se ha leído hasta este momento. Queda la parte de la carta que, aunque escrita igualmente en mi favor, quieren convertir en embestidas contra mí410, cuando fue enviada con todo cuidado precisamente para apartar de mi persona las acusaciones de magia, y, para eterna alabanza de ese Rufino, cambió completamente su intención y divulgó, en cambio, la idea contraria a mí de algunos ciudadanos de Oea de que yo era un mago. Has oído mucho conversando, Máximo; has aprendido todavía más leyendo y has descubierto no poco por experiencia, pero estarás dispuesto a admitir que no has visto nunca una argucia tan insidiosa ni maquinada con tan increíble villanía. ¿Qué Palamedes, qué Sísifo, qué Euríbates, por último, o Frinondas habría concebido algo así411? Todos esos que he citado y algunos más dignos de memoria por sus

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Cf. Plauto, Pseúdolo 1021. Cuatro personajes proverbialmente taimados. Palamedes participó en el ejército que atacó Troya: antes, poniendo al pequeño Telémaco delante del arado de Ulises, obligó a descubrirse a este, que pretendía estar loco para no participar en la expedición; después, Ulises se vengaría acusándolo de traición, precisamente con una carta falsificada, y provocando su ejecución (Servio, Comentario a Virgilio, Eneida II 81; Higino, Fábulas 105). En realidad, suele considerarse a Palamedes una víctima inocente de la perfidia de otros, y su condena a muerte, ejemplo de injusticia (Platón, Apología 41b; Retórica a Herenio 2.19.28; Luciano, No debe creerse con presteza en la calumnia [Περὶ τοῦ μὴ ῥᾳδίως πιστεύειν διαβολῇ] 28): es evidente que aparece en esta lista por su sagacidad. Sísifo era famoso por su castigo eterno, que consistía en subir por una pendiente una roca que, cuando llegaba a la cima, volvía a caer (cf. e.g. Homero, Odisea XI 593-600; Apolodoro, Biblioteca I 9.3): existían varias explicaciones para esta pena (por ejemplo, Pausanias, Descripción de Grecia II 5.1) que solo coincidían en que su origen estaba en la impiedad del condenado; en lo que también están de acuerdo todas las fuentes es en que Sísifo fue el más astuto de todos los hombres, véase Higino, Fábulas 201. Euríbates y Frinondas aparecen juntos como paradigmas de maldad en Platón, Protágoras 327d, Esquines, Contra Ctesifonte 3.137 y Luciano, Alejandro 4; solo el segundo en Aristófanes, fragmento 26 —del Anfiareo (PCG vol. III.2, p. 46 con todas las referencias)—; algunos, como Luciano (cf. ibídem), les dieron estos nombres a los Cercopes, dos bandidos hermanos a los que venció Hércules. Cf. RE s.v. «Eurybatos» 2 [Hoefer]. 411

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naui et si qui praeterea fuerunt dolo memorandi, si cum hac una Rufini fallacia contendantur, macci prorsus et buccones uidebuntur. o mirum commentum! o subtilitas digna carcere et robore! quis credat effici potuisse ut quae defensio fuerat, eadem manentibus eisdem litteris in accusationem transuerteretur? est hercule incredibile. sed hoc incredibile qui sit factum probabo. Obiurgatio erat matris ad filium, quod me, talem uirum qualem sibi praedicasset, nunc de Rufini sententia magum dictitaret. uerba ipsa ad hunc modum se habebant: Ἀπολέϊος μάγος, καὶ ἐγὼ ὑπ᾽ αὐτοῦ μεμάγευμαι καὶ ἐρῶ. ἐλθὲ τοίνυν πρὸς ἐμέ, ἕως ἔτι σωφρονῶ.

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4 macci ς : macchi F (machi ϕAU princ.) • buccones ς : bocchones F ϕ Phil. (bocho- U princ. bacho- A) • 5 mirum F ϕAU princ. : merum ut uid. F 2 1 post sibi add. Van der Vliet • dictitaret F 1 (ti s.l. add.) ϕA princ. : dictaret FU • 2 Ἀπολέϊος… σωφρονῶ] απουλЄιοσ μαΓΟσ. kαΙЄ | ΓωvπαyToy μЄμα ΓЄyμαι kαIЄπαι ЄλΘЄTω | NyNπpOσ ЄμЄ ЄωCЄTICω φpONω F • καὶ] ναὶ Casaubonus • ἐλθὲ τοίνυν Bosscha et Spengel cf. et Helm 1904, pp. 545-546 : ἐλθέτω νῦν ς ἔλθετε Casaubonus

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APOLOGÍA

engaños, si se comparan solo con esta única artimaña de Rufino, parecerían unos completos payasos y unos bufones412. ¡Qué invención tan admirable! ¡Qué sutileza, digna de cárcel y mazmorra413! ¿Quién se imaginaría que pudieran hacer que algo que iba a servir de defensa se convirtiera, exactamente con las mismas letras, en una acusación? ¡Es increíble, por Hércules! Sin embargo, voy a demostrar cómo se han producido estos hechos increíbles. Se trataba de una reprimenda de la madre a su hijo por andar diciendo entonces, de acuerdo con la opinión de Rufino, que yo era mago, siendo yo un hombre tan excelente como él mismo había anunciado antes. Las palabras exactas eran estas414: Apuleyo es un mago y a mí me tiene hechizada y completamente enamorada. Ven aquí, por tanto, mientras todavía estoy cuerda.

412 Maccus (el bufón) y bucco (el fanfarrón) eran personajes tipo de la fábula atelana (Plauto, Báquides 1088-9), un tipo de representación de origen osco en la que se empleaban máscaras y se recurría frecuentemente a la improvisación. Aunque no se han conservado más que fragmentos, se sabe que fue bien conocido y muy popular en Roma, donde adquirió carácter literario en época de Sila con autores como Pomponio y Novio. Los argumentos se basaban en la vida de las clases más bajas con un lenguaje popular: las obras eran eminentemente cómicas y paródicas y las protagonizaban personajes fijos; además de los ya mencionados, aparecían Dossenus o Pappus, cf. Manuwald 2011, pp. 169-177, 267-272 y, sobre sus orígenes y la excepcional consideración de sus actores, Livio VII 2.11-2; véase también el volumen colectivo Raffaelli - Tontini 2010 con estudios de los fragmentos de atelana literaria, su lenguaje, los títulos de las obras y una breve caracterización de los personajes en pp. 167-168 (Debouy). 413 Literalmente el poste al que, en la cárcel, se ataba a los condenados; por sinécdoque en muchas ocasiones se emplea simplemente por prisión (Paulo, Excerpta de Festo 325.4-6 Lindsay; Tácito, Anales IV 29.2; Livio XXXVIII 59.10). 414 La carta proporciona un testimonio excepcional de la difusión de la cultura griega en el África romana, no solo porque demuestra que las clases superiores, a las que pertenecían Pudentila, el mismo Apuleyo o el gobernador, por ejemplo, dominaban la lengua, sino porque episodios como el de Rufino dándola a leer a los transeúntes dejan claro que también la ciudadanía en general la comprendía; véase además Vössing 1997, pp. 469-476.

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Haec ipsa uerba Rufinus, quae Graece interposui, sola excerpta et ab ordine suo seiugata quasi confessionem mulieris circumferens et Pontianum flentem per forum ductans uulgo ostendebat, ipsas mulieris litteras illatenus qua dixi legendas praebebat, cetera supra et infra scribta occultabat; turpiora esse quam ut ostende|rentur dictitabat: satis esse confessionem mulieris de magia cognosci. quid quaeris? uerisimile omnibus uisum; quae purgandi mei gratia scripta erant, eadem mihi immanem inuidiam apud imperitos conciuere. turbabat impurus hic in medio foro bacchabundus, epistulam saepe aperiens proquiritabat: ‘Apuleius magus; dicit ipsa quae sentit et patitur; quid uultis amplius?’ nemo erat qui pro me ferret ac sic responderet: ‘totam sodes epistulam cedo: sine omnia inspiciam, principio ad finem perlegam. multa sunt quae sola prolata calumniae possint uideri obnoxia. cuiauis oratio insimulari potest, si ea quae ex prioribus nexa sunt principio sui defrudentur, si quaedam ex ordine scriptorum ad lubidinem supprimantur, si quae simulationis causa dicta sunt adseuerantis pronuntiatione quam exprobrantis legantur.’ haec et id genus ea quam merito tunc dici potuerunt; ipse ordo epistulae ostendat.

3 quae Graece interposui] del. Acidalius • 4 occultabat F xϕAU princ. : occultabatur F • F 121v • 5 conciuere F ϕ : conciuesre F 2 consciuere AU princ. • 7 qui... ferret] def. iam Casaubonus qui... staret Stewech qui ... ferret Novák (uel dubitanter Butler - Owen) qui... faceret (uel esset) Colvius qui... foret Acidalius • ante principio suppl. Krüger • 8 calumniae F (-nie ϕA princ.; -pnie U) : -nia F x • defrudentur F ϕ : defraudentur F 2 (a s.l. add.) AU princ. • quam ante exprobantis def. Helm coll. 28.5; 103.5; Fl. 16.26 (1904, p. 580) : quasi uel tamquam Acidalius • 9 ea] alia Fulvius cetera Ellis • post potuerunt grauiter dist. Rossbach : -rint M1V5 ς

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APOLOGÍA

Estas palabras que he citado en griego son las que, tomadas aisladamente y desprovistas de su contexto, iba enseñando en público Rufino como si fueran la confesión de la mujer, llevándolas de un lado a otro y trayendo por el foro a un Ponciano deshecho en lágrimas. Daba a leer la carta original de la mujer, pero solo hasta donde he dicho. Todo lo que había escrito antes y después lo ocultaba, y no dejaba de contar que era demasiado vergonzoso para enseñarlo y que esto era suficiente para que se conociera lo que la mujer confesaba sobre la magia. ¿Para qué más? A todo el mundo le pareció verosímil: todo cuanto se había escrito para alejar de mí toda sospecha me había acarreado un odio terrible por parte de personas ignorantes de los hechos. El miserable, como un poseso, montó un escándalo en medio del foro abriendo continuamente la carta mientras apelaba a los ciudadanos gritando «Apuleyo es un mago: lo dice la misma que lo siente y lo sufre. ¿Para qué queréis más?». No hubo nadie que saliera en mi defensa y le respondiera: Déjame, por favor, la carta completa: deja que la compruebe en su totalidad, que la lea enteramente de principio a fin. Hay muchas expresiones que tomadas separadamente pueden causar una impresión que acabe degenerando en calumnias. Cualquier frase puede entenderse como una inculpación si a un fragmento que está conectado con todo lo anterior se le hurta el principio, si se suprime caprichosamente lo que se quiera de la secuencia de un texto, si lo que se ha dicho con intención irónica se lee más bien con una entonación aseverativa y no de reproche. Estas y otras expresiones por el estilo las podría haber dicho cualquiera con toda razón. La disposición misma de la carta lo va a demostrar.

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At tu, Aemiliane, recognosce an et haec mecum testato descripseris: βουλομένην γάρ με δι᾽ ἃς εἶπον αἰτίας γαμηθῆναι, αὐτὸς ἔπεισας τοῦτον ἀντὶ πάντων αἱρεῖσθαι, θαυμάζων τὸν ἄνδρα καὶ σπουδάζων αὐτὸν οἰκεῖον ἡμῖν δι᾽ ἐμοῦ ποιεῖσθαι. νῦν δὲ ὡς κατήγοροι ἡμῶν κακοήθεις σε ἀναπείθουσιν, αἰφνίδιον ἐγένετο Ἀπολέϊος μάγος, καὶ ἐγὼ μεμάγευμαι ὑπ᾽ αὐτοῦ καὶ ἐρῶ. ἐλθὲ τοίνυν πρὸς ἐμέ, ἕως ἔτι σωφρονῶ.

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Oro te, Maxime, si litterae ita, ut partim uocales dicuntur, etiam propriam uocem usurparent, si uerba ita, ut poetae aiunt, pinnis apta uulgo uolarent, nonne cum primum epistolam istam Rufinus mala fide excerperet, pauca legeret, multa et meliora sciens reticeret, nonne tunc ceterae litterae sceleste se detineri proclamassent, uerba suppressa de Rufini manibus foras euolassent, totum forum tumultu complessent? ‘se quoque a Pudentilla missas, sibi etiam quae dicerent mandata; improbo ac nefario homini per alienas litteras falsum facere temptanti nec auscultarent, sibi potius audirent; Apuleium magiae non accusatum a Pudentilla, sed accusante Rufino absolutum.’ quae omnia etsi

1 βουλομένην γάρ… ἔτι σωφρονῶ] emendauit in marg. F 2 : BoyλoMє | NoN Γαp μє dια├ cєιΠοΝαιΤιαc ΓαμιΘhNα | ιαyτoc єΠєιcαc TOyToNαNTι ΠαNToNαι | pєιc ΘαιΘαy MαZωNTONαNdpα kαιcΠΟy | dαZωNαyTON οιkιον hMєιΝdιє MOyΠO | ΘιCαι NyNdєω cMαkαpOιhMῶ KαιKOh | Θєιc TєαΝα ΠєιΘοycι αιφNιdιON єΓєNєTo | aΠΟλєιοc μαΓΟc kαIєTαMєMαΓєyμαι | yΠαyTOy· kαιєpω cλΘєΠONy Nιτpo єNιєω | cєΓΙCα φpONω F litteris uere Graecis in marg. iter. F 2 • γαμηθῆναι] γαμιθ- F 2 in marg. • αὐτὸν] ἡμῖν αὐτὸν add. F 2 • ἡμῖν F 2 : ὑμῖν Salmasius • ποιεῖσθαι Spengel : ποιεῖσαι F 2 ποιῆσαι ς πορίσαι Petschenig • κατήγοροι Diels : μακαριοι in marg. et μοχθηροι s.l. F 2 μάκαρ οἱ Wiman 1927, pp. 8-9 μοχθηροὶ Casaubonus κακήγοροι Helm, cf. 1904, pp. 546-7 διάφοροι Krüger βάσκανοι Petschenig ἀναγκαῖοι Novák μακαρίᾳ Hildebrand ϕθονεροὶ dubitanter Van der Vliet • ἡμῶν F 2 in marg. : ὑμᾶς Casaubonus ἡμῖν Bosscha • ante κακοήθεις Helm • σε Bosscha : τε F 2 in marg. • καὶ ἐρῶ. ἐλθὲ τοίνυν] καὶ ἔρως ἐλθέτω νῦν F 2 in marg. ναὶ ἐρῶ καὶ ἔλθετε Casaubonus • 2 uulgo ante poetae transp. Pricaeus • uolarent F 2 (a s.l. add.) ϕAU princ. : uolerent F • 3 se ex *e corr. F 1 (se ϕAU princ.) • tumultu ϕAU princ. : tu multu F x tu multum F

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APOLOGÍA

Pero ahora tú, Emiliano, mira si has copiado delante de los testigos también esto que sigue a continuación:

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Pues cuando estaba decidida a casarme por todas esas causas que te he contado, tú me recomendabas que escogiera a este hombre antes que a cualquier otro, porque lo admirabas y estabas empeñado en que se convirtiera por medio de mí en pariente nuestro. En cambio, ahora que esos malvados que nos acusan te han hecho cambiar de opinión, de repente Apuleyo se ha convertido en mago y a mí me tiene hechizada y completamente enamorada. Ven aquí, por tanto, mientras todavía estoy cuerda. Y yo te pregunto, Máximo, si estas letras, entre las que se cuentan las que se llaman precisamente vocales, tuvieran también voz propia, si estas palabras, dotadas de alas, como dicen los poetas, volaran abiertamente415, ¿no es verdad que, en cuanto Rufino con tan mala fe hubiera extractado partes de esta carta, hubiera leído solo algunas frases, hubiera callado a sabiendas otras muchas y más favorables, no es verdad que en ese momento las restantes letras habrían proclamado que las estaba reteniendo aviesamente, no habrían escapado volando las palabras eliminadas de entre las manos de Rufino, no habrían cubierto de protestas todo el foro alegando que a ellas también las había enviado Pudentila, que a ellas les habían encargado igualmente que hablaran; que las escucharan solo a ellas y no prestaran atención a este hombre inmoral y malvado que estaba intentando cometer un fraude por medio de cartas ajenas, que a Apuleyo no lo estaba acusando Pudentila de ser un mago, sino que lo estaba absolviendo de ese mismo cargo del que lo acusaba Rufino? 415 Alusión a la expresión homérica, cf. Floridas 15.23 y nota. Esta curiosa prosopopeya (Pernot 1993, I, pp. 399-403), enormemente efectiva, debe mucho al estilo de Cicerón, En defensa de Celio 60 (Harrison 2000, p. 79 y n. 104), pero quizá más en su inspiración a Eurípides, Hipólito 877. En general, se recomendaba que el orador adoptara el punto de vista de cualquier personaje, incluso un dios o un lugar, por ejemplo, y hablara incluso, siempre con un mínimo de verosimilitud, por ellos, cf. Quintiliano, Instituciones oratorias IX 2.29-31, Aldrete 1999, pp. 35-36.

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tum dicta non sunt, tamen nunc, cum magis prosunt, luce inlustrius apparent. patent artes tuae, Rufine, fraudes hiant, detectum mendacium est: ueritas olim interuersa nunc se fert et uelut alto barathro calumnias emergit. Ad litteras Pudentillae prouocastis: litteris uinco, quarum si uultis extremam quoque clausulam audire, non inuidebo. dic tu quibus uerbis epistulam finierit mulier obcantata, uecors, amens, amans: ἐγὼ οὔτε μεμάγευμαι οὔτ᾽ ἐρῶ. τὴν εἱμαρμένην ἐκφ. Etiamne amplius? reclamat uobis Pudentilla et sanitatem suam a uestris calumniis quodam praeconio uindicat. nubendi autem seu rationem seu necessitatem fato adscribit, a quo multum magia remota est uel potius omnino sublata. quae enim relinquitur uis cantaminibus et ueneficiis, si fatum rei cuiusque ueluti uiolentissimus torrens neque

7 nunc F 2 (c s.l. add.) ϕAU princ. : nun F • se fert F ϕAU : se effert ϕ 2 in marg. M1 ς princ., cf. Cic. Lael. 100 se fert Helm ante nunc add. Brakman • calumnias emergit F ϕAU princ. (sed -mpnias ϕAU) def. Hildebrand et Hunink ad loc. : calumnia se mergit Elmenhorst calumniae se emergit Lipsius calumniae emergit Casaubonus calumniis emergit Novák calumnia emergit editiones Altenburgensis et Bipontina calumnias mergit Staab 1 ante litteris add. Haupt Sauppe • 2 ἐγὼ οὔτε μεμάγευμαι] F 2 in marg. ЄΓΟ oyTєMєMαΓєιMαι | F • οὔτ᾽ ἐρῶ Spengel : οὔτε τηρῶ F 2 in marg. ονTcTєpω F ὅτι δ᾽ ἐρῶ Casaubonus οὔτε γ᾽ ἐρῶ Rossbach οὔτε δ᾽ ἐρῶ Hildebrand εἰ γ᾽ ἐρῶ (et postea ἐκφ) Hammerstaedt • τὴν εἱμαρμένην ἐκφ. ς : ThNєιMαpMєNhNєkφ F τὴν ἀμαρμένην ἐκφ. F 2 in marg. ἡ εἱμαρμένη ἔφυ Casaubonus τὴν εἱμαρμένην ἐκφέρουσα Spengel τὴν εἱμαρμένην ἐκφέρω Butler τὴν εἱμαρμένην ἔφην Hildebrand τὴν εἱμαρμένην ἔχω Rossbach τὴν εἱμαρμένην ἐκϕ olim Helm, cf. 1904, pp. 547-8; Plat. Gorg. 512e; Herod. I 91 τὴν εἱμαρμένην ἐκφ (uel ἐκφ) Helm τῇ δὲ εἱμαρμένῃ εἴκω Diels τὴν εἱμαρμένην ἐκφεύγουσα Kronenberg οὔτ’ ἐτ’ ἐρῶ τὴν εἱμαρμένην ἐκϕ Bardong 1944, pp. 275-281

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APOLOGÍA

Y aunque entonces no se expresaron todas estas consideraciones, ahora, cuando son más necesarias, se muestran más claramente que la luz del sol. Tus artimañas han quedado desveladas, Rufino, tus engaños, manifiestos, tus mentiras, descubiertas: la verdad, que estuvo oscurecida durante cierto tiempo, se abre paso ahora y, como de un profundo abismo, hace emerger las calumnias416. Habéis alegado la carta de Pudentila: con esta misma carta he vencido y si queréis oír también la última frase de esta, no os voy a privar de ello. Dime tú con qué palabras terminaba su carta esta mujer hechizada, enloquecida, demente, amante417: Yo no estoy ni hechizada ni enamorada. Pero al destino...418 ¿Todavía más? Pudentila os replica y en una especie de proclama pública, reivindica su propia cordura en contra de vuestras calumnias. En cualquier caso, la razón o la necesidad de casarse las atribuye ella al destino, con el que muy poco o, más bien, absolutamente nada tiene que ver cualquier tipo de magia. Pues ¿qué posibilidades les queda a los hechizos y a los brebajes si al destino que rige cualquier caso, como a un torrente impetuoso419, no hay nada que lo pueda ni

416 El último párrafo presenta concomitancias innegables con Virgilio, Eneida VIII 241-6, donde Hércules descubre la caverna de Caco, e identifica así a este con Rufino, de la misma manera que antes (23.7; 56.7) ha llamado a Emiliano Caronte y Mecencio, también con referencias virgilianas (Harrison 1988, p. 267). Butler - Owen (1914, p. 152) ven también coincidencias con Luciano, No debe creerse con presteza en la calumnia 32. 417 El juego de palabras entre amens y amans y la idea de que el que ama pierde la razón eran bien conocidos en latín, cf. Plauto, Mercader 82, Terencio, Andria 218, Livio III 47.4 (Otto 1890, s.v. amare 6, p. 18; DMA s.v. «Locura de amor» [Moreno Soldevila]). 418 El texto griego, incompleto, ha dado lugar a varias conjeturas sobre lo que debía seguir —véase el aparato crítico—; el sentido, de todas formas, debía ser que Pudentila no podía luchar contra el destino. 419 La comparación del destino imparable con un torrente es muy parecida a Séneca, Cuestiones naturales II 35.2 y recuerda también la imagen de una corriente que fluye, expresión sobre todo de la continuidad entre unos acontecimientos y otros (Pease 1968, I, pp. 340-341), y que utiliza Cicerón, Sobre la adivinación I 125; Sobre la

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retineri potest neque impelli? igitur hac sententia sua Pudentilla non modo me magum, sed omnino esse magiam negauit. bene quod integras epistolas matris Pontianus ex more adseruauit; bene quod uos festinatio iudicii anteuortit, ne quid in istis litteris ex otio nouaretis. tuum hoc, Maxime, tuaeque prouidentiae beneficium est quod a principio intellectas calumnias, ne corroborarentur tempore, praecipitasti et nulla impertita mora subneruiasti. Finge nunc aliquid matrem filio secretis litteris de amore, uti adsolet, confessam. hocine uerum fuit, Rufine, hoc non dico pium, sed saltem humanum prouulgari eas litteras et potissimum fili praeconio puplicari? sed sum ego inscius, qui postulo ut alienum pudorem conserues, qui tuum perdideris. Cur autem praeterita conqueror, cum non sint minus acerba praesentia? hocusque | a uobis miserum istum puerum deprauatum, ut matris suae epistulas, quas putat amatorias, pro tribunali proconsulari recitet apud uirum sanctissimum Claudium Maximum, ante has imperatoris Pii statuas filius matri suae pudenda exprobret stupra et

5 adseruauit UM1V1L3T ς princ. Ald. : -abit F ϕA • 6 intellectas F x (a ex us corr. et a in marg. add.) ϕAU princ. : -tus F • nulla impertita mora M1V5T ς princ. Ald. : nullam impertitam ora F ϕ (horam ϕ2) AU (sed impertita mora in marg. U 2) L2 • subneruiasti] -uasti UM1 ς princ. Ald. • 7 uti adsolet F 1 : uti assolet F ϕAU princ.; ante litteris transp. Van der Vliet • hocine F : hocci- F 2 (c alt. s.l. add.) ϕAU princ. • prouulgari F ϕU V1L2 Phil. : promulgari AL1L3 ς princ. Ald. Oud. • 8 sum] sumne Acidalius, cf. Cic. Ac. I 18; Plaut. Pers. 75 • inscius F ϕAU def. Hildebrand et Hunink, p. 208 coll. ThLL VII 1845.38 : inscitus Vulcanius cf. e.g. Socr. praf. 4 [109 O] stultus Acidalius coll. Plaut. Pseud. 205, cf. et Men. 904 • post perdideris sic interp. iam Ald. et Phil. probante Bosscha : perdideris? F 1 F 122r • 2 proconsulari Helm : procõs F ϕL2 procõ ˜s U procos s. Phil. proconsul AV1L1L3 proconsuli M1 ς princ. Ald. proconsulis Van der Vliet • Claudium] ·cl· F ϕAU princ. Clau. Ald. Phil. • imperatoris princ. Ald. Phil.] imp˜ F ϕ • statuas ex status- ut uid. corr. F 1 (statuas ϕAU princ.) •

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APOLOGÍA

detener ni impulsar? Así pues, Pudentila con esta frase no solo niega que yo sea mago, sino también que haya magia alguna. Ha sido una suerte que Ponciano tuviera la costumbre de conservar en su totalidad la correspondencia de su madre; ha sido una suerte que la rapidez con la que se ha celebrado el juicio haya evitado que tuvierais ocasión de alterar la carta a vuestro antojo. Todo esto se debe a tu excelente labor, Máximo, y a tu prudencia, porque entendiste desde el principio que se trataba de calumnias y, para que no tuvieran tiempo de reforzarlas, aceleraste el proceso y las dejaste sin efecto al no permitir demora alguna. Supón ahora que la madre, como suele pasar, le hubiera confesado a su hijo por medio de una carta que estaba enamorada. ¿Hubiera sido correcto, Rufino, hubiera sido, no digo conforme con el respeto filial, sino simplemente humano divulgar la carta y difundirla todo lo posible por boca del hijo? Pero soy un completo iluso, que pido que respetes el pudor ajeno cuando tú has perdido el tuyo420. Aunque, ¿para qué quejarme de lo que ha pasado cuando el presente no es menos amargo? ¿Hasta tal punto habéis corrompido a este joven desgraciado que hace leer una carta que él considera amorosa de su propia madre en el tribunal del gobernador, ante Claudio Máximo, hombre de la más venerable autoridad?, ¿hasta el punto que un hijo le achaca a su propia madre relaciones impúdicas y le recrimina sus amores delante de la estatua del emperador Pío421? ¿Quién

naturaleza de los dioses I 55; Tusculanas V 70, cf. Hunink 1997, II, p. 207 y notas. Los antiguos magos, en cambio, afirmaban que sí se podía alterar el destino, cf. e.g. Eusebio de Cesarea, Preparación evangélica VI 4 (Abt 1908, pp. 241-242). 420 Hunink (1997, II, p. 208) advierte que el obispo Zenón de Verona (siglo IV) en Tractatus 1.4 «De pudicitia» 2 (PL XI 292A) reproduce esta misma idea. 421 Es evidente el contraste entre el sobrenombre del emperador y la impiedad que demuestra Pudente hacia su madre: era propio de un buen orador aprovechar a su favor los elementos que rodeaban el lugar en el que se desarrollaba el discurso, véase, con relación precisamente a estatuas, Tácito, Anales II 37.1-2 y Aldrete 1999, p. 32. Antonino Pío, procedente de familia ilustre originaria de Nimes, fue emperador tras la muerte de Adriano, que lo había adoptado, del 138 al 161 d. C.: el proceso coincide, por tanto, con los últimos años de su reinado. El título de Pío se lo concedió el senado por su fidelidad a su padre adoptivo (Julio Capitolino, Antonino Pío 5.1-2 en Historia

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amores obiectet? quis tam est mitis quin exacerbescat? tune, ultime, parentis tuae animum in istis scrutaris, oculos obseruas, suspiritus numeras, adfectiones exploras, tabulas intercipis, amorem reuincis? tune quid in cubiculo agat perquiris, ne mater tua non dico amatrix, sed ne omnino femina aestne tu in ea cogitas nisi unam parentis religionem? o infelix uterum tuum, Pudentilla, o sterilitas liberis potior, o infausti decem menses, o ingrati XIIII anni uiduitatis! uipera, ut audio, exeso matris utero in lucem proserpit atque ita parricidio gignitur: at enim tibi a filio iam adulto acerbiores morsus uiuenti et uidenti offeruntur. silentium tuum laniatur, pudor tuus carpitur, pectus tuum foditur, uiscera intima protrahuntur. hascine gratias bonus filius

3 tune ultime Pricaeus : Tuncultimo F et ti s.l. add. F 1 Tunc ultimo ϕAU tune ultra ς (tune iam L3) tune ultro princ. Ald. Phil. tune uolpio Ellis coll. 86.5 • in istis scrutaris princ. Phil.] inistis scrutaris F 1 (-tis ut uid. F) ϕAU [in] istis scrutaris del. Elmehorst [in istis] s. del. tanquam ex mitis perperam ortum Watt 1994, pp. 519-520 insistis scrutari Haupt • 4 post perquiris add. Van der Vliet • ne (ante mater) del. Krüger • ne mater... sed ne omnino femina aest...] ne mater... sed nec o. f. est dubitanter Haupt; an potius est ante ne transponendum (‘estne mater… femina’)? • post tua lacunam statuit Iahn • non dico] del. Casaubonus • sed ne] sed nec Iahn sed enim Bosscha • aestne tu Helm : est ne tu F ϕAU princ. Phil. sit. ne t. Van der Vliet estne ut Casaubonus sit. ne olim Helm es neque Novák • cogitas F ϕAU princ. : cogitas Van der Vliet cogites Casaubonus rogites H. Müller cogitas Watt 1994, 520 • 5 acerbiores F 1ϕ1AU princ. acerui- F ϕ

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APOLOGÍA

puede ser tan benévolo que no se indigne? ¿Tú, infame, escudriñas en este escrito las intenciones de la que te ha engendrado, observas sus miradas, cuentas sus suspiros, compruebas sus afectos, interceptas sus tablillas, le reprochas sus amores422? ¿Tú investigas qué hace en su dormitorio de tal forma que tu madre no merece la consideración no ya de cualquier amante, sino ni siquiera la de cualquier mujer? ¿No ves en ella más que la santidad de una madre? ¡Pobre vientre el tuyo, Pudentila! ¡Ay, la esterilidad hubiera sido mejor que los hijos! ¡Qué diez meses más funestos423, qué ingratos catorce años de viudedad! La víbora, por lo que tengo entendido, sale reptando al exterior después de devorar el útero de la madre y, de esta manera, nace por medio de un parricidio424: a ti, en cambio, te ha proporcionado dentelladas más amargas un hijo ya adulto en vida tuya y ante tu mirada425. Desgarra tu silencio, arrebata tu pudor, taladra tu pecho, arranca lo más íntimo de tus entrañas. ¿Este es el agradecimiento que Augusta). Su época se caracterizó por un largo período de paz en casi todos los órdenes. Las estatuas de los emperadores en el poder eran habituales en todo el Imperio y preceptivas en lugares públicos (Ando 2000, pp. 232-245). 422 Véanse las coincidencias tanto temáticas como verbales con Metamorfosis V 31.5 y el análisis de Callebat 1984, p. 160, además de DMA s.v. «Síntomas de amor» [Traver Vera]. 423 Meses lunares, de ahí la diferencia con el cómputo tal como se suele hacer actualmente. 424 Esta misma idea sobre la reproducción vivípara de la víbora en Plinio, Historia natural X 170. También se puede relacionar esta mención con la pesadilla de Clitemestra —Esquilo, Coéforas 527-550; 928-929—, que pare en sueños una serpiente, con la que, poco antes de matar a su propia madre, se identifica su hijo Orestes (Harrison 2000, p. 80 y n. 106). También en general se hablaba de criar serpientes para expresar la ingratitud de los malvados, cf. e.g. Petronio, Satiricón 77.2: es el tema de la serpiente desagradecida que tantas veces aparece en la fábula, desde Teognis hasta, por ejemplo, Fedro, Fábulas IV 20 (Rodríguez Adrados 1987, III, pp. 81-84 [H 62], 192 [H 186], 542-3 [M 428-9]) y que, a través de la Edad Media (Rodríguez Adrados 1991), pasaría a la fabulística moderna, cf. e.g. La Fontaine, Fábulas VI 13; X 1; Samaniego, Fábulas II 7. 425 No se puede reproducir el latín uiuenti et uidenti, variación de una expresión proverbial, uiuus et uidens, que aparece en Terencio, Eunuco 73; Lucrecio III 1046; 5.993 —uiua uidens uiuo sepeliri uiscera busto; «viendo sepultarse sus vísceras vivas en una tumba viva»—; Cicerón, En defensa de Sestio 59; En defensa de Quincio 50 (Otto 1890, s.v. uiuus 3, p. 377).

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matri rependis ob datam uitam, ob adquisitam hereditatem, ob XIIII annorum longas alimonias? hiscine te patruus disciplinis erudiuit, ut si compertum habeas filios tibi similes futuros, non audeas ducere uxorem? est ille poetae uersus non ignotus odi puerulos praecoqui sapientia,

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sed enim malitia praecoqui puerum quis non auersetur atque oderit, cum uideat uelut monstrum quoddam prius robustum scelere quam tempore, ante nocentem quam potentem, uiridi pueritia, cana malitia? uel potius hoc magis noxium, quod cum uenia perniciosus est et nondum poenae, iam iniuriae sufficit — iniuriae dico? immo enim sceleri aduersum parentem nefando, immani, impetibili. Athenienses quidem propter commune ius humanitatis ex captiuis epistulis Philippi Macedonis hostis sui unam epistulam, cum singulae publice legerentur, recitari prohibuerunt, quae erat ad uxorem Olympiadem conscripta; hosti potius pepercerunt, ne maritale secretum diuulgarent, praeferendum rati fas commune propriae ultioni. tales hostes aduersum hostem: tu qualis filius aduersum matrem. uides

7 hereditatem F 1 ex -ta ut uid. corr. (-tatem ϕAU princ.) • 8 odi... sapientia] Ribbeck, Scaen. Rom. Poesis fr.3; ex incert. incert. fab. LXXVIII (95) • praecoqui bis F 1ϕ1 : praeco qui bis F ϕAU praecoci bis ς princ. Ald. Phil. • robustum Colvius : -bustos F ϕAU princ. -busto Bosscha 1 quidem] quondam dubitanter Casaubonus • Olympiadem princ. Ald. Phil.] olimpiadem ϕ : -den F 1 -dis FAU δ • 2 tu (ante qualis) F 1ϕA : Tu FU princ.

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APOLOGÍA

le das, buen hijo, a tu madre por haberte dado la vida, por haberte conseguido la herencia, por haberte alimentado durante catorce largos años? ¿Este era el sentido de las enseñanzas que te proporcionó tu tío, para que, si estuvieras seguro de que tus hijos iban a ser parecidos a ti, no tuvieras el valor de tomar esposa? Hay un verso bien conocido de cierto poeta426 que dice:

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Odio a los jovencitos de sabiduría precoz. Pero ante un muchacho de malicia precoz, ¿quién será el que no sienta aversión y odio viendo en él una especie de monstruo que ha crecido antes en crímenes que en edad, que se ha convertido en una persona dañina antes que plenamente capaz, alguien dotado de floreciente juventud, pero también de una malicia encanecida? O quizá es esto mismo lo que lo hace más peligroso, que tiene disculpa, aunque cause daño, que todavía no se le puede aplicar una pena, pero sí puede causar un agravio. ¿Agravio estoy diciendo?, más bien un atentado espantoso, monstruoso, intolerable contra su madre. Los atenienses, por ejemplo, llevados por un sentido universal de humanidad, de toda la correspondencia que habían interceptado de su enemigo Filipo de Macedonia prohibieron que se leyera una carta dirigida a su mujer, Olimpia, mientras que todas las demás se recitaban ante el pueblo427. Prefirieron tener consideración con su enemigo antes que divulgar secretos de su matrimonio, porque juzgaron más importante el derecho universal que la venganza propia. Así se comportaron unos enemigos ante su enemigo; tú, como hijo, ante tu propia madre. Ves qué semejantes son los casos que estoy comparando. Tú,

426 Desconocido; el verso es un senario yámbico, procede seguramente de una pieza teatral. 427 La misma anécdota se encuentra en Plutarco, Demetrio 22.1. Filipo II, rey de Macedonia (382-336 a. C.), padre de Alejandro Magno (Floridas 7.1 y nota), fue el verdadero forjador del dominio de esta sobre toda Grecia: se enfrentó a Atenas y Tebas en varias ocasiones, casi desde los mismos inicios de su expansión, y acabó por aplastarlas en Queronea (338 a. C.). Olimpia, la reina, fue la madre de Alejandro.

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quam similia contendam. tu tamen filius matris epistulas de amore, ut ais, scriptas in isto coetu legis, in quo si aliquem poetam lasciuiorem iubereris legere, profecto non auderes; pudore tamen aliquo impedirere. immo enim nunquam matris tuae litteras attigisses, si ullas alias litteras attigisses. At quam ausus es tuam ipsius epistulam legendam dare quam nimis irreuerenter, nimis contumeliose et turpiter de matre tua scriptam, cum adhuc in eius sinu alerere, miseras clanculo ad Pontianum, scilicet ne semel peccasses ac tam bonum tuum factum optutu capesseret, — miser, non intellegis iccirco patruum tuum hoc fieri passum, quod se hominibus purgaret, si ex litteris tuis nosceretur te etiam, prius quam ad eum commigrasses, etiam cum matri blandirere tamen iam tum uolpionem et impium fuisse? Ceterum nequeo in animum inducere tam stultum Aemilianum esse ut arbitretur mihi litteras pueri et eiusdem accusatoris mei offuturas. Fuit et illa commenticia epistula neque mea manu scripta neque uerisimiliter conficta, qua uideri uolebant blanditiis a me mulierem sollicitatam. cur ego blandirem, si magia confidebam? qua autem uia ad istos peruenit epistula ad Pudentillam scilicet per aliquem fidelem missa, ut in re tali accurari solet? cur praeterea tam uitiosis uerbis, tam barbaro sermone ego scriberem, quem idem dicunt nequaquam Graecae linguae imperitum? cur autem tam absurdis tamque tabernariis blanditiis subigitarem, quem idem aiunt uersibus amatoriis satis scite auderes] abnueres Wower, sed cf. Helm 1904, pp. 582-583 • 4 At quam] ad quam F ϕAU princ. cf. Helm 1904, p. 583 : unquam Rohde atquin dubitanter Colvius At etiam Acidalius at quam Vulcanius • ac tam F 1 (c supra d add.) ϕAU princ. : adtam F • optutu ϕ2 in marg. (optato etiam ϕ3) : optuto F ϕAUς princ. Ald. Phil. actutum Colvius obliuio Casaubonus obtutu uel obtutu Frassinetti 1991, pp. 1206-7 • capesseret ϕx cf. Helm 1904, p. 584 : capesceret F ϕAU ς princ. capesseretur Bosscha careret Vulcanius • 5 iccirco in marg. add. F 1 (idc- etiam ϕAU princ.) • quod F ϕAU : quo princ. Ald. Phil. ς • tuis AL1L2V5T ς princ. Ald. Phil. : fuis F suis ϕUV1L3 1 nequeo in animum M1 ς : neque *inanimum F 1 neque un- F neque in animum ϕAUV1L1L2 L3 princ. • mei ϕ2V1L3 princ. : me F ϕAUL1L2 • 2 sollicitatam] nota clausulam • 3 accurari Hildebrand : accusari F ϕAU actitari ς princ. Ald. Phil.

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APOLOGÍA

por el contrario haces leer una carta de tu madre que trata, por lo que dices, de amor delante de esta multitud ante la que, si te mandaran leer a algún poeta algo más subido de tono, no te atreverías de ninguna manera: te lo impediría tu escasa vergüenza428. Es más, no te hubieras acercado nunca a la carta de tu madre si te hubieras acercado al menos antes a las letras429. Por otra parte, te has atrevido a dar a leer aquella carta escrita con una absoluta falta de respeto, con toda grosería y desvergüenza, por ti mismo sobre tu madre, que, cuando todavía te criaba en su seno, habías enviado en secreto a Ponciano con la intención obvia de no limitarte a cometer una única falta y de que advirtiera con sus propios ojos tan excelente conducta por tu parte. Infeliz, ¿no te das cuenta de que tu tío ha consentido que todo se desarrolle así precisamente para quedar él libre de sospecha ante todo el mundo? Porque quedaría claro por tu carta que tú, incluso antes de que te fueras a vivir con él, cuando todavía buscabas el favor de tu madre, ya eras un bribón y un mal hijo. Además, no me cabe en la cabeza que Emiliano sea tan estúpido que piense que me causaría perjuicio alguno la carta de un muchacho que es también mi acusador. Aquella carta falsificada con la que pretendían dar a entender que yo había seducido a esta mujer con todo tipo de embelecos ni fue escrita por mi mano ni imitada con un mínimo de verosimilitud. ¿Por qué iba yo a andarme con embelecos si confiaba en la magia? Y aparte de eso, ¿por qué vía ha venido a parar a sus manos una carta enviada a Pudentila a través, lógicamente, de una persona de toda confianza con el cuidado que se suele tener en tales casos? ¿Por qué, además, iba yo a escribir con unas palabras tan torpes, con un estilo tan bárbaro, cuando ellos mismos dicen que no soy precisamente ignorante de la lengua griega? ¿Por qué, además, iba a yo a tratar de excitarla por medio de lisonjas tan fuera de lugar y propias solo de taberna, cuando ellos mismos afirman que poseo una extraordinaria gracia para juguetear en mis versos

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Otro juego entre el nombre Pudens y pudore. Adviértase el doble sentido de litterae : «carta» y «letras».

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lasciuire? sic est profecto, | cuiuis palam est: hic qui epistulam Pudentillae Graecatiorem legere non potuerat, hanc ut suam facilius legit et aptius commendauit. Sed iam de epistulis satis dictum habebo, si hoc unum addidero: Pudentillam, quae scribserat dissimulamenti causa et deridiculi ἐλθὲ τοίνυν, ἕως ἔτι σωφρονῶ, post hasce litteras euocasse ad se filios et nurum, cum his ferme duobus mensibus conuersatam. dicat hic pius filius quid in eo tempore sequius agentem uel loquentem matrem suam propter insaniam uiderit; neget eam rationibus uilliconum et upilionum et equisonum sollertissime subscripsisse; neget fratrem suum Pontianum grauiter ab ea monitum, ut sibi ab insidiis Rufini caueret; neget uere obiurgatum, quod litteras, quas ad eum miserat, uulgo circumtulisset nec tamen bona fide legisset; neget post ista quae dixi matrem suam mihi apud uillam iam pridem condicto loco nubsisse. Quippe ita placuerat in suburbana uilla potius ut coniungeremur, ne ciues denuo ad sportulas conuolarent, cum haud pridem

5 F 122v • aptius commendauit] apertius commentauit Lipsius (apertius iam L3) • 6 scribserat F 1 (a s.l. add.) ϕAU princ. : -rit F • ἐλθὲ τοίνυν, ἕως ἔτι σωϕρονῶ] єλΘєTωNyNєωc єΤιcoϕpO|Nω F ἐλθέτω νῦν ἕως ἔτι σωϕρονῶ F 2 in marg. • 7 equisonum s.l. F 2 : equisionum litt. redintegr. F x (o s.l. add.) ϕAU princ. Ald. Phil. equisinum ut uid. F equisio in marg. F 4 (man. recentiss.) • 8 uere FAU princ.; cf. Cic. Flacc. 78; off. II 16.56 : uero ϕ seuere Krüger; tamquam ex caueret perperam repet. del. Novák

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amatorios? Así es, sin duda alguna, resulta evidente para todo el mundo: el mismo que fue incapaz de leer la carta de Pudentila escrita en un griego mucho mejor, ha leído esta con mucha mayor facilidad, como obra suya, y la ha presentado con mucha mayor convicción. Pero ya habré dicho bastante sobre estas cartas en cuanto haya añadido esta última consideración: Pudentila, que había escrito con intención irónica y burlona «ven aquí, por tanto, mientras todavía estoy cuerda», después de esta carta hizo que vinieran a verla sus hijos y su nuera y estuvo conviviendo con ellos durante casi dos meses. Que proclame este excelente hijo cuáles fueron los desatinos que, durante ese tiempo, vio hacer o decir a su madre llevada por la locura; que niegue que supervisó con toda diligencia las cuentas que le presentaron los encargados y los pastores y los caballerizos430; que niegue que le advirtió muy seriamente a su hermano Ponciano que se guardara de las insidias de Rufino; que niegue que le había recriminado con todo merecimiento por haber hecho circular en público la carta que le había enviado y que, encima, no había leído de buena fe; que niegue que después de todo lo que he contado su madre se casó conmigo en el campo en un lugar que habíamos pactado previamente. Y es que ya teníamos decidido que era mejor celebrar la boda en una finca de los alrededores 431 para que los vecinos de la ciu dad no acudieran corriendo de nuevo a recoger los dona 430 Obsérvese: uilliconum et upilionum et equisonum sollertissime subscripsisse (Facchini Tosi 1986, p. 103). El uilicus, normalmente un esclavo, es el encargado que debe rendir cuentas en Catón, Tratado de agricultura 5.3. Sobre las funciones de los distintos servidores que se reflejan en la obra de Apuleyo cf. Norden 1912, p. 72, n. 1. Véanse la coincidencias con 10.6; Metamorfosis VIII 1.3 y GCA 1985, p. 29 (Hunink 1997, II, p. 214). 431 Comienza con estas palabras el tratamiento de otro aspecto de la acusación, la celebración de la boda en el campo. Hay un curioso paralelo con Metamorfosis VI 9.6, cuando Venus reprocha a Psique la ilegalidad de sus bodas: impares enim nuptiae et praeterea in uilla sine testibus et patre non consentiente factae legitimae non possunt uideri —«porque una boda desigual y, además, celebrada en una casa de campo sin testigos y sin el consentimiento del padre no puede considerarse legítima»—, cf. GCA 2004, p. 431. En realidad no había ningún impedimento legal para celebrar una boda en el campo o en cualquier otro lugar; lo único que podía ser un obstáculo —y solo en determinados casos— es la falta de consentimiento paterno (Digesto 23.1.11-3), que

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Pudentilla de suo quinquaginta milia nummum populum expunxisset ea die, qua Pontianus uxorem duxit et hic puerulus toga est inuolutus, praeterea ut conuiuiis multis ac molestiis supersederemus, quae ferme ex more nouis maritis obeunda sunt. Habes, Aemiliane, causam totam cur tabulae nubtiales inter me ac Pudentillam non in oppido sint, sed in uilla suburbana consignatae: ne quinquaginta milia nummum denuo profundenda essent nec tecum aut apud te cenandum. estne causa idonea? Miror tamen quod tu a uilla tantopere abhorreas, qui plerumque rure uersere. lex quidem Iulia de maritandis ordinibus nusquam sui ad hunc modum interdicit: ‘uxorem in uilla ne ducito’; immo si uerum

10 milia nummum (princ. Ald. Phil.)] mił nummum in ϕ2 (man. recentiss. in s.l. add.) : mił nummum F 1 (os induxit et um s.l. add.) ϕ1 (mił quod ϕ omiserat s.l. add.) AU mił nummos F • 11 molestiis] molestis L3 Salmasius 2 tu a uilla ς princ. Ald. Phil. : tuam uillam F ϕAU tuam uilla F x (m alt. induxit) tu eam uillam Plasberg • rure] ruri Colvius • 3 Iulia F x (li in ras.) ϕAU princ. • nusquam sui M1 Rohde et Koch coll. 95.5 : numquam sui F ϕAU numquam scilicet princ. Ald. Phil. ς numquam scio Krüger

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tivos 432 , cuando no mucho antes Pudentila había gastado cincuenta mil sestercios433 de su propio patrimonio en dádivas al pueblo el día que Ponciano se había casado y este muchachito había tomado la toga viril. También lo hicimos así para librarnos de los muchos banquetes y molestias con los que tienen que cumplir los recién casados casi por costumbre. Aquí tienes, Emiliano, toda la razón por la que las capitulaciones matrimoniales434 entre Pudentila y yo no se firmaron en la ciudad, sino en una finca de los alrededores: para no tener que despilfarrar otra vez cincuenta mil sestercios y no tener que cenar contigo o en tu casa. ¿Te parece una razón convincente? Me extraña, sin embargo, que le tengas tanta aversión a la finca, cuando tú pasas la mayor parte del tiempo en el campo435. La ley Julia sobre matrimonios no contiene disposición alguna que prohíba «que alguien tome esposa en una finca»436. Es más, si quieres la verdad, son aquí no tiene relevancia ninguna. Obviamente, la acusación intenta demostrar que Apuleyo hizo todo lo posible para sustraer a su esposa de la influencia de la familia y hacer que se comprometiera a cuanto le interesara a él. Las razones reales de los esposos, tal como se afirma aquí, fueron más sencillas: ahorrarse la preceptiva donación al pueblo y evitar la compañía de ciertos parientes. 432 La sportula —literalmente «esportilla»— consistía en donativos, en especie o en metálico, que se hacían en diversas ocasiones —el comienzo del mandato de un magistrado, una boda, la toma de la toga viril, cf. Plinio, Cartas X 116—; la más habitual sin duda era la salutación matinal, en la que los clientes la recibían de sus patronos. 433 Una cantidad considerable: téngase en cuenta que el precio de una parcela, tal como se cuenta en 101.5, era de sesenta mil sestercios (Di Vita 1968, p. 190). Sin embargo, no es disparatada para la fortuna de Pudentila y, por otra parte, existen testimonios de otras damas norteafricanas que emplearon cantidades mucho mayores, hasta de 400 000 sestercios, en actividades públicas como la erección de un teatro o un circo, cf. Lakhlif 2008, pp. 320-321, n. 7. 434 Cf. nota a 68.5: todo el ceremonial oficial de la boda, aparte de los banquetes, podía reducirse a la ratificación de estas. 435 Apuleyo no deja escapar la más pequeña oportunidad de mencionar la rusticidad de Emiliano, como en otras ocasiones, cf. 10.6; 16.7 y 10; 17.1; 56.5; 88.7 e implícitamente 91.1. 436 Hubo varias leyes de Augusto sobre el particular: la lex Iulia de maritandis ordinibus del 18 a. C., a la que alude Apuleyo, y la lex Papia Poppaea nuptialis del 9 d. C. (Steenblock 2013, pp. 18-34). Es patente el tono de burla con el que el autor imita el lenguaje jurídico. Por otra parte, son frecuentes en la obra de Apuleyo las alusiones legales, cf. Norden 1912, pp. 61-62.

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uelis, uxor ad prolem multo auspicatius in uilla quam in oppido ducitur, in solo uberi quam in loco sterili, in agri cespite quam in fori silice. mater futura in ipso materno sinu nubat, in segete adulta, super fecundam glebam, uel enim sub ulmo marita cubet, in ipso gremio terrae matris, inter suboles herbarum et propagines uitium et arborum germina. ibi et ille celeberrimus in comoediis uersus de proximo congruit: παίδων ἐπ’ ἀρότῳ, γνησίων ἐπὶ σπορᾷ.

4 auspicatius ϕ2 in marg., princ. : -cacius F ϕAU • silice F x (c prim. induxit) ϕAU Ald. Phil. : scilice F ci- princ. • 5 sinu Acidalius : si F ϕAU si Schickeradus et Salmasius • ulmo marita] Catull. 62.54 • cubet F xϕAU princ. : cubet. F • matris M1 Casaubonus : matres F ϕAU princ. Ald. Phil. • suboles F x (u ex o eff. et u s.l. add.) : soboles F ϕAU princ. Ald. Phil. • 6 παίδων ἐπ’ ἀρότῳ, γνησίων ἐπὶ σπορᾷ Van der Vliet cf. et Menandrea, ed. Körte p. 139, vv. 435-436; Th. Kock, Comic. Atticorum fr., III p. 205; fr. 720; Schol. ad Luc. Tim. 17; Gomme-Sandbach 1973, pp. 531 et 688 : ΠαιdωΝ єΠαpοΓΟΝι ΝιCιΟΝ єΠιc | ΠΟpα F παίδων παρ’ ἀγρῷ γνησίων εἰσὶ σπόροι Elmenhorst π. ἐπ’ ἀγρῶν γ. εἰσὶ σπόροι Bosscha παίδων ἐπ’ ἀρότῳ, γνησίων ἐνὶ σπόροι uel ἐπίσπορα Iahn π. ἐπ’ ἀρότῳ γ. τε καὶ σπόρῳ Peerlkamp ἐπὶ σπορᾷ del. glossema arbitrati Meineke et Spengel coll. Clem. Alex. Strom. II 23.137 (II p. 188.29 Stählin-Früchtel, Berlin 1985) ταύτην γν[ησίων / παίδων ἐπ’ ἀρότῳ δίδωμι Augello 1984, 348-50 coll. Pap. Oxyrh. 0211 (uol. II pp. 16, 38-39)

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mucho mejores los auspicios para tener descendencia si se toma esposa en una finca y no en la ciudad, en un terreno fértil y no en terreno estéril, sobre la hierba de los campos y no sobre el pavimento del foro437. Es mejor que la que se va a convertir en madre se case en el mismo seno de la madre común, entre las mieses ya granadas, sobre un campo fecundo, o que se tienda igualmente bajo el olmo maridado438, en el mismo regazo de la madre tierra, entre los brotes de las hierbas y los esquejes de las vides y los renuevos de los árboles. En este punto viene a propósito este verso tan repetido en las comedias que dice: para la procreación de hijos, para la siembra de descendientes [legítimos439.

437 Esta alabanza del campo era un lugar común en las escuelas de retórica, cf. [Quintiliano], Declamaciones mayores 13.2; Declamaciones menores 298.13-6; Séneca el Viejo, Controversias II 1.13 (Vallette 1908, pp. 160-161), que enlaza con algunos motivos del encomio de la pobreza anterior, cf. e.g. 18.11. Sobre la descripción del paisaje en Apuleyo cf. De Biasi 2000. La comparación de la fertilidad de la mujer con la de las tierras, implícita en estas palabras, es, por supuesto, mucho más antigua y enormemente extendida, véase Artemidoro, La interpretación de los sueños I 51, II 24 (Abt 1908, pp. 242-243) o Platón, Timeo 91d (Serrano - Díaz de Cerio 2012, p. 318 y n. 813); solo en la tragedia griega aparece en Esquilo, Siete contra Tebas 752-3; Euménides 658-61; Sófocles, Antígona 569; Edipo rey 1210, 1256, 1485; Traquinias 31-3; Eurípides, Medea 1280; Fenicias 18 (Dieterich 1905, pp. 47-48). En todo caso, es fundamental que la pareja pudiera albergar la esperanza de tener descendencia, puesto que esto cambia la situación legal del enlace y compromete la verosimilitud de que contrajeran matrimonio por motivos espurios (89.1 y nota; Amarelli 1988, p. 125, n. 50). A propósito de esto último, se sabe que Apuleyo tuvo un hijo y lo más probable es que fuera con Pudentila (Martos 2003, I, p. XVI). Por otra parte, aunque la palabra silice está escogida probablemente por razones fonéticas para equilibrar la frase —in agri cespite quam in fori silice—, designa generalmente un tipo de roca especialmente dura, excelente para pavimentos, cf. Plinio, Historia natural XXXVI 135; Vitrubio II 7.1 (Butler - Owen 1914, p. 157). 438 Era costumbre sembrar las vides de manera que estas crecieran apoyadas en olmos, cf. e.g. Virgilio, Geórgicas I 2; Bucólicas 2.70; Columela V 6.5; Plinio, Historia natural XVIII 266 (OLD s.v. «ulmus» a); se halla como símil erótico en Catulo 61.102-6. Véase Moreno Soldevila 2006, pp. 171-172 (Marcial IV 13.5). 439 No se sabe de quién es este verso, quizá de Menandro, posiblemente de Περικειρομένη (La trasquilada); véase el aparato crítico.

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Romanorum etiam maioribus Quintis et Serranis et multis aliis similibus non modo uxores, uerum etiam consulatus et dictaturae in agris offerebantur. cohibebo me in tam prolixo loco ne tibi gratum faciam, si uillam laudauero. De aetate uero Pudentillae, de qua post ista satis confidenter mentitus es ut etiam sexaginta annos natam diceres nubsisse, de ea tibi paucis respondebo: nam necesse non est in re tam perspicua pluribus disputare. Pater eius natam sibi filiam more ceterorum professus est. tabulae eius partim tabulario publico, partim domo adseruantur, quae iam

7 Quintis] Quintiis L3V5 ς sed cf. 38.6; 93.3 (Helm 1904, p. 570) • cohibebo ς probant. Butler-Owen : Cohibebam F ϕAU princ. Ald. Phil. cohibeam Helm (1904, p. 585) cohibeo iam Vallette cohibeo Van der Vliet 1 necesse non est F 2 (non s.l. add.) ϕ Phil. : necesse est F sed delere conat. est F 3 nec AU non opus est post perspicua princ. Ald. necesse est Novák • 2 adseruantur F 1 (se in marg. scr.) AU princ. : adferuantur F (acfer- ϕ)

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A los antiguos romanos incluso, a los Quintos y Serranos440 y a otros muchos así, les vinieron a ofrecer en sus tierras no solo esposas, sino también consulados y dictaduras441. Me voy a refrenar, sin embargo, en este asunto tan largo para no darte la satisfacción de elogiar las fincas campestres. Por lo que respecta a la edad de Pudentila, sobre la que, después de todo esto, has mentido con tanta temeridad que has llegado a decir que se casó con sesenta años442, te voy a responder con suma brevedad, porque no es necesario extenderse mucho en un asunto tan evidente. Su padre, como es habitual, registró a su hija al nacer443. Los documentos, que ya mismo te van a poner a la vista, se conservan tanto en 440 Sobre Serrano véase 10.6 y nota. Quinto se refiere a Lucio Quincio Cincinato: cónsul suffectus en el 460 a. C., pasó sobre todo a la historia porque en 458, cuando los ecuos tenían copado al ejército romano, decidieron nombrarlo dictador y, al llevarle la noticia, lo encontraron labrando sus propios campos. Este hecho se convirtió en proverbial, cf. Cicerón, De finibus bonorum et malorum II 12. En quince días venció a los enemigos, obtuvo el triunfo, abandonó el cargo y volvió a sus labores agrícolas (Dionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma X 23.5-25.3). Según otros, fue en su segunda dictadura, el 439 a. C. (Livio IV 13-5), cuando lo hallaron arando (Cicerón, De senectute 56). 441 El consulado era la más alta magistratura durante la república, siempre compartida con un collega y de duración anual. La dictadura era, en cambio, un cargo excepcional, reservado únicamente a momentos de peligro extremo y limitada a seis meses, durante los cuales el dictator ejercía el poder sin limitaciones. 442 Un dato trascendental. Sobre la edad para contraer matrimonio hubo varias disposiciones legales, no siempre coherentes, en los primeros tiempos del Imperio: así, por ejemplo, el senatusconsultum Caluisianum (61 d. C.) establecía que el matrimonio de un hombre de menos de sesenta años y una mujer de más de cincuenta era impar y establecía diversas penalizaciones (Treggiari 1991, p. 78). Las leyes restringían, por ejemplo, la capacidad de heredar o de disponer de la dote según la consideración de la unión. De ahí que asegurar que Pudentila tenía sesenta años tuviera repercusiones no solo éticas —se trataría de un matrimonio sin posibilidad de descendencia, solo ad lubidinem (67.3)—, sino también legales y económicas. 443 Esta declaración ante las autoridades del nacimiento de los hijos, al igual que otro tipo de acontecimientos relativos al derecho civil, se encuentra bien atestiguada: dentro de los treinta días después del nacimiento del hijo de un ciudadano, el padre debía comunicarlo al praefectus aerarii del templo de Saturno (Servio, Comentario a Virgilio, Geórgicas II 502), si estaba en Roma, o en los tabularii publici si era en provincias. Se conserva una disposición de Marco Aurelio (emperador de 161

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tibi ob os obiciuntur. porrige tu Aemiliano tabulas istas: linum consideret, signa quae impressa sunt recognoscat, consules legat, annos computet, quos sexaginta mulieri adsignabat. probet quinque et quinquaginta: lustro mentitus sit. parum hoc est, liberalius agam, —nam et ipse Pudentillae multos annos largitus est; redonabo igitur uicissim decem annos— Mezentius cum Vlixe errauit: quinquaginta saltem annorum mulierem ostendat. quid multis? ut cum quadruplatore agam, bis duplum quinquennium faciam, uiginti annos semel detraham. iube, Maxime, consules computari: nisi fallor, inuenies nunc Pudentillae haud multo amplius quadragensimum annum aetatis ire. o falsum audax et nimium, o mendacium uiginti annorum exilio puniendum! dimidio tanta, Aemiliane, mentiris, falsa audes sesquealtera. si triginta annos | pro decem dixisses, posses uideri computationis gestu errasse, quos circulare debueris digitos ape-

4 sit F ϕ : est AU ς princ. Ald. Phil. • Mezentius] cf. 56.7 • 5 post ut add. Helm coll. 70.4; cf. et 101.2 • bis F xAU princ. : his ϕ et fort. iam F (huis Helm) • semel] simul Bosscha • 6 audes sesquealtera def. Plasberg coll. Arnob. Nat. II 24.2 (a. sesqualtera Phil.) : audessesque altera F ϕL2 audes sesquialtera M1V5T ς audeas sesquealtera A (a. sesquial- princ. Ald.) audeas sesque altera UL1 (sed sexq-) audes et sesquialtera Casaubonus • annos F 1 (s add.; rum eras. F x) ϕAU princ. : annorum F • F 123r • aperuisse V5 ς princ. Ald. Phil. (Beda, De temp. ratione 1; Oud. p. 579); cf. Butler 1911 : adperisse F (ras. supra p) aperisse ϕAU adgessisse Helm cf. 98.3, 9 adpressisse Purser

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el archivo público como en casa. Hazle llegar tú a Emiliano estos documentos444: que observe el cordel de lino, que reconozca los sellos que aparecen impresos en ellas, que lea los cónsules, que cuente los años, que, según él le atribuía a la mujer, eran sesenta. Que pruebe con cincuenta y cinco: habría mentido en un lustro. Es poco; seré más generoso, porque él le ha regalado espléndi damente a Pudentila muchos años, así que le devolveré a mi vez diez años. Mecencio erró tanto como Ulises445. Que demuestre por lo menos que era una mujer de cincuenta años. ¿Para qué más? Para comportarme como este cuadruplicador446, voy a calcular un quinquenio doble por dos y le voy a restar veinte años de una sola vez. Manda contar los cónsules, Máximo: si no me he equivocado, hallarás que Pudentila no tiene mucho más de cuarenta años. ¡Qué falsedad tan temeraria y exagerada, qué embuste que merece una pena de veinte años de destierro! Tus mentiras representan la mitad de la cantidad: tienes la osadía de falsear las cifras multiplicándolas por uno y medio. Si hubieras dicho treinta años en vez de diez, podría dar la impresión de que te has equivocado en los movimientos para contar y que has extendido los dedos que debías

a 180 d. C., cf. Historia Augusta 4: Julio Capitolino, Marco Antonino el Filósofo 9.78), aunque, a juzgar por otros testimonios, como el presente o Juvenal, Sátiras 9.84, la costumbre debía ser anterior (Norden 1912, pp. 126-127). 444 En realidad, tablillas, cuyas características se describen a continuación. Se hacía pasar una cuerda de lino por ciertos orificios de las tablillas una vez cerradas y sobre estas se estampaban los sellos que garantizaban su autenticidad (Julio Paulo, Sentencias a su hijo 5.25.6; Suetonio, Nerón 17). 445 Mecencio era uno de los sobrenombres de Emiliano, tal como se ha visto en 56.7 y 9. Como es bien sabido, el viaje de regreso a casa de Ulises, tema de la Odisea, duró diez años. Apuleyo está jugando con el doble significado del verbo errare que, al igual que su descendiente español «errar», puede referirse a cometer un fallo —sc. en el cómputo de años— y a andar vagando, cf. OLD s.v. 1 y 5; DRAE s.v. 1 y 3. 446 Otro juego entre dos sentidos de una misma palabra: literalmente es el que multiplica por cuatro, pero también se llamaba así a los delatores, bien porque se trataba de algún crimen castigado con una pena del cuádruplo de lo indebidamente percibido o bien porque conseguían la cuarta parte de los bienes de los condenados gracias a sus acusaciones (Pseudo Asconio Pediano, Comentario a Cicerón, Contra Verres 2.2.7.21; véase también Festo, De uerborum significatu 308.33-5 Lindsay).

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ruisse. cum uero quadraginta, quae facilius ceteris porrecta palma significantur, ea quadraginta tu dimidio auges, non potes digitorum gestu errasse, nisi forte triginta annorum Pudentillam ratus binos cuiusque anni consules numerasti. Missa haec facio. uenio nunc ad ipsum stirpem accusationis, ad ipsam causam maleficii. respondeat Aemilianus et Rufinus ob quod emolumentum, etsi maxime magus forem, Pudentillam carminibus et uenenis ad matrimonium pellexissem. atque ego scio plerosque reos alicuius facinoris postulatos, si fuisse quaepiam causae probarentur, hoc uno se tamen abunde defendisse, uitam suam procul ab huius-

7 potes V1V5 ς princ. Ald. Phil. : potest F ϕAU • gestu F 1 (g ex e corr.) AU princ. : egestu ϕ 1 Missa haec facio] Cic. pro Sext. 76; 132 • ipsum] ipsam ς • 2 atque] atqui Vulcanius • abunde ς princ. Ald. Phil. : ha- F ϕAU

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doblar447. Pero tratándose de cuarenta, que se expresa mucho más fácilmente que otro número cualquiera con la palma de la mano abierta, si le añades la mitad a esos cuarenta, no puedes haberte equivocado en la posición de los dedos al contar, a no ser que, pensando que Pudentila tenía treinta años, hayas contabilizado los dos cónsules de cada año448. Dejo ya atrás todo esto. Y llego ya a lo que constituye la auténtica raíz de esta denuncia, la auténtica razón para acusarme de utilizar maleficios. Que declaren Emiliano y Rufino cuál era el beneficio que yo buscaba, aunque fuera un mago extraordinario, para inducir a Pudentila a contraer matrimonio por medio de encantamientos y filtros mágicos449. Bien sé que la mayoría de los acusados de algún delito, cuando se prueba que hubo alguna causa para cometerlo, se defienden sobradamente con la única justificación de que su conducta hasta entonces había sido completamente ajena a tales crímenes y asegurando que no 447 Los antiguos tenían un sistema muy desarrollado de representación de los números con los dedos de las manos que empleaban para hacer cálculos: se indicaba, por ejemplo, el diez apoyando la uña del dedo índice de la mano izquierda curvado en la unión de las dos últimas falanges del pulgar; el treinta, con la uña del índice tocando la del pulgar, cf. Hammerstaedt 2002, pp. 277-278; RE Supplementband XVI, 1974, s.v. «digitorum computus» [H. Hommel] y Beda, De ratione temporum 1 (De computo uel loquela digitorum: PL XC, col. 295d-297a); véase también el esquema de Wüsteman 1849, p. 515. Existen numerosísimas alusiones a este sistema, véase, por ejemplo, Quintiliano, Instituciones oratorias I 10.35 (importancia para un orador); Plinio, Historia natural XXXIV 33; Macrobio, Saturnales I 9.10; Juvenal, Sátiras 10.249; Sidonio Apolinar, Cartas IX 9.14; Marciano Capela, Las bodas de Filología y Mercurio VII 729. 448 Los años se designaban con el nombre de los dos cónsules, puesto que estos, durante la república, ocupaban la magistratura más alta. En el Imperio pervivió la costumbre y se utilizaban a este efecto los dos primeros cónsules. 449 El verdadero fundamento de la denuncia, que es lo que se anuncia aquí, reside en la pérdida de patrimonio que, según los acusadores, había sufrido Pudentila al casarse con Apuleyo: esta merma repercutiría sobre la herencia de su hijo y, por tanto, sobre la cantidad de la que podría haberse apropiado la familia de Rufino. Como en el caso de la edad de su esposa, la réplica, incontestable, se basará en documentos que prueban la falsedad de los cargos. El preámbulo de esta sección, que tiene un calculado efecto dramático, empieza con unas observaciones sobre los procedimientos de defensa (90.1-6) para desplegar un nuevo ataque contra los enemigos (91.1-4) antes de entrar en materia.

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modi sceleribus abhorrere nec id sibi obesse debere, quod uideantur quaedam fuisse ad maleficiundum inuitamenta; non enim omnia quae fieri potuerint pro factis habenda, rerum uices uarias euenire: certum indicem cuiusque animum esse; qui semper eodem ingenio ad uirtutem uel ad malitiam moratus firmum argumentum est accipiendi criminis aut respuendi. haec ego quamquam possim merito dicere, tamen uobis condono nec satis mihi duco, si me omnium quae insimulastis abunde purgaui, si nusquam passus sum uel exiguam suspicionem magiae consistere. reputate uobiscum quanta fiducia innocentiae meae quantoque despectu uestri agam: si una causa uel minima fuerit inuenta cur ego debuerim Pudentillae nubtias ob aliquod meum commodum appetere, si quamlibet modicum emolumentum probaueritis, ego ille sim Carmendas uel Damigeron uel is Moses uel Iohannes uel Apollobex uel ipse Dardanus uel quicumque alius post Zoroastren et Hostanen inter magos celebratus est.

abhorrere] h ex nescio quo corr. F 1 (abhorr- ϕAU princ.) • maleficiundum F ϕ et maleficiun dum AU; -faciundum V1L3 Phil. : maleficium perpetrandum ς princ. Ald. • 3 potuerint ϕx (ue in ras.) princ. : poterint FAU et fort. ϕ • uel ad F ϕAU princ.; cf. e.g. 21.5 : uel F x (ad punct. del.) • 4 si nusquam UM1V1L2 L3 ς princ. Ald. Phil., cf. Butler - Owen pp. 161-162 : sinus quam F sinusquam ϕAL1 nisi nusquam Acidalius, cf. Helm 1904, pp. 534-535 sin nusquam Bosscha si usquam Kroll sin usquam Bywater • 6 Carmendas] Carinondas princ. Ald. Phil. Tarmoendas Krüger coll. Plin. Nat. 30.5 • is Moses Ianus Parrhasius : his | moses F hismesos ϕ hysmoses AL1 hismoses U et Hisprinc. Ald. Phil. hic Moses Olearius Velus (i.e. Belus) M. Krüger praeeunte Meursio coll. Arnob. 1.52.1 Hisus (i.e. Hiesus = Iesus) M. Bosscha Iudaeus M. dubitanter Helm Hebraeus M. Wünsch (Abt 1908, pp. 246-247 n. 1) post his comparatiuum (e.g. -s) ) intercedisse putat Van der Vliet, qui lacunam notauit • Iohannes F (ioh -es) princ. Ald. Phil., cf. Pietersma 1994, p. 40 : Iannes Colvius, cf. Exod. 7.10ϕAU (ioh - ϕA) 12 et II Tim. 3.8; Plin. Nat. XXX 11 • Apollobex Helm : apollo he˛c FU (apollo h Apollo Phil. Apollonius princ. Ald. Apollobeches Krüger coll. Plin. Nat. XXX 9 • alius M1V1V5 L2 L3 ς princ. Ald. Phil. : alias F ϕAUL1 • Hostanen princ. Ald. Phil.] hostanen F ϕU (-n A); cf. 27.2; Tert. De anima 57; Min. Fel. 26; Cypr. De idolorum uanit. 4; Arnob. I 52

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se le debe achacar que parezcan existir motivos que lo impulsaran a malas acciones. Porque, en efecto, no hay que considerar que ha sucedido todo lo que ha podido suceder; las circunstancias de los acontecimientos cambian; el único indicio seguro es la personalidad de cada uno; el argumento más firme para admitir o rechazar una acusación es la propensión que haya mantenido siempre una persona a la virtud o a la maldad. Aunque yo pudiera haber alegado con razón todas estas consideraciones, os las voy a evitar, sin embargo, pero no voy a tener bastante con haberme defendido sobradamente de todos los cargos de los que me habéis culpado si consiento que quede en pie la más mínima sospecha de que he practicado la magia. Mirad ahora con cuánta confianza en mi inocencia y con qué desprecio por vosotros estoy actuando: si se encuentra una sola razón, por muy improbable que fuera, por la que yo hubiera podido sentir apetencias de casarme con Pudentila para obtener algún beneficio propio, si conseguís demostrar que he obtenido cualquier provecho, aunque sea mínimo, yo sería un Carmendas o un Damigeronte o aquel Moisés o Yanés o Apólobex o Dárdano en persona o cualquier otro de los magos más célebres que haya habido tras Zoroastro y Ostanes450. 450 Apuleyo, en efecto, debe sentirse muy seguro de su situación para identificar sin más la magia y el beneficio económico y citar estos nombres, cuyo simple conocimiento denuncia familiaridad con las artes ocultas. Ya en 27.2 ha incluido una lista de magos: en otros autores se encuentran otras parecidas, cf. Plinio, Historia natural XXX 9-11 —en parte coincidente con esta y en la que figuran también filósofos—; Tertuliano, De anima 57.1, Arnobio, Aduersus nationes I 52. De Carmendas no se sabe nada, incluso si se relaciona con el Tarmoendas de Plinio, Historia natural XXX 5, del que apenas consta que era asirio. Según Abt (1908, p. 245) podría entenderse como un nombre parlante: qui carmen dat. El nombre de Damigeronte aparece en las listas de Tertuliano y Arnobio: desde el siglo II d. C. circulaba un tratado sobre el poder de las piedras que se le atribuía (RE s.v. «Damigeron» [M. Wellmann]). El texto en este punto ha originado muchas dudas e intentos de subsanación (véase aparato crítico): entre ellos, Bosscha (Oudendorp 1823, p. 581) propuso reconstruir el nombre de Jesús, al que judíos y paganos, en efecto, consideraban un mago, cf. e.g. Evangelio de Mateo 12.24; Celso 1.28 (en Orígenes, Contra Celso); Arnobio, Aduersus nationes I 43. Aparte de la exhibición de sus poderes en Éxodo 7-8, Moisés aparece como mago en la lista de Plinio, ibídem XXX 11, pero también se dice de él en Hechos de los Apóstoles 7.22 que había aprendido la ciencia de los egipcios. En Estrabón, Geografía XVI 2.39

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Vide quaeso, Maxime, quem tumultum suscitarint, quoniam ego paucos magorum nominatim percensui. quid faciam tam rudibus, tam barbaris? doceam rursum haec et multo plura alia nomina in bybliothecis publicis apud clarissimos scriptores me legisse an disputem longe aliud esse notitiam nominum, aliud artis eiusdem communionem nec debere doctrinae instrumentum et eruditionis memoriam pro confessione criminis haberi an, quod multo praestabilius est, tua doctrina, Claudi Maxime, tuaque perfecta eruditione fretus contemnam stultis et impolitis ad haec respondere? ita potius faciam: quid illi existiment nauci non putabo; quod institui pergam disputare: nullam mihi causam fuisse Pudentillam ueneficiis ad nuptias prolectandi. Formam mulieris et aetatem ipsi ultro improbauerunt idque mihi uitio dederunt talem uxorem causa auaritiae concupisse atque adeo primo dotem in congressu grandem et uberem rapuisse. ad haec,

2 communionem Krüger (cf. et Oud. pp. 581-582) • instrumentum F sed perperam redintegr. F 2 (instrumentum ϕAU princ.) • 4 nauci ϕ2 in marg. : nacci F ϕA princ. Phil. nacti U (uel fort nacci) Ald. nacca Turnebus

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APOLOGÍA

Observa, por favor, Máximo, qué alboroto han formado porque he citado expresamente a unos cuantos magos. ¿Qué puedo hacer con gente tan ignorante, tan salvaje? ¿Les voy a enseñar de nuevo que he leído estos nombres y otros muchos en las bibliotecas públicas, en las obras de los escritores más ilustres451 o les aclararé que conocer esos nombres y compartir sus actividades son dos cosas totalmente diferentes, además de que no se debe tomar por confesión de un crimen ni la evidencia de mis estudios ni el empleo de mi erudición? ¿O quizá sería preferible no dignarme a responder en este punto a estos estúpidos e incultos poniendo toda mi confianza en tu preparación, Claudio Máximo, y tu vasta sabiduría? Obraré mejor así: no voy a darle la menor importancia a lo que piensen estos y voy a continuar discutiendo lo que me propuse: que no tuve ninguna razón para inducir a Pudentila a casarse conmigo por medio de brebajes mágicos. La apariencia física y la edad de esta mujer ya la han criticado ellos mismos por su propia iniciativa y me han censurado que haya podido desear una esposa como esta por causa únicamente de la codicia y que, por eso, me haya apoderado en nuestro primer encuentro de una dote abundante y generosa. Para contestar a esto, Máximo,

comparece junto con otros profetas y adivinos, mientras Juvenal habla de su libro secreto (14.102) y Eusebio de Cesarea, Preparación evangélica IX 27, lo identifica con Museo, maestro de Orfeo. También es frecuente encontrar su nombre en papiros mágicos, cf. e.g. Griffith - Thompson 1904, p. 47; PGM I 184 [5.110]; II 28 [7.620], 87 [13.4], 107 [13.384], 120 [13.731] (Calvo - Sánchez Romero 1987, pp. 190, 225, 277-278, 292, 302). El nombre de «Juan» (Iohannes) no puede referirse ni al Bautista ni al Evangelista, que no tienen conexión alguna con la magia: debe tratarse de una de las muchas formas (cf. e.g. Plinio, ibídem XXX 11) de Yanés, uno de los dos legendarios magos egipcios que se enfrentaron a Moisés en Éxodo 7-8 (Segunda epístola a Timoteo 3.8; Evangelio de Nicodemo 5.1; Eusebio ibídem IX 8). En Plinio, ibídem 9, aparece Apólobex con Dárdano: sobre este último véase Columela X 358; Tertuliano, ibídem; Clemente de Alejandría, Protréptico 2.13. Quizá sea el mismo que el fundador mítico de Troya y de los misterios de Samotracia, cf. RE s.v. «Dardanus» 11 [E. Wellmann]. Sobre Zoroastro, véase Floridas 15.14; sobre Ostanes, 27.2 y nota; ambos aparecen juntos en Plinio, ibídem 11. Véanse referencias completas en Abt 1908, pp. 244-250. 451 Como Plinio el Viejo (véase la nota anterior): la presencia de obras específicamente dedicadas a la magia, en efecto, estaba vedada incluso en las bibliotecas privadas, cf. Abt 1908, p. 255, y e.g. Livio XXV 1.12.

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Maxime, longa oratione fatigare te non est consilium; nihil uerbis opus est, cum multo disertius ipsae tabulae loquantur, in quibus omnia contra quam isti ex sua rapacitate de me quoque coniectauerunt facta impraesentiarum et prouisa in posterum deprehendis: iam primum mulieris locupletissimae modicam dotem neque eam datam sed tantum modo , praeter haec ea condicione factam coniunctionem, nullis ex me susceptis liberis uita demigrasset, uti dos omnis apud filios eius Pontianum et Pudentem maneret; sin uero uno unaue superstite diem suum obisset, uti tum diuidua pars dotis posteriori filio, reliqua prioribus cederet. Haec, ut dico, tabulis ipsis docebo. fors fuat an ne sic quidem credat Aemilianus sola trecenta milia nummum scripta eorumque repetitionem filiis Pudentillae pacto datam. cape sis ipse tu manibus tuis tabulas istas, da impulsori tuo Rufino: legat, pudeat illum tumidi animi sui et ambitiosae mendicitatis; quippe ipse egens, nudus CCCC milibus nummum a creditore | acceptis filiam dotauit, Pudentilla locuples femina trecentis milibus dotis fuit contenta et maritum habet et multis saepe et ingentibus dotibus spretis inani nomine tantulae dotis

6 coniectauerunt F (Loew 1914, p. 164) ϕAU princ. et iter. s.l. F 2 • 7 iam] nam Krüger • tantum] pactam Hildebrand dandam Beyte tantum Norden 1912, pp. 96-7 cf. 102.1; Sen. Contr. 1.6.5 cft. Hammerstaedt, fort. recte • post modo add. in marg. ϕ2 (man. recentiss.) L3V1V5 ς princ. Ald. Phil. uel Helm Van der Vliet Purser • 8 coniunctionem Casaubonus : coniectionem F ϕ2 in marg. AU princ. Ald. Phil. coniectationem ϕ conexionem Lipsius cautionem D’Ors 2003, qui nihil post modo supplendum putauit conuentionem M1 Acidalius compectionem Hildebrand (cf. Oud. p. 582) • ante nullis add. ς princ. Ald. Phil., post liberis M1 Hildebrand • diuidua] dimidia U 2 in ras. M1 ς 1 Aemilianus] emilianus ϕ2 (-nus s.l. add.) princ. Ald. Phil. : -anum F ϕAUL1 • 2 cape sis Jahn, cf. 30.5 : capens F ϕ cape Novák capiens ϕxAU princ. Ald. Phil. • ipse egens nudus] cf. 75.8 • F 123v • 3 et multis] ea multis Colvius [et] m. del. Jahn

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APOLOGÍA

no tengo intención de cansarte con un largo discurso: no hacen falta palabras cuando pueden hablar con mucha mayor elocuencia las mismas tablillas452 en las que puedes consultar, en contradicción con lo que esos, dejándose llevar por su propia rapacidad, han imaginado sobre mí, todo cuanto se ha hecho hasta este momento y lo que se ha dispuesto para el futuro. Lo primero es que la dote de esta mujer riquísima era pequeña y que no se me entregó, sino que tan solo se me prometió453; aparte de esto, nuestra unión se efectuó con la condición de que, si ella acababa su vida sin haber tenido hijos conmigo, quedara toda la dote en poder de sus hijos, Ponciano y Pudente; si, en cambio, falleciera dejando otro descendiente, varón o hembra, la mitad de la dote fuera a parar a este último hijo, el resto, a los mayores. Esto es lo que, como vengo diciendo, voy a demostrar con las mismas tablillas. Es posible que ni siquiera así crea Emiliano que lo que aparece escrito es solo trescientos mil sestercios454 y que está acordada su restitución a los hijos de Pudentila. Toma tú, por favor, estas tabillas en tus propias manos y házselas llegar a tu instigador, Rufino: que las lea, que se avergüence de su carácter presuntuoso y de su codiciosa mendicidad, pues incluso él, que anda necesitado y desnudo, le pagó a su hija una dote de cuatrocientos mil sestercios que recibió de un prestamista, mientras que Pudentila, una señora rica, se conformó con trescientos mil sestercios de dote y tiene un marido que, después de despreciar en más de una ocasión muchas dotes y además muy elevadas, se conformó con el compromiso etéreo 452 Las que contenían las capitulaciones matrimoniales a las que se ha aludido en 67.3 y 88.1. Sobre la personificación, véase 83.3-5 y nota. Las tablillas representaban el medio más habitual en el que se estampaban documentos legales, tanto privados como públicos, y así se guardaban en los archivos; sobre su presencia en Apología, cf. Meyer 2004, pp. 238-241. 453 El texto no es seguro: la presente corrección, que cuenta con fundamentos en la tradición manuscrita, y la de Norden (véase aparato crítico) son las que se acomodan mejor a la observación de 92.3. 454 La dote es una parte pequeña de su fortuna y su poca importancia queda todavía más clara cuando se compara con la de la hija de Rufino, que no tenía dinero propio: véase la nota a 71.4.

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contentum, ceterum praeter uxorem suam nihil computantem, omnem supellectilem cunctasque diuitias in concordia coniugis et multo amore ponentem. quamquam quis omnium uel exigue rerum peritus culpare auderet, si mulier uidua et mediocri forma, at non aetate mediocri nubere uolens longa dote et molli condicione inuitasset iuuenem neque corpore neque animo neque fortuna paenitendum? uirgo formosa etsi sit oppido pauper, tamen abunde dotata est; affert quippe ad maritum nouum animi indolem, pulchritudinis gratiam, floris rudimentum. ipsa uirginitatis commendatio iure meritoque omnibus maritis acceptissima est; nam quodcumque aliud in dotem acceperis, potes, cum libuit, ne sis beneficio obstrictus, omne ut acceperas retribuere, pecuniam renumerare, mancipia restituere, domo demigrare, praediis cedere: sola uirginitas cum semel accepta est, reddi nequitur; sola apud maritum ex rebus dotalibus remanet. uidua autem qualis nuptiis

4 coniugis et multo F ϕAU princ. Ald. Phil.; def. Hijmans 1994, pp. 1778-1779 : coniugii et m. Casaubonus coniugali et m. Scaliger, sed cf. Vell. Pat. 2.65.1 c. et mutuo Lipsius • 5 at F 1ϕAU (uel ac) princ. : ad F • longa cf. ThLL s.u. «longus» VII.2 1635.41-8; s.u. «brevis» II 2181.76 sqq.] larga uel lauta Stewech uncta Colvius magna Wowerius • 6 abunde ς princ. : hab- F ϕAUL1 • nouum F ϕAU princ. Ald. Phil. : nouam ϕ1 Schickeradus • 7 acceperis M1 ς princ. Ald. Phil. : -rit F ϕAU • libuit] libuerit Pricaeus

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APOLOGÍA

de recibir una dote tan pequeña, sin calcular otro bien que su propia esposa y cifrando en la armonía con su mujer y su gran amor todo el ajuar doméstico y todas las riquezas. A pesar de que absolutamente nadie, por poca experiencia que tuviera en tales asuntos, se atrevería a criticar que una mujer viuda que quisiera casarse y fuera de aspecto físico mediano, pero no de mediana edad, hubiera procurado atraer con una dote abundante y unas condiciones atractivas a un joven al que no se le podía reprochar nada ni de físico ni de carácter ni de medios de fortuna. Una guapa jovencita, aunque sea muy pobre, lleva ya una dote abundante455, puesto que le aporta a su marido una personalidad fresca, la gracia de su belleza, las primicias de su flor. Su misma virginidad constituye con toda razón y merecimiento uno de los atractivos más apreciados por cualquier marido, pues todo el resto de lo que se recibe en concepto de dote, cuando se quiere, se puede reintegrar tal como se ha recibido para desligarse de cualquier compromiso: el dinero se puede reembolsar, los esclavos se pueden devolver, se puede mudar de casa, abandonar las fincas. Lo único que no se puede restituir, una vez que se ha recibido, es la virginidad: es lo único de todos los bienes dotales que permanece en poder del marido456. En cambio, la viuda queda tras un divorcio exactamente en

455 La idea de la virginidad como una segunda dote se encuentra, por ejemplo, en Terencio, Adelfos 345-6; en general era muy apreciada tanto entre paganos (Ambrosio, De uirginitate 13 [PL XVI col. 269B]) como entre cristianos, cf. DMA s.v. «Virginidad. ‘Antes del matrimonio’» [Martos Fernández]. En todo caso, este elogio de la virginidad, que recuerda al de la pobreza (18 ss.), por ejemplo, aunque está menos desarrollado, trata de hacer ver que, incluso si la dote hubiera sido mayor, la situación de la novia viuda, en condiciones mucho peores que una doncella, la hubiera justificado plenamente. 456 El destino de la dote cuando terminaba el matrimonio dependía de su origen —si la había pagado el padre de la novia o algún ascendiente varón (profecticia) o provenía de cualquier otra fuente (aduenticia)— y de cómo se disolvía el matrimonio. Después de un divorcio, por ejemplo, la dote volvía al padre de la mujer o a esta directamente si era independiente. Sin embargo, si la esposa moría y existían hijos del matrimonio o bien se había producido un adulterio por parte de la mujer que diera lugar a la separación, el marido quedaba en posesión de parte de la dote, cf. Treggiari 1991, pp. 350-357 y 361 con constantes referencias a los Tituli Ulpiani ; véanse igualmente los textos, incluidos los jurídicos, de Grubbs 2002, pp. 91-98, 191-192.

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uenit, talis diuortio digreditur; nihil affert inreposcibile, sed uenit iam ab alio praeflorata, certe tibi ad quae uelis minime docilis, non minus suspectans nouam domum quam ipsa iam ob unum diuortium suspectanda, siue illa morte amisit maritum, ut scaeui ominis mulier et infausti coniugii minime appetenda, seu repudio digressa est, utramuis habens culpam mulier, quae aut tam intolerabilis fuit ut repudiaretur, aut tam insolens ut repudiaret. ob haec et alia uiduae dote aucta procos sollicitant. quod Pudentilla quoque in alio marito fecisset, si philosophum spernentem dotis non repperisset. Age uero, si auaritiae causa mulierem concupissem, quid mihi utilius ad possidendam domum eius fuit quam simultatem inter matrem et filios serere, alienare ab eius animo liberorum caritatem, quo liberius et artius desolatam mulierem solus possiderem? fuitne hoc praedonis, quod uos fingitis? ego uero quietis et concordiae et pietatis auctor, conciliator, fauisor non modo noua odia non serui, sed uetera quoque funditus extirpaui. suasi uxori meae, cuius, ut isti aiunt, iam uniuersas opes transuoraram, suasi, inquam, ac denique persuasi ut filiis pecuniam suam reposcentibus, de quo supra dixeram, ut eam pecuniam sine mora redderet in praedis uili aestimatis et quanto ipsi uolebant, praeterea ex re familiari sua fructuosissimos agros et grandem domum

8 inreposcibile] irreposcibile ϕ x : inrepossibile F ϕ Phil. inpossibile AU et impossibile princ. Ald. • suspectans F 1 (sus supra ex add.) ϕAU princ. : expectans F • 9 infausti] infandi Elmenhorst • 10 utramuis V5 ς princ. Ald. Phil. : utrumuis F ϕAU utramuis Krüger • habens M1L1 ς Phil. : habes F ϕAUL2 L3 habet ϕ2V1 habeat V5 princ. Ald. habebit Wower habebat Colvius • 11 aucta] auctae Heinsius uncta Colvius • repperisset ϕ2U princ. : reperi- F ϕA def. Piccioni 2 fuitne] fuit ne F ϕAU princ. : fuit nae dubitanter Hildebrand • quod F 1ϕ : quem fort. iam F (Helm) Sauppe praeeunte Oud. (quem ), cf. 100.1 quod Salmasius quod est A q. * U quod esse princ. Ald. Phil. • fauisor] fautor F 2 man. recentiss. in marg. • serui] seui Elmenhorst • 3 quo F ϕAU princ. : qua M1 Casaubonus • supra] cf. 71.6 • dixeram] iam dixi Scaliger • praedis] praediis V1V5 L3 M1 ς princ. Ald. Phil.; sed cf. 38.6; 88.7 • uili aestimatis] recte dist. ϕ2 princ. Ald. Phil. : uilia estimatis F ϕAU uili aestimatu Wowerius • 4 re AU ς princ. : se F ϕ

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APOLOGÍA

el mismo estado en el que llegó al matrimonio, no aporta nada que no pueda reclamar después: por el contrario, llega ya desflorada por otro, resulta mucho menos dócil, con toda seguridad, ante cualquier deseo, y desconfía de su nueva casa en la misma medida en la que ella misma es ya objeto de desconfianza por el simple hecho del divorcio, bien porque, en el caso de haber perdido a su marido, no se considere nada recomendable una mujer de mal agüero que lleva el infortunio a sus matrimonios, o bien, si se ha divorciado, porque la culpa la tiene siempre la mujer, que ha sido tan insoportable que ha provocado el divorcio o es tan insolente que lo ha pedido457. Por todas estas y otras razones las viudas buscan pretendientes con una dote más cuantiosa, procedimiento que hubiera debido emplear también Pudentila con otro marido si no hubiera encontrado un filósofo que no se cuidara en absoluto de la dote. En fin, si hubiera deseado a esta mujer por pura codicia, ¿qué hubiera podido serme más útil para adueñarme completamente de su casa que sembrar la discordia entre la madre y su descendencia, borrar de su corazón el cariño por sus hijos para ejercer yo solo un dominio más libre458 y estrecho sobre la mujer abandonada? ¿Fue esta acción propia de un pirata lo que sucedió, tal como vosotros habéis pretendido? Al contrario, yo promoví, procuré y favorecí la paz, la concordia y el cariño entre ellos y no solo no sembré nuevos motivos de odio, sino que extirpé los antiguos desde la raíz. Aconsejé a mi esposa, cuya fortuna, por lo que dicen esos, ya había devorado yo en su totalidad, le aconsejé, como iba diciendo, y al final la convencí459 de que les devolviera sin demora el dinero a sus hijos, que no cesaban de reclamar el dinero del que antes he hablado, en forma de fincas tasadas a la baja y en las cantidades que ellos quisiesen, además de

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Sobre las diferencias entre tipos de divorcio véase Treggiari 1991, pp. 436-441. Obsérvese liberorum… liberius (Butler - Owen 1914, p. 165). Paralelos a suasi… ac denique persuasi en Metamorfosis IV 11.6; VII 4.11; IX 25.5; Séneca, Cartas a Lucilio 71.29; Julio Valerio, Res gestae Alexandri Magni II 5, cf. GCA 1995, p. 223. 458 459

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opulente ornatam magnamque uim tritici et ordei et uini et oliui ceterorumque fructuum, seruos quoque haud minus CCCC, pecora amplius neque pauca neque abiecti pretii donaret, ut eos et ex ea parte quam tribuisset securos haberet et ad cetera hereditatis bona spe inuitaret. haec ergo ab inuita Pudentilla —patietur enim me, uti res fuit, ita dicere— aegre extudi, ingentibus precibus inuitae et iratae extorsi, matrem filiis reconciliaui, priuignos meos primo hoc uitrici beneficio grandi pecunia auxi. Cognitum hoc est tota ciuitate. Rufinum omnes execrati me laudibus tulere. uenerat ad nos, priusquam istam donationem perficeret, cum dissimili isto fratre suo Pontianus, pedes nostros aduolutus ueniam et obliuionem praeteritorum omnium postularat flens et manus

5 spe V1 x (ut uid.) M1T ς princ. : spei F ϕAUV1 • 6 ergo] ego V1V5 L3 M1 ς princ. et fort. U (ergo scr. in ras. U 2) • uitrici] uitricus Casaubonus 2 istam] ista Hildebrand : istam dubitanter Helm, cf. 1904, pp. 584-585 • ante perficeret add. V5 ς princ. Ald. • postularat] postulat ς Phil. -laret AU princ. Ald.

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APOLOGÍA

que les regalara de su propio patrimonio los campos más fértiles y una gran casa amueblada con todo lujo y grandes cantidades de trigo y cebada y vino y aceite y de todos los demás productos y no menos de cuatrocientos esclavos y un gran número de cabezas de ganado de no poco valor460, con el objeto de que quedaran tranquilos por lo que respecta a la parte que ya les había entregado y les hiciera esperar confiados el resto de la herencia. Así que esto fue lo que conseguí sacarle con enorme esfuerzo a Pudentila a pesar de su resistencia —y es que me va a tener que permitir que cuente los hechos tal como sucedieron—, se lo arranqué a base de largas súplicas, a pesar de su resistencia y su enfado, logré que se reconciliara la madre con los hijos y con este primer favor de padrastro aumenté las propiedades de mis hijastros en una gran suma de dinero. Esto se supo en toda la ciudad. Todos me cubrieron de elogios mientras criticaban a Rufino. Ya antes de que se efectuara esta donación461, había venido a vernos Ponciano acompañado por este hermano suyo tan diferente y, postrado a nuestros pies, nos había rogado que lo perdonáramos y olvidáramos todo lo pasado mientras decía, sin dejar de llorar y de besarnos las manos, que estaba arrepen-

460 Queda patente tanto la fortuna de Pudentila, que puede desprenderse, como se ve, de cuatrocientos esclavos, como el hecho de que la riqueza consista principalmente en la posesión de la tierra y el aprovechamiento de sus recursos, aspecto en el que se centra Apuleyo, más que en dinero en efectivo. De hecho, Pudentila entrega propiedades por el valor del capital que se le reclama. Se trata igualmente de una vívida representación de la variedad de productos que podían obtenerse en el norte de África en la época, entre los que destacan los tres cultivos propios de la economía mediterránea: vino, cereales y olivos. Estos dos últimos, por cierto, se cultivaban frecuentemente juntos. La producción del norte de África en la época era muy abundante y su contribución a la economía del Imperio, fundamental: se le conocía, por ejemplo, como el granero de Roma, cf. Rickman 1980, pp. 108-112, 231-235; Raven 1993, pp. 79-94. Un intento de calcular la extensión de las fincas y el precio de la tierra en Duncan-Jones 1982, pp. 347-348: los cuatrocientos operarios cultivarían unas 8800 yugadas. Para la arqueología de las explotaciones agrarias africanas se pueden extrapolar muchos hallazgos del estudio de De Vos 2013. 461 Con el correspondiente documento, cf. 102.8 (Norden 1912, pp. 181-182).

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nostras osculabundus ac dicens paenitere quod Rufino et similibus auscultarit. petit postea suppliciter uti se Lolliano quoque Auito C.V. purgem, cui haud pridem tirocinio orationis suae fuerat | a me commendatus; quippe compererat ante paucos dies omnia me, ut acta erant, ad eum praescripsisse. id quoque a me impetrat. itaque acceptis litteris Carthaginem pergit, ubi iam prope exacto consulatus sui munere Lollianus Auitus te, Maxime, opperiebatur. his epistulis meis lectis pro sua eximia humanitate gratulatus Pontiano, quod cito errorem suum correxisset, rescripsit mihi per eum quas litteras, di boni, qua doctrina, quo lepore, qua uerborum amoenitate simul et iucunditate prorsus, ut ‘uir bonus dicendi peritus.’ scio te, Maxime, libenter eius litteras auditurum; et quidem si praelegam, mea uoce pronuntiabo. cedo tu Auiti epistulas, ut quae semper ornamento mihi fuerunt sint nunc etiam saluti. at tu licebit aquam sinas fluere; namque optimi uiri litteras ter et quater aueo quantouis temporis dispendio lectitare.—

3 postea] post ea Kronenberg • orationis] professionis Lipsius • F 124r • 4 praescripsisse F ϕAU retinuit Hildebrand, cf. ThLL s.u. «praescrıˉbo» X.2 826.44-57 : perscripsisse V5 ς princ. Ald. Phil. et edd. paene omnes • 5 acceptis F x (ac s.l add.) ϕAU princ. : ut ceptis F • 6 his] is Vulcanius • errorem ϕAU princ. : he- F • 7 Et quidem F xϕAU princ. : Et quide F equidem Van der Vliet • si praelegam F ϕ cf. Helm 1904, pp. 585-586 : ipse legam Rohde s. perlegam AUL1 ς princ. Ald. Phil.; def. Piccioni 2012, pp. 450-451 coll. 60.4, 82.7, Fl. 16.11 me sis praelegam Frassinetti 1991, p. 1207 • 8 at V5 M1 ς princ. Ald. Phil. : ut F ϕAU 2 (u in ras. sed ut uid. idem fuit) • aueo Gruterus : abeo F ϕA ab eo U ς princ. Ald. Phil. • temporis ς princ. Ald. Phil. : tempore F ϕAU

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APOLOGÍA

tido de haberle prestado oídos a Rufino y a otros del estilo462. Después me pidió humildemente que lo disculpara ante el ilustrísimo Loliano Avito463, al que yo había encomendado no hacía mucho los comienzos de su carrera como orador, pues había tenido noticia de que, pocos días atrás, le había escrito yo toda la historia tal como había pasado. También logra esto y así, en cuanto tuvo en sus manos la carta, se dirige a Cartago, donde Loliano Avito, con su cargo de gobernador ya casi concluido, se encontraba esperándote a ti, Máximo. Después de leer mi carta y de acuerdo con su inigualable benevolencia felicitó a Ponciano por haber corregido rápidamente su error y me mandó la contestación a través de él, pero ¡con qué carta —oh dioses—, con qué sabiduría, qué gracia, qué elegancia en la expresión y, a la vez, qué afabilidad! En definitiva, como corresponde a un «varón virtuoso experto en oratoria»464. Estoy seguro, Máximo, de que estarás encantado de escuchar su carta, y además, si voy a hacerla leer en público, la recitaré con mi propia voz. Alcánzame tú la carta de Avito para que lo que siempre fue para mí un honor represente también en estos momentos mi salvación. En cuanto a ti, podrás dejar caer el agua465, porque estoy deseando leer la carta de este hombre excepcional tres o cuatro veces empleando todo el tiempo que sea necesario. (Lee la carta de Loliano Avito) 462 El discurso se centra en estos momentos en la figura de Ponciano, cuya dramática intervención abre una sección caracterizada por la importancia de la narración y la aportación de testimonios (101.6-7) y, sobre todo, de documentos: cartas (94.8; 96.6; 97.2), copias de testamentos (97.2-7; 100.1-5; 101.2), contratos (101.5 y 8). La insistencia en los hechos que se cuentan y en los escritos en los que se apoyan los argumentos produce una fuerte impresión de objetividad, cuidadosamente buscada por Apuleyo, que resulta trascendental en estas últimas etapas del discurso. 463 Véase 24.1 y nota. Apuleyo, a pesar de la diferencia de clase social —su hijastro es caballero y mucho más rico que él—, actúa ante el gobernador, gracias a su prestigio intelectual, como mentor de Ponciano, que verosímilmente se inicia en la carrera de abogado (Hunink 1997, II, p. 232). 464 La expresión es cita literal de la definición del buen orador que se atribuye a Catón el Censor (Séneca, Controversias 1 pr. 9; Quintiliano, Instituciones oratorias XII 1.1). 465 Evidentemente la de la clepsidra. Es decir, que no le importa emplear tiempo de la defensa para la lectura de la carta. Cf. 28.1 y nota.

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Non sum nescius debuisse me post istas Auiti litteras perorare. quem enim laudatorem locupletiorem, quem testem uitae meae sanctiorem producam, quem denique aduocatum facundiorem? multos in uita mea Romani nominis disertos uiros sedulo cognoui, sed sum aeque neminem ammiratus. nemo est hodie, quantum mea opinio fert, alicuius in eloquentia laudis et spei, quin Auitus esse longe malit, si cum eo se remota inuidia uelit conferre; quippe omnes fandi uirtutes paene diuersae in illo uiro congruunt. quamcumque orationem struxerit Auitus, ita illa erit undique sui perfecte absoluta, ut in illa neque Cato grauitatem requirat neque Laelius lenitatem nec Gracchus impetum nec Caesar calorem nec Hortensius distributionem nec Caluus argutias nec parsimoniam Salustius nec opulentiam Cicero: prorsus

1 Auiti princ.] auiti F 1ϕAU abiti F • producam? ...facundiorem? F ϕ • 2 sum (a) eque M1V1L3 ς princ. Ald. Phil. : summeque F ϕL2 summe quae A sum mequae ut uid. U sum meque U x • 3 et] aut Pricaeus • 4 malit ϕ2 (man. recentiss. lit in marg. add.) princ. Ald. Phil. : malis F ϕAU • cum F xϕAU princ. : cu F • paene] plane Sauppe • 5 orationem ϕAU princ. : oranem F oratinem F 2 (ti s.l. add. man. recentiss.) oratione U 2 in marg. • Hortensius] ortensius F ϕA • post Cicero add. Nec auctoritatem Crassus, nec efficaciam Antonius, nec simplicitatem Menenius, nec acrimoniam Appius, nec leporem ac facetias Augustus Petrarca in marg. V1 (39rb, cf. Tristano 1974, p. 431) V4 N3

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No ignoro que después de esta carta de Avito debía ya iniciar el final de mi discurso, porque ¿qué valedor más acreditado podría presentar, qué testigo de mi vida más recto, qué abogado, en definitiva, más elocuente? He conocido a fondo a lo largo de mi vida muchos buenos oradores entre los romanos, pero no he admirado a ninguno tanto como a este. En mi opinión, no hay nadie en la actualidad merecedor de algún elogio o que despierte esperanzas en el campo de la oratoria que no prefiriera con diferencia ser el propio Avito si, fuera de toda envidia, tuviera que competir con él, puesto que en este hombre se encuentran armonizadas todas las virtudes para hablar en público y casi las más contradictorias466. Cualquiera de los discursos que componga Avito estará resuelto en todos los aspectos con tal perfección que ni Catón echará en falta en él la gravedad ni Lelio la suavidad ni Graco la energía ni César el ardor ni Hortensio la disposición ni Calvo las agudezas ni Salustio la concisión ni Cicerón la exuberancia467. Diría incluso, por no detenerme a tratarlos a todos,

466 Los libros sobre oratoria contenían siempre un apartado sobre las cualidades que había que dominar, como, por ejemplo, la pureza del latín (Cicerón, Sobre el orador I 144; Orador 79), y los recursos que podían hacer excelente el discurso, cf. e.g. Retórica a Herenio IV 17-8; Sobre el orador III 19-212; Orador 128-39, 149-236; Quintiliano, Instituciones oratorias VIII-IX (Hunink 1997, II, p. 233). 467 En este elogio de la elocuencia de Avito, que enlaza con otras secciones encomiásticas de Floridas dirigidas a procónsules (9.30-40 y 17), Apuleyo reúne a los oradores más ilustres del período republicano con sus características más sobresalientes. Es innegable la influencia del Bruto de Cicerón (cf. además 5.1 y nota; sobre la influencia de Cicerón en toda la obra, Bernhard 1927, pp. 311-314 y 325), pero también en otros autores se encuentran menciones de oradores con sus cualidades más destacadas, cf. e.g. Tácito, Diálogo de los oradores 25.4. Sobre Catón véase 17.9 y nota: sobre su valoración como orador, cf. Cicerón, Bruto 65: quis illo grauior in laudando? («¿Quién más grave que él en las alabanzas?»). De Lelio (cf. 20.5 y nota) destaca Cicerón la suavidad (lenitas) en Sobre el orador III 28; otros detalles en Bruto 82-3. Gayo Sempronio Graco —RE s.v. «Sempronius (Gracchus)» 47 [Münzer]—, tribuno de la plebe en 123 y 122, planteó un amplio programa de reformas administrativas que continuaban las leyes agrarias de su hermano asesinado: el año 121 volvió a presentar su candidatura al tribunado, pero, tras ser derrotado, se enfrentó al senado y halló así la muerte, cf. Sobre el orador III 214. Como orador, Cicerón dijo de él que nadie tenía más riqueza y abundancia en su estilo (Bruto 125) y Tácito habla, como aquí, de su impetus (Diálogo de los oradores 26.1): otros testimonios en Sobre el orador III 225; Aulo Gelio X 3.1-15

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inquam, ne omnis persequar, si Auitum audias, neque additum quicquam uelis neque detractum neque autem aliquid commutatum. Video, Maxime, quam benigne audias quae in amico tuo Auito recognosces. tua me comitas, ut uel pauca dicerem de eo, inuitauit. at non usque adeo tuae beniuolentiae indulgebo, ut mihi permittam iam propemodum fesso in causa prorsus ad finem inclinata de egregiis uirtutibus eius nunc demum incipere, quin potius eas integris uiribus et tempori libero seruem. Nunc enim mihi, quod aegre fero, a commemoratione tanti uiri ad pestes istas oratio reuoluenda est.

6 omnis] omnia Elmenhorst • detractum F 1 (ut uid.) ϕ princ. : re- F (ut uid.) AU 7 recognosces] -noscis M1L3V1 ς princ.

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APOLOGÍA

que, si se oye una obra de Avito, no hay nada que nadie quisiera añadir ni eliminar ni siquiera cambiar. Ya veo, Máximo, con qué complacencia estás escuchando las cualidades en las que reconoces a tu amigo. Ha sido tu amabilidad la que me ha invitado a hablar de él, aunque fueran unas pocas palabras. Pero no voy a abusar hasta tal punto de tu benevolencia que me permita, ahora que me hallo agotado y con el proceso ya próximo a su final, iniciar así al final una disertación sobre las excepcionales virtudes de este. Mejor será reservar este tema para cuando disponga de mis fuerzas íntegras y tiempo libre. Ahora, por tanto, y muy a mi pesar, hay que retornar de la mención de tan importante varón a estas plagas468. —comparado con Catón y Cicerón—; Plutarco, Tiberio Graco 2. Gayo Julio César (10044 a. C.), además de ser uno de los políticos y militares más famosos de Roma, conquistador de la Galia y vencedor en la guerra civil contra Pompeyo, fue un magnífico escritor, como prueban sus comentarios, y un excelente orador: en su estilo Cicerón destaca la elegancia por encima de todo (Bruto 252, 261-2), lo mismo que Quintiliano, que, sin embargo, más acorde con lo que aquí se dice, añade también la fuerza (uis) de su oratoria (Instituciones oratorias X 1.114). Quinto Hortensio Hórtalo (114-49 a. C.), cónsul en el 69 a. C. y principal representante del asianismo retórico, se enfrentó en el proceso contra Verres con Cicerón, que le dedicó una de sus obras perdidas —precisamente la que condujo a san Agustín al estudio de la filosofía (Confesiones III 4.7)— y comenzó Bruto con la noticia de su muerte, cf. ibídem 228-230; 301-303; 325329. Cicerón habla de las partitiones en las que dividía la materia y cómo la descomponía con agudeza (diuidebat acute), cf. 302-303; también Quintiliano, Instituciones oratorias IV 5.24. Gayo Licinio Calvo (82 - c. 47 a. C.) fue político y poeta, amigo de Catulo (v. 53), además de orador. Sobre su estilo, demasiado aticista, véase Cicerón, Bruto 283-4 y Cartas a familiares XV 21.4; también Tácito, Diálogo de los oradores 18.5; 21.1-2; Séneca, Controversias VII 4.6-7. Gayo Salustio Crispo (86-35 a. C.), el conocido escritor, es autor de Historias, obra actualmente perdida, y de monografías sobre la conjuración de Catilina y la guerra de Jugurta: su concisión es visible también en su obra histórica, cf. Quintiliano, Instituciones oratorias X 1.32. No existen demasiadas referencias a sus discursos, cf. Séneca, Controversias III prefacio 8. Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.), el más grande de los oradores de Roma y uno de sus mayores escritores, fue político y filósofo, cónsul en el 63 a. C. En cuanto a las cualidades de sus discursos véase, por ejemplo, Cicerón, Bruto 253; Macrobio, Saturnales V 1.7; Tácito, Diálogo de los oradores 22-23.1, 25.3-4; la opulentia concretamente se menciona en Ausonio XVIII Epístolas 2; Sidonio Apolinar, Cartas V 5.2. 468 Pestes istas: en Metamorfosis V 12.3 se les llama pestes illae a las hermanas de Psique; sobre este término aplicado a personas cf. GCA 2004, p. 190.

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Audesne te ergo, Aemiliane, cum Auito conferre? quemne ille bonum uirum ait, cuius animi disputationem tam plene suis litteris collaudat, eum tu magiae maleficii criminis insectabere? an inuasisse me domum Pudentillae et concipilare bona eius tu magis dolere debes quam doluisset Pontianus, qui mihi ob paucorum dierum uestro scilicet instinctu ortas simultates etiam absenti apud Auitum satisfecit, qui mihi apud tantum uirum gratias egit? puta me acta apud Auitum, non litteras ipsius legisse. quid posses uel quas †quis in isto negotio accusare? Pontianus ipse quod a matre donatum acceperat meo muneri acceptum ferebat, Pontianus me uitricum sibi contigisse intimis affectionibus laetabatur. quod utinam incolumis Carthagine reuertisset. uel quoniam sic ei fuerat fato decretum, utinam tu, Rufine, supremum eius iudicium non impedisses. quas mihi aut coram aut denique in testamento gratias egisset. litteras tamen quas ad me Carthagine uel iam adueniens ex itinere praemisit, quas adhuc ualidus, quas iam aeger plenas honoris, plenas amoris, quaeso, Maxime, paulisper recitari sinas, ut sciat frater eius, accusator meus, quam in omnibus minor uitae curriculum cum fratre optumae memoriae uiro currat. 2 Audesne F 2ϕA princ. (Audes ne U) : aud- uel oud- F • te ergo ordin. signis mut. F 1 (ϕAU princ.) : ergo te F • animi] Auitus Casaubonus • disputationem Socr. 3 (126 O.) cft. Helm] dispositionem Fulvius et Jungermann, cf. Hammerstaedt ad loc. 2002, p. 280 disciplinae rationem Lennepius probante Bosscha dispositam rationem Koziol dispositionem aut dispunctionem i.e. «rationem redditam» dubitanter Helm cf. 87.10 • eum ϕ2 s.l. M1V1L3 ς princ. : cum F ϕAU • magiae maleficii] magiae maleficii Bosscha, sed cf. 9.5; 77.5 [magiae] maleficii del. Scriverius sed. cf. Cic. Rosc. 122; Plaut. Amphr. 882-3 • criminis] criminibus Bosscha • 4 quas quis locum desperatum putant edd. plerique ] quas quis uel ante accusare suppl. dubitanter Helm coll. Met. IX 13.1; Iuu. 6.286; Min. Fel. Oct. 10 quisquis Colvius quos quires Stewech quas uis (sc. litteras) Ellis quisquis Van der Vliet absque is Kronenberg coll. 55.8; Plat. II 23 (253 O) quorsus Purser quisquilias Krüger uel quas quis del. dubitanter Magnaldi • 6 Cart(h)agine L3 ς princ. Ald. Phil. : cart(h)aginem F ϕAU • praemisit F xϕ2 (pre s.l. add.) princ. : promisit F ϕAU • post amoris add. Iahn • 7 quam] quantum Helm coll. 69.8 quam Brakman seruatis ceteris • in omnibus minor uitae Lennepius coll. Socr. 15 (153 O.); cf. et ThLL s.u. «curriculum» IV 1506.73 sqq. in omnibus mineru(a) e F ϕAU princ. Ald. Phil. infaustis ominibus Mineruae Stewech in omnibus diuersum Casaubonus i. o. diuerse Gruterus i. o. impar Lipsius iniquum Mineruae uir doctus (Oud. p. 591) in omnibus Minerua Butler • uiro currat V5 ς princ. Ald. : uir occurrat F ϕAU Phil.

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Así que ¿te atreves tú, Emiliano a compararte con Avito? Al que él ha considerado un hombre de bien, alabando sin reservas en su carta la reivindicación de sus intenciones, ¿tú lo vas a perseguir acusándolo de delitos relacionados con la magia? ¿Es que vas a sentir tú que yo haya invadido la casa de Pudentila y haya arramblado con sus bienes más que lo sintió el propio Ponciano, que me ofreció sus excusas ante Avito, incluso sin que yo estuviera presente, por una contienda surgida durante unos pocos días y claramente por instigación vuestra, que me dio las gracias ante una personalidad tan importante? Imagina que yo hubiera leído lo que se había desarrollado ante Avito, no su carta. ¿De qué cargo o de qué carta podrías ni tú ni nadie acusarme en todo este asunto469? El mismo Ponciano reconocía que la donación que había recibido de su madre la había recibido gracias a mis buenos oficios, Ponciano se alegraba en lo más profundo de su corazón de que le hubiera tocado un padrastro como yo. ¡Ojalá hubiera regresado indemne de Cartago! O ya que el destino le tenía eso reservado, ojalá tú, Rufino, no hubieras estorbado la expresión de sus últimas voluntades. ¡Cómo hubiera mostrado el agradecimiento que me tenía ya en persona o al final en su testamento! Sin embargo, las cartas que me envió, ya fuera desde Cartago o cuando ya estaba en camino a casa, las que escribió todavía sano o ya enfermo, pero llenas de respeto, llenas de cariño, te ruego, Máximo, que des tu permiso para leerlas en un momento, para que se entere su hermano, que me acusa, de lo lejos que está él, que es menor en edad, de su hermano, de feliz memoria, en todos los aspectos de la vida. (Lectura de la carta de Ponciano).

469 La traducción procura reflejar el texto latino sin modificaciones, aunque este resulta enormemente inseguro, véase el aparato crítico.

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Audistine uocabula quae mihi Pontianus frater tuus tribuerat me parentem suum, me dominum, me magistrum | cum saepe alias tum in extremo tempore uitae uocans, postquam.... tuas quoque paris epistolas promerem, si uel exiguam moram tanti putarem. potius testamentum illud recens tui fratris quamquam inperfectum tamen proferri cuperem, in quo mei officiosissime et honestissime meminit. quod tamen testamentum Rufinus neque comparari neque perfici passus est pudore perditae hereditatis, quam paucorum mensium, quibus socer Pontiani fuit, magno quidem pretio noctium computarat. praeterea nescio quos Chaldaeos consuluerat, quo lucro filiam collocaret, qui, ut audio, utinam illud non uere respondissent primum eius maritum in paucis mensibus moriturum; cetera enim de hereditate, ut adsolent, ad consulentis uotum confinxerunt. uerum, ut dii uoluere, quasi caeca bestia in cassum hiauit. Pontianus enim filiam Rufini male compertam non modo heredem non reliquit, sed ne honesto quidem legato impertiuit, quippe qui ei ad ignominiam lintea

1 tribuerat] tribuebat Iahn • F 124v • tempore ϕAU princ. : tepore F • 1-2 postquam... promerem F ϕUV1L2 : lacunam post postquam statuit Helm, cf. 1904, pp. 5367 postquam... promere AL1L3 possem... promere V5 princ. Ald. Phil. Bosscha post quam... promerem Ellis post quae (sc. uocabula)... promerem Beyte post quirem... promere Hildebrand possem... promerem Krüger • 3 comparari] comparare Lipsius compleri Casaubonus • ante paucorum add. Helm, cf. 1904, p. 538 Frassinetti 1991, p. 1207 • 4 Chaldaeos] chalde˛os F ϕ princ. (caldeos AU) : chaldeus F x • 5 male] mali Casaubonus malae coll. 83.3 Watt 1994, p. 520 • compertam procul dubio F : comparatam Van der Vliet ac si in F legisset • reliquit F 2 (t in ras.) ϕx princ. : -quid F ϕA relinquit U

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¿Has oído los términos con los que se dirige a mí tu hermano y cómo me llama padre, señor, maestro en los últimos instantes de su vida, al igual que en otras muchas ocasiones anteriores? También sacaría a la luz cartas tuyas del mismo estilo si considerara que vale la pena dedicarles un mínimo de tiempo. Preferiría, más bien, traer aquí, por más que no estuviera completo, el último testamento de tu hermano, en el que me nombraba como corresponde a su deber hacia mí y al respeto que me tenía. Pero Rufino no ha consentido que se preparara o acabara este testamento, avergonzado por haber perdido la herencia que, por los pocos meses que fue suegro de Ponciano, él había calculado tomando como referencia el precio, ciertamente alto, que costaban las noches. Por lo demás, había consultado a no sé qué adivinos470 qué beneficio obtendría de la posición471 de su hija, y estos, por lo que tengo entendido y ojalá no hubieran acertado con sus respuestas, le dijeron que su primer marido iba a morir a los pocos meses, y en cuanto al resto de la herencia, tal como tienen por costumbre, se inventaron una respuesta acorde con los deseos del que les hacía la consulta. Sin embargo, tal fue la voluntad de los dioses, abrió sus fauces en vano, como una bestia ciega, porque Ponciano, desengañado de la hija de Rufino, no solo no la convirtió en su heredera, sino que ni siquiera le legó una parte digna, pues, en efecto, para humillarla,

470 En latín «caldeos»: no se alude con este nombre a procedencia geográfica, sino a simples astrólogos o videntes, a los que frecuentemente mencionan griegos, romanos y judíos, cf. Cicerón, Sobre la adivinación I 2; II 85; Tusculanas I 95; Juvenal 6.553-64 y Pease 1973, pp. 43-44. La creencia en la astrología estaba, en efecto, muy arraigada, cf. Rives 2011, pp. 681-685. Véase al respecto la divertida historia de Diófanes en Metamorfosis II 12.3-14.6; por otra parte, acomodar las respuestas a la expectativas de los clientes es lo que hacen también los sacerdotes de la diosa Siria en IX 8.1-9.1. En Floridas 15.17 aparecen los caldeos excepcionalmente como pueblo, no como adivinos embaucadores. 471 Juego con dos significados de collocare en latín: «invertir» (un capital), presente también en español, y «dar en matrimonio» (a una hija), cf. OLD s.v. 10b y 9a (Hunink 1997, II, p. 238).

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adscribi ducentorum fere denariorum iusserit, ut intellegeretur iratus potius aestimasse eam quam oblitus praeterisse. scribsit autem heredes tam hoc testamento quam priore quod lectum est matrem cum fratre, cui, ut uides, admodum puero eandem illam filiae suae machinam Rufinus admouet ac mulierem aliquam multo natu maiorem nuperrime uxorem fratris misero puero obicit et obsternit. At ille puellae meretricis blandimentis et lenonis patris illectamentis captus et possessus, exinde ut frater eius animam edidit, relicta matre ad patruum commigrauit, quo facilius remotis nobis coepta perficerentur; fauet enim Rufino Aemilianus et prouentum cupit. —ehem recte uos ammonetis: etiam suam spem bonus patruus tem-

6 aestimasse] aestimasse uel existimasse dubitanter Norden 1912, p. 144 n. 2 • 7 scribsit F : scripsit F 2ϕAU princ. • cui ut T ς princ. Ald. Phil. : cuius F ϕAU eius V1L3 • eandem Casaubonus : tandem F ϕAU princ. Ald. Phil. • aliquam ϕAUV1L1L3 : aliquem FL2 aliqui ς princ. Ald. Phil. 1 At ϕ2 in marg. L3V1 princ. : Ait F ϕAUL1L2 ac M1 • meretricis... lenonis] meretriciis... lenoniis Casabonus • 2 temperat F x (at s.l. add. et et induxit) ϕAU princ. : -ret F

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dispuso que le correspondieran unas piezas de lino472 de unos doscientos denarios, para que se entendiera bien la consideración que, lleno de ira hacia ella, le tenía y que no la pasaba por alto por olvido. Nombró herederos tanto de este testamento como del primero473, que se ha leído, a su madre y a su hermano, contra el que, como estás comprobando, Rufino hace maniobrar la misma máquina de asalto de su hija474, exponiendo y exhibiendo ante el pobre muchacho a una mujer mucho mayor que él y viuda recentísima de su propio hermano. Y él cayó prisionero y esclavo de los embelecos meretricios de la chica y las añagazas rufianescas del padre y, en cuanto su hermano exhaló su último suspiro, abandonó a su madre y se mudó a casa del tío, con el objeto de llevar a cabo su propósito con más facilidad así, sin que yo fuera testigo475. Y es que Emiliano apoya a Rufino y está deseando que tenga éxito en su empresa. (Se dirige a la audiencia) Sí, tenéis razón en lo que me advertís476: es también su propio interés lo que está atendiendo y favoreciendo el buen tío en este 472 Pricaeus (Price) 1635, p. 205, cita a san Isidoro, Etimologías XIX 25.5: amiculum est meretricum pallium lineum. Hunc apud ueteres matronae in adulterio deprehensae induebantur, ut in tali amiculo potius quam in stola polluerent pudicitiam = «El amículo es un manto de lino propio de meretrices. Este era el que, en la Antigüedad, vestían las mujeres casadas sorprendidas en flagrante adulterio, con el fin de que mancillaran su pudor con este vestido y no con la estola». En todo caso, el valor del legado, ochocientos sestercios, es sumamente pequeño. 473 El primer testamento, leído ante la sala probablemente a instancias de la acusación, era al parecer contrario a Apuleyo: en este segundo (96.2), que por lo visto quedó inconcluso (97.2-3), haría público su arrepentimiento por su conducta hacia su padrastro y la reconciliación de ambos. 474 Parecida a esta metáfora del asedio es Cicerón, En defensa de Celio 1. Apuleyo también emplea imágenes militares, por ejemplo, en 2.6 y Metamorfosis V 11.3, y no es el único caso en Cupido y Psique, cf. Panayotakis 1998. 475 Tras la muerte de su abuelo, Pudente pasó a la tutela de su hermano (68.6): es posible que, tras el fallecimiento de este e independientemente de su relación con Apuleyo, fuera a depender de su pariente varón más próximo, su tío Emiliano (Norden 1912, p. 134). 476 Los comentaristas observan el paralelo formal con Metamorfosis II 22.6. Sobre estas intervenciones externas en el desarrollo del discurso véase Cicerón, Contra Verres 2.4.3.5. Poco más adelante, en 99.5, volverá a referirse al desarrollo de los acontecimientos durante la vista.

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perat in isto ac fouet, qui sciat intestati pueri legitimum magis quam iustum heredem futurum. nollem hercule hoc a me profectum; non fuit meae moderationis tacitas omnium suspiciones palam abrumpere; male uos, qui suggessistis. plane quidem, si uerum uelis, multi mirantur, Aemiliane, tam repentinam circa puerum istum pietatem tuam, postquam frater eius Pontianus est mortuus, cum antea tam ignotus illi fueris ut saepe ne in occursu quidem filium fratris tui de facie agnosceres. at nunc adeo patientem te ei praebes itaque eum indulgentia corrumpis, adeo ei nulla re aduersare ut per haec suspicacioribus fidem facias. inuestem a nobis accepisti: uesticipem ilico reddidisti; cum a nobis regeretur, ad magistros itabat: ab iis nunc

ac post isto s.l. add. F 1 (isto ac ϕAU princ.) • 3 omnium] hominum Fulvius • suggessistis ϕAU princ. : suggesistis F • 4 uerum M1 Casaubonus coll. 12.6 : puerum F ϕAU princ. Ald. Phil. peruerum Hildebrand per uerum Purser purum Wiman 1927, p. 25 • Pontianus del. Krüger, sed. cf. Helm 1904, pp. 517 • 5 aduersare ϕx (i eras.) L2 : aduersarie F ϕAUL1 aduersaris ϕ2 (ris s.l.) M1V1L3 princ. • 6 itabat. ab iis recte dist. ς : it abatabiis F (s i redintegr.; idem ϕ prater -tabus) it abat abiis ϕx it ab atabiis A ab arabiis U it ab arabiis U 2 (it s.l. add.) ibat. At ab iis princ. Ald. Phil.

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asunto, como que es bien consciente de que se convertiría en el heredero legal del muchacho, aunque no el justo, si este no hace testamento477. No me hubiera gustado, por Hércules, que partiera esta idea de mí: no ha sido nunca propio de mi discreción natural hacer brotar en público las sospechas que calla todo el mundo; fuisteis vosotros los que actuasteis mal al sugerirla. Pero evidentemente, si quieres la verdad, Emiliano, a muchos les causa un gran asombro el repentino cariño que te entró por el chico tras la muerte de su hermano Ponciano, cuando antes le resultabas tan poco familiar que, muchas veces, al cruzártelo, ni siquiera reconocías la cara del hijo de tu hermano. En cambio ahora te ofreces a servirlo con tanta paciencia478 y lo estás malcriando con tanta indulgencia y sin llevarle la contraria en nada que, por este mismo comportamiento, le estás dando la razón a los más suspicaces. Te hemos entregado un niño: nos has devuelto de inmediato a un joven479. Cuando estaba bajo mi tutela, asistía regularmente a la escuela; ahora la rehúye y sale huyendo a toda prisa a las tabernas480. Un muchacho 477 Si Pudente muere sin hacer testamento y sin hijos, como tampoco tiene hermano, puesto que Ponciano ya ha muerto, su tío Emiliano, el mayor de sus parientes varones —mayor, en efecto, que su hermano Sicinio Claro, véase 68.3 y Butler - Owen 1914, p. 171—, sería el heredero legitimus, pues solo sería heres iustus si fuera en virtud de las últimas voluntades del sobrino cf. Ulpiano, Liber singularis regularum 26.1 y Norden 1912, pp. 150-151. Obviamente, hay un doble sentido, legal y moral, de la palabra «justo». 478 La palabra puede tener un sentido sexual parecido al español «pasivo» que parecen confirmar las alusiones posteriores (Hunink ad loc. 1997, II, p. 240; Adams 1982, pp. 189-190, y, por ejemplo, Petronio 87.7). 479 Juego de palabras, difícilmente traducible, entre inuestem y uesticipem, quizá tomando el origen de las palabras como en Paulo, Excerpta de Festo 506.1-2 Lindsay, que lo relaciona con «vestido», aludiendo a la toga viril. Pero véase Servio, Comentario a Virgilio Eneida VIII 659, que interpreta la raíz uest- como «barba» basándose en Lucrecio V 673. Los dos términos se repiten en Tertuliano, De anima 56.5. 480 Hay constantes alusiones a la entrega de Pudente al vicio unida a su abandono de los estudios, a diferencia de su hermano, más virtuoso y a la vez aplicado (ya en 96.7): esta idea de que la educación produce hombres justos y sabios, aparte de su relación con la ética socrática —quizá más que con el ideal del orador (94.6 y nota)—, está en consonancia con lo que se expresa en Metamorfosis X 2.1; Caritón de Afrodisias, Quéreas y Calírroe II 4.1; Ovidio, Cartas desde el Ponto II 9.47-8. La idea se repite en la

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magna fugela in ganeum fugit, amicos serios aspernatur, cum adulescentulis postremissumis inter scorta et pocula puer hoc aeui conuiuium agitat. ipse domi tuae rector, ipse familiae dominus, ipse magister conuiuio; in ludo quoque gladiatorio frequens uisitor nomina gladiatorum et pugnas et uulnera plane quidem ut puer honestus ab ipso lanista docetur; loquitur nunquam nisi Punice et si quid adhuc a matre graecissat; enim Latine loqui neque uult neque potest. audisti, Maxime, paulo ante, pro nefas, priuignum meum fratrem Pontiani diserti

postremissumis] postremissimis princ. Ald. Phil. postremis sumis F ϕA p. sumes U • 7 conuiuio F ϕAU Phil. (Helm 1904, p. 539) : in conuiuio ς princ. Ald. conuiuii Krüger conuiuiorum M1 • uisitor F ϕAU princ. : uisitator Helm (1904, p. 539) uisitur T ς • puer honestus F x (ordinem lineol. mut.) ϕ p. honeste A princ. p. iste honeste U (sed iste U 2 induxit) : honestus puer F • 8 enim latine F cf. Helm 1904, p. 572 : latine enim ϕAU princ. at enim l. Iahn • 9 paulo F 1 (u s.l. add.) ϕAU princ. : palo F

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de esa edad desprecia a los amigos formales y se entrega, junto a los jóvenes más depravados, a continuos banquetes entre prostitutas y borracheras. Él es el que dirige tu propia casa, es el amo de los esclavos, el que preside los banquetes. Visitante asiduo, además, de la escuela de gladiadores, aprende del mismísimo preparador los nombres de los gladiadores, sus técnicas de lucha y sus golpes, como corresponde, naturalmente, a un joven de buena familia481. No habla nunca más que la lengua púnica482 y, si acaso, reconoce algo de griego todavía por su madre, porque latín ni lo quiere ni lo puede hablar. Oíste hace poco, Máximo, a mi hijastro —¡qué indignidad!—, al hermano de un joven de magnífica oratoria como Ponciano, que, cuando

obra de Apuleyo: Floridas 17.4; Apología 28.9; Sobre Platón y su doctrina e.g. II 4, 6, 9, 20 [189, 228, 234-5, 247 O]; Metamorfosis I 23.3 y XI 15.1; IX 35.2, cf. GCA 1995, p. 293; GCA 2000, pp. 61-62; Hijmans 1987, pp. 462 y 466. 481 Diversión enormemente popular, las peleas de gladiadores no siempre se consideraban, sin embargo, de buen tono, y mostrar una afición desmedida a estas y conocer los pormenores de las luchas no eran en general inclinaciones admisibles; véase, por ejemplo, cómo se veía al emperador Claudio en Suetonio, Claudio 34. En cualquier caso, había diferencias notables en su valoración entre los paganos (Coleman 2006, pp. 233-234) y los cristianos, que generalmente las rechazaban, cf. Lim 2012. Los gladiadores, esclavos muchas veces y, si no, asimilados a estos (Wiedemann 1995, pp. 102-127), no tenían apenas derechos y también eran pésimamente considerados, incluso desde el punto de vista legal, sus dueños, empresarios y preparadores, los lanistas. El norte de África, fértil, próspero y fuertemente romanizado, al menos en las cercanías de la costa, ofrecía numerosas oportunidades de contemplar estos y otros espectáculos del estilo (Pastor Muñoz 2010) y contaba con una densa red de anfiteatros, cf. Bomgardner 2001, pp. 121-196. 482 Además de estas palabras —ante las que, por cierto, es difícil no acordarse de Livio XXI 4.9—, hay numerosos testimonios de que el púnico, más de trescientos años después de la destrucción de Cartago, seguía siendo una lengua ampliamente difundida en el norte de África, cf. e.g. Adams 2004, pp. 200-245 y Wilson 2012. Y continuaría así durante mucho tiempo: además de la epigrafía, se sabe que era la lengua materna de Septimio Severo (146-211 d. C.), nacido en Lepcis Magna, en la actual Libia. Su hermana, para sonrojo del emperador, apenas podía hablar latín (Elio Esparciano, Septimio Severo 15.7 en Historia Augusta). Lo mismo se puede decir de san Agustín (354-430 d. C.), natural de Tagaste, hoy en Argelia, véase Confesiones I 14.23; Cartas 66.2; 108.14, 209.3, cf. Butler - Owen 1914, p. 173; Griffiths 1975, pp. 60-61. El griego, como se puede apreciar —también en 82.2—, gozaba de un enorme prestigio en la educación y la cultura, incluso hay inscripciones de la zona que lo emplean (Wilson 2012, pp. 302-303).

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iuuenis uix singulas syllabas fringultientem, cum ab eo quaereres donassetne illis mater quae ego dicebam me adnitente donata. Testor igitur te, Claudi Maxime, uosque, qui in consilio estis, uosque etiam, qui tribunal mecum adsistitis, haec damna et dedecora morum eius patruo huic et candidato illo socero adsignanda, meque posthac boni consulturum, quod talis priuignus curae meae iugum ceruice excusserit, neque postea pro eo matri eius supplicaturum. nam quod paenissime oblitus sum, nuperrime cum testamentum Pudentilla post mortem Pontiani filii sui in mala ualetudine scriberet, diu sum aduersus illam renisus, ne hunc ob tot insignis contumelias, ob tot iniurias | exheredaret; elogium grauissimum iam totum medius fidius perscriptum ut aboleret impensis precibus oraui; postremo, ni impetrarem, diuersurum me ab ea comminatus sum: mihi hanc ueniam tribueret, malum filium beneficio uinceret, me inuidia omni liberaret. nec prius destiti quam ita fecit. doleo me huncce scrupulum Aemiliano dempsisse, tam inopinatam rem ei indicasse. specta, quaeso, Maxime, ut hisce auditis subito obstipuerit, ut oculos ad terram demiserit; enim longe sequius ratus fuerat, nec inmerito: mulierem filii contumeliis

syllabas ς princ. : silla- F ϕAU • donassetne ϕAU (-et ne) princ. : donasetne F 1 post etiam signum distinct. eras. F x • 2 quod F xAU princ. : quid F (quide ϕ) • 3 Pudentilla] -tilla F x (ut mihi quidem uid.; a mutat. in e˛ putat Helm) ϕ2 (man recentiss. la s.l. scr.) princ. : -tille˛ F (-tille ϕAU) • scriberet ϕV1L3D : scribseret F et ut uid. ϕ2 (s s.l. scr.) scripserit AUTM1V5 ς princ. Ald. Phil. scripsit L1V2 Salmasius -pserat L2 • F 125r • exheredaret ϕAU (sed daret in ras. U 2) princ. et ut uid. F 1 : ex*re*aret F • 4 iam totum] iam tum Scaliger • oraui ϕx (t punct. del.) AUM1L1L3 princ. : orauit F ϕ • uinceret] in ras. F • 5 huncce] hunc ce ϕ x : h. se F ϕAU h. sic princ. Ald. h. sce Phil. • rem ei Bosscha : semet F ϕ (d in marg. ϕ2) AU Phil. semitam V5 ς princ. Ald. sententiam uir doctus (Oud. p. 596) spem ei Hildebrand (spem iam T) • 6 ratus ϕxAU princ. : ratis F ϕ

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APOLOGÍA

le preguntaste si le había hecho donación la madre de lo que yo aseguraba que le había donado a instancias mías483, apenas era capaz de tartamudear algunas sílabas aisladas. Por todo esto, te pongo por testigo a ti, Claudio Máximo y a vosotros, que le prestáis vuestro consejo, y también a vosotros, que me asistís ante este tribunal484, de que todas las conductas perjudiciales y deshonrosas del muchacho se han de atribuir a su tío y al que es candidato a ser su suegro: yo, a partir de este momento, daré por bueno que tal hijastro haya sacudido de su cuello el yugo de mi tutela y en adelante no voy a interceder a favor de él ante su madre. Porque, además, hay algo que he estado casi a punto de olvidar: recientemente, cuando Pudentila, enferma, estaba redactando su testamento después de la muerte de su hijo Ponciano, estuve durante largo tiempo tratando de convencerla de que, a pesar de tantas injurias manifiestas, a pesar de tantos agravios, no lo desheredara485. Estuve rogándole con incesantes súplicas que eliminara una cláusula severísima que, pongo a los dioses por testigos, tenía ya completamente escrita; al final, la amenacé con divorciarme de ella si no lo conseguía, diciéndole que me otorgara esta gracia, que quedara por encima de aquel hijo malvado pagándole con un beneficio, que me liberara de cualquier tipo de resentimiento. Y no cejé en mi empeño hasta que lo hizo. Siento mucho haberle evitado a Emiliano este motivo de preocupación y haberle revelado un dato tan inesperado. Mira, por favor, Máximo, cómo se ha quedado paralizado de repente al oír esto, cómo ha clavado los ojos en el suelo486. Y es que esperaba algo completamente diferente, y no sin razón: él sabía que la madre estaba dolida 483

Cf. 93.6. Como Quinciano, según se dice en 58.4. Un padre podía, efectivamente, desheredar a un hijo, pero no sin una causa muy grave, por lo que raramente se daba esta situación, cf. e.g. Séneca, De clementia I 14.1, Marcial IV 70 y Moreno Soldevila 2006 ad loc., p. 471. 486 Otra observación sobre la evolución de la vista que pretende al mismo tiempo poner de relieve los apuros de los acusadores, evidenciando las muestras externas de vergüenza —véanse las notas a 40.7; 69.7; también a 98.2—, y buscar la complicidad de juez y público. 484 485

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infectam, meis officiis deuinctam sciebat. de me quoque fuit quod timeret: quiuis uel aeque ut ego spernens hereditatis tamen uindicari de tam inofficioso priuigno non recusasset. haec praecipue sollicitudo eos ad accusationem mei stimulauit: hereditatem omnem mihi relictam falso ex sua auaritia coniectauere. soluo uos in praeteritum isto metu. namque animum meum neque hereditatis neque ultionis occasio potuit loco demouere. pugnaui cum irata matre pro priuigno malo uitricus ueluti pater pro optimo filio aduersus nouercam, nec satis fuit, ni bonae uxoris prolixam liberalitatem circa me nimio plus aequo coercerem. Cedo tu testamentum iam inimico filio a matre factum me, quem isti praedonem dicunt, uerba singula cum precibus praeeunte. rumpi tabulas istas iube, Maxime: inuenies filium heredem, mihi uero tenue nescio quid honoris gratia legatum, ne si quid ei humanitus attigisset, nomen maritus in uxoris tabulis non haberem. cape istut matris tuae testamentum, uere hoc quidem inofficiosum; quidni? in quo obsequentissimum maritum exheredauit, inimicissimum filium scribsit heredem, immo enimuero non filium, sed Aemiliani spes et Rufini nuptias, et

infectam] infestam Casaubonus • quiuis] quis Krüger quis enim ς princ. quis uis Phil. • 8 plus aequo] del. tamquam gloss. Scriverius 1 quem ϕAU princ.] que˛m F • praeeunte ς princ. : praeeuntem F ϕAU • 2 ei] eam Elmenhorst, sed cf. ThLL s.u. «attingo» II 1156.56-60 • attigisset] obtigisset Burmann accidisset uel contigisset Casaubonus • tabulis] s ex n corr. F 1 • 3 istut] istud M1 Casaubonus : ista ut F ϕAU princ. Ald. Phil. • quidni? ϕ2 in marg. V1L3 ς princ. : quini F ϕAU • 4 et] set Purser

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APOLOGÍA

por las injurias del hijo y que se sentía debida a mis servicios. También tenía que temer algo por mi parte: cualquier persona, incluso alguien que, como yo, desprecie completamente las herencias, no hubiera renunciado a vengarse de un hijastro que ha ignorado de tal forma sus deberes. Fue sobre todo esta inquietud lo que los movió a presentar esta acusación contra mí: según su propia codicia, calcularon equivocadamente que me iba a corresponder toda la herencia. Os voy a librar de este temor con respecto a los últimos hechos, puesto que a mi espíritu no lo ha podido alterar nunca la oportunidad de una herencia o de una venganza. Yo, el padrastro, discutí con una madre llena de ira a favor de un mal hijo, como hubiera hecho un padre con una madrastra a favor de un hijo excelente487. Y no hubiera tenido bastante con todo esto si no hubiera limitado, mucho más de lo que era justo, la magnánima generosidad de la que me hacía objeto mi buena esposa. Alcánzame tú ya ese testamento488, hecho por una madre contra un hijo hostil mientras yo, una persona a la que estos llaman pirata489, le iba dictando cada palabra acompañada de continuas súplicas. Manda que rompan los sellos de las tablillas, Máximo: encontrarás que ha designado heredero al hijo, mientras que a mí, por guardar un mínimo de decoro, me ha correspondido un pequeño legado, para que, si le sucediera algo a ella, tuviera yo, su marido, al menos una mención en el testamento de mi esposa. Toma el testamento de tu madre, que falta, desde luego, a los más elementales deberes. ¿Cómo no?, si deja fuera de la herencia al más servicial de los maridos y nombra heredero al hijo más hostil. Mejor dicho, no se trata del hijo, sino de las ambiciones de Emiliano y de la boda que 487 La madrastra entre los antiguos, al igual que en sociedades más modernas, era un personaje siempre sospechoso y tenía pésima fama (cf. Watson 1995, passim) tanto en la literatura (ibídem pp. 92-134) como en la realidad (ibídem, pp. 135-175); los juicios sobre los padrastros, en general, eran más benévolos; de todas formas, ténganse en cuenta los esfuerzos continuos de Apuleyo por reivindicar su actuación con sus hijastros, véase infra 99.3-5 y Watson 1995, p. 156 y n. 89. 488 Orden al servidor del tribunal. 489 Término usado, al parecer, por la acusación y que ya ha aparecido en 93.2: obsérvese además praedonem… precibus praeeunte (Hunink 1997, II, pp. 228 y 243).

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temulentum illud collegium, parasitos tuos. accipe, inquam, filiorum optime, et positis paulisper epistulis amatoriis matris lege potius testamentum: si quid quasi insana scripsit, hic reperies et quidem mox a principio: ‘Sicinius Pudens filius meus mihi heres esto’. fateor, qui 6 hoc legerit insanum putabit. hicine filius heres, qui te in ipso fratris sui funere aduocata perditissimorum iuuenum manu uoluit excludere e domo quam ipsa donaueras, qui te sibi a fratre coheredem relictam 7 grauiter et acerbe tulit, qui confestim te cum tuo luctu et maerore 8 deseruit et ad Rufinum et Aemilianum de sinu tuo aufugit, qui tibi plurimas postea contumelias dixit coram et adiuuante patruo fecit, qui nomen tuum pro tribunalibus uentilauit, qui pudorem tuum tuismet 9 litteris conatus est publice dedecorare, qui maritum tuum, quem elegeras, quem, ut ipse obiciebat, efflictim amabas, capitis accusauit? 10 aperi, quaeso, bone puer, aperi testamentum: facilius insaniam matris sic probabis. Quid abnuis, quid recusas, postquam sollicitudinem de hereditate 101 materna reppulisti? At ego hasce tabulas, Maxime, hic ibidem pro pedibus tuis abicio testorque me deinceps incuriosius habiturum quid Pudentilla testa2 mento suo scribat. ipse iam, ut libet, matrem suam de cetero exoret: 5

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5 insana] insania Scaliger • hoc F 2 (c s.l. add.) ϕAU princ. : ho F • insanum] -nam ϕ2 in marg. et Casaubonus • 6 relictam M1 ς : relictum F ϕAU princ. • 8 tibi M1 Stewech : ibi F ϕAU princ. • plurimas F 1 (a ex o ut uid. corr. et a alt. s.l. scr.) ϕAU princ. : -mos F • 9 maritum] m add. fort. F 2 • amabas F1ϕAUL2 : -bat FL2 2 1 abicio ϕx : adicio FAUL1 princ. (adii-) et ut uid. ϕ def. Piccioni 2012, p. 449 coll. Met. X 2.3

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APOLOGÍA

ha maquinado Rufino y de toda esa cofradía de borrachos que son tus parásitos490. Tenlo, te digo, hijo ejemplar. Deja por un momento las cartas de amor de tu madre y lee mejor el testamento. Si ha escrito alguna vez algo propio de una loca lo vas a descubrir aquí y además nada más empezar:

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Sea mi heredero mi hijo Sicinio Pudente491. Reconozco que cualquiera que lea esto pensará que es una locura. ¿Heredero este hijo, que en el mismísimo entierro de su hermano y con una cuadrilla de jóvenes de la peor especie que había convocado quiso impedirte el paso a la casa que tú misma le habías donado? ¿Que se sintió ultrajado e indignado porque su hermano te hubiera dejado coheredera junto a él? ¿Que te abandonó inmediatamente con tu luto y tu pena para huir de tu regazo a juntarse con Rufino y Emiliano? ¿Que te hizo después tantísimas ofensas de palabra a la cara y con la ayuda de su tío también de obra, que aireó tu nombre en los tribunales, que intentó mancillar tu honra en público con tus propias cartas, que ha acusado de un crimen capital al marido que habías elegido y al que, como él mismo te reprochaba, amabas apasionadamente? Ábrelo, joven honrado, abre el testamento: así podrás probar sin dificultad la locura de tu madre. ¿Por qué te niegas, por qué te resistes492 si ya te has visto libre de toda preocupación por lo que respecta a la herencia de tu madre? En cuanto a mí, Máximo, arrojo a tus pies aquí mismo estas tablillas y declaro que en adelante no me voy a ocupar lo más mínimo de lo que Pudentila escriba en su testamento. Que sea él en persona, como mejor le parezca, quien consiga de su madre el resto: a mí no

490 Personaje típico sobre todo de la comedia (cf. e.g. Plauto, Bacchides 573, y Cicerón, De amicitia 98), que vive y come de adular y servir a otros; en este caso véase 75.1 y nota. 491 La fórmula normal en este tipo de documentos, cf. e.g. Digesto 28.5.1.3 (Ulpiano 1 Ad Sabinum). 492 Cf. 46.4-5 y nota.

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mihi, ut ultra pro eo deprecer, locum non reliquit. ipse iam, ut sui potens ac uir, acerbissimas litteras matri dictet, iram eius deleniat; qui potuit perorare poterit exorare. mihi iam dudum satis est, si non modo crimina obiecta plenissime dilui, uerum etiam radicem iudicii huius, id est hereditatis quaesitae inuidiam, funditus sustuli. Illud etiam, ne quid omnium praeteream, priusquam peroro, falso obiectum reuincam. dixistis me magna pecunia mulieris pulcherrimum praedium meo nomine emisse. dico exiguum herediolum | LX milibus nummum, id quoque non me, sed Pudentillam suo nomine emisse, Pudentillae nomen in tabulis esse, Pudentillae nomine pro eo agello tributum dependi. praesens est quaestor publicus, cui depensum est, Coruinius Celer uir ornatus; adest etiam tutor auctor mulieris uir grauissimus et sanctissimus omni cum honore mihi nominandus Cas-

2 reliquit ϕV1L3 princ. : reliquid FA -linquit U • post ut suppl. Helm coll. 70.4; 89.5, sed cf. Hunink ad loc. 1997, II p. 244 • uir] qui Casaubonus • acerbissimas] acceptissimas dubitanter Bosscha amantissimas Hildebrand • matri dictet] matris deleat Floridus matri dictet Krüger m. diluat Watt 1994, p. 520 • 4 ne quid AUL2 ] nequid ϕV1L1L3 : c nequid F c n. q. Chodaczek • praeteream AU (p. eam) M1 ς princ. (praeter|eam L1) : praeter eum F ϕ • magna AM1L1V2T ς Scioppius : magia F ϕUV1L2 L3 magia de princ. Ald. Phil. • 5 F 125v • post nummum add. Van der Vliet • me] meo Acidalius • 6 publicus F 1ϕxAU princ. : pupli- F ϕ • Coruinius F ϕ : -uinus UM1L3V5 TD ς princ. coruius AL1 • uir ornatus F xϕAU princ. : uiror natus F • tutor F sed u in ras. F 1; tu in marg. add. F x (tutor AU princ.) : tututor ϕ tamquam gloss. fort. delend. putauit Bosscha • auctor] del. Scipio Gentilis prob. Piccioni 2012, pp. 452-453

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APOLOGÍA

me ha dejado lugar para seguir rogando por sus intereses. Que sea él, que ya es dueño de sí mismo y un hombre adulto, quien dicte cartas atroces para su madre493 y procure después refrenar su cólera. Quien es capaz de alegar debe ser capaz de doblegar494. Para mí en este momento sería suficiente si no solo he desmantelado todos los cargos que se me han lanzado, sino si también he arrancado de raíz el motivo de este juicio, que no es más que los recelos provocados por creer que buscaba la herencia. Para no pasar nada por alto y antes de los alegatos finales, voy a refutar igualmente una última acusación que me han lanzado falsamente. Habéis dicho que, con una gran suma de dinero de mi mujer, había comprado a mi nombre una finca magnífica. Respondo que fue una heredad minúscula que costó sesenta mil sestercios495 y que además fue Pudentila y no yo quien la compró y puso a su nombre. En el contrato figura el nombre de Pudentila, es a nombre de Pudentila al que están los impuestos que se pagan por ese pequeño campo. Se halla presente el cuestor al que se le pagan, el honorable Corvinio Céler496. También se encuentra aquí el tutor y supervisor de Pudentila, hombre de la máxima dignidad e integridad al que nombro con mis respetos, Casio Longino497. Pregúntale, Máximo, qué compra ha super493

Cf. 86.4. En latín perorare y exorare, es decir, «terminar un discurso» y «persuadir» respectivamente, i. e. si es capaz de presentar una acusación, podrá convencer a su madre. 495 En efecto, no parece una cantidad importante para la fortuna de Pudentila (71.6), especialmente si se la compara con la sportula pagada al pueblo (88.1). 496 El magistrado local encargado de recaudar impuestos. En el siguiente párrafo se le llama «Clemente»: como no se sabe nada más del personaje, es imposible saber cómo era realmente el nombre. Butler - Owen 1914, p. 175, lo relacionan con un tal Lucio Corvino que aparece en una inscripción de Aquae Thibilitanae (Numidia; actualmente Hammam Meskoutine, Argelia), cf. CIL VIII 5501. 497 Su nombre coincide con un duunviro, posiblemente pariente, en Lepcis Magna (Guey 1954, p. 116). Si una mujer se casaba sine manu, como era lo normal, y no dependía ya del paterfamilias, su padre, por fallecimiento de este, debía tener un tutor para salvaguardar sus intereses en ciertas ocasiones (véanse los testimonios reunidos por Grubbs 2002, pp. 23-46), aunque en esta época y más aún en el caso de una señora independiente que administra autónomamente su propio patrimonio (87.7) debía de tratarse de una pura formalidad, cf. Norden 1912, pp. 137-138; Treggiari 1991, p. 32. 494

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sius Longinus. quaere, Maxime, cuius emptionis auctor fuerit, quantulo pretio mulier locuples agellum suum praestinarit.— qR ] [Testimonium Cassi Longini tutoris et Coruini Clementis ~ Estne ita ut dixi? uspiam in hac emptione nomen meum ascriptum est? num ipsum heredioli pretium inuidiosum est, num uel hoc saltem in me collatum? Quid etiam est, Aemiliane, quod non te iudice refutauerim? quod pretium magiae meae repperisti? cur ergo Pudentillae animum ueneficiis flecterem? quod ut ex ea commodum caperem? uti dotem mihi modicam potius quam amplam diceret? o praeclara carmina. an ut eam dotem filiis suis magis restipularetur quam penes me sineret? quid addi ad hanc magiam potest? an uti rem familiarem suam meo adhortatu pleramque filiis condonasset, quae nihil illis ante me maritum fuerat largita, mihi quicquam impertiret? o graue ueneficium dicam an ingratum beneficium. an ut testamento, quod irata filio scribebat, filium potius, cui offensa erat, quam me, cui

qR ] uerba interpolata 7 [Testimonium Cassi Longini tutoris et Coruini Clementis ~ qR ] F ] interpret. quaestoris iudicauit Acidalius; pro Clementis scr. Celeris Schottus • ~ Salmasius quod recitatum est V5 princ. Ald. Scipio Gentilis quid responderit M1 quid responsum Schottus quaestoris responsum Hildebrand quod requiritur Van der Vliet 1 quod (ante non)] quid in quod ut uid. corr. F (quod ϕAU princ.) • ergo] ego TM1V1V5 ς princ. • amplam F ϕAU princ. : ampla F x • 3 adhortatu F xϕAU princ. : adhortatum F • condonasset] condonaret Pricaeus cum donasset dubitanter Bosscha • mihi Pricaeus : mihi Floridus mihi fort. retinendum coll. 100.2 (Helm), cf. et Hunink ad loc. 1997, II p. 247 • quicquam] quisquilium dubitanter Hildebrand 1842, II pp. 633, cf. 34.7 • graue] gratum Kronenberg coll. Laber. incert. fab. fr. VII Ribbeck S.R.P. II 3 p. 362 • ueneficium] ueneficium! Watt coll. Cic. Cael. 71, cf. 17.4 et Helm praef. ad Fl. p. XXIV • 4 me cui M1V5 ς princ. : mecum F ϕAU

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APOLOGÍA

visado, por qué módico precio ha adquirido esta mujer adinerada su pequeño campo. [Testimonios del tutor Casio Longino y del cuestor Corvinio Clemente.] ¿Es como he dicho? ¿Aparece por algún lado mi nombre en esta compra? ¿Es digno de envidia el precio de la finquita? ¿O por lo menos se ha hecho pasar a mi poder siquiera esto? ¿Qué más hay, Emiliano, que según tú no te haya podido rebatir498? ¿Has averiguado qué beneficio he obtenido por ejercer la magia? Entonces, ¿por qué iba a adueñarme de la voluntad de Pudentila por medio de hechizos? ¿Qué provecho iba a obtener de ella? ¿Que me otorgara una dote más bien modesta y no una generosa499? ¡Qué conjuro más prodigioso! ¿O quizá que estipulara que la dote revirtiese a sus hijos y no quedara en mi poder500? ¿Qué más se le puede pedir a estos poderes mágicos? ¿O a lo mejor que, por consejo mío, cediera la mayor parte de su patrimonio a sus hijos501, cuando antes de que yo me convirtiera en su marido no les había hecho entrega de ninguna donación, y a mí no me diera nada? ¡Qué poderoso maleficio! ¿O debería decir ingrato beneficio502? ¿O quizá mi intención fue que en el testamento que redactaba irritada contra su hijo designara como

498 Comienza con esta serie de preguntas directas al acusador la peroración (DRAE s.v. 2), que resume y remata el discurso procurando ante todo mover el ánimo del público. No faltan en la sección la ridiculización de los argumentos del contrario (102.14), las últimas menciones de la calidad del procónsul (102.5; 103.5), los argumentos que rebaten todos los cargos (102.8), la interpelación directa a los enemigos (102.9), la invectiva contra Pudente (103.1), el resumen de todas las razones de la defensa (103.23) y el final con las últimas notas de la personalidad de Apuleyo como filósofo (103.4). 499 Cf. 91.7-92.4. 500 Cf. 91.8. 501 Cf. 93.3-6. 502 Mayor parecido hay en latín entre graue ueneficium e ingratum beneficium, una expresión quizá tomada de Laberio, mimógrafo de la primera mitad del siglo I a. C., cf. Frontón, Cartas 15.8 (Van den Hout 1999, pp. 39-40) y Panayotakis 2010, p. 407.

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deuincta, heredem relinqueret? hoc quidem multis cantaminibus difficile impetraui. putate uos causam non apud Claudium Maximum agere uirum aequum et iustitiae pertinacem, sed alium aliquem prauum et saeuum iudicem substituite, accusationum fautorem cupidum condemnandi: date ei quod sequatur, ministrate uel tantulam uerisimilem occasionem secundum uos pronuntiandi; saltim fingite aliquid, eminiscimini quod respondeatis, qui uos ita rogarit. et quoniam omnem conatum necesse est quaepiam causa praecedat, respondete qui Apuleium dicitis animum Pudentillae magicis illectamentis adortum quid ex ea petierit, cur fecerit. formam eius uoluerat? negatis. diuitias saltim concupierat? negant tabulae dotis, negant tabulae donationis, negant tabulae testamenti, in quibus non modo non cupide appetisse, uerum etiam dure reppulisse liberalitatem suae uxoris ostenditur. quae igitur alia causa est? quid ommutuistis? quid tacetis? ubi illud libelli uestri atrox principium nomine priuigni mei formatum: ‘hunc ego, domine Maxime, reum apud te facere institui’. Quin igitur addis; ‘reum magistrum, reum uitricum, reum deprecatorem’. sed quid deinde? ‘plurimorum maleficiorum et manifestissimorum’. cedo unum de plurimis, cedo dubium uel saltem obscurum

5 Claudium] cl. F ϕA • substituite F 1 (b s.l. add.) ϕU princ. : susti- FA • condemnandi ϕ princ. : -dempnandi FAU • 6 qui uos ita rogarit] qui u. interrogarit dubitanter Van der Vliet • 7 necesse F 1ϕAU princ. : neke- F • adortum ϕx (h punct. del.) L3 princ. ς : adhortum F ϕAU • 8 reppulisse ex repull- corr. F 1 • ostenditur ϕAU princ. : hos- F • 9 formatum ϕAU princ. et fort. F 2 lin. ex for- ad -matum duct. : formormatum F

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APOLOGÍA

heredero a este hijo503 con el que estaba tan ofendida y no a mí, a quien estaba tan debida? Claro está que he conseguido algo tan difícil a fuerza de innumerables encantamientos. Imaginad que no se está celebrando esta causa ante un hombre recto y exigente con la justicia como Claudio Máximo y sustituidlo por algún otro juez malvado e inmisericorde, amante de las denuncias, ansioso por condenar. Dadle algún indicio, proporcionadle la ocasión, por muy poco verosímil que sea, de pronunciarse según vuestros deseos: inventaos por lo menos algo, planead qué le responderíais cuando os interrogara. Y puesto que es imprescindible que a toda acción le preceda un motivo, respondedle vosotros, que decís que Apuleyo se ha apoderado de la voluntad de Pudentila por medio de mágicos ensalmos, qué pretendía de ella para obrar así. ¿Quería su belleza? Lo negáis vosotros504. ¿Codiciaba por lo menos sus bienes? Lo niegan las cláusulas que estipulan la dote505, lo niegan las cláusulas de la donación506, lo niegan las cláusulas del testamento507, documentos en los que aparece claramente que no solo no estaba ansioso por apoderarse de ellos, sino que había rechazado firmemente las muestras de generosidad de su esposa. Pues ¿qué otra causa puede haber? ¿Por qué os habéis quedado callados? ¿Por qué guardáis silencio508? ¿Dónde queda el terrible principio de aquel escrito de denuncia vuestro que dispusisteis en nombre de mi hijastro y en el que se lee «Este es el hombre al que he resuelto yo acusar ante ti, Máximo»509? ¿Por qué no añades «acusar a mi maestro», «acusar a mi padrastro», «acusar a mi defensor»? ¿Y qué sigue?: «de haber realizado innumerables y flagrantes maleficios» Muéstrame uno solo de tantos, muéstrame alguno de esos hechos flagrantes, aunque no esté del todo claro, por lo menos uno oculto. 503 504 505 506 507 508 509

Cf. Cf. Cf. Cf. Cf. Cf. Cf.

99.3-5 y 100.1-5. 91.5, aunque corroboran esta observación 73.4 y 92.5. 91.6-92.2. 93.3-6: en 94.2 se atestigua que la donación adquiere forma legal. 100.1-5. e.g. 46.3-5; 69.7 y notas. 2.6.

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de manifestissimis. ceterum ad haec, quae obiecistis, numera an binis uerbis respondeam. ‘dentes splendidas’; ignosce munditiis. ‘specula inspicis’; debet philosophus. ‘uersus facis’; licet fieri. ‘pisces exploras’: Aristoteles docet. ‘lignum consecras’; Plato suadet. ‘uxorem ducis’; leges iubent. ‘prior natu’st’; solet fieri. ‘lucrum sectatu’s’; dotalis accipe, donationem recordare, testamentum lege. quae si omnia affatim retudi, si calumnias omnes refutaui, si me in omnibus non modo criminibus, uerum etiam maledictis procul a culpa [philosophiae] tutus sum, si philosophiae honorem, qui mihi salute mea antiquior est, nusquam minui, immo contra ubique si cum septem pennis eum tenui: si haec

2 splendidas princ. Lipsius : splendidos ϕU Ald. Phil. spendidos F splendicas Van der Vliet splenditos A • 3 natu’st Butler - Owen : natu is est F ϕAU princ. Ald. Phil. nata’st Purser natu ista est dubitanter Hildebrand natu ea est Colvius natu haec est M1 natu [is] est Novák • sectatu’s Purser : sectatus es F • dotalis] dotalis Van der Vliet coll. 102.8 dotis tabulam Stewech dotale Casaubonus • 4 affatim F 1ϕAU princ. : ad- F • [philosophiae] del. Bosscha magiae Acidalius philosophi Fulvius philosophiam omisso me ante in omnibus Casaubonus • tutus] tuitus Bosscha • si (ante cum)] quasi Purser • septem pennis] cf. Lucil. 122 Marx (III 11 Charpin)

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APOLOGÍA

Por último, os voy a contestar a todos los cargos de los que me habéis acusado con no más de dos palabras510: cuéntalas. «Le sacas brillo a los dientes»: excusa la limpieza. «Te miras en un espejo»: deber de filósofo. «Compones versos»: es lícito. «Estudias a los peces»: lo enseña Aristóteles. «Consagras una pieza de madera»: lo aconseja Platón. «Te casas»: lo mandan las leyes. «Es mayor»: suele pasar. «Has buscado tu provecho»: toma las cláusulas de la dote, recuerda la donación, lee el testamento. Si he refutado todo convenientemente511, si he rebatido las calumnias, si he quedado libre de toda culpa no solo por lo que respecta a estos cargos, sino también con respecto a vuestra maledicencia, si no le he acarreado daño alguno al honor de la filosofía, que para mí es más importante que mi propia vida, sino que, más bien al contrario, lo he defendido en todo momento con siete plumas512: si todo esto

510 En efecto, en un brillante ejercicio de retórica, Apuleyo es capaz de concentrar todo el juicio y el discurso en una serie de dos palabras para los cargos unida a otra de otro par de términos en defensa propia. Las raíces de esta técnica están sin duda en la oratoria ciceroniana, en la que se llega a recomendar incluso estos ataques con dos o tres palabras (El orador 226), cf. e.g. En defensa de Sexto Roscio de Ameria 54, 92-4 (Bernhard 1927, p. 314; con cita, además, de En defensa de Quincio 71). Apuleyo emplea esta misma forma en El dios de Sócrates 23 (175 O). Hay incluso otros textos aproximadamente de la misma época que tienen características muy parecidas, cf. Martos 2014a, 142-4. Naturalmente, no reflejan todos los cargos, y las respuestas, lo mismo que las citas —Aristóteles y Platón—, están buscadas por su previsible efecto ante el auditorio. Así, se menciona el tema del dentífrico (6-8), el espejo (13.5-16.12), los poemas amorosos (9.1-13.4), los peces (29-41), la estatuilla (61-65), el matrimonio (66-73), la edad de la esposa (89) o el supuesto beneficio (91.5-92.3, 93, 99-100) para acabar citando los mismos documentos que en 102.8, pero se pasan por alto, por ejemplo, episodios como el número de esclavos (17-23), la epilepsia (42-52), el envoltorio (53-56) o los sacrificios nocturnos (57-60). 511 Un final parecido con una serie de condicionales en Cicerón, De domo sua 147 (Harrison 2000, p. 86, n. 115). 512 Es decir, airosamente, con éxito. La expresión aparece en Lucilio (versos 121122 Marx; III 11 Charpin) y alude a la lucha de gladiadores en la que el pinnirapus debe salvar las plumas de su casco del samnita. Véanse Juvenal, Sátiras 3.15; Varrón, La lengua latina V 142. El discurso, por otra parte, acaba como empezó, con una composición anular, proclamando que el principal interés del acusado es la defensa de la filosofía, cf. 3.5.

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ut dico ita sunt, possum securus existimationem tuam reuereri quam potestatem uereri, quod minus graue et uerendum mihi arbitror a proconsule damnari quam si a tam bono tamque emendato uiro improber. Dixi.

5 securus] securius U 2 in marg. M1V5 ς princ. Ald. Phil. • reuereri... uereri] cf. Fl. 9.36 • a proconsule ϕ2 (a s.l.; proconsule in marg.) princ. : ac procos F ϕ a procos A a procõs U (in a -cõsi corr. U 2) • improber ϕAU princ. et fort. F 2 : improbe* F improbarer Salmasius Subscriptio: APVLEI PLATONICI MADAVREN|SIS · PROSÆ · DE MAGIA LIB · II · Expł. | Ego. salustius emendaui rome felix (125v-126r) F Apvlei plA|TONICI MADAVREN|SIS PROSÆ | DE MAGIA LIB · II · EXPŁ. Ego salustius | EMENDAVI ROME FELIX. APVLEIVS. META. PRIMVS ϕ Apulei Platonici madarensis prose de magia | liber secundus explicit. Ego salustius emendaui rome | felix. Incipit primus liber metamorphoseos apulei A Apuleii Platonici Madarensis pro se de magia. | liber secundus explicit. Ego salustius | emendaui Rome felix | Incipit primus liber metamorphoseos Apulei U

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APOLOGÍA

es tal como digo, puedo con toda confianza sentir más veneración por tu estima que temor por tu autoridad513, porque considero menos grave y temible que me condene un gobernador que la posibilidad de recibir la desaprobación de un hombre tan virtuoso y ejemplar como tú. He dicho514.

513 Obsérvese reuereri… uereri (Bernhard 1927, p. 323) y Floridas 9.36, también a propósito de un procónsul: reuerita... uerita. 514 Cf. Cicerón, Contra Verres 1.56.

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Vt ferme religiosis uiantium moris est, cum aliqui lucus aut aliqui locus sanctus in uia oblatus est, uotum postulare, pomum adponere, paulisper adsidere: ita mihi ingresso sanctissimam istam ciuitatem,

FLORIDORVM LIBER I F : APVLEI PLATONICI FLORIDORVM LIBER I ϕ Floridorum I in marg. A2 inscr. om. AU Incipit primus liber floridorum E • F 184r

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1 religiosis] Tac. Agr. 39.1 cft. Opeku : religiosi Becichemus • aut aliqui] Apol. 56.4 cft. Helm : aut alius Stewech • uotum postulare, pomum adponere (uotum interpret. Leo ‘id quod quis cupit’)] ueniam postulare, uotum adponere Fulvius • postulare] praestare dubitanter Helm • pomum] Prop. 4.2.17 cft. Helm : donum Lipsius

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De la misma manera que un caminante piadoso se detiene en ciertos lugares venerables, hay que hacer un alto en la ciudad para ofrecer un discurso515.

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Como516 es costumbre entre viajeros517 piadosos, que, cuando se les presenta en el camino algún bosquecillo o algún lugar sagrado518, formulan una plegaria, depositan algún fruto, se sientan un tiempo519, así yo, al entrar en esta santísima ciudad520, aunque tenga una prisa

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515 Los títulos o notas de presentación de cada uno de los fragmentos no corresponden al texto latino y, aunque siguen una larga tradición en las ediciones de Floridas, son originales de este volumen. 516 Como señala Scotti (1988, p. 126, n. 1), son numerosos los pasajes de Floridas que se basan en comparaciones (σύγκρισις), bien estableciendo semejanzas —cf. 9.1213; 11.1-2; 17.6-8; 18.6-8; 20.7-8—, como aquí, bien marcando contrastes —9.24; 13.12; 20.1-2—, bien, incluso, con ejemplos más amplios con función comparativa: 7.1-9; 16.5-24; 21; 23. Por otra parte, la imagen de la vida como un viaje ya era tradicional en la Antigüedad, cf. Lee 2005, 61-62, y, sobre todo, Máximo de Tiro, Disertaciones filosóficas 39.3. 517 Sobre peregrinaciones paganas véanse Dillon 1997; Hunt 1984; y Harland 2011 con bibliografía comentada y lista de destinos (pp. 5-11). 518 En latín lucus aut aliqui locus; el juego de palabras, tomado probablemente de Cicerón, Sobre las provincias consulares 7, aparece también en Plauto, Aulularia 673-5; Virgilio, Eneida I 441-4; Ovidio, Amores III 13.7-8; Varrón, La lengua latina V 49; Rutilio Lupo, Schemata lexeos 1.3 (Halm 1863, pp. 4.32-5.1; Hilton 2002, p. 304) y se ha empleado en Apología 56.5; sobre esta disposición de vocablos cf. Koziol 1872, pp. 203-208. Había varios tipos de lugares sagrados a lo largo de un viaje: los más evidentes son santuarios y capillas, las encrucijadas de los caminos o diversas estatuas, cf. Muir 2011, pp. 36-39. 519 Postura habitual de los suplicantes, véase Tibulo II 6.33, IV 13.23 ss.; Propercio II 28.45-6; Ovidio, Amores II 13.17 y Scotti 1988, p. 127, n. 12. 520 No se sabe exactamente cuál puede ser esta ciudad: quizá Cartago (Scotti 1988, p. 126, n. 2) o, más bien, una localidad en la que se detiene Apuleyo de paso, como Oea (Harrison 2000, pp. 94-95; Hunink 2001, pp. 58-59); también se han propuesto Atenas o Roma (Perry 1967, p. 236; cf. Metamorfosis XI 26.2). Las alabanzas al lugar al que se llega son, por supuesto, tópicas del discurso de un sofista, cf. Harrison 2000, p. 95 y Dión de Prusa 33.2; sobre el elogio de ciudades véase además Floridas 20 y notas.

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quanquam oppido festinem, praefanda uenia et habenda oratio et inhibenda properatio est. neque enim iustius religiosam moram uiatori obiecerit aut ara floribus redimita aut spelunca frondibus inumbrata aut quercus cornibus onerata aut fagus pellibus coronata, uel enim colliculus saepimine consecratus uel truncus dolamine effigiatus uel cespes libamine umigatus uel lapis unguine delibutus. parua haec quippe et quanquam paucis percontantibus adorata, tamen ignorantibus transcursa.

2 festinem V1 Oudendorp, cf. Fl. 21.5 : festine F ϕAUE princ.; def. Hijmans, p. 1777 (ThLL s.u. ‘festinus’ 622.54 sqq.), fort. recte festini Lipsius festino Fruterius • 3 frondibus add. s.l. ϕ2 princ. Ald. Phil. : floribus F ϕAUEV1 • cornibus onerata] def. Oudendorp coll. Prop. 2.19.19-20, Ov. Met. VIII 266-267, AP VI 110 (et 111), Symmacho ep. V 63, Schol. ad Aristoph. Plut. 943 : coronis ornata Fulvius c. honorata Scottus • 4 uel enim F ϕAUE princ. Ald.; cf. Apol. 88.5, Soc. 9 (141 Oud.) : uel leui Colvius uel leni uir doctus (Oud. p. 5) uel etiam V1Phil. ς • saepimxine] se˛p- F : sep- F 2 in marg. ϕAUE princ. • umigatus F ϕ : fumigatus F 2ϕx humigatus AUEV1 ς princ. Ald. Phil. (h)umidatus Opeku coll. Met. VII 9.1 • unguine] ungumine Purser • 5 paucis percontantibus] paulisper cunctantibus Kronenberg (percunctantibus iam Scriverius) • adorata F x (ta s.l. add.) ϕAUEV1 princ. : adora F

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terrible, he de solicitar permiso521, pronunciar un discurso y refrenar mi urgencia522. Y es que con más razón no le podría imponer a un viajero una demora por razones religiosas un altar ceñido de flores523, una gruta ensombrecida por la floresta, una encina cargada de cornamentas ni un haya coronada de pieles, o quizá un montecillo consagrado con un cerco o un tronco grabado con punzón o césped humedecido con libaciones o una piedra chorreante de grasa. Son, en efecto, pequeñas cosas que, aunque las veneren unos pocos que se interesan por ellas, las pasan de largo los ignorantes. Sócrates consideraba que es imprescindible oír hablar a una persona para conocerla; si la vista, como pretenden otros, fuera más importante, el águila sería más perspicaz 524. 521

Como en Floridas 18.1. Resultan llamativos el juego de palabras y la rima: habenda oratio et inhibenda properatio. 523 Obsérvese la cuidadosa construcción del texto latino en este tetracolon y en el del párrafo que le sigue (Ferrari 1969, p. 183): el texto menciona lugares a los que los paganos prestaban culto; quizá los primeros —altares y grutas— sean los más extendidos; sobre las encinas véanse en el aparato crítico los lugares que atestiguan la práctica de colgar despojos de caza, en especial los escolios a Aristófanes, Pluto 943: «Era costumbre que los que habían cazado algún animal dejaran clavado un trozo de lo que habían atrapado, como la cabeza o las patas, en algún árbol del mismo bosque en honor a Ártemis». En cuanto a los demás, la elevación probablemente quedaba consagrada por la caída de un rayo, mientras que el césped formaba un altar; sobre el culto a las piedras, especialmente vertiendo aceite, cf. Apología 56.6 y e.g. Luciano, Alejandro 30; Minucio Félix, Octavio 3.1; Clemente de Alejandría, Stromata VII 4, y San Agustín, Ciudad de Dios XVI 38.2 a propósito de Génesis 28.18-19. La veneración de árboles y piedras seguiría incluso en las sociedades cristianas a pesar del celo de los eclesiásticos por erradicarla, cf. e.g. Burcardo de Worms, Decretorum libri XX 10.10 (PL CXL 834 c-d) y Dowden 2000, pp. 58-77; sobre las elevaciones, pp. 79-82. 524 La pieza parte de una anécdota con enseñanza moral —χρεία— para derivar en una comparación entre la vista del hombre y la del águila —un tópico, cf. e.g. Plinio, Historia natural X 191; San Agustín, La ciudad de Dios VIII 15.1— y convertirse en exhibición de virtuosismo oratorio sobre el vuelo de esta. En este último aspecto son llamativos los antecedentes en Homero, cf. Ilíada XVII 674-678 y XXII 308-310. A propósito de esto último véase especialmente Marangoni 2000, pp. 31-37. Falta, al parecer, una parte del principio; según otros, también el final. Para algunos, el fragmento formaría parte de una discusión más amplia sobre los sentidos (Hijmans 1994, p. 1733); para otros, constituiría una lalia (La Rocca 2005, p. 144). 522

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At non itidem maior meus Socrates, qui cum decorum adulescentem et diutule tacentem conspicatus foret, ‘ut te uideam’, inquit, ‘aliquid et loquere’. scilicet Socrates tacentem hominem non uidebat; etenim arbitrabatur homines non oculorum, sed mentis acie et animi obtutu considerandos. nec ista re cum Plautino milite congruebat, qui ita ait: pluris est oculatus testis unus quam auriti decem.

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Immo enimuero hunc uersum ille ad examinandos homines conuerterat: pluris est auritus testis unus quam oculati decem.

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Ceterum si magis pollerent oculorum quam animi iudicia, profecto de sapientia foret aquilae concedendum. homines enim neque longule

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1 meus] cf. Apol. 36.3 : mei Sopingius • et loquere F ϕA : eloquere UE ς princ. Ald. Phil. • 2 scilicet Socrates tacentem hominem non uidebat] tamquam gloss. del. Nougaret 1928, 45 • 3 plautino milite F 1 (ti s.l. add. et uocab. recte dist.) ϕAUE princ.; cf. Plaut. Truc. 489 : plaunomi lite F • 4 Immo AEL1L3 L5 in marg. princ. : Inimo ut uid. F In uno ϕV1 ymo U • ille F 1ϕAUE princ. : illu, ut uid., F • examinandos EL3V1 ς princ. Ald. Phil. : exanimandos F xAU exammandos F, ut uid. ex amandos ϕ ex animandos (ni s.l. add.) ϕ2 • conuerterat] -teret uel -terit Fruterius

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…pero no de la misma forma que mi maestro Sócrates525, que, al observar a un joven hermoso y que permanecía durante cierto tiempo callado, le dijo: —Habla también un poco para que pueda verte. Sócrates, evidentemente, no «veía» a un hombre callado, puesto que consideraba que a los hombres hay que apreciarlos no con el discernimiento de los ojos, sino con el de la mente y con la consideración del intelecto526. No estaba de acuerdo es este aspecto con aquel soldado de Plauto que decía así:

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Más vale un solo testigo con buena vista que diez con buen [oído527. Es más, al contrario, para juzgar a los hombres, había trasformado él así el verso:

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Más vale un solo testigo con buen oído que diez con buena [vista. Por otra parte, si fuera más efectivo el juicio de los ojos que el del intelecto, en cuestiones de sabiduría habría que conceder indudablemente la primacía al águila. En efecto, los hombres no podemos 525 Maestro de Platón y, por tanto, del filósofo «platónico» Apuleyo; así se denominaba él mismo —Apología 10.6; 12.1; 22.7; 39.1; 64.3; Floridas 15.26— y así lo reconocían otros autores, cf. San Agustín, La ciudad de Dios VIII 12, 14, 24; IX 3; X 27, Sidonio, Cartas IX 13.8, Casiodoro, Institutiones II 5.10, Carisio, Ars grammatica II 16 (GL I p. 240); véase n. 53. El término maior —«antepasado»— para denominar al fundador de una escuela no es extraño, cf. Apología 36.3; Aulo Gelio XIX 1.13. 526 Aunque no existen paralelos exactos, hay reminiscencias de Platón, Cármides 154 d-e. Véanse también reflexiones parecidas en Teeteto 185e y Cicerón, Tusculanas V 47. 527 Plauto, Truculentus 489. Apuleyo, en su gusto por autores arcaicos, especialmente cómicos, como Cecilio (cf. Apología 5.3 y nota) y, muy especialmente, Plauto (Pasetti 2007), se muestra conforme con las corrientes literarias de su tiempo; por lo que respecta a Floridas, véase Ferrari 1968, pp. 85-104. La idea de que «una imagen vale más que mil palabras» era ya proverbial para los romanos, cf. Otto 1890, s.v. oculus 9-10, p. 251.

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dissita neque proxume adsita possumus cernere, uerum omnes quodam modo caecutimus; ac si ad oculos et optutum istum terrenum redigas et hebetem, profecto uerissime poeta egregius dixit uelut nebulam nobis ob oculos effusam nec cernere nos nisi intra lapidis iactum ualere. aquila enimuero cum se nubium tenus altissime sublimauit euecta alis totum istud spatium, qua pluitur et ninguitur, ultra quod cacumen nec fulmini nec fulguri locus est, in ipso, ut ita dixerim, solo aetheris et fastigio hiemis —cum igitur eo sese aquila extulit, nutu clementi laeuorsum uel dextrorsum tanta mole corporis labitur, uelificatas alas quo libuit aduertens modico caudae gubernaculo, inde cuncta despiciens, ibidem pinnarum eminus indefessa remigio ac paulisper cunctabundo uolatu paene eodem loco pendula circumtuetur et quaerit, quorsus potissimum in praedam superne sese ruat fulminis uicem, de caelo inprouisa simul campis pecua simul montibus feras simul homines urbibus uno optutu sub eodem impetu cernens unde rostro transfodiat, unde unguibus inuncet uel agnum incuriosum uel leporem meticulosum uel quodcunque esui animatum uel laniatui fors obtulit.

6 quodam modo ϕxAV1 Ald. Phil. (quodamodo E) : quoddam m. FϕU princ. • c(a) ecutimus F xϕL2 Phil. : cecustimi F c(a) eci sumus AUEL1V1 princ. Ald. • 7 redigas] dirigas Marcilius r. Rohde r. Purser Brakman • poeta F 1ϕAUE princ. : -te F • effusam F ϕAUEV1 princ.; def. Hunink : offusam ς Ald. Phil. • 8 sublimauit F 2 princ. : -mabit F ϕUE -mat AL1 • ut ita ϕ1 in ras. AUE princ. : uta ut uid. F tuta ut uid. F 2 • hiemis] aeris Rohde • 9 nutu] natatu Heinsius nisu uir doctus (Oud. p. 8) • gubernaculo ϕAUE princ. : gurber- F • 10 ibidem] et inhibens Heinsius innitensque (et postea indefessa remigio) Oudendorp coll. Ov. Met. VII 401 itidem dubitanter Krüger • pinnarum eminus cf. Soc. 8 (140 Oud); Verg. A. I 301; VI 19; Ov. Met. V 558 ] pinnaminis Groslotius (et indefesso remigio) • eminus cf. Martos 2011, pp. 104-106 ] eminens Helm, coll. e.g. Met. II 21.2 eminularum Heinsius remittens uel demittens Thomas imminuens Goldbacher deminuens Purser; post despiceret transp. Van der Vliet; secludendum uid. Krüger • indefessa] indefesso Floridus, prob. Bosscha ceu defessa Heinsius • remigio Scaliger, cf. Apul. Met. V 25.1; VI 15.5; Verg. A. I 301; VI 19 : remigia F cf. Soc. 8 (140 Oud) • sese ruat dist. F xϕAUEL3 princ. : seseruat FL1 se proruat ϕxL2 se seruat V1L4 • 11 inprouisa] -so H. Müller • simul homines urbibus] s. urbibus homines Oudendorp coll. s. campis pecua et s. montibus feras • aut post optutu supplendum aut enuntiati partem post obtulit periisse putat Helm • transfodiat ϕAUE princ. : tranfo- F • laniatui Dousa : laniatum F

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distinguir ni lo que está alejado a gran distancia ni lo que está situado en las proximidades; todos, realmente, estamos ciegos en cierta forma; y si nos remitimos a los ojos y a esta vista terrena y embotada, con toda propiedad dijo el egregio poeta que tenemos esparcida ante los ojos una especie de niebla y que no somos capaces de distinguir nada más que a la distancia de un tiro de piedra528. El águila, en cambio, una vez que se ha elevado a lo más alto, hasta las nubes, después de haber recorrido gracias a sus alas todo el espacio en el que llueve y nieva, más allá de cuya cima no hay lugar para el rayo ni para el relámpago, en el mismo asiento del éter529, por así decirlo, y en la cumbre de la tormenta, cuando, en definitiva, el águila se ha alzado hasta ese punto, se desliza con un delicado movimiento a izquierda o derecha con la enorme mole de su cuerpo, dirigiendo sus alas convertidas en velas hacia donde desea con el reducido gobernalle de su cola; así, contemplándolo todo desde esta posición, incansable allí lejos en el remar de sus alas y casi suspendida durante un momento en un mismo lugar en su vuelo vacilante, mira alrededor y busca en qué dirección arrojarse sobre su presa como un rayo desde las alturas, observando de un solo golpe de vista desde el cielo, inadvertida, a la vez los rebaños por las llanuras y las fieras por los montes y los hombres en las ciudades, viendo por dónde en una única acometida puede atravesar con su pico, por dónde puede enganchar en sus garras a un cordero descuidado o a una liebre temerosa o a cualquier ser vivo que la suerte le ofrezca para devorar o despedazar. La historia del sátiro Marsias, que, lleno de presunción, reta al mismo Apolo a una competición musical atribuyéndose cualidades contrarias a las del dios 530. 528 Véase Homero, Ilíada III 10-14 y Virgilio, Eneida II 604-606 (y Servio ad loc.). Obsérvese el uso alegórico de las imágenes homéricas, un procedimiento habitual en el platonismo medio (Harrison 2000, pp. 96-97). 529 Para los antiguos la atmósfera se dividía en «aire», donde se desarrolla la vida, y «éter», donde se mueven las estrellas y los astros, cf. e.g. De mundo 2-3 (292-295 O). 530 Comparado con otras versiones de la historia, Apuleyo no se recrea en el espantoso final de Marsias —véase por ejemplo Ovidio, Metamorfosis VI 385-391 y las

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Hyagnis fuit, ut fando accepimus, Marsyae tibicinis pater et magister, rudibus adhuc musicae saeculis solus ante alios cantus canere, nondum quidem tamen flexanimo sono nec tamen pluriformi modo nec tamen multiforatili tibia; quippe adhuc ars ista repertu nouo commodum oriebatur. nec quicquam omnium est quod possit in primordio sui perfici, sed in omnibus ferme ante est spei rudimentum quam rei experimentum. prorsus igitur ante Hyagnin nihil aliud plerique callebant quam Vergilianus upilio seu busequa, stridenti miserum stipula disperdere carmen.

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Quod si quis uidebatur paulo largius in arte | promouisse, ei quoque tamen mos fuit una tibia uelut una tuba personare. primus

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1 Hyagnis A2 in marg. V1V3 ς : Hiagnis F 2UEL1L3 princ. Hi agnis F ϕAL1 • Marsyae ς : marsie F • solus] sollers Lipsius solitus Colvius • cantus] catus Colvius prob. Oudendorp • tamen ante flexanimo Helm : tam F • flexanimo Lipsius coll. Mart. Cap. X 906 (p. 345, l. 18 Willis) : infexa anima FAU princ. et, ut uid., E infixa anima ϕV1L2 L3 inflexa anima Colvius inflexanimo uel potius inflexae animae Oudendorp inflexo animae Krüger coll. Cic. Or. 17.57 indefessa anima Ald. Phil. • tamen bis F : tam ς princ. Ald. Phil. • pluriformi modo ϕAUE princ. : pluriformi*modo F • tibia ϕAE princ. : tybia FUL1 • 2 ars F 1 (s s.l. add.) ϕAUE princ. : are F • possit F 2ϕAUE princ. : posit F • 3 Hyagnin ς : hiagnim ϕ1 in marg., princ. Ald. Phil. hiagni F ϕAUEV1 • upilio ϕ (u in ras.) : hopilio F 2 (ho refict.; h punct. del.) V12 (hup- V1L4 ) opilio UA2 (in marg.) EL1 princ. hulipio ut uid. A • busequa F ϕL2 L1 Ald. Phil. : bussequa F 2 (s alt. s.l. add.; bussequa in marg. iter. man. recentiss.) A2 in marg. E (ut uid.) V1 bubs- AUL4 princ. • cf. Verg. Ecl. 3.27 • 4 F 184v

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Hiagnis531 fue, por lo que he oído decir, padre y maestro del flautista Marsias, el único en una época todavía primitiva en el arte musical que, antes que cualquier otro, entonaba melodías, aunque no desde luego con sonidos persuasivos ni modulaciones variadas ni con una flauta de tantos orificios, pues este arte, todavía recién descubierto, apenas empezaba a desarrollarse. Y es que no hay absolutamente nada que pueda llegar a la perfección en sus orígenes, sino que en todo se encuentran unos principios llenos de esperanza antes de su cumplimiento efectivo532. Así pues, antes de Hiagnis, la mayoría no sabía nada más que lo que se decía de aquel manadero o vaquero de Virgilio:

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arruinar un lastimoso canto con caña estridente533. Y si alguno parecía haber avanzado algo más en este arte, tenía siempre, con todo, la costumbre de tocar una sola flauta, como si fuera representaciones pictóricas, dependientes de este, entre las que destacan las de Ribera—, sino en la necedad de las aspiraciones del sátiro, que no se conforma con presumir de su arte musical, sino que incluso llega a compararse físicamente con el mismo Apolo. Este último aspecto es original del Madaurense, que quizá extraería alguna consecuencia moral sobre la diversidad de perspectivas entre la «bestia» y el dios: se ha supuesto que podría incluso haber aplicado este ejemplo a las acusaciones lanzadas por sus enemigos (Opeku 1974, p. 71; Elm 2009, pp. 90-97). La mayor parte del texto se dedica a la alabanza que hace el propio Marsias de sí mismo; no es la única vez que Apuleyo hace que un «animal» se detenga en elogios y descripciones propias de un consumado orador, cf. e.g. Met. IV 6; X 29-32. La historia de Marsias, por otra parte, constituía un lugar común para oradores y artistas plásticos, cf. e.g. LIMC s.v. «Marsyas». Por otra parte, no siempre se le considera tan desfavorablemente, véase Platón, Banquete 215b. Sobre la figura del sátiro como visión del propio autor en su contexto social y político véase Finkelpearl 2009. En todo caso, no era nada extraño empezar un discurso o prolalia con una mención de la música, cf. e.g. Luciano, Harmónides 1; Clemente de Alejandría, Protréptico 1.1 (Lechner 2010, p. 175). 531 Según la tradición, fue Atenea la que inventó la flauta, pero al comprobar cómo se le deformaba la cara tocándola, la tiró: Marsias, entonces, la recogió y aprendió a tocarla (Higino 165). Este, según otros, no fue discípulo de Hiagnis, como también aparece en Dioscórides, sino de Eagro u Olimpo (Apolodoro I 24.2; Pausanias X 30.9). Este último, en algunas versiones, fue su hijo (Platón, Banquete 215c), cf. Opeku 1974, p. 72. 532 Obsérvese spei rudimentum / rei experimentum y prólogo de El dios de Sócrates 1 (103 O). 533 Virgilio, Bucólicas 3.27.

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Hyagnis in canendo manus discapedinauit, primus duas tibias uno spiritu animauit, primus laeuis et dexteris foraminibus, acuto tinnitu et graui bombo, concentum musicum miscuit. Eo genitus Marsyas cum in artificio patrissaret tibicinii, Phryx cetera et barbarus, uultu ferino, trux, hispidus, inlutibarbus, spinis et pilis obsitus fertur —pro nefas— cum Apolline certauisse, taeter cum decoro, agrestis cum erudito, belua cum deo. Musae cum Minerua dissimulamenti gratia iudices adstitere, ad deridendam scilicet monstri illius barbariam nec minus ad stoliditatem poeniendam. sed Marsyas, quod stultitiae maximum specimen, non intellegens se deridiculo haberi, priusquam tibias occiperet inflare, prius de se et Apolline quaedam deliramenta barbare effuttiuit, laudans sese, quod erat et coma relicinus et barba squalidus et pectore hirsutus et arte tibicen et fortuna egenus: contra Apollinem —ridiculum dictu— aduersis uirtutibus culpabat, quod Apollo esset et coma intonsus et genis gratus et corpore glabellus et arte multiscius et fortuna opulentus. ‘iam primum’,

5 laeuis] leuis F • 6 ante Eo sic dist. ϕAUE princ., ante genitus F • Marsyas] marsias F • Phryx] phryx Ald. Phil. : prhyx F (ut uid.) AU princ. phyx ut uid. E prhix ϕ • inlutibarbus] illutibarbus ϕ2 (rescr. illuti et in marg. iter.) L2 : inlutibar bar | bus F sed bar alt. punctis del. F x in luti | barbarbus ut uid. A sed bar pr. punct. del. Ax et barbarus add. s.l A2 (inlutibarbarbus etiam V1) inlutibarbum ut uid. E multibarbarus U (sed s supra ru add. U 1) multibarbus princ. Ald. Phil. • post obsitus leuiter interp. Ald. Phil., grauiter F • certauisse taeter] c. teter ϕ (teter in ras. ϕ2) L2 : certauisse* aeser F x certauisset aeser ut uid. F certauisse tersites U et fort. A ante correct.; nunc c. Teruid. lacertasse tersites E certauisse. T(h) ersites princ. Ald., unde Thersites Oudendorp certauisse. Turpis Phil. • 7 Musae cum Minerua] sus cum Minerua uir doctus, cf. Theoc. Id. 5.23; quod si recipias, ut monet Oudendorp, inserendum Musae ante dissimulamenti • poeniendam] pe˛n- F pun- ϕAUE ς princ. • 8 inflare F xϕxAU princ. et ut uid. E (infla tantum satis liquido legi potest) : -ret F ϕ • effuttiuit F ϕL2 L4 : effutiuit AUE princ. et edd. plerique, cf. Met. X 10.2, Apol. 3.6 • barba F xϕAUE princ. : barbas ut uid. F • tibicen] unimodus Brakman • fortuna egenus ς princ. Ald. Phil. : fortuna egens ϕ2 (a egens in ras.) fortune˛ genas F sed -naִ s scr., ut uid., F 1; a supra e˛ et e ante ge- add. F 2 (i.e. fortuna egen-) fortunegenas A fortune genas UEV1 -na egena L1 • 9 Apollo del. Krüger • intonsus et ϕ2AUE princ. : intonsus ser ϕ et F sed s extrem. et r induxit F x

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una trompeta534. Hiagnis fue el primero que, al tocar, desvinculó las manos, el primero que animó dos flautas con un único soplo, el primero que creó armonía musical con los orificios de derecha e izquierda, con el agudo silbo y el grave zumbo. Nacido de este, Marsias, que había seguido a su padre en el arte de tocar la flauta, era frigio, por lo demás, y bárbaro, con rostro de fiera, salvaje, hirsuto, barbisucio, cubierto de espinas y cerdas. Cuentan que este se enfrentó en una competición —¡terrible impiedad!— con Apolo: un ser espantoso con uno bello; un rústico con uno docto; una bestia con un dios. Las Musas junto con Minerva535 asistieron pretendidamente como jueces, en realidad para reírse de la barbarie de aquel monstruo y, sobre todo, castigar su necedad. Pero la mayor prueba de su estupidez es que Marsias, que no comprendía que se reían de él, antes de empezar a tocar las flautas, comenzó a farfullar de la manera más bárbara diversos disparates sobre él mismo y sobre Apolo, diciendo de sí mismo como alabanza que tenía la cabellera hacia atrás y la barba mugrienta y el pecho hirsuto y el oficio de flautista y falta de fortuna. Contra Apolo lanzaba como acusación —¡qué ridículo resulta decirlo!— las virtudes opuestas: que Apolo tenía la cabellera sin cortar y las mejillas agraciadas y el cuerpo lampiño y conocimiento de muchas artes y una enorme fortuna.

534 La tibia latina —el αὐλός griego— constaba, en efecto, de dos tubos, uno de ellos curvo en su extremo, que se soplaban a la vez: estaba provisto de una lengüeta, por lo que su sonido debía ser más parecido al de un oboe, por ejemplo, que al de una flauta moderna (West 1992, pp. 81-109). 535 En la mayoría de las versiones son solo las Musas las que actúan como jurado, cf. Opeku 1974, p. 82.

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inquit, ‘crines eius praemulsis antiis et promulsis caproneis anteuentuli et propenduli, corpus totum gratissimum, membra nitida, lingua fatidica, seu tute oratione seu uersibus malis, utrubique facundia aequipari. quid quod et uestis textu tenuis, tactu mollis, purpura radians? quid quod et lyra eius auro fulgurat, ebore candicat, gemmis uariegat? quid quod et doctissime et gratissime cantilat?’ ‘haec omnia’, inquit, ‘blandimenta nequaquam uirtuti decora, sed luxuriae accommodata.’ contra corporis sui qualitatem prae se maximam speciem ostentare. risere Musae, cum audirent hoc genus crimina sapienti exoptanda Apollini obiectata, et tibicinem illum certamine superatum uelut ursum bipedem corio exsecto nudis et laceris uisceribus reliquerunt. ita Marsyas in poenam cecinit et cecidit. enimuero Apollinem tam humilis uictoriae puditum est. Tibicen quidam fuit Antigenidas, omnis uoculae melleus modulator et idem omnimodis peritus modificator, seu tu uelles Aeolion simplex siue Iastium uarium seu Lydium querulum seu Phrygium

10 praemulsis] remulsis Salmasius prob. Oudendorp praemissis Colvius promissis Lipsius • et ante promulsis F ϕV1L2 sed induxit ut uid. F x om. AUE ς princ. • anteuentuli AU princ. Ald. et fort. etiam E; cf. Met. IX 30.3 : anteuentili F ϕL2 Phil. • tute] soluta Heinsius • utrubique F 1 : at ubique ut uid. F (Helm) utrobique ϕAU ς princ. ultrobique E • 11 mollis F 1 (l s.l. add.) ϕAUE princ. : molis F • candicat F 1 (d alt. induxit et c s.l. add.) ϕV1 : candidat FAUE princ. • uariegat] uariegatur Heinsius • cantilat] cf. Met. IV 8.5, Fl. 17.15 • 12 qualitatem] def. Purser coll. e.g. Met. VIII 19.3 squaBrantius • 13 illum] * illum F • 14 cecinit ex cecid- corr. F 1 cecinit ϕ sed in in ras. scr. et postea et cecidit quod ϕ omiserat add. s.l. ϕ2 -cinit etiam AUE princ. 1 omnimodis] omnibus modis Oudendorp omnis modi Phil. • uelles Aeolion] recte dist. F 2ϕ2AUE princ. : uellese˛olion F ϕ • Iastium Glareanus, cf. Met. X 31.4 : asii F ϕAU as E Asium princ. Phil. (-num Ald.) • Lydium ς princ. Ald. Phil. : lidium F ϕAUE Ludium dubitanter Helm coll. Met. IV 33.4

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— Lo primero —decía— es que los mechones de su cabello le caen por delante y cuelgan ante él en rizos acariciadores y acariciantes bucles; su cuerpo entero es lo más encantador; sus miembros, resplandecientes; su lengua, profética, con similar elocuencia en ambas formas, ya prefieras prosa, ya verso. ¿Y su vestimenta tan finamente tejida, de suave tacto, radiante de púrpura? ¿Y su lira que resplandece con el oro, emite blancos reflejos de marfil, brilla con los diferentes colores de sus gemas? ¿Y el hecho de que cante de una forma tan sabia como agradable? Todos estos refinamientos —dijo— no son propios de la virtud, sino propensos a la depravación. Por el contrario, mostraba las cualidades de su propio cuerpo presentándolo como la imagen más perfecta. Rieron las Musas al oír que se le reprochaban a Apolo acusaciones que cualquier sabio desearía para sí, y a aquel flautista, vencido en la competición, lo abandonaron como a un oso sobre dos patas con la piel arrancada, las entrañas desnudas y heridas. Así Marsias recitó y recibió su castigo. En cuanto a Apolo, sintió vergüenza de tan insignificante victoria.

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El flautista Antigénidas se queja de que se le confunda con los músicos de los funerales; sin embargo, coincidencias de actividad o atuendo se dan en muchas otras circunstancias.

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Antigénidas536 fue un flautista que podía emitir dulcemente todo sonido y modulaba magistralmente todos los modos, ya se requiriera el sencillo eolio o el variado jonio o el quejumbroso lidio o el cere-

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536 Fue, en efecto, un intérprete famoso: natural de Tebas, vivió en el siglo IV a. C. e inventó una nueva técnica de tocar la flauta. Han quedado varios testimonios sobre él y su escuela: Teofrasto, Historia de las plantas IV 11.4-5; Plutarco, Regum et imperatorum apophthegmata 193f; De Alexandri magni fortuna aut uirtute 335a; Pseudo-Plutarco, De musica 1138a; en la literatura latina, Cicerón, Bruto 187. Una comparación parecida entre músicos y filósofos se puede encontrar en Dión de Prusa 49.12.

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religiosum seu Dorium bellicosum. is igitur cum esset in tibicinio adprime nobilis, nihil aeque se laborare et animo angi et mente dicebat, quam quod monumentarii ceraulae tibicines dicerentur. sed ferret aequo animo hanc nominum communionem, si mimos spectauisset: animaduerteret illic paene simili purpura alios praesidere, alios uapulare; itidem si munera nostra spectaret: nam illic quoque uideret hominem praesidere, hominem depugnare; togam quoque parari et uoto et funeri, item pallio cadauera operiri et philosophos amiciri.

2 tibicinio ϕE princ. : ty- FAU • adprime ϕ princ. : at | prime F sed t puncto del. et d postea eras. supra add. F x ad prime AUE apprime A2 in marg. • quam F 1 (add. s.l.) ϕAUE princ. : om. F

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monioso frigio o el belicoso dorio537. Pues este, siendo el primero en el arte de tocar la flauta, decía que por ninguna otra cosa se angustiaba tanto ni se le apenaba el alma o la mente más que por el hecho de que se les llamara flautistas a los músicos de los entierros538. Sin embargo, soportaría con serenidad esta coincidencia de denominaciones si hubiera considerado los mimos539: habría contemplado allí que unos ocupaban la presidencia y otros, casi con la misma púrpura, recibían golpes; y lo mismo si observara nuestros espectáculos, puesto que también en ellos vería que un hombre ocupa la presidencia y otro hombre lucha a muerte540; que también se emplea la misma toga para la ceremonia y el funeral541; que con el palio, asimismo, se cubren los cadáveres y se visten los filósofos.

537 Apuleyo alude también a los modos musicales en Met. IV 33.4; X 31.4-5, 32.2. Véase además Platón, República 398-399; Aristóteles, Política 1341a; Ateneo, Banquete de los eruditos XIV 19 [624c -626a] (West 1992). 538 Estos, en efecto, se acompañaban de música de flautas. 539 Género teatral, el único en el que actuaban actrices, que recurría a todo tipo de procedimientos, como, por ejemplo, ejecuciones o adulterios reales en escena, para atraer al público: gozó de extraordinaria difusión y popularidad. A pesar de esto, el de actor siempre se consideró oficio infame y los que lo ejercían estaban apartados de la sociedad y no gozaban de los mismos derechos que los ciudadanos honrados. La púrpura formaba parte de la vestimenta —toga praetexta— de los magistrados, que presidían los espectáculos, y de personajes de la obra. 540 Lucha de gladiadores cf. n. 481. Pocas actividades se consideraban más viles que la de estos, por lo que resulta paradójica la comparación con el magistrado que presidía los espectáculos. 541 La toga en esta época era la vestimenta propia de los magistrados: también se usaba como traje de etiqueta, preceptivo, por ejemplo, en los saludos matinales de los clientes a sus patronos, y la vestían obligatoriamente las prostitutas. Atuendo caro (Marcial III 28) e incómodo, no se usaba regularmente, cf. Juvenal 3.171-2. El palio —manto griego— era propio de los filósofos, cf. por ejemplo Floridas 7.10; 9.9, 20; 14.3; Aulo Gelio IX 2.4, y Desideri 1978, pp. 12-13 y n. 44. Sobre la imagen del filósofo véase igualmente introducción, n. 32 y Courcelle 1980.

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Bono enim studio in theatrum conuenistis, ut qui sciatis non locum auctoritatem orationi derogare, sed cum primis hoc spectandum esse, quid in theatro deprehendas. nam si mimus est, riseris, si funerepus, timueris, si comoedia est, faueris, si philosophus, didiceris.

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Indi, gens populosa cultoribus et finibus maxima, procul a nobis ad orientem siti, prope oceani reflexus et solis exortus, primis sideri-

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2 funerepus ϕ2 (man. recentiss.) : funere plus FAUE x (plus alt. punct. del.) princ. Ald. funere plus plus E funereus plus F 2ϕL2 funepeus Phil. • comoedia] comoedus Modius 1 Indi gens] recte dist. F xϕxU x princ. Indigens F ϕAUE Ald. Phil. • reflexus] refluxus Lindenbrog

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Asistencia al teatro 542. Con loable afán, pues, habéis acudido al teatro, porque sabéis que el lugar no anula la autoridad de un discurso543, sino que, antes que nada, hay que observar qué se ha de encontrar en el teatro. En efecto, si se trata de un mimo544, os reiréis; si es un funámbulo,545 temblaréis; si es una comedia, la contemplaréis con entusiasmo; si es un filósofo, aprenderéis546. La mayor de las maravillas de la India son los gimnosofistas 547. Los indios, nación rica en habitantes y enorme en extensión, situados lejos de nosotros, en el oriente, cerca de donde vuelve el

542 Hay que tener en cuenta la distancia legal y social que existía entre la figura del actor, por ejemplo, y la de un filósofo, aunque ambos pudieran presentarse en un mismo lugar, el teatro. Otra referencia a las diversas actividades que se pueden desarrollar en este en Floridas 18.4. Véase también la utilización de un teatro en el jocoso juicio de Metamorfosis III 2.6-10.3 o la asamblea de los dioses en VI 23.1; más acordes con el lugar son los espectáculos descritos en X 29.3-34.4. 543 Eco del refrán homo locum ornat, non hominem locus, «es la persona la que honra el lugar, no el lugar a la persona» (Otto 1890, s.v. locus, p. 196 y Jacobson 2007, p. 800). 544 Véase nota a 4.3. 545 Desde Terencio —Hécira 4 (165 a. C.)— no son pocas las referencias en la literatura romana a este tipo de espectáculo, que debió ser enormemente popular. 546 La observación se refiere probablemente a sí mismo como educador, tal como ha actuado a lo largo de Floridas (Opeku 1993). 547 Desde muy pronto los antiguos sintieron gran curiosidad por la India, de la que tenían generalmente noticias indirectas, por lo que se narraban infinidad de leyendas maravillosas sobre ella; véase, por ejemplo, a Dión de Prusa (Desideri 1978, pp. 130-131; 181-182). Su situación incluso era controvertida: no pocas veces se confundía con Etiopía (véase sobre todo Schnaider 2004) y se la imaginaba en el extremo del mundo, como se puede apreciar en las primeras líneas de este texto. Sobre las relaciones de Roma y la India y los textos que tratan de estas véanse André-Filliozat 1986, Gil 1995 y Parker 2008. En el concepto que tenían romanos y griegos de gimnosofistas —literalmente «sabios desnudos», cf. Arriano, Historia Indica 11.7— confluyen noticias sobre los brahmanes con otros tipos de ascetas, cf. e.g. Schnaider 2004, pp. 95-97; Gil 1995, p. 231 y n. 248; Parker 2008, pp. 251-286.

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bus, ultimis terris, super Aegyptios eruditos et Iudaeos superstitiosos et Nabathaeos mercatores et fluxos uestium Arsacidas et frugum pauperes Ityraeos et odorum diuites Arabas; eorum igitur Indorum non aeque miror eboris strues et piperis messes et cinnami merces et ferri temperacula et argenti metalla et auri fluenta, | nec quod Ganges apud eos unus omnium amnium maximus

Ityraeos] ityre˛os F xϕx Phil. (-reos) : sityre˛os F ϕ (syti- AV1) siticeos U nihil dispici potest in E Scythicos princ. Ald. • 2 aeque] e˛que F 1 : e˛que˛ F • F 185r

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océano548 y junto a la salida del sol, en las primeras estrellas, en las últimas tierras, están más allá de los sabios egipcios y los supersticiosos judíos y los comerciantes nabateos y los arsácidas de amplios vestidos y los itireos pobres en cosechas y los árabes ricos en aromas549; de estos indios, como digo, no me causan admiración los montones de marfil y las cosechas de pimienta y el comercio de canela y los hornos para fundir hierro y las minas de plata y las corrientes de oro550, ni siquiera que el Ganges, el mayor de todos sus ríos,

548 No está clara en la expresión apuleyana si debe entenderse que el océano vuelve sobre sí mismo al encontrar el fin del mundo o bien que reaparece desde el este; el texto de De mundo 6 (299-301 O) apenas aclara la concepción que tenía el autor sobre este aspecto. 549 Todos estos pueblos están caracterizados por los tópicos que se les atribuía tradicionalmente: sobre la sabiduría de los egipcios véase Diodoro Sículo I 96, que presenta una lista de griegos ilustres que habían aprendido de ellos, y el propio Apuleyo, Metamorfosis XI 5.3 o, más adelante, Floridas 15.15. A las creencias de los judíos las llama también superstición Quintiliano, Instituciones oratorias III 7.21, mientras que Juvenal 14.96-106 y Tácito, Historias V 4-5 las describen como abominaciones. Los nabateos, pueblo árabe por cuyos territorios trascurrían importantes rutas comerciales (cf. e.g. Plinio, Historia natural XII 98), tenían su capital en Petra, en la actual Jordania. Con el nombre de arsácidas se denomina a los partos, que ocuparon el actual Irán; sobre la vestimenta de estos, véase Lucano VIII 367-8. Los itireos, árabes beduinos, vivían en el actual valle de la Becaa, en el Líbano, cf. Estrabón XVI 2.18; la alusión a sus pobres cosechas quizá se deba a que se dedicaban fundamentalmente al bandidaje más que a cultivar los campos (Opeku 1974, p. 107). En Arabia se producían sustancias aromáticas como el incienso; toda la literatura romana está llena de referencias al país y sus perfumes, véanse entre otros muchos Plauto, Miles gloriosus 411, Propercio II 29.17, III 13.8, Tibulo II 2.3-4, Ovidio, Fastos IV 569, Pomponio Mela I 10.61, Plinio, Historia natural V 66. 550 Productos indios bien conocidos en Roma, sobre el marfil véase e.g. Virgilio, Eneida XII 67-68, Geórgicas I 56, Horacio, Odas I 31.3, Petronio, Satiricón 135.8; las alusiones a especias como la pimienta o la canela, sin las que no se concebía la cocina romana, son también numerosísimas. Véase la lista de productos de Digesto 39.4.16.7 (Marciano, De delatoribus) y Parker 2008, pp. 149-65. Con la expresión auri fluenta se alude a los ríos que arrastran oro, cf. Quinto Curcio, Historia de Alejandro Magno VIII 9.18, Estrabón XV 1.69 o Plinio, Historia natural XXXIII 66, que menciona dos de los más conocidos, el Tajo y el Ganges, al que se alude a continuación.

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eois regnator aquis in flumina centum discurrit, centum ualles illi oraque centum, oceanique fretis centeno iungitur amni, 4

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nec quod isdem Indis ibidem sitis ad nascentem diem tamen in corpore color noctis est, nec quod aput illos immensi dracones cum immanibus elephantis pari periculo in mutuam perniciem concertant: quippe lubrico uolumine indepti reuinciunt, ut illis expedire gressum nequeuntibus uel omnino abrumpere tenacissimorum serpentium squameas pedicas necesse sit ultionem a ruina molis suae petere ac retentores suos toto corpore oblidere. Sunt apud illos et uaria colentium genera —libentius ego de miraculis hominum quam naturae disseruerim—; est apud illos genus, qui nihil amplius quam bubulcitare nouere, indeque adcognomen illis bubulcis inditum. sunt et mutandis mercibus callidi et obeundis

4 elephantis F 1ϕAU princ. : -fantis FE • 5 quippe] quippe Brakman • lubrico] **lubri|co F et in marg. lubrico iterauit F 1 • indepti] implexi Colvius • ut Floridus : et F • nequeuntibus F et aliter F 1 (e supra q add.) idem ϕxAU neque certibus E (ut uid.) V1 nequien- princ. Ald. Phil. • sit] fit seruato antea et illis ed. Basil. I et Heinsius • 6 indeque Hildebrand praeeunte Piccart (inde adeo c.) : idque F ideoque Scaliger adque (et cognomen) Leo • adcognomen F (adco|gnomen) ϕ def. Rohde 1885, p. 110, cf. et adcogno-sco in ThLL : adgnomen Helm, qui ante ideoque leg. scilicet eo (