200 9 21MB
Spanish Pages [420] Year 2016
Ministerio de Cultura
CHORNANCAP Carlos Wester La Torre
En Memoria
María Rostworowski de Diez Canseco (1915 - 2016)
CHORNANCAP PALACIO DE UNA GOBERNANTE Y SACERDOTISA DE LA CULTURA LAMBAYEQUE”
©MINISTERIO DE CULTURA DEL PERÚ
Dibujo, artes y 3D:
Unidad Ejecutora 005
Alberto Gutiérrez Vásquez
Proyecto Especial Naylamp Lambayeque Calle Pimentel N°165, Urb. Santa Victoria, Chiclayo
Robert Gutiérrez Cachay
Telefono: 074-499523, web: www.naylamp.gob.pe
Amy Ñiquen Ortiz
Luis Chayan Ruiz
E-mail: [email protected] Primera Edición EDICIÓN:
Año 2015
©Ministerio de Cultura del Perú Unidad Ejecutora 005 Naylamp - Lambayeque
Tiraje:
Museo Nacional Brüning de Lambayeque
7000 ejemplares
Calle Pimentel N°165, Urb. Santa Victoria, Chiclayo Telefono: 074-499523, web: www.naylamp.gob.pe E-mail: [email protected] ©CARLOS WESTER LA TORRE E-mail: [email protected] Atahualpa 140, Lambayeque Impreso en el Perú. Diseño y Diagramación:
Esta obra se terminó de imprimir en los talleres gráficos
Luis Torres Rojas
de EMDECOSEGE.S.A.
Alberto Atoche Roque
Orfébres 280, La Victoria - Chiclayo.
Josué Becerra Bustamante
ENERO 2016
Fotografía profesional:
ISBN:978-612-47117-0-1
Aníbal Solimano Gutiérrez /Yutaka Yoshii
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N°2016-00139
Fotografía documental: Proyecto Chotuna Chornancap, Marco Fernández Manayalle, Samuel Castillo Reyes, Fausto Saldaña Camacho, Carlos Wester La Torre.
PERÚ
M in isterio d e Cultura
Viceministeno de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales
Proyecto Especial Naylamp - Lambayeque Unidad Ejecutora N* 005
M U SEO
MfVB
Diana Alvarez Calderón Gallo
Dr. Haagen D. Klaus
Ministra de Cultura
Antropólogo Físico
Juan Pablo de la Puente Brunke
Dr. Mario Millones Figueroa
Viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales
Antropólogo Físico
Carlos Aguilar Calderón
Dra. Catherine Gaither
Unidad Ejecutora 005 Naylamp Lambayeque
Antropólogo Físico
Carlos Eduardo Wester La Torre
Dr. Daniel Fairbanks
Museo Arqueológico Nacional Brüning de Lambayeque
Antropólogo Forense
PROYECTO ARQUEOLÓGICO CHOTUNA-CHORNANCAP
Ing. Robert Gutierrez Cachay
A R Q U E O L Ó G IC O N A C I O N A L
BRÜN IN G BA YEO U E - PER Ú la m
Ingeniero de Sistemas Mg. Carlos Eduardo Wester La Torre Director del Proyecto.
Miguel Córdova Peña Topógrafo y Dibujo de Campo
Arql° Samuel Castillo Reyes Arqueólogo Residente
Miguel Suclupe Chicoma Dibujo de Gabinete
Arql° Fausto Saldaña Camacho Arqueólogo Asistente
Marco Seclén Fernández Conservador de Gabinete
Arql° Luis Sánchez Saavedra Arqueólogo Asistente
Segundo Gonzáles Rumiche Conservador de Gabinete
Arql° Denis Echeverría Chimú Arqueólogo Asistente
Alberto Gutierrez Vásquez Dibujante de Gabinete
Arql° Jorge Álvarez Torrealva Arqueólogo Asistente
Marco Antonio Fernández Manayalle Director del Museo de Sitio Chotuna
Arql° Jaime Jiménez Saldaña Arqueólogo Asistente
Pobladores de Bodegones, Ranchería, San Carlos, El Guabo, Carrizo, Yencala león, San José, Lambayeque.
Arql° Mariela Melendres Soto Arqueólogo Asistente
Personal Auxiliar
13 PALABRAS INICIALES 15 PRESENTACIÓN 19 PRÓLOGO 25 COMENTARIO 28 AGRADECIMIENTOS 31 INTRODUCCIÓN 37 PRIMERA PARTE ESCENARIOS SAGRADOS Y RITUALES FUNERARIOS 39 CAPÍTULO I 39 Espacios arquitectónicos como escenarios sagrados. 55 Rituales funerarios de élite como expresión de poder. 73 CAPÍTULO II 73 Cultura Lambayeque: Definición territorial. 77 Caracterización sociopolítica de lo Lambayeque.
89 SEGUNDA PARTE
163 TERCERA PARTE
LA ARQUITECTURA
LOS CONTEXTOS FUNERARIOS EN CHORNANCAP
91 CAPÍTULO III
165 CAPÍTULO V
91 Localización.
165 Hallazgos previos: Entierros 1 y 2, contenidos y ofrendas.
93 Huaca Chotuna. 97 Huaca Chornancap.
171 Sepultura del Personaje de Elite (Tumba 3): ofrendas y acompañantes.
101 CAPÍTULO IV
173 El contexto de la Tumba 3.
101
174 Tumba 4: La Sacerdotisa de Chornancap.
El Trono en Chornancap.
101 El Trono: Fase Final.
188 El Fardo Funerario.
107 El Trono: Fase Intermedia.
250 El Personaje Principal.
109 El Trono: Fase Temprana.
252 Los acompañantes.
116 El Patio de las Pinturas en Chornancap.
258 Bioarqueología de la tumba 4: aproximaciones.
122 Los Grafitis en la Fachada de los Murales.
259 El rostro de la sacerdotisa.
128 La Residencia de Elite en Chornancap. 141 Significado del Trono y la Residencia de Élite.
263 CAPÍTULO VI
322 Ornamentos para función semi - divina.
263 Identificación del género del personaje principal de Chornancap.
327 Significado y valor simbólico de los ornamentos. 329 CAPITULO IX
273 CAPÍTULO VII 329 Buscando la identidad del personaje de Chornancap. 273 El personaje de los Spondylus: Sepultura y ornamentos. 275 La Tumba.
343 CAPÍTULO X 343 El vaso de Denver y su relación con la tumba de Chornancap.
286 Los Acompañantes. 369 CAPÍTULO XI
293 CUARTA PARTE PODER, GÉNERO Y RELIGIOSIDAD EN CHORNANCAP
369 Roles del personaje: soberana, sacerdotisa y ancestro mítico.
295 CAPÍTULO VIII
393 CAPÍTULO XII
295 Ornamentos y simbología en la Tumba de Chornancap.
393 Conclusiones.
399 BIBLIOGRAFÍA. 298 Ornamentos para función política.
406 CRÉDITOS DE IMÁGENES. 311 Ornamentos para función religiosa.
409 DIBUJOS DE CERÁMICA DE LAS TUMBAS 4 y 5.
PALABRAS INICIALES Lic.Carlos Aguilar Calderón Director Ejecutivo Proyecto Especial Naylamp Lambayeque Ministerio de Cultura
El Ministerio de Cultura a través de la Unidad Ejecutora N°005 Naylamp Lambayeque se complace en presentar a la comunidad científica, investigadores, estudiantes y público en general el libro “Chornancap: Palacio de una Gobernante y Sacerdotisa de la Cultura Lambayeque”, a cargo del Arql° Carlos Wester La Torre, director de las investigaciones arqueológicas en el complejo Chotuna Chornancap que realiza desde el año 2006 hasta la fecha y que le han permitido con el apoyo y financiamiento de la inversión pública, documentar y registrar uno de los más importantes hallazgos de los últimos tiempos como es la tumba del personaje femenino de mayor poder y prestigio de la cultura Lambayeque que se conoce, que junto a su séquito y en una compleja sepultura en la denominada residencia de élite forma parte de uno de los tesoros funerarios más significativos de la arqueología de América Andina. La investigación arqueológica ha sido uno de los principales propósitos para la creación de la Unidad Ejecutora N° 005 Naylamp Lambayeque y precisamente los resultados que se han obtenido en los diferentes monumentos arqueológicos intervenidos constituyen el reflejo más claro de cómo la inversión del estado en el patrimonio genera una respuesta duradera que contribuye a fortalecer la identidad de nuestro pueblo y afianzar la autoestima de nuestra nación. El acontecimiento del hallazgo de la tumba de Chornancap, abre también el espacio para continuar con el debate de la presencia de mujeres en el gobierno y religiosidad de los pueblos del pasado, que como en el caso de la cultura Lambayeque constituía hasta antes del descubrimiento de la tumba de Chornancap en un misterio que hoy puede ser entendido a partir de la lectura de la presente obra, que nos conduce en forma progresiva por el proceso del enterramiento, el sentido de los episodios del funeral, el significado de los objetos, los rituales desarrollados, los roles y funciones del personaje principal, así como su conversión en una de las deidades femeninas más conspicuas que el mundo andino conoce.
La presentación de esta publicación, constituye también una extraordinaria oportunidad para remarcar la vocación editorial de nuestra institución, que se ha puesto de manifiesto en la presentación de importantes obras producto de trabajos arqueológicos conducidos por nuestros arqueólogos que han hecho de la investigación científica uno de los rasgos de mayor prestigio institucional y que ha generado naturalmente la admiración y reconocimiento de la comunidad académica. A través de estas líneas permítanme remarcar nuestro compromiso con la investigación, conservación y difusión de nuestro patrimonio cultural, tarea en la que vamos a continuar con responsabilidad de la mano del talento de nuestros especialistas que son la principal fuente y fortaleza con la que contamos. La obra que entregamos a la comunidad nacional e internacional revela la voluntad del Estado Peruano y especialmente del Ministerio de Cultura en contribuir a que nuestro saber ancestral sea reconocido y forme parte del conocimiento al que los peruanos tenemos derecho a disfrutar. Al concluir, ratifico mi especial reconocimiento a Carlos Wester La Torre, a su equipo de trabajo, a todo el personal que ha hecho posible esta obra, pero principalmente a la comunidad que habita en el entorno de este monumento, que estoy seguro recibirá esta obra como un regalo para sus generaciones.
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PRESENTACION Dr. Luis Jaime Castillo Butters Pontificia Universidad Católica del Perú
Estamos
viviendo
la
era
de
los
grandes
descubrimientos
arqueológicos en el norte del Perú. Si bien el tiempo de los fundadores, Uhle, Tello y Larco fue cuando se descubrieron y describieron las grandes culturas Salinar, Virú, Mochica, Lambayeque y Chimú, ha sido en los últimos 30 años cuando se han producido los descubrimientos arqueológicos más notables en la historia de la arqueología Peruana de la costa norte, que no solo nos han causado asombro, sino que además han permitido reconfigurar las nociones que tenemos acerca de las sociedades antiguas del Perú. Esta afortunada coincidencia, de que tantos hallazgos se hayan hecho en tan poco tiempo, y que estos hayan estado en manos de equipos científicos nacionales, con la participación de algunos extranjeros, es solo un reconocimiento a la constancia, calidad y en muchos casos terquedad y tesón, de estos equipos y sus líderes. Es menester destacar el papel que ha tenido en esta revolución paradigmática arqueólogos como Walter Alva, Ruth Shady, Bernarda Delgado, Santiago Uceda, Regulo Franco, Carlos Elera, y por supuesto Carlos Wester, por nombrar solo algunos de los investigadores que han tenido a su cargo estos trascendentales descubrimientos, todos ellos trabajando con grupos de jóvenes arqueólogos igualmente dedicados. Es importante reconocer el trabajo y la contribución de esta generación de arqueólogos, pues a ellos y a su inquebrantable curiosidad y dedicación es que por siempre deberemos los descubrimientos que hoy y en el futuro marcaran esta época, nuestra época. Pero es por todos conocido, y puebla nuestro folclore, que antes que estos notables arqueólogos, otras personas realizaron descubrimientos fantásticos. Desde que los primeros colonos españoles decidieron sistemáticamente saquear los templos y cementerios de nuestros antepasados, continuando en la República con huaqueros de toda calaña, hasta los más recientes comerciantes inescrupulosos y coleccionistas deshonestos, todos ambicionaron satisfacer su curiosidad extirpando de las entrañas de la tierra los tesoros de esos pueblos de indios con los
que evidentemente nunca sintieron ninguna relación. Si algo caracteriza a la generación presente de arqueólogos es el reconocimiento de que su tarea ha sido rescatar nuestro pasado, nuestra historia y nuestra herencia, que iba dilapidándose y se desvanecía ante nuestros ojos a medida que se iban destruyendo los sitios y se saqueaban las tumbas. Esta tarea de rescate se ha vuelto aún más imperativa y urgente en los últimos años, ante el avance avasallador de una nueva encarnación de los extirpadores, que justificados por la necesidad de desarrollo o movidos por el mero lucro, ha logrado destruir en una sola generación más de lo que 500 años de saqueo colonial y desidia republicana no pudo hacer. Ante esto se erige la noción del bien público, de la necesidad de rescatar para la sociedad, la del presente y la del futuro, los pocos restos que quedan, antes de que otro Caterpillar termine por pasar encima de los sitios arqueológicos. Los restos del pasado, los que pueblan nuestros museos y centros de investigación, son bienes públicos, les pertenecen a todos los peruanos y están bajo la custodia experta de estos profesionales. Pero también son bienes de la humanidad, de la memoria común de quienes fuimos y somos en este planeta, de cómo interactuamos entre nosotros, de cómo respetamos no solo el medio que nos rodea sino también la herencia cultural que recibimos. Los descubrimientos que se presentan en este extraordinario volumen, a cargo del Director del Museo Nacional Brunnig de Lambayeque, el Magister Carlos Wester La Torre, son un ejemplo de cómo se deben conducir los esfuerzos que caracterizan hoy a la arqueología de esta región. Quisiera destacar el carácter silencioso, sostenido y sistemático del trabajo; su falta de una arrogancia que es lamentablemente muy común entre los arqueólogos, y que nos lleva a pensar que nuestros hallazgos son la pieza clave que se requería para cambiar el rumbo de la historia. No es el caso de las verdaderamente importantes excavaciones realizadas en Chornancap, del descubrimiento de la tumba de una de las mujeres más ricas y seguramente más
poderosas en el Antiguo Perú. Se trata de un descubrimiento que quizá no apareció en las portadas de los diarios, sino que fue el resultado de la acumulación de trabajo de un dedicado equipo que a lo largo de los últimos diez años ha venido realizando con responsabilidad y entrega la misión que los fecundadores trazaron para el Museo Brunnig, una de las instituciones tutelares de esta región. Esta misión, rescatar, atesorar, conservar y presentar al mundo la historia y la grandeza de las antiguas civilizaciones que poblaron Lambayeque, nuevamente se traduce en un programa de investigaciones científicas de uno de sus más importantes monumentos de la región. Bien hubieran podido los arqueólogos del Museo Brunnig escudarse en la desidia y la crónica falta de recursos, y esperar la llegada de algún equipo de investigación a que realizara el trabajo. A decir verdad tanto la Huaca Chotuna como Chornancap habían sido ya excavadas por un equipo norteamericano por lo que podíamos presumir que ya se sabía todo lo que se tenía que saber de estos monumentos, incluso de su misteriosa relación con la leyenda de Naylamp, que explica la fundación de esta región. Pero las buenas intenciones no son suficientes sin los recursos que se requieren para llevar adelante los planes y programas y en este sentido es menester reconocer el hecho de que la edad de oro de la arqueología lambayecana ha estado sin duda relacionada con la creación de una unidad de gestión, La unidad Ejecutora No 005 Naylamp Lambayeque, que ha dotado de recursos y de apoyo administrativo a programas como el que aquí se presenta de manera impecable. Más allá de sorprendernos, los hallazgos realizados por Carlos Wester y el equipo del Museo Brunnig permitirán reconsiderar algunos de los más importantes aspectos de las sociedades norteñas, como la configuración de sus sistemas de poder, por el encumbramiento de mujeres como lideresas religiosas y seguramente políticas de estas sociedades, y por el carácter múltiple de las unidades políticas que conformaban el mosaico de sociedades que, en conjunto, reconocemos
como
Lambayeque.
Estas
son
cuestiones
trascendentales
para
entender cómo se constituyó la sociedad Lambayeque, para poder asumir que debieron existir mecanismos de interacción que permitieran que las diferentes unidades políticas, independientes en lo político, se integraron a través de sistemas económicos, sociales e ideológicos comunes. En estos tres puntos es posible ver una coherencia con los descubrimientos que se han realizado en otras áreas de la costa norte y con las consideraciones esenciales de organización geopolítica con las que hoy nos aproximamos al estudio de estas sociedades. Los hallazgos que aquí se presentan son solo una introducción a lo que nos espera si continuamos con investigaciones sistemáticas y sostenidas, si contamos con los recursos públicos que permitan ampliar la frontera de nuestro conocimiento, si además podemos atraer la inversión privada en esta tarea que no solo nos dan orgullo sino que contribuye a la formación de nuestra identidad. Finalmente, los recursos, públicos o privados, no podrían por si solos lograr nada si no tuviéramos la fortuna que contar con investigadores como Carlos Wester, Fausto Saldaña, Samuel Castillo, Marco Fernández, Juan Martínez Fiestas, Manuel Curo, Julio Cesar Fernández y tantos otros jóvenes arqueólogos que han hecho posible que hoy disfrutemos con lo que hoy nos presenta esta impecable publicación.
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PROLOGO Arql. Alfredo Narvaez Vargas
La arqueología peruana en general y la norteña y lambayecana en especial se encuentran de plácemes, pues el arqueólogo Carlos Wester La Torre hace entrega de un excelente libro dedicado a Chornancap, monumento en el que se descubrió un conjunto de edificaciones, arte mural y entierros de elite extraordinarios que contribuyen de manera consistente con la arqueología lambayecana. Probablemente lo que más se recuerde de este reciente proyecto científico, sea el hallazgo de la tumba de la ahora famosa Sacerdotisa de Chornancap, por la cantidad y calidad de sus ornamentos y por el rol que debió cumplir en una sociedad jerárquica. Por primera vez se descubría una mujer de esta época, formando parte importante de un grupo selecto en el seno del poder. Sin embargo, Chornancap debe ser comprendido además, por las asociaciones entre este extraordinario hallazgo y la arquitectura, como consecuencia de un paciente trabajo en los últimos años, que con mucha constancia permitió en principio comprender aspectos esenciales del asentamiento, los detalles de la arquitectura y sus asociaciones, para luego relacionar el entierro del personaje con un contexto amplio y notable. Sin ninguna duda, este libro marca uno de los hitos en el conocimiento del pasado prehispánico lambayecano, entendido como un territorio parte de un escenario mayor, tanto en el plano geográfico como temporal. Por esta razón y de modo ordenado, el autor inicia su obra con una mirada panorámica del territorio costeño y norteño, incluyendo además a la sierra, llamando la atención respecto de los datos científicos relacionados con los entierros de personajes de elite más importantes, buscando a través de ellos elementos que permitan una argumentación respecto del personaje femenino al que ha llamado la Sacerdotisa de Chornancap. La comprensión previa de este panorama le permite luego dirigir su mirada al entendimiento de la cultura Lambayeque, incluyendo una definición de su territorio a la luz del conocimiento actual, por lo menos en el área nuclear.
En este entendimiento, el autor ratifica la identificación del personaje principal de esta tradición cultural, como Naymlap, este héroe que arriba a esta parte de la costa norte, procedente de algún lugar ubicado en la “parte suprema”, como sostiene la versión de Cabello de Balboa, recogida en 1586. Esta idea básica promovida por otros autores (Kauffmann 1986), es asumida por Wester, ratificando la idea de Naymlap, en las secciones introductorias del libro, como una deidad que se expresa en diferentes ornamentos, atributos o gestos rituales, generalizándolo, además, a través del famoso “huaco rey”, vasija prototípica de esta tradición cultural, desde sus orígenes, hasta el final de este proceso regional, previo a la llegada de los españoles. En esta sección del libro, además, ratifica el concepto de Naymlap como “Dios Naymlap”, deidad única y que según el autor, permite dar solidez a la estructura social y política del estado lambayecano. Sin embargo, a la luz del estudio detallado de los materiales asociados al entierro femenino de elite en Chornancap, en especial, de la iconografía de los objetos rituales asociados, el autor plantea luego la existencia de una deidad femenina, concordando con propuestas previas basadas en el estudio iconográfico del famoso Vaso de Denver (Mackey y Pillsbury 2013, Narváez 2014), que hemos considerado como una especie de “Génesis” de la compleja mitología lambayecana. Precisamente, los materiales procedentes de los entierros de elite de Chornancap, constituyen una fuente sumamente valiosa para dar continuidad al debate respecto de la mitología norteña y lambayecana en particular, aspectos sobre los que haremos algunos comentarios adicionales más adelante. Un caso específico es la imagen representada en la corona que luce el personaje de Chornancap, asociado a dos elementos importantes: un telar en forma de “X” y una media luna creciente. Por estas y otras asociaciones iconográficas, la consideramos en su momento como una deidad femenina, corroborando la propuesta con un tocado bipolar de serpientes, atributos que justamente luce la
máscara del fardo funerario de la Sacerdotisa de Chornancap, tal como el autor del libro menciona. Uno de los aspectos más valiosos del libro que hoy prologamos, radica en el prolijo estudio espacial de la arquitectura relacionada con el edificio principal, trabajado por otros investigadores de una manera bastante limitada. El enfoque metodológico de campo, permitió el registro de un conjunto articulado de espacios interrelacionados cuya complejidad es interpretada correctamente como un recinto de elite, incluyendo espacios cuya relación con conceptos de ritualidad y sacralidad es consistente. En especial, deben mencionarse los espacios relacionados con el patio del trono, interconectado con estructuras cuyo simbolismo es muy profundo, como los módulos laterales al patio del trono, ubicados de modo opuesto y simétrico, luciendo como elemento de mayor importancia, la cola enroscada de un felino hacia arriba, que emana de una banda simple que se comporta como una estructura adintelada que separa la cola de un espacio inferior de mayor extensión vertical, que da la idea de mayor profundidad. Desde nuestro punto de vista, esta gráfica expresa el rol de la cola del felino como un elemento conector de mundos opuestos, como lo hemos expresado antes (Narváez 2014). Si esto es correcto, el aspecto religioso y ritual, está imbuido además de profundos simbolismos en el campo mítico. Lo mismo podríamos decir del área este al patio del trono, en la que se aprecia un friso policromo pintado con escenas complejas y además, otro espacio que expresa arquitectónicamente la relación entre el símbolo escalonado y la ola, que permiten al autor sugerir la existencia de un espacio ritual para el “recorrido de transformación” del sacerdote, pues el estrecho corredor que forman estos símbolos arquitectónicos, admiten el paso de una sola persona a la vez. Estos espacios arquitectónicos han sido objeto de varias remodelaciones a lo largo del tiempo, sin embargo, nunca perdieron su función religiosa.
Un capítulo igualmente importante, es el detalle en la descripción del registro de las tumbas de Chornancap, los detalles completos de la tumba de la sacerdotisa, incluyendo el fardo fúnebre, luego de la excavación de varias capas de hallazgos notables: cerámica fina de diferentes alfares, grandes cantidades de vasijas en miniaturas, conocidas como “crisoles”, telas pintadas cubiertas de colgajos metálicos y capas de barro con las huellas de los pies de los constructores. Estos elementos resultan muy valiosos pues corroboran la presencia de estas telas pintadas como elementos finales en la sepultura de estos personajes. Podemos decir, además, que esta capa de barro con huellas de pies, atestigua la labor de algunas de las personas relacionadas con la ceremonia fúnebre y expresa un concepto poco conocido que relaciona al barro como material parte del sello del pozo en el que se colocó el entierro. Uno de los aspectos más notables y sin duda dramáticos de este extraordinario hallazgo, fue la verificación de una cara máscara metálica, adornada con “lacrimones” y un tocado “bipolar”, que corrobora la propuesta de identidad de género como de orden femenino a partir de nuestro trabajo en Huaca Las Balsas y el estudio introductorio sobre la mitología lambayecana. Entre los aspectos que nos llamó la atención, ha sido la recurrencia notoria de vasos de diverso tipo en asociación con el personaje femenino. Estos vasos y copas, no solamente fueron elaborados por eximios especialistas, sino que utilizaron metales preciosos adornados como elementos iconográficos que corroboran lo complejo del aspecto mitológico de esta civilización norteña. Este hallazgo científico nos permite una mejor idea para la comprensión de objetos semejantes en poder de coleccionistas privados o museos, consecuencia del saqueo clandestino de sitios arqueológicos en esta región. Este singular hallazgo, relaciona al personaje femenino, además, con un conjunto de joyería femenina de muy alta calidad, incluyendo objetos
de perlas con cuentas de oro y plata y el hallazgo de obras de arte exquisitas, como la litera en miniatura tallada en conchas marinas, piruros de metal, tupu de cobre, estatuillas de piedra en miniatura, morteros y ollas en miniatura también, vara de mando de madera, asociados a su rol femenino en el campo chamánico. Este rol se ve claramente expresado además en la presencia de orejeras decoradas con flores como parte del ajuar fúnebre. Al margen de lo correcto o no de la relación formal de estas flores con las tajadas del San Pedro, cactus alucinógeno de uso chamánico, son un elemento propio y bastante difundido en el escenario chamánico universal. Vemos pues, que diversos argumentos favorecen la identificación del personaje con el complejo mundo religioso y la estructura social del antiguo territorio de Chornancap, rol al que Wester agrega el del poder político y el de ancestro mítico luego de la muerte, por la calidad de la sepultura y su relación o asociación con el conjunto arquitectónico. Como sostiene el autor, este hallazgo científico, nos ubica en el inicio de un largo camino en la búsqueda del rol de la mujer en la sociedad prehispánica lambayecana, antes de la llegada de incas y españoles. El trabajo muestra además los resultados de una intervención interdisciplinaria, con un interesante estudio en el campo de la bioarqueología, que ha permitido conocer diversos rasgos físicos del personaje, pero además, el uso de tecnología que permite la reconstrucción del rostro, devolviéndolo al presente. Sin duda, una herramienta muy poderosa en el campo de la interpretación del patrimonio. El hallazgo de una tumba adicional, del personaje conocido como el Señor de los Spondylus, ubicada por debajo de la tumba de la sacerdotisa, constituye un hecho sin precedentes en la arqueología regional. Su asociación con una cámara funeraria, en posición de cúbito dorsal, siguiendo el viejo concepto de la tradición moche, son elementos
realmente significativos, a los que se suma una vasija de estilo moche final, que el autor considera como una reliquia, objeto de importancia que lo acompañó hasta la tumba. Las reflexiones en torno a la relación simbólica de los entierros de Chornancap con el agua del subsuelo que dificultó la excavación- tienen mucho sentido, pues puede reiterar el caso previo de las famosas tumbas del sitio de Pómac. Así, la relación de tan importantes personajes con el agua los puede identificar como intermediarios con el mundo divino. Sin lugar a dudas, las propuestas de Wester a consecuencia de la revisión de la iconografía plasmada en los objetos asociados con los contextos funerarios y la arquitectura, son bastante pertinentes. Y es que los materiales, varios de ellos muy novedosos lo permiten. Su importancia para la comprensión del complejo mundo mítico en Lambayeque prehispánico ha sido enfocada a la luz de los más recientes estudios iconográficos que hemos mencionado antes, realizando aportes interesantes. Entre ellos, la propuesta de asociar la arquitectura que el vaso de Denver muestra con el patrón arquitectónico de Huaca Chornancap, que debemos decirlo, también se aprecia en algunos de los edificios de Túcume y el sitio de Pómac. Finalmente, concordamos con el autor respecto de la organización socio política de los asentamientos Lambayeque, pues el rol de los personajes de elite en Chornancap, permite discutir la existencia de más de un centro de poder y no uno solo. La situación actual permite un escenario distinto, en el que la organización política de la sociedad Lambayeque no tuvo un centro único de poder que define un estado altamente centralizado y jerárquico. Estudios futuros en los demás sitios monumentales de esta época serán necesarios y contribuirán con el debate de estos planteamientos en su momento. Felicitaciones a Carlos Wester por este logro importante y a través de él a todo su equipo auxiliar, técnico y profesional del Proyecto Arqueológico Chotuna-Chornancap y el Museo Brüning de Lambayeque.
COMENTARIO Dra. Joanne Pillsbury The Metropolitan Museum of A rt New York, USA
A mediados de siglo XX, si uno quería conocer como vivían las mujeres en el antiguo Perú había que recurrir a las fuentes históricas escritas en la época colonial. En ellas podemos encontrar descripciones de las aellas, las mujeres escogidas por el Inca, y las capullanas, mujeres aristócratas de la cultura Tallán de los valles de Piura y Chira. Sin embargo, estas menciones fueron breves ya que las mujeres recibían mucho menos atención que los hombres de elite, en parte porque en tales registros, las descripciones no estaban relacionadas a las distintas funciones que las mujeres desempeñaban en los Andes. En la década de 1970, los antropólogos Patricia Lyon y Christopher Donnan, entre otros, empezaron a reconocer que ciertas figuras en el arte precolombino podían representar a mujeres, mujeres poderosas y mujeres íntimamente asociadas con ciertas prácticas rituales. Los estudios iconográficos empezaron entonces a enriquecer la imagen que teníamos de las fuentes históricas. Sin embargo, pasarían otros 20 años para que los arqueólogos propusieran con evidencia física la existencia de mujeres de alto rango, comparables con la tumba del SacerdoteGuerrero del valle de Virú o las espectaculares tumbas del Señor de Sipán, todos pertenecientes a las altas esferas de la sociedad Moche. En 1991, excavaciones en San José de Moro realizadas por Christopher Donnan y Luis Jaime Castillo, y las posteriores excavaciones de Castillo en el mismo sitio, cambiaron esto. Por primera vez, teníamos evidencia de mujeres en los más altos niveles de la sociedad Moche, y que enigmáticamente, guardan estrecha relación con las mujeres representadas en la cerámica Moche. Dichos hallazgos fueron sucedidos por el descubrimiento de la Señora de Cao, una mujer Moche de alto rango excavada en Huaca Cao Viejo por Régulo Franco, César Gálvez y su equipo. Repentinamente, teníamos abundante y nueva información sobre mujeres, lo que nos ofrece una mirada diferente sobre estas y que desconocíamos antes.
Esta increíble evidencia continúa creciendo, sobretodo ahora gracias al extraordinario trabajo del arqueólogo Carlos Wester La Torre en Chornancap. El sitio de Chornancap posee una ubicación estratégica y simbólica,
está ubicado en las costas del Pacifico,
cerca de la desembocadura del rio Lambayeque. Gracias al estudio meticuloso y multi-disciplinario de Wester y su equipo, contamos con una visión excepcional de la vida de las mujeres de alto rango en la cultura Lambayeque (850-1350 d. C.). Una de las grandes fortalezas de esta publicación es su amplio alcance intelectual, pues partiendo de diversas disciplinas como antropología física, etnohistoria e historia del arte, permite al autor entender la singularidad de Chornancap en la prehistoria Andina y la relación entre este y otros sitios arqueológicos de la costa norte Peruana. Una de las muchas contribuciones del estudio de Wester es su enfoque en el contexto más amplio de Chornancap, particularmente en su relación con el paisaje real y el sagrado. Es interesante notar como en el estudio de Wester, la información obtenida de un área de investigación contribuye a preguntas de investigaciones
que corresponden
a
otra área, conduciendo a
conclusiones que no hubieran sido posibles alcanzar si Wester hubiese seguido una simple línea de investigación. Sus excavaciones revelan nuevas formas arquitectónicas o patrones de asentamiento, induce el retorno a las fuentes iconográficas e históricas para su posterior estudio, que a su vez, determina los lineamientos de futuras investigaciones. La publicación de Wester revela una de las correspondencias más sorprendentes entre el registro arqueológico y las artes visuales registradas en el antiguo Perú. En el 2002, junto a Carol Mackey publicamos un artículo sobre dos vasos de plata que se encuentran actualmente en la colección del Museo de Arte de Denver. Hélene Bernier elaboró un admirable dibujo desplegado de una de los vasos, revelando una composición extraordinariamente
compleja. En dicho vaso se representa una figura muy similar a la imagen de la Sacerdotisa presente en la iconografía Moche. Cuando el artículo fue publicado en el año 2013, Wester ya había excavado la tumba de una mujer ataviada que podría haber salido caminando directamente del vaso. Gracias a su trabajo, y el de sus colegas, Alfredo Narváez y otros, nuestro entendimiento del vaso y del sitio de Chornancap se enriquece. Más importante aún, la contextualización del vaso y del mismo sitio en un contexto más amplio de la prehistoria en los Andes ha provocado nuevos conocimientos excepcionalmente importantes en el rol de la mujer, la estructura de la práctica ritual y la naturaleza de la vida de palacio siglos antes del surgimiento de los Incas. Carlos Wester nos deja con una imagen imborrable de Chornancap y su lugar en el mundo. Leyendo estas páginas, uno puede imaginar cómo habría sido acercarse a Chornancap y su mágico escenario, descubrir que sin importar los detalles de las interacciones individuales dentro de estos espacios, los objetos intercambiados dentro de estos recintos fueron infinitamente más valiosos y sagrados por su asociación con este sitio. Ahora, gracias al trabajo de Carlos Wester, tendremos a Chornancap siempre presente, al igual que aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo en la antigüedad.
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AGRADECIMIENTOS Arql. Carlos Wester La Torre
La elaboración de un libro, implica todo un proceso en el cual el investigador se sumerge no solamente en el tiempo sino en el espacio; en ambos casos genera una serie de relaciones, vínculos e intercambios con colegas, investigadores, amigos y compañeros de estudio, quienes de una u otra manera alientan la voluntad de investigar, estimulan el descubrimiento de nuevos retos, pero sobre todo contribuyen con su tiempo a escuchar nuestras ideas. Muchas personas se hallan involucradas en el presente texto, algunos tienen nombre propio, otros se han confundido en mi memoria, pero expreso primero mi eterna gratitud a mis padres Jorge Martin (f) e Irma Yolanda quienes me trajeron al mundo, me cuidaron con amor y me educaron con responsabilidad e inigualable sacrificio; a mis hijos Macarena, Ximena y Carlos Eduardo, que me acompañan con su cariño y ternura, dándole sentido a mi vida. A mis maestros, colegas y a todos aquellos que con una palabra y gesto depositaron su confianza en nuestras investigaciones en Chotuna y Chornancap. Agradezco de manera especial a las instituciones que han apoyado decididamente en la ejecución del proyecto arqueológico: Chotuna - Chornancap, así como en la impresión de este libro, el Ministerio de Cultura, Unidad Ejecutora N°005 Naylamp Lambayeque, Museo Arqueológico Nacional Brüning, Museo de Sitio de Chotuna, Municipalidad
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Provincial de Lambayeque, Comunidad Campesina
San José, al personal del Proyecto, arqueólogos, asistentes, técnicos, dibujantes y personal obrero de los caseríos: Ranchería, Bodegones, Yencala León, San Carlos, El Guabo y El Carrizo. A través de las siguientes líneas, expreso mi particular reconocimiento a la generosa ayuda prestada por amigos y colegas, quienes de alguna u otra manera han brindado su apoyo en las investigaciones arqueológicas en el Complejo Chotuna Chornancap: al Dr. Luis Jaime Castillo Butters, extraordinario maestro y entrañable amigo que siempre
tuvo una expresión y gesto de aliento profesional, sincero y fraterno; al Dr. Christopher B. Donnan reconocido investigador quien con sus palabras estimuló mi interés en Chotuna y Chornancap, al Arql° Luís Alfredo Narváez Vargas, destacado estudioso e investigador cuya lectura del texto, ideas e intercambio de las mismas he plasmado en este trabajo, a la Dra. Joanne Pillsbury, por la oportunidad de tratar el tema de investigación sobre uno de los vasos de plata de la cultura Lambayeque existente en el Museo de Arte de Denver USA, al Dr. Larry Coben, Arql° Solsiré Cusicanqui, al Ing. Armin Bülow y Dr. Bernardo Schmelz, a ellos mi sincera gratitud por su permanente respaldo y apoyo. Al Dr. Santiago Uceda Castillo, distinguido docente, con especial reconocimiento por sus oportunas orientaciones y lectura del borrador que fue enriquecido con sus acertados comentarios, críticas y sugerencias, así como por su amistad. Igualmente a los arqueólogos Luis Coronado Tello y Juan Castañeda Murga, por la revisión del texto. Expreso también mi singular agradecimiento al Dr. Ricardo Morales Gamarra, reconocido y prestigioso conservador que orientó mis inicios en la arqueología. A los Antropólogos Físicos: Mario Millones, Catherine Gaither y Haagen D. Klaus por su valiosa contribución profesional en el análisis y estudio de las osamentas. Tambien agradezco al Dr. Daniel Fairbanks antropólogo forense, quien tuvo a cargo la reconstrución del rostro de la Sacerdotisa de Chornancap. Los estudiantes Callie Chapman, Lauren Coontz, Derrick Nuesmeyer, Chanelle Nichols de la Universidad del valle de Utah y Jenna Hurtubise de la Universidad Estatal de Lousiana de USA, dedicaron su valioso tiempo y profesionalismo en el estudio de los restos humanos de los contextos funerarios que acompañaron al personaje de Chornancap.
Hago constar mi eterna gratitud a la memoria de Susana Meneses Castañeda (f), cuya amistad y aprecio fortaleció mi vocación. Así mismo, a la Dra. Ruth Shady Solís, Dr. Walter Alva Alva, Dr. Jeffrey Quilter, Dr. Terry D'Altroy, Dr. Yuji Seki, Dr. Izumi Shimada, Dr. Milosz Giersz, Arql°. Regulo Franco Jordán, Arql°. Bernarda Delgado Elías, Arql° Ignacio Alva Meneses, Arql° Ulla Holmquist, Arql° Isabel Collazos. Al Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera-Lima, Museo de Arte de DenverUSA, Museo Peabody de la Universidad de Harvard- USA por facilitarme el acceso a imágenes de sus investigaciones y colecciones que ilustran el texto. Las ilustraciones fueron realizadas con la colaboración y calidad profesional del Ing. Robert Francis Gutiérrez Cachay y Alberto Gutiérrez Vásquez experimentado dibujante artístico; Flor de María Wong Falla ayudó con el tipeado del presente documento y Yutaka Yoshii realizó la fotografía profesional que ilustra la presente obra. Expreso también mi singular agradecimiento a los Arqls° Fausto Saldaña Camacho y Samuel Castillo Reyes responsables con el suscrito de la excavación arqueológica y documentación del contexto funerario, así como a Jorge Álvarez Torrealva, Luis Alberto Sánchez Saavedra y Mariela Melendres Soto, por su participación en las excavaciones en Chotuna y Chornancap y con singular estima para: Marco Fernández Manayalle, Juan Martínez Fiestas, Manuel Curo Chambergo, Julio Fernandez Alvarado, Quirino Olivera Nuñez, Jorge Rosas Fernandez, Sam Ghavami y Gabriel Prieto Burmester, colegas y amigos con quienes a lo largo de los años hemos tratado, discutido e intercambiado ideas sobre la cultura Lambayeque. Finalmente, a todas las personas que han hecho posible esta publicación y que por involuntaria omisión no aparecen pero que habitan en mi memoria.
INTRODUCION Arql. Carlos Wester La Torre
El presente texto denominado “Chornancap: Palacio de una Gobernante y Sacerdotisa de la cultura Lambayeque”, forma parte del
resultado
de las excavaciones científicas
multidisciplinarias,
desarrolladas en las temporadas 2011 y 2012 en Huaca Chornancap1, situada al norte del distrito San José, provincia y región Lambayeque, efectuado bajo la dirección del suscrito con un equipo compuesto por: Arqueólogos, Antropólogos Físicos, Conservadores, Arquitecto, Ingeniero Civil, Ingeniero de Sistemas, dibujantes y personal obrero del entorno del monumento arqueológico y de la ciudad de Lambayeque. Cuando los cronistas Miguel Cabello de Balboa (1586) y Justo Modesto Rubiños y Andrade (1782), registraron una de las tradiciones orales más trascendentales y significativas que se conocen en el antiguo Perú; nos narraban la llegada a las playas de la actual caleta San José, de un personaje legendario llamado Ñaymlap, quien habría sido el fundador simbólico de la dinastía del antiguo reino de los Lambayeque, cultura desarrollada en esta región entre los siglos IX al XIV d.C. Este singular relato, contiene valiosa información relacionada con las costumbres de dicho pueblo, como es el caso de la navegación, composición cortesana, modalidad y proceso de colonización, sucesión dinástica, nombres de personajes, escenarios, patrones funerarios de élite, prácticas religiosas, tradiciones conyugales, etc. El
relato del
arribo de
Ñaymlap describiría
al
parecer el
reordenamiento del pueblo Mochica del norte (Castillo y Donnan 1994) que coincidiría con el reflejo de la irrupción cultural del sur y la expresión 1 Jorge Zevallos Quiñonez (1993), sostiene que el vocablo es Chornancáp y que en 1906 se escribía SEORNANCACUM, considerada huaca lindero en las tierras de la parcialidad de CORÑAM, cerca de Lambayeque (Archivo Víctor Rivadeneira en Lambayeque 1736 AVRL).
Cajamarca, que probablemente produjo el decaimiento o colapso de la sociedad Moche en la costa norte del Perú en los siglos VII al VIII d.C (Castillo 2003; Castillo y Donnan op. cit.; Rucabado 2008 y Uceda y Mujica 2003). Fue tanto el prestigio que habría alcanzado Ñaymlap, que su pueblo lo perennizó y simbolizó en una serie de materiales y escenarios difundidos en todo su territorio al cual luego los españoles
2 Hans H. Brüning (1922), considera en sus estudios que el vocablo LAMBAYEQUE proviene del topónimo Llampallec.
bautizaron con el nombre del ídolo que representaba a este caudillo: Llampallec, conocido hoy como Lambayeque2.
No es propósito en la presente publicación, discutir el significado de la Leyenda de Ñaymlap, su valor ni mucho menos el contexto de la terminología derivada de ella o de otras propuestas que al respecto se han formulado. Nuestro interés, en primer lugar, es presentar los resultados producto de las sostenidas investigaciones arqueológicas, efectuadas en Huaca Chornancap y su entorno, que han permitido rescatar extraordinaria información para reconstruir no sólo la historia del sitio, sino entender la jerarquizada organización sociopolítica de la elite de la cultura Lambayeque de Chornancap; y en segundo lugar, identificar las posibles actividades ceremoniales, los protagonistas de los rituales, pero sobre todo el complejo sistema ideológico que convierte a este escenario en una de las principales zonas de concentración de poder y religiosidad que se conoce en Lambayeque y que está estrechamente ligada al ámbito marítimo como geografía sagrada (Elera 2008) y asociado a la presencia de una importante dignataria o sacerdotisa. De otro lado, a través de continuas excavaciones arqueológicas desarrolladas en el valle La Leche, Izumi Shimada (1985, 1995 y 2014b), ha puesto en segundo plano el valor histórico del relato de Ñaymlap, elaborando una secuencia ocupacional que se desarrollaría desde el final de los Mochicas hacia la cultura Lambayeque, incluyendo el cambio de la designación de cultura Lambayeque por el topónimo Sicán3, propuesta que a nuestro entender y con los resultados con los que disponemos hoy, debe ser replanteada, pero que en todo caso se
32
aplicaría solo para denominar el área y/o territorio del Santuario Histórico Bosque de Pomac, en el ámbito de la ex-hacienda Batán Grande y no para involucrar a la expresión cultural de toda la región Lambayeque bajo una nueva denominación cuya unidad cultural y paisajística esta caracterizada e identificada por un estilo cuya identidad va más allá de las tumbas de élite excavadas, cuyos materiales han sido acertadamente 3 Izumi Shimada (1985), propone el término SICAN para denominar a la cultura Lambayeque.
descritos y estudiados por el Historiador Jorge Zevallos Quiñonez (1971 y 1989), así como estudios realizados por Alva (1985), Kauffmann (1989
y 1992), Donnan (1989 y 2012) , Castillo (2003),
Narváez (2011 y
2014a y 2014b) entre otros. Al respecto, debemos precisar que Chotuna-Chornancap constituye un importante y emblemático complejo arquitectónico, que formó parte del desarrollo de la cultura Lambayeque en el norte del Perú. La pirámide principal que sobresale imponente, corresponde a Huaca Chotuna ubicada a 4 kilómetros del litoral del pacífico en una zona intermedia, a la cual se asocian diversos edificios de forma tronco piramidal, separados por zonas urbanas, áreas públicas y domésticas, algunas sepultadas por enormes dunas de arena eólica. Huaca Gloria (Donnan 1989), llamada Huaca de los Frisos (Wester 2010), se ubica al noreste de Huaca Chotuna, es el edificio que se hallaba parcialmente enterrado y contiene restos de relieves pintados que representan escenas complejas que aluden al mar, aves, felinos, serpientes; y que presenta la plaza de planta rectangular en eje norte sur con acceso indirecto ubicado al norte. Al norte de Chotuna, se ha excavado y puesto al descubierto una estructura platafórmica, que denominamos Huaca de la “Ola Antropomorfa” (Wester op. cit.),
que
presenta
pinturas murales
polícromas y frisos, estructura que estaba cubierta por una enorme duna de arena; las imágenes representadas aluden implícitamente a dos escenarios el mar (representado por la ola antropomorfa policroma) y la luna (definida por los frisos circulares). Huaca Norte, ahora conocida como Huaca de los Sacrificios, sumamente importante por haberse excavado 33 entierros, en su mayoría de sexo femenino entre niñas, adolescentes y algunas adultas, todos correspondientes a rituales de sacrificios humanos vinculados al período Chimú-Inca que se relacionan con el crecimiento del edificio como una especie de ritual de renovación simbólica. Huaca Susy, al este de Huaca Gloria, rodeada hacia el norte de estructuras domésticas, donde también se evidencia un crecimiento vertical con materiales que sugieren una ocupación del sitio desde el Lambayeque Tardío, Chimú e Inca.
Huaca Chornancap, emplazada al oeste de Chotuna constituye un edificio estratégicamente ubicado entre el mar y la desembocadura del río Lambayeque, que ha reportado uno de los más importantes hallazgos como es el caso del trono sagrado y la residencia de élite donde se ha documentado el extraordinario contexto funerario de la denominada Gobernante o Sacerdotisa Suprema de Chornancap, uno de los episodios y contextos funerarios más notables de la cultura Lambayeque, único en su género que contribuye al debate sobre la presencia de mujeres en el escenario del poder y religiosidad en los andes centrales, así como sus roles en la historia y la connotación semi-divina que adquieren en la memoria de su pueblo. Bajo este importante contexto yacía la sepultura de un personaje de elite que hemos denominado El personaje de los spondylus, que permite demostrar la intensa actividad publica y ceremonial en este complejo monumental, así como la existencia de una estructura sociopolítica que controla este territorio y que lo usa para perennisar su existencia.
34
CRONOLOGÍA IM PERIO INCA 1 4 7 0 - 1532 d.C.
ESTADOS REGIONALES 900 - 1 4 7 0 d.C.
INCA
FORMATIVO c 1800 a . C . - 1 0 0 d.
ARCAICO 5 0 0 0 - 1 8 0 0 a.C.
£ £
CHAN CHAM CHOTUNA CHORNANCAP
TRAN SICIO NAL INFLUENCIA FO R ANEA 700 - 900 d.C. DESARROLLOS REGIONALES 100 - 700 d.C.
^
HUACA BANDERA SAN JOSÉ DE MORO
PAMPAGRANDE SÍPÁN
«m! I p l p fjg í
^
COLLUP
VENTARRON CARAL \
LÍTICO 10000 - 5000 a.C.
á
PAÍJÁN
PRIMERA PARTE ESCENARIOS SAGRADOS Y RITUALES FUNERARIOS
CAPÍTULO I 1.1 Espacios arquitectónicos como escenarios sagrados. La arqueología de la cultura Lambayeque está
de conexión con deidades ancestrales y finalmente el
asociada a elementos que permiten entender y reconstruir
acceso al área andina y evidentemente al Marañón y
su estructura sociopolítica, económica e ideológica, nos
Amazonia, que se convierten en los aspectos de mayor
referimos a aspectos como: territorialidad, arquitectura
influencia que han generado la consolidación de la
monumental,
cultura Lambayeque.
relaciones
comerciales,
producción
de bienes, jerarquía política y religiosa, rituales y
En cuanto a la configuración del territorio y su
consecuentemente la tradición oral (leyenda de Ñaymlap).
entorno, este se convierte en un componente básico
A pesar de quienes discuten y cuestionan el valor de la
sobre el cual actúa el hombre para transformarlo y
tradición oral sobre Ñaymlap (Shimada 1995 y 2014a; Zuidema 1990), este relato se ha convertido en motivo
aprovecharlo; a pesar de ello existen condiciones climáticas o fenómenos que ejercen fuerte influencia
de debate (Zevallos 1989), con pruebas arqueológicas
en la distribución del territorio; en el caso singular de
cada vez más consistentes (Narváez 201 1, 201 4a y
la costa norte del Perú (Figura 1), lo constituyen las
2014b; Paredes 1987; Rucabado 2008,
Fernández
corrientes marinas de Humboldt de aguas frías y la
2012, Wester 2013). No obstante, para reflexionar sobre
corriente marina El Niño de aguas cálidas. Hechas estas
la dinámica urbana regional y macroregional de esta sociedad y analizar los espacios arquitectónicos como
precisiones con respecto al territorio y a la geografía de la costa, es necesario examinar el panorama arquitectónico
escenarios sagrados, es indispensable examinar en la
en el contexto de la historia regional, macro regional y la
historia de la cultura Lambayeque y buscar argumentos en su pasado para entender a esta sociedad como el
influencia que esta ha recibido a lo largo de los siglos. Las evidencias sobre el periodo Arcaico o Preceramico
resultado y consecuencia de un proceso de continuidad
con agricultura (Lumbreras 1981), fueron inicialmente
y cambios. En este contexto, el primer escenario que evaluamos
documentadas en el norte peruano en huaca Prieta en
está referido al territorio, un ámbito geográfico con
1948 por Junius Bird, los resultados que muestra su
superficie regular, de leves contrastes, con valles que discurren perpendicularmente en la región que
trabajo pionero, certifican la ausencia de cerámica y una
garantizan la estabilidad del agua como el componente
consecuencia de la proximidad con el litoral, así como
básico de la productividad agrícola y de la vida en
arquitectura de piedra construida por cantos rodados
general. Paralelamente, el litoral marítimo aseguró
y domesticación de plantas y animales, asociados a
valiosos recursos no solo para la subsistencia sino para
nuevas formas de organización, proceso que ha venido
inspiración ideológica y mágico religiosa, como elemento
en llamarse: Neolitizacion (Lumbreras op. cit).
la parte baja del valle de Chicama y presentadas en
evidente actividad extractiva en el océano Pacifico como
39
Posteriormente, con las investigaciones de Tom Dillehay (1992), en el sitio de Nanchoc ubicado en la cabecera del valle de Zaña, donde registró montículos con estructuras simples de probable uso ritual, asociados a grupos de cazadores no especializados y horticultores incipientes de una antigüedad de 8000 a 5000 años antes del presente (Dillehay op. cit.), se convierten en
Fig. 1. M Paisaje de la Costa en Lambayeque.
valiosas evidencias para certificar la antigua data de la ocupación en la región Lambayeque, con un modelo de asentamientos dispersos en el Arcaico Tardío, hacia
Fig. 2. ▼
un modelo de organización más compleja que tiene su
Edificio Principal Mayor de la Ciudad Sagrada de Caral.
máxima expresión en el valle de Supe en el sitio Caral (Figura 2) perteneciente al Formativo Inicial, y que es considerado como el escenario físico social para el surgimiento y consolidación de la ciudad y estado más antiguo del nuevo mundo (Shady 2003).
La expresión física de los edificios en Caral revela de
Pacífico, que en suma revelan la existencia de un centro
manera indiscutible que estamos ante uno de los paisajes
simbólico con culto al fuego, arquitectura con murales
culturales más antiguos de América precolombina, cuya configuración permite reconocer el desarrollo de
policromos con escenas de cacería de venado -llamado
actividades
productivas,
convierten en un centro religioso de especial valor único
estructura política, desarrollo de arte (música), que
en su género en la costa norte del Perú. Este centro
expresan a una sociedad altamente organizada. Esta
ceremonial del Formativo inicial, asociado al valle y a una
investigación abrió las puertas para el entendimiento sobre
elevada montaña como paisaje, constituye la más clara y
lo que sucedió al final del Arcaico e inicio del Formativo en los Andes centrales, sobre todo en un escenario poco
remota evidencia del vigoroso surgimiento del urbanismo temprano en Lambayeque,y muestra como los grandes
explorado como es la arquitectura publica monumental y
centros de culto están inspirados en armonía con el
de función ceremonial. La concentración de importantes asentamientos entre la costa y el valle medio en lugares
paisaje. Centros
como Caral, Vichama, Bandurria, Végueta, Las Shicras,
emergen en los años siguientes en esta región como:
Áspero, etc., constituyen un claro indicador de como este territorio se convirtió en el escenario ideal para
Purulén, Corbacho, Guayaquil, Huaca el Toro, El Búho,
este desarrollo que encuentra en la arquitectura y en su
de Zaña, Morro Eten, Collud en el valle de Reque, Raca
entorno la expresión material del paisaje sagrado (Shady
Rumi en Chongoyape, Huaca Lucia en el valle La Leche
2003).
y Boliches en el valle de Olmos, todos ellos como parte
ceremoniales,
comerciales,
mural del venado cautivo- (Alva Meneses op. cit.), que lo
ceremoniales
de
esta
magnitud,
que
El Águila, Chumbenique, Poro Poro y Udima en el valle
Al abordar esta compleja combinación de elementos
del explosivo apogeo que toma la religiosidad y que se
urbanos y ceremoniales, tiene sentido en varios aspectos reflexionar sobre la perspectiva de la arquitectura como
expresa en edificios y parajes que son centros del poder
escenario simbólico (Shimada 2014a:53-54), es decir
rituales durante los 1500 años a.C. Esta época asociada
cuando esta revela un mensaje como el caso de la forma
a una agricultura desarrollada, con técnicas alfareras y
del puma para el Cuzco (Shimada 2014a [Gasparini y
sofisticadas obras orfebres, así como jerarquías sociales
Margolies 1980; Hyslop 1990; Rowe 1968 y Zuidema
y una estructura sociopolítica estrictamente religiosa y
1983]), o como el símbolo de la montaña y la ola, tan
de fundamento teocrático, asociada tradicionalmente
recurrentemente representado en el arte Mochica y
con una deidad ancestral que se configura como la
Lambayeque que alude al tema del poder y el agua
divinidad felínica con atributos de serpiente, ave rapaz
(Bock 2003 y 2012). Un aspecto que hay que destacar en
y ser humano, conocida como: Falcónida. Esta imagen
la arquitectura temprana de Lambayeque, es que se ha
aparece frecuente y recurrentemente representada en la
documentado científicamente un templo perteneciente al
arquitectura así como en la producción material.
político y culto religioso, escenarios sagrados para los
43
Formativo Inicial, se trata de un singular centro ceremonial cuya construcción ubicada en la parte baja del cerro Ventarrón en la margen norte del rio Reque, el mismo que corresponde a un edificio pintado de varias fases, con típicos rasgos de arquitectura publica y convertido en el
Fig. 3. ► Chavín de Huántar, escenario sagrado.
reflejo del discurso religioso de la época (Alva Meneses 2012). El funcionamiento de este extraordinario edificio, estuvo vinculado no solo a actividades rituales de elevado contenido ideológico, sino que la población desarrolló
Fig. 4. ►
una agricultura con algodón, usó productos traídos de la
Templo de Pacopampa, escenario del Formativo medio.
zona amazónica y mantuvo una conexión con el litoral del
En los Andes centrales existen extraordinarias
Poemape excavados por Carlos Elera (1993 y 1998).
evidencias que permiten demostrar que la arquitectura
Todos estos centros ceremoniales concebidos en un
monumental se convierte en esta época en el escenario
espacio sagrado vinculados al agua, con un modelo
público principal para asegurar la presencia de la elite
arquitectónico que es el reflejo de la arquitectura con
sacerdotal que transmite la liturgia y conduce los rituales.
planta en “U”, plaza delantera cuadrangular, acceso
En la región norte de los Andes, existen casos concretos,
mediante escalinata empotrada ubicada al centro del
como son los centros ceremoniales de: Montegrande,
edificio principal (Figura 3).
Kuntur Wasi excavados por la misión japonesa dirigida
Al
analizar
la configuración,
emplazamiento y
por Yoshio Onuki (Onuki 1997), Pacopampa investigado
distribución de estos centros ceremoniales del Formativo
bajo la dirección de Yuji Seki (Seki et. al. 2010 y Seki
en la costa y sierra norte del Perú, debemos reflexionar
2014), Poro Poro y Udima excavado por Walter Alva y
si cada uno de estos centros fue autónomo y sirvieron
Susana Meneses (Alva 1985), posteriormente en una nueva temporada por Walter Alva y Emma Eyzaguirre
como centros sociopolíticos religiosos de un grupo social (Burger y Salazar 2014:308), o es que pueden
(2012), Purulén (Alva 1985), Templo El Rollo en el rio
ser interpretados como lugares sagrados o huacas
Paltic (Wester et. al. 2000), La Congona excavado por
conmemorativas de ancestros y fuerzas míticas y/o supernaturales responsables de la prosperidad de la
Walter Alva y Emma Eyzaguirre (2013), Morro Eten y
comunidad (Burger y Salazar op. cit.). Otro elemento que
que podemos citar son: Kuntur Wasi, Pacopampa (Figura
es necesario destacar, especialmente en los edificios
4), El Rollo y Udima por citar los más reconocidos. Este
del periodo Formativo en la Sierra norte del Perú, es que la gran mayoría están asociados a una ubicación
breve recuento de los grandes centros ceremoniales del periodo Formativo en el norte (costa y sierra),
estratégica en una ladera plana de la montaña, mirando
permiten demostrar que el rasgo de escenario sagrado
al escenario donde se ubica un rio o cauce de una
no solo estaba marcado por la monumentalidad de la
quebrada, y estos a su vez tienen en el interior de la
construcción, sino que estos se asocian a una geografía
construcción monumental principal una trama de canales
o paisaje sagrado. Las ceremonias religiosas más
subterráneos (Onuki 1997, Seki et. al. 2010 y Seki 2014;
importantes se desarrollaban en estos lugares, donde
Alva 1985, Wester et. al. 2000), que se articulan como un
la elite sacerdotal transmite su discurso con una liturgia
tejido que genera la circulación del agua, en una mágica
que se mezcla con gestos, acciones y ornamentos
escena de culto al agua y a su vez a la fertilidad agrícola.
que contribuyen a legitimar los rituales, el poder y la
Esta trama de canales subterráneos da la idea que el
naturaleza sagrada de estos espacios arquitectónicos en
edificio se constituye en un centro que genera el agua,
el cual su entorno formo parte del ámbito ceremonial.
la misma que se precipita hacia el exterior como parte del ritual simbólico al agua elemento sagrado. Casos
Dos elementos complementan esta reflexión, el
Hacia los primeros años de la era cristiana, durante
primero es que en esta época surge un singular y
el
peculiar estilo de cerámica fina (Chavín y Cupisnique),
Tempranos o Periodo Intermedio Temprano (Lumbreras
que se convierte en el espacio donde el discurso ritual
1981 y Rowe 1962), desarrollado entre los años 500
es transmitido por la clase sacerdotal a la población;
a.C. hacia 850 d.C., se producen profundos cambios
el segundo es el impresionante despliegue para lograr
en los Andes centrales, que son el resultado de un
bienes confeccionados en oro, plata y platino que
proceso de deterioro, extinción o declinación del sistema
deslumbran por su calidad tecnológica pero que revelan
político y religioso instaurado en el Formativo, producto
en superficie un conjunto de imágenes religiosas de
también del crecimiento poblacional, el insospechado
extraordinario impacto, prueba de ello son los materiales
aumento de la productividad agrícola, pero sobre todo
provenientes de Chongoyape, Corbacho, Kuntur Wasi, El
el surgimiento de entidades políticas marcadamente
Rollo (Figura5) y Pacopampa. Sin duda estos materiales
regionales con legítimas aspiraciones de independencia
certifican la especialización y elevada productividad, y
e identidad propia (Canziani 2012: 179). Esta época,
se convierten en la señal del prestigio de la compleja
plenamente
estructura sociopolítica que emerge en esta época y que
artísticos, especialmente en cerámica, metales, textiles
va a mantenerse con ciertos cambios en el siguiente
y arquitectura monumental, de carácter administrativo
milenio.
periodo conocido como
caracterizada
Desarrollos
por
notables
Regionales
resultados
y residencial, constituye la verdadera época clásica o
en el escenario ideológico donde aparece un nuevo
conocida como la época de los maestros artesanos
discurso o libreto cargado de imágenes
(Lumbreras 1969). Un importante elemento para este proceso lo constituye sin duda el manejo profesional
en las que deidades mayores y menores protagonizan
del agua, a través de sistemas de riego masivo que
impacto en la vida de la sociedad y que se convierten en
incorporó grandes extensiones de campos que elevaron la productividad y transformaron la base económica de
el vehículo más dinámico para lograr el sometimiento y/o convencimiento de la población hacia la elite que se halla
las sociedades de dicha época (Canziani op. cit.), y que
en la cúspide de la estructura jerárquica. Aparece una
alteraron sensiblemente el paisaje del bosque costero.
“nueva cosmovisión” (Canziani 2012), que marco con
y escenas,
e interactúan en solemnes actos que tienen singular
Como consecuencia de este proceso, aparecen
mayor énfasis las diferencias sociales entre aquellos que
colosales construcciones de adobe y barro en forma de
gozan del poder y controlan los recursos bajo un sistema
estructuras escalonadas, tronco piramidales, edificios
institucionalizado calificado como Estado (Castillo 2000,
elevados de lados inclinados, con rampas de acceso
Uceda 2000, Shimada 2014a, Canziani 2012 y Makowski
asociados a grandes plazas, algunos de ellos con
2008), frente a quienes se hallan al servicio de la clase
fachadas decoradas con relieves policromos con escenas religiosas complejas donde deidades, líderes, ídolos y
gobernante.
ancestros presiden estas fachadas como distintivo del
especialmente en la costa norte durante la época Mochica,
carácter sagrado y venerable de estos monumentos,
fueron el reflejo del poder que habían logrado las elites,
donde las elites ejercían el poder que se reafirmaba y
el control de la productividad, solvencia económica
legitimaba en los rituales presididos por sacerdotes
para el desarrollo de obras públicas, pero sobre todo el
y sacerdotisas (Castillo 2000 y 2003) y (Uceda 2000), que formaban parte de una clase distinguida que tiene
convencimiento que habían obtenido en las comunidades adyacentes. Estas construcciones fueron escenarios
el privilegio de usar todo un conjunto de bienes para sus
para grandes ceremonias instauradas en un calendario
ceremonias y que accede en forma exclusiva a la liturgia
ceremonial, fueron también lugar para la concentración
más selecta de la religiosidad de esta época. Otro aspecto
masiva de grupos que presencian y participan de
fundamental es la aparición de pequeños ejércitos a
ceremonias claves como sacrificios humanos (Bock 2012)
manera de una elite militar, cuyos integrantes forman parte también de la nobleza gobernante. Existen evidencias
y culto a los muertos. Las plataformas de adobe y barro fueron también espacios sagrados para el enterramiento
que en el entorno de estos centros ceremoniales,
de los señores y de su linaje más próximo, donde eran
residían los más expertos artesanos encargados de confeccionar los bienes más finos y valiosos que usaban
sepultados con sus bienes, patrimonio político y religioso con el que arriban al inframundo; casos conocidos son
las elites (Uceda 2000). Un elemento muy importante
los documentados en las tumbas de: Sipán (Alva 1994 y
que debe remarcarse, es que los cambios drásticos que
1999), San José de Moro (Castillo 1993, 1996 y 2000),
se operaron en esta época tienen visible repercusión
Huaca Cao (Franco 2008), Ucupe Pueblo (Bourget
Los
grandes
edificios
que
se
construyeron,
2008), Sacerdote Guerrero del valle de Virú (Strong y Evans 1952), La Mina (Narváez 1994), tan solo por citar los casos donde ha existido una excavación arqueológica Fig. 5. < Templo El Rollo, escenario sagrado del Formativo medio.
científica.
La arquitectura monumental en la costa norte durante
en
dignatarios vivan por siempre convertidos algunos
reconocidos edificios como: Huacas El Sol y La Luna, Huaca
de ellos en ancestros recordados y venerados. Un importante fundamento y complemento que justifica a
Cao, Dos cabezas, Pacatnamu, San José de Moro,
este despliegue en la construcción de estos edificios, lo
Ucupe Pueblo, Sipán , Pampa grande (Figura 6), Santa
constituye en la época Mochica la difusión de conocidas
Rosa de Pucala, Huaca Bandera de Pacora, entre
escenas o temas, plasmados en el arte Mochica (Donnan
otras, que mantienen características comunes como
1975), en las que destacan impresionantes ceremonias
edificios elevados mayormente de lados inclinados, con
como La Presentación, El Entierro (solo por citar los
grandes rampas de acceso, plataformas superpuestas,
más emblemáticos), que debieron demandar de grandes
fachadas decoradas, recintos techados, altares, tronos,
escenarios y espacios arquitectónicos, que se convierten
escaleras que conectan recintos a desnivel; todos estos
en lugares sagrados donde se reafirma la religiosidad y
articulados bajo un claro y definido diseño y concepto
se consolida el poder de la clase gobernante. Hay que
simétrico y volumétrico. La idea generalizada de estos
destacar que la arquitectura cumple un rol fundamental
monumentales espacios arquitectónicos, es que fueron destinados principalmente para actividades rituales que
en
Galindo,
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la época Mochica, Huancaco,
estuvo
Pañamarca,
expresada
función de templo-mausoleo y espacio para que estos
Mocollope,
esta
composición
iconográfica
donde
aparece
representada como escenario sagrado.
transmiten el poder de los gobernantes, algunas de estas
En las proximidades a las grandes construcciones se
ceremonias eran públicas y otras privadas o restringidas. Así mismo, se estima que en algunos de estos lugares
ha documentado por ejemplo en Huaca de La Luna (Figura 7), residencias de elite en un área denominada núcleo
se emplazaban exclusivas residencias para la realeza,
urbano, estas corresponden a complejos asentamientos
es decir, que podían tratarse de palacios o templo-
planificados con espacios diferenciados en cuyo interior
residencia. No obstante, es importante destacar que en
reside un personaje de estatus privilegiado (Tello 1998),
varios casos se ha documentado arqueológicamente
(Armas et. al. 2000),( Montoya et. al. 2000) y (Uceda
que estos escenarios fueron destinados también para el
2008).
enterramiento de la elite sacerdotal, lo que significa la
En el territorio Mochica, hacia la época llamada
y Castillo 2003). Esta etapa, está caracterizada por el
Moche Tardío (Castillo y Donnan 1994), se empiezan a
paulatino descenso de las formaciones regionales,
producir algunos cambios, que fueron consecuencia del
y una serie de cambios que afectan la esfera material
debilitamiento estructural interno (Rucabado y Castillo
que se traduce en el surgimiento de nuevos patrones.
2003), que habría coincidido con los efectos de un gran
Este es un proceso gradual definido a partir de estudios
meganiño (Shimada 2014a) y que estos se producen con
estratigráficos y funerarios y ha sido bautizado como
la presencia de estilos importados, venidos del sur y de
periodo Transicional, comprendido aproximadamente
la sierra norte (Wari y Cajamarca), a esta etapa se ha
entre los años 750 y 900 d.C. (Rucabado y Castillo 2003).
calificado como el colapso de la sociedad Mochica (Proulx 1973, Wilson 1988, Castillo y Donnan 1994, Uceda y
Las evidencias de materiales Wari en la costa norte han sido claramente definidas en el sitio arqueológico de San
Mujica 1994, Shimada 1994,Bawden 1996, Castillo 2001
José de Moro (Castillo 2003, 2008, 2011) y recientemente en el sitio Castillo de Huarmey (Giersz 2014 y Makowski 2014); en ambos casos corresponden a bienes de
Fig. 6.A Pampa grande centro urbano del periodo Mochica Tardío en Lambayeque.
indiscutible factura Wari que han profundizado el debate sobre la naturaleza y carácter de la presencia Wari en el territorio Mochica norte y Mochica sur. Naturalmente, este proceso ha originado cambios que han sido definidos para el caso de San José de Moro como la aparición de
Fig. 7.▲
un periodo Transicional (Castillo op. cit), luego del cual
Relieve policromo en Huaca de la Luna, centro principal de la cultura Mochica en La Libertad.
se formalizan los Chimú al sur (territorio Mochica sur) y Lambayeque al norte (territorio Mochica norte).
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De acuerdo a las evidencias con las que se cuentan,
estilo alfarero de vasijas asa estribo generalmente de
todo hace indicar que el periodo Transicional trajo como
cocción reductora, con imágenes relacionadas al mar la
consecuencia el surgimiento de lo Chimú y Lambayeque
luna y una deidad ancestral llamada Taycanamo, el héroe
que se produjo entre los años 950 hacia 1400 d.C. en
fundador descrito en la tradición oral de esta época.
una época conocida como Estados Regionales Tardíos
Con respecto a la cultura Lambayeque, emplazada
(Lumbreras 1981) o Periodo Intermedio Tardío (Rowe
en el territorio del mismo nombre y comprendida por
1962), que corresponde a un periodo de resurgimiento
los valles de Olmos, Motupe, La Leche, Lambayeque
de las formaciones regionales que aspiran nuevamente
y Zaña, la misma que ha sido estimada su cronología
a su identidad propia y la recuperación de su autonomía
entre los años 850 al 1350 d.C. muestra un inconfundible
política de
de
estilo bajo la forma clásica del conocido huaco rey, que
el llamado colapso en el
se difundió rápidamente por los valles mencionados.
área Mochica, con presencia de material importado
Sin embargo, se conoce hoy que su influencia cultural
(Cajamarca y Wari). En el caso de la cultura Chimú,
se extendió hasta Piura por el norte, y en los valles de
se conocen los cambios que se expresan en un nuevo
Jequetepeque y Chicama por el sur (Mackey 2009);
modelo y diseño arquitectónico que tiene a Chan-Chan como la capital y principal metrópoli de esta sociedad
(Franco y Gálvez 2014); (Narváez 2014a) y (Prieto 2014), y hacia el este en la región Cajamarca (Wester,
y máxima expresión del urbanismo tardío en los Andes
Martínez y Tandaypan 2000). La tradición oral definida
centrales (Canziani 2012), que se asocia a un peculiar
por la Leyenda de Ñaymlap, generó interés en conocer
naturaleza territorial,
los efectos que ocasionó
acompañadas
el valor de este relato y su relación con las evidencias
su lugar original por lo que recibe un castigo y termina
arqueológicas, el debate sobre la validez sigue vigente y
“sepultado” en el mar. Estos episodios nos interesan en
cada vez existen mayores argumentos con sustento que
la medida en que los templos en el relato tienen una
prueban consistentemente la estrecha relación entre el
condición sagrada y se convierten en escenarios donde
relato y las evidencias arqueológicas recuperadas. Es
suceden los principales acontecimientos vinculados a la
importante señalar aquí lo que sobre este tema afirma
élite política y sacerdotal.
Julio Rucabado (2008:185), en el sentido de que antes
Las evidencias arqueológicas en el territorio de la
que un recuento histórico de datos fidedignos guardados
cultura Lambayeque en el aspecto urbano arquitectónico,
en la memoria, la tradición oral sobre Ñaimlap, habría
dan cuenta de un proceso de continuidad de las antiguas
tenido un rol político para legitimar el poder de las
formas de sus antecesores: los Mochicas; es decir,
estructuras sociales existentes.
se mantiene la construcción de grandes edificios a
Esta propuesta resulta interesante, hasta el punto
manera de plataformas superpuestas, con rampas de
en que el discurso del relato se transforma en un
acceso directas e indirectas, lados inclinados, formas
argumento para dar legitimidad a una elite o a un grupo
escalonadas, asociadas a plazas delimitadas con muros
de familias que detentan el poder en este territorio. Sin
perimetrales, con altares en la parte superior, muchos
embargo, hay que hacer notar que en esta narración
de ellos con postes que soportaban techos a una y dos
es donde precisamente se citan nombres de lugares,
aguas, fachadas con elementos decorativos en la forma
personas y escenarios en los cuales suceden hechos y
de relieves, pinturas polícromas con escenas simbólicas
acontecimientos que al constatar su valor hallamos que
que aluden frecuentemente al tema marítimo y lunar,
algunos de ellos corresponderían a la realidad. Pero
pero sobre todo constituyen reflejo y consecuencia de
además, no deja de inquietarnos el hecho que en este
que los viejos modelos mochicas tienen vigencia aún
relato se habla de un templo que se construye (Chot),
a pesar de los profundos cambios producidos, sobre
donde se produce un hecho fundacional que a su vez
todo en asentamientos a manera de grandes centros
se puede interpretar como un hecho de naturaleza política pero también religiosa; o el caso de la muerte
urbanos como: Pomac, Túcume, Apurlec, Pátapo, Luya, Collique, Úcupe, Chotuna - Chornancap, La Pava,
de Ñaymlap que se encierra en un recinto donde se
Los Perros, Solecape, Mirador, Mocce entre otros que
deja morir y le salen alas y vuela, o el de Ceterni para
forman una configuración urbana íntimamente ligada a la
quien Ñaymlap mando a construir su palacio-templo
estructura ideológica y de producción agrícola, es decir
en un lugar que hasta la fecha sigue siendo materia de
los emplazamientos constituyen los principales valles de
debate y que bien podría tratarse de Chornancap, como
la región Lambayeque (Figura 8, 9 y 10).
lo sostiene Zevallos (1993). Es importante el hecho de
Lo que reafirma la propuesta de que los escenarios
que Tempellec o llamado Fempellec traslada el ídolo de
principales en el ámbito nuclear y territorial de la cultura Lambayeque estuvieron articulados a los valles y al
Fig. 8.