Arquitectura Prehispánica en los Andes Bolivianos [2 ed.]

"Wankarani, Chiripa, Tiwanaku, Mollo, Señorios Aymaras, and Inca architecture are liberally illustrated with plans

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Spanish Pages 488 Year 1994

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Table of contents :
CAPITULO I: INTRODUCCION
Los orígenes - El hombre en América - Teorías -
Nomadismo - El hombre en los Andes - Introducción
al análisis arquitectónico en los Andes bolivianos -
El precerámico - Cuadros cronológicos.

Página 17

CAPITULO II: WANKARANI
Situación geográfica - Características generales -
Aspecto socio económico - Arte - Arquitectura. 45
CAPITULO III: CHIRIPA
Situación geográfica - Características generales -
Antecedentes - Aspecto socio económico - Arte -
Arquitectura.

Página 67

CAPITULO IV: TIWANAKU
Situación geográfica - Antecedentes - Epoca
Aldeana - Arte - Arquitectura - Epoca Clásica o
Urbana - Antecedentes - Arte - Arquitectura -
Akapana - Templete - Kalasasaya - Puma Punku -
Putuni - Kantatallita - La Karaña - Epoca Imperial
o Expansiva.

Página 93

CAPITULO V: MOLLO
Situación geográfica - Generalidades - Cerámica -
Iskanwaya - Arquitectura. 299
CAPITULO VI: SEÑORIOS AYMARAS
Procedencia - Arquitectura - Pucaras - Chullpas -
Vivienda.

Página 317

CAPITULO VII: INCARIO
Antecedentes - Organización territorial - Economía
- Tenencia de la tierra - Arquitectura - El incario en
Bolivia - Arquitectura del área circunlacustre.

Página 337

CAPITULO VIII: TECNOLOGIA
Y TECNICAS CONSTRUCTIVAS
Sistema de medidas andinas - Herramientas e
instrumentos -Materiales de construcción - Muros -
Vanos - Dinteles - Cubiertas.

Página 383

CAPITULO IX: CONCLUSIONES Página 475

BIBLIOGRAFIA Página 501
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Arquitectura Prehispánica en los Andes Bolivianos [2 ed.]

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Arquitectura Prehispánica en los Andes bolivianos

Es una edición de:

segunda edición Arq. JAVIER F. ESCALANTE MOSCOSO

ARQUITECTURA PREHISPANICA En los Andes Bolivianos Segunda Edición

Arq. Arql. Javier F. Escalante Moscoso

1994 3

Depósito Legal No 4-1-846-92

Impreso en Bolivia Printed in Bolivia

DEDICATORIA Dedico este trabajo a mi esposa Daysi y mis hijos Javier David y Daniel Fernando

TESTIMONIO DE GRATITUD

El autor agradece profundamente la colaboración de un gran amigo, Freddy Arce Helguero por su inestimable apoyo en tantas jornadas de trabajo y ayuda literaria. También agradezco a los miembros del Instituto Nacional de Arqueología, compañeros abnegados en los esfuerzos de investigación científica buscando desentrañar los misterios del pasado andino. Finalmente a Carmelo Corzón, Gerente de Producciones CIMA por hacer realidad esta obra.

El Autor 7

PROLOGO Seguramente resulta una situación de complacencia, prologar la obra del Arq. Javier Escalante M. que por las características que ensamblan este primer trabajo, sus connotaciones generales abrigan un marco teórico donde existen contactos entre la arquitectura y la arqueología de la zona del Altiplano del Titicaca. Sobradamente la comunidad científica reconoce la enorme importancia de esta área notablemente poblada con mayor densidad desde tiempos precolombinos. Allí fundamentalmente se da el crisol desde los albores del período lítico, pasando por las formaciones socio-económicas del formativo y derivando a la génesis de los estados antiguos y del período Tiwanaku. Estudia el autor, el objeto arqueológico-arquitectónico, valorando a los creadores de ese arte de cerrar espacios sean estos de Wankarani, Chiripa o de Tiwanaku mismo. Metódicamente esta obra resulta subdividida en 8 capítulos, siendo que en el primero analiza el contenido de conocimientos sobre el período lítico con un abanico general a lo particular, pasando seguidamente a formaciones sociales con experiencia arquitectónica primigenia; tal es el caso de la revisión del conglomerado cultural Wankarani, educiendo como colorarlo las variables tipológicas obtenidas de una visión comparativa de los restos arqueológicos. Ya en el tercer capítulo trata la problemática Chiripa donde explora un amplio exámen de los aportes científicos a través de la historia, lo que le permite viabilizar un criterio analítico para adentrarse en la tecnología y tipología desde el punto de vista arquitectónico. La rigurosa explanación del significado y explicación del desarrollo máximo de la arquitectura prehispánica del área circunlacustre en el capítulo IV, alcanza una magnífica condensación de datos a analizar y luego en la explicación sistemática que ofrece de manera didáctica al lector. Siempre dentro del convencimiento del carácter urbano-planificado de la ciudad arqueológica de Tiwanaku, el autor prefiere encausar una amplia exposición con aspectos ligados con los antecedentes y la filología del término epónimo. Como es menester Escalante se detiene sobre el fenómeno arquitectónico, prefiriendo tratarlo por etapas, por ello agota los resultados obtenidos para la época y sus instancias de investigación le permiten formular las tipologías que 9

corresponderían a tan vetustos tiempos, donde Tiwanaku desarrollaba su vida aldeana. Completamente de acuerdo con lo que postulamos en cátedra, sobre el papel directriz de la cultura Chiripa en amplios campos como en el de la estatuaria y la construcción cuando definimos el estilo Pa-Ajanu y su continuidad hasta Tiwanaku, se encuentra en consumo arqueológico de este trabajo prologado. Para la época I reconoce metódicamente la dificultad de obtener un patrón de asentamiento, empero presume que se trataría de un modelo disperso, aspecto que no estaría contrapuesto con la realidad histórica. La entidad cultural Urbana o clásica, que atiende cronológicamente el tiempo desde los albores de la era cristiana conllevó como dice el autor “cambios revolucionarios transformaron la vida apasible de la aldea, tanto en los aspectos socio-económicos como en el desarrollo urbano”. Un punto de importancia es el énfasis que pone Escalante al referirse al caso del agua y su uso en Tiwanaku, de ahí la revisión que efectúa de los resultados del proyecto Wila Jawira y su significado en la multiplicación y excedentes de la producción en la época precolonial. Consolida sus puntos de vista revisando los subsistemas como la cerámica y la escultura, la metalurgia y finalmente la arquitectura. Es aquí donde está el meollo de esta importante obra, cuando explana el análisis sistemáticamente edificado de los edificios pertenecientes a la zona templarla o a la de centros cívicos. Son las “obras más perfectas del mundo andino”, así como las define afortunadamente el arquitecto Escalante, poco antes de empezar su estudio particularizado de cada una de ellas. Como otros autores reconoce varios parámetros de los cuales no reina ninguna contradicción, como que para la ejecución de las grandes obras de Tiwanaku se recurrió inegablemente a grandes masas de hombres, o del alto nivel tecnológico explanado en cada una de sus obras arquitectónicas. Akapana será el primer edificio en el desfile de análisis que arranca desde el arraigo cronical hasta los aportes del siglo XX, los antecedentes estudiados por el CIAT son documentados por el arquitecto Escalante, pasando luego al total análisis arquitectónico de esta mayúscula expresión piramidal de Tiwanaku. Desfilan al mismo tiempo las respectivas plantas y elevaciones de los sectores hasta ahora explorados allí. En las conclusiones como es sabido radica el meollo de los resultados, por ello hay que resaltar la principal de ellas, que la construcción estaba 10

realizada a base de siete plataformas haciendo una estructura escalonada, construida por terrazas. Es de destacar la posición de vislumbrar un templo elevado en el sector este de la cima piramidal. Sobre el templete Semisubterráneo, Escalante se detiene en un minucioso análisis arquitectónico, ya que tiene su mayor antecedente en los trabajos del Dr. Carlos Ponce Sanginés. Creemos que es un aporte importante la comparación cuantitativa en cuanto al conjunto de los templetes semisubterráneos, ya que de estas surgirán sus mejores conclusiones de análisis. Kalasasaya constituyó en todos los tiempos tema de reflexiones al principio y luego reducto de insospechados trabajos de gran valor científico como los que llevó a cima el CIAT desde 1957, con la dirección del arqueólogo Carlos Ponce Sanginés, rematando en su consolidación definitiva. El autor examina con una nueva perspectiva metódica sui-géneris, las medidas en base al patrón de la luka (0.60 cm), para efectuar relaciones matemáticas que engarzaron al final, resultados altamente sorprendentes, que serán uno de los mejores aportes de fondo, naturalmente el debido análisis arquitectónico, siempre está precedido de los inevitables antecedentes. Entre sus conclusiones se encuentran acertos que reconoce la comunidad científica como aquello de la orientación cardinal. No obstante modifica el panorama introduciendo postulados sui-géneris como que el templo estaría consagrado a la fertilidad y fecundidad “representada en la Pachamama”. Revisa las fuentes de los fructíferos trabajos realizados en 1989 en Puma Punku, cuando el equipo del INAR pudo efectuar importantes comprobaciones en el área perimetral, empero esto no significa que el autor no haya diseñado de los antecedentes de los siglos pasados, acumulados en el cofre de la bibliografía especializada. También destaca aspectos de esa excavación del año 1989, para asentuar los resultados que se arribaron sobre las modalidades de la técnica de construcción de cimientos, muros y plataformas en Puma Punku. Al arribar al sitio controvertido de Putuni señala sus experiencias junto al autor de este comentario, al formar parte del Seminario Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiwanaku, donde se efectuaron interesantes comprobaciones al excavar cámaras funerarias de raigal estatual superior.

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En nuestro criterio la parte medular de esta obra tiene mucho que ver en las excavaciones efectuadas por Escalante en el sitio Lakaraña al norte de Kalasasaya, en el entendido que existieron aportes derivados de trabajo en los sectores A, B y C los rasgos tales como los muros de contención, la estructura de base circular posiblemente un gran depósito y los restos habitacionales son una cuota al progreso del conocimiento de la arquitectura de Tiwanaku, superando la parte inventariativa. Para la etapa expansiva o imperial de Tiwanaku, el autor Arq. Escalante ingresa llanamente aúna revisión bibliográfica, basada en el método comparativo, refiriendo trabajo, especialmente de Wari en el Perú, Wamachuco o Moquegua, revisados raudamente. Con el epígrafo de los “MOLLOS” auspicia también una revisión sobre los principales patrones de asentamiento, nucleando su interpretación en la arquitectura, siempre de acuerdo a los aportes precedentes en ese campo. Con relación a los Señoríos de habla Aymara, siendo que resta mucho por averiguar en el campo de la indagación metódica dada la variedad de tales “Señoríos”, lo que llama la atención novedosa será la reproducción de las experiencias de Rivera, que efectuó interesantes excavaciones en el sitio de Jimoko. Con densa documentación sumada en páginas escritas adornan el capítulo VII, me refiero al tema del Incario, donde quiso mayormente se hayan efectuado muchas contribuciones en el tiempo, vale decir por ejemplo desde los Viajeros del siglo XIX, hasta los arqueólogos del siglo XX. Los exámenes ya modernos de lo que significan arquitectónicamente Pilcokaina y Chinkana en la Isla del Sol, como también la atención conocida a Iñacuyo en la Isla de la Luna son un avance para una interpretación de su función primigenia. Se encuentra un segundo núcleo que justifica la obra, como conjunto epistemológico en lo que va del conocimiento del sistema de medidas andino. Si bien tiene buenos precursores, el autor arranca decididamente “a llenar un importante vacío en el estudio de las culturas andinas” en su propio decir, esta notoriedad se recalca toda vez que la existencia de un sistema general de medidas en la sociedad andina antes de la invasión foránea, quedó quizás mejor plasmada en la obra arquitectónica que en la frágil memoria general; por ello en base al método deductivo se estaría auspiciando una reconstrucción del sistema de valores ideales, como es el número, la cantidad y la equivalencia con otros patrones de 12

medida occidentales, que viabilicen una comprensión de nuestro glorioso pasado andino. Seguramente existe un esfuerzo por explicar la variedad de herramientas utilizadas en la producción, un campo de expectativa de materiales arquitectónicos, que auspician un campo de expectativa para ampliaciones sistemáticas al futuro. Con todo el reconocimiento de las canteras, que asegura su ubicación desde el punto de vista arqueológico da lugar al trabajo del cantero y sus creaciones, caso que el autor explana estudiando la aplicación de los diferentes aparejos varios reconocidos al momento desde Tiwanaku al período Inca, interpolando los aportes de los “Señoríos”. Como motivos especiales del mundo arquitectónico no dejan de ser considerados elementos como los vanos, las cubiertas y sus diversas representaciones, todo lo que llevará a un auspicioso exámen de la arquitectura de la región lacustre, que faltaba estudiarla de manera sistemática y es el caso que el Arq. Escalante aceptó como desafío, recordando los clásicos aportes en América nuclear, como es el ejemplo de Marquina en México, también como nuestro autor inquietado por la pasión indómita de excrutar los arcanos de nuestra cultura andina del sector de la República de Bolivia.

Lic. Max Portugal Ortíz CATEDRATICO TITULAR DE LA CARRERA DE ARQUEOLOGIA

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CONTENIDO Pag. CAPITULO I: INTRODUCCION Los orígenes - El hombre en América - Teorías Nomadismo - El hombre en los Andes - Introducción al análisis arquitectónico en los Andes bolivianos El precerámico - Cuadros cronológicos.

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CAPITULO II: WANKARANI Situación geográfica - Características generales Aspecto socio económico - Arte - Arquitectura.

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CAPITULO III: CHIRIPA Situación geográfica - Características generales Antecedentes - Aspecto socio económico - Arte Arquitectura.

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CAPITULO IV: TIWANAKU Situación geográfica - Antecedentes - Epoca Aldeana - Arte - Arquitectura - Epoca Clásica o Urbana - Antecedentes - Arte - Arquitectura Akapana - Templete - Kalasasaya - Puma Punku Putuni - Kantatallita - La Karaña - Epoca Imperial o Expansiva.

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CAPITULO V: MOLLO Situación geográfica - Generalidades - Cerámica Iskanwaya - Arquitectura.

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CAPITULO VI: SEÑORIOS AYMARAS Procedencia - Arquitectura - Pucaras - Chullpas Vivienda.

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Pag.

CAPITULO VII: INCARIO Antecedentes - Organización territorial - Economía - Tenencia de la tierra - Arquitectura - El incario en Bolivia - Arquitectura del área circunlacustre.

337

CAPITULO VIII: TECNOLOGIA Y TECNICAS CONSTRUCTIVAS Sistema de medidas andinas - Herramientas e instrumentos -Materiales de construcción - Muros Vanos - Dinteles - Cubiertas.

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CAPITULO IX: CONCLUSIONES

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BIBLIOGRAFIA

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CAPITULO I

INTRODUCCION

• Los orígenes • El hombre en América Teorías

Autoctonistas o Monogenistas Inmigración o Poligenista

• Nomadismo • El hombre en los Andes • Introducción al análisis arquitectónico en los Andes bolivianos • El precerámico • Cuadros cronológicos

LOS ORIGENES Uno de los temas que más suscita controversia e inquieta al hombre, es el referente a su origen. Aquel remoto pasado que dió inicio al triunfo de la especie humana, que llegando a la tierra sin más medios de defensa que sus manos, inteligencia y capacidad para controlar el medio ambiente a través del dominio del fuego, pudo ubicarse en refugios y agruparse con sus semejantes formando hordas que luego le asegurarían la subsistencia de su especie. Antes de establecer el origen del hombre, es necesario definir la edad de la Tierra, la que según recientes investigaciones, corroboradas por descubrimientos geológicos, paleontológicos así como arqueológicos, se remonta cada vez más en el tiempo, por lo tanto también la antigüedad del hombre. Actualmente a nuestro planeta se le da una edad de 4.500 millones de años. Tuvieron que pasar más de 1000 millones de años para la aparición de los primeros mamíferos, de los que luego, una rama evolucionaría hasta llegar al hombre tras una larga carrera que se prolongaría aproximadamente por más de 5 millones de años (Fig. 1). Desde la aparición en escena del homo sapiens sapiens, solo a partir de 100.000 años atrás conocemos la historia de sus técnicas, 50.000 años de la historia de su arte y apenas 6.000 años de historia de su política. Esto quiere decir que apenas el 99 % de la existencia del hombre sobre la tierra es pre-historia. El empieza a registrar sus acciones mediante la escritura solo hace 5.000 años aproximadamente. Esto nos mueve a afirmar que las nueve décimas partes de la historia del hombre, permanecen integramente en el dominio del mito y la leyenda. La Arqueología, una ciencia relativamente moderna, se constituye en una preciosa herramienta que nos permite obtener valiosa información, a través del hallazgo de evidencias materiales que dejaron nuestros antepasados, aunque éstas disminuyen a medida que se indaga y retrocede en el tiempo. Los datos obtenidos por la Arqueología deben ser interpretados, discutidos, muchas veces replanteados y modificados a medida que se van efectuando nuevos hallazgos. Todo lo que podemos afirmar hoy como hipótesis, puede cambiar radicalmente, debido a que la Arqueología es una ciencia acumulativa que en un 19

Figura 1

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futuro próximo con el desarrollo de nuevas técnicas y métodos de investigación multidisciplinaria, tal vez llegue a tener un enfoque diferente del que ahora tenemos del desarrollo de la humanidad. EL HOMBRE EN AMERICA Se formularon diversas teorías para explicar el origen del hombre americano, las que pueden resumirse en dos corrientes básicas: la teoría del autoctonismo y la inmigracionista. a) Teoría Autoctonista o Monogenista.- Esta teoría fue defendida por el paleontólogo argentino Florentino Ameghino (1854-1911), el que basado en restos de humanoides hallados en la Patagonia argentina, formuló su teoría considerando al hombre como producto de un solo lugar y en un solo momento. La Patagonia argentina sería la cuna del primer homínido que por el hambre “se vió obligado a levantarse en sus miembros posteriores para explorar el horizonte”. En síntesis, él expone un proceso de evolución distinto (Fig. 2) para llegar al hombre actual a partir del “Prothomo Pampeaus”.

Figura 2 21

En su hipótesis plantea la migración del hombre hacia las regiones del norte, más concretamente al actual territorio de Norteamérica, y luego cruzando los puentes intercontinentales llegó a Europa para luego expandirse por Africa y Asia. Grande fue la reacción de los hombres de ciencia de esa época, quienes con gran afán se pusieron a estudiar el problema planteado por Ameghino. Finalmente, esta teoría no pudo ser sustentada por su autor lo que fue criticado duramente por la ciencia, rebatiendo sus argumentos y planteando su equivocación. El demostrar que los restos encontrados en la Patagónia, no pertenecían a la época terciaria como Ameghino afirmaba, sino más bien que pertenecían al cuaternario, fue una de las pruebas más contundentes que se presentaron en su contra.. En nuestro país tuvimos un ardiente defensor de esta teoría autoctonista, el estudioso escritor Emeterio Villamil de Rada quien en su obra “La Lengua de Adán” planteó la posición monogenista del hombre americano. b) Teoría Inmigracionista o Poligenista.- Son numeraros los investigadores que postulan esta teoría pero nos referiremos solo a algunos de ellos: - Alex Hrdlicka (1869-1943) antropólogo checo-norteamericano defensor del poblamiento de América por asiáticos, postulando que éstos cruzaron por el estrecho de Bering para establecerse en este vasto continente hace 12.000 años a.n.e. Esta migración habría sido conformada por diferentes grupos raciales: coreanos, chinos, tibetanos, mongoles, filipinos, etc., los que primeramente se habrían establecido en Norteamérica para posteriormente llegar a la América del Sud. El investigador planteo además, que estos grupos raciales luego se habrían fundido, dando origen a una raza única, o un “aire familiar” llevando al extremo de afirmar a Antonio Ulloa la célebre frase “si habéis visto a un indio, los habeis visto a todos”. Otro defensor de esta teoría fue el sacerdote José Acosta (1539-1600), que tal vez fue el primero en afirmar que la migración se produjo del Asia en forma gravitacional y natural tal como planteó en su obra “Historia Natural y Moral de las Indias”.

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Hasta aqui podemos sintetizar este planteamiento en 4 bases fundamentales: 1.- La uniformidad racial del Hombre Americano. 2.- Su procedencia del Asia 3.- Llegada por una sola vía, el estrecho de Bering 4.- Portador de una sola cultura (inferior) Más tarde, el estudioso Paul Rivet (1876-1958), antropólogo francés y director del “Museo del Hombre” de París, abrió nuevas rutas migratorias dándole al hombre americano, un origen multiple y variado. El afirmó que aparte de los asiáticos, llegaron por migración, australianos y malayo polinesios, basándose principalmente en estudios lingüísticos encontrando similitudes entre las lenguas de estas regiones y las transmarinas. Rivet en su teoría, no explicó claramente cómo y cuándo se pudo efectuar esta migración, sin embargo definió las rutas que tomaron estos hombres para llegar a territorio americano, lo que hace que esta teoría sea válida haciendo posible la existencia de una constante migración posterior, (Fig. 3) mucho antes de que llegara Colón. La Escuela Americana moderna, también tiene sus voceros en los investigadores Clifford Evans y Betty Meggers, quienes afirman que hace unos 6.000 años se produjo una migración del Japón hacia América. Se basan en la similitud que existe entre la cerámica de las costas de Valdivia en el Ecuador, las más antiguas encontradas en América (5.150 años) y las de la alejada región oriental, probando de esta manera la existencia de tan singular migración. No podemos dejar de mencionar al noruego Thor Heyerdahl, que afirma la existencia de una primera migración caucasoide dada hacia China y Japón, que posteriormente pasó a la Polinesia para luego arribar a América. El mismo Heyerdahl sostiene que desde Egipto y Mauritania se habrían realizado migraciones hacia la costa de Yucatán en Mexico y estos viajes se habrían realizado en pequeñas y livianas embarcaciones construidas de papiro (totora). Para probar esta su teoría realizó dos interesantes y atrevidas travesías. La primera en 1969, que fracasó en su objetivo de llegar a América, que luego, en un segundo intento realizado un año después, arribaría de manera exitosa a la Isla de Barbados en Antillas Menores probando la validez de su teoría. Un otro investigador que no podemos pasar por alto, es José Imbelloni, que sostuvo que se realizaron las siguientes siete migraciones: 23

24 Figura 3 RUTAS MIGRATORIAS:

POSIBLES RUTAS MIGRATORIAS DE POBLAMIENTO DE AMERICA

1.- Tasmaloide 2.- Australoide 3.- Melanesoide 4.- Proto Indonesia 5.- Mongoloide 6.- Indonesia 7.- Esquimal

(Behring) (Behring) (Behring) (Océano Pacífico) (Behring) (Behring) (Behring).

Para finalizar, veamos la teoría de Cohevielle Giraudet, el cual sostuvo que los indios pieles rojas habrían sido de origen europeo del tipo Cromagnon, los cuales habrían llegado por el Atlántico septentrional. De todo lo visto hasta el momento, la teoría inmigracionista es la más coherente y la que tiene aceptación. Sin embargo es necesario hacer una reflexión de todo lo analizado planteándonos una interrogante... Si bien aceptamos una migración europea y asiática hacia la América, no es lógico también plantear que de América pudieron llegar a esos continentes? En tiempos remotos, no existió un intercambio cultural ya que estaban abiertas las rutas? No es acaso motivo de asombro las coincidencias de las realizaciones artísticas como arquitectónicas, que en muchos casos son similares? O acaso no es producto de ese intercambio cultural pasado, las obras arquitectónicas, artísticas, de metalurgia, tejidos, etc. que presentan estilos similares y uso de técnicas y tratamiento de materiales en forma parecida? (Fig. 4). Dejemos abierta esa posibilidad para ahondar con mayor profundidad en un futuro próximo. Por ahora retomemos la huella del hombre americano y su desarrollo tecnológico en el denominado mundo andino.

Sarcófago *lgasaba* encontrado en el *Mound-Builders* de San Miguel.Departamento del Beni. (Dibujo reducido a 1/20 y hecho por el autor)

Después de repasar brevemente el origen del hombre americano, debemos indagar

Figura 4 25

al hombre que pobló nuestro territorio analizando sus primeras herramientas así como el desarrollo de sus primeros asentamientos que dieron lugar a la formación de grandes estados organizados o imperios con una arquitectura y tecnología propia. NOMADISMO Los primeros hombres que poblaron nuestro territorio fueron hordas que buscaron su sustento en la recolección, pesca o caza. La América rica en macroambientes y microregiones, grandes montañas, valles ricos en pastos, ríos con mucha pesca, llanos con abundante y exhuberante flora así como una extensa costa, se presentó como un escenario magnífico para la adaptación del hombre que llegó de otras latitudes del globo. Las primeras migraciones del Asia hacia América por el Estrecho de Behring hace aproximadamente unos 70.000 años a.n.e., llegaron al norte donde actualmente se pueden encontrar los primeros indicios humanos en el continente, siendo éstos los de San Diego- California, con una antigüedad de 70.000 años a.n.e., y otros los de Alberta-Taber, Canadá. Los restos encontrados tendrían una edad de 60.000 años a.n.e., y en ambos casos pertenecerían al Hommo Sapiens Neanderthalense. Cabe señalar que hace pocos años, investigadores estadounidenses encontraron piezas de alfarería y restos óseos en Abrigo do Sol, región central del Brasil muy próxima a la frontera con Bolivia, las mismas que al ser datadas señalaron tener una antigüedad entre 12 y 20 mil años. Este hecho nos muestra lo difícil que es determinar la antigüedad del hombre en nuestro continente. En ese largo peregrinaje, los migrantes habrían llegado a Centro América alrededor del 30.000 a.n.e. para posteriormente pasar hacia la cordillera andina (Figura 5). El investigador Dick Edgar Ibarra Grasso estudió en 1954 un gran yacimiento de material paleolítico en Viscachani, sud de La Paz. Dicho científico periodificó tan importante hallazgo en dos etapas: Viscachani I cuya antigüedad sería de unos 30.000 años a.n.e. y Viscachani II cerca a 15.000 años a.n.e. Es necesario aclarar que el investigador Ibarra Grasso no dio un fechado científicamente probado y al parecer exageró en su cronología, siendo más aceptable los fechados de 15.000 y 12.000 años a.n.e. También en la región de Lipez, San Pablo (Departamento de Potosi), existen varios yacimientos con material paleolítico que evidencian el paso de los primeros cazadores- recolectores (Figuras 6 a-b, 7) por nuestro territorio. 26

Figura 5

Figuras 6 a - 6 b

PUNTAS DE PROYECTIL

POTOSI LIPES

MNA

Figura 7

Otros sitios en América (Figura 8) donde se pueden encontrar evidencias del hombre americano son: -

Sandia-Clovis 37.000 años a.n.e. (Estados Unidos) Tule Springs 28.000 años a.n.e. (Estados Unidos) Tepexpan, Chalco, Tehuancan 28.000 años a.n.e. (Mexico) Lago Santa 15.000 - 10.000 años a.n.e. (Brasil) Punin 15.000 - 10.000 años a.n.e. (Ecuador) Candonga 15.000 - 10.000 años a.n.e. (Argentina) Puquimachay 20.000 años a.n.e. (Perú)

Figura 8

EL HOMBRE EN LOS ANDES Las primeras evidencias de la presencia del hombre en los Andes se encuentran en las regiones altas (Fig. 9). Este hecho nos muestra que el hombre buscó protección ante las continuas inundaciones ocurridas en los períodos glaciales y las posteriores retiradas de las aguas, producidas aproximadamente entre los 20.000 y los 6.000 años a.n.e. Estos primeros hombres nómadas recorrieron los Andes en busca de sustento, cazando pequeños roedores, lagartijas y otros animales menores, pero por supuesto que también participaron de la caza mayor persiguiendo a ciervos, camélidos, etc. Estos hombres se dedicaron además, a la recolección de frutos y raices. Su habitat eran las cuevas y las cavernas, donde permanecían épocas estacionales en grupos familiares compuestos generalmente por 6 a 9 miembros, y en algunos casos, en grupos más numerosos de 16 a 20 personas. En estas prolongadas permanencias estacionales y al abrigo de sus improvisados refugios, se ocuparon de fabricar rústicos utensilios para ser empleados en la caza, tales como puntas de flechas y lanzas, así como también hachas, rompe-cabezas, raspadores, cuchillos, etc. para lo cual utilizaron duras piedras escogidas. En las paredes de algunas cuevas, quedan algunas pinturas que muestran otra imágen de esos hombres, dedicados a ceremonias de tipo mágico-religioso anticipándose o presagiando sus futuras salidas de caza. Tal es el caso de los hallazgos en los abrigos rocosos encontrados en nuestro territorio: Cala-Cala (Oruro), Sud de Mojocoya (Chuquisaca), la cueva de Huerta Mayu donde se pueden apreciar claramente decoraciones representando manos humanas pintadas en color rojo, blanco y negro, tan similares como las encontradas en la Patagonia Argentina. Para realizar este tipo de pinturas, colocaban las manos en la pared y alrededor de ella, pasaban con pinturas naturales dejando una huella marcada “en negativo”. Para entender mejor a esos hombres, debemos imaginar un día cualquiera dedicado a sus actividades cotidianas en las serranías andinas. La actividad se iniciaba cuando salía el sol. Armados de sendos garrotes, flechas, lanzas (Fig. 10) y otros artefactos, se encaminaban en busca del diario sustento caminando por el altiplano y las montañas. De pronto, allá a lo lejos veían pastar una manada de guanacos, y acercándose sigilosamente contra el viento para no delatar su presencia, esos hombres de la antigüedad, creaban prácticamente un cerco con el afán de 30

AREAS CULTURALES ANDINAS SEGUN: LUIS G. LUMBRERAS

Figura 9

emboscar a los animales. Luego y ante una señal, con gritos y aullidos, blandiendo mazos y piedras, se lanzaban sobre el rebaño, logrando derribar algunos animales que eran rematados con filos cuchillos de piedra. Este esfuerzo era el que les proporcionaba el alimento y abrigo. De otras partes del animal como los huesos, confeccionaban pequeñas herramientas domésticas que eran empleadas en su vida diaria (cuchillos, raspadores, punzones, agujas, etc.). Si acaso no lograban su objetivo en la cacería de estas piezas mayores, dedicaban su tiempo a buscar pequeños roedores, caracoles, lagartijas, etc. Igualmente recolectaban semillas, frutos y raices comestibles, que también eran parte de su dieta diaria. Una vez conseguidos los alimentos, regresaban al refugio donde asaban sus alimentos obtenidos en la cacería. Las pieles eran secadas al sol las que posteriormente podían ser utilizadas Figura 10 para combatir el duro clima de las montañas andinas. Otros hombres, sentados en el suelo, afanosamente golpeaban con duras piedras otras, que luego serían ingeniosas herramientas. Las mujeres y los niños recolectaban las ramas secas para generar el fuego. Para proveerse de agua, utilizaban calabazas ahuecadas, cráneos de animales o recipientes líticos fabricados para el efecto. Con ellos buscaban el líquido elemento en los arroyos o vertientes naturales. Al terminar la jornada, todos reunidos alrededor de la fogata, contaban sus experiencias e intercambiaban nuevas estrategias para la próxima salida en cacería. Mientras eso ocurría, el brujo, ese hombre que podía entender aspectos más allá 32

de la naturaleza física, utilizando algunas semillas y tierras de colores, estampaba en las paredes de la cueva, escenas de caza o rebaños de animales (Figuras 11 ab) para augurar el éxito de la cacería de los días siguientes.

PINTURA RUPESTRE EN KALA KALA, DEPARTAMENTO DE ORURO DETALLE DE ESCENA DE CAZA (Sector B) GENTILEZA DEL INVESTIGADOR JUAN FALDIN

Figura 11 a

Más tarde, amontonados buscando aprovechar el calor por el contacto, dormían recuperando energías para las actividades del día siguiente, mientras se podía apreciar en el piso de la rocosa morada, esparcidos y entre mezclados, herramientas, armas, huesos, semillas, etc. Al final del día solamente quedaban cenizas y brasas de la hoguera para empezar un nuevo día. Pronto, tendrían que dejar su refugio temporal partiendo a otros parajes que les podrían brindar una mejor y mayor caza y recolección. La cueva era abandonada y allí quedaban solamente las huellas de la presencia de nuestros lejanos ante33

pasados. Tal vez, más tarde, esa cueva era ocupada por animales o utilizada por otros grupos. Con el paso del tiempo, otros hombres ocuparían esas cavernas, conocedores de nuevas tecnologías mucho más refinadas, que también dejarían sus huellas, tejidos, cestería y la presencia de un nuevo acompañante....el perro americano. Animal que se asoció al hombre para facilitarle la labor de la caza. Huellas mostrando un trabajo más elegante, como puntas de flecha foliácea en silex, raspadores de bicel bastante agudos, aunque sin mostrar pulimento, serían las que dejarían los hombres de tiempos más recientes. Una característica nueva de estos otros hombres sería, el entierro de sus muertos rodeados de sus objetos de uso, junto a sus espacios de vivienda. Así nacía el hombre religioso, tal como se pudo encontrar en la cueva de Lauri Cocha, ubicada en la serranía que separa Huanuco de Pascua (Perú), descubierta por el ingeniero peruano Augusto Cardich en 1958-1959.

DETALLE DE ESCENA DE CAZA - LAURICOCHA, PERU

Figura 11 b

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INTRODUCCION AL ANALISIS ARQUITECTONICO EN LOS ANDES BOLIVIANOS Al revisar la documentación existente sobre la Arquitectura en los Andes, la tecnología constructiva, los materiales empleados, etc. nos encontramos con muchas contradicciones. Un claro ejemplo son las afirmaciones del historiador inglés Robertson en su obra “History of American”, donde asegura que los indios no conocían la talla de sillares ni el empleo de los morteros, y por el contrario, señala que sólo se limitaban a ajustar las piedras entre sí de la mejor manera posible tal cual las sacaban de las canteras. Por otro lado, el francés Alcides D’Orbigni, magnifica los monumentos andinos llamándolos “Modelos de la Arquitectura”. Entre otros comentarios sobre el tema, encontramos aquellos que hicieron algunos investigadores afirmando que las construcciones realizadas en piedra fueron tan solo, casos muy excepcionales y que en general, simplemente habrían edificado en tierra y adobe. Afortunadamente aún quedan evidentes vestigios de muchos de esos magníficos monumentos arquitectónicos, los cuales nos permiten apreciar con claridad, el sofisticado conocimiento que utilizaron sus autores así como el extraordinario manejo de los materiales de construcción como en los morteros, muros, dinteles, etc. Por otra parte muestran sus disposiciones internas que resaltan un elevado conocimiento en el manejo de los espacios arquitectónicos así como aspectos fisonómicos particulares. Al contemplar tan importantes obras de este nuestro Mundo Andino, podemos apreciar y distinguir claramente el sello inconfundible del genio y carácter del hombre que supo edificarlos. Obras imponentes como aquellos grandiosos templos, que tienen un carácter majestuoso, permiten trasladarnos en el tiempo y revivir imaginariamente los ritos religiosos movidos por sus creencias en dioses y divinidades poderosas, que algunas veces eran sus benefactores y otras, temidos por sus castigos. También están los palacios que nos permiten escudriñar en lo que fue la vida de sus monarcas o señores, a los que se les atribuía carácter divino y que imponían su poder y autoridad sobre sus súbditos. Las fortalezas, construcciones estratégicas distribuidas en cumbres, valles y llanos, muestran el desarrollo de sus artes militares y los elementos de defensa que poseían, todo esto casi siempre vinculados a magníficos caminos. Estos, presentándonos su equipamiento para el 35

aprovisionamiento, mediante los tambos y almacenes, donde a un día de jornada, las tropas podían abastecerse de alimentos, vestimenta y armas. Las necrópolis, con sus extraordinarias tumbas, nos manifiestan acentuadas creencias de una vida más allá de la vida. Los mausoleos con las ricas ofrendas funerarias, casi siempre nos brindan un sin fin de valiosos vestigios sobre lo que pudo haber sido la vida diaria de esos hombres. Allí siempre se encuentran restos de alfarería, utensilios de uso diario, armas, vestidos y otros objetos. Contrastando con la majestuosidad de esos palacios, templos, etc., está la humilde vivienda del hombre andino, moradas diseminadas y casi siempre ubicadas junto a sus campos de cultivo, parcelas o tupus. Este amplio panorama de la arquitectura andina, solo puede ser completo si consideramos sus grandes obras de ingeniería en sus campos de cultivo, algunas veces edificando complejos sistemas de terrazas o Takanas, o construyendo delicadas redes de camellones o Suka Kollus. Ahí están los perfectos sistemas hidráulicos que enfatizan ampliamente sus sistemas productivos y la generación de las actividades económicas y agrícolas que tenían carácter prioritario. Para realizar una síntesis y un mejor análisis de su arquitectura así como de los materiales que empleaban en sus construcciones, es necesario realizar una división

a) Construcciones públicas b) Construcciones particulares Las primeras casi siempre de características monumentales, con muros sólidos y robustos, obras titánicas que sólo se pudieron construir a través del trabajo conjunto y muy bien organizado. Por el contrario, en el segundo tipo de obras, las construcciones domésticas generalmente esparcidas, viviendas edificadas empleando materiales menos nobles y de poca consistencia que en su generalidad no pudieron subsistir al paso del tiempo, ya que de ellas solo quedan simples vestigios como los restos de cimientos. Todo este panorama de la arquitectura no solo nos muestra la forma de vida que tenían en el pasado, sino que además nos ofrece claras huellas de sus costumbres. Con esta simple información, intentamos reconstruir y aproximarnos a entender su 36

desarrollo desde su más remoto origen hasta las épocas de desaparición o colapso. Por comparación de estilos, características, forma de manejo y utilización de los materiales, etc., también se pueden llegar a deducir las épocas o estados de civilización a los que llegaron las culturas. Con este breve preámbulo, entremos al análisis de las obras arquitectónicas y de los materiales que fueron utilizados en las construcciones por las culturas que poblaron los Andes, especialmente en nuestro territorio. Para empezar, podemos afirmar que las primeras construcciones se efectuaron usando simples piedras sin trabajar o labrar, paradas e implantadas en el suelo. Estas podían estar colocadas en forma aislada o agrupadas ya sea en círculos o alineadas. Se cubrían con grandes losas horizontales muy semejantes a las que se encuentran en los dolmens europeos. En cuanto a su función, probablemente fueron de uso religioso funerario, debido a que en su gran mayoría se encontraron asociados a restos humanos, además de objetos de ofrenda como vasijas de barro, puntas de proyectiles, hachas de piedra, tejidos toscos, etc. Ejemplos notables de este tipo de edificaciones los podemos encontrar en Copacabana, en el cerro Llallagua, en Escoma, en Sillustani, Chuquimango, Acora, etc., casi todas en los alrededores del Lago Titicaca. Mucho tiempo después, recién empezaron a erigir muros ciclópeos de grandes dimensiones, utilizando en muchos de los casos, piedras delicadamente trabajadas, labradas, pulidas, alcanzando el más alto nivel de desarrollo al elaborar figuras en alto y bajo relieve como es el caso de las preciosas estelas monolíticas. En este tipo de construcciones no se limitaron solamente a edificaciones superficiales, sino que además se realizaron obras magníficas que demuestran el alto avance alcanzado por sus diseñadores e ingenieros tal como es el caso de las galerías subterráneas, sistemas de evacuación y transporte de aguas, etc. Las ruinas de Chavin, Tiwanaku, Wari y muchas otras similares, son la elocuente demostración. A la desaparición de estas grandiosas culturas de las que solamente podemos contemplar monumentales ruinas, sigue un período constituido por señoríos y pueblos regionales que constituyeron otras culturas herederas de los conocimientos que dejaron las más antiguas. Por esta razón, los monumentos de esta época son menos espectaculares y el arte de construir es menos sofisticado. Seguramente, la preocupación por subsistir no les permitió dedicar prolongados trabajos a la arquitectura y construcción.

37

Entre este tipo de construcciones podemos apreciar las tumbas, los centros urbanos y otras obras, que llegaron a su máxima expresión en el incario. Fueron estos últimos quienes se apropiaron de las construcciones antiguas así como de su tecnología constructiva dedicándola a su propio beneficio y provecho.

Fig. 12 a Fig. 12 b

Fig. 12 c

Resumiendo, podemos demarcar las épocas en: 1.2.3.4.5.-

Epoca Epoca Epoca Epoca Epoca

primitiva - asentamientos aldeanos clásica o urbana - de grandes monumentos imperial - expansiva de los Señoríos regionales incaica

Los niveles de desarrollo de las culturas son sintetizados en un cuadro que contempla desde los antiguos recolectores hasta la formación de los estados en nuestro territorio (Fig. 13). 38

NIVELES DE DESAROLLO PRE HISPANICO DESDE LOS ANTIGUOS RECOLECTORES A LA FORMACION DE ESTADOS DENTRO EL TERRITORIO BOLIVIANO

Figura 13

PUEBLOS PRIMITIVOS - PRE CERAMICO Tuvieron que transcurrir más de 20.000 años para que el hombre entendiera el ciclo de la naturaleza. Así pudo conocer microambientes aptos para la recolección, que le brindaron la posibilidad de obtener nuevas plantas para su sustento. Todo parece indicar que fueron las tierras altas, el escenario del nacimiento de las primeras labores agrícolas, buscando pequeños valles en la cordillera que fueron dedicados a la domesticación de los vegetales. Este nuevo descubrimiento no implicó un cambio en la vida del hombre (Fig. 14), ya que siguió dedicando su tiempo a la pesca y la caza, pero un nuevo proceso, el de la agriculturización estaba en marcha.

Figura 14

El estudioso Engel (1970) en una cueva de la zona alta de Chilka, en el Perú, descubrió un depósito de basura todavía sin cerámica. Eran restos de cultivadores de porotos que fechados posteriormente nos señalaban 8.000 a.n.e. También se encontraron “tuberosas” fosilizadas, secas y bien conservadas como papa, jiquima, camote. Todo esto nos lleva a afirmar que los cultivos cordilleranos fueron los primeros y que de allí se expandió el conocimiento para luego ser llevado a las regiones costeras.

Una otra evidencia del principio de la actividad agrícola nos ofrece el arqueólogo Mc. Neis, cuando en el complejo de Piki, encontró entre algunos artefactos líticos, asociaciones claras de calabazas, quinua, amaranto y posiblemente ají, con una antigüedad de 4.410 años a.n.e. ARRICULTOR

De esta época podemos resaltar las primeras construcciones, realizadas con piedras superpuestas formando paredes semicirculares de 10 a 14 metros conformando rompevientos protectores. Este sería el inicio de las primeras manifestaciones arquitectónicas del mundo andino. Tan importante hallazgo fue realizado por el investigador peruano, Rafael Larco Hoyle, en las pampas de Paijan (Perú).

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También es necesario resaltar que el hombre seminómada empezó con la domesticación de los animales, incorporando en sus actividades a los camélidos, especialmente a la llama. Con esta nueva etapa en su desarrollo, se abrieron otras fuentes de recursos, con el aprovechamiento de la carne, la lana, el cuero, los huesos, etc. y por su empleo en actividades rutinarias como el transporte. Mediante una reproducción controlada, pudo aprovechar en mejor forma esta nueva fuente, que inclusive le proporcionó la takia utilizada como combustible. Los trabajos de Mc. Neis realizados en 1969, sugieren que la llama pudo estar domesticada hacia los años 6.300 a 5.000 a.n.e. Esta crianza fue un factor importante que hizo disminuir la caza, haciendo a su vez que el hombre tendiera al sedentarismo, y por consiguiente a la formación y desarrollo de nuevas formas de organizarse. La domesticación de la alpaca, mezcla de vicuña y llama, fue más tardía, lo que nos indica a las claras, el desarrollo de una cultura ganadera con gran conocimiento, que pudo lograr híbridos aptos para el consumo. Del mismo modo, los conocimientos en agricultura fueron superándose hasta llegar a producir una variedad enorme de papas, así como de maíz, lo que por otra parte, nos sugiere el paso impresionante hacia un desarrollo aldeano posterior. El rol del altiplano sur de Bolivia y Perú fue fundamental, ya que de allí se difundieron los conocimientos básicos agropecuarios para ser llevados hacia regiones del oriente y de la costa del Pacífico. Es necesario hacer notar, que hasta hoy el altiplano o también conocida como la sierra andina, es la región más densamente poblada destacándose hasta nuestros días el fuerte énfasis en las actividades ganaderas. Sobre esto afirma el investigador chileno Lautaro Nuñez: “hasta ahora las comunidades del formativo altiplánico: Chiripa, Tiwanaku I, Wankarani, se emplazan como aldeas agriculturizadas y podría considerarse la “primera” población altiplánica que cultiva con valores económicamente significativos” (Fig. 15).

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Figura 15

CUADRO CRONOLOGICO CULTURAL DE LOS ANDES BOLIVIANOS

Mapa ARQUEOLOGICO de BOLIVIA

CAPITULO II

WANKARANI • Situación Geográfica • Características • Aspecto socio económico • Arte • Arquitectura

WANKARANI Fue una de las primeras culturas del formativo (Fig. 16), poseedora de conocimientos de agricultura y de la alfarería. Su ubicación geográfica se extiende de Noreste al Norte del lago Poopó. Esta región es caracterizada por su escasa vegetación debido principalmente a un clima seco, que sólo permite la existencia de la paja brava y la thola.

Figura 16

AREA DE OCUPACION DE LA CULTURA WANKARANI

Estas variedades prosperan en esa desolada región con escaso nivel de precipitaciones pluviales que apenas alcanzan de unos 200 a 500 mm de lluvia anualmente. Como consecuencia de esto, se puede apreciar un paisaje agreste y poco habitable. Sin embargo, y superando todas las dificultades, fue en esa zona donde se desarrolló la denominada Cultura WANKARANI. CARACTERISTICAS GENERALES El primero en advertir y estudiar esta cultura milenaria fue el geólogo Hauthal en 1911. Más tarde, el investigador Means en el año 1918, publicó en el “American 47

Anthropologist” algunos datos y una fotografía de dos cabezas de llama talladas en piedra (Fig. 17). Posteriormente fueron los investigadores Alfred Metraux y Lehman quienes realizaron nuevos descubrimientos en el año 1931 de otras cabezas de camélidos trabajadas en piedra, en la zona de Pucara Belén en el Departamento de Oruro (Fig. 18).

Figura 17

El profesor Wendell Bennett, realizó excavaciones hacia los años 1933 y 1934 en áreas del Departamento de Cochabamba, encontrando piezas de similares características. Ya en el año 1958, el investigador Eduardo López Rivas examinó piezas provenientes de Machacamarca relacionadas con esta cultura altiplánica.

Es importante señalar que en los años 1958 y 1959, una misión alemana realizó excavaciones en el sitio WANKARANI con el fin de obtener muestras de carbono para efectuar ensayos de datación. El notable investigador Dick Ibarra Grasso también dedicó su tiempo al estudio de esta cultura a la que la denominó “Cultura de los Túmulos” por la peculiar característica de los yacimientos arqueológicos que casi siempre se presentan en esa forma. Un otro investigador que dedicó trabajos al estudio de esta cultura, fue John Wasson quien en 1965 efectuó trabajos en diferentes sitios afiliados a Wankarani.

Figura 18

De acuerdo a los fechados obtenidos, se puede afirmar que ésta cultura se remonta a unos 1600 años a.c. y en el mismo sitio de Wankarani, los datos obtenidos por fechamientos radiocarbónicos indicaron una antigüedad entre 1200 y 800 a.c.

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ASPECTOS SOCIO-ECONOMICOS Una de las principales características que tuvo la Cultura Wankarani fue su dedicación al trabajo agrícola. Pese a las inclemencias del tiempo, siempre eligieron zonas de trabajo protegidas contra el viento, realizando sus labores en pequeñas quebradas buscando además, las fuentes más próximas para la provisión de agua. Es por esta razón, que sus principales asentamientos se localizaron junto a los ríos, vertientes y arroyos. Sin embargo, es de hacer notar que también se dedicaron a los trabajos de ganadería ya que se encontraron evidencias claras de la presencia del ganado camélido en sus actividades cotidianas. En cuanto a las labores agrícolas, no desarrollaron tecnologías con incorporación de sistemas hidrálicos, y más bien, utilizaron métodos a secano regando sus cultivos por las lluvias de temporada. Sus principales cultivos fueron la papa, quinua, cañahua, etc. que juntamente con la carne de camélidos, constituía su dieta principal. Sin embargo, no debemos dejar de destacar la práctica de la caza como otra fuente de alimentación, ya que se encontraron numerosas puntas de proyectil en los sitios asociados a la cultura Wankarani que manifiestan esa actividad. En síntesis, podemos afirmar que esta cultura tuvo una economía autosuficiente, produciendo solo lo que tenían que consumir y dejando algún excedente para las siembras futuras. Analizando el sistema de vida del pueblo Wankarani, se puede apreciar que no existían clases sociales diferenciadas, aspecto que también muestra el grado de avance al que llegó esta cultura. ARTE Una de las principales características del pueblo Wankarani fue el tallado de cabezas de camélidos en arenisca y rocas ígneas (Fig. 19), las mismas que fueron utilizadas en sus edificaciones principales, haciéndolas descansar sobre sus espigas que servían de empotramiento tanto vertical como horizontal. Estas esculturas se pueden hallar en cantidades apreciables mostrando algunas de ellas, calidad de obras de arte que refleja la alta capacidad de plasmar en la piedra, los rasgos más significativos de la fiel compañera del hombre de Wankarani....la llama.

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Figura 19

Figura 20

PROCESO DE ESTILIZACION DE LAS CABEZAS ZOOMORFAS SEGUN LUIS GUERRA

Figura 22

Figura 21 50

Al principio se observa un trabajo de realización muy natural del camélido, pero más adelante se aprecia un grado de estilización que les permitió conseguir nuevas formas, sin perder la armonía y belleza (Figuras 20 a-i). En cuanto al trabajo en alfarería (Figuras 21 y 22), se puede observar un grado casi rudimentario en sus trabajos, ya que las muestras que se obtienen en excavaciones, son algo gruesas, toscas y carentes de engobe y pintura. El conocido arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés clasifica en cinco tipos la cerámica Wankarani (Figuras 23, 24, 25 y 26): 1.- Tipo 2.- Tipo 3.- Tipo 4.- Tipo 5.- Tipo

pulido a espátula alisado liso pulido liso alisado a espátula miscelánea

Y de acuerdo a la tipología de la cerámica, deduce tres épocas para el desarrollo de la cultura Wankarani, que son: I Inferior (presentando una cerámica pulida a espátula) II Media (con cerámica alisada liso y pulida liso) III Superior (representado por vasijas con engobe rojo, dotado de asas y bordes pronunciados, hallados en Socotiña y UspaUspa) Un otro adelanto de esta cultura es el referente al trabajo de los metales. En una época muy temprana (época Inferior I), ya trabajaban el cobre así como el oro, puesto que en varios sitios asociados, se hallaron escorias Figs. 23-24-25-26 de fundición. No debe olvidarse que para realizar este tipo de trabajo, es necesario fundir los metales a temperaturas próximas a los 1083 grados Centígrados que es el punto de fusión del cobre. Al respecto el investigador Carlos Ponce dice: “Ya en la época I se fundía el cobre y lo colocaban 51

en moldes”. Esta actividad seguramente que exigió de la creatividad del hombre de estas regiones, que necesitó conocer con mayor grado de profundidad los secretos de la fundición y el arte de los metales. Analizando el desarrollo tecnológico que alcanzó el pueblo Wankarani, se puede deducir claramente el nivel de evolución que alcanzaron, lo que permite además, hacer un seguimiento de la actividad humana en esta región de los Andes. Realizada esta visión general sobre la cultura Wankarani, pasemos a considerar y analizar sus logros en cuanto a los aspectos arquitectónicos y urbanos se refiere. URBANISMO Y ARQUITECTURA La cultura Wankarani o de los Túmulos, se desarrolló en las cercanías del río Desaguadero extendiéndose hasta Cochabamba y llegando aún hasta el sud del país. En el altiplano sud de nuestro territorio, se encontraron hasta el día de hoy, 17 sitios arqueológicos correspondientes a esta cultura y que los detallamos en el cuadro correspondiente (Fig. 27). En ninguno de estos sitios se han encontrado evidencias de construcciones mayores o ceremoniales, siendo más bien pequeñas edificaciones habitacionales esparcidas en comarcas (Fig. 28), dejando un apreciable margen para los terrenos dedicados a sus actividades agrícolas y ganaderas.

Figura 28

Por la cantidad de viviendas encontradas en los sitios mencionados, podemos deducir que contaban con poca población (entre 75 y 100 personas), a excepción de los sitios Kelkaña y Pakasa que presentan agrupaciones más densas de viviendas, mostrándonos que éstas tenían aproximadamente 3000 habitantes (Figuras 29 y 30). Una característica que poseían las aldeas Wankarani, es que éstas eran emplazadas sobre montículos de tierra 52

PRINCIPALES YACIMIENTOS ARQUEOLOGICOS DE LA CULTURA WANKARANI



Sitios

1 Wankarani 2 Sica sica

Dimension diametro = 73 m. "

3 Kellakellani

40 m. ________

4 kelkaña

"

200m.

5 La Joya

"

68m.

6 Kella kollu

"

112m.

Ubicación Cerca de Viscachani La Paz Sur oeste de La Paz Sur oeste de La Paz Nor oeste de Oruro

Nor oeste de Oruro

7 Pucara de Belén

168 × 144m.

8 Toluma

250 × 50m.

Nor este de Oruro

9 Uspa uspa

150 × 150m.

Este de Obrajes-Oruro

10 Sepulturas

150 × 150m. ________

Este de Oruro

11 Uspa kollu 12 Jikilla

________

13 Machacamarka

________

14 Sokotiña 15 Wilake 16 Tarawa 17 Pakasa 18 Yaco 19 San Antonio

Agua de Castilla-Oruro Sur de Oruro Sur de Oruro

250 × 250m.

Sur este de Oruro

diámetro 200m. ________

Sur este de Oruro

________

Sur de Oruro Sur este de Oruro Sur oeste de La Paz

Figura 27 53

54

UBICACION DE LA LOCALIDAD ARQUEOLOGICA DE WANKARANI Figura 29

PLANO TOPOGRAFICO TOPOGRAFICO DEL DEL SITIO SITIO 11 WANKARANI WANKARANI Figura 30 55

(Fig. 31) con alturas entre 5 y 25 metros en relación al nivel de suelo (Fig. 32). Figura 32

El conjunto habitacional estaba rodeado por un muro (Fig. 33), del que aún se pueden encontrar evidencias claras distinguiéndose los cimientos levantados con piedras rústicas. Estas huellas del muro perimétrico se pueden apreciar en Wankarani y Kella-Kollu.

Si analizamos los elementos arquitectónicos dejados por la Cultura Wankarani, podremos detectar signos de una planificación básica en el levantamiento de un conjunto habitacional. De esta manera se pueden distinguir los siguientes aspectos: Ubicación Figura 33 de sus conjuntos habitacionales próximos a fuentes de agua. - Elección de areas protegidas de los fuertes vientos altiplánicos. - Construcción de las plataformas o túmulos, antes de levantar sus unidades habitacionales. - Construcción de un cerco que rodeaba el conjunto de viviendas, delimitando el uso de los espacios. Con relación a la construcción misma de las unidades habitacionales, debemos indicar que para el efecto emplearon el barro, además de troncos o ramas de queñua o quiswara. Su sistema constructivo puede describirse de la siguiente manera: - Se plantaban los troncos o ramas generando un círculo con un diámetro aproximado entre 3 a 3.60 metros. - Luego se entrel azaban los troncos empleando un tejido de totora o paja, logrando cerrar el círculo y creando un espacio cerrado. 56

Planta Túmulos elevados artificialmente, donde se construían las viviendas unihabitacio­ nales de planta circular, protegida con un muro que circundaba la aldea. Característica de la mayoría de los si­ tios habitacionales de la cultura Wankarani

Elevación

Figura 31

- Una vez amarrado el tejido o estera, dejaban un “vano” que luego serviría como la zona de ingreso al recinto. - Posteriormente se procedía a revestir el conjunto, con una capa de barro revocando el exterior, así como el interior de la habitación (Fig. 34). De esta tecnología constructiva temprana, quedan las evidencias en el sitio tipo de Wankarani, ya que en trabajos arqueológicos se hallaron una serie de hoyos formando un círculo, y repletos de material orgánico carbonizado (Fig. 35) perteneciente a orcones de madera y partes de los muros que estaban constituidos por totora o paja. Todo esto en los niveles de excavación de aproximadamente 2.5 metros.

Figura 37

En las labores de excavación arqueológica (Fig. 35) se encontraron hasta siete superposiciones habitacionales, lo que nos Figura 36 indica claramente que las construcciones eran levantadas sobre los restos de las anteriores que sufrían deterioro. Las nuevas viviendas estaban asentadas sobre los escombros de las antiguas. En la actualidad no es facil distinguir los restos de estos muros ya que solamente se pueden notar restos grisáceos de tierra mezclados con las cenizas de antiguos fogones. La planta circular (Fig. 37) es evidenciada por las cimentaciones realizadas en piedra no t r a b a j a d a , alcanzando desde 3 hasta 5.80 metros de diámetro. Este último tipo fue encontrado por Heinz Walter en el año 1966 en el mismo sitio de Wankarani. Es importante señalar que no sólo existían las viviendas

PLANTA CIRCULA DE USPA USPA

58

Figuras 34 a, b, c

(a)

(b)

(c)

59

Figura 35

60

WANKARANI WANKARANI MONTICULO MONTICULO No 1

RESTOS DE VIVIENDA CIRCULA CON ADOBE DELGADO

Figura 35 b

61

de planta circular, ya que se pudieron hallar evidencias de viviendas de planta cuadrangular y en otros casos, de planta rectangular, aunque de estos dos últimos tipos son escasos los ejemplos. Para la construcción de los cimientos, se utilizaron piedras alargadas que eran clavadas verticalmente sobre el piso, y los muros “aparejo” eran realizados empleando adobes delgados con abundante paja o “hichu”. Según el arqueólogo John Wasson, el piso de la vivienda estaba constituido solamente por la tierra apisonada (Fig. 38). En efecto, en los restos arqueológicos no se pueden apreciar vestigios de pavimento a excepción de una vivienda encontrada en el sitio Uspa-Uspa, que tenía el piso cubierto de cascajo y muros con diáfanas huellas de pintura roja, que muy posiblemente, fue realizada en una época posterior. En todas las unidades habitacionales, el área del fogón era importante, puesto que se encontraba en el centro de la vivienda desde donde emanaba el calor tan necesario para combatir las gélidas temperaturas de la región, principalmente en épocas de invierno. Este primitivo hogar, estaba construido con piedras rústicas, sin cantear, formando un espacio circular de unos 30 a 40 centímetros de diámetro. El acceso a la unidad habitacional era rectangular, y es posible que para cerrar este espacio abierto, hayan sido utilizados cueros o esteras tejidas de totora, paja u otras fibras. De los techos no existen ni vestigios, lo que indicaría que fueron empleados materiales vegetales como ramas, paja, etc. tal como pueden encontrarse en las actuales viviendas construidas por los Urus o los Chipayas en la zona del altiplano sur (Fig. 39). En esta región del país, prácticamente no se han alterado las costumbres y el estilo de levantar sus construcciones de manera muy similar, las mismas que han sobrevivido sin cambios importantes por más de 2500 años. El aspecto de la vivienda Wankarani es posible que haya tenido una forma de colmena sin descartar que hayan existido otros tipos o variantes. Sobre estas posibles formas de diseño de las viviendas, resumimos las principales y las presentamos en el cuadro correspondiente (Fig. 40). Analizando la tipología de las viviendas utilizadas por la cultura Wankarani, es necesario aclarar que no todas fueron construidas con barro ya que algunas fueron levantadas empleando piedras aunque son muy raros los restos de éstas. En la 62

Figura 39

TIPOLOGIA POSIBLE DE LA VIVIENDA WANKARANI

Figura 40 a

Figura 40 b

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mayoría de los casos se presentan las mismas normas arquitectónicas donde solamente la escala o tamaño, era la que variaba (Figuras 41 a-c). En vista de que todo el material que empleaban para construir, era de la misma zona, el conjunto de construcciones se asimilaba perfectamente al paisaje típico de esta desolada y fría zona del altiplano boliviano (Fig. 42). Un detalle singular referido a la utilización del espacio arquitectónico, es que en el caso de las viviendas Wankarani, éstas también constituían sitio adecuado para ser utilizadas como tumbas o sepulcros. Pruebas de esto se encontraron en diversas excavaciones donde la mayoría de las construcciones mostraban enterratorios tanto de adultos como de niños. Sobre el tipo de entierro, debemos indicar que eran directos en posición acostado, de lado y encogido. Es de suponer que la Figura 41 a, b, c relación hombre-vivienda constituía un solo contexto donde la vida y la muerte como parte de una sola realidad y cosmovisión, compartían los mismos espacios. Para finalizar este análisis, es importante enfatizar que la cultura Wankarani no salió de los patrones claramente aldeanos, ya que no se encontraron signos de un mayor desarrollo que habría podido permitirles llegar a un grado superior de civilización. Al parecer, fueron absorbidos por la cultura Tiwanaku alrededor del año 200 d.C., la misma que alcanzó un grado más avanzado de conocimientos reflejado en su avanzada tecnología y realizaciones.

Figura 42 Vivienda de Planta Circular en Base a Piedra Natural y Barro. Belén - Chipaya

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De esta última afirmación existen las necesarias pruebas en las huellas existentes en los sitios Wankarani, puesto que en los niveles de superficie se encontraron casi siempre, fragmentos de cerámica de la cultura Tiwanaku de sus épocas IV y V. Tal es el caso del sitio tipo Wankarani, donde a unos 230 metros de distancia, se encontraron restos de aisladas casas de planta rectangular, pertenecientes a la cultura Tiwanaku en su época V. De acuerdo a la datación radiocarbónica, esta ocupación se habría producido hacia el año 1120 d.C.. También es frecuente ubicar en las proximidades, construcciones de “Chullpas” o tumbas, levantadas con adobes de barro, pertenecientes a épocas posteriores al 1200 d.C. o sea, en tiempos correspondientes a los señoríos regionales o aymaras, de los cuales se tratará en detalle en un posterior capítulo.

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CAPITULO III

CHIRIPA • Situación geográfica • Características generales • Antecedentes • Aspectos socio económico • Arte Cerámica Escultura Metalurgia • Arquitectura

CHIRIPA El presente capítulo está referido a Chiripa, una otra importante manifestación cultural prehispánica desarrollada en el altiplano boliviano. El sitio tipo que dió nombre a la misma, está ubicado en la Península de Taraco, en la zona sur del Lago Titicaca en la Provincia Ingavi del Departamento de La Paz, figurando en las Cartas Geográficas, hoja No 5844-IV. El sitio Chiripa se encuentra a una altura de 3820 metros sobre el nivel del mar, con un clima influenciado por la cuenca del Titicaca (Fig. 43). De acuerdo a las evidencias encontradas, se puede colegir que la cultura Chiripa se desarrolló principalmente en áreas próximas al lago Titicaca. Sin embargo, recientemente se han detectado otros sitios que muestran un avance hacia la región mesotérmica y los valles de nuestra cordillera, tal como se aprecia en el mapa adjunto. CARACTERISTICAS GENERALES El sitio tipo Chiripa, emplazado en la ribera sur del Lago, presenta una colina o montículo levantado a unos 6 metros del nivel del suelo circundante, alcanzando una extensión aproximada de unos 60 metros. El primer investigador que llegó a ese sitio y realizó excavaciones, fue Wendell Bennett quien en el año 1934 efectuó trabajos científicos, localizando un templete semisubterráneo y dos casas de singulares características. El mencionado científico norteamericano, le otorgó una antigüedad relativa “antes o después del Tiwanaku Clásico”, basando su afirmación en estudios de las evidencias de alfarería. Halló cerámica Tiwanaku “decadente” en los estratos superiores, Chiripa en niveles intermedios y Tiwanaku “Clásico” en los estratos más profundos. Fue en el año 1941, que otro investigador realizó nuevos hallazgos importantes en el sitio ampliando de esta manera la visión del desarrollo de tan singular pueblo. Se trataba del arqueólogo boliviano Max Portugal Zamora quien encontró varias 69

AREA DE UBICACION DE LA CULTURA CHIRIPA

70 Figura 43

tumbas y partes de una otra vivienda con similares características a las halladas por Bennett. Este científico fue el primero en postular que la cultura Chiripa se desarrolló mucho antes que la de Tiwanaku. En 1955, el investigador Alfred Kidder II, llegó al mismo sitio para realizar otras excavaciones, tocando los lugares que había trabajado Bennett. Allí encontró nuevas tumbas además de confirmar los hallazgos de su antecesor. Kidder detectó los niveles habitacionales. Un otro aporte al conocimiento de esta cultura, fue su estudio relativo a la cerámica encontrada en el sitio (Fig. 44), además de la datación radiocarbónica que realizó en muestras orgánicas excavadas en el sitio Chiripa.

Figura 44

Posteriormente, un otro acucioso investigador norteamericano llegó al sitio. Esta vez fue David Browman que en el año 1974 se dedicó al estudio socio-económico de esta cultura. Para esto, analizó sus cultivos y los aspectos del comercio, principalmente. Fue el primero en dividir a la cultura Chiripa en tres fases: 1.- Fase Condori 1350 a.C. - 850 a.C. 2.- Fase Llusco 850 a.C. - 600 a.C. 3.- Fase Mamani 600 a.C. - 200-100 a.C. (Fig.45) Entre los años setenta y ochenta, se realizaron nuevas investigaciones. Sobresalen las realizadas por Jorge Arellano, Gregorio Cordero M., Oswaldo Rivera, Caren Moor, Max Portugal Ortiz, Juan Faldín, quienes aportaron nuevos datos al estudio de esta antigua cultura del formativo, descubriendo nuevos sitios emplazados en los valles mesotermos y otros ubicados en la región del Titicaca. Rescatando toda la información surgida de estas investigaciones, se pueden inferir algunos aspectos característicos de la cultura Chiripa. Sin duda, este desarrollo sostenido tuvo que influir directamente a otras culturas que posteriormente se fueron formando, tal es el caso de Pucara y Caluyo en el Perú y Tiwanaku en nuestro país.

71

CHIRIPA

Figura 45

Resumen de investigaciones

Esta afirmación la hacemos en base a las objetivas evidencias que existen sobre la difusión que tuvieron los motivos y creaciones ornamentales artísticas, así como los motivos escalonados, algunos rasgos de la iconografía dualista, y también por su estilo arquitectónico de construir templos semisubterráneos. Una otra evidencia de la gran influencia que habría ejercido la cultura Chiripa en otras del altiplano boliviano-peruano, es la referente a su estructura religiosa, evidenciada en su iconografía tan generalizada posteriormente en diferentes elementos de otros pueblos de la región. ASPECTOS SOCIO ECONOMICOS La cultura Chiripa, al estar asentada principalmente en la región circunlacustre, estaba especialmente dedicada a la pesca y la agricultura, que seguramente era complementada con la actividad ganadera y el comercio. Es muy posible que su base económica en las primeras épocas, hayan sido las actividades de caza y recolección, pasando luego al manejo de manadas de camélidos, como principal recurso de su economía. De esta manera pudieron lograr el abastecimiento de alimentos, vestimenta además de cubrir sus necesidades de transporte. Fue más tarde que habrían fijado su atención a las labores agrícolas donde consolidaron su carácter sedentario, hacia el 2000 a.C. El arqueólogo David Browman, en 1974 realizó una interesante investigación referente al sistema de producción agrícola, efectuando estudios a través de análisis arqueobotánicos y recolectando plantas del lugar a fin de conformar un herbario que le permitiera identificar los filolitos microscópicos extraidos del suelo, así como de los depósitos de silica. De esta manera pudo encontrar que la actividad agrícola fue desarrollada desde aproximadamente 1500 a.C. Detectó variedades vegetales comestibles como el amaranto, cañahua, tauri, jiquima, papa, oca, añallucu, chinopodio, etc. y otras de carácter medicinal, así como variedades que tenían aplicaciones especiales, tal el caso de la totora y la paja. Muchos más fueron los aportes que brindó Browman, al esclarecimiento de las características que tuvo la cultura Chiripa. Descubrió que consumían algunas sales minerales (calcio, aluminio, sodio, potasio, etc.) mediante la ingestión de arcillas que complementaban su alimentación. Tal es el caso de la “p’asa” y el “catawi”, que existían en las proximidades al sitio Chiripa en cantidades apreciables. 73

Por otra parte, se evidenció que en épocas tempranas realizaron intenso comercio, mediante el intercambio tanto de productos agrícolas como el maíz, ají, calabaza, etc, los textiles, conchas marinas como el espondilus de las costas del Ecuador. Esta actividad de comercio se habría efectuado mediante caravanas de llamas, que luego de largos y penosos viajes después de la época de cosechas, transportaban las mercancías. La insuficiencia de producción en las tierras altas habría dado lugar a la necesidad de obtener otros productos, surgiendo la urgencia de realizar el trueque obligado con las tierras bajas, de lo que también habría nacido un intenso intercambio cultural. Considerando que el pueblo Chiripa alcanzó conocimientos y tecnologías avanzadas, es fácil suponer que en ese permanente contacto con otros pueblos, también se produjo un intercambio de experiencias y conocimientos. Por esta razón, hay que suponer que muchos aspectos propios de la cultura pueden provenir de regiones alejadas al entorno mismo donde estaban asentados. ARTE La cultura Chiripa se caracterizó por su alta capacidad artística reflejada principalmente en la producción alfarera, así como en sus trabajos en piedra y metales. Es muy posible que también desarrollaron intensa actividad en la producción artesanal de textilería y cestería. Sobre estas realizaciones, es necesario hacer un breve análisis. - Cerámica: Sus formas más características fueron las vasijas y escudillas de base plana, así como también los tubos o sopladores (phusaña) que usaban para avivar el fuego (Figuras 46, 47 y 48). En cuanto a la decoración de sus obras de alfarería, debemos indicar que estas eran variadas: incisas, pintadas, con elementos en relieve empleando generalmente figuras zoomorfas. Las cerámicas más antiguas presentan un antiplástico de arena y mica, sin embargo, las posteriores evidencian el uso de fibras vegetales, especialmente la paja. El investigador Carlos Ponce Sanginés, propuso su clasificación en dos tipos principales:

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SOPLADORES EN CERAMICA

Figuras 46, 47, 48

75

a) Sin pintura con dos variantes: clara y oscura b) Pintada con sus variantes: amarillo sobre rojo, rojo, misceláneas (Figuras 49, 50 y 51) - Escultura: Con relación al trabajo que realizaban, se han podido hallar algunas muestras de singular importancia puesto que se detectaron lápidas con motivos antro y zoomorfos (Figuras 52, 53 y 54), en bajo relieve y empleando permanentemente conceptos de simetría. - Metalurgia: Los hallazgos de escorias de fundición, indican la temprana utilización del cobre, así como el trabajo en oro y plata. En excavaciones arqueológicas se extrajeron cintas laminadas de los mencionados metales. Combinando con piedras semipreciosas tales como la malaquita, obsidiana, lapizlázuli, etc. se realizaron verdaderas obras de arte de extraordinaria belleza. - Cestería y Textiles: Se presume que realizaron un laborioso trabajo en la elaboración de cestas y tejidos, aprovechando principalmente la existencia en las proximidades, de recursos importantes de totora y paja. Otro producto que habrían utilizado son las fibras animales, principalmente de camélidos. De esta producción poco o nada quedó, ya que entraron en descomposición debido a las características climáticas de la zona, especialmente a la humedad reinante. - Arquitectura: Anteriormente habíamos citado la particularidad que tuvieron las viviendas de la cultura Chiripa, y efectivamente, éstas son únicas en su genero mereciendo un cuidadoso y detenido análisis. Se trataban de viviendas unihabitacionales levantadas con dobles muros que estaban separados a unos 50 centímetros. A estos reducidos espacios se tenía acceso mediante aberturas abiertas a modo de nichos o ventanas cuadrangulares con dinteles adornados por rebajes escalonados. Una otra particularidad de este peculiar sistema constructivo, era el empleo de puertas corredizas, la que encajaba en las ranuras laterales abiertas en el muro. Para entender el manejo de sus espacios arquitectónicos, será necesario que también hagamos un análisis de las construcciones que eran utilizadas en épocas anteriores. En estratos más profundos y por tanto más antiguos, se evidenciaron (excavaciones de Kidder y Browman) construcciones de habitaciones las que presentaban muros únicos sobre plantas cuadrangulares. De acuerdo a los restos de las cimentaciones, se apreció que éstas fueron hechas con piedra bruta y mortero de barro. Estas 76

Figura 50

Figura 49 FUENTE CHIRIPA

VASIJA CHIRIPA

decoración geométrica y zoomoría

decoración pintada en amarillo sobre engobe rojo.

Figura 51

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LAPIDAS DE LA CULTURA CHIRIPA CON MOTIVOS ANTROPOMORFOS Y ZOOMORFOS

LAPIDA CHIRIPA M.N.A.T.

Figura 52, 53, 54

primeras construcciones habrían conformado un primer círculo alrededor de un patio. Infelizmente quedaron muy pocas evidencias sin embargo, las encontradas ofrecen sificientes datos para asegurar que existió otro período mucho más antiguo que empleaba una modalidad un tanto diferente en su sistema constructivo, con características más simples y con una antigüedad estimada en 1400 años a.C. (Fig. 55). A este período, algunos investigadores lo denominan “pre-Chiripa” o “Chiripa antiguo”. Es necesario complementar el Figura 55 análisis aclarando que en esta fase de la cultura Chiripa, ya existía un amplio conocimiento de agricultura, ganadería, fabricación de cerámica, fundición de metales como el cobre y el oro. También se evidenció un temprano intercambio de productos con otras regiones, tal como lo demuestran los hallazgos arqueológicos (oro, plata, malaquita, obsidiana, lapizlásuli, conchas marinas, etc.) materiales que no son propios de la región así como otros productos agrícolas foráneos (maiz, chile o ají, calabazas, etc.). Estas pruebas nos hacen pensar que la cultura Chiripa ya tenía un importante desarrollo en las fases tempranas, sin embargo quedan aún muchas incógnitas que deberán responderse con mayores estudios. Surge la pregunta, si la cultura Chiripa no tuvo un origen en otra región o piso ecológico? La respuesta a la interrogante, nos permitirá percibir más claramente su incidencia e importancia. Por nuestra parte, pensamos que en el estudio de la cultura Chiripa están muchas llaves que permitirán abrir las puertas hacia una mejor comprensión del desarrollo del hombre en la región altiplánica. Después del año 1000 a.C. se iniciaría una nueva etapa donde se levantaron construcciones ceremoniales y edificaciones habitacionales mucho más complejas. Una muestra de estas obras constituye el templete semisubterráneo del que se encontraron algunas piezas in-situ, que nos permiten estimar que sus dimensiones habrían sido: 23 m de norte a sud y 21,5 m de este a oeste, con una profundidad 79

de aproximadamente 3 m. Esta edificación se encontró en el sitio tipo de Chiripa sobre un pequeño montículo artificial que se levanta a unos 6 m del nivel del suelo circundante. Al efectuar Bennett las excavaciones en esa edificación ceremonial, encontró algunos bloques colocados en su sitio original (Fig. 56). De estos se destacan: columna lítica de 3.25 m en el muro este y otros abatidos hacia el centro del templete, al norte 6 bloques, al oeste 2, y al sur no se encontraron evidencias similares debido al intenso saqueo que sufrió el sitio. Entre estos bloques de gran tamaño, también se encontraron algunos menores que constituían los sillares. Todo este material menor estaba elaborado en arenisca roja, aunque también emplearon otro tipo de material lítico como la caliza y la andesita, que fueron extraidas de distantes canteras. Presumiblemente las mismas fueron transportadas empleando embarcaciones de totora y cruzando las aguas del lago Titikaka. Lamentablemente han quedado muy pocas evidencias de esta cultura, que no nos permiten aclarar algunos aspectos importantes de la misma. En el templete semisubterráneo encontrado en Chiripa, a unos 12 metros de distancia, se encontraron habitaciones circundando al recinto ceremonial. Algunas de ellas se conectaban en sus esquinas conformando un verdadero círculo. Las dimensiones de las viviendas nos muestran que las mismas no eran modulares y más bien, tenían diferentes medidas. Podemos citar algunas: casa 1: 6.10 m x 4.60 m casa 2: 9.00 m x 5.60 m casa 3: 7.00 m x 6.10 m Estas dimensiones fueron extractadas de medidas tomadas en diferentes excavaciones (Fig. 57).

Figura 57

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CHIRIPA

Figura 56

Los cimientos presentan una profundidad entre 0.25 y 0.30 m, construidos en piedra con mortero de barro. Los muros levantados en adobes, siendo el exterior más delgado que el interior. Sus anchos son: ancho del muro exterior: entre 0.25 y 0.30 m ancho del muro interior: entre 0.40 y 0.45 m El espacio entre los muros, varía entre 0.45 y 0.62 metros, llegando hasta la altura del techo. Los accesos a estos espacios entre muros, se realizaban a través de aberturas en forma de nichos o ventanas las que se encuentran ubicadas a unos 30 centímetros del piso. Estos vanos de acceso son rectangulares de unos 60 cm de ancho por 50 cm de alto. En los dinteles presentan adornos utilizando escalones, distanciados a 1.40 m una de la otra, y en número de 9 aberturas por cada habitación. Para su modelación final, es posible que hayan utilizado dinteles de madera revestidos con arcilla (Fig. 58).

EVOLUCION DEL ESCALONAMIENTO EN DINTELES

Figura 58

Los muros interiores estaban revestidos con una capa de arcilla fina, logrando un espesor de unos 15 centímetros. Encima de esta capa, se detectaron indicios del empleo de pinturas en colores vivos. Al parecer, cada casa estaba pintada con un color distinto: amarillo o crema, rojo, azul o gris, naranja. En algunos casos, se pudo constatar una superposición de estas pinturas.

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El piso bien compactado con una gruesa capa de arcilla de color amarillo, cubierto con carbón y ceniza, es la única evidencia encontrada en las excavaciones, la que presumiblemente contiene los restos del material de cubierta que tal vez fue consumido por algún incendio. Sobre los ingresos a los recintos habitacionales, debemos indicar que éstos estaban orientados hacia el espacio central donde estaba ubicado el templete (Fig. 59). Los vanos de las puertas de unos 70 centímetros de ancho (Fig. 60), seguramente empleaban las puertas corredizas que se deslizaban dentro de las ranuras realizadas en los muros (Figuras 61 a-b). La puerta es muy posible que haya sido elaborada en madera formando el marco y cubierta con cueros de camélidos o esteras de totora. Al ingreso se colocaban piedras planas a modo de una acera o pavimento, desde el mismo borde de la puerta que estaba al nivel del muro interior, hasta rebasar el muro exterior. De la cubierta queda decir que observando los restos de cenizas y carbón, se habría empleado material vegetal, que fue icinerado accidentalmente o exprofesamente. También hacen suponer que estas estructuras estaban colocadas sobre maderas de quiswara o queñua, recubiertas con una gruesa capa de totora o paja (Fig. 62). Por la forma cuadrangular de las plantas, es de suponer que la cubierta estaba emplazada a “dos aguas”.

Figura 62

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Ingreso casa Chiripa

Figura 50

Figura 60

Figura 61

84

Sobre la función que habrían tenido estos espacios, al principio se consideraba que fueron meramente de uso habitacional, sin embargo por las características peculiares y la proximidad al templete semisubterráneo, es de suponer que el uso era preponderantemente religioso o ceremonial. El primero en notarlo fue Kidder que posteriormente fue corroborado por Browman y Moor. Apoyamos este mismo criterio, observando que los nichos o ventanas, fueron muy poco empleados porque sus bordes permanecieron prácticamente intactos. Si el uso de estos espacios hubiese sido de depósito, tal como sostienen otros investigadores, los bordes de estos vanos habría sido encontrados con marcas de desgaste, y no habrían conservado sus ángulos y trazos tal como fueron hallados (Fig. 63). Si bien, eran usados, más parece que habrían tenido un empleo eventual en ciertos días festivos de carácter religioso. Por otra parte, los pisos de las habitaciones conservaban sus colores originales mostrando que tampoco fueron e m p l e a d o s continuamente. De Figura 63: Reconstrucción ideal de la vivienda haber sido así, estos Chiripa también tendrían evidencias de desgaste. Sobre la aplicación que habrían tenido los dobles muros, coincidimos con aquella interpretación que indica, que constituían un aislante térmico para combatir la inclemencia del tiempo característico de esta región lacustre. Un interesante análisis del uso que dió a sus espacios, el pueblo Chiripa es resumido en los siguientes cálculos:

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Casa 1.- 6.10 m x 4.60 m = 28.06 m2 = 100% (Fig. 64) espacio interior (habitación) 4.50m x 2.40 m=10.80 m2=38.50 % muros (exterior e interior) =13.16 m2=46.90 % espacios inter-muros (alacenas) = 4.10 m2=14.60 % 100.00 %

Figura 64

Casa 2.- 9.00 m x 5.60 m = 50.40 m2 = 100% espacio interior (habitación) 6.30m x 2.90 m= 18.27 m2=36.25 % muros (exterior e interior) =27.18 m2=53.92 % espacios inter-muros (alacenas) = 4.95 m2 = 9.90 % 100.00 % Casa 3.- 7.00 m x 6.10 m = 42.70 m2 = 100% (Figura 65) espacio interior (habitación) 4.30m x 3.65 m=15.69 m2=36.70 % muros (exterior e interior) =22.24 m2=52.10 % espacios inter-muros (alacenas) = 4.80 m2=11.20 % 100.00 % 86

Figura 65

CASA CHIRIPA DE MUROS DOBLES

CASA

CHIRIPA

(CH-A)

EXCAVADA

POR

A

KIDDER

II

EN

1955

RECONSTRUCCION DE PLANTA EN BASE A INFORME DE G.COROERO M.

Como conclusión podemos afirmar en cuanto se refiere al empleo de los espacios arquitectónicos, que entre el 38 y 36 % ocupaba la habitación propiamente dicha y el resto, 62 a 64 % estaba constituido por muros y alacenas. Esta proporción nos muestra a las claras que las alacenas constituían algo tan importante o quien sabe mucho más, en relación a los espacios habitacionales (Figuras 66, 67 y 68). OTROS SITIOS Es importante hacer notar, que en estudios posteriores realizados en recientes años, se encontraron otros sitios pertenecientes a esta cultura. Al respecto debemos señalar los siguientes: -

Carlos Ponce Sanginés: Pariti, Pukuro-uyo, Suriki Jorge Arellano: encuentró vestigios en los valles mesotérmicos, Corralpata, Mucacruz. 87

SITIO CHIRIPA

INFLUENCIA ARQUITECTONICA DE CHIRIPA HACIA PUCARA TANTO EN EL TEMPLETE CENTRAL COMO EN LAS HABITACIONES CIRCUNDANTES Levantamiento : Karen Mohr Ch. 1986

RECONSTRUCCION DE SITIO TIPO DE CHIRIPA

Figuras 66-67 - 68

-

Max Portugal: aporta con el hallazgo de nuevos sitios en la región de Escoma, Titimani, Jupicollo, Ekeskapa. Oswaldo Rivera y Juan Faldín: añaden a esta lista sitios como Copacabana (Figuras 69, 70, 71, 72), Carwikala, Coati, Cusupata y otros ubicados en las provincias de Larecaja y Muñecas.

COPACABANA

Figura 69 Sin embargo, es importante señalar que en ninguno de los sitios indicados se encontraron recintos habitacionales como los del sitio tipo de Chiripa. Para que estos sitios hayan sido considerados asociados a la cultura Chiripa, solamente se tomaron en cuenta criterior obtenidos por el análisis tipológico de la cerámica recolectada tan peculiar y característico a esta cultura. En trabajos recientemente efectuados en la Isla del Sol, Eduardo Pareja y Freddy Arce encontraron fragmentos de cerámica Chiripa asociados a entierros en el interior de los andenes agrícolas o Takanas, lo que indicaría que llegaron a ocupar un territorio mucho más extenso del que se suponía inicialmente. Con este hallazgo se estaría planteando la interrogante de que Chiripa tuvo algo que ver en la construcción y manejo de los andenes.

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Excavación de viviendas Chiripa en Copacabana

Detalle de doble muro de la vivienda y cistas funerarias de la cultura Chiripa Vivienda Chipaya de doble muro excavada en 1983 por el investigador Oswaldo Rivera S.

Figuras 70 - 71 - 72 90

De ser así, habrá que profundizar mucho más el estudio de esta cultura y relacionarla con otra tan importante como Pukara, asentada y desarrollada en el norte del mismo lago. Tampoco debemos olvidar que recientemente el investigador Max Portugal O. ha sugerido la existencia de una estrecha relación de lo que se ha venido ha denominar estilo “pa-ajanu” por las estelas de dos caras con las fabricadas por Chiripa. Todo el panorama descrito está hablando por sí solo, de lo complejo que será determinar lo sucedido con tan singular pueblo y del sitial e importancia que ocupó en el desarrollo de otras. Consideramos que la hipótesis de que ese pueblo tuvo origen en otras regiones, debe movernos a indagar otro tipo de relaciones especialmente con descubrimientos que se hagan en regiones distantes. Con seguridad, la cultura Chiripa fue una de las más enigmáticas, pero todo lo poco que sabemos de ella nos permite afirmar que fue una de las más significativas e impulsoras del gran Tiwanaku.

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CAPITULO IV

TIWANAKU • Situación geográfica • Antecedentes • Epoca Aldeana (1.500 a.C.- 0) Arte Cerámica Estatuaria • Epoca Clásica o Urbana (0 - 700 d.C.) • Antecedentes Arte Cerámica Escultura Metalurgia • Arquitectura Antecedentes + AKAPANA + TEMPLETE antecedentes históricos + KALASASAYA excavaciones arqueológicas + PUMAPUNKU análisis arquitectónico + PUTUNI conclusiones + KANTATALLITA + LA K’ARAÑA • Epoca Imperial o Expansiva

TIWANAKU

TIWANAKU EN BOLIVIA

FIG. 73 SITUACION GEOGRAFICA El centro de esta milenaria cultura, está ubicado en territorio boliviano, en el Departamento de La Paz, Provincia Ingavi. La ubicación precisa es 16° 33' 30" latitud sur y 68° 40' 40" de longitud oeste de Greenwich (Hoja 5844-II-IGM). Se encuentra enclavada en un valle de 11 kilómetros de ancho, flanqueada por dos serranías paralelas que son Kimsa-Chata al sud, y Achuta al norte. Tanto el sitio arqueológico como el actual poblado, se encuentran en pleno centro del valle. 95

Su altura con relación al nivel del mar es de 3.885 metros, y posee un clima frígido (10° C promedio anual) y algo ventoso, característico de esa región del altiplano. Limita al norte con Aygachi, por el este con Kollu-Kollu, por el sud con Jesús de Machaca y por el oeste con Guaqui. La distancia de Tiwanaku a Viacha que es la capital de la provincia, es de unos 50 kilómetros, mientras que a La Paz, capital del departamento, son 67 kilómetros. Está unida a través de carretera, aunque además existe una vía férrea que pasa a unos 600 metros del pueblo actual de Tiwanaku. El actual pueblo de Tiwanaku (Figuras 73, 74 y 75) cuenta con una población de aproximadamente 1000 habitantes, y su economía está basada principalmente en la actividad agrícola, produciéndose papa, cebada, tarwi, oca, quinua, etc. También posee una incipiente ganadería donde se destacan los vacunos y los ejemplares de lana. Su actual planimetría y su estructura organizativa de calles, está trazada de forma ortogonal, con construcciones que en su generalidad son de una planta. Posee una plaza central a la que se ingresa por cuatro arcos de piedra que están ubicados en las esquinas. En el sector este de la plaza, se encuentra el templo católico que fue erigido hacia el siglo XVII con material lítico saqueado de las ruinas arqueológicas. Fue edificado por el cura Pedro del Castillo, el que falleció hacia el año 1630 (Figura 76). A una distancia aproximada de 700 metros en dirección sur-este, se halla el área arqueológica N° 1. Allí descansan los grandiosos vestigios de una cultura que se desarrolló por más de dos milenios (Figuras 77 a-b). ANTECEDENTES De esta importante cultura debemos decir que fue sin lugar a dudas, una de las más importantes del mundo andino, que influyó enormemente en otras culturas de la región con sus avanzados conocimientos y sus logros alcanzados gracias a su perfecta estructura política económica. Tuvo un largo proceso de desarrollo que duró aproximadamente 2500 años, iniciándose éste hacia el 1500 antes de Cristo y prolongándose hasta el 1200 d.C. Tiwanaku se constituyó en el eje y motor de gran parte del desarrollo de las culturas del mundo andino. En cuanto al nombre con el que es conocido, lamentablemente lleva “prestado” del quechua. Sobre este aspecto se ha dicho mucho y son diversos los autores que han intentado entender su significado. 96

FIG. 74-75

TIWANAKU TIWANAKU

97 UA UNU

VISTA AEREA DE TIWANAKU A LA IZQUIERDA EL PUEBLO DERECHA INFERIOR LA AREA ARQUEOLOGIA

98

AREA DEL VALLE DE TIWANAKU detalle de la carta geográfica 5844-11 I.G.M.

VISTA AEREA DEL PUEBLO DE TIWANAKU Y EL AREA ARQUEOLOGICA Foto: E. Pareja - 1990

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Así tenemos al cronista Garcilazo de la Vega que en sus “Comentarios Reales” nos dice, que “Tiwanaku” significa “siéntate guanacu” por estar formada la palabra por dos de origen quechua, que son: tiai = siéntate y Huanacu = camélido del área andina. Estas palabras pronunciadas por el Inca Mayta Kapac al chasqui enviado desde el Cuzco tras haber recorrido 109 leguas (545 Km) en menos de tres días. Para Vicente F. López, la palabra procede de dos voces: tiía = tiya o tilla que significa luz, y Huanuk = del verbo huañucu que significa morir, lo que en consecuencia significaría “Luz Moribunda.” Una otra interpretación la da José Rosendo Gutierrez que también descompone en dos palabras aymaras: tia = sustantivo que se traduce como borde, ribera, y huañaco = pasivo del verbo desecar. Componiendo ambas, tendríamos “Borde Desecado.” Por su parte Rodolfo Falb, en la palabra Tiahuanacu lee diez veces la palabra “agua” y de ahí su traducción sería “Agua y lluvia por todas partes”. Son todas estas traducciones muy discutidas, puesto que sus autores tratan de asociar por una parte, la proximidad del sitio al lago, y por otra se aprecia la asociación con un evento como el Diluvio Bíblico. Entre otras interpretaciones está la de Isaac Escobari que descompone en tres frases: thia-wanu-ak que significaría “El hombre de la costa seca”. A su vez, Miguel Taborga asocia la palabra Tiahuanaco con el idioma Maya y de allí dice que significaría “País sobre el agua de dios omnipotente”. Emeterio Villamil también nos da su punto de vista sobre el significado de Tiahuanako indicando que proviene de ti que es una variación de tien de la China, teol de Mexico y theos de los griegos, agregando las otras sílabas ti-wan-aca que significaría “Esto es de Dios”. Un otro investigador, Carlos Bravo nos da otra alternativa y nos dice que ti es alternativamente Inti = sol, waman =hijo y hake = pueblo, lo que en consecuencia sería “Pueblo de los Hijos del Sol”.

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Para los Aymaras, dice el padre Olivera que el nombre verdadero era Chucara, mientras que el padre Cobo recogió de los aymaras el denominativo antiguo con el que conocían a Tiwanaku, indicándonos que era Taypicala, voz aymara que quiere decir “La piedra de en medio” porque “tenían por opinión los indios del Collao que este pueblo estaba en medio del mundo y que de el salieron después del diluvio los que tornaron a poblar”. Se ha tratado de recopilar y resumir las diversas interpretaciones y significados del término Tiwanaku. AUTOR Bravo, Carlos Cobo, Bernabé de Lizárraga, B. de Cuneo Vidal, R. Diaz Romero, B. Durán, Juan Escobari, Isaac Falb, Rodolfo Garcilazo de la Vega Gutierrez, J. Rosendo Kramer, Pedro López, V. F. Oliva, C. P. Paredes, M. R. Posnansky, A. Salas B., F. Sanjinés B., F. Taborga M., Monseñor Diez de Medina, F. Tiwananaka Villamil, Emeterio

SIGNIFICADO Hombres hijos del sol Piedra de en medio Piedra de en medio Muertos sentados Los hijos del jaguar Viviendas subterráneas Hombres de la costa seca Agua y agua Siéntate, guanaco Borde o costa desecada que debe buscarse Luz moribunda Casa del sol Que se engulló o llevó el pueblo Ciudad eterna Capitana aimara Ciudad nueva País sobre el agua de Dios Omnipotente La piedra parada o plantada Tiwana Las piedras paradas Tiwana-akan Aquí, la piedra parada Tiwana-naka-akan Aquí, las piedras paradas Esto es Dios Ti-wan-aca

DENOMINACION Inti Huahuan Jake Taypicala Taipicala Tia huañuc Titihuahuanacu Tiy-huana-co Thia huaña jake Tia, ahua, yacu, ana Tiay huanaco Thia huañaco Es nombre aymara Tia huañuk Chucara Huina Marka Huiñaymarca Aymar Apu Huayna-marca Tiaihunabku

Fuente: “El Mundo Arqueológico del Crnl. Federico Diez de Medina”, Roy Querejazu Lewis - 1983 - Los Amigos del Libro - Pg. 51-52

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Luego de intentar conocer y descifrar el verdadero significado del nombre Tiwanaku, que muestra lo complejo que es su estudio, entremos en materia analizando los aspectos de su arquitectura. Para ello, primeramente dividiremos el desarrollo de esta cultura en función al tiempo para lo cual planteamos la periodificaciones mas notables. El investigador Bennett señala tres períodos, mientras que el conocido investigador Carlos Ponce S. propone cinco: Bennett Ponce Epoca I I y II Epoca Aldeana o arcaica (1500 a.C. - 0) II III y IV Epoca Urbana o Clásica (0 - 700 d.C.) III V Epoca imperial o expansiva (700 d.C.-1200 d.C.)

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EPOCA I: ALDEANA O ARCAICA ANTECEDENTES Corresponde al período formativo, y se inicia alrededor del 1500 antes de nuestra era. Se presume su migración y posterior asentamiento en areas de la zona lacustre, siendo su centro principal la ribera sur del lago Titicaca. Se evidencia que esta cultura tuvo extraordinarios conocimientos tanto en el campo de la agricultura como en la ganadería, y en otras actividades como la alfarería, textilería, así como el trabajo con los metales (oro, plata y cobre, principalmente). Esa sociedad subsistía mediante el aprovechamiento de su producción agrícola, ganadera, y de eventuales actividades de caza. De ésto último se encontraron evidencias como son las puntas de proyectiles de reducido tamaño, en niveles de ocupación de esta época. Ellos podían ser autosuficientes y posiblemente tenían excedentes de producción que generaron una incipiente actividad comercial através de intercambio con otros pueblos para obtener productos de regiones diferentes. En cuanto a su actividad agrícola debemos indicar que en esta época aprovechaban las ventajas de la naturaleza, por lo que sus cultivos eran “a secano”, vale decir que eran las lluvias de temporada las que regaban sus tierras. Ellos podían demarcar claramente las épocas de siembra y cosecha. Con el avance del tiempo, ese conocimiento fue sistematizándose y desarrollándose para llegar a comprender los cambios naturales relacionándolos además, con los movimientos astronómicos. La aguda observación del comportamiento de la naturaleza, de sus diversos cambios cíclicos, generó grupos especializados que después dieron inicio a categorías que posteriormente se convirtieron en clases sociales. Fue en esta época que se lograron grandes avances que aún hoy son admirados, tal es el caso de la domesticación de las plantas y animales. De esta época quedan pruebas como es el caso de la papa, que después de largos procesos de cruzamiento de especies, pudieron generar variedades de este tubérculo alimenticio. Pero ese 103

conocimiento movido por las necesidades, evolucionó rápidamente y logrando dar solución a la conservación de sus productos. Son el chuño, la tunta, caya, etc., silentes pruebas de un conocimiento profundo que hasta hoy, el hombre de la región utiliza en su diario vivir. No descuidaron el problema del almacenamiento y conservación de sus alimentos por tiempos prolongados, para prevenir y defenderse en aquellas épocas cuando disminuía la producción de alimentos. Tampoco se debe olvidar que en esa época, se logró la domesticación de los camélidos. Estos animales fueron el necesario complemento de sus actividades de trabajo que además les ofrecieron carne, lana, cueros, y un sin fin de otros derivados. Surgieron segmentos de la población especializados en la ganadería y su racional aprovechamiento. De este modo se dio un impulso a otras actividades como la textilería y artesanía utilitaria. Son los camélidos, los que acompañaron al hombre de las alturas en el largo proceso de desarrollo. Por esta razón, en excavaciones arqueológicas es frecuente encontrar restos óseos de camélidos que reiteran y manifiestan la íntima relación que tuvieron esos animales con la actividad humana. Una evidencia de esta afirmación, la dió el arqueólogo peruano Federico Kaufman Doig. Tan insigne investigador, encontró huesos de llamas en excavaciones correspondientes a su proyecto Antisuyo, en la zona denominada Chachapoyas, allí en los límites de la cordillera de los Andes y donde se inician las tierras bajas de la selva. Enorme sorpresa causó al estudioso, encontrar las huellas de estos animales domesticados junto a los restos que dejaron esos pueblos en esas alejadas zonas de los Andes. La época aldeana dejó profundas huellas en los tiempos futuros. Los conocimientos de producir sus alimentos, conservarlos, almacenarlos, los convirtió en autosuficientes dándoles autonomía en su accionar, siendo la base para la futura constitución de un estado fortalecido.

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ARTE Para entender esta época del desarrollo de Tiwanaku, es necesario apreciar principalmente, sus manifestaciones artísticas que ofrecen una amplia imágen de los logros que alcanzaron esos hombres. La alfarería prueba, que tuvieron una producción diversa. Fabricaron cerámica variada, destacándose las piezas utilitarias como las ollas, platos, otros cuencos, y mucho más, que tenían signos antropo y zoomorfos, con decoraciones incisas como los botellones, sahumadores, etc. Esta última clase de producción merecía una atención especial, por el probable uso ceremonial que tenían. Allí es donde aparece la iconografía con extraños signos geométricos, como triángulos, zig-zag, signos escalonados, cuadrados, etc. plasmados en fuertes colores como son el rojo y el negro (Figuras 78 a-b). El manejo de los metales, generó una otra especialidad que también alcanzó logros extraordinarios. Se encontraron evidencias que resaltan el conocimiento de la metalurgia evidenciándose que esta producción les posibilitó complementar la actividad artesanal artística. Llegaron a conocer el laminado que les permitió realizar verdaderas obras de arte, las mismas que combinándolas con piedras semipreciosas como la sodalita, el lápiz lázuli, y otras, dieron por resultado extraordinarias joyas de la orfebrería.

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Fue el investigador Carlos Ponce S. que en su obra: “Tiwanaku, espacio, tiempo y cultura” observó que para manejar el cobre habían tenido que alcanzar altas temperaturas para lograr alcanzar el funto de fusión y conseguir la fundición del metal. En éste sentido manifiesta lo siguiente: “Exponente del avance tecnológico alcanzado en tan temprana hora, dado que para fundir el cobre se requiere elevada temperatura, 1083 grados centígrados, conseguidos merced a hornos especiales” (Pg. 74). No debemos olvidar que la metalurgia es un conocimiento basado en la lenta acumulación de experiencias que puede llegar a considerarse un arte, en función a los sofisticados pasos tecnológicos utilizados para llegar a dominar un metal. Y si a este conocimiento, de por sí extraordinario, añadimos el de combinar metales para obtener aleaciones con propiedades físicas distintas, la admiración se acrecienta. En Tiwanaku no sólo tuvieron el trabajo de metalurgia dedicado a la fabricación de objetos ceremoniales, sino que además, llegaron a conseguir sorprendentes resultados aplicando y combinando con la construcción. Es el caso de las famosas grapas Tiwanakotas usadas en la unión de los grandes bloques líticos. ESTATUARIA Es muy posible que el nacimiento de esta manifestación artística esté vinculada a la obra realizada por la cultura Chiripa, ya que las estelas más antiguas muestran cierta relación en su diseño con algunas expresiones de esta cultura del formativo altiplánico. Las estelas características de este período son antropomorfas con decoración zoomorfa, como es el caso de la conocida pieza denominada “el barbado” o “Kon-Tiki” (Figuras 79 a-c), o la estela nombrada como

ESTELA “KONTIKI” O “BARBADO” CON REPRECENTACIONES ZOOMORFAS dib. W. Bennett 1956

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“el descabezado” que se encuentran en medio de las ruinas de Tiwanaku. En otros sitios como Konko Wankani se presentan otras obras monolíticas o estelas con la misma peculiar ornamentación y diseño dualista por lo que se les ha dado el nombre genérico de Pa-Jano. Este tipo de obras nos plantean muchas más interrogantes sobre la técnica que emplearon para trabajar, dominar y movilizar esos sendos y pesados bloques si consideramos que la sociedad tiwanakota, aún no estaba estructurada y consolidada. Se pudieron encontrar algunas canteras próximas al sitio de Tiwanaku, donde se hallaron algunos bloques trabajados aunque de tamaños reducidos, y que evidencian que en esos sitios se preparaban los bloques constructivos. Es probable que en esos mismos sitios realizaron la fabricación de los monumentos de una sóla pieza tan preciosamente decorados que aún quedan a la vista de los visitantes. En esta época, las obras labradas en piedra eran elaboradas principalmente en un material suave y blando de origen sedimentario conocido como arenisca. ARQUITECTURA En la primera época que hemos convenido en denominarla “Tiwanaku aldeano”, son pocas las evidencias arquitectónicas que se pudieron encontrar. Probablemente sus edificaciones estaban levantadas en barro que se disgregaron con el paso del tiempo quedando apenas leves huellas de sus bases o cimientos construidas con piedras. En diversos sitios de ocupación de esta cultura, solamente se han encontrado solamente restos de cimientos que habrían sido viviendas o posiblemente, silos de almacenamiento de alimentos. Estas evidencias muestran que los cimientos estaban construidos con piedra sin labrar. En las excavaciones arqueológicas, en los niveles estratigráficos mas profundos, inclusive en niveles inferiores a los monumentos de la época clásica, se hallaron este tipo de restos de tan primitiva época. Excavaciones realizadas entre los años 1988 y 1989, en el sitio Putuni, al este de la pirámide Akapana confirman esta afirmación. Es muy difícil obtener un patrón de sus asentamientos, sin embargo podemos presumir que se trataban de viviendas dispersas erigidas muy cerca de las áreas de cultivo y pastoreo. Estas viviendas poseían plantas diversas, que en alguno de 107

los casos eran rectangular o en otros cuadrangular (Figuras 80 y 81), o tal vez, combinadas entre rectangulares y circulares. Se han evidenciado algunas pequeñas representaciones de las construcciones de esa época, tal es el caso de la muy conocida “casa pito” (Figuras 82 a-d) o de otra como la casita de planta circular perteneciente a la colección Buck, hoy expuestas en el Museo Regional de Tiwanaku la primera y en el Museo de Metales Preciosos, la segunda. A través de estos elementos, podemos deducir la morfología de la vivienda que se tenía en esa primera época del desarrollo de la cultura Tiwanaku.

PEQUEÑA REPRESENTACION EN CERAMICA DE UNA CASA (EPOCA ALDEANA) MUESTRA UNA CUBIERTA A “DOS AGUAS” CON FALDONES (PTE. 80a = 190%) MUSEO REGIONAL DE TIWANAKU

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RESTOS DE CIMENTACIONES HABITACIONALES DEL PERIODO ALDEANO DE TIWANAKU

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Los cimientos en base a piedras sin cantear, tenían argamaza de barro con una o dos “corridas” de piedra, encima para luego, directamente levantar los muros de adobe. Estos se encontraron en últimas excavaciones al este de Akapana y tienen medidas de 40 cm. por 40 cm y un alto de 20 cm, notándose que estaban fabricados con bastante paja picada. Los macisos muros tenían pequeños vanos. Dada la inclemencia del tiempo, muy posiblemente empleaban dinteles de queñua o quiswara, dos variedades arborescentes típicas de la zona altiplánica. En otros casos habrían usado dinteles de piedra con revoque de barro realizando motivos escalonados muy similares a los que se encontraron en el sitio Chiripa. Una vez más encontramos el llamativo parentesco de ambas culturas tanto en las construcciones de tipo ceremonial sino también en edificaciones habitacionales. Quedan los restos de este tipo de construcciones en diferentes comunidades aledañas a Tiwanaku, tal es el caso de Taraco, Lukurmata, Lakaya y otras. De lo investigado en base a los modelos de la época y los restos de cimentaciones encontrados en excavaciones tanto en Tiwanaku como en Lukurmata, proponemos varios estilos arquitectónicos (Figuras 83 a-e). Analizando otros aspectos de las construcciones de esa época temprana, es probable que las puertas pudieron ser construidas con madera, cañas y cueros. No se encontraron evidencias de estos materiales de naturaleza orgánica, que no soportaron el paso del tiempo. Otra probabilidad es que no hayan existido esas “puertas” porque los pequeños vanos de entrada pudieron haber sido cubiertos por piedra en la parte inferior y cueros de camélido en la parte superior. Sobre el techo, éste era pesado y bajo en relación al espacio que cubrían. Utilizaban poca madera empleando solamente en casos indispensables, troncos delgados y sin trabajar, amarrados con “pitas” vegetales o tiras preparadas de cuero de animales, formando la estructura de la cubierta, para colocar encima una gruesa capa de paja brava o hichu tan común en esas regiones. El conjunto tenía un aspecto sobrio y sencillo hasta tal vez monótono. Generalmente a un lado de la vivienda se construía una pequeña habitación redonda en forma de horno con una reducida entrada de unos 80 centímetros de ancho, que servía para guardar la producción, fruto de la cosecha.

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TIPOLOGIA DE LA VIVIENDA DE TIWANAKU

Para producir iluminación artificial, empleaban una escudilla de arcilla, llena de cebo cocido y un trozo de tejido o mechón de lana a manera de pabilo. Aunque su actividad estaba circunscrita a las horas del día en la que aprovechaban la luz del sol, tenían la lumbre en el fogón que además de iluminar, proporcionaba calor, fundamentalmente para combatir el frío clima de la montaña.

II EPOCA = URBANA O CLASICA ANTECEDENTES Hacia el incicio de la era cristiana, en los albores de la segunda época de la cultura Tiwanaku, se fueron produciendo cambios que revolucionaron la vida apasible de la aldea, tanto en los aspectos socio-económicos como en el desarrollo urbano. Se consolidaron las clases sociales estableciéndose especialidades en el trabajo así como funciones dentro del naciente estado. Es posible que se hayan conjuncionado varias condiciones para llegar a ese incipiente nuevo estadio. Mencionaremos: la explosión demográfica, la especialización de oficios, ampliación del sistema de intercambios comerciales, creación de normas o leyes de conducta (Ayllu, tributos, etc.), pero sin duda, fueron los excedentes de la producción agrícola mediante la incorporación de innovadoras formas de cultivo, las que permitieron alcanzar un acelerado cambio hacia un pujante desarrollo urbano. El conocimiento de la naturaleza, derivó en una práctica sofisticada de varios de los elementos, como es el caso del agua, con la generación de un verdadero conocimiento hidráulico. De este modo aparecieron las construcciones de los canales de riego que proveían del líquido elemento a las vastas áreas del altiplano dedicadas al sistema de cultivos, permitiendo de esta manera, convertir muchas regiones áridas en óptimas para actividades de siembra. Aprovecharon las zonas planas con los camellones o Suka Kollus, así como las laderas pendientes de los cerros con los sistemas de andenes o Takanas. Con estos ingeniosos sistemas pudieron multiplicar sus rendimientos obteniendo excelentes producciones. Estos sistemas de cultivo han sido estudiados y rehabilitados pudiendo determinarse el increible potencial que tenían (Figuras 84, 85 y 86) resaltando una vez más la tecnología Tiwanacota que llegó a producciones 6 a 10 veces más altas, que en las zonas con sistemas tradicionales actuales que incluyen el uso de maquinarias. La infraestructura agrícola también está siendo aplicada en la actualidad no solo para cultivos de papa, sino también para otras variedades como quinua, oca, tarwi, hortalizas, etc., con muy buenos resultados. En las pruebas de campo se están 113

SUKAKOLLOS

VISTA PANORAMICA DE WILAJAWIRA, DONDE SE APRECIA GRAN CANTIDAD DE CAMELLONES O SUKAKOLLOS

SUKAKOLLOS EN PLENA PRODUCCION DE PAPA

respetando sus ciclos de rotación así como el descanso de tierras, tal como habrían sido utilizados en el pasado (Figuras 87 y 88). De igual modo, en el estudio de los andenes o terrazas agrícolas precolombinas, más conocidas como Takanas, en la zona lacustre de la Isla del Sol, se ha dirigido un programa de rehabilitación de andenes, con resultados altamente alentadores. Por lo investigado hasta el momento, estos sistemas agrícolas constituyen tal vez la prueba más notable del nivel alcanzado por la ciencia y tecnología de Tiwanaku. Ambos sistemas podrían considerarse en la actualidad, como altamente ecológicos porque respetan las leyes naturales y aprovechan óptimamente los recursos que ella ofrece al hombre. Incluyen infraestructura artificial diseñada con el fin de aprovechar todos los factores naturales que entran en juego en una labor de producción agrícola. Con estas apreciaciones generales, ingresemos al tema en estudio, para considerar brevemente las manifestaciones del conocimiento, arte, y en lo que nos interesa, la arquitectura, de la etapa más importante que tuvo el desarrollo cultural de la sociedad de Tiwanaku. ARTE Durante este largo período que se inició a principios de nuestra era, prolongándose hasta aproximadamente el 700 d.C., se puede apreciar claramente un incremento importante en las técnicas artesanales, puesto que las obras de este período denotan gran calidad y belleza. La artesanía descolló en calidad y tratamiento de los materiales, especialmente en la alfarería, metalurgia, escultura. CERAMICA En el período considerado como “urbano o clásico” la fabricación de las cerámicas se hicieron con técnicas más elaboradas y estudiadas. Al respecto W. Bennett en su obra “Excavaciones en Tiwanaku” (Pág. 134) escribió: “Los fragmentos clásico tienen más alto porcentaje de vajillas pintadas que la fase primitiva....Las combinaciones de color más comunes son negro y blanco sobre rojo; negro, blanco y amarillo sobre rojo; negro, blanco, amarillo y gris sobre rojo. Hay un alto porcentaje de vajillas de cuatro colores más que en ningún otro grupo. Los colores son ricos en tonalidad y aplicados diestramente. Los dibujos son limitados en 115

REHABILITACION DE SUKAKOLLOS DURANTE 1988 AL 91

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variedad, siendo principalmente una figura completa de puma; un elaborado condor y una figura humana. Los dibujos de figuras están comunmente vistas de perfil.” (Figuras 89, 90 y 91 a-g) En esta época, se ampliaron y diversificaron los estilos, dando lugar a obras de perfección estética y técnica. Aparecieron los objetos de grandes proporciones que señalan una depurada producción. Son las obras del período clásico las que más llaman la atención de los especialistas puesto que son comparables a las mejores obras de otras culturas de la región y el mundo. ESTATUARIA Durante este período, Tiwanaku realizó una serie de esculturas en distintos tipos de material lítico (areniscas, andesitas, basalto negro, calizas, etc.) con representaciones antropomorfas y zoomorfas. Entre los primeros resaltan las estelas que se las conocen por sus nombres más comunes, como Pachamama o Bennett, Ponce, Fraile, Barbado o Kontiki, Narigón, Chunchukala, etc. Estas piezas, con seguridad representan a personajes destacados de su sociedad o tal vez a sus deidades. Por otra parte, existen otras piezas, más conocidas con el nombre de “Chachapumas” que representan a personajes con máscaras de felinos. Otras obras artísticas son las conocidas “Cabezas Clavas” que adornaban los muros de los templos que juntamente a los bajos relieves decorados con figuras antropomorfas y zoomorfas, resaltaban los paramentos de sus centros ceremoniales. Cabe destacar que muchas de estas obras, especialmente los monolitos (por haber sido trabajados en una sola pieza lítica) denominados también estelas, presentan infinidad de figuras grabadas en todo el cuerpo, conformando un conjunto misterioso de una rica iconografía. Algunas veces son figuras geométricas, otras, las clásicas figuras del puma, condor u otras que también se encuentran en las manifestaciones alfareras. Muchos investigadores afirman que esta exhuberante riqueza iconográfica constituye un sistema de comunicación o escritura ideográfica que debe merecer un estudio más profundo. 117

TIPOLOGIA DE LA CERAMICA DE LA EPOCA CLASICA SEGUN W. BENNETT

a

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Figura 91 (a - g)

EJEMPLOS DE LA CERAMICA DE TIWANAKU CLASICO

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Al apreciar de cerca estas huellas grabadas en el material lítico, no podemos dejar de asombrarnos por la perfección del trabajo. En muchos de los casos, las estelas tienen figuras diseñadas armónicamente y en forma simétrica, apreciándose una peculiaridad: estos grabados empiezan en el centro de la espalda de las estelas hasta terminar en los elementos de las manos o ventrales. En la mayoría de los casos sostienen un keru y un báculo como símbolos del poder religioso y civil. No podemos dejar de citar la particularidad de que algunas estelas nos muestran un tipo de vestimenta sumamente extraña. Se destacan los gorros, pantalones, guantes, etc. además de otros elementos ornamentales. El arte escultórico también se ve reflejado en las obras hechas en diferentes materiales. Así tenemos trabajos en hueso que son verdaderas obras de arte, con decoraciones incisas. Sopladores, instrumentos musicales, collares, anillos, y otros adornos, son algunos de los objetos encontrados como prueba de esta época en la que se dio especial énfasis a la artesanía (Fig. 92 a-e). TIARA DE ORO

METALURGIA El trabajo con metales merece una consideración especial. Las obras de artesanía en metalistería no solo nos permiten apreciar arte y belleza, sino que además, nos presentan la información del perfecto dominio de la ciencia de la metalurgia.

Figura 93

Podemos encontrar muchas obras elaboradas con diversas técnicas: martillado en frío, vaciado en molde, forjado, etc. que como resultado produjeron artefactos de magnífico acabado (Fig. 93). El solo hecho de obtener metales mediante técnicas de fundición, dice mucho del conocimiento alcanzado en esa época del desarrollo cultural de Tiwanaku. No olvidemos que la fundición se la realizaba en hornos fabricados con respiraderos en la superficie exterior a fin de captar los vientos que lograban avivar el fuego. De esta manera podían obtener temperaturas altas para facilitar el trabajo con los minerales extrayendo de estos, los preciosos metales. 120

ARTE LITICO Figura 92 (a-e)

Restos de los hornos de fundición o “Wayras” se localizaron en las cercanías de Tiwanaku como es el caso de Wancollo. También se encontraron restos de este tipo de hornos en Copacabana y en el cerro rico de Potosi. Con estos dispositivos alcanzaron altas temperaturas que permitieron superar los puntos de fusión de varios metales como el oro, plata, cobre. No debemos olvidar que también dominaron los secretos de las aleaciones, es decir de la combinación de varios metales para obtener productos con características diferentes, tal es el caso de aleaciones de bronce. El ingeniero Jorge Arellano L. dice al respecto: “Posteriormente en la época V se introdujo estaño para la obtención del bronce, metal que tiene que haber derivado de casiterita (Bioxido de estaño, Sn02); esto significa admitir el avance tecnológico en metalurgia de esta cultura, por lo complicado que resulta obtener estaño metálico.’’(Algunos aportes al conocimiento de la metalurgia prehispánica en Bolivia, Pág. 85). Sobre la utilización del “cobre arsenical” el mismo autor señala: “Si bien es correcto pensar que durante estas etapas y la de Tiwanaku se realizaba la fundición del cobre, no lo es en el sentido en el uso específico de cobres arsenicales para un determinado espacio temporal, puesto que agregar arsénico durante un proceso de fundición es sumamente complejo. Lo más sensato es pensar en la explotación de yacimientos cupríferos de un área específica donde existía un alto contenido de arsénico”. La producción de obras fabricadas en metales o aleaciones, fue variada. Se confeccionaron artefactos suntuarios, pero también se fabricaron herramientas y utensilios domésticos. Podemos citar: mascarones, pectorales, cinturones, collares, tupus, anillos, estatuillas, annas, herramientas, instrumentos, etc. (Figuras 94 a-d) Podemos agregar que este conocimiento, pasó a otras culturas tal como afirma Arellano: “El estaño se encuentra incluido normalmente en los objetos de la cultura Mollo, de forma que se infiere el conocimiento de la metalurgia de este metal como proveniente de la cultura Tiwanaku. (Pág. 85)”. Son los objetos fabricados en oro, los que más admiración despiertan. Este precioso metal era obtenido de vetas así como de los aluviones auríferos. Luego, para obtener el metal, se llegaba a la fundición en pequeños crisoles de cerámica de los que tenemos evidencias encontradas en excavaciones y que actualmente pueden observarse en el Museo Nacional de Arqueología así como en el Museo 122

DISCO EN ORO REPUJADO

MASCARA EN PLATA M.M.P.

Figura 94 (a - b - c - d)

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Regional de Tiwanaku. No debemos perder de vista que para obtener oro metálico, debían alcanzar temperaturas mayores a 1083 °C. Para ello se ayudaban con los sopladores tubulares de cerámica o “Pukunas”. Luego de obtener el oro metálico, se lo trabajaba mediante el martilleo considerado como la técnica más antigua. Para trabajar con este sistema, se requería un gran dominio del material y una extraordinaria destreza. Así podían llegar a láminas tan delgadas como el papel. También se trabajaba con la técnica del repujado, luego de haber obtenido el laminado. Se dibujaba sobre la lámina, el diseño decorativo que se quería plasmar. Luego se procedía a presionar uniformemente el metal de manera de obtener superficies resaltadas en las zonas demarcadas. Sobre este tipo de trabajos, son muchas las evidencias encontradas y expuestas en diversos Museos del país y del exterior. ARQUITECTURA La arquitectura como una de las expresiones culturales, nos permite aproximarnos a entender a la sociedad Tiwanakota, especialmente en lo referente al manejo y uso del espacio. Debido a los excedentes productivos, tanto en la agricultura como en la actividad pecuaria, se generaron efectos en otras actividades de la sociedad. De este modo podemos entender la “revolución urbana” que se produjo. De otra manera no podríamos entender las construcciones monumentales erigidas en esos tiempos, sin dejar de pensar en los grandes esfuerzos humanos y económicos que habría significado la realización de semejantes obras. Los edificios correspondientes a sus templos y centros cívicos, pueden considerarse sin lugar a dudas, como las obras más perfectas del mundo

Figura 95 124

andino. En este concepto coinciden innumerables autores. Sillares cortados a escuadra con rebajes perfectamente simétricos y finamente pulidos, son algunas de las obras que hoy contemplamos, pese a la gran destrucción que luego sufrieron (Fig. 95). Solo el asombro es la reación normal luego de observar las enigmáticas obras del gran Tiwanaku. Un ejemplo de ello lo constituye el viajero norteamericano que a fines del siglo pasado, tuvo la suerte de apreciar de cerca la obra de esta gran cultura. Mr. Squier (Fig. 96) se refiere en su obra “Incidents of travel and exploration of the land of Incas”, y expresa su admiración en estos términos: “los pilares que cargaban el palacio existen todavía, profundamente enterrados en el suelo; y como se puede averiguar descansando sobre un pavimento uniforme de piedras labradas”...”Si se quitara las superestructuras de los mejores edificios de nuestras ciudades, muy pocos serían los que presentan fundaciones hechas con tanto cuidado; y ninguna de ellas ofrecería a la vista piedras cortadas PLANO DE TIWANAKU POR SQUIER 1878 con tanta precisión y ajustadas tan admirablemente entre si.”....”Y puedo decirlo, de una vez por todas, y ponderando cuidadosamente mis palabras, en ninguna parte del mundo he visto piedras recortadas con una precisión tan matemática y una habilidad tan admirable como en el antiguo Perú; y en ninguna parte las he encontrado comparables como las que se ven esparcidas en las llanuras de Tiwanaku”. (Figuras 97 a-b) Figura 96 Esta misma reacción la tuvo Lorente que nos dice al respecto: “Hoy no obstante de hallarse en la más completa ruina estos monumentos, suelen tenerse por señales evidentes de la cultura más antigua y avanzada de las dos Américas y se les cree contemporáneos a los primeros monumentos de Egipto y del Asia” (Fig. 98).

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GRABADOS DE TIWANAKU POR A. ORBIGNY 1833

PLANO DE TIWANAKU SEGUN STUBELL Y UHLE 1892

126 Figura 97 a - b

Figura 98

Similar reacción es la que apreciamos en las palabras dejadas por el cronista Cieza de León cuando dice: “Otras cosas hay mas que decir desde Tiahuanacu, que paso por no detenerme, concluyendo que yo para mi tengo esta antigualla por lo mas antiguo de todo el Perú. Y así se tiene que antes que los Incas reinacen con mucho tiempo estavan hechos algunos edificios de estos; porque he oido afirmar a indios que los incas hicieron los edificios grandes del Cuzco por la forma que vieron tener la muralla.” Esta última valiosa afirmación, nos señala que los Incas tomaron como modelo de arquitectura los ejemplos constructivos de Tiwanaku, para lograr las edificaciones de sus palacios en el Cusco y otras ciudades. De este mismo modo, cualquier visitante que llega a Tiwanaku (Figuras 99 y 100), al contemplar los sillares de arenisca y dura andesita, como obras de un hábil carpintero modelando suave madera, que realizaba sus rebajes a escuadra y puliéndolos más tarde para dejar listo a ensamblar con otra pieza, uno solo puede quedar admirado ante el perfecto conocimiento y dominio de los materiales. Hileras horizontales de piezas finamente trabajadas, ensamblándose perfectamente, planos de superposición hechos en muchos de los casos, a caja y espiga, es decir, la caja realizada mediante un bajo relieve, mientras que la espiga constituida por pequeñas piedras bien cortadas para su ajuste y en otros casos, en metal fundido, ejemplos de la impresionante obra que dejó aquella sociedad avanzada. Muchos autores consideran que semejantes obras monumentales solo pudieron haberse hecho realidad gracias aun despliegue de grandes masas humanas dominadas por un vertical gobierno (Fig. 101). Sin embargo, por donde veamos, solo encontramos las huellas de una sociedad creativa, trabajadora, organizada, que no necesariamente tuvo que trabajar bajo el rigor del dominio. Coincidimos más bien con aquellas corrientes que afirman que en Tiwanaku se hacía culto al trabajo, porque éste era parte de su forma de vida, es decir de su pensamiento, de su filosofía cósmica. Para entender algo de tan impresionante arquitectura, sólo debemos analizar cuidadosamente los edificios que aún quedan en pie, y que muestran en todas sus partes, el cuidado, la planificación, el conocimiento y la habilidad de los hombres que cristalizaron sus pensamientos y conocimientos en tan bellas obras. Por esta razón es que nos hemos permitido hacer un análisis en detalle, de los edificios más importantes de la urbe de Tiwanaku, así como también sobre algunas 127

PLANO DE TIWANAKU SEGUN CREQUI MONTFORT 1905

Figura 100 a - b

PLANO Y RECONSTRUCCION IDEL DE TIWANAKU REALIZADO POR I. GRASSO Y MESA QUISBERT 1955

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partes que componen estos edificios. De esta manera y con un criterio arquitectónico moderno, podremos efectuar un análisis y conocer algunos secretos encerrados en esas piedras, silenciosos testigos de tanta grandeza. PLANO DE TIWANAKU SEGUN A. POSNANSKY 1932

Figura 101

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PIRAMIDE DE AKAPANA Constituye una de las mayores construcciones erigidas por la cultura Tiwanaku. Tiene una planta escalonada y sus dimensiones generales son: 194,14 m de ancho, 182,4 m de largo y una altura de 18 m, cubriendo una extensión de 28.436,56 m2. Conformada por niveles o plataformas terraplenadas contenidas por muros de piedra arenisca labrada constituyendo siete niveles en forma escalonada dándole espectacular elegancia a esta magnífica obra arquitectónica. Ya en el pasado llamó la atención de los cronistas y viajeros, de los que recogemos diversas opiniones e interpretaciones al respecto de esta construcción. Para algunos, se trataba de un simple “collao” o colina natural, otros sin embargo, aseguraban que era una edificación donde la mano del hombre había intervenido. Del mismo modo se realizaron conjeturas sobre su posible función. Los cronistas Cieza de León y B. Cobo, la definieron como una fortaleza cuadrangular construida en base a gruesos muros de piedra, mientras que el viajero De Castelnau le otorgó la función de Templo (Ballivián M.V., “Monumentos prehistóricos de Tiwanaku”, 1910, La Paz). (Figuras 102, 103 y 104) El primero en observar el sistema constructivo de esta monumental estructura, fue el marqués de Naidaillac, en el año 1883, afirmando que se trataba de una edificación hecha por medio de terrazas sucesivas, unas sobre otras, compuesta por muros macisos asemejándola a las pirámides mesoamericanas. Fue el primero en dimensionarla calculando que tenía unos 150 pies de altura (45 m). Pablo F. Chalón hacia el 1884 le asignó un carácter de fortaleza observando tres murallas ciclópeas concéntricas, cuyos restos alcanzaban en algunas partes hasta 6 metros de altura, haciendo un total de 15 m y un ancho de 180 m (P.F. Chalón, “El arte de construir de los antiguos Peruanos, 1884, Pág. 20). Aquellos muros de construcción ciclópea fueron formados con grandes piedras rectangulares cortadas de un modo especial que permitían ajustarse exactamente unas con otras, en hileras horizontales y sin mortero ni cimiento. El de más abajo es el único que mantiene algunas condiciones de conservación y por observación de éste, se conoce el sistema ingenioso que dio lugar a tan portentosa obra.

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Figura 102

DIBUJO DEL VIAJERO ALCIDES D’ORBIGNY-1833-EN PRIMER PLANO KALASASAYA, DETRAS AKAPANA

Figura 103

Figura 104 PLANTA DE LA PIRAMIDE DE AKAPANA PUBLICADA POR SQUIER (1878)

PLANTA DE KALASASAYA Y AKAPANA LEVANTADO POR STÜBEL Y UHLE (1892)

Más adelante, Arthur Posnansky (Fig. 105) en 1945 también planteó su hipótesis respecto a la pirámide de Akapana, afirmando que se trataba de una fortaleza en cuya cima se realizaban las ceremonias religiosas, pero también servía de habitáculo para los sacerdotes, conteniendo además Figura 105 depósitos y graneros. Propuso que allí se hallaban ubicados los hornos de fundición ARTURO POSNANSKY 1874-1946 de metales. Posnansky efectuó su dimensionamiento y determinó la orientación de esta gran construcción, calculando que cubría una superficie de 32.400 m2. La orientación que nos ofrece es correcta: 4o 30' al oeste del norte, añadiendo además que los ángulos de la construcción no eran rectos sino más bien agudos (Fig. 106).

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En cuanto a la etimología del nombre AKAPANA, Posnansky señala que derivaba de “Aka- Kjahuana” cuyo significado sería: “En este lugar es donde se espía o atisba”, o de “Hake-Apana” con la traducción siguiente: “Lugar donde la gente perece” puesto que al pie de este montículo se combatío en sucesivas guerras. En 1963, el investigador norteamericano Wendell Bennett propuso que la depresión de la parte superior de la pirámide sirvió como depósito o almacén. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS Ya en la época de la colonia se inició su desmantelamiento y fue la parte superior de la estructura piramidal, la que sufrió la mayor devastación a consecuencia de la ambición de los buscadores de tesoros. En efecto, de esta manera es que se llegó a abrir una especie de cráter en la parte alta el mismo que hasta el día de hoy es la prueba de la destrucción vandálica. Esta especie de cráter se ha convertido en una laguna por la permanente acumulación de agua pluvial ocasionando serios daños en las estructuras que circundan la zona. Figura 107

RECONSTRUCCION IDEAL POR D. KULLJIS DONDE SE APRECIA LA PIRAMIDE DE AKAPANA CON MUROS EN TALUD

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A principios de siglo se realizaron algunas excavaciones dejando al descubierto ciertos muros y parte de una estructura hidráulica que llamaron “cloca máxima”. Esta consistía en un canal de desagüe que estando ubicada en la zona sudeste de la cima de la pirámide, bajaba hacia el sector sur de la misma siguiendo el perfil escalonado. Lamentablemente fueron muy pocos los informes que se dejaron de este hallazgo y solamente quedan los documentos fotográficos tomados por el Ing. Arthur Posnansky. Posteriormente este investigador denunció que las piezas líticas con las que fue construida la “cloaca máxima” habían sido saquedas y llevadas a adornar las construcciones de una hacienda privada. En el año 1972, el Ing. Jorge Arellano realizó una primera prospección en la pirámide, empleando técnicas geofísicas (Fig. 107). Posteriormente, en el año 197679 el arqueólogo del INAR Gregorio Cordero Miranda (Fig. 108), realizó excavaciones en el flanco este, dejando al descubierto GREGORIO CORDERO MIRANDA algunos de sus elementos constituyentes de los cuales el primer y segundo muro se encontraban prácticamente completos mientras que del tercer muro, sólo quedaban algunos restos de sus sillares (Figuras 109, 110). Durante el año 1973, los arqueólogos Alan Kolata y Danilo Kuljis, también emplearon técnicas geofísicas para hacer algunos sondeos con el fin de Figura 108 determinar la estructura interior de la pirámide. Para ello emplearon métodos sísmicos y magnéticos. Quedan informes de este trabajo donde se señala el descubrimiento de un sector vinculado con el Kalasasaya en la parte noroeste. Se trataría de una porción empedrada que une ambos sitios monumentales. En 1984, Vicente Saavedra realizó nuevos estudios de magnetometría y gravimetría de la estructura. En tiempos más recientes, durante los años 1988 y 1989, el “Seminario Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiwanaku”, evento dirigido por el arqueólogo estadounidense A. Kolata, se procedió a excavar un sector del lado norte para luego también abrir un pozo en el sector oeste. Asimismo se realizaron 134

AKAPANA LADO ESTE EXCAVADO POR GREGORIO CORDERO H. 1978-9

135 Figura 109

VISTA DEL SECTOR ESTE. PIRAMIDE DE AKAPANA - excavación parcial 1979 Javier F. Escalante M.

136 Figura 110

excavaciones en la parte superior de la pirámide confirmando, los siete niveles o plataformas que tenía esta grandiosa estructura. Por otra parte, se comprobó la existencia de la “cloaca máxima” decubierta a principios de siglo, aunque hoy casi desaparecida. En el sector norte se exhumaron numerosos entierros, muchos de los cuales presentaban mutilaciones tanto de las extremidades como de las cabezas (Fig. 111). AKAPANA SEGUN BAUMANN HANS

Figura 111 En el segundo nivel junto al muro dos, se descubrió un entierro con una gran ofrenda consistente en cerámica fragmentada (Fig. 112) que probablemente estaba constituidapor decenas de Kerus, platos, vasijas, escudillas, etc. Por las características de los fragmentos, se pudo colegir que se trataban de piezas correspondientes a la época denominada clásica. Luego de analizar detenidamente la información obtenida en esa temporada de campo, podemos deducir que se trataba de entierros muy posteriores a la época de uso de la pirámide. Esta afirmación se basa en el hecho de que por encima del entierro se hallaron piezas líticas de la misma estructura que fueron desmanteladas para cubrir aquellos entierros. Todo esto hace suponer que en la época clásica tardía, este monumento dejó tener vigencia como edificio arquitectónico, conservándose por la tradición, como un sitio sagrado y manteniendo el recuerdo de un lugar de veneración y sacrificio. Esta sería la explicación de los entierros y ofrendas posteriores. 137

VISTA DEL MURO 2 Ofrenda de cerámica asociada Javier Escalante M.

138 EXCAVADO POR SIEAT (1988)

Figura 112

ANALISIS ARQUITECTONICO La pirámide de Akapana, muestra una estructura de gran volumen constituida por tierra apisonada y reforzada en todo su perímetro mediante paramentos macisos fabricados en arenisca roja y sillares del mismo material. Es interesante notar la diferencia constructiva de los diferentes muros, que probablemente fue una obra realizada en muchos años, tal vez construida por varias generaciones, puesto que cada muro encierra una plataforma que muestra una técnica constructiva diferente. La planta tiene características escalonadas y es simétrica. Está orientada hacia los cuatro puntos cardinales con una muy pequeña desviación de 4o al oeste respecto al norte geográfico. Los paramentos inferiores presentan mayor solidez, ya que a medida que las plataformas van suviendo, los muros van paulatinamente disminuyendo en sus proporciones. Así mismo, sus medidas van en concordancia con el “sistema antropométrico andino”. Superficie Largo de oeste a este Ancho de norte a sur Alto

28.436,56 m2 194,40 m = 324 lukas 182,40 m = 304 lukas 18,00 m = 30 lukas (Fig.113)

Al parecer, el primer muro mantiene las mismas características en todo el perímetro del edificio. Presenta un aspecto sobrio y sólido. Está conformado por pilastras rectangulares fabricadas en arenisca roja y las dimensiones son: 1,80 m de alto por 1,00 a 1,15 m2 de base. Están colocados directamente sobre un piso nivelado y compactado. Estos paramentos se hallan a intervalos más o menos regulares de aproximadamente 5,50 a 6,00 m de distancia. El cerramiento entre pilastra y pilastra, se efectuó mediante cuatro corridas de sillares los que van rebajando en dimensiones a medida que van subiendo las hiladas del paramento. Así, la primera corrida de sillares es más alta y ancha en bloques perfectamente desgastados en ángulos rectos. Las dimensiones de largo fluctúan entre 0,45 y0,75 m, siendo su altura de 0,45 m como promedio. La segunda hilada presenta

139

PIRAMIDE DE AKAPANA Por JAVIER ESCALANTE M.

140 Figura 113

característica de bloques o sillares del tipo almohadillado al igual que las dos hiladas siguientes (muy semejantes a los muros de Cusco levantados posteriormente). Las dimensiones de dichos sillares son de 0,45 m por 0,70 m. La tercera hilada rebaja sus proporciones a 0,35 m por 0,60 m, y finalmente la cuarta hilada, presenta dimensiones de 0,30 m por 0,55 m. Por encima de este paramento, como remate a este primer muro, están los bloques rectangulares colocados a lo largo, los cuales cumplen la función de comiza sobresaliendo de la verticalidad del muro unos 8 a 10 centímetros. Las dimensiones de estas losas varían en su largo desde 1,70 m hasta 0,80 m, mientras que el ancho promedio es de 0,82 m. Su altura se mantiene constante y es de 0,30 m. La altura promedio de este primer muro, desde el piso a la comiza es de 1,90 m. En el sector norte, en el muro que sigue el eje N-S, se halla una abertura de 0,76 m de alto por 0,46 m de ancho, presentando un dintel arqueado rebajado. Tiene una profundidad de 2,20 m para luego interrumpirse por una pared a manera de cerramiento tapiado con bloques de piedra. Hacia la parte superior, se aprecia una especie de chimenea trabajada con losas de piedra la cual sube hasta la altura de la segunda plataforma, donde en la misma dirección se halla un canal de desagüe. Esto hace suponer que dicha abertura (Fig. 114) tuvo la función de desagüe, que seguramente se comprobará en futuras investigaciones que se realicen en esa zona del Akapana. Los hallazgos que se hagan detrás del muro tapiado darán mayores luces a la arqueología, para entender cuál fue la verdadera función de esta estructura (Figuras 115 a-b). En el segundo nivel, a 6 metros de distancia del primer muro, se pueden apreciar las distintas técnicas constructivas en sus paramentos, vale decir, que cada sector presenta características bien diferenciadas unas de las otras. Sector Este: El paramento está conformado por sillares desgastados en forma rectangular con ángulos rectos. Sus dimensiones son más bien pequeñas y cuyo promedio es de 0,30 m de largo por 0,25 m de ancho y unos 0,20 m de alto. El muro presenta un paramento del tipo sedimentario, es decir, constituido por hileras de sillares. En este sector se aprecian aún los contrafuertes del mismo material, los que encajaban o ensamblaban a modo de “caja y espiga” en el paramento. Sobre el muro se colocaron bloques rectangulares a modo de comiza encima de los cuales 141

DETALLE DEL CANAL EN EL PRIMER MURO DEL SECTOR SUR ESTE DE LA PIRAMIDE EL DINTEL DE UNA PIEZA EN ARCO REBAJADO

142 Figura 114 a-b-c-d-e

143 Figura 15 a - b

descanzaban sillares más grandes con pilastras espaciadas cada 6,00 m, dando un aspecto “almenado”. (Fig. 116) Sector Norte: Las excavaciones realizadas en este sector, se efectuaron en una de las entrantes o ángulos de la pirámide donde mejor se aprecian dos tipos diferentes de aparejos en la misma plataforma. En el sector N-S, se observa las siguientes características: como base del muro y a modo de zócalos, se dispusieron bloques labrados rectangularmente de 0,45 a 0,70 m de largo por 0,16 m de alto, colocados uno tras otro de forma horizontal sobre los cuales descansaban grandes lápidas de 1,80 a 1,20 m de ancho, separadas por sillares de arenisca, colocados de forma sedimentaria y ajustados en algunos casos, mediante pequeñas cuñas trabajadas en andesita. Sobre este peculiar muro existía un remate con una cornisa de bloques rectangulares hechos de arenisca. (Figura 117 a-e, 118) Mientras que en el sector E-O, el mismo muro 2 muestra un aparejo de sillares regulares quedando de estos cinco hiladas intactas y restando solamente dos más, con las cuales se llegaría al tercer nivel de la pirámide donde se levanta el muro 3. AKAPANA LADO NORTE: MURO 2 SECTOR NORTE: LADO ESTE APAREJO EN BASE A LOSAS RECTANGULARES SEPARADAS POR SILLARES SEDIMENTADOS

Figura 118 144

VISTA DEL SECTOR ESTE PIRAMIDE DE AKAPANA Excavación parcial 1979

145 Figura 116

MURO 2 SECTOR NORTE

ELEVACION muro 2 este

146

ELEVACION DEL SEGUNDO MURO CONFORMADO POR BLOQUES CORTADOS EN ANDESITA Y SILLARES DE ASPERON

Figura 117 a - b

ELEVACION muro 2 sur

Es necesario destacar el empleo de mortero en este paramento, con el que habrían dado una mayor solidez a la estructura piramidal. El tercer muro, conformado por sillares rectangulares hechos en arenisca de 0,30 a 0,60 m de ancho por 0,12 a 0,13 m de alto, constituyendo cinco hiladas las que fueron rematadas por una comiza de bloques rectangulares que sobresalen 8 cm de la verticalidad del muro. En este paramento se observan bloques que sobresalen rompiendo el nivel vertical del muro. Es también peculiar un bloque del ángulo S-E del paramento ya que en la tercera hilada sale un otro bloque en ángulo de 45°. También se observa una curiosa lápida de 0,65 por 0,72 m en el sector SE, la que presenta dos rebajes a cada lado como para empotrar una placa metálica (Fig. 119). Por último, en este muro de 1,04 m de alto, también se aprecia el empleo de mortero o cemento crudo (arcilla+arena+caolín). En cuanto se refiere a los siguientes paramentos de la pirámide, se pudo constatar en las excavaciones, que estos fueron desmantelados quedando solamente evidencias AKAPANA LADO NORTE: ANGULO DEL LADO NORTE DE AKAPANA, MURO 3 EN EL CUAL SE APRECIAN LOS SILLARES SEDIMENTADOS Y LA EXISTENCIA DE MORTERO EN SUS JUNTAS ASI COMO UN CURIOSO Y

Figrua 119 147

de algunos sillares y huellas impresas del apisonado en las plataformas (Fig. 120). Es de hacer notar que en el sector se puede distinguir el número de plataformas que tuvo esta estructura además de notar por los vestigios, que se trataban de muros en base a sillares de arenisca muy similares al tercero (Fig. 121) con una altura promedio de 1,10 m. Al centro del sector oeste se hallaba uno de los accesos a la pirámide (Fig. 122) y consistía en una gradería que llevaba hasta la cima. Por el momento solo se hallaron indicios de esta escalera compuesta por sillares labrados y en cuyos flancos, probablemente se hallaban una serie de esculturas líticas puesto que en la base del acceso mencionado, se halló un pedestal y una hermosa pieza esculpida en basalto negro del famoso “hombre puma” denominado también “chachapuma” (Figuras 123, 124 y 125). En la parte superior de la pirámide aún se pueden apreciar diseminados, los vestigios del sector de la edificación religiosa o templo, el que debió presentar una sólida y macisa estructura de grandes proporciones. Así nos permiten pensar los restos de inmensos bloques de andesita finamente labrada que se hallan esparcidos alrededor de la gran estructura (Fig. 126). Deduccimos que la llamada “Puerta del Sol” formó parte del gran templo elevado. ACCESO A LA PIRAMIDE, LADO OESTE ESCALINATA EN BASE A SILLARES

Figura 122 148

Figura 120

149 VISTA DEL SECTOR NORTE DE LA PIRAMIDE AKAPANA excavaciones de 1988 SIEAT

MURO 3 SECTOR NORTE

ELEVACION MURO OESTE

150

ELEVACION MURO SUR

Figura 121

Figura 123

“CHACHAPUMA” EN BASALTO NEGRO HALLADO EN LA BASE DE LA ESCALINATA

Figura 125

PEDESTAL LITICO ASOCIADO A LA ESCALINATA DE LA PIRAMIDE

151

PIRAMIDE AKAPANA Ingreso Oeste

152 Figura 124

También se pueden apreciar los restos de los cimientos de un posible templo semisubterráneo en la cima espaciosa de la pirámide. Este recinto habría tenido la forma de una cruz escalonada que se conoce como “cruz andina” ya que aún se pueden distinguir restos de su escalonada planta quedando evidencias de los sillares que la constituían. De ésta forma explicaríamos también el uso de los canales de desagüe de la magnífica construcción. Figura 126

UNA DE LAS MUCHAS PIEZAS LABRADAS EN ANDESITA DISEMINADAS ENCIMA Y LOS ALREDEDORES DE LA PIRAMIDE, LAS CUALES CONSTITUIAN PARTE DE LOS TEMPLOS QUE SE ERIGIAN SOBRE LA ESTRUCTURA PIRAMIDAL.

Los sistemas de drenaje encontrados tanto en el sector sureste de la pirámide (“Cloaca Máxima”) como los que se excavaron recientemente (1989) en el sector superior oeste, fueron trabajados con sillares labrados en arenisca roja y reforzados en sus pendientes más agudas, con grapas de cobre. Por otra parte, las que solamente 153

tenían un declive de un 2% solo se ajustaban entre si, teniendo el cuidado de apisonar sus costados con fina arcilla lo que nos muestra claramente, que se cuidaban hasta los mas pequeños detalles. En la cima de la pirámide, hacia los costados de los templos, se erigieron habitaciones que pudieron haber tenido cimentación en base a piedras labradas y dispuestas en doble hilera de manera muy semejante a los restos habitacionales de Kerikala. Las caras más desgastadas están orientadas hacia el exterior y entre ambas hileras, se puede encontrar arcilla. Estas habitaciones habrían tenido un piso enlocetado al igual que las calzadas exteriores (Figuras 127 y 128). CONCLUSIONES La apariencia actual que muestra esta pirámide es la de un simple montículo cubiero por una escasa vegetación típica de la región, como la paja o hichu, la huaycha. Al parecer, los lados Este y Norte son los que mejor conservan su estructura original mientras que los lados Oeste y Sur habrían sufrido un irreparable daños por el desmantelamiento de los litos. Es de hacer notar que estos sectores son los que se encuentran más próximos a la vía férrea que pasa por el costado sur del sitio y de esta manera, se habrían extraído más fácilmente los enormes bloques para construcciones en otros sitios, especialmente en la ciudad de La Paz. También debemos recordar que hasta principios de este siglo, el sitio de Tiwanaku estaba prácticamente cubierto por sedimentos apreciándose solamente las partes superiores de los enormes bloques del Kalasasaya, y que era muy común extraer material lítico para llevar a construcciones del pueblo actual de Tiahuanaco. Estas habrían sido las principales razones para que los sectores sur y oeste se vean hoy prácticamente desmantelados habiendo sido dañada irreparablemente la estructura de uno de los centros ceremoniales más importantes que tuvo Tiwanaku. Sin embargo y pese a la destrucción sufrida, la gran estructura piramidal del Akapana hasta hoy nos llena de asombro y despierta la más profunda emoción, al observar esa gran obra maestra de los arquitectos y constructores de Tiwanaku. Semejante demostración de conocimientos materializados en bloques de andesita o arenisca, reflejan la gran capacidad que tuvieron de lograr soluciones inteligentes 154

Figura 128 Figura 127

155 CIMENTACIONES EN BASE A SILLARES CORTADOS MUESTRAN PEQUEÑAS HABITACIONES JUNTO A UNA CALZADA ENLOCETADA

RESTOS DE CIMENTACIONES HABITACIONALES EN LA CIMA DE LA PIRAMIDE, SECTOR ÑOR OESTE

e ingeniosas. Se puede apreciar evidentemente que hasta los más mínimos detalles habían sido motivo de un estudio puesto que se encuentran las soluciones planteadas para cada problema. Nada se dejó y todo estaba perfectamente planificado para que cada bloque finamente labrado ocupara un sitio en la gran estructura (Fig. 129). Este gran despliegue de conocimientos contando con los pocos recursos que seguramente tenían, en relación a la tecnología moderna que ofrece equipos y herramientas, hacen que nuestra admiración sea mayor. Las herramientas que emplearon aquellos magníficos arquitectos fueron simplemente....el genio y el tiempo. A modo de conclusión sobre los aspectos arquitectónicos de esta fabulosa edificación del Akapana, podemos indicar lo siguiente: - Fue una construcción realizada con siete plataformas en base a tierra apisonada o compactada conformando una estructura escalonada y constituyendo terrazas, las que a su vez estaban sostenidas mediante estructuras de sillares labrados en cada uno de sus perímetros. En la construcción de algunos de los sillares se empleó mortero o cemento crudo constituido por arcilla, arena fina y caolín. - Algunos de sus paramentos murarios estaban coronados por cornisas de piedra labrada. -

Su sistema de acceso estaba constituido por escalinatas en el sector oeste.

- Poseía un templo elevado que estaba ubicado en el sector este de la cima de la pirámide. - Este templo elevado habría estado edificado por enormes bloques de andesita finamente trabajados, donde se destacaban los frisos y uno de ellos habría sido la denominada Puerta del Sol. - En la cima, existía un templete semisubterráneo que habría tenido una planta cruciforme escalonada a la manera de una cruz andina. Esta construcción fue edificada probablemente para contener agua dedicada a algún tipo de ceremonia religiosa. - El sistema de canales de drenaje como la “cloaca máxima”, servía para eliminar estas aguas además de las pluviales. En estos canales de desagüe se emplearon las grapas de cobre para unir bloques en las zonas de pendientes agudas. 156

Figura 129 a - b

ANALISIS GEOMETRICO DEL AKAPANA Arq. Javier Escalante M. Arq. Freddy Riveros R.

157

158 Figura 130

PIRAMIDE de AKAPANA

159 PIRAMIDE de AKAPANA

Figura 132

- Habrían existido habitaciones de doble muro alrededor de los templos antes citados. Sus pisos habrían estado cubiertos por locetas de piedra. Por las características constructivas, estas edificaciones muestran una gran similitud a la técnica empleada en Chiripa. Sus accesos, probablemente estaban adornados por piezas esculpidas e instaladas sobre pedestales. - La función de esta estructura piramidal podemos definirla como ceremonial, es decir, un templo dedicado a deidades astrales. Por su elevada altura en relación a otras edificaciones, también podemos indicar que esta construcción estaba dedicada a ofrendas a los elementos celestes por haber pretendido alcanzar el cielo, pese a la enorme y chata base estructural de su planta. Por otra parte, es probable que también haya sido dedicado a ceremonias al sol desarrollándose las mismas en el templo elevado que estaba orientado hacia la salida del astro rey (Figura 130, 131 y 132). TEMPLETE SEMISUBTERRANEO El templete Semisubterráneo, es otro de los monumentos de primer orden que se encuentran en el sitio arqueológico de Tiwanaku. Está ubicado al este del Kalasasaya y tiene las siguientes dimensiones: Figura 131

- Pared norte 26.00 m - Pared sur 26.00 m - Pared este 28.47 m - Pared oeste 28.46 m

BLOQUE CON BAJO RELIEVE MUESTRA LA PLANTA ESQUEMATICA DE LA PIRAMIDE

160

La altura promedio que tienen sus muros es de 2.00 m. Su acceso se encuentra al sur y está constituido por 7 peldaños de asperón colorado. Esta concepción arquitectónica

se encuentra al sur y está constituido por 7 peldaños de asperón colorado. Esta concepción arquitectónica de los templos semihundidos es una de las más difundidas en la región de los Andes. ESTELA N° 10 MAS Existen numerosos ejemplos de estas CONOCIDO COMO construcciones como es el caso de “BENNETT” Chiripa, Wakullani, Konkowancani, Pucara, Lukurmata, etc. ANTECEDENTES HISTORICOS El Templete Semisubterráneo de Tiwanaku fue localizado por primera vez durante los trabajos que realizaron en el sitio, los investigadores de la misión francesa Crequi Montford y E. Senechal, todos bajo la dirección de George Courty. Es en el año 1903 cuando esta misión científica logró excavar una parte del Templete. Más tarde, en 1933, el investigador norteamericano Wendell Bennett, enviado en una misión científica por el Museo de Historia Natural de New York, realizó excavaciones en el sitio logrando descubrir dos importante esculturas líticas: las estelas 10 y 15 (Monolito Bennet (Fig. 133) y El Barbado (Fig. 134)). Algunos autores consideran que fue el mismo G. Courty el que descubrió la existencia del monumental monolito, y que simplemente fue dejado al descubierto por el arqueólogo Bennett.

Fig. 133

Por otra parte, éste investigador también realizó excavaciones en la zona de la península de Taraco y Lukurmata. Allí encontró estructuras similares correspondientes a edificaciones semisubterráneas. Ya en tiempos más recientes, el investigador Carlos Ponce S. durante la gestión de 1965, cuando desempeñaba el cargo de Director del Centro de Investigaciones 161

Arqueológicas de Tiwanaku, efectuó trabajos de excavación en el total del templete y luego realizó obras de restauración (Figuras 135 y 136). ANALISIS ARQUITECTONICO El templete semisubterráneo de Tiwanaku, sin duda alguna es el prototipo constructivo del Kalasasaya y de la pirámide de Akapana, en sus primeras fases. Se nota un patrón muy característico como es el implante de pilares pétreos sustentadores estructurales cerrados por sillares labrados en distintas dimensiones. En el caso del Templete son 57 los pilares monolíticos. Decimos que es el modelo inicial que se presenta en Tiwanaku y que el mismo derivaría directamente del estilo arquitectónico dejado por otras culturas anteriores a la época clásica de Tiwanaku, tal es el caso de Chiripa en Bolivia y Pukara en Puno, Perú. Por otra parte, es posible que ésta edificación semisubterránea haya sido reedificada. Esta afirmación está basada en las evidencias que muestran algunos de los pilares líticos con restos de lo que habrían sido, decoraciones antropomorfas, que hoy se observan muy erosionadas. Estas columnas monolíticas con figuras antropomorfas, probablemente correspondían a una época anterior. Podemos imaginar que el recinto tuvo un otro estilo, distinto al que hoy se puede apreciar.

Actualmente, el Templete Semisubterráneo está decorado por 175 cabezas clavas labradas en su mayoría en piedra caliza (cantera Catavi) mostrando cada una de éstas, distintas figuras (Figuras 137 y 138), por lo que algunos autores interpretaron como un “muestrario” de los grupos étnicos de esa época. Sobre este monumento, se han dicho muchas cosas. Incluso algunos investigadores ven en él una obra de los primeros tiempos de Tiwanaku, como el Ing. A. Posnansky quien lo denomina como “de la primera época”. Por otra parte, el uso de esta construcción también ha despertado permanentes controversias. Muchos ven al templete como un recinto dedicado a ofrendas al agua, mientras que otros afirman que estuvo ligado a ceremonias que se realizaban en la pirámide de Akapana. Lo cierto es que, el templete Semisubterráneo de Tiwanaku constituye uno de los principales sitios del complejo cívico ceremonial que tuvo la urbe.

162

PLANO DE EXCAVACIONES REALIZADAS POR EL CENTRO DE INVESTICACIONES ARQUEOLOGICAS EN TIWANAKU

TEMPLETE SEMI SUBRTERRANEO

Fig. 135 163

PLANO DE UBICACION DE HALLAZGOS DE LOS RECEP­ TACULOS DE OFRENDA - documento INAR-

lo tácu

ep

Rec

de

nda

ofre

2

estela

estela

10

15

Receptáculo de ofrenda 1

Fig. 136 164

En cuanto a su planificación debemos reconocer en él, un efectivo sistema de drenaje ya que posee un sistema de canales que circundan la UNA DE LAS 175 CABEZAS CLAVAS QUE estructura los mismos (Figura 139 a-b) que presentan un declive de ADORNAN LOS MUROS DEL TEMPLETE un 2%, para desembocar en un SEMISUBTERRANEO “recolector”. Esta cámara se encuentra ubicada en la esquina noroeste, y se conecta con la red de canales pluviales subterráneos Fig. 137 que derraman sus aguas al río Tiwanaku. El investigador Carlos Ponce pudo comprobar esta curiosidad de la ingeniería hidraúlica cuando efectuaba los trabajos de restauración. Otras evidencias de construcciones de este tipo existen en nuestro territorio, muchas de las cuales no han sido excavadas aún. Son pocos los casos que han sido estudiados como el de Konko Wankani, Challapata en Escoma, Wakullani en la región vecina a la península de Taraco, etc. CONCLUSIONES La verdadera función que tuvo esta singular estructura semisubterránea, aún hoy es muy oscura. Habrá sido un templo dedicado al agua? Sirvió como un observatorio astronómico para observar los astros a través del reflejo que estos marcan sobre el agua en las despejadas noches del altiplano? Difícil saber exactamente la función que tuvo el Templete Semisubterráneo.

Fig. 138

165

Canal

Canal

166 MURO ESTE

Canal moderno de desague

Fig. 139 a-b TEMPLETE

CORTE ESTE-OESTE

Se afirma que cuando se realizaban las excavaciones en este recinto semisubterráneo, existían algunos indicios de afloramiento de aguas, es decir que habría existido una fuente natural, lo que corroboraría a la hipótesis sobre su función relacionada al agua. Un otro argumento esgrimido por los investigadores que sostienen ese tipo de vinculación, es el que la estela Bennett tiene evidentes y marcadas huellas de una erosión (Figura 140 a-g) en la zona de los pies, lo que indicaría que esta enorme pieza el desgaste del material en esa parte por la acción del espejo de agua en el que habría estado erguida. Será muy difícil conocer los verdaderos propósitos que impulsaron a los arquitectos de Tiwanaku a construir el Templete. Es muy posible que éste tuvo su origen en ceremonias mucho más antiguas relacionadas con la lluvia y la fertilidad, traspasando esta tradición religiosa a Tiwanaku en una época muy temprana. De esta manera podríamos relacionar con la representación iconográfica de serpientes y batracios que se evidencian en las estelas que allí estaban implantadas, como es el caso del Kontiki. Reuniendo la información relativa a las medidas de los diferentes templetes semisubterráneos que se conocen hasta la fecha se ha elaborado un cuadro resumen y se ha podido detectar que muchos de los mismos están construidos con medidas proporcionales que varían geométrica tal como lo presenta el gráfico correspondiente. (Figura 141 a-b, 142 a-f)

167

CUADRO COMPARATIVO DE TEMPLETES SEMISUBTERRANEOS

Fig. 140 168

Fig. 140 c-d169

TEMPLETE SEMISUBTERRANEO MURO ESTE

MURO NORTE

MURO SUR

MURO OESTE

FIG. 141-A170

CAN

AL

INGRESO AL TEMPLO GATEWAY

PLANTA DEL TEMPLETE DE LUKURMATA

FIG. 141-B 171

W. BENNETT 1934

ESTE

NORTE

SUR

FIG. 142- A-F 172

OESTE

KALASASAYA Corresponde a una edificación o templo de planta rectangular realizado en base a un sistema constructivo que empleó columnas líticas de arenisca en calidad de columnas y como cerramiento, sillares labrados del mismo material. Su nombre derivaría de la voz aymara “piedras paradas, paradas”, aunque existen otras posibles interpretaciones. Fue construido durante la época urbana o clásica temprana y posiblemente fue contemporánea al Templete Semisubterráneo. Sus dimensiones generales son: -

de norte a sur de este a oeste

128.66 m 119.06 m

-

altura (promedio)

4.20 m

214 c.lukas de 60 cm 198 lukas 7 lukas

Por sus características tan peculiares (Figuras 143 y 144), fue una de las estructuras que mayor admiración despertó a propios y extraños, desde los tiempos en que simplemente se veían las partes superiores de las columnas líticas. P. Chalón (1886) comenta al respecto: “al pie del Akapana se ven otras ruinas que al parecer son las de un templo o santuario; decimos al parecer porque están tan diseminadas que su reconstrucción es casi imposible. Entre ellas se notan once inmensos pilares de piedra labrada de 4 a 6 metros de altura (pared balconera N.A.) puestos a 5 metros unos de otros y recortados por la parte superior como para recibir umbrales o arquitrabes. El conjunto debía formar un recinto cuadrangular de 145 por 125 ms. sin techumbre a imitación del cromlech druídico, pero su perfección relativa en la ejecución es tal, que se podría llamar un cromlech artístico. Algunos restos de muros ciclópeos en los costados dejan suponer que existían ciertos departamentos anexos al gran recinto que compone la parte principal. El edificio es conocido en la historia de los monumentos del antiguo Perú con el nombre más o menos justificado de Templo o santuario de Tihuanaco” (P. Chalón: Los edificios del antiguo Perú, pág. 21). ANTECEDENTES HISTORICOS Entre los primeros viajeros que describieron y realizaron esquemas y dibujos referentes al Kalasasaya, se encuentran Alcides D’Orbigni (1833), Squier (1878), 173

Fig. 143-144 174

Charles Wiener (1877), Rey de Castro (1877), Theodore Ber (1882), A. Stübel y M. Uhle (1877), A. Bandelier (1894).(Figura 145 a-c) Las primeras excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por el geólogo norteamericano G. Courty con la misión francesa de Crequi-Montfort en 1903 (Fig. 146), permitieron despejar el sector este del Kalasasaya descubriendo la escalinata principal de acceso que se hallaba bajo una capa de 1.50 metros de sedimento. A principios de siglo, en 1904 el Ing. Arthur Posnansky efectuó el primer levantamiento topográfico y planimétrico (Fig. 147) de las ruinas de Tiwanaku, junto a una detallada planimetría del acceso principal del Kalasasaya, mostrando cada uno de sus elementos en planta. En esa PLATA DEL KALASASAYA oportunidad, el investigador aseguró que POR G. COURTY 1903 “hubo sobre la plataforma una superestructura”. “Aún en la época de la conquista llevaba parte de aquella edificación sobre la plataforma de la escalera y los bloques que la formaban, fueron empleados por el funesto destructor de aquella época en que se edificó la iglesia del pueblo” (Posnansky, Tihuanacu, Tomo III, Pág. 24, 1945). Figura 146

Basándose en el trabajo de A. Posnansky, hacia el año 1937, Edmund Kiss diseñó la restauración ideal tanto del Kalasasaya como de su portada (Figuras 148 y 149). En 1958 con la creación del Centro de Investigaciones Arqueológicas en Tiwanaku (CIAT), se efectuaron las excavaciones y su restauración del Templo de Kalasasaya (Fig. 150), así como también del Templete Semisubterráneo. Esta labor se incició en 1965 concluyendo posteriormente en 1973. Esta campaña de trabajo arqueológico fue sin lugar a dudas, una de las más notables en la Historia contemporánea de la Arqueología Boliviana. Mucho se ha comentado al respecto y hasta se ha llegado a cuestionar la titánica obra, sin embargo, todos tenemos Figura 150 conciencia que de no haber ejecutado la 175

Fig. 145 a-b-c

GRABADOS DEL KALASASAYA REALIZADOS POR DORBIGNI 1833 PLANTA DEL KALASASAYA RELEVADO POR SQUIER 1878

176

Fig. 147 177

RECONSTRUCCION IDEAL DEL KALASASAYA POR E. KISS - 1937

Fig. 148- 149 178

que de no haber ejecutado la restauración aquel equipo de investigadores, hoy seguiríamos viendo a Tiwanaku como lo vieron los primeros viajeros de finales del siglo pasado. El trabajo fue muy bien ejecutado y planificado, por lo que sus resultados saltan a la vista (Figuras 151 a-c) de cualquier visitante. Sin embargo, ahora que se tienen mejores y muchos más recursos de los que se tenían en esos años, cualquier otra obra que se emprenda deberá incluir los nuevos conceptos que se han venido planteando en los últimos tiempos (Figuras 152 a-d). ANALISIS ARQUITECTONICO La planta es de características rectangulares ocupando un área de 15.935 m2. La estructura perimetral exterior estaba compuesta por pilares de arenisca roja (Fig. 155) y sólo en la pared balconera, el muro lleva 9 pilares de andesita. En cuanto al paramento de cierre entre pilastra y pilastra, debemos indicar que fué realizado mediante sillares labrados de distintas dimensiones y no existe un patrón métrico entre estos pilares estructurales. (Figuras 153 a-g)

MURO ESTE DEL KALASASAYA, ESCALINATA EN SILLARES DE ARENISCA 179

Fig. 155

Fig. 151 a - c MURO OESTE EN PROCESO DE RESTAURACION Fotos INAR PORTADA DEL KALASASAYA ANTES DE SU RESTAURACION Foto INAR

180

PLANTA DE LA ESCALINATA DE KALASASAYA relevado por el ClAT 1964

PLANTA DE LA ESCALINATA DE KALASASAYA LEVANTADO POR A PONSNANSKY 1945

Fig. 152 a-b 181

ESCALINATA ANTES DE LA RESTAURACION Foto INAR

ESCALINATA DESPUES DEL PROCESO DE RESTAURACION Foto INAR

Fig. 152 c - d 182

Fig. 153

MURO SUR DEL KALASASAYA DURANTE LAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS 1964-5 MURO SUR RESTAURADO DETALLE DE GOTERON

183

Sacando una media obtenemos unos 4.80 m y la altura promedio es de 4.20 m. También debemos destacar la presencia de gárgolas o goteros de desagüe en las paredes (Figuras 154 a-b) norte y sur, las mismas que fueron fabricadas labrando piedras para permitir el derrame de las aguas a canales perpendiculares a los muros que a su vez depositaban el agua en los canales matrices que se dirigen hacia el río. Con relación a los accesos al interior del templo, debemos indicar que existen varios. Hacia el este se encuentra el ingreso principal desplazado un metro hacia el norte del eje central. Hoy simplemente quedan algunos pocos restos de lo que habría sido otra escalinata que se encuentra desmantelada (Fig. 155). Al sur de la escalinata principal y por simetría, suponemos la existencia de otra al lado norte de la gran escalinata; sin embargo no sabemos con exactitud si correspondían a ingresos. En el muro norte, hacia el oeste, se halla una entrada angosta en relación a las anteriormente citadas de 0.93 m de ancho con 7 peldaños. Finalmente se evidencian otras dos escalinatas conformadas por sillares a los costados de la pared balconera, aunque en la actualidad solamente se aprecia una sola, ya que la otra sufrió el saqueo de sus bloques (Fig. 156). De esta manera se puede pensar que el templo tenía 6 entradas o ingresos (Fig. 157) al recinto interior del Kalasasaya. La escalinata principal está conformada por 7 tramos, siendo los 2 últimos superiores hechos de una sola pieza de arenisca. Las contrahuellas son de 0.40

Fig. 156 MURO OESTE, RESTOS DE ESCALINATA

184

VISTA PARCIAL DEL MURO ESTE DEL KALASASAYA

Fig. 154 a-b

185

DIBUJO DEL KALASASAYA CON EL POSIBLE TEMPLO CUBIERTO EN EL SECTOR OESTE DE LA ESTRUCTURA. J. Escalante M. (1991).

Fig. 157- 158

INGRESO NORTE DEL KALASASAYA DE 0,93 CM. Y SIETE PELDAÑOS LITICOS QUE CONDUCEN A LA PLATAFORMA INTERIOR.

186

m de altura constituyendo un conjunto de características sobredimensionadas a la escala humana, por lo que consideramos que ese acceso sólo pudo haber sido de carácter ceremonial (Fig. 158). Analizando el recinto interior del gran templo del Kalasasaya se puede observar un relleno de tierra apisonada donde se aprecia claramente un desnivel (Fig. 159). Esto indicaría que la parte más alta estaba en el sector oeste del templo. En el recinto, existe un muro a base de sillares de arenisca que logra cerrar los sectores este, norte y sur, dejando a ambos costados una especie de atrio que separa el recinto central o “ceremonial”. En este segundo muro hacia el lado norte se pueden observar dos interesantes orificios labrados en la piedra. Aparentemente tenían la función de amplificar los sonidos puesto que imitan a escala un aparato auditivo humano. De esta manera podemos deducir que esa era su función. El cerramiento oeste de este segundo muro, al parecer fue levantado sobre una base de piedra caliza ya que quedan las huellas del material blanquecino de 0.57 m de ancho en la dirección norte - sur. Allí se presenta el desnivel aumentando la altura hacia el oeste del templo.

Fig. 159 KALASASAA

En los costados interiores del segundo muro, tanto al sur como al norte, se evidencian pequeños espacios tal si fuesen habitaciones que en número de siete a cada lado, habrían estado vinculados al carácter ceremonial del edificio (Fig. 160). Estos receptáculos fueron subterráneos ya que el nivel de ese espacio muestra que fue mucho mas alto que el actual. Estos pequeños recintos aún no fueron 187

cuidadosamente excavados y por tanto tampoco fueron estudiados. Los mismos fueron realizados en base a sillares y sus dimensiones interiores son: 2.66 m de este a oeste por 2.13 metros de norte a sur. Hacia el lado oeste del templo, se levanta la pared conocida como “balconera” o “Chunchukala” la cual presenta actualmente 9 bloques de andesita. Posiblemente fueron sustraídas 2 piezas ya que se puede observar discontinuidad en dos sectores del muro respecto a las otras columnas. Estas, en la parte superior, presentan recortes

RESTOS DE UNA DE LAS 14 ESTRUCTURAS UBICADAS EN EL KALASASAYA CONSISTENTES EN PEQUEÑAS HABITACIONES SEMISUBTERRANEAS para encajar dinteles o umbrales. Un hecho extraño es que estas columnas muestran alturas diferentes. Investigadores como A. Posnansky y D. E. Ibarra Grasso plantean que estas monumentales columnas habrían sido indicadores del movimiento solar lo que los llevó a proponer que el Kalasasaya fue una edificación dedicada a marcar diversos eventos de carácter astronómico, especialmente las distintas estaciones del año. Es por este motivo, que aún hoy se pueden ver las marcas que dejó el primero de los estudiosos en una de las columnas de la pared balconera indicando el centro 188

del recinto que fue determinado luego de varias observaciones de equinoccios y solsticios. En el Kalasasaya se hallan tres importantes esculturas. En el ángulo noroeste se encuentra la famosa “Puerta del Sol”, pieza que de alguna manera indentifica a Tiwanaku por lo divulgada que ha sido su imágen en todo el mundo. Esta valiosa prueba del arte y conocimientos tiwanakotas fue labrada en una sola pieza de andesita (Figura 161 a-g). Por sus características suponemos que fue parte de un templo cubierto ya que en la parte superior (aspecto poco divulgado) se aprecian rebajes que solamente se explican por su utilidad para recibir travesaños de madera o piedra, como parte de una estructura de cerramiento. De igual manera, en los sectores laterales del lito, se aprecian entrabes para sujetar muros laterales (Figuras 162 ad). En el extremo de la esquina sur oeste se halla el monolito denominado “El Fraile” (Fig. 163) que es una hermosa pieza labrada en arenisca veteada mostrando a un personaje que lleva un báculo y un keru en las manos. Esta pieza posee una característica muy especial pués porta una faja ventral donde se aprecian algunas huellas en relieve que parecen corresponder a cangrejos marinos. Lamentablemente, esta estela sufrió las consecuencias del tiempo y presenta serios daños.

Fig. 163

Hacia el sector este del Kalasasaya, prácticamente en la parte central del templo, en excavaciones realizadas en 1964 fue desenterrado un otro monolito. Construido con las mismas características de los demás. Realizado en dura andesita por lo que quedan hasta la fecha, las huellas de su bella iconografía.

ESTELA "EL FRAILE"

A esta pieza se la conoce como “Monolito Ponce” (Fig. 164) en homenaje a su descubridor y a la investigadora Julia Elena Fortún que intervinieron en su hallazgo. 189

PUERTA DEL SOL RECONSTRUCCION IDEAL DE LA PORTADA POR E. KISS (1937)

Fig. 161 a-b-c

190

GRABADOS DE LA PUERTA DEL SOL POR SQUIER 1878 PORTADA LITICA DE UNA PIEZA CONOCIDA COMO “PUERTA DE SOL” DETALLE DEL PRISO EL PERSONAJE CENTRA Y LOS SERES ALADOS GRABADOS EN BAJO RELIEVE EN DURA ANDESITA

Fig. 161 d-f-g 191

CONSTRUCCION PROBABLE DE PORTADAS CONTINUAS

Fig. 162 a-

ANTES DEL AÑO 1851 CUANDO MARIANO E. RIVERO Y JUAN DIEGO DE TSCHUDI ESCRIBIERON SU OBRA “ANTIGÜEDADES PERUANAS”, EN ELLA SE INDICA QUE LA LLAMADA PUERTA DEL PANTEON, YACIA AL LADO DERECHO DE LA PUERTA DEL SOL. pag. 159 cap. IX PUERTA DE LA LUNA

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CONTINUIDAD DE LAS PORTADAS DE SOL Y LA LUNA Dibujo de Fritz Buck

Fig. 162 b-c-d

F. DIEZ DE MEDINA MEDIANTE LINEAS PUNTEADAS A LOS COSTADOS DE LA PORTADA DEL SOL MUESTRA LA PROLONGACION DE LA PORTADA Y SUS GRABADOS

193

CONCLUSIONES Luego de referirnos a uno de los principales monumentos arquitectónicos de la cultura Tiwanaku y a sus principales características, llegamos a las siguientes conclusiones: El Templo del Kalasasaya presenta una orientación cardinal bien definida lo que indicaría del avanzado como perfecto conocimiento de la astronomía plasmado en la estructura ciclópea de la pared balconera. Por tanto podemos definir a la construcción como un magnífico calendario de tipo ceremonial y agrícola, que estuvo consagrado a la fertilidad o fecundidad representada en la Pachamama. - Su sistema estructural estuvo basado en columnas de sustentación, puesto que por comunicación personal con antiguos trabajadores que participaron en las excavaciones que dejaron al descubierto el sector de la pared balconera, se habrían encontrado debajo, columnas de arenisca de una proporción similar a las que hoy quedan al descubierto. De confirmarse este acierto, estaríamos ante una muestra de tecnología constructiva similar a la que hoy se emplea en terrenos de poca resistencia y para contrarestar eventuales movimientos tectónicos.

Fig. 164

ESTELA "PONCE"

194

- La altura actual de sus muros es algo caprichosa y es muy posible que la altura real sea más elevada cubriendo las columnas sustentadoras. - Este templo, a diferencia de Akapana y Puma Punku, habría tenido sus recintos principales hacia el oeste y la entrada principal del este simplemente de carácter ceremonial y simbólico “para el astro rey, sustentador de vida”. - El recinto carecía de cubierta por ser precisamente dedicado al sol y la luna así como a las observaciones de tipo astronómico. Este último aspecto nos mueve a afirmar que serían necesarios estudios astronómicos para verificar posibles relaciones con los principales elementos constructivos. De confirmarse, nos acercaríamos a entender algo del profundo conocimiento dejado por los sabios de Tiwanaku.

195

PUMA PUNKU La pirámide de Puma Punku está ubicada a unos 1000 metros en dirección sud del actual pueblo de Tiwanaku, a 86°40’40" de longitud oeste y 10°33’30" de latitud sur como muestra la carta geográfica del IGM, Hoja 5844-II, serie H731 en escala 1:50.000. Forma una perfecta diagonal de 45° NE-SO con la pirámide de Akapana. (Fig. 165) El nombre de Puma Punku o Puerta del León, se conserva desde los tiempos de la colonia. Según el Cronista Ramos Gavilán (1621) el nombre de esta estructura piramidal fue tomada porque en ese sitio se erguía una representación lítica de dicho felino. Para otros su verdadero nombre sería Tunka Punku o “Diez Puertas” aunque no se presentan evidencias que demuestren esto. (Fig. 166) En la actualidad, la pirámide de Puma Punku presenta el aspecto de una pequeña colina con cima achatada, y está conformada por tres plataformas superpuestas cuyos perímetros están realizados en base a sillares labrados de arenisca roja. En la parte superior, hacia el lado oeste, se pueden apreciar muchos bloques y sillares bellamente labrados mostrando ser los mejores trabajados en el área de Tiwanaku. (Fig. 167 a-b) Entremezclados, se aprecian enormes y macisos bloques de piedra andesita con rebajes sorprendentemente precisos así como portales bellamente

ESTELA DEL "RAYO" ENCONTRADA EN PUMAPUNKU MRT

196

Fig. 165 PUEBLO DE TIWANAKU

197 Akapana AREA ARQUEOLOGICA

PUMA PUNKU

“CHACHAPUMA” EXTRAIDO DE PUMAPUNKU museo del hombre en París

Fig. 167 a-b

decorados con figuras incisas muy similares a las de la Puerta del Sol. Junto a estos bloques se hallan los que seguramente constituían los paramentos de tan importante edificación. En la cima de la estructura piramidal se aprecia claramente una depresión de forma cuadrangular haciendo suponer que allí se erigía un templete semihundido. FUENTES HISTORICAS Y EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS De acuerdo a las fuentes históricas más antiguas, se sabe que esta estructura ya mostraba signos de desmantelamiento evidenciado en la época incaica. El sector norte se pudo comprobar la acción destructora con claras huellas de reutilización de las piezas líticas en paramentos incas. En la época colonial, esta acción de saqueo tiene mayor intensidad. A título de buscar supuestos tesoros escondidos, se extrajo material del monumento con destino a la edificación de templos, viviendas, y otros usos, como la fabricación de muelas de molino. De esta acción depredadora quedan muchas evidencias.

198

Pese a la destrucción que sufrió tan importante monumento, aún hoy resalta su magnifiscencia. En 1610 el jesuita Cobo señala: “por la fama que corre en este reino de haber gran riqueza enterrada en los edificios, se han movido algunos españoles a cavar en ellos, buscándola, y hanse hallado en diferentes tiempos muchas piesas de oro y plata, si bien no tanto como se presume que hay. Y a la verdad, esta codicia de haber los tesoros que la fama publica estar aqui escondidos, ha sido quien más ha desbaratado y arruinado esta fábrica”(Pag. 198). “Si bien la han desecho también para aprovecharse de las piedras; porque dellas se ha edificado la Iglesia de Tiaguanaco, y los vecinos de la ciudad de Chuquiabo han llevado muchas para labrar sus casas, y hasta los indios del dicho pueblo de Tiaguanaco hacen sus sepulturas de muy lindas losas que sacan destas ruinas” (Pág. 189).(Fig. 168 a-b)

“ESCRITORIO DEL INCA” PIEZA UTICA ORNAMENTADA MEDIANTE REBAJES GEOMETRICOS A MANERA DE NICHOS SEGUN: RIVERO Y TSCHUDI,

WIENER INWARDS

GRABADO DE WIENER 1880 MOSTRANDO EL BLOQUE LLAMADO “ESCRITORIO DEL INCA”

Fig. 168 a-b 199

Durante la primera etapa de la República, la destrucción continuó y se incrementó con la instalación de la vía férrea. Importantes elementos arquitectónicos de la pirámide fueron a servir de adorno a construcciones de distintas Haciendas de la región. De este modo se perdieron importantes evidencias por esa acción depredadora que soportó Puma Punku en particular, y Tiwanaku en general. (Fig. 169 ac) En las postrimerías del siglo XIX y en los incicios del XX, muchos la describieron y algunos otros, dejaron valiosas evidencias gráficas. Entre estos importantes informes de la época, tenemos los de algunas personalidades que pasaron por el sitio arqueológico. Así están los documentos de Alcides Dessalines d’Orbigni, Rugendas, Francis de Castelnau, Ephraim George Squier, David Forbes, Charles Wrener, Pablo F. Chalón, y otros. (Fig. 170 a-d, Fig. 171 a-e)) Por supuesto que investigadores arqueólogos como Uhle, Bandelier, Bennett y Posnansky, también aportaron valiosos datos a través de descripciones y trabajos de investigación arqueológica que legaron al futuro, valiosa información sobre esta importante obra arquitectónica del pasado andino. (Fig. 172 a-b) Finalmente, tenemos el aporte del investigador Carlos Ponce Sanginés quien dedicó una obra y varios artículos sobre la pirámide de Puma Punku ofreciéndonos una completa reseña histórica, así como una descripción detallada del monumento. Por otra parte, realizó un análisis de la procedencia del material lítico que fue empleado en la construcción de la pirámide. Queda muy poco por analizar luego de tan estupenda obra científica. Es importante señalar, que durante 1979, el arqueólogo Gregorio Cordero Miranda, relizó las primeras excavaciones arqueológicas con métodos científicos, desenterrando y limpiando la parte sur de la pirámide. Asimismo, efectuó “calas” en el lado norte y en la cima de la estructura monumental, llegando a descubrir las plataformas y el excepcional piso de arcilla roja en la cima de la pirámide. Con los hallazgos de Gregorio Cordero, se pudo constatar la extraordinaria calidad arquitectónica de Puma Punku, destacándose el preciosismo en el manejo del

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Fig. 169 a-b-c

PLANO DE PUMAPUNKU REALIZADO EN 1833 POR D’ORBIGNY GRABADO DE LAS PLATAFORMAS DE PUMAPUNKU POR A. D’ORBIGNY-1833

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DETALLES DE LA RECONSTRUCCION IDEAL PLANTEADA POR E. KISS ELEVACIONES Y SECCIONES

Fig. 170 c-d

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Fig. 171 a-b

VISTAS DE LA RECONSTRUCCION DE PUMAPUNKU POR EDMUND KISS - 1937

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Fig. 171 c-d-e 205

LEVANTAMIENTO TOPOGRAFICO DE PUMA PUNKU POR A. POSNANSKY

Fig. 172 a-b 206

material lítico, prueba del alto desarrollo que alcanzó la tecnología de Tiwanaku. (Fig. 173 a-c) Recientemente, en el año 1989, el Instituto Nacional de Arqueología de Bolivia emprendió una nueva temporada de excavaciones arqueológicas. Esta vez, un equipo de varios investigadores llevó adelante el plan de despejar el perímetro exterior de Puma Punku, a fin de completar de dejar al descubierto el nivel de las plataformas. Esta vez se realizaron excavaciones en varios frentes, de acuerdo al detalle: Sector Sur, dirigido por José Esteves C. y Omar Claure C. Sector Oeste, dirigido por Juan Faldín A. y Sonia Alconini. Sector Noreste dirigido por Max Portugal O. Sector Norte dirigido por Oswaldo Rivera, Javier Escalante y Leocadio Ticlla. Todos bajo la Dirección del INAR a cargo de Dn. Carlos Urquizo Sossa y asesorados por el investigador Carlos Ponce Sanginés. Fue el Fondo Social de Emergencia de la Presidencia de la República, la institución fínanciadora. ANALISIS ARQUITECTONICO La pirámide de Puma Punku presenta una planta rectangular con sectores salientes a manera de aletas, en el lado Este. Estos brazos se extienden sobre el eje Norte-Sur respectivamente. Presentan las siguientes dimensiones: de Norte a Sur 154.8 metros, de Este a Oeste 132.4 metros. En la cara Oeste el largo total es de 210 metros debido a la prolongación de las aletas mencionadas. La altura total es de 4.80 metros. El ingreso principal descubierto por el investigador Juan Faldín en las excavaciones de 1989, se halla emplazado al centro de la cara Oeste, con un ancho de 6 metros. Observando las piedras de este ingreso, se puede notar un evidente desgaste del material lo que indicaría un trajinado uso. Este desgaste del material quizo ser reparado mediante el calzado de nuevas piezas líticas, sin embargo, la apariencia global muestra en su generalidad el intenso uso que tuvo.

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RECONSTRUCCION IDEAL OE PUMA PUNKU SEGUN LA ARQ. MARTA TORRES DE KULJIS

Fig. 173 a-b RECONSTRUCCION IDEAL DE PUMAPUNKU SEGUN: IBARRA GRASSO Y MESA GISBERT 1955

PLANTA Y PERSPECTIVA DE PUMAPUNKU SEGUN PONCE SANGINES

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1971

PLANTA Y PERSPECTIVA DE PUMA PUNKU SEGUN PONCE SANGINES 1971

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Puma Punku está conformado por 3 plataformas superpuestas construidas con piedra y tierra, soportadas mediante aparejos de sillares cortados en todo su perímetro. En la parte superior existe una zona apisonada de tierra en forma de “U”, en cuyo centro existía un “Templete Semisubterráneo”. En el sector este de la cima existía además un gran templo erigido sobre colosales plataformas de arenisca roja. Este impresionante templo, es sin duda alguna, una de las mejores y mayores expresiones de la “Arquitectura Tiwanakota” tanto por su delicado trabajo, como por el depurado acabado. Si observamos detenidamente Puma Punku, apreciaremos que es una excelente muestra de la compleja planificación plasmada en una magistral ejecución. Nuestro análisis permite concluir que, primeramente se realizó una minuciosa preparación del terreno mediante un apisonado y compactado del área elegida para levantar la construcción. De esta manera pudieron llegar a obtener un terreno nivelado y firmemente compactado. Sobre él se implantaron piedras trabajadas con la cara superior labrada y nivelada. Este conjunto, tal si fuese una cimentación, soportaba las sucesivas hiladas de sillares cortados y labrados, dándole una sólida consistencia al conjunto de paramentos. Estos, por sus características, tenían la función de absorber las ondas sísmicas. (Fig. 174 a-d, 175) El apisonamiento y nivelación tuvo que repetirse en cada nivel, al igual que su peculiar sistema de cimentación.(Fig. 176 a-b) La estructura de soporte de la primera plataforma, estaba realizada en base a sillares labrados colocados en hileras horizontales o mediante el sistema que hemos denominado sedimentario. Esta aún se conserva en buen estado en el sector sur y norte de la pirámide. La primera hilada constituida por tres sillares de ancho, descansaba sobre las piedras niveladas de la cimentación. Los constructores tuvieron el cuidado de que cada sillar se asiente sobre 5 de estas piedras planas. Estos bloques cortados muestran una gran uniformidad con variación de sólo algunos pocos milímetros. Sus dimensiones son: 0,30 m de largo por 0,30 m de ancho y 0,25 m de alto. (Fig. 177) 210

ESCALINATA DE ACCESO DE LA ESTRUCTURA PIRAMIDAL DE PUMAPUNKU LADO OESTE EXCAVADO EN 1989 POR J. FALDIN DINTEL EN ARCO REBAJADO

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Fig. 174 a-b

DINTELES EN ARCO REBAJADOS LOS QUE FUERON REUTILIZADOS POSTERIORMENTE

Fig. 174 c-d

212

LEVANTAMIENTO TOPOGRAFICO DE PUMAPUNKU

Fig. 175 213

CIMIENTOS DE LAS PLATAFORMAS PRIMER MURO O PLATAFORMA

andesita Ciclopeo apisonado de arcilla y piedras escogidas implantadas

nivel del uso sillares de arenisca cimentacion y nivelación

Fig. 176 a-b

214

CIMENTACION Y NIVELADO

DISPOSICION DE LOS BLOQUES DE CIMENTACION

Fig. 177

A continuación, la segunda hilada tiene las mismas características que la primera, pero al observar la tercera hilada, se aprecia un sector entrante de unos 4 a 5 centímetros, también con las mismas características en sus sillares. La cuarta hilada posee otras características ya que solo estaba constituida por un solo bloque de arenisca, con un rabaje escalonado (gola inversa) o moldura, en el que se encajaba un bloque pequeño de andesita, con la evidente función de preservar los ángulos de la estructura. El relleno de la plataforma fue mucho más elaborado, ya que se implantaron piedras naturales escogidas por su forma alargada, de unos 30 a 40 cm., las mismas que se colocaron verticalmente más o menos a 40 o 50 cm, para luego rellenar con arcilla y caolín, y compactando firmemente. De este modo se alcanzaron las alturas de la plataforma, es decir los 1,20 m que tiene de alto. Cada plataforma estaba 215

suspendida mediante este peculiar “Hormigón Ciclópeo” que poseía una excelente impermeabilización. El segundo muro circundante a la estructura, estaba conformado por 4 hiladas de sillares labrados en arenisca, colocados en tres de fondo y reforzados mediante contrafuertes que penetraban a caja y espiga en el paramento, distanciados en 3 m de promedio.(Fig. 178) DIMENSIONES DE BLOQUES DE PUMAPUNKU

Fig. 178

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Evidencias de este muro, se hallan en el sector sur de la pirámide. Hacia el norte solo queda la cimentación y partes aisladas de la primera hilada. Mientras que al oeste, se aprecian las huellas de que ese sector fue totalmente desmantelado. En cuanto al tercer muro, suponemos que habría tenido las mismas características ya que se encontraron las piedras planas de cimentación y algunos vestigios de las hiladas de piedra, que constituían su paramento. También es posible que este muro estaba adornado con cabezas clavas puesto que en las excavaciones recientes de 1989, el equipo de investigadores encontró en el sector norte, una cabeza clava antropomorfa trabajada en arenisca de color amarillento. Es muy posible que haya existido un cuarto paramento que circundaba la plataforma superior compuesta por ciclópeos bloques cortados rectangularmente, los que actualmente se hallan alrededor de toda la estructura. Estos, presumiblemente encerraban la parte superior de la pirámide y estaban colocados en forma vertical sujetados mediante cuñas de piedra o metal, puesto que la mayoría de estos bloques presentan rebajes en sus costados para ser sujetados unos con otros. Estos bloques ciclópeos no corresponden a ninguna de las anteriores plataformas y la disposición en la que se hallan, nos hace suponer que fueron deslizadas de la parte superior del monumento. Un hallazgo que nos brinda mayores luces sobre la tecnología constructiva empleada, es el referente a la argamasa entre los sillares. Esta mezcla consistente en una delgada capa de cemento crudo, hoy se puede distinguir claramente entre los bloques constituyentes de los sillares. Al respecto, F. Chalón escribió en 1884 lo siguiente: “...sin embargo el tal mortero existe, como se puede averiguar con un poco de atención, y es de notar que los mismos escritores que niegan su presencia, reconocen todos que muchas veces es imposible separar dos piezas, una de la otra, y que haciendo fuerza con martillo o barreta, solo consigue una ruptura en una parte distinta de la superficie de yuxtaposición. La explicación de este hecho es, que el mortero se ha vuelto con los años mas duro que la misma piedra.” (F. Chalón: “El Arte de construir de los Antiguos Peruanos”, Pág. 29) En efecto, tal como afirma Chalón, si se observa en la superficie desprendida de los sillares, se podrá apreciar una delgada capa blanquecina. Se pensaba que solamente se trataba de afloramientos de sales en la superficie. Para salir de

217

dudas, se tuvieron que realizar algunas pruebas químicas, las que dieron como resultado que no se trataban de sales y más bien, en el análisis pudimos comprobar que era una argamasa compuesta por arcilla, cal, arena fina en proporciones de 3:1:1. Esta prueba fue realizada por el Químico Eduardo Pareja y mi persona, en el año 1979.(Fig. 179)

Fig. 179

PRIMERA Y SEGUNDA PLATAFORMA DE PUMAPUNKU, LADO SUR SE OBSERVA LOS CONTRAFUERTES EN EL SEGUNDO MURO

Un otro notable hallazgo encontrado en Pumapunku, es el referente a los canales de desagüe. Los mismos estaban ubicados simétricamente en las esquinas noroeste y suroeste descendiendo de la cima con una gradiente de 12 % hasta el nivel debajo de los paramentos murados escalonados. Desembocaban en el primer muro de la estructura mediante una cámara abierta en el paramento. Los bloques rectangulares con los que estaba fabricado el canal, y debido a lo pronunciada de su pendiente, tuvieron que ser reforzados mediante grapas de cobre, las cuales en su mayoría aún están in situ. Por su característica, este canal servía para evacuar las aguas del templete semisubterráneo que estaba emplazado en la parte superior, y del que hoy se pueden apreciar claras evidencias. El desagüe estaba dirigido hacia las zonas de mayor desnivel dentro del terreno que circunda al monumento piramidal, como son las del noroeste y suroeste. (Fig. 180) 218

CANAL DE DESAGÜE REFORZADO MEDIANTE GRAPAS DE COBRE LADO NOROESTE DE LA ESTRUCTURA

Fig. 180

Apreciando cuidadosamente las evidencias arqueológicas que aún quedan visibles de Puma Punku, podemos afirmar que en la parte superior y alrededor del templete semi hundido, se terraplenó una porción del terreno en forma de “U”. Esta parte terraplenada actualmente se puede apreciar bien compactada y manifiesta claras evidencias de que fue cubierta con una capa de arcilla coloreada con ocre rojizo, consiguiendo un efecto acabado de una superficie lustrosa y brillante de color rojo, en toda la zona circundante al templete. Con el hallazgo de esa capa cromática, ya podemos imaginar que existió un armonioso juego de colores en toda la estructura. Restos de esas pinturas se pueden encontrar en algunas piedras componentes de la estructura. Las evidencias muestran que se emplearon colores intensos como el rojo, azul, verde y blanco. Estas muestras actualmente se encuentran en las bodegas del Museo Regional de Tiwanaku.

219

Sobre el templete semihundido de la parte superior de la pirámide, debemos señalar algunos aspectos. Por la configuración que actualmente presentan los restos, se puede concluir que tenía forma casi cuadrangular con unas medidas aproximadas de 30 metros de lado por unos 2 metros de profundidad. Este sector aún no fue investigado exhaustivamente con excavaciones arqueológicas. Al respecto, el investigador Carlos Ponce S. escribió: “...por añadidura, en el lado meridional del terraplén mayor y al pie del mismo se distingue mampuestos o piedras dispuestas en hileras, aflorando del suelo, al igual que en la esquina Nor-este no obstante mientras no se explore ahí con calas adecuadas, será difícil establecer el tipo de aparejo murario adoptado” (C. Ponce S., “Puma Punku”, Pág. 40). Hacia el este de la plataforma superior de la pirámide, se hallan los restos mas sorprendentes, sin lugar a dudas. Enormes piezas ciclópeas, las mayores del área monumental de Tiwanaku, yacen esparcidas como si un gran movimiento sísmico hubiese desolado el área. Entreverados grandes bloques de arenisca roja con otros de andesita, junto aportadas fragmentadas con tallados y decoraciones, es todo lo que hoy se puede distinguir. Sillares con rebajes geométricos y simétricos, perfectamente pulidos, son los mudos testigos de aquellas edificaciones majestuosas e imponentes que habrían ornado Puma Punku. Al observar estos restos diseminados, solo podemos sentir una profunda congoja, y plantearnos mil interrogantes. (Fig. 181)

Fig. 181 BLOQUE DE ANDESITA LABRADO Y PULIDO PRESENTA UNA SERIE DE ORIFICIOS EN SUS REBORDES DE 3mm DE DIAMETRO ESPACIADOS CADA 2,2 mm. AUN SE APARECIA EN LOS ORIFICIOS RESOS DE CLAVOS QUE SUJETABAN EL REVESTIMIENTO DE LAMINAS METALICAS

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Las medidas que se pueden constatar, tomadas en base a las plataformas ciclópeas investigadas, nos llevan a afirmar que su largo en el eje norte-sur era de 38,72 metros, y su ancho de este a oeste de 6,75 m. El templo presenta 4 inmensas plataformas, cada una de ellas conformada por sendos bloques de arenisca unida mediante

grapas de cobre. (Fig. 182 a-d) El peso de algunos de estos bloques ciclópeos alcanza a 130 toneladas. Estas inmensas plataformas a su vez, presentan unos rebajes o pies de planos donde calzaban los sillares y portadas que se erguían sobre ellos, los cuales en su mayoría eran trabajados en roca mas dura como la andesita gris, presentándose rebajes en bajo relieve finamente labrados y pulidos. Las cuatro plataformas que constituían el magnífico templo, presentan en el sector este, rebajes rectangulares a manera de sillas y en la cara de misma orientación, se aprecia una serie de pequeñas ornacinas cuadrangulares que podían facilitar su transporte, y que servían posiblemente para instalar los dinteles. Las cuatro plataformas de norte a sur, actualmente tienen las siguientes conformaciones: 1a plataforma: 2a plataforma: 3a plataforma:

4a plataforma:

Fig. 184

compuesta de cinco grandes bloques de are ñisca. la componen dos ciclópeas piezas de arenisca, es la más deteriorada y desmantelada donde solo se puede apreciar una gran pieza con los característicos rebajes rectangulares en arenisca, y un inmenso bloque cuadrangular de andesita. constituida por cinco piezas de arenisca roja.(Fig. 183) Cada una de las plataformas, tenía una portada construida en andesita y labrada con hermosa decoración incisa. A su vez, estas portadas estaban forradas con delgadas láminas metálicas, que probablemente eran de oro. Evidencias al respecto encontramos en los muchos y pequeños orificios realizados en las piedras de la manipostería en los que se encajaban pequeños clavos que sujetaban las doradas láminas aureas. (Fig. 184)

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GRAPAS DE SUJECION REALIZADAS EN COBRE

PLATAFORMA LITICA DE PUMAPUNKU, ALCANZA LAS 130 Ton. DE PESO

Fig. 182 a-b 222

GRAPA DE COBRE EN SITU CANAL DE DRENAJE DEL LADO SUR

Fig. 182 c-d

TIPOS DE GRAPAS DE COBRE PARA UNIR BLOQUES UTICOS EN PUMAPUNKU.

223

Fig. 183

224 arenisca andesita

Planta de las plataformas líticas de PUMA PUNKU

El investigador Max Portugal O. fue quien halló un pequeño clavo de oro en el área, confirmando lo indicado. Este hallazgo se efectuó durante la temporada de excavaciones arqueológicas de 1989. Otras evidencias halladas al respecto, son los numerosos fragmentos de delgadas laminillas de oro, tal como informa el responsable del sitio de Tiwanaku y funcionario del INAR, Sr. César Callisaya. También es posible que esta estructura pudo llevar en sus dinteles arcos rebajados, puesto que se aprecian por lo menos, tres de estas piezas en la cima de la pirámide. Por los restos en sitio de estos dinteles de arco rebajado, me inclino a pensar que existían entradas dispuestas en los extremos del terraplén en forma de “U”, que realzaban el ingreso al Templo Principal. En cuanto a la cubierta del templo, se tienen indicios que se trataban de losas con estrías en su cara superior y con motivos exagonales en sus lados, imitando de esta manera a un techo de totora. Al respecto, el cronista Garcilazo de la Vega (1609) escribió: “El techo de la sala, por de afuera paresce de paja, aunque es de piedra, porque, como los indios cubren sus casas con paja, por que paresciesse cubixa de paja”. (Fig. 185, 186 a-b) Restos de estas losas se pueden apreciar en los patios del Museo Regional de Tiwanaku, las mismas que fueron traidas del sitio de Puma Punku. También quedan in situ estas evidencias, tal es el caso del sector oeste o escalinata de acceso a la pirámide. (Fig. 187)

ESQUEMAS DE BLOQUES ESOUEIFORMES REALIZADO POR JULIUS NESTLER 1910

Fig. 185

225

Por el enorme peso de estas piezas, es posible que sólo la parte de cornisas de la estructura hayan sido coronadas mediante estas losas y el resto, cubierto con madera y paja, o caña trenzada cubierta de barro. De otro modo el peso de semejantes bloques hubiera necesitado una serie de

BLOQUES ESQUEIFORMES TRABAJADOS EN ANDESITA, ENCONTRADOS EN PUMAPUNKU LOS QUE ESTABAN DISPUESTOS A MODO DE CORNIZAS EN LA ESTRUCTURA CUBIERTA DEL TEMPLO

Fig. 186 a-b

226

PLANTA PIRAMIDE DE “PUMA PUNKU”

227

Fig. 187

otros soportes de piedra o de madera instalados en el interior del recinto, ocupando gran parte del espacio interno y dificultando cualquier movimiento. CONCLUSIONES Luego de efectuar un detenido análisis y después de considerar criterios arquitectónicos, podemos llegar a las siguientes conclusiones: Se trata de un templo elevado, compuesto por tres plataformas constituidas por un complejo bien apisonado de tierra y piedras clavadas, sustentadas mediante paramentos en base a sillares finamente labrados. Los paramentos de la segunda y tercera plataforma, estaban reforzados mediante contrafuertes realizados en sillares de arenisca. En la construcción de la manipostería de Puma Punku, se empleó argamasa. En la cima de la estructura, se construyó un terraplenado en forma de “U” cubierto con arcilla roja. En el centro de la parte superior de la pirámide, existía un templo semihundido y al fondo, hacia el este, había un templo de características ciclópeas cuya fachada probablemente llevaba un recubrimiento de oro. Existían canales de drenaje que permitían la salida de aguas pluviales del templo semihundido. En la unión de los elementos constructivos, se emplearon grapas de cobre, tanto en el sistema de canales de drenaje como en el refuerzo de las plataformas. Estas grapas se fabricaron vaciando el metal fundido sobre el relieve que era preparado para este efecto. Se nota que el espesor de las grapas no era uniforme y esto se debía a la inclinación de los moldes en el mismo terreno. Puma Punku poseía un ingreso principal por el oeste (al igual que la pirámide de Akapana). Este ingreso tenía niveles de jererquía religiosa a medida que se acercaba al este del monumento.

228

Su probable función: Templo dedicado a dioses astrales y deidades vinculadas a los fenómenos naturales. También es probable que sus rituales hayan estado ligados a las montañas de la cordillera que se encuentra al este de Tiwanaku, especialmente al nevado Illimani y a ceremonias vinculadas con la fertilidad y fecundidad. (Fig. 188)

PUMA PUNKU

Fig. 188

seccion de la piramide

3° plataforma

piso de fina arcilla de color rojo

2° plataforma implante de piedras naturales (escogidas) verticalmente

1° plataforma

PLANTA

andesita

apisonado de arcilla

cimentación y nivelación DETALLE PERFIL

cimentación y nivelación

230 grapas de cobre

sitema de desagüe (canales)

DETALLE contrafuerte 2° muro

PUTUNI (PALACIO DE LOS SARCOFAGOS) ANTECEDENTES El recinto arquitectónico más conocido por Putuni, fue llamado en el pasado reciente como el Palacio de los Sarcófagos, especialmente por el Ing. Posnansky debido a que este investigador halló cámaras muy similares a sarcófagos. Se halla ubicado al oeste del Kalasasaya y su ingreso principal se encuentra muy próximo al sector de la Pared Balconera del mencionado templo. Su nombre derivaría de la palabra aymara Putuputuni que significa “donde hay huecos”, debido a la serie de cámaras funerarias que circundaban el patio central de la ESTELA (PUTUNI) edificación. La planta presenta una forma rectangular con las siguientes dimensiones: - 69.00 metros de este a oeste - 55.20 metros de norte a sur La construcción estaba constituida por una plataforma de tierra de 1.20 metro de altura con paramentos a modo de zócalos fabricados en piedra cortada y labrada, externa e internamente, conformando y encerrando un gran patio central. (Fig. 189)

Fig. 190

Este recinto arqueológico fue excavado bajo la dirección del investigador Carlos Ponce Sanginés y el arqueólogo Gregorio Cordero Miranda hacia el año 1974. En esa oportunidad se realizaron importantes hallazgos como el “monolito descabezado” construido en dura andesita. Esta pieza de características similares a los otros monolitos antropomorfos descubiertos en el área principal de la urbe de Tiwanaku, pero de proporciones mucho menores.(Fig. 190)

231

PUTUNI LO PALACIO DE LOS SARCOFAGOS

PLANTA

Fig. 189 232

Lamentablemente hasta la fecha no ha podido ser detectada la ubicación de su cabeza aunque también existe la posibilidad de que la misma haya sido víctima de la implacable depredación de carácter religioso que se aplicó en tiempos de la colonia hispana. También se halló un canal colector en el sector oeste de la estructura, que más adelante detallaremos y que era parte del intrincado sistema hidraúlico de la urbe. En 1989 al celebrarse el “Seminario Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiwanaku”, se realizaron nuevos trabajos de campo, esta vez dirigidos por el arqueólogo norteamericano A. Kolata. En esa ocasión tuve la oportunidad de participar de un equipo profesional que juntamente al arqueólogo Max Portugal en calidad de contraparte nacional, excavamos el terreno despejando los antiguos testigos ya derruidos de anteriores trabajos. Encontramos evidencias de las cimentaciones habitacionales anteriores a la edificación de Putuni, es decir, descubrimos restos de arquitectura mucho más antigua que el mismo monumento. Se pudo constatar la reutilización del espacio y el crecimiento del centro ceremonial. La construcción de este recinto, corresponde a un período clásico tardío careciendo de antecedentes arquitectónicos y constructivos similares, por lo menos en el área de estudio. (Fig. 191, 192 a-b) ANALISIS ARQUITECTONICO Analizando el tipo de construcción, se puede evidenciar que el terreno fue nivelado inicialmente para luego colocar la capa de arena y grava antes de levantar la plataforma. Los muros que sustentaban la plataforma estaban conformados por bloques de andesita labrada cuyas dimensiones varían entre 1.20 y 1.60 metros de largo por 0.80 de alto y 0.40 de espesor. Fueron colocados a intervalos regulares de 4 a 5 metros de eje a eje, rellenando los espacios mediante sillares de arenisca y andesita labrada. El muro interno presenta una serie de cámaras funerarias realizadas en piedra cortada circundando el patio interior, disimuladas mediante la plataforma de tierra y los muros de piedra cortada. Todas estas pequeñas cámaras fueron saquedas 233

234

PLATAFORMA

CAMARA FUNERARIA

PUTUNI Restos de camara funeraria sector Nor oeste

Fig. 191

RESTOS DE CIMIENTOS HABITACIONALES

CAMARAS FUNERARIAS UNA DE LAS VARIAS CAMARAS QUE SE HALLAS ALREDEDOR DEL PATIO CENTRAL DE PUTUNI, ESCAVADA EN 1988 POR M. PORTUGAL O. Y EL AUTOR RESTOS DE LO QUE CONSTITUYO LA PORTADA PRINCIPAL DE PUTUNI FOTOS: J. ESCALANTE

235

Fig. 192 a-b

y destruidas quedando solamente evidencias de tres de ellas, dos en la esquina noroeste y otra en la esquina sureste. La cámara ubicada en el extremo sureste fue excavada por el arqueólogo Max Portugal Ortiz y Javier Escalante en el año 1989, habiéndose comprobado el saqueo y destrucción al que fue sometido el monumento durante la época colonial. La cámara estaba realizada en piedra cortada cuyas dimensiones interiores son: 1.70 m de largo, 1.00 m de ancho y 0.80 m de alto. Dos grandes losas cubrían la cámara y por encima, la capa de tierra que nivelaba el piso de la plataforma. Lo que llama la atención es el sistema de cerramiento de esta cámara pues presenta una “puerta corrediza” de piedra. Esta singular pieza consiste en un sillar rectangular erguido sobre un piso de arcilla la que probablemente al ser humedecida permitía el deslizamiento del pesado bloque. El sistema de cerramiento nos recuerda al empleado en las habitaciones ceremoniales pertenecientes a la cultura Chiripa. (Fig. 193) El recinto presenta tres accesos, siendo el principal el que estaba orientado hacia el este que daba al patio central. Este ingreso, por los restos esparcidos que hoy quedan de él, muestra que habría sido parte de una portada imponente, toda de piedra labrada y posiblemente adintelada.(Fig. 194 a-c)

236

FIG. 194 A

FIG. 193 237 CAMARA FUNERARIA PUTUNI-TIWANAKU

PLANTA PUTUNI

plataforma

patio

INGRESO PRINCIPAL DE PUTUNI

FIG. 194 B-C

238

Los otros dos accesos se hallaban en el muro norte, los que ascendían a la plataforma mediante pequeños peldaños pétreos. Estos ingresos estaban flanqueados por interesantes “Kerikalas”, “piedras que arden” o “piedras de fuego”, constituyendo señales iluminadas para indicar los accesos a los recintos habitacionales que se levantaban encima de la plataforma. De estas habitaciones no quedan ni siquiera vestigios puesto que para su construcción se empleó barro, probablemente en forma de bloques o adobes. (Fig. 195 a-b) Por otra parte, las últimas excavaciones dejaron al descubierto parte del interesante sistema de alcantarillado que poseía la urbe Tiwanaku. Estas interesantes evidencias fueron descubiertas en 1974 por el desaparecido investigador Gregorio Cordero Miranda, y puestas nuevamente al descubierto en ocasión de las excavaciones realizadas el año 1989. Observando la complejidad de estas evidencias, podemos apreciar el cuidado que tuvieron para planificar primero, y luego ejecutar tan extraordinaria obra de ingeniería. Se puede apreciar un perfecto sistema de drenaje de aguas servidas, las que mediante canales matrices construidos en base a piedras areniscas cortadas, y canales afluentes secundarios vertían sus aguas a los primeros a través de colectores excepcionalmente diseñados. Todo este conjunto nos permite apreciar de cerca los conceptos que animaban a esa sociedad, la misma que cuidaba mucho el manejo de las aguas. Estos canales estaban instalados en niveles en los que actualmente se encuentra el estrato de aguas freáticas con una simple gradiente del 2%, suficiente para permitir la circulación de los fluidos. La pared externa, conformada por hiladas de sillares labrados en asperón, no presentaban regularidad. Es decir, que su acabado exterior no era importante. Diferente tratamiento merecía el interior de los canales que estaban delicadamente trabajados, porque por ahí circulaban las aguas. Las dimensiones internas son: 0.70 m de alto por 0.45 m de ancho. El sistema de construcción de estos canales presenta señales que tanto el piso como la parte superior o tapas, estaban conformados por sendas losas rectangulares del mismo material. A fin de impermeabilizar estos conductos por los que circulaba agua y evitar la salida del líquido elemento, se empleó una gruesa capa de arcilla. (Fig. 196)

239

PERSPECTIVA ESQUEMATICA DEL PUTUNI

PLATAFORMA

“PIEDRA FOGON” O KERIKALA QUE SEÑALA LOS ACCESOS A LA PLATAFORMA DEL PUTUNI

Fig. 195 a-b 240

FIG. 196

CANAL DE DESAGÜE LOSAS DE ARENISCA arcilla compactada

241

SILLARES nivel SECCION TRAVERSAL DE CANAL

Este intrincado sistema de la red de canales, estaba orientado de sur a norte en dirección hacia el Río de Tiwanaku. Al parecer, el sistema también habría tenido un conjunto de cámaras matrices colectoras que se extendían cada 60 metros aproximadamente en la dirección sur - norte. Esta afirmación la efectuamos en base a los hallazgos realizados en 1988, puesto que en esa oportunidad se encontró a esa distancia en dirección oeste, otro canal de las mismas características. (Fig. 197) CONCLUSIONES De todo lo anterior, se puede deducir que la edificación del Putini fue una obra tardía del período clásico. Por otra parte podemos afirmar también, que el recinto tuvo el carácter de “mausoleo” probablemente empleado en entierro de personalidades importantes de aquel magnífico Estado, dada la jerárquica ubicación del monumento en relación a todo el complejo cívico-ceremonial. Es posible que hayan existido edificaciones habitacionales levantadas en barro encima de la estructura. Las características que se aprecian de los accesos secundarios a la amplia plataforma parecen indicar ello. También se evidenció que la urbe poseía un perfecto sistema de alcantarillado el cual nada tenía que envidiar a los sistemas empleados por las culturas altamente avanzadas en el manejo hidráulico del viejo mundo. La sociedad Tiwanakota contaba con redes de abastecimiento de agua para diferentes usos, así como también otras redes para el desecho de las aguas servidas. Este manejo sofisticado del líquido elemento es una otra prueba mas del alto grado tecnológico alcanzado y de los conceptos de protección de la naturaleza empleados por la cultura Tiwanaku. Es posible que esta afirmación parezca reiterativa, pero es importante resaltar este tipo de evidencias puesto que son el mejor indicador del grado de evolución alcanzado por aquel pueblo constructor de un importante estado organizado. El concepto del alcantarillado, merece una consideración especial, puesto que es la evidencia de una verdadera política de seguridad e higiene así como también, de un tratamiento altamente ecológico compatible con sus logros científicos y tecnológicos, que inclusive en la actualidad es difícil alcanzar.

242

CANAL EN PIEDRA LABRADA, SISTEMA DE EVACUACION DE AGUAS, LADO OESTE DE PUTUNI foto J. E. 1990

Fig. 197 243

KERIKALA ANTECEDENTES Nombre derivado de palabras aymaras que significan “piedra de fuego”, seguramente utilizado porque la estructura constructiva muestra restos de “piedras fogones” ya mencionadas en el capítulo dedicado a Putuni. Esta otra estructura arqueológica se encuentra ubicada a 20 metros de Putuni en dirección oeste. Es el sitio más destruido encontrado hasta la fecha, aunque presenta claramente evidencias de haber sido un recinto de forma rectangular, probablemnte habitacional. Sus dimensiones aproximadas serían: largo: 74.7 metros de este a oeste ancho: 50.0 metros de norte a sur (Fig. 198)

KERIKALA, ESTRUCTURA HABITACIONAL, DE VIVIENDAS DE DOBLE MURO QUE NOS RECUERDA A LA CULTURA CHIRIPA UBICADO AL OESTE DE PUTUNI

FIG. 198 KERIKALA PIEDRA DE FUEGO

244

Fue excavado inicialmente por el investigador Gregorio Cordero Miranda en los años 1974 a 1976, bajo la dirección del arqueólogo Carlos Ponce Sanginés. En esa oportunidad se encontraron restos de habitaciones localizadas alrededor de un patio central. De estas habitaciones, llama la atención el empleo de la tecnología del “doble muro” en base a piedras labradas que nos recuerdan la tecnología empleada en las construcciones de Chiripa. Este mismo tipo de estructuras también se pueden encontrar en la cima de la pirámide de Akapana, lo que nos estaría indicando que ese era un estilo propio para las habitaciones de carácter ceremonial. De los cimientos poco podemos decir ya que no se efectuaron calas de excavación a mayor profundidad. Podemos deducir que se trataba de un conjunto de habitáculos que habrían estado ocupados por los sacerdotes encargados del sistema religioso de Tiwanaku. (Fig. 199 a-b) KANTATALLITA

Ubicada al este de la pirámide de Akapana a una distancia de 100 metros se encuentra Kantatallita, un otro sitio arqueológico parte del gran complejo cívico ceremonial Tiwanaku. El significado de su nombre aún no ha sido precisado, sin embargo entre los más aceptados están los siguientes: “Descubierto al amanacer”, “Luz del amanecer”. Es una estructura que habría tenido una planta rectangular con 28.80 metros de norte a sur, y 35.40 metros de este a oeste. Compuesta por sillares rectangulares que habrían estado instalados en todo su perímetro. Estas piezas no son ajenas a la calidad del terminado en la piedra, ya resaltado en otros capítulos. Este recinto arquitectónico aún no ha merecido un estudio exhaustivo mediante excavaciones arqueológicas y solamente se conoce de trabajos de limpieza y de un pozo de sondeo efectuado en 1976 por el investigador Gregorio Cordero Miranda. (Fig. 200)

245

FIG. 199 A-B

RESTOS DE CIMENTACIONES EN BASE A PIEDRAS CORTADAS MOSTRANDO UNA DOBLE HILADA CON RELLENO DE ARCILLA ENTRE LA PARED INTERIOR Y EXTERIOR CIMENTACIONES Y SOBRECIMIENTOS UBICADOS AL OESTE DE KALASASAYA, REPITIENDOSE ESTOS MISMOS EJEMPLOS EN LA CIMA DE LA PIRAMIDE DE AKAPANA Y KERIKALA fotos J. Escalante

246

KANTATALLITA

FIG. 200 247

De las evidencias que se observan en la actualidad, podemos destacar algunas piedras labradas de grandes dimensiones entre las que se distinguen:

GRABADO DE LA PIEDRA MAQUETA POR SQUIER (1878) FIG. 201

A

La llamada “piedra maqueta” que es un bloque cuadrangular de arenisca que en su cara superior muestra una serie de rebajes esculpidos a manera de pequeñas escalerillas y patios diminutos. Este modelo reducido también presenta hacia el este, dos pequeñas escalinatas de tres tramos descendiendo hacia la parte central o gran patio, mientras que al frente, en dirección oeste, están otras tres escalinatas de tres peldaños subiendon a la plataforma superior. Allí se observan seis perforaciones cuadrangulares en hileras de tres, que parecerían indicar sendas estelas líticas u otro tipo de monumentos que eran muy clásicos en la arquitectura Tiwanakota. Debido a las particulares características de la pieza, muchos investigadores y visitantes han creido ver una maqueta de algún templo aún no descubierto. (Fig. 201 a-c) Dintel en arco rebajado, que es una de las piezas mas extraordinarias en cuanto a sus detalles de acabado. Está realizada en dura andesita gris y presentando un friso con depurado trabajo iconográfico. Por sus características, parece ser que esta pieza habría estado cubierta por planchas metálicas probablemente oro, las que estaban sujetadas por pequeños clavos también metálicos. Este detalle seguramente es el que movió a los depredadores de Tiwanaku, para ensañarse con esta obra magnífica de la arquitectura Tiwanakota, ya que actualmente presenta graves daños causados en el intento de extraer el dorado recubrimiento. Probablemente adornaba el ingreso al recinto que también debió ser tan bello como la pieza detallada. (Fig. 202 a-c) Existe un detalle importante sobre esta pieza. En el pasado se afirmaba que la cultura Tiwanaku no empleaba en su arquitectura el círculo ni las curvas, pero al estudiar esta magnífica pieza, solamente podemos 248

BLOQUE TALLADO EN ARENISCA ROJA CONOCIDA COMO “PIEDRA MAQUETA”

249

FIG. 201 B-C

VISTA POSTERIOR DEL DINTEL MUESTRA UN REBAJE PARABOLOIDE CILINDRICO.

FIG. 202 A-B

DINTEL EN ARCO REBAJADO DESCUBIERTA POR GREGORIO CORDERO M. (1976)

250

admirarnos que no solo habían empleado las líneas curvas en su fabricación, sino que tan importante evidencia lítica presenta una especie de paraboloide cilindrico en su parte posterior. Admirable huella del avanzado conocimiento de sus arquitectos, y mucho más admirable al saber que esta obra fue realizada en piedra de alta dureza. Este hecho ha dado margen a un sin fin de especulaciones, sin embargo, solo un estudio detallado por parte de especialistas en petrografía podría brindar alguna luz sobre la técnica empleada. Es importante reiterar, que esta pieza es la prueba del empleo de detalles curvos en la arquitectura de Tiwanaku.

DIBUJO DEL DINTEL MOSTRANDO CUATRO FIGURAS MITOLOGICAS VOLANDO HORIZONTALMENTE DESDE LOS COSTADOS HACIA EL CENTRO Dib. W. Conklin.

FIG. 202 C También se observan bloques de andesita finamente labrados que muestran figuras cruciformes en forma de rombo y en bajo relieve. Sus dimensiones son 1.88 metros de largo, 1.70 metros de ancho y 0.30 de espesor. Estas piezas fueron erguidas hace muy poco tiempo, dejando al descubierto las interesantes figuras cruciformes. (Fig. 203 a-b) Es muy posible que el recinto de Kantatallita presente aún muchas otras sorpresas y mucho más cuando se decida excavar ese sitio. Muchas otras evidencias aún permanecen cubiertas por tierra y al descubrirlas surgirán mayores datos que permitan entender la función y el diseño arquitectónico de tan importante sitio. (Fig. 204). Hemos intentado efectuar una hipotética reconstrucción en base a todos los datos que se tienen de los monumentos más importantes del sitio principal de Tiwanaku. (Fig. 205) 251

FIG. 203 A-B

BLOQUES DELLAMENTE LABRADOS CON FIGURAS GEOMETRICAS ESCALONADAS EN BAJO RELIEVE foto Escalante

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253 BLOQUES BELLAMENTE LABRADOS CON FIGURAS GEOMETRICAS ESCALONADAS EN BAJO RELIEVE foto Escalante

FIG. 204

KANTATALLITA

RECONSTRUCCION IDEAL DE AREA CIVICO CEREMONIAL DE TIWANAKU

FIG. 205 254

EVIDENCIAS ARQUITECTONICAS EN LA K’ARAÑA - TIWANAKU Eu el año 1988, el Lic. Max Portugal O. realizó un trabajo de sondeo arqueológico en la zona norte del área monumental de Tiwanaku más conocida como La K’araña. En esta ocasión, realizó la apertura de varios pozos evidenciando la existencia de material cultural y restos de lo que habrían sido viviendas. Un hecho sobresaliente constituyó el hallazgo de una especie de “adobe cocido” y bellamente decorado mediante pintura polícroma. Este material evidenciaría una vez más, el sofisticado sistema constructivo que tuvo esta cultura. El descubridor describe el hallazgo y manifiesta lo siguiente: “El trozo de pintura mural-esmaltada probablemente perteneció a un extinto recinto tal vez construido en adobe. Con todo el desplome y destrucción del mismo recae sobre una zona de ocupación de gente portadora de la antigua cerámica Kalasasaya, cuya conspicua ocupación, seguirá metros más abajo del hallazgo de las primeras muestras”. (Max Portugal O., 1988, revista Domingo, Periódico Hoy, 3 de Junio de 1988). EXCAVACIONES DURANTE 1990 Y 1991 Durante estos períodos, se realizaron excavaciones arqueológicas sistemáticas en la mencionada zona a raiz de instructivos emanados de la Dirección del Instituto Nacional de Arqueología de Bolivia. En convenio con el Proyecto Wila Jawira dirigido por el Dr. Alan Kolata, y en calidad de contraparte boliviana, se me encomendó efectuar la investigación respectiva en consideración a: Los antecedentes de las excavaciones del Lic. Portugal que había detectado el sitio como de ocupación habitacional y que merecía una exhaustivo estudio para determinar en mayor profundidad el conocimiento del tipo de viviendas Tiwanaku. La configuración topográfica de la zona que presenta irregularidades en sus curvas de nivel presentando una conformación de terrazas que muestra un origen no natural. En esa zona se presentaron algunos hundimientos produciéndose pequeños pozos de 40 a 50 centímetros de diámetro. El hallazgo casual de pequeños 255

“tupus” de cobre y numerosos fragmentos de alfarería en la zona de estos pozos, incrementó la inquietud y el afán de un estudio mas profundo. DESCRIPCION DEL AREA El sitio elegido para abrir los primeros pozos de excavación posee una pendiente de aproximadamente 25% (12a a 15°) y se encuentra ubicado al norte del área cívico religiosa de Tiwanaku (Sitio N° 1). (Fig. 206) La carretera que une la ciudad de La Paz con el Puerto lacustre de Guaqui, pasa por sus inmediaciones a unos 30 metros al sur del área de trabajo. Hacia el norte se puede apreciar una planicie que se extiende hacia el Río Tiwanaku donde actualmente el Proyecto Wilajawira ha construido un módulo de suka kollus aprovechando que en la época de lluvias esta zona tiende a ser inundadiza. Se considera que esa es la razón de la denominación La K’araña que proviene de la palabra aymara “kara” que quiere decir “pelado”. Sin embargo existe otra posibilidad de explicar su nombre puesto que “La k’araña” también significaría “botadero o lugar de descanso” que bien podría explicar su carácter de sitio de entierros. La zona elegida para ser estudiada posee laderas regulares tal como en los sitios donde se presentan las conocidas terrazas de uso agrícola. (Fig. 207) LA KARANA: AREA ANTES DE INICIAR LAS EXCAVACIONES

FIG. 207

256

Fig. 206 257

K'araña

La vegetación de cobertura es la tradicional existente en toda la región del valle, es decir la paja o hichu y la huaycha que es un pequeño arbusto de raices más o menos profundas. Estas laderas y planicies han venido siendo utilizadas con fines agrícolas por lo que permanentemente se han efectuado labores de labranza. INICIO DE LAS INVESTIGACIONES Una vez determinado el sitio para iniciar la apertura de pozos se procedió a definir las correspondientes coordenadas y sus alturas. Luego se procedió a la recolección de material superficial obteniéndose numerosos fragmentos de cerámica y otros materiales. (Fig. 208 a-b) En el trabajo de apertura de los pozos se empleó el módulo cuadrangular con lado de 2 metros así como la técnica de estratos artificiales cada 10 centímetros de profundidad hasta encontrar y definir los estratos naturales que pueden ser descritos de la siguiente manera: Primer estrato: (de 0 a 0.15 m de profundidad) Constituido por la capa arable y conformado por material húmico, muy revuelto y de textura media. Color marrón rojizo (YR5 4/4 correspondiente a la tabla Munsell). En esta capa se encontró apreciable cantidad de material cultural fragmentado correspondiente en su mayoría a cerámica utilitaria además de restos óseos de camélidos, entremezclados con restos de raices y material vegetal. Segundo estrato: (de 0.15 a 0.40 m de profundidad) Conformado por tierra arcillosa de color gris rojizo (YR5 6/4). A escasos 15 a 20 cm de profundidad aparecen las primeras evidencias de un alineamiento contruido en base a piedras naturales escogidas. A medida que se dejaba al descubierto esta estructura se pudo apreciar que se trataba de un muro en talud. En el sector sur del muro apareció un bolsón de cenizas y relleno de basura de aproximadamente 1 m de diámetro. De este bolsón se extrajeron muchos restos de cerámica muy fragmentada así como restos óseos. Tercer estrato: (de 0.40 a 0.80 m de profundidad) Constituido por tierra mucho más compactada que las capas anteriores y también de coloración gris (5YR 6/1). En este estrato se evidencian vestigios de tierra quemada, cenizas entremezcladas con material cultural.

258

COORDENADAS DEL PRIMER POZO O UNIDAD DE 2,00 x 2,00 m.

FIG. 208 A-B 259

Cuarto estrato: (de 0.80 a 1.80 m de profundidad) Tierra orgánica de color gris oscuro (10Y 7/1) con claras evidencias de cenizas, carbón y gran cantidad de fragmentos de alfarería utilitaria y decorada perteneciente por su tipología, a laépocaclásica tardía de Tiwanaku. Abundantes restos óseos de camélidos así como huesos trabajados a manera de espátulas, pitos, estos últimos decorados por incisión. Quinto estrato: (de 1.80 a 2.10 m de profundidad) Constituido por tierra arcillosa y limo. Se encuentran restos de adobes trabajados con diversos tipos de tierra por la variedad de colores. También continúan apareciendo los restos de cerámica fragmentada entremezclados con restos óseos de camélidos. Sexto estrato: (de 10 a 2.45 m de profundidad) Arcilla rojiza compactada con restos de cerámica y muchos huesos de animales. Solamente se alcanzó la profundidad máxima señalada en un solo pozo, evidenciándose en éste la inexistencia de restos habitacionales u otras estructuras. APERTURA DE POZOS Y EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS Tal como se muestra en el gráfico siguiente, la apertura de pozos se inició en el denominado sector “A” para luego proceder a investigar el sector “B” y casi simultáneamente abrir solamente tres unidades de excavación en lo que hemos denominado el sector “C”. Los sectores “A” y “B” tienen una continuidad y simplemente están separados por una distancia equivalente a la apertura de dos unidades. (Fig. 209) SECTOR “A” A) Muro de contención: En la descripción de la estratigrafía, se señaló que las primeras evidencias de esa estructura simple, aparecieron a muy poca profundidad lo que movió a continuar con la apertura de nuevos pozos en el mismo sector orientados hacia el oeste. Tal como era de esperarse, se encontró la continuidad de la mencionada estructura manteniendo sus características iniciales.

260

Fig. 209 TIWANAKU LA K'ARAÑA 1990-1991

261 Orden de apertura de los pozos

El muro de contención está construido en base a piedras naturales aunque se pudo evidenciar que en algunos sectores de la base, se utilizaron sillares de arenisca reutilizando estas piezas del área monumental. Este hecho nos indica que la mencionada estructura corresponde cronológicamente a una etapa posterior a la construcción de los monumentos. La altura del muro, considerando desde su base, es de 1.40 m como promedio y su dirección es de este a oeste. El muro en estudio, continúa hacia el sector este extendiéndose hacia el oeste y detectándose un punto donde se interrumpe bruscamente mostrando que la mencionada estructura habría sido desmantelada. La extensión total de este muro de contención excavado es de 10.70 m. (Fig. 210 a-b) En cuanto a su función debemos manifestar que sería una de los andenes de una conformación en terraceo que se sucedían desde el área cívico ceremonial hasta la planicie del norte. No podemos afirmar que esta estructura correspondería a una conformación perimetral de separación del área monumental con otras, especialmente habitacionales. Sin embargo, es curioso observar que los templos y monumentos principales se encuentran emplazados en un sector de mayor altura al de la planicie circundante. (Fig. 211) IDOLO DE COBRE ASOCIADO AL MURO DE CONTENCION

FIG. 211

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MURO DE CONTENCION EN BASE A PIEDRAS RUSTICAS Y SILLARES REUTILIZADOS

263

Fig. 210 A-B

Otro aspecto importante y digno de destacar es aquel referente a otros hallazgos de estructuras hechas en adobe y pequeños restos de cimentaciones que darían a entender que estaban ocupando el área plana de la terraza limitada por el muro de contensión. En ese mismo nivel, se detectaron restos de un fogón y cenizas, así como un sinnúmero de fragmentos de alfarería y material óseo que corrobora lo afirmado. (Fig. 212) B) ESTRUCTURA DE BASE CIRCULAR Al ampliar las excavaciones hacia el sector sur y suroeste, se hallaron indicios de adobes y los cimientos de una singular estructura de base circular. (Fig. 213)

FIG. 212

La cimentación presenta una cobertura elaborada con piedra rústica y argamasa de barro haciendo un ancho de 0.80 m (1 taipyluka). Por encima de esta estructura hecha en base a material lítico, se encontraron restos de adobes moldeados manualmente. Para averiguar su relación con el entorno, se

ESTRUCTURA DE BASE CIRCULAR DE 674 m DE DIAMETRO CON MURO DE ADOBES MOLDEADOS A MANO Y PISO ENLOCETADO

FIG. 213

264

procedió a excavar el perímetro externo verificando que se trataba de una construcción totalmente circular, cuyo diámetro externo es de 6.74 m (8.5 tl) así como un diámetro interno de 5.13 m (6.5 tl). Este contorno circular presenta una abertura orientada hacia el oeste de forma trapezoidal de 0.81 m exterior y 0.63 m interior. A fin de determinar su posible función, se procedió a limpiar la parte interna de la estructura observándose muy poco material cultural en su interior en claro contraste con el sector externo. Este hecho nos indica que la estructura circular no fue habitacional. Al llegar al piso de la base de la construcción, se halló que éste había sido recubierto de un piso enlosetado de arenisca roja. Debajo de esta loseta se encontró un contrapiso de piedra bolón emplazado sobre una capa de arcilla compactada. Esta extraña construcción de base circular, nos plantea una importante interrogante: cuál fue la conformación de su cubierta? No debemos olvidar que no se encontraron huellas que muestren la utilización de columnas portantes de madera u otro tipo de materiales. Dada la magnitud del diámetro a ser cubierto, es de suponer que se habría utilizado la técnica de embobedado por avance tal como muestran los conocidos “putukus” del área altiplánica. (Fig. 214 a-d)

C) OTRAS CIMENTACIONES Hacia el oeste del Sector “A” se encontraron restos de una ancha cimentación (1.04 m) elaborada en base a canto rodado y argamasa de barro. Esta extraña estructura se la halló a una profundidad de 1.65 m y al norte, a escasos centímetros se encontró un reservorio de ceniza (Fig. 215) elaborado en base a piedra arenisca y adobes. Sus dimensiones: largo 0.9 m, ancho 0.6 m. Al lado oeste se encontró un entierro directo en posición fetal, boca abajo.

265

SECTOR “A” PANORAMA GENERAL CIMIENTO DE ESTRUCTURA CIRCULAR Y RESTOS DEL MURO DE ADOBE

266

FIG. 214 A-B

FIG. 214 C-D

ESTRUCTURA DE BASE CIRCULAR

INGRESO AL RECINTO CIRCULAR ORIENTADO AL OESTE

267

FIG. 215

RESERVORIO DE CENIZA JUNTO A RESTOS DE UN ANCHO CIMIENTO

268

Por encima de este ancho cimiento, a una profundidad de 0.97 m, se encontraron las huellas de una cimentación que habría soportado una estructura cuadrangular, probablemente habitacional. (Fig. 216)

El hecho de encontrar en un mismo sector, importantes estructuras constructivas superpuestas, manifiesta la permanente utilización del espacio con fines arquitectónicos. (Fig. 217)

CIMIENTOS DE VIVIENDA

FIG. 216

D) CANALES En un nivel inferior a la cimentación de la estructura circular y al mismo nivel del cimiento lineal ancho (ver gráfico), se evidenció la existencia de un canal cubierto de desagüe que corre desde la dirección este hacia el norte en forma curva, dirigiendo sus aguas hacia el actual Río de Tiwanaku. Construido en base a piedras rústicas y reutilización de otras provenientes de anteriores estructuras así como de piezas líticas con otros usos, como morteros, cuyas dimensiones externas son: 0.3 m x 0.3 m, e interiores: 0.15 m x 0.15 m. (Fig. 218) E) RESTOS HUMANOS En la apertura de los pozos del sector “A”, se encontraron dos restos humanos correspondientes a personas adultas. Uno en el extremo este y el otro en el lado opuesto. Se aprecia que ambos fueron entierros directos por la falta de evidencias de cistas o urnas funerarias. Por la permanente humedad existente en el sector, ambos restos presentan un estado de franca desintegración, lo que de por si dificultará su estudio. La osamenta encontrada en el lado este, presentaba en su mano derecha, algunos fragmentos de lo que habrían sido huevecillos de codorniz.

269

Fig. 217

TIWANAKU LA KARAÑA 1990-1991

PLANTA

270

FIG. 218

CANAL CUBIERTO DEL SECTOR “A”

271

Por su parte, los otros restos óseos presentan curiosamente las mandíbulas sin las huellas de las cavidades de los molares. SECTOR “B” Este sector se halla a pocos metros del “A” en dirección oeste. Fue excavado durante los meses de Octubre a Diciembre de 1991 hallándose cimentaciones de dos habitaciones cuadrangulares junto a canales secundarios de desagüe, y a un resto completo de fogón. A) VIVIENDA 1 A una profundidad de 1.55 m respecto al nivel “cero”, con cimentación de piedra corriente y argamasa de barro, presentando una abertura hacia el lado oeste. Sus dimensiones exteriores son: ancho 2.4 m y largo 3.8 m. conformando un rectángulo prácticamente regular. Mientras que en su interior, las dimensiones nos muestran un espacio casi trapezoidal cuya base mayor es de 2 metros y su base menor de 1.75 m, tal como se puede apreciar en el gráfico correspondiente. En la esquina noreste, se halló un extraño acumulación pozo rectangular relleno de grava, de 18 cm de ancho por 52 cm de largo. En la parte superior de la cimentación aún se pueden ver claramente los restos de las hiladas de adobes que constituían el muro. B) CANALES Hacia el sector este de la vivienda N° 1, se encontraron dos canales secundarios de desagüe. Uno en dirección este a norte haciendo una curva, mientras que el otro, viniendo de dirección sur hacia el noreste para conectarse con el primero. Ambos canales son cubiertos y tienen sección interior cuadrangular. Como piezas de recubrimiento, se encontraron dos morteros quebrados reutilizados. (Fig. 219) CANAL DE DRENAJE SECUNDARIO

FIG. 219 272

En este mismo nivel y en dirección este, se hallaron restos de una “cocina” con un muro de adobe en forma semicircular y un fogón construido en barro que por su uso, hoy presenta su superficie cocida. C) VIVIENDA 2 Esta vivienda es más superficial (1.20 m del nivel “cero) con planta rectangular de largo 5.8 m y ancho 4.2 m en dirección este-oeste. Presenta la abertura en dirección este casi al centro del muro. Sus cimientos hechos en base a piedra corriente y solamente en la esquina soroeste se encontraron tres sillares de arenisca roja posiblemente reutilizadas. En el piso interior de la habitación, se encontraron cinco pozos rellenos de tierra orgánica y basura de huesos y fragmentos de alfarería. En la paite exterior del muro sur, se encontró un contorno de arcilla apisonada sostenida por piedras planas de arenisca clavadas en forma vertical a modo de recubrimiento o impermeabilización de la vivienda. (Fig. 220 a-d, 221 a-j, 222, 223) SECTOR “C” Corresponde al conjunto de pozos ubicados al oeste de los otros dos sectores. Se abrieron solamente tres pozos en los cuales se encontraron fragmentos de estructuras de cimentación a distintos niveles, así como pozos basurales. Por las evidencias encontradas, se aprecia que este sector también fue permanentemente ocupado por construcciones utilitarias. El hallazgo más importante fue el de un fogón completo a una profundidad de 1.40 m presentando inclusive los restos de ceniza. De este material se tomaron muestras para realizar un estudio paleomagnético. (Fig. 224) CONCLUSIONES El sitio de La K’araña, donde se realizaron las excavaciones, constituye un rico yacimiento arqueológico por la enorme cantidad de evidencias que muestran una intensa utilización y permanente ocupación.

273

VIVIENDA 1 DE PLANTA TRAPEZOIDAL INGRESO ORIENTADO AL OESTE FOGON Y CANAL CUBIERTO

FIG. 220 A-B

274

SECTOR “B” VIVIENDA 2 PLANTA RECTANGULAR INGRESO AL ESTE CANALES SECUNDARIOS DETALLE DE CONECCION

FIG. 220 C-D 275

FRAGMENTOS DE CERAMICA DECORADA PINTADA ASOCIADAS A LAS ESTRUCTURAS HABITACIONALES

276

FIG. 221 A-J

LA KARAÑA 1991

FIG. 222

277

PLANTA

FIG. 223 278 SECCIONES ESTRATIGRAFIA SECTOR B TIWANAKU - LA K'ARAÑA

LA K'ARAÑA Sector C

FIG. 224 279

Durante las dos temporadas de excavaciones, se trabajaron 55 pozos de 2 metros por 2 metros haciendo un total de 228 metros cuadrados. En este espacio se pudieron evidenciar por lo menos 7 estructuras arquitectónicas y gran cantidad de material cultural de diagnóstico (aproximadamente 1200 bolsas de fragmentos de cerámica, huesos, líticos y otros), pertenecientes a la cultura Tiwanaku. Aunque no se han completado todos los estudios del material exhumado, con las evidencias estructurales encontradas podemos plantear algunas conclusiones preliminares: Refíréndonos al muro de contención, podemos señalar que se trataría de una de varias terrazas ubicadas en el sector norte del complejo monumental. Estas conformarían plataformas o terrazas sobre las cuales se habrían construido viviendas, depósitos, canales, etc. En cuanto a la estructura de base circular, podemos indicar que esta se trataría de un depósito o silo para el almacenamiento de los productos agrícolas vinculados a las actividades cívicas y religiosas del Estado de Tiwanaku. Para plantear esta posible interpretación, nos basamos en los siguientes aspectos: *

No se encontraron evidencias de ocupación humana en su interior, como ser fogones, basureros, restos de alfarería, etc. *

El triple piso de la estructura , el primero en base a una capa de arcilla compactada, el segundo como un contrapiso empedrado para soportar una cubierta superior elaborada en base a losetas de arenisca roja. Todo esto hace suponer que el piso estaba dispuesto para lograr una eficiente impermeabilización para permitirles una perfecta conservación de los productos alimenticios almacenados en el recinto. (Fig. 225 a-b)

*

Son varios los ambientes circulares muy semejantes al encontrado, denominados “cólicas” destinados a este propósito que fueron hallados en diferentes sitios arqueológicos como es el caso de Inkallajta, Inkaracay, Pocona, Quillacollo, etc. (tradición constructiva que se proyectó hasta los tiempos del Inkario).

280

Fig. 225 A-B

ESTRUCTURA CIRCULAR TIWANAKU COLECCION BUCK

281

*

La costumbre que hasta el día de hoy sobrevive en los pueblos aledaños al Lago Titikaka, que construyen pequeños recintos circulares próximos a sus habitaciones, destinados a guardar el producto de sus cosechas. (Fig. 226)

Sobre los canales de desagüe, debemos indicar que proceden al igual que otros encontrados en diferentes excavaciones, del sector cívico ceremonial. Lo que indicaría que se trataban de conductos de drenaje de aguas provenientes de los centros ceremoniales. Por la inclinación y sentido de los mismos, parecería que se deseaba irrigar la parte baja norte. La hipótesis de que se tratarían de desagües de “aguas servidas” no parece consistente porque estos canales no proceden de areas habitacionales, sino mas bien de los recintos que habrían tenido un carácter altamente religioso. Por esta razón es que consideramos justificada la acción de proteger estos conductos cubriéndolos con material lítico así como la arcilla impermeabilizante. Por los hallazgos de las estructuras y el material relacionado a los mismos, se trataría de una zona habitacional doméstica y de servicio al sistema cívico ceremonial. Se evidencia claramente la superposición de estructuras a distintos niveles, lo que indicaría que el sitio fue permanentemente utilizado para el mismo fin. Lo que es muy extraño y que debe merecer un estudió mas cuidadoso, es que las construcciones están separadas por “seudos” estratos “de relleno” que bien podrían estar constituidos por los adobes destruidos de las edificaciones más antiguas. (Fig. 227)

TIPOLOGIA DE VIVIENDAS DE TIWANAKU

FIG. 228

282

- No existe un patrón cronológico en la forma de las construcciones, es decir, que para las diferentes etapas de utilización, se emplearon los mismos sistemas tecnológicos de construcción de las viviendas. Solamente se distinguen las distintas orientaciones de sus vanos de ingreso. (Fig. 228)

FIG. 226 283

CIMIENTO CIRCULAR EXCAVADO EN LUKURMATA - 1987 - PROYECTO INAR WILAJAWIRA MODELO EN CERAMICA DE UNA ESTRUCTURA CIRCULAR EPOCA CLASICA DE TIWANAKU Colección BUCK (MMP)

FIG. 227 A-C 284

FIG. 227 B-D ALMACENES O DEPOSITOS “KOLLCAS” DE PLANTA CIRCULAR EN EL VALLE DE COCHABAMBA (Punata)

285

Los nuevos hallazgos realizados en la temporada de 1991, deberán merecer un trabajo continuado para descubrir mayores evidencias que permitan aclarar los diversos aspectos que aún quedan sin respuestas claras. Consideramos que el hallazgo de un recinto destinado a la conservación de los productos agrícolas vinculados a las actividades del sistema cívico, ceremonial, deberá merecer un cuidadoso tratamiento porque es probable que en otros sitios se encuentren similares estructuras. Este aspecto indicaría que el Estado de Tiwanaku poseía una política de tener reservas alimenticias para enfrentarse a las épocas difíciles con bajas producciones. (Fig. 229).

286

287 La K'araña

Fig. 229

TIWANAKU 1990 ESTRUCTURA DE PLANTA CIRCULAR PISO INTERIOR ENLOSETADO, MURO DE ADOBE. EXCAVADO POR JAVIER ESCALANTE M.

III EPOCA - TIWANAKU EXPANSIVO O IMPERIAL Durante los períodos IV y V (700 al 1200 d.C. aproximadamente), la cultura Tiwanaku llegó a alcanzar proporciones de imperio. Amplió sus fronteras según muchos estudiosos, mediante conquistas militares, mientras que otros ven el avance generado por el empuje tecnológico y cultural que influenció en sus vecinos. Se extendió hacia el norte argentino y chileno, empleando la ruta “intersalar” de uso obligado para atravesar la región, así como al sur peruano, llegando a influir profundamente en el desarrollo de otras culturas. Al respecto el investigador Carlos Ponce dice: “El tercer estadio de Tiwanaku en su desarrollo es el imperial. Se produjo su expansión en vasta escala, como culminación de avances precedentes. La naturaleza de ella netamente bélica y por acción militar. Debe enfocársela en sus justas dimensiones como hecho politico, aunque asociado acreencias religiosas. Los frutos de la penetración no fueron idénticos en todas las regiones, ya que allí donde se topó con culturas de alto nivel concurrió a la formación de rasgos mixtos, patente mestisaje cultural con mezcla de lo local con lo foráneo (caso Wari). En cambio donde no se tropezó con pueblos de desarrollo elevado, el dominio ocasionó la presencia de formas puras (región andina meridional). La aparición del consecuente imperio, permitió unificación, adoptando en arqueología la figura de horizonte panandino” (C. Ponce, “Tiwanaku, Espacio, Tiempo y Cultura”, Pág. 85, 1981) (Fig. 230) Por su parte, el estudioso Ibarra Grasso aporta sobre el tema indicando: “Después del período clásico la cultura de Tiahuanaco tiene su gran momento expansivo, que se caracteriza pronto por la decadencia general en el arte, aunque sin duda la metalurgia se desarrolló posiblemente para fines militares. Parece que el interés artístico y constructivo de edificios, fue cediendo su puesto al interés militar y religioso totalitario.” (I. Grasso, “30000 años de Prehistoria en Bolivia”, Pág. 235, 1986). El investigador Luis Lumbreras escribió refiriéndose a esta época: “Esta larga época tiwanakota, que debe tener varias fases, influyé sobre Ayacucho (Sierra central) y seguramente también sobre el Cusco, en los Andes Centrales, dando origen a Wari...”. “La expansión tiwanakense dio origen a varios estilos locales (Yampará o Misque, maytas, Rakallinka). Esta misma expansión fue el punto de partida de la formación de las tradiciones regionales más tardía que ocuparon el área (Kolla,

288

POLIGONO DE INFLUENCIA CULTURAL DE TIWANAKU EPOCA EXPANSIVA

Fig. 230

289

Mollo, Yura, Arica, gentilar San Miguel, Churajón, etc.)” (L.Lumbreras, “Arqueología de la América Andina”, Pág. 243, 1981).(Fig. 231) Según Wendell Bennett, en esta época no solo decayó la arquitectura sino también la cerámica y al respecto dice: “los colores son apagados y la alfarería misma no tiene el fino pulimento de la alfarería clásica.... Los dibujos están compuestos de los mismos elementos básicos, como en el clásico.” En lo que se refiere a trabajos en material lítico y hueso, comenta: “Los trabajos de artefactos en piedra son más raros en los niveles decadentes que en los clásicos, sin embargo se encontraron hachas y pulidores, los trompos de piedra son más prominentes en el decadente, aunque ellos existen esporádicamente en las dos precedentes fases. Están notablemente ausentes los huesos trabajados...” (W. Bennett, “Excavaciones en Tiwanaku”, Pág. 137-138, 1956). Si bien aparecen nuevos desarrollos tecnológicos como la metalurgia del bronce, tanto las artes como la arquitectura habrán de sufrir un decaimiento en la urbe de Tiwanaku. Sin embargo los aportes e influencias de esta cultura, darían un sorprendente empuje a otras, tal es el caso de Wari Tiwanaku donde fluyen los conocimientos de Tiwanaku y Chavin constituyéndose una nueva cultura. Asi también sucedió en la región del norte de Chile, que hoy es conocida como cultura Alto Ramirez. En esta Fig. 231 expresión cultural se pueden encontrar evidentes muestras de la pujante influencia de Tiwanaku, ya que en sus restos es fácil encontrar cerámica, trabajos en madera y sobre todo, importantes evidencias muy bien conservadas de la textilería. Todo este material se ha podido preservar con extraordinaria integridad por las condiciones de la zona donde impera un clima seco por el desierto existente en gran parte de ese territorio. (Fig. 232) En el norte de la Argentina existen también claras huellas de la penetración de Tiwanaku. Se hallaron evidencias de su alfarería y textilería con los clásicos elementos iconográficos que identifican a esta preclara cultura. 290

La influencia de Tiwanaku en el Perú está patentizada en Wari, Piquillajta, Cajamarquilla, Pachacamac y otros sitios. Esta influencia fue decisiva sobre todo en el desarrollo urbano. Lumbreras afirma: “Wari fue el punto de partida de un proceso de crecimiento urbano orientado, hacia la organización de la ciudad en su nivel más alto de desarrollo de la sociedad urbana que como sabemos, alcanza su forma plena durante la formación capitalista.” (L.G.Lumbreras, “Arqueología de la América Andina”, Pág. 251, 1981). Wendell Bennett identifica a esta época, como “período de los constructores de ciudades” (1949). Que mejor expresión para expresar la característica básica de este tiempo. Al decir que fue el tiempo de los constructores de ciudades, se está reconociendo implícitamente que Tiwanaku alcanzó tal nivel de desarrollo que aún no ha podido ser muy bien entendido. De esta manera se está probando que en América, particularmente en la región circunlacustre, el conocimiento que alcanzó el pueblo de Tiwanaku puede considerarse como uno de los más importantes que se dió tan avanzado como el de las principales culturas del mundo. (Fig. 233, 234, 235, 236 a-d, 237 a-d, 238 a-d y 239 a-b)

FIG. 232 GORRO DE CUATRO PUNTAS POLICROMO PERIODO TIWANAKU (ALTO RAMIRES) MUSEO: ARICA CHILE.

291

PLANO DE WARI SEGUN BENNETT DESCRITA POR CIEZA EN 1553 SITUADA A 22 KM. AL NOROESTE DE LA ACTUAL CIUDAD DE AYACUCHO

FIG. 233-234-235

CAJAMARQUILLA ABANDONADA ANTES DE LA EXPANSION INCA

CAJAMARQUILLA SQUIER 1877

292

FIG. 236 A-D 293 PLANO DE WARI

PRINCIPALES SITIOS WARI-TIWANAKU

Reconstruccion ideal de la vivienda Wari. por Bond. C.

294

Localizacion del sitio Wari de Huamachuco - Perú

PLANO DE LA CIUDAD DE HUAMACHUCO

FIG. 237 A-D

Reconstrucción de una unidad habitacional de Hamachuco - Perú

J.R.Topic

Reconstrucción de unidad “A”

QONCHOPATA (EPOCA WARI) UBICADO A 1 Km AL OESTE DE LA CIUDAD DE AYACUCHO

FIG. 238 A-B

MOQUEGUA SITIO OMO 12 PRESENTA UNA POBLACION PLANIFICADA DE MAS DE 500 HABITACIONES EN CON­ GLOMERADOS ALREDEDOR DE CUATRO PLAZAS

295

PACHACAMAC LAS PIRAMIDES CON RAMPA DENOTAN UN CRECIMIENTO DE “ADENTRO HACIA AFUERA”

EL MATERIAL EMPLEADO ES EL BARRO

FIG. 238 C-D 296

LA INFLUENCIA ARQUITECTONICA DE LA CULTURA TIWANAKU CAMARA SUBTERRANEA WARI AYACUCHO PERU foto T. Mesa G. CAMARA SUBTERRANEA TIWANAKU

297

FIG. 239 A-B

CAPITULO V

MOLLOS • Generalidades • Cerámica • Isdanwaya • Arquitectura

299

CULTURA MOLLO GENERALIDADES La cultura Mollo se ubicó en los valles mesotermales de las provincias de Larecaja, Muñecas, Franz Tamayo y Saavedra del Departamento de La Paz. Estos valles transversales a la cordillera andina, presentan pisos ecológicos diferentes tal como afirma el investigador Jorge Arellano López: “Cada uno de estos valles presenta tres pisos ecológicos diferenciales cuyo arreglo se debe primordialmente a las diferencias de altitud, que en cierta medida alteran el grado de influencia de los elementos climáticos” (J. Arellano L. “La cultura Mollo: Ensayo de síntesis arqueológica”, 1978). Las alturas de estos valles varían entre los 3.700 y 1.200 metros sobre el nivel del mar conformando una región con clima templado y lluvioso en verano y muy seco en invierno. (Fig. 240) El primero en reconocer a esta cultura fue Carlos Ponce S. que en sus prospecciones arqueológicas de los valles mesotermales de Larecaja y Muñecas, allá por el año 1950, encontró el sitio típico y le dió el nombre por hallarse en la hacienda de ese nombre.(Fig. 241) Actualmente se conocen muchos otros sitios arqueológicos pertenecientes a esta cultura o zonas donde se encuentran restos de su cerámica tan característica. El siguiente listado lo extraemos del trabajo del investigador J. Arellano que indica los siguientes sitios: PATRON

Urbano defensivo

LOCALIDAD (SITIO)

Iskanwaya Chunkawasioj Mamakoru

301

REFERENCIAS

Ponce 1957, Arellano 1975 Ponce 1957, Arellano 1975 Ponce 1957, Arellano 1976

RUINAS ISKANWAYA

MAPA DEL CANTON AUCAPATA

FIG. 240-241 302

Pukanwaya Benditani Marka Marka Sacambaya Urbano con cementerio Khari Aldeano con habitaciones en terrazas Piñiko Pukachutuyoj Muchacruz Jawakollani Pullapullani Amayani Palla Palla Marko Pata Pillkisani Keara

Cementerio

Arellano 1975, Moreno 1976 Arellano 1976 Rivera 1977 Rivera, Kuljis 1975

Ponce 1957, Arellano 1975

Ponce 1957 Ponce 1957 Ponce 1957 Ponce 1957 Arellano 1976 Arellano 1976 Ponce 1957 Ponce 1957 Nordenskiold 1953, Ponce 1977

Pelechuco

Nordenskiold 1953, Ponce

Munaypata Timusi

Kuljis, Rivera 1977 Kuljis, Rivera 1977

Defensivo

Pucara Chupapata

Arellano 1976 Arellano 1976

Calzadas

Takesi Yunga Cruz Chukura

Rivera 1976 Rivera 1976 Rivera 1975

Andenes Agrícolas

Pucarilla

Ponce 1957, Arellano 1975,

303

1977

Moreno 1976 Takakoma Sepulturani Tiwanaku Jaramillo Yanawaya Coder Pata Pillkatulli Chakapata Jawakollani Katiko Kumani Floripondio Ocobaya Coripata

Kuljis, Rivera 1976 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Ponce 1977 Romero 1976 Rivera 1977 Rivera 1977

Ref.: Jorge Arellano López “La ciudad prehispánica de Iskanwaya” - 1975 INAR - La Paz Esta cultura tuvo su base económica en la agricultura, especialmente dedicada al cultivo del maíz. Pero por otra parte, la explotación minera jugó un rol muy importante por la zona aurífera en la que estaba asentada esa cultura. En cuanto a las características de su alfarería podemos indicar que es un tanto tosca ya que presenta piezas poco pulidas y de formas variadas cuyos orígenes se remontan probablemente a las culturas de Chiripa y Tiwanaku expansivo. Al respecto Ibarra Grasso anota: “Esta cerámica se encuentra al norte del Titicaca y pasa a Puno (Perú) donde ha sido encontrada por varios autores. Una variante de ella aparece en el departamento de Arequipa, y allí se ha llamado Churajón. Un tercer lugar donde aparece es la Quebrada de Humahuaca en Jujuy, y allí se la conoce con el nombre de Alfarcito” (D.E.Ibarra G. “30.000 de Prehistoria en Bolivia”, Pág. 270, 1986) (Fig. 242 a-c)

304

CERAMICA MOLLO PROCEDENTE DE ISKANWAYA

FIG. 242 A-C 305

La cronología de esta cultura fue realizada mediante el método del C14 dando como resultado un “espacio cultural” de aproximadamente 300 años que se desarrollaron entre los 1200 y 1485 años D.C.. Vale decir que esta cultura se desarrolló hasta la penetración Inca a la región. Es de suponerse que se produjo una migración desde la región altiplánica hacia el año 1200 d.C. y al respecto C. Ponce señala: “se puede conjeturar que tras el ocaso de Tiwanaku, perdió el altiplano importancia geográfica y se produjo una migración hacia los mencionados valles. La agricultura con riego habría permitido un rápido desarrollo y un pleno urbanismo”. “El llamado milagro Inca parece que tiene sus raices en la cultura Mollo, suerte que con la investigación en el norte del departamento de La Paz, se modificarán las explicaciones estereotipadas sobre el famoso imperio y también se habrán refutado las formuladas por los partidarios del neodeterminismo geográfico” (C. Ponce, “Reflexiones sobre la ciudad precolombina de Iskanwaya”, 1977) Dentro del conjunto de sitios arqueológicos más importantes de esta cultura, sin lugar a dudas, la ciudad de Iskanwaya es la más representativa y compleja que muestra el nivel alcanzado por la cultura Mollo. ISKANWAYA Ubicada en el cantón de Aucapata de la Provincia Muñecas en el Departamento de La Paz, tal como muestra la Carta Geográfica del IGM con sus coordenadas 60°45’20" de longitud oeste y 15°31’55" de latitud sur.(Fig. 243) Esta importante ciudad Mollo está emplazada sobre una terraza natural del cuaternario dentro del contexto conformado por el valle del río Llika. La topografía es bastante accidentada presentando pronunciadas pendientes que en algunos casos alcanzan a 50%. De esta manera el conjunto de Iskanwaya muestra una característica muy especial que elogia a sus constructores los que venciendo las dificultades de la zona, levantaron una bella ciudadela en tan difícil terreno.

306

FIG. 243 307

Fue edificada sobre una empinada ladera a una altitud promedio de 1.672 m.s.n.m. venciéndola con la construcción de muros de contención que sostenían terrazas o plataformas haciendo del conjunto, un verdadero complejo urbano que ha sido calificado como una ciudadela. ARQUITECTURA La ciudad Mollo de Iskanwaya a diferencia de las urbes de Tiwanaku, Chiripa e Incas, no presenta espacios monumentales ya sean estos de carácter religioso o militar y más bien, por estar emplazada en una ubicación estratégica tuvo las características de defensiva, probablemente para protegerse de las incursiones de pueblos selváticos que periódicamente atacaban la ciudad. Iskanwaya presenta una serie de construcciones haciendo un conjunto de 95 edificios, cada uno de los cuales tiene como promedio, 13 habitaciones unifamiliares por lo que se calcula que poseía una población de casi 2.500 a 3.000 habitantes. (Fig. 244) Actualmente se han realizado trabajos de limpieza y excavación en 11 edificios, cada uno de los cuales presenta un patio o plaza central de planta trapezoidal alrededor del cual están emplazadas las habitaciones alineadas a modo de crujias con acceso directo al patio central.

FIG. 244

Estos detalles pueden apreciarse más claramente en el respectivo plano del área arqueológica.

VIVIENDAS SECTOR "A" DE ISKANWAYA

Se puede apreciar claramente la disposición de los edificios que están conectados mediante callejuelas que siguen la topografía irregular del terreno. Asimismo, estos están alimentados poruña red de canales cuya sección presenta una forma de “V” conformada por piedras del tipo lajas o pizarras de unos 15 centímetros de profundidad. Estos canales transportaban el líquido elemento desde un estanque de planta semicircular de 4 metros de diámetro construido en base a la misma piedra pizarra común de esta zona, y utilizando barro como mortero. 308

En cuanto a las estructuras habitacionales, se han levantado a un nivel mayor que el patio para evitar de esta manera, la entrada de agua pluvial. Las viviendas son dobles es decir que constan de un vestíbulo y una otra habitación. La primera carece del muro o pared frontal quedando este espacio dirigido hacia el patio central. Mientras que la habitación del fondo es cerrada comunicándose por medio de un acceso trapezoidal adintelado conformado por una sola pieza de laja cortada especialmente para ese efecto. Carece de ventanas y se puede apreciar que en la parte delantera del vestíbulo se encontraba el área dedicada a la cocina con sus respectivas soleras y volanderas que servían para moler el maiz, producto básico en la dieta de sustento que poseía el pueblo Mollo. La cubierta estaba realizada a dos aguas empleando troncos y ramas en la estructura y paja en la cubierta. La pendiente bastante pronunciada (60%) dándole una característica muy especial a la construcción Mollo. Los muros fueron hechos con piedra pizarra o laja dispuesta por hiladas horizontales a soga, empleando una mezcla de barro con grava como mortero, dándole una sólida consistencia que ha permitido encontrar hoy, prácticamente toda la ciudadela salvo las cubiertas que estaban preparadas con materiales perecederos. Los muros internos de las habitaciones presentan nichos u hornacinas que probablemente servían para guardar sus objetos de valor. También se pudieron encontrar salientes en piedra que seguramente permitían colgar sus utensilios domésticos. Los muros estaban revestidos mediante un revoque de barro y pintados con ocre de color rojo, ofreciendo un terminado cromático muy singular. En cuanto a los pisos de las habitaciones, estos estaban cubiertos de una capa de arcilla compactada alcanzando un espesor de aproximadamente 10 centímetros. En algunos de los vestíbulos se han encontrado debajo del piso mencionado, tumbas circulares cubiertas mediante una especie de tapa hecha de piedra laja. Lo extraño de estos entierros es que en su totalidad solamente se trataban de párvulos. Este singular detalle presenta una gran similitud con la costumbre que tenía el pueblo Chiripa que tenía entierros debajo de sus pisos habitacionales.(Fig. 245) Todas las construcciones habitacionales de la ciudadela de Iskanwaya son semejantes no existiendo diferenciaciones importantes que habrían indicado una

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FIG. 245

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RELEVAMIENTO PLANIMETRICO DEL SECTOR EXCAVADO EN LA CIUDADELA PREHISPANICA DE ISKANWAYA

estratificación social. De esta manera se ha podido estimar que la sociedad Mollo era homogénea socialmente. El investigador Carlos Ponce al respecto indica: “Llama la atención sobremanera que se asemejen mucho entre sí las habitaciones; no hay distinciones apreciables. Se puede colegir que en el edificio moraba un conjunto de familias en similares condiciones, dentro de un esquema igualitario, y el dato puede facilitar inferencias y servir como indicador para manifestar que no había existido diferencias sociales agudas en Iskanwaya.” (C. Ponce, Reflexiones sobre la ciudad precolombina de Iskanwaya, 1977)(Fig. 246 a-b) Debemos añadir que el aprovechamiento del espacio en la arquitectura Mollo, fue muy intenso erigiéndose plataformas que sustentaban las edificaciones y las callejuelas de circulación. De esta manera se puede apreciar el desafío de los constructores de Iskanwaya frente a las laderas tan pendientes que dice de la habilidad que tuvieron para imponerse a la abrupta topografía. Verticales muros sustentan las homogéneas moradas de los Mollos desafiantes a los precipicios mostrando una imágen espectacular que más parecen construcciones colgadas de las laderas.(Fig. 247 a-c) Las plantas de las viviendas, los patios y las aberturas de ingreso muestran al trapecio como un elemento geométrico que puede destacarse en su planificación y aún en la decoración de su cerámica, constituyendo uno de los elementos que identifican a esta cultura. Hacia 1450, el ocaso de esta cultura es ocasionado por la invasión Inca a esas regiones, quienes tras someterlos, los dispersaron hasta lograr su desaparición como cultura. Solamente quedaron para la posteridad sus valiosos restos materiales, herencia que habla del pueblo Mollo como aquel que mostrando su tenacidad en dominar el medio geográfico, tuvo una tecnología y un equilibrio social debido posiblemente a la experiencia del sometimiento de un pueblo a dioses y soberanos de la cultura madre de Tiwanaku.(Fig. 248 a-b, 249 a-c)

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VIVIENDAS UNIFAMILIARES, EDIFICIO 9, SECTOR A

HABITACIONES SECTOR “B”

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FIG. 246 A-B

Sector A

CORTE A-A'

PLANTA

247 A-C

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ISKANWAYA HABITACIONES 7 y 8 Edificio 1

FIG. 248 A-B

VIVIENDAS SECTOR “C”

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ISKANWAYA

VISTA PANORAMICA DE ISKANWAYA, AL FONDO EL CAÑADON QUE ENCIERRA EL RIO LLIKA

ESTRUCTURAS HABIT ACIONALES SUSPENDIDAS SOBRE ABRUPTAS PENDIENTES Foto: Autor

RESTOS HABITACIONALES, ERIGIDOS CON APAREJO A SOGA. Foto: Autor

FIG. 249 A-C 315

CAPITULO VI

SEÑORIOS AYMARAS • Procedencia • Expresión Arquitectónica Pucaras Chullpas Vivienda

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SEÑORIOS AYMARAS Este viene a constituir uno de los períodos más conflictivos para la arqueología nacional, primero por la dificultad de establecer su origen y procedencia y por la dificultad que se presenta en el procesamiento de los restos materiales que dejaron estos pueblos. Se plantean varias teorías para determinar su procedencia en nuestro altiplano las cuales se pueden resumir en: a)

Según algunos investigadores peruanos como Riva Agüero y Antonio del Busto, plantean que Tiwanaku es un viejo imperio paleo-quechua, que “levantaron su capital junto al Lago Titicaca, pero antes que pudieran terminarla, cayeron sobre los constructores paleo quechuas unos bárbaros parientes identificados con los collas o aimaras actuales, los cuales derrotaron a los paleo quechuas, destrozaron el imperio que habían construido y los hicieron huir en distintas direcciones. Una de estas facciones de fugitivos, se asentó en Pacaritambo y fue el tronco de los Incas. (“Antonio del Busto, citando a Riva Agüero, Perú Perincaico”, 1986). Mediante el análisis de Riva Agüero, los aymaras bárbaros destruyen Tiwanaku sin especificar procedencia alguna de los collas invasores. (Fig. 250 a-b)

CHULLPA DE DOS PLANTAS EN SILLARES LABRADOS ESCOMA SQUIER 1878 SECCION

b)

Fig. 250 a-b

Waldemar Espinoza, en 1987 planteó que los aymaras migraron de la región sur, más concretamente de Tucumán y Coquimbo. El manifiesta que “En las postrimerías de la mencionada centuria (XII) el Estado de habla Puquina

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denominado mas comunmente Tiahuanaco, fue asaltado e invadido por inmensas oleadas humanas procedentes del sur (Tucumán y Coquimbo), en forma tan repentina e impetuosa que no le dejaron tiempo para armar la resistencia, tales invasores a todas luces, no eran otros que los aymaras.” “Los motivos del desplazamiento aymara de sur a norte y las causas de la caida de los puquinas (o tiahuanacos) pudieron ser varias. En caso de los aymaras posiblemente cambios climáticos (baja de la temperatura) pudieron llevarlos a un desalojamiento masivo rumbo al septentrión; o tal vez la presión de otros pueblos que a su vez los acometieron y empujaron; o quien sabe una migración voluntaria en busca de mejores horizontes.”

MOMIA DEL PERIODO SEÑORIAL AYMARA

Fig. 251 320

“En la situación de los puquinas (o tihuanacos) que por entonces formaban un poderoso Estado, su rápido desquiciamiento pudo estar determinado por lo violento e inesperado de la incursión aymara, no dándoles asidero para organizar la defensa; o quizás la aristocracia o jefaturas de los pueblos conquistados y dominados por ellos, ávidos de liberación, coadyuvaron con los asaltantes dinamizando el derrocamiento. Cualquiera de estos hechos pudieron acaecer, o acaso todos juntos. Lo cierto es que el Estado de habla Puquina y su capital Taipicala fueron capturados y totalmente destruidos” (Waldemar Espinoza, “Los Incas”, 1987) (Fig. 251)

c)

Por su parte la Arq. Teresa G. de Mesa planteó que los aymaras provienen de la región de Chile y al respecto dijo: “Los aymaras son productos de una migración proveniente del Sur Oeste que atravesando los actuales departamentos de Potosi y Oruro llegaron al Lago Titicaca encabezados por Cori quien luego de levantar su capital en Chucuito pasó a las islas e inició ofensiva contra los collas que eran Puquina parlantes” (Teresa Gisbert: “Historia de la vivienda y los asentamientos humanos en Bolivia”, 1988, Col. Academis Nacional de Ciencias de Bolivia)(Fig. 252a a-b) Su planteamiento se basa en la crónica de Cieza de Leon quien cita al respecto: “también cuentan que saliendo del Valle de Coquimbo un capitán que había por nombre Cari, allego a donde agora es Chucuito, de donde, después de haber hecho algunas nuevas poblaciones paso con su gente a la isla y dio tal guerra a esta gente que digo, que los mato a todos” (Cobo Bernabé). Asimismo en la obra “Relaciones geográficas de Indias” se afirma que los Pacajes son gente venida del Sur “Los cuales dichos indios Pacajes dijeron los indios antiguos, haber tenido su origen, unos en una parte de la laguna de Chucuito y otros de hacia la parte de los Carangas, de donde salieron y poblaron en esta provincia en los cerros mas altos que hay en ella.” Guaman Poma a los pobladores andinos los llama “Puquina Collas” dando a entender que su lengua original fue el Puquina.

d)

Formación de Señoríos Aymaras tras el colapso del imperio Tiwanaku. Según este planteamiento los señoríos aymaras serían descendientes directos de la cultura Tiwanaku: “todo esto corresponde a los ayDICK EDGAR IBARRA GRASSO maras históricos, conquistados por los incas, y sin duda descendientes de la civilización de Tihuanaco” (Ibarra Grasso, “30.000 años de Prehistoria en Bolivia”, 1986).(Fig. 253)

Fig. 253 321

LAS MIGRACIONES AIMARAS

322 MIGRACIONES AYMARAS SEGUN TERESA GISBERT BASADA EN LA CRONICA DE CIEZA DE LEON

Fig. 252 a-b

Por su parte, el investigador peruano Federico Kauffmann Doig refiriéndose a este período escribe lo siguiente: “durante esta época, es en lo arqueológico poco conocido. Pero sobre sus pobladores hay material etnográfico registrado por cronistas de los siglos XVI y XVII. De estos testimonios se concluye que reinaba un estado de belicocidad general. Las tribus se tornaban naciones, conquistando a los vecinos...” (F. Kauffmann Doig: “Manual de Arqueología Peruana”, 1983). Al igual, el arqueólogo L. Lumbreras anotó: “El Collasuyo es la referencia directa a sus “ethos”, ubicado en tomo al gran lago Titicaca, que luego de la declinación de Tiwanaku se vió envuelto en la formación de una serie de pequeños reinos pugnaces como el Colla, Lupaka o Pacaje,...era una región urbana de antiguo desarrollo civilizatorio, aliado del Cusco y eventual rival” (L.Lumbreras: “Arqueología de la América Andina”, 1981)

OBRAJES - ORURO

Fig. 254

323

Finalmente el investigador Carlos Ponce S. al respecto dice: “hacia el siglo XIII de nuestra era Tiwanaku quedó sumido en el ocaso, por causas todavía no elucidadas, descartándose la hipótesis de un cataclismo porque no hay huella del mismo, ni tampoco por conquista de un pueblo ajeno del que no se divisa rastro. Acaso disgregación política, en la metrópoli quedó desligada de sus provincias” (C. Ponce: “Tiwanaku, espacio, tiempo y cultura”, 1981).(Fig. 254)

El mismo investigador añade en otro estudio los siguientes términos: “por consiguiente, la expansión de Tiwanaku constituyó un proceso que empezó en el estadio urbano y culminó en el imperial. No fue una improvisación, sino que demandó centurias. Su desaparición quizá fue casi súbita, un colapso que originó la aparición de los señoríos altiplánicos y el desplazamiento de la gravitación cultural hacíalos valles mesotérmicos” (C. Ponce S.: “Nueva perspectiva para el estudio de la expansión de la cultura Tiwanaku”, 1979). Esta última interpretación es la que consideramos se aproxima a la realidad ya que después del colapso de Tiwanaku surgió un período de cerca de 200 años de luchas intestinas constituyéndose los pequeños reinados en todo el Collao, dedicados a la guerra fraticida por el dominio territorial. Como consecuencia de estas permanentes luchas se puede apreciar una evidente caida en la calidad de sus expresiones artísticas y técnicas, tal es el caso de la arquitectura que se limitó a construcciones de carácter defensivo como son las Pukaras o fortalezas erigidas en zonas estratégicas y los numerosos mausoleos para honrar a sus más sobresalientes guerreros y dirigentes de este período. Algo diferente es lo que sucedió en el norte durante este mismo período, puesto que gracias a tiempos de mayor estabilidad social se constituyeron reinos muy bien consolidados como son los casos de los Chimús, Chancay y otros. Más tarde, durante la conquista inca, se llegó a pacificar la región circunlacustre resurgiendo las artes constructivas aunque sin el esmero de sus antecesores tiwanakotas, tal como lo veremos más adelante al analizar las construcciones en la Islas del Sol y la Luna. Sin embargo de las diversas teorías presentadas y las interpretaciones propuestas, debemos reiterar que este período es uno de los más difíciles de analizar desde el punto de vista arqueológico. Se deberán realizar necesariamente mayores trabajos de sondeo en las regiones donde se asentaron los señoríos, para encontrar mayores evidencias que nos lleven a elucidar lo sucedido después del ocaso de la gran cultura de Tiwanaku.

324

EXPRESIONES ARQUITECTONICAS DEL PERIODO DE LOS SEÑORIOS AYMARAS En lo que se refiere a edificaciones habitacionales y de carácter monumental, los vestigios son escasos. Sin embargo, quedan las “pucaras y mausoleos” como mudos testigos de lo acontecido a tan bravos pueblos habitantes de tan gélidas zonas. (Fig. 255, 256) Las pucaras, emplazamientos construidos en las partes altas de los cerros con pendientes agudas y agrestes accesos, permitían visualizar una gran parte del territorio a fin de poder identificar incursiones enemigas. Estas edificaciones tenían como función principal el de aprovechar las zonas protegidas para resistir cualquier tipo de ataques armados de pueblos rivales. Este tipo de construcciones muestra también una estrategia en el diseño, ya que se aprovechaban las pronunciadas pendientes para atacar a los grupos agresores, probablemente con piedras o rocas almacenadas en las partes altas. En realidad, esos emplazamientos eran verdaderos fuertes en los que tenían que permanecer mucho tiempo, lo que hacía necesario solucionar los problemas de alimentación y provisión de agua que seguramente eran frecuentes. Por esta razón, hoy se pueden encontrar en algunas de estas pucaras, áreas dedicadas a los cultivos de emergencia y muy cerca de las zonas protegidas, la existencia de pozos de agua. También se distinguen muros anulares alrededor de la parte más alta, probablemente dedicados a ubicar a los guerreros en verdadera acción de defensa. Cuando hoy caminamos por este tipo de construcciones arqueológicas, no es raro encontrar aún las huellas de algunas armas, pero también las evidencias de prolongadas permanencias. Es posible encontrar algún tipo de edificaciones de tipo habitacional en las partes altas a las cuales se accedía por senderos construidos en las zonas más escarpadas. Todos estos detalles nos muestran verdaderas obras de carácter bélico, donde el principal objetivo fue la defensa. Generalmente, estas pucaras estaban edificadas en cerros altos desde donde se podía observar y dominar grandes extensiones. Un otro tipo de expresión arquitectónica muy importante en esa época, eran los mausoleos o “Chullpas”. Estas construcciones se levantaron por todo el altiplano.

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Fig. 255 - 256

CHULLPA EN PIEDRA DE PLANTA CUADRANGULAR - TURCO ORURO

326

Solamente se diferenciaban por el tipo de material empleado, o en algunos casos, por el estilo de construcción. Sin embargo, todas estas estructuras funerarias esparcidas por el altiplano central, tienen claramente el mismo objetivo: el de guardar los restos de personalidades.(Fig. 257, 258) Algunos investigadores tratan de ver recintos funerarios de guerreros o personajes de linaje, por la monumentalidad de los chullpares. En estas construcciones casi siempre se empleó la técnica de la falsa bóveda que mediante el cerramiento gradual y sucesivo del paramento mediante hiladas de adobe o piedra, cerrándose hacia el interior hasta conformar la cubierta de la estructura. La planta podía ser circular, elíptica, cuadrada o rectangular mientras que el cuerpo podía tener conformación cilindrica o de un paralelepípedo con una pequeña abertura de acceso que en su mayoría de los casos se orientaba al este. Este último detalle, nos manifiesta algo más de las costumbres funerarias que tenían esos pueblos, al enterrar a sus difuntos con la mirada hacia el astro rey como una de las expresiones más sagradas del mundo andino.(Fig. 259, 260, 261 y 262) El material empleado en este tipo de estructuras era muy variado utilizándose entre otros, la piedra, el barro y el cemento crudo. En las chullpas erigidas mediante el uso de material pétreo, aún se observa un acabado mucho más elaborado que las otras. Se emplearon piedras en sillares cortados y engastados. Uno de los ejemplos más notables que se pueden observar en el altiplano lacustre, son las de Sillustani en el Perú y Turco y Escoma en Bolivia. Los mausoleos en base a piedra cortada y natural son los que más frecuentemente se encuentran en la región de Pacajes, como es el caso de los sitios de Jachaphasa, Tiaphasa y otros similares que se encuentran en las proximidades. Las construidas en base a barro, en alguno de los casos, llevaban cimentación conformada por hiladas de piedra y argamasa de barro, mientras que en otros casos se levantaron directamente sobre el terreno. Muchas de estas edificaciones fueron construidas con adobes de distintos colores formando figuras geométricas en el acabado externo del chullpar, o como en otros casos donde se presentan pinturas rupestres en su interior. Los accesos a estas estructuras funerarias podían estar al

327

CHULLPA EN ADOBE DE PLANTA RECTANGULAR CULLI CULLI BOVEDA POR AVANCE

PLANTA

Fig. 257 - a-c

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Fig. 258

DISTRIBUCION DE LOS SEÑORIOS AYMARAS

CHULLPA EN ADOBE Y PIEDRA ROSARIO PACAJES Foto: INAR CHULLPAS EN ADOBES, SICA SICA Foto: INAR

330

Fig. 259-260

CHULLPA EN PIEDRA GASTADA - TURCO ORURO CHULLPAS EN BLOQUES LABRADOS SILLUSTANI - PERU Fotos: INAR ARCHIVOS

Figs. 261-262

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nivel del piso o elevadas hasta alturas de más de un metro. La forma general del acceso en las tumbas de barro fue la ojival. Es necesario destacar que algunas de estas construcciones presentaban 2 plantas o cámaras funerarias, es decir que se tenían dos niveles para los entierros, uno al nivel del ingreso y otro sobre un tumbado-piso, aunque existen otros casos especiales donde se han podido encontrar restos por debajo del primer nivel al que se accedía mediante estrechas escalinatas.(Fig. 263, 264 y 265) CHULLPA DECORADA EN BLANCO Y ROJO PALCA, PERU- Según Squier (1878)

También cabe hacer notar que estas construcciones funerarias no solo abarcaban a este período sino que se extiendían hasta los tiempos de la ocupación inca y aún despúes, durante la colonia. Para profundizar el estudio y análisis del período de los Señoríos, será necesario obtener resultados mediante la antropología física y la biogenética a fin de esclarecer con mayor precisión el origen de estos pueblos de habla aymara, que habitaban toda el área altiplánica y que nos dejaron un panorama bastante difuso sobre su presencia.

Fig. 265

Sobre la función dé las estructuras llamadas Chullpas, se ha cuestionado mucho. Para algunos investigadores como es el caso de Bandelier, se trataban más bien de depósi332

CHULLPA DECORADA CON ARCILLAS DE COLORES REGION DEL SAJAMA - ORURO, Fotografía Teresa Gisbert CHULLPA EN BASE A ARCILLAS DE COLORES Foto: Jaime Chambi

Fig. 263 - 264

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tos antes que de construcciones de carácter funerario. (The Aboriginal Ruins at Sillustani Perú, American Anthropologist, Vol.7, 1905). Añade Bandelier, que dichas edificaciones fueron una combinación de vivienda y recinto funerario ya que en muchas ocasiones ellas estuvieron habitadas.(Fig. 266) Cieza de León (1532) por su parte diferenció muy claramente las casas funerarias de las viviendas. Por otra parte, Las Casas escribe al respecto lo siguiente: “De diversa manera se habían las gentes de la sierra en hacer las sepolturas y en los entierros y cerimonias, porque en algunas provincias délias hacían por sepolturas unas torres altas. Eran güecas en lo bajo délias, obra de un estado en alto; lo demas todo era macizo, que, o era lleno de tierra o de piedra y canto labrado y todas muy blanqueadas. En unas Fig. 266 partes las hacían redondas y en otras cuadradas, muy altas y juntas unas con otras y en el campo, algunas hacían en cerrillos, media o una legua del pueblo desviadas, que parecian otro pueblo muy poblado y cada uno tenia la sepoltura desa abolorio y linaje. Metian los cuerpos en unos cueros de obejas, cerrados por fuera, señalados los ojos y narices; vistenles sus ropas, tienen el rostro descubierto de la ropa. Ponen los cuerpos asentados; las puertas de las sepolturas todas al oriente; cierranlas con piedra y barro por espacio de un año; ya que los cuerpos estan secos, luego abren las puertas délias; y en algunos lugares donde los vivos duermen y comen, ponen y tienen los cuerpos de sus difuntos.” (Bartolomé de Las Casas, “De las antiguas gentes del Perú” por Jimenez de la Espada, 1892). Mediante el análisis de esta cita, podemos concluir que estas estructuras sólo tenían la función de tumbas y aquellos hallazgos de cerámica, restos de alimentos y textiles, sólo deberían ser considerados como parte del clásico “ajuar funerario”.(Fig. 267 y 268, 269 a-j) 334

CHULLPA EN PIEDRA CORTADA ROSARIO PACAJES

Fig. 267 - 268

'PUTUKUS'

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Fig. 269 a-j 336

CAPITULO VII

INCARIO

• Antecedentes • Organización territorial • Economía • Tenencia de la tierra • Arquitectura • El Incario en Bolivia • Arquitectura inca en el área circunlacustre Pikokaina Chincana Templo del Sol Iñacuyo Copacabana Cusijata Khopakati • La vivienda inca

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EL INCARIO

La cultura Inca es tal vez una de las que dejó mayores evidencias porque fueron estos pueblos los que soportaron la incursión hispana en esta región de América. De esos momentos, quedan innumerables referencias históricas transcritas por los cronistas. Sin embargo, en cuanto a sus orígenes, debemos indicar que se hallan envueltos en una verdadera nebulosa mítica y de leyendas que los propios amautas se encargaron de fabricar con el objeto de resaltar y divinizar algunos aspectos de sus primeros gobernantes. (Fig. 270) Son varias las versiones sobre los inicios de este importante período y su duración. Estudiosos del tema dividen en tres períodos los cuales son:

1.- MANCO KAPAC (hacia 1200 dC) 2.- SINCHI ROCA (1230 - 1260 dC) 3.- LLOQUE YUPANQUI (1260 - 1300 dC) I IMPERIO LEGENDARIO 4.- MAITA CAPAC (1300 - 1320 dC) (fase local o cusqueña) 5.- CAPAC YUPANQUI (1320 - 1350 dC) DINASTIA HURINCUSCO 6.- INCA ROCA (1350 - 1380 dC) 7.- YAHUAR HUACA (1380 - 1410 dC) 8.- HATUN TOPA (O HUIRACOCHA) (1410 - 1471 dC) II IMPERIO HISTORICO 9.- PACHACUTI (1438 - 1471 dC) (fase expansión o imperial) 10.- TOPA INCA YUPANQUI (1471 - 1493 dC) 11.- HUAYNA CAPAC (1493 - 1525 dC) DINASTIA HANAN CUSCO 12.- HUASCAR

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Fig. 270 - 271 340

III IMPERIO TEORICO 13.- ATAHUALLPA (1532 - 1533 dC) (fase colonial o de Vilcabamba) DINASTIA QUITEÑA? (1533 - 1572 dC) Tomado de Federico Kauffmann Doig “Manual de Arqueología Peruana” y de J. H. Rowe Es durante el II Imperio Histórico que se da inicio al Imperio Incaico bajo el gobierno de Pachacuti vencedor de los Chancas que obstaculizaban el surgimiento del imperio, consolidando la victoria su hijo YUPANQUI, gran conquistador y estadista. “Este estado endémico de belicosidad trae sus raices en factores económicos: extensión de campos de cultivos, control de las aguas de regadíos; va dirigido en fin, al incremento de la producción para responder al desafío demográfico....” (F. Kauffmann Doig, “Manual de Arqueología Peruana”, Pág. 543). (Fig. 271) Por su parte, el investigador L.G. Lumbreras comenta al respecto “Cusco se convirtió en el “centro del mundo” y a través de sus ojos miraron todos el espectáculo histórico del mundo andino, sin percatarse que mientras muchas naciones habían sido sometidas al Cusco, desde uno o dos siglos atrás, otras apenas tenían contacto con los jerercas del Cusco y muchos acababan de tener sus primeras batallas y estaban a la espera de la primera oportunidad para rebelarse contra el opresor cusqueño.” “....en donde el estado imperial inkaico cumplió el rol de unificar un mundo cuya riqueza reside en su diversidad, que al magnificarse por la proximidad que hay entre cada uno de los polos, constituye la base de la unidad andina y de su potencialidad de cambio. Solo entendiendo esto es posible comprender la posibilidad de un estado andino tan grande y de entender, al mismo tiempo, los límites y morfología del imperio” (L. Lumbreras: “Arqueología de la América Andina”, Pág. 247-248, ed. 1981) Siendo que el imperio inca sometió mediante conquista a las diferentes culturas existentes en el área andina, recogió de ellas, sus conocimientos tanto técnicos como socio económicos, aprovechando para sí, todo el cúmulo cultural conseguido en milenios y llevando a la práctica para beneficio propio.

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ORGANIZACION TERRITORIAL El imperio se dividió en cuatro suyos o “rumbos” con su eje en la capital imperial del Cusco. Cada uno de los suyos incluía las provincias o huamani. A la capital de dichas provincias se le anteponía el vocablo Hatun (grande) y así se denominaban por ejemplo, Hatun colla, Hatunjauja, Hatunsora, etc.(Fig. 272 a-c) Los huamani a su vez se dividían en sayas o sectores, generalmente en número de dos: Hanansaya o “sector de arriba” y Hurinsaya o “sector de abajo”. La saya comprendía varios Ayllus de extensiones variables. Dentro de la división territorial, se organizaba la población de acuerdo al sistema decimal para fines de una mejor administración y control de la tributación. AYLLU

=

100 familias = 100 PURES = PACHACA (cien) = 500 personas

SAYA

=

500

familias = 500 PURES = PICHCAPACHACA-CURACA

MARKA = 1000 familias = 1000 PURES = HARANCA CURACAS HUNO CURACA = 10.000 familias = 10.000 PURES = HUNO CAMAYOC SUYO = 100.000 familias = 100.000 PURES = SUYUYOC-APU TAWANTINSUYO INCA o SAPA INCA (*) El término PURES significaba número de “cabezas de familia” La organización del imperio fue muy estudiada porque al conocer su estructura, se pudo comprender el grado de avance al que llegó. Por esta razón es muy importante añadir algunos otros detalles del sistema de organización.(Fig. 273) Así tenemos por ejemplo, que la población a su vez, se dividía en dos clases sociales básicas: la aristocracia o nobleza. Esta clase ocupaba los cargos de funcionarios y sacerdotes, mientras que la otra clase era el pueblo constituido por campesinos con derechos, pero también con obligaciones.

342

Fig. 272 a-c ORGANIZACION TERRITORIAL DE INCARIO

343

Fig. 273

ESQUEMA PIRAMIDAL DE LA SOCIEDAD INCAICA

ECONOMIA El territorio que ocupó y domino el imperio, fue muy extenso. Gran variedad de zonas con diferentes climas y topografías estuvieron bajo el control Inca. Esto permitió el desarrollo amplio de las actividades agrícolas. . Para ello se emplearon los conocimientos dejados y rescatados de otras culturas anteriores aunque también, ellos desarrollaron una propia. De estas obras podemos rescatar: Construcción de andenes o Takanas en las laderas de los cerros. Esta tecnología permitió controlar la erosión y crear modificadores del clima que posibilitaron una producción en gran escala. Se sabe que que esta tecno-

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logia fue desarrollada en los andes desde tiempos mucho más antiguos al imperio de los Incas. Sin embargo fueron ellos los que lograron perfeccionar y realizar verdaderas obras de arte tal como hoy se pueden apreciar en el valle de Ollantaytambo. Irrigación artificial por medio de canales. Este rubro complementó al anterior y posibilitó habilitar extensas zonas para una labor agrícola que debió ser muy intensa. Tal vez la hidraúlica es uno de los aspectos tecnológicos más notables del imperio porque se encontraron evidencias magníficas que aún hoy asombran a los expertos. No escatimaban esfuerzos para trasladar el líquido elemento desde las fuentes naturales hasta puntos muy distantes. En estudios especializados se ha podido detectar que el agua era para los incas, además de una importante fuente para habilitar tierras, un elemento íntimamente vinculado a su religiosidad. Uso de fertilizantes e implementos agrícolas. Una otra muestra del grado de avance al que llegaron los técnicos del imperio se puede observar en el laboreo agrícola que empleaba fertilizantes naturales. Esto indica un conocimiento muy avanzado del funcionamiento y relación suelo-planta. Todo el manejo agrícola también fue complementado con el diseño, fabricación y desarrollo de herramientas que aún hoy despiertan la curiosidad y admiración de los ingenieros agrónomos. En otras palabras, en el imperio se desarrolló prácticamente la agricultura orgánica o biológicamente adecuada que en la actualidad está siendo profundamente analizada por sus enormes beneficios, frente al uso de elementos sintéticos y dañinos. Ubicación de poblados en zonas productivas. Tan perfecta era su organización que sus planificadores sabían de los peligros del crecimiento poblacional en un solo sitio. Para ello se desarrollaron estrategias que determinaban la creación de nuevos poblados los mismos que eran instalados en sitios donde se encontraban los elementos mínimos necesarios para una vida adecuada de esa población. Por eso se buscaban zonas con tierras fértiles, fuentes de agua para riego, etc. De esta manera hoy encontramos estructuras poblacionales incas en zonas que son productivas. Es que para los planificadores quedaba clara la idea de que una planificación urbana requería de una planificación de la producción y obtención de los alimentos.

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Extracción de aguas mediante pozos en áreas desérticas. En algunas ocasiones era necesario la instalación de una población en zonas que eran menos atractivas en cuanto a sus condiciones de fertilidad. Seguramente eran motivos de carácter estratégico los que obligaban a este tipo de decisiones. Sin embargo, es admirable cómo podían superarlas dificultades con ingenio. El hallazgo de pozos en zonas desérticas nos habla del elevado grado que alcanzó su clase dirigente y tecnócrata porque para ellos, ninguna dificultad era capaz de detenerlos. Es importante señalar que el dominio de varios pisos ecológicos posibilitó tener una gran gama de productos alimenticios. Así se podían tener productos de las zonas tropicales o Yungas, mediante el “yanaconazgo” y el trabajo tributario impuesto por la clase gobernante al pueblo. También realizaban importante actividad pecuaria que complementaba su actividad económica. Tenían grandes sectores dedicados al pastoreo de los camélidos, especialmente de la llama y la alpaca. Estos animales podían ofrecer tracción para el cargueo y transporte de productos, así como también, eran considerados importantes fuentes de alimentación. Las alpacas, además les permitían el empleo de su lana y cueros para generar una actividad artesanal que cubría las necesidades en cuanto a vestimenta. Sobre este rubro se encontraron importantes vestigios que hablan del depurado arte de la textilería. Tal vez, es la muestra más clara de la combinación de industria y arte. Los resultados alcanzados presentan un panorama de otros conocimientos complementarios, como el del manejo de tintes y diversos productos empleados en la preparación de los tejidos. Otros animales que eran importantes en la dieta del pueblo inca fueron el “cuye”, “los patos”, “peces”, etc. Se conoce que además realizaban actividades de caza, pezca y recolección de otros productos naturales que la generosa naturaleza les ofrecía. Nuevos descubrimientos permitirán conocer más sobre la vida doméstica del pueblo inca. Pero los datos que se tienen hasta la fecha permiten valorar y entender el comportamiento de esa gran cultura andina.

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TENENCIA DE LA TIERRA Líneas arriba, habíamos indicado que el imperio cubrió amplias extensiones de territorio. Pero es importante señalar que estas tierras, en su totalidad, eran de “propiedad” del Inca el cual periódicamente repartía los campos. Cada jefe de familia recibía una parcela o “tupu” para su subsistencia. Sin embargo de esta repartición, ellos sólo podían disponer de un tercio de la producción que les daba la tierra. Las otras dos terceras partes eran para el Estado o el Inca. De esta parte, una fracción era consumida por la nobleza y la clase sacerdotal, así como también, el ejército y los mitayos. La otra fracción estaba destinada para la reserva o “seguro estatal” que permitía cubrir los imprevistos naturales como inundaciones, sequías, etc. Además de la tributación agropecuaria y de los productos manufacturados que tenían el mismo tratamiento (productos de la metalurgia, textilería, alfarería, etc), el estado y la religión exigían la prestación del trabajo personal gratuito a las personas adultas que vivían en el Ayllu. Este trabajo se cumplía por turnos (“mita”) y servía para arreglar la infraestructura vial, caminos, puentes, etc., y además permitía el cuidado de los tambos o posadas que servían para el servicio de “chasquis” (corredor de mensajes) así como para los soldados que engrosaban las filas del ejército imperial. En resumen, el incario fue muy poderoso porque elaboró todo un sistema de control administrativo en el que estaban comprendidos los recursos alimenticios, humanos, etc. ARQUITECTURA Es notable la acelerada actividad constructiva del imperio inca con el fin principal de facilitar el control mediante sus centros administrativos. Su labor arquitectónica se desplegó en la construcción de caminos, templos, fortalezas, tambos, que le permitieron difundir su cultura y tener el control de las tierras conquistadas. La técnica constructiva del incario fue variada según las características de la zona. Así por ejemplo, en la costa se construyeron edificaciones empleando adobes, tapial y la quincha (caña con barro). La piedra mientras tanto, era usada preferentemente en el Cusco y en la región altiplánica variando solamente en el tipo de aparejos según el material existente en la zona.(Fig. 274 y 275)

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ESTRUCTURA DEL TIPO KALLANKA DONDE SE APRECIAN EL ASTIAL Y OTROS RASGOS DE FILIACION INCA. Turi-Chile

Figs. 274 - 275

VIVIENDA INCA EN OLLANTAYTAMBO Grabado Squier 1877

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Numerosos investigadores se han ocupado de la arquitectura inca (H. Velarde y E. Harth-terre, W. Krickeberg, J. Hardoy, G. Gasparini, D. Bonavia, L.E. Varcárcel, A. Kendall, A. Alberto Bueno, S. Agurto Calvo y otros muchos más). Sin embargo, en este análisis nos proponemos debatir la arquitectura incaica realizada exclusivamente en el territorio boliviano enfocando especialmente la obra en el área circunlacustre. EL INCARIO EN BOLIVIA Hacia el año 1400 dC., luego de las luchas con los Chancas (también enemigos de los “reinos Kollas”), Huiracocha quedó como salvador del reino colla exigiendo - trás una victoria en Hatun Colla - ser reconocido como “único señor” (Ibarra Grasso, “La verdadera historia de los incas”) consolidándose la penetración inca con su hijo Inca Yupanqui o Pachacuti.(Fig. 276 a-b) Se puede afirmar que el dominio inca en territorio boliviano fue bastante breve logrando avanzar hasta la mitad oeste de Cochabamba, Oruro y Potosi, y con Tupac Yupanqui (1470) llegaron hasta el sur del país. (Ibarra Grasso, “30.000 años de Prehistoria en Bolivia”). Son pocos los ejemplos de arquitectura que dejaron en su conquista. La mayoría de ellos se trataba de tambos o posadas de paso. El ejemplo clásico está en Cochabamba en la zona de Pocona con el sitio de Incallacta. Allí se aprecia un imponente templo de 79 metros de largo por 27 de ancho. El edificio cubierto y sin divisiones internas más grande de ese complejo es el mayor encontrado de su tipo en América.(Fig. 277 a-b) En el departamento de Cochabamba también se pueden apreciar los restos de algunas fortalezas militares tanto en la zona de Quillacollo como en Sipe Sipe e Incarracay. Estos fuertes estaban circundados a menudo por una gran cantidad de silos o depósitos circulares que eran lamados Collcas.(Fig. 278 y 279) Tal es el caso de Quillacollo donde se aprecian evidencias de más de 2400 de estos silos. En la región de Oruro, en la localidad de Sevaruyo aún quedan los restos de un gran templo realizado en piedra sin trabajar. Similares hallazgos se pueden encontrar en los departamentos de Potosi y Chuquisaca, donde se hallan los sitios de Oroncota y San Luis. Prácticamente toda la arquitectura inca en el territorio boliviano tuvo características rústicas en base a piedras sin labrar con simple argamasa de barro. 349

SITIOS INCAS EN COCHABAMBA 350

PENETRACION INCA A TERRITORIO BOLIVIANO BAJO EL GOBIERNO DE LOS INCAS PACHACUTI Y YUPANQUI (1400 1470 D.C.)

Fig. 276 a 351

Fig. 277 a-b

INCALLAJTA

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INCARRACAY

Fig.278-279 353

ARQUITECTURA INCA EN EL AREA CIRCUNLACUSTRE La región que rodea al Lago Titicaca puede ser considerada como un verdadero yacimiento arqueológico puesto que existen los más ricos testimonios de arquitectura prehispánica, ya sean estos monumentales o habitacionales.(Fig. 280, 281 a-b). Presentan además, una característica muy peculiar en sus construcciones puesto que es fácil observar una mezcla de sistemas constructivos utilizados entre lo Inca y lo Aymara. Diríamos que se presenta una especia de “eclecticismo” debido fundamentalmente a la mano de obra aymara que aportó algunos conocimientos particulares como es la “bóveda por avance”, los “frentes escalonados”, que son elementos que los incas no los conocían o por lo menos, que su arquitectura clásica no los presenta. Entre los ejemplos clásicos de esta zona tenemos el Palacio de Pilkokaina y La Chinkana, ambas en la Isla del Sol, el Palacio de las Akñawasis en la Isla de la Luna mas conocido como Iñacuyo. EL PALACIO DE PILKOKAINA Una de las pocas edificaciones de dos plantas, que se encuentra en la Isla del Sol. Corresponde a una construcción rectangular de 15.5 m por 13.4 m construida con sólidos muros en la planta baja hechos de piedra sin trabajar con argamasa de barro. Presenta 15 habitaciones de 4 metros de altura que tienen la siguiente disposición: al frente dos portales escalonados que dan acceso a dos habitaciones respectivamente. Estas presentan hornacinas escalonadas hacia el fondo y otras más pequeñas simplemente rectangulares en el frente. En los sectores laterales de la construcción existen accesos a cada lado que dan a cuatro habitaciones independientes las que llevan también hornacinas escalonadas en sus muros. Finalmente en la parte posterior existe una habitación cuadrangular con un acceso independiente.(Fig. 282, 283, 284 a-b, 285 a-b) El cielo raso estaba construido con piedras planas traslapadas en forma regular. En la planta superior aún existen restos de muros del mismo tipo que en la planta baja aunque mucho mas delgados. Se observan restos de lo que habrían sido doce habitaciones que se comunican en forma laberíntica entre si. Al frente se puede ver un balcón de un largo de 6.7 m por 3 de ancho. El acceso a este piso se efectuaba por una plataforma ubicada en la parte posterior de la edificación. 354

Fig. 280

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PRINCIPALES SITIOS ARQUEOLOGICOS DE LA PENINSULA DE COPACABANA

COPACABANA - INTIN KALA OBSERVATORIO ASTRONOMICO. CALENDARIO SOLAR.

Fig. 281 a-b

CHINCANA ISLA DEL SOL

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GRABADO DEL PILKOKAINA SQUIER 1877 VISTA PANORAMICA DEL PILKOKAINA Y SU ENTORNO

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Figs. 282 - 283

Fig. 284 a-b

PILKOKAINA

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Fig. 285 a-b

PILKOKAINA

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Es muy posible que toda la construcción haya tenido un revestimiento de barro con coloración amarillenta mientras que las molduras y hornacinas de color rojo. Esta afirmación la hacemos debido a que en la actualidad se pueden observar algunos indicios que quedan de este revestimiento cromático. Esta singular construcción tiene alguna similitud con las edificaciones halladas en la Isla de la Luna puesto que muestran magníficos portales y hornacinas con motivos escalonados, como signos de la influencia de las culturas Tiwanaku y Chiripa. Sobre la cubierta podemos indicar que estaba conformada a dos aguas y construida en algún tipo de fibra natural como totora o paja, sobre una estructura de madera. Por lo perecedero de los materiales, estos no pudieron soportar la acción del tiempo y de ellos no quedan ni rastros. Decimos que la cubierta estaba constituida por dos alas haciendo un techo a “dos aguas” debido al tipo de conformación arquitectónica que tiene esta edificación, y porque se han podido observar este tipo de cubiertas en otras construcciones erigidas en otros sitios pertenecientes a esta cultura. CHINCANA Este sitio arqueológico está emplazado en la parte norte de la Isla del Sol. Posee extrañas características laberínticas construidas en un terreno pendiente. Presenta conjuntos habitacionales divididos por amplios patios. La construcción tiene características bastante rústicas ya que está hecha en base a piedras naturales con argamasa de barro. (Fig. 286) El ingreso superior estaba orientado hacia el este y muestra una pared defensiva levantada con el mismo material lítico que los muros interiores con hornacinas escalonadas. Los accesos interiores a las habitaciones así como a los patios, presentaban dinteles de piedra de una sola pieza. De esta manera se constituían en estrechos pasadizos que daban un carácter especial a la construcción. Observando detenidamente los muros interiores de la edificación actualmente se aprecia claramente que existieron dos etapas de construcción de la Chincana. Un ala norte mucho mejor planificada con habitaciones más regulares mientras que otra ala sur, irregular mostrando dos patios centrales rodeados de pequeñas habitaciones comunicadas entre sí conformando un conjunto de pasillos 360

Fig. 286 a-b-c

CHINCANA 361

angostos que verdaderamente, le daban una apariencia de laberinto la misma que hoy se puede distinguir. Al parecer se agregaban habitaciones a medida que surgían las necesidades de ampliación. Este detalle se puede verificar porque existen muros que inicialmente tenían vanos correspondientes a puertas y que hoy presentan un cerramiento en su lugar. Este hecho nos indicaría una evolución en la construcción a medida que se presentaban nuevas necesidades que exigían algunos cambios en la planificación inicial. Por el tipo de construcción es de suponer que la cubierta era plana en base a estructura de troncas con un tendido de barro, paja y piedras planas. En recientes trabajos de excavación, se pudo observar que el piso de las habitaciones no era completamente regular ya que estaba constituido por un relleno apisonado sobre la roca irregular que existe en la base de la construcción. De esta manera también se pudo verificar que los muros en su parte inferior, hoy cubierta por tierra, estaban levantados con piedra natural sobre el relieve del terreno, sin ningún tipo de cimentación. Esta construcción era conocida como la “Despensa” o almacén del Sol y aseguran los hombres más viejos de la Isla, que también poseía dos plantas. Recorriendo hoy los restos de esos pasillos y habitaciones, es posible confirmar su uso como centro de almacenamiento más que como un sitio habitacional aunque también existe la posibilidad de que se trató de una de las casas dedicadas a las vestales o Vírgenes del Sol y que eran conococidas estas construcciones como Tillahuasi, de las que los cronistas se refieren a menudo. EL TEMPLO DEL SOL Situado en la cima o cresta de la serranía de la comunidad de Challa y de la que hoy casi no quedan rastros. Se dice que estaba dedicado al culto solar y presentaba una estructura de planta rectangular de 35 metros de largo por 9 de ancho con 5 portadas hacia el terraplén, separados por ventanas. El interior estaba constituido por muros con hornacinas de 90 centímetros de altura y 60 de ancho.(Fig. 287 a-b)

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TEMPLO DEL SOL

segun Squier 1977

Fig. 287 a-

Esta construcción fue una de las que sufrió con mayor rigor la depredación, puesto que a la fecha apenas se perciben algunos simples restos. Por esta razón es muy difícil apreciar si ésta tenía más de una planta. Se pudo evidenciar que los muros estaban recubiertos por yeso y pintura tanto interna como externamente. Alrededor aún se pueden observar las terrazas que constituían el área de jardines o cultivos dedicados a las ceremonias, muy bien elaboradas con muros en piedra y muy bien niveladas, sucediéndose una a otra hasta llegar a la altura en la que habría estado el templo mencionado.

Debemos indicar que esta es una de las pruebas que señalan a las claras la depredación a la que estuvo sometido este importante sitio religioso prehispánico. Algunos investigadores de fines del siglo pasado y comienzos de éste, aseguran haber visto estas construcciones en mejores condiciones de las que ahora se pueden apreciar. Es por esta razón, muy difícil realizar un análisis arquitetónico de estas edificaciones. Sin embargo los pocos restos que aún se encuentran en su sitio, alguna información nos ofrecen, la misma que complementada con los comentarios de los primeros cronistas, viajeros y exploradores, pueden aproximarnos a lo que seguramente fue, uno de los centros ceremoniales más importantes de esta parte de los Andes.

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IÑACUYO - PALACIO DE LAS VIRGENES DEL SOL O TEMPLO DE LA LUNA Este conjunto arqueológico se encuentra emplazado en la parte septentrional de la Isla de la Luna o Coati. Rodeada por una serie de terrazas agrícolas sostenidas por sendos muros de contención hechos en piedra, se halla la estructura ceremonial erigida sobre un terraplén de proporciones rectangulares de 55 metros de largo y 24 de ancho. (Fig. 288)

DIBUJO DE IÑACUYO (IÑAK - UYO) SEGUN RIVERO Y TSCHUDI (1851)

Fig. 288 La construcción levantada en base a piedra sin labrar a excepción de una sola habitación, de las 35 que componen la planta baja, que se encuentra revestida con piedras labradas. Estas habitaciones se hallan emplazadas alrededor de un gran patio que a su vez hace de área de distribución y acceso a las habitaciones circundantes. (Fig. 289, 290, 291 y 292) Su decoración también presenta las hornacinas de las otras edificaciones descritas anteriormente. Estos nichos ubicados en las habitaciones como en los accesos a las mismas, fueron realizados con motivos escalonados y en forma del clásico “Tumi” incaico. Las cornisas realizadas en tres capas de piedra o tres especies de jambas, las que sobresalen unos 45 centímetros rompiendo la monotonía de los largos muros de piedra. Por otro lado, también se observan los restos de un revestimiento que habría tenido coloración amarilla y en las cornisas y hornacinas, una coloración rojiza. Las habitaciones estaban revestidas interiormente con yeso y estaban pintadas. 364

Fig. 289

PLANTA IÑACUYO Palacio de las Vírgenes del Sol, Isla de Coati

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Fig. 290-291 GRABADO DEL PALACIO DE LAS VIRGENES DEL SOL SQUIER 1877

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367 RECONSTRUCCION IDEAL DE IÑACUYO SEGUN RIVERO Y TSCHUDI (1851)

Fig. 292

El edificio estaba compuesto por dos plantas o tal vez más, bien por una planta y media. Poseía entrepiso de madera al igual que la estructura del techo y se accedía al piso superior mediante escaleras de piedra cortada. Las habitaciones se comunicaban entre sí mediante puertas instaladas en sus paredes laterales. La iluminación de estas cámaras provenía de pequeñas ventanas que daban al patio disimuladas mediante adornos de la fachada y nichos trapezoidales o en forma de tumi. En el conjunto arquitectónico, resaltan dos habitaciones centrales de 6 metros de largo por 3.6 de ancho, las cuales fueron elevadas 1.2 metros sobre el nivel del piso llegando a tener acceso a ellas por medio de escalones de piedra donde además se tenían portadas amplias de 4.5 metros de ancho. Se observa en el fondo de cada una de estas habitaciones una hornacina o nicho de características escalonadas y a los costados otras pequeñas hornacinas (dos a cada lado). No tenían comunicación entre estas habitaciones ni con otras. Squier al referirse a las mencionadas habitaciones afirma: “Su propósito casi no admite duda. Eran los lugares sagrados o santuarios del convento y contenían las estatuillas o simulacro del Sol y de la Luna respectivamente; que, según lo afirma la tradición eran la una de oro y la otra de plata. Las entradas no parecen haber estado cerradas a no ser quizá con un velo de género. No es fácil imaginar el patio nivelado a estos santuarios, repleto de peregrinos reverentes, quienes, cuando se elevaban los velos, inclinaban sus cabezas hacia el suelo en señal de adoración de los símbolos de sus divinidades, resplandecientes bajo los esplendores del sol, su padre y Dios a la vez.” (Squier G.: “Perú incidents of travel and Exploration in the land of the Incas, 1877) Entre las dos cámaras existió un recinto con una entrada angosta en la que se hallaba un altar de piedra, seguramente relacionado con los santuarios y las ceremonias a que estaban dedicados.(Fig. 293) En cuanto a la cubierta de este conjunto ceremonial, mostraba pendientes agudas existiendo un juego de techos que se interrumpía por la presentación de gabletes hacia el patio.

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MURO EN PIEDRA LABRADA DE IÑACUYO foto INAR

Fig. 293 369

La riqueza arquitectónica de este palacio se puede apreciar en los detalles constructivos que hacen de este edificio, uno de los más bellos ejemplos, pese a estar construido con piedras rústicas. Sus constructores aymaras desplegaron sus conocimientos técnicos en cada detalle como ser: la elaboración de las cornisas, las pequeñas aberturas o ventanas disimuladas mediante complejas hornacinas tanto en el interior como en el exterior de las habitaciones. Este templo fue construido durante el gobierno de Tupac Yupanqui entre los años 1425 y 1470. Squier recoge la siguiente afirmación al respecto: “Según la tradición, uno de estos incas construyó aquí un templo y convento que instaló tanto a sacerdotes como a vestales, con santuarios del Sol y la Luna, el primero adornado con oro y el último con plata. También asignó mil de sus súbditos, que estaban libres de tributo y otros trabajos, como residentes de Copacabana, con la obligación de que cuidaran y cultivaran la Isla, mantivieran sus andenes en orden y sirvieran al santuario.” Hoy apenas quedan los vestigios de esa grandiosa obra arquitectónica y de sus detalles constructivos. La planta superior ha desaparecido quedando unos simples muros que dejan advertir la majestuosidad de la edificación que junto a su espectacular entorno de jardines escalonados y el paisaje de la cordillera y el espejo azul del lago, hacían de este santuario, el lugar ideal para la veneración y el culto. COPACABANA

Completando el conjunto de sitios que eran parte del santuario del Titikaka y Koati, resta hablar de Copacabana. Allí existieron seguramente otras edificaciones de la misma importancia que las emplazadas en las islas. Sin embargo, poco o nada queda de ello porque el sitio fue uno de los que sufrió con mayor rigor la “Extirpación de idolatrías”. En los alrededores podemos observar algunos simples restos que hablan de la importancia que tuvo Copacabana. Entre los principales podemos citar, Kusijata, Khopakati, Huacuyo, etc.

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KUSIJATA

Quedan algunos pocos restos de lo que fue esa otra construcción inca que probablemente tenía las características de palacio. Bloques cortados y terrazas o Takanas muy bien elaboradas junto a una pieza lítica que se la ha conocido como el Baño del Inca, caracterizan el sitio. Esta pieza, tallada en traquita de un diámetro de 1.01 metros y una profundidad de 1,57 metros con un grosor en las paredes de 0.152 m, constituye una de las curiosidades más importantes del lugar. Por su conformación parece que la singular evidencia lítica fue diseñada para depósito de aguas porque presenta algunas huellas de sus desagües. Esta magnífica obra prehispánica fue reutilizada por los dueños de la Hacienda Kusijata que además construyeron una vivienda empleando los restos estructurales de los muros del palacio inca. Actualmente, parte de la construcción de la ex Hacienda ha sido destinada al Museo Regional Arqueológico. KHOPAKATI

Este sitio está ubicado en las proximidades del límite fronterizo con el Perú. En sus inmediaciones se encuentra la única pista de aviación que tiene Copacabana. También allí se pueden encontrar evidencias de construcciones inca como sus clásicos muros de piedra. Rocas labradas en ángulos rectos se encuentran dispersas y al parecer se trataba de un complejo sistema calendario que al proyectar sus sombras producidas por la incidencia del sol, indicaban con precisión los solisticios y equinoccios que en otras palabras, señalaban las épocas de siembra y cosecha. (Fig. 294) Es importante indicar que en Khopakati se encuentran unas famosas pinturas rupestres, especialmente aquella que muestra una cruz cuadrada que muchos asemejan a lo que vendría a ser una bandera Wiphala por lo que el sitio se conoce como Banderani. Estas muestras en la roca, corresponderían a tiempos mucho más antiguos que la evidente presencia inca. Este hecho nos vuelve a manifestar una continuidad de uso de los sitios ceremoniales que probablemente se dio desde Tiwanaku hasta el Incario.

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KHOPAKATI LLAMADO TAMBIEN INCA BANDERAN1 FOTO: INAR

Fig. 294

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OTROS SITIOS ARQUEOLOGICOS DE LA PENINSULA En la región de la Península de Copacababa existen otras evidencias arqueológicas tan importantes como las anteriormente citadas, pero que no han merecido estudios más profundos. Entre estos sitios podemos citar: ORKOJAWIRA: Denominado también como “Río Macho o Fuerte”. Este sitio se encuentra ubicado a escasos 200 metros al este de Intinkala presentando similares características de este último. HORCA DEL INKA: Este sitio del que se refieren inclusive los cronistas más tempranos, ha merecido permanentes análisis en cuanto a su función y antigüedad. Desde tiempos muy lejanos se le asignaba la función de “horca” para el ajusticiamiento de los sentenciados en épocas del Inkario. Sin embargo, recientes estudios han dejado de lado aquella interpretación verificando más bien, su carácter claramente de “centro astronómico”. Ya lo dijo el investigador Oswaldo Rivera: “Ni horca, ni Inka” al constatar que aquel monumento levantado en la parte central del cerro Kasanani a 500 metros al sur de Copacabana, posee marcas para los principales eventos como los equinoccios y solsticios. Su antigüedad queda por determinarse ya que en las proximidades no se han podido evidenciar restos de alfarería y mucho menos, material orgánico.(Fig. 295) PASANKALLANI: Se encuentra a 200 metros al este del sitio denominado Kopakati y a una mayor altura. Se pueden apreciar los restos de estructuras habitacionales probablemente vinculadas al sitio conocido como Banderani. SAMPAYA: Este sitio se halla casi al extremo noreste de la península de Yampupata, prácticamente al frente de la Isla de la Luna o Koati. Por su característica e importancia, la zona fue declarada “Monumento Nacional”. Allí se aprecian viviendas, vías, terrazas y otras estructuras construidas en piedra. Viene a constituir uno de los pocos sitios con tantos restos que actualmente se encuentran en uso por los habitantes de la que hoy es comunidad de Sampaya. Lamentablemente, una ola de modernismo ha invadido ese sitio y eso ha mermado su belleza y esplendor. TEJEPA: Se encuentra entre las comunidades de Sampaya y Santa Ana, en la misma región de la Península de Yampupata. Allí se evidencian restos de lo que fue un horno de carácter metalúrgico preinka reitilizado por esta última cultura.

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“HORCA DEL INCA” OBSERVATORIO ASTRONOMICO

Fig. 295 - 296

TITICACHI 374

TITICACHI: Este es un otro sitio enclavado en el sector oeste de la Península de Yampupata con claros signos de haber constituido un centro habitacional prehispánico. En recientes trabajos de excavación se encontraron restos importantes, correspondientes a las culturas Chiripa, Tiwanaku e Inka. Lo que está marcando a las claras que ese sitio también fue permanentemente ocupado por las culturas que allí se asentaron. (Fig. 296) LA VIVIENDA INCA La arquitectura doméstica en el área circunlacustre fue muy pobre ya que ahora apenas existen algunas evidencias sencillas de construcciones con plantas circulares, otras cuadrangulares y rectangulares de muy reducidas proporciones. Estas estructuras muestran una cimentación conformada por una hilada de piedra y barro, los pisos con tierra compactada, los muros de acuerdo a la región de barro o piedra sin trabajar. Estas construcciones exponen dimensiones reducidas, así por ejemplo su altura oscilaba entre 1.5 y 2.5 metros, con ingresos trapezoidales muy estrechos y algunas pequeñas aberturas de ventilación. La cubierta seguramente hecha sobre una estructura de madera de troncas y ramas gruesas estaba entrelazada y amarrada con cuerdas de fibras vegetales o animales, y el techo constituido por paja o totora tan común en la zona.(Fig. 297 y 298 a-b) Las cubiertas probablemente eran también cónicas o a dos vertientes con pronunciadas pendientes, tal cual era el estilo clásico de la construcción Inca. Pese a la simpleza de las edificaciones domésticas, éstas nos ofrecen una valiosa información. Indican la fugaz presencia incaica en la región, además de la reutilización de las construcciones ya existentes. Esto nos advertiría la dificultad que tuvieron para asentarse en la zona debido a la presencia de otros pueblos, especialmente los aymaras. En otras regiones de transición como en Pasto Grande perteneciente a la zona de los Yungas de La Paz, en las proximidades de la cordillera, se pueden apreciar otras evidencias, pero esta vez de viviendas vinculadas con la actividad agrícola. Construidas en piedra pizarra con argamasa de barro se encontraron conjuntos de dos o más habitáculos que aunque estaban construidos en zona tropical, no mostraban grandes diferencias con las de otros sitios, especialmente por el detalle de carecer de ventanas.(Fig. 299 a-g)

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Figs. 297 - 298 a-b 376

Proyecto Pasto Grande estructural habitacionales período prehispánico

Fig. 299 a-b-c-d 377

Proyecto Pasto Grande estructural habitacionales período prehispánico

EDIFICACIONES INCAS DE PASTO GRANDE SUD YUNGAS

Fig. 299 e-f-g 378

Terrazas de cultivo (tacanas) de Pasto Grande

DETALLE DE UN SECTOR DE LA LADERA SUR DE PASTO GRANDE........ 379

Estas edificaciones del tipo doméstico, estaban asociadas a conjuntos de terrazas agrícolas también realizadas en piedra pizarra. El arqueólogo José Esteves, en recientes trabajos de exploración arqueológica, encontró estos conjuntos de viviendas y terrazas. Los trabajos de limpieza y excavación darán mayor información a fin de entender algo más de su sistema de organización y control. Por el momento se pudo evidenciar que son varios los puntos en los que se encontrarían conjuntos de viviendas y depósitos. Probablemente ligados a la obtención de productos que ofrecía la región yungueña o como sitios donde estaban emplazados puntos de control de la actividad productiva que se realizaba en las áreas tropicales en beneficio del imperio.(Fig. 300 y 301) En cuanto al equipamiento de la casa, podemos afirmar que este era muy sencillo puesto que se encontraron restos de que los asientos y camas estaban construidos en barro. Especie de pequeñas alacenas se dejaban para guardar el menaje y otros objetos de uso. Se pudo observar que las viviendas no estaban agrupadas sino más bien dispersas y generalmente emplazadas en las zonas próximas a los ríos y faldas de los cerros. Seguramente para poder aprovechar las zonas con terrenos cultivables. Este hecho nos estaría indicando la función que tenían aquellas familias, ya sea en la fase de producción agrícola, o tal vez en el control y administración de ese tipo de trabajos.(Fig. 302 a-b y 303) Volviendo al análisis de la presencia inca en la zona circunlacustre, al inicio del capítulo dijimos que las evidencias arquitectónicas que hoy se pueden encontrar son muy pocas. El complejo del Titikaka vendría a constituir la mejor evidencia de la arquitectura y tecnología constructiva de los Incas en esta parte del territorio nacional.

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RESTOS HABITACIONALES DEL INCARIO EN SUR YUNGAS DEPARTAMENTO DE LA PAZ FOTO: J. ESTEYEZ CONSTRUCCIONES EN BASE A PIEDRA PIZARRA Y ARGAMASA DE BARRO

Figs. 300 - 301 381

Fig. 302 a-b

303 382

CAPITULO VIII

TECNOLOGIA Y TECNICAS CONSTRUCTIVAS • SISTEMA DE MEDIDAS ANDINAS • HERRAMIENTAS DEL PASADO • MATERIALES DE CONSTRUCCION LITICA TIERRA MADERAS Y CAÑAS • MUROS • ABERTURAS O VANOS • CUBIERTAS

SISTEMA DE MEDIDAS ANDINAS En el presente capítulo, intentamos efectuar un estudio de las medidas que se utilizaron en época prehispánica tratando de llenar un importante vacío en la investigación de las culturas andinas, lo que nos ayudará a comprender mejor la arquitectura arqueológica de los Andes. No debemos olvidar que para realizar cualquier tipo de construcción, ya sea esta de pequeñas proporciones o de escala monumental, es necesario el empleo de instrumentos que permitan lograr un óptimo manejo de los materiales. Cuando esas obras de edificación emplean materiales de gran tamaño como las piedras cortadas que se usaron tan frecuentemente en los Andes, es imprescindible que hayan sido empleados sistema de medidas. De otra manera se hace difícil entender la labor de sus constructores. La utilización de medidas seguramente permitió que se levanten los palacios, templos, ciudades, viviendas y otras importantes obras, las mismas que son un signo distintivo y característico de nuestras primigenias culturas. Lamentablemente, la información que dejaron los cronistas a este respecto, no es muy abundante. Es que muy poco les llamó la atención este tipo de aspectos, y más se dedicaron a la descripción de las actividades económicas, sociales y políticas de los antiguos moradores de estas tierras. Sin embargo, trataremos de rescatar ese reducido volumen de información, el mismo que iremos enriqueciendo con trabajos y análisis de actuales prestigiosos investigadores así como también, incluiremos nuestro sencillo aporte basado en experiencias de campo. Cuando revisamos detenidamente los patrones que se utilizaron para realizar las mediciones, encontramos una serie de contradicciones que a lo largo del tiempo se fueron distorsionando con la introducción de medidas pertenecientes al sistema europeo. Estas medidas foráneas llegaron con la invasión española, las mismas que posteriormente traerían confusión y reemplazarían totalmente al conjunto de medidas andinas que creemos constituían un verdadero sistema.

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Estas confusiones se siguen haciendo patentes en investigaciones actuales y al respecto, daremos algunos ejemplos: la llamada vara peruana de 0.835 metros, no es más que la utilizada en Castilla al igual que los valores del pie, la legua, etc. Estas medidas variaban de un lugar a otro y su uso era largo y difícil debido a sus subdivisiones en decimales. Recién entre los años 1792 y 1799, se efectuó la medición de la longitud total del meridiano terrestre, asumiendo a la diezmillonésima parte del cuadrante como unidad y dándole la denominación de metro. Esta unidad sería la base para una serie de otras medidas mayores y otras menores que luego constituirían el sistema métrico. Y ahora, vayamos introduciéndonos en el mundo andino a fin de indagar, cuál fue su sistema de medición. Primeramente detectamos que utilizaron medidas antropométricas proporcionadas por sus propios cuerpos. Estas podían ser muy variables, sin embargo, más tarde fueron normadas empleando patrones más estables. Un otro sistema que se empleó en las culturas prehispánicas, fue el astronómico que les permitía realizar mediciones mayores y más precisas. Sobre estos sistemas trataremos en este capítulo. La medida o “TUPU” en lengua aymara, tiene diversas variantes. La misma palabra TUPU tiene varias significaciones tal como lo constata Ludovico Bertonio, en su obra “Vocabulario de la lengua Aymara” (1617).(Fig. 304 a-b) TUPU TUPU TUPU

= = =

La medida Cama Legua del Inca (que equivalea una media legua es pañola) Camino Real medir toda una chacra

TUPU THAQUI = TUPU QUIPATHA =

Según el padre Diego Gonzalez (1608) y su diccionario Quechua:

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TUPU

FIG. 304 a-b 387

TUPUNITUPURCAYANI = TUPURCAMALLA, TUPU YACCTACUNI = TUPU =

Medir Dar por medida Medida

Del TUPU se ha dicho mucho, pero no se ha establecido con presición su valor o dimensión exacta. Esta medida, al parecer tiene un origen de caracter mítico, muy ligado al aspecto religioso tan característico del hombre andino. De hecho, las sílabas del TUPU encierran un profundo significado y están ligadas a las fuerzas productivas de la naturaleza, así como también al carácter dual andino. Haciendo una analogía, la sílaba TU representaría a lo masculino o su aporte, asi que es considerado como el semen representado por la lluvia, y el PU, la parte femenina, siendo el regazo de la Pachamama, las que al unirse crean LA MEDIDA para el hombre andino. Este concepto aún se sigue manejando hasta el día de hoy en los Andes. El Tupu o prendedor, que fue parte de la vestimenta femenina, también representaría esta dualidad, siendo el punzón la parte masculina y la parte superior o cuchara, representaría lo femenino. Una otra explicación que nos ayuda a entender mejor el gran significado del TUPU, es la que nos da el diccionario del padre Lira (1967), que describe como una parcela o medida agraria necesaria para el sustento de una pareja constituida por un hombre y su mujer. Efectivamente, cuando un hombre y una mujer se unían en matrimonio, el Estado les proporcionaba a la nueva pareja, un TUPU de tierra, con la cual ellos tenían que subsistir. De todo esto podemos afirmar que el TUPU era la medida agraria o extensión de una superficie, aunque no se nos precisa el valor que tenía esta. Revisando diversos trabajos al respecto, nos encontramos con distintas interpretaciones sobre esta medida, de las que solo daremos algunas como un marco de referencia.

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El cronista Garcilazo de la Vega nos dice que el TUPU es la medida agraria o extension de tierra en la que se puede sembrar un quintal de maíz. Aquí podrá apreciarse claramente la introducción de otro sistema de medidas puesto que el quintal correspondía a las unidades traídas de España. (Quintal, peso de cien librasen Castilla, cuarenta y seis kilogramos). Mucho más explícito es el diccionario del padre Lira, quien nos indica que el TUPU es una medida agraria de superficie que mide 44 varas de ancho por 88 varas de longitud, considerando a “vara peruana” de 0.835 metros. Esto nos da la siguiente relación: 44 x 0.835 = 36.74 metros 88 x 0.835 = 73.48 metros 36.74 x 73.480 = 2699.65 metros cuadrados = 2700 m2 Por su parte, el investigador Dr. Luis E. Valcarcel en su obra “Historia del Antiguo Perú”, en el Tomo II pág. 610, nos dice que el TUPU es una medida de superficie que tiene 2705 m2, coincidiendo con la conocida investigadora María Scholten quien obtiene de sus trabajos, la medida andina equivalente a 3.34 metros, a la que denomina “La Unidad de la Medida Americana”. Ella toma como la base de sus cálculos, la “vara peruana” y la multiplica por cuatro, obteniendo: 0.835 x 4 = 3.34 metros En su obra, “La Vara Mágica” (1985), ella nos dice que esta unidad fue utilizada en la escultura, confección de telas, arquitectura, en geografía, etc. plan teando su uso del siguiente modo: 3.34 centímetros 3.34 metros 3.34 kilómetros

En la escultura y confección de telas. En la arquitectura. En la geografía.

Utilizando la relación general (3.34 x 10). De su estudio extractamos el análisis que hace para la obtención del valor de 2.700 metros cuadrados equivalente al TUPU. Para ello se basa en el siguiente esquema:

389

Partiendo de un círculo cuyo diámetro es de “7 Unidades Americanas” (no explica por qué parte de ese valor), abate el perímetro de la circunferencia obteniendo una recta de 22 Unidades Americanas y toma la mitad de ésta, es decir, 11 UA, para luego multiplicar estos valores por una Unidad Americana al cuadrado.(Fig. 305) 22 x 11 x 3.34 = 2.699,65 = 2.700 m2 Si bien, en sus otras obras, “El Tupu” y “La Vara Mágica”, desarrolla toda su hipótesis que es muy reveladora e interesante, creemos así mismo, que ella parte de muchos supuestos apartándose de alguna manera de la realidad andina.

Fig. 305

Recurrimos nuevamente al investigador Luis Valcarcel quien al referirse al sistema de medidas Incas nos da la siguiente relación:

390

Tupu Chejta o Patma Sillku Kutmu

Pojcha Kollo Rijra Sikya Kuchuch tupu K’apa Yuku Juk Mikllay Poktoy Japtay Kullu tupu Chuta Kaspi Rullu Pojcha

es la unidad de superficie (2.705 m2) la mitad la cuarta parte la octava (Las designaciones de chejta, patma sillku se aplican también a los volúmenes) equivale a media fanega española a un octavo la brazada es la media brazada el codo el palmo el geme una haldada la almozada o medida de entreambas manos el puñado almud, celemín la medida pública de tierras que era de una braza medidor de la medida fanega De Luis E. Valcarcel “Del Ayllu al Imperio” (1925)

También recogimos el trabajo de la investigadora María Rostorowski respecto a las medidas andinas. Ella señala que la medida más importante de los quechuas fue la RIKKA o braza, distancia media entre los dedos pulgares del hombre, tendidos horizontales los brazos equivalente a la Locka aymara, así mismo da las siguientes medidas de longitud aunque no nos proporciona sus valores. Skia Papacancha Cuchuchtupu Capa Yuku Ecca

equivale a la vara castellana 20 varas de ancho por 20 varas de largo (para cultivo de tubérculos) equivalente al codo castellano palmo geme 10 brazas de ancho por 100 brazas de largo

391

Tupu

no sólo fue medida de área sino también de distancia.

En cuanto a las medidas de capacidad nos refiere las siguientes: Pokcha Siquis Runcu Checta Runcu Cutmu Sillcu Ttakhitta Luu

media fanega = 27.7 litros medio almud castellano Canasta (para medir la coca y el ají) Media canasta la cuarta parte la octava tinaja llena hasta la boca para medir chuño o maíz porción de cualquier cosa que cabríaen el hueco de las manos juntas De María Rostorowsky “Mediciones y cómputos del antiguo Perú” 1978 - Cuaderno Prehispánico N° 6 - España

En el recorrido bibliográfico, nos encontramos con otras versiones sobre el Tupu. Es el caso del arquitecto peruano Agurto Calvo, que en su magnífico análisis de la arquitectura Inca, le asigna un valor lineal de 6.000 metros a 7.800 metros. Una vez analizado lo que se escribió sobre el Tupu, tanto en las crónicas, diccionarios antiguos, así como en los trabajos contemporáneos, es necesario resumir los datos y plantear conclusiones sobre el sistema de medidas andinas. Un dato muy importante es aquel que refiere a que en muchas comunidades aymaras, el “Tupu” es reemplazado por la “Chata” a la que se le asigna el mismo valor, siendo ésta medida en “Luk’ as”, que es una medida que aun permanece vigente en muchas comunidades. La “Luk’a” tiene una dimensión de 1.60 metros de longitud, tomándose como equivalencia la longitud de los brazos extendidos. Así mismo, existe una medida menor denominada “Chica Luk’a” de 0.60 metros de longitud que sería la equivalencia al largo de un brazo. Cada una de estas medidas tiene a su vez una serie de submúltiplos que más adelante detallaremos.

392

La “Chata” o “Tupu” puede ser medida en “Chica Luk’a” de 0.60 metros, haciendo un total de 100 unidades de este tipo por lado. Así tendríamos: 100 CHICA LUK’A x 100 CHICA LUK’A = 10.000 CHIKA LUK’A 60 metros x 60 metros = 3.600 m2 = TUPU o CHATA Decíamos que la “Luk’a” tiene distintos múltiplos y submúltiplos: JACHA LUK’A = 1.60 metros (brazos extendidos) TAIPI LUK’A = 0.80 metros (media Jacha Luk’a) CHICA LUK’A = 0.60 metros (largo de un brazo) Una “Jacha Luk’a” tiene una equivalencia de 4 codos andinos, el cual a su vez tiene 0.40 metros de longitud (promedio) que se determina midiendo desde la punta de los dedos hasta la parte interna del brazo, tal como se puede apreciar en el gráfico correspondiente. (Fig. 306) Una JACHA LUK’A = 4 codos andinos 1.60 metros = 0.40 m. x 4 = 1.60 metros Una TAIPI LUK’A = 2 codos andinos 0.80 metros = 0.40 m. x 2 = 0.80 metros

"CODO ANDINO"

Fig. 306 393

Por otra parte, la “Chica Luk’a” de 0.60 metros, tiene cuatro “Wikus” que equivalen a 0.15 metros, y se determinan midiendo desde la punta del pulgar hasta el extremo del dedo índice, tal como indica el gráfico. (Fig. 307) Una CHICA LUK’A = 4 WIKUS 0.60 metros = 0.15 m. x 4 = 0.60 metros Estas medidas se multiplicaban por 10, 100, 1000, 10000, etc. para determinar los múltiplos. Así tenemos como ejemplo: 100 CHICA LUK’a X 100 CHICA LUK’A = Un TUPU o CHATA, superficie cuadrada que a su vez se dividía en 10 IKHAS, siendo un rectángulo de 10 CHICA LUK’A por 100 CHICA LUK’A. IKHA = 10 CHICA LUK’A x 100 CHICA LUK’A = 1000 CHICA LUK’A 6 metros x 60 metros = 360 metros cuadrados

JEME

Fig. 307 La acción de medir tanto superficies así como distancias, se denomina “Carucay”. Para medir en “brazas” “Rikrani” y en gemes “Yukuni”.

394

Una medida itineraria era el “Yapu” que correspondía a 10.000 Chica Luk’ a (0.60 metros x 10.000 = 6.000 m) O sea que 10.000 pasos recorridos lentamente y sin apuro, (actualmente se llama “Yapu” en aymara a la chacra de cultivos sin especificar medidas) (Fig. 308) Otra medida itineraria era el “Guamanin” que equivalía a 30 Tupus lineales es decir 6.000 a 7.800 metros. 30 TUPUS = 1 GUAMANIN 180.000 m. a 234.000 m.

Fig. 308

Es importante señalar que en el Mundo Andino, se conocía la numeración decimal tan completa y perfecta como la que hoy conocemos y utilizamos. En sus obras arquitectónicas se puede apreciar claramente el empleo de fracciones o múltiplos de la unidad Luk’a. El ancho, alto y largo de los muros estaban expresados por una, dos, tres, etc. Luk’as. Pueden existir pequeñas diferencias debido a que no todos los brazos son iguales en cuanto a su largo, además que éste puede medirse de diversas maneras. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la Luk’a fue una de las medidas más importantes del Mundo Andino. 395

Algo muy substancial que hemos detectado en nuestras investigaciones, es que en el pasado precolombino, ya conocían el “triángulo pitagórico”, es decir un triángulo con medidas de catetos e hipotenusa: 3, 4, 5. O por lo menos se acercaban proporcionalmente a estos valores a fin de obtener ángulos rectos perfectos. Si se desea comprobar esta afirmación, solo es necesario observar en Tiwanaku las piezas constructivas que en forma sorprendentemente exacta van repitiendo las relaciones siguientes como un verdadero “módulo constructivo”: (Fig. 309 a-b, 310, 311, 312, 313, 314) 3 3/4 0.15 0.60 1.20 2.70

4 1 0.20 0.80 1.60 3.60

5 1 1/4 0.25 1.00 2.00 4.50

396

MEDIDAS ANDINAS

Fig. 309 a397

ANTROPOMETRIA ANDINA

Fig. 309 b 398

Fig. 311

PUERTA DE SOL

399

PORTADA DE PUMAPUNKU

Fig. 312 - 313 - 314 400

LAS HERRAMIENTAS DEL PASADO Los antiguos constructores andinos, realizaron obras arquitectónicas que hoy nos asombran por su gran monumentalidad, el manejo y trabajo de grandes bloques de piedra magistralmente tallados y pulidos, ajustados unos con otros con gran precisión. El producto de tan importante despliegue tecnológico es el resultado del empleo de materiales rústicos y herramientas sencillas. Hoy podemos apreciar en diversos sitios arqueológicos, verdaderas obras de ingeniería que solamente se pudieron hacer realidad gracias al esfuerzo y tenacidad de hombres y mujeres organizados guiados por dirigentes sabios que formaron un estado equilibrado. En este capítulo, analizaremos algunas de las herramientas que se utilizaron en esos tiempos, para realizar todo tipo de trabajos de construcción, a fin de analizar la evolución que se produjo en el arte de la edificación y apreciar paralelamente el perfeccionamiento de las herramientas a través del tiempo. El científico que se dedica a la labor de investigación arqueológica, escudriña la tierra en busca de artefactos o utensilios de metal, piedra, hueso de modo similar como lo hace con los fragmentos de alfarería, textilería y otros. Esta labor lo conduce a registrar terrenos, cuevas, tumbas arañando la tierra para dejar al descubierto vestigios que abandonaron los moradores de pueblos hoy desaparecidos. (Fig. 315 y 316 a-b)

Fig. 315 - 316 a-b

401

Esta búsqueda no termina con la recolección de esas evidencias, sino que más bien su trabajo empieza ahí dando origen a una etapa larga de reconstrucción del sistema de vida que tenían aquellos habitantes del pasado. Interpretar cada objeto viendo detrás de él al hombre que lo fabricó y lo utilizó, permite ir reconstruyendo poco a poco la forma de vivir de aquellas sociedades autoras de semejantes obras. Por más insignificante y minúsculo sea el objeto de análisis, permite ir obteniendo valiosa información que al final dará lugar a una reconstrucción, y eso es lo que se pretende hacer en este trabajo. Los indicios de herramientas hallados en trabajos arqueológicos, nos dejan hacer la siguiente clasificación: - Herramientas en líticos. - Herramientas en hueso - Herramientas en metal HERRAMIENTAS LITICAS Inspeccionando las herramientas de piedra encontradas en los sitios arqueológicos, se puede concluir que las mismas fueron utilizadas en tres etapas culturales: a)

Las primeras que el hombre empleó aprovechando el material que tenía a mano como es el caso de la piedra. Tal como hoy, en día cuando salimos al campo y empleamos una piedra para clavar una simple estaca o para defendernos con el guijarro más próximo.

b)

Herramientas fabricadas en piedra mediante el martillado o la percusión para darle formas de acuerdo a la aplicación y necesidad.

c)

Herramientas estandarizadas por cierta tradición establecida y de acuerdo a características ergonómicas determinadas por factores antropométricos, las mismas que se van repitiendo sistemáticamente.

En los Andes bolivianos, se descubrieron vestigios de estas herramientas que se emplearon desde las épocas más tempranas como es el caso de Viscachani, Sica Sica en La Paz, Sud Lipez en Potosi. En esas zonas se ubicaron importantes yacimientos de restos líticos a los cuales los investigadores Dick Edgar Ibarra Grasso 402

y Roy Querejazu Lewis en la obra 30.000 años de Prehistoria en Bolivia (Pág. 100) determinan como correspondientes a: (Fig. 317 a-l, 318 a-e, 319) - Cultura Viscachani I - Cultura “Hojas de Laurel” - Cultura Ayampitense

30.000 años 15.0000 a 10.000 años 10.000 años

Fig. 318 - 319

En el presente trabajo no nos detendremos en la edad de estos artefactos y más bien, analizaremos la función y rol que cumplieron. Las herramientas más antiguas fueron fabricadas en cuarcita, de tamaños relativamente grandes y con pocos retoques. Estas fueron hechas por percusión y algunas tenían la función de “raspadores”, “hachas de mano”, “raederas”, etc.. Estas últimas tenían los bordes filos y servían para cortar. Posteriormente aparecieron las puntas de lanzas y los microlitos, es decir, las puntas de proyectiles de dimensiones más pequeñas y trabajadas en cuarcita y

403

Fig. 317 a-l 404

obsidiana. La mayoría de este tipo de piezas son pedazos planos de piedra, tallados por las dos caras. La labor de trabajar con las dos caras estaba orientada a obtener un borde filo que permitiera cortar, picar, agujerear y rascar. Las lascas tenían un borde cortante mucho más ancho y servían también para cortar, raspar y picar. Por otra parte, estaban los guijarros puntiagudos que permitían realizar perforaciones en otras piedras mas blandas o también contribuían al trabajo sobre huesos, cueros, etc. de forma muy similar a los actuales punzones.(Fig. 320)

Fig. 320 Posteriormente las herramientas fueron adquiriendo un mayor grado de especialización y es así que encontramos láminas de bordes muy afilados elaborados en duro pedernal u obsidiana. Para este efecto se conseguía un “núcleo” de forma cónica del cual se desprendían estos fragmentos en forma de cuchillos mediante trabajo de percusión, haciendo que los bordes queden más o menos paralelos o sea, con dos filos, aunque también se encontraron piezas que presentan un solo borde afilado. (Fig. 321)

Fig. 321

405

Un otro instrumento fue el “buril” o “cincel” con un borde filo transversal que cumplía la función del actual formón. Esta herramienta podía ser de extremo agudo o de un solo sesgo y servían para realizar ranuras en piedra, madera y huesos. (Fig. 322)

Fig. 322

La denominada punta en “Hoja de Laurel”, era una especie de cuchillo para corte. Existían otras variedades mas pequeñas a las que se les dió el nombre de “hojas de sauce” y servían para puntas de flecha y lanzas. Este último tipo de trebejos podía tener una punta con “muesca” para darle una mayor efectividad en los cortes. (Fig. 323) También se encontraban los instrumentos de doble mango con una zona central “estrangulada” o recortada, tal como son las actuales cuchillas devastadoras que se usan en carpintería. Su función era la de raspar antes que cortar y servía para aplicar en madera, huesos, cuero, etc. (Fig. 324)

Fig. 323

Un otro instrumento de trabajo era aquel configurado por una lámina de obsidiana con raspador en uno o ambos extremos, con un buen borde afilado 406

Fig. 324

para raspar la madera o los huesos. También servía para realizar las perforaciones en otros materiales blandos. Del mismo modo se fabricaban las “barrenas” o “taladros” los cuales poseían una terminación en punta muy afilada que permitía hacer orificios en materiales como madera, hueso, concha, etc. (Fig. 325)

Fig. 325

407

Los raspadores de mayor tamaño tenían forma redondeada y puntiaguda con bordes muy agudos. Sus formas y proporciones permitían cumplir la función que hoy tiene un cepillo o garlopa. (Fig. 326)

RASPADORES

Fig. 326

Otros instrumentos de trabajo eran aquellos constituidos por láminas cuyo borde afilado tenía características dentadas. Su función principal era cortar o aserrar otras piedras mas blandas o materiales suaves como madera, huesos, etc. (Fig. 327) Las hachas de piedra muy comunes entre las antiguas culturas eran empleadas en la construcción. Estas eran substanciales en las labores del hombre de esas épocas y servían para golpear y cortar, tanto piezas líticas como maderas y otros materiales, del mismo modo como hoy utilizamos los mazos o martillos. (Fig. 328, 329 y 330 a-c, 331, 332)

Fig. 327

408

hacha enmangada

mazos

Fig. 328- 329- 330 a-c 331 - 332

409

NIVEL

Fig. 333 a-b 410

Muchas de las obras de ingeniería requerían de una adecuada nivelación. Para ello se fabricaron instrumentos para obtener el nivel de una superficie o de un trazado lineal. Estas herramientas empleaban líquidos para establecer la horizontalidad requerida y estaban fabricados en piedra con una base redondeada de sección parabólica que les dejaba tener un pequeño punto de apoyo. Así también se inventaron niveles con base plana estructurados del mismo modo que los anteriormente descritos. En la parte superior se efectuaban rebajes a fin de contener el agua que posibilitaba determinar la nivelación en todos los sentidos.(Fig. 333 a-b) Para encontrar la verticalidad empleaban instrumentos muy similares a las actuales plomadas. Las mismas estaban fabricadas en piedra de forma redondeada aunque se encontraron algunas casi cúbicas. Se considera que estos instrumentos eran utilizados como plomadas porque en la parte superior tenían apéndides perforados para sostener el peso. Seguramente estas cargas eran colgadas suspendiéndolos con cuerdas de lana de camélido o fibras vegetales. El nombre originario era “Huypa o Huypaychi”.(Fig. 334)

PLOMADA

Fig. 334

HUYPA o HUYPAYCHI

HERRAMIENTAS METALICAS Después de que el hombre utilizara la piedra como materia prima para fabricar sus primeras herramientas, se fueron produciendo paralelamente, descubrimientos de otros materiales que ofrecían propiedades tan interesantes que inmediatamente surgieron las herramientas de trabajo más evolucionadas. 411

Las culturas prehispánicas, desde épocas muy tempranas llegaron a fundir el cobre y posteriormente obtubieron aleaciones utilizando para ello, otros metales. Este progreso tecnológico dió lugar a la invención de una serie de otras herramientas como los cinceles, punzones, sierras, hachas, etc. que facilitaron sus trabajos. Estos aperos con otro tipo de propiedades, ayudaban a la extracción de nuevos materiales para la construcción así como para trabajar las edificaciones. Con este tipo de herramientas, se logró cincelar las piedras con extraordinaria calidad así como darle formas que hasta el día de hoy perduran para nuestro asombro. El desarrollo de la metalurgia permitió un mayor desarrollo en el manejo de nuevos materiales. Se encontraron vestigios de instrumentos de trabajo fabricados en diverso tipo de metales. En labores arqueológicas es frecuente descubrir cinceles que servían para desvastar la piedra y la madera. También se hallaron punzones muy delgados y afilados que permitieron perforar duros materiales como la piedra, madera, hueso, etc. La mayor resistencia de los metales o las aleaciones frente a los materiales líticos, hizo posible realizar delicadas perforaciones que hoy son admiradas como ejemplo del conocimiento alcanzado y de la paciencia con la que operaban los artesanos. (Fig. 335)

PUNZONES

412

Un otro tipo de herramientas manufacturadas en metal o aleaciones, eran las sierras o alambre de cobre, que posibilitaba aserrar materiales duros como la piedra, para lo cual empleaban otros materiales en calidad de abrasivos que simplificaban el trabajo. Por lo tanto, estas herramientas podían aserrar con mucha mayor facilidad los materiales blandos. Entre otros instrumentos elaborados en metal, podemos citar las hachas. Estos permitían la extracción y el corte de materiales duros facilitando enormemente la labor de construcción. El investigador Ing. Jorge Arellano López en relación a la utilización de los metales en la fabricación de las herramientas dice lo siguiente: “como corolario de esta suscinta introducción a la metalurgia prehispánica en Bolivia, se puede efectuar el siguiente resumen con referencia al cobre que fue el principal elemento nativo utilizado, aunque tenía el defecto de su blandura que limitaba en gran parte la fabricación de herramientas. De ahí que en principio sólo sirvió para la confección de cierto tipo de objetos, generalmente de uso doméstico y personal” (J. Arellano, 1982, “Algunos aportes al conocimiento de la Metalurgia Prehispánica en Bolivia”, Pág. 86).(Fig. 336 a-e, 337, 338, 339, 340, 341) Otros instrumentos de uso constructivo que tenían precisión según el Ing. Arthur Posnansky son los “diópteros”, que servían para la medición de ángulos y nivelación de superficies coincidiendo con las funciones de un moderno teodolito.(Fig. 342 a-c) Este instrumento constaba de un pedestal en el cual se insertaban dos tupus para obtener una “visual” a través de sus pequeños hoyos. Otro sencillo instrumento prehispánico que servía para la medición de ángulos de 90° y obtener horizontalidad, estaba constituido por dos tubos huecos cruzados perpendicularmente.(Fig. 343) Encima del cruce se colocaba un recipiente que servía como nivel de agua, colocándose este conjunto sobre un bastón para ser clavado en la tierra. El funcionamiento era muy simple; mediante uno de los tubos el observador alineaba su posición con un punto elegido y directamente el instrumento le ofrecía además del alineamiento perpendicular, el conjunto le daba una superficie nivelada. 413

Figs. 336 - 337 - 338 - 339 340-341 414

RECONSTRUCCION DEL DIOPTERO SOBRE UN PEDESTAL “CON DOS TOPOS SE OBTENIA UNA VISUAL” A. POSNANSKY

Fig. 342 -343

INSTRUMENTO TOPOGRAFICO DICENADO PARA EL TRAZO DE ANGULOS DE 45° O DE DIAGONALES DEL CUADRADO. COLECCION SR. JOSE KOECHLIN (Lima-Perú)

415

Es probable que este instrumento haya permitido conseguir los perfectos alineamientos en sus construcciones, especialmente las monumentales.(Fig. 344)

Fig. 344 INSTRUMENTO DE LA COLECCION DEL SR. ALBERTO FEHLING (LIMA PERU) ESQUEMA ARQ. CARLOS MILLA (GENESIS DE LA CULTURA ANDINA 1983)

HERRAMIENTAS DE HUESO La mayoría de herramientas que empleó este tipo de materia prima, tuvo características punzo-cortantes, debido a que eran empleadas en usos específicos, especialmente en trabajos con materiales blandos como cuero, textiles, etc. Por otra parte, es de conjeturar que empleaban huesos planos para elaborar una especie de paletas empleadas en ocupación de recubrimiento de superficies, tal como hoy empleamos los badilejos. En el alisado de los adobes de barro o de las superficies revocadas con tierra, es probable que también hayan sido empleadas estas herramientas oseas. Se han desenterrado diversos objetos de hueso que parecen ser instrumentos o herramientas, sin embargo hasta hoy no se ha podido determinar sus aplicaciones o usos. 416

MATERIALES DE CONSTRUCCION MATERIAL LITICO LA PIEDRA En el Mundo Andino, el empleo de la piedra fue acostumbrado, principalmente en los trabajos de construcción tanto en obras de tipo habitacional o de uso doméstico, como en las obras sociales y monumentales. Para un análisis detallado de este material, es necesario determinar algunos de los siguientes aspectos: Características y tipos de las piedras que fueron utilizadas. Formas que tuvieron para extraer las piedras. Técnicas de traslado. Formas y trabajos adaptados. Utilización en los aparejos. A) Características y tipo de material lítico más empleado N° MATERIAL

CARACTERISTICAS DE COLOR

DUREZA RESISTENCIA A LA COMPRESION

gris rosáceo, verdoso, negruzco

2

BASALTO

gris, verdoso, negruzco

3

ARENISCA

rojizo, marrón, crema, amarillento

4“

4

CALIZA

blanco, gris amarillento, crema

3“

5

CUARCITA

blanco, gris

5“

800



6

DIORITA

gris, verde

6“

1200



7

GRANITO

gris, rojizo, verde

7“

1200



8

PORFIDOS

negro, marrón, rojizo, amarillento

5“

417

6 Mohs

1200 Kg/cm2

1 ANDESITA

5-6 “

1200



500



200-500 “

800-1000 “

B) Formas de extracción El trabajo de la piedra empezaba con la selección del material lítico, para lo cual realizaban una prospección hasta encontrar el material requerido. En las canteras empleaban herramientas simples y rústicas como guijarros, u otras piedras más duras, así como también artefactos de cobre y bronce. No existen evidencias de la utilización de herramientas fabricadas con materiales más duros y resistentes como el hierro ni tampoco, del empleo de dispositivos especiales como palancas u otro tipo de artefactos.(Fig. 345, 346 y 347)

SERRANIA DE KALIRI AL FONDO EL VALLE DE TIWANAKU

Fig. 345

Sobre las técnicas de extracción de los bloques de piedra de las canteras, quedan muy pocos vestigios para determinar la forma cómo trabajaban. Sin embargo, realizando cuidadosa observación en las canteras, se puede inferir que empleaban técnicas de dilatación y contracción enérgica. Amontonaban junto a la cantera, cantidades de leña y paja, para hacer una verdadera gran hoguera de modo de calentar el material lítico hasta temperaturas más o menos altas. Luego echaban agua fría e inmediatamente, debido al contraste de temperaturas, se producían las fisuras necesarias para extraer bloques menores. Esta labor era complementada y

418

CANTERA DE KALIRI CANTERAS DE ASPERON O ARENISCA QUE SURTIAN MATERIAL A TIWANAKU SE OBSERVA LOS BLOQUES CORTADOS Y A MEDIO TRABAJAR UBICACION: ESTE DE LA SERRANIA DEL KIMSA CHATA. Fig. 346 - 347

419

ayudada con cuñas de pedernal o pedazos de piedra más dura, introducidas en hendiduras a golpe de martillos u otras piedras. De esta manera obtenían bloques menores que luego eran canteados en el mismo sitio para posteriormente ser seleccionados de acuerdo al uso que tenían que darle. Una otra forma de producir roturas en los bloques mayores, era provocar varios huecos con herramientas agudas. En estas perforaciones introducían cuñas de madera que eran luego mojadas. Con la expansión de la madera se producían fuerzas capaces de ocasionar rajaduras que eran aprovechadas para obtener bloques de menor tamaño. También emplearon el congelamiento del agua en épocas frías que producía un efecto similar. Este tipo de técnica aún es empleada en la extracción de bloques de la serranía de Kimsa Chata por los hombres que cantean la arenisca roja. También se recolectaban cantos de las riberas de los ríos y las laderas de las montañas, y éstas de acuerdo al tamaño servían en la construcción tanto de los cimientos así como los aparejos. Luego de obtener bloques de menor tamaño, estos eran seleccionados como elementos constructivos. Seguramente que para esta selección también consideraban las propiedades de los distintos materiales líticos. Los más grandes servían para umbrales o dinteles de ventanas o puertas, o bien, para columnas sustentadoras. Los bloques menores eran utilizados para los sillares de cerramiento o para ser empleados como baldosas en los pavimentos. C) Transporte del material lítico El traslado o transporte de los litos extraidos de las canteras, casi siempre ha despertado controversia, ya que en muchos de los casos, las fuentes de extracción de las piedras estaban muy distantes de los sitios donde fueron empleadas en construcciones. El conflicto se plantea principalmente con los enormes bloques que tenían varias decenas de toneladas de peso tal como se pueden ver hoy en el Templo de Pumapunku.(Fig. 348, 349, 350, 351)

420

MAQUETAS A ESCALA DE BALSAS Y BLOQUES DE ANDESITA EN PRODUCCION.

421

Figs. 348 - 349

POSIBLE SISTEMA DE TRANSPORTE MEDIANTE BALSAS DE TOTORA DE LOS BLOQUES DE ANDESITA PROVENIENTES DE LAS CATERAS DEL VOLCAN KHAPIA.

Figs. 350 - 351

422

Sin embargo, para los antiguos constructores, el traslado de enormes bloques no ha debido significar mayor conflicto. Planteamos algunas alternativas al respecto: Empleo de grandes muchedumbres a fin de aprovechar la fuerza de grandes grupos humanos y suplir aparatos de locomoción.(Fig. 352) Posible deslizamiento de los enormes bloques sobre rollizos de madera o canto rodado. Deslizamiento de enormes bloques sobre arcilla humedecida. La arcilla mojada, debido a su coeficiente de rozamiento, bien podía facilitar el movimiento de las piedras. Utilización de elementos como cuerdas, pitas o sogas trenzadas y fabricadas del maguey, paja, pellejo de animal o lana de camélido. Estos materiales aún pueden ser encontrados en puentes prehispánicos que quedan en pie hasta nuestros días. Posible empleo de embarcaciones de totora en el área circunlacustre, que por su gran poder de flotación, podían permitir el TRASLADO DE PIEDRA SEGUN traslado de bloques de gran talle. HUAMAN POMA DE AYALA (1600)

Fig. 352

D) Formas o estado del material pétreo El dar formas a los bloques extraidos de las canteras, generalmente se hacía en las mismas fuentes de origen. Para un mejor análisis de este aspecto sugerimos la siguiente secuencia: Una vez que los bloques llegaban al sitio donde se había decidido construir, en algunos casos eran pulidos. Esta labor se la efectuaba empleando arena fina como abrasivo y otra piedra para realizar el frotamiento. Es importante resaltar el finísimo acabado que se puede apreciar en algunas piedras encontradas en el sitio principal de 423

Tiwanaku, lo que solamente pudo haberse logrado gracias al esmerado y paciente trabajo de especialistas en el manejo y embellecimiento de la piedra. (Fig. 353 a-f) Para tallar las esculturas y darles las formas necesarias, era necesario astillar lo que era logrado con el empleo de combustión de leña o paja en las zonas que debían ser rebajadas. La percusión habría sido otro método, tal vez más sencillo, para dar la forma final a los bloques de piedra. En esta operación eran empleados cinceles metálicos y martillos de piedra más dura o metal. E) Aparejos En el fascinante Mundo Andino, se encuentra una gran variedad de aparejos construidos con material lítico. Estos pueden ser rústicos, celulares, engastados, sedimentarios o ciclópeos. (Fig. 354) Aparejo rústico: Constituido por piedras naturales sin cantear, y de diversos tamaños, colocadas o superpuestas en orden. En algunos casos acuñadas con guijarros o mortero de barro. Generalmente eran utilizados en cercos, muros de contención, construcciones habitacionales, fuertes, etc. como es el caso de la mayoría de las edificaciones Incas en nuestro territorio (Inkallajta, Inkarracay, Pilcocayna, Chinkana, Sevaruyo, etc.) Aparejo celular: Se asemeja a la disposición celular que tiene un panal de abejas. Podían ser de forma pentagonal o poligonal y para ello se canteaban y esculpían los litos, hasta lograr encajar perfectamente los sillares con las juntas alcanzando su emplazamiento. El acabado pudo variar entre rugoso a pulido en la cara frontal del muro y su tamaño pudo variar. Ejemplos patentes de este tipo de aparejo encontramos en la Isla de la Luna en el sitio conocido como Ajila Huasi.(Fig. 355, 356, 357, 358 y 359) Aparejo engastado o trabado: Este tipo de aparejo era construido con piedras labradas unidas unas a otras como rompecabezas haciendo que los numerosos ángulos lleguen a coincidir. Las caras podían presentar un terminado “almohadillado convexo” o ser simplemente planas. El ejemplo clásico de este tipo de aparejo se encuentra en el pasaje Inca Roca del Cusco en el Perú. También encontramos otros ejemplos en el imponente sitio de

424

DESBASTADO

CANTEADO

natural

Fig. 353 - 354 425

LABRADO O PULIDO

NATURAL

Figs. 355 - 356 “CHINCANA” ISLA DEL SOL

426

MUROS RUSTICOS CERCOS ISLA DEL SOL

Figs. 357 - 358 - 359

IRREGULAR NATURAL

INCA: COCHABAMBA INCARACAY LA PAZ: ISLA DEL SOL-PILCOCAIMA

427

Machu Picchu así como en Ollantaytambo. En Bolivia se descubrió este tipo de muros entrabados en Tiwanaku y en Carangas (Oruro).(Fig. 360, 361, 362, 363, 364, 365, 366)

Fig. 360

POLIGONAL

POLIGONAL

Aparejos sedimentados o de hileras horizontales: Este ejemplo de aparejo estaba conformado por hiladas horizontales de sillares cuadrangulares o rectangulares generalmente labrados o pulidos. Las caras podían presentar un acabado almohadillado convexo, biselado o completamente plano. En este tipo de aparejo, las piedras podían superponerse en hiladas de la misma altura combinándose con hiladas de diferentes dimensiones de manera semejante a lo que hoy sucede con el empleo de elementos constructivos modulares como adobes o ladrillos. El conjunto adoptaba una apariencia de movimiento por el tamaño creciente o decreciente de sus elementos o finalmente, alternando hiladas de diversas dimensiones.

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APAREJO CELULAR (INCAS) CHINCHERRO CUSCO PERU IÑACUYO - ISLA DE LA LUNA (CUATI)

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Figs. 361 - 362

TRABADO

MURO ENGASTADO O ENSAMBLADO CUSCO PERU

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Figs. 363 - 364

CHULLPA CON APAREJO TRABADO TURCO - ORURO

Figs. 365 - 366

CHULLPA EN PIEDRA TRABADA ROSARIO - PACAJES

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En Tiwanaku, se pudieron encontrar interesantes ejemplos de este tipo de aparejos sedimentarios, combinados con elementos trabas, espigas o grapas para reforzar su unión.(Fig. 367, 368, 369, 370, 371) Aparejo ciclópeo: Consistía en piedras de gran tamaño que en algunos de los casos sobrepasaban los 3 metros de altura. Generalmente conservaban su forma original realizando retoques para su unión, tal es el caso de Sacsayhuaman, Machu Picchu y Sajra Pucara en el Perú. En nuestro país tenemos magníficos ejemplos como la pirámide de Pumapunku aunque en ese caso no es en paramentos sino en las plataformas.(Fig. 372, 373, 374, 375)

LABRADO REGULAR

Fig. 368

La decoración de los materiales líticos era realizada con instrumentos fabricados con materiales mas duros que la piedra, empleando la percusión. Para los cortes se utilizaban cordeles fuertes fabricados con fibras, con arena como abrasivo. El duro trabajo de desgaste también podía hacerse con materiales de metal. Los cortes circulares eran realizados probablemente con instrumentos tubulares como el hueso o instrumentos de metal.

Las perforaciones se lograban con verdaderos taladros de piedra dura o de metal. Una otra técnica para esto, consistía en emplear cenizas que cubrían las líneas de dibujo que debían quedar resaltadas. Luego se procedía a calentar la superficie de la piedra y las partes sometidas al fuego se descomponían mientras que las partes

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APAREJOS SEDIMENTARIOS

Figs. 367 - 369

AKAPANA SECTOR ESTE

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BLOQUE EN ANDESITA MUESTRA UNA SERIE DE REBAJES PARA SU ENSAMBLAJE ASI COMO “CAJAS” PARA ESPIGAS AKAPANA TIWANAKU

UNION DE SILLARES REFORZADAS MEDIANTE GRAPAS DE COBRE PUMAPUNKU TIWANAKU

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Figs. 370 - 371

APAREJOS CICLOPEOS

Figs. 372 - 373

SACSAYHUAMAN CUSCO PERU

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Figs. 374 - 375

BLOQUES CICLOPEOS EN ANDESITA MURO OESTE DE KALASASAYA BLOQUES CICLOPEOS EN PUMAPUNKU ALGUNOS DE LOS CUALES SOBREPASAN LAS 130 TONELADAS DE PESO

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protegidas, eran preservadas. Terminada esta etapa, se procedía a cincelar aquellas partes afectadas que presentaba cavidades fáciles de trabajar. (Fig. 376) La elaboración de la iconografía en las estelas, se la conseguía mediante un permanente raspado con pequeños cinceles y punzones elaborados en material lítico de gran dureza o de metal.

Fig. 376

Sin embargo, queda mucho por estudiar sobre las técnicas que UN SILLAR ESQUINERO empleaban los pueblos antiguos para BELLAMENTE DECORADO CON MOTIVO trabajar la piedra, ya que sus exANTROPOMORFO traordinarios resultados nos hacen pensar que lograron el conocimiento perfecto y los secretos del material que les permitía lograr tan exquisitas obras de arte. (Fig. 377 a-k) Cuando vemos construcciones monumentales en los sitios arqueológicos andinos, surge necesariamente la pregunta de “cómo levantaban esos enormes bloques de piedra?”. Para suspender alturas importantes como es el caso en Tiwanaku (19 metros en Akapana) consideramos que se construían rampas de delizamiento o planos inclinados de tierra compactada de tal forma de alcanzar alturas deslizando los bloques de piedra. La altura mayor exigía una longitud de la rampa también mayor. La labor de alcanzar alturas era ayudada con sogas o cuerdas. Sin embargo de esta sencilla descripción, seguramente el trabajo de movimiento y suspensión de los enormes bloques de las construcciones andinas, ha debido significar un gran esfuerzo humano reflejo de una perfecta planificación y cálculos de esos sabios hombres del pasado. Las técnicas de trabajo con la piedra variaban de una región a otra y por ese motivo es que debieron existir muchas alternativas para su manipulación y aplicación. Con solo observar el tipo de aparejo ya es posible aproximarse a la función que éste tenía. Por ejemplo, en los recintos sagrados se aprecia un acabado fino y delicado empleando material lítico más resistente y duradero en comparación con los muros comunes de otras construcciones. También se valoran los conocimientos de 437

Fig. 377 a-k 438

Fig. 378 - a-s 439

ingeniería muy avanzados al distinguirse aparejos levantados de acuerdo a actuales normas antisísmicas y a conceptos de resistencia de materiales. (Fig.378 a-s)

Con seguridad que aún queda mucho por aclarar sobre las técnicas que empleaban en el manejo y dominio de los litos. El simple análisis de los procedimientos constructivos que empleó el hombre de las culturas prehispánicas de los Andes, puede permitirnos aproximarnos a entender el gran nivel de conocimientos alcanzado haciendo imperioso el realizar muchos más estudios de sus obras heredadas. ADOBES - TAPIALES

Debido a que las construcciones que empleaban materiales de tierra, eran fácilmente destructibles por los agentes naturales y por el tiempo, en Bolivia apenas si quedan algunos vestigios arqueológicos de este tipo de edificación. Mientras que en la región costera del Pacífico se han podido conservar importantes ejemplos como son las ciudades de Chan-Chan, Magdalena, Huaca de Pando, la fortaleza de Paramonga, etc. todos sitios pertenecientes a las culturas del Perú.

En nuestro país, aún se pueden encontrar algunas evidencias importantes en pie, como las necrópolis señoriales más conocidas como “Chullpas”. En toda el área del altiplano se encuentran estos cementerios o mausoleos entre los que se destacan por su magnitud, los de Jacha P’asa, Caquiaviri, Calacoto, Kulli Kulli, Achocalla, Chicani, etc. en el departamento de La Paz, Chullpa Pata en Potosi, Obrajes en Oruro. (Fig. 379 y 380)

En cuanto a las viviendas domésticas, éstas se construían en base a tierra simple o mezclándose con piedra menuda, ya sea en forma de adobes y adobones, como en tapialeras.

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FABRICACION DEL ADOBE El adobe o “Tik’a” era una especie de ladrillo de arcilla cruda secado al sol que se fabricaba generalmente, mezclando con paja picada a fin de conseguir una masa de mayor tolerancia. Luego era comprimida en moldes de caña o modelada manualmente. (Fig. 381 a-e) En el caso del uso de moldes, la compactación se la realizaba con los pies o con un pisón llamado “Taktana”. Estos adobes tenían diferentes dimensiones y formas. (Fig. 382 a-d) Para utilizar los adobes en la edificación de muros, previamente se levantaba una base de piedra a modo de un cimiento, o también se colocaban las hileras de adobes directamente sobre el terreno y acomodaban posteriormente las siguientes hileras horizontalmente con un mortero de barro.(Fig. 383 a-c y 384) El espesor de las paredes podía ser de la medida de un adobe colocado a lo largo o a lo ancho. Para conseguir muros más sólidos y macisos, se colocaban hileras de dos y tres adobes de ancho. En nuestro continente, aunque saliendo del marco circunlacustre, debemos admirar al delicado empleo del adobe con revestimiento ornamental empleado en Chan Chan, al norte del Perú. Este ejemplo manifiesta que las culturas andinas también se destacaron por el exquisito manejo del barro. (Fig. 385, 386, 387). En vista de que el barro constituía el material más común, se empleó en todo tipo de construcciones, desde las habitacionales hasta las de uso específico. De estos patrones quedan evidentes huellas hasta nuestros días. (Fig. 388) TAPIALES En cuanto a los tapiales, se usaba el barro del mismo modo que con los adobes, es decir mezclando con piedra menuda. Se apisonaba mediante capas de barro mojado de 0,10 centímetros y una vez que la primera hilera tomaba consistencia al secar, se aumentaba la siguiente capa de mezcla teniendo la precaución de colocar en el intermedio, una capa de piedras pequeñas, de cañas o de paja, con el objeto de 441

“CHULLPAS” O MAUSOLEOS DE LA PROVINCIA PACAJES REALIZADAS EN TIERRA MEDIANTE EL SISTEMA DE BOVEDA POR AVANCE CHULLPAS DE ROSARIO PROVINCIA PACAJES

Figs. 379 - 380

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CUBICO

PLANO CONVEXO

CONICO

PARALELEPIPEDO

TRONCO CONICO

FABRICACION ACTUAL DEL ADOBE

Emparejar la superficie con regla domadora o trapo mojado

Amasado del barro

Retirar el molde y dejar secar al sol 30 días

Figs. 381 a-e 382 a-d

Colocar el barro en el moldo compactándolo

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trabado simple alternado filas horizontales y verticales

combinando adobes de arcillas do distin­ tos colores ornamental

muro de adobes de estructuras aledañas al lado norte de Puma Punku excava­ da en 1989

Figs. 383 a-c 384

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CHANCHAN - PERU CONSTRUCCIONES EN ADOBES CON REVESTIMIENTO ORNAMENTAL. Foto Archivo Pareja

Figs. 385 - 386

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HUACA CAMPANARIO - PERU ESTRUCTURA CONFORMADA POR MILES DE ADOBES “PUTUKU” CONSTRUCCION HABITACIONAL DE PLANTA CIRCULAR EN ADOBE. EL INGRESO EN ARCO ADOVELADO LA CUBIERTA CONFORMADA POR BOVEDA DE AVANCE. Carque Oruro. Foto Archivo Pareja

Figs. 387 - 388

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MURO DE ADOBES A. CORDEL ROSARIO, PACAJES

Figs. 389 - 390 a-b

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impedir la absorción de humedad de la hilera superior. Por otra parte, este sistema daba mayor solidez impidiendo que el muro se fisure o agriete por la consistencia, resistencia y durabilidad. (Fig. 389) Para su moldeado es posible que se haya empleado madera, cañas, adobes o piedras formando una especie de caja donde se introducía y compactaba la mezcla.(Fig. 390 a-b) Las dimensiones más corrientes: altura 90 a 120 centímetros ancho 40 a 50 centímetros longitud 150 a 180 centímetros MORTEROS Existen transparentes evidencias del empleo de morteros o argamasas porque se encontraron restos de ellas en monumentos arquitectónicos del pasado. Para el efecto se utilizaban cal, yeso, betún, arcilla, etc. MORTEROS DE CAL La caliza es un material abundante en la región andina con sus variedades más comunes, la blanca y la negra. Esta materia prima permitía la obtención de la cal mediante cocción en pilas de piedra con una eficiente ventilación obtenida mediante conductos, método hasta hoy empleado. Luego se mezclaba el material con arena y betún natural, adquiriendo la mezcolanza una gran dureza. Se empleaba en capas delgadas y por esto es muy difícil distinguirlas ya que los sillares sólo parecen yuxtapuestos, sin embargo al querer separar las piezas se nota su acción consistente. En la región de la costa, el mortero de cal se realizaba mediante la cocción de conchas marinas mezcladas con arena gruesa y agua. Debido a la alcalinidad del agua, este mortero no presentaba la misma dureza que el empleado en la zona de la sierra. Se ha podido observar que este tipo de mortero era generalmente empleado en las obras hidraúlicas para riego, canales y estanques.

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MORTEROS DE YESO Estos morteros llamados en quechua “Pachachi”, se fabricaban pulverizando la piedra cocida mezclándola con betún natural. Se utilizaba para rellenos de muros dobles dando al conjunto una consistencia a prueba de movimientos sísmicos. El historiador ecuatoriano Velasco, en su obra “Historia del reino de Quito”, hace mención a este tipo de mortero señalando lo siguiente: “Las partes cortadas y aplanadas en viva piedra están cubiertas para igualar la aspereza con la mezcla de yeso y betún” - “Las partes terreas y poco firmes están fabricadas con piedra y cubiertas con la misma mezcla, en la cual se observa cierta piedra menudísima, mucho mas gruesa que la arena”. “En las algo quebradas con las endiduras de los montes, se levantaban desde muy abajo cimientos de grandes pedregones, fabricados con la misma mezcla”. Estas observaciones hechas el siglo pasado en la cuenca del Ecuador y parte del famoso camino real de los Andes, también hoy pueden ser apreciadas en otros sitios arqueológicos, mostrándonos que este mortero ya era empleado desde épocas muy arcaicas. MORTEROS DE ARCILLAS Estos fueron los más comunes y se emplearon en la construcción así como también se utilizaron en la fabricación de utensilios domésticos. La arcilla, material abundante de la región de los Andes y de fácil extracción siendo material pegajoso y pastoso. En algunos casos mezclaban con bosta de llama, paja, arena, tiestos molidos haciendo de este modo, que la masa sea mas manejable. La tierra preparada con paja cortada se la denominaba “iscu” y este mortero de gran consistencia se usaba para la unión de piedras en obras de mampostería y sobre todo en la fabricación del adobe. Si se utilizaba el barro mezclado con huesos pulverizados tenía el nombre de “minu”. También se fabricaban morteros mas sólidos de arcilla usando tierras ricas en sales hidraúlicas con contenidos de carbonato de cal, llegando a amasar con agua y piedras partidas para formar un mortero muy duro.

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MADERAS, CAÑAS Y PAJAS Estos materiales de origen vegetal, casi siempre son difíciles de encontrar entre los restos arqueológicos por su carácter orgánico de fácil descomposición. Por esta razón, quedan muy pocas evidencias de su utilización. Debemos señalar que la madera fue muy poco utilizada en las construcciones, salvo rarezas como los dinteles de puertas y ventanas sustituyendo a esos elementos construidos en material lítico. Sin embargo, se empleaba frecuentemente en el armado de las estructuras para soportar los techos de las edificaciones, así como los postes donde se cargaba la cubierta. En este caso, la madera se la utilizaba sin labrar es decir, rollizos en bruto, con la única característica de que sean lineales. En la región andina existió una gran variedad de maderas de las que podemos citar las más empleadas y que hasta hoy se pueden encontrar: (Fig. 391, 392, 393) - Queñua - Quiswara - Algarrobo o Tago - Molle - Guayaco - Chachacomo - Copaibo - Pacae - Quina-Quina - Chonta El trabajo con madera, es muy posible que haya sido un arte tan delicado y depurado muy similar al que se realizaba con la piedra que motivó la especialización de artesanos. Para ello se empleaban herramientas y artefactos especiales como raspadores, cuchillos, punzones. Todo empezaba desde el mismo momento de la selección de la madera. Conociendo la gran destreza que tenía el hombre andino del pasado, podemos entender el paciente trabajo que ejecutaba el artífice con la madera. Los pocos restos que se encuentran en los trabajos arqueológicos evidencian un dominio en el manejo del material.

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ARBOL DE QUISWARA ALCANZA HASTA UNA ALTURA DE 5 Y 6 m. QUEÑUA LLEGA A LOS 7 m. DE ALTURA

Figs. 391 - 392 - 393

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Actualmente, la región del altiplano no cuenta con maderas leñosas importantes y las pocas variedades que existen, producen troncos no lineales. Es por esta razón que se supone que la madera que se utilizaba en construcción provenía de las regiones de los valles donde siempre existió una mayor variedad forestal. En cuanto a las cañas y las pajas, su empleo variaba según la región. Así tenemos por ejemplo que en la región norteña de los andes era frecuente el uso de la “caña de Guayaquil”, en los valles interandinos, la “caña hueca” y en la región circunlacustre, la “totora”. Este tipo de material natural, también era empleado en la fabricación de las cubiertas y en algunos casos, en las paredes formando esteras. En la fabricación de los adobes su uso era frecuente, tal como lo exponen las evidencias arqueológicas. Se han podido encontrar cañas gruesas y fuertes como dinteles o umbrales de vanos. Este material es posible que también haya sido utilizado como instrumento de medida tal como hoy podemos observar en algunas áreas rurales, donde emplean la caña para medir y no es raro observar a albañiles usando este material para sus faenas. Las variedades más utilizadas de cañas fueron las siguientes: caña brava caña de Guayaquil (en el oriente boliviano cuchio, tacuara) caña hueca caña de maiz totora (empleada en techos, esteras, pisos, cestería) paja brava o hichu (secada era empleada en techos y fabricación de cuerdas o pitas)

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ABERTURAS O VANOS Las aberturas o vanos de las construcciones prehispánicas, tanto en puertas como en ventanas, fueron muy variadas en su forma, dependiendo principalmente de la función del edificio así como del material empleado en él. En muchos casos llevaban ricos decorados plásticos con motivos escalonados o frisos tallados tanto en los dinteles como en las jambas. El adintelamiento, generalmente estaba constituido por una sola pieza de piedra o madera aunque se presentaban casos con dos o más fracciones de piedra. También se realizaban dinteles con cañas y carrizos conformando haces amarrados entre si haciendo un diámetro proporcional al ancho del vano. En algunos casos, tanto las jambas como el dintel, eran de una sola pieza de piedra labrada, tal es el caso de los portales líticos de Tiwanaku. Aquellos que fueron realizados en madera, presentaban un tronco rústico sin labrar el que generalmente era revestido de arcilla, dándole de esta manera una mayor consistencia y plástica. (Fig. 394 a-d) Existió gran diferencia en el tratamiento de los accesos monumentales en relación con los accesos habitacionales. Los primeros presentaban un trabajo esmerado y depurado aunque las dimensiones no fueron considerables, por el contrario, la mayoría de los ingresos eran proporcionales a la escala humana. Los del segundo tipo, en su generalidad fueron bastante pequeños y estrechos.(Fig. 395 a-b)

Fig. 395 a-b 453

Fig. 394 a-d EVOLUCION DEL ESCALONAMIENTO EN DINTELES

454 COLOCACION DE DINTEL DE MADERA

MURO SOBRE EL DINTEL

DINTEL Y JAMBAS CON ENLUCIDO DE BARRO

REFUERZO DE ANGULO SALIENTE A SIGNO ESCALONADO, AL GANAR ESPESOR EL MURO EL SIGNO ES­ CALONADO PUEDE SER DOBLE COMO EN LOS DINTELES CHIRIPA.

Las variadas formas de los vanos podían presentar desde ángulos rectos hasta curveados y ondulantes.(Fig. 396 a-c, 397 a-d)

Figs. 396 a-c 397 a-d

PORTICOS

Las culturas Chiripa y Tiwanaku, generalmente emplearon en su arquitectura, vanos rectangulares ornamentados mediante rebajes escalonados. De aspecto sóbrio aunque también estaban los dinteles bellamente tallados en piedra mostrando el arco rebajado como en los casos de Kantatallita y Pumapunku.(Fig. 397 a-h) Más adelante, las culturas Mollo e Inka, adoptaron un estilo de vanos trapezoidales. En su generalidad estos fueron más estrechos en la parte superior a fin de acortar el largo del dintel. Sin embargo, existen casos donde la parte superior era mucho más ancha que la inferior, lo que por supuesto, requería un dintel de mayores proporciones.

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VENTANAS :

TIWANAKU

INCA

456

Figs. 397 a-h 398

PORTADA EN SACSAYHUAMAN

Algunos ejemplos de los vanos incas presentan ornamentación en los ingresos mediante una doble y triple jamba escalonada.(Fig. 398) En el período en el que se desarrollaron los denominados “Señoríos Aymaras”, las construcciones de tipo funerario más conocidas como chullpas, eran realizadas con aberturas de ingreso muy pequeñas y de diversas formas. Las hay trapezoidales, rectangulares especialmente en las trabajadas en piedra, mientras que las de barro, tenían en su mayoría un ingreso del tipo ojival. (Fig. 399 a-f, 400, 401, 402 a-g)

PUERTA DE LA LUNA GRABADO DE SQUIER 1878

Figs. 400 - 401

Son muy escasos los ejemplos de vanos realizados en “arco de medio punto”, sin embargo existen algunas evidencias. Tal es el caso de las chullpas del Departamento de Oruro - Obrajes y las viviendas Incaicas en Pasto Grande - Sur Yungas del departamento de La Paz. Las primeras fueron realizadas en piedra cortada y las otras en base a piedra pizarra o laja. Esto nos indica que se utilizaban los mismos estilos constructivos en cuanto se refiere a los detalles, y simplemente se utilizaban los materiales que existían en el lugar adptándolos al diseño.(Fig. 403, 404, 405, 406 a-h)

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TIWANAKU

INCA

Figs. 399 a-f 402 a-g

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IÑACUYO ISLA DE LA LUNA: PORTICOS CON FRISOS ESCALONADOS ACCESOS A ESTRUCTURAS FUNERARIAS “CHULLPAS”

Fig. 403 - 404 459

ACCESOS A ESTRUCTURAS FUNERARIAS “CHULLPAS”

PORTICOS “CHINCANA” ISLA DEL SOL

Fig. 405 - 406 a-h 460

Para el cerramiento de los vanos, ante la falta de evidencias arqueológicas, podemos suponer que eran confeccionados dispositivos como las actuales puertas utilizando cueros de camélidos con armazón de madera y cañas. Pero también podemos suponer que la textilería en fibras naturales como totora o en su caso, las fibras de los camélidos ofrecían una otra posibilidad de crear cerramientos. Probablemente las bisagras eran elaboradas con tiras de cuero o de tejidos.(Fig. 407, 408, 409)

ESTRUCTURA INCAICA, PASTO GRANDE SUR YUNGAS INGRESO EN ARCO EN BASE A PIEDRA LAJA

Fig. 407

En casos excepcionales como el de Chiripa y Tiwanaku, encontramos que utilizaban un interesante tipo de cerramiento que podría ser semejante a una actual puerta corrediza. En el primero de los casos probablemente empleando cueros y tejidos, mientras que en Tiwanaku, usando losas de piedra.(Fig. 410, 411 a-c)

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CHULLPA CON INGRESOS EN ARCO A MEDIO PUNTO OBRAJES ORURO foto J.E.

462

Figs. 408 - 409

Ingreso casa Chiripa

TIWANAKU

PUERTA CORREDIZA DE PIEDRA DE UNA DE LAS CAMARAS FU­ NERARIAS DE PUTUNI

Figs. 410 - 411 a-c 463

CONSTRUCCIONES FUNERARIAS

CAMARA FUNERARIA EN PIEDRA LABRADA TIWANAKU

CHULLPA EN PIEDRA ESCOJIOA UBICADA EN JACHAPHASA PROV. PACAJES

Fig. 412 mitad

CHULLPA DE TIERRA BOBEDA POR AVANCE JACHAPHASA - CULLI CULLI - SICA SICA -

464

Fig. 412 465

En las viviendas más importantes, que eran utilizadas por los “señores” o “curacas”, los cerramientos de los vanos, seguramente debieron ser de alta calidad. Probablemente empleando tejidos decorados policromáticos con exquisitos motivos y colores, como muy bien sabían hacerlos.(Fig. 412) El viajero Humbolt, refiere que en el Ecuador, las puertas del sitio El Cañar, rodaban sobre ejes de cobre perfectamente trabajados y soldados a dados de piedra. CUBIERTAS Prácticamente, la universalidad de las cubiertas o techos de las edificaciones prehispánicas, han desaparecido por completo. Sin embargo, por los vestigios de algunos que han perdurado por lo menos parcialmente, podemos efectuar una reconstrucción supuesta y tener una idea más o menos aproximada de su estructura. (Fig. 413 a-e) FORMAS DE CUBIERTAS

Fig. 413 a - e 466

FORMA Las cubiertas precolombinas presentaban una diversidad de formas: a una sola agua o vertiente, a dos aguas, a cuatro aguas o piramidales y cónicas. (Fig. 414, 415, 416) Las pendientes casi siempre fueron bastante considerables en la mayoría de los casos y alcanzaban a 45° hasta 75°, lo que permitía un escurrimiento rápido de las aguas pluviales. (Fig. 417, 418, 419 y 420)

CUBIERTA CONICA DE VIVIENDA URU, CARACOLLO, ORURO

Fig. 417 MATERIALES USADOS EN LAS CUBIERTAS Los más frecuentemente usados eran: madera, caña, mimbre, totora y paja.

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CASA CHIPAYA CON LA TIPICA “CHIPA” EN LA CUBIERTA

REPRESENTACION DE UNA CASA A DOS AGUAS - LA TOLITA ECUADOR

Figs. 414 - 415 - 416

VIVIENDA PREHISPANICA ISLA DE PANZA CUBIERTA DE PIEDRA

fotos A. POSNANSKY

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ANGULOS MAS FRECUENTES EN LAS CUBIERTAS

Figs. 418 - 419 - 420 469

Estructura: Para el armado de la estructura se utilizaba la madera extraída de troncos y ramas de árboles y arbustos de la región o cañas resistentes. Estos materiales se ataban con fuertes pitas o sogas fabricadas de paja o pelo de camélidos. Al respecto el cronista Bernabé Cobo refiere: “En su enmaderamiento y cubierta, no se gastaba clavazón, porque solo las vigas o varas atan y tejen cuerdas y ramales delgados un zarzo de varillas y ramas sobre el cual en lugar de tejas ponen cantidad de hicho”. Por su parte Garcilazo de la Vega relata: “Sus techos estaban hechos con palos atados entre si transversalmente mediante cuerdas fuertes. Estos sostenian una capa de paja de espesor de 1,8 metros en algunas casas.....”. (Fig. 421 a-b, 422, 423) En luces muy grandes se colocaban parantes o puntales de madera o mampostería que ayudaban a soportar la carga de la cubierta en puntos intermedios. (Fig. 424, 425 a-b, 426) También es usual la utilización de la “bóbeda falsa” hecha en adobes para las cubiertas. Cobertura: Para la cobertura se utilizaba generalmente la paja, la totora, la caña de maíz o mimbres. El Ingeniero Pablo Chalón en su obra “El Arte de Construir de los Antiguos Peruanos” (Pág. 55) refiriéndose al respecto dice: “Encima de la osatura se dispone una capa espesa de paja seca o de una gramínea muy fina llamada ichu, admirablemente apropiada para tal objeto por su longitud y flexibilidad”. (Fig. 427, 428, 429, 430)

PUTUKUS REGION DE QUERIMITA - ORURO

470

Fig. 430

Fig. 421 - 422 - 423

ESTRUCTURA DE CUBIERTA CIRCULAR EN COLLANA dib. A. Posnansky

cubierta a dos aguas, tranquillas horizonta­ les entramado con juncos y cobertura de paja

ESTRUCTURA DE CUBIERTA CIRCULAR EN COLLANA dib. A. POSNANSKY

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TECHADO DE VIVIENDA MEDIANTE EL SISTEMA DE TRIPODES Según Agurto Calvo

Fig. 424 - 425 - 426 TECHADO DE VIVIENDA MEDIANTE EL SISTEMA DE TRIPODES Según Agurto Calvo

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Fig. 427 - 428 429

“PUTUKUS” DE CORQUE ORURO

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CONCLUSION IX

CONCLUSIONES Luego de realizar un examen de las principales características que tuvieron las culturas desarrolladas en el área circunlacustre, dando especial énfasis a sus realizaciones arquitectónicas, pudimos encontrar importantes elementos que luego fueron desarrollados con mayor detalle y amplitud, en los capítulos referentes a los elementos constructivos. Surge ahora la necesidad de rescatar toda la información proporcionada por esas constancias arquitectónicas, para intentar comprender cómo eran aquellas sociedades, aspecto netamente arqueológico. Pretendimos obtener conclusiones a través de la información de sus técnicas constructivas y arquitectónicas. Empecemos indicando que en el estudio de la evolución de estos pueblos, pudimos advertir un enorme vacío entre los restos denominados del “precerámico” y las preliminares evidencias alfareras correspondientes a las primeras aldeas. En el tiempo, esto connotaría que solamente poseemos datos de obras del hombre realizadas hace aproximadamente 10,000 años aC (Viscachani) para luego tener información de tiempos más modernos como los de las culturas altiplánicas de hace sólo unos 1,500 años aC (Chiripa, Wankarani, Tiwanaku). Este amplio vacío debemos intentar cubrirlo diseñando alguna idea de lo sucedido con aquellos pueblos. Para ello rescatamos las últimas teorías planteadas por el investigador Dr. Juan Schobinger, que sostiene que los primeros pueblos se desarrollaron en la región norte de nuestro continente y posteriormente, en su afán de buscar nuevos territorios, emigraron hacia las regiones australes. En ese proceso, es muy probable que grupos de nómadas llegaran a asentarse por períodos de tiempo más o menos prolongados en benignas tierras que ofrecían alimento para su subsistencia. Todos sabemos que la zona lacustre del Titicaca y sus diferentes ríos pertenecientes a la cuenca endorreica, desde tiempos muy arcaicos constituyó atractivo habitat para aquellos migrantes. En esos más de 8,000 años, es muy probable que los períodos de sedentarismo hayan sido cada vez más prolongados. Las regiones con mayores recursos fueron los sitios más interesantes para el asentamiento de esos pueblos arcaicos. 477

Es muy difícil saber en qué momento ese hombre dedicado casi con exclusividad a la labor de caza y recolección, empezó a utilizar la alfarería, signo de que se había convertido en sedentario. Hasta hace algunos años existía la evidencia más antigua encontrada en la zona costeña del Pacífico, en Valdivia, Ecuador que señalaba una fabricación alfarera primitiva realizada en esa zona. Con esta constancia, se elaboraron perfectas teorías que explicaban que los pueblos costeños del Pacífico fueron los más antiguos y que ellos se habrían originado del desprendimiento de grupos sociales existentes en la región boreal. Sin embargo, hace pocos años en trabajos arqueológicos efectuados en la región de las llanuras selváticas de Abrigo do Sol, en plena región fronteriza entre el departamento de Santa Cruz de nuestro país y Brasil, se encontraron nuevas y extraordinarias evidencias mucho más antiguas. A las primeras huellas de cerámica se le asignaron unos 7,000 años de antigüedad mientras que las otras evidencias fueron datadas obteniendo resultados entre 12 y 20,000 años de antigüedad. Como podrá apreciarse, estos hallazgos complicaron el panorama ya de por sí difícil de elucidar. Por nuestra parte consideramos que no debe buscarse un sólo sitio o región generadora de ese conocimiento, debemos incluir la posibilidad de que esta técnica pudo aparecer indistintamente en varios sitios del continente, casi paralelamente. Las investigaciones de Abrigo do Sol nos debe mover a seguir buscando mayores datos que expliquen lo sucedido entre los 20 mil y 2 mil años antes del presente. Es muy probable que los trabajos que se están efectuando en la región del Amazonas, ofrezcan tal información y así podremos reconstruir aquella franja del tiempo que ha sido cubierta por la tierra o la selva. En cuanto al surgimiento del conocimiento de la alfarería, el investigador Oswaldo Rivera Sundt plantea que fue una consecuencia de lo extendida que estaba la técnica de la cestería con la utilización de fibras naturales, ya sean estas de origen animal o vegetal (comunicación personal). Es muy probable, dice Rivera, que las primeras vasijas hayan sido cestos tejidos. Por ser fabricados en material perecedero estaba limitada su aplicación, puesto que productos líquidos no podían ser guardados en esos artefactos. Posteriormente se habrían aplicado revestimientos de barro a esos objetos a fin de “impermeabilizarlos”. El barro, al entrar en sequedad, se rajaba muy fácilmente. Nos parece muy probable que también hayan ensayado recubrir sus

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tejidos con otro tipo de materiales como grasas, resinas, etc. con resultados más o menos eficientes. El mencionado investigador considera que de manera accidental o planificada, estos cuencos tejidos y recubiertos de barro pudieron ser aplicados al fuego. Allí nacieron los primeros objetos de alfarería que luego habrían de ser tan característicos en esos pueblos. Implementos de barro cocido con una estructura interior de fibra tejida. Oswaldo Rivera hace estas afirmaciones en razón de que él encontró pequeños fragmentos de cerámica de data muy antigua, con claras evidencias de tener impresa la huella del tejido en relieve como una verdadera impronta. El material con indicios de un incipiente cocimiento con ese tipo de huellas, sería la prueba del origen y evolución de la tecnología alfarera. Hay que suponer que entre los hombres de Viscachani y esos primeros pueblos con primitivas obras de barro cocido, se produjeron otros grandes descubrimientos y también se generaron otros importantes inventos. Los hombres del precerámico tuvieron la necesidad de mejorar y depurar el manejo de materiales líticos menores a fin de obtener proyectiles que les aseguraran una buena caza y pesca. Esta labor, inicialmente la efectuaron en territorios próximos a sus cavernas, primeras viviendas naturales de esos tiempos. A medida que la fauna escaseaba, esos antiguos hombres tenían que ir desplazándose a zonas cada vez más áridas y alejadas de sus primitivas “viviendas”. Allí nació la necesidad de construir refugios artificiales para ampliar su dominio territorial. Es muy probable que fuesen la piedra, las ramas, la paja, los materiales básicos para esas “primeras construcciones” o “primeras viviendas”. El hombre en su permanente búsqueda de alimento, tuvo que convertirse en un gran observador de la naturaleza. Allí surgió una importante evolución del tipo de refugios. Empezó recolectando cantos rodados de los ríos, o fragmentando las rocas para obtener los primeros materiales de construcción. Con estos burdos elementos constructivos pudo realizar las primitivas edificaciones que cada vez fueron más duraderas y pudieron soportar la acción de los severos factores climáticos.

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En otras regiones del planeta, se encontraron evidencias de un proceso muy similar al anteriormente indicado. Nosotros creemos que en esas latitudes ocurrió prácticamente lo mismo. Como las cavernas eran sus viviendas naturales, es probable que las primeras construcciones pudieron haber tenido esa apariencia, es decir, construcciones tipo refugios imitando las formas de las cavernas naturales. Es por eso, que los estudiosos de la evolución de la arquitectura en el desarrollo de los pueblos, plantean que las obras circulares fueron las más antiguas. Una vez conocidos los efectos del fuego sobre el barro, obtuvieron un material con mayor consistencia, más sólido lo que seguramente exigió un dominio del uso y manejo del barro. En esa evolución se habrían aplicado barro a los originales muros de piedra superpuesta, especialmente para evitar el paso del viento gélido hacia el interior de los habitáculos en las regiones del altiplano. De esa manera, las construcciones fueron hechas de modo más elaborado, permitiéndole a su creador tener una mayor autonomía y dominio del territorio. Con seguridad que este tipo de viviendas fueron levantadas en el altiplano. La acción del tiempo sobre los materiales fungibles, logró su total destrucción. Luego vinieron los tiempos de la domesticación de los animales y vegetales. Para el hombre de esas épocas, era muy importante almacenar los alimentos provenientes de la caza y pesca, porque estos entraban en descomposición a pesar del frío, lo que les obligaba a salir nuevamente en busca de alimento. Este accionar cimentó la caza y obligó a esos hombres a buscar atrapar vivos a los animales salvajes. Allí habría nacido la necesidad de una labor de domesticación, puesto que esos animales debían ser sometidos a cautiverio por tiempos más o menos prolongados a fin de tener “viva” la fuente de alimento. Esos animales salvajes, ante esa reclusión iban convirtiéndose cada vez en más dóciles. El hombre ante esta nueva actividad cotidiana, necesitó de espacios para controlarlos surgiendo los corrales, que posiblemente también fueron levantados con muros de piedra de una manera que hasta del día de hoy se pueden apreciar en las alejadas zonas cordilleranas.

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Fueron los camélidos los animales que mejor se acostumbraron a la presencia del hombre. Ya no hubo la necesidad de cazarlos y sacrificarlos sino más bien, criarlos y cuidarlos. Esto obligó al hombre primitivo a conocer de cerca a los animales. Pudo ver que de ellos obtenía carne, pelo, piel, etc. por lo que es fácil suponer que encontró nuevas y complejas aplicaciones de esos productos. Mejoró la calidad de su vestimenta y obtuvo un abrigo más efectivo con el cual se podía enfrentar a las inclemencias del tiempo frígido del altiplano. Hoy podemos ver a los Chipayas, ejemplo vivo de lo que habrían sido esos primeros pueblos con construcciones de planta circular erigidas con barro y cubiertas con paja, además de corrales levantados con piedras superpuestas para sus animales, especialmente los camélidos como la llama y la alpaca, originarios de los Andes. Aún hoy se puede contemplar en esa región, que para evitar el intenso frío, alguna vez tienen que incorporar animales al interior de sus viviendas a fin de incrementar la temperatura y hacer soportable el frío de esas regiones cordilleranas. También se encuentra difundida la costumbre de tener un fogón en el interior de la habitación para calentar el ambiente además de que se les da la posibilidad de preparar los alimentos sin abandonar sus habitaciones. Consideramos que esa fue la forma más primitiva de sedentarismo. Los indicios encontrados en la región de Wankarani evidencian que ese pueblo tuvo características muy especiales. Ahora se puede entender la afición que tenían de dejar grabadas las marcas de los camélidos en piezas líticas, que hoy identifican a tan remota cultura. Es que la presencia de esos animales tuvo importante gravitación, ya que les proporcionó un mejor nivel de vida. Muchos investigadores ven en esa convivencia del hombre con el animal, el surgimiento de otro tipo de manifestación, como el arte y la religiosidad. Se entiende que las primeras obras de camélidos tuvieron que ser naturalistas para luego ir evolucionando y llegar a una fase de estilización y abstracción, signo de un mayor grado de conocimiento y ordenación mental. Wankarani es la mejor prueba de aquellos pueblos engendrados por la evolución de las sociedades llamadas del precerámico, habitantes de cavernas

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naturales, surgiendo de este modo grupos más evolucionados y sedentarios constructores de sus propios espacios vitales. Fue largo el proceso de adaptación a ese nuevo tipo de vida. Se requirió de paciencia y constancia para acomodarse al medio y a las condiciones que le ofrecía, surgiendo nuevos y mayores problemas, los que debían ser solucionados. Esos pueblos tenían poblaciones más numerosas, ya que el sedentarismo ofrecía muchas mayores ventajas. Esto exigía mayor cantidad de alimentos y que estos duraran para las temporadas críticas, especialmente en las épocas de limitaciones. Las construcciones tuvieron que hacerse mucho más consistentes. Se comenzaron a levantar viviendas con cimientos, detalle que permitiría evitar el ingreso de las aguas en las épocas de lluvias. Cuando se excavó en el sitio tipo de Wankarani, se encontraron transparentes signos que evidenciaban nuevas construcciones levantadas sobre las derrumbadas. De esta manera, el terreno adquiría un nivel cada vez más alto frente al entorno. Para nuevos emplazamientos es probable que fuesen elegidas lomas a fin de levantar sus viviendas. El hecho de estar en niveles superiores a las áreas circundantes, garantizaba amparo contra las épocas de lluvia. Las viviendas tuvieron que ir expandiéndose para cobijar a familias completas, lo que exigía el empleo de muros gruesos y es probable que allí surgiera la técnica del abovedado por avance. La cubierta de paja también hizo su aparición porque así se evitaba que las lluvias erosionaran los muros de barro. De la misma manera en que el hombre pudo domesticar a los animales salvajes, también tuvo que empezar a domesticar a las especies vegetales, aspecto totalmente diferente a su trabajo inicial de simple recolector. Al intentar reproducir variedades vegetales existentes en tierras de otros pisos ecológicos, habría de manifestarse la agricultura. Como es de suponer, esa otra actividad impulsó al hombre a nuevas iniciativas exigiéndole construir herramientas para un manejo adecuado de la tierra. De esas épocas precursoras de la agricultura, es muy frecuente encontrar piedras trabajadas en forma de cuchillas las mismas que amarradas con cuerdas a maderas o troncos pequeños, permitían labrar la tierra. La evolución de estos implementos también tuvo su mutación. Una prueba es el hallazgo de diverso tipo de artefactos, 482

desde los simples cuernos de venados hasta las herramientas con piezas de piedra. Así se habrían conformado las primeras aldeas de agricultores dedicando su trabajo a la obtención de alimentos bajo su control, lo que lo indujo a expandir su espacio vital. Sin lugar a dudas, ese fue el tiempo en que se presentó un otro problema que ese hombre tuvo que solucionar, era el referente al cuidado de sus cosechas frente a otros pueblos que pretendían obtener esos alimentos de una manera fácil: apropiándose. Por esa razón, en los primeros emplazamientos colectivos se encontraron verdaderos sistemas de defensa y delimitación de territorios. Así tenemos el ejemplo de las aldeas Wankarani que estaban cercadas por muros de piedra y barro, pequeño detalle que apunta algo muy importante que relievar, y es que esas simples aldeas constituidas por un agrupamiento de unidades habitacionales sería posteriormente el gérmen de las ulteriores ciudades. El sistema de construcciones circulares Wankarani, por su mismo peculiar rasgo, inducía al individualismo, puesto que para familias numerosas no se podían construir viviendas grandes y espaciosas. Es que no debe dejar de considerarse que la tecnología de la edificación sobre base circular tiene su marcado límite, y por ello sólo podían levantarse nuevas estructuras similares, teniendo así un crecimiento más complejo por la dificultad a ser modular. Por otra parte, no debemos olvidar que erigir construcciones circulares de mayor tamaño en la región del altiplano, era labor prácticamente imposible por no existir en la zona, suficiente cantidad de variedades arborescentes con troncos rectos, para conformar la necesaria estructura capaz de soportar el pesado cerramiento de paja y barro. Cuando la arqueología afirma que coexistente a la cultura Wankarani, existía la cultura Chiripa, encontramos un importante hito que amerita detenernos para hacer un breve análisis. Una vez más las evidencias arquitectónicas nos permiten aclarar algo sobre un momento un tanto difuso. La cultura Chiripa, pese a ser poco estudiada y con los simples datos que de ella se rescataron, ofreció interesante información al conocimiento del pasado andino. La inspección de su arquitectura nos permitió realizar una reconstrucción hipotética de una de las culturas mas enigmáticas. Por una parte, tuvo construcciones de planta cuadrada, con muros dobles, con hornacinas estilizadas, recubiertas de 483

revoque pintado, además de construcciones semisubterráneas, claramente dedicadas a actividades ceremoniales. En apariencia, Chiripa habría sido un pueblo de características muy similares a Wankarani, dedicado a la vida de subsistencia con labores de labranza y cuidado de animales, sin embargo presenta algunas características muy particulares que la hacen muy disímil a las demás expresiones culturales. El hecho de realizar construcciones de planta cuadrada, significa un mayor grado de planificación y estructuración de pensamiento para un adecuado y original manejo del espacio. Con este sistema se puede explicar la aparición de los elementos constructivos modulares, es decirlos adobes exprofesamente elaborados. La existencia de los dobles muros y curiosos detalles constructivos, como el empleo de cerramientos similares a las puertas corredizas, son indiscutibles pruebas de un elevado avance en el manejo de las técnicas constructivas así como de una planificación y de un “cultivado estilo de vida”. Sabemos que el sitio Chiripa fue excavado por distintos investigadores y que cada uno de ellos descubrió algo nuevo del principal emplazamiento ceremonial. Rescatando toda esa información ensayamos reconstruir el conjunto. Enorme sorpresa nos causó comprobar que esas edificaciones de planta cuadrada estaban erigidas entorno y alrededor del templete semisubterráneo en una faja semicircular. Esto manifiesta que todas las construcciones descubiertas correspondían a un solo conjunto habitacional ceremonial del que habrá que obtener mayores evidencias en el campo con exhaustivas excavaciones. Parecía que las construcciones de planta ortogonal, eran las de carácter ceremonial, sin embargo el hallazgo de otras de las mismas inconfundibles características en excavaciones realizadas en la ciudad de Copacabana por el arqueólogo Oswaldo Rivera, hacen patente que estamos presentes ante un verdadero sistema constructivo generalizado y no de edificaciones aisladas de uso ceremonial. Este acontecimiento nos expone algo verdaderamente importante: que esa técnica de construcción fue entre las más tempranas, la que mayor evolución alcanzó en la región circunlacustre. La cultura Chiripa habría llegado a un grado de transformación erudita muy superior al que alcanzó Wankarani. Ahora, surge obligada la interrogación ...y dónde están las etapas previas de esas evidentes fases de evolución?

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En los reportes que dejaron los investigadores, solamente pudimos constatar que se habían detectado 3 fases, considerando las diversas características de su alfarería. No se pudo encontrar nada respecto a restos constructivos mucho más primitivos en ese mismo sitio. Será que Chiripa no tuvo origen en esa región? Y si fuese así, de donde llegó aquel pueblo portador de conocimientos tan depurados? Algunos investigadores creen ver en la cultura Chiripa la presencia de un pueblo migrante de origen lejano. Más aún cuando se encuentran reiteradas manifestaciones de animales extraños a la fauna regional como es el caso de los monos, patentizados y plasmados en sus obras de alfarería. Se habría tratado de un pueblo con origen en otro entorno ecológico? Difícil de precisar aquello. Lo que sí es posible determinar es que la cultura de referencia, ya conocía técnicas que aún eran desconocidas en otros sitios del altiplano circunlacustre. No debemos olvidar que esa cultura ya empleaba la alfarería con antiplástico de paja y finamante engobada, otra prueba de su evolución y sofisticado manejo de la arcilla como un otro ejemplo del dominio de los materiales. Tampoco debemos dejar de lado el aspecto referente a los hallazgos de restos de obras metalúrgicas. Hoy sabemos que ellas exigen conocimientos avanzados en cuanto a la fundición y laminado de metales como el cobre, oro, plata, etc. no muy fáciles de lograr si suponemos que en esos tiempos los hornos de alfarería que usaban las otras culturas regionales, no permitían alcanzar elevadas temperaturas, imprescindibles para fundir el oro y el cobre. Este hecho lo constatamos al revisar los fragmentos de alfarería Wankarani donde se distinguen claramente las restricciones que tenían en lograr un homogéneo cocimiento porque no alcanzaban elevadas temperaturas, debido además, a las limitaciones tecnológicas de sus hornos. Sobre el empleo de pigmentos colorantes para revestir las edificaciones, podríamos afirmar que son la huella de manifestaciones artísticas ligadas a una desconocida y aún enigmática religiosidad. Algo muy importante que debemos tomar en cuenta es el hecho de haber construido una estructura monumental como es el caso del templete semisubterráneo en el que se emplearon rocas sedimentarias rojizas con grabados en relieve de batracios, y otros, como ejemplos de una vida que incluía conceptos elevados de 485

religiosidad. Estos ejemplos manifiestan un importante grado de transformación social que tuvieron. La investigadora Karen Mohr Chavez, en su permanente búsqueda de elucidar la relación de Chiripa, Pukara y Tiwanaku en sus primeras etapas, publicó en uno de sus trabajos sobre el estudio de la cerámica de la cultura Chiripa, algunos análisis efectuados en muestras de suelos del sitio, con el afán de encontrar evidencias palinológicas. Los resultados corroboran nuestra inicial apreciación de que ese pueblo ya conocía del dominio y manejo de variedades agrícolas puesto que se encontraron restos de polen de diversidad de quinua y papa principalmente. Nos parece que esos resultados son la prueba de que el pueblo Chiripa ya tenía trabajos agrícolas, es decir, que conocían de la labor sistemática de una “agricultura”. Muchos consideran que por la proximidad del sitio al espejo lacustre, aquel pueblo se dedicaba fundamentalmente a la pesca, pero los aludidos resultados analíticos indican otra cosa. Creemos oportuno recordar que investigadores del origen del cultivo de papa, establecen un tiempo de unos 3 a 5 mil años para explicar su surgimiento como variedad domesticada. Singular detalle que debería ser asociado al conocimiento que tuvieron los hombres de la cultura que hemos conocido e identificado como Chiripa. Si consideramos que esa cultura fue la que tuvo una personalidad bien diferenciada frente a las otras de la región, especialmente por sus logros alcanzados, es de suponer que su influencia debió ser significativa. Habrán sido los primeros en emplear estelas en sus edificaciones ortogonales? Aquellos misteriosos diseños zoomorfos y otros tan característicos de la cultura Chiripa, no serán los mismos que posteriormente se encontraron en las estelas denominadas por el investigador Max Portugal, de estilo “Paajano”? De ser así, estaríamos ante la evidencia de que esa cultura fue la catalizadora que aceleró el proceso de evolución de los pueblos de la región. Para comprobar esto, habrá que determinar primeramente su origen y luego buscar en otros sitios, las huellas de su influencia. Consideramos que las teorías de Juan Schobinger nos pueden ayudar en el intento, por lo que pensamos que ese pueblo habría migrado de regiones alejadas a la cuenca del Titikaka, tal vez de zonas ubicadas al norte del lago. Al hacer este análisis, seguramente generaremos controversia por los puntos de vista encontrados con los de otros estudiosos del tema. Pero, consideramos 486

un deber exponer nuestra opinión al respecto, que bien podría ayudar a poner en claro tan difícil panorama. Consideramos que la cultura Chiripa se habría originado en una región diferente al entorno lacustre. Nos atrevemos a suponer que el enclave de Chiripa estuvo muy relacionado con el de Pukara en el norte peruano del lago, y ambos habrían sido grupos avanzados o estrechamente vinculados que se asentaron luego de una obligada migración de las partes bajas o llanos amazónicos. Seguramente existieron demasiadas fuerzas expulsoras en las regiones selváticas del norte (hoy Colombia, Ecuador y parte de Bolivia y Perú) debido a la presencia de pueblos muy agresivos. Es de suponer que un pueblo que alcanzó tal grado de evolución como vemos al de Chiripa, seguramente tuvo los medios necesarios para defender su territorio, pero también debemos suponer que no todo el pueblo o una fracción de éste, pudo enfrentarse a esas tendencias expulsoras. También es posible que hayan sido eventos de origen climático los que obligaron a la movilización de aquel sin par grupo. En su caminar, seguramente buscando un sitio con los recursos naturales suficientes que les permitiera asentarse, y tal vez, por sus conocimientos tradicionales de pesca en lagos o ríos -que existen en las regiones del norte- acordaron asentarse en el área circunlacustre. Allí se ubicaron y ejercitaron sus conocimientos. Construyeron una especie de aldea con evidentes pruebas del grado de planificación que poseían. De esa manera podría entenderse el por qué ese pueblo no posee signos de evolución en el mismo sitio. Confirmar esta afirmación con trabajos de excavación, puede resultar sumamente difícil, pero habrá que examinar las labores arqueológicas que se realizaron en el área del lago y ver con otros ojos aquellas evidencias encontradas. De esa manera tal vez hallemos nueva información y podamos determinar algunos diferentes sitios que fueron ocupados por los inteligentes hombres Chiripa. No debemos omitir la afirmación que hacen algunos investigadores peruanos que indican que Chiripa sería una fase Pre-Pukara. Restos correspondientes a esta cultura del territorio lacustre peruano, tienen evidentes signos de influencia, especialmente en la alfarería y el trabajo en piedra. Sobre la iconografía Chiripa debemos detenernos unos instantes porque de ella también podemos extractar valiosas referencias. Existen pruebas de que varios iconos y símbolos utilizados en el sitio tipo, pueden hallarse en objetos especialmente 487

de la cultura Tiwanaku. Pero, hay una pieza que ha merecido especial atención de varios investigadores y es aquella que se la conoce como la “lápida Chiripa” que actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología. Esta lápida presenta varios enigmáticos símbolos dispuestos de manera cruciforme y en cuyo centro se destaca la figura antropomorfizada de un elemento del que nacen diversas ramificaciones evolutivas. El Ing. Mario Figueroa en un reciente trabajo, manifiesta que sería la prueba de un grado de religiosidad muy superior al que presentan otras culturas como es el caso de Wankarani. El indica que esta lápida señalaría la religiosidad Chiripa como “solar simbólica”. Una otra prueba del grado de avance que consiguieron. Lo que sí podemos afirmar de Chiripa es que de ella se propalaron importantes conocimientos de arquitectura y construcción, y de eso sí podemos encontrar innumerables pruebas. Tenemos las construcciones ortogonales de la cultura Tiwanaku que luego serían empleadas por otras como la Inca. Por otra parte, sus construcciones son las que presentan elementos “trabajados” o “modificados”. Generaron un sistema en base a elementos modulares que permitieron planificación y sistematización. A partir de las edificaciones Chiripa se realizaron obras empleando piedras labradas y moduladas, vanos con dinteles escalonados, revoques cromáticos, construcciones subterráneas en base a sillares y litos grandes en calidad de columnas sustentadoras, muros dobles, las hornacinas, y especialmente aquellos elementos escalonados que se encontraron reiteradamente en las edificaciones Tiwanaku. No debemos dejar de lador la influencia, o tal vez presencia Chiripa, en Kallamarka y Konco Wankani, arcaicos sitios donde se evidencian signos muy similares con incorporación de otros indicios muy particulares y propios. Las pruebas de datación radiocarbónica que se hicieron en muestras provenientes de esos lugares, determinaron que las culturas Chiripa, Wankarani y Tiwanaku coexistieron en el tiempo. Esta situación debe persuadirnos a discriminar el aporte y la influencia de cada una de ellas. Consideramos que así se podrá constatar que Chiripa fue una de las que más huellas dejó en las manifestaciones culturales posteriores, principalmente en Tiwanaku. En vista de que Chiripa tuvo un manifiesto conocimiento y manejo especializado de la técnica alfarera, no debemos descartar ni dejar de pensar que ese conocimiento pudo haber estado ligado a esos dos antiguos sitios, probables orígenes 488

de la cerámica: Valdivia y Abrigo do Sol. En ambos casos encontramos base para fortalecer la hipótesis de que Chiripa tuvo un origen foráneo, probablemente de la costa o de las zonas bajas o selváticas. Al hacer esta afirmación, parecerá que estamos indicando que las otras culturas como Wankarani y especialmente Tiwanaku, nada o poco aportaron al desarrollo cultural de la región. Esto no es así, ya que al examinar la obra de esta última, encontraremos nuevas llaves maestras para despejar tantas otras incógnitas. Por el momento, podríamos indicar que de esa cultura se encontraron evidencias en muchas de las islas del Titicaca, desde las regiones más alejadas como la Isla del Sol, Carabuco en el norte, hasta la región del lago menor en el sur, lo que significa que ocuparon e influenciaron una extensa región por bastante tiempo. Creemos ver en la cultura Chiripa al pueblo que se convirtió en el aglutinante que captó a otros que existían diseminados por el extenso territorio frígido del altiplano, para constituir la base de uno de los fenómenos más extraordinarios que tuvo lugar en esta parte del continente, y ser una de las semillas de la que nació el gran Tiwanaku. Tiwanaku, una de las culturas más importantes de la región andina, rescató los conocimientos aportados por pueblos anteriores, los depuró y transformó hasta crear un conocimiento y tecnología con personalidad propia que luego llegaría a inspirar a gran parte del continente. Sobre su nacimiento y antigüedad se ha dicho mucho. Con los trabajos de arqueología moderna y nuevos métodos de análisis que fueron utilizados recién hace algunas décadas, se han encontrado importantes evidencias que despejan las conjeturas que existían sobre su ámbito temporal. Quedan muchas preguntas sin responder y serán los trabajos del futuro los que llenen esos vacíos. Son las pistas de las obras que quedaron en pie las que pueden ofrecer respuestas y permitir entender aquella sociedad. Por eso consideramos que el análisis de su arquitectura y construcción tienen vital trascendencia. Debemos indicar que al sondear la estratigrafía de la urbe, se encontraron varios niveles que establecen una permanente ocupación. También se presentan capas con evidentes revelaciones de que hubieron otros momentos en que fue 489

abandonada. Fueron los restos de alfarería los que permitieron elaborar una periodificación. Sobre esas evidencias debemos detenernos un poco, ya que existen algunos aspectos que creemos preponderante relievarlos. La alfarería de los niveles más profundos, es decir las más antiguas, advierten que Tiwanaku tenía una técnica muy elaborada similar a las obras Chiripa. El parecido es admirable aunque las formas y decoración son desemejantes. Vasijas cromáticas con figuras de felinos contrastan con otras que se hallaron en esos mismos estratos y que son muy toscas y sin decoración. Después se aprecian piezas y fragmentos con importantes cambios en la forma y el diseño de cerámica. La decoración presenta otros colores y surgen los motivos geométricos que luego se presentarían reiteradamente. La arqueología plantea para las dos primeras etapas, que Tiwanaku estaba trascendiendo de una simple aldea a un pueblo más o menos organizado. Lo más raro es que en esos tiempos ya se tenían rastros de planificación y diseño, aspecto que indicaría el surgimiento de un sistema que luego se transformaría en un estado o imperio. Nosotros creemos que en ese lapso se usaba el procedimiento de diseño y el conocimiento generado en Chiripa y tal vez se empleaba la mano de obra proveniente de Wankarani. Esta última afirmación la hacemos en el entendido que la arquitectura Wankarani era individualista mientras que la de Chiripa era colectiva y de gran coparticipación social. La que tuvo más argumentos para sobrevivir fue ésta última que intervino nítidamente en el conocimiento de Tiwanaku. Tal vez deberíamos empezar a ver a la etapa del desarrollo de Chiripa como una fase de la evolución Tiwanakota y así podríamos entender lo sucedido con los pueblos como Wankarani y otros que existieron en la región, que desaparecieron paulatinamente al ir perdiendo su personalidad, dejándose llevar por la “fuerza cultural” impuesta por Tiwanaku. El investigador Carlos Ponce planteó que Tiwanaku recién pudo alcanzar un florecimiento al lograr un nivel cultural adelantado que le permitió construir sus monumentos y obras de arte. En ese tiempo se acrecentaron un sin fin de conocimientos entre los que descolló la construcción. Quedan las obras ciclópeas y tan bien logradas, especialmente las de su principal centro urbano en el que quedó sintetizada la magnitud de su creación.

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Es interesante advertir que las obras que aparentan más primitivas como el templete Semisubterráneo, ya poseen elementos técnicos elaborados aunque presentan un manejo del material menos depurado que las obras posteriores. Manejaban las rocas sedimentarias blandas para sus muros y estelas y otros como la calcita, para las cabezas clavas. Posteriormente surgiría la aplicación de las rocas volcánicas más duras como la andesita, con las que obtuvieron resultados extraordinariamente magistrales, por su pulimento y esculpido, como es el caso de las partes superiores de la pirámide de Akapana o de la pared balconera del Kalasasaya, estelas como Ponce, la Puerta del Sol, de la Luna, etc. El estilo de sus edificaciones fue diferente al de otras de la región. Se realizaron obras con cimientos, así como con recubrimiento exterior cromático. No debemos olvidar además, el importante descubrimiento que realizó el arqueólogo Max Portugal cuando encontró restos de un muro con revoque interior bellamente ornamentado con motivos similares a los empleados en la decoración de alfarería. También cuidaron la perfecta localización de sus edificios, los mismos que fueron emplazados con disposición cardinal, signo del conocimiento astronómico. Esto expondría algo de la función para la que fueron hechas sus construcciones. Como constancia de una perfecta planificación están sus redes de agua que proveían líquido elemento emanado de fuentes naturales así como sus canales de drenaje para las aguas servidas y pluviales que daban protección a su población. Algo singular de Tiwanaku es que utilizaban los canales desde las épocas más tempranas, aspecto que es explicable por la importancia que tuvo el agua para ellos, símbolo de vida. Se encontraron los escombros de sus calzadas que hablan por sí solas, del tratamiento que dieron al natural entorno para procurar integrarse sin modificarlo, a través de un manejo dimensional y geométrico. Haciendo una diferenciación entre construcción y arquitectura, debemos reflexionar que la actividad de construir es simplemente la de erigir, edificar y fabricar con un sentido y utilidad. Esta actividad se realiza sin un plan premeditado y sin mayores fines, pués proporciona las soluciones técnicas básicas aunque estas son las experiencias basales cuya complejización da luego, paso a la arquitectura (ciencia, técnica y arte). 491

Por esto es que en Tiwanaku podemos hablar de la existencia de una auténtica “arquitectura” en la que a través del manejo de los materiales, el uso de medidas (patrón luka de aproximadamente 0.60 metros), lograron plasmar una concepción del espacio como un modo de relacionar el sistema vital, el hombre y el entorno. Se dice que su arquitectura era “ecológica” porque no alteraba el ambiente, aspecto que hoy en día busca la arquitectura moderna. Alcanzaron a la perfección, traducir en sus obras la formación social y cultura que tenían, comunicando imágenes y funciones concretas más allá de la simple morfología y las circunstancias temporales. Estas obras cumplieron funciones sociopolíticas, económicas y culturales en relación estrecha a las estrategias de acondiconamiento territorial. Sus resultados muestran la evolución creativa formal, reflejando las capacidades para armonizar las relaciones ecosistémicas y las tramas de relaciones sociales generando un estilo de diseño. Los arquitectos de Tiwanaku representan un nivel de conocimiento superior al de la simple técnica de construcción, ya que agregaron valor artístico y simbólico en sus edificaciones. Tuvieron dominio y solución para problemas técnicos, racionalidad, imaginación y creatividad para lograr la armonía de las formas, estructuras y funciones con una rica variedad de estilos. Sabiduría, ciencia y tecnología, traspasó las barreras de las fronteras naturales, hasta llegar a otras regiones apartadas, donde se encontraron restos de otras culturas con incuestionables influencias de Tiwanaku. Algunos investigadores dan énfasis a ese antiguo desarrollo del conocimiento porque consideran que ese fue el motivo de su reputación y crecimiento. También está la tesis militarista que plantea que esos conocimientos fueron prácticamente impuestos por la fuerza de las armas al invadir a otros territorios. Otros consideran que fue el poderío económico el que permitió logros tan importantes. Lo cierto es que en muchas regiones de América aún continúan encontrándose restos con el excepcional estilo de Tiwanaku, como testigos silenciosos del esplendor al que llegó esa cultura. Es de suponer que en esa época surgieron las obras monumentales como el templo del Kalasasaya, las pirámides de Akapana y Pumapunku y los centros de 492

Kerikala, Putuni, Kantataita, obras erigidas con material lítico sedimentario y volcánico principalmente, aunque con evidencias que advierten también del trabajo con basalto y otros materiales. Por la importancia de las obras constructivas que tuvo la principal urbe frente a las que se encontraron en otras ciudades como Lukurmata, Konko Wankani, etc., se puede inferir que ésta tenía una función cívico-ceremonial mientras que las otras estaban destinadas a otras funciones, especialmente las administrativas. Lo más interesante de todas ellas es que se encontraron aplicados los mismos conocimientos de diseño y de manejo de materiales. No se debe dejar de advertir que en Kallamarca y en Konko Wankani, pese a tener marcadas evidencias de Tiwanaku, también se aprecian ciertas influencias del estilo Chiripa. Para nosotros, fue en esas áridas regiones del altiplano lacustre donde se produjo el intercambio y la mezcla dé los estilos. Por eso algunos investigadores dudan que esas otras ciudades pertenecieran totalmente a Tiwanaku a pesar de encontrar construcciones, estelas, cerámica, metales, etc. claramente identificados estilísticamente con esta cultura. Tiwanaku no solo empleó el diseño arquitectónico en sus construcciones ceremoniales, sino que además lo utilizó en su infraestructura agrícola. Algo que merece destacarse es el manejo del terreno para lograr los campos elevados o Suka Kollus y las terrazas o Takanas. En ambas tecnologías se nota una ordenada belleza porque compatibilizan el conocimiento exclusivamente experimentado y la armonía e integración con el entorno, seguramente por su permanente observación de la naturaleza y de su comportamiento. Hoy se han podido reconocer extensas zonas cubiertas de camellones y de andenes que hasta el presente conservan sus estructuras casi como cuando fueron levantadas. Muchas de estas zonas servían para labores agrícolas de los pueblos que se establecerían posteriormente. Es de admirar cómo pudieron ser movilizadas enormes masas de trabajadores para realizar semejante esfuerzo. Hace algunos años los investigadores creían ver en esa infraestructura las obras del Incario, sin embargo, recientes exploraciones señalan que esas obras ya fueron levantadas en el tiempo de Tiwanaku.

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Tal vez hemos sido reiterativos al manifestar el grado de avance alcanzado por esta magnífica cultura y los aspectos que de ella quedaron en el recuerdo de los pueblos que ocuparon su territorio al colapsarse Tiwanaku. Es que son tantos los avances logrados que si no podemos entender su origen, poco o nada entenderemos de lo que sucedió después. Investigadores de la talla de A. Posnansky y otros muchos más, no dudaron en ver en las obras de otras lejanas ciudades construidas posteriormente, las marcas del conocimiento tiwanakota. Es así que se dice que fueron los sobrevivientes del gran Tiwanaku los que transportaron la simiente de su adelanto y la transplantaron a un nuevo sitio: Cusco. Es por eso que los mitos y leyendas que describen el nacimiento del Incario, hablan de hombres sabios que llegaron de tierras lejanas ubicadas en las proximidades del Titicaca. Es mortificante que hasta la fecha no se haya resuelto el enigma del colapso de Tiwanaku. Algunos creen que se debió al decaimiento del sistema constituido en tantos años, el mismo que llegó a un punto de saturación y pereció por el tamaño que alcanzó. Otros intentan explicar esta época con una tesis apocalíptica indicando que habría sucumbido a consecuencia de grandes desastres ocasionados ya sea por las aguas del lago, o por prolongadas sequías, u otro tipo de fenómenos naturales. Lo cierto es que en los trabajos de arqueología se detecta claramente aquel ocaso. Inmensas moles de piedra levantadas de raiz haciendo un conjunto desordenado de piezas de un enorme rompecabezas es lo que se dice que vieron los Incas y posteriormente los hispanos que llegaron a la región. Qué pasó realmente con Tiwanaku. Todo pudo ser consecuencia de problemas humanos que destruyó semejante obra? O tal vez fue la fuerza de la naturaleza la que truncó la obra de aquellos hombres? No debemos dejar de lado, la acción de dureza y violencia de otros pueblos que tal vez intervinieron intentando apoderarse de los conocimientos y logros que había obtenido Tiwanaku. Cronológicamente, la presencia de Tiwanaku en la región de los Andes, es la más importante por el tiempo que duró y lo prolongado de su desarrollo. De las demás culturas, podemos decir que su paso por el tiempo fue extremadamente fugaz, siendo ésta, otra de las razones para afirmar que Tiwanaku tuvo el tiempo suficiente para dejar las marcas profundas de su paso. 494

De las épocas posteriores al abatimiento y caída de Tiwanaku, solamente quedan desordenados vestigios de un sin fin de pequeñas agrupaciones que luchaban entre sí por la hegemonía del poder regional o tal vez, por obtener el sustento que debía asegurar su sobrevivencia. Esos hombres con explícitas muestras de un grado de conocimientos mucho menor, dedicaron su tiempo a la guerra. Es por eso que de ellos simplemente se encontraron los restos de emplazamientos defensivos que manifiestan sus inquietudes. Armas, estructuras de fortificación y otras, indican el carácter de su arquitectura y construcción. Encontrar sitios de naturaleza bélica con manifiestas marcas de labor agrícola, muestran que esos pueblos tenían que soportar prolongadas épocas en apronte, dedicando su diario vivir a la obtención de recursos y su defensa contra la agresión de sus vecinos. Obras sin una planificación u orden reiteran la falta de una arquitectura llegando apenas, a la simple construcción con un fin determinado. Qué diferentes han debido ser esos hombres en relación a sus antecesores. Aunque su tiempo lo dedicaron a la sobrevivencia y a la lucha contra sus semejantes y el implacable medio en el que se desplazaban, también se encuentran obras maravillosas como las correspondientes a la cultura Mollo. Es el caso de Iskanwaya, lugar de asentamiento de un pueblo trabajador en agricultura de terrazas y andenes, que instalaron sus edificaciones en laderas casi inaccesibles, creyendo haber alcanzado un sitio inexpugnable para sus agresores. Muchos creen ver en la cultura Mollo a los herederos directos del gran Tiwanaku, porque, apesar de la evidente misión que tenían de protegerse de los ataques, no olvidaron los clásicos estilos y diseños de vasijas tan similares a las de la cultura antecesora plasmados en cuencos, vasos y otras vasijas burdas e irregularmente decoradas. Es probable que la época de guerras fue pasando para dejar tiempo al trabajo creativo. Ahí está esa ciudadela, brillante obra que habla de constructores tan hábiles como los que tuvo Tiwanaku. Instalados en un nuevo agreste entorno, esos hombres tuvieron que luchar para enfrentarse a otro enemigo inplacable: la naturaleza. De su intento quedan aquellas ruinas con muchos objetos dispersos fabricados de mejor forma que la de sus similares pueblos vecinos y contemporáneos. Obras de su metalurgia, alfarería, agricultura expresan una prolongada permanencia en ese sitio, como un evidente indicador de una etapa más apacible. De la cultura llamada Mollo, se encontraron vasijas con marcas de haber sido “reparadas” cuidadosamente. En lugar de fabricar nuevos cuencos, estos eran 495

rehabilitados. Es que no tenían el tiempo suficiente para el arte y el desarrollo de la capacidades. Esos tiempos difíciles reflejan el carácter de esos hombres y explican el por qué de su arquitectura casi exclusivamente dedicada a la sobrevivencia. Mientras el pueblo Mollo se expandía hacia los valles mesotermos casi llegando a las últimas estribaciones cordilleranas, en la región circunlacustre, se enfrentaban los denominados Señoríos Aymaras. Por otra parte, cuando en regiones más alejadas como el Cusco, a miles de kilómetros, surgían ciudades y emplazamientos de los nuevos amos de la región, en el altiplano de nuestro país, solo quedaban los restos de una época decadente, de agresiones cuyo símbolo más elocuente son los “chullpares”. Posteriormente, y cuando el Incario tomaba fuerza y adquiría poder en su entorno, aparecieron los primeros indicios de la incursión de aquel pueblo. Se dice que los Incas eran dominantes y con ansia de expansión ilimitada. Esa habría sido la razón para que ellos se manifestaran y aparecieran por estas latitudes. Poco quedó de ellos y de su fugáz paso. Apenas algunas edificaciones levantadas sin ningún cuidado en regiones de producción son la pauta de que su interés era simplemente el de obtener recursos como alimentos, minerales, etc. Por eso es que no se dieron el trabajo de realizar grandes instalaciones como lo hicieron en la zona de los valles del Cusco. Lo más interesante es que en su afán de establecer su base de acción en la región lacustre, hayan considerado a las islas del Sol y la Luna así como a Copacabana, sitios especiales y sagrados. Por eso, sus obras en esos sitios fueron de gran calidad tal como lo evidencian los restos de Pilkokaina, Iñac Uyo, Copacabana, Khopacati y otros. Ese sitio, seguramente, tenía mucha significación para ellos como la expresión de un pasado glorioso al que conocieron por referencias y del que rescataron sus excepcionales conocimientos que los hicieron tan poderosos. No se debe olvidar que en su afán de consolidar su poder, intentaron “borrar” la historia de sus antecesores. Quién sabe qué tipo de estrategia de dominio tuvieron, que los impulsó a instalarse en la zona de Copacabana. Tal vez para los pueblos que habitaban la región, esos sitios aún eran venerados y respetados, y ese recuerdo debía ser aprovechado para imponer el nuevo dominio.

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Es sumamente extraño que las mejores obras que dejaron los Incas en esas regiones, estén emplazadas en los lugares donde se encontraron restos arqueológicos de Chiripa y Tiwanaku. Es decir, sitios que por su importancia fueron permanentemente ocupados dejando para la arqueología una superposición de restos como evidencia de aquello y un intrincado complejo problema a desentrañar. Si valoramos el tiempo en el que el Incario quedó en la zona en relación al que tuvo Tiwanaku, apreciaremos claramente una gran disparidad. La influencia Inca en la zona fue casi nula, aunque muy intensa por su carácter fuertemente dominante. En ese corto tiempo dejaron construcciones de naturaleza administrativa en infraestructura agrícola, la misma que la reutilizaron para su beneficio. Tampoco descuidaron de aprovechar otras regiones para obtener productos especiales como la coca, transportada mediante los sistemas de vialidad de anterior data a ellos. A fin de evitar que los descontentos sociales afloraran e hicieran crisis en el imperio, ingeniaron el sistema de “transplantar” a pueblos enteros y llevarlos a lugares desconocidos para ellos. Ese sistema habría asegurado un casi perfecto control, hasta el tiempo en el que fuerzas foráneas desembarcaron en las costas de ese imperio. Es importante que dejemos clara la diferencia entre el término empleado para el Incario al que calificamos como un verdadero imperio por su cáracter expansionista, con el que utilizamos para calificar a Tiwanaku. Aunque son muchos los investigadores que señalan que Tiwanaku también fue un imperio absorvente, nosotros creemos que se debe admitir el concepto de que fue un Estado, que alcanzó un nivel de organización sin que existieran evidencias contundentes de que hayan sido agresores y dominantes por el uso de la fuerza. La existencia del emplazamiento Wari en el territorio que hoy es peruano y claramente afiliado a Tiwanaku, pone en duda nuestra afirmación, porque presenta características de haber sido constituida por hombres guerreros. Wari, verdaderamente habrá sido tiwanakota, o simplemente fue un pueblo que asimiló y utilizó sus conocimientos? Habrá que encontrar mayores evidencias que ayuden a elucidar el posible entronque entre ambos pueblos.

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Lo que si es evidente, es la marcada diferencia de logros alcanzados por Tiwanaku y el Incario. Para los pueblos de la zona circunlacustre, área elegida para efectuar el presente trabajo de análisis y examen de la evolución y desarrollo humano, creemos que fue Tiwanaku la que dejó huellas más profundas y que subsistieron al tiempo y a la depredación de los diferentes pueblos que vinieron luego. El presente resumen final al que hemos considerado más apropiado denominarlo, “conclusiones”, ha pretendido extractar los elementos más significativos de los capítulos precedentes, con el único afán de rescatar los valores de identidad cultural desde los albores de la civilización andina hasta el momento en el que se rompió esa continuidad con la llegada de los invasores hispanos. Conscientes de la profunda crisis en la que se debate el mundo contemporáneo, en el campo moral, económico, social, es imperioso alcanzar una actual y vigente respuesta válida para nuestros pueblos. Es por eso que preferimos realizar un rescate y análisis sistemático de las principales obras de los arquitectos prehispánicos en una amplia región como es la de la cuenca lacustre del Titicaca, cubriendo miles de años de desarrollo. Este documento en el que están plasmados los trabajos de investigación de importantes estudiosos y nuestros humildes aportes, tuvo como objetivo principal establecer las relaciones culturales así como la existencia de una verdadera cultura con conocimiento del uso de medidas y dimensionamiento que permitió realizar monumentales obras. Por otra parte, nuestro trabajo pretendió emplear argumentos arquitectónicos para establecer las relaciones arqueológicas, que muchas veces son difíciles de precisar en trabajos de campo. Consideramos que la hipótesis de trabajo, de que fue Tiwanaku la que influyó en el desarrollo dinámico de las demás culturas rescatando el aporte que dejaron Chiripa y otras de la región, se ha cumplido. Creemos haber comprobado la existencia de un conocimiento tecnológico y científico “continuo a través del tiempo” en la región circunlacustre la misma que aflorando en las culturas anteriores a Tiwanaku, se arraigaron en ésta para proyectarse al futuro. El Incario es la prueba de ello y de lo mucho que significó aquel conocimiento.

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Finalmente, cumplimos un objetivo personal...establecer una relación armónica entre el sistema de medidas utilizado en esos tiempos en base a las medidas antropométricas. El patrón de éste sistema de medidas y proporciones fue la “luka” la cual se pudo establecer que fue empleada en cada uno de los principales elementos arquitectónicos de Tiwanaku. Asi mismo pretendimos establecer la relación entre el estudio arquitectónico orientado a brindar respuestas de carácter arqueológico, y que su resultado constituya un aporte en la incansable búsqueda de “leer los mensajes” dejados por nuestros antepasados.

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Este libro se terminó de imprimir el 15 de abril de 1994 en los talleres de Producciones “CIMA” La Paz - Bolivia

JAVIER F. ESCALANTE MOSCOSO Nacido en La Paz - Bolivia, en noviembre de 1955. Realizó sus estudios en la Universidad Mayor de San Andrés, obteniendo las licenciaturas de Arquitectura (1986) y Arqueología (1991). Así como estudios de conservación de sitios arqueológicos en la Universidad de Tarapacá, Arica - Chile, organizado por el Getty Conservation Institute (1988), Curso Taller de Conservación de Materiales Arqueológicos, realizado en Tiwanaku, La Paz - Bolivia por el Instituto Nacional de Arqueología y el Getty Conservation Institute (1989), Curso Taller de Tecnología Agrícola Andina, organizado por el Instituto Indigenista Interamericano en Tiwanaku, La Paz - Bolivia (1990). Participó en diversos trabajos de prospección y excavación arqueológica junto a destacados arqueólogos nacionales y extranjeros. - Excavación arqueológica del Seminario Internacional de Arqueología en Tiwanaku INAR - Universidad de Chicago 1988. - Excavaciones arqueológicas en Puma Punku, INAR 1989. - Excavaciones arqueológicas en Pasto Grande, Sur Yungas 1990. - Excavaciones arqueológicas en Lakaraña, Tiwanaku (1990 - 91). - Excavaciones de sondeo arqueológico en Wancollo y Achaka Tiwanaku. Actualmente se desempeña como Arqueólogo del Instituto Nacional de Arqueología y docente de la Universidad Mayor de San Andrés.