Argentina y conquista del Río de la Plata
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Martín del Barco Centenera Argentina y conquista del Río de la Plata

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El Fuego Nuevo. Textos Recobrados 15 Signo del renacimiento del sol y de la continuidad del mundo, el ritual mesoamericano del Fuego Nuevo funge aquí como metáfora de la recuperación de textos literarios virreinales y latinoamericanos injustamente caídos en el olvido, de difícil acceso o disponibles solo en antiguas ediciones. Obras y títulos inéditos, raros, olvidados y no canónicos, producciones de rango efímero, que no han entrado dentro del canon literario consensuado, que se consideraron escritura menor o que por sus dimensiones o su brevedad no parecían objeto de una edición crítica habitual. En cuidadas ediciones críticas, precedidos de completos estudios introductorios, los textos recobrados en El Fuego Nuevo aparecen bajo una actualizada y necesaria luz. Dirección Esperanza López Parada Comité editorial Carmen Bernand (Université Paris Nanterre) / Vittoria Borsò (Universität Düsseldorf) / Ivan Boserup (Det Kongelige Bibliotek) / Carlos Cabanillas Varela (Universitetet i Tromsø) / Sara Castro-Klarén (Johns Hopkins University) / Rodolfo Cerrón-Palomino (Universidad Católica del Perú) / María Augusta da Costa Vieira (Universidade de São Paulo) / Caroline Egan (University of Cambridge) / José María Enguita (Universidad de Zaragoza) / Judith Farré (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid) / Paul Firbas (Stony Brook University) / Margo Glantz (Universidad Nacional Autónoma de México) / Roberto González Echevarría (Yale University) / César Itier (Institut National des Langues et Civilisations Orientales, CNRS) / Karl Kohut (Katholische Universität Eichstätt-Ingolstadt) / Almudena Mejías Alonso (Universidad Complutense de Madrid) / Julio Ortega (Brown University) / Sonia Rose (Université de Toulouse) / Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca) / Ana Vian Herrero (Universidad Complutense de Madrid) / Martina Vinatea (Universidad del Pacífico, Lima)

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Martín del Barco Centenera

Argentina y conquista del Río de la Plata Edición crítica de Javier de Navascués y Eugenia Ortiz Gambetta

Ibero am e ricana - Ver vuer t - 2021

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«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www. conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)» Derechos reservados De esta edición © Iberoamericana, 2021 Amor de Dios, 1 — E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es © Vervuert, 2021 Elisabethenstr. 3-9 — D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es ISBN 978-84-9192-222-3 (Iberoamericana) ISBN 978-3-96869-169-5 (Vervuert) ISBN 978-3-96869-170-1 (e-book) Depósito legal: M-31760-2021 Diseño de cubierta: Marcela López Parada The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706 Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro Impreso en España

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Índice

Estudio preliminar por Eugenia Ortiz Gambetta................................................................................................... 11 Criterios de la edición............................................................................................................ 57 Bibliografía............................................................................................................................ 63 Preliminares........................................................................................................................... 79 Canto I.  En que se trata del origen de los chiriguanas o guaraníes, gente que come carne humana, y del descubrimiento de este río.......................................................................... 87 Canto II.  En este canto se trata de la grandeza del Río de la Plata, y del Paraguay y de las islas, pejes, aves, que hay en ellos...................................................................................... 103 Canto III.  En que se trata de la calidad de la tierra, animales, reptiles y espantosísimas víboras y serpientes; de la sirena, del carbunclo, de unas mariposas que se tornan en gusanos, y después en ratones, y otras maravillas............................................................................. 117 Canto IV.  En que se trata de la más cruda hambre que ha habido entre cristianos, la cual padecieron los de don Pedro de Mendoza en Buenos Aires, y cómo se poblo el Argentino..... 129 Canto V.  En este canto se dice del capitán Álvar Núñez Cabeza de Vaca y adelantado del Río de la Plata, y de su prisión y trabajos que de ella sucedieron, y del gran Mojo, señor del Paitite............................................................................................................................... 141

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Canto VI. Viene obispo al Paraguay. Muere Domingo de Irala. Eligen por gobernador a Francisco Ortiz de Vergara y sale con el obispo al Perú...................................................... 157 Canto VII.  Llegando a la Asumpción el obispo y general, prende el general al obispo, y después, el obispo al general, y llevándole a Castilla, muere el obispo..................................... 165 Canto VIII.  Sale Joan Ortiz de Castilla, toma a Canaria, y de ahí a Cabo Verde, de adonde viene en demanda de la isla de Santa Catalina................................................................... 173 Canto IX.  En este canto se cuenta la grande hambre de la isla de Santa Catalina, con las desventuras lastimosas que en ella se padecieron............................................................... 181 Canto X.  En este canto se cuenta cómo, vuelto el adelantado de Ibiazá, fue al Río de la Plata, y de la venida del capitán Ruy Díaz en su demanda........................................................... 191 Canto XI.  Estando en tierra firme poblada la gente, son muertos y captivos de indios cien hombres. Retráense los que quedan a la isla de San Gabriel, do mueren muchos de hambre............................................................................................................................. 201 Canto XII.  Viene Ruy Díaz Melgarejo. Múdase el armada a la isla de Martín García. Baja Garay con socorro. Sucede la muerte de los dos firmes amantes Yanduballo y Liropeya..... 213 Canto XIII.  Entra Ruy Díaz en el Carcarañá. Baja a Martín García. Pretende Yamandú dar en la isla. Padece Garay naufragio en el Uruayg................................................................. 225 Canto XIV.  En este canto se cuenta la batalla que hubo entre los de Garay y los charrúas y cómo fue herido Garay en los pechos, y su caballo muerto, y muchos indios muertos y heridos.............................................................................................................................. 237 Canto XV.  En este canto se trata de las crueles y terribles muertes que los indios daban a los cristianos........................................................................................................................... 245 Canto XVI.  Levántase don Diego de Mendoza en Santa Cruz de la Sierra; sale el virrey don Francisco de Toledo del Perú con gran ejército en su demanda.......................................... 255 Canto XVII.  En este canto se trata de la muerte y justicia que hizo el virrey don Francisco de Toledo de don Diego de Mendoza en Potosí, y del gran señor Topamaro en el Cuzco....... 267

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Canto XVIII.  En este canto se trata cuán mal lo pasaba la gente de Joan Ortiz en San Salvador y cómo, ido al Paraguay, murió, dejando por gobernador a su sobrino Diego de Mendieta.......................................................................................................................... 281 Canto XIX.  Trátase del mal gobierno de Diego de Mendieta y de cómo fue preso en Santa Fe y de cómo salió Garay al Perú, y volvió huyendo, y en su seguimiento el capitán Valero.... 289 Canto XX.  Cuéntase en este canto cómo un indio llamado Oberá, se intitulaba hijo de Dios, y a un hijo suyo papa, y a otro emperador; y cómo Garay entró en los Nuarás, y de vuelta rompió la palizada de Yaguatatí......................................................................................... 305 Canto XXI.  Puebla Garay a Buenos Aires; levántanse en Santa Fe los mestizos y eligen por su general a Cristóbal de Arévalo, el cual, alumbrado de Dios, cortó las cabezas a los principales del motín y restituyó al rey su tierra.......................................................................... 321 Canto XXII.  Viene y atraviesa el Estrecho el capitán Francisco Draque. Prende Lerma al deán y religiosos en Tucumán. Tiembla y húndese Arequipa. Sucede la dolororísima muerte de Gil González en Mizque.................................................................................................... 333 Canto XXIII.  Trátase del Concilio que se congregó en Lima y de las galas de aquella ciudad y de dos temblores gravísimos que en ella sucedieron........................................................ 345 Canto XXIV.  En este canto se cuenta de la ida de Sarmiento a Castilla por el estrecho de Magallanes, y de la venida de Diego Flores al Brasil, y don Alonso de Sotomayor a Chile por el Argentino; y de la muerte del capitán Garay y del gobernador Mendieta................. 357 Canto XXV.  En que se trata de la junta que hizo Ybitupué y asaltos que los suyos dieron en tierra del Perú, del acuerdo del Audiencia de los Charcas y de un temblor terrible en Lima................................................................................................................................. 371 Canto XXVI.  Cómo el capitán Tomás Candís, señor de Mitiley, salió de Inglaterra, y atravesó el estrecho de Magallanes, y tomó tierra en la Puná y Paita en el Perú, y de vuelta tomó un navío que venía de la China......................................................................................... 383 Canto XXVII.  En este canto se trata de la toma y robo del puerto de Santos y San Vicente, y de los insultos y maldades que allí hizo el capitán Tomás Candís, señor de Mitiley y capitán general de la reina de Inglaterra............................................................................ 391

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Canto XXVIII.  En este canto se cuenta la gran victoria que tuvieron los portugueses contra el señor de Mitiley, y de su pérdida y desbarate de su armada............................................ 399 Glosarios................................................................................................................................ 409 Glosario general................................................................................................................... 409 Glosario de nombres de pueblos indígenas........................................................................... 416 Índice de ilustraciones............................................................................................................ 419

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Estudio preliminar1 Por Eugenia Ortiz Gambetta AMELIA KUÑAITE PY’AGUASU HE’ĔASÝVAPE ĞUARÃ Para Amelia: mujer dulce y valiente “Ce poème est plus sauvage que les nations qui en font le sujet”. Voltaire, “Essai sur la poésie épique”

1. La épica americana como tradición discursiva Voltaire le dedica un capítulo entero a La Araucana de Ercilla en “Essai sur la poésie épique”, prólogo a su Henriade (1728). Allí selecciona diversos textos para conformar un canon de poemas épicos de diversas lenguas europeas, desde Homero hasta Milton. El poema de Ercilla como representativo del mundo hispánico es sintomático, y marca de forma temprana aquella discontinuidad que planteó el texto del soldado español, obra al que el pensador se refiere cáustico como “más salvaje que las naciones que lo protagonizaron”2. Voltaire critica a los españoles y al desplazamiento de la norma que plantea la epopeya de Ercilla, pero no por eso deja de incluirla y dedicarle un apartado exclusivo en su estudio. Este movimiento, contradictorio y pendular, de señalar fallos, desplazamientos y anomalías, pero, a su vez,

Este ha sido un trabajo realizado desde dos países y dos entornos académicos distintos. Desde Pamplona agradecemos muy especialmente por su orientación y apoyo en distintas etapas de este trabajo, a Ignacio Arellano, Luis Galván, Fernando González Ollé, Cristina Tabernero; y desde Buenos Aires, a Juan Ennis, Andrea Bocco, Graciela Goldchluk, Robert Folger y Stephanie Beréiziat-Lang. Además, en la parte argentina, esta edición no habría sido posible sin la financiación de una beca interna posdoctoral del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), entre 2016 y 2019, y del incentivo de investigación de la Universidad Católica Argentina, durante el período 2018-2019. 2 La traducción es nuestra. 1

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rescatar como ejemplo, es un signo que acompaña a la mayoría de los estudios sobre épica americana y, especialmente hasta ahora, al poema de Martín del Barco Centenera. Este movimiento, del cual damos cuenta en la presente edición, se produce bajo la clave de la “aparición del fantasma” (Marrero-Fente 12), ya que busca visibilizar el género épico y reivindicarlo como el discurso cultural más sofisticado de la temprana modernidad (13). Pero, además, a partir de su pervivencia en los sistemas literarios nacionales y sus reescrituras, hay que señalar el hondo calado de la representación del género y los discursos convivientes en él, especialmente, en América Latina. Desde el punto de vista sistémico, el poema de Ercilla inauguró un género, un modo de comunicar, entender y modelizar la progresiva introducción del europeo en las tierras americanas y, por supuesto, promocionó este tema a categoría estética. La circulación temprana y la difusión intraliteraria (por ejemplo, la famosa mención del autor y el poema en el Quijote) convirtieron rápidamente el modelo de la épica clásica en un formato apropiado para encauzar los sentimientos y expectativas de la conquista3. A su vez, la necesidad de expresar el contacto con realidades nuevas implicó una renovación de la lengua del español peninsular del siglo xvi y, de manera similar, de sus tradiciones discursivas. Antes de la publicación del poema ercillano, el género moderno no había tenido un gran desarrollo en España, más allá de poco conocidos y no tan brillantes ejemplares (Piñero Ramírez 161; Pierce 9-14). Esa incipiente tradición abrevó de la epopeya clásica, en especial, de Virgilio –que fue más leído que Homero y quien propuso en su Eneida el asunto literario de la fundación de ciudades por orden divina–; en Lucano, como modelo de una épica del “fracaso” (Quint 131-189) y su primigenio seguidor hispánico, Juan de Mena. Pero, además, en el Canon de Ferrara, las epopeyas cultas de Luigi Pulci, Mateo Boyardo y Ludovico Ariosto, entre otros (Piñeiro Ramírez 164-165). La producción americana de este género fue consciente de su origen y no se apartó demasiado de él. La novedad residió en el asunto y la proximidad entre los acontecimientos vividos y narrados, ya que el poeta era, más de una vez, un soldado de la empresa. La intercalación entre episodios bélicos e historias de amor fue un modo de amenizar la narración al estilo, por ejemplo, de Ariosto. Asimismo, la Gerusalemme Liberata de Torcuato Tasso (traducida al español en 1587) le dio al género épico de la conquista un posible modelo de gesta cristiana que tan bien calzaba con las necesidades imperiales de las empresas. Incluso si consideramos La Araucana como seguidora de los poemas épicos hispánicos anteriores, el texto de Ercilla inaugura una ‘tradición discursiva’ (Kabatek), es decir, una realidad textual que se construye alrededor de una constelación de entornos que puede formarse con base en algún elemento significable (forma o contenido), cuya reevocación establece un lazo de unión entre ac Para una visión complexiva sobre el fenómeno de la épica en la colonia, véanse entre otros los estudios de Firbas, Choi, Segas, Mazzotti, Marrero-Fente y Vega y Vila.

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tualización y tradición textual (1). Esa tradición discursiva nueva –en este caso, el poema épico americano– es el resultado de transformaciones e interferencias, y en ella, como propone Kabatek, se da un cambio lingüístico (3). La nueva realidad textual proviene de la variación de un paradigma, pero en él quedan rastros de esas modificaciones. Considerar a La Araucana como inauguradora de una tradición discursiva, como una forma textual nueva, es apropiado para encuadrar el poema de Barco Centenera, ya que los dos comparten contexto y entornos discursivos similares. Además, tener en cuenta los aspectos ideológicos y praxeológicos del poema aumentará también los insumos para considerarlo en cuanto modalidad de escritura y sus alcances, en un campo de prácticas culturales más amplias. Así, entonces, experiencia personal y leyendas indígenas, pasado inmediato que busca mitificarse y universo contemporáneo son los elementos propios de la tradición discursiva de la épica americana. La variación de las premisas de la épica , la innovación léxica y referencial convierten a La Araucana y a los poemas épicos de la conquista en ejemplos de realidades textuales nuevas. El poema de Barco Centenera recoge ciertos elementos ercillanos: inauguración del texto con la descripción del espacio americano, incorporación de lexemas con poca o ninguna trayectoria, estetización etnográfica, relatos de batallas y hazañas, intercalación de leyendas, entre otros. De forma esperable, a veces se aleja de lo experiencial y repite modos, estructuras y metáforas solidificadas. Menciona solo una vez al autor de La Araucana, al decir que no hablará de la conquista de Chile: “No conviene yo trate, pues Arcila/en Chile con primor se despabila” (Barco Centenera XXIV, 51, g-h), pero sus referencias al Arauco y cierto tratamiento del indio los toma de ahí. Por otro lado, hay en el poema argentino una declarada intertextualidad con el Laberinto de fortuna o Las trescientas (1444), la alegórica epopeya de Juan de Mena, de la cual el arcediano toma rimas y citas. Pero, sobre todo, enmarcada en esta tradición, la innovación de este texto tiene que ver sin duda con el yo lírico y la heteroglosia que este organiza. A su vez, también hay que considerar la distancia comunicativa. Este tipo de texto se basaba en la transmisión en primera persona de una experiencia inmediata, en especial en La Araucana y en Argentina, cuya primera versión fue un borrador en prosa o una carta de relación. La reelaboración en octavas implicaba, desde luego, una cierta distancia comunicativa. Así, hay que tener en cuenta que en estos poemas hay mucho de discurso vivo y escenificado, al decir de Oesterreicher (2011: 210), especialmente en los episodios donde se insiste en la evidencia directa del poeta. Junto con este, otro asunto atendible es el contexto de excesiva escrituralidad que cubrió el continente americano durante los siglos de conquista. Por entonces, circularon muchos documentos como parte del sistema burocrático imperial, lo que favoreció la inclusión en el mundo de la escritura de individuos que hasta entonces no habían producido textos de ninguna clase –o que no lo habrían hecho

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de no existir algún beneficio por hacerlo–4. Estas personas se vieron obligadas a formar parte más o menos activa de la comunicación escrita. Así, el contacto con realidades novedosas y sus consiguientes necesidades expresivas lograron una enorme producción escrita. Esto se dio junto con la renovación del idioma e implicó, por parte de un amplio espectro social, el uso de formatos expresivos a los que tal vez, sin el contacto con la experiencia, nunca hubieran recurrido. Aunque de diferente condición y origen, el de Barco Centenera se suma a los documentos de semicultos cuyo franco discurso dirigido a la autoridad se multiplicó con el objetivo de buscar recompensas. A lo largo de su trabajo, Barco Centenera deja en evidencia su modelo y también sus carencias de composición. Sin duda, el contexto de abundancia de testimonios y las características de la nueva conquista propiciaron la escritura del poema. Pero además de entender este texto como ejemplar afiliado a una tradición discursiva, la justificación del mismo tiene un evidente vínculo con la voz épica, tan singular, y con una experiencia vital que el arcediano percibe como meritoria. El texto también puede considerarse en la clave de la “retórica del infortunio” (Carneiro 19), ya que cuenta con una constelación de recursos que permiten la validación del testimonio, la grandeza de conquistar una tierra difícil, sus posibilidades de explotación y dominio, y una tensión didáctico-espiritual en la que el desequilibrio del vicio y la codicia conllevan la adversa fortuna (11-29). De esta manera, para encuadrar la épica americana habrá que tener en cuenta también el espacio comunicativo (Kommunikationsraum) en el que esta funcionó en virtud de situaciones determinadas por la historia. Este concepto permite liberar al crítico de “juicios y prejuicios contemporáneos para captar la especificidad de las formas de comunicación a las cuales pertenecen los textos antiguos” (Oesterreicher 2001: 211). Aunque sea posible y sugerente abrir el juego hermenéutico relacionando textos extemporáneos, en el ámbito de las literaturas latinoamericanas muchas veces se ha caído en la trampa de analizar los textos de la conquista como ejemplares únicos y criollos, desmembrándolos de su propia tradición peninsular. Tan americanos como europeos, los discursos coloniales surgen en un espacio comunicativo de interfaz indígena-colonial (Nakata), pero, en el momento de una edición, es plausible dar cuenta de sus paradigmas retóricos, lingüísticos, intertextuales y culturales que configuran el lugar de la enunciación. Así, la propuesta es reconstruir un poema en su función y en sus relaciones discursivas contextuales, en vistas de salvarlo de obsesiones axiológicas y estéticas. Esta mirada es necesaria ya En su estudio sobre la escritura en los primeros años de la colonia, Oesterreicher (2011) señala: “La temprana época colonial (…) es, entre otras cosas, particularmente fascinante por la información que a veces nos llega por medio de la escritura de personas que, bajo circunstancias socioculturales diferentes, no hubieran escrito jamás. (…) (E)spañoles de todas las capas sociales y todos los niveles de formación, incluso personas analfabetas (…) entran, durante la primera década de la colonia, en contacto con la cultura escrita de manera inevitable y permanente” (13).

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que los textos no suelen manifestar “los rasgos discursivos de su inserción en el contexto originario y las respectivas funciones comunicativas” (Oesterreicher 2001: 212). Editar un texto como la Argentina y conquista del Río de la Plata de Martín del Barco Centenera implica considerar dos ejes de circulación. El texto del arcediano tiene una prevalencia que responde, desde una perspectiva peninsular, a la lógica del fósil: es uno de los pocos testimonios de las acciones imperiales en el Río de la Plata, espacio, por demás, en disputa con otras coronas europeas. Junto con los Comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca y el Derrotero y viaje… de Ulrico Schmidl, el de Barco Centenera aparecía como de los pocos que historizaban los años de la conquista en la región5. Como documento histórico, primero, y como texto pretendidamente poético, después, el poema nunca dejó de ser citado en bibliografías y trabajos históricos españoles, aunque se tratara de una epopeya en la que no se cantaba ninguna gloria ni hazaña nacional. La perspectiva peninsular del rescate del poema facilitó, por otro lado, su inserción en el sistema literario rioplatense, pero con una dinámica propia. Cuando Ricardo Rojas lo incluye dentro del canon en su Historia de la Literatura Argentina. Ensayo filosófico de la evolución de la cultura en el Plata (1916), lo ubica como una pieza inaugural del esfuerzo reconstructivo del crítico para dar cuenta de la “totalidad del archivo”. En la introducción al tomo Los coloniales, Rojas menciona su tarea de peregrino por bibliotecas, archivos históricos, conventos e instituciones para plantear un panorama de lo más acabado sobre el pasado del Río de la Plata. La exhaustividad positivista de Rojas se detiene en el poema de Barco Centenera, el cual, de todos modos, ya había tenido su primera edición moderna en 1836-1837. Este ya formaba parte del acervo bibliográfico de la ciudad letrada rioplatense, pero incluirlo con un apartado analítico en su tomo primero facilitó su inserción canónica en casi todas las historias de la literatura posteriores. Las dos perspectivas, la peninsular y la rioplatense, pivotean en la historia de la circulación y la presente edición del texto. De aquellos distintos momentos de archivación, aquellas instancias diacrónicas donde el poema fue incluido, excluido, publicado, leído, modificado, censurado y criticado es de lo que queremos dar cuenta en este trabajo. Nuestra aspiración, de todos modos, es proveer un ejemplar legible para el acervo colonial latinoamericano, dar a conocer un texto que, lejos de quedar encapsulado en un sistema literario o una sección de rarezas bibliográficas, pueda proyectarse en otros ámbitos de reflexión6. Pero, sobre todo, la propuesta de la presente edición está guiada por la razón La Argentina manuscrita (1612), así llamado al texto histórico de Ruy Díaz de Guzmán, no se editaría hasta el siglo xix. Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil son los actuales espacios del teatro de acción del poema. Más allá de un valor referencial, el diálogo del poema del arcediano con otros textos y contextos virreinales de estas regiones propondrían una rica transversalidad.

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de que “las formas del decir del pasado podrían ser más que una ruina erudita de nuestra historia” (Carneiro 29).

2. “Que solo de escrebirlo tengo miedo”: el escritor y el sujeto épico 2.1. Martín del Barco Centenera, arcediano En la mayoría de los documentos, excepto la primera edición del poema, el autor de Argentina ha sido mencionado como Martín Barco de Centenera o Martín de Centenera (Gandía 63). En cuanto a su lugar y año de nacimiento, se encuentran datos contradictorios. Por un lado, su información de servicios de 1593 asigna su año de nacimiento en 1535, mientras que el asiento de la armada de Juan Ortiz de Zárate describe al arcediano como oriundo de “la Gressa, tierra de trugillo”, y bautizado en 1544 (63). Seguramente la mención de “la Gressa” sea una errata para referirse a Logrosán (cuyo nombre romano fue Lucretius), pueblo cercano a la ciudad de Trujillo, Extremadura. Su muerte ocurrió en Lisboa el mismo año de la publicación del poema, en 1602. Ha pasado a la historia como uno de los primeros cronistas –a veces llamado “poeta” o “historiador”– de la expedición del adelantado Juan Ortiz de Zárate (1572-1574) y de la empresa de Juan de Garay. Barco Centenera fue miembro de una expedición colonial española, sacerdote nombrado arcediano de la iglesia de Asunción, participante activo del Tercer Concilio celebrado en Lima en 1582 (Durán 359), y un supuesto testigo de la segunda fundación de Buenos Aires (Wright-Nekhom 69). En 1592 regresó a España y allí fue nombrado capellán del marqués de Castel Rodrigo, Cristóbal de Mora, a quien acompañó a Lisboa, donde este había sido nombrado virrey (69). Bajo su protección, publicó el poema que por referencias intratextuales habría empezado a escribir en 1587 (Gandía 59)7. Los hechos más notables de su vida se vinculan, por supuesto, con la expedición comandada por el adelantado Juan Ortiz de Zárate al Río de la Plata y con su participación en sucesos político-religiosos relevantes de la segunda mitad del siglo xvi. La información sobre ellos se puede reconstruir a partir Además de esta, se menciona entre sus obras el texto en prosa El desengaño del mundo. La primera mención de esta obra atribuida a Centenera aparece en Historia y anales de la ciudad y obispado de la ciudad de Plasencia de fray Alfonso Fernández (1627), en donde aparece entre los escritores de la ciudad durante el reinado de Felipe III, con la consignación al margen de la fecha 1598 como año de publicación (294). Nicolás Antonio, en Bibliotheca Hispana Nova (1672-1696), hace una mención biográfica de Barco Centenera e incluye Argentina como obra épica, y a El desengaño del mundo como “moralia documenta” (569); esta última obra, sin embargo, no ha sido aún localizada.

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de los cantos del poema, de legajos oficiales y de lo que sucesivos estudios históricos han hilvanado. No se han encontrado documentos que afirmen que el arcediano estudió en Salamanca, pero, según comenta Enrique Peña, en una información de 1593, Hernando de Montalvo (tesorero de la expedición de Zárate) dijo haber visto varias veces el título de licenciado en Teología del arcediano. De todas maneras, Miguel de Unamuno le comentó al historiador argentino que habían buscado en los asientos de la universidad y no habían encontrado tal registro (Peña xiii). En la expedición de Zárate iba también Francisco de Ortiz Vergara, que había sido gobernador del Paraguay, y quien presumiblemente le había informado al arcediano de las características de la diócesis a la que había sido destinado (Peña xiv). En la carta que escribe Centenera al Consejo de Indias antes de partir, comenta que iba en reemplazo de Juan de Robles y menciona, entre otros clérigos que estaban en Asunción, a Luis de Miranda Villafañe –a quien considera junto con los demás sacerdotes, docto y de buena vida (Archivo de Indias, Patronato, 29, r. 26)– autor del “Romance elegíaco” en el que se recogen las primeras referencias sobre la fundación y la hambruna en Buenos Aires. Barco Centenera lo menciona a raíz de una recomendación que le hace al Consejo de mandar más sacerdotes, algo que el organismo desestima y archiva. Sin embargo, en esta mención podríamos comenzar a ver una posible relación entre el poema del arcediano y la composición poética que recoge una de las primeras impresiones sobre la fundación de la primera Buenos Aires8. Las cartas que escribe el arcediano al Consejo y al rey conservan una de las primeras memorias del periplo de la armada de Juan Ortiz de Zárate. Luego de un retraso significativo en la partida de la expedición de cinco buques, esta se hace a la vela en octubre de 1572. En La Gomera hicieron puerto para buscar provisiones y, como era habitual allí, algunos tripulantes abandonaron la empresa en aquella isla. Según el arcediano, los pilotos no sabían bien cómo dirigirse a las tierras buscadas (Archivo de Indias, Patronato, 29, r. 26). A finales de 1572 pasaron por la isla de Cabo Verde y navegaron hasta Cabo Frío, donde sufrieron un temporal por el que uno de los barcos, el pataje, tuvo que arribar a Río de Janeiro. Los otros siguieron hasta Santa Catalina, donde fondearon y pasaron los meses de invierno (Peña xviii). Al llegar a Santa Catalina, no encontraron provisiones y por eso Juan Ortiz de Zárate resolvió formar una expedición hacia el sur con soldados y clérigos, entre ellos, el arcediano. Llegaron al puerto de Biaza, encontraron españoles e indios amigos y el sacerdote comenzó a oficiar misas y bautizar. Regresaron a Santa Catalina y en octubre de 1573 tomaron rumbo a San Gabriel. Allí recibieron la ayuda de una carabela enviada por Ruiz Díaz Melgarejo y Juan de Garay, gracias a lo que pudieron sobrevivir a los hostigamientos de charrúas y guaraníes (Peña xxi). Después de unos meses, Ortiz de Zárate funda San

La más reciente edición del romance es la de Silvia Tieffemberg; véase Miranda Villafañe.

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Salvador, en la orilla opuesta a donde había estado Buenos Aires. Ahí se quedó hasta seguir viaje a Asunción, a donde llegó el 8 de febrero de 1575. Barco Centenera buscó aprender lenguas nativas para poder catequizar a los indios, tal como declara varias veces en el poema, por ejemplo, cuando relata un encuentro con los charrúas: “Más cosas les oí por mis oídos, que un poco de su lengua ya entendía” (XIV, 9). Seguramente ayudado por los conocimientos de algún clérigo más baqueano en el terreno cultural, el arcediano adquirió más que un repertorio lexical, como se aprecia en su texto. Esta conjetura tiene su correlato con que, a partir del Tercer Concilio Limense, se propuso la publicación de los catecismos en quechua, aymara y guaraní, lo que sugiere que el dominio de los idiomas nativos era ya una realidad entre clérigos y un dispositivo de evangelización (Lisi 125). La acción de Barco Centenera en cuanto a la catequesis de indios fue activa, como se deduce del nombramiento que recibió de manos de Juan de Garay. Este, que alrededor de 1579 asumía el cargo de lugarteniente de Juan de Torres de Vera, descendiente y heredero del adelantado Juan Ortiz de Zárate –muerto el año de su llegada al Paraguay–, realizó una expedición para pacificar indios que llegó hasta la sierra Ibitirá-Cambá. Más adelante, encontraron a los indios xontonbya, con quienes lucharon, al igual que con los urambiambiás, como comenta en el canto XX del poema. Juan de Garay, de regreso en 1580, nombra a Martín del Barco Centenera con el título de “protector de naturales” y pide al rey que le den un salario adecuado a ese cargo. Más adelante, Garay prepara la expedición que fundará Buenos Aires, pero finalmente el arcediano no se suma a ella por falta de lugar en los buques. En su actividad como arcediano de la iglesia de Asunción, hay episodios que él declara en el poema o aparecen referidos en documentos, como su información de servicios de 1593. Uno de ellos es el episodio del reyezuelo en carnaval. Aprovechando la ausencia de Juan de Garay, cierto grupo de hombres asunceños, entre los cuales estaba el sacristán Lope de Herrera, intentó mediante una pantomímica comitiva real que formaba parte de los festejos populares, hacer una sublevación en la catedral. El hecho se vinculó con el levantamiento contra Garay que se intentó por esos días en Santa Fe. Los dos alzamientos se sofocaron; el de Asunción, según asegura Gandía (38) gracias a la intervención del arcediano. Más tarde, el sacerdote obtuvo licencia para trasladarse al Perú. En Chuquisaca. la Audiencia lo nombró capellán, pero al año siguiente fue nombrado vicario en Porco, cerca de Lima. En septiembre de 1580 Toribio de Mogrovejo, a pedido de Felipe II, convoca la celebración del Tercer Concilio Americano. Todos los obispos llegaron a principios de 1582 y Barco Centenera fue nombrado secretario del mismo junto a Bartolomé Menacho (Durán 359). En los documentos del Concilio de Lima están agrupados los nombres de los participantes por dignidad eclesiástica y función. La última categoría, la de los funcionarios auxiliares, es a la que pertenece Barco Centenera (Durán 358-359). En medio de las sesiones del concilio surgieron varios desacuerdos y disputas entre los obispos por varias cuestiones, tal como se menciona en el poema, asunto que se explica en nota y el cual la crítica

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ha considerado desde distintos puntos de vista9. Así, Barco Centenera queda enemistado con el arzobispo a partir de este episodio, y vive todo tipo de penurias económicas. En esta situación, el obispo de Charcas lo nombra su vicario y la Inquisición del distrito de Cochabamba lo designa comisario. De esta época es una carta sin fecha ni firma, atribuida a Centenera por Manuel R. Trelles, en la que el arcediano le sugiere al rey los beneficios del Río de la Plata, la presencia de corsarios ingleses rondando esas tierras y la necesidad de hacer dos fuertes, uno en Buenos Aires y otro en San Gabriel, entre otras cosas (Peña 35). En la misiva, Centenera hace referencia a la historia del poema: “tengo una historia completa que, con el favor de Vuestra Majestad saldrá a la luz; en ella se da relación del Río de la Plata y Perú y deseo en persona llevarla a Vuestra Majestad es causa no la envíe” (Archivo de Indias en Peña, 35). Durante sus funciones en Cochabamba, Centenera fue acusado varias veces, y así fue presentado frente al visitador del Santo Oficio, Juan Ruiz del Prado. Según José Toribio Medina, constan documentos que indican los motivos de cargos referidos al arcediano: Servía ese destino el célebre autor de La Argentina, Martín Barco de Centenera, y para no estampar aquí sino algunas de las acusaciones que acepto la sentencia librada contra él en 14 de agosto de 1590, por la cual fue condenado en privación de todo oficio de Inquisición y en doscientos cincuenta pesos de multa, diremos que se le probó haber sustentado bandos en la villa de Oropesa y valle de Cochabamba, a cuyos vecinos trataba de judíos y moros, vengándose de los que se hallaban mal con él, mediante la autoridad que le prestaba su oficio, usurpando para ello la jurisdicción real; que trataba a su persona con grande indecencia, embriagándose en los banquetes públicos y abrazándose con las botas de vino; de ser delincuente en palabra y hechos, refiriendo públicamente las aventuras amorosas que había tenido; que había sido público mercader, y por último, que vivía en malas relaciones con una mujer casada, etc. (240).

Bajo estas sentencias condenatorias, Barco Centenera no pudo permanecer más tiempo en Perú y regresó a Asunción, después de nueve años de ausencia. Ahí se encontró con una situación difícil: el obispo fray Alonso Guerra había sido expulsado y el deán había muerto, con lo que el extremeño quedó a cargo de la sede vacante hasta 1592 (Tieffemberg 1998: 20). En estas funciones viajó por varias ciudades, entre ellas, Trinidad (Buenos Aires) en donde colaboró para restaurar y habilitar el nuevo templo de la catedral y consoló y ayudó a los habitantes frente al temor de una invasión de piratas ingleses (Peña 51-42). En 1593, Barco Centenera, aún en la ciudad porteña, pidió que se levantase información de sus servicios para pedir mercedes, gracias y justicias a Su Majestad y regresar a España. Si bien la situación de su diócesis lo obligaba a quedarse allí, aprovechó la acefalía para solicitar el regreso a la península, ya Véanse Aramburu-Zudaire; Lisi (47-50) y Navascués (2019).

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que no había una autoridad superior a quien pedir permiso. Hernando de Mendoza dio la aprobación y ordenó los traslados pedidos (Tieffemberg 1998: 20). No hay documentos que permitan seguir la suerte del pedido de recompensa por los servicios ni la partida definitiva del arcediano. La siguiente fecha que aparece en relación con su actuación es la carta dedicatoria del poema al marqués de Castel Rodrigo, virrey de Portugal, en 1601, cuando era capellán del mismo. En Historia y anales de la ciudad y el obispado de Plasencia, Alonso Fernández hace un listado de autores y publicaciones de escritores de aquella tierra y dice: “es natural de Logrosán, aldea de este obispado, y también lo fue don Martin del Barco conquistador del Río de la Plata en el Piru, que escribió en prosa el Desengaño del Mundo, y en octavas el Argentina” (294). Más allá de los datos bibliográficos en trabajos como los de Fernández, no hay otros registros del arcediano en vida y se asigna como año de su deceso el mismo de la publicación del poema. En suma, Barco Centenera aportó un trabajo no solo conocido por dar circulación a una toponimia de la región (Rosenblat), sino también como un ejemplar de ‘anti-épica’, paródico o deformador, respondiendo a la propensión del género a su propia inversión, al ‘incumplimiento’ que aparece como un elemento constitutivo de él (Béreiziat-Lang/Ortiz Gambetta 9); en su imposibilidad o fractura se encuentra, por demás, la complejidad poética de la épica americana (Firbas 10). Al reescribir ex negativo esta narrativa de poder –aunque conservando, al mismo tiempo, su parámetro genérico–, no se plantea una dimensión ideológica alternativa, sino que se propone un juego de negociación pragmática con estas mismas implicancias (Béreiziat-Lang/Ortiz Gambetta 10). En otra clave del género, la anti-épica de Barco Centenera no deja de cuestionar la dimensión imperial y encomiástica de la épica en sí (Caravaggi 205).

2.2. El yo épico: la maravilla y el exemplum En los textos de la conquista, el carácter testimonial tenía un enorme valor, ya que aseguraba su éxito y permeabilidad en el orbe letrado europeo. Desde la carta dirigida al virrey, que forma parte de los preliminares del poema, se establece una relación de identidad entre la firma del libro, la voz épica y el sujeto involucrado en los hechos relatados. Además, mediante el gesto retórico de contar una historia de la conquista de forma amena, la estrategia del enunciador es tomar el riesgo de la impericia: como declara en su carta al marqués de Castel Rodrigo, prefiere escribir su historia en verso para que la lea el ocupado virrey de Portugal “sin que le dé el disgusto y fastidio que de las largas y prolijas historias se suele recibir” tal y como se lee en la Dedicatoria del 10 de mayo de 1601. Este recurso da cuenta de la conciencia del arcediano sobre su limitación compositiva, aunque esto no lo detuviera. El poema es

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deficiente, aclara, pero es más agradable contar su experiencia en verso que en prosa, y elige una forma épica –sin duda, un género de gran prestigio, con mayores posibilidades de circulación y con menos posibilidades de sujeción a la censura– para hacerlo. La evidencia directa aparece reiteradamente en el texto. Se marca en la Dedicatoria mediante el uso de ciertos verbos por medio de los que el autor declara la fuente de su poema-testimonio: “procuré poner en escrito algo de lo que supe, entendí y vi en ellas (las provincias) en veinticuatro años que en aquel nuevo orbe peregriné”; aquí ‘saber’, ‘entender’ y ‘ver’ tienen un orden no casual, pero tal vez sí causal. El poema comienza con la primera llegada de un grupo de españoles al Río de la Plata, en el pasado próximo al testimonio. La primera declaración que hace el enunciador es ‘saber’: conocer la historia de las expediciones anteriores (la de Díaz de Solís y la de Pedro de Mendoza), dar cuenta de ellas (de las que no había documentación escrita conocida hasta entonces), relatar sus desgracias, marcar también, como en clave para la expedición de Ortiz de Zárate, el continuum del signo del infortunio. Luego vendrá la de ‘entender’: el sesgo cognitivo de la mentalidad europea se activaba al contacto de la realidad americana. En ese caso, a veces la realidad confirmaba lo esperado, como insiste Todorov en el caso de Colón (30-37), otras veces, se ajustaba a los datos nuevos de lo percibido por los sentidos, pero pocas veces la utopía, en un amplio sentido, remitía en el contacto con las nuevas tierras (Aínsa 39-41). En la diégesis testimonial, apelar a la evidencia directa era un recurso de retórica y documentación, y el ‘ver’ como verbo de percepción sensible cobraba centralidad y servía como anclaje lingüístico que permitía establecer el pacto con el lector de un testimonio. La información que presenta Barco Centenera, pues, estaba conformada por su experiencia directa, la evidencia endofórica, las fuentes librescas, los testimonios y relatos de segunda mano. Si tuviéramos que distinguir en apartados el texto de acuerdo a la fuente de la información que utiliza, se podría considerar una parte (los primeros cantos) en la que la voz épica hace referencia a los hechos que sucedieron antes de la llegada de la tripulación de Ortiz de Zárate y una segunda, a los hechos vividos en primera persona o en sincronía con la estadía del arcediano en la zona. En cuanto a estos últimos, la voz épica distingue los sucesos que se llevaron a cabo al mismo tiempo que el narrador testigo estaba en América, aunque en otro lugar, y los hechos que le sucedieron en primera persona. En este caso, el testimonio se reforzaba con la narración de la experiencia directa, algo que daba valor agregado a los textos de la conquista. Muchas veces, lo testimonial tenía más peso que lo estético, y claramente las obras que alcanzaban los dos aspectos eran las de mayor éxito, como fue en el caso de La Araucana. Por otro lado, en cuanto a las fuentes, hay que distinguir aquella información de segunda mano referida por el narrador o incluso aquella de raíz folclórica, datos que casi siempre aparecen con el mismo nivel de tratamiento que los hechos donde la voz declara la evidencia directa como fuente de

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información10. La mayor parte de los testimonios de Barco Centenera pospone el conocimiento libresco ante el empuje de la experiencia propia, forma de autoridad compartida por autores contemporáneos al arcediano como Torquemada o Pérez de Moya (Navascués 2015: 75). La mayoría de las fuentes librescas referidas no son de las empresas conquistadoras, sino que se trata de historias de España, el Laberinto de Fortuna o la Biblia, por mencionar algunas11. La instalación de la experiencia como origen del testimonio, las fuentes históricas y la declaración de sus informantes (a quienes ha oído, a quienes ha preguntado), construyen en los primeros cantos el sustento de la verosimilitud, aspecto que preocupó a todo cronista americano (Franco 40). Pero, además de esta construcción testimonial, hay en el poeta un explícito deseo de agradar y de asegurar que su información es verdadera, casi bajo pena de ostracismo, tal como declara en los primeros versos al marqués de Mora: “con todo no será mi pluma ingrata/ que aquí pintará al vivo lo que siento/del nuevo orbe al marqués Mora; y si trata/ contrario a la verdad, yo sea borrado/ de su libro, y a olvido condenado” (I, 5). Lo curioso de este fragmento no es solo ese juramento de veracidad, sino que el poeta refiera que su pluma “pintará al vivo lo que siento”, es decir, su trabajo incluiría información sobre la llegada europea a la región, pero especialmente, se comentarían las implicancias emocionales de la experiencia. El recuerdo de ciertos episodios es aludido en un presente de la enunciación luctuoso: “Y así por no acordarme de tal llanto/ de tan crudo dolor y triste suerte/quisiera fenecer en este canto” (VII, 41, c), “que solo al referirlo me da pena” (IX, 24), “Mas ay!, que en acordarme de tal cuento/temblando estoy, confuso y temeroso” (X, 15), como cuando relata los casos de la hambruna y los episodios grotescos y descarnados de antropofagia. Para la voz épica, la justificación del poema no se basa en su entidad como documento histórico solamente, sino que también quiere ser un registro de las cosas extrañas que el sacerdote conoció12. Esta Las fuentes de información de todo tipo que se aluden podrían ser una manera de decodificar el grado de confiabilidad de la información, y de su modalidad epistémica, de manera tal que, si el hablante relata una experiencia sensorial directa o toma lo dicho de una autoridad en el área en cuestión, el compromiso con la información transmitida sería más alto (Bermúdez Watchmaister 8). 11 Esto era así, en gran medida, porque la Corona vigilaba muy de cerca los contenidos de Indias. En este punto, hay que considerar la instrucción dada por Felipe II en 1573 donde indicaba los puntos que debía incluir una crónica. Muchas de estas, con todo, fueron prohibidas. 12 María José Vega señala que en los prólogos de los poemas épicos hispánicos del quinientos no hay influencia de las teorías neoaristotélicas y hay otra consideración de la épica como género histórico (108). En primer lugar, en esos prólogos se abogaba por “la superioridad moral y ontológica de lo verdadero sobre lo fingido” (109) y se definía la épica como género histórico, y “como fuente de experiencia y moralidad, como compendio de sabiduría política, como suma de exempla, consilia y sententia” (Vega 109). El poema heroico era para ellos una obra verdadera, una forma de historia de lo más ejemplar (109). La fábula o invención en este esquema era una concesión que debía ir con el tipo de imitatio, algo 10

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insistencia en transmitir una experiencia sensorial directa y en remarcar su grado de confiabilidad se refleja, por ejemplo, en el episodio de los perros suicidas. En esta narración el uso reiterado del verbo ‘ver’ confirma aquello que se había tomado de la fuente libresca, es decir, la mención de los hiperbóreos suicidas del De mirabilis mundi de Julio Solino (XVII, 24) y que sirve de adelanto a la verificación de la información: “Yo vide aquesto propio que aquí cuento./ Que por juzgar el caso por fuerte,/ a verlo fui, y los perros que allá fueron,/ bailando vi en la fuente perecieron” (XVII, 24-25). Con el uso insistente del verbo ‘ver’, aquí el arcediano busca remarcar la veracidad, pero, además, “a verlo fui” muestra la intención de rastrear la fuente de segunda mano, confrontarla con el sentido externo, y establecer continuidad con la tradición de la fuente libresca. Pero no conforme con atribuir su percepción del hecho mediante el sentido de la vista, el poeta también declara haber tenido contacto físico con otros seres extraordinarios, como el caso de los peces “semejantes mucho al hombre” que “de pasada lo he tocado” (II, 13). Luego de ir y comprobar con sus sentidos la existencia de los perros, y después de tocar los peces, aparece otro episodio aún más fantasioso del que también el yo épico es testigo, y el cual se presenta como epítome de la enumeración progresiva de casos maravillosos, el del indígena que conducía una canoa y estaba acompañado por dos ninfas: “Por un pequeño río de boscaje /las balsas y la barca caminaban,/ cuando vimos venir un gran salvaje./ La canoa en que viene, gobernaban/ al parecer dos ninfas de buen traje” (XIII, 15). El nativo, una suerte de gigante, dialoga con ellos y les advierte que los atacará. Hay una transcripción literal de su discurso, hay una narración de la pelea y de cómo después se marchan las ninfas y el gigante, pero estas, como las sirenas de la Odisea, “con dulce canto armonioso (…) a muchos el sentido enternecieron” (XIII, 18). El uso de “vimos” da cuenta de una primera persona, esta vez plural, que permite la idea de una experiencia vivida en colectivo (y, de esa manera, certificada) y el sintagma “al parecer” vuelve a poner el foco en el punto de vista del sujeto que relata y que percibe con sus sentidos a estos seres que llama primero ninfas y a las que luego atribuye poder de encantamiento de sirenas. Este es, sin duda, uno de los episodios más llamativos de experiencia directa del sujeto épico sobre personajes y atribuciones fantásticas, y sobre enfrentamientos con el indígena. La persuasión afincada en los múltiples recursos retóricos aparece de manera insistente en el episodio mentado, cuyo relato se inicia con los versos: “Y oíd lo que sucede un día de Ramos/que de vista es el cuento que contamos” (XIII, 14). que se engarzaba en la historia: se consideraba apropiado el uso de la fábula en las partes “accesorias del texto (descripciones, digresiones, ejemplos, discursos, arengas)” (114). En suma, los preceptistas renacentistas neo-aristotélicos, pero también los prólogos del 1500, consideraban que el discurso histórico y el poético podían tener los mismos referentes (lo evemenencial) aunque cada uno los tratase de manera diferente.

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Así, las fuentes librescas, los relatos de segunda mano, la percepción y la imaginación también están en la base de otro tópico presente en el texto: el relato de las maravillas. Los insumos de lo raro o maravilloso tienen un lugar de predominancia en el poema –de nuevo, como respuesta a una demanda–, pero, además, hay una insistencia en que el relato de la maravilla no es algo retórico, tal como se declara al comienzo del texto: “Tratar tengo también de sucedidos / y extraños casos que iba yo notando. /De vista muchos son; otros, oídos, /que vine a descubrir yo preguntando, /de personas me fueron referidos” (I, 3, c). Aquí hay una alusión a los casos extraños y sucedidos que el poeta (un “yo” que emerge en determinados episodios y otras veces se diluye) “iba notando”, fue “descubriendo preguntando” y fue referido por otros, como vimos en el caso de los perros suicidas. De esta manera, el enunciador declara las bases de la evidencialidad de su discurso: tiene una actitud activa en relación a la información, los hechos maravillosos se le presentan y él indaga, averigua, descubre y corrobora esos datos. Hay, de alguna manera, una intención empirista frente al florecimiento de testimonios y relatos apócrifos sobre viajes y relatos de lo maravilloso sobre América (Ortiz Gambetta 2020: 5-8). El registro de la maravilla en las crónicas de Indias aparece casi siempre en el formato de la anécdota y el exemplum, lo que facilitaba la introducción de un punto de vista del testimoniante que reforzaba, a su vez, lo curioso y lo veraz del relato. Esto hace suponer que parte del mencionado “descubrimiento” del autor consistía no solo en experimentar en carne propia, sino también en ir recuperando casos extraordinarios que abultaran los insumos de lo narrado, en cuyos relatos aparecen también las marcas de evidencialidad. Por ejemplo, en el caso del carbunclo, animal mítico mencionado en las Soledades de Góngora13 y a quien Barco Centenera asegura haber visto “por propios ojos” (95) y lo menciona con su nombre en guaraní, añang-pitá. Algo similar sucede con las metamorfosis, el fénix que habitaba en Itapuá, todas tomadas de la “ciencia vulgar del siglo xv”, al decir de Caillet Bois (91). Pero también, en el poema de Barco Centenera, los exempla aparecen como inducción imperfecta y con una intención moralizante14. Aparecen combinados así el relato maravilloso y la ejemplificación en el relato de la pareja de infieles que se escapa y que luego el arcediano debe juzgar y castigar, donde aparece un pez con patas que Para un estudio sobre la mitología apócrifa del carbunclo, véase Arellano (201-233); para la cuestión de la moralidad en esta obra, Fabbri. 14 Como sostiene Aragüés, durante el Renacimiento, los tratados morales hacían uso de los exempla como también lo hacían las crónicas históricas, pero, a diferencia de estas, el discurso moralizante aceptaba cualquier forma de ejemplo (ficcional, verosímil, alegórico) con tal de que exhortara a la moral, al margen de su carácter histórico o ficticio (43). El tono moralizante del texto de Barco Centenera es constante y sus implicancias se vinculan muy estrechamente con las fuentes de información y el locus de enunciación. 13

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persigue a la joven adúltera. La narración se articula, casi al final de la anécdota, nuevamente con la expresión “al parecer”: “El pece la siguió. La sin ventura /temblando está de miedo con gran duelo; /el pece con sus ojos la miraba, /y, al parecer, gemidos arrojaba” (IX, 31). En su doble función (descriptiva y ejemplificadora) esta anécdota y otras del estilo amalgaman en el discurso lo que Francisco de Mendoza llama en Viridarium sacrae ac profanae eruditionis (1633) una “inducción imperfecta”, ya que se induce algo a partir de un asunto individual. En suma, la enumeración de ejemplos funciona como recurso de argumentación de veracidad y, en este caso, son piezas clave del relato testimonial y, sobre todo, moral. Los marcadores de modalidad epistémica que construyen el locus de la enunciación apuntan a otros recursos para desmarcarse o para poner cierta distancia con lo narrado, como cuando se modifica el punto de vista, cuando se produce la “elevación del sujeto”15, o cuando se trabaja la inferencia. En cuanto al primer aspecto, el punto de vista fluctúa en varias ocasiones: en Naufragios (1555) de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, la voz del sujeto que narra se excluye de la narración de un hecho indigno, del que es testigo y da cuenta, para mantener, supuestamente, cierta jerarquía entre sus compañeros de tripulación (Molloy 428-434). El ‘yo’ y el ‘nosotros’ fluctúan en la Argentina como en Naufragios: el enunciador se incluye en el ‘nosotros’ del relato en los momentos de regocijo, pero se aleja del grupo en el momento de declarar las penalidades, como, por ejemplo, cuando describe la reacción de todos durante una tormenta (VIII, 3-6). Como señala Silvia Molloy en relación al fluctuante testimonio de Cabeza de Vaca, en donde el narrador se excluye de los relatos del hambre (434-435), en el poema del arcediano, el sujeto épico también muestra un distanciamiento de sus compañeros en ciertos episodios. En las narraciones del hambre vivida por las tripulaciones del Río de la Plata, también el sujeto declara haber probado una clase de carne que no era digna de su condición: el adelantado Cabeza de Vaca prueba los perros (23), Barco hace lo propio con las lagartijas: “yo bien oso/ decir que las comí” (IX, 42, c-d) y luego, agrega, esa carne “más que de cabritos parecía” (IX, 42, h). Pero el distanciamiento de los otros compañeros es más marcado cuando se trata de comer carne humana, al igual que sucede en Naufragios. A medida en que se presenta la degradación de la hambruna y la percepción sensible de la antropofagia, se evocan los actos de canibalismo mediante el recurso de la elevación del sujeto, con sintagmas como “vi que se comía” (que, además de crear distancia con lo narrado, afirman su calidad de testigo) y “al parecer”, entre otros: “La cosa a tal extremo hubo llegado,/ que carne humana vi que se comía./ Hambre canina fuerza allí a un soldado,/ pensando que su hecho nadie vía. /Las tripas le sacara a un ahorcado, / y al medio del cocer se las comía./ Los huesos se roían de finados, /¿quién no llora estos La “elevación del sujeto” es una configuración de corte metonímico “en la que se evoca una entidad (la escena completa de la cláusula subordinada) por medio de la mención explícita de otra (su sujeto) que es más saliente, de más interés o más fácilmente codificada” (Langacker en Wachtmeister Bermúdez 19).

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casos desastrados?” (IX, 45). Así, esta elevación permite no identificar de entrada quiénes y cuántos se dieron al canibalismo, aunque el dato del soldado anónimo pareciera ilustrar lo antedicho. Lo central aquí es el sujeto principal de la acción, el testigo, y el grado de evidencialidad, en este caso, su percepción directa, pero mediatizada por la distancia, un sujeto elevado moral, mental y gramaticalmente por encima de la situación (Ortiz Gambetta 2020: 11). Por último, como en este episodio donde supone el poeta que el soldado comía al ahorcado (“pensando que su hecho nadie vía”), hay otros ejemplos del uso de la inferencia en anécdotas ajenas que reelabora el yo épico para dar una mirada más abarcadora de los hechos. En varias ocasiones, el poeta reconstruye pensamiento de sus personajes (del soldado, de los amantes descubiertos), pero también se encarga de relatar aquellos sucesos de las expediciones derivadas de la principal, mientras el arcediano permanecía en el campamento, como es el caso de la flota que se había quedado en San Vicente (VIII, 16). Sin dar cuenta de la fuente de la información sobre lo que había pasado en aquel puerto, el poeta reconstruye la escena, asume las suposiciones y los deseos de la perdida expedición logrando así una escena llena de patetismo para la que recurre a la inferencia y también, como en otras ocasiones, a la preterición, el recurso de dar al lector la tarea de completar con su imaginación la escena, que por decoro, no se quiere contar, el “imagínense ustedes” al que también recurre Cabeza de Vaca (Glantz 34), que se da en varias ocasiones en el poema. En suma, los casos en forma de exempla, desde un sentido moral hasta un sentido descriptivo, configuran el recurso de la argumentación de la inducción imperfecta, procedimiento que confirma la validez de lo narrado. El sujeto épico se construye, así, en narrador en primera persona y testigo, otorgándose una entidad diferencial, pero también se adjudica una posición de superioridad atribuida a su cargo, su calidad moral y su percepción directa de los acontecimientos sobre los que, de todos modos, no deja de describir con desconcierto, temor y reparo, vacilando entre la retórica y la desinhibición.

3. Una epopeya sobre la “canalla argentina” En la historia de la recepción crítica, histórica y ficcional del texto han surgido varios temas de interés y uno central es el de su clasificación genérica, asunto que todos los estudios del poema abordan. Ya no para dejar zanjada la cuestión, sino para avanzar en una comprensión mayor del complejo documento, tendremos en cuenta que hasta ahora ha sido considerado un poema épico, con una fuerte conciencia cronística, ausente de figura heroica central y, de a ratos, errático en su plan. Desde luego que hay varios aspectos que han hecho compleja la tipologización de este texto. En la historia de su circulación ha habido quienes lo definieron como poema cuya ‘heroica voz’ inspira la Musa, como Pedro de Peralta

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Barnuevo (223), hasta historiadores como Pedro Lozano y el deán Funes que lo consideran fuente histórica, como se verá más adelante. No tanto confía, aunque lo cita, Félix de Azara (1847), ya que dice que en él el autor “no se ocupaba de la indagación de la verdad ni de los hechos (…) que ha inventado nombres y fábulas, que él ha tenido por objeto hacer muchos versos” (40). No obstante, le da crédito, ya que cita sucesos que no aparecen en otra fuente. En los siglos xix y xx, tanto Juan M. Gutiérrez como Ricardo Rojas sostienen que el poema de Centenera tiene, de a ratos, un registro épico o literario, y de a ratos, historiográfico. Pedro de Ángelis lo define como un tipo de crónica rimada (iv). Esto lo menciona también en la crítica contemporánea Silvia Tieffemberg (1997), para quien el texto tiene formaciones discursivas literarias e historiográficas y por eso no se puede clasificar según ninguno de los géneros discursivos canónicos, ya que el sujeto de la narración se bifurca en un “yo poético (‘mi musa’) que canta en verso y un yo empírico que escribe la verdad ‘sin ficciones’” (300-301). Por su parte, Julio Caillet-Bois dice que la intención del arcediano era más didáctica que épica y que el modo de transmitir la historia fue el de los historiadores, mientras que Emi B. Aragón Barra lo denomina “un poema narrativo de intención épica” (235). Es cierto que el poema aspira a una transmisión de la experiencia y a un registro histórico, en línea con la tradición discursiva de la épica americana. Sin embargo, una innovación principal del texto es su registro humorístico, aspecto que la crítica en general ha desestimado como clave compositiva del mismo. Si los poemas narrativos en general buscan la “solemnidad sostenida y el panegírico de alto vuelo, pues pintan a la humanidad en un mundo encantado de categorías y supuestos absolutos, de actitudes definitivas” (Pierce 322), el texto del arcediano se desmarca de una épica al uso. Y si bien, el género épico-burlesco, en la línea de la clásica Bratacomiomaquia, tuvo su lugar en el Siglo de Oro con ejemplares como La Mosquea (1615) de Villaviciosa, la Gatomaquia (1634) de Lope, y la Gigantomachia (1628) de Manuel de Gallegos, la presencia de figuras humorísticas no convierte al poema de Barco Centenera en tal, la función del tono irreverente es llamativa. Tal vez más fortuita que premeditadamente, el arcediano introduce en su epopeya la ironía, lo grotesco y satírico: elementos constantes que marcan su estilo. Esta particularidad ha sido apenas mencionada por algunos críticos, aunque dentro del sistema argentino ha sido señalado como inaugurador del discurso humorístico de la literatura regional16. Pero, más allá de estas consideraciones, dentro del corpus de la épica hispánica, el poema se distingue por escribirse en clave anti-épica: fluctúa entre pasajes de estilo elevado y episodios que van desde el

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registro maravilloso al realismo extremo y que muchas veces excluye el decoro en uso17. Esa heteroglosia es significativa y muchas veces irrumpe en la narración sobre temas de tono trágico: “este desplazamiento de la materia trágica hacia lo grotesco se hace más evidente si se compara Centenera con otros cronistas del Río de la Plata” (Campra 430). Asuntos como la hambruna, la infidelidad, las injusticias de los jefes y ciertas historias de indígenas aparecen intercalados con la descripción de los espacios o la narración de los hechos en formato de anécdotas18. En estas, los perfiles humanos, la enseñanza moral y lo extraordinario se presentan, muchas veces, mediados por el humor. La anécdota, en su juego de paralelismo funcional con el exemplum, permite amenizar la narración, pero, sobre todo, introducir el humor (Ortiz Gambetta 2016: 72). Las anécdotas fueron muy utilizadas en la literatura renacentista y pasaron a los textos indianos como parte de esa tradición, dando ejemplo o completando el sentido de los hechos referidos (Puppo Walker 29-33). La anécdota aborda un suceso curioso o un rasgo interesante de alguien, pero, a su vez, “la anécdota a menudo conlleva un rasgo de picardía que convoca su doble vertiente entre lo serio y la iocunditas” (Oviedo 2). Al mismo tiempo, tiene un valor de símbolo y de ejemplaridad, condensa una imagen y esta se convierte en emblema, lo que afecta a su contenido didáctico (2). En el caso de las anécdotas de Barco Centenera, habría que considerarlas también dentro de la tradición de las facecias, chiste o forma literaria breve y aguda presente ya en el mundo clásico que se difundió junto con la fábula, durante el Renacimiento italiano y entre los humanistas del xv (Fradejas Lebrero 1988: 273). Autores como Valla, Pontano y especialmente Poggio Bracciolini tuvieron una rápida traducción en varios idiomas europeos en la segunda mitad del xv. Las primeras facecias de Poggio Bracciolini fueron publicadas en España en el Libro del Isopete ystoriado (1489), se relacionaban con tradiciones folclóricas y estaban muy vinculados con el refranero (conexión evidente en Centenera). Además, fueron retomadas por diversos autores españoles durante el Renacimiento y el Siglo de Oro, e incluso perduran en el repertorio de chistes contemporáneos (Fradejas Lebrero 1987: 57-72). Así, la facecia se acerca a los dichos y refranes en su rasgo de ingenio y en implicar una enseñanza popular y cotidiana, y continúa el sentido modélico del humanismo.

Varios autores hablan del texto como antecesor del realismo maravilloso o mágico (Sola González; Vittori; Maturo). Estas categorías son sugestivas, pero carecen de precisión, ya que el poema de Centenera debe releerse en la perspectiva de la literatura europea culta del siglo xv, donde las alusiones míticas y maravillosas estaban codificadas. Aunque sea cierto que la imaginería americana puede despertar cierta vinculación intertextual para un lector contemporáneo de la literatura latinoamericana, conforman un aporte sumamente interesante, por su parte, las lecturas del texto en el siglo xix carecen de esta interpretación. 18 Las anécdotas son consideradas unidades narrativas sintéticas, de modalidad ejemplar, intercaladas en otro nivel del discurso. Para un desarrollo de este tópico, véanse Fradejas Lebrero (1987, 1988), Oviedo y Puppo Walker. 17

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En la Argentina, así, la anécdota y la didáctica tienen una relación estrecha y muchas veces, explícita. Pero también la presencia de esta forma breve aparece en el poema con dos características: la primera, en conflicto con el relato histórico, ya que de a ratos, con la abundancia de anécdotas, el hecho histórico puede verse muy contaminado de la subjetividad de la participación autobiográfica y ser desplazado por la anécdota (lo que hace que el paso a la ficción sea mínimo) (Oviedo); y la segunda, que la recurrencia a la ironía, lo grotesco y satírico de la empresa de la que forma parte desafía lo épico y lo acerca más a una facecia. Mientras que la propuesta didáctica es explícita muchas veces, otras tantas el narrador cae en alusiones indecorosas, bordeando una línea delgada para un clérigo de la época. Más allá de la tradición del empleo de esta forma breve, el conflicto más evidente que supone el uso del humor es la misma tradición discursiva a la que se adscribe el poema. La Argentina comparte, así, cierto cuestionamiento de la función encomiástica de la épica, en alguna medida como sucede en La Araucana, y también está emparentada con la retórica del infortunio de los textos coloniales, pero persiste en el molde genérico19. De a ratos, aparece una contradicción de la materia y la forma épica, y es en esas grietas donde emergen las formas inesperadas del texto. La disonancia principal del poema es que se introducen críticas a muchos jefes de las expediciones y miembros de altos cargos de la colonia, en el mismo nivel de dureza con que se critica, por ejemplo, a la “canalla argentina”, como llama a los sublevados de Santa Fe (XXI, 45, g). Así, se puede decir que en el poema está implícita una ironía dramática que refleja en forma literaria la ironía del sino, porque describe hechos que suceden al contrario de lo que se esperaba. La ironía dramática, así, también está vinculada con el recurso a la sátira o a la representación desenmascarada de la empresa conquistadora mediante aspectos serio-cómicos20. Félix de Azara es quien comenta este asunto por primera vez. En su Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata dice que el empeño del arcediano es “desacreditar a los principales y a los naturales, siguiendo en esto el genio característico de todo aventurero y nuevo poblador como él lo era” (Azara 1943: 6). La desaprobación a los jefes de la expedición –y a los indígenas– es un aspecto recurrente en el poema. Sin duda, el sujeto principal de su crítica es el jefe de su expedición, el adelantado Juan Ortiz de Zárate, al que representa con una actitud de displicente crueldad en varias oportunidades. El poema abunda en anécdotas sobre Los naufragios y los sinsabores de las conquistas que tienen sus testimonios en Naufragios de Cabeza de Vaca, en Infortunios de Alonso Ramírez de Sigüenza y Góngora, en el último libro de la Historia general y natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, por mencionar algunos ejemplos, son presentados mediante unos recursos similares que unen ejemplaridad y tensión. 20 La ironía dramática conjuga la ironía del sino (en este caso, la de los acontecimientos reales: la misión tan frustrada, la bajeza de los supuestos héroes) con la ironía verbal, esta última siempre voluntaria, cuando la anterior no lo es. Para el desarrollo de la ironía dramática desde la teoría de los actos de habla, véase Haverkate. 19

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su falta de tino y su obsesión por el poder. Por ejemplo, en los episodios del hambre en Santa Catalina, en el canto IX: mientras la mayor parte de su tripulación sufre la hambruna, el capitán se refugia con unos naturales que lo ayudan, y manda a la horca a los que intentan escaparse de la situación. La “bestia tan descomedida” (IX, 15, d), como es llamado Ortiz de Zárate, también destruye las pertenencias de los indios no solo para conseguir alimentos. La violencia sin objeto se muestra en esta anécdota junto con el subrayado del deseo lujurioso del capitán, tema sobre el que se hace hincapié varias veces y con el que lo satiriza a él y a otros jefes: “A cual indio le toma la hamaca,/a cual el pellejuelo que tenía,/a cual, si le replica, allí le saca/la manta con que el triste se cubría./ Al fin, en la pared no deja estaca,/ que todo cuanto halla destruía;/ y no contento de esta tal destroza,/enojo da al que tiene mujer moza” (IX, 35). En la misma línea, el adelantado es descrito como injusto y cruel también cuando engaña a un indio desesperado, con la falsa promesa de devolverle a su hijo cautivo, para quedarse con una india presentada como moneda de cambio: “Y mientras él está aquesto tratando/ Joan Ortiz la moza recibía/ y al indio sin su hijo, en paz, envía” (XV, 24, h). La escena de las bajezas del adelantado concluye con el sintagma ‘en paz’. Esta expresión no completa solamente la métrica, sino que también refuerza la soberbia de la caracterización y configura, al mismo tiempo, una ironía, porque este episodio insta la intervención del temido Yamandú, que logra rescatar al indio y, así, se sucede una serie de episodios bélicos que tienen origen en la soberbia del adelantado21. Sin embargo, la mala pintura de este se diluye en el relato cuando llega su muerte, y es reemplazada por la figura de su sucesor y sobrino, Pedro de Mendieta, al que al comienzo del canto XIX presenta con una irónica contraposición (“que si notallo un poco bien quisiere,/ verá que Juan Ortiz era un bendito,/ Mendieta, su sobrino, muy maldito” (XIX, I, g-h). También el virrey Toledo, Pedro Mendoza, Juan de Garay y el licenciado Lerma son considerados duramente. El primero, por haber mandado a matar al inca Túpac Amaru, luego de apresarlo, a pesar de la oposición de su teniente y del pueblo: lo encarcela, bautiza y degüella en un mismo día (XVII, 35 y ss.). El segundo se presenta como el salteador de Roma y enfermo del morbo de la Galia, comentarios que explicitan la intención de satirizarlo abiertamente (IV, 22)22. Así,

La crítica a los adelantados tiene varios ejemplos más, como en el canto X, cuando Ortiz de Zárate impide concluir su oración a un frustrado evasor que estaba en la horca. Una actitud que molesta especialmente al arcediano es que Ortiz nombra esa tierra ‘Nueva Vizcaya’, bautismo que ofende la actitud regionalista del logrosano, oposición identitaria de la península que se reitera en otras oportunidades: “y nombrase Vizcaya al Argentino/ ¡mirad el ambición del vizcaíno! (XV, 9, g-h). 22 La expedición de Mendoza sale victoriosa de España, y la nobleza de sus hombres es admirada por todos. Aunque una adversativa en la enunciación pronostica el mal destino: “Juntáronse en alarde allá en Sevilla,/ y viendo tan lucidos caballeros,/ salían a los ver a maravilla/ tan apuestos a punto de guerreros./ Mas dicen: ‘pues, se van estos soldados,/ recemos los oficios de finados’” (IV, 5). 21

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desde el comienzo del canto IV, el poeta sostiene, con explícito didactismo, que a quien robó, y además ambicionó ser el primer adelantado, no le bastó con soldados nobles y bastimentos para evitar la pena de su pecado. En este tipo de episodios el poeta entremezcla juicios de valor y consideraciones sobre la conquista que interpreta, en muchos casos, como castigos divinos por la soberbia de los jefes. No hay en estos episodios interés en exaltar figuras heroicas, propias de una gesta. Centenera rescata a pocos colegas de su expedición y se mantiene a sí mismo en un sugestivo margen del relato. El poeta como enunciador y testigo eleva su mirada sobre los demás y convierte a los encargados de la expedición en víctimas de sus juicios irónicos y satíricos. No teme, incluso, hablar de su propia y extendida fama de ebrio, y pone en boca de Juan Ortiz un insulto a él mismo en el final de una conversación entre los dos: Los reyes –yo le dije– que tomaban consejo y parecer de sus letrados, las ciudades también se gobernaban por hombres en las cosas más versados; y que solos aquéllos acertaban, que de consejo bueno son guiados. “Antes”, dice, “querré se pierda todo, que no tomar consejo de un beodo” (XVIII, 29).

El tono irónico y la sátira aparecen entre la descripción y el juicio de los hechos. Por ejemplo, los episodios sobre el licenciado Lerma, a quien critica, y las historias intercaladas con esta: la llegada del pirata Drake a las costas de Perú y el terremoto de Lima. En clara contraposición, Drake aparece descrito como un verdadero héroe: “astuto, era, sagaz y bien artero/discreto, cortesano y bien criado/ magnánimo, valiente y animoso/afable, y amigable y generoso” (XXII, 3). Al igual que con el paralelismo Ortiz de Zárate/Zapicán, el poeta parece inclinarse abiertamente por resaltar figuras que no deberían ser los personajes centrales de la conquista imperial. Una contraposición que revela una opinión abierta y desprejuiciada en contra de los poderosos, aunque al final, ni la crítica a ciertos personajes –ni la admiración por Drake23–, menoscaba la causa imperial ni los intereses de la Corona. Antes bien, se enjuicia moralmente a ingleses y españoles por igual, y se advierte al final el peligro de que los corsarios convencieran a los naturales y conquistaran el flanco sur del territorio (Navascués 2013: 187-188).

Miramontes, Oña y Castellanos también incluyeron en sus poemas referencias laudatorias al corsario inglés.

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Por su parte, el elemento grotesco se emplea para narrar sucesos vinculados con varios temas, como el hambre, las mujeres y los indígenas. La exageración, la hipérbole, la profusión y el exceso (Bajtin 273) construyen una imagen imposible e inverosímil (275), de manera premeditada, que insiste en la materialidad: una reconstrucción desfigurada de la naturaleza que produce cierta insatisfacción y, al mismo tiempo, satisfacción, porque se reconoce la base verdadera de lo ridiculizado (275). En el caso del hambre, ya se analizaron en relación a esto los sucesos de Santa Catalina (canto IX), pero el tópico se extiende también al canto XVII, en el que el yo épico refuerza su valor testimonial. Después de reconocer que, por necesidad, había degustado toda clase de animal, cuenta la anécdota de Mariana y el perro, donde el arcediano se ve involucrado, movido por el hambre: Viniendo de la iglesia una mañana que había sacrificio celebrado, una comadre mía, Mariana, de su pequeña choza me ha llamado, en una isla do antes la tirana le había a su marido sepultado, y oíd lo que me dice muy gozosa, aunque del hecho suyo recelosa. Un solo perro había en el armada de gran precio y valor para su dueño. Llamado, entró ese día en su posada, mas nunca más salió de aquel empeño, porque ella le mató de una porrada, al tiempo del entrar, con un gran leño. Mostrándolo me dice: “¿Qué haremos?”. Yo dije: “Asá, señora, y comeremos”. Comímonos el perro con secreto, aunque ella su negocio exageraba por malo; mas yo dije que el precepto de no hurtar, jamás se quebrantaba en casos semejantes, que el concepto muy bien en la escritura se explicaba, que entre los sabios es muy ordinario: carece de la ley lo necesario (XVII, 52-54)..

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No solo la viuda, cuyo marido ha muerto de hambre, comadre del arcediano, le cuenta su negocio malo al sacerdote, sino que este relativiza el tenor del acto por el contexto de la hambruna. Con el “asá, señora, y comeremos”, la escena se acerca a la humorada y, desde luego, con el elemento grotesco –la degradación, “la transferencia al plano material y corporal de lo elevado” (Bajtin 25) en la sutil continuidad del sacrificio de la misa al sacrificio del animal– y el modo en que se presenta la narración, la laxitud y la complicidad despierta un cuadro ajeno al tono épico. Algo de este estilo aparece también en la historia de las damas y la oreja en el canto IX: La una dama y otra le cogeron, sin que pudiese el pobre escabullirse. A piedad ninguna se movieron, que, de ellas, con verdad, no ha de escribirse. La oreja de su rostro desprendieron, y al pobre sin curarle dejan irse; y por más presumir de su mal hecho, la oreja abscisa clavan de su techo. La prenda de este triste, ya perdida y abscisa, de su rostro ha recobrado, y en prenda, muchas veces, de comida a gentes en la isla la ha empeñado; y apartarse del pleito, que pedida tenía su justicia el desdichado, en trueco de que el reo allí le diese algún maíz o raíces que comiese (IX, 46-47).

El tambor de la armada intentando robar comida en mal estado de la casa de las prostitutas; la escisión y exhibición de la oreja en la casa de las mujeres, su posterior recuperación y conversión en moneda de trueque emparentan el suceso nuevamente con una facecia. No hay, desde luego, una intención didáctica en esta situación. No hay condonación de la falta ni interpretación benévola del eclesiástico. Los detalles escabrosos solo fuerzan el morbo y llevan a conformar un cuadro donde lo grotesco “se proyecta en el texto entero, comprometiendo su comprensión” (Marchese/Forradellas 192). El tono festivo y grotesco está presente en estos episodios, también cuando la materia de la que se trata, el hambre, seguramente hubiera reclamado un tono por lo menos serio –cuando no trágico–, como sucede con el “Romance elegíaco” de Luis de Miranda.

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El desprecio de la mujer es un tópico clásico muy recurrente en el texto. Aunque la insistencia de las alusiones misóginas es compensada con descripciones de las damas limeñas, la tendencia es su ridiculización. Tal vez ese desprecio se plasme especialmente en la ironía de dedicar el canto IX a las damas bellas, un gesto muy inapropiado según Juan M. Gutiérrez (1912: 11), porque allí se relatan los más crueles padecimientos del hambre en la isla de Santa Catalina. Aunque también en este canto se narran historias con tintes morales y ciertos tópicos amorosos que podrían ser “de agrado y provecho para las mujeres”. De nuevo, esta dedicatoria nos sitúa entre la tendencia y la impericia, aunque también imita el estilo ariostesco: “Oíd, las damas bellas, este canto (…)/ El canto vuestro es, pues que contiene/de damas y galanes la caída/ por tanto el ofrecérosle conviene/ porque de vuestro ser él tome vida” (IX, 1). Luego de la sucesión de hechos terribles y grotescos sobre el hambre aparece el caso de los “amantes de Hornachuelos”, que se escapan del asentamiento y tienen una relación clandestina, ya que ambos estaban casados. Estos amantes padecen hambre, enfermedad y hasta un pez maravilloso que acosa sexualmente a la mujer (“requesta de amores”, según la nota del autor), del cual logran escapar. Los amantes vuelven al real y el arcediano se compadece de ellos y les dice que ya habían penado suficiente con los contratiempos sufridos. Esta intervención del arcediano es muy diciente en relación a la ley moral y su aplicación, como en el caso del perro de Mariana, un tema en el que en este episodio se muestra innovador, considerando la premisa de las ‘circunstancias’ como atenuante del pecado, según la doctrina tridentina. Pero lo que queda claro es el origen de este pecado y de diversos males en la empresa conquistadora –una de las primeras, la del Río de la Plata, en llevar mujeres–, ya que, para el poeta, el demonio había usado a la mujer para ir contra el poder masculino (XVI, 1)24. Al final del canto IX, se eleva una mezcla de panegírico y denigración de las damas, ya que el poeta sostiene que, así como la mujer domina la naturaleza y es capaz de sobreponerse a miles de males (como atestigua, por otro lado, la carta de Isabel de Guevara, una de las mujeres de la expedición de Mendoza), es un animal “tan imperfecto” que también sojuzga a los hombres, como hace el demonio. Exaltación, temor y juicio son los signos de la representación del género femenino en el poema, en línea con los tópicos manidos de la literatura renacentista y cierta reconvención en temas de moral sexual que el yo épico propone instalar. En cuanto a la representación de los indígenas, se produce con bastantes variantes en el texto. Mientras que algunos son guerreros y jefes incluso más valiosos que Ortiz de Zárate (XI, 3-10), y el arcediano los homenajea al relatar historias de amores y leyendas (el episodio de Yanduballo y Liropeya Hay varios versos que hablan de la perfidia de la mujer, cuyos tesoros son “ingratitud, maldad, lágrimas, lloro, mentiras y venganzas” (IX, 49, g-h). Así podría considerarse el ejemplo del portugués casado con una mujer negra en Brasil (VIII, 12, g-h).

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en el canto XII, por ejemplo), también son llamados muchas veces “perros” (XV, 35, b)25, “indio de endiablada catadura” (XI, 43, b), “estos furiosos” (IV, 39, e), “can rabioso” (XIII, 18, a) e, incluso, son comparados con otros animales, como cuando Mateo Gil mata a los indios de Zapicán y “parécele que mata algún conejo” (XIV, 21, f ). A pesar de cierta heroicidad que los recubre, y de que son defendidos por el arcediano cuando se trata de criticar a determinados jefes de la expedición, para la voz épica los indígenas mantienen su estatus de seres considerados inferiores y a veces son descritos mediante ridiculizaciones y displicencia, como la de aquel indio del Brasil que lamenta la muerte del mono, el señor de la montaña, en el canto X, o la india que repartía las tazas y saltaba alrededor de los guerreros para animarlos, que era “muy vieja, lagoñosa y colmilluda” (XVI, 21). Su convivencia con ellos y cierta cercanía supuesta a partir de su título como “protector de naturales” no impidió estas caracterizaciones en tono de bufa. Además, la mirada etnográfica del poeta tiende a desvalorizar costumbres y ritos, como cuando se comenta lo celosos que son los indios, al punto de no separarse nunca de sus mujeres en la vida diaria hasta que estas quedan embarazadas, como metodología para asegurar su fidelidad (XVI, 45). Otro ejemplo es cuando el yo épico habla de la costumbre india del amancebamiento y repudio, y la desarrolla como una práctica que había empezado a copiar los españoles de los indios, realidad social que el sacerdote repudia: A tal término llega aquesta cosa, que cada cual vivía a su albedrío; aquel que india tenía más hermosa, se juzga por mejor y de más brío. Y en siéndole la india enfadosa, libelo de repudio con desvío concede, y toma a otra mazacara, que manceba la llama a la clara. Mazacara es un pece muy sabroso y tanto, que los indios cosa rica le dicen, por ser pece tan gustoso; y el nombre de este pece el indio aplica al amiga que tiene, deseoso de siempre la gozar, que significa Véase Tieffemberg (1998: 37-38) al respecto del término “rabioso” en el poema.

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mazacara la cosa que es amada, que no enfada por ser muy estimada (IV, 41-42)26.

Es así cómo, mediante una contradicción curiosa, el poeta denuncia una situación socialmente extendida e irregular, mientras que se demora en los detalles lúbricos sobre la mujer deseada, de quien el indígena –y el español– disponía con libertad, saboreándola como si fuera comida. De nuevo, una degradación del tema de la mujer, por supuesto, pero también del asunto del hambre, el alimento tan deseado y la connotación sexual que choca con las experiencias trágicas narradas, y lleva al texto a un registro grotesco. De los indios lozanos y valientes a la vieja india con lagañas; de la facecia a la reprimenda moral; de la tragedia dos veces narrada de las hambrunas fatales a la lucha por una oreja; entre unos y otros no hay hiato narrativo ni sentido encomiástico alguno.

4. La estabilización del texto: estados y agenciamientos Una edición como la presente se piensa desde la selección de determinadas prácticas y el descarte de otras. Este procedimiento implica decisiones compartidas o no por sus editores, pero que, en suma, apuntan más a la estabilización de un texto que a la ‘fijación’ del mismo. Una edición actual tiene que tener en cuenta no solo las que la precedieron, en el eje de lo diacrónico, sino también diversas selecciones en el eje de lo sincrónico, es decir, una amplia gama de criterios e implicancias hermenéuticas que conlleva todo trabajo de anotación, elección de variantes de estado, puntuación y, en cuanto a las posibilidades materiales, la cuestión de los soportes. Si el punto de partida de una edición de un texto antiguo, medieval o áureo apelaría a la ecdótica como práctica de reconstrucción de un ‘texto posible’, a partir del cotejo de testimonios, mientras que la crítica genética, por su parte, da cuenta del proceso creativo a partir del análisis de sus manuscritos y ediciones en textos contemporáneos, un texto como el presente requiere una metodología ajustada a su materia. Este poema reclama para su reconstrucción ya no la atención sobre el manuscrito (no encontrado al momento de realizar este trabajo), sino una versión legible, a partir de un estado de su editio princeps, teniendo en cuenta las variantes y soluciones de otras ediciones. Pero, además, tiene que dar cuenta no solo de los estados del mismo a lo largo de la historia, sino también de estas y otras apropiaciones (Chartier 184), es decir, los agenciamientos que descubren su realidad rizomática (Deleuze 13). Es interesante cómo Centenera utiliza una palabra del contexto cultural indígena, sin introducirla, y luego la explica detalladamente.

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El agenciamiento “como ese aumento de dimensiones en la multiplicidad que cambia necesariamente de naturaleza a medida que aumentan sus conexiones” (14) es como funciona, de hecho, un libro. Las posibilidades materiales de la edición de un texto como este invitan a abordarlo, más que mediante la elaboración de un stemma arbóreo sobre la base de conjeturas, desde la naturaleza rizomática que ofrece, ya que, “a diferencia de los árboles y sus raíces” (25), este concepto “conecta cualquier punto con otro punto cualquiera, cada uno de sus rasgos no remiten necesariamente a rasgos de la misma naturaleza: el rizoma pone en juego regímenes de signos muy distintos e incluso estados de no-signos” (25). De estos estados, “vidas” (Chartier) y agenciamientos damos cuenta en este apartado, desafiando la misma condición que invocamos: los límites del recorte pueden verse revertidos en cualquier instancia con la aparición de nuevos estados y apropiaciones, siguiendo la imagen botánica, de nuevos brotes, raíces, yemas y nudos. El presente es, de todos modos, un acto de agenciamiento que se pretende definitivo y a la vez se sabe perecedero. Así, al editar este texto se invoca la fantasía de la fijación, la apuesta por la estabilidad y se recogen las dimensiones de los diferentes momentos de archivación; estas coordenadas permitirían entender la realidad textual de una manera más dinámica. La primera cuestión a considerar es la de ausencia o desconocimiento del manuscrito. Si cualquier archivo occidental debe tener en cuenta que su pervivencia se debió a una serie fortuita de incendios, inundaciones, censuras, olvidos y rescates (Didi-Huberman 15), el caso de este poema debe tener en cuenta otras variables. Su origen en la prensa de Pedro Creesbeck podría implicar la desaparición del manuscrito y de varios ejemplares tras los sismos (el más cercano a su publicación, el de Lisboa de 1755, de amplia devastación), pero también la práctica misma del proceso de edición del siglo xvii. El manuscrito entregado en prensa solía por entonces desaparecer por ser considerado obsoleto antes de su transcripción de manos del aparato de la censura real el que, a su vez, revisaba las primeras galeradas; luego se hacía una segunda revisión por correctores y censores, buscando evitar la falibilidad (Chartier 50-51). En este proceso, la variable del descuido del cajista era asumida como inevitable. Con todo, frente a la inestabilidad del manuscrito autógrafo, la copia del cajista tenía un valor sagrado e irrevocable. De la editio princeps de Lisboa de 1602 se conservan hoy, dentro de lo rastreable, dieciocho ejempla27 res . Antonio de León Pinelo, en Epitome de la bibliotheca oriental y occidental náutica y geográfica, de 1629, menciona una segunda edición de 1631 (663), pero solo aquí se documenta, y Pedro de Ángelis aduce que no se había podido encontrar ejemplares de esta impresión. En el siglo xviii, un seguidor de Nicolás Antonio, Andrés González Barcia, realiza una nueva edición y la publica en dos oportunida En la Biblioteca del Museo Mitre, en Buenos Aires; en la Real Biblioteca de Madrid, en la Biblioteca de la AECID, en la Biblioteca Nacional de Portugal, en la Biblioteca Xeral de la Universidad de Santiago de Compostela, en la Biblioteca Nacional de España, en la Öesterreichische Bibliothek y en The British Library, entre otras.

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des: en 1730, en una colección bajo el nombre de Descubrimientos del Plata y en 1749, en la colección “Historiadores primitivos de las Indias Occidentales”28. En ambos casos se trata de transcripciones que no enmiendan erratas ni faltas ortotipográficas de la príncipe. Esta segunda edición conocida contiene además una muy interesante “Tabla de las cosas más notables que se contiene en la Argentina o Río de la Plata” y una fe de erratas del corrector general de su majestad, Lic. Don Benito del Río Cordido. El texto no reproduce las licencias ni el poema preliminar de la edición lisboeta. En este trabajo, por primera vez, se cataloga a Barco Centenera como “historiador de Indias”, y comparte tomo con la crónica sobre la conquista del Perú de Agustín de Zárate, entre otras obras. El facsímil del texto de 1602 se vuelve a publicar en 1912 por Peuser y Ángel Estrada, en Buenos Aires, y en 1982, en España, con el auspicio de la Diputación de Cáceres, la tierra del arcediano, sin anotaciones ni enmiendas. En 1836, Pedro de Ángelis realiza una edición del texto incluido en el ingente trabajo Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las provincias unidas del Río de la Plata. Según el editor, su versión se basa en un manuscrito hecho a partir de un ejemplar de la primera edición, perteneciente al archivo de Saturnino Segurola. El trabajo del napolitano es valioso por la puesta en circulación de un texto –inaccesible hasta entonces– mediante el sistema de suscripciones, en los reducidos y fundadores círculos letrados de la época de Rosas. Sin embargo, en su versión, el editor se toma la atribución de quitar líneas, corregir versos (en muchos casos, agregar palabras o sintagmas para completar el endecasílabo) y de aplicar la censura, ya que elimina versos enteros que no respondían a su criterio de decoro. Hasta el año 1998, todas las ediciones publicadas en Argentina son reproducciones de la versión de Pedro de Ángelis (Imprenta de la Revista, 1854; V. Colmegna, 1900, J. Lajoaune, 1910; la antología del Centro Editor de América Latina, 1969-1972; y la versión de la editorial Theoría de 1994). Estas ediciones carecen de anotaciones filológicas, aunque en algunas de ellas se incluyen interesantes trabajos históricos sobre el texto, como los de Juan M. Gutiérrez, Enrique Peña y Carlos Navarro Lamarca. Existe, además, una versión en inglés del poema, a cargo de Walter Owen, publicada en Buenos Aires, en 1965. La edición deturpada de De Ángelis se convirtió, así, en el textus receptus del poema29. En 1998, Silvia Tieffemberg publicó la última edición conocida de Argentina, basada en el ejemplar de la princeps de la Biblioteca Mitre, y no en la de 1836. El trabajo enmienda varias erratas, y tiene una muy breve introducción centrada en el estudio de algunos rasgos lingüísticos, en la que se proporcionan datos escuetos relativos al contexto histórico de producción del texto y la biografía del autor. Esta edición –resultado Este estado está en línea desde 2009, en la Biblioteca del MEC de España, edición a cargo de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria. 29 Esta situación no ha variado demasiado si se toma en cuenta cuáles son las ediciones accesibles en el mercado y la disponible hasta hoy en la página de la Biblioteca Virtual Cervantes 28

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parcial de la tesis doctoral de la investigadora– constituyó un valioso aporte para recuperar una versión del texto más fiel a la de 1602 y reparadora de la edición de 1836. Todas estas ediciones muestran la relativa vigencia de circulación del poema, ya sea como una curiosidad histórica o como gesto para cubrir la singularidad bibliográfica del pasado colonial rioplatense, caracterizado por su escaso material cronístico o literario. En casi todos los casos, su edición viene a llenar un vacío, pero su legibilidad, puesta en cuestión en muchas ocasiones, le delegó una entidad incierta; el poema siempre ha estado presente en el horizonte cultural, pero esa presencia siempre ha sido, por lo menos, controvertida y hasta sospechosa. Analizar esta condición, atravesada por los agenciamientos y vidas del texto, apela también a plantear algunas hipótesis sobre su lugar en el canon latinoamericano colonial y, especialmente, en el sistema literario de la región platense.

4.1. Historia y crítica: nudos y raíces Un libro es proliferación: presenta distintos estratos de apropiación, e implica una historia de agenciamientos múltiples que impiden aferrarse a cualquier linealidad e invitan a explorar los nudos y raíces de su transmisión. Esta concepción invita también a considerar la funcionalidad política de cada momento de archivación, vinculándolo con cierto efecto acrítico y automático que siguió considerando a Argentina una fuente válida para la historia u obra canónica de la literatura por el mero hecho de ser la primera referencia o la primera pieza poética de la región, activando así la antes mencionada lógica del fósil. De esta manera, vinculando las imágenes rizomáticas de los nudos y las raíces, se desarrollarán los estratos de apropiación del texto por parte de la disciplina histórica y la crítica literaria. Antes de la edición de González Barcia, hay rastros de que el poema circulaba como fuente histórica reconocida; incluso, se ha sugerido que Ruy Díaz de Guzmán pudo haber conocido el pre-texto del arcediano, al igual que los Comentarios de Cabeza de Vaca (Ángelis iv; Rojas 229-233) al escribir su llamada Argentina manuscrita (1612). La coincidencia del autor con el arcediano en el teatro de acción habría permitido un intercambio probable. Hay diversos puntos de encuentro entre los dos textos y, en especial, en relación a los relatos del hambre en Buenos Aires. En la historia de Díaz de Guzmán aparece por primera vez la historia de la Maldonada y de Lucía Miranda, mientras que no hay rastro de ellas en el poema del arcediano. En el siglo xviii, un grupo de historiadores jesuitas dan cuenta de estos dos textos como referencia. En 1745, Pedro Lozano concluye su Historia sobre la conquista del Paraguay30, en la que menciona El sacerdote señala que escribe su trabajo luego de haber vivido 28 años en América. Una conjetura es que su contacto con el poema se puede haber debido a que su hermano trabajaba en la Biblioteca Real de Madrid.

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varias veces el poema, no solo como fuente de hechos históricos, sino que también toma de ahí datos botánicos y maravillosos, como los hombres en forma de peces o las mariposas convertidas en ratones que aparecen en canto III (Lozano 241). Para Pedro de Ángelis, Barco Centenera fue una autoridad de peso para autores posteriores y la adopción de sus fábulas se dio “porque él aseguró que las había visto con sus propios ojos” (De Ángelis v). El padre Lozano “tenía gran estima por el poema de Centenera: no sólo cita continuamente pasajes sino que también prosifica a la letra casi todo el texto” (Caillet Blois 93). En efecto, el trabajo de Lozano glosa muchos episodios y es, así, uno de los primeros textos en tenerlo en cuenta como fuente histórica primordial, incluso reconociendo y comprendiendo sus evidentes tendencias fictivas31. Su sucesor en el cargo como historiador de la Compañía, el padre José Guevara, en su Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, hace también una extensa mención a la flora y fauna de la región, en la que no faltan alusiones a elementos maravillosos. En este texto, que data de alrededor de 1767, se incluye una muy interesante alusión a los orígenes de la población americana, según la versión mitológica de los incas (4-7), y se menciona varias veces el manuscrito de Ruy Díaz de Guzmán (33, 199, 294). Aunque no se declara allí como fuente explícita, el poema de Centenera debe haber sido, al menos, el origen del capítulo sobre el adelantado Juan Ortiz de Zárate, especialmente por las anécdotas que desarrolla sobre Zapicán (que aparece como Yapicán), Abayuba, Liropeya, Yanduballo y el capitán Carballo (262-265), personajes que, se supone, son de la invención del arcediano. Más conocidas son las alusiones al poema de parte de Félix de Azara (1742-1821) y del deán Gregorio Funes (1749-1829). Félix de Azara es de los más duros con el arcediano. Por un lado, resalta la mirada negativa sobre expedicionarios y naturales, comentado en el apartado anterior sobre la crítica satirizante. Por el otro, en su Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata no se anima a juzgarlo como poeta y recomienda evitarlo como fuente: “Los profesores juzgarán su mérito poético; yo en cuanto a historia considero esta obra tan escasa de conocimientos locales, y tan llena de tormentas y batallas, de circunstancias increíbles, a los que conocen aquellos naturales, y de nombres y personas inventados por él, que creo no se debe consultar cuando pueda evitarse” (Azara 1943: vii). Así y todo, en varias oportunidades no lo elude, sino que más bien recurre a él para confrontarlo con otros autores, Otro jesuita, Nicolás del Techo, en su Historia de la provincia del Paraguay de la compañía de Jesús no se refiere nunca a la fuente de Centenera, pero reproduce una versión de la historia de Lucía Miranda, Sebastián Hurtado y Mangoré, el jefe de los timbúes, historia de la cautiva blanca con larga trayectoria en el arte, que fue introducida por primera vez en la Argentina de Ruy Díaz de Guzmán inédita hasta el siglo xix. Lo mismo hace Pierre-François-Xavier de Charlevoix en su Historia del Paraguay. Por su parte, el jesuita Antonio Ruiz Montoya escribe su Conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía de Jesús, en las provincias del Paraguay, Paraná, Uruguay, y Tape en 1639, y no menciona ninguna de las crónicas anteriores.

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como cuando comenta que los timbúes habían sido los responsables de la muerte de Gaboto (238), o que el origen del nombre del Río de la Plata tenía que ver con la presencia del metal en el río, dato compartido con Francisco López de Gómara (232). En su Geografía física y esférica de las provincias del Paraguay y misiones Guaraníes, Azara (1904) lo vuelve a citar en reiteradas ocasiones, ya que Argentina es fuente ineludible en materia de tribus indígenas (xc; 299). Sorprende que use una de sus estrofas sobre Zapicán a modo de epígrafe (xli), aunque vuelva a remarcar más adelante su desconfianza con respecto a dicha fuente (14). En Viajes por la América del Sur, hace un catálogo de los historiadores a los que corrigió errores, dentro de los cuales menciona al arcediano (Azara 1850: 39), y vuelve a afirmar su desdén: “esto encuentro yo en los manuscritos antiguos, en los que tengo mayor confianza que en el poema de Barco Centenera” (199); y, más adelante: “el autor no se ocupaba de la indagación de la verdad ni de los hechos; que él se dejaba arrebatar por el espíritu de maledicencia, que ha inventado nombres y fábulas; que observa poco método, y cuenta inoportunamente los sucesos acontecidos en otros países, y en fin, que él parece haber tenido como objeto favorito el hacer muchos versos, lo que no impide que ellos sean muy malos” (40). En pleno siglo xix, en circunstancias de formación de identidades nacionales políticamente complejas, De Ángelis y Gutiérrez defienden el texto de las valoraciones de Azara. Y también el deán Gregorio Funes interpela al viajero español por acusar al arcediano de “fabulador” (85) en su Ensayo de la historia civil de Buenos Aires, Tucumán y Paraguay. Este historiador, por su parte, cita el texto como fuente confiable al referirse al testimonio de la refundación de Buenos Aires (51), a las consecuencias de la antropofagia en los indios (86) y la mala preparación de la expedición de Ortiz de Zárate (128). Además, retoma del poema la historia ficticia de Liropeya y Yanduballo y la recrea detalladamente, incluyendo las referencias a Yamandú (135-138) y Zapicán (130-131). Un agenciamiento clave que propició su proliferación fue, sin duda, la labor de Pedro de Ángelis (1784-1859), quien, a la postre, logró singularizar el texto y hacerlo entrar en el canon. La irradiación de la obra de De Ángelis, en general, no ha sido siempre bien dimensionada, aunque su nombre no falta en casi todas las historias de la literatura argentina como uno de los promotores culturales más importantes del siglo xix (Baltar 82-85). Su figura fue valorada, por un lado, por tratarse de un erudito europeo importado por Bernardino Rivadavia como factor ilustrador al Plata, por sus relaciones de primera mano con Michelet y madame de Staël, pero, al entrar en el servicio de Juan Manuel de Rosas, durante el endurecimiento del gobierno, su obsecuencia y servilismo fueron repudiados por la facción unitaria y por la generación del 37 (Sabor 15-97; Baltar 94-98). Durante el rosismo son conocidas sus cartas y cruces con José Rivera Indarte, Florencio Varela y Esteban Echeverría (Baltar 88), a quienes el napolitano criticaba duramente. Publicista, bibliófilo, erudito, De Ángelis insiste con llevar a cabo el trabajo ilustrado de la Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las

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provincias del Río de la Plata, que ideó en la época rivadaviana, pero que pudo concretar solo durante el gobierno de Rosas. Así, entre 1835-1837, salieron a la luz en ocho tomos textos históricos, diarios de viajes, descripciones, crónicas, cartas, y todo tipo de obras relacionadas con la historia del descubrimiento y colonización de la región, muchas de ellas inéditas hasta entonces. Las publicaciones operaban como reconstrucción legitimadora de Rosas en el espacio (la extensión del territorio de su gobierno excedía Buenos Aires) y en el tiempo –la continuidad restituida que suponía al nombrarse restaurador de la tradición católica e hispánica (Baltar 119-120)–. La colección tuvo un éxito notable, llegó a tener 408 suscriptores de Buenos Aires y alrededores (Molina 460), sin contar luego las segundas adquisiciones y las suscripciones que se hicieron en Montevideo (Sabor 49). La labor de Pedro de Ángelis debe verse también como la continuación del impulso de Francisco Cabello y Mesa que, a comienzos de siglo, había abierto una sociedad patriótica y había editado el Telégrafo Mercantil, desde donde solicitaba a los lectores la donación de documentos y papeles de toda clase sobre el origen y el presente del territorio (Ibarguren 11-30). A pesar de su valioso trabajo, De Ángelis tuvo varias acusaciones en torno a sus trabajos y fue incluso llamado oportunista y ladrón de documentos, y se lo ha acusado de mal uso de citas, modificaciones y plagios (Baltar 87-88; Levene VI, 83). Como se mencionó antes, un detenido cotejo del texto de Barco Centenera, por mencionar el asunto de interés, muestra en varias oportunidades modificaciones de versos enteros que se estima se hicieron para suavizar aspectos morales o para corregir rimas. La labor del napolitano como editor y las atribuciones que se toma en su edición responden, sin duda, en parte al estado de la filología como disciplina en ese momento del siglo xix, que, por lo demás, era una ficción impensada aún en la periférica modernidad americana32. La tarea de la ecdótica en el momento de su trabajo de editor debe comprenderse dentro del método de la emendatio ope ingenii o divinatio, cercana más a la tradición italiana, ya que la fundación científica de la recensio, con Lachmann a la cabeza y en la línea de los trabajos de Zumpt, Wolf y Madvig, no había ocurrido aún (Blecua 32-33). De aquí se deduce la liviandad con la que modifica el texto y lo adapta a su conveniencia, y de ahí también surge la audacia de la tarea asumida: editar textos coloniales latinoamericanos con un conocimiento reciente del idioma castellano y una pretensión desmedida debido al escaso tiempo de trabajo con que contaba. A esta suerte de intrepidez ingenua se le debe la pervivencia del texto en las bibliotecas de la ciudad letrada rioplatense durante el siglo xix. La inclusión de Argentina dentro de la Colección no solo implicó un hito editorial, sino que, además, la situó dentro del sistema cultural rioplatense. La domiciliación del texto en un archivo para la nación lanzó una sugerente señal hacia dentro del sistema literario y cultural en ciernes, desde la historiografía El primer trabajo filológico americano lo había hecho, unos años antes, Andrés Bello con su edición del Poema del Cid. Para un estudio sobre este asunto, véase Altschul, Jakšić y Ennis.

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hasta la poesía, desde la ciudad letrada y sus historizaciones y reescrituras33. Pero, además, el texto no pervivió de manera fantasmática, como aquello leído por todos y no del todo declarado, sino que lejos de eso, se incluyó muy tempranamente en las historias literarias. Esta inclusión en el archivo colonial permitía a aquellas historias adquirir espesor como tales, armar su propio árbol, buscar sus raíces y continuidades en el tiempo. Para empezar, Marcelino Menéndez y Pelayo lo incluye y comenta en su Historia de la poesía hispanoamericana (1893) (republicado el apartado nacional como Historia de la poesía argentina, en 1945); luego, tiene su apartado en la historia Ricardo Rojas (1917) y en la de Rafael Arrieta (Caillet-Bois 1958). Vuelve a aparecer mencionado en los trabajos complexivos de Arturo Berenguer Carisomo (1969; 1970) y en la Historia de la literatura hispanoamericana de Anderson Imbert (1958), y tiene su parágrafo en la historia del Centro Editor de América Latina dirigida por Susana Zanetti (Canal Feijoo 1980: 86), en la Breve historia de la literatura argentina de Martín Prieto (2006) y en la Historia crítica de la literatura argentina dirigida por Noé Jitrik (El Jaber, 2014). En suma, con juicios más o menos rigurosos, ha mantenido su lugar en el canon del sistema34. Seguramente, esta pervivencia tenga que ver con los vacíos y rescates, o con una repetición basada en un mecánico (y, a veces, acrítico) homenaje, aunque las huellas del texto en la región tienen visos aún no considerados que hacen pensar en su vigencia en el imaginario regional, como se desarrollará a continuación. Aquella actualización del imaginario colonial en las reescrituras, en Argentina y Latinoamérica, constituyó en sí mismo un giro interior del archivo (colonial) en su manifestación política (González Echevarría), un giro que desveló el funcionamiento interno de la acumulación del poder que en la ficción se convirtió en un efecto retórico (24), pero que en la cultura persiguió, en el entramado de diversos temas y géneros, la ambición de legitimidad. Los textos ficcionales y la prensa que aspiraba a ser fundante durante el siglo xix incluyen de una u otra forma el poema de Barco Centenera, especialmente, como insumo de propaganda del proyecto liberal; otros ejemplos de apropiación de este imaginario también se desarrollaron en el siglo xx, a partir de los motivos del indianismo, la pesada herencia de la colonia hispánica, el hambre y la antropofagia como dos tópicos de una barbarie irreductible.

Sobre el concepto “domiciliación de un texto”, véase Derrida. En cuanto a la crítica, a lo largo del siglo xx se sucedieron algunos estudios sobre el texto desde el punto de vista histórico y literario (Peña; Caillet-Bois; Carbia; Gandía; Sogni Colombo, Rosenblat, Aragón Barra). En las últimas décadas, ha vuelto a llamar la atención de la crítica. Sobre todo, se lo ha valorado por su vinculación con la axiología humanista y su influencia en la cultura americana (Barisone; Maturo 2004; Maturo 2011); se ha estudiado en cuanto a su relación con los orígenes del sistema literario nacional y la tradición hispánica (Tieffemberg 1997, 2017; Navascués 2013, 2016, 2017; Ortiz Gambetta 2016, 2018, 2020) y se ha analizado su estilo épico-cómico, algo fallido, marcado por un uso reiterado de ironías (Sola González; Campra).

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4.2. La llegada a la reescritura: Argentina en la literatura regional del siglo xix “La escritura es buena: es lo que no termina nunca” H. Cixous. El poema de Barco Centenera pervivió con su desaliño en textos históricos y fictivos. Las ediciones e inclusiones en el canon histórico y crítico del poema podrían ser algo más que un dato estadístico o refracciones de un archivo colonial que se convirtió en objeto de legitimación en la construcción del patrimonio nacional, si no fuera por la proliferación de reescrituras. El texto anti-épico de Barco Centenera no tuvo un derrotero institucional como la Araucana de Ercilla en Chile; sin embargo, desde la sombra y la extrañeza, operó en la constitución de imaginarios históricos sobre la conquista del Río de la Plata. En los sistemas literarios latinoamericanos se constituyó la necesidad de un poema épico para la nación, en pleno siglo xix y comienzos del xx. En Argentina, ese lugar lo ocupó el Martín Fierro. Sin ser considerado una epopeya en fondo y forma, la operación que se efectuó sobre él durante el Centenario tuvo claras intenciones encomiásticas, en un esquema muy cercano a las poesías épicas, al decir de Caravaggi (205). En el ámbito uruguayo, por su parte, algo similar sucedió con la instalación de Tabaré (1888) y La epopeya de Artigas (1910) de Juan Zorrilla de San Martín, piezas fundantes de la orientalidad, exposiciones singulares de una tendencia tardía de la épica del xix. Mientras que la novela se consolidaría en muchos países americanos como las “ficciones fundacionales” (Sommer), en Uruguay, Argentina, Chile, por poner estos ejemplos, el molde épico mantuvo su función monumental. Si bien el poema de Barco Centenera no tuvo una pervivencia central ni fue objeto de una operación cultural como la del Martín Fierro, claramente es una referencia para el imaginario colonial rioplatense, aspecto que hasta ahora no ha tenido un análisis ni una exposición exhaustiva. Desde la instauración del archivo colonial como un patrimonio cultural que las élites letradas comenzaron a valorar y cuidar, sobre todo, a partir de la Colección de De Ángelis, la literatura naciente también encontró allí inspiración y material poético. En el caso de Argentina y Uruguay, no fue este proceso ni tan notorio ni tan denso, pero seguir aquel hilo desde la Colección hasta, por ejemplo, el Entenado de Juan José Saer, es dar cuenta de la permeabilidad del texto en el imaginario rioplatense que, a veces, se consideró difuso y sutil. Los motivos coloniales han sido, en general fagocitados por los decimonónicos en las reescrituras sobre la historia del Río de la Plata, temas que aún hoy son aprovechados por una nueva ola de novelas histórico-sentimentales de gran éxito de ventas (Lojo 2010). Sin duda, las reescrituras sobre temas coloniales en el siglo xx no son tan fáciles de ligar directamente a una lectura de una sola fuente, pero los pocos textos coloniales de la región tuvieron un efecto en la creación de los tópicos de la antropofagia y el hambre, por ejemplo, como signos propios de la conquista de “un país malsano” (El Jaber).

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Así como el episodio de Lucía Miranda, narración que aparece por primera vez en la crónica conocida como Argentina manuscrita (1612) de Ruy Díaz de Guzmán, ha sido muy estudiado a partir de la vigencia del motivo de las cautivas en el arte, el personaje de Liropeya, la india violada por Carvallo que aparece en el poema épico del arcediano, Yanduballo, Caicobé, Yamandú, entre otros personajes guaraníes, tuvieron una consideración significativa y se valoraron por su potencial simbólico en la literatura del siglo xix35. La relectura de Argentina proveyó la toponimia de un país (Rosenblat), pero es también uno de los documentos coloniales más citados y reelaborados en la escasa producción literaria de la región entre las décadas del 30 y 50, y está, como se verá más adelante, en la génesis no declarada del poema épico de Zorrilla de San Martín Tabaré (Brothertson; Ortiz Gambetta 2021). Además de las novelas sobre Lucia Miranda, escritas por Rosa Guerra (1860), Eduarda Mansilla (1860) y Malaquías Méndez (1865), la saga continuó con el drama homónimo de Miguel Ortega (1864), el poema de Celestina Funes (1883), Lucía de Miranda o La conquista trágica: novela histórica americana (1918), de Alejandro R. Cánepa, el cuento “Vida de Lucía de Miranda” de Enrique Popolizio (Romance de Zina: cuentos, 1929) y la novela de Hugo Wast, Lucía Miranda (1929). Para Francine Masiello (1997), también existen algunos relatos infantiles de Ada Elphein sobre el mismo asunto (52). Basado en la misma historia, en la que participan los caciques Siripó y Mangoré, la obra de José de Lavardén, Mangorá, fue reconstruida por Luis Bayón Herrera y reestrenada por la compañía de Pablo Podestá y Camila Quiroga en 1918. Con este argumento, el compositor Felipe S. Boero estrenó una ópera en el teatro Colón de Buenos Aires, con el nombre de Siripo, en 1924. Entre los papeles de Esteban Echeverría también había borradores de una obra del mismo título. Juan María Gutiérrez (1972) en las Obras completas, así lo sostiene: “De dos páginas autógrafas que parecen arrancadas de un libro de borradores, tomamos los títulos o carátulas siguientes: Mangora – drama en cinco actos. Personas: Mangora, cacique de los timbúes. Siripo, su hermano. Núñez de Lara, comandante. Sebastián Hurtado – Rodríguez Mosquera, capitán – Mendoza, id., García, soldado – Diego Miranda, segundo de Lara y padre de Lucía Miranda – Leonor, su criada – Una gitana – Soldados españoles – Indios timbúes. – La escena en la fortaleza de Santi-Espiritu y sus alrededores, 1583” (52). También hay conexiones entre la tragedia shakesperiana The Tempest con la historia de Lucía Miranda (Mataix 213). Se considera que la obra de Shakespeare fue escrita entre 1610-1611 y recién publicada en 1623, con lo cual es imposible que se haya inspirado en el texto de Díaz de Guzmán, salvo que haya llegado esta historia por canales diferentes a los rastreables, algo bastante improbable para Lojo (2007: 46). En el ámbito europeo, sir Thomas Moore (1663-1735) publicó la tragedia Mangora, King of the Timbusians, or The Faithful Couple en 1718 (London, W. Harvey and E. Nutt), y en 1784, el valenciano Manuel Lassala publicó una obra titulada Lucía Miranda (Bologna). El criollo Manuel José de Lavardén escribió Siripó (1786) y el argentino Juan Ambrosio Morante también publica un drama llamado Siripo y Yara (1813); Marcelino Menéndez Pelayo considera que la obra de Lavardén “es imitación de otra compuesta en lengua italiana por el jesuita valenciano” (327-328). Aunque fundamente esta relación intertextual, es poco probable que Lavardén haya tenido contacto con el supuesto hipotexto de Lassala y desconocemos cómo habría accedido a la Argentina manuscrita si aún no se había puesto en circulación. Por su parte, en Uruguay, uno de estos dos caciques da nombre al poema de Alejandro Magariños Cervantes, “Mangorá” (1854), publicado en Brisas del Plata (1864).

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Los hipertextos del poema de Centenera producidos en el siglo xix constituyen un ejemplo claro de existencia de un sistema literario común compuesto por autores, obras, revistas y círculos de una y otra banda del Río de la Plata. Especialmente esto se dio durante los años del exilio de varios miembros de la generación del 37 en Montevideo, entre 1838 y 1843. El período se podría extender también, como sostiene Zum Felde (111-158), hasta el final de la Guerra Grande (1851) y los comienzos del sitio de Montevideo. En estos años, se produjo una amistad intelectual muy fructífera entre los exiliados (Juan M. Gutiérrez, Juan Cruz y Florencio Varela –los patronos del grupo y de los primeros en exilarse–, José Mármol, Miguel Cané, Esteban Echeverría, Luis Domínguez) y los orientales Adolfo Berro, Andrés Lamas y Juan Carlos Gómez, siempre cerca de Francisco Acuña de Figueroa. Entonces se concretó una verdadera comunidad literaria, lejos de las inquietudes nacionalistas que aparecieron después. Las influencias de un prematuro y apenas definido Romanticismo, sumado a la tradición clásica que seguía vigente en la forma lírica, por ejemplo, conformaron un movimiento cultural e ideológico. La lírica, así, es el primer género que tomó el tópico de los amantes guaraníes y las leyendas sobre flora y fauna de la región que el poema del arcediano evoca. Así aparece “Caicobé”, “Irupé” de Juan María Gutiérrez, y “Liropeya y Yanduballu” de Adolfo Berro y “Cabarí” de Ramón de Santiago. “Caicobé” aparece reunida en la edición de las Poesías completas de Gutiérrez y tiene como subtítulo el sintagma “Leyenda guaraní”. Está dedicada al doctor Florencio Varela e incluye dos epígrafes que informan sobre la fuente y la motivación temática de la leyenda. Esta es Argentina de Centenera. Gutiérrez elije de entre sus asuntos una pequeña alusión a la planta sensitiva, también llamada caicobé, para explayar una leyenda que el arcediano no desarrolla36. El segundo epígrafe consiste en tres versos originales pertenecientes a Jean-Antoine Roucher. El fragmento poético refiere a una soledad rodeada por el reino vegetal, al pudor femenino franqueado y la muerte o el final de su naturaleza como consecuencia, alusiones que encuadran con la historia desarrollada en el poema37. Gutiérrez toma el término guaraní caicobé para denominar a la mimosa sensitiva, una especie arbustiva americana descrita por Linneo e incluida en su Species Plantorum, cuyo origen es el Brasil. La llama por su nombre indígena y con ella establece una metáfora directa para elaborar la leyenda basada en las características de la planta y en su etimología. Según la referencia léxica que el mismo autor hace en su trabajo “Algunas observaciones sobre las lenguas guaraní y araucanas”, comenta que la partícula cai significa “mono”, pero también la acción de estos animales de taparse la cara, y agrega: “lo han tomado por avergonzarse” (Gutiérrez 1943: 143). De La fuente se concentra en estos versos de la Argentina: “Un árbor hay pequeño de la tierra/que tiene rama y hoja menudita:/en tocando la hoja ella se cierra,/ y en el punto se pone muy marchita” (III, 3, a). 37 “‘A solas entre las flores, frente al hombre temeroso;/ Sin duda ello te recuerda que mortal otra vez/ Se desconoció la voz de tu joven pudor’ Roucher” (Gutiérrez 1869: 113). 36

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esta manera, la propuesta es botánica, pero, sobre todo, filológica, ya que indicaba el interés creciente de su generación por las lenguas indígenas. Así, considera a la sensitiva como una especie que se avergüenza, que se cierra al contacto o percepción de seres vivos cercanos. Es interesante cómo Gutiérrez insinúa esta explicación imaginativa, a la manera de san Isidoro de Sevilla y sus Etimologías, y no en la de su hipotexto, ya que Barco Centenera establece una para el nombre indígena: “Caycobé se llama, y es tenida/ por viva yerba y nómbranla de vida” (III, nota III). Y en nota: “La yerba viva llamada caycobé, ‘ca’ significa ‘yerba’ y ‘cobé’, ‘que vive’” (nota 17r.), definición seguida por Juan Zorrilla de San Martín en su glosario del Tabaré (Zorrilla de San Martín 1943: 247)38. Alejándose de las etimologías de la fuente, Gutiérrez trabaja en base a analogías para recrear el posible origen mitológico de esta planta tan particular, un ser vivo con motilidad. Por su parte, el arcediano hace referencia a la planta sensitiva como parte de una descripción fabulosa, junto con la habilidad de un oso hormiguero para matar a un tigre o las costumbres de papagayos, insumos del poema para una tipificación del espacio americano. Gutiérrez elige el formato de una metamorfosis de una “indiana morena” que aparece por primera vez en el poema a partir de la descripción de unas huellas en la arena, como una alusión que prepara el final etéreo de la mujer. En este escenario se mezclan el mundo referencial –los hombres que persiguen a la india son dos soldados españoles– y el mundo mítico, ya que la morena es esposa del Sol, la divinidad, que “teme perder del seno/un joya misteriosa/talismán contra el veneno/de la sierpe dañosa” (Gutiérrez 1869: 114). La alusión del temor a la pérdida, en el contexto de una persecución, nos ubica inmediatamente en una escena sobre el acoso sexual a una inocente. Las alusiones etéreas y carnales se alternan, algo típico de la descripción romántica de los indígenas –“parece una nube pintada” (114) y “lleva las trenzas caídas” (114); “el ajitado seno/ardiente como el verano/matador como el invierno” (115)– e insinúa el doble plano de acción de la historia. Así, la india perseguida es un objeto de seducción, una mujer atractiva y, por otro lado, es un ser inocente y esclavizado, porque se encuentra sobre la tierra rendida y atada “como una gama” (118). En medio de la persecución, la mujer implora al dios Sol que, como esposa suya, se apiade de ella y la salve transformándola en un ser de la naturaleza (117). El milagro se produce: la noche cae abruptamente, y el soldado que la persigue, “creyendo que Dios le ciega/para que en pecar no insista” (119), se postra en tierra y no cumple su cometido. La ceguera del deseo se transforma en ceguera como castigo del Dios cristiano y del dios Sol de la india. La interpretación moralista decimonónica es curiosa en un espacio de leyenda, porque aquí se entrelaza el sistema de creencias cristiano y el pagano sin inconvenientes. En seguida surge el árbol “nunca En consonancia con esta ficción etimológica, es curioso que el crítico argentino considerara al guaraní una lengua “verdaderamente muerta para nosotros, a pesar de que se habla en una porción considerable del territorio argentino” (Gutiérrez 1943: 129-130).

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visto en el desierto” (120). Con desierto, por supuesto, el yo lírico asume la realidad pampeana y, a su vez, superpone dos momentos, el histórico –de la conquista– y el mítico –la creación de una planta–. Caicobé, la india, se convierte en un vegetal que guarda dentro un tesoro (120). La derivación del movimiento de cierre de las hojas a la deducción axiológica del pudor revisten a la leyenda de un sistema no solo cosmogónico –la creación de los seres de la naturaleza–, sino también de pauta de civilización. Este poema confirma las apreciaciones de Gutiérrez sobre el grado de refinamiento de los pueblos guaraníes (por la inclusión de mitologías y pensamiento elaborado en ellos), y a él le suma la caracterización de una mujer pudorosa y el discurso de una conquista violenta que le dio la espalda a la sensibilidad divina. Hay, por supuesto, un código amatorio implícito dirigido a una lectora femenina a la que se le pide identificarse con una mujer indígena. En esto radica, por ejemplo, el carácter universal de ciertos principios e ideas, como sostiene Gutiérrez en sus ensayos sobre las etnias originarias. En “Irupeya”, otro poema de Gutiérrez también se recrea una historia de persecución de una india. La historia enmarcada es presentada por don Gonzalo de Alama, soldado de los primeros conquistadores del Río de la Plata, quien ve, a su llegada a las playas, a Irupeya, una india joven que se esconde de él. Aquí de nuevo se ensaya la etimología del nombre, ya que Irupeya se traduce como “torcaza” o “paloma”, y es un mito del que no se declara fuente. Sin embargo, es singular la similitud léxica entre Irupeya e Irupé, la flor acuática, e incluso con Liropeya, la india codiciada por Carvallo. Irupeya es descrita en versos octosílabos con todos los recursos del exotismo al uso (“El cabello en ondas lisas/le tapizaba la espalda/único velo tendido/sobre sus picantes gracias”, 125). La escena idealizada se interrumpe por la aparición de otros soldados que la raptan: “Sobre los hombros robustos/que bárbaros la robaban/cual melancólica luna/que lucha con nubes pardas” (128). Ante esta aparición, la india se desmaya, como indicaba la prescriptiva romántica, señal del pudor de una mujer antes de ser ultrajada. Así, la imagen emblemática de la cautiva blanca de Echeverría es, en el poema de Gutiérrez, una india a quien busca rescatar una tribu que no es la horda salvaje de las Rimas, sino desdichados hombres que quieren luchar con piedras y armaduras de escamas contra las armas del español (131). La afición a las leyendas de este tipo también aparece en el poema “Cabarí” (circa 1848), de Ramón de Santiago, que explica el nacimiento de la planta mburucuyá o pasionaria, y donde se plantea el exterminio de la raza durante el siglo xviii, y en la novela de Josefina Pelliza de Sagasta, La chiriguana (1877), donde se retoma la historia de esta etnia, nombrada por Barco Centenera por primera vez, y donde también el amor imposible de una indígena y la amenaza del conquistador se resuelve con la metamorfosis de los amantes en una emanación sobre el río39. El imaginario indianista de la literatura latinoamericana decimonónica tiene su inspiración en Atala (1801) y otras novelas de Chateaubriand.

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En las historias de la literatura uruguaya siempre se menciona a Adolfo Berro como el representante del primer Romanticismo nacional, autor de breve trayectoria, pero de gran representatividad (Roxlo; Bauzá; Rama; Real de Azúa). Así como Ramón de Santiago muestra en su “Cabarí”, Adolfo Berro, Juan Carlos Gómez, Pedro Bermúdez y Florencio Escardó fueron los primeros autores orientales que comenzaron a mostrar interés por los temas de la cultura originaria del territorio. Berro recrea en su poema “Yandubayú y Liropeya (año de 1574)” (1840) la historia trágica de dos amantes charrúas cuando un soldado español, Carvallo, evita la consumación de su enlace mutuo. La historia, según se sabe hasta hoy, está tomada de la imaginación de Barco Centenera, y bajo la inspiración de los personajes indígenas de La Araucana; aunque, según Rodó, el romance charrúa es más interesante que su predecesor (Rodó 315). Lo cierto es que la historia de Centenera es muy sugerente e incluye, coherente con su discurso de sesgo crítico sobre la figura de los conquistadores, una versión de la historia desde el punto de vista del indígena. Así y todo, aunque se trate de una idealización del colectivo originario, la opción de contar los anhelos de un español sobre una indígena, a la inversa que los sucesos de Lucía Miranda acosada por Siripó y Mangoré, es una perspectiva sutil. El comienzo del poema de Berro es también una persecución, pero, en este caso, hecha por el soldado Carvallo a Yandubayú. Berro es quien respeta mejor el nombre original del indio de la historia de Centenera, Yanduballo, ya que las siguientes elaboraciones adjudicaron el nombre del amante de Liropeya el de Abayubá, otro personaje del arcediano. De todos modos, el punto de la historia elegida por Berro es esa instancia, y el interés repentino de Carvallo hacia Liropeya, cuando su prometido Yandubayú está a punto de matar al español. En esta composición se evita el tema del abuso sexual de la india por parte del español, y la muerte del indio se da a manos de Carvallo. La joven muere en seguida por sus propias manos, con la espada conquistadora, y su cuerpo cae sobre el de su prometido “de castos amores” (Berro 147). No hay venganza de los indios sobre Carvallo, como en las otras obras, no hay mancillamiento; solo un acto injusto e inmerecido. La densidad lírica se encuentra en la trágica muerte de los dos amantes, en consonancia con la lógica real de la conquista. Aunque, nuevamente, la enamorada charrúa se representa y mantiene los valores propios de una dama decimonónica cristiana, muere maldiciendo al europeo. Tanto Bermúdez como Escardó consideran a los indios los héroes de sus historias, tomando como eje los motivos y protagonistas de la leyenda que reelabora Barco Centenera sobre los amores de Liropeya y Yanduballo. A partir del desarrollo de este núcleo narrativo, ambas obras fusionan todos los personajes charrúas que aparecen en el poema épico. Los dos, como lo hace también el arcediano, encuentran en los charrúas aspectos más nobles y heroicos que en los españoles: la leyenda de los amantes indígenas tiene como antagonista al soldado Carvallo y al mismo Ortiz de Zárate, que en el poema épico aparece totalmente degradado, junto a Pedro de Mendoza, entre otros. Lejos estaban

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estos escritores del siglo xix de aprovechar todo el bagaje representativo de tal irreverencia colonial del texto del arcediano, aunque la seducción que despertó aquel poema seguramente tuvo que ver con la heteroglosia del texto. Así, en cierta forma, en el poema de Barco Centenera cobran centralidad los indios, pero con un desequilibrio inesperado para una retórica de la empresa imperial. Estos núcleos narrativos, seguramente originados en los espacios de interfaz indígena-colonial de los primeros años de la conquista del Río de la Plata, se convierten en tema de hondo calado en la estética romántica vigente. Así, Bermúdez y Escardó, con muy poco arte, pero muchísima intuición, logran aportar a la construcción de la nacionalidad oriental insumos antropológicos para intentar una forma estética. El charrúa comienza a escribirse en 1843 en Buenos Aires (Bermúdez 7), pero se publica en 1853 y en Montevideo. Lo más interesante de esta obra es la valoración de los rituales de los charrúas, y la ponderación de su sistema de creencias y su mitología, los cuales son comparados con los de otros pueblos originarios de América (115-117). Hay un cuestionamiento de porqué sería más válida la fe del Evangelio para los indígenas, pero el planteo se hace desde un fluctuante punto de vista. Bermúdez propone esta mirada sugestiva de la cultura charrúa, pero luego, en el prólogo de su obra, se desmarca de lo representado porque confía en que “los españoles no juzgarán de mis creencias por el lenguaje que he hecho necesario el asunto, la época, y las dos razas que se disputaban entonces en señorío del nuevo mundo. La verdad debió ser respetada hasta en sus oídos, y hasta en su modo de sentirlos, acaso, y de espresarlos” [sic] (7). Un personaje inventado por Bermúdez, Chacón, cautivo blanco de la expedición de Solís, compañero de Francisco del Puerto, defiende a los charrúas y reivindica al buen salvaje, en un parlamento muy cercano al de los cautivos en los textos rioplatenses, que se conocerían décadas después: Los llama salvajes el hombre de Europa Traidores, cobardes, y mas, hasta impíos Tan solo por que andan vagando en sus montes O viven en toldos á orillas de ríos. Se engañan, se engañan que son jenerosos [sic] Y tienen virtudes y tienen valor, Y allá á su manera le dan homenaje Al ente supremo de todo creador (Bermúdez 29-30).

El aparato de notas que acompañan la obra, así como los versos de aprobación de Acuña de Figueroa, autentifican el trabajo de fuentes y la tan buscada ‘veracidad’. El texto hace referencia a la mayoría de los escritos coloniales que edita De Ángelis, además del trabajo histórico de Juan Manuel de la Sota.

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El poema de Barco Centenera ocupa la mayoría de las notas, como si su filiación literaria e histórica fuese una garantía. Florencio Escardó, por su parte, también recupera a Bermúdez como “el único escritor oriental que ha hecho justicia al valor y al patriotismo charrúa” (27). En un trabajo más ensayístico que novelístico, Escardó matiza la ferocidad del pueblo indígena al defender sus tierras, comparándolo con las naciones europeas en la Guerra Franco-prusiana (27). Los charrúas, como sostiene, no tuvieron otro crimen “más que haber defendido su suelo” (27), aunque la considera una raza extinta, de la cual “hasta se mira con desprecio sus nombres” (27). Escardó propone reinstalar para el acervo a los “héroes indios” (27) y no a los de los tiempos bíblicos o a los espartanos, toda una reivindicación de justicia histórica. Abayubá se escribe con ocasión de la fundación del pueblo y puente homónimos del departamento de Montevideo, en 1873. Los antropónimos charrúas provienen del poema del arcediano, con el agregado de Siripó. La recuperación de los valores indígenas a través de la construcción de este lugar de la memoria (Nora) –la novela y el asentamiento, y que incluye la erección de un monumento de Abayubá a la entrada del barrio– quedó solapado por el poema nacional, Tabaré, pero se inscribe como aporte para el discurso indianista. El texto de Escardó tiene también un interesante trabajo filológico basado en las fuentes de la Colección… que recupera léxico local y etimologías del guaraní, como lo habían hecho sus predecesores. La labor filológica y mitológica adquiere, así, una contrapartida política: lo que se debía recuperar para la identidad nacional tenía que ver con lo propiamente americano, pero, de todos modos, esos insumos debían formar parte de la sepultura ornamental del charrúa, ya que el discurso oficial había instalado la verdad sobre el final de esa etnia en la emboscada de Salsipuedes (1833). La novela termina con un tributo a la verdad histórica y una exclamación: “¡Paz a la tumba del charrúa!” (28), que sintetiza el dur désir de durer en la piedra de la conmemoración, la sepultura y la lírica. En aquella tumba comienza el poema Tabaré (1888) de Juan Zorrilla de San Martin40 y, en su caso, no solo se pueden rastrear los antropónimos de Barco Centenera, entre otros, sino también cierto trabajo de reelaboración del poema épico pasado al estilo becqueriano de las Rimas y leyendas. Zorrilla propone un poema lírico, de matices épicos, y reelabora temas y episodios presentes en el poema del arcediano, aunque no lo declare nunca. De alguna manera, el poeta quiso enterrar al indio charrúa y a sus fuentes, las que apenas menciona en el apéndice “Índice alfabético de algunas voces indígenas empleadas en el texto”. Un análisis de los manuscritos del poema permite entender la génesis de escritura, lo que también da pautas para enfocarse, al decir de Lois (2001), en la estructura del campo cultural y en las tensiones Así lo plantean los primeros versos: “Levantaré la losa de esta tumba;/ e, internándome en ella, /encenderé el fondo del pensamiento,/que alumbrará la soledad inmensa” (Zorrilla 1).

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del proceso social (4). Los manuscritos del Tabaré, archivados junto a otras cuartillas prerredaccionales y dibujos del autor, dan cuenta de una elaboración de episodios, nombres y esquemas narrativos tomados del poema colonial. Allí se distingue cómo se fusionan para el argumento de su obra tres historias del arcediano: los amantes charrúas, el ataque del cacique Yamandú y su simulación y enfrentamiento con el adelantado Juan Ortiz de Zárate, y la historia de Zapicán y su hijo Abayubá. A su vez, los apuntes integran nominalmente a este elenco de personajes de Barco Centenera con el cacique Tabaré y detentan breves datos etnográficos sobre los guaraníes tomados, por ejemplo, de Mello Moraes y el arcediano. En un ejercicio de apropiación de las leyendas indigeno-coloniales, los manuscritos revelan el proceso de creación (Ortiz Gambetta 2021)41. Entre estos papeles de archivo, se ven anotaciones como “canto XIV (de la Argentina de Centenera)” o “Tabaré dice que la lumbre de sus dioses muestran Magaluna, Zapicán, Abayubá, Tabolá etc., muerta en la batalla dada contra Garay. Yamandú puede ser no tanto un hechicero. Tupaayqua, Tabolia, mujeres indias” (fol. 3). Este apartado muestra la fusión de las leyendas comentadas antes: todos los personajes son tomados del arcediano, como indica con el número de canto. Los apuntes sobre los rituales y creencias charrúas aparecen también en el folio 6, donde revela las notas que conformarán las costumbres reelaboradas en el poema: “Los charrúas tenían por cierto la realización de un proyecto cuando disparaban al aire una flecha se clavaba en el suelo perfectamente derecha (Centenera)” (fol. 9); “los antiguos charrúas en la muerte de un pariente se cortaban un artejo de los dedos” (fol. 9) y, en otra parte: “Zarate derrotado en sus buques vio a un indio por la mañana que vino a desconfiar (Aparte de la luna a quien adora, etc.)” (fol. 9) y, a continuación, hace una versión libre del episodio del indio gigante del arcediano (canto XIII de la Argentina). Los doce folios prerredaccionales revelan un interesante material para el análisis de la exogénesis (Lois 20): bosquejos de las obras, paráfrasis y reescrituras, un trabajo de investigación y documentación en los que se incluye, también, la conformación del glosario o voces indígenas. El poema de Barco Centenera aparece con una centralidad insospechada y da cuenta de que fue una fuente no declarada, pero ineludible, a tal punto que, en alguna oportunidad, Zorrilla asegura querer superarla: Sin embargo, lo diré sin vana pretensión: no creo que los cronistas de la conquista (incluso el bueno del arcediano Centenera, que tantas cosas archicuriosas vio por esos mundos con los ojos de la imaginación […] en

Archivo Literario de la Biblioteca Nacional de Uruguay: Colección Juan Zorrilla de San Martin. Originales Tabaré. Carpetas 1 a 4. Carpeta 1: portada/ introducción/Libro primero; carpeta 2: Libro segundo; carpeta 3: Libro tercero/ Libro final y carpeta 4: documentos diversos. Los prerredaccionales se encuentran en la carpeta 4, los que Celuja y Paganini llamaron “folios diversos” (9).

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La Argentina), no creo, digo, que los cronistas hayan visto a aquellos indiotes estrafalarios, que tanto quehacer dieron a los heroicos conquistadores con mayor intensidad que la con que yo he visto a mi imposible charrúa de ojos azules (Zorrilla de San Martín 294).

Este comentario no solo revela la operación consciente de desautorización del uruguayo a los textos coloniales, sino que, al decir de Iber Verdugo, “Zorrilla se ha documentado, pero ha desechado toda documentación, convencido de que su verdad poética tiene mayor realidad que la histórica” (xxi). Una de las novelas testigo de la permeabilidad del archivo colonial y, en especial del poema en cuestión, en la imaginación histórica de la región es La novia del hereje, de Vicente F. López. Esta novela estuvo muy ligada al proyecto historicista de su autor, quien consideraba que el pasado argentino debía narrarse desde el origen, es decir, desde su pertenencia cultural al virreinato del Perú, incluyendo los aspectos de la piratería inglesa que para él tuvieron un papel simbólico en relación con el programa liberal que apoyaba (Ortiz Gambetta 2013: 118-142). La novia del hereje fue pensada como la primera de una saga de novelas históricas. La obra comenzó a salir en forma de folletín en la revista El Plata Científico y Literario, desde septiembre de 1854 hasta julio de 1855. Apareció después de las entregas de Graziella, de Lamartine, en el tomo II de la revista. La edición en libro de la novela comenzó el mismo año de las últimas entregas en folletín, pero no se terminó de publicar sino hasta 1856. En la primera entrega, el editor incluyó una carta del autor que, desde Montevideo, respondía a las solicitudes del amigo de escribir artículos para su revista. Así, según esta carta-prólogo, iría enviando los capítulos de esta obra de su juventud, cuyos manuscritos se habían elaborado una década antes en Chile. Si bien, efectivamente, los primeros capítulos fueron publicados en el periódico El Observador Político de Santiago de Chile, no así la totalidad de la obra, con lo que se deduce que el autor siguió escribiéndola desde Montevideo, a la par que salía en la revista en Buenos Aires. Dentro del plan histórico y en la novela de López se elige Lima como escenario porque así quería consignar la lucha que la raza española sostenía en el tiempo de la conquista, contra las novedades que agitaban al mundo cristiano y preparaban los nuevos rasgos de la civilización actual: quería localizar esa lucha en el centro de la vida americana para despertar el sentido y el colorido de las primeras tradiciones nacionales, y con esa mira tomé por basa histórica de mi cuento las hazañas y las exploraciones del famoso pirata inglés Francisco Drake (López 1870: 25).

Los insumos del archivo colonial aparecen desde el primer folletín, y funcionan como fuentes de validación. En los primeros capítulos, el narrador presenta la situación social en Lima durante la amenaza de la llegada de Drake al Callao, y cómo responden los peruanos, armándose unos y aterrorizándose

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otros, liberándose los esclavos a la espera del auxilio de los piratas, tratando de sosegar a la gente el virrey Toledo y demás autoridades. Después de describir intensas reacciones de miedo, terror y desesperación, aparece una nota al pie en la que se señala: Para que no se me tenga por exagerado en esta verídica descripción que he hecho del espanto que causó en las costas del Perú y en Lima la expedición de Drake, copiaré lo que el buen Arcediano Centenera escribía pocos años después y, como quien dice, a la vista de los sucesos. Lo tomo del canto XXII (López 176-177).

La Argentina como cita de autoridad a pie de página vuelve a aparecer en el capítulo IV (180), pero también aparece en el cuerpo de la novela dos veces: la primera, al hablar de Francis Drake: “el gozo del corsario en esos momentos puede deducirse del buen arcediano Centenera” (184) y la segunda, casi al final de la obra, cuando la anécdota de las luchas de alfombras entre la mujer del fiscal y la mujer del maestro de campo, donde se acota: “Centenera habló de eso con un tono que reprobamos nosotros no obstante debemos transcribirlo para demostrar que no inventamos ni denigramos” (López 170). La suposición es que López no suscribe los versos misóginos del arcediano al considerar a la mujer como vehículo de Satanás cuando este quiere vencer al hombre. Es notable, de nuevo, cómo el archivo colonial y la novela del siglo xix repiten el mismo procedimiento de validación: la voz del poema de Centenera, la que sostiene que lo relatado está certificado por fuentes y testimonios tomados de primera mano, vistos y oídos, y la novela de López que tiene anotaciones y pies de página de las fuentes consultadas. Además del poema épico, la novela histórica de López hace alusión a una crónica portuguesa y el resto de las referencias son a colecciones e historias inglesas que utiliza también para validar algunos datos del poema que, según sugiere, eran cuestionables. El folletín y la novela cierran con el mismo apéndice: los últimos versos del poema del arcediano donde se relata el terremoto en Lima. De esta manera, López como historiador dejará “la documentación como se dejan debajo de la tierra los cimientos de todos los monumentos” (Madero 388): no tratará de fijar los signos del pasado, sino de “devolverles una inestabilidad original y emancipadora en el presente” (388), pero utilizará como soporte de autentificación las notas atribuidas al documento colonial. En todas estas obras y en las primeras revistas culturales rioplatenses que recogían, comentaban y reelaboran textos coloniales se presentó una articulación entre ideologías en tensión y la recuperación del archivo para la nación. Estos estudios conformaron una puesta en página y una valoración que se sostuvo a partir de una enunciación negativa (como en los documentos legales): el archivo colonial, en las primeras décadas post-independentistas, no se recuperó para legitimar los propios usos, como antecedentes prestigiosos, sino para mostrar las cualidades de un presente virtuoso que contrastaba con la oscuridad del origen de la conquista. Así, estos textos aunaban las crónicas de colonizadores españoles, la de científicos y viajeros europeos, como han estudiado Prieto y Pratt, pero también preparaban

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el terreno a los trazados cartográficos y expediciones estatales de los futuros gobiernos liberales (Ortiz Gambetta 2018: 224). Los escasos documentos coloniales, y la Argentina y conquista del Río de la Plata en particular, evocaron figuras para la imaginación simbólica del Río de la Plata desde distintos puntos de vista, recorridos, tramas y estéticas. Los tópicos del hambre y la antropofagia, por ejemplo, que se fijaron en las primeras imágenes del Río de la Plata (los grabados de la edición de De Bry del texto de Schmidl) conformaron el símbolo del desierto y la barbarie que perduró durante los discursos políticos y literarios a lo largo de las décadas. Los trabajos de recuperación de tópicos y atmósferas coloniales durante el siglo xx de diversos autores rioplatenses (Arturo Capdevila, Enrique Larreta, Hugo Wast, Manuel Mujica Lainez, Juan José Saer, Antonio Di Benedetto y Baccino Ponce de León, por mencionar solo algunos) dan cuenta de la trascendencia y la condensación de estas imágenes, y la potencia de la escasez y el fracaso como el reverso de un discurso utópico que, de todos modos, resiste con la energía de la promisión en la psiquis colectiva y en la manifestación de las voluntades políticas.

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Criterios de la edición Nuestro texto se basa en la edición princeps de Lisboa (1602). Por tanto, este es el texto base, puesto que no aparecieron otras ediciones en vida del autor ni se conocen manuscritos. Se han compulsado ejemplares de la Biblioteca Nacional de España, Biblioteca de la AECID (digitalizada) y Biblioteca Nacional de Portugal (copia digitalizada). Se han tenido en cuenta, especialmente, las ediciones posteriores a cargo de González Barcia (1749), Pedro De Ángelis (1836) y Tieffemberg (1988). La edición decimonónica de De Ángelis es la que mayor fortuna editorial ha tenido hasta hoy. En cuanto a la de Silvia Tieffemberg, es la única edición crítica realizada con un criterio filológico moderno hasta la fecha. En la presente edición se han integrado los paratextos de la obra (título, dedicatoria, licencias, poemas preliminares y notas del autor). Hemos procedido a la actualización de la puntuación, una tarea indispensable si se tienen en cuenta las condiciones indefinidas con las que se puntuaba en el Siglo de Oro. Como se sabe, era común que los manuscritos autógrafos no manifestasen demasiada preocupación por la uniformidad en la puntuación, de modo que esta podía terminar quedando al criterio de cada cajista (Arellano 2010). En la edición de Lisboa la labor externa del cajista queda de manifiesto en varias ocasiones. En el aparato de notas hemos prestado especial atención a la identificación de personajes, lugares citados, alusiones históricas, literarias, antropológicas, etnográficas, naturalistas, etc. Todos estos aspectos, centrales para una comprensión aceptable del texto, fueron solapados o ignorados en ediciones anteriores. El autor incluyó notas a su propio texto, una práctica menos infrecuente de lo que pudiera pensarse en la poesía épica contemporánea. A través de ellas se suelen glosar los acontecimientos con alguna cita latina o bíblica, o bien con algún refrán. Es una práctica que delata la doble tradición, culta y popular, sobre la que se sostiene el archivo cultural del poeta. A fin de distinguir las notas a pie escritas por Barco Centenera de las de nuestra propia edición, se demarcan las primeras con un asterisco (*) y se transcriben enteramente en letra cursiva. Puntualmente se comentan aspectos de las propias notas del autor, ya sea para traducir una cita en latín, ya porque alguna palabra necesita alguna precisión semántica. Como regla general hemos regularizado de acuerdo con las normas actuales aquellos casos que no tienen trascendencia fonética: baile por bayle, lyra por lira, bajan por baxan, estaba por estava, pasaban

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por passaban, oppulento por opulento, ve y no vee, etc. Por las mismas razones se ha regularizado el uso de la q (cuatro y no quatro). Además, hemos actualizado grupos preposicionales (de ellos y no dellos, de este y no deste, que el y no quel, etc.). Hemos eliminado las eses dobles y las erres dobles al principio de palabra. También se normaliza la vacilación ortográfica, común en la época, entre s, c y z, además de eliminarse la ç (placentero por plazentero, zaratino por çaratino). Sin embargo, hemos respetado aquellas formas que implicaban un cambio claro con respecto a la pronunciación estándar actual y que eran habituales en la lengua de la época (invidia y no envidia, arborotaron y no alborotaron, segundó y no secundó, captivo y no cautivo, desculpa y no disculpa, llamalle y no llamarle, etc.). También hemos respetado algunos grafemas, como la h, que en el siglo xvi se podía aspirar (harpón, cadahalso, el propio charruaha, etc.), así como usos morfosintácticos de la época (“un isla”, “el armada”). Respecto a los americanismos, tal y como se pronunciaban en la época de Barco Centenera, es elocuente el testimonio del Inca Garcilaso de la Vega: los españoles “pronuncian con la corrupción de letras y sílabas que se les antoja, que donde los indios dicen pampa, dicen los españoles bamba, y por Inca dicen Inga” (Comentarios, II, 96). De ahí que, por ejemplo, respetemos la corrupción Inga o Charruaha (por charrúa, aunque también se localiza la forma charrúa dentro del mismo texto). Hay algunos casos especiales, como los referidos a los nombres propios. El texto de la edición príncipe vacila en algunos casos (Juan/Joan), vacilación documentable en numerosos textos de la época y que, por tanto, hemos respetado. Por semejante razón hemos respetado las referencias a topónimos americanos: Paititi/Paitite. Otro caso es el de Diego de Abrego o Abreu, que, por razones de metro, el poeta utiliza de modo indistinto, según le conviene. En cambio, hemos corregido otras vacilaciones como las del conquistador Juan de Ayolas, que es a veces nombrado como Oyolas o, incluso, Loyolas. Consta de propia mano del interesado que su apellido era Ayolas, por lo que hemos corregido por considerar los otros casos como erratas. Otras vacilaciones ortográficas propias de la lengua contemporánea tienen que ver con ciertos grupos consonánticos cultos (/pt/, /ct/, /gn/, etc.). En los siglos xvi y xvii existe una tensión permanente entre el respeto a la forma latina de los cultismos y la inclinación a adaptarlos a los hábitos de la pronunciación castellana. Se podía, por tanto, escribir “significar” cuando se pronunciaba “sinificar”, como reconoce el propio Juan de Valdés, o incluso dudar entre “conceto” y “concepto”, “efeto” y “efecto”, “perfeción” y “perfección”, etc. (Lapesa, 390). En la Argentina los problemas surgen cuando algunas palabras que llevan determinado grupo consonántico culto riman con palabras con su versión fonéticamente evolucionada o que presentan otro grupo consonántico culto. Así, por ejemplo, en la príncipe pueden rimar “delicto” con “escripto”; o “benigno” con “vino”. Este tipo de vacilaciones refleja que las palabras podían pronunciarse recurriendo a su versión simplificada, aunque se mantuviera la grafía cul-

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ta. Así sucedía en casos en los que la grafía se ajustaba a la pronunciación contemporánea (“Es aquesta nación toda benina/ y en la cultura bien ejercitada”, Juan de Castellanos, Elegías de varones ilustres. “Que así ofendiste mi piedad benina”, Diego de Hojeda, Cristiada. Los dos ejemplos en CORDE). De ahí que hayamos optado por simplificar los grupos consonánticos en casos como los mencionados, a fin de conservar la rima consonante propia de la octava real, que no era otra la convención métrica a la que se sometió Barco Centenera en su poema (a veces, dicho sea de paso, con un rigor que le conduce al ripio). Para las citas del poema o de otros poemas épicos renacentistas y barrocos se ha empleado el siguiente sistema: número de canto en número latino y número de estrofa en arábigo. En el caso de que haya que señalar una parte que engloba a un determinado número de cantos, se indica antes y en número latino. Por ejemplo: Araucana, I, V, 23. Se han corregido múltiples lusismos gráficos o gramaticales, explicables por el origen portugués de la edición (“senhor” por “señor”, “em pos” por “en pos”, “alzamento”, etc.). En el mundo de la impresión de los siglos xvi y xvii no puede ignorarse la labor de los cajistas y correctores, responsables de cambios ortográficos que no tendrían que atribuirse al autor. En el caso de la Argentina conviene tener en cuenta que fue editada en Lisboa y que, por tanto, ciertas interferencias de los intermediarios procederían de la propia lengua portuguesa y no del castellano que empleaba Barco Centenera. La imprenta de Crasbeek editó a otros autores hispánicos como Lope de Vega, Mateo Alemán o el Inca Garcilaso. Como señala el editor de este último, Ángel Rosenblat, los lusismos son muy frecuentes en la edición lisboeta de los Comentarios reales. Se han eliminado también numerosas erratas. En la siguiente lista, en absoluto exhaustiva, se señalan unos cuantos ejemplos de erratas y lusismos que no han sido consignados en nota. El primer término es erróneo y el segundo es el resultado corregido: Desterrerán/ desterrarán (Preliminares, Soneto del autor a su obra) Clicón/ Helicón (Soneto Licenciado Pero Jiménez, Preliminares) justiça/ justicia (I, 8, a) esto/ este (I, nota III) lumbro/ lumbre (I, nota IV) Virgem/ Virgen (I, 7, f ) descomonales/ descomunales (I, 17, f ) Dom/ Don (I, 42, f ). parecido/ ha aparecido (I, 21, f ) ha prestado/ aprestado (XII, 3, a) Candurilo/ Condurillo (I, 23, g)

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Señor/ Senhor (II, 1, a) nombre/ nombra (II, 17, h) baldom/ baldón (II, 41, h) cuando/ cuanto (II, 22, i) encanelado/ encanalado (II, 30, a) çevana/ sabana (II, 35, i) ya sí/ y así (III, 4, g) Despañol/ de español (III, 14, h) una vestecha/ un ave se echa (III, 25, h) Lujam/ Luján (IV, 6, d) seres forçados/ esforzados (IV, 13, h) cibanto/ quebranto (V, 5, e) quisa/ guisa (V, 9, g) somoso/ famoso (V, 19, b) Onate/ Oñate (V, 30, c) alzamento/ alzamiento (V, 46, f ) atrevimento (V, 51, a) dira/ de ira (VI, 14, b) mal/ mar (VI, 5, c) testegos/ testigos (VII, 2, g) denunciaua/ denunciaba (VII, 3, c) oprobos/ oprobios (VII, 9, b) o campo/ Ocampo (VII, 21, f ) qaitándole/ quitándole (VII, 36, g) ezquierda/ izquierda (VIII, 8, a) patege/ pataje (VIII, 16, g) sollocando/ sollozando (IX, 20, e) ha certado/ acertado (IX, 41, a) chocuela/ chozuela (IX, 46, g) tormentss/ tormentos (X, I, c) surge/ surte (X, 12, b) sábajo/ sábalo (X, 26, h) peccado/ pecado (XI, 52, g) arepintio/ arrepintió (XI, 52, g)

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llega/ llegan (XII, 17, a) o viera/ hobiera (XII, 31, c) bosaje/ boscaje (XIII, 15, a) ebrio/ el río (XIII, 25, e) beguas/ beguaes (XIII, 30, a) Teseo/ Tereo (XIII, 37, e) de/ del (XIII, 48, g) mariña/ marina (XIV, 2, a) veciña/ vecina (XIV, 2, c) solos/ solo (XIV, 4, e) motines/ mohínes (XIV, 9, e) Xara hicejo/ Jaraicejo (XIV, 22, c) lo mano/ la mano (XIV, 26, a) este/ esto (XV, 9, h) levou/ llevó (XV, 26, d) hazla/ hacía (XV, 29, e) dando/ damos (XV, 39, f ) sua/ suya (XV, 46, b) está bur/ es tahúr (XVIII, 25, h) vidiendo/ urdiendo (XXI, 12, h) mensagreros/ mensajeros (XXIV, 48, f ) dona/ doña (XXII, 13, a) desebarate/ desbarate (XXVIII, título)

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ARGENTINA Y CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA CON OTROS ACAECIMIENTOS DE LOS REINOS DEL PERÚ, TUCUMÁN Y ESTADO DEL BRASIL, POR EL ARCEDIANO DON MARTÍN DEL BARCO CENTENERA Dirigida a don Cristóbal de Mora, marqués de Castel Rodrigo, virrey, gobernador y capitán general de Portugal por el rey Filipo III, nuestro señor1 Con licencia en Lisboa, por Pedro Crasbeek, 16022

La ilustración de la portada de la primera edición reproduce el escudo de armas del marqués de Castel Rodrigo, como dedicatario de la obra, lo que constituye una práctica común en la época (Cayuela, 63). 2 Pedro Crasbeek (Lovaina, 1552-Lisboa, 1632), o Craesbeeck. Tipógrafo e impresor, se formó en Amberes en el famoso taller de Plantin y Moretus. Fundó la más importante casa editora de Portugal de su tiempo. Entre otros importantes autores de la literatura portuguesa, publicaron con él Luis Vaz de Camoens y Fernão Mendes Pinto. El Inca Garcilaso publicó con Crasbeeck La Florida del Inca (1605) y sus Comentarios reales (1609). 1

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APPROVAÇAM. Vi este livro cujo titulo e Argentina y conquista del Rio de la Plata, composto pello arcediano don Martin del Barco Centenera, não tem cosa alguna contra nossa sancta Fe & bons costumes y guarda delles, antes cousas curiosas de aquelles reynos, & assi mesmo sou de parecer que he digno de se imprimir. Em. S. Domingos a 7 de Iulho 1601. Fra. Manoel Coelho.

Licença do Sancto Officio3 Vista informaçam podese imprimir este livro, & depois de impresso torne a este conselho pera se conferir como original, & se dar licença pera correr. En Lisboa 10 de Iulho 1601. Marcos Teixeira. Bertolomeu d’Afonseca. Ruy Piz da Veiga. Licença do ordinario Vi o livro intitulado Argentina, composto pelo arcediano don Martín del Barco, não tem nada contra o que he bons costumes, sua lição he de dar gosto a quem a ler. Podese imprimir. Em Lisboa 21 de Iul. de 1601. Simão Borges.

La licencia o aprobación de libros correspondía en Portugal a tres instancias, como aquí se comprueba: la Inquisición, el ordinario (o sea, el obispo correspondiente) y la Mesa do Paço, que vendría a ser el tribunal real (Cayuela, 17). Además, el original debía aprobarse y, una vez impreso, vuelto a revisar por el Santo Oficio. Es un caso diferente al de Castilla, cuya aprobación dependía del Consejo Real, aunque esto no era obstáculo para que, según los casos, la Inquisición pudiera impedir la circulación de un libro una vez aprobado, impreso y distribuido (Bouza, 149).

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Licença da mesa do Paço Podese imprimir vista a licença do sancto Officio, &y do Ordinario, & ser visto na mesa. Em Lisboa a 7 de agosto de mil seiscentos & hum. Pereyra. Damiaõ Daguiar. I Cabedo. Al marqués de Castel Rodrigo, virrey, gobernador y capitán general de Portugal, por el rey don Felipe III, Nuestro Señor, su humilde siervo y perpetuo capellán don Martín del Barco Centenera, arcediano del Río de la Plata Habiendo considerado y revuelto muchas veces en mi memoria el gran gusto que recibe el humano entendimiento con la lectura de los varios y diversos acaecimientos de cosas, que aun por su variedad es la naturaleza bella, y que aquellas amplísimas provincias del Río de la Plata estaban casi puestas en olvido, y su memoria sin razón obscurecida, procuré poner en escripto algo de lo que supe, entendí y vi en ellas, en veinticuatro años que en aquel nuevo orbe peregriné: lo primero, por no parecer al malo e inútil siervo que abscondió el talento recibido de su señor4; lo segundo, porque el mundo tenga entera noticia y verdadera relación del Río de la Plata, cuyas provincias son tan grandes, gentes tan belicosísimas, animales y fieras tan bravas, aves tan diferentes, víboras y serpientes que han tenido con hombres conflicto y pelea, peces de humana forma, y cosas tan exquisitas que dejan en éxtasi5 a los ánimos de los que con alguna atención las consideran. He escripto en verso aunque poco polido y menos limado, este trabajo y libro (a quien intitulo y nombro Argentina, tomando el nombre del subjecto principal que es el Río de la Plata) para que Vuestra Excelencia, si acaso pudiere tener algún rato como que hurtado a los necesarísimos y graves negocios de tan grande gobierno como sobre sus hombros tiene, pueda con más facilidad leerle, sin que le dé el disgusto y fastidio que de las largas y prolijas historias se suele recibir; heme dispuesto a le presentar y ofrecer a Vuestra Excelencia como propria suya pues, según derecho, los bienes del siervo son vistos ser del señor. Y así confío que puesto en la posesión del amparo de Vuestra Excelencia cobrara nuevo ser y perpetuo renombre mi trabajo, quería y pido a Dios se siga solo haber acertado a dar a Hace referencia a la parábola de los talentos, Mt. 25,14-30. éxtasi: éxtasis, forma común en la época (Aut.).

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Vuestra Excelencia algún pequeño contento con este mi paupérrimo servicio, lo cual será para mi muy aventajado premio, y crecerán en mí las alas de mi flaco y débil entendimiento para volar, aspirando siempre a cosas más altas y mayores enderezadas todas a su fin debido, que es el servicio de Dios, Su Majestad, y de Vuestra Excelencia a quien Dios nos guarde por largos y felicísimos tiempos, para el buen gobierno y amparo de este Reino, como yo siervo y perpetuo capellán de Vuestra Excelencia deseo. De Lisboa 10 de mayo de 1601. El arcediano don Martín del Barco Centenera.

El autor a su obra Argentina, de hoy más irás fiada6, que no te empecerá7 contraste alguno, que Dios te ha deparado el oportuno favor de quien serás calificada. La tierra donde tú fuiste engendrada y aquel profundo lago de Neptuno, por ti desterrará aquel importuno olvido de quien era sepultada. Y pues que a ti el gran Mora8 te ha admitido, por él terná9 Filipo cuenta della, de hoy más su valor será crecido. No temas, Argentina, ya de vella10 subjecta al infeliz y crudo olvido, mas antes reluciendo como estrella.

fiada: segura, verdadera, digna de confianza (Aut.). empecerá: empecer, dañar, ofender, causar perjuicio (Aut.). Mora: se refiere al marqués de Mora, virrey de Portugal, a quien dedica el libro. terná: tendrá. 10 vella: verla. 8 9 6 7

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Joan de Zumárraga Ybarguren en loor del autor y su obra Si está glorioso el Ebro por Orfeo11 y el Arno muy dichoso por Petrarca12, ¿qué gloria quien en este barco embarca dará al famoso Argento y qué trofeo? Barco, propicio Júpiter os veo, guía Neptuno al puerto vuestra barca, tal que a mal grado invidia, de honor parca, cubrís la frente con laurel febeo13. Las musas dan la palma, tierra y cielo, a vos, cisne gentil, flor extremeña, que vuestras alas tanto alzáis del suelo, cantando historia bella, paragüeña14, que parece Minerva canta en Delo15 y vos traéis de allá la muestra y seña.

Diego de Guzmán, vecino de Oropesa en el Perú, al autor Espíritu y altivo pensamiento de Apolo cuando estaba allá, en Parnaso, cercado de las nueve que en el vaso le daban del licor dulce, opulento16.

Ebro: río de Tracia. Orfeo: personaje mitológico hijo de Apolo y de la musa Calíope, oriundo de Tracia. Arno: río de Italia que recorre la región de la Toscana. Petrarca: Francesco Petrarca (1304-1374), poeta toscano que se crio en un pueblo a orillas del Arno y menciona al río en varias piezas de su Cancionero. 13 febeo: latinismo. Relativo al Sol o Febo. 14 paragüeña: primitivo gentilicio de Paraguay. 15 Minerva: diosa romana de la sabiduría, las artes y la estrategia militar. Delo o Delos es una isla de las Cícladas, en el mar Egeo, uno de los lugares más sagrados de la Grecia antigua. 16 las nueve: alusión al dios griego Apolo y a sus nueve musas. 11 12

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Sin duda te inspiró al famoso Argento para que le trajeses a este paso, que no fuera posible en otro caso hallar tan dulce lira y tan aliento. A vos digo, el muy docto Centenera, barco subtil, veloz, famoso, agible17, fácil, pesado, grave y elocuente. Dichoso el Argentino y su ribera, pues siendo hasta aquí casi increíble, le eternizáis de hoy más entre la gente.

El licenciado Pero Jiménez, vicario de Oropesa Ya del monte Helicón no hago caso, quien quisiere corona de poesía, ni beba de la fuente de Pegaso18, ni tome con las musas más porfía, ni sueñe en alta cumbre de Parnaso, ni siga sus caminos ni su vía, a Barco solo escoja por maestro, si quiere en poesía salir diestro. Sin vela y remo Barco navegando por el mar Argentino veloz era, por mis ojos le vi más que volando, que un águila de vista le perdiera. Si en él te flectas19 luego en embarcando, matalotaje20 haz de Centenera

agible: factible (Aut.). Pegaso: caballo alado de la mitología griega que pertenecía a Zeus. 19 flectas: fletar, alquilar un buque (F. Navarrete). 20 matalotaje: rancho, previsión de comida (F. Navarrete). 17 18

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y ansí sobrarte han metros galanos, sentencias y conceptos soberanos.

El bachiller Gamino Correa al autor y su obra Al monte de Parnaso y su obra, al tiempo que la bella matutina sus rutilantes rayos estendía, sintiendo que el aurora les es vecina, el coro virginal vi que venía con gozo celebrando la Argentina, y en entonando canto muy sonoro de las vírgines dice el casto coro: “Embarque en este barco quien quisiere en el monte Parnaso tener parte, que mientras este barco nos viviere no ternemos temor al fiero Marte, dulcísima Argentina, quien leyere tus versos, con razón podrá estimarte, que estilo tan suave y dulce verso no espere ya jamás el universo”.

Valeriano de Frías de Castillo, lusitano, al autor y su obra El Río de la Plata queda ufano por ver tan celebrada su memoria, pregunto: ¿cuál merece mayor gloria, el río o su poeta trujillano? Si va a decir verdad, yo, Valeriano de Frías de Castillo, la victoria daré a la Argentina, bella historia, y a su dueño de ingenio soberano.

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¡Venid musas, gozad del nuevo Apolo, Ninfas del rico Tejo21 con Diana22, dejad la antigua fuente cabalina, mirad que aqueste barco basta solo, que a la provincia, arriba, lusitana por empresa trayendo su Argentina!

Tejo: nombre portugués del río Tajo, que desemboca en Lisboa después de atravesar la parte central de la península de este a oeste. 22 Diana: diosa romana, protectora de la naturaleza y de la Luna. 21

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Canto I. En que se trata del origen de los chiriguanas o guaraníes, gente que come carne humana, y del descubrimiento de este río Del indio chiriguana1, encarnizado en carne humana, origen canto solo2. Por descubrir el ser tan olvidado del argentino reino, ¡Gran Apolo!,

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envíame del monte consagrado3 ayuda con que pueda aquí, sin dolo4, al mundo publicar en nueva historia de cosas admirables la memoria.

indio chiriguana: véase glosario. La oración inicial imita el muy conocido “Arma virumque cano” de la Eneida, frase modelo que siguen Ariosto, Tasso, Camoens, Ercilla, etc. Barco Centenera sigue la tradición clásica en la estructuración de su exordio. En los poemas homéricos los primeros se estructuraban en tres partes: la invocatio, la propositio, y la narratio. Virgilio introduce una variación en este orden, que continuarán los poemas del Renacimiento italiano y siguiendo este modelo, La Araucana de Ercilla y el de Barco Centenera, entre muchos otros: primero, la propositio; luego, la invocatio y, por último, la narratio (Goic). V. 2. solo: aquí Barco Centenera copia la rima de “solo” con la de “Apolo” que está presente en Laberinto de fortuna de Juan de Mena (vv. 42-43). 3 monte consagrado: se refiere al monte Helicón, en Beocia, que según la tradición clásica estaba consagrado a Apolo y las musas. Invocación tópica a las musas (véase Curtius, 324-348). 4 dolo: engaño.

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Mas, ¿qué digo de Apolo? Dios eterno, a Vos solo favor pido y demando, que mal le puede dar en el infierno el que continuo fuego está penando5. Haré con vuestra ayuda este cuaderno del argentino reino, recontando diversas aventuras y estrañezas, prodigios, hambres, guerras y proezas. Tratar tengo también de sucedidos y estraños casos que iba yo notando.

De vista muchos son; otros, oídos, que vine a descubrir yo preguntando. De personas me fueron referidos a quien6 comunicaba, conversando de cosas admirables cobdicioso, saber por escribirlas deseoso. Perú, de fama eterna y extendida, por sus ricos metales por el mundo; la Potosí7 imperial ennoblecida por tener aquel cerro tan rotundo8;

La rectificación de la invocación a las deidades paganas por el Dios cristiano es una variante del topos clásico que se remonta a los poetas épicos cristianos de la baja latinidad (Juvenco) y se halla en otros autores como Paulino de Nola, Prudencio, san Jerónimo, etc. (Curtius, 333-334). En la tradición castellana, Manrique, en sus coplas, escribe: “Dexo las invocaciones/de los famosos poetas/y oradores;/non curo de sus ficciones,/que traen yerbas secretas/sus sabores./Aquél solo m’encomiendo,/Aquél sólo invoco yo/de verdad,/que en este mundo viviendo,/el mundo non conoció su deidad” (Manrique, 116-117). Otros ejemplos, en Quevedo, en su Poema heroico a Cristo resucitado (véase Galván, 93-94) y en La Austríada de Juan Rufo: “No invocaré las musas, ni son parte/ para darme socorro en la historia,/ ni llegaré a pedir favor a Marte/ ni a Apolo que enderece mi memoria (…) Dexando, pues, la bárbara doctrina, invoco de las causas la primera:/ eterna Majestad, que es una y trina” (Rufo, 108). 6 quien: quienes, ya que se refiere a “personas”. El pronombre relativo quien, etimológicamente invariable por proceder del lat. quem, solo empezó a tomar forma distintiva para el plural en el siglo xvi. La forma quienes, de todas maneras, era considerada poco elegante (Lapesa, 397-398). 7 Potosí: Potosí se encuentra en las faldas del Sumaj Orko (Cerro Rico), en la cordillera oriental de los Andes, a 4070 metros de altura. Fue fundada como villa en 1561. La gran extracción de plata trajo como consecuencia el crecimiento exponencial de la ciudad y sus alrededores. El metal originario de esta región le dio el nombre a la actual ciudad de Sucre (entre 1538 y 1776, cuando fue parte del Virreinato del Perú) y al estuario de la Plata. La fama de riqueza acuñó el sintagma de la fraseología española “valer un Potosí”. 8 rotundo: latinismo de “redondo”. *Cosa es muy sabida es en todo la riqueza del Perú y del famoso cerro del Potosí, que es a la manera de un montón de trigo mirándole de lejos, y es grima mirar en él los socavones que se han hecho para desentrañalle y sacalle la riqueza de metales que tiene dentro de sí.* El autor incluyó notas a su propio texto, una práctica menos infrecuente de lo que pudiera pensarse en la poesía épica contemporánea. A través de ellas se suelen glosar los acontecimientos con alguna cita latina o bíblica, o bien con algún refrán. Es una práctica que delata la doble tradición, culta y popular, sobre la que se sostiene el archivo cultural del poeta. A fin de distinguir las notas a pie escritas por Barco Centenera de las de nuestra propia edición, se demarcan las primeras con un asterisco (*) y se transcriben enteramente en letra cursiva. Grima: ‘disgusto’. 5

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Fig. 2. El marqués de Moura, virrey de Portugal, a quien está dedicado el libro.

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la tucumana tierra9 bastecida10 de cosas de comer, con el jocundo11 estado del Brasil, darán subjeto a mi pluma que escriba. Yo prometo que aunque es en esta obra el fundamento primero y principal, Río de la Plata, y así es primero su descubrimiento, con todo no será mi pluma ingrata que aquí pintará al vivo lo que siento del nuevo orbe al marqués Mora12; y si trata contrario a la verdad, yo sea borrado de su libro, y a olvido condenado.

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También diré de aquel duro flagelo que Dios al mundo dio por su pecado: el Draque13, que cubrió con crudo duelo14 al un polo y al otro en sumo grado. Trataré de castigos que del cielo parece nuestro Dios nos ha enviado: temblores, terremotos y señales que bien pueden juzgarse por finales. En todo hallará bien si lo quisiere a su gusto el lector, gusto sabroso. Y guste lo que más gusto tuviere, y deje lo sin gusto y desgustoso, hará al fin lo que más gusto le diere, que esto del escribir es venturoso.

tucumana tierra: Tucumán es una de las veintitrés provincias argentinas actuales. La fundación de la ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión data de 1565, en el sitio de Ibatí, aunque luego fue traslada a orillas del río Salí en 1685. La topografía de la zona consiste en valles muy fértiles y selvas, lo que explica que sea un sitio de abastecimiento como menciona el poeta. Por otro lado, la tierra tucumana albergó ocho postas del Camino Real o Paso del Rey que comunicaba las sierras del Alto Perú con el puerto de Buenos Aires. 10 *Tucumán es una provincia abundante de comida; Chile es la más parte floresta y jardín, tiene oro y, en particular, Santiago de Chile, es tierra de mucha recreación.* 11 jocundo: Alegre, festivo, apacible, chancero (Aut.). Es común el uso de latinismos como este en el poema, lo que le da un registro elevado al texto. Centenera lo combina con el registro coloquial de los dichos y refranes. 12 marqués Mora: Cristóvão de Moura e Távora (1538-1613), también conocido como Cristóbal de Moura (o Mora), gentilhombre portugués de gran influencia en la corte de Felipe II. Formó parte del Consejo de Portugal y, durante el reinado de Felipe III, fue nombrado marqués de Castel Rodrigo y luego, virrey de Portugal. A él va dedicado el poema. 13 En princeps: “el Draque cubrió con crudo duelo”. Probable errata, ya que el verso es decasílabo. De Ángelis lo advierte y añade la conjunción “que”, de modo que la frase, además, adquiere sentido. El Draque: sir Francis Drake (c. 15431596), corsario inglés que dirigió diversas expediciones contra los intereses españoles en las Indias y derrotó a la Armada Invencible en 1588. Fue la segunda persona en circunnavegar el mundo, después de la expedición de Magallanes y Elcano. Es protagonista del canto XXII. 14 *El capitán Francisco Draque haber sido azote de Dios en el mar del Norte, y en el del Sur, pues saliendo de Inglaterra debajo de este polo ártico, y pasando el estrecho, hizo tanto daño debajo del polo antártico.* 9

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En nombre de Jesús comienzo agora, y de la Virgen pura, emperadora15. Después del gran castigo y gran justicia que hizo nuestro Dios omnipotente por ver cómo crecía la malicia del hombre que compuso sabiamente, habiendo recebido la propicia señal del amistad, Noé prudente16, de Jafet, su hijo suyo así llamado, Túbal nació, valiente y esforzado17.

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Aqueste fue el primero que en España pobló18; pero después, viniendo gentes con la de aqueste Túbal y otra extraña más, del mesmo Noé remanecientes19, España se pobló, y tanta saña creció entre unos hombres muy valientes, tupís, que por costumbre muy tirana, tomaron a comer de carne humana.20 Creciendo en multitud por esta tierra, Extremadura bella, aquesta gente de tan bestial designo y suerte perra21 por atajar tal mal de incontinente22,

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emperadora: Cristóbal de Castillejo en su “Himno mariano” (1577) se refiere con este término a la advocación Stella Maris, patrona de los navegantes: “Ave, Estrella de la mar,/ Madre de Dios criadora,/ pero Virgen de contino,/ dichosa puerta y camino/ del cielo, y emperadora” (Castillejo, 297). 16 Noé prudente: personaje bíblico que fue considerado recto a los ojos de Dios y se salvó del diluvio, junto a su mujer y sus hijos: Sem, Cam y Jafet. En la tradición occidental, gracias a la descendencia de Noé, se repobló la Tierra. Véase Génesis, 6-10. 17 *Notoria cosa es a los que tienen lumbre de fe, el Diluvio, y cómo Noé hizo el arca en que se puso a los suyos y cómo, habiendo cesado el Diluvio, le dijo Dios: “Signum pounam inter me et te” (“una señal pondré entre tú y yo”), que fue el arco iris, “signum federis” (signo de fe) y, como tal, Túbal, hijo de Japhet y nieto de Noé, pobló primero en España, de adonde los portugueses dicen llamarse Setúbal, cuasi “sedis Túbal” (sede de Túbal), una villa en Portugal*. Túbal: según san Isidoro de Sevilla, descendiente de Noé y fundador de España. Esta creencia estaba muy asentada en el humanismo español contemporáneo. “Fue el primero que vino a Hespaña, entre los hebreos, afirma Flavio Josefo; entre los chaldeos, Beroso; de los latinos, S. Hyerónmimo y Eusebio […] Entonces se comenzó a poblar esta nuestra Hespaña y quedó bien gobernada de Túbal y se dijeron de él muchas cibdades” (Mal Lara, 2013). 18 pobló: fundó una población. 19 remaneciente: sobrante de alguna cosa (Aut.). 20 tomaron a comer: la expresión “tomar a + infinitivo”, se registra en la época. Comp. “Y como el valor del cruel enemigo es tanto, ninguno del reino ha querido tomar a defender mi causa” (Pedro de la Sierra, 1580. En CORDE). 21 designo: designio. Uso común en la época. “El fin que para esto el capitán tuvo juntamente con los que él debió de comunicar este designo, fue porque con la fama de esta grande armada las naos inglesas se fuesen” (García de Silva y Figueroa, 1618. En CORDE). 22 incontinente: pronto. 15

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hicieron los ricinos grande guerra23 contra aquestos caribes24 fuertemente; en tiempo que no estaba edificada la torre de Mambrós tan afamada25. Ni menos el alcázar trujillano, en que vive la gente trujillana, ni la puente hermosa que el romano en Mérida nos puso al Guadiana26, ni había comenzado el lusitano, que habita en la provincia comarcana…27

empero había ricinos en la tierra, muy fuertes y valientes para guerra. Aquestos son nombrados trujillanos, que el pueblo Castrum Julii fue llamado28, que, cuando le poblaron los romanos, el nombre de su César le fue dado. Frontero de estas tierras los profanos de aquel designo pérfido, malvado, caribes inhumanos habitaban, y toda la comarca maltrataban.

*Ricinos en la comarca de Trujillo vivían en tiendas.* Ricinos: habitantes legendarios de Trujillo. En Una década de césares (1539), fray Antonio de Guevara escribe: “Entre los mirmidones, que son los de Mérida, y entre los ricinos, que son los de Trusillo, se levantó en aquel tiempo una no pequeña guerra sobre los pastos de Guadiana” (364). La existencia de este pueblo originario de la zona de Trujillo, de donde es el autor del poema, es ya cuestionada por el bachiller Pedro de Rúa junto a otros aspectos. Son famosas sus denuncias sobre la falta de veracidad en las crónicas de Guevara. De Rúa le escribe al obispo tres cartas en las que señala cada error encontrado según lo cotejado con varios letrados. En la última misiva, luego de que don Antonio de Guevara le respondiera lacónicamente, De Rúa elige la ironía para expresar el desaire, y sobre el tema de los ricinos y mirmidones dice: “Los mirmidones, pueblos son en Tesalia, que según las fábulas, en tiempo de Céfalo, de hormigas se hicieron hombres. Los ricinos, garrapatas son de perros, y no pueblos en España; pero eso pídanselo a vuestra Señoría los de Mérida y los de Trujillo, que los hace a unos hormigas y a otros garra patas” (Epistolario español, 250). 24 caribes: “El hombre sangriento y cruel, que se enfurece contra otros, sin tener lástima, ni compasión. Es tomada la metáfora de unos Indios de la Provincia de Caribana en las Indias, donde todos se alimentaban de carne humana” (Aut.). 25 *La torre de Mambrós, Plasencia.* Mambrós: Ambroz, antiguo nombre de Plasencia (provincia de Cáceres), antes de que fuera conquistada por Alfonso VIII (1178) y se erigiese una potente torre y después un alcázar para su defensa. El alcázar fue símbolo de la ciudad hasta que fue derruido en 1937. 26 *Mérida, que en las Españas otro tiempo fuiste Roma*. Emerita Augusta, la actual Mérida, fue una de las principales ciudades del Imperio Romano y es aún famosa por sus ruinas. Guadiana: río que atraviesa Mérida y que delimita las fronteras de Portugal y España hasta desembocar en el Atlántico. 27 *Portugal, id est portus gallicus.* 28 *Castrum Iulii, a Julio César fue dicho Trujillo y, según otros, a Juliano.* Castrum Juliium: nombre latino de la ciudad de Trujillo. Según se explica dos versos más abajo, su nombre procede de Julio César. 23

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Corriendo las riberas del gran Tajo29, y a veces por las sierras de Altamira30, ponían en angustia y en trabajo la gente, con su rabia cruda y dira31. No dejan cosa viva que, de cuajo, cuanto puede el caribe roba y tira; a cuál quitan el hijo y los haberes, y a otros, proprias vidas y mujeres.

Expulsos de la tierra, fabricaron las barcas y bateles34 que pudieron y apriesa muchos de estos se embarcaron, y al viento, sin agujas, velas dieron35. A las furiosas aguas se entregaron, y así de Extremadura se salieron; y a las islas, que dicen Fortunadas36, aportan37 con sus barcas destrozadas.

Visto por los ricinos trujillanos, con ánimo invencible, belicoso, contra aquellos caribes inhumanos formaron campo grande y poderoso. Venido este negocio ya a las manos, de entrambas partes fue muy sanguinoso32; mas, siendo los caribes de vencida, las reliquias33 se ponen en huida.

Platón escribe y dice que solía el Mar del Norte, Atlántico llamado, ser islas lo más de él, y se extendía la tierra desde España en grande grado38. Y que en tiempos pasados se venía por tierra mucha gente; y se han llamado las islas Fortunadas que quedaron, cuando otras del Mar Norte se anegaron39.

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Tajo: el río más extenso de la península ibérica. La recorre de este a oeste atravesándola por su parte central y desemboca al mar en Lisboa. 30 *Estas sierras de Altamira según algunos son las sierras de Magacela, y según otros, la de Santa Cruz, a tres leguas de Trujillo.* 31 dira: latinismo, de dirus-a-um, “temible, espantoso, siniestro”. 32 sanguinoso: sinónimo de sangriento (latinismo). 33 reliquias: “residuo que queda de un todo” (DRAE). 34 bateles: barcas. 35 sin agujas: sin brújula. Aguja de marear o aguja de brújula: “barreta de acero tocada a la piedra imán que puesta en equilibrio en una púa se vuelve siempre hacia el norte y colocada en el centro de la rosa náutica sirve de gobierno a los navegantes para dirigir su rumbo” (Fernández Navarrete). 36 *Cosa común es cuando rompió el mar Atlántico quedaron las islas de Canaria y Cabo Verde, y así son hoy en día ellas, y llamadas Fortunadas, hoc est quasi felices y dichosas. En tiempo del Rey Gerión, a quien venció y mató Osiris, que fue el famoso Hércules, antes de la famosa seca de España, que fue mil años antes de nacer Cristo, se poblaron estas islas.* Fortunadas: islas Afortunadas. Según la mitología clásica, el lugar donde iban las almas después de la muerte. Se han ubicado espacialmente en el archipiélago de Macaronesia (islas Azores y Canarias, entre otras). 37 aportan: llegan a puerto. 38 Atlántida es la isla mítica mencionada por Platón en sus diálogos Timeo y Critias. 39 *Navegando por la mar del Norte se han visto debajo de agua vestigios de edificios antiguos.* 29

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Y así a muchos pilotos he yo oído, que han visto navegando las señales y muestras de edificios que han habido (cosas son todas estas naturales que bien pueden haber acontecido) por donde los tupís descomunales irían fácilmente a aquellas partes, buscando para ello maña y artes40. Llegando, pues, allí ya reformadas sus barcas y bateles, con gran pío41, tornáronse a entregar a las hinchadas ondas del bravo mar a su albedrío.

Las barcas iban rotas, destrozadas, cuando tomaron tierra en Cabo Frío42, que es tierra del Brasil, yendo derecho al Río de la Plata y al Estrecho43. Comienzan a poblar toda la tierra. Entre ellos dos hermanos han venido, mas presto se comienzan a dar guerra que sobre un papagayo ha sucedido. Dejando el uno al otro se destierra del Brasil, y a los llanos se ha salido. Aquel que queda ya, Tupí se llama; estotro, Guaraní, de grande fama44.

*Pedro de Medina en el libro de Grandezas y cosas memorables de España, cap. 34.* Las teorías del poblamiento de América por descendientes de Noé y por las tribus perdidas de Israel tuvieron mucho éxito entre los humanistas europeos desde el siglo xvi (Mann 2006). Estas ideas están basadas en el pasaje del libro 4 de Esdras donde se relata que diez de las doce tribus de Israel migraron a una tierra lejana y desconocida llamada Azereth a la que llegaron caminando por tierra, ya que Dios había secado las aguas a tal efecto. El libro fue una fuente muy consultada durante el descubrimiento de América para fundamentar el origen de los indígenas, ya que la existencia de seres humanos que no fueran descendientes de Adán suponía un conflicto antropológico. El manuscrito del doctor Roldán (Sevilla, 1540) es la primera referencia hispánica sobre el origen judío de los americanos basado en 4 Esdras; en América, el mestizo Diego Durán fue el primero en introducirlo en una historia del continente, pero también hizo referencia a esta creencia Bartolomé de Las Casas. Otros textos europeos (como la Cronografía de Genebrard) dan cuenta de lo extendido que estaba este concepto. Sin embargo, José de Acosta, en su Historia natural y moral de las Indias, publicada en 1590, sugiere que esta genealogía no es posible y ensaya una explicación de migraciones asiáticas de origen no judío (Schmidt 1988; García Martínez 2011). En estos versos, la explicación de las tierras descubiertas y cubiertas por las aguas aparece, como señala en nota de Centenera, en el libro de Pedro de Medina. 41 con gran pío: ‘deseo vivo de una cosa’. “Todos se holgaban de oíllo, y todos creían y esperaban lo mismo, porque todos estaban con aquel pío de ser ricos y no // era de todos más de un fin, que era [el de] su grande cudicia” (Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, 1561. En CORDE); “que su pío no sea sólo de oro, sino de bien de las almas” (Anónimo, Historia del descubrimiento de las tierras australes hecho por el general Pedro Fernández de Quirós, 1609. En CORDE). 42 Cabo Frío: playa de la península de Búzios, Brasil. 43 Estrecho: de Magallanes, es un paso marítimo del extremo sur de Sudamérica, entre la Patagonia y la Isla Grande de Tierra del Fuego. Fernando de Magallanes lo descubrió en 1520. 44 *Las dos cabezas que salieron de España eran hermanos, Tupi y Guarani. Eran casados. La mujer de uno pidió a la del otro un papagayo, y no dándosele, hubo pasión entre los dos hermanos.* Las versiones populares suelen mezclar el mito de 40

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Tupí era el mayor y más valiente, y al Guaraní, menor, dice que vaya con todos sus soldados y su gente, y que él se quedara allí en la playa. Con la gente que tiene encontinente el Guaraní se parte y no desmaya, que, habiendo con su gente ya partido, la tierra adentro y sierras ha subido. Pues estos dos hermanos divididos, la lengua guaraní han retenido, y muchos que con ellos son venidos en partes diferentes se han partido. Han sido en los lenguajes discernidos45, que en cosa el uno al otro ha parecido46.

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También, sin estos, otros aportaron, que por otro viaje allá pasaron: Mahomas47, epuaes y calchines, timbúes, querandíes y beguaes, agaces, y nogoes, y sanasines, maures, tecos, sansones, mogoznaes. El Paraná abajo, y a los fines habitan los malditos charuaes48, naúes y mepenes, chiloazas; a pesca todos son dados, y cazas. Los nuestros guaranís, como señores, a tierra cuasi toda señoreando, por todo el Paraná y sus rededores

Tupí y Guaraní con el ciclo cosmológico de los gemelos, del cual hay un amplio registro en las culturas guaraníticas (Metraux). Sin embargo, el relato no tiene relación con el ciclo de los gemelos en la cultura tupí-guaraní, ya que estos mitos y sus variantes son siempre cosmogónicos y responden, con diferentes nombres, al origen de los jaguares y a los mitos sobre el Sol y la Luna La versión de la leyenda que registra aquí Centenera se encuentra recogida por el folclorista Girala Yampey (113), pero como ya dice Groussac en nota al pie del texto de Pedro Guevara sobre la Historia del Tucumán, Paraguay y Río de la Plata, “el fondo de la leyenda no parece indígena, sino elaborado con reminiscencias bíblicas” (Groussac, 16). El editor argentino cita a otras fuentes que hablan de esta leyenda, como Lozano y su historia, y la Relación de Misiones de Alvear y fray Vicente Salvador en su Historia do Brasil (que a su vez cita como fuente la Miscelánea Austral de Diego Dávalos y Figueroa, texto en el que, de todos modos, no se halla la leyenda). En todos estos casos también se menciona que la leyenda tiene origen en Perú. Estas fuentes son posteriores al texto de Centenera. Seguramente haya un origen indígena (porque todos los textos hacen referencia a un origen oral), pero consideramos que hay una estructura de la historia que podría tener origen en el ciclo de la Tebaida, que sigue la leyenda de los hermanos enfrentados y la alternancia en el poder de Eteocles y Polinices. Con todo, a pesar de las referencias al origen peruano de la historia, probablemente este sea el primer relato en español sobre los hermanos Tupí y Guaraní. Kim Beauchesne señala que la invención hispánica de Centenera sirve a la exaltación de los orígenes del pueblo guaraní (122). 45 discernidos: diferenciados. 46 en cosa: en nada (Aut.). “Que en cosa el uno al otro ha aparecido” es que no se parecen en nada. 47 Mahomas: para esta denominación y el resto de las tribus nombradas en la estrofa, véase el glosario. 48 charuases: o charuahas; el poema fluctúa entre estas dos denominaciones para referirse a los charrúas. Véase el glosario.

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andaban crudamente conquistando. Los brutos animales moradores del Paraguay sujetan a su mando. Poblaron mucha parte de esta tierra, con fin de dar al mundo todo guerra.

(y así lo hace hoy do no hay la rienda que le tenemos puesta), y conquistaba sin pretender otro oro ni hacienda55, mas que hacerse vivas sepulturas de símiles y humanas criaturas.

Poblando y conquistando se han llegado muy cerca del Perú sus cordilleras, a cuyo pie ya tienen debelado49 el río Pilcomayo y sus riberas50. En luengo51 de la sierra han sujetado a gentes muy valientes y guerreras del río Condurillo52 y Iusuig53, y del grande y famoso Guapaig54.

Que si mirar aquesto bien queremos, “caribe” dice y suena a sepultura de carne; que en latín caro sabemos que carne significa en la letura. Y en lengua guaraní decir podemos “ibi”, que significa compostura de tierra, do se encierra humana56; caribe es esta gente tan tirana.

La rabia caribina les forzaba a no cesar jamás de su contienda, que el guaraní en la guerra se hartaba

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Teniendo, pues, la gente conquistada, en mil parajes se poblaron muy derecho. El guaraní con ansia acelerada

debelado: del verbo debelar, someter, vencer con las armas al enemigo. *Este río Pilcomayo corre de la provincia de los Charcas, y entra cuatro leguas de la Asunción en el Paraguay y toma nombre de Araguayg. El río Guapayg pasa doce leguas de Chuquisaca (quiere decir “bebo todas las aguas”). Llámese en Chuquisaca, el río Grande.* El río actualmente sirve de límite natural entre los estados de Bolivia, Argentina y Paraguay. 51 En luengo: adverbio en desuso que significa “de largo a largo” (DRAE). 52 Condurillo: actual río Parapetí. Nace en los Andes y atraviesa la zona del Chaco boliviano. 53 Iusuig: probablemente se refiera a los bañados del Isoso, donde desemboca el río Parapetí o Condurillo. La primera vez que aparece escrito este topónimo es en 1585 en un testimonio de Juan de Heredia donde aparece como Içoço (Combés 15). 54 Guapaig: el río Guapay o río Grande es un afluente amazónico en territorio boliviano. Discurre en dirección noreste y forma el límite natural entre los actuales departamentos de Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz. 55 En la princeps: “Siempre tender otro oro ni hacienda”. Pedro de Ángelis introduce esta solución, que después adopta Tieffemberg, y que nosotros tomamos como buena porque es coherente con el sentido del texto. 56 Barco Centenera se refiere a la etimología de “humano”: del latín humanus, cuya primera partícula es humus (tierra), en relación a la conformación del primer hombre en diversas tradiciones. Para la etimología como forma de pensamiento desde la Edad Media, véase Curtius. 49 50

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a los Charcas57 camina muy derecho. La cordillera y sierra es endiablada; parece le será de gran provecho parar aquí, y hacer asiento y alto con fin de allí al Perú hacer asalto. Muy largos tiempos y años se gastaron y muchos descendientes sucedieron desde que los dos hermanos se apartaron. De Tupí en el Brasil prevalecieron58 tupíes, y destotros que pasaron, guaraníes se nombran, y así fueron59 guerreros siempre aquestos en la tierra, que el nombre suena tanto como guerra. Aquestos guaraníes se han mestizado y envuelto con mil gentes diferentes, y el nombre guaraní han renunciado, tomando otro por casos y acidentes60. Allá en las cordilleras, mal pecado61, chiriguanaes se dicen estas gentes;

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que por la poca ropa que tenían de frío muchos de ellos perecían. La costa del Brasil es muy caliente, y el Paraguay y toda aquella tierra. Camina aquesta gente del oriente, y para en las montañas y la sierra; caminando derechos al poniente, haciéndoles el frío cruda guerra; que mal puede el desnudo en desafío entrar y combatirse con el frío.

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Llegaron, pues, al fin a aquel paraje do el frío les hizo guerra muy sobrada62, y frío “chiri” suena en el lenguaje del inga63, que es la lengua más usada; “guana” es escarmiento de tal traje. Aquesta gente iba mal parada, que del frío tomaron escarmiento de a do “chiriguana” es su cognomento64.

los Charcas: Se refiere al Señorío de los Charcas. Se llamó así a la región del sur de la actual Bolivia. El pueblo charca fue una etnia indígena que habitó la región del actual departamento de Chuquisaca, en Bolivia. 58 prevalecieron: prevalecer, tener superioridad o ventaja sobre otros (Aut.). 59 *Guaraní significa una mosca muy importuna que hay en aquella tierra a la manera del tábano, que chupa la sangre. Y por serles tan importuna la guerra a los indios, los llaman del nombre de la mosca.* 60 acidentes: accidentes. Uso común. 61 mal pecado: “Por mal de mis pecados” frase equivalente a “por mis pecados”; por desgracia, por desdicha (DRAE). 62 sobrada: abundante. 63 inga: inca. 64 *El gran Capainga, que significa solo señor, les puso este nombre a los guaraníes, diciendo que gente desnuda y que venía de hacia donde nace el Sol, que es tierra caliente para aquellas partes y cordilleras, que es tierra fría, que el Sol –que es “chiri”– les escarmentaría –que es “guana”–, de a donde dijo Chiriguana, como que diciendo “dejaldos que el frío les hará parar, les escarmentará”.* Cognomento: el sobrenombre que adquiere una persona por haber ejecutado alguna 57

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En este tiempo ya habían venido por otra parte y vía al Perú gentes; por ser tan exquisitos, no he querido sus nombres referir tan diferentes. En una lengua muchos se han unido, que es quichua, y los hidalgos y valientes de aqueste nombre, Inga, se han jactado, y a todos los demás han sujetado.

El corazón pedía la venganza67 de sus pasados padres, que habían sido de la tierra extremeña a espada y lanza expulsos, como arriba habéis oído. Mas viendo de Pizarro la pujanza, temieron de pasar; y así han tenido por seguros los montes despoblados, sin ser a humanos hombres sujetados.

Estando de esta suerte apoderados los ingas, los Pizarros65 allegaron. Y siendo del Perú bien entrados, la tierra en breve tiempo conquistaron. Los guaranís sus dientes acerados alegres con tal nueva aparejaron, pensando de hinchir66 sus dientes fieros de la sangre de aquellos caballeros.

De allí hacen hazañas espantosas, asaltos, hurtos, robos y rapiñas, contra generaciones belicosas que están alrededor circunvecinas. En sus casas están muy temerosas, como unas humillísimas68 gallinas, con sobrado temor noche y mañana, temiendo de que venga el chiriguana.

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acción (Aut.). La etimología que el autor incluye en estos versos es curiosa. Para empezar, en nota, el mismo Centenera ensaya otro significado: chiri, dice, es “Sol”. De todos modos, la etimología más aceptada de chiri es frío. Por otro lado, wañu se traduce como “estiércol”. De ahí viene el término “guano”, que se utiliza para hablar del excremento de un animal en la región meridional de Sudamérica (DRAE). Martínez Sarasola sostiene que la traducción más aceptada de este nombre despectivo es “estiércol frío” (Martínez Sarasola, 76). 65 los Pizarro: Francisco (1476-1541), Hernando (1502-1578), Gonzalo (1506-1548) y Juan (1511-1536) Pizarro fueron exploradores y conquistadores españoles del Perú. 66 hinchir: henchir. 67 *Muy trillada cosa es que el descubrimiento del Perú, y lo que los Pizarros hicieron, dice pues que el corazón pedía la venganza, id est, que los chiriguanaes, movidos de mal distinto, como que adevinando que los Pizarros eran procreados en aquella tierra Extremadura, de adonde sus antepasados habían sido echados, se alegraban para hacer el trueco que entre ellos, dice en matando a quien mató cosa mía, pero fue tanta la fama de los Pizarros entre los Indios que aun los chiriguanaes sin experimentar su valor los temieron, y así cesaron por aquel tiempo de su conquista que llevaban y pararon en las cordilleras de Chuquisaca, de donde hoy, primero de octubre de 1592, aun hace daño y matan los que van a Santa Cruz de la Sierra.* Nótese cómo Centenera explica el origen de los Pizarro, y el de los chiriguanos sería el mismo, ya que los hermanos Tupi y Guaraní venían de Extremadura, como cuenta más arriba (octavas 15-20). 68 humillísimas: muy humildes.

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Usan embustes, fraudes y marañas69, también tienen esfuerzo y osadía, y así suelen hacer grandes hazañas, que arguyen gran valor y valentía. A aquestos vi hacer cosas estrañas en tiempo que yo entre ellos residía; y el que no me quisiere a mí escuchallo, al de Toledo70 vaya a preguntallo71. Dejemos esto agora; navegando Magallanes72 también vino derecho, la costa del Brasil atrás dejando, en busca fue y demanda del Estrecho.

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Salió, del Mar del Sur atravesando 73, y hállase contento y satisfecho, y al mundo da una vuelta con victoria, ganando en este caso fama y gloria. Después, a los quinientos y trece años, contados sobre mil del nacimiento de Aquel que padeció por nuestros daños, Joan Díaz de Solís74 dio vela al viento; al Paraná aportó, do los engaños del timbú le causaron finamiento en un pequeño río de gran fama, que a causa suya “de Traición” se llama75.

marañas: enredo, confusión (Aut.). Toledo: Francisco de Toledo (1515-1582) fue el quinto virrey del Perú. Gobernó durante once años, organizó el virreinato y ejecutó al último Inca, Túpac Amaru. Se enfrentó sin éxito a los indios chiriguanas (de ahí la ironía con que se refiere a él como interlocutor válido para los chiriguanas). Es un personaje recurrente del poema desde el canto XVI al XXII. 71 *Usan los chiriguanaes muchos embustes en la guerra, son grandísimos traidores en la paz, son de suyo animosos, crueles y vengativos. Dice que les vido hacer cosas extrañas, así en la guerra como tratando entre ellos, y que quien no le quisiere escuchar vaya a preguntallo al Toledo idem al virrey don Francisco de Toledo, hermano del conde de Oropesa, que gastó en los ir a conquistar ochocientos mil ducados de la caja, sin gran número de dinero de particulares, y salió de la cordillera perdido.* 72 *Magallanes, por quien tomó el nombre del Estrecho y lo retorna hasta el fin, descubrió aquel Estrecho. Llevaba en su compañía a un Joan Díaz de Solís, el cual de vuelto pedió al emperador don Carlos, señor nuestro, la conquista del Río de la Plata y dándosela, fue con armada al Río de la Plata, llamado Paraná. Entró y subiendo y atravesando un riachuelo, lo mataron los indios a traición en aquel río que hoy se llama río de la Traición; este puso nombre al Paraná, Río de la Plata, porque al tiempo que le descubrió, halló en él indios con planchas y corona de plata*. Díaz de Solís jamás estuvo en la expedición de Magallanes. Barco Centenera confunde los episodios y hace posterior la expedición de Solís al Río de la Plata (1516) cuando en realidad es anterior a la circunnavegación de Magallanes y Elcano (1519-1522). 73 Mar del Sur: océano Pacífico. 74 Joan Díaz de Solís (1470-1516): también conocido como Juan, navegante español y descubridor del Río de la Plata. Murió durante un ataque de los charrúas en las costas orientales del río. 75 Río de la Traición: no es Juan Díaz de Solís quien nombra así a un río, sino Sebastián Caboto o Gaboto. En principio, Gaboto llamó así a un afluente del Paraná (aunque él creía que era del río Paraguay) debido a que el sobreviviente de la expedición de Solís, Francisco del Puerto, a quien encontró, permaneció con el grupo de aborígenes que atacaron a su tripulación. 69 70

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Por piloto mayor de Magallanes al Estrecho venido aqueste había; no harto de pasar penas y afanes, la conquista a don Carlos le pedía. Entró el río arriba con desmanes76, hasta que ya el postrero le venía77, en que su alma del cuerpo se desata, poniendo al Paraná nombre de Plata. No creo fue sin causa de secreto, y señal de misterio y buen agüero78, aunque es así que todo está sujeto al divino juicio verdadero79. Y aunque usó este nombre por respeto,

que vido cierta plata allí primero, yo entiendo que ha de haber grande tesoro algún tiempo de plata allí, y de oro.

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La muerte pues de aqueste ya sabida, el gran Carlos envía al buen Gaboto80 con una flota al gusto proveída, como hombre que lo entiende y que es piloto. Entró en el Paraná y, ya sabida la más fuerza del río, ha sido roto del Guaraní; dejando fabricada la torre de Gaboto81 bien nombrada.

desmanes: desorden, desconcierto (Aut.). Aquí el poeta elide “día” luego de “postrero”. 78 *Dice que no fue sin causa de buen agüero, porque se hallan grandes muestras el día de hoy de oro y plata, y el autor las ha visto y trajo a estos reinos de Castilla. Y la causa de no haberle beneficiado los metales han sido los gobernadores, porque desean perpetuarse en sus gobiernos en vida, y saben que habiendo plata han de ser visitados con audiencias y acabar su señorío. Que es mayor que se puede decir cómo en tierras apartadas del rey y señor propio, adonde primero que llegan las quejas son acabados los agraviados, y se quedan sin castigo los agraviantes*. 79 De Ángelis agrega “alto” para corregir la métrica del verso. Hemos elegido dejarlo con diez sílabas, como está en la princeps. 80 *Sebastián de Gaboto era también piloto. Pidió la conquista, diósela el emperador, nuestro señor, fue al Río de la Plata, subió ochenta leguas por cima de Buenos Aires, y edificó una fortaleza cuyas tapias están hoy en pie. Y habiendo dejado su armada en S. Salvador, fue muerto por indios guaraníes. Su gente se volvió a España*. Gaboto o Sebastiano Caboto (1484-1557) fue un navegante y explorador veneciano que llegó a las costas del Río de la Plata en 1527 en busca de oro y plata. Fundó la primera población en el actual territorio argentino, a orillas del río Carcarañá, en Santa Fe. No fue muerto por los indios guaraníes, como declara el autor en nota al pie. Pedro de Ángelis suprime este dato en su edición por ser erróneo; por cima: por encima. 81 Observa León Pinelo que en el paraje referido “están las ruinas de una Torre a que dio su apellido Sebastián Gaboto, que la edificó con intento de que fuese Pueblo con título de Espíritu Santo (…) esta Torre viene a estar en la entrada del río Calcarañar” (o Río Tercero) (León Pinelo, 491). Existe hoy, muy cerca de Colonia del Sacramento, una construcción llamada torre de Gaboto. Fue erigida por el estanciero Aarón de Anchorena en sus tierras sobre los restos de un asentamiento español, posiblemente, el puerto de San Lázaro, fundado por Gaboto en 1527. 76 77

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Algunos de los suyos se escaparon de aquel río Timbús82 do fue la guerra, a San Salvador río83 se bajaron, a do la demás gente estaba en tierra. A nuestra dulce España se tornaron, huyendo de esta gente infiel y perra. Mas no pone temor esta destroza a don Pedro Guadix y de Mendoza84. Don Pedro de Guadix, como diremos, después de haber de Roma malvenido, cuando hubo disensión en los supremos, el gobierno argentino hubo pedido.

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Empero algún tanto agora descansemos, que no le dejaremos por olvido, pues su rabiosa hambre85 y grande ruina ayuda a lamentar a la Argentina. De nuestro río Argentino y su grandeza tratar quiero en el canto venidero, de sus islas y bosques y belleza epílogo haré muy verdadero. Ninguno en lo leer tenga pereza, que espero dar en él placer entero de cosas apacibles y graciosas y dignas de tenerse por curiosas.

río Timbús: seguramente, el río Carcarañá cerca del cual los indios timbúes, según algunas tradiciones, atacaron el fuerte Sancti Spiritu. 83 San Salvador río: afluente en territorio uruguayo que nace de la cuchilla del mismo nombre, bordea la ciudad de Dolores y desemboca en el río Uruguay. 84 Pedro de Mendoza: natural de Guadix, provincia de Granada, primer adelantado y gobernador del Río de la Plata. En 1534 Mendoza ofrece al rey asumir el costo de una expedición al llamado por entonces río de Solís y el monarca acepta y le otorga el título de adelantado, gobernador y capitán de los territorios a conquistar. Se habla de él, sobre todo, en el Canto IV. 85 rabiosa hambre: Silvia Tieffemberg hace referencia al recurrente uso del adjetivo “rabioso” modificando al sustantivo “hambre” en este texto. También señala el cambio de significado del lexema “rabioso” que aquí muchas veces reemplaza a la palabra “hambre”. La estudiosa agrega que solo encontró un testimonio más que emplea estos términos en combinación: el Romance de Luis de Miranda de Villafañe sobre el mismo episodio de la conquista (Tieffemberg, 37-38). 82

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Canto II. En este canto se trata de la grandeza del Río de la Plata, y del Paraguay y de las islas, pejes1, aves, que hay en ellos La obra excelentísima y grandiosa arguye grande artífice y maestro, que no puede hacer obra preciosa el hombre que en el arte no está diestro. Como la creación maravillosa enseña, Señor mío, el poder vuestro, en su tanto2 también aqueste río vio3 grande saber y poderío.

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Inmensas gracias, Dios Señor, os damos, pues todo a nuestra causa lo criastes; y a nosotros que mal os lo pagamos, para vuestro servicio nos formastes. Cuanto sois, mi Señor, si bien miramos las cosas que en el mundo vos plantastes nos da bien a entender, y la grandeza de vuestro gran saber, y la riqueza.

peje: pez (DRAE), forma usual en el siglo xvi. en su tanto: proporcionalmente. 3 vio: ver, “darse a conocer, o conocerse tan clara o patentemente como si se estuviera viendo” (Aut.). 1 2

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El río que llamamos Argentino, del indio Paraná o mar llamado4, de norte a sur corriendo su camino en nuestro mar del Norte entra hinchado5. Parece en su corriente un torbellino, o tiro de alcabuz6 apresurado; mas, con el viento sur plácidamente se vence navegando su corriente7. De treinta leguas es, o más, la boca, y dos cabos y puntas hace llanas, al tiempo que en la mar brava se emboca8.

Al un cabo dos islas como hermanas están, que cada cual parece roca. Los Castillos9 se dicen, muy cercanas al cabo que digo que es Santa María10, que poco de estas islas se desvía. Al otro cabo Blanco le llamamos11, el cual en la mar entra más derecho y más bajo, y por esto navegamos, por más seguro estotro un poco trecho. Después al otro cabo nos tornamos, el cual está a la banda del Estrecho;

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Paraná significa en tupí-guaraní “pariente del mar”. Con este nombre los aborígenes llamaban a todo el río Paraná actual y también a su estuario. El río nace de la confluencia del río Grande y el Paranaiba, en Brasil; se une al río Uruguay y desemboca en el de la Plata. Princeps: Paranna. 5 mar del Norte: océano Atlántico. 6 alcabuz: arcabuz (Aut.). 7 *El río Argentino, o Río de la Plata, es llamado por los indios Paraná, que quiere decir “mar”, por su grandeza. Corre del norte al sur lo más de él, aunque hace muchas vueltas. Cuando entra en la mar, entra al este, por manera que el viento sur es sobre la tierra de Buenos Aires y el norte sobre la banda del Brasil, aunque después da vuelta la corriente al norte. Tiene velocísimas corrientes, pero reina allí el sur bravamente, y donde es su vuelta corre el navío, como dice la octava, plácidamente. Tiene este río más de 30 leguas de boca, porque la punta de Santa María, que es la de la banda del Brasil, está en 34 grados y medio, y la de Buenos Aires está en 34; y aunque los grados de norte a sur son de 17 leguas y media, y se vendría a sumar por esta razón más cantidad de agua, no se le echa a la boca del río más de 35, porque las dos puntas salen muy a la mar. Son estas dos costas peligrosas, por ser la una muy baja y la otra muy combatida del viento sur, y ambas sujetas a los enemigos indios belicosos, y por esto habla de “futuros casos portentosos”. Por la mayor parte los navíos que se han perdido han sido de la banda del Brasil, que es donde llamamos San Gabriel, ansí de cristianos como de ingleses, y todos han sido acabados por los indios.* Leste: Este. 8 emboca: entra por una parte estrecha. 9 Los Castillos: islas del Atlántico sur, ubicadas frente al cabo Castillos, en el departamento uruguayo de Rocha. 10 cabo Santa María: accidente geográfico en la costa atlántica uruguaya. Se encuentra en el actual departamento de Rocha y hoy forma parte del pueblo costero de La Paloma. De Giorgi señala que durante el siglo xvi se identificaba este cabo con Punta del Este, como en las relaciones de Pero Lopes de Sousa, entre otros (37). 11 cabo Blanco: según Antonio Herrera y Tordesillas, en Descripción de las Indias Occidentales (57), y Ruiz Díaz de Guzmán, en La Argentina (4), el cabo Blanco está en la banda sur de la desembocadura del Río de la Plata, al cual ubican en la latitud 37-38. Su nombre actual es cabo San Antonio, en el extremo de la bahía de Sanborombón. 4

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entrambas costas son muy peligrosas, y de futuros casos portentosas12. Pasadas estas islas de Castillos, adelante están dos algo mayores: de los Lobos se dicen, que lobillos como becerros hay poco menores13. Un poco más arriba dos islillos están, nombrados islas de las Flores14, y habiendo treinta leguas caminado, el puerto San Gabriel15 está nombrado.

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Siete islas hay en él, altas, graciosas, un poco de la tierra desviadas. De laureles y palmas muy copiosas, están aquestas islas bien pobladas. Aquí llegan las naves poderosas, como salen de España despachadas. Frontero es Buenos Aires ya poblado, y del Sur importuno resguardado16. De ancho nueve leguas o más tiene el río por aquí, y muy hondable.

*Son estas dos costas peligrosas por ser la una muy baja y la otra muy combatida del viento sur y ambas sujetas a los enemigos indios belicosos. Por esto, dice “de futuros casos portentosas”, por la mayor parte de navíos que se han perdido, ha sido de la banda del Brasil, que es donde llamamos San Gabriel, ansí de cristianos como de ingleses, y todos han sido acabados por los indios.* 13 isla de Lobos: isla ubicada en el océano Atlántico, a 12 km de Punta del Este, en el departamento uruguayo de Maldonado. Los lobillos a los que se refiere Centenera son lobos marinos. Jerónimo Portillo, en su crónica contemporánea a este poema, Libro del Río de la Plata, los describe así: “En este Río de la Plata hay lobos diferentes de los que vemos en la mar, ni hasta el día de hoy se han visto de esta naturaleza. Hay infinidad de ellos y andan en escuadras, con su capitán cada escuadra; tienen los rostros pequeños y ahusados (…) de ordinarios salen a las balsas del río y se llegan tan cerca que muchas veces con un palo largo los pueden alcanzar…” (Jerónimo Portillo, 129). 14 islas de las Flores: ubicadas en el Río de la Plata, a 21 km de la costa, frente a la actual ciudad de Montevideo, a la altura de Punta Carretas. Fue bautizada así por la expedición de S. Gaboto, quien la avistó el día de la Pascua Florida, en 1572. 15 puerto San Gabriel: se refiere al puerto e isla bautizada así por Gaboto en 1572. Se encuentra en el Río de la Plata, a 3 km de la costa de Colonia del Sacramento y pertenece a Uruguay en la actualidad. León Pinelo señala: “Diez leguas adelante está Montevideo, puerto capaz y abrigado con un pequeño río de buena agua porque la del principal no está del todo dulce. Este puerto se llama de San Gabriel según don Martín del Barco” (León Pinelo, 488). 16 *Hay en este paraje, que es 80 leguas de la mar, aunque menos de agua salada, 7 islas despobladas pero muy hermosas de palmas y laureles. Tienen pesquería y puertos fondables. Hasta estas islas hay mucho fondo aunque hay dos o tres bajíos como es un arrecife por cima de la isla de Maldonado, donde se perdió el navío de Dos y otro frontero la isla de Joan Ortiz donde se perdió Guitián con más de 40.000 pesos de plata. Pero de estas islas adelante va muy peligroso de bajíos el río. Por aquí tiene el río 9 leguas de ancho, y estas islas de San Gabriel están apartadas de tierra de la banda de Brasil fasta la legua y media, y otras a menos están casi todas 8 leguas de Buenos Aires. Suélense ver de Buenos Aires, a las tardes, cuando hace día sereno.* Bajío: elevación del fondo de los mares, río y lagos, normalmente de arena (DRAE). Fasta: hasta. 12

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La nave hasta aquí segura viene, que, como el fondo mar es navegable17, pasado este paraje le conviene al piloto mirar el gobernable18, en la mano llevando siempre sonda19, o seguir la canal que va bien honda. Doce leguas de aquí, Martín García, una isla de este nombre está llamada; una legua de tierra se desvía, y más de legua y media es prolongada20. A partes por el bosque está sombría, y a partes tierra alta y asombrada21. Don Pedro y Joan Ortiz22 allí poblaron, y de hambre mucha gente sepultaron.

Aquí llegó Eduardo de Fontano, el año sobre mil y los quinientos de ochenta con más dos, con viento sano, mas no supo de pueblos ni de asientos; que si acaso supiera el luterano que allí había poblados y cimientos, sin duda en pesadumbre nos pusiera, que había el aparejo en gran manera23.

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Cuatro leguas de aquí ya navegadas, las islas de San Lázaro están juntas, de tierra media legua desviadas a do enderezan ambas sendas puntas. Están aquestas islas separadas, aunque al parecer no están disjuntas24.

fondo: hondo. gobernable: gobernalle, el timón con que se gobierna el navío. (Aut.). 19 sonda: cuerda con un gran peso, o plomada, con que los marineros suelen explorar la profundidad del mar (Aut.). 20 *La isla de Martín García tiene de longitud legua y media, y de latitud, media legua. Es muy poblada de arboleda y tiene en él mucha tierra buena para sembrar. Aquí estuvo la gente de don Pedro poblada, y después la de Juan Ortiz de Zárate.* Martín García: isla de jurisdicción argentina en aguas del Río de la Plata pertenecientes a Uruguay, en la confluencia del río Uruguay con el de la Plata. Estaba tan próxima a la isla uruguaya de Timoteo Domínguez, que se han unido con el tiempo por sedimentaciones aluviales. Domingo F. Sarmiento, en su utopía política Argirópolis (1850), planificaba establecer la capital de los Estados Unidos del Río de la Plata en esta formación rocosa. 21 asombrada: ‘umbría’. 22 Joan Ortiz: Juan Ortiz de Zárate (1521-1576): adelantado del Río de la Plata. Reemplazó al gobernador de Asunción, Francisco Ortiz de Vergara, pero tuvo que viajar a España para pedir su nombramiento. Volvió a América en una expedición de la que formaba parte Barco Centenera. Gobernó la región desde 1569 hasta su muerte. Es uno de los personajes principales del poema. 23 *Aquí llegó Eduardo Fontano, inglés, año 1582, estando yo en Lima en concilio, y había dos años que habíamos poblado a Buenos Aires, donde si llegara hiciera mucho daño.* Eduardo de Fontano: Edward Fenton (¿?-1603), corsario inglés que navegó por las Molucas, China y llegó a Brasil. Aparejo: previsión. 24 disjuntas: separadas (DRAE). 17 18

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Y habiendo media legua navegado, está el Urayg25, río afamado. Es un río caudal y poderoso.26 Su boca legua y media casi tiene. Entra en este paraje muy furioso, que de peñas y riscos altos viene. En él entra otro río con reposo, que, al parecer, entrando se detiene, al cual San Salvador llamó Gaboto, antes que de los indios fuese roto.

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A dos leguas entra otro, que es nombrado el río Negro Hum tiene por nombre27. Aquí en nuestros tiempos se han hallado pescados semejantes mucho al hombre. Aquesto de pasada lo he tocado, ninguno de leerlo aquí se asombre, que, siendo Dios servido, en otro canto28 diré cosas de vista y más espanto29. Dejemos este río, que corriendo de allá hacia el Brasil viene derecho,

Urayg: Uruguay. En los primeros textos y mapas del territorio del Río de la Plata, el topónimo del río y del actual país aparece transcrito de diversas formas. El cartógrafo portugués Diego Ribeiro, en su mapa Novus Mundus de 1529, nombra al afluente “Rio de Uruay” y en el manuscrito de Alonso de Santa Cruz del Yslario general de todas las islas del mundo (1560) también aparece como “Uruay” (Santa Cruz, 347v). León Pinelo, en 1656, cita el río “Uraig o Urugay” (León Pinelo, 490). En la edición paleográfica de Anales del descubrimiento y conquista del Río de la Plata (1616) de Díaz de Guzmán, Paul Groussac transcribe “Vrugay”, presunto resultado de un cotejo de distintos testimonios de copistas a lo largo de los años (Díaz de Guzmán, 14). En 1683, Nicolas Sanson menciona la “Province d’Urvaig” en sus cartas y así aparece en otros textos franceses y holandeses a lo largo del siglo xviii. En Methode pour etudier la geographie, de 1716, se menciona como “La province de Uraguay o Vruaig” (290). En 1739, el Atlas abreviado, ò El nuevo compendio de la geografía universal, política, histórica…. de Francesco Giustiniani hace referencia a la región como “la provincia de Uraguai o Uraig” (16). Ese mismo año, Le grand dictionnaire geographique et critique de Bruzen La Martiniere, en su entrada del nombre propio registra tres variantes: “Uraguay, Urvaig ou Uruguay” (vol. 19, 298) para referirse tanto al río como a la provincia. En 1757 aparece sin fluctuaciones como “Uruguay” en Histoire du Paraguay del padre Charlevoix (206). Por su parte, el jesuita Antonio Ruiz de Montoya en su Arte y vocabulario de la lengua guaraní (1640) registra el término “urugua”, que traduce como “caracol de agua”. En todo caso, lo que se deduce de esto es una gran fluctuación del topónimo a lo largo de los siglos xvi al xviii y que luego, a finales del setecientos, se fijó en la forma con que se conoce actualmente. 26 caudal: caudaloso. 27 Hum: nombre nativo del actual afluente y departamento del Uruguay, Río Negro. Como sostiene Diógenes de Giorgi, Centenera se introduce en varios intentos de dilucidar voces guaraníticas y quechuas (35). 28 en otro canto: se refiere al Canto IX, en donde se refiere una historia de “peces humanos”. Para la transmisión del episodio, puede verse Navascués (2015). 29 *El río Hum, que quiere decir “río negro”, porque su agua es negra a causa de venir por lagunas y pantanos de tierra negra. Corre muy manso y es muy fondable, tiene gran número de peces, la más es gambal. Que no siembran ni cogen, son cazadores y pescadores en este río. Es cosa muy cierta que hay pejes que tienen figura humana en alguna manera, porque si fuese en todo serían hombres y no peces, y por eso dice la otava “pescados semejantes”.* Otava: Octava.

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y en él se vienen otros mil metiendo, que le tienen famoso y grande hecho. Al nuestro de la Plata revolviendo, desde aquí se comienza a ser deshecho, y en once brazas grandes se reparte, tirando cada cual su larga parte. Del río Nilo escriben escritores lo mesmo; pero es tanta la grandeza de aqueste y de sus brazos, que mayores los juzgo, que no estiman la braveza del Nilo en tanto grado los autores. Y si del Nilo fuera la estrañeza tan grande como de este y se escribiera, al mundo admiración mayor pusiera. En el nuestro se forman muy hermosas islas, de a doce leguas y mayores. en sus tiempos muy frescas y frondosas, pobladas de mil rosas y de flores. De caza y de bastimentos abundosas; en ellas guaranís son pobladores, sin que alguna nación otra se atreva en el poblar en ella hacer prueba.

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Pasadas estas islas, torna el río a su primera madre acostumbrada30. De una y otra parte gran gentío la tierra firme tiene bien poblada. El guaraní les manda con gran brío, que tiene la más tierra subjetada. Mayormente Yamandú31, gran hablador, que se intitula y nombra emperador. Este, malvado y perro como artero, a todos los más indios comarcanos los trae a su opinión al retortero32, y como son los indios tan livianos, y él pica su poquillo en hechicero, donde él pone los pies, ponen sus manos, de suerte que si quiere hacer guerra, al punto le veréis juntar la tierra. Y no piense el que lee aquesta historia que al falso Yamandú perecedero le falta quien levanta su memoria, que en mi tiempo murió; mas su heredero levantar procuró su fama y gloria, y lo hizo en más grado que el primero. Así que Yamandú es el ditado33 y nombre que se pone el que ha heredado.

madre: origen del río. Yamandú: nombre con el que las comunidades guaraníticas o charrúas llamaban a su jefe. Por extensión, el título ha pasado a denominar a dos generaciones de caciques en este poema. Se usa como nombre propio en la cultura uruguaya actual. 32 su opinión al retortero: que engaña con falsas promesas y halagos. 33 ditado: dictado, es decir, título de dignidad (DRAE). 30 31

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De aquel trataremos adelante34, 20 de sus embustes, falsos y marañas. De cuerpo y parecer era gigante, y así lo demonstraban sus hazañas; un poco tiempo fui su doctrinante, teniéndole en prisión a do sus sañas procuré dotrinar… trabajé en vano, porque era muy malvado este pagano.

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Fig. 3

De aquí el río arriba, navegadas ciento y veinte leguas ya del río, otras islas están tan bien pobladas de gentiles35 naciones y gentío. Timbúes las más de ellas son llamadas, que muy poco temor tienen al frío. La torre de Gaboto está cercana y la gente llamada querandiana36. Aún no está veinte leguas, otro asiento, que Santa Fe se dice bien poblado; Garay le dio principio y fundamento. Cuanto Martín Juárez37 ha mandado, tratarse ha en otra parte aqueste cuento. Volvamos al negocio comenzado.

El río hace aquí muchos islones, poblados de onzas, tigres y leones38. Al pie de ochenta leguas adelante el grande Paraguay entra famoso, con más quietud se muestra, y más semblante

aquel: princeps: “aquelle”, muy probable lusismo, como reconoce Tieffemberg, pero inverosímil en la escritura de Barco Centenera. Reponemos “aquel”, porque concuerda con el sujeto de la oración anterior, Yamandú, y se ajusta al endecasílabo con sinalefa entre la primera y la segunda sílaba. 35 gentil: pagano. 36 querandiana: los querandíes. 37 Martín Juárez de Toledo: oficial de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Gobernó Asunción y el Río de la Plata entre 1572 y 1575. Fue padre de Hernandarias (Hernando Arias de Saavedra), el primer criollo que obtuvo un puesto público en la colonia. 38 onza: felino muy ligero, conocido como gato moro o yaguarundí. Tigres y leones: nombres comunes entre los cronistas para designar a otros felinos de América, jaguares o pumas. 34

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aqueste río corriendo con reposo. El Paraná se aparta allá a levante, de a do corre con fuerza muy furioso; del norte corre el otro, consumiendo las aguas que el Perú viene vertiendo. Entrando el Paraná está Santa Ana, de guaranís provincia bien poblada. Es tierra aquesta firme, buena y llana, que mucha de la dicha es anegada. Empero esta es enjuta, muy galana, de nuestros españoles conquistada, y así tienen aquí repartimiento los que en el Paraguay tienen asiento. La Peña Pobre está más adelante39; 25 es alta como roca muy crecida. Aquí han visto muchos un gigante de gran disposición y muy crecida.

No está, según yo supe, él aquí estante40, que allá la tierra adentro es su manida41, mas viene aquí a pescar muy a menudo, de sus redes cargado, mas desnudo. Arriba de aquí están los remolinos, que es cosa de admirar y gran espanto. En el medio del agua hay torbellinos, como suele acá en tierra; y esto tanto que, navegando algunos, los vecinos celebran sus obsequias42 con gran planto43, diciendo que Caribdis44 está a punto para lo que viniere tragar junto. Aquí muchas canoas se han perdido, y muchos en mi tiempo se anegaron. Muy mal al de la Puente ha sucedido45, y a aquellos que con él aquí bajaron. Que habiéndoles Caribdis sumergido,

Peña Pobre: no hemos podido identificar este accidente geográfico. La única alusión es, en la edición de Andrés González Barcia, la siguiente descripción: “Roca altísima en el Río de la Plata” (González Barcia, “Tabla de las cosas más notables”). 40 estante: participio activo de estar. 41 manida: lugar donde el hombre y el animal se recogen. 42 obsequias: las honras que se hacen a los difuntos (Cov.). 43 planto: llanto. 44 Caribdis: en la mitología griega, un monstruo marino en forma de remolino que tragaba grandes cantidades de agua tres veces al día y las devolvía otras tres veces. En la Odisea, Caribdis aparece ubicado a un lado de un estrecho por donde debe pasar Ulises y sus marineros, que tenían que evitar tanto navegar cerca de él como de Escila, otro monstruo marino en el otro extremo del estrecho. 45 Aquí se hace referencia al accidente que menciona Pedro Hernández en los Comentarios de Cabeza de Vaca, al final del capítulo XI, sobre una canoa con cristianos que naufragó a causa de los grandes remolinos que hace el Paraná. 39

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las vidas y haciendas trabucaron46. Y aquellos que mejor les fue en la feria, aún lloran todavía su miseria. El Salto ya me está gran priesa dando47, diciendo este lugar ser proprio suyo; y yo, solo en le estar imaginando, he miedo y de pensarlo de mí huyo48. Decir aqueste cuento procurando la mano está temblando, y lo rehúyo, por ser la cosa horrible y espantosa, y en todo el Paraná, maravillosa. Por aquí el Paraná dos leguas tiene, y peñascos y sierras hasta el cielo; y al pie de una gran legua de aquí viene con ímpetu furioso y crudo vuelo. Cualquiera que navega le conviene con tiempo tomar tierra, que en el suelo de mil picas en alto dará cierto, por tanto muy de atrás se toma puerto.

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De legua más atrás encanalado el Paraná desciende poderoso; un peñasco terrible está tajado de a do se arroja y cae muy furioso. El estruendo que hace es muy sobrado, y el humo al aire tiene tenebroso. Una noche dormí en una sabana, dos leguas de él, mas fue la toledana49.

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Yo proprio lo he oído a naturales, tratando de este salto y su grandeza, que temen con temores desiguales de oír aquel sonido y su braveza. Las aves huyen de él; los animales, en oyendo su estruendo, sin pereza caminan, no parando, apresurados, y con el temor las colas enroscadas. Después está Guayrá50, ciudad enferma, que por un Melgarejo51 fue poblada. Mas él podrá decir cierto: “Belerma,

trabucaron: descompusieron. Salto: seguramente se refiera a las cataratas del Iguazú, encontradas por Álvar Núñez Cabeza de Vaca en 1542, quien las bautizó “saltos de Santa María”. 48 he miedo: tengo miedo, de “haber miedo”. 49 la toledana: hace referencia al refrán español “pasar una noche toledana”. Al respecto, Luis Junceda dice: “Son varias las versiones que tratan de explicar el origen de esta locución, con la cual solemos poner de relieve el grado de incomodidad y malestar con que hemos pasado una determinada noche” (Junceda 1996: 441). 50 Guayrá: ciudad y región del actual estado brasileño de Paraná, en la frontera con Paraguay, fundada por aborígenes y ocupada por los españoles en 1556. Melgarejo la llamó Ciudad Real del Guayrá. Pasó a manos de portugueses alrededor de 1620. 51 Melgarejo: Ruy Díaz de Melgarejo (1519-1602), conquistador español de la zona del Paraguay. También nombrado como Rodrigo. Formó parte del grupo opositor a Domingo de Irala cuando apresaron a Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Gobernó la región de la Guayrá durante treinta años y participó en el socorro de la expedición de Ortiz de Zárate en la cual viajaba 46 47

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de mí para mí mal fue engendrada”52. Es causa que Ruy Díaz nunca duerma, la gente chiriguana levantada, por donde el pobre viejo anda a la guerra contino por tener en paz la tierra53. Poblada está también otra ciudad, cuarenta leguas más arriba de esta. En ella hay de metales cantidad, empero aunque los haya, ¿de qué presta?, hablando como es justo la verdad, que el hombre es lo que solo allá les resta, pues vemos plomo saca Melgarejo, y hierro, con tener poco aparejo. Al Paraná es ya tiempo que dejemos, y al Paraguay ameno revolvamos, en el cual a la clara bien veremos que está cifrado el bien que deseamos; el bien, digo, que en tierra pretendemos, que agora del divino no hablamos, que aquese sumo solo bien superno54 está solo en gozar de Dios eterno.

Entrando el Paraguay izquierda mano, el Ypití55 se ve, río famoso; muy plácido desciende por un llano de palmas y laureles es copioso. El Paraná Miní56 está cercano, que al Paraná traviesa caudaloso, haciendo triangular una isla llana de doce leguas casi de sabana.

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Si en este riachuelo el otro fuera, que dicen a buscar su mujer iba el río arriba, espanto no pusiera; pues vemos que este corre hacia arriba algunas veces, y es de esta manera, que es justo la razón aquí se escriba: está cuando uno crece, el otro bajo, y el chico corre arriba y corre abajo. No corre el Paraguay tanto furioso, es río muy mayor que el de Sevilla. De vista y parecer es muy gracioso, con ribera vistosa y linda orilla. De frescas arboledas muy copioso,

Barco Centenera. Es uno de los personajes más citados del poema. Por las referencias que se hacen de él, debía de tener cierta amistad con el autor. 52 Se alude a unos versos del “Romance de la muerte de Durandarte” y al personaje popular del Romancero Viejo, Belerma: “¡Oh, Belerma!¡Oh, Belerma!/ por mí mal fuiste engendrada, que siete años te serví/sin alcanzar por ti nada./ Y agora que me querías/ muero yo en esta batalla” (Antología de la poesía española e hispanoamericana, 115-116). 53 contino: continuamente. 54 superno: cult. lat., supremo (DRAE). 55 Ypití: Ypitá es el nombre nativo del actual río Bermejo. Nace en la sierra de Santa Victoria, en Bolivia, recorre territorio del noroeste argentino de oeste a sur y desemboca en el río Paraguay. 56 Paraná-miní: curso de agua que nace en el río Bermejo y desemboca en el Paraná. Recorre el sur de la provincia argentina del Chaco y el norte de Santa Fe.

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y en partes, prado verde a maravilla57. También tiene en los valles más cercanos, lagunas, negadizos58 y pantanos. Una laguna tiene de gran fama llegada al Ypití que dicho habemos. De los mahomas es, y así se llama, que aquesta gente habita sus extremos. En el río Bermejo se derrama, y que esta tenga perlas lo sabemos: el Mahoma, señor de esta laguna, estando en la Asumpción59 me dio más de una. En gran precio las perlas estos tienen, empero ellos no saben horadallas60. Si, en su asiento, españoles se detienen, de ostiones61 procurando de sacallas, al español con ellas luego vienen. El orden, pues, que tienen en pescallas

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es fácil, que en pequeños redejones, a veces sacan veinte y más ostiones. Antes de la Asumpción hay angostura del río, y así corre allí furioso. Alegre es por allí y de frescura, de muchas arboledas muy umbroso, con islas que hay en él de hermosura extraña, y parecer muy deleitoso. Aquí entra Pilcomayo que, vertiendo sus aguas, del Perú viene corriendo.

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Cuatro leguas arriba está sitiada62 la gran ciudad, antigua y populosa que es dicha la Asumpción, que fue poblada por Salazar63 en era muy lustrosa. Es aquesta ciudad tan regalada, que mi pluma escribirlo aquí no osa;

a maravilla: modo adverbial que equivale a “maravillosamente” (Aut.) negadizos: lugares que frecuentemente se anegan (DRAE). 59 Asumpción: Asunción. Erigida como fuerte el 15 de agosto de 1537 bajo el nombre de Nuestra Señora de la Asunción por Juan de Salazar y luego fundada como ciudad por Domingo de Irala en 1541, es la capital de la actual República del Paraguay. 60 horadallas: horadar: agujerear algo, atravesándolo de parte a parte (DRAE). 61 ostiones: especie de ostra de mayor tamaño de la común (DRAE). 62 sitiada: situada. “Es opinión de muchos que el dicho pueblo de San Silvestre es muy enfermo de razón del arroyo y del verdor del soto, y que está sitiado contra solano” (Anónimo, Relaciones histórico geográficas de los pueblos de España, 1648. En CORDE). 63 Salazar: Juan de Salazar y Espinosa (1508-1568): formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza, y fue en busca de Juan de Ayolas. Remontó el Paraguay y fundó el fuerte de Nuestra Señora de la Asunción. Fue expulsado a España, luego de la rebelión contra Cabeza de Vaca, pero más tarde regresó a Buenos Aires como tesorero y volvió a Asunción, donde murió. 57 58

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algunos, por baldón64, con mal aviso, la llaman de Mahoma paraíso65. Poblose de muy buena y noble gente en tiempo de don Pedro de Mendoza. Aunque hay, como sabemos, al presente en abundancia ya de toda broza66. La causa de este mal e inconveniente paréceme será la gente moza que, aunque salen valientes y esforzados los más, casi en lo más, mal inclinados. Gran copia de mestizos hay en ella67, pero más abundancia de mujeres, porque la guerra hace en ellos mella; la cual sin interés y sin haberes con solo el fin la siguen de tenella. Y así, lector curioso, si quisieres el número saber de las doncellas, de cuatro mil ya pasan como estrellas.

De frutos de la tierra y de Castilla, pan y vino, carnes y pescado hay copia; pero oíd la maravilla que sé que aconteció un día pasado. Un peje palometa68, que freílla pensaba una mujer, enharinado de la sartén saltó muy de repente, y el dedo le cortó redondamente. De más de un palmo es la palometa, y ancha poco más de una mano. A donde hace presa fuerte aprieta, como suele hacer el crudo alano69. Es cosa de notar ver que acometa este pequeño peje al hombre humano. Del río vi salir un día un soldado gritando, y en el muslo un gran bocado.

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Juzgose allí al presente que faltaba de carne media libra al desdichado.

baldón: oprobio, injuria (DRAE). de Mahoma, paraíso: así fue llamado Paraguay durante el período de la conquista. Aparentemente, los aborígenes de la zona ofrecieron mujeres a los primeros españoles al llegar a cambio de retribuciones. Los españoles, así, las tomaron por esposas y comenzaron a practicar la poligamia. Durante el gobierno de Domingo de Irala, la costumbre se mantuvo y tanto el arcediano como el capellán González Paniagua, entre otros, denunciaron este modo de vida. El emparentamiento temprano entre españoles y aborígenes, y la buena disponibilidad de los carios, favoreció la conquista de la región (Zavala, 43-45). 66 broza: gente de toda broza: quienes viven con libertad, sin tener oficio ni ejercicio permanente (Aut.). 67 copia: cult. lat., abundancia (DRAE). 68 peje palometa: su nombre científico es serrasalmus marginatus. Vive en los ríos Uruguay y Paraná. Muchas veces es confundido con las pirañas, por carnívoro. Atacan en cardúmenes. Portillo menciona también al pez palometa en su crónica, contemporánea del poema de Barco Centenera, y los sitúa en el río Salado (113-114). 69 alano: raza de perro de agarre o presa. De origen español, fue muy utilizado en la conquista de América contra los indios. 64 65

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El peje palometa lo llevaba en la boca redondo70 aquel bocado. Mas de otro oí decir que lamentaba su suerte desastrosa y triste hado, que en la boca de un pez perdido había lo cual peje le cortó con gran porfía71.

Dorados72 hay enormes y crecidos, mandís, rayas, pacúes amarillos73; muchos pescados hay desconocidos, por tanto determino no escribillos. Los indios naturales mantenidos los más son de pescado y venadillos.

redondo: completo (DRAE). lo cual el peje: rodeo eufemístico para hablar de los genitales de la víctima. Casi dos siglos más tarde, Félix de Azara refiere el mismo cuento con variante anticlerical: “Si se está tranquilo, la palometa muerde cruelmente; esta desgracia ha ocurrido a muchas personas y entre ellas a un fraile, que perdió las marcas distintivas de su sexo” (Azara, Viajes…, 85). 72 dorados: pez de gran tamaño que habita en las cuencas de los principales ríos de la región. 73 mandís: especie de bagre que se encuentra en Argentina, de carne comestible. Pacúes amarillos: el pacú es pez de agua dulce, de forma oval, de los ríos argentinos y paraguayos. Es comestible (DRAE). 70 71

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Los guaranís son solo labradores, los más dados a caza y pescadores. Aves la tierra cría diferentes que habitan por las islas de este río: pavas, avestruces muy valientes, neblíes74 y falcones de gran brío. Culebras hay y víboras, serpientes, que han tenido con hombres desafío. En otro canto aquesto contaremos, y cosas admirables trataremos. Que aquesto ahora tocamos de pasada, y cierto que en pensar yo la extrañeza de las cosas que he visto, embelesada

me queda la memoria, y mi rudeza en éxtasis se pone enajenada de toda la humana naturaleza. Y habiendo de escribirlo todo en suma, la mano está temblando con la pluma. Dejemos, pues, ya el río, que corriendo por él quinientas leguas sin contento, del enemigo a veces yo huyendo, jamás pude hallarle nacimiento; de otros con porfía les siguiendo, he hallado el principio y fundamento75. Y quiero darle ya al canto tercero, que cosas espantosas76 contar quiero.

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neblíes: neblí: ave de rapiña, de plumaje pardo-azulado en el lomo. Era estimado para la cetrería. (DRAE). principio y fundamento: expresión que hace referencia a las bases de una construcción (Aut.). Por extensión, al comienzo del poema, ya que en estos primeros cantos el arcediano expone las razones fundamentales de las siguientes acciones. 76 espantosas: asombrosas. 74 75

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Canto III. En que se trata de la calidad de la tierra, animales, reptiles y espantosísimas víboras y serpientes; de la sirena, del carbunclo, de unas mariposas que se tornan en gusanos, y después en ratones, y otras maravillas Demás de que en nosotros señalada1 1 la lumbre está de Dios, como creemos,2

y el alma por Él mesmo fue criada a su bendita imagen lo leemos3,

Demás: además. *“Signatum est super nos lumen vultus rui Domine”. Salmo 4.* “Sellada está sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor”. 3 *“Fecit Deus homine ad imaginem at similitudinem sua”. Gen. 1.* “Hizo Dios al hombre a imagen y semejanza suya”, Génesis, 1. 1 2

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para que, de esta suerte doctrinada, en bien fuera; así mesmo, si queremos mirar las corporales criaturas, veremos que son vivas escripturas. La flor de la granada o granadilla de Indias4 y misterios encerrados (¡a quién no causará gran maravilla!) figúranse los doce consagrados de una color verde y amarilla; la corona y los clavos tres morados tan natural están, y casi al vivo5, que yo me admiro agora que lo escribo. Un árbor hay pequeño de la tierra que tiene rama y hoja menudita; en tocando la hoja ella se cierra y en el punto se pone muy marchita. Yo he visto yendo veces a la guerra 6

por los campos aquesta yerbecita. Caycobé se llama, y es tenida por viva yerba, y nómbranla de vida7. Quién no se admirará luego en oyendo que hay un papagayo muy hermoso; la hembra, cuando huevos va poniendo, tres pone, que es el número gracioso8. Al punto que los pollos van saliendo conoce el papagayo el que es vicioso y sobra; y así le mata en aquel día, dejando macho y hembra para cría. Al micurén9 dio Dios una bolsilla por medio de los pechos, en que encierra siete u ocho hijuelos; si seguilla procura otro animal, ya hace guerra a quien le sigue y guarda su cuadrilla como suele hacer la brava perra.

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Granadilla de Indias: planta de la familia de las pasifloras, oriunda de América, similar a la granada. Jean Chevalier, en su Diccionarie du symboles, hace referencia a las múltiples resonancias cristianas de la granada. Puede representar la perfección y la fecundidad, por su color y la disposición de los granos; también puede hacer referencia a la sangre del martirio y a la unidad de la Iglesia. Es un símbolo muy presente en la iconografía occidental, como se observa, por ejemplo, en el motivo de La Virgen de la granada de Sandro Boticelli. 6 árbor: árbol. Comp.: “Si a un árbor le cortasen las ramas que llevan fructa y le ingiriesen otras perversas, malas e infructíferas, llano es que el árbor que primero era de grande provecho” (San Juan Bautista de la Concepción, c. 1610. En CORDE). 7 *La yerba viva llamada caycobé; “ca” significa yerba; y ‘cobé’, que vive.* La planta caycobé tiene el nombre científico de mimosa pudica, y se la conoce popularmente como mimosa, planta de la vergüenza o sensitiva. A partir de esta breve mención del arcediano, Juan María Gutiérrez elabora el poema en el que refiere la historia de una pudorosa india amenazada por un soldado español en “Caycobé. Leyenda guaraní” (Gutiérrez, 113-120). 8 número gracioso: esta expresión hace referencia al número tres asociado a la Trinidad divina y, además, a la gracia de Dios. 9 micurén: voz tupí-guaraní. También conocido como micuré, marsupial americano, semejante a la comadreja o a la zarigüeya. 4 5

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Y, en viéndose de mal libre y de duelos, abre la bolsa y salen los hijuelos10. El yumirí, que es oso hormiguero11, ¿a quién no espantará su compostura? Por boca tiene un muy chico agujero como un novillo grande, y de hechura del oso acá común; no es carnicero y prívale de sello el angostura12 de la boca; mas vence al tigre fuerte causándole por hambre cruda muerte13. El instinto de un vil animalejo, eyra14 ha por nombre, me ha admirado; de suerte es y de forma de conejo,

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mas mata, como vemos, un venado. Salta y afierra firme en el pellejo, y en el seceso15 da fiero bocado, haciendo con las uñas tal camino que saca al animal el estantino16. Lo mesmo hace al hombre… y otra cosa que coge, una culebra que es nombrada guryiu17, muy grande y espantosa, de largo y de grosor descompasada, lo que ha comido y traga no lo bosa18 ni echa por abajo; mas, echada en tierra la barriga, se abre y echa aquello que de nada le aprovecha19.

*Es la bolsa a la manera de unos sayos con puerta que usaban antiguamente los labradores.* Sayo: prenda de vestir sin botones que cubre el cuerpo hasta la rodilla. 11 Yumirí significa “boca pequeña” en guaraní. Es el nombre autóctono del oso hormiguero sudamericano, cuya nomenclatura científica es myrmecophaga tridactyla. 12 el angostura: la angostura o estrechez de la boca. 13 *El tigre es canino; movido, pues el yumirí, por instinto natural, en viendo venir al tigre, abrázase con él y déjase caer en tierra; y, teniéndole aprietado por mucho tiempo, desmaya el tigre de hambre y muere.* Canino: hambriento. Comp.: “para que con él se satisfaga tu hambriento y canino pecho, pues has apagado ya tu insaciable sed…” (Antonio de Eslava, 1610. En CORDE). 14 eyra: actualmente se denomina así a una de las ocho especies del puma yaguarundí. “Gato eyrá” u “onza” son otros nombres vernáculos que recibe esta especie en general. 15 seceso: del latín secessus: separación. En español tenía un uso como sinónimo de “deposición de vientre” (DRAE), hoy en desuso. 16 estantino: intestino. 17 guryiu: curiyú (en guaraní mbói kurijú) o serpiente anaconda amarilla. Es originaria de Sudamérica. 18 bosa: de bosar, vomitar (Aut.). 19 *La culebra llamada guriyú es de doce varas de largo y más, y del grosor de un buey. Tiene en la cola una navaja de hueso, que abre por el seceso a los animales que coge, por fuertes que sean, y se los traga chupándolos enteros con huesos y cuernos; y hanse hallado en su vientre aspas y calaveras de venados grandes, cargada de huesos. Movida de instinto natural se va a lugares húmedos y empantanados, y échase de barriga hasta que, pudriéndose su cuero, echa los huesos y cuernos que

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Las víboras, que son más ponzoñosas, cascabel en la cola tienen puesto; de diversas colores son vistosas. Saltando de la tierra y de su puesto, arremeten al hombre muy furiosas hasta morder con furia el rostro y gesto20. A do las hay crio Dios una yerba que es dicha por su nombre contrayerba21. El hombre o animal a quien le hiere alguna de estas víboras malvadas, en un día natural, sin falta, muere, y en él son medicinas escusadas. Empero si la yerba el tal bebiere, antes que doce horas sean pasadas, escapa: a aquesta yerba Dios le ha dado el mesmo cascabel muy apropriado22. ¡A quién no admirarán las cosas tales! Pues más he de decir en este canto, que contaré en él cosas desiguales, muy raras, peregrinas23 y de espanto. Agora, de la tierra y naturales de la Asumpción digamos tanto cuanto24,

y luego escribiremos mil cosillas que bien podré llamallas maravillas.

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El temple la Asumpción tiene gracioso, apacible, sereno y claro cielo; invierno frío, estío caluroso; algunas veces nieve, también yelo. De invierno y de verano está hermoso el campo; todo el año, verde el suelo. Porque de cuando en cuando bien se moja, y casi siempre está de verde hoja. La gente natural y comarcana es de muchas naciones diferentes. Empero la más es la chiriguana, que están a los cristianos obedientes. Ya no comen aquestos carne humana, si no es por exquisitos acidentes en guerras y conquistas con paganos, empero no de carne de cristianos. Una pestilencia grande hubo venido de que muchos guaraníes se murieron. Que carne de cristianos han comido

ha tragado de los animales, y luego descargada, va entre unas yerbas, donde refregándose sana, y obdurece el abertura.* Vara: medida de longitud en desuso equivalente a 855 cm (DRAE); obdurece: latinismo, endurece. 20 gesto: cara. 21 contrayerba: se denomina así a una variante de la dorstenia brasiliensis, especie propia de América del Sur. Tiene propiedades medicinales, como señala Centenera. Jean Baptiste Lamarck la incluye en su Encyclopédie Méthodique, Botanique de 1786, en la que indica que se utiliza para fiebres malignas, y mordeduras ponzoñosas (vol. 2, 317-318). 22 Se refiere al aspecto de las hojas centrales de la hierba, de tallos largos, que terminan con forma redondeada. 23 peregrinas: peregrino: extraño, raro, especial (Aut.). 24 tanto cuanto: locución adverbial que significa “un poco, algo” (DRAE).

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la peste les subcede, atribuyeron. También por desabrida aborrecido la tienen, según muchos me dijeron; que más les sabe carne de un pagano que no la de español o castellano. Los guaycurús habitan la otra banda; es gente muy valiente y belicosa. Cuando nuestro español26 en guerras anda, alquila guaycurúes por donde osa al guaraní seguir; que le dan tanda27 aquestos de tal suerte, que medrosa la gente guaraní queda y deshecha, que el guaycurú jamás teme su flecha. 25

Los agaces estaban bien poblados en tiempo de don Pedro de Mendoza, y aun eran muy valientes y esforzados. Los cristianos hicieron tal destroza

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en ellos, que los indios y soldados mataban sin piedad a toda broza28, y así vino la cosa a tal estado que no hay hoy del agaz29 pueblo poblado. 15

También había muchos guatataes30, que es gente muy amiga de cristianos, y otros que se llaman mogolaes31, que viven en esteras por los llanos; aquestos, y también coñamequaes32, están de la ciudad algo cercanos; acuden a servir con gran contento, aunque de ellos no hay repartimiento33. Los guaraníes solos repartidos están, que las demás generaciones34 aunque lo están y han sido sometidos al español, más son por ocasiones, que tienen los que mandan eximidos

guaycurús: véase glosario. nuestro español: Centenera utiliza esta construcción posesiva para hacer alusión al colectivo de los conquistadores. El posesivo subraya la identificación con el héroe. 27 tanda: tarea por hacer. 28 broza: cosa menuda, inútil y de ningún provecho (Cov.) Pero la frase “hombre hecho a toda broza” se utiliza para hacer referencia a “aquél que está hecho y acostumbrado a cualquier trabajo, y que no repara en horas y tiempos para trabajar y echar mano de todo” (Aut.). Así, el verso hace referencia a que los dos bandos mataban con todas sus fuerzas. 29 agaz pueblo: véase glosario. 30 guatataes: véase glosario. 31 mogolaes: o mogosmas: véase glosario. 32 coñamequaes: coñamec o coñamecuaes: véase glosario. 33 repartimiento: sistema seguido en la colonización de las Indias desde principios del siglo xvi, con la finalidad de dotar de mano de obra a las explotaciones agrícolas y mineras (DRAE). 34 generaciones: pueblos. 25 26

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del servicio y acuden con mil dones; de suerte que hablando más de vero35 es de estos el que manda encomendero36.

La sierpe, con la cola revolviendo, al buen capitán diera40 muy airada un golpe tan terrible que cayendo venía el capitán y con la espada en el suelo se tuvo… y acudiendo con una venturosa cuchillada, tal golpe de revés da con destreza, que allí la sierpe queda sin cabeza.

Junto a la Asumpción está una sierra, nombrada Lambaré37, sierra afamada; en gran parte de toda aquesta tierra ninguna tan alta hay, tan encumbrada. Allí dio Salazar muy cruda guerra a Lambaré y su gente rebelada. Y muy cerca de allí, bajando al río, oíd una batalla y desafío. Habiendo Salazar aquí vencido al bravo Lambaré y toda su gente, al pie de alta sierra le ha salido una terribilísima serpiente. Con ánimo gallardo y muy crecido embraza la rodela38 diligente, y comenzando a darla con la espada, en tierra echa una mano destroncada39.

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La del tigre no fue tan gran hazaña, aunque era muy terrible y espantoso. Matolo antes que fuese a nuestra España aqueste capitán tan valeroso. Y habiendo ido, volvió, ¡oh, cosa extraña!, que siendo tan valiente y poderoso, murió pobre, dejando muchos hijos, con pleitos y demandas y letijos41. Por armas le dio el rey el tigre fiero con Lambaré, la sierra, que he contado, y un hábito y señal de caballero, con que a las Indias vuelve muy honrado.

más de vero: verdaderamente (Aut.). encomendero: hombre que por concesión de autoridad competente tenía indios encomendados (DRAE). 37 Lambaré: o Avambaré, cacique principal de los guaraníes que vivían alrededor del actual cerro Lambaré, lugar sagrado para esta cultura. 38 rodela: escudo redondo y delgado que, embrazado en el brazo izquierdo, cubre el pecho al que pelea con espada (Aut.). 39 destroncada: cortada de su tronco. En este caso, la mano del capitán. 40 diera: ‘había dado’. Aunque en el siglo xvi esta forma verbal había perdido casi totalmente su valor originario de pretérito pluscuamperfecto de indicativo (Lapesa, 403), Barco Centenera recurre ocasionalmente a este uso en el poema. 41 letijos: litigios. “Sobre él traen letijo él y un fraile y un notario, y yo callo” (Juan del Encina, “Égloga de Plácido y Victoriano”, 1513. En CORDE). 35 36

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Mas como nunca dio en tener dinero, murió sin dejar solo ni un cornado42; que aquesto de tener la plata a sobra, yo tengo firmemente que Dios obra.

Compéleme46 el temor que no lo escriba, mas no lo dejaré: es prolongada de cien cobdos la piedra, y muy derecha y arriba, en lo supremo, un ave se echa47.

¿De qué me sirve a mí querer riqueza, y andar aperreado43 por habella, si Dios por me azotar me da pobreza? ¿A quién presentaré yo mi querella si la Suprema Causa y Suma Alteza dispone que no haya de tenella? De arriba, de lo alto, todo viene, dejallo al que poder en todo tiene44.

Es como el ave Fénix48 muy graciosa que pintan los autores, y su ñido49 compuesto es de especiosa y olorosa50 madera, que en mis manos la he tenido. La sirena también, bella y hermosa como una bella dama, ha aparecido51 en medio esta laguna, y aun gemiendo y sus doradas crines desparciendo52.

Volviendo a nuestra historia, río arriba una laguna está muy afamada. Itapuá se llama45. Una peña viva, está en medio de aquella levantada.

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Otra laguna grande más crecida de más admiración que aquesta vemos, que está la tierra adentro algo metida. Los indios del Acay en sus extremos53

cornado: antigua moneda de baja ley que se mandó a acuñar para remediar la falta de dinero que había alrededor de 1331. Se llamaba así por una corona que tenía como señal (Cov.). 43 aperreado: fatigado, cansado, molido de andar y trabajar (Aut.). 44 *“Omne datum optimum de sursum est”. Juan 1.* “Todo lo óptimo viene de arriba”. 45 Itapuá: en guaraní significa “punta de piedra”. En este accidente orográfico hoy se erige la ciudad paraguaya de Encarnación, sobre el río Paraná. En esta zona se levantaron las primeras reducciones jesuíticas del Paraguay. 46 Compéleme: de compeler, forzar. 47 princeps: “una vesecha”. El ave se echa en su nido, como se deduce de los versos 203-205. 48 ave Fénix: ave fabulosa que los antiguos creyeron que era única y renacía de sus cenizas (DRAE). 49 ñido: nido. 50 especiosa: hermosa, perfecta. Cultismo, del latín speciosus. 51 prínceps: aparecido. 52 desparciendo: esparciendo. 53 *“Acay” en lengua guaraní suena tanto como en lengua castellana: “Válgame Dios” y “qué maravilla es esta”. Y así llaman como con espanto a la laguna, por oír aquel estruendo y alarido Acay, de a donde dijo un poeta, hablando del misterio de la Encarnación: “Acay que me espanta tan grande secreto”.* El cerro Acahay es una elevación que pertenece a la cordillera de Ybycui, en el actual departamento paraguayo de Paraguarí. 42

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habitan, y ellos dicen que fundida54 antiguamente fue gente, y creemos, nos dicen, está el diablo atormentando a aquellos que pecaron en nefando55. Gran grito y alarido y gran estruendo allá dentro parece que resuena. Cuando se allega junto, estremeciendo el cuerpo queda todo con gran pena. Algunos de temor vuelven huyendo; pajas se les antoja y el arena56, que son diablos que vienen en pos de ellos, y vuelven erizados los cabellos.

Y no lejos de aquí, por proprios ojos, del carbunclo animal57 veces he visto. Ninguno me lo juzgue por antojos, que por cazar alguno anduve listo. Mil penas padecí y mil enojos en seguimiento de él, mas ¡cuán bien quisto58 y rico y venturoso se hallara aquel que anagpitan59 vivo cazara! Un animalejo es, algo pequeño, un espejo en la frente reluciente como una brasa ignita60 en recio leño, corre y salta veloz y diligente. Así como le hirieren, echa el ceño

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fundida: reunida, mezclada. pecar en nefando: sodomía. “Pecado nefando: se llama el de Sodoma, por su torpeza y obscenidad” (Aut.). 56 pajas se les antoja y el arena: hipérbaton. Expresión burlesca: la arena y las pajas se les antoja que son diablos. 57 *El carbunclo es un animal. Llámase este animal en lengua guaraní “anagpitan”, “diablo que reluce como fuego”.* Covarrubias menciona al carbunclo como una piedra preciosa encendida y agrega: “fingen criarse en la cabeza de un animal que cuando siente le van a cazar, echa sobre la frente (a donde la tiene) un ceño con que la cubre” (Cov.). Ignacio Arellano (2014) reúne todas las interpretaciones y explicaciones dadas sobre este animal en comentaristas de Góngora, y demuestra que el carbunclo es un animal fantástico de tradición apócrifa cuya probable fuente sean las crónicas del Nuevo Mundo, y lo define como “un animal nocturno, cuadrúpedo, herbívoro, que tiene un carbunclo en la frente, el cual brilla en la oscuridad de la noche, y cuyo fulgor puede ocultar echando sobre él un sobrecejo o párpado que tapa o muestra la luz según le conviene. Cuando se ve perseguido o se asusta, cierra el párpado y desaparece en lo oscuro. A veces se le asocian rasgos que la tradición atribuye a los dragones y su piedra (la draconites), y en tiempos más modernos se descompone y recompone en características dispersas, formándose una tradición que vive –como es usual– en variantes, algunas ya muy alejadas de la formulación gongorina” (230). 58 quisto: querido, apreciado (Aut.). 59 anagpitan (añapitán): añá significa “diablo” en guaraní. La etimología propuesta por el arcediano en nota es “diablo que reluce como fuego”. El término más cercano que encontré es hatapyña, es decir, “cubierto de fuego” (Guasach: s. v. “fuego”). No aparece como palabra formada en los diccionarios del guaraní de Ortiz Mayans ni en el de Guasach. 60 ignita: lo que tiene fuego o está encendido (Aut.). 54 55

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¡Cuán triste se halló, y cuán penoso Ruy Díaz Melgarejo! Que hallado había, a mí me dijo, uno hermoso, perdiolo por habérsele volcado una canoa en que iba bien gozoso. Yo le vi lamentar su suerte y hado diciendo: “Si el carbunclo no perdiera, con él al gran Filipo62 yo sirviera”. Andando por la guerra y escuadrones, de mí fueron mil cosas conocidas. Trataremos de una forma de ratones; de vista hablaré, que no de oídas. Unas cañas he visto, y cañutones tan gruesos como piernas muy crecidas; catorce y quince tiene, poco menos63, cada caña, y de agua todos llenos64.

Fig. 5

y enturbiase el espejo de repente, pues para que el carbunclo de algo preste61 en vida el espejuelo sacan de este.

El agua es muy sabrosa, clara y fría, mas yendo ya la caña madurando, un gusano se engendra dentro y cría; y al cañuto el gusano horadando afuera mariposa parecía; con las alas comienza de ir volando, y por tiempo las pierde, y queda hecho de forma de ratón hecho y derecho. Al tiempo que en la caña están metidos, a gente natural son nutrimento.

preste: que sirva. Al rey Felipe II, se sobreentiende. 63 Aquí hay una elisión de la medida a la que se atribuye “catorce y quince”. 64 “De los cañutos de otras cañas sacaban agua, que bebían y era muy buena, y se holgaban de ello” (Cabeza de Vaca, 169). 61 62

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Frutos sabrosos son, mas ya salidos a luz, causan dolor, pena y tormento, porque tornados ya, y convertidos en ratones, consumen el sustento, y privan muchas veces de la vida al natural, quitando su comida. De veinte mil pasaron, naturales, que murieron a causa del estrago que hicieron aquestos animales. Que en todo el Ubayg65 dejaron pago de planta, ni maíz, ni sementales, sin pasar por aquel tan crudo trago. Dejando de esta vez tan asolada la tierra, que tardó de ser poblada. No hay bruco66, ni langosta perniciosa, ni erugo67, ni otra plaga que yo entienda, que iguale a esta maldita mariposa; terrible es si comienza su contienda.

Así está desta plaga tan medrosa la gente de Ubayg, que viendo senda por do huir su tierra y nacimiento, la dejan por tener algún contento.

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También hay otras cañas muy mayores (del grueso son de un roble bien crecido) en que se crían gusanos, y mejores; de los unos y de otros he comido, en muy poco defieren sus sabores. Estando el uno y otro derretido, manteca fresca a mí me parecía, mas, ¡sabe Dios el hambre que tenía!68 En los mojos69 de aquestas cañas vimos, con agua bien sabrosa, más gusanos. Ni dentro ni de fuera los sentimos en toda la montaña ni en los llanos. Las cañas por cumbreras70 las pusimos, con tener otros palos muy cercanos;

Ubayg: puede referirse al río Parapití, localizado en la actual Bolivia, que recibió otros nombres, como Condorillo, San Miguel y Ubay, según De Ángelis (XL) afluente del Itenes, que lo es, a su vez, del Mamoré. 66 bruco: brugo, larva de un lepidóptero pequeño y nocturno que devora las hojas de los encinares y robledales (DRAE). 67 erugo: oruga. 68 “En los cañutos de estas cañas había unos gusanos blancos, tan gruesos y largos como un dedo; los cuales la gente freía para comer, y salía de ellos tanta manteca, que bastaba para freírse muy bien, y los comían toda la gente y lo tenían por muy buena comida” (Cabeza de Vaca, 169). 69 mojos: partes mojadas, en remojo. “Aduierte, que este pescado antes que se eche en mojo se ha de aporrear con un maço, o con un palo, y después de remojado se ha de echar a cozer” (Francisco Martínez Motiño, Arte de cozina, 1611. En CORDE); “si antes que la siembren la tienen un día en mojo en leche de ouejas saldrá dulce” (Gabriel Alonso de Herrera, Obra de agricultura, 1513. En CORDE). 70 cumbreras: tejados. “Estas cañas son macizas y más gruesas que las de Castilla, y más altas, pero córtanlas a la medida de la altura de las paredes que quieren hacer, y a trechos, en la mitad, van sus horcones (que acá llamamos haitinales), que llegan a la cumbrera e caballete alto” (G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, 1535. En 65

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mas no había qué temer, que la corteza tenían de terrible fortaleza. Es tanta la espesura de las cañas, a do las hay, que es cosa de gran grima71; y, aunque dentro se crían alimañas, están tan encerradas como encima. Quien a cortar va cañas, por mil mañas que tenga, a las veces se lastima con provas72, con espinas, con abrojos, y el mal sale mil veces a los ojos.

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Mas ya estoy enfadado en este canto, ¡cuánto más lo estará quien le leyere! Dejemos de contar cosas de espanto, volver quiero a don Pedro. Quien quisiere las mudanzas saber y crudo llanto de fortuna, y de aquel que las siguiere, con mucha atención lea diligente el canto lastimoso aquí presente.

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CORDE); “Hizo edificar unos pilares redondos y altos por los cuales y alto dellos fue puesta una cumbrera y ansí se cubrió este galpón y tuvo corriente porque la madera alcanzaba a aquella cumbrera de aquellos pilares” (Juan de Betanzos, Suma y narración de los incas, 1551. En CORDE). 71 grima: “horror y espanto ante una cosa horrenda” (Cov.). 72 provas: en lenguaje médico del siglo xvi, prueba o tiento, referido a la acción y al objeto que se utiliza, ya que también así se define el “instrumento médico quirúrgico usado para la exploración de heridas o llagas” (Herrera). Cabe la posibilidad, por contexto, que sea “prova” una errata de “púas”, como resuelve De Ángelis, que por contexto tendría cierta coherencia, pero por tipo de errata, la consideramos improbable. Tieffemberg resuelve también como “provas”.

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Canto IV. En que se trata de la más cruda hambre que ha habido entre cristianos, la cual padecieron los de don Pedro de Mendoza en Buenos Aires, y cómo se pobló el Argentino Lo que ha sido muy justo y bien ganado muchas veces se pierde, como vemos, pues, de lo que con mal se ha granjeado que se pierda, y el dueño esperaremos1.

1

Don Pedro de Mendoza fue soldado cuando hubo desensión2 entre supremos. Y al tiempo de pillar, hinchó la mano mas todo su trabajo salió en vano.

*Male parta malequoque; dilabuntur. Lo bien ganado se pierde, y lo malo ello sua [sic]* Frase atribuida a Cicerón: “Lo obtenido malamente se pierde de mala manera”. 2 desensión: disensión. 1

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Borbón perdió la vida3; Joan de Urbina4 entró en Roma cantando la victoria; de aqueste asalto y saco y grande ruina5 don Pedro enriquecido, en vana gloria, a don Carlos pedía la argentina provincia, pretendiendo su memoria levantar en conquista de paganos con dinero robado entre romanos.

Dos mil soldados salen de Castilla, sin gente de la mar y marineros. Juntáronse en alarde allá en Sevilla7, y, viendo tan lucidos caballeros, salían a los ver a maravilla tan puestos a punto de guerreros. Mas dicen: “Pues se van estos soldados, recemos los oficios de finados”.

Como fuese de suyo gran guerrero, viéndose de riquezas abastado, ofreciose a gastar mucho dinero y el Río de la Plata ha demandado. Don Carlos, en valor claro lucero, el título le da de adelantado; y así hizo una gruesa y rica armada de gente muy lucida y estremada6.

Al fin salió de España aquesta armada muy rica, muy hermosa y muy lucida, de todos adherentes abastada8, aunque hubo después hambre muy crecida. La gente que embarcó era estremada, de gran valor, y suerte muy subida. Mayorazgos e hijos de señores, de Santiago y San Joan comendadores9.

5

Es maese de campo10 un caballero Joan Osorio11, que es hombre muy valiente; Carlos de Borbón (1490-1527), que combatió del lado de Carlos V en Italia y perdió la vida en el asalto a Roma en 1527. Joan de Urbina: maestre de campo de Carlos V. Comenzó su carrera militar en África, estuvo en el asalto de Roma y murió en la guerra de Florencia, en 1530. 5 saco: del italiano sacco, ‘saqueo’. Nombre con que se conoce el asalto y saqueo de Roma por parte de las tropas imperiales de Carlos V el 6 de mayo de 1527. 6 estremada: extremada, perfecta, notable, admirable (Aut.). 7 alarde: formación militar en que se hace reseña de los soldados y sus armas (Aut.). Se hacía con carácter de ostentación. 8 adherentes: requisito o instrumento necesario para alguna cosa. 9 comendadores: aquellos que contaban con una renta competente, que en las órdenes militares se daba a algunos caballeros (DRAE). 10 maese de campo: segundo de a bordo (Aut.). 11 Juan Osorio: conquistador español. Después de formar parte de la campaña de Italia, se embarcó con Pedro de Mendoza en su expedición al Río de la Plata. Fue ejecutado injustamente en Río de Janeiro, por una conspiración en su contra, por Juan de Ayolas y Galaz de Medrano. 3 4

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también va Joan de Ayolas12, el guerrero, Medrano13, Salazar, Luján14 prudente. Otros muchos que van de decir no quiero, que cada cual bien puede ser regente15; mas Osorio entre todos se señala, y en todo lleva a todos palma y gala. A Neptuno y sus ondas carniceras se entregan invocando a Santiago16. Las naves van corriendo muy ligeras, rompiendo con gran furia el ancho lago17. ¡Oh lástima y angustias lastimeras,

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horrendo y gran temor, oh crudo trago! Que tan brava tormenta se levanta que el más fuerte y bizarro más se espanta18. Don Pedro, con buen celo y pecho pío, “En Dios pongamos”, dice, “la esperanza, y pues es para más es su poderío, Él nos dará, muy breve, mar bonanza”19. Los pilotos, con grande desvarío, dicen que la tormenta va en pujanza; el triste marinero con gran pena no acierta al aparejo20 ni a la antena21.

Juan de Ayolas: alguacil mayor de la armada de Pedro de Mendoza. Fundador del fuerte Corpus Christi y del fuerte de la Candelaria, cerca del río Paraguay. Se considera uno de los primeros blancos en tomar contacto con los indios cararás. Murió en una lucha contra los payaguás cerca de 1538. 13 Medrano: Galaz de Medrano soldado de la expedición de Pedro de Mendoza. Junto con Ayolas, uno de los que conspiraron contra Juan Osorio. 14 Luján: Pedro Luján fue un soldado de la expedición de Mendoza que murió en el combate del río que lleva su nombre, en 1536. Hay dos versiones sobre el nombre del río: una que le fue otorgado en honor a este soldado, y la otra que sostiene que este soldado era poco conocido y que, de haber sido por esta razón, tendrían que haberle puesto el nombre de cualquiera de los más ilustres que murieron en esta batalla. En este verso, el arcediano se refiere al soldado. 15 regente: el que gobierna. 16 Santiago: “El grito con que los españoles invocan a Santiago su Patrón, al romper la batalla contra los Moros, u otros enemigos” (Aut.). 17 ancho lago: océano Atlántico. 18 La descripción de la tormenta sigue los motivos de un topos clásico del género épico, tal y como desarrollan Virgilio y Lucano, y se continúa en los siglos xvi y xvii. Así, por ejemplo, el temor y las dudas del piloto, que están en la Farsalia (V, 568-570); las voces marineras (Araucana I, 81); las peticiones de ayuda al Cielo, etc. Sobre la presencia del tópico en la poesía hispánica de los siglos xvi y xvii, véanse Cristóbal y Fernández Mosquera. 19 mar bonanza: aquí se eliden preposiciones, pero es claro que se refiere a la tranquilidad en el mar. 20 aparejo: conjunto de palos, vergas, jarcias y velas de un buque (DRAE). 21 antena: entena, verga de las velas de los barcos a la que estas se aseguran (Fernández Navarrete, 245). 12

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“¡Iza el trinquete!22, ¡Amaina la mesana!23, ¡Afierra24 ese timón que imos25 perdidos!; ¡A la bomba, a la bomba muy de gana26, que seremos de presto sumergidos!”27. Cuál llama a San Lorenzo, cuál Santa Ana28, “¡San Telmo!”29 dicen otros afligidos; otros: “¡San Nicolás30, que puso quilla y costado, de nos tenga mancilla!”31. El sexo feminil32 y lacrimoso levanta hacia el cielo vocería.

Con la furia del viento tan furioso la una nave de otra se desvía; mas, volviendo la mar en su reposo, conviértese el dolor en alegría, y llegan a Canaria muy ufanos, do toman tierra y salen bien galanos33.

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Después de haberse aquí ya refrescado, a proseguir tornaron su viaje. Habiendo ya diez días navegado, halláronse muy cerca del paraje

trinquete: el palo que se arbola inmediato a la proa en las embarcaciones que tienen más de uno (Fernández Navarrete, 537). 23 mesana: en las embarcaciones de tres palos, el que se arbola a popa (Fernández Navarrete, 368). 24 afierra: aferra. 25 imos: vamos. 26 Se refiere a la bomba de achicar agua. 27 El motivo de la tempestad, tal y como lo recoge el autor, sigue algunos elementos tópicos desde la Eneida. Así, los gritos de los marineros (Eneida I, 87). Véase, en la épica hispánica también: “Uno dice ¡A la mar!; otro, ¡arribemos!/ otro grita: ¡amaina!; otro replica/ ¡a orza, no amainar, que nos perdemos!” (Araucana, XV, 81); “Resuenan voces roncas y alteradas: ¡amaina, amaina, borda y haz el treo”… (Rufo, Austríada, VIII, 20); “Amaina, dice, amaina, grita a voces” (Miramontes, Armas antárticas, VI, 463), etc. 28 Las invocaciones a los dioses, a Dios o a los santos, constituyen otro elemento recurrente del topos. Desde Virgilio, se encuentran en Ercilla, Rufo, Barahona de Soto, Camoens, etc. (véase Cristóbal). 29 San Telmo: San Pedro González Telmo, sacerdote español del siglo xii, patrono de los marineros. En la devoción popular se lo confundía con San Erasmo de Formia (Sanct’ Elmo), también venerado por los navegantes. Por eso fue denominado San Telmo. 30 quilla: madero largo que pasa de popa y proa del barco (Aut.). A San Nicolás, también patrono de navegantes, se le atribuye, en medio de una tempestad, una aparición milagrosa que salvó al barco y a quienes le invocaban del naufragio. De ahí que se diga “que puso quilla y costado”, es decir, que fue él mismo, en el interior de la nave, quien hizo las veces de nave, desde la proa hasta la popa, y de un lado a otro. 31 mancilla: lástima, compasión. 32 La expedición de Pedro de Mendoza fue una de las primeras que incluyeron tripulantes mujeres durante la conquista. Como testimonio de la labor y resistencia de las mujeres de esta expedición al Río de la Plata se conserva, entre otras, la carta de doña Isabel de Guevara (1530-¿?) a la princesa gobernadora doña Juana. 33 galanos: con gala, aseados. 22

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de las islas y cabo que es llamado Verde, enfermo asiento y estalaje34. Cansados del sañoso y largo lago, tomaron la que dicen Santiago. No estaba en este tiempo tan poblada como al presente está de lusitanos; la costa no está mucho desviada, poblada de valientes africanos; de color negra son, y muy tiznada, los que más a Cabo Verde son cercanos. Y tienen en común carnicería de los negros, haciendo anotomía35. Tomose de estas islas bastimento36, también se refrescaron los soldados, y diose con presteza vela al viento, los ánimos de todos bien osados. Mas, ¡ay dolor!, cuán presto a más de ciento,

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de poco prestara ser esforzados37; que la hambre pasando de la zona a roso ni velloso no perdona38. Con próspero Nordeste favorable camina alegremente nuestra armada. Y el mar más sosegada y navegable, la Línea39 en breve tiempo fue pasada con viento en popa vía y amigable40. De cabo Frío41 la punta ya doblada, en costa del Brasil tierra tomaron, y a un isla Santa Bárbara42 nombraron del gran Carlos las armas se poniendo. Y posesión por él allí tomando, y luego su viaje prosiguiendo, y en el puerto de Vera se encerrando, estuvieron alegres bien comiendo, contino43 por la playa mariscando44,

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estalaje: lugar en el que se hace albergue (DRAE). haciendo anotomía: el examen que se hace de las partes de un cuerpo humano, u de otro cualquiera animal, o ave, abriéndole, u dividiéndole, para venir en conocimiento de ellas. Es voz griega, que muchos por error pronuncian anotomía (Aut.). Aquí vale decir que los habitantes de Cabo Verde, tienen una anatomía semejante a los habitantes negros del continente (por la piel: “común carnicería”). 36 bastimento: provisión para el sustento. 37 Esto es, de poco serviría ser esforzados, valientes, debido al hambre que habrían de sufrir. 38 a roso ni velloso: “Para significar que todo lo rebañó” (Correas). Aquí, que el hambre no perdonó a nadie. 39 línea: la línea del Ecuador. 40 popa vía: viento de popa, el más veloz para la nave. 41 cabo Frío: véase nota en canto I. 42 isla Santa Bárbara: isla volcánica del océano Atlántico que hoy pertenece administrativamente al estado brasileño de Bahía. 43 contino: continuamente. 44 mariscando: tomar mariscos u otro tipo de animal de agua. 34 35

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que hay en aquel puerto grande suma de hermosos pescados como espuma. Estando pues aquí, ha comenzado el demonio sus cosas tan usadas. Salazar con otros se ha juntado y a Joan Osorio dan de puñaladas. Invidia y cobardía lo han causado45, por ser las obras de él tan señaladas; a don Pedro hicieron que creyese que le iba en esta muerte el interese46. Al principio el error, aunque pequeño, grandísimo se hace al fin y al cabo47. Era este caballero halagüeño con todos; y en aquesto más le alabo que en verle sacudido y zahareño48 con nobles, de lo cual le desalabo. Que al más pobre soldado en más tenía que diez de presumpción de hidalguía. Fue causa, según dicen, esta muerte tan fuera de razón, contra justicia,

del funesto suceso, horrible y fuerte del pobre de don Pedro y su milicia. Que echada esta invidiosa y cruda suerte con tanta cobardía y gran malicia, comenzó a castigar Dios el armada con un grave castigo y cruda espada. Desde el principio del mundo está sabido el castigo que hace Dios eterno. Por vista de los ojos conocido está cuanto lo estima el Sempiterno49. La muerte del que es justo, y bien creído tenemos lo castiga con infierno, que la sangre de Abel el inocente clamando está ante Dios omnipotente50. Al fin de aquesta isla se ha pasado con algunos descuentos que no digo51, y el Río de la Plata se ha tomado, y el puerto San Gabriel de desabrigo52. De allí luego pasose al otro lado, a Buenos Aires que es de más abrigo,

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*Invidia combate a lo más alto, y así el envidioso es cobarde.* El relato de la muerte injusta de Juan Osorio también se recoge en el Romance elegíaco de Luis de Miranda, sacerdote a quien Barco Centenera conoció en Paraguay. Este asunto es reelaborado en la ficción contemporánea, por ejemplo, en el cuento “El hambre” de Manuel Mujica Laínez. 47 *Parvus error in principio maximus sit in fine aris.* “Un pequeño error en el principio se vuelve grande al final”. 48 zahareño: desdeñoso, esquivo, intratable o irreductible (DRAE). 49 Probable errata en princeps: “lo estima”. Corregimos en razón del sentido de la frase. Sempiterno: siempre eterno, Dios omnipotente. 50 *Ecce sanguis iusti Abel clamauant me. Gen. 4.* “He aquí que la sangre del justo Abel clama ante mí”, Génesis, 4. 51 descuentos: contrariedades. 52 desabrigo: fondeadero sin abrigo, es decir, expuesto a los vientos y a las corrientes de mar. 45 46

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a do fue el lastimoso acabamiento de tanta bizarría, cual yo cuento. De ver era salir en aquel llano al soldado bizarro y caballero de sedas y brocado muy galano. A guisa y parecer de perulero53, salía con contento muy ufano. Y hasta el pobrecito marinero desque la bella tierra contemplaba a España no volver jamás, juraba. A Joan de Ayolas hubo despachado don Pedro el río arriba, porque asombre al indio. Va con él un buen soldado llamado Salazar, valiente hombre. Don Pedro en este tiempo hubo enfermado del morbo que de Galia54 tiene nombre; con miedo de morirse en aquel río, a Castilla se vuelve en un navío. Viniendo, pues, don Pedro su viaje a España sin haber puerto tomado; empero, a vueltas ya de aquel paraje

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que llaman las Terceras55, ha acabado56. Así no gozó bien ni su linaje el tesoro que en Roma hubo pillado. Dichoso el que atesora allá en el cielo, que es burla atesorar acá en el suelo57. Quedó por capitán y por teniente, y en muerte, sucesor de aquella tierra, Ayolas, que fue arriba con la gente. Acá Francisco Ruiz hace la guerra en Buenos Aires y anda diligente; mas, poco le aprovecha, que la perra pestífera, cruel hambre canina, a todos abandona y los arruina58. La gente ya comienza a enflaquecerse, las raciones se acortan cada día; no puede el padre al hijo socorrerle, que cada cual su muerte más temía. Y aunque es muy natural el condolerse, y cada cual del otro se dolía, empero más su vida procuraba y caridad de sí la comenzaba59.

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perulero: aquellos que iban a buscar riquezas a Perú. morbo de Galia: sífilis. 55 las Terceras: las islas Azores. Mendoza muere en alta mar el 24 de junio de 1537. 56 “Viniendo…/ ha acabado”. La frase se construye a partir de un hipérbaton con el sujeto (don Pedro) y el verbo principal (“ha acabado”). 57 *Thesaurizate vobis tesauros in caelis, ubi erugo neque tinea demoliuntur. Math. 6.* “Atesorad para vosotros tesoros en el cielo, donde ni el orín ni la polilla los arruinan”, Mateo, 6: 21-22. 58 La recargada adjetivación para describir los estragos del hambre en esta expedición es un recurso estilístico, pero también surge de la dura experiencia de la cual Centenera ha sido testigo. 59 *Charitas bene ordinata a se debet incipere.* “La caridad bien ordenada empieza por uno mismo”. 53 54

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Un hecho horrendo diré, lacrimoso, aquí sucede: estaban dos hermanos; de hambre el uno muere, y el rabioso que vivo está le saca los livianos60 y bofes61 y asadura, y muy gozoso los cuece en una olla por sus manos y cómelos; y cuerpo se comiera, si la muerte del muerto se encubriera.62 Comienzan a morir todos rabiando, los rostros y los ojos consumidos; a los niños que mueren sollozando las madres les responden con gemidos. El pueblo sin ventura lamentando, a Dios envía suspiros doloridos. Gritan viejos y mozos, damas bellas perturban con clamores las estrellas. Es hambre enfermedad la más rabiosa63 que puede imaginar ningún cristiano; la mano está temblando temerosa, no quisiera de tal ser escribano.

Mi Dios, por vuestra sangre tan preciosa, libradme de este azote, que el tirano que llegaba a tentaros, bien sabía que es grave mal la hambre en demasía64. Fue cierto celebrada allí su saña, de aquesta matadora sin medida, con tanta crueldad y tan extraña, que no podrá de alguno ser creída. No hizo ella jamás otra hazaña cual esta, y de Judea referida. Que en esta de dos mil que se contaron, con la vida, doscientos no escaparon. No quiero referir extrañas cosas, causadas de esta perra y vil tirana, que bien pudiera yo, muy dolorosas. Una mujer había, llamada Ana, entre otras damas bellas y hermosas; tomó paga del cuerpo65 una mañana, forzada de la hambre y, hecha iguala66, al pretensor envía en hora mala67.

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livianos: pulmones. bofes y asadura: bofes era la denominación popular de los pulmones y por asadura se conocían estos y los demás órganos internos de los animales. 62 Esto es, se comería todo el cuerpo si no llegase a conocerse entre los demás expedicionarios la muerte del hermano. 63 rabiosa, aquí, “terrible”. 64 *Dic ut lapides isti panes fiant. Math. Cap. 4. * “Di que estas piedras se transformen en pan” (Mateo, 4: 3). Referencia al episodio de Cristo en el desierto, cuando tuvo hambre y el diablo le tentó sugiriendo que convirtiese las piedras en pan. 65 tomó paga del cuerpo: se prostituyó. 66 iguala: composición, ajuste o pacto en los tratos (Aut.). Es decir, hecho ya el trato. 67 pretensor: pretendiente. Envía en hora mala: es decir, lo despide. 60 61

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Era el galán pretenso68 un marinero; el precio, una cabeza de pescado; acude a la posada muy ligero y, viendo que la dama le ha burlado, al capitán Ruiz, buen justiciero, de la dama se había querellado, el cual juzga que cumpla el prometido, o vuelva lo que tiene recibido. ¡Maldito seas, juez, si no quisieras mirar a nuestro Dios omnipotente, y de esto a buen juzgar te conmovieras, y a quitar el pecado subsecuente por evitar la muerte, lo hicieras! Que claro está que el casto y continente mejor pasa la hambre que el vicioso, y dado al vicio y acto lujurioso69. Sabemos, semejante a esta bajeza, que causa otras dos mil esta traidora; que aunque dice el refrán que no es vileza70, y ser con nuestro Dios merecedora, creemos la virtud de la pobreza,

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sin su favor, la perra es causadora de hambre, que es un mal tan sin medida que dará el padre al hijo por la vida. Volvamos al Ayolas y su gente, que sube el río arriba muy gozoso. El puerto Paraguay, que es al presente, hallaron del caribe belicoso poblado. Estaba aquí el fuerte y valiente Yanduazubí71, en la tierra poderoso capitán y cabeza que regía, y toda la comarca le temía. Aqueste fue en favor de los cristianos, e hizo a Salazar que allí poblase. Ayolas pasó el río y los pantanos, diciendo a Salazar que le aguardase. Llegó donde hinchó muy bien las manos, mas, Dios no fue servido que tornase72, que Salazar no cumple el prometido, por do el pobre de Ayolas se ha perdido.

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pretenso: pretendiente. *Quodumque peccatum fecerit homo extra corpus sumum est, qui autem fornicator in corpus suum peccat. 1 Cor. 6; S. Tho. Quia indebire resoluitquod erat necessarium conservationi naturae; Y el poeta: sine cerere et Bacho friget Venus.* El texto incluye tres notas seguidas. Se traducen así: “Cualquier otro pecado que cometa el hombre está fuera de su cuerpo, pero el que fornique, peca contra su cuerpo” (1 Corintios, 6); Santo Tomás: “Porque indebidamente unió lo que era necesario para conservación de la naturaleza”; “Sin Ceres y sin Baco, Venus se enfría”. Frase de Terencio que viene a decir que, sin comida y bebida, el amor se enfría. 70 *Pobreza no es vileza, empero sin Dios causa vileza y entre los hijos del siglo es gran bajeza y cosa odiosa y aborrecible.* 71 Yanduazubi: Junto con Lamabaré, fue cacique de la tribu que ocupaba la región de la actual ciudad de Asunción, antes de la llegada de los españoles (Guevara, 91). 72 Dios no fue servido. 68 69

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El Paraguay arriba poco trecho había Joan de Ayolas navegado; saltó en tierra y camina bien derecho la vuelta del Perú. Y bien cargado de plata, y a su gusto satisfecho, volvió do a Salazar había dejado con barcos y navíos esperando, en tanto que la tierra iba talando.

Los indios que esta gente aquí mataron payaguaes se dicen, belicosos; a muchos en mi tiempo captivaron, y yo también lo fui de estos furiosos. Salazar y los otros que bajaron poblaron en el puerto, muy gozosos. Comienzan a hacer, a puja75, hijos y a entregarse a deleite y regocijos.

Salazar, como vido que tardaba, bajose al Paraguay, do ya dijimos, el gran Yanduazubí-Rubicha estaba73 con el gran Lambaré; y entrambos primos le dicen, de lo que mucho gustaba: “En tanto que nosotros dos vivimos, ayuda te daremos como a hermano, a ti y todo nombre de cristiano”.

El guaraní se huelga en gran manera de verse emparentar con los cristianos. A cada cual le dan su compañera los padres y parientes más cercanos. ¡Oh, lástima de ver muy lastimera!, que de aquestas mancebas, los hermanos, a todos los que están amancebados, les llaman hoy en día sus cuñados.

En esto vuelve Ayolas diligente con plata, mas no halla los navíos. El hecho, viendo el indio de repente, la carga de la plata deja y líos74, y acude contra Ayolas y su gente; no puede escabullirse, que los ríos están delante de él, y así murieron el pobre y los demás que con él fueron.

A tal término llega aquesta cosa, que cada cual vivía a su albedrío; aquel que india tenía más hermosa, se juzga por mejor y de más brío. Y en siéndole la india enfadosa, libelo de repudio76 con desvío77 concede, y toma a otra mazacara, que manceba la llama a la clara.

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*Rubicha en lengua charia o guaraní quiere decir ‘principal capitán y cabeza’.* líos: atados de cosas. 75 a puja: desenfrenadamente. 76 libelo de repudio: instrumento o escritura, con que el marido repudiaba antiguamente a la mujer, dirimiendo el matrimonio (Aut.). 77 con desvío: con desagrado. 73 74

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Mazacara es un pece muy sabroso y tanto, que los indios cosa rica le dicen, por ser pece tan gustoso; y el nombre de este peje el indio aplica al amiga que tiene, deseoso de siempre la gozar, que significa mazacara la cosa que es amada, que no enfada por ser muy estimada. No había en este caso alguna enmienda, por ser en general costumbre mala; que aquel que convenía poner rienda, sin guarda de excepción, todo lo tala. Aprenden de la escuela y de la tienda78 en esto los demás todos, de Irala79; que aunque en muchas cosas concertado, en esto de la carne, desfrenado80. Y el mal era mayor y más crecido, que los gobernadores se han jactado de tener mazacaras; y ha venido

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a términos la cosa, que tratado con ellas han, e hijos han tenido, en público y por suyos los han criado. Ved los pequeños tal, qué documento habían de tomar de tal descuento. Cuanto convenga en tierra, cuando es nueva, 45 sembrar buena semilla, labradores, e ir a los principios a dar prueba de virtud y bondad, predicadores. El dicho del poeta lo comprueba, que el vaso en que una vez echan licores guarda bien el sabor siendo reciente; así, ni más ni menos, es la gente81. Estando, pues, el pueblo muy ufano al gusto y paladar de su medida, juzgaron por consejo bueno y sano a Irala obedecer toda su vida. Sobre esto muchos dicen ser tirano; será bien esta cosa conocida

*Mobile mutatur saepe cum principe vulgus, Hesiodo.* “A menudo el pueblo mudable se muda con el príncipe”. La cita, en realidad, no es de Hesíodo, sino de un panegírico de Claudiano, De Quarto Consulatu Honorii Augusti Panegyris (Walker, 1139). 79 Irala: Domingo Martínez de Irala (1509-1556) formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza. Remontó el Paraguay y el Paraná junto con Juan de Ayolas, y fundó varias ciudades, entre ellas Puerto de la Candelaria, y la Ciudad y Puerto de los Reyes. En ausencia de Ayolas, y en condición de lugarteniente, gobernó Paraguay. Fue quien encabezó la resistencia a aceptar a Álvar Núñez Cabeza de Vaca como adelantado del Río de la Plata y decidió su encarcelamiento y deportación a España. Al final de su vida, consiguió ser nombrado gobernador-propietario del Río de la Plata. 80 desfrenado: desenfrenado. 81 *Quo semel est imbuta recens servabit odorem testa diu oratio.* “Así, el ánfora, una vez impregnada, conservará el aroma por mucho tiempo”, Horacio. 78

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de todo aquel curioso que leyere el canto que tras este se siguiere82. Que yo no he de juzgar aquí sus hechos, decir lo bueno y malo me conviene. Confieso hizo Irala mil provechos, por do en aquella tierra fama tiene. Algunos perseguidos y deshechos por él fueron, y quiera Dios no pene en pena de sus culpas, y los males que hizo a Diego de Abrego83 y leales. Mandando, pues, la tierra como digo, Irala, y Buenos Aires despoblado, cesado había la hambre, y mucho trigo tenían, y otras cosas que han sembrado. A la Asumpción se suben al abrigo, los unos y los otros se han juntado84; que la virtud estando bien unida más fuerte vemos que es que desparcida.

Estando así, cualquiera procuraba hacer casas, estancias y hacienda; y aunque la dulce España deseaba, y más el que tenía alguna prenda, el imposible visto trabajaba cualquiera, por no haber plaza ni tienda. Por donde todos eran labradores, monteros, hortolanos85, pescadores. Don Carlos Quinto en esto ha proveído por su gobernador y adelantado86 a Cabeza de Vaca, que ha salido de allá de la Florida, donde ha estado captivo de los indios, y metido la tierra adentro, a fuerza de su grado. Diremos de él después, en entretanto, cesemos hasta ver el quinto canto.

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*Irala fue en el armada de Pedro de Mendoza como soldado, y con su ardid y maña vino a mandar la tierra mucho tiempo, levantáronle los que prendieron a Alvar Núñez Cabeza de Vaca, persiguió a Diego de Abreu, caballero de Sevilla, el cual sustentaba la opinión de los leales. Que llamaban a los que no consintieron en la prisión de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.* El armada: el empleo del artículo determinado ‘el’ delante de sustantivos femeninos que empiezan por ‘a’ átona, está ampliamente documentado hasta el siglo xvii. 83 Diego de Abrego: También conocido como Diego de Abreu. Fue un conquistador que acompañó en su expedición a Pedro de Mendoza. Encabezó la rebelión contra Gonzalo de Mendoza y fue responsable de su muerte, cuando este gobernaba Paraguay en ausencia de Irala. Tomó el poder de la ciudad, hasta que Irala regresó; este se enteró de los disturbios y lo hizo matar por usurpador. 84 *Del pueblo de Buenos Aires y júntanse los de él, y los de la Asumpción.* 85 hortolanos: hortelanos. 86 adelantado: cargo funcionarial de origen medieval. Las Leyes de Indias otorgaban a los adelantados poder para organizar una expedición de conquista, fundar ciudades y encargarse de los nombramientos civiles y militares de los nuevos territorios. 82

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Canto V. En este canto se dice del capitán Álvar Núñez Cabeza de Vaca y adelantado del Río de la Plata, y de su prisión y trabajos que de ella sucedieron, y del gran Mojo, señor del Paitite1 Segura vida llaman la pobreza, y de santos y santas es amada2; también la Majestad y sacra Alteza

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amándola le dio suerte estimada. Aquel que en poco tiene la riqueza por cierto vive vida sosegada;

Título en princeps: “En este canto se dice lo capitano Alvar Núñez Cabeza do Vaca y Río de la Plata, y de su prisión, y trabajas que de ella sucedieron, y del Gran Mojo, señor de Paitite”. Adaptamos para que la frase tenga sentido. De Ángelis y Tieffemberg lo hacen de forma más libre: “En este canto se dice cómo vino Alvar Núñez Cabeza de Vaca al Río de la Plata, y de su prisión, etc.”. 2 *“¡Oh, vida segura, la mansa pobreza!”, Juan de Mena en su Las trecientas.* Las trescientas o Laberinto de Fortuna, extenso poema alegórico de Juan de Mena (1411-1456). 1

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y el que con su pobreza se contenta más rico es que el que tiene mucha renta3. Las guerras y las grandes disensiones el interés las causa, como vemos. Motines y revueltas, rebeliones, ¡qué de mal por la plata padecemos! Autores de las santas religiones, que amastes la pobreza por extremos, decid: ¿no es más segura la pobreza, pues por ella gozáis de la riqueza? Cualquiera en la Asumpción está gozoso, con solo su comer vive contento; no andaba por la plata cobdicioso, metido en su morada y aposento labrado, muy pulido, muy costoso, sin curar4 de tapiz o paramento5. Y al fin, por interés la furia ingrata, discordia su contento desbarata.

¡Qué fuera si tuvieran plata y oro! Que aquesto más conmueve en esta vida, que al fin aquel que tiene gran tesoro procura su contento sin medida; aqueste fin le fuerza el triste lloro y llanto al navegante en su corrida, y aquesta, a veces, causa en este mundo a muchos que desciendan al Profundo6. Mas oro y plata es lo que lo vale7, 5 y bien es honra, mando, poderío, cualquiera de estas cosas equivale, y trae al retortero al albedrío, que aunque no sea forzada, empero sale la voluntad de madre como río, y lleva a la razón tras sí rendida, y a su dictión8 y gusto, sometida9. Al fin, pues, interés les fuerza tanto en la Asumpción sin plata ni dinero, que su placer se vuelve en triste llanto, los cuellos entregando al carnicero. Pensaron de salir de un gran quebranto,

*Boetius non enim multa possidentem ipsum beatum dices*. “Boecio: ‘Dirás que no por cierto el que mucho posee es más feliz’”. Boecio (480-525), filósofo latino, autor de la famosa Consolación de la filosofía. 4 sin curar: no hacer caso ni estimar (Cov.). 5 paramento: adorno o atavío con que se cubre alguna cosa (Aut.). 6 Profundo: al Infierno. 7 *“Oro es lo que oro vale”, dice el proverbio castellano.* 8 dictión: lo que se dice, palabra. “Diácono es dictión griega, y tanto quiere dezir como servidor” (Hugo de Celso, 1540. En CORDE). 9 *Trahit sua quemque voluptas, inquit Poeta, ut refert Aug. Tracta, 26 in Joan.* “Cada uno es arrastrado por su deseo, como dice el poeta, según refiere San Agustín”, Tratado 26, 4 de su Comentario al evangelio de San Juan. 3

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y dieron en un hondo sumidero10, como verá cualquiera que esté atento a la historia presente que yo cuento. Habiendo aquel que al mundo dio de mano en trueco del eterno y gran reposo, dejándole primero todo llano y en paz al heredero muy dichoso11; juzgado por consejo bueno y sano, de dar hombre valiente y belicoso al Argentino envía adelantado, que Cabeza de Vaca12 fue nombrado. Del cual su armada apriesa abastecida de todo el necesario, y sus peltrechos, de la ciudad de Cádiz fue partida, y a las Canarias llegan bien derechos. Los más de todos es gente lucida, algunos con insignias en los pechos

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de nobles y lustrosas encomiendas, y muchos de valor y grandes prendas. Pasada la famosa y gran Canaria, en Cabo Verde, que es de lusitanos, entraron; y aunque era tan contraria entonces su nación a castellanos, no lo fue a la nuestra allí adversaria; que a todos los reciben como a hermanos. Que al fin la diferencia es de tal guisa, que para las más veces todo en risa13. Después de haberse aquí ya refrescado, la gente del armada muy gozosa con algún bastimento que ha tomado, se embarca, por le ser muy deseosa la fin de su viaje comenzado, juzgándole por cosa provechosa;

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*Incidit in Scillam cupiens vitare Caribdam.* “Cayó en Escila deseoso de evitar a Caribdis”. Proverbio latino atribuido a Gualterio de Châtillon (siglo xii). Escila y Caribdis, dos monstruos mitológicos que se situaban, uno frente al otro, en un peligroso estrecho de mar, tradicionalmente reconocido como el de Mesina en Sicilia. Ulises tuvo que atravesarlo, dudando en irse a un lado u otro, siendo los dos igualmente peligrosos. 11 *Cosa muy sabida es cómo el emperador Carlos V nuestro Señor, padre del invictísimo Felipe II, se desposeyó e hizo dejación de todos sus reinos, y se retrajo a Yuste, monasterio de frailes jerónimos, que fue el más singular y mayor triunfo que él obtuvo entre los grandísimos y dignos de eterna memoria que él alcanzó en este mundo.* 12 Cabeza de Vaca: Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1490?-1558?), conquistador español y adelantado del Río de la Plata. Es célebre su crónica sobre su peregrinación por tierra desde La Florida hasta el norte de Nueva España (Naufragios), y luego, su versión sobre el viaje al Río de la Plata, redactada por su secretario Pero Hernández (Comentarios). Ambos forman parte del corpus más representativo de las crónicas de Indias. 13 Aquí el autor comenta las diferencias culturales entre lusitanos y españoles, las cuales causan risa, según dice, por no existir tales. En el contexto de la publicación de la obra es un gesto dirigido al marqués de Mora, virrey de Portugal, a quien estaba dedicada la misma.

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que vemos que cualquier descubrimiento14 es al tono de boda o casamiento. La Tórrida, que alguno inhabitable escribe15, traspasaron de repente. No ser en todo tiempo navegable, sabemos que el sol hiere crudamente. Un viento hace a veces amigable, navégase con él al occidente. Después de aquesta Tórrida doblada, está casi ya hecha la jornada16.

La costa del Brasil reconocida, y un isla, Santa Bárbara, tomada por la insignia imperial que, de corrida17, allí fue por don Pedro bien fijada. Conocen que su armada fue surgida en ella, mas tocando de pasada, el rumbo enderezaron muy aína18 al isla dicha Santa Catalina19. De aquí el gobernador ha despachado, con gente que descubran el camino,

*Ni boda pobre, ni mortuorio rico, así en los descubrimientos de las Indias. El Comendador griego sobre Las trecientas de Juan de Mena, y otros muchos antes de él, como fue Ptolomeo, etc., lo contrario de lo cual vemos y sabemos.* Ni boda pobre…: refrán. Da a entender que al tiempo de celebrarse los casamientos, se procura ponderar los caudales más de lo que son en realidad, y disminuirse cuando llega el caso de la muerte. El Comendador griego es el sobrenombre con el que firmaba Hernán Núñez de Toledo, o de Guzmán (1478-1553). Fue un prestigioso latinista y helenista, conocido por sus comentarios a Las trescientas de Mena. Además, ejerció de paremiólogo y publicó un vasto repertorio de Refranes y proverbios en romance (1555), que Barco Centenera, tan aficionado a los refranes, pudo manejar. 15 La Tórrida: se refiere a la zona tórrida, el espacio del globo terráqueo comprendido entre el trópico de Cáncer y el de Capricornio. Para la tradición clásica, era el lugar de la tierra más cálido, lo que hacía que fuera no apta para el desarrollo de la vida. 16 *Doblada la línea está casi hecha la jornada, porque si no se acierta a doblar, no se puede tomar la costa del Brasil, antes habrán de ir a la de Cartagena, o dar en Santo Domingo.* En los siglos xvi y xvii, el cálculo de la posición de los barcos en alta mar era poco fiable. Era posible la medición de la latitud (norte y sur) a través del sextante, pero la coordenada de longitud (este y oeste) resultaba mucho más compleja. Se requerían cálculos muy precarios a partir de la velocidad de la nave y solo a partir de la segunda mitad del siglo xviii, con el perfeccionamiento de las técnicas de medición horaria (Fernández Armesto, 414-417), se fue encontrando la solución a un problema que había dado lugar a cientos de extravíos de barcos europeos, como el caso de los navíos holandeses embarrancados en la costa australiana cuando se dirigían a Indonesia (Leys). Es también lo que le ocurrió al desafortunado Diego de Sanabria, cuya expedición, deseando llegar al Río de la Plata, terminó en Cartagena de Indias. Lo cuenta Barco Centenera en la última estrofa del presente canto: “erraron dos pilotos su rotero/ y dieron en el puerto Cartagena”. 17 de corrida: de paso (Aut.). 18 aína: pronto (Aut.). 19 Santa Catalina: isla costera de Brasil situada en el estado de Santa Catarina. 14

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a Dorantes de Béjar20, buen soldado, el cual fue, y con presteza mucha vino. Noticia del camino cierta ha dado, por donde caminando con buen tino, la tierra adentro entraron muy gozosos, mas, de los naturales recelosos.

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Sabido por Irala que llegaba, con maña, que la usaba en su provecho, envía a cierta gente de corrida que el parabién le den de su venida. Sobre cuarenta el quinto año corría, cuando el buen Álvar Núñez ha llegado24, y no el cuarenta y siete se cumplía cuando se ve de cadenas rodeado. La causa de este mal y tiranía, y de caer el pobre de su estado, invidia fue, que suele, do se ofrece, aquello combatir que más florece25.

No quiero referir la gran miseria, trabajos, infortunios, que sufrieron en aqueste camino, y su laceria21, y hambre y sed que todos padecieron. Pues vemos no murió en aquella feria22 alguno de trecientos que allá fueron. Que aquesto de las hambres y su queja a Mendoza y a Zárate se deja23. En tanto que Álvar Núñez caminaba al Paraguay con guías muy derecho, su gente con salud toda llevaba a manos, el camino de indios hecho.

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Llegado al Paraguay se determina de ir el río arriba descubriendo, y sin hallar noticia de oro o mina, con barcos y navíos fue subiendo. Trescientas y más leguas, pues, camina hasta saber de plata, pero, viendo

Dorantes de Béjar: Andrés Dorantes de Carranza, natural de Béjar (ca. 1500-ca. 1550) fue uno de los acompañantes de Cabeza de Vaca en su famosa travesía por América del Norte. Sin embargo, es más probable que se refiera a otro Dorantes, de quien se dice en los Comentarios: “El gobernador [Cabeza de Vaca] (…) envió al factor Pedro Dorantes a descubrir camino por la Tierra Firme” (Cabeza de Vaca, 159). Díaz de Guzmán se refiere a él entre los que metieron preso más tarde a Cabeza de Vaca (Díaz de Guzmán, 250). 21 laceria: pobreza (Aut.). 22 feria: uso irónico de feria como ‘fiesta, celebración’. 23 Referencia a Gonzalo de Mendoza y Juan Ortiz de Zárate, personajes que aparecen más desarrollados en cantos posteriores. Gonzalo fue teniente gobernador del Río de la Plata entre 1556 y 1557. Fue uno de los capitanes de la expedición de Pedro de Mendoza. Realizó muchas expediciones por Brasil y la costa de los ríos del litoral rioplatense y fundó el fuerte de Asunción. Se unió a otros para reemplazar a Cabeza de Vaca por Irala. Acompañó a este en diversas exploraciones, se casó con una de sus hijas y gobernó desde 1556 hasta 1558, año en que murió (Wright/Nekhom, 482). 24 En realidad, Álvar Núñez Cabeza de Vaca llegó al Río de la Plata en 1540, según se señala en sus Comentarios. 25 *Invidia combate lo más alto.* 20

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que la rabiosa muerte andaba suelta, por no perder su gente, dio la vuelta.

un isla de edificios fabricados con tal belleza y tanta hermosura que exceden a la humana compostura.

San Fernando se dice este paraje26, do se tuvo noticia de riqueza, mas era tan enfermo el estalaje, que cobran los soldados gran tibieza; dejaron, a esta causa, su viaje que promete sacallos de pobreza; que la piel por la piel, el mentiroso27 nos dijo, que da el hombre y el reposo28.

Una casa el señor tenía labrada29 de piedra blanca toda hasta el techo; con dos torres muy altas a la entrada, había del una al otra poco trecho. Y estaba en medio de ellas una grada y un poste en la mitad de ella, derecho, y dos vivos leones a sus lados, con sus cadenas de oro aherrojados30.

Si la muerte no teme aquesta gente, el Argentino fuera más famoso el día de hoy, que nueva ciertamente se tuvo aquí de un indio belicoso. La plata y oro bello, reluciente, se ha visto, no es negocio fabuloso; que cántaros de oro a maravilla tenía aqueste indio, y gran vajilla. En una gran laguna este habitaba, en torno de la cual están poblados los indios que a su mano él subjetaba en pueblos por gran orden bien formados. En medio la laguna se formaba

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Encima de este poste y gran coluna, que de alto veinte y cinco pies tenía, de plata estaba puesta una gran luna, que en toda la laguna relucía. La sombra que hacía en la laguna muy clara desde aparte parecía. ¿Quién hay que no tomara una tajada de la luna aunque fuera de menguada? Pasadas estas torres se formaba una pequeña plaza bien cuadrada; del invierno y verano fresca estaba, que de árboles está toda poblada;

San Fernando: población ubicada muy cerca del río Paraguay, en el actual departamento paraguayo de Misiones. El autor se refiere a Satanás como “el mentiroso”. 28 *Pellem pro pelle dabit homo, Iob, 2.* Estos versos hacen alusión al libro de Job: “Respondió el Satán a Yahveh: ¡Piel por piel! ¡Todo lo que el hombre posee lo da por su vida!”. Job 2: 4. Aquí el autor elige “reposo” como sinónimo de sosiego, y en relación a la cita, de vida, bienestar. 29 *La casa del gran Mojo, en una laguna.* 30 aherrojados: que tienen prisiones de hierro (DRAE). Por extensión, apresados. 26 27

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los cuales una fuente los regaba, que en medio de la plaza está sitiada, con cuatro caños de oro gruesos, bellos, que yo sé quién holgara de tenellos.

A aquellos que por dicha ya han pasado por medio de las torres y coluna,

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habiendo las rodillas ya postrado, levantando los ojos a la luna, aqueste viejo así les ha hablado con una muy feroz voz importuna, y dice: “A este adorad, que es solo uno el Sol, y fuera de él, otro ninguno”.

La pila de la fuente más tenía de tres pasos en cuadra su hechura. De más que de hombre mortal ser parecía en talle, perfección y compostura. En extremo la plata relucía mostrando su fineza y hermosura. El agua diferencia no mostraba de la fuente y pilar do se arrojaba. La puerta del palacio era pequeña, de cobre, pero fuerte y muy fornida; el quicio puesto, y firme en dura peña, con fuertes edificios guarnecida31. Seguro que del pelo y de la greña32 del viejo del portero, que es crecida, pudiéramos hacer un gran cabestro33; oíd pues del vejazo el mal siniestro34.

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En alto está un altar de fina plata con cuatro lamparillas a los lados encendidas, y alguna no se mata35, que están cuatro ministros deputados36. Un sol bermejo más que una escarlata allí está con sus rayos señalados; es de oro fino el sol allí adorado, mas, ¡ay de quien él sea desechado! Aqueste gran señor de esta riqueza el gran Mojo se dice, y es sabido muy cierto su valor y su nobleza; su ser y señorío enriquecido de sus vasallos, fuerzas y destreza, por nuestro mal habemos conocido, que pocos tiempos ha que en cortas trechas probamos la fiereza de sus flechas.

guarnecida: adornada (Aut.). greña: el cabello enredado y revuelto, sin aseo ni compostura (Aut.). 33 cabestro: riendas del caballo. 34 vejazo: viejazo. 35 alguna no se mata: es decir, que ninguna se apaga. 36 deputado: persona nombrada y destinada por un cuerpo o comunidad, para que en su nombre y con su autoridad ejecute alguna cosa (Aut.). 31 32

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¡A qué no fuerzas, hambre detestanda37 del oro!, que los ánimos perdidos tras ti llevas con ansia tan nefanda que ciega las potencias y sentidos38. Con todo, desque39 ven que la muerte anda de priesa, con temor, los doloridos que habían emprendido este viaje, se vuelven para atrás de este paraje40. Volviendo, pues, la gente de su entrada, sucede en la Asumpción una tormenta. Dos hombres la levantan, que excusada la tal o motín es, si no lo inventa el pecado, que cosa es muy usada. Lebrón41 el uno es; el otro, Armenta; “Desque el gobernador preso tenía, muy bueno ha andado Armenta”, les decía.

Sucede a prima noche el desbarate42; el pobre caballero está dormiendo. Entrégales la puerta Joan Oñate43, y así de golpe entraron con estruendo. A voces dicen todos ser dislate que con la vida quede; que viviendo habrá de causar mal, pues está cierto el hombre no hablará después de muerto. 30

detestanda: aborrecida. *Quid non mortalium pectora cogitavi aura sacra fames.* Errónea transcripción de un famoso verso de la Eneida (III, 56,57) de Virgilio: “¡A qué no arrastras a los pechos mortales, maldita hambre de oro!”. El original de Virgilio es cogis y no cogitavi, auri y no aura (no tiene sentido de otra forma). Tampoco es mortalium, sino mortalia. 39 desque: adv. después que, desde que, luego que. Es voz antigua (Aut.). 40 El autor describe aquí el famoso palacio en la isla en medio de una laguna del gran Mojo o el gran Paititi. Este mítico reino, citado por primera vez por Vaca de Castro en 1544, lo mencionan Álvarez Maldonado, Díaz de Guzmán, Sarmiento de Gamboa, etc. Para referencias sobre el tema, véanse Combès (2011) y Arellano (2011). La búsqueda de este lugar, vinculada con la leyenda de El Dorado, incentivó muchas expediciones desde Asunción. 41 Alonso Lebrón y Bernaldo de Armenta son dos franciscanos que llegaron al Río de la Plata en la expedición de Alonso de Cabrera en 1538. En la costa brasilera, escindidos de dicha expedición, los encontró Cabeza de Vaca y se unieron a su compañía, pero tuvieron diferencias con el adelantado. Algunos documentos sostienen que desobedecían a Cabeza de Vaca e, incluso, se habla de agravios contra el jefe de la expedición (Tormo Sanz, 364-365). En los Comentarios, Núñez Cabeza de Vaca (2000) hace referencia a ellos y comenta cómo en un momento se separaron de él (160). 42 a prima: a primera hora; desbarate: desastre. En estos versos el autor se basa evidentemente en el relato de los Comentarios, por la descripción de las acciones (Núñez Cabeza de Vaca 2000: 270-271). 43 Joan Oñate: se refiere a Pedro de Oñate, un criado del adelantado (Núñez Cabeza de Vaca 2000: 271). 37 38

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Rasquín44, con un harpón enarbolado le apunta amenazando, que se diese. De la cama se ha el pobre levantado, sin saber de este caso cómo fuese. La espada con gran ánimo ha empuñado; mas ¿quién era posible resistiese a tantos, pues que Hércules el griego no puede contra dos entrar en juego?45 Irala astuto, sabio, cauteloso, del enfermo se hizo en este punto, y por quedar él libre y ganancioso, según pude saber y lo barrunto,

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a Cáceres46, agudo y bullicioso, le dice con Venegas47 vaya junto y Cabrera48; del rey tres oficiales, principio y causadores de estos males. El pueblo conmovieron, ignorante, y en odio le encendieron como brasa. Acude a la prisión, y en un instante le sacan muy asido de su casa. Irala se ha hallado muy triunfante, que cierne, hiñe, y amasa aquesta masa49, y siendo el preso puesto en tal aprieto, por caudillo de todos es eleto50.

Rasquín: Jaime Rasquín, conquistador valenciano que estuvo en Asunción y atentó contra el adelantado Cabeza de Vaca. El relato de los Comentarios lo sitúa en una situación similar a la que se cuenta en este episodio. Dice allí: “y a Jaime Rasquín, y éste puso una ballesta con un arpón con yerba a los pechos del gobernador” (Núñez Cabeza de Vaca 2000: 271). Por otro lado, de regreso a España, Rasquín consiguió por medio de una real cédula, en 1571, la gobernación de una zona del Río de la Plata que fue revocada al no llegar a su destino la expedición por él comandada. Las tierras asignadas a este fueron luego incluidas entre los territorios de la gobernación de Ortiz de Zárate (Ravest Mora, 445-464). 45 *Nec Hercules contra duos inquit proverbium.* “Dice el proverbio: ‘Ni Hércules contra dos’”. 46 Cáceres: se refiere al contador Felipe de Cáceres. Fue gobernador interino del Río de la Plata en Asunción entre 1569 y 1572, cuando Ortiz de Zárate viajó a España para confirmar su cargo. Luego de varias luchas con indios de la zona y exitosas expediciones, fue encarcelado y depuesto por el obispo Pedro de Torre. 47 Venegas: Garci-Venegas, teniente de tesorero. Mencionado por el secretario de Cabeza de Vaca en el relato de los Comentarios. 48 Cabrera: Alonso Cabrera fue enviado al Río de la Plata como veedor, al conocerse la muerte de Pedro de Mendoza. Como inspector real, en 1537, introdujo en Asunción la cédula real que otorgaba la potestad a los ciudadanos de elegir al propio gobernador en ausencia del elegido por el rey. En 1541 Cabrera fue con Martínez de Irala a Buenos Aires para completar el traslado de algunos colonizadores a Asunción. En 1544 formó parte de la conspiración contra Cabeza de Vaca (Wright/Neckhom 1990: 107). 49 cierne: de cernir, separar con el cedazo la harina del salvado, o cualquier otra materia reducida a polvo, de suerte que lo más grueso quede sobre la tela, y lo sutil caiga al sitio destinado para recogerlo (DRAE); hiñe: de heñir, sobar con los puños la masa, especialmente la del pan (DRAE); “masa aquesta masa”, en princeps. Corregimos por “amasa” para que tenga sentido el juego de palabras y la dilogía de masa (de pan y de turba humana). Irala prepara cuidadosamente el pan de la conspiración y la manipulación de los hechos. 50 eleto: electo. 44

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Comienza, gobernando, pues, Irala, su negocio a entablar, y aficionaba a todos, y en mil cosas se señala, y al pobre con más veras51 ayudaba. Empero corta, abrasa, hiende, tala al que el contrario bando acompañaba, de suerte que el leal52 era tenido por hombre vil, infame y abatido.

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Había Diego de Abrego tomado la mano en señalarse con cuadrilla, contradiciendo a Irala por alzado. Con Abrego y Ruy Díaz de Sevilla, consigo mucha gente han congregado; Irala ha procurado de seguilla, y algunos los conmueve por regalo, y a muchos cuelga y pónelos de un palo.

A muchos ahorcó de los leales, diciendo que la tierra perturbaban. A tal punto se vino, que los tales en los montes y bosques habitaban. Los que eran causadores de estos males lo bueno de la tierra se gozaban; los otros hambreaban suspirando y a Dios justa venganza demandando.

Irala sale en esto con armada, y el río arriba yendo bien se aleja; y porque la ciudad sea gobernada, a don Francisco de Mendoza54 deja. Lazcano55, muy malvado de celada, con ánimo endiablado se le queja, diciendo no conviene que tuviese por un tirano el mando y desistiese.

Entre otros que prendió fuera Vergara53, hermano de Ruy Díaz Melgarejo, y a aqueste si no huye le ahorcara, que voluntad no falta y aparejo; al otro, con su hija le casara. Ruy Díaz nunca fue de tal consejo y así con los leales se ha huido, andando por los bosques abscondido.

Y que él con los leales trataría que en nombre del gran Carlos se eligiese, y aquesto fácilmente lo haría sin que persona alguna lo impidiese. Tratolo de tal suerte, que hacía que el triste don Francisco lo creyese; con este engaño y falso compelido, Mendoza de su mando ha desistido.

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veras: usado siempre en plural, significa la realidad, verdad, y seriedad en las cosas, que se hacen o dicen (Aut.). leal: aquí se refiere a los que apoyaban a Cabeza de Vaca y así a la Corona española. 53 Vergara: Francisco Ortiz de Vergara. Yerno y sucesor de Martínez de Irala, gobernó Paraguay después de Gonzalo de Mendoza. Fue depuesto por la Audiencia de Charcas en 1564 y regresó a España en 1565. Lo sucedió el adelantado Juan Ortiz de Zárate. 54 Francisco de Mendoza: dirigió la “gran entrada” a la región del Río de la Plata desde Cuzco, en 1543, y fue muerto por sus inconformes compañeros en 1545 (Wright/ Nekhom, 314). 55 Lazcano: Juan Gabriel Lezcano fue un racionero y cura de la iglesia mayor de Asunción. 51 52

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Al punto que desiste, luego viene la gente de leales de los sotos, y el Abrego leal no se detiene, que espera de tener aquí más votos. El Lazcano malvado, pues no tiene los filos56 del intento malo botos, que con presteza a muchos sobornando, al Abrego, procura, den el mando. Malvado llamo a Lazcano yo en mi verso por ser causa primera de un gran daño, que nunca se perdiera el universo por Mendoza mandar siquiera un año. Que si buen celo tuvo, al fin fue adverso a Mendoza, causando un mal tamaño, y al Abrego de muerte, y gran fatiga a todos cuantos eran de la liga. El Abrego, por votos, fue elegido, que cédula real dispone de esto: y siendo ya del pueblo recibido comienza de invidar todo su resto57. El Mendoza se ve tan afligido, y acaso le fue Abrego molesto,

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que no pudo sufrir verse burlado, y oíd en lo que para este ñublado58. Con sus pocos amigos, dicen, quiso tratar de recobrar con nueva traza el mando. Mas estotro tiene aviso del caso, y con presteza dale caza, y préndele, y al punto de improviso la cabeza le cortan en la plaza59. Al tiempo que cortársela querían, a sus hijos habló, que allí venían. A don Diego, el mayor, habló primero, diciendo en alta voz: “Mira que seas vasallo de tu rey muy verdadero, porque en aqueste trance no te veas; y pues, hijo, tú ves cómo yo muero, así la gloria eterna tú poseas que cures de vivir siempre de suerte que no mueras también de aquesta muerte”.

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El presagio del padre que moría, dejado por postrero testamento, al don Diego de poco le servía, pues tuvo en Santa Cruz60 atrevimiento

filos del intento malo botos: hipérbaton. En lenguaje figurado Lazcano no tiene los filos botos (es decir, romos, sin punta) del intento malo, porque sus intrigas son eficaces y causan daño. 57 invidar el resto: en juegos de cartas, envidar, es decir, apostar todo lo que le queda al jugador. Figuradamente, agotar hasta la última posibilidad. 58 ñublado: nublado; aquí, episodio turbio. 59 *Cortan la cabeza a don Francisco de Mendoza en la Asumpción por mandado de Diego de Abrego.* 60 atrevimiento: alude al levantamiento referido en el Canto XVI de don Diego de Mendoza, hijo del desdichado don Francisco. Murió ajusticiado en Potosí por orden del virrey Toledo (según se cuenta en el Canto XVII); Santa Cruz es Santa Cruz de la Sierra, la ciudad boliviana más poblada en la actualidad, que fue fundada en 1531 por Ñuflo de Chaves. 56

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y pagó en Potosí su tiranía. Diré en otro lugar este alzamiento, al Abrego volvamos que, sabiendo que Irala vuelve, al monte va huyendo. Irala, habiendo tiempo navegado el Paraguay arriba con su gente, y al buen Nuflo de Chaves61 despachado a que salga al Perú muy diligente, se vuelva a la Asumpción, que el que ha pecado no puede asegurar jamás la mente62. Que no puede hallarse mejor ciencia ni prueba que le iguale a la conciencia63. Llegando a la ciudad al fin Irala, con grande regocijo es recibido; de Mendoza la muerte le desala64: el corazón y entrañas le ha rompido. Tras Abrego, con priesa, el monte tala,

y a Escaso65 aquesta causa ha cometido, mas no le fue en el tiro de su mano, que un tiro que tiró no sale vano. Al Abrego a prender Irala envía, porque él, con los leales retirado, andaba por los bosques a porfía, del remedio de España confiado. El Escaso, que supo dó dormía, una noche le halla descuidado, y al blanco pecho apunta, y fue tan cierto que el corazón le parte y deja muerto. Muchos de los leales desmayaron por verse sin cabeza y perseguidos, y algunos al Irala se pasaron y fueron con amor de él recebidos. Los otros, que más tiempo porfiaron, vinieron con dolor muy afligidos,

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Ñuflo de Chaves: también conocido como Nufrio de Chávez (1518-1568). Nació cerca de Trujillo y fue hermano del confesor de Felipe II Diego de Chaves. Estuvo junto a Cabeza de Vaca en la entrada a Asunción en 1542 y luego de colaborar con él, se unió a otros funcionarios reales para derrocarlo y apoyar a Irala. Estuvo en muchas expediciones de Irala y condujo la que finalmente logró unir Asunción con Lima, en 1548. Fundó Santa Cruz de la Sierra, favoreció la introducción de materias primas y ganado en la zona de Asunción. Murió en una emboscada preparada por los indios. 62 *Fugit malus nomine persequentem.* “El malo huye perseguido por su fama”. 63 *Conscientia mille testes.* “La conciencia vale por miles de testigos”; proverbio latino para referirse a los remordimientos de conciencia. 64 desalar: quitar las alas (Aut.); aquí, figuradamente, le desmoraliza. 65 Escaso: en la Argentina manuscrita de Ruy Díaz de Guzmán, se menciona que Irala mandó un grupo de soldados dirigidos por un caudillo Escaso para encontrar y matar a Diego de Abreu: “y para poderlo hacer con más comodidad despachó veinte soldados con un caudillo llamado Escaso para que los buscase y tragese preso con los demás que con él andaba (…) y descubriéndolo por un agujero el caudillo Escaso, le apuntó con una jara de ballesta” (Díaz de Guzmán, 83). 61

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que el nombre de leal era nefando y en trisca66 le nombraban, y burlando.

El triste del leal dice temblando: “Hermano, lo que sé: que estoy penando”.

A tal punto llegó el atrevimiento del bando del Irala que, casando su hija con Vergara, por contento y placer, un soldado suspirando en una farsa sale descontento y roto y pobre. Y otro, preguntando, y él responde, diciéndole ¿quién era?: “De los leales soy, que no debiera”.

El valeroso Chaves caminaba la vuelta del Perú donde ha salido, con trabajo sobrado que pasaba de gente que el camino le ha impedido. A muchos fuertemente conquistaba, y a su dictión y mando ha sometido, rompiendo fuertes, fuerzas, palizadas, con obras muy heroicas y afamadas.

“¿Qué, de leales sois?”, le dice luego, “Mirad, pues, bien el pago que sacado habéis de esa contienda y triste juego que tan contra razón habéis jugado. Hermano, ¿por ventura estáis tan ciego que no veis que es andar de pie quebrado?”67.

Conquistó los Chiquitos68, que es frontera del gran Mojo69, señor de la Laguna. Y entiendo que si más adentro fuera a cuestas nos sacara la coluna; y Hércules70 segundo, Chaves fuera, y por más le imitar, el sol y luna

trisca: hacer trisca, burlarse de alguna cosa. Comp. Jacinto de Carvajal: “pidiéndome a mí que excusando sus nombres los entregase a mi pluma para que, donairando con lo demás que por si ha obrado, no queden ellos sin parte en la burlesca trisca…” (57). 67 andar de pie quebrado: ir menguado de hacienda, con pocos recursos (Correas). 68 Chiquitos: provincia que recibe su nombre de los indios tapuymire, tapiomiri o chiquitos, como les llamaban los españoles, tribu que habitaba la Chiquitania, sabana tropical del departamento actual de Santa Cruz, Bolivia. Ñuflo de Chaves atravesó su territorio y se enfrentó a ellos entre 1557 y 1559. 69 gran Mojo: el mítico rey de Paititi. 70 coluna… Hércules: alusión a las columnas de Hércules. Según la mitología, el héroe griego fue hasta los confines del mundo conocido, la región de Gades, donde derrotó al monstruo Gerión y se apoderó de su ganado. Como recuerdo de su hazaña, Hércules habría erigido dos columnas en el estrecho de Gibraltar. En el siglo xvi las columnas se convierten en símbolo heráldico del imperio español desde Carlos I, y de las propias Indias Occidentales. Las columnas aparecen asociadas al lema “Plus ultra”, es decir, ‘más allá’, que representa los confines del imperio. Aquí, Chaves sería un “segundo Hércules”, pues llevaría una columna más allá de los territorios conocidos y conquistados por los españoles. 66

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a cuestas sustentara, como al cielo el otro, por le dar a Atlas71 consuelo. Al fin salió al Perú, donde ha hallado al licenciado Gasca72, el venturoso. Después de su negocio relatado, procura de volverse muy gozoso. Un pueblo en el camino hubo poblado por extender su fama deseoso, Santa Cruz de la Sierra le nombraba, que el sitio al de su tierra semejaba73. A Cabeza de Vaca ya volviendo, lleváronle a Castilla aherrojado. Agora que lo estoy aquí escribiendo me admira cómo nunca castigado aqueste caso fue, malo y horrendo, y gran levantamiento confirmado.

En mi tiempo yo vi se recelaba el pueblo del castigo que esperaba. 55

Venegas y Cabrera, pues, al preso llevaron a Castilla, y lo entregaron al Consejo Real con gran proceso y causas, que a su gusto fulminaron. De aquestos dos, el uno pierde el seso, al otro en breve tiempo lo enterraron. El preso por sentencia fue privado del título y blasón de adelantado. En su lugar, habiendo proveído a Sanabria74 el gobierno, va a Sevilla, casose, y el casamiento le ha impedido que no pueda salir ya de Castilla. Que en breve se murió, pues ha partido con el resto de gente y la cuadrilla. Que en armada Sanabria puesto había, entregada a la mar, doña Mencía75.

el otro, por le dar a Atlas consuelo: Atlas es un titán condenado por Zeus a sostener eternamente la Tierra. El “otro” es de nuevo Hércules, quien sostuvo por un rato la corteza terrestre permitiendo así que Atlas descansara. 72 Gasca, el venturoso: Pedro de la Gasca (1493-1567), funcionario, sacerdote y militar, que fue presidente de la Audiencia de Lima y gobernador interino del Virreinato del Perú entre 1548 y 1550. Cumplió brillantemente la misión de sofocar la rebelión de los Pizarro que amenazaba la integridad del imperio español. 73 Santa Cruz: la ciudad de la actual Bolivia remite al pueblo de nacimiento de Nuflo de Chaves, Santa Cruz de la Sierra, en la provincia de Cáceres. 74 Sanabria: Juan de Sanabria, nombrado adelantado del Río de la Plata para sustituir a Cabeza de Vaca en enero de 1549. Organizó una expedición, pero murió en Sevilla a los tres meses de recibir el encargo. 75 doña Mencía: Mencía Calderón, segunda esposa de don Juan de Sanabria. A la muerte repentina de su marido, se nombró adelantado a su hijastro, Diego. Doña Mencía continuó la organización de la armada y se embarcó en ella junto a sus tres hijas, además de un numeroso contingente femenino, pues la expedición tenía la finalidad de asentar la colonización española en Paraguay. Tras numerosas penalidades, su barco llegó a la isla de Santa Catalina y, desde allí, doña Mencía y sus mujeres, junto a los hombres del capitán Salazar (antiguo enemigo de Cabeza de Vaca), prosiguieron por tierra firme 71

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Tomaron de la costa a San Vicente, después a San Francisco76, do estuvieron algún tiempo viviendo alegremente. Por tierra, al Paraguay después vinieron. La más de toda aquesta poca gente, que nombre del Socorro les pusieron, de Extremadura son, do influye Marte de sus sacros tesoros tan gran parte77. Sanabria en Medellín78 nacido había, con hijos y mujer allí ha vivido. Viudo ya una vez, doña Mencía en Sevilla por suerte le ha cabido.

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Movida de su vana fantasía, con sus hijas de España se ha partido con fin de las casar; y así sucede, que en la mujer la honra vale y puede.

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También Diego Sanabria, el heredero79, después salió con gente en mala estrena80: erraron dos pilotos su rotero81 y dieron en el puerto Cartagena. En Potosí le vi hecho minero, mas nunca tuvo el pobre mina buena. Busquemos una agora en otro canto, que ya cansa decir en este tanto.

hasta Asunción. Para la historia y la tradición literaria sobre esta mujer, una de las pioneras de la colonización americana, véase Tieffemberg, 2015. 76 San Francisco: río junto a la isla de Santa Catalina 77 de Extremadura son, do influye Marte/ de sus sacros tesoros tan gran parte: Extremadura tiene tesoros, es rica, por sus conquistas. Por eso influye Marte, dios de la guerra. 78 Medellín: localidad de la provincia de Badajoz (Extremadura), de la que salieron numerosos conquistadores, entre otros, Hernán Cortés. 79 Sanabria, el heredero: a la muerte de su padre, Juan, Diego de Sanabria era muy joven, pero eso no fue obstáculo para heredar el título de adelantado. Mientras su madrastra, doña Mencía, iba por delante y se embarcaba hacia América del Sur, él siguió con las gestiones para proveer de más recursos humanos a la expedición. Una vez en el océano, la flota se desvió y concluyó su periplo en Cartagena de Indias, en la actual Colombia. Diego de Sanabria fue un conquistador desafortunado. Debido a sus retrasos, en 1552 el rey puso fin a la capitulación con él por incumplimiento y confirmó a Irala como gobernador de la región. Todavía intentó una nueva aventura en América, pero tampoco tuvo éxito. Algunas versiones, como la de Barco Centenera, lo ubican en Potosí, donde su mala suerte le siguió persiguiendo. 80 estrena: comienzo (Cov.). En princeps, “extrena”. 81 rotero: derrotero. Véase nota 18 del presente canto.

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Canto VI. Viene obispo al Paraguay. Muere Domingo de Irala. Eligen por gobernador a Francisco Ortiz de Vergara y sale con el obispo al Perú Los hijos de este siglo, la Sapiencia1 1 nos enseña que son muy más prudentes que no los muy dotados de inocencia. Para el vivir y trato de las gentes, aquellos que no tienen tal prudencia perecen con dos mil inconvinientes, llevándoles ventaja los osados, astutos y sagaces y tresnados2.

Tan sabio era, y astuto y cauteloso, en su trato y vivienda nuestro Irala, que no tiene algún hombre de él quejoso, que a todos en amor parece igualar. Con esto y con su pecho valeroso, contrasta cualquier mal y suerte mala, y a su dictión y mando muy rendidos a sus contrarios tiene y sometidos.

*Filii huius seculi prudentioris sunt inquit Dominus* “Los hijos del mundo son más prudentes, dijo el Señor” (Lucas, 16: 8). “tresnados”: princeps, “treznados”. Tieffemberg, “tresnados”. Probablemente, como señala Tieffemberg, uso metafórico de tresnar (Corominas, ‘manosear’, ‘llevar de un lado a otro’). También en Terreros, como voz antigua, usado, arrastrado, gastado. Según el contexto, aquí tresnado equivaldría a experimentado.

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En paz tiene la tierra, gobernando con gran sagacidad y señorío, la gente rebelada castigando con fuerza, maña, y arte y poderío. Los leales su causa ya juzgando por vana presumpción y desvarío, por no tener de España nueva cierta se le entran cada día por la puerta.

que al Río de la Plata presto llega, sin refriega de mar y sin tormenta, que al bueno Dios le ayuda y le sustenta. Desde Castilla al Río de la Plata cuarenta días solos se gastaban, y no echaba el piloto en ello cata6, y el río los navíos embocaban. El general, llegando, desbarata de dos navíos las obras que sobraban. Hermosos bergantines quedan hechos, y en breve a la Asumpción fueron derechos.

Filipo el Sabio, rey muy poderoso, que en suerte el Nuevo Mundo le ha cabido, del augmento3 cristiano cobdicioso, al Paraguay obispo ha proveído: del orden franciscano religioso, don Pedro de la Torre4 es su apellido; Uré5 por general va del armada que fue para este efecto congregada. Apréstase el armada muy hermosa, y sale de Sanlúcar y se entriega a las ondas del mar brava y sañosa, y con un viento próspero navega. Ha sido en su viaje tan dichosa,

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No quiero aquí tratar el gran contento que toda la ciudad ha recibido, ni menos la tristeza y el lamento del malo7, que se ve ya sometido. Y aunque esto de pasada yo lo cuento, muy bien fue en el suceso conocido, pues cualquiera rehúsa ser mandado, que el buey suelto se lame por el prado8.

augmento: del latín augmentum, aumento. Don Pedro de la Torre (fray Pedro Fernández de la Torre): franciscano menor nombrado primer obispo del Paraguay. Llegó a la ciudad en 1555 y se hizo cargo de la diócesis hasta 1573. 5 Ure: don Martín de Orué o Urué fue escribano de minas y procurador general del Río de la Plata. Llevó a Asunción la cédula real en la que se declaraba a Martínez de Irala gobernador del Paraguay, entre otros asuntos de interés para los pobladores de la región (Zabala 1978: 124). Más tarde, se enemistaría con el obispo en sus conflictos con el teniente gobernador Cáceres. 6 echar cata: mirar alguna cosa. 7 del malo: alusión a Martínez de Irala. 8 Alude al refrán “El buey suelto bien se lame”, es decir, que cualquiera aspira a ser libre y no recibir órdenes. Irala no deseaba justamente tener superiores. 3 4

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Irala, como ve que está con miedo el triste del obispo, y que la feria por él corre, contento, alegre y ledo9, mudando muy en breve la materia le dice: “mi señor, en cuanto puedo, trabajo que salgamos de laceria buscando si hay riquezas en la tierra, mas tengo gran trabajo con la guerra”.

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los veinticuatro años con tal daño, no dura con derecho solo un año. Después de Irala muerto, se juntaron en una iglesia todos, y eligieron, de doce caballeros que nombraron, los cuatro, cuyos nombres escribieron. Por opuestos aquestos señalaron, los vecinos sus votos aquí dieron. Salió Francisco Ortiz, el de Vergara13, que con hija de Irala se casara.

El santo del obispo, sonriendo con un blando semblante, respondía a lo que Irala iba departiendo10, que ya su condición bien conocía. Bien a la propia suya resistiendo, porque de Irala mucho se temía, procura de sufrir, pues se ve solo, y todos contra él, con fraude y dolo. En esto de Castilla, (¡Dios eterno, cuán grande es y cuán alta tu sapiencia!) al Irala le envían el gobierno11, mas sobreviene luego una dolencia, y no pudo durar solo un invierno, que el que con fraude obtuvo la potencia12

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Su hermano, que es Ruy Díaz, habitaba en Guayrá14 en este tiempo, retirado de Irala, que con él mal se llevaba; allí poblando se ha fortificado, y de allí con su gente conquistaba los indios, y en la tierra apoderado procura atravesar a San Vicente, con ánimo crecido y poca gente. La costa del Brasil está temblando sabiendo de Ruy Díaz la venida, que piensan que se viene apoderando

ledo: alegre y plácido (Aut.). departiendo: hablando, discurriendo. 11 Recibe el cargo al ser desposeído de él Diego de Sanabria. 12 potencia: poder. 13 Vergara: Francisco Ortiz de Vergara (Sevilla, 1524-Ciudad Zaratina, 1574), gobernador del Río de la Plata entre 1558 y 1564. Fue depuesto de su cargo de gobernador interino por la Real Audiencia de Lima en 1564 y le sucedió el futuro adelantado Juan Ortiz de Zárate. 14 Guayrá: Ciudad Real de Guayrá, antigua población fundada en 1557 en la margen izquierda del Paraná, junto al a desembocadura del río Piquirí, en la provincia del Guayrá (Gobernación del Río de la Plata y Paraguay). Su fundación se encomendó a Ruy Díaz de Melgarejo, hermano de Ortiz de Melgarejo. 9

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en todo lo que halla de corrida, que saben cómo ha andado conquistando y que tiene la tierra así rendida, y no saben15 qué quiere Melgarejo… mas, ved en qué ha parado su consejo.

entonces, y no diera mala cuenta, causándose a sí misma tanta afrenta. Casose en mal punto, y en hora mala, Dios sabe lo que siento en escribillo. Amor, que con lo bajo lo alto iguala, la hace aficionarse a Joan Carrillo18. Cojolos Melgarejo en una sala, y como no es el caso de sufrillo, aunque la dama es tal, y el galán viejo, a entrambos los ha muerto Melgarejo19.

Allega a San Vicente, do Cupido16 desembraza cruel su flecha de ira, y hácele quedar preso y rendido al rostro angelical de doña Elvira17. Quien indios y españoles ha vencido, vencido y muerto queda porque mira. ¡Y piensas tú, Cupido, no lo fueras mirando a doña Elvira de Contreras! De Medellín salió la dama bella, de conocida casta y gente clara, y aunque fue en hermosura linda estrella, Fortuna se mostró con ella avara. Procura el capitán luego con ella casarse, mas la muerte la llevara

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Entrando el capitán en su aposento, al adúltero mató de una estocada; la dama viene al grito con lamento, la gente viene al grito alborotada. Ayúdanla a matar, oh crudo cuento, ¡que no hay quien te defienda, desdichada! Fenece la extremada hermosura con el extremo de extrema desventura.

Princeps: “sabe”. Cupido: divinidad grecorromana, símbolo del amor erótico. 17 doña Elvira: Elvira de Contreras fue hija de Isabel de Contreras y el capitán Francisco Becerra, naturales de Medellín (España) y vecinos de Asunción. Tuvo tres hijos con Díaz Melgarejo. Después de un tiempo de vivir en San Vicente, vuelven en 1555 a Asunción, con la flota de Sanabria. Ahí Irala manda a Ruy Díaz Melgarejo poblar la Guayra. Luego de vivir un tiempo en la ciudad fundada por su marido, el gobierno envía a Melgarejo solo a España. Elvira vuelve con sus hijos a Asunción en 1563, donde tiene una relación sentimental con el padre Juan Fernández Carrillo. Como el barco en el que iba a viajar Melgarejo no se había terminado de construir, este vuelve a Asunción, donde descubre a su mujer con su amante y los mata a ambos. 18 Joan Carrillo: el padre Juan Fernández Carrillo, sacerdote. Amante de Elvira de Contreras. 19 *Mata el capitán Ruy Díaz a su mujer.* 15 16

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Vergara y el obispo se han movido en esto de salir, que no debieran,20 al Perú; pero habiendo ya venido a Santa Cruz, do nunca ellos vinieran, allí les fue por Chaves impedido el camino; yo fío si pudieran pasar, ellos pasaran; mas yo hallo que en proprio muladar bien canta el gallo21. El Chaves a los Charcas22 va y camina, dejándose a los pobres muy llorosos23. Tras él salen después, y de una mina llevaron grandes muestras muy gozosos. Ensáyase24 el metal, y plata fina

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se saca, que movió a los codiciosos; y entre ellos Joan Ortiz pica25, pensando ganar honra y dinero gobernando. El licenciado Castro26 gobernaba, y vista la intención del perulero27, y que en aqueste caso él importaba por tener abundancia de dinero, el gobierno argentino le encargaba quitándosele al pobre caballero28; el cual, como se vido descompuesto, a Castilla se vino muy dispuesto.

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El 28 de setiembre de 1565, el obispo Torre y el gobernador Vergara, al mando de una nutrida expedición, salen de Asunción en dirección al Perú haciendo escala en Santa Cruz, donde les esperaba Ñuflo de Chaves, con el objeto de pedir auxilio a las autoridades del Virreinato. La situación de la región era de completo aislamiento y se enfrentaban a enormes dificultades para consolidar la colonización. La expedición concluyó con la sustitución de Vergara por Ortiz de Zárate al llegar a Lima y el nombramiento de Cáceres como teniente gobernador, mortal enemigo del obispo. De aquí que el texto señale “que no debieran” (véase Bruno, 216-220). 21 en proprio muladar bien canta el gallo: alude al refrán “Cada gallo canta en su muladar”, esto es, que cada uno manda en su propia casa o territorio (Correas). 22 Charcas: provincia dependiente del Virreinato del Perú hasta 1776. Se localizaba en el territorio de la actual Bolivia y su capital fue La Plata o Chuquisaca (hoy Sucre). 23 los pobres: se sobreentiende, por el contexto, que son Vergara y el obispo 24 ensayáse el metal: hacer inspección y reconocimiento de la calidad y bondad del oro, plata y otros metales (Aut.). 25 pica: dilogía, porque es tanto desazonarse como caer en el engaño (DRAE). Ortiz de Zárate “pica” porque cree en la posibilidad de enriquecerse a partir de las noticias sobre las minas y acepta el cargo de adelantado. 26 licenciado Castro: Lope García de Castro (1516-1576), licenciado en Leyes y militar español. Fue gobernador provisional del Perú y presidente de la Real Audiencia de Lima entre 1564 y 1569. Nombró adelantado del Río de la Plata a Juan Ortiz de Zárate. 27 perulero: natural del Perú y también, por extensión, el indiano enriquecido. Aquí se alude a Juan Ortiz de Zárate, quien había hecho fortuna en el negocio de la plata. 28 Se refiere a Ortiz de Vergara 20

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Matienzo29, el presidente, no repugna en esto, que formando una quimera, en el cuerno le pone de la luna30 al argentino reino y su ribera; y dice que no puede haber alguna provincia de riqueza en tal manera cual esta, aunque rodeen todo el mundo desde el polo primero y al segundo. Y aun dice un dicho necio, he de decillo, pues vi con juramento yo afirmallo, y prometí yo a muchos descrebillo31, no quiera mi Argentina aquí callallo: “Si fuera yo Filipo, a ese turquillo32 había con España de dejallo”,

decía por gozar de tanta tierra, tan bella y apacible y tan sin guerra33. Con estos desatinos que decía, que muy gran afición al Argentino mostraba el presidente que tenía, procuran de volverse su camino el obispo y teniente, que ponía en su lugar Ortiz el zaratino34; que es Cáceres un hombre bullicioso35, amigo de mandar y sedicioso. El Joan Ortiz se parte para Lima con título y blasón de adelantado. De barras lleva hecha grande rima36,

Matienzo: Juan de Matienzo (1520-1579) fue oidor de la Real Audiencia de Lima y Charcas y presidente de la primera audiencia. 30 Poner en el cuerno de la Luna es alabar de forma desmedida. 31 descrebillo: describirlo. 32 turquillo: probablemente se refiera a Vergara, quien tuvo que viajar a España, después de ser depuesto con Ortiz de Zárate para que se refrendaran los nombramientos. Filipo es Felipe II. 33 *Buen dicho para letrado y presidente de una Audiencia real. Bien parece había gustado poco de los flechazos de los indios guaraníes, según la razón que daba.* 34 Ortiz el zaratino: Juan Ortiz de Zárate (Orduña, Vizcaya, ca. 1551-Asunción, 1576) había participado en la conquista de Perú y llegó a ser un encomendero que se enriqueció extraordinariamente con las minas de Potosí. En Lima fue nombrado gobernador en lugar de Vergara y, después, en España, adelantado del Río de la Plata, cargo que ocupó entre 1569 y 1576, año en el que murió en extrañas circunstancias; el zaratino: de Zárate, quizá con ironía al aludir a los orígenes nobiliarios de los Zárate. Barco Centenera utiliza este apelativo con frecuencia para referirse a cualquier materia relacionada con este personaje con el que mantuvo serias diferencias. 35 Cáceres: Felipe de Cáceres fue nombrado teniente gobernador del Río de la Plata y Paraguay en situación de interinato hasta que Ortiz de Zárate volviera de España con el título de adelantado. De carácter autoritario, tuvo numerosas fricciones desde el comienzo con el obispo Torre y terminó encarcelado por los seguidores de este y llevado a juicio a España en 1572. Antes había participado en la conjura contra Cabeza de Vaca; de ahí, el apelativo de “sedicioso”. 36 barras: de oro o plata; rima: conjunto de cosas puestas unas sobre otras (Aut.). 29

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que sabe Dios cual él las ha juntado. Aquesto le causaba gran estima, y ser de todo el mundo respectado, que tanto de valor cualquiera abarca cuanto tiene dineros en el arca.37 De Lima se partió muy placentero por ver que le es Fortuna favorable; a Panamá camina muy ligero, con viento en popa vía y amigable allega a Panamá con su dinero; y en breve le veréis muy miserable, que no tenga ninguno confianza en Fortuna, que es cierta su mudanza. De Nombre de Dios38 parte a Cartagena, y entriega su fortuna a una fragata. El Francés esto tiene a dicha buena39, que le ha sido la presa muy barata. Encuéntrale, y “Amaina vela, antena”, le dice, “y deja, amigo, aquí la plata, si no quieres dejar también tu vida a vueltas de la plata aquí perdida”. Amainan a pesar vela y trinquete40, rendidos del Francés y su pujanza.

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Ni queda marinero ni grumete que no pierda del todo la esperanza. La vida a Joan Ortiz allí promete, mas pierde de la plata la confianza. La vela da el Francés, desque le quita la plata y, con placer picando, grita. ¿Quién vido a Joan Ortiz lo que hacía pudiera no moverse a crudo duelo? Los suspiros que daba los ponía con grande sentimiento allá en el suelo; sus carnes tan heladas las tenía como la pura nieve y duro hielo, y dice: “¡Cuán en breve aquí he perdido lo que en tan largos años he adquirido!”. De más de ochenta mil pesos pasaron los que el Francés sacó de aquesta feria. En Cartagena amigos ayudaron al Zárate a salir de su laceria; que muchos de su mal se contristaron por verle haber venido a tal miseria, que para asar, cocer, freír, decía que en mucha cantidad barras tenía.

*Tantum quisque valet quantum numos pendus habet in arca.* Cita errónea del proverbio latino “Uno vale tanto cuanto dinero tenga en el arcón”. Numos (acusativo) debe ser nummorum (genitivo plural). 38 Nombre de Dios: Ciudad de Panamá, fundada en 1510. Fue el primer puerto continental de la Flota de Indias. 39 el Francés: corsarios franceses. 40 amainan a pesar vela y trinquete: esto es, se rinden a su pesar ante el Francés. Las velas y el mástil delantero del barco funcionan como metonimias.

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Con este desastrado desbarate y desdichado fin y mal suceso, a Castilla se viene el de Zarate41, sin sacar de su plata un solo peso. No teme que el Francés le desbarate, que el pobre del ladrón jamás es leso42; mas antes caminando a su albedrío, delante del ladrón canta vacío.43 Llegado a España, el rey le ha confirmado lo que Castro le dio, y por más pago. A Zárate veréis ya señalado en los pechos con cruz de Santiago. Habiendo mucha gente congregado, se entriegan al feroz y hondo lago44. Diráse en su lugar de aquesta armada, volvamos a la historia comenzada.

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Al Cáceres y obispo revolviendo, llegan a Santa Cruz, que de la Sierra se llama, do Discordia, descogendo45 sus velas, ha causado tanta guerra entre los dos, que el odio ya creciendo los huesos uno al otro desentierra; y más que unas berceras en cantillo46 se tratan, que he vergüenza de escrebillo. De Santa Cruz salieron, procurando llegar al Paraguay con gran presteza; y aunque las dos cabezas caminando van juntos por la tierra de aspereza, no van cosa ninguna conversando, que en mala voluntad tienen firmeza. Llegando a la Asumpción muy brevemente, lo que pasó dirá el canto siguiente.

Zarate y no Zárate, por motivo de rima. leso: ofendido (Aut.). 43 *Cantaui vacuus coram latrone viator.* Verso del poeta latino Juvenal (Sátiras X, 22): “El caminante con el bolsillo vacío canta cara a cara al ladrón”. Viene a significar que quien no tiene nada, nada teme. 44 hondo lago: el océano Atlántico. 45 descogendo: desplegando. Comp.: “Abrieron luego las puertas de la ciudad y descogeron un palio de damasco azul con muchas franjas de oro que lo hermoseaban” (Góngora Marmolejo, Historia de las cosas del reino de Chile, 441); “al viento las banderas descogían” (Ercilla, IV, 84). 46 berceras en cantillo: berceras, vendedoras de berzas (Cov.), esto es, verduleras. Cantillo, en germanía, esquina de una calle (Alonso Hernández). Así pues, se pelean, en sentido figurado, como verduleras en medio de la calle. 41 42

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Canto VII. Llegando a la Asumpción el obispo y general, prende el general al obispo, y después, el obispo al general, y llevándole a Castilla, muere el obispo Sentencia es celebrada, llana y clara, que todo hombre que anda en malos pasos al fin de la jornada siempre para en mal con desastrado fin y casos1. Con el mando, poder y con la vara, el Cáceres echaba trapazos2

1

al santo del obispo, mas tenía un provisor que mal los recibía. Aunque el obispo era mal sufrido, no era codicioso de venganza. Segovia, el provisor,3 no ha consentido

*Quien mal anda en mal para.* trapazos: seguramente se refiera a trapazas: artificio engañoso e ilícito que se perjudica a alguna persona en la venta de alguna alhaja (Aut.). 3 Segovia: Alonso de Segovia fue provisor, es decir, juez diocesano, del obispo Fernández de Torres. Fue acusado de sedición durante el gobierno de Cáceres. Cuando llegó Ortiz de Zárate al Río de la Plata, Cáceres se llevó preso a Segovia con la intención de echarlo a la gobernación de Tucumán, pero tuvieron que regresar por el estado del río (Díaz de Guzmán, 264). 1 2

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a Cáceres crecer en su pujanza; mas antes, con un odio encrudecido, le mete, como dicen, bien la lanza, tomando informaciones y testigos a Cáceres, lo dicen sus amigos.

amigo del obispo y compañero, por sola su pasión, le prende y caza. Con el obispo ser particionero en su prisión, afirma, y en la plaza le corta la cabeza, y en picota la fija, y de traidor le reta y nota.

Un compañero, que Daroca se llamaba, que del Perú sacó en su compañía el obispo, en el pueblo publicaba contra el obispo mal en demasía. Mil cosas en escrito denunciaba al Cáceres, que bien las recebía, con que publican todos por extenso que el bueno del obispo está suspenso4.

La traición de Esquivel está fundada en una información que ha fulminado6, en que el obispo y él de mano armada conciertan de prendelle; ha concertado que el triste del obispo en su posada esté sobre fianzas encerrado. En la iglesia el obispo está rezando, y oíd lo que está el malo publicando.

Al provisor metió en un aposento el general, con grillos remachados; el comer al obispo y el sustento le quita, que no son hombres osados a darle un jarro de agua, que al momento el servicio y los indios son quitados. Y por mayor baldón y más afrenta, al obispo le priva de su renta. A Pedro de Esquivel5, un caballero de bella compostura y bella traza,

5

En pregón dice: “Pena de la vida, a la iglesia mayor nadie se atreva por hoy ir porque es cosa conocida que el obispo intención muy mala lleva. Y pues que la tenemos ya sabida, no habemos menester”, dice, “más prueba”. Ayala, su alguacil, va prestamente al templo para echar fuera la gente.

suspenso: suspendido de sus funciones. Pedro de Esquivel: soldado de la expedición de Cabeza de Vaca, oriundo de Sevilla. Casado con Isabel de Guevara. Los datos que se han encontrado sobre él son muy escasos: en 1564 testificó frente al secretario de Cabeza de Vaca y Díaz de Guzmán lo sitúa batallando con los indígenas en 1560. Fue ejecutado por Felipe de Cáceres, por sospecha de una conjura, en 1570 (Langa Pizarro, 24). 6 En sentido figurado, ha lanzado una información. 4 5

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¡Oh, Márquez, de estos casos escribano7, en quien toda maldad pura se encierra! Secárase primero aquesta mano que escribiera escriptura mala y perra. Mas ¡ay! como el juicio soberano para castigo tuyo envía a Guerra8, obispo, que poniéndote en cadena a ti y a tu hacienda lleva pena.

“Poblado está de mártires el Cielo que por honra de Dios han padecido; de su sangre está lleno todo el suelo, que infieles y tiranos han vertido. Tomemos, pues, con esto gran consuelo, que da Dios gloria a aquél que ha merecido. Y pues sabemos que este es un tirano, volvamos por el nombre de cristiano”.

Al fin, pues, ya del templo consagrado, diciendo mil oprobios y baldones, y falsos testimonios del prelado, por solos sus rencores y pasiones expelen al cristiano arrodillado, haciéndole que salga a rempujones. Forzándola a salir la puerta afuera, una dama habló de esta manera9:

Con sobrado valor y pecho osado, otra dama habló de esta manera: “De aqueste lugar santo consagrado no me hará salir ninguno fuera. Ni consentir yo tengo que al prelado agravien, sin que yo primero muera. Que a mí, que soy su oveja, su fatiga a condolerme de ella bien me obliga”.

“¡Pues no son poderosos los maridos, pidámosles las armas, y volvamos por la honra de Dios”. Y con gemidos decía: “No conviene consintamos aquestos maleficios conocidos, y todas al prelado defendamos. ¡Que más vale morir honrosa muerte que un mal disimular de aquesta suerte!”.

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“A mis padres, hablando de Castilla y de santas historias, tengo oído de la sabia Judith10, –si sé decilla, que bien veis que en la tierra soy nacida– aquella gran hazaña y maravilla que hizo, por do nombre ha merecido tan alto, que la iglesia la pregona por dechado de fuertes, y corona”.

Luis Márquez de Molina: escribano del Gobernador, en Asunción, alrededor de 1580. Alonso Guerra: obispo de Asunción entre 1579 y 1592. Reaparece en el Canto XXIII dedicado al III Concilio Limense. 9 * Esta era una mujer casada con Joan de Saldívar, vizcaíno, y hija de Antonio Thomas, portugués.* 10 Judith: viuda hebrea de alta estirpe y de belleza célebre que, durante el asedio de su ciudad, Betulia, por el ejército babilónico, engañó al general enemigo, Holofernes. Aceptó los requiebros de este, que se había enamorado de ella, y durante un festín que da el babilonio en su honor, lo emborrachó y luego degolló, logrando así la victoria de Israel. Su historia se cuenta en el libro homónimo de la Biblia. 7 8

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“Holofernes, soberbio, crudo, altivo tenía la ciudad de esta cercada; al nombre hebraico era muy nocivo con su fuerza, poder y cruda espada. Estaba al punto ya de ser captivo el pueblo, y la ciudad desconsolada; Judith de remedialla deseosa salió por el ejército, hermosa”. “La gente de Holofernes que la vido, al punto se la hubo presentado diciendo: ‘A buena parte hemos venido, ¿quién hay que no pelee muy de grado?’. Al Holofernes bien le ha parecido, y cenando y bebiendo se ha embriagado; la noche sobreviene, y se dormía con el vino abundante que bebía”. “Judith, que esta ocasión consideraba, la cabeza le corta, y con secreto salió con la criada que llevaba, librando de esta suerte del aprieto a su pueblo, en que vido ella en que estaba. El premio ha recibido más perfeto11, y pues vemos el premio ya nos llama, dejemos de nosotras grande fama”. El triste, doloroso, del prelado a su casa se vuelve, no cesando de gemir y llorar muy congojado por ver su oveja irse condenando.

Allí le hace estar emparedado, con barro las ventanas le tapando; fianzas da el obispo que estaría en su casa, y que de ella no saldría.

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Mas, teniendo noticia que querían echarle de la tierra, se ha salido huyendo a media noche, y acudían algunos en su busca do abscondido estaba; y los mosquitos le comían, que en toda aquella noche no ha dormido. A su casa le vuelven, do se queda, en tanto que Fortuna vuelve y rueda. El Cáceres estaba tan furioso, tan altivo, soberbio y endiablado, que no tiene en sí mesmo algún reposo, ni puede estar momento reposado. Del provisor estando receloso, por ver que era sagaz y redoblado, acuerda de embarcalle en un navío, y él bájase así mesmo por el río. Bajó con intención de despachalle al Perú, por sacalle de la tierra; mas, no halla manera de envialle, por do su voluntad en esto cierra. Que dos o tres procuren de fialle, con esta condición no le destierra, mas, suelto el provisor del crudo lazo, sacude, como dicen, zapatazo.

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En princeps, “perfecto”.

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Teniendo, pues, la causa fulminada12, juntaron de mancebos13 gran canalla14, que es gente para todo aparejada. De españoles también parte se halla, a quien noticia fue del caso dada. No hace fray Francisco Ocampo falla15, que aunque al principio fue de la otra parte, aquí lleva el guion y el estandarte16.

A mirar la visión los que salieron a un patio, do el Segovia miraba, un ángel relumbrando todos vieron, que, parece, una espada desnudaba. Muchos aquesto mesmo me dijeron, y el ángel parecía que amagaba con la espada desnuda que tenía, y golpes hacia abajo sacudía.

En casa de Segovia se juntaron de noche, con secreto sin ruido; entre todos allí se concertaron, y el caso fue de breve concluido: que Cáceres se prenda, concertaron, y esperan a que sea amanecido. Una visión al punto que amanece encima de la iglesia se aparece.

El Cáceres venido, pues, a misa, entró la turbamulta muy derecha, echó a Cáceres mano muy a prisa, y algunos de los suyos no aprovecha, que el negocio seguía ya de guisa que cada cual a puja mano le echa; y al fin preso le llevan muy de vuelo17, sin dejarle llegar los pies al suelo.

fulminar: sentenciar, cerrar un proceso judicial (Cov.). mancebos: aquí, como en muchos otros lugares del poema, por el contexto, designa a los mestizos. En Paraguay tenían fama de violentos, arrojados y decididos (“gente para todo aparejada”), según distintos testimonios reunidos por Cardozo (68-71). “Los mancebos de la tierra” formaban la mayoría de la población asuncena pasada la segunda mitad del siglo xvi. “Al cabo de una generación no quedaban en Asunción más de doscientos ochenta españoles, casi todos ancianos, y los mestizos sumaban ya más de diez mil, según los cálculos hechos en 1575 por el padre Martín González” (Cardozo, 68). 14 canalla: junta de gente vil, inducida para alborotar y dañar (Cov.). 15 hacer falla: no estar listo cuando se debe (Aut.). 16 guion: tipo de bandera. Figuradamente que encabeza la rebelión porque va de los primeros en el ejército, portando guion y estandarte. 17 le llevan muy de vuelo: rápidamente, sin pausa. Compárese: “Apártalos, Amado,/ que voy de vuelo!” (San Juan de la Cruz). Aquí, un chiste con la lectura literal de los hechos: a Cáceres lo sacaron en volandas, como recuerda Díaz de Guzmán: “arremetiendo al general, le desarmaron y, asiéndole de los cabellos y las barbas, le llevaron en volantas al convento de las Mercedes, donde el obispo le tenía dispuesta una fuerte y estrecha cámara” (Díaz de Guzmán, 265). 12

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Con voz del Santo Oficio y apellido18 25 le prenden, y eso suena su proceso; en un punto se ve el pobre afligido con miserable fin del mal exceso. ¿Quién duda que no estaba arrepentido en contemplar el triste aquel suceso? Que el solo conocer su grave culpa es lo que al pecador más le desculpa. Su pompa, presumpción y bizarría fenece con muy vil abatimiento, que cosa cierta es que no podía para siempre durar su ensalzamiento. Un negro que este Cáceres tenía, habiendo visto aqueste acaecimiento, “Tened”, dijo, “señor, la barba queda,19 que el mundo de esta suerte corre y rueda”. Teniéndole, pues, preso y a recado20, nombrado otro teniente, entra en consejo y tratan quien lo lleve aprisionado a España, con presteza y aparejo; que vaya luego fue determinado el capitán Ruy Díaz Melgarejo, que no se huelga poco de este hecho y piensa sacar de ello algún provecho. El obispo también se determina con ánimo de ver a nuestra España; y aunque, dicen algunos, desatina,

y que su ida a la tierra mucho daña, empero dicen otros que lo atina, porque el preso no use alguna maña con que se suelte y libre de cadena, y cause al santo obispo cruda pena. El teniente que nombran se decía Martín Suárez, noble caballero; al Cáceres muy mucho aborrecía, y así en le despachar es el primero. Depresto un navichuelo componía, y puesto brevemente en astillero despacha al preso en este, procurando quedarse por señor y gobernando. También en compañía fue ordenado que saliese Garay, que lo desea. Aquí tuvo principio, y aprobado en la guerra muy bien y en la pelea, mas nunca supo ser considerado. Su tiempo le vendrá cuando se lea el fin en que paró su desventura por quererse seguir por su locura.

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Salió de la Asumpción la carabela con otro bergantín acompañada. Izan antenas, dan al viento vela, la nave para el sur es gobernada. Con el viento y corriente tanto vuela que en breve a San Gabriel fuera llegada,

apellido: convocatoria, llamamiento. barba queda: tener la barba queda es estar callado y sin miedo (Correas) 20 a recado: a recaudo. 18 19

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a do se despachó para Castilla, con Cáceres, obispo y su cuadrilla. Garay el río arriba se ha tornado, y puebla a Santa Fe, ciudad famosa. La gente que está en torno ha conquistado, que es de ánimo constante y belicosa. Los argentinos mozos han probado allí su fuerza brava y rigurosa poblando con soberbia y fuerte mano la propria tierra y sitio del pagano. Estando Santa Fe ya bien poblada, Garay bajó a Gaboto por el río; don Jerónimo21 y su gente en la llanada estaban, que venían con gran pío de hacer en el río su morada. Garay no osa salir de su navío, aunque es de los de Córdoba22 rogado, del agua y de la tierra se han hablado. Del una parte y de otra ha habido dones, los ánimos mostrando halagüeños; empero, por quitarse de pasiones no salen del batel los paragüeños23.

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Partieron sin mostrar los escuadrones, a nuestro parecer, torcidos ceños; mas, dejan los de Córdoba fijada por señal una cruz de su llegada. A Córdoba llegando el de Cabrera, la nueva le ha llegado que ha venido Abreu a gobernar, que no debiera, pues tan mal a los dos ha sucedido. El Abreu como llega le prendiera, y preso su negocio ha fenecido, de suerte que, quitándole la vida, le deja su memoria obscurecida.

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Garay quitó la cruz de aquel asiento do quedó por Cabrera levantada, que sabe que es su intento y fundamento dejar la posesión allí tomada. Con esto, él y su gente con contento se vuelven a su asiento y su morada, que es dicha Santa Fe tierra muy llana, y a Tucumán y Córdoba cercana. El obispo al Brasil en breve llega con su preso, y la gente, aunque temieron

*Don Jerónimo Luis Cabrera, gobernador de Tucumán, a quien cortó la cabeza de Gonzalo de Abreu.* Don Jerónimo: Jerónimo Luis Cabrera de Zúñiga y Toledo (1520-1574), militar, adelantado y conquistador español. Fundó la ciudad de Ica, en Perú. Fue nombrado gobernador de Tucumán. Desobedeciendo órdenes virreinales, fundó la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía, en Argentina. Luego, en busca de la salida al océano Atlántico, se encontró con la expedición de Juan de Garay y debatieron la fundación de una ciudad en el antiguo fuerte de Sancti Spiritu o cerca de allí. Cabrera regresó a Córdoba, a causa de varios asuntos, y en Santiago del Estero, sede de la gobernación del Tucumán, fue ejecutado por Gonzalo de Abreu (Wright/Nekhom, 107). 22 los de Córdoba: los compañeros de Cabrera. 23 paragüeño: paraguayos, por el contexto. Desconfianza mutua entre conquistadores.

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en golfo y alta mar la gran refriega, en San Vicente alegres, pues, surgieron, a do al preso el obispo da y entriega a gentes que encerrado le tuvieron; el cual de la prisión se ha escabullido y anduvo algunos días abscondido. De a poco, precediendo excomuniones, el Cáceres ha sido descubierto. Y puesto en un navío con prisiones para Castilla sale de aquel puerto. De enfermedad, congojas y pasiones fray Pedro de la Torre ha sido muerto, dejando grande fama en San Vicente de grande religioso y continente. Muy público en la costa se decía que al tiempo que murió aqueste prelado la pieza y aposento mucho olía. Y el sepulcro do fuera sepultado. aquel que en la mortaja le envolvía

con juramento lo ha testificado, y así lo dicen hoy los lusitanos, que muerto bien le olían pies y manos.24 Ya Joan Ortiz de Zárate está dando 40 gran priesa, y que me acuerde que ha partido me dice, y que ya viene navegando, que cumpla lo que tengo prometido. De solo me acordar ya está temblando la mano, que en pensar que he padecido calamidad tan grande y tal miseria, temor tengo de verme en otra feria. Y así por no acordarme de tal llanto, de tan crudo dolor y triste suerte, quisiera fenecer con este Canto, que dudo que mi pluma bota25 acierte. Que puesta la memoria en el quebranto, que me vi tan cerca de la muerte, habrase de ofuscar; pero digamos las tristes desventuras que pasamos.

*A mí me lo dijo en Santos el padre Joseph Anchieta teatino de la Compañía de Jesús, hombre de gran fama y crédito, que se había hallado en su muerte y que olía con gran flagrancia su cuero y pie y manos y la sepultura, y es entre los portugueses del Brasil muy común que este obispo murió santo.* Joseph de Anchieta (1534-1597): famoso sacerdote jesuita, misionero y humanista español, dramaturgo y poeta, evangelizador de Brasil y padre de la literatura brasileña. Canonizado por el papa Francisco; teatino: perteneciente a la orden de los clérigos regulares, fundada por San Cayetano en 1524. Ya desde el mismo siglo xvi existe una confusión popular entre las dos órdenes, jesuitas y teatinos, aunque no tengan relación entre sí; flagrancia: fragancia. 25 bota: ruda, torpe de ingenio (DRAE). 24

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Canto VIII. Sale Joan Ortiz de Castilla, toma a Canaria, y de ahí a Cabo Verde, de adonde viene en demanda de la isla de Santa Catalina Al tiempo que alas cobra la hormiga le viene su remate y perdimiento1. Fortuna a Joan Ortiz ha sido amiga desde el origen suyo y nacimiento; mas, ya le comenzó a ser enemiga al punto de su vano pensamiento, que las altivas alas que tenía ya vimos que el Francés las abatía2.

1

Fortuna acá y allá, yendo y veniendo, en la corte le pone en tal estado, que aunque el que, a la sazón, está rigendo le tiene al parecer desbaratado, con todo, de sus mañas se valiendo, con título y blasón de adelantado, del puerto de Sanlúcar3 se salía, y el año de setenta y dos corría.

remate y perdimiento: final (DRAE) y perdición (Aut.). *Cuando la hormiga se ha de perder, alas le han de nacer.* 3 Sanlúcar: Sanlúcar de Barrameda, población de la provincia de Cádiz, localizada en la desembocadura del río Guadalquivir. Desde allí salían los barcos desde la Península para dirigirse a América. 1 2

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Con él iban solteros y casados, casadas y doncellas, el viaje en tres navíos mal aderezados con una zabra4 mala y de mal traje, al parecer a muerte condenados, con otros quince o veinte en un pataje5. Mas estos mejor dicha al fin tuvieron, que en tierra del Brasil libres surgieron.

La noche muy obscura, la mar brava, el viento, vendaval muy presuroso, soplaba, y de temor cualquiera traba del otro por valerse deseoso. Y mientras esta furia reposaba, los pilotos amainan sin reposo. Las naves van volando ya sin guía, mientras que cesa el viento su porfía.

Camina, pues, la armada algunas leguas, entregada a las ondas de Neptuno, y engolfada en el golfo de las Yeguas6, sucede un vendaval tan importuno, que si Dios no pusiera presto treguas7, de todos no escapara ni solo uno. Y viendo andar el mar por las estrellas8, de temor lloran hombres y doncellas.

Y después que cesó la furia y viento, (habiendo ya su término corrido) la gente alborotada, del tormento, temor y desconsuelo padecido, decía con un ronco y flaco aliento: “Si habemos del peligro ya salido…” Allí muchas promesas publicaron, que en el temor pasado a Dios votaron9.

5

zabra: embarcación de 160 a 170 toneladas, parecida a un bergantín, que se usaba en la costa de Cantabria (Fernández de Navarrete) 5 pataje: patax o patache, embarcación de dos palos que se destinaba en las escuadras para llevar avisos, reconocer las costas y guardar las entradas de los puertos (Fernández de Navarrete). 6 golfo de las Yeguas: una acepción de golfo es aquella gran extensión de mar cuyos límites con la tierra distan mucho entre sí por todas partes, y en el cual no se encuentran islas (Fernández de Navarrete). En el camino a las Indias, se hacía referencia al espacio del Atlántico entre la costa española y las islas Canarias, llamado así por los marineros porque se habían echado al agua muchos de estos animales, ya que no sobrevivían al viaje, muchas veces, debido a grandes tormentas que se sufrían en ese punto (Fernández de Oviedo, I, 36). 7 Princeps y Tieffemberg: “que si Dios no pudiera presto treguas”; De Ángelis corrige con razón para que la frase tenga sentido: “que si Dios no pusiera presto treguas”. 8 Para las descripciones de tempestades, Barco Centenera imita a Virgilio y Ercilla, entre otros. La imagen de las olas llegando a las estrellas está en Virgilio (“fluctus ad sidera tollit”, Eneida I, 103) y en Ercilla: “El proceloso Bóreas más crecido/ la mar hasta los cielos levantada” (Araucana XV, 593-594). 9 votaron: hacer voto o promesa solemne a Dios. 4

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Después, dando lugar el gran Neptuno, a que fuesen sus ondas navegadas, con muy próspero viento y oportuno, a cabo de cien leguas caminadas, descubrimos del bárbaro importuno la costa, con sus tierras malhadadas. Era una tierra larga, baja y llana, que tiene por renombre Tafetana10.

Andaban los navíos sin concierto, arando el importuno y largo lago. Ya caminan derecho, ya muy tuerto, al fin toman la isla Santiago14. Es isla muy alegre con buen puerto, mas yo a mi obligación no satisfago, si no fuerzo a escrebir yo aquí mi pluma, su temple y compostura en breve suma.

Dejando aquesta costa a izquierda mano, después de veinte y cinco días pasados, de nuestro navegar por el oceano11, de vanas esperanzas confiados, a la Gomera un día muy temprano llegamos, los peligros olvidados. Que pasado el peligro, olvida luego el mareante12 el voto, prece13 y ruego.

El sitio es apacible y deleitoso, la gente muy lucida y muy galana. Por el Inglés, cosario y belicoso, en ronda suele andar cada mañana. Enfermo es el asiento y peligroso, por el calor la gente no está sana, mas, viven a placer los lusitanos, contentos, muy alegres, muy ufanos.

Aquí estuvo el armada reposando, tres días no cabales, que corría buen viento que nos iba convidando a tener regocijo y alegría. Del puerto, pues, a prisa se levando, navega a Cabo Verde recta vía. Mas el viento y pilotos yerran tanto, que el gozo se volvió muy presto en llanto.

A mi posada vino un caballero, de buena compostura y bien tratado, alegre, conversable y placentero, y con una encomienda señalado. Tiene una negra allí mucho dinero, con ella se casó el desventurado.

10

Tafetana: puerto en la costa actual de Marruecos, al norte del cabo de Aguer, frente a las islas Canarias. Oceano y no océano por motivo de rima 12 mareante: el que profesa el arte de la navegación (Fernández de Navarrete). 13 prece o preces: versículos tomados de la Sagrada Escritura, y uso de la Iglesia, con las oraciones destinadas por ella, para pedir a Dios el socorro en las necesidades públicas o particulares (Aut.). 14 isla Santiago: isla del archipiélago de Cabo Verde. 10 11

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¡Mirad, pues, el dinero a cuánto obliga15 que sufre este en sus ojos una viga16!

En este tiempo fueron desviados, los unos de los otros, y el pataje, con viento y aguaceros se apartaba, y en costa del Brasil puerto tomaba.

Partiose de este puerto Santiago, en breve con un próspero y buen viento; mas, entrando a la mar y grande lago, calmó, y todos perdieron el contento. Algunos lo tuvieran por buen pago a España se tornar, porque el aliento faltaba; desque entienden alargarse, el tiempo, y la jornada no acabarse.

En San Vicente salta, do han hallado la gente del obispo y Melgarejo. Del armada de Zárate han contado de sus armas, peltrechos18 y aparejo. Ruy Díaz les ha a todos convidado, que se vuelvan con él; este consejo, algunos del pataje lo tomaron, mas otros en el puerto se quedaron.

A la Línea, en aquesto se acercaron, a do (con aguaceros que tuvieron), al pie de quince días mal pasaron, y algunos en la Línea se murieron. Después de aqueste tiempo, la doblaron y en demanda el Brasil las velas dieron; mas, no vieron la costa de sus ojos, huyendo de no dar en los abrojos17. Los diez eran de marzo ya pasados, cuando toman los campos nuevo traje, y vuelve por sus pasos compasados, el gran Apolo a España su viaje.

15

Pudieran bien decir los doloridos, estando en San Vicente reposados: “Si nosotros no fuéramos perdidos, por ser de nuestra flota ya apartados, o fuéramos de hambre consumidos, o muertos de los indios y acabados; y cierto para haber de guarecernos, el medio más seguro fue perdernos”. El armada, con pena navegando, a veinte y uno de marzo una mañana,

*Quod non mortalium pectora cogit auri sacra fames.*. Este verso de Virgilio [“A qué llevas a los pechos mortales, maldita sed de oro” (Eneida III, 56-57)], aparece correctamente transcrito a diferencia del citado en el canto V, 43. Se aplica también como tópico literario referido a la condena de la avaricia. 16 Alude a la frase evangélica “Y, ¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Mateo 7, 3), y al refrán que de esta se deriva: “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”. 17 *Los abrojos es un peligro en la costa del Brasil a manera de arrecifes y bajíos que hace allí la mar.* 18 peltrechos: pertrechos, cosas que son necesarias para reparar (Cov.). 15

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–antes de aquella Pascua en que llorando, buscaba al buen Jesús, de Marta hermana19–, la tierra se descubre, y vela dando, en breve se llegó, que está cercana; mas no se toma puerto, que buscaban a donde le tomar, y no hallaban. Andando los pilotos vacilando, en luengo de la costa, cada día, sus cartas y roteros remirando20, por ver dónde el armada surgiría; sus grados y sus puntos cotejando, surgieron en abril tercero día, en una playa y puerto sin abrigo, que es dicho por renombre Don Rodrigo21.

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Su cara mostró Febo22 muy cubierta, aquí, cuando se entraba en occidente, la noche obscurecida como puerta de muy profunda cueva do no hay gente. Neptuno muy sañoso se despierta y a las aguas comienza bravamente a mandar que se muevan alteradas del sur y en altos montes levantadas.

20

Ni el puerto Pico o sierra Mariana, ni Teide, o Potosí, ni el Atumare, ni el volcán de Arequipa ni Lupana, ni el alto monte o sierra de Lambare, ni Villuerca, ni sierra Berzocana23, se puede ya hallar que se compare, a los montes y sierras que formaba24, en alta mar el viento que ventaba.

Es decir, antes de la fiesta de Pascua de Resurrección. Algunos comentaristas identifican la figura de María Magdalena, a quien se apareció Jesús resucitado (Juan, 20), con María de Betania, hermana de Marta. 20 dotero: libro donde figura el derrotero de los barcos. 21 Don Rodrigo: el puerto Don Rodrigo debía de encontrarse en la cara este de la isla Catalina, que es la que da al océano Atlántico y no tiene costas abrigadas del mar. En este mismo puerto el corsario Fenton abordó la nave que llevaba la expedición del padre Rivadeneira el 6 de diciembre de 1582 (Bruno, 269-270). 22 Febo: nombre romano de Apolo, dios del Sol. 23 Distintos nombres de montes: puerto Pico (puerto de montaña situado al sur de la actual provincia de Ávila), Teide (volcán situado en la isla de Tenerife), Villuerca (el risco más alto de las sierras de Guadalupe, Trujillo), sierra Berzocana (cerca de Logrosán, Extremadura). 24 El monte de agua para las olas es una imagen recurrente en el topos épico de la tempestad. Compárese: “La nao, del mar y viento contrastada,/ andaba con la quilla descubierta,/ ya sobre sierras de agua levantada” (Ercilla, I, XV, 79); “praeruptus aquae mons” (Virgilio Eneida, I, 105); “álzase en esto de agua un alto monte/ y embiste en ella con furioso golpe” (Virgilio, Eneida, trad. Hernández de Velasco, 9). Véase también, del propio Barco Centenera, canto X, 9. 19

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Estaba el almiranta25 del armada, con solo un cabre26 y ancla; el porfiado, e importuno Sur desamarrada27, la lleva habiendo el cabre reventado. La nave por la mar andaba errada, el piloto no acierta de turbado a decir ni mandar lo que conviene, que en el alma metido el miedo tiene.

El almirante sale al mar sañoso, del importuno viento sacudido. La gente clama al Alto Poderoso, con voces, gritos, llantos y alarido. El sexo femenil, más doloroso, causaba fuese el caso dolorido, que tantos alaridos levantaban, que la tormenta más acrecentaban.

Con este temporal tan peligroso, la nave sobre tierra va volviendo; el viento con ímpetu furioso, las velas en un punto descogendo hace volver la popa sin reposo, a tierra y mar adentro va corriendo. Las gentes alborotadas, sin consuelo, levantan alaridos hasta el cielo.

En demanda del Río de la Plata se leva de este puerto que he contado la flota; mas el Sur ya se desata con un furor terrible, acelerado, y, viendo que este viento desbarata y hace desandar lo que está andado, procura de tomar puerto la flota, con fin de desistir de su derrota.

Quedan la capitana y vizcaína, en gran peligro, surtas28 junto a tierra; mas luego en un momento muy aína29 la vizcaína el ancla desafierra; agarrando dos leguas ya camina, en luengo de una costa y de una sierra, mas no se osa meter en la mar brava con el temor del agua que faltaba.

Y tanto el bravo viento los aqueja, que se siguen tras él desconfiados de su recto viaje, que se deja por ser del vendaval tan contrastados. La capitana un poco más se aleja y surge con sus naves a los lados; si no es el almiranta que, apartada, surgió en una bahía no abrigada.

25

el almiranta: la galera o nave de otra especie que gobernaba el segundo jefe de una armada o flota, a quien se le daba el nombre de almirante (Fernández de Navarrete). 26 cabre: ant. por cable: maroma muy gruesa que, asida al ancla, sirve para amarrar un bajel en un fondeadero. 27 e importuno Sur: elude el sustantivo “viento”. 28 surtas: de surto/a: úsese frecuentemente en lugar de fondeado (Fernández de Navarrete). 29 aína: pronto 25

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Del almiranta a tierra sale luego alguna gente, y halla las pisadas del indio, por do siguen, aunque ciego, el camino y las yerbas mal holladas. A la señal y humo de un gran fuego descubren unas gentes congregadas, de nación guaraní, que recibieron a los nuestros muy bien y les sirvieron.

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que vayan les ha dado por consejo; y él propio ir a mostrar el puerto quiso. Y viendo tal recado y aparejo, las naves en un punto se levaron32, y en luengo de la costa navegaron. Surgieron en el puerto que es llamado Yumirí, que es boca angosta o chica33, el isla hacia el leste; al otro lado está la tierra firme en forma oblica34. La flota, procurando lo abrigado, dejando el primer puerto35 allá se aplica, adonde hace el mar una ensenada, en forma de la luna de menguada.

Las cosas que tenían ofrecidas a los nuestros, con ellos se metieron en la barca con flechas muy crecidas, y en trueco de rescates30 las vendieron. Sus carnes, de aire y sol ennegrecidas, algunos españoles las cubrieron; que estima esta nación mucho cubrirse y a nuestro modo y forma de vestirse. De aquestos se tomó lengua31 y aviso, mayormente de un indio ya muy viejo. A Santa Catalina, de improviso,

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Aquí puerto y lugar aparejado para surgir mil naves está bueno; entre la isla y la tierra va ensenado36 un golfo de pescados todo lleno. De una parte y otra resguardado de vientos, todo alegre y muy ameno;

rescates: cambio o permuta (Aut.). se tomó lengua: tomar lengua, informarse (Cov.). 32 levaron: se hicieron a la vela. 33 Princeps, “Ayumirí”, pero en el resto de las referencias del Canto siguiente, Yumirí. Debe de referirse al estrecho que media entre la isla y el continente, según el propio Barco Centenera aclara en su nota II del canto XXIV: “Yumirí es un estrecho que hace la mar entre la tierra firme y la isla de Santa Catalina, como tiro de canto es allí la corriente velocísima al henchir y vaciar de la marea, a la banda del norte está una ensenada grande que llaman el puerto de Vera, y a la del sur, el puerto de Corpus Christi; en el primero estuvo Pedro de Mendoza, en el segundo Juan Ortiz. Yurumiri, id est, boca chica”. Este estrecho se corresponde con la cara oeste de la isla. El puerto al que se refieren los versos es el llamado del Corpus Christi, o sea, el del sur, según se concreta en el canto IX. 34 oblica: oblico u obliquo, torcido, atravesado (Aut.). 35 Puerto. Princeps, puesto. Se refiere al puerto del norte, ya que la expedición de Juan Ortiz va desde el norte al sur. 36 ensenado: dispuesto en forma de seno. 30 31

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empero, del armada zaratina, aquí fue la caída y grande ruina. Aquí reposaremos sin reposo, que mal pueden tenerlo los hambrientos. Trataremos del trance doloroso

de la infeliz armada y sus descuentos: hambre, muerte, tristeza, lacrimoso planto, suspiros, gritos y lamentos darán subjecto37 cierto al nono38 canto, o, por mejor decir, al nono planto.

subjecto: sujeto. nono: noveno, latinismo.

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Canto IX. En este canto se cuenta la grande hambre de la isla de Santa Catalina, con las desventuras lastimosas que en ella se padecieron Oíd, las damas bellas, este canto a quien ha repartido la natura de su grande valor y bienes tanto que se huelga de ver ya su hechura. Causaros ha a vosotras más espanto, por ser de delicada compostura y lloraréis conmigo un mal tamaño, de desastrado fin y crudo daño. El canto vuestro es, pues que contiene de damas y galanes la caída. Por tanto, el ofrecérosle conviene

1

porque de vuestro ser él tome vida. Haced con vuestra fuerza que no pene aquel que le leyere, pues rendida de este siglo tenéis la mayor parte, con vuestra gran belleza, industria y arte. En el pasado canto recontamos del puerto que tomó el zaratino. Escuchad, pues, agora que contamos el fin tan desastrado que le vino1 en esta tierra y puerto que tratamos:

desastrado: lo que en su nacimiento no tuvo estrella bien dispuesta (Cov.).

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el triste adelantado fue mohíno2, que bien cierto está el pobre procuraba el bien, mas la codicia le cegaba.

y así, los que quedaron son perdidos, que ni armas ni comida les quedaba y la fuerza ya a todos les faltaba.

Salió a tierra del isla, deseoso de dar remate y fin a su fatiga. Su hado le es contrario y envidioso y Fortuna le fue muy enemiga. Por el tiempo contrario, le es forzoso tomar aquesta tierra, y aun se obliga a echar toda la gente un día en tierra al pie de una montaña y alta sierra.

Quedaron en la isla, a buena cuenta, doscientos y cincuenta o más soldados. Casadas y doncellas hay cincuenta, sujetas a miseria y tristes hados. En ver que Joan Ortiz de allí se absenta algunos de temor están turbados, y su temor se dicen y publican que cruda muerte y hambre pronostican.

Celebraba la Iglesia aqueste día del Corpus, fiesta santa señalada3; celebrose con gozo y alegría la fiesta del Señor tan celebrada. Por esta causa al puerto se ponía, por nombre Corpus Christi, y es nombrada Santa Catalina esa isla sin ventura, de tantos españoles sepultura. De a poco se partió el adelantado con más de ochenta hombres escogidos al puerto de Ibiazá, que está poblado, dejando a los demás muy desabridos. Consejo fue, cierto, este mal guiado;

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Quedó por capitán aquí nombrado un Pablo Santiago; pues camina al puerto de Ibiazá el adelantado, que es tierra muy cercana y bien vecina, y así el proprio día hubo llegado, sin suceder desastre ni mohína4. Los indios salen presto a recebillos, y danles de comer a dos carrillos. En el isla no comen tan aprisa, que la ración se da por grande tasa: seis onzas de harina solas guisa el pobre del soldado y las amasa. A nuestro adelantado se le avisa

mohíno: desventurado, desgraciado. “Tenían a Villagra por hombre mohíno y que le hacían mal las cosas de la guerra” (Góngora Marmolejo, 223). 3 Corpus: Corpus Christi (Cuerpo de Cristo) es una solemnidad de la Iglesia Católica en la que se celebra la Eucaristía. 4 mohína: pendencia, reyerta. Compárese: “…en un momento tenía rompidos más de quarenta jarros, cántaros y botijas que estavan al sereno. Deste destroço y riza redundó la mohína” (Gonzalo de Céspedes, Vida del soldado Píndaro, 1612. En CORDE). 2

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que la ración es corta y muy escasa; mas el que está seguro en talanquera5 muy poco se le da que el otro muera. En este tiempo cinco se han huido gallegos de nación; y un castellano de su negocio parte hubo sabido, según juró y depuso ante escribano. Aqueste, en esta culpa convencido, alega su inocencia, mas en vano, que en una horca luego le pusieron; los cinco, la isla adentro se metieron. Un portugués mulato, marinero, con otros tres brumetes6 y un soldado, huyeron por la isla, mas empero, el piloto mayor cuatro ha hallado. Entre ellos, el mulato es el primero que alega ser de grados ordenado7. A muerte les condenan mas la muerte previénele primero por su suerte. El soldado llegó casi ya muerto, y ansí no se le hizo de esto cargo;

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que el día que llegó en aqueste puerto el último rescate de descargo8 le vino de su bueno o mal concierto. El uno de los tres se hizo a largo9, de suerte que jamás hueso ni pelo se supo de él por mar ni por el suelo. Los otros dos brumetes que quedaron, por ser con el mulato en la huida, y haber ya confesado, la intentaron, estando ya su causa fenecida... a muerte les condenan; y apelaron llamándose menores; concedida les fue la apelación, y que viviesen para que más trabajos padeciesen. De dos, que una canoa habían tomado la cual en tierra firme fue hallada, el uno a aqueste puerto se ha tornado, el otro, va siguiendo su jornada. Habíanse dos meses sustentado entrambos con palmitos; la tornada10 del triste, que llegó muy flaco y malo, se celebra colgándole de un palo.

talanquera: sitio para la defensa (DRAE). brumete: grumete. 7 ser de grados ordenado: grados son las órdenes menores que se dan después de la primera tonsura, y son como grados o escalones por donde ascienden a los órdenes sacros (Cov.). 8 descargo: satisfacción de obligaciones. 9 hacerse a largo: en el contexto, significa “escaparse”, ya que se supone que se elide el término “espacio”. “Y llegado, como digo, a la puente los que de la otra banda estaban, como vieron descolgar tanta gente, hiciéronse a largo una legua a lo alto; visto esto por mí, hice pasar cinco arcabuceros a nado de la otra parte” (Pedro de Valdivia, Carta a Carlos V. En CORDE). Se refiere a uno de los tres grumetes mencionados antes. 10 palmitos: redrojos de palma, cuya médula y hijuelos se comen (Cov.). 5 6

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¡Inhumano juez, justicia de ira, que tal justicia quieres sin justicia ejecutar agora en quien suspira por solo pan, sin otra más cobdicia! ¡Si aquesto no te mueve, solo mira que no ha pecado aqueste de malicia, que solo por la isla ha caminado en busca de comida, y se ha tornado! Mas, ¡ay!, que Joan Ortiz dejó un flagelo cortado muy al gusto y su medida, que cierto no hallara en todo el suelo alguna bestia tan descomedida cual esta. ¡Oh, crudo mal, oh, triste duelo! ¡Tristeza a mil tristezas sometida, pues vemos que de hambre están muriendo aquellos que en la horca están poniendo! De los cinco soldados que huyeron, por cuya causa uno fue ahorcado, a quien de su negocio parte dieron, al cabo ya de días se han hallado los dos y los demás, dicen, murieron. Y el uno de estos dos poco ha durado,

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que luego se murió; mas tal venía que solo figuraba11 anatomía12. Pues los que están acá, en crudo llanto están, y tan mudados y trocados que solo con mirarlos dan espanto y están de verse tales admirados. A muchos el pellejo como manto les cubre aquellos huesos descarnados; en otros, agua, humor corrupto13, viento, entre pellejo y huesos han asiento. Hoy mueren diez y mañana, veinte; no basta gentileza y bizarría a contrastar el hado, ni el sapiente al rústico ventaja le hacía. La gala y hermosura prestamente fenece, y el aviso y cortesía que la tirana, cruel, rabiosa, perra, a barrisco14 lo lleva todo a tierra. Así se van ya todos acabando, que es lástima de ver ruina tamaña: los galanes y damas suspirando en ver la muerte andar con su guadaña;

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figuraba: aparentaba. anatomía: metafóricamente llama así el vulgo a los esqueletos, o a los cuerpos que están muy flacos y decaídos (Aut.). 13 humor corrupto: humor se llamaba al líquido interior de un organismo vivo. El uso del sintagma se menciona en el Libro del arte de las comadres… de Diego de Santiago, de 1541: “Y si todo esto no valía y dicha indisposición venía por parte de algún humor corrupto y malo en el estómago” (CORDE). 14 a barrisco: todo junto, sin distinción. “Los indios fueron más de seiscientos muertos. Quedaron muchas casas sin heredar, porque murieron padres e hijos, sin quedar persona conoscida, sino a barrisco con toda la familia” (G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, en CORDE). 11 12

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los niños descaecidos sollozando15 tragedia representan muy extraña; y las madres maldicen su ventura por verles padecer tal desventura. “No fuera muy mejor”, dicen, “hijitos que no os hubiera yo, triste, parido; o ya que yo os parí, que de chiquitos el cielo alto os hubiera recebido; o dejaros allá dando mil gritos, que yo vine a pagar mi merecido, y a vosotros, mi bien, es cosa cierta, que no os faltara pan de puerta en puerta”. “Maldito seas, honor y honra mundana, pues bastaste a sacarme de mi asiento. ¿No me fuera mejor pasada llana que no buscar mejora con descuento? Viniérame la muerte muy temprana, y nunca yo me viera en tal tormento; mas quiso mi desdicha conservarme, para con crudo golpe lastimarme”. El triste lamentar y las endechas16 que cada cual cantaba de su modo, a la falta de pan iban derechas, que en tratar de comer estaba todo, las carnes consumidas y deshechas,

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los rostros de color de puro lodo. Perdió el amor su fuerza aquí de hecho, que cada cual miraba su provecho. De dos quiero decir un caso extraño, (que solo el referirlo me da pena), a quien el amor hizo tanto daño, cuanto suele a quien prende en su cadena. En fama de casados había un año que estaban y, se dice, a boca llena: el galán su mujer deja, y hijuelos; la dama, su marido en Hornachuelos17. Aquestos a palmitos han salido como otros lo hacían cada día, y la montaña adentro se han metido a do la obscura noche les cogía. En esto, a nuestro amante dolorido una espantosa fiebre sucedía. La dama le consuela, aunque afligida, por verse en la montaña tan metida.

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No quiero referir lo que trataron, los tristes dos amantes, y su llanto, las voces y suspiros que formaron, porque era necesario entero canto. Al fin su triste noche la pasaron, envueltos en dolor y crudo planto.

descaecidos: decaídos. endecha: canción triste. 17 Covarrubias dice que se usa la expresión “los desposados de Hornachuelos” cuando los novios no se conciertan, y el uno aborrece al otro igualmente. El sentido encaja en el texto, aunque también puede hacerse referencia a la población de origen de la dama. 15 16

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Quién duda que la dama no diría: “¡En mal punto topé tal compañía!”.

que por buscar camino, senda y vía, sin su dama se ve, y sin alegría.

Habiendo, pues, ya Febo caminado, su curso en redondez de la Cerea18, mostraba el rostro rojo y colorado, cubriendo la montaña de librea19. El sin ventura amante fatigado el camino buscaba, mas pelea en vano, que no acierta con camino, que el miedo y el temor le quitan el tino.

A sí proprio se odia y aborrece que en verse sin su luz y clara estrella, a la muerte de veras él se ofrece, que más quiere morir que estar sin ella. La noche no durmió y no amanece, en su busca camina por habella; la dama un poco duerme porque suele en ellas aflojar cuando más duele.

Salieron los dos juntos a la playa, pensando que salieran al poblado. La dama sin ventura se desmaya en ver cómo se habían alejado; al galán le amonesta ella que vaya en busca de camino y que, hallado, se vuelva a aquel lugar. Él ha partido, mas presto el sin ventura anda perdido.

Un pece de espantable compostura, del mar salió reptando por el suelo. Subiose ella huyendo en una altura, con gritos que ponía allá en el cielo. El pece la siguió. La sin ventura temblando está de miedo con gran duelo; el pece con sus ojos la miraba, y, al parecer, gemidos arrojaba20.

Quedó por esta causa allí la dama, de dolor y congoja y pena llena, do la siguiente noche tuvo cama, triste, sola, llorosa en el arena. El pobre por el bosque grita y clama al aire publicando su gran pena,

Salió en esto el galán de la montaña, y el pece se metió en la mar huyendo; sus ojos el galán arrasa y baña, con lágrimas, y a ella se viniendo le dice: “Si la vista no me engaña, camino tengo ya, venid corriendo”.

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cerea: planeta tierra, por alusión a Ceres, diosa de la agricultura. librea: traje propio de príncipes y señores (DRAE). 20 *Recuesta de amores un pece a una mujer que, huyendo de él, se subió a una peña alta*. En este episodio maravilloso se superponen, por un lado, el hipotético acontecimiento con cierta fauna hoy extinguida de la zona (lobos marinos o focas), con toda una tradición europea de cuentos y leyendas de monstruos marinos secuestradores de muchachas (véase Navascués 2015). 18 19

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La dama le responde: “Apriesa vamos, al pueblo, porque más no nos perdamos”.

y no contento de esta tal destroza, enojo da al que tiene mujer moza.

Allegan al lugar muy destrozados, hambrientos, amarillos, sin sentido; mas uno de otro fueron apartados, que su vivir y trato fue sabido. Entrambos de mí fueron castigados, que por suerte el oficio me ha cabido. Mas, ¡qué castigo haber allí podía, igual a aquel que ya se padecía!

El Joan Ortiz aquí se regalaba, y no tengáis temor, pues, que le duela saber cómo su gente mal pasaba. Y aunque de solo el indio se recela, alguna de su gente se alteraba; el ardidoso Rocha, el bravo Vela, con otros quince mozos concertaron, su remedio buscar, mas no acertaron.

En este tiempo andaba con presteza, juntando Joan Ortiz mucha comida. El sargento mayor va sin pereza de los indios buscando su manida, Y tanto calor pone, y tal destreza, que la miseria en breve fenecida que el indio tiene, y deja los buhíos21 barridos de alto a abajo y muy vacíos.

De do estaba el real22 ir pretendieron por tierra al Paraguay; determinado el caso con secreto, pues, salieron siguiendo su camino despoblado. Al pie de treinta días anduvieron, al cabo del cual tiempo han acordado, volverse do primero ya salido habían, por pagar su merecido.

A cual indio le toma la hamaca, a cual el pellejuelo que tenía, a cual, si le replica, allí le saca la manta con que el triste se cubría. Al fin, en la pared no deja estaca, que todo cuanto halla destruía;

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Los necios, pues, traían confianza de conseguir perdón de su delito, en vano les saliera su esperanza que voz horrenda suena y crudo grito de Joan Ortiz la gente con pujanza les prende, y el negocio por escrito

buhíos: bohíos. Eran construcciones americanas hechas de madera y paja, sin ventanas y con una sola puerta. Aparece el registro, por ejemplo, en Fernández de Oviedo, en su Historia general y natural de las Indias: “Así que, tornando a la historia, digo que, después que ahí llegó Colom venido de Jamaica, hobo una tormenta (que los indios llaman huracán), a los doce días del mes de septiembre, que derribó todas las casas e buhíos desta cibdad, o la mayor parte dellas” (CORDE). 22 real: campamento. 21

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se pone; y a los dos luego cortaron23 las cabezas, y en alto las fijaron.

en el hambriento vientre era encubierto; temiendo que si el dueño lo supiera, la presa de las manos les cogera.

También allá en la isla pretendieron llevar de la almiranta unos soldados la barca con la cual irse quisieron, al puerto San Vicente encaminados. En este caso, pues, entrevinieron mujeres por huir los tristes hados; mas no pudo cuajarse este concierto, que fue por las mujeres descubierto. Huirse todos se lo deseaban, que el temor de morir les incitaba, y algunos vi que allí lo procuraban, aunque el posible a todos les faltaba. Sobre esto muchas juntas se juntaban; a algunos el juntar vida costaba. Dolor era, tristezas y tormentos, el ver poblar las horcas de hambrientos. Aquellos que el huirse no acertado juzgaban por no ver camino cierto, al perro que hallaban desmandado24 mataban; y aun apenas era muerto cuando, estando cocido o mal asado,

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Culebras quien hallaba era dichoso, y de padres y hermanos invidiado. Lagartijas pequeñas yo bien oso decir que las comí, mal de mi grado. Y sé que me hallaba deseoso de tener abundancia, que probado, su sabor ricamente me sabía, y más que de cabritos parecía. Algunos en cazar de los ratones tan diestros y tan hábiles estaban, que en trueco de una, o dos, o más raciones, un número tasado concertaban. También había una especie de lirones, que al modo de conejos se guisaban, y aunque faltaba aceite y vino anejo25, la gran hambre prestaba salmorejo26. Los sapos ponzoñosos y hinchados con escuerzos nocivos por muy sanas comidas se juzgaban; que forzados los hombres de su rabia y fuertes ganas,

Princeps: “tres”, pero, por el sentido de las estrofas anteriores y la presente, debieron de ser dos los condenados, Rocha y Vela. 24 desmandado: el que excede de lo justo y procede con soltura y libertad (Cov.). 25 anejo: añejo. Compárese: “no se pueda bender bino nuebo ninguno asta que sea acabado de bender e benda todo el bino anejo” (Anónimo, Ordenanzas de la alberca, 1615. En CORDE). 26 salmorejo: un cierto género de salsa o escabeche con que suelen aderezarse los conejos, echándoles pimienta, sal y vinagre y otras especias (Cov.). 23

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estando los escuerzos desollados, juzgaban ser en todo puras ranas; y aun el sabor decían que excedía a las ranas en grande demasía. La cosa a tal extremo hubo llegado, que carne humana vi que se comía. Hambre canina fuerza allí a un soldado, pensando que su hecho nadie vía27. Las tripas le sacara a un ahorcado, y al medio del cocer se las comía. Los huesos se roían de finados... ¿Quién no llora estos casos desastrados? Un mozo, que atambor28 fue del armada, en esta cruda, horrenda y grande ruina, sabiendo se guardaba en la posada de Florentina y doña Catalina, el resto de raciones, ya pasada la media noche, apriesa va y camina; y entrando en la chozuela le sentían las damas, y al encuentro le salían. La una dama y otra le cogeron, sin que pudiese el pobre escabullirse. A piedad ninguna se movieron, que, de ellas, con verdad, no ha de escribirse. La oreja de su rostro desprendieron,

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y al pobre sin curarle dejan irse; y por más presumir de su mal hecho, la oreja abscisa29 clavan de su techo. 45

La prenda de este triste, ya perdida y abscisa, de su rostro ha recobrado, y en prenda, muchas veces, de comida a gentes en la isla la ha empeñado; y apartase del pleito, que pedida tenía su justicia el desdichado, en trueco de que el reo allí le diese algún maíz o raíces que comiese. Las damas que hicieron este aleve haciéndose justicia sin justicia, eran de bajo ser, que bien se debe aquesto presumir de su malicia. Ninguna de valor a tal se atreve, aunque es de las mujeres sin justicia ingratitud, maldad, lágrimas, lloro, mentiras y venganzas su tesoro. Pregunten a Aristóteles qué sentía de la mujer. Pues dice en su scriptura: a lágrimas y llanto en demasía, inclinada bien es de su natura; invidia y querimonia30 la seguía, flojedad y pereza y detractura31.

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vía: veía. atambor: tambor. 29 abscisa: cortada, lat. 30 querimonia: en latín ‘queja’. 31 detractura: infamia. 27 28

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Mas, dice de ella un bien: que se contenta con muy poco manjar y se sustenta32. Al fin, a aquestas damas el teniente las prende y les tomó sus confesiones; después todo se hizo buenamente, aunque hubo de este caso informaciones; al triste sin oreja, mal paciente, le dieron por concierto diez raciones33. Decía un mentecapto que mujeres podían mucho más que los haberes. Es tanto su poder y maña fuerte, que todo el mundo tienen ya rendido; procuran de tomar primera suerte a su gusto del bien más conocido. Hambre, ni desventura, ni la muerte contrastar su poder nunca han podido. Mirad lo que en la isla padecieron, y al fin todas con vida escabulleron.

Es cierto de notar su gran ventura, con ser un animal tan imperfeto, cuanto hoy tiene criado la natura las mujeres lo tienen muy sujeto. Decid, ¿no es de llorar tal desventura, que rindan las mujeres al perfeto, al sabio, al necio, al pobre y al que es rico, al Rey y caballero y pastorcico? Dejémoslas, pues, ya que es excusado querer con flacas fuerzas conquistallas. La fuerza el homenaje ya han tomado; será al mundo imposible debelallas. Y pues en su servicio hemos cantado aqueste canto, yo quiero rogallas para el siguiente den favor y ayuda, a nuestra lengua tosca, torpe y muda.

*Iraque mulier misericors magis et ad lacrimas propensiorque vir est invida, ítem magis et querula ad haec mordatior, segnior, immobilior denique est et minus cibi desiderans. Arist. 3. Ret.* Otra cita inexacta y plagada de errores en latín, además de omisiones que la hacen incomprensible. La cita no es de la Retórica de Aristóteles, sino muy probablemente de su Investigación sobre los animales. El pasaje completo diría así: “La mujer es más compasiva que el hombre, más llorona y también más celosa y quejumbrosa, más criticona e hiriente. También es más apocada y desesperanzada que el hombre, más tramposa y memoriosa, y también más vigilante y más tímida, y en general más indecisa y de menos comida” (Aristóteles, Investigación, 608 b 6-15, trad. de Julio Pallí Bonet). 33 *Era una ración seis onzas de harina de trigo.* 32

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Canto X. En este canto se cuenta cómo, vuelto el adelantado de Ibiazá, fue al Río de la Plata, y de la venida del capitán Ruy Díaz en su demanda ¡Oh, mísero contento de esta vida, aguado con sobrados descontentos! Tras el deleite siempre viene asida la pena, los disgustos y tormentos, que no hace en un ser jamás manida Fortuna, sin tener mil mudamientos. Mas, ¡qué digo Fortuna!, la miseria del hombre está sujeta a tal laceria

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en tanto que uno es hombre, está obligado a dos mil infortunios y flaquezas, que del primero padre se ha heredado dolor, pena, congojas y tristezas1. Que todas son reliquias del pecado, con otros mil defectos y vilezas

*Per unum hominem intravit peccatum in mundum, et per peccatum mors, Rom, 5*. “Por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado, la muerte” (Romanos, 5: 12).

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que juntos en Adam2 los recibimos, cuando, por el pecado, en él morimos3.

Al fin al puerto, pues, todos vinieron, pasado en caminar el cuarto día. Joan Ortiz por la mar viene y navega dos días, y también al puerto allega.

En el Ibiazá, pues, recogido como dijimos ya, maíz, frisoles4, y habiendo a los huidos convencido,5 apresta Joan Ortiz sus españoles, para salir de allí; y no ha partido, cuando un gran temporal veréis y dioles en medio una laguna que pasaban, a donde seis soldados se ahogaban.

Llegado, con placer es recibido, y luego determina de partirse; y a aquellos que dijimos pretendido habían en la barca escabullirse, en más grave prisión los ha metido, porque jamás intenten de huirse con un Sotomayor6 (fenece presto, dejándole en un palo y horca puesto).

Embárcanse en canoas los soldados, y al tiempo del pasar andaba brava la mar, que allí desagua, do los hados, y el crudo vendaval que resoplaba se juntan, y al pasar son anegados. Delante, Joan Ortiz, que los miraba, seis hombres y más que estos se ahogaran, si los indios socorro no prestaran. Pasada la laguna, se metieron los soldados, y gente que venía por la montaña adentro, y padecieron trabajo caminando en demasía.

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Al tiempo que el verdugo ya quería quitalle la escalera, así hablaba: “Oíd un poco agora. Yo solía, una oración rezar, y acostumbraba aquesto mucho tiempo cada día. Y hoy, por mi desdicha, la olvidaba… ¡Dejádmela decir!”. Mas no ha acabado, cuando el sayón7 la escala le ha quitado. El armada salió de aqueste puerto en demanda del Río de la Plata.

Adam: Adán, forma común en el siglo xvi. En la estrofa se relaciona con la referencia al “primero padre”. *Omnes in Adam peccaverunt, Rom 3*. “Todos pecaron con Adán” (Romanos 3). Error en la princeps. La cita es de Romanos, 5, 12. 4 frisoles: forma antigua de frijoles, “habas que se dicen también judigüelos o judías” (Cov.). 5 El verso es decasílabo en la princeps y no se entiende bien sin la preposición “a”. Modificamos por considerar errata el verso tal y como figura en la edición de 1602. 6 con un Sotomayor: el nombre propio acompañado de artículo indeterminado señala aquí, como en otros pasajes, la condición secundaria del personaje histórico. 7 sayón: verdugo. Aquí, sobre todo, referido a “los ministros viles del ejército, que andaban vestidos de sayal” (Cov.). 2 3

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Ningún piloto lleva que esté cierto a dónde surgirá8; mas ya desata a los vientos Eolo, y bien abierto habiendo sus cavernas, disparata9 con ellos por el aire de tal modo, que parece acabarlo quiere todo10.

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qué tierra puede ser la que se vía, paró el armada allí, que anochecía. Al tiempo que Febo matizando venía de colores la mañana, entraron por el río, costeando la banda del Brasil, que es más cercana. La vía a San Grabiel12 enderezando, llevando de llegar crecida gana, a cabo de tres días, medio a tiento, tomó puerto el armada con contento.

La mar sube por cima las estrellas, los cielos hacia abajo se bajaban. Las olas parecía que centellas por cima de las aguas arrojaban. Lloraban las mujeres y doncellas, los hombres grande grita levantaban; de sola contrición ya se procura11 que al mar tienen por cierta sepultura. Anduvo algunos días el armada, Fortuna acá y allá yendo y viniendo; después, la mar estando sosegada, navega, en breve tiempo descubriendo la tierra tan de todos deseada. Y sin saber dó están, yendo diciendo

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Surtiendo en San Grabiel, que así se llama el puerto a donde surte aquesta armada, los indios acudieron a la fama13. Mas, ¡ay dolor!, la noche ya cerrada el viento Sur sacude, y hiere y brama, y tanto se embravece que en nonada14 la capitana corta árbol15 y antena, y el almiranta asienta en el arena. Al día de contento y alegría, el triste corresponde y es vecino;

surgirá: flotar una embarcación después de que estuvo varada (Fernández de Navarrete). disparata: disparar la ballesta, es “despedir della el virote o la saeta” (Cov.). 10 La imagen tempestuosa de los vientos que salen de las cavernas de Eolo está en Virgilio, Lucano y Ercilla, entre otros poetas épicos: “Aeolii sub carcere saxi” (Virgilio I, 609); “Eolo, o ya fue acaso, o se doliendo/ del afligido pueblo castellano/ iba del valiente Bóreas recogiendo,/ queriendo él encerrarle de su mano/ y abriendo la caverna, no advirtiendo…” (Araucana, XVI, 601-605). 11 contrición: dolor y pesar de haber ofendido a Dios (Aut.). 12 También en la princeps: “Grabiel”, metátesis común de Gabriel. 13 a la fama: es fama todo aquello que de alguno se divulga (Cov.). 14 nonada: lo que es de poco momento (Cov.). 15 árbol: mástil. 8 9

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la gente sin ventura, pues, tenía contento, mas tristeza sobrevino. Dolor, angustia, aprieto y agonía, aguas y huracán, mar, torbellino, las naves traen en torno condenadas, al fondo y en las costas desrumbadas16.

Pues ¿no está claro ya, sin que se jure, cuán extendida está entre los indianos y con cuánto fervor se han baptizado y sus malditos ritos renunciado? Pues esta causa tengo yo por clara, por donde Satanás tanto procura, con su mala intención, inicua, avara, que nuestra armada nunca esté segura. Que en su tanto le quita el ceptro y vara17, y viendo su reinado poco dura, movido de rencor y crudo duelo, con las ondas del mar enturbia el cielo.

Pilotos y maestres, marineros, brumetes, pajes, frailes y soldados, mujeres y mochachos, pasajeros andaban dando voces muy turbados. Los gritos y alaridos mensajeros allí son de una nave a otra enviados, y cada cual socorro demandaba que igual era el dolor que se pasaba. Libronos nuestro Dios de aquel tormento, de aquel trance y dolor tan doloroso, echándose el feroz y crudo viento, y viendo bonanza con reposo. Mas, ¡ay!, que en acordarme del tal cuento temblando estoy, confuso y temeroso, que tales cosas vi que parecía que el Juicio Final llegado había. ¿Quién duda que el demonio no procure, impedir cuanto puede a los cristianos, a que la fe no crezca, porque dure, el reino que él obtiene en los paganos?

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¡Gran Dios, Señor inmenso y soberano, que permitís azote, como vemos, aqueste Satanás con cruda mano! El secreto tan alto no entendemos; Sabemos, pero bien que nos es sano, el mal que muchas veces padecemos; que son por los pecados cometidos los males muchas veces infligidos. El freno que le pone Dios eterno le hace estar a raya; que si fuera en manos del demonio, en el infierno al humano linaje ya tuviera. Es tan malo de aqueste su gobierno que en sus penas a todos ver quisiera,

desrumbadas: participio de derrumbar: precipitar, despeñar. Hay un testimonio del uso de este participio en Juan de Castellanos, Elegías de varones ilustres de Indias (1589): “No yendo nuestra gente descuidada,/ Por ser el reventon que se subia/cuchilla por los lados desrumbada:/ Retrayóse del indio quien los guía” (CORDE). 17 ceptro: cetro, con grafía culta del latín sceptrum; vara: bastón como signo de autoridad (Aut.). 16

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con saber que de aquesto la ganancia que le viene es tormento en abundancia. Y así dice San Pedro que rodea, buscando a quien tragar muy presuroso el adversario diablo, y que pelea, contra el linaje humano riguroso. Incita, mueve al hombre y le granjea, con sus mañas y artes (que es mañoso), y cuando más no puede con sus tretas, conténtase en hacerle mil burletas18. ¿Qué diremos de aquel gran marinero Carreño, que en tres días vino a España de las Indias, trayendo mal tempero, huracanes, tormenta muy extraña? Ni gente de la mar ni pasajero, en pie estaba, y andaba gran compaña, de diablos, que las velas marinaban19, y la nave con fuerza la llevaban.

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“Larga escota”20, el piloto les decía, y cavan el trinquete y la mesana21; y si les dice “Iza”22, con porfía, amainan los traidores con gran gana23. Y viendo que al contrario se hacía, al contrario mandó, y así fue sana su nave por los diablos marinada. ¡Y quién duda de Dios que fue guardada! Mil cuentos semejantes yo pudiera decir aquí, mas solo por aviso a todos doy por cosa verdadera, que si quieren gozar del Paraíso, no traten con Satán. Uno dijera: “Descálzame aquí, diablo”, de improviso un diablo de la bota le tiraba, y la pierna a las vueltas le arrancaba24. Al armada volviendo, había quedado la capitana en seco, y sin entena,

*Fratres sobrii estote et vigilate quia adversarius vester diavolus tamquam leo rugiens circuit quaerens quem deuoret. 1. Pet. 5*. “Hermanos, estad vigilantes, vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, da vueltas buscando a quien devorar” (San Pedro, Primera Carta, 5: 8). 19 marinaban: hacían navegar. Compárese: “Lo hizo por haber gente y marinar las naos, para que más presto la Armada se partiese” (Anónimo, Requerimiento que hizo Magallanes…, 1519. En CORDE). 20 escota: cuerda que hecha firme o pasando por un montón que lo está en los puños bajos de las velas, sirve para cazarlas. Largar la escota es aflojar la cuerda, o cabo, para soltar la vela (Fernández de Navarrete). 21 cavar trinquete y mesana: cavar, en lenguaje náutico, es ajustar una pieza al lugar a donde debe colocarse (Fernández de Navarrete). Trinquete y mesana son los mástiles delantero y trasero en una nave. Se trataría, por tanto, de ceñir los palos cuando se pide justamente lo contrario, que se aflojen las velas. 22 iza: alza la vela, por el contexto. En todas las ediciones, “aiza”. Pero no existe ningún registro en CORDE. Lo corregimos como errata. 23 amainan: equivale a ‘bajar o recoger las velas’ (Fernández de Navarrete). 24 *In lib. De vitis patruum*. En el libro De las vidas de los Padres. 18

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sin árbol que, ya dije, fue cortado. Un día de bonanza, con mar llena25, por el consejo y orden y mandado de Joan Ortiz, zaborda26 en el arena; y así, quedando hecha fortaleza, la gente sale a tierra sin pereza. El almiranta en flote estuvo días, mas torna a dar en seco y desrumbada ha sido, entrándole agua por mil vías. Procúrase que luego sea varada, sus fuerzas conociendo ya ser frías. La gente fuera apenas de ella echada, cuando yendo la mar y menguando, la nave cae, el un lado recostando. Estando capitana y almiranta entrambas al través, sale la gente a tierra, do se aloja alegre y planta, haciendo sus chozuelas prestamente. El zapicano ejército27 se espanta de ver tantos cristianos de presente,

y acuden con gran copia de venados, avestruces y sábalos dorados28.

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La gente que aquí habita en esta parte, charuahas se dicen, de gran brío, a quien ha repartido el fiero Marte, su fuerza, su valor y poderío. Lleva entre esta gente el estandarte, delante del cacique, que es su tío, Abayubá29, mancebo muy lozano, y el cacique se nombra Zapicano. Es gente muy crecida y animosa, empero sin labranza y sementera30. En guerras y batallas, belicosa, osada y atrevida en gran manera. En siéndoles la parte ya enfadosa do viven, la desechan, que de estera la casa solamente es fabricada, y así presto do quieren es mudada31. Tan sueltos y ligeros son, que alcanzan corriendo por los campos los venados.

con mar llena: dícese del viento, de la luna, de la marea (Fernández de Navarrete). zabordar: varar, quedar la embarcación en seco (Fernández de Navarrete). 27 zapicano ejército: el ejército de Zapicán, cacique charrúa que se presentará enseguida. 28 sábalo dorado: el sábalo es el nombre común para peces de río que se crían en el mar y mueren en el río (Cov.), pero también se le dice a un pez de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay. Suele tener escamas amarillas. 29 Abayubá y Zapicano o Zapicán son nombres personales que aparecen por primera vez en este texto. En el siglo xix, algunos autores americanos los retomarán en sus ficciones, como se comenta en la introducción. 30 sementera: tierra sembrada. Por contexto, se refiere a que son nómadas y no cultivan la tierra. 31 Barco Centenera asume aquí una de las tareas propias de las crónicas de los primeros colonizadores: la descripción antropológica. Las costumbres del nomadismo, el uso de boleadoras (que luego incorporarán los pueblos dela pampa y, por ellos, los gauchos), y los rituales postmortem son aquí los aspectos que más sorprenden al autor. 25 26

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Tras fuertes avestruces se abalanzan, hasta de ellos se ver apoderados; con unas bolas que usan los alcanzan si ven que están a lejos apartados, y tienen en la mano tal destreza, que aciertan con la bola en la cabeza. A cien pasos (que es cosa monstruosa), apunta el charuaha a donde quiere y no yerra ni un punto aquella cosa que tira, que do apunta allí la hiere. Entre ellos, aquel es de fama honrosa, a cuyas manos gente mucha muere, y tantas, cuantos mata, cuchilladas en su cuerpo se deja señaladas, Mas, no por eso deja de quitalle al cuerpo del que mata algún despojo. No solo se contenta con llevalle las armas o vestidos a que echa el ojo, que el pellejo acostumbra desollalle del rostro. ¡Qué maldito y crudo antojo! Que, en muestra de que sale con victoria, la piel lleva y la guarda por memoria. Otra costumbre tienen aún más mala aquestos charuahaes que, en muriendo algún pariente, hacen luego cala32 en sí proprios su carne dividiendo,

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que de manos y pies se corta y tala el número de dedos, que perdiendo de propincuos parientes33 va en su vida el charuaha por orden y medida.

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Paréceme que ya me he detenido con esta gente tanto que olvidado dirán que tengo al campo que tendido pinté en el arenal desabrigado. Con su memoria estoy tan afligido, que temo de me ver en tal estado. Espérenme a otro canto de amargura y ayuden a llorar tal desventura. Agora a Melgarejo con su gente volvamos. Como supo que pasado había Joan Ortiz muy prestamente, la vuelta el Argentino se ha tornado. El caso se le cuenta en San Vicente por los que del patax34 han arribado; con él vienen algunos de su hecho pretendiendo sacar algún provecho. Saliendo, pues, en nuestro seguimiento, la isla do estuvimos han tomado; en los sepulcros vieron el descuento de la terrible ruina y triste hado; la horca también dio su documento y muestra de temor y mal sobrado.

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cala: lo que hace el cirujano para tentar lo hondo de la herida (Cov.). propincuos parientes: parientes cercanos. 34 patax: otro nombre usado para referirse al tipo de embarcación ligera, de poco calado y dos palos, llamado también patage o patache (Fernández de Navarrete). 32 33

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Con todo, al Ibiazá pasan derechos, a donde son de todo satisfechos. Mas, quiero yo contar aquí primero, de monos una cosa muy galana, que cierto me contó este caballero35, diciendo que él lo vido una mañana. Estando en esta isla muy entero el juicio, y la razón muy libre y sana, de monos vio juntarse gran canalla, y él púsose a escondidas a miralla. Un mono grande, viejo como alano36, estaba a la cuadrilla predicando. Hería37 y apuntaba con la mano, mudando el tono a veces, y gritando. El auditorio estaba por el llano, atento a maravilla y escuchando. Y él, subido en un alto y seco tronco, de dar gritos y voces está ronco. A su lado, en el tronco dos estaban, a la banda siniestra y la derecha. Aquestos la saliva le quitaban que gritando el monazo vierte y echa.

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Concluso su sermón, todos gritaban, y la cuadrilla y junta ya deshecha, aprieta38 cada cual dando mil gritos, y despacio van el mono y pajecitos. Ruy Díaz, muy confuso, contemplaba el bruto razonar de aquel monazo. Y, como el arcabuz presto llevaba, tirando le mató de un pelotazo39. Los dos monillos pajes que llevaba, oyendo aquel terrible arcabuzazo, aprietan por el monte, dando gritos… mas, en breve, acudieron infinitos. Fue tanta multitud la que venía 40 de monos a la muerte de aquel viejo, que la tierra do estaba se cubría, y huye de temor el Melgarejo. Un indio del Brasil que allí venía, con sobrado dolor y sobrecejo, le dice, y embebido en cruda saña: “¿Por qué has matado al señor de la montaña?”. Entre los indios era conocido aquel monazo viejo y respetado,

este caballero: es decir, Ruy Díaz de Melgarejo. alano: perros muy corpulentos y bravos que sirven en las fiestas de toros, para sujetarlos, y en la montería a los ciervos, jabalíes, y otras fieras, como también para guardar las casas y huertas (Aut.). 37 hería: en sentido figurado, apuntaba vivamente con el dedo. 38 aprieta: seguramente venga de la expresión “apretar a correr”, es decir, salirse de golpe (Aut.). 39 pelotazo: balazo. Pelota es “bala de piedra, plomo o hierro con que se cargan los arcabuces, mosquetes y otras aras de fuego” (Aut.). Compárese: “Villagrá se recojió a su artillería y mandó que les tirasen pelotas” (Góngora Marmolejo, 205). 35 36

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y por señor y rey era tenido.40 Ruy Díaz de esta isla fue partido, el rumbo al Argentino enderezado; la costa y tierra firme van bojando41, y con los guaraníes, rescatando42.

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En tanto que camina lo que queda, al Río de la Plata, quiero agora volver a mi real. ¡Quiera Dios pueda, según el corazón lo siente y llora! Quien quisiere saber cuál dio a la rueda43 su vuelta la Fortuna burladora, comience con requiescant en la gloria44, el infelice canto de esta historia.

Falta un verso en esta octava en la princeps y en todas las ediciones posteriores, salvo De Ángelis, que le inventa uno entre el verso 3 y el 4: “de aquel áspero monte y despoblado”. 41 bojar: medir el circuito de una isla o cabo (Fernández de Navarrete). 42 rescatando: cambiar o trocar una cosa por otra (Aut.) Durante la época de la conquista era una actividad muy común entre europeos e indios, y una parte esencial del primer contacto entre ellos. 43 la rueda: imagen común para representar a la Fortuna. 44 requiescant en la gloria: descansar en la gloria, o descansar en paz (requiescant in pacem) expresión latina que pertenece al responso católico de difuntos. 40

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Canto XI. Estando en tierra firme poblada la gente, son muertos y captivos de indios cien hombres. Retráense los que quedan a la isla de San Gabriel, do mueren muchos de hambre Al enhornar decimos que se entuertan1 1 los panes; y así vemos que parece que cuando en el principio no conciertan las cosas con prudencia, que acontece que al fin de todo punto desconciertan2, y el caso mal guiado en mal fenece;

lo cual se muestra claro en este canto, que bien podría mejor llamalle llanto. Estaba, como dije, rancheada la gente sin ventura en aquel llano, de paja cada cual hecha morada.

al enhornar decimos que se entuertan/los panes: refrán recogido en Correas. Al enhornar se hacen los panes tuertos, esto es, para que las cosas se logren, se debe mirar con atención los principios (Aut.). Entuertan, poner torcido lo que estaba derecho. 2 de todo punto: enteramente (DRAE). 1

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La inexorable Parca3, con tirano y desapiadado curso desfrenada, con las tiseras crudas en su mano4, comienza de cortar las tristes vidas que estaban a la vista más floridas. Dijimos que el cacique de esta gente, llamada charruaha, es Zapicano, y que tiene un sobrino muy valiente, Abayubá, mancebo muy galano, de gran disposición y diligente, discreto al parecer y muy lozano; valor en su persona bien mostraba, por donde5 Zapicán mucho le amaba. Al real en mal punto fue traído por ciertos capitanes y llegado el Joan Ortiz le prende, que ha sabido que entre los indios era respetado.

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En su busca veinte indios han venido; un guaraní, que entre ellos se ha criado que de lengua6 servía, ha sido preso, y oíd de estas prisiones el succeso7. El un preso del otro no sabía, que así se diera la orden y la traza8. Mas presto Zapicán triste venía, que miedo ni temor no le embaraza. El preso a Joan Ortiz pide, y envía a su gente que traiga mucha caza, y él queda con el preso; y más valiera que vivo del real jamás saliera.

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Consulta Joan Ortiz cómo le pide el cacique al sobrino; aconsejaba Vergara no se dé, y aunque lo impide por causas muy urgentes que mostraba, por sola voluntad suya se mide

Parca: según la mitología grecolatina, las tres Parcas eran las tres diosas del destino. Cada una de ellas representaba el nacimiento, la vida y la muerte de la persona. Sus nombres respectivos eran Cloto, encargada de hilar la hebra de la vida de cada ser humano; Láquesis, que media su longitud; y, por último, Átropos, quien debía cortar con sus tijeras el hilo. El verso se refiere a esta última. 4 tiseras crudas: forma antigua de “tijeras”, a partir del latín tonsorias, vigente en tiempos de Barco Centenera. Compárese: “que tiene las tiseras en la mano y la pieza de paño en casa” (Huarte de San Joan Examen de ingenios, 1588. En CORDE); “algunos espejos, sartales, caxcabeles, tiseras, hachas y cosillas de rescate” (López de Gómara, Historia natural, 1554. En CORDE); crudo: áspero, sangriento (Aut.). 5 por donde: en consecuencia. 6 lengua: intérprete. 7 succeso: cultismo, suceso. “Por parte del rey de Castilla se hacía gente y exército, y que era de grande importancia el succeso de aquella batalla” (Anónimo, Relación de la comedia del duque Don Alonso, 1535-1622. En CORDE); “…después de su muerte, cuando las mismas cosas y el succeso dellas hacen certidumbre que es Dios…” (fray Luis de León: “A la madre priora Ana de Jesús”, 1588. En CORDE). 8 traza: medio para conseguir algo (Aut.). 3

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el Joan Ortiz, que a pocos escuchaba: una canoa pide a Zapicano le traiga por rescate y un cristiano. Había a un marinero maltratado, por donde entre los indios se ha huido. Aquel y la canoa presto ha dado en trueco de Abayubá, su querido. La caza que los indios han cazado, por precios y rescates la han vendido. El tío y el sobrino van ufanos, jurando de vengarse por sus manos. Los nuestros, por la falta de comida, a yerbas como suelen van un día9. Los indios al encuentro de corrida les salen, y mataron a porfía cuarenta, y el que escapa con la vida es porque al enemigo se rendía. A pura pata dos se escabulleron, y el caso de esta forma refirieron. Ansí como llegaron, los paganos en dos alas en torno se pusieron10. Desmayaron de miedo los cristianos desque en medio los indios los cogeron. Con los indios vinieron a las manos, que de los arcabuces no pudieron

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aprovecharse, cosa que la mecha y pólvora que llevan no aprovecha. La pólvora mojada, los cañones tenía Joan Ortiz enmohecidos. Vencido de sus vanas pretensiones, no tiene los soldados guarnecidos; las armas les quitó, y en ocasiones las vuelve, que no son favorecidos con ellas, que no son ya de provecho, que el moho y el orín las han deshecho.

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La más gente que a yerbas ha salido, sin armas y sin fuerzas y sin brío, con solos los costales11 han partido, los más casi desnudos y con frío. Pues llega el Abayubá encrudecido. A su lado, con él, viene su tío, y entrambos tal estrago van haciendo que las yerbas del campo van tiñendo. La grita y alarido levantaban, diciendo el capitán echa prisiones. Los nuestros defenderse procuraban; Los indios vuelan más que unos halcones, y a cuantos con las bolas alcanzaban, no bastan a defendelles morriones12. Al fin muertos y presos todos fueron, si no fueron los dos que se huyeron.

ir a yerbas: esto es, salir a juntar hierbas para comer. en dos alas se pusieron: esto es, los rodearon. 11 costal: saco de tela en el que se transportan granos o semillas (DRAE). 12 morriones: cascos. 9

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Venidos al real estos huidos, despacha Joan Ortiz apriesa gentes; con Pablo Santiago son partidos diez o doce soldados diligentes. Aquestos en un cerro están subidos a vista del real a do, valientes y astutos en la guerra, y muy cursados, están con el temor acobardados.

diciendo: “Alto hagamos aquí, ruego”. Pinedo de cobarde allí le acusa: con estos pareceres discordados bastó para que fuesen desolados14. El sargento mayor dice: “Marchemos”; el otro, del peligro se temiendo, “Hagamos alto”, dice, “pues que vemos que indios se vienen descubriendo”. El sargento replica: “Caminemos, que el indio viene apriesa acometiendo”. “Volvamos las espaldas”… “Santiago, no es tiempo ya, haced como yo hago”.

El sargento mayor Martín Pinedo, con cincuenta soldados ha partido; el Pablo Santiago estaba quedo con sus doce, y los más que han acudido. El sargento mayor no tiene miedo, según dice a Roldán que haya13 venido. Con su gente camina, y llegado do estaba Santiago, así le ha hablado: “Conviene que marchemos todos luego, ninguno de seguirme tenga escusa”. El Pablo Santiago como fuego camina, mas de a poco lo rehúsa,

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Embraza su rodela, y con la espada resiste a los cristianos que querían volver atrás; mas viendo que de nada les sirve, y que los indios le herían, con solos cinco o seis de camarada15 espera; que los otros que huían, tras el sargento iban tan ligeros cual suelen ir tras uno mil carneros.

haya: había *Omne regnum in se divisum desolabitur*. “Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado” (Mateo 12: 25). Son palabras pronunciadas por Jesucristo para defenderse de los fariseos, que lo acusaban de estar aliado con Satanás para hacer sus milagros. Jesús responde que no es posible que uno pueda estar unido a quien es su contrario, porque esto llevaría como consecuencia la destrucción del reino de Dios. Hernán Cortés inserta la frase en la segunda Carta de relación para referirse a cómo él se dio cuenta de las divisiones que había entre los indios y se benefició de ellas: “…Y acuérdome de una abtoridad evangélica que dice: ‘Omne regnum in se divisum desolabitur’. Y con los unos y otros maneaba” (Cortés, 188). El editor, Ángel Delgado, comenta en nota que se percibe en esta cita tanto el maquiavelismo político de Cortés, como la visión providencialista de su empresa con la que pretende persuadir al emperador. Barco Centenera vuelve a utilizar la frase en un contexto militar, pero para explicar la derrota de los españoles, no su victoria. 15 camarada: compañía de camaradas. 13

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El zapicano ejército venía con trompas y bocinas resonando… al sol la polvareda oscurecía, la tierra del tropel está temblando, de sangre el suelo todo se cubría, y el zapicano ejército gritando cantaba la victoria lastimosa contra la gente triste, dolorosa.

El viejo Zapicán con grande maña el escuadrón y gente bien regía; Abayubá el sobrino con gran saña en seguimiento va del que huía. Su grande ligereza es tan estraña, que nadie por los pies le escabullía; Cheliplo y Melihón, que son hermanos, pretenden hoy dar fin de los cristianos.

Los enemigos, viendo el campo16 roto, siguieron la victoria tan gozosos cual suele el cazador ir por el coto matando los conejos temerosos. Cual indio espada alfanje lleva boto17 de herir y matar; cual los mohosos cañones de arcabuz lleva bañados de sangre con los sesos mixturados.

A Tabobá le cabe aquella parte, a do está con los cinco Santiago; aqueste es en la guerra un fiero Marte, y así hizo este día crudo estrago. A Carrillo por medio el cuerpo parte, un brazo derrocó a Pedro Gago; Buenrostro, el Cordobés y un Arellano fenecen a los pies de este pagano.

Cual toma el alabarda18 muy lucida y comienza a jugar con ambas manos, quitando al que la tiene allí la vida, después a los demás pobres cristianos. El sargento mayor va de corrida19, echando la rodela por los llanos, Caytuá le siguió, indio de brío, y alcánzale a matar dentro del río.

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El capitán y el otro compañero habían grande rato peleado, y el Tabobá, muy crudo carnicero, estaba muy sangriento y muy llagado. Y así vino a su lado muy ligero, y en esto ha disparado un mal soldado, y al capitán la espalda atravesaba, aunque su muerte presto él esperaba.

campo roto: ejército derrotado. Compárese: “El campo de Su Majestad entra en el Cozco y pasa adelante” (Garcilaso de la Vega, III, 784). 17 alfanje boto: alfanje es una espada de origen árabe, larga y curvada; boto es romo, sin filo. 18 alabarda: arma que consta de una larga asta de madera y una cuchilla plana y transversal de dos filos. Uno de ellos tiene forma de media luna y el otro, un filo muy agudo (Aut.). 19 va de corrida: huye a todo correr. 16

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El capitán cayó muerto en la tierra, Benito, según dicen, lo matara. Moviole a lo matar la pasión perra que con el capitán este tomara. Jurado lo tenía que en la guerra se había de vengar, que le injuriara. Y así le dio el castigo de este hecho metiéndole una flecha por el pecho. Aquí Domingo Lárez, valeroso en sangre y en valor y valentía, anduvo con esfuerzo y animoso, reprimiendo del indio la osadía; y, viéndole ya andar tan orgulloso, los indios acudieron a porfía, y a puja, a cual más puede, le hirieron, y, quebrado él un brazo, le prendieron. Cansados los contrarios de la guerra, o, por mejor decir, de la matanza, y viendo que la noche ya se cierra, no curan de llegar a nuestra estanza20. Del fuerte se les tira, mas dio en tierra un tiro culebrina21, que no alcanza. Por esto, y por la noche, a los cristianos dejaron de seguir los zapicanos.

El despojo que llevan son espadas, alfanjes, alabardas, morriones, rodelas, salmantinas muy doradas22, sombreros, capas, sayos y jubones23. Las cajas de arcabuces, ya quebradas, llevaban solamente los cañones, con que, dando la vuelta, van matando a aquellos que hallaban boqueando24. 25

Y al que hallan en pie ya levantado del sueño de la muerte que ha dormido, del peligro librarse confiado, por ver como ya ha vuelto en su sentido, en un punto le tienen amarrado, quitándole primero su vestido. Con armas y captivos van triunfando, y la gente en el fuerte lamentando. Cual dice: “¡Oh desventura, oh caso extraño, oh mísero succeso de esta armada!”; cual dice: “¡No viniera tanto daño si fuera aquesta cosa bien pensada!”; cual dice que la causa de este engaño procede de la hambre acobardada; cual dice que la suerte de esta vida está a aquestas caídas sometida.

estanza: estancia. culebrina: pieza de artillería ligera, larga y de poco calibre. 22 rodelas salmantinas: los mejores fabricantes de rodelas eran los napolitanos, aunque en España eran famosas las realizadas en Salamanca y Bilbao. 23 jubones: vestidura que cubre desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada. 24 boqueando: agonizando. 20 21

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Pues quien perdió el amigo y el hermano levanta hasta el cielo los gemidos y dice con dolor: “¿Pueblo cristiano en manos de los lobos deshambridos25? ¡Volved con piedad, Señor, la mano, doleos de los tristes afligidos, doleos de los niños inocentes que gritan con sus ojos hechos fuentes!

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Aqueste capitán, aunque miraba de lejos al hermano que ve muerto, al fuerte a grande priesa procuraba que todos se recojan, que es lo cierto. El Joan Ortiz apriesa caminaba a donde están los indios sin concierto, y si el desventurado allá llegara, el resto del armada se acabara.

¡Doleos de las tristes afligidas que quedan sin abrigo y compañía; también de las doncellas doloridas que pierden a sus padres y alegría; de las madres, Señor, enternecidas, que pierden a quien sombra les hacía; de todos os doled, Dios poderoso, y socorred al pueblo doloroso!”.

Pues ido el enemigo ya, y venida la triste de la noche temerosa, la miserable hacienda ya metida en el fuerte con priesa presurosa, nuestra gente, sin fuerzas y rendida a la tirana muerte dolorosa, por la fúgida26 arena está tendida y de puro desmayo amortecida.

Mas quiero las dejar, que bien les queda para poder llorar el tiempo largo… mas no al que salir del fuerte veda, que aquesto tomó entonces a su cargo. Y quiera Dios consuelo tomar pueda, (que tiene el corazón triste y amargo) el buen capitán Pueyo, que al hermano tendido vido muerto en aquel llano.

El Joan Ortiz su ropa con presteza embarca aquella noche, que temía no diese Zapicán con ligereza sobre el fuerte y real antes del día; y no tardó, que vino sin pereza al punto que la aurora descubría, y piedras a menudo al fuerte tira, mas en tocando al arma27 se retira.

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Pues viendo cómo al fuerte hubo venido el enemigo al ver lo que pasaba, deshambridos: muy hambrientos. fúgida: cultismo bastante infrecuente (Corominas), que huye, del latín fugere. Referido al movimiento de la arena por la acción del viento. 27 tocar al arma: tocar a prevenirse los soldados y acudir a un puesto (Aut.).

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en la capitana28 todos se han metido, que cerca de la tierra en seco estaba. Allí con gran dolor se ha recogido el resto sin ventura que quedaba. La noche tristemente se ha pasado, y el último remate se ha esperado. Cuando el sol aún apenas descubría, un indio por la playa caminando bajaba, y el semblante que traía parece de español; de cuando en cuando paraba; con la priesa que traía a do estamos se viene ya acercando; de su traje y manera bien parece que alguna cosa nueva nos ofrece. Llegando donde estaba el despoblado, sin tener a las chozas advertencia, contra el navío el paso enderezado, desde la playa hizo reverencia; con un sombrero señal ha formado con gran placer y grande continencia. Saliendo pues por él, viene contento, y dice de su caso el fundamento. Yamandú dice el perro que se llama, que arriba ya tratamos su manera, y que Joan de Garay le quiere y ama,

por donde le encargó aquesta ligera29 que de nuestra venida tiene fama, y que con la respuesta allá le espera para venir con balsas y comida, sabiendo que el armada ya es venida. Por señal el vestido representa un sayo de algodón con un sombrero, y a muchos españoles nombra y menta, por do su embuste pinta verdadero. Aquel que se ve puesto en una afrenta, bien vemos que se cree muy de ligero. Con la primera nueva que ha venido el ánimo dubdoso es compelido30.

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Con este Yamandú se escribe luego, y a Garay Joan Ortiz da cuenta larga de la pérdida grande y sin sosiego en que la gente queda, y cuán amarga; y que venga volando como fuego le manda, y de comida traiga carga. Mas Yamandú malvado no saliera, cuando Zapicán viene a la ribera. Sus indios piedras tiran, aun allegan con ellas a la nave, do temblando la gente está. En la pólvora no pegan las mechas, aunque están más refregando.

capitana: nave principal de la armada. ligera: por el contexto, esta empresa en forma rápida, veloz. 30 *Dum in dubio est animus paulo momento huc illuc impellitur (Plautus in Amphritio).* “Cuando el ánimo está en la incertidumbre, el más mínimo impulso lo inclina a uno u otro lado” (Plauto, Anfitrión)”. Como señala Tieffemberg, la cita correcta es de Terencio, Andria, 266. Es frase hecha recogida en Borrás. 28 29

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Los indios por las yerbas se refriegan, motín, perneta hacen muy gritando31; al fin dejan el campo ya venida la noche horrible, triste, obscurecida.

será que en estas tierras donde moro, de Zapicán un indio su subjecto, sin otra ayuda alguno en este llano, se atreva a combatir con un cristiano”34.

Apenas amanece, cuando viene un indio de endiablada catadura, y muy poco en la playa se detiene hasta que el agua llega a su cintura. De allí dice que gana grande tiene de probar en el campo su ventura: que salga aquel cristiano del navío que quisiere aceptar el desafío32.

Estando aqueste indio razonando con superbas35 palabras y blasones36, en breve de mi lado retumbando un tiro le ha acortado sus razones. De entre las yerbas salen voceando del indio Zapicán dos escuadrones, que estaban a la mira en emboscada por dar fin y remate del armada.

“De parte de la Luna a quien adoro”, está diciendo el indio, “yo prometo guardar la fe que diere; que el tesoro que estimare mayor de aqueste rieto33

Comienzan a hacer gran alboroto en luengo de la playa ya corriendo, ya al fuerte, que tenía todo roto, las paredes y chozas abatiendo;

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hacer perneta: pernear, mover con viveza las piernas (Aut.). Gesto despectivo de los indios que se recoge en otras crónicas. Compárese: “bolviendose a los españoles los hazian grandes fieros y ademanes con cuerpos y piernas, haziendoles la perneta en señal que los tenían en poco, y que en muy breve tiempo tomarian benganza de su loco atrevimiento por averse entrado en sus tierras tan osada y libremente” (fray Pedro de Aguado, Historia de Santa Marta y Reino de Granada, 1573-1581. En CORDE); “Ellos, mofando desto y haciendo, como entre ellos se usa, la perneta, se fueron” (Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, 1560. En CORDE). 32 El desafío del enemigo a combate singular es un motivo de la épica clásica, pero también se recoge en crónicas referido a los charrúas. Fray Diego de Ocaña aporta un testimonio contemporáneo: “Los charrúas […] son muy feroces y valientes; y pelean con unas bolas atadas en unas cuerdas de niervos de guanacos y de avestruz, que dan con un caballo en tierra; y estas bolas son de piedra. Y salen a la playa a llamar a los españoles a que vengan a pelear con ellos” (Ocaña, 208). 33 rieto: reto. Arcaísmo en el Siglo de Oro. 34 *Desafía un indio a cualquier cristiano que quiera salir contra él*. El desafío por parte del enemigo a un combate singular es un topos de la épica clásica y renacentista, que se rastrea desde Homero a Tasso. La cínica respuesta de los españoles puede considerarse poco heroica, o tal vez tiene que ver con nuevos modos de guerra exaltados en lo que se ha llamado la “épica de la pólvora” (Martínez). 35 superbas: cultismo, soberbias. 36 blasones: palabras jactanciosas (Aut.). 31

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y viendo a los cristianos cómo en coto37 están, aunque gran pena padeciendo, y no pueden hacelles mal alguno, comienzan a acogerse de consuno38. Con todo aquesto viene cada día a vista el enemigo zapicano, por ver en el estado que estaría el encogido ejército cristiano. En tanto Joan Ortiz a tierra envía por una media barca que en el llano estaba, con la cual presto es mudada al isla San Gabriel la triste armada. Después que aquesta isla se tomaba, un día noticia cierta se ha tenido que Zapicán su ejército mudaba al Uruay, que es río muy crecido. Al tiempo que el cristiano reposaba, con su gente y canoas ha subido;

de aquesto dan noticia los cristianos que se escapan huyendo de sus manos. Viniéronse huyendo seis soldados39, y no pudieron más porque los atan de noche, y dicen quedan treinta vivos, que después que una vez prenden, no matan. Con ellos no se muestran muy esquivos, y si les sirven bien, no los maltratan; pero si sirven mal, a rempujones les fuerzan a que salgan de harones40. Aunque esto se le puso de delante a Alonso Hontiveros, no aprovecha a que deje de obrar cosa que espante, pues no puede tenerse por bien hecha. Aqueste en el hablar era elegante, mas no lo fue en hacer esta deshecha41, pues bien claro descubre en el remate42 el ser cualquiera cosa y su quilate43.

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en coto: encerrados en un cerco. de consuno: de común acuerdo (DRAE). 39 En De Ángelis: “Vinieron seis soldados fugitivos”. El napolitano rehace el verso 1 para que pueda rimar con 3 y 6. 40 salir de harones: obligar a la fuerza, tomar cuidado y brío de fuerza o grado (Cejador). Compárese: “como al perulero le diesen unas calenturas y lo tuviese tan a mano, preguntóle que sy se atrevía a curarlo, que se lo pagaría, a trueco de no llamar otro médico de más preçio y respeto. Respondióle el ytaliano que ninguno como él, ny tan en breve, lo sanaría y le quitaría las calenturas, y que no le gastaría un real en la botica […] lo que, conoçiendo bien el dotor Cabreros, tomó por remedio el darles a beber vino con la calentura, para los azer salir de harones y que no engorrasen el dinero con el temor de la muerte” (Joan Méndez Nieto, Discursos medicinales, 1606. En CORDE). 41 deshecha: despedida cortés (Cov.). La expresión es irónica, ya que Hontiveros se pasó al enemigo para sobrevivir. 42 remate: conclusión; pero también acción de rematar, es la operación en la que alguien compra la posesión de una cosa, dar una cosa por cierto precio en el almoneda (Cov.). El español es “comprado” por el bando indígena. 43 cualquiera cosa y su quilate: quilate es la medida con que se tasa el oro. Aquí, jugando de nuevo con el código comercial, con sentido irónico y figurado, se refiere al poco valor de la acción de Hontiveros 37 38

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Estaba en un navío aprisionado, que en parte del delicto se hallara por do Sotomayor fuera ahorcado, cuando huirse con él se concertara. Habíanle los grillos ya quitado, y créese también que se librara; mas él al enemigo va huyendo por más seguro medio le escogendo. Del Zapicano fue bien recibido, y luego se mudó el nombre cristiano. De las costumbres de indio se ha vestido, usando de los ritos de pagano.

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En confusión aqueste me ha metido, que por amigo túvele, y hermano; huyendo de la muerte ha apostatado, después se arrepintió de su pecado. No quiero más decir, que estoy cansado, y temo de cansar a quien me oyere, mayormente que el canto desastrado ha sido, y de llorar… Mas quien quisiere saber de Joan Ortiz, Adelantado, su suerte, si leerla le pluguiere, espéreme a otro canto, que ya siento que da Rodrigo Díaz vela al viento.

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Canto XII. Viene Ruy Díaz Melgarejo. Múdase el armada a la isla de Martín García. Baja Garay con socorro. Sucede la muerte de los dos firmes amantes Yanduballo y Liropeya ¡Fortuna, por hablar de esta manera, o hado, bien tomándolo sin dolo, favorece a Rodrigo1, porque espera la sin ventura gente en ese solo! ¡Ayúdale con próspera carrera, y con tus largos vientos, gran Eolo,

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que el zaratino ejército penando está, y a Dios suspiros enviando! Y tú, sosiega al mar, viejo Neptuno, y haz que su carrera2 llana sea, que toda aquesta armada de consuno

Rodrigo: Ruy Díaz Melgarejo. carrera: navegación.

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a brazos con la muerte ya pelea, y dubdo ya que escape ni solo uno, de hambre no se halla ya quien vea. Remédielo, pues, Dios, que Él solo puede, y aquel a quien el solo lo concede.

de aquellos que la muerte de vencida llevaba, y si Rodrigo no viniera sin duda todo el resto pereciera. Del isla Sant Gabriel sale el armada con nuestro buen Rodrigo en la demanda de la Martín García así nombrada, que está por cima de esta y a su banda. En breve y poco espacio fue tomada, a do el adelantado luego manda salir a tierra a todos porque quiere poblar en esta isla si pudiere.

El capitán Ruy Díaz, aprestado, salió de San Vicente y tomó puerto en Yumirí, que habemos ya tratado, do vido del armada el desconcierto. Al Río de la Plata enderezado, el rumbo lleva apriesa, que está cierto que Joan Ortiz padece con su gente. Allega, pues, un día prestamente.

El capitán Ruy Díaz Melgarejo, porque de la rabiosa se recela, a nuestro adelantado por consejo que le despache, da en la carabela. Con ella y con un mal bergantinejo se hace el buen Ruy Díaz a la vela; al preso Abarorí lleva consigo que promete guiarle como amigo.

El triste lamentar que allí hicieron desque en tanta miseria nos hallaron, aquel dolor y pena que sintieron, las lágrimas que todos derramaron, no quiero referir, mas que vinieron a tiempo, que a llorar nos ayudaron. También con sus regalos nos ayudaban a muchos que la vida ya dejaban. Con su venida todos resucitan que, viendo la miseria tan crecida, a dar de lo que tienen bien se incitan, por volver de la muerte a alguno la vida. Con esto las fuerzas ya se habilitan

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A mí me cupo en suerte esta jornada que de saber y ver muy deseoso jamás dejé de entrar cualquiera entrada3, aunque fuese el peligro temeroso. En una isla muy fértil y poblada, Abarorí nos mete muy gozoso.

entrada: invasión o irrupción de tropas en un país o región (Aut.). También con el matiz de expedición en textos de la conquista. Compárese: “Mala entrada: Nombre que se dio a una expedición desgraciada de Irala, hacia el Dorado” (Ruy Díaz de Guzmán, La Argentina manuscrita. En CORDE).

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Fig. 6

Entramos por un brazo no calando4 los remos, que las yerbas van tocando. Salieron a nosotros embijados5 catorce o quince indios diligentes, con arcos y flechas denodados,

mostrándose gallardos y valientes. Por tierra entre las yerbas emboscados, pintados de colores diferentes, andaban levantando vocería cubiertos de muy rica plumería.

brazo: parte del río que corre separadamente (Aut.); no calando los remos: no penetrando completamente en el agua. embijados: “pintados como los indios con diversos colores” (Terreros). Voz americana, procedente de “bija” o “achiote”, arbusto cuya flor se utilizaba para hacer pintura de color rojo. Los indios aparecían desnudos con la piel pintada, lo que causa el desagrado de los cronistas que lo consideran signo de barbarie. Compárese: “Andan embijados, como lo muestra la pintura del indio que queda atrás, pintado de espaldas por no píntale la desvergüenza que ellos andan” (Diego de Ocaña, Viaje…, [1605], 202); “topó con un cristiano desnudo en carnes, como nasció y sus vergüenzas de fuera, y embijado, e las barbas peladas como indio, e su arco e flechas, e un dardo en la mano” (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general…, 1526. En CORDE). Princeps y Tieffemberg: “enbixados”; González de Barcia: “embijados”, como se conoce actualmente esta palabra (DRAE). Al igual que en otras ocasiones, preferimos regularizar la grafía desusada x.

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Por este brazo, estrecho y chico río, llegamos con favor de la marea a la primera casa y al buhío, que es dicho Tabobá de paja y nea6 Los indios luego salen con gran brío, con arcos y flechas de pelea... y, viendo los rescates, acudieron y mucho bastimento nos vendieron. “De a poco”, dicen, “vamos adelante, que todo lo de aquí ya está gastado”. Diciendo aquesto muestran tal semblante, que encubren lo que tienen ordenado: Estaba el enemigo tan pujante, que dudo del cristiano acobardado por su fuerza tener tan consumida, que pueda escabullir libre, con vida. En esto de la casa uno hubo salido desnudo macilento por el llano, un mozo del armada conocido, que Vargas se llama, trujillano. Salió a la barahúnda y al ruido,

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trajéronle al navío de la mano, a do le confesé y en aquel día entró al7 universal camino y vía8. Cristóbal, indio amigo que viniera de allá del Yumirí, en nuestra armada, captivo estaba aquí, y cuenta diera de la traición, que entre estos está armada. De seis captivos que hay este dijera y, siéndoles la paga ya entregada, trajéronlos, y fuéles prometido que el precio, a más traer, será subido. Entre ellos fue este día rescatado el buen Domingo Lárez, muy prudente, hombre de gran juicio y recatado9, de Huete natural, de noble gente10 Diónos aviso él que está ordenado de hacernos la guerra al día siguiente. Nosotros estuvimos contratando11 con los indios, y en vela siempre estando.

nea: variante andaluza de anea o enea (Corominas), que es caña que nace en partes húmedas o en medio de los arroyos y sirve para hacer esteras (Aut.). Se trata, por tanto, de un bohío de estructura pobre y endeble. 7 Princeps y Tieffemberg: “el”. Sin embargo, el sujeto de la oración no es el universal camino, sino el mozo Vargas, quien entra al universal camino tras confesarse. 8 *Inscrutabilia iuditia Domini. Que estaba este cristiano captivo y el día que llegaron cristianos donde él estaba y confesó, murió.* “Los juicios del Señor son inescrutables”. 9 recatado: prudente, advertido. “Recato es el estar sobre aviso y cuidado, no se fiando de todos. A este llamamos recatado y, como no sea con pusilanimidad, es de hombres muy prudentes y avisados” (Cov.). 10 Huete: población de la provincia castellana de Cuenca. 11 contratando: comerciando. 6

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Salímonos de aquí, que se temía que el indio se pusiese en emboscada, diciendo que a las bocas estaría12. Y cierto la cosa fue bien pensada, que, a no salir, muy mal sucedería, pues siendo la mañana ya llegada, los indios a do estábamos vinieron y a Mora y a Loria nos trajeron. En el barco pequeño se han metido el maíz y captivos referidos. En breve a nuestra armada se han venido a do de hambre están desflaquecidos. De haberse esta comida detenido, de hambre fueran todos perecidos, mas Dios remedia al tiempo peligroso con mano de Señor tan poderoso. Pues llegan la comida y los captivos y salen al encuentro luego todos13. Estaban ya diez menos de los vivos, y aquestos de dos mil suertes y modos; los padres con los hijos son esquivos, los unos y los otros como lodos14,

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los rostros, manos, pies, todos temblando, los ojos hacia el cielo levantando. Algún vigor cobraron desque vieron el socorro que viene de comida, con lágrimas los presos recibieron, que su vida juzgaban por perdida. En el pequeño barco se volvieron, y dice Joan Ortiz, que por la vida conviene aventurar vida, de suerte que no ponga temor la mesma muerte. Mas visto no conviene se acometa aquello que hacerse es imposible, y que el lugar y tiempo nos aprieta a tomar el consejo convenible, el buen Rodrigo a todo se subjeta y dice: “Joan Ortiz cosa terrible nos manda mas yo cierto aquí prometo de estar a vuestro gusto muy subjeto”. Unánime y conforme es la sentencia de todos, que no se entre en el riachuelo, que bien se tiene cierta y firme ciencia, que todo ha de acabar con crudo duelo. Esto no enseñó ya la experiencia,

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las bocas: se refiere a las bocas, entradas o salidas, de los ríos. luego: pronto. 14 En princeps: “como lodos”; en De Ángelis y Tieffemberg se elige fijar con esta expresión: “como lobos”. Sin embargo, la expresión “como lodo” está documentada en diversos textos, asociada a cosa sucia y de poco valor: “su comparación es un poco de arena y como lodo será estimada la plata en su presencia” (Horozco, El libro de los proverbios.., 1570, en CORDE). El verso quiere destacar que los españoles están hechos polvo, sucios, en muy mal estado. El hecho de que aplique el plural “lodos” responde a la rima. 12 13

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por do se determina que de vuelo a los timbús se vaya, con contento15 De aquí tendimos vela presto al viento. Trabajo no pequeño se pasaba, que la gente sin fuerzas no podía tomar remo, que el viento nos faltaba y a veces por la proa sacudía. El temor de la hambre apresuraba, esfuérzase quien fuerzas no tenía; navegando una noche, a la mañana llegamos a una gente querandiana16. Salieron a nosotros prestamente, que en esto del rescate están cursados17. Delante de nosotros diligente pescaba cada cual muchos pescados. Ninguno en los vender era inocente, que son en el vender muy porfiados. Después mucho maíz en abundancia trajeron por gozar de la ganancia.

Beguás de la otra banda conocieron la cosa del rescate que pasaba. A gran priesa a nosotros acudieron temiendo que el rescate se acababa. Rescatan todo aquello que trajeron y más dicen en casa les quedaba. A Gaboto18 de aquí presto se llega, por do el Carcañá se estiende y riega19. Pasando de Gaboto a poco trecho el río Joan de Ayolas se ha tomado20. Por él se entró, que es río muy estrecho, de vientos y tormentas reguardado, atraviesa este río bien derecho al Paraná y las islas que ha formado habitan los timbús, gente amorosa, sagaz, astuta, fuerte, belicosa. Al Paraná saliendo caudaloso tres leguas se caminan bien cabales. El Paraná venía muy furioso, los tristes navegantes muy mortales,

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timbús: esta tribu es amiga de los españoles en el momento de la acción. La propuesta de Ortiz de Zárate de internarse para rescatar más cautivos en tierra hostil es rechazada por la expedición que desea volver con los timbúes. 16 Princeps: “cherandiana”. 17 cursados: versados en algo. 18 Gaboto: o Puerto Gaboto, hoy localidad del sudeste del departamento argentino de San Jerónimo, provincia de Santa Fe. El navegante Sebastián Caboto fundó allí el fortín de Sancti Spiritu (1527), destruido por los indígenas dos años después. Fue vuelto a fundar por Juan de Ayolas en 1536 y se volvió a destruir en 1539. El lugar que menciona Barco Centenera debía de estar despoblado y tan solo marcado con las ruinas del fuerte. Véase Canto I, 41 sobre la torre de Gaboto. 19 Carcarañá: río que nace en la actual provincia de Córdoba en la confluencia del Saladillo y el Tercero, ingresa en la provincia de Santa Fe y desemboca junto a Gaboto, confluyendo en el Coronda. 20 río Joan de Ayolas: por el contexto, el río Coronda, que a su vez desemboca en el Paraná. Juan de Ayolas lo recorrió. 15

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del soldado pequeño y del grandioso las fuerzas eran casi todas iguales y aún cierto que a la clara bien se vía que el pequeño más ánimo tenía21. Del capitán Garay certificaron los indios, que aquí vino con su gente. Las huellas de caballos nos mostraron, por do dimos la vuelta prestamente y en tierra los soldados que saltaron, cogeron la comida que al presente hallaron, que aún no estaba sazonada y apenas con la espiga bien formada. Volver quiero a tratar un poco agora del falso Yamandú nuestro cartero. Salió de San Gabriel con la traidora y mala condición de carnicero. A donde el zapicano está de mora se va por ser con él particionero, aunque no se halló en la triste guerra (que, al venir, se ha tardado) de su tierra. Este indio ya hemos dicho que es sabido, astuto, muy sagaz y hechicero. En todas las naciones22 es tenido

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por lumbre, por espejo y por lucero. A mis proprios oídos yo le he oído decir a este lenguaz y gran parlero23: “El sol alumbra a oriente y occidente: así, yo, Yamandú, toda la gente”. Pues siendo con las cartas despachado, trató con Zapicán que las ternía guardadas hasta ver en qué ha parado un negocio que arriba pretendía, el cual era que tiene concertado con un indio Terú, el cual vendría a dar en Santa Fe con otras manos, queriendo vengar de los cristianos. Y hízolo el Terú, que con su gente haciendo para aquesto llamamiento se fue a Santa Fe, mas de repente volvió huyendo en busca de asiento: los mancebos pelean fuertemente, los indios llevan de ello el escarmiento, y viendo Yamandú que nada ha hecho con las cartas se va a Garay derecho24.

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Del capitán Garay fue recibido mejor el mensajero que lo fuera

*Corpore in exiguo regnabat vivida virtus.* “En un cuerpo exiguo reinaba una virtud fuerte”. La frase es de la Tebaida (I, 417) de Estacio. 22 naciones: comunidades indígenas. Compárese: “Hay otras naciones tan bestiales en sus costumbres, que por curiosidad no se pueden dejar de decir, aunque de suyo no son honestas […] Una es, que se llaman los charrúas…” (Diego de Ocaña, 208) 23 lenguaz y gran parlero: lenguaraz, que habla demasiado. 24 El verso original es decasílabo y elide “va”, lo cual es una probable errata. 21

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si hobiera sin las cartas parecido, aunque él por no culpado se fingera, mas viendo el capitán cómo ha venido y que puede volver a dónde saliera, tratóle bien y hízole gran fiesta y tórnale a enviar con la respuesta. Ya vuelve Yamandú con más cuidado que trajo con las cartas, pues pensaba guardallas para sí, mas ha acordado urdir otra, pues esta no cuajaba. En tanto que la urde este malvado, tratemos de Gray que procuraba bajar con muchas balsas y comida dejando Santa Fe bien guarnecida. Partió con treinta mozos valerosos y veinte y un caballos y servicio en balsas; y los mozos deseosos de guerra, que la tienen por oficio, procuran que en los indios enojosos se ofrezca al crudo Marte sacrificio de aquel Terú, vengando la osadía con triste y carnicera anatomía.

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Son islas por aquí en este paraje de grandes bastimentos abastadas, de muy hermosas tierras y boscaje y de indios guaraníes bien pobladas. El falso Yamandú de mal coraje aquí tiene25 sus gentes rancheadas: Terú, Añanguazú, Maracopá, y en otras más abajo, Tabobá. Entraron por las islas entendiendo poder hacer la guerra; los caballos metieron, mas los indios van huyendo, que no pueden los mozos alcanzallos. Entre los verdes bosques se abscondiendo se meten, que imposible es el hallallos sino es al sin ventura que guardada la suerte le está agora desdichada.

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Con gran solicitud en su caballo entre aquestos mancebos se señala en andar por las islas Caraballo, y así por la espesura hiende y tala, en medio e una selva a Yanduballo halló con Liropeya, su zagala. La bella Liropeya reposaba y el bravo Yanduballo la guardaba26.

Princeps y demás ediciones: “tienen”. Corregimos como errata en virtud del sentido. La historia de Liropeya y Yanduballo se inserta en una serie de narraciones trágicas y galantes entre indígenas, como Tegualda y Crepino en La Araucana. Sin embargo, frente a la versión de Ercilla, en Barco Centenera el español no siente piedad por la pareja, sino que, por el contrario, mata al indio y trata de aprovecharse de la mujer. Por otro lado, Menéndez y Pelayo consideraba los amores de la Argentina, “imitados manifiestamente de los de Caupolicán y Fresia, en Pedro de Oña” (Menéndez y Pelayo, 305). Otro poema épico colonial, Armas antárticas (1609?) de Juan de Miramontes, trata también la relación de Curicoyllor y Chalcuchima que constituye un antecedente del drama quechua Ollantay.

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El mozo, que no vido a la doncella, en el indio enristró su fuerte lanza, el cual se levantó como centella, un salto da y el golpe no le alcanza. Afierra con el mozo, y aun perdella la lanza piensa el mozo, que abalanza el indio sobre él, por do al ruido la moza despertó y pone partido27. Al punto que a la lanza mano echaba, el indio a Liropeya ha recordado28 Mirando a Yanduballo, así hablaba: “Por Dios dejes, amigo, ese soldado. Un solo vencimiento te quedaba mas ha de ser de un indio señalado, que muy diferente es aquesa empresa para cumplir conmigo la promesa”. Diciendo Liropeya estas razones el bravo Yanduballo, muy modesto, soltó la lanza y ase las aciones29, y a Caraballo ruega baje presto.

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El mozo conoció las ocasiones y muévele también el bello gesto de Liropeya, y baja del caballo, y siéntase a la par de Yanduballo. El indio le contó que un año había que andaba a Liropeya tan rendido, que libertad ni seso no tenía, y que le ha la doncella prometido que si cinco caciques le vencía, que al punto luego será su marido. El tener de español una centella30 no quiere, por quedar con la doncella.

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Mas, viendo el firme amor de estos amantes, licencia les pidió para irse luego, dejándoles muy firmes y constantes en las brasas de amor y vivo fuego. Dos tiros de herrón no fue distantes31, con furia revolvió de amores ciego: pensando de llevar por dama, esclava, al indio con la lanza cruda clava.

pone partido: interviene, participa. En CORDE y los diccionarios consultados, no hemos hallado registros, salvo con el significado de poner un prostíbulo (Cejador). Aquí, por el contexto, la expresión se refiere a la realización de cualquier acción seguida de un nombre de actividad mental (Cuervo). Es decir, poner partido sería realizar o participar en algo. 28 recordado: recordar es “Despertar el que duerme” (Cov.). Princeps: “el indio Liropeya ha recordado”. 29 aciones: correas de que pende el estribo de montar. 30 centella: resabio de alguna discordia (DRAE). 31 herrón: rodaja de hierro con que se tira a una distancia donde está hincado un clavo en la tierra (Aut.); distantes: aquí el autor fuerza el sentido y la sintaxis para rimar a toda costa “amantes” y “constantes” con “distantes”, cuando debería ser “distante” por concordancia con el verbo principal y el sujeto, que no es otro que el personaje español que se aleja de la pareja de indios. Es, pues, un anacoluto. Se le atribuye equivocadamente el adjetivo “distantes” a un objeto plural que puede ser tanto los dos tiros de herrón o los indios. Pero el que está distante a dos tiros de herrón es el caballero español, que luego revuelve con furia y mata al indio. 27

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Yanduballo cayera en tierra frío. La triste Liropeya desmayada, el mozo, con crecido desvarío, a la moza habló, que está turbada: “Volved en vos”, le dice, “amor mío, que esta ventura estaba a mí guardada, que ser tan lindo, bello y soberano, no había de gozarlo aquel pagano”.

en esto oyó sonar gran gritería, dejando al uno y otro allí tendido. A la grita acudió con grande priesa y sale de la selva verde, espesa. Aquesta Liropeya en hermosura en toda aquesta tierra era extremada. Al vivo retratada su figura de pluma vide yo muy apropiada. Y vide lamentar su desventura conclusa al Caraballo la jornada, diciendo que, aunque muerta, estaba bella y tal como un lucero y clara estrella.

La moza, con ardid y fingimiento, al cristiano rogó no se apartase de allí, si la quería dar contento, sin que primero al muerto sepultase y que, concluso ya el enterramiento, con él en el caballo la llevase. Procurando el mancebo placer darle, al muerto determina de enterrarle.

Mil veces se maldijo el desdichado por ver que fue la causa de la muerte de Liropeya, andando tan penado, que mal siempre decía de su suerte: “¡Ay, triste, por saber que fui culpado en un caso tan extraño, triste y fuerte, terné33 hasta morir pavor y espanto y siempre viviré en amargo llanto!”.

El hoyo tenía medio hecho cuando la Liropeya con la espada del mozo se ha herido por el pecho, de suerte que, la media atravesada, quedó diciendo: “Haz también el lecho en que juntamente sepultada con Yanduballo aquesta sin ventura en una mesma huesa32 y sepultura”. Lo que el triste mancebo sentiría contemple cada cual de amor herido estaba muy suspenso qué haría, y cien veces matarse allí ha querido...

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Salió, pues, de la selva Caraballo a la grita y estruendo que sonaba y vido que la gente de a caballo a gran priesa en las balsas se embarcaba. No curan ya más tiempo de esperallo, que de su vida ya no se esperaba, teniendo por muy cierto que había sido captivo de los indios y comido.

huesa: ataúd (NTLLE). terné: tendré.

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Mas, viéndole venir, alegremente el capitán y gente le esperaron. Allega y embarcóse con la gente y a priesa de aquel sitio se levaron. Entrose por un río, que, de frente está, y a tierra firme atravesaron, a do está Gaboto, la gran torre, por donde el Carcarañá se extiende y corre. En tanto que Garay aquí esperaba y en tierra sus caballos saca y gente, el capitán Ruy Díaz se levaba de donde le dejamos prestamente. Volviendo hacia abajo atravesaba a case34 Yamandú, que está de frente. Allí nos dieron nueva muy entera que en el Carcarañá Garay espera.

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Con esta nueva cierta a grande priesa bajamos hacia el río Joan de Ayolas. No se tiene temor de la traviesa35 del gran Paraná ni de sus olas, que el bien que en la tornada se interesa, lo facilita todo. Mas no a solas nos vemos cuando viene anocheciendo, que los timbúes vienen muy corriendo... 50

Después, cuando ya Febo caminando volvía con sus carros presuroso, los campos con sus rayos matizando de rojo, verde, blanco luminoso36, llegaron los timbúes pregonando: “¡Comprad de mí, que vendo más gracioso!”. Y tanto regatean que en Sevilla podrían imprimir nueva cartilla37.

a case: a casa de. Variante de la locución “en cas de”. traviesa: travesía. Frente a los otros ríos de los que se ha hablado, el Paraná es de mucho mayor caudal. 36 Después, cuando Febo…: el carro es el mismo Sol, que, tirado de caballos, llevaba el dios Febo, desde la primera hora del día hasta el anochecer. El amanecer mitológico es un motivo de la poesía clásica habitual desde Homero (“Cuando apareció la Aurora, hija de la mañana, de dedos rosados…”, Ilíada I, 477). Aparece en Virgilio, Ovidio, Estacio, etc. y llega al menos hasta los poetas europeos del xvi y xvii (Lope, Ariosto, Góngora, Camoens, etc.). También hay ejemplos en la épica colonial (Ercilla, Castellanos, Oña, Miramontes, etc.). La recurrencia concluyó en usos amanerados que fueron objeto de sátira en el propio Quijote (véase Lida de Malkiel, 119-164). 37 Y tanto regatean que en Sevilla/ podrían imprimir nueva cartilla: Sevilla, en el siglo xvi, se convirtió en puerto principal del tráfico con las Indias. De hecho, en España se generó una espectacular subida de precios y la ciudad, como puerto de entrada y salida del comercio, fue el núcleo urbano donde se vivieron con más intensidad los efectos de la especulación. En 1589, Alonso de Morgado afirma que “las armadas y las flotas parten para Indias cargadas con mercancías, que los precios suben a precios fantásticos” (cit. por Hamilton, 306). Por otro lado, las cartillas ya se destinaban en la época para la enseñanza de primeras letras. Así pues, irónicamente, los sevillanos, expertos en el regateo, deberían “imprimir nueva cartilla” a la vista de las habilidades negociadoras de los timbúes. 34 35

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En tanto que la cosa así pasaba, desde el Caracañá nos ha enviado una carta Garay en que avisaba que estaba en Sancti Spiritus parado.

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Al viento vela en popa se entregaba y no se ha a Sancti Spiritus llegado cuando Garay por tierra y a caballo asoma... y aquí un poco he de dejallo.

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Canto XIII. Entra Ruy Díaz en el Carcarañá. Baja a Martín García. Pretende Yamandú dar en la isla. Padece Garay y naufragio en el Uruayg Jamás Fortuna dio contentamiento que no fuese mezclado con dolores; de a donde el disfavor es fundamento de todo buen succeso de favores. También el favorido1 pensamiento por fin muy cierto tiene disfavores, por lo cual Salomón, sigue, decía, el día de tristeza al de alegría.2

1

Cuánto dolor, tristeza y amargura, y cuánto sobresalto ha pasado la gente zaratina sin ventura. Pues quien con atención bien lo ha notado, verá que al mayor mal en coyuntura3 un buen suceso o gusto ha acompañado; que no haber de esta suerte sucedido, hubiera el resto Zárate perdido. ¡Qué pena, qué dolor no mitigara el ver al buen Garay por aquel llano!

favorido: ‘favorecido’. *Extrema gaudii luctus occupat. Prov. 14.* “El final de la alegría lo ocupa el dolor”. En princeps, por error, “occupet”. 3 en coyuntura: conjuntamente.

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La bárbara nación que se juntaba no pudiera4 escaparse de su mano. Si el bravo y crudo Marte se hallara con tal gente de guerra, tan ufano y altivo se sintiera que en la tierra a todos los mortales diera guerra.

Llegado este tacaño5 con las cartas al isla con placer fue recibido; el Joan Ortiz le dio cuchillos, sartas6, y de paño de grana7 un buen vestido. De dádivas y dones fueron hartas sus manos, por pensar lo ha merecido, y él pretende entregarse a suelta rienda en vida del cristiano y de hacienda.

La trompa y atambor les ayudaba, los caballos calor iban tomando; contento grande, cierto, que causaba aquesta gente allí escaramuzando. Ruy Díaz con los suyos lo miraba, viniendo su viaje navegando; y llegando do aquesto se hacía, mandó soltar la flaca artillería. Al fin tomaron puerto, y recontada la cosa de una parte a otra pedida, la carga de las balsas descargada, Garay parte en demanda de comida. El Melgarejo sale desplegada con gran placer su vela y descogida. En tanto que uno baja y otro queda, me fuerza Yamandú vuelva la rueda.

6 7 8 9 4 5

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5

Pues tiene la traición así ordenada, Que, dadas estas cartas, vuelva luego al río Igapopé8, que es la morada de un indio que se dice Grande Fuego, y de otros que allí viven de coplada9, con Aguazá, que es guía de este juego. Allí tiene la cosa de ordenarse por do el cartero da priesa a tornarse. Y dice: “Volveré yo con comida, que así con mis amigos lo he ordenado, aquesta cosa quiero sea sabida, porque en vernos ninguno sea alterado, que aquesta tierra toda está rendida a mi dictión y yo la he subjetado”.

no pudiera: el subjuntivo funciona como pretérito de indicativo. tacaño: astuto, pícaro, bellaco, y que engaña con sus ardides, y embustes (Aut.). sartas: collares, cuentas (Corominas). paño de grana: paño fino usado para trajes de fiesta. Igapopé: una de las tabas o ciudades guaraníes del litoral del río Uruguay. de coplada: acoplada, junto y unido (Aut.). Compárese: “Y así, con multitud de arcabuceros/ Y exenta voluntad arrebatada,/Se fueron a la Audiencia de coplada / Para sacar el preso a puros fieros” (Pedro de Oña, Arauco domado, 1596. En CORDE).

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Yamandú con esto parte en breve, y con más brevedad volver se atreve.

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Quedaron los cristianos como cuando levanta un huracán muy espantoso las olas en la mar, y va bufando el viento con un ímpetu furioso, el piloto sagaz está temblando, vencido del trabajo y temeroso; mas viendo que el peligro está pasado, veréisle presumir de él esforzado13.

Con diez o once canoas esquifadas10 la vuelta da el malvado, procurando que no estén las personas recatadas, mas antes las ocupa rescatando. No quiero referir, pues, cuán turbadas lo estaban, según supe, y cuán temblando. Mas con todo se dieron tanta maña, que no cuajó el cartero su maraña. En un fuerte la gente recogida, porque de esta traición tienen aviso, de todo lo posible guarnecida, salió el indio que estaba ya arrepiso11. De humos gran señal ha parecido el río arriba, y luego de improviso los indios, que en la gente dar12 pensaban, con gran priesa a su isla se tornaban.

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10

O como aquel mancebo que ha cogido el toro furibundo entre sus manos, que siendo de la muerte escabullido, huyendo a pura pata por los llanos, blasona de la maña que ha tenido, y hace en talanquera fieros vanos14, no menos nuestras gentes aquí estaban, y al moro muerto, gran lanzada daban15. Ruy Díaz, como dije, navegando salió de Sancti Spiritus, y viene en breve do le estaban esperando.

esquifadas: de esquifar: proveer de pertrechos, remos y marineros a una embarcación menor (Fernández de Navarrete). 11 arrepiso: arrepentido o pesaroso de algo (DRAE). “Voz antigua, que solo ha quedado en los rústicos” (Aut.). 12 dar en la gente: atacar a la gente. Compárese: “No teniendo guardia que le segurase el campo, los indios dieron el él, y antes de que se pudiesen juntar para pelear y defenderse, con grandísima braveza los mataron a todos” (Góngora Marmolejo, 126). Dar en alguien es también herir, maltratar (Cov.). 13 esforzado: valiente. Ya aparece en el Mío Cid (Corominas). 14 hacer en talanquera fieros vanos: hablar en talanquera es expresión adecuada para quienes están subidos a las barreras o talanqueras y hablan de cómo han de hacerse las suertes en las corridas de toros (Correas); hacer fieros: lanzar amenazas o bravatas con gestos arrogantes. La expresión se refiere, pues, a quien se jacta falsamente de sus hazañas. La extensa comparación épica tiene un sentido burlesco. 15 a moro muerto, gran lanzada: refrán popular. Señala la común flaqueza de revolverse contra la memoria de aquellos que ya no pueden defenderse (Correas). 10

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A mí me ha parecido me conviene quedarme con Garay, que va triunfando, y Zárate gran hambre siempre tiene… Ruy Díaz Melgarejo, pues, allega al isla, y la comida les entriega

el salvaje se estira y endereza y un escudo grandísimo ha embrazado, por yelmo un cuero de anta17 en la cabeza. El escudo era concha de pescado, y el bastón que este bárbaro tenía servir de antena18 en nave bien podía.

Garay de a do dijimos sale apriesa con su gente y las balsas que llevaba; lo que en esta salida se interesa es el buscar comida que faltaba. También se procuraba hacer presa en el falso Terú que allí moraba. Y oíd lo que sucede un día de Ramos16, que de vista es el cuento que contamos. Por un pequeño río de boscaje las balsas y la barca caminaban, cuando vimos venir un gran salvaje. La canoa en que viene gobernaban, al parecer, dos ninfas de buen traje. En viéndonos apriesa se tornaba, y desque al Paraná grande llegaron en medio de un remanso se pararon. Allí nos esperaron grande priesa y así como la barca hubo llegado,

15

Hablando con soberbia encrudecida, pregunta por aquel que tiene cargo del armada, que dice que la vida le tiene de quitar con fin amargo. Y dice: “No penséis que fue huida la mía, por salir aquí a lo largo; que quise aquí sacaros al anchura por dar a todos ancha sepultura”. Quería arremeter el can rabioso, y en esto dos pelotas le tiraron; la popa nos volvieron sin reposo las faunas19, y espantadas nos dejaron, que con un dulce canto y sonoroso apriesa de nosotros se apartaron, y a muchos el sentido enternecieron, y en un punto de vista se perdieron.

día de Ramos: Domingo de Ramos, conmemoración de la entrada de Jesucristo en Jerusalén. Es el domingo que precede a la Semana Santa cristiana. 17 anta: tapir. 18 servir de antena: hipérbole. El bastón tan grande que podía ser mástil, o antena, de un barco. 19 faunas: se refiere con ironía a las “ninfas” que acompañan al indio. Centenera feminiza el vocablo fauno, sobre el que Autoridades dice: “Animal que la gentilidad fingió ser Dios de los campos y selvas, engendrado de la tierra, y que vivía muy largo tiempo”. También Fauna es una diosa latina, hermana de Faunus, diosa de la fertilidad (Corominas). 16

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En esto un bergantín vimos venía, el cual a Santa Fe ha descendido, y viendo que Garay bajado había, en seguimiento suyo había venido. Con socorro el teniente se le envía de la Asumpción, que a aquesto hubo subido. Juntose con nosotros el navío y dimos en un hondo y chico río. El navío a la boca se ha quedado con toda la más gente del armada; el capitán con veinte dentro ha entrado en la barca de todo peltrechada. Por tierra los caballos hubo echado, del gran Terú se busca la morada; hallose, mas sus indios al estruendo con mujeres y hijos van huyendo. Las balsas aquí cargan de comida; la gente de a caballo va por tierra siguiendo la victoria conocida con ánimo y cobdicia de la guerra. Abscóndese la gente dolorida, que el temor del caballo la destierra; saquea el español allí las casas, y en un punto veréislas hechas brasas. El capitán de aquí presto saliendo penoso, por no haberle indio parado,

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sus balsas y su gente recogiendo, a Añanguazú acomete, indio afamado. Los indios son valientes, y al estruendo salieron con esfuerzo denodado, y siendo preguntados por qué huyen, con la razón del uno así concluyen:

20

“Dejadnos ya, que estamos temerosos, y contra vuestras fuerzas no podemos. Y vosotros, sobrinos animosos”20, (a los mancebos dicen) “¿qué os hacemos? Mirad que a nuestros hijos amorosos criar ni sustentar ya no podemos, pues carga de mujeres tan penosa no espera a vuestra diestra poderosa”. Diciendo aquesto, estaban muy metidos en un atolladar21 y gran pantano. Garay no permitió fuesen heridos, que más de uno probar quiso la mano. Causaban gran dolor los doloridos, que mujeres y hijos por el llano sin orden, a gran priesa, iban huyendo, so tierra lo que tienen abscondiendo. De aquí el río abajo navegando, el armada se sale a remo y vela. Un temporal se viene levantando que las yerbas del campo arranca y vuela.

25

sobrinos animosos: se hace alusión a los mancebos de la tierra, es decir, a los mestizos, hijos de español e indio. Por esta razón se les llama “sobrinos”. 21 atolladar: hoy, expresión vulgar de Extremadura sinónimo de “atascadero”: lodazal o sitio donde se atascan los carruajes, las caballerías o las personas (DRAE). 20

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Del isla grande priesa me están dando, que parece la gente se recela. Pues vamos allá agora, que esta armada aquí queda segura rancheada22.

No vemos ser prudente el que se atreve a perder lo ganado en los dudosos y peligrosos casos; lo más cierto es ir siempre a buscar seguro puerto.

El isla pareció se hundía, y el cielo que venía de caída; el Sudoeste, viento que corría con una fuerza grande, desmedida, los árbores y piedras conmovía por do la gente andaba dolorida; porque tanto ruido levantaba el viento, que al infierno figuraba.

A nuestra armada vuelvo, que metida quedaba en un juncal y una ensenada, la cual halló segura su guarida. Y el bergantín, tomando una enconada24, del otra banda está, que de caída allí por se abrigar hizo parada, a do con querandíes ha tratado y el tiempo que allí estuvo, rescatado.

De dos naves que había del armada, no quiere perdonar esta tormenta alguna; que a la zabra que cargada está de la comida la revienta y la abre por cien partes, mas varada aquesta fue en el isla; la otra avienta23 a tierra firme, y tan metida queda, que dudo en algún tiempo salir pueda.

Garay con los beguaes de otra banda muy gran trato y rescates ha tenido. A Caytuá, cacique, dice y manda –pues para aqueste fin ha descendido– que diga a los beguaes, como él anda en busca de cristianos, que ha sabido que tienen muchos ellos en su tierra, ávidos de rescate, y no de guerra.

Pues dime, Joan Ortiz: ¿no te conmueve el ver aquestos trances peligrosos? ¡Oh duro corazón, a quien no mueve el temor de los fines sospechosos!

Aqueste Caytuá es comarcano al pueblo Santa Fe, y muy vecino. Garay le trata bien como a su hermano, y así con gran contento con él vino.

30

rancheada: acomodada. Derivado de “ranchear”: alojarse, y de “rancho”: lugar donde se acomodan una o varias personas, especialmente soldados y marineros, y gente que vive fuera del poblado (Corominas). 23 avienta: que la empuja el viento. 24 enconada: recodo. Compárese: “Está Yztapalapa dos leguas de México por una calzada muy ancha que holgadamente van por ella ocho caballos en ringlera; es tan derecha, sino es a una enconada que hace, que desde el principio se podían ver las puertas de México” (Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, 1560. En CORDE). 22

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Caytuá no anduvo paso en vano25, que, yendo a los beguaes de camino, cuatro cristianos trajo rescatados por anzuelos y espejos muy quebrados. De aquí salió Garay con el navío, que este de la otra banda se ha juntado26. Despáchanle a la isla por el río que dicen de las Palmas afamado27. No va de bastimentos tan vacío, que al fin le han de decir: “Bien seáis venido”, que están como los pollos ya piando, y solo por comida suspirando. El armada se va por un estero que llaman de beguaes, que no lleva la fuerza y la corriente del primero,

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a quien él va a buscar a que le beba; y tanto va sin él a cual postrero, que en más de veinte leguas no le prueba; al cabo, porque en breve yo me sume, aqueste el Paraná se le consume. Yendo por este estero navegando diez días, que los tiempos no ayudaban, por tierra los soldados van cazando, que muy poco las balsas caminaban. De noche están con liñas28 esperando, pescando de los peces que picaban; aquí pica el patí29, allí el armado30, aquí también el blanco31 y el dorado32. En una bella noche muy serena, habiendo el sueño dado ya sus puertas33

35

no andar paso en vano: no obtener el beneficio esperado. El endecasílabo resulta métricamente muy forzado. Para remediarlo, De Ángelis lo transforma en “El cacique no anduvo paso en vano”. 26 Princeps: “Esta de la otra banda”. Tieffemberg edita “Está”, pero no queda claro el significado. Nos parece que la frase adquiere más sentido si se entiende como errata. “Este” es determinante referido al navío de Garay que se ha juntado a la banda en donde los españoles van a rescatar cristianos con los indios. 27 río de las Palmas: se trata del Paraná de las Palmas, un brazo del Paraná que desemboca en el delta del río. Ahí llegó por primera vez Sebastián Gaboto en 1527. 28 liña: aparejo de pesca consistente en un cordelillo con anzuelos y sus correspondientes plomos colocados a cierta distancia unos de otros. Se arroja con fuerza al agua para que caiga bien estirado hacia el fondo (Fernández de Navarrete). Se utiliza para capturas de gran tamaño. 29 patí: del guaraní, pez grande de río, de excelente carne amarillenta, semejante al surubí (Santa María). 30 armado: se usa para referirse a varias especies de peces de río en la cuenca del Plata, Paraná, Pilcomayo, Uruguay, etc. Se caracterizan por su fuerte osificación y tener una hilera de placas óseas en cada flanco. Llegan a alcanzar los 70 centímetros (Chuchuy y Hlavacka de Bouzo). 31 blanco: no hemos podido localizar este pez. Tal vez pueda referirse al pez boga por su tamaño y color. 32 dorado: dorado, damita o pirayú (Salminus brasiliensis) es un pez caraciforme de gran tamaño que habita en las cuencas de los ríos Paraná, Uruguay, Paraguay, etc. 33 *Homero 19, Odiss., pone dos puertas del sueño: una de ebúrneo, otra de marfil.* 25

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a los que nuestra cama era el arena, estando centinelas muy alertas, con grande dulcedumbre34 una sirena comenzó de cantar y, cierto, ciertas y humanas parecían sus canciones bastantes a mover mil corazones. Es tan ameno y bello este paraje, que las hijas de Pierio bien podrían dejar de Tracia el monte y su boscaje, que aquí más soledad cierto tendrían. Y aquellos que siguiesen su lenguaje en breve de sus ciencias más sabrían,

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y en metro y dulce verso el casto coro al mundo descubriera su tesoro35. Aquí la gran maldad, la Filomena36, lamenta de Tereo, su cuñado, con su lengua harpada37 bien resuena, y con canto suave y agraciado publica a todo el mundo su gran pena, y dice: “Pues la lengua me has cortado, aquesta gran maldad, cruda tirana, labrando38 contaré toda a mi hermana”.

dulcedumbre: dulzura, suavidad (Aut.). *Festo Pompeyo, Pierides musae propter amoenitatem ac solitudinem, Pieri montis dictae videntur.* “Festo Pompeyo: Parece que las musas son llamadas Piérides a causa de la belleza y la soledad del monte Pierio”. Festo Pompeyo, gramático del siglo ii, recoge esta explicación de las Piérides en su De significatu verborum, epítome de la cultura y la mitología grecolatinas. En la mitología griega, Pierio o Piero, rey de Macedonia, tenía nueve hijas con talentos artísticos que desafiaron a las Musas. En el certamen, las Piérides, o hijas de Pierio, perdieron y se convirtieron en urracas. En esta estrofa se hace referencia a que, si las Piérides habitaran en América, serían reconocidas como nuevas musas en el mundo entero. Esta alusión es interesante en relación a la posibilidad de reescribir la historia o de plantear nuevos parámetros culturales en relación con el resto del mundo. También podría considerarse como un comentario autorreferencial del clérigo venido a poeta, posibilidad que otorga la experiencia y el contexto nuevos. 36 Filomena: hija de Pandión, rey de Atenas. Su hermana Procne estaba casada con Tereo, pero este se enamoró de su cuñada, la violó y le cortó la lengua para que no lo contara. Filomena, después metamorfoseada en ruiseñor, se convierte en motivo literario en muchos autores hispánicos, desde el marqués de Santillana a Lope de Vega (Ayuso/García/ Solano, 156). 37 lengua harpada: la expresión se hace tópica desde el siglo xvi para calificar la armonía del trino de las aves cantoras. Como estudió María Rosa Lida de Malkiel, se encuentra en el Quijote, Francisco de la Torre, Malón de Chaide, Torquemada, etc. (Lida de Malkiel, 209-238). Aquí se refiere, por tanto, al canto del ruiseñor, Filomena. Compárese: “De Filomena o tórtola doliente,/ canción, buscad la harpada/ lengua, y allí llorad mi vida ansiada” (Francisco de la Torre, Poesía. Libro II, canción 1). 38 labrando: bordando. Filomena le bordó en una tela a su hermana el atropello de su marido, y esta mató al hijo de ambos, Itis, y se lo sirvió como comida. Al conocer la venganza, los dioses convirtieron así a Procne en golondrina, a Tereo en gavilán y a Filomena en ruiseñor. 34 35

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Aquí la sacra fuente cabalina sus cristalinas aguas vierte y riega39. Aquí la gran Minerva40 a la contina41 sus tesoros reparte y los entriega a todos con largueza muy benina. Y aquí muy de ordinario en esta vega la bella y casta diosa42 se pasea, y con sus compañeras se recrea.

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llevaron, y mujeres, y es consejo que allá en el Uruayg (adonde fueron) se pueble, donde hubiera el aparejo, que para los navíos está cierto que muy cerca hallaron seguro puerto. Llegados a la punta de este río, quedose el bergantín grande esperando; el otro atravesó, que va vacío. Garay en esto viene navegando. En breve se encontró con el navío, que estaba en una vuelta ya esperando; la noche se apresura, el viejo Apolo nos huye y viene airado el grande Eolo.

Mas al isla conviene dar la vuelta dejando aquesta armada en este punto. Pasada la tormenta y revuelta, según dijimos ya en breve trasunto43, el bergantín que fuera a la vela suelta, llegando toma puerto luego junto, y dando de nosotros nueva cierta, la cosa de esta suerte se concierta. En busca de Garay luego volvieron aqueste bergantín y Melgarejo, y aquellos que al presente adolecieron

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40

En un punto veréis que se levanta un Sur44 tan riguroso, que atormenta con su grave furor cualquiera planta, y fuera del lugar propio la ablenta45. El armada se afierra bien y planta, el bergantín del lado no se absenta,

fuente cabalina: la fuente del también llamada Hipocrene, que nacía en la falda del monte Helicón, en Beocia. Estaba consagrada a las Musas. Según una tradición, tiene su origen en el certamen donde se enfrentaron estas con las Piérides. En tal momento, el monte Helicón empezó a crecer, extasiado por las melodías que escuchaba y Poseidón envió a Pegaso para que pateara el monte y le obligara a volver a su tamaño. De esta grieta emergió la fuente. 40 Minerva: en la mitología romana, diosa de la técnica y las artes. 41 a la contina: continuadamente. 42 casta diosa: Diana, diosa de la caza, prototipo de la castidad. Siempre iba acompañada por los bosques de un séquito de ninfas que debían conservar la virginidad como ella. 43 trasunto: compendio. 44 Sur: referencia al viento sur. 45 ablentar: aventar, echar al viento (DRAE). Compárese: “…ha venido algún aire cierzo que ablentó las nubes que regaban la tierra” (San Juan Bautista de la Concepción, La llaga de amor, 1613). También figuradamente, ahuyentar. En prínceps: “abrentar”, probable errata. No hemos encontrado casos registrados de esta palabra. 39

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con cabos46, guindalezas amarrados47, están todos del viento contrastados.

al punto que la noche se viniera, las balsas desamparan este puesto, y oíd lo que sucede, pues, de aquesto.

El otro que esperando había quedado cargado de mujeres, como vido el cielo todo andar alborotado, camina el río arriba, y ha tenido ventura en se mudar, que haber tardado la carga hobiera toda sumergido. Mas no pudiera ser, que en el armada jamás vide mujer ser mal parada.

De esta isla do digo que salieron las balsas, se atraviesa la corriente del río que Uruaig indios pusieron por nombre; tierra firme está de frente. Las balsas allá van, mas no pudieron las olas contrastar, que no consiente la fuerza del canal remo ni pala, que todo lo abandona y lo desvala49.

En tanto que venía el Sur bravoso, huyendo con presteza su fiereza, el capitán Ruy Díaz valeroso caminaba el río arriba sin pereza. Lloraban las mujeres sin reposo, pensando ya fenece su belleza, y que ha de ser a peces entregada, y en vida so las aguas sepultada48. Garay en una isla empantanada, que dicen por renombre de la Espera, tenía ya su gente rancheada; del bergantín no sale gente fuera. La enojosa tormenta, pues, pasada

45

El Sur se ha levantado en este punto, y hace que el canal ande alterado. El corriente con fuerza viene junto, y el Sur que corre en contra lo ha hinchado. ¡Ay Dios, que en este punto yo barrunto que el día de mi fin es ya llegado! La barca se nos iba trastornando, las balsas todas siete trabucando. Al día del Juicio50 figuraba aquel naufragio nuestro doloroso. Cual indio de la balsa se arrojaba por ir nadando a tierra codicioso;

cabos: cuerdas que se usan a bordo (Fernández de Navarrete). guindalezas: cabo de 12 a 25 centímetros de mena, de tres o cuatro cordones corchados de derecha a izquierda y de 100 o más brazas de largo, que se usa a bordo y en tierra (DRAE). 48 so las aguas: esto es, bajo las aguas. 49 desvala: desvalar, dicho de un buque, abatir, desviarse de su rumbo (DRAE). 50 Se refiere a un día concreto, según la fe cristiana: el día del Juicio universal en el que serán conocidos públicamente todos los pecados de la humanidad. De ahí su carácter terrible. 46 47

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cual vuelve do la balsa se anegaba en busca del señor, que está lloroso. Las indias dicen todas que llamemos a nuestro Dios, pues todos perecemos. Los caballos ya sueltos van nadando, y no tienen peligro, si no afierra el cabo en parte alguna, que colgando les llevan por el agua hasta tierra. La barca sale en salvo, y descargando la ropa y adherentes de la guerra,

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en busca de las balsas torna a prisa a donde todos andan sin camisa. El que es buen nadador, aunque con miedo, 50 al agua desnudándose se arroja; quien no sabe nadar estase quedo, y en la balsa metido bien se moja. Mas ya yo de nadar hablar no puedo; la gente sale a tierra do se aloja, tendida por la fría y dura arena. Dejémoslos que entiendan en su cena.

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Canto XIV. En este canto se cuenta la batalla que hubo entre los de Garay y los charrúas y cómo fue herido Garay en los pechos1, y su caballo muerto, y muchos indios muertos y heridos ¿A quién he de llamar que me dé aliento? O, ¿quién podrá acertar que estó2 enseñado a tratar de tristezas y lamento y poco de placeres he gustado,

1

pues esto de la guerra hago a tiento que menos de las armas he probado? A vos, Señor, favor pido y demando que vuestra ayuda sola voy buscando3.

en los pechos: se aplica en forma plural tanto a hombre como mujer en la Edad Media y el siglo xvi (Corominas). Compárese: “Si fue malo el paso del totoral, pasámosle caballeros, y este fue a pie y el agua de ordinario por encima de los pechos” (Diego de Ocaña, Viaje… [1609], 186). 2 estó: estoy. Forma medieval derivada del verbo stare, aún en uso en el siglo xvi. 3 En lugar de iniciar el canto con una reflexión universal, como suele hacer casi siempre, el autor recurre en esta estrofa inicial al tópico de la falsa humildad para consagrarse a un asunto “feliz”, a saber, la victoria de los españoles sobre los charrúas. Debe entenderse esta batalla como una venganza de la masacre de San Gabriel, narrada en el canto XI. 1

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Dejé, si os acordáis, en la marina4, pasado ya el naufragio a nuestra gente. El Aurora nos viene ya vecina, Apolo muestra ya su roja frente: el bergantín navega a la bolina5 subiendo el río arriba diligente. El zapicán ejército marchando en siete escuadras viene gritando. El bergantín le vido, mas primero le habían descubierto tres soldados. Aquestos dieron arma muy ligero, los arcabuces fueron bien cargados. No vide que quería ser postrero alguno, porque todos aprestados en un punto salieron muy gozosos por dar fin al Charrúa, cobdiciosos. Doce caballos solo6 se ensillaron: el capitán con once caballeros,. que muchas de las sillas se mojaron7. Salieron veinte y dos arcabuceros; los bárbaros a vista se llegaron con orden y aparato de guerreros

con trompas y bocinas y atambores, hundiendo8 todo el campo y rededores. El capitán mandó que se emboscasen los once de a caballo hasta tanto que los alegres9 bárbaros llegasen a tiro de arcabuz, porque de espanto de ver a los caballos no tornasen. Y el capitán se puso al otro canto10 con sus arcabuceros atendiendo, y el enemigo viénese metiendo.

5

Llegando a poco trecho hacen alto. El capitán procura de ceballes11 un poco, retirándose en un alto, por más a su placer escopetalles. El bárbaro de seso no está falto, que entiende ser aquesto aseguralles12, por do hace parar su escuadrones y dice con gran grita estas razones: “¡Estamos de esperaros ya cansados, que ha días que tenemos entendido que sois hombres valientes y esforzados! ¡Agora será el caso conocido!

marina: parte cercana al mar. a la bolina: ‘navegar a contra corriente’. Princeps y el resto de las ediciones: “solos”. Tiene un sentido mucho más claro en función adverbial. Expresión vulgar, ya que se refiere al sudor de las sillas de los caballos al ser montadas por los españoles. hundiendo: alborotar (DRAE). alegres: gallardos, briosos. 10 canto: lado, esquina (DRAE). 11 ceballes: prepararles un cebo. 12 asegurar: imposibilitar la huida o la defensa (DRAE). 6 7 8 9 4 5

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¡Salid los más valientes y esforzados, riñendo uno con otro este partido! ¡Salid, que tardar tanto es cobardía, veremos vuestro esfuerzo y osadía!”.

mas, viendo que los nuestros ya salían, al alto se volvían retirando, juzgando por mejor un alto cerro y el sueño, como dicen, fue del perro13.

“Con solo matar veinte de vosotros, pues sois de tanta fama y nombradía, la vida por bien dada de nosotros ternemos todos juntos este día. ¿Podéis ser más valientes que los otros, cuyo valor poco ha fenecía? ¡Salid a los vengar, acobardados, cornudos, mujeriles y apocados!”.

Saliendo al alto y, siendo traspasado un poco de pantano que allí estaba, el capitán apriesa ha caminado. Los once de a caballo que llevaba siguieron con esfuerzo denodado. La trompa con presteza razonaba en ellos: “¡Santiago! ¡Santiago14!”, y oíd un bello lance y gran estrago.

Más cosas les oí por mis oídos, que un poco de su lengua ya entendía. Gritaban, daban voces, alaridos, con su grita la tierra estremecía. Cual indio la perneta, cual fingidos mohines y ademanes, cual hacía que cae en tierra triste y desmayado, y en un punto veréisle levantado.

Seguíanle los once de tal suerte, que juntos se metieron y mezclaron en medio el enemigo, dando muerte a todos cuantos indios encontraron; rompieron una escuadra grande y fuerte en que de setecientos se pasaron. Salieron de la otra banda cien flecheros con ánimo gallardo, muy ligeros.

Llamaban con las mantas que traían ceñidas a los cuerpos, no cesando de dar voces, diciendo, que querían ponerse nuevos nombres peleando:

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Sobre estos, nuestra gente revolviendo15 pelea y ellos rostro y cara hacen. Los otros, al socorro muy corriendo acuden, mas los nuestros los deshacen.

sueño del perro: refrán, que la cosas se vuelven al revés de lo que se pensaba (Correas). Santiago: invocación al apóstol Santiago, grito de guerra común en los ejércitos españoles del Siglo de Oro. 15 revolviendo: volviendo la cara y embistiendo. Revolver es volver cara al enemigo, para embestirle o invadirle (Aut.). “¿Dónde huís? ¡Volved, volved, que los españoles no tienen cuerdas encendidas!” Y bastó esto para darles tanto ánimo que, revolviendo sobre los nuestros, que eran ciento setenta y tres, los rompieron…” (González de Nájera, Desengaño… [1614], 280). 13 14

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Volvieron a rompellos, y rompiendo los mozos su deseo satisfacen, que tantos por el suelo van rodando cuantos caballo y lanza van tocando.

El viejo Zapicán, que ve tendido a su sobrino en tierra, bien quisiera en Leyva se vengar, mas ha acudido el bravo Menialvo, que le diera un golpe tan terrible, que partido por medio encima la cadera, en dos partes quedó. Fue cuchillada de brazo poderoso y fuerte espada.

Aquí veréis el indio atravesado por medio la garganta, y allí junto el otro todo el casco barrenado16 saliéndole los sesos al punto. Por medio de los sesos allí traspasado estaba Tabobá, y casi difunto, y tanto de la lanza se aferraba que ya perdella le iba, imaginaba. Allega Menialvo con su espada y dale un golpe tal que desafierra la lanza el enemigo, y aun pegada la lanza con la mano deja en tierra: el indio ve su mano destronzada, y quiere escabullirse de la guerra. Mas no le dan lugar, que tras su mano tendido le dejó Leyva en el llano. Y como recobró Leyva su lanza, habiendo a Tabobá muerto, con priesa revuelve Ayabubá sobre él, y lanza el mozo un bote17 tal que le atraviesa el ombligo, y el indio se abalanza por la lanza adelante y hace presa con el diente en la rienda de tal suerte que la corta y fenece con la muerte.

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Añagualpó, que estaba muy pujante, en suerte le ha caído a Vizcaíno. El bravo indio se puso de delante con pica que parece un grande pino. El mozo le encontró luego al instante con su lanza y aún hizo tal camino por medio de los pechos de aquel perro que la espalda pasó su fino hierro. Su lanza sacó tal y tan bermeja que el hierro pura sangre parecía. Dos pasos de este puesto no se aleja cuando un indio de fama le seguía. A esperarle el mancebo se apareja que es indio muy gallardo y de valía. Al mozo ha acometido Yandinoca, y él métele su lanza por la boca. Arévalo, gallardo, va hiriendo la gente que jamás fue conquistada. El hierro su lanza va tiñendo en sangre con los sesos mixturada.

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barrenar: abrir agujeros (DRAE). bote: golpe que se da con lanza o pica (Aut.)

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Con fuerza va Aguilera discurriendo18; aquí y allá de una lanzada al indio deja tal que parecía que el indio so la tierra se hundía. El buen Mateo Gil. soldado viejo, con esfuerzo y valor de trujillano, nacido en el lugar Jaraicejo, andaba por el campo muy lozano. Parécele que mata algún conejo matando algún soldado zapicano, y así tan grande estrago va haciendo que las yerbas del campo va tiñendo. Hernán Ruiz pelea sin pereza, de Córdoba heredando la osadía, acá y allá acude con destreza, con ánimo, esfuerzo y valentía. Un indio lo encontró con gran fiereza y quitalle la lanza pretendía. Camelo le ayudó, perdió la vida, el indio con la mano bien asida. Con gran fuerza por medio Magaluna de cinco o seis soldados se metía.

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Al encuentro le sale Joan de Osuna, con su espada, que lanza no traía. Al mozo favorece la fortuna, que el indio con su pica tal venía que si el caballo un brinco no pegara por medio de los pechos le pasara. La pica suelta el indio muy corrido y al pecho del caballo se ase y garra19. El mozo, que lo vido tan asido, la daga de la cinta desamarra. Con ella fuertemente le ha herido y tanto las entrañas le desgarra que Magaluna, altivo y fuerte, cayó en tierra herido de muerte. Joan Sánchez tiene el campo ya poblado de zapicanos muertos con su espada. Un indio le acomete señalado con una espada inserta y enhastada20. Un bote le tiró por un costado y el mozo le responde de estocada, y aciértale por medio de la frente, y da con él en tierra de repente.

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discurriendo: corriendo por distintos lugares (DRAE). *Por mis ojos vide aqueste día a este indio que, abrazándose con el caballo, cortó con los dientes la una rienda del caballo y así murió con la rienda en la boca, a puñaladas que le dio Joan de Osuna.* Garrar: interrumpir la marcha y echar hacia atrás. Es término náutico según Autoridades: el acto de parar e ir hacia atrás la nave por no tener bien echada el ancla. Aquí, figuradamente, el indio agarra las riendas del caballo e interrumpe su marcha. 20 espada inserta y enhastada: expresión redundante, como otras de Barco Centenera (“dictión y mando”; “la casa y el buhío”, etc.). Hasta es el palo donde se ponen los hierros de las lanzas, picas, chuzos, alabardas y otras cosas (Aut.). Enhastada equivale, pues, a espada introducida (inserta) en el palo o la vaina. No puede, por tanto, ser tan peligrosa como la espada del español.

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Rasquín piensa ya hoy hacer remate del ejército todo zapicano... Mas veis otro que viene en el combate, que quiere en general probar la mano. De encuentro, de revés, da jaque y mate al indio sin dejarle hueso sano, con la fuerza que pone en su caballo el fuerte y animoso Caraballo. ¡Fortuna, si quisieres estar queda, cuán presto el Charruaha se acabaría! Si el capitán Garay viera tu Rueda, con su lanza bien se la clavaría. En un cerro una escuadra estaba queda de indios a la mira que haría. El capitán por ellos va rompiendo, y en él todos a puja rebatiendo21. Rompiolos, y al rompellos, fue herido. Miráronles los indios si caía y, viendo cómo en tierra no ha caído, sin orden cada cual allí huía. El capitán tras ellos ha corrido; en esto su caballo ha fallecido y, muerto, feneciose la pelea, de que el indio no poco se recrea. Acuden sus soldados como vieron caer su capitán con el caballo. De presto en otro al punto le pusieron procuran al real luego llevallo.

Los bárbaros al punto se huyeron. La trompa a recoger toca: dejallo conviene al enemigo… en estos cuentos murieron, según vi, más de doscientos. Recógese la gente muy gozosa de ver quedar el campo muy poblado de la soberbia sangre belicosa del indio, en estas partes señalado. Era cierto esta gente muy famosa, su fuerza y su valor tan estimados que toda la provincia la temía y muy grande respeto la tenía.

30

El capitán que a todos gobernaba fortísimo y valiente era en la guerra. Por aquesta razón le respetaba sin su gente gran parte de la tierra y, aunque en estos llanos habitaba, tenía alguna gente allá en la sierra, los cuales a su tiempo le servían y a su mano y dictión siempre acudían. Con esto estaba el perro tan pujante que a todo el mundo junto no temía, juzgándose a sí solo por bastante contra la tierra toda y monarquía. El nombre de cristiano y lo restante pensaba de acabar solo en un día, y no le falta ayuda de paganos que vienen de los pueblos más cercanos.

rebatir: rechazar o contrarrestar la violencia de otro (DRAE).

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En tanto que nosotros celebramos el triunfo, de victoria muy gozosos y aquel siguiente día reposamos, los indios despoblando temerosos a tierra adentro huyen. Después vamos en busca de Ruy Díaz muy gozosos, que huyendo del tiempo adverso y duro, tomó en Sant Salvador puerto seguro.

Apriesa cada cual hace su morada, que de maderos hay gran aparejo y, teniendo si carga descargada, por Joan Ortiz se parte Melgarejo. No siento le da pena la tornada, que, aunque el capitán es cano y viejo22, a trabajos está tan avezado que no se halla bien si está parado.

A donde en su ribera deleitosa, de todos los desastres olvidados, nos tuvimos por gente muy dichosa en vernos de asientos allí poblados, con gozo celebrando la famosa victoria los mancebos esforzados contra el soberbio indio belicoso y en todo el Argentino más famoso.

Aquí, pues, los dejemos descansando los unos y los otros muy gozosos, el tiempo en regocijos empleando por los campos y prados deleitosos. A Joan Ortiz volvamos, que penando está con sus soldados lastimosos. Al que quisiere bien ser informado serale en otro canto relatado.

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Ruy Díaz de Melgarejo había nacido en 1519 y los hechos de la batalla de San Salvador ocurrieron en 1574; esto es, contaba con 55 años.

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Canto XV. En este canto se trata de las crueles y terribles muertes que los indios daban a los cristianos De aquello que una vez se hubo estrenado el vaso nuevo guarda, como vemos, el gusto y el olor. Lo que es usado por largo tiempo en hábito tenemos, y tanto en natural se ha transformado que siempre con lo tal bien nos habemos. Y así dejar costumbre muy usada es cosa muy difícil y acabada1. Oí cierto una cosa muy galana de un hombre cuartanario2 que decía,

1

teniendo ya salud entera y sana, que sin gusto y contento ya vivía: estaba tan ahecho3 a su cuartana4 que por falta su absencia ya tenía. Mirad qué es la costumbre y de qué suerte que dicen que mudarla es par de muerte5. Estoy ya tan cursado en esta historia en males, infortunios y descuentos, que aquello que tuviera otro por gloria –tratar del enemigo y sus lamentos–,

*Quo semel est imbuta recens servabit odorem testa diu. Horatio.* “Así, el ánfora, una vez impregnada, conservará el aroma mucho tiempo” (Horacio, Epístolas, I,2). Adagio latino bastante conocido. Véase canto IV. 2 cuartanario: que padece cuartanas. 3 ahecho: acostumbrado. 4 cuartana: calentura de origen palúdico, que se manifiesta con fiebre muy alta. 5 *Ab assuetis non fit passio.* “A partir de las cosas habituales no nace la pasión”.

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no daba tanto gusto a mi memoria y así me parecía los acentos6 faltaban por tratar yo de alegría, por do vuelvo a cantar como solía.

El roto campo y gente, artillería en la zabra y bajeles embarcaron; la zabra el Uruayg entrado había, el canal los pilotos no acertaron, ni basta izar el trinquete ni el antena, que fuertemente encalla en el arena.

La gente desdichada zaratina de la esperanza estaba muy colgada7, El que esperando está siempre imagina la cosa que le está más apropiada y cuando ve mudanza repentina, tras ella su memoria va guiada, que el ánimo dubdoso tiene aquesto: que acá y allá se muda muy de presto.8 Estaban congojosos esperando que vuelvan los navíos al concierto9. Ya viene Melgarejo navegando dejando la más gente allá el puerto. El buen capitán entra pregonando que el perro Zapicán quedaba muerto y que iba huyendo de corrida su ejército y su gente, de vencida. Con placer le reciben de alegría y todos con la nueva se alegraron.

5

Los bergantines suben prestamente a descargar el hato que llevaban. El guaraní acudiera diligente a ver qué los cristianos esperaban. Recibidos de paz y prestamente, los indios a su casa se tornaban y en breve a dos cristianos han traído y que otros dos trairán han prometido. Venidos los bajeles y buen viento, la zabra desencalla del bajío sin recibir de aquesto algún tormento, que piedras por aquí no tiene el río. Al puerto se llegó con gran contento, a donde el guaraní volvió con pío de haber10 de los rescates castellanos, y trajo por rescate dos cristianos.

acentos: en lenguaje musical, inflexión o modificación de la voz para explicar los afectos del ánimo, sea naturalmente o con artificio (Terreros). El canto XIV fue de alegría, al describir la victoria de Garay sobre los charrúas de Zapicán, pero en este se vuelven a cantar penurias. 7 estaba muy colgada: equivale a es estar muy pendiente de otro (Aut.). 8 *Dum in dubio est animus paulo momento huc illuc impellitur. Teren.* “Cuando el espíritu duda, es empujado aquí o allí por la cosa más pequeña”. Terencio (Andria). En el Canto XI ya se había utilizado la cita, pero se atribuía erróneamente a Plauto. 9 concierto: buen orden, disposición y método (Aut.). La armada había sufrido una fuerte tormenta en el Canto XIII. 10 haber: poseer. 6

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El capitán Garay hecha tenía a Joan Ortiz la casa en que viviese, y cada cual la suya se hacía por tener un rincón do se metiese. El Joan Ortiz en esto proveía que de hoy en adelante se dijese y nombrase Vizcaya al Argentino… ¡Mirad el ambición del vizcaíno!11 Después al Paraguay determinaba que vayan a traer mucha comida. Al capitán Garay acompañaba Ruy Díaz, que procuran la manida de Cayú, que en las islas habitaba. Allá los dos caminan de corrida: primero con chanaes encontraron y de ellos dos o tres aprisionaron. De aquí los dos pasaron adelante en busca de comida y en el río que dije Ygeipopé, do está triunfante el Guaraní, que es un gentío, como hemos dicho ya, en maña pujante. Sin otra presumpción ni desafío, en los indios asalto dan bravoso, cuando el sol asomaba luminoso.

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Habían estos indios abscondido sus hijos y mujeres, y pensaban en viendo algo seguro su partido en nuestra gente dar, y así hablaban diciendo: “Pocos son”. Mas fue sabido el falso que en secreto concertaban, y así salen huyendo de las vegas, dejando de maíz muchas hanegas12. 10

Tres casas y buhíos se dejaron con doscientas hanegas bien colmadas de maíz y otras cosas se hallaron, que estaban so la tierra sepultadas. Los soldados las casas les quemaron y fueran con los nuestros ya quemadas de un indio que lo andaba maquinando si no estuviera Arévalo velando. El capitán Garay con sus soldados camina a la Asumpción con mucha priesa. El capitán Ruy Díaz (bien cargados los suyos de comida y de la presa, que fueron cuatro indios señalados, y entre ellos de Cayú un hijo) atraviesa

Ortiz de Zárate es constantemente criticado por sus medidas desacertadas como líder y por su vanidad. Aquí no se debe descartar que el término vizcaíno tenga una connotación peyorativa, a la vista de su origen. Algunos capitanes andaluces o extremeños (Melgarejo, Alonso de Sotomayor, Cabeza de Vaca, etc.) suelen alabarse en el poema frente a las percepciones menos positivas o directamente negativas de Ortiz de Zárate, Garay, Irala, etc. 12 hanega: variante de fanega (Corominas), medida de capacidad para granos en torno a los 55,5 litros. 11

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adonde está el real y en breve allega y la comida y presa toda entriega13. La nave vizcaína se me aqueja que de ella no me acuerdo: está plantada allá en un arenal a do la deja Joan Ortiz de gente mal poblada. Paréceme que queda como oveja a lobos deshambridos entregada. De vez en cuando van a visitalla, mas la gente se teme de guardalla.

no basta a le impedir, porque la casa de Joan Ortiz se torna hecha brasa. 15

Al punto que la gente reposaba, un fuego se emprendió. El adelantado, según pareció ser, despierto estaba. A priesa, sin parar, se ha levantado el viento al fuego fuerza acrecentaba. La casa, y cuanto tiene, ha abrasado, que mientras más va el fuego, más se atiza, y vuelve todo en polvo y ceniza.

Y no quiero culpalles, pues que tiene cualquiera acá do estamos sobresalto pensando cada cual que le conviene rogar a nuestro Dios, que de lo Alto envíe su socorro, que si viene a dar el enemigo algún asalto, sin duda perecemos, porque vana la guarda es sin la guarda soberana14.

¡Eterno Dios que azotas y castigas los hombres por razones exquisitas! ¡Qué de tormentas, hambre, sed, fatigas, trabajos, guerras, cosas infinitas he visto! Y sé, Señor, que más obligas a aquel a quien castigas y le incitas a que ande entero siempre en tu servicio. Mas no conoce el malo el beneficio.

Un caso contaré que manifiesta en su tanto y manera esta sentencia: de cómo humana guarda poco presta si está contra divina Providencia. Sucede a medianoche una molesta y triste desventura: diligencia

Metiose Joan Ortiz en su navío, adonde su hacienda está guardada. No cura de hacer ya más buhío: la zabra nave tiene por morada, la guarda se le hace junto al río15. La gente por el campo está poblada

20

Contrasta la actitud de uno y otro: Garay se desentiende del campamento y viaja a Asunción para anunciar (se supone) la llegada del contingente. Ruy Díaz, por el contrario, vuelve a donde se encuentra “la desdichada gente zaratina” con su adelantado, entregándoles la comida que tanto necesitan. 14 *Nisi Dominus custodierit civitatem frutra vigilat qui custod. (Psalm, 126)* “Si el Señor no vigila la ciudad, en vano la vigila quien la guarda” (Salmo 126). 15 guarda: guardia, vigilancia. 13

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en sus chozas de paja sin abrigo con no poco temor del enemigo.

con lágrimas y ruegos significa16 lo que con alma y vida le suplica.

Al arma un día se toca: alborotados a todos los veréis, porque asomaban el piloto mayor y los soldados, que la nave sin guarda se dejaban. A todos los veréis amedrentados. Las damas y doncellas lamentaban; los hombres desmayados suspirando andaban por la plaza divagando.

Que en rescate del hijo una graciosa mozuela tome, pide, así pensando cumplir su voluntad tan deseosa, su rostro y hermosura exagerando. Y dícele la tome por esposa y, mientras él está aquesto tratando, el Joan Ortiz la moza recibía y al indio sin su hijo, en paz, envía.

Llegó, pues, esta gente que guardaba la nave vizcaína y, en llegando, al piloto unos grillos luego echaba el Joan Ortiz, la cosa exagerando. El preso su venida disculpaba (el miedo por escusa presentando) diciendo que en la nave a la ventura estaba y beneficio de natura.

En este tiempo ¡oh, cosa lastimera! flecharon al dichoso Chavarría. Aqueste a los chanaes les cupiera al tiempo que la presa se partía. Ordenado de grados supe que era, versado en natural filosofía17, discreto, sabio y muy caritativo, de mucha habilidad y seso vivo.

Aquel Cayú que dije que huyendo salió con los demás, y que dejara captivo el hijo, vuelve ya corriendo. El río Uruayg atravesara, algunos de los suyos le siguiendo. A Joan Ortiz pescados presentara,

Es justo que quede gran memoria, que su fin lo merece lastimoso, y pues llevó la palma de victoria18, gozoso le nombremos y dichoso. Yo espero nuestro Dios le dé la gloria que yo le conocí por virtuoso.

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significa: manifiesta (DRAE). filosofía natural: filosofía que se ocupa del estudio de las leyes de la Naturaleza. Durante la Edad Media y todavía en el siglo xvi, se busca encontrar las correctas relaciones entre ciencia y fe, y entre filosofía y ciencia. Dentro de esta corriente intelectual, se supone, se encontraría el personaje del relato. 18 palma de victoria: a los mártires cristianos se les suele representar con la palma en la mano. 16 17

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Y oídme aquesta grande maravilla, que más me mueve a invidia que a mancilla. Sacáronle los indios del poblado en un pantano grande anegadizo. Y en un palo le ponen amarrado, y flechas dan en él como granizo. Quedó en breve tan cuajado cual vemos el pellejo del erizo. De sus agudas púas tal estaba, y con esfuerzo grande así hablaba: “Eterno Dios, el alma te encomiendo, que el cuerpo miserable que padece, aunque está este tormento padeciendo, mayor por mis pecados él merece”. Estando estas palabras él diciendo, el bárbaro cruel más se embravece y Chavarría en Cristo contemplando, el Miserere mei19está cantando. Cual suelen cazadores por el soto con perros y sabuesos vocería

alzar, así hiriendo a este devoto, el crudo barbarismo lo hacía. Estaba ya su cuerpo todo roto, la sangre hilo a hilo20 de él corría, mas él no deja el canto de consuelo, que espera de tener paga en el cielo. Y oíd, mi buen señor, aquí otra cosa que tiene en confusión a estos paganos por ser a vista de ojos espantosa21, según lo refirieron tres cristianos. Captiva uno esta gente perniciosa y sácanle los ojos, pies y manos le cortan con malvada y cruel crudeza, y dicen que está vivo: ¡gran grandeza!

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Joan Gago este captivo se decía, de Guadalupe mozo virtuoso. En Logrosán, mi patria, me servía al tiempo que dejara yo el reposo. A la Virgen purísima, María

Miserere mei: “Apiádate de mí”, comienzo del Salmo 50. Canto penitencial. hilo a hilo: poco a poco (Terreros). 21 por ser vista de ojos: ver por sí mismo una cosa (DRAE). Expresión común en muchos cronistas. La expresión se relaciona con una perspectiva moderna de la historia y el conocimiento. Como observa Courceilles respecto a Bernal Díaz del Castillo, quien utiliza esta expresión y otras semejantes para apoyar la verdad de los hechos narrados, “en contra de la historiografía erudita de Pedro Mártir o de Gómara se afirmó una tendencia más popular representada por Oviedo, o Díaz del Castillo, quienes valoraron la experiencia y pretendieron representar, porque son testigos oculares, la verdad de los hechos” (Courceilles, 204). A pesar de sus exageraciones e invenciones, Barco Centenera también se somete a la autoridad de la experiencia visual. Para el tema, pueden verse también, entre otros, Glantz, Baráibar, Strosetzki, y Ortiz Gambetta (2020). 19 20

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de Guadalupe22, dice este dichoso: “En este punto sed vos mi abogada”, y acude a su costumbre tan usada. Dios sabe cuánto yo le he procurado sacar de captiverio por mil vías, y el trabajo y las hambres que he pasado, andando tras los indios muchos días. En muy grandes trabajos me he arrojado por mi propia persona, y con espías, y nunca he sido en ello de provecho. Acaso hará Dios con él su hecho. Joan Barros de los indios fue captivo en tiempo de don Pedro; en los beguaes mataron otro más, y aqueste vivo criaron, que era niño, y a chanaes le venden. Aqueste hombre de que escribo algún tiempo traté, chiriguanaes le captivan y tiempo mucho estuvo entre ellos, y mujer e hijos hubo23. Aqueste Joan de Barros cierto vide que hizo gran provecho a los cristianos, que Dios todas sus cosas siempre mide

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con divinos secretos soberanos. No sabe el triste hombre lo que pide: lo más cierto es dejárselo en sus manos Esta consideración en verdad hago en el negocio siempre de Joan Gago. Estaban, sin los dichos, más captivos, que asimismo mataron estos perros, empalándolos y flechándolos aún vivos, y también desgarrándolos con hierros. Y por mostrarse crudos y nocivos, en vida a muchos meten en entierros, a do mueren de hambre cruda, perra, y vivos, sepultados so la tierra24.

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Aquí quiero no quede por olvido un caso que me viene a la memoria del grande patriarca enriquecido de bienes duraderos en la gloria, seráfico Francisco25. Ha merecido un hijo suyo palma de victoria. En tiempo de don Pedro le mataron y el caso de esta suerte me contaron:

Virgen de Guadalupe: se refiere a la Virgen del santuario extremeño de igual nombre, de donde procede el personaje. La devoción mariana por esta advocación fue desplazada en América por la famosa aparición de María en México, bajo el mismo nombre. 23 *Joan de Barros, fue captivo, criose entre los indios, casáronle y tuvo hijos. Cuando fuimos se vino con nosotros y, trayendo a su mujer e hijos, yo se los bapticé a él y le casé con su mujer in facie ecclesiae.* In facie ecclesiae: frente a la Iglesia, es decir, por la Iglesia. 24 *Las muertes crueles que daban los indios a los cristianos captivos.* 25 seráfico Francisco: término con que se nombra a san Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana. 22

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estando este bendito religioso hincado de rodillas en el suelo con grande devoción, el invidioso agaz, tirano indio, sin recelo le flecha. Mas al punto un luminoso nublado26 descendir se ve del cielo, y en él subir a todos parecía una doncella bella en demasía.

Es Yamandú en aquesto el trujamante28, que es primo del Cayú, muy confiado está porque poniéndose delante de nuestro Joan Ortiz, adelantado, hará con su saber y buen semblante que quede Joan Ortiz bien engañado. Mas uno piensa el bayo, allá en Castilla se dice, y es otro el que ensilla29.

Los indios con aquesto se espantaron, de suerte que a él con otros compañeros que habían muerto, a todos, enterraron, llorando porque fueran carniceros de aquel bendito fraile que mataron. Y están en su temor hoy tan enteros los descendientes de ellos, que recelo tienen les verná fuego del cielo27.

Con priesa Cayú vuelve en compañía del falso Yamandú, que confiaba que muy presto al sobrino llevaría, que Garay en sus cartas lo rogaba. Con ánimo gallardo y alegría al capitán el preso demandaba; la gente dice toda: “Pues que tenemos el pájaro en la mano, ¿qué hacemos?”.

A nuestra historia, pues, damos la vuelta: Cayú, de su hijuelo deseoso, tras el Garay se fue, que, a vela suelta, el río arriba iba sin reposo. Y cuenta cómo al hijo no le suelta el Joan Ortiz, y pídele lloroso que le escriba una carta en que le ruegue que su querido hijo se le entregue.

No quiero referir las opiniones, juicios, pareceres diferentes que había en el real, y locutiones, coloquios, corrillos entre gentes. Todos daban sus causas y razones, al parecer de muchos, suficientes. De Yamandú se trata si conviene se prenda o se vuelva como viene.

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nublado: nube (Aut.). *Muerte maravillosa de un religioso de San Francisco.* 28 trujamante: variante de trujamán, persona con experiencia en los tratos, compras, ventas, intercambios (Aut.) 29 uno piensa el bayo y otro el que le ensilla: refrán. “Bayo aquí se entiende caballo; uno, un negocio; otro, otro negocio diferente; que el caballo tiene un pensamiento y el que le ensilla tiene otro. Los que no entienden este refrán piensan que un mozo le piensa y da de comer, y otro mozo le ensilla; mas es fuera de su propósito y sentido que es en alegoría que el padre piensa casar con Fulano su hija, y ella sale casada con el que la ha requebrado, y a semejantes propósitos se aplica” (Correas). 26 27

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El Yamandú, como hombre cauteloso, procurando librar a su sobrino, mostrose muy alegre y muy gozoso, y dice a Cayú vuelva a su camino, porque él está ya ha días deseoso de estar entre cristianos y así vino, con el fin de baptizarse y ser cristiano. Y de esta forma habla al primo hermano:

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Dejados32 de esa vana fantasía, mirad que no podéis ser tan valientes, que deis cabo de tantos33. Sed ya buenos, poned a vuestras almas duros frenos”.34 Con estas y otras cosas que hablaba, el falso Yamandú disimulado su pretensión fingida procuraba, diciendo desear ser bautizado. Y tanto esta fictión suya duraba cuanto de la Asumpción se hubo llegado. Cómo diré después, que agora siento en Santa Cruz un levantamiento.

“Cayú, bien ves cual quedo entre cristianos y tu hijo también. Ten buena cuenta que guardes de malicia bien tus manos, y cosa contra aquesto no se sienta que tratas con los indios zapicanos, ni guaraní por pienso30 en tal consienta, que al punto que haya tal, entrambas vidas, de tu hijo y de mí, serán cumplidas”31. “Yo quedo con contento y alegría, así se lo decid a mis parientes. Mirad que mucho ha que yo os decía que habían de venir lejos gentes.

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Tratemos de él agora, que sucede en tanto que lo pasa el zaratino muy mal, e yo aseguro que bien puede ponerse el de Toledo ya en camino, sino quiere ser causa de que ruede don Diego con su gente al Argentino, y con su rueda dé tal estampida que el Perú venga todo de caída.

ni por pienso: ni en sueños. cumplidas: finalizadas. 32 dejados: dejaos, imperativo. 33 deis cabo de tantos: que destruyáis a tantos. Dar cabo, destruir (DRAE). 34 *Fingimiento de Yamandú.* 30 31

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Canto XVI. Levántase don Diego de Mendoza en Santa Cruz de la Sierra; sale el virrey don Francisco de Toledo del Perú con gran ejército en su demanda Con su saber astuto y cauteloso, sintiendo la pujanza que Adam lleva, y viéndose no ser tan poderoso que pueda entrar con él en lucha y prueba, en el jardín de vida deleitoso1 Satán tomó por medio nuestra Eva, que vencerle sabía no pudiera si solo la batalla acometiera.

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Contra el hombre quedó Satán tan diestro que si vencerle quiere con pujanza, como viejo, sagaz y gran maestro, en una mujer pone confianza; y el caso que no puede muy siniestro, por medio de mujer puede y alcanza, de modo que de diez partes de males los nueve con mujer causa cabales. Cuán claro aquesto vemos en el cuento del pobre de don Diego y de Zurita2,

el jardín de vida deleitoso: el paraíso terrenal de Adán y Eva. del pobre de don Diego y de Zurita: se refiere a Diego de Mendoza y al gobernador que lo sustituyó en el cargo en Santa Cruz, Juan Pérez de Zurita (1516-1585). Este último fue nombrado gobernador por el virrey Toledo en 1571. Al año si-

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pues solo por poner mujer asiento en el iglesia, y que otro se lo quita3, se comenzó tan gran levantamiento que al reino del Perú plata infinita le cuesta, y aun buen triunfo le costara si el de Toledo no lo remediara. Las mujeres de aquestos dos trabadas comienzan de sembrar tan gran cizaña que, yendo ya las cosas mal guiadas, se fragua en poco tiempo gran maraña. El Zurita tenía desganadas las gentes, y a don Diego el diablo engaña. Al Zurita que manda allí prendía, y al Audiencia Real preso le envía.

Un Diego Gómez, hombre marinero4, 5 con su pretensión mala le traía al pobre de don Diego al retortero5; el Cabildo en aquesto le elegía en el lugar que estaba de primero Zurita, que a los Charcas ido había6. Pues veis gobernador don Diego alzado, y el propio del gobierno despojado. Don Diego a los alcaldes7 prende luego con otros que condemnan su desino8, y viendo alborotado andar el juego9, los Salazares salen de camino10. La nueva al Perú vuela como fuego, y el don Diego con grande desatino

guiente se levantó Mendoza contra él y lo apresó. Tras sofocarse la revuelta, se le restituyó en el cargo, que mantuvo hasta 1581 (Barnadas, 2, 515-516). Sobre la rebelión hay una descripción exhaustiva de los acontecimientos por parte de uno de los testigos, fray Diego de Porres, en Barriga, 73-103. 3 pues solo por poner mujer asiento/ en el iglesia, y que otro se lo quita: una de las razones que circularon para explicar las razones de la revuelta fue la disputa por un mejor lugar en la iglesia entre la esposa del gobernador vigente, Pérez de Zurita, y la de su antecesor, Mendoza (véase Sanabria Fernández, 23). Este episodio es recreado, como metáfora de las disputas del poder colonial, en la novela La novia del hereje (1854) del argentino Vicente F. López. En realidad, había razones menos domésticas y más serias, en relación con algunas actitudes del nuevo gobernador: mayor control de los habitantes, limitaciones en la explotación de los indígenas, evidente desdén hacia los señores mestizos como Mendoza, etc. (véase García Recio, 476-478). 4 Diego Gómez, hombre marinero: uno de los lugartenientes de Mendoza. Fue nombrado alcalde de Santa Cruz por el cabecilla Diego de Mendoza (Barriga, 80). Por el contexto, marinero pudiera entenderse no como hombre de mar, sino como derivado del campo semántico de marear, en lenguaje de germanía ‘robar’. Mareante es ladrón (Hernández Alonso). 5 poner al retortero: llevar de aquí para allá (Correas). 6 En la princeps, “había ido”, por error al no rimar. De Ángelis corrige: “ido había”. 7 alcaldes: jueces del pueblo en el que tiene jurisdicción (Aut.). 8 desino: designio. 9 andar el juego: desarrollarse los acontecimientos. 10 Los rebeldes metieron en la cárcel a los vecinos partidarios del virrey y del depuesto Zorita, entre otros a los hermanos Agustín e Hipólito Salazar. Según algunas versiones, estos consiguieron escapar, “salieron de camino” (Barriga, 76).

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mató a los Salazares, procurando quedarse para siempre gobernando11. Don Francisco, virrey de tanta fama, y en servicio del rey muy estimado, sabido este negocio echa derrama12: en breve grande ejército ha juntado. A gente de valor y suerte llama, y el hecho con presteza concertado; la cordillera se entra muy pujante echando un caballero de delante13. Aqueste es don Gabriel, que de su tierra y sangre hereda esfuerzo placentino14. A Sancta Cruz le envía de la Sierra

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con gente de la suerte15 que convino, a que rompa por paces o por guerra del triste de don Diego su destino. Después, dando la vuelta, que pretenda en Ybitupuá ganar hacienda. Don Francisco se va por otra parte, por presidente queda el de Quiñones16. Aqueste caballero con gran arte el Audiencia regía y escuadrones, temiendo de su industria el fiero Marte, de su sagacidad y discreciones, que tanto era el ardid que allí mostraba que en la guerra las letras encumbraba.

mató a los Salazares: más tarde, sin embargo, Diego de Mendoza eliminó a aquellos vecinos que se oponían a sus designios, entre otros, al menos, a Agustín de Salazar (García Recio, 478). 12 echa derrama: se extiende. 13 echar de delante: enviar por delante. 14 Aqueste es don Gabriel, que de su tierra / y sangre hereda esfuerzo placentino: se refiere a Gabriel Paniagua de Loaysa (1512-1604?), uno de los encomenderos más poderosos de Charcas, quien comandó una expedición para prender a los rebeldes. Procedía de una noble familia extremeña (de ahí la mención de la sangre) y amasó una fortuna en Charcas (véase Presta, 102-108). Placentino es natural de Plasencia, población de Cáceres (Extremadura). 15 gente de la suerte: aventureros, mercenarios, gente de fortuna. Fray Jerónimo de Mendieta escribe al rey quejándose de los problemas para la evangelización de los indios que causa la violencia de los soldados mercenarios: “…si al contrario no le es aceptable este nuestro servicio, ni quiere que lo ejercitemos con esta evangélica libertad y autoridad, creyendo a los que piensan y dicen que en pedir esto pedimos y buscamos nuestros intereses propios de mando y señorío; S. M. puede descargar su real conciencia con otros ministros y capellanes que le sean más fieles, y mandar nos dar licencia a nosotros para volvernos a España, porque no hemos de administrar los santos sacramentos con oprobio y escarnio del oficio sacerdotal y de la doctrina de Jesucristo; porque entre gente de la suerte que esta es, no se tiene más crédito y más estimación della de en cuanto crédito y estimación son tenidos los que la administran” (Jerónimo de Mendieta, “Carta al rey”, 1562. En CORDE). 16 Quiñones: Pedro Ramírez de Quiñones, primer presidente de la Audiencia de Charcas (1559-1572). Anteriormente había hecho méritos combatiendo sucesivamente a Gonzalo Pizarro y la sublevación de cimarrones en Tierra Firme. Fue oidor de la Audiencia de Lima (Mendiburu, 15-16). 11

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A don Diego la nueva llega en esto que de parte del rey se hace gente17, de Santa Cruz se sale muy de presto a Las Horcas de Chaves diligente18. En llegando despacha muy de presto en case Ybitupuá, indio valiente, diciéndoles se junten mano armada y no den al virrey paso ni entrada. Que si el virrey se le entra por la tierra, que vivirá en eterna servidumbre; que habrá de conquistar toda la sierra sin dejar lo más alto de la cumbre; que ahora podrá bien darle la guerra para librarse de esta pesadumbre; que perfecta prudencia es y cordura gozar en la ocasión la coyuntura. El indio le responde que guardase su tierra, y que jamás no pretendiese que en cosa con los suyos le ayudase, que allá don Diego solo se lo hobiese. Que no tiene temor que nadie entrase en su tierra, por fuerza que trajese, que de ánimos constantes tiene un muro, y fuerza, con que vive muy seguro. Ybitupué, o viento levantado, aqueste indio se llama; es de gran brío,

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magnánimo, valiente y esforzado, de muy grande valor y señorío. En grande rectitud tiene su estado subjeto por su esfuerzo y poderío. En toda la comarca es muy temido, y muchos favorecen su partido. Entre los suyos hizo llamamiento, y desque a todos juntos los tenía, les hizo un concertado parlamento, diciéndoles el fin que pretendía. “Aquesta tierra”, dice, “es nuestro asiento, a nadie de derecho otro venía. Por tanto el nuestro propio defendamos y la vida por él todos pongamos. Yo he puesto diligencia en mis agüeros, y hallo buen presagio en cuanto veo, y espero que saldrán bien verdaderos, cortados a medida del deseo. Y veros tan valientes y guerreros cual sé lo sois, y siempre yo lo veo, me pone nuevas fuerzas y me anima a conquistar los Charcas, Cuzco y Lima.

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Noticia tengo ya de cómo viene el soberbio cristiano, mano armada. En Las Horcas de Chaves se detiene don Diego con su gente levantada.

hacer gente: juntarla, convocarla (DRAE). Las Horcas de Chaves: antiguo camino hacia Lima, localizado en los llanos de Grigotá, en las inmediaciones de Santa Cruz de la Sierra. Recibe su nombre por haber sido explorada por primera vez por Ñuflo de Chaves, fundador de Santa Cruz. Ha habido cierta controversia por su ubicación exacta. Véase Vázquez-Machicado.

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De todos el resguardo nos conviene y guardar nuestra tierra libertada, que si cualquiera de ellos nos venciere, de nosotros hará lo que quisiere”. Bebiendo de la chicha y del brebaje19, que había para ello el aparejo, celebrado con grita y con coraje de todos fue el acuerdo y el consejo. En medio de la junta, de buen traje, un indio se levanta, cano, viejo, con manta que parece fina grana, y en el brazo de plata una chipana20. Aqueste con muy grande reverencia al gran cacique dijo convernía despachase con mucha diligencia a Condurillo21. Izoca: “Más valdría”, responde muy soberbio, “sin paciencia matar toda la sangre vieja y fría, pues quita a los osados corazones la causa de venganza y ocasiones”.

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El viejo Tabobá con pecho fiero a Izoca respondió: “Mal has hablado, contino lo tuviste ser parlero, sin seso, sin vergüenza, deslenguado. A ti junto con otro compañero haré entender quién soy en estacado”22. Izoca acude al arco que traía, de presto Ybitupué los despartía23. Las tazas andan tales y los mates24, 20 que el acuerdo se vuelve en vocería; allí se disputaban mil debates, y cada cual su caso difería. Con borradas razones y dislates el uno al otro dice vencería, aunque traiga consigo por ayuda la isla Jamaica y la Bermuda. Una india que las tazas ministraba25, muy vieja, lagoñosa y colmilluda, a todos los mancebos animaba con su lengua mordaz y tartamuda.

chicha: bebida hecha de grano fermentado, especialmente maíz (Tieffemberg, 24). chipana: indigenismo, pulsera, brazalete (Tieffemberg, 24) 21 Condurillo: Condorillo. 22 estacado: cerca preparado con estacas clavadas en el suelo para los combates. Compárese: “…dos caballeros en el estacado, al temeroso son de una ronca trompeta, se acometieron con tanta destreza y arte que causaba admiración en quien los miraba” (Cervantes, La Galatea. En CORDE). 23 despartía: despartir es meterse por en medio de los que riñen para ponerlos en paz (Cov.). 24 mate: recipiente y bebida preparada con hojas de yerba mate (Ilex paraguaiensis), planta originaria de las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay y el curso superior del Uruguay. Era consumido entre los pueblos guaraníes (y por influencia de estos, también lo hacían otros grupos que realizaban comercio con los guaraníes, como los querandíes, pampas, tobas, etc.). 25 ministraba: latinismo, servía. 19 20

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Entre otras muchas cosas que hablaba, aquesta razón dice la barbuda: “En medio el Paraguay y Perú estamos, aquestos y los otros resistamos”. Gran grita y alarido levantaron los indios en le oír estas razones. El dicho con aplauso celebraron, cesaron diferentes opiniones. El consejo con gozo consumaron conformes en el alma y corazones, subjetándose al dicho de la vieja y así cada cual de ellos se apareja. El nuestro Paniagua, placentino, con gente muy lustrosa y muy lucida, con ánimo de fuerte paladino26, comenzó, como dije, su partida. Y tan pujante fue, que de camino la tierra a su dictión quedó rendida. Don Diego de esperarle ya cansado, a Santa Cruz enfermo se ha tornado. De manos y de pies Dios le ha tullido que es lástima de ver al caballero, que aun obras naturales no ha podido sin ayuda hacer de otro tercero. A Santa Cruz de vuelta ya venido,

de don Gabriel le viene un mensajero con cartas del virrey, y prometidas del propio y Gómez y Ávila las vidas27. Llegando don Gabriel a aqueste puesto que las Horcas de Chaves es llamado, halló cómo don Diego con el resto de su gente ya había caminado. Las cartas despachando muy de presto, con los suyos se queda allí alojado, que adelante pasar no se podía, que la tierra de aguas se cubría.

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A Santa Cruz las cartas llegan breve; el Ávila ha ayudado en esta parte, causando que se haga lo que debe hacerse, aunque siguiera el estandarte contrario; mas agora no se atreve, por ver del de Toledo28 la grande arte, y que el don Diego está sin pies y manos, y aquellos que le siguen son tiranos. El orden que se dio, que desistiese del mando y del gobierno que tenía, y el Cabildo y Consejo se lo diese, que aquestos dicen todos convenía. El Gómez, que fue causa que hiciese don Diego la contada demasía,

paladino: paladín. prometidas/ del propio y Gómez y Ávila las vidas: el tercer líder de la rebelión aquí mencionado es Bernardino de Ávila. El virrey Toledo no cumplió su promesa de respetar las vidas de los conjurados; solo se salvó el citado Ávila; los otros dos, Diego de Mendoza y Diego García, fueron ejecutados (García Recio, 477-478). 28 Se refiere al virrey don Francisco de Toledo. 26 27

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y fuera al parecer su grande amigo, en viéndole sin mando, fue enemigo.

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El hecho de esta suerte se guiaba: que, llegado Salgado con su gente a donde don Gabriel y el campo estaban, sería recibido alegremente por el socorro y nuevas que llevaban. Y que después, un día de repente, marchando con los suyos el Salgado revuelva sobre el campo descuidado.

Desiste, pues, don Diego de su manda, y deja que el Cabildo gobernase, por aquesta manera procurando que el virrey su delito perdonase. Algunos de su parte y de su bando le dicen al virrey se presentase, que en ver su poca culpa y su inocencia sin duda que usaría de clemencia.

Con sus arcabuceros de delante habían de ir Salgado y sus flecheros, Paniagua tras él con el restante en dos tercios, y que él con los primeros resolviese a traición, con tal semblante que pensasen ser indios los postreros. Hicieran de esta suerte todos alto, y así Salgado diera un crudo asalto.

El Cabildo enviar procura luego a don Gabriel la nueva de este hecho. Salgado sale ya sin grande ruego29, mas no sin gran doblez de inicuo pecho. De Santa Cruz, saliendo como fuego, a las Horcas de Chaves va derecho; veinte mancebos lleva arcabuceros, y más cincuenta infantes muy guerreros. Don Diego del negocio ya arrepiso, pensando de volver el juego en maña, a Salgado le ha dado por aviso que mate a don Gabriel con su compaña. El Indio Chiriguana nunca quiso venir en el concierto y la maraña, que si el Indio en el concierto consintiera, don Gabriel con su gente pereciera.

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Llegado, pues, Salgado donde estaban Paniagua y los suyos alojados, de todos con la nueva se holgaban por ver ir los negocios bien guiados, y con esto de presto se aprestaban para dar en los indios no domados de Ybitupué, digo, el valeroso, valiente, astuto, sabio y belicoso. Salgado se ofreció que con su gente irá en la delantera de contino; recíbese su oferta alegremente, que don Gabriel no sabe su destino.

Salgado: Hernán Salgado, capitán de las tropas leales al virrey. Planeó traicionar a su superior, Paniagua de Loaysa, pero fue descubierto y ahorcado (Barriga, 79).

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Mas el malvado piensa prestamente en efeto poner su desatino, y así para efectuar el crudo hecho descubre con los suyos su mal pecho. Al tiempo, pues, que ya lo concertaba de dar en don Gabriel que va marchando, el indio guaraní lo revelaba30, que con Salgado iba caminando. Y aunque el Salgado bien se lo rogaba, no quiere el guaraní seguir su bando, que dice que de andar está cansado tras don Diego, que siempre le ha burlado.

a don Diego le envía diligente, la palabra le dando y homenaje que venga, que al virrey hará servicio, y que él le será en todo muy propicio. 35

Don Diego en esto y Ávila pensando, que en su negocio hacen mucho hecho, a los Charcas caminan, procurando llevar siempre camino muy derecho. A don Diego el temor le va acusando, aunque Ávila le pone alegre pecho; las aguas con gran fuerza le apuntaban y volverse por esto procuraban.

A don Gabriel el caso referiendo el guaraní con pecho y osadía, y toda la maraña descubriendo que trabada Salgado ya tenía, al tiempo que la iba mal tejendo31, el hilo conocido descubría del triste de Salgado, de tal suerte que vino a fenecerse con la muerte.

Sabiendo en Santa Cruz cómo querían volverse, porque el Gómez lo ha tratado, diciendo que las aguas ya venían y no estaba el camino aparejado, a Diego Gómez presto le prendían y al Audiencia le envían a recado32. Don Diego no desiste del camino, que tullido y enfermo a Mizque vino33.

Colgole don Gabriel y prestamente despacha a Santa Cruz de aquel paraje los indios guaraníes y la gente que dije que vinieron, y un mensaje

Ybitupué, que estaba muy pujante, espera a don Gabriel con pecho fiero. No viene el placentino muy triunfante, que le quita la fuerza el mal tempero.

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el indio guaraní lo revelaba: la traición de Salgado fue revelada por el cacique Alonso Caypere, “indio muy belicoso y principal” (Barriga, 79-80), además de leal al virrey Toledo. 31 tejendo: tejiendo. 32 enviar a recado: enviar a recaudo. 33 Mizque: En 1575, poco después de los hechos narrados por Barco Centenera, se confirmó a Mizque como pueblo de reducción de indios en el que habían sido concentrados los habitantes de seis localidades cercanas (véase Presta, 10730

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Las aguas también mira de delante, y el importuno tiempo venidero, y viendo cómo todo le adversaba, batalla solamente presentaba.

venir tras su mujer muy diligente, y dar en trueco un hijo muy querido el indio con tristeza lastimera por verse sin su dulce compañera36.

Y aunque nunca romper ha procurado, con todo, el enemigo se mostrando tan fuerte que a los nuestros ha apretado, y del todo a romper les obligando34, algunos rompimientos ha formado, en que lo más seguro se llevando el español, el bárbaro moría cantando la victoria que perdía.

Celoso suele ser y recatado el indio con la india que es su amada, y do quiera que va la lleva al lado en tanto que no ve que está preñada. Después suele decir: ya está ocupado el vientre, y ocupada la posada, si mi mujer no hubiere de guardarse, mi obra ya no puede despintarse.

Al fin, porque convino así hacello, retíranse los nuestros, que imposible al bárbaro será en breve vencello, que habita en una tierra muy terrible. Lo que es más principal para cogello, y es cosa hacedera y muy posible: cogelles las mujeres, que cogidas35 darán en trueco de ellas dos mil vidas.

Salió, pues, don Gabriel de entre esta gente sin hacer el efeto pretendido, que el invierno le estaba ya presente, por do dejar la guerra ha convenido. De Chuquisaca en esto el presidente Quiñones con socorro se ha partido; en busca del virrey va caminando, que a Condurillo viene atravesando.

Es cosa de notar de aquesta gente en cómo a su mujer ama el marido, que ni hijos, ni padres, ni pariente en tanto tiene; y sé que ha sucedido

Al tiempo que el virrey entró en la sierra con cuatrocientos hombres bien armados, con otra mucha gente de la tierra de todos adherentes peltrechados,

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108). Hoy es una pequeña ciudad de Bolivia, en el departamento de Cochabamba, ubicado en el valle del río Mizque, uno de los principales afluentes del río Grande. 34 romper: derrotar, desbaratar o deshacer un cuerpo de gente unida (Aut.). 35 cogelles las mujeres, que cogidas: prender las mujeres. 36 *Parece que alude, aunque bárbaros: Ad illud propter hanc relinquet homo patrem et matrem. Gen, 3.* “Para esto dejará el hombre a su padre y a su madre” (Génesis 2: 24).

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con fin de reducir por paz o guerra al indio guaraní con sus estados. La tierra considera y la demarca desde un pueblo que llaman Chalamarca37. De aquí por su mandado a priesa fueron tres hombres con despachos y recados a Tucumán, do en breve se pusieron, que en el camino estaban bien cursados. Con esto en Tucumán presto tuvieron noticia de don Diego y de sus hados. Al Paraguay también la nueva viene al tiempo que velarse le conviene38. En tal término y punto está la cosa que, si don Diego acaso allá bajara, hallara nuestra gente deseosa de cualquiera revuelta y se holgara. Mas quiso con su mano poderosa el Alto remediar, que si la alzara, el Argentino todo se perdiera y en aprieto al Perú todo pusiera. Alguna vez oí a mis oídos que don Diego venía levantado, y vi que se holgaban los nascidos en la tierra del caso relatado. Los pechos de estos fueron conocidos cuando después se hobieron rebelado

en Santa Fe, en aquel levantamiento de que yo en su lugar la verdad cuento. De allí, de Chalamarca, pues, envía despachos el virrey, como contamos, al Río de la Plata, que temía el mal que en esta historia ya apuntamos. A Zárate despacha recta vía en busca de unos indios como gamos; en Condurillo habita aquesta gente, y así es dicho el cacique, muy valiente.

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También salió el virrey a la otra mano por sierras cordilleras de boscaje. En partes pocas hay camino llano, que todo es cordillera este paraje: el asiento de Manso está cercano39. Seguro estoy si fuera allá el bagaje, y pueblo el buen virrey allí poblara, que mucho a su pretenso le importara. Con gran pujanza va el virrey siguiendo su derrota y camino comenzado. El indio guaraní se está riendo por ver que el aparato es excusado; y en viendo al español, tira huyendo de lejos, el botín, habiendo usado. Don Francisco y su campo van marchando, la vuelta del Perú ya deseando.

Chalamarca: localidad que pertenece hoy al municipio de Padcaya, Tarija, en Bolivia. velarse: cuidarse. 39 asiento: lugar en el que está fundado un pueblo (Alonso). 37 38

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Aquí quedan cansados los carneros40, allí desmaya ya y muere el caballo, desean muchos hombres verse en cueros, el hato dejan ya por no llevallo. A los Charcas salieron mensajeros, Quiñones se da priesa, que encontrallo al virrey con socorro determina en el asiento y pueblo de Tomina41.

Tres casas y buhíos muy crecidos aquí Zárate halla, do su gente aloja, que los indios escondidos vacíos los dejaron prestamente. De a poco con cautela son venidos con cruces en las manos de repente, diciendo que huyeron temerosos y de la cruda muerte recelosos.

Marucare en aquesto muy furioso, huyendo de su asiento y de su casa, porque en quemarla nadie esté gozoso, él propio la ha dejado hecha una brasa. Con Tabobá el valiente y ardidoso, sus mujeres y chusma presto pasa de allí, y tan adentro se ha metido que no podrá jamás ser ofendido.

Al capitán decían y culpaban porque nunca avisó de su venida, que días ha que todos deseaban a los cristianos ver, que conocida su bondad y valor, determinaban la tierra esté al cristiano sometida; y porque ellos esto conocían, las cruces en señal de ello traían.

El buen capitán Zárate bajando42 55 en busca del asiento Condurillo, con tan grande trabajo atravesando la tierra, que temor me da escrebillo, los días y las noches caminando, al fin el indio hubo de sentillo. Y aunque de sobresalto los cogeron, las mujeres e hijos escondieron.

Al capitán con esto procuraban entretener los indios, pretendiendo hacer así mejor lo que ordenaban, y andaban con gran priesa y maña urdiendo en tanto que la junta concertaban. El capitán, su farsa conociendo, un fuerte ha fabricado muy aína43 de brava palizada y de fajina44.

carneros: así eran denominadas las llamas en el Perú. Compárese: “los carneros de la tierra del Perú, que son realmente en algo linaje de camellos (…) porque sólo se distinguen en que crían los del Perú lana burda o delgada como seda, de que se visten los indios” (Portillo, 231-232). 41 Tomina: hoy es una pequeña población perteneciente al departamento de Chuquisaca. 42 capitán Zárate: probablemente se refiera a Fernando de Zárate, primo de Juan Ortiz de Zárate, y encomendero, como él, en Charcas. Sobre este personaje, véase Presta, 185-192. 43 aína: pronto. 44 fajina: haz de ramas delgadas muy apretadas que se usa como revestimiento (DRAE). 40

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Apenas está el fuerte fabricado, y las paredes de él no medio hechas estaban, cuando el campo se ha cuajado de los indios, que vienen por sus trechas45. Gran grita y alarido han levantado, el aire y tierra cubren con las flechas. La guerra fue sangrienta y bien reñida, mas huye, al fin, el indio de vencida. Los muertos y heridos muchos fueron de parte de los indios, porque había ochenta arcabuceros que hicieron como gente española de valía. De tres o cuatro vivos que cogeron, traídos acá al fuerte, se sabía que los indios llevaban en los brazos a sus casas los hechos ya pedazos. De los nuestros quedaron mal heridos algunos, pero pocos de esta guerra. Los indios a gran priesa son metidos por la espesura grande de la sierra. De a pocos días fueron descendidos, bajando el capitán a ver la tierra; y a quince que en el fuerte se quedaron, las cabras, como dice, acorralaron46.

La tierra toda junta se ha juntado haciendo para el caso llamamiento, a los quince del fuerte han apretado y puesto en confusión y gran tormento; muy grandes baterías les han dado47, la cosa andaba en mucho rompimiento, cuando dando la vuelta los cristianos del fuerte se retiran los paganos. 60

El capitán estuvo allí tres días rehaciendo su gente; y como viese que el estar más allí, por todas vías, dañoso era, ordenose que se fuese en busca del virrey y compañías, que no se sabe de él a do estuviese. Mas él, tan gran camino va haciendo, que sin poder errar le van siguiendo. De presto todos juntos se juntaron, y dando ya la vuelta presurosos en el buen presidente48 se encontraron, de que todos se hallan muy gozosos. A sus casas alegres se tornaron, aunque todos venían perdidosos. Don Diego de Mendoza también viene, y oíd en otro canto el fin que tiene.

trechas: tretas, artimañas. las cabras acorralaron: alude a la frase “meter las cabras en el corral”, por poner miedo (Correas). 47 dar batería: asediar, batir una fortaleza (Cejador). 48 presidente: se refiere a Quiñones, presidente de la Audiencia de Charcas. Véase nota 16. 45 46

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Canto XVII. En este canto se trata de la muerte y justicia que hizo el virrey don Francisco de Toledo de don Diego de Mendoza en Potosí, y del gran señor Topamaro en el Cuzco Aquel es de valor y grande estima que sabe con prudencia gobernarse, diremos con razón tener la prima1; aquel que vemos sabe reguardarse con gran maña en el arte de la esgrima, y a su tiempo procura señalarse,

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aquí apuntando el golpe por lindo arte, y al fin haciendo el lance en otra parte2. Aunque el virrey la causa publicaba de su salida ser el Chiriguana, y al principio de aquesta se trataba,

tener la prima: tener la ciencia (Correas). lance: se llama en el juego aquel ardid y disposición industriosa de que se vale el jugador (Aut.). Aquí, dilógicamente, también acción de lanzarse sobre el adversario en un combate de esgrima.

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en don Diego de dar tiene más gana3. Y así al punto luego se tornaba, sabiendo Santa Cruz estaba llana4, que no estando la causa sosegada allá fuera el virrey de mano armada. Bien claro se mostró, pues prevenía al Perú y a las demás gobernaciones, que a priesa a todas partes escrebía, de don Diego las vanas pretensiones. La nueva a Tucumán presto venía, que más vuelan los tres que unos halcones5. También allega al Río de la Plata, do Juan Ortiz echaba la bravata. Responde con soberbia al mensajero, mostrándole desnudo el viejo pecho, que diga a don Francisco que harnero6 lo tiene por servir al rey, bien hecho; y que tiene de ser siempre el primero do fuere menester ser de provecho, que están muy enseñadas ya sus manos a derramar la sangre de tiranos.

Mas no fueran bastantes, si bajara don Diego, sus bravatas y sus fieros7, que mucha gente moza le ayudara, que al fin eran antiguos compañeros. Y así la cosa acaso le obligara a buscar su remedio, y agujeros a donde se meter apriesa listo, que no estaba en la tierra muy bien quisto.

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Mas no tuvo don Diego tal desino, que puso en el virrey toda esperanza que habrá de perdonar su desatino, y así sale con esta confianza. Y no ha bien concluido su camino, y a Diego Gómez vido que le alcanza, que preso le traían y a recado, de que a don Diego mucho le ha pesado. Don Francisco saliendo de la guerra, a Potosí se fue, que deseaba juntar los naturales de la tierra, porque esto al gran Filipo le importaba. De los valles los trajo, y de la sierra, y en breve mucho número ha juntado,

en don Diego de dar tiene más gana: dar en, prefiere acometer a Mendoza antes que a los chiriguanas. llana: apacible, tranquila. tres: se sobreentiende que debían de ser tres los mensajeros que llevarían la noticia. harnero: cedazo donde se criba el trigo (Cov.). Juan Ortiz de Zárate viene a decir que tiene el pecho lleno de agujeros (heridas) por servir al rey. Hacer a un hombre un harnero es darle muchas puñaladas (Cov.). 7 si bajara/ Don Diego, sus bravatas y sus fieros: don Diego de Mendoza fue capturado en una región montañosa, y Juan Ortiz de Zárate lanza sus bravatas en las planicies del Río de la Plata. De ahí que “si bajara”, Juan Ortiz sería castigado por aquel; fieros: en plural, bravatas (Aut.). 5 6 3 4

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y póneles la tasa en los jornales del trabajo y labor de los metales.

el azogue, quedando tan entero según y como estaba de primero.

Los indios son en grande muchedumbre, que nunca acabaremos de escrebillos. Difieren en los trajes y costumbre, y así se diferencian sus ayllos8. Subidos en los altos de la cumbre del cerro, acá parecen pajarillos. Sacando allí el metal de sus mineros, acá al pueblo lo bajan en carneros9.

El grande labirinto, que de Creta13 10 este dicho, con razón puede llamarse el cerro Potosí, a do una veta a muchos enriquece; y engañarse a otro fuerza tanto, que se meta en ella hasta vivo sepultarse, quedando so la tierra sepultado a vueltas de la plata que ha buscado14

Los ingenios los muelen muy aína10 por muy graciosa traza y artificio, y hecho ya el metal cual pura harina, se hace con azogue el beneficio11. En breve sale piña y plata fina12, y muchas veces hace bien su oficio

Estando aquí el virrey, don Diego viene al asiento llamado de Tomina,

ayllos: nombre con que se designa a grupos familiares de las comunidades indígenas de la zona andina carneros: se transportaba la plata en las llamas, o carneros, como se les denominaba a estos animales. Compárese: “Todos este metal que sacan de las minas se trae en carneros del Perú” (Acosta, 100). 10 ingenios: molinos. José de Acosta explica el funcionamiento de los ingenios en Potosí en su Historia natural…, libro IV, cap. XIII. 11 se hace con azogue el beneficio: azogue es otro nombre para el mercurio. Servía para purificar la plata, al pegarse a ella y así ayudar a separarla de otros metales de menor valor. Puede verse en Acosta, 100-102; beneficio es el proceso por el cual se extrae la sustancia útil de las minas (Aut.). Compárese: “Hoy día el mayor beneficio de plata, y cuasi toda la abundancia de ella en Potosí, es por el azogue” (Acosta, 101). 12 piña: masa esponjosa de plata que queda en los moldes de los hornos de destilación (DRAE). 13 El grande labirinto, que de Creta…: laberinto, cultismo del latín labyrinthus-i; Creta: mit. gr., alusión al famoso laberinto que el rey Minos de Creta mandó construir para alojar al monstruoso Minotauro. Aquí aparece para significar la vanidad de los esfuerzos de quienes buscan riquezas y mueren encerrados, como el Minotauro y sus víctimas. La localización del laberinto de Creta en subterráneos como los del cerro de Potosí, se vino sugiriendo desde el siglo xiv (Méndez Filesi, 54-58). El motivo del laberinto es frecuente en la literatura emblemática o, por ejemplo, en los autos de Calderón, muy en particular El Laberinto del mundo (Arellano). 14 a vueltas de: juntamente (DRAE). 8 9

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a do un corregidor, que el pueblo tiene15, al punto que lo ve con él camina, prendiéndole, que quiere que se suene que él mismo a le prender se determina. A Potosí lo lleva diligente, y el pobre de don Diego va doliente. A las casas reales fue llevado a do está la Real Hacienda y plata16. Allí lo tienen preso y a recado, en tanto que su causa se ve y trata. No estuvo muchos días, que acabado en breve su negocio, no dilata don Francisco el castigo que quería hacer, según entiende convenía. La villa Potosí alborotada veréis andar la gente dolorosa. Sabiendo la sentencia estaba dada y que la ejecución era forzosa, decían: “¡Ha de ser ejecutada la sentencia de muerte rigurosa!”. Algunos se metieron de por medio, mas nunca pudo darse algún remedio.

Al fin, pues, en la plaza fabricaron un famoso cadahalso muy de presto17, y al pobre de don Diego le sacaron subido en una mula muy de presto. Al tablado llegando, celebraron su muerte, con dolor y luto puesto, sintiendo pena de ello y gran mancilla los galanes y damas de la villa. También a Diego Gómez, el que había al triste caballero aconsejado, colgaron; y lo mismo aqueste día al Ávila hicieran, que sacado con estos también fue, y ya quería el verdugo colgarle, encaramado estuvo en los postreros escalones, y a grande priesa viene el de Quiñones.

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A no llegar con priesa y diligencia perdiera sin falta Ávila la vida, que el verdugo ejecuta la sentencia si no viene Quiñones de corrida. Por señal el bordón de Su Excelencia18 traía, que es señal muy conocida; perdonan al que está medio difunto, y parece nacer en aquel punto.

corregidor: cargo de la América colonial que, entre otras competencias, tenía la de controlar los alzamientos en rebeldía de los propios españoles (Tijeras, 151). 16 A las casas reales fue llevado/ a do está la Real Hacienda y plata: se refiere a la primera sede de la Real Hacienda de Potosí, donde se acuñaban monedas con la plata extraída de las minas. 17 cadahalso: cadalso. Con esta grafía aparece en Covarrubias. Procede del provenzal cadafalcs (Corominas). 18 bordón: báculo, en este caso bastón de mando (Cov.). Quiñones era presidente de la Audiencia de Charcas, según se vio en el Canto XVI. 15

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En su túnica y soga muy revuelto, pensando ser visión y que soñaba, a la cárcel ha sido luego vuelto en tanto que su causa se trataba. Al fin salió de a poco libre y suelto, y de gozo y placer no se hallaba, que es burla muy pesada y que espanta verse un hombre la soga a la garganta. Si solo imaginar un sentenciado que había de morir al otro día, le hizo que el cabello sea tornado de negro, blanco; luego encanecía. Quien se vido en la escala levantado, y al verdugo que echarle ya quería, diremos que ha probado el trago fuerte de la descomunal y cruda muerte19. ¡Oh muerte, cuán amarga es tu memoria! Al hombre que en sus varios bienes fía20, de reyes y no reyes has victoria. De noche nos combates y de día en esta vida triste, transitoria,

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que al tiempo más florido se desvía21. Habíamos de tenerte por espejo, por regla, por medida y por consejo. Aquel santo consejo celebrado que dice del morir nos acordemos en todas nuestras obras bien notado22, seguro que in aeternum no pequemos23, en nuestro cristianismo consagrado, creído, y aun sabido bien tenemos, que ataja la memoria del tormento y muerte, y gloria al malo pensamiento.

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No finjo santidad ni hipocresía, que sé soy pecador desconocido. Mas digo que en el tiempo que tenía la muerte al ojo, siendo muy sabido24 que de hambre morían cada día, en la parte que arriba he referido, tenía la conciencia tan medida cual nunca jamás tuve yo en mi vida.

*En Valladolid aconteció esto a un caballero por lo cual fue perdonado de los Reyes Católicos.* *O mors quam amara est memoria tua homini pacem habenti in substantiis suis. Ecl, 41.* “Oh, muerte, qué amarga es tu memoria para el hombre que vive en paz junto a sus bienes!” (Eclesiástico, 41). 21 *Dum adhuc ordirer succederunt me, Is, 38.* “Mientras yo todavía era urdido, me cortaron” (Isaías, 38). Según el texto de la Vulgata (Isaías 38: 12) la transcripción del latín es, de nuevo, incorrecta. el verbo succederunt (con forma incorrecta, por cierto, ya que debía ser succedunt o successerunt) aparece en presente singular (succedit). 22 *In omnibus operibus tuis memorare novisima tua. Ecl, 7.* “En todas tus obras recuerda tu destino último” (Eclesiástico 7). 23 in aeternum: lat., para siempre. 24 la muerte al ojo: expresión de peligro en sentido figurado (Correas), aquí también con sentido literal.

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La muerte de sí tiene dar tristeza25, por no saber el hombre el paradero26, que si de este se tiene la certeza, alegre es aquel trance y placentero. Dejar un mundo tal, y tal vileza, había de dar gozo muy entero, y en lugar de tristeza gran consuelo, pues vemos que salimos de este suelo.

Julio Solino cuenta una costumbre28 de aquellos hiperbóreos tan nombrados29, empero éstos carecen de la lumbre de Fe; aquestos, dice, que cansados de vivir, y teniendo pesadumbre de ver tardar la muerte, muy untados con cierta unción, habiendo bien comido, pecando así, se dan fin dolorido30.

Una generación muestra contento al tiempo de la muerte, y hace fiesta, en lugar del funesto sentimiento que hace la española gente mesta27. Si se tuviese el buen conocimiento de aquesta triste vida tan funesta, con la muerte contento se tenía tomándola por gozo y alegría.

En Tomahavi vide una estrañeza31 25 que es digna de contarse de camino: en un pantano grande de llaneza de tierra está temblando de contino, a do llegando perros, sin pereza bailando, como recio torbellino, se arrojan en la fuente do se cuecen, y vivos con su baile allí perecen.

tiene dar: tiene que dar. *Omnium terribilior est mors, quia post mortem nescit homo qui vadat, Arist.* “Lo más terrible es la muerte, porque después de ella el hombre no sabe dónde irá”, Aristóteles. 27 mesta: latinismo, triste. Uso bastante rebuscado ya en la época (Lapesa, 146). 28 Julio Solino: Cayo Julio Solino, gramático latino del siglo iv. Autor de una miscelánea de curiosidades titulada De mirabilis mundi. 29 hiperbóreos: los habitantes de la región boreal. En la mitología griega, los hijos de Bóreas, habitantes de las tierras desconocidas al norte de Tracia. Son mencionados por Plinio y Solino, entre otros autores de la Antigüedad, y Antonio de Torquemada se extiende sobre ellos en el capítulo V de Jardín de flores curiosas (393 y ss.). 30 El pasaje mencionado está en De mirabilis mundi de Juan Solino (Solino 16, 4-5) y dice así: “Discordiam nesciunt, aegritudine non inquietantur, ad innocentiam omnibus aequale uotum. Mortem accersunt et uoluntario interitu castigant obeundi tarditatem; quos satias uitae tenet, epulati delibutique de rupe nota praecipitem casum in maria destinant; hoc sepulturae genus optimum arbitrantur” (trad. Fernández Nieto: “No conocen las discordias ni están desazonados por las enfermedades. Invitan a la muerte y enmiendan el retraso de salir de este mundo con una muerte voluntaria. Quienes están hartos de vivir, después de comer y perfumarse, deciden precipitarse al mar tirándose desde un peñasco conocido”, (Solino, 300). 31 Tomahavi: pequeña población más conocida en los siglos xvi y xvii, por proceder de ella un viento frío que se abatía sobre la ciudad de Potosí en los meses de invierno. “Goza Potosí de un viento que llama Tomahavi, y llámanle ansí porque viene de hacia un pueblo que tiene este nombre” (Diego de Ocaña, Viaje…, 278). 25 26

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Parece que el morir les da contento, y así muestran querer aquella muerte, y vemos frecuentarse aquel asiento de perros, y morir de aquella suerte. Yo vide aquesto proprio que aquí cuento, que por juzgar el caso yo por fuerte32, a verlo fui, y los perros que allá fueron, bailando vi en la fuente perecieron.

Pues vemos que no es cierta y duradera la ciudad que habitamos sin firmeza, busquemos la que es firme y verdadera que dure para siempre en gran alteza34. La muerte viene apriesa muy ligera, no es justo espante al bueno su fiereza. Temella es natural, mas sea de suerte la vida, que no pese de la muerte.

El cisne, blanco, bello, dicen suele cantar cuando la muerte le es vecina, que dejar esta vida no le duele, teniéndola por triste y por malina33. Razón es, pues, más justa se consuele el hombre racional, que a Dios se inclina. A quien, si vive bien, tiene guardada allá en el cielo Dios mejor posada.

Sabe bien la vida, que había hecho35 el Vaso de elección, y deseoso36 de ver a Jesucristo satisfecho, que muriendo ternía gran reposo, pedía con instancia ser deshecho37 y disuelto del cuerpo trabajoso, creyendo gozaría en gaudio eterno38 a Cristo, sumo bien, con fin superno39.

fuerte: terrible, grave, excesivo (Aut.). *Como cuando el cisne siente llamarse su fin que muera, dijo Dido a Eneas.* Malina: maligna. 34 *Non habebimus hic civitate permanentem, sed futuram inquirimus (Heb 13).* “No tendremos ciudad perenne aquí, sin que buscamos otra en el futuro” (Hebreos, 13). 35 Sabe bien la vida: en princeps, por errata: “Saba”. En su lugar, corregimos por “Sabe”, que contrasta con la octava siguiente cuyo verbo principal es “no sabe”. Que había hecho… la frase entera en los siguientes versos es un anacoluto, al depender este sintagma de “la vida”. 36 Vaso de elección: sujeto de la oración y expresión para denominar a San Pablo. En los Hechos de los Apóstoles Dios dice de San Pablo: “Vaso de elección es este para mí” (Hechos 9: 5), significando que lo ha escogido como instrumento para propagación del Evangelio. San Pablo es el autor de la frase (Filipenses 1: 23) a la que alude toda la octava real y cita Barco Centenera en su nota al final de la estrofa: Desiderium habens dissolvi haben et esse cum Christi. Cfr. también la comedia de Lope El vaso de elección de San Pablo. 37 instancia: fuerza, ahínco (Cov.). 38 gaudio: latinismo, de gaudium, alegría. 39 *Desiderium habens disolvi esse cum Christo (Phil 1).* “Deseando disolverme en Cristo” (San Pablo, Filipenses, 1); superno: latinismo, supremo. 32

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Pero aquel que no sabe ni está cierto, mas antes con razón muy temeroso lo que ha de ser de sí después de muerto, con la vida se halla muy gozoso; así lo experimenta quien concierto no tiene en su vivienda; el virtuoso no huye de la muerte, cuando entiende que en ella hallará lo que pretende. Pregunten a los mártires gloriosos de los falsos tiranos afligidos: se iban a la muerte muy gozosos en verse por Jesús ser perseguidos40. No estaban de su premio recelosos, mas con firme esperanza guarnecidos creían les estaba aparejada la corona de gloria consumada41.

30

Esta hizo al Pastor, aunque primero42 por divino secreto fue librado de la cárcel, que esté como cordero humilde a aquel nerónico mandado43. La mesma a su querido compañero44 le convida a que sea degollado, y como acá en su vida ellos se amaron, en la muerte tampoco se apartaron45. Esta a Bartolomé hizo que diese por su Señor la vida y el pellejo46; ésta al buen Andrés hizo muriese en una cruz con ser ya cano viejo47; esta hizo a Santiago que volviese48 otra vez a Judea, do aparejo halló de conseguir la merecida corona que tenía prometida.

*Ibant Apostoli gaudentes a conspectu Concilii (Hch 5).* “Salieron los apóstoles alegres del Consejo” (Hechos, 5). En este episodio, Pedro y sus apóstoles son azotados por los judíos por haber predicado la palabra de Cristo, pero salen del Consejo de los sacerdotes contentos por haber dado testimonio de su fe. 41 *Reposita est mihi iustitiae quam reddet mihi Dominus in illa die (Tim, 2-4).* “Me está guardada la corona de Justicia, la que me dará el Señor algún día” (San Pablo, Timoteo 2-4). 42 Pastor… librado/ de la cárcel: se refiere a San Pedro, primer papa y, por tanto, pastor de la Iglesia. Murió degollado en tiempos de Nerón, aunque antes había escapado de la cárcel, liberado por un ángel (Hechos 12: 7-10). 43 nerónico mandado: mandato del emperador romano Nerón. 44 querido compañero: San Pablo, quien murió decapitado junto a San Pedro. 45 *Quomodo in vita sua dilexerunt se, ita et in morte non sunt separati.* “Así como se amaron en vida, tampoco se separaron en la muerte”. Antífona de canto gregoriano al que antecede el verso “Gloriosi príncipes terrae”. Se canta en la festividad de San Pedro y San Pablo. 46 Esta a Bartolomé hizo que diese/ por su Señor la vida y el pellejo: el apóstol San Bartolomé, a quien la tradición atribuye la muerte por desollamiento. 47 Andrés…/ en una cruz: la tradición dice que el apóstol San Andrés fue crucificado en una cruz en forma de aspa. 48 Santiago: se refiere al apóstol Santiago el Mayor, quien, tras predicar fuera de Israel, regresó a Jerusalén, donde murió mártir. 40

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Aquesta a los Apóstoles gloriosos les hizo que sufriesen con contento la muerte, y a los monjes religiosos hacía se privasen del sustento. ¡Qué de santos están ora gozosos49 que por esta sufrieron gran tormento! Que da muy gran esfuerzo a la buena alma tener allá en la gloria premio y palma. El indio Topamaro no sabía50 35 después de muerto el fin de su jornada, y tanto de la muerte se temía, que diera al de Toledo sujetada la vida a servidumbre, aunque tenía en otro tiempo fuerza señalada. Mas el proverbio y vulgo dice y grita: ¡que viva la gallina con pepita!51 Aqueste en Vilcabamba residía52 con ingas y valientes compañeros; y como por señor él se tenía,

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formaba allá sus leyes y sus fueros. A cristianos jamás él ofendía, ni supe que hiciese desafueros53; en sus tierras se estaba retirado, y de los suyos era respetado. Algunos de los cuales acudían al reino del Perú y sus poblados; con ellos muchos indios se metían en Vilcabamba, siendo maltratados de aquellos españoles que servían, que muchos suelen ser desatinados de tal suerte en mandarles lo que quieren, que hacen que los indios desesperen. Don Francisco, que siempre procuraba en el real servicio señalarse, como supo que este indio se jactaba de ser señor, acuerda de tornarse de Potosí, y al Cuzco se bajaba; y sabiendo que podía confiarse

ora: ahora. Topamaro: Túpac Amaru I (1545-1575), cuarto y último inca del reino de Vilcabamba. Tras la muerte a manos de los indios de un embajador español, el virrey Toledo le declaró la guerra y terminó capturándolo. Murió decapitado en Cuzco en 1572. 51 que viva la gallina con pepita: la pepita es una enfermedad que da a las gallinas dentro del pico, en la lengua, con que enflaquecen (Correas). El refrán significa que hay que sobrellevar los sucesos con las incomodidades que ellos traigan. 52 Vilcabamba: reducido, pero influyente, Estado incaico llamado muchas veces imperio neoinca de Vilcabamba entre 1537 y 1572. Sus reyes eran los legítimos herederos de algunos de los últimos incas y llegaron a establecer negociaciones con los primeros gobernantes españoles. El territorio sobre el que pudieron ejercer un poder efectivo correspondía aproximadamente al del actual departamento peruano del Cuzco, al este de la capital del mismo nombre. 53 desafuero: agravio, fuerza que se hace contra la ley (Aut.). 49 50

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de Loyola, esta empresa le ha nombrado,54 y en breve mucha gente le ha entregado.

En luego un grande río caudaloso con sus dos compañeros fue bajando tres días, y en un prado verde, umbroso, que el río con sosiego va bañando, metido en una choza al valeroso Topamaro le ha hallado reposando, sin gente, que no saben la venida del capitán Loyola a su guarida.

Martín García Loyola caballero era del hábito de Calatrava, discreto, afable, sabio, compañero; en cosas de justicia se mostraba con grande rectitud muy justiciero; de remiso ninguno le notaba55, porque, de más de ser sabio y prudente, es vivo como azogue56 y diligente.57 Saliendo a la conquista ha padecido grandísimos trabajos y fatigas. En gran tiempo no hubieron parecido los indios, aunque son más que hormigas. Loyola, porque ve el campo afligido58, siguiendo aquestas gentes enemigas, con solos dos soldados parte un día, con un esfuerzo grande y osadía.

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Una cadena le echa a la garganta de fino oro, muy rica y bien labrada. El inga luego al punto se levanta, sintiendo de esto pena muy sobrada59. Loyola con sus dos60 victoria canta, juzgando por dichosa tal entrada; río arriba se vuelve placentero, triunfando del captivo y prisionero. Salió de Vilcabamba victorioso, y en la ciudad del Cuzco entra triunfando del triste Topamaro doloroso61,

Loyola: Martín García de Loyola (1549-1598), sobrino de san Ignacio de Loyola y capitán de la guardia del virrey Francisco de Toledo. Capturó a Túpac Amaru y, en recompensa por este servicio, Toledo lo casó con la sobrina del inca, Beatriz Coya. Fue nombrado en 1592 gobernador de Chile y murió a manos de los mapuches en el combate de Curalaba (Murúa, 300-311). 55 remiso: flojo (Cov.) 56 vivo como azogue: inquieto. Se compara con el azogue o mercurio por ser este el único metal líquido. 57 *A este caballero casó el virrey Francisco de Toledo con doña Beatriz, la coya, hija del inga y prima hermana de este Topamaro que él prendió.* 58 campo afligido: ejército desbaratado, derrotado. Afligir es aterrar, derribar por el suelo (Cov.). 59 Otros cronistas señalan el mismo detalle. Así: “El capitán Martín García de Loyola, que era el que había preso a Tupa Amaro, lo llevaba preso con una cadena de oro echada al cuello” (Murúa, 307). 60 con sus dos: con sus dos compañeros. 61 triste Topamaro doloroso: en el manuscrito de la primera Historia de Martín de Murúa (1590), Huamán Poma de Ayala dibuja la escena de la captura de Túpac Amaru con Loyola llevándolo de una cadena al cuello y las palabras “El triste 54

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que su miseria viene lamentando. Hallose el de Toledo tan gozoso, y el caso de tal suerte exagerando, que al licenciado Polo, su teniente62, le dice le degüelle prestamente. El licenciado Polo le responde que no quiere él hacer esta torpeza63, que no halla derecho ni por donde a aquel inga cortarle la cabeza; y que si causa él tiene, y no la absconde, se la muestre, y haralo sin pereza; mas sin otro recado, que no quiere ponerse al riesgo y mal que le viniere. El virrey segundó que lo hiciese como justicia suya, y su teniente el Polo se resume en que escribiese de su mano el mandato, y que se asiente, que no quiere algún tiempo le pidiese del inga aquella muerte algún pariente. El virrey ordenó luego un escrito del inga publicando su delito. Al punto que se supo de su muerte, que ejecutarse manda, se juntaron en breve tanta gente de su suerte

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Fig. 7

que toda la ciudad arborotaron. Y aunque fue rogado, estuvo fuerte el virrey, que con él no aprovecharon

Amaro”. Esta representación no es arbitraria, sino que, como estudia Beatriz Peña (223-245), se relaciona con la iconografía del Cristo de la pasión, varón de dolores. 62 Polo, su teniente: Polo de Ondegardo (Valladolid-La Plata, 1575). Alto funcionario y hombre de leyes, se interesó por el estudio de la cultura incaica. En el momento de los sucesos era gobernador y corregidor de Cuzco. 63 torpeza: latinismo, vergüenza.

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los frailes, y un obispo que decía que a España a Topamaro llevaría64. Al fin en una mula le sacaron65, con un pregón su culpa publicando. Que los indios por él se levantaron, aquesto iba el verdugo pregonando. Tantos indios en esto se juntaron el Cuzco de tal suerte alborotando, que necesario fue que le rogasen al inga que mandase que callasen. Allá en el cadahalso, pues, subido, el inga en alto levantó la mano. Al punto el alboroto y el ruido cesó66; porque veáis si aquel pagano de sus indios sería bien temido. En esto determina ser cristiano, baptízale un obispo que está al lado67, y al punto la cabeza le han cortado.

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Fue tanto el alarido y vocería que los indios entonces levantaban, que el mundo parecía se hundía y las cosas ya todas se acababan. En tanto este negocio sucedía, los tristes zaratinos lo pasaban allá en nuestro Argentino de tal suerte, que el mal allí menor era la muerte. De su hambre y desastres trataremos, siquiera porque alguno haga memoria de piedad, y a Dios le rogaremos que tenga a los finados en su gloria. Y en esto de esta hambre hablaremos como a quien cupo parte de la historia, que tal me vide a veces, que rabiaba por comer, mas comida no hallaba.

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Y así probé manjares y guisados jamás de hombres humanos conocidos.

y aunque fue rogado, estuvo fuerte…: varios eclesiásticos intercedieron ante Toledo por la vida de Túpac Amaru, entre otros el obispo de Popayán, Agustín de la Coruña, mencionado en estos versos. “…Echado a los pies del virrey, con lágrimas en los ojos, le suplicó que le otorgase la vida, porque era inocente y no debía morir aquella muerte que se le debía dar, y lo enviase a España a Su Majestad…” (Murúa, 309). 65 Testigos presenciales, como Antonio de Vega o Baltasar de Ocampo, reseñan el detalle del animal con el que se condujo al último inca al cadalso (Peña, 284-285). 66 Estos sucesos coinciden con los de relatos de testigos como Baltasar de Ocampo, quien comenta: “sucedió una cosa maravillosa, que toda la gente de los naturales levantó tan gran alarido y clamor que parecía el día del juicio, y toda la gente española no dejó de hacer su sentimiento con lágrimas (…) Y visto por el Inca tan grande alarido, no hizo más que levantar la mano derecha en alto y dejarla caer y con un ánimo señoril quedó sereno. Y todo el alarido pasó en un silencio tan grande que no se meneaba ánima viviente” (en Peña, 287). Fray Gabriel de Oviedo aduce un testimonio semejante (287-288). 67 baptízale un obispo que está al lado: según otras fuentes, el mismo obispo de Popayán que intercedió por su vida (Murúa, 309). 64

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Allí fueron los monos celebrados por cabritos, y más enternecidos; tigres, osos, leones, desusados manjares, de la hambre convencidos comíamos; empero tal me vía que con la hambre pura no dormía. Viniendo de la iglesia una mañana que había sacrificio celebrado68, una comadre mía, Mariana, de su pequeña choza me ha llamado, en una isla do antes la tirana69 le había a su marido sepultado, y oíd lo que me dice muy gozosa, aunque del hecho suyo recelosa.

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Un solo perro había en el armada de gran precio y valor para su dueño. Llamado, entró ese día en su posada, mas nunca más salió de aquel empeño, porque ella le mató de una porrada70, al tiempo del entrar, con un gran leño. Mostrándolo me dice: “¿Qué haremos?”. Yo dije: “Asá, señora, y comeremos”. Comímonos el perro con secreto, aunque ella su negocio exageraba por malo; mas yo dije que el precepto de no hurtar, jamás se quebrantaba en casos semejantes, que el concepto muy bien en la escritura se explicaba, que entre los sabios es muy ordinario: carece de la ley lo necesario.

que había sacrificio celebrado: celebrado el sacrificio de la misa. la tirana: aquí se elide el sustantivo del sintagma “hambre tirana”, como se ha mencionado en cantos anteriores. 70 porrada: golpe que se da con la porra y, por extensión con la mano o cualquier instrumento (Aut.). 68 69

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Canto XVIII. En este canto se trata cuán mal lo pasaba la gente de Joan Ortiz en San Salvador y cómo, ido al Paraguay, murió, dejando por gobernador a su sobrino Diego de Mendieta Pobreza, dice el vulgo, no es vileza1, 1 ni menos hambre o de otros bienes falta mas hace venga el hombre en tal bajeza (y más cuando la gracia de Dios falta) que no basta el valor y la nobleza, que sobre el bajo cobre mal se esmalta2.

El pobre jamás halla en cosa abrigo y, así dice el refrán, no tiene amigo3. ¿Quién vido bizarría y gentileza, crianza, policía y buen donaire4 de galanes, y damas tal belleza,

Pobreza no es vileza: alusión al refrán “La pobreza no es vileza, mas deslustra la nobleza” (Correas). que sobre el bajo cobre mal se esmalta: esmaltar es labrar con esmalte brillante. Aquí, para referirse a la dificultad de que brillen públicamente las virtudes que se presentan con pobreza exterior (el bajo cobre, metal de poco valor). 3 El pobre… amigo: alude al refrán “Tramontana no tiene abrigo, ni el hombre pobre tiene amigo” (Correas). 4 policía: buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas, cumpliendo las leyes o ordenanzas, establecidas para su mejor gobierno (Aut.). 1 2

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postrada por el suelo con desaire? Al fin todo este mundo, y su braveza, su vana presumpción, es humo y aire, y todo es burlería prestamente si no servir a Dios Omnipotente. La gente sin ventura zaratina, que dijimos estaba rancheada5, la muerte cada paso por vecina tenía con la vida muy tasada. Seis onzas dan escasas de harina hedionda, sin virtud y mal pesada. Así se va la gente consumiendo, hoy diez, mañana veinte se muriendo. Sin esto Joan Ortiz daba baldones a todos, con denuestos en la cara, al tiempo del partir de las raciones, por do era la ración doblada cara: “Malditos, endiablados comilones, tragones, apocados, gente avara, que os traje yo de España a sustentaros, ¿qué os debo? Estoy a punto por dejaros”.

“¡Oh!, cuántas veces”, dijo un tesorero (Hernando de Montalvo se decía)6, “si Dios llevase a aqueste vocinglero, el miserable pueblo quedaría alegre, muy contento y placentero, y luego nuestro mal se acabaría”. Mas suelen durar mucho aquestos tales, para enmienda y castigo de mortales.

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Con esta falta estando de comida, llegó del Paraguay socorro y gente, que, habiendo allá llegado de corrida, Garay la despachó7 muy prestamente. Celebrose con gozo tal venida, porque era necesaria de presente, que a tal punto llegó nuestra miseria que vide a un religioso en tal laceria8. Al bosque yendo un día desganado, muy falto de consuelo y de alegría, encontré con un fraile muy honrado, fray Alonso La Torre se decía. De letras y virtud era dotado, a su padre seráfico servía9.

ranchear: hacer en alguna parte chozas o habitaciones para vivir (Terreros). Compárese: “Llegó el gobernador a Mabila, habiendo asado aquel día por algunos pueblos, que fué causa de detenerse la gente a ranchear y derramarse, por parescer tierra poblada” (Fernández de Oviedo, Historia… En CORDE). 6 Hernando de Montalvo: tesorero y uno de los expedicionarios de Juan Ortiz de Zárate. Es el autor de la carta al rey en la que se informó de la muerte de Juan de Garay a manos de los indios (Tijeras, 119). 7 despachó: envió (Cov.). 8 laceria: o lacería. Miseria, desharrapamiento (Cov.). 9 padre seráfico: apelativo común para san Francisco de Asís. El fraile era franciscano. Un ángel o serafín aparece en la historia de san Francisco de Asís cuando recibió el estigma (las heridas de la pasión de Cristo) en su cuerpo. San Francisco oró por la gracia de experimentar los dolores de la Pasión de Cristo y por sentir el mismo amor que llevo Jesús a 5

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Preguntándole yo: “¿Qué estáis haciendo?”, al punto este me dice respondiendo:

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ni menos a los nobles generosos; que al papa, rey, y bajo zapatero, a todos los iguala por rasero11.

“Entiendo que en muy breve he de acabarme y he salido a cortar, y no aprovecho, madera. Si os pluguiese de ayudarme, haré para morir un candelecho10, que no espero jamás de levantarme, según estoy sin fuerzas y deshecho”. Aquesto me diciendo, hasta el cielo los ojos levantó y dio en el suelo.

El socorro que digo, pues, venido, alegra nuestro ejército hambriento, y en gozo y en placer es convertido el pasado dolor y gran lamento. Mas nuestro Yamandú ya arrepentido de estarse con nosotros tan de asiento, en una tenebrosa noche y prieta12, sin nadie lo sintir, huyendo aprieta.

Yo, viendo su fatiga, muy lloroso y triste, que le amaba en sumo grado, de presto de aquel prado, verde, umbroso, corté para su lecho buen recado. Del suelo se levanta algo gozoso por verme a mí de varas bien cargado; llevéselas a cuestas, que el tal iba que ya no figuraba cosa viva. Algunos otros vide en este estado, soldados, sacerdotes, religiosos, que no tiene respeto al esforzado la vil hambre, ni teme poderosos; ni mira al que es filósofo o letrado,

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No se tiene esperanza que parezca, ni que vuelva a nosotros de su grado, si no es para causar alguna gresca conforme a las demás que él ha forjado. Roguemos, pues, a Dios que no se ofrezca en que él haga su oficio tan usado, porque él en hacer mal está tan diestro que puede en el infierno ser maestro. Gran priesa Joan Ortiz para partirse en este tiempo tiene el río arriba; mas no podrá aquí Trejo escabullirse, pues materia nos da que de él se escriba.

sacrificarse por nosotros. Entonces, un serafín con seis alas de fuego bajo del cielo, pareciendo como un hombre clavado a una cruz, e imprimió el estigma en el cuerpo de san Francisco. 10 candelecho: o cadelecho, cama tejida de ramas para chozas, procedente del latín vulgar catalectus, parihuelas de muerto (DCECH). 11 a todos los iguala por rasero: alude a la frase “llevarlo todo por un rasero”, que expresa que no se hacen diferencias entre personas (Correas). 12 prieta: negra.

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Por cierto que el que no sabe medirse en su lengua, no siento en qué se estriba13. Hablar, muy muchas veces ha pesado a muchos; mas callar nunca ha dañado.

Entre ellas, dice: “Aqueste es mal cristiano, conviene muy en breve echalle mano. Hace información que roba a todos, que nunca hace cosa en buenos puntos, habiéndonos robado por mil modos a cada uno por sí, y a todos juntos; que trata a todos mal, y por los lodos a todos echa. Y de esto los trasuntos15 a nuestro rey envíen en proceso, y a vueltas en cadenas él, y preso”.

En el Perú sabemos que acontece perder por el hablar muchos la vida, y el que a hablar se atreve, mal padece; y escapa quien obró, y merecida la muerte bien ternía, que se ofrece a veces tropezón en la corrida. Gran cosa es el secreto y de gran precio, pues vemos no le tiene el hombre necio. A Trejo, Joan Ortiz bien respectaba, y por vicario puesto le tenía, en tanto que de arriba se enviaba el recado que en esto convenía. Es cierto (que yo lo vi) le regalaba, con ser la falta grande en demasía. Al Trejo no faltó jamás comida, mas él suelta su lengua desmedida. En público está un día entre soldados hablando de las cosas que hacía el Joan Ortiz; trató descompasados14 negocios este Trejo en demasía, de suerte que ya tuvo amotinados a muchos con las cosas que decía.

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El Joan Ortiz, que supo esta maraña, comienza de hacer informaciones; conviértese el amor en pura saña, y dice del vicario mil baldones. Al fin se da en la cosa tanta maña, que sube Trejo arriba con prisiones, dejando en este puerto mal parada la gente que ha quedado del armada. Partido Juan Ortiz, y comenzando a caminar por brazos, por esteros que el río por allí lleva, formando mil islas de onzas, tigres, osos fieros, pobladas; mas no salen rescatando los indios, como suelen, con sus cueros ni carnes, ni pescado, que es indicio que quieren intentar otro ejercicio.

estribar: sostenerse, hacer fuerza en alguna cosa que apoya (Cov.). *Cegole al padre la cobdicia.* 15 trasunto: copia, traslado (Terreros). 13 14

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Sospéchase de cierto, pues no vienen los indios al rescate acostumbrado, que guerra concertada alguna tienen, y el falso Yamandú la habrá forjado. Pues ya seguro estoy, por cierto, suenen muy pocos arcabuces, que el soldado desnudo, desarmado y deshambrido16, cansado de remar, está durmido.

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Subiendo, pues, el Río de la Plata, al Paraguay se llega muy ameno, el cual con menos furia se desata, y en su corriente viene más sereno. Por sus riberas caza bien se mata, que el campo de venados está lleno, y en él muchos dorados y patíes, corvinas, palometas y mandíes.

Al fin a Santa Fe, tiempo gastando, se llega, do poco antes los vecinos salieron a nosotros navegando. En balsas y canoas los calchinos, mepenes, chiloazas voceando, también salen por tierra a los caminos, celebrando con gozo la venida a quien quitar quisieran alma y vida.

Con esto a la Asumpción llega la gente con gran placer, contento y alegría, y con mucho socorro, que el Teniente al camino enviado nos había. La gente paragüense17 alegremente a nuestro adelantado recibía, el cual de a poco tiempo que ha llegado abajo bastimentos ha enviado18.

Estaba esta ciudad edificada encima la barranca, sobre el río, de tapias, no muy altas, rodeada, segura de la fuerza del gentío. De mancebos está fortificada; procura el indio de ellos el desvío, que son diestros y bravos en la guerra los mancebos nacidos en la tierra.

Holgó la gente en ver que el bastimento llegase a tan buen tiempo, que tenían gran falta de comida y de sustento, y mucha hambre todos padecían. Dejémoslos agora en su contento, pues ha tan poco tiempo que plañían, que no durará más el alegría, que suele, al que es tahúr, en su porfía19.

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desambrido: necesitado de alimento (Aut.). gente paragüense: ‘gente paraguaya’. No se encuentran registros en CORDE de esta palabra ni en los repertorios consultados. 18 bastimento: la provisión competente que se previene para comer, sustentar y mantener una casa, ciudad, plaza, ejército, armada, etc. de los víveres y vituallas necesarias (Aut.). 19 no durará más el alegría,/ que suele, al que es tahúr, en su porfía: refrán. “En casa de tahúr poco dura la alegría/ porque pronto vuelve a perder lo que ganado había” (Correas). “…está bur en su porfía” (Tieffemberg). 16 17

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La nao vizcaína, que plantada dejamos en la tierra a su aventura, habiendo sido de indios visitada, con fuego la consumen su hechura. Mirad si fue la cosa bien pensada en no dejar en ella criatura, que allí fuera del fuego consumida sin poder escapar libre la vida. El Joan Ortiz arriba con presteza, su oficio de justicia gobernaba con gran solicitud, y sin pereza quimeras nunca oídas inventaba. Aquel haberse visto en gran riqueza, y verse de ella ajeno, le cegaba su razón, de manera que tropieza por esto, e hiere siempre de cabeza. No quiere subjetarse a otro consejo, el suyo dice que es el más seguro. Un día le hallo con sobrecejo20, pregúntole: “¿Qué hace?”. Dice: “Juro por Dios, que si me viese en aparejo21, y a punto de perderme, y un maduro

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me diese algún consejo, más querría perderme, que hacer lo que él decía”. Los reyes yo le dije que tomaban consejo y parecer de sus letrados, las ciudades también se gobernaban por hombres en las cosas más versados; y que solos aquéllos acertaban, que de consejo bueno son guiados. “Antes”, dice, “querré se pierda todo, que no tomar consejo de un beodo”. Vivió en el Paraguay algunos meses, poniendo a muchos malos duro freno; mas tuvo mil dislates y reveses, que fue de caridad quito y ajeno22. De ver por cierto es, tucumaneses nunca gobernador hallaron bueno; los nuestros paragüenses cosa mala jamás confesarán que hizo Irala.

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Y no lo tengo cierto a maravilla, que aquesto del goberno está en ventura23, y más cuando no acierta la cuadrilla a ser de buena masa y compostura,

sobrecejo: lo mismo que ceño. Llámase así, porque cuando se pone, se bajan un poco las cejas, con que queda el rostro torvo, y sañudo: y así se dice, mirar de sobrecejo (Aut.). 21 en aparejo: preparación, disposición para algo (Terreros). En el contexto, puede referirse a la preparación para la última confesión. En relación al uso del término en el contexto sacramental, véase el tratado Aparejos para administrar el sacramento de la penitencia (1604) de Pedro Manrique. 22 quito: libre, seguro o exento de alguna obligación o carga (Aut.). 23 goberno: gobierno; estar en ventura: emprender algo que está dudoso (Cov.). “El que las cosas apura, pone la vida en ventura” (Correas). 20

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que no basta razón para regilla, pues que carece de ella y de cordura. Bien claro está que mal será regida la cosa que no tiene en sí medida. Los soberbios y vanos, los altivos, muy mal vemos que dejan gobernarse; los hombres zahareños, los esquivos,24 que no quieren a yugo subjetarse; aquestos son muy malos y nocivos, y no puede con ellos bien tratarse. ¿Pues qué hará quien manda con tal gente que de toda razón es careciente? Habrá de armarse el tal con un escudo de gran paciencia y grande sufrimiento; pedir a Dios favor muy a menudo; mostrar con un sagaz contentamiento amor a cada cual, por torpe y rudo que sea, procurando que su intento con el divino sea regulado, con que en el gobernar será acertado. En la Escriptura vemos claramente constar esta verdad muy a la larga, cuando para regir Moisés su gente ayuda pide a Dios, y le descarga de la carga pesada; en consiguiente,

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a aquellos buenos viejos se la encarga, de Moisés y su espíritu quitando aquello que a los viejos Dios fue dando25. Aunque el adelantado procuraba guardar cuanto podía la justicia, y al malo con presteza castigaba, se veía que pecaba de malicia. Con todo en gran manera le cegaba al tiempo el menester, más su codicia, por donde vimos todos claramente que estaba muy malquisto entre la gente.

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El vulgo, en general, mal le quería, y su vivir les daba grande pena; y viendo que en la cama adolecía, lo tuvieron los más a dicha buena. El Santo Sacramento recibía en un día, y estando casi ajena el alma de su cuerpo, por gran ruego testó, y apenas firma, y muere luego. Murió con mucho ánimo y con brío, diciendo: “¡Si podremos con la muerte!”. Yo mesmo se lo oí. “¿Y desafío hacéis”, entonces dije, “con la Fuerte?”. Mas ella dio con él al través frío, tomando contrayerba26 de esta suerte

zahareño: esquivo, que huye de la gente (Cov.). Alusión a los setenta ancianos que Jehová mandó a convocar junto con Moisés, los que lo acompañaron en el monte Sinaí (Éxodo 24: 9). 26 contrayerba: medicina específica contra veneno: y por antonomasia se entiende de cierta raíz, que viene de las Indias, cuya virtud es eficacísima contra toda suerte de venenos (Aut.). 24 25

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en el caldo deshecha, por huilla, y hállala más presto en la escudilla.

y en seso mayor falta padecía. Desque se ve en su trono ya subido, a todos hace agravio y demasía; al tío yo le oí pronosticarlo, y harto duro estuvo de nombrarlo.

Había Pedernera, un hombre viejo, rogádole la tome, que sería remedio saludable y aparejo para sanar del mal que padecía. Pues quiere aprovecharse del consejo al punto que su vida fenecía, quien de consejo en vida no curaba, según él poco antes blasonaba,

Nombrole coaudiutor29 que le ayudase, que fue Martín Duré30; mas el Mendieta dice a Martín Duré no le pasase por pensamiento tal, ni se intrometa en cosa que hiciese él o mandase; que en el punto que tal cosa acometa, sin duda le hará tan crudo juego, que tenga menester ajeno ruego.

dejó en su testamento declarado que sea su legítimo heredero la hija que en los Charcas ha dejado, y aquel que fuera esposo y compañero27 suceda en el gobierno y el estado, según como lo tuvo él de primero. Y mande y rija, en tanto que ella viene, su sobrino Mendieta que allí tiene28. El cabildo y ciudad le han recibido, comienzan a le llamar de señoría; es mozo que veinte años no ha cumplido

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Quedando con poder solo absoluto, comienza de enfrascarse en desatinos, en obras y palabras disoluto, haciendo mucho agravio a los vecinos. Por verle en sus costumbres tan corruto31, buscaban todos ya nuevos caminos, y yo quiero buscarle en canto nuevo, que ya en este decir más no me atrevo.

la hija que en los Charcas…: estos versos se refieren a doña Juana Ortiz de Zárate y Juan Torres Vera y Aragón, de quienes se habla más despacio en el Canto siguiente. 28 Mendieta: Diego Ortiz de Zárate y Mendieta, sobrino del adelantado Juan Ortiz de Zárate. Fue gobernador del Río de la Plata a la muerte de su tío, entre 1576 y 1577, año en que fue derrocado por los abusos cometidos durante su breve mandato (véase Azara, 140-143). 29 coadiutor: coadjutor. Cultismo. 30 Duré: Martín de Uré o de Orué. Princeps: “Dure”. Véase canto VI. 31 corruto: forma vulgar de corrupto. 27

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Canto XIX. Trátase del mal gobierno de Diego de Mendieta y de cómo fue preso en Santa Fe y de cómo salió Garay al Perú, y volvió huyendo, y en su seguimiento el capitán Valero Refrán es muy antigo y muy usado, que el malo que tras otro sucediere hará bueno al que fuere ya pasado1. Al que el presente canto bien leyere, serale aquesto bien manifestado, que si notallo un poco bien quisiere,

1

verá que Joan Ortiz era un bendito, Mendieta, su sobrino, muy maldito. Al tiempo que la muerte le apretaba, a Joan Ortiz le oí que conocía que el pueblo su salud no deseaba: “Yo soy malo, mas cierto que algún día

“Malo vendrá que bueno me hará” (Correas).

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me haga alguno bueno”. Si rogaba la vieja por aquel que mal regía en Roma, si a Mendieta conociera, mentallo un solo punto no quisiera2. Subido ya en la cumbre de su gloria, de toda cosa buena descuidado, juicio, voluntad y la memoria3, en solas sus pasiones ha fundado. Y aunque esto demandaba nueva historia, irá tan solamente aquí cifrado4, que no quiero contar por las parejas5 sus cosas, que ofendiera las orejas. Comienza, pues, Mendieta de cegarse, vencido de celillos y locura, de malos procurando acompañarse, hallando en ellos corte a su hechura. No osaba de los buenos confiarse, por ser de diferente compostura; a cuatro caballeros aprisiona, y con mil vituperios los baldona.

En grillos y colleras6 los ponía, y así los desterró por malhechores; y el pobre no conoce que se vía que todo lo causaban sus amores. A cumplir su destierro los envía, mas oye Jesucristo sus clamores; volvieron del camino, y así presos están en tanto que hay nuevos sucesos.

5

Vicencio a esta sazón, dicen, dijera: “Mal hace de prender Mendieta gentes sin culpa y sin razón”. Mas quien lo oyera denuncia con palabras diferentes. Al fin vino la cosa en tal manera que encarta a los que estaban inocentes7: vencido del tormento y engañado, por do fue luego a muerte condenado. Al tiempo que en la horca está subido, de su conciencia y alma temeroso, publica cómo en todo había mentido por miedo del tormento riguroso.

*Común es aquello cuando la vieja en Roma rogaba por la vida de Cómodo, que preguntada por la razón de ello, respondió que porque había conocido sus antecesores y que la cosa iba de mal en peor, y que así entendía que, si moría Cómodo, que vendría otro peor.* Cómodo (161-192) fue emperador de Roma entre 177 y 192. Reinó de forma tiránica y arbitraria, mostrándose como un degenerado al estilo de predecesores como Calígula o Nerón. A su muerte, el Imperio se sumió en una época de guerras civiles. 3 juicio, voluntad y la memoria: las tres potencias del alma, según San Agustín. “Las tres potencias del alma son Entendimiento, Memoria y Voluntad”, en Astete y Ripalda, 13. 4 cifrado: resumido (Aut.) 5 contar por las parejas: contar abiertamente. 6 collera: la cadena de forzados o presidiarios, que se conducen a las galeras, o presidios. Díjose así, porque van acollarados o atados unos a otros para que no se escapen (Aut.). 7 encartar: condenar a uno en rebeldía por algún crimen grave, y confiscarle sus bienes. Díjose así por la carta que se fija en los lugares públicos, para que venga a noticia de todos, y ninguno dé favor y ayuda al tal encartado (Aut.). 2

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A voces testimonio fue pedido de aquello que allí dice, y el furioso verdugo le colgó, que estaba compuesto8 que hiciese el oficio muy de presto. Garay, que en Santa Fe está teniente, con la muerte de nuestro adelantado, al Perú se salió con Pedro Puente, aunque Abrego impedirlo ha procurado. A los Charcas llegando encontinente9, habiendo su negocio relatado, procuran doña Joana se casase10 con persona que bien les gobernase. Por suerte a doña Joana le cabía el licenciado Vera por marido; por Oidor en los Charcas residía,

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la mesma plaza en Chile hubo tenido; y en su tiempo el Arauco le temía, que a vueltas de las letras ha servido a nuestro gran Filipo con la espada, andando tras la gente rebelada11. Don Francisco el virrey, dicen, quisiera casar a doña Joana de su mano; a Garay le escribió que a Lima fuera. Las cartas del virrey fueron en vano, que el licenciado Torres y de Vera había madrugado más temprano12; a Joan Garay hace su teniente, y vuélvele a enviar muy brevemente.

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Matienzo en este tiempo presidía13, y tiene del virrey ya mandamiento

componer: reglamentar (Aut.). encontinente: pronto, al instante (Cov.). Garay tardó mucho más, según otros testimonios: trece meses, para ser exactos, en viajar desde Santa Fe a La Plata, donde residía doña Juana de Zárate. Salió en marzo de 1576 y llegó en abril de 1577 (Tijeras, 72-74). El propósito de su viaje era concertar el matrimonio de la heredera del adelantado Ortiz de Zárate con el licenciado Torres Vera, antes de que el virrey Toledo impusiera un marido de su conveniencia. 10 Doña Joana: Juana Ortiz de Zárate (1561-1584), hija de Leonor Yupanqui y Juan Ortiz de Zárate. Cuando quedó huérfana de madre, una princesa inca, fue llevada a Chuquisaca, donde se crio en una familia acomodada. Su padre testó a su favor a su muerte como heredera de la gobernación del Río de la Plata, por lo que casó con Juan Torres Vera (para toda la cuestión, véase Garmendia). 11 *El licenciado Torres de Vera y Aragón, siendo oidor en Chile, fue capitán general en la guerra.* El licenciado Vera por marido: Juan de Torres de Vera y Aragón (1527-1613), natural de Estepa (Andalucía) y de familia noble, fue oidor de Concepción, Chile, donde se distinguió combatiendo contra los araucanos. También fue poeta (Garmendia, 83-86), lo que explica la referencia doble a las letras y a la espada en estos versos. Tras la disolución de la Audiencia de Concepción, en el momento de los sucesos, era oidor de Charcas. Después de muchas dificultades, pudo ver reconocido su matrimonio con Juana de Zárate y pasó a ser adelantado y gobernador del Río de la Plata. 12 madrugar más temprano: alude al conocido refrán “No por mucho madrugar, amanece más temprano”. 13 Matienzo en este tiempo presidía: véase Canto VI, nota 29. 8 9

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contra Garay, que apriesa residía14, temiéndose de algún impedimiento. Tras él el Presidente al punto envía a Valero, que sale como un viento,15 y con las provisiones le requiere16, mas él obedecellas nunca quiere. El buen Torres de Vera, como entiende aquesto, determina de partirse al Río de la Plata, que pretende del virrey y su ira escabullirse. Tras él saliendo Céspedes, le prende, que no le aprovechó con priesa el irse. Triunfó Loyola de él con mucha estima, y luego le despacha para Lima.

Don Francisco le tuvo aprisionado, en él ejecutando puras sañas; al cabo ya de días se ha librado, que el tiempo vemos cura mil marañas17; a su plaza después que se ha tornado, al cabo ya de días tuvo mañas; como se vuelve a estar, aunque le quita don Diego cuando vuelve a la visita18. Mendieta pensará ya que le olvido por ver que en el Perú ando olvidado, habiéndole yo mesmo prometido decir aquí cuán mal se ha gobernado. Andaba el sin ventura tan metido, y en fuego del amor tan abrasado, que las brasas de amor y vivo fuego le tienen convertido en niño ciego19.

apriesa residía: voz jurídica, probablemente, derivada del sustantivo residencia, la cuenta que da un gobernador o corregidor ante un juez que se halla de paso (Cov.). Garay se apresura a tomar residencia a las autoridades de La Plata en su cargo recién estrenado, antes de que pueda encontrarse oposición por parte de las autoridades de Lima a su nombramiento. Compárese: “Nombraron por regidores para residir este mes a Gonzalo de Monzón, regidor, con Diego de Vargas, que este mes lo ha sido y cábele otra vez, porque no hay mas regidores en la Villa” (Anónimo, 1482. En CORDE). 15 Valero: capitán Bartolomé Valero. Fue encargado por el virrey Toledo y el presidente de la Audiencia de Charcas de apercibir a Garay de que no debía actuar de testigo en el casamiento de Juana de Zárate. 16 provisiones: autos o determinaciones salidas de los consejos reales o chancillerías (Cov.). 17 *El tiempo lo acaba todo, Cetina; y pues el tiempo pudo derribaros, el tiempo curará también mis males.* No hemos encontrado ningún verso de Gutierre de Cetina que se corresponda con “El tiempo lo acaba todo”. Sí, en cambio, la glosa de Jorge de Montemayor a un villancico: “pues amando excedo el modo / a todos los de hasta aquí/, no podrán decir por mí,/ ‘el tiempo lo acaba todo’” (Montemayor, 86). En cambio, sí son de Cetina los versos “pues el tiempo pudo derribaros,/ el tiempo curará también mis males”. Son los versos finales del soneto “Al monte donde fue Cartago” (Cetina, 210). 18 *Visitando don Diego de Zúñiga el audiencia de los Charcas, prendió a Joan de Torres de Vera, oidor, y al doctor Barros, presidente, y al licenciado Contreras, fiscal; quedó solo en el audiencia el doctor Peralta.* 19 niño ciego: alusión burlona a la imagen del dios del amor Cupido, representado como un niño desnudo y con los ojos vendados, con arco y flechas en la mano. La octava siguiente desarrolla esta imagen, frecuente en la iconografía tradicional y en la literatura emblemática. 14

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Antiguos, que a Cupido celebrastes por Dios de amor, con arco y con saeta, y niño rapacejo le pintastes, con venda que la vista bien le aprieta, no dudo sino que nos acordastes que había de nacer este Mendieta, que si es ciego el amor y sin sentido, no tenéis que buscar otro Cupido. Aunque a muchas mujeres recuestaba20, y a su gusto y mandado las tenía, a una más que a todas él amaba, que en hermosura a todas excedía. Por esta de muy muchos se celaba, por esta a todo el mundo aborrecía, por esta tuvo origen su locura, por esta feneció su desventura. Por esta muchas fiestas se hicieron, por esta se jugó sortija y cañas,21 por esta toros bravos se corrieron,22 por esta se hicieron mil hazañas;

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por esta algunos justos padecieron, por esta vide yo muchas marañas, por esta andaba el pueblo alborotado, por esta se han los cuatro desterrado. Por esta, una mujer que fue nacida en el Brasil, muy vieja, con gran saña me dijo: “¡Ay, mi señor!, como perdida en otro tiempo”, dice, “que fue España por la Cava, esta tierra dolorida23 por esta lo será. Y pues que daña la tierra tanto esta, procuremos que salga presto de ella y sus extremos”. Y aunque al Mendieta a veces sucedían disgustos, pesadumbres a manojos24, y a él por esta causa aborrecían algunos, y le daban mil enojos, muy poco aquestas cosas le empecían25, que más amaba aquesta que a sus ojos. Y así buen rostro a todos males hace, y en su gusto a su gusto satisface.

recuestar: demandar, pedir amores (Cov.). por esta se jugó sortija y cañas: jugar sortija era un juego a caballo que consistía en obtener una sortija de hierro mediante una lanza (Aut.); jugar a las cañas, pelea a caballo en la que los participantes, divididos en cuadrillas, se lanzan cañas sucesivamente (Aut.). 22 correr toros: fiesta taurina. “Los españoles son apasionados por el correr de los toros, y frisa mucho con los juegos teatrales de los romanos, en los cuales lidiaban diversas fieras en los anfiteatros” (Cov.). 23 la Cava: según la leyenda, difundida en numerosos romances, Florinda, conocida como la Cava, era la hija del gobernador de Ceuta, don Julián, y fue forzada por el rey visigodo don Rodrigo. En represalia, don Julián traicionó a los visigodos, permitiendo que los invasores musulmanes embarcaran en su ciudad para cruzar el estrecho y conquistaran, tras derrotar a don Rodrigo en la batalla del Guadalete, toda España. 24 a manojos: en abundancia. 25 empecer: dañar, perjudicar (Cov.). 20 21

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En una noche un paje hubo hallado un papel bien cerrado, en que decía que mal a todas gentes ha tratado, y agravia con molestia en demasía; y que no siendo en esto moderado, el pago le dará Dios algún día. El pobre con enojo loco y ciego publica lo que dice el papel luego.

20

Sabráslo, pues, rey mío, si pluguiere al alto rey de reyes, y sabido28 el castigo harás que mereciere quien con tanta crudeza me ha oprimido”. “En tanto yo haré lo que quisiere”, Mendieta la responde embravecido, “y vos prestad los pies a aquellos grillos, que habéis, por más que os pese, de sufrillos”.

Comienza de hacer informaciones, y prende a los que estaban inocentes, y con algunas falsas relaciones26 con prisión atormenta a muchas gentes. No sale con sus vanas pretensiones, aunque pone calor y grandes dientes; y así confuso deja la pesquisa del libelo, diciendo que era risa27.

Su marido de aquesta preso estaba con dos pares de grillos y cadena, y aunque el Mendieta culpas publicaba, la mayor no pesaba como avena. Y como la mujer se recelaba, el alma de temor y miedo llena, al marido a sus cuestas ha sacado y en la iglesia y sagrado lo ha encerrado.29

También prendió a una dama, porque había de la cárcel sacado a su marido, con crudo corazón y tiranía en muy brava prisión la hubo metido. La triste con dolor así decía, su rostro de llorar muy consumido: “¿Adónde estás, Filipo? ¡Ay desdichada! Doliéraste de verme maltratada.

A personas muy muchas oprimía, a viejos españoles muy honrados, que a los mozos traviesos consentía en sus vicios andar muy desmandados. Con esto y otras cosas que hacía, estaban los juicios ofuscados de todos, el remedio no esperando, sino morir con pena suspirando.

25

relación: narración o informe (Aut.). libelo: panfleto (DRAE). 28 rey… rey de reyes: diáfora, al referirse por primera vez al rey Felipe II (mencionado ya antes, en v. 186), y después a Dios, invocado con la fórmula tradicional de rey de reyes. 29 sagrado: usado como substantivo, se toma por el lugar que sirve de recurso a los delincuentes, y se ha permitido para su refugio, en donde están seguros de la Justicia, en los delitos que no exceptúa el Derecho (Aut.). 26 27

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Andaba la Asumpción tan temerosa, que padres a los hijos no hablaban, la mujer del marido recelosa, las madres de las hijas se guardaban. Justicia del señor muy rigorosa, las cosas de Mendieta figuraban castigo en recompensa de pecados, de los presentes vivos y pasados.

En esto a Santa Fe quiso bajarse con vana presumpción y bizarría, que es víspera cercana de acabarse sus quimeras y loca fantasía. De mucha gente hizo acompañarse, que a fuerza de su grado le seguía; apenas, como dicen, ha llegado, y vese de prisiones rodeado.

Los españoles viejos muy ancianos, con su cabello blanco y barbas canas, a la importuna muerte ya cercanos, cansados de sufrir cosas tiranas, echaban a montón juicios vanos, y fingendo esperanzas muy cercanas, formaban el remedio deseado30, y así crecía la pena y el cuidado.

La causa no pensada cierto ha sido, que no pudo hallarse fundamento, sino solo sentir cómo ha venido de arriba del Supremo firmamento. Con Francisco de Sierra hubo tenido32 palabras, atención pido a mi cuento33, que no fue aquesta cosa fabulosa, antes la juzgo yo por milagrosa.

Los clérigos y frailes muy aprisa avisos para España despachaban. Mendieta en esto pone gran pesquisa, las cartas en zapatos despachaban. El falso mensajero se lo avisa, y como en los zapatos se hallaban, en callar se resumen suspirando,31 que el hablar se juzgaba por nefando.

Aqueste Sierra era muy honrado, y de los naturales muy querido, hombre de presumpción y muy soldado, por donde era de todos muy tenido. Después que las palabras han pasado, Mendieta le llamó, mas no ha querido a su mando ir, que se recela que Mendieta le llama con cautela.

30

formar: determinar una cosa en la mente (Aut.). resumen: resuelven (Aut.). En los zapatos se hallaban: expresión que significa estar atemorizado (Aut.). Despachan las cartas atemorizados porque no pueden hablar. 32 Francisco de Sierra: hombre de confianza de Garay, era gobernador de Santa Fe en el momento de los sucesos. Participó en la fundación de la ciudad (Tijeras, 72). 33 tener palabras: enojarse, reñir (Correas). 30 31

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A la iglesia se va huyendo luego, que al fin bien vale más salto de mata que no de los amigos buenos ruego,34 según el común dicho dice y trata. Mendieta sale al punto como fuego, y cuando nuestro Sierra no se cata, de la iglesia le sacan sin recelo, sin dejalle llegar los pies al suelo35.

cercáronle la casa, y pegar fuego querían; mas sintiendo el gran estruendo Mendieta, con temor pide a gran ruego le dejen; la canalla le está oyendo, que dice: “Por amor de Jesucristo cesad, que de mandar yo me desisto”. El pueblo sosegó de aquel bullicio, y piden que dé fe un escribano cómo Mendieta cede de su oficio, que aquesto dicen ser a todo sano. Nuestro rey lo terná por gran servicio, el pueblo dice que es este un tirano; hágase aquí de todo buen proceso, y vaya este traidor a España preso.

Como sacan del templo consagrado a Sierra con aquella pesadumbre, el pueblo todo junto alborotado acude, y de mancebos muchedumbre. Salió gritando a voces un soldado sin saber lo que es, que de costumbre tenía de gritar; sueltan a Sierra, y a Mendieta la gente toda afierra.

Con él se habían, huyendo, retraído36 Galiano de Meira, el bullicioso, y Ochoa, vizcaíno, su querido; no sé cuál de ellos era más vicioso. El pueblo con instancia le ha pedido que si quiere tener algún reposo, aquestos eche fuera de la casa, si no que le harán en breve brasa.

El pobre, desque vio cómo aferraba la chusma de él, procura escabullirse con una poca gente que llevaba, que con él determina de huirse. Como Sierra sintió que le dejaba, apenas acabó de desasirse cuando con furia echó mano a la espada, la chusma le acudió de mano armada. Juntose el pueblo todo con él luego, y viendo que Mendieta fue huyendo,

35

Su perdición el pobre conocida, hablándoles está de esta manera: “Muy bien sabéis, amigos, por la vida se ha de aventurar cosa cualquiera.

*Más vale, dice el común proverbio, salto de mata que ruego de buenos.* Refrán recogido en Correas y Núñez. Es mejor aprovechar la ocasión inmediata que esperar mejores soluciones (Correas). 35 Lo sacan en volandas, de la misma forma que le sucedió al depuesto Felipe Cáceres (Canto VII, 24). 36 habían retraído: recogerse en una casa o iglesia como refugio (Cov.). 34

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Salid, porque pasada esta corrida, y vuelto yo a me ver en talanquera,37 yo os juro que de aquestas opresiones muy largo vengaréis los corazones”. Salieron, que el salir era forzado; los alcaldes los prenden. A Mendieta dejáronle salir acompañado de guardas, porque temen no acometa hacer apellidando mal recado38, que alguna gente viene, aunque secreta, que le puede ayudar; mas el famoso de Tebas, contra dos no es provechoso39. Con las guardas salía a pasearse40 40 al campo, por tomar algún consuelo; no deja con lamentos de quejarse de su triste ventura y crudo duelo. “¡Habrá algún tiempo”, dice, “de acabarse mi pena, mi dolor y desconsuelo!

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¡Tendrán cabo mis males algún día, pues lo tuvo mi gozo y mi alegría!”. ¿A qué duro diamante no ablandara? ¿A qué león cruel no conmoviera? ¿A qué hircana tigre no amansara?41 ¿A qué pecho mortal no enterneciera, si el principio y el fin considerara de aqueste sin ventura, su quimera? Aquel verle en su trono colocado, y ahora por el suelo derrocado. Maldita seas, Fortuna, loca, insana, ingrata, desleal y fementida, cruel, injusta, pérfida, profana, ínvida, desleal, desconocida42, traidora, sin verdad, perra, tirana, mudable, sin compás, descomedida; seguid de la Señora sus preceptos que más tiene de aquestos epitetos.

talanquera: lugar levantado en alto (Cov.). Mendieta confía en volver a su puesto elevado de gobernador. *Galana manera de prisión disimulada.* Hacer apellidando mal recado: irónicamente, dar un mal mensaje pidiendo clemencia al rey; recado es mensaje o razón que se da a otro (Aut.); apellidar es aclamar tomando la voz del rey (Cov.). La ironía se refuerza con la nota que introduce a estos versos el propio Barco Centenera. 39 *Nec Hercules contra duos, inquit proverbium.* “Ni siquiera Hércules puede contra dos”, dice el proverbio; el famoso/ de Tebas: se refiere a Hércules y al refrán latino que cita Barco en su nota: “Ni siquiera Hércules puede contra dos”. 40 las guardas: los guardias. Es común el género femenino en la lengua de la época. 41 hircana tigre: Hircania, región de Asia menor. La alusión a sus tigres es frecuente en la épica clásica y ya aparece en Virgilio. “Díjose Hircania una selva de su mismo nombre, en la cual se crían por su grande aspereza las panteras, los pardos y los tigres” (Cov.). El género femenino para tigre es común. Compárese: “¿Cuál tigre, la más fiera/ que clima infamó hircano,/ dio el primer alimento” (Góngora, Soledades, vv. 366-368); “El tigre excede en fiereza a los de África, ni pueden competir con ellos los de Hircania” (Lozano, III, 292). 42 ínvida: latinismo, envidiosa.

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Anduvo, pues, el triste y afligido Mendieta algunos días de esta suerte, confuso, sin favor, aborrecido, y aun temeroso mucho de la muerte. En esto su proceso concluido, echáronle en prisión segura y fuerte, con fin de despacharle preso a España, y oíd de aqueste hecho una maraña.

seguido, y estorbarle pretendiendo la entrada, al Argentino sin pereza camina; mas Valero le siguiendo, sentido ha sido de él. ¡Cuánta tristeza el pobre de Valero ha recibido por ver que de Garay fuera sentido! Valero una jornada atrás camina, Garay envía por él con tres soldados. Preso delante de él, se determina de un árbol le colgar; apiadados los que con él están de aquella ruina y de aquellos negocios mal guiados, rogaron a Garay le perdonase, y vivo por entonces le dejase.

Despáchanle con gente y marineros en una muy hermosa carabela; el alcalde Espinosa, con mil fieros, con su gente le hace centinela; sin pasar veinte días bien enteros, a San Gabriel llegaron, porque vuela la nave, como un vivo pajarito, también con Espinosa su barquito. Espinosa se vuelve desque había llegado con Mendieta a aquel paraje; su gente le ha rogado convenía que un poco retorciese su viaje, y que a San Salvador lleve la vía. Hiciéronlo; Mendieta con coraje bajaba por el río suspirando, y a Dios venganza de esto demandando. Garay, que del Perú viene huyendo, habiéndole Valero con presteza

45

La vida le concede muy rogado, aunque muerte civil allí le diera, habiéndole de boca deshonrado, que mucho más, decía, lo sintiera que haberle dado muerte y ahorcado. Aquesto a mí Valero me dijera, también Garay del hecho se jactaba, y en la Asumpción a mí me lo contaba. Dejole allí llorando su ventura, y para que no pueda ir adelante, la cosa asegurar así procura: arrebata un agudo pujavante43,

pujavante: instrumento afilado con el que se quita el casco al animal para plantarle la herradura (Cov.).

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y, jurando, cumplió luego la jura.44 Despálmale45; la mula en un instante la mula con dolor está gimiendo, y Garay con los suyos va riendo. Allega a Tucumán de mano armada; el Abrego, que estaba gobernando, nunca supo de aquesta melonada46; pasose en breve a priesa caminando, que si la cosa fuera revelada, el Abrego papeles ordenando, al Perú a Garay preso enviara, de que el virrey muy mucho se holgara. Aunque es verdad Garay se defendiera, y ansí con sus soldados lo ha tratado; con todo, yo bien creo no pudiera, que había de quedar muerto o ligado47. A cencerros tapados sale fuera48, y con razón se juzga bien librado; a Santa Fe endereza su camino. Valero a Tucumán en esto vino.

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De lo pasado dando larga cuenta al Abrego, que estaba arrepentido, con ansias y dolor casi revienta, perdiendo la memoria y el sentido. Por escrito muy largo bien lo asienta, y a los Charcas el caso ha referido, a do Matienzo en breve ha despachado y al virrey el negocio ha recontado49. En gran manera siente la huida de Garay el virrey; y se sonaba que corriera peligro de la vida si el virrey le cogiera, y procuraba vengar la desvergüenza cometida, que por tal, se decía, la juzgaba. Que quieren los señores, según veo, los sirvan a medida del deseo. Garay a Santa Fe llegó contento, y en breve a la Asumpción ha procurado subir a remo y vela con el viento; salió de mucha gente acompañado, que esto de estar un hombre en grande asiento y próspera fortuna colocado,

jurando, cumplió luego la jura: polipote. Por el contexto, jurando es dilógico: ‘decir malas palabras’ y ‘realizar un juramento’. 45 despalmar: quitar el casco a una mula (Terreros). Al parecer, Valero fue preso porque iba con tan solo un hombre de compañía para notificar a Garay la orden del virrey (Lozano, III, 188-189). Despalman su mula para que Valero no se pueda apenas mover con ella y como un medio de dejarlo en ridículo. 46 melonada: tontería, “lo que se hace a ciegas” (Alonso). 47 ligado: prisionero. 48 a cencerros tapados: esto es, irse secretamente y a escondidas; tomada la metáfora de los cencerros, del ganado y bestias, que los tapan para que no hagan ruido (Correas). 49 recontar: referir (Aut.). 44

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añade de los amigos y los criados; los pobres luego son desamparados50. Camina el río arriba diligente, que fue muy ayudado de los vientos, y así bien se vencía la corriente, por do se satisfacen sus intentos. La ciudad le recibe encontinente, y algún tiempo estuvieron muy contentos; mas presto de otra suerte sucedía, que no puede durar el alegría.

diciendo que darán en San Vicente, de a do podrá volver con fuerza y gente. 55

Con temporal deshecho, o de su grado la costa del Brasil luego tomaron, y habiendo todos ya desembarcado en el río Genero do aportaron, Mendieta, su negocio recontado, los lusitanos todos le ayudaron.52 Determina volver, y fue de suerte que de ello no sacó menos que muerte.

Mendieta, que bajaba navegando, antes de salir al mar ha procurado tomar tierra en la gente confiando que tiene el postrer pueblo allí poblado. Por bajo Santa Fe va atravesando, por medio de la tierra ya llegado; Quirós, que allí mandaba, le recibe51, mas luego al Espinosa se lo exhibe.

Rehechos, pues, de pocos adherentes, salieron del Brasil en su navío; al Ybiaza llegaron diligentes con vana presumpción y desvarío. Juicios, pareceres diferentes, dividen todo el reino y señorío53; pues esto fue la causa feneciese Mendieta, y su soberbia pereciese.

Espinosa le vuelve con presteza a embarcar desde allí en la carabela; el triste de Mendieta con tristeza en demanda de España da la vela. El piloto, que fía en su destreza, con muy grande esperanza le consuela,

Así como tomaron puerto aína, Mendieta en tierra salta, procurando a todos maltratar, con su malina y prava condición tiranizando54. La gente comarcana allí, y vecina, de ver su crueldad está temblando,

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*El hombre pobre no tiene amigo. Pauper locutus est et dixerunt quis est iste, dives locutus est et omnes tacuerunt, Ecl, 12.* “El pobre habló y dijeron: ‘¿quién es este?’; el rico habló y todos callaron” (Eclesiástico, 13: 28-29). 51 Quirós: Pedro de Quirós, teniente gobernador de Santa Fe. 52 lusitanos: portugueses. 53 *Omne regnum in se divisum, desolabitur.* Véase Canto XI, nota 14. 54 pravo: perverso, de malas costumbres. Latinismo (Aut.). 50

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y los que con él vienen lo aborrecen, que sus cosas y hechos lo merecen.

y pobre del que él hiere con su mano, que no hay pollo a quien hiera así el milano56.

Habíase con él desembarcado alguna de la gente que venía en el navío a vueltas; un soldado, por no sé qué temor, de él se huía; por engaño y palabras, ya tornado, en dos partes por medio le partía, y cuelga la mitad con la cabeza en un palo, y en otro la otra pieza.

En esto se acordó hacer conquista al Nuará que es indio muy mentado; hizo de los soldados una lista, y al pie de ciento treinta se han juntado. Garay con mucha priesa, pues, se alista, que piensa en la conquista ser medrado57; y el fin que se publica es hacer guerra al indio levantado por la tierra.

El piloto mayor y marineros al viento dan las velas, temerosos de ver aquestos locos desafueros, y al Paraná se vienen recelosos, dejándole con siete compañeros, entre indios baptizados y amorosos. En el navío dando vela al viento a Santa Fe llegaron a contento55.

Los indios guaraníes rebelados no acuden a servir como solían, y siendo, como son, ya baptizados, en ritos y abluciones se metían58. Serán aquestos cuentos relatados en su lugar, y cosas que hacían. Con este calor salen, pues, ligeros Garay y ciento treinta arcabuceros.

Garay, que en la Asumpción estaba, arruina a todos por el suelo, sin derecho guardar, sino lo que él solo imagina que puede convenir a su provecho, y con una soberbia cruel, malina, encumbra su negocio hasta el techo,

El río arriba yendo navegando, al Jejuí59, muy hondo, río pasaron; después la tierra adentro van cortando, y al Ipaneme grande atravesaron. En luengo de él arriba caminando, a la fuente de Lirios allegaron,

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a contento: a gusto. no hay pollo a quien hiera así el milano: alude a la frase hecha sobre los abusos del poder: “Ansí se hacen los milanos flacos, viendo los pollos y deseándolos” (Correas). 57 medrado: de medrar, mejorar, adelantar en una cosa. 58 ablución: todo tipo de lavatorios, en especial aquellos relacionados con los ritos (Terreros). 59 Jejuí o Guazú: rio que discurre de este a oeste y desemboca en el rio Paraguay. 55 56

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do nace el Ipagné tan afamado,60 a quien el indio llama Desdichado. El piloto mayor con el navío, llegando a Santa Fe, salió gozoso. Alaban los de allí su desvarío, diciéndole que ha sido venturoso. Mendieta quedó allá sin el navío, do presto feneció, triste y lloroso. Estotros placenteros con contento de Santa Fe salieron con buen viento. A la Asumpción llegaron victoriosos, pensando que hicieron grande hazaña, a donde los recibe muy gozosos, como si vueltos fueran ya de España. En referir su cuento están dudosos, que no saben cuál cosa es buena o daña; mas poco les costó, que es cosa usada en las Indias costar lo malo nada. El bueno allá padece cruda pena, y siempre le veréis andar corrido61, y tiénelo a ventura y dicha buena

estarse en su rincón solo metido. Al malo, mal suceso no le pena, que si hoy dos mil desastres le han venido, mañana le veréis con triunfo y gloria, perdida de sus males la memoria. La causa de este mal es el anchura y libertad tan grande permitido, que vemos una grande desventura, que la muy baja gente es tan tenida como la que es más noble de natura. Es esta cosa allá tan conocida, que el zapatero vil y el calcetero62 se igualan con el noble caballero.

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Preguntó un caballero trujillano, llamado Luis de Chaves, ceceoso, a Hernando Pizarro, cuyo hermano vencido fue de Gasca, el gran mañoso63, que si allá en el Perú al que es villano y al que es hidalgo y hombre generoso les daban sus medidas bien cabales; Pizarro respondió que eran iguales.

Ipagné: Ipané. corrido: confuso y afrentado (Cov.). 62 calcetero: el que remienda paños. Oficio poco distinguido (Aut.). 63 a Hernando Pizarro, cuyo hermano/ vencido fue de Gasca, el gran mañoso: Hernando Pizarro (Trujillo, 1504-1580), hermano de Francisco, Gonzalo y Juan, además de compañero de todos ellos en la conquista del Perú. Fue procesado por la muerte de su antiguo socio, Diego de Almagro, y llevado a España, donde estuvo encarcelado veinte años en el castillo de la Mota. Tras ser liberado, se retiró a su ciudad natal. Su hermano Gonzalo (1510-1548) encabezó la rebelión de los encomenderos contra las Leyes Nuevas. Fue derrotado y muerto por Pedro de la Gasca (1493-1567), enviado por el rey para acabar con la anarquía. La Gasca destacó por su habilidad diplomática, que le permitió ir sumando partidarios a su causa entre los mismos rebeldes. En la batalla decisiva de Jaquijahuana la mayoría de los pizarristas desertaron al bando de La Gasca (“el mañoso”, dice el texto). 60 61

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“Buen siglo”, dijo el Chaves, “allá tenga64 en el Cielo mi padre, que ha dejado hacienda en esta tierra; allá se avenga aquel que por la plata allá ha pasado, que en más estimo yo se desavenga conmigo aquel que en sangre no ha igualado. Que la plata con esas confesiones no es para quien tiene presumpciones”.

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Dejemos esto ahora, y revolvamos a Garay, que se siente con pujanza; y porque por extenso lo digamos, hagamos aquí fin de aquesta estanza65. Y más, que en la siguiente recontamos del furioso arcabuz y de la lanza, conviene cosas nuevas y de espanto comenzar a contar en nuevo canto.

Buen siglo tenga: que esté en la gloria eterna (Alonso). estanza: vale tanto como octava de versos heroicos, como de canto o capítulo de poema extenso (Aut.).

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Canto XX. Cuéntase en este canto cómo un indio llamado Oberá, se intitulaba hijo de Dios, y a un hijo suyo papa, y a otro emperador; y cómo Garay entro en los Nuarás, y de vuelta rompió la palizada de Yaguatatí El abeja convierte, como vemos, las flores en la miel dulce y sabrosa; del araña y la víbora leemos que en ponzoña las vuelve ponzoñosas. En nuestra santa fe bien conocemos que pasa de esta suerte aquesta cosa;

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pues el hereje y malo, de las flores del Escriptura torna en sus errores. Cuánto deba tratarse con llaneza a los indios la fe, vemos muy claro: que no se le ha de dar pan con certeza al niño, dice Pablo muy preclaro.

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Y pues que se conoce la rudeza del indio, y su juicio tan avaro, conviene como a niños darles leche, porque en ellos la fe santa aproveche1. Martín González, clérigo idiota2 que la misa solamente no sabía3, al indio predicaba que fue rota la torre de Babel, y que vencía4 David al gran Goliat con su cota5 con solo una hondilla que traía,

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sin estos otros misterios, altos, bellos, que al indio no se sufre tratar de ellos6. Un Oberá quedó tan doctrinado de los sermones de este, que fue parte7 por donde el Paraguay arrinconado estuvo mucho tiempo, y de mal arte. Después que aqueste indio levantado en sus tierras ha sido, luego parte con mucha gente e indios que traía a sembrar los errores que tenía.

dice Pablo muy preclaro/… conviene como a niños darles leche…: alude a la primera epístola a los Corintios (3: 1-2) de San Pablo: “Yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar”. Barco Centenera reproduce la idea común entre los primeros evangelizadores de considerar a los indios como seres humanos inocentes, pero inferiores en el entendimiento (véase Estenssoro). 2 Martín González: misionero llegado en 1541 junto a Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Se le ha conocido como el Bartolomé de Las Casas del Paraguay. Se enfrentó a las autoridades civiles y religiosas locales al denunciar los abusos de los colonizadores; escribió cartas al rey para denunciar la situación y finalmente abandonó a escondidas la provincia y regresó a España. Para un estudio sobre su figura, véase Candela, 2018. 3 que la misa solamente no sabía: en la princeps y en todas las ediciones posteriores, “a musa”, pero no tiene sentido. Corregimos, por posible lusismo y errata, por “no saber la misa”, esto es, no entender nada, con mayor ironía al ser un clérigo a quien se refiere. 4 torre de Babel: en Génesis 11, 1-9 se cuenta la historia de la torre de Babel, un edificio tan alto que era un desafío a Yahvé. Este, para castigar la soberbia de los constructores, hizo que todos hablaran distintas lenguas, de forma que no se entendían y tuvieron que abandonar el proyecto. 5 David al gran Goliat con su cota: el joven David venció a Goliat, gigantesco campeón de los filisteos, con la única ayuda de una honda (Samuel 1, 17: 4-23; 21:9). Cota: armadura del cuerpo que resiste los golpes de espada (Cov.). De Goliat se dice en la Biblia que “traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce” (Samuel 1, 17: 5). 6 no sufre: no soporta. 7 ser parte: ser causa de algo. Compárese: “daba voces rogando a su hijo el Pontífice no tuviese compasión desta ni de sus hijos, ni levantase el cerco por eso, porque más quería morir de aquella suerte que no que quedase el tirano Tolomeo sin castigo. Y, así, esto fue parte para no levantar el cerco y recuperar el Pontífice el castillo” (Antonio Eslava, Noches de invierno, 1609. En CORDE). 1

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Con este la nación ruda, indiscreta8, del Guaraní andaba perturbada, que introducir pensaba nueva seta9 este indio que la tiene levantada. La espantosa señal y gran cometa que se vido al ocaso levantada, les dice, cuando fue desparecida, que la tiene en un cántaro abscondida. Y que a su tiempo había de sacarla, con fin de destruir a los cristianos; que aquesta causa él quiso fabricarla10, teniendo compasión de sus hermanos. Tenía aqueste perro grande garla11, y como son los indios tan livianos12, y amigos de seguir nuevos caminos, forzoles a creer sus desatinos. Oberá, como digo, se llamaba, que suena “Resplandor” en castellano.

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En el Paraná Grande este habitaba, el bautismo tenía de cristiano. Mas la fe prometida no guardaba, que con bestial designo a Dios, tirano, su hijo dice ser, y concebido de virgen, y que virgen lo ha parido. La mano está temblando de escrebillo, mas cuento con verdad lo que decía con loca presumpción aquel diablillo, que más que diablo en todo parecía. Los indios comenzaron de seguillo por todas las comarcas do venía, atrajo mucha gente así de guerra, con que daños hacía por la tierra. Dejando, pues, su tierra y propio asiento, la tierra adentro vino predicando; no queda de indio algún repartimiento13 que no siga su voz y crudo mando.

ruda, indiscreta: rudo es persona de poco saber (Cov.); indiscreto: antónimo de discreto, ‘hombre de cuerdo y de buen seso’ (Cov.). 9 seta: secta. La forma seta se documenta todavía en el siglo xv (Corominas). 10 causa: todo lo que es ocasión de que suceda alguna cosa (Cov.). El cometa que dice Oberá tener escondido como arma para destruir a los españoles es ocasión para que los indios se rebelen. 11 garla: en germanía, habla, plática, conversación (Aut.). 12 livianos: superficiales. 13 repartimiento: sistema colonial de explotación de los indígenas. De conformidad con lo dispuesto en reales cédulas de 21 de abril de 1574 y 24 de noviembre de 1601, el repartimiento era un sistema laboral de adjudicación de mano de obra indígena en provecho de los miembros de la casta de españoles, que a cambio de una remuneración ínfima obligaba periódicamente a los nativos a trabajar por temporadas, generalmente de ocho días por mes, en las casas o haciendas de la población española. Una vez concluida la temporada, los indígenas debían volver a sus respectivas reducciones, a fin de que pudiesen trabajar en sus propias labores. 8

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Con este impío pregón y mal descuento14 la tierra se va toda levantando, no acude ya al servicio que solía, que libertad a todos prometía. Mandoles que cantasen y bailasen, de suerte que otra cosa no hacían, y como los pobretos ya dejasen de sembrar y coger como solían15, y solo en los cantares se ocupasen, en los bailes de hambre se morían, cantándoles loores y alabanzas del Oberá maldito y sus pujanzas16. Un hijo que este tiene se llamaba por nombre Guiraró, que es “palo amargo”. Del nombre papa aqueste se jactaba. Con este el padre dice: “Yo descargo la grande obligación que a mí tocaba con darle de pontífice el encargo. Aqueste es el que viene baptizando, y los nombres a todos trasmutando”.

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No quiero más decir de sus errores de que andaba la tierra alborotada en todo el Paraná y sus redores17; y así se fue tras él de mano armada. Mas como este tenía corredores18, y gente puesta siempre en gran celada, en viendo la pujanza conocida del enemigo, pónese en huida. Aqueste fue la causa que estuviese la tierra levantada, como estaba, y que a servir al pueblo no viniese. También Garay, dijimos, publicaba la guerra contra este, aunque tuviese otro designo; al fin, pues caminaba, cuando Fuente los Lirios ha tomado, do nace el Ypagneme19 desdichado. Tomando los soldados esta fuente, sus tiendas y sus toldos asentaron, en torno de la cual alegremente del prolijo camino descansaron20.

descuento: lo que se quita de algo (Aut.); en este caso, la desaparición de los indios de los repartimientos. coger: recoger la siembra. 16 *Entre otros cantares que les hacía cantar, el más celebrado y ordinario, según alcancé a saber, era este: “Oberá, Oberá, Oberá, Oberá, paytapá, yandebe, hiye, hiye, hiye”, que quiere decir: “Resplandor, resplandor del Padre, también Dios a nosotros, holguémonos, holguémonos, holguémonos”. E yo les hice intrometiesen en aquellas dos palabras, paytupé, y la otra, yandebé, que quiere decir también, el dulce nombre de Jesús, por manera que de allí en adelante cantaban así: Oberá, Oberá, Oberá, Oberá, paytapá, Jesús yandebé, hiye, hiye, hiye.* 17 redores: alrededores (Corominas). 18 corredores: soldados que se envían para descubrir, reconocer y explorar la campaña (Aut.). Compárese: “Envió cuatro corredores delante que le descubriesen el campo y camino” (Góngora Marmolejo, 180). 19 Ypagneme: río Ypané, afluente del Paraguay. 20 prolijo: largo (Cov.). 14 15

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De un bosque muy cercano de repente dos indios salen fuertes, y llegaron do estaba nuestra gente reposando, y de los dos, el uno está hablando: “A tan altivo”, dice, “atrevimiento no había de ofrecerse desafío, mas castigo haré para escarmiento de vuestra presumpción y desvarío. ¿Por qué os osáis meter en este asiento con tan flaca pujanza y poderío? Salid, con lanza, espada y con escudo, que me basta esta pica, aunque desnudo. Pudiéramos traer arcos y flechas, mas quiere el gran cacique sean probadas de vosotros agora estas derechas, que tienen mil cervices quebrantadas. Por tanto apagaréis también las mechas21, que son armas al fin aventajadas, y con lanza y espada, o a los brazos, hagámonos de presto aquí pedazos. Dos somos, salgan dos, o tres, o cuatro, luego de aquellos que presumen ser valientes, que por temor o miedo, ni por ruego, no habemos de afrentar a los parientes”. Al punto que esto oyeron, como un fuego

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saltaron dos mancebos diligentes, Inciso y Espeluca, sus espadas con las bravosas manos empuñadas. 15

Pitum y Corací, como los vieron salir con tal esfuerzo y gallardía, con rabia y con furor arremetieron, y las picas calaron a porfía22. Los gallardos mancebos acudieron con tal ardid y maña y osadía, que traban en un punto tal batalla que Marte no cansara de miralla. Al Inciso Pitum le cupo en suerte, que en el aire parece salta y vuela con su pica tostada, grande y fuerte por cien partes le rompe la rodela. Y aunque parece darle ya la muerte, de tal suerte el cristiano se desvela, que pierde Pitum toda su esperanza, que el cristiano le corta media lanza. El bravo Corací al Espeluca, con ánimo bestial encrudecido, le tiene a mal traer, y a la boruca23 el suelo su tropel ha ennegrecido. Con fuerza con la pica le trabuca: el cristiano con maña, guarecido

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mechas: las mechas de lo arcabuces. calar la pica: tomar la pica para usarla (Aut.). 23 a mal traer: maltratar o molestar; boruca: pelea (Corominas). Compárese: “Por la tarde entraron en la plaza dos Cipayos muertos y uno mal herido de resulta de una boruca que hubo en los Macasares” (Francisco Luis de Viana, Diario del Sitio de la Plaza de Manila por los Ingleses, 1764. En CORDE). 21 22

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se tuvo, porque estando de rodillas a Corací ha herido en las mejillas. Inciso, como ve que le faltaba la media de la pica a su enemigo, con ánimo mayor más se arrojaba, y un golpe le tiró junto al ombligo. Pitum del corazón fuerzas sacaba, que no las tiene todas ya consigo, y viéndose sin fuerzas y acosado, a los brazos venía denodado24. El cristiano, que siente lo que quiere por ver cómo se estira y endereza, con fuerza de alto abajo bien le hiere; y aunque el golpe arrojaba a la cabeza, la mano le cortó. Si no huyere Pitum, ha de morir en breve pieza; mas él está tan ciego en no huirse que más quiere morir que escabullirse. Al fin, como se ve sin una mano, y el dolor que padece le atormenta, volviendo las espaldas al cristiano, el resto de la pica al suelo avienta.

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Huyendo va a gran priesa por el llano, que ya no se le acuerda del afrenta; el otro, que se vio sin Pitum, solo, aprieta con más fuerza que el Eolo. Inciso y Espeluca, mal heridos quedaron, y confusos de este trance por ver los enemigos ya huidos sin que ellos puedan irles en alcance, que el capitán prohíbe sean seguidos, diciendo que bastaba el bello lance, y que del hecho suyo, fama y gloria merecen, pues quedaron con victoria. Pitum y Corací van sin pereza huyendo, como suelen de los lazos las zorras escaparse, con destreza, haciendo los cordeles cien pedazos. A no tener tal maña y ligereza, quedaran hechos piezas, pies y brazos25; mas juzgan por más sana la huida, a trueco de escapar libre la vida.

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Llegados a su estanza relataron26 la batalla y recuentro que tuvieron27;

venir a los brazos: pelear, venir a las manos. hechos piezas: despedazados (Aut.). 26 estanza: lo mismo que estancia, campamento militar (Aut.). Aunque Autoridades señala que era más común el uso plural, también sirve para singular. Compárese: “Cuando llegó el socorro y bando amigo/ Que enviaba de Cautén la rica estanza,/ Con tanta provisión y bastimento,/ Cuanta señal de júbilo y contento” (Pedro de Oña, Arauco domado, 1613. En CORDE). 27 recuentro: choque militar. Compárese: “don Juan del Águila tuvo un recuentro, entre otros, con los ingleses, en que mató 500 de ellos” (Luis Cabrera de Córdoba, Relación de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614. En CORDE). 24 25

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a su cacique bien representaron el peligro notable en que se vieron. Los golpes y heridas demostraron la mucha roja sangre que vertieron. Pitum, “perdí mi mano la derecha”, dice, “y estotra nada me aprovecha”. El Corací, con ansia dolorosa, “echad”, dice, “señores, en remojo las barbas, pues que veis cuál va la cosa28, que me cuesta el recuentro el diestro ojo. No he visto gente yo tan belicosa”, les dice, “no penséis que esto es antojo, que son hijos del Sol estos varones, y más bravos que tigres y leones”. El gran Tapuy Guazú, con pecho fiero, soltando la voz triste y lastimera, “mi fin”, dice, “se llega ya postrero, el hora se me acerca postrimera29. Mas conviene la vuestra aquí primero se cumpla”. Y encendida una hoguera a Corací y Pitum, porque tornaron con tal nueva, allí vivos los quemaron. Y junta luego al punto allí su gente, y de esta forma a todos ha hablado: “Amigos, cosa es muy conveniente que aqueste caso sea bien mirado,

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que las cosas tratadas de repente no suelen suceder en buen estado. Por tanto el parecer de cada uno es justo que se escuche de consuno”. Primero a Urambía dijo que hablase, y aunque él con discreción lo rehusaba, porque Tapuy Guazú no se enojase, al fin con ronca voz así hablaba: “Antes que nuestras tierras ocupase el español soberbio, se sonaba que había de perderse nuestro estado y ser de nuevas gentes conquistado.

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Yo puse en este caso diligencia mirando las estrellas y planetas, también tuve gran cuenta y advertencia en ver andar errando los cometas; y enséñame también ya la experiencia, por ver otras naciones ya subjetas, que no han de bastar fuerzas ya de manos contra el poder soberbio de cristianos. Así que me parece que conviene con gozo recibir al enemigo, y pues que con poder y fuerza viene, tomémosle por fiel y buen amigo. Y es justo que en la tierra no se suene que al español no damos buen abrigo,

Alude al refrán “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar” (Correas). Que conviene estar prevenidos cuando se sienta un peligro cerca. 29 El hora: la hora. La alternancia con el género masculino es normal en el siglo xvi. Compárese: “¡Oh sobre todas venturosa el hora que os di mi libertad…” (Francisco de Aldana, Poesías. En CORDE). 28

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que al punto le darán contrarias gentes, de a do resultarán inconvenientes”.

Los mensajeros dieron su recado. Curemo respondió modestamente que estaba en la laguna ya alojado, y que quiere meter allí su gente por no dar ocasión a que el soldado le haga mal; que luego encontinente irá al consejo y junta con presteza. Y su gente recoge sin pereza.

Muy duro les parece este consejo a todos los que estaban congregados, mas tienen reverencia al cano viejo y a sus hechos heroicos y afamados. Curemo, con muy grande sobrecejo, se sale con sus hijos a los lados oyendo esto, y no dice cosa alguna, y con su gente entró en una laguna30.

Sus mujeres e hijos ha metido en la laguna adentro, y gran pantano, y, como los demás lo han entendido, juzgaron su consejo por muy sano. Y en tanto todos ya se han resumido que de paz recibiesen al cristiano; mas que mujeres, hijos se metiesen a donde los cristianos no los viesen.

Tapuy Guazú mandó, pena de muerte, que de la junta nadie se saliese, y que todos hablasen por su suerte, y el caso con amor se decidiese. Berú, de gran valor, indio muy fuerte, al cacique le dijo le pluguiese a Curemo llamar, pues conocía su suerte, su valor y valentía. Dos indios a llamarlo se partieron por orden del cacique y mandamiento. Por la laguna adentro se metieron, a do el padre a los hijos juramento les toma (de cumplirlo prometieron) que mueran en defensa de su asiento, les dice, pues mejor es buena muerte, que vil y desastrada y triste suerte.

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Curemo allí salió disimulando el juramento hecho que tenía. Garay se llega a priesa caminando con gran estruendo, grita y vocería. Los indios, que le estaban esperando, vencidos de temor y cobardía, tras la chusma se fueron, mas Curemo mostrado ha su valor por gran extremo. Al español espera, y con gran brío le dice que no pare en este asiento, que veinte leguas más hay gran gentío

laguna: por el contexto se refiere a una extensión de terreno desigual y pantanoso. “En las cosas que habiendo de estar llanas o iguales tiene algunos hoyos, estos suelen llamar lagunas” (Cov.).

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do satisfacer puede bien su intento. Pasado el Yaguarí, famoso río31, los soldados irán con gran contento, y a veinte leguas, poco más o menos, los campos hallarán de gente llenos. Curemo, que esto dice, les ofrece la guía que les guíe bien derecho; su consejo tomar bien les parece, sintiendo que vendrá de ello provecho. El indio se retira, que anochece, y vuelve a la mañana con despecho, que al alma le llega a este pagano de ver nuestro real en aquel llano. Gran priesa da a Garay para que salga, diciendo que la priesa le conviene, que de ella cuanto pueda bien se valga, que corre gran peligro si detiene la partida; y en viendo que cabalga Garay, nuestro Curemo placer tiene, y dice a voces altas: “La victoria espero que ha de ser con grande gloria”. Los cristianos saliendo caminaron llevando guías, dadas por Curemo. El río Yaguarí atravesaron, que entre otros ríos vemos ser supremo.

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A los tapuí miríes allegaron32, de que placer reciben por extremo; asalto dan al tiempo que amanece, por do la triste gente mal padece. 40

Estaban estas gentes con contento, de cristianos no piensan la venida; el súbito temor y sentimiento les hace huyan todos de corrida. Oblígales a muchos el lamento de hijos y mujer a perder vida; acude cada cual al arco y flecha con ver venir la muerte muy derecha. Al fin, en cuatro pueblos que se ha dado33, algunos que defensa procuraban la vida entre las lanzas han dejado. Aquellos que a prisiones se entregaban, por ver ya su negocio mal parado, con vida por captivos se quedaban; quinientas y más piezas fue la presa que vino de esta vez captiva y presa. La vuelta da Garay con gran recelo que venga el enemigo con pujanza. Lamentan los captivos aquel duelo, y suerte miserable y mala andanza. Al gran Tapuy Guazú llega de un vuelo,

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Yaguarí: río que atraviesa los departamentos hoy uruguayos de Rivera y Tacuarembó. Tras 68 kilómetros cerca del límite con Brasil, desemboca en el río Tacuarembó. 32 tapuí miríes: véase glosario. 33 se ha dado: se ha atacado. Dar es también “herir, maltratar” (Cov.). Compárese: “no teniendo guardia que le segurase el campo, los indios dieron en él y (…) los mataron a todos” (Góngora Marmolejo, 126). 31

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a do sale de viejas una danza, la victoria con cantos celebrando, y la gente vencida lamentando. Alegre y apacible y muy graciosa la tierra por aquí vimos, poblada de frescas arboledas, y abundosa de caza, y nunca ha sido conquistada. La gente es labradora, y cobdiciosa de guerra, y es en ella muy versada; mas cojolos Garay muy descuidados, y así pudieron ser desbaratados. Tapuy Guazú holgó de la venganza que vido en su enemigo aherrojado, mas pone con los suyos vigilanza34 que no les haga mal algún soldado. Al fin de paz quedó con la esperanza que dio, con prometer que de su grado quería al español ser repartido, por no ser de otros indios ofendido.

Urambía y Curemo se han asido en esto y mal revuelto, que decía Urambía la causa solo ha sido que sin hacerles mal Garay salía. Curemo le ha sobre esto desmentido; remítese este caso y la porfía a la prueba más cierta: en estacado el campo35 les fue a entrambos señalado. Urambía las armas señalaba, que son pica, macana y palometa36, a cada cual padrino acompañaba. Con Urambía sale Urambieta, Xiantombía a Curemo se llevaba, y al son de una ronquísima corneta, metidos en su fuerte palizada, la batalla feroz fue comenzada37. No creo años se llevan los guerreros, que entrambos son muy viejos y muy canos. Los golpes que se dan terribles, fieros,

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vigilanza: vigilancia, italianismo. en estacado el campo: hipérbaton por “en el campo estacado”. Estacado o estacada es empalizada militar (Terreros). Los dos han de entrar en un campo, o lugar del encuentro bélico (Aut.), cerrado con estacas para medirse en un duelo. 36 palometa: la quijada del pez palometa se utilizaba como arma entre los indios guaraníes. Compárese: “Las únicas [armas] de que usaban eran las comunes en toda la América: arcos, flechas, lanzas, macanas, el tambetá o quijada de palometa, que es muy fuerte y cortante” (Diego de Alvear, Relación geográfica e histórica de la provincia de Misiones. En CORDE). 37 El combate entre los campeones Urambía y Curemo imita el de Rengo y Tucapel en la Araucana (cantos XXIX y XXX). Los dos tienen como motivo la rivalidad con respecto a la lucha contra los españoles, se celebran con padrinos y jueces, dentro de un recinto cerrado con estacas y concluyen en empate. Algunos elementos de los combates se extraen de rituales europeos. Así, Ercilla da comienzo a la pelea “oyendo el son de la trompeta en esto” (Araucana XXIX, 27) y Barco Centenera “al son de una ronquísima corneta”. 34

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no dejan, donde aciertan, huesos sanos. Andan sanguinolentos carniceros, como de Irlanda suelen los alanos38, y más que hircanos tigres espantosos, y en ver su propia sangre muy gozosos. De ver era los dos con el concierto y ánimo feroz que combatían; sin falta, a cada cual de ellos por muerto los que mirando estaban le tenían. Estaba cada cual de ellos tan cierto en el herir, que entrambos parecían ser uno; mas Curemo hubo perdido la pica, que en dos piezas se ha partido. La macana con furia fuerte afierra39, y espera con esfuerzo al enemigo; Urambía la pica cala y cierra, y diérale por medio del ombligo, mas Curemo dio un salto de la tierra, y con tan grande maña dio consigo a un lado, que pasó la pica en vano, y así quedó Curemo de esta sano. Con la pica le lleva gran ventaja Urambía, mas es tan animoso que los golpes y botes le baraja con un ardid y esfuerzo valeroso. De sangre el verde prado ya se cuaja, el Sol encubre el rostro luminoso

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viniendo ya la noche obscurecida, y no vemos victoria conocida. Los jueces los ven a la mañana, y por igual los hallan mal heridos; de combatir entrambos tienen gana, y defender con fuerza sus partidos. Juzgose por mejor cosa y más sana que fuesen por sentencia convencidos, que cierta es a los dos ambos la muerte volviendo a la batalla cruda y fuerte. Contra alguno juzgar nadie se atreve, y siéndoles juez ya señalado, a entrambos, dice, honra igual se debe, y que es cualquiera de ellos buen soldado. Ninguno hay que el decreto desapruebe, y así dice el juez muy denodado: “Lo que he dicho, pronuncio y lo sentencio, y pongo al caso fin aquí y silencio”.

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En tanto que esto pasa, presuroso, juntando en Ipaneme mucha gente, andaba Guayracá muy valeroso, astuto, sabio, artero y muy valiente. En un espeso bosque, deseoso de librar del cristiano bien su gente, compuso una terrible palizada, de aguas y comidas abastada.

alanos de Irlanda: raza canina. Parecido en su aspecto al galgo escocés. *Macana es un arma que usan los chiriguanos, de vara de largo, de un palo recio y a manera de espada, y en lugar de punta tiene al cabo, pala.*

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El fuerte fue con maña fabricado; a los lados con muchos torreones, estaba a todas partes resguardado con sus trincheas, fosas y bestiones40. Sin duda Satanás ha revelado a Guayracá el modelo e invenciones, que nunca estuvo en África ni Italia, ni menos en Castilla ni Vandalia41.

Yacaré y Tapucán no se quedaron, que cada uno trescientos y cincuenta traía; de esta suerte se juntaron al pie de cinco mil a buena cuenta. En la estacada y fuerte se encerraron, sin que salir alguno se consienta; y si salen algunos, muy aína acuden a la trompa y la bocina.

Juntó para este fin toda la tierra, e hizo grande junta y llamamiento, publica a fuego y sangre cruda guerra, celebra del cristiano el finamiento, ofrece en sacrificio una becerra y las cenizas de ella por el viento desparce, por señal y por memoria que contra el español habrá victoria.

Así con gran contento deseaban que venga el español para probarse. El tiempo, noche y día lo gastaban en su estacada, y fuerza y repararse la flecha, pica y dardo ejercitaban, a sus solas procuran ensayarse. El maraca, bocina, y atambores43 resuenan por el bosque y rededores.

Yaguatatí de presto se le ofrece con más de dos mil indios de su mano; por alférez le nombra, y lo merece42. Con mil indios acude Tanimbano, el gran Cuyapey no desfallece; Ibiriyú, también mozo galano, acude aquél con mil menos ochenta, estotro con doscientos y cincuenta.

Garay, que caminaba, desque llega do se siente esta grita y alboroto, atraviesa por medio de una vega hasta dar en un verde y grande soto. La gente guayracana estaba ciega; en un momento el campo les fue roto, mas viendo las mujeres les llevaban, con fuerzas defenderlas procuraban.

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trinchea: trinchera; bestión: arcaísmo, bastión, cierto cuerpo de fortificación (Cov.). Compárese: “Los indios estaban reparados de un bestión que habían hecho de piedra y arena” (Góngora y Marmolejo, 345). 41 Vandalia: nombre con que se conoce también a Andalucía, tierra de los vándalos, ya que fueron estos bárbaros quienes conquistaron el sur de Hispania tras el derrumbe del Imperio romano (Cov.). 42 alférez: soldado a quien se encomienda la bandera (Cov.). 43 *Maraca es un calabazo lleno de chinas, muy compuesto de plumería, con el cual tañen formando su manera de son para cantar.* Chinas: piedrecitas. 40

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De temor de la trompa que sonaba y el tropel y ruido del caballo, la chusma el fuerte ya desamparaba, que al Español no quieren esperallo. El Guayracá a los indios animaba, el Español comienza a escopetallo; mas tiene tal destreza el perro viejo44 que a su defensa halló buen aparejo.

Luis Martín, con ánimo lozano encuentra a Mayrayú, y de estocada por los pechos le hiere y da en el llano el indio, y al caer quebró la espada, que no pudo sacarla el trujillano según estaba fija y enclavada. La macana del indio torna presto con que piensa vencer a todo el resto.

Desde un tronco muy grande desembraza45 el Guayracá una flecha, y la ha fijado en un árbol, pensando que hizo caza en Garay. Una voz ha levantado, diciendo: “Capitán, desembaraza46 el campo, pues ya ves que te he clavado”. Mas Inciso dio al perro por la frente, y cae Guayracá luego de repente.

Castillo, con su espada y la rodela, a diestro y a siniestro va hiriendo. Cuyapeig en herirle se desvela, y viendo que le acierta, va huyendo. Así como lo vido Valenzuela, tras el indio con furia fue corriendo; el trueco le dio luego del flechazo y en tierra le tendió de un pelotazo.

Yaguatatí en un punto embravecido como toro muy bravo de Jarama47 , entre los españoles se ha metido, y sálenle al encuentro Valderrama y Osuna, de los cuales mal herido, los dientes rechinando, bufa y brama, y dice: “Por matarme satisfechos no vais”, y mete el dardo por su pecho.

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Bañuelos de esta hecha, y Espinosa48, el infierno poblaron de paganos, y viendo que la gente temerosa discurre sin consuelo por los llanos, viniendo ya la noche tenebrosa volvieron al real libres y sanos; empero de la sangre que han vertido teñido el rostro, manos y vestido.

perro viejo: astuto (Correas). desembraza: arroja con la mayor violencia posible (Aut.). 46 desembaraza: evacúa (Aut.). Aquí, evacuar el campo, o sea, las tropas. 47 toro de Jarama: los toros del Jarama eran famosos por su bravura, según testimonios cronísticos y literarios (Leralta, 165-167). Compárese: “Cual suele acometer el jarameño/, toro feroz, de media luna armado…” (Lope de Vega, Obras poéticas, 1470). 48 de esta hecha: desde esta vez (DRAE). 44 45

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Este día vi un indio que llegaba a mí, con una cruz viene en su mano; con muy grandes sollozos me hablaba. “Por Dios que murió en esta Soberano”49, me dice, “ya me val, pues te obligaba50 el ser tú mi señor Arcediano”. Diciendo estas razones se me llega y al caballo y estribo se me pega. Aqueste en la Asumpción había servido a Bartolomé Barco de Amarilla; después con otros indios se ha huido al Oberá siguiendo y su cuadrilla; y viéndose en peligro, ya vencido, a mi lado se pega y a la silla. Valiole el escogerme por padrino, que el tiempo le enseñó lo que convino. El Oberá, maldito, dado había la cruz a aqueste indio y deputado51 por sacerdote, y santo le tenía; después de aqueste fui bien informado de aquellas ceremonias que hacía aquel maldito indio y endiablado; y cómo papa a un hijo intitulaba, y al otro emperador y rey nombraba.

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El uno baptizaba, trastocando los nombres que los indios ya tenían; el otro los delitos castigando andaba, que los indios cometían. El Oberá, su padre, predicando, yo vi que unos mestizos le seguían, y puse gran calor yo por habellos. Y al fin hube con maña de cogellos. 70

Con un mochacho mío, conocido, ladino en gran manera y ardidoso, enviando a decir cómo había ido de remediallos muy deseoso. De Logroño un mestizo fui creído, y a mi toldo se vino muy gozoso; traté de perdonalle si traía los dos otros, y al punto lo hacía. Otro mestizo andaba levantado, de nación portugués, y publicaba contra el Misterio Santo consagrado formadas herejías, que hablaba. Oyéndole, le dijo otro soldado que mirase muy bien lo que trataba, el cual me dio noticia de este caso, y yo salí de casa muy de paso52.

en esta: se refiere a la cruz. ya me val: apócope de la e final, frecuente en el español medieval (Lapesa). Vale, sirve. 51 deputado: elegido, del verbo disputar (Cov.). Compárese: “A esto vos respondemos que nos place que para la expedición y ejecución de lo otorgado en estas Cortes, podáis diputar dos personas de entre vosotros que residan en nuestra corte por el tiempo que fuere necesario” (Anónimo, Ordenamiento de las Cortes de Toledo, 1525. En CORDE). 52 salir de paso: apresurarse (Correas). 49 50

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De blanco me vestí, y con sombrero de paja, en mi caballo a la jineta53, llevando solamente un compañero, y cada cual a punto una escopeta. Espías yo le puse, tan ligero, que venida la noche muy secreta en un bosque le prendo, y amarrado a la ciudad le traigo a buen recado. El que fingía ser papa, y compañeros, jamás nos esperaron en la guerra, que aunque suele traer muchos flecheros y sale muchas veces de su tierra, por saber ya que son arcabuceros, en los bosques y montes bien se encierra. El Guayracá, que hizo palizada, quedó muerto, y su tierra desolada.

75

Doscientas o más piezas se sacaron54 de aqueste asalto y guerra guayracana; algún tanto con esto reposaron los indios de la tierra comarcana. Los nuestros con contento celebraron el triunfo de victoria tan galana, y a la Asumpción volvieron victoriosos, alegres, placenteros y gozosos. Mas no puede durar el alegría, que nunca puede haber gozo cumplido; pues vemos que al placer dolor seguía, y al dolor el placer se le ha seguido. Decir quiero un motín que sucedía de mestizos malvados mal urdido. Descanse pues un poco aquí mi pluma, y luego lo pondrá en muy breve suma.

a la jineta: montar llevando los estribos cortos y las piernas dobladas, pero en posición vertical de la rodilla para abajo (DRAE). 54 piezas: presas, en lenguaje de cazadores (Aut.). En este caso, se cosifican los indios tomados prisioneros. Compárese: “… Caminando con cincuenta hombres bien descuidado, seis leguas en el campo, dio en una junta de gente que estaban retirados en una quebrada de muchos pangues (…), donde había muchos caciques, mujeres y muchachos, más de seiscientas personas (…): tomaron de estas piezas todas las que pudieron llevar, y vuelto Francisco de Ulloa al campo, hecho su viaje, unos religiosos frailes recogeron muchos de ellos” (Góngora Marmolejo, 269-270). 53

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Canto XXI. Puebla Garay a Buenos Aires; levántanse en Santa Fe los mestizos y eligen por su general a Cristóbal de Arévalo, el cual, alumbrado de Dios, cortó las cabezas a los principales del motín y restituyó al rey su tierra Mi ronca voz desmaya desque siento el bravo labirinto en que me meto, habiendo de escrebir el alzamiento de la gente soberbia; que prometo

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que si durara aquel levantamiento un mes, todo el Perú fuera sujeto a la dictión y mando de tiranos con sólo la ocasión de estos livianos.

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Habiendo de la guerra descendido, poblar a Buenos Aires fue acordado. De la Asumpción Garay hubo salido, de todos adherentes aprestado; con él muchos soldados han venido, y habiendo en Santa Fe desembarcado, allí estuvieron días esperando los caballos, que vienen caminando. Rehecha en Santa Fe aquesta armada, camina a Buenos Aires por el río1, también por tierra va gran cabalgada de gente, que no teme sol ni frío. Y siendo ya la cosa bien guiada, a pesar de la tierra y su gentío, los unos y los otros allegaron al puerto Buenos Aires, y poblaron. El Guaraní penoso está mirando la cosa cómo pasa, y determina en él, pasado tiempo, imaginando el pueblo deshacer con cruda ruina; la guerra por la tierra pregonando, la gente se juntó circunvecina,

y dieron a los nuestros grande guerra, los unos por la mar, otros por tierra. En el puerto el navío surto estaba con balsas y canoas a los lados; la parte por aquí bien se guardaba, que todos bien estaban aprestados. La gente que por tierra caminaba, a media noche llega; los soldados, que estaban sobre aviso en centinela, salieron, y escuchad la escarapela2.

5

Al punto que los indios grita dieron, soltaron mucha fuerza de flechazos con fuego, y las flechas encendieron las tiendas de algodón y cañamazo3. Con presteza los mozos acudieron, tirando tan terribles cañonazos que cierto figuraba por el llano andar furioso y listo el dios Vulcano4. Tabobá, el valiente y animoso, por general venía de esta gente; andaba por el campo muy furioso. A caballo salió muy de repente

caminaba por el río: viajaba, avanzaba; de caminar, hacer viaje, de un lugar a otro, sea a pie, a caballo, en carro o en otra manera. También se entiende de los que hacen viaje por mar, o río en alguna embarcación. Compárese: “Por el orden y término que cuento/ la católica armada caminaba/ la vuelta del infiel que a sobreviento/ ganándole la mar, se aventajaba” (Araucana I, 666). 2 escarapela: riña o quistión, que de las voces vienen a las manos y se arañan las caras y se pelan los cabellos. Tales son las riñas de las mujercillas ordinarias y de las verduleras de la plaza (Cov.). 3 cañamazo: tela de tejido ralo, hecha de hilo de cáñamo (DRAE). 4 Vulcano: en la mitología clásica, dios de las armas. 1

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Inciso, que en amores venturoso ha sido, y en la guerra muy valiente5. A su suegro imitando, en breve pieza a Tabobá ha cortado la cabeza. Los indios, como vieron que faltaba el capitán que fuerzas les ponía, y que el cristiano mucho más ganaba y su partido de ellos fallecía, al son de una bocina que sonaba en orden cada cual se retraía6. Mas viendo que los nuestros les seguían, sin orden y con priesa ya huían. Habiéndose los indios, pues, huido, los nuestros han quedado sosegados; las tierras entre sí han repartido, contentos de se ver que están poblados. A Castilla el navío se ha partido, llevando de estas cosas los recados; de muchos sus maldades y sus tratos allá fueron metidos en zapatos7.

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La nave se partió muy presurosa, de cueros y de azúcar bien cargada; la gente que va en ella, va gozosa con fin de dar la vuelta apresurada. No va de inglés cosario temerosa, que en el aire parece que es llevada con viento sur en popa navegando8, por cima de las aguas va volando.

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La gente, con su pueblo, que ha poblado, está contenta, alegre y placentera; el fuerte tienen hecho torreado, muy cerca de la playa y la ribera. Alegre está este sitio, acomodado de vista y parecer en gran manera; las cosas se dan todas de Castilla, que el temple se semeja al de Sevilla9. Estando la ciudad así poblada, la Trinidad por nombre le pusieron10, y la gente en cabildo congregada, alcaldes ordinarios eligieron.

Inciso: Juan Fernández de Enciso, primer procurador de la ciudad de Buenos Aires. Retornó a Asunción donde fue regidor. Casó con Ana de Irala, hija de Domingo Martínez de Irala. Se le considera émulo de su suegro por su valentía al matar a Tabobá. 6 retraerse: recogerse (Cov.). 7 sus maldades y sus tratos/ allá fueron metidos en zapatos: meterse en un zapato es tener miedo, esconderse (Cov.). Muchos de los que regresan a España esconden sus maldades por miedo a que se descubran. 8 viento sur en popa: el viento en popa, la parte posterior de la nave, permite la navegación más rápida (Fernández de Navarrete). En este caso, al venir del sur, favorece el viaje hacia el hemisferio norte. 9 temple: temperatura, clima (Aut.). El de Sevilla es templado en invierno, cálido y benigno en primavera y otoño; muy caluroso en verano. 10 La Trinidad: el nombre de Buenos Aires, según su acta fundacional de 11 de junio de 1580, fue Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Ayres (véase De Ángelis, 3-4). 5

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En esto en Santa Fe gran melonada se junta de mestizos, y escribieron a Tucumán, al Abrego, diciendo lo que entre ellos andaban mal urdiendo11. Noticia los mancebos han tenido de aquellas provisiones con que vino Valero a Cotagaytá, cuando ha sido12 despalmada su mula en el camino13. Pues esto, y otras cosas que han sabido, les mueven a emprender un desatino tan fuera de razón y tan tirano, urdido de un juicio muy liviano. Venialvo, Gallego, Ruiz, Romero y el gallardo de Leiva, muy valiente, Villalta con Mosquera compañero, a su opinión trajeron mucha gente14. “El camino”, decían, “carretero15 es atajar el mal e inconveniente, que estamos de Garay muy oprimidos, conviene abrir los ojos y sentidos”.

“Servicio al gran virrey”, dicen, “haremos en prender a Garay malo y travieso16, y libres de este caso quedaremos, si al virrey le enviamos presto preso. Del caso a Tucumán avisaremos, que no puede venirnos mal suceso”. A Villalta y Ruiz por mensajeros al Abrego despachan muy ligeros.

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Por dos veces o tres se han carteado, y en breve se ha forjado la maraña. Lo que Abrego con ellos ha tratado no sé decir, que usó siempre de maña. Una noche con cartas han llegado, y al punto con tirana y cruda saña prendieron al teniente, y a Olivera, Alcalde, y a un sobrino del buen Vera17. En case de Venialvo se juntaron con cotas, arcabuces, morriones; a la gente plebeya convocaron con sus fingidas causas y razones.

*Levantamiento de Santa Fe en el Río de la Plata.* Cotagayta: Santiago de Cotagayta, población de la Audiencia de Charcas, actual Bolivia. Estaba situada en medio de la ruta entre Villazón y Potosí, de la que dista 180 kilómetros. Fue fundada en 1570. 13 despalmada su mula: este suceso se contó en el Canto XIX, 50. 14 Venialvo, Gallego, Ruiz, Romero: se mencionan aquí los apellidos de los siete principales conjurados de la rebelión de Santa Fe, conocida después como de “los Siete Jefes”. Sus nombres completos eran: Lázaro de Venialvo, Diego de Leiva, Domingo Romero, Pedro Gallego, Diego Ruiz, Rodrigo Mosquero y Pedro Villalta. 15 camino carretero: el camino más ancho y seguro (Cov.). 16 travieso: el que hace cosas dignas de reprehensión (Cov.). 17 prendieron al teniente, y a Olivera/ Alcalde, y a un sobrino del buen Vera: el teniente gobernador de Santa Fe era el flamenco Simón Xaque; “El sobrino del buen Vera” es Alonso de Vera y Aragón, quien luego sería teniente gobernador del Río de la Plata entre 1587 y 1591; el buen Vera es el adelantado Juan de Vera, de quien se habla en el Canto XIX. 11 12

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Su maldito designo confirmaron, vencidos de livianas pretensiones; su mujer al de Leiva le decía que su pescuezo a esparto ya le olía18. Él dice como reina espera vella, muy rica, muy contenta y gran señora. “Al menos no seré”, dice la bella, “contra nuestro Filipo yo traidora, mujer de traidor, sí; maldita estrella la vuestra, y desdichada y triste hora en que fuistes conmigo desposado, pues contra nuestro rey sois levantado”. Estando de esta suerte rebelados, eligen capitán que gobernase, y mandan que saliesen desterrados los españoles luego, sin que osase quedar alguno, términos pasados. Y el que tiene mujer se la llevase, que solos poseer quieren la tierra, pues solos la ganaron en la guerra. Arévalo por todos fue elegido19 20 por general, caudillo de esta hecha; y aunque lo recusaba20, no ha podido dejar de lo aceptar. Si fue desecha, no sé; mas vi que, el cargo recibido,

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un bando general y pregón echa en que manda que todos se juntasen y munición con armas registrasen. Acude Venialvo, que lo oyera, y con soberbia grande y arrogancia al general hablando, así dijera: “En eso pongo yo gran vigilancia, por ser cosa que a mi perteneciera, pues soy maese de campo, y la ganancia o pérdida del campo se me fía, como a quien bien sabéis pertenecía”. El general responde: “Aquel que tiene tal cargo, hacer todo lo posible en su tanto y manera le conviene”. “Haráse lo que fuere convenible”, le dice Venialvo, “y no le pene. Y pues que es cortesano y apacible el vulgo popular, en paz me tenga, que contra el Taborlán bastó que venga”21. En su falso contento mal habido estaban estos tristes, procurando substentar el tiránico partido contra quien lo impidiese, batallando. El inmenso Señor ha socorrido con su favor, en muchos inspirando

su pescuezo a esparto ya le olía: metonimia de esparto por la soga de ahorcado, que se hace de ese material. Arévalo: Cristóbal de Arévalo, elegido general de los rebeldes criollos. Poco después, los traicionó. 20 recusar: rechazar (DRAE). 21 Taborlán: forma corrupta de Tamerlán, gran caudillo turco mongol (siglo xiv) que llegó a conquistar tierras inmensas, desde Delhi hasta Moscú. 18 19

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a conocer el yerro y el engaño de su gran perdición y triste daño.

y en el cuello le da una puñalada. Palabra Venialvo no ha hablado, que volviendo los ojos hacia el cielo al punto se tendió muerto en el suelo.

El general con otros de secreto conciertan, y cualquiera bien le ayuda, que el remedio se busque más perfecto con que al real servicio bien se acuda. Santa Cruz, un hombre muy discreto, Ramírez, Aguilera, gran ayuda, con Joan Martín, y otros compañeros, en este caso fueron muy ligeros. De dos en dos, a un punto concertaron que acudan a herir a cada uno de aquellos más valientes que forjaron aqueste rebelión tan importuno22, y todos juramento se tomaron sobre un libro misal, muy de consuno, de morir o matar con propias manos al bravo Venialvo y los tiranos. Allega el general a la posada de Venialvo, que estaba descuidado, y sale sonriendo a la parada23; acude Santa Cruz muy denodado

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La voz del rey sonó muy prestamente; Gallego con temor dice a Aguilera: “Ayudadme, compadre, diligente”. Responde: “Ayudaré de esta manera”. La cabeza le hiende por la frente, los sesos salen fuera la mollera, y dice: “No, no hay compadre en tiranía, que el rey es mi compadre en demasía”. Ramírez acudió y la parentela al bravo Leiva; el joven, que dormía en camisa, salió, que a estar en vela mostrara su valor y valentía. El hilo le cortaron de la tela24 que el triste sin ventura mal tejía. Su esposa con dolor está llorando y sus rubios cabellos arrancando. Diego Ruiz, que estaba descuidado, oyendo la gran grita y el mormollo25,

aqueste rebelión: con género masculino se da en los siglos xvi y xvii. CORDE registra 26 ejemplos con “el” y “este”. Compárese: “fui el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial y de los que cayeron y todo” (Luis Vélez de Guevara, El Diablo Cojuelo, Tranco I. En CORDE). 23 sale a la parada: sale al encuentro (Correas). 24 El hilo le cortaron de la tela: lo mataron. Por alusión al mito de las Parcas, tres hermanas que, según la mitología grecorromana, se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. 25 mormollo: murmullo. 22

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a la plaza salió, y despedazado en un punto le ponen en el rollo26. Era, cierto, valiente y esforzado, y bello sin ventura este criollo. Dañole al fin la mala compañía, que natural muy bueno le tenía. A Romero en aquesto mal herido al pie del rollo estaban confesando, y en breve fue del rollo suspendido, y a priesa a todos juntos cuarteando27. Por el campo y caminos repartido los cuartos sean, la causa publicando las letras que en los palos se ponían, que bien los que pasaban las leían28. El general soltó luego los presos, y al teniente le entrega la bandera, y hácele que forme los procesos

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de como sucedió de esta manera. Mosquera, como vio tales sucesos, a Córdoba camina a la ligera. Rubira a la sazón allí mandaba29 y préndele, y muy presto le soltaba. 30

Villalta vide yo que se ha escapado, el que hizo el oficio de cartero; acógese a los pies, y en emboscado30 dejó pasar el tiempo carnicero. Después en San Francisco se ha encerrado tomando al guardián por su tercero31; su causa entre compadres fenecida, escapa por entonces con la vida. Algunos más mancebos presos fueron que en aqueste motín fueron culpados; procesos contra todos se hicieron, mas fueron sobre peine fulminados32.

rollo: picota u horca hecha de piedra redonda (Cov.). cuarteando./ Por el campo y caminos repartido/ los cuartos sean: haciendo cuartos de sus cuerpos, despedazándolos. Se despedazaban los cadáveres de los alzados y se exponían por los caminos con carácter disuasorio. Así sucedió también, por ejemplo, con Lope de Aguirre (¿1511?-1561). Compárese: “En Barquisimeto quedaron puestos por los caminos los cuatro cuartos de Lope de Aguirre y a Tocuyo llevó el gobernador la cabeza y está en la picota en una jaula de hierro” (Pedrarias de Almesto, 111-112). 28 *Hacen cuartos a los amotinadores principales.* 29 Rubira: Diego de Rubira, lugarteniente de Abreu en Córdoba (Montes, 11). Favoreció a los rebeldes. 30 acogerse a los pies: escapar. 31 tercero: el que media entre dos para componerlos (Cov.). También, dilogía irónica con tercero como ‘perteneciente a la orden tercera de San Francisco’, rama seglar de los franciscanos, integrada por individuos que no son clérigos pero que hacen los tres votos de pobreza, castidad y obediencia. Pertenecen a un estado intermedio entre el claustro y el mundo. 32 sobre peine: dícese de lo que no está bien hecho o hecho a la ligera (Correas). Compárese: “Por eso pasa San Juan tan sobre peine, ligeramente, por aquella cena, como cosa de todo rematada, para no haber más memoria de ella, y va a contar la cena misteriosa del Nuevo Testamento” (fray Alonso de Cabrera, 1598. En CORDE). Fulminar un proceso: acabarlo, cerrarlo con acusación rápida contra el reo (Cov.). 26 27

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Mosquera y el Villalta, que huyeron a Santiago, en mal punto ya llegados, de su triste desastre dieron nueva, y a Lerma de su intento dieron prueba33.

por su gobernador. Mal lo ha sentido el Abrego, que a Lerma conocía; en cólera los dos se han encendido, y mientras algún tiempo se gastaba, el Lerma con su gente ya llegaba.

El licenciado Lerma en este punto entraba a gobernar en Santiago. Su venida no saben, y está junto con su gente haciendo grande estrago. De amigos y favor está disjunto el Abrego en aqueste fuerte trago, y el Lerma pretendía así cogelle, porque intención traía de prendelle. En el Perú la fama había volado, con falsa presumpción, o verdadera, que aqueste Abrego estaba medio alzado, por tanto viene Lerma a la ligera. Cogióle de improviso y descuidado, que no sé de otra suerte lo que fuera; envía seis soldados con su hermano Antonio Mirabal, el sevillano. De parte de su hermano le decía que viene a le servir ya proveído por mandado del rey, que acá le envía

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Sintió, como llegó, que andaba estruendo, sonido de arcabuces y gran grita al Abrego prenderle pretendiendo. El Mirabal veréis tanto se incita el Abrego la fuerza resistiendo, que se mete ya en cólera infinita; estaba el sin ventura ya tan ciego, que poco aprovechaba con el ruego. El Lerma le prendió y puso prisiones, y a aquellos que al presente le ayudaron, que poco aprovecharon las razones que en su defensa al Lerma presentaron. De aqueste trance, bregas y pasiones, algunas pesadumbres se inventaron; Hernán Mexía y Sotelo aprisionados34 aquí fueron, que dicen ser culpados. A tal punto, y sazón y coyuntura (que cierto es de notar) llegando nueva

Lerma: Hernando de Lerma (Lerma, Burgos, 1541-Madrid, 1592). Fue gobernador de Tucumán entre 1580 y 1584, tras haber dado muerte a Abreu, el anterior gobernador. Durante su mandato se fundó Salta. 34 Mexía y Sotelo: Hernando de Mexía (Sevilla, 1531-Córdoba, Gobernación de Tucumán, 1596) fue un activo representante de la Corona española en Tucumán, donde ocupó cargos de teniente gobernador, capitán general o regidor. Participó en diversas fundaciones de ciudades y en las guerras contra los calchaquíes. En el momento de los sucesos era corregidor de Santiago del Estero. Cayó en desgracia y se retiró a Charcas. Solo volvió con la caída de Lerma cuatro años más tarde. Sotelo: probablemente, Pedro Sotelo de Narváez, teniente de Santiago del Estero y hombre de Abreu durante los sucesos (Montes, 11). 33

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del motín paragüeño y su locura, tomó Lerma el principio de su prueba. Movióles a venir su desventura a Villalta y Mosquera. Cuánto deba huir de la ocasión quien ha pecado35, a todos la experiencia ya ha mostrado. Para huir la pena del delicto que da Dios al que peca en la otra vida, conviene al pecador esté contricto, su culpa en confesión sacra plañida. Mas suele otro castigo ser inflicto por temporal justicia; la huida y salto de la mata es el remedio mejor, que no meter buenos en medio36.

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él pone en los guardar gran diligencia, y su causa y su culpa conocida, contra los dos pronuncia tal sentencia: que luego les privasen de la vida en el rollo fijando sus cabezas, y los cuerpos en palos hechos piezas. 40

Por indicios y causas que no cuento, que de éstos los procesos están llenos, al Abrego da Lerma gran tormento con otros que no estaban muy ajenos de saber sus secretos; mas no siento los secretos si son malos o buenos, de Santa Fe el motín bien impidiera el Abrego, se dice, si quisiera.

Mosquera se escapó bien de la ira y furioso tropel de sus parientes; y el triste de Villalta de la tira37 y brava confusión e inconvenientes. Mas ninguno de aquestos ambos mira, que huye el perejil, y que en las frentes de entrambos nacerá con tal cogollo38, y presto se verá puesto en el rollo.

Murió a cabo de días, y no había el Lerma su negocio fenecido después que muerto fue; se fenecía, y el negocio a los Charcas ha salido, el Audiencia lo hecho rescindía. Hernán Mexía y Rubira han recibido contento con Sotelo, y se holgaban por ver cómo por libres ya les daban.

De Lerma no huyeron la presencia, pensando recibir merced cumplida;

Yo, cierto, que entendí de esta reyerta de Santa Fe algún tanto, y de aquel hecho

45

huir de la ocasión de pecado: escapar del peligro. *Más vale salto de mata que ruego de buenos.* Refrán que indica que es mejor aprovechar el menor de los males (Correas). 37 tira: en la princeps y en todas las ediciones posteriores, “dira”. Sin embargo, esta palabra no aparece en ningún repertorio. Una posible solución será entenderla como errata por “tira”, en lenguaje de germanía, trampa (Alonso). 38 *Huye el pereji, nacióme en la frente.* Refrán que indica el cuidado en la elección de las acciones, ya que, tratando de evitar una cosa mala, se puede caer en otra peor (Sbarbi). 35 36

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por cosa averiguada tengo y cierta que hizo Lerma en ir grande provecho, que en ver allá que estaba allí a la puerta quien guardar procuraba el fil derecho39, la canalla argentina reposaba, y el nombre de Filipo celebraba. Verdad es que hay también otros quejosos que dicen, por se ver muy afligidos, negocios de este Lerma escandalosos. Mas eran enemigos conocidos, y a veces suele haber casos forzosos que obligan a los hombres entendidos a dar en Escila de ojos, procurando40 a Caribdis huir, que está esperando41. Victoria en esto viene, por prelado42 envía a su deán que administrase (en tanto que él entraba) el obispado, y a Lerma le encargó le regalase. Él hácelo. ¡Cuán poco que ha durado!

Que no quiso el deán mucho durase, que cierto el Lerma bien le regalaba en su casa, y con honra le trataba. En breve comenzaron de trabarse con chismes, y otras muchas niñerías; el deán deseaba señalarse con grande presumpción y boberías. Mas no le deja Lerma aventajarse: “No es justo que suframos demasías”, le dice, “Padre, tenga sufrimiento, no haga salga el hombre de su tiento”43. Y luego dice: “Muestre los recados que tiene por do firma licenciado, y de deán también, pues prebendados44 nombrar sólo así el rey se lo ha dejado”. Estando sobre aquestos muy trabados, la cosa a tal extremo hubo llegado que por fuerza el deán se determina partir para el Perú, y ya camina.

fil derecho: orden, estabilidad. Escila y Caribdis: peñascos en el estrecho Mamertino, entre Sicilia y la península itálica. Es un lugar común referirse a los dos topónimos para describir cualquier acción de riesgo entre dos peligros. Es una imagen recurrente de la literatura emblemática (véase, por ejemplo, Alciato). Véase Canto II, nota 44 ; dar de ojos: tropezar (Correas). 41 *Lerma, gobernador y capitán general de Tucumán y que pobló Salta, y tuvo gran triunfo y poder, vino después a morir en cárcel de corte en Madrid, tan pobre que los indianos lo enterraron por Dios.* Por Dios: probablemente, se señala que lo enterraron mediante limosas. 42 Victoria: Francisco de Victoria, obispo de Tucumán. De él se habla más extensamente en el Canto XXIII, dedicado al III Concilio Limense. 43 no haga salga el hombre de su tiento: hacer cosas con tiento y tino, hacerlas con atención (Correas). Salir del tiento es, entonces, aturdirse, confundirse. 44 prebendados: canónigo o racionero de la catedral o colegiata (Aut.). 39 40

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A Esteco se partió con gran enojo,45 que a su partir la fuerza le obligaba; el bachiller García diera un ojo en trueco por no ver lo que pasaba. La barba, como dicen, en remojo echó, por ver la de otro se quemaba46; con el deán se va, porque temía que lo propio será de él otro día. Dejémoslos hacer, que yo bien fío que presto pagarán cierto el escote47, que es gente aparejada a desvarío, y andan, como vemos, muy de trote48.

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Y tratemos ahora del gran brío del capitán Francisco, crudo azote49, que viniendo siguiendo su camino, del Estrecho ha tomado el Argentino. Y pues se han de contar maravillosas hazañas del cosario más grandioso que escriben las historias más famosas, y más determinado y venturoso, conviene que pongamos tales cosas en un canto por sí maravilloso, pues puso en maravilla a nuestra España el capitán Francisco y su hazaña.

Esteco: Ciudad de Nuestra Señora de Talavera o Esteco, era una villa que se encontraba sobre las márgenes del río Salado, a 50 leguas de Santiago del Estero y fue destruida completamente por un terremoto en 1692. A unas leguas de allí se refundó al tiempo como la villa Talavera de Madrid. Aún hoy, en el norte argentino se conserva la leyenda de la ciudad, mítica por su riqueza, su vida abundante y licenciosa. 46 La barba en remojo: refrán (Correas), que significa que se debe escarmentar en cabeza ajena. Véase Canto XX, nota 28, usada en otro sentido. 47 escote: cuota en razón de un gasto común (DRAE). 48 de trote: muy rápido. 49 capitán Francisco: el corsario inglés Francis Drake (Draque), a quien se dedica el canto siguiente. 45

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Canto XXII. Viene y atraviesa el Estrecho el capitán Francisco Draque. Prende Lerma al deán y religiosos en Tucumán. Tiembla y húndese Arequipa. Sucede la dolorosísima muerte de Gil González en Mizque No es justo al enemigo que tenemos celalle sus hazañas y sus hechos, ni dejar de decir lo que sabemos, que invidia es quitalle sus derechos.

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Y más que en esta historia pretendemosa la verdad mirar, no a los provechos ni vanas pretensiones; pues la nuestra es daros, mi señor, de verdad muestra1.

Mi señor: se refiere a Cristóbal de Moura, virrey de Portugal, primer destinatario del texto.

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Y así justo será que por olvido no deje yo a Francisco y su gran hecho pues que en aquestos tiempos ha venido al Perú de su tierra muy derecho y cómo, el Argentino conocido, la vuelta va siguiendo del Estrecho, contando en breve suma esta hazaña, que es digna de contarse por extraña2.

Mas, como lo mejor y necesario le falta, que es amor de Jesucristo, emprende de hacerse gran cosario, y fuelo tal cual nunca se hubo visto. De su tierra salió este adversario con armada muy fuerte, y vino listo por nuestra mar del Norte navegando4, el Magallán estrecho demandando.

Aqueste inglés y noble caballero al arte de la mar era inclinado. Más era que piloto y marinero, porque era caballero y buen soldado. Astuto era, sagaz y muy artero, discreto, cortesano y bien criado, magnánimo, valiente y animoso, afable y amigable y generoso3.

El Argentino toma, pretendiendo en él hacer aguaje de camino;5 del Estrecho la vuelta va siguiendo; un temporal deshecho sobrevino con fuerza sus navíos sacudiendo; el huracán, tormenta, torbellino, a la costa una nave sin antena entrega desrumbada en el arena.

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extraña: singular y extraordinaria (Cov.). Aqueste inglés…: Barco Centenera emprende en esta estrofa y la siguiente un elogio, aunque sea con reparos, del gran enemigo, Francis Drake. Entra en consonancia con otros retratos favorables de este personaje, aunque igualmente ambivalentes, de la épica colonial. Juan de Castellanos y Juan de Miramontes le reconocen numerosas virtudes guerreras y cortesanas, y Lope de Vega escribe un extenso poema a él dedicado, Dragontea (1598). Compárese: “Es hombre rojo de gracioso gesto,/ menos en estatura que mediano;/ mas en sus proporciones bien compuesto/ y en plática, medido, cortesano,/ respuestas vivas, un ingenio presto/ en todas cuantas cosas pone mano,/ en negocios mayormente de guerra/ muy pocas veces o ninguna yerra” (Juan de Castellanos, canto II, 1090). La acumulación de adjetivos elogiosos para el enemigo ya está en Ercilla refiriéndose a Lautaro (Primera parte, III, 87) o Caupolicán (Primera parte, II, 47). Compárense los versos sobre Caupolicán: “Era este noble mozo de alto hecho/ varón de autoridad, grave y sereno/ amigo de guardar todo derecho,/ áspero, riguroso y justiciero;/ de cuerpo grande y relevado pecho,/ hábil, diestrísimo y ligero,/ sabio, astuto, sagaz, determinado,/ y en cosas de repente reportado”. 4 mar del Norte: en la época se denomina así al océano Atlántico. 5 aguaje: provisión de agua (DRAE). 2 3

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Tomando, pues, su gente el luterano6 en una sola nave, con osado y valeroso pecho, y viento sano,7 al puerto de los Leones ha llegado. Sintiendo en su favor su suerte y hado, el Estrecho embocó con buena mano, y en breve al mar del Sur sale triunfando,8 la tierra firme en Chile costeando. La costa y tierra toda estremecía, las nuevas por los aires retumbaban, la gente de los indios se temía, que muy mal se sonaba que hablaban. Francisco con gran gozo y alegría navega, que los vientos le ayudaban; a dos navíos pequeños ha encontrado, y aquello les quitó que le ha agradado. En Arica9 llegando placentero a Roca le cogió su navichuelo;

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al triste que perdiera su dinero, yo le vi lamentar con grande duelo. El navío del rey salió primero con la plata, a Arequipa va de vuelo10, pues a Valencia Arica cupo en parte11, y oíd del trujillano su buen arte. En Arica regía este la costa, do viendo que el inglés viene con brío, a Arequipa despacha por la posta12 a que saquen las barras del navío. Si no hacen aquesto entrará en costa, que Francisco llegó con grande pío, y entrando en el navío no ha hallado las barras, que en el agua se han echado. El navío de Arica había partido con las barras del rey; con el aviso de Valencia en el agua se ha metido13, de que el inglés se halla allí arrepiso.

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luterano: es un calificativo generalizador para el protestante en la época, aunque Francis Drake, como otros corsarios ingleses, fuera anglicano. 7 viento sano: viento favorable. 8 mar del Sur: océano Pacífico. Fue llamado así desde su descubrimiento por Vasco Núñez de Balboa (1513), ya que se suponía situado al sur del mar del Norte, en aquel momento el Caribe, punto de referencia desde donde había partido el conquistador español. 9 Arica: puerto del norte de Chile, cerca de los límites con el actual Perú. 10 Arequipa: ciudad situada al sur de Perú, próxima a la frontera actual con Chile. 11 a Valencia Arica cupo en parte: se refiere a Pedro de Valencia, corregidor de Arica. Era natural de Trujillo; de ahí que se le llame trujillano en el verso siguiente. Véase también Juan de Castellanos, Discurso…, 26. 12 por la posta: a toda prisa (Aut.). 13 El navío de Arica había partido… Compárese: “Luego el corregidor despachó un hombre al puerto de Arequipa, que por la posta fuese a dar aviso de lo que pasaba, y si algún navío había en el puerto, avisase luego alzase velas y se fuese, y si tenía, algunas barras, las echase en tierra; fue Nuestro Señor servido que, con no ser de viaje por la mar más de un día 6

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Y como en el secreto no ha caído, de Arequipa se parte de improviso, al viento dando velas, porque estima en gran precio tomar puerto de Lima. A Lima se despacha mensajero por tierra a Arequipa; mas allega el inglés al Callao de primero, sin combate de mar y sin refriega. El puerto reconoce placentero, y a las naves y barcos bien se pega, a vista se nos pone y hace fieros, y en tierra algunos buscan agujeros. En breve se conoce ser cosario. Don Francisco Manrique acaso estaba aquí con su mujer; el adversario a media noche en punto se llegaba al puerto, donde fue muy necesario un caso que diré que allí pasaba: que mechas de sus tocas vi hicieron las damas, y en lo alto las pusieron14.

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Doña María Cepeda con Mencía, su bella hermana, dicen a Manrique, que mechas encendidas convenía se muestren, y campana se repique. El buen factor lo hace, y luego envía15 persona que al virrey lo signifique, que tienen enemigos en el puerto sin saber quiénes son cosa de cierto. El de Toledo apriesa hace gente16, tocábanse las cajas y campanas17, y con temor y miedo al más valiente veréis cargar de hierro y partesanas18. El súbito temor tan de repente causaba andar las gentes como insanas19, y como de este caso en duda estaban, con pequeño momento vacilaban. La turbación y priesa yo decilla, aunque quiera hacer un largo canto, no podré; cabalgaba uno sin silla, el otro, aunque con silla, con espanto; el otro iba sin freno en su haquilla20; el pecador temía, y el más santo;

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natural de Arica, al puerto de Chile, así se llama el de Arequipa, por falta de tiempo tardase el capitán Francisco Draque tres días: llegó el aviso por tierra” (Lizárraga, 159). 14 Una anécdota semejante la cuenta Juan de Castellanos en su Discurso del capitán Francisco Draque (30). 15 factor: oficial real que, en las Indias, recaudaba las rentas (DRAE). 16 El de Toledo: Francisco de Toledo, virrey del Perú. 17 cajas: tambores (Aut.). 18 partesana: arma enastada y ofensiva de hierro en forma de cuchillo de dos cortes y en el extremo una como media luna (Aut.). También se la conoce como alabarda. 19 insanas: locas 20 haquilla: con aspiración de la h, jaquilla, caballo.

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al fin todos estaban temerosos y de futuros males recelosos. Los negros la ocasión consideraron, y acuerdan entre sí un ardid famoso: los frenos a sus amos les hurtaron, ardid subtil de guerra y peligroso. Entre ellos el concierto fabricaron con ánimo maldito y alevoso, pensando que Francisco allí viniera y en libertad a todos les pusiera. Sus amos los caballos ensillaban a gran priesa, de miedo todos llenos, y las espuelas calzan, y tomaban las lanzas en las manos, mas los frenos no hallan, aunque más los procuraban21, que fue concierto hecho de morenos que al blanco tienen tantos desamores cuanto son diferentes las colores. San Juan de Ontón, navío muy nombrado22, con la plata del rey había salido; en breve el luterano lo ha alcanzado, y como de improviso le ha cogido

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y el viento en aquel punto le ha faltado, de su fuerza escaparse no ha podido. A su dictión y mando le sujeta, y, cogendo la plata, luego aprieta. Aquesta fue la presa más famosa y robo que jamás hizo cosario. Su hambre, tan canina y tan rabiosa, de plata bien hartó aqueste adversario, que es cosa de decir muy monstruosa el número de plata y temerario negocio nunca visto ni leído, que a cosario nunca haya sucedido. Sin aquestos navíos que he contado de Chile, y en Arica al de la Roca, otros tomó también que hubo encontrado en los puertos sin gente y fuerza poca. Después, a los Malucos engolfado23, a Tidore y Ternate presto toca, y junto a Gilo Gilo toma puerto24, que lleva su navío todo abierto.

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En una isla pequeña despoblada saltando, un fuerte hace de repente.

procuraban: solicitaban (Cov.). San Juan de Ontón: princeps, “Ontón”. Se refiere a San Juan de Antón, piloto del navío Nuestra Señora de la Concepción, también conocido como “Cagafuego”. Barco Centenera nombra al navío con el nombre del piloto, y a partir de esta referencia, se ha desplazado el nombre a otras fuentes (Azara, López). 23 a los Malucos: nombre frecuente en castellano de la época para referirse a las islas Molucas, también conocidas como islas de las Especias, un archipiélago de Indonesia; engolfado: término náutico, internarse en un golfo (Cov.). 24 Tidore, Ternate, islas del archipiélago; Gilo Gilo: muy probablemente, Gilolo, hoy más conocida como isla de Halmahera.

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La gente lusitana congregada25 le envían a ofrecer alegremente que de ellos ha de ser muy regalada, que lleve donde están toda su gente. No quiere sus regalos, les responde, y la plata so tierra bien la absconde. El rey de Gilo Gilo, el de Ternate y Tidore, con otros comarcanos, tuvieron con Francisco gran rescate. De seta aquestos son mahometanos, tenían por entonces gran combate y guerra contra nuestros lusitanos. Ayuda les ofrece el luterano de allá de Inglaterra por su mano. Con esto en breve pone en astillero, en esta isla que he dicho, un buen navío. Salió recio, veloz y muy velero, en todo le ayudando aquel gentío. De como allí llegó, al mes tercero dio velas a su nave con gran brío; la costa de la India va bojando y al mar del Norte el rumbo enderezando.

En él entrando rico y poderoso, en sí mismo pensando su ventura, con ánimo gallardo y valeroso, que cierto le tenía de natura, navega muy alegre y muy gozoso, sin miedo que le venga desventura, que va de su ventura confiado y el navío de barras bien lastrado26. Sarmiento en este tiempo se ha ofrecido a embocar el Estrecho hacia España; de don Francisco fue favorecido,27 que se juzga esta cosa por extraña. En su lugar y tiempo referido será aqueste negocio, y la maraña que sin concierto y orden mal urdía, por donde mucha gente se perdía28.

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Volver a Lerma quiero. Tiene aviso que en Esteco el teniente mal se había con el deán; por tanto, de improviso a Mirabal su hermano luego envía. El Mirabal aquesto solo quiso por achaque tomar, que aborrecía

gente lusitana: las Molucas eran una base tradicional de los comerciantes de especias portugueses. En el momento de la acción Portugal acaba de ser incorporado al imperio español. 26 lastrar: poner al navío bien el peso conveniente para que navegue con seguridad (Aut.). 27 Don Francisco: se refiere a Francisco de Toledo, virrey. El gran navegante y cosmógrafo Sarmiento de Gamboa dirigió en 1579 una expedición, a pedido del virrey Toledo, que atravesó el estrecho de Magallanes desde el Pacífico y embocó hacia España. 28 Pedro Sarmiento de Gamboa propuso a la Corona la creación de una colonia fortificada en el estrecho de Magallanes, proyecto que se saldó con la destrucción de una enorme cantidad de recursos financieros y vidas humanas. El poeta vuelve a referirse a esta historia, aunque solo parcialmente, en el canto XXIV, cuando detalla la desastrosa expedición dirigida por Diego de Flores (1581-1582). 25

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al pobre del deán, de quien es fama que toda la revuelta forja y trama.

mas tuvo tal industria este mestizo, que el juego, como dicen, maña hizo31.

En la Merced estaba recogido el deán don Francisco de Salcedo29, de do con dos o tres hubo salido en busca del teniente. No está quedo el bachiller García, que ha venido con grita, barahúnda y mal denuedo; mas no hallando en casa al Benavente, a la Merced se vuelve aquesta gente.

Al Audiencia de Charcas despachados por Lerma fueron presto ya los presos, con papeles y causas y recados formados a la larga los procesos. También salieron otros condemnados a galeras por ser hombres traviesos: Hernán Mexía, Sotelo con Rubira, su causa en el Audiencia bien se mira.

De los de la revuelta un conocido, que por nombre Filipe se decía, a quien la justicia hubo querido a Castilla enviar, que convenía, la culpa principal aquí ha tenido, que por costumbre vieja lo tenía; y de su mal vivir quiera dolerse nuestro gran Redemptor, y él condolerse.

De ver era en La Plata las dictiones32 que había de este caso y pareceres. Aquí veréis juntar conversaciones de toda suerte de hombres y mujeres, soldados y vecinos en cantones33, ni se trata de plata ni de haberes, de solo Lerma vi tantas sentencias cuanto eran de cabezas diferencias.

Al de Toledo aqueste falseado la firma, dicen, hubo con gran maña; y siendo su negocio comprobado, embarcalle quisieron para España. A galeras30 estaba condemnado, que fue su culpa en forma muy extraña;

Tardeme yo en venir algunos días, y estaba ya el negocio reposado; con todo algunos tienen sus porfías, que no les era el caso bien contado. Que aunque hubo en el negocio demasías, en parte fue muy bueno y acertado,

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deán Francisco de Salcedo: fue enviado en lugar de Hernando Murillo por el obispo Francisco de Victoria como su delegado a Tucumán. Tuvo diferencias con Lerma y terminó desterrado en Esteco. 30 galeras: condena a remar en las galeras reales (DRAE). 31 hacer el juego maña: resolver las cosa sin que se pierda o se gane (Correas). 32 La Plata: ciudad fundada por Pedro Ansúrez en 1540, hoy Sucre (Bolivia). 33 cantón: esquina de casa, calle, castillo, etc. (Aut.). 29

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que obligan los delitos muchas veces a salir de medida a los jueces.

Amigos a otros fueron muy propicios en este aprieto dándoles ayuda. Caíanse los fuertes edificios, que muy poco el cimiento les ayuda. Con la puerta, que queda sobre quicios, aquel que más no puede bien se escuda, en tanto que el umbral no se hundía, y viene todo allí de romanía34.

En Arequipa, en esto, ha sucedido una cosa muy triste y repentina, y tanto que yo vide conmovido al Perú con dolor de tan gran ruina. Y pues de lamentar tanto ha sabido desde su fundación nuestra Argentina, lamente aqueste caso lastimero que por famoso aquí contarle quiero.

El triste que procura de la tienda librar lo que ha ganado con trabajo perece con su mísera hacienda, quedando por sacalla de debajo. Muy larga se le hace aquí la senda al que es gordo y pesado y tiene bajo, que el más suelto y ligero más corría, y de su ligereza se valía.

Había un gran presagio sucedido, que oyeron por los aires tintinando de cajas y atambores gran ruido, que en concertado son iban sonando. Cometas por el cielo han parecido, que acá y allá contino andan errando. El aire obscurecido y tenebroso promete fin horrible y espantoso. Estando el pueblo alegre y descuidado, en sus casas comiendo cada uno, con un furor horrible desfrenado se forma un tal temblor tan importuno que sale cada cual desatinado, el remedio buscaban oportuno. Y huyen, no esperando el hijo al padre, ni al hijo su querida y dulce madre.

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Trescientas y más casas se cayeron, y templos muy lucidos y labrados, y más de treinta hombres perecieron, sin indios so la tierra sepultados. De espanto y miedo algunos se murieron, cayendo de su estado desmayados, que viendo se hundía tierra y suelo, pensaban se venía abajo el cielo. A mediodía sucede, que si fuera de noche aquesta ruina dolorida, sin duda mucha gente pereciera sin poder escaparse con la vida.

de romanía: hundirse todo. En lenguaje marinero, caer de romanía es “cuando las velas caen de golpe” (Diego García de Palacio, Instrución náuthica para el buen uso y regimiento de las naos, su traça y gobierno. En CORDE).

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De su casa salir nadie pudiera, que le fuera imposible la salida; pues era tan difícil con luz clara, ¿qué fuera si de noche les tomara? Una boca terrible y espantosa está junto a Arequipa, ¡oh, Dios Eterno!, que vos hecisteis cosa tan monstruosa que bien se dice boca del infierno. Aquesta dicen fue causa forzosa de aqueste terremoto, y que el caverno35 con furia levantó la gran tormenta, aquel volcán azufre y fuego avienta. Pues no bastó el temblor tan espantoso para que una mestiza se enmendase, que fraguando tenía un mal famoso que quiso de su mal fama durase. La triste, no pudiendo ver su esposo, el diablo la aconseja lo matase, pensando desposar ella consigo a un mozo que tenía por amigo. Al cual de su propósito malino la moza le da parte placentera. El mozo en el concierto luego vino, que amaba a la mestiza en gran manera. En una huerta está junto a un camino, en medio de un vallado, una higuera.

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Aquí, después de muerto, le han colgado, fingiendo que murió desesperado.

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La moza le ahogó, cuando dormía, con un lazo y cordel escorredizo. Con ella está presente, que lo veía, el nuevo sucesor y mal mestizo, el cual al muerto luego suspendía. El ruido que forman es hechizo, celando y encubriendo su contento con un fingido y falso sentimiento. Al tono de este caso doloroso, diremos otro aquí más lamentable. En Mizque, valle fértil, provechoso, do Baco tiene asiento favorable36, estaba Gil González, hombre honroso, a su esposa y mujer muy amigable. Al parecer también ella le amaba, y como a su marido regalaba. Catalina, verdugo sin consejo, ingrata a tanto bien como tenía, habiendo muerto el padre, como viejo, con el marido a veces mal se había. Matarle determina; el aparejo en un mozuelo halla, a quien quería en un supremo grado; de tal suerte, que a todos tres causó su querer muerte.

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caverno: calificativo para el Infierno. Compárese: “Este es Francisco de Viandante, andante, de quien temblando está el caverno averno./ Tánto a Dios la humildad sagrada agrada” (Lupercio L. Argensola. En CORDE). 36 do Baco tiene asiento favorable: en el valle de Mizque, dice Reginaldo de Lizárraga, que “danse también en estos valles algunas viñas y fructas de las nuestras” (245).

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En casa le tenía hospedado, nacido era en la villa de Oropesa; del pobre Gil González regalado, comiendo de ordinario en propia mesa. Empero de sus padres mal criado, y así de condición mala y aviesa, por sus grandes delitos y malicia desterrado le había la justicia. Conciertan, pues, los dos quitar la vida al pobre, que vivía sin recelo. El Juan Rodríguez diole una herida de que cayó el González en el suelo. La maldita verdugo, luego asida del triste que la pide a ella consuelo: “No es tiempo ya”, le dice, “perro, perro”. Y el mozo por la llaga mete hierro. Expira el sin ventura sollozando, diciendo: “Mujer mía, ¿qué os he hecho?”. La verdugo cruel le está arañando el rostro y el pescuezo con el pecho. Fingiendo que se duele, está gritando, y su marido dice que del lecho cayó con un dolor crudo muy fuerte, con ansias revolcando de la muerte. Los lutos se sacaron con contento, las lágrimas son risas de heredero37; y muy de presto ordenan casamiento por más presto venir a pagadero38.

Apenas se acabó el enterramiento, despósanse los dos; el paradero fue muerte acabadora de contentos, de bienes y de males y tormentos. ¡Oh, cruda ingratitud, tan celebrada de hembras por el mundo, como vemos; es posible que, siendo tan usada, jamás de su rigor huir podemos! La culpa nuestra bien está probada, pues de mujer sabido ya tenemos que no puede regirse por consejo, pues tiene de razón poco aparejo.

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Veréis que al parecer muy tiernamente os aman por extremo sin medida, y al contrario veréis muy de repente que sois la cosa más aborrecida que se puede hallar entre la gente. Aquesta usanza bien es conocida, por do decir podremos: de la hembra mudanza cogerá quien amor siembra. Fiad de la mujer, por vida mía, veréis cuán mal acude la fianza. Si acaso es principal y de valía, contino está pensando en su mudanza; siendo de baja suerte, noche y día. Pues ¿quién tendrá en mujer ya confianza, sabiendo que en su pecho está estampada y al vivo la mudanza retratada?

*Lágrimas de heredero risas son.* “Llanto del heredero, risa es so el capelo” (Correas). venir a pagadero: cumplirse el plazo para saldar deudas (Aut.).

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Y si alguna excepción hallar queremos, no es justo la busquemos en la tierra, que no se hallará, aunque trabajemos, que a firmeza interés presto destierra. En el Perú aquesto bien podemos probar, que árbol alguno no sotierra sus raíces, aunque sea de grandeza; pues, ¿cómo la mujer tendrá firmeza?

No es justo ya tratar más de firmeza, mayormente de damas, pues por gala ya tienen la mudanza, y por bajeza entre ellas ya se juzga, y cosa mala, guardar la fe al galán, que es gran proeza echarle al mejor tiempo en hora mala. Que en Remedio de amores han leído41, que al amor, nuevo amor ha socorrido.

Católica y beata, gran corona de ejemplo y de virtud, reina Isabela,39 de quien su eterna fama bien pregona que sobre el candelero fue candela. Dijisteis, gran Señora, a una persona (quien hay que de tal cosa no se duela) de firmeza no habrá solos matices a do el árbol no cubre sus raíces40.

Y porque desgustadas más no sean las damas de este canto y de mi rima, el siguiente les pido yo que lean, que en él he de tratar cosas de Lima. A vueltas del Concilio quiero vean que hay en el Perú damas de estima, que no es en esta historia mi desino quitar de su valor al rubí fino.

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reina Isabela: Isabel la Católica *Eso dijo la reina doña Isabel a Joan Fernández de Inciso. En su Crónica del mismo se refiere.* 41 remedio de amores… al amor, nuevo amor ha socorrido: Remedium amoris, obra del poeta latino Ovidio. Su temática es enseñar a evitar la idealización de las mujeres amadas y procurar ayuda al varón en caso de desengaño. El verso al que se alude es una traducción libre de Succesore novo vincitur omnis amor (Remedium..., v. 462), “Todo amor es vencido por un nuevo amor”. 39 40

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Canto XXIII. Trátase del Concilio que se congregó en Lima y de las galas de aquella ciudad y de dos temblores gravísimos que en ella sucedieron Quisiera que el estilo de mi rima subiera de repente de su punto1, al Cielo levantando bien la prima2 3 4 1 2

1

en solo este brevísimo trasunto3, por poder escribir lo que vi en Lima al tiempo que el Concilio estaba junto4,

subir de punto: aumentar (DRAE). prima: primera cuerda, de sonido muy agudo (Aut.). trasunto: reflejo o representación de una cosa. Concilio: “Junta de los prelados convocados por el sumo pontífice a tratar cosas tocantes a la santa religión” (Cov.). En este caso, sin embargo, es concilio provincial y solo concurren el metropolitano (el arzobispo) y sufragáneos, los obispos (Cov.). Aquí se trata del III Concilio Limense. Se inauguró el 15 de agosto de 1582 y se cerró el 28 de octubre del año siguiente. Este Concilio fue la asamblea eclesiástica más importante dentro del período colonial. Entre sus logros está la traducción al quechua y el aymara del catecismo. Posteriormente, a partir de las disposiciones del Concilio, se realizaron traducciones a muchas otras lenguas americanas, entre otras, el guaraní, el mapuche o el muisca. También destacaron,

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de siete obispos graves de consejo y el arzobispo Alfonso Mogrovejo5.

de tierras muy longincas7 los prelados en breve tiempo fueron congregados.

Como por nuestro rey se desease el bien de la república cristiana, porque el negocio bien se reformase en este nuevo orbe y tierra indiana, ordenó que Concilio se juntase. Premisa6 autoridad, santa, romana,

El muy docto Lartaún ha venido del Cuzco, y de Quito el sabio Peña8; de Santiago de Chile, uno nacido en Medellín, lugar, tierra extremeña9 El grave San Miguel, muy entendido, de la rica Imperial ciudad chilena10;

entre sus cánones, los relativos al conocimiento de las lenguas indígenas por parte de los sacerdotes, la administración de sacramentos, la persecución de la corrupción del clero, etc. Martín del Barco Centenera participó como secretario (Tineo, 324). Para la versión de Barco Centenera y su contexto histórico, véase Navascués, 2019. 5 Alfonso de Mogrovejo (1538-1606): eclesiástico y santo de la Iglesia, más conocido como Santo Toribio de Mogrovejo. Segundo arzobispo de Lima, organizó la Iglesia católica en el Virreinato del Perú y fue reconocido como un prelado justo, prudente y austero. Convocó el III Concilio Limense (1582-1583), del que se trata en este canto. 6 premisa autoridad, santa, romana: cultismo del lat. Praemissus, “que está delante de todos”. Expresión con función de ablativo absoluto: teniendo por delante la autoridad de la santa Iglesia católica, los prelados fueron convocados al Concilio. 7 longincas: otro cultismo, del latín longinquus, “lejano”. 8 el muy docto Lartaún ha venido/ del Cuzco, y de Quito el sabio Peña. Sebastián de Lartaún (Oyarzún, Guipúzcoa, ¿1530?Lima, 1583), obispo de Cuzco. Su participación en el Concilio fue muy controvertida. Venía precedido por conflictos con su propio cabildo, con el que se había enfrentado por la parte que le correspondía en los diezmos. Así, durante el Concilio, se presentaron veintitrés cargos contra él, algunos singularmente graves, como la muerte de un clérigo o un delito de simonía (Aramburu, 386-387). La figura de Lartaún, sin embargo, no resulta fácil de encasillar, porque sobresalen también aspectos positivos de su labor como su protección del conocimiento de la cultura nativa, su defensa de la ordenación de mestizos o su preocupación pastoral con los indígenas. Pero su fuerte carácter marcó el desarrollo del Concilio, al dividir a los obispos en dos bandos y al chocar permanentemente con el arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, tal y como cuenta más adelante Barco Centenera. Murió repentinamente durante el Concilio. Fray Pedro Peña, obispo de Quito (Covarrubias, Burgos-¿15…?-Lima, 1583). Religioso dominico, participó en la fundación de la Universidad de México y fue obispo de Quito desde 1566. Murió durante la celebración del Concilio (Tineo, 310-311). 9 uno nacido/ en Medellín, lugar, tierra extremeña: se refiere a Diego de Medellín (provincia de Badajoz, Extremadura), 1496-1592/93. Religioso franciscano, fue uno de los primeros doctores salidos de la Universidad de San Marcos en Lima. Organizó por primera vez la diócesis de Santiago de Chile, cargo que ocupó durante diecisiete años hasta su muerte (Tineo, 312). 10 el grave San Miguel, muy entendido,/ de la rica Imperial ciudad chilena: Antonio de San Miguel (Salamanca, 1520-Riobamba, 1591), obispo de La Imperial. Religioso franciscano. La Imperial fue una ciudad fundada por Pedro de Valdivia en 1551 en Chile. Fue destruida en dos ocasiones y refundada en 1882 con el nombre de Carahue.

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de Tucumán, Victoria, lusitano, a quien Fortuna dio en breve su mano11. Don Alonso Granero12, muy prudente, que de antiguos Toledos descendía, también se halla en Lima, aunque doliente, que lisiado de gota se sentía. Del Paraguay electo de presente obispo está, que Guerra se decía13. En este consistorio14 congregado preside el arzobispo ya nombrado.

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Edictos se publican que viniesen a pedir su justicia todas gentes, y que en Concilio luego pareciesen15 cualesquiera que fuesen delincuentes de estado eclesiástico; si fuesen y tuviesen también inconvenientes de religión dejada o dimisoria16, a todos se despacha compulsoria17.

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Parecen en Concilio demandando del Cuzco, con algunas ocasiones, contra el obispo algunos, informando de su justicia, causas y razones.

Victoria, lusitano/ a quien Fortuna dio en breve su mano: Se refiere al ya mencionado Francisco de Victoria, portugués y obispo de Tucumán. Fue acusado de corrupción y de tener en su casa mesas de juego (Lisi, 233). Después del Concilio, abandonó prácticamente su diócesis de Tucumán y se trasladó a Potosí, donde vivió como mercader. Viajó por distintos puntos de América del Sur, siempre comerciando (Tineo, 312-313). Todo esto explica la referencia irónica de Barco Centenera a que la Fortuna le dio en breve su mano. 12 Don Alonso Granero, muy prudente: es Alonso Granero (Villaescusa, Zamora ¿15…?-La Paz, 1585) obispo de Charcas entre 1579 y 1585, año de su muerte. Su paso por el obispado no fue ejemplar, según Reginaldo de Lizárraga: “no sé que dejase memoria de sí más de haber entablado la cuarta funeral en su obispado, como ya lo está en los demás destos reinos, con lo cual en breve, y con lo mucho que crecieron las rentas de los diezmos, se enriqueció mucho” (35). Al parecer, solía excederse en sus funciones actuando de inquisidor allí por donde pasaba para cobrar salarios extraordinarios (Tineo, 355). Barco Centenera lo califica de “muy prudente”, aunque quizá haya que tener en cuenta que, después del Concilio, cuando don Martín se encontraba sumido en la pobreza en Lima, el obispo Granero lo favoreció nombrándolo vicario de su diócesis, según cuenta él mismo al final de este canto. 13 del Paraguay electo de presente/ obispo está, que Guerra se decía: Alonso Guerra (¿15..?- Michoacán, 1596), obispo del río de la Plata o Asunción del Paraguay. Religioso dominico, se encontraba en Lima cuando se le nombró allí mismo (electo de presente) en 1578 obispo de Asunción. Por falta de recursos no pudo trasladarse a su sede durante cuatro años, hasta que el arzobispo Mogrovejo lo apoyó y pudo ir después del Concilio. Le quitó la prebenda de arcediano de Asunción a Barco Centenera por ser acusado este de distintas irregularidades (Tineo, 325). 14 consistorio: lugar para juzgar y decidir las causas en común (Aut.). 15 parecen: aparecen. 16 dimisoria: cultismo, abandonada. 17 compulsoria: mandato judicial en el que se ordena compulsar documentos en un proceso (Cov.).

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Íbase este negocio encadenando por muchos que los guían sus pasiones. De aquí nace discordia entre prelados y falsas opiniones de letrados. Un Lucio18, en los derechos graduado, amigo más del tuerto que el derecho19, al arzobispo trajo alborotado con su mala intención y duro pecho. Del Cabildo del Cuzco es abogado y piensa mejor hacer así su hecho: el Concilio rescinda, le decía al arzobispo, que así le convenía. Con este parecer muy conmovido, procura el arzobispo que cesase

el Concilio, diciendo que ha perdido al virrey, que esperaba le ayudase. Don Martín en aquesto fenecido20 había, que Dios quiso que llegase su fin, digno de lágrimas y lloro, porque perdió el Perú grande tesoro. Tenía en el virrey gran confianza la gente, que al del Cuzco persiguía; temiendo del de Cuzco la pujanza, al arzobispo el Lucio le traía muy ciego, por tener de él confianza, y así cuanto le dice lo creía. Por su mal parecer y mal consejo, al Concilio no viene Mogrovejo.

Un Lucio, en los derechos graduado: probablemente se refiere a Domingo Lezo (Tineo, 316), quien fue procurador del clero del Cuzco durante el Concilio (“Del Cabildo del Cuzco es abogado”). El clero y algunos fieles de Cuzco denunciaron a su obispo Lartaún antes del Concilio, lo que entorpeció su comienzo y provocó fuertes disensiones entre el arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, y los obispos que, en su mayoría, se pusieron del lado del de Cuzco. La deformación del apellido de Lezo se debería a una finalidad burlesca (Lucio equivale a tonto), explicable por la poca simpatía que muestra Barco Centenera hacia este personaje, al que culpa de las tensiones entre los participantes. 19 amigo más del tuerto que del derecho: chiste con dos dilogías en las palabras tuerto y derecho. Tuerto puede significar tanto “lo que no está derecho” (Cov.) como el “agravio y sin razón que se le hace a alguno, y en opuesto llamamos derecho” (Cov.); derecho, a su vez, se refiere tanto a lo recto, lo que no está torcido, como a lo que es justo y legítimo (DRAE). En este caso, el ataque a Lucio-Lezo es especialmente pertinente, ya que él era procurador del clero y “en derechos graduado”. Nótese, además, que el juego con el refrán recogido por Correas: “A las veces, con tuerto hace al hombre derecho” (Correas, n. 512). Los chistes con la pareja tuerto-derecho para hablar de la venalidad de juristas, médicos y escribanos son frecuentes en la poesía satírica barroca; un caso señalado para la poesía limeña virreinal sería el de Valle y Caviedes (véase Cabanillas, 90-91). Compárese: “A ti quirquincho de médicos,/ y licenciado galápago,/ mojiganga de la física,/ tuerto en derechos del párroco” (Juan del Valle y Caviedes, 270); también de Del Valle y Caviedes: “Más tuerto que anda el derecho/ entre corchetes y escribas,/ más torcido que una ley/ cuando no quieren que sirva” (390). 20 Don Martín, en aquesto fenecido: se refiere a Martín Enríquez (¿1510?-Lima, 1583), virrey que había favorecido la convocatoria del Concilio; falleció al poco tiempo de asumir su mandato dejando fama de gestor honrado y eficiente. 18

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Los obispos aquí le requirieron que al Concilio presida, como suele21; a la iglesia los cuatro se vinieron22. Al Lucio le conviene ahora que vele; entre él y el arzobispo respondieron. El alma y corazón a todos duele por ver tal disensión así trabada entre obispos, por Lucio encadenada. En contra San Miguel bien se mostraba del parecer de todos los prelados, al arzobispo él solo se juntaba23. Mas a aquellos que fueron congregados, el arzobispo presto excomulgaba, y en tablillas los pone declarados24. En aquesto el de Quito muerto había, y Granero de gota padecía.

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¡Quien vido la ciudad alborotada, metida en pareceres diferentes! Al Audiencia la causa fue llevada para cortar el hilo a inconvenientes. El Audiencia Real, bien informada, y letrados famosos y sapientes25, rescindieron los autos26 actuados, y así presto ya han sido congregados. Tornáronse a juntar como solían, haciéndose Concilio cada día. En tanto que negocios fenecían27, la ciudad del comer se encarecía, porque de todos partes acudían, según a cada cual le convenía. Los unos sin llamarles son venidos, los otros a mal grado son traídos.

Es dudoso este testimonio. Vargas Ugarte señala cómo los obispos desacataron la autoridad de Mogrovejo y obstaculizaron la celebración del Concilio amotinándose (Vargas Ugarte, 62-64). 22 los cuatro se vinieron: se trata de los obispos de Tucumán (Victoria), Cuzco (Lartaún), Santiago de Chile (Medellín) y Asunción (Guerra). Los cuatro se amotinaron en defensa de Lartaún y, negándose a que se le investigara, se llevaron toda la documentación del Concilio y se encerraron en la catedral (Vargas Ugarte, 61-63). 23 al arzobispo él solo se juntaba: el único que se puso del lado de Santo Toribio de Mogrovejo en la investigación para esclarecer las responsabilidades de Lartaún fue el obispo de La Imperial, San Miguel (Vargas Ugarte, 62). 24 tablilla: tabla pequeña en la se expone al público una lista de personas (DRAE). La tablilla se acostumbraba a colocar en la puerta de todas las iglesias de la ciudad para divulgar la noticia de los excomulgados entre los fieles (Tineo, 354). 25 La versión de Barco Centenera se inclina a favor de los obispos disidentes y habla favorablemente de la actuación de la Audiencia, que se presenta como la institución que asegura la celebración del Concilio, pese a las resistencias del arzobispo de Lima, Mogrovejo. En realidad, no fue así y la Audiencia juzgó de forma parcial y sin pruebas (véase Vargas Ugarte 63-66). En todo caso, al final a los obispos se les levantó la excomunión y el Concilio pudo celebrarse. 26 autos: resolución judicial sobre cuestiones menores para los que no se requiere sentencia (DRAE). Aquí, en paronomasia con “actuados”, realizados. 27 fenecían: terminaban. 21

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Las damas vi que estaban muy quejosas, diciendo que con ellas se ha mostrado el Concilio con leyes rigurosas, que el uso de rebozos28 ha quitado. En Lima veréis damas muy costosas de sedas, tramasirgos29 y brocados, en las fiestas y juegos aireadas, mas los rostros y caras muy tapadas30. Por las calles y plaza a las ventanas se ponen, que es contento de mirallas, con ricos aderezos, muy galanas, y pueden los que quieren bien hablallas. No se muestran esquivas, ni tiranas, que escuchan a quien quiere requebrallas, y dicen so el rebozo chistecillos con que engañan a veces a bobillos. De aquesta libertad y gran soltura el limense Concilio fue informado. Queriendo reformar esta locura y abuso tan pestífero y malvado,

publica con rigor una censura so pena de la cual les fue mandado a las damas sus rostros descubriesen, o al menos a las fiestas no saliesen.

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No fue poca la pena que sintieron las damas de se ver así privadas del rebozo, por donde se estuvieron en sus casas algunas encerradas. Al fin de aquesta suerte obedecieron las unas, mas las otras destapadas salieron a las fiestas muy costosas, pulidas31 y galanas y hermosas. Tan bien aderezadas y vestidas, y con tanto primor y bizarría en Lima andan las damas, y pulidas, que en corte de Castilla se ternía en estima, basquiñas32 guarnecidas de mucho oro y de fina pedrería. Doña Bernarda Niño una bordada sacó que en tres mil pesos fue apreciada.

rebozos: la cosa con que uno se cubre y encubre el rostro (Aut.). tramasirgos: tela bordada de seda; compuesto de “trama”, tela (Cov.) y “sirgo”, o “sirga”, seda torcida (Cov.). Compárese: “Cual rústicos villanos, que espantados/ quedan en los palacios de señores/ de ver los tramasirgos y brocados,/ quedaron mis sentidos los primeros/ mirando desta Ceres soberana…” (Pedro Padilla, Romancero, 1583. En CORDE). 30 caras muy tapadas: se alude al famoso atuendo de las tapadas, tan característico de las mujeres de la Lima virreinal. La vestimenta constaba de una saya que contorneaba las caderas y un manto que cubría la cabeza y el rostro, excepto uno de los ojos. Esta moda, nacida de la coquetería y del deseo de seducción, se perpetuó hasta bien entrado el siglo xix. Santo Toribio la combatió sin éxito. 31 pulido: agraciado y de buen parecer (DRAE). 32 basquiña: ropa o saya que traen las mujeres desde la cintura al suelo, con sus pliegues, que hechos en la parte superior forman la cintura, y por la parte inferior tiene mucho vuelo (Aut.). 28

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Aquesta sobre todas se señala en costoso aderezo de vestido. De Aliaga, Beatriz, lleva la gala en discreción, aviso y buen sentido. También la que no tiene cosa mala, ni menos bueno que ella, su marido, da lustre con su lustre33 en toda Lima doña María Cepeda, de alta estima. Estaba con la lírica Diana, doña Mariana bella, muy gozosa la corte de los reyes, y aun ufana, mas la muerte con ella fue envidiosa. Dejónos otra ninfa, tan galana, discreta, buena, rica, y tan hermosa, que puede allá en el cielo ser lucero, doña Juliana es Puerto Carrero. Doña Beatriz la Coya34 en esto ha ido a Lima, do se halla gran señora por haber el bautismo recibido, bien muestra ser del Inca sucesora. Al muy sabio Loyola por marido le cupo, de quien es merecedora. Doña Luisa estaba cerca de ella, de Ulloa compañera, clara estrella.

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Dejemos de contarlas una a una, porque era menester un largo canto, y más que en todas ellas no hay alguna que no tenga mil gracias; y esto tanto, que para a media noche allí la luna, y el sol a medio día, tanto cuanto por cobrar nueva luz y resplandores de las damas de Lima y sus primores. 20

Pues oigan los galanes amorosos, y templen su contento. En Chuquiabo35 sucedió en estos tiempos tan gozosos un extraño prodigio y gran estrago. Por cima de unos cerros barrancosos, arrancando del todo un grande lago, un terremoto súbito lo avienta y en otro lugar nuevo lo aposenta. La tierra por tres partes diferentes se abrió con espantable fortaleza, y por las aberturas y vertientes salía con furor gran espeseza36 de polvo y de pedrisco, que a las gentes mataba sin piedad esta maleza37. Un indio se salvó de este pedrisco, quedando sin lesión encima un risco.

dar lustre con su lustre: dilogía con el sentido físico de lustre, “viso luciente que despide alguna cosa bruñida y tersa” (Aut.), y el figurado de limpieza nobiliaria. 34 Beatriz la Coya: princesa inca. La sobrina de Túpac Amaru I fue dada en matrimonio a Martín García de Loyola, después de que este apresara a su tío (véase canto XVII). “Coya” era el nombre que recibía la esposa principal del Inca. 35 Chuquiabo: nombre aymara para La Paz (Bolivia). 36 espeseza: espesor. 37 maleza: maldad. 33

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Por una parte y otra el terremoto con gran furia pasó, quedando aislado el indio de rodillas, muy devoto, sin ser del terremoto maculado. Cual suele temeroso por el soto la huida buscar ciervo o venado cuando oye el arcabuz, así buscaba el indio por dónde ir, mas no lo hallaba. Librole al fin el risco y el barranco, o por mejor hablar el Poderoso38, de la muerte a la vida dio un gran tranco, contándose después por muy dichoso. Mas un pueblo que llaman Anco Anco aquí hizo su fin muy lastimoso39, que un cerro encima de él vino cayendo, y debajo la gente de él cogiendo. Murieron cuatrocientos naturales en solo aqueste pueblo; en despoblado40 murieron otros muchos, y animales silvestres y doméstico ganado. Con estos terremotos y señales al pueblo y Perú vi desconsolado,

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al arzobispo él solo se juntaba el mundo, y el Juicio apresurarse41. Y no se quedó Lima sin su suerte de pena en este tiempo semejante, que un terremoto grande, crudo y fuerte sucede una mañana en un instante42. No hay hombre que a salir de casa acierte, y aquel que corre más sale delante; no espera la mujer a su marido, la madre deja al hijo muy querido. De casa había salido muy temprano, porque en diciendo misa me ocupaba en concilio, por ser arcediano. Mi mula de repente apresuraba corriendo, y en pararla me era en vano, que el miedo del temblor la desquietaba43. Corrió con las orejas aguzadas, y aína me quebrara las quijadas. Un ruido el temblor causó tamaño, que los cabellos todos se erizaban. Negocio de contarse por extraño,

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Poderoso: Todopoderoso. Mas un pueblo que llaman Anco Anco/ aquí hizo su fin muy lastimoso: se refiere al derrumbe del que también habla Mexía de Fernangil en la Segunda Parte del Parnaso Antártico, que “sepultó el pueblo de Ancoanco en Tembladerani, al sudeste de La Paz […] a principios del siglo xvii” (Riva-Agüero, 155). 40 *Mueren cuatrocientos indios en Anco cubiertos con un cerro en 1582.* 41 Vi desconsolado/ (…)/ y el Juicio apresurarse. El poeta vio desconsolado al Perú, cómo se juntaba la gente al arzobispo y cómo se apresuraba el día del Juicio Final. Juicio: se refiere al Juicio Final que seguirá al fin del mundo, según el credo católico. La asociación popular entre terremotos y fin del mundo se dio con frecuencia a lo largo de todo el período colonial. 42 *Temblor grande en Lima en el de 1582.* 43 desquietar: inquietar. 38 39

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que las paredes vi se meneaban, y sin que recibiese algún daño, temblando de tal suerte, al fin quedaban en su ser, aunque algunas se cayeron, y a sus dueños debajo los cogieron. Un caso contaré yo verdadero, que casi me reí, que aqueste día corriendo por la calle vi un barbero que al punto del temblor sangrado había a un hombre44, que tras él salió ligero, aunque la sangre roja le salía. El barbero perdió aquí su lanceta45, y al enfermo el temblor la vena aprieta. De ver era mirar cómo salían con mil disfraces hombres y las damas, que aquel punto los unos se vestían, los otros aún se estaban en sus camas, algunas sus afeites46 se ponían, sirviendo estaban mozas a sus amas, y déjanlas huyéndose a la calle a do salen tras ellas de mal talle47.

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Las unas en camisa, desgreñadas, las otras dando gritos, mal cubiertas; las otras medias caras afeitadas, caídas, desmayadas a las puertas; las otras con sus hijos abrazadas, vencidas del temor y medio muertas. Al fin pasó el temblor, aunque turbada quedó la gente toda y espantada. En este tiempo, día señalado de la Asumpción sagrada de María48, el Sínodo49 limense, que ha durado un año, que se cumple en este día, con gran solemnidad ha publicado una sesión, que en suma contenía que el Sínodo pasado se tuviese por rato50, y como tal se obedeciese. Y que los indios todos, doctrinados con gran solicitud y diligencia de aquí adelante fuesen, y enseñados aquello que conviene a su conciencia. Los sacramentos sean ministrados

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vi un barbero/ que al punto del temblor sangrado había/ a un hombre: los barberos, junto al oficio de cortar cabellos y barbas, tenían otros ministerios anejos, “que son sangrar, sajar, echar ventosas, sacar muelas; y algunos barberos son cirujanos empíricos” (Cov.). Eliminar sangre del cuerpo, la sangría, se consideraba una solución para devolver la salud al paciente. 45 lanceta: para sangrar a los enfermos, los barberos se servían de la lanceta, “instrumento que sirve para sangrar abriendo una cisura en la vena” (DRAE). 46 afeite: cosmético. 47 talle: disposición, apariencia (DRAE). 48 día de la Asumpción: 15 de agosto. 49 Sínodo: concilio. 50 rato: cumplido y acabado (Aut.). 44

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según capacidad e inteligencia al indio procurando dar comida51 que pueda conformar con su medida52. También otra sesión fue publicada en el mes de setiembre, octavo día53, en que fue la desorden reformada de tratos y contratos que ante54 había. Aquesta sesión toda fue apelada, que aquesto y otras cosas contenía que no daban buen gusto a los granjeros55, que escuecen los negocios verdaderos.

A veinte y dos del mesmo publicaron otra sesión de cosas provechosas. También de todas ellas apelaron, diciendo ser sus penas rigurosas56. Mil dares y tomares se pasaron en este tiempo, y cosas trabajosas57, que el pueblo deseaba se acabase el Concilio, y más tiempo no durase. En el siguiente mes fue rescindido el Concilio, que gran tiempo ha durado. Apelado por todos luego ha sido,

comida: alimento espiritual, la gracia que se administra en los sacramentos. Los sacramentos sean ministrados/ según capacidad e inteligencia/ al indio procurando dar comida/ que pueda conformar con su medida: con fecha 15 de agosto de 1583 se publicaron las primeras resoluciones, algunas de las cuales se refieren a la evangelización del indígena, como destaca Barco Centenera: “Que los indios aprendan en su lengua las oraciones y doctrina” (cap. 6); “Que se provea a los indios de confesores extraordinarios” (cap. 15); “Que se conceden a los curas de indios los casos reservados” (cap. 17); “De las escuelas de los muchachos indios” (cap. 43), etc. Véase Tercer…, 59-82. 53 en el mes de setiembre, octavo día: Barco Centenera vuelve a ser inexacto. La condenación de los tratos económicos o granjerías de sacerdotes con indios pertenece a los decretos aprobados el 22 de septiembre de 1583 (véase Tercer Concilio…, 88-89). 54 ante: vale por “antes” (Aut.). 55 granjeros: granjear es “negociar con diligencia alguna cosa de provecho o adelantamiento” (Cov.). Aquí son granjeros los sacerdotes que tienen granjerías o negocios con los indios. Fue la palabra utilizada en la documentación del Concilio para referirse a los sacerdotes que realizaban negocios con sus feligreses indígenas. Compárese: “La pena en que incurren los curas de indios que contratan o granjean (…) prohibimos que (…) presuma de ejercitar algún género de mercancía o contratación (..) ni tener granjerías o tratos con los mismo indios” (Tercer Concilio…, 88-89). 56 diciendo ser sus penas rigurosas: “El punto central y más combatido fue el de la excomunión ipso facto al clérigo o religioso doctrinante que ejerciese por sí mismo cualquier género de mercatura; por sí o por terceros, si el negocio se hacía con indios de la propia doctrina o cualquier indio (...) Aquí estuvo la contradicción más enconada por parte de los procuradores del clero, pues no combatían la prohibición, sino la excomunión” (Tineo, 500). 57 Mil dares y tomares se pasaron/ en este tiempo, y cosas trabajosas: los procuradores del clero se enfrentaron a los obispos redactores del documento, y lo llevaron a la Audiencia de Lima, que puso muchas trabas a la resolución. El padre José de Acosta, aliado del arzobispo Mogrovejo, viajó a Roma para conseguir apoyos. La batalla legal solo se paró cuando Felipe II aprobó la resolución de combatir con excomunión a los clérigos que hicieran negocios con sus feligreses indios (Tineo, 500-511). 51 52

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que contra sí lo juzgan agravado. Y pues que a nuestra España fue venido, no quiero más decir que estoy enfadado58, dejando sus sesiones y conceptos al juicio de buenos intelectos.

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España, dulce amiga, cuyo hipo60 me trajo sin sosiego, y el Filipo61. Y viendo mi pretenso se alejaba por no tener con qué volver a verte, de mi poca ventura me quejaba y a veces deseaba ver la muerte. Cuando más descuidado y triste estaba de ver algún remedio de mi suerte, la Inquisición me hizo comisario62 y el obispo de Charcas su Vicario.

Gran consuelo recibe Lima toda en ver que ya el Concilio se acabase, que do quiera la gente se acomoda mejor, si menos es, y que faltase temían cada rato, como en boda do mucha gente hay, y se gastase el pan y vino y carne, que mil gentes acuden al Concilio diferentes. Y no holgué yo menos de esta feria salir, que me cabía mucha parte, y así en el Concilio mi miseria gasté con mi pequeña industria y arte, por do me vi en pobreza y gran laceria59. Mas nunca jamás pude yo olvidarte,

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Con esto subo arriba, do veremos lo que en el Argentino ha sucedido, y a nuestra musa ruda lo diremos, no diga la entregamos ya al olvido. Del buen Sotomayor recontaremos cómo con don Diego Flores ha venido, del sin ventura pobre de Sarmiento y de su vano y loco pensamiento.

enfadado: aburrido. Enfado puede ser “la alteración que uno toma por ocasión de alguna molestia, importunidad y impertinencia que otro le hace y da, o que suele causar lo desabrido y poco gustoso de algún manjar” (Aut.). 59 laceria: miseria, mezquindad, desharrapamiento (Cov.). Barco Centenera en 1583 se encontraba en Lima, ausente de Asunción, con licencia de dos años. Pero se excedió en el tiempo de permiso, lo que, unido a las denuncias por otras irregularidades, le llevó a perder su prebenda (Tineo, 325). A esto se refiere cuando menciona su pobreza. 60 hipo: ansia, deseo eficaz de una cosa. 61 Filipo: Barco Centenera solicitó a Felipe II durante el Concilio alguna prebenda para quedarse definitivamente en Perú (Tineo, 325). 62 comisario de la Inquisición: “ministro de este Tribunal que realiza las averiguaciones secretas, prisiones y otros encargos. Es sacerdote y se le hacen pruebas de limpieza como a los familiares” (Aut.).

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Canto XXIV. En este canto se cuenta de la ida de Sarmiento1 a Castilla por el estrecho de Magallanes, y de la venida de Diego Flores2 al Brasil, y don Alonso de Sotomayor3 a Chile por el Argentino; y de la muerte del capitán Garay y del gobernador Mendieta Se refiere a Pedro Sarmiento de Gamboa (Pontevedra, ¿1530?-frente a Lisboa, 1592), quien ya figuró en el Canto XXII, relacionado con la persecución de la expedición de Drake. 2 Diego Flores de Valdés (Somiedo, Asturias, 1530-1595): capitán general de la Carrera de Indias. Fue nombrado capitán de una fuerte armada compuesta de 23 naves que llevó a Pedro Sarmiento de Gamboa al estrecho de Magallanes. Sus constantes desavenencias con Sarmiento marcaron negativamente el desarrollo de la misión. 3 Alonso de Sotomayor (Trujillo, 1545-1610): combatió destacadamente en Malta, Flandes, Italia y Francia antes de ser enviado como gobernador a Chile, cargo que ejerció entre 1583 y 1592. Más tarde, fue destinado al mismo puesto en Panamá, donde infligió una derrota definitiva a Francis Drake. De vuelta a España, participó en la expulsión de los moriscos de Granada (1609). En este canto también se le menciona como “el trujillano”, por ser originario de esa localidad extremeña. 1

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De escarmentados, dicen, los arteros se hacen; nuestra madre la experiencia nos presenta los casos verdaderos, que muchos no alcanzaron por su ciencia. Pilotos y muy buenos marineros tenían entre sí gran diferencia: del Magallán estrecho el Perú estaba seguro de pensar se navegaba4. Francisco5, como dije, lo atraviesa, y en Lima dio rebate6 al de Toledo. El descuido no dio lugar a priesa, causó también su parte el grave miedo de aquella gran desdicha tan aviesa. Si lo que se sonaba decir puedo,

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Francisco allá la vida bien dejara, si de otra suerte el caso se guiara. Pues ido de las manos el conejo7, tomando de Francisco el escarmiento, juzgose por maduro y buen consejo del estrecho hacer descubrimiento. Ofrécese que, dándole aparejo, a Castilla por él irá derecho. Despáchale el virrey, que no debiera, movido de Sarmiento y su quimera8. Al fin Sarmiento sale pertrechado de Lima de lo que era necesario, de su saber y estrellas confiado9,

Del Magallán estrecho el Perú estaba/ seguro de pensar se navegaba: anástrofe. El orden natural de la frase sería: “El Perú estaba seguro de pensar [que] se navegaba del estrecho Magallán”, es decir, que Perú se creía libre de incursiones corsarias porque parecía imposible atravesar el estrecho y atacar los puertos españoles del Pacífico. 5 Draque, según se contó en el Canto XXII. 6 Rebate: contienda (Cov.). 7 Pues ido de las manos el conejo: alusión al refrán “Después de ido el conejo, tomamos el consejo”: “Pasada la ocasión, en vanos se pone en consulta cómo se debiera hacer” (Cov.). 8 movido de Sarmiento y su quimera: Barco Centenera repetidamente hace referencia al vano proyecto, la quimera, de Sarmiento de Gamboa de poblar el estrecho de Magallanes para defender el acceso al Pacífico de incursiones corsarias como la de Drake. Sarmiento había elaborado un proyecto para fortificar el estrecho con ayuda de los mejores ingenieros de la época como el italiano Bautista Antonelli. Sin embargo, después de grandes penalidades, Sarmiento, que había partido de España con veintitrés barcos, llegó al estrecho con solo cinco en febrero de 1584. Fundó, con cuatrocientas personas, Ciudad del Nombre de Jesús, en el extremo sur de la Patagonia argentina, y Ciudad Rey Felipe (o Puerto Hambre), cerca de la actual Punta Arenas. Cuando volvía a España para pedir ayuda para su gente, fue apresado por el pirata Walter Raleigh. Permaneció dos meses cautivo y, tras ser liberado, volvió a ser capturado por hugonotes franceses que lo retuvieron tres años más. Entretanto, sin auxilios, los colonos murieron de hambre y frío (véase Zuleta, 17-72). 9 de su saber y estrellas confiado: experto marino y astrónomo, Pedro Sarmiento de Gamboa fue el primer navegante en determinar la posición en el mar mediante el cálculo de la longitud y sirviéndose de la distancia angular del sol a la luna (Atlas, 139). De ahí la referencia a las estrellas. 4

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sin temor o recelo de cosario. El Magallán estrecho ya embocado, con un ánimo cierto, temerario, al mar del Norte sale temeroso10, teniéndose en aquesto por dichoso. Trató con los gigantes de Pancaldo11, 5 que están por cima el puerto de Leones12. Acuérdome yo ahora que Gibaldo, soldado genovés, entre razones que conmigo trataba, y con Grimaldo13, de su nación, discretos dos varones, me dijo muchas veces que los viera desde el navío llegar a la ribera.

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Pancaldo fue el primero que los vido. Un genovés, astuto marinero, uno de ellos, decía, que metido había por dentro del garguero14 una muy larga flecha, y no rompido, según que la sacaba; hechicero el Pancaldo le juzga, y Pier Antonio15 decía ser por arte del demonio16. A este Pier Antonio, que de Aquino se llamaba, le oí aquestas cosas. De buen entendimiento, buen latino17 era, y me contaba milagrosas e increíbles cosas del camino

mar del Norte: el océano Atlántico en dirección a España tras cruzar el estrecho. los gigantes de Pancaldo: se refiere a León Pancaldo (Savona, 1482-Río de la Plata, 1540), navegante genovés que participó en la expedición de Magallanes alrededor del mundo (1519-1522). Después de sobrevivir a esta, en 1538 capitaneó otra travesía al Río de la Plata que trataba de llegar a Perú por el estrecho de Magallanes. No logró atravesarlo y regresó al Río de la Plata, donde murió arruinado (véase Crolla, 22-24). La creencia en que una raza de gigantes habitaba la Patagonia se remonta al primer encuentro de los europeos de Magallanes con los nativos de esta región austral (ver Pigafetta, 66-68). 12 Puerto de los Leones: Simón de Alcazaba y Sotomayor (1470-1535) fundó el 9 de marzo de 1535 en la caleta Hornos de la bahía Gil el efímero Puerto de los Leones, 29 kilómetros al sur de la actual Camarones (provincia de Chubut, Argentina). Fue abandonado ese mismo año tras morir asesinado su fundador. 13 Grimaldo: muy probablemente Grimaldi, apellido de origen genovés. Debió de ser un marinero que, como el tal Gibaldo (v. 35), participó en la fracasada expedición de Pancaldo y que se quedó a vivir en el Río de la Plata. 14 garguero: la parte interior de la garganta (Aut.). 15 Pier Antonio: otro integrante de la expedición de Pancaldo que se estableció en el Río de la Plata. Aparece mencionado en la Argentina de Ruy Díaz de Guzmán: “Venía por capitán de la nao un fulano Panchaldo, cuyo apellido se quedó a la nao, llamándola Panchalda, venían algunos italianos nobles como fue Perantón de Aquino…” (Díaz de Guzmán, 179). 16 arte del demonio: la costumbre de algunas tribus indígenas de autolesionarse era juzgada frecuentemente como demoníaca por parte de los españoles. Compárese: “Estos indios, ya junto al Estrecho, salieron a recibir al Gobernador (…) traían cada uno un punzón y, bailando ante el Gobernador, con muy gran denuedo y mucho desenfado a la gala y de parte a parte se lo metían en el brazo cinco y seis veces, atravesándolo de parte a parte, y algunos lo hicieron por el miembro viril (…) A tanto como esto los tiene persuadidos el demonio que traten sus cuerpos” (Portillo, 181). 17 buen latino: que sabía latín.

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que Pancaldo llevó, cuando preciosas y ricas joyas dio a mal despecho18, pensando de pasar aquel estrecho. Más venturoso fue nuestro Sarmiento con llevar una pobre navecilla; en atravesar, digo, que lamiento19 tendrá después al fin con su cuadrilla. Llegó Sarmiento en paz, rico y contento, del orbe nuevo al viejo de Castilla, y dio cuenta de sí, y de su camino, y la causa motriz de su designo. Holgáronse en España con la nueva de ver que ya el Estrecho navegaban, y que hay sin Magallanes quien se atreva. Con esto la tornada procuraban, y queriendo hacerse de esto prueba, las cosas de esta suerte se trazaban: Que salga Diego Flores con armada, que vaya a nuestro estrecho enderezada.

Muchas armas se juntan y peltrechos, proveyéndose todo el necesario, que estaban los autores satisfechos de dar en la cabeza al adversario. Mas vemos que los fines y los hechos suceden las más veces al contrario. Al fin Diego de Flores ha partido, y a Sarmiento consigo se ha traído.

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También Sotomayor a Chile viene con orden de pasar a Magallanes. Y tanto aquesta armada se detiene, pasando mil fortunas y desmanes20, que a la costa brasílica conviene venir el general y capitanes. Al Río de Genero21 han aportado, y oíd aquesta armada en qué ha parado. Salen de aquí contentos los que cuento: Diego Flores Valdés y el trujillano, el buen Sotomayor, por cognomento Chaves, y de la madre Val Mediano22.

y ricas joyas dio a mal despecho: Pancaldo llevaba más de cincuenta mil ducados en provisiones. Cuando llegó a Buenos Aires, trató de comerciar con la población, pero esta, famélica, lo despojó de todo y, para colmo, lo enfrentó a un proceso judicial que lo dejó en la ruina (véase Crolla, 22-23). 19 lamiento: lamento. 20 Y tanto aquesta armada se detiene/ pasando mil fortunas y desmanes: la armada de Diego Flores de Valdés sufrió numerosos contratiempos desde el inicio del viaje: epidemias de peste, dificultades para encontrar tripulaciones, naufragio de cinco naves a la salida de Cádiz, indisposición moral del propio Flores, etc. Para los problemas de la expedición, véase Zuleta, 67-72. 21 Río de Genero: Río de Janeiro. 22 Chaves, y de la madre Val mediano: el apellido de Sotomayor por parte de madre era Val Mediano, ya que era hijo de Gutierre de Sotomayor e Hinojosa y Beatriz de Val Mediano. Corregimos de la princeps, por error, “voz mediano”. No hemos encontrado referencias a que Sotomayor tuviera por apodo, por “cognomento”, Chaves, ni que existiera alguien con tal nombre entre los personajes de la Sumaria relación escrita por Sarmiento (319-343). 18

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Con ellos, como digo, va Sarmiento, cuya quimera vana salió en vano. Al Yumirí llegaron, boca angosta, y del reino argentino tierra y costa. Tomaron la una boca de la banda del norte, que la otra se endereza al sur. ¡Cómo se diera suda y tanda23 allí, y aun le quebraran la cabeza al Inglés24, que en la boca del sur anda y estuvo allí surgido grande pieza!25. Sucesos son de mar, y aun de la tierra, que vemos que suceden en la guerra. Al fin salió el Inglés de allí primero, sin que de nuestra armada fue sentido.

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Un navío en aquesto del Genero al Río de la Plata hubo partido26. Encuéntrale el Inglés, por prisionero un piloto llevó muy conocido; robando lo que halla en coyuntura, dejó el navío y gente a su aventura27. Del Yumirí saliendo nuestra armada28, con los del navío encuentra, que dijeron lo que el Inglés les hizo. La tornada procura Diego Flores do salieron a dar carena29; dice: “Maltratada que va la armada”. Presto se volvieron, que a seguir el inglés yo cierto creo que en él satisficieran su deseo.

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como se diera suda y tanda: tanda es la obligación o carga que se pone a una persona (Cov.). Va unido a un cuasi sinónimo como el neologismo suda, que procedería de sudar, trabajar con fatiga o desvelo, física o moralmente (Aut.). El sentido de la frase es irónico: cuán fatigosa fue la tarea de pelear contra los ingleses del corsario Fenton. 24 inglés: se refiere a Edward Fenton (¿?-1603), quien capitaneó en 1582 una expedición que debía llegar a las Molucas y China a través del estrecho de Magallanes. No pasó del Brasil. En el Río de la Plata, tras apresar una pequeña embarcación (vv. 110-117), mantuvo un combate con tres de las naves que quedaban de la armada de Flores Valdés (San Juan Bautista, Concepción y Santa María Begoña). En el combate se hundió la María Begoña, pero los ingleses tuvieron numerosos muertos. Para más detalles, véase Bradley, 226-230. Barco Centenera invierte el orden de los sucesos: primero refiere el combate y luego, el apresamiento de la fragatilla española. 25 estuvo allí surgido grande pieza: mucho tiempo. 26 *El P. Fray Joan de Ribadeneira había venido del Perú por el Argentino y volvió por orden de Su Majestad con doce frailes al Argentino.* 27 a la aventura: a su suerte. 28 *Yumirí es un estrecho que hace la mar entre la tierra firme y la isla de Santa Catalina, como tiro de canto es allí la corriente velocísima al henchir y vaciar de la marea, a la banda del norte está una ensenada grande que llaman el puerto de Vera, y a la del sur, el puerto de Corpus Christi; en el primero estuvo Pedro de Mendoza, en el segundo Joan Ortiz. Yurumiri, id est, boca chica.* Tiro de canto: tiro de piedra, a poca distancia. 29 dar carena: carenar, reparar la nave (Fernández de Navarrete).

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El Inglés su derrota y su camino siguió, sin que persona le impidiera30. Después Diego de Flores tras él vino, y viendo ser ya tarde, se volviera31. Tomó Sotomayor el Argentino. Sarmiento caminó, que no debiera; al estrecho llegó do pretendía, mas poco le ha durado su alegría. Tomando el Argentino el trujillano, la más gente que trae es extremeña, salieron con gran gozo en aquel llano. La gente les recibe paragüeña con placer y contento soberano, que es gente muy afable y halagüeña. De allí atraviesa a Chile alegremente, aunque se le ha quedado alguna gente. Alegre está Garay con la venida de aquesta armada al puerto paragüeño, y puede por aquí ser socorrida la gente y el gobierno del chileño32.

De ser esta carrera más seguida la gloria se le debe al extremeño, que aunque en lengua de muchos esto estaba, él fue quien a la obra mano echaba. Garay de Buenos Aires ha salido el río arriba, dicen, con mal pecho33, que desque uno se ve en gloria subido, a tuerto ha de subir su casa al techo34. Y como en todo bien le ha sucedido, de su ventura estaba satisfecho; de guarda o centinela no se cura, que fue causa de triste desventura. Así, estando una noche descansando en tierra el capitán con mucha gente, algunos de temor se recelando temían el suceso subsecuente. Y el ánimo presago35 adevinando, en lo futuro mal inconveniente, el capitán el sueño prometía, como en Madrid, siguro en demasía36.

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persona: nadie. y viendo ser ya tarde, se volviera: nueva ironía de Barco Centenera. Flores de Valdés, tras múltiples desencuentros con Sarmiento, se volvió con parte de la escuadra a España y dejó a Sarmiento solo con unas pocas naos para llegar al estrecho (véase Sarmiento de Gamboa, 239 y ss.). 32 chileño: chileno. Palatalización de la sílaba final por conveniencia de rima con “paragüeño”. 33 mal pecho: mala disposición. 34 a tuerto ha de subir su casa al techo: refrán. “Reprende a los que quieren más su interés que la Justicia” (Correas). Compárese: “Mas el malo todo ha hecho/ diciendo a tuerto y a derecho/ mis bienes llegan al techo/ vengan de donde vinieren” (Horozco, 100). 35 presago: cultismo de la voz “presagio”. 36 *Muerte del capitán Juan de Garay.* Como en Madrid, siguro en demasía: alusión a las palabras que pronunció Garay antes de ser sorprendido y muerto por los indígenas. Según Hernando de Montalvo, en carta a Felipe II, “porque le 30 31

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Mas al revés sucede de su voto, que el Mañuá, sin nombre ni valía37, salió con poca fuerza de un gran soto al tiempo que el aurora descubría. Veréis en breve espacio el campo roto, y a Garay, que el seguro prometía, envuelto le dejaron en olvido del sueño que él había prometido38. Garay fue de prudencia siempre falto, y así por no tenerla, feneciendo en esta desventura y triste asalto, fue causa de este caso tan horrendo. Los mañuaes descienden por un alto con gran solicitud y sin estruendo, al capitán mataron el primero, que nadie ha de fiar de buen tempero39. Comienzan de hacer cruda matanza en los que en sueño estaban sumergidos. ¡Maldita sea la loca confianza! ¿Quién soldados en guerra vio dormidos?

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Desque el indio sintió su gran pujanza, levanta grandes voces y alaridos, y a diestro y a siniestro va hiriendo al cristiano, que al río va huyendo. Con bolas, flechas, dardos y macanas la guerra aquí se hizo lacrimosa. El cristiano, que ve sus fuerzas vanas y ser la resistencia peligrosa, dejando su miseria en las sabanas, los pies pone el que puede en polvorosa, y al bergantín se acoge de corrida por escapar si puede con la vida. Murieron con Garay justo cuarenta de la gente escogida paragüeña; los indios eran solos ciento y treinta. Iba con el Garay gente extremeña, y entre ella algunos iban de gran cuenta40. Aquí murió Valverde, bella dueña, que en quitalla la muerte, al mundo quita tesoro, y el contento a Piedra Hita41.

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habían dicho al general [Garay] soldados que iban allí de los de Chile que hiciesen centinelas, respondió: ‘estos indios los tengo yo muy sujetos y me temen: pueden estar seguros aquí como en Madrid’” (en Tijeras, 119). 37 el Mañuá: son los indios minuanes. Véase glosario de pueblos indígenas. 38 envuelto le dejaron en olvido/ del sueño que él había prometido: la expresión es irónica, con un doble sentido; de un lado, los indios, al atacar a los españoles, hacen olvidarse a Garay de sus promesas de descanso (= sueño); de otra parte, envuelven no en sábanas, sino en olvido del sueño (= muerte) a Garay. 39 nadie ha de fiar de buen tempero: que no ha de fiarse del buen tiempo, esto es, de las apariencias. 40 gran cuenta: gran importancia. 41 Aquí murió Valverde, bella dueña,/ que en quitalla la muerte, al mundo quita/ tesoro, y el contento a Piedra Hita: se ha especulado sobre la personalidad de este personaje, e incluso se ha supuesto que fuera amante de Juan de Garay (Adams, 30). La mención a Piedra Hita también es algo oscura. Posiblemente aluda al pueblo del mismo nombre, localizado en Ávila (Castilla), que sería la cuna de Ana Valverde. Piedra Hita pierde el contento por la muerte de su bella

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Llore mi musa y verso con tristura42 la muerte de esta dama generosa, y llore la mi tierra Extremadura, y Castilla la Vieja perdidosa. Y llore Logrosán la hermosura de aquesta dama bella, tan hermosa cual entre espinas rosa y azucena, de honra y de virtudes también llena.

En el agua cayó cuando subía el bergantín arriba la cuitada, y viendo que ya casi se hundía, su marido la juzga ya ahogada. “¡Oh, Virgen!”, ella dice, “en este día valedme, mi Señora y abogada de Guadalupe, en este gran aprieto, que servir esta obra yo prometo”.

Las argentinas ninfas, conociendo de aquesta Ana Valverde la belleza, sus dorados cabellos descogiendo, envueltas en dolor y gran tristeza, están a la fortuna maldiciendo las flechas y los dardos, la crueza43 del indio mañuá, que así ha robado al mundo de virtudes un dechado.

La turbación que había no refiero, las lágrimas, los gritos, el lamiento. El enemigo andaba carnicero, por la cristiana sangre muy sediento. Al bergantín afierra crudo, fiero; el cristiano, que vido tal descuento, sacando vivas fuerzas de flaqueza, resiste al enemigo su fiereza.

Aquí Miguel Simón, el logrosano44, mostrado ha su valor y grande brío librando de la muerte por su mano a su mujer, que en brazos al navío la trajo. Mas, herido del pagano, está para ahogarse ya en el río. Veréis a Cuevas triste y doloroso, por salvar su mujer muy congojoso.

Pero Alonso de Cuevas ha ayudado muy bien al bergantín en el combate, como valiente, fuerte y esforzado. Temiendo su mujer el indio mate, al fin nuestro Señor los ha librado; huyendo el bergantín de este dislate, nació en la tierra un bravo atrevimiento, y oíd con atención el alzamiento.

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compatriota. Esto explicaría el verso posterior en donde se lamenta de la muerte la misma “Castilla la Vieja perdidosa” (v. 214). 42 tristura: tristeza 43 crueza: crudeza. Uso común todavía en el siglo xvi. 44 logrosano: natural de Logrosán y, por tanto, compatriota de Barco Centenera.

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El Mañuá, quedando victorioso, aunque era indio sin cuenta y no valiente, mas de ganar gran nombre codicioso, levanta al Guaraní muy de repente, y al Querandí, que es indio belicoso. Acude cada cual muy diligente, juntándose gran parte de la tierra, alegres en oír cosa de guerra.

Tupaayquá la primera se decía, de gran valor y esfuerzo y animosa; la segunda se llama Tabolía, astuta, muy gallarda y belicosa. Entre estas dos se traba una porfía en la junta, por cierto muy graciosa: Tupaayquá su marido más bebiera a Tabolía que el suyo le dijera.

El Yamandú, que arriba su memoria tenemos muchas veces celebrada, es el que lleva aquí la palma y gloria, por él va aquesta cosa gobernada. Su voz despacha a guerra citatoria45, en toda la comarca publicada. En breve muchos indios se han juntado y en su junta la guerra concertado.

Sobre esto entre las dos se han desmentido, y a los arcos la mano luego echaron. Mas entremedias muchos se han metido, y el caso de esta suerte concertaron: que en un palenque46 fuerte, muy fornido, con dos padrinos, que ambas señalaron, de buena a buena47 riñan la pendencia con que cese el rencor y diferencia.

Dejamos de contar cosas graciosas que en este ayuntamiento han sucedido, que a muchos les serán dificultosas. Mas no puedo callar de que han reñido dos indias de unas fuerzas espantosas, que a espanto en este tiempo han conmovido, que en ser de dos mujeres la pelea, placer dará al discreto que la lea.

De ver era las dos fuertes, membrudas, de solas sus macanas arreadas48, que no tienen más armas que, desnudas, al fin en el palenque ya encerradas, comienzan de herir sus carnes crudas y, dándose muy bravas cuchilladas, en sangre convertían tierra y suelo, y sus golpes sonaban fasta49 el cielo.

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citatoria: perteneciente a llamamiento o emplazamiento (Aut.). palenque: la estacada que se hace para cercar el campo donde ha de haber alguna lid o torneo (Cov.). 47 de buena a buena: buenamente. 48 arreadas: aderezadas. 49 fasta: hasta.

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Los dos maridos, vista la hazaña y el peligro presente de sus vidas, metidos en furor y cruda saña, con voces y palabras doloridas, que cese, piden ambos, la maraña. Por los padrinos fueron despartidas, y dándoles del vino y del brebaje, cesó la diferencia y el coraje.

La grita y alarido hasta el cielo levantan, y nombrando a Guazuyalo por general, del campo se han partido y en breve a Buenos Aires descendido. La gente que aquí baja es en gran suma: chiloazas, beguaes, querandíes vienen creciendo siempre como espuma; la flor de todos son los guaraníes, mil galas y lindezas de bel pluma51 encima traen de sí. Mas no confíes en gala, gentileza y hermosura, que la verdura fresca poco dura.

En la junta concluyen que conviene que guerra a Buenos Aires hagan luego, que si un punto la guerra se detiene sujetos quedarán a pecho y ruego50. El Yamandú les dice, porque suene en España la fama, a sangre y fuego: “Perezca la memoria del cristiano sin que dejemos de él un hueso sano”. De aqueste parecer es Querandelo, con el valiente viejo Tanimbalo, ayuda les ofrece Taboledo, Yaguatatí, Terú con Manoncalo.

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Al puerto y fuerte llegan voceando con trompas y bocinas y atambores. Las centinelas andan rodeando el fuerte y el poblado y rededores. Tocan arma, en un punto peleando con esfuerzo veréis los pobladores; Rodrigo Ortiz de Zárate es teniente52, hombre de presumpción y muy valiente.

a pecho y ruego: alude al refrán “A lo hecho, ruego y pecho”, es decir, “cuando se confiesa el hecho, luego el perdón” (Mal Lara, 536). Los indios confían cínicamente, según Barco Centenera, en obtener el perdón de los españoles si la rebelión fracasa y ellos manifiestan con ruegos su arrepentimiento. 51 bel: poetismo, “bello”. 52 Rodrigo Ortiz de Zárate (1554-1593): teniente de gobernador del Río de la Plata. Al morir Garay, asume sus funciones y defiende con éxito Buenos Aires (Wright, 564-565). 50

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No quieren que se suelte artillería, que el un escuadra53 y otra anda mezclada54; parece resonar calderería55, o la fragua vulcana tan nombrada56. El tiempo la victoria entretenía, la gente desflaquece de cansada. A priesa viene ya aquella doncella que a Titón dio su queja, siendo bella57.

Acá los de Garay, viéndole muerto, siguieron su viaje comenzado; llegando a Santa Fe, seguro puerto, el caso con dolor es celebrado. La causa de este mal y desconcierto los más dicen Garay haber causado. Perdónele quien puede, que provecho sabemos que en la tierra mucho ha hecho.

El enemigo, viendo que amanece, temiendo la pujanza del cristiano, y que su gente toda desfallece, procura retirarse por el llano. El general Guazuyalo perece con parte del ejército pagano; nuestra gente se queda victoriosa y la contraria huye muy medrosa.

Al Paraguay camina aquesta gente en tres barcas, dejando allí el navío. Una barca, vencida del corriente58 que lleva muy veloz el ancho río, perdido el gobernalle, de repente se vuelca, no bastando poderío humano a remedialla. Perecieron cuarenta, y solos cuatro escabulleron.

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escuadrar: en lenguaje técnico de la época, es “nivelar y equilibrar la pieza de artillería para que no se desvíe el disparo” (DICTER). Compárese: “La operación de saber el artillero bien esquadrar una pieça no es de menor importancia” (1592. En DICTER). 54 el un escuadra y otra anda mezclada: parte de la artillería se encontraba en buenas condiciones y otra no. De Ángelis corrige como errata “un” por “una”, pero el empleo del artículo masculino para palabras en femenino es común en el siglo xvi: “el artillería”, “el corriente”, etc. 55 calderería: cuando en una junta o congregación se dan muchas voces, confundiéndose las unas con las otras, solemos decir ser calderería (Cov.). 56 fragua vulcana: según la mitología griega, la fragua de Vulcano, dios de los herreros y los metales, se encontraba situada en las profundidades del volcán Etna. Allí fabricaba armas para dioses y héroes. Entre la iconografía sobre el tema destaca el famoso cuadro de Velázquez. 57 A priesa viene ya aquella doncella/ que a Titón dio su queja, siendo bella: alusión extraída de la mitología clásica. La doncella es Eos, la aurora, que cada mañana, montada sobre un carro tirado por dos caballos, se eleva por los aires. Eos se había enamorado de un joven mortal, Titón o Titono, y se casó con él. Después pidió a Zeus que le concediese a su amado la inmortalidad y así sucedió. Pero se olvidó de pedir también la juventud eterna. Titón envejeció y terminó convirtiéndose en cigarra. Eos llora cada mañana al despertarse y ver a su amado (de ahí que se diga que “a Titón dio su queja”). Las lágrimas de Eos son el rocío de la aurora. 58 el corriente: uso masculino por “la corriente”. 53

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De aquestos cuatro, dos, el uno Luna, el otro Cosme, juntos han salido a tierra y, travesando una laguna, al fin a la Asumpción Luna ha venido. De rabiosa cruel hambre importuna el Cosme sin ventura ha perecido; al Luna, que escapó de aquesta suerte, un caballo le dio después la muerte. Mendieta, que dijimos fue dejado del piloto mayor y marineros, como era mozo mal considerado, causó la muerte a sí y sus compañeros. Un mestizo, que estaba amancebado con una india, por celos mensajeros del falso dios de amor que mal aprieta, a siete dio la muerte con Mendieta. Del cacique Martín, un indio tuerto, era hija la india, y muy hermosa. Por mujer se la dio, que andaba muerto

por ella. ¿A quién no mata aquella diosa? El mozo, como siente el grave tuerto59 de Mendieta, que es burla muy penosa el cuerno al ojo, hizo los paganos60 matasen a Mendieta y sus cristianos. De Sarmiento tratar no quiero agora, que, como referí, pobló el estrecho. Poblando, la Fortuna burladora no fue muy favorable de su hecho, que, habiendo de crecer siempre en mejora, menguó muy de repente a su despecho. Comienza a perseguirle de tal suerte, que nunca le dejó hasta la muerte61.

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Mas paréceme que es historia ajena. No quiero más decir, ni del famoso y buen Sotomayor, que enhorabuena le cupo por marido y por esposo aquella62 que, de todos bienes llena, procede de un linaje generoso.

tuerto: agravio (DRAE). Juega dilógicamente con el verso 394, donde se refiere que el indio era tuerto, “ciego” de un ojo. el cuerno al ojo: “Recia cosa es ver/ el hombre el cuerno al ojo” (Horozco, 572). La infidelidad es penosa cuando queda al descubierto de todos 61 Comienza a perseguirle de tal suerte/ que nunca le dejó hasta la muerte: a partir de su regreso del estrecho, Sarmiento de Gamboa se ve abocado a una serie de desgracias ininterrumpidas hasta su muerte: lo apresa el corsario inglés Raleigh, pierde toda la documentación del viaje, es liberado y vuelto a tomar prisionero, esta vez por hugonotes franceses, pasa tres años en una cárcel en Francia, es liberado, trata sin éxito en la corte de conseguir ayuda para sus colonos del estrecho y acaba muriendo frente a Lisboa. Para los últimos años de Sarmiento de Gamboa, véase Barros, 9-28. 62 le cupo por marido y por esposo/ aquella: hace referencia a la tierra de Chile, donde fue nombrado gobernador. La mención de la tierra como esposa de su señor en el ámbito político es una imagen frecuente cuyo más conocido antecedente es la conclusión del romance anónimo de Abenámar: “Allí habló el rey don Juan,/ bien oiréis lo que decía/ –Si tú quisieses, Granada,/ contigo me casaría./ –Casada soy, rey don Juan,/ casada soy, que no viuda;/ el moro que a mí me tiene/ muy grande bien me quería”. Compárese: “de modo que el inglés ha de entendello,/ a la sazón irá engañado en ello,/ porque 59 60

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No conviene yo trate, pues Arcila63 en Chile con primor se despabila64. Y pues que a Chile cupo tal belleza de pluma, de valor, de cortesía, no es justo que se atreva mi rudeza

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decir de Chile cosa, que sería muy loca presumpción y gran simpleza meter hoz en la mies, no siendo mía65. Volver quiero el estilo al chiriguana66 y a su costumbre perra y muy tirana.

tendrá ya Lima otro marido,/ que sobre cuantos ha de haber tenido/ así levantará cabeza y cuello…” (Oña, Arauco domado, XVIII, 18). También aparece esta comparación en el “Romance elegíaco” de Luis de Miranda, asimismo sobre la conquista del Río de la Plata. Se refiere al “inglés” Richard Hawkins en su ataque al Virreinato del Perú durante el mandato del virrey García Hurtado de Mendoza. 63 Arcila: Alonso de Ercilla (Madrid, 7 de agosto de 1533-29 de noviembre de 1594), soldado y poeta, autor del poema épico fundamental, La Araucana, que se basa en las luchas de los españoles contra los indios mapuches o araucanos, en Chile a lo largo del siglo xvi. Como estudió José Toribio Medina (255), el nombre de Ercilla aparece de forma indistinta entre sus contemporáneos como Arcila, Ercila o Arcilla. Compárese: “que el celebrado Ercila, si se advierte,/ le dio a Chile, diciendo de esta suerte” (Anónimo, La guerra de Chile, 97). 64 despabilar: avivar y ejercer el entendimiento (Aut.). 65 meter la hoz en la mies, no siendo mía: alude al refrán “Meter hoz en la mies no siendo suya”. Se dice del que se introduce en negocios que no entiende (Aut.). 66 estilo: latinismo, stillum, el punzón para escribir. ‘Se toma estilo por la plumilla de hierro con que se rasguña” (Cov.).

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Canto XXV. En que se trata de la junta que hizo Ybitupué y asaltos que los suyos dieron en tierra del Perú, del acuerdo del Audiencia de los Charcas y de un temblor terrible en Lima No vemos ser seguro a lo presente curar de proveer sin advertencia a lo futuro y tiempo subsecuente, mayormente que vemos en presencia pronosticarse el caso que está ausente. Y así mirallo todo es Providencia

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a nuestro Dios Eterno atribuida, que de un fin toca al otro sin medida. El de Toledo dije cómo había, por coger a don Diego, hecho guerra1 al indio guaraní, que residía

por coger a don Diego, hecho guerra: se refiere a la materia del Canto XVI, que trata de la rebelión en Santa Cruz de Diego de Mendoza.

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metido en la aspereza de la sierra. Saliendo con su intento se volvía sin dejar sosegada aquella tierra, mas antes con razón más levantada por ver aquesta parte acobardada. Ybitupué, el astuto y cauteloso, con ánimo feroz junta pregona2 y manda como hombre poderoso, que venga en general toda persona. El ser tenido ya por dadivoso, y que a trabajo alguno no perdona, le hace al guaraní venga contento a la presente junta y llamamiento. Con gente acompañado y pecho fiero, a la junta ha venido Condurillo; el viejo Tabobá, gran carnicero, también alegre viene con su ayllo; Marucare, su antigo compañero,

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procura con sus fuerzas de seguillo con toda la demás canalla fiera que vive por la sierra y cordillera. En un prado apacible y muy ameno Ybitupué tenía aparejado de flores olorosas todo lleno y de muy frescas aguas rodeado. Tendidos por la yerba y por el feno3, se comenzó el convite, y ha durado desde el hora de prima fasta nona4, mas ninguno escapó sin maza y mona5.

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Había mucha caza regalada, perdices, pavas, aves muy sabrosas, venados, avestruces, que salada6 su carne es buena y sana, muy gostosa7; y dulces fructas, que hay una apropiada a guinda8, yaracaes olorosas9,

junta: congregación (Cov.). Compárese: “los indios (…) viendo en este tiempo cuán cerca estaba su cativerio y servidumbre, se convocaron e hicieron junta” (Góngora Marmolejo, 140). 3 feno: heno. 4 desde el hora de prima fasta nona: desde primera hora hasta las nueve de la noche. 5 ninguno escapó sin maza y mona: chiste con doble sentido. De un lado, alude a la frase hecha la maza y la mona, que se dice de quienes de ordinario andan juntos (Correas). Pero, de otra parte, se pide una lectura literal de los dos sustantivos: maza como metonimia de golpe y mona como sinónimo de borrachera en lenguaje de germanía (Hernández Alonso). Se trataría, pues, de dos cosas (golpes y alcohol) que andan siempre juntas. Los versos siguientes confirman esta interpretación. 6 avestruces: ñandúes. 7 gostosa: gustosa. 8 apropiada/ a guinda: semejante a guinda. 9 yaracaes olorosas: guaraní, fruto de la familia de las papayáceas, del árbol llamado ñacaratiá o yarcatiá (Malaret). 2

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guembes y uaviraes en gran suma10, a rodo11 los pescados, como espuma.

me atrevo a defender siempre la entrada, aunque venga el Perú de mano armada.

El vino de maíz y de algarroba12, de molles y de murta bien obrado13, seguro que bebían casi arroba14, que media a cada cual le estaba dado. Uno habla en latín, el otro trova15, otro habla español y vascongado; mas todos para un fin se concertaban, y aunque borrachos, todos atinaban.

Lo que conviene agora que se haga, pues que el virrey se puso a darnos pena, que cada cual por sí se satisfaga, según su coyuntura fuere buena. Quien muerte dar pudiera no dé llaga, y salga cada cual con buena estrena18 al camino, a vengarse por sus manos, matando estos soberbios castellanos.

Ybitupué habló de esta manera, aunque hecho botija y grande cuero16: “Metidos en la fuerte cordillera, ni rey, ni Roque hay, por muy guerrero17 que sea, que nos pueda echar afuera. Yo solo, con un solo compañero,

Yo tengo nueva cierta cómo vienen doña María de Angulo y doña Elvira19. La muerte merecida bien la tienen”. El arco demandó, una flecha tira, diciendo: “Justo es mi fama suene”. A do cae la flecha el indio mira;

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guembes: fruta dulce comestible; uaviraes: del guaraní, guavirá, árbol de fruto comestible (Tieffemberg, 36). a rodo: en abundancia (DRAE). 12 vino de maíz y de algarroba: chicha (Tieffemberg, 36). 13 molle: árbol medicinal resinoso; de sus frutos se obtiene por fermentación una bebida alcohólica (Alvar); murta: especie de mirto. 14 arroba: medida de peso de veinticinco libras (Cov.), equivalente a dos litros aproximadamente. 15 trova: hacer coplas (Cov.). 16 hecho botija y grande cuero: muy borracho. El banquete indio, aparte de su sobreabundancia en manjares exóticos, deforma en forma cómica y grotesca el concepto humanista de convivio. Al igual que en la Argentina, otros poemas épicos americanos escenifican la borrachera indígena con esta significación colonizadora, que realza la barbarie indígena y lo enfrenta a la comunión cristiana (véase Firbas, 75-76). 17 Ni rey ni Roque: refrán, “Dícese negando, cuando uno es libre, que ni puede con el rey ni Roque” (Correas). 18 estrena: aguinaldo y presente que se hace a principios de año (Cov.). Aquí irónicamente para referirse al regalo, la muerte, que los indios le reservan a los castellanos. 19 doña María de Angulo y doña Elvira: familiares de Ñuflo de Chaves, conquistador español. De los tres se habla más abajo. 10 11

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agüero es, que si cae bien derecha su cosa tiene el indio ya por hecha.

E yo le pregunté ¿qué cruz es esta? Y oíd de la doncella la respuesta.

Al punto que tiró, viendo en el suelo la flecha estar en alto levantada, los indios levantaron hasta el cielo la voz, que es su costumbre muy usada. Ybitupué, ya libre de recelo, con muy soberbia voz apresurada, “Perezca”, dice, “luego la memoria del cristiano, y conózcase mi gloria”.

‘Estando recogendo yo el ganado, ya que obscura noche se acercaba, mi corazón en alto levantado en el Criador de todo contemplaba, y habiéndole en mi pecho gracias dado por ver cómo doncella me guardaba, un hombre se me puso por delante de bella compostura y bel semblante20.

Aún no acababa bien estas razones, y un indio cano, viejo se levanta, que aunque en la junta estaba, y escuadrones, su vida es diferente y aun espanta. El caso que diré yo sin fictiones será, que aunque mi musa en verso canta, escribo la verdad de lo que he oído y visto por mis ojos y servido.

El hombre me habló de esta manera: “Doncella, pues que a Dios con pecho llano adoras, determina estar entera en tu virginidad, que el Soberano de ti se acordará en la hora postrera”. Diciendo esto, tendió su diestra mano y diome aquesta cruz, de quien yo creo que es donde mi descanso y mi deseo’.

El viejo con modestia así decía, pidiendo que atención le sea prestada: “Sabed, hermanos míos, que venía una hija que tengo, muy amada, de guardar mi ganado el otro día con una cruz muy bella agraciada.

Esta mi hija dice por momentos que Dios se ha de enojar si a los cristianos hacemos mal y damos descontentos, y que antes los queramos como a hermanos, recibiendo sus sanctos sacramentos”. Apenas ha hablado y los insanos,

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*Cosa muy común es entre los guaraníes que antiguamente anduvo entre ellos predicando un santo hombre a quien llaman hoy en día Payçumé, id est santo Tomé. Yo he visto por propios ojos una piedra, cosa de nueve pies de longitud y cuatro de latitud en que están formadas señales y vestigios de pisadas de pie humano y no son de indios porque son conocidas las señales de sus pies por ser tan diferenciadas como son las señales de los pies del cristiano, aunque el pie del uno y del otro esté descalzo, porque los indios tienen los dedos desparramados y el cristiano juntos, y lo mismo se ve en el negro de Etiopía.*

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vencidos de sus malas pretensiones, al viejo dieron muchos bofetones. El gran cacique dice en su tiana21 que al viejo dejen ya, porque delira, y su hija es doncella muy liviana y que a invenciones tales siempre aspira. Cesole de herir el Chiriguana, que estaba ya encendido en pura ira, que no dudo yo cierto, si no fuera por el cacique, en breve allí muriera. Al fin, por loco viejo le dejaron, y su junta con la fiesta celebrada, a sus tierras y casas se tornaron con la cosa en la junta concertada. Y luego en los caminos acecharon la gente que pasaba desmandada, y crudo sacrificio cada día de la gente española se hacía. A frailes y soldados, que salían de Sancta Cruz, mataron crudamente;

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a chácaras22 y valles se venían, adonde captivaban mucha gente, de suerte que el estrago que hacían causaba gran temor al más valiente. Hernando Salazar entrar procura, y oíd una desdicha y desventura. Después de aquel dislate y alzamiento, 20 que en la Asumpción, dijimos, fue imputado a Mendoza, se hizo un casamiento, en que con doña Elvira (degollado23 su padre) un caballero de talento casó. Ñuflo de Chaves fue llamado24, hombre feroz, valiente y animoso, y nada de peligros temeroso. Aqueste a Sancta Cruz pobló primero, y a los Charcas salió, do la obediencia de lo poblado dio este caballero al presidente y oidores de la Audiencia. Entre los indios era carnicero, por donde le pagaron su impaciencia25

tiana: indigenismo, trono. Compárese: “Tenía su silla llamado tiana de oro finísimo, tan alto como un codo. Fue rey y Ynga en todo este reyno” (Felipe Huamán Poma de Ayala, Nueva corónica… En CORDE). 22 chácara: chacra, “nombre que dan en el Perú a la hacienda de campo” (Alcedo). Compárese: “El descubrimiento de esta tierra y sitio donde está fundada esta población es una enconada (…) y de ella viene bajando un valle grande muy ameno de infinidad de chácaras, que son haciendas de campo y sembrados, y todas se riegan con acequias del río” (Portillo, 182). 23 Doña Elvira (degollado/su padre): se refiere a doña Elvira Manrique, esposa de Ñuflo de Chaves, y al padre de ella, Francisco, cuya muerte trágica se narró en el canto V. 24 Ñuflo de Chaves: también conocido como Nufrio de Chaves (Trujillo, 1518-Paraguay, 1568). Fundó Santa Cruz de la Sierra. Había aparecido en los cantos V y VI. 25 le pagaron su impaciencia: irónicamente, lo mataron. Sobre los pormenores de la muerte a traición de Chaves, véase Díaz de Guzmán, 390-391. 21

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en Boitimí, que el pueblo así se llama, al pie de un alto cerro de gran fama. Añapureytá el cierro tiene nombre26, A donde el diablo canta, decir quiere. No osa en él subir cualquiera hombre, que el que sube, de espanto, dicen, muere. Y porque, si más digo, no se asombre quien cosas de admirar aquí leyere, no quiero más decir de aqueste perro, y creo que en callallo poco yerro. Viuda doña Elvira, pues, y sido de don Diego el dislate ya contado27, con su madre al Perú hubo salido, que así por el virrey les fue mandado. A España el de Toledo siendo ido, a Santa Cruz volver han procurado; Hernando Salazar lleva la guía de los treinta que van en compañía. En un paso se ponen peligroso los indios chiriguanos en celada. El español del daño receloso no fue, que si supiera la emboscada,

no fuera el mal suceso tan dañoso. Mas no siendo la cosa bien pensada, sucede contra el voto y lo pensado, y luego se atribuye al triste hado. El buen hado es divina Providencia, servir el hombre a Dios con mucho tino, poner en todas cosas diligencia y no faltar en medio del camino. Si Salazar tuviera la advertencia que aquí digo, bien cierto yo imagino que no murieran nueve que, pensando no haber peligro, iban caminando.

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La gente va marchando, pero viendo que los tristes, que fueron delanteros, murieron, del negocio se temiendo, quisieran hallar todos agujeros. Salazar desmayó, que va rigendo, desmayan los soldados compañeros, que tantas flechas ven venir lloviendo que la tierra con ellas van cubriendo. Fenece aquí la triste su triste hora, cubierta de mil flechas y harpones28,

*Añapureyta quiere decir cerro donde el diablo canta; yo he oído decir q a indios que allí se les aparece el diablo y les canta y enseña cantares que ellos rezan y cantan a manera de alabanzas, y a esta causa llaman aquel cerro Añapureyta, casi como decir donde el diablo canta, porque aña significa diablo y pureyta cantar, y todos los que suben aquel cerro mueren de espanto excepto los paxees o hechiceros porque tienen concierto y pacto con el diablo y son sus conocidos.* Cierro: cerro. 27 de don Diego el dislate ya contado: el frustrado levantamiento de Diego de Mendoza, hermano de doña Elvira, en Santa Cruz. Se refirió en el Canto XVI. 28 harpones: arpones. Se aspira la h. 26

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doña María de Angulo, causadora29 de motines, revueltas y pasiones, amiga de mandar, y tan señora que con todos tramaba disensiones. Su nieta doña Elvira, mal herida, quedaba entre las yerbas abscondida. Doña Elvira su madre con recelo procura30 por su hija; pero viendo que no parece, grita hacia el cielo, sus dorados cabellos descogiendo. Sotelo resolvió con grande duelo, y entre los chiriguanas se metiendo, sacaba a la doncella, aunque llovían las flechas ya sobre él que le cubrían. Tras ellos la victoria van gozosos los bárbaros siguiendo grande trecho. Como corderos mansos temerosos, los nuestros el huir por gran provecho juzgaban; mas los indios, cobdiciosos del interés, curaron muy de hecho a partido venir con los cristianos31, y así se les hinchieron bien las manos32.

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Doña Elvira en aquesto el todo ha sido, que con dulces palabras les hablaba, y como en la Asumpción hubo nacido, la lengua guaraní bien pronunciaba. Al fin con interés se han convencido, y el rescate con sobra se les daba, de suerte que cesaron de la guerra y ayudan a pasar el agra33 sierra.

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Sabido acá en los Charcas, fue acordado hacer guerra cruel al Chiriguana. El caso de esta suerte se ha ordenado, que el presidente tiene buena gana, y así con grande ardid al que es soldado la voluntad en esto bien le gana y hácele merced en cuanto quiera porque entre en la jornada y cordillera. Don Lorenzo Suárez Figueroa34 salió de Santa Cruz, que es de la Sierra, hombre de grandes prendas, y de loa, y que merece más que aquella tierra. Con gran solicitud pone la proa, queriendo al Chiriguana hacer guerra.

María de Angulo: madre de doña Elvira, viuda de Ñuflo de Chaves. procura: busca. 31 a partido venir: concertar la paz. 32 se les hinchieron bien las manos: llenar las manos, figurado, pagar. 33 agra: agria (Aut.). Compárese: “En peñas muy agras, en temples muy desabridos, allí es donde se hallan minas de plata y de azogue, y lavaderos de oro” (Acosta, Historia, Lib. IV, cap. III). 34 Don Lorenzo Suárez Figueroa: (1530-1595), teniente gobernador de Tucumán y uno de los fundadores de Córdoba, Argentina. En 1580 fue nombrado gobernador de Santa Cruz, desde donde dirigió varias expediciones de castigo contra los chiriguanas. 29 30

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Es general de toda la campaña de Córdoba la Llana en nuestra España.

por esta causa el conde no fabrica, que tiene gran deseo que se acierte; y toma en la consulta allí la mano38, y habla de esta suerte un trujillano,

El conde del Villar en esto viene35 por virrey, y pensaron que hiciera la guerra; empero dicen le conviene dejarse de esta guerra y cordillera, que nuevas de Francisco Draque tiene, que viene muy pujante en gran manera. Dirase en su lugar por qué es flagelo36 que por castigo envía Dios del Cielo.

Don Luis Sotomayor39: “¿De qué aprovecha el fuerte”, dice, “en tierra, donde puede tomar el enemigo cualquier trecha sin que en manera alguna se le vede del fuerte? Lo mejor es que bien hecha le sea, con la gente que aquí quede, la guerra al enemigo, si viniere, con fuerza lo mejor que ser pudiere”.

Con esto estaba el conde tan medroso que solo de escrebirlo tengo miedo. Parece aqueste caso milagroso, que estaba el Perú todo, decir puedo, sin contento, sosiego, ni reposo, y estábase el inglés allá muy ledo37. Juicios son de Dios muy encumbrados y no de todos hombres alcanzados. El virrey al Callao va, y se aplica a hacer a gran priesa un grande fuerte. Con muchos el negocio comunica, mas no responden todos de una suerte;

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Estando de esta suerte recelosos de Francisco, sucede, ¡oh cosa extraña!, un caso entre los casos temerosos, de Dios castigo, y muestra de la saña que tiene con los hombres flagiciosos. La mar salió de curso, y así baña el puerto del Callao, y la marina, y gran parte del pueblo cae con ruina. Bramaba con bramidos la mar brava, la obscura y triste noche entristecía,

El conde del Villar: Fernando de Torres y Portugal, virrey del Perú entre 1585 y 1589. Dirase en su lugar: se anuncia la materia contenida en el Canto XXVI, en donde se cuenta la incursión pirata de Cavendish desde el Estrecho. 37 ledo: latinismo, tranquilo. 38 toma allí la mano: se adelanta (Cov.). Compárese: “Colo Colo, el cacique más anciano,/ a razón así tomó la mano” (Ercilla, Araucana, 113). 39 un trujillano./ Don Luis Sotomayor: hermano de Alonso de Sotomayor, gobernador de Chile. Lo acompañó en su lucha contra los araucanos. 35 36

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las crines y cabellos erizaba, el alma y corazón amortecía. El sexo femenil que lamentaba, en aprieto y angustia más ponía, lágrimas, y sollozos, y gemidos, suspiros, gritos, llantos, alaridos.

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Con quietud se vive, y en consuelo, sin pena, sin dolor y sin tristeza, que no dura jamás el triste duelo, que es Lima del Perú flor y belleza. Sereno está, apacible y claro el cielo, en un ser uniforme y gran firmeza, y aunque ha habido temblores muchas veces, más ha sido el ruido que las nueces42.

En poco estuvo el conde de perderse, y al fin salió, huyendo el aposento; a Santo Domingo va a refugiarse, do llevan de la iglesia el Sacramento; después, por más seguro guarecerse, en el campo la noche hizo asiento. Y oíd lo que pasaba en esto en Lima, que solo referirlo causa grima. Es Lima una ciudad, bella, galana, de edificios hermosos y graciosos, apenas veréis casa sin ventana, los altos40 por de fuera no vistosos, que cubiertos están a estera vana41; de dentro empero son maravillosos, que como nunca llueve por semejas, no curan de poner sobre ellos tejas.

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Empero en este trance tan terrible exceden ya las nueces al ruido. Negocio al parecer muy increíble, que hace salga el hombre de sentido. A muchos pareció ser imposible haber por natural acontecido sin que causa secreta interviniese y con rigor la mano entrometiese. A prima de la noche muy obscura la ruina sucedió con temblor crudo; no está ni puede estar casa segura, ni el hombre defenderse con escudo, si Dios, que es propia guarda, no procura guardarnos; pues aquesto solo pudo43 dejar de aquesta suerte castigada a Lima con su gente amedrentada.

los altos: los pisos más altos. estera: pieza hecha de tiras de esparto, palma o junco con que se cubre el piso; vana: simple. 42 más ha sido el ruido que las nueces: alusión al conocido refrán “mucho ruido y pocas nueces”. 43 *Nisi Dominus custodierit civitatem. Ps, 126.* “Si el Señor no custodia la ciudad…”, Salmo 126. El verso que sigue en la Vulgata es frustra vigilat qui custodit eam, esto es, “en vano vela guardia”. La idea del Salmo es que, si nuestras acciones no están protegidas por Dios, son inútiles las precauciones de los humanos. Aquí, sin embargo, es literal: si Dios no protege Lima, la naturaleza la destruye.

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Cayéronse las casas más lustrosas, los templos y las más ricas capillas, que allí muestra las manos poderosas y hace muy mayores maravillas. El alto donde hay fuerzas belicosas, en freno quebrantando las mejillas de aquellos que procuran alejarse de su divino bien, y no acercarse44. A Lucifer soberbio, jactancioso, que a la mañana fresca relucía, al infierno en tinieblas temeroso, condenado en perpetuo Dios le envía45. Aquel rico avariento cobdicioso, allá desea gustar del agua fría46; el poderoso rey fue convertido en bestia, y feno y yerbas ha pacido47.

A la bendita Virgen soberana, espejo de humildad y de pureza, la vemos por la fe como mañana y aurora, coronada de belleza48, A Lázaro se dio de buena gana el premio de su pobre y vil pobreza, al manso rey David dio Dios el cielo, que manso fue, aunque rey, en este suelo. 45

Al fin pues el temblor que voy contando las casas desbarata más fornidas, echando por el suelo y derrocando las torres muy hermosas y lucidas; a las calles se salen suspirando las damas, de temor amortecidas quedaban, que era lástima mirarlas, y más que no hay quien pueda consolarlas.

*In camo et freno maxillas forum constringe qui non aproximan ad te. Psal. 31.* “Con cabestro y freno aprieta las quijadas de quien no se acercan a ti” (Salmo 31). 45 *Quomodo cecidisti de caelo lucifer qui mane oriebaris. Is., 13.* “Cómo caíste desde el cielo, Lucifer, tú, que nacías con la mañana”, (Isaías 13). A Lucifer soberbio…: la referencia a Lucifer castigado por el pecado de soberbia alude al castigo de los poderosos y los orgullosos limeños en la catástrofe del terremoto. Para el terremoto como castigo divino a los pecados de la sociedad colonial, véase Pedro de Oña, Temblor de Lima. Estos cuatro primeros versos de la octava real se oponen a los cuatro de la siguiente, dedicados a la Virgen María, espejo de humildad. 46 Aquel rico avariento…: personaje de la parábola evangélica del hombre rico y el mendigo Lázaro (Lucas 16: 19-31). Tras morir los dos, el hombre rico es condenado a las penas eternas, mientras que Lázaro, quien ha estado pidiendo durante años en la puerta de su palacio, acaba en el paraíso. El rico pide desde el infierno una pizca de agua a Lázaro (“desea gustar el agua fría”), pero al final no puede disfrutarla. La historia de estos dos versos se contrapone con los versos correspondientes de la siguiente octava (365-366), dedicados a Lázaro. 47 feno: heno; el poderoso rey fue convertido…: alude a Nabucodonosor II, emperador de Babilonia, de quien se cuenta en el libro profético de Daniel que tuvo un sueño premonitorio en el que perdía todo su reino y terminaba loco, paciendo hierba como los bueyes y las bestias del campo (Daniel 4: 25-32). Es ejemplo de soberbia castigada como monarca y a él se le contrapone el rey israelita David, mencionado en los dos últimos versos de la estrofa siguiente (vv. 367-368). 48 *Quia respexit humilitatem ancillae suae, ecce enim ex hoc In Cantico Magnificat enim.* “Porque ha mirado la humillación de su esclava”, Magnificat. Verso del cántico de la Virgen, ejemplo de humildad. 44

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Quedó de este temblor tan arruinada y tan perdida Lima, que ponía espanto nuevo en verla mal parada, que piedra sobre piedra no tenía. Hallábase en la calle sin posada quien bella casa antes poseía, y todos, como dicen, a la Luna49 quedaron en la prueba de Fortuna. Cuál hizo habitación con una estera, el otro con un toldo pone tienda, y con una tristeza lastimera recoge lo que puede de su hacienda;

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a todos parecía la hora postrera. Madeja muy revuelta era sin cuenda50, y el cabo no se halla, aunque se busca, que todos andan hechos chacorrusca51. El visorrey se va con los oidores52 50 a San Francisco, y hacen el Audiencia en toldos, que aposentos los mejores tuvieron muy menor la resistencia. Dejémoslos aquí, frailes menores, metidos en clausura y obediencia, que Candís andaba agora muy envuelto en el estrecho y sur, y el diablo suelto.

a la Luna: quedarse en la calle (Correas). Madeja sin cuenda: cosa muy desordenada (DRAE). 51 chacorrusca: mezcla de diferentes minerales, o de distintas minas, que se preparan para hacer mejor su beneficio (Alonso). Aquí con sentido figurado. 52 visorrey: virrey. 49 50

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Canto XXVI. Cómo el capitán Tomás Candís, señor de Mitiley1, salió de Inglaterra, y atravesó el estrecho de Magallanes, y tomó tierra en la Puná y Paita en el Perú, y de vuelta tomó un navío que venía de la China La pérfida de sí mesma olvidada, de la insigne y famosa Inglaterra,

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Isabela2, la reina depravada en la fe (que con Cristo nos encierra

Mitiley: deformación del inglés Trimley, título honorífico de Cavendish. Isabela: Isabel I (1533-1603), reina de Inglaterra. Favoreció la guerra de corso contra España en América.

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en el aprisco3 y choza consagrada), procura en tanto grado hacer guerra a nuestro gran Filipo4, que cuajado el mar trae de cosarios, su mandado5. A un Tomás Candís6, muy orgulloso, con armada despacha, pretendiendo que fuese como Draque venturoso. A tiempo fue que vide estremeciendo de temor al Perú, y receloso de Chile va la nueva discurriendo.

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Pensábamos ser Draque el que venía, y tal era la fama que corría. Entre soldados, gente desalmada7, por trisca se decía, hube sabido, de Draque: “Sea la nueva bien llegada: quizá que mudaremos el vestido, que nuestra profesión no está estimada no andando el enemigo embravecido. Viniendo, pues, aqueste luterano, podranos suceder dichosa mano”8.

aprisco: paraje donde los pastores recogen el ganado para resguardarlo del frío o de la intemperie. Es una imagen corriente en el lenguaje bíblico para referirse a Cristo como pastor de su Iglesia. “En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas” (Juan 10: 1). 4 nuestro gran Filipo: Felipe II (1527-1598), rey de España. 5 mandado: traer a su mandado, esto es, “estar a su servicio” (Cejador). El término se refiere al mar, que estaría al servicio del rey Felipe. 6 Candis: Thomas Cavendish, corsario inglés (1560-1592). Es conocido sobre todo por ser el tercer navegante, tras Elcano y Drake, en dar la vuelta a la Tierra. Zarpó de su país en 1586 con tres buques y, dirigiéndose hacia América del Sur, cruzó el estrecho de Magallanes y entró al Pacífico efectuando ataques en Arica y Pisco (1587). Luego, advirtiendo las medidas defensivas tomadas por el virrey conde del Villar, siguió hacia el norte sin detenerse en el Callao. Los corsarios desembarcaron en Paita, que saquearon e incendiaron. Continuando su recorrido, Cavendish llegó a la isla de Puná, donde sufrió una emboscada y perdió un barco y unos hombres; prosiguió luego hacia Machala, para enrumbar luego hacia Nueva España. Cerca de Acapulco, abordó la nave procedente de China, bien cargado de mercaderías, botín con el que se dio por satisfecho y emprendió el retorno a su país. Este primer viaje es referido por Martín del Barco Centenera en el Canto XXVI. Dos años después emprendió otro viaje hacia el Cono Sur que terminó trágicamente, según se refiere en los dos cantos últimos de la Argentina. 7 *En este tiempo gobernaba el conde del Villar y despachó muchos capitanes al puerto de Arica y por toda la costa de la mar del Sur guarneció al Callao y hizo acudir a los vecinos de la tierra a que acudiesen con sus armas y caballos, los lanzas y con sus arcabuces los que tienen este cargo. Porque tiene Su Majestad dos géneros de soldados asalariados: unos que llama lanzas y otros que llama arcabuces. Gana una lanza ochocientos pesos ensayados y un arcabuz seiscientos, y esto aunque no haya guerras, porque estas situaciones están situadas en la caja real para lo que pueda suceder y así comen estos honradamente y asisten en la ciudad de los Reyes.* 8 dichosa mano: seguramente por buena mano, “fortuna” (Aut.). 3

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Yo vide en Chuquisaca9 alborotada la cosa, y el Audiencia10 despachando. A Lima van correos; resguardada la costa, presto fue gente juntando el conde del Villar11 de mano armada con muchas prevenciones, procurando guardar al gran Señor su tierra sana, aunque venga la reina luterana. Aquí dejar agora yo no puedo de decir, y tocar muy brevemente una maldad diabólica y enredo que el demonio fraguó entre aquella gente indiana, que en pensarlo solo quedo confuso y ajenado de mi mente; que una carta a los ingleses escribieron, y en ella estas razones les dijeron: “Ilustres mis señores luteranos, venid, porque os estamos esperando, que queremos serviros como a hermanos, vuestras cosas contino sustentando”.

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Estas cartas vinieron a las manos de la justicia, el caso procurando. Los indios que hallaron ser culpados públicamente fueron castigados.

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Tomás Candís pasó bien el Estrecho, mas no tomó jamás en Chile puerto, que piensa de hacer mejor su hecho hallando algún navío sin concierto. Guiado de interés en su provecho, de la costa el camino lleva cierto al puerto Arica, mal fortalecido, y oíd cómo la cosa ha sucedido. En este tiempo estaba gran riqueza de barras en la playa, y por el llano la gente acude luego con presteza, y viendo que surgía el luterano, sacaron fuerzas, todos, de flaqueza, pensando de probar allí la mano12. Los hombres con las armas acudieron, las mujeres también allí salieron.

Chuquisaca: ciudad fundada en 1538 con el nombre de Ciudad de la Plata de Nueva Toledo. Actualmente, Sucre, en Bolivia. Sede de la Real Audiencia de Charcas, el más alto tribunal de una parte importante del Virreinato del Perú. 10 Audiencia: se refiere a los avisos que desde Chuquisaca se mandan a Lima, capital del virreinato. Es un uso corriente en los siglos xvi y xvii el artículo “el” como femenino delante de palabras que empiezan por la vocal “a” (Lapesa, 391). 11 conde del Villar: Fernando de Torres y Portugal, virrey del Perú entre 1585 y 1589. 12 probar la mano: “Probar si conviene alguna cosa, negocio, etc.” (Terreros, 517). 9

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De sus paños y tocas las banderas13 al aire desplegaban a menudo; las mismas que salían las primeras tornaban a salir, y nunca pudo el inglés entender estas quimeras; que guarda Dios, si quiere, sin escudo, y donde él no envía sus favores, en balde son humanos guardadores. A no caer el inglés en el engaño que causan con banderas y alboroto, hiciera en aquel puerto mucho daño, y fuera el miserable puerto roto. Milagro fue, sin duda, y caso extraño, estarse el enemigo algo remoto de tierra por tres días, contemplando lo que está nuestra gente maquinando.

Al cabo de tres días, receloso de que la gente está fortalecida, levó ferro14 con furia, deseoso de hallar do pillar en su corrida. Por el paraje pasa presuroso de Lima do, la cosa conocida, el conde del Villar a Pedro Arana15 tras él envía con gente muy lozana. 10

El enemigo yendo navegando, y, tomado un navío en el camino, aquello que le agrada más robando, al piloto llevarle le convino. A la Puná16su rumbo enderezando, que allí lleva su proa y su desino, llegó estando todos descuidados, por donde fueron presto saqueados.

*Gran valor y ardid de las damas de Arica que de sus tocas hicieron banderas y gallardetes y bordones, lanzas con que fingiendo grande aparato y fuerza de gente, bastaron a lanzar el enemigo del puerto, engañado de la fingida reseña y muestra que ellos hicieron.* Reseña: la muestra que se hace de la gente de guerra (Cov.). Compárese: “Y habida la vitoria, quedando señores del campo los nuestros, se hizo alarde allí o reseña de la gente primera y de la que el gobernador llevó” (Gonzalo Fernández de Oviedo, III, 36). 14 levar ferro: desprender las áncoras para navegar (Aut.); áncora: ancla. 15 Pedro Arana: guerrero afamado en Chile, viajó a Lima y tomó el hábito de Santiago. Trajo preso a Alonso de Ercilla hasta la capital del Virreinato (Mendiburu, Diccionario, I, 311). 101). En mayo de 1587 el virrey conde del Villar da instrucciones a Arana de que, con dos navíos, vaya en persecución de Cavendish hasta Panamá, pero sin enfrentarse a él. Solo al llegar a Panamá debía obtener refuerzos para atacar al corsario (Levillier, 345-353). Arana fue enviado en 1592 a Quito con tropas por otro virrey, el marqués de Cañete, debido a que el vecindario se negó a pagar el impuesto de la alcabala. Arana reprimió duramente la insurrección (Mendiburu, Diccionario, I, 311-312). Juan de Miramontes da protagonismo a Arana en la lucha contra Cavendish en el Canto XX de sus Armas antárticas. A él se le invoca en otro lugar como “venerable,/ sagaz, prudente viejo,/ que juntas en edad nevada y cana/ a Marte en brío, a Néstor en consejo” (Armas, VIII, 657). En cambio, Barco Centenera, siempre antiheroico, señala la inutilidad de sus esfuerzos y su vanidad personal al rechazar refuerzos que se le ofrecen en Manta. 16 Puná: isla del cantón Guayaquil, en el actual Ecuador. 13

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En Guayaquil en arma se pusieron, sabiendo que el inglés allí ha llegado. A la Puná en breve descendieron. También en Quito, el caso relatado, capitán y soldados proveyeron. Y habiendo a la Puná todos llegado, las dos cabezas mal se concertaban, por donde más erraban que acertaban.

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a darles una grande ruciada19; mataron veinte, dos les captivaron20. La gente inglesa así desbaratada recógese huyendo a una montaña, los nuestros se están quedos en campaña. De los navíos jugando artillería21, el enemigo a los nuestros daño hace con su grave, importuna batería; en breve nuestro campo se deshace. A lo alto de un cerro se subía, de lo cual al inglés mucho le place, que viendo a los cristianos retirarse, en su lancha procuran embarcarse.

De Guayaquil Reinoso17 había salido, el cual por el virrey allí mandaba. De Quito el que salió ha pretendido mandar aquí, diciendo que llevaba del Audiencia poder, do fue elegido. Así la cosa a tuerto18 se guiaba. “Tengamos”, dice el uno, “aquí sosiego”; el otro dice: “Marchen todos luego”. Con toda su tardanza al fin llegaron a la Puná do, estando descuidada la gente inglesa, ellos comenzaron

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Quemó aquí un navío el luterano de los tres que traía, y a gran priesa se leva a la mañana muy temprano, y a Paita22 sin parar presto atraviesa. Al piloto echa en tierra de su mano, a los de Paita enviando su promesa

Reinoso: Jerónimo de Reinoso, corregidor de Guayaquil entre 1579 y un año indeterminado de la década siguiente. Dirigió la emboscada contra Cavendish en Puná y por esa acción obtuvo el hábito de Santiago. Según la información enviada por Reinoso al virrey y al presidente de la Audiencia, la operación fue un éxito casi sin pérdidas por parte de los españoles (González Suárez, Historia, III, 124-126). La versión de Barco Centenera es más negativa y señala desavenencias entre los capitanes. 18 a tuerto: de manera incorrecta. Compárese con el refrán “A tuertas y a derechas”, “Lo que a tuerto y a derecho, por fas o por nefas, con razón o sin ella” (Correas, 1044). 19 rociada: rociada de balas. 20 Según testimonio de Reinoso al virrey, fueron veintisiete muertos los piratas y cuatro los presos. Tres de ellos fueron ajusticiados posteriormente y el único que se salvó fue un muchacho de trece años al que se le perdonó la vida en razón de su edad (González Suárez, Historia, III, 126). 21 jugando artillería: disparar las armas de fuego (Aut.). 22 Paita: ciudad del extremo noroeste del Perú, a orillas del Pacífico.

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de seguro, mas ellos no quisieron concierto23, sino al monte se huyeron.

contra el poder y fuerza del tirano, que no quiere socorro de presente. La costa corre toda el luterano. Arana se volvió muy diligente aunque de Nueva España se le envía aviso de que está en una bahía.

Saltó el inglés en tierra, y al poblado llegó con furia cruel y repentina; y como le ha hallado despoblado, con su rabia diabólica y malina a una santa cruz ha escopetado; robando lo que halla allí, camina. El piloto quedó allí escondido, que al alto con los nuestros se ha subido.

Candís muy a su gusto a dar carena se mete en la bahía que le place, sin temer de qué cosa le dé pena. Refresco toma, y agua y leña hace26. Su gente de dolor quita y ajena con la ocasión presente se rehace, y en la primera al viento vela dando, la costa de la China va bogando.

Arana, que venía muy pujante con dos fuertes y bellos galeones, con una veloz lancha de delante, allega a Manta24. Salen escuadrones (pensando ser inglés). En un instante cien soldados estaban chapetones, cincuenta baquianos25, que Alvarado al punto los ofrece de buen grado. Arana le responde que su mano y diestra sola basta con su gente

20

De vuelta de la China, muy cargada encuentra una nave de tesoro; a su dictión y mando fue entregada con suspiros y lágrimas y lloro. En breve ha sido toda despojada de sedas, brocateles27 y fino oro.

concierto: encuentro. Manta: ciudad portuaria del actual Ecuador, fundada en 1534 con el nombre de San Pablo de Manta. 25 chapetón: “bisoño” (DRAE). “Es término empleado en América para referirse a los españoles recién llegados a las Indias” (Aut.). Compárese: “En estas partes llaman a los cristianos nuevamente venidos, chapetones, como en Italia dicen a los nuevos soldados bisoños, o como quien dice, hombres que ignoran su oficio y el arte de la guerra” (Gonzalo Fernández de Oviedo, IV, 179). Baquiano: “hábil y experto en una cosa”, término surgido en América. Compárese, también en relación con chapetones: “hará la gente necesaria con cuidado y, si fuere posible, sea toda la gente diestra y baquiana, porque será de gran inconveniente llevar gente chapetona […] porque como no están hechos a la constelación de la tierra, ni a los mantenimientos de ella, enferman y mueren” (Vargas Machuca, 88). 26 agua y leña hace: se aprovisiona de estos materiales. 27 brocateles: tejidos de seda con dibujos de distinto color en el fondo. 23 24

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Un clérigo allí viene enriquecido, que en verse así robado está afligido. De su plata y tesoro codicioso, con ánimo también de hacer hecho de memorable fama y honroso, al peligro constante puso el pecho. A sus amigos dice: “Poderoso con vosotros me siento y satisfecho, si queréis ayudarme, mis hermanos, contra aquestos soberbios luteranos”. “Probemos, si os parece bien, la mano, y en tiempo que del sueño estén vencidos, acuda cada cual a su tirano, de suerte que la muerte adormecidos los coja, con favor del Soberano28. Pues son sus enemigos conocidos, favor nos dará Dios, pues que bien puede, para que con la vida nadie quede”.

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No pudo ser secreto este concierto, alguno al capitán lo ha revelado, y como fue en fuerte hora descubierto, al clérigo de un mástil ha colgado. Volviose sin tomar Candís más puerto, habiendo todo el orbe rodeado, y entró en Inglaterra poderoso, muy rico, muy contento y muy gozoso.

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La reina luterana, como vido el valor de Candís y su ventura, y el diablo, que también su tela ha urdido, despachan a Candís, el cual procura de la ocasión ya ser favorecido. Parécele gozar la coyuntura. Salió de Inglaterra con pujanza, diré lo que sucede en otra estanza.

Soberano: Dios.

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Canto XXVII. En este canto se trata de la toma y robo del puerto de Santos y San Vicente, y de los insultos y maldades que allí hizo el capitán Tomás Candís, señor de Mitiley y capitán general de la reina de Inglaterra Si solo viene el mal, decir se suele: “Bien vengas mal”; mas, siendo acompañado, más grave es el segundo y aún más duele, que el golpe, cuando viene redoblado, la carne más machuca y más la muele por hallar el lugar ya maculado.

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Y al fin duran las penas y cuidados cuando los males son más frecuentados. La presa de Candís ya recontada que hizo en el navío de la China, tuviéramos por bien si de llegada

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en su tierra parara. Mas camina de vuelta con muy gruesa y bella armada1. La línea atravesando, determina tomar tierra brasílica y, llegando, la costa toda iba demarcando2 Tomó algunos navíos en la costa, y entre ellos a un Marquina, que ha venido de Potosí con plata por la posta3 por gozar de la nata4 que ha tenido aquel trato, aunque a él le entrara en costa5, que mucha mercancía le ha cogido

Candís; con solos negros le dejaba, con que, viviendo, rico se juzgaba. Aquí tomó un piloto que le guía, Jorge Luis se llama6. Como vido el inglés que piloto ya tenía a su gusto, y la tierra ha conocido, y que tomarla bien le convenía, a su almirante Gallo7 ha cometido

En esta segunda expedición, Cavendish partió de Plymouth el 26 de agosto de 1591 con una armada mejor pertrechada que la anterior y con cinco galeones: el Desire, al mando del famoso marino John Davis, la Daintie del capitán Gilbert, el Black Pinace a cargo de Stattford, el Roebuck, del capitán Cocke y la nave almirante, el Leicester, al mando del propio Cavendish. 2 la costa toda iba demarcando: sinónimo en lenguaje náutico del verbo marcar: “Mirar, observar, averiguar la dirección o rumbo a que demora un objeto respecto del buque o desde el punto desde el que se marca” (Fernández de Navarrete). Compárese: “…pongamos por caso que los Reyes Católicos é Rey D. Juan de Portugal, cuando mandaron demarcar los mares, diciendo que echasen una línea desde el polo ártico fasta el polo antártico 370 leguas de las islas de Cabo Verde, que mandaran asimismo demarcar por la parte de levante…” (Anónimo: “Parecer que dieron en la junta de Badajoz Fr. Tomás Durán, Sebastián Caboto y Juan Vespucci”, 1524. En CORDE). 3 la posta: el camino del correo de Potosí a la costa de Brasil. 4 gozar de la nata: “La nata de una cosa es lo más sustancial y de consideración” (Cov.). En lenguaje de germanía, la nata es parte del robo que los ladrones entregan al jefe en concepto de impuesto (Hernández Alonso). Aquí, gozar de lo más sustancioso, de la mejor parte del botín a partir de un arreglo. El pasaje en el resto de la octava es algo oscuro. Cavendish pirateó algunos navíos en la costa (entre ellos el de Marquina, que había traído la plata por el camino de la posta desde Potosí hasta la costa brasileña). Tal acto le costó mucho a él (a Juan de Marquina, con dilogía en ‘costa’ entre los costes del pirateo y la costa atlántica), pues Cavendish apenas le dejó con sus esclavos negros, sin su plata, en efecto, pero con vida, por lo que Marquina podía darse por contento (“rico se juzgaba”). 5 entrar en costa: entrar en costos, que le costase (a Marquina). 6 El verdadero nombre del piloto portugués era Gaspar Jorge (Reis, 37). Anthony Knivet, superviviente de la expedición de Cavendish, también reseña la captura del piloto, que permitió a los ingleses navegar por la costa brasileña con comodidad (Knivet, 180). 7 Gallo: probablemente se refiera al capitán Cocke, que con su barco entró en el puerto de Santos por sorpresa. “Gallo” sería una traducción del inglés cock; cometer: poner a cargo y cuidado de otro la ejecución de algo (Aut.). 1

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con el piloto el caso; los dos fueron a Santos8 y en el puerto se metieron. “Paz, paz”, entran diciendo con voz alta; el nombre “don Antonio” y apellido invocan, que no hizo alguna falta a su negocio; luego el afligido y triste pueblo, viendo cómo falta la fuerza, a su dicción quedó rendido. Un mancebo murió, que resistía; Machado lo causó, bien se decía9. Era juez entonces un Machado, y dicen que bien pudo, si quisiera, que del inglés no fuese saqueado el pueblo; y el mancebo que saliera con arco y flechas de otros ayudado bien fuera, si Machado no impidiera, y en breve mucha gente se juntara, conque el inglés victoria no cantara. Mas, viéndose el inglés favorecido con palabras de amor y fingimiento, después de haber el mozo mal herido,

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caído muerto, dice muy contento: “Ninguno quiero sea aquí ofendido, ni tal me pasara por pensamiento, que solo proveernos de comida pretendemos pasando de corrida”. Con esto aquella gente miserable en la iglesia se estaba; el adversario la cerca, ya es el caso irreparable. Entrando, matar quiere allí al vicario y a un fraile, caso horrendo y detestable, que el templo profanando el temerario, imágenes, reliquias de consuelo, con irrisión echaba por el suelo10. Prendió los principales, desnudando a todos cuantos pudo aquella hita11, las casas por el suelo derribando, las tablas y madera y palos quita. Y luego, por la tierra caminando, en San Vicente se entra, dando grita; asuélalo también en un momento. En esto entra Candís con gran contento12.

Santos: importante puerto de Brasil fundado en 1536 por Bras Cubas. Fue elevado a categoría de villa nueve años después y sufrió ataques de corsarios a lo largo de los siglos xvi y xvii. 9 Los piratas invocan el nombre de Antonio Machado, juez de Santos. La pasividad de este provoca la muerte del único resistente. 10 La población estaba rezando en la capilla (era el día de Navidad de 1591) cuando los piratas inician el ataque, lo que está históricamente probado (véase Knivet 180-181). 11 hita: ‘persona importuna’ (Alonso). 12 Anthony Knivet, corsario que luego fue prisionero de los portugueses y escribió un libro con sus aventuras en el Brasil, comenta que, si los defensores hubieran puesto alguna resistencia, les hubieran cortado las cabezas a los ingleses, tan desorganizados estaban los hombres de Cavendish (Knivet, 184).

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Estando en esta isla apoderado, procura embarcación muy conveniente hacer, porque tenía buen recado13, y aparejo hallaba entre la gente. No había el mes tercero bien pasado14, y acaba su bajel cumplidamente; veinte remos por banda15 le ha metido, con que Candís se halla enriquecido. Aquesta embarcación deja entenderse el fin con que Candís la fabricaba: para poder con ella bien meterse en puerto, que tomar imaginaba alguna tierra do pueda valerse, y aquesto su designo le guiaba. La fama por la costa se extendía, que para el Argentino la hacía. Del Río de Genero ha despachado16 apriesa Salvador de Sá Correa17, diciendo cómo a Santos ha tomado el inglés; que la cosa se provea allá en el Argentino con cuidado, que va nuestro enemigo de pelea.

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Allega un navichuelo y da el aviso, y vuélvese a Genero de improviso. Veréis en Buenos Aires discernirse el caso con diversos pareceres; procura cada cual escabullirse llevándose consigo sus haberes. Al fin han procurado convenirse en que salgan los viejos y mujeres, y frailes y muchachos del poblado, y que a la mira18 quede allí el soldado. La mísera hacienda recogida a priesa, de tropel y sin concierto, en carros y carretas fue metida, que huir, todos dicen, es lo cierto. La tierra adentro salen de corrida, dejando los soldados en el puerto; en centinela están de noche y día, y cada cual igual temor tenía. Llegué yo a esta sazón en mi navío de allá de la Asumpción con poca gente; el pueblo se holgó y tomó brío, y a sus casas volvieron de repente.

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recado: conjunto de útiles para hacer una cosa (DRAE). Cavendish se entretiene tres meses en Brasil; pierde un tiempo precioso y, cuando se dirige al sur, ya ha pasado el verano austral, con el consiguiente empeoramiento del tiempo que afecta decisivamente a su expedición. 15 banda: costado de la nave. 16 Río de Genero: Río de Janeiro; despachar: Enviar correo con cartas (Cov.). 17 Salvador Correia de Sáa (1540/47-1631): gobernador general de Río de Janeiro (1578-1598). Destacó en la expulsión de los asentamientos franceses, combatió con éxito a los piratas, desarrolló la economía azucarera y fomentó el comercio con Buenos Aires y la costa africana. 18 a la mira: en espera de algo (DRAE). 13 14

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Candís con su pujanza y poderío de Santos sale un día alegremente, y acá en el Argentino hacen vela19, que mucho su venida se recela.

con lenguas fueron bien examinados los indios que esto a mí me refirieron, y dicen que escapó sola una nave, que vuela por los aires como un ave.

Mas él parte de Santos recta vía20 el Magallán estrecho demandando21. Y tanto el Surle sigue y combatía, que vuelve popa vía22 y, arribando, el almiranta el árbol da y rendía23 en frente el Argentino, procurando las fuerzas contrastar del fuerte viento, mas él no le ha dejado con su intento.

Esto fue de David muy entendido25 que a vuelta del Estrecho se ha quedado con tres naves; las dos se han sumergido26, que cosa alguna de ellas no ha escapado. De su saber David bien se ha valido, y del temor las fuerzas ha sacado. Escapa con la maña más que pudo de aquel contrario tiempo, fuerte y crudo.

A mí los naturales, preguntados sobre esto, muchas veces me dijeron que vieron dos navíos anegados24, y en un punto de vista los perdieron;

Aquel barco que dije de Genero aviso había traído al Argentino, tornar ha procurado de ligero, queriendo aprovecharse en el camino,

hacen vela: velan. recta vía: rumbo directo (Fernández de Navarrete). 21 demandando: “Ir en demanda, o búsqueda, de tierra o puerto”. Voz de mucho uso a bordo (Fernández de Navarrete). 22 popa vía: dar media vuelta; arribando: arribar es “dar al timón la posición necesaria para que el buque gire a sotavento” (Fernández de Navarrete). 23 el almiranta el árbol da y rendía: la nave principal, la almiranta o almirante, pierde un palo o mástil. “Árboles son los palos que mantienen las velas y las vergas del navío” (Fernández de Navarrete); rendir un palo: romperse o rajarse un mástil (Fernández de Navarrete). 24 Aunque diga “navíos”, no debían de ser embarcaciones de gran tamaño. Según anota Knivet (184), se trataba de una embarcación pequeña de veinte toneladas y una barca del galeón Roebuck. 25 David: John Davis (c. 1550-1505), notable explorador inglés que acompañó a Cavendish en su segunda expedición al mando del buque Desire. Antes había realizado importantes navegaciones en busca del paso del Noroeste en los actuales Canadá y Groenlandia. Durante su travesía con Cavendish es posible que hubiera descubierto las islas Malvinas. A su regreso, publicó un valioso tratado sobre prácticas de navegación, The Seaman’s Secrets (1594), y un trabajo más teórico, The World’s Hydrographical Description (1595). 26 A la altura del Estrecho, el Desire de Davis y el Black Pinace perdieron de vista el resto de la armada inglesa (Knivet, 184). 19 20

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que es grande la codicia del dinero y al hombre fuerza haga desatino27. Salió del Río Genero, mas la hada28 a priesa corta el hilo a su husada29. En él iban algunos pasajeros que llevaban su pobre mercancía: don Pedro y don Francisco, caballero de Estepa, que es lugar de Andalucía30, piloto, con maestre y marineros, mas no como en tal caso convenía. En tomar se engañaron el altura31, principio cierto de su desventura. Comienzan a virar, pues, engañados, pensando que embocaban32 por el río, mas iban muchas leguas apartados vencidos de su loco desvarío. En costa y tierra dieron derrumbados, a la fuerza entregados del gentío.

Una ola a don Pedro le ha volado, y el mar profundo y bravo le ha tragado.

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Los demás pasajeros han salido a tierra su miseria lamentando. La gente indiana, luego como vido que se iba este negocio aderezando en su pro, al encuentro han acudido, y, en breve, a los cristianos se acercando comienzan a prendellos, y mataban a los que defenderse procuraban. Charrúas es la gente que aquí habita, que ha hecho grande estrago en los cristianos. Es gente muy cruel y muy maldita, también ha hecho presa en luteranos. Está de estos charrúas otra mita33 de indios de este nombre, más cercanos34. En Buenos Aires tratan y contratan, y allá nos llevan cosas que rescatan.

*Quod non mortalium pectora cogit auri sacra fames*. Véase nota 43, Canto V y nota 15, Canto VIII. hada: alusión a Átropos, una de las tres moiras o parcas que, según la mitología grecorromana, eran los seres encargados de velar por el destino de los hombres. Son tres ancianas hilanderas: Cloto es la que hila, Laquesis la que distribuye y Átropos la que corta el hilo. La extensión de la vida de cada individuo es obra de Laquesis y Átropos, la que aquí se alude, decide el momento de finalizar con cada existencia al cortar el hilo. Véase Canto XXI, nota 25. 29 husada: porción de lino, lana o estambre que, ya hilada, cabe en el huso (DRAE). El análisis métrico pide la aspiración de la h, evitándose la sinalefa. 30 Estepa: población de la provincia de Sevilla, en Andalucía (España). 31 tomar el altura: observar la latitud (Fernández de Navarrete). 32 embocaban: entrar por la boca o embocadura de canal, estrecho, etc. (Fernández de Navarrete). Piensan estar embocando hacia el Río de la Plata. 33 mita: “repartimiento que en América se hacía de indios para las obras públicas” (Alonso). 34 más cercanos: más próximos a los españoles. 27 28

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Aquestos nos dijeron que tenían los otros tres cristianos por cautivos, y que ellos del rescate tratarían de aquellos que hallasen estar vivos, y que luego a nosotros los traerían. Nosotros, en aquesto compasivos, de cosas les henchimos bien las manos, deseando librar nuestros hermanos. El cobertor quité yo de mi cama, porque un cacique bien se ha aficionado. Echamos por el pueblo una derrama35, y en breve gran rescate se ha juntado. Entre los indios corre bien la fama, que el rescate es muy rico y muy preciado: los cautivos trajeron a gran priesa por gozar del rescate y la promesa. ¿A quién no ha de causar esto mancilla, si tiene de cristiano sentimiento?36 Que no quedó de toda la cuadrilla alguno más que tres; pues el tormento que pasan, y la pena, ¿quién decilla podrá? Que a mí en pensarla ya el aliento me falta y la pluma desflaquece37, y mi lengua turbada se entorpece.

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Trajéronnos los tres en carnes puras38, el uno sacerdote y dos soldados; a todos se les dieron vestiduras y fueron en lo posible reparados. Contáronnos sus tristes desventuras, juzgándose por hombres bien librados en haber escapado con la vida, habiéndola tenido por perdida. 25

¡En qué trabajos mete la cobdicia39 y el procurar ganar la plata y oro, y más cuando Fortuna le es propicia! Aquel que va juntando gran tesoro no siente el sin ventura la malicia, los males, sobresaltos, pena y lloro, que le es fácil lo que es dificultoso con fin de conseguir su fin gustoso. Está el señor de Mitiley en esto tan triste, que mil vidas cierto diera por no ver el suceso tan funesto del armada lucida que él trajera. Pues vuelve de arribada40 muy depuesto adonde estuvo ya la vez primera, pensando rehacerse y no ha podido, según en lo siguiente es referido.

derrama: contribución temporal o extraordinaria (Aut.). *Los tormentos que pasan los captivos cristianos entre los indios.* 37 desflaquece: extenuarse, debilitarse (Aut.). 38 *Son rescatados de poder de indios don Diego de Portugal, clérigo, y don Rulfo de Mendoza y Gonzalo García, a quien yo traje en mi navío por marinero.* En carnes puras: desnudos (Aut.). 39 *Quid non mortalium pectora cogit auri sacra fames?* Véase nota 15, canto VIII. 40 arribada: vuelta del navío al lugar de donde salió (Aut.). 35 36

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Canto XXVIII. En este canto se cuenta la gran victoria que tuvieron los portugueses contra el señor de Mitiley, y de su pérdida y desbarate de su armada Tener bravos encuentros de fortuna, contrastes, baterías y debates1, estar con esperanza el alma alguna de conseguir victoria en sus combates, efectos son que causa la importuna con sus revoluciones y dislates, que no puede Fortuna estar estable, que consiste su ser en ser mudable.

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¿Quién libre podrá ser de esta señora, sin que obligado sea de ordinario como captivo, reina emperadora, a serle de contino tributario? Ya dándole las gracias de hora en hora por el bien recibido, ya al contrario juzgándola por loca y por insana, ingrata, fementida2, cruel, tirana.

contrastes: desgracias, impedimentos opuestos, estorbos, embarazos (Cov.); batería: estrago que hace la artillería en los muros y los asaltos (Cov.); debates: combates (DRAE). 2 fementida: que ha quebrado su palabra (Cov.).

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Tomás Candís, que estaba tan pujante, a la rueda pensaba que tenía de aquesta gran tirana más constante que a su poca fijeza convenía. Mas ella se le vuelve en un instante tan contraria a su vana fantasía, que causa que su vano pensamiento a las vueltas se vaya con el viento.

Un mancebo a la lancha acude luego, y por la mar adentro la metía, nadando por el agua, y pega fuego, que en breve por la lancha se encendía. El luterano está de miedo ciego, el cristiano con fuerza acometía; rodaban los ingleses por el suelo, que ayuda a los cristianos Dios del Cielo.

Viniendo, como dije, de arribada, pensando entrar en Santos, toma tierra tres leguas más atrás. Siendo avisada la gente, sale apriesa de la sierra; en la halda3 formaron emboscada, ardides necesarios en la guerra. El luterano viene descuidado, pensando que será bien hospedado.

Cebáronse los indios de tal suerte que no se contentaban dar flechazos, y así dan al inglés muy cruda muerte, matándole con crudos macanazos5. Aquel que se mostraba ser más fuerte, en un punto le hacen mil pedazos. De veinte y cinco, dos solos vivieron, que viéndose perdidos se rindieron.

Salieron veinte y cinco en una lancha con fin de que podrían refrescarse en tierra, por la playa grande y ancha, para de su fatiga repararse. Empero nuestra gente los desmancha4 y, al tiempo que volvían a embarcarse, comiénzanles a dar gran batería con fuerte y muy espesa flechería.

5

El uno de ellos era zurujano6, grandísimo filósofo y latino, mostraba ser en obras muy cristiano, que yo traté con él muy de contino. El otro era mancebo cortesano, en mi nave de Santos éste vino.

halda: falda. desmancha: destroza. 5 macanazos: golpes dados con la macana. Compárese: “Mas el Utuyaney, como gigante, /al Herrera se puso por delante. // La macana cruel enarbolada/ descarga con un golpe tan pesado, /que puesto que era fuerte la celada,/ algún tanto quedó desatinado” (Juan de Castellanos, 1589 en CORDE). 6 zurujano: cirujano, médico. 3 4

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Entrambos se quedaron en la costa, que les hace en comer el rey la costa7. Los indios a los muertos les cortaron las cabezas, y viérades la grita con que la fiesta alegres celebraron de su victoria santa y muy bendita. A Santos con su triunfo se tornaron; un dedo lleva un indio, que le quita a un inglés, que anillo en él tenía de fino oro con piedra de valía. La víspera de San Pedro ha sucedido8 10 el suceso jocundo y placentero. Candís, que está del hecho entristecido, presume de vengar el desafuero. Escribe en una carta que el partido que quiere es que le den un caballero, si es vivo, de valor y noble sangre, si no, que tomará al pueblo por hambre. Entre los veinte y tres ha sido muerto de un conde el hijo amado que tenía. Aquesto allí se supo en aquel puerto, y que a Candís volver no convenía

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sin él, porque el morir le estaba cierto, según el padre, conde, le quería. Por esta causa allí cartas escribe y a fuego y sangre a todos apercibe. Mas viendo que sus fieros9 son en vano, la vela da Candís desconfiado. San Sebastián, que es isla allí cercano10, tomar por rehacerse ha procurado. No está lejos de allí un lusitano, Salvador de Correa, muy honrado, en nombre de Filipo en el Genero, y oídme lo que hizo el caballero. Al punto que se supo que surgido había en esta isla el enemigo, con un pecho y valor ennoblecido (que de servir al rey es muy amigo, según yo siempre en él he conocido, y soy en muchas cosas buen testigo) a su hijo despacha por la posta con gente, por la mar y por la costa. Tan bien lo hizo el hijo, que llegando do estaba el enemigo descuidado,

costa: dilogía irónica con los dos sentidos de la palabra “costa”; de un lado, los dos ingleses se quedan prisioneros en el litoral; de otro, viven allí a costa del erario de la Corona española. 8 La víspera de San Pedro: corresponde al 28 de junio, día anterior a la celebración católica del santo. En De Ángelis: “Víspera de San Pedro”, para respetar la medida del endecasílabo. 9 fieros: el adjetivo “fiero” se sustantiva por omisión del nombre al que debía acompañar. 10 San Sebastián: actual Ilhabela. Es el nombre de una isla y el único municipio-archipiélago brasileño oceánico. Se encuentra situado en la costa norte del estado de San Pablo. Durante el siglo xvi, por su posición estratégica, fue un lugar muy utilizado por los navíos para hacer aguada, es decir, para reponer agua y víveres. 7

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en un punto le cerca, escopetando de suerte que a gran priesa se ha embarcado. La vuelta de la mar iba tomando, y treinta y cinco muertos le han quedado. Conque queda Correa, el mozo, ufano, y más con ver que huye el luterano. Salió Candís de aquí con crudo duelo, cubierto de dolor y grande llanto. Con priesa procuraba de ir de vuelo; al almiranta llega con quebranto, que viene desmanchado y sin consuelo. Al puerto van llamado Espiritu Santo11; con lanchas y bateles echa gente, y él quédase en la mar acá de frente. Al tiempo del entrar, gran batería de los fuertes les dieron y flechazos; la gente indiana armaba gritería12, los nuestros, sin parar, arcabuzazos. Vencidos de la espesa flechería y de los fuertes tiros y balazos,

huyen los ingleses que quedaron, que ciento y diez los nuestros les mataron.

15

Del un fuerte los nuestros han salido, metiéndose en un grande y alto mato13. Los ingleses al fuerte han acudido, del otro fuerte vienen al rebato14. Del mato vuelven ya con alarido; duró la cruda guerra grande rato, cayendo los ingleses luteranos sin muerte ni herida de cristianos. De aquellos que se huyen en llegando, el general Candís cuatro ha ahorcado; otros cuatro se vienen, que velando estuviesen las boyas ha mandado. Huyéronse a nosotros, procurando escapar con la vida; que enojado está Candís por ver el disbarate15 que hicieron por dar aquel combate. No les mandó Candís que acometiesen los fuertes; que sondasen16 solamente

Espiritu Santo: ciudad fundada en 1551 con el nombre de Vila Nova do Espiritu Santo, hoy es conocida como Vitória. Es la capital del estado de Espiritu Santo. 12 Algunas tribus indias, amigas de los portugueses, aportaron a la defensa doscientos hombres al mando del cacique Jupi-Açu (Teixeira, 118-119). 13 mato: conjunto de matas (DRAE). 14 rebato: “La defensa que se hace al fraudulento y súbito acometimiento del enemigo, porque él viene a batir, que es herir, y salimos a rebatirle” (Cov.). 15 disbarate: derrota. El ataque inglés fue imprudente (de ahí el “disbarate”); los capitanes de Cavendish desobedecieron las órdenes del almirante inglés y atacaron la ciudad sin tener en cuenta las tropas portuguesas que les esperaban en los dos fuertes (véase Knivet, 190-191). 16 sondar: averiguar o medir con la sonda la profundidad del mar en parajes hondables (Fernández de Navarrete). 11

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les dijo, y que luego se volviesen, porque él después entrara con su gente; y como lo contrario ellos hiciesen, y de ello sucediese el mal presente, estaba en pura cólera metido y ajeno de juicio y de sentido. No hay quien le consuele, porque estaba cualquiera de ellos tal, que no sabía si aquello era verdad o lo soñaba, si fuese vana o loca fantasía. Así que cada cual por sí lloraba y a solas cada cual por sí plañía. Candís, que más lo siente, sus pasiones pregona, publicando estas razones: “Maldito sea aquel día en que nacido yo triste fui, que nunca yo naciera; o ya que yo nací, que perecido al punto que nací luego yo fuera; o ya que no lo fui, el encrudecido y hondo mar en sí me recogiera, y no viera yo aquesta desventura, teniendo tan dichosa sepultura.

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¿Qué tengo de hacer, triste, mezquino? ¿Cómo podré soldar17 yo quiebra tanta? Si allá a Ingalaterra18 yo camino, habralo de pagar esta garganta. Pues, ¿dó puedo tomar otro camino, que tierra, mar y cielo ya me espanta?. ¿Por qué no vienes, muerte, cruda, ingrata?, Si darme quieres vida, aquí me matas”. Alzando a priesa el ancla mar afuera, de un bordo y otro anda entristecido. La noche sobreviene muy ligera. El almirante, viéndose perdido, no curando de seguir más su bandera, dispara como ha sido anochecido, y viéndose Candís desamparado, las velas popa vía ha velejado19. Davis, dije, volvía de arribada en su nave; las dos fueron abriendo, y a pique fue la gente sepultada, en el fondo al infierno descindiendo.

soldar: componer, enmendar algún desacierto (Aut.) Ingalaterra: Inglaterra (epéntesis en la primera e). 19 velejar: valerse de las velas para la navegación (Aut.); de ahí, velejar popa vía: manejar las velas para tomar el viento de popa. Compárese “…descubrimos al enemigo al barlovento de nuestra armada, á lo que decían los pilotos cuatro leguas más arriba, el cual, como nos descubrió, preguntó á Alonso Bueno ¿qué navíos eran aquellos? Respondióle: los grandes llevan mercaderías á Arica para Potosí; los pequeños son barcos que van por vino y trigo á los valles que dejamos atrás; pero viendo que íbamos la vuelta de la mar, y como en su seguimiento, él tambien dejó de venir á popa vía, y viró la vuelta de la mar á la bolina” (Reginaldo de Lizárraga, Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, 1605. En CORDE). Navegar de bolina es hacerlo contra el viento. 17 18

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Al isla Grande20 viene, así llamada, Davis, que cruda sed ya padeciendo venía con su gente; aquí ha surgido, y oíd lo que en la isla ha sucedido. Aquí saltaron quince a refrescarse con fin de meter agua en el navío; la gente que allí está, cura emboscarse, con ayuda también de algún gentío. En ellos dan, al tiempo que emboscarse no pueden, ni huir del poderío de los nuestros; de suerte que murieron los trece, y a los dos vivos cogieron. Davis se retiró y va huyendo, sin saber de Candís ni de almiranta. Así se fue esta armada deshaciendo. La costa la victoria bella canta,

las gracias siempre a Dios de ella haciendo, que tal victoria admira, y aun espanta, que bien parece ser de Dios venida, por el glorioso Pedro merecida. 25

Quién duda que San Pedro, como vido su templo de los malos profanado, pues fue de su Señor el elegido por cabeza y pastor de su ganado21, que no dijo: “Señor, ¿por qué has querido a tu pastor dejar desamparado? ¡Mira que está en oprobio tu rebaño, remedia, buen Jesús, tan crudo daño!”. De aquellas once mil, una cabeza22 los ingleses también en aquel día a mal echaron23 ¡Santa y rica pieza! ¿Quién duda a Dios la Virgen le diría?:

isla Grande: isla también conocida como Ilha Grande, situada en la bahía del mismo nombre y en la costa del estado actual de Río de Janeiro. 21 San Pedro, el primero de los apóstoles, fue nombrado por Jesucristo primado de la Iglesia católica (Mateo 16: 18). De ahí, la referencia a cabeza y pastor de la Iglesia. Además, la victoria de los portugueses se produce en el día de su festividad, 29 de junio de 1592. 22 De aquellas once mil, una cabeza: probable alusión a Santa Úrsula y las once mil vírgenes. Según la leyenda dorada, Úrsula, hija de un rey cristiano de la Gran Bretaña, fue pedida en matrimonio por el hijo de un gran rey pagano. Deseando conservarse virgen, obtuvo una demora de tres años. A su solicitud se le dieron diez mujeres jóvenes de noble cuna, y ella y cada una de las diez fueron acompañadas por mil vírgenes, y todo este grupo, embarcó en once barcos navegando por tres años. Cuando el plazo se venció, y el prometido de Úrsula estaba a punto de reclamarla, una ráfaga de viento llevó a las once mil lejos de las costas de Inglaterra, llegando primero por el agua a Colonia y de ahí, a Basilea, y después, por tierra, de Basilea a Roma. Finalmente retornaron a Colonia, donde fueron asesinadas por los hunos. La leyenda dio lugar a numerosas reliquias que se repartieron por toda la cristiandad. Cavendish saqueó y profanó numerosos templos católicos en sus correrías. El texto se referiría al asalto de una de las iglesias en Santos o San Vicente. La mención a la Virgen en la misma estrofa apoyaría la posible alusión a la profanación de la cabeza-reliquia de una de las once mil vírgenes 23 a mal echaron: despreciaron (DRAE). 20

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“La injuria a vos, Señor, bien se endereza, y contra vos el mal se cometía. Pues sois para vengarla poderoso, destruya vuestra diestra al flagicioso”.

Al corazón humilde y doloroso, envuelto en contrición, nunca aborrece el Alto; y al que ve menesteroso

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de su socorro, bien le favorece. Pues ¿quién no había de estar allí lloroso en Santos, do la causa tanto crece con robos, destrucción y cautiverio, flagicios26, tiranías, improperio?

La figura de Dios crucificado, que en la iglesia y altar devota estaba, a quien el enemigo ha desgarrado y de ella con oprobio se burlaba, pues representa a Dios Verbo Encarnado, quién duda al Padre Eterno se quejaba, y dice: “Aunque Cordero muy benigno24, perezca ya este espíritu maligno?”25. También los viejos claman suspirando, los mozos allí miran hacia el cielo; las damas y doncellas lamentando cubrían con sus lágrimas el suelo; los tiernos mochachuelos sollozando publican su dolor y desconsuelo; por esto fue Candís desbaratado, que el justo nunca fue desamparado.

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Por mis ojos yo vi, de a pocos días, a Santos, con su isla, que robada por este Candís fue, y las vacías y pobres casas, gente lastimada, me daban a entender por muchas vías aquella tiranía celebrada allí contra dos pueblos lusitanos, cuando de ellos triunfaron luteranos. Allí vide las fuerzas derribadas, las torres y los altos edificios; allí vide las casas derrocadas, y sacadas las puertas de los quicios. Por madera en el fuego son quemadas, y tuvieron por grandes beneficios los que enhiestas en pie hallan sus casas, porque las más estaban hechas brasas. No me hizo admirar aquesta ruina, que el cazador que entra por un soto

Cordero muy benigno: se refiere Jesucristo a sí mismo, nombrado como Cordero de Dios que quita los pecados del mundo (palabras de la liturgia de la comunión). Es una imagen básica en la tradición cristiana. El simbolismo del cordero es rico y frecuente en las Sagradas Escrituras: “Fue ofrecido en sacrificio porque él mismo lo quiso: y no abrió la boca para quejarse: será conducido a la muerte sin resistencia suya, como va la oveja al matadero” (Isaías, 53: 7). 25 Aunque la del cordero sea una apelación benigna, el mismo Jesús pediría el castigo para quien profana sus templos. 26 flagicio: “Pecado grave, maldad enorme, vicio torpe, digno de mucho castigo. Es voz de poco uso, y tomada del Latino Flagitium” (Aut.). 24

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la caza mata toda cuanta atina, y el soldado que ve al campo roto del alto abajo todo deshollina27. Mas pena me dio el ver que aquel piloto que tengo referido, lusitano, en el puerto a Candís metió de mano28. Aqueste merecía ser quemado, y el capitán que preso le tenía en Santos, donde estuvo a tal recado29, que, huyendo, se fue donde ha querido. Mirad lo que hará aqueste pecado30, pues le tiene el demonio pervertido. ¡Y no querrá mi Dios que tal delito lo ponga yo en memoria por escrito!

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Aquí quiero dejarlo, prometiendo en otra parte cosas muy gustosas, que estoy en mi vejez yo componiendo del argentino reino hazañosas batallas que el dios Marte va tejendo, conquistas y noticias espantosas. Lo que he dicho y dijere en mi escriptura submito al Santo Oficio y su censura. Gloria a Dios Porque mi sentido cuadre con la fe y toda razón, escribo con corrección de la Iglesia nuestra madre31.

deshollina: limpiar, en el sentido figurado de saquear. El sentido de este verso está en relación con el anterior: el soldado que se queda en el campo después de la batalla saquea todo, de arriba abajo. Compárese: “tomóle su cudicia [sic] a Badajoz, que lo traía atraillado, y determinó de pasar también a ella por deshollinar el oro y perlas que haber en ella estimaba” (Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, 1527-1561. En CORDE). 28 meter de mano: utilizar excesivamente en algún negocio (Aut.). Tras la derrota en el puerto de Espiritu Santo, Cavendish mandó ahorcar al piloto portugués Jorge Luis (o Gaspar Jorge), por creer que lo había traicionado (Knivet, 189). Barco Centenera alude irónicamente a la pena que le da que el piloto se hubiera aprovechado excesivamente de Cavendish, quien terminó matándolo. 29 recado: recaudo, prisión. El piloto lusitano, preso en Santos, y su capitán, Cavendish, merecerían ser quemados. Barco Centenera desconoce la triste suerte de Cavendish, quien murió poco después en extrañas circunstancias en medio del Atlántico Sur, sin regresar a Inglaterra. 30 pecado: se refiere a Cavendish como el pecado por excelencia. El término se asociaba al diablo en estilo familiar (Aut.) y, por tanto, al pirata inglés como un ser fundamentalmente diabólico. 31 Frente a las octavas reales de todo el Poema, la coda final es una redondilla. 27

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Glosarios Glosario general A continuación, se transcriben los términos anotados con indicación del Canto en número latino y la octava en arábigo. a cencerros tapados XIX, 53 a galeras XXII, 29 a guinda XXV, 6 a la contina XIII, 38 a la fama X, 12 a la jineta XX, 75 a la luna XXV, 48 a la mira XXVII, 13 a mal echaron: despreciaron XXVIII, 28 a manojos XIX, 20 a maravilla II, 37 a pecho y ruego XXIV, 39 a prima V, 31 a puja IV, 39 a recado VII, 27 a rodo XXV, 6 a todos los iguala por rasero XVIII, 10 a tuerto XVI, 14 a vuelta de XVII, 10 ablentar XIII, 42 ablución XIX, 66 Abrego (o Abreu), Diego de IV, 47 abscisa IX, 47 acentos XV, 3 aciones XII, 39 acogerse a los pies XXI, 32

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acorralar a cabras XVI, 61 Adam X, 2 adelantado IV, 50 adherente IV, 5 afeite XXIII, 32 afierra IV, 9 afligido XVII, 40 agra XXV, 30 aguaje XXII, 5 aguja I, 15 ahecho XV, 2 aherrojar V, 21 aína VIII, 24 alabarda XI, 20 alano II, 45 alanos de Irlanda XX, 50 alarde IV, 4 alcabuz II, 3 alegres XIV, 5 alfanje XI, 19 alférez XX, 59 Almiranta VIII, 22 amainar X, 22 anatomía IV, 12¸ IX, 17 andar de pie quebrado V, 52 andar el juego XVI, 6 anegar XXVII, 16

anejo IX, 44 anta XIII, 16 ante XXIII, 38 antena IV, 8 aparejo IV, 8; XVIII, 28 apellidar XIX, 40 aperreado III, 24 aportar I, 15 aprieta X, 38 aprisco XVI, 1 árbol X, 13 árbor III, 3 armado XIII, 34 arreadas XXIV, 37 arrepiso XIII, 10 arribar XXVII, 16¸ XXVII, 29 asegurar XIV, 6 asiento XVI, 51 asombrada II, 9 Asumpción II, 38 atambor IX, 46 atolladar XIII, 16 augmento VI, 4 aventura XXIV, 14 avestruz XXV, 6 ayllos XVII, 4 azogue XVII, 9

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azogue, vivo como el XVII, 39 baldón II, 39 banda XXVII, 10 baquiano XVI, 19 barba queda, tener la VII, 26 barra VI, 24 barrenado XIV, 14 barrisco IX, 19 bastimento IV, 13 bateles I, 15 batería XXVIII, 1bel XXIV, 41 beneficio XVII, 9 berceras VI, 32 bestión XX, 57 blanco XIII, 34 blasón XI, 45 bofes IV, 26 bojar X, 41 bolina XIV, 2 boqueando XI, 27 bordón XVII, 16 boruca XX, 20 bosar III, 8 bote XIV, 16 boto VII, 41 brasílica XXVII, 1 brazo del río XII, 7 briza III, 16 brocatel XVI, 22 broza II, 41 bruco III, 36 brumete IX, 11 buey suelto bien se lame VI, 7 buhío (o bohío) IX, 34 cabestro V, 25 Cabeza de Vaca, Álvar Núñez V, 7 cabo Frío IV, 14

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cabo XIII, 42 cabre VIII, 22 cadahalso XVII, 14 cajas XXII, 14 calar la pica XX, 18 calar remos XII, 7 calcetero XIX, 72 calderería XXIV, 43 camarada XI, 17 campo XI, 19 canalla VII, 21 candelecho XVIII, 8 Candís XVI, 2 cantillo VI, 32 canto XIV, 5 cantón XXII, 31 cañamazo XXI, 5 capitana XI, 36 carbunclo animal III, 29 caribes I, 10 carneros XVI, 53 carrera XII, 2 carretero XXI, 14 case XII, 50 caudal II, 12 cavar trinquete y mesana X, 22 caverno XXII, 40 cebar XIV, 6 centella XII, 40 ceptro X, 17 chácara XXV, 19 chacorrusca XXV, 49 Chalamarca XVI, 46 chapetón XVI, 19 Charcas VI, 19 Chaves, Ñuflo de V, 47 chicha, XVI, 17

chipana XVI, 17 Chiquitos V, 54 Chuquiabo XXIII, 23 cierne V, 34 cierro XXV, 22 cifrado XIX, 3 citatoria XXIV, 23 coger XX, 10 cognomento I, 31 colgada XV, 4 collera XIX, 5 compéleme III, 25 componer XIX, 7 compulsoria XXIII, 5 concierto XV, 5 conde del Villar XVI, 4 Condurillo, río I, 24 consistorio XXIII, 4 consuno XI, 46 contar por las parejas XIX, 3 contino II, 32 contrastes XXVIII, 1 contratar XII, 14 contrayerba III, 9 contrición X, 9 copia II, 42 coplada XIII, 7 cornado III, 23 corredores XX, 12 corregidor XVII, 11 correr toros XIX, 17 corrido XIX, 71 costa XXVIII, 8 costal XI, 11 cota XX, 4 coto XI, 46 coyuntura XIII, 2

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crudo XI, 2 crueza XXIV, 27 cuartana XV, 2 cuartanario XV, 2 culebrina XI, 26 cumbrera III, 38 cumplidos XV, 44 curar V, 3 cursado XII, 22 dar batería XVI, 62 dar cabo XV, 45 dar carena XXIV, 15 dar de ojos XXI, 46 dar en XIII, 10 dar suda y tanda XXIV, 13 David (John Davis) XXVII, 18 de buena a buena XXIV, 36 de paso XX, 74 de presto XV, 4 de todo punto XI, 1 de trote XXI, 51 debates XXVIII, 1 debelar I, 14 demarcar XXVII, 16 demás III, 1 departiendo VI, 9 deputado XX, 71 deputados V, 27 derrama XXVII, 25 desabrigo IV, 20 desafueros XVII, 36 desala V, 48 desambrido XVIII, 20 desastrado IX, 3 desbarate V, 31 descaecido IX, 20 descargo IX, 12

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descoger VI, 32 descuento IV, 19; XX, 9 desembaraza XX, 64 desembraza XX, 64 desensión IV, 1 desflaquecer XXVII, 26 desfrenado IV, 43 deshambridos XI, 30 deshecha XI, 50 deshollina XXVIII, 34 desino XVI, 6 desmancha XXVIII, 5 desolar XI, 15 despabila XXIV, 51 despabila XXIV, 51 despachó XVIII, despalmar XIX, 50 desparciendo III, 26 despartir XVI, 19 desque V, 29 desquietar XXIII, 29 desrumbada X, 13 destroncada III, 20 desvala XIII, 46 desvío IV, 41 detestanda V, 29 detractura IX, 50 Díaz de Solís I, 38 dictión V, 5 diera III, 21 dimisoria XXIII, 5 dira I, 13 disbarate XXVIII, 18 discernidos I, 21 discurriendo XIV, 20 disjuntas II, 11 disparata X, 8

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ditado II, 19 dolo I, 1 dorado II, 47 Draque, Francisco (Francis Drake) I, 6 dulcedumbre XIII, 35 Echar cata VI, 6 Echar derrama XVI, 7 el arena III, 28 el cuerno al ojo XXIV, 49 embijados XII, 8 empecer XIX, 20 emperadora I, 7 en luengo I, 24 en su tanto II, 1 encarta XIX, 6 encomendero III, 18 enconada XIII, 39 endecha IX, 23 enfadado XXIII, 38 enhastada XIV, 25 ensayar metal VI, 19 ensenado VIII, 32 entrada XII, 7 entrar en costa XXVII, 4 entuertan XI, 1 enviar a recado XVI, 39 erugo III, 36 escarapela XXI, 38 escota X, 22 escote XXI, 51 escuadrar XXIV, 43 esforzado XIII, 11 espantosa: II, 50 espeseza, XXIII, 24 esquifada XIII, 9 estacado XVI, 19

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estalaje IV, 10 estante II, 25 estantino III, 7 estanza XI, 26; XX, 26 Esteco XXI, 50 estera XXV, 40 estilo XXIV, 52 estó XIV, 1 estremada IV, 3 estrena V, 62 estriba XVIII, 13 eyra III, 7 factor XXII, 13 fajina XVI, 58 fasta XXIV, 37 favorido XIII, 1 fementida XXVIII, 2 feno XXV, 5 feria V, 14 fieros XIII, 12 figurar IX, 17 fil derecho XXI, 45 Filipo (rey) III, 31 filos botos V, 41 flagicio XXVIII, 31 formar XIX, 28 frisoles X, 3 fuerte XVII, 26 fúgida XI, 34 fulminado VII, 6 fulminar VI, 21 Gaboto I, 41; XII, 25 galanos IV, 10 Garay, Juan de I, 22 garguero XXIV, 6 garla XX, 6 garrar XIV, 24

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gaudio XVII, 29 generaciones III, 18 gente de la suerte XVI, 8 gentiles II, 21 gesto III, 9 gobernable II, gran cuenta XXIV, 25 granadilla de Indias III, 2 grande pieza XXIV, 13 granjeros XXIII, 36 grima I, 4¸ III, 39 guarda XV, 20 guarnecida V, 25 guembes XXV, 6 Guerra, Alonso de XXIII, 3 guindaleza XIII, 42 haber XV, 8 hacer hacer cala X, 32 hacer gente XVI, 10 hacer maña XXII, 29 hacer perneta XI, 42 hacer piezas XX, 25 hacerse a largo IX, 12 hada XXVII, 19 halda XXVIII, 4 hanega XV, 12 harnero XVII, 4 harpada XIII, 37 harpón XXV, 27 hecho botija XXV, 8 henchir las manos XXV, 29 Hércules, columnas de V, 54 herrón, 41 hilo a hilo XV, 29 hiñe V, 34 hiperbóreos XVII, 24

hipo XXIII, 40 horadallas II, 39 Horcas de Chávez, Las XVI, 10 Hornachuelos IX, 24 hortolanos IV, 49 huesa XII, 44 humillísima I, 35 hundir XIV, 4 husada XXVII, 19 huye el perejil XXI, 41 ignita III, 30 iguala IV, 30 imos IV, 9 incontinente (v. también encontinente) I, 10 indiscreta XX, 5 Inga I, 31 Ingalaterra XXVIII, 22 ingenios XVII, 9 insanas XXII, 14 instancia XVII, 29 invida XIX, 43 invidar el resto V, 43 ir a yerbas XI, 8 ir de corrida XI, 20 ir de las manos el conejo XXIV, 2 ir de vuelo XXII, 8 isla Grande XXVIII, 24 iza X, 22 jocundo I, 4 jubón XI, 27 jugar artillería XVI, 16 jugar sortija y cañas XIX, junta XXV, 3 La Plata XXII, 31 labrar XIII, 37 laceria V, 14

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ladrón canta vacío VI, 30 lago VI, 31 lamiento XXIV, 8 Lance XVII, 1 lanceta XXIII, 31 Lartaún, Sebastián de XXIII, 3 lastrar XXII, 24 ledo VI, 8 ledo XXV, 34 lengua XI, 4 leones II, 22 Lerma, Hernando de 34 leso VI, 30 leste: II nota 7 letijos III, 22 levar ferro XVI, 11 levar VIII, 30 libelo de repudio IV, 41 librea IX, 27 ligado XIX, 53 Ligera XI, 39 línea IV, 14 liñas XIII, 34 livianos IV, 26 logincas XXIII, 2 luego XII, 17 lusitano XIX, 59 lustre XXIII, 19 luterano XXII, 6 macana XX, 52 macanazos XXVIII, 7 madeja sin cuenda XXV, 49 madre II, 17 maese de campo IV, 6 mal pecado I, 29 mal pecho XXIV, 19 maleza XXIII, 24

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Malucos XXII, 20 mancebo VII, 21 mancilla IV, 9 mandado XVI, 1 mandí II, 47 manida II, 25 mañoso XIX, 73 mar del Norte XXII, 4 mar del Sur XXII, 6 mar llena X, 24 maraña I, 36 mareante VIII, 8 marina, XIV marinar X, 21 marinero XVI, 5 mariscando IV, 15 Martínez de Irala, Domingo IV, 43 más sabe salto de mata que ruego de amigos XIX, 33 mate XVI, 19 mato XXVIII, 17 maza y mona XXV, 5 mazara IV, 41 mechas XX, 16 medrado XIX, 65 melonada XIX, 51 Mendoza, Pedro de I, 41 mesana IV, 9 mesta XVII, 23 meter de mano XXVIII, 34 meter la hoz en la mies XXIV, 52 meterse en zapatos XXI, 9 micurén III, 5 ministrar XVI, 20 mita XXVII, 23 Mizque XVI, 39 Mogrovejo, Alfonso de XXIII, 2

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mohína IX, 3 mohíno IX, 3 mojos III, 38 molle XXV, 7 morbo de Galia IV, 22 mormollo XXI, 29 moro muerto, gran lanzada XIII, 12 morriones 11, 12 murta XXV, 7 naciones XII, 28 nadie ha de fiar de buen tempero XXIV, 24 nata XXVII, 3 nea XII, 10 neblí II, 48 negadizo II, 37 ni por pienso XV, 44 ni rey ni Roque XXV, 8 nido III, 26 no durará más el alegría que suele, al que es tahúr, en su porfía XVIII, 25 no hay pollo a quien quiera así el milano, XIX, 64 nonada X, 13 nono VIII, 33 nublado V, 43 oblica VIII, 31 obsequias II, 26 onza II, 22 ordenado de grados IX, 11 Ortiz de Zárate, Joan II, 9 ostiones II, 39 Pacú II, 47 palenque XXIV, 36 palma de victoria XV, 26 palmito IX, 14

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palometa (arma) XX, 49 paño de grana XIII, 6 paragüense XVIII, 24 paragüeño VII, 34 paramento V, 3 Parca XI, 2 parecer XXIII, 5 parlero XII, 28 partesanas XXII pataje VIII, 3 patí XIII, 34 pecado XXVIII, 35 pecar en nefando III, 27 pechos XIV, título peje palometa II, 44 peje título, II pelota X, 39 peltrechos VIII, 16 perdimiento VIII, 1 peregrinas III, 10 persona XXIV, 17 perulero IV, 21; VI, 20 pica VI, 19 piezas XX, 77 piña XVII, 9 pío I, 18 placentino XVI, 8 planto II, 26 poblar I, 8 policía XVIII, 2 pone partido XII, 37 poner en dos alas XI, 8 popa vía XXVII, 17 por la posta XXII, 9 por vista de ojos XV, 30 porrada XVII, 53 posta XXVII, 3

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potencia VI, 10 prava XIX, 61 prebendado XXI, 49 prece VIII, 8 presago XXIV, 20 pretenso IV, 31 pretensor IV, 30 prieta, XVIII, 11 prima XXIII, 1 prima, tener la XVII, 1 principio y fundamento II, 50 probar la mano V, 8 procurar XXII, 17 Profundo V, 4 prolijo XX, 14 propincuos X, 32 prouas III, 39 provisiones, XIX, 11 provisor VII, 2 pujanzas XX, 10 pujavante XIX, 50 pulidos XXIII, 17 Puná XVI, 12 querimonia IX, 50 quien I, 3 quilate XI, 50 quilla IV, 9 quisto III, 29 quito XVIII, 30 rancheada XIII, 24; XVIII, 3 real IX, 37 rebate XXIV, 2 rebatir XIV, 27 rebato XXVIII, 17 rebozo XXIII, 14 recado XXVII, 10; XXVIII, 35 recatado XII, 14

recordar XII, 38 recta vía XXVII, 16 recuentro XX, 16 recuestar XIX, 16 recusar XXI, 20 redondo II, 46 redores XX, 12 regente IV, 6 relación XIX, 22 reliquias I, 14 remaneciente I, 8 Remate XI, 50 rendir un palo XXVII, 17 repartimiento III, 17; XX, 9 requiescant X, 42 rescatar X, 41 rescates VIII, 29 residir XIX, 11 resumir XIX, 29 retortero II, 18 retortero, traer al XVI, 5 retraerse XIX, 38 revolver XIV, 13 ricinos I, 10 rieto XI, 44 rima VI, 24 Río de Genero XXIV, 11 Rodela III, 20 rollo XXI, 29 romper XVI, 41 roso ni velloso IV, 13 rotero V, 62 roto XI, 19 rotundo I, 4 ruciada XVI, 15 Rueda de la Fortuna X, 42 sagrado (sust.) XIX, 25

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salir a la parada XXI, 26 Salir de harón XI, 50 salir del tiento XXI, 48 salmantina (rodela) XI, 27 salmorejo IX, 44 San Gabriel, isla II, 7 sanguinosos I, 14 Santa Bárbara IV, 14 Santa Catalina, isla V, 12 Santiago (grito de guerra) XIV, 11 sartas XIII, 6 sayón X, 7 ser parte XX, 4 seta XX, 5 significa XV, 23 sitiada II, 41 so XIII, 44 sobre peine XXI, 33 sobrecejo XVIII, 28 soldar XXVIII, 22 sonda II, sondar XXVIII, 19 subir de punto XXIII, 1 subir la casa al techo XXIV, 20 Subjecto VIII, 33 sueño del perro XIV, 10 sumidero V, 5 superba XI, 45 Superno II, 34 Sur (viento) XIII, 42 surgirá X, 8 surta, surtir VIII, 24 suspenso VII, 3 tablilla XXIII, 11

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tacaño XIII, 6 talanquera IX, 9; XIII, 12 talanquera, verse en XIX, 39 tanda III, 15 tanto cuanto III, 11 tejendo XVI, 36 tener la prima XVII, 1 tercero XXI, 32 tiana XXV, 17 tigre de Hircania XIX, 42 tigres II, 22 tisera XI, 2 tocar al arma XI, 35 Toledo, Francisco de I, 36 Tomahavi XVII, 25 tomar el altura XXVII, 20 tomar la mano XXV, 35 tomar lengua VIII, 30 tomar paga del cuerpo IV, 30 Tomina XVI, 53 tornada IX, 14 toro del Jarama XX, 65 torpeza XVII, 44 Tórrida, la V, 11 trabucaron II, 27 trapazos VII, 1 trasunto XXIII, 1 traviesa XII, 51 traza XI, 5 trecha XVI, 59 tresnados VI, 1 trinchea XX, 57 trinquete IV, 9 trisca V, 50

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tristura XXIV, 26 trovar XXV, 7 trujamante XV, 40 uaviraes XXV, 6 Urayg, río 2,11 vejazo V, 25 velejar XXVIII, 23 venir a los brazos XX, 21 venir a pagadero XXII, 40 venir a partido XXV, 29 venir de romanía XXII, 36 veras V, 35 verse en talanquera XIX, 39 Victoria, Francisco de XXIII, 3 viento sano XXII, 6 vigilanza XX, 47 vino de maíz y algarroba XXV, 7 vio II, 1, visorrey XXV, 50 votaron VIII, 6 vuelo VII, 24 Vulcano XXI, 6 yaracaes XXV, 6 Ypagneme XX, 14 Yumirí III, 6 zaborda X, 24 zabra VIII, 3 zahareño IV, 17 zahareño XVIII, 32 Zapicán X, 26 zaratino VI, 23 zurujano XXVIII, 8

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Glosario de nombres de pueblos indígenas Agaces: payaguas-agaces pueblo que emigró en tiempo colonial al norte del Chaco paraguayo. Nómades y, según los registros, muy aguerridos. Beguaes: de la etnia chaná-beguá, poco diferenciada hasta hoy de los chaná-timbúes, ni siquiera en estudios contemporáneos (Pi Hugarte, 61-62). Calchines: aborígenes que habitaban el centro este de la actual provincia argentina de Santa Fe. Están emparentados con los mocovíes (Ibarra Grasso, 299). Charrúas (charusaes/charuhuases): cultura integrada por guenoas o guenoanes y bohanes. Habitaban, principalmente, el actual territorio uruguayo, pero se conocen grupos prehispánicos que vivieron en la actual provincia argentina de Entre Ríos. Eran cazadores y recolectores nómadas (Martínez Sarasola, 85). Chiloazas: también conocidos como quiloazas. Del grupo étnico chaná-timbú, habitaban las actuales provincias de Entre Ríos y Santa Fe. Chiquitos: indios tapuymire, tapiomiri, o chiquitos, como les llamaban los españoles, tribu que habitaba la Chiquitania, sabana tropical del actual departamento de Santa Cruz, Bolivia. Ñuflo de Chaves atravesó su territorio y se enfrentó a ellos entre 1557 y 1559. Chiriguanos: los chiriguanos pertenecen a una etnia amerindia de origen brasílico. Ocupaban el territorio meridional de la actual Bolivia, y entraron a la región del Chaco occidental, actual noroeste argentino, desde Santa Catalina, Brasil, en 1521 junto con el conquistador portugués Alejo García. En la travesía, se les unieron algunos guaraníes del Paraguay. Luego de atravesar el Chaco, invadieron la región de Chuquisaca y Cochabamba. Fueron vencidos por un general de Huayna Cápac y volvieron a sus tierras (Ibarra Grasso, 318). El nombre original de esta etnia era el de “avá guaraní”, los charcas los bautizan con el nombre despectivo de “chiriguanos”. Coñamequaes: coñamec o coñamecuaes, según Green, emparentados con los guaycurúes. Son mencionados por Schmidl como “curé-maguás” (Green, s/p). Guatataes: en los Comentarios de Cabeza de Vaca se menciona que los guaycurúes les habían hecho la guerra a varias naciones, entre ellos, a los guatataes (193). Roberto Ferrando anota en su edición de este texto que los guatataes integran la familia de los guaycurúes 193). Green dice que estaban emparentados, aunque no eran de la misma familia originalmente (s/p). Sin embargo, ni el clásico estudio de John Mason (201-206) ni el compilador de Alain Fabre (7-132) lo incluyen. En todo caso, dice Green, “sus costumbres eran idénticas; vivían de la caza y la pesca, y cortaban las cabezas de sus enemigos como trofeos de guerra” (s/p). Guaycurús: guaicurúes, grupo lingüístico y cultural que comprende a los grupos abipones, mocovíes, mbayás (caduveos actuales), payaguás, tobas y pilagás. Compartían ciertas características sociales

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como la práctica de la caza, la pesca y la recolección, junto a una horticultura incipiente; la movilidad anual y una organización política similar (Braunstein, 5-32). Mahomas u “ohomas”: del bajo Bermejo. Antonio Serrano los considera una subtribu abipona (95). Solo aparecen registrados en las crónicas y se los ubicaba en el pueblo de San Ignacio-guazú (Metraux, 225). También puede referirse a los maures. “Arriba del Ypití aunque otros lo sitúan abajo, está la Laguna de los Maures, que comúnmente llaman de los Mahomas” (León Pinelo, 496). Mepenes: del mismo grupo étnico de los chaná-timbú. Habitaban en la actual provincia argentina de Corrientes. Mogolaes o mogosmas: “Los naticas conocidos en la misma época serian idénticos a los tobas según Serrano, en tanto los mogosmas, habitantes de la zona comprendida entre el bajo Pilcomayo y el Bermejo, serían una de sus subtribus. Estos últimos, que quizás no fueran guaycurúes originariamente, fueron repartidos en encomiendas en varias ciudades, Santa Fe entre ellas, por lo que desaparecieron antes del siglo xviii” (Green). Naués: tal vez se refiera a los “mbeguaes”, que formaban parte del grupo étnico denominado chaná-timbú. Habitaban las actuales provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Querandíes: grupo étnico emparentado culturalmente con los pehuelche-pampas que habitaron en las inmediaciones de la ciudad de Buenos Aires y sur de Santa Fe hasta mediados del siglo xvii. Eran pescadores, pero no canoeros. Se conservan restos de alfarería, pero no testimonios lingüísticos (Ibarra Grasso, 292). Tapuí miríes: comunidad conocida hoy como mbyá guaraníes, que habitaban Paraguay, sur de Brasil y parte del actual Uruguay. Tecos: no hemos encontrado esta denominación para aborígenes de la región platense. Unos indígenas mexicanos llamados así habitaban las zonas de Jalisco y Colima (Aceves Ortega, 343). Timbúes: Martínez Sarasola y Rex González denominan a este grupo étnico chaná-timbú dentro del cual incluyen a varios otros pueblos que menciona Barco Centenera en el canto I. Estas etnias tenían una cultura en común. Habitaban las actuales provincias argentinas de Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Su modo de subsistencia básico era la pesca, y en menor medida, la caza y la recolección. Hay testimonios de crónicas del siglo xvi que ya hablaban de incipiente agricultura de maíz y zapallo. Por entonces, la influencia guaraní sobre estos pueblos comenzaba a notarse (Martínez Sarasola, 82-83).

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Índice de ilustraciones 1 Portada de la edición princeps de Argentina y conquista del Río de La Plata, Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1602.................................................................................................................. 78 2 Retrato de Cristóbal de Moura, marqués de Castel Rodrigo, virrey de Portugal y caballero de la Orden de Calatrava. Grabado de Coenraet Waumans a partir de un dibujo de Nicolas van der Host........................................................................................................................ 89 3 Cuenca del Plata, “Paraguay, Tucumán et cum adiacentibus regionibus Santa Cruz de la Sierra”, Willem Blaeu (c. 1590)............................................................................................ 109 4 Peces. Ilustración de Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios mocobíes (1749-1767), del jesuita Florian Paucke. Códice 420 Zwettl, convento cisterciense de Zwettl (Austria)..... 115 5 Carbunco, según una de las acuarelas incluidas en Flora, fauna, usos, costumbres y oficios de Trujillo. Tomo VI, finales del siglo xviii............................................................................... 125 6 Representación de aborígenes abipones pintados, ilustración de Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios mocobíes (1749-1767), del jesuita Florian Paucke. Códice 420 Zwettl, convento cisterciense de Zwettl (Austria)............................................................................. 215 7 Ejecución del inca Túpac Amaru I, en la plaza del Cuzco, 1572. Guamán Poma de Ayala, El primer nueva corónica y buen gobierno, 1615/1616. Biblioteca Real de Dinamarca en Copenhague.. 277 8 Españoles e indios a caballo, ilustración de Hacia allá y para acá. Una estadía entre los indios mocobíes (1749-1767), del jesuita Florian Paucke. Códice 420 Zwettl, convento cisterciense de Zwettl (Austria)............................................................................................................... 318 9 Guerreros abipones, ilustración de Historia de Abiponibus: equestri, bellicosaque Paraquariae natione, de Martin Dobrizhoffer, Viena, 1784...................................................................... 344 10 Reproducción de la última página de la edición princeps de Argentina y conquista del Río de La Plata, Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1602.............................................................................. 407

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