115 anécdotas en la vida de los Santos 9780764810480, 2002117243


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Título Page
Derechos de autor
Dedicatoria
Índice
Introducción
Prefacio
La dama de las buenas y malas noticias
El hombre de Hipona
El obispo mago
El carbonero
Un abogado renegado
Un héroe diferente
El doctor de Dios
Los santos abuelos
El pescador de hombres
El hombre memorioso
El hombre falsamente acusado de asesinato
La santa de los rayos
La escritora de cartas
El hombre que desafió a un emperador
La doncella que fue presa por bella
El hombre multifacético
El pastor que construyó un puente
El visitante de un día al año
El mendigo de Roma
El sacerdote que temía hablar en público
La niña que tenía malas calificaciones en la escuela
La enfermera de guerra
El Santo de Santa Rotonda
La dama que criticó al rey
La doncella sonrojada
El Cardenal que fregaba platos
La hija número veinticinco
El llanero solitario
La joven que cantaba en silencio
El hombre que tenía nombre de viento
El filósofo y el gobernante
La monja que espantó a un ejército
La santa con zapatos de viaje
Los hermanos zapateros
El hombre que cargó un tesoro
El sacerdote que se fue a Hawai
El hombre que curaba con aceite
El forastero por quien doblaron las campanas
La mujer que escuchó una conversación ajena
La hermana famosa de un hermano famoso
El niño, cuyo hermano se burlaba
El santo que usó por primera vez la palabra “cristiano”
El ermitaño al que le robaron los bueyes
El hombre al que le gustaba reír
La dama que arrastró una vaca por un río congelado
La suegra santa
La dama que le tenía miedo al agua
El joven que quería divertirse
El hombre que tocaba el violín
El hombre al que le gustaba pescar
La vegetariana que salvó una ciudad
El Grande
El Mago
La doña nadie que se convirtió en alguien
El ermitaño hilarante
La escritora que nunca supo escribir
El hombre pequeño que dejó una gran marca
El hombre con el traje tejido por ángeles
La santa del cordero
La santa que alimentaba todos los días a los pobres
El santo enciclopédico
El santo labrador
El santo de los nombres
El matador del dragón
El hombre que siempre estaba allí
El santo patrono de los astronautas
El acróbata, juglar y mago
El hombre que montó al revés en burro
El santo poeta
El hombre que vivía en un tonel de vino
El hombre que casi se convirtió en asesino
El bohemio
Los santos tocayos
La joven de armadura blanca
La pequeña hermana de los pobres
El patrono de los desesperados
El lirio indígena
El Papa que comandó un ejército
La dama púrpura
El tesorero
El médico
El líder de una “pandilla”
La maestra que enseñaba en un establo
La muchacha que naufragó
La dama que ayudó a un prisionero a escapar
La niña que dijo que NO
La madre más famosa de todas
El santo que ayudaba a todos, aun a los perros y a los gatos extraviados
El recolector de impuestos
El suplente
La dama exagerada
La madre que no se dio por vencida
El hombre que se cayó del caballo
El esclavo que escapó y luego regresó
El ama de casa feliz
El hombre que fue piedra
El servidor de los esclavos
La mascota del maestro
El adolescente que compraba gente
El hombre de cien años
La mujer que tenía un marido difícil
El hombre que se paró en una silla
El hombre que fue alimentado por un perro
La dama que vivía en un jardín
La niña que se convirtió en predicadora
El niño que huyó
La madre de dos apóstoles
El mayor
El menor
El hombre que estudió griego
El hombre que fue secretario de un niño de diez años
La mujer del velo
El hombre enviado en una misión secreta
El santo que sonreía
La criada afanosa
Cuando los santos vienen marchando
¿Tu nombre está en esta lista?
Epílogo
Sobre la escritora
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115 anécdotas en la vida de los Santos
 9780764810480, 2002117243

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115 anécdotas en la vida de los Santos hazañas audaces sucesos heroicos

curiosidades sorprendentes PARA niños DE TODAS LAS EDADES

Bernardette McCarver Snyder

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Colección: Fe joven Título original: 115 Saintly Fun Facts Traducción y adaptación: Graciela Lehmann Supervision de texto: María Eugenia Schindler Diseño de portada e interior: Chris Sharp Coordinación gráfica: Lorenzo Ficarelli Armado: María Andrea Di Stasi Imprimi Potest: Richard Thibodeau, C.Ss.R. Provincial de los Redentoristas en la Provincia de Denver Copublicado por Libros Liguori (USA) y Grupo Editorial LUMEN (Argentina) Liguori, Missouri www.liguori.org ISBN 978-0-7648-1048-0 Número de la tarjeta en la Biblioteca del Congreso: 2002117243 Copyright © 2003, Bernadette Snyder Impreso en los Estadas Unidos de América 14 13 12 11 / 7 6 5 4 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida parcial y/o totalmente y/o guardada en un sistema computarizado, mecánico, grabado, ni se permite el fotocopiado, con excepción de la mención de pequeñas citas en críticas editoriales que no requieren de permiso previo de Libros Liguori. Las citas de las Escrituras estan tomadas de la Biblia de Jerusalem, Bilbao, Descleé de Brouwer. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito que previene la ley 11.723 Todos los derechos reservados LIBRO DE EDICIÓN LOS ESTADAS UNIDOS DE AMÉRICA

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Dedicatoria Dedico este libro a mi “santa” familia, que sufrió mis caprichos y manías de escritora; a mis “santos” amigos (especialmente a Mary Clare Geerling), que han escuchado pacientemente muchos de estas anécdotas curiosas; a los “santos” editores, diseñadores, secretarias y críticos, que me ayudaron a dar forma a este libro y a mis propias santas patronas, santa Bernadita y nuestra Madre María Santísima. ¡Santo halo! Gracias a todos.

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Índice Introducción Prefacio La dama de las buenas y malas noticias El hombre de Hipona El obispo mago El carbonero Un abogado renegado Un héroe diferente El doctor de Dios Los santos abuelos El pescador de hombres El hombre memorioso El hombre falsamente acusado de asesinato La santa de los rayos La escritora de cartas El hombre que desafió a un emperador La doncella que fue presa por bella El hombre multifacético El pastor que construyó un puente El visitante de un día al año El mendigo de Roma El sacerdote que temía hablar en público La niña que tenía malas calificaciones en la escuela La enfermera de guerra El Santo de Santa Rotonda La dama que criticó al rey La doncella sonrojada El Cardenal que fregaba platos La hija número veinticinco El llanero solitario La joven que cantaba en silencio El hombre que tenía nombre de viento El filósofo y el gobernante La monja que espantó a un ejército La santa con zapatos de viaje

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Los hermanos zapateros El hombre que cargó un tesoro El sacerdote que se fue a Hawai El hombre que curaba con aceite El forastero por quien doblaron las campanas La mujer que escuchó una conversación ajena La hermana famosa de un hermano famoso El niño, cuyo hermano se burlaba El santo que usó por primera vez la palabra “cristiano” El ermitaño al que le robaron los bueyes El hombre al que le gustaba reír La dama que arrastró una vaca por un río congelado La suegra santa La dama que le tenía miedo al agua El joven que quería divertirse El hombre que tocaba el violín El hombre al que le gustaba pescar La vegetariana que salvó una ciudad El Grande El Mago La doña nadie que se convirtió en alguien El ermitaño hilarante La escritora que nunca supo escribir El hombre pequeño que dejó una gran marca El hombre con el traje tejido por ángeles La santa del cordero La santa que alimentaba todos los días a los pobres El santo enciclopédico El santo labrador El santo de los nombres El matador del dragón El hombre que siempre estaba allí El santo patrono de los astronautas El acróbata, juglar y mago El hombre que montó al revés en burro El santo poeta El hombre que vivía en un tonel de vino El hombre que casi se convirtió en asesino El bohemio Los santos tocayos La joven de armadura blanca La pequeña hermana de los pobres

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El patrono de los desesperados El lirio indígena El Papa que comandó un ejército La dama púrpura El tesorero El médico El líder de una “pandilla” La maestra que enseñaba en un establo La muchacha que naufragó La dama que ayudó a un prisionero a escapar La niña que dijo que NO La madre más famosa de todas El santo que ayudaba a todos, aun a los perros y a los gatos extraviados El recolector de impuestos El suplente La dama exagerada La madre que no se dio por vencida El hombre que se cayó del caballo El esclavo que escapó y luego regresó El ama de casa feliz El hombre que fue piedra El servidor de los esclavos La mascota del maestro El adolescente que compraba gente El hombre de cien años La mujer que tenía un marido difícil El hombre que se paró en una silla El hombre que fue alimentado por un perro La dama que vivía en un jardín La niña que se convirtió en predicadora El niño que huyó La madre de dos apóstoles El mayor El menor El hombre que estudió griego El hombre que fue secretario de un niño de diez años La mujer del velo El hombre enviado en una misión secreta El santo que sonreía La criada afanosa Cuando los santos vienen marchando ¿Tu nombre está en esta lista?

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Epílogo

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Introducción ¿Conoces algún santo? Bien, tal vez no. ¡O tal vez sí! ¿Sabes lo qué es un santo? Bien, tal vez no. ¡O tal vez sí! ¿Crees que un santo sólo puede ser una persona que vivió hace muchos pero muchos años, dedicado solamente a rezar todo el día y sin divertirse nunca? ¿O crees que un santo puede ser un héroe, que viajó alrededor del mundo, vivió una vida llena de sorpresas, descubrimientos y aventuras, aún más peligrosas y emocionantes que las que protagonizan personajes como Superman o la Mujer Maravilla? ¿Te parece que los santos sólo vivieron en el pasado? ¿O crees que hoy en día existen santos? ¿Podría uno de ellos estar viviendo en tu ciudad o en tu vecindario, o quizás en tu propia casa? ¿Podría un santo ser alguien como tú? Bueno, hay toda clase de santos. Algunos son “oficiales” pues fueron honrados por la Iglesia. Otros son personas buenas y piadosas que se dedican a rezar mucho o a trabajar intensamente para ayudar a los demás, o se atreven a cambiar las cosas para que el mundo sea cada vez mejor. Piensa en la gente que conoces y en su forma de vida. ¿Conoces a personas “santas”? ¿Y qué hay de ti? ¡Tal vez eres un futuro santo! Este libro te dará una idea más clara de cómo son los “santos”. Así que recorre sus páginas y lee acerca de las hazañas valerosas y los sucesos heroicos que protagonizaron. De ese modo descubrirás algunas anécdotas curiosas, pero dignas de “santos”.

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Prefacio ¡Atención! ¡Atención! Antes de comenzar a leer, ¡aguarda un momento! ¿Sabes lo que es un SANTO PATRONO? Tal vez lo sepas, pero, en caso contrario, tal vez quieras saberlo porque muchos de ellos son mencionados en este libro. Probablemente sabes que un “patrono” es alguien que ampara, ayuda y protege a otra persona. Un “patrono” de las artes es alguien que entrega dinero a un museo de arte o trabaja allí como voluntario, para contribuir a que las personas aprendan cosas nuevas. Un “patrono” puede costear la educación de un estudiante pobre o donar dinero para solventar a un escritor en dificultades. Un “patrono” que es científico, matemático o deportista puede dar consejo, aliento y formación a los científicos, matemáticos o deportistas novatos. Un santo “patrono” es alguien que ha sido designado por la Iglesia para que te ayude cada vez que tienes problemas personales. Puedes pedirle que interceda o medie en tu nombre. Puedes pedirle que le pida a Dios que te ayude cuando estás en dificultades o si estás haciendo algún trabajo especial. Hay santos patronos para actores y arquitectos, banqueros y bodegueros, también para alguien que corre el riesgo de ahogarse o de ser mordido por un perro, para alguien que ha sido falsamente acusado o para alguien que trabaja en una granja. ¡En verdad hay santos patronos para todos! A lo largo de los siglos, algunos de los santos se convirtieron en patronos de cosas muy extrañas. Por ejemplo, santa Ágata es la santa patrona de la gente que le tiene miedo a los volcanes. Probablemente nunca tengas problemas con un volcán pero en caso de que así sea, ahora sabes que debes pedir ayuda a santa Ágata. Nadie sabe con certeza la razón por la que santa Ágata se convirtió en la patrona de los volcanes, pero ella VIVIÓ en Sicilia, Italia, y allí es donde se halla un famoso volcán aún activo, conocido como Monte Etna, que a menudo arroja fuego y lava candente. Puede ser emocionante observar un volcán en erupción por la televisión, pero si se vive cerca de uno, contemplar la situación resultaría aterrador y muy riesgoso. De modo que la gente de Sicilia probablemente le rezaba a esta santa popular italiana, para que le pidiera a Dios que los protegiera, y así es como santa Ágata se convirtió en patrona de los volcanes. Tal vez te interese saber que el patrono de los escritores es san Francisco de Sales, pero hay ALGUNOS santos que son patronos de los jóvenes, entre ellos 10

san Juan Bosco, el arcángel Rafael y san Estanislao Kostka. ¿Nunca oíste hablar de san Estanislao Kostka? ¡Bien, entonces comienza a leer!

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Adelaida ¡Esta santa tuvo una vida llena de buenas y malas noticias! ¡Buena noticia! Cuando tenía dieciséis años, Ádelaida contrajo matrimonio con el rey Lotario de Italia y se convirtió en reina. ¡Mala noticia! Tres años después su esposo murió y corrió el rumor de que había sido envenenado por un hombre llamado Berengario. Éste se hizo cargo del gobierno y envió a Adelaida a prisión. ¡Buena noticia! Un año después, el rey alemán Otón invadió y recuperó el reino, dejó a Adelaida en libertad y se casó con ella. Tuvieron tres hijos y estuvieron casados durante casi veinte años. Adelaida era muy inteligente y asumió un papel activo junto a su esposo en la administración de los asuntos de estado. Cuando Otón murió, su hijo Otón II se convirtió en rey.

¡Mala noticia! La esposa de Otón II, Teofanía, estaba celosa de Adelaida y no la trataba bien. Luego Otón II murió y su pequeño hijo Otón III se convirtió en rey y Teofanía ocupó el cargo de “regente” (la persona que gobierna hasta que un rey niño crece). Una vez que estuvo a cargo, Teofanía echó a Adelaida de la corte. Pero pocos años después, Teofanía también murió. Entonces Adelaida regresó a la corte como regente de su nieto y una vez más fue una soberana prudente y comprensible. En medio de una vida llena de altibajos, Adelaida fue 12

siempre una mujer buena y piadosa que ayudó a los pobres e impulsó la construcción de muchas iglesias y monasterios. ¡Ella tuvo la capacidad de transformar su MALA SUERTE en BUENA SUERTE y se convirtió en una SANTA!

Muchas personas tienen vidas llenas de “buenas y malas noticias”. Algunos sólo se concentran en las malas. Actúan en forma pesimista, se quejan siempre y se excusan a sí mismos. Otros se concentran en las buenas. Sonríen, aprovechan al máximo cada día, convierten los limones en pastel de limón y llevan una vida feliz. ¿Qué clase de persona quieres ser?

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Agustín ¿Alguna vez viste un hipopótamo en el zoológico? Bien, este santo era el obispo de una ciudad llamada “HIPONA”. Como bien sabes, el hipopótamo es uno de los animales más grandes del zoológico y Agustín es uno de los santos más grandes de la Iglesia, no por su tamaño, ¡sino por la gran cantidad de cosas que hizo!

La madre de Agustín era una mujer buena y piadosa que le enseñó a su hijo todo acerca de la Cristiandad desde que era pequeño; pero cuando creció y se fue de su casa, Agustín olvidó todas las enseñanzas de su madre y llevó una vida disipada y licenciosa. La madre de Agustín no dejó de rezar por él. Finalmente, él se dio cuenta del error que había cometido, regresó a la Iglesia y se convirtió en uno de los líderes más célebres en la historia de la Iglesia. Agustín fue un escritor tan magnífico, que sus libros aún se estudian, cuando ya han pasado cientos de años desde su muerte. Durante su vida, Agustín escribió doscientos tratados (explicaciones de principios y enseñanzas de la Iglesia), trescientas cartas de instrucción y casi cuatrocientos sermones, además de sus libros. 14

A pesar de su mal comienzo, Agustín cambió su vida y le dio un final maravilloso.

¿Alguna vez cometiste un error y pensaste que nunca podrías perdonarte por hacer algo tan tonto? Bueno, no importa lo que hagas, Dios SIEMPRE te perdonará si estás realmente arrepentido/a y se lo dices. No importa la gravedad de la falta que hayas cometido, siempre puedes CAMBIAR y hacerlo mejor la próxima vez. Así que si alguna vez te desalientas por algo tonto que hiciste, di que lo sientes y convéncete de no volver a hacerlo. Luego pídele a Dios que te ayude a cambiar como lo hizo san Agustín.

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Alberto Magno Algunas personas creían que este santo tenía “poderes mágicos”. En realidad era un científico experto, pero la mayoría de la gente no sabía acerca de esos temas en aquella época, así que pensaban que debía ser MAGO.

Alberto era una autoridad en física, geografía, astronomía, mineralogía, biología y filosofía, y él enseñaba y escribía acerca de todos estos temas. Pero su tarea más importante fue aplicar su sabiduría en esas materias ¡para enseñar y escribir acerca de DIOS! Alberto fue obispo, defensor de la fe, consejero del papa, predicador, maestro y líder. Él no era un MAGO, pero era MAGNO (moralmente grande) y bueno.

¿Te gustaría ser científico/a? Todas las disciplinas que estudió Alberto eran fascinantes. Pero él comprendió que Dios está en cada una de ellas. Todos los misterios del universo fueron creados por Dios. TODO el conocimiento viene de ÉL. De modo que no importa la disciplina que elijas, el tema más fascinante para estudiar siempre será Dios.

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Alejandro, el carbonero ¡Este santo se convirtió en obispo porque la gente que vivía en su ciudad era arrogante y sarcástica! En la ciudad donde vivía Alejandro necesitaban un nuevo obispo, de modo que las personas encargadas de buscarlo, seleccionaron algunos “candidatos” y luego convocaron a otro obispo, un hombre sabio conocido como Gregorio “el hacedorde milagros”, para que se presentara y decidiera cuál era la persona apropiada para el cargo.

Gregorio llegó y habló con todos los candidatos pero ninguno de ellos parecía ser el “ideal”. Los habitantes de la ciudad querían que eligiera a alguien rico e influyente, pero Gregorio les recordó que los apóstoles de Jesús habían sido hombres humildes. Entonces uno de los ciudadanos dijo sarcásticamente, “Bien, entonces, ¿por qué no escoges a Alejandro ‘el carbonero’?” Gregorio se dio cuenta de que era una sugerencia irónica, pero los sorprendió a todos cuando envió a llamar a Alejandro. Cuando Alejandro se presentó, sus ropas estaban sucias y andrajosas por el trabajo que hacía y ciertamente no lucía como un obispo. Pero cuando Gregorio comenzó a hablar con él, descubrió que era educado y un hombre muy sabio. Luego se enteró de que Alejandro había donado su dinero y había tomado un trabajo simple para poder llevar una vida sencilla como la de Jesús. Gregorio supo que había hallado al hombre perfecto para ser obispo. Lo que comenzó como una broma terminó provechosamente. El carbonero se convirtió 17

en un obispo bueno y un maestro solícito y ¡ en un verdadero santo!

¿Acaso tu familia o alguien de tu vecindario usa “carbón” para asar la carne? La próxima vez que huelas o comas carne al carbón piensa en Alejandro, el santo que PREFIRIÓ tomar un empleo humilde, pero luego fue ELEGIDO para ser un gran líder.

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Alfonso María de Ligorio Podría decirse que este santo era un “águila del derecho”. Se dice que en ocho años trabajando como abogado, ¡NUNCA perdió un caso!

Durante ese tiempo, Alfonso disfrutó de la vida social y las diversiones de moda pero comenzó a olvidar su religión. Hasta que un día, en época de cuaresma, se retiró para pensar seriamente qué dirección debía tomar su vida. Alfonso decidió que no se casaría (aunque su padre siguió tratando de “concertar” un matrimonio para él) y que seguiría trabajando como abogado hasta que sucediera algo que le demostrara que Dios no quería que lo fuera. Algunos meses después...¡SUCEDIÓ algo! Durante un caso de la corte, Alfonso pronunció un discurso largo y vehemente, y estaba convencido de haber impresionado lo suficiente a todos como para que su cliente ganara. Pero en ese momento el abogado contrario le entregó un documento con un pasaje marcado y le dijo: “¡Desperdiciaste tu aliento! Omitiste la evidencia de la que depende todo el caso.” Alfonso había leído el documento antes, pero había pasado por alto lo más relevante. ¡No podía creer que hubiera hecho algo tan tonto! Debido a su error, perdió ese caso tan importante. Alfonso abandonó la corte y nunca más regresó. Él sintió que ésa era la señal que esperaba para abandonar su profesión de abogado y dedicarse a algo nuevo. Y lo hizo. Alfonso no sólo se convirtió en sacerdote, también se hizo célebre por sus numerosos escritos sobre temas religiosos y luego fundó una nueva orden religiosa, la de los Redentoristas. Hoy en día, los redentoristas están en todo el mundo: escriben, predican y hacen 19

trabajo misionero, siguiendo el ejemplo de un “águila del derecho” a la que Dios envió a volar en un rumbo nuevo.

¿Te gustaría ser abogado algún día? ¿O preferirías ser un águila? Bien, probablemente no te crezcan alas, pero podrías ser piloto, trabajar en una línea aérea o sencillamente ¡realizar un viaje en avión! Entonces podrías mirar por la ventanilla y deleitarte con las maravillas que Dios creó: las nubes, el cielo, las aves ¡y TÚ! ¡TÚ eres el ejemplo más sorprendente de la creación! De todas las criaturas que hizo Dios, sólo las personas tienen la capacidad de pensar, elegir, ayudar, amar y reír. Usa tu cabeza en este momento, para pensar en otras cosas que creó Dios. Veamos... peces y nueces, dinosaurios y canarios, plantas y planetas, patos y gatos, montes y montañas y millones de cosas más. ¿Por qué no intentas hacer una lista para ver hasta donde puedes llegar, enumerando las creaciones del Señor? ¡Y no olvides poner tu nombre al principio de la lista!

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Aloisio Este santo planeaba ser un héroe militar, hasta que leyó algunos libros y se convirtió en otro tipo de héroe muy diferente.

El padre de Aloisio era un marqués que estaba al servicio del Rey de España y quería que su hijo fuera un gran soldado. Pero cuando Aloisio tenía unos diez años de edad se enfermó gravemente y tuvo que hacer reposo. No era momento para ser soldado, así que se dedicó a leer libros (en esa época no había televisión). ¿Qué clase de libros crees que leyó? ¡Leyó acerca de la vida de los santos! ¿No crees que se habría sorprendido de saber que algún día él sería incluido en un libro de santos y que tú estarías leyendo acerca de él? Aloisio también leyó historias de sacerdotes jesuitas que habían viajado a India para ser misioneros y eso le pareció muy heroico. Así que decidió que quería ser sacerdote en lugar de soldado y eso fue lo que hizo. Se convirtió en un sacerdote heroico ¡y en un santo!

¿Crees que alguien alguna vez leerá acerca de ti en algún libro? Si no fuera en un libro de santos, ¿crees que podría ser en algún otro libro? Bueno, no estés tan seguro. ¡Aloisio tampoco lo creía posible! Leer puede abrir todo tipo de puertas, darte nuevas ideas, rumbos y posibilidades. ¿Por qué

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no comienzas hoy mismo a leer al menos una parte de un libro por día? Será divertido. Tal vez algo que leas te inspire un proyecto que te convierta algún día en héroe.

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Ambrosio He aquí un santo que fue DOCTOR, pero no era médico. Este santo vivió hace muchos pero muchos años. Nació en Tréveris (ahora en Alemania) y se educó en Roma en el seno de una familia noble. Estudió derecho e ingresó en la administración pública. Pero a pesar de sus logros, Ambrosio nunca dejó de estudiar y eso le permitió ocupar muchos cargos importantes y hasta llegó a ser obispo de Milán.

Ambrosio estudio tanto y realizó tantos aportes en vida, que después de su muerte siguió cosechando títulos como el de “doctor de la Iglesia”. Pero, ¿qué es un doctor de la Iglesia? Bien, un “doctor de la Iglesia” es un maestro cristiano eminente, proclamado por la Iglesia como merecedor de ese título. A través de este rango, se reconoce la contribución de una persona a la doctrina y a la comprensión de la fe. Generalmente son hombres y mujeres que fueron muy estudiosos y que usaron su sabiduría para comprender a Dios y así poder amarlo aún más.

¿Te gustaría ser doctor para tener mucha sabiduría y poder trasmitirla a otras personas? ¿O tal vez te gustaría ser doctor para curar a los enfermos y cuidar de la salud de los demás? Tal vez te gustaría

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más ser trapecista, policía, bombero, pintor, o cocinero. Lo importante es que, más allá de la profesión o el oficio que elijas, Dios esté SIEMPRE presente en cada momento de tu vida y ocupe un lugar central en ella. ¿Por qué no dedicas a Dios alguna de tus tareas del día de hoy? Si lo haces sentirás que tu trabajo fue el doble de valioso. ¡No dejes de intentarlo!

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Ana y Joaquín Estas dos personas podrían ser llamadas los ¡SANTOS ABUELOS! ¿Por qué? ¡Porque fueron los abuelos de Jesús! Ana y Joaquín habían estado casados durante mucho tiempo pero NO tenían hijos. Eran personas buenas y piadosas y querían intensamente tener un bebé, así que le rezaban todos los días a Dios, para que les enviara un hijo. Finalmente sus plegarias fueron oídas y tuvieron una bonita niña a la que llamaron María. Cuando María creció, fue la madre de Jesús y eso convirtió a Ana y Joaquín en sus abuelos. En la época en que vivieron no había periódicos, ni libros, ni programas de televisión, de modo que la única manera de difundir una noticia era trasmitirla de boca en boca: alguien le contaba a alguien que a su vez le contaba a alguien más. Pero como no quedó nada escrito, no conocemos muchos datos de sus vidas, como por ejemplo si vivían cerca de María y la ayudaban a cuidar a Jesús o si él los visitaba y se quedaba a dormir en su casa. No sabemos si Ana horneaba galletas para su nieto o si Joaquín lo llevaba de pesca. Pero sí sabemos que eran gente BUENA, de modo que seguramente también fueron BUENOS ABUELOS.

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¡Las abuelas y los abuelos pueden ser muy divertidos! Lo malo es que muchas veces viven en otras ciudades y no pueden ver a sus nietos muy a menudo. Si tus abuelos viven lejos, ¿por qué no los sorprendes HOY MISMO escribiéndoles una carta o enviándoles una tarjeta? Y si tus abuelos viven cerca de tu casa, llámalos y sugiéreles hacer algo juntos. O tal vez podrías sencillamente rezar una oración por TODOS los abuelos, pidiéndole a Dios que los bendiga y los haga muy felices.

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Andrés Este santo fue uno de los primeros discípulos de Jesús y uno de sus doce apóstoles. Su hermano Simón (a quien conocemos como Pedro) también tuvo un papel muy importante entre los primeros cristianos, ya que fue la PRIMERA piedra de nuestra Iglesia y el PRIMER Papa de la historia.

Andrés era pescador pero cuando conoció a Juan el Bautista (el primo de Jesús) decidió convertirse en su discípulo. Un día, mientras Juan se dedicaba a bautizar a muchas personas en el río Jordán, Jesús se presentó. Al verlo, Juan dijo: “Ése es el Cordero de Dios.” Tras oír esto, Andrés decidió seguir a Jesús y lo reconoció como su MAESTRO. Juan no tenía nada de celoso y él mismo invitó a sus discípulos a que siguieran a su primo. Luego ellos trajeron a otros. Después de descubrir a Jesús, Andrés nunca se separó de él, abandonando su tarea de pescador de peces, para convertirse en PESCADOR de hombres.

¿Alguna vez saliste de pesca? Muchos de los primeros seguidores de Jesús eran pescadores, pero en cuanto lo conocieron a ÉL no vacilaron en abandonarlo todo, para seguir a su MAESTRO. Escucharon sus enseñanzas y las transmitieron a los demás. Gracias a ellos, hoy en día sabemos lo que Jesús hizo y dijo. Tras conocer a Jesús, sus amigos y seguidores fueron descubriéndolo poco a poco hasta comprender que era el MAESTRO, el MESÍAS y el HIJO DE DIOS. También nosotros

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podemos progresar en el conocimiento de Jesús y descubrirlo cada día de nuestras vidas. ¿Por qué no lo intentas hoy mismo? Una manera de hacerlo es transmitiendo su PALABRA y tratando de actuar como ÉL.

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Antonio de Padua ¡Rápido! ¿Recuerdas los nombres de todos los países de América? ¿Puedes decir en qué año se descubrió América o qué distancia hay de Buenos Aires a Bogotá? Bien, tal vez te vendría bien una ayuda de san Antonio para poder responder. San Antonio era famoso por su increíble memoria. Cuando era muy joven, comenzó a estudiar la Biblia y gracias a su buena memoria (que le permitía retener y recordar todo lo que aprendía), logró tener un vasto conocimiento de las Escrituras. Antonio quería ser misionero, así que abandonó su casa en Portugal para ir a Marruecos, pero estando allí se enfermó gravemente y tuvo que regresar. En el camino de vuelta, su barco se desvió de su curso original y Antonio terminó en Italia en lugar de Portugal. Un día, mientras estaba en ese lugar, asistió a una gran reunión de dominicos y franciscanos. Alguien tenía que predicar, pero debido a un malentendido nadie había ido preparado para la ocasión. Así que le preguntaron a Antonio si se animaba a levantarse y decir lo primero que el Espíritu Santo le inspirara. Antonio aceptó la propuesta y comenzó a hablar muy lentamente, pero en cuanto se sintió cómodo, pronunció un discurso tan maravilloso que todos comprendieron que debía dedicarse a predicar. ¡Y eso fue lo que hizo! Su magnífica memoria le permitía recordar lo que se suponía que debía decir y tenía una voz clara y potente que le permitía pronunciar largos sermones, un detalle importante en aquellos días, cuando todavía no se habían inventado los micrófonos.

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Cada vez que Antonio hablaba, las multitudes acudían a escucharlo y él convencía a muchas personas de que se convirtieran. Gracias a su memoria, sus largas horas de estudio y un barco desviado de su curso, Antonio descubrió su misión como predicador en Italia y pasó los últimos años de su vida en una ciudad llamada Padua.

¿Te resulta fácil recordar lo que tienes que leer, memorizar fechas y datos o escuchar una historia y ser capaz de contarla a otras personas de la misma manera en que la oíste? ¿O te resulta difícil? Algunas personas tienen facilidad para recordar las cosas y otras deben esforzarse mucho para lograrlo. Algunas personas saben exactamente la carrera que quieren seguir y lo hacen, pero otras comienzan en una dirección y luego su barco se desvía en un NUEVO rumbo. Unos no son mejores que los otros, sólo diferentes. Agradece por tus cualidades especiales, cualesquiera que sean y reza una plegaria a Dios para que lleve tu barco en la dirección que ÉL quiere que sigas.

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Atanasio Este santo comenzó su vida clerical como secretario: era el secretario del Obispo de Alejandría. Más tarde, Atanasio llegó él mismo a ser obispo, pero una gran herejía llamada “arrianismo” comenzó a propagarse por el mundo mediterráneo y Atanasio pasó muchos años difíciles luchando para defender las enseñanzas básicas de la Iglesia.

Sus enemigos trataron de deshacerse de él acusándolo falsamente de varios crímenes, pero fue hallado inocente. Hasta trataron de acusarlo de asesinar a un hombre que todos sabían que estaba vivo y oculto. Atanasio siempre era desterrado, atacado o debía huir de la ciudad. Pasó diecisiete años yendo y viniendo del exilio. Pero él nunca se dio por vencido ni cedió ante aquellos que atacaban a la Iglesia. El antiguo proverbio que dice “Atanasio contra el mundo” se acuñó porque él era conocido porque no temía enfrentar a un mundo de enemigos, a la hora de defender lo que sabía que era correcto.

¿Alguna vez sentiste que estabas solo/a contra el mundo? Nunca debes pensar que estás solo/a si trabajas por una buena causa, porque en ese caso Dios está contigo. Y si alguna vez tienes que luchar mucho tiempo contra algo que sabes que está mal, recuerda a Atanasio, que nunca se rindió ni cedió.

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Bárbara ¿Sabías a que esta santa se la asocia con los rayos y las tormentas? Pues bien, su historia es bastante peculiar.

Según la leyenda, Bárbara vivió y murió en la ciudad de Nicomedia (hoy Izmit, en Turquía). Para protegerla del mundo, su padre le construyó una torre, donde pasó su juventud en soledad. Durante ese retiro, la joven se convirtió al cristianismo. Pero el padre se enfadó muchísimo cuando se enteró de la nueva fe de su hija y decidió entregarla al poder romano (en aquella época el cristianismo estaba prohibido y quienes lo practicaban eran perseguidos). El gobernador de la ciudad trató de hacer que Bárbara renunciara a su fe, pero no pudo lograrlo. Finalmente fue su mismo padre quien la decapitó. Pero una vez cumplida la sentencia, el padre cayó fulminado por un rayo. Éste es el motivo por el cual se asocia a santa Bárbara con los rayos y se le reza durante las tormentas.

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Bárbara fue encerrada por su padre, porque quería aislarla del mundo que la rodeaba. Pero aún estando completamente sola y aislada, ella pudo descubrir a Dios. ¿Alguna vez te sentiste solo/a, como si estuvieras en lo alto de una torre, apartado/a de todos los que te rodean? ¿O quizás experimentaste la soledad aun estando rodeado de mucha gente? Cuando te sientas así, recuerda a santa Bárbara, que aun en el ostracismo más cruel, pudo descubrir a Dios y ser fiel a sus principios. Y si alguna vez sientes miedo al oír un rayo o al producirse una tormenta muy intensa, reza una oración a santa Bárbara y pídele que te proteja y te guarde.

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Bartolomea Capitanio ¿Me creerías si te dijera que esta dama se hizo famosa por escribir muchísimas cartas? Bueno, ésa fue una de las razones.

Cuando Bartolomea era una niña, su padre bebía mucho y les complicó la vida a ella y a su madre. Ambas lo amaban pero detestaban que bebiera. Sin embargo trataban de ser pacientes y rezaban mucho por él. Cuando Bartolomea era una adolescente, notó que la mayoría de los niños de la ciudad andaban en las calles porque no había escuelas para ellos. Así que Bartolomea estudió, recibió un título de maestra y abrió una escuela en su casa. Por las tardes comenzó a escribir cartas a sus amigos y antiguos estudiantes. Sus cartas ofrecían consuelo espiritual, consejo y amistad. La gente las guardaba y las atesoraba, a menudo las compartía con otros y los sacerdotes hacían copias de las mismas, para dárselas a los que acudían a pedir consejo. Aunque murió cuando apenas tenía treinta y seis años, Bartolomea había escrito muchísimo. Trescientas de sus cartas fueron recopiladas y publicadas y aún se usan en la actualidad.

Muchas personas tienen parientes o amigos que beben demasiado, como lo hacía el padre de Bartolomea, pero hoy en día hay centros de tratamiento para ayudarlos. Si conoces a alguien así,

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reza por él o por ella, para que reciba ayuda. Tal vez, uno de estos días podrías escribirle una carta a esa persona. ¿Te gusta escribir cartas? Actualmente, no mucha gente lo hace. Pero siempre es agradable recibir una. ¿Por qué no escribes una carta hoy mismo? ¿A quién podrías escribirle?

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Basilio ¡Éste es un santo que no tuvo miedo de oponerse a un emperador! Basilio enfrentó a su emperador, diciéndole que había sido cruel con su pueblo y que no vivía según los principios cristianos. Al emperador no le gustó y le dijo: “Nadie me habló de ese modo antes” y Basilio le contestó: “Entonces, ¡nunca conoció a un obispo católico!” Basilio fue un MAGNO obispo (o sea, un “gran” obispo) que vivió en una civilización que hoy nos parece exótica y remota: el imperio bizantino. La nación de Basilio fue la PRIMERA nación cristiana y muchos de los grandes sucesos de la Iglesia primitiva ocurrieron allí: los primeros concilios de la Iglesia, los primeros maestros y también algunos de los problemas más complejos. Era un mundo en el que la Iglesia corría el peligro de ser aplastada por sus enemigos, pero el arrojado Basilio y otros líderes valientes defendieron la FE y salvaron a la Iglesia.

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¿Tendrías el coraje de hablar con un emperador y decirle que no vive de acuerdo con los principios de la vida cristiana? No muchos tendrían semejante coraje. No mucha gente puede ser tan valiente como los santos de la Iglesia primitiva. Probablemente NUNCA tengas que hablar con un emperador, pero debes ser valiente en el mundo que te toca vivir, para decirle que no a la gente que te ofrece drogas, alcohol o te propone un estilo de vida inmoral. Reza una plegaria hoy, pidiéndole a Dios el valor necesario llevar una buena vida y HABLAR cuando sea necesario, como lo hizo san Basilio.

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Beatriz de Silva Esta santa fue dama de honor de una reina de la tierra y terminó como dama de honor de la Reina del Cielo. Beatriz de Silva y Meneses nació en Portugal, en el seno de una familia noble. Cuando tuvo edad suficiente, viajó a Castilla para acompañar en calidad de dama de honor a la reina Isabel de Portugal, que ese año habría de contraer matrimonio con el rey Juan II de España.

(Las damas de honor eran señoras que acompañaban y servían a las reinas o a las princesas.) Su belleza y virtud hicieron que su amor fuera deseado por los nobles de la corte castellana, y eso provocó los celos de la reina. Enferma de envidia, Isabel comenzó a maltratar a Beatriz y finalmente la encerró durante tres días en un calabozo, privándola de comida y bebida. Mientras Beatriz estaba recluida, recibió la visita de la Reina del Cielo. La Virgen María se le apareció con un hábito blanco y un manto azul y el Niño Jesús en brazos. Tras confortarla con cariño maternal, le pidió que fundara una orden de monjas, que llevaran el mismo hábito que tenía ella. Beatriz accedió al pedido y le rogó a la Virgen que la librara de la prisión. La Reina del Cielo le dijo que velaría por ella y desapareció sonriente. Poco después, y gracias a la intervención del tío de Beatriz, la reina Isabel hizo abrir el calabozo con la esperanza de que la belleza de su dama de honor se hubiera marchitado. Pero para sorpresa de todos, Beatriz apareció con más belleza y lozanía que antes de ser encerrada. Una vez liberada, decidió abandonar la corte y se dirigió a Toledo donde fundó la Orden de la Inmaculada 38

Concepción de María. El hábito de las hermanas era como el que había indicado la Virgen: una túnica blanca con un manto azul.

¿Alguna vez sentiste celos de alguien que fuera más listo, más bello o más talentoso que tú? ¿O tal vez fuiste víctima de los celos de otra persona que pensaba que eras mejor que ella en algún aspecto? Bien, Isabel fue celosa y Beatriz fue la víctima de esos celos. Ambas sufrieron como consecuencia de esta situación. Por eso, si alguna vez sientes que estás en el lugar de una o de la otra, pídele a la Reina del Cielo que vele por ti y te ayude a superar la circunstancia. ¡Seguramente ELLA no te dejará solo!

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Beda el Venerable ¡He aquí un hombre que tenía un nombre muy especial! No sólo lo llamaban Beda, le decían Beda el Venerable. ¿Por qué crees que lo llamaban así? Bien, Beda no sólo era el hombre más instruido de su época, además era tan erudito en las cosas del Señor, que la gente comenzó a considerarlo venerable: alguien que debe ser tratado con reverencia, respeto y admiración. ¡Y qué magnifico escritor fue! Beda escribió sobre historia, retórica, cosmografía, ortografía, astronomía, música, gramática, filosofía, poesía, exégesis y hagiografía. ¿No crees que tal vez deberían haberlo llamado “Venerable Sabelotodo”?

La mayoría de la gente en la época de Beda, no sabía ni siquiera un poco acerca de una de las disciplinas de Beda como para escribir un libro. Probablemente ni siquiera sabían a qué se referían cada uno de esos temas, como las “exégesis” o las” hagiografías”. ¿Sabes que son esas cosas? ¿Por qué no tomas un diccionario y buscas algunos de esos temas sobre los que Beda escribió? Luego, tal vez puedas escribir un libro, un artículo o una carta acerca de uno de esos temas.

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Bénezet

Este santo fue un pastor que construyó un puente y se convirtió en Bénezet “el constructor del puente”. Un día Bénezet tuvo un sueño o visión en donde le decían que debía construir un puente en la ciudad de Aviñón sobre el río Ródano, ya que muchos viajeros habían perecido tratando de atravesarlo. ¡Construir un puente no es algo que un pastor haga muy a menudo! Pero Bénezet creía intensamente que eso era lo que Dios quería que hiciera, así que fue a ver al obispo local, le contó su sueño y le pidió ayuda para hacerlo realidad. Aunque parezca increíble, el obispo le dio su aprobación para el gigantesco emprendimiento. Durante los siete años siguientes, Bénezet trabajó en su proyecto y con la ayuda de Dios, pudo obtener todos los materiales necesarios y resolver los problemas de ingeniería implicados en la construcción de un puente de piedra sobre un gran río. Bénezet murió antes de que su puente fuera terminado, pero durante el tiempo en que trabajó en él, se comentaron muchos casos de milagros, como resultado de las plegarias del pastor-constructor. Tras la muerte de Bénezet, los habitantes de la ciudad comenzaron a honrarlo como santo y ¡terminaron de construir el famoso puente de Aviñón!

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¿Te imaginas emprender un proyecto tan grande como la construcción de un puente, sin dinero y sin experiencia? Muchos santos lograron ejecutar obras que parecían imposibles, no por su propia habilidad, sino por el hecho de que tenían fe y confianza en Dios y creyeron que Él estaría a su lado para asistirlos. Si alguna vez tienes que llevar a cabo una tarea que parece imposible, piensa en el pastor que construyó un puente y luego pídele a Dios que te ayude.

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Benito ¿Tienes un hermano/a o un buen amigo/a o un familiar a quien amas y te agrada mucho? Bueno, ¿qué tal si sólo pudieras ver a esa persona un solo día al año? Eso le sucedía a Benito con su hermana Escolástica. Benito fundó la orden benedictina en el siglo V y produjo un cambio significativo en el mundo de la Edad Media. Miles de hombres ingresaban a los monasterios para seguir su lema de vida: “Reza y trabaja”. Los benedictinos llevaron el cristianismo a muchos países que nunca habían oído hablar de Jesús y trabajaron para renovar el interés en la religión, la educación y la cultura en países donde la FE estaba muriendo. También contribuyeron en la construcción de magníficas catedrales en Europa. Como ves, Benito fue un gran hombre y su hermana una gran dama (ve a la página 62 y aprende algo más de Escolástica). Aunque Escolástica vivía a pocos kilómetros de Benito, sólo se permitían verse una vez al año. En esa ocasión, solían almorzar y pasaban todo el día platicando. ¿Sabes de qué hablaban? Bien, probablemente compartían las novedades de lo que habían estado haciendo ese año, pero como ambos eran religiosos, pasaban gran parte del día hablando de Dios y su Iglesia y religión y otras cuestiones como las delicias del Cielo.

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Si pudieras visitar a tu hermano/a o a una persona muy querida un solo día al año, ¿de qué hablarías? ¿Pasarías un poco de ese tiempo hablando de Dios? Bueno, tal vez tendrías que intentarlo. ¡Quizás deberías hablar todos los días de Dios! Después de todo, ¿qué tema puede ser más misterioso e interesante?

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Benito José Labre Si hubieras encontrado a este santo por la calle, ¡probablemente no habrías querido acercarte a él! Él era un vagabundo que usaba ropas andrajosas y lucía como un mendigo. Benito era el mayor de dieciocho hermanos. Su tío, que era predicador, le enseñaba las lecciones de la escuela. Pero cuando Benito fue más grande, comenzó a vagabundear. Tras viajar de un monasterio a otro, decidió convertirse en peregrino, yendo de un refugio a otro. Finalmente llegó a Roma. Durante un tiempo durmió en el Coliseo y fue conocido como “el mendigo de Roma”.

Para muchos, Benito debe parecer un fracasado, pero él estaba buscando a Dios. Estaba tan concentrado en su tarea que no pensaba que fuera importante molestarse en usar ropas nuevas o alojarse en lugares lujosos. Pero él impresionaba a todos los que lo conocían con su devoción al Santo Sacramento y con su gran espiritualidad. Él fue un ejemplo de lo poco que importan las cuestiones del mundo, cuando uno está dedicado a buscar a Dios.

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Todos “vagabundeamos” alguna vez, nos sentimos inquietos, inseguros y nos preguntamos qué hacer a continuación: adonde ir, qué libro leer, qué película ver, a qué amigo llamar, qué ropa usar. Pero éstas son dudas bastante mundanas. ¿Alguna vez fuiste espontáneamente una iglesia para hacer una pequeña visita secreta o te escabulliste a un sitio tranquilo para rezar el rosario o para caminar y hablar de Dios? Quizás deberías intentarlo... ¿qué te parece hoy?

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Bernardino Tomitani Cuanto Bernardino se puso de pie para pronunciar su primera homilía, ¿sabes lo que le sucedió? Estaba tan asustado que ¡olvidó todo lo que tenía para decir!

A Bernardino siempre le gustó leer y estudiar. Su madre, en ocasiones tenía que cerrarle los libros para que saliera a jugar. Cuando creció se hizo sacerdote y estudió filosofía y leyes y DISFRUTÓ mucho de sus estudios. Pero entonces, sus superiores le dijeron que debía comenzar a predicar. Bernardino tenía miedo de pararse y hablar en público. ¡Se sentía más cómodo con los libros que con la gente! Pero tenía que hacer lo que le habían ordenado. Él había elegido el nombre de “Bernardino” en honor a san Bernardino de Siena. El día de la fiesta de ese santo, Bernardino fue enviado a predicar en una gran iglesia. Cuando se puso de pie para hablar estaba tan nervioso que olvidó toda la homilía que había preparado cuidadosamente. Pero la gente esperaba oír ALGO, así que Bernardino comenzó a hablar del santo, cuyo nombre había escogido. Él sabía mucho de ese santo y comenzó a hablar de corazón y pronto se olvidó de su miedo. La gente se sintió tan conmovida por sus palabras que le pidieron que predicara más y más. Bernardino comenzó a hablar sobre el egoísmo y la avaricia, y la gente lo escuchaba atentamente. Gracias a su elocuencia, logró que se promulgaran algunas LEYES para defender los derechos de las personas. Adonde quiera que fuera, grandes multitudes acudían para ir a escuchar al 47

“Bendito Bernardino” y, pronto, el hombre que había tenido miedo de hablar en público, ¡se convirtió en el predicador más célebre de la Iglesia!

¿Alguna vez tuviste miedo de hablar en público? Cuando tienes que escribir un trabajo o responder a una pregunta, ¿te da miedo, te tiemblan las rodillas y sientes que se te quiebra la voz? Si alguna vez te sucede esto, trata de practicar frente al espejo y reza para que Dios te dé coraje. Recuerda a Bernardino y ¿quién sabe?... Tal vez algún día, también te conviertas en un orador famoso.

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Bernardita ¡Esta santa nunca tuvo buenas calificaciones en la escuela! Pero logró hacer cambiar de opinión a un obispo ¡y al mundo! Bernardita era una pobre niña que tenía dificultades para aprender sus lecciones, aun cuando recibía clases particulares. Su padre era molinero, pero la familia tenía muy poco dinero y vivían en una pequeña casa tan húmeda como una cueva. Eso no era saludable para Bernardita, que padecía asma y a menudo estaba muy enferma.

Un día, Bernardita estaba juntando leños en la orilla de un río, cuando repentinamente vio una luz brillante y se le apareció una hermosa doncella: era María, la Madre de Dios. Bernardita se puso muy contenta, pero también sintió miedo. Regresó a su casa corriendo y le contó a su madre y a sus amigos lo que había visto, pero nadie le creyó. Bernardita regresó a la orilla del río y la “dulce doncella” se le apareció una y otra vez. Finalmente le indicó que cavara un hoyo en la tierra, de donde surgió un manantial de agua fresca y milagrosa. Algunas personas de la ciudad conocieron estos sucesos, entre ellas una madre desesperada, que acudió con su 49

bebé agonizante y tras sumergirlo en el agua, se curó milagrosamente. Pronto, una multitud de gente comenzó congregarse para ver a Bernardita rezando el rosario y hablando con la “dulce doncella” que sólo ella podía ver. El sacerdote de la parroquia no le creyó, el obispo tampoco y los policías estaban enfadados con ella por los disturbios que estos acontecimientos provocaban. Pero la Virgen María le dio un mensaje especial a Bernardita para que le transmitiera al obispo. Entonces él le creyó y pronto TODOS lo hicieron. La Virgen también pidió que construyeran un templo en el sitio donde ella se había aparecido y hoy en día hay una magnífica basílica en ese lugar (¡y han ocurrido muchos milagros cuando la gente se acerca a orar!) Después de que las autoridades tomaron en serio los dichos de Bernardita, comenzaron a construir la iglesia tal como la Virgen lo había solicitado y la niña abandonó su hogar para ingresar a un monasterio, donde pasó el resto de su vida dedicada al trabajo y la oración. Desde entonces, MILLONES de personas viajan para conocer la ciudad de Lourdes, en Francia, donde una pequeña niña que tenía malas calificaciones en la escuela fue visitada por la Madre de Dios. El santuario se ha convertido en uno de los más célebres del mundo. Se encuentra en los Pirineos y se lo conoce como el “Santuario de Nuestra Señora de Lourdes”.

¿Alguna vez tuviste malas calificaciones en la escuela? Obtener buenas notas implica un gran esfuerzo, pero muchos niños trabajan duramente y con paciencia y no logran tener éxito. Para ellos es difícil aprender, como lo fue para Bernardita. Pero ella aprendió la lección más importante de todas: cómo rezar y amar a Dios con todo su corazón. ¡No se necesita ser un genio para eso! Y tú... ¿ya aprendiste esa lección?

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Bertilla Boscardin ¿Te imaginas como sería ser enfermera y atender a los soldados heridos en un hospital, ubicado en plena línea del frente de batalla y en medio de una invasión aérea? Eso fue lo que hizo la hermana Bertilla. Cuando era niña, a esta monja la llamaban “Anita, la gansa”, porque todos pensaban que era demasiado torpe para aprender o hacer cosas. Su familia era muy pobre y ella no era muy educada, por lo que tuvo que trabajar como sirvienta, para ayudar a mantener la casa. Ella hacía tareas sencillas como fregar los trastos, lavar la ropa y asear la casa: y todos pensaban que eso era lo mejor que podría hacer. Cuando cumplió dieciséis años, Anita ingresó a un convento y se convirtió en la hermana Bertilla. Le dijo a las otras hermanas que no sabía hacer muchas cosas, pero que quería aprender y ¡convertirse en santa! Su superiora decidió que la hermana Bertilla podría ser una buena enfermera y eso CAMBIÓ su vida. Ella poseía un gran TALENTO para asistir a los enfermos y se convirtió en la enfermera más amada, eficiente y cariñosa del pabellón de niños de un hospital en Italia. Luego, en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, el ejército italiano tomó el hospital y lo utilizó para atender a los soldados heridos. Tanto las enfermeras como los enfermos estaban aterrorizados por los ataques aéreos, pero la hermana Bertilla se quedaba cuidando a todos aquellos que estaban demasiado graves para trasladarse a un lugar más seguro. Cuando la guerra terminó, el pabellón de niños se reabrió y la hermana Bertilla pudo volver a asistir nuevamente a los más pequeños, sin preocuparse por los ataques aéreos. En el transcurso de su vida, “la gansa” pudo cumplir las dos cosas que más deseaba: aprender y ¡convertirse en santa!

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¿Te gustaría trabajar en un hospital? ¿Alguna vez estuviste en medio de un ataque aéreo? ¿Te gustaría ser santo? Bien, tal vez nunca hagas ninguna de estas cosas, pero PODRÍAS hacer algo de lo que hizo Bertilla. Ella dijo que quería APRENDER. Siempre puedes hacer eso. En lugar de ser un “ganso” o una “gansa”, trata de aprender algo nuevo cada día.

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Bonifacio IV (Papa)

Este santo llamado BONIFACIO no era muy “BONITO” pero tuvo muchos motivos para ser feliz, ya que logró algo muy difícil. Cuando Bonifacio fue nombrado Papa, en Roma había un gran edificio circular conocido como “el Panteón”. Éste había sido un templo para “todos los dioses”, donde los romanos adoraban a falsos dioses. Pero Bonifacio decidió “rehabilitarlo” y convertirlo en una iglesia cristiana para honrar al único y verdadero Dios. Y para eso la “nueva iglesia” recibió un nombre “nuevo” y muy curioso: “Santa María Rotonda”.

¿Alguna vez estuviste en un edificio redondo? ¿Te gustaría vivir en uno? Si lo hicieras, probablemente estarías todo el día dando vueltas en círculo. ¡Todo el día! En lugar de caminar en círculos, piensa en Dios que es como un círculo: sin principio ni fin, siempre fue y será así. ¿No es un BONITO sentimiento?

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Brígida de Suecia Se dice que santa Brígida tenía un pie en el cielo y el otro firmemente apoyado en la tierra. Aunque fue una mujer buena y piadosa, también tuvo que ocuparse de muchos asuntos terrenales. La madre de Brígida era prima del rey de Suecia. Su padre era gobernador de las Tierras Altas y el hombre más rico del país. Cuando Brígida se casó, sonaron trompetas y la celebración duró tres días, con danza, música y comida para todos (incluso para los pobres de la ciudad).

Brígida y su esposo tuvieron ocho hijos y una vida familiar muy feliz y ajetreada, pero ella siempre se hizo tiempo para orar y hacer buenas obras. Más tarde una de sus hijas diría de ella: “Mamá ayudaba a todos los que tenían una vida difícil, ya fueran pobres, pecadores, peregrinos, huérfanos o viudas. Ella era una madre compasiva y amorosa para todos.” A pesar de su amabilidad, Brígida no dudaba en hablar cuando veía un problema. Cuando fue convocada a la corte real para contribuir en la educación de la nueva novia del rey, se impactó al descubrir que el estilo de vida que llevaban NO era muy cristiano. Brígida criticó abiertamente al rey, a la reina, a los clérigos y a los miembros de la corte que eran inmorales o carecían de virtud y caridad. Hasta se atrevió a decirle al rey que actuaba como un niño “desobediente y caprichoso”. Si bien Brígida tenía razón, muchos cortesanos se 54

ofendieron y se alegraron mucho cuando ella se marchó. Años más tarde, cuando su esposo había muerto y sus hijos eran mayores, Brígida repartió sus posesiones entre sus niños y los pobres y se fue a vivir a un monasterio. Cuando sintió el llamado de Dios, inició una peregrinación de Suecia a Roma (un viaje que llevaba ocho meses) y de allí a Jerusalén. Y adondequiera que fuera, Brígida trataba de ayudar a los necesitados y no vacilaba en criticar a aquellos que MERECÍAN ser criticados.

¿Alguna vez alguien te criticó, diciéndote perezoso, irresponsable, egoísta, desconsiderado o desatento? ¿O tal ve te dijeron que estudiaras más o trabajaras más para colaborar con tu familia o mantener tus promesas? Bien, tal vez no deberían haberte criticado. O tal vez sí DEBERÍAN haberlo hecho. ¿Tú qué crees?

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Brígida de Irlanda

Esta santa fue una célebre dama en Irlanda y fundó un monasterio que se convirtió en un centro de aprendizaje y espiritualidad. Además fundó una escuela de arte, donde se hacían manuscritos “ilumindos” que se hicieron muy famosos (durante la Edad Media los libros se escribían a mano y siempre se hacían pequeñas ilustraciones en miniatura para acompañar los textos). Se dice que Brígida era paciente, piadosa, firme, fiel, compasiva y solícita con quienes estuvieran en dificultades. A pesar de sus numerosas virtudes, también se dice que siempre se ruborizaba cuando le hablaban.

¿Alguna vez te ruborizas o conoces a alguien que se sonroje en las situaciones más embarazosas? Muchas personas, cuando sienten vergüenza se ponen rojas como un tomate o como una fresa. A propósito de fresas, hay un exquisito licuado que se hace con estas deliciosas frutas y que es muy sencillo de preparar. Sólo debes mezclar un poco de leche con fresas pisadas y añadir un poco de azúcar. ¿Por qué no tratas de prepararlo hoy mismo? Y mientras lo saboreas, recuerda a santa Brígida y piensa en lo que podrías hacer para ser paciente, piadoso, firme, fiel, compasivo y solidario

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con los que tienen dificultades. Y si crees que nunca podrás reunir todas esas virtudes, al menos podrías tratar de practicar algunas.

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Buenaventura Éste es un santo que debió tener “buenas manos para fregar platos”. Y si así fue, bien podría haber guardado el secreto bajo su sombrero. Cuando el Papa decidió nombrar a Buenaventura cardenal, envió una delegación para anunciarle la noticia y para presentarle el sombrero rojo oficial de cardenal. Pero cuando llegaron a su monasterio, encontraron a Buenaventura fregando los trastos y les dijo que dejaran el sombrero colgado en un árbol hasta que él terminara. Buenaventura debió ser un hombre muy humilde, pero también era muy instruido. Fue conocido como una de las mentes más brillantes de la época medieval y fue un magnífico teólogo, filósofo, escritor y predicador. Escribió y habló tan bellamente de las cosas del Cielo, que pasó a ser conocido como el “Doctor Seráfico” (angelical). Pero fue lo suficientemente terrenal como para colaborar con las tareas domésticas.

La mayor parte de la gente famosa no perdería su tiempo haciendo algo tan bajo como fregar los trastos. ¡Pero la mayoría de los santos lo harían! ¿Alguna vez lavas los platos o ayudas a recoger la mesa? ¡Por qué no colaboras con tu familia y lo haces HOY mismo! Y cuando estés lavando los

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platos, piensa en este humilde santo e inclina tu sombrero ante san Buenaventura.

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Catalina de Siena Esta santa era la más pequeña... ¡en una familia de veinticinco hermanos! Fue una niña alegre y vivaz que cuando creció se convirtió en una de las mujeres más destacadas y brillantes de su época.

Gracias a sus consejos y sugerencias, muchas personas cambiaron sus vidas y regresaron a la Iglesia. Debido a su habilidad conciliadora, la gente acudía a ella para que los ayudara a resolver sus diferencias. Gracias a su sabiduría, Catalina se convirtió en una gran influencia para aquellos que leían sus escritos. Por su bondad llegó a ser consejera del mismísimo Papa. Y por su amor a Dios, llegó a ser una santa

¿Tienes una familia numerosa como la de santa Catalina o la tuya es pequeña? Pocas personas tienen una familia tan grande como la de santa Catalina, pero el tamaño no es lo que hace que una familia sea feliz. ¿Qué crees que se necesita para que una familia sea feliz? ¿Qué podrías hacer HOY para alegrar a alguien de tu familia?

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Cayetano A este santo podría llamárselo el “llanero solitario”, pues defendía la justicia y protegía a los necesitados. Hasta podría decirse que fue el primero que puso una casa de empeños. O al menos el primero en formar una cooperativa de crédito. Cayetano logró muchas cosas importantes en su vida. Era de una familia noble y obtuvo títulos universitarios tanto en ley canónica como civil. Fue senador y el Papa le asignó un cargo muy elevado. Pero él prefirió renunciar a todo eso para dedicarse a trabajar con los pobres y enfermos de Roma, recorriendo las calles y visitando las viviendas humildes, en busca de aquellos que necesitaran su ayuda. Sus amigos se escandalizaron al ver que se dedicaba a un trabajo tan “sucio”, pero Cayetano quería servir a los demás.

Cuando vio que los usureros se aprovechaban de los pobres, recargándoles elevadas tazas de interés, Cayetano decidió poner punto final a esa explotación. De modo que inició un negocio que les daría préstamos a los pobres y cobrándoles tazas de interés justas. Podría compararse con las cooperativas de hoy en día, donde los empleados pueden recibir préstamos a bajo costo o a las casas de empeño, donde la gente lleva algo que posee y recibe un préstamo 61

hasta que puede comprarlo nuevamente. Como las personas pobres, a menudo necesitaban desesperadamente un préstamo para poder mantenerse un tiempo, todos le agradecieron a Cayetano por resolver la situación de tal modo que ellos pudieran recibir el dinero sin ser engañados. Y es por eso que podría decirse que Cayetano era como un “llanero solitario”, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran.

El llanero solitario de la televisión siempre llevaba una máscara para proteger su identidad y andaba a caballo. ¿Alguna vez te sentiste tan avergonzado que hubieras querido tener un antifaz? Si alguna vez te sucede, confiésate de inmediato. Después de que digas que lo lamentas y recibas el sacramento de la penitencia, podrás prometer que nunca volverás a hacer lo que hiciste y de ese modo no tendrás que volver a sentirse tan mal otra vez.

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Cecilia Esta santa vivió en la época de los primeros cristianos. Pertenecía una familia noble romana y recibió una buena educación. Pero a pesar de los privilegios que tenía, se dice que solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad y ayunaba varios días por semanas, ya que se había consagrado a Dios.

Cecilia no tenía intención de casarse, pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, decidió desposarla con un joven llamado Valeriano. El día de la celebración de la boda, mientras los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón apartado para cantarle a Dios con su corazón y pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a su alcoba, Cecilia le dijo dulcemente a su novio: “Tengo que decirte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me respetas, él ángel te amará como me ama a mí.” Valeriano replicó: “Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios haré lo que pides.” Cecilia dijo: “Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo, verás al ángel.” Valeriano aceptó y fue a bautizarse. Cuando regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios.

¿Sabes tocar algún instrumento musical? ¿Sabías que santa Cecilia es la patrona de la música y de

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los músicos? Bien, durante la Edad Media siempre se la representaba con instrumentos en manuscritos y cuadros. ¿Por qué no tratas de aprender a tocar algún instrumento? La música puede darte paz y alegría y es una excelente manera de acercarte a los demás y rezarle a Dios. No olvides que el que canta reza dos veces.

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Ceferino Este santo tiene un nombre poco común, pero ¿saben quién fue? Fue el Papa Ceferino. Ceferino fue nombrado Papa en el año 199, poco más de un siglo después de la muerte de Jesús. Por lo tanto Ceferino fue uno de los primeros Papas de la Iglesia Católica.

¿Sabías que hay un viento suave y apacible que se llama céfiro? Tal vez Ceferino fue como una brisa fresca en la Iglesia. ¿Tu personalidad se asemeja más a una brisa apacible o a un viento intenso? El mundo necesita de ambos: brisas apacibles que pacifiquen y concilien y vientos intensos que traigan aire fresco y nuevas ideas. Dale las gracias hoy a Dios por la variedad en su mundo y en su gente.

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Cirilo y Metodio ¿Oíste hablar del día de san Valentín, el 14 de febrero? Pues ese mismo día también se deberían celebrar a los santos Cirilo y Metodio, ya que la Iglesia dispuso esa fecha para recordarlos. Estos dos santos eran hermanos y trabajaron juntos para trasmitir las enseñanzas de la Iglesia en el mundo eslavo. Cuando era joven, Cirilo estudió en la universidad de Constantinopla con maestros muy célebres. Cirilo fue un estudiante tan brillante que más tarde comenzaron a llamarlo “Cirilo el Filósofo”. Su hermano Metodio también fue muy instruido y llegó a ser gobernador de una colonia eslava.

En el 862, un embajador del príncipe de Moravia llegó a Constantinopla en busca de misioneros que pudieran ir y enseñar al pueblo en su propia lengua. Como Cirilo y Metodio tenían profundos conocimientos lingüísticos y eran piadosos, fueron escogidos para llevar a cabo esa tarea. La leyenda dice que Cirilo y sus seguidores probablemente fueron los que “inventaron” el alfabeto cirílico —adaptado del griego— que desde entonces se usó para escribir las lenguas rusa, serbia y búlgara. Ésta es una de las razones por las que estos hermanos son conocidos como padres de la cultura literaria eslava.

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¿No crees que sería divertido poder escribir con caracteres cirílicos, en lugar de nuestro alfabeto? En verdad sería un poco difícil, pues habría que aprender otra lengua y eso lleva mucho tiempo. Pero hay algo que puedes hacer y no requiere tanto tiempo: rezar una pequeña plegaria por los líderes de la Iglesia que dejaron un legado tan valioso, como Cirilo y Metodio.

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Clara de Asís ¡Esta santa espantó a un ejército entero! ¿Cómo crees que lo hizo? Clara nació en la pequeña ciudad de Asís. Luego se hizo monja y fundó la orden de las Damas Pobres. Ella y sus hermanas querían vivir como los pobres, así que su vida era simple y frugal. Cuando murió el padre de Clara y le dejó una fortuna, ella la cedió enteramente a los pobres.

Un día, un ejército enemigo invadió el valle donde se hallaba su convento y comenzó a devastar el territorio. Los soldados colocaron una escalera contra el muro del convento para poder subir y entrar por una ventana. Pero Clara tenía una custodia (una pieza en la que se expone la hostia consagrada para la veneración) y la sujetó contra la ventana mientras ella y las otras hermanas oraban. Cuando los soldados vieron la custodia con el Santísimo Sacramento, repentinamente sintieron un gran temor y huyeron aterrorizados. El monasterio se había salvado.

Santa Clara no usó un arma, ni un cuchillo para combatir a sus enemigos. Recurrió a la fe y a la oración. Hoy en día, muchas personas piensan que tienen que poseer armas peligrosas y utilizarlas. Ellos olvidan las palabras de la Biblia: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” ¡NUNCA olvides esas palabras!

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Coleta Esta santa fue bautizada Nicoleta, pero la llamaban Coleta. Y fue una viajera. Cuando tenía poco más de veinte años, Coleta tomó los hábitos e ingresó a un convento, donde fue valorada por su profunda espiritualidad. Ella planeaba vivir una vida tranquila, pero un día mientras rezaba, ¡cambió de idea! Decidió que su “llamado” consistía en abrir nuevos conventos con reglas más estrictas que las que tenían muchos monasterios de esa época.

Coleta comenzó a trabajar y recorrió toda Francia y Flandes. A pesar de enfrentar muchos obstáculos, pudo abrir diecisiete conventos nuevos y reformó muchos otros monasterios siguiendo la regla de las Clarisas Pobres. Las hermanas de esta orden fueron conocidas como “las Coletinas”. Esta santa comenzó su vida con los pies firmemente plantados en un lugar, pero luego Dios le dio “zapatos de viajera”.

¿Te gusta viajar? ¿No sería emocionante hacer un viaje alrededor del mundo? ¿Qué tal si comienzas por hacer un recorrido por tu propia ciudad? ¡Por qué no empiezas a recolectar información acerca

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de todos los lugares que se pueden visitar y las actividades que se pueden hacer en la ciudad en donde vives? (Y no olvides incluir algunas de las iglesias y templos más antiguos) También puedes pedirle a tu familia que te ayude a planear algún viaje al campo.

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Crispín y Crispiniano

Estos dos santos eran hermanos y vivieron hace muchos siglos. Se dice que pertenecían a una familia noble romana, pero debieron huir debido a las persecuciones de los cristianos y se instalaron en Galia (así se llamaba Francia en aquella época). Para poder subsistir tenían dos trabajos: durante el día enseñaban, predicaban y convertían a las personas a la fe cristiana y, por la noche, trabajaban como zapateros, fabricando nuevos calzados y reparando los viejos. Nadie sabe porqué su madre les puso nombres tan parecidos, pero lo hizo y ahora... ¡los dos son nombres de santos!

¿Alguna vez se te hizo un agujero en un zapato o se gastó la suela? Bien, tal vez no necesitas zapatos nuevos, sólo debes ir a un zapatero como Crispín o Crispiniano para que te lo repare. ¿Te gustaría ser zapatero, peluquero o tintorero? ¿Qué tal si fueras enfermero? Escribe una lista de todos los trabajos que te gustaría hacer, y otra con los que no te gustarían. Luego reza una plegaria y Dios te ayudará a estudiar y a progresar para que algún día, desempeñes la tarea que ÉL te tiene reservada.

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Cristóbal Cristóbal es el patrón de los viajeros. Según cuenta la leyenda oriental, fue un guerrero pagano converso, que murió defendiendo su fe. La leyenda medieval lo describe como un hombre que, tras convertirse al cristianismo, dedicó su vida a la caridad, transportando viajeros sobre sus hombres a través de un río.

Un día, un niño le pidió que lo alzara y lo ayudara a cruzar el río, pero a medida que avanzaban, el niño se iba haciendo cada vez más pesado. Cuando Cristóbal se quejó, le dijeron que ese niño era Cristo y que con ÉL llevaba el peso del mundo sobre su espalda (Cristóbal significa en griego PORTADOR DE CRISTO). En los cuadros y pinturas de la época medieval, habitualmente se lo representaba llevando al Niño Jesús en sus espaldas.

¿Te gustaría viajar y conocer otros países? ¿No crees que sería interesante explorar tierras exóticas y conocer culturas diferentes? Bien, si alguna vez decides hacer un viaje, acuérdate de san Cristóbal y piensa que Cristo siempre irá contigo. Probablemente no vaya sobre tus hombros, pero siempre estará a tu lado. Así que, vayas donde vayas... ¡no te olvides de ÉL!

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Damián Este santo se llamaba José Damián de Veuster, nació en Bélgica y era hijo de un agricultor. Damián tenía un hermano mayor que se llamaba Pánfilo. Cuando tuvieron la edad suficiente, ambos hermanos ingresaron en la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

Tras varios años de estudio, Pánfilo se preparó para viajar a las islas Sandwich (en Hawaii), pero cuando estaba a punto de embarcarse se enfermó. Damián pidió permiso para ocupar el puesto de su hermano y la congregación lo aceptó. Como no había terminado sus estudios, fue ordenado sacerdote en Honolulu, donde trabajó intensamente con los nativos. Luego lo enviaron a la isla de Molokai para que se ocupara de la comunidad leprosa (los leprosos son personas que padecen una grave enfermedad contagiosa; tal vez hayas oído hablar de ellos en el Evangelio, pues hay un pasaje muy conocido donde Jesús cura a uno de ellos). Lo cierto es que cuando Damián llegó a la isla de Molokai las condiciones eran deplorables: no había alojamientos, ni asistencia médica, ni buenas condiciones sanitarias. Para remediar la situación, Damián se dedicó por completo al cuidado espiritual y físico de los enfermos y organizó la vida política y económica de la isla, promoviendo la agricultura y la industria.

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¿Alguna vez tuviste que cambiar de planes repentinamente? ¿Nunca tuviste que hacer el trabajo de alguien que había faltado a la escuela o reemplazar a un amigo en un juego? Bueno, san Damián decidió ocupar el lugar de su hermano cuando éste se enfermó y, a pesar de que no había planeado viajar a Hawaii, fue allí donde pudo desarrollar su vocación y encontrar la felicidad. Trata de rezar una pequeña plegaria para que tú también puedas vivir una existencia plena, aunque sea de la manera más inesperada.

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Diego de Alcalá Este santo nació en San Nicolás del Puerto, en Sevilla y su familia era muy humilde. Cuando creció comenzó a viajar y algunos dicen que fue uno de los hombres de su tiempo y condición que más viajó. En el polvo de sus sandalias quedaron adheridas y mezcladas tierras de innumerables caminos de España, Francia e Italia. Fue cooperador franciscano y sacristán en Córdoba antes de ingresar en el convento de los frailes de Arrecife (en la isla canaria de Lanzarote) donde trabajó de portero ayudando a los pobres que llamaban a la puerta.

Se cuenta que un día un enfermo agonizaba y no había medicinas que lo aliviaran. Entonces, Diego fue a donde estaba la imagen de la Virgen a pedirle su intervención para que curara al enfermo. Cuando estaba por irse tomó un poco de aceite de la lámpara que iluminaba la imagen y lo usó para tratar al paciente. El hombre se recuperó. Más tarde, Diego volvió a utilizar este método y logró muchas curaciones milagrosas.

¿Alguna vez estuviste gravemente enfermo? ¿Alguien de tu familia padeció una enfermedad compleja e incurable? Las enfermedades provocan angustia y entristecen a las personas. Si alguna vez te sientes apenado por algo así, piensa en Diego y pídele a la Vírgen que te ayude a pasar los momentos difíciles y a aliviar la pena de los que sufren.

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Donato ¿Alguna vez oíste de una persona que estuviera en el lugar equivocado en el momento equivocado? Bien, Donato estuvo en el lugar apropiado en el momento apropiado.

Donato era un noble irlandés que estaba de viaje por Italia y pasó por la ciudad de Fiesole, en el momento en que los clérigos y el pueblo estaban por elegir a un nuevo obispo. Donato entró en la catedral y en ese preciso momento… ¡las campanas comenzaron a repicar y todas las velas ardieron con una luz brillante! Toda la gente miró hacia la entrada y vio al extranjero. Inmediatamente decidieron que ésta había sido una señal del Cielo y que Donato debía ser su nuevo obispo. Donato aceptó y se convirtió en un buen obispo, predicador, sabio y santo.

Hoy en día se utilizan métodos muy sofisticados para seleccionar empleados de trabajo, pero Dios aún envía señales y mensajes a su pueblo. ¡Sólo hay que prestar atención! De hecho, tal vez Dios te esté enviado un mensaje en este mismo momento. Así que detente a contemplar y a escuchar. ¿Qué crees que Dios te dice hoy?

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Emilia de Rodat Esta mujer se convirtió en santa porque escuchó accidentalmente algo que decían otras personas. Cuando era pequeña, Emilia ayudaba a los niños en el parque y les enseñaba acerca de Dios antes de que hicieran su primera Comunión. Luego decidió que quería ser monja, así que ingresó a un convento. Pero Emilia sintió que ese monasterio no era el lugar apropiado para ella, así que se marchó y entró a otro. Pero allí tampoco se sintió totalmente cómoda, de modo que también se marchó y buscó nuevamente otro convento. Pero éste último tampoco le gustó y lo abandonó.

Hasta que un día, mientras visitaba a una amiga, Emilia escuchó a unas mujeres que hablaban acerca de lo difícil que era encontrar a alguien para que les enseñara a sus hijos, pues ellas eran pobres y no tenían dinero para pagarle a los maestros y las escuelas de la ciudad eran muy costosas. En ese momento, Emilia se dio cuenta de lo que debía hacer. Primero invitó a algunos niños pobres a su casa y comenzó a instruirlos. Más adelante, pudo alquilar una casa y le pidió a tres amigas que la ayudaran para abrir una escuela gratis para niños pobres. Pronto tuvo ocho maestras y cien 77

alumnos en su escuela. Pero sólo era el comienzo, ella y sus amigas decidieron formar una nueva comunidad religiosa, muchas mujeres se unieron a ellas y su trabajo creció cada vez más: ¡todo porque Dios había dejado que Emilia escuchara una conversación ajena!

¿Has notado cómo Dios a veces actúa en forma misteriosa? Emilia trataba de descubrir adónde debía ir, ingresando en diferentes monasterios y luego Dios la envió en una nueva dirección. ¿Alguna vez te pasó algo así? ¿Alguna vez pensaste que sabías lo que querías hacer, y luego no funcionó? Tal vez trataste de formar parte de un equipo de fútbol y no pudiste hacerlo. O comenzaste a tomar lecciones de piano y luego las abandonaste. O quisiste ir a una escuela y tuviste que asistir a otra. En todos los casos, creíste que sabías adónde debías ir porque tenías un objetivo, pero Dios te envió en una nueva dirección. Nunca te desalientes cuando las cosas no marchan como quieres, sólo significa que Dios te tiene reservado un camino mejor, pues Él puede ver las vueltas del futuro y tú no.

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Escolástica Si leíste acerca de Benito en este libro, entonces sabes que Escolástica tuvo un hermano muy famoso. ¡Pero Benito también tuvo una hermana famosa! Así como Benito fundó un monasterio para hombres, Escolástica fundó un convento para mujeres. Esa casa religiosa fue una de las primeras fundadas para mujeres en Europa y marcó un cambio importante en la vida de muchas jóvenes.

En aquella época, las mujeres no tenían muchas opciones de vida. Si una niña nacía en el seno de una familia pobre se convertía en criada o se casaba con un hombre de su misma condición y luchaba por llevar adelante su familia sin perspectivas de mejorar su clase de vida ni la de sus hijos. Si nacía en una familia noble, llevaba un estilo de vida elevado que a menudo era estructurado por ciertas reglas seguidas por la corte del castillo. Muchas mujeres tenían que casarse con hombres que ni siquiera conocían, porque el matrimonio implicaba una buena conexión para ambas familias. Pocas mujeres aprendían a leer o escribir y prácticamente no había oportunidades de que vivieran una vida útil fuera del castillo, la corte o su casa. Los conventos de Escolástica, y los que se abrieron en los años posteriores, ofrecieron a las mujeres un paraíso donde podían hallar educación, 79

compañerismo, una vida de trabajo y oración y una honorable alternativa al matrimonio (¡especialmente teniendo en cuenta aquellos que eran concertados con extraños!).

¿Conoces a alguien que haya entrado en un convento? ¿Alguna vez tuviste una maestra que fuera monja? A lo largo de los años, desde los primeros tiempos de la Iglesia, muchas mujeres ingresaron a monasterios. Algunas de ellas se hicieron famosas como directoras de hospitales, escuelas, orfanatos, colegios o tuvieron otros cargos importantes. Otras no fueron célebres, pero vivieron muy felices y en plenitud. La Iglesia tiene una gran deuda de gratitud con todas estas mujeres santas, que entregaron su vida para servir a Jesús. Actualmente, la Iglesia NECESITA más jóvenes como aquellas. Reza hoy una oración para que muchas jóvenes de tu generación elijan servir a Dios, uniéndose a un convento o tal vez fundando uno NUEVO como hizo Escolástica.

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Estanislao Kostka

¿Tienes un hermano mayor que siempre está molestándote o burlándose de ti? ¿O tienes un amigo con un hermano mayor así? Bueno, ¡ésa es la clase de hermano que tenía Estanislao! Estanislao y su hermano Pablo eran hijos de un senador de Polonia y tenían un tutor privado que les enseñaba en su casa, hasta que Pablo tuvo dieciséis años y Estanislao catorce. Luego su padre los envió a una escuela en Viena. Pablo era disipado y sólo quería pasarla bien, pero Estanislao era serio y estudioso, y quería ser sacerdote. Pablo no podía entender eso, así que molestó a su hermano y se burló de él durante dos años. Estanislao no podía pedirle ayuda a su padre porque él tampoco quería que fuese sacerdote. Finalmente Estanislao decidió que iría caminando a Roma, un viaje de quinientos cincuenta kilómetros, y solicitaría ser aceptado en el seminario de los jesuitas que funcionaba allí. Al poco tiempo Pablo descubrió que su hermano se había ido y salió a buscarlo, pero no pudo hallarlo. Estanislao había llegado a un colegio, donde un sacerdote lo acogió y lo ayudó a continuar su viaje a Roma. Estanislao fue aceptado por los jesuitas de Roma y fue muy feliz allí, pero el 81

calor del verano romano resultó muy duro para él y comenzó a sufrir desmayos hasta que se enfermó. Cuando su padre se enteró de que se había unido a los jesuitas, a pesar de que él se lo había prohibido, se puso tan furioso que envió a Pablo para que llevara a su hermano de regreso a casa. Pero en aquella época se viajaba muy lentamente y cuando Pablo llegó a Roma enfadado, dispuesto a fastidiar más a su hermano y exigirle que regresara con él, era demasiado tarde. Estanislao había muerto. El impacto fue tan terrible que Pablo comenzó a meditar la manera en que había procedido. Entonces se arrepintió de la forma en que había tratado a Estanislao y de las cosas malvadas que le había dicho. Pablo nunca se recuperó del impacto y pasó el resto de su vida deseando haber sido más bueno con su hermano. Para sorpresa de todos, cuando Pablo tenía sesenta años, decidió unirse a los jesuitas, tal como había hecho su joven hermano muchos años antes.

¿Alguna vez fuiste malo con alguien de tu familia? No te sientas mal, hasta los santos tienen familiares que se burlan de ellos. Pero eso no quiere decir que haya que darse por vencido. Es tan fácil reírse y burlarse de otra persona, pero no es tan divertido cuando alguien te lo hace a ti. Así que la próxima vez que comiences a molestar a alguien, piensa en cómo te sentirías si alguien te dijera esas cosas horribles a ti. Piensa en san Estanislao y no te burles de los demás... ¡Por favor!

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Evodio Este santo vivió en el mismo siglo que Jesús y se dice que fue el PRIMERO en utilizar la palabra CRISTIANO para describir a alguien que cree en la divinidad y las enseñanzas de Cristo. También se dice que Evodio fue uno de los setenta discípulos ordenados por los mismos apóstoles que acompañaron a Jesús. Se convirtió en obispo de Antioquía y probablemente fue consagrado por san Pedro. Evodio fue sin duda un privilegiado porque pudo conocer a las personas que habían estado con Jesús.

¿Te hubiera gustado conocer a Jesús cuando vino al mundo? ¿Qué le habrías dicho?¿Qué le habrías preguntado?¿Habrías sido uno de los primeros cristianos?¿Habrías creído y seguido las enseñanzas de Jesús, mostrándole a la gente cómo ser cristiano? ¿Lo haces ahora?

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Felipe de Zell “El crimen no paga.” No es bueno robar a los demás, pero podría ser peor robarle a un santo. Al menos eso descubrieron unos ladrones que trataron de aprovecharse de san Felipe. Felipe vivía en los bosques como ermitaño. Pasaba sus días trabajando en su huerta y rezando. Las personas de la zona sabían que él era un hombre muy santo y a menudo iban a visitarlo para pedirle ayuda y consejo. Hasta el rey del lugar, en una ocasión fue a visitar a Felipe y habló con él de temas sagrados. Pero una noche, Felipe tuvo otra clase de visita.

Unos ladrones se presentaron y le robaron dos bueyes que él usaba para arar la tierra. Durante toda la noche, los ladrones merodearon por el lugar con los bueyes, tratando de hallar un camino para salir del bosque, pero por alguna razón, no pudieron encontrar la salida. Cuando amaneció, estaban nuevamente donde habían comenzado, ¡frente a la pequeña casa de Felipe! Los ladrones estaban tan sorprendidos que se pusieron de rodillas y le imploraron al santo que los perdonara. Desde luego, Felipe lo hizo, y también los invitó a pasar, les dio de comer, los trató como invitados y luego los dejó partir. ¿No crees que esos ladrones aprendieron una lección y nunca más salieron a robar?

Felipe era un ermitaño. En la Edad Media, muchas personas decidían apartarse de las ciudades para

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vivir en soledad. Hoy podría ser un día ideal para que te alejes de todo y pases un momento de paz y tranquilidad. Sin escuchar música, ni la televisión ni la radio ni la voz de otra persona. Sólo quédate solo y muy callado en alguna parte y trata de escuchar. Tal vez oigas el viento que sopla o el canto de un ave. Tal vez puedas imaginar cómo fue para Felipe, vivir sólo en el bosque, alejado del bullicio de la aldea más cercana, acompañado tan sólo por el viento, los pájaros y Dios. Tal vez llegues a escuchar a Dios susurrándote dulcemente, dentro de tu cabeza o en tu corazón.

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Felipe Neri Este santo amaba reír y disfrutar con sus amigos. Su nombre es Felipe Neri y se lo llamó “el Apóstol de Roma” porque durante su larga vida (vivió hasta ser muy anciano) caminó por toda Roma, su ciudad, derramando caridad, fervor y alegría contagiosa por todos lados. Es que Felipe había descubierto un secreto: sabía que hay alegría en la virtud y no en el pecado. Así que él era un hombre muy alegre, porque practicaba siempre las virtudes.

Desde pequeño lo llamaban “Felipín el bueno” pero no por eso andaba por allí serio y severo todo el día. Un día que estaba leyendo un libro muy gracioso comenzó a reírse con sonoras carcajadas. Otro religioso, molesto por su actitud, lo reprendió diciéndole: “Los sacerdotes no deben reír ruidosamente.” Felipe, conservando su brillante sonrisa, le respondió: “El Señor es bueno, ¿cómo no va a alegrarse de que sus hijos nos riamos? La tristeza nos hace doblar el cuello y no nos permite mirar al Cielo. Debemos combatir la tristeza, no la alegría.” Tuvo muchos y muy buenos amigos que a su vez eran muy buenos amigos de Dios y varios de ellos son ahora reconocidos como santos por la Iglesia: san Carlos, san Ignacio, san Camilo y san Félix Cantalicio. A Felipe le encantaba estar con los niños y enseñarles (fue maestro desde muy joven) no sólo matemática e historia, sino especialmente a rezar: por eso fundó el Oratorio donde todos los niños pobres podían asistir para aprender y entretenerse con relatos, música y juegos. “Sed buenos... si podéis”, les decía Felipe comprensivo. “Con tal de no ofender a Dios, podéis cortar leña sobre mis 86

espaldas.”

¿Eres un niño o joven alegre? ¿Qué cosas te hacen reír? ¿Qué cosas te ponen triste? Cuando te reprenden, ya sea justa o injustamente, ¿respondes con dulzura como lo hizo Felipe, o te enojas y te vuelves mal educado? Cuando algo te preocupe y te den ganas de llorar, recuerda a san Felipe y piensa que si bajas la cabeza de tristeza, no podrás mirar el cielo que te invita a la alegría.

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Filipina Dúchense Esta santa pasó de vivir cómodamente en Francia, a vivir en una humilde cabaña de troncos en Estados Unidos. Sufrió mareos mientras navegaba a través del océano, arrastró una vaca por un río congelado, pasó un tiempo con los indios y se convirtió en una pionera de la educación. Filipina tenía una agradable vida con su familia en Francia, pero ella quería ser misionera y especialmente quería enseñar a los indios americanos. Así que se convirtió en monja y dejó su hogar para zarpar rumbo a América. En el largo viaje a través del océano, sufrió de mareos y sintió nostalgia de su hogar, pero nunca se dio por vencida. Una vez en Norteamérica, Filipina tuvo que enfrentar muchas dificultades. Vivió en una cabaña de troncos, en la que la nieve se filtraba a través de las rendijas de la pared, trataba de escribir cartas en un cuarto en el que hacía tanto frío que la tinta se congelaba y para obtener provisiones para sus hermanas y estudiantes era capaz de arrastrar una vaca lechera por el hielo, si ésta se resistía a cruzar el río para “ingresar” al convento. La madre Dúchense se convirtió en una pionera de la educación cuando abrió la primera escuela libre, al oeste del río Mississippi. Después de eso, ella y otras hermanas del Sagrado Corazón fundaron muchas escuelas en las ciudades fronterizas de América y sus conventos y colegios aún funcionan.

La madre Dúchense pasó muchos años luchando contra las adversidades para imponer la educación en América y finalmente pudo dejar un legado a sus sucesoras. Entonces, cuando tenía setenta y un años de edad, se dio cuenta de que su sueño de trabajar para los indígenas norteamericanos se había hecho realidad. A su edad, aprender la lengua de los indios era difícil, pero ellos comprendían su lenguaje, porque era el idioma del amor y la dedicación. Ellos 88

la honraron, la reverenciaron y la llamaron “la mujer que siempre reza”.

¿Te gustaría ser pionero? Hoy en día hay muchas formas en las que uno puede ser pionero, como por ejemplo en medicina, tecnología, computación, ¡el espacio! El mundo siempre recibe a personas con nuevas ideas, soluciones y posibilidades. Imagina cómo podrías ser pionero y luego traza los planes para llevarlo a cabo. (Y si sabes de alguien que tuvo un sueño y nunca pudo realizarlo, ¡dile que nunca es demasiado tarde! La madre Dúchense tuvo que esperar hasta los setenta y un años, ¡pero logró hacer su sueño realidad!).

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Francisca de Roma ¿Alguna vez oíste una de esas bromas que ridiculizan a las suegras? Pues bien, sin duda habrías escuchado alguna acerca de esta santa, de haber vivido en su ciudad, ¡ya que su nuera no la soportaba! Francisca era una señora muy dulce, que se ocupaba de cuidar a su esposo y a sus hijos y todos la querían mucho. Además concurría todos los días al hospital local para asistir a los pacientes y era muy amble con los criados que trabajaban en su casa. Pero un día los enemigos destruyeron su palacio. Su esposo y su hijo mayor tuvieron que huir para salvar sus vidas y Francisca y sus hijos más pequeños vivieron en un rincón de la casa en ruinas durante varios años, hasta que su marido e hijo pudieron regresar. Fue entonces cuando su hijo se casó con una joven llamada Mobilia. Finalmente parecía que la vida sería nuevamente armoniosa para Francisca.

Pero lamentablemente, Mobilia tenía un temperamento fatal y Francisca no le simpatizaba para nada. Mobilia se quejaba constantemente, contestaba mal y hasta se mofaba de Francisca en público. Hasta que un día, cuando Mobilia estaba maltratando a Francisca, súbitamente se sintió mal. Entonces, su suegra la cuidó cariñosamente hasta que recuperó su salud. Después de eso, Mobilia comprendió que se había equivocado. Ella también comenzó a amar a su suegra y luego siguió su ejemplo y la ayudó en sus tareas con los pobres y enfermos.

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¿Alguna vez conociste a alguien que no te simpatizaba? ¿Alguna vez te quejaste de alguien? ¿Alguna vez trataste mal a una persona? Piensa en alguien que no te agrada, y luego sorpréndelo. Haz algo agradable por esa persona. ¡Sorpresaaaaaaa!

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Francisca Javier Cabrini

¿Alguna vez conociste a alguien que tuviera miedo de nadar, de subirse en un barco o simplemente del agua? Bien, ésta es una santa que tenía todos esos temores. Cuando Francisca Cabrini era niña en Italia, una vez se cayó al río. Aunque la salvaron rápidamente, fue una terrible experiencia para ella. Desde entonces, siempre tuvo miedo del agua. Pero cuando creció, para poder cumplir la voluntad de Dios, tuvo que cruzar no un río, sino un océano. Francisca siempre había querido ser monja para ir a trabajar en misiones extranjeras, pero no había órdenes de hermanas misioneras, así que decidió fundar una. Se llamaron las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón y trabajaban para impartir educación cristiana a las niñas. Pero un día el Papa le dijo a Francisca que escogiera a un grupo de hermanas y fuera a trabajar a América. Después de su primer largo viaje por el mar, Francisca, a pesar de su miedo al agua, se vio obligada a cruzar una y otra vez el océano viarias veces, abriendo orfanatos, hospitales y escuelas tanto en América como en Italia. En pocos años, su primer grupo de ocho hermanas creció hasta llegar a más de mil monjas 92

trabajando en ocho países diferentes. Bastante bien, para una pequeña niña que le temía al agua.

¿Le temes al agua? ¿A qué le tienes miedo? ¿Ese temor te impide hacer algo que DEBERÍAS hacer? Pídele a Dios que te ayude a olvidar tus temores y prepárate para una magnífica aventura, como le tocó a santa Francisca Cabrini.

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Francisco de Asís ¡Francisco es el santo al que se le ocurrió armar todos los años el pesebre para Navidad en la iglesia! Hoy en día, en la mayoría de las iglesias católicas y en los hogares, imitan la idea de Francisco. Pero cuando él era joven, sólo tenía una idea fija. ¡Lo único que quería era divertirse! Francisco era hijo de un hombre rico y le gustaba llevar la típica vida de un joven de familia acaudalada. Pero cuando decidió cambiar su vida, lo hizo drásticamente. En lugar de usar vestimentas costosas, usaba un simple hábito marrón y en ocasiones hasta regalaba sus zapatos y caminaba descalzo. Se hizo monje, rezaba mucho y era amigo de todos, hasta de los animales. Un día, durante una Navidad se le ocurrió que la gente debía sentir que estaba presente en el momento del nacimiento de Jesús. Así que se ocupó de armar un pesebre y cuando los fieles ingresaron a la iglesia para la Misa de Medianoche, vieron la escena del nacimiento, con el niño Jesús, María y José. Pero el pesebre de Francisco era diferente a los que vemos hoy en día, pues incluyó algunos de sus amigos animales de verdad, para que posaran junto a la cuna.

Francisco, el hijo de un hombre rico, aprendió a amar a Dios y a todas sus criaturas. Y al igual que en su juventud, llevó una vida plena y divertida, sólo 94

que se trataba de una diversión muy diferente.

¡A todos nos gusta pasarla bien! Pero algunas personas tienen la idea de que eso implica ir a fiestas alocadas y hacer cosas que no son buenas. ¿Cuál es tu idea de pasar un buen momento?

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Francisco Solano Este santo nació en 1549 en una localidad de España llamada Montilla. Cuando tenía veinte años ingresó a la orden franciscana. Tras ser ordenado sacerdote, alternó la vida de oración y penitencia, con la de predicador y enfermero, hasta que fue nombrado maestro de novicios. Desde entonces trabajó mucho con jóvenes estudiantes. Se dice que cuando éstos cometían alguna falta, en lugar de imponerles penitencia, Francisco se la imponía a él mismo, pues consideraba que él era el verdadero culpable de la conducta de sus discípulos.

Después de trabajar intensamente en España, Francisco viajó a América y se instaló en el Alto Perú y Tucumán, donde los franciscanos poseían varios conventos. Durante diez años trabajó en el norte argentino al servicio de los indígenas de diversas tribus. Para acercarse a los indígenas, cuando aún desconfiaban de él, aprovechó su habilidad con el violín para encantarlos con la música. Su amor a los nativos y su simpatía atrajo a los pueblos que evangelizaba y así logró muchas conversiones.

¿Alguna vez te pusieron en penitencia o te castigaron porque habías hecho algo malo o habías desobedecido a alguien? Cuando eso sucede, seguramente no piensas en la persona que te impuso el castigo (tus padres o un maestro). Pero si pudieras ponerte en el lugar de ellos, verías que a menudo ellos sufren más que tú, por tener que reprenderte. Así que la próxima vez que te pongan en

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penitencia recuerda a Francisco Solano y pídele que te ayude a sobrellevar ese momento no sólo a ti, sino también a los que te castigaron.

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Gal ¿Te gusta ir de pesca? Entonces podrías ser amigo de este santo, pues él pasaba mucho tiempo pescando. También pasaba mucho tiempo predicando y convirtiendo personas al cristianismo, pero cuando tenía tiempo libre, se dedicaba a tender las redes y se sentaba a la orilla de un río o un lago, para disfrutar del deporte de la pesca.

Gal nació en Irlanda. Era amigo de san Columbano y viajó con él predicando y enseñando. Posteriormente, se convirtió en eremita y dedicó su vida a la oración, pero se dice que el lugar donde vivía estaba muy cerca de un río y que era un sitio ideal para pescar.

Es fácil pensar que los santos no hacían otra cosa que rezar, pero a muchos de ellos también les gustaba pescar, cantar, jugar a la pelota y hacer muchas cosas que tal vez, a ti también te gustan. La gran diferencia es que mucha gente hoy en día pasa todo el tiempo haciendo cosas como pescar, cantar, jugar a la pelota y mirar televisión y nunca deja ni un instante del día para rezar. Tú nunca harías eso, ¿verdad?

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Genoveva Esta santa era una humilde pastorcita vegetariana, pero se dice que salvó a la ciudad de París. De pequeña, Genoveva pasaba la mayor parte de su tiempo con otros niños cuidando los rebaños de ovejas que pastaban en el Monte Valerien, en Francia. Cuando tenía sólo quince años se hizo monja y vegetariana. Como sacrificio, solía ayunar, comiendo sólo pan y habas y NUNCA comía carne.

Un día, en París corrió el rumor de que Atila, el rey de los hunos y su ejército de bárbaros se acercaban para tomar la ciudad. Muchos querían huir para salvarse y abandonar el lugar, pero Genoveva les dijo que se quedaran en sus hogares. Les pidió que rezaran y rogó a Dios que salvara la ciudad. Muchos siguieron su consejo y tras varios días de oración, Atila repentinamente cambió el rumbo de su marcha y no llegó a París. La ciudad se salvó y la gente nunca lo olvidó. Por eso santa Genoveva ahora es la santa patrona de París.

Atila, el rey de los hunos, es conocido como unos de los guerreros más brutales de la historia. ¡Por algo los habitantes de París tenían tanto miedo! ¿Conoces a alguien tan cruel como Atila? ¿O tal vez tienes un compañero de escuela malhumorado, un vecino prepotente o un pariente con mal carácter? Probablemente deberías tratar de alejarte de esa persona, pero también sería bueno rezar por ella de

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vez en cuando.

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Gregorio el Grande Seguramente conoces la música de rock, el jazz y el rap, pero... ¿alguna vez oíste hablar del canto gregoriano? Bien, era un canto bellísimo que se entonaba en la iglesia y fue bautizado en honor a este santo, aunque es probable que él no supiera nada de música, pues estaba muy ocupado resolviendo otros asuntos.

De hecho, él hizo tantas cosas que pasó a la historia como “Gregorio el Grande” o “Gregorio Magno”. En una época, Gregorio era el hombre más rico de Roma. Luego decidió donar su dinero a la Iglesia y convertirse en monje. Quería vivir una vida tranquila, pero como todos sabían que era muy talentoso, seguían nombrándolo para ocupar posiciones prestigiosas, hasta que finalmente fue Papa. Gregorio tenía un gran sentido de la justicia y trataba a todos con caridad y humildad. Tuvo que combatir a muchos enemigos de la Iglesia, pero nunca estuvo tan ocupado como para dejar de preocuparse por los individuos. Una de las últimas cosas que hizo, fue enviar una capa a un amigo pobre que estaba sufriendo de un resfrío. Gregorio fue el primer Papa que se llamó a sí mismo “siervo de los siervos de Dios”.

¿Conoces a alguien que sea tan listo, bueno, sabio o exitoso como para llamarlo “el o la Grande”?

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Piensa en eso hoy y luego imagina en lo que tú podrías hacer algún día para que te llamen “el o la Grande”.

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Gregorio el Mago Este santo se convirtió en obispo de una ciudad donde sólo había diecisiete cristianos. Pero su trabajo y sus milagros cambiaron eso. El primer día en que Gregorio llegó a la ciudad donde iba a ser obispo, salió a la calle y comenzó a predicar. Era tan buen orador, que muchos de los que lo escucharon decidieron convertirse al cristianismo. A la mañana siguiente, todos hablaban de él en la ciudad, cada vez más personas acudieron a escucharlo y pronto aumentó el número de cristianos. Todos se unieron y donaron su dinero para ayudar a Gregorio a edificar una iglesia, donde pudieran rezar en comunidad. Durante sus años de obispo, la leyenda dice que Gregorio, con el poder de Dios, pudo curar a enfermos, cambiar el curso de los ríos, exorcizar espíritus malignos y predecir el futuro. Y por eso comenzaron a decirle “Gregorio el Mago”. Tras años de intenso trabajo y numerosos milagros, Gregorio envejeció y supo que iba a morir. Entonces preguntó cuántas personas en su ciudad aún no eran cristianas y le dijeron que sólo diecisiete. Cuando Gregorio había sido nombrado obispo, sólo había diecisiete cristianos y ahora sólo había diecisiete que no lo eran. Había hecho muy bien su trabajo.

¿Cuántos cristianos viven en tu ciudad? ¿Hay muchos o pocos? ¿Cuántos hay en tu vecindario o en tu familia? ¿Y qué sabes de los magos? ¿Hay alguno en tu ciudad? Es divertido ver a los magos hacer magia, pero sólo se trata de trucos. Sólo la magia de Dios es real. Reza una oración hoy para agradecerle a Dios por la “magia” de los relámpagos, las sandías, las cataratas ¡y los milagrosos como Gregorio!

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Helena Esta santa era tan sólo la hija de una posadera, pero luego se convirtió en ALGUIEN IMPORTANTE, luego perdió su fama... ¡y finalmente volvió a ser importante! Cuando Helena era joven y hermosa, conoció a un distinguido general romano y, aunque ella era de una familia humilde, se casaron y tuvieron un hijo llamado Constantino.

Varios años más tarde, el emperador le dio al marido de Helena el título “César”, máximo soberano romano. Luego, por razones políticas, el marido de Helena decidió divorciarse de ella y contrajo matrimonio con su hijastra, y Helena volvió a quedar en el anonimato. Pero la historia no termina aquí. Trece años más tarde, el marido de Helena murió y su hijo, Constantino, fue nombrado emperador. Entonces Constantino exigió a todos que rindieran honor a su madre y hasta hizo acuñar monedas romanas con el rostro de ella. Fue Constantino quien promulgó un edicto que permitía que el cristianismo se practicara como religión en el imperio romano y liberó a todos los que habían sido encerrados en prisión, debido a su religión. Helena comenzó a estudiar sobre el cristianismo y decidió convertirse. Después de eso, trabajó duramente por la Iglesia. Viajó por toda Palestina, construyó muchas iglesias y se hizo famosa por su amabilidad con los prisioneros, soldados y pobres. La leyenda dice que mientras santa Helena viajaba por Tierra Santa, encontró 104

la verdadera cruz donde Cristo había sido crucificado.

¿No te parece que esta santa tuvo una vida interesante? ¿Te gustaría viajar a Tierra Santa y ver los lugares donde vivió Jesús, los caminos que recorrió y la ciudad donde fue crucificado? Bueno, tal vez no puedas hacerlo en este momento, pero quizá lo hagas algún día. Lo que sí podrías hacer ahora es ir a la biblioteca y buscar un libro sobre Tierra Santa, ver las fotografías de esos lugares y leer todo sobre ellos. ¿Por qué no lo intentas?

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Hilario

El nombre de este santo suena “hilarante” (que quiere decir “divertido”), ¿verdad?. Pero en realidad fue un hombre muy serio que rechazaba la fama que lo seguía a todas partes. San Hilario fue un ermitaño que quería que lo dejaran solo para vivir tranquilo y pacíficamente en su pequeña cabaña en Palestina. Pero la gente comenzó a oír que sus plegarias producían milagros y pronto acudieron tantas personas a pedirle que rezaran por ellas, que Hilario decidió que tendría que mudarse para evitar las multitudes. Entonces decidió ir a Egipto, pero su fama lo siguió hasta allí y pronto su pacífica ermita fue nuevamente asediada por la gente. Luego viajó a Sicilia, a Dalmacia y finalmente a Chipre. Pero a todos los lugares adonde iba, las plegarias de Hilario producían milagros y... ¡más gente acudía a verlo!

Las estrellas de cine o los cantantes de rock muchas veces tienen muchos seguidores, pero generalmente uno no oye de un ermitaño perseguido por las multitudes. Hilario debió haber sido muy especial. ¿Conoces a alguna persona a la que tal vez le gustaría ser eremita y vivir sola en una pequeña cabaña en el desierto? ¿Alguna vez, algún miembro de tu familia te dijo: “déjame en paz” o “por favor, silencio”? Tal vez lo digan literalmente. A algunas personas les gusta la PAZ y la TRANQUILIDAD.

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Hildegarda de Bingen Esta santa podía leer latín, pero nunca aprendió a escribir en latín, lo cual era un requisito para los escritores de su tiempo. Hildegarda fue monja, abadesa, música y artista. Siempre se le ocurrían ideas sobre muchos temas y quería “comunicarlos” a los demás. Luego comenzó a ser conocida como escritora, porque dictó sus pensamientos a otros que los escribieron por ella.

Hildegarda incursionó en muchos temas: historia, medicina, plantas, animales, reptiles, dolores de cabeza, locura y hasta problemas circulatorios. Sus escritos sobre temas religiosos incluyeron comentarios sobre la Biblia y los santos, además de himnos, poemas y hasta una obra de teatro moral. Además escribió muchas cartas y recibió otras tantas de Papas, reyes, arzobispos, profesores, abades, monjes y monjas. Debió haber sido muy difícil, para una mujer que tenía tantas ideas, no poder escribirlas y tener que recurrir a alguien para dictarlas. A pesar de esa limitación, Hildegarda conmovió a muchos con sus obras literarias.

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¿Te gustaría ser escritor/a algún día? Es una magnífica manera de compartir tus ideas con los demás. ¿No crees que ya eres bastante afortunado/a por el hecho de poder escribir? Desde luego, aun si no quieres ser escritor, igualmente puedes compartir tus ideas. Es agradable compartir cosas con los demás, salvo cuando se trata de una barra de chocolate. Piensa en alguien con quien te gustaría compartir un secreto, una idea, un juego o tal vez una barra de chocolate. ¡Y no dudes en hacerlo!

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Ignacio de Loyola Este santo medía apenas un metro y medio, pero aun con esa estatura era más alto que Napoleón y Julio César. ¡A pesar de su altura, estos tres “pequeños” hombres dejaron una gran huella en la historia! Ignacio nació en un castillo en España en 1491, un año antes de que los reyes de España enviaran a Colón de viaje y éste descubriera América. Como Ignacio era miembro de una familia noble, se convirtió en cortesano (un miembro de la corte real) y en soldado. Pero un día, mientras luchaba para defender el castillo de Pamplona, se lesionó una pierna con una bala de cañón y su vida cambió para siempre. Mientras se recuperaba de la herida, Ignacio leyó muchos libros religiosos y decidió convertirse en misionero. Dejó su espada en la capilla de Santa María y cambió sus vestimentas lujosas por las de un mendigo. Vivió en una cueva durante un año, rezando y escribiendo. Después regresó a la escuela por un tiempo y luego abandonó España y viajó a París, donde él y algunos amigos formaron un grupo conocido como la Compañía de Jesús.

Ignacio no planeó fundar una nueva orden religiosa, sino un “grupo comando” que reaccionara rápidamente y saliera de misión para predicar y 109

trabajar donde y cuando fuera necesario. El Papa aprobó la idea y la banda de Ignacio de “apóstoles aventureros” creció de diez a mil en pocos años y finalmente se extendió por muchos países. La Compañía de Jesús (a sus miembros se les dice “jesuitas”) se convirtió en una de las organizaciones religiosas más famosas de la Iglesia, ¡y todo por una bala de cañón!

Probablemente alguna vez soñaste con ser un aventurero, ¿pero alguna vez se te ocurrió ser un aventurero apostólico? ¿Alguna vez pensaste en acudir a cualquier sitio, en el momento en que necesiten tu ayuda, para predicar o educar sobre Dios y la Iglesia Católica? Muchos jóvenes hoy en día aún hacen ese tipo de trabajo que hacían Ignacio y sus amigos. Ellos se convirtieron en sacerdotes, hermanas, misioneros y ¡apóstoles aventureros! ¿Te gustaría hacer algo así algún día?

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Ildefonso Este santo nació y estudió en Sevilla, una ciudad que queda al sur de España.

Ildefonso quería ser monje, pero al principio su padre se opuso a su vocación y no le permitió que entrara a la orden que había escogido. A pesar de la negativa de su padre, Ildefonso insistió, porque sabía muy bien lo que quería. Finalmente logró ser nombrado diácono y con el tiempo llegó a ser arzobispo de Toledo. La leyenda cuenta que un día se le apareció la Virgen María rodeada de coros de ángeles y santos, en el sitio donde luego estaría la catedral de Toledo y le entregó una casulla (vestidura que se pone el sacerdote sobre todas las demás para celebrar la misa). Se dice que la vestimenta había sido tejida por los ángeles, pero sin usar agujas.

¿Alguna vez te dijeron que no cuando querías hacer algo o se opusieron a tus planes o deseos? Bien, a veces es difícil hacer lo que uno quiere o siente. Pero si eso que deseas con tanta intensidad se identifica con lo que Dios te tiene reservado, seguramente de algún modo podrás hacer realidad tu sueño. En algún momento del día, reza una oración y pídele a Dios que te ayude a descubrir y realizar tu sueño, como le sucedió a Ildefonso.

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Inés Esta santa murió cuando apenas tenía doce o trece años y vivió hace muchos pero muchos años, en la época de los romanos. Inés era una joven romana tan bella que muchos hombres la pretendían. Pero, como ella los rechazó a todos, fue denunciada como cristiana y enviada a una casa de prostitución como castigo. Según la leyenda, cuando un joven se atrevió a tocarla, quedó ciego instantáneamente. Inés rezó por él y, gracias a sus oraciones, el joven recuperó la vista.

Poco después murió y donde estaba su tumba se erigió una iglesia. Siempre se la identificó con un cordero, símbolo de la inocencia.

¿Alguna vez se burlaron de ti por tus creencias o por no aceptar propuestas que no estaban de acuerdo con tus convicciones? ¿Alguna vez te sentiste aislado porque no compartías las invitaciones o las ideas de otras personas? Inés mantuvo sus principios hasta el final y no cedió a las pretensiones de los demás. Vivir según los preceptos del cristianismo es un ejercicio diario. Por eso, cuando te sientas débil y confundido, pídele a santa Inés que te dé un poco de su fortaleza para mantenerte fiel a ti mismo.

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Isabel de Hungría Esta santa fue la hija del rey de Hungría y el día en que nació fue prometida en matrimonio al hijo de un noble. Cuando sólo tenía cuatro años de edad, fue llevada al castillo de su padre, para que pudiera crecer con su futuro esposo. Cuando Isabel era apenas adolescente y Luis, el novio que le habían destinado, tenía veintiuno, contrajeron matrimonio. Para entonces ya eran buenos amigos, de modo que Luis sabía que Isabel pasaba mucho tiempo rezando y haciendo obras de caridad. Pero él nunca se opuso.

El castillo donde vivían estaba en un peñasco, de modo que Isabel pensó que sería difícil, para la gente que necesitaba ayuda, escalar hasta la cima, así que decidió construir un hospital a los pies del acantilado. Ella iba allí regularmente para ayudar y atender a los enfermos. A menudo los alimentaba ella misma y les hacía las camas o lo que fuera necesario. Además dispuso que se le entregaran 113

alimentos a los pobres en la puerta, por lo que diariamente se presentaban novecientas personas para comer. Isabel vivió una vida plena como esposa, fue buena madre para sus hijos y una mujer que compartió su riqueza con los pobres. Posteriormente pasó a ser la santa patrona de las Caridades Católicas.

¿Alguna vez compartiste tus pertenencias con los demás? Si tuvieras dos lingotes de oro... ¿le darías uno a los pobres? Tal vez si tuvieras mucho dinero, como tenía Isabel, sería más fácil compartirlo que si sólo tienes un poco. Algunas personas tienen mucho dinero y nunca lo comparten. Otras tienen poco y lo comparten todo el tiempo. ¿Qué clase de persona te gustaría ser?

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Isidoro de Sevilla ¿Alguna vez usaste una enciclopedia para buscar algún dato o un personaje histórico? Y, ¿quién crees que escribió las enciclopedias? San Isidoro fue una de las personas que se dedicaron a esa monumental tarea. Isidoro era conocido como el hombre más letrado de su tiempo y, además de construir escuelas, escribir muchos libros, vivir una vida santa y trabajar como obispo de Sevilla, logró armar una enciclopedia.

La enciclopedia de Isidoro incluía todo el conocimiento de su época y fue utilizada durante cientos de años como libro de texto. Pero Isidoro vivió en el siglo VI, hace mil cuatrocientos años, de modo que su enciclopedia era muy diferente de las que consultamos hoy en día en las escuelas. El libro de Isidoro no incluía información acerca de los teléfonos, la televisión, los aeroplanos, los viajes espaciales, la luz eléctrica, los hornos microondas o muchas de las cosas de la vida cotidiana a las que hoy estamos acostumbrado. ¿No te parece que este santo se sorprendería si pudiera ver una enciclopedia del siglo XXI?

¿Cuándo usas una enciclopedia para obtener información o “datos curiosos”? ¡Deberías hacerlo más a menudo! De hecho, ¿por qué no te sientas hoy mismo con una enciclopedia y echas un vistazo a

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algunos temas que te resulten interesantes. Mientras pasas las hojas, tal vez encuentres el nombre de Isidoro en una de ellas.

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Isidro el Labrador A Isidro lo bautizaron con ese nombre en honor a san Isidoro, el intelectual que escribió una enciclopedia, pero sus vidas fueron muy diferentes. Este Isidro nació en el seno de una familia pobre en España y, cuando tuvo edad suficiente, se convirtió en labrador y comenzó a trabajar para un hombre rico que tenía una propiedad fuera de la ciudad. Éste no fue sólo el primer trabajo de Isidro, fue el ÚNICO, pues trabajó en esa granja durante toda su vida. Se levantaba muy temprano por la mañana para ir a misa y luego pasaba todo el día trabajando en el campo.

Isidro se casó con una joven tan pobre como él y juntos vivieron una vida cristiana y piadosa. Dicen que Isidro oraba todo el día mientras araba la tierra y era tan generoso con los demás que, a pesar de su pobreza, les cedía generosamente cosas a los que eran aún más pobres que él. Si no tenía otra cosa que ofrecer, compartía su comida. Isidoro e Isidro tuvieron estilos de vida muy diferentes, pero ambos fueron santos.

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¿Te gustaría ser campesino? ¿Qué te gustaría cultivar: espinaca, calabaza, tomates, zanahoria, radicheta, coles y otras deliciosas hortalizas como ésas? ¡Qué pena que no podamos cultivar plantas de chocolate o racimos de caramelos! Pero aunque no tengas esas cosas, sí tienes la libertad de elegir entre estilos de vida muy diferentes, como el de Isidro el Labrador o el de Isidoro el Enciclopédico. Pero debes recordarlos siempre para tener presente que, no importa el estilo de vida que escojas, de todos modos puedes ser santo.

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Jerónimo Este santo se llamaba Jerónimo, que no es un nombre muy común. Pero su nombre completo era aún más extraño, se llamaba Eusebius Hieronymus Sophronius. Sus amigos también tenían nombres muy raros, como Epifanio, Heliodoro y Eustaquio.

Jerónimo fue uno de los santos más sabios. Primero trabajó como secretario del Papa y se hizo famoso por sus escritos y traducciones de las Sagradas Escrituras. Además, impresionaba a la gente de su época por su honestidad, sabiduría y piedad. Así que hoy no tenemos necesidad de recordar todos sus nombres, basta con saber que fue un “santo”. Aunque hoy en día los nombres de aquella época resultan extraños, quizás los nombres de hoy como Micaela, Daniela, Ricardo, Marcelo o Manuel, les parecerían muy extraños a personas del siglo IV o V, cuando vivió Jerónimo.

¿Alguna vez deseaste tener otro nombre? Si pudieras haber elegido tu nombre cuando naciste, ¿cuál habrías escogido? ¿Qué tal Astronautus, Superfamosus o Talentosus? ¿O qué tal Cristiano? ¿La gente

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puede saber que eres “Cristiano” aunque no te llamas así? ¿No crees que la gente debería poder notarlo? ¿Qué podrías hacer hoy para hacerle saber a los demás que eres cristiano?

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Jorge ¿Alguna vez escuchaste la historia de san Jorge y el dragón? Es una narración legendaria, como un cuento de hadas, tal vez no sea cierta pero es maravillosa.

Según la leyenda, Jorge era un caballero cristiano que usaba una armadura resplandeciente y probablemente montaba un corcel blanco. Cierta vez, mientras viajaba hacia una ciudad, se topó con un grupo de personas y le dijeron que la ciudad estaba asediada por un horrible dragón que devoraba a un ciudadano por día. Los habitantes del lugar le contaron que habían escrito los nombres de todos en trocitos de papel y diariamente escogían uno al azar, para que fuera devorado por la bestia. Pero ese mismo día había salido el nombre de su amada princesa. Jorge de inmediato salió y luchó contra el temible dragón y lo mató, y así salvó a la doncella y a toda la ciudad. Esta fábula es tan famosa que fue utilizada en libros, dibujos animados y hasta en estampillas. De hecho la imagen de san Jorge ha sido reproducida en más estampitas y cuadros que la de ningún otro santo.

¿Alguna vez prestaste atención a las imágenes que aparecen en las estampillas postales? Algunas son muy curiosas. Es por eso que muchas personas se dedican a coleccionarlas. ¿Tienes algún tipo de

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colección: de caracoles, piedras o figuritas? ¿Y qué tal las estampitas? Hay muchas estampitas que tienen imágenes de Jesús, María y los santos. Si alguna vez visitas un comercio de obsequios religiosos, pide que te muestren las estampitas y tal vez encuentres la de san Jorge y el dragón.

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José La Biblia nos dice que José, el esposo de María, era un hombre bueno y justo, y eso es todo. Pero eso bastó para hacer de él, el santo favorito de muchas personas. Sabemos que José cuidó de María y de Jesús. Cuando “no había lugar en la posada”, José halló refugio para María en un pesebre y, al nacer Jesús, José estaba allí. Luego un ángel le dijo a José que el niñito Jesús estaba en peligro y él abandonó valientemente su hogar y llevó a su familia a Egipto para que estuvieran a salvo. Cuando llegó el momento de presentar al niño en el Templo, José también estuvo allí. Además, a los doce años cuando Jesús se perdió en el Templo, José fue con María a buscarlo y lo encontró. Mientras Jesús crecía, cada vez que necesitó la ayuda de un padre, José estuvo allí.

No se sabe mucho de la vida de este santo, salvo que cuando necesitaban de él, José siempre estaba disponible.

Hay muchas personas buenas y justas, pero sus obras generalmente no aparecen en la primera plana de los periódicos ni en las noticias de la televisión. Uno ve y escucha todo acerca de las estrellas de cine y de rock, pero... ¿cuándo oyes hablar de las personas que viven su vida en forma anónima?

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Esas personas que viven, trabajan, ayudan y “están disponibles” cuando las necesitas. Reza una oración de agradecimiento hoy y todos los días por todos los buenos padres, abuelos, maestros, sacerdotes, electricistas, recolectores de basura, oficiales de policía, doctores, labradores, conductores de autobuses escolares, pues ellos son los “santos” de nuestros días.

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José de Cupertino ¿Sabías que hay un santo patrono de los astrónomos? ¡Sí! Éste es el santo. Hay muchos santos llamados José. Pero éste fue una persona que empezó como un fracasado. Su familia era tan pobre que tuvo que vender la casa donde vivían para pagar sus deudas y José nació en una cabaña. Cuando era niño, era tan distraído que todos se burlaban de él. Comenzó a trabajar como aprendiz de zapatero, pero era tan inepto para ese trabajo que lo despidieron. Luego trató de ingresar en un monasterio, pero los superiores no lo aceptaron, de modo que se fue a otro. José era tan torpe en sus quehaceres que le pidieron que se fuera apenas a los ocho meses. Finalmente fue aceptado en un tercer monasterio y comenzó a trabajar en los establos. Estando allí trabajó, rezó mucho y fue tan amable que finalmente fue aceptado como estudiante para ser sacerdote.

Tras ser ordenado, José siguió haciendo tareas simples y rutinarias, pero pasaba la mayor parte del tiempo orando. Muchos dijeron que se producían curaciones milagrosas cuando José rezaba por ellos. Las personas vieron unas setenta veces a José rezando con tanta intensidad que se elevaba y quedaba suspendido en el aire. Eso se conoce como “levitación” y es una de las razones por las que José fue nombrado patrono de los astrónomos. 125

¿Te gustaría ser astrónomo o te gustaría ser un santo? Bueno, tal vez podrías ser ambas cosas. Y si alguna vez te sientes fracasado y crees que todo te sale mal, piensa en José de Cupertino, un hombre que parecía destinado a fracasar pero que a pesar de ello se “elevó” a grandes alturas como santo.

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Juan Bosco ¿Alguna vez pensaste que un santo podía ser malabarista? Bien, Juan Bosco lo era.

Su principal tarea consistía en ayudar a los niños pobres: les enseñaba a comerciar para ganarse la vida y les daba a conocer a Dios, para que tuvieran una vida feliz. Él sabía por experiencia propia lo que era ser pobre. Cuando Juan Bosco entró al seminario para convertirse en sacerdote, tuvo que recurrir a la caridad para procurarse el hábito de seminarista. La capa se la dio un párroco, la sotana un vecino, un amigo le dio los zapatos y el alcalde el sombrero. Cuando Juan Bosco comenzó a trabajar con los niños, todos eran una banda de pilluelos. Juan trató de ser estricto, pero como ellos no le prestaban mucha atención, decidió ser un poco más divertido. Todos los domingos tenían un momento para la lección y también para el juego. Juan Bosco mezclaba sus divertidas pruebas acrobáticas y sus trucos de magia con las lecciones, y los niños se reían y aprendían al mismo tiempo. Finalmente, Juan Bosco pudo reunir suficiente dinero como para abrir un hogar para niños y un taller para enseñarles los oficios de zapatero y sastre. Su madre, “mamá Margarita”, lo ayudó y pronto muchos otros colaboraron. En pocos años, sus seguidores, los “salesianos” se expandieron por todo el mundo, 127

fundando hogares para contribuir a que los niños comenzaran una vida cristiana feliz. Pero probablemente ninguno de los seguidores de Juan fue tan buen malabarista, juglar o mago como su santo líder.

¿Crees que para ser buen católico debes ser serio y solemne, siempre rezando y sin reírte nunca? Bien, ¡piénsalo otra vez! Un cristiano debería estar lleno de la alegría de Dios, así que sigue el ejemplo de Juan Bosco y no dejes de sonreír.

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Juan de Capistrano Este santo nació en la ciudad de Capistrano, pero tal vez nunca habría sido famoso como santo, de no haber sido encarcelado.

Durante la guerra, Juan fue capturado y encerrado en prisión. Mientras estaba allí, solo y sin nada que hacer, reflexionó acerca de cómo había transcurrido su vida. Entonces se dio cuenta de que no la había vivido, la había desperdiciado. Cuando salió de prisión, la leyenda dice que fue a la ciudad montado en burro, sentado mirando hacia las ancas del animal. Además llevaba puesto un gran sombrero de papel en el que había escrito sus peores pecados. La gente lo miraba y los niños le arrojaban cosas, pero ésa fue la forma en que Juan demostró que se arrepentía de sus faltas. Finalmente condujo el burro hacia un monasterio, donde pidió permiso para entrar y convertirse en monje. Tras estudiar y orar, Juan comenzó a predicar y a contarle a la gente cómo había cambiado su vida cuando se acercó a Dios. Miles de personas acudían para escucharlo y muchos de ellos también decidieron cambiar sus vidas.

¿Te sorprende saber que un santo montaba en burro y usaba un sombrero de papel? No necesitas montar en burro para comunicarle a Dios que lamentas las cosas malas que hiciste. Pero puedes

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sentarte muy tranquilo, como lo hizo Juan en prisión, y pensar en tus malos hábitos y cómo te gustaría cambiarlos para mejorar. Luego reza una pequeña oración y agradece a Dios por ello. ¿Por qué no lo haces ahora mismo?

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Juan de la Cruz

¡He aquí un santo poeta! El nombre original de este santo era Juan de Yepes y nació en Ávila, España. Después de estudiar en la Universidad, se ordenó como sacerdote. Al poco tiempo fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos, una orden caracterizada por la contemplación y la austeridad extrema. Sus ideas renovadoras y algo críticas le hicieron ganarse muchos enemigos, quienes finalmente lograron encerrarlo en prisión. Pero a pesar del encierro, Juan de la Cruz no perdió el tiempo y se dedicó a escribir poemas. Finalmente logró escapar y se refugió en un monasterio. Posteriormente fundó varios conventos, pero nunca dejó de escribir, y hoy es valorado no sólo como santo, sino como uno de los poetas más importante de la literatura universal.

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¿Te gusta la poesía? ¿Alguna vez intentaste escribir un poema? Juan de la Cruz logró hacer poesía de su experiencia interior y a través de sus versos materializó su relación con Dios. A veces la poesía sirve para expresar los sentimientos más íntimos y las experiencias más movilizadoras. Ve por lápiz y papel y trata de escribir uno. Tal vez, como san Juan, lleves un poeta muy adentro.

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Juan Eudes ¿Te imaginas a un santo que viva en un gran tonel de vino en el medio del campo? Pues bien, así es como vivió este santo por una temporada.

Juan era un sacerdote que vivía en Normandía cuando se propagó una terrible peste. Él se ofreció como voluntario para cuidar a los enfermos y moribundos, aunque sabía que la enfermedad era muy contagiosa y podía contraerla. Eso no le preocupaba, pero no quería arriesgarse a infectar a otros miembros de su comunidad religiosa, así que cuando no realizaba tareas de enfermería, Juan dormía y vivía en un gran tonel de vino. Una vez que pasó la peste, Juan regresó con su comunidad y se hizo famoso por numerosas obras, como predicar en misiones, dirigir seminarios y escribir libros. El último lo escribió cuando tenía setenta y nueve años y lo terminó un mes antes de morir.

¿Alguna ve viste un tonel de vino lo suficientemente grande como para contener a un hombre? Algunos barriles en Francia son lo suficientemente grandes como para vivir en ellos, si puedes acomodarte en un espacio muy estrecho. Juan estaba contento de vivir allí dentro, pues se preocupaba por los otros más que por sí mismo. ¿Conoces a alguien tan desinteresado?¿Alguien que ponga a los demás en primer lugar, en vez de pensar siempre primero en él? Tal vez tú eres como san Juan Eudes o, tal vez, podrías llegar a serlo.

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Juan Gualberto Este santo había planeado matar a alguien por venganza, pero luego cambió de opinión.

Cuando su hermano fue asesinado, Juan pensó en vengarse. Lleno de odio y resentimiento, siguió al asesino y juró matarlo. Pero cuando estaba a punto llevar a cabo su propósito, el hombre le imploró piedad. Juan súbitamente se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Él odiaba a este hombre por ser un asesino, pero al matarlo se convertiría en lo mismo. Entonces decidió perdonarlo. Luego, Juan apartó su espada y fue a un monasterio para convertirse en monje. Allí se dedicó a orar y a trabajar. Además se hizo tan famoso por sus buenas obras y su sabiduría espiritual que grandes multitudes acudieron a pedirle consejo. Este hombre, que estuvo a punto de convertirse en un asesino, finalmente se convirtió en santo.

¿Alguna vez te enfadaste tanto con alguien que sentiste ganas de vengarte? ¿Nunca quisiste desquitarte por algo que te habían hecho? Si eso te sucede alguna vez, recuerda a este santo y trata de calmarte, tranquilizarte y pensar muy bien lo que vas a hacer. ¿Quieres ser tan malo como la persona que te hizo daño? En el Padrenuestro, le pedimos a Dios “que nos perdone como nosotros perdonamos.” Así que, si quieres ser perdonado, debes estar listo para perdonar a los demás. Piensa

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en eso hoy y luego reza un Padrenuestro.

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Juan Neumann ¿Sabías que a este santo a veces se lo recuerda como el “padre del sistema norteamericano de educación católica”? Pues sí, Juan Neumann creía fervientemente en las escuelas católicas.

Había nacido en Bohemia y quería ser sacerdote. Pero no le permitieron ordenarse porque había demasiados sacerdotes en ese país. Así que Juan viajó a Nueva York para estudiar y más tarde se unió a la Congregación Redentorista. Estados Unidos era un país extraño y nuevo para él. Él había llegado de un país tan católico, donde había demasiados sacerdotes, a otro que en cierta forma era anticatólico. Mientras recorría el mundo trabajando como misionero, Juan conoció a muchos inmigrantes que eran de países católicos como el suyo. Pero ellos habían descubierto que en Estados Unidos no había tantas Iglesias Católicas, ni colegios donde practicar su culto y aprender. Por lo tanto, Juan se propuso cambiar esa situación. Él quería asegurarse de que todos los niños católicos recibieran una educación cristiana y aprendieran acerca de su propia fe.

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¿Te gusta ir a la escuela? ¿Cómo te imaginas a la escuela perfecta? ¿Comenzaría muy temprano y terminaría al mediodía? ¿O comenzaría al mediodía y terminaría por la noche? ¿Habría un uniforme, tareas y excusiones? ¿Cómo serían los maestros? Detente a pensar cómo planearías una escuela, no sólo una que fuera divertida, sino que además ofreciera enseñanzas básicas, valores y virtudes que te ayuden a convertirte en un adulto sabio y bueno.

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Juan, Juan y más Juanes

¿Sabías que hay más de setenta santos oficialmente registrados con el nombre de “Juan”? Y probablemente hay muchos más Juanes buenos y piadosos que no están registrados. El primer san Juan fue el apóstol. Se dice que era el amigo favorito de Jesús. Un Juan “piadoso” y muy reciente es el Papa Juan Pablo II. Entre otros, podemos citar a Juan el Bueno, Juan el Silencioso, Juan de Nicodemia, Juan el Español, Juan de Perugia, Juan de Marches, Juan de Grating, el Papa Juan XXIII y muchos otros más.

¿Tienes el nombre de un santo o un nombre poco común? ¿Tu nombre es popular y repetido? ¿Te gusta tu nombre? Bien, nunca debes culparte por tu nombre, pues otra persona lo escogió por ti. Si te gusta, lúcelo. Si no te gusta, cámbialo. Pero sí debes culparte si usas el nombre de Dios en vano. Mucha gente lo utiliza todo el tiempo, ante cualquier situación y sin ningún respeto. Tú nunca harías eso, ¿verdad?

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Juana de Arco ¿Sabías que algunas personas dijeron que esta santa era una bruja? ¿Quieres saber por qué? Bien, Juana siempre fue una niña muy devota y piadosa, pero cuando era adolescente comenzó a oír voces. Esas voces le dijeron que Dios quería que fuera a ver al comandante del ejército francés y le anunciara que sus fuerzas iban a sufrir una grave derrota. El comandante se rió de ella y le dijo que su padre debía darle una buena zurra. Juana regresó a su casa, pero seguía oyendo voces que le decían que Dios quería que ELLA comandara el ejército. La joven respondió que era sólo una doncella y que si ni siquiera podía montar a caballo, mucho menos podría dirigir un ejército. Pero las voces persistieron. Finalmente fue a ver al comandante otra vez. En esta ocasión, él la escuchó porque los franceses habían sido vencidos, tal como la joven lo había predicho. Juana fue enviada a ver a Carlos, el heredero del trono de Francia, cuya coronación había sido postergada debido a la guerra; éste trató de engañarla usando un disfraz, pero ella pudo reconocerlo inmediatamente y le dio una señal secreta, que lo convenció de su sinceridad. Pero a pesar de ello, los consejeros del futuro monarca, pensaron que la muchacha estaba loca o era una espía. De modo que la sometieron a tres semanas de interrogatorios antes de decidir si era digna de confianza.

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Juana, vestida con una armadura y portando un estandarte que tenía grabadas las palabras “Jesús y María”, partió para liderar el ejército que liberaría a la ciudad de Orleans de los británicos. Juana tuvo éxito en varias batallas y recuperó suficiente territorio francés como para que Carlos pudiera ser coronado rey, con Juana de pie a su lado. Sin embargo, en una batalla posterior, Juana fue capturada por el enemigo, encarcelada, acusada de brujería y quemada en la hoguera. Por su valor y santidad, esta joven pasó a la posteridad como la Doncella de Orleans y santa Juana de Arco.

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Probablemente las únicas “brujas” que conozcas sean las de los cuentos o las de las películas. Pero también podrías conocer a algunos “santos”. De hecho, tal vez ya hayas conocido a alguno. Piensa en ello. ¿Conoces a algún santo? ¿Conoces a alguna persona valiente y piadosa? ¿Conoces a alguna persona que rece mucho y ame intensamente a Dios, y que no tenga miedo de decir que Dios es su amigo? Bien, entonces tal vez ya conozcas a algunos santos y podrías tratar de imitarlos.

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Juana Jugan ¿Te gustaría trabajar en la cocina de una familia adinerada? Bien, allí fue donde comenzó a trabajar Juana cuando sólo tenía dieciséis años. Juana formaba parte de una familia pobre con ocho niños, que vivía en una pequeña aldea pesquera en Francia. Cuando sólo tenía trece años, su padre, que era pescador, murió en una tormenta en el mar y su madre tuvo que luchar para mantener a sus hijos.

Juana fue a trabajar a la casa de una mujer noble muy adinerada, que era muy generosa y a menudo la llevaba cuando iba a entregar alimentos y medicamentos a los pobres y enfermos de la ciudad. Después de unos años, cuando Juana cumplió los veinticinco, ingresó en un hospital, donde atendía a los enfermos y pasaba todo el tiempo asistiendo a los desamparados y hambrientos que vivían en las calles. Posteriormente, volvió a desempeñarse como criada en la vivienda de una mujer acaudalada y esta dama también ayudó a Juana a alimentar a los pobres de la calle. Finalmente, Juana se mudó con una anciana de setenta años y una joven de diecisiete y las tres se dedicaron a cuidar a las mujeres abandonadas de la calle. Les cedieron sus propias camas y hasta llegaron a mendigar comida para alimentarlas. Pronto otras mujeres comenzaron a ayudarlas en sus tareas y numerosas voluntarias reunieron dinero para que pudieran mudarse a un convento abandonado, repararlo y usarlo como un hogar donde amparar a los 142

más pobres y necesitados. En 1842, este grupo de mujeres formó una nueva comunidad religiosa conocida como las Pequeñas Hermanas de la Pobreza y eligieron a Juana como su superiora. Entonces, ella adoptó el nombre de Hermana María de la Cruz. Más y más mujeres se unieron a la Orden y, para cuando Juana murió, a la edad de ochenta y siete años, había cientos de Pequeñas Hermanas de los Pobres trabajando en diferentes ciudades del mundo. En sus últimos años, la hermana María ya no era la superiora pero estaba a cargo de las hermanas más jóvenes, que hacían el trabajo manual en el convento y muchas de ellas ni siquiera sabían que la venerable anciana era la fundadora de la orden. Juana aún no es santa, pero fue “beatificada” en 1982 y ahora puede ser llamada Beata María de la Cruz.

¿No es maravilloso que una niña pobre de diecisiete años que comenzó a trabajar como criada pudiera comenzar ayudando a unos pocos desamparados y reunir un grupo que creció hasta tener miles de miembros por todo el mundo? ¡Nunca creas que eres demasiado pobre, joven o torpe como para hacer algo importante! Puedes SOÑARLO, DESEARLO y PENSARLO, pero si realmente quieres hacer algo y estás dispuesto a trabajar y rezar por ello, ¡tú también podrás lograrlo!

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Judas Tadeo ¿Alguna vez te culparon por algo que no hiciste? Es una sensación horrible, ¿no? Judas tenía el mismo nombre del apóstol que traicionó a Jesús, así que no es raro que lo confundieran y lo culparan por algo que NO había hecho. Este Judas NO era un traidor. De hecho, él era un muy buen discípulo que trabajó para difundir las enseñanzas del cristianismo. Él es mencionado en la Biblia, pero algunas veces es llamado Tadeo. ¡Así que es fácil confundirlo con otro santo que también llevaba el nombre de Tadeo!

Ahora bien, toda esta confusión puede ser la razón por la que Judas es conocido como el patrono de las personas que están en situaciones DESESPERADAS. Tal vez, como Judas se llamaba igual que el traidor y NADIE desearía pedirle ayuda a aquel, la gente prefería rezarle a cualquiera antes que a él. Entonces, cuando todo fracasaba y la situación era DESEPERADA, ellos recurrían a Judas Tadeo, ¡y él los ayudaba!

¿Alguna vez estuviste en una situación DESESPERADA? ¡Tal vez intentaste aprender a nadar, pero a pesar de tus esfuerzos no pudiste evitar hundirte! Quizás quisiste ser amigo de alguien, pero él o ella NO quisieron ser tu amigo. O trataste de hacer algo especial, pero ¡no pudiste decidir QUÉ hacer! Bien, la próxima vez que estés en una situación DESESPERADA rézale a san Judas, pidiéndole que interceda por ti ante Dios para ayudarte a encontrar una respuesta o una salida. Tal vez lleve un tiempo, ya que éste es un santo muy confuso. Pero después de todo, cuando las cosas parecen

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desesperadas, pedir ayuda ¡no te hará daño!

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Kateri Tekakwitha ¿Sabías que hubo una indígena americana que se conoce como “Lirio de los mohawks”? (Los mohawks son una tribu de indígenas de América del Norte.) Se trata de una doncella india que fue bautizada como cristiana un Domingo de Pascua y tomó su primera Comunión el día de Navidad.

Kateri era huérfana, creció con los indios mohawks y vivió una típica vida indígena. Pero cuando tenía veinte años conoció a un sacerdote misionero, que le contó a cerca del cristianismo y la joven le pidió que la bautizara. Después de eso, los indios se enfureceron con ella por lo que había hecho, la maltrataron y la aislaron completamente. Temiendo por su vida, Kateri decidió abandonar a los mohawks y salió en busca de una aldea indígena cristiana de la que había oído hablar. Comenzó su viaje sola y caminó trescientos kilómetros a través del inhóspito territorio de Canadá. ¡Pero finalmente encontró la aldea! Allí estuvo a salvo y pudo ser una cristiana buena y piadosa por el resto de su vida. En 1980 fue nombrada “Beata Kateri” por el Papa Juan Pablo II.

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¿Tendrías miedo de viajar trescientos kilómetros solo por tierras inhóspitas? La mayoría de la gente lo tendría, y probablemente Kateri también tuvo miedo, pero con la ayuda de Dios hizo lo que tenía que hacer. La próxima vez que tengas que hacer algo, piensa en Kateri, pídele a Dios que te ayude y luego haz lo que tengas que hacer.

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León IX ¿Te imaginas a un Papa al frente de un ejército? ¡Eso fue lo que hizo León! Él comandó una tropa contra los invasores normandos y luego fue capturado y encarcelado.

Antes de esa guerra, León ya se había ganado la reputación de ser un Papa trabajador y piadoso. Viajó por toda Europa occidental, hizo reformas en la Iglesia y fue mediador entre el emperador y el rey, gobernando sabiamente y con justicia. Por eso algunos se enfadaron con él, argumentando que debía ocuparse de otros asuntos y que un Papa no debía ser un comandante militar al frente de un ejército. Pero en esa época había muchas guerras contra la cristiandad y León seguramente sintió que debía defender a la Iglesia de cualquier forma y contra todos sus enemigos. De hecho, un León anterior —el Papa León IV, quien había sido Papa doscientos años antes que León IX— había construido una muralla alrededor de la Basílica de San Pedro y el monte del Vaticano, con el objeto de proteger a la Iglesia de invasiones militares. 148

A lo largo de la historia, la Iglesia Católica siempre ha tenido enemigos. En los primeros tiempos, atacaban con ejércitos. Hoy en día, a menudo lo hacen con palabras.

¿Te sorprende descubrir los diferentes tipos de Papas que existieron? ¿Sabes cuántos Papas se sucedieron desde el primero, que fue san Pedro? Fueron muchísimos: Lino, Sixto, Hyginio, Telésforo, Urbano, Zósimo, Simplicio, Agapito y muchos otros con nombres muy extraños. ¿Por qué no buscas un almanaque católico y miras los nombres de todos los Papas para ver cuántos nombres extraños puedes encontrar?

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Lidia A esta santa le gustaba el “color púrpura”. Lidia vivía en Tiatira, en la porción central occidental de la provincia romana de Asia, un distrito famoso por sus tinturas púrpuras. En esa época, el color púrpura era identificado con la “realeza” y todo material que estuviera teñido de ese color era considerado precioso y valioso.

Lidia tenía un próspero negocio en el que vendía artículos de color púrpura. Un día oyó la prédica de san Pablo y quedó tan impresionada, que se transformó en la primera cristiana conversa de la región. Además hizo que sus familiares escucharan a san Pablo y todos se convirtieron al cristianismo. Lidia se hizo famosa como la “dama púrpura” y su conversión se narra en un libro de la Biblia llamado “Hechos de los Apóstoles”.

¿Tienes algo de color púrpura? ¿Viste la película “El color púrpura”? ¿Alguna vez trataste de teñir algo de color púrpura? Mucha gente pinta huevos de Pascua de color púrpura y muchos usan ropa de ese color. Cada vez que veas algo púrpura piensa en Lidia y en cómo ella escuchó a Pablo y estuvo dispuesta a cambiar toda su vida. De hecho, ¿por qué no homenajeas a Lidia haciendo que HOY sea un día púrpura? Colócate calcetines púrpuras, come una fruta púrpura o reza una oración y ¡escríbela con un lápiz color púrpura!

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Lorenzo el Diácono ¡Este santo le hizo una broma al emperador romano! Pero a éste no le pareció graciosa.

Durante el siglo III, Lorenzo fue ordenado para ser uno de los siete diáconos de Roma por el papa Sixto. Una de sus tareas consistía en ser una especie de contador que debía custodiar los bienes que la gente donaba a la Iglesia y usarlos para costear el mantenimiento de los edificios y los ministerios eclesiásticos, y ayudar a los pobres. Era un gran trabajo, ya que la Iglesia de Roma se hacía cargo de más de mil quinientos pobres de la ciudad y también enviaba dinero para ayudar a los necesitados de otras ciudades. Un día, el Emperador Valeriano comenzó una gran persecución contra la Iglesia y dictó la pena de muerte contra todos los sacerdotes y obispos, ¡y contra el mismísimo Papa! Cuando el Papa fue capturado para ser ejecutado, le dijo a Lorenzo que entregara todas las riquezas de la Iglesia a los pobres. Así que Lorenzo comenzó a vender todos los bienes y a repartir el dinero entre los necesitados. Pero el prefecto (el magistrado romano) se enteró de esto y se enfureció, porque él pensaba tomar esos tesoros para el imperio. De modo que mandó a llamar a Lorenzo y le ordenó que le entregara todas las riquezas a él. Lorenzo aceptó, pero dijo que le llevaría tres días reunir todos los tesoros. Tres días después, 151

Lorenzo se presentó ante el prefecto. Pero en lugar de llevarle oro y plata, le presentó a los lisiados, ciegos, pobres y huérfanos de la ciudad, diciéndole que ésos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia. El prefecto se enfadó aún más y les ordenó a sus soldados que torturaran y mataran al impertinente bromista. Pero Lorenzo esperaba esa reacción del soberano y entregó su vida a Dios sin resistirse. Cuando la gente se enteró de su proeza, se revistió de valor para levantarse contra los romanos. Muchos nuevos conversos pidieron ser bautizados, y la Iglesia creció y el catolicismo se expandió por todo el país.

¿Alguna vez pensaste que un “pobre” es un “tesoro”? ¿Alguna vez te gustaría trabajar para ayudar a los pobres? Bueno, ¿por qué no comienzas hoy mismo? Podrías hacer que tu familia venda las cosas que no usa y luego entregue el dinero a los pobres. O podrías hacer que tus amigos reúnan ropa o juguetes que ya no usan y los donen a Cáritas. O tal vez podrías pedirle a tu abuela que hornee unas galletas para luego venderlas y ofrecer tu ganancia a los necesitados. ¿Qué más podrías hacer para obtener algunos “tesoros” para ayudar a los desamparados de tu ciudad o de tu vecindario?

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Lucas ¿Te gustaría ver un retrato de María, la madre de Jesús? Bien, la leyenda dice que san Lucas pintó un retrato de María. Si eso fuera verdad, podrías contemplarlo y saber exactamente cómo era su rostro. Lamentablemente, nadie sabe si eso es cierto, de modo que tendrás que usar tu imaginación para retratar a María con la mente y el corazón. Pero sí sabemos que Lucas era médico y amigo de san Pablo y que vivía en Antioquía. Lucas narra sus viajes con san Pablo en los Hechos de los Apóstoles de la Biblia. Como san Pablo a menudo estaba enfermo, Lucas solía ser su médico personal, le indicaba tratamiento y hacía que el gran apóstol “tomara su medicina”.

¿Te desagrada tomar remedios? ¿Frunces la nariz, te ocultas bajo las cobijas y cierras firmemente la boca? ¿O pones cara fea, luego aprietas la nariz y abres la boca para tragar un sorbo, ya que sabes que te hará sentir mejor? Bueno, tal vez algún día te gustaría ser doctor como san Lucas y podrías hacer que otras personas tomen su medicina.

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Luis Bertrand Cuando este santo era adolescente, organizó una pandilla de jóvenes. ¡Pero nunca podrías adivinar dónde solían reunirse! Luis nació en Valencia. Mientras crecía, junto con sus ocho hermanos y hermanas, fue influenciado por el amor y la profunda fe religiosa de sus padres. A pesar de ser el más pequeño, quería seguir su ejemplo. Su familia rezaba todos los días y Luis comenzó a orar solo en su habitación. Luego, cuando era adolescente, ¿adónde crees que llevó Luis al grupo jóvenes que organizó? Los llevó a los hospitales locales a visitar a los enfermos. Luis sabía que quería ser sacerdote, pero tenía muy malas calificaciones en la escuela, así que temía que lo rechazaran. Cuando tenía dieciocho se inscribió de todos modos y fue ACEPTADO por los dominicos. Después de ordenarse, el superior de los dominicos se quedó tan impresionado con Luis, que lo nombró “maestro de novicios”, a cargo de la educación de los jóvenes seminaristas. Aunque luego pasó siete años dedicado a misionar por Sudamérica, Luis regresó a España y se desempeñó como maestro de novicios dominicos durante treinta años.

¿Alguna vez conociste a alguien que formara parte de una pandilla? Hoy en día hay muchos jóvenes que forman parte de grupos marginales que usan drogas, destruyen lo ajeno, pelean y hasta matan gente. ¿Por qué no organizas un grupo dedicado a cosas buenas, como hizo Luis? No necesitas visitar hospitales, puedes visitar a la gente de tu vecindario y en lugar de hacer algo destructivo, podrías hacer algo edificante... Podrías preguntar y averiguar quién necesita colaboración. Luego, tú y tus amigos podrían ofrecerse para cortar el césped, lavar autos, asear un garaje, podar las plantas, barrer los pórticos de las casas o simplemente visitar a alguien que está solo. Tal vez, hasta recibirías una galleta como muestra de agradecimiento. Pero hagas lo que hagas, sabrás que intentaste algo bueno y así es como tú y tu PANDILLA ¡se sentirán FELICES!

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Margarita Bourgeoys ¿Te gustaría ir a la escuela en un establo? ¡Pues allí es donde enseñaba Margarita!

Ella nació en Francia en una zona muy “culta” pero abandonó su hogar para viajar como misionera a los territorios inexplorados de Canadá. La vida allí era muy difícil pero Margarita les enseñó a las mujeres a cocinar, a coser y a cuidar de sus familias, viviendo en un territorio inhóspito y agreste. Luego le pidió permiso al gobernador para usar su establo. Lo aseó y lo convirtió en una escuela. Margarita les enseñaba a escribir y a contar a los niños indígenas y a los hijos de los colonos franceses. También les contaba a cerca de Dios y lo mucho que los amaba.

Hoy en día, la mayoría de las escuelas son edificios modernos, limpios y agradables, pero a lo largo de la historia los niños tuvieron que estudiar en lugares muy extraños, como el establo de Margarita. ¿Te gustaría ser maestro/a algún día? ¿Te gustaría viajar a una tierra lejana o un sitio inexplorado, para ser misionero? ¿Cómo te gustaría pasar el resto de tu vida? Piensa en ello hoy y comienza a planear y a estudiar para prepararte bien, ¡cualquiera sea el trabajo que elijas!

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Margarita de Escocia Esta santa halló marido gracias a un naufragio. Margarita y su familia tuvieron que huir de Hungría cuando fue invadida por Guillermo el Conquistador. Pero el barco en el que viajaban naufragó en la costa rocosa de Escocia y fueron amparados por el Rey Malcolm III, quien les dio la bienvenida a su país y quedó tan prendado de la belleza y gracia de Margarita, que le pidió que se casara con él.

Margarita aceptó y se casaron en el castillo de Dunfermline. Aunque era un buen hombre, Malcolm era tosco e inculto, pues así era su país en ese momento. Pero la influencia de Margarita suavizó su carácter, pulió sus modales y lo ayudó a convertirse en un gran monarca. Malcolm a menudo consultaba a Margarita sobre cuestiones de Estado y ella trataba de mejorar el país que la había cobijado, promoviendo las artes, la educación y las reformas religiosas. La pareja real edificó varias iglesias. Margarita y Malcolm tuvieron seis hijos y dos hijas, de modo que ella era una madre y una reina muy ocupada, pero siempre reservaba un momento del día para orar, leer la Biblia y asistir a misa. Y nunca se sentó a comer sin antes dar alimentos a los huérfanos y mendigos que acudían a su castillo para pedir ayuda. En el caso de Margarita, huir de una invasión y experimentar un naufragio hizo que lograra formar una familia feliz y llevar una vida piadosa.

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¿Te imaginas lo aterrador que sería tener que abandonar tu país, sufrir un naufragio y tener que formar un nuevo hogar en una tierra extranjera y lejana? No tienes que pasar por un naufragio para saber lo que significa cambiar. Hoy en día puedes vivir muchos cambios: al mudarte de ciudad, de vecindario, de escuela o de trabajo. Todo cambio suele ser atemorizador, pero también es emocionante. ¿Alguna vez tuviste que experimentar un gran cambio? Piensa hoy en la clase de cambio que te gustaría hacer en tu vida. ¿Qué puedes hacer para llevarlo a cabo?

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Margarita Ward Esta santa ayudó a un “criminal” a escapar de prisión, escondiendo un disfraz en una cesta de ropa para lavar. Margarita vivía en Inglaterra, en una época en que a los católicos no se les permitía practicar su religión y los sacerdotes tenían prohibido celebrar misa, y ni siquiera podían entrar al país, bajo pena de muerte. Margarita había ayudado a ocultar y proteger a muchos sacerdotes, y cuando fue a la prisión a visitar al “criminal”, el Padre William Watson, le llevó ropa limpia y una soga.

El plan estaba listo y, en una noche fría, el Padre Watson descendió con la soga desde la ventana de su celda. Avanzó poco a poco por el techo de la prisión, se amarró a la cuerda y se dejó caer. Margarita y un hombre que trabajaba para ella, John Roche, lo estaban esperando en la oscuridad. Ellos lo ayudaron a llegar a un río próximo, donde logró escapar en bote. Cuando los guardias de la prisión supieron de la fuga, pronto sospecharon de Margarita y John. Los buscaron y les exigieron que revelaran dónde se ocultaba el sacerdote. Como ambos se negaron a hablar, aun después de ser torturados, fueron acusados de alta traición y ahorcados.

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Cuando veas películas de aventuras en el cine o en la televisión, piensa en las emocionantes vidas reales que tuvieron algunos santos. Ellas entregaron su corazón a Dios y, cuando fue necesario, estuvieron dispuestos a sacrificar sus vidas.

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María Goretti

¿Puedes creer que el hombre que asesinó a María asistió a la ceremonia en la que fue canonizada? ¡Pues así fue! María nació en una pequeña granja en Italia. Su madre contaba que era una niñita muy feliz, generosa, cariñosa y que siempre era obediente. Cuando tenía apenas nueve años, su padre murió y, después de eso, ayudó a cuidar a sus seis hermanos y hermanas y colaboraba con los quehaceres del hogar, mientras su madre dirigía la granja. Cuando María tenía once años, casi doce, un vecino llamado Alejandro comenzó a fijarse en ella y a acosarla. Ella lo rechazó pero no le contó a nadie, porque el joven dijo que las mataría a ella y a su madre si decía una palabra. Finalmente, un día Alejandro se sobrepasó y la atacó. Ella se resistió y gritó: “No, no, es un pecado y Dios no lo quiere.” Alejandro, enloquecido de ira y temor, comenzó a apuñalarla varias veces. Para cuando la joven recibió asistencia y fue llevada al hospital, era demasiado tarde para salvarla. Antes de morir, María dijo que perdonaba a Alejandro y que rezaría por él. Alejandro fue enviado a prisión y transcurrieron ocho años hasta que las plegarias de María fueron oídas. Entonces, Alejandro cambió su corazón y reformó su vida. Finalmente fue liberado de prisión por buena conducta, veintisiete años después del asesinato. El primer lugar que visitó fue la casa de María, para rogarle a su madre que lo perdonara. Luego se convirtió al cristianismo y vivió una vida piadosa y honorable. Años más tarde, Alejandro pudo viajar a Roma junto con la madre y los hermanos y hermanas de María, cuando la niña que él había asesinado fue proclamada santa. 160

Muchos de los programas de televisión que vemos hoy en día muestran historias de personas que llevan vidas inmorales y nadie grita: “¡No, no, es un pecado. Dios no lo quiere!” Si alguna vez te das cuenta de que estás viendo uno de esos programas, cambia de canal y busca otro mejor. Luego escríbeles una carta a los patrocinadores y diles: “No, no deben patrocinar este tipo de programas. Dios no lo quiere.”

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María, la Madre de Jesús Esta santa tan especial fue sin duda la primera cristiana. Ella fue la primera en recibir a Jesús en el mundo cuando aceptó ser su madre. María cuidó de Jesús cuando era un bebe, lo vio dar sus primeros pasos y lo oyó balbucear sus primeras palabras. Ella preparaba la comida, lavaba la ropa y probablemente le daba un beso para que se sanara cuando Jesús se magullaba la rodilla o se daba un golpe.

María debe haberse reído con Jesús y sabemos que lloró por él, cuando fue injustamente burlado, arrestado y crucificado. María se regocijó cuando su Hijo se elevó de entre los muertos y ella se quedó con sus amigos, los apóstoles y probablemente también se hizo cargo de ellos cuando comenzaron a predicar el Evangelio de los cristianos y fundaron la nueva Iglesia. María seguramente los consolaba cuando la gente se burlaba de ellos, como lo habían hecho con su Hijo. Pero María fue mucho más que una mediadora. Fue una verdadera líder. Fue la primera que dijo sí. Fue una influencia poderosa, pero a la vez tierna, en la Iglesia primitiva, como lo es hoy en día, como modelo para gente de todas las edades.

Cuando necesites un modelo, alguien que te inspire para ser fuerte pero amable, humilde pero

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valiente, dirígete a María. Dile: “Ave María, llena eres de gracia, ayúdame a tener la gracia para ser un buen católico. El Señor está contigo y conmigo, ayúdame a recordar eso. Cuando Dios te pidió que entregaras tu vida a Jesús, dijiste que sí; ayúdame para que yo también pueda hacerlo.”

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Martín de Porres Este santo se ocupó de todos los abandonados: huérfanos y esclavos, pobres y enfermos, y hasta perros y gatos extraviados. Martín nació en Lima, Perú. Su padre era un caballero español y su madre una mujer negra liberta de Panamá. Cuando Martín tenía sólo doce años de edad, comenzó a trabajar como aprendiz de un barbero-cirujano. (En aquella época, los barberos no sólo cortaban el cabello, también trataban a los enfermos y les suministraban medicamentos.)

Después de tres años, Martín dejó su trabajo para unirse a los dominicos, no para ser sacerdote, sino para convertirse en hermano. Él siguió ocupándose de los enfermos y fue encargado de entregar la ración diaria de alimentos del convento a los pobres. Pronto abrió un orfanato para desamparados (niños pequeños abandonados por sus padres). También trabajó mucho con los esclavos negros que habían sido llevados en barcos a Perú, visitándolos para consolarlos y acompañarlos en los muelles y para darles alimentos y medicamentos. Se dice que Martín ayudaba a cualquiera que necesitara cobijas, sábanas, velas, milagros o plegarias. Él ayudaba hasta a los animales, brindándoles a los 164

perros y gatos extraviados la casa de su hermana como hogar. Martín es el santo patrono de la justicia entre las razas.

¿Conoces a alguien como Martín, dispuesto a ayudar a todo el que lo necesite? Tal vez, algún día podrías ser alguien así. Piensa en ello.

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Mateo A mucha gente tal vez no le agrade este santo, ya que era cobrador de impuestos. A otros tal vez les agrade, porque el nombre Mateo significa “don de Dios”.

Mateo vivió en la misma época que Jesús, y a la gente de entonces no les gustaba pagar impuestos, como ocurre con la gente de hoy en día. A menudo no querían tener nada que ver con un hombre que se ganaba la vida recolectando impuestos. No querían hablarle, ni invitarlo a las fiestas, y probablemente cruzaban de vereda cuando lo veían acercarse por la calle. A pesar de eso, Jesús escogió a Mateo para que fuera uno de sus apóstoles. Y Mateo fue un muy buen apóstol y predicador que bautizó a muchos cristianos. Además escribió el Evangelio de san Mateo que está en la Biblia y que ha sido leído por millones de personas durante siglos. Así que resultó que este recolector de impuestos en verdad fue todo un “don de Dios”.

¿Alguna vez juzgaste a alguien por su trabajo o profesión? ¿Te sentirías más impresionado por alguien que trabaja como médico, abogado o ejecutivo, que con alguien que trabaja como recolector de impuestos o recolector de basura? Afortunadamente, Dios no juzga a la gente por sus ocupaciones, el color de la piel o la cantidad de dinero que tienen en el banco. Es bueno querer hacer lo mejor en cualquier oficio o profesión que elijas. Así que sea cual sea la tarea que debas hacer hoy, trata de hacerla lo mejor posible, ya sea que tengas que usar tu mente o tus músculos.

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Matías Éste es un santo que se caracterizaba por tomarse su tiempo y pensar siempre “¡más vale tarde que nunca!” Y Matías se enorgullecía de esto.

Como bien sabes, cuando Jesús estuvo en la tierra escogió a doce amigos o apóstoles muy especiales que continuarían su trabajo. Pero uno de los doce, Judas, traicionó a Jesús y luego sólo quedaron once. De modo que los apóstoles decidieron elegir a alguien en lugar de Judas, y escogieron a Matías. Como Matías no había conocido a Jesús personalmente, debió haber estado ansioso por oír lo que los demás apóstoles le contaban acerca de lo que Jesús hizo y dijo. Luego Matías trató de seguir ese ejemplo y se convirtió en un buen apóstol, contándole a otra gente acerca de Jesús.

¿Te hubiera gustado sentarte con los apóstoles y oírlos hablar de Jesús? ¿Y saber cómo era y qué era lo que hacía y decía? Bien, puedes hacerlo hoy. Puedes leer la Biblia. Allí es donde los apóstoles lo escribieron todo. Y luego, como Matías, le podrás contar a otra gente. Porque tú también tienes la opción de ser amigo de Cristo.

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Matilda Esta santa tenía un marido al que llamaban Enrique “el cazador” porque le gustaba atrapar halcones. Matilda tuvo tres hijos: ¡uno fue emperador, otro duque y el tercero arzobispo! Matilda, a quien a veces llamaban Maud, fue la hija de un duque y se casó con un duque, que luego se convirtió en el rey de Alemania. Cuando fue reina, tanto ella como su marido fueron excelentes soberanos: ayudaron a los pobres y a los prisioneros, difundieron la palabra de Dios y contribuyeron económicamente con muchas causas de caridad. Tras la muerte de Enrique, dos de los hijos de Matilda la criticaron severamente por sus “exageradas” donaciones. Así que su madre les dejó toda su herencia y abandonó la corte. Pero años más tarde regresó y nuevamente tomó una parte activa en el gobierno del reino y volvió a convertirse en “exagerada” a la hora de ayudar a la gente.

¿Alguna vez fuiste “exagerado/a”, gastando más dinero del que los demás pensaban que debías gastar? ¿Invertiste ese dinero en cosas que querías o lo entregaste a los demás como hizo Matilda? Mucha gente invierte grandes sumas de dinero en tonterías y caprichos personales y les da muy poco a los pobres y hambrientos. Tal vez habría menos gente pobre y necesitada si más personas fueran un poco más “exageradas” a la hora de ayudar a los demás. ¿Qué te parece?

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Mónica Ésta es una santa que tenía un marido malhumorado, una suegra con mal carácter y además un hijo muy listo pero holgazán. ¡Qué combinación!

En lugar de ofenderse por los agravios de su familia, ¡Mónica se convirtió en santa! ¡Y su hijo también! No importaban las dificultades que tuviera en su casa, Mónica siempre era paciente y dulce con los demás y oraba constantemente para que su marido y su hijo cambiaran. Finalmente después de muchos años, su esposo siguió su ejemplo y se convirtió al cristianismo antes de morir. Pero su hijo no quiso. Para entonces el hijo de Mónica, Agustín, había abandonado su hogar en el norte de África y había viajado a Italia, donde tenía una carrera muy exitosa y muchos amigos, pero vivía una vida disipada. Santa Mónica siguió rezando por él y, después de diecisiete años de plegarias, Agustín cambió su vida, se bautizó y se convirtió en uno de los más importantes santos de la Iglesia. (Busca la página 16 para saber más de san Agustín.)

Mónica no se hizo famosa porque su hijo fuera famoso. Mónica se convirtió en una santa famosa por su paciencia, sus plegarias y su persistencia. No se dio por vencida. Hoy en día, la gente quiere que sus plegarias sean oídas instantáneamente, del mismo modo que tienen café instantáneo, pizza

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instantánea o televisión instantánea. Pero Dios no siempre responde de inmediato. Así que no trates de apresurarlo. Cuando reces por algo, sé paciente, persistente y ¡no te des por vencido!

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Pablo Apóstol ¿Sabías que este santo persiguió a los primeros cristianos? Pablo vivió en la misma época que Jesús, pero nunca lo conoció. Tras la muerte y resurrección de Jesús, el cristianismo se expandió en el pueblo judío, pero Pablo no compartía esas ideas y creía que todo era una mentira. Por eso en su juventud perseguía y encarcelaba a todo aquel que se confesara cristiano. Hasta que un día ¡Jesús lo tiró del caballo!

Una vez, Pablo se dirigía hacia Damasco para arrestar a todos los cristianos que encontrara, pero en el camino Jesús se le apareció tan repentinamente que lo hizo caer de su caballo y le preguntó: “¿Por qué me persigues?”. Luego le ordenó aguardar en la ciudad. Pablo, cegado tras la visión, se quedó allí para recibir la visita de un discípulo cristiano llamado Ananías. Cuando éste llegó, recuperó la vista y se convirtió. Desde entonces se dedicó a proclamar a Aquel al que antes había perseguido. En la época de Pablo, viajar era muy difícil y llevaba mucho tiempo, pero a pesar de ello Pablo se las ingenió para llegar a todos los rincones del mundo civilizado para propagar las enseñanzas de Cristo en Grecia, Roma, el norte de África, la isla de Malta (a la cual llegó por un naufragio) y muchos otros sitios.

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Después de su encuentro con Cristo en el camino a Damasco, Pablo quedó cegado, pero en verdad él vivía ciego por su odio y su terquedad. Sin embargo supo cambiar y abrir los ojos a la luz de la verdad. Cuando te equivocas, ¿tienes el valor de reconocerlo? Y si es posible, ¿estás dispuesto a rectificar tu error? Pablo lo hizo y aprendió a ser manso como su Maestro, ¿por qué no lo intentas tú también?

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Patricio ¡Este santo tuvo un sueño que cambió su vida!

Cuando Patricio tenía apenas dieciséis años fue capturado durante una invasión y fue llevado en barco a Irlanda, donde lo vendieron como esclavo. Luego lo pusieron a trabajar como pastor en la cima de un monte solitario y durante siete largos años se ocupó de cuidar ovejas, rezar y añorar su hogar. Una noche tuvo un sueño en el que le daban indicaciones de cómo escapar. Debió ser un sueño inspirador, porque al día siguiente Patricio decidió emprender un largo viaje hacia la libertad. Caminó trescientos veinte kilómetros antes de llegar a la costa y hallar un barco que lo llevara a su hogar. Pero una vez allí, Patricio no dejaba de pensar en Irlanda. Los irlandeses le habían simpatizado y además sintió pena por ellos porque no sabían nada acerca de Jesús y de su Iglesia. Finalmente, Patricio regresó a Irlanda y llevó a veinte sacerdotes y diáconos con él. Al poco tiempo, tantas personas habían sido evangelizadas y se habían convertido al cristianismo que Irlanda pasó a ser conocido como un país católico.

¿Alguna vez tienes sueños extraños cuando duermes? Bien, ¿y qué hay durante el día? ¿Alguna vez sueñas despierto, a través de deseos, esperanzas o metas para el futuro? La mayoría de la gente no

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recibe “instrucciones” en sus sueños, tienen que hacer sus propios planes y proyectos para el futuro. Así que trata de soñar despierto hoy acerca de tus propias metas y esperanzas. Pues, como muchos dicen: ¡si no tienes un sueño, entonces nunca se hará realidad!

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Paula Esta santa era un ama de casa feliz. Ella y su esposo eran considerados una pareja ideal. Tenían cinco hijos y una familia muy feliz. Cuando su marido murió, Paula lo sufrió intensamente, pero en lugar de pasar el resto de su vida llorando, decidió dedicarla a la Iglesia.

Al principio Paula trabajó en Roma, donde vivía su familia. Luego viajó con uno de sus hijos a Tierra Santa y construyó un monasterio y un convento allí. Como era de una familia noble, Paula tenía dinero y utilizó la mayor parte del mismo para colaborar en la construcción de muchas iglesias. Ella dejó de llorar para trabajar por todo el mundo y vivió una vida exitosa y piadosa.

¿Alguna vez te sucedió algo que te entristeció tanto que pensaste que nunca más volverías a ser feliz? Todos nos entristecemos alguna vez, pero nadie debe permanecer TRISTE. Hay tantas cosas para alegrarse en la vida: pompas de jabón, refrescos frutales, amigos, helados, paseos de domingo, una cama caliente, un buen libro para leer y desde luego, sin duda, la certeza de que Dios te ama. La próxima vez que te sientas triste piensa en ello y alégrate.

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Pedro Apóstol Pedro es un santo muy célebre y su nombre ha sido repetido muchas a veces a lo largo de toda la historia. Sin embargo, este santo en verdad no se llamaba Pedro, sino Simón.

Por las referencias que aparecen en los evangelios, se sabe que su nombre era Simón. Pero como Cristo le dijo que él sería la piedra donde fundaría su Iglesia, todos comenzaron a llamarlo PEDRO (en griego “petros”), que significa PIEDRA. Y con el tiempo esta palabra, que antes no se usaba para designar a las personas, se convirtió en un nombre propio muy común. Pedro debió ser muy especial para que Jesús le encomendara una tarea tan importante y monumental como la de organizar su Iglesia. Sin embargo, y a pesar de sus virtudes, tenía defectos como todo el mundo y, cuando Jesús fue arrestado, Pedro negó ser su discípulo, tal como su maestro se lo había anunciado en la última Cena. Al darse cuenta de lo que había hecho, se arrepintió y, a partir de entonces, trabajó intensamente para cumplir con la tarea que Jesús le había encargado: propagar su mensaje de amor. Pedro tuvo un papel muy importante en la primera Iglesia de Jerusalén y desempeñó una gran tarea evangelizadora junto con el apóstol Pablo. Ambos 176

fueron portavoces de las ideas de Jesús y difundieron su mensaje hasta que fueron encarcelados en Roma. Y a pesar de que a lo largo de sus vidas habían tenido muchas diferencias, Pedro y Pablo compartieron sus últimos momentos de su vida encerrados en la misma celda.

¿Crees que los santos son perfectos? ¿Piensas que ellos no tuvieron defectos? Pues bien, aquí tienes un santo que fue el primer Papa de la Iglesia y el primer discípulo de Jesús y sin embargo cometió errores como cualquier persona. Lo importante es que Pedro se dio cuenta de sus faltas y las reparó de una manera formidable. Así que trata de tomar consciencia de tus errores y trata de enmendarlos. Si san Pedro pudo, seguramente tú también lo lograrás.

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Pedro Claver

Éste es un santo que era conocido como “el esclavo de los esclavos”. Nació en España y se graduó con honores en la Universidad de Barcelona antes de convertirse en sacerdote jesuita. Luego fue a trabajar a Cartagena (en Colombia), que en ese entonces era un puerto importante o “banco de liquidación” para el comercio de esclavos. Las condiciones eran terribles, pero Pedro se quedó donde estaban los esclavos, les llevaba alimentos y medicamentos, e intentó convencer a las autoridades para que los trataran dignamente. Una vez que lo reconocieron como un amigo, tomó a un grupo de intérpretes que hablaban dialectos africanos y se esforzó por explicarles a los esclavos acerca de la cristiandad. A pesar de que su situación era desesperante, Pedro trató de darles un poco de dignidad, contándoles como Jesús había muerto por ellos y que Dios los amaba como sus hijos. Se dice que en los cuarenta años que pasó trabajando con los esclavos, Pedro bautizó a ¡trescientos mil de ellos! Él se ha convertido en una inspiración para los católicos afroamericanos de toda América.

¿Conoces a alguien, un maestro, un familiar o un amigo, que sea inspirador? ¿Quién ha sido la más importante fuente de inspiración en tu vida? Tal vez se trata de alguien a quien ves todos los días o

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quizás es alguien con el que nunca hablaste, alguien sobre quien leíste. Sea quien sea, ¿por qué no se lo dices? Si te da vergüenza agradecerle en persona, tal vez puedas escribirle una carta anónima a esa persona especial que te inspira. Sería tu secreto, pero un agradecimiento como ése podría ser una “inspiración” para esa persona que fue una “inspiración” para ti.

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Pedro María Chanel Mucha gente debió llamar a este santo “la mascota del maestro” porque siempre era el favorito de sus profesores en la escuela. Pero también era admirado por sus compañeros estudiantes. Pedro comenzó a trabajar como pastor cuando tenía sólo siete años, pero el párroco se dio cuenta de lo inteligente que era y le pidió a sus padres que lo dejaran asistir a la escuela de la parroquia. Pedro fue un estudiante modelo allí y más tarde en el seminario, adonde fue a estudiar. Después de consagrarse sacerdote, Pedro pidió permiso para trabajar en las misiones y fue enviado con un pequeño grupo de misioneros a una de las islas del Pacífico. Los indígenas lo recibieron bien y, tan pronto como los sacerdotes aprendieron la lengua nativa y comenzaron a enseñar, muchos de ellos quisieron ser bautizados. Esto hizo que el cacique se pusiera celoso y sospechara de los misioneros. Pero cuando su propio hijo decidió convertirse al catolicismo, esos celos se convirtieron en odio y el jefe envió una banda de guerreros a atacar a los sacerdotes. Pedro fue asesinado y se convirtió en mártir (alguien que muere por su fe), pero ¡su muerte fue una victoria! Cuando la gente supo lo que había sucedido, aún más personas pidieron ser bautizadas y en pocos meses, ¡toda la isla era católica!

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En la historia de la Iglesia, y hasta hace poco tiempo, muchos hombres y mujeres sacrificaron su vida para difundir la palabra de Dios. Sólo a algunas pocas personas se les pide que hagan este sacrificio, pero los mártires pueden ser un ejemplo para ti y para todos los demás cristianos, a los que sólo se les pide pequeños sacrificios.

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Pedro Nolasco Cuando Pedro tenía sólo quince años, ¡heredó una fortuna! ¡Guau! ¡Un adolescente con una fortuna! ¿Adivina lo que hizo con ella? En la época de Pedro, durante el siglo XIII en Francia, no había automóviles convertibles ni tiendas de moda, pero había muchas cosas que podría haber comprado con su dinero. En lugar de eso, Pedro decidió invertirlo como rescate para salvar gente. Probablemente has oído hablar de secuestros en los que alguien es tomado como rehén y sus captores exigen mucho dinero como rescate para liberarlo. En la época de Pedro, la mayor parte de España estaba dominada por los moros y algunos de ellos eran secuestradores. Odiaban a los cristianos y solían capturarlos para hacerlos trabajar como esclavos.

Pedro se enteró de eso y sintió pena por los esclavos, así que se le ocurrió que tal vez los moros aceptarían rescates a cambio de ellos. Entonces viajó de Francia a Barcelona, España y pudo hacer tratos con los moros para comprar algunos esclavos cristianos. Cuando otros oyeron de esto decidieron unirse a Pedro y formaron la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Ellos dedicaban su vida a reunir dinero y cambiarlo como recompensa por los esclavos cristianos.

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Si ganaras la lotería y de pronto tuvieras una fortuna, ¿qué harías con ella? Aún si tienes una pequeña cantidad de dinero ahora, tu dinero puede parecer una fortuna para gente pobre que vive en otras partes del mundo. ¿Sabías que algunas personas dan un porcentaje de todo lo que ganan para ayudar a los demás? Cada vez que ganan un dólar entregan unos cinco centavos a la Iglesia o a alguna obra de caridad. Se llama diezmo. ¿Qué te parece la idea?

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Raimundo de Peñafort ¿Conoces a alguien que tenga sesenta y cinco años? A esa edad mucha gente decide dejar de trabajar y jubilarse. Y eso fue lo que hizo san Raimundo. Pero, después de eso, vivió y siguió trabajando treinta y cinco años más, ¡hasta que cumplió cien! Cuando era joven en España, Raimundo tuvo una vida laboral muy ocupada. Luego trabajó para el Papa en Roma y finalmente regresó a España. Cuando tenía sesenta y tres años, y comenzaba a disminuir sus responsabilidades y a vivir una vida felizmente tranquila, fue elegido jefe de una orden de sacerdotes. Él no quería ese cargo, pero lo aceptó y trabajó duramente y realizó muchos cambios en los dos años siguientes. Luego, cuando tenía sesenta y cinco, pidió retirarse debido a su edad.

Nadie imaginaba que él seguiría trabajando para la Iglesia durante los siguientes treinta y cinco años. En sus últimos años, la mayor parte de su trabajo lo llevó a cabo en España con los moros, tratando de convertirlos al cristianismo. En 1256 (cuando tenía ochenta y un años de edad) escribió para informar que diez mil moros habían sido bautizados. No está mal, para un hombre que se había retirado varios años antes por considerarse demasiado viejo.

¿Te gustaría trabajar hasta los cien años? ¿Te gustaría vivir hasta los cien años? Lo más importante

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no es cuánto tiempo vivas, ¡sino cómo vivas! San Raimundo aprovechó cada uno de sus años con sabiduría. Y tú puedes hacer lo mismo. Aprovecha al máximo el día de hoy. Aprende algo nuevo. Haz algo divertido. Haz algo bueno. Di una plegaria. Vive cada día de ese modo y ¡tendrás una vida muy feliz!

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Rita de Cascia Esta santa tenía un marido que era tan agresivo y tenía un carácter tan violento que era el terror del vecindario. Durante muchos años, Rita fue paciente y amable con él, y finalmente ¡él cambió! Su conciencia comenzó a despertarse, comprendió lo malvado que había sido y se arrepintió por la manera en que había actuado. Se acercó a Rita y le pidió que lo perdonara por todo el mal que le había hecho.

Rita estaba agradecida y feliz, y pensó que ahora podrían llevar una nueva vida juntos. Pero poco tiempo después, su marido fue asesinado (probablemente fue un enemigo que se había hecho por su mal carácter). Después de eso, Rita ingresó a un convento y siguió siendo amable y cariñosa con las hermanas y con las personas a las que cuidaba, tal como lo había sido con su marido difícil.

Hoy en día hay doctores y centros de tratamiento para ayudar aquellos que son agresivos con los demás, pero en la época de santa Rita, la única ayuda estaba en la oración. Si alguna vez alguien te trata mal, debes rezar por esa persona, pero también debes decirle al sacerdote y pedirle ayuda. Di una plegaria hoy mismo, por todas las personas del mundo que están siendo maltratadas o atacadas.

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Roberto Bellarmino ¿Alguna vez deseaste medir dos metros de altura como un jugador de balón cesto, para poder ver por encima de todo, en lugar de mirar desde abajo o a la misma altura que las demás personas? Bueno, probablemente este santo también lo deseaba, pues Roberto era tan bajo, que tenía que pararse sobre una silla en el púlpito cuando le hablaba a la gente que acudía a verlo y a escucharlo.

Aunque Roberto era tan bajo de estatura, sus logros fueron tan elevados que este libro entero no alcanzaría para enumerarlos. Escribió dos catecismos (libros para enseñar a la gente acerca de la religión católica), fue profesor universitario y catedrático, se convirtió en cardenal y director de la biblioteca vaticana y fue amigo del astrónomo Galileo. Él escribió tantos libros teológicos y escolares, que sus enemigos sugirieron que un grupo de letrados debía colaborar con él, pues era difícil creer que semejante empresa fuera obra de un solo hombre, y un hombre tan pequeño.

Si alguna vez te sientes “pequeño” de tamaño, dinero, inteligencia, habilidad atlética, recuerda a Roberto Bellarmino. Alguien dijo una vez que “las cosas buenas vienen en envases pequeños” y en el

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caso de este santo, sin duda así fue. Así que recuerda, no importa si eres alto, bajo, delgado, gordo, brillante, deportivo o cualquier otra cosa, eres ESPECIAL porque Dios te creó y te ama. Piensa mucho, piensa bien y piensa en Dios. ¡Con oración y trabajo puedes llegar muy alto!

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Roque ¿Puede una roca convertirse en santo? ¡No! Pero Roque pudo y, ¡eso fue lo que hizo! Hace mucho tiempo, en el siglo XV, Roque ya era un santo conocido en Francia e Italia, pero por alguna razón, nadie escribió una historia sobre su vida, de modo que no sabemos mucho acerca de él. Pero lo que sí sabemos con certeza es que fue muy bueno y amable. Él asistió a muchas personas enfermas cuando Italia fue flagelada por una terrible plaga y pudo curar a muchos.

Una leyenda dice que Roque se contagió la plaga y como no quería que nadie lo cuidara, para no contagiar, se adentró en el bosque para morir allí. Pero un perro lo encontró y le llevó un poco de comida. Luego lo halló el dueño del perro y cuidó de él. Roque se recuperó y volvió a asistir a muchas personas y hasta curó a algunos animales del ganado. Es por eso que él es el patrono del ganado y de las personas que padecen enfermedades contagiosas.

¿Alguna vez tuviste una enfermedad contagiosa, como sarampión o varicela, o tal vez un resfrío? No es agradable padecer algo leve, así que debe ser horrible tener algo grave. Ya nadie se contagia de la peste, pero hay mucha gente en los hospitales que sufre serias enfermedades. ¿Por qué no les pides a tus amigos que te ayuden a preparar unas tarjetas dibujadas a mano que digan “Que te mejores” y luego las colocas en un gran sobre y las envías al hospital más cercano? Agrega una nota que diga:

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“Por favor entreguen estas tarjetas a personas gravemente enfermas que no suelen recibir cartas.” ¿No sería una sorpresa para ellos?

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Rosa de Lima Con un nombre como ése, seguramente crees que santa Rosa es la patrona de los jardines y las flores. No sólo eso, a Rosa le encantaba trabajar en el jardín y hasta vivía en uno.

Rosa nació en Lima, Perú, y era una joven muy bonita, pero no le gustaba que le mencionaran su belleza. Cuando sus padres perdieron todo su dinero debido a un negoció de minería que no funcionó, Rosa quiso ayudarlos: cultivaba hortalizas y ganaba dinero para ellos trabajando en el jardín durante el día y cosiendo hasta tarde durante la noche. Más tarde, sus padres quisieron que Rosa contrajera matrimonio, pero ella se negó. En lugar de casarse siguió trabajando, pero se mudó de su casa a una pequeña cabaña en el jardín. Allí, pasaba todo su tiempo libre dedicada a orar. Mucha gente se burlaba de ella, pero otros acudían para pedirle que rezara por ellos y muchos recibieron respuestas felices a sus plegarias.

¿Alguna vez rezaste por otra persona? Es bueno que reces por ti: cuando necesitas ayuda o tienes miedo o te sientes mal por algo malo que hiciste o quieres agradecer por una bendición especial. Pero hoy, ¿por qué no rezas por otra persona? Piénsalo. ¿Conoces a alguien que necesita ayuda? Di una oración, o MUCHAS, por esa persona.

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Rosa de Viterbo ¿Qué pensarías de una niña de doce años que predica por la calle? Eso es lo que hacía esta santa Rosa.

Cuando tenía sólo ocho años, Rosa soñó con María, nuestra santa Madre, y ella le dijo que debía ser un buen ejemplo para sus vecinos, a través de la palabra y el trabajo. Rosa se convirtió en un modelo para los demás, pues era una buena niña que siempre oraba. Pero cuado tuvo aproximadamente doce años, un emperador se apoderó de Viterbo, la ciudad donde vivía la pequeña con su familia. El emperador estaba en contra del Papa. Los habitantes de Viterbo temían al emperador y no hacían nada para manifestar su apoyo al Papa. Entonces Rosa comenzó a predicar por la calle, diciéndole a la gente que debían estar en CONTRA del emperador y a FAVOR del Papa. La gente comenzó a congregarse en su casa para oírla hablar, y Rosa siguió orando por el Papa durante unos dos años. Para entonces, los partidarios del emperador estaban molestos y trataron de hacer que el magistrado de la ciudad se deshiciera de ella, considerándola peligro de Estado. El magistrado era un hombre justo y se negó a hacer eso, pero igualmente tomó ciertas medidas: desterró a Rosa y a su familia de Viterbo. Ellos tuvieron que abandonar su casa y mudarse a otra ciudad. Pero en algunos años el emperador murió y pudieron regresar a su casa, donde Rosa siguió viviendo una vida buena y piadosa, siempre siendo “modelo para sus vecinos tanto a través de la palabra como del 192

trabajo”.

¿Eres un buen ejemplo para tus vecinos? No hace falta ir por la calle predicando para serlo. Puedes hacer pequeñas cosas por los que te rodean: ayudar a una mamá cansada a llevar las bolsas de compras a la casa, leer un libro a un niño pequeño que aún no sabe leer, llevar un recado a una persona mayor, ser amable y pasar tiempo visitando a alguien que está solo, ofrecer ayuda con las tareas del jardín o de la casa. Hay muchas pequeñas formas en las que puedes ser un buen ejemplo, simplemente actuando como crees que Jesús espera que actúe un cristiano. ¿Qué puedes hacer hoy para ser un buen ejemplo para tu vecino?

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Sabas

Este santo no tuvo una infancia feliz. Su padre era oficial del ejército y fue enviado a Egipto para participar en una gran campaña militar, y Sabas quedó a cargo de su tía y de su tío. Su tía era tan mala con él, que Sabas huyó cuando tenía ocho años y se fue a vivir con otro tío. Los dos tíos comenzaron a pelear e iniciaron litigios por la custodia, pues ambos querían quedarse con el dinero de su padre. Así que Sabas volvió a huir, pero esta vez se fue a un monasterio y se quedó allí diez años. Luego viajó a Jerusalén y vivió en un monasterio diferente. Finalmente fundó una “lavra”, un lugar donde cada monje vivía solo en una pequeña cabaña durante la semana, pero se unía a los demás hermanos durante el sábado y el domingo para orar juntos. Muchos hombres llegaron de diferentes países para vivir en la lavra, que se encontraba en una zona inhóspita e inexplorada entre Jerusalén y el Mar Muerto. Se volvió muy famosa y muchos santos vivieron allí en diferentes períodos. De hecho, hoy en día, más de mil cuatrocientos años después de la muerte de san Sabas, los monjes aún viven en la “lavra” que él fundó.

¿Te gustaría vivir en un lugar aislado y deshabitado? ¿O prefieres vivir en una ciudad efervescente y llena de movimiento? No importa DÓNDE vives, sino CÓMO vives. Dondequiera que vivas puedes llevar una vida feliz y llena de oración. Así que, si aún no empezaste a vivirla de ese modo, comienza

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hoy mismo: ¡Sé feliz y reza mucho!

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Salomé No sabemos mucho acerca de esta santa, pero sabemos lo suficiente.

Salomé es una de las primeras mujeres mencionadas en el Nuevo Testamento de la Biblia. Ella era la esposa de Zebedeo y la madre de dos apóstoles: Santiago y Juan. Salomé no sólo fue una de las mujeres que siguió a Jesús, además estuvo con María a los pies de la cruz cuando Cristo murió. ¡Todo esto hace de Salomé una señora muy especial! Lo poco que sabemos de ella nos dice que fue una buena madre y esposa, y una fiel seguidora de Jesús. ¡Qué otra cosa necesitamos saber!

Algunos santos hicieron hazañas heroicas, soportaron torturas, lucharon en cruzadas o construyeron monasterios e iglesias. Pero aquí hay una dama que simplemente hizo lo mejor para ser una buena persona. Debió ser una buena madre, para que dos de sus hijos fueran elegidos por Jesús como apóstoles. Y debió ser muy valiente para no huir cuando Jesús fue crucificado, para quedarse con Él y con su madre ese terrible día. Como ves, un santo puede ser una persona común que ama a Dios y lo demuestra por la forma en que ella o él vive su vida cotidiana. De modo que uno de tus amigos o familiares podría ser santo. ¡Y tú también podrías serlo!

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Santiago el Mayor Éste es un apóstol y un santo que fue hermano de un apóstol y un santo. Además fue el primer apóstol en ser mártir. Pero, ¿por qué le decían el mayor?

Había dos apóstoles llamados Santiago y éste era el mayor, de modo que para distinguirlos les decían Santiago el Mayor y Santiago el Menor. De hecho, Jesús debe haber sentido gran simpatía por estos hermanos, porque Él les dio un sobrenombre muy curioso: los llamó “hijos del trueno”. ¿Crees que les decía así por su personalidad enérgica o por su carácter fuerte?

¿Conoces a alguna persona que le quede bien el apodo de “hijo o hija del trueno”? Un temperamento fuerte puede traerte muchas dificultades. Pero, tal vez, los apóstoles tenían que retumbar como el trueno para que la gente escuchara el importante mensaje acerca de Jesús y su nueva religión. Si alguna vez tienes problemas con tu carácter, puedes pedirle a Santiago que te ayude a recordar que debes hablar más suavemente, actuar con calma y reservar tu ímpetu para cuando tienes algo realmente importante que decir, como: ¡auxilio!, ¡fuego! o ¡cuidado!

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Santiago el Menor

Santiago el Menor era el hermano de Santiago el Mayor. Al igual que su hermano, este Santiago fue un importante seguidor de Jesús. Llegó a ser obispo de Jerusalén y se cree que fue el autor de la epístola de Santiago que aparece en el Nuevo Testamento. De modo que si bien le decían “el menor”, sus hazañas no fueron para nada menores.

¿Alguna vez te sientes “pequeño”, menos listo que un amigo, menos fuerte que un compañero de escuela, menos rico que un vecino o menos enérgico que el resto de tu familia? No dejes que eso te desmorone. La mayoría de la gente se siente “menos” en ocasiones o en ciertos días. Así que cuando estés en uno de esos momentos o en uno de esos días, recuerda que Dios piensa que tú eres muy importante. ¿Por qué? Porque eres parte de su creación, uno de sus hijos, uno de sus amigos especiales. Así pues, levanta la cabeza, anima tu espíritu y di: “Soy importante. Seré agradecido por todo lo que Dios me dio y usaré sus dones para crecer más. No importa lo que pase o lo que los demás me digan, recordaré que Dios me ama y Él piensa que soy importante.”

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Severino Boecio Probablemente nunca oíste hablar de Boecio, pero mucha gente oyó acerca de él y alguna vez fue muy admirado en Roma. Boecio creció en un hogar interesante en una época de la historia emocionante y peligrosa. Su padre era un importante funcionario público y siempre había invitados en su casa, hablando de las cosas que sucedían en el mundo en esa época: la decadencia del antiguo Imperio Romano, el comienzo de los nuevos países, las noticias y novedades de las ciudades. A Boecio le encantaba leer, estudiar y escuchar todas esas conversaciones. Boecio quería compartir todo este conocimiento con otros, pero pocas personas en esa época podían leer y, los que lo hacían, sólo leían latín. Boecio estudió griego para poder leer todas las ideas de los grandes pensadores como Aristóteles y Platón. Y luego tradujo al latín lo que había aprendido, para que los romanos también pudieran conocer lo que él sabía. Todos se fascinaban al oír esas nuevas ideas acerca de política, música, ciencia, matemáticas, filosofía y teología. Y todos estaban agradecidos a Boecio por su trabajo.

Durante cientos de años no hubo otras traducciones del griego al latín como las que Boecio realizó. A él le interesaba especialmente aprender sobre Dios y escribió un libro acerca de la Trinidad, que aún hoy es muy leído. Otro de sus libros fue un “bestseller” durante mil años y fue leído prácticamente por toda persona bien educada en Europa durante mucho tiempo. Boecio tenía sólo cuarenta y cuatro años cuando murió, pero en su breve vida logró muchas cosas. La buena vida que había llevado y sus escritos inspiraron a miles de personas durante cientos de años y hoy en día, más de quince siglos después de 199

su muerte, aún sirve de inspiración.

Hoy en día las computadoras, la televisión y las comunicaciones nos permiten aprender acerca de lo que la gente hace y piensa en todo el mundo. Pero a pesar de ello, a menudo siempre oímos sólo las malas noticias, en lugar de oír la clase de cosas acerca de las que Boecio escribió: nuevas ideas en educación, filosofía y religión. Observa el periódico de hoy y fíjate cuántas buenas noticias puedes encontrar. Luego trata de ver cuántas notas acerca de Dios puedes hallar.

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Tarasio ¡Este santo fue secretario de un niño de diez años! ¡Y ese niño de diez años era el emperador! Tarasio trabajó para el emperador Constantino VI, mientras su madre, la Emperatriz Irene, era la verdadera soberana. Ella más adelante nombró a Tarasio Patriarca de Constantinopla. Éste era un cargo muy importante en la Iglesia, la Iglesia Ortodoxa se había separado del Papa, debido a la guerra entre los emperadores. Tarasio aceptó el nuevo puesto con la condición de que se le permitiera formar un consejo y hacer las paces, para que la Iglesia pudiera “reconciliarse con el Papa”.

Tras establecer un consejo exitoso, Tarasio siguió trabajando intensamente y rezó mucho para reformar a la clerecía y a su pueblo. Él era muy caritativo y visitó todas las “casas pobres” y hospitales de la ciudad para asegurarse de que cada persona fuera atendida. Tarasio pasó de ser el secretario del soberano del país a ser el soberano de la Iglesia del país. ¡E hizo bien los dos trabajos!

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¿Sabes qué tipo de trabajo hace un secretario? Algunos secretarios tienen trabajos muy importantes. Toman notas en reuniones y agendan citas, escriben cartas que les dictan sus “jefes” y se ocupan de todo tipo de tareas grandes y pequeñas necesarias para que la oficina funcione sin problemas. ¿Te gustaría ser secretario/a? ¿Por qué no tratas de ser un ayudante en tu propia casa y cada día te ocupas de las pequeñas cosas que puedes hacer para que todo funcione en armonía?

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Verónica Nadie sabe demasiado acerca de esta santa, pero lo que sí se sabe con certeza es que su nombre no era Verónica. Ésta es su historia: Imagina que ves a un criminal caminando por la calle, seguido de una multitud. El criminal se ve triste y su rostro está cubierto de sudor y sangre, y entonces una mujer surge del gentío y le da al pobre hombre un paño para que se limpie el rostro. Bien, eso fue lo que le sucedió a Jesús el día en que fue crucificado. Jesús había sido condenado como criminal y cargaba su cruz al lugar donde sería crucificado.

Naturalmente, se veía muy triste, y ese día hacía tanto calor que estaba transpirando y además sangraba por la corona de espinas. En lugar de tratar de ayudarlo, la multitud gritaba y se burlaba de Él. De pronto, una mujer se compadeció, tomó el velo que cubría su cabeza, corrió hacia Él y se lo dio para que se secara. Cuando Cristo se lo devolvió, ella vio sorprendida que tenía la imagen de su divino rostro. Nadie sabe realmente quién fue esta mujer o qué sucedió con ella después de eso, pero la leyenda dice que le entregó el velo al Papa Clemente. ¿Y por qué la 203

llamamos Verónica? Bien, Verónica (vero icono) es la palabra latina que quiere decir “imagen verdadera” y como Jesús dejó la verdadera imagen de su rostro en el velo, ella se convirtió en la Verónica.

¿Cómo crees que era la cara de Jesús en realidad? Cierra los ojos y trata de imaginar cómo era cuando la vio a Verónica. Luego trata de imaginar cómo es ahora, mientras te contempla a ti.

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Vicente de Paul Capturado por piratas, enviado en misión secreta a Francia, designado capellán de una reina, éstas fueron algunas de las aventuras de Vicente de Paul, un santo que llevó una vida emocionante y, en ocasiones, peligrosa.

Cuando era joven, Vicente fue capturado por piratas y vendido como esclavo. Dos años después, logró escapar y regresó a Roma para continuar sus estudios. Pero luego fue enviado en misión secreta y más tarde fue nombrado capellán de la reina. Luego pasó a ser maestro en la casa de un conde, que era el general a cargo de las galeras (grandes embarcaciones con muchos remos impulsados por esclavos: ¡en esa época no había barcos con motor!). Obviamente, los esclavos de las galeras llevaban vidas muy tristes y Vicente comenzó a evangelizarlos. Aunque era amigo de nobles y personajes de la corte, toda la vida de Vicente estuvo dedicada a servir a los esclavos, labradores y pobres. Pronto tuvo muchos colaboradores y su trabajo se extendió por muchos países. La vida de Vicente fue emocionante, pero lo más importante es que ¡fue una vida dedicada a servir a los demás!

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¿Crees que tu vida es emocionante? ¿Crees que algún día lo será? Lo que es más importante, ¿crees que tu vida valdrá la pena: que será una vida de servicio, de bondad y buenas obras? ¿Qué puedes hacer para ayudar a los demás? ¿Y qué puedes hacer hoy mismo?

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Zenón Zenón tenía un nombre curioso y un apodo también curioso. En ocasiones se lo suele llamar ¡” el santo que sonríe”!

Pensamos que muchos santos sonreían, pero Zenón recibió este nombre porque en la basílica de Verona, en Italia, donde hay una estatua de él, se lo muestra como un obispo feliz y sonriente. Esta estatua es notable porque la mayoría de los escultores hicieron imágenes de santos serios y sombríos, aunque probablemente ellos no lucían de ese modo. Tal vez el artista que esculpió a Zenón había escuchado historias sobre cómo este obispo sonreía aún en las situaciones más serias. Aunque Zenón tuvo problemas, porque durante su vida como obispo tuvo que defender a la Iglesia de muchas herejías y supersticiones paganas, fue un buen pastor para su gente y les enseñó que siempre debían ser amables, hospitalarios y caritativos con todos.

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¿Si alguien hiciera una estatua de ti, te representaría sonriendo o enojado, llorando o gruñendo? Mírate al espejo hoy y piensa en la forma en que habitualmente se ve tu rostro. ¿Suele verse feliz? ¿Suele verse de la manera en que quieres que la gente te vea? Si no es así, más te vale dibujar una sonrisa en tu rostro.

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Zita Esta santa comenzó a trabajar como criada ¡cuando sólo tenía doce años! ¡Y siguió trabajando para la misma familia durante cuarenta y ocho años!

Al principio los otros sirvientes no la apreciaban a Zita, porque ella entregaba el poco dinero que poseía a quienes eran más pobres que ella, y ella oraba mucho, de modo que pensaron que quería “hacerse la buenita”. Sin embargo, después de un tiempo, comprendieron que Zita en verdad era buena. Además de sus gestos piadosos, Zita también se esforzaba en su trabajo y siempre hacía bien sus tareas. Ella decía: “Un servidor no es piadoso sino es afanoso. Una piedad holgazana es una piedad fingida.” A lo largo de los años se convirtió en la amiga y confidente de todos los habitantes de la casa donde trabajaba y fue la favorita de los niños.

¿Trabajas esforzadamente? ¿Qué clase de trabajo te gusta más hacer? ¿En la casa... en el parque... en la escuela... frente al televisor? Nadie puede trabajar TODO el tiempo. Se dice que mucho trabajo

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sin diversión te volverá aburrido y mucha diversión sin trabajo te dejará vacío. Así que trata de hacer un poco de cada cosa. Un poco de trabajo y un poco de diversión, cada uno de tus días.

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Cuando los santos vienen marchando... ¿Quieres votar? Mi nombre favorito de santo es _____________________________ Porque _________________________________________________ Mi anécdota favorita es ____________________________________ Porque _________________________________________________ El nombre de santo que me hubiera gustado tener es ____________ Porque _________________________________________________ Mis amigos que tienen nombres de santos son __________________ Mis familiares que tienen nombres de santos son _______________ El santo más divertido fue _________________________________ Porque _________________________________________________ El santo sobre el que me gustaría saber más es _________________ Porque _________________________________________________ El santo al que más me gustaría parecerme es __________________ Porque _________________________________________________ La anécdota de santo que más me gusta es ____________________

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¿Tu nombre está en esta lista? ¿Cuántas personas crees que han sido reconocidas “oficialmente” como santas? ¡En un diccionario de santos, hay unos cinco mil nombres! Muchos santos fueron canonizados hace muchos años, pero la Iglesia siempre descubre NUEVOS santos, así que probablemente, en el transcurso de tu vida se añadirán muchos otros nombres. Aquí hay una lista de ALGUNOS de los santos que no están en este libro. ¿Puedes encontrar tu nombre en esta lista? Aaron Abraham Adán Adela Bernardo Bartolomé Boris Brendano Bruno Camilo Carlos Cristina Claudia Clemente Conrado Cornelio Daniel David Domingo Donald Dorotea Edmundo Eduardo Enrique Esteban Eugenia Eusebio Felicitas Félix 212

Federico Gabriel Gerardo Gertrudis Germán Guillermo Héctor Hilaria Hugo Isaac Isabel Josefina Juana Julia Justo Justino Laura Leonardo Leopoldo Lucía Magdalena Marcela Marcos Mariana Marta Martín Maximiliano Máximo Miguel Nicolás Odilia Osvaldo Otón Pío Pontiano Procopio Quintín Rafael Reginaldo Ricardo Rogelio Ruperto 213

Sebastián Simeón Susana Silvestre Teodora Teresa Tomás Timoteo Úrsula Valeriano Vicente Víctor Virgilio Walter Wilfredo Zacarías

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Epílogo Este libro te dará un vistazo, una muestra, una idea de las historias de los santos. Pero es demasiado pequeño para enumerar a TODOS los santos, así que si no encuentras tu “nombre” de santo aquí o si te gustaría saber más acerca de uno de tus santos favoritos, ¡no te detengas aquí! Ve a la biblioteca o a una librería y busca algún libro que te cuente su historia. Y ¿quién sabe? Cuando descubras más detalles y datos sobre las vidas de los santos, ¡posiblemente encontrarás más “anécdotas”!

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Sobre la escritora Bernadette McCarver Snyder es escritora, esposa y madre de familia, y vive en Missouri (Estados Unidos). Desde hace algunos años, se ha hecho famosa por sus artículos periodísticos y sus varios libros, que combinan una sólida espiritualidad con una pluma chispeante, un agudo sentido del humor y un especial talento para dirigirse al público juvenil. En 115 anécdotas en la vida de los santos, Bernadette ha recopilado datos divertidos e inesperados sobre 115 santos que a lo largo de la historia han dejado huella. De santa ADELAIDA a santa ZITA, los lectores descubrirán en este libro una legión (alfabéticamente ordenada) de santos, muchos de los cuales les serán conocidos, y otros tantos significarán una regocijante sorpresa.

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Índice Título Page Derechos de autor Dedicatoria Índice Introducción Prefacio La dama de las buenas y malas noticias El hombre de Hipona El obispo mago El carbonero Un abogado renegado Un héroe diferente El doctor de Dios Los santos abuelos El pescador de hombres El hombre memorioso El hombre falsamente acusado de asesinato La santa de los rayos La escritora de cartas El hombre que desafió a un emperador La doncella que fue presa por bella El hombre multifacético El pastor que construyó un puente El visitante de un día al año El mendigo de Roma El sacerdote que temía hablar en público La niña que tenía malas calificaciones en la escuela La enfermera de guerra El Santo de Santa Rotonda 217

2 3 4 5 9 10 12 14 16 17 19 21 23 25 27 29 31 32 34 36 38 40 41 43 45 47 49 51 53

La dama que criticó al rey La doncella sonrojada El Cardenal que fregaba platos La hija número veinticinco El llanero solitario La joven que cantaba en silencio El hombre que tenía nombre de viento El filósofo y el gobernante La monja que espantó a un ejército La santa con zapatos de viaje Los hermanos zapateros El hombre que cargó un tesoro El sacerdote que se fue a Hawai El hombre que curaba con aceite El forastero por quien doblaron las campanas La mujer que escuchó una conversación ajena La hermana famosa de un hermano famoso El niño, cuyo hermano se burlaba El santo que usó por primera vez la palabra “cristiano” El ermitaño al que le robaron los bueyes El hombre al que le gustaba reír La dama que arrastró una vaca por un río congelado La suegra santa La dama que le tenía miedo al agua El joven que quería divertirse El hombre que tocaba el violín El hombre al que le gustaba pescar La vegetariana que salvó una ciudad El Grande El Mago 218

54 56 58 60 61 63 65 66 68 69 71 72 73 75 76 77 79 81 83 84 86 88 90 92 94 96 98 99 101 103

La doña nadie que se convirtió en alguien El ermitaño hilarante La escritora que nunca supo escribir El hombre pequeño que dejó una gran marca El hombre con el traje tejido por ángeles La santa del cordero La santa que alimentaba todos los días a los pobres El santo enciclopédico El santo labrador El santo de los nombres El matador del dragón El hombre que siempre estaba allí El santo patrono de los astronautas El acróbata, juglar y mago El hombre que montó al revés en burro El santo poeta El hombre que vivía en un tonel de vino El hombre que casi se convirtió en asesino El bohemio Los santos tocayos La joven de armadura blanca La pequeña hermana de los pobres El patrono de los desesperados El lirio indígena El Papa que comandó un ejército La dama púrpura El tesorero El médico El líder de una “pandilla” La maestra que enseñaba en un establo La muchacha que naufragó 219

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La dama que ayudó a un prisionero a escapar La niña que dijo que NO La madre más famosa de todas El santo que ayudaba a todos, aun a los perros y a los gatos extraviados El recolector de impuestos El suplente La dama exagerada La madre que no se dio por vencida El hombre que se cayó del caballo El esclavo que escapó y luego regresó El ama de casa feliz El hombre que fue piedra El servidor de los esclavos La mascota del maestro El adolescente que compraba gente El hombre de cien años La mujer que tenía un marido difícil El hombre que se paró en una silla El hombre que fue alimentado por un perro La dama que vivía en un jardín La niña que se convirtió en predicadora El niño que huyó La madre de dos apóstoles El mayor El menor El hombre que estudió griego El hombre que fue secretario de un niño de diez años La mujer del velo El hombre enviado en una misión secreta El santo que sonreía 220

158 160 162 164 166 167 168 169 171 173 175 176 178 180 182 184 186 187 189 191 192 194 196 197 198 199 201 203 205 207

La criada afanosa Cuando los santos vienen marchando ¿Tu nombre está en esta lista? Epílogo Sobre la escritora

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