Yrigoyen entre Borges y Arlt (1916-1930)
 9789879409619, 9879409612

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PQ 7614 H5776 1989 T.7

*

THE NE1TIE LEE BENSON LATIN MiERICAN COLLECI10N of The General Libraries University of Texas at Austi.o

LAC



HISTORIA SOCIAL DE LA LITERATURA ARGENTINA TOMO VII: YRIGOYEN ENTRE BORGES Y ARLT (1916-1930)

HISTORIA SOCIAL DE LA LITERATURA ARGENTINA DIRECTOR: DAVID VINAS SUBDIRECTORA: EVA TABAKIAN

TOMOVII

YRIGOYEN ENTRE BORGES Y ARLT . (1916-1930) GRACIELA MONTALDO (Directora dcl Tomo) RAUL ANTELO - NORA OOMINGUFZ CLAUDIA GILMAN - ANffiAL JARKOWSKI • CARLOS MANGONE· CARLOS DAMASO DOMINGUEZ JORGE MONTELEONE • DELFINA MUSCHIE 111 ALAN PAULS - GRACIELA SPERANZA ISABEL S1RATTA

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editorial ~ CONTRAPUNTO

PLANGENERALDELAOBRA Torno I: Entre lasfundadones y la revolucwn (1536-1810) Tome II: lndependencia J neoclasicismo (1810-1829) Torno m: Rosas y el pals romlmlico (1829-1833-1852) Torno IV: Indios, monloneros,paraguayos (1853-1861-1879) Torno V: La gran aldea: entre la invasion y el90 (1880-1890) Torno VI: Ruben Dario, inmigracion y centenarios (1890-1910-1916) Tomo VII: Yrigoyen, entre Borges y Arlt (1916-1930) Tomo VID: La dicada infame (1930-1946) Torno IX: 4 deJwaio y peronismo cldsico (1943-1945-1955) Torno X: Revalue.ion libertadora-revolucion argenJina (1955-1966) Torno XI: Neoperonismo J .modernidad (1966-1976) Torno XII: SllbversiOn, proceso y Las Malvinas (1976-1983) Tomo XIII: Argentina en America Latina Torno XIV: Diccionario de autorcs, obras, personajes.

Discfto T~pa: Virginia Nembrini llustraci6n Tapa: Emilio Petorutti "Sol Argentino" (Geatiln.a del Museo Nacional de Bellas Artes). Foto: Daniel Menas.w Composici6n y annado: Letter Laser

© David Vifta~ - Eva Tabekian @

Editorial Cuntrapunto SRL Talcahuano 342 PB "12" Buenos Aires Qucda hccho cl dcp6sito quc marca la Icy 11 .723 lmprcso en la Aigcnlina

ALGUNOS PROTAGONISTAS, NUDOS YCRISPACIONES

David Villas

"Leopoldo Lugones, que hace algunos anos escribia en rojo, tal vez en ultrarrojo, se ha metido a disertar sobre carreras h{picas en la anrigua Grecia. .." Bandera proletaria, 19 de setiembre de 1922 "Sin embargo, la verdad es muy otra. La hora de la espada, la terrible hora de la espada, no pasa de un saludable ejercicio que nuestro poeta practica de seis a siete de la tarde, en el Cfrculo Militar." Enrique Espinoza, Trinchera, 1929 En su doble vertiente de escritor tradicionalista y de tc6rico inaugural dcl autoritarismo a lo largo de los aftos del radicalismo clasico, Lugones sc sitiJa como "centro del sistema literario" quc comenta, traspone y polariza la inflexi6n que se abre en tomo a la Semana Tragica de 1919 y culmina el 6 de setiembre de 1930. Y que si por uno de sus flancos condiciona la polemica dcl autor de La organizacion de la paz (1925) con el vanguardismo mcdiantc dos de sus voceros, Marechal y Barletta, por el otro horde va dcfinicndo la disputa frontal con el yrigoyenismo, con sus antiguos amigos de "La Vanguardia" e, incluso, con representantes del catolicismo como Delfina Bunge de Galvez, el obispo Franceschi o el Julio Fingerit de Un enemigo de la civilizacion: Leopoldo Lugones. Se trata, mirando de mas ccrca, de una serie insidiosa que, en la franja de la producci6n lugoniana, va enhcbrando el Ruben Darfo de 1916 como homenaje al cierre mas concreto del modemismo finisecular; y que si se prolonga en La torre de Casandra, explicitaci6n de su dcsalicnto ante los infortunios del presidente Wilson en Versalles, empicza a exaspcrarse en Accion (1924) a traves del impacto de Mussolini, se demora en el fracaso novelistico de El angel de la sombra (1926), hasta tensarse dcfinitivamentc en La patria fuerte y La grande Argentina, ya en las ccrcanfas de 1930. Ahora 9

· bicn, csa entonaci6n prcdomina en una frcmja dondc la agresividad de Lugones, requicre citas, aiguna pausa y hasta'pcrplejidadcs e intrigas. Porque en la inmcdiatcz de sus discusioncs articuladas, ccntralcs, entre lo jcr..lrquico y lo libcrtario, el or'dcn y la avcntura, lo tradicionalista y las novcdadcs, sc va enfrcntando dcsabridamcntc al diputado radical Saccone o a Roberto Giusti como director de Nosotros, al socialista Rcpctto que:sc rcgocija scilalandole su ..aburgucsamiento burocr!tico", al provincialismo reformista de Deodoro Roca, a las rcticcncias de Galvez o al desdCn feminista, certcro, de Nydia Lamarque. En el rev~ de trama de esa disputa crccicnte.hasta en sus diversas dcclinacioncs, de mancra paralela y complcmcntaria. Lugones va dibujando una socucncia de aprobacioncs caracterizadas por una cntonaci6n que opera entre cl patcmalismo y lo discipular. Podcr consagratorio/continuidades en derivaci6n; cpiccntro/satclitcs posiblcs. Peculiar dialCctica que no s6lo complcta la constclaci6n de problemas dcfinitorios de los an~ vcinte, sino que corrobora una linca de Iucrza que, formulada bacia los Ccntenarios, le otorga a Lugones un equfvoco /ugar profctico, canoni:zador y magistral. Inedita funci6n, por cierto, que en la Argentina apcnas si Jograra otra figura similar, mucho mas tcrsa y sutil, con el Borges de medio siglo despucs. En estc ordcn de cosas, tan sacramental como estrategico, las consagraciones que distribuye Lugones entre 1916 y el ano 30, si aparentemente resultan eclccticas, vistas en perspcctiva y en su contexto polcmico, se catalizan hasta la homogeneidad 0, rms aun, hasta to mon6tono y prcvisible: si la hetcrodoxia posterior de Luis Franco se dcsplaza desde los simbolos de "la procesi6n" en direcci6n a los del "camaval", o el criticismo de Martinez Estrada se va despcgando de una poetica que oscila entre Jos emblemas del oro y la picdra, la bcatificaci6n de Segundo Sombra en 1926 masque un rcconocimicnto de Giliraldes implicaba una corroboraci6n del propio Lugones enunciador del culto del criollismo en El Payador destinado, ya en 1916, a conjurar las derivaciones provocadas JX>r la inmigraci6n postulada por el programa libcntl culminante hacia la decada dcl 1880. De manera correlativa, cuando Lugones, exaspcrado en SU tradicionalismo autoritario, luego de 1924, apela a "los hijos sin mezcla del conquistador", para denunciar ..un elemento inferior en su parte de sangre indigena", o idealizar al capataz de estancia (sin advertir su parcntesco idcol6gico con el Tio Tom) con vistas a descalificar "la plebe descontcnta y equivoca" o "la ralea mayoritaria", no s6lo se inscribe en un cin;uito provenicnte dcl Drumont inspirador de la Bolsa de 1891, corroborado por la incidencia de Barres en el Centenario y JX>r el Maurras de 1919 sobre los militares iracundos, sino que prolonga el proceso de inversi6n de la dicotomia de Sarmiento entendido como uno de los si'ntomas mayores en la secuencia de "origcncs liberales dcl antiliberalismo de derecha" de los anos veinte. En este cruce de coordcnadas, cuya culminaci6n se va llevando a cabo entre las confercncias del "Ode6n" y la prcscncia miooritaria y agrcsiva de sus discipulos de La Nueva RepUblica. entrc sus ncxos con el Circulo Mili-

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tar. la ambigua frccucntaci6n de Manuel Carles, la Liga Patri6tica Argentina y cl general Uriburu, cl emblcma de El grillo, Gracia Plena o el Libro del gay saber se aclara por sus connotacioncs alusivas al orden, la pureza, la interioridad, el equilibrio y, sobre todo, "la salud provinciana" que dcbia polarizarse con lo que habfa llcgado a significar Buenos Aires como "nueva Sodoma" o "Babilonia del Plata". El "alma nacional" incorrup«a sc contrapne asi al "cuerpo dcgradado y pecaminoso de la gran urbe". Esque para el Lugones, obsesivo, que culmina en 1930, hasta la prosodia y el sencillismo litcrario dcbian convertirse en conjuros dcl "nuevo peligro maximalista" de las clases mas recientes. Y lo dccisivo: que esas napas sociales se materializaban, precisamente, en "lo dcgradado del yrigoyenisrno y la inmigraci6n". En estas declinaciones, por fin, el arco que va abriendo entre Mi beligerancia de 1917 y la PoUtica revolucionaria de 1931, a traves de ambiguas postulacioncs que apuntan a la "voluptuosidad pasiva de la obediencia total". adcmas de lamentable, result.a categ6rico, proliferante y axial en csa circunstancia.

Ingenier~: refor~ publicos eizquierda inteloctual "Ha sonado otra vez. para bien de/ mwulo. la hora de la espada" Lugones. Discursode Ayacucho,diciembre de 1924 "En la hora de su muerte ha recibido Nico/as Lenin la consagracion deflnitiva de la gloria y de la inmortalidad". Josi Ingenieros, en Renovaci6n,enero de 1924

Si como vamos vicndo, en el andarivel literario Lugones marcaba un eje que emitia, a traves de circulos concentricos, una influencia decisiva y polemica en contraposici6n a la omnipresencia de Yrigoyen. en la franja de la izquicrda la figura de lngenieros rcprescntaba. para muchos. una voz antag6nica y evcmualmente simctrica: la disputa parecia includible; en el perfodo intenncdio del alvcarismo lleg6 a considcrarse saludable y fueron varios -sobre todo dcsde cl campo idcol6gico donde leninismo, revoluci6n mexicana y rcforma univcrsitaria se yuxtaponian- que la anunciaban o trataban de provocarla. Se dijo: "Hubicra sido cl cnfrcntamiento fundamental de la dCcada". lncluso, cierta entonaci6n boxistica. lateral, pcro muy difundida en .esa coyuntura, llcg6 a colorcar algun sintoma quc sc tom6 como amago o provoca-

ci6n. Y hast.a los socialist.as mas radicalizados de YucatAn, que considcraban al autor de El hombre mediocre como su tc6rico privilcgiado, abundaron en 11

ese sentido. De las catedras tradicionales se querfa pasar a las "trinchovas.. 0 al ring. Pero la producci6n de suspenso en tomo a ese match apenas si result6 una acumulaci6n defraudada. Se la explic6, entonces, por la muerte de lngenieros en 1925; varios de los del publico ansiosos por el eventual espectaculo, presuntamente mejor infonnados, aludieron a la antigua amistad de ..los dos colosos.. en la aventura libertaria compartida en La Montana de 1897. En verdad, desde el momento correspondiente a "aquel jacobinismo orografico" los itinerarios de ambos se habfan bifurcado. Y si alrededor del ministro Joaquin V. GonzAlez compartieron con Carlos Octavio Bunge o el ingeniero Bialet Masse la tentativa de modemizaci6n en la segunda presidencia de Roca, o hacia 1914 ciertas veleidades de dandy, alguna fiesta romana, los coqueteos decorativos aprendidos en Ruben o el fervor de "La Francia irunortal del Marne, Foch y los poilus", despu~s de 1917 y la revoluci6n rusa, apenas si se veian de cruce. Cotidianeidades y lugares distintos, antag6nicos casi: paradas, jergas, horarios y publicos diversos; biblioteca del Consejo Nacional de Educaci6n y ''Tortoni"; Cfrculo Militar/Casa del Pueblo; el recorrido de Santa Fe o la A venida de Mayo. El espacio literario argentino no s6lo se habia profesionaliuado diversificruidose, sino que la ciudad crecfa hasta en rascacielos; y Lenin y poco despu~ Mussolini se iban convirtiendo en s{mbolos ineductibles. Ya se apostaba, de manera tajante, a D'Annunzio o a Romain Rolland y Barbusse; al "Vittoriale" o Clarie. La mitol6gica homogeneidad del rubenismo del 1900 o de El mal metaflsico se iba craquelando dia a dfa. Y si en el orden de los generates Lugones se fotografiaba junto al ministto Justo apoyrutdose en su bast6n como si fuera un sable, Ingenieros provocativamente exhibfa en su consultorio una foto dedicada por Pancho Villa. Del yrigoyenismo, el helenista jadeante de Las industrias de Atenas resultaba un adversario oblicuo pero muy explicito ya en 1919; en esa misma fecha clave, La Significacion hist6rica del maximalismo, aludfa a enttevistas y hasta a ciertos borradores sugeridos a la parsimonia del "ul.timo caudillo... Seriedad/ironia, por lo tanto, rlgida frontalidad lugoniana/menfichismo jubiloso en Ingenieros. El paralelo es tentador; su cuota de legitimidad resulta considerable. Bastarra confrontar, como senal decisiva, la actitud de los dos escritores frente al vanguardismo pict6rico de Pettoruti o, mejor, a la reforma universitaria de 1918: Lugones, con sus pretenciones cientfficas, resulta tieso en El tamaiio del espacio; lngenieros, en cambio, recupera sus insolencias m~ saludables al aludir, ir6nicamente, al obispo fray Zen6n Bustos con motivo de La Corda Fratres en la Universidad de Cordoba. Podrian inferirse a partir de ahi los auditorios con que cuentan el cordobes y el porteno (orlgenes y gene.alogfas que, por cierto, vibran zigzagueantes en los respectivos discuros entretejidos con el tradicionalismo o la inmigraci6n). "Ode6n" y "Coliseo", se sabe. son los recintos impregnados de teatralidad preferidos por Lugones; el adem~n universitario m~s desenvuelto se materializa con lngenieros en los paraninfos, realizandose con un ritmo acelerado en los ateneos barriales y, m~ aun, en las plazas encuadradas entre 12

el batall6n de bomberos y los llamados cosacos. Me corroboro/discrepo. LOgico: en esas escenografias polarizadas, lo gestual de Lugones se deposita y apoya en el peeho de su perfil esgrimista; Ingenieros - llega a confesarl"hace, inquieto y como nunca, el aprendizaje de la ~alda". Se .trata, va de suyo, de dos coreograffas opuestas: una, sombrla, seftorial, vigilante y musculosa, mientras un desorden entremezclado de improvisaci6n y de epis6dica "luminosidad" rode.aha la voz de Ingenieros. "Legionarios" ofalangts por la vertiente lugoniana; "alumnos" o disc(pulos en el andarivel de Ingenieros. Hay espectros matices, deslizamientos y contradicciones. Como en toda serie que trabaja con extremos y coordenadas que se entrecruzan en qufmicas y ecuaciones. Podrla, entonces, funcionar de corolario: el disdpulo mas consecuente del cordo~s. en el momento en que publica sus Nutvos t studios htUnicos (1928), es Ernesto Palacio; y la secuela pasa por la incondicionalidad de Julio Irazusta o atraviesa, mas lateral, la entonacion muy ..fin de dinastfa" de Carlos Obligado, de Marcelo S4nchez Sorondo, los Lezica, Ibarguren y los Laferrere. Por una lado. Porque en el otro extremo, en alusi6n al espacio de la Revista de Filosofla, Deodoro Roca, Gregorio Bermann, Anibal Ponce o Luis Reissig dibujan una recepci6n que, al escucharlo, lo condiciona a Ingenieros autodefinicndose, al mismo tiempo, como "publico de izquierda". Dimensi6n que en apertura del angulo de toma, ademas del Mtxico del primer Vasconcelos y los socialistas revolucionarios de Yucatan, llega a involucrar, matizadamente, al aprismo inicial de Haya de la Torre, a los opositores juveniles del "bisonte" G6mez e, incluso, a la vanguardia cubana de la Rtvista de Avance. Lfnea de fuerza que, al aensarse, adhierc a un antiyanquismo de reciente militancia, en prolongaci6n refinada del antiguo idealismo arielista, para denunciar la politica de Coolidge ode Hoover, la sordidez de la condena de Sacco y Vanzetti (dejandose penetrar, a la vez, por el jazz, Hollywood, Babbitt y la cultura del autom6vil). Hasta recalar, generosamente, a favor de Sandino o en oposici6n a los regfmenes de Leguia, Machado o Ib~nez. 0 proponer, frustrandose una vez mas, el viaje hacia Buenos Aires del polcmico director de la revista Amauta.

Macedonio: vanguardias, barrialismo ytipologia urbana "En 1918 ya es notoria la histeria de las.clases alias y medias de Buenos Aires; fue en ellas, masque en la clase obrera, que la revoluci6n rusa y los acontecimientos europeos posteriores a la firma del armisticio ejercieron su mayor impacto". David Rock, El radicalismo argentino, 1890-1930, 1975

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Una ironia que lo hubiera cmparcnlado con cl distanciamicnto brcchtiano de habcrlo conocido o, mejor aun, "una cconomia de afccto" define el ademan prcdominantc en Macedonio Fernandez. En un grado tal que el lugar que ocupa en la litcratura argcntina de los anos veinte, en la zona mas vi.~ible sc rccorta en contrafigura de la cspcctacularidad lugoniana por su rccha:to de los gcstos categ6ricos, dcl tradicionalismo chovinis&a c, incluso, por su cuc.c;tionamiento de todo "espcsor positivista". Eso, en una dimcnsi6n frontal. Porquc en su cotidiancidad clusiva como por sus rodeos barrocos, o en raz6n de su practica dclibcmda dcl sccrcto a tnives de rclacioncs eso.tericas compartidas, se emparcnta, cmblcmaticamcntc, "con las penumbras y los recovecos de Yrigoycn". Podria aludirsc, tambicn, a su peculiar estilo analgesico que postcrga toda publicaci6n de sus tcxtos como una fonna de sustraerse a la matcrializa.. ci6n de un "corpus" cxpucsto a la rcticencia de eventuates lcctorcs, a la impicdad de los criticos o dcl paso dcl Licmpo. Y, a la vez, la rcticcncia a "exhibir el cuerpo" en homcnajes, citas programadas o pasarclas mas o mcnos institucionales. Es que cse escamotco de "prestigios rctumbantcs" lo define a Macedonio en su sigiloso itincrario, en su anonimato yen sus tonos de guru barrial justificando, de forma paralcla, la scducci6n que ejcrce sobre la franja dcl "vanguardismo iluminado" mas pr6ximo a Guiraldcs y a Florida. Lo que no quiere dccir quc a travcs de Scalabrini Ortiz incidiera, epis6dicamente, en cl area de la nucva litcratura mcis cercana al populismo asocial: sus antiguas lecturas de Tolstoi y algunos adcmanes libcnarios justificaban el fervor, distante, que podia provocar sobre cicrtos perfiles misticos de Mariani o de Defilippis Novoa e, incluso, respecto del filantropismo pedag6gico de Yunque ode varias "iluminacioncs rojas y ncgras" del primer Fijman. De donde puede seguirse que los antccedentes o la realizaci6n dcfinitiva de Papeles de Recienvenido, al'in en su misma clandestinidad, se hubieran convertido en una espccie de consigna tan sccrcta coma dccisiva en el espacio vanguardista. Dcsde ya que pucdcn verificarse impregnaciones, nitidas, \'n Borges o Girondo: por momentos son explicitas, obvias a veces o resuenan como plagios reverenciales. M~s imprecisas resullan en el Marcchal de Odas para el hombre y la mujer (1929) o en Alcandara (1925) de Bernardez. Hasta alcanzar al Lazcano Tegui de La elegancia mientras se duerme o, parad6jicamenle y con mayor sutileza, a la Emilia Bertole de Espejo de sombras o a la Norah Lange de Voz de la vida. Las escritoras "somctidas" a la domesticidad, la espera o la contemplaci6n; ellos privilegiados por sus caminatas o c1erta m6dica bohemia de trasnoche o de zaguan. Notorio: las polemicas cruzadas con Lugones y sus adcmanes subrayan, encrespan y definen la etapa del "gran yrigoyenismo" dcsde las perspectivas mcis estilizadas de Gonzalez Lanuza y dcl presunto humor de Mendez Calzada en tomo al predominio de la me~fora, de lo documental, del aprendizaje uhrafsta y del confidcncialismo. Tambi6n, con el prctcxto de la validcz de Hamsun y el miserabilismo ruso se dramatiza ese nuclco dcsde Extrema izquierda a travcs dcl fugaz Stanchina o mcdiante las discrcpancias de Hcrmi14

nia Brumana, de 1 • Luis Lanuza o Rodolfo Puiggrds en Claridad. Pero mAs incspcnda aunque con una cohcrcncia quc alude a una suerte de ..com&in denominador" las marcas y aprcndizajes que p-ovicnen de Macedonio annan una linfo secreto; paradojas, ciw truncas, arbitrariedades a veces, ecos o reticencias vibran en las divenas ecuacint..1 que sc organiun a lo lsgo del cspcctro abieno entrc 26 poemas para una mMChacha qutrida (1926) de Echcgaray, pasando por Callt apartada (1930) de Marfa de Villarino, basaa El 6rbol, ti pdjaro y lafuelllt (1923) de Cc5rdova lturburu y las Co111Mtn0racious de Petit de Murat de 1929. Corrclalivamcnte, en cl on:len de las sincronfas, hay un componenac ieiterado que colatta y define la producci6n literaria argentina cntre los acontecimientos de Vuena o del gueao y la emergencia del general Uribmu: podrfa llamarse barrialismo; quiz4 "redescubrimienao de Buenos Aires", ..itinerarios mfticos de la ciudad". o nW bicn, "fundaciones mitol6gicas". En esta encrucijada, Borges, Arlt, Alberto Prebisch, Le Corbousier y Botana, en distintos biseles, parecen coincidir. Sus antecedentes pueden remitirse, en un cone diacr6nico, al lunfardo, folletin, mala vida, tangos arcaicos, abyectoS o cer1a'OS grafitis enunciados en las parroquias de Balvanera, Concepci6n o Barracas al sur, inaugurates de la literatura portella de 1880 hasta dicz a.nos despu~. Inquietante archipi~­ lago que sc extiende desdc La gran aldea hasta La Bolsa, y cuyos declivcs van bordeando la Babtl argentina y el Carlo Lanza, banqutro de Guti&rez, hasta cxasperarse en Hombrts de presa y a lo largo del Fray Mocho que ya no comenta genealogfas sino quc se va especialii.ando en prontuarios de los Ladronts clltbrts y sus mantras de robar. Sc trata de una constelaci6n de los sintomas mayores de la ciudad paleorecnica que involucra a "las nucvas clases peligrosas" y a los temores crecientes de la republica de conciencias quc funcionan, a la vez, como anteccdentes mcdiatos de )Jl Ley de Residencia Empero, entre 1919 y el 6 de sctiembre, la crispaci6n de los escritores-gentlemen sc ha convettido en temura, deslumbramiento o complicidad. ·El ccntro de gravedad literario se ha desplazado hacia la clase media. Proceso corroborado por el deslizamiento desde la Mansilla, Gorriti o de la Barra, scnoriales, en direcci6n a la Stomi, inmigrante y subvcrsiva. Aunque la h•!.ida de Horacio Quiroga a Misiones postule, contradictoriamente, una neoburbarit que apuesta y recupera a la selva en el env& de su malestar urbano.

Es asl como desde cl mito de "Corrientes angosta" hasta la celebraci6n pausada del suburbio confaguran una cornpleja mancha tern~ indudable producci6n social con sus diversos intenextos, gram4ticas, mutaciones, reciprocidades y logros individualcs que sc despliegan desde Fervor de Buenos Aires, en direcci6n a Caminata y Las luces del centro, a trav6s de La boco del Riachuelo. Ciudad turbulellla, Barracas o simplemcnte Ciudad. Desde ya que, con sus hallazgos, demoras, fracasos y aludnaciones. Y que adem'8 del espacio del tango, como inflexi6n temporal, sc subraya hasta en el cine presuntuoso o trivializado: Buenos Aires tt~tbrosa es de Ferreyra y Torres 15

Rios, d directer de El lllQ/JO del arrabal. Bn la supcrficie de esc montaje -cine/ renovaci6n visuaV ciudad fragmaltada y global-, la andadura de Borges doblada en su escritura oscilante y exploradora, al renegar del "Centro" obscenamente iluminado deriva hacia un suburbio donde·va instaurando otro cenlro intransferible en una demosuaci6n de omni,POtmCia y punto de partida para una mirada que llegn, mitol6gicamente, a supaponezse coo la de Dios o, en desquite de sus csencias, con la del clUico nanador omnisciente del siglo anterior. En una primera instancia. Porque de forma coincidente, Girondo descubrc Flores, sus balcones, seftoriw, grotescos, Wcalos y alardecacs en un trayecto que no s61o propone un espacio in6dito de lectura sino, tamb~n. lD1 proccdimiento mmal para difundir su propia escritura. Y de inmediato, Raw Gom.4lez TuMn, cmpecinado caminador, se desliza a lo largo de los vari~. o~. contramaestrcs y solapados cuchicheos de la esquina de Reconquista y Tucum4n. El ejido ~tico de Buenos Aires se completa por primera vez: con el pueno melodram4tico o promiscuo de Blombezg; los alrededores de la c4rcel y Tierra de1 Fuego con Yunque; as{ como las cupulas y los filos del Congreso al seguirlo a C6rdova Iturburu; ow caricaturas de Plaza Lavalley Villa Luro mediante la Cancion ditirdmbica de Olivari. Un prolongado paisaje con sus fugacidades, desafios, detalles y desalientos. 0 lo dominical, lluvioso por ahl y alarminte, que se construye en Rega Molina, Molinari o Tall6n. Hasta que, por fin, se va perfilando otta coordenada primordial en ese mapa auavesado de art deco donde Pettoruti resulta algo ffiU que alusivo; es la saie que pretendc descifrar y poblar la ciudad a partir de una tipolog(a del porteno; ·proyecto que sc va maquinando en el espacio periodfstico y cuya proliferaci6n puede ser atribuida, en su centro generador. a la carencia de una sociologfa urbana que se ocupara del tema. Y si inicialmente aparcce como un borrad~ impresionista ante la multiplicaci6n abrumadora y fascinante de figuras, poco a poco va adquiriendo los rasgos de una mitologi'.a recurrente. El escenario de un presunto discurso dentifico es ocupado por la ficci6n: los t£tulos son numerosos. pero los m4s reconocibles trazan un circuito que se prolonga ~e El hombre que volviO a la vida de J~ Le6n Pagano, hacia el Hombre que habl6 en la Sorbona y El hombre importante de Gerchunoff; y desde El hombre que perdiO el sueiio de Ilka Kruplcin, hasta alcani.ar al Hombre que camina y tropieza de Cancela o El Hombre .que tuvo una idea de Albezto Lasplace. Y El hombre de la plaza pMblica y El hombre que rte y aplaude y El hombre que busca conwrsaci6n. Y si con Roberto Arlt prolifera, dia a ~ con El hombre de las ciencias ocultas. El que odia a Buenos Aires. El que trasnocha o El que dibuja en el m4rmol, con El que est4 solo y espera de Scalabrini pretende alcanzar, metafisico. el ntimeio de oro de esa secuencia al trocarse en la clave del habitante paradigrnAtico situado en el eje m4s seaeto del Buenos Aires yrigoyenista.

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"Ast era e11 general el hogar Uatimo ti.el Judfo gobernado por un absolutismo s6lo comparable al ti.el Pelado, por qllie11 Ivdn demostraba /ervienlt admiraci611, que era 1111a modalidad de SM bldole f aMtica". Jlllio A. Costa, FJ romance de un cadete, 1930

No tan distante peae a lo que la crftica adminisuativa ha seftalado, el Sllto cualitativo que la dramaturgia popular mara desde el sainetc inaugurado can perfiles, -can poUtizack>s hacia 1890- en direcci6n al grotesco intimista, alude, al mismo tiempo, a varios ~gos decisivos. Grotescoslhombres solos; barroco/desilusi6n. InsinUall otra cifra de los aftos 20. En primer lugar, por el predominio de una intensa profesionalizaci6n autoral vinculada a produce~ ncs masivas que irnpli~ en movimientos suc.esivos, a los riunos caracterfsticos de una incipientc industria cultural, a las activi~ gruptles que, parad6jicamente, desbordan la escritura individualizada mediante colaboraciones, adaptaciones, refritos, contaminaciones y, sobrc todo, a las expectalivas de un publico de clasc media que asiste, en funci6n de lealtades a divos y locales teattales, a la representaci6n de sus propios conflictos condicionados por las secuelas de la inmigraci6n.

Al hacer pie en esa perspectiva, un crftico sugiri6 que esa enonne masa de textos adaptada a la eficacia de los Casaux, Panavicini, la Rico o Luis Arata y difimdida hasta en los kioscos p Diop parde w:rificllle: delde el pt:mjio mt.ode la AW'llidl de Mayo. el ·'Mayo" o al araveltismo det ""Liceo" bacia lat mlOYlldll caledma .dram'ricas que au. c.ta-vez ms, us NKional" yd ..Apolo".

Nada de uu.ao tieDe, pues. que .~ piYOee dramatUrgico de b mayo1e1 ·p utcsol cliltepol~ girm lllredcckl' dd inmigaalle frusarado qae IC ct. fenna ednicWAmtr: . . U. Ii cabe. a uava de su inepcia lingOfslica en la dUcui6ft primonlial qae debl&e flmte am hijo l'ebelde. "En t.8'e pa& DO hemos Degado armer ma lenguaje comUn". De manera consiguiente, CORIO si Je 1nllala de un piano inclinadn, esa dBpula tennina en fracaso a medida qae 10 at.enUID las hm y pmlarinamente se pracinde de la coralidad jugada en

et pMio ..._ incurrir ea ea cJausura de lo coloquial implfciaa m el m~ quio. La iacldencia pianddliana m maa fractura es obYia: se tnllaba de un w>CfiaK> d bablar a IOlas flall.e a un rspejo hacia 1926. Prestigio tradicioml. ineladible, de ·a artefack>I que llcgabaa de Europa. Soble todo con el aator de LM a perMHta~s que es reproducido al pie de la Ima. m6dico, par QmiD Ca1wy:llee o en Joa Tres pu»llll~S a la bMSCa de alllOt' de Alejlndlo BaluUi, y co..._., minuciosamente por Octavio Ramflcz, Monnr.r Sw y Homao Guglielmini, 111esivo e iafonnado, en su Tealro def discDllfonrUno. & - mie. Y Oba: la muy 8Ctiva ~ por IOI crmi!lal lab'8les que se van puntamdo desde d tndicional Juan Pablo F.cbagle y el problem6tico Guibouq, bataa el 8grio e impulsi'VO NicolM Comnado de Crllica ncgativa o Joi m6s apaciblea T~ndel y Salomdn Wapnir. -rodos eataban al WHO de Slmw, O'Neill y .Leaormand". Pao IDllW.enel' un mon6logo con un caballo de plm o con CJCrM pCICDC'ial madas ea un aecmm local, ~te. agravado, que ape1111 Ii proviene de Carlos Mauricio Plchec:o y de ocros sainctaos rioplMemes ea aa dimensida del macado eXJWPSivo de 1926 que, ea vaivm, Depha a englulir a Romie> y a Montevideo m pm1icular. F.a que IOllr'e ae ano la produccidn lia.ersia arpnlina, como nunca. se coavieitc definilivamente en porldia. ""'Pondlismo obsesivo, indispensaltement.e difinitorio". Perque Ii el p1oceso de mbani7.8Cido invierte las correlaciones naciooales n:speclD del CllDpo, ea onda acelaada sc refract.a. por lo menoa. sable un ps de divisas notmim: la 9drdida paideia cuidadana de EI P,,wte rabio» no sc limila a despluar d llftDdi.zaje nlstico temati7JMlo en Sombra, smo que la ..traicidn• duplicada por Silvio Aslicr hacia el Rengo y, a 1- vez. en direcci6n a un lector defraudado en sm expecaativm edificames con las vicisitudes de "ese joven poble•, va defmicndo el peculiar inmorabno de ana aovelfstica quc abandoaa la frontalidad y d causalismo lineal para ir funcionando en relaci6n a las canplejidades condicionadas por las ciudadC' modemas. De ahi el pedominio crecienr.e de ma lenguaje que, con vacilaciones pao de forma gradual. se va haciendo cargo de un WJseo cuestionado oficialmente blsla en lo8 colegios o por numerosO!I "inaelec::tuales orpnicos" como d ubicuo Lugones o par dos escritola de la gentry polmUcos y en sobrevivencia: el Groumc de la biblioteca mcional y d leadbnico Juan Augusdn Garcfa.

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Puque no 9610 las secuclas Raturalistas de Florencio S4ncbez son objcladas can6nicamcntc, sioo esa otta scrie que se cnuetcjc con "cl tango en el esccnario" a panir de Los dUntes dBi perro o con cicrtos pcrsonajcs fcmcniaos como "la instituuiz" o "la extranjcra" quc de manera alannante, incluso para los gocde,_,. que habian fantmeado COA· Ju ""primas donas" de 1880, va pene&rando Im novclas de Larreta o, ya ea csandalo, los folletines de Hugo Wast Por cieno, como un ambiguo eco de moraleja am denuncias policiales del doctor Manuel c.r~ frente a las senoras de la Sociedad de Bcneficcncia. El 11' y el "vos": diminuta y vertiginosa epicidad del idioma de los argcntinos. F.qufvocos cntrc lo seftoria1 y lo plebeyo; maemras putas, novios de anillo c6mplices; cspacialidad, exasperaci6n; magistrados y reos; catecismo y coscomSn: clue, edad y entrepiema donde las propucsm de 11rba11idad eotran en conflicto con el "proceso de arbanizaci6n "; la pedagogia en contienda con la ciudad. Para no abundar en el malestar provocado por otra secuencia. tan descalifacada en esa etapa. que si se abre con las confidencias ~ticas de la Stomi o las vehcmencias de Raquel Adler, se prolongad, equlvocamente, entre La WUIBte blanca: amor y cocalna de Soi7.8 Reilly y La jugadora tk p&lcer del prolffico Garcia Vclloso. Y que va air cuhninando en las ambigUedades del Tiempo de Versos tk una... , esccnario de un jucgo quc desdcna la mirada conttoladora del padre quc exige "cuentas" cuando esa mujer ap6crifa se ha resuelto. a escribir cuentos en la clandcstinidad de lUl lugar de lectura tan indecible como "los placaes secretos" del propio cuerpo. Mediaci6n que se enhebra con la dramaturgia fundada en la ecuaci6n "sal6n para familils"/qui ~ llan lteclto tu.s ojos. Precisamente en 1926 la figura de la inmigramc fracasada, prostituta y poeta desplua para·sicmprc el final de la dinastia gauchcsca: sc trata de la humillada y fascinanae serie de las :&tercitas, Karovas, Mimosa y Nin6n que en el teab'O de Martinez Cuitifto o de J~ Antonio Saldfas, el tango por supocsto yen la narrativa "secundaria" de la Biblioteca Pam, Los puLpos o en las expansiones de la Medina Onrubia van relegando a csa otra scric, par6dica sin deliberaci6n, representada por 1os gauchos maareros, honcstos o descolocados que el tardio populismo nativista de Gonulez Anili se obstina en Manganga o, m8s bien, el Justo P. S6enz (hijo) cuyos anacronismos camperos sc cxhiben en Baguales y Pasto p1UUJ. Hay mAs en esa "literatura del terTUfto": DOll.tk comienzan los panlanOs de Elbio Bern4rdez Jacques, En los esteros de Emilio Berisso, Campo arado de Amflcar Razori. Y Los gaMCltos colonos y Los gaMCltos tk a p~ y las Me morias de Wt port6n de ~stancia. Dijc quc era on saie. Hoy apenas si se rescata con lo logrado de Benito Lynch. Vacarezza, desde su vcrtiente, va a corroborar la especularidad de csa saga; no ya Reinoso o los BatallUl, sino el tramo que puecle verificarse, didActico casi, entre Tw cuna Jue un conwntillo y El conveltlillo de la paloma. De 1920 hasta el 29. ExactamenlC. Una producci6n caudalosa, repctitiva, autista, que pese a eso (o por eso mismo) sc expande, triunfa, es imitada. sc institucionali7.a con actorcs, pdblico incondicional, locait& permanentes y cmpresa-

as.

en

mas

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rios. Hasta crfticos benevolentes. Parad6jica inversiOn del lenguaje cotidiano que llega a titularse "al vesrre" y que resulta ce"ada cuando al confrontarla -inesperada pero legftima- con la del primer Borges en funci6n del uso compartido de figuras y contratiempos, llega a entendersc que lo abierto consiste en la denegaci6n de una p00tica tan rfgidamente normativa como la postulada por el autor de Los escruchantes:

"Un patio de conventillo, un italiano encargao, un -yoyega retobao, una percanta, un vivillo, un chamu-yo, una pasiOn. choque, celos, discusi6n, desafW, puiialada, aspamento, disparada, auxilio, cana... tel6n". Estrategia que, simb6licamente, el 29 de mayo de 1930 justifica las mil representaciones de El conventillo de la paloma evaluadas como una acontecimiento intdito en la historia del teatro argentino. Lo intdito/ la infracci6n\ En 1931, ese mismo hecho es aludido, entre una serie que apela a los militares inc6modos desde 1919, como un testimonio m~ contra "las novelas naturalistas, el lenguaje populachero y todo un estilo que ha caracteri7.ado la Hamada literatura nacional de la ultima dl;cada, muy del gusto de poHticos y logreros, de arribistas y de aventureros f oraneos". A semejantes argumentos se convoca para f undamentar la creaci6n de la Academia Argentina de ~ tras. Instituci6n presidida, entonces, por Carlos Ibarguren, antiguo ministro del Centenario, interventor en C6rdoba, ide6logo que despla7.3 al "excesivo Lugones" y primo del general Uriburu. El abucheo de los de la Sociedad Rural al ministro de agricultura de Yrigoyen habia condensado la voz m4s tradicionalista postergada y que se iba insinuando, "inmaculada". como restauraci6n.

"Revoluci6n sagrada de la libre Argentina, con el pendOn egregio de las grandes ideas, con la/uerza esplendente de las razas benditas, faiste para la palria la deslumbrante estrella. Anle firmes ideales la dibil ignominia cay6 desde SM trono del ho"or y del vicio: apag6 sus candelas de proterva estlllticia la mesnada servil del nefasto cinismo". Alfredo Tarrvella, Canto a la revoluci6n del 6 de setiembre,Buenos Aires, 1930.

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"El retorno de los ex dtl antiguo rlgimen no parece correspondtr en nada a la renovaci6n potltica o al gobierno /~rte y dinamico q~ deseaban los jovenes nacionalistas de la·Nueva Republica. Uno de ellos dird sin indulgencias algunos aiios m4s tarde: "En vez del grupo joven y agil que habrla exigido la realizaciOn de un programa revolucionario, Uriburu exhume 1tn elenco de valetudinarios q~ parecfan habtr sido conservados en naftalina durante los tres lustros del auge radical". Alain Rouquii, Poder military sociedad politica, 1978.

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IntrOOuttiOn

EL ORI-GEN DELAHISTORIA

Graciela Montaldo

,

1916 marca un corte fundamental en la historia argentina dado que en ese afto se efectivi7.a en cl pafs, por pimera vez, la ..Icy S4enz Pella", es de.cir el voto universal, secreto y obligatorio para ele.cciones presidenciales. Este hecho, que implica vasw conse.cuencw en el campo potrtico argentino, marca un hito en el largo proccso cultural que se estA dcsarrollando en el pafs y cuyos primeros si'ntomas empiezan a advertirse a principios de 1900. Liquidado el siglo, comienza a extinguirse un tipo de apropiaci6n patriarca1 de la cultura que necesitara varias d~adas --a>n sucesivas idas y vueltas- para modificarse rcalmente. El afto '16 entonces, marca polfticamente un momento en que la producci6n cultural argentina comien7.8 a acusar verdaderos cambios que la implican en su conjunto y que la compromete de manera global. 1916, ano ligado a la figura de Yrigoyen presidente ya la ascenci6n de la Uni6n Cfvica Radical al podcr, fccha el inicio de un gobiemo democnitico que, si en muchos aspectos no hizo sino continuar la polftica anterior, abri6 sin embargo un pc.. · riodo en que la virtualidad en grandcs cambios sociales y polfticos parecicS tener enonnes visos de realidad. El pafs comenz6 a vivir entre par~tesis pensando que no habfa ~uencia y que si 1916 era un origen, fechaba tambi~n la instauraci6n de algo que nunca iba a acabarse y que conaba toda posibilidad de volver a la vieja AIgentina. La tensi6n entre un pals que lo promete todo pero entrega poco y nada sera el drama en que SC viva durante el perfodo radical. Los inmigrantes que no encuentran satisfechas sus expectativas de progreso e.con6mico rapido, los grupos dominantes que viven el derroche de los anos locos como si Buenos Aires fuera Paris y Mar dcl Plata, Montecarlo, y los sectores medios que creen llegada su hora pero no atisban ninguna concreci6n, son ejcmplos de una historia dividida en la que, marcado un origen, no puede organizarse el futuro. Si el radicalismo usa el mito dcl origen, la reacci6n politica apelara al 25

etcmo rctorno cortando ~icamcntc el dejar hacer de.los ai\os locos con el golpe militar dcl General Uriburu en 1930. Yrigoyen y la "chusma radical" modificaron el sistema de fucrI.aS polilicas, desequilibraronel'~aico sistema·de valores sociales y rompicron un orden en que la mcra prescncia de nuevos sujelos sociales y prcicticas politicas qucbr6 las certc7.as de la oligarquia en proccso de. rctraccioo. Si bien la.mayoria de las cosas continuaron como hasta entonccs y en general no sc pcrcibian importanles modificacioncs en los aspcclOS econ6micos y politicos. el cambio va a scr la caracteristica de todas las produccioncs culturales· del periodo que supieron scrvirse de la nucva atm6sfcra que rcinaba en el pais y la utilizaron para realizar vcrdadcras· "rcvoluciones.. en el campo estctico. Huba en estc momcnto una notoria prolifcraci6n de la palabra y de la escritura, una expansi6n de discursos tan hcterogcnca que es imposible dar cuent:a de su totalidad a menos que uno sea Roberto Arlt. a cuyos lextos parccicra afluir esa multiplicidad. Con cl uso diversificado de las palabras aparcccn las polCmicas. la salira, la· parodia. los enfrcntamientos, la canoni1.aci6n de nucvos heroes hisl6ricos y culluralcs. Asi como los partidos politicos en cstc nucvo contcxto de contienda electoral no frnguado se van a disputilr los elcctorcs a. travcs de la palabra, los escritorcs tcndran quc dirigirsc a ua publico que tambicn tiene que elcgir cntrc una varicdad de proycct.os cullla'alcs. La cuestioo dcl publico es uno de los datos dccisivos en ~ pcriodo. 1916 cncucntra un pais transfonnado dcsde cl punto de vista dc·sus habitanacs. El aluvi6n inmigratorio modifica no s61o Jos ccnsos de pobhlci6n (30 por cicnto de inmigrantcs para el total dcl pais, 50 por cie11to para la ciudad de Buenos Aires) sino y fundamentalmentc, la inLroducci6n de otras lcnguas, otras idcologias y otras costumbres transforman los habiLOs dcl pais. Si el aumento numerico significa un aumcnto correlativo dcl numcro potcncial de lectores. esto es. de consumidorcs de diarios, revistas y colcccioncs de li&cratura popular. la modificaci6n de las costumbres trae como CQRSOCucncia una mt'dcmizaci6n de la vida cotidiana. El t6pico·de la ..vida modcma'', de ..lo nuevo". esta rccogido en la mayoria· de los grandcs tcxtos del pcriodo. La· modemidad. esa cxpcricncia quc modifica los habitos cotidianos. va a estar restringida en la Argcmina casi exclusivamcntc a la ciudad de Buenos Aires·; una de las rcgioncs dCI pais quc "verdadcramcntc" cambia micntras quc en cl interior s61o sc cncucnttan las resonancias dcsvaidas de los ccos quc llcgan a la metropolis. La ciudad de Buenos A!rcs cs el gran objcto del artc dcl pcriodo. Las tranfonnacionc~ urbanas quc hacia mcdiados de la decada dcl 'tO·se van .c scalonando modifican absolutamcntc la pcrccpci6n dcl habitat. Adcmas. con cl crccimiento dcmografico. sc produce la aparici6n de un nucvo sujcto. la muititud. que inLroduce cambios no s61o en la pcrccpci6n sino tambi~ en la idcntidad de los individuos. Buenos Aires. como nunca anles, va a ser materia de litcralur.t; Borges. Gon1.3lcs Tuft6n. Baldomero Fernandez Moreno. Roberto Arlt, Arturo Canccla. los cscritorcs de i7..quicrda, la tomaran como

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escena de aparici6n de un sujcto po6tico. de los connictos socialcs, de la fascinaci6n de lo modemo y cosmopolita. de las injusticias. de la bclleza y dcl horror. Pero Buenos Aires ejcrce su scducci6n de una manera mas pcrsonalizada; es notoria su prcscncia en, por cjcmplo, algunas de la~ rcspucsw a una cncuesta quc rcali7.a la rcvista Martln Fierro accrca de la ..existcncia de una scnsibilidad, una mentalidad argentina" a la quc Roberto Mariani rcsponde que si existe y la describe como la melancolia dcl tango: ..En cualquier caf~ de la calle Corricntes, durantc la queja dcl bandone6n, la caida de una cucharilla rcali7.a un metalico cscandalo, estridente, estrepilOSO"; la calle Corrientcs va a ser el simbolo de la nacionalidad tambien para Scal.abrini Ortiz, escritor casi ~grafo en esae pcriodo pcro durante el cual -y con cuya sensibilidad- va a escribir en 1931 El hombre que esta solo y es~ra ("el hombre de Corrientcs y Esmeralda"). Buenos Aires, que produce esta fascinaci6n aun cuando en ella sc perciba lo horrible (y los escritorcs de izquierda van a temati1.ar est.a zona de los marginados, los dcformcs, los ninos que trabajan, los hombres explotados, las mujcrcs dcgradadas, los parias)~ sera la ciudad que mcjor traduzca los cambios de las ciudades europeas en progrcsivo proceso de modcmizaciOn. La vclocidad, las luces. las multitudes, la edificaci6n, los rascacielos iniciales ingresan a esta nucva pcrcepci6n ya trav6s de ella en la litcratura. Traduce tambicn cl vertigo de las vanguardias europeas que hacia comienzos de los aftos '20 cambian el estatuto de lo artistico y revolucionan los proccdimicntos y tcmas tradicionales. Si el ano '16 prefigura la introducci6n de varios de cstos cambios, el ano '18 vuclve a scr clave. En Europa finali7.a la ..Gran Guerra" yen la Argentina sc produce la ..Reforma Univcrsitaria". Ambos acontccimicntos ticncn. adcm~ de vastas consecucncias idcol6gicas y politicas • .como cfccto visible la aparici6n de los joveMs como protagonistas de la historia. Esae sujcto social va a ser portavoz de las modcmas corricntcs y el motor fundamental de los proccsos de cambio. dcscubricndo una nucva dimcnsi6n de la v;da. Un afto antes, en 1917, la Rcvoluci6n Rusa marca otro hito politice>'ginas y lee con aprobaci6n alg6n verso. acaso porque en Q ha reconocido su propia voz, m:uo porque la prktica deficicnle le importa menos quc la sana teoria" Borges, J. L , Obras compldas, Bs. ~ .• &wee, 1974 29 Lugones. L. ••0c la rirna" en La Nacil>n, 17 de Enero de 1926

30 Marechal, L "Fi1'pica a Lugones y a otras especies de antcayer" en Marlfn Fierro nro. 32 Agosto de 1926 31 Gonz'1cz Lanuza. E. 1961, pag.

n

32 "Madrid. meridiano intelectual de hispano America" en Nosotro:s mo. 222(l23,

1927

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PREMIOS, DINERO YESCANDALO A partir de 1913, y como rasgo que marca la progresiva profesionalizaci6n del campo de la cultura, se establece por ley el otorga-

miento de ·Premios nacionales de literatura· que no se implementa hasta 1916 y trabaja siempre con un retraso de dos o tres anos. El monto de estos premios no es alto sino altisimo: 30.000 para el primero, 20.000 para el segundo y 10.000 para el tercero. Con lo que habia en juego (el dinero, el prestigio, la publicidad y la consiguiente venta del lit1o, la nominaci6n para jurados el pr6ximo ano) y la elecci6n de evaluadores que s61o satisfacia a unos pocos, no hubo un ano en que el fallo no estuviera sometido a discusi6n por los participantes, los diversos grupos intelectuales o politicos o por todos en general. Por lo com(Jn, los reclamos que se hacen estAn relacionados con la falta de claridad de la reglamentaci6n, que crea confusi6n acerca de que si lo que se premia es el libro aparecido ese ano o la producci6n global de un escritor a lo largo de varies anos. En todo caso, queda claro que los que recibirAn el premio (al que hay que presentarse) o los aspirantes deben ser intelectuales consagrados, reservAndose para los j6venes el premio municipal (estimulo) creado en 1919 por ordenanza del Consejo Deliberante y cuyos montos son 5.000 pesos para el primer premio, 3.000 para el segundo y 2.000 para el tercero. En 1927 se entregan los Premios Nacionales a la producci6n del ano 1925 y el ranking es el siguiente: primer premio para Hugo Wast (pseud6nimo de Martinez Zuviria) y segundo para Roberto J. Payr6. 8 resultado provoca un verdadero escAndalo entre los escritores que no admiten el primer. premio para Martinez Zuviria y lo reclaman para Payr6. Se implementan proclamas p(blicas en apoyo a Payr6 asl como actos de desagravio y rechazo a Martinez Zuviria aunque nada logra anular un fallo que ponia en primer lugar a un nacionalista cat6· tico perteneciente a la oligarquia provinciana y que reparti6 su tiempo entre la politica y la •moralizaci6n· del pueblo por medio de sus folletines. Las protestas se manifiestan aun en la institucional revista Nosotros que ve detras de ta elecci6n ideleol6gica del jurado un acto de injusticia: •... asombra que la mayoria del jurado se haya atrevido a poner por debajo del rimero de novela popular de Hugo Wast la obra del ilustre escritor y periodista cuyo nombre ya estA ligado por siem68

pre a los orfgenes de nuestra novela de costunbres y nuestro teatro de ideas, y a cuya vasta, multiple, honrada labor llteraria, era debida la sola consagraci6n def primer premio, hasta por ser ejemplares esos cuarenta anos de labor incansable, continuada valientemente en la vejez, ·a traves y a pesar de todos los padecimientos y privaciones: 8 pr6ximo esc4ndalo se produce cuando se conoce el resultado del premio nacional de 1929, que se entreg6 en 1933. El primer lugar fue para el joven y poco conocido poeta Ezequiel Martinez Estrada y el segundo para Manuel ~lvez. La protesta en este caso vino por parte de GAivez que entendi6 el fallo como una suerte de conspiraci6n de Lugones en su contra. Lugones, despues de la revoluci6n del ano '30 recupera su lugar de poeta oficial, acepta cargos y recupera a los j6venes martinfierristas con el seductor canto de sus textos. Martinez Estrada era devoto de Lugones quien ya lo consideraba discfpulo y a quieo habia dado varios ·espaldarazos·. El otorgamiento del premio (sin contar con la paranoia galveciana) es la prueba del poder de Lugones.

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PREMIOS NACIONALES 1923:

Ricardo Rojas por la Historia de la literatura argentina

1924:

Leopoldo Lugones por Estudios helfjnicos El segundo premio queda desierto Pedro Miguel Obligado por El hilo de oro

1925:

Gustavo Martinez Zuviria por El desierto de piedra Roberto J. Payr6 por El capitan Vergara R6mulo carna por Historia de la historiografia argentina

1926:

Ricardo GOiraJdes por Don Segundo Somtxa

Jorge Max Rohde por Las id6as esteticas en la literatura argentina Alberto Gerchllloff por Historia y proezas de amor, El hombre que hab/6 en la Sorbona y Pequelias prosas.

1927:

El priner premio queda desierto Juan B. Teran por El nacimiento de la America espanola, La salud de la America espa/Jola: Arturo Marasso por Retomo, La creaci6n f)OOtica y Luis de

G6ngora 1928:

Arturo Capdevla, por Babel y el castellano Baldomero Ferrandez Moreno por Dkimas Alejandro Unsain por Legislaci6n del trabajo

1929: · Ezequiel Martinez Estrada por Humoresca y Titeres de pies ligeros Manuel GAivez por Humaita, Los caminos de la muerte y Jomadas de agonia 1930:

cartos lbarguren por Juan Manuel de Rosas Eleuterio Tiscomia por Gramatica de/ Martin Fierro Carlos B. Quiroga por Los animalitos de Dios .

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PREMIOS MUNICIPALES 1920: ~sla:

1921:

Altonsina Slomi por L.anguidez Hector Pedro Btombefg por A la deriva Alfredo Bufano por canciones de mi casa

.

Poesia: Pedro M. Obligado por El ala de sombra Fernin Feb de Amador por El 6palo eSCDtddo Rafael de Diego por Las sombras Prosa: ~or Olivera Lavie por El caminante Cartos Alberto Lel.mann por Adriana Ztxnaran

1922: Poesia: Arturo Vizquez Cey por Aguas serenas Ernesto Mario Barreda por El himno de mi trabajo Ricardo GuOOrrez por La ciudad en ruinas

1923: Poesla: FerNll F6tix de Amador por La copa de David Conrado Nale Roxto por El grillo Luis Franco por El libro de/ Gay viw Prosa: Arturo capdevila por Del libre albedrio Alejandro Castineiras por El alma de Rusia Elias castelnuovo por Tneblas

1924: Poesia: Arturo Marasso por Poemas y coloqlios Enrique Mendez catzada por Nuevas devociones Fermin Estrefta Gutierrez por El ~ntaro de plata Prosa: Roberto Giusti por Critica y Polemica . Bernardo Gonzalez ArrHi por La Venus Calchaqui; Paisajes y Meditaciones ·

1925: Poesia: Baldomero FemAndez Moreno por AkJea espaltola Horacio Rega Molina por La vispera def buen amor Francisco Luis Bernardez por AJcandara Prosa: Victor Juan Guilot por El alma en el pozo 71

Emes'> Morales por Leyendas guaranfes Julie> Aramburu por Jujuy

1926: Poesfa: Rafael Alberto Arrieta por Estio serrano Miguel A. Camino por Chaquiras Cayetano C6rdova lturburu por La lanza de la luna Prosa: Nico!As Coronado por Nuevas criticas negativas Jos6 Gabriel por Vindicaci6n de las artes Alvaro Yunque por Barcos de papel

1927: Poesia: Ezequiel Martrnez Estrada por Argentina · Tomis Allende lragorri por La Transfiguraci6n Horacio Schiavo por Aventura Prosa: Anibal Ponce por La vejez de Sarmiento Alvaro Melian Lafinur por Las nietas de Cleopatra Le6nidas Barletta por Royal Circo

1928: Poesia: Rafael Jijena Sanchez por Achalay Raul Gonzalez Tun6n por Miercoles de ceniza Miguel A. de Elia por Caminos ilesos Prosa: Roberto Gache por Paris, glosario argentino Jorge Luis Borges por El idioma de los argentinos Enrique Gonzalez Tun6n por La rueda de/ molino ma/ pintado

1929: Poesia: Cesar Tiempo por Ubro para la pausa de/ sabado Marcos Victoria por Las voces Ricardo Molinari por Panegirico de nuestra sel1ora de Lujan . Pro.t:a: Enrique M6ndez calzada por Pro y contra Carmelo Bonet por Escolios y reflexiones sobre est~tica literaria Julio Fingerit por Realismo

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Capinoom

LA REPUBLICA RADICAL: . ENTRE CR/TICA YEL MUNDO

Carlos Mangone

"Pese a todas las mojigangas oficiales Yrigo-yen nos sigue gobernando" J. L. Borges Un recorte de la vida cultural en el periodo de las presidencias radicales no puede obviar los efectos que el funcionamiento social deja en la producci6n y circulaci6n de los propios bienes culturales. El lapso comprendido entre 1916 y 1930 marca un ciclo, con altibajos. de expansi6n capitalista pero con un sello particular, su caracter fuertemente mercantil. Afmnada la burguesfa rural en su papel de productora de materias primas, salta la etapa secundaiia de la producci6n econ6mica, salvo para algunas industrias aisladas como la alimentaria y la textil, y se va especializando en la intermediaci6n comercial, convirtiendo de esta ~ra la balanza de exportaciones c importaciones en el debe y haber de su propio negocio. Asi continuaba una lfnea hist6rica que habfa comenzado con jabonerias y contrabandistas, segui'a con la opci6n ganadera ante el trabajo agricola y finatizaba con este patr6il de acumulaci6n que prevefa un progreso indefinido para la Atenas del Plata. La crisis del ano tteinta trajo la reacci6n fisiocratica frente a los pecados de la ciudad, esbozados ya por ensayistas del Centenario, y el intento abrupto de convertirla como castigo en una nueva Esparta. . La necesidad de administtar cuentas cada vez mti voluminosas as( como el rcquerirniento de una mayor calificaci6n en ~os supernumerarios docentes y bur6cr4ticos sum6 a los empleados de comercio u~ e~rcito de sectores ~e­ dios que hallaban su representaci6n politica en la llegada de Yrigoyen al poder. I;I comercio en sentido amplio, los negocios publicos y el expendio privado fue la principal tarea y molde6 la conciencia social y los Mbitos culturales de los habitantes de Buenos Aires. Sus nonnas naturalizadas como el culto a lo nuevo, a la atenci6n servicial. a las costumbres diplorn4ticas, atravesaban lo cotidiano y funcionaban como parametros de vida civil~. La 75

paradoja era que un "pueblo industrioso" como el nuestro, en palabras de las instituciones tradicionales se dedicaba a la esteril labor de la distribuci6n. En cierta manera coincide la bandera etica de la causa radical con el discurso de la honradez comercial, muchas veces transgredido por el lucro desmedido y el aprovechamiento de una inmigraci6n indefensa. La democratizaci6n polftica ocurrida con la elecciones de 1916 y la superaci6n de las luchas sociales despues de la semana tragica dibujaron la idea de un pais concluido y conformista que se movfa con la dinrunica propia de la reposicion comercial, sin iniciativas riesgosas ni emprendimientos que implicaran una cierta autonomfa nacional. Este funcionamiento cultural era advertido por las misiones comerciales inglesas como una distorsi6n, incluso del desarrollo neocolonial: "el descenso del porcentaje ingles y el aumento del norteamericano ha sido causado no tanto por el desplazamiento de los viejos negocios como por el desarrollo de los nuevos negocios en los que se tiene participaci6n insignificante. La exigencia de productos nuevos es una de las tendencias mas extratlas del comercio argentino, yes una explicaci6n seria ·por sus implicaciones, del terreno que hemos perdido... los pedidos mayores de la Argentina son para los nuevos productos comerciales,_los cuales no enttan en nuestra fabricaci6n"l. ~ alla del lamento imperialista quedaba clara una perspectiva de consumo snobista que no respetaba lealtades poUtico-historicas. La ideologfa de la novedad, propia del imaginario comercial, impregnaba una vida cultural dinamizada por el correlato del autom6vil, el subterraneo y la movilidad social. Esto se traduce en una tensi6n productiva que estructura el espacio de la vanguardia artfstica, oposici6n lucro/arte, que por su moderatismo.antimercantil muestra las huellas de las ideas dominantes. El publico, formado en esta etapa de modemizaci6n cultur31, comienza a consumir productos que convocan a partir de "la 1.1ueva sensibilidad". "los nuevos" y las cambiantes novelas semanales. Eil ausencia de una industria editorial, las librerlas son tiendas de novedades. No por casualidacl estamos en el momento . de apogoo de un periodismo de noticias y cultural que tiene el sello de lafugacidad de su contacto con lectores que viven a diario. El mejor sfmbolo es . el desarrollo del magazine tanto en su versi6n semanario o mensuario como de suplemento en los diarios tradiclonales. Este almaren periodfstico era el correlato cultural de las grandes tiendas de la ciudad. · La _moral comercial gobierna tambien la principal actividad cultural de la epoca, el teatro. El cambio diario de marquesina y una oferta que supera las cuarenta salas con un promedio de setecientas butacas, coexiste con las tempranas acusaciones a los confeccionistas de comedias y de los promotores (los actores mismos en una etapa artesanal) inescrupulosos. El comercio es la palanca de progreso y permitiria la llegada de las nuevas ideas de los pafses m~ adelantados, de allf el apoyo expreso que le brinda el socialismo de Justo y su defensa del librecambio; los procesos industriales son menos necesa, rios que una pedagogia que instala una nueva moral solidaria que el comercio impide.

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Los visitantes tamb~n son comercializados, ya que como las C811as y los productos tardan el mismo tiempo en llegar de Europa. Se los "vende" en la primera p6gina de los diarios m~ import.antes y los nuevos espejitos de colores refulgen en la proliferaci6n de conferencias y agasajos. donde el encargado de negocios es una figura mas destacada que el embajador del pars de origen, generalmente del campo cultural. Hasta la propia vanguardia martinfierrista que por un lado manifiesta su rechazo del "hipopot.4mico" publico y de la mercantilii.aci6n del arte (difusi6n masiva para Boedo y Claridad, demanda de la confonnaci6n de un nuevo publico medio y popular para los folletines), por cl otro organi7.a campaftas promocionales para sus libros y advierte desde los prologos que los productos (los libros) deben tener "nonnas de honradez comercial".2 El crac capitalists acabad con la UMSiOn fenicia, con la compra del segundo diario por la tarde, con la elccci6n cotidiana de la cartelera teatral. con la colecci6n de revistas culturales. Tennina un periodo donde prolife.ra la palabra (otro momenta mercantil), la pol~mica, la discusi6n y la circulaci6n de las ideas bajo la crcencia de que las palabras son el motor de los hechos. Sin embargo, lo quc habfa modificado la cultura politica argentina e.ra una imagen cadenciosa, un mudo liderazgo.

ReB yfolletines: identidad, moral ypedagogia Tres empresas culturales significativas se pueden destacar en este· periodo. Por una parte, los nUcleos de inmigrantes consolidaron un sistema de publicaciones que llevan el sello de cada una de las colectividades. En segundo rennino, el apogeo de la novela semanal y las notables cifras de tirada que legitimaron agudas reflexiones sobre este fen6meno literario y social.3 Por ultimo, el voluntarismo cultural de Antonio Zamora y las colecciones de "Los Pensadores" y "Caridad". inscriptas en la izquierda y en la literatura social. Como senala Pujol en su relevamiento de las revistas de inmigrantes (1914-1930), "lejos de desaparecer de los circuitos comerciales, los 6rganos periodfsticos siguen funcionando con renovados brios en pos del reaseguro de la personalidad ~tnico-cultural"•. ya que, agregamos nosotros, una cultura del arraigo no ponfa en juego la posibilidad del regreso. Algunos hechos puntuales, como la Semana Tragica de 1919, incorporan a este espacio nuevas voces que tratan de unir las aspiraciones nacionales con las ideas sociales. Tai es el objetivo de Di Presse (en idish) que "refleja las nuevas ideas de justicia social que se abren paso en la clase obrera, hoy el diario esta identificado con las aspiraciones nacionales del judalsmo y es basti6n del idish y de la literatura judia en ese idioma". Si bien en el caso del grupo judio las publicaciones no se ocupan de 1emas que atanen a "su pals" porque aun no lo ha~

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bia, en cambio otras colectividades, como la alemana y la italiana, ttaducen las peri~ias de la situaci6n europea. De este modo la din4mica actividad cultural promovida por las publicaciones ilaliaJw SC convirti6 rapidamente

en un vehkulo de propaganda del fascismo mussoliniano, acompaftando de este modo la mirada aprobatoria de la clase dominante argentina (y las dudas de un amplio sector radical, con fuertes ligawnes con los italianos y los espaftoles y su experiencia con Primo de Rivera). Las revistas de inmigrantes ralifican en su fuilcionamiento el caracter pacifico y conformista de buena parte del campo intelectual de cntonces, as{ ~riben en la revista judia Vida

Nuestra, inesperadamente por su trayectoria posterior, entre otros, Carlos lbarguren y Leopoldo Lugones. El otro 4mbito, inigualable en tirada (promediaba los 200.000 ejemplares), es el de la novcla semanal, que no s6lo seftala un proceso de profesionali7.8ci6n de los escritores sino la demanda de una lectura "extensiva" de am.plios sectores integrados por la alfabetizaci6n. La novela semanal esta atravesada por la tematizaci6n sentimental y por la prcsencia larvada del otro tema del perlodo: la cuestion social, a veces central, en otraS oportunidades un sesgo o tel6n de fondo de la trama semanal. Verdaderas maquinarias edito. riales con ofortas promocionales para escritores se ponen en pnictica para · ~ostener esta empresa cultural, convertida en un aparato ideo16gico que discrecionaliza valores en "la conformaci6n de un publico medio y popular". Valores, ideales de felicidad (e infelicidad), combinatorias sociales y afectivas posibles e imposibles que promueven el inter~s de sectores, como el cat61ico ya que permiten influir en estas politicas culturales de origen privado. La lucha ideol6gica por la hegemonfa en este tipo de literatura circulante se explica por el caracter marginal que, en este caso, tenia la iglesia ton·respecto-al sistema educativo, espacio donde se fonnaba buena parte de las lectoras (y lec·tores) de las novelas semanales. Si Hugo Wast, el escritor m4s pu. blicitado de la colecci6n cat6lica, era presentado como autor de novelas "morales", t.al caracterizaci6n podia ser peligrosamente relacionada con la definici6n que de moral se daba en las escuelas medias, principalmente en las normales: "es una ciencia que ha abandonado el terreno de las deducciO-: nes a priori para buscar sus fundamentos en la Psicoso.ciologfa, que le suministra los elementos cientrficos necesarios para lleg~ a la f6rmula de una regla de conducta racional y humana". Zona de reproducci6n ideol6gica, el Sistema educativo sera dominado a partir dei atlo treinta por el aparato cat61ico, aunque entonces aun el positivismo mantenfa SU mfluencia, acentuada por la difusi6n que otras colecciones de novelas semanales, hacfan de la obra de Ingenieros. Como lo sugiere Sarlo esta suerte de pedagogfa asistem4tica que entrena el camino hacia el bueil gusto y que podr3 desembocar en el ''sencillismo de Fernandez Moreno, el humanismo de Boedo, o el demonismo de Arlt" desa-

rroll6 h4hitos cuhurales y moslr6 las seftales de la aparici6n de un publico moderno. Pero para el pedagogismo expHcito hubo en el periodo ejemplos m4s claros.

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Manuel GM\U seftala que ..el lector de hoy (1946), queen cada uno de los lusttos ha visto aparecer varios millares de libros publicados por 200 edi. toriales. asombranl cuando le diga que en 191 S no existfa en Buenos Aires ni un solo editor. Los que asf se Uamaban eran simples libreros y publicaban 3 o 4 libros por ano, geoeralmente de historia y derccho y hano raru veces de literatura. Los libros argenti~ de caractec litCrariO eran pagados por SUS autores. El librero, aunque figurase como editor era nada mis que administrador y un administrador poc0 propenso a rendir cuentas". Salvacla la percepci6n de GAivez, que acenma el gigantismo de la empresa de fundar la Cooperativa editorial argentina, sociedad de escritores a la manera de un gremio artesanal, sus palabras sintetium el cuadro de la actividad editorial en vfsperas del gobiemo radical. El predominio comezcial en las actividades econ~ micas hace que la tarea de distribuci6n prevalezca sobre la producci6n, a favor de los terminos del intercambio que arrojaba la importaci6n de papel a bajo costo para los diarios y de libros baratos para los escaparates de las tiendas. Excepto las ediciones de autores,.al~ colecciones aisladas o la ini. ciativa de G4Jvez, hasta mediados de los aftos veinte, no ocurrirA en este aspecto nada ~endente. Y si de gigantismo se trata, el de Antonio Zamora con Los Ptnsadores y Claridad, reune todas las notas de una gesta editorial heroica.

El proyecto se enfrenta·a las editoriales que publicaban folletines, conden!ndolas por explotar las bajas pasiones". El numero 1 de Los Pensadores 11

aclara en contratapa: "Muy especialmente recomendamos (esut) lcctura...

particularmente a las mujeres que tienen por costumbre leer los cnentuchos" que se publican en esas novelas semanales que abundan tanto como POCO VALEN". Aunque no comparte el determinismo ideol6gico de la moral de los folletines, (su concepci6n se acerca mis a la definici6n que ·da el sistema educativo), tiene la misma convicci6n en que el mejoramiento social se produce con la conversi6n de las. conciencias. Esta universidad popular", opuesta en el discurso a la emprcsa comercial, aunque registre en sus tacticas editoriales los efectos de un clima comercial, sobreimprime en la imagen de los escritores promocionados. dueftos de una voluntad y un sacrificio que les hizo superar todas las dificultades y mantener sus ideates. el recorte de los futuros individuos educados bajo los preceptos de una nueva moral ciudadana. . Obturada la lucha polltica por el hegemonismo radical. decrecida la lu. cha econ6mica por la poca implantaci6n obrera del partido socialista y las concesiones alvearistas (suba de salarios, y ·las primeras jubilaciones entre otras medidas). la "'tribuna del pensamiento izquierdista" se transform6 en el basti6n de la lucha ideol6gica, en una suerte de fiscalizaci6n de la vida ptiblica · 11

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Cultura en Im barrO La actividad cultural en los barrios refleja en este periodo 1os cambios socio-culturales que se produjeron a partir de la urbanizaci6n. La ciudad es

"ganada" y al mismo tiempo conformada por los asentamientos humanos que traban relaciones afectivas, laborales y sociales que alejan cada vez mis en los extranjeros la idea del regreso a la tierra natal. Del trabajador aislado, ambulante, portuario y marginal de principios de siglo se pasa a un espacio cultural popular, socializado; de iniciativas propias de una resistencia cultural a producciones ya originadas en el a"aigo. De all£ que a pesar de queen el censo de 1914 nos encontramos con casi un cincuenta por ciento de extranjeros en la zona de influencia de Buenos Aires y Rosario, la disputa entablada por los distintos programas y politicas culturales participan del dato de la asimilaci6n progresiva de los no nativos. Por otra parte el Estado habfa cumplido satisfactoriamente su funci6n al homogeneizar, en los hijos de inmigrantes, la fragmentaci6n idiomatica de los recien llegados, primer paso para contar con un publico dispuesto a participar de alguna empresa cultural. La ausencia de una poHtica cultural exp.licita en el radicalismo triunfante (una marca que acompaftara buena parte de su historia) el desinter~ manifiesto de un Estado administtador y de su oficina correspondiente, el Ministerio de justicia c instrucci6n publica, por promover practicas culturales en la pobhlci6n, hicieron que se trasladara al seno de l~ sociedad civil la disputa por la hegemonfa cultural. Alli aparecen los dos principales aparatos o maquinarias de promoci6n que son el partido socialista y la iglesia cat6lica. Es verdad que con estos espacios coexisien las inquietudes culturales de los grupos anarquistas, cada vez menos importantes sobre todo a partir de la d&:ada del veinte y recluidas casi exclusivamente en la practica teattal; y la ofensiva barrial de la legi6n patri6tica, con estrechas vinculaciones por una.parte con los sectores cat6licos y por la otta con las instituciones de beneficencia. auspiciadas por la sociedad portefta. Sin embargo, son los grupos socialistas y cat6licos los que protagonizan. un verdadero contrapunto de discursos y practicas, que matizara la vida barrial. La actividad cultural mas prestigiosa para todos los sectores es la conferencia: Unico item cultural financiado por las Sociedades de. Beneficencia; segun lo senalan sus balances de 1916 a 1930. Sin embargo, para estas instituciones la conferencia es posterior a un viaje al centro de la ciudad, con vestimenta y modos adecuados. J?n ~bio, para los socialistas, para su pedag(}gia. la disertaci6n misma es un camino luminoso hacia el saber, hacia la verdad. Las masas barriales son a-lumnos. hombres y mujeres oscurecidos por la ignorancia La palabra (como tambien la letra escrita) convierte~ As£ casas del pueblo, sociedades de fomento, bibliotecas, sociedades luz, son los centros donde se nuclean con consecuencia militante los obreros mas calificados 80

e importantes sec~ medios (empleados, maestros entre otros). Enfrentando este discurso, podriamos decir manzana por manzana, se ubicaban despu~ de la Semana Tnigica, los piquetes de la legi6n palri6tica. El panfleto oral, la diatriba antisemita, la xenofobia, scrvla de s6lida ofClta ideo16gica para los clrculos barriales que confonnaba la iglesia cat6lica. La cuestion social, liltima unidad de los programas de historia de todas las escuelas medias ("desde la divulgaci6n de las ideas de Carlos Marx hasta el presente"), es el tema alrededor del cual giraban todos los enfrentamientos discursivos. Se puede arriesgar a modo de reconstrucci6n, que raras veces se encontraban en cl debate abierto o callejero, ya que las condiciones cxigidas por los se.ctores cat6licos no coincidfan con la tlpica agitaci6n socialista. As{ lo demuestra una ofena que el diario cat6lico El Pueblo le realiza a los socialistas para confrontar acerca de "los pobres y sus necesidades". A la mancra de un pliego de acuerdo le plantea los cinco requisitos para la pol~ica barrial: 1) que el debate sea por escrito; 2) en hoja suelta; 3) sobre un tema especffico; 4) que los gastos sean compartidos y, finalmente 5) que el cua~i­ llo de propaganda tenga un numero limitado de p4ginas.S El objetivo manifiesto es neutralizar al orador socialisla que extiende su prestigio nW all4 de sus filas adictas, ya que como lo recalca el peri6dico, los socialistas s61o le ofrecen a l~ pobres sus discursos y no el "materialismo" de las cifras de colectas de caridad que organizan las instituciones cat6lieas.

Pel'i'gina de espectkulos y actividad teatral de Crltica que se caracterizaba por su ataque a las fonnalidades burguesu de entonces.•

Por la maftana, ademAs de los diarios tradicionales, se agrupaban ocros intentos period{StiCOS QUC tuvieron que politizar SUS practi~ habituates. La satira est4 presente en La Maiiana que toma las formas de los discursos de Yri83

goyen para atacar su obra de gobiemo. Sus posturas reaccionarias frente a la llevacla en andas del lider radical proseguinin en La FronddJ (primera 6poca). belicista antiprusiano de la primera guerra y filiado con la familia del futuro dictador Uriburu. El lenguaje de los dirigentes radicales. el punterismo polftico. los descuidos en las recepciones diplomaticas son aprovechados para la batalla verbal. Se destaca la actitud de El Diario, propiedad de la familia Lainez. que ante la llegacla de Alvear al gobiemo manifiesta que "el nuevo presidente empieza en sus tareas por rcestablecer el uso del idioma castellano en los documentos oficiales y ajustarlos en cuanto al estilo a las f onnas normales".10 A medida que la dkada va avanzando se acennia la guerra entre los diarios personalistas y antirigoyenistas, basta arribar al allo 1930. donde el tono de la pelea es in~to para la historia posterior de nuestro periodismo. Un editorial del 4 de enero, de La Calle, hacienda referencia al logo que acompallaba el nombre de Crftica advierte que "las autoridades sanitarias y el Club d~ madres han destacado el peligro que para la salud publica importa la mosca aconsejando su exterminio. Las epidemias. las infecciones. las dolencias que aquejan a la humanidad, tienen en la mosca un vehfculo f4cil y r4pido, un agente de la propaganda mortal. CrfJica es la mosca periodfstica. temible y peligrosa como su cong6nere y portadora de 1os peorcs g6rmenes mortales. Toma en el malevaje, en el lunfardismo. en los bajos fondos y en su "sovietismo" acomodaticio, el virus que luego transporta al individuo, a la familia. al hogar. En defensa de la salud ffsica hay que exterminar la mosca. En resguardo de la salud moral hay que acabar con Crllica". Desp008 del diario Crftica, El Mundoll es el peri6dico que produjo las m4s importantes modificaciones del discurso de la prensa en nuestro pa{s. La introducci6n del tabloid. el nuevo manejo fotognifico (el hallazgo en lugar de la pose), la economfa verbal y la renovaci6n del titulado son. entre otros, algunos de los ejemplos de este proceso. Adem4s El Mundo como el diario de Botana. apareci6 siempre corno un reducto de la bohemia perioclistica que inclufa no pocos escritores. Su figura m4s relevante.era Roberto Arlt que escribi6 sus relebres aguafuertes en la salida dominical (corno se sabe por la tirada de ese dfa sus textos eran la mejor oferta suplementaria del diario). A pesar de contar con Arlt y con varios colaboradores especialistas en literatura y de haber comeni.ado la empresa periodfstica bajo la supervisi6n de Gerchunoff. el diario por varias d&:adas no cont6 con suplemento cultural propiamente dicho. El problema del papel no explica mucho porque el bito inicial lo lleva rapidamente a las 32 paginas los dfas de semana para crecer a las 40 los doming~. La ausencia de un esfuerzo de producci6n en este aspecto responde, como en el caso de Crltica. a los objetivos generates del diario. La agilidad de sus notas y cr6nicas. el amplio espacio de la ilustraci6n y _. una cobertura urbana importante promovfan una lectura rapida. Los propi~s esl6gans que pone en juego lo plantean: "diario modemo. c6modo y sint~­ co". "diario de todo el dfa para toda la familia". "diario manuable e ilustrado como una revista", "diario que le interesa a la mujer. al hogar y al nino". 84

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"diario indcpendiente, serio y noticioso". Seftalan adem4s una nucva rcalidad urbana quc impide desplcgar la s4bana tradicional para leer su t.ditorial en los transportes, ahora sin espacio suficiente. Por todo esto, resulta coherente con su estructura general quc la p4gina cultural sea mu un conjunto de rectas definiciones de gran tono poltmico que agu~ reflexiones sobre los grandes temas que trataban los otros suplementos. Breves pWrafos de un cuarto de columna, a veces articulados como una cadena argumental sobre un mismo tema y otras referidos a cuestiones distintas, era la caracteristica de la parte cultural del diario que tuvo a su cargo por algunos aftos Juan P. Vignale y luego hasta 1955, Horacio Rega Molina, cuya opini6n m4s famosa por lo definitoria fue la negaci6n literaria de William Faulkner. Mientras la ~poca de Vignale operaba con la clave informal de un cajl boedista (problemas del escritor, edici6n, compromiso, la ca. Ile como vfa de conocimiento), el apone importante de Rega Molina, poco frecuente en los suplementos literarios, era una suerte de analisis textual con la cantidad de ejemplos que le pennitfa el restringido espacio. Adem4s reco. nocfa una litaatura que se despla7.aba del realismo dominante (subjetivismo, psicologisrno, fant4stica). El Mundo es el primer diario tipicamente dirigido hacia la pequefta burguesfa; los intelectuales quc intervenian en su parte cultural mostraban explfcitamente las contradicciones de csta fracci6n social. Al tratar uno de los temas m4s transitados por la p4gina que escribian Vignale y Rega Molina, en ·este caso aparece un comentario sin firma que parecc sacado de una de las novclas de Arlt ..seguiremos sosteniendo que toda revoluci6n es~ca deber4 haccrse dentro de los limites de la es~tica y que toda revoluci6n social se hacc con bomlm. Y nada de literatura. Nada de obreros enfermos, de simbolis-: mo de cu*lueros, de poemas onomato~yicos. Cada cosa en su piano. Esa cs la raz6n de por qu~ los intelec•ualcs lcs han sido tan pemiciosos a las ma-

sas". Finalmcnte, habria quc apuntar quc El MIUllJo innova con la confonnaci6n de un ttust peziod{stico -Haynes- quc incluyc revistas como Mundo Argentino y la radio del mismo nombre.

FJ.periodmno alternativo La prensa obrera durante el perfodo radical adquiere particular importancia porque diversifica su Uneas ideol6gicas y refleja los vaivenes organizati·vos, polfticos y gremiales de las distintas fracciones que disputan la direcci6n. de los ttabajadores. En primer lugar, habria que seftalar que en la propia historia del movimiento obrero mundial, la difusi6n de una prensa cotidiana fue siempre motivo de controversias, porque a pesar de contar con grandes

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aparaaos inSlitucionales, como partidos o sindicatos, nunca pudo afinnarse como h4bito cultural de las clases suballelllU. En el caso de nuestro pals, se agrega la discusiOn vigente sobre el canictec de la cultura que practicaron la clases populaces durante la primera parte dcl siglo. La oposici6n popular/obrero con sus diferen~ rasgos ~uha productiva para advertir el comportamiento de los trabajadores por entonces y dentro de ellos la costumbre de la lectura de la prensa obrera. Nos encontramos con una sociedad que presenta la posibilidad efectiva de movilidad social, a tiempo que el es&ado homogeneiuado a partir del roquismo resultaba un espacio poco propicio para la f racturi. como lo sugcrfa el imaginario anarquista. Esta situaci6n sumada a un crecimiento econ6mico notable en l~ primeros veinte aftos, se ttadujo en practicas reformistas, consenso del sistema politico, adscripci6n de los objetivos de los partidos obreros a los nacionales. Adem~. en tanto cultura popular contenia discursos y practicas diferenciadoras del modelo europeo: bajo nivel de sindicalizaci6n, presencia de religiosidad popular, poca disciplina electoral, no aceptaci6n de la nacionalizaci6n como paso previo a la representaci6n polftica. En este marco general operan las experiencias de prensa obre~ de aquella q,oca, que despu~ del afto 1945, por las nuevas relaciones entre clase trabajadora, organizaciones y Estado. no s6lo senin contadas las posibilidadcs de una prensa obrera sino que adquirir4n ottas caracteristicas. Cuatro son los espacios ideol6gicos de la prensa obrera en el periodo 1916-1930: el socialismo, el anarquismo, el sindicalismo y el comunismo. Desde ya la influencia de esta Hneas se observa tambi&l en diarios que no la explicitan. La Vanguardia fue el peri6dico obrero que se caracteriz6 por su pennanencia y apoyo institucional. A diferencia del anarquista y sindicalista, el diario socialista, a pesar de compartir con ellos la escasez de papel, le dedica la mitad de sus p4ginas a los avisos comerciales de firmas y tiendas, adem4s de las infaltables publicidades de ciganillos. La poca cantidad de p4ginas da una estructura previsible, la primera con las dos o ~ poltmicas del dfa, con la ret6rica propia de quien debate con iguales en el caso de los diarios ttadi:. cionales o instituciones ·de la clase dominante, para ace~tuar la s4tira, la ironfa y el sarcasmo si se trata de la discusi6n con los grupos cat6licos. Hasta cerca de los anos veinte el folletin diario y los breves relatos responden no s6lo a la tipologfa cl4sica de los realistas y naturalistas sino a la propia organi7.aci6n del movimiento obrero. De allf los cuentos por oficios donde prevalecen las descripciones de Zola y Sue. Con el correr de los aftos y la ¢rdida de la prescncia parlamentaria, prevaleceran los asuntos municipales, la discusi6n acerca de la revoluci6n rusa y las cuestiones educativas. Tanto el registro como el ttatamiento de los temas presuponen una competencia cultural y poHtica que limita la lectura a los sectores medios y calificados de las clases

populares. Por otta pane, el conflicto obrero est4 mas presente en el comentario editoral que en la infori1Jaci6n puntual de sus detalles. En la ~da del veinte las sucesivas escisiones y enfrentamientos gre-

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miales como los temas de la modemii.aci6n urbana y la &ica publica no en· cuentran tanto eco en sus p4ginas. Mas pol~mica e injuriosa result6 La Protesta, vocero de los sectores anarquistas y de la FORA. Al igual que La Montana que aunque libe'ral contaba con escritorcs cercanos al anarquismo, la pol~mica se centraba sobre los intelectuales yen la parte cultural predominaban los temas del ambiente teatral. Una experiencia interesante fue Bandera Proletaria, 6rgano de la USA, central gremial donde confluyen sindicalistas y comunistas. Los editoriales y las convocatorias del peri6dico penniten rastrear las dificultades para pennanecer en circulaci6n. La exigencia de una suscripci6n militante presupone las dificultades para que tos puestos de diarios lo comercialicen. Era una decisi6n voluntaria de su difusi6n. El peri6dico aparece con la revoluci6n rusa avanzada, por lo tanlO a partir de su apoyo, critico, al "desconocimiento de la importancia de tos sindicatos en una revoluci6n", se estructura una sfntesis de algunos intelectuales obreros" como Castelnuovo y Fortunato Lacamera, con cuadros gremiales de larga experiencia de IUcha. Sin embargo, la marca de la influencia de los intelectuales se encuentra desde su primer numero, que en la necesaria lucha ideo16gica, elige la figura de Leopoldo Lugones para descargar el arsenal pol~mico. El obrerismo de la publicaci6n generaliza en el ti'tulo del articulo "Los intelectuales " la actitud de Lugones: "que hace algunos anos escribfa en rojo, tal vez en ultrarojo, se hf metido a disertar, sobre carreras hfpicas en la antigua Grecia. .. Panzudo y tranquilo como el mejor de los burgueses, desde que vive del Estado por un empleo del Consejo Nacional de Educaci6n ha olvidado sus rebeldfas juveniles y se ha convertido en un arist6crata de pacotilla". El pliego central del diario se dedica a detallar las actividades obreras y los conflictos sociales, mientras la ultima p4gina de SU tamafto s4bana CS UDO de los m4s completos relevamientos culturales en peri6dicos de es&as caracteiisticas. La actividad privilegiada es la teatral, donde se repasan algunas t6picas de rigurosa actualidad y se toman posiciones al respecto: as{ desfila la critica a ta ..confecci6n" de eomedias, a las "eminencias" de los autores, a ta mercantilizaci6n de las companfas. Tambi~n como ocurre con los restantes diarios, salvo los tradicionales, se adopta siempre una posici6n pol~mica con respecto a sus comentarios, como en el caso de La Nacion ("Una tribuna de doctrina...policial" "Un 6rgano de los Car~s y los Varela"), reconociendo una filiaci6n politica, privilegiada en el diario de los Mitre y disimulada, por el pacifismo del campo cultural, por otros diarios; o· en el ejemplo de La Prensa "La desvergilenza de un diario grimde (concesi6n), la prostituta de avenida de Mayo". El intento de La Internacional ya pertenece a la estructwa organica del Partido Comunista y muestra los efectos de una etapa partidaria, 1927-1930, en la cual se produce la escisi6n del concejal Penel6n y el ~nfrentamiento con los "chispitas". Y vale la menci6n de estas peripecias porque ejemplifican no s6lo las tematicas predominantes en el peri6dico sino tambi~n el ais-

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lamiento de las organizaciones de izquierda en aquel tiempo. Cicrtas tesis difundidas como el yrigoyenismo, el socialfascismo, la tktica de la clase contra clase, el desd~n por el parlamentarismo donde se inscribe la disputa con · Penel6n, dejan sus marcas en la diagramaci6n y en las t6picas de un diario que luchaba poc la hegemonla de los sectores obreros. Al expulsar el parlamentari8mo como practica burguesa, en lugar de trascribir y criticar las sesiones del Congreso -vale aclarar que durante el gobiemo radical no tenfan tanto prestigio para los diarios tradicionales-, se daban a conocer puntualmente las largas sesiones del Comi~ Central quc se dedicaba cmtinuamente a tratar la intema parti~ con los sobreentendidos y la competencia polftica que esto implica. La otra seftal significativa del diario comunista es el obrerismo, la desvalorizaci6n de las tareas intelectuales y de las ideologfas que encaman, aspecto que comparte con Bandera Proletaria, ya que varios colaboradores, entre ellos el te6rico Emilio Troise participan de las dos experiencias. El peri6dico entrega varios artfculos anticipatorios de la pol~mica que a partir de los aftos treinta entabtaran Rodolfo Ghioldi y el escritor Roberto Arlt acerca del rol de la pequefta burguesfa en las transformaciones sociales de los pa{ses americanos.

Un ejemplo de periodi;mo cultural: Suplemento literario de La N~i6n 1925-1930 De la repUblica ~las letrm ala tenta:ifJifa.rista En ~pocas de mostrar el crecimiento econ6mico del pafs, los grandes diarios se lanzan a la modernii.aci6n de sus fonnas e introducen la costumbre de los "suplementos culturales". La Naci6n comienza a publicar su primer suplemento iluscrado en 1902, compitiendo con el despliegue grafico de magazines de aquel momento como Caras y Caretas. Como son tiempos de exhibir, "la nota ilustrada correra a la par, puede decirse, de la palabra impresa, dando las artes graficas forma nueva y mas perfecta a la acci6n del periodismo, en su constante batallar por la difusi6n de las ideas y de la informaci6n"; la manifestaci6n contenida en la presentaci6n del suplemento no olvidaba a la doctrina aunque el producto acusaba algo de frivolidad ..La p~gina cllltural que se venfa publicando desde la aparici6n del diario se ttaslada a la nueva separata que sale los dfas jueves. Surge tambi~n la idea de colecciOn con indices diferenciados. Despu~ de algunos vaivenes, en 1920 sale un suplemento dominical como parte de una polftica e.ditorial que se hace cargo de los cambios en la disposici6n del tiempo libre de la burguesfa rural y comercial del pafs. La refercncia obviamente sera el horizonte de los parses centrales: "en las naciones

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m4s desarrolladas, el periodismo dominical es una necesidad nacida del periodismo diario y acrecentada por la intensidad de la vida modema, que cada pa{s satisface segun las peculiaridades de sus gustos y costumbres". Esa costumbre vuelve el domingo el dfa apto para "cierta especie de lecturas" y cuando el lcctor tiene m4s tiempo para dedicarlo a "su diario". Estas generalidades iniciales pretenden enmarcar el ejemplo elegido para seftalar un funcionamiento particular, el del suplemento cultural de La NaciOn en el perfodo 1925-1930. Si bien la noci6n de campo intelectual como un espacio m4s o menos acotado y con cierta autonomia no deja de lado las relaciones que puede entablar con el contexto sociohist6rico (el propio campo intelectual es un producto de un momento hist6rico concreto que necesita un considerable desarrollo urbano, sintomas de modemizaci6n cultural y ciertas tensiones que lo atraviesen, como la presencia de un arte oficial y una vanguardia altcmativa entre otras), en este caso las referencias hist6ricas y poHticas son imprescindibles. De alH que elijamos aquellos acontccimientos que expliquen en cierta manera el suplemento o circulen con diferentes semantizaciones en sus articulos. Primero hay que tcner en cuenta que nos encontramos en plena epoca alvearista (refonnulaci6n de los modos politicos, cierta paz social, reconocimiento de nuestra dependencia econ6mica de Gran Bretana como una ingeniosa manera de hacemos ricos a costa dcl m4s poderoso); memento que ha sido definido como el de "los hombres fclices". A todo acontecimiento importante se le dedicaba un suplemento, un plus lujoso que dcmostrara la potencia econ6mica del pais. Asi el diario-instituciOn de la clase dominante recibe al principe de Gales, con una separata de m4s de cuarenta paginas y con el siguiente texto inicial: "WELLCOME-Demos las bicnvenida al principe de las insignias hennosas que llega del pals que se levanta en su isla como un castillo batido en la roca y cuyo foso es el mar. Es el principe del viejo reino y del grande imperio, de la fuerza tranquila y de las leyes justas" (17-81925). Esta adhesi6n, previsible, al imperialismo ingles entra en tensi6n con la crecicnte temati7.8ci6n que, en las p4ginas del suplemento, se reali7.8 de la experiencia fascista italiana, el segundo dato hist6rico-politico importante. Fascismo, simplemente el nombre por entonces de una corriente politica italiana, circula pacfficamente por el suplemento por dos razones fundamentales. La primera (que esta m4s explicita en el cuerpo del diario a traves de los editoriales europeos) es la alian7.8 politica circunstancial que tenian Gran Bretana y Mussolini en aquellos tiempos. Eran habituales los elogios, recogidos frecuentemente por La Nacion en primera pagina, de los poHticos ingleses (Churchill) y franceses (Poincare) al Duce, que habfa logrado domesticar a los socialistas y comunistas (dicho todo bajo el eufemismo "cuesti6n social" adoptado por cl discurso liberal). Este ordenancismo fascista deslumbraba a los ingleses que sufrian huelgas generales por varios meses,12 mientras el corporativismo que oponfa Mussolini al parlamento burgues tradicional atraia a los franceses, envueltos

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en intcnninables crisis de gabinetcs y rcemplazos de primeros ministros. Esta obsesi6n por lograr una organizaci6n social eficaz que pusiera fin a los conflictos "incentivados por el bolchevismo" es el segundo motivo por el cual el tcma del fascismo, la crisis dcl liberalismo y dcl sufragio universal prcdominan en el suplcmento de 1925-1930. La·ret6rica pro-fascista dcl suplcmcnto quc, indudablcmcnte cocxistc con imponantcs rcsiduos de /iberalismo artL'>tico (en dondc inclusive se van adelantando critic~ a la cvoluci6n dcl proccso italiano), tiene su c0rrclato en el cuerpo del diario con la profusi6n de noticias sobre la liga patri6lica (y·la auscncia casi absoluta de poHtica partidaria), la exaltaci6n de ha7.aftas dcportivas (desdc las aercas hasta las futbolfsticas) en donde cierta' poetica de la fuer1.a quc difundia cl fascismo sc filtra en las cr6nicas y comcntarios (un ejcmplo intcrcsantc es la cr6nica de la final olimpica de fUtbol de Amsterdam en 1928 que finna un tal Eduardo Mallca) y la prescncia de varias notas sobrc cl tcma de los rasgos nacionalcs, los rcgionalismos, la tradici6n rural, etc.

Del suplemento culturnl al magazine ilustrado En rcalidad cl sumplemcnto culwral de La Nacion en eslC pcriodo se prcsenta bajo dos fonnas distintas. En primera instancia, desde junio de 1925 hasta julio de 1929 nos encontramos con una verdadera rcvista cultural, intercalada en el cuerpo del diario y de dimensiones m~ pcquei\as (30 p0r 43 centimctros). La idea de una coleccwn esta en los indices scmestrales yen la numeraci6n aut6noma por tomo y volumen. Son 16 paginas. cifra inusual para un suplcmento cultural, que estaran dcdicadas principalmentc a ios rclatos, poemas y, en menor proporci6n, al ensayo de la epoca. El ti po de papcl y la estili7.aci6n de alguna de sus ilustraciones la accrcan a la contemporanea

Martin Fierro. La fractura intencional dcl encolumnado pcnriite varios puntos de fuga de la pagina y un barrido m~ dinamico en ta lcctura. de la~ problematicas principales, la reformulacion urbana (a cargo generalmente de Benito Carrasco), pcnnitc los descansos de numeros~ fotografias que indican, adem~. el csfuerzo de cdici6n para ese tiempo. La prolifcraci6n de ilustracioncs (grabados. croquis, siluetas o fotografias) adelanta una tcndencia hacia la imagen quc aparcccra en la expcricncia dcl magazine a partir de julio de 1929. La etapa dcl suplemento propiamente dicho la.encabc7Al Alfonso de Laferr~re, hijo del dramaturgo, un intelcctual· quc habia estado ligado a otros pcri6dicos de la decada del veintc. Luego de adoptar las posiciones britanica~ en la primera gucrrd, sc ira dcslizando hacia un ilacionalismo aristocratico,

Una

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cuyo rcfercnte m4s proximo seni Lugones y el modelo europeo de Charles Mau~. de quicn adopta sobre todo los principios aristocniticos y antiigualitarios. A pesar de que estaformacion periodfstico-literaria se explica en buena medida porque ocurre durante el alvearismo, para Lafcrrere la figura del presidcnte de la republica no eta un modelo potrtico como lo puntualiza en uno de los pocos libros en que se puede l'titrear su pensamiento: "(Alvear) per1Cnece a esa abundante categoria de compatri~ que hallan intolerable la vida argentina porque no participaron ni participan de sus nobles fatigas" (Literatura y polflica, 1928). Aunque la administraci6n radical sea el marco de actuaci6n, los problemas que discute el suplemento est4n anunciando la dCcada siguicntc. La producci6n del suplemento rcfleja la capacidad de la instituci6n y de la cltie dominante para integrar a un apreciable numero de escritacs, consagrados o que sc inician. "La ambici6n de IOdo escritor bisono era entonces, como lo es hoy. lograr que La NaciOn le publicara sus relatos, sus poemas, su ensayo, en el suplemento literario de los domingos", asf se exprcsa Albeno Pinena en Verde Memoria a principios de la dOCada del scsenta, cxtendiendo, quiw bajo la presi6n de la nostalgia, cl prestigio consagratorio del diario m~ alla de su efcctiva vigencia. Claro que Pinetta tenla sus razones para rccordar aqucllo como una cspecie de edad de oro del periodismo literario; fuer..i de la emoci6n que rcpresentaba el nombrc al pie de un relato o un poema, estaban los cien pesos que, como minimo, cobraban los principalcs escritores aJ colaborar en el suplcmento. La suma, que significaba la compra de mil ejcmplarcs del pcri6dico a dicz centavos, aJcan7.aba a veces como lo rcconoce cl propio Pinena, a ciento ochcnta, si se habfa comprobado el ~xito dcl cucnto publi~do antcriormcntc. El poderio econ6mico se ve en otras condicioncs de producci6n del suplemcnto; las colaboraciones europeas no scran, como en la dn ofre1..ca un diario pcrfecto en informaciOn y sin embargo ustcd no lo apl>vecha. y viceversa. si leyera La Naci/Jn enlre semana contribuiria a mejoru todavfa mu la edici6n dominical que tutto le interesa. Lea La Naci6n todos 1os dias."

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PLUS ULTRA: ENTRE EL PASTEL YLA GOUACHE En marzo de 1916 comienza a salir, como suplemento de Caras y caretas, la publicaci6n mensual Plus Ultra. El magazine impacta por su lujo. La tapa, sumamente cuidada, Deva guardas ftoridas, fotos y por lo general, reproducciones de pintores argentinos. Es la versi6n oligArquica de Caras y Caretas y se ocupa de cubrir los diferentes aspectos de la riqueza portena: el palacio de la familia PAez, las porcelanas antiguas del doctor Dardo Rocha, la casa de los Alvear en Andalucia, colecciones de armas o de abanicos de personalidades de la sociedad argentina, el teatro Col6n por dentro, la embajada de nuestro pals en ltaua. De esta manera las grandes familias abren sus casas al p(Jblico y las dan a conocer a traves de abundante y excelente material grafico. La revista tiene una lmportante secci6n dedicada a la mujer, Uamada •paginas femeninas· cuya nota principal la firma la ·oama Duende· (Mercedes Moreno); en cada entrega se inserta ademas la pAgina ·Las mujeres argentinas· fotografiadas por la Casa Witcomb. Se agrega tambi6n el anuncio de la presentaci6n en sociedad de las j6venes portenas de la clase alta y Delfina Bunge de GAivez no deja de publicar sus versos en trances. Como dato curioso, en el numero 83, de marzo de 1923, se publica en tapa, un retrato al 61eo hecho por Anselmo Nieto, de la ·senora Victoria Ocampo de Estrada·. La revista, con muy poco texto, tiene una excelente y modema diagramaci6n y estA invadida por una enorme cantidad de publicidad entre la que se destaca la de la joyerfa Escasany, la tienda Harrods, maquinas fotografecas Kodak, hoteles de primera categorfa, coches Studebaker y Packard. Abundan tambien los avisos de lujosas mueblerfas, casas de modas de Paris, casas de arte inglesas, perfumes y los clasicos medicamentos para las enfermedades de los nervios. La publicaci6n tiene un tono muy ligero que se adapta al tipo de notas: el verano marplatense (con las familias portenas caminando por la ·rambla·), la Semana Santa en Sevina, una semana de invierno en Chamonix; y se adapta tambien a las diversas notas de •interes general·: Chaplin, la vida de los dramaturgos y los artistas, Cervantes, Rod6, Perez Gald6s, las pirAmides de Keops, tos safaris, la teoria de Darwin, Garcia Velloso (•C6mo se entren6. mi primera obra·), los actores (•Angelina Pagano y Francisco Ducasse, un matrimonio de artistas·), los relojes de sol, el fetichismo a traves de las edades, etc, etc. Es decir, una verdadera gufa para el ocio. 104

Los colaboradores mas frecuentes son Enrique Amorim, Alvaro Meli4n LafintK, Arturo V4zquez Cey, Joaqurn V. Gonz41ez, L6pez Na· guil, Carlos B. Quiroga, Alfredo· Bufano, Delfina Bunge, Baldomero Fem4ndez Moreno; aunque muchas de las notas, por su brevedad o por estar reducidas a eprgrafes explicativos de las fotos, no llevan fir· ma. Uno de los grandes temas de la revista es Buenos Aires, la ciu· dad, cubierto en general por el material grafico: las reformas arquitec· t6nicas, los grandes edificios, los paseantes ociosos, los ruevos re·

creos. Todos los n(Jmeros insertan en la p4gina central la reproducci6n. de un pl4stico europeo reconocido y las notas se ilustran con abundantes gouaches, hechos en general por Malaga Grenet que recurren invariablemente a los tonos pastel y la languidez de las figuras,, por lo general femeninas. El pastel es quiz4 el termino que define mejor el estilo de la revista, todo en medias tintas, bien sobrio y armonioso tratando de dar cuenta de una vida ociosa: vacaciones, paseos, placidez, sonrisas, poses cinematograficas ydecorativas. Se puede poner en duda la existencia de los •anos de oro· para toda la sociedad argentina del veinte, pero sobre lo que puede haber seguridad, aunque esta revista lo revele s61o con pudicia es que la . ctase alta la pas6 entre alfombras, viajes, tonos pastel y guardas do. radas.

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INSTITUCIONES OFICIALES: A·LA COLA DE LA RENOVACION "Casi todos los conflictos entre obreros y patTOMs u solucionarian facilmBnte si existiera Bn el trabajador una buena formaci6n cultural, que le evitara casr bajo la sugesti6n que ejerC8fl sobre 91 los profesionales dB la revue1ta•. Monsenor De Andrea, Gran Colecta Naclonal, 1919

Uno de los puntos que queda fuera de este proceso de transfor• maciones que se da en la Argentina durante el periodo radical, es el de las instituciones oficiales de ensenanza. Resulta mas o menos claro que no hubo en la politica de los dos presidentes electos, un delineamiento claro de la planificaci6n cultural a seguir en un momento en que se incorporaba nueva poblaci6n y en que las cifras de alfabetizaci6n comenzaban a aumentar notablemente. La Facultad de Filosolia y Letras, con s61o dos decadas de anti-

gOedad, aparecia como un lugar poco propicio para el desarrollo de las transformaciones porque pervivla en eUa todavia el espiritu romantico que queda bien claro en las palabras con que el decano Miguel Cane transfiere su cargo en 1901: ·No envieis vuestros hijos a esta casa, porque este·es un huerto cerrado, de atm6sfera especial, vivificante cual ninguna para los organismos apropiados a sus condi· ciones, realmente intolerable para quienes no vienen a el por espontanea atracci6n. Poro si entre vues·tros hijos observais a alguno de grandes ojos vagos e infinitas interrogaciones, si veis que para el CO· rren muertas las horas cuando se inclina sobre un libro su cabeza juvenil, si notais en el ese anhelo impetuoso que revelan las altas inteligencias, no le detengais, que este es su centro, esta es su casa, este es su norte. Asi, del grupo fonnado por espontanea selecci6n, se constituira la pequena falange indispensable a toda vida nacional en annonia con la dignidad humana: Esta idea de que 'hay naturalezas mas aptas que otras' para la vida academica, continuaba durante la decada del veinte en Buenos Aires manteniendo la caracteristica m nercia de las instituciones oficiales. La mayoria de los j6venes del periodo no van a pasar por ella, al menos los j6venes que van a promover la renovaci6n estetica y cultural de los anos veinte. Por lo demas, la Facultad de Filosofia y Letras no tenia en ese momento ningun motivo claro de atracci6n. Los 106

iltelectuales, siguiendo la me;or tradici6n argentina, eran aut>didactas; habia gran cantidad de medios en los que se podfa comenzar a escribir, ademis de grupos reducidos de pares, habia tambien muchas posibilidades de proporcionarse los 1ibros ineludibles' a trav6s de las colecciones baratas que se distribuian por la ciudad. Los escritores j6venes, por lo demis, no quisieron consti1Lir ringooa "falange indispensable a toda vida nacional en armonia con la dignidad humana· sino muy por el contrario; trataron de mrcerte el cueno a varios cisnes. Por otra parte, se estaba produciendo el nacimiento de la ficci6n en Argentina y las instituciones oficiales persistlan en mantenerse ciegas a estos cambios. Por ejemplo, es continue> el redamo en favor de una clara reglamentaci6n de los premios nacionales y municipales que delimite la 9ficci6n· de la '1iteratura en generar, que separe las 'materias y los ~neros'. Cuando la revista Nosotros comenta los premios nacionales de 1924 (el primero corresponde a Estudios helenicos de Lugones) agrega: "Por primera vez desde que fue dictada la ley de estimulo a la producciOn intelectual, las obras de literatura han sido preferidas a las juridicas e hist6ricas. Si la ley no se reforma en el sentido de separar g6neros y mate-rias...•. A pesar de que la ficci6n ya tiene su propio espacio en la produoci6n argentina, el •rmino Mteratura sigue resultando ambiguo para las autoridades. Es cierto que los premios tenian a veces criterios no puramente intelectuales -sino ideol6gico-afectivos-, pero sin embargo es notoria la amplilud de sentidos que recubre lo lterario. En primer lugar, parece ser todo lo escrik>, y lo escrito en fonna de libro. Lo que resulta del todo comprensible si se tiene en cuenta el nivel de los jurados, pertenecientes en su totalidad a la oflcialidad cultixal: como presidente, Rafael Obligado, como .vocales: Jo~ Nicolis Matienzo, Joaquin V. Gonzalez, Francisco Sicard y Adolfo Divila. En los anos siguientes se iran incorporando como jurados la mayorfa de los premiados.

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CapituloIV

EL AMOR BRUJO.· LA NOVELA ''MALA'' DE ROBERTO ARLT

Aruoal Jarkowski

El mayor de Im vico es la ligereza Aunque no significara casi nada: Arlt escribi6 trcs novelas. El juguete rabioso y el conjunto Los siete locos-Los lanzallamas aparecicron entre 1926 y 1931, y son las dos novelas 'buenas'. La tercera -y aunque tampoco significara nada- la escribi6 en plena dictadura y la editorial Victoria se la cdit6 en 235 paginas durante 1932. Es la novela 'mala' de Arlt. Quizas sea la peor porque casi ni es una.novela. Desbordados los Hmitcs dcl genero para la epoca, tensa entrc la ficci6n y la sociologia intuitiva, cruzada por esbozos de historias clinicas que parecen ejercicios de un e~tudiante de psiquiatria por correo, la peor novela de Arlt es un frustrado intcnto por ocupar con la ficci6n los lugares que la sociedad asigna a otros discursos. Es -y no es- una eusperada novela de tcsis, que llega tarde para interpelar a una clase que no resiste leerse en la imagen que la novela le devuelve. El lector, encantado con el titulo. se descncanta cuando encuentra a la ficci6n tocando su propio fondo, cuando quiere confundir el adentro con el afuera. Pero lquien podria decir hasta aqui lo real, hasta aqui la ficci6n? De tanto incluir al lcctor. lo tcrrnina excluyendo: ya no sabc que es lo que lee. La novela se abre con 'Balder va en busca del drama'. luego resulta que drama. lo que se dice drama, no hay. Los fragmcntos que se reproducen de un diario intimo esum escritos exactamente como si no fuera un diario intimo. Se habla mucho de un suceso extraordinario que. de extraordinario no ticne casi nada. EI narrador juzga y condcna a Balder y sin embargo aparecen compartiendo valorcs comuncs. La eficacia de las ot.ras novelas de Arlt, que se producia a partir de una violcnta 16gica de la observaci6n. aqui se reemplaza por su traducci6n: el exccso narrativo neutraliza la violcncia y vuclve insignificante cl cfccto de la mirada. que antes dcscncadcnaba la cscritura.t La gracia de la ficci6n, su modo de significar por lo clfptico. sc pierdc cntre cxplicacioncs, ] 1]

sentencias y definiciones que todo lo quieren volver explfcito. En lugar del prometido cross a la mandibula, sc intenta ganar por cansancio, por puntos, hablandole al lector hasta hartarlo, hasta que reacciona porque no comprende con que derecho, si el compro una novela que dice bien claro que tiene un drama, le terminan vendiendo otra cosa l Y el placer de leer qu~? iAsC que ~tees el mejor novelista argentino? Aunque ya sc haya demostrado que no hay relaci6n directamente propcnas sobrc un artificio en cl sistema verbal. Quizas porquc csta novcla. antes de saber c6mo haccrlo, ya sabc quc cs lo quc quicrc dccir. 126

NOTAS

1 Cfr. Noe Jitrik. .. Prescncia y vigencia de Roberto Arlt", pr61ogo a Roberto Arlt Antologfa (Mexico, Siglo XXI E.diaores). Recogido en La vibraciOn del presenle. Trabajos criticos y ensayos sobre textos y CM..Titores latinoamcricmos (Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica. 1987) 2 El amM brujo. F.n: Roberto Arlt, Obra Completa (Buenos Aires, C•los Lohl~ ed., 1987). pag. 551. De 11qu{ en adeluite se cita por esta edici6n con n&Jmero de pigina enlre parenLesis al final de la cita. 3 Walter Bejamin. ••t.a obra de artc en la cpoca de la rcproductibilidad tecnica", en Discwsos inlernunpidos I (Madrid, TalD'Us, 1982). 4 Walter Benjamin, ..Sombru breves" (Habitando sin huellas), en Di.'lcursos inle· rrumpidos I, ed. ciL

5 Para lo Jelativo a la novcla sentimental, ver: Beacriz Sarlo, El imperio de los senli· mienlos, Buenos Aires, Cat'1ogos Editora. 1985.

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HOY AQUI, MANANA ALLI Entre los acontecimientos nacionales (la ley Sienz Pena, la Semana Tragica, la Reforma Universitaria, los conftictos internos del gobierno radical, el avance progresivo de la derecha) y los internacionales (la Revoluci6n Rusa, Mussolini y los fascios, las dictaduras de Primo de Rivera, Leguia, el fin de la Primera Guerra Mundial, la nueva distribuci6n del mapa politico, el afianzamiento de nuevas ideologias), las decadas det diez, veinte y treinta, cambian fundamentalmente la fisonomia del mundo. No fue facil dejar de estar aturdido ante tanta oferta ideol6gica y cultural, raz6n por la cual es un momento en el que van a producirse varias -algunas muy famosas- •oonversiones· ideol6gicas que alteran el regimen de solidaridades entre los intelectuales. Este periodo de movilizaci6n comienza en la Argentina con Leopoido Lugones, pero tiene muchos seguidores cuyos casos mas notables son Ram6n Doll y Julio Fingerit, que pasan a la derecha mas reaccionaria -en el caso del primero- o al catolicismo extremo. Posteriormente se incluira en este grupo abjuratorio la poeta Nydia Lamarque. Las conversiones fueron durante este periodo un fen6meno mundial que en muchos casos esta ligado al tema de la Revoluci6n Rusa. B pais nuevo despierta muchas expectativas y se convierte en la zona privilegiada de peregrinaje, la nueva Meca. Ahl estan los casos de Andre Gide, Panait lstrati y otros que tuvieron vastas consecuencias entre sus seguidores argentinos en la medida en que debieron dar cuenta de los cambios de sus maestros. En la Argentina, -ademas de la serie de •viajes a Rusia· ejemplificados por Castelnuovo o Di Tomaso- y como regla mas o menos general, no se dio mas que en algunos casos muy violentos, una ·asimilaci6n· de los intelectuales que en su juventud se mostra• ron como mas combativos. Asi, no falt6 por ejemplo quien a principios de los anos veinte escribiera algunos versos •rojos· dedicados a la Revoluci6n Rusa, pero que por el caracter iniciaJ. de la obra pudieron con facilidad ser olvidados posteriormente, cuando pas6 a colaborar, en 1928, en una revista como Criteria.

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CapmooV

MUJERES: FEMINISMO YLITERATURA

Delfina Muschietti

"A prop(&to de las incapddades relativas ~ la mujer'' En 1921. Jose Gabriel lamcnta dcsdc las paginas de El llogm la unifonnidad que cam~ en la litcratura fcmcnina sudamcricana (limitada. por otra pane a las "poctisas"). quc no conoce "otro mundo quc cl de 1os amorcs,

ya en fonna idJ1ica o pasional" y "cuya caractcristica escncial esaa conslituida por un intimo horror a exprcsar la vida real y ordinaria, o, en caso de cxprcsarla. a Hamar las cosas por su nombrc". Adcmas arricsga algunas causas para este estado de cosas: "succde quc. obcdicntcs Ullicamcnle a su infantil imaginaci6n ya esa actitud espiritual primitiva de lo subjctivo puro en que la complejidad de la vida real cede cl pucsto al simplismo de la ficci6n, todas imginan lo mismo, todas exprcsan lo mismo y todas, por lo tanto, vicncn a convergcr en motivos, en fonnas, hasta en frascs y locucioncs y lCrminos".I Subjctivismo. inCantilismo, monotonia en la rccurrcncia de un gcncro fucrtcmcnte idcologizado: el "verso de amor". Son rasgos quc Gabriel advierte con sagacidad en la literatura f cmenina que podcmos rastrcar durante cl pcriodo radical; aunque Gabriel parcce atribuirlos cquivocadamcntc rms a caractcristicas inhercntcs al hccho de scr mujcr quc a las condicioncs sociohist6ricas de producci6n de los tcxtos. Vcrificamos tambi~n la hegemonl'.a del verso (Antonio Arta reconoce la existencia de mas de cien "poetisas"l) por sobrc la prosa, relegada en cl caso de las mujcrcs escritoras a las colaboracioncs pcriodi'sticas, los cucntos y cnsayos didactico-moralizantes cuyo cjcmplo mas acabado son las obra.~ de Delfina Bunge de Galvcz.3 Una va llcgados a cste punto rcsulta indispensable poncr en correlaci6n cstos lincamicntos generates de la.4' ~ escrita.li por mujcres con cl contcxto general de la producci6n litcraria def momcnco, cl dr.;cno del campo intclcc-

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tual argentino y las condiciones socio-hist6ricas de las que estos resultaban emergentes. La primera conclusi6n que surge a partir de este planteo es obvia. Durante el perfodo estudiado se produjeron en el pais transformaciones econ6micosociales de gran repercusi6n en el campo de la cultura: desde el lani.amiento de una verdadera industria ligada al area (el nuevo periodismo, el auge editorial con el funcionamiento de las nuevas impresoras, la amplia circulaci6n de semanarios y revistas literarias, los folletines y la literatura de barrio, el tango y la canci6n popular en sus ediciones discograficas y los folletos impresos) hasta el .status aut6nomo de la literatura con la profesionalii.aci6n del escritor y de la critic a literaria. Todos ellos fen6menos ligados de una u otra manera con el mercado. Los productos culturales de la mercancfa: se exhiben y sc compran en los quioscos, se leen en los tranvias; se hace posible hablar de "ediciones populaces". Esta transfonnaci6n se da en Argentina con bastantes aftos de retraso con respecto a Europa, el siempre anorado horizonte cultural: cuando alli es tiempo de vanguardias anti-mercado, aqui el movimicnto hacia el mercado recien comieni.a yen la obra de Girondo, por ejcmplo, resulta una resistencia frente a la nonna arcaica de las elites.4 Epocade cambios socio-hist6ricos, de polemicas politicas, sociales y literarias, dos grandes mlcleos semcinticos emergcn de esa realidad cambiante y tienen eco de diferentes maneras en la producci6n literaria del momento: la inmigr:aci6n y el urbanismo. A ellos se asocia la creaci6n de una cada vez mas fucrte clase media asentada en el comercio y la empresa; como contrapartida, la creaci6n de un incipicnte prolctariado industrial. Dos efcctos espectaculares, como fen6menos tipicos de las grandes ciudades: la aparici6n de la masa an6nima y hcterogenea, y la focalizaci6n de la mirada en el desecho industrial que se liga a la basura y a los tipos de la marginalidad social del lumpen. Estas caracteristicas que ya rastrea Walter Benjamin en la obra de Baudelaire, adquiercn en nuestra literatura rasgos espccialess que trasponen los modos de esta materia extratextual a las opcraciones composicionales del tcxto est.ctico como mczcla de despcrdicios, descchos y restos. Consecuencia quiza de nuestra condici6n periferica, este modo de producci6n de nuestra literatura imbrica las condiciones propias de la ciudad modema y sus efcctos, con una ya vieja definici6n de la cultura que pucde rastrearse hasta la descripci6n obsesiva de las "inmundicias del Matadero" en Echeve.rria (cfr. Link, Daniel "Rccorrido por Vinas: tecnologias y desperdicios", en prensa) Ahora bien, estos mlcleos semanticos sci\alados arriba (inmigraci6n-urbanismo:. masa, desecho, desperdicio) son materia de los textos y generadores de un inodo de producci6n literaria (con obvias diferencias estilistico-ideol6ticas) en las obras mas importantes del periodo: Nacha Regules (1919), Historia de arrabal (1922) de Manuel GaEvez; las novelas de Robeno Arlt El juguete rabioso (1926), Los siete locos (1929), Los lanzallamas (1931); las obras de Oliverio Girondo Veinte poemas para ser lefdos en el tranvfa

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(1922), Calcomanfas (1925) y Espanlapdjaros (1932); las de Jorge Luis Borges Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925), Cuaderno San Martin (1929) y un estupendo poema de 1936 "Insomnio" (inclufdo en El otro. el mismo) que parece una propuesta de relectura del arrabal desde una posici6n ideol6gico-estiUstica diferente de la de sus primeru obras: por Ultimo, las de RaUI Gonz4lez Tunoo El violin del diablo (1926), Miircoles de ceniza (1928), La calle del agujero en la medi4 (1930). Dentro de los llamados g6neros marginales (cl sainete, el tango) los ndcleos irunigraci6n-urbanismo ocupan obviamente un lugar central. En la literatura femcnina, en cambio, podemos obs«var quc. curiosamentc, los nllcleos inmigraci6n-urbanismo: masa-desperdicio no apareccn sino lateralmente en poemas aislados o como simple gesto ret6rico (aunquc con claras diferencias entte si) en la producci6n que va hasta 1930 de las tres escritc?ras mas important.cs del perfodo: Alfonsina Stomi, Norah Lange y Nydia Lamarque. w tres, sin embargo, apuntaran en difcrentes direcciones a quebrar csta situaci6n: un logro reservado para las obras que se sitlian en el Umite de 1920 o son posteriores a 61. De todos modos, la pregunta es: lCu4les son las condiciones de posibilidad de este desplazamiento de centro en la litaatura del periodo? Podemos empezar a encontrar respucstas a esta pregunta en la confrontaci6n de los textos de estas escritoras con el material rastrcado en las revistas y sernanarios de la 6poca6. prolificas encuestas, correos y consultorios para los lecta"es, numerosas p4ginas de opini6n y editoriales dan cuenta de una pol6mica que ocupa velada o desemboi.adamente gran cantidad del espac:io periodfstico de entonces: la crisis del ml f6rreamente establecido por la sociedad para la mujer. Desde los movimientos feministas' hasta los intentos por promulgar una ley de divorcio o de reformar el C6digo Civil del momento (muy explicito en cuanto a "las incapacidades relativas de la mujer" tal como cxplica Alfonsina en un artftulo publicado en La Nota el 10-10-1919), el estado de pol6mica produjo la inmediata reacci6n de las clases tradicionales en el poder. Un poderoso dispositivo institucional (desde los sermones ensayfsticos de Delfina Bunge de G4lvez hasta las secciones femeninas de las publicaciones periodfsticas) intent6 revcrtir esa situaci6n de crisis de detenninados valores, y detener asf sus cfectos. Estamos, entonces, frente a la emergencia de un nuevo sujeto social, la mujcr, que comienza a disputar un nuevo espacio de inserci6n en la sociedad.• Debemos pensar los textos escrilOS por las mujeres durante el perfodo 1916-1930 en su relaci6n con esa crisis y esa emergencia, as{ como con su desplazamiento con respecto a aquellos nlicleos (inmigraci6n-urbanismo) que sellal4bamos como centtales en la literatura del periodo. Un desplazamiento que indica adern4s condiciones especfficas de marginalidad con respecto a la literatura producida por los sujetos hombres. Las diferentes posiciones que ocuparon estas mujeles en el campo intelectual argentino no pueden engatlamos en cuanto a esta condici6n marginal frente a la "gran litera-

w

tura~·.

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Cbse social, ocupaciones, tipo de educaci6n, grupo de pertenencia y amistades separan claramente a Victoria Ocampo, Norah Lange y Nydia Lamarque de Alfonsina Storni, y las inscriben en dos zonas ligadas a diferentes nonnas es~ticas: la de literatura alta para w primeras, la de la culturcl media, para la segunda. Sin embargo, una lectura atenta percibe en los comentarios c.riticos sobre obras de mujcres -se trate de una evaluaci6n positiva o negativa de las textos- una sutil delimitaci6n que encierra esta ~ritura en el marco cerrado de "lo femenino". Ni Victoria Ocampo -sfmbolo de prestigio y de poder econ6mico y cultural- escapa a este cerco, como sc observa claramente en la rescfta de Brandan Caraffa que saluda la aparici6n del ensayo De Francesca a Beatrice: "NingW. libro m4s natural y menos ista que este hello cofre de intimismo, de matiz, de amUicas del sujeto mujer en los textos ~cos de Norah Lange. En este sentido, muy poco se aparta de la voz coral de tu ''poetisas" de las primeras d6cadas del siglo. En ello coinciden algunos comentarios de sus contempolineos. Desde la ttibuna opuesta a Martin Fierro, las P'ginu de Claridad afinnan: ''Norah Lange en un librito titulado Los dtas y las noches quiere ponerse a la Ultima moda litaaria. Pero no tiene nada que decir." ("El afto literario. Las poetisu", n. 5, 1926). Antonio Afta, en cambio, en el libro ya citado la distingue por su "fina expresi6n ~tica" y su "sensible temperamento artistico", y la coloca junto al resto de poetisu argentinas que "tienen cierto pudor [... ] cantan al amor o sus angustias espirituales sin llegar al paroxismo sensual. Es decir que no abandonan su puro sentido del matiz y pennane.cen altivu con su reserva sentimental, sin dejar de ser por eso exquisitamente femeninas en los e.cos que estreme.cen su canto" (pag. 8). Cast.u, exquisiw y delicadu se oponen a una sola voz disonante, en las palabras de Aita: la de Alfonsina Stomi (''temperamento varonil", "exaltados scntimientos", "falta de sutileza", "exaltado sentimiento sensual, c~i erotico"). En otto lugar de su producci6n liceraria parece ubicarse la disonancia para el caso de Norah Lange y su rol dentro de la historia de la literatura argentina: el abandono de los "versos de arnor" (rcgistro y g~neros fuertemente ideologizados, como hemos visto, y que la Lange no pudo quebrar) por el de la novela de ficci6n, espacio reservado a la escritura masculina huta ese entonces. La prosa narrativa de mujercs se habfa detenido en w primem dc!cadas del siglo en tu tramas folletinescu, el tono didktico-moralizante, y la ret6rica gutada del romanticismo y modernismo tardfo. Voz de la vida (1927) resulta un primer intento fallido de cambio en la cs146

critura de Norah Lange, y aparece como ejcmplo claro de contaminaci6n de g~neros. lnll'Oducci6n y epflogo en verso (publicados como pocmm aislados luego en El rwnbo de la rosa, 1931) reitcran la escena de amor. El cuerpo principal del texto estj constituido PQ1' un epistolario. Se elige un g~nero familiar y d~. fntimo (la cana) y un tema hegem6nico: el arnor entre Mila (la autora de las canas) y Sergio (el interlocutor, a!JSCllte en Europa). La trama: el engano amoroso, el ca.wniento de Mila por despecho con el ..mtimo amigo" de Sergio. Un folletin, casi una novela sem:mal en reukica y sucesiOn narrativa. apenas dcsmentida por una variaci6n significativa: la primera persona (una mujer) elige abandonar al marido para rcunirse coo su viejoamor. 45 dfas y 10 marineros (1933) muestra ya un vuek:o notable. Escrita en tercera persona, erige a la protagonista (Ingrid) en algo asf como la contrapartida de la Nacha Regules que GAivez cristaliz6 en 1919: el estereotipo de la mujer fatalmente arrastrada a la "perdici6n". la mujer que "cac" ~bit frente a la voluntad todopoderosa del hombre. Ingrid es. en carnbio, una mujer con iniciativa, quc se cmbarca sola en un viajc a Europa junto a treinta marineros. Esta mujer nada tiene que ver tampo'co con el sujeto-que.espera represent.ado en sus textos p00ticos. Cambio de vida y actitudes, emergencia de un nuevo sujeto social, transformaci6n lenta de un imaginario, no pueden disociarse de posturas f ormales y esteticas. En 45 dfas y 30 marineros, un nuevo proyecto de cscritura en cl que los g~neros coloquiales son mancjados sin restos de la rct6rica rom4ntico-modemista, inaugura la prosa de la novela modema para la litaatura escrita por mujeres en Argentina.

Nydia Lamarque: ''No me he de lamentar en el sup&cio'' Telaraiias, 1925, abre la producci6n p00tica de Nydia Lamarque. Coo el auspicio de Borges y Proa -- de Buenos Aires, ciudad bella y modema. En 1916 viene al pafs Josi) Ortega y Gasset que se oonecta con los j6venes estudiantes a traws de sus ciclos de conferencias; en 1922 Jo~ Vasconcelos emprende una gira latinoamericana y llega a la Argentina con una nueva figura de intelectual. Los anos siguientes son una sucesi6n de visitas de ·•grandes personalidades·;: Umbem de Saboya (1924), el prfncipe de Gales (1925), A. Einstein (1925), F. T. Marinetti (1926), el presidente Hoover (1929). Por lo demu, otro hecho desconcierta y mantiene atenta la curiosidad de los argentinos: el viaje del PLUS ULTRA en 1926.

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Giroodo "Frente a la impermeabilidad hipopot4mica del ..honorable pdblico"•, "frente a la intap1Cidad de contemplar la vida sin escal• las estanterias de las biblio&ecas", aparece, en mayo de 1924, en el cuarto numero de la revista Martin Fie"o, el primer maniflesto de vanguardia argentino, redactado por Oliverio Girondo. Editorial Martin Fierro publica, al ano siguiente, sus V~inte poemas para ser le/dos e11 el tranvfa, editados originariamente en Francia. en un gesto que se proclarnaba contradictorio y.esceptico: "tiro mis Vein~ poemas, como una picdra. sooriendo ante la inutilidad de mi gesto. Paris, diciembre, 1922". Desde cl titulo, su primera obra pOOt:ica· se coloca decididamente en la modemidad urbana. Sm poenw no s61o se leen en el

tranvia. sino quc sc cornpran en una "edici6n tranviaria a veint.e centavos". lnstituyendo un nuevo espacio y tiempo para la poes(a. sc la sumerge en el ritmo de. la ciudad.modema y sc disefta una nueva imagen de lectm "que le conviene·a la ciudad". E.n 1925, aparece su scgundo libro de pocmas, Calcomanlas. Desde los arrabales de su verso ~fiesa Borges en su resel'ia para Martin Fie"olo 'ha visto tan habil para desgajarse de un tranvia en plena largada. que se ha sentido provinciano. La eficacia de Girondo lo asusta.9 La poesia de Girondo viene a construirse en estos anos un espacio casi privado en aJgun lugar de la incipiente vanguardia portefta que, a pesar de su dcclaracla ruptura con los c6digos est~ticos dominantes, por su moderaci6n y su cuidadoso respcto por las normas sociaJes y morales, apenas se reconoce en la cfcrvcscencia iconoclasta del manifiesto martinfierrista, m~ aJIA de la obra dcl propio Girondo. Mientras queen Europa, en los programas surrealistas yen sus primeros tanteos artfsticos ..el arte, la poesfa. .los problemas ~ticos podr4n descender a la calle", "aqui no sucede nada", dirt Girondo en 1949, en la mcmoria dcl 195

peri6dico Martln Fie"o. En efecto. frente a los proccsos de modemi7.aci6n urbana, frente a la experiencia del cambio y de un presente vertiginoso que parece dispararse constantemente hacia el futuro. Borges. apuesta al arrabal y al pasado. mientras Girondo "consulta el barometro. el calendario. antes de salir a la calle a vivirla con sus nervios y con su mentalidad de hoy", Borges atestigua. confiesa "la rareza de un mundo" que ya no existe. Es en medio de esta vanguardia cuyos debates y transgresiones no exceden los !finites del sistema literario, que la poesfa de Girondo. muestra que. tal como lo seftalara T. Adorno. "modemo y moderado es una conttadicci6n".

Veinte poemas: la nueva mirada urbana "En la terraza de WI cafi hay.1UUJ/amilia gris. Pasan IUIOS senos bizcos buscando IUUi sonrisa sobre las mesas. El ruido de los autom6viles destine las hojas de los drboles. En 1U1 quinto piso, alguien se crucijica al abrir de par en par 1UUJ ventana. Pienso en dbnde guardari los quioscos, los/aroles, los transeUlltes, que se me entran por las pupilas. Me nento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitarfa dejar algUll lastrt sobre la vereda." ("AplUlte callejero'') Si en el manifiesto de Martin Fie"o Girondo proclama el surgimiento de una "nueva sensibilidad". en sus Veinte Poemas se asiste a la constituci6n de un nuevo observador. La preponderancia exuema de lo visual, podrfa pensarse. constituye un rasgo caracteristico de la nueva experiencia urbana Sin embargo. en la ciudad que los poemas construyen no s61o se puede reconocer un espacio donde todo se ofrece simultaneamente a la mirada. sino tambitn una nueva percepci6n que. metaforizando escandalosamente lo que la ciudad muestra, obliga a volver a mirar aquello que. opacado p c::omo ana ceremonia oonsagrato. ria de contacto con el cencro dcl mundo. "El Buenos Aires de aquellos ctm. mirado desde Ewopa --confiesa un viajero por esos aftos....- era algo as{ como cl fin de1 mundo. iQuedaba &an lcjos, tan lejos del centro cadnl dcl univezso civili2ado!"t3. Hacia 1900, el viaje adquiere una productividad esr6tica. El contacto con los movimientos culturales europeos genera una rensi6n nacionalismo/cosmopolitismo quc SC traduce cB inevitablemente CD 1JDa ~ apropiaci6n deliberada de la nacionalidad.t• El viaje de Girondo, intcgranc.e de CS1a misma ~lic.e viajante portdla, se singulariza en esta nueva relaci6n coo el refcrenle urbano. Si, pm una parte. su viaje de ida "clausur6 el turismo a Europa", en la exprcsi6n de Pablo Neruda, despojMdolo de esa sacral~iOO colonial de la geografla europea, pOI' otra. en el viaje de vuelta, su concepci6n del nacionalismo no conduce, en su poesia de este periodo, a la consustanciaci6n nostalgica con la pampa.. el barrio o la orilla. Esta csfumaci6n deliberada de las from.eras culturales entre Europa y Buenos Aires, indica que no cs alli donde debe buscarse el micleo generador de la poesfa de Girondo. Tai vez, la mayor productividad es¢tica del viaje girondino reside en haber descubierto -en su fre:cuentaci6n de 1os nuevos movimientos artisticos europeos- el verdadero desaf'IO de la vanguardia: devolver cl artc a la praxis social. Arte y vida, tal como en cl suefto de Andre Breton, pueden sa casi lo mismo.

Un arte para todm Im dias La intenciOO deliberada de que lo cotidiano ingrese en el espacio ~tico puede leerse como proyecto expUcito ya en 1922, en la Cana abierta a "La Plla": "Y sc encuentran ritmos al bajar la escalera, poemas tirados en medio de la calle. poemas que uno re:coge como quien junta puchos en la vereda". En un texto posterior publicado en Contra en 1933, Gironda reafinna su voluntad de ligar arte y vida: "el arte no debe scr una fonna elegante de ca;a- · mot.ear la vida, sino una posibilidad de vivirla m4s intensamente, pues •i no s6lo nos preservamos de la monstruosidad que significa dejar de vivir para expresar lo que no hemos vivido, sino que nuestra obra resultani m4s enttaftable y m4s profunda". Frente a la pureza como virtud poetica, afinna: ..Prefiero lo desgajado y lo vivieru.e, upiro a una cspecie una came y hucso, con cerebro y con scxo, menos perle:clO, o de una pe.rfe:ccioo disimulada bajo una trabajosa y calida espontaneidad." Este programa de reacci6n frentc al arte puro implica una concepci6n renovadora de los procedimicntos y los ma&eriales poeticos en la cual puede reconocerse una aproximaci6n a los movimientos de vanguardia europeos, que singulariza la obra de Girondo en el contexto del martinfierrismo.

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El montaje, acooie con la mirada cinematografi.ca, aparece en Veinle poemas; como iOCnica privilegiada de composici6n. Frente a la obra de artc 'ginu de sociales de algtin diario olig'1'quico) que se saluda la apsrici6n de Proa y se augura grllldes perspectivas al grupo por ..su ldentrmniento en la tradici6n y que sus nombres los enraizan en fmnilias netament.e mgentinas". (ver ..Vanguardia y aiollismo: la aventura de Mart{n Fierro", en Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, Ensayos A.rgentinos, Buenos Aires, Centro Editor de Amhica Latina, 1983. 2 La denominaci6n de ..pequefta revoluci6n porteftista" la da el propio R.Ul Gon2'lez TuMn en el libro-reportaje de Hor.:io Salu, Conv~rsaciona con RalU Gonzdln Tldi6n, Buenos Aires, ediciones La Buti.lla, 197S. 3 GonUlez Tui\6n mantendr' siempre con GOiraldea una relaci6n de homenaje y devoci6n, a partir de la q,oca en que &t.e, reci~n llegado de Europa y varios aftos mayor que ~l y que los demu j6venes de la vanguardia, ..nos leia poemas de Val&y Larbaud que a Oliv ari y a ml nos impactaron muchisimo". A lo largo de los ai\os esa devoci6n es constant.e, y TuftcSn lo demostrari defendiendo con intachable lealtad al "escritor heredero'' ya su gaucho plutico, Don Segundo Sombra, frent.e a los ataques ideol6gicos de SUI compai\eros de ruta de la revista Cuaderno.s de Cwllwa. 4 Como ..redactor estrella" y corresponsal del diario Cr{lica, al que ingres6 en 192S, Raul Gonz'1ez TuMn realiz6 nwnerosos viajes al interior del pais (a la Patagonia. en el avi6n de Jean Mermoz; a Tucum'1t, para infonnar sobre la vida de los cmaos) y al exterior (para grandes acontecimientos intemacionales como la guerra del Paraguay y el ascenso al poder de Getulio Vargas en Brasil). Tambi~n fue corresponsal de guerra de un diario republicano de Buenos Aires durante la guerra civil espai\ola.

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S Madrid ser4. en vfsperu de la guerra civil espai\ola. el nuevo sitio de convocatoria para un conjunto de escritores, solidarizados con la causa republican&. En ese espacio intelectual intemacionali:zado (e intemacionalista) Tui\6n entrll'' en contacto. con figuras ajenas al m1rco de referencia de la vanguudia rioplatense: con Lcm:a y Vallejo, con Neruda y Miguel HemUldez. con los SUrTCalistas Crevel y Demos. Lu dedicatorias y poemas que intercambia con algunos de ellos conformarm su propio '''1bum de retratos.. regido por devociones e identificaciones -literarias y politicas- estrictamente contempormeas. Es con ese rol de escritor comprometido con las grandes causas, defensor de los movimientos revolucionarios fronteras afuera de su pals, que su imagen de artist& se vuelve indisociable de sus posiciones j>oliticas p-ogresistas.

6 "Partici¢ en los movimientos literarios de vanguardia y, sobre todo, el surrealismo cont6 con mi entusiasmo firme. Fue una man.e ra de evadirse y volver a la multitud. de ganar la calle, de ejercitar la valentfa, de confesarse, de equivocarse, de reivindicar valores olvidados por la burgues{a, de volver a imponer el gesto poetico sobre lo prohibido". (Ralil Gonz81ez Tui\6n, "A nosotros la poes{a", pr6logo a la primera edici6n de Larosa blindada, 1936. El subrayado es1' en el original). Sobre su contacto con los surrealistas -mu bien "ambiental" que penonal en ese primer viaje- ver la "Carta de mi Paris" de Gonz8lez Tui\6n a su hermano Enrique (inclufda en el libro citado de Horacio Salas) donde relata la inauguraci6n del cabaret literll'io "La Bola Blanca.. y un esclndalo suscitado en tomo a la proyecci6n de "Un perro andaluz" de Luis Bui\uel.

7 Ralil Gonz'1ez Tui\6n se afili6 al Partido Comunista en 1934.

8 "Porque, generalmente, esa actitud poetica (la experimentaci6n gramatical) que fue una reacci6n saludable contra el academismo, es1' reruda con ese ritmo de marcha, de himno-para canlar--que debe tenu casi siempre el poema revobu:ionario" t;'A nosotros la poesfa", 1936). 9 Mart£n Fierro, Ai\o Il, n11 18, Buenos Aires, junio 26 de 1925.

10 En tanto sentencias breves, hwnorfsticas, los membretes de Girondo publicados en

Martin Fierro, se han vinculado a las greguerlas de G6mez de la Serna, figura sobresaliente del ultraismo espai\ol. Los membretes de Gironda, sin embargo, condensan la radicalizaci6n de su p-oyecto vanguardista, frente al ultraismo. La misma forma breve se constituye en una nueva estrategia para exponet los presupuestos esretioos e ide.ol6g.icos de su poes1a. 11 Walter Benjamin, "La obra de arte en la ~poca de la reproductibilidad t6cnica", en Discursos lnterrumpidos /,Madrid, Taurus, 1892. 12 El peri6dico Martin Fierro (1924 -1949), Memoria de sus anliguos directores, Buenos Aires, 1949. 13 Cf. David Vinas, LiJeratura argentina y realidad polflica, Buenos Aires, CEAL. 1982. La afirmaci6n pertenece a las memorias de Daniel Garcia Mansilla, citadas por Vinas, p. 52. 14 Cf. Beatriz Sarlo, "Vanguardia y criollismo: la aventura de Martin Fierro". en

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En.rayos Argenlinos. De SamUenlo a la vt111guardia, Buenos Aires, CEAL. 1983.

IS C:f. Peter Bilger, Theory o/ tlle avanl-garu, Minneapolis, Minnesota Univasity Press, 1984. 16 Walter Benjamin, "Desembalo mi bibliot.eca", 1931, enPMlllO u Vista, MID IX, n° 26, abril de 1986. 17 Si en esa relaci6n incierta que la literatura trama con la sociedad, el destino de ae tono imperativo no puede precisarse, puede al menos conjeturarse que Girondo pronuncia un imperativo productivo en la literatura argentinL Si se piensa que lu lecturu promueven en el sistema literario ottu escrituru, es posible reconocer en Leopoldo Marechal, en Julio Corth.ar, esa miama apueata a la literatura como t:ransgresi6n imagimria de c6digos aociales y •"licos, a la mu.cla y el ingrao de lo colidiano como valor ~tico.

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EL CONTRATO DEL PINTOR 'l• Capil1tl padta di la misma ~ dlll mundo, CU)'OI si'lbnas diariam«Jte • denunc:ian en la procacidad l#eratia de la prensa dlll arrab81, en los foUttos inmontln que • distrbuyen al putblo, en la novsla escr#a con lllnguaje dtl oonsulorio m"1ioo 0 ds patio ds clltr:tlr. Liga Plllri6tica Atpentina. dtl 1927.

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tU>o Ires grupos de plUtica en ta Argentila radcal que, entre otras manifestaciones, van a proporcionar tres miradas· ciferentes. Son grupos de j6venes que quieren fundar nuevas modalidades est6· ticas y transformar la producci6n ~nal. Se lanzan, en cada caso, a descubrir c6mo pintar aquello que les interesa; y los iltereses son bien variados. lklo de eSIDs ~s responde a las propuestas de vanguardia de los j6venes poetas martinfierristas y van a aparecer tambi6n en su revista. Emiio Pettoruti y Pedro Figari son las figuras centrales y van a introducir en la Argentina la corriente cubista. Las in$tituciones ofi· ciales (trust m!s abroquelado que el de los premios nacionales de Ii· teratura) van a mantenerse imperterritas a sus propuestas con lo cual le ofrecen a los vanguarcistas el digno y esperado camilo de los "re· chazados•, como tales se organizan y producen desde el margen del mercado. Por otro lado estan los pitstfcos de izquierda, Augusto Riganelli y Guilermo Facio Hebecquer, que con la mirada del "realismo socialis· ta• van a lenar los murales y esculturas de musculosos obreros en tren de lucha, famUias ianzadas a la acci6n, mucho rojo, fuerza e fin· petu. Las telas parecen no poder contener las figuras que impulsan a luchar. En las revistas y peri6dicos de la 6poca se toma esta pers· pectiva para representar, entre la pintura y la caricatura, a los Mroes de la lucha obrera retomando la predica partidaria y haciendo eviden· te el surgimiento de una nueva fuerza social. El escultor Riganelli, va a hacer algunos de los monumentos de los intelectuales de izquier• da, entre ellos, el de Roberto J. Payro. La tercera onda plAstica, se encuentra circunscripta al barrio de la Boca, predio que tom6 a su cargo Benito Ouinquela Martin. Los dos grupos anteriores disputan agresivamente con Ouinquela; desde la vanguardia, parodiando el pintoresquismo de su estetica; desde la izquierda, acusAndolo de. dar una versi6n ridicuta del mundo del tra· bajo y de seguir, en definitiva, en la corr1ente del •arte por el arte• ya 210

que en la pinua de Ouinquela no se ve ning"1 compromiso. Antes que pintar desdi>ujadas camisas que hombrean bolsas en el pue"> de·Buenos A;res -1>8recen decirle- hay que mostrar la excecraci6n sin concesiones; los obreros tienen que salir a hacer tlJelgas y no reJ>etir una·y otra vez, con inmovilidad de estatuas, sus tareas.

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BORGES: UNA VANGUARDIA CRIOLLA

Graciela Montaldo

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Prmas Pnianas INSOMNIO Defierro, de encorvados titanles de enormefierro tiene que ser la noche, para que la revienten y la desfonden las muchas cosas que mis 'abarrotados ojos han visto, las duras cosas que insoportablemente la pueblan. Mi cuerpo hafmigado los niveles, las temperaturas, las luces: en vagones de largo fe"ocarril, en WI banquete ck hombres que se aborrecen , en elfilo mi!llado de los suburbios, en una quinta calurosa de estaluas hUmedas, en la noche repleta donde flhundan el caballo y el hombre. El universo de esta noche tiene la vastedad del olvido y la precision de lafiebre. En vano quiero distraerml! de/ cuerpo y del desvelo de un espejo incesante que lo prodiga y lo acecha y de la casa que repite sus patios y del mundo que sigue hasta un dLspedazado arrabal de callejones donde el viento se cansa y de barro torpe,

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En vano espero las desintegraciones y los sfmbolos que preceden al sueno. Sigue la historia universal: los rwnbos minuciosos de la muerte en las caries dentales, la circulacion de mi sangre y de los planetas. (He odiado el agua crapulosa de un charco, he abo"ecido en el atardecer el canto de un pajaro.) Las/atigadas leguas incesantes del suburbio del Sur, leguas ~ pampa basurera y obscena, leguas de excecraci6n, no se quieren ir del recuerdo. Lotes anegadizos, ranchos en monton como perros, charcos de plata fetida: soy el abo"ecible centinela de esas colocaciones inmaviles. Alambres, te"aplenes, papeles muertos, sobras de Buenos Aires Este poema de Borges, fechado en Adrogue en 1936, puede considerarse un balance, un ajuste de cuentas con la producci6n poetica e ideol6gica anterior~ que se desarrolla en los limites precisos de la ~da del veinte, en la que aparecen sus seis primeros libros; tres de poemas (Fervor de Buenos Aires, de 1923; Luna de enfrente, de 1925 y Cuaderno San Martin, de 1929); mas otros tres de prosas: Jnquisiciones (1925), El tamano de mi esperanza (1926) y El idioma de los argentinos (1928). "Insomnio", seis aftos posterior a este conjunto de textos, que puede ser lefdo como continuidad, como un solo y linico librot, cierra y clausura esa pretica semibrubara del joven Borges, repudiando las leguas de suburbio y la pampa "que no se quieren ir del recuerdo". los compadritos, el truco, la ciudad de arrabal y los almacenes rosados que compusieron el material _poetico y crftico de sus primeras seis publicaciones. Es un poema contra sf mismo, contra la propia escritura y contra su teoria de la "criolleda". tambien contra la decada del veinte; pero a la vez, y parad6jicamente, para negar una escritura Borges sigue escribiendo sobre lo mismo. A tal punto que no fue suficiente escribir "Insomnia" para acallar las voc:es de una poetica que pertenecia a un pasado que se querla olvidar. desde este momento y hasta el final de su vida se dedic6 a corregir una y otra vez su producci6n poetica, metiendo mano especialmente en los textos de la ~da del veinte. Los poemas fueron transformados en otros cuando reaparecieron (porque en muchos casos se eliminaron de las ediciones posteriores), las prosas no se reeditaron jam4s por voluntad expresa de Borges que quiso silenciarlas al punto de hacerlas desaparecer. Estos tres libros de prosa, por borrados, van a ser la base sobre la que tra216

taremos de ver los planteos es~ticos e ideol6gicos del joven Borges, en ellos se incluyen resell$, polemicas, estudios, comentarios y un riguroso entramado discursivo que produce textos an6malos, que nunca se definen con claridad, que oscilan entre la silueta y el manifiesto, entre la divagaci6n y el programa. Hay en ellos tres aspectos novedosos y extranos para el conjunto de la producci6n del perlodo radical: la invenci6n de una nueva fonna, el desarrollo de un programa J>OOtico y la enunciaci6n de un proyecto ideol6gico. En 1921 Borges regresa con veintid6s anos al pafs despues de haber pasado el periodo de su fonnaci6n en Europa y llega a la Argentina con la cabeza llena de las ideas de la vanguardia que acababa de dejar atnis: si muy poco frecuent6 la francesa, se peg6 con fervor a la espaftola y eligi6 dos maestros polemicos entre sf: Rafael Cansinos Assens y Ram6n G6mez de la Serna; con lo cual vino cargado de ultralsmo. la versi6n espaftola de la renovaci6n es~ca europea. Asf comenz6 el joven Borges, que no bien hubo arribado a Buenos Aires public6 en la revista Nosotros un articulo titulado "U ltraismo" que se consider6 un manifiesto de los j6venes poetas argentinos. Continu6 con una historia que es bastante conocida pero sin embargo ~ independientemente de sus textos- la figura de Borges sufri6 varias idas y vueltas en la historia de la cultura argentina. En principio entonces, deslindamos el lugar que como intelecutal joven ocup6 en la decada del veinte. Por esos aflos Borges es una suerte de portavoz de su gencraci6n, ampliamente reconocido por casi todos los sectores j6venes. Sobresaliente prestigio que gan6 progresivamente por sus libros de poemas pero tambien por el intenso trabajo en las revistas espatlolas y poneftas de vanguardia (Prisma y Proa - M....a de -Polilica rnililar n nisos ._Aila. favd, 1941 p. 17.

. . . . g1a

22 O>lnetumte aJO ea visi6n papn'tica,. CanceJa elogia el estilo econ6mico de~ C1Uib tnmneciona\. modelo de Mo~ tm brillmR aa la litaaaura pormguesa co. la apaR•la. atilD que --- es en esle CllSO sino trasunlD del espiria1 modemlsimcll'CS y desarroll6 el asunk>.. Cf. ""Not.a prelimiw" a Melo. Fra:ac:imco Manuel de. Polllica 1'lilil.ar m avi.lm t.W genera/a, op. cil. p.13-14. Canccla, par lo dem's. ya hlbCa elop.do el ctiQogo moclan&imo de Melo en sus Palabras mcr6liau 11 , _ U1111lianla, 8DenDs Aires. Gleizer. 1928.

DID -

lllD con que ..Melo

23 Ejcmplos rec:ord8das par el mismo Cmcela en PalDlmu socrlaictu a los estMflianla. En Ja ocai6a dice blsllSC en 1Dl tibm RCicntc de Andr~ MaUR>is, Dialogues sw k ~ (PariS: Grasset. 1925). Otra manifestaci6n del complemento .CftlR el filcSsofo y el estrllega 1parece. m el mismo libro. en ..Un diaJogo en Ginebra". cuando Fredmskjold y Ockan urden la uaopia de controlar y proht"bir las interjecciones. por represenlaf lo nacional y lo animal. F.n clave salirica. la idea retoma en las activid8des del Monopolio Oficial de Dus1res Visitmtes Ex.tranjcros. la MODIVE de la Historia ftuaamb"'esca.

24 Cf...Los coloquios de M. de Landonny·~. LaNaci6n, 15 de nov. 1925. p. 8-9. y 29 nov. 192S. p. 1. En el cap(tulo inicial de esa versi6n. ..Las noches '1icas", M. Raymond du Bois Landonny (aw no es Abel) cluerme y suefta con 1800 mies de su era.

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JUDIO, .MARICON, GALLEGO YNEOSENSIBLE 'la sadar y la pw.za dtlCOIUnt#ls, qw·~ dia a dla, como l6gica amecwncia . ,..,,,,.,,,.. cad8

..

&oadl SOdedld, •Et,.-, 12dejlllo 1918; -~····

Si los ns del radicaismo en el poder fueron anos de pol6micas, enfrentamientos y discusiones tanto politieas como culturales, habia c6digos bien eslrictos que permitian organizar la estralegia de los diferentes grupos. Habia tambi6n una serie de 9insultos· acunados para dirigirse al 'enemigo' que se usaban tanto desde la izquierda como desde la derecha cuando el c6digo de la publicaci6n lo permitia. Es moneda coniente tratar de judio a aquelos en quienes el deseo de lucrar era, ademas de excesivo; muy evidente. En ooa epoca en que la mercanti~zaci6n de la ciudad era un hecho concreto, este insulto corria de boca en boca y salia incfuso de labios o plumas judias, quienes decian usar1o con doble propiedad. Esle 'insulto' es el efecto de la ola antisemita que en la Argentina comienza en el siglo pasado pero queen el ano 1919, con la Semana Tragica, tiene ooo de sus puntos de culminaci6n. 19191>1anquea• et termino y lo legitima como insulto. Reaparece, como en un momento mas, en los diarios de derectla que denuncian·la presencia de •extranjeros· ai frente de las huelgas de Santa Cruz en 1920 y 1921. No menos discriminatorio es el uso de la palabra maric6n referida a los hombres que carecen no s61o de valentia sino de dignidad moral. Todas aquellas conductas reprobables moral o socialmenle pueden ser calificadas con el consabido "maricones· aludiendo menos a inquietudes homosexuales que a todo lo negativo de la supuesta 'conducta femenina'. Femenil es otro de los terminos que referido a un hombre pone en evidencia ·sus incapacidades, ya que lOdas las imposibi~dades son propias de la mujer ~ puro hueco- y carencias en el hombre. La contrapartida, puta para las mu;eres es tambien frecuente y cualquiera esta Nsto para usar1o ante la menor sospecha. Ya con la llegada de la primera ola inmigratoria en et sigk> pasado, decir gringo con sentido despectivo era usual entre los aiolos (tambien entre los gauchos, si atendemos al Martin F1erro), pero en la babetica Buenos Aires radicaJ, et~ pasa a especificarse a tra~tiras,

'}f,1

ws de los gentilcios despectlvos: gallego, tano. Es cieB> que en este perfodo, de canonizaci6n de estos 1nutos', se da paralelameme la contrapartida: los afectados por ellos van a hacer de estos hmninos su cualidad: el caso de las mujeres como la Sk>mi que quieren resemantizar lo femenino, el caso del sainete con la parodia pero no la bur1a de los gentilicios. carkter exclusivamente literario tiene el t'rmino neosensible en su aparici6n. Girondo define la actitud de los j6venes martinfierristas adheridos al manifiesto de la revista, como una nueva colocaci6n en el mundo, como una NUEVA SENSIBILIDAD. Posteriormente el a&rmino se refiere a la homosexualidad, porque con los insultos, ya se sabe: una vez acut\ados echan a correr.

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MARTINEZ ESTRADA: ORO YPIEDRA PARA SIEMPRE

Adelaida Gigli

Desde un comienw, el primer libro de pocsi'a de Ezequiel Martinez Esuada, Oro y Piedra (1918), presema una dualidad enare los rcugos de1 modcmismo y el intcnto por lograr otra poesia mas· ~ descamada de toda suntuosidad y manierismo, de un ascetismo petreo. En Oro, el primero de los poemas, aparece de inmediaao una de las constantes: oro, sonoro, orfebre, Cellini, aha complicaci6n, con la lujosa acumulaci6n que a veces se disuelve en un nihilismo tematico (VCrtigo, Odio, Tristeu, AnanJc~. Magnetismo sin norte) o estalla en violentos contrastes \' ... rosas blancas de las horas nocturnasJ rosas ro~ de la sangre del dia"; " ... Sohre musgosas ruinas reza glosas paganas/ y bajo dfas de oro oraciones divinas"); con los versos elasticos ("'&lire un sonar de sonoru trompeW y un estertor de mctalicos timbres") que recuerdan los grupos anfibracos de la Marcha triunfal o los hexametros de la Salutacion de/ optimista, y con las repeticiones intensificadoras ("lo elemental o lo vivienteJ lo que prospera en lenta acciOnJ lo que se transforma o conserva... j que marcan una demora en el tiempo y cierao engolamiento en la voz. En Piedra -el segundo poema- los acordes son totalmente distintos: eternidad, claridad, excelsitud, serenidad, infmito, y configuran un esfuerzo por expresar lo misterioso, lo inefable por medio de alusiones comprimidas y despojadas de toda contingencia formal. Dentro de la primera manera y dando un tono wagneriano, Maninez Estrada pugna por estructurar una poesia pl~tica (A/ Otono, p. e.) de grandes vollimencs casi arquitectOnicos, colosales, que acma por la sola enunciaci6n de determinados adjetivos (recio, amplio, monstruoso, brusco, insigne, pujante, terrible, atroz), cuya monumentalidad se conjuga con ciertos verbos elegidos por su peculiar movimiento intemo (fermentar, conglomerar, alimentar, reintegrar, arder, elaborar, astringir, estremecer) y con algunas im4genes ("Sobre el fondo escarlala del ocaso violento/ destacan sus siluetas en un alto relieve'') que dan la sensaci6n del compAs de timbales, de caballos marcando la rig~ marcha de los frisos hclenicos y que, por su disposici6n 271

esa.6n sometidos a una singular ley de axialidad, en tanto todos esos ·elementos apareccn dispuestos simetricamente respecto de un eje tem4tico que obliga a centrar la atenci6n y acatar la presencia de esa figura que se da como principal. ' Dentro de la ~era iniciada en Piedra, y dejando de lado esta trompetcrfa de alto relieve con todos los recursos ornamentales de un helenismo o de un hebraismo cosmopolitas, Martinez Estrada da cabida a los linicos elementos de su realidad (" ... la solidaridad de Am&ica ... donde el potro y el avestruzJ el guanaco, el puma y el toro...") que resultan insertados en la propia declaraci6n de liquidar lo puramente lUdico en la vida y de r.eplegarse sobre sf mismo ·en una elemental reflexi6n. La vida es seria postula un poema que es la clave de la actitud creadora de Martinez Estrada: "Desterremos, hennanos, el habito maligno/ de ser superficiales y de adorar las formas", dice fmmulando un llamado semejante en todo al enunciado por el mexicano Enrique Gonzaiez Martinez siete aftos antes, en 1911, en Los senderos ocultos: "Busca en todas las cosas un alma y un sentidcl oculto; no te ciftas a la apariencia vana". Ambos poetas advierten que el mundo del modernismo est8 liquidado: el mexicano degUClla al cisne; el argentino entierra a los centamos muenos. "El mundo antiguo sc desvaneda", afinna. El mundo de la diestta arqueologfa estaba muerto. El era su sepulturero y anunciaba con palabras de San Juan la "gran setlal del cielo". El mundo del oro modemista tambibl habfa dejado un saldo pesimista ya susurrado por Dario: no considera Martfnez Estrada inutil todo esfuerzo para lograr un rescate ni supone una insatisfacci6n radical, sino queen aquel repliegue sobre sf mismo intenta salvarse por una solidaridad con el todo elemental para "sentirse vivo en cada ser yen cada cosa sentirse cosa". El rezagado pesimismo modemista no lo lleva a desembocar en una concepci6n de naturaleza nihilista, sino que cierta tolerancia enunciada reiteradas veces lo hace "amar al viento, al sol. al mar ya la tierra matema". Es decir, que su af4n por superar el "fuego fatuo" de la vida y de las cosas, lo obliga a buscar lo esencial, con paciencia, con serenidad, con confianza La deidad se despersonaliza y sc funde en cada una de las cosas para otorgarles el sentido de que parecfan carecez. La deidad que se habfa supuesto apocalfptica. tan tezrible como lejana. se empequeftece al aproximarse en una m4gica inversi6n de · la pezspectiva. Y en la contemplaci6n de ese mundo endiosado se liquidan todos los temores y todas las neumstenias que impedfan reconocer el verdadero misterio de las cosas. Los "signos de las proximos desastres" se diluyeri en el "mi:sterio del sex", en el "misterio de sucederse y perdurar". Ese contacto primario· con las cosas esenciales lo tiene que aliviar de la enfermiza ret6rica modernista. Su urgencia por "ser inalterablemente sereno", su blisqueda de la ••esposa" ---compatlera fundamental, definitiva- que bajo la tenue luz de sureflexi6n reemplace la refulgente batahola del Oro, y de la "amante de Paris", marcan el reconocimiento de su "madurez" y la necesidad de hablar .su propio idioma.

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En Nefelibal (1922), el scgundo de los libros de Martrnez Estrada, lo formal _aparece predominando, en tanto resulta algo quc no ha llegado a concretarse por mecanizaci6n de su contenido que no pasa de stz un pretexto: el recurso mental al que adhierc sc hace tan evidente pa- su repetici6n, quc tennina por convertirse en un rigido csqucrna. Y en la escueta apoyatura de su destrei.a, la urgencia por lograr una superaci6n de los rezagos inertes del modemismo liquidado, lo enfrenta a un mundo al que quicre uir y s, homena;es, bibiograficas, J>Ol'mf-

cas, premios. GAivez pierde esa hegemonia en los anos veinle aun cuando sigue siendo una figura ambigua. Ya no tiene lugar propio, pero igual· mente se lo respeta. Los martinfienistas lo usan como blanco de sus parodias (tal como a la mayoria de los intelectuaJes 'viejos'), la m'8 conocida de las cuales es la carta ap6crifa que Wximo Gorki le envia al aua de ·Nacha Regules·. Pero tambi6n los j6venes de izqlier· da van a ver en GAivez una figtn a la que hay que combatir. Es para ellos un intelectual ambiguo que en parte reivinclcan por· que irata temas de la tierra y vinculados con los sectores popu1ares· pero cuya ideologia no comparten. A veces hay que elogiarto -cuando el elogio les sirve para oponerse a los enemigos de la vanguardia ariistica-, y otras hay que vapulearlo por sus adhesiones polfticas o su figtKa bastante autoritaria dentro del campo Wtural. La revista Nosotros tampoco tiene clara la figwa de GAivez; si por ui lado no es ui adsal>to fiel de Bianchi y Giusti (casi condici6n 303

para el cornpacto aooque exlenSO on4>0 de colaboradores), por olrO es ll'I representante de la vieja tradici6n que bien puede servir como aliado contra la avalancha de los jOvenes. En todo caso, textos como La maestra nonnal, Nacha Regules, Hstoria d8 arrabal fueron atentamente leidos por sus contemporaneos, que no dejaron de pronoociarse con respeto hacia quien fue uno de los que introdujo la narraci6n realista en la Argentina y quien m~s luch6 por los derechos del escritor. La tarea de organizaci6n institucional de los intelectuales fue el punto que todos le reconocieron a Manuel G~z aunque pocos lo siguieron en su camino megal6mano.

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ZOIGOBI: UNA NOVELA HUMORISTICA A un ano de la publicaci6n de la novela de Enrique Larreta, la editorial Campana de Palo edita un folleto de Luis Emilio Soto sobte Zogoibi con pr61ogo de Alvaro Yunque. En este prefacio se destaca que es el •primer trabajo serio· entre tantd panegirico de los •chupamedias espanoles· que quieren con esta novela llevar agua para su molino y ganarse al doctor Emilio Mitre, director de La Naci6n. ·eon 61 [Soto]-senala Yunque- se salva la critica entre nosotros. Por ~I hay una voz juvenil, pero segura, que habla por los muchos que han canado; y acusa a los que amontonaron toneladas de conveniencias sobre la afilada punta de la conciencia: pararrayos que se atrae siempre la c61era de los dioses de la tierra, amos del oro y del 6xito.• •$4bese por propia manifestaci6n de su autor, que Zogoibi lmplica un serio esfuerzo como novela representativa·. dice Soto ya partir de este comentario va a es~iar la novela de Larreta en esa corriente en la que •e1 gaucho interesa porque personifica cierto nacionalismo indeciso que es~ infiltrindose en la literatura·. Soto ve a Zogoibi y su trama como la escena de un nino que posa frente a un paisaje pintado y discute lo artificioso del texto en el que nada parece terminar de encajar. ·eomo se ve, el asunto en sl no ofrece novedad ninguna. La misma intriga, con otra decoraci6n, se desarrolla a traws de numerosas "novelas semanales· que a fuerza de repetir el disco, quedaron reducidas a una sola en nuestra memoria, fundidas k>das en un molde que las resume: Esta inadecuaci6n (•Es mala la descripci6n de la laguna, Htografla de almanaque, adocenada y romAntica...•••...la ga~ni6re rustica y el gaucho escen6grato•) repetida en cada una de las secuencias y elementos del texto, es ent"vista como un acto de mala fe est6tico e ideol6gico ya que se ambienta en la pampa un •drama de pasiones· burguesas y eminentemente urbano. "El desenlace de la comedia es cifra y compendio de su valor integral. El melodrama no puede ser mis divertido, con todos los funestos augurios de prActica: gritos de chaji, chillidos de teros y et espejito roto en la vispera por la doncella de Zita. Lucia que se alza como Anima en pena en el camino y es herida de muerte por Federico y 6ste que desp00s se quita la vida, horrorizado por su crimen. S61o en las piezas de grand-guignol se halla una truculencia comparable. El senor Larreta le disputa a Eduardo Guit6rrez la gloria de sus his.torias

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de 88f98, eacalorn.tes episoclos de amor, de bra\U8 y de muer-

ta:

~ pen:epci6n de Ill inb'Uio ltarario c.- atraio sobre si los aplausos de los viejos criticos. Soso pone en esta nota los Pl'*>& IObre las ies y desmitifica (sin los argument>s que fueron de rigor en los lleva hasta sus ultimas consecuencias. La sociedad secreta, dice Los siete locos. "es como una enonne caldera. El vapor quc produce puecle mover una gnia como un ventilador". Y la maquinaci6n, por su parte, es un mccanismo subdivisible en mecanismos inlemos: "el primer mecanismo es el secuestro. El segundo la estada de usted en Rosario (...)El tercero, asesinato y procedimicnto para hacerlo desaparecer". He aqui la gran conexi6n arltiana: todo complot es~ dotado de sus engranajes, sus piczu, sus trasmisores de energfa y de movimiento, y al mismo tiempo toda m"tuina tiende siempre a fonnar parte de una conspiracioo. a desempeftarse oomo factor de producci6n o de destruc.ci6n, a acoplarse al programa experimental dcl complot. De esa concxion, Arlt supo cxploaar dos tipos de escritu-ra que reaparoccn sin cesar en sus textos, y que podernos imaginar, a la vez, como el tfmite y como el modclo de IOda su litcratura. Et primero es el manual; el plan es el segundo. El manual es esa escritura imaginaria que Astier produce a partir del estudio de la maquina desconocida. Inventor, Asticr pueCX' cl otro cntonan cl malestar actual; cl prcsente -para cl grotesc~ por el hccho de serlo sc identifica con cl mal, y si cl bien residi6 en el mundo, "el pecado" -por corrosivo- s6k> se instaura en el interior. Es en esos climas "pesados", ..asfixiantes" donde nadic se diviene sino que acumula. Y los personajes (especialmente ciertas figuras religiosas) ya no apelan al himno o al senn6n, sino que se agazapan en una "moral separada" de cnconada in&rospecci6n. Casi no hay cone: y el autobiografismo acecha a los protagonistas de AD con sus minucias, sus desgarramientos y el paladco de sf mismos (oscilando entre un agresivo narcisismo y un pudor aniquilante). Y si la lectura del circuito se hace en lo que va de la entonaci6n comunilaria a la acentuacioo de lo individual, tambi~ la inmedia&ez sin~ concentrada de los tftulos aclara el proceso: de Entre el IUe"o (1910), La fragua (1912), Conserva1orio La Armonfa (1917) pasando a Mustafa (1921), Mateo (1923), Gi4como (1924), Stlfano (1928). Del ~nfasis en los componentes sociales, grupales, hacia los individuates; de la. elecciOn y elaboraci6n de ambientes a la de tipos. Decir que se lrata del pasaje de la convicci6n al deterioro resultaria lineal, parcial por tanto. S6lo en una cconomfa de conjunto el sfmbolo simboliza; por eso seria m6s extacto explicarlo como transito de la Historia al Espiritu, del contrato a la solt.dad, del coloquio a la desintegraci6n, del convenio a la defensiva. Coagulando el intercambio, el circuito de "los negocios" se mutila; ni "corre la pla&a" ni "tengo palab~ para explicanne". Notorio: nuevamente la interioriz.aci6n (donde ya sc vislumbra el significado de la productividad de Annando Discqx>lo como examen de inconciencia en tanto adenWl sobre si mismo y coriio indudable regresi6n controlada) acentuada como inlimismo. resuelta como margifllJlidad y celelnda como excepcionalidad. Correlativamente lo corporal -verificablc en las marcaciones crecientes y cada vez l1W minuciosas- indican Wl proceso de pesantez y apaciguamiento donde la din4mica sainetera se trueca en torpez.a; los personajes hablan cada vez mas con animates (como indudable corolario de los mon6logos) y su andadura aparece paulatinamente penetrada de una animalidad que se escurre por los rincones o se parapeta en una separaci6n que instaura y padece. Engordan, tropie:zan, su cuerpo los englute, "se dejan esaar", se desinteresan, "no hacen nada" y "se deshacen~. Hasta llegar a una intensidad tal que, como hombres, resultan animates que s6lo controlan su terror. De donde se sigue que lo·gestual, en lugar de apunaar hacia afuera, se va decantando en un circuito de condensaci6n y econornia: las narizotas, los rudimentarios y eficaces recursos de la maquieta, los pelucones y el maquillaje estent6reo se van disipando en beneficio de las acotaciones interiorizantes. De la euforia se pasa a la depresi6n. Y el sexo, las referenci~ al sexo. de adem4n se inhi343

ben o se abstienen; de una exhtbici6n general, berevola, se contraen, se invalidan o se localizan. Un dato m4s, un presupuesto se transforma asf en anomalia. Y la arquitectma esencial del sainete formulada por Vacarezza:

"Un patio de convenlillo, ,,,. italiano encargao, ,,,. -yoyega retobao, Mila percanta, wa viviUo ,(1) dos malevos de cuchillo, ,,,. chamuyo, waa pasiOn, choqlli!s, celos, discusiOn, desaflo, puiialada,(2) aspamento, disparada, awcilio, cana... te /On." (3) en los tres momentos cl4sicos del plantoo (1), nudo (2) y desenlace (3), se toma en otros tres m4s interiorizados como aspiraci6n, proyecto y fracaso: el sainete ~xuberante en sus variaciones pero estere.otipado en su concepci6n- al refinarse en grotresco gana en potencia simb6lica lo que piezde en referencia social. De donde se infiere que si el sainete expone bajo una luz cenital a sus personajes, "bajo el sol de esta tieaa que nos alumbra a todos por igual", planteandolos en una sola dimensi6n que por su exterioridad apunta a la convenci6n y por su dibujo a lo consabido, el grotesco -al sustraerlos en la penumbra- les otorga una lentitud ambivalente donde su interioridad concluye en paradoja y su arrinconamiento en un ritual que se escurre al c6digo. El grotesco brota, por consiguiente, como el sainete dialectizado. Se vera: en la sutil refracci6n de la historia concreta, el teatto de Armando Disc~lo se connota como "el banoco del sainete"~ 0, si se le da primacla, como "el groteseo del proyecto liberal". Porque si el herofsmo de los protagonistas del sainete radica en &a iden1ijicaci0n donde virtualmente significado y significante se superponen, la densidad de las mejores figuras del grotesco estriba en su peculiar anomia en la cual esas referencias no resultan recfprocas ni progresivas, sino que se contradicen. Al fin de cuentas, el mayor espesor literario del grotesco debe ser visto como proyecci6n del descenso de Armando Disc~polo desde "el cielo que nos cubre" en el sainete de 1910 a "su infiemo personal" en el perfodo que culmina alrededor de 1930.

La hNoria, umbral yred de significaciooes Grotesco-sainete. Texto-primer contexto. ''Pero no podemos olvidar que 344

Annando Disdpolo, Carlos M. Pacheco, Jor debajo de esta saie de coordenada$, surca la obra de Annando Disdpolo un entramado de linfas longitudinales.a diversos niveles que se reiteran, se desplazan. se superponen hasta fundirse, se bifurcan o esclerosan y van constituyendo la osatura dramatica fundamental que puede seguirse en sus rastros, apaciguamientos. hiatos o deosificaciones. Son 354

los temas recurrent.es que con sus frecuenc~ significativas y sus seftales estilisticas corroboran desde el interior de la obra el pasaje y refinamiento del sainete tradicional (o del naturalismo discursivo) en tninsito al grotesco. La que podria llamarse "del borrachito al grotesco" es la primera obsesi6n revcladora y la mAs evidente por su inmediata encamaci6n en los M~ es: en Entre el hierro aparece lateralmente un germen inicial del protagonista grotesco; se llama don Fennfn y es un borracho; el dato mAs evidente, su cuerpo inerme, bamboleante e inseguro (acotado como "mAs viejo, mAs dres disicos (que segLfl las agrupaciones van desde los tragicos griegos a Shalcespeare y Moli6fe) pero van a enfatizar especialrriente la proclJcci6n de los escrttores nacionales j6venes que no entran en las trenzas de las companias y empresarios. Los nllmeros por lo general se completan con -ademU de la obra representada- canciones .Y bales crioBos.

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CapituloX\1

LITERATURA DE IZQUIERDA: . ·. TARISMOY PEDAGOGIA

Graciela Montaldo



"Ven, proletario consciente

Que medroso titubeas De sustentar las ideas Que triunfaron en Or~nte! Si hasta ayer f uiste pac~nte Esclavo del Capital, Hoy romperds el dogal Que te oprime la garganta Ven con nosotros y canta Confe, "La Internacional"!" ("Decimas rojas", de Renato Lenzi)

"La verda.dera vanguardia en lo econ0mico, en lo politico, en lo social, en lo cultural, por consiguiente en lo artlstico y literario es el izquierdismo; o sea la posicion que adoptan todos aquellos que se colocan frente a los intereses subalternos, a las con11enciones sociales, al egolsmo ya la rutina, bajo una bandera de esperanza, de annonfa, de ideal". ("La usurpaci6n vanguardista y la literatura de izquierda",por Josi Picone.)

"Se .perfila entonces la responsable misiOn del crflico de orientar la inclinacion de/ pUblico lector hacia las obras capaces de producir la cerebracwn educativa". (''Necesidad de una critica sincera" por Jose Aisenson) A principios de la decada del veinte, con discreci6n y rapidez, comienza a organizarse un grupo de narrc1dores y poetas nucleados en tomo a un pro369

yecto com6n que cuen1a con un pequefto y no expllcito programa ideol6gico y es~tioo. Este proyecto no esauvo en esos primeros momentos, e inctuso tampoco en los posteriores, excesivamente definido: fue lllU bien un cllmulo de presupuestos sobre 1os cuales se crearon una gran cantidad de .:tividades culturales y politicas y una vasta literatma, de desigual valoc estltico, pero que coincidi6 en replanlessc la funciOn y el valor que la ficci6n litcraria en particular y el arte en gmeml, debfa tener dentro de una sociedad·en poceso de transfonnaci6n. Estos escritacs que tuvieron pm algdn tiempo como centro de reunic5o una imprenta ubicada en la calle Bot.do, forman el conjlDlto de escritores ve-

ristas, tendencia que produjo una literatura que apos'6 todas sus cartas a la construcci6n de una venlad. Lejos de 'pintar la realidad' -como en algunas oportunidades declararon-, la 1area de estos ~tores comprometi6 un programs ideol6gico elevado a categN

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Capitulo xvn

EL 7DE SETIEMBRE

Graciela Montaldo

En la madrugada del siete de setiembre de 1930 las redacciones de los diarios tuvieron que componer sus editoriales, defini6ndose acerca del 'golpe de estado' o 1a revoluci6n' que se habfa producido JJ(>r la intervenci6n de un grupo de militares y civiles que contaron con un extendido consenso. En realidad, debe haber sido una de las joma~ menos apresuradas de la historia del periodismo argentino dado que los editoriales de los principales diarios debfan estar compuestos desde antes o, en todo caso, habfa solamente que escribir aquello que todo el mundo sabfa que iba a suceder y, es m4s, estaba deseando que sucediese. La prensa anterior al dfa 6 anuncia lo irremediable de alg0n cambio, su inminencia, aunque no apuesta todavfa a ninguna modalidad. S6lo la izquierda m4s radical vio en el golpe de estado del general Uriburu el recambio de una clase polftica por una casta aun por que la que estaba en el poder. El resto del espectro polftico se siente tan aliviado y feliz con la caida de Yrigoyen que se pliega bastante acrlticamente, cuando no con decidido apoyo, al nuevo orden impuesto por los militares. Tantos conspiradores, tantos arreglos bubo en los dias previos que un "hilito de aire fresco" pareci6 disipar las preocupaciones de la pob!aci6n que se lanz6 a festejar por las calles. Curiosamente, las voces de oposici6n, de advertencia y de combale, van a proceder de un frente 'estudiantil-proletario', Unicas fracciones entre los sectores progresistas que son capaces de ver que el golpe de estado de Uriburu es algo mu que el derrocamiento de Yrigoyen. Los demas sectore1 se acogieron a una evaluaci6n del acontecimiento seglin lo que les sacaba de encima y no se preocuparon excesivameute por la legalidad del nuevo gobiemo. Asf sc cicrra un periodo de la historia argentina en que el vislumbre democdtico pareci6 m4s que un espejismo y se abre la secuencia en que los militares gobieman la vida polltica y l~ golpes de estado ponen comas y puntos a la historia del pals. Algunos fragmentos de los pronunciamientos de sectores politicos, ideol6gicos, gremiales y culturales sirven como testimonios de

cierre de este volumen. 397

Adivida~ en la noche del 5al 6de septiembre "En cuanto tcnnine mis gestiones ante el general Uriburu y con una copia del manifiesto aprobado. me dirigf a la cawt del general Justo. Senlfa el espiritu aligcrado dcl peso de las prcocupaciones sufridas en los ultimos meses y disfrutaba de la intima satisfacci6n de haber cumplido con exito la misi6n confiada por los oficialcs. que significaba tambien el lriunfo de mis m's puras convicciones ciudadanas. La revoluci6n iba a dcsplegar. desdc el comicnzo, su gran bandera de principios, a cuya sombra se agruparia seguramente, la opini6n responsable y pondcrada dcl pais. w instituciones serian rcspctadas y con el pronto retomo a la normalidad, el patrimonio politico e institucional del pais, se salvaria del sacudimiento. Los hombres encargados de tan ardua misi6n, quedarian ligados a su pueblo por un compromiso de honor que no podrian quebrantar sin faltar a la fe de su palabra." Jose Maria Larobe, Memorias.

iHa caido, por fin! (Critica del 6de septiembre de 1930) "La revoluci6n ha estallado. La tirania nefasta que sufre el plis, el gobiemo de sangre y de ruinas, de arbitrariedad y de Klan, que ha llevado al pais, en dos a.nos, a un estado de angustia a la Naci6n que encontr6 floreciente y tranquila, acaba de caer. Un movimiento military civil, que garantiza la subsistencia del regimen constitucional argentino y de la Icy electoral, con la creaci6n inme.diata de una junta civil, lo ha denibado. Ciertamente, hubiera sido preferible que la soluci6n de la situaci6n insostenible de la Naci6n se resolviera por las vias legates: que el ejCrcito no salicra de sus cuartcles. Pero, la convicci6n de que no habia otro remedio para salvar al pais, cuesti6n de vida o muerte, excusa todo comentario. Encabczado por la joven y querida Escuela Militar, el ejercito, acompanado de civiles, avanz6 hacia la Capital. La simpatia del pueblo, que ve en ellos una garamla de ordcn, de paz, de respeto, Jes ac;ompafta. Esperamos que, en cuanto rcspccta al ejCrcito, cumplira su misi6n con la abnegaci6n y el patriotismo que la anim6 a iniciarla y mcrecera, por ello, la gratitud del pais. El Senor Y rigoyen cae del gobicmo con pcnas y sin laureles. Es "hist6rica" su presidencia en cuanlo al "monumento de doctrina" que establece como experiencia para los ciudadanos que, en lo futuro, reciban de manos del pueblo el bast6n dcl mando. 398

···························································· ................................................................. Con el Sellor Yrigoyen no cae solamente ~; cae, tambi~. un r~gimen, un sistema de Gobierno: el personalismo. Queda demosttado que no se ·puede gobemar impuilemente por encima de la Constituci6n y las leyes del pafs; que la familia argentina no debe ser dividida en provecho de unos cuantos; que el ejercicio del poder es una t&nica para la cual se requieren otras condiciones que las negativas del caudillo prepotente; que la cenuali7.8Ci6n dictatorial del gobiemo no es pc>siblc en un pafs de instituciones y conciencia de-

mocranca.,.

Frente ala revoluci6n triunrante (I.a Raz6n del 7de septiembre de 1930) "No hemos de perdemos en comentarios, ni hemos de dejarnos llevar por el af4n de hallar una frase o una palabra m'8 o menos descriptiva y fiel. El triunfo de la extraordinaria jomada de ayer ha sido un triunfo indudable y magnffico de la opini6n publica. El ej~rcito la ha apoyado, acompaftado y conducido a su tiempo, porque el ej~rcito tiene la misma alma y la misma conciencia del pueblo argentino. como que es came de su came y sangre de su sangre, dep6sito de sus tradiciones heroicas, defensa de su integridad y de su soberanfa y guardiml' y sostbl de su grandeza prcsente y futura. Nadie le teme. Todos le aclaman. El general Uriburu preside, no ya una junta militar, sino un gobierno provisional. El elenco organiz.ado satisface ampliamente las aspiraciones nacionales. Se impone a la consideraci6n publica por su limpieza. Es, en efecto, un conjunto de hombres puros. de hombres de ley, caracterizados y respetados. Puede depositarse entodos ellos la fe del pafs, lo mismo que las mejores esperanzas del mas puro patriotismo. La tarea que el gobiemo provisional ha tornado a su cargo es una enorme tarea, s6lo inferior a su responsabilidad Gloria suya que otra gran victoria corone sus esfuenos, y gloria suya m4s envidiable todavia, porque habr4n merecido, por su laba' reconstructiva, bien de la Patria."

sera

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La protesta (1 de setiembre de 1930). "Al enttar en mjquina esta edici6n, a las 18 hom, podemos observar la bandera de parlamento en la Casa Rosada. . El gobiemo de un minuto del vicepresidente Dr. Martinez, se ha rendido, las Uq>as que venian avmwmdo hacia la capital ban triunfado en toda la Unea y han vencido las da>iles resistencias de algunos vacilantes. En la capital al menos el ejacito, la aviaci6n y la annada se swnaron a los rebeldes y ban reconocido la Junta Militar. Estamos, pues, bajo la dictadura militar. Nosocros sabemos lo que son las dictaduras y hemos aprendido algo de la experiencia de los Ulitmos aftos. La dictadura es el peor enemigo de los pueblos, del pensamiento humano y en

especial del proletariado. Hacerse ilusiones es hacerse c6mplices y cooperar a su estabilidad Propiciar el desarme de los trabajadores con la puividad es inclinarse ante las botas militares y servirles de escal6n para el encubrimiento. 1Humill!os, trabajadores! 1,Tenfais poca abyecci6n, poca miseria, pocas vejaciones? Ahora tendreis el sumo de la humillaci6n, de la abyecci6n, de la miseria! Contra la dictadura no hay m4s que una fuena hoy en el pafs: el proletariado. Si este baja la cabeZa y asiente, todo estj perdido, todo, incluso la digru"dad" •

Dm'aci6n de la juventud universitaria al pueblo de la Rep6bID "La juventud univezsitaria, ante la noticia de que las fuerzas armadas de la naci6n se aprestan a derrocar el r~gimen imperante. repudiado por el pueblo todo de la Reptiblica, interpreta esta medida de fuerza como medio para lograr los fines del movimiento civil. De.clara que las fuerzas annadas debemn reintegrarse luego del ejercicio de SU unica funci6n seflalada por la ley, entregando las funciones de gobiemo a las autoridades constitucionales. con el fin de convocar de inme.d.iato a cornicios libres para restaurar el funcionamiento normal de las instituciones republicahas." Buenos Aires, septiembre 6, 10 horas.

400

Federaci6n Universitaria de C6rdoba "La Federaci6n Univcrsitaria de C6rdoba se solidariza en un todo con la Fcdttaci6n Universitaria de Buenos Aires que, al contribuir con su valentfa y decisi6n a derribar W1 gobiemo inepto y ensabecido, ha demostrado ser en estos momentos de angustia y tormento el centinela avanzado de las libatades ciudadanas, encamando el verdadero favor cfvico de las masas universitarias del pafs que es, hoy por hoy, digna expresi6n de la conciencia de wt pueblo libre. La juventud universitaria, por inte.nnedio de su entidad m4xima, la Federaci6n Universitaria, declara que no aceptad. bajo ningdn conceplO, salir de wt gobiemo penonalista y absorbentc, para caer en una dictadura, sea civil o militar, porque estamos dispuestos a salir a la calle ya luchar por todos los medios a nuestros alcances para cimentar la libertad y la justicia. Anhelamos para la repdblica hom m4s felices de paz y de progreso, y afinnamos que s6lo con la uni6n de la fuena que trabaja y que piensa lograremos nuestms aspiraciones. La Federaci6n Universitaria hace un llamamiento a la juventud libre y al proletariado a que permanezca alerta y sepa ponerse de pie si horas ingratas para el pais lo reclaman."

Comunicado del Comejo Federal de la F.O.R.A. "Camaradas, estc consejo insistc en la advertcncia que viene haciendo en todos los comunicados: el proletariado y especialmentc el movimiento forista, no deben tomar participaci6n alguna en el pleito politico que se ventila entre la oposici6n y el gobiemo; si ha de intervenir, obligado Pa (3 nlimeros)

Para ti NARRATIVA

Manuel G'1vez: Historia de arrabal La tragedia tk 1U1 hombre /wrte Roberto Gache: Baile y Filosofla Hugo Wast: El vengador

Juan Pablo Echagile: Al margen de la escena Alberto Guerchuooff: La jofaina mDTavillosa Paul Gro~: Relatos argentinos Carlos A. Lewnann: La vida victoriosa C. M. Ocantos: Victoria El camiOn Seis novelas espanolas Juan C. D4valos: El viento blanco POESIA Francisco Luis Bem4rdez: Orto Bazar Leopoldo Lugones: Las horas doradas Oliverio Gironda: Veinte poemas para ser lefdos en el lranvla

422

Leopoldo Marcchal: Los aguilMChos

Tom4s Allende Jragmi: Mds all4 de las ldgrimas Alfredo Bufano: Poemas de provincia Luis Franco: La muldnima Baldomero Fem6ndez Moreno: Canlo de amor, de luz, de ag111J Mil novecitntos veintidOs Elias CMpena: Mmerialu Euquiel Martinez Estrada: Nefelibal Salvador .Merlino: Cancion de vacaciones J~ Gonz4lez Carvalho: Campanas en la tarde HSO: El"""° iU Paknno Pedro E. Pico: San J111J11Cito de Realic:D. Pwb/Lrina J. SMchez Gardcl: La qui~IUU

1928 Sc prcsentan obras de Petloruti. ~•.Spiliinbergo. Se estrenan tos tangos AdiOs mw:hachos y Chorra de F.nrique Santos D~­ polo.

RE VISTAS Prometeo (l numems) Dir.: J. Ors·Cavalli (Parana) El Carcaj (1 numeros) (Tucumn) D.S. S. (3 nlimeros) Dir.: Juan Manuel Villareal ( La·Plala) La Gaceta del SIU (8 Dlimcros) Dir.: AmW;io.Oniz ~esario)· Diario El Mundo • Criterio Dir.: Dell'oro Mailti NARRATIVA Arturo Capdevila: B•l y el castellano Juan Carlos Davalos: Los gaMChos Los buscadores de