Tiempos compuestos y formas verbales complejas 9783865278654

Compila doce trabajos dedicados a las formas compuestas del verbo. Junto a un recorrido desde su aparición hasta su situ

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Spanish; Castilian Pages 548 Year 2008

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Table of contents :
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
EL «INVENTO» ROMÁNICO
I. LOS TIEMPOS COMPUESTOS DEL ESPAÑOL: FORMACIÓN, INTERPRETACIÓN Y SINTAXIS
II. EL PERFECTO COMPUESTO (Y OTROS TIEMPOS COMPUESTOS) EN LAS LENGUAS ROMÁNICAS: FORMAS Y VALORES
TIEMPOS COMPUESTOS Y SIGNIFICADO TEMPO-ASPECTUAL
III. WHERE THE PAST IS IN THE PERFECT
IV. GRAMMATICAL ASPECT AND CONSTRUAL OF COMPOUND PERFECT TENSES
V. ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA FORMA Y EL SIGNIFICADO DEL PERFECTO
ALGUNAS OPOSICIONES PARADIGMÁTICAS
VI. DOS FORMAS DE OPOSICIÓN EN EL ÁMBITO ROMÁNICO ENTRE EL PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO Y EL PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE
VII. EL PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO Y LOS CONTEXTOS PREHODIERNALES
VIII. EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO: HISTORIA Y USO DE HUBE CANTADO
IX. PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO Y PRETÉRITO ANTERIOR
FORMAS VERBALES COMPLEJAS
X. Y LOS TIEMPOS COMPUESTOS: SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS. LA PROSPECTIVIDAD Y EL PARADIGMA TEMPORAL Y ASPECTUAL DEL ESPAÑOL
XI. MORFOSINTAXIS E INTERPRETACIÓN TEMPORAL DE LOS VERBOS MODALES
XII. SYNTACTIC ENCODING OFASPECT IN SOME NORTHERN ITALIAN DIALECTS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Tiempos compuestos y formas verbales complejas
 9783865278654

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LINGÜÍSTICA IBEROAMERICANA Vol. 34

DIRECTORES:

MARIO BARRA JOVER, UNIVERSITÉ PARIS VIII IGNACIO BOSQUE MUÑOZ, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID ANTONIO BRIZ GÓMEZ, UNIVERSITAT DE VALÈNCIA GUIOMAR CIAPUSCIO, UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES CONCEPCIÓN COMPANY COMPANY, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO STEVEN DWORKIN, UNIVERSITY OF MICHIGAN ROLF EBERENZ, UNIVERSITÉ DE LAUSANNE MARÍA TERESA FUENTES MORÁN, UNIVERSIDAD DE SALAMANCA EBERHARD GÄRTNER, UNIVERSITÄT LEIPZIG JOHANNES KABATEK, EBERHARD-KARLS-UNIVERSITÄT TÜBINGEN EMM A MARTINELL GIFRE, UNIVERSITAT DE BARCELONA JOSÉ G. MORENO DE ALBA, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO RALPH PENNY, UNIVERSITY OF LONDON REINHOLD WERNER, UNIVERSITÄT AUGSBURG GERD WOTJAK, UNIVERSITÄT LEIPZIG

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Ángeles Carrasco Gutiérrez (ed.)

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Iberoamericana



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Bibliographic information published by Die Deutsche Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data are available on the Internet at .

La publicación de este libro ha sido parcialmente subvencionada por la Universidad de Castilla-La Mancha mediante una ayuda para la Cofinanciación de la Publicación de Trabajos de Investigación: Humanidades y Sociales que se inscribe en su programa de acciones complementarias a la I+D+i.

Reservados todos los derechos © Iberoamericana Editorial Vervuert, 2008 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 3522 Fax: +34 91 429 5397 [email protected] www.ibero-americana.net © Vervuert Verlagsgesellschaft, 2008 Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.ibero-americana.net ISBN 978-84-8489-369-1 (Iberoamericana) ISBN 978-3-86527-392-5 (Vervuert) Depósito Legal: Cubierta: Marcelo Alfaro Impreso en España por The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN

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EL «INVENTO» ROMÁNICO ÁNGELES CARRASCO GUTIÉRREZ I. Los tiempos compuestos del español: formación, interpretación y sintaxis

13

BRUNO CAMUS BERGARECHE II. El perfecto compuesto (y otros tiempos compuestos) en las lenguas románicas: formas y valores

65

TIEMPOS COMPUESTOS Y SIGNIFICADO TEMPO-ASPECTUAL TIM STOWELL III. Where the Past is in the Perfect

103

KAREN ZAGONA IV. Gramatical Aspect and construal of compound perfect tenses

119

SABINE IATRIDOU, ELENA ANAGNOSTOPOULOU, ROUMYANA IZVORSKI V. Algunas observaciones sobre la forma y el significado del Perfecto

151

ALGUNAS OPOSICIONES PARADIGMÁTICAS MARÍA MARTÍNEZ-ATIENZA VI. Dos formas de oposición en el ámbito románico entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple

203

ILPO KEMPAS VII. El pretérito perfecto compuesto y los contextos prehodiernales 231

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ÁLVARO S. OCTAVIO DE TOLEDO Y HUERTA Y JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA VIII. En busca del tiempo perdido: historia y uso de hube cantado

275

LUIS GARCÍA FERNÁNDEZ IX. Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

359

FORMAS VERBALES COMPLEJAS ANA MARÍA BRAVO X. y los tiempos compuestos: semejanzas y diferencias. La prospectividad y el paradigma temporal y aspectual del español

403

HAMIDA DEMIRDACHE Y MYRIAM URIBE-ETXEBARRIA XI. Morfosintaxis e interpretación temporal de los verbos modales 443 CECILIA POLETTO XII. Syntactic encoding of Aspect in some Northern Italian dialects 499 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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PRESENTACIÓN

La elaboración del presente volumen se inscribe dentro del proyecto Semántica y sintaxis de las formas compuestas del verbo, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (HUM 2004-02659). Este proyecto fue solicitado por un grupo de profesores de la Universidad de Castilla-La Mancha con el propósito de seguir profundizando en el estudio del que ha sido su tema principal de investigación en los últimos años: las categorías gramaticales de Tiempo y Aspecto. En la bibliografía sobre estas categorías la referencia a las formas verbales compuestas es inevitable. En parte, por la dificultad que entraña el análisis de algunas de ellas. Es el caso, por ejemplo, del pretérito perfecto compuesto. Y en parte asimismo por el abanico de nuevas cuestiones que se han planteado tanto a partir del estudio diacrónico como de la comparación lingüística. Esta es la razón por la que elaborar una publicación dedicada a los tiempos compuestos se convertía también para nosotros en una exigencia. El formato por el que hemos optado es el de la obra colectiva. En el volumen participan estudiosos españoles y extranjeros que fijan su atención en aspectos muy variados y que adoptan puntos de vista teóricos no siempre coincidentes. Todo ello, creemos, contribuirá a que el lector se forme una idea más completa sobre cuáles son las preguntas que ha suscitado el estudio de los tiempos compuestos y cuáles son las respuestas que se les han dado. El libro está estructurado en cuatro partes. La primera, El «invento» románico, tiene un carácter introductorio. En el capítulo I, Ángeles Carrasco Gutiérrez, de la Universidad de Castilla-La Mancha, traza un breve recorrido desde la perífrasis Resultativa latina hasta las formas compuestas con las que se expresa anterioridad en las lenguas romances para detenerse después en el modo en que se interpretan estos tiempos y en su proyección sintáctica. En el capítulo II, Bruno Camus Bergareche, también de la Universidad de Castilla-La Mancha, nos ofrece un panorama de la situación en el continente europeo de uno de los tiempos compuestos más característicos, el pretérito perfecto compuesto; hace además una descripción detallada de algunos aspectos formales de los tiempos compuestos románicos y vuelve al pretérito perfecto compuesto para tratar de su contenido, sus valores y establecer sus conexiones con el pretérito perfecto simple. La segunda parte, Tiempos compuestos y significado tempo-aspectual, reúne trabajos que se centran en el significado temporal y aspectual de las formas verbales compuestas. En el capítulo III, Tim Stowell, de la Universidad de California en Los Ángeles, se propone identificar el origen sintáctico del significado temporal

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Ángeles Carrasco Gutiérrez

de Pasado que se asocia con el pretérito perfecto compuesto. En el capítulo IV, Karen Zagona, de la Universidad de Washington, revisa el significado de los tiempos compuestos partiendo de la asunción de que los contenidos de aspecto gramatical se obtienen de forma composicional, al igual que los de contenido léxico. El capítulo V es traducción del publicado en 2001 en el libro de Michael J. Kenstowicz Ken Hale: A Life in Language (Cambridge, The MIT Press). Sus autoras, Sabine Iatridou, del Massachusetts Institute of Technology, Elena Anagnostopoulou, de la Universidad de Creta, y Roumyana Izvorski, de la Universidad del Sur de California, analizan de forma exhaustiva la distinción entre los perfectos Universal y Existencial y su parametrización en diversas lenguas. La tercera parte, Algunas oposiciones paradigmáticas, está dedicada a examinar el significado y contextos de uso de dos tiempos verbales, el pretérito perfecto compuesto y el pretérito anterior, fundamentalmente, por oposición al significado y contextos de uso del pretérito perfecto simple y del pretérito pluscuamperfecto, respectivamente. En el capítulo VI, María Martínez-Atienza, de la Universidad de Venecia, estudia dos tipos de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el simple, la que manifiestan lenguas como el catalán o el español en la variedad peninsular; y la que manifiestan lenguas como el portugués y el español en la variedad de México. En el capítulo VII, Ilpo Kempas, de la Universidad de Helsinki, explora la penetración del pretérito perfecto compuesto en contextos que tradicionalmente le corresponden al pretérito perfecto simple, los prehodiernales. Los datos que se examinan corresponden al español peninsular y a algunas variedades regionales del español americano. En el capítulo VIII, Álvaro S. Octavio de Toledo y Huerta, de la Universidad Complutense, y Javier Rodríguez Molina, del Centro Superior de Investigaciones Científicas, llevan a cabo un análisis diacrónico de las posibilidades de uso del pretérito anterior en el que se apoyan para hacer una propuesta acerca del contenido tempo-aspectual que tiene esta forma verbal actualmente. En el capítulo IX, Luis García Fernández, de la Universidad de Castilla-La Mancha, aborda las relaciones entre el pretérito pluscuamperfecto y el pretérito anterior con el propósito de demostrar que es falsa la observación tradicional de que ambos tiempos alternan y de que el pretérito anterior se diferencia del pretérito pluscuamperfecto por añadir el contenido de anterioridad inmediata. La cuarta y última parte, Formas verbales complejas, establece diversas conexiones entre los tiempos compuestos y formas perifrásticas que no forman parte estrictamente de la conjugación verbal o complejos verbales de muy diversa naturaleza. En el capítulo X, Ana María Bravo, del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset de Madrid, describe en profundidad la perífrasis a partir del examen de las propiedades que comparte con los tiempos compuestos del español. En el capítulo XI, Hamida Demirdache, de la Universidad de Nantes, y Myriam Uribe-Etxebarria, de la Universidad del País Vasco,

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dirigen su atención a los verbos modales. Uno de sus propósitos principales es dar cuenta de algunas asimetrías: las que se observan, por un lado, en la configuración morfosintáctica y orden de los morfemas temporales de los verbos modales; y por otro, en su interpretación en inglés y en castellano. En el capítulo XII, Cecilia Poletto, del Istituto di Scienze e Tecnologie della Cognizione de Padua, muestra cómo se codifican los valores aspectuales Terminativo, Completivo, y Continuo/Progresivo en varias construcciones presentes en algunos dialectos del sur de Italia. Las referencias bibliográficas de todos estos capítulos se encuentran reunidas al final del volumen. La razón que nos ha llevado a tomar esta decisión es que eran numerosas las ocasiones en que las citas se repetían. El resultado es que el lector se encontrará reunidos muchos de los títulos más relevantes referidos no solo al estudio de los tiempos compuestos sino también de las categorías gramaticales de Tiempo y Aspecto. Siguiendo además una convención habitual en la bibliografía, se han utilizado minúsculas iniciales para la denominación de los tiempos verbales (pretérito perfecto simple, presente, futuro). Las mayúsculas se han reservado tanto para la denominación de las categorías gramaticales (Tiempo, Aspecto) como para la de sus variedades (tiempo Presente, aspecto Perfectivo, perífrasis Resultativa). La editora

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I LOS TIEMPOS COMPUESTOS DEL ESPAÑOL: FORMACIÓN, INTERPRETACIÓN Y SINTAXIS*

ÁNGELES CARRASCO GUTIÉRREZ

Este capítulo no tiene otro objetivo que familiarizar al lector con tres cuestiones que, a nuestro juicio, resultan centrales para entender la naturaleza de los tiempos compuestos del español y que, en consecuencia, serán de enorme utilidad a la hora de emprender la lectura del resto de las contribuciones de este volumen. La primera cuestión es la creación de las formas verbales compuestas a partir de una perífrasis Resultativa latina. La segunda, su interpretación temporal y aspectual. Y la tercera, su proyección sintáctica. Los tres grandes apartados en que se divide el capítulo abordan sucesivamente cada uno de estos aspectos.

1. Formación de los tiempos compuestos En este primer apartado trazaremos, en primer lugar y muy brevemente, el recorrido desde la perífrasis Resultativa latina a las formas compuestas con las que se expresa anterioridad en las lenguas romances. En segundo lugar, nos detendremos con algo más de detalle en las explicaciones que se han dado en la bibliografía para el hecho de que para construir los tiempos compuestos de los verbos intransitivos haya sido (p.ej. en español) o sea posible (p.ej. en italiano y francés) emplear tanto el auxiliar «haber» como el auxiliar «ser»1. Para el resto de características formales de los tiempos compuestos, remitimos al lector al capítulo II del presente volumen.

* Este trabajo forma parte del proyecto Semántica y sintaxis de las formas compuestas del verbo, HUM 2004-02659, financiado parcialmente por la Dirección General de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia y el FEDER 1 Utilizaremos cursiva para marcar que nos estamos refiriendo al modo en que se manifiesta un auxiliar en una lengua concreta (p.ej. ser, en español) y comillas para hacer referencia a un contenido estándar que puede manifestarse de formas distintas según las lenguas (p.ej. «ser»).

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1.1. LA PERÍFRASIS RESULTATIVA LATINA Una innovación de las lenguas romances con respecto al latín es la creación de formas perifrásticas verbales para la expresión de anterioridad. En (1) se ejemplifica el tipo más extendido, la combinación del auxiliar «haber» y el participio pasado del verbo. El latín clásico carecía de estas formas perifrásticas. En lugar de ha escrito, en latín se habría utilizado la forma sintética scripsit: (1)

Juan ha escrito la carta.

El antecedente latino de las perífrasis romances tiene que buscarse en construcciones Resultativas2 como la de (2), en las que encontramos: a) un verbo pleno con significado de posesión; y b) dos constituyentes, uno nominal y otro adjetival, entre los que se establece una relación de predicación. El verbo habere con el participio de otro verbo «servía para indicar la acción efectuada, pero mantenida en sí o en sus consecuencias, como en español tener («tengo estudiado el asunto»)» (véase Lapesa 1981: §17.5): (2)

Habeo epistulam tengo carta-AC «tengo la carta escrita»

scriptam. escrita-AC

Los complementos de habere pueden pronominalizarse por separado (véase 3). Esto demuestra que no forman un único constituyente. Por otro lado, prueba de que complementos del tipo de scriptam tienen carácter adjetival es que pueden aparecer en grado comparativo (véase 4). Tomamos (3) y (4) de Salvi (1987: 226-227): (3)

(equitatum) quem ex omni provincia coactu habebat. caballería que-AC de cada-AB provincia-AB reunida-AC tenía «(la caballería) que tenía reunida de todas las provincias» (Caesar, De bello gallico I.15.1)

2 Este patrón no es el único posible en las lenguas romances. Bybee/Perkins/Pagliuca (1994: cap. 3) recogen tres orígenes para las formas verbales con el significado de «acción pasada con relevancia en el momento actual», lo que en su terminología se conoce como el gram (por morfema gramatical) ANTERIOR. Estas formas tienen su origen en: a) perífrasis con significado Resultativo, constituidas por verbos estativos con el significado de «ser» o «tener»; b) perífrasis con significado completivo, constituidas por verbos no estativos con el significado de «terminar»; y c) perífrasis constituidas por verbos de movimiento con el significado de «venir».

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comitiorum dilaciones occupatiorem me habebant. reuniones-GEN retrasos-NOM ocupado-comp-AC me tenían «los retrasos de las reuniones me tenían más ocupado» (Celius in Cicero, Epistulae ad familiares VIII.4.3.)

Para pasar de la situación ejemplificada en (2) a la ejemplificada en (1) y para la constitución posterior de todo un paradigma de formas verbales compuestas fueron necesarios los siguientes cambios: a) la gramaticalización de «haber», que es sustituido por «tener» para la expresión de los distintos matices de la posesión; b) la identificación entre el sujeto de «haber» y el sujeto agente implícito en el participio; c) la fijación del participio en masculino singular; y d) la imposibilidad casi absoluta de interposición entre el auxiliar y el participio3. Estos cambios pudieron verse favorecidos por una serie de factores convergentes (véase Squartini/Bertinetto 2000: 405). En la gramaticalización de «haber» pudo influir la existencia de estructuras perifrásticas formadas por un auxiliar y una forma verbal no personal4. Lo vemos en (5). En (5a) tenemos la estructura que se utilizaba para expresar pasado con los verbos deponentes; en (5b), la forma de pasado en voz pasiva; y en (5c), una construcción perifrástica constituida por verbos de cognición, frecuentemente atestiguada en latín clásico: (5)

a. Profectus sum. marchado soy «me marché. b. Laudatus sum. apreciado soy «fui apreciado» c. Cognitum habeo. «aprendí/sé bien»

En la fijación del participio en masculino singular, pudo tener algo que ver la pérdida de las marcas causales al final de la palabra. Finalmente, el cambio de un orden de palabras S[ujeto]O[bjeto]V[verbo] por un orden SVO pudo contribuir a fijar el orden aux+participo. 3 Véanse García Martín (2001: 78 y 157-159), para el español, y Squartini/Bertinetto (2000: 405), para algunas diferencias entre las lenguas romances. 4 También se observa un cambio de significado que permitió la ampliación del número de verbos que podían aparecer en la construcción con «haber» (véase Kuryłowicz 1965[1970: 68-69]): la construcción latina de (2) pone el acento en el estado que resulta de una acción anterior («tener escrita»); la construcción romance de (1) pone el acento, en cambio, en la acción que necesariamente precede a dicho resultado («haber escrito»).

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Cerramos este breve apartado con un esquema de la evolución y al mismo tiempo de la situación actual del pretérito perfecto compuesto en algunas lenguas romances. Nos basamos en la revisión que hacen Squartini/Bertinetto (2000) de la propuesta clásica de Harris (1982)5. Estos autores denominan deriva de aoristo (aorist drift, en inglés) al proceso en cuatro etapas que recogemos a continuación: A) El pretérito perfecto compuesto se usa para la expresión de estados presentes que resultan de acciones pasadas. No se utiliza para describir las propias acciones pasadas, ni siquiera las recientes. B) El pretérito perfecto compuesto aparece en contextos marcados aspectualmente como durativos o iterativos. Esto es, se utiliza con situaciones que han dado comienzo en el pasado y continúan en el momento del habla6. C) El pretérito perfecto compuesto describe acciones pasadas recientes o conectadas con el momento del habla. D) El pretérito perfecto compuesto describe acciones pasadas no necesariamente recientes. Paralelamente, el pretérito perfecto simple suele quedar restringido a los registros formales. La fase A corresponde a la situación que encontramos en latín vulgar. En la actualidad, no hay ninguna lengua romance que tenga un pretérito perfecto compuesto con un valor puramente Resultativo. La fase B representaría el uso de la forma compuesta en portugués, gallego, siciliano y algunas variedades del español de América (véase a este respecto el capítulo VI del presente volumen). La fase C, el uso de la forma compuesta en español peninsular, en occitano y en catalán. Y la fase D, el uso de la forma compuesta en francés estándar, italiano del norte, rumano estándar, ladino, friulano, romanche y sardo.

1.2. LA SELECCIÓN DEL AUXILIAR El ejemplo (1), Juan ha escrito la carta, representa una de las combinaciones más extendidas en las lenguas romances para la expresión de anterioridad: la

5 Para propuestas muy similares, consúltense Alcarcos Llorach (1947 [1980: 46]), Fleischman (1983: 195), Kuryłowicz (1965[1970: 70]) y Schwenter (1994a: 77). 6 Para Harris (1982), la fase B se propone como una fase intermedia entre las fases A y C: las situaciones durativas o iterativas expandirían, por así decirlo, un estado presente hacia el pasado. Para Squartini/Bertinetto (2000), se trataría de una fase independiente.

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combinación del auxiliar «haber» y el participio pasado del verbo. En el español de nuestros días esta es la única combinación posible. Pero no ocurría lo mismo en español antiguo. En español antiguo se combinaban necesariamente con haber los verbos transitivos. Los verbos intransitivos podían seleccionar haber o ser. Este fenómeno, que recuerda lo que ocurre en francés e italiano modernos, recibe en la bibliografía el nombre de desdoblamiento de la intransitividad (split intransitivity). Quienes han tratado de explicar este fenómeno en términos sintácticos defienden que los verbos intransitivos que seleccionan «haber» son inergativos, y los que seleccionan «ser», inacusativos. Los primeros se caracterizan por generar su único argumento en posición de sujeto. Los segundos, por generarlo en posición de objeto. La aparición del argumento de los verbos inacusativos en posición inicial se explica por movimiento. Esto es lo que se conoce como la Hipótesis Inacusativa (Unaccusative Hypothesis, Perlmutter 1978)7. Ahora bien, los verbos inacusativos que seleccionan «ser» no forman un grupo homogéneo. Por el contrario, se advierte una gran variación entre lenguas8. Esta es la razón por la que diversos autores han preferido dirigir su atención, bien a las propiedades semánticas de los verbos inacusativos, bien a los papeles temáticos de sus argumentos. Una propuesta en el primer sentido es la de Sorace (2000)9. Esta autora presenta la siguiente Jerarquía en la Selección del Auxiliar: (6)

Cambio de localización «Ser» (menos variación) Cambio de estado Continuación de un estado pre-existente Existencia de un estado Proceso no controlado Proceso controlado (movimiento) Proceso controlado (no movimiento) «Haber» (menos variación)

Los verbos intransitivos que significan cambio de localización son los que invariablemente seleccionan «ser» (véase 7). Los verbos que significan proceso controlado sin indicación de movimiento son los que invariablemente seleccionan «haber» (véase 8). Las nociones clave que parecen estar asociadas a estos contenidos son: «cambio télico», que se relaciona estrechamente con el auxiliar «ser»; y «proceso en que interviene un agente que no resulta afectado», que se relaciona

7 Véanse también Burzio (1986), Legendre (1989), Perlmutter (1989) y Rosen (1984 y 1988). 8 Para la distribución de los auxiliares «haber» y «ser» en proto-romance y en las distintas lenguas romances, véase Tuttle (1986). 9 Véanse también Bentley/Eythórsson (2003) y Sorace (2004).

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estrechamente con el auxiliar «haber»: (Tomamos 7 y 8 de Sorace 2000, ejemplos 1a, b y 33a, b.) (7)

(8)

a. Italiano: Maria è venuta alla festa. b. Francés: Marie est arrivée en retard. a. Italiano: I colleghi hanno chiaccherato tutto il pomeriggio. b. Francés: Les policiers ont travaillé toute la nuit.

Así las cosas, un menor grado de telicidad (verbos de cambio de estado, véase 9), la negación del cambio (verbos de continuación de un estado pre-existente, véase 10) o la ausencia de cambio (verbos de existencia de un estado, véase 11) suponen una fluctuación creciente en la selección del auxiliar «ser»: (Tomamos 9-11 de Sorace 2000, ejemplos 7a-c, 19a, 20a y 22a.) (9)

(10)

(11)

Italiano: a. La temperatura è salita/?*ha salito improvisamente. b. Le mele sono marcite/?hanno marcito al sole. c. La pianta è/ha fiorito due volte quest”anno. Francés: a. Mes parents *sont survécus/ont survécu au tremblement de terre. b. Marie est restée/*a resté à la maison avec les enfants. a. Italiano: I dinosauri sono esistiti/??hanno esistito 65 milioni di anno fa. b. Francés: Le dianosaures ont existé/*?sont existé il y a 65 millions d’ans.

Del mismo modo, que el agente pueda resultar más o menos afectado por el evento verbal o que incluso el sujeto no pueda interpretarse como agente es lo que motiva la mayor fluctuación en la selección del auxiliar «haber» con verbos de proceso controlado con indicación de movimiento (véase 12) y con verbos de proceso no controlado (véase 13): (Tomamos 12 y 13 de Sorace 2000, ejemplos 37a, 38, 47a, 45a.) (12)

a. Italiano: Gli atleti svedesi hanno corso/?sono corsi alle Olimpiadi. b. Francés: Marie a nagé/?est nagée tout l’après-midi.

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Italiano: a. Il telefono ha/è squillato. b. La fede religiosa ha tentennato/??è tentennata anche nei più forti.

Otra línea de investigación del diferente comportamiento de los verbos inacusativos con respecto a la selección del auxiliar de los tiempos compuestos consiste en atender a los papeles temáticos de sus argumentos. Terminamos con una breve referencia a la propuesta de Aranovich (2003)10, quien ha defendido para el español que los verbos inacusativos con argumentos con una interpretación más próxima a la de un Paciente Prototípico han resistido durante más tiempo la extensión del auxiliar «haber». Tomamos de este autor los ejemplos de (14) (pág. 2): (14)

a. El tren ha llegado tarde. b. …aquel omne, que fuera muy bien andante, era llegado a tan grand mengua que se sintia dello mucho.

En cursiva mostramos la diferencia en la selección del auxiliar en dos momentos distintos de la historia de nuestra lengua. El verbo llegar construyó sus formas compuestas con el auxiliar ser hasta el siglo XVI, tal y como se indica en el siguiente cuadro (véase Aranovich 2003: 6, quien toma de Benzig 1931 la cronología y de Levin/Rappaport 1995 la clasificación verbal). Llegar se inscribe en el grupo de los verbos de cambio de localización dirigido (esto es, con indicación inherente de la dirección del movimiento). Estos verbos, junto con los de cambio de estado son los que tardan más tiempo en perder su capacidad de combinarse con ser:

10 Véanse también Centineo (1996), Dowty (1991), Lieber/Baayen (1997), Van Valin (1990), Vincent (1982) y Zaenen (1993).

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CUADRO I: CLASES DE VERBOS INTRANSITIVOS Y FECHA DE ÚLTIMA APARICIÓN SER SIGLO

XIII

XIV

Apariencia y existencia estativas:

Fincar Holgar «quedarse» «descansar» Rastar «permanecer» Quedar

Apariencia y existencia dinámicas:

Cuntir «suceder»

Manera de moverse:

XV

XVI

XVII

Aparecer Acaecer Desaparecer Errar

Correr

Caminar

Cambio de localización dirigido:

Exir «salir» Desviar Viar «volver»

Arribar

Descender Tornar

Venir Llegar Caer Entrar Salir Huir Escapar Volver Subir Avenir «venir, suceder»

Pasar Ir Partir

Cambio de estado:

Cenar Yantar «comer

Transir «morir»

Fallir «fallar, morir» Despertar

Fallecer Finar «morir» Fenecer «morir» Adormir «quedarse dormido» Adormecer «quedarse dormido» Amanecer Anochecer Acabar

Nacer Crecer Morir

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En el trabajo de Aranovich se establece la siguiente correlación: cuanto mayor es el número de propiedades de Paciente Prototípico que exhibe el sujeto de un verbo intransitivo mayor es también el tiempo que tarda el auxiliar «haber» en desplazar a «ser». Las propiedades de Paciente Prototípico se recogen en (15) (véase Dowty 1991: 572): (15)

Propiedades de Paciente Prototípico: a. Sufre un cambio de estado. b. Tema que se incrementa11. c. Afectado causalmente por otro participante. d. Inmóvil en relación con el movimiento de otro participante. e. No existe con independencia del evento nombrado por el verbo, o no existe en absoluto.

El sujeto de verbos intransitivos como trabajar o pecar, que no se han combinado con ser en ningún momento de la historia del español, no manifiesta ninguno de los comportamientos recogidos en (15). Por el contrario, estos sujetos manifiestan algunos de los comportamientos recogidos en (16), que caracterizarían al Agente Prototípico: (16)

Propiedades de Agente Prototípico: a. Implicación voluntaria en el evento o estado. b. Capacidad de sentir (y/o percibir). c. Causante de un evento o de un cambio de estado en otro participante. d. En movimiento (en relación a la posición de otro participante). e. Existencia independiente del evento nombrado por el verbo.

Lo interesante de las propuestas de corte semántico es que ni la inacusatividad, ni la inergatividad se entienden como categorías discretas, de forma que lo esperable precisamente es la variabilidad en la selección del auxiliar de los tiempos

11 Los siguientes predicados son télicos: , , , , , . Los SSNN en cursiva constituyen ejemplos de Temas que se incrementan. La idea es que el argumento interno de estos predicados representa las subetapas que tiene que cubrir el evento hasta alcanzar su fin natural. Pensemos en una casa. Una casa consta de distintas partes, pero la construcción de una o varias de estas partes no constituye un ejemplo del evento consistente en construir una casa. Ahora bien, la construcción de una o varias partes sí que es equivalente a estar más cerca del fin natural del evento consistente en construir una casa. Para una breve revisión de la noción de «Tema que se incrementa», véase Aranovich (2003: 10). Consúltese también Ackerman/Moore (1999).

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compuestos. Para Sorace (2000), un verbo será tanto más inacusativo cuanto más próximo al significado de «cambio télico»; y será tanto más inergativo cuanto más próximo al significado de «proceso en que interviene un agente que resulta afectado». Para Aranovich (2003), un verbo será más o menos inacusativo dependiendo de que su sujeto tenga más o menos propiedades de Paciente Prototípico; y al contrario, será más o menos inergativo dependiendo de que su sujeto tenga más o menos propiedades de Agente Prototípico12.

2. Interpretación de los tiempos compuestos Si comparamos ahora el tiempo compuesto de (17a), el pretérito perfecto compuesto, con el tiempo con el que se relaciona morfológicamente, el presente, observamos que el primero añade un contenido de anterioridad a la indicación que realiza el segundo. El pretérito perfecto compuesto de (17a) es un antepresente en términos de localización temporal: (17)

a. Juan ha escrito la carta a las tres. b. Juan escribe la carta.

Fijémonos ahora en (18): (18)

Juan ya ha escrito la carta (*a las tres).

En (18) tenemos nuevamente un pretérito perfecto compuesto y, sin embargo, la indicación que realiza esta vez no es distinta de la del presente de (17b). Este pretérito perfecto compuesto no es un antepresente sino un presente en términos de localización temporal. Nótese efectivamente que (18) es agramatical con la expresión a las tres explícita, a diferencia de lo que ocurre en (17a). 12 Las explicaciones de corte semántico se enfrentan al obstáculo de tener que explicar que las estructuras pronominales seleccionan preferentemente el auxiliar «ser», aparentemente con independencia del significado del verbo principal. Esto se resuelve en los trabajos de corte sintacticista postulando que los verbos de estructuras pronominales son inacusativos. El clítico pronominal absorbe el papel temático (θ) externo e impide así que el verbo asigne Caso Acusativo (CAC) a su único argumento. El SN argumento interno tiene que desplazarse a la posición de sujeto para recibir Caso Nominativo (CNOM) (véase Grimshaw 1990):

Marioi (-θ, +CNOM) [si è difeso hi (+θ, -CAC)] Para las soluciones que se han apuntado en términos semánticos, véanse las referencias citadas en las notas 9 y 10, y en el propio texto.

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No obstante, hay otro sentido en el que puede seguir afirmándose que el pretérito perfecto compuesto de (18) expresa anterioridad. En (18) se habla del estado de cosas que sigue y es consecuencia de escribir la carta, a saber, haber escrito o tener escrita la carta. Este estado de cosas es simultáneo con el tiempo de la enunciación. En cambio, el evento consistente en escribir la carta es anterior. Pues bien, este contenido de anterioridad es resultado del significado aspectual de Perfecto del pretérito perfecto compuesto de (18). En el apartado 2.1 nos ocuparemos de la anterioridad de los tiempos compuestos entendida en términos estrictamente temporales o, lo que es lo mismo, del significado «ante-» que añaden las formas compuestas con el auxiliar «haber» a los tiempos simples con los que se relacionan morfológicamente. En el apartado 2.2 no ocuparemos de la anterioridad de los tiempos compuestos entendida en términos aspectuales. Allí comprobaremos que todas las formas verbales compuestas son ambiguas entre una interpretación Perfectiva y otra de Perfecto. La interpretación de Perfecto es la que sobresale en presencia del adverbio ya. En el resto del capítulo nos serviremos de este adverbio para diferenciar la interpretación de Perfecto de la Perfectiva.

2.1. ANTERIORIDAD EN TÉRMINOS TEMPORALES Según el análisis ya clásico de Reichenbach (1947), el significado de todos los tiempos verbales se obtiene del modo en que se combinan tres entidades teóricas, a saber, el punto o tiempo del habla (S, por point of speech), que designa el momento de la enunciación; el punto o tiempo del evento (E, por point of the event), que refiere al punto de la línea temporal en el que se localiza el acontecimiento denotado por el predicado verbal; y el punto o tiempo de referencia (R, por point of reference), que se corresponde con un intervalo de tiempo relevante con respecto al cual el hablante sitúa en la línea temporal el tiempo del evento. Las distintas combinaciones entre estas tres entidades teóricas nos permiten ilustrar a modo de ejemplo el diferente contenido de dos tiempos compuestos y de los dos tiempos simples con los que están relacionados morfológicamente. Representamos la relación entre puntos temporales de dos en dos: E con respecto a R y R con respecto a S. Esta convención es común en toda la bibliografía posterior a Reichenbach (1947)13.

13 Véanse Bouchard (1984: 97-99), Comrie (1981: 26 y 1985: cap. 6), Declerck (1986: 331-333 y 1991: 375-382), Hornstein (1990), Mittwoch (1995: 263 y 266, nota 10) y Vikner (1985: 88-90). En todos estos trabajos se defiende que la relación entre E y S no se establece de forma directa, sino que se deduce de la posición de E con respecto a R y de la posición de R con respecto a S.

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La coma indica relación de simultaneidad entre puntos temporales; el guión indica relación de sucesión, esto es, el punto a la izquierda del guión precede al punto que está a la derecha; el signo + representa que el significado del tiempo verbal es suma de los dos contenidos entre paréntesis. Finalmente, asumimos con Hornstein (1990) que el orden entre dos puntos que mantienen entre sí una relación de simultaneidad es copia del orden en que aparece el par de puntos que lo precede. Esto es, E aparece a la derecha de R en la estructura temporal (ET, a partir de ahora) del presente porque R aparece también a la derecha de S; en cambio, E aparece a la izquierda de R en la ET del pretérito perfecto simple porque esta es también la posición de R con respecto a S14: (19) (20)

a. (R,E)+(S,R) b. (E-R)+(S,R) a. (E,R)+(R-S) b. (E-R)+(R-S)

Presente Pretérito perfecto compuesto Pretérito perfecto simple Pretérito pluscuamperfecto

En las EETT de arriba, los tiempos simple y compuesto de (19) y los tiempos simple y compuesto de (20) comparten la posición de R con respecto a S. En las EETT del presente y del pretérito perfecto compuesto S y R son simultáneos. En las EETT del pretérito prefecto simple y del pretérito pluscuamperfecto R es anterior a S. Este contenido puede entenderse como una indicación de la esfera temporal a la que pertenece la forma verbal. Las esferas temporales son partes en las que el hablante divide la línea con la que se representa mentalmente el transcurrir del tiempo. La esfera temporal del presente está representada con la indicación S,R y la del pasado, con la indicación R-S. Así las cosas, el presente y el pretérito perfecto compuesto situarían el evento denotado por el predicado verbal en la esfera del presente, mientras que los pretéritos perfecto simple y pluscuamperfecto lo situarían en la esfera del pasado. Los tiempos simples y compuestos de (19) y (20) se diferencian, en cambio, por la posición de E con respecto a R. A los tiempos simples les corresponde la indicación R,E/E,R y a los compuestos, la indicación E-R. El pretérito perfecto compuesto sitúa E en un punto de la línea temporal que es anterior al punto en que sitúa E el tiempo presente, y lo mismo cabe decir del pretérito pluscuamperfecto en relación al pretérito perfecto simple. El pretérito perfecto compuesto 14

En cuanto al orden entre S y R, las lenguas naturales pueden elegir entre la posibilidad S,R y la posibilidad R,S. La primera reflejaría una división inicial de la línea temporal en una esfera del pasado y una esfera del no pasado; la segunda posibilidad, una división inicial en una esfera del futuro y una esfera del no futuro. Esta última es la opción marcada. Es propia de lenguas como el hua (véase Comrie 1985: 49), el yoruba, el igbo y el esquimal de Groenlandia (véase Hornstein 1990: 216).

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vendría a ser, pues, un presente anterior o antepresente y el pretérito pluscuamperfecto, un pretérito anterior o antepretérito. 2.1.1. La relevancia en el presente Retomemos brevemente las EETT de los pretéritos perfecto compuesto y simple: (19b) (E-R)+(S,R) (20a) (E,R)+(R-S)

Pretérito perfecto compuesto Pretérito perfecto simple

Estas fórmulas tienen en común que R es simultáneo con otro punto: S, en (19b), y E, en (20a). Pues bien, hay autores que han propuesto prescindir de R precisamente en estos casos. Un ejemplo es Comrie (1981: 27-29 y 1985: cap. 6), quien piensa que R no realiza ninguna aportación al significado de los tiempos verbales cuando mantiene una relación de simultaneidad, ya sea con S, ya sea con E. La ET que este autor propone para los pretéritos perfecto compuesto y simple es la de (21): (21)

(E-S)

Una misma ET debería dar cuenta de la referencia temporal de estos dos pretéritos ya que en ambos el punto del evento precede al punto del habla. El pretérito perfecto compuesto se diferenciaría del pretérito perfecto simple por su significado de pasado con relevancia en el momento presente15. Una diferencia que, a juicio de Comrie (1981: 29), no es temporal16: Perfecto [esto es, el pretérito perfecto compuesto] y Pasado [el pretérito perfecto simple] no se diferencian primariamente en términos de localización en el tiempo, pues ambos localizan una situación en el pasado; se diferencian en que el Perfecto incluye como parte de su significado que la situación pasada continúa teniendo relevancia en el presente –esto claramente va más allá del tiempo verbal como gramaticalización de la localización en el tiempo.

En contra de explicar la diferencia entre el pretérito perfecto simple y el compuesto en términos de relevancia en el presente existen, sin embargo, algunos datos que presentamos a continuación17: 15 De la misma opinión es Harris (1982: 44). Para la noción de «relevancia en el presente» o «relevancia actual», véase Depraetere (1998), y los capítulos VII y VIII del presente volumen. 16 Todas las traducciones de textos originales que encontrará el lector en el presente capítulo son nuestras. 17 Para los tres primeros argumentos, véase Declerck (1991: 234-239 y 319-322).

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A) El pretérito perfecto simple y el compuesto se combinan con expresiones temporales diferentes18. Más en concreto, solo el pretérito perfecto compuesto es compatible con expresiones temporales que denotan un tiempo que incluye en momento del habla o está incluido en un intervalo que incluye también S19: (22)

a. {Hablé/*He hablado} con él la semana pasada. b. {*Hablé/He hablado} con él esta semana. c. {Hablé/He hablado} con él a las tres.

Nótese que en (22c) podemos situar el evento denotado por el verbo en un día que no es el de la enunciación solo si el verbo está en pretérito perfecto simple, pero no si es un pretérito perfecto compuesto. B) El pretérito perfecto compuesto no puede formar parte de expresiones temporales como la de (23a), que modifica una forma verbal cuyo punto de referencia precede a S. El pretérito perfecto simple no puede formar parte, en cambio, de expresiones temporales como la de (23b), que modifica una forma verbal cuyo punto de referencia coincide con S: (23)

a. Cuando {llegó/*ha llegado} María, los invitados ya se habían ido. b. Cuando {*llegó/ha llegado} María, Juan le ha contado todo.

C) En un fragmento de discurso directo en el que se utiliza el presente histórico, se suele escoger el pretérito perfecto compuesto para la expresión de anterioridad, no el simple:

18

El present perfect inglés, una forma que indica igualmente anterioridad, no puede combinarse con expresiones temporales orientadas hacia el pasado. En la bibliografía de esta lengua, este hecho se conoce con el nombre de Present Perfect Puzzle. Véanse a este respecto, entre otros, Klein (1992), Kortmann (1995), Pancheva (2004), Pancheva/Von Stechow (2004), Portner (2003), y el capítulo V del presente volumen. 19 Esta descripción se ajusta a la norma del español peninsular (véanse, por ejemplo, Alarcos 1947 [1980: 24], Bello 1841: §§40-41 y 1847: §639 y los capítulos VI y VII del presente volumen. No obstante, la combinación del pretérito perfecto simple con este tipo de adverbios y, al contrario, la combinación del pretérito perfecto compuesto con adverbios que sitúan el punto del evento en un momento del pasado son cada vez más frecuentes. Para el uso y distribución de estos tiempos en el español de América, consúltense Kany (1945), Lope Blanch (1961) y Moreno de Alba (1978). Para las diferencias con respecto al significado de estos tiempos en español y otras lenguas romances, véanse asimismo Dahl (1985), Fleischman (1983) y las referencias allí citadas.

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Ayer lo encuentro y me dice que ha estado [cf. ?? estuvo] enfermo, pero que ya se siente bien y pronto volverá al trabajo. (Ejemplo 23, en Veiga Rodríguez 1987: 212.)

D) Un pretérito perfecto simple en una oración subordinada sustantiva puede indicar simultaneidad con respecto al pretérito perfecto simple de la oración principal, pero no un pretérito perfecto compuesto. Y, al contrario, un pretérito perfecto compuesto puede emplearse para expresar simultaneidad con respecto a otro pretérito perfecto compuesto, pero no un pretérito perfecto simple: (25)

a. Vi cómo {forzó/*ha forzado} la cerradura. b. He visto cómo {*forzó/ha forzado} la cerradura.

Todos estos datos son prueba de la distinta indicación temporal de anterioridad que realizan el pretérito perfecto compuesto y el simple y muestran la necesidad de mantener sus EETT diferenciadas20.

2.1.2. La subesfera del futuro El significado de anterioridad de los pretéritos perfecto compuesto y pluscuamperfecto es también compartido por otras dos formas verbales compuestas: el condicional y el futuro perfectos. En (26) damos un ejemplo del tipo de contexto en que aparecería el primero, con el propósito de mostrar que el significado de este tiempo no puede recogerse en fórmulas temporales constituidas por tres puntos temporales. Los puntos que representan las formas verbales podríamos irnos y habría acabado aparecen en el diagrama siguiente por debajo de la línea discontinua, que representa la línea temporal. La razón es que la posición exacta de estos puntos con respecto a S no está especificada21:

20 Para una refutación de los argumentos de tipo histórico y comparativo que aporta Comrie, véase Salkie (1989: 13-29). 21 En (i) damos un ejemplo con una oración más sencilla. Nótese que el evento denotado por vendría es posterior al evento denotado por dijo, pero su relación con el momento de la enunciación puede ser de anterioridad (al día siguiente), de simultaneidad (hoy) o de posterioridad (mañana):

(i)

Juan dijo que María vendría {al día siguiente/hoy/mañana}.

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(Dijo que podríamos irnos juntos) porque Juan habría acabado el trabajo a las tres en punto. -----------x--------------------------------------------------------------x-----dijo S podríamos irnos habría acabado E

En términos de la teoría de Reichenbach (1947), podemos describir el significado del condicional perfecto diciendo que E es anterior a un punto temporal (representado por podríamos irnos) que, a su vez, es posterior a otro punto temporal (representado por dijo) que precede a S. Dos puntos temporales, y no uno, separan E de S. Siguiendo a Vikner (1985), podemos llamar a estos puntos temporales R1 y R2 y representar como en (27) el significado del condicional perfecto: (27)

(E-R2)+(R1-R2)+(R1-S)

Condicional perfecto

Vikner (1985) propone añadir un segundo punto de referencia en las EETT de todos los tiempos verbales. Con este segundo punto de referencia se marcaría la pertenencia (R1-R2) o no pertenencia (R2,R1/R1,R2) de un tiempo a la subesfera del futuro. Mencionaremos simplemente que una de las razones en las que fundamenta este autor su propuesta es la existencia en inglés de morfología de futuro diferenciada de la de pasado y combinable con ella. Este planteamiento recibe además motivación independiente en la existencia de formas verbales como el condicional perfecto del español, de cuyo significado no puede darse cuenta únicamente con tres primitivos teóricos22. El condicional perfecto es un tiempo de la esfera del pasado (R1-S) que situaría, pues, el evento denotado por el predicado en la subesfera del futuro (R1-R2). El futuro perfecto realizaría esta misma indicación en la esfera del presente (S,R1): (28)

(E-R2)+(R1-R2)+(S,R1)

Futuro perfecto

A propósito de (19) y (20) decíamos que la indicación de anterioridad convertiría al pretérito perfecto compuesto en un antepresente y al pretérito pluscuam22 Para otros trabajos en que se amplía el número de primitivos teóricos, véanse Ogihara (1989 y 1996) y Scoretti (1991).

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perfecto en un Antepretérito. Por supuesto, lo mismo puede decirse del condicional y del futuro perfectos. El primero puede considerarse un antepostpretérito; el segundo, un antepostpresente. Si ahora llevamos R2 a las EETT de los pretéritos perfecto compuesto y pluscuamperfecto, ya tenemos completo el inventario de formas compuestas del español23. Ninguno de estos tiempos situaría el evento denotado por el predicado verbal en la subesfera del futuro (R1,R2/R2,R1): (29)

a. (E-R2)+(R1,R2)+(S,R1) b. (E-R2)+(R2,R1)+(R1-S)

Pretérito perfecto compuesto Pretérito pluscuamperfecto

Marcar en todas las EETT tanto la pertenencia como la no pertenencia a la subesfera del futuro tiene por objeto preservar uno de los principales atractivos de la propuesta de Reichenbach (1947), a saber, su carácter restrictivo. Estipulando que el significado de todos los tiempos verbales se obtiene a partir de la combinación del mismo número de primitivos teóricos se consigue restringir el número de tiempos posibles en las lenguas naturales. En la propuesta de Vikner (1985) son cuatro los puntos temporales con los que se construyen las EETT y dos las relaciones posibles entre ellos. Esto permite obtener un total de ocho tiempos verbales (véase el Cuadro II, más adelante).

2.2. ANTERIORIDAD EN TÉRMINOS ASPECTUALES Considérense las siguientes oraciones, que plantean el mismo problema que las de (17)-(18), más arriba: (30)

a. Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos. b. Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos)24.

Tanto en (30a) como en (30b) tenemos un pretérito pluscuamperfecto en la oración subordinada. Adviértase, sin embargo, que la indicación que realiza este

23 Para mayor simplicidad, no trataremos el pretérito anterior. A este último respecto, véanse los capítulos VIII y IX del presente volumen. Asimismo, debe entenderse que las formas verbales del subjuntivo son equiparables a las del indicativo. 24 No estamos tomando en consideración la interpretación de Perfecto Experiencial de (30b), esto es, la interpretación según la cual se afirma que María ya está en posesión de la experiencia consistente en haberse ido exactamente a las dos en alguna ocasión. Para esta variedad del Perfecto, véase el ejemplo (36), más adelante.

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tiempo en una y otra oración no es la misma25. Solo en (30a) se comporta el pretérito pluscuamperfecto como un verdadero antepretérito. Efectivamente, en esta oración el pretérito pluscuamperfecto sitúa en la línea temporal el evento verbal como anterior al evento denotado por el pretérito perfecto simple de la oración principal. En (30b) las cosas son bien distintas. En esta oración, el pretérito pluscuamperfecto sitúa en la línea temporal, no el evento verbal, sino el estado de cosas que le sigue y es consecuencia o resultado de él. Y este estado de cosas es simultáneo con el evento denotado por el pretérito perfecto simple de la oración principal. De ahí la agramaticalidad de (30b) con la expresión exactamente a las dos explícita. El pretérito pluscuamperfecto de (30b) no puede, pues, ser considerado como un antepretérito desde el punto de vista de su significado temporal. Este pretérito pluscuamperfecto es un Pretérito. Según lo visto en el apartado anterior, a un Pretérito le correspondería una fórmula como la de (31), en la que ya se han incorporado los dos puntos de referencia R1 y R2: (31)

(E,R2)+(R2,R1)+(R1-S)

Pretérito perfecto simple

Con la fórmula del pretérito perfecto simple de (31) deberíamos también poder dar cuenta de la interpretación del pretérito pluscuamperfecto en oraciones como la de (30b). Esto no es posible, sin embargo, porque lo que situamos en la línea temporal con este último tiempo no es E, sino un estado de cosas que sigue a E. Las fórmulas de corte reichenbachiano pretenden recoger las indicaciones temporales que realizan las formas verbales. Esto se consigue mediante primitivos teóricos que nos dan la posición del evento verbal en la línea temporal con respecto al momento del habla. Ahora bien, con estas fórmulas no se distingue si es todo el evento lo que sitúa la forma verbal en la línea temporal, o si es tan solo una parte, o incluso si se trata de un estado de cosas que sigue a la terminación del evento o de un estado de cosas que coincide con la intención o predisposición de llevar a cabo el evento. Todas estas situaciones dependen de la información gramatical de Aspecto. Por tanto, para una comprensión completa del significado de los tiempos verbales se hace necesario hallar un mecanismo que

25

Es un lugar común en la bibliografía posterior a Reichenbach señalar que los tiempos compuestos pueden recibir dos interpretaciones. Véanse, entre otros, Bertinetto (1982: 62 y 1986: 62), Carrasco Gutiérrez (1994b: 373 y 1996: 409), Comrie (1976: 56 , 1981: 28 y 1985: 66), Declerck (1986: 324 y 1991: 40 y 230), García Fernández (1993: 305, 1995: 365-366 y 1996: 123-124), Hornstein (1977: 531, 1981: 127-128 y 1990: 21), Korzen/Vikner (1980: 110), Lo Cascio (1995: 281), Mittwoch (1995: 257) y Rivière (1980: 114).

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facilite la incorporación de los contenidos aspectuales a las EETT. Como veremos en el subapartado 2.2.1, ese mecanismo consistirá en sustituir E por otro primitivo teórico, F, que representa, no el tiempo total o real del evento, sino el tiempo tan solo de la parte del evento de la que se habla en la oración. La incorporación de F a las EETT de todos los tiempos nos permitirá dar cuenta de la ambigüedad de formas verbales compuestas como las de los ejemplos de (30a, b), pero en el subapartado 2.2.2 mostraremos, además, que la estipulación de que las expresiones deícticas modifican F proporciona una explicación sencilla para la agramaticalidad de oraciones como la de (30b), Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos), con la expresión temporal exactamente a las dos explícita.

2.2.1. El Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco Antes de incorporar la información de Aspecto a las EETT de los tiempos verbales, es preciso hacer una distinción entre dos intervalos temporales. Siguiendo a Klein (1992), denominaremos Tiempo del Foco (por Topic Time) al tiempo de la parte del evento de la que realmente se habla en la oración, de la parte del evento, pues, que el Tiempo sitúa en la línea temporal. Y denominaremos Tiempo de la Situación (por Time of the Situation) al tiempo total o real del evento26. Las relaciones que existen entre el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación dan lugar a cuatro contenidos aspectuales (véanse Klein 1992 y Smith 1991): (32)

CONTENIDOS ASPECTUALES BÁSICOS: a. Imperfectivo: el Tiempo del Foco está incluido propiamente en el Tiempo de la Situación. b. Perfectivo: el Tiempo del Foco incluye todo el Tiempo de la Situación, desde su inicio hasta su final. c. Prospectivo: el Tiempo del Foco es anterior al Tiempo de la Situación. d. Perfecto: el Tiempo del Foco es posterior al Tiempo de la Situación.

Los tiempos verbales con contenido aspectual Imperfectivo sitúan en la línea temporal solo una parte del evento. Esta parte es interna al evento, está propiamente incluida en lo que sería su duración total o real. Los límites del evento, su

26 Tomamos las traducciones de los términos de Klein (1992) de García Fernández (1996, 2000a).

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principio o su final, no entran en consideración. Para aclarar todo este apartado, detengámonos por un momento en la forma verbal Imperfectiva estaba de (33B): (33)

A: B:

— ¿Viste ayer al compañero de Juan? — No, estaba en Lisboa por razones de trabajo.

El pretérito imperfecto es un tiempo de la esfera del pasado con el que expresamos anterioridad con respecto al momento del habla. A esto hay que añadir que no es el evento completo, desde su principio a su fin, lo que se sitúa en la línea temporal. El pretérito imperfecto es Imperfectivo y este contenido aspectual nos permite hacer afirmaciones referidas únicamente a una parte del evento. Es esta parte lo que se sitúa en la línea temporal. Veámoslo en nuestro ejemplo. En (33B) se dice, concretamente, que el compañero de Juan estaba en Lisboa por razones de trabajo el día anterior al momento de la enunciación. Pero fijémonos en que no es posible concluir a partir de lo que se dice en (33B) que la estancia del compañero de Juan en Lisboa sea estrictamente de un día. Esto se lo relevante. En otras palabras, podría ocurrir que B contestara como lo hace en (33) en una situación en la que el compañero de Juan llevara en Lisboa varios días o, incluso, en una situación en la que no hubiera regresado aún en el momento de la enunciación. Esto es posible por la relación de inclusión que existe entre el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración y el tiempo real del evento. Dado que se habla de una parte interna del evento, este se nos presenta como no acotado, no se atiende a sus límites. A diferencia de los tiempos Imperfectivos, los Perfectivos sitúan en la línea temporal todo el evento. El evento se nos presenta como acotado, esto es, no puede proseguir más allá del tiempo de la afirmación. Comparemos a este respecto las respuestas de B en (33) y en el ejemplo siguiente: (34)

A: B:

— ¿Viste ayer al compañero de Juan? — No, estuvo en Lisboa por razones de trabajo.

El pretérito perfecto simple pertenece a la esfera del pasado y también se expresa con él anterioridad con respecto al momento del habla. Pero este tiempo es Perfectivo, lo que significa que la anterioridad tiene que ser ahora de todo el evento, desde que comienza hasta que acaba. El evento se nos presenta como cerrado, como circunscrito a un determinado intervalo temporal. Pensemos en el ejemplo de (34). Al contrario de lo que ocurría en (33), la respuesta de B solo es posible ahora en una situación en la que la estancia del compañero de Juan es Lisboa se limite al día anterior al del habla. No puede ocurrir esta vez que el compañero de Juan esté en Lisboa antes del período señalado ni que siga en esta ciudad después. La razón está en que en (34B) no existe relación de inclusión entre el

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tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración y el tiempo total o real del evento. Con el aspecto Perfectivo la relación es de coincidencia y cuando los tiempos coinciden, los límites del evento entran en consideración. Presentar el evento completo es presentarlo como acotado. Para terminar, diferenciemos también brevemente los contenidos aspectuales de Perfecto y Prospectivo. Estos contenidos aspectuales tienen en común que permiten hacer afirmaciones sobre estados de cosas. En las formas verbales que expresan aspecto Perfecto, este estado de cosas es resultado o consecuencia del evento y se concibe, por lo tanto, como posterior. En las formas verbales que expresan aspecto Prospectivo, se trata del estado en que se tiene la intención o se está en disposición de llevar a cabo el evento; el estado de cosas es, por consiguiente, anterior al evento. Considérense los ejemplos siguientes: (35)

a. Hace un mes iba a sacarme el carné de conducir, pero luego cambié de idea. b. Hace un mes mi hermano ya se había sacado el carné de conducir.

El aspecto Prospectivo puede expresarse por medio de la perífrasis . Lo relevante en este tipo de significado es que la afirmación que se hace en la oración tiene que ver con el estado de cosas que precede al tiempo total o real del evento. En nuestro ejemplo de (35a), este estado de cosas coincide con la intención del sujeto de sacarse el carné de conducir un mes antes del momento del habla. Nótese que el evento ni siquiera llega a tener lugar. El aspecto Perfecto se expresa por medio de las formas compuestas con el verbo haber. También en este caso la afirmación que se hace en la oración tiene que ver con un estado de cosas. Obsérvese, de nuevo, que en (35b) la expresión temporal hace un mes no está situando en la línea temporal el evento denotado por el verbo27. El evento ha tenido lugar, pero de lo que se habla en la oración es de sus resultados, es decir, del estado de cosas que consiste en estar en posesión del carné de conducir. Puesto que este volumen está dedicado a las formas verbales compuestas del verbo, debemos aclarar que (35b) representa una variedad del contenido aspectual de Perfecto llamada Resultativa. Pero cabe diferenciar dos más. El Perfecto Experiencial y el Continuativo. En (36) se proporciona un ejemplo de Perfecto Experiencial. Lo que define a esta variedad es que el evento convierte al sujeto en poseedor de determinada experiencia: 27 Las expresiones temporales al principio de la oración favorecen la interpretación de Perfecto. Véanse para esta idea Dinsmore (1982: 225), Hornstein (1977: 531), Inclán (1991: 132), Klein (1992: 529, nota 6) y Thompson (1994: 234).

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Ya he montado en globo.

El Continuativo se considera otra variedad del Perfecto en la bibliografía sobre el presente perfecto inglés (véanse los trabajos clásicos de Declerck 1991, Fenn 1987 y McCoard 1978). Tal y como se muestra en las oraciones de (37), el presente perfecto Continuativo del inglés puede ponerse en correspondencia en español de forma característica, bien con un presente, bien con la perífrasis . En los tres ejemplos el evento verbal ha comenzado con anterioridad al momento del habla, y en el momento del habla continúa28: (37)

a. I have lived in Paris for some time. b. Vivo en París desde hace algún tiempo. c. Llevo viviendo en París algún tiempo.

Ahora podemos volver a los pluscuamperfectos de las oraciones de (30), que repetimos para mayor comodidad. En (38) se proporcionan sus EETT. El punto del evento (E) ha sido sustituido por el Tiempo del Foco (F). Este es el mecanismo que nos va a permitir incorporar los contenidos aspectuales a las EETT: (30)

(38)

a. Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos. b. Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos). a. (F-R2)+(R2,R1)+(R1-S) Pretérito pluscuamperfecto Perfectivo b. (F,R2)+(R2,R1)+(R1-S) Pretérito pluscuamperfecto Perfecto

El pretérito pluscuamperfecto de (30a) es un antepretérito Perfectivo. El pretérito pluscuamperfecto de (30b) es un Pretérito Perfecto. El primero sitúa todo el evento en la línea temporal como anterior al evento denotado por el predicado principal. El segundo sitúa en la línea temporal el tiempo de una parte del estado de cosas que es consecuencia o resultado del evento verbal. Este estado de cosas es simultáneo con el evento denotado por el predicado principal. El resto de tiempos compuestos puede presentar igualmente la ambigüedad del pretérito pluscuamperfecto entre una interpretación Perfectiva y una interpretación de Perfecto. Por tanto, son dos también las EETT que cabe asignarles29:

28

Sobre el Continuativo en español, consúltese García Fernández (2000b). Para propuestas que presentan diferenciadas las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto, véanse García Fernández (1995 y 1996) y Mittwoch (1995). 29

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(39)

a. (F-R2)+(R1,R2)+(S,R1) b. (R2,F)+(R1,R2)+(S,R1) c. (F-R2)+(R1-R2)+(S,R1) d. (R2,F)+(R1-R2)+(S,R1) e. (F-R2)+(R1-R2)+(R1-S) f. (R2,F)+(R1-R2)+(R1-S)

35

Pretérito perfecto compuesto Perfectivo Pretérito perfecto compuesto Perfecto Futuro perfecto Perfectivo Futuro perfecto Perfecto Condicional perfecto Perfectivo Condicional perfecto Perfecto

2.2.2. La doble modificación temporal Las dos EETT de (38) permiten dar cuenta de la ambigüedad que se ha ejemplificado en (30). Pero tienen además otra ventaja y es que puede explicarse la agramaticalidad de (30b) con la expresión temporal exactamente a las dos explícita. Las expresiones temporales deícticas modifican F30, esto es, el tiempo de la parte del evento sobre el que se hace una afirmación en la oración. E no es accesible o visible a la modificación temporal deíctica. La razón es que solo es visible la parte del evento que focaliza el Aspecto31 (véase García Fernández 1995). La expresión temporal a las tres sitúa en la línea temporal el Tiempo del Foco tanto de la forma verbal dijo como de la forma verbal se había ido. La agramaticalidad de (30b) con la expresión temporal exactamente a las dos explícita se debería, pues, a que la modificación de exactamente a las dos se realiza de forma vacua: no hay ningún punto en la ET del pretérito pluscuamperfecto de (30b) que pueda especificar esta expresión. Se estaría violando, en definitiva, un principio de carácter general: el Principio de interpretación plena. Considérense a este respecto las siguientes palabras de Hornstein (1990: 15-16): (La cursiva es nuestra.) Ningún elemento lingüístico puede aparecer en una oración de forma vacua. Debe ser interpretado. Si aparece un cuantificador, debe ligar una variable. Si aparece un modificador, debe modificar algo. Un predicado debe predicarse de algún argumento.

30 En la interpretación de Perfecto de los tiempos compuestos, el punto E puede ser modificado por expresiones temporales cuya función no sea situar el tiempo del evento en la línea temporal sino, por ejemplo, cuantificarlo. Compárense a este respecto las oraciones de (i):

(i)

31

a. *A las tres, María ya había llamado a las dos y media. b. A las tres, María ya había llamado dos veces.

O, lo que es lo mismo, la parte del evento que el Aspecto hace visible, en términos de Smith (1991: 99): «Los puntos de vista aspectuales focalizan toda la situación o parte de ella; lo que está focalizado tiene un estatus especial, lo que yo llamo visibilidad. Solo lo que es visible es afirmado».

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Chomsky (1986) dio a esta prohibición contra los elementos que aparecen de forma vacua el nombre de Principio de Interpretación Plena (PIP). La prohibición contra adverbios temporales que aparecen de forma vacua (esto es, adverbios temporales que no modifican ni al punto R ni al punto E) es otro ejemplo de este mismo principio.

Esta solución es preferible a las que dan Hornstein (1990) y Bertinetto (1982). El primero hace una estipulación de tipo pragmático. La explicación del segundo es de carácter sintáctico. Repasémoslas brevemente. Hornstein parte de una única ET para los tiempos compuestos. En oraciones como la de (40) a week ago y yesterday se comportan como una única expresión temporal que puede modificar, bien E (véase 40a), bien R (véase 40b). En el primer caso se obtiene la interpretación Perfectiva; en el segundo, la de Perfecto32: (Tomamos 40 de Hornstein 1990, ejemplo 41a.) (40)

John had left a week ago yesterday. a. Interpretación Perfectiva: E-R-S→ E_____________R____________S a week ago yesterday b. Interpretación de Perfecto: E-R-S→ E____________R_____________S a week ago yesterday

Pero a juicio de este autor los puntos E y R de la ET de un tiempo compuesto pueden también ser modificados simultáneamente. La condición es que se respete la Restricción sobre las Estructuras Temporales Derivadas33. Esta restricción exige que la ET derivada que resulta de modificar los puntos temporales preserve la ET básica u originaria. Esto se consigue: a) cuando en la ET derivada no aparecen asociados (separados por una coma) puntos que no lo estuvieran en la ET básica; y b) cuando el orden entre los puntos es el mismo que en la ET básica. Tomemos las oraciones de (41) y (42) (ejemplos 41b, c de Hornstein 1990): (41)

32

Yesterday, John had left a week ago. E-R-S→ E______________R____________S a week ago yesterday

E-R-S es la fórmula original de Reichenbach (1947) para el pretérito pluscuamperfecto. Véase también la Restricción sobre el movimiento de los puntos S, E y R (Constraint on SER Movement), en Hornstein (1977: 524). 33

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(42)

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*A week ago, John had left yesterday. E-R-S→

R______________E____________S a week ago yesterday

En los ejemplos anteriores tenemos dos expresiones temporales que, según Hornstein, no realizan una modificación conjunta: una de ellas modifica el punto R y la otra el punto E. Una asunción importante que hace este autor es que las expresiones temporales que aparecen al principio de la oración modifican el punto R. En los ejemplos anteriores, pues, yesterday modifica el punto R en (41) porque aparece al principio de la oración, pero modifica el punto E en (42) porque hay otra expresión temporal en esta posición. Fijémonos ahora en que solamente una de las oraciones anteriores es gramatical, (41). Según Hornstein, la razón estaría en que únicamente en esta oración se respeta la Restricción sobre Estructura Temporales Derivadas. Veamos. A la izquierda de la flecha hemos colocado la ET básica u originaria perteneciente al pretérito pluscuamperfecto; a la derecha damos la ET derivada a partir de la modificación que realizan las expresiones temporales. Como se observa, la ET derivada de la representación de (41) respeta la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas: no aparecen asociados puntos que no lo estuvieran en la ET básica ni se ve alterado el orden entre ellos. Por el contrario, en la ET derivada de la representación de (42) el punto R del pretérito pluscuamperfecto precede al punto E. En la ET básica, la relación que existe entre ellos es la inversa. Esta infracción de la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas sería la causa de la agramaticalidad de (42). Nótese que una consecuencia de la doble modificación temporal es que desaparece la ambigüedad entre las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Puesto que estamos situando E en la línea temporal, la única interpretación posible en oraciones como (41) es la Perfectiva. No hay ninguna explicación para este hecho en el trabajo de Hornstein (1990). La Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas no nos sirve, además, para explicar la agramaticalidad de una oración como la de (43). Como vemos a continuación, esta oración es agramatical a pesar de que en la ET derivada se mantiene el orden entre los puntos temporales que existe en la ET básica y de que no aparecen asociados puntos que no lo estuvieran con anterioridad a la modificación temporal: (43)

*A las tres, (ya) Juan se había ido exactamente a las dos. E-R-S→ E______________R____________S exactamente a las dos a las tres

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Hornstein no se ocupa de ejemplos como el anterior, pero sí de oraciones que plantean el mismo problema. Véase (44): (44)

*In a week, John will have left (from) tomorrow. S-E-R→ S______________E____________R tomorrow in a week

Obsérvese, en efecto, que la agramaticalidad de (44) no puede atribuirse tampoco a una infracción de la Restricción sobre Estructuras Temporales Derivadas. La explicación que sugiere Hornstein es de tipo pragmático. Cuando la especificación de R contribuye a fijar la posición del punto E en la línea temporal, la oración es gramatical. No lo es en caso contrario. En (44) la información aportada por la expresión temporal in a week no es relevante en este sentido ya que en su lugar podrían haber aparecido las expresiones temporales in five months», in a year, etc., y no por ello variaría la posición del punto E en la línea temporal34. Si extendemos este razonamiento a (43), la información aportada por a las tres no sería relevante para fijar la posición de E en la línea temporal. No obstante, (30a) es una prueba de que a las tres puede modificar R y exactamente a las dos, E si estas expresiones temporales aparecen en oraciones diferentes: (30a) Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos. Las expresiones temporales son las mismas y, por tanto, no podemos decir que en (30a) a las tres sí que es relevante para establecer la posición en la línea temporal del punto E. La clave, en nuestra opinión, es que en (30a) estas expresiones temporales no modifican una única ET sino dos EETT diferentes: a las tres, la ET del pretérito perfecto simple; y exactamente a las dos, la ET del pretérito pluscuamperfecto. Como adelantábamos más arriba, las expresiones temporales deícticas modifican F, que representa el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración. F es el único punto temporal visible para la modificación temporal. Tanto en (43) como en (44) hay una expresión temporal que realiza su modificación de forma vacua: exactamente a las dos, en la primera; in a week, en la segunda. A nuestro modo de ver, esta es la razón de la agramaticalidad de ambas oraciones. En contra de Hornstein, creemos asimismo que las oraciones de (41), Yesterday, John had left a week ago, y (42), *A week ago, John had left yesterday,

34 Para una explicación muy similar consúltese la Constricción de la Definitud de la Posición en Klein (1992).

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nos proporcionan ejemplos de expresiones temporales que realizan su modificación conjuntamente, tal y como ocurre en (40). Desde este punto de vista, la diferencia entre una y otra oración sería una cuestión de alcance: (41) es gramatical porque la expresión temporal que sirve para fijar el punto a partir del cual se sitúa el intervalo denotado por la otra expresión aparece en primer lugar; (42) es agramatical, en cambio, porque el orden entre ambas expresiones temporales se ha invertido. Terminamos con la propuesta de Bertinetto (1982). Oraciones como la de (30a) sirven a este autor para postular una restricción de tipo sintáctico que prohíbe la doble modificación adverbial únicamente si se produce dentro de una misma oración. Por lo que respecta a los tiempos compuestos es la que sigue: «Cualquier oración es agramatical si contiene dentro de sus propios límites… un L y un R explícito» (pág. 65). La estipulación anterior impide que dos expresiones temporales modifiquen simultáneamente L y R. Para este autor, las expresiones temporales no modifican E, sino L (por Localization of the event). L aporta información extralingüística opcional acerca de la porción de la línea temporal donde se sitúa el evento y es simultáneo siempre con E. Bertinetto (1982: 48) habla de él como punto de referencia extrínseco. El punto R, en cambio, sería un punto de referencia intrínseco. R es necesario para entender el significado de los tiempos compuestos, por lo que aparece únicamente y de forma obligatoria en las EETT de todas las formas verbales compuestas por el auxiliar «haber». En concreto, R recibe el valor de punto en que se sitúa el estado de cosas posterior al evento denotado por el verbo35. Bertinetto ofrece una única ET para cada tiempo compuesto. En todo tiempo compuesto E refiere al tiempo del evento y R es el punto desde el que el evento se contempla como completo y acabado. La relación que existe entre E y R es, por tanto, de carácter aspectual36. En su opinión, además, R puede ser especificado por una expresión temporal, como a las tres en (45a), o bien permanecer implícito, como en (45b). Bertinetto afirma que en oraciones del tipo de (45b) hay un punto R, introducido previamente en el discurso, en el que se supone que el evento denotado por el verbo está ya concluso. Piénsese, por ejemplo, en un contexto en que (45b) fuera continuación de una oración como (45c). Esta última oración proporcionaría el punto R al que se refiere el autor. De alguna manera, pues, la interpretación Perfectiva y la de Perfecto están presentes a la vez:

35

Véanse también Bertinetto (1986), Castelnovo (1991) y Vogel (1997). El mismo punto de vista se defiende en Giorgi/Pianesi (1992: 3, 1995: 343 y 1997), Hatav (1993: 212), Johnson (1981: 151) y Pérez Saldanya/Cuenca (1994: 126-127). 36

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a. A las tres, María ya se había ido. b. María se había ido (exactamente) a las dos. c. Ya eran las tres.

Asignar una única ET a los tiempos compuestos no explica, sin embargo, su diferente compatibilidad con las expresiones temporales en las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Si retomamos ahora la oración de (30b), comprobamos efectivamente que la restricción sintáctica de Bertinetto (1982) no sirve para dar cuenta de su agramaticalidad con la expresión temporal exactamente a las dos explícita: (30b) Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos). Igual que en (30a), Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos, las expresiones temporales a las tres y exactamente a las dos aparecen en oraciones distintas. Pero a diferencia de lo que ocurre en (30a), en (30b) no es posible que ambas aparezcan simultáneamente. Si asignamos a los pretéritos pluscuamperfectos Perfectivo y Perfecto EETT distintas y asumimos que F es el punto modificado por la expresiones temporales deícticas, la razón por la que el pretérito pluscuamperfecto de (30b) no puede ser modificado por exactamente a las dos y el pretérito pluscuamperfecto de (30a) sí es simple. El primero es un Pretérito. Sitúa F en la línea temporal como simultáneo que el Tiempo del Foco del pretérito perfecto simple de la oración principal. Así las cosas, a las tres está localizando ambos puntos y no es posible añadir ninguna modificación temporal más:

(46)

F -------------------X------------------dijo ya se había ido a las tres

El pretérito pluscuamperfecto de (30a) es un antepretérito. Sitúa F en la línea temporal como anterior al Tiempo del Foco del pretérito perfecto simple de la oración principal. En consecuencia, los dos puntos temporales ocupan posiciones distintas y pueden ser modificados de modo independiente:

(47)

F F -------------------X-------------------X------------------se había ido dijo exactamente a las dos a las tres

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A modo de recapitulación, vamos a cerrar este apartado 2, en que nos hemos ocupado de la interpretación de los tiempos compuestos, con un cuadro en el que aparecen recogidas todas las EETT correspondientes a las formas verbales del español. Estas EETT incorporan los dos puntos de referencia necesarios para marcar, en primer lugar, la pertenencia de los tiempos, bien a la esfera del presente (S,R1), bien a la del pasado (R1-S); y, en segundo lugar, su pertenencia (R1-R2) o no pertenencia (R1,R2/R2,R1) a la subesfera del futuro. Asimismo, el punto E, que representaba en el modelo de Reichenbach (1947) el tiempo total del evento, ha sido sustituido por F. Siguiendo a Klein (1992) y Smith (1991), F representaría el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración. Junto a las EETT damos el significado temporal de la forma verbal y su denominación. En el caso de los tiempos compuestos con el auxiliar haber se añade una indicación a su contenido aspectual Perfectivo o de Perfecto. Por último, recuérdese que asumimos con Hornstein (1990) que el orden entre dos puntos que mantienen entre sí una relación de simultaneidad es copia del orden en que aparece el par de puntos que lo precede:

CUADRO II. PARADIGMA DE LOS TIEMPOS DEL ESPAÑOL (F-R2)+(R2,R1)+(R1-S)

Antepretérito

pretérito pluscuamperfecto Perfectivo

(F,R2)+(R1,R2)+(R1-S)

Pretérito

pretérito perfecto simple pretérito imperfecto pretérito pluscuamperfecto Perfecto

(F-R2)+(R1-R2)+(R1-S)

Antepostpretérito

condicional perfecto Perfectivo

(R2,F)+(R1-R2)+(R1-S)

Postpretérito

condicional condicional perfecto Perfecto

(F-R2)+(R1,R2)+(S,R1)

Antepresente

pretérito perfecto compuesto Perfectivo

(R2,F)+(R1,R2)+(S,R1)

Presente

presente pretérito perfecto compuesto Perfecto

(F-R2)+(R1-R2)+(S,R1)

Antepostpresente

futuro perfecto Perfectivo

(R2,F)+(R1-R2)+(S,R1)

Postpresente

futuro futuro perfecto Perfecto

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3. Sintaxis de los tiempos compuestos En el apartado 2 hemos visto que el significado tempo-aspectual de los tiempos compuestos puede obtenerse a partir de la combinación de cuatro primitivos teóricos: el punto del habla (S), que refiere al momento de la enunciación, el del foco (F), que denota el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración, y dos puntos de referencia, R1, R2, que marcan las particiones que efectúa una lengua en la línea temporal. En la bibliografía sobre los tiempos verbales son frecuentes las propuestas que tratan de desvelar cómo se obtienen estos significados sintácticamente. En los subapartados que siguen vamos a presentar la de Carrasco Gutiérrez (1998). Esta propuesta se apoya, en primer lugar, en la asunción de trabajos como los de Belletti (1990), Chomsky (1989) y Pollock (1989) de que tanto las categorías léxicas como los morfos con información gramatical pueden proyectarse sintácticamente. En segundo lugar, se sostiene con Stowell (1993, 1995a y 1995b) y Zagona (1988, 1990 y 1995) que el contenido predicativo de los tiempos verbales puede tener reflejo en la sintaxis37. Los tiempos verbales tienen contenido predicativo en el sentido de que son la expresión del orden que existe entre puntos distintos de la línea temporal. Por poner un ejemplo, en una oración como María asistió a la fiesta el pasado del verbo significa que el momento del habla es posterior a la porción de la línea temporal en que situamos el Tiempo del Foco. La representación sintáctica de la que partimos es la de (48). Los cuatro primitivos teóricos necesarios para dar cuenta del significado tempo-aspectual de los tiempos verbales son proporcionados por distintos núcleos sintácticos. Los puntos S y F se ponen en relación con los núcleos Com[plementante]0 y Asp[ecto]0, respectivamente; los nudos T[iempo]10 y T[iempo]20 introducirán los puntos de referencia R1 y R2. Con E nos referimos en (48) al tiempo real o extensión total del evento. Este punto no forma parte de las EETT de los tiempos verbales ya que no es visible para la modificación temporal deíctica. Solo aquella parte del tiempo del evento de la que se habla en la oración es visible para este tipo de modificación y forma parte, en consecuencia, de las distintas EETT: (Omitimos la parte de la representación que no resulta relevante.)

37 Véase, más recientemente, Demirdache y Uribe-Etxebarria (2000) y el capítulo XI del presente volumen.

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Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) T2’ T20 (R2) Asp’ Asp0 (F) V’ V0 (E) El nudo Asp0 proporciona el punto F, precisamente, porque la categoría gramatical del Aspecto es la que nos informa acerca del tiempo de la parte real del evento de la que se afirma algo en la oración38. En cambio, los morfemas temporales que se proyectan en T10 y T20 serán los que determinen qué orden existe entre los puntos S, R1, R2 y F. Este apartado está dividido en cuatro partes. En las dos primeras, más teóricas, se argumenta a favor de la naturaleza funcional de los núcleos T10, T20 y Asp0 y se aborda el problema de la proyección sintáctica de los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto. La tercera es una vuelta a los tiempos compuestos. En ella se ofrecen las representaciones de las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. En la cuarta parte, la constatación de que la misma ambigüedad se observa con una forma no personal del verbo que no puede construirse con el auxiliar haber, el participio, nos servirá como prueba independiente de que las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto se derivan de la posición que ocupe en la representación arbórea el afijo –do. Además, comprobaremos que este afijo puede proyectarse simultáneamente en las dos posiciones de las que se derivan las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto. Las pruebas que se presentan son dos: la interpretación de antepretérito Perfecto del pretérito pluscuamperfecto de oraciones del tipo de María ya había hablado con su jefe hacía tres días; y la existencia de formas verbales sobrecompuestas en lenguas como el francés. 38 En trabajos como los de Kratzer (1989) y Stowell (1993, 1995a y 1995b) se propone reservar una posición dentro del SV para un argumento de localización espacio-temporal o temporal únicamente. En nuestro análisis, este argumento se correspondería con E, no con F.

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3.1. NATURALEZA FUNCIONAL DE LOS NÚCLEOS SOBRE EL TIEMPO Y EL ASPECTO VERBALES

CON INFORMACIÓN GRAMATICAL

En el estudio ya clásico de Fukui y Speas (1986), se postulaba la existencia de dos tipos de categorías, las léxicas y las funcionales. Entre las categorías funcionales se contaba la Flexión, que contenía la información morfológica de Tiempo y Concordancia. Las características de las categorías funcionales se recogen en (49): (49)

a. No están especificadas en cuanto a los rasgos [±N, ±V]39. b. Tienen una única posición de Especificador y una única posición de Complemento. c. La posición de Especificador, por lo general, está ocupada por un constituyente que se desplaza desde la posición de Complemento y, al hacerlo, cierra la proyección (no hay iteración posible, pues, en el nivel X»). d. No asignan papeles temáticos. e. Asignan rasgos funcionales a la izquierda. f. No rigen a sus complementos.

A partir de los trabajos de Chomsky (1989) y Pollock (1989), los contenidos flexivos de Concordancia y Tiempo se separan en proyecciones independientes y se cuestiona, además, la naturaleza funcional de la Flexión temporal, en particular, por lo que respecta a la propiedad (49d). Ya en Barreras, Chomsky sugería que el SV estaba marcado temáticamente por Flex[ión]0. En (50), por ejemplo, la huella del verbo estaría propiamente regida por su antecedente siempre y cuando se considere que SV no es una barrera para la rección: (50)

[SFLEX SN [Vi + FLEX [SV …hi …]]]

SV no se considera barrera para la rección porque el nudo Flex0 le asigna un papel temático, esto es, marca-θ a la proyección de V0 (véase Chomsky 1986:

39 Según una propuesta esbozada en Chomsky (1970) y que fue después desarrollada por Jackendoff (1977) y Chomsky (1981), las categorías léxicas Nombre, Adjetivo, Verbo y Preposición pueden diferenciarse unas de otras por su especificación negativa o positiva de los rasgos categoriales básicos N y V. Así, un nombre será [+N, -V]; un adjetivo, [+N, +V]; un verbo, [-N, +V]; y una preposición, [-N, -V]. La especificación [±N] se pone en relación con la capacidad ([-N]) o incapacidad ([+N]) que tiene una categoría léxica para asignar marcas de Caso a su complemento; la especificación [±V], con el hecho de que sea ([+V]) o no sea ([-V]) un predicado.

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144). Tras el movimiento de V0 a Flex0 para recibir las marcas de Tiempo y de Concordancia, el SV resulta, además, marcado-L, es decir, marcado temáticamente por una categoría, VFLEX, que ya es léxica. En los trabajos de Giorgi/Pianesi (1991, 1992 y 1997), el carácter léxico de la Flexión temporal se hace depender de la marca temática con la que legitima a su complemento, el SV40. Pero podría señalarse también en apoyo del carácter léxico tanto del Tiempo verbal como del Aspecto que estos contenidos gramaticales no tienen una función meramente estructural, de cohesión entre predicados y argumentos, como la de Conc[ordancia]0 (véase Poletto 1992a: 21-22). La Concordancia pone en relación un determinado argumento con su predicado por medio de las marcas de número, persona o género. Por el contrario, los núcleos de los que nos estamos ocupando se caracterizarían por poseer cierto contenido semántico relacionado estrictamente con el predicado. Las consecuencias sintácticas de esta diferencia han sido señaladas en Giorgi/Pianesi (1991: 194-195) y Poletto (1992a: 18). Según estos artículos, solamente las marcas de Concordancia por su carácter estructural pueden saturar las palabras. Esto es, una vez que la raíz verbal las ha incorporado, se constituye en una palabra independiente. No obstante, y aun admitiendo sus diferentas respecto de los nudos con información morfológica de Concordancia, consideramos con Poletto (1992a) que los núcleos T10, T20 y Asp0 son categorías funcionales. Como característica estructural diferenciadora, mencionaremos la indicada en este trabajo de que los núcleos funcionales no pueden ocupar las posiciones más bajas de una proyección extendida, en términos de Grimshaw (1991), a diferencia de las categorías léxicas. Tras el término proyección extendida está la idea de que el nivel más alto de proyección de un núcleo léxico incluye las proyecciones de las categorías funcionales relacionadas con él. Para lo que aquí nos interesa, habría una proyección extendida que tendría los rasgos [-N, +V] y de la que formarían parte los sintagmas relacionados con la información temporal y aspectual referida al verbo: SComp, ST1, ST2, SAsp y SV. La posición más baja de esta proyección extendida la ocupa el núcleo léxico V0. Ningún núcleo funcional puede ser dominado por un núcleo léxico en una proyección extendida. Por otra parte, según el Criterio Temático Generalizado de Grimshaw (1991: 9-10), no es necesario suponer que el verbo recibe papel temático del núcleo de la proyección funcional inmediatamente superior ni que dicho núcleo es léxico por su capacidad de asignar papel temático. El verbo recibe papel temático por formar parte de la proyección extendida:

40 Otros trabajos en los que se sostiene igualmente que la flexión temporal marca temáticamente al SV son, entre otros, Guéron/Hoekstra (1988 y 1992) y Zagona (1988, 1990 y 1995).

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Criterio Temático Generalizado Toda proyección máxima debe, o bien a. recibir un papel [semántico], o bien b. ser parte de una proyección extendida que recibe un papel. (…) Nótese que esta hipótesis sobre cómo se organizan las proyecciones se basa en la idea de que la relación que existe entre un núcleo-l[éxico] y sus complementos es fundamentalmente diferente de la relación que existe entre un núcleo-f[uncional] y sus complementos; incluso cumplen con el Criterio Temático Generalizado de formas diferentes. Por lo tanto, los intentos de asimilarlos, por ejemplo, suponiendo que F[lexión] marca temáticamente al SV (…) socavará los resultados básicos que se han obtenido aquí.

3.2. LA PROYECCIÓN ASPECTO

SINTÁCTICA DE LOS CONTENIDOS GRAMATICALES DE

TIEMPO Y

Consideremos ahora dos aspectos referidos a la proyección sintáctica de los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto: si un morfo puede ponerse en relación con más de un contenido y, por lo tanto, con más de una posición sintáctica; y si hay que reservar un hueco en la representación sintáctica para los contenidos gramaticales sin realización fonética. Tomaremos como punto de partida las propuestas de Hornstein (1990) y Giorgi y Pianesi (1991). Comencemos por el primer problema: la relación que existe entre los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto y sus realizaciones. En dos de los trabajos deudores de la teoría temporal de Reichenbach hemos encontrado propuestas concretas a este respecto. En Hornstein (1990: 111-113) se nos dan las correspondencias de (51) y el principio de (52) 41, 42: (51)

a.

b.

i. morfema de presente: asociar S y R: S,R ii. morfema de pasado: R desplazado a la izquierda de S: R-S iii. morfema de futuro: R desplazado a la derecha de S: S-R i. + have: E desplazado a la izquierda de R: E-R ii. – have: E y R asociados: E,R o R,E

41 Véase también Thompson (1994: 223) para un punto de vista idéntico al de Hornstein (1990). En uno y otro trabajo se supone que Flexión0 proporciona el punto S y que V0 proporciona el punto E. En cuanto a R, en Thompson (1994) se hace depender del nudo Asp0 y en Hornstein (1990), de un morfema [±perfectivo] adjunto al SV y representado por el auxiliar have o por un morfema nulo. 42 Tanto en Hornstein (1990) como en Giorgi/Pianesi (1991) se utiliza indistintamente el término morfema (morpheme, en inglés) para hacer referencia a los contenidos morfológicos y a sus realizaciones. Nosotros emplearemos morfema en el primer caso y morfo en el segundo.

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(52)

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Los morfemas determinan de forma no ambigua una única posibilidad de proyección.

Hornstein pretende evitar con (52) que el mismo morfo que en una ET es responsable de un orden determinado entre los puntos temporales se asocie en otra ET con un orden distinto. No obstante, este principio deja abierta la posibilidad de que un mismo contenido referido a un orden determinado entre puntos temporales se haga corresponder con más de un morfo. Fijémonos, por ejemplo, en que (51bi) relaciona el auxiliar have con el contenido E-R. Pero nada impediría que ese mismo significado pueda ser compartido por más de un morfo. Es esto, precisamente, lo que Giorgi y Pianesi (1991: 191)43 quieren evitar con su Principio de Proyección Biunívoca de (53), que exige que todo morfo se ponga en relación con un orden determinado entre los puntos temporales y, al revés, que todo ordenamiento de puntos se ponga en relación con un único morfo: (53) Principio de Proyección Biunívoca: Los morfemas temporales y las relaciones-T están en correspondencia biunívoca. En (54) resumimos de forma esquemática las propuestas de (52) y (53): (54)

a. Hornstein (1990): morfo verbal morfo verbal

contenido gramatical

b. Giorgi y Pianesi (1991): morfo verbal ↔ contenido gramatical Pero hay una tercera forma de ver la relación que existe entre los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto y sus realizaciones: suponer que son estos contenidos los que se relacionan de forma no ambigua con sus realizaciones y dejar abierta la posibilidad de que un mismo morfo sea realización de más de un morfema. Creemos que de esta manera puede darse cuenta del problema al que hemos dedicado buena parte del segundo apartado: la ambigüedad de los tiempos compuestos. Recuérdese que las formas verbales formadas con el auxiliar «haber» presentan sistemáticamente dos interpretaciones. En la interpretación que denominábamos Perfectiva, se predica el fin del evento. En la interpretación que denominábamos de Perfecto, de lo que se habla en la oración es del estado de cosas resultado

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Véanse también Giorgi/Pianesi (1992: 3 y 1995: 343).

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del evento. Pues bien, una forma de dar cuenta sintácticamente de esta ambigüedad es poner en relación el afijo de participio –do con dos contenidos diferentes: el temporal de anterioridad de F con respecto a R2 y el aspectual de Perfecto. Sobre esto volveremos en el apartado 3.3. Lo que aquí nos interesa destacar es que para explicar esta ambigüedad puede suponerse que hay casos en los que los morfos verbales se relacionan con más de un significado. Nuestra propuesta será muy similar, pues, a la de Hornstein (1990). En (55) la recogemos de forma también esquemática y damos en (56) su formulación más precisa: (55) (56)

contenido gramatical morfo verbal contenido gramatical Los contenidos gramaticales de Tiempo y Aspecto se corresponden de forma no ambigua con un único morfo verbal.

Nótese que (56) no impide que un mismo morfo se considere realización de más de un morfema44. Esto es, precisamente, lo que ocurre con el afijo –do del participio. Es por ello por lo que no estamos de acuerdo con Giorgi/Pianesi (1991) en cuanto a establecer de forma biunívoca la relación entre los morfos temporales y su significado. Por lo que respecta al problema de reservar una posición sintáctica para los contenidos gramaticales sin realización fonética, también Hornstein (1990) y Giorgi/Pianesi (1991) adoptan posturas diferentes. El primero parece admitir la posibilidad de que determinados contenidos se corresponden en la estructura sintáctica con un morfema nulo (pág. 230, nota 10): «+Perfectivo se realiza por medio del morfema have en inglés, mientras que –Perfectivo se realiza por medio de un morfema nulo». Por el contrario, otra de las afirmaciones que hacen Giorgi/Pianesi en su artículo de 1991 es que los morfos temporales tienen carácter léxico. Como categorías léxicas, solo cuando se realizan fonéticamente disponen de una posición en la estructura sintáctica. Desde este punto de vista, la ausencia de realización fonética es incompatible con la expresión de cualquier contenido morfológico (págs. 197-198): «Las categorías léxicas, por el contrario, deben ser insertadas solo si hay un contenido semántico que expresar; en principio, dicho contenido semántico es incompatible con núcleos Ø». 44

Estudios sobre la morfología flexiva del español como el de Ambadiang (1993) han destacado la imposibilidad en nuestra lengua de aislar un morfo para cada contenido temporal. En muchas ocasiones, es la forma verbal en su totalidad la que está marcada para determinado contenido. Entiéndase, por lo tanto, que (56) se aplica a aquellos casos en que puede establecerse una correspondencia efectiva entre significados y morfos o en que, al menos, se presupone en términos muy abstractos.

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En (57) resumimos la propuesta sintáctica del artículo de Giorgi/Pianesi (1991)45 referida a los seis tiempos que discuten. Con la marca – se indica la ausencia de núcleo temporal; T10 y T20 son los núcleos que contienen, respectivamente, la información referida a la posición de R con respecto a S y de E con respecto a R: (Hemos sustituido las denominaciones originales de los tiempos verbales por las que hemos estado empleando en el capítulo.)

(57)

presente pretérito perfecto compuesto futuro futuro perfecto pretérito perfecto simple pretérito pluscuamperfecto

T10 (S-R) (S-R) (R-S) (R-S)

T20 (E-R) (E-R) (E-R)

Como vemos en (57), solo en las representaciones sintácticas correspondientes al futuro perfecto y al pretérito pluscuamperfecto se proyectarían los nudos T10 y T20; en los diagramas del futuro y del pretérito perfecto simple solamente se proyectará T10 y en el pretérito perfecto compuesto, solamente T20. No habrá proyección de ninguno de estos nudos temporales si se trata de un presente. Obsérvese que la proyección de los nudos T10 y T20 está relacionada con la existencia de una relación de sucesión entre los puntos temporales. T10 y T20 no se proyectan, por lo tanto, cuando los puntos R y S son simultáneos, o cuando lo son los puntos R y E46. De nuevo, nos parece más apropiada la postura de Hornstein (1990). ST1 y ST2 son proyecciones funcionales que estarían presentes en la sintaxis incluso cuando no es posible identificar un morfo relacionado con el contenido temporal asociado a sus núcleos. Una de las ventajas de este punto de vista es que nos permite reservar la opción de no proyectar un núcleo temporal para aquellos casos de verdadera ausencia de contenido. Esto es lo que ocurre con las formas no personales del verbo: infinitivo, gerundio y participio. Veamos un ejemplo: (58)

45

a. {Vio/Ve/Verá/Había visto/Vería} marcharse a Juan. b. {*Vio/Ve/Verá/*Había visto/*Vería} que Juan se marcha. c. {Vio/*Ve/*Verá/Había visto/Vería} que Juan se marchaba.

En los trabajos de 1992, 1995 y 1997, la relación entre los puntos E y R se concibe como aspectual. 46 Para el procedimiento por el cual la información temporal ausente se recupera en la Forma Lógica, véase Giorgi/Pianesi (1991: 208-211).

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Comparando las secuencias anteriores, sacamos la conclusión de que la forma no personal de las oraciones de (58a) no contiene ninguna indicación referida a la posición de R1 con respecto a S. De ahí que pueda parecer subordinada a formas verbales con la indicación R1-S (el pretérito perfecto simple, el pretérito pluscuamperfecto y el condicional), a diferencia del presente de (58b); y a formas verbales con la indicación S,R1 (el presente y el futuro), a diferencia del pretérito imperfecto de (58c). Pero, además, por ser un verbo de percepción el que encontramos en la oración principal de (58a), esto es, un verbo que exige simultaneidad entre los eventos principal y subordinado, hemos de suponer que el infinitivo simple expresa la relación F,R2/R2,F como las formas conjugados de las oraciones subordinadas de (58b) y (58c). Esto explicaría la agramaticalidad de las secuencias *{Vio/Ve/Verá/Había visto/Vería} haberse marchado a Juan, en las que tenemos la forma compuesta del infinitivo. La forma compuesta tendría el significado de anterioridad de F con respecto a R2 y, en consecuencia, no podría aparecer subordinada a un verbo de percepción. Una forma de dar cuenta sintácticamente del diferente comportamiento de las formas verbales subordinadas de (58a-c) es suponer que hay proyección de ST1 y ST2 en el caso del presente y del pretérito imperfecto y que solo hay proyección de ST2 en el caso del infinitivo47. La propuesta de que los núcleos T10, T20 y Asp0 se proyectan siempre que haya determinados contenidos gramaticales que transmitir e independientemente de que dichos contenidos tengan manifestaciones fonéticas efectivas es compatible con análisis de la morfología flexiva del verbo español como el de Ambadiang (1993). El marco teórico en el que se inscribe este trabajo es el llamado Palabra y Paradigma en su versión más moderna (modelo Ampliado: Extended Word and Paradigm), dos de cuyas asunciones fundamentales son, en primer lugar, la separación ente la morfología flexiva, transparente a la sintaxis, y la derivativa, completamente opaca; cada una de ellas constituiría un componente diferenciado con sus propios principios. Y, en segundo lugar, la concepción de los morfos no como unidades sino como procesos, esto es, como los resultados de la aplicación de distintas reglas. Las reglas derivativas se aplican en el léxico. Las flexivas operan sobre raíces simples o complejas con el objeto de proporcionar las marcas relacionadas con las matrices morfosintácticas asociadas a los nudos terminales en que se insertan. La única excepción la constituyen las formas flexivas irregulares, pues se supone que llevan marcas flexivas ya en el léxico48, 49. 47

Para un punto de vista muy similar, véase Pérez Saldanya/Cuenca (1994: 130-131). Consúltense también Anderson (1977, 1982, 1988, 1992 y 1993), Matthews (1974 y 1992), Stump (1991 y 1992), Thomas-Flinders (1981) y Zwicky (1985). 49 Para análisis que siguen considerando que los afijos son morfos en el sentido tradicional, es decir, unidades mínimas significativas que se encuentran listadas en el léxico, véase Lieber 48

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La forma precisa que presente un verbo dependerá del número de categorías flexivas que incluya su información morfológica y de las relaciones que existan entre tales categorías y sus exponentes. Véase en (59) un ejemplo. La forma verbal de (59a) corresponde al tiempo presente; la de 59b-d, al pretérito imperfecto: (2 en Ambadiang 1993: 204.) (59) a. b. c. d.

X cant cant cant cant

+Tiempo +Ø +áb +ab +ab

+Modo +a +a +a +a

+Número +mos +mos +Ø +i

+Persona +Ø +Ø +s +s

El orden en (59) de las distintas categorías flexivas responde a lo que en Ambadiang (1993) se denomina Jerarquía en el marcado o en la exponencia y que no pretende sino determinar qué categorías deben recibir necesariamente una marca en cada forma verbal. Ya en Baker (1985) se establecía un principio según el cual la jerarquía estructural entre los nudos funcionales remitía de forma especular a la disposición de unos morfos con respecto a otros (Mirror Principle). En lenguas como el español, sin embargo, en las que no es posible aislar morfos para cada uno de los distintos contenidos gramaticales, puede pensarse que la jerarquía en el marcado o en la exponencia hace las veces del principio de Baker. En otras palabras, de cuál sea dicha jerarquía puede hacerse depender asimismo el orden entre los distintos nudos funcionales a los que subiría el verbo a cotejar sus rasgos flexivos (véanse Chomsky 1989, 1992 y 1995)50. Por otro lado, el símbolo Ø no

(1992). Consúltese además el trabajo de Halle/Marantz (1993), que se inscribe en la denominada Morfología Distribuida. Estos autores pretenden conciliar el punto de vista de que los afijos son unidades aislables con el de que la falta de univocidad entre forma y significado puede tratarse por medio de reglas específicas de un componente independiente de la gramática: la Estructura Morfológica. Una ventaja evidente de la Morfología Distribuida es la homogeneidad supuesta de todos los nudos terminales: consisten en haces de rasgos que han de ser interpretados en el componente fonológico, independientemente de su consideración como léxicos o funcionales. (Según la versión actual del modelo de Palabra y Paradigma, los nudos funcionales contendrían información gramatical que desencadenaría la aplicación de unas reglas cuyos efectos se ven en las categorías léxicas.) Un inconveniente, sin embargo, es la introducción de nuevo de un morfo Ø para aquellos casos en que un contenido morfológico no tiene correspondencia formal, algo que se evita en el modelo de Palabra y Paradigma. 50 Este cotejo puede ocurrir en la sintaxis explícita o en la Forma Lógica, lo que explica las diferencias entre las lenguas por lo que respecta al orden de constituyentes. En español, el cotejo es anterior al nivel de la Forma Lógica debido al carácter «fuerte» de los rasgos morfológicos. En cuanto a la definición de rasgo fuerte, asumimos la que se da en Pollock (1993: 38): «Un morfema flexivo (…) está identificado morfológicamente (esto es, es «fuerte») en

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indica morfo cero, sino que la regla considerada respecto de la casilla así marcada no se aplica o no tiene efectos fonéticos. El símbolo Ø bajo la categoría del tiempo presente de (59a) es un ejemplo de lo segundo, esto es, significa que la aplicación de la regla morfológica no produce marcas flexivas específicas para esta categoría. Según Ambadiang (1993: 205), los tiempos pretérito perfecto simple y futuro tampoco tienen marcas flexivas, pero la razón es que la regla no se aplica. En uno y otro caso lo que indica Tiempo es la forma verbal en su integridad. En los ejemplos de (59) hay que notar la falta de una casilla para el Aspecto y la presencia de una única casilla referida al Tiempo. Los nudos T20 y Asp0 están motivados en el análisis que se está presentando por la existencia en español de tiempos compuestos diferenciados morfológicamente de los simples, así como por la ambigüedad de sus interpretaciones.

3.3. SINTAXIS DE LAS INTERPRETACIONES PERFECTIVA Y DE PERFECTO Retomemos la estructura de (48), que ahora podemos hacer corresponder con la representación de un tiempo simple. Asumimos con Grimshaw (1991) que la información relativa a la relación que mantienen entre sí los distintos puntos temporales asciende hasta la posición más alta del árbol, la posición del núcleo del SComp. Pero para los propósitos de este apartado, nos fijaremos exclusivamente en las marcas correspondientes al contenido asociado al nudo T20 51:

una lengua L con respecto al paradigma P si alterna de forma no ambigua en P al menos con un morfema distinto de la misma categoría flexiva». 51 En todas las representaciones que siguen se omitirá la parte de la representación sintáctica que no resulte relevante. En particular, nada se dirá acerca de la posición en los diagramas arbóreos de las proyecciones relacionadas con las marcas de Concordancia. Para las propuestas con respecto al orden que existe entre la flexión temporal y la de concordancia, pueden consultarse, entre otros, los trabajos de Iatridou (1990) y Ouhalla (1991).

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Tiempo simple: Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) T2’ T20 (R2) Ø

Asp’

Asp0 (F) V’ V0 (E) Al comienzo del apartado 3 apuntábamos que los nudos T10 y T20 introducen en la sintaxis los puntos R1 y R2, respectivamente, es decir, los puntos que indican las particiones en esferas o subesferas que realiza una lengua en la línea temporal, y que los morfemas relacionados con estos nudos determinan qué orden existe entre los distintos puntos temporales. Ahora seremos más precisos. En las representaciones de este apartado vincularemos el núcleo T10 tanto con la información referida a la posición de R1 con respecto a S como con la que tiene que ver con la posición de R2 con respecto a R1, puesto que no hemos encontrado constatación empírica a favor de que estas informaciones temporales sean proporcionadas por dos nudos independientes. Relacionaremos, en cambio, el núcleo T20 con el contenido relativo a la posición del Tiempo del Foco con respecto a R2. Como se recordará, F denota el tiempo de la parte del evento de la que se habla en la oración. El punto F viene dado por la categoría funcional del Aspecto, que es, pues, la que determina qué parte de la extensión real o total del evento situamos en la línea temporal. Bajo el nudo T20 de (60) aparece el símbolo Ø. Recuérdese que este símbolo no representa un morfo cero, sino que una regla asociada a determinado contenido morfológico no se aplica o no produce marcas específicas. Esto último es lo que ocurre en (60). El símbolo Ø tiene que ver en (60) con el hecho de que la indicación F,R2/R2,F no produce marcas específicas. A continuación proporcionamos las representaciones arbóreas correspondientes a las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto de los tiempos compuestos. Las estructuras de (61) y (62) son biclausales. Esto quiere decir que contienen dos

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Sintagmas Verbales, uno encabezado por el verbo auxiliar52 y otro por el verbo principal. Véase a este respecto Julien (2001) y las referencias allí citadas. Para estructuras monoclausales, esto es, estructuras en las que el auxiliar se inserta en algún núcleo funcional de la única proyección extendida del verbo principal, consúltense Borer (1998), Cinque (1999) y Ouhalla (1991). (61)

Tiempo compuesto (interpretación Perfectiva): Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) V1’ V10 haber

T2’

T20 (R2) -do

Asp’

Asp0 (F) V2’ V20 (E)

52 A propósito del carácter no eventivo del auxiliar «haber» de los tiempos compuestos, véanse, entre otros, Bouchard (1984: 95), Giorgi/Pianesi (1991: 193, 1992: 5 y 1997), Guéron (1993: 107) y Pollock (1993: 35), y las referencias allí citadas.

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Tiempo compuesto (interpretación de Perfecto): Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) T2’ T20 (R2) Ø

V1’ V10 haber

Asp’

Asp0 (F) -do

V2’ V20 (E)

Tanto en la representación de (61) como en la de (62) el auxiliar haber se inserta por encima del nudo que acoge la marca –do del participio. En (61), por encima de T20; en (62), por encima de Asp0. El auxiliar se introduce para hacer posible la realización léxica del contenido temporal asociado al nudo T10 y de las marcas de Concordancia. La distinta posición del afijo en estas representaciones quiere ser reflejo de las dos interpretaciones que reciben los tiempos compuestos. Por una parte, el afijo de participio –do bajo T20 en (61) es marca de la indicación de anterioridad de F con respecto a R2. Esta indicación es responsable del contenido «ante-» que añaden los tiempos compuestos al significado temporal de las formas verbales simples con las que se relacionan morfológicamente en su interpretación Perfectiva. La estructura arbórea de (61) correspondería, por ejemplo, a la interpretación de antePretérito Perfectivo del pretérito pluscuamperfecto de (30a), Juan dijo a las tres que María se había ido exactamente a las dos. La información morfológica asociada al nudo T10 nos proporciona los contenidos R2,R1 y R1-S. Por otra parte, el afijo de participio –do bajo Asp0 en (62) es marca de la indicación de anterioridad de E con respecto a F, característica de la lectura de Perfecto. Esta anterioridad es aspectual y por eso no se refleja en las EETT de los tiempos formados con el auxiliar haber. Los tiempos compuestos en su interpretación de Perfecto comparten la misma indicación temporal que los tiempos simples con los que se relacionan morfológicamente. La estructura arbórea de (62) correspondería,

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por ejemplo, a la interpretación de Pretérito Perfecto del pretérito pluscuamperfecto de (30b), Juan dijo a las tres que María ya se había ido (*exactamente a las dos). La información morfológica asociada al nudo T10 es la misma que en (62), pero el contenido proporcionado por T20 es ahora de simultaneidad entre F y R2, como en (60).

3.4. EL AFIJO PERFECTO

DE PARTICIPIO Y LOS CONTENIDOS ASPECTUALES

PERFECTIVO

Y

Las representaciones de (61) y (62) nos permiten hacer una predicción. Puesto que las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto se vinculan fundamentalmente a la distinta posición del afijo de participio, lo esperable es que esta ambigüedad no sea exclusiva de las formas verbales compuestas. Esto es, debería también mostrarse con formas verbales que no se construyan con el auxiliar haber. Enseguida veremos que el comportamiento de la forma no personal de participio nos permite confirmar esta predicción. Consideremos, en primer lugar, la oración de (63): (63)

Todos los grupos habían tocado a las tres.

Entre las dos interpretaciones que puede recibir la oración anterior existe una diferencia que tiene que ver, por un lado, con el hecho de que el sujeto es plural y de que, en consecuencia, puede entenderse también que los eventos son múltiples. Por otro, con el hecho de que en la interpretación Perfectiva del pretérito pluscuamperfecto el tiempo del evento es visible para la modificación temporal, mientras que en la lectura de Perfecto solamente es visible el tiempo de un estado de cosas que es posterior al evento denotado por el predicado verbal. Adviértase que en la interpretación Perfectiva de (63), se entiende que a las tres es cuando dio comienzo no uno sino todos los eventos; la modificación temporal tiene acceso al comienzo del tiempo del evento y el evento es múltiple porque el sujeto es plural. Por el contrario, la modificación temporal no tiene acceso al tiempo del evento en la interpretación de Perfecto. En consecuencia, la pluralidad de los sujetos no se traduce en multiplicidad también de estados resultantes del evento. El tiempo del estado de cosas que la expresión temporal a las tres sitúa en la línea temporal es único; en la interpretación de Perfecto los distintos eventos pueden ocupar puntos diferentes de la línea temporal porque lo que se subraya es que a las tres todos ellos se conciben como completos y acabados. Si sustituimos a las tres por otra expresión temporal como a la misma hora, ocurre que solo conservamos la interpretación Perfectiva. Véase (64):

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a. Todos los grupos habían tocado a la misma hora. b. *A la misma hora, ya habían tocado todos los grupos.

No estamos tomando en consideración la lectura anafórica del adjetivo mismo. Con esta interpretación, (64b) sería gramatical. Podríamos considerarla continuación, por ejemplo, de una oración como La radio informó de que a las tres ya habían sido leídos todos los discursos y de que… Nos interesa exclusivamente la lectura en la que el adjetivo indica que el Tiempo del Foco para todos los eventos se sitúa en un punto idéntico de la línea temporal. Fijémonos en que en esta interpretación, (64a) es gramatical pero no lo es (64b). Esta diferencia estriba en que el adjetivo mismo en la lectura no anafórica se combina con eventos que han de ser múltiples, una propiedad que es compatible, como acabamos de ver, con la interpretación Perfectiva de las formas verbales compuestas con sujeto plural pero no con la de Perfecto. Si hacemos la prueba ahora con participios absolutos, obtenemos una oración gramatical en el caso de que supongamos que el sufijo –do es maca del contenido temporal de anterioridad de F con respecto a R2 (véase 65a) y una oración agramatical en el caso de que supongamos que dicho sufijo es marca del contenido aspectual de Perfecto (véase 65b): (65)

a. Tocadas todas las campanas a la misma hora, lejos de producirse un efecto armonioso, el resultado fue un inesperado estruendo. b. Tocadas ya todas las campanas (*a la misma hora), dio comienzo la solemne ceremonia53.

El otro tipo de datos que vamos a aportar tiene que ver con la observación de Bosque (1996: 30-34) de que los Sintagmas Nominales sin determinación no pueden aparecer con ciertos predicados o en ciertas construcciones en las que se exige que el evento esté acotado. En (66) se ejemplifica el contraste que resulta de la presencia de un SN con y sin determinante en una oración con dativo ético; el requisito de que el evento esté acotado viene impuesto por el afijo aspectual se: (Ejemplos 16a, b en Bosque 1996: 30.) (66)

a. Juan {bebió/se bebió} la leche. b. Juan {bebió/*se bebió} leche.

53 En la interpretación de Perfecto Experiencial son posibles secuencias como Tocadas ya todas las campanas a la misma hora para la ceremonia de este año, se probará con intervalos de cinco minutos entre unas y otras. En (65b) estamos ignorando esta interpretación.

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Este mismo requisito aspectual puede estar contenido léxicamente en el predicado verbal, como vemos en (67a) por los diferentes juicios que nos merecen los predicados y , y también puede marcarse en otras lenguas por medio de una partícula, como se muestra en (67b): (Ejemplos 29a ,b en Bosque 1996: 32.) (67)

a. Juan {bebió/*apuró} vino. b. John {drank/*drank up} wine.

La misma incompatibilidad se observa si consideramos la lectura de Perfecto tanto de los tiempos compuestos como del participio de las cláusulas absolutas, pero no si consideramos la interpretación Perfectiva54. (68) (69)

Juan (*ya) ha descubierto oro/informes comprometedores. a. Hallado (*ya) oro entre los restos de la muralla, el ayuntamiento decidió acordonar la zona. b. Enviados (*ya) donativos desde todas las partes del mundo, la tragedia se sobrellevó con mayor dignidad.

En el trabajo citado se sugiere que estos Sintagmas Nominales sin determinación cambian el modo de acción del verbo. Por ejemplo, , a diferencia de , denota léxicamente una actividad durativa que es asimilable en gran medida a los estados. En nuestros términos, predicados del tipo de son télicos. El evento que denotan estos predicados culmina cuando se alcanza un telos o fin natural. Los predicados télicos aceptan de forma característica la interpretación de Perfecto de los tiempos compuestos ya que la consecución del telos supone la transición al tiempo de un estado de cosas consecuencia del evento que el Aspecto puede focalizar. Por el contrario, no es un predicado télico. El evento puede interrumpirse pero no culmina. El contraste de las oraciones de (68) y (69) muestra, además, que el cese o interrupción del evento no conlleva resultados o consecuencias que el Aspecto pueda focalizar. A la luz de los datos recién revisados, las representaciones que nos permiten plasmar el comportamiento de la forma no personal de participio son las siguientes55:

54

De nuevo, estamos ignorando la interpretación de Perfecto Experiencial de las formas verbales de (68) y (69). 55 Entiéndase que las representaciones de (70) y (71) solo pretenden dar cuenta de cómo se distribuye el contenido temporal y aspectual a través de los distintos nudos funcionales cuando la forma verbal de la oración es un participio. No es nuestro objetivo hacer un estudio exhaustivo de las cláusulas absolutas. Consúltese a este respecto Miguel (1992) y las referencias allí citadas.

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Participio (interpretación Perfectiva): Comp’

Comp0 (S) T2’ T20 (R2) -do

Asp’

Asp0 (F) V2’ V20 (E)

(71)

Participio (interpretación de Perfecto): Comp’

Comp0 (S) T2’ T20 (R2) Ø

Asp’

Asp0 (F) -do

V2’

V20 (E) Los datos revisados a propósito de la forma no personal de participio nos han servido como prueba independiente de que el afijo –do puede ponerse en relación con el contenido temporal de anterioridad de F con respecto a R2 y con el aspectual de Perfecto. Queremos terminar sugiriendo que es posible también considerar al afijo de participio como marca de estos dos contenidos simultáneamente. Esto es lo que permite explicar tanto la interpretación del participio de la cláusula absoluta de (72), como la que recibe el pretérito pluscuamperfecto de la oración de (73d): (72)

Resueltos ya todos los problemas pendientes hacía tres días, decidieron tomarse unas vacaciones.

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(73)

a. María habló con su jefe {hace tres días/*hacía tres días}. b. María *(ya) había hablado con su jefe hace tres días. c. María había hablado con su jefe hacía tres días. d. María ya había hablado con su jefe hacía tres días.

Las oraciones de (73) muestran que la expresión temporal hace tres días solo es compatible con formas verbales con contenido temporal de Pretérito, como habló en (73a) o había hablado en su interpretación de Perfecto en (73b). El asterisco de (73b) marca la agramaticalidad de la oración en la interpretación Perfectiva del pretérito pluscuamperfecto. Había hablado con interpretación Perfectiva es un antepretérito. Por el contrario, hacía tres días solo es compatible con formas verbales con contenido temporal de antepretérito56. Esto explica la agramaticalidad de (73a) con la forma verbal habló y la gramaticalidad tanto de (73c) como de (73d). Observemos, sin embargo, que los antepretéritos de (73c) y (73d) no sitúan en la línea temporal la misma parte del evento. El de (73c) es Perfectivo y, por tanto, con él estamos situando el tiempo total del evento denotado por el predicado . Con el adverbio ya queremos marcar, en cambio, que el antepretérito de (73d) es Perfecto. Eso significa que lo que se está situando en la línea temporal es el estado de cosas que sigue al evento denotado por el predicado . La estructura sintáctica que recogería la interpretación de antepretérito Perfecto del pretérito pluscuamperfecto de (73d) sería de la (74). La representación para el participio de (72) sería en todo equivalente, excepto en que no habría proyección de los nudos T10 y T20:

56 Sobre estas expresiones temporales, consúltense García Fernández (1992, 1993, 1995, 1996 y 2000a).

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Pretérito pluscuamperfecto (interpretación de antepretérito Perfecto): Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) V1’ V10 haber

T2’

T20 (R2) -do

Asp’ Asp0 (F) -do

V2’

V20 (E) La representación de (74) supone que tras la inserción léxica de la raíz verbal en su posición de base se aplicarían dos reglas: una introduciría el afijo asociado al contenido aspectual de Perfecto y la otra, el afijo con el contenido de anterioridad de F con respecto a R2. Esto daría lugar a formas verbales del tipo de *había trabajadodo, imposibles en español. Hemos de suponer, pues, que en el nivel de la Forma Fonética se procedería al borrado de una de estas marcas. En lenguas como el francés, sin embargo, se obtendría formas verbales con el significado que aquí nos interesa mediante la introducción de un segundo auxiliar. Se trata de las formas verbales sobrecompuestas57: Además de estas dos formas existen las formas sobrecompuestas. Ciertos tiempos compuestos conjugados con avoir, «haber», a veces con être, «ser», ponen el auxiliar en el tiempo compuesto correspondiente. A pesar de que todas las formas compuestas pueden teóricamente convertirse en sobrecompuestas, lo cierto es que prácticamente solo se encuentran los pasados, los pluscuamperfectos y los futuros anteriores sobrecompuestos (…) Las formas sobrecompuestas indican un proceso anterior y completo en relación al proceso que expresaría la forma compuesta. Su valor fundamental es en el fondo un valor aspectual terminativo (Béchade 1986: 60). 57 Para la existencia de forma verbales sobrecompuestas también en algunos dialectos del italiano, véanse Poletto (1992a y 1992b), y el capítulo XI del presente volumen.

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En (75) damos un ejemplo de forma verbal sobrecompuesta cuyo significado podría considerarse equivalente al recién comentado del pretérito pluscuamperfecto de (73d): (Ejemplo de Stendhal, citado en Comrie 1985: 76.) (75)

quando il avait eu rassemblé les plus effrontés de chaque métier, il leur avait dit «régnons ensemble».

Entre la forma verbal sobrecompuesta del ejemplo anterior y la del antepretérito Perfecto de ejemplos como el de (73d) existe una importante diferencia morfológica: los tiempos sobecompuestos del francés se construyen con dos apariciones del auxiliar, según hemos visto en la cita de Béchade (1986). El auxiliar que ocuparía la posición más alta en la representación sintáctica se introduciría, como ya sabemos, para hacer posible la realización de las marcas temporales asociadas al nudo T10 y las de Concordancia; el afijo de participio con el contenido de anterioridad de F con respecto a R2 se adjuntaría al auxiliar que se situaría entre los nudos T20 y Asp0: (76)

Forma verbal sobrecompuesta: Comp’

Comp0 (S) T1’ T10 (R1) V1’ V10 auxiliar T20 (R2) afijo

T2’

V2’ V20 auxiliar

Asp’

Asp0 (F) afijo

V3’ V30 (E)

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La introducción de un segundo auxiliar hace innecesario el borrado en la Forma Lógica de una de las marcas de participio. Pero este procedimiento no es posible en español. Prueba de ello es la agramaticalidad de una secuencia con dos auxiliares del tipo de *Hacía tres días, María ya había habido hecho la paella. Otra diferencia importante entre el español y el francés para la que no tenemos solución es el significado temporal de Anterioridad y el aspectual de Perfecto solamente se combinan en nuestra lengua en la forma verbal del pretérito pluscuamperfecto. Esto es, las formas verbales (ya) he trabajado, (ya) habré trabajado y (ya) habría trabajado no se interpretan, respectivamente, ni como un antepresente Perfecto, ni como un antepostpresente Perfecto, ni como un antepostpretérito Perfecto. Algunas de estas posibilidades sí existen en francés, a juzgar por la cita de Béchade (1986).

3.5. RESUMEN En el apartado 3 se ha defendido la existencia de dos proyecciones relacionadas con la información temporal de las formas verbales, a saber, ST1, que contendría información temporal acerca de la posición de R1 con respecto a S y acerca de la posición de R2 con respecto a R1; y ST2, que contendría información sobre la posición del Tiempo del Foco con respecto a R2 (véase Carrasco Gutiérrez 1998). Los núcleos T10 y T20, junto con los nudos Asp0 y Comp0, formarían parte de una misma proyección extendida relacionada con la categoría léxica V. Se ha supuesto, asimismo, que cada uno de estos nudos es responsable por separado de la introducción de los puntos necesarios para dar cuenta del significado de los tiempos verbales: Comp0 introduce el punto S; T10 y T20, los puntos de referencia R1 y R2; y Asp0, el punto F. La proyección de los distintos nudos relacionados con el contenido de los tiempos verbales se ha hecho depender de que se transmita una determinada información. Es independiente, en consecuencia, de que dicha información tenga o no su correlato en morfos específicos. En este punto nos hemos apartado de la postura defendida en Giorgi/Pianesi (1991). También se ha sostenido un punto de vista distinto por lo que se refiere a la relación entre significados gramaticales y morfos. En concreto, que puede haber morfos verbales relacionados con más de un contenido. Eso es, precisamente, lo que ha permitido dar cuenta de la ambigüedad de las formas verbales compuestas. Las interpretaciones Perfectiva y de Perfecto se han vinculado a la indicación de anterioridad de F con respecto a R2 y al contenido aspectual de Perfecto de una misma marca, el afijo –do del participio. Tras la inserción de la raíz verbal en su posición de base, una regla flexiva introducirá la marca –do del participio asociada a un rasgo que debería cotejarse, o bien en el nudo Asp0 (lectura de Perfecto) o bien en el nudo T20

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(lectura Perfectiva). Finalmente, el auxiliar haber se introduce para hacer posible la realización léxica del contenido temporal asociado al nudo T1 y de las marcas de Concordancia.

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II EL PERFECTO COMPUESTO (Y OTROS TIEMPOS COMPUESTOS) EN LAS LENGUAS ROMÁNICAS: FORMAS Y VALORES BRUNO CAMUS BERGARECHE

1. Introducción Uno de los rasgos más característicos de las lenguas románicas es la presencia en el paradigma verbal de formas verbales con valor originalmente de aspecto Perfecto construidas con ayuda de verbos auxiliares que indican originalmente posesión. Se trata de estructuras cuyo origen es una perífrasis latina de valor Resultativo; es decir, como veremos más adelante, el valor que en español actual tienen construcciones como tengo hecha ya la comida. Su total gramaticalización e inserción en el paradigma de tiempos verbales es algo que podemos considerar como un auténtico «invento» románico. Efectivamente, todas las lenguas, dialectos y hablas románicas presentan estos tiempos compuestos en alguna de sus variantes, esto es, un auxiliar derivado de los verbos latinos habere o tenere1 que se combina con el participio del verbo léxico conjugado. La combinación más habitual y antigua y, sin duda, la más característica de la serie es aquella que contiene formas del Presente de Indicativo del auxiliar, esto es, el comúnmente llamado perfecto compuesto: (1)

a. Esp. he cantado b. Fr. j’ai chanté c. It. ho cantato d. Cat. he cantat e. Rum. am cântat...

Pero, como es bien sabido, el auxiliar puede aparecer en distintos tiempos del indicativo o del subjuntivo, lo que da lugar a su vez a cada uno de los tiempos

1 Dejamos de lado de momento el caso de los perfectos compuestos construidos con derivados del verbo latino esse, variante requerida en principio para la conjugación de verbos no transitivos, como mostraremos más adelante (véase el subapartado 3.1).

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compuestos de la lengua en cuestión: auxiliar en pretérito imperfecto para formar el pluscuamperfecto: esp. había cantado; auxiliar en futuro para formar el futuro compuesto: esp. habré cantado, auxiliar en presente de subjuntivo para formar el perfecto de subjuntivo: esp. haya cantado... De esta manera, encontramos en las lenguas románicas de modo general una serie completa de tiempos compuestos diversos con contenido básico de aspecto Perfecto, lo que da lugar a la existencia de un paradigma complementario del de los tiempos simples y genera un sistema verbal ciertamente diferenciado en términos formales del sistema verbal de la lengua madre, el latín. Como trataremos de mostrar en el apartado 2, este perfecto perifrástico construido con ayuda de verbos de posesión (al que denominaremos también en adelante, siguiendo a Dahl 2000a, perfecto con habere), con ser especialmente productivo y característico en las lenguas románicas, está presente por toda Europa en distintas familias lingüísticas, y no tanto fuera de ella. En el apartado 3 procederemos a la descripción formal de los tiempos compuestos románicos, veremos el uso que cada lengua hace de los distintos auxiliares, la extensión y variación interna del paradigma de tiempos compuestos en cada una de ellas y alguna otra propiedad formal relevante. En el apartado 4 abordaremos el problema de la definición de los contenidos y valores del perfecto compuesto en las diferentes lenguas románicas y su relación con el perfecto simple. Finalmente, en el apartado 5 ofreceremos un resumen final a modo de recapitulación con el propósito de recoger y mostrar de modo directo y sencillo las propiedades formales y semánticas más notables del perfecto compuesto y los demás tiempos compuestos en las lenguas románicas.

2. El perfecto perifrástico con habere y su extensión en Europa Como ya habíamos adelantado, el perfecto con habere constituye uno de los rasgos de mayor difusión entre las lenguas europeas independientemente de cuál sea su filiación genética. Se trata, sin duda, de una de las tendencias tipológicas en relación con los sistemas tempo-aspectuales más claras del área lingüística europea, y no tanto por su llamativa frecuencia en este continente, como por el hecho sorprendente de que en el resto del mundo se documenta de modo muy escaso (Dahl 2000a: 21). Hagamos un breve inventario de esta particularidad tan característica antes de atender al caso románico. Como era de esperar, entre las lenguas de Europa son las lenguas de más larga vecindad con la familia románica las que muestran mayor similitud con estas. Efectivamente, entre las lenguas germánicas de todo tipo se encuentra bien documentado este perfecto con habere. Un ejemplo muy cercano al del español resulta

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ser el present perfect del inglés, con el verbo to have (habere) como único auxiliar para todo tipo de verbos y participios2: (2)

a. I have read this book twice. b. I have lived here for five years.

El sueco y el islandés presentan también un comportamiento similar, con un único auxiliar paralelo de habere (ha(va) y hefa, respectivamente) y participio3: (3)

(4)

a. Jag har sovit dåligt i natt. «he dormido mal esta noche» b. Jag har bott hár i fem år. «he vivido aquí durante cinco años» (Dahl 1995: 61-62) a. Ég hef notað Þessa bók í mörg ár «he disfrutado este libro por muchos años» b. Ég hef verið á Íslandi í tvö ár. «he vivido en Islandia durante dos años» (Bonner 1995: 42)

En noruego el esquema es otra vez el mismo, con la salvedad de que los verbos no transitivos pueden llevar indistintamente ha (habere) o være (esse) + participio (Fabricius-Hansen 1994: 49) y así: (5)

a. Nå har dese snakket lenge nok. «ya ha hablado suficiente» b. Det hat / er begynt å regne. «ha empezado a llover»

Pero en las demás lenguas germánicas se usa obligadamente un auxiliar esse para verbos no transitivos, además de habere. Así en alemán tenemos haben con participio para los verbos transitivos, mientras que para el resto de los verbos encontramos sein (Fabricius-Hansen 1994: 49-50):

2

Destacamos en cursiva en los ejemplos de este apartado las formas verbales de perfecto de cada lengua en cuestión. 3 En realidad en sueco la forma del verbo léxico es el llamado supino, una variante del participio. Hay que notar también que el uso exclusivo de ha(va) como auxiliar es en esta lengua un fenómeno reciente; antes se usaba con verbos no transitivos, como en otras lenguas germánicas, vara (esse) (Dahl 1995: 61).

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a. Jetzt habt Ihr lange genug geredet. «ya ha hablado suficiente» b. Die meisten Gäste waren schon um 12 Uhr weggegangen. «la mayoría de los invitados se ha marchado ya a las 12»

Y el procedimiento resulta similar en otras lenguas de la familia: (7)

(8)

(9)

Holandés hebben y zijn + part (Janssen 1994: 95): a. Dat hebben we dan bij dezen afgesproken. «eso ya lo hemos hablado» b. Nu is Tom vertrokken. «ya se ha marchado Tom» Danés have y være + part (Fabricius-Hansen 1994: 49): a. Nu har I talt længe nok. «ya ha hablado suficiente» b. Det er begyndt at regne «ha empezado a llover» Yiddish hobn y zajn + part (Kifer 1994: 140): a. Zej hobn dertrunken a flaaš «ha bebido una botella» b. Zi iz avekgeforn «se ha marchado»

Otras lenguas indoeuropeas del continente presentan esquemas similares. Es el caso del albanés en los Balcanes, que tiene también un perfecto con auxiliar único kam (habere) + participio (Duchet 1995: 253): (10)

a. Ka shkuar. «he ido» b. Kishte shkuar. «había ido»

Y sin salir de esa península, en griego moderno el perfecto combina el auxiliar échō (habere) con una forma verbal especial llamada Formante de Perfecto, distinta del participio canónico (Hedin 1995: 233-234): (11)

Échō grápsi. «he escrito»

(≠ participio: grámeos)

Más complicada es la situación en las lenguas eslavas donde, como se hace notar en los catálogos de Thieroff/Ballweg (1994) y Thieroff (1995: 34), en tér-

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minos generales no existe propiamente un perfecto perifrástico, sino que este valor se manifiesta habitualmente en forma sintética. Sin embargo, algunas lenguas presentan construcciones que guardan alguna relación con el perfecto con habere que estamos describiendo. Así, en las lenguas eslavas de los Balcanes (búlgaro, esloveno y serbo-croata) existen perífrasis construidas con esse y participio que se usan con valor de perfecto pluscuamperfecto. Es una situación similar a la que se encuentra en una lengua báltica como el lituano donde existe una construcción idéntica con el auxiliar būti (esse) (Sližiene 1995). En la familia céltica la construcción parece no existir. En irlandés moderno, por ejemplo, el perfecto también corresponde a una perífrasis con esse, pero de naturaleza bien diferente a la románica, ya que el verbo auxiliado no es en absoluto un participio, sino el llamado nombre verbal cuyos usos recuerdan al infinitivo románico. La combinación entre esse y el auténtico participio es en esta lengua una construcción estativa de valor Resultativo, con el valor aproximado de «tengo leído un libro» (Ó Baoill 1994). Hemos visto hasta ahora que el perfecto con habere está bien asentado entre las lenguas indoeuropeas (románicas, germánicas, albanés, griego...). Es más raro entre las lenguas no indoeuropeas del continente, donde efectivamente falta en húngaro, turco o maltés, como se puede descubrir en Thieroff/Ballweg (1994) y Thieroff (1995). En lenguas fínicas, como finlandés y estonio, existe para la expresión de perfecto una construcción que hemos encontrado ya entre las lenguas germánicas y eslavas. Se trata de los perfectos construidos con un auxiliar esse y participio: (12)

(13)

Finlandés olla (esse) + part (Tommola 1994: 221): olen vetänyt. «he tirado» Estonio olema (esse) + part (Metslang/Tommola 1995: 306): ma olen elanud. «he vivido»

En la otra lengua no indoeuropea del continente, reencontramos de nuevo un esquema familiar. En vasco existe perfecto con habere (edun / eduki) junto a perfecto con esse (izan) para verbos no transitivos. En ambos casos la forma del verbo auxiliado es la de participio4:

4 En vasco esta forma de participio tiene un estatuto diferente del participio románico, con funciones que lo acercan más bien al infinitivo de estas lenguas. Así, por ejemplo, es la forma de cita del verbo, entra en la estructura de otras formas verbales distintas de las de perfecto y es la forma del verbo que seleccionan los verbos modales y otros similares para la construcción de expresiones de interpretación modal o aspectual.

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a. Liburua irakurri dut (edun/eduki). «he leído el libro» b. Etxetik etorri naiz (izan). «he venido de casa»

La distribución del perfecto con habere por Europa es, pues, clara. Excepto el área centro-oriental (lenguas balto-eslavas y fino-ugrias, turco) y el extremo occidental (lenguas célticas), la totalidad de la Europa occidental (lenguas románicas y germánicas, vasco) y sudoriental (parte de los Balcanes) está ocupado por lenguas en que existen perfectos de esta clase más o menos extendidos. Como hemos ido señalando a lo largo de este apartado, es en la familia románica donde estas perífrasis están mejor y más extensamente representadas, lo que trataremos de exponer con detalle en los apartados siguientes. Cerraremos esta presentación con un mapa que nos permite mostrar de modo muy ilustrativo lo que hemos descrito en ella. CUADRO I: LA DISTRIBUCIÓN DEL PERFECTO CON HABERE EN LAS LENGUAS DE EUROPA

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3. Las formas de los tiempos compuestos en las lenguas románicas contemporáneas Entre las lenguas románicas modernas, como decíamos, el perfecto con habere es la norma y las diferencias más notables entre cada una de ellas atañen fundamentalmente a las siguientes cuestiones: a) La extensión del uso de un auxiliar alternativo esse para verbos no transitivos. Como en las lenguas germánicas y alguna otra lengua europea, también entre las lenguas románicas el perfecto con habere suele ser complementario de un perfecto con esse para verbos no transitivos. De hecho, esta era la situación habitual en prácticamente todo el mundo románico medieval, como veremos, pero modernamente la variante no transitiva ha ido retrocediendo hasta desaparecer del todo en algunas lenguas. Es, de nuevo, un esquema que ya habíamos encontrado en inglés, sueco, islandés, etc. b) La concordancia del participio con el complemento directo. Todavía hoy algunas lenguas románicas mantienen en un número variado de contextos la concordancia con el complemento directo correspondiente del participio de estos tiempos compuestos con habere. Es una característica presente en la perífrasis Resultativa original del latín que, a medida que se gramaticalizaba la construcción, fue progresivamente desapareciendo. c) La sustitución en los tiempos compuestos del auxiliar habere por un auxiliar derivado de tenere. En tiempos recientes unas pocas variedades románicas han procedido a sustituir el auxiliar del perfecto con habere por formas derivadas de tenere, convertido en estas lenguas en el verbo usual para la indicación de posesión, como lo era antes en latín habere. Veamos a continuación (3.1-3.3) toda esta casuística, de modo que podamos disponer de una descripción detallada de la estructura formal de los tiempos compuestos en cada lengua románica, antes de pasar a analizar sus valores. Incluimos al final, en 3.4, un apartado que nos permite dar cuenta de los distintos paradigmas de tiempos compuestos con habere desarrollados en las diferentes lenguas románicas, tanto de Indicativo como de Subjuntivo.

3.1. LOS AUXILIARES HABERE Y ESSE La construcción original latina, la perífrasis habere + participio, estaba limitada a verbos estrictamente transitivos y solo posteriormente, y a medida que desarrollaba su valor de aspecto Perfecto, fue ampliando su uso a otro tipo de verbos (Vincent 1982: 84 y ss.). Sin embargo, todavía en la Edad Media competía en este uso con otra perífrasis, esse + participio, con verbos no transitivos, como

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muestran los textos de la época en distintas lenguas románicas5. En época moderna solo las lenguas románicas periféricas parecen haber completado definitivamente el proceso de generalización de la construcción con habere. Efectivamente, en gallego y portugués, español, catalán, rumano y algunos dialectos italianos meridionales es esta la única perífrasis posible para los tiempos compuestos. Por el contrario, en la Romania central pervive la competencia entre la construcción con auxiliar habere y la construcción con esse, propia en principio de los verbos no transitivos. Todavía lenguas como el italiano, el francés, el sardo, las hablas occitanas y retorrománicas y la mayoría de los dialectos italianos centromeridionales conservan con una extensión variable perfectos construidos con esse + participio. Como decíamos, son las lenguas periféricas las que han optado desde finales de la Edad Media por el uso exclusivo de habere como auxiliar en la perífrasis de perfecto. Los ejemplos medievales con auxiliar esse son con todo numerosísimos en español y gallego-portugués y llegan incluso hasta bien entrado el siglo XVI. Este auxiliar esse acompaña a verbos típicamente inacusativos o intransitivos como ir, venir, llegar, morir, correr y es general con verbos pronominales (MeyerLübke 1890-1906: § 294, Vincent 1982: 91-93)6. Como veremos enseguida, son los mismos verbos que aún hoy requieren esse en las lenguas románicas que conservan esta construcción: (15)

Aun era de dia, non era puesto el sol (Poema de Mio Cid, verso 416).

Modernamente, el español tiene para todo tipo de verbos siempre habere: (16)

a. He leído un libro b. He llegado tarde. c. He corrido hasta agotarme. d. El sol se ha puesto a las ocho.

Como en español, en gallego y portugués moderno han desaparecido los perfectos con esse, aunque, como veremos más adelante, su sustituto actual no es ya el perfecto con habere sino con tenere.

5 Para una discusión teórica sobre esta doble auxiliaridad y una explicación pormenorizada de las clases de verbos que selecciona cada tipo de auxiliar y del proceso de cambio que generaliza en las lenguas románicas habere, véanse Sorace (2000 y 2004). 6 Una descripción detallada del uso de ser y haber como auxiliares en español medieval la proporciona Aranovich (2003). Véase también Benzing (1931).

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En catalán medieval la situación es la misma del español y el gallego-portugués (Mateu 2005), pero aquí la generalización de habere debió ser más lenta, porque todavía hoy en balear se pueden encontrar con verbos inacusativos de movimiento con dirección inherente, como venir o tornar, perfectos con esse (Rosselló 2002: §§13.3.4.2 y 13.4.1.3, n. 78): (17)

Encara no és tornada?7 «todavía no ha vuelto»

Por lo demás, el catalán actual solamente conoce el perfecto con habere: (18)

a. He llegit un llibre. «he leído un libro» b. He arribat tard. «he llegado tarde» c. He caminat fins l’esgotament. «he caminado hasta el agotamiento» d. El sol no s’ha llevat encara. «el sol no ha salido todavía»

Para el rumano se documenta solamente el perfecto con habere, pero conviene tener en cuenta que no hay documentación extensa en esta lengua antes del siglo XVI (Meyer-Lübke 1890-1906: §290): (19)

a. Am cântat. «he cantado» b. Am venit. «he venido» c. Am fost. «he sido»

Entre los dialectos del sur de Italia, el siciliano muestra de un modo bien consistente un uso exclusivo de habere (Rohlfs 1969: §729) también con verbos no transitivos:

7 Es uno de los rasgos arcaizantes presentes en el habla balear y, en cualquier caso, se halla en clara regresión. Se trata de una construcción alternativa de la de habere, por lo que esta oración también se puede construir con este perfecto: Encara no ha tornat?.

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a. A bbinutu. «ha venido» b. A murutu. «ha muerto» c. A statu. «ha estado»

Parecido es el comportamiento del calabrés y muestran tendencias similares otras hablas meridionales (napolitano, sur del Lacio, Abruzzos...) e incluso alguna septentrional (sobre todo vénetas), como se puede comprobar en Rohlfs (1969: 729)8. Frente a estas áreas más innovadoras de la periferia de la Romania, las lenguas románicas centrales, como indicábamos al principio, mantienen en mayor o menor grado el perfecto con esse con verbos no transitivos. En este sentido, la lengua más conservadora es el italiano. En italiano los verbos inacusativos, que indican estado, movimiento o cambio de estado (rimanere, venire, arrivare, morire, invecchiare...) (véase 21), los verbos intransitivos o usados intransitivamente (essere, stare, succedere, convenire, correre...) (véase 22), los verbos reflexivos y pronominales (lavarsi, svegliarsi...) (véase 23) e incluso los modales (potere, dovere...) si se acompañan de verbos como los anteriores (véase 24), se construyen en perfecto compuesto con el auxiliar esse (essere) (Meyer-Lübke 1890-1906: §§292, 295 y 296, Vincent 1982: 88 y Bertinetto 1991):

8

En este mismo conjunto de dialectos italianos centro-meridionales, otras hablas permiten documentar curiosamente el proceso contrario. Frente a la generalización del perfecto con habere, algunas hablas del Lacio, las Marcas, Abruzzos... han ampliado el perfecto con esse también a los verbos transitivos y, así, se encuentran combinaciones como las siguientes (Rohlfs 1969: §730): (i)

a. Te só visto. «te he visto» b. Sémo cercato. «hemos buscado» c. Sete visto. «habéis visto»

Más sorprendentemente aún, el proceso solamente alcanza a la primera y segunda personas de singular y plural, pero no a la tercera, que sigue manteniendo habere: a dato «ha dado», u annə cacciatə «lo han cogido». Véase para este tipo de construcción, sobre todo, Tuttle (1986).

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(23) (24)

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a. Siamo già arrivati. b. É morto ieri. c. Come sei invecchiato! a. Non siamo stati troppo gentili. b. Non è successo niente. c. Siamo corsi a Roma. a. Mi sono lavato. b. Mi sono svegliato tardi. Non è dovuto venire.

Conviene notar, por tanto, que la construcción con habere queda entonces reservada a las construcciones estrictamente transitivas, excepto en los casos de verbos reflexivos (véase 23). De este modo, en italiano encontraremos un grupo de verbos (correre, salire, volare, gelare...) que admiten ambos auxiliares, dependiendo de si funcionan o no como verbos transitivos. Frente a casos como el de (22c), en que el verbo correre funciona como intransitivo, tenemos (26), con el mismo verbo usado transitivamente y con complemento directo, por tanto con auxiliar habere (avere): (25)

(26)

a. Ho visto un film. b. Ho mangiato la pera. c. Ho lavato il cane. d. Ho svegliato mia moglie. Ho corso la prova di 100 metri.

Los datos de la lengua medieval muestran una coincidencia básica con lo que acabamos de mostrar, si bien es cierto que hay alguna diferencia en el uso de los verbos reflexivos, como indica Rohlfs (1969: §731), para los que encontramos en textos antiguos el auxiliar habere hasta el siglo XVII. En francés, por el contrario, el perfecto con esse es de alcance bastante más limitado. Si bien el uso antiguo recuerda al del italiano moderno, la lengua actual ha ido reduciendo progresivamente los verbos que se conjugan en perfecto con esse (être) y extendiendo el uso del auxiliar habere (avoir). Las gramáticas contemporáneas (Grevisse 1964: §§656-659, Hanse 1983: s.v. Auxiliaires avoir et être) ofrecen una primera lista de verbos que deben conjugarse siempre con esse (être), tales como rester, aller, arriver, partir, venir, naître, mourir..., es decir, verbos inacusativos que indican estado, movimiento y cambio de estado. Son aproximadamente una veintena (Vincent 1982: 90). En el mismo grupo se incluyen además los verbos pronominales y las construcciones reflexivas. Veamos algunos ejemplos:

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a. Je suis resté chez moi por toute la soirée. b. On est arrivé à la fin du livre. c. Il est mort hier. d. Je me suis promené. e. Il s’est tué.

Como en italiano, existe además otro grupo de verbos en francés que admite los dos auxiliares, dependiendo de si presentan uso intransitivo o transitivo, y ahí están, por ejemplo, verbos como augmenter, baiser, changer, vieillir... En realidad, los gramáticos reconocen que la mayoría de estos verbos se conjugan de hecho solo con habere (avoir) y, en cualquier caso, que en el uso oral la tendencia es muy claramente favorable a la construcción con este auxiliar. De esta manera, el resto de los verbos intransitivos (el mismo être, courir, fuir, voler...) y todos los transitivos, salvo, como ya dijimos, los verbos de construcciones reflexivas, se conjugan con habere: (28)

a. Il a été une grande fête. b. J’ai couru en vain. c. Les oiseaux ont volé à l’Afrique. d. J’ai vu ta soeur à Paris.

El resto de las hablas románicas centrales muestra comportamientos que están a caballo del uso italiano, más conservador, y del uso francés, más innovador. El sardo, por ejemplo, sigue con bastante fidelidad al italiano, como era de esperar, y así tenemos que los verbos inacusativos, los reflexivos y pronominales y los otros intransitivos van en estas hablas con esse (éssere) y, por el contrario, con habere (áere) tenemos solo verbos transitivos (Jones 1988: 334): (29)

(30)

a. Karkunu est arrivatu. «ha llegado alguien» b. Es» diventatu sodatu. «se ha convertido en soldado» c. Mi so presentatu. «me he presentado» Appu vistu su kane. «he visto al perro»

En los dialectos italianos centro-meridionales, el uso es en general muy vacilante y entre los dialectos que mantienen ambos auxiliares (en el Lazio, Lucania,

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Puglia y Campania)9 el uso suele seguir al italiano sin que falten tratamientos distintos, por ejemplo, para los verbos modales o reflexivos y pronominales (Rohlfs 1969: §§727-732). Las hablas retorrománicas (Meyer-Lübke 1890-1906: §291 y Haiman/Benincà 1992: 108-112) también usan como auxiliar esse (esser) en los mismos casos que en italiano: inacusativos que indican estado, movimiento o cambio de estado y en verbos intransitivos. Pero en contextos más específicos se observa una variación importante. Así, por ejemplo, con el verbo esser se usa como auxiliar el propio verbo esser excepto en las hablas más orientales, las del friulano, que usa aquí habere (aveir). O con los auxiliares de verbos pronominales y reflexivos. En este caso, algunos dialectos retorrománicos, por ejemplo, los de la Engadina, Surmeira y el ladino, optan siempre por el auxiliar habere, mientras que otros, como sobreselvano y friulano, hacen uso tanto de esse como de habere, aunque el primero es el más frecuente (Haiman 1988: 363-364 y Haiman/Benincà 1992: 109-112). Por último, la mayoría de las hablas occitanas modernas, y con ellas el occitano estándar, se acerca, por el contrario, al uso francés, y así, mientras que verbos inacusativos como anar, arribar, partir, tornar, venir, morir, nàisser... (y los reflexivos y pronominales) llevan esse (èsser), verbos como correr, fugir, plorar, volar (pero no èsser) y los transitivos se conjugan con habere (aver) (Ronjat 1937: §583, Salvat 1973: 115-119, Wheeler 1988: 264): (31)

(32)

a. Som estat. «he sido/estado» b. Som vengut. «he venido» a. Ai plorat. «he llorado» b. Ai cantat una chanson. «he cantado una canción»

Pero no faltan en este dominio tampoco los casos de variantes dialectales con un uso más extenso de habere (de nuevo, Ronjat 1937: §583), que alcanza sobre todo al grupo de los intransitivos y a èsser. Para finalizar este apartado 3.1, mostramos el conjunto de los datos que hemos descrito en el siguiente cuadro:

9 Recuérdese que ya hemos indicado más arriba cómo en este dominio existen hablas que optan solo por habere (Sicilia y Calabria) y otras que lo hacen solo por esse (Lazio, Abruzzos...).

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CUADRO II: HABERE Y ESSE COMO AUXILIARES DE PERFECTO EN LAS LENGUAS ROMÁNICAS habere y esse Solo habere (tenere) Gallego-portugués Español Catalán Occitano Occ. estándar Dialectos Francés Fr. Estándar Francés hablado Oriental (sobreselvano) Central Retorrománico (Engad., ladin...) Oriental (Friuli) Sardo Italiano Dialectos Sicilia, suditalianos Calabria... Hablas centrales Rumano

esse + esse

esse + verbos inacusativos

esse + esse + verbos verbos reflexivos y intransitivos pronominales

X X X X

X X X X

X X X

X X X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X X

X X

X X

X

X

X

X

X

X

3.2. LA CONCORDANCIA DEL PARTICIPIO En latín la construcción precursora de las formas románicas compuestas, HABEO + participio, era en realidad una estructura transitiva en la que el participio acompañaba y se hacía concordar con el complemento directo del verbo habere10,11:

10

A lo largo de este apartado 3.2 destacamos en cursiva el participio y los constituyentes que concuerdan en cada caso con él. Si no hubiera concordancia no marcaremos ninguno de los constituyentes de la oración. 11 (33a,b) están tomados de Loporcaro (1995:146), ejemplos (2b,c).

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a. In ea provincia pecunias magnas collocatas habent. (Cic. Leg. Manil. 18) «en esa misma provincia tienen invertidas grandes fortunas» b. Illa omnia missa habeo... (Plauto, Ps. 602 [2.2.8.]) «tengo mandadas todas aquellas cosas»

Esta concordancia es síntoma, mientras se mantiene, de la persistencia de la estructura original y, por tanto, de las propiedades sintácticas originales del verbo habere. A medida que se avanza en el proceso de gramaticalización de la construcción y habere se convierte en un mero auxiliar, la concordancia con el complemento directo parece que va desapareciendo. Y es esta efectivamente la situación de la mayoría de las lenguas románicas que se sirven exclusivamente de habere + participio para la construcción de los tiempos compuestos. Así, en rumano y español (también en gallego y portugués con auxiliar tenere) la concordancia con el participio no se da nunca: (34) (35) (36)

Pe Maria a văzut-o Ana. «a Maria la ha visto Ana» A Juana no la he visto en todo el día. Tenho feito muitas coisas.

Sin embargo, de nuevo las lenguas románicas centrales (retorrománico, italiano, sardo, catalán, francés, occitano y dialectos italianos centro-meridionales)12, mantienen en condiciones variadas y en mayor o menor medida restos de esa concordancia original entre el participio y el complemento directo. Mostramos a continuación cuál es la situación entre este conjunto de lenguas formalmente más conservadoras. La situación más cercana a la que tienen español y rumano es la de las hablas retorrománicas que, a excepción del romanche de Engadina, no presentan nunca concordancia en el perfecto con habere. Los dialectos engadineses, efectivamente, presentan una situación extraña e inédita en el mundo románico. En estas hablas son las construcciones reflexivas, siempre con habere, y solo ellas, las que obligan a hacer concordar el participio (Haiman 1988: 364 y Haiman/Benincà 1992: 111-112). Aquí la concordancia es, al tiempo, también con el sujeto puesto que este ha de ser correferente con el complemento directo. Las construcciones reflexivas con complemento indirecto para verbos que la admiten, como los 12 Nótese que, salvo el catalán, son las lenguas románicas que todavía conservan perfectos con esse, los cuales exigen obligatoriamente la concordancia del participio con el sujeto (véanse arriba los ejemplos 21a, y 22a y c ).

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equivalentes de dar o comprar también provocan concordancia (véase 37b). Lo podemos ver en los siguientes ejemplos tomados de Haiman/Benincà (1992: 112): (37)

a. εla s- a lava- da «ella se ha lavado» b. la unfra s- ɔ kωmprε- da yn cape «la chica se ha comprado un sombrero»

En italiano las reglas de la concordancia del participio del perfecto con habere y su complemento directo son muy diferentes a las de estas hablas romanches y muy claras (Salvi 1991: 239). El participio solo concuerda con un clítico de tercera persona situado delante del verbo (véanse 38a,b), y eso incluye también al clítico partitivo ne (véase 38c), nunca en otra circunstancia (clíticos distintos de la tercera persona, como en 39a; relativos, como en 39b; complementos pospuestos al verbo, como en 39c): (38)

(39)

a. Queste cose te le avevamo dette due giorni fa. b. Avete visto Maria? No, non l’abbiamo vista. c. Ne ho mangiati tre piatti. a. Ci hanno visto dalla finestra. b. I livri che ho comprato. c. Maria ha cantato la canzone.

En los dialectos sardos parece que la situación es idéntica a la del italiano, como indica Jones (1988: 334), y solo hay concordancia, por tanto, con clíticos antepuestos de tercera persona. La situación del catalán actual, lengua que, recordemos, ya no tiene perfectos con esse, es bastante similar a la de italiano y sardo. En principio, solo los clíticos de tercera persona antepuestos (y también el partitivo en/ne) fuerzan la concordancia del participio (Bel 2002: 1134-1136 y Roselló 2002): (40)

a. Les he portades. «las he traído» b. La Núria, l’he vista ahir. «Nuria la he visto ayer» c. N’he llegides molt poques. «he leído pocas»

Esta situación, sin embargo, no es común a todos los dialectos y así, en valenciano la concordancia resulta menos habitual. Además no todos los hablantes la

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practican sistemáticamente. Incluso, resulta claramente más frecuente con el femenino singular y plural que con el masculino plural. En las hablas baleares, por el contrario, es donde se halla más extendida y alcanza a contextos más amplios que los de (40). Así, por ejemplo, puede darse con otros clíticos (véase 41a), con relativas (véase 41b) y con interrogativos con flexión manifiesta, especialmente si son femeninos singulares (véase 41c): (41)

a. T’he vista. «te he visto» b. I sa que m’has agafada, on és? «y la que me has cogido, ¿dónde está?» c. Quines has agafades? «¿cuáles has cogido?»

Incluso, pueden encontrarse en balear perfectos con habere con concordancia de sujeto si el verbo conjugado es inacusativo: (42)

N’Antònia no ha vinguda. «Antonia no ha venido»

En francés, al contrario que en italiano, sardo y catalán normativo, la regla de concordancia es menos restringida y así, el participio debe concordar con el complemento directo siempre que este vaya situado delante del verbo, contexto que incluye a los pronombres relativos (véase 43a) y todos los clíticos menos en (véanse 43b-d) (Grevisse 1964: §783, Hanse 1983: s.v. Participe Passé. Accord): (43)

a. Avez vous lu les livres que je vous ai prêtés? b. Ces conséquences, je les avais prévues. c. Il nous a vus. d. De l’eau, il en a bu.

Pero si esta es la recomendación normativa, la lengua oral, pero también la lengua escrita, aunque en menor medida, manifiesta una abierta tendencia a la falta de concordancia en cualquier contexto, situación que reconocen todas las gramáticas y coloca al francés hablado a este respecto más cerca del español o del rumano que del italiano, sardo y catalán. Frente a este uso limitado de la concordancia con el participio pasado encontramos otras variedades románicas con un uso más extenso. En occitano, por ejemplo, la concordancia es casi general en los mismos contextos que en francés normativo, esto es, si el complemento directo antecede al verbo (véase 44). Pero

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también es posible encontrar concordancia con complementos directos pospuestos13, como indican los ejemplos de (45), tal y como muestran Salvat (1973: 126-127) y Wheeler (1988: 270): (44)

(45)

a. La n’ai volguda far sortir. «la he querido hacer salir» b. Mas terras las ai vendudas. «mis tierras las he vendido» a. An pas tornadas trobar sas amigas. «no han vuelto a encontrar a sus amigas» b. Ai venduda aquela terra. «he vendido aquella tierra»

Esta misma situación de concordancia extendida del participio en el perfecto con habere es también la que parecen presentar la mayoría de los dialectos italianos centromeridionales, donde, como en el caso de las hablas del Lazio, norte de Calabria, Puglia, Campania..., es habitual la concordancia con los complementos directos pospuestos, tal y como veíamos que ocurría en occitano (Rohlfs 1969: § 725 y Loporcaro 1995: 155): (46)

a. Avimo trovata na borza (Campania). «hemos encontrado una bolsa» b. Agghiu lassati i cani (Calabria). «he dejado a los perros»

Para concluir este apartado 3.2, presentamos a continuación los datos en él expuestos en el cuadro III:

13

Los datos de Ronjat (1937: §807-808) ponen de manifiesto una gran diversidad de usos en los distintos dialectos, de modo que junto a una mayoría de hablas con concordancia muy amplia también se encuentra alguna variedad (provenzal) en que la concordancia solo se da como en italiano con clíticos antepuestos.

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CUADRO III: CONCORDANCIA DEL PARTICIPIO EN LOS PERFECTOS CON HABERE (TENERE) Concordancia entre participio y complemento directo Sin concordancia

Gallego-portugués Español Catalán Estándar Balear Occitano Francés Fr. Estándar Francés hablado Retorrománico Engadina Sardo Italiano Dialectos suditalianos Rumano

Clítico CD 3ª persona antepuesto

Clítico NE antepuesto

X X X X

X X X

X X X

X X X

CD antepuesto, pronombre relativo

Otros contextos

X X X X X

X X

X X X

X

X

X

3.3. TENERE + PARTICIPIO Las lenguas románicas de la Península Ibérica y la mayoría de los dialectos italianos centro-meridionales para la indicación de la posesión han sustituido desde fines de la Edad Media los derivados del verbo latino que servía a este propósito, habere, por los derivados del verbo tenere, cuyo significado original era el de «sujetar, sostener», significado que todavía aparece en el resto de las lenguas románicas distintas de las citadas. En esas circunstancias, los derivados de habere quedan disponibles prácticamente solo en el uso auxiliar e incluso ahí, lenguas como el gallego y el portugués lo han eliminado y han creado una nueva construcción de perfecto sobre los derivados de tenere. Esta innovación, como veremos a continuación, podemos encontrarla además en asturiano, en algunos dialectos italianos centro-meridionales e incluso en castellano, si bien en estos casos su estatuto no es todavía el que muestran gallego y portugués. En estas variedades iberorrománicas, efectivamente, el auxiliar de los tiempos compuestos es el verbo ter (tenere) y su comportamiento es en todo idéntico al

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del auxiliar haber del español14. Es el único auxiliar para estos tiempos y, por tanto, para todos los verbos, transitivos e intransitivos, y no presenta en este uso concordancia con el complemento directo: (47)

Portugués: a. Nestes últimos dias tens chegado tarde. b. Ultimamente tenho escrito muitas folhas. Gallego: c. Non se ten ainda inventado música mellor. «no se ha inventado todavía música mejor»

La sustitución del perfecto con habere por este nuevo perfecto con tenere se inicia a finales de la Edad Media y se consolida definitivamente en época clásica. Hoy en día solo en portugués escrito, y de un modo estilísticamente muy marcado, con deliberada intención arcaizante o muy formal, se puede encontrar el perfecto con habere (haver). Como indica Rohlfs (1969: §733), entre los muchos dialectos centro-meridionales que, como las lenguas de la Península Ibérica, han generalizado tenere para la posesión, hay algunos (napolitano, abruzzés, Lazio meridional...) que han desarrollado ya construcciones Resultativas con derivados de tenere que recuerdan los usos originales latinos de habere + participio. En ningún caso han llegado a suplantar a habere como auxiliar de los tiempos compuestos y su grado de gramaticalización no es todavía tan notable. En estas construcciones se mantiene sistemáticamente, por ejemplo, la concordancia con el complemento directo y este muy frecuentemente aparece entre tenere y el participio: (48)

a. Teneva na funtana frabbecata. «tenía una fuente fabricada» b. Maritimo i tè condati. «mi marido los tiene contados»

Se trata de una situación que encontramos también en español, lengua que dispone de la misma perífrasis Resultativa con el auxiliar tener y participio, pero

14 Conviene advertir desde ahora de las grandes diferencias en el uso de estos tiempos respecto al español y las demás lenguas románicas. Efectivamente, en gallego los tiempos compuestos y entre ellos, el perfecto compuesto, son de un uso muy limitado. La situación del portugués es muy parecida, con un perfecto compuesto de distribución ciertamente restringida. Trataremos de dar cuenta de esta situación en el apartado 4.

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siempre limitada a unos pocos verbos y con concordancia (Squartini/Bertinetto 2000: 407) 15: (49)

a. Tengo entendido que no volverás. b. Tengo hechos ya los deberes.

Como indican también Squartini/Bertinetto (2000: 429, n. 14), algo más amplio es el uso en hablas asturianas y en el español de Asturias, ya que incluye combinaciones con verbos que en el español general no son aceptables e, incluso, pueden no presentar concordancia: (50)

a. Pues eso no es nada. Yo tengo pescado una que medía... b. Tengo roto la pierna en esos días que llovía16...

3.4. EL PARADIGMA DE LOS TIEMPOS COMPUESTOS La perífrasis latina habere + participio podía ser construida desde el principio con el verbo auxiliar en los distintos tiempos y así encontramos oraciones como las citadas en Vincent (1982: 84) con habere en perfecto o por Rohlfs (1969: §727) en futuro: (51)

a. Ibi castellum Caesar habuit constitutum. «allí tuvo César levantado el campamento» b. De Caesare satis dictum habebo... (Cicerón). «acerca de César tendré dicho suficiente...»

En consecuencia, cuando las lenguas románicas comienzan a gramaticalizar la construcción, el proceso alcanza paulatinamente a las distintas combinaciones posibles de tiempos del auxiliar habere y el participio, lo que a la larga dará paso a un paradigma relativamente completo de tiempos compuestos (Iordan/Manoliu 1972: §347). Además del llamado perfecto compuesto, construido con el presente del verbo habere, las lenguas románicas con la sola excepción del rumano, disponen al menos de tres tiempos compuestos más en el indicativo (pluscuamperfecto,

15

Añadamos, sin embargo, que en las hablas judeo-españolas en uso en Israel, el auxiliar de perfecto compuesto, pero no el de otros tiempos compuestos, es también tener (Squartini 1998: 166-167). 16 Véase al respecto el libro de Harre (1991).

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futuro y condicional) y dos en el subjuntivo (perfecto y pluscuamperfecto). En algún caso, encontramos también pretérito anterior o, más excepcionalmente, los tiempos denominados surcomposés en la tradición francesa. Veamos ordenadamente de qué modo se forman estas distintas combinaciones en las lenguas actuales. Dejaremos para el final la descripción de los tiempos compuestos del rumano, donde el auxiliar habere, como veremos, está lejos de haberse generalizado. Como ya hemos dicho, el perfecto compuesto de indicativo, formado con ayuda del presente del verbo auxiliar se encuentra en todas las lenguas románicas sin excepción. Sin embargo, su valor y su uso contemporáneo muestran una enorme variación, la mayor entre los tiempos compuestos románicos. Por esto mismo, por su carácter prototípico y por el hecho de ser el tiempo perfecto por antonomasia queda justificado el tratamiento separado que le reservamos en el apartado 4. Ejemplos de su formación en distintas lenguas románicas son los siguientes: (52)

Perfecto compuesto (presente del auxiliar + participio): a. Esp. Hoy he cantado mucho. b. Fr. Aujourd’hui j’ai beaucoup chanté. c. It. Oggi ho cantato molto. d. Cat. Avui he cantat molt. e. Rum. Azi am cântat mult.

Este tiempo perfecto compuesto tiene un correlato en el modo Subjuntivo, formado sobre la base del presente de Subjuntivo del verbo auxiliar y disponible con sus mismos valores en contextos que rigen Subjuntivo: (53)

Perfecto de Subjuntivo (presente de subjuntivo del auxiliar+ participio): a. Esp. Ojalá hayas hecho bien tu trabajo. b. Fr. Il faut que j’aie fait mon travail. c. It. Non credo che abbia fatto bene il suo lavoro. d. Cat. Cal que hagi fet bé la seva feina. e. Port. Quero que amanhã tenhas feito o trabalho.

Con el imperfecto de indicativo del verbo auxiliar se construye el pluscuamperfecto de indicativo, cuyo uso es muy similar por todas partes. El pluscuamperfecto sirve de modo general para situar los resultados o estados resultantes de un evento en un momento anterior al tiempo de la enunciación. Es lo que marcan en los siguientes ejemplos las formas compuestas respecto al tiempo de referencia que fija el circunstancial inicial (en el ejemplo español, 54a, en ese momento):

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Pluscuamperfecto de indicativo (imperfecto del auxiliar + participio): a. Esp. En ese momento yo ya había visto el libro. b. Fr. Dans ce moment là j’avais dejà vu le livre. c. It. In quel momento io avevo già visto il libro. d. Cat. En aquell moment jo ja havia vist el llibre. e. Port. Nesse momento eu ja tinha visto o livro17.

Su correlato en contextos que rigen subjuntivo se forma paralelamente sobre el imperfecto de subjuntivo del auxiliar: (55) Pluscuamperfecto de subjuntivo (imperfecto de subjuntivo + participio): a. Esp. Ojalá en ese momento yo ya hubiese visto el libro. b. Fr. Il aurait fallu que dans ce moment là j’eusse dejà vu le livre. c. It. Non credeva che in quel momento io avessi già visto il libro. d. Cat. Calguè que en aquell moment jo ja haguès vist el llibre. e. Port. Queria que nesse momento eu ja tivesse visto o livro. Además, todas estas lenguas románicas presentan un futuro compuesto sobre el futuro simple del auxiliar, que es, este sí, un tiempo nuevo en las lenguas románicas y no heredado del latín, como es bien sabido. El futuro compuesto describe y sitúa estados resultantes de un evento en un momento posterior al tiempo de la enunciación: (56)

Futuro compuesto (futuro del auxiliar + participio): a. Esp. En ese momento yo ya habré visto el libro. b. Fr. Dans ce moment là j’aurai dejà vu le livre. c. It. In quel momento io avrò già visto il libro. d. Cat. En aquell moment jo ja hauré vist el llibre. e. Port. Nesse momento eu ja terei visto o livro.

Las mismas lenguas construyen sobre el respectivo condicional simple del auxiliar, de nuevo una innovación románica, el condicional compuesto, que permite expresar situaciones hipotéticas acabadas:

17 En gallego y portugués existe además un pluscuamperfecto Simple de gran vitalidad (amara, tivera, saíra), heredero directo del pluscuamperfecto latino amaveram.

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Condicional compuesto (condicional del auxiliar + participio): a. Esp. Contigo yo habría comprado el libro. b. Fr. Avec toi j’aurais acheté le livre c. It. Con te io avrei comprato il libro18. d. Cat. Amb tu jo hauria comprat el llibre. e. Port. Contigo eu teria comprado o livro.

Además de este inventario común de tiempos verbales, en español, catalán, francés, occitano e italiano se encuentra en el listado normativo de tiempos compuestos un tiempo construido con ayuda del perfecto simple del verbo auxiliar. Es el llamado pretérito anterior (en italiano Trapassato Remoto). Se trata de una forma prácticamente desaparecida de la lengua hablada moderna y sus usos, casi siempre antiguos y literarios, tienden a solaparse con los del perfecto simple. Un ejemplo característico de este tiempo en lenguas como español o italiano, en que todavía tiene una cierta vigencia, es el que sigue: (58)

Pretérito anterior (perfecto simple + participio): a. Esp. Cuando hube escrito la carta, me fui. b. It. Quando ebbi scritto la lettera, me ne andai.

Squartini (1998: 196-203) describe estos usos italianos y españoles (y también los del francés antiguo) que guardan gran similitud en sus restricciones contextuales. En ambos casos encontramos este pretérito anterior limitado a oraciones temporales que indican un momento inmediatamente anterior al señalado por la oración principal. De modo muy interesante, algunas lenguas románicas, y el francés entre ellas de modo principal, han desarrollado una nueva forma compuesta que funciona en parte como alternativa moderna del moribundo pretérito anterior. Son los tiempos llamados en francés surcomposés. Se forman con el perfecto compuesto de habere (avoir) como auxiliar más el participio del verbo en cuestión: j’ai eu aimé. Squartini (1998: 203-206) describe detalladamente su uso en esta lengua, idéntico en la consideración normativa al pretérito anterior del español, esto es, solo puede aparecer en oraciones temporales que indican un momento inmediatamente anterior al señalado por la principal, como en el ejemplo siguiente citado por este autor: (59)

Quand on a eu fini nos études nous sommes revenus à Saint Etienne.

18 El condicional simple italiano procede de la combinación de un infinitivo y el perfecto simple de habere, no el imperfecto, a diferencia de las otras lenguas románicas ejemplificadas.

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Idéntica estructura y el mismo valor se hallan de modo regular también en occitano, en hablas retorrománicas como friulano y ladino (Haiman/Benincà 1992: 109) y en dialectos italianos septentrionales19. Sin embargo, el llamado Sobrecompausat occitano (y el de algunas hablas regionales de Francia meridional y Suiza francófona) incluye, además de este uso de pretérito anterior (véase 59), uno distinto que Squartini (1998: 205) describe como de Perfecto Experiencial, es decir, el Perfecto que focaliza estados resultantes de la experiencia generada por la ocurrencia iterada de un evento pasado (véase infra, apartado 4), y ejemplifica con oraciones como la siguiente: (60)

Ai agut passat totei mei nuèchs amb ela, tant de nuèchs (....), aquelei nuèchs, es ieu que les ai agut passadas amb ela, pas un autre, pas tu (P. Pessamessa, La terra acampassida, 1963). «he pasado todas mis noches con ella, tantas noches (...), aquellas noches soy yo el que las ha pasado con ella, no otro, no tú»

Por último, atenderemos a la especial situación de las formas compuestas del rumano. Como se desprende de los datos expuestos hasta ahora en este apartado, esta lengua románica solo presenta un tiempo compuesto con habere, el llamado Perfect Compus, idéntico a los demás perfectos compuestos románicos con habere: Presente de habere (a avea) + participio, tal y como mostramos al principio en (52e). Por el contrario, el resto del paradigma de tiempos compuestos se construye con ayuda del auxiliar a fi (ser) y el participio, lo que es, como sugieren Iordan/Manoliu (1972: §348 n. 30), un procedimiento calcado de las lenguas eslavas vecinas (véase supra, apartado 2, sobre perfectos eslavos y bálticos). Así, el Futuro y el Condicional compuestos se forman sobre el Futuro y Condicional de a fi («ser»), los cuales son ya de partida perífrasis de infinitivo construidas respectivamente con formas del verbo a vrea («querer») como auxiliar (voi fi cântat «seré cantado» = «habré cantado») y con una forma especial del auxiliar a avea (aş fi cântat «sería cantado» = «habría cantado»). Igualmente, las formas del perfecto de Subjuntivo se construyen sobre la forma invariable del verbo a fi («ser») fi: (să) fi cântat «(que) haya cantado». Aún con todo, existen formaciones dialectales que permiten documentar la existencia de construcciones similares a las de las demás lenguas románicas también en esta área lingüística. Por ejemplo, las hablas arrumanas de Grecia y Macedonia conservan un Pluscuamperfecto formado sobre el imperfecto de habere (Mallinson 1988: 407).

19

Rohlfs (1969: §673) documenta esta forma verbal en dialectos piamonteses y lombardos.

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Resumiendo, pues, lo señalado en este apartado 3 a propósito de las formas de la construcción románica de perfecto con habere, diremos en primer lugar que todavía se mantiene la competencia con el perfecto con esse en mayor o menor grado en los romances centrales (italiano, francés, sardo, algunos dialectos italianos centro-meridionales, retorrománico y occitano). En segundo lugar, que en estas mismas lenguas y en catalán se conservan también en grado variable restos de la concordancia con el objeto directo de la construcción latina original. En tercer lugar, lenguas como gallego y portugués han sustituido como auxiliar de perfecto el derivado de habere por un derivado de tenere. Y finalmente, todas las lenguas románicas con la sola excepción del rumano han extendido la construcción con habere + participio y disponen de un paradigma formado al menos por cuatro formas de Indicativo y dos de Subjuntivo, y en algunos casos, una forma más de pretérito anterior o bien de Passé Surcomposé. El cuadro que incluimos a continuación pretende, a modo de ilustración final, mostrar este conjunto de propiedades formales presentes en el perfecto con habere de las lenguas románicas. Nótese que prescindimos de detalles referidos a usos especiales y dialectales, que en todo caso se pueden recuperar desde los cuadros de II y III:

CUADRO IV: RASGOS FORMALES DEL PERFECTO CON HABERE EN LAS LENGUAS ROMÁNICAS Perf. con habere + Perf. con esse

Concordancia participio/CD

tenere x habere

Paradigma básico de tiempos compuestos

Surcomposé

Gallegoportugués

-

-

+

+

-

Español

-

-

-

+

-

Catalán

-

+

-

+

-

Occitano

+

+

-

+

+

Francés

+

+

-

+

+

Retorromán.

+

+

-

+

+

Sardo

+

+

-

+

-

Italiano

+

+

-

+

-

Suditaliano

+

+

-

+

-

Rumano

-

-

-

-

-

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4. Los valores del perfecto con habere en las lenguas románicas contemporáneas Como ya adelantábamos en el apartado 3.4, el valor y uso de los distintos tiempos compuestos en cada lengua románica presenta una notable uniformidad, salvo, precisamente, en el caso del tiempo más característico de todos, el perfecto compuesto. En general, las distintas lenguas muestran en esta forma verbal un abanico de diferentes valores aspectuales que parten de los que presentaba la construcción original del latín, esto es, característicamente Resultativos y, por tanto, de Aspecto Perfecto20. Esta modalidad aspectual describe los casos en que focalizamos estados que son resultados de un evento ya concluido, pasado por tanto. La referencia temporal de los Perfectos no es, sin embargo, la de pasado, puesto que atendemos al estado a que da lugar un evento ya acabado, pero este estado puede llegar hasta el momento presente y situarse en él. Desde estos valores de Perfecto llegan a ampliarse hasta los usos típicamente de Aoristo, prácticamente idénticos a los que corresponden al perfecto simple. Señalemos que por aspecto Aoristo entendemos la descripción de un evento acabado enfocándolo en su totalidad, desde su principio a su fin. En este proceso, la construcción latina original habrá evolucionado hasta un punto en que resulta particularmente vinculada con la referencia temporal de pasado, lo que, entre otras cosas, tiene como efecto muy evidente la extensión de su uso a contextos propios del perfecto simple, al que de hecho acabará eliminando en algunos casos, como veremos. En medio quedan los casos en que su valor se limita estrictamente a la indicación de aspecto Perfecto, que sería, podemos decir, su uso canónico en el ámbito románico, por cuanto es el que se manifiesta mayoritariamente en algún momento de la evolución de prácticamente todas estas variedades lingüísticas. Allí donde prevalece este valor, el perfecto compuesto convive con el perfecto simple y presenta grados variables de frecuencia, dependiendo de su mayor o menor extensión a distintos subtipos de Perfecto y su combinatoria más o menos amplia con los distintos tipos de predicados y modos de acción. Un tratamiento detallado de esta situación, e incluso de su desarrollo diacrónico, se encuentra en Squartini (1998: 152-196) y, sobre todo, en Squartini/Bertinetto (2000). Es este último trabajo al que corresponden las descripciones de los valores del perfecto compuesto en romance que presentamos a continuación. Como hacen estos autores, agruparemos los usos románicos según su valor aspectual

20 En la definición de las principales categorías aspectuales aquí consideradas seguimos en líneas generales a García Fernández (2000b) y la exposición que de este trabajo se hace en Camus Bergareche (2004).

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predominante y para cada uno de ellos ofreceremos una definición que incluya cuando sea preciso las restricciones relativas al modo de acción que pueden presentar. Indicaremos además para cada grupo las lenguas y hablas románicas en que el perfecto compuesto se manifiesta del modo correspondiente. En primer lugar, conviene empezar por una caracterización detallada del valor que tenía la perífrasis habere + participio en latín. En el latín preclásico, según sostienen Squartini/Bertinetto (2000: 404-405), la construcción tiene valor puramente Resultativo y sirve, por consiguiente, para describir estados que son resultado de la conclusión de un evento previo. La perífrasis latina proporciona, por tanto, lecturas estativas en las que el participio tendrá simplemente función predicativa o adjetiva. Es, consecuentemente, complemento del objeto directo de habere, que, lógicamente, mantiene su significado original de posesión y sigue siendo un verbo de estado. Como corresponde a una verdadera perífrasis Resultativa, del tipo de la del español actual tener + participio, las restricciones sobre el significado del predicado eran notables. Los modos de acción que seleccionaba esta construcción latina eran originalmente solo realizaciones y logros, esto es, predicados télicos. Las oraciones latinas citadas más arriba (33 y 51) ejemplifican todas estas propiedades, por lo que las reproducimos de nuevo a continuación como (61) y (62): (61)

(62)

a. In ea provincia pecunias magnas collocatas habent. (Cic. Leg. Manil. 18) «en esa misma provincia tienen invertidas grandes fortunas» b. Illa omnia missa habeo... (Plauto, Ps. 602 [2.2.8.]) «tengo mandadas todas aquellas cosas» a. Ibi castellum Caesar habuit constitutum. «allí tuvo César levantado el campamento» b. De Caesare satis dictum habebo... (Cicerón). «acerca de César tendré dicho suficiente...»

Notemos que de estos ejemplos solo son relevantes para la discusión de los valores del perfecto compuesto románico los construidos con habere en presente (61). Indican, como hemos dicho, un estado resultante de eventos concluidos en el pasado, pero en este caso la referencia temporal y el ingreso en ese estado coinciden con el momento presente, el que señala el verbo habere, y no alcanza al pasado. Para Squartini/Bertinetto (2000) no habría ninguna variedad románica cuyo perfecto compuesto presentara las restricciones citadas y estuviera limitada únicamente a este tipo de valores y contextos. Algunas de las hablas habitualmente descritas de este modo constituirían en realidad ejemplos de un primer grupo de

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valores que van algo más allá y pueden ser caracterizadas como de Perfecto pleno. Es el caso de dialectos italianos meridionales como el calabrés, que muestran ya, como vemos en (63a y d), usos con predicados atélicos, por ejemplo, verbos que denotan actividades, lo que obliga a descartar la interpretación estrictamente Resultativa. Efectivamente, en Rohlfs (1969: §673) encontramos ejemplos de contraste entre perfecto compuesto y perfecto simple como los siguientes: (63)

a. Aju jutu / Nun jivi mai. «he ido» / «no fui nunca» b. L”aju fattu / U fici ora. «lo he hecho» / «lo hice ahora» c. Nun aju nescitu / Oji nun nescivi. «no he salido» / «hoy no salí» d. Non aju dormutu / Dormivi sta notti. «no he dormido» / «dormí esta noche»

Para Rohlfs, (63a y b) indican en la versión con perfecto compuesto algo como «he ido, he estado alguna vez» y «lo he hecho alguna vez», respectivamente. Y (63c y d) en perfecto compuesto significarían respectivamente que no se ha salido en un determinado periodo y para señalar que no se ha dormido nunca en determinado sitio. En realidad, como sugieren estas paráfrasis de Rohlfs y corroboran Squartini/Bertinetto (2000: 407), en estas hablas calabresas el perfecto compuesto tiene solamente valor de Perfecto Experiencial y sirve para referirse a estados que son resultado de ocurrencias varias del mismo evento y, consecuentemente, de la experiencia generada por ellos. Sin embargo, parece que no es posible en los usos denominados de Perfecto Resultativo, que es, por el contrario, la interpretación más habitual en otras lenguas románicas, como veremos enseguida. Nótese que es esta limitación lo que parecen mostrar los ejemplos de (63b-d). Como vemos, cuando se incluyen complementos como ora, oji o sta notte, se selecciona el perfecto simple. Esto es, cuando se hace explícito mediante estos complementos el carácter de pasado reciente con efectos pertinentes para el presente –lo que sería Perfecto Resultativo–, no se usa el perfecto compuesto. Un segundo grupo de valores es el que presentan lenguas como el portugués donde el perfecto compuesto se presenta todavía, excepto en contextos estilísticamente muy marcados, con fuertes restricciones sobre el modo de acción. Según Squartini/Bertinetto (2000: 408-410) en esta lengua la forma compuesta solo se combina con predicados durativos (algunos estados contingentes y actividades) y algún predicado télico susceptible de interpretaciones iterativas y, por tanto, dotado en cierto modo de duratividad. El requisito crucial parece ser, por tanto, que el evento descrito alcance en su desarrollo hasta el momento presente, por lo que lo

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denominan Perfecto inclusivo. Así, mientras que los casos de (64) con actividades o predicados télicos de lectura iterativa son ejemplos posibles en portugués, los de (65) con predicados télicos claramente no durativos son imposibles: (64)

(65)

a. Tenho estudado inmenso desde que decidi fazer o exame. b. Nos últimos dias o João tem chegado tarde. c. Ultimamente o João tem lido muitos romances. a. *O João tem chegado as quatro da manhã. b. *Ultimamente o João tem lido um romance de Eça de Queiroz.

No son posibles, sin embargo, usos típicos de Perfecto Experiencial, como en los dialectos calabreses, donde ya vimos que oraciones como (66) son posibles (véase 63a): (66)

*Ja tens estado em América?

Otros usos vinculados al Perfecto Resultativo como los que se acompañan de adverbios como ahora tampoco resultan posibles (véase 67a). Tampoco la modalidad de Perfecto llamada de hot news, en que tenemos Perfectos que funcionan temporalmente como pasados muy próximos al momento del habla (véase 67b): (67)

a. *O João tem chegado agora. b.*Tem chegado o rei!

En gallego el perfecto compuesto es solo en parte similar al portugués, porque su uso parece aún más reducido y se documenta regularmente solo con verbos télicos e interpretación Resultativa al modo del latín o bien de Perfecto inclusivo con predicados iterativos (como 64b,c), pero no durativos (como 64a) (Squartini/Bertinetto 2000: 410). En el español americano el valor del perfecto compuesto parece recordar al portugués. Las descripciones del uso en Colombia, Argentina y, sobre todo, en México, recalcan las diferencias de frecuencia, mucho menor, con el español europeo21. Pero, además, los ejemplos citados de nuevo por Squartini/Bertinetto (2000: 411-412) muestran preferencia por contextos durativos e iterativos: (68)

21

a. Desde entonces sólo he sido una carga para ti. b. Eso ya lo hemos discutido muchas veces.

Pero no canario. En estas islas el perfecto compuesto se acerca más al uso americano.

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Se descarta también el uso como pasado reciente de (69), bien propio del español peninsular como veremos inmediatamente, y que guarda relación con la generalización de los usos de Perfecto Resultativo de hot news, ya que estos abren el camino a usos aorísticos y de referencia temporal de pasado: (69)

Ya llegó / *ha llegado.

Por último, la misma distribución restringida del perfecto compuesto muestra, según Squartini/Bertinetto (2000: 413-414), el siciliano, donde solo tenemos formas compuestas en contextos durativos e iterativos, y no hay tampoco usos de pasado reciente: (70)

a. L’amu circatu tutta a mattinata. «lo hemos buscado toda la mañana» b. Aju manciatu tanti voti u piscispata e m’ha fattu sempre beni. «he comido muchas veces el pez espada y me ha hecho bien siempre»

El uso español europeo nos permite establecer, como ya apuntábamos a propósito del español americano, un tercer grupo de valores en los que ya tenemos plenamente estables todos los usos típicos de aspecto Perfecto. Eso explica que en español europeo tengamos por supuesto todos los usos que llamaban Squartini/Bertinetto inclusivos y veíamos en portugués (véase 71), pero también los usos correspondientes al Perfecto Experiencial (véase 72) y al Perfecto de hot news (véase 73). Y además, como advertíamos más arriba, tenemos perfecto compuesto para describir eventos situados en un pasado reciente (véase 74), lo que de algún modo sirve de puente entre Perfecto (Resultativo) y Aoristo: (71) (72) (73) (74)

a. He estudiado mucho desde que decidí hacer el examen. b. Últimamente he llegado tarde bastantes veces. a. Yo ya he estado en Cuba. b. He dormido varias veces en ese hotel. a. ¡Ha llegado el rey! b. ¡Ha salido el Marca! a. Ya han llegado los invitados. b. Juan se ha ido ya. c. Esta noche me he despertado a las cuatro de la mañana.

Estos últimos ejemplos de (74) corresponden al grupo de valores donde se observa una mayor variación entre los hablantes en el uso de formas simples y compuestas. Parece claro que uno de los factores que controlan estos usos,

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descritos por Squartini/Bertinetto (2000: 416) como abiertamente de Aoristo y no de Perfecto, es la distancia temporal respecto al Presente. Según estos autores, el español moderno tiende a ampliar el uso del perfecto compuesto en este tipo de casos más allá del límite de veinticuatro horas que define el llamado pasado hodiernal. El catalán y el occitano muestran también en el uso del perfecto compuesto un comportamiento cercano al del español europeo, con una convivencia de usos típicos de Perfecto y un inicio de extensión a usos aorísticos y de referencia temporal típicamente de pasado (Squartini/Bertinetto 2000: 416-417). El catalán, sin embargo, parece ajustarse en estos contextos de un modo muy sistemático a la regla de veinticuatro horas, a diferencia del español, con lo que el perfecto compuesto en esta lengua se comportaría estrictamente como un pasado hodiernal22. Finalmente, un número importante de variedades románicas, especialmente en su uso hablado, ha ampliado el uso del perfecto compuesto a contextos que corresponden ya indiscutiblemente al Aoristo y que eran originalmente propios del perfecto simple. Como resultado de ello, el perfecto simple se convierte en una forma verbal caduca, hasta llegar a desaparecer del todo en algún caso por la competencia de las formas compuestas. Es lo que Squartini/Bertinetto (2000) llaman deriva aorística (aoristic drift, en inglés), y las lenguas participantes en esta deriva la muestran en grados diversos. Ya hemos visto que el español europeo, el catalán y el occitano podrían constituir ejemplos del inicio del desplazamiento del perfecto compuesto románico hacia el dominio de los contenidos aorísticos típicos del perfecto simple. Veamos a continuación los pasos que en esta dirección ha dado el último grupo de lenguas que nos faltaba por describir, lenguas todas ellas que de modo manifiesto presentan un perfecto compuesto con claro valor de Aoristo. El italiano estándar23 es la variedad que parece menos adelantada en este grupo. Según Squartini/Bertinetto (2000: 422) aquí el perfecto compuesto permite corrientemente localizar eventos en tiempo pasado más allá del límite temporal de las veinticuatro horas. Es también el preferido para denotar acontecimientos pasados en las narraciones de tipo personal, tan frecuentes en conversaciones informales. El perfecto simple es de uso mayoritario tan solo en contextos narrativos

22 Véase al respecto del uso en catalán del perfecto compuesto el trabajo de Coll/Curell (2007). 23 En realidad, este concepto plantea serios problemas en relación con la cuestión del valor y extensión del perfecto compuesto, puesto que en Italia la lengua culta (estándar, escrita, literaria) difiere considerablemente de región en región precisamente en este punto. La situación que describimos corresponde grosso modo con datos del italiano regional centro-septentrional (Toscana, Roma).

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formales y especialmente en la narración de tipo histórico o los cuentos. De este modo, la frecuencia de la forma compuesta resulta ser muy superior en la lengua oral y ambos tiempos se equilibran únicamente en la lengua escrita de periódicos y, sobre todo, de literatura. El francés ha llegado más lejos y hoy día el perfecto simple en esa lengua es una forma prácticamente limitada a la lengua escrita y más formal de la literatura y en menor medida también de ensayos o medios de comunicación. En la lengua hablada ha desaparecido de hecho y solamente parece posible encontrarlo en el francés regional del Midi (en contacto con occitano), Normandía o Valonia. El perfecto compuesto, por tanto, ha asumido en la práctica oral la casi totalidad de los usos de Aoristo y solo compite con el perfecto simple en la narración histórica de la lengua escrita. En rumano estándar el uso del perfecto compuesto es también casi exclusivo. La forma simple es solo literaria y en este contexto incluso más rara que en francés, hasta el punto de que son habituales los textos narrativos en los que el perfecto compuesto es la única forma documentada. Pero, como veíamos que ocurría en francés, se encuentra el perfecto simple todavía en alguna variedad hablada, de manera destacada, por ejemplo, en los dialectos dacorrumanos sudoccidentales (Oltenia y sudoeste de Muntenia)24. Finalmente, en los dialectos italianos septentrionales y las hablas retorrománicas, casos todos de variedades que viven casi exclusivamente en el uso oral, el perfecto compuesto se ha expandido tanto que es la única forma existente. El perfecto simple heredado del latín es ya desconocido y queda fuera del paradigma de tiempos25. La deriva aorística parece, pues, haberse ya cumplido del todo. Idéntica es la situación en sardo, donde el perfecto compuesto es la única forma documentada y tampoco hay perfecto simple. En conclusión, pues, hemos mostrado en este apartado 4 cómo los valores del perfecto compuesto en las lenguas románicas actuales se han alejado del valor estrictamente Resultativo que tenía originalmente la perífrasis latina de la que procede, y varían desde usos incipientes y limitados de aspecto Perfecto (en calabrés, portugués, gallego, español de América, siciliano) a usos que incluyen también

24 Los valores de perfecto simple y compuesto son en estas hablas rumanas más conservadoras completamente distintos de lo que es habitual entre las lenguas románicas, y así parece que son las formas simples las que indican ahora Perfecto y las compuestas las que corresponden a la expresión del Aoristo. Señalaremos además que también en hablas arrumanas y meglenorrumanas, en Grecia y Macedonia, se documentan el perfecto simple (Squartini/Bertinetto 2000: 418). 25 Haiman/Benincà (1992: 88-90) alcanzan todavía a documentar algunas formas de perfecto simple en Engadina y áreas del friulano, donde parece existir un uso residual.

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decididamente valores de Aoristo (italiano, francés, rumano, sardo, retorrománico). En medio quedan lenguas con usos típicos de aspecto Perfecto generalizados y, como mucho, también de pasado hodiernal (español europeo, catalán, occitano), usos estos últimos que para algunos autores resultan ya incipientemente de Aoristo, como vimos. A este respecto, llama la atención que, de la comparación con el desarrollo formal de la construcción de perfecto con habere que veíamos en el apartado 3, resulte que sean las lenguas más conservadoras del centro de la Romania (francés, italiano, retorrománico...) las que presenten un desarrollo semántico mayor y, al contrario, lenguas formalmente más alejadas del latín (español, portugués, siciliano...) se muestren más lentas en el desarrollo de valores aspectuales de Perfecto y, naturalmente, de Aoristo. Un esquema que permite visualizar toda esta información es el que proponemos en el cuadro V. En él no hemos incluido sino los grupos de valores más característicos sin entrar en la indicación de subvariedades dentro de cada grupo. Hemos prescindido también de la indicación de variantes estilísticas o dialectales menores para el caso de las lenguas donde los usos de Aoristo son ya generales y, por el contrario, los hemos mantenido para el caso de las lenguas que presentan una mayor inestabilidad en los valores de Aspecto Perfecto.

CUADRO V: VALORES ASPECTUALES DEL PERFECTO COMPUESTO EN ALGUNAS VARIEDADES ROMÁNICAS Perfecto inclusivo Gallego-portugués

X

Español de América

X

Perfecto Experiencial

Perfecto + pasado hodiernal

Español peninsular

X

Catalán

X

Occitano

X

Perfecto + Aoristo

Francés

X

Retorrománico

X

Sardo

X

Italiano

X

Calabrés Siciliano Rumano

X X X

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5. Recapitulación Hemos visto cómo el llamado perfecto con habere es característico de Europa occidental y extraño a otras áreas lingüísticas. En nuestro continente lo encontramos fundamentalmente en lenguas germánicas, vasco, griego, albanés y, sobre todo, lenguas románicas. En el mapa del cuadro I se puede observar muy bien la distribución tan compacta sobre territorio europeo de este procedimiento formal de indicación del aspecto Perfecto. A lo largo del apartado 3 hemos descrito distintas propiedades formales de los tiempos compuestos en las lenguas románicas y entre ellas destacamos tres: el mantenimiento, en competencia con el perfecto con habere, de un perfecto con esse para verbos no transitivos (véase cuadro II); la conservación parcial en la construcción con habere de concordancia entre el participio y el complemento directo (véase cuadro III); y, finalmente, la generalización de un nuevo auxiliar tenere por habere. También procedimos a una descripción somera de las distintas formas verbales que se incluyen en el paradigma de tiempos compuestos con habere en el mundo románico y señalamos la existencia en todas las lenguas, con la única excepción del rumano, de un paradigma básico de al menos cuatro tiempos de Indicativo y dos de Subjuntivo, y el desarrollo posterior en unas pocas lenguas de un tiempo construido sobre formas compuestos del auxiliar habere, el llamado en francés Surcomposé (véase cuadro IV). Finalmente, a lo largo del apartado 4, y siguiendo el trabajo de Squartini/Bertinetto (2000), hemos descrito los valores aspectuales más notables del perfecto compuesto en las lenguas románicas, valores que se sitúan todos entre usos restringidos y reducidos de Perfecto (Experiencial, inclusivo...) y los que se extienden hasta llegar a abarcar todos los usos de Aoristo reservados al perfecto simple, como ocurre en muchas variedades habladas de francés o rumano y en sardo y dialectos italianos septentrionales y retorrománicos. En medio quedan valores de Perfecto pleno y un incipiente Aoristo, que se traducen en una convivencia más o menos equilibrada del perfecto compuesto con el perfecto simple, tal y como mostramos en su momento en el cuadro V.

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TIEMPOS COMPUESTOS Y SIGNIFICADO TEMPO-ASPECTUAL

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III WHERE THE PAST IS IN THE PERFECT TIM STOWELL

1. The perfect and the past Many West European languages conventionally convey past tense by means of the perfect construction, consisting of an auxiliary verb (usually have, though sometimes be) and the perfect participle (traditionally called the past participle). The perfect participle is formed by adding the perfect participial suffix (conventionally referred to as -en in the generative tradition) to the main verb stem. This participle is also used to form passive constructions, though in this use it is often referred to as the passive participle. Each of the traditional names for the participle (past, perfect, and passive) is either theoretically loaded or appropriate only for a subset of its uses. To finesse this terminological dilemma, I will refer to the participle henceforth as the p-participle. In some languages, such as French and Austrian German, the perfect construction is the standard tense/aspect form used to report past-time events. In many other languages, including English, the perfect construction alternates with other past tense forms, such as the preterit past (English) or the imperfect (French and many other languages), and there is considerable cross-linguistic variation on the precise usage conditions and semantics associated with each type of past tense form. Many of these languages exhibit the have/be alternation in the formation of the perfect, using have with transitive and unergative verbs, and be with unaccusative verbs. Many other languages, including English, use have uniformly. In this article I will seek to identify the syntactic source of the past tense meaning associated with the perfect construction. Because of the problem posed by the cross-linguistic variation in perfect semantics mentioned above, it is perhaps foolhardy to seek a single answer to this question for all languages, and a comprehensive treatment would require a dissertation-length study. For this reason I will focus on the English perfect construction, though I will occasionally rely on comparative evidence, especially with regard to the have/be alternation, and I will suggest the possibility of parametric variation. Even by focusing on the English perfect, we cannot fully avoid the problem of semantic variation, since the perfect construction does not have a uniform semantics in all its uses; according to many accounts, there are at least two, and

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perhaps as many as five, different uses of the perfect, each with a different tense semantics. For example, Brugger/D’Angelo (1994) have argued that the so-called universal perfect does not convey past tense; this claim is based on a particular set of syntactic/semantic diagnostics for past that they use, and is supported by the fact that many other languages convey the semantics of the universal perfect by means of the present tense. (The universal perfect is exemplified in English by sentences such as John has lived at his current address for ten years.) Nevertheless, Brugger and D’Angelo argue, and I concur, that the perfect construction in English, in at least some of its uses, does convey past tense. But what is past tense? There is no general agreement about this, in large part because there is a lot of cross-linguistic variation in the syntax and semantics of tenses in general and of past tense in particular. The most obvious way of explaining this variation is to assume that there are several different kinds of past tense morphemes in the world’s languages, and that «past» in Language X is not necessarily the same kind of animal as «past» in Language Y. Tense morphemes may have a number of syntactic or semantic features that can vary independently across languages, resulting in a complex array of differences with respect to finiteness, perfectiveness, indexicality and logophoricity, susceptibility to sequence-of-tense phenomena, and so on. The notion that there are different types of past tenses has sometimes been expressed by reserving the category Tense for just one type, and classifying the others as belonging to other syntactic and/or semantic categories, such as aspects, adverbials, or whatever. Thus, it has sometimes been suggested that many languages lack any true past tense, and that many types of verbal affixes or temporal/aspectual particles that are traditionally glossed as past should really be classified as instances of perfect aspect instead. The usual motivation for such claims is that the putative past tense does not behave like the past tense morpheme in English and/or other West European languages, and behaves more like the perfect construction in these languages. Since past tense is often distinguished from perfect aspect in this way, the notion that perfect aspect conveys past tense may seem contradictory. To a large extent, the issue here is terminological. It is generally agreed that the semantics of past tense involves what is usually called past-shifting. The term past-shifting, which has its origins in the tense logic of Prior (1957), involves the notion of shifting the time of evaluation of the truth of a declarative sentence away from the present (the time of utterance) to a time in the past (i.e. to a time located prior to the time of utterance). Recasting this notion in terms of the temporal location of events and situations (as opposed to truth evaluation), we can say that a past tense occurring in a main clause is normally understood to locate the event or situation denoted by the extended verb phrase prior to the actual utterance time, i.e. in the past relative to the utterance time. In this respect, the utterance time

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functions as a defined reference-point, or anchor, for the tense. When a past tense occurs in a subordinate clause, the reference point for the past tense may be a time other than the utterance time, typically the event time of the main clause (especially the case of a past tense occurring in the complement of an intensional verb of speech or belief). I take the semantic property of past-shifting to be the criterial diagnostic property of what I call true past tense. Since this assumption is not universally shared, I will sometimes use the term past-shifting rather than past to refer to the semantics that is usually associated with past tense cross-linguistically. By defining past tense cross-linguistically in terms of past-shifting, it is possible to refer to this semantic function while abstracting away from the many cross-linguistic differences in the array of properties of particular tense morphemes and from the issue of whether a particular morpheme should be analyzed as a past tense or as a perfect aspect. Thus, when I say that certain uses of the English perfect construction convey past-shifting tense, what I mean is not that they convey the same semantics as the past tense morpheme in English (although this appears to be true in some cases) but rather that they convey past-shifting. The question to be addressed here, then, is what part of the perfect construction conveys past-shifting. Given that the perfect construction is composed of the auxiliary verb have and the p-participle, there appear to be three logical possibilities of where the past tense meaning originates in it: (1)

a. Past-shifting is conveyed by the auxiliary verb have; b. Past-shifting is conveyed by the perfect participle affix; c. Past-shifting is conveyed by the perfect construction as a whole (i.e. by the combination of the auxiliary verb have and the perfect participle affix).

The first two proposals are problematic on empirical grounds, as I will show in Sections 2 and 3. In Sections 4 and 5 I will work out a version of the third proposal. In the course of doing so, I will compare the perfect construction with other constructions involving the combination of have and the p-participle, and I will also compare finite and nonfinite uses of the perfect.

2. Locating the past in the perfect (I): have and be The first view (1a) is problematic from an empirical point of view: the verb have occurs in a number of other uses besides the perfect construction, and in none of them does it convey anything resembling past-shifting:

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a. Max {has/had/will have} blue eyes. b. Brent {has/had/will have} the car today. c. Janet {has/had/will have} to leave early. d. Karen {had/will have/?has} the tenants evicted. e. The car has a wheel loose.

(inalienable possession) (temporary possession) (modal necessity) (causative passive) (circumstantial)

The verb have is used to convey inalienable possession in (2a) and temporary alienable possession in (2b). In (2c), have is used in conjunction with an infinitive to convey modal necessity; in (2d) have is used in conjunction with a small clause headed by a passive participle to convey an (eventive) causative predicate; in (2e) it combines with an AP small clause in a non-agentive circumstantial construction. In all of these cases, the only past-shifting semantics in evidence is the past-shifting associated with finite preterit past tense on had. Although the preterit past morpheme is realized morphologically on have, it is not part of the syntactic construction containing have. The only time-shifting semantics that can be attributed to have per se (or to the construction containing it) involves futureshifting rather than past-shifting, in (2c) and (2d), where the complement of have is eventive, and the construction has the semantics of a modal (2c) or causative; in these cases the time of the event of leaving or evicting follows the modal evaluation time or causation time. Thus, in order to maintain (1a), one would have to posit two (or more) distinct subtypes of have; only one of which conveys past-shifting (the subtype occurring in the perfect construction). This is undesirable from a meta-theoretical point of view, because it violates the desideratum that each morpheme has a uniform semantics. Moreover, (1a) is close to unfalsifiable if one is free to posit additional subtypes of have at will. A different type of empirical problem for (1a) is posed by languages with have/be alternations in the formation of the perfect, such as French, Italian, and Dutch. With unaccusative verbs in these languages, the verb have is absent entirely from the perfect construction, and the auxiliary copular verb be occurs in its place, but the past-shifting semantics of the perfect is fully maintained. In other words, not only does have lack past-shifting semantics outside of the perfect construction, but past-shifting semantics sometimes occurs in the perfect construction without have. Moreover, past-shifting semantics is no more typical of be than it is of have; in none of the other (non-perfect) contexts where be occurs does it convey past-shifting. So, to account for unaccusative perfects, (1a) would have to be modified to attribute past-shifting semantics not only to a special subtype of have, but also to a special subtype of be. Abstracting away from the unaccusative distinction, these putative past-shifting subtypes of have and be occur

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in precisely the same syntactic environment (namely, the perfect construction), suggesting that the past shifting semantics originates elsewhere in the perfect construction.

3. Locating the past in the perfect (II): the p-participle 3.1. PERFECT VERSUS PASSIVE Turning now to (1b), according to which the past-shifting semantics resides in the perfect participle (or the affix that functions as its head), this is also problematic from an empirical point of view: not all occurrences of the perfect participle are used in constructions that convey past-shifting. The source of the problem lies in the fact that the perfect participle is homophonous with, and arguably identical to, the passive participle. The case for identity between the two participles is made most strongly on morphological grounds. The perfect and passive participles are lexically identical in English; even strong verbs with irregular participial forms display the same irregular forms in passive and perfect uses. Therefore, as Hoekstra (1984) has argued, the default assumption must be that the two participles are one and the same. This does not imply that the theory of the passive voice in UG must be based on the perfect participle. Not all languages express the passive by means of a participle, let alone one that is also used to form the perfect. The claim is simply that, in English, passive voice is expressed by means of such a participle. I will refer to the perfect/passive participle henceforth as the p-participle. When the p-participle is used in any construction other than the perfect, it is used as a passive participle, and lacks any past-shifting semantics. This is true not only of standard passive constructions like (3a), but also of causative passive constructions like (2d) and (3b), and other types of p-participial small clause constructions (3c): (3)

a. Karen’s tenants will be evicted by her. b. Karen will have her tenants evicted. c. Karen wants her tenants evicted.

(standard passive) (causative passive) (small clause passive)

In each of these examples, the eviction event is located in the future, and is not explicitly located prior to any other time located further in the future (such as the time of a resulting state.) Thus, these passive constructions do not display any past-shifting interpretation. The following subsections provide confirming evidence for this conclusion.

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3.2. PASSIVE AND PERFECTIVE EVENTIVE PREDICATES That the standard passive construction lacks an intrinsic past-shifting tense is also shown by comparing stative verbs like love in (4) with eventive verbs like bite in (5), with respect to the tense semantics of the clauses in which they occur. (4)

(5)

a. Max loved many women. b. Max loves many women. c. Sam said that Max loved many women. d. Max has loved many women. e. Many women are loved by Max. f. Sam said that many women were loved by Max. a. A dog bit Max. b. #A dog bites Max. c. Sam said that a dog bit Max. d. A dog has bitten Max. e. #Max is bitten by a dog. f. Sam said that Max was bitten by a dog.

With a stative predicate like love in (4), present and past tense can both be used freely. In (4b), the present tense in a main clause is used in its «normal» sense, locating the time of the loving situation at the time of utterance. In (4c), the preterit past allows a so-called simultaneous interpretation, locating the loving situation at the time of Sam’s reported utterance. The perfect example in (4d) has a past-tense interpretation, locating the loving situations in the past. In contrast, the passive in (4e) has a present-tense interpretation identical to its active counterpart in (4b). Example (4f) is parallel to (4c). Eventive verbs like bite are perfective when used without the progressive, and the events that they identify cannot be located by a tense at a point simultaneous with (or overlapping) another event. Thus (5b), unlike (4b), cannot be used to locate the biting event at the utterance time, and (5c), unlike (4c), cannot be used to locate the biting event at the time of Sam’s reported utterance. (This constraint was also at work in (2c) and (2d) above, forcing a future-shifted rather than simultaneous interpretation when the predicate in the small clause complement of have is eventive.) Exactly the same interpretive restriction applies to the passive examples in (5e) and (5f), indicating that the p-participle here does not convey a past-shifting tense of the sort that occurs with the preterit past in (5a) or the perfect construction in (5d). Examples (5b) and (5e) can be used as newspaper headlines to report a biting event in the recent past; they can also occur as chapter titles or as captions for

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drawings or photographs, where they do not locate the reported biting event in time. The critical point is that the passive example (5e) behaves like its active present tense counterpart in (5b), whereas the perfect example in (5d) behaves like the preterit example in (5a), indicating that the perfect contains a past-shifting tense while the passive does not.

3.3. SOME PASSIVE P-PARTICIPLE MODIFIERS ARE (OR APPEAR TO BE) PAST-SHIFTING When a passive participle based on an eventive verb is used as a modifier of a noun phrase, the temporal interpretation seems to be parallel to that of the perfect, unlike other passive uses I have considered. (6)

a. The tenant evicted by Karen is taking my class. b. The tenant who was evicted by Karen is taking my class. c. The tenant who has been evicted by Karen is taking my class.

The participial modifier in (6a) has an interpretation similar to that of a full relative clause containing a past-shifting tense as in (6b, c); it cannot have a present tense interpretation. But this is an effect of the simultaneity constraint discussed above in (5); in fact, the present-tense counterpart to the relative clauses in (6b, c) is anomalous for the same reason: (6)

d. #The tenant who is evicted by Karen is taking my class.

Just as the present tense cannot be used to locate an event at the utterance time, the same is true of the bare participle in (6a), and for the same reason. The tense interpretation of stative predicates in participial modifiers provides corroborating evidence that the simultaneity restriction is responsible for the fact that a past-shifted interpretation is necessary in (6a). In (7a, b), a present tense interpretation is possible, since the simultaneity restriction has no effect on stative predicates: (7)

a. A politician admired by Bill visited the university last year. b. The books owned by Sam were found in an attic. c. A policitician who is admired by Bill visited the university last year. d. A politician who was admired by Bill visited the university last year.

In these examples, the passive p-participle in (7a, b) can be understood to locate the stative situation either at the utterance time, like (7c), or at the time of

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the main clause event, like (7d). The fact that the present-tense interpretation is possible with p-participles based on stative predicates supports the claim that p-participles functioning as passives do not intrinsically convey past-shifting tense. A question nevertheless arises. If the p-participle does not itself convey a tense, how do these reduced relative modifiers come to have past-shifted interpretations, corresponding to those in (6b, c) and (7d)? Exactly the same issue arises with other types of non-CP modifiers, such as reduced relatives containing progressive participles or adjectives; adnominal adjectives; and prepositional phrases. These are all stative predicates, and they allow the same range of tense interpretations as the p-participles in (7a, b), as (8) shows: (8)

a. A justice department official claiming to be innocent testified before Congress. b. The man angry at Bill left the party. c. The angry man stole Bill’s car. d. A woman in the corner of the room shot the robber.

Whatever factor makes these tense interpretations available in (8) is presumably at work with the p-participial modifiers in (7a, b) and (6a). For concreteness, I will assume that the predication relation holding between a modifier and its head NP is assigned a covert tense that is either past or present. If the predicate is eventive, as in (6a), it is still subject to the simultaneity restriction, just as it is when the tense is overt, in a full relative clause like (6d). Thus, the p-participle is not itself responsible for the past shifted interpretation of (6a). One might wonder why a future-shifted interpretation is not possible for these null tenses. I adopt the standard assumption that future-shifting is not freely available except by virtue of the presence of a modal, including not only conventional modals but also the future modal will (Abusch’s 1988 woll). In fact a special kind of future-shifted reading is possible with reduced modifiers when the main clause contains a modal, as in (9a), which can be interpreted like any of the paraphrases in (9b-d): (9)

a. Any tenant evicted by Karen should take swimming lessons. b. Any tenant who was evicted by Karen should take swimming lessons. c. Any tenant who has been evicted by Karen should take swimming lessons. d. Any tenant who is evicted by Karen should take swimming lessons.

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Although (9d) contrasts with (6d) in grammaticality, it does not have the interpretation that the simultaneity constraint blocks in (6d) (simultaneity with the utterance time). Crucially, the event associated with the present tense relative clause in (9d) is understood to be located not at the utterance time, but in the future relative to the utterance time. This special type of future-shifted interpretation is made possible by the presence of the modal in the main clause; the quantified determiner also plays a facilitating role. Conditional clauses with present tense in modal contexts behave similarly, as (10) shows: (10)

a. If Karen evicts a tenant, he should take swimming lessons. b. If a tenant is evicted by Karen, he should take swimming lessons.

This is expected, since it is well known (e.g. from the literature on donkey anaphora) that relative clauses in universally quantified QPs such as those in (9) behave like conditional clauses in modal and generic contexts. The bare p-participle modifier in (9a), if it does not have a past-shifted tense interpretation akin to that of the (9b) or (9c), can only have the future-shifted interpretation of (9d). The same is true of the bare p-participial conditional analogue of (10b) in (11), which has the same range of interpretations as its reduced relative modifier counterpart: (11)

If evicted by Karen, a tenant should take swimming lessons.

The fact that the p-participles based on eventive predicates in (9a) and (11) can have these future-shifting interpretations provides further support for the conclusion reached above, namely that the p-participle in its passive use does not itself convey past-shifting. When it occurs in a reduced relative modifier, the modifier’s covert tense can be either present or past. If a present tense interpretation is inconsistent with the simultaneity restriction on eventive predicates, that interpretation is excluded, but otherwise it is allowed (either because it is stative or because its interpretation involves future-shifting rather than simultaneity).

4. Locating the past in the perfect (III): a holistic approach 4.1. FRAMING THE PROBLEM We saw in Section 2 that the auxiliary verbs have and be occur in a number of constructions other than the perfect construction, and that in all these constructions

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have and be fail to exhibit a past shifting semantics. In Section 3 we saw that the same is true of the p-participle: it occurs in several constructions other than the perfect construction, and in all of these constructions it functions as a passive form and fails to exhibit a past-shifting semantics. I turn now to the third approach to the past shifting semantics of the perfect outlined in (1c), namely that the past tense semantics originates neither with the auxiliary verb nor with the p-participle, but rather with the perfect construction as a whole. There are two basic ways of executing this idea. The first approach involves granting ontological status to complete grammatical constructions within the structure of the grammar, making it possible to directly attribute a variety of syntactic and semantic properties to them. This, in effect, is the approach taken by traditional and pedagogical grammars to the morpho-syntax and semantics of the perfect. On this approach, one simply states, for each language, how the perfect construction is formed morpho-syntactically, and what its semantics is. This approach is also typical of construction-based approaches to grammatical theory, including the earliest versions of generative grammar, such as the so-called Standard Theory of Chomsky (1965), as well as more recent approaches such as Construction Grammar. A construction-based approach to the semantics of the perfect is, of course, also consistent with all the facts reviewed in Sections 2 and 3; if we are free to stipulate that the perfect construction as a whole has a particular semantics that need not be based on the semantics of its component parts, then the absence of past-shifting semantics in other constructions involving have, be, and the p-participle is unproblematic. The flaw in this approach is theoretical, or metatheoretical, rather than empirical. Any construction-based model that gives up on the possibility of deriving the semantics of complex syntactic constructions from the semantics of their syntactic components is close to unfalsifiable. Taking past tense semantics to be a property of the perfect construction as a whole amounts to saying that the construction is an idiom. While it may ultimately prove to be necessary to adopt this view, it must be considered the weakest theory and hence the least interesting approach. This does not mean that we should give up on the idea that the past shifting semantics of the perfect is in some sense a property of the construction as a whole, but it implies that we should try to derive this result in some way from the interaction of the component parts of the construction, rather than simply stipulating that the construction is interpreted in this way. I see four ways of approaching the issue that are consistent with this desideratum; the first two of these are more complex variants of the approach considered and rejected in Section 3.

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(12) a. The p-participle has an intrinsic past-shifting semantics but this is neutralized or switched off when the p-participle functions as a passive. b. The p-participle has an intrinsic latent past-shifting semantics that is activated by another component of the perfect construction that is absent in the passive (presumably have/be). c. The p-participle, in combination with have/be, licenses or activates a covert past-shifting tense that is syntactically distinct from the perfect construction per se. d. The p-participle has a semantic feature that combines with a semantic feature of another component of the perfect construction (presumably have/be) to yield a past-shifting semantics. Options (12a) and (12b) are distinct but similar executions of the same basic idea, namely that the past-shifting semantics is intrinsic to the p-participle, but that it is either «turned off» by the passive function or «turned on» by another component of the (active) perfect construction. (The reference to have/be, as opposed to have, in (12b) is intended to include the use of be with unaccusative verbs in languages exhibiting the have/be alternation.) The main problem with (12a) and (12b) is that these accounts ascribe a mysterious activating property to have/be, or a mysterious deactivating property to the passive function) they do not provide an explanation for why have/be or the passive function should affect the tense interpretation. Option (12c) is, in a sense, the logical converse of (12a, b); rather than locating the past-shifting tense in the p-participle and having it activated (or not deactivated) in the perfect, it locates the past-shifting tense outside the perfect and has the p-participle, in combination with have/be, function as a licensor or activator. The chief potential drawbacks of this approach are, first, that it relies on a mysterious licensing function, like (12a, b), and, second, that it attributes this function to the combination of have/be and the p-participle, letting in non-compositionality through a back door, as it were. Despite these drawbacks, it does have one empirical argument in its favor, which I will discuss below. Option (12d) partially resembles (12a, b) in ascribing (partial) past-shifting semantics to the p-participle, but differs crucially from (12a, b) in decomposing the semantics of past-shifting into at least two parts (as yet unspecified), one of which is ascribed to the p-participle. In order to flesh out this approach, it would be necessary to provide a syntax and semantics of the past-shifting function that decomposes it syntactically in a semantically credible way, and which also allows for the p-participle to supply one part of this and for have/be to supply the other part. In the following sections, I will flesh out the latter two approaches, starting with (12d).

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4.2. DECOMPOSING PAST-SHIFTING TENSE The notion that the semantics of past-shifting tense should be decomposed into distinct component parts is an idea that I have explored in previous work, including Stowell (1995a, 2007). The essential idea, which I will provide only in outline here, is that a time-shifting tense should be conceived of as dyadic predicate of temporal ordering, taking two time-denoting or event-denoting arguments (identified as ZP1 and ZP2 in 13). (13)

TP ZP1

T’ T PAST

ZP2

The subject of the tense, ZP1, denotes a reference time, corresponding to the time of utterance in the case of a main clause tense; the object of the tense, ZP2, denotes the event time associated with the predicate heading the extended verb phrase of the clause, occurring as a subconstituent of ZP2. The tense predicate locates its object argument (ZP2) prior to its subject argument (ZP1), analogous the way in which a temporal preposition such as before or after orders its object in relation to its subject. The predicate/argument structure attributed to tense predicates in (13) is a «preLarsonian» X-bar structure of the sort associated with classical Government-Binding theory; it does not adhere to the claim first advanced by Larson (1988) to the effect that all polyadic predicates should be decomposed into a sequence of monadic predicates, arranged in a hierarchical shell structure. In the case of a dyadic verbal predicate, the arguments occur as subjects of distinct verb phrases (VPs) arranged in a «VP shell», with the heads of the distinct VPs related by syntactic head movement (verb movement). Larson’s theory, originally developed to account for the syntax of the dative construction, has been incorporated into the theory of transitivity adopted in the Minimalist program of Chomsky (1995), whereby the subject of a transitive predicate is associated with the highest VP in the shell structure, conventionally referred to as vP. The head of vP, «little v», combines with a VP that lacks an external argument, and converts it into a complex transitive predicate. In languages like English, little v is null and the verbal head of the lower VP undergoes movement to the head position of vP. In languages with serial verb constructions headed by «light verbs», it is reasonable to interpret the light verb as an overt instantiation of little v, with no verb movement taking place.

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Since the structure of TP in (13) represents a dyadic (transitive) argument structure for tense, a Larsonian version of (13) will look more like (14): (14)

tP1 ZP1

t’ t PASTi

TP2 ZP2

T ei

On this view, a past-shifting tense also involves two distinct temporal heads, related by verb movement from the lower T position to the higher «little t» position. This structure provides a syntactic basis for a possible decomposition of the past-shifting tense in the perfect construction. Taking have/be to occupy a higher little t head position, we can assign the T head of TP2 to the p-participial affix (-en). The verbal stem raises from a position within ZP2 to T, combining with -en; verb movement proceeds no further. TP then combines with t, containing have/be, forming tP: (15)

tP1 ZP1

t’ t have

TP2 ZP2

T -en

This approach to the temporal argument structure of the perfect construction is in the spirit of Hoekstra’s (1984) approach to the syntactic and semantic transitivity of the p-participle. On his account, transitivity is syntactically complex, involving both assignment of an external theta-role and the assignment of accusative case; the p-participle is a de-transitivized stem whose ability to assign the external theta-role associated with the root verb is deactivated by the p-participial morphology; this ability is supplied by have. This proposal for instantiating a complex temporal structure for the perfect construction brings us back to the issue of the disparate syntactic and semantic functions associated with have, be, and the p-participle. Dealing first with the

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p-participle, this account provides us for a basis for distinguishing between the temporal semantics of the p-participle in its passive and active forms. We saw that, in the absence of have/be, the p-participle never has a past-shifting semantics. This follows from (14) once it is accepted that the past-shifting semantics depends on the existence of a complete tP shell, which the p-participle lacks in itself; only by combining with have/be is the full tP structure obtained. On its own, the p-participle has the temporal structure of a passive, yielding a non-shifting interpretation associated with the aspectual semantics of a result state. Conversely, have and be lack a past-shifting semantics for the same reason: only by combining with a TP headed by the p-participial affix -en can a tP headed by have/be function as a dyadic past-shifting tense. Of course, have and be may combine with other types of complements, but in all of these constructions, have and be can be assumed to function semantically like «light verbs»; much of their semantics derives from the complement with which they combine. For example, the notion of possession commonly associated with «main verb» have can be assumed to derive from the internal structure of the DP object of have, with the subject of have originating as DP-internal possessor argument in a possessorraising derivation of the sort defended by Freeze (1992) and Kayne (1993). Likewise causative constructions headed by have would presumably relate the semantics of causation to a covert causative vP head within the complement of have. Although this account is admittedly rather sketchy and in need of a more careful exposition, I believe that the broad outline of the approach is fairly clear and consistent with current approaches to the syntax and semantics of have and be.

4.3. WHEN THE PERFECT FAILS TO PAST-SHIFT In this section I will briefly consider evidence supporting the approach outlined in (12c) above, namely that neither the perfect construction as a whole nor any of its component parts directly conveys past-shifting tense itself, but rather licenses or activates a past tense occurring elsewhere in the structure. The evidence in question involves the non-finite root form of the perfect construction, which occurs both in classical to-infinitives and as the complement of certain modal verbs. I will confine my discussion here to standard to-infinitives; for a fuller discussion, see Stowell (2004b), on which this discussion is based. In most cases, the nonfinite perfect does convey a past shifting semantics; this typically involves a relative, or dependent (non-indexical), past-shifting tense interpretation, which locates the event or situation associated with the main verb prior to the time of the matrix predicate. This is most straightforwardly illustrated by cases where the matrix predicate is future-shifted relative to the actual time of

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Where the Past is in the Perfect

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utterance, so that the non-indexical past-shifting perfect locates the time of the event/situation prior to the future-shifted time of the matrix predicate but not necessarily prior to the time of utterance. This is true regardless of whether the main verb is eventive, as in (16a), or stative, as in (16b): (16)

a. Max will believe his sister to have gone to the hairdresser’s (the day before). b. Max will believe his sister to have been in Rome (the day before).

When the non-finite perfect is embedded within a past-tense main clause, an interesting effect arises: (17)

a. Caesar believed his sister to have gone to the hairdresser’s (the day before). b. Caesar believed his sister to have been in Rome (that day).

Although the nonfinite perfect occurring with the eventive predicate in (17a) still has a univocal past-shifted interpretation, the nonfinite perfect in (17b), surprisingly, allows for either a past-shifted or a simultaneous interpretation, where Caesar’s sister’s being in Rome coincides with the time of Caesar’s belief, at least in the world of Caesar’s intension. On this interpretation, the perfect construction in (17b) lacks the semantics of past-shifting. Previous accounts of the semantics of the English perfect construction have implicitly assumed that this type of interpretation never occurs with the perfect; nevertheless I and most other native speakers that I have consulted agree that it is possible. In this respect, the nonfinite perfect resembles a finite preterit past tense, which also allows for a simultaneous tense interpretation in the same syntactic context (i.e. when embedded in a past-tense main clause). (18)

Caesar believed that his sister was in Rome (that day).

This simultaneous interpretation of the preterit past tense is sometimes characterized as a kind of present tense in disguise. It is typically accounted for in terms of the theory of Sequence of Tense (SOT); see Stowell (2007) and the references cited there for discussion. In Stowell (1995b, 2007), I developed an account of the alternation between simultaneous and past-shifted tense interpretations associated with the preterit, based on the idea that the preterit affix does not by itself convey past-shifting tense semantics; rather, it is a «temporal polarity» marker licensed by a covert (null) past-shifting tense occurring higher in the structure, whose presence it

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therefore signals. On this view, the covert past-shifting tense occurs in T (or in t, in terms of the structure in 14) and the preterit affix originates not in T (or in t, for that matter) but rather within ZP2, from which it raises to T (and to t). When the preterit occurs in a main clause, the sentence as a whole must have a past-shifting tense in T (or t) in order for the preterit in the main clause to be licensed, but when it occurs in a subordinate clause embedded within a past-tense main clause, the licensing past-shifting tense may be the main clause tense, in which case the subordinate clause can have a covert present tense, thereby yielding the simultaneous interpretation. This account of the tense interpretation of the preterit can be extended to the non-finite perfect in (16-18) provided that it is assumed that the perfect construction, or some part of it, functions as a polarity element licensing a covert higher past-shifting tense in T (or t), along the lines proposed in (12c).

4.4. A LESS-THAN-FULLY SATISFYING CONCLUSION In Section 4.2, I proposed an account of the past-shifting semantics of the perfect construction based on a Larsonian-shell approach to the syntax of tense, decomposing the semantics of past-shifting tense syntactically into two distinct tense projections, TP and tP, with have/be located in the head of tP, and the p-participial affix located in the head of TP. In Section 4.3, I introduced evidence that appears to favor an alternative approach, according to which the perfect construction as a whole behaves more like the preterit affix, licensing a covert past-shifting tense occurring in a higher T or t. The problem with these two conclusions is that they are inconsistent with each other: the decomposition of tense syntax into a Larsonian shell, which provides a syntactic basis for a compositional account of the past-shifting tense interpretation of the perfect, relies on the idea that each part of the perfect construction corresponds to a component of the dyadic past-shifting predicate as a whole, but the polarity-based approach outlined in Section 4.3 implicitly denies this, given that it treats the perfect construction as a polarity marker that signals the presence of a past-shifting tense located elsewhere in the structure of the clause. At this point, I am not in a position to offer an account of how these two conclusions should be reconciled. In this respect, this article must be considered a work in progress. On the other hand, if another way can be found to account for the possibility of the simultaneous interpretation in (17b), without relying on the polarity-based theory of the perfect, the account developed in terms of the TP shell structure is viable as it stands.

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IV GRAMMATICAL ASPECT AND CONSTRUAL OF COMPOUND PERFECT TENSES

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1. Introduction There is longstanding controversy in the literature as to the fundamental nature of the compound perfect tense, illustrated in English by sequences of have followed by a perfect participle (have loved, have written, have left, for example). In part the controversy is due to the fact that some properties of the compound perfect vary from sentence to sentence according to the choice of predicate, adverbs and arguments, as well as to the fact that there is cross-linguistic variation in the range of meanings for the perfect (Binnick 1991, Comrie 1976, Giorgi/Pianesi 1997, Iatridou/Anagnostopoulou/Izvorski 2001, McCawley 1971). This variability has resulted in different characterizations of the basic properties of the perfect. But even in core cases, there is controversy as to whether the compound perfect is better described as a tense-like relation or an aspectual relation. These two approaches differ in how they analyze sentences like those in (1) with respect to the relationship between the time of John’s leaving and a subsequent time: the time specified by the adverbs at 3pm and now: (1)

a. At 3pm, John had left. b. Now, John has left.

The analysis of the perfect as a tense-like relation builds on Reichenbach (1947) (see Binnick 1991, Demirdache/Uribe-Etxebarria 2000, Hornstein 1981, 1990, Thompson 2005). Reichenbach analyzed the two times as a precedence relation between the times E and R: the event time E (the time of John’s leaving) is ordered before the reference time R (at 3pm). Aspectual analyses characterize the compound perfect in terms akin to event-internal aspectual relationships (Dowty 1982, Iatridou/Anagnostopoulou/Izvorski 2001, Kamp/Reyle 1993, Parsons 1990, Zagona 2005). Under this approach, there are several distinct characterizations of both the temporal relationships and whether the two times stand in some additional semantic relationship, such as a result state. This approach differs from the tenseapproach in that the two times are analyzed as comprising a larger whole.

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Because the aspectual approach characterizes the meaning of the perfect with greater specificity, the variability of interpretation noted above presents a challenge for it. Comrie (1976) distinguishes the readings in (2) for the perfect; each is illustrated below: (2)

Readings of the perfect: A. Persistent situation. B. Experiential. C. Perfect of result. D. Recent past.

(A) The perfect of persistent situation describes sentences like: We’ve lived here for ten years, in which the situation started in the past but continues into the present. (B) The experiential perfect indicates that a situation has held at least once during some time in the past. In: Bill has been to America, the event has taken place at least once, but it is not necessarily a recent event, and there is no implication that Bill is still there. (C) The perfect of result expresses a state that continues to hold as a result of a past situation, as in: Bill has gone to America, which implies that Bill is still there. (D) The perfect of recent past (the hot news perfect of McCawley 1971) describes situations such as: I have recently learned that the match is to be postponed, that are understood as temporally close to the present. This range of readings seems to suggest that the perfect cannot be characterized as a specific aspectual relationship, since any such description might succeed for some readings but fail for others. At the same time, this range of readings is suggestive of situation aspect in a broader sense: situation-internal temporal properties are determined compositionally; they depend on intrinsic properties of the situation itself and on properties of its arguments. This suggests that the readings of the perfect may, likewise, be constructed compositionally. This approach is proposed in Zagona (2005, 2007). Sentences with progressive, perfective and compound perfect morphology all have variable temporal properties, a fact which is claimed to be due to compositionality at the level of grammatical aspect. For the compound perfect tenses, it is proposed that the event time E and reference time R together comprise an interval R’, as shown in (3): (3)

[ E R ]R’

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This proposal implies that there is a significant sense in which E and R constitute a unit, unlike times in the tense system, which are referentially distinct and can be arbitrarily far apart. The unit of which E and R are parts constitutes a particular temporal viewpoint on the situation E.1 The viewpoint is that of a «wide angle lens», in the sense that the event is viewed in relation to a larger temporal framework: the interval R’. In what follows, I will assume that R and E do constitute a unit, and will focus on their chronological relationship within the unit. The relationship between R and E has been described in previous studies in various ways: as precedence, contiguity or containment. It is claimed here that the relationship varies according to aspectual features of R and E. The aspectual features of these times are inherited from several constituents, including VP-internal constituents, the auxiliary, and adverbs, as is the case with event-internal aspectual relationships. The discussion is organized as follows. Section 2 will outline assumptions as to the representation of event-internal aspectual relationships. This approach builds on the framework of lexical structure of Hale/Keyser (1993a), and compositional aspect as a feature-checking relationship in Aspect Phrase(s) within VP. Section 3 shows how aspectual features of R and E in the compound perfect tense determine the temporal relations between them. In section 4 I will briefly show that variation described for the perfect occurs with perfective and imperfective aspect also. The regularity of variation across morphological forms of grammatical aspect implies that the aspectual system works on the same principles at the levels of situation and grammatical aspect.

2. Situation Aspect This section will introduce assumptions concerning the representation of situation aspect. In section 2.1, basic situation types are described, and in section 2.2 the distinction between basic and derived situation types (Smith 1991) is discussed; this distinction will be shown to be relevant for the analysis of the perfect. Then sections 2.3-2.5 summarize assumptions as to how aspectual generalizations are captured; section 2.3 discusses the locus of aspectual information: it is claimed that each individual predicative head within a verb phrase encodes information; then

1 The notion of viewpoint in the text builds on that of Smith (1991), where «Viewpoint» aspect describes the contribution of perfective and imperfective morphology (as well as «neutral» readings). However for Smith (1991: 106 and foot notes) the compound perfect is analyzed differently, as involving both a Reichenbachian tense relation and derived situation aspect.

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section 2.4 examines the nature of the encoded information. It is proposed that the information is partly featural and partly structural. In section 2.5 syntactic structure and feature checking are described. The mechanisms that are described in this section will be shown in section 3 to extend to the relationship between times R and E at the level of grammatical aspect.

2.1. ASPECTUAL CLASSES Predicates that are understood as events were categorized by Vendler (1957) according to their different temporal properties. Vendler’s categories are those in (4): (4)

a. States (love, know, resemble). b. Activities (walk, draw circles). c. Accomplishments (build a house, eat two apples). d. Achievements (cross the line, find your glasses, arrive, realize the truth).

States differ from the other classes in that they are purely homogenous; they involve no internal change whatsoever. The main diagnostic for states is that, unlike the other classes, they cannot normally take progressive form (*I am knowing the answer, *He is resembling Fred) although there are exceptions to this generalization (The file is containing more and more papers.). The non-states differ from one another in durativity and in telicity, which is the property of having a natural endpoint: a point beyond which the event cannot continue. Activities and Accomplishments differ with respect to telicity. Activities can continue indefinitely. For example, Mary drew circles has no natural stopping point; but the Accomplishment Mary drew one circle has a natural end, the point at which the circle is completely drawn. Similarly, Mary walked in the park has no natural endpoint, but Mary walked to the park does have one. A diagnostic for telicity is the compatibility of a predicate with an in-phrase adverbial: Mary drew the circle in a minute; *Mary drew circles in a minute. Atelic predicates accept for-phrase adverbials: Mary drew circles for an hour; *Mary drew the circle for an hour. Activities are sometimes described as processes, in that they consist of a series of transitions without any fixed endpoint. Accomplishments also have a process component, but unlike Activities, they have a fixed endpoint -a point of culmination. Achievements are also telic (like Accomplishments), but they do not necessarily have a process that leads up to the transition. For example, in: Sue found her glasses, the event is a punctual transition, which

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occurs from one moment to the next. It is of course possible for a process of searching to have lead up to it, but this is not necessary; the finding could have been accidental. Smith (1991) adds the subclass of semelfactives, which are punctual activities such as cough, kick, and knock. Like other Activities, they are unbounded (John coughed for hours), but unlike other activities they are perceived as momentary. The difference is observable in the progressive. In Fred is drawing, the progressive can pick out the internal stage of a single event; in Fred is coughing, the progressive does not pick out the internal stage of a single cough, but rather the internal stage of an ongoing series of coughs. The difference lies in the durativity of a single event of drawing, versus the punctuality of a single event of coughing. As Smith notes, it is not the events themselves in the external world that have or lack duration, but rather how they are perceived by speakers —in present terms, this is understood not only as the mental representation of events but as their linguistic categorization. With the addition of semelfactives, situations are either stative or non-stative, with a four-way division among the latter: (5)

a. States: no change; homogenous. b. Non-states: involve change. i. Activities: atelic; durative. ii. Semelfactives: atelic; punctual. iii. Accomplishments: telic; durative. iv. Achievements: telic; punctual.

2.2. «BASIC» VERSUS «DERIVED» SITUATIONS It has been assumed in some studies that situation typology is expressed at the level of lexical items; however the factors that determine the properties of a given predicate are well known to involve more constituents than just the verb.2 Smith (1991) ascribes basic aspectual categorization to the verb constellation, consisting of the verb and its arguments. Smith distinguishes between basic and derived situation types. The latter are due to shifts that are brought about by elements beyond the verb constellation. This is illustrated by the contrasts in (6)-(8) (Smith 1991:18):

2

This is implicit in Vendler’s work, which takes into account the effects of noun phrases and prepositions (e.g., walk in the park vs. walk to the park). Verkuyl (1993) argues explicitly that aspectual analysis ultimately applies to whole sentences, and that it is built up from features of all types of sentence constituents.

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(6) (7) (8)

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a. Bill knew the truth. b. Suddenly Bill knew the truth. a. Mary coughed. b. Mary coughed for an hour. a. Kim played a set of tennis on Friday. b. Kim always played a set of tennis on Friday.

(Stative) (Achievement) (Semelfactive) (Activity) (Accomplishment) (Habitual Stative)

In these sentences the basic situation type is determined by the verb and its arguments: (6a) is a stative, for example. The adverb in (6b) clashes with the stative, since it implies a change is sudden. Instead of producing ungrammaticality, the adverb overrides the basic categorization, producing an Achievement.

2.3. LEXICAL STRUCTURE Before we take up the issue of how situation aspect is encoded it is necessary to consider first the issue of where it is encoded, since the latter is relevant to the former. Following a number of previous studies, I assume that a verb has lexical structure, in the sense that it consists of as many predicative heads as it has arguments (Borer 1994, Folli/Harley 2002, 2004, Grimshaw 1990, Hale/Keyser 1993a, Harley 2002, Pustejovsky 1988, Travis 1991, 2000). Each argument of a verbal predicate participates in its own subevent(s). For example, (9) has the lexico-syntactic representation in (10): (9) (10)

Terry opened the door. vP Terry

v

vCAUSE VOPEN

VP the door

In (10), each predicative head corresponds to the eventuality (and subinterval) in which its argument is a participant: the event of causation in which Terry is a participant, and the event of opening in which the door is a participant. Decomposition of the verb phrase as in (10) is argued by Hale/Keyser (1993a) to account for patterns of argument mapping and transitivity alternations. This structure also allows for thematic relations to be captured configurationally, obviating the need for theta-role feature assignment, since roles can be inferred from the predicates

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themselves: the DP Terry is a causer, since it is in the specifier of a CAUSE predicate; the door is the event participant that undergoes a transition to a state open. On this approach, the two predicates in (10) are distinct events that form a unit at the lexical level; in other words they form a lexical compound. Treating the two predicates as separate events is supported by the fact that they have different temporal properties, different durations, and can be modified independently. The CAUSE predicate demarcates onset of the event; it entails a transition (from stasis to change) which sets the event in motion. This onset is a preparatory stage relative to the event of the door opening, in the sense that there can be causative activity (mental and physical) on the part of the causer before the door undergoes any transition. So the first moment of the event is a privileged subinterval in which there is just one participant. The event of closing is a series of transitions to a final state of the door. Throughout these transitions, there may be a continuation of the activity of the causer, so at the internal stages of transition the two events coincide. At the final stage of the event, the door has reached the telos or endpoint, and no further change is possible. At that point the causer is a non-participant, since causation is incompatible with the non-movement of the object. The whole transitive event thus consists of two events, parts of which overlap temporally: the internal transitions overlap, although the onset and endpoint (shown as • in 11) do not: (11)

a. CAUSE event: b. OPEN event: c. Combined event: Terry open(ed) the door

• ------------------------------• • ---------- •

The two events shown in (11a) and (11b) are also typologically different: the causative event is an activity that has no intrinsic endpoint. It inherits an endpoint from the nature of the event (11b). The event of opening does however have a natural endpoint. The two events can be modified individually. For example Terry opened the door slowly can refer to slowness of Terry’s movement in causing the door to open, or slowness in the movement of the door. A transitive stative like (12) also consists of two heads, as shown in (13): (12) (13)

Sue liked broccoli. vP Sue

v

vEXPERIENCE VLIKED

VP broccoli

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Since states do not express any transitions, they cannot have internal differentiation between one substate and another. Consequently there can be no unique transitions to or from stasis; the two subintervals of (13) are necessarily cotemporaneous: (14)

a. EXPERIENCE state: b. LIKE state: c. Combined state: Sue liked broccoli

________ ________ ________ ___________

For (14c), Sue liked broccoli, any time at which Sue liked broccoli is also a time at which broccoli is liked by Sue. Both states have exactly the same duration. Summarizing to this point, lexical items consist of individual predicative heads corresponding to each of their arguments. Non-stative situations consist of subevents that have independent properties. It is therefore necessary to take these individual heads as encoding aspectual information, rather than the lexical item as a whole.

2.4. HOW ASPECTUAL CHARACTERISTICS OF VERBS ARE ENCODED It is sometimes suggested that situation types are distinguished grammatically on the basis of features that express the presence or absence of temporal properties. I will argue instead for a classification that uses a single feature to distinguish between transitional and holding (stative) situations. Boundary-related properties are derived from aggregations of these types.

2.4.1. Feature classification The situations discussed in section 2.1 were summarized according to their properties of (a) change/non-change; (b) durativity/punctuality; and (c) telicity. These properties are sometimes analyzed as primitive features for the grammar of aspect. Accordingly the classification of section 2.1 would be as in (15): (15)

a. States: b. Activities: c. Semelfactives: d. Accomplishments: e. Achievements:

[-dynamic] [+dynamic] [+dynamic] [+dynamic] [+dynamic]

[+durative] [+durative] [-durative] [+durative] [-durative]

[-telic] [-telic] [-telic] [+telic] [+telic]

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This way of distinguishing classes seems to be inadequate in two respects. One problem is that it is appropriate to lexical-level analysis, not to the analysis of individual predicative heads. The discussion of section 2.3 showed that an Accomplishment (such as 9, Terry opened the door) consists of two events, each with its own distinctive properties. The fact that there are no intransitive Accomplishments implies that this is not a fundamental situation type. A second limitation of (15) is that it identifies the endpoint of situations but not beginning points. There are several reasons why it is desirable to capture boundary properties generally. One reason is that temporal and other adverbs can modify beginning points as well as endpoints: (16)

(17)

a. Sue ate dinner at 6pm. (6pm = beginning of interval) b. Kim watered the lawn at midnight. (midnight = beginning of interval) c. Fred climbed the tree at dawn. (dawn = beginning or end of interval) d. John pushed the cart to the river at noon. (noon = beginning or end of interval) John almost opened the door.

Time adverbs like 6pm, midnight, etc. are punctual; when they modify an event with duration they modify its onset or endpoint.3 The adverb almost in (17) is ambiguous between modification of the causing event and the result event. In both cases, it introduces information about the relationship between the boundary transition and the internal parts of the event. On the causative reading, almost implies that the preparatory stage of John’s causation, the boundary of the event, was not followed by non-boundary transitions in which the door is also a participant. On the result reading, almost implies that the event-internal transitions of the door were not followed by a boundary, the point at which the door’s endstate is reached. Boundaries are also relevant for the construction of derived situation types. These can add either a beginning point or an endpoint of an event, as in the derived Achievement in (18a), and the derived Accomplishment in (18b): (18)

a. Suddenly Bill knew the truth. b. Mary walked herself to exhaustion.

3

(onset of state added) (endstate added)

These adverbs are not creating a derived situation type. This is shown by the fact that an in-phrase is compatible with the same predicate that takes an at-phrase modifying its onset: (i)

Mary ate dinner in an hour at 6pm.

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A third consideration is that onsets and endpoints seem to be relevant for characterizing cross-linguistic differences in the behavior of situation classes. Ritter/Rosen (2000) argue that events are licensed syntactically through one of their endpoints, and languages choose one or the other. Summarizing to this point, the feature classification of events does not seem to provide an insightful analysis of situation classes, first because it makes distinctions at the wrong level —the lexical level, rather than the level of individual heads— and second, because the features that distinguish one type from another do not capture more general, temporal properties like boundary properties.

2.4.2. A revised view of the classes Let us reconsider the typology of situations, on the assumption that they are characterized at the level of individual heads rather than lexical items, and on the assumption that both onset and endpoint boundaries are grammatically significant: (19)

a. States b. Situations with boundaries: i. Onset boundary: Activities, Semelfactives ii. Result boundary: (Accomplishments), Achievements

This informal typology distinguishes States from the other classes, which are described in terms of their boundary. Situations with Onset boundaries include Activites and Semelfactives; Situations with Result boundaries include Achievements and the telic part of Accomplishments. Recall from the discussion of (9) above that Accomplishments consist of two events with different features. To arrive at a formal representation of this typology we begin with the distinction between States and non-States. This distinction will be represented as a feature: [±Additive]. Verkuyl (1993) proposes that active predicates involve movement along a path, and therefore have more than one point of evaluation; States, on the other hand, do not imply (or allow) movement, and are evaluated at just one point. Predicates that are [+Additive] can be described as Transitions: sequences of states or locations of the argument: (20)

a. States b. Transitions

= [-Additive] = [+Additive]

The notion of boundary will be formalized as a compound of a Transition and a State. The essential claim is that boundaries are States that are intrinsic to

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transitions yet outside them. A telos, for example, is a State that exists in a particular relation to transitions, yet is not itself transitional: (21)

Situations with Result bound:

Result Transition

State

In order to reflect that a telos is the final state of the situation in (21), the structure needs to be interpreted directionally: as movement toward the State. Directionality can be analyzed in terms of an asymmetrical relationship between the constituents, which is mapped to the timeline in a fixed sequence. This asymmetry can be captured in terms of the notion of head of the compound. In (21), either constituent could in principle be considered the head. The direction of orientation (movement toward) will be adopted here. The telic State is then taken to be the head of the compound event. This analysis can be extended to situations with onset boundaries: they have the same structure, only the orientation or directionality differs. The two types of situations are shown in (22) with the head of the compound in boldface: (22)

a. Onset

State

Transition

b. Result Transition

State

For each of these the right-hand constituent determines certain properties of the event as a whole: a telic event is a result state in relation to a process; an Activity or Semelfactive event is a process in relation to an initial stage of stasis. The categorization discussed above distinguishes among three basic situation types; it does not capture the difference between durative and punctual events, for example between Activities and Semelfactives. There are several ways this distinction could be captured. One possibility is that a feature [±durative] could be added. Another possibility, which is argued for here, is to further exploit the combinatory possibilities for States and Transitions. Recall that it was argued above that compound structure captures the notion of event boundary. I suggest now that it can also be used to capture the punctuality of Semelfactives and Achievements. The compound types in (23) are in principle possible, given the primitives in (20): (23) State

a.

b. State

Transition

Transition

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In (23), the head of the compound is in boldface, following the principle of orientation as determining headedness. Under the assumptions discussed above, (23a) could not represent a Semelfactive, since (23a) has a Result bound as well as an Onset bound. This fails to represent the atelic properties of Semelfactives. However it could represent an Achievement, since it consists of nothing more than two states. The structure in (23b) is compatible with Semelfactives. Its righthand member is a transition, which correctly captures the atelicity of Semelfactives. This structure is also appropriate to Semelfactives in another respect: their punctuality is in many cases accompanied by a potential for seriality. Examples of Semelfactives from Smith (1991) include those in (24): (24)

Semelfactives: knock at the door; hiccup; flap a wing; blink; cough; flicker; tap; peck; scratch; kick; hammer a nail; pound on the table.

As Smith observes, these events often occur in repetitive sequences, rather than as single-stage events, and while in some cases the multiple event reading is triggered by an adverb, «in many instances the multiple event seems to be just as basic as the single-stage event» (Smith 1991: 30). The structure in (23b) is well suited to representing the serial nature of these events, since each of the constituents of the compound can be construed as having its own Onset state: (25)

Semelfactive Onset

State

Onset Transition

State

Transition

According to this structure, which can be assumed to be recursive, a Semelfactive event consists of an Onset event (movement from stasis to change), followed by another Onset event. It may be that pragmatic information determines whether structure (25) is appropriate for a given predicate. For example, in a context of scratching mosquito bites, there is a strong implication of repetitive activity; in the context of scratching the surface of furniture, repetition is not so strongly implicated. It appears that non-serial contexts also allow for longer duration of the single event. Summarizing, the analysis proposed here claims that Semelfactives should not be distinguished from Activities in terms of their punctuality, but rather in terms of their serial nature, which favors their interpretation as of relatively short duration. There are also some disadvantages of incorporating a feature for durativity into the formal typology of situation types. If particular members of the situation

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types (States, Onset events and Result events) were assigned a feature for durativity, this feature should define either an idiosyncratic class or a broad subdivision of the type. Neither seems to be the case. Other than the Activity/Semelfactive contrast, situations do not subdivide into durative and non-durative items. The basic stative predicates, for example, are generally compatible with both durative and punctual modifiers, in the sense that the predicate + modifier gives a wellformed interpretation. When they are used with punctual modifiers (e.g., Sue knew the answer at noon/for a week.), they produce a derived Achievement. This indicates that Stative lexical items are not specified individually for a value for the feature [±durative]. If durativity is not an independent basis for subclassifying situations, the question remains as to how it is inferred in particular cases, and why certain situation types are compatible with durative adverbs while others are not. A possible solution to the first issue is that durativity is inferred from additivity. Since transitions are evaluated at more than one point in time, while states are evaluated at only one point, as noted above, it is reasonable to suppose that transitions have an inherent durativity that states lack. This generalization is summarized in (26): (26)

Durativity: a. States: punctual. b. Transitions: durative.

This approach analyzes Semelfactives as fundamentally durative, a generalization that is workable, if it is correct that the distinguishing characteristic of Semelfactives is their serial nature, with relative punctuality inferred from the repetition. Conceptually, the categorization of events proposed above is based on two distinctions: additivity and directionality, both of which categorize situations in terms of relationships between states and transitions. The concept of durativity is not a relationship between states, but rather between states and times. Consequently, durativity seems likely to be a generalization that holds at higher levels of structure, rather than in lexical structure. In order to maintain this conclusion, it is necessary to show that this feature is not necessary to account for the compatibility of in-phrases and for-phrases with appropriate situation types. I turn to this topic below. Summarizing to this point, it is assumed that only one feature is necessary to distinguish situation types: [±additive], which corresponds to the stative/non-stative distinction. In order to capture the nature of event boundaries, the concept of compound events is introduced. The distinction between the Onset boundary, sometimes referred to as the left boundary of an event, and the Result or End boundary (or right boundary) is captured by directionality, which is instantiated

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by the notion of head of the compound. The distinct characteristics of Semelfactives were argued to follow from their seriality, rather than duration.

2.4.3. Situation types and adverbs This section will show how the classification described above can account for the compatibility of situation types with for-phrases and in-phrases. As the discussion will show, these phrases have two patterns of interpretation: they can modify the event interval itself, or they can modify an interval of which the event is one part. The latter interpretation corresponds to derived situations as discussed in section 2.2 above. The basic generalizations for event interval modification are summarized in (27): (27)

Event interval modification: a. In-phrases: measure time from Onset boundary to the Result boundary. b. For-phrases: measure time from the Onset boundary to a situationexternal endpoint.

These descriptions predict the following: (a) in-phrases should occur only with complexes consisting of an Onset event together with a Result events: that is, Accomplishments; (b) for-phrases should be compatible only with Activities and Semelfactives. The predictions are correct for in-phrases. They occur with Accomplishments, such as: Fred wrote the letter in an hour, or Mary finished the project in a week. In each case, the adverb measures the time from the inception of the causative event to the result state. In-phrases cannot be used to describe the duration of Achievements, Activites, Semelfactives: (28)

a. Sue pushed the cart in an hour. (Activity; adverb ≠ duration of pushing) b. Terry will dance in a few minutes. (Activity; adverb ≠ duration of dancing) c. The postman knocked in a minute. (Semelfactive; adverb ≠ duration of knocking) d. Fred arrived in an hour. (Achievement; adverb ≠ duration of arrival) e. Mary reached the top in two days. (Achievement; adverb ≠ duration of reaching the top)

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The impossibility of these readings is expected, since these events do not contain both an Onset event and a Result event. Activities and Semelfactives contain only Onset events; Achievements contain only Result events. The readings that are obtained for sentences like (28) are derived situations: they involve a relationship between the time of the basic situation and another, situation-external time. The basic situation is the Endpoint of a time period measured by the adverb, and is read as a Result. The Achievements in (28d,e) are understood as situations that follow an implicit process.4 Likewise, States can be used with in-phrases, with the reading of Achievements: (29)

a. Fred knew the truth in a week. (a week ≠ duration of State) b. Mary was available in an hour. (an hour ≠ duration of State) c. Terry seemed tired in an instant. (an instant ≠ duration of State)

The in-phrases establish a relationship between a time external to the state and the State itself, which is understood as the End-state. The two observed patterns of interpretation for in-phrases are summarized in (30): (30)

In-phrases: a. Situation modification: in measures the distance between the left boundary (the onset state) and the right boundary (the result state). b. Derived situations: in measures the distance between an event-external left boundary and the event as right boundary.

4

Not all Achievements are felicitous in these derived structures, as is illustrated by the awkwardness of (i): (i)

John found his wallet in an hour.

On the present analysis, the derived situations like those in (28d, e) are formed by combining the Achievement V with a causative v, the latter providing an Onset event that is modified by the in-phrase. Verbs like find and see perhaps do not combine with a causative v. This is supported by the awkwardness of other v modifiers: agent-oriented adverbs, progressives, and aspectual start: (ii)

(iii)

a. John left voluntarily. b. John started to leave. c. John was leaving. a. ??John saw the comet/found his wallet voluntarily. b. ??John started to see the comet/find his wallet. c. ??John was seeing the comet/finding his wallet.

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For-phrases are expected to occur only with Activities and Semelfactives, since only these have onset boundaries. They are expected not to occur with Result events and States. For-phrases do in fact occur with Activities and Semelfactives, and measure the situation itself, as in Mary danced for an hour; Bill coughed for a minute, Terry scratched the furniture for an hour. For-phrases do co-occur with States, and measure the duration of the state:5 (31)

a. Sue was a doctor for several years. b. Mary seemed happy for an hour. c. Terry understood the proof for a minute.

There is reason to suppose that these interpretations should be analyzed as derived situations, since the adverb imposes an external bound on the duration of the state. In (31b), for example, Mary’s seeming happy stops after an hour; the duration of the state is established relative to an unspecified time after an hour at which Mary is no longer happy. This is supported by the occurrence of for-phrases with Result events: (32)

a. John got up for an hour. b. Sue left for a minute. c. The children went to the park for the afternoon.

In these sentences, the interval is measured from the Result event to another time that is introduced by the adverb; the event-external time gives an endpoint to the event’s result interval. Although for-phrases are often said not to be compatible with Accomplishments, they are in fact only incompatible with the basic situation. For example, John built the house for a month cannot mean that John reached the telos of the building process in a month. The modifier cannot be grammatically licensed, since the event has an internal endpoint. Summarizing, the two patterns of interpretation for for-phrases are:

5

A for-phrase is incompatible with a permanent or individual-level interpretation of a

state: (i)

Mary was tall for a few years.

Since most stative predicates can be used as stages, it is not clear whether the grammar encodes an individual/stage contrast in the lexical entries for stative predicates, or whether the differences are compositional, and therefore expressable only at the level of sentence interpretation.

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For-phrases: a. Situation modification: for-phrase measures the time from the situation’s onset boundary to an external Endpoint. b. Derived situations: for-phrase measures the time from a State to an external Endpoint.

This discussion has shown that the typology of situations introduced above correctly predicts the compatibility of for- and in-phrases with the basic situation types. The notion of derived situations accounts for uses of these adverbs in which the event constitutes one endpoint of the interval measured by the adverb.

2.5. LICENSING OF SITUATION TYPES The account of situation types discussed above assumes that the level of structure at which aspectual information is encoded is the level of individual argument-taking heads -in other words, at a level of sub-lexical structure. We now turn to the issue of the projection of aspectual information to the phrasal level. There are three issues to be addressed. The central question concerns the mapping of events to the timeline: how the states and transitions associated with individual predicative heads are interpreted temporally. Second is the issue of lexical re-composition: that is, the individual argument-taking predicative heads must be unified into a single entity in order to be interpreted as a single event. Finally, the question arises as to how the «compositionality» of aspectual interpretation is accounted for. It has been widely discussed in the literature that features of arguments are relevant for the mapping of events to the timeline. In this section, a sketch of how these phenomena are accounted for in syntactic derivations will be given. Mapping of the states and transitions to the timeline is a function of temporal determiners, following Stowell (1993). On Stowell’s analysis, the time arguments in the tense system are temporal DPs, termed Zeit Phrases. The event time of a clause is constructed from the verb phrase, mapped to a time-of-event via the function of a Zeit0 or temporal determiner: (34)

[ZeitP Zeit0 VP ]

Turning to the second issue, the distinct predicative heads in VP constitute a single, basic situation rather than as separate events. In section 2.4, the mechanism of compounding was introduced to account for the construction of complex events —events that consist of a State and a Transition. This mechanism can be employed to relate the separate predicative heads. This mechanism is useful to

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describe the relationship between events expressed by separate predicative heads, since the same temporal relationships hold between events as hold between parts of the individual constituents. The parts of the individual constituents are temporally distinct, but form parts of a whole. The relationship between the parts is one of directionality determined by properties of the compound head. Similarly, the events in an Accomplishment are temporally distinct in relevant respects, yet form parts of a whole; the relationship between the parts is one of directionality. To illustrate, consider the Accomplishment in (9), repeated below, with (11), showing the internal temporal relationships: (9) (11)

Terry opened the door. a. CAUSE event: b. OPEN event: c. Combined event: Terry open(ed) the door

• ------------------------------• • ---------- •

The two events in (11) are temporally distinct, from the perspective of the relationship between the head of the compound: the head of the causing event is its Transition; the head of the event of the door opening is the result state, which follows all other subparts of the combined event. The relevant relationships are shown in (35). (35) v (State)

V Transition

(Transition)

State

In keeping with the discussion of directionality and headedness of section 2.4.4, the combined event in (35) has the same relationship between the constituents of the Result event (Transition < State) as it has between the constituents of the whole. Summarizing to this point, it is assumed that events are mapped to the timeline via the function of a temporal determiner. The unity of the event is analyzed as a compound structure; this accounts for the temporal and part/whole relationships between the parts using the same mechanisms that were motivated to account for the internal structure of events, namely the relationship between transitions and their boundaries. Finally, we consider the issue of compositionality. As is well known, result events (Accomplishments and Achievements) are affected by the specification of number of their complement DPs:

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a. John opened the door (in a minute). b. John opened doors (for hours/??in a minute). a. Sue discovered the problem (*for weeks/in an instant). b. Sue discovered gold (for weeks/??in an instant).

If a complement of a result event is a bare plural or mass noun, it behaves like an atelic event with respect to the selection of adverbs. This pattern has been suggested to imply that a result boundary is not an intrinsic part of the situation, but is introduced by (or licensed by) properties of the participant. Zagona (2005) argues that the situations in (36b), (37b) are telic, since instances of closing and discovery are understood to be reached in both sentences. The result state is therefore present and licensed; the effect of bare plurals and mass nouns is argued to reflect an alteration in how the event is mapped to the timeline, rather than an alteration in the structure of the situation itself; these readings are derived situations, not basic situations. Summarizing, the mapping of events to the timeline is accomplished by a temporal determiner that expresses a function from events to times of events. The unity of separate predicative heads is expressed as a compound; this is an extension of the compound structure for individual events discussed above in section 2.4. Finally, the compositionality of event types is analyzed in terms of derived situation types, on the basis of the interpretation of individual events; the phenomenon appears to concern only the mapping of events to the timeline, not the structure of the situations themselves.

3. Compositionality of the compound perfect We turn now to the level of grammatical aspect. It will be argued that the readings of compound perfect tenses can be captured in terms similar to those described here for situation-internal temporal relationships. In section 3.1, the constituents of grammatical aspect are introduced; in sections 3.2-3.5, the temporal relationships and additional semantic relationships between the constituents are considered.

3.1. TENSE AND TEMPORAL ARGUMENT STRUCTURE Following Stowell (1993), Zagona (1990, 1995), among others, I assume that Times are selected as arguments by temporal predicates, specifically Tense0, the head of TP, and following Demirdache and Uribe-Etxebarria (2000), Aspect0. In

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the terminology of the Reichenbach system, the times are Speech time S, Reference time R, and Event time E. These are as shown in (38): (38)

TP T’

S Tense0

AspectP R

Aspect’ Aspect0 Zeit0

ZeitP = E vP

Given these three times, we can identify two temporal relations: (i) the S/R relation and (ii) the R/E relation. The S/R relation is determined by features of Tense0: a precedence relation (Past and Future tenses) or an inclusion relation (Present tense). Let us turn now to consideration of the R/E relation. The idea that I will develop is that the R/E relation is not strictly analogous to the S/R relation in the following respect: while S and R are separate entities that are ordered, R and E are not separate, but stand in a part/whole relation. This has two consequences for the interpretation of the perfect. First, it is expected that the part/whole relation precludes ordering. If correct, the perfect tenses are more akin to perfective and progressive aspect, where R and E are not ordered. Second, the part/whole relationship can be analyzed in terms parallel to the relations between the subevents of E: just as v+V form a compound event in VP, I claim that in the compound perfect tense, R and E form a compound interval.6 This is due to adjunction of E to R, forming a complex constituent R’, of which R is the head:

6 In the simple tenses, I assume that the Aspect head does not select an independent temporal argument R. Instead, R is derived by raising. For this reason, there is no potential for a complex constituent consisting of R and E. For further discussion, see Zagona (2007).

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TP T’

S Tense0

AspectP Aspect’

R’ E

R

Aspect0

ZeitP

The central claim underlying this analysis is that the R/E relationship has the characteristics that were observed above with respect to the individual events that make up Event time: the temporal relationships between the parts will be determined by the aspectual properties of the constituents. Furthermore, the two comprise a whole, rather than two referentially distinct times that can be arbitrarily far apart. We turn now to the range of readings summarized in section 1.

3.2. PERFECT OF PERSISTENT STATE The perfect of persistent state describes sentences like: We’ve lived here for ten years, in which the situation started in the past but continues into the present. Two conditions are necessary for this reading to obtain in English. The situation must be a State, and certain adverbials are required (example 40a is due to Iatridou/Anagnostopoulou/Izvorski 2001: 195): (40)

a. *She has been sick at least/ever since 1990 but she is fine now. b. She has sung since 1990 but she isn’t singing now. (Activity) c. She has been sick but she is fine now.

The continuations in (40) show whether the state persists into the present. In (40a) the continuation is contradictory, indicating that the state must hold at the present time. In (40b) and (40c) the continuations are not contradictory, showing that Activities and unmodified situations do not impose temporal overlap between the situation and Speech time. The approach to situation aspect outlined in section 2 distinguished between basic and derived situation types; the former are described at the level of lexical structure, while the latter are complexes that are built from basic situations with

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additional intervals introduced by adverbials. This framework provides a natural basis for describing the occurrence of the perfect of persistent state. The mechanisms that give rise to the interpretation are summarized in (41), and discussed below: (41)

a. Perfect temporal structure: [R’ E R ] b. Derived situations: for-phrase measures the time from a State to an external Endpoint. (= 33b) c. In the perfect of persistent state, the for-phrase modifies R’. d. In the present perfect, R = S.

Let us discuss each of these points in turn, giving a derivation for (42): (42)

She has lived in Seattle for ten years.

In the derivation of (42), E is the time of the situation: lived in Seattle; the syntactic realization of E is the ZeitP that is the complement of Aspect0, as shown in (39) above. For (42) the relevant portion of the structure is (43) (ignoring for the moment the attachment of the adverbial): (43)

TP T’

S Tense0

AspectP Aspect’

R’



E

R

Aspect0

ZeitP

has lived in Seattle

If no adverbial were added to the structure (43), the reading would not be one of persistent state. This is because the temporal argument R has, as its canonical interpretation, an external Right bound or Result State reading7. It is therefore 7 Iatridou/Anagnostopoulou./Izvorski (2001) argue that the left boundary of the perfect time span is not E, based on a generalization illustrated in (i) (p. 2006):

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external to E. In the present perfect, R = S, and the state is one that holds prior to R. On this reading, there is asserted to have been an occurrence of living in Seattle. Because States have no internal transitions, there is no «trajectory», no overlap of a period of transitions. The inference is of an arbitrary distance between E and R. It was claimed in section 2.4 that for-phrases measure the interval between the onset boundary of an event and an external boundary introduced by the adverbial. When these adverbials combine with States, they produce a derived situation type. This is the case because States have no situational boundaries of their own, hence no measurement between boundaries is possible. The adverbial takes the State as its left boundary, and introduces another external time in relation to which the State is measured. The external bound introduced by the for-phrase adds the information that there is a time after the interval, at which the state no longer holds. Compare for example: He was ill; he was ill for three years. The adverbial introduces a right boundary, as shown in (44b): (44)

a. Time of having lived in Seattle: b. Interval of three years:

[R’ E R ] [ [R’ E R ] •]

The interpretation of the for-phrase provides the persistence of the state throughout R’. Recall that these phrases measure the distance between boundaries. In (44), the left boundary (Onset) is E; the right boundary is the external time introduced by the adverbial, shown as • in (44b). Since R is prior to the external endpoint, and within R’, it is within the time measured by the adverbial. The effect of this measurement is that, within the context of the derived situation measured by the adverbial, R is no longer a right boundary constituent. The adverbial establishes the relation between R’ and its endpoint as the structural context for an external bound. R is no longer external. The intervals E and R coincide, since they are both times of States.8 This is the same effect as was

(i)

Since 1991, I have been to Cape Cod only once, namely, in the fall of 1993.

In (i), the left boundary of the perfect interval is 1991, not the event of having been to Cape Cod. In the absence of adverb and other factors (such as emphatic stress), the event is generally understood as a left boundary. I assume that sentences like (i) should be accounted for as derived situations since the adverb is crucial to the interpretation. 8 Recall that in the present perfect, R and S coincide (see 41d). Since in the persistent state, it is also true that E coincides with R, it is also true that E=S. The question arises as to the difference between (42) with present perfect and (i): (i)

*Mary lives in Seattle for ten years.

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observed for transitive Statives such as Sue liked broccoli (see discussion of 13-14 in section 2.3 above). The two times are interpreted as coinciding; therefore, the state persists through R. Finally, in the present perfect, R=S, so the state persists through Speech time.9 It has been noted that a condition on the perfect of persistent situation is that the situation must be homogenous. On the account outlined here, the basic situation need not be homogenous. It seems that homogeneity is a requirement on the interval that the adverb measures, rather than on the situations that hold during the interval. In terms of the present approach, the relevant class of adverbs measures an interval of transitions to an external stopping point. But the interval of transitions can be homogenous as a basic property of the situations or it can be derived. This is shown by the fact that some basic situations with Onset or Result boundaries can have an interpretation of persistent state: (45)

a. Mary has coughed for an hour. b. Fred has broken cups for several minutes.

For-phrases are not generally permitted in the present tense, regardless of situation type, a fact which is apparently related to the impossibility of Accomplishments in the present tense (*John builds the house.) The contrast between the present and the present perfect follows from the absence of an independent R in the simple present tense. The relevant structures are shown in (ii) and (iii): (ii) (iii)

a. lives in Seattle for ten years b. [ [ S ] • ]R a. has lived in Seattle for ten years (=44b) b. [ [R’ E R ]R’ •]

In (ii), with simple present tense, the state of living in Seattle is bounded externally by the adverb. In the present tense, S is simultaneous with a non-homogenous R; in (iii), S is simultaneous with homogenous R, consisting of the persistent state. 9 Iatridou/Anagnostopoulou/Izvorski (2001) show that the perfect of persistent state (universal perfect) is possible only in languages whose participles are not intrinsically bounded (i.e., Result events). In languages with intrinsically bounded participles, the present approach predicts that participles have transitional properties, since at the level of basic situations, only transitions have external bounds (results). If this is correct, it may be that participial morphology forces the individual predicative heads to be interpreted as onset and result boundaries, rather than as cotemporaneous states: (i)

[ State [(transition) State ]]

This would account both for the absence of the persistent state reading and for the Achievement (inchoative) reading of the State.

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Both of the sentences in (45) are ambiguous between non-persistent and persistent state readings. In (45a), the non-persistent reading implies that there has been an occasion in the past when Mary has coughed for a period of an hour. The persistent reading is one where the endpoint of the hour is understood as Speech time. Similarly, (45b) has a reading on which there has been an occasion in the past when Fred has broken cups for several minutes; it has also a persistent state reading, on which the period of several minutes ends at Speech time. The readings of persistent state for (45) are derived in the same manner as discussed above for (42). However, note that the basic situations in both (45a) and (45b) are iterated, producing homogeneity at the level of the derived situation. The interval measured by the adverb in (45b) consists of a series of Result events, with the adverb providing the external bound to the interval: (46)

[[ [Transition State] . . . [Transition State] . . . [Transition State] . . . ] • ]

Each of the Result states is a Result relative to the individual situation, not to the series of situations or to the interval. The status of the Result states is related to the lack of specified quantity of the object, which prevents the iterations of cupbreaking from being measured. They can be iterated freely, up to the point of an external bound, as is provided by the for-phrase. The reason why the sentences in (45) are ambiguous, while (42) is not, is due to the boundaries in the structure of non-statives, which permits the for-phrase to modify the basic situations below the level of R’. The standard perfect relationships apply at the level of R’, producing a non-persistent state. Let us consider the relationships that obtain on the non-persistent state reading of sentences like (45). The derivation differs from that of (41) as summarized in (47): (47)

Persistent transitions and persistent results: the for-phrase modifies E.

The basic situations in (45) have the structure of Onset events and Result events as shown in (22), section. These structures are summarized in (48): (48)

a. Onset event: b. Result event:

[ State Transition] [ Transition State ]

The for-phrase takes the event boundary as its beginning point and introduces an external boundary, which gives the end of the measured interval: (49)

a. Coughed for an hour: b. Broke cups for several minutes:

[E’ [E State Transition] • ] [E’ [E Transition State ] • ]

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The modified situations in (49) have the standard relation of the perfect, according to which R is an external final bound for E. The derived Event intervals of (48) are situated relative to R: (50)

AspP R’

E’

Asp’ R

Asp

ZeitP

 

have coughed for an hour

On this derivation, the boundary imposed by the perfect is external to that of the adverb; the adverb measures a time that does not include R. The situation does not persist through R, and therefore does not persist through Speech time. Summarizing, it has been shown that the perfect of persistent state is compatible with an analysis of the perfect as a derived Result interval. The properties of this reading are explained on the hypothesis that the adverb gives a derived reference time, with a boundary external to R, and on the hypothesis that the temporal relation between R and E is determined partly by the aspectual properties of the situations or intervals associated with these time arguments. In the case of the perfect of persistent state, the crucial aspectual generalization is that R and E are both homogenous, and therefore coincide. Since R = S in the present perfect, the state expressed at the time E persists through R and therefore S.

3.3. THE EXPERIENTIAL PERFECT AND THE PERFECT OF RESULT As noted in section 1, the experiential perfect indicates that a situation has held at least once during some time in the past. This is illustrated in (51): (51)

a. Bill has been to America. b. John has lived in Seattle. c. Mary has loved Fred.

In (51a), the event has taken place at least once, but it is not necessarily recent, and there is no implication that Bill is still there. The same generalizations apply to (51b), as discussed above in section 3.2. The experiential perfect seems to con-

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tradict the generalization that R and E form a constituent in the perfect. The objective of this discussion is to describe the factors that distinguish the experiential perfect from the perfect of result, illustrated in (52): (52)

a. Bill has gone to America. b. Sue has lost her keys.

The perfect of result expresses a state that continues to hold as a result of a past situation. In (52a), Bill is understood to still be in America, and in (52b), the keys are understood to still be lost. The claim that will be maintained here is that the aspectual approach to the perfect can account for these readings, and the explanation does not originate in the semantics of the perfect, which is the same for both readings, but in differences in the aspectual properties of the situations that are related to the interval R. We begin by summarizing the components of the interpretation that do not vary between the experiential perfect and the perfect of result. As discussed above, the core generalization of the perfect is that E and R form a constituent, R’, of which R is the external (result) boundary for E: (53)

[ E R ]R’

Since adverbs are not necessary for either reading, the relationship shown in (53) is assumed to be an unmediated relationship between the basic situation and reference time. The differences between the experiential perfect and the perfect of result are proposed to follow from aspectual differences between the situations that constitute E. The situations that give rise to the experiential perfect are result States: although they imply past occurrences of activity (such as the transition of going to America in 51a), the predicative heads themselves are all states. This is shown by the impossibility of progressivizing the situation (as in *John has been being to America.). The interval R’ then consists of two intervals: the interval that corresponds to the Stative situation, and the Reference interval. These two intervals comprise the R’ interval: (54)

[ S____ R____ ]R’

A structure like (54) has only the experiential reading, not a result reading, because the relationship between the Stative interval and the interval R is a strictly temporal one. No additional aspectual relationship can be inferred, because States have no boundaries, and therefore they have no semantic relationships to

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times external to S. The experiential perfect is a consequence of the absence of any situation-external semantic relationship. As we see below, when a situation does have an external boundary, that boundary provides a link to the interval R, which can be interpreted in relation to the event boundary. The perfect of result in sentences like (52) is triggered by the presence of a Result situation in the lexical structure of the situation: the events of going to America and of losing one’s keys are both telic: the complement undergoes a transition to a final state. The significance of this fact is that the result state can overlap with a situation-external interval. In the perfect, this interval is R; R is in turn identified with E in the present perfect, and a result state that overlaps with R is then understood to hold at the present. Let us see how this overlap arises. As discussed in section 2.2, the final state of a telic situation does not overlap with the causative event instantiated by the external argument. For example, a transitive event like Terry opened the door consists of events that overlap only in their internal parts, not in their boundaries. This was shown in (11) above, repeated below for convenience: (11)

a. CAUSE event: b. OPEN event: c. Combined event: Terry open(ed) the door

• ------------------------------• • ---------- •

In (11c), the endpoint of the event, the state of the door being completely open, is subsequent to the other sub-events of the situation. The generalization that we would like to capture is that a result state is an external boundary for the event, and because it is external, it can overlap with another interval that is external to the situation: here, R. We will consider two ways that this overlap might be established, although the mechanism remains unclear. The issue is now how the situation in (11c) is related to R in the derived interval R’. One possibility is that the event as a whole, including its result subinterval, is situated relative to R in R’. If this were correct, there should never be any overlap between Situation results and the reference time R. Since there is such overlap, and it occurs when the result state follows the event onset, it must be that the R/E relationship is sensitive to parts of the interval E. Another possibility suggests itself: the Onset event is situated relative to R, as shown in (55): (55)

[R’ [ • ------- ] [---------]R ] [---------- •]

The onset event is the CAUSE event in which the subject is a participant; the lower event is the transition in which the complement is a participant.

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This approach predicts that perfect of result readings should not occur with Activities and Semelfactives, since they have only Onset events. This seems to be correct; these predicates seem to have a predominant experiential reading: (56)

a. The couples have danced. b. A dog has barked. c. Those students have spoken.

This analysis also predicts that result readings should not occur with intransitive result situations, since there is only one event that can be located relative to R, namely the result event: (57)

[R’ [------- •] [---------]R ]

However, sentences like (58) seem to be ambiguous between readings of result and the experiential perfect: (58)

a. One door has opened. b. The mayor has arrived/left. c. A shoe has dropped.

The mechanisms that give rise to this relationship will be left open here. The main claim however, is the following: because a Result state is external to E, it overlaps with R. Summarizing, the two readings discussed in this section differ from the perfect of persistent situation in that they are not triggered by the contributions of an adverbial. The relations reflect the fundamental R/E relationship, which is claimed to be R as an external bound for E. The experiential perfect arises when the situation is a state. The perfect of result is not available because the substructures of a State are cotemporaneous. The absence of external bounds means that no sub-constituent of E can overlap with R. On the other hand, a perfect of result arises when the situation expressed by VP has a result, which is intrinsically external to the situation time, and is expected to overlap with R. Two possible mechanisms for capturing the E/R overlap were considered, although the solution to this problem remains open.

3.4. THE PERFECT OF RECENT PAST The hot news perfect or perfect of recent past is a use that describes situations that are understood as temporally close to the present, such as (59):

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I have recently learned that the match is to be postponed.

This reading may be triggered by more than one characteristic of the sentence. In the example in (59), the triggering factors are the adverb recently, the first person subject, and perhaps also the topic status of the match. These factors give rise to a perfect of recent past because they invite an inference of deixis: that the events and event participants talked about are proximate to the Speech event and Speech event participants (the speaker and hearer). The deictic elements suggest proximity of the event talked about to the Speech event. Definite DPs like the match in (59) are linked to the Speech event at a previous point of the discourse, and in the context of the present sentence, this DP represents shared information in the domain of the speaker and hearer. Other examples of sentences with «hot news» readings have similar characteristics. Binnick (1991) cites McCawley’s example: Malcolm X has been assassinated, in which the perfect degrades over time in its capacity to report the event of the assassination. In this sentence, as well as (59), there is a telic event with a definite DP as participant, understood as a topic. It may be that the «hotness» of the news reported by these sentences is not so much due to their temporal proximity as to the discourse-current status of the entities talked about. In (59), for example, the match is «hot» not because it is temporally proximate, but because it has topic status relative to the Speech event. This is supported by the related reading of (60): (60)

I recently learned the match is to be decided by penalty kicks in April.

In (60), there is no proximate event in which the match is a participant. The «hot news» is related to the status of the match as a discourse topic, not to the occurrence of a match in the near future.

3.5. SUMMARY It was argued here that it is possible to maintain a very simple characterization of the relationship between R and E in the perfect: R is an external bound for E. Other characteristics of the R/E relation are not due to semantics of the perfect, but are instead due to two aspect-related factors: (i) the R/E relationship is affected by the aspectual properties of R and E, just as the VP interval, Event time, is affected by the aspectual properties of the individual predicative heads that comprises the event-time situation; (ii) the R/E relationship can be affected by adverbials. In this respect, the R/E relation is analogous to situation-internal aspect, which can be affected also by the addition of adverbials. It is assumed in the literature that

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adverbials can modify the time E or the time R; the present analysis gives a specific analysis of the conditions under which two types of adverbials modify these two times, and the contrast between modification and the introduction of a derived situation type. It was proposed that the perfect of persistent state instantiates a derived interval: the introduction of an external boundary to the R’ interval. This approach implies that the R/E relation is built up in ways that are similar to the compositional construction of situation aspect. In section 4, it will be shown that the variations in interpretation of the perfect generalize to two other grammatical aspects: progressive and perfective aspect. This indicates that grammatical aspect is in general derived by compositional mechanisms rather than by morphologically triggered semantic relationships.

4. Grammatical Aspect As a final perspective on the relationships discussed in the preceding sections, we note that the variability of interpretation discussed here is not restricted to compound tenses. Sentences with perfective aspect vary in the relationship between R and E. This discussion summarizes observations of Zagona 2005. Sentences with perfective aspect are often described as having R cotemporaneous with E. This is the case in general. However, derived situation types such as those in (61) allow a verb phrase situation to be construed as a subinterval of R: (61)

a. John broke cups for several minutes. b. Fred got up for an hour. c. Mary backed down for a minute.

In (61a), the individual events of cup-breaking, which are telic, are contained within an interval that is measured by the for-phrase. This reading is triggered by the bare plural object and by the for-phrase, which provides a situation-external boundary for the Reference interval. In (61b) and (61c), the mismatches between R and E are triggered by the adverb, which provides an external measure for the reference interval. These cases suggest that perfective aspect is a basic relationship of simultaneity between R and E, which can be overridden by the additional relationships introduced by adverbials —in other words, by derived R/E relationships. Similar variations in the progressive are found: (62)

a. John was coughing. b. John was breaking cups.

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In these sentences, the progressive applies to a derived situation type. It does not characterize the internal process of a single event, but an internal stage of an interval which contains iterations of situations. Grammatical aspect has been characterized as providing a temporal viewpoint on situations. This generalization does apparently reflect the norm. In the case of derived situation types however, grammatical aspect reflects a temporal viewpoint on a derived interval, in which one or more situations is a constituent. Grammatical aspect may then be one of the systematic ways that grammars provide to establish relationships between events and other times. The examples discussed here suggest that the same mechanisms apply regardless of whether the relationships are situation-level or grammatical-level shifts. If this is correct, the system of aspectual composition can be described quite simply, in terms of one feature, [±additive] and structural relationships that express boundaries for transitions. The role of semantic features of heads is a necessary factor; presumably perfect aspect dictates that R is the external end-bound for E in the perfect. Other characteristics of the perfect should not be specified explicitly in the grammar, but may be predictable on the basis of temporal properties of the constituents that are in the R/E relation.

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V ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA FORMA Y EL SIGNIFICADO DEL PERFECTO* SABINE IATRIDOU ELENA ANAGNOSTOPOULOU ROUMYANA IZVORSKI

Για τον Κεν, με αγαπη και ευγνωμοσυνη За Кен, с лобов и благодарностс

1. Objetivo** El objetivo de este capítulo es establecer cómo ciertos aspectos del significado del Perfecto se obtienen a partir de los elementos presentes en su representación morfosintáctica. No todas las lenguas tienen un presente perfecto diferente del pasado simple desde el punto de vista estructural e interpretativo. Nosotras prestaremos atención solo a las lenguas que hacen esta distinción1. En las lenguas que tienen un Perfecto, hay variación con respecto al abanico de significados que se le asocian. Hay ciertos componentes de significado que se encuentran siempre en un Perfecto y hay otros que varían dependiendo, como mostraremos, de distintos factores.

*

El título original de este trabajo es: «Observations about the Form and Meaning of the Perfect», y apareció en Kenstowicz (2001). La traducción se debe a Ángeles Carrasco Gutiérrez. ** Ken Hale formó parte de este proyecto en sus comienzos y nos beneficiamos considerablemente de las charlas con él. Aprendimos mucho también de Rajesh Bhatt, Noam Chomsky, Nemo Cinque, David Embick, Kai von Fintel, Alessandra Giorgi, Irene Heim, Richard Larson, Julie Legate, Alec Marantz, David Pesetsky y Arnim von Stechow. Finalmente, queremos dar las gracias por los comentarios e intercambio de ideas a los asistentes al NELS 28, la Universidad de Massachussets en Amherst, la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Tubinga. Muchas gracias a Anne Mark por hacer que el capítulo sea legible. La investigación de este proyecto ha sido financiada por una beca NSF (NYI SBR-9458319) concedida a Sabine Iatridou. 1 Hay incluso lenguas que tienen un perfecto que es distinto del pasado simple solamente en la voz pasiva y no en la activa (ruso, irlandés; Comrie 1976: 63, 84). Tampoco prestaremos atención a estas lenguas.

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2. Antecedentes 2.1. CARACTERIZACIONES COMUNES Hay un buen número de aspectos intrigantes en torno al Perfecto que han atraído considerablemente la atención en la bibliografía. Entre los más comúnmente discutidos están que el Perfecto comparta propiedades tanto con formas temporales como con formas aspectuales y que ciertas expresiones adverbiales que se esperaría que fueran posibles con el Perfecto estén en realidad excluidas. En esta sección presentaremos brevemente los aspectos más importantes relativos a estas caracterizaciones tan comunes. Al igual que los tiempos verbales, el Perfecto sitúa temporalmente un evento con respecto a algún punto de referencia. Por eso se describe a menudo como una forma que expresa anterioridad. Considérese, por ejemplo, la oración (1): (1)

Petros has visited Thailand.

La oración (1) afirma que hay un evento que consiste en la visita de Petros a Tailandia que tuvo lugar antes del momento del habla. Esta caracterización común e intuitiva coloca al presente perfecto muy cerca del significado del pasado simple y es por esto que los dos han sido tratados a menudo como opuestos uno al otro (McCoard 1978 y muchos otros). La bibliografía sobre la distinción entre el presente perfecto y el pasado simple gira normalmente en torno a los siguientes puntos. Si bien tanto el presente perfecto como el pasado simple expresan precedencia temporal o anterioridad (que es por lo que al Perfecto se le llama a menudo tiempo verbal), se ha destacado con frecuencia que lo hacen de modo distinto. En términos reichenbachianos, por ejemplo (como en Hornstein 1990), se ha dicho que mientras que el pasado simple expresa precedencia temporal entre el tiempo del habla y el tiempo de referencia (R-S), el Perfecto expresa precedencia temporal entre el tiempo del evento y el tiempo de referencia (E-R)2. 2

Nos referimos aquí a los parámetros reichenbachianos E, R, y S, con respecto a los cuales se ha descrito el significado de varios tiempos verbales. E es el punto (o el intervalo, según el modelo) en el que tiene lugar el evento, S es el tiempo del habla y R es el tiempo o intervalo de referencia. Klein (1992, 1994), entre otros, también propone una composición triple de los tiempos verbales, aunque en cierto modo diferente de la de Reichenbach. Planteada en los términos de Klein, la distinción entre el presente perfecto y el pasado simple es bastante similar a la que descrita en el texto principal. Para McCawley (1993), quien por lo demás escribe de acuerdo con las asunciones reichenbachianas, el perfecto no especifica la relación E-R; más bien el intervalo R coincide con un intervalo que se extiende hasta el momento actual (véase

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Otra diferencia a menudo mencionada entre el presente perfecto y el pasado simple tiene que ver con su compatibilidad con diferentes clases de expresiones adverbiales. Existen dos subcasos. En algunas lenguas (aunque no en todas), algunas expresiones adverbiales orientadas hacia el pasado como yesterday o in 1959 no pueden aparecer con el presente perfecto pero sí con el pasado simple (Giorgi/Pianesi 1997; Klein 1992; McCoard 1978 y muchos otros). Obviamente, es sorprendente que las expresiones adverbiales orientadas hacia el pasado no sean compatibles con configuraciones temporales que expresan anterioridad (es lo que Klein 1992 denominó el rompecabezas del presente perfecto) y a este asunto se la ha prestado considerable atención. Por otro lado, también hay expresiones adverbiales, p. ej. since, que son compatibles con el (presente) perfecto pero no con el pasado simple. McCoard (1978) proporciona una lista extensa de expresiones adverbiales que solo son compatibles con el Perfecto o solo con el pasado simple, así como de expresiones adverbiales que son compatibles con ambos3. Un tercer modo de caracterizar al Perfecto en oposición al pasado simple tiene que ver con el Aspecto (que es por lo que al Perfecto se le llama a menudo contenido aspectual). Se dice que el Perfecto describe o focaliza un estado que sigue a un evento anterior (p. ej. Giorgi/Pianesi 1997; Parsons 1990; Vlach 1993)4. Bajo este punto de vista, (1) afirma que Petros está en el estado que resulta del evento que consiste en visitar Tailandia. Se ha considerado que esto significa que las oraciones que contienen un Perfecto son estativas. Por otro lado, las oraciones que contienen un pasado simple heredan las propiedades aspectuales del predicado principal y, por lo tanto, pueden ser estativas o no estativas (realizaciones, logros o actividades). McCoard 1978) y el intervalo E es un subintervalo del intervalo R. En este sentido, el tratamiento de McCawley es similar al de Dowty (1979), así como al nuestro, ninguno de los cuales se asienta en los parámetros reichenbachianos, como mostraremos. 3 Además de la parametrización del rompecabezas del presente perfecto entre las diferentes lenguas (p. ej., el inglés exhibe este rompecabezas, pero el italiano y el holandés, no) hay variación dentro de una misma lengua. En griego moderno, por ejemplo, no puede decirse Mary has built this house in 1963, pero sí This house has been built in 1963: (i) (ii)

*I Maria la Maria-NOM To spiti la casa-NOM

eχl i χtisi ha construido-ACT eχl i χtisti ha construido-NO ACT

to spiti la casa-AC to 1963. el 1963

to 1963. el 1963

4 Otros, como Klein (1992, 1994), proponen que el perfecto tiene una parte temporal y una parte aspectual, pero para Klein tanto el Tiempo como el Aspecto son relaciones entre intervalos temporales. Así, para Klein la parte aspectual del Perfecto consiste en que el Tiempo del Tópico es posterior al Tiempo de la Situación, mientras que la parte temporal del Perfecto concierne a la relación entre el Tiempo del Tópico y el Tiempo del Habla.

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2.2. USOS DEL PRESENTE PERFECTO En la bibliografía se han identificado cuatro usos principales del presente perfecto (véanse, p. ej., Binnick 1991; Comrie 1976; McCawley 1971). El Perfecto Universal (Perfecto-U) transmite el significado de que el predicado persiste durante un intervalo que se extiende desde cierto punto en el pasado hasta el momento presente (p. ej. Dowty 1979; McCoard 1978; Mittwoch 1988; Vlach 1993). Se ha señalado que el Perfecto-U solamente puede formarse si el evento subyacente (el evento al que se refiere el material sintáctico que se encuentra justo debajo del Perfecto) es un verbo estativo, un adjetivo o un progresivo. Como mostraremos más adelante, lo que se requiere es no acotación, una noción relacionada pero no idéntica a la de estatividad. Un evento se describe como no acotado si está en curso en un intervalo y, por lo tanto, no se afirma que haya alcanzado un punto final (culminación de una meta, para el caso de los télicos; terminación para los atélicos). Un evento se describe como acotado si está contenido en un intervalo, esto es, cuando se afirma que se ha completado o terminado. El rasgo sintáctico-semántico [no acotado] se realiza por medio de la morfología Progresiva o Imperfectiva, el rasgo [acotado] por medio de morfología Perfectiva5. Volveremos a la cuestión de la estatividad y la no acotación en la sección 4. (2)

a. I have been sick since 1990. b. 1990 AHORA (= tiempo del habla)

5 Puede decirse que la contribución de los rasgos [no acotado] y [acotado] es como se muestra en (ia) y (ib), respectivamente. Son representaciones en la línea de la caracterización de Klein 1994 de la distinción Imperfectivo/Perfectivo:

(i)

a. λP. λt. ∃ e [t ⊆ Tiempo (e) & P (e) ] b. λP. λt. ∃ e [Tiempo (e) ⊆ t & P (e) ]

Estos rasgos aspectuales tienen el efecto de convertir las propiedades de los eventos en propiedades de un intervalo (Von Stechow 1999). No obstante, debemos subrayar que nada en (ia) predice la obligatoriedad de la propiedad del marco, que exhiben el progresivo inglés y otros Imperfectivos (He was reading the book *# (when the bomb exploded/when I saw him/etc)). Mostraremos más adelante que hay contenidos aspectuales que no describen un evento como terminado/completo y que tampoco tienen esta propiedad del marco (p. ej. el Neutral búlgaro). Los eventos no acotados son homogéneos puesto que no contienen un intervalo de compleción/terminación. Esto significa que, dejando de lado la cuestión de la granularidad, los eventos no acotados se corresponden con intervalos que tienen la propiedad del subintervalo (Dowty 1979 y la sección 6.4, abajo):

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En la lectura de Perfecto-U, se entiende que (2a) significa que hay un evento consistente en estar enfermo y que tiene lugar durante el intervalo señalado, esto es, un periodo que se extiende desde 1990 hasta ahora. Se ha afirmado a menudo que el Perfecto-U no es un significado central del Perfecto porque muchas lenguas carecen de él (Comrie 1976; Jespersen 1924). El Perfecto Experiencial afirma que el sujeto tiene cierta experiencia. A diferencia del Perfecto-U, el Perfecto Experiencial puede formarse a partir de un evento subyacente perteneciente a cualquier Modo de Acción. (3)

a. I have read Principia Mathematica five times. b. I have been sick since 1990. c. 1990 _____ AHORA (= tiempo del habla)

(3a) afirma que yo he tenido la experiencia de leer Principia Mathematica cinco veces. (3b) es ambigua. En la lectura Experiencial dice que dentro del intervalo que se extiende desde 1990 hasta ahora hay algún intervalo (al menos uno) en el que yo estuve enfermo. En esta interpretación, (3b) puede continuarse con I was sick for three months in the fall of 1993. Esta interpretación se indica en (3c). Sin embargo, la secuencia también tiene la lectura de Perfecto-U, como (2a, b). El Perfecto Resultativo se dice que solamente es posible con predicados télicos y solo en tanto que se mantiene el efecto del evento subyacente: (4)

I have lost my glasses.

La oración (4) puede ser un ejemplo de Perfecto Resultativo solamente si se dice mientras las gafas están aún desaparecidas. En el momento en que las gafas sean encontradas, (4) solo podrá ser utilizada como ejemplo de Perfecto Experiencial. Finalmente, el Perfecto de Pasado Reciente se usa para contar un evento recién ocurrido:

(ii)

Propiedad del subintervalo: La propiedad del subintervalo es válida para un intervalo si y solo si el evento que tiene lugar en ese intervalo ocurre en cada uno de los subintervalos de ese intervalo.

Con la noción de granularidad se ha pretendido establecer una subdivisión adicional entre actividades y estados, pero es sabido que lograr ese objetivo ha sido difícil. Véanse Bennett/Partee 1978, Dowty 1979, Hinrichs 1983, Landman 1992, Parsons 1990 y Smith 1991, entre otros, para una discusión acerca de la (Im)Perfectividad, su relación con la acotación y sus efectos sobre los eventos (a)télicos.

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He has just graduated from college.

Algunas veces, el término Perfecto Existencial se ha usado como término que comprende los tres últimos usos (McCawley 1971; Mittwoch 1988), pero el Experiencial se toma a menudo como Perfecto Existencial prototípico (McCawley 1971). Nosotras diremos algo sobre el Perfecto de Pasado Reciente y nada sobre el Perfecto Resultativo, cuyo estatus como categoría independiente está poco clara a nuestro modo de ver6. El capítulo se centrará fundamentalmente en la distinción Universal/Experiencial y su parametrización en distintas lenguas.

3. El debate sobre la ambigüedad universal/existencial La distinción entre Perfecto Universal (-U) y Existencial (-E) ha sido objeto de gran discusión en la bibliografía. De hecho, la misma naturaleza de la distinción ha sido una cuestión debatida con frecuencia. Un punto de vista sostiene que no estamos tratando con una verdadera ambigüedad semántica, sino con una ambigüedad pragmática, y que el Perfecto-U es el caso límite de Perfecto-E (Bauer 1970; Heny 1982; Inoue 1978; Klein 1992, 1994; McCoard 1978). Otro punto de vista defiende que la distinción U/E es una ambigüedad genuinamente semántica (Abusch/Rooth 1990; Dowty 1979; Mittwoch 1988; Richards 1982; Vlach 1993). Los tratamientos pragmáticos de la distinción U/E en el Perfecto (p.ej. Klein 1992, 1994) atribuyen la lectura-U a la vaguedad que existe con respecto a la duración real del predicado estativo subyacente. Afirman que la contribución semántica del Perfecto es afirmar que el evento subyacente precede al tiempo de referencia sin especificar su exacta localización temporal o su duración. Queda sin determinar si el evento, en el caso de los estados, continúa teniendo lugar o no en el tiempo de referencia y después; es suficiente con que preceda al tiempo de referencia algún intervalo temporal durante el que tenga lugar el evento. ¿Qué ocurre con el punto de vista de que la distinción U/E es parte del significado? Cómo señaló Dowty (1979), cuando la expresión adverbial aparece antepuesta en una oración ambigua como Mary has lived in Boston for three years,

6 Brugger (1997) hace una propuesta que distingue formalmente entre el Perfecto Experiencial y el perfecto Resultativo. Asimismo, Kratzer (1994) desarrolla un tratamiento semántico del Perfecto Resultativo en términos de la noción de «estado meta» (Parsons 1990). Ella defiende que como categoría semántica, el perfecto Resultativo está codificado en el significado del sufijo adjetival en los participios adjetivales. En su propuesta, los verbos que pueden formar participios adjetivales son los que admiten cómodamente el perfecto Resultativo pues no hay dificultad en concebirlos como teniendo estados meta.

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solo persiste la interpretación-U. Esto muestra que el Perfecto-U no es solamente un caso especial del Perfecto-E, como sostendrían las propuestas pragmáticas7. De hecho, si el Perfecto-U fuera un subcaso de Perfecto-E, el primero debería suponer el segundo y no encontraríamos ningún caso en que solo fuera posible la lectura-U. Otros argumentos proceden de Mittwoch (1988). Ella observa que, en la interpretación-E, en una oración como Sam has been in Boston since Tuesday, el martes no está incluido en el conjunto de posibles intervalos en los que tiene lugar el estado consistente en que Sam está en Boston. Sin embargo, en la interpretación-U, se afirma que el martes forma parte del intervalo a lo largo del cual Sam está en Boston. Claramente, entonces, no puede darse el caso de que la interpretación-U sea un subtipo de la interpretación-E. Otro argumento en apoyo de un tratamiento semántico de la distinción U/E proviene de la interpretación temporal de las oraciones subordinadas a predicados en presente perfecto. Esta cuestión se discute en Brugger (1997), quien señala que el presente perfecto Existencial en inglés se comporta como el pasado simple en términos del abanico de interpretaciones que permite a las oraciones subordinadas en tiempo pasado. Las oraciones principales en pasado pueden legitimar un pasado puramente morfológico (esto es, un pasado que no se interpreta como tal) en la oración subordinada; esto es lo que ocurre en la interpretación de simultaneidad de una oración como John claimed that Mary was sick. El Perfecto-E permite la misma interpretación de simultaneidad, además de la interpretación de anterioridad; por ejemplo, en Since Christmas John, has claimed on several occasions that Mary was sick, los dos eventos consistentes en la afirmación de John y la enfermedad de Mary pueden ser contemporáneos. La explicación exacta de estos hechos de concordancia temporal no nos concierne aquí; lo que es importante para nuestros propósitos es que el Perfecto-U no legitima la interpretación de simultaneidad de un tiempo pasado subordinado. Una oración como Since Christmas, John has been claiming that Mary was sick o una oración como John has always claimed that Mary was sick solo tiene la interpretación de que la enfermedad de Mary es anterior a la afirmación de John. La explicación que da Brugger es que en la interpretación de Perfecto-U el evento subyacente continúa en el momento del habla y por lo tanto, semánticamente, el Perfecto-U se comporta como un presente8. Este sería otro argumento a favor de considerar que la distinción entre el Perfecto-U y el Perfecto-E es semántica.

7 Dowty (1979: 343) señala que la falta de ambigüedad cuando la expresión adverbial está antepuesta prueba que bajo las dos interpretaciones hay una verdadera ambigüedad sintáctica. Volveremos a esto más tarde. 8 Brugger señala además que el presente perfecto en portugués únicamente tiene interpretación-U. Si esto es así, no puede ocurrir que el Perfecto-U sea solo un subcaso del Perfecto-E.

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Se han aportado más argumentos en favor del tratamiento semántico de la distinción U/E9. Si los argumentos que presentamos en este capítulo son correctos, constituyen pruebas adicionales en apoyo del punto de vista semántico. Los puntos con los que nos gustaría contribuir al debate Perfecto U/E son estos (no están en orden de importancia): 1. En la interpretación-U se afirma que el evento subyacente tiene lugar a lo largo del intervalo especificado por la expresión adverbial y también en sus extremos. En el caso del presente perfecto, esto significa que el momento del habla está incluido por aserción. 2. La interpretación-U nunca está disponible para un Perfecto a menos que este último aparezca modificado por ciertas expresiones adverbiales. Discutiremos la contribución que hacen las expresiones adverbiales. 3. El intervalo E-R no tiene un estatus diferenciado en el Perfecto. 4. La distribución en las distintas lenguas de la interpretación-U no es caprichosa, como a menudo se asume, sino que puede predecirse a partir de los rasgos morfosintácticos que participan en la composición del participio del Perfecto. 5. La anterioridad no es parte del significado del (participio del) Perfecto. De estos puntos se sigue claramente que estamos en el llamado grupo semántico. En otras palabras, no creemos que la diferencia entre los Perfectos U y E sea pragmática; por el contrario, creemos que es de significado y que está determinada por el contenido morfosintáctico de la oración. Explicaremos cada punto sucesivamente, con cierto énfasis en los puntos 2-5.

3.1. PUNTO 1: INCLUSIÓN DEL TIEMPO DEL HABLA POR ASERCIÓN En la interpretación-U de una oración como (2a) se comunica el significado de que el hablante todavía está enfermo en el momento del habla. ¿Esto es una implicatura o una aserción de (2a)10? 9

Como apunta Richard Hudson (c. p.), los tests tradicionales de paralelismo sugieren que la distinción U/E no es cuestión de vaguedad. Por ejemplo, en John has been sick since 1990, and Mary has too, no es posible obtener la interpretación-U para uno de los conjuntos y la interpretación-E para el otro. O bien los dos son U, o bien los dos son E. 10 Von Stechow (1999) sostiene que en alemán el Perfecto-U no afirma que el tiempo del habla está incluido en el evento subyacente. Así, una oración como Ich habe hier schon immer gewohnt, «yo he vivido siempre aquí», puede continuarse con …bis vor kurzen, «hasta recientemente», sin provocar contradicción. En inglés y búlgaro, por ejemplo, esto es diferente, Arnim von Stechow (c. p.) sugiere que los datos del alemán muestran que el hecho de que el

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Claramente, para las posiciones pragmáticas la distinción U/E no es una cuestión de aserción11. Pero incluso los tratamientos semánticos de la distinción U/E no siempre adoptan la postura, al menos explícitamente, de que en la interpretación-U el tiempo de referencia se incluye por aserción en el evento subyacente. Mittwoch (1988) sostiene que la interpretación de que el evento tiene lugar en el momento del habla no forma parte de la aserción principal de la interpretación-U del presente perfecto sino que es una implicación que proviene del hecho de que el evento subyacente es un estado y, aunque el intervalo que denota la expresión adverbial haya acabado, el intervalo en el que tiene lugar el evento no tiene por qué haber concluido12. Abusch/Rooth (1990) consideran del mismo modo que el intervalo denotado por la expresión adverbial se extiende «hasta ahora» y no discuten si se afirma que el evento subyacente tiene lugar o no en el momento del habla. Nuestra postura es que el Perfecto-U afirma que el evento subyacente tiene lugar durante el intervalo especificado por la expresión adverbial y en sus extremos. Tomemos como ejemplo el presente perfecto de (2a) en la interpretación de Perfecto-U. Hay un intervalo que llamaremos lapso temporal del Perfecto que

Perfecto-U afirme o no la inclusión del tiempo del habla está sujeto a variación paramétrica, posiblemente en relación con las propiedades del tiempo presente en las lenguas en cuestión. Bajo este punto de vista, el tiempo presente tiene una función más extensa en alemán que en inglés y por esta razón solo el presente afirma la inclusión del tiempo del habla en el evento. Von Stechow sugiere además que esto explicaría también por qué las oraciones con seit, «desde», en alemán son en muchos casos más naturales en presente que en Perfecto (al contrario que en inglés, donde since requiere el perfecto). 11 En el caso de los perfectos modificados por expresiones adverbiales con for, Klein (1992, 1994) sostiene que la expresión adverbial modifica el evento subyacente. Por lo tanto, para él, una oración como Mary has lived in Boston for three years afirma que el estado consistente en que Mary vive en Boston durante tres años ha terminado sin hacer ninguna aserción sobre si Mary continúa viviendo en Boston en el momento del habla o no. Es el discurso el que debe especificar esto. No obstante, Klein no discute las lecturas-U con expresiones adverbiales con since y nosotras creemos que estas expresiones proporcionan las pruebas cruciales con respecto a la interpretación del Perfecto porque no pueden modificar nunca el evento subyacente. Así, en una oración como Mary has lived in Boston since 1990, no está claro cómo podría Klein justificar que un subintervalo particular del estado consistente en que Mary vive en Boston se identifica como habiendo terminado. 12 Mittwoch conjetura que si un estado se ha dado durante algún tiempo y todavía se da en el momento del habla, no hay razón para usar el perfecto; antes bien, las máximas de Grice favorecen el uso del presente. Ella nota que como respuesta a I haven’t seen John lately, se diría He is ill (y no He has been ill) si se sabe que John todavía está enfermo en el momento de la enunciación. Sin embargo, nosotras sostenemos más tarde que el presente se preferiría en este caso porque una oración como He has been ill (lately) no es un Perfecto-U y en consecuencia es compatible con la situación en que John no está enfermo en el momento del habla. Por lo tanto, tales oraciones no proporcionan un argumento en contra de la postura de que el Perfecto-U afirma que el evento subyacente tiene lugar en el tiempo del habla.

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empieza con 199013. El límite izquierdo (LI) del lapso temporal del Perfecto está especificado por el argumento de la expresión adverbial. El límite derecho (LD) lo establece el tiempo verbal. Esto significa que en el presente perfecto el LD está en (esto es, incluye) el tiempo de la enunciación. En el pasado perfecto, el LD precede al tiempo de la enunciación; en el futuro perfecto, el LD sigue al tiempo de la enunciación14. Recuérdese que para un Perfecto-U como el de (2a), 1990, o un subintervalo final de 1990, está incluido por aserción en el evento de la enfermedad, como se muestra en Mittwoch (1988). Dicho de otro modo, el predicado tiene lugar en el LI por aserción. Nosotras proponemos que lo mismo es válido para el LD. Es decir, en la interpretación de Perfecto-U del presente perfecto, el evento subyacente ocurre en el momento del habla por aserción. Esto puede comprobarse en las oraciones que siguen, que contienen la afirmación de que el evento no tiene lugar en el momento del habla y en consecuencia son contradicciones: (6)

a. *She has been sick at least/ever since 1990 but she is fine now. b. *She has always lived here but she doesn’t anymore.

Efectivamente, en el Perfecto-U el evento subyacente ocurre durante todo el lapso del Perfecto y puesto que el LD es parte de este lapso, el evento sucede también en el LD. En la interpretación de Perfecto-U del presente perfecto, el evento subyacente tiene lugar en el tiempo del habla ya que el LD es el tiempo del habla. Este hecho resulta de la combinación del Perfecto y del significado del tiempo presente. En la interpretación de Perfecto-U del pasado perfecto (o pluscuamperfecto) se afirma de nuevo que el evento subyacente ocurre en el LD del lapso temporal del Perfecto, pero ahora el LD está en el pasado con respecto al momento del habla debido al componente temporal pasado del pluscuamperfecto. La misma consideración merece el futuro perfecto: en este caso, el LD está en el futuro respecto del tiempo de la enunciación. Consideremos el siguiente discurso: (7)

13

a. Mary visited Peter last week. b. A strange bug had bitten him a week before. c. and he had been very sick since then. d. Mary will visit Peter again in two weeks. e. At that point, he will have been sick for a month.

Esto es una versión de la Teoría del Ahora Extendido (McCoard 1978; Vlach 1993), aunque no consideramos que sea una teoría pragmática del Perfecto ni que esté restringida al presente perfecto (véase también Dowty 1979). 14 En términos de Reichenbach, esto significa que el LD puede representarse mediante R.

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De acuerdo con (7a-c), Peter fue picado por un bicho dos semanas antes del momento del habla; la enfermedad resultante empezó en el momento de la picadura y continuó hasta e incluyó el tiempo de la visita de Mary, que ocurrió una semana antes del tiempo de la enunciación. Si continuó o no más allá, no se indica en (7c). Lo que es relevante es que en el tiempo especificado por el tiempo pasado (cuando se produjo la visita de Mary) se afirma que el evento había tenido lugar. Esto es similar a la afirmación de que el evento tiene lugar en el tiempo del habla en la lectura-U del presente perfecto. Lo mismo ocurre en el futuro perfecto, tal como se ilustra en (7d, e). En el momento en que se producirá la visita de Mary, dos semanas después del momento del habla, el evento todavía se estará produciendo. Por lo tanto, el evento consistente en que Peter está enfermo se producirá a lo largo de un periodo de un mes que empieza dos semanas antes del tiempo del habla (LI) y se extiende hasta e incluye dos semanas después del tiempo del habla (LD). Como dijimos antes, algunas posturas anteriores sobre este asunto han sostenido que con la lectura del Perfecto-U del presente perfecto se afirma solo que el estado subyacente tiene lugar hasta ahora, y se deja a consideraciones pragmáticas determinar si el estado se mantiene o no en el tiempo del habla. De hecho, uno puede decir mientras prueba una taza de café I have been digging in the yard for two hours. El contexto de la enunciación deja claro que en el momento del habla no se está cavando. Sin embargo, esto no es un contraejemplo al punto 1 puesto que se puede decir I am (busy) digging in the yard mientras se prueba una taza de café durante una pausa en la actividad de cavar. El progresivo, que puede usare solamente con predicados no estativos, parece permitir afirmaciones sobre subeventos del evento subyacente. Esta flexibilidad permanece cuando el predicado es parte de una oración en Perfecto. Los predicados estativos no permiten la misma libertad que los no estativos. Es decir, no se puede decir He is in the room, ni siquiera durante una ausencia corta de la habitación. Tampoco se puede decir He has been in the room ever since this morning (como un PerfectoU) cuando él ya no está en la habitación. Esa asimetría entre predicados estativos y no estativos existe fuera del Perfecto. El Perfecto la hereda y se crea así la ilusión de que en la interpretación de Perfecto-U el evento no ocurre en el momento del habla. De ahora en adelante, usaremos la inclusión no cancelable del LD en el predicado como un diagnóstico de la interpretación de Perfecto-U. Sin embargo, solo emplearemos adjetivos estativos para evitar las dificultades recién mencionadas. En resumen, en la interpretación de Perfecto-U el evento subyacente tiene lugar por aserción en todos los puntos del lapso temporal del Perfecto, incluyendo sus extremos (LI y LD). Como hemos mostrado, el LI es establecido por el argumento de la expresión adverbial del Perfecto y el LD por el tiempo verbal.

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3.2. PUNTO 2: EL PERFECTO-U Y LA MODIFICACIÓN ADVERBIAL Primero, mostraremos que los Perfectos que en realidad no están modificados no son nunca Perfectos-U15. Más tarde volveremos a la razón por la que esto es así.

3.2.1. Los Perfectos no modificados nunca son Perfectos-U Para demostrar que la interpretación-U nunca está disponible para un Perfecto a menos que esté modificado por determinadas expresiones adverbiales, tenemos que fijarnos en predicados con los que, en principio, pueda obtenerse el PerfectoU. Nos fijaremos en predicados estativos permanentes, en predicados estativos episódicos y en progresivos, sucesivamente. Los predicados estativos permanentes que se mantienen a lo largo de la vida y no pueden convertirse en predicados estativos episódicos, como be tall y have brown eyes son agramaticales en Perfecto sin expresiones adverbiales. La inaceptabilidad de tales oraciones muestra a fortiori que la lectura de Perfecto-U no está presente16: (8)

He has had brown eyes *(since he was born).

Consideremos a continuación el Perfecto de los predicados estativos episódicos (y los predicados permanentes que no pueden convertirse en predicados episódicos). Los predicados episódicos pueden aparecer en Perfecto sin expresiones adverbiales: (9)

Mary has been sick.

15

Con que en realidad no están modificados pretendemos excluir a aquellas oraciones en Perfecto que no contienen una expresión adverbial explícita en sí mismas pero que son parte de un texto en el que aparece una expresión adverbial. Por ejemplo: A: What has he been doing since yesterday at 5 p.m.? B: He has been writing a paper. La intervención de B no contiene una expresión adverbial explícita, pero está claro que significa Since yesterday at 5 p.m. he has been writing a paper. 16 La inaceptabilidad de tales oraciones también muestra que está ausente la interpretación Experiencial. Probablemente esto se debe a una combinación de factores. Si el sujeto está vivo y, por lo tanto, tiene todavía los ojos marrones, debe usarse el presente. Si el sujeto ha muerto, la oración no puede usarse debido a la parte de tiempo presente del presente perfecto (véase la nota 33).

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¿Recibe esta oración una interpretación-U? Ciertamente, tiene una interpretación Experiencial, pero también hay un contexto en el que puede aparecer y en el que la interpretación es claramente no Experiencial. Tenemos que considerar este contexto, que se muestra en (10), para ver si estamos tratando con una interpretación-U: (10)

A: I haven’t seen Mary in a while. Where is she? B: She has been sick.

¿Hay en la intervención de B (She has been sick) un Perfecto-U? Al menos es compatible con (10b) que Mary esté todavía enferma en el momento del habla (la oración puede continuarse con and she still is and so she hasn’t been coming to the office), lo que despierta la sospecha de que estamos, de hecho, tratando con una interpretación-U17. Sin embargo, a diferencia del Perfecto-U, (10B) también es compatible con la situación en que Mary no está enferma en el momento del habla; (10B) podría también continuarse con but she is fine now and she will come to the office soon. En otras palabras, She has been sick no dice nada sobre si Mary está enferma en el presente y este no es precisamente el comportamiento del Perfecto-U. ¿Qué tipo de Perfecto es entonces el de (10B)? Nosotras sostenemos que el Perfecto de (10B) tiene el abanico de significados que encontramos en (11): (11)

She has been sick lately.

La oración (11) no dice nada sobre si Mary está enferma en el momento presente: (12)

She has been very sick lately. I don’t know how she is now.

Dicho de otro modo, hay un lately encubierto en (10B) o, posiblemente, hay una referencia anafórica a algún elemento con esa interpretación y que se proporciona en el contexto de (10A). Por la naturaleza y significado de esta expresión adverbial se sigue que (10B) es un ejemplo de Perfecto de Pasado Reciente.

17

Podría realmente sostenerse que no hay razón par sospechar que en (9) hay un PerfectoU, precisamente porque puede continuarse con and she still is. Si en (9) hubiera un Perfecto-U, esta oración afirmaría que Mary está todavía enferma y la continuación sonaría redundante. Tal sentimiento de redundancia existe en Mary has lived here ever since 1990 and she still does. Este sería un argumento adicional para la conclusión que estamos extrayendo en el texto principal, a saber, que en (9) no hay un Perfecto-U.

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También hay datos de otras lenguas que muestran que en (10B) no hay un Perfecto-U y que probablemente se trate de un Perfecto de Pasado Reciente. Algunas lenguas, como el búlgaro, tienen un Perfecto-U pero no un Perfecto de Pasado Reciente. En búlgaro, el diálogo de (10) no puede ser traducido en absoluto con un Perfecto en la respuesta de B: (13)

A: I haven’t seen Mary in a while. Where is she? B: ≠ Tja e bila bolna ella es estado enferma «ella ha estado enferma»

En búlgaro, hay dos posibilidades. O bien la oración de B puede contener un presente, en cuyo caso se afirma que Mary todavía está enferma, igual que en inglés; o bien puede contener un pasado simple, dejando que el contexto determine si Mary está todavía enferma o no o si el hablante simplemente ignora esta cuestión (este es exactamente el significado del pasado simple). Nosotras concluimos que en (9)/(10B) no hay un Perfecto-U. ¿Por qué se diferencian el inglés y el búlgaro con respecto a tener un Perfecto de Pasado Reciente? Sea cual sea la respuesta definitiva, en una primera aproximación las dos lenguas se diferencian en la morfología temporal que acompaña a lately. En inglés, esta expresión adverbial debe construirse con el presente perfecto; en búlgaro, se construye con el pasado simple: (14)

a. She has been sick lately. b. *She was sick lately. c. *Tja e bila bolna naposledûk. Ella es estado enferma últimamente «ella ha estado enferma últimamente» d. Tja beše bolna naposledûk. «ella estuvo enferma últimamente»

Esto se relaciona con el hecho de que el inglés pero no el búlgaro tiene un Perfecto de Pasado Reciente en ausencia de una expresión adverbial explícita. Un presente perfecto inglés puede tomar un lately del discurso, pero el presente perfecto búlgaro no. Esta posibilidad apunta a una idiosincrasia léxica18.

18

Nótese que en inglés la expresión adverbial lately toma únicamente el presente perfecto mientras que recently puede tomar tanto el perfecto como el pasado. Por lo tanto, la idiosincrasia léxica del tipo que estamos comentando se encuentra no solo entre distintas lenguas, sino también dentro de la misma lengua.

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Finalmente, esto nos lleva al Perfecto del progresivo. Se dice a menudo que el Perfecto del progresivo solo tiene interpretación-U (Vlach 1993)19: (15)

I have been cooking.

Sin embargo, el de (15) no es en realidad un Perfecto-U ya que no se afirma nada sobre el tiempo del habla (la oración puede continuarse con but I’m done now, pero puede ser un Perfecto Experiencial o un Perfecto de Pasado Reciente. Como antes, entonces, concluimos que el Perfecto del progresivo aisladamente no tiene una lectura-U20. Otros ejemplos que apuntan a esta conclusión se encuentran

19 Esto se dice porque se asume que el perfecto del progresivo no tiene la lectura Experiencial. Sin embargo, como se ilustra en (i), parece inexacto.

(i)

Have your ever been watching TV when the tube exploded? (Comrie 1976)

¿Por qué debería haber habido dificultad en detectar la interpretación Experiencial del Perfecto del progresivo? Posiblemente la razón es que para empezar necesitamos controlar los factores que justifican la presencia del progresivo. Uno de esos factores es que el progresivo aisladamente (p.ej. al comienzo de una conversación) es inapropiado, puede incluso ser agramatical si no sirve de marco a una oración adverbial. El progresivo sirve de marco a ese tipo de oración en el ejemplo de Comrie y por lo tanto la oración es correcta. Se podría preguntar si la necesidad del progresivo de servir de marco se satisface en la interpretación de Pasado Reciente. Este es probablemente el caso en (15), si consideramos que el progresivo sirve de marco a la expresión adverbial de Pasado Reciente just con la interpretación de que el intervalo denotado por just está dentro del intervalo de cocinar. Pero véase la siguiente nota acerca de una cuestión relacionada con esto. 20 Es interesante que I have been cooking lately pueda ser pronunciado por alguien que solía comer mucho en restaurantes pero que ha cambiado el hábito recientemente. No nos resulta claro cómo funciona el progresivo aquí, dado que normalmente no es compatible con contextos habituales. Posiblemente, algo como lo siguiente está ocurriendo. Sabemos que hay efectos locales que parecen anular constricciones más generales. Por ejemplo, se supone que la construcción existencial there is no toma definidos, pero a pesar de ello puede decirse fácilmente There is the tallest girl you have ever seen in the room next door. Los superlativos requieren el artículo definido y por eso este último aparece en un contexto donde no se esperaría (aunque sí que aparece sin la antigüedad discursiva que la construcción con there is, no puede tolerar). De modo similar, en el caso que discutimos los progresivos y habituales normalmente no se mezclan; pero ya que lately requiere el progresivo con predicados subyacentes no estativos (algo que recuerda al Perfecto-U; véase inmediatamente debajo), el último aparece en un contexto habitual con lately, anulando la incompatibilidad normal entre el habitual y el progresivo. Además, en el caso de la interpretación habitual, se hace una aserción acerca del tiempo del habla, a saber, que el hábito continúa todavía. Por supuesto, esto recuerda al Perfecto-U que, sin embargo, no está restringido a los contextos habituales. Una razón adicional para creer que hay una conexión entre esta interpretación habitual con lately y el Perfecto-U es que

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en Mittwoch 1988 (p. ej. He has been eating your porridge; it’s all gone; I have been writing a difficult letter; thank goodness it’s finished).

3.2.2. Entonces, ¿qué hacen las expresiones adverbiales? Hemos demostrado que la interpretación-U es posible solo cuando el Perfecto es modificado por una expresión adverbial. De las expresiones adverbiales que desencadenan la interpretación-U, hay algunas con las cuales la interpretación-U es simplemente posible y algunas con las que es obligatoria: (16)

a. Interpretación-U posible: since, for five days. b. Interpretación-U obligatoria: at least since, ever since, always, for five days now.

Asumimos con Dowty (1979), Vlach (1993), y otros, que hay al menos dos niveles de expresiones adverbiales, el nivel de Perfecto y el nivel de evento, «nivel» corresponde aquí a alcance21. Consideramos que las expresiones adverbiales de nivel de Perfecto están situadas más altas que las expresiones adverbiales de nivel de evento. Esto simplemente refleja el hecho de que la morfología de Perfecto está más alta en el árbol que la parte que describe el evento. La expresión adverbial de nivel de Perfecto está por debajo de Tiempo, cuyo rasgo [+/-pasado] puede aparecer en el Perfecto, dando lugar a perfectos en presente, pasado o infinitivo. En el apéndice, nos ocupamos de cuestiones relativas al orden de las categorías funcionales en el Perfecto y a la posición de las expresiones adverbiales. Un diagnóstico para saber si una expresión adverbial es de nivel de Perfecto es si la morfología de Perfecto es obligatoria22. Por ejemplo, las expresiones adverbiales con since requieren la morfología de Perfecto23: en las lenguas que pueden usar el tiempo presente con expresiones adverbiales para comunicar lo mismo que el Perfecto-U, es también el tiempo presente el que se usa con expresiones adverbiales de Pasado Reciente para expresar un hábito recién constituido. Por otro lado, si esta lectura de habitualidad con lately del Perfecto fuera un subcaso de Perfecto-U, esperaríamos que estuviera presente en otras lenguas que tienen el Perfecto-U. Pero nosotras no hemos encontrado estas lenguas. Dejamos la solución de este asunto para el futuro. Como esta lectura del Perfecto progresivo no es un ejemplo de un perfecto que aparezca sin modificar por expresiones adverbiales, puesto que o bien hay un lately explícito, o bien uno implícito que es recuperable a partir del contexto, su existencia no afecta la discusión del texto principal. 21 De acuerdo con Vlach, entre otros, hay un nivel adicional para la modificación adverbial, a saber, el que se refiere a la especificación presente/Pasado de una oración. 22 Esto refleja la idea de que la morfología temporal es solo una manifestación de la concordancia entre el verbo y las expresiones adverbiales (en todas las oraciones, no solo en las

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a. I have been sick since yesterday. b. *I am sick since yesterday. c. *I was sick since 1990.

Hay también expresiones adverbiales que son de nivel de Perfecto pero parecen no requerir morfosintaxis de Perfecto (p. ej. las expresiones adverbiales con for). Sin embargo, la morfología de Perfecto es opcional con estas expresiones adverbiales solo aparentemente. De hecho, tales expresiones adverbiales son ambiguas; pueden ser o de nivel de Perfecto o de nivel de evento. Como expresiones de nivel de evento, no requieren morfosintaxis de Perfecto; como expresiones de nivel de Perfecto, sí. Volveremos con más detalles de este asunto cuando nos ocupamos de las expresiones adverbiales con for. No todas las expresiones adverbiales de nivel de Perfecto pueden formar un Perfecto-U. Por ejemplo, lately y five times before requieren morfología de Perfecto y por tanto son de nivel de Perfecto pero no forman un Perfecto-U. Cuando hay morfología de Perfecto pero no una expresión adverbial de nivel de Perfecto explícito, sostenemos (con Vlach 1993) que hay una expresión adverbial implícita. (Volveremos a la naturaleza de esta expresión adverbial implícita.) Cuando no hay expresión adverbial explícita de nivel de evento, el contexto, posiblemente como un mecanismo por defecto en términos de cierre existencial (Heim 1982), proporciona uno con el significado aproximado de

que tienen Perfecto). Este punto de vista de la morfología temporal como concordancia permite un paralelismo con la concordancia de sujeto. Cuando el sujeto es Peter y el verbo está flexionado, la morfología que aparece debe ser la de tercera persona del singular. Cuando el verbo no está flexionado, como en I consider Peter to be the best candidate, Peter puede seguir siendo el sujeto. Lo que no es posible es que Peter sea el sujeto de un verbo que esté (p.ej.) en segunda personal del plural. Algo parecido ocurre en el dominio de la interpretación temporal: la expresión adverbial determina el significado y si el verbo se flexiona, debe hacerlo apropiadamente. Si el verbo no se flexiona, no hay desacuerdo en los rasgos y se hace la interpretación de la expresión adverbial. Por ejemplo, aunque las expresiones adverbiales con by en un pluscuamperfecto requieren un tiempo pasado en el auxiliar cuando este último se flexiona, la expresión adverbial puede también aparecer con perfectos en infinitivo: He must have left by 3 o´clock. El tiempo es [+/-Pasado] para reflejar la presencia explícita o implícita de una expresión adverbial orientada al Pasado o al presente. Esta posición, que se sostiene también en Vlach (1993), es asunto de algún debate (véanse, p. ej., Dowty 1979; Partee 1984). 23 Solo hay un caso en el que since esté permitido sin morfología de Perfecto: (i)

It is two years since he died.

Véase Mittwoch (1988: 219), para un tratamiento de esta construcción.

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(at least) once (de ahora en adelante, una vez) (véanse también Bäuerle 1979; Bennett 1977)24. Las expresiones adverbiales que se refieren a intervalos pueden tener una interpretación durativa o una interpretación inclusiva (p.ej. Dowty 1979; Mittwoch 1988; Vlach 1993). Eso mismo es válido para las expresiones adverbiales de nivel de Perfecto. Si la expresión adverbial de nivel de Perfecto es durativa, el predicado subyacente debe ser verdadero de cada subintervalo del lapso temporal del Perfecto (cuantificación universal sobre los puntos del intervalo); es decir, el lapso temporal del Perfecto debe estar «lleno» con un predicado homogéneo. En la interpretación durativa, puesto que el LI y el LD pertenecen al lapso temporal del Perfecto, el predicado ocurre en ellos también. Así es como se obtiene el Perfecto-U. Si la expresión adverbial de nivel de Perfecto es inclusiva, la oración con un Perfecto afirma que un evento particular está propiamente incluido en el lapso temporal del Perfecto (cuantificación existencial sobre los puntos del intervalo). Dicho de otro modo, no se afirma que ninguno de los límites sea parte del evento (véase Mittwoch 1988 para un tratamiento detallado de este asunto con respecto al LI). Así es como se obtiene el Perfecto-E. Ocupémonos ahora de algunas expresiones adverbiales de nivel de Perfecto más detalladamente. Expresiones adverbiales con Since. En las expresiones adverbiales con since, el LI lo establece el argumento de since y el LD lo establece el tiempo. Las expresiones adverbiales con since son ambiguas entre ser durativas y ser inclusivas. Cuando since es durativo, solo se obtiene el Perfecto-U. Cuando since es inclusivo, se obtiene el Perfecto-E (Vlach 1993; véanse también Bennett/Partee 1972; Dowty 1979). Otra posibilidad (Arnim von Stechow, c.p.), es que since se describa como no siendo ni durativo ni inclusivo, sino como una expresión adverbial de nivel de Perfecto por defecto, en el sentido de que únicamente establece el LI del lapso temporal del Perfecto denotado por el Perfecto; por lo tanto, con since pueden obtenerse todas las interpretaciones posibles. Cualquiera de las caracterizaciones es compatible con nuestra propuesta, aunque en lo que sigue utilizaremos la primera. La expresión adverbial ever since tiene exclusivamente la interpretación de Perfecto-U, muy probablemente por la asociación universal de ever, que indica cuantificación universal sobre los puntos del lapso temporal del Perfecto.

24 Otra posibilidad sería el cierre existencial sobre los intervalos cubiertos por el evento. Esto podría ser mejor, pero seguiremos hablando del cierre de una vez sobre eventos.

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La expresión adverbial at least since también tiene únicamente la interpretación de Perfecto-U. Sin entrar en detalles, esbozaremos lo que puede estar ocurriendo. La adición de at least a otras expresiones adverbiales también fuerza la interpretación durativa. Por ejemplo, He was in his office between 3 and 4 permite tanto la interpretación durativa como la inclusiva de la expresión adverbial. Pero He was in his office at least between 3 and 4 tiene solo la interpretación durativa25. Hemos dicho que since es tanto durativo como inclusivo. Pero para obtener la interpretación de Perfecto-U, no es suficiente acceder a la interpretación durativa de since. También necesitamos un predicado que pueda satisfacer los requisitos de subintervalo del since durativo, en otras palabras, un predicado homogéneo (más adelante, mostraremos algunos efectos de este requisito). Tal predicado está disponible en (18a), pero no en (19a). Esto es por lo que la interpretación de Perfecto-U es posible en (18a), como se ilustra en la interpretación de (18b) y la forma lógica de (18c), junto a la interpretación-E (véanse 18d y 18e), mientras que no es posible en (19a), que solo tiene la interpretación-E (véanse 19b y 19c). Dicho de otro modo, el evento denotado por be sick, pero no el denotado por read ‘the Book of Sand’ five times es tal que satisface los requisitos del cuantificador universal proporcionado por el durativo since (como en la forma lógica de 18c). El Perfecto-E se deriva reemplazando el cuantificador universal por un cuantificador existencial, como en (18e) y (19c). Mostraremos más tarde que hay lenguas y contextos que tienen todos los elementos del Perfecto pero no el tipo de evento apropiado para encajar en (18c):

25 Esto es cierto solo cuando los intervalos alternativos son superconjuntos del intervalo entre las 3 y las 4. Cuando los intervalos alternativos están desconectados, como cuando el intervalo entre las 3 y las 4 está siendo comparado con los intervalos entre las 11 y las 12, y entre las 7 y las 8, como en (i), las cosas son diferentes:

(i)

A: Was he in his office between 11 and 12, between 3 and 4, and between 7 and 8? B: Well, he was in his office at least between 3 and 4, I don’t know about the other times.

Las palabras de B pueden ser pronunciadas con verdad si el sujeto estuvo en su oficina durante 10 minutos entre las 3 y las 4. En el caso de at least since, los intervalos alternativos son superconjuntos del lapso temporal del Perfecto. Esto se debe a que el LD está fijado (establecido por el tiempo verbal) y por tanto solo el LI puede cambiarse.

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(18)

(19)

a. Since 1990 I have been sick. b. Interpretación-U: Hay26 un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1990 y cuyo LD es el tiempo del habla, y a lo largo27 de ese intervalo yo estuve enfermo. o Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1990 y cuyo LD es el tiempo del habla, y todos los puntos de ese intervalo son puntos en que yo estuve enfermo. o Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1990 y cuyo LD es el tiempo del habla, y el intervalo temporal entero está cubierto con un evento consistente en que yo estuve enfermo. c. ∃ i (LI = 1990 & LD = Ahora & ∀ t ∈ i (Evento (t))) d. Interpretación-E: Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1990 y cuyo LD es el tiempo del habla, y en ese intervalo temporal tiene lugar un evento consistente en que yo estuve enfermo. e. ∃ i (LI = 1990 & LD = Ahora & ∃ t ∈ i (Evento (t))) a. Since 1990, I have read The Book of Sand five times. b. Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1990 y cuyo LD es el tiempo del habla, y en ese intervalo temporal tiene lugar un evento consistente en que yo leí El Libro de la Arena cinco veces28. c. ∃ i (LI = 1990 & LD = Ahora & ∃ t ∈ i (Evento (t)))

26 Desde Partee (1973) ha sido objeto de debate si el tiempo verbal es una expresión definida o existencialmente cuantificada, apropiadamente restringida. Del mismo modo, en nuestro caso, el lapso temporal del Perfecto podría ser expresado como una expresión definida. No tenemos nada más que decir aquí sobre el debate más general; continuaremos usando la cuantificación existencial, pero no creemos que cambiara ningún elemento crucial de nuestra propuesta si el lapso temporal del Perfecto se expresara como una expresión definida. 27 «A lo largo de» y «en» pretenden indicar las interpretaciones durativa e inclusiva, respectivamente. 28 No es sorprendente que sea posible tener eventos complejos que estén constituidos por subeventos. Más adelante sostendremos que nociones como «estado posterior» no tienen ningún estatus diferenciado en el perfecto; sin embargo, si volviéramos a esta terminología por un momento, el alcance relativo de las expresiones adverbiales de nivel de Perfecto y de evento explicaría también por qué una oración como (i) no puede ser parafraseada como en (ii):

(i) (ii)

I have read The Book of Sand five times. I have been five times in the poststate of reading The Book of Sand.

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Expresiones adverbiales con for (siguiendo a Vlach 1993). Las expresiones adverbiales con for pueden ser de nivel de Perfecto o de nivel de evento. Llegamos a esta última conclusión porque las expresiones adverbiales con for no requieren el Perfecto (I was sick for five days). Estas expresiones solo son durativas (Dowty 1979)29. Cuando una expresión adverbial con for es de nivel de Perfecto, el LI se calcula hacia atrás desde el LD. Puesto que son durativas, cuando son de nivel de Perfecto, únicamente pueden dar lugar al Perfecto-U:

29

Las expresiones adverbiales con for son durativas, lo que significa que el predicado que modifican debe ser homogéneo/tener la propiedad del subintervalo. Se sigue de esto que las expresiones adverbiales con for no pueden aparecer cuando se afirma la culminación de un evento télico debido al carácter diferenciado del intervalo final de una culminación. A menudo se dice que las expresiones adverbiales con in son un test para la telicidad y las expresiones adverbiales con for lo son para la atelicidad, pero esto es simplificar en exceso: (i) (ii)

He walked to the park in/*for an hour. He walked in the park for/*in an hour.

La excesiva simplificación se debe a un salto común en la lógica: pensamos que estamos haciendo un test del Modo de Acción, pero lo que en realidad estamos examinando es una combinación particular del Modo de Acción + el Aspecto ([Im]Perfectivo). En consecuencia, no sabemos a priori si lo que estamos diagnosticando es el resultado del Modo de Acción, del Aspecto o de su combinación. Que podamos tener una expresión adverbial con in en (i) pero no en (ii) significa que las expresiones adverbiales con in van con la combinación telicidad+Perfectividad. Esto es aún más claro en lenguas distintas del inglés. De hecho, las expresiones adverbiales con in nos dicen cuándo ha sido alcanzado el punto final/meta (inherente). Esto significa que necesitamos un Modo de Acción que tenga dicho punto final inherente (esto es, predicados télicos) y un Aspecto que afirme que el evento ha culminado. Cuando un predicado télico aparece en forma Imperfectiva, no se afirma nada sobre la consecución de la meta y las expresiones adverbiales con in no son posibles. (La combinación Imperfectividad+telicidad es precisamente el dominio de la paradoja Imperfectiva. Véanse Dowty 1979; Landman 1992; y otros.) En otras palabras, las expresiones adverbiales con in son un test para la consecución de la meta (telicidad+Perfectividad), no solo para la telicidad (esto es, no solo para la existencia de un punto final). También podemos explicar por qué no son posibles en (i) las expresiones adverbiales con for. Lo que en realidad vemos es que las expresiones adverbiales con for son incompatibles con la combinación telicidad+Perfectividad. Es decir, son incompatibles, no con la existencia de un punto final inherente, sino con la afirmación de la culminación (o, lo que es lo mismo, con la aserción de que se ha alcanzado el punto final inherente). En otras palabras, las expresiones adverbiales con for no son un test para la atelicidad sino para la ausencia de culminación (esto es, el conjunto complementario de la combinación telicidad+ Perfectividad).

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(20)

a. I have been sick for five days. b. For five days, I have been sick. c. Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está situado cinco días antes del LD y cuyo LD es el momento del habla, y durante ese intervalo temporal yo estuve enfermo.

Cuando la expresión adverbial con for es de nivel de evento y está en una oración de Perfecto (es decir, cuando tratamos con la versión de Perfecto de la oración I was sick for five days), aparece junto con una expresión adverbial de nivel de Perfecto (implícita o explícita): (21)

a. Since 1970, I have been sick for five days. b. Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1970 y cuyo LD es el momento del habla, y en ese intervalo temporal tiene lugar un evento consistente en que yo estuve enfermo durante cinco días30.

Cuando una oración en Perfecto no contiene expresiones adverbiales de nivel de Perfecto explícitas, lo que falta únicamente es el LI del intervalo temporal de Perfecto, puesto que el LD está fijado por el tiempo verbal. En ese caso el LI puede ser fijado contextualmente o por otro elemento interpretativo; por ejemplo, la escena fijada por el tiempo presente podría ser la existencia del sujeto31. Considérese una oración como (22a). Si la expresión adverbial con for es de nivel de Perfecto, se obtiene el Perfecto-U, como en (22b), en la manera descrita. Pero cuando la expresión adverbial con for es de nivel de evento, no hay una expresión

30 Esto no dice nada, correctamente, sobre si los cinco días eran contiguos o no. Aquí hay una situación en la que sería ventajoso tener una vez cerrado sobre intervalos temporales en lugar de sobre eventos (véase la discusión en la nota 25). Incluso si los cinco días no están conectados, su suma forma un intervalo, puesto que es el resultado de sumar intervalos más pequeños. En lugar de (21b), podríamos tener (i):

(i)

31

Hay un intervalo temporal (el lapso temporal del Perfecto) cuyo LI está en 1970 y cuyo LD es el momento del habla, y en ese lapso hay un intervalo de cinco días en que estuve enfermo.

Esto es parecido a decir que cuando no hay una expresión adverbial de nivel de Perfecto explícita, la oración contiene suficientes elementos interpretativos para proporcionar una interpretación de Perfecto y, por lo tanto, no se necesita ninguna expresión adverbial de nivel de Perfecto implícita. Pero incluso si este es el caso, la pregunta crucial (¿por qué no hay interpretación de Perfecto-U en ausencia de una expresión adverbial de nivel de Perfecto explícita?) sigue sin respuesta.

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adverbial explícita de nivel de Perfecto. El LD de la expresión adverbial implícita está fijado por el tiempo verbal. En ausencia de información (contextual o de otro tipo), sobre el LI, el tiempo presente también afecta al LI, puesto que el tiempo presente es relevante durante la existencia completa del individuo32. Por lo tanto, cuando la expresión adverbial con for es de nivel de evento, (22a) recibe una interpretación de Perfecto-E, como en (22c): (22)

a. I have lived in Thessaloniki for 10 years. b. Hay un intervalo temporal (el intervalo temporal del Perfecto) cuyo LI se sitúa hace 10 años y cuyo LD es el momento del habla, y durante ese intervalo temporal he vivido en Tesalónica. c. Hay un intervalo temporal (el intervalo temporal del Perfecto) cuyo LI se sitúa en el momento en que nací y cuyo LD es el momento del habla, y en ese intervalo temporal tiene lugar un evento consistente en que yo he vivido en Tesalónica durante 10 años.

Recuérdese que las expresiones adverbiales con for en posición final dan como resultado oraciones que son ambiguas entre la interpretación de Perfecto-U y la interpretación de Perfecto-E, mientras que en posición inicial dan como resultado la interpretación de Perfecto-U exclusivamente (Dowty 1979; Mittwoch 1988): (23)

a. John has been in Boston for two weeks. (Ambigua: Perfecto-E y Perfecto-U) b. For two weeks, John has been in Boston. (No ambigua: Perfecto-U solamente)

A partir del contraste de arriba, se extrae a menudo la conclusión general de que las expresiones adverbiales en posición inicial dan como resultado PerfectosU y las expresiones adverbiales en posición final dan como resultado Perfectos-U y Perfectos-E. Pero esto no es cierto. Las expresiones adverbiales en posición inicial pueden también dar como resultado Perfectos-E: (24)

32

Since 1990, I have read The Book of Sand five times. (Perfecto-E)

Este es el ámbito de las famosas oraciones de Einstein de Chomsky (1970: 85), que han llegado a ser a menudo materia de discusión en los estudios sobre el perfecto. La cuestión es que Einstein has visited Princeton, no puede pronunciarse después de la muerte de Einstein si Einstein es de lo que se habla en la oración. Pero puede ser utilizada después de su muerte en el contexto, por ejemplo, en el que se hace una relación de la gente famosa que ha visitado Princeton.

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La diferencia con respecto a qué lecturas permiten cuando están en posición inicial es una función de cómo las expresiones adverbiales en cuestión dan como resultado los Perfectos-U/E. Las expresiones adverbiales con since son siempre de nivel de Perfecto, mientras que las expresiones adverbiales con for pueden ser tanto de nivel de Perfecto como de nivel de evento. Las interpretaciones que permite una expresión adverbial con for (que siempre es durativa) son resultado directo de su comportamiento como expresión de nivel de Perfecto, en cuyo caso se obtiene solo una interpretación de Perfecto-U, o como expresión de nivel de evento, en cuyo caso se obtiene solo una interpretación de Perfecto-E. Por otra parte, las interpretaciones que permite una expresión adverbial con since son una función de si se ha elegido la versión durativa o la versión inclusiva de la expresión adverbial. Para una expresión adverbial con since la posición en el árbol sintáctico es irrelevante; since se combina con otros elementos de la oración para dar como resultado un Perfecto-U o un Perfecto-E. Para una expresión adverbial con for, en cambio, la posición en el árbol sí que importa. El hecho de que una expresión adverbial con for en posición final pueda dar como resultado una interpretación de Perfecto-E o de Perfecto-U significa que en posición final puede ser, bien de nivel de evento, bien de nivel de Perfecto. El hecho de que una expresión adverbial con for en posición inicial solo pueda dar como resultado una interpretación de Perfecto-U significa que en posición inicial puede ser únicamente de nivel de Perfecto. ¿Por qué debería la posición inicial de una oración determinar que las expresiones adverbiales con for sean necesariamente de nivel de Perfecto? La respuesta es que las expresiones adverbiales de nivel de Perfecto se adjuntan más arriba que las de nivel de evento, tal y como sugeríamos al principio de la sección. Una propiedad distintiva de la modificación adverbial es que es altamente local. Una expresión adverbial no puede modificar partes de la oración que estén más profundamente incrustadas que ellas mismas. El dominio de la modificación adverbial está determinado por su posición superficial; esto es, la posición de Ensamble33. Las expresiones adverbiales con for que aparecen en posición final pueden haber sido ensambladas más abajo (en el dominio del SV, o, como argu-

33 Para dar cuenta de la restricción en el alcance interpretativo de una expresión adverbial, Hornstein (1990) propone que las expresiones adverbiales pueden modificar solo aquellos elementos que rigen. Para dar cuenta del hecho de que el dominio de la modificación de las expresiones adverbiales está determinado en la operación de Materialización, Thompson (1995) propone que las expresiones adverbiales están excluidas del movimiento-A puesto que no tienen rasgos que cotejar, a diferencia de los SDets (véase también Chomsky 1995). Esto no excluye el movimiento de las expresiones adverbiales en construcciones como el movimiento-qu, la topicalización, o movimiento del foco (véase también Alexiadou 1997).

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mentaremos, en el dominio que incluye el aspecto gramatical), en cuyo caso son de nivel de evento, o pueden haber sido ensambladas más tarde, más arriba en la estructura, donde reside el Perfecto (nivel de Perfecto). Pero las expresiones adverbiales con for que parecen a la izquierda han sido necesariamente ensambladas tarde, fuera del dominio del SV. Por eso esta expresión adverbial no puede ser de nivel de evento; solo puede ser de nivel de Perfecto. De modo alternativo, si se asumiera que las expresiones adverbiales temporales en posición inicial están topicalizadas (véase la nota 35), la falta de ambigüedad de las expresiones adverbiales con for se seguiría del Movimiento más Corto. Si se asume, como argumentamos aquí, que en una oración de Perfecto, hay siempre dos niveles de expresiones adverbiales (explícitas o implícitas), nivel de evento y nivel de Perfecto, una expresión adverbial de nivel de evento no podrá saltarse una expresión adverbial de nivel de Perfecto (explícita o implícita)34. Un argumento similar aunque no idéntico se presenta en Thompson (1995)35. Nosotras dejamos este asunto ya que tiene escasa repercusión en nuestros propósitos principales.

34

¿Por qué una expresión adverbial de nivel de Tiempo no causaría una violación del Movimiento más Corto? Si las expresiones adverbiales de nivel de Tiempo no existen (Hornstein 1990), no se plantea por supuesto ningún problema; pero si existen (Vlach 1993), algo tiene que decirse. ¿Puede ser que las expresiones adverbiales de nivel de Tiempo no sean susceptibles de ser atraídas? ¿Puede ser que sean análogas a los sujetos, que aunque sean como tópicos no se interponen en la topicalización del objeto? Puesto que no nos hemos declarado a favor de la existencia de expresiones adverbiales de nivel de Tiempo, dejamos este asunto para otra ocasión. 35 Thompson discute el comportamiento sintáctico de las expresiones adverbiales en oraciones como The secretary had eaten at 3 p.m. que puede significar, o bien «el tiempo en el que la secretaria de hecho comió fue a las 3 p.m.» (nivel de evento), o bien «la secretaria ya había comido a las 3 p.m.» (nivel de Perfecto). Ella demuestra que el significado de las expresiones adverbiales (si son de nivel de evento o de Perfecto, lo que ella denomina la interpretación del punto R) interactúa con ligamiento. Por ejemplo, en (i) la expresión adverbial solo puede ser de nivel de Perfecto cuando hay correferencia. La interpretación de nivel de evento provoca una violación del Principio C: (i)

Mary had seen himi at the time that Johni presented his paper.

No obstante, con respecto a otros tests de Thompon, nosotras hemos llegado a una conclusión diferente. Thompson afirma que cuando el SV es aislado por medio de construcciones pseudoescindidas, movimiento de though o adelantamiento del SV, solo persiste la interpretación del nivel de evento de la expresión adverbial. Esto apoyaría su postura de que las expresiones de nivel de Perfecto se adjuntan más altas que el SV. Pero nuestros informantes opinan que las siguientes oraciones son aceptables: (ii) (iii) (iv)

Work at MIT since 1990 though he has, he still doesn’t know where Building 20 is. John claims he has worked at MIT since 1990, and work at MIT since 1990 he has. What he has done is work illegally as a doctor since 1990.

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Always. Always también puede ser o bien de nivel de Perfecto o bien de nivel de evento36, y en los dos casos se obtienen significados diferentes. Los predicados estativos permanentes pueden seleccionar always solo en el Perfecto: (25)

a. Emma has always been tall. b. *Emma is/was always tall.

A partir de (25b) concluimos que always no puede ser una expresión adverbial de nivel de evento con predicados estativos permanentes y que cuando los predicados estativos permanentes aparecen con always en las oraciones en Perfecto, always es una expresión adverbial de nivel de Perfecto. En apoyo de esto está también el hecho de que always no puede concurrir con otras expresiones adverbiales de nivel de Perfecto cuando aparece un predicado estativo permanente: (26)

*Since 1990, I have always been tall.

Por otro lado, con predicados eventivos o con predicados estativos episódicos, always puede aparecer en oraciones que no están en Perfecto (27a) y puede concurrir con otras expresiones adverbiales de nivel de Perfecto (27b, c), lo que muestra que con tales predicados puede ser una expresión adverbial de nivel de evento: (27)

a. I always give/gave him a dime when he asks/asked me for money. b. Since 1990, I have always given him a dime when he (has) asked me for money. c. Since 1990, I have always been sick when he (has) visited me.

En resumen, always puede ser de nivel de evento con predicados episódicos pero no con predicados permanentes. Puede ser de nivel de Perfecto con predicados permanentes y con predicados episódicos.

Dado que las expresiones adverbiales con since son necesariamente de nivel de Perfecto, que puedan aparecer cuando el verbo se usa aisladamente muestra que en estos contextos es como mínimo el nudo Perf(ecto) el que ha sido topicalizado y no solo el SV. Esto es un problema para la explicación de Thompson porque ella asume que solo se topicaliza el SV debido a que la forma verbal no es de participio. Sin embargo, nuestro test (básicamente de permisividad de la expresión adverbial con since) muestra que los rasgos sintáctico-semánticos del Perfecto están ahí, aunque algo ha impedido la formación morfológica del participio. Véase Urushibara (1997) para una discusión de datos similares a los de Thompson y para un tratamiento morfológico de la aparición de las formas desnudas en (ii)-(iv). 36 Cuando always es de nivel de evento, es una expresión adverbial de cuantificación situada dentro del lapso temporal del Perfecto.

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¿Qué significa el always de nivel de Perfecto? Significa «a lo largo del lapso temporal del Perfecto»; esto es, hay cuantificación universal sobre los puntos del lapso temporal del Perfecto, y por tanto se incluyen los extremos; en otras palabras, el significado de un Perfecto-U. Dado que no hay espacio para otra expresión adverbial de nivel de Perfecto, no hay indicación adicional sobre el LI (el LD es el tiempo del habla en el presente perfecto). Y como antes, en ausencia de información explícita, o bien el LI está determinado contextualmente o lo fija el significado del tiempo; por ejemplo, en el presente perfecto, el intervalo temporal del Perfecto empieza con el comienzo de la existencia del sujeto. Expresión adverbial de Perfecto implícita. ¿Cuál es la naturaleza de la expresión adverbial de nivel de Perfecto implícita? Ya que la presencia de una expresión adverbial de nivel de Perfecto implícita excluye la interpretación de Perfecto-U, debemos concluir que la expresión adverbial implícita no es durativa, sino inclusiva. A pesar de que no tenemos más que decir sobre eso aquí, esta conclusión no debe sorprender puesto que la cuantificación existencial es lo natural en el cierre por defecto, mientras que la cuantificación universal requiere especificación léxica.

3.3. PUNTO 3: EL PERFECTO

INTERVALO

E-R

NO TIENE UN ESTATUS DIFERENCIADO EN EL

Es muy importante no confundir el lapso temporal del Perfecto con el intervalo E-R, que es el modo en que se representa comúnmente el significado del Perfecto en el modelo de Reichenbach (p. ej. Hornstein 1990). El LD puede recordar el punto R de Reichenbach, pero el LI del lapso temporal del Perfecto no es E; el LI queda establecido por la expresión adverbial. Considérese la siguiente oración: (28) (29)

Since 1991, I have been to Cape Cod only once, namely, in the fall of 1993. 1991 …………__________...............AHORA (otoño 1993)

En (28), E está situado temporalmente en el otoño de 1993, lo que significa que el intervalo E-R empieza con el otoño de 1993 y continúa hasta el tiempo del habla. En cambio, el lapso temporal del Perfecto empieza en 1991. Tampoco debe confundirse el lapso temporal del Perfecto con el intervalo en el que tiene lugar el estado que es consecuencia del evento subyacente, llamado, por ejemplo, estado posterior o estado resultado, descripciones del Perfecto

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también muy frecuentes. En (28), por ejemplo, el estado posterior tiene lugar desde (después) del otoño de 1993 y se extiende indefinidamente hacia el futuro37. Pero el intervalo temporal del Perfecto empieza antes (1991) y termina antes (momento del habla).

3.4. PUNTO 4: MORFOLOGÍA (IM)PERFECTIVA Y EL PERFECTO-U Como se mencionó más arriba, ya que el Perfecto-U está restringido en las diversas lenguas, se ha afirmado que es específico solo de algunas, un rasgo peculiar impredecible, un uso no central del Perfecto. De hecho, las formas convencionales con las que se obtiene el Perfecto-U en inglés, tales como la modificación por medio de expresiones adverbiales con always o con since, producen agramaticalidad, por ejemplo, en griego: (30)

*Eχo panta zisi he siempre vivido «he vivido siempre en Atenas»

stin en-las

Athina. Atenas

Nosotras proponemos que la disponibilidad del Perfecto-U es completamente predecible a partir de la composición morfológica del participio de Perfecto. Más en concreto, defendemos que el aspecto gramatical –especificación Imperfectiva o Perfectiva del participio– determina si es o no posible el Perfecto-U. Antes de explicar esto más a fondo, consideremos brevemente la contribución semántica del (Im)Perfectivo fuera del Perfecto. El aspecto Perfectivo transmite el significado de que el evento en cuestión está completo, lo que para los predicados télicos significa la consecución de una meta y para los atélicos, la terminación. El efecto del Perfectivo se ilustra en (31), que afirma que el evento de construir una casa está completo; es decir, la meta ha sido alcanzada y la casa ha sido construida. Típicamente, el Perfectivo de los predicados télicos puede estar acompañado de expresiones adverbiales con in, pero no de expresiones adverbiales con for (véase la nota 29): (31)

Eχtisa «construí

ena una

spiti casa

(mesa se ena χrono/*γιa ena χrono) (en un año/durante un año)»

37 Esto está relacionado con la descripción habitual del Perfecto Experiencial como un tipo de propiedad permanente del sujeto, puesto que una vez que se participa en un evento, se tiene en adelante la experiencia de haber hecho eso (véase, p. ej., Smith 1991).

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Denominaremos al rasgo que aparece como morfología perfectiva [acotado]. Por otro lado, el aspecto Imperfectivo presenta una situación como en curso38, sin incluir sus extremos. Cuando el Imperfectivo aparece en los predicados télicos, la consecución de la meta no forma parte de la aserción. Típicamente, el Imperfectivo (tanto con predicados télicos como con atélicos) puede estar acompañado de expresiones adverbiales con for pero no de expresiones adverbiales con in: (32)

Eχtiza ena spiti (*mesa se ena χrono/γιa ena χrono) «estaba construyendo la casa (en un año/durante un año)»

Denominaremos al rasgo que aparece como morfología Imperfectiva [no acotado]. Volvamos ahora al Perfecto y a la función de la morfología (Im)Perfectiva en la posibilidad de obtener un Perfecto-U. Para que un evento se extienda a lo largo de un intervalo, tiene que ser homogéneo; esto es, debe cumplirse la propiedad del subintervalo (recuérdense 18a-c). La morfología Perfectiva en el predicado que describe el evento bloquea la propiedad del subintervalo. Presenta el evento como acotado y los eventos acotados no son homogéneos dado que la naturaleza de los intervalos que incluyan la consecución o terminación es diferente de la de los intervalos precedentes. Nosotras mostraremos la relevancia del aspecto Perfectivo e Imperfectivo para las interpretaciones del Perfecto observando lo que ocurre en griego, búlgaro e inglés.

3.4.1. El griego En griego el participio del Perfecto se forma estrictamente sobre la base Perfectiva, a pesar de que fuera del Perfecto los verbos griegos muestran la distinción Perfectivo/Imperfectivo39. Con predicados télicos, el Perfectivo, y por lo tanto el participio del Perfecto, afirma la consecución de la meta. Como resultado, el Perfecto-U, que requiere la propiedad del subintervalo, no es posible. Volveremos más adelante a las actividades. Con estativos ocurre que en griego, como en otras muchas lenguas, el Perfectivo da lugar a una lectura incoativa (aunque no sabemos por qué):

38

En uno de sus usos. El Imperfectivo tiene una distribución más amplia que la que se discute aquí. 39 Algunos verbos estativos como have, be y know no tienen forma Perfectiva. Estos verbos tampoco tienen participio de Perfecto y no forman el perfecto.

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O γιannis aγapise tin Maria to 1981. El Jannis amar-PAS.PERF-3SG la Maria en 1981 «Jannis empezó a amar a/se enamoró de Maria en 1981»

Esta oración no significa que hay un evento consistente en amar que se prolongó durante algún intervalo de 1981 o a lo largo de 1981, a la manera en que se interpretaría en inglés John loved Mary in 1981. Significa que Jannis se enamoró de Maria en 1981. Un evento incoativo es un evento de cambio de estado (esto es, télico). En consecuencia, el Perfecto de un verbo estativo griego carecerá de la interpretación de Perfecto-U. Es posible formar el presente perfecto de un predicado estativo, pero la oración resultante tiene únicamente la interpretación-E: (34)

O γιannis eχιi aγapisi tin Maria. El Jannis ha amado la Maria «Jannis ha empezado a amar a/se enamoró de María en 1981»

3.4.2. El búlgaro En búlgaro, el Perfectivo tiene un efecto similar. Con predicados télicos, afirma la consecución de la meta y en consecuencia el Perfecto-U está excluido. Como en griego, el Perfectivo convierte en incoativos a los predicados estativos. Por ejemplo, «amar» en el Perfectivo significa «llegar a amar», y el Perfecto basado en el participio Perfectivo carece de la interpretación de Perfecto-U. El Perfecto formado sobre este participio es gramatical, pero solo con una interpretación de Perfecto-E, como indica la glosa de (35): (35)

Marija (*vinagi) e obiknala Ivan (*ot 1980 nasam). Marija siempre es amar-PART.PERF Ivan desde 1980 hasta-ahora «Marija se ha enamorado de Ivan»

A diferencia del griego, sin embargo, el búlgaro tiene también un participio perfecto que está formado sobre la base Imperfectiva. El Imperfectivo no presenta el evento como completo; en otras palabras, no lo describe con un subintervalo final diferenciado. Por lo tanto, el predicado puede satisfacer los requisitos de subintervalo de una expresión adverbial durativa y este Perfecto puede tener la interpretación de Perfecto-U: (36)

Marija vinagi e običala Marija siempre es amar-PART.IMPERF «Marija siempre ha amado a Ivan»

Ivan. Ivan

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Dado que el participio Imperfectivo de cualquier modo de acción presenta los eventos como homogéneos (esto es, sin un subintervalo final diferenciado de terminación o compleción), el Imperfectivo permitirá la lectura de Perfecto-U. Además de tener participios perfectos formados sobre la base Perfectiva y la Imperfectiva, el búlgaro tiene un participio basado en otro contenido aspectual, que llamaremos Neutral 40. Este término ha sido usado por Smith (1991) –pero no para el búlgaro– para indicar que solo se habla del LI (esto es, el punto inicial) y de algo del proceso interno del evento. Según Smith, el Neutral se diferencia principalmente del Perfectivo en que permite la referencia a la estructura temporal interna del evento, y en que no afirma el LD41. La relevancia del Neutral para nuestra discusión es que hay un participio perfecto que se basa en él y que este participio puede dar como resultado un Perfecto con la interpretación de Perfecto-U. Lo que es crucial en este contexto, entonces, es mostrar que el Neutral no está acotado, es decir, no afirma la consecución de la meta cuando toma predicados télicos, y por ello es previsible que su comportamiento difiera del que tiene el Perfectivo en búlgaro y en griego. Esta distinción deseada existe claramente. El Perfectivo afirma la consecución de la meta, pero con el Neutral no se dice nada sobre ello, igual que con el Imperfectivo: (37)

a. Maria izpi vinoto (#no ne znam dali go Maria beber-PAS.PERF el-vino pero no sé si ello izpi cjaloto). beber-PAS.PERF todo «Maria se bebió el vino (pero no sé si se lo acabó)» b. Maria pi/pieše vinoto (no ne znam dali go Maria beber-NEUT/IMPERF el-vino pero no sé si ello izpi cjaloto). beber-PAS.PERF todo «María estaba bebiéndose el vino (pero no sé si se lo acabó)»

40 Las gramáticas tradicionales búlgaras no hacen ninguna distinción entre el Perfectivo y el Neutral y llaman a ambos la forma de pasado completado. No todos los verbos distinguen morfológicamente entre las formas Neutral, Imperfectiva y Perfectiva. Es más, la morfología del Neutral solo está disponible en las formas temporales de pasado. 41 Smith caracteriza el Neutral como «por defecto con un valor positivo específico» (1991: 119), una definición que no nos resulta clara. Ella dice también que el Neutral se encuentra en lenguas que no tienen distinciones aspectuales o que el Neutral es la ausencia de morfología aspectual en las lenguas que no hacen la distinción Imperfectivo/Perfectivo. Sin embargo, también señala (1991: 133, nota a pie 3) que, en principio, una lengua podría tener Neutral en contraste con el Perfectivo y el Imperfectivo.

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La oración (37a), con el Perfectivo, afirma que el vino se terminó. La oración (37b), con el Neutral, no dice nada sobre si el vino se acabó, sino que afirma simplemente que tuvo lugar una actividad consistente en beber vino, y a este respecto, es similar a la expansión con el Imperfectivo. Por lo tanto, podemos concluir que con el Neutral se afirma la no acotación (esto es, la ausencia de LD), o al menos, no se afirma la acotación. Esto se mantiene en el Perfecto que usa el participio basado en el Neutral, como cabía esperar. Compárese el Perfecto que se forma con en el participio Perfectivo con el Perfecto que se forma con el participio Neutral: (38)

a. Tja e izpila vinoto (#no ne znam dali go e ella es beber-PART.PERF el-vino pero no sé si ello es izpila cjaloto). drink-PART.PERF todo «ella se ha bebido el vino (pero no sé si se lo ha acabado)» b. Tja e pila vinoto (#no ne znam dali go e ella es beber-PART.NEUT el-vino pero no sé si ello es izpila cjaloto). drink-PART.PERF todo «ella se ha estado bebiendo el vino (pero no sé si se lo ha acabado)»

A partir de los datos de (38), esperamos que el Perfecto que se forma con el participio Neutral tenga una interpretación-U. Este es de hecho el caso, como se ilustra en (39): (39)

Az šum pila vinoto ot sutrinta nasam. yo soy beber-PART.NEUT el-vino desde la-mañana hasta-ahora «he estado bebiendo vino desde esta mañana»

Un aspecto final relativo al Neutral y al Perfecto-U es que mientras que, en principio, el participio Imperfectivo puede formarse con todos los tipos de verbos, solo los verbos que denotan realizaciones y actividades tienen un participio Neutral42.

42

Con respecto a la distribución de los participios perfectos Imperfectivos y Neutrales, se observa la siguiente generalización: cuando están disponibles tanto el participio Imperfectivo como el Neutral, es el participio Neutral el que se usa para formar el Perfecto-U, y no el Imperfectivo. El participio Imperfectivo se usa para formar el Perfecto-U solamente con aquellos verbos que no marcan el Neutral. Para dar cuenta de esta distribución, proponemos que el Neutral está más especificado que el Imperfectivo y que es por ello por lo que es elegido en

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3.4.3. El inglés Examinemos ahora el Perfecto inglés. Puesto que el Perfecto afirma la consecución de la meta de un predicado télico, parece que los rasgos sintáctico-semánticos que hay por debajo del Perfecto aportan acotación: (40)

He has read the book # but he didn’t finish it.

Con las actividades, no puede comprobarse la consecución de ninguna meta, pero asumamos sobre la base de los datos de arriba que se aporta acotación. Si el Perfecto de hecho incorpora acotación, se sigue que el Perfecto-U no será posible ni con el Perfecto de los predicados télicos ni con el de las actividades: (41)

a. *He has danced ever since the morning43. b. *He has drawn a circle ever since the morning.

No obstante, si seguimos el razonamiento anterior y concluimos que la morfología del participio perfecto incorpora acotación, hemos creado un problema. Esperaríamos que la acotación fuera una aportación también del Perfecto de los predicados estativos. En consecuencia, se esperaría que el Perfecto-U tampoco fuera posible con ellos. Dicho de otro modo, esperaríamos que el Perfecto inglés

los contextos relevantes. En concreto, el Neutral tiene el rasgo [no acotado] (o carece del rasgo [acotado]) y requiere los rasgos [dinámico] y [durativo]. Véase Smith (1991) para la definición de los primitivos [dinámico] y [durativo]. El rasgo [dinámico] separa los predicados estativos de los no estativos; el rasgo [durativo] separa los predicados estativos, las actividades y las realizaciones de los logros y los semelfactivos. El Neutral está excluido con los predicados estativos, los logros y los semelfactivos. El Imperfectivo, menos marcado, tiene solamente el rasgo [no acotado] (o carece del rasgo [acotado]). Así, por lo que respecta al Perfecto-U tanto el Neutral como el Imperfectivo tienen el rasgo relevante, [no acotado]. Sin embargo, el Neutral es elegido frente al Imperfectivo cuando es aplicable porque es una forma más especificada con respecto a los rasgos del evento subyacente. La pregunta que se plantea es por qué el pasado simple permite tanto el Neutral como el Imperfectivo. Nosotras defendemos que esta opcionalidad es solo aparente y que el Imperfectivo es elegido cuando se quiere establecer un marco (véase la sección 5). 43 Una oración como la de (i) no debe tomarse como un contraejemplo de la afirmación de que el perfecto de las actividades no permite la interpretación de Perfecto-U: (i)

He has worked here ever since he was a child.

En (i), el predicado se interpreta como «ser un trabajador» o «ser un empleado», que no es una actividad, sino un predicado genérico/habitual que se comporta como los estativos.

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se comportara como el griego o el búlgaro con el participio Perfectivo. Pero el Perfecto-U es posible con los predicados estativos ingleses, como se mostró en la sección 1. A la luz de esto, debemos refinar nuestras observaciones anteriores. Lo que necesitamos ser capaces de derivar es que el Perfecto de los predicados télicos y actividades se interpreta como incorporando acotación, mientras que el Perfecto de los predicados estativos no. Hay un modo de lograr este objetivo. Los predicados télicos y las actividades (esto es, los no estativos) pueden portar tanto morfología de progresivo como morfología de no progresivo. La elección entre las dos corresponde a la interpretación de no acotado frente a la interpretación de acotado. Esto significa que cuando un predicado no estativo tiene el rasgo [no acotado], el componente morfológico hará que aparezca en el progresivo; cuando el predicado no estativo tiene el rasgo [acotado], aparecerá como no progresivo. Los predicados estativos, por otro lado, aparecen solo como no progresivos44. Pero esto no se debe a que solo puedan tener el rasgo [no acotado]. Los estativos pueden tener tanto el rasgo [acotado] como el [no acotado], pero propiedades independientes impiden la expresión del rasgo [no acotado] con la morfología progresiva45. Pero, por supuesto, independientemente de la marca explícita, la especificación del rasgo [acotado]/[no acotado] es visible para la interpretación. En resumen: (42)

a. no estativo, [no acotado] b. no estativo, [acotado] a. estativo, [no acotado] b. estativo, [acotado]



Progresivo



no Progresivo

De todo esto se sigue que cuando el evento subyacente es no estativo, solo el Perfecto del progresivo permitirá la interpretación de Perfecto-U y ello porque el Perfecto del no progresivo incorpora acotación. Con los estativos, el Perfecto-U parece ser siempre posible. La razón es que un estativo puede interpretarse siem-

44 Esto se ha expresado de varias formas; por ejemplo, se ha dicho que el progresivo requiere algo como [dinámico] o que el progresivo aporta el rasgo [dinámico], que no es compatible con los predicados estativos. 45 De hecho, no está claro si [acotado] puede aparecer con los estativos ingleses. Como se notó previamente, este rasgo con los estativos de algunas lenguas convierte el predicado en incoativo, pero hay lenguas en las que simplemente los estativos no pueden aparecer con morfología Perfectiva (Comrie 1976). Posiblemente el inglés es una de esas lenguas. Si es así, los predicados estativos estarán únicamente marcados como [no acotados]. Esto proporcionaría una explicación alternativa posible para el hecho de que los estativos no manifiesten en inglés la oposición progresivo/no progresivo.

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pre como no acotado y la distinción aspectual acotado/no acotado nunca se expresa explícitamente con los estativos ingleses46.

3.4.4. Morfología aspectual y las interpretaciones del Perfecto Recapitulemos. A partir de los datos del griego, búlgaro e inglés, proponemos que la (no) acotación es aportada por rasgos sintáctico-semánticos del verbo que se retienen cuando el verbo se convierte en participio. El Perfecto en sí mismo no aporta (no) acotación. En otras palabras, cuando un presente perfecto envuelve el significado de compleción, este significado procede de los rasgos que afirman la acotación que están subordinados bajo el Perfecto y no del Perfecto propiamente dicho. El Perfecto se limita a establecer un intervalo temporal en el que un evento (no) acotado tiene lugar. Dicho de otro modo, el significado del Perfecto es aproximadamente como en (43), con las expansiones posibles de (44a-d): (43) (44)

Hay un intervalo (el lapso temporal del Perfecto) en/durante el que hay un evento acotado/no acotado. a. … durante… no acotado → Perfecto Universal b. … en… no acotado → Perfecto Experiencial c. … en… acotado → Perfecto Experiencial d. … durante… acotado → depende del Modo de Acción

Empecemos con la expansión (44a). El Perfecto-U se obtiene cuando un predicado se extiende a lo largo del lapso temporal del Perfecto. Dada la interpretación durativa del intervalo y el carácter no acotado del evento en (44a), el Perfecto-U es posible. Los casos que hemos ilustrado son estativos y progresivos en inglés y el Perfecto basado en los participios Imperfectivos y Neutrales en búlgaro. Considérese a continuación la expansión (44b). Puesto que inclusivo significa «propiamente incluido», los límites del intervalo temporal del Perfecto no serán parte del evento por aserción; por lo tanto, el Perfecto-U no es posible. Los casos que hemos ilustrado son todos los casos mencionados en el párrafo precedente pero en la lectura Experiencial.

46 No se debe pensar erróneamente que la interpretación Experiencial requiere acotación. En búlgaro, la interpretación Experiencial es posible con los participios Imperfectivos y Neutrales. Una situación similar se da en inglés, como en el ejemplo de Comrie (1976) de (i):

(i)

Have your ever been watching TV when the tube exploded?

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Lo mismo ocurre en la expansión (44c): el requisito de inclusión propia es un obstáculo para la interpretación de Perfecto-U. Finalmente, considérese la expansión (44d). Si el predicado es télico, el carácter acotado afirma la consecución de la meta. En consecuencia, el requisito del subintervalo de «durante» no puede ser satisfecho. Pero ¿qué ocurre si el predicado es una actividad? ¿Podemos rellenar el lapso temporal del Perfecto con una actividad que termina exactamente en el LD, de modo que los requisitos tanto de «durante» como de acotación sean satisfechos? Una expresión adverbial griega que causa esta situación (posiblemente la única, de hecho) es apo … meχri, «desde … hasta»47. Podemos obtener condiciones de verdad similares a las del Perfecto-U haciendo de «ahora» el segundo argumento de la expresión adverbial. Esto nos permite incluir el tiempo del habla en el evento (por supuesto, siempre que el evento subyacente no sea télico o estativo, el último porque se convertiría en télico debido al componente Perfectivo del participio del Perfecto): (45)

Eχιi kivernisi apo «he gobernado desde

to (el)

1990 meχri tora. 1990 hasta ahora»

3.5. PUNTO 5: LA ANTERIORIDAD NO ES PARTE DEL SIGNIFICADO DEL (PARTICIPIO DEL) PERFECTO Hemos defendido que las nociones de compleción y acotación, que a menudo se asocian con el Perfecto, no son parte del significado del Perfecto en absoluto, sino un reflejo de la morfología aspectual [(no) acotación] que está subordinada bajo el Perfecto. Al principio mencionamos que se dice que el presente perfecto expresa anterioridad o algún tipo de contenido de Pasado. ¿Cómo aparece la anterioridad/el contenido de Pasado del presente perfecto? En primer lugar, en la interpretación de Perfecto-U del presente perfecto, el predicado subyacente tiene lugar también en el momento del habla. Esto significa que la anterioridad/el contenido Pasado está relacionado con la interpretación Experiencial (recuérdese el argumento independiente de Brugger basado en la concordancia de tiempos), en otras palabras, con la interpretación inclusiva del intervalo temporal del Perfecto. Y ahora debe ser obvio cómo (y por qué) surge la anterioridad: puesto que en el presente perfecto, el LD del intervalo temporal del Perfecto es el tiempo del habla y puesto

47 Cuando acompaña al tiempo presente, puede prescindirse del LD, que automáticamente se identifica con el momento del habla.

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que se da el caso de que el evento subyacente ocurre en el lapso temporal del Perfecto, se sigue que el evento ocurre antes del LD/tiempo del habla. De modo similar, en el pluscuamperfecto, dado que el LD está antes del momento del habla y el evento sucede antes del LD (ya que ocurre en el lapso temporal del Perfecto), el evento tendrá lugar antes del momento del habla. Por último, en el futuro perfecto, el LD está en el futuro con respecto al momento del habla. Puesto que el evento sucede en el lapso temporal del Perfecto (esto es, antes del LD), puede tener lugar antes o después del momento del habla, que es exactamente el significado infraespecificado del futuro perfecto. Dicho de otro modo, podemos derivar el hecho de que el presente perfecto pueda expresar anterioridad y el Perfecto-U no pueda. Esto es posible debido al significado del Perfecto junto con el hecho de que cuando el tiempo verbal se combina con el Perfecto, sitúa el LD con respecto al momento del habla. Por resumir y destacar: no hay ningún componente del Perfecto que exprese anterioridad directamente, es decir, no se debe mirar a la morfología (p.ej.) del participio y postular un morfema o un operador cuyo significado sea de anterioridad. Postular tal morfema u operador es innecesario puesto que la anterioridad puede ser derivada como acabamos de describir; pero sería incluso erróneo, pues sería imposible derivar el Perfecto-U ya que este perfecto afirma que el evento continúa en el momento del habla.

4. Estatividad versus carácter no acotado Dijimos antes que la morfología que marca la no acotación en el evento subyacente es una condición necesaria para la formación del Perfecto-U. Un evento se describe como no acotado cuando no se afirma que ha alcanzado su punto final (consecución de la meta, para los télicos; terminación para los no télicos). ¿Cómo se relaciona nuestra postura con la afirmación de que en inglés se requiere un estativo o un progresivo para obtener un Perfecto-U (p.ej. Dowty 1979; Mittwoch 1988, Vlach 1993? La estatividad se ha definido de distintas formas. De acuerdo con Smith (1991: 67) (y muchos otros que siguen la descripción original de Vendler 1957): «[Dinamismo y agentividad], que están estrechamente relacionados, distinguen los predicados no estativos de los estativos». De modo crucial, para Smith, el progresivo y los predicados estativos se diferencian porque el progresivo, frente a los predicados estativos, es dinámico y agentivo. En el sistema de Smith, se puede clasificar un predicado por el tipo de representación que representa [Modo de Acción] prescindiendo de la morfología flexiva; esto es, se puede clasificar lo que Smith denomina la constelación verbal, el verbo más sus argumentos. El Aspecto gramatical

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[(Im)Perfectivo] está en otro nivel, por así decirlo, y no afecta al Modo de Acción, al que pertenece la estatividad. Vlach (1981) define la estatividad como sigue: (46)

Una oración F es estativa si y solo si la verdad de (Pasado F) when I arrived requiere que F sea verdad en algún período que alcance el tiempo de mi llegada.

Está claro que frente a la definición de Smith de estatividad, la definición de Vlach solo es aplicable después de que la morfología flexiva se haya aplicado ya que el test exige la interpretación en un contexto oracional concreto. Para Vlach, entonces, la estatividad se caracteriza por la combinación del Modo de Acción y el Aspecto gramatical. El razonamiento que hay detrás de la propuesta de Vlach es básicamente que los predicados en los que se está fácilmente de acuerdo en que son estativos se comportan de una determinada manera en su esquema, y todo lo que se comporte del mismo modo debe ser también estativo. Tomemos el ejemplo del predicado be asleep, que es [-dinámico], etc., un predicado estativo en la definición de cualquiera: (47)

John was asleep when I arrived.

Vlach, como muchos otros que investigan el inglés, asume que was asleep en (47) es un estado, puro y simple. Sin embargo, was asleep en (47) es no solo un predicado estativo no flexionado. Was asleep en (47) tiene el rasgo [no acotado], como se ha mostrado por el uso obligatorio del Imperfectivo en lenguas con morfología más rica que el inglés. Entonces podría decirse que el test de Vlach se aplica en realidad a predicados estativos [+no acotados] o simplemente [no acotados]. De hecho, esto último es lo que ocurre, como podemos mostrar añadiendo el rasgo [no acotado] proporcionado por la morfología Imperfectiva/Progresiva en un predicado que claramente no es estativo (esto es, [-dinámico], etc.) en el sentido de Vendler o Smith: (48)

John was lifting weights/buiding a rocket/throwing bricks/… when I arrived.

Todos los predicados de (48) pasan el test de Vlach para la estatividad y de hecho Vlach defiende que el progresivo es estativo (frente a Smith, que defiende explícitamente que progresivos y predicados estativos son diferentes). Sin embargo, si extraemos la conclusión con Vlach de que «levantar peso»/«construir un

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cohete»/«arrojar ladrillos»/… son predicados estativos, hemos abandonado evidentemente la idea de que los estativos son [-dinámicos], [-agentivos], etc. Está claro que los predicados que pasan el test de Vlach no son los mismos que los estados [-dinámicos] de Vendler o que los predicados que serían clasificados como estativos en el sistema de Smith48. En realidad, Vlach describió los efectos de la marca de Imperfectivo. Uno puede llamarlo estatividad pero esto puede confundir, pues este término se usa también para hacer referencia a los predicados [-dinámicos] en el sentido de Vendler. Nosotras estamos usando el término estativo al modo de Vendler y el término no acotado para partes más amplias del árbol sintáctico que satisfacen el diagnóstico de Vlach. Como se notó antes, esta terminología se usa porque en algunos tests los estativos ingleses se comportan como progresivos/Imperfectivos y porque el Imperfectivo no es visible en los estados ingleses49. Un punto final pero importante. Se podría decir que independientemente del aspecto terminológico, el test de Vlach aísla correctamente la propiedad crucial que se necesita para el Perfecto-U. Esto es, uno podría estar tentando de defender que los predicados que superan el test son los únicos que dan lugar al Perfecto-U. Pero esto no es así. Como se señaló antes, con el Neutral búlgaro se obtiene el Perfecto-U. Es más, el Neutral marca la no acotación, de modo consistente con el escenario de la

48 En nuestra opinión, Vlach sobreinterpreta un aspecto de comportamiento particular. Hay otros tests que hacen que los progresivos y estativos parezcan similares, e incluso otros que los hacen diferentes. Tanto progresivos como predicados estativos pueden aparecer en el tiempo presente en inglés sin ser genéricos ni ser muestras del lenguaje de los locutores deportivos:

(i)

a. He is lifting weights. b. He is sick. c. He lifts weights. (solo genérico)

Que (ic) no tenga interpretación episódica puede seguirse del hecho de que con respecto a los predicados no estativos, las actividades pueden aparecer en la forma progresiva y en la no progresiva y por lo tanto el verbo denudo (no progresivo) se interpreta Perfectivamente. Y recuérdese que no existe tal cosa como un presente Perfectivo. Una diferencia entre los progresivos y los estativos es que los progresivos pueden tomar expresiones adverbiales como carefully, deliberately y conscientiously, mientras que los estativos no pueden. Los imperativos (tanto Imperfectivos como Perfectivos) y las oraciones pseudoescindidaas se usan a menudo como test para la estatividad, pero en realidad lo que comprueban es la agentividad. 49 Dowty (1979) denomina a los predicados que satisfacen la propiedad del subintervalo estativos. De nuevo, nosotras no adoptamos esta terminología por las razones expuestas en el texto principal. (Véase también la nota 5.)

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variación entre lenguas; es decir, no presenta un evento como terminado/completado. Sin embargo, el Neutral, a diferencia del Imperfectivo, no pasa el test de Vlach. (49)

a. *Ivan pisa Ivan escribir-PAS.NEUT habitación b. Ivan pišeše Ivan escribir-PAS.IMPERF habitación

pismoto kogato Maria leze v s t a j a t a la-carta cuando Maria entró en lapismoto kogato Maria vleze v s t a j a t a la-carta cuando Maria entró en la-

En otras palabras, nosotras no hemos estado usando el término estativo, en primer lugar, porque el término se usa de maneras distintas, en segundo lugar, porque ciertos tests para la estatividad (p.ej. el de Vlach) no dan como resultado la clase apropiada para el Perfecto-U. La mayoría de los investigadores adoptan el test de Dowty (la propiedad del subintervalo) y el test de Vlach para conseguir la misma clase de predicados. Sin embargo, como se ha indicado, los predicados marcados en búlgaro con el Neutral satisfacen la propiedad del subintervalo pero no pasan el test de Vlach.

5. Conclusión Hemos dado argumentos en apoyo de una versión de la Teoría del Ahora-Extendido así como de la función de las expresiones adverbiales en la interpretación del Perfecto y de la ambigüedad Universal/Existencial. También hemos demostrado que la disponibilidad en las distintas lenguas del Perfecto Universal puede explicarse con una sólida base una vez que se tenga en cuenta la composición morfosintáctica del participio de Perfecto. Además, el hecho de que la disponibilidad del Perfecto Universal sea dictada por factores morfosintácticos muestra que la distinción Universal/Existencial no es pragmática (considerándose al Universal como un subcaso del Existencial) sino una distinción generada por diferentes estructuras (morfo)semánticas. En el apéndice tratamos algunos aspectos sintácticos que surgen en conjunción con los aspectos semánticos examinados hasta ahora.

6. Apéndices 6.1. NÚCLEOS FUNCIONALES Y SU ORDEN Estamos ahora en posición de extraer conclusiones preliminares sobre el orden de los núcleos funcionales en una oración en Perfecto. En griego y en búlgaro el

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participio está especificado para (Im)Perfectivo, lo que creemos que significa que el núcleo funcional que corresponde al Perfecto (esto es, el nudo que contiene rasgos del Perfecto propiamente dicho) está sobre el núcleo (Im)Perfectivo, al que nos referiremos como Asp(ecto). También en inglés el Perfecto está sobre el progresivo y no al contrario, como muestra el orden relativo entre los auxiliares (He has been singing, no *He is having sung). Además, el nudo T(iempo) está por encima del Perf. En cuanto a la especificación pasiva/activa, asumimos que si Voz se proyecta como un nudo separado, está por debajo de Perf. En las construcciones de Perfecto pasivas el Perfecto está por encima de la pasiva en todas las lenguas que hemos examinado (p.ej. en inglés He has been arrested, no *He was had arrested). Este resultado no es sorprendente puesto que la pasiva está relacionada con la estructura argumental del evento, mientras que el Perfecto relaciona el evento como un todo con el dominio temporal. Cuando coinciden el progresivo y la pasiva, su orden relativo es Asp>Voz (The house was being built). todas las piezas, y dejando de lado de momento la cuestión del auxiliar, llegamos al árbol de (50), completamente ejemplificado en la oración de (51), de Chomsky (1957): (50)

ST T

SPerf Perf estado

SAsp Asp siendo

SVoz Voz leídos

(51)

SV

These books have been being read all year.

Como se discutió en la sección 3.2, hay al menos dos niveles de expresiones adverbiales en una oración de Perfecto y su orden sintáctico se corresponde con su alcance semántico. Dependiendo de si las expresiones temporales adverbiales son de nivel de evento o de nivel de Perfecto, se adjuntan a SAsp/SV o a SPerf, respectivamente. Por tanto, el orden de los morfemas o auxiliares se corresponde con el orden de las expresiones adverbiales, como se esperaba de nuestras asunciones (véase también Alexiadou 1997 y Cinque 1999 para una afirmación más ambiciosa en esta misma línea).

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6.2. ¿DÓNDE RESIDE EL SIGNIFICADO DEL PERFECTO? Una pregunta natural es cómo se distribuye el significado del Perfecto en el auxiliar y en el participio en lenguas con aspecto perifrástico50. Esta cuestión puede ser investigada separando el participio del auxiliar y examinando qué aspectos del significado persisten. Las oraciones de relativo reducidas representan un contexto en el que el participio puede aparecen sin un auxiliar. En búlgaro, es posible formar una relativa reducida con los Perfectos de todas las clases de verbos: (52)

Zapoznah se sus ženata napisala knigata. conocí REFL con la-mujer escribir-PART.ACT.FEM.SIG el-libro «conocí a la mujer que ha escrito el libro»

En búlgaro, los componentes de significado discutidos con anterioridad –esto es, la función de la morfología de (Im)Perfectivo en los Perfectos U/E– persiste en el participio. Lo mostramos en (53)-(54): (53)

(54)

a. ženata pročela knigata. la-mujer leer-PART.PERF el-libro «la mujer que ha leído el libro» b. ženata čela knigata. la-mujer leer-PART.NEUT el-libro a. *ženata pročela knigata ot sutrinta nasam. la-mujer leer-PART.PERF el-libro desde la-mañana h a s t a ahora «la mujer que ha leído el libro desde esta mañana» b. ženata čela knigata ot sutrinta nasam. la-mujer leer-PART.NEUT el-libro desde la-mañana h a s t a ahora c. ženata običala Ivan ot 1980 nasam. la-mujer amar-PART.IMPERF Ivan desde 1980 hasta-ahora «la mujer que ha amado a Ivan desde 1980» d. ženata celuvala Ivan ot 1980 nasam. la-mujer besar-PART.IMPERF Ivan desde 1980 hasta-ahora «la mujer que ha besado a Ivan desde esta mañana»

50 Como es bien sabido, hay dos clases generales de formación del Perfecto. Las lenguas de la Clase I no usan un auxiliar para formar el perfecto, sino que el verbo principal contiene

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La oración de relativo reducida en Perfecto de (53a) emplea un participio Perfectivo y como resultado afirma la consecución de la meta (esto es, afirma que se acabó el libro). Esta no es la lectura proporcionada por el participio Neutral en (53b); aquí solo se afirma que la mujer ha estado ocupada en la tarea de leer un libro en cierto momento. Igual que en el caso de los presentes perfectos discutidos anteriormente, el participio Perfectivo impide la interpretación-U (54a). El Perfecto de las oraciones de relativo reducidas solamente puede tener interpretaciónU cuando el participio es Neutral (54b) o Imperfectivo (54c, d). Concluimos que en búlgaro, no hay un significado relacionado con el Perfecto que aporte el auxiliar exclusivamente, al menos no los significados relacionados con el Perfecto que hemos tratado en este capítulo. Trasladar el test anterior al inglés resulta, sin embargo, imposible; no están permitidas las oraciones de relativo reducidas que contienen un Perfecto: (55)

a. I saw the boy *(who has) eaten the fish. b. I saw the boy *(who has) left on time. c. I saw the boy *(who has) walked through the park.

Son posibles las oraciones de relativo reducidas que contienen otros participios: (56)

a. The boy (who is) singing the Marseillaise is my brother. b. I saw a house (which was) built in 1925.

La propiedad que se relaciona con la posibilidad de formar una oración de relativo reducida con un Perfecto es el tipo de auxiliar. Una oración de relativo reducida puede contener un Perfecto, si el auxiliar que falta es «ser»; es decir, en esencia lo que hay detrás de las explicaciones para el fenómeno de supresión de un relativo y un auxiliar –whiz-deletion–. (Véase también Pesetsky 1995: 295-296, nota 19.) Una oración de relativo reducida no puede contener un Perfecto, si el auxiliar que falta es «haber». Esto ocurre en todas las lenguas europeas de origen indoeuropeo. Como se acaba de señalar, las oraciones de relativo reducidas en Perfecto no son posibles en inglés, donde el auxiliar es have. En búlgaro, por otro

uno o más morfemas que están asociados al Perfecto (perfectos sintéticos; p. ej., griego clásico, latín, turco). Las lenguas de la Clase II usan un auxiliar para formar el perfecto (perfectos analíticos/perifrásticos). Este auxiliar puede terminar incorporado al verbo (p. ej. Tajik) o puede ser un elemento léxico separado (lenguas romances, eslavas, germánicas, griego ([moderno)]). Aquí solo discutimos perfectos analíticos.

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lado, el auxiliar siempre es «ser» (el búlgaro no tiene cópula nula, a diferencia de otras lenguas eslavas) y por lo tanto las oraciones de relativo reducidas en Perfecto son siempre posibles. Como podría esperarse llegados a este punto, en las lenguas con selección de auxiliar (p.ej. el italiano) las oraciones de relativo reducidas que contienen participios de Perfecto son posibles con verbos cuyos participios en el Perfecto se combinan con «ser» (supuestamente los inacusativos) pero imposibles con verbos cuyos participios se combinan con «haber» (supuestamente los transitivos y los inergativos; Burzio 1981, 1986): (57)

a. Il treno [arrivato entro le 3] è ripartito subito. b. *Un ragazzo [ballato nella stanza] sembrava conosciuto. c. *Una donna [mangiata/o un panino] fu avvelenata.

Y como en búlgaro, podemos construir un Perfecto-U para una oración de relativo reducida que contiene un Perfecto: (58)

Le attrici [piacute a mia madre fin dal 1970] …

Sobre la base de estos hechos, concluimos que en los casos en los que el participio puede ser separado del auxiliar (todos en búlgaro, los Perfectos de los inacusativos en las lenguas que seleccionan el auxiliar), los participios por sí mismos incorporan suficiente contenido para generar oraciones con el abanico de significados relacionados con el Perfecto discutidos aquí. Pero el participio no puede separarse del auxiliar en los perfectos con «haber». ¿Por qué es así? ¿Es el significado o la sintaxis lo que bloquea la separación de «haber» del participio de Perfecto? La imposibilidad de separar los participios de Perfecto de «haber» se reduce a la cuestión de la diferencia entre «haber» y «ser» y/o a la cuestión de la diferencia entre los participios en los perfectos con «haber» y en los perfectos con «ser». Podría defenderse que la separación es imposible porque en los perfectos con «haber», los rasgos del Perfecto residen en parte en «haber»; bajo este punto de vista, el participio en sí mismo simplemente no es suficiente para dar lugar al Perfecto. Nosotras no podemos dar una respuesta exhaustiva a esta cuestión aquí; solo trataremos el asunto en el contexto de algunas teorías existentes sobre la relación «haber»/«ser» y la sección del auxiliar. Consideremos en primer lugar el análisis de Burzio (1981, 1986) de «haber» y «ser» en italiano. Burzio propone la siguiente regla para la asignación de essere, «ser».

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Asignación de ESSERE: a. El auxiliar se realiza como essere siempre que exista una «relación de ligamiento» entre el sujeto y un «constituyente nominal contiguo al verbo». b. Un «constituyente nominal contiguo al verbo» es un constituyente nominal que es o bien parte de la morfología verbal (esto es, un clítico) o un objeto directo.

La regla (59) permite dos subcasos de asignación de essere. (60)

Asignación de ESSERE: a. SN cl-V (el sujeto liga un clítico). b. SN V SN (relación de ligamiento entre el sujeto y el objeto directo)

Esto da cuenta de los principales contextos en los que se encuentra en italiano el auxiliar «ser», a saber, contextos de cliticización-si ,«-se», (60a) y contextos de movimiento de SN (esto es, pasivas e inacusitivos, 60b). Está implícito en el análisis de Burzio que «haber» es la realización canónica del auxiliar. El caso especial es «ser», que requiere una regla de construcción específica. Los contextos en los que la regla especial se aplica se definen en términos sintácticos puramente formales. El significado no desempeña ninguna función. En tal análisis, no hay razón para esperar que «haber» tenga un significado más relacionado con el Perfecto que «ser». Otro tipo de aproximación a la relación «haber»/«ser» considera a «haber» como más próximo a un verbo principal que «ser» por el hecho de que «haber» tiene una sintaxis básicamente transitiva. Cowper (1989a, b), Hoekstra (1984) y Roberts (1986), entre otros, proponen que «haber» tiene un papel-θ externo y un rasgo de Caso que asignar. En lenguas en las que el participio de pasiva y del Perfecto coinciden morfológicamente (las romances, las germánicas), los participios siempre tienen la sintaxis de una pasiva. En el Perfecto de los verbos transitivos, «haber» se combina con el participio (pasivo) y, al hacerlo, restaura la transitividad del predicado. En otras palabras, aproximaciones como esta están hechas a medida para las lenguas en las que los participios del Perfecto y de la pasiva son idénticos en la forma (excepto por la concordancia). Esto hace que tales acercamientos no sean aplicables en el presente contexto porque en las lenguas discutidas aquí, tal homofonía/sincretismo no se da. En griego, por ejemplo, la pasiva es sintética; y en búlgaro, los participios del Perfecto y de la pasiva son diferentes. Otros acercamientos a la relación «haber»/«ser» consideran que «ser» es la realización canónica del auxiliar y que «haber» es el caso especial, exactamente lo contrario de lo que propone Burzio (1981, 1986). Aquí no ocuparemos de una

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propuesta influyente de este tipo: la idea de que «haber» es la lexicalización de «ser» + un núcleo X –esto es, «ser» más un núcleo incorporado (Freeze 1992, aunque solo para «haber»/«ser» posesivos; Kayne 1993)51. Pero dentro también de tal asunción, parece que el auxiliar «haber» difiere de «ser» solo sintácticamente. Más en concreto, en el trabajo de Kayne, se argumenta que la variación entre «haber» y «ser» es sensible a factores morfosintácticos como primera y segunda personas frente a tercera, clase de verbo, etc. Está claro que para Kayne la variación «haber»/«ser» no da como resultado o depende de una diferencia en el contenido de los auxiliares o de los participios. Por tanto, a partir de estos acercamientos a la relación «haber»/«ser», no se sigue nada que pudiera dictar una diferencia semántica entre «haber» y «ser» o los participios correspondientes. Esto proporciona una respuesta potencial a la pregunta original de cómo está distribuido el significado del Perfecto sobre los auxiliares y el participo. Sin embargo, no responde a la cuestión que nos hemos encontrado en el camino, a saber, por qué es imposible una oración de relativo reducida con un participio de Perfecto cuando el elemento que falta es «haber». Concluiremos el capítulo con una posible respuesta. No queremos comprometernos con ninguna teoría particular sobre la selección del auxiliar. La idea principal puede ser expresada con diferentes asunciones de partida. Expresaremos nuestra propuesta en el marco en el que «haber» es «ser» con un núcleo incorporado. Puesto que la propuesta de Kayne (1993) no puede transferirse al pie de la letra a la actual discusión52, cambiaremos a una adaptación del análisis de Kayne debido a Peter Svenonius (c.p.).

51

Benveniste (1966) es citado a menudo en este contexto. Sin embargo, es una mala interpretación de la discusión de Benveniste. Él dice que el «haber» posesivo reemplaza al «ser» posesivo en muchas lenguas, pero no dice que uno da forma al otro. 52 En el sistema de Kayne, la concordancia del participio es una función de la relación local que puede obtenerse o no entre el SDet objeto y la ConcO del participio. Cuando «ser» selecciona un SDet/SP, la concordancia del participio es el resultado de que el sujeto derivado pase a través de la ConcO del participio. Cuando «ser» selecciona un SConcO, la obligatoriedad de la concordancia del participio se reduce a la obligatoriedad de la concordancia del adjetivo. Por tanto, la explicación de Kayne tiene dos mecanismos diferentes para derivar la concordancia del participio con «ser», dependiendo de que «ser» subcategorice un SDet/SP o un SConcO. La complementariedad entre «haber» y la concordancia del participio se sigue de la asunción de que la fuente principal de concordancia del participio («ser» + SConcO) es una fuente que nunca podría dar como resultado «haber». Sin embargo, Kayne no considera las lenguas en las que el auxiliar de Perfecto siempre es «ser». En esas lenguas, es incorrecto atribuir la concordancia del participio a ConcO. En lenguas como el búlgaro, en las que el auxiliar del Perfecto es invariablemente «ser», el participio de Perfecto siempre concuerda con el sujeto, como en (i). Siloni 1997 discute una estructura

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La adaptación de Svenonius pone el acento en el hecho de que en los perfectos con «ser», el participio concuerda con el sujeto, mientras que en los perfectos con «haber», no53. Esta generalización también se mantiene con las oraciones de relativo reducidas que contienen un Perfecto; esto es, cuando el auxiliar que falta es «ser» –el único tipo posible de oración de relativo reducida, después de todo– el participio muestra la concordancia que tiene en un Perfecto sin omisión de auxiliar. Esto puede seguirse de las derivaciones en (61) y (62): (61) ‘ser’

SX (+N) X

‘haber’

SPerf Perf0

SAsp

en

SV

similar que se encuentra en hebreo, aunque no específicamente para el participio del Perfecto; la discusión de Siloni abarca los participios de todos los tiempos compuestos: (i)

Maria e pisal-a Maria is escribir-PART.PERF.FEM.SG «Maria ha escrito (el libro)»

(knigata). el-libro

Obviamente, no podemos acudir a ConcO para dar cuenta de estos casos de concordancia del participio. Por lo tanto concluimos que la fuente para la concordancia del participio con participios que se combinan con «ser» no es ConcO, en contra de Kayne (1993). Siloni (1997) extrae la misma conclusión a partir de los datos del hebreo mencionados arriba. 53 Kayne menciona tres contraejemplos: un área dialectal en el centro de Francia, donde la concordancia aparece en el participio de «ser» cuando se combina con «haber» (p. ej. «Mary ha sido»), el dialecto de Cori descrito por Chiominto (1984), y el dialecto de Aquila, en Abruzzo. En los dos últimos casos, la concordancia en el participio que se combina con «haber» solo se encuentra con los inacusativos.

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(62) ‘ser’

SX (+N) X

SPerf Perf0

SAsp

en

SV

La parte del árbol por debajo del SPerf se trató en la sección 6.1. X es un núcleo nominal que puede incorporarse a «ser», dando como resultado «haber». En (61), X se incorpora a «ser», dando lugar a «haber». En tal caso, el participio permanece donde está y no exhibe concordancia. En (62), el participio sube a X y por lo tanto muestra flexión nominal (número y género)54. En tal caso, el auxiliar sigue siendo «ser». En lenguas como el inglés, (61) es la única derivación posible para el Perfecto. En lenguas como el búlgaro, (62) es la única posibilidad. Y hay lenguas en las que ambas derivaciones son posibles, a saber, las lenguas con selección de auxiliar. Este análisis tipo Kayne mantiene la relación derivacional entre «ser» y «haber» y también deriva la complementariedad entre «haber» y la concordancia del participio. ¿Cómo dan cuenta las derivaciones de (61) y (62) de la distribución de las oraciones de relativo reducidas basadas en los participios de Perfecto? La generalización de que las oraciones de relativo reducidas con participio de Perfecto son posibles si y solo si el auxiliar que falta es «ser» se traduce ahora en la pregunta de por qué los participios pueden ser aislados de los auxiliares solo cuando se mueven a X como en (62) y no cuando X se mueve a «ser» como en (61)55.

54

Este núcleo nominal X es recuerda al ConcP(articipio) de Siloni (1997), que produce concordancia del participio con el SDet que pasa a través de él. 55 Burzio (1986), Chomsky (1981), Stowell (1981) y Williams (1980) asumen que el sujeto gramatical del participio en las oraciones de relativo reducidas es PRO. Siloni (1997) defiende que aunque el sujeto gramatical esté presente, no es PRO sino una variable ligada por un operador nulo. Bhatt (1999) y Kayne (1994) proponen un análisis de subida de núcleo para las oraciones de relativo reducidas. Para nuestros propósitos, es suficiente con asumir que las oraciones de relativo reducidas están constituidas a partir de la proyección más pequeña que pueda ser lexicalizada y que al mismo tiempo pueda servir como un modificador del relativo.

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Ya hemos encontrado una razón para sumir que X es de carácter nominal. Si el participio se mueve a X, el complejo se declina según el paradigma nominal. Si el participio no sube, y X se incorpora a «ser», el complejo resultante no es nominal, puesto que el destino de la incorporación es el verbo auxiliar. Si X es de hecho nominal, podemos decir que la razón por la que la oración de relativo puede contener un Perfecto en los casos con «ser» pero no en los casos con «haber» es que la oración de relativo reducida es nominal en aquellos pero no en estos. Esto significa que una oración de relativo reducida es posible solo en la medida en que es nominal. ¿Por qué? Posiblemente todas las categorías cuyos significados se crucen con el significado de un núcleo al que modifiquen deban ser del mismo tipo categorial que el núcleo (o más débilmente, no debe haber un mal emparejamiento). Esto explica por qué los adjetivos no pueden modificar a los verbos, ni los adverbios a los nombres. Todo lo que modifique a un nombre debe ser nominal. Esto es ciertamente meridiano con respecto a los adjetivos. Tal vez también se mantenga en el caso de las oraciones de relativo. Entonces las oraciones de relativo reducidas deben ser nominales. Los datos del español, una lengua que tiene solo perfectos con «haber», apoyan también que la posibilidad de las oraciones de relativo reducidas se relaciona con la naturaleza nominal del participio. Las oraciones de relativo reducidas que contienen un Perfecto son imposibles en español, lo que está de acuerdo con lo que hemos dicho hasta aquí. Pero hay una excepción: las oraciones de relativo reducidas con perfecto son posibles con (posiblemente un subconjunto de) inacusativos. De modo crucial, el participio en tales oraciones de relativo reducidas muestra concordancia con el sujeto: (63)

Las chicas [recién llegadas a la estación] son mis hermanas.

Tal concordancia con el sujeto es imposible con un Perfecto sin omisión del auxiliar: (64)

Las chicas han llegado/*as.

Nosotras no sabemos qué legitima una construcción como (63), pero el obligatorio carácter nominal del participio, que se muestra en su correspondencia con el paradigma nominal, muestra que la correlación entre la posibilidad de tener oraciones de relativo reducidas con el participio de un Perfecto y la naturaleza nominal de este último no está desencaminada. Si la modificación de un constituyente nominal precisa que el modificador sea nominal, una pregunta obvia es cómo pueden modificar constituyentes nominales las oraciones de relativo plenas, que son SCs. Hay dos posibles respuestas. Primero,

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se puede estipular que un SC y un nombre no se combinan mal. Segundo, se puede decir que los SCs de las oraciones de relativo también son nominales. Esto no es tan extravagante como puede parecer inicialmente si se tiene en cuenta la existencia de las relativas libres, que parecen SCs pero tienen la misma categoría que la palabra qu-. Esto es, las relativas libres cuya palabra qu- es nominal pueden ellas mismas ser consideradas nominales (Bresnan/Grimshaw 1978; Groos/Van Riemsdijk 1981). ¿Cómo podemos derivar el carácter nominal de los SCs de las oraciones de relativo? Chomsky (1995) asume que la categoría que resulta de las operaciones de Movimiento/Ensamble es la misma que la categoría de destino. ¿Qué ocurriría si esto no fuera necesario? En algunos casos, esta solución es obligatoria porque la alternativa, que la categoría del conjunto fuera la categoría del elemento movido, daría un resultado no interpretable o (p.ej.) violaría restricciones seleccionales del nudo más alto56. Sin embargo, si no hay tales restricciones, la categoría del elemento que se mueve podría determinar la categoría del conjunto. Esto derivaría las oraciones de relativo libres, pero sería también una posibilidad para los SCs de las oraciones de relativo. Después de todo, al ser adjuntos, no hay restricciones de selección sobre ellas, de modo que si el pronombre relativo determina la categoría del conjunto, no se crea ningún problema para una proyección más alta. Además, si la modificación del nombre por la oración de relativo requiere que la oración de relativo sea nominal, sería incluso obligatorio que la categoría esté determinada por el elemento que se mueve. Esto podría también explicar, por cierto, por qué hay movimiento en los SCs de las oraciones de relativo en las lenguas con movimiento-Ā explícito. Este movimiento no se desencadena por lo que desencadena el movimiento-Ā en las preguntas, puesto que no hay rasgo [+Q] del que preocuparse. En otras palabras, el moviendo del pronombre relativo se desencadena por la necesidad de hacer que la oración entera sea nominal. Esto además daría cuenta del hecho de que en las oraciones de relativo no tenga lugar la inversión. Si la inversión es resultado del movimiento del verbo a C para cotejar un rasgo en C, no esperamos que haya inversión en las oraciones de relativo. En tales casos no hay ningún rasgo en C; el pronombre relativo se mueve para cambiar la categoría de la oración de relativo. Bhatt (1999), dentro de un modelo de movimiento de núcleo (Brame 1968; Kayne 1994; Vergnaud 1974), hace efectiva la idea de que las oraciones de relativo son un caso de movimiento que proyecta.

56 Por ejemplo, si el objeto directo se mueve delante del verbo (explícita o implícitamente), la categoría resultante debe continuar siendo verbal para interactuar satisfactoriamente con nudos más altos (p.ej. T).

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VI DOS FORMAS DE OPOSICIÓN EN EL ÁMBITO ROMÁNICO ENTRE EL PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO Y EL PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE

*

MARÍA MARTÍNEZ-ATIENZA

1. Introducción El presente trabajo se propone el estudio de la oposición entre las formas verbales de pretérito perfecto compuesto (he cantado) y de pretérito perfecto simple (canté) en diversas lenguas del ámbito románico. En los apartados 2 y 3 nos referiremos al origen latino de estas dos formas verbales y a su interpretación aspectual en el ámbito románico. En el apartado 4 estudiaremos dos tipos de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple: la que manifiestan lenguas como el catalán o el español en la variedad peninsular, por un lado, y la que manifiestan lenguas como el portugués y el español en la variedad de México, por otro.

2. El origen en latín del pretérito perfecto compuesto y del pretérito perfecto simple Nos referiremos en este primer apartado al origen en latín de las dos formas verbales cuya oposición constituirá el objeto de estudio fundamental de nuestro trabajo. Estas formas verbales son, de acuerdo con la terminología usada para el verbo español, el pretérito perfecto simple o indefinido y el pretérito perfecto compuesto. El pretérito perfecto simple de las distintas lenguas románicas procede de la forma de pasado latino dixi. En catalán existe, junto a una forma sintética que procede del pasado latino, una forma analítica. La forma sintética se utiliza principalmente en el dialecto valenciano, y con menor frecuencia en el mallorquín y

* Agradezco a Ángeles Carrasco Gutiérrez las observaciones que me ha hecho a versiones previas de este trabajo. Cualquier error es, por supuesto, solo a mí imputable.

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en el ibicenco. En el resto del dominio de habla catalana esta forma queda restringida a un uso literario. El origen de las formas compuestas románicas y, por tanto, el origen del pretérito perfecto compuesto, se remonta al latín clásico. En Plauto encontramos ya los siguientes ejemplos: (1) (2)

Illa omnia missa habeo. «tengo enviadas todas aquellas cosas» Omnes res relictas habeo. «tengo abandonadas todas las cosas»

En Cicerón también encontramos ejemplos del uso de estas formas: (3) (4) (5)

Satis habeo deliberatum. «tengo deliberado bastante» Scriptum habeo. «tengo escrito» Pecunias magnas collocatas habent. «tienen invertidos grandes capitales»

Los ejemplos no solo aparecen con el presente del verbo haber, como en los casos anteriores, sino con otros tiempos: (6) (7)

Quas in aerario conditas habebant (Cicerón). «tenían escondido aquello en el erario» Oppositas habuit regia nostra fores (Ovidio)1. «nuestra corte tuvo cerradas las puertas»

Esta construcción latina, que supone el origen de las formas compuestas de las lenguas románicas, no constituye, sin embargo, una forma verbal compuesta, sino una perífrasis verbal de carácter Resultativo. El verbo habeo mantenía el significado independiente de «mantener» o de «tener». Otra de las características de esta construcción es que no existía coincidencia obligatoria entre el sujeto del verbo flexionado y el sujeto del participio. Además, el participio perfecto tenía una función predicativa referida al objeto del predicado, con el que concordaba en género y número. En los ejemplos que hemos recogido arriba, observamos, en

1 Véase al respecto Rohlfs (1969: 119), donde se recogen los ejemplos en latín que acabamos de citar.

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Dos formas de oposición en el ámbito románico

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efecto, la concordancia entre el participio missa y el complemento illa omnia (véase 1), o la concordancia entre relictas y omnes res (véase 2). Con el tiempo esta construcción perifrástica originaria fue evolucionando, de modo tal que el verbo flexionado perdió su significado léxico y pasó a funcionar como mero auxiliar. Junto a ello, la coincidencia entre el sujeto del verbo flexionado y el del auxiliar se convirtió en obligatoria. En lo que respecta a la concordancia en género y número del participio con el objeto de la construcción, la evolución en las distintas lenguas del ámbito románico fue diversa. Así, mientras que el español ha perdido la concordancia del participio, el italiano y el francés la han conservado en determinados contextos sintácticos, como en los casos en que aparece un clítico en función de complemento directo que precede al participio. Lo ilustramos con las siguientes oraciones: (8)

(9)

(10)

Español: La hemos visto en el cine. Clítico participio masculino singular Italiano: L’abbiamo vista al cinema. Clítico participio femenino singular Francés: Nous l’avons vue au cinéma. Clítico participio femenino singular

3. La interpretación aspectual de las dos formas en las lenguas romances Presentaremos en primer lugar en este apartado una breve caracterización de la categoría de Aspecto, dado que nos referiremos a ella en varias ocasiones. De acuerdo con Klein (1992 y 1994), definiremos el Aspecto como la relación entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco. Considera el autor el Tiempo de la Situación como aquel durante el que tiene lugar el evento y el Tiempo del Foco como el tiempo que aparece focalizado en cada variedad aspectual. De acuerdo con esta definición de Aspecto, las relaciones que pueden establecerse son diversas y en función de ello hablaremos de las distintas variedades aspectuales: Perfecto, Imperfectivo, Aoristo o Perfectivo y Prospectivo. En la variedad de Perfecto, a la que nos hemos referido en el párrafo anterior, el Tiempo del Foco es posterior al Tiempo de la Situación, es decir, se focaliza la parte posterior al evento. En la variedad de aspecto Perfecto se distinguen, además, subvariedades, como en el caso del aspecto Imperfectivo y del aspecto Aoristo. Aquí nos referiremos solo a las subvariedades de Perfecto, que resultan pertinentes para

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nuestro trabajo. Tales subvariedades son el Perfecto Resultativo, el Experiencial y el Continuativo o Universal2. En la primera subvariedad se focalizan los resultados de un evento que ha tenido lugar previamente. Lo ilustramos en el siguiente ejemplo: (11)

A las cuatro de la tarde ya habíamos preparado el equipaje.

La subvariedad de Perfecto Experiencial se caracteriza por focalizar el estado que supone tener un cierto tipo de experiencia, como mostramos en (12): (12)

En este curso hemos visto tres veces el DVD sobre la monarquía española.

Por último, el Perfecto Continuativo o Universal se caracteriza por focalizar un evento desde su inicio hasta un punto central del mismo sin afirmar su final. Esta tercera subvariedad de Perfecto, no obstante, la expresan las formas compuestas del inglés combinadas con determinados complementos temporales, pero las formas equivalentes en lenguas como el español en la variedad peninsular3, el italiano o el francés no expresan dicha variedad. Observemos el siguiente par de ejemplos: (13) (14)

James has been sick since 2003. Jaime ha estado enfermo desde 2003.

En el primer ejemplo, el evento expresado por el predicado to be sick ha dado comienzo en 2003 y en el momento de la enunciación continúa. En el caso del español, por el contrario, el evento expresado por el predicado estar enfermo da comienzo también en 2003, pero en el momento de la enunciación ha concluido. De este modo, la variedad aspectual expresada en español no es Perfecto Continuativo o Universal, como en inglés, sino Aoristo4. Existe en español, no obstante, una perífrasis verbal, , que expresa el valor aspectual de Continuativo. Lo ilustramos con el siguiente ejemplo:

2

Sobre el Perfecto y las subvariedades, pueden consultarse los trabajos clásicos de Fenn (1987) y McCoard (1978). 3 Como estudiaremos en el apartado 4.2, en la variedad del español de México el pretérito perfecto compuesto expresa exclusivamente la subvariedad de Perfecto Continuativo o Universal. 4 Puede consultarse García Fernández (2004b) en favor de esta idea.

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Gonzalo lleva rehabilitándose desde que tuvo el accidente5.

Continuando con la caracterización de las variedades aspectuales enumeradas arriba, en el aspecto Imperfectivo se focaliza parte del evento, pero no el principio ni el final. De acuerdo con Klein (1992 y 1994), aquí el Tiempo del Foco está incluido en el Tiempo de la Situación. En tercer lugar, la variedad de Aoristo o Perfectivo se caracteriza por focalizar el evento completo, desde su inicio hasta su final; en este caso el Tiempo del Foco coincide con el Tiempo de la Situación. Por último, la variedad aspectual de Prospectivo se caracteriza por focalizar un período de la línea temporal que precede al evento. De acuerdo con la definición de aspecto de Klein (1992 y 1994), en el Prospectivo el Tiempo del Foco es anterior al Tiempo de la Situación. Una vez que hemos caracterizado las distintas variedades, estudiaremos a partir de aquí el valor aspectual de las dos formas verbales que constituyen el objeto de nuestro trabajo. Comencemos, en primer lugar, por la forma de pasado dixi. Según señala Harris (1982: 46-47), en latín clásico esta forma verbal tenía dos valores: el de presente perfecto y el de pretérito. Con el primero de ellos se refiere el autor a la focalización de «una acción o estado situado en un período de tiempo que incluye el momento presente o que se percibe como relevante aún en el momento presente» y con el valor de pretérito a la focalización del «evento o serie de eventos designada por el verbo (que) tuvo lugar en un período de tiempo que es completamente pasado, que se percibe como completo y no en progreso en el momento pasado en cuestión y que no es representado por el hablante como (un evento) con relevancia presente» 6, 7. En lo que respecta al uso de dixi como pretérito, señala Harris (1982: 46) que solía aparecer acompañado de adverbios temporales de pasado y que era el tiempo verbal por excelencia de la narración. En la evolución del latín clásico al latín vulgar, parece que el valor de pretérito de dixi fue el que predominó por encima del valor de presente perfecto. Este

5

Véase García Fernández (2006b: 193-195) sobre el valor Continuativo de esta perífrasis. Sobre esta perífrasis verbal pueden consultarse, además, Gómez Torrego (1988: 152-156), Lorenzo (1966: 255-260), Morera (1991: 225-229), Olbertz (1996 [1998: 179-187]), Squartini (1998: 297-298 y 332-333) e Yllera (1999: 3419-3420). 6 La traducción de los fragmentos es nuestra. 7 Señala Harris (1982: 65, nota 1) que el hecho de que dixi tuviera en latín clásico estos dos valores no implica que los hablantes nativos los distinguieran conscientemente. Lo que resulta interesante de este dato es que estos dos valores en las lenguas románicas aparecen distinguidos con dos formas distintas y en latín clásico una misma forma presentaba esta ambigüedad.

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valor de pretérito ha sido, de hecho, el que ha triunfado en la forma heredada de dixi en las lenguas románicas. En lo que respecta a la evolución del pretérito perfecto compuesto, en latín clásico la forma compuesta no existía como tal, sino que lo que existía era una perífrasis verbal de carácter Resultativo, que, como ya hemos señalado en el apartado anterior, dio origen en las lenguas románicas a las actuales formas compuestas. Dado el carácter Resultativo de la perífrasis latina, los predicados con los que aparecía combinada la forma del verbo haber eran exclusivamente télicos, es decir, solo se combinaba con predicados orientados a la consecución de una meta. Con posterioridad, la construcción se fue extendiendo al resto de los verbos. Más adelante, desde el valor Resultativo la perífrasis formada por el auxiliar haber más el participio pasado del verbo fue evolucionando en las lenguas románicas hacia una interpretación de Aoristo, es decir, hacia una interpretación de acuerdo con la cual se focaliza el evento completo, pasando previamente por dos etapas, como veremos a continuación. Obsérvese que en el caso de la forma dixi, que constituye el origen del pretérito perfecto simple de las lenguas románicas, los valores que hemos denominado siguiendo a Harris de presente perfecto y de pretérito convivieron al principio en esta forma, que después evolucionó en favor del segundo valor. En el caso de la perífrasis verbal constituida por el auxiliar habeo más el participio, sin embargo, inicialmente tenía un valor Resultativo y después la forma evolucionó en favor del valor de Aoristo. No existía, pues, en el origen de esta forma verbal la convivencia de valores aspectuales que encontramos en la forma dixi. En relación a lo que acabamos de afirmar, Kuryłowicz (1965 [1970: 68-70]) propone cuatro etapas en la evolución de la forma haber + participio desde el valor Resultativo hasta el valor de Aoristo. Según la propuesta del autor, el valor de Aoristo habría derivado del valor originario de Perfecto Resultativo. Señala así (pág. 68)8: In origine, questa costruzione esprimeva il risultato di un’azione anteriore compiuta su un determinato oggetto [= 1]... Lo spostamento semantico del risultato di una azione passata ad un”azione di cui solo il risultato presente importa [= 2]... La sfumatura di anteriorità in rapporto al momento in cui si parla veniva assumendo una crescente importanza, [= 3] mentre l’aspetto di risultato di una azione anteriore andava affievolendosi... Tale evoluzione segna la successiva estensione dell’antico perfetto alle spese dell’antico preterito (o tempo del passato), e si riscontra nella storia di numerose lingue moderne [= 4].

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Indicamos entre corchetes la etapa correspondiente a la descripción del texto.

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Recogemos a continuación de modo esquemático las cuatro etapas de la evolución que señala el autor: 1) 2) 3) 4)

Estado presente (resultante de una acción anterior). Acción anterior al momento en que se habla (con un resultado presente). Acción pasada relacionada con el momento en que se habla (anterioridad). Acción pasada.

En las lenguas romances, la forma heredada de dixi posee el valor aspectual exclusivo de Aoristo (de acuerdo con la terminología de Klein 1992 y 1994) o de pretérito (de acuerdo con la terminología de Harris 1982). La forma compuesta por el verbo haber más el participio pasado, sin embargo, no posee un único valor en el ámbito románico. En la mayoría de las lenguas, como ilustraremos en los apartados sucesivos, esta forma verbal presenta una ambigüedad aspectual entre un valor de Perfecto (de nuevo según Klein 1992 y 1994) o de presente perfecto (Harris 1982) y un valor de Aoristo. Hasta aquí hemos hablado en este apartado sobre los valores aspectuales que han manifestado el pretérito perfecto simple y el pretérito perfecto compuesto desde el latín hasta nuestros días. A continuación, hablaremos brevemente de la evolución formal del pretérito perfecto compuesto. Las formas compuestas en italiano y en francés contemporáneos mantienen un doble sistema de auxiliares: haber para los verbos transitivos y ser para los no transitivos. Este sistema de doble auxiliaridad era un rasgo común en el ámbito románico durante el período medieval. En efecto, el español, el catalán, el portugués, el gallego o el rumano, que durante la Edad Media manifestaron alternancia entre los auxiliares ser y haber, actualmente han generalizado el uso exclusivo de haber como auxiliar de las formas compuestas 9, 10. Otro de los rasgos que ha experimentado cambios es la concordancia del participio con el complemento directo, en el caso del auxiliar haber, o con el sujeto, en el caso del auxiliar ser. La perífrasis resultativa latina manifestaba concordancia entre el participio y el objeto, como ya mostramos en los ejemplos en latín del apartado anterior, rasgo que han mantenido el italiano y el francés contemporáneos en determinados contextos sintácticos, pero que se ha perdido en

9

En el caso concreto del portugués, como estudiaremos en el apartado 4.2, el auxiliar de las formas compuestas no es el equivalente de haber, sino de tener (ter). 10 Para un estudio sobre los auxiliares haber y ser en el ámbito románico, puede consultarse Vincent (1982). Véase también Camus Bergareche (en este volumen).

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otras lenguas del ámbito románico como el español, el rumano, el gallego o el portugués. En lo que respecta en concreto al español, la característica fundamental durante la Edad Media, como ha estudiado Company Company (1983), era la convivencia de normas distintas. Entre ellas destaca la interposición o no de constituyentes entre el auxiliar y el participio o el orden o . Ilustramos, respectivamente en (16) y en (17), cada una de estas alternancias a partir de los ejemplos que recoge Company Company (1983: 237): (16)

(17)

a. Fueron mucho espantados de tan grant enemiga commo avían aquellos marineros fecho (Zifar, pág. 90 / 12-13). b. E el enperador fue mucho maravillado destas cosas tan feas e tan malas que aquel escudero avía fecho (Zifar, pág. 284 /14). a. Por un mur muy pequeño, que poco queso preso. / Diçen luego: «Los mures han comido el queso» (Libro de buen amor, 571b). b. Muncho comido avía de yervas muy esquivas (Libro de buen amor, 302b).

En lo que se refiere a la concordancia del participio con el complemento directo, también existen casos de alternancia. Lo ilustramos de nuevo a partir de los siguientes ejemplos de la misma autora (237): (18) (19)

Elle casó mies fijas, ca non gelas di yo; quando las han dexadas a grant desonor (Poema de Mio Cid, 2909). Al rey Fáriz tres colpes le avié dado (Poema de Mio Cid, 760).

4. Dos formas de oposición en el ámbito románico entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple En este cuarto apartado estudiaremos la oposición de las formas verbales a cuyo origen e interpretación aspectual nos hemos referido en los apartados 2 y 3. Mostraremos que a partir de un origen común en latín de estas formas verbales, en el ámbito románico se ha llegado a oposiciones de diverso tipo. Nos ocuparemos en concreto del estudio de dos de ellas: en primer lugar, una oposición temporal, que manifiestan lenguas como el español peninsular y el catalán, y en segundo lugar, la oposición que manifiestan lenguas como el español de México o el portugués. Antes de pasar a la caracterización en los apartados siguientes de estos dos tipos de oposiciones, señalemos aquí que en el ámbito románico no podemos hablar siempre de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto

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simple. Así, por ejemplo, en la variedad de italiano del centro-norte y en el francés no literario podemos afirmar que no existe oposición entre estas dos formas, dado que el pretérito perfecto simple prácticamente no se usa, de forma que cualquiera que sea el complemento temporal, la forma verbal es el pretérito perfecto compuesto. Lo ilustramos mediante los siguientes ejemplos: (20) (21)

a. Sono stata a Cagliari due anni fa. b. Ho visto Gianni ieri. a. Je suis allé a Paris il y a trois ans. b. Je suis eté avec Pierre hier soir.

Una traducción literal de los ejemplos del italiano de (20) y del francés de (21) suprondría el empleo del pretérito perfecto compuesto, pero el tiempo verbal que deberíamos usar para que las oraciones fueran gramaticales es el pretérito perfecto simple. Observamos así, pues, la diferencia entre unas lenguas y otras. En la Península Ibérica, el asturiano y el gallego presentan una situación opuesta a la del italiano del norte y el francés no literario. En estas dos lenguas del ámbito ibérico, y también por influjo en la variedad de español de sus hablantes, el pretérito perfecto compuesto tiene un uso bastante restringido con respecto al pretérito perfecto simple11. Por ello en estas dos lenguas, así como en el italiano del norte y en el francés no literario, no podemos hablar de oposición entre el pretérito perfecto simple y el compuesto como lo haremos a continuación al referirnos al catalán y al español peninsular, por un lado, y al portugués y al español de México, por otro.

4.1. LOS PRETÉRITOS PERFECTO COMPUESTO Y SIMPLE EN ESPAÑOL PENINSULAR Y EN CATALÁN

4.1.1. La ambigüedad aspectual del pretérito perfecto compuesto Las formas compuestas en español peninsular y en catalán y entre ellas, por tanto, el pretérito perfecto compuesto, poseen dos estructuras temporales: una de ellas de Presente, con interpretación aspectual de Perfecto, y otra de Antepresente, con interpretación aspectual de Aoristo o Perfectivo. Como comprobaremos en este apartado, la existencia de dos estructuras temporales puede demostrarse mediante

11 Sobre el asturiano y el gallego pueden consultarse Squartini y Bertinetto (2000: 410) y las referencias allí citadas, entre otras Cano González (1992: 666-667) y Paiva Boléo (1936: 12-15 y 16-19).

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la combinación con determinados complementos adverbiales12. Definamos cada una de estas estructuras y su correspondiente interpretación aspectual. Siguiendo a Reichenbach (1947), García Fernández (2000a) representa del siguiente modo la estructura temporal de Antepresente, que se interpreta aspectualmente como Aoristo: (22)

E — S, R

En las diversas estructuras temporales que aparecen en el trabajo de Reichenbach (1947), E representa el evento, S el momento del habla (speech time) y R el punto de referencia. En el caso de la estructura temporal que hemos representado en (22), la lectura que corresponde es la siguiente: el evento es anterior (la relación de anterioridad se representa con el guión) al momento del habla y este es simultáneo (la relación de simultaneidad se representa con la coma) al punto de referencia. En lo que respecta a la interpretación aspectual de Aoristo o Perfectivo que corresponde a esta estructura temporal, se caracteriza por que en ella se focaliza el evento completo, tanto el inicio como el final13. En lo que respecta a la compatibilidad de estas formas con complementos temporales, en la lectura de Aoristo el pretérito perfecto compuesto es compatible con complementos adverbiales de localización puntual, como muestra la gramaticalidad de las oraciones siguientes del español peninsular: (23)

a. Nuria ha salido a las ocho. b. El concejal de cultura se ha marchado a las siete de la tarde.

En ambas oraciones, los complementos adverbiales temporales a las ocho y a las siete de la tarde sitúan el evento, que es anterior al momento del habla. Esta misma compatibilidad la observamos en catalán, puesto que el pretérito perfecto compuesto presenta, como hemos señalado arriba, interpretación aspectual de Aoristo y de Perfecto: (24)

Ha arribat aquest matí a les set. «ha llegado esta mañana a las siete»

En segundo lugar, como ya hemos afirmado, el pretérito perfecto compuesto en español peninsular presenta también una estructura temporal de Presente que 12 Para un amplio estudio sobre la ambigüedad de las formas compuestas en español, pueden consultarse Carrasco Gutiérrez (1998: 162-200) y García Fernández (2000a). 13 Para la caracterización de las distintas variedades aspectuales, puede consultarse Smith (1991).

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se interpreta aspectualmente como Perfecto. La interpretación aspectual que recibe se caracteriza, como ya estudiábamos en el apartado 3, por focalizar o afirmar los resultados de un determinado evento. Cuando el pretérito perfecto compuesto presenta esta estructura temporal, manifiesta restricciones en cuanto a la combinación con los complementos adverbiales de localización puntual. La combinación del adverbio ya favorece en español la interpretación de Perfecto de las formas compuestas. Como podemos comprobar en los ejemplos de (25) y (26), en estos casos las formas verbales resultan incompatibles con los complementos temporales de localización puntual, a diferencia de lo que veíamos a propósito de los ejemplos de (23), donde el pretérito perfecto compuesto tenía estructura temporal de Antepresente con interpretación aspectual de Aoristo: (Los ejemplos están tomados de García Fernández 2000a: 21914.) (25) (26)

a. (*P) Juan ya ha llegado a mediodía. b. (*P) A mediodía Juan ya ha llegado. a. (*P) Ya he hecho las maletas a las diez. b. (*P) A las diez ya he hecho las maletas.

(*P) indica la agramaticalidad de las oraciones en la lectura de Perfecto Resultativo, es decir, en la lectura que focaliza el resultado del evento en el momento del habla, por lo que no puede combinarse con complementos adverbiales anteriores al momento de la enunciación. Sí son gramaticales en la lectura de Perfecto Experiencial, que se interpreta del siguiente modo: en el caso de las oraciones de (25): «Juan ha llegado a mediodía al menos en una ocasión» y en el caso de las oraciones de (26): «he hecho las maletas a las diez al menos en una ocasión». Los juicios anteriores son similares en catalán. Ilustrémoslo a partir del siguiente ejemplo que recoge Pérez Saldanya (2002: 2621): (27)

¡Mira! La Lluïsa s’ha trencat el braç (*aquest matí a les set). «¡mira! Luisa se ha roto el brazo (esta mañana a las siete)»

Obsérvese que el complemento temporal es el mismo que el de la oración (24) que resultaba gramatical. En este caso la interpretación aspectual es de Perfecto

14

Sobre la idea de que determinadas expresiones temporales favorecen la interpretación de Perfecto, pueden consultarse, entre otros, Hornstein (1977: 531) y Klein (1992: 529, nota 6). 15 Afirma Mittwoch (1995: 266, nota 11) que el motivo por el que no se puede interrogar con cuándo el pretérito perfecto compuesto en la interpretación de Perfecto se debe a que el estado de cosas sucesivo al final del evento continúa de forma indefinida, de modo que solo sería posible interrogar por el período inicial en que dicho estado de cosas comienza.

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Resultativo, de modo que resulta incompatible con un complemento que localiza el evento con anterioridad al momento del habla. Nótese, además, que con la interpretación de Perfecto no se puede formular una pregunta con cuándo para interrogar por el momento en que tuvo lugar el evento. Obsérvese, en efecto, la agramaticalidad de las siguientes oraciones interrogativas, formuladas a partir de los ejemplos de (25) y (26): (28)

a. *¿Cuándo ha llegado ya Juan? b. *¿Cuándo he hecho ya las maletas?15

Un juicio similar lo obtenemos también en catalán: (29)

a. *Quan ha arribat ja en Joan? b. *Quan he fet ja les maletes?16

4.1.2. La oposición del pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple Nos interesa en nuestro trabajo la estructura temporal de Antepresente del pretérito perfecto compuesto, que se interpreta aspectualmente como Aoristo. Esta estructura manifiesta una oposición con el pretérito perfecto simple, que, como veremos, es de carácter temporal. El pretérito perfecto simple posee solamente una estructura temporal que se interpreta aspectualmente como Aoristo. Esta forma verbal de la conjugación no manifiesta, por tanto, a diferencia del pretérito perfecto compuesto, ambigüedad aspectual. Nos parece más interesante esta oposición porque los contextos sintácticos en los que la forma simple y la compuesta se oponen son bastante similares. En consecuencia, dejamos de lado a partir de aquí la estructura temporal de Presente del pretérito perfecto compuesto, que se interpreta aspectualmente como Perfecto. En este caso la oposición con el pretérito perfecto simple es de carácter aspectual y temporal, puesto que se oponen el valor de Perfecto y el valor de Aoristo. Partamos para nuestro estudio de las siguientes oraciones: (30) (31)

16

a. Juan ha estado en la oficina esta mañana. b. *Juan estuvo en la oficina esta mañana. a. Pedro visitó el Museo del Prado el mes pasado. b. *Pedro ha visitado el Museo del Prado el mes pasado.

Agradezco estos ejemplos a Avel·lina Suñer Gratacós (c.p.).

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Como podemos observar, la forma simple y la compuesta manifiestan una distribución opuesta en lo que se refiere a la combinación con determinados complementos temporales. El complemento temporal esta mañana, que sitúa el evento en el día que incluye el momento del habla, es compatible con el pretérito perfecto compuesto pero no con el pretérito perfecto simple. En el caso del complemento el mes pasado, que sitúa el evento con anterioridad al día que incluye el momento del habla, la compatibilidad con estas dos formas verbales es la inversa. Observemos que tanto en el caso del pretérito perfecto compuesto como en el caso del pretérito perfecto simple el evento concluye en el pasado, esto es, con anterioridad al momento del habla. El catalán manifiesta también en este caso una distribución similar a la que hemos expuesto para el español peninsular. Observémoslo a partir de las siguientes oraciones: (32)

a. En Pere ha arribat {aquest matí / *??ahir}. «Pedro ha llegado {esta mañana / ayer}» b. En Pere va arribar {*aquest matí / ahir}. «Pedro llegó {esta mañana / ayer}”17

En el apartado 2 señalábamos que en catalán existe junto a la forma sintética de pretérito perfecto simple una forma analítica. Esta forma analítica está constituida por un auxiliar de movimiento que aparece conjugado, anar («ir»), más el infinitivo del verbo correspondiente. Señala Pérez Saldanya (2002: 2623) a propósito de estas dos formas verbales que no se pueden utilizar en oraciones que se refieren a situaciones localizadas en el día de hoy ni en un intervalo que incluye el momento de la enunciación. Lo ilustra con los siguientes ejemplos (la traducción al español es nuestra): (33)

17

a. {Ahir/*Avui} em va telefonar la mare a les cinc del matí. «{ayer/hoy} llamó por teléfono mi madre a las cinco de la mañana» b. {L’any passat/*Enguany} es va casar el meu fill. «{el año pasado/este año} se casó mi hijo» c. {En el segle passat/*En aquest segle} es van produir molts avenços tecnològics. «{el siglo pasado/este siglo} se produjeron muchos avances tecnológicos» d. {El cap de setmana passat/*Aquest cap de setmana} van anar al poble dels meus pares. «{el fin de semana pasado/este fin de semana} fueron al pueblo de mis padres»

Agradezco estos ejemplos a Avel·lina Suñer Gratacós (c.p.).

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Sostenemos que entre el pretérito perfecto compuesto con estructura temporal de Antepresente y el pretérito perfecto simple la oposición es de carácter temporal porque el uso de una forma u otra depende fundamentalmente de la distancia temporal del evento al momento de la enunciación18. Observemos al respecto el siguiente par de oraciones: (34)

a. Nos conocimos hace tres años. b. He visto a Antonio hace tres horas.

En la oración (34a) el complemento se combina con el pretérito perfecto simple; el evento se sitúa tres años antes del momento de la enunciación. En la oración (34b) el evento expresado por el predicado en la forma compuesta se sitúa tres horas antes del momento de la enunciación. La elección entre una forma verbal u otra depende en este caso, por tanto, de la distancia del evento con respecto al momento del habla. La variedad aspectual expresada por el predicado de las dos oraciones es Aoristo, pero el evento en el primer caso se sitúa en un pasado menos reciente que en el segundo. A propósito de la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en español peninsular, se ha hablado de la regla de las 24 horas19, según la cual el pretérito perfecto compuesto puede estar modificado por un adverbio solo si este denota un intervalo que forma parte de hoy, es decir, del día en el que se enuncia la oración. Nosotros consideramos que esta regla solo resulta válida si se tiene en cuenta que no implica que el evento haya de tener lugar en el día de hoy; puede haber comenzado mucho antes de dicho momento si una parte al menos se incluye en el día de hoy. Esto es, precisamente, lo que sucede en los ejemplos siguientes: (35)

a. Hemos visitado a mi abuelo este mes en el hospital. b. Este año han acordado una nueva subida de impuestos.

Obsérvese que en la oración (35a) el evento puede haber ocurrido veinte días antes del momento de la enunciación. El uso de la forma compuesta en este caso está justificado porque el complemento temporal este mes incluye también el momento del habla. Algo similar sucede en el caso de la oración (35b): la subida de impuestos puede haberse acordado en el mes de marzo y la oración se pronun-

18

En defensa de que la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el simple en español peninsular es de carácter temporal se manifiesta el clásico trabajo de Alarcos (1947) sobre estas dos formas verbales. 19 Puede consultarse al respecto, entre otros, Brugger (2001).

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cia en el mes de diciembre. De nuevo en este caso el complemento temporal incluye el momento del habla aunque no esté incluido en el día de hoy. Observemos que si estas mismas oraciones aparecen en pretérito perfecto simple, resultan agramaticales: (36)

a. *Visitamos a mi abuelo este mes en el hospital. b. *Este año acordaron una nueva subida de impuestos20.

Resulta interesante observar, por otro lado, que en algunas ocasiones estas dos formas verbales resultan intercambiables. Obsérvense al respecto los siguientes pares de ejemplos: (37)

(38)

a. De hecho, me lo he imaginado hace una hora, cuando me llamó el ministro de Defensa para decirme que nuestros radares habían detectado una formación muy grande de aviones americanos atravesando el Estrecho (CREA: Julio Feo, 1993, Aquellos años, España). b. Miss Hart se acostó hace una hora. Una hora larga (CREA: Álvaro Pombo, 1990, El héroe de las Mansardas de Mansard, España). a. Con qué simpleza te he escrito hace dos horas. Me retracto de esa carta (CREA: Juan Antonio Vallejo-Nágera, 1994, Yo, el rey, España). b. –¡Vamos, sargento! –rió ella–. Que le conocemos. Los saqué del horno hace dos horas (CREA: Alberto Vázquez-Figueroa, 1993, Tuareg, España).

Observamos en el primer par de ejemplos que el complemento temporal con el que se combinan el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple, respectivamente en (37a) y (37b), es el mismo: hace una hora. Algo similar sucede con el par de ejemplos que hemos presentado en (38) con el complemento hace dos horas. Efectivamente, la variedad del español peninsular permite una libre alternancia entre las dos formas de pasado cuando se combinan con complementos temporales deícticos del tipo en aquellos casos en que sitúan el evento cercano al momento de la enunciación. Recordemos que en los ejemplos que presentábamos arriba en (34) el contraste en el uso del pretérito perfecto simple y del compuesto se basaba en la distancia temporal con respecto

20 Nuestro objetivo en este trabajo es demostrar que la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en español peninsular es de carácter temporal, por lo que no nos dedicaremos aquí a un estudio detallado sobre los complementos temporales que se combinan con una u otra forma. Existen, no obstante, numerosos trabajos que el lector interesado puede consultar, como los de De Kock (1984 y 1986) y las referencias allí citadas.

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al momento del habla. En el caso de (34a), el complemento hace tres años situaba el evento más alejado del momento de la enunciación de lo que lo situaba en (34b) el complemento hace tres horas. Esto explica, precisamente, que en (34a) el complemento se combine con el pretérito perfecto simple y en (34b), con el pretérito perfecto compuesto. En estos dos pares de ejemplos, en los que tanto el complemento hace una hora en (37) como el complemento hace dos horas en (38) sitúan el evento cercano al momento de la enunciación, es posible la alternancia entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple. La explicación de dicha alternancia se debe a que en los ejemplos (37a) y (38a) predomina la regla hodiernal, esto es, se trata de un evento pasado que se localiza en el día que incluye el momento de la enunciación, de ahí el uso del pretérito perfecto compuesto. En los ejemplos (37b) y (38b) predomina la regla del complemento temporal que excluye el momento del habla; es decir, en estos dos casos el uso del pretérito perfecto simple se debe a que el complemento temporal sitúa el evento con anterioridad al momento de la enunciación21. Observemos a continuación los siguientes pares de ejemplos en los que también alternan ambas formas: (39)

a. Estuvimos juntos durante dos meses. b. Hemos estado juntos durante dos meses.

En los ejemplos de (39) observamos también la alternancia entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple, esta vez con el complemento temporal durante dos meses, que, a diferencia de los complementos que aparecían en los ejemplos de (37) y (38), no es deíctico, es decir, no establece su significado en función del momento del habla. La alternancia entre las dos formas verbales en estos dos casos se debe a la distancia temporal del evento respecto del momento de la enunciación. En el ejemplo (39a) con el pretérito perfecto simple el evento se sitúa más alejado del momento del habla de lo que se sitúa en (39b) con el pretérito perfecto compuesto. Así pues, la oración (39a) puede pronunciarla alguien que se refiera, por ejemplo, a los meses de abril y mayo del año anterior al que se pronuncia la oración, mientras que (39b) puede pronunciarla alguien que se refiera a los dos meses que preceden al momento de la enunciación. Fijémonos a continuación en la alternancia entre el siguiente par de ejemplos: (40)

21

a. Su madre murió el mes pasado. b. Su madre ha muerto el mes pasado22.

Debo esta explicación a Luis García Fernández (c.p.).

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En estas dos oraciones el complemento temporal es deíctico, a diferencia del complemento del par de ejemplos anterior. El evento, por lo tanto, se sitúa en los dos casos en el mismo punto de la línea temporal. La alternancia entre las dos formas verbales se debe a que con el pretérito perfecto simple el hablante presenta el evento más alejado del momento de la enunciación de lo que lo presenta con el pretérito perfecto compuesto, a pesar de que temporalmente los eventos de (a) y de (b) se sitúen en el mismo punto. Señalemos antes de concluir que en todos los ejemplos en que aparece el pretérito perfecto compuesto la variedad aspectual expresada es Aoristo y no Perfecto Continuativo, variedad que el pretérito perfecto compuesto español no puede expresar, a diferencia de lo que ocurre en otras lenguas23. En español, como hemos señalado, el evento está concluido en el momento del habla. Concluimos este apartado haciendo referencia de nuevo a dos ideas que consideramos fundamentales: en primer lugar, mantenemos que la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en español peninsular y en catalán es de carácter temporal, y en segundo lugar, consideramos que en estas dos lenguas el criterio de la distancia temporal del evento al momento de la enunciación es fundamental para distinguir el uso del pretérito perfecto compuesto y del pretérito perfecto simple24.

4.2. LOS

PRETÉRITOS PERFECTO COMPUESTO Y SIMPLE EN ESPAÑOL DE MÉXICO Y EN

PORTUGUÉS

4.2.1. La interpretación aspectual del pretérito perfecto compuesto Como estudiábamos en el apartado 4.1, en español y en catalán el pretérito perfecto compuesto tiene dos estructuras temporales: una de Presente, con interpretación aspectual de Perfecto, y otra de Antepresente, con interpretación aspectual

22

Debo estos ejemplos a Ángeles Carrasco Gutiérrez (c.p.). En el apartado 4.2.1 estudiaremos que el pretérito perfecto compuesto del español de México y del portugués expresa en la mayoría de los contextos la variedad aspectual de Perfecto Continuativo. Precisamente por este motivo, existen restricciones accionales, de modo que solo los predicados que las cumplen pueden aparecer en pretérito perfecto compuesto. En español peninsular y en catalán el uso del pretérito perfecto compuesto es independiente del modo de acción del predicado. 24 Son numerosos los trabajos dedicados a la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en español. Entre ellos podemos destacar el clásico trabajo de Alarcos (1947), y las referencias allí citadas, el trabajo de Serrano (1994) y el de Skubic (1964). 23

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de Aoristo. La oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en estas lenguas es de carácter temporal. En los casos en que ambas formas expresan aspecto Aoristo, se reparten los contextos dependiendo fundamentalmente del tipo de complemento temporal con el que aparecen. En este apartado y en el siguiente estudiaremos un tipo de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple que es, además de temporal, una oposición de carácter aspectual. Como demostraremos a continuación, en la variedad del español de México, y junto a ella en otras lenguas del ámbito románico como el portugués, el pretérito perfecto compuesto no presenta ambigüedad aspectual: manifiesta una única estructura temporal, la de Presente, interpretada aspectualmente como Perfecto. En concreto, dentro de las subvariedades de Perfecto, el pretérito perfecto compuesto expresa en la mayoría de los contextos la subvariedad de Perfecto Continuativo o Universal, que, recordémoslo, se caracteriza por focalizar un evento desde su inicio sin focalizar el final25. Por este motivo y dado que, como estudiábamos en el apartado 3, el valor que triunfa en la evolución del pretérito perfecto simple desde el latín a las lenguas romances es el de Aoristo, la oposición entre las dos formas verbales que estamos estudiando es de carácter temporal y de carácter aspectual; esto es, se trata de una oposición entre los valores Aoristo y Perfecto Continuativo o Universal, expresados, respectivamente, por la forma simple y por la compuesta. Al estudiar el caso del español peninsular y del catalán, comprobábamos que la interrogación con cuándo producía resultados agramaticales en los casos en que el pretérito perfecto compuesto manifestaba aspecto Perfecto. Repetimos aquí los ejemplos que habían aparecido anteriormente: (41)

a. *¿Cuándo ha llegado ya Juan? b. *¿Cuándo he hecho ya las maletas?

25

En determinados casos, como en el ejemplo que citamos a continuación en (i), el pretérito perfecto compuesto puede expresar la variedad de Perfecto Continuativo o la de Experiencial: (i)

Este año he visitado Marruecos.

De acuerdo con la interpretación de Continuativo, el sujeto ha visitado Marruecos en reiteradas ocasiones a lo largo del año y puede realizar nuevas visitas, por lo que el evento queda abierto, mientras que de acuerdo con la interpretación de Perfecto Experiencial, se focaliza la experiencia del sujeto en el momento del habla como resultado de un evento pasado, en este caso como resultado de que el evento expresado por el predicado visitar Marruecos se haya producido al menos en una ocasión. Puede consultarse Quesada Pacheco (2001) para un estudio de los valores aspectuales del pretérito perfecto compuesto en el español de América. En nuestro trabajo nos referiremos exclusivamente a la variedad del español de México.

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En el español de México, obtenemos resultados agramaticales siempre que interrogamos el pretérito perfecto compuesto con cuándo, puesto que la interpretación aspectual es siempre de Perfecto. Recojamos al respecto la observación de Lope Blanch (1961 [1972: 132]): Tampoco se usaría la forma compuesta con la conjunción o interrogativo cuando, cuyo significado es claramente puntual: «Cuando vino, yo no estaba en casa.» «¿Cuándo llegaste?» «¿Cuándo te lo dijo?» son las únicas formas usuales, pero nunca «¿Cuándo has llegado?», que es la normal en España.

Otra de las pruebas que demuestra que la forma compuesta en la variedad del español de México tiene exclusivamente interpretación aspectual de Perfecto y no de Aoristo es la derivada de la incompatibilidad con complementos temporales de localización puntual. Lo comprobábamos también a propósito del español peninsular y del catalán, cuando mostrábamos determinados ejemplos en que la forma compuesta aparecía acompañada por el adverbio ya, que favorecía la interpretación de Perfecto. Recordemos algunos de ellos: (42) (43)

a. (*P) Juan ya ha llegado a mediodía. b. (*P) A mediodía Juan ya ha llegado. ¡Mira! La Lluïsa s’ha trencat el braç (*aquest matí a les set). «¡mira! Luisa se ha roto el brazo (esta mañana a las siete)»

En el español de México y también en portugués, el pretérito perfecto compuesto es siempre incompatible con complementos temporales puntuales. Recojamos de nuevo las palabras de Lope Blanch (1961 [1972: 131]) al respecto: Aunque el verbo vaya acompañado por un adverbio dentro de cuyos límites temporales se halle comprendido el momento presente del que habla, si la acción se considera perfecta, terminada, se usa el pretérito simple: «Hoy compré un libro precioso», «Esta mañana llovió un poquito”[...] En cambio, la forma compuesta expresa acciones durativas e imperfectas; fenómenos que, aunque iniciados en el pasado, se continúan en el momento presente y aun pueden proyectarse hacia el futuro: «Desde entonces sólo he sido una carga para ti», «Sabes que tu socio te anda robando? –Sí, hombre; siempre lo he sabido», «Pero ¿cómo? ¿Tú con lentes? –Pues claro; yo siempre los he usado». En las frases en que puede usarse tanto una como la otra forma del pretérito, se advierte con toda claridad esta diferencia aspectual: Al decir «Este mes estudié mucho» se da a entender que el estudio ha llegado ya a su término; en cambio, si se dice «Este mes he estudiado mucho» se indica que todavía se continúa estudiando, que la acción sigue desarrollándose.

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Observamos ya en estos ejemplos que el pretérito perfecto simple expresa aspecto Aoristo y no compite en ello con el pretérito perfecto compuesto. Este segundo tiempo, efectivamente, no es compatible con los complementos temporales de localización puntual en el español de México. El pretérito perfecto compuesto expresa la variedad aspectual de Perfecto Continuativo o Universal, es decir, se caracteriza por focalizar un evento desde su inicio hasta un punto central del mismo sin afirmar su final, por lo que resulta incompatible con la focalización de un punto. La incompatibilidad del pretérito perfecto compuesto con los complementos de localización puntual en la variedad del español de México se explica del mismo modo como se explica la agramaticalidad de una oración como la siguiente: (44)

*A las seis y media lleva corriendo desde las seis.

La perífrasis verbal , como hemos señalado en el apartado 3, expresa la variedad aspectual de Continuativo, de modo que se focaliza un evento desde el inicio sin focalizar el final. Es compatible por ello con complementos como el durativo delimitativo desde las seis, pero no con uno puntual como a las seis y media. Esta característica del pretérito perfecto compuesto del español de México se observa también en otra lengua románica como es el portugués. Comprobémoslo. El pretérito perfecto compuesto portugués, formado por el auxiliar ter más el participio perfecto, expresa exclusivamente el valor aspectual de Perfecto y no el de Aoristo. Observemos al respecto los siguientes ejemplos: (El ejemplo 45 es de Fleischman 1983: 197; el de 46, de Giorgi/Pianesi 1997: 124; y el de 47, de Squartini/Bertinetto 2000: 408.) (45) (46) (47)

*Hoje eu me tenho levantado às sete da manhã. *O João tem comido ahier. *O João tem chegado agora.

El pretérito perfecto compuesto en los tres ejemplos que acabamos de citar es incompatible con los complementos de localización puntual hoje, ahier y agora, respectivamente. En efecto, el pretérito perfecto compuesto en portugués no expresa el valor aspectual de Aoristo, por el que se focalizaría el evento completo situado con anterioridad al momento del habla: en (45) se situaría a las siete de la mañana del día que incluye el momento de la enunciación; en (46) en el día precedente a aquel que incluye el momento de la enunciación, y en (47) el evento puntual coincidiría con el momento de la enunciación. Estos complementos puntuales son incompatibles con el valor aspectual de Continuativo que expresa el pretérito perfecto compuesto portugués, que, recordémoslo, se caracteriza por focalizar un evento desde su inicio hasta un punto central del mismo sin focalizar el final.

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Señalemos, además, que en el ejemplo (47) hay una incompatibilidad entre el pretérito perfecto compuesto y la clase accional de predicado con la que se combina. Llegar, en efecto, es un logro, es decir, un predicado puntual télico, de modo que, salvo que manifieste una lectura iterativa, es incompatible con este tiempo verbal dado su valor aspectual de Continuativo. En el apartado siguiente, al estudiar la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en portugués, estudiaremos más detenidamente la combinación de estas dos formas verbales con las distintas clases accionales. Observemos a continuación las siguientes oraciones del portugués, que, a diferencia de las citadas arriba, resultan gramaticales: (Los ejemplos 48 y 49 aparecen en Giorgi/Pianesi 1997: 123.) (48) (49)

O João tem comido às cinco. (Desde outubro) o João tem comido muito.

Una posible paráfrasis correspondiente a (48) sería: «Juan tomó el hábito de comer a las cinco (en un momento del pasado no especificado) y todavía continúa con este hábito». La paráfrasis correspondiente a (49) sería: «Juan se acostumbró desde octubre a comer mucho y desde entonces ha continuado así». En ambos casos se focaliza un evento, en concreto una sucesión de eventos, desde un punto del pasado y no se focaliza el final, dado que el evento continúa abierto en el momento de la enunciación. En (48) el complemento de localización puntual às cinco es compatible con la forma compuesta del portugués porque no impide la lectura Continuativa: el complemento se aplica a cada uno de los eventos de comer que se extienden desde el pasado hasta el momento de la enunciación. Hemos mostrado, pues, en este apartado que el pretérito perfecto compuesto en la variedad del español de México y en portugués no manifiesta, a diferencia del pretérito perfecto compuesto del español peninsular y del catalán, ambigüedad aspectual: no presenta interpretación aspectual de Aoristo, sino solo de Perfecto, fundamentalmente de la subvariedad de Perfecto Continuativo o Universal. Esto explica, como estudiaremos en el siguiente apartado, que la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple en estas lenguas sea, además de temporal, como en español y en catalán, también aspectual.

4.2.2. La oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple Vamos a demostrar en este apartado que, como consecuencia de la variedad aspectual expresada por el pretérito perfecto compuesto en portugués y en la

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variedad del español de México, la oposición entre las dos formas verbales de las que nos ocupamos es, además de temporal, aspectual. Comprobaremos también que para aparecer en pretérito perfecto compuesto, los predicados han de cumplir determinados requisitos accionales. Recordemos que la variedad aspectual de Perfecto Continuativo se caracteriza por focalizar un evento desde su inicio hasta un punto central del mismo sin focalizar el final. Se explica de este modo que los predicados deban cumplir un requisito de duratividad o de iteratividad del evento. En efecto, un predicado puntual, sea télico (como es el caso de los logros) o atélico (como es el caso de los semelfactivos), no puede aparecer en pretérito perfecto compuesto en español de México o en portugués, salvo que el evento esté iterado. Si es así, no se focalizará un evento único, sino una sucesión de eventos. Con el objetivo de ilustrar las afirmaciones de arriba, mostremos a continuación las siguientes oraciones del español de México: (Los ejemplos 50 y 51 aparecen en Lope Blanch 1961 [1972: 132 y 133].) (50) (51)

*Desde que he llegado. Vs. Desde que llegué. Todavía no ha llegado. Sí, ya llegó.

El predicado de estos ejemplos es un logro, es decir, un predicado puntual télico. Observamos en (50) el contraste entre la agramaticalidad con la forma compuesta y la gramaticalidad con el pretérito perfecto simple. En el ejemplo que aparece en (51) llegar está en pretérito perfecto compuesto y, sin embargo, la oración es gramatical. El motivo es que la focalización en este caso no se produce sobre el evento de llegar, sino sobre el estado de cosas denotado por no llegar. En la segunda oración de este ejemplo, se focaliza el instante de la llegada, de ahí que la forma verbal sea el pretérito perfecto simple. Observemos a continuación las siguientes oraciones del portugués: (Los ejemplos de 52 aparecen en Squartini/Bertinetto 2000: 408-409; los ejemplos 53 y 54, en Squartini 1998: 153.) (52) (53) (54)

*O João tem chegado agora. Vs. Nos últimos dias o João tem chegado tarde. *Tem chegado o João! *Não, já tem chegado.

El predicado es también en estos casos el logro llegar. La agramaticalidad de la primera oración de (52), así como de las oraciones (53) y (54), responde al mismo motivo: el predicado puntual télico no puede combinarse con el pretérito perfecto compuesto. Por el contrario, la gramaticalidad de la segunda oración de (52) se debe a que el evento aparece iterado; esto es, la oración no se refiere a un

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evento puntual en que Juan llega tarde, sino a una sucesión de eventos que ha tenido lugar en los últimos días y que continúa en el momento de la enunciación. Estudiemos a continuación otro ejemplo de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple que responde a la focalización de una sucesión de eventos o de un evento único, respectivamente. Comencemos, como en el caso anterior, por los ejemplos del español de México: (Estos ejemplos aparecen en Lope Blanch 1961 [1972: 132 y 133].) (55) (56) (57) (58) (59) (60) (61)

Últimamente te han visto paseando con F. No la he pasado muy bien estos últimos días. Eso ya lo discutimos ayer. Vs. Eso lo hemos discutido muchas veces. ¿Sabes que Fulano está enfermo? –Sí, hombre; fui a verlo el lunes. Vs. He ido a verlo [varios días]. ¿Te acordaste mucho de mí? [en una ocasión determinada]. Vs. ¿Te has acordado mucho de mí? [constantemente]. ¿Escribiste a Fulano? [se pregunta por una carta] Vs. ¿Has escrito a Fulano? [= ¿mantienes correspondencia con él?] Hoy vi al licenciado y le hablé de tu caso. Vs. No puedes imaginarte cuántas veces hemos hablado de ti.

Efectivamente, en todos los ejemplos en que aparece el pretérito perfecto compuesto se focaliza una sucesión de eventos. En los ejemplos de (57) observamos el contraste entre la primera oración en pretérito perfecto simple, que se refiere a un solo evento denotado por el predicado discutir, y la segunda oración en pretérito perfecto compuesto, que se refiere a varios eventos denotados por el mismo predicado. Un contraste similar lo encontramos en (58) entre la primera oración, cuyo predicado denota un único evento de ir, y la segunda oración, cuyo predicado denota varios eventos. En (59), (60) y (61) observamos un contraste similar a los anteriores con los predicados acordarse, escribir y hablar, respectivamente. Observemos a continuación los siguientes ejemplos del portugués: (El ejemplo 62 aparece en Giorgi/Pianesi 1997: 48; los ejemplos 63 y 64, en Squartini 1998: 152-153.) (62) (63)

(64)

Agora já comi o suficiente. *Tenho comido aqui uma vez/duas vezes. Vs. Temos comido ùltimamente alguns bifes que nem um leão tragaria! (O Jornal, Portuguese magazine 1978). *Ultimamente o João tem lido um romance de Eça de Queiroz. Vs. Ultimamente o João tem lido muitos romances.

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De nuevo, como en el español de México, la oposición entre el pretérito perfecto simple y el pretérito perfecto compuesto, que, recordémoslo, se forma con el auxiliar tener más el participio perfecto del verbo, se basa en la semelfactividad o en la iteración del evento. En (62), con el pretérito perfecto simple, se focaliza un único evento de comer, frente a la segunda oración de (63), en que se focaliza una sucesión de eventos denotada por el mismo predicado. La agramaticalidad del primer ejemplo de (63) se debe a la focalización de una sola o de dos ocurrencias del evento de comer; no se focaliza, por tanto, el evento iterado. Por último, en (64) observamos un contraste similar al de (63): la primera oración resulta agramatical porque se focaliza un único evento denotado por el predicado leer una novela de Eça de Queiroz, frente a la segunda oración, en que se focaliza una sucesión de eventos denotada por el mismo predicado. Otra de las cuestiones interesantes del pretérito perfecto compuesto en el español de México y en portugués sobre la que queremos hacer hincapié es el hecho de que el evento continúe abierto en el momento de la enunciación, a pesar de estar expresado por una forma verbal compuesta. Este rasgo lo distingue, por otro lado, del pretérito perfecto compuesto del español peninsular, ya que en esta variedad el evento está siempre concluido en el momento del habla. Esta es, precisamente, una de las características fundamentales de la variedad aspectual de Perfecto Universal o Continuativo, que, además, lo acerca a la variedad aspectual de Imperfectivo, caracterizada por focalizar una parte del evento, pero ni el principio ni el final. Lope Blanch (1961 [1972: 135]), al hacer referencia a este rasgo del pretérito perfecto compuesto del español de México, muestra la equivalencia entre la forma compuesta y el presente. Observémoslo: (65) (66) (67) (68) (69) (70) (71)

¿Tu hermano? Todavía no llega (o ha llegado). Hace ocho días que no duermo (o he dormido) nada. Son ya las seis de la tarde y aún no nos llama (o ha llamado). Bueno, vete; pero si a las siete todavía no regresas (o no has regresado), te castigará tu papá. ¿Cómo has estado? (o estás). Siempre uso (he usado) lentes. Este año he estudiado mucho. [= sigo estudiando; luego sería como decir «estoy estudiando”]

En lo que respecta al portugués, el evento denotado por el predicado también continúa abierto en el momento del habla26. Recojamos a continuación algunos 26 Sobre esta característica del pretérito perfecto compuesto portugués, puede consultarse, entre otros, Squartini (1998: 152-158).

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ejemplos que ilustran esta característica: (El ejemplo 72 aparece en Squartini/ Bertinetto 2000: 408; el de 73, en Squartini 1998: 154.) (72) (73)

Tenho estudado imenso desde que decidi fazer o exame. Desde que começou esta história, eu tenho feito grandes esforços, para não querer compreender (J.M.F. de Castro, A curva da estrada, Portugal, 1950, from Suter 1984: 118).

En (72) el evento denotado por el predicado estudiar se inicia con anterioridad al momento de la enunciación y continúa en dicho momento. En (73) el sujeto ha empezado a hacer grandes esfuerzos en un momento del pasado y continúa haciéndolos en el momento del habla. Destaca Squartini (1998: 155) que es frecuente el uso del pretérito perfecto compuesto con complementos temporales como nos últimos anos/dias o ultimamente, dado que se refieren a una situación durativa o iterativa que abarca el momento de la enunciación. Lo ilustra el autor con el siguiente ejemplo: (74)

Nos últimos anos tem-se assistido a uma série de tentativas à maneira do «novo romance» (A. J. Saraiva–O. Lopes, História da literatura portuguesa, 1975, from Suter 1984: 130).

Nos hemos ocupado en este apartado y en el precedente de la variedad del español de México y del portugués. Señalemos antes de concluir que dentro del ámbito románico el siciliano manifiesta también una oposición similar a la de estas lenguas; también en este caso el pretérito perfecto compuesto se usa con los eventos que aparecen iterados y el pretérito perfecto simple con eventos semelfactivos. El evento expresado con la forma compuesta, además, continúa en el momento del habla, por lo que expresa la variedad aspectual de Perfecto Continuativo o Universal. Observemos al respecto las siguientes oraciones27: (Los ejemplos 77 y 78 aparecen en Squartini/Bertinetto 2000: 413, quienes a su vez los toman de Skubic 1973-74: 231.) (75) (76)

In sti iorna, Gianni ha caruto chiú ri na vota. «en estos días Juan se ha caído más de una vez» Stamatina Gianni cariu. «esta mañana Juan se cayó”

27 Agradezco los ejemplos (75) y (76) a Vincenza Bollino (c.p.), así como todos los comentarios al respecto, comentarios que, por otro lado, han sido confirmados por otros hablantes sicilianos.

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Aju manciatu tanti voti u piscispata, e m’ha fattu sempri beni. «he comido pez espada muchas veces y me ha sentado siempre bien» M”u manciài oj e mi fici mali. «lo comí hoy y me sentó mal»

De nuevo las oraciones que aparecen en pretérito perfecto compuesto se refieren a una sucesión de eventos que continúa en el momento del habla y las oraciones en pretérito perfecto simple se refieren, por el contrario, a un evento único producido en el pasado. Hemos visto, pues, en este apartado un tipo de oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple basado en criterios temporales y aspectuales. Hemos mostrado, además, que el pretérito perfecto compuesto en la variedad del español de México y en portugués presenta restricciones de duratividad o iteratividad. A esto se añade que dado que la variedad aspectual que expresa es el Perfecto Universal o Continuativo, implica un evento que continúa en el momento de la enunciación. El pretérito perfecto simple no presenta como requisito la duración o iteración del evento y expresa la variedad aspectual de Aoristo, de modo que el evento concluye con anterioridad al momento de la enunciación.

5. Conclusiones Nos hemos ocupado en este trabajo del estudio de la oposición entre las formas verbales de pretérito perfecto compuesto (he cantado) y de pretérito perfecto simple (canté) en dos áreas del ámbito románico. Nos hemos referido en los apartados 2 y 3 al origen en latín de estas dos formas: en el caso de la forma simple dixi, podía expresar tanto un valor de presente perfecto como un valor de pretérito. La forma heredada en el ámbito románico no presentaba, sin embargo, ambigüedad alguna entre ambos valores, ya que tenía solo un valor de pretérito, que hemos denominado también de Aoristo, siguiendo a Klein (1992 y 1994). En el caso de la forma compuesta, se origina en latín como una perífrasis resultativa y evolucionó posteriormente hasta expresar el valor de Aoristo. Esta evolución, no obstante, no se ha manifestado del mismo modo en todas las lenguas románicas, lo que ha llevado a que la oposición entre el pretérito perfecto compuesto y el pretérito perfecto simple no sea uniforme en el ámbito románico. Hemos focalizado nuestra atención en dos tipos de oposición: una de ellas de carácter temporal, que manifiestan lenguas como el catalán o la variedad del español peninsular, y la otra de carácter temporal y aspectual, que manifiestan lenguas como el portugués o la variedad del español de México. En el primer caso, tanto el pretérito perfecto compuesto como

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el pretérito perfecto simple expresan la variedad aspectual de Aoristo, por lo que ambas formas se oponen temporalmente. Comprobábamos que el criterio de la distancia temporal era fundamental para la distinción entre ambas formas. En lo que respecta a la segunda oposición estudiada, hemos demostrado que es de carácter temporal y aspectual porque mientras que el pretérito perfecto simple expresa el valor de Aoristo, el pretérito perfecto compuesto expresa el valor de Perfecto Continuativo o Universal. El pretérito perfecto compuesto en el español de México y en portugués expresa, en efecto, un evento desde su inicio sin focalizar el final, de modo que en el momento de la enunciación el evento continúa. Esta variedad aspectual está limitada en el caso del español peninsular, que la puede expresar con una perífrasis como , pero no con el pretérito perfecto compuesto, esté o no modificado por un complemento temporal. Comprobábamos, además, que los predicados que aparecían en pretérito perfecto compuesto en portugués y español de México debían cumplir determinados requisitos accionales como consecuencia de la variedad de Continuativo expresada. Consideramos de especial interés el hecho de que en dos variedades de una misma lengua, como son el español de México y el español peninsular, existan estas diferencias aspectuales aun tratándose de la misma forma temporal, el pretérito perfecto compuesto, diferencias que dan lugar a que la oposición con el pretérito perfecto simple sea también de diverso tipo.

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VII EL PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO Y LOS CONTEXTOS PREHODIERNALES

ILPO KEMPAS

1. Introducción En este y los siguientes apartados tratamos sobre el uso del pretérito perfecto compuesto (PPC) en contextos prehodiernales (PREH). Con este último término, basado en las palabras latinas pre («antes de») y hodie («hoy»), nos referiremos a contextos temporales anteriores al día en que se produce la comunicación. La temporalidad de este tipo de contextos se especifica mediante complementos adverbiales de tiempo (CA/CCAA) que expresan anterioridad al día del habla (ayer, hace dos días, la semana pasada, hace tres meses, etc.). Están excluidos los CCAA referidos a contextos temporales pasados –aunque sean esencialmente PREH– que denotan un lapso de tiempo que incluye el día del habla (esta semana, este mes, este año, etc.), porque por esta misma razón no son puramente PREH, y, como tales, relevantes para el proceso de cambio lingüístico que estudiaremos aquí. Según la norma de la lengua estándar, cuando una oración lleva un CA PREH de este tipo, el predicado debe estar en el pretérito perfecto simple (PPS), mientras que el uso del PPC en tal caso se considera agramatical la mayoría de las veces. No obstante, estudios empíricos han demostrado que, en el español peninsular y en algunas variedades regionales del español americano, también el PPC de hecho ha penetrado en estos contextos, que tradicionalmente le corresponden al PPS. Este PPC nuevo, resultado de un proceso de gramaticalización, representa, como el PPS, el aspecto Aoristo (AOR) –el evento está claramente terminado antes del momento del habla y desvinculado de este– y no el aspecto Perfecto (PERF) –el evento está terminado antes del momento del habla o sigue o se repite durante este, así como es relevante para este–. En lo que sigue trataremos sobre este fenómeno en más detalle. En el apartado 2, consideraremos la elección entre el PPS y el PPC en la lengua española. Luego, en el apartado 3, trataremos sobre lo que en la bibliografía se dice acerca de la extensión geográfica del PPC PREH y presentaremos algunas explicaciones para este fenómeno, propuestas por diferentes autores. Después, en el apartado 4, trataremos sobre el cambio aspectual que ha experimentado el PPC en el español peninsular y el proceso de gramaticalización en el marco del que se

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han producido este cambio y la penetración del PPC aorístico en nuevos contextos temporales. En el apartado 5, presentaremos los principales resultados de cuatro estudios empíricos sobre el uso PREH del PPC: Berschin (1976), Schwenter (1994a), Serrano (1994) y Kempas (2006). Por último, en el apartado 6, presentaremos algunas conclusiones y discutiremos ciertas cuestiones relacionadas con el uso PREH del PPC.

2. Acerca de la elección entre el pretérito perfecto simple y el pretérito perfecto compuesto La distinción funcional entre el pretérito perfecto simple y el pretérito perfecto compuesto es un tema muy debatido. Entre los autores que han tratado este problema figuran p. ej. Alarcos Llorach (1947), Barrera-Vidal (1972), Havu (1986), Kuttert (1982), Otálora Otálora (1970) y Squartini (1998). En torno a la cuestión anterior, se pueden reconocer dos escuelas (véase Havu 1986: 109 y 1997: 238-241). Algunos gramáticos y lingüistas opinan que los límites de los campos semánticos del PPS y del PPC son estrictos. Conforme a esta posición, el PPS sólo puede ir acompañado de un CA desvinculado del momento presente (ayer, hace dos semanas, el año pasado, etc.); el PPC, en cambio, requiere que exista una conexión con el momento presente, lo que se refleja en la elección del CA (ahora, hoy, esta semana, este año, etc.). Esta postura «tradicionalista» fue señalada ya hace cien años por Padilla De Vicente (1903: 265). Entre sus partidarios más recientes figuran autores como Alarcos Llorach (1947: 117 [1984: 24-25]), Barrera-Vidal (1972: 216-222), García de Diego (1914), Gili Gaya, (1964: 160) y Seco (1930: 73-74). La opinión contraria, la libre variación o la intercambiabilidad del PPC y del PPS, se remonta a los principios del siglo veinte. Según Meyer-Lübke (1890-1906: 134): Los gramáticos se han esforzado por establecer una delimitación entre canté y he cantado pero sin éxito, porque en realidad apenas es posible poner en duda su equivalencia.

La afirmación de Meyer-Lübke será la toma de posición más fuerte a favor de la completa intercambiabilidad del PPS y del PPC. Partidario de la intercambiabilidad es también Lorenzo (1964: 158): Sin llegar al grado de preponderancia resultante de la identificación progresiva con el pretérito indefinido que alcanza en francés, y en alemán con el pretérito simple, un hecho es evidente en español, a saber: que los dos son sustituibles en cualquier contexto, pero que el perfecto [PPC] no se ha desligado totalmente de los hilos, cada vez más sutiles, que lo unen al presente.

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También Kuttert (1982: 205) es partidario de la postura anterior, pero considera la intercambiabilidad como unidireccional. Según él, el PPC, con tal de que se use con el valor Aoristo, esto es, desprovisto de vínculos con el momento presente, puede sustituirse sistemáticamente por el PPS, pero lo mismo no ocurre en el sentido inverso. Sobre este punto, comparte la opinión de Bull (1960: 65). En opinión de Kuttert (1982: 195-196), el uso del PPC con CCAA referidos a un punto de tiempo anterior al momento del habla no es nada agramatical, aunque según el autor estos CCAA tienden a combinarse con el PPS. Además, hay autores que no expresan claramente su opinión sobre la intercambiabilidad del PPS y del PPC o que son partidarios de una u otra postura, pero admiten que a la regla general hay excepciones (p. ej. RAE 1973). De igual manera, Havu (1986: 112) propone como solución a este problema que se reconozca que el PPS y el PPC tienen sinonimia funcional parcial: aunque en la mayoría de los casos las funciones atribuidas a estos estén separadas, existe un área en la que convergen. Así, en unos casos, los dos tiempos verbales son intercambiables, en otros no. La introducción del PPC como tiempo verbal aorístico en los contextos hodiernales (HOD), esto es, relacionados con el día del habla, el hoy del hablante, es un hecho consumado en el español peninsular, como ilustra el ejemplo siguiente: (1)

a. Perdón, no he oído lo que has dicho. b. Lo siento, pero su tren ha salido hace dos minutos. c. Esta mañana me he levantado a las seis.

En casos como (1a), donde el evento acaba de producirse, el PPC es de hecho la única alternativa en el español peninsular1. El uso del PPS (No oí lo que dijiste) en este tipo de casos es típico del área dialectal del astur-leonés (Gili Gaya 1964: 161; Kany 1945 [1969: 199-200]; Zamora Vicente 1967: 208)2, así como de la mayoría de las variedades americanas y del español canario. En casos como (1b) y (1c) el evento se ha producido en el día del habla, pero no inmediatamente antes del momento del habla. En este contexto temporal, en el español peninsular alternan el PPS y el PPC, dependiendo del caso y de la zona (Kempas 2005), mientras que en las demás variedades se usa el PPS.

1 Es interesante que, al tratar sobre la aoristización del PPC en español, Squartini/Bertinetto (2000: 421) ni mencionen el uso del PPC en el español peninsular al referirse a eventos que acaban de producirse. Escriben: «…if the aoristic drift carries on in the future as it has done so far, there will eventually be a point when Spanish and French coincide». Opinamos que tal punto ya se ha alcanzado: los dos idiomas ya coinciden en este contexto particular. 2 En Kempas (2006: 52), demostramos la presencia del uso del PPS en sujetos asturianos y leoneses en comparación con los originarios de otras zonas peninsulares.

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En cambio, si el evento es PREH, esto es, ha ocurrido antes del día del habla, en todas las variedades la lengua estándar solo aprueba el uso del PPS: (2)

a. Ayer fui al cine. b. Vi a Ana la semana pasada.

En el siguiente cuadro resumimos la correspondencia entre los principales contextos temporales (HOD y PREH) y los tiempos verbales PPS y PPC, tal como aparece en el español peninsular y la mayoría de las variedades extrapeninsulares (español americano y canario). Como mencionamos más arriba, una zona sudamericana constituye una excepción en el seno del español americano. En Kempas (2006), recogimos datos de la ciudad y provincia argentina de Santiago del Estero, situada en dicha zona. Los resumimos también en el siguiente cuadro:

CUADRO I: USO DE TIEMPOS VERBALES EN DIFERENTES VARIEDADES DEL ESPAÑOL (ASPECTO AORISTO) Español peninsular

Español americano y canario

Español hablado en Santiago del Estero

Contextos hodiernales: pasado inmediato

PPC

PPS

PPC, PPS

Contextos hodiernales: eventos más lejanos

PPS, PPC

PPS

PPC, PPS

Contextos prehodiernales

PPS

PPS

PPC, PPS

Lo arriba expuesto corresponde directamente a la gramaticalidad o agramaticalidad del PPC PREH. Con respecto a la lengua estándar, es un uso anómalo y, al menos en la mayoría de los casos, incluso agramatical. Sobre este punto, consideramos justificado empezar presentando dos casos que, pese al contexto PREH, casi ningún hablante nativo considera agramaticales. El denominador común de ambos es que el PPC representa el aspecto PERF (o Anterior), esto es, un evento terminado o no terminado antes del momento del habla y relevante para este –que es también el aspecto asociado tradicionalmente con el PPC–. (Trataremos los aspectos AOR y PERF con más detalle en el apartado 4.) El primero de estos casos, que aparecen también en Kempas (2006: 71), es el siguiente:

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El año pasado he estado en Canarias.

Para ser gramatical, requiere un contexto subyacente que relacione la oración con el tiempo presente, como: (4)

Claro que el año pasado he estado en Canarias, porque, como ya te he dicho, llevo cinco años aquí.

Se aprecia la evidente vinculación del evento de la primera oración con el momento del habla. El ejemplo siguiente ilustra el segundo caso: (5)

La guerra ha terminado hace tres meses.

En este caso particular, señalado por Seco (1930: 74), el uso del PPC es del todo correcto desde el punto de vista de la gramática tradicional si el «presente psicológico» de la oración es este año. El ejemplo representa el aspecto PERF, no el AOR: el autor señala explícitamente que el «presente psicológico», el tiempo de referencia, es idéntico al momento de la comunicación. Por lo tanto, el sistema aspecto-temporal del español permite aquí una excepción, debida a las propiedades semántico-pragmáticas del enunciado. Sería parafraseable con, p. ej,. Tenemos paz desde hace tres meses o La guerra está terminada desde hace tres meses. Por consiguiente, pese a las propiedades léxicas de la oración nuclear, que implican que el propio evento sea momentáneo o puntual, el impacto producido por el evento se mantiene durante el momento del habla y es particularmente relevante para este último. Por consiguiente, los casos de los que nos ocupamos en el presente trabajo no son del mismo tipo que (3) y (5), sino que representan el aspecto AOR (evento claramente terminado antes del momento del habla y desvinculado de este). He aquí un ejemplo de ellos: (6)

a. Ayer he ido al cine. (En lugar de fui.) b. He visto a Ana la semana pasada. (En lugar de vi.)

La incipiente introducción del PPC AOR en contextos anteriores al día del habla, como en (6) podría considerarse entonces como una extensión de lo ocurrido en los contextos HOD a nuevos contextos temporales. Casos como los anteriores claro está que no representan la lengua estándar. No obstante, es un hecho indiscutible que han penetrado en ciertas variedades del español. Además, representan un potencial cambio lingüístico de gran envergadura.

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3. Referencias bibliográficas al uso prehodiernal del pretérito perfecto compuesto: extensión geográfica y tentativas de explicación La bibliografía suele atribuir el uso del PPC PREH al lenguaje madrileño y, por otra parte, al del noroeste de la Argentina y de Bolivia (Alarcos Llorach 1994: 167; De Bruyne 1995: 448; Flórez 1953: 114; Gili Gaya 1964: 160; Kany 1945 [1969: 199]; Lapesa 1981: 590). Solo rara vez se asocia este uso con el español peninsular. Studerus (1990: 5), que afirma que el PPC PREH es normal en España, en contraste con el del PPS en América, constituye una excepción. Por otra parte, Thibault (2000: 12) señala que faltan investigaciones serias sobre este fenómeno: todos los autores se basan en Kany (cuya obra se publicó en inglés en 1945), quien, a su vez, se basa en Moglia (1927: 251); y sobre este problema nunca se ha publicado una tesis ni un estudio basado en un corpus. Por consiguiente, parece que la tesis sobre el foco geográfico de este uso sigue circulando en la bibliografía, pasando de autor a autor, sin que se haya puesto a prueba con un estudio empírico. En lo tocante a Madrid, las pruebas realizadas por Berschin (1976: 98), cuyos resultados fueron analizados también sobre la base del origen geográfico de los entrevistados, no demuestran ninguna diferencia estadísticamente significativa entre los informantes oriundos de Madrid y los oriundos de otras partes de la España Peninsular. En cuanto a la extensión de este uso en Bolivia, según Lapesa, se da en parte de dicho país. Según Mendoza (1991: 85), en Bolivia, el PPC prácticamente ha desplazado el PPS, pero el autor no menciona explícitamente en qué funciones y no dice nada sobre las posibles diferencias regionales dentro del país. Según Donni De Mirande (1992: 655-670), el PPC es el tiempo preferido en todo el noroeste de la Argentina, especialmente desde Tucumán hacia el norte, y la autora señala que esta tendencia se extiende a Bolivia, Perú y otras áreas limitadas, no obstante, sin precisar en qué tipo de contextos aspectuales y temporales se usa. DeMello (1997), que analizó la distribución del PPC y PPS en los materiales del Proyecto de Habla Culta, comparando entre sí muestras de doce grandes ciudades de habla hispana, llega a la conclusión de que entre las capitales hispanoamericanas, La Paz y Lima destacan por su empleo del PPC «con referencia a un evento del pasado», incluso en los casos que nosotros clasificamos como PREH. Kempas (2006) (véase apartado 5.4) presenta resultados de dos pruebas empíricas realizadas en Santiago del Estero, perteneciente a esta zona caracterizada por su preferencia por el PPC frente al PPS. En la bibliografía, se pueden encontrar explicaciones –o tentativas de explicación– al uso PREH del PPC. En lo que sigue, estudiaremos unas de ellas. Al explicar el uso PREH del PPC, a menudo se suele aludir a los vínculos que el verbo guarda con el momento presente. Hemos visto el ejemplo (5) de Seco

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(1930: 74), donde el PPC se combina con un CA PREH: en ese caso el PPC representa el aspecto PERF, no AOR. De igual manera, Otálora Otálora (1970: 28) atribuye los siguientes ejemplos a «la contemplación de los resultados de la acción perfectiva, que en cierto modo se quieren destacar más que el hecho pasado que les dio origen”: (7)

a. Señor, Vuestra Majestad ha sido proclamado rey, ayer noche, por el ejército español. b. Ayer, por casualidad, se ha aclarado todo… y su Majestad me ha dicho. c. Yo me he casado hace meses. d. Se ha quemado la cara hace un mes. e. Pero recuerda, Timoteo, que el misterio del huevo frito lo hemos descubierto hace mucho tiempo los dos. f. Anoche te he visto en sueños.

Si nos fijamos en la información aspectual, nosotros calificaríamos como PERF los Pretéritos Perfectos Compuestos de los ejemplos (7a), (7c), (7d) y (7e). Son parafraseables, p. ej., por «Vuestra Majestad es rey desde anoche» (7a); «estoy casado/llevo casado desde hace meses/varios meses» (7c); «tengo la cara quemada desde hace un mes» (7d); y «tenemos descubierto/sabemos el misterio del huevo frito desde hace mucho tiempo» (7e), respectivamente. Más en concreto, todos ellos representarían casos de PERF Continuativo: el evento es prolongable y no se afirma nada sobre su final (García Fernández 2000a: 58), tal y como ocurre con el Imperfectivo. En cambio, consideramos que los Pretéritos Perfectos Compuestos de (7b) y (7f) tienen contenido aspectual de AOR. En (7b), se ha aclarado puede interpretarse también como de valor PERF (paráfrasis: «todo está claro ahora»), mientras que ha dicho no. Esto demuestra la dificultad que a veces presenta la atribución de un PPC PREH al valor aspectual PERF o AOR, respectivamente. Aunque existen casos indudablemente atribuibles a uno u otro aspecto –como el ejemplo (7f), que representa claramente el PPC AOR– para lograr una interpretación correcta, es necesario conocer todo el contexto. Aun así, opinamos que existen casos cuya aspectualidad no es fácil de determinar con criterios objetivos por un observador externo. La RAE (1973: 466) propone una explicación interesante para la diferencia entre Mi padre ha muerto hace tres años y Mi padre murió hace tres años. En el primer ejemplo, el vínculo con el momento presente, que se traduce en el uso del PPC [PERF], se explica por factores afectivos: se trata de un evento de mucha importancia personal para el hablante. En cambio, el segundo es la pura afirmación de un hecho pasado, enunciado sin afectividad. También Cerny (1972: 5)

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cree en el papel de la presencia de una emoción subjetiva como factor que provoca la elección del PPC, así como Otálora Otálora (1970: 28): «Quizá se puedan explicar estos usos por la existencia de cierto estado emotivo, debido al cual el hablante quiere atraer el pasado hacia el presente en la medida de lo posible». Asimismo, Hernández Alonso (1984: 450), basándose en Alarcos Llorach (1947) señala: «la posibilidad de aproximar o distanciar subjetivamente la noción verbal del momento del hablante» y menciona el uso del PPC en un caso como La he visto anoche [AOR] como «un recurso estilístico para marcar la afectividad positiva o negativa». Gómez Torrego (1989: 114) ilustra con unos ejemplos formas que considera como incorrectas, pero agrega que podrían justificarse por razones estilísticas, sin explicar, sin embargo, con más detalle lo que quiere decir con estas. A las mismas alude también Hermida Ruiz (2002): Pretérito perfecto compuesto (antepresente) sustituye al perfecto simple, como variación estilística, para indicar eventos terminados en el pasado que se quieren presentar como cercanos. Ej.: La semana pasada me he comprado una moto. En este ejemplo particular, es imposible determinar con certidumbre el valor aspectual del PPC. Además, la explicación del autor es demasiado ambivalente como para permitir interpretar su propia opinión al respecto. Al analizar un grupo de ejemplos del uso PREH del PPC, Havu (1997: 242) atribuye la elección del PPC en dichos ejemplos a la asociación del perfecto AOR con el perfecto de estado resultante, la función primaria de . La extensión del uso del PPC en los contextos HOD hasta el día anterior («ayer») se cita a veces como la causa del uso del PPC (AOR) en los contextos PREH, en este caso hesternales (del latín hesternus, «de ayer») (Schwenter 1994a: 97; Serrano 1994: 50). Hemos visto que en el español peninsular, en los contextos HOD la gramaticalización del PPC como tiempo AOR se ha consumado. El incipiente uso hesternal del PPC se consideraría así como la próxima fase de este proceso, que puede llevar a la completa gramaticalización del PPC como tiempo AOR usado en cualquier contexto temporal del pasado, como p. ej. en francés. Gili Gaya (1964: 160) sugiere la posibilidad de que (en Madrid) el uso del PPC PREH (AOR) sea propio del lenguaje de las clases socioculturales bajas: «El habla vulgar madrileña muestra cierta inclinación en favor de he cantado». Según Alonso/Henríquez Ureña (1938), se advierte la misma inclinación en las provincias andinas de la República Argentina. Aunque Gili Gaya no menciona explícitamente que se trata del PPC PREH, esto puede deducirse del contexto. Como en el español peninsular el PPC está completamente arraigado como tiempo AOR HOD, asociarlo meramente con «el habla vulgar madrileña» apenas correspondería a la realidad. Además, al aludir a las regiones sudamericanas anteriores, suele citarse el uso PREH del PPC (cf. más arriba Kany 1945 y Lapesa 1981).

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Por último, Alarcos Llorach (1994: 167) menciona la ultracorrección como una posible causa de la sustitución del PPS por el PPC (AOR) en la lengua oral de Asturias, León y Galicia (Lapesa 1981: 589). Esto es porque en estas regiones, a diferencia del resto de las variedades del español peninsular, para referirse a eventos ocurridos en el pasado inmediato y cercano se usa el PPS (p. ej. ¿Qué dijiste? en vez de ¿Qué has dicho?; cf. ej. 1a), fenómeno que se explica por la contigüidad de las regiones con el dominio lingüístico gallego-portugués. Según esta teoría, la gente de dichas áreas geográficas, consciente de la discrepancia entre su propio uso de tiempos verbales y el español peninsular estándar, usaría fácilmente el PPC en exceso al intentar acercarse a este último. En consecuencia, las explicaciones al uso PREH del PPC son muchas. Sobre todo en lo que respecta al PPC AOR, son también bastante inarticuladas. No obstante, también es posible que cada una de las explicaciones anteriores refleje parte de la realidad que subyace a este fenómeno.

4. Cambio aspectual y gramaticalización del pretérito perfecto compuesto en el español peninsular En el apartado 1 hemos señalado que tanto la conversión del PPC en un tiempo pasado AOR como su extensión a nuevos contextos temporales –HOD y PREH– en el español peninsular son atribuibles a un proceso de cambio lingüístico denominado gramaticalización. En el presente apartado trataremos sobre este fenómeno más en detalle. Empecemos, sin embargo, por tratar sobre el Tiempo y el Aspecto. El hablante ancla al tiempo los eventos que está narrando, señalándole al interlocutor o al lector si un evento se ha producido antes del momento comunicativo, se produce durante él o se producirá después de él. Si bien el tiempo físico, fenómeno mensurable objetivamente, sirve en esto de referencia, se trata más bien de una proyección mental del mismo en la mente del hablante –pensemos, p. ej., en el tiempo en la narración ficticia–. Para la localización de un evento dentro de este flujo, existen varios mecanismos. Los principales son los tiempos verbales y los CCAA. En el modo Indicativo, los tiempos verbales del español son el presente (canto), el pretérito perfecto compuesto (he cantado), el futuro (cantaré), el futuro perfecto (habré cantado), el pretérito perfecto simple (o el pretérito indefinido) (canté), el pretérito imperfecto (cantaba), el pretérito pluscuamperfecto (había cantado), el pretérito anterior (hube cantado), el condicional (cantaría), y el condicional perfecto (habría cantado). En cuanto a los CCAA, ya hemos visto ejemplos de ellos; para los fines prácticos de nuestra exposición, nos limitaremos a dividirlos aquí en CCAA HOD (hoy, hace dos horas, esta mañana, etc.) y PREH

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(ayer, hace dos días, la semana pasada, hace un año, etc.), según si el evento se ha producido en el hoy del hablante o antes del mismo. En cambio, el Aspecto gramatical3 –como el PERF y el AOR– expresa la manera como el hablante visualiza el flujo temporal del evento a que se refiere con su enunciado4. Al igual que un río corre de maneras distintas en lugares distintos y durante estaciones distintas, el flujo del tiempo puede tener manifestaciones distintas. Así, por ejemplo, el evento puede presentarse como conjunto con límites estrictos (se acabó) o sin límites (Juan veía la tele). Asimismo, si un evento se ha producido en el pasado, el evento puede ser relevante para el momento del habla (el hombre ha estado en la Luna) o no (se levantó y se fue), etc. La percepción de la naturaleza del flujo temporal por el hablante es un proceso subjetivo. Por esta razón, algunos autores, como Declerck (1991: 320), basándose en las ideas de Reichenbach (1947), rechazan explícitamente cualquier naturaleza aspectual de la diferencia entre el PERF y el AOR y la consideran debida a diferencias en la localización de la situación en la esfera temporal (pasada o presente)5. En español hay cuatro distinciones aspectuales: el Imperfectivo, el Aoristo (o Perfectivo), el Perfecto y el Prospectivo (Carrasco Gutiérrez 2000: 20; García Fernández 2000a: 46-69). Por razones prácticas, limitaremos aquí nuestra consideración al PERF y al AOR (véase más adelante). Aunque el Tiempo y el Aspecto pueden definirse de forma independiente, entre las dos categorías hay evidentes conexiones. Un ejemplo de esta estrecha conexión es la definición de Klein (1992: 537) y de García Fernández (2000a: 46), según la cual el Aspecto es la relación entre el Tiempo de la Situación (Situation Time) y el Tiempo del Foco (Topic Time) (véase más abajo). Por lo tanto, el Aspecto puede definirse mediante herramientas de análisis temporales. Asimismo, en el llamado enfoque Bybee-Dahl (p. ej. Dahl 2000a: 7) no se hace ninguna distinción entre Tiempo y Aspecto. Lo que se conoce por PERF en la nomenclatura española, en este enfoque se denomina Anterior. El concepto de Anterior, que engloba Tiempo y Aspecto, representa un gram (abreviatura de gramatical morpheme)6; los estudios de Bybee y Dahl se centran en fenómenos interlingüísticos, y este término sirve para denotar la misma propiedad en un gran número de idiomas

3 Diferenciamos, con otros muchos autores, el Aspecto gramatical del Aspecto léxico o Modo de Acción (Aktionsarten), que incluye distinciones del tipo de predicados télicos/atélicos, estados/actividades/logros, etc. 4 Esta definición corresponde a las de Comrie (1976: 3) y de López García (1990: 160), respectivamente. 5 «There is no need to assume the existence of such a linguistic category as “perfect aspect”». 6 Bellosta von Colbe (2001: 131) traduce gram al español por gramema.

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distintos. El término Anterior ha sido usado en la bibliografía por Bybee/Pagliuca/Perkins (1991: 53), Comrie (1976: 25), Dahl (1985: 138-139), Schwenter (1994a: 73-75) y Serrano (1994: 39) y, recientemente, por Kempas (2006) y Thieroff (2000: 276-277). Cuando el PPC tiene el valor PERF, el evento o está terminado antes del momento del habla (He cambiado de coche), o sigue (He estado resfriado hoy) o se repite durante este (Este año ha llovido bastante), siendo siempre relevante para el momento del habla. Lo fundamental para el aspecto PERF es la anterioridad del evento –o de su inicio– al tiempo de referencia y la relevancia del evento respecto a este último. El tiempo de referencia es el período de tiempo en la línea temporal desde el cual se visualiza el evento y se define en relación con el momento del habla. En el caso del PPC PERF, el tiempo de referencia y el momento del habla coinciden, pero el aspecto PERF no se limita al PPC, sino que le puede corresponder –entre otros– también al pluscuamperfecto. En este tiempo verbal el tiempo de referencia es anterior al momento del habla. En consecuencia, Thieroff (2000: 280) menciona como representativas del aspecto PERF, además de ha cantado7, las formas habrás cantado, había cantado, habría cantado y hube cantado. También Carrasco Gutiérrez (2000: 24) llega a la misma agrupación. Otro importante criterio diferenciador del aspecto PERF es que este no puede emplearse para relatar dos o más eventos consecutivos (primero…luego…después…) (Lindstedt 2000: 371)8. La división del aspecto PERF en subvariedades según propone García Fernández (2000a: 57-58) contiene elementos comunes a la de Comrie (1976), destinada a abarcar un gran número de distintos idiomas. García Fernández distingue entre tres lecturas que puede asumir el PERF en español. Estas son: a) el PERF Resultativo; b) el PERF Experiencial; y 3) el PERF Continuativo. El PERF Resultativo, como indica el término, focaliza el estado de cosas que es resultado o consecuencia de un evento, como (ya) he comido. El PERF Experiencial focaliza un estado de cosas que contribuye a caracterizar al sujeto como en posesión de determinada experiencia, p. ej: El hombre ha estado en la Luna.

7 El evidente problema que presenta lo señalado por Thieroff, relacionado, además del español, con otras lenguas románicas (pág. 280) es que asocia tanto el PPC español como el pasado compuesto francés (a chanté) únicamente con el aspecto PERF, mientras que menciona las formas cantó y chanta como los únicos representativos del aspecto AOR. No obstante, más adelante (págs. 283-284) el autor sí trata la evolución PERF -> AOR del perfecto compuesto del francés, pero ni siquiera menciona la parecida evolución ocurrida al PPC HOD en el español peninsular. 8 «When a perfect can be used as a narrative tense […], it has ceased to be a perfect».

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El PERF Continuativo expresa el evento como proceso continuo que sigue durante el tiempo de referencia, sin presentar un final, p. ej.: He vivido aquí toda mi vida. Por esta razón, García Fernández (2000b) señala una afinidad entre el PERF Continuativo y el valor aspectual Imperfectivo. Acabamos de señalar como uno de los criterios para definir el contenido aspectual de PERF, el de la anterioridad no solo del evento entero con respecto al tiempo de referencia, sino también del inicio del evento. En el caso del PERF Continuativo, el inicio del evento es, por consiguiente, su único extremo reconocible. Por esta razón, algunas definiciones del contenido aspectual de PERF presentan un problema al señalar o al dar a entender que el evento debe estar acabado antes del tiempo de referencia; este es el caso de p. ej. Bybee/Pagliuca/Perkins (1991: 53)9 y García Fernández (2000a: 49)10. García Fernández (2000a: 46-69) ilustra los diferentes valores aspectuales del español mediante diagramas inspirados en Klein (1992). El signo - corresponde al Tiempo de la Situación, el signo + al Tiempo anterior o posterior al Tiempo de la Situación, y el Tiempo del Foco se coloca entre corchetes []. Por este último se entiende la parte del evento que se afirma, el lapso del tiempo con respecto al cual es válida la afirmación hecha por el hablante. En lo que sigue aplicaremos las herramientas de García Fernández a un ejemplo de PERF Resultativo (véase 8a) y a un ejemplo de PERF Continuativo (véase 8b): (8)

a. Hemos comprado una casa. ------------++++++[++++]+++ b. He vivido aquí toda mi vida. [---------]++++

Pasemos ahora al aspecto AOR. Para evitar una colisión con la terminología de la gramática tradicional española, consideramos preferible usar el término Aoristo, frente a Perfectivo, usado por varios autores (Bybee/Pagliuca/Perkins 1991: 54; Dahl 1985 y 2000a; Schwenter 1994a: 73-75; Serrano 1994: 39; Klein 1992: 538). En relación con el PPC, hemos definido más arriba el aspecto AOR de la siguiente manera: «el evento está claramente terminado antes del momento del habla y desvinculado de este». Por consiguiente, el aspecto AOR supone la contemplación de un evento en su totalidad, con límites exactos. Por esta razón, a

9

«La situación ocurre antes del tiempo de referencia y es relevante para la situación en el tiempo de referencia». (pág. 53) 10 «Es necesario […] que la situación haya acabado y […] que haya algo después de la situación que pueda ser focalizado». (pág. 49)

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diferencia del PPC PERF, en el caso del PPS y PPC AOR la perspectiva se presenta como cerrada. Además, a consecuencia de su carácter desvinculado, un evento expresado con el PPS o el PPC AOR, a diferencia del PPC PERF, siempre carece de relevancia actual respecto al momento del habla. No obstante, admitimos que el propio concepto de relevancia es algo problemático; p. ej. Klein (1992: 531) señala que la noción de relevancia actual es indeterminada e infalsable y que es siempre posible encontrar una razón por la cual un evento sigue teniendo relevancia particular para el presente. Si pensamos en un ejemplo como (1a), nos cuesta interpretarlo como carente de relevancia para el momento del habla, aunque el PPC en cuestión representa el aspecto AOR. Veamos ahora una presentación esquemática del aspecto AOR por García Fernández (2000a). Nos limitaremos al PPS y al PPC AOR. Este contenido aspectual, al igual que el PERF, puede asociarse además con otros tiempos verbales (Carrasco Gutiérrez 2000), que, por razones prácticas, no trataremos aquí11: (9)

a. Ayer me encontré con Juan. b. Mi mujer me ha llamado hace dos minutos. ----------[-+]++++++

De la ilustración del aspecto AOR en (9) se desprende que no distinguimos entre el PPS AOR y el PPC AOR, porque los consideramos como dos manifestaciones de un mismo fenómeno. No obstante, en realidad, la distancia entre el momento del habla y el evento expresado por el PPS y el PPC AOR, respectivamente, puede ser tan larga que está justificado aplicarles a estos últimos descripciones esquemáticas diferentes, como lo hace Carrasco Gutiérrez (2000: 19 y 27). Según la autora, en ambos casos, el evento precede al momento del habla, pero al usar el PPS, el evento se sitúa en una parte de la línea temporal que pertenece a la esfera del pasado (pág. 19), y, al usar el PPC, en una parte de la línea temporal que pertenece a la esfera del presente, respectivamente (pág. 27). Esta diferencia es evidente al comparar cualquier evento PREH (p. ej. Ayer vi a Juan) y uno que acaba de ocurrir (p. ej. Ha sido Juan, para indicar a la persona que acaba de llamar por teléfono al lugar donde se produce la comunicación). Por otra parte, los contextos HOD constituyen un área de transición, donde las esferas del pasado y del presente se confunden, de tal manera que el PPS y el PPC AOR necesariamente no se relacionan con esferas temporales distintas. En Kempas (2005) presentamos un resultado empírico según el que el PPS prevalece frente

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La autora menciona como formas verbales con significado aspectual AOR las siguientes (pág. 23): he cantado, cantaré, habré cantado, canté, había cantado, cantaría y habría cantado.

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al PPC AOR en todos los seis puntos geográficos peninsulares distintos examinados cuando en la oración figura el CA hace dos horas, referido a un punto temporal mucho más cercano al momento del habla que cualquier contexto PREH, terreno atribuido tradicionalmente al PPS. Como se desprende del Cuadro 1, en los contextos HOD, el PPS y el PPC AOR están en libre variación si el evento pasado es más lejano que el que acabe de producirse. Además, sobre la base de los resultados de nuestros estudios empíricos en curso, podemos adelantar que, por lo general, el PPS aparece en contextos HOD con más frecuencia de lo que se pueda imaginar a la luz del proceso de gramaticalización del que nos ocupamos aquí. En opinión de Klein (1992: 542), en el caso del AOR, el Tiempo del Foco incluye el final del Tiempo de la Situación y el comienzo del tiempo que sigue al Tiempo de la Situación12. Esta interpretación subraya el final de la situación. Sin embargo, autores como Talmy (1985: 92) y Smith (1991: 79) tienen una opinión contraria al respecto y, en lugar del final de la situación, consideran su comienzo como fundamental para el AOR. De acuerdo con esta última interpretación, García Fernández (2000a: 50) menciona como ejemplo la frase El presidente leyó su discurso a las ocho, donde la hora indicada puede referirse tan solo al inicio del evento en cuestión y nunca a su final. Por consiguiente, el autor propone una nueva manera de ilustrar gráficamente el ejemplo anteriormente citado, aplicable al aspecto AOR en general. Esta vez, el evento se presenta como un conjunto completo desde su inicio hasta su final. Al principio encontramos la combinación +- y al final la combinación -+, para indicar que el Tiempo del Foco se extiende algo más allá de los dos extremos del Tiempo de la Situación: (10)

Hace dos días Juan pintó su casa. ++++++ [+---------------+]++++++

Compartimos la visión anterior de García Fernández de la naturaleza del AOR, según la el Tiempo del Foco coincide esencialmente con el Tiempo de la Situación. En nuestra opinión, que el AOR focalice el comienzo o el final del evento depende en gran medida del significado léxico del predicado, como lo demuestra el ejemplo anteriormente citado de García Fernández. Tanto leer su discurso como pintar su casa son predicados que permiten distinguir entre el comienzo y el final del evento que denotan. Pero en otros casos la duración del evento puede ser tan corta que el comienzo y el final coinciden, como en Juan entró a las dos o Hace dos horas oí un tiro.

12 «The simple form (i.e. the perfective) indicates that Topic Time includes the end of Situation Time and the beginning of posttime of Situation Time».

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Abordemos ahora el tema de la gramaticalización. La conversión gradual del latín en las lenguas románicas ha implicado un gran cambio tipológico: la estructura sintética del latín ha cedido paso a una más analítica. La sintaxis verbal es solo parte de este cambio, cuyo elemento más llamativo es, sin duda alguna, la pérdida de la flexión casual de los sustantivos y la consiguiente introducción del uso de preposiciones. En la sintaxis verbal, este cambio se ha traducido en la introducción de formas verbales compuestas, que, más tarde, han ido adoptando usos originalmente pertenecientes a formas simples. Lo ocurrido es un proceso de gramaticalización. Por gramaticalización se entiende aquí un proceso en el que lexemas se convierten en morfemas gramaticales o morfemas gramaticales aumentan su carácter gramatical (véase Kuryłowicz 1965: 69). Para ser más exactos, lo mismo podría expresarse también como «aumento del ámbito de un morfema que se transforma de léxico en gramatical o de un status menos gramatical en un status más gramatical». La gramaticalización ha sido objeto de interés de muchos investigadores en los últimos años, pero en su significado actual el término fue definido por Kuryłowicz. Entre los estudiosos más destacados de la gramaticalización figuran hoy en día lingüistas como Paul Hopper, Elizabeth Traugott, Bernd Heine, Ekkehard König, Ulrike Claudi y Friederike Hünnemeyer –claro que esta lista no puede ser exhaustiva–. Sobre este punto, es necesario señalar que aunque este proceso particular, que se originó en un cambio semántico ocurrido al verbo latino habere, se encuadra en la evolución general del latín desde un estado más sintético hacia un estado más analítico, no sostenemos en absoluto que estos dos procesos sean relacionados entre sí. La gramaticalización puede producir también un resultado contrario a esta última evolución, esto es, llevar a una estructura más sintética, como es el caso del futuro sintético del español y de otras muchas lenguas románicas o lo ocurrido al sustantivo latino mente (franca mente > francamente). No obstante, lo que sí se puede observar es que la evolución de la construcción corresponde a la evolución general hacia estructuras más analíticas, tendencia que exhiben el latín y otras muchas lenguas indoeuropeas. Como acabamos de mencionar, la forma verbal compuesta, que existe en todas las lenguas románicas modernas –aunque con diferentes valores–, se basa en la forma conjugada del verbo (). Originariamente, habere solo expresaba posesión. El latín ha conservado este significado (Papam habemus; habeas corpus, etc.), así como el francés y el italiano: (11)

a. J’ai un livre. Pierre a douze ans. b. Ho un libro. Piero ha dodici anni.

En español, habere ha perdido este significado y funciona hoy en día únicamente como palabra gramatical, auxiliar. Además de la construcción , encontramos este verbo en la construcción (Has de terminar enseguida). Se emplea también como marcador existencial (En la calle hay coches), así como en la construcción impersonal haber que, que expresa necesidad (Hay que trabajar más). Existen dos mecanismos considerados como primordiales para cualquier cambio lingüístico, y, por consiguiente, para la gramaticalización. Son el reanálisis y la analogía (véase Hopper/Traugott 1993: 61). Por reanálisis se entiende la evolución de nuevas estructuras a partir de otras antiguas, y funciona en el eje sintagmático. No obstante, esto no significa que dicha evolución resulte en cambios morfológicos, sino que se trata en primer lugar de un proceso semántico. Por consiguiente, Harris/Campbell (1995: 61) definen el reanálisis como un mecanismo que «cambia la estructura subyacente de un patrón sintáctico y que no implica ninguna modificación inmediata o intrínseca a su manifestación de superficie». En cambio, por analogía se entiende la generalización de la nueva estructura y su aplicación a nuevos contextos; se trata de un fenómeno del eje paradigmático (véase Hopper/ Traugott 1993). Durante un proceso de gramaticalización, el reanálisis y la analogía se alternan; este es también el caso de . En lo tocante al español, esta alternancia se presenta de la siguiente manera. En la primera fase, el campo semántico de habere experimentó un aumento: la palabra adoptó una función gramatical, además de conservar su tradicional significado léxico. Esto es un ejemplo del reanálisis. La extensión de la perífrasis a los contextos temporales donde sigue usándose también hoy en día en español (el PPC en su interpretación de PERF) ocurrió después por analogía. Un nuevo reanálisis, esta vez de índole aspectual, se produjo cuando, en el español peninsular, en los contextos HOD la perífrasis, el PPC, además de seguir expresando su tradicional valor PERF, se convirtió en un tiempo verbal AOR (véase el ejemplo 1). Correspondientemente, la extensión del PPC AOR a todos los contextos HOD, y su incipiente introducción en los contextos PREH (véase el ejemplo 6), representa un nuevo proceso analógico. Algunos autores (véase Bybee/Pagliuca 1985: 75) opinan que los procesos metafóricos, tradicionalmente considerados como ligados al léxico, motivan la gramaticalización en sus fases iniciales. Por el término metáfora se entiende «una palabra o expresión cuyo uso literal denota cierto tipo de objeto o acción es aplicada a otro objeto o acción marcadamente diferente, sin establecer explícitamente una comparación» (Viñuela 2001). Por lo tanto, un objeto se identifica con otro sobre la base de una relación de semejanza. Pensamos que lo ocurrido al verbo latino habere al principio del proceso, cuando, además de expresar únicamente la posesión, empieza a asumir más funciones, es un buen ejemplo de la metáfora: el haber hecho algo es –a nivel mental– comparable al poseer algo. Esta conexión está presente también en otra perífrasis, : Tengo escritas 203

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páginas13. Hopper/Traugott (1993: 87) opinan que las estrategias metafóricas están relacionadas con la analogía. De todas maneras, la metáfora desempeña un papel esencialmente al principio de un proceso de gramaticalización (véase Hopper/Traugott 1993: 78 y 87). De lo que nosotros nos ocupamos aquí está relacionado con las etapas posteriores del proceso: la fase en que se presentó la metáfora fue hace varios siglos. Heine (1993: 67-68) sugiere que la gramaticalización de una construcción compuesta de un auxiliar + participio pasado, como , sigue el canal de gramaticalización completivo/resultativo > PERF > AOR > pasado > irrealis. Como hemos visto en el ejemplo (1), el cambio PERF > AOR ya se ha consumado en el español peninsular en todos los contextos HOD, donde el PPC AOR alterna con el PPS. El francés, en cambio, representa el paso siguiente, es decir, AOR > pasado. Aunque el autor no define la diferencia entre estos dos conceptos, es de suponer que pasado significa la fase en que el uso del perfecto compuesto con valor AOR se ha extendido a todos los contextos temporales pasados (tanto HOD como PREH). Como ya hemos señalado, además del francés, lo mismo ha ocurrido en italiano (salvo los dialectos meridionales) y en rumano. Aparte de las lenguas románicas, la «aoristización» (aoristic drift) del perfecto compuesto (PERF > AOR), se da también en otras lenguas indoeuropeas como el alemán estándar (en que la forma compuesta posee tanto el valor PERF como AOR) y en serbocroata (en que la forma compuesta prácticamente ha reemplazado el tiempo verbal denominado aoristo) (véase Thieroff 2000: 282-285). El uso del PPC AOR en los contextos HOD (véase 1) distingue al español peninsular de las otras principales variedades (español americano y canario). En estas sigue empleándose el PPS en casos donde el estándar peninsular requiere el PPC (véanse 12a, b) o alterna con este (véase 12c): (12)

a. –Mamá, mamá... ¿qué es la amnesia?/ –¿Qué me preguntaste?... ¿vos quién sos? (http://habitantes.elsitio.com/lvst2/p36.htm) (documento argentino) b. –¿Qué fue eso? –le pregunté, mas ella no quiso responder./ –¿Hay alguien más en la casa aparte de nosotras dos? –proseguí. (http://www. in foweb .co.cr/Humboldt/jahrb96/escalera.html) (documento costarricense) c. Presidente Chávez: Por ahí me llamó esta mañana el gobernador de Mérida. Desde aquí saludamos al gobernador de Mérida y al pueblo merideño, hubo unos derrumbes por allá... (http://www.mre.gov. ve/Noti cias/PresidenteChavez/A2004/ alo-186.htm) (documento venezolano)

13 En el portugués moderno, el verbo ter (< tenere) ha llegado ha sustituir en gran medida el verbo haver (< habere) como auxiliar, como lo demuestra Wigger (2001: 126-128).

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Lo anterior demuestra que la aoristización del PPC en los contextos HOD en el español peninsular es un rasgo innovador no compartido por la mayoría de las variedades extrapeninsulares, con excepción del área sudamericana discutida en el apartado 3. Por lo tanto, estas últimas representan una fase más antigua del proceso de gramaticalización de en las lenguas románicas. No obstante, en el español peninsular actual quedan unos vestigios del antiguo uso del PPS para referirse a eventos del pasado inmediato. Por ejemplo, el PPS aparece a menudo en lugar del PPC en las exclamaciones se acabo y te pillé, donde alterna con el PPC, también fuera de Asturias, León y Galicia. En Kempas (2006: 124-130) demostramos con ejemplos tomados de obras de teatro cómo el PPC se introdujo, pasando por un período de libre variación, en los contextos de pasado reciente en el español peninsular del siglo XVII. En el mismo trabajo (véase Kempas 2006: 131-137) ilustramos asimismo cómo las diferentes lenguas románicas presentan diferentes etapas de gramaticalización de la perífrasis . Sobre este tema han escrito también Fleischman (1983: 195), Harris (1982), Schwenter (1994a: 77) y Squartini/Bertinetto (2000). Por razones prácticas, nos limitaremos aquí a destacar ciertos casos que consideramos de primera importancia para la comprensión del fenómeno del uso PREH del PPC en español. El francés, los dialectos septentrionales del italiano, el rumano y el retorromano han alcanzado la última etapa de la gramaticalización del perfecto compuesto. En estos, se usa para expresar, además del tradicional aspecto PERF, también el aspecto AOR, independientemente de la distancia temporal entre el evento referido y el momento de la comunicación. El uso del perfecto simple (AOR) está limitado a registros formales y a la escritura (el francés y el italiano). En el caso del italiano –además de pertenecer al lenguaje literario– y del rumano, el perfecto simple es típico de ciertas variedades geográficas de estas dos lenguas. El desarrollo que ha conducido a esta última etapa queda bien documentado en francés. La gramática de Port-Royal (Lancelot/Arnaud 1660: 108-109) menciona que el passé composé () se usa en contextos HOD y el passé simple (AOR) en contextos PREH, respectivamente. Esto es la famosa regla de las veinticuatro horas, confirmada p. ej. por Galet (1977). Tal división funcional se parecía en cierta medida a la del español peninsular actual. En francés, el uso del passé simple con los pronombres personales de primera y segunda persona se acabó en la segunda mitad del siglo XIX y hoy en día está limitado a contextos narrativos y posee, además, valores estilísticos (tono alto, objetividad, grandilocuencia) (véase Wilmet 1990: 504). Por consiguiente, el passé composé engloba en el francés moderno tanto el aspecto AOR como el PERF. Además, el uso PREH del mismo está del todo gramaticalizado:

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a. J’ai fait une promenade hier. (AOR) b. Il n’a jamais visité la France. (PERF)

En lo que respecta al italiano, el uso del passato remoto (AOR), además de ser literario, es típico del sur de Italia. En el norte se emplea el passato prossimo () (AOR y PERF), de igual manera que el francés no literario emplea su passé composé (véanse Sobrero 1988: 734-735 y Dardano/Trifone 1985: 243). Berretta (1988: 765) señala que el uso de este último se estaría generalizando también en el sur de Italia. Por lo que se refiere al rumano, en la lengua estándar se usa (AOR y ANT), mientras que el uso de perfecto simple (AOR) está geográficamente limitado a ciertas áreas del dacorrumano, en particular a la región de Oltenía (véanse Daniliuc/Daniliuc 2000: 157; Mallinson 1988: 407). El rumano presenta ciertas diferencias fundamentales con las demás lenguas románicas. se usa únicamente en el perfecto compuesto con referencia al pasado, y en otros casos las formas se construyen de manera diferente. Así, por ejemplo, el pluscuamperfecto rumano es sintético (Daniliuc/Daniliuc 2000: 163) y el futuro anterior está formado, en lugar de sobre habere, sobre el verbo a fi + el participio pasado (Daniliuc/Daniliuc 2000: 167). Por último, en retorromano se emplea la construcción basada en de la misma forma que el francés y los dialectos italianos septentrionales (valores AOR y PERF) (véanse Bec 1971: 330; Haiman 1988: 359). El perfecto simple, considerado como un italianismo, se da solo en friulano. Además, en la forma literaria del dialecto de Vallader se ha reestructurado para la tercera persona del singular (Haiman 1988: 359-360). El ejemplo de las cuatro lenguas anteriores sirve de modelo teórico también para el español peninsular. En teoría, el proceso de gramaticalización podría alcanzar la misma fase en algún punto en el futuro. Hemos mencionado que la división funcional entre la forma verbal simple y la compuesta en el francés del siglo XVI se parece en cierta medida a la que existe en el PPS y en el PPC. Sobre la base de la información sobre el francés, el uso de la forma compuesta (passé composé) habría sido más absoluto en francés de que lo es el del PPC en el español peninsular de hoy. En Kempas (2006: 55-56) presentamos distribuciones geográficas entre el PPS y el PPC en dos contextos distintos HOD, las cuales demuestran la coexistencia de ambos. Como señala Lichtenberk (1991: 76), los sistemas gramaticales y el uso del lenguaje están en una relación simbiótica: la gramática moldea el discurso y el discurso moldea la gramática. Por consiguiente, la gramática de una lengua natural nunca está completa sino que siempre presenta áreas en ebullición. No podemos saber si el PPC AOR, tras conquistar los contextos HOD, seguirá por analogía su avance a los contextos PREH, reservados tradicionalmente al PPS.

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Es que también se presentan ciertos obstáculos a tal penetración. El más importante de ellos es que la lengua española actual está muy estandardizada; existen normas para el uso de los tiempos verbales, reforzadas por el sistema escolar y los medios de comunicación.

5. Resultados de cuatro estudios empíricos sobre el uso del pretérito perfecto compuesto prehodiernal En el apartado 2 hemos visto que la división funcional entre el PPS y el PPC en español es un tema del que se ha escrito mucho. En cambio, en lo que se refiere al uso PREH del PPC en el español peninsular, los estudios empíricos sistemáticos sobre el tema son muy pocos. Hay solo cuatro que merecen ser mencionados: 1. Berschin (1976): varios puntos de la España peninsular, incluido Madrid 2. Schwenter (1994a): Alicante 3. Serrano (1994): Madrid 4. Kempas (2006): varios puntos de la España peninsular, incluido Madrid, así como Santiago del Estero (Argentina) como punto de comparación En este apartado presentaremos unas frecuencias de uso del PPC PREH en el español peninsular señaladas por estos cuatro investigadores y los principales resultados de los estudios en cuestión. DeMello (1994; 1997), Havu (1986) y Kuttert (1982) pueden ser mencionados como publicaciones que se apoyan sobre datos empíricos, aunque con distintos enfoques y metodologías, pero que en cierta medida tocan también nuestro problema de investigación. Havu (1986) y Kuttert (1982) analizan ejemplos tomados de diálogos de obras literarias, mientras que DeMello se apoya en grabaciones realizadas en el marco del Proyecto del Habla Culta, que a su vez está basado en grabaciones realizadas en las principales capitales americanas así como en Madrid y Sevilla. Además, en la bibliografía existen bastantes referencias al uso PREH del PPC que no pueden clasificarse como estudios, sino como opiniones personales de diferentes autores hispanohablantes nativos o como la simple reiteración de aserciones citadas en la bibliografía (véase el apartado 3).

5.1. ESTUDIO DE BERSCHIN (1976) Berschin (1976) es pionero en los estudios empíricos sobre distribuciones entre el PPS y el PPC. A continuación, presentaremos los resultados de algunas pruebas

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llevadas al cabo en España por este autor (págs. 77 y 105). En las pruebas, los entrevistados escogieron los verbos que colocaron en espacios vacíos de las oraciones, en un tiempo verbal que consideraban apropiado. Se trata de la denominada prueba de evocación, que hemos usado también nosotros (véase Kempas 2006) en nuestro segundo estudio empírico. Geográficamente, los encuestados eran oriundos de diferentes regiones españolas; Berschin los agrupa según su lugar de nacimiento, excluyendo a los originarios de Cataluña, Baleares, Valencia y Canarias. Dicha muestra estaba compuesta de representantes de varios grupos de edad, de modo que estaban incluidos también sujetos más viejos. En lo que sigue se ve la distribución entre el PPS y el PPC cuando la oración para rellenar llevaba el adverbio ayer (pág. 77):

CUADRO II: RESULTADOS DE TRES PRUEBAS REALIZADAS POR BERSCHIN (CON EL ADVERBIO AYER)

A. ¿Te escribe Juan? Sí, ... ayer una carta suya. PPS PPC 61 3 93,8 4,6

otro 1 1,5 %

B. Oye, ¿ ... ayer al profesor López? Sí, pero no estaba en casa. PPS PPC otro 66 1 1 97,1 1,5 1,5 % C. Pareces muy cansado. Es que ... ayer toda la tarde de baile. PPS PPC otro 77 100 -% Vemos que el uso del PPS es predominante en todos los ejemplos anteriores. Aunque el tiempo del evento es igual en todos estos tres ejemplos, existe una marcada diferencia entre los mismos en la frecuencia del PPC (del 0 al 4,6%). En consecuencia, aunque los ejemplos anteriores tienen una perspectiva temporal idéntica –especificada por el adverbio ayer– en la frecuencia de uso del PPC puede haber diferencias explicables por factores semánticos. Por otra parte, como

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las ocurrencias del PPC son tan pocas, los resultados presentan un importante margen de error: las diferencias ilustradas arriba también pueden ser atribuibles al azar. En otra prueba realizada por Berschin (1976: 112), la oración para rellenar llevaba el CA la semana pasada: (14)

¿Te escribe Juan? Sí, … la semana pasada una carta suya.

Se obtuvo como resultado que el 10,5% de los verbos recibieron el PPC y el 89,5% el PPS, respectivamente (n= 76). Por lo tanto, se observa un aumento en la parte relativa del PPC con respecto a los ejemplos del Cuadro 2, con ayer. El autor comparó los resultados presentados en el cuadro de arriba con los relacionados con la semana pasada y encontró una diferencia estadísticamente significativa. Esta observación es interesante, porque en la bibliografía hay ejemplos de que la frecuencia del PPS suele aumentar a medida que crece la distancia entre el momento de la comunicación y el del evento (véase Serrano 1994: 49-50). Los verbos usados en (14) eran recibir (84,2 %), escribir(me) (11,8 %), llegar(me) (2,6 %) y tener (1,3 %). Sobre la base de la diferencia estadísticamente significativa anterior, Berschin (1976: 74-76) llega a la conclusión de que, en el español peninsular, el aumento de la frecuencia del PPS, si bien existe, no ocurre de manera lineal, es decir, en proporción con la distancia relativa entre el momento del habla y los puntos temporales referidos por diferentes CCAA. En lo que respecta al uso del PPC en contextos PREH, la aportación principal del estudio de Berschin reside en demostrar que es poco frecuente en comparación con el del PPS. En segundo lugar, Berschin es el primero en señalar que entre los sujetos originarios de Madrid y de otras partes de España no existe ninguna diferencia estadísticamente significativa en la frecuencia de uso del PPC PREH (pág. 98), contrariamente a lo que a menudo se afirma en la bibliografía (véase el apartado 3).

5.2. ESTUDIO DE SCHWENTER (1994A) Schwenter (1994a) realizó entre alicantinos una prueba en la que un total de 42 entrevistados escogieron entre el PPS o el PPC en oraciones que llevaban un CA HOD o PREH. He aquí a título de ejemplo una de ellas (pág. 88): (15)

El año pasado (he suspendido, suspendí) dos exámenes.

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El número total de ejemplos con un CA PREH en la prueba realizada por Schwenter era de 336. Como se desprende del siguiente cuadro, el 28% de las respuestas obtuvieron el PPC y el 72% el PPS: CUADRO III: RESULTADOS DE LAS PRUEBAS REALIZADAS POR SCHWENTER

PPS CA HOD CA PREH

PPC 14% 72%

N 86% 28%

294 336

La frecuencia del PPC PREH resulta claramente inferior a la que presenta el estudio de Berschin (del 0 al 4,6%) (véase el Cuadro II). Uno puede extrañarse, con toda razón, de la diferencia anterior. Sin embargo, creemos que es fácil de explicar teniendo en cuenta el método usado por Schwenter. Es evidente que el método condicionó las respuestas. Los entrevistados señalaron en demasía el PPC, la alternativa en realidad mucho menos frecuente, porque en el cuestionario se presentaba como «alternativa igual de elegible que el PPS» y porque el PPC, como es sabido, a menudo realmente aparece en los contextos HOD. Como en el cuestionario la elección se hacía tan solo entre el PPS y el PPC, la situación de prueba hizo vacilar a los informantes, llevando a respuestas no correspondientes con su uso real de ambos tiempos verbales. Basándose en la misma información, Schwenter (pág. 97) concluye también que el PPC PREH es más común en el grupo de edad de 18 a 25 años (39%) que entre personas mayores a los 40 años (17%), lo que sugiere que este uso es una innovación reciente. Aunque no creemos que el uso del PPC PREH en los informantes presente frecuencias tan altas en realidad, no descartamos la posibilidad de que existan diferencias generacionales en el nivel de las actitudes en cuanto a la aceptabilidad de este uso. No obstante, los resultados obtenidos mediante el método anterior pueden cuestionarse también sobre la base del mismo artículo. El propio Schwenter (1994a: 94-95), valiéndose de otra metodología, llega a un resultado diferente del ilustrado en el Cuadro III. El autor entrevistó también a un total de 23 informantes alicantinos pidiendo que estos le contasen su día de ayer, de igual manera que hizo Serrano (1994) en su estudio sobre el español madrileño (véase el apartado siguiente). Después de su entrevista, el autor llega a la conclusión de que en este contexto temporal hesternal se usa exclusivamente el PPS, lo que está en contradicción con sus propios resultados arriba presentados. Pese a nuestra crítica anterior, consideramos Schwenter (1994a) como un esfuerzo loable de plantear esta cuestión interesante y como un artículo de referencia indispensable para los estudios futuros sobre el tema.

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5.3. ESTUDIO DE SERRANO (1994) Serrano (1994) llevó a cabo en Madrid un estudio sociolingüístico sobre el uso PREH del PPC. El número total de los hablantes era de 95. De ellos, 48 eran mujeres y 47 eran hombres. Los límites generacionales eran los siguientes: 1ª generación (20-34 años), 2ª generación (35-54 años) y 3ª generación (55 en adelante). También se consideraron los niveles socioculturales (grado de educación, nivel de ingresos, profesión) (pág. 47). Se les pidió a los entrevistados que relataran eventos ocurridos durante el día del habla, el día anterior y hacía dos o tres meses, respectivamente. Como impulso dirigido a los informantes se usó Cuéntame tu día de ayer, como en el estudio de Schwenter (1994a). Para los contextos el día de ayer, Serrano obtuvo un total de 174 ejemplos del uso de tiempos verbales del pasado. De estos, 122 (70%) corresponden al PPC y 52 (30%) al PPS. Se observa que, en comparación con los resultados de Berschin y Schwenter, este porcentaje para el PPC es mucho más alto. He aquí un ejemplo de la respuesta de un informante (Serrano 1994: 49): (16)

Ayer hemos celebrado una reunión con todos los alumnos del colegio. Lo más difícil ha sido poder reunir a tanta gente en tan poco tiempo. Ha sido una experiencia muy bonita volver a ver a ese ramillete de amigos de antes y ojalá que esto sirva para generar más unión entre nosotros. Lo bonito ha sido que la gente ha respondido bien. Hemos comido de lo lindo, hemos bebido, hemos cantado y hemos recordado los viejos tiempos.

El ejemplo anterior demuestra también por qué son las ocurrencias del PPC tan numerosas en la muestra de Serrano. Como se trata de una secuencia narrativa, los eventos se siguen, y, por consiguiente, el PPC se repite cada vez que aparece una nueva oración. Si no existe ningún motivo para lo contrario, es natural guardar el tiempo verbal de la primera oración en las siguientes. Pero ¿por qué usa el informante el PPC en la primera oración? Creemos que se explica por la asociación del tiempo del evento con el día de la comunicación. El factor clave aquí es el vivo interés que el hablante tiene por esos eventos, que elige espontáneamente. Al considerar diferentes explicaciones para el uso PREH del PPC en español, hemos mencionado la emoción y la afectividad como posible motivo para el mismo (Hernández Alonso 1984; Otálora Otálora 1970; RAE 1973). Hemos mencionado también a Cerny (1972: 5), que apoya la teoría de que la presencia de una emoción subjetiva es un factor que provoca la elección del PPC en vez del PPS. La presencia de emoción y afectividad en un acto de habla es difícil de demostrar con criterios objetivos. Sin embargo, como conceptos se refieren

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a algo muy parecido a lo que denota el «vivo interés», expresión que usamos más arriba. En una «situación de asociación mental», como la ilustrada en (16), los hechos ocurridos en el día anterior siguen tan vivos en la mente del entrevistado como si hubieran ocurrido en el hoy del narrador, de ahí el uso del PPC, el tiempo verbal de los contextos de evento reciente (HOD). Por consiguiente, se trata de una identificación temporal entre el ayer y el hoy del hablante, por causa de las vivas impresiones que se mantienen en la mente del mismo. La memoria de los eventos pasados hesternales permanece tan viva –debido a la poca distancia temporal real entre el día del habla y el día anterior– que provoca la identificación de los mismos con el día de la comunicación. Lo anteriormente expuesto es meramente una hipótesis, que para ser confirmada requiere más investigación empírica. Aun así, esta explicación nos parece lógica. También Serrano (1994: 49) ilustra con ejemplos cómo aumenta la frecuencia del PPS cuando los eventos referidos en la conversación se habían producido más en el pasado. Lo señalado sobre el contexto el día de ayer significaría asimismo que el contexto hesternal constituiría un puente por el cual el PPC AOR se introduce en contextos temporales más lejanos. Serrano (1994: 51) llega también a la conclusión de que el uso PREH del PPC es un fenómeno en aumento porque es más frecuente en los grupos generacionales más jóvenes. La autora señala además que su presencia es marcada entre los grupos socioculturales intermedios (medio-bajo y medio-alto), mientras que los resultados no presentan diferencias significativas en cuanto al sexo de los informantes.

5.4. ESTUDIO DE KEMPAS (2006) Kempas (2006) es un estudio empírico sobre el uso del PPC PREH en la España Peninsular y en Santiago del Estero, Argentina. Esta última ciudad y región pertenece al área sudamericana mencionada en el apartado 3 que presenta un similar proceso de gramaticalización del PPC que la España Peninsular. La tesis consiste esencialmente en dos estudios empíricos separados. El objetivo principal era obtener frecuencias de uso del PPC PREH en diferentes puntos geográficos de la España Peninsular y compararlas con las de Santiago, así como estudiar los factores lingüísticos relacionados con este fenómeno. Otro objetivo era estudiar las actitudes y creencias de los informantes hacia este uso. El grupo meta del estudio está compuesto por estudiantes universitarios, pero entre los informantes hay en menor medida también personas pertenecientes a otras categorías socioprofesionales. Entre los encuestados, el grupo de edad menor de 25 años es el

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predominante, porque es de suponer que sus costumbres lingüísticas reflejan mejor el futuro de la lengua. Como el estudio tiene un enfoque tanto exploratorio como geolingüístico, no es un estudio sociolingüístico ortodoxo; las variables sociolingüísticas sí se tuvieron en cuenta cuando esto era posible. Los datos se recogieron mediante cuestionarios, rellenados principalmente en situaciones de clase. Para ayudar al lector a obtener rápidamente una visión de conjunto de los principales resultados del estudio, empezaremos por resumirlos brevemente en lo que sigue. Trataremos los resultados después con más detalle. Los resultados demuestran una considerable diferencia entre los informantes peninsulares y santiagueños. Los santiagueños tienen una actitud claramente más positiva hacia la gramaticalidad del uso PREH del PPC (véase también Kempas 2002). Además, los santiagueños presentan un notable grado de seguridad lingüística frente a este uso. En cuanto al uso real del PPC PREH, es poco frecuente entre los peninsulares (del 0,2 al 1,5%) y común entre los santiagueños (el 22,7%). Esta diferencia es tan grande que la identificación del uso del PPC PREH en Madrid con el que se da en el noroeste de Argentina y parte de Bolivia, como lo hacen Kany (1945) y Gili Gaya (1964) –aunque sea de forma sucinta– es un obvio error. La región que en la Península destaca por su uso PREH del PPC es Asturias. Esta región, junto con Cantabria y Vizcaya, constituye la zona que en general presenta la fase más avanzada de este proceso en la España Peninsular. Geográficamente, esta área coincide con la Costa Cantábrica. Dos pruebas, realizadas independientemente en el País Vasco, sugieren que la propiedad accional denominada transformatividad (véase Havu 1997) podría estar vinculada con el proceso de gramaticalización del PPC como tiempo verbal PREH. Las ocurrencias del PPC PREH exhiben una concentración en dos oraciones, lo que demuestra que el fenómeno en cuestión es condicionado por factores intraoracionales. Por último, en todas las muestras, el PPC aparece con más probabilidad cuando el CA PREH va detrás del predicado que cuando el CA PREH va delante del predicado (como tema de la oración). Ahora pasaremos a tratar en más detalle los resultados obtenidos, de que acabamos de hacer un resumen. En nuestro primer estudio, les preguntamos a informantes peninsulares (León, Zaragoza, Madrid, Andalucía) y santiagueños con qué frecuencia usaban los ejemplos Ayer he ido a ver a mi abuela (frente al ejemplo adjunto con fui a ver…) y La semana pasada he comprado un abrigo (en lugar de... compré...) (Kempas 2006: 158-159). La escala usada era: a) la mayoría de las veces, b) a veces, y c) nunca. Con ambos CCAA, en las respuestas de los santiagueños prevalece la

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alternativa «la mayoría de las veces», mientras que en las de los peninsulares, predomina «nunca». Nuestro segundo estudio, realizado como prueba de evocación (véase también el estudio de Berschin, apartado 5.1), confirma en gran medida la correlación entre la estimación de los entrevistados y el uso real del PPC PREH en ambos grupos. A los informantes se les hicieron dos preguntas con el objetivo de estudiar su conciencia lingüística al respecto. La primera se relacionaba con las creencias sobre la ubicación geográfica del uso PREH del PPC, ilustrado con el ejemplo Ayer he ido a ver a mi abuela. Queríamos saber si este uso se consideraba típico de alguna zona en particular. Las alternativas propuestas eran: a) en el norte, b) en el centro de España (Argentina), c) en el sur y d) no sé. El 90% de los santiagueños asocian el ejemplo con el norte de la Argentina, su propia región, mientras que la mayoría de los peninsulares contestan «no sé». Por consiguiente, los santiagueños tienen conciencia lingüística sobre el uso PREH del PPC, los peninsulares no. Esto es fácil de comprender a la luz de los resultados de las pruebas de evocación, que demuestran el considerable arraigo de este uso en Santiago. La segunda pregunta, en cambio, se relacionaba con las actitudes hacia el uso PREH del PPC. Pedimos a los entrevistados que indicasen cuál(es) de los adjetivos siguientes mejor describía(n) el uso ejemplificado por Ayer he ido a ver a mi abuela. Las opciones propuestas eran: a) gramaticalmente correcta, b) gramaticalmente incorrecta, c) moderna, d) anticuada, e) dialectal, f) juvenil, g) madrileña (urbana) y h) campestre. Las respuestas se centraron en a) y b): según la absoluta mayoría de los peninsulares, la construcción en cuestión era «gramaticalmente incorrecta», mientras que entre los santiagueños prevalecía «gramaticalmente correcta». Este último resultado es interesante, porque está en correlación con el uso real del PPC PREH en Santiago: por lo tanto, demuestra que los santiagueños tienen seguridad lingüística respecto a este uso. En caso contrario, denominado inseguridad lingüística, existen diferencias señaladas por el hablante entre las formas que cree correctas y las que usa (véase López Morales 1993: 222). Las localidades peninsulares donde se realizó el segundo estudio, usando la prueba de evocación, son Vitoria, León, Alicante, Santander, Oviedo, Bilbao, Granada y Madrid; en el estudio se incluyó también otra vez Santiago del Estero. Todos los entrevistados son originarios de las ciudades anteriores o las provincias que las circundan: prestamos mucha atención a la representabilidad geográfica de las muestras. El cuestionario contenía un total de 54 oraciones y 60 espacios vacíos para rellenar, de los cuales 32 eran de interés para nuestro estudio. Los demás 28 espacios vacíos servían para distraer la atención de los entrevistados del objeto del estudio y, por consiguiente, para mejorar la autenticidad de las respuestas obtenidas. Las oraciones en que estaban los 32 espacios vacíos para rellenar llevaban todas un CA PREH. El número total de los encuestados incluidos en las

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nueve pruebas fue de 430 y el de las respuestas obtenidas, esto es, de los espacios vacíos rellenados referidos a un contexto PREH, de 13.661. Los CCAA PREH incluidos en los 32 espacios vacíos para rellenar y su frecuencia en el cuestionario eran los siguientes: Total 1. Ayer 2. Anteayer 3. Hace dos días 4. Hace tres días 5. La semana pasada

9 6 5 3 3

Total 6. Hace dos semanas 7. Hace un mes 8. Hace unos meses 9. Hace un año 10. El año pasado

1 1 1 2 1

Como se ve, los CCAA referidos a un evento ocurrido relativamente poco tiempo antes del momento comunicativo son los más numerosos. Esto es porque según la bibliografía (véanse Schwenter 1994a; Serrano 1994) el uso PREH del PPC es el más común cuando la distancia entre el evento y el momento del habla es corta. Las oraciones para rellenar son las siguientes: 1. Hace un año María y yo _____ un coche. 2. Anteayer (ellas) ______ todo el día para redactar el informe. 3. El accidente _____ la semana pasada. 4.-5. Ayer (yo) _____a las ocho y pico, luego ____ al baño a ducharme. 6. Hace tres días (yo) le ____ una carta. 7. El año pasado (ellos) ____ la ocasión de visitar La Alhambra. 8. ¿Qué ___ (vosotros) ayer de 7 a 8? 9.-10. Ayer, cuando (nosotros) ____ la tele, ____ el teléfono. 11. Juan y Luisa ____ aquí anteayer. Van a volver a Almazán esta tarde. 12. ¿Cuándo _____ (tú) ese abrigo? – Lo ____ hace dos semanas, en Barcelona. 13. Ayer (yo) _____ a ver a mi abuela. 14. La fuga ____ hace dos días. 15. (Ellos) ____Francia hace un mes. 16. ____ de América hace unos meses, y ahora está en Madrid. 17. Me alegro de que por fin (tú) ____ a Rafa ayer. 18.-19. Lisa me _____ anteayer y me ____ que iba a volver a Granada. 20. (Yo) le ____ una carta hace tres días. 21. La semana pasada Lisa y yo ____ al cine. 22. Hace dos días (nosotros) _____ en la playa. 23. Ayer (yo) ____ de llamarte, pero no estabas en casa. 24. Lisa lo _____ hace tres días. 25. (Nosotros) ____ esta casa hace un año.

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26. ¿_____ (tú) al dentista anteayer? 27. Hace dos días (ellos) ____ a ver esa película de Saura. 28. Juan me ____ un fax anteayer. 29. Este abrigo rojo (yo) lo ____ hace dos días. 30. Este jersey marrón lo _____ la semana pasada en Bilbao. 31. Cuéntame tu día de ayer. ¿Qué _____? 32. Hace dos días (él) _____ su coche multicolor, porque necesitaba dinero. La frecuencia del PPC PREH en las muestras es la siguiente: Vitoria (0,5), León (0,4), Alicante (0,2), Santander (0,9), Oviedo (1,5), Bilbao (0,5), Granada (0,2), Madrid (0,2) y Santiago del Estero (22,7). En primer lugar, se observa una enorme diferencia entre las muestras peninsulares y la santiagueña. Las muestras peninsulares presentan una frecuencia de uso muy baja, si bien de un mismo orden. Debido a la poca cantidad de ocurrencias del PPC PREH, las diferencias que las muestras peninsulares presentan entre sí deben considerarse orientativas. No obstante, la muestra realizada en Oviedo destaca por su frecuencia del PPC PREH, relativamente más alta en comparación con las demás muestras peninsulares. Por último, a la luz de los resultados anteriores, la aseveración de que el uso PREH del PPC sea propio de Madrid –reiterada p. ej. en Butt/Benjamin (2004: 226)– carece de fundamento. La frecuencia general del PPC no es el único índice de la fase más avanzada del proceso de gramaticalización del PPC en determinada localidad. Se puede considerar también el número de informantes en cuyas respuestas el PPC PREH aparece al menos una vez. Si un informante emplea el PPC con un CA PREH – aunque sea solo una vez–, esto significa que el informante en cuestión «ha tomado el paso decisivo», y potencialmente el mismo uso se da en su idiolecto en otras ocasiones. La prueba realizada en Santiago del Estero presenta el porcentaje de 55,6, lo que significa que el PPC PREH aparece al menos una vez en las respuestas de más de la mitad de los encuestados. El promedio de las muestras peninsulares es del 12,6%, pero la muestra santanderina y la ovetense destacan por frecuencias más altas, del 22 y 21,9%, respectivamente. El número de ocurrencias del PPC PREH por informante indica en qué medida se ha arraigado este uso en el idiolecto de un informante individual, lo que también es generalizable para cada muestra. Para medirlo, consideramos intervalos de variación. En la muestra santiagueña, este intervalo es de 1 a 30. Significa que en dicha muestra algunos informantes usan el PPC en casi todos los casos, resultado que toca lo ocurrido, p. ej. en francés, en el que el passé composé AOR se emplea en todos los contextos PREH. Entre las muestras peninsulares, la realizada en Oviedo presenta el mayor intervalo de variación, de 1 a 6. El de las muestras del País Vasco (Vitoria, Bilbao) es de 1 a 3, siendo inferior en las demás.

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Las ocurrencias del PPC PREH del informante peninsular en cuyas respuestas resulta más frecuente son las siguientes: (17)

a. Anteayer (ellas) han estado todo el día para redactar el informe. b. El accidente ha sido la semana pasada. c. ¿Qué habéis hecho (vosotros) ayer de 7 a 8? d. Ha llegado de América hace unos meses y ahora está en Madrid. e. ¿Has ido al dentista anteayer? f. Cuéntame tu día de ayer. ¿Qué has hecho? (mujer, 25-35 años, Oviedo)

Por último, se puede considerar el número de oraciones distintas con un CA PREH en las que aparece el PPC al menos una vez. La muestra santiagueña presenta el porcentaje de 96,9, es decir, el PPC PREH aparece al menos una vez en casi todos los 32 espacios vacíos para rellenar. Entre las muestras peninsulares, la ovetense presenta un porcentaje impresionante: 59,4. Los valores porcentuales de las demás son los siguientes: Vitoria (15,6), León (12,5), Alicante (3,1), Santander (25), Bilbao (25), Granada (12) y Madrid (6,3). Basándonos en todos los índices arriba expuestos, Oviedo/Asturias presenta claramente el mayor arraigo del PPC PREH en la España Peninsular. No obstante, es seguido por Santander/Cantabria. La tercera posición la ocupa Bilbao/Vizcaya. Por lo tanto, el uso del PPC PREH parece ser más frecuente en la Costa Cantábrica que en las demás zonas peninsulares. No obstante, el que Asturias constituya el foco de este uso presenta un problema. Como señalamos más arriba, Alarcos Llorach (1994: 167) considera la ultracorrección como una posible causa de la sustitución del PPS por el PPC AOR en la lengua oral de Asturias, León y Galicia. En estas regiones, se prefiere el PPS en casos donde en las demás variedades se usa el PPS, lo que demostramos también en Kempas (2006: 52-56). A primera vista, la ultracorrección como una posible explicación a la presencia del PPC PREH en Asturias parece lógica. Si echamos una mirada a cualquier mapa dialectal del norte de España, veremos inmediatamente que el área dialectal astur-leonesa, caracterizada por su preferencia por el PPS, abarca Asturias en su totalidad. Volveremos al fenómeno de ultracorrección en el apartado 6. Sin embargo, el problema reside en que, en Cantabria, zona adyacente a Asturias, se habla una variedad regional del castellano, que no tiene en absoluto el rasgo sintáctico anterior –como es también el caso de Vizcaya, tierra vecina de Cantabria–. Nuestra hipótesis es que el uso más frecuente del PPC PREH en la Costa Cantábrica en comparación con las demás zonas peninsulares es un fenómeno autóctono: es en esta región donde la gramaticalización del PPC AOR ha avanzado más lejos. En Kempas (2005), demostramos cómo Bilbao destaca por

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su preferencia por el PPC en los contextos HOD. El caso de Asturias se explicaría por el efecto combinado de esta tendencia «pancantábrica» y la ultracorrección, factor del todo independiente de la primera. En el apartado 5.2 hemos visto que en una prueba realizada por Schwenter (1994a), el 28% de los entrevistados escogieron el PPC cuando en la oración figuraba un CA PREH. A la luz de nuestros resultados, con una sola ocurrencia de este uso (0,2%), el resultado obtenido por Schwenter es muy difícil de explicar. Por consiguiente, la única explicación es un fallo metodológico, como pretendemos demostrar más arriba. En lo que a Santiago del Estero se refiere, los resultados obtenidos ponen de manifiesto una polarización entre los informantes. El PPC PREH no aparece ninguna vez en las respuestas del 44,4% de los entrevistados, que se atienen a la norma nacional, caracterizada por su preferencia por el PPS y típica de la mayoría de las variedades del español americano. En cambio, el resto de los informantes emplean el PPC PREH, y suelen hacerlo con mucha frecuencia, según hemos visto. Sin embargo, en nuestro material ninguno de los informantes emplea el PPC PREH exclusivamente, aunque algunos de ellos llegan muy cerca. En Santiago, con excepción de una, todas las oraciones para rellenar recibieron ocurrencias del PPC PREH. Esta única excepción es la oración número 9 (véase la lista arriba presentada), y se explica por la naturaleza del contexto, que favorece el uso del Imperfecto de indicativo (Ayer, cuando (nosotros) _________ la tele...) en lugar del PPS. No es de extrañar que el verbo que más a menudo aparece en este contexto –en todas las muestras– sea ver, que en este contexto expresa un evento durativo. A diferencia de las zonas peninsulares, realizamos dos pruebas de evocación en Santiago del Estero. Basándonos en estas, podemos concluir que el uso mixto del PPS y del PPC PREH es más común que el uso exclusivo del PPS. Aunque el uso PREH del PPC está bien arraigado en Santiago, es evidente que el estándar nacional, representado por ciudades como Buenos Aires y Córdoba, ejerce cierta presión sobre las costumbres lingüísticas de los santiagueños. Por otra parte, las actitudes muy positivas de la población local hacia este uso y su seguridad lingüística pueden considerarse como factores protectores contra influencias foráneas. La muestra santiagueña constituye una excepción entre la totalidad de las pruebas realizadas, puesto que, además de un número claramente superior de ocurrencias del PPC PREH, están incluidos tantos representantes de distintos grupos profesionales que incluso permitió establecer una comparación estadística, con la prueba del Chi-cuadrado14. Esta no demuestra la presencia de una diferencia significativa entre los estudiantes y los representantes de otros grupos. Tampoco se puede apreciar ninguna diferencia relacionada con las variables sexo

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y edad, que –gracias a su población más variada que la de las muestras peninsulares– la muestra santiagueña permitió analizar también. Las muestras peninsulares solo permitieron considerar la variable sexo, que en el primer estudio (actitudes y creencias) no presenta diferencia estadísticamente significativa (véase Kempas 2006: 177, 179), resultado conforme con Serrano (1994). En el apartado siguiente, discutiremos el origen del uso PPC PREH en Santiago con más detalle. Nuestros resultados confirman la conclusión de Berschin (1976) (véase apartado 5.1) de que, en el español peninsular, el decrecimiento de la frecuencia del PPC y, respectivamente, el incremento de la frecuencia del PPS no ocurre de forma lineal. En cambio, la muestra santiagueña exhibe una linealidad impresionante, como es evidente en el siguiente cuadro:

CUADRO IV: MUESTRA SANTIAGUEÑA Y MUESTRAS PENINSULARES: CCAA PREH CON EL PPC, COLOCADOS

FRECUENCIAS DE USO DE LOS DIFERENTES

SEGÚN SU DISTANCIA CON RESPECTO AL MOMENTO DEL HABLA

CA

Santiago

%

Península

%

1. Ayer

32

24,6

23

27,3

2. Anteayer

24

18,5

7

8,3

3. Hace dos días

21

16,2

9

10,7

4. Hace tres días

15

11,5

18

21,4

5. La semana pasada

14

10,8

8

9,5

6.Hace dos semanas

5

3,8

4

4,8

7. Hace un mes

5

3,8

5

6

8. Hace unos meses

5

3,8

8

9,5

9. El año pasado

4

3,1

1

1,2

10. Hace un año

5

3,8

1

1,2

N=130

100

N=84

100

14 Esta prueba de significancia no paramétrica es apta para una escala nominal en la que la observación puede clasificarse como categorías discretas y tratarse como frecuencias. Los datos se recodifican en una tabla de contingencias, en la que las respuestas emparejadas se categorizan en celdas. La prueba del Chi-cuadrado tiene ciertas restricciones de uso; la prueba puede no aproximar la distribución teórica del χ² si la frecuencia esperada en una celda es inferior a cinco. (Burns 2000) Para interpretar la significación (p) de los resultados de las pruebas estadísticas, usamos los niveles siguientes: p ≤ .05 (casi significativo), p ≤ .01 (significativo), p ≤ .001 (muy significativo).

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Observamos que, en las muestras peninsulares, la frecuencia de hace tres días resulta más elevada que la de anteayer y hace dos días, referidos puntos de tiempo más cercanos al momento del habla. Igualmente, hace unos meses presenta una frecuencia más elevada que anteayer. La falta de linealidad en las muestras peninsulares es fácil de explicar por el bajo número global de ocurrencias del CA PREH. No obstante, también las muestras peninsulares presentan el cambio arriba mencionado en las frecuencias relativas del PPS y del PPC, pero solo en un nivel muy general. En la muestra santiagueña se nota que, al alcanzar el punto temporal a que se refiere hace dos semanas, la frecuencia del PPC se queda en un mismo nivel. En consecuencia, incluso aquellos informantes santiagueños que suelen usar el PPC PREH a menudo optan por el PPS cuando la distancia entre el evento referido y el momento del habla es grande. Esto demuestra asimismo que, al llegar a cierto punto en el pasado, los hablantes dejan de percibir el orden relativo de los puntos temporales. Sobre lo ilustrado acerca de la muestra santiagueña en el cuadro anterior, se puede predecir que si el uso PREH del PPC se generaliza en el español peninsular, es probable que se produzca de igual manera. Entre las oraciones de evocación se registra una concentración de ocurrencias del PPC PREH en dos casos. Esto es otra prueba de la influencia de los factores intraoracionales, aparte de la de los extralingüísticos como el origen geográfico, en el uso PREH del PPC. Estas oraciones son las siguientes: (18)

a. Me alegro de que por fin _____________ a Rafa ayer. b. (Yo) le _______________ una carta hace tres días.

El ejemplo (18a) aparece en las pruebas realizadas en León (n=4), Santander (n=5), Oviedo (n=7) y Bilbao (n=1), así que podemos ver aquí un fenómeno no ligado a un lugar geográfico específico, sino uno que potencialmente se da en áreas más extensas. La misma oración recibió el mayor número de ocurrencias (n=9) en la prueba realizada en Santiago del Estero. Los verbos usados en (18a) por los entrevistados peninsulares son ver (n=12), conocer (n=3) y visitar (n=2) y por los santiagueños encontrar (n=3), ver (n=5), conocer (n=1), respectivamente. La oración requiere que el predicado esté en Imperfecto de subjuntivo (del tipo vieras o vieses). Las respuestas obtenidas son del tipo hayas visto, esto es, el auxiliar del PPC está en subjuntivo. Al buscar una explicación a lo anteriormente presentado, consideramos los verbos usados desde el punto de vista de la accionalidad verbal, pues habíamos identificado anteriormente la transformatividad del predicado como un factor que favorece la aparición del PPC PREH en las dos muestras realizadas en el País Vasco (Kempas 2006: 199, 240-241). Según Havu (1997: 186), en situaciones transformativas, la realización de un evento da lugar a un nuevo estado en el sujeto gramatical o en el complemento directo. En otros términos, se produce un cambio

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observable en la realidad extralingüística. De los verbos anteriores, creemos que solo conocer es capaz de crear ese tipo de situación: Me alegro de que por fin hayas conocido a Rafa ayer > Ahora conoces a Rafa. Por lo tanto, la transformatividad no vale como explicación aquí. Examinamos también el posible papel del modo subjuntivo como factor que fomente la aparición del PPC en lugar del pretérito imperfecto, sin poder confirmarlo ni descartarlo (Kempas 2006: 258-260). La segunda oración con ocurrencias múltiples (ejemplo 18b) presenta la siguiente distribución geográfica: León (n=1), Alicante (n=1), Oviedo (n=2), Cantabria (n=3), Vitoria (n=1), Bilbao (n=1), Granada (n=1). En consecuencia, aparece en diferentes puntos geográficos. También aparece en la muestra santiagueña (n=5), pero no se destaca de igual manera que (17a), porque otras doce oraciones del cuestionario tienen la misma frecuencia. Observamos que la oración en cuestión lleva el CA hace tres días. Los verbos usados en la oración por los entrevistados son escribir (n=13), enviar (n=1) y mandar (n=1). Desde el punto de vista de la accionalidad verbal, todos estos verbos son parafraseables con (La carta está escrita/enviada/mandada), lo que significa que representan situaciones transformativas. De todos modos, hemos visto que entre los verbos usados en (18a) solo conocer puede considerarse transformativo y los demás (ver, visitar, encontrar), no. Por consiguiente, al menos por ahora tenemos que descartar el papel de la accionalidad verbal como factor que fomente la aparición del PPC PREH en la totalidad de las muestras analizadas. En cambio, la transformatividad –u otra una propiedad léxico-semántica muy similar a esta última– sí parece desempeñar un papel en las dos pruebas realizadas en el País Vasco, siendo así un denominador común entre ellas. Es posible que el concepto de transformatividad, tal como es definido en Havu (1997), no corresponda en cien por cien a la propiedad que hemos reconocido en las ocurrencias de PPC PREH de las pruebas realizadas en el País Vasco, pero se trata de algo muy parecido: un evento pasado, claramente terminado respecto al momento del habla, ha producido un cambio cuyos efectos permanecen en el momento del habla. Vamos a considerar estos resultados ahora, para continuar después el análisis de (18b). En lo que sigue, presentamos las ocurrencias del PPC PREH recogidas en Vitoria y Bilbao en forma de oraciones nucleares: Vitoria (n=8): 1. (n=2) 2. 3. (n=2) 4. (n=2) 5.

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Bilbao (n=13 +1): 1. (n=3) 2. 3. (n=3) 4. 5. 6. 7. (n=2) 9. 10. En la prueba bilbaína figuraba además la oración Es probable que se lo _____ todo a Pedro ayer, , no incluida en los resultados presentados más arriba. Como mencionamos, examinamos el posible papel del modo subjuntivo de la construcción como factor que fomente la aparición del PPC en lugar del Imperfecto de subjuntivo en casos como (18a) y a este propósito usamos esta oración. En la mayoría de los casos, el evento expresado por las oraciones nucleares anteriores tiene como consecuencia un cambio en la realidad extralingüística y un estado de cosas que permanece durante el momento del habla. Como verbos que contribuyen a crear tal estado o efecto permanente pueden mencionarse venir, traer, comprar, contar y acabar. Este tipo de estado resultante le corresponde esencialmente al concepto de relevancia actual. En consecuencia, presentamos la hipótesis de que este tipo de situaciones, que tienen mucha afinidad con lo que Havu (1997) denomina transformatividad, podrían constituir un área de transición, un puente entre los aspectos PERF y AOR –área en la que el uso PREH del PPC se manifiesta primero, antes de extenderse, por analogía, a otros tipos de casos–. En la bibliografía, se puede encontrar un caso paralelo. Schwenter (1994b: 995) opina que el PPC PERF hot news (Ha muerto Franco) funciona como puente en el cambio aspectual PERF > AOR del PPC (véase también Detges 2001). De igual manera, las situaciones arriba descritas, con mucha relevancia actual, pueden constituir un área en la que el PPC AOR se introduce primero –por una asociación mental con el PPC PERF, vinculado tradicionalmente con la relevancia con el momento presente–. El que el modelo anterior no sea generalizable a la totalidad de las muestras analizadas no quita para que pueda servir de factor en determinada zona, como el País Vasco. No obstante, para confirmar nuestra hipótesis, se necesita más investigación empírica en esta última zona. Volvamos ahora al ejemplo (18b) ([Yo] le _____ una carta hace tres días). En el Cuadro II, hemos visto que la frecuencia del PPC con el CA ayer en las respuestas a una prueba de evocación realizada por Berschin (1976) es del 4,6% (¿Te escribe Juan? Sí, ... ayer una carta suya.). Observamos que esta frecuencia

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es claramente superior a la de las dos otras pruebas con el mismo adverbio (1,5 y 0%, respectivamente). En efecto, el ejemplo anteriormente citado de Berschin y el ejemplo (18b) son muy similares: en la oración nuclear aparecen o . Por lo tanto, cualquiera que sea la explicación para la frecuencia relativamente elevada del PPC en ambas oraciones, es muy probable que pueda encontrarse en las propiedades léxicas del predicado de la oración nuclear. En el apartado 3, donde tratamos diferentes explicaciones sugeridas al uso PREH del PPC, mencionamos la extensión del uso del PPC en contextos HOD hasta el día anterior, señalada por Schwenter (1994a: 97) y Serrano (1994: 50). Ahora bien, observamos que en (18b) entre el momento del habla y el intervalo temporal denotado por hace tres días hay una distancia temporal más larga. Del Cuadro IV se desprende que, en las muestras peninsulares, hace tres días sobrepasa en frecuencia los CCAA anteayer y hace dos días, que objetivamente sitúan en la línea temporal eventos más recientes. Al considerar la repartición de las ocurrencias del PPC PREH entre los diferentes CCAA en las muestras peninsulares (Cuadro IV), se observa que el adverbio ayer ocupa el primer lugar. A primera vista, este resultado fácilmente podría interpretarse como confirmación de los resultados de los antedichos estudios anteriores llevados a cabo en España, según los cuales el uso del PPC HOD se extiende primero hasta el día anterior y la frecuencia del PPS tiende a incrementarse a medida que crece la distancia temporal entre el evento y el momento del habla (véase Serrano 1994: 49). Sin embargo, la interpretación anterior no sería del todo correcta. En primer lugar, ayer está presente solo en el 27,3% de la totalidad de las ocurrencias del PPC PREH, mientras que en las demás ocurrencias (el 72,6%) aparece un CA que marca con respecto al momento del habla una distancia temporalmente mayor que ayer. Observemos también que la frecuencia de hace tres días (21,4%) no es muy inferior a la de ayer (27,3%). Al comparar estos dos valores, hay que tener en cuenta, además, que ayer era el CA PREH más frecuente del cuestionario (nueve oraciones), ya que, basándonos en la bibliografía, esperábamos obtener así más ocurrencias del PPC PREH, mientras que hace tres días, que considerábamos potencialmente menos frecuente, aparecía como alternativa tan solo en tres oraciones. Otro problema relacionado con las ocurrencias obtenidas para ayer en las muestras peninsulares es que, principalmente (en el 73,9%) se atribuyen a la oración del ejemplo (18a). Por causa de la presencia del subjuntivo, esto es, un caso particular, que de por sí requeriría más investigación empírica. El propósito de nuestra crítica anterior era aducir argumentos en contra de cualquier interpretación unilateral sobre la posición de ayer, a la que fácilmente

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se puede llegar al considerar los datos del Cuadro IV. Opinamos que la concentración de las ocurrencias del PPC PREH en el adverbio ayer es un hecho innegable y que es en presencia de este adverbio donde el PPC con más probabilidad aparece en un contexto PREH. Al mismo tiempo, la presencia del PPC en contextos temporales anteriores al denotado por ayer, pero cuya distancia del momento del habla no sobrepasa dos semanas, no es nada menospreciable. Esto significa que aunque el PPC PREH se introdujera en la primera fase en los contextos con ayer, como opinan Schwenter (1994a: 97) y Serrano (1994: 50), tanto en la variedad santiagueña como las peninsulares ha penetrado en contextos temporales claramente más lejanos. Para examinar si la posición sintáctica del CA influye en la frecuencia de uso del PPC PREH, analizamos todas las ocurrencias del PPC PREH según si el predicado en el PPC va precedido (véase19a) o seguido (véase19b) por el CA. Esta diferencia se relaciona también con la estructura Tema-Tema de la oración. En casos como (19a), el CA representa siempre el Tema de la oración, la información vieja, mientras que, colocado detrás del predicado como en (19b), el CA a menudo –aunque no necesariamente– representa el Rema, la información nueva. En los ejemplos siguientes, entre las dos oraciones no hay ninguna diferencia léxica, pero sí una diferencia semántica. (19)

a. Hace tres días (yo) le _____ una carta. b. (Yo) le _____________ una carta hace tres días.

En el cuestionario usado, las oraciones para rellenar presentan una distribución muy igual sobre este punto: en 13 de ellas, el CA se sitúa delante del predicado, y, en 16, respectivamente, detrás del mismo. Tres oraciones no llevan un CA en ninguna de las dos posiciones anteriores, y, por lo tanto, no están incluidas en el análisis. Los resultados son interesantes. En las muestras peninsulares, los casos donde el CA PREH precede al sintagma verbal son 12 en total (14,8%), y los casos donde le sigue, 69 (85,2 %) (n=81). En consecuencia, el uso del PPC PREH es claramente favorecido por la posición después del sintagma verbal. ¿Cómo explicar esto? La explicación más plausible es que la anteposición del CA PREH como tema de la oración tiende a contener el uso del PPC. Dicho CA define el tiempo del evento antes de que aparezca el predicado, explicitando que se trata de un contexto PREH, que normalmente se combina con el PPS. En cambio, la colocación del CA solo después del predicado no le «ata las manos» al hablante con la misma fuerza. Después, realizamos el mismo análisis a las respuestas de la muestra santiagueña. Esta vez, los casos en que el CA PREH precede al sintagma verbal son 44 en total (37%), y los casos en que le sigue, 75 (63%) (n=119). Se observa una

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distribución del mismo tipo a favor de la posición final, pero claramente menos acusada. Interpretamos el mayor uso del PPC PREH aun cuando el sintagma verbal vaya precedido del CA como indicativo de la etapa más avanzada del proceso de gramaticalización del PPC en el español santiagueño. Como la actitud de los santiagueños hacia el uso del PPC con CA PREH es por lo general mucho más positiva, estos aprueban en mayor medida también la puesta de un CA PREH al principio de la oración y el uso consecutivo del PPC.

6. Conclusiones y discusión Abordando el tema desde ópticas diferentes, los cuatro estudios anteriormente presentados han permitido arrojar luz sobre el uso PREH del PPC en el idioma español. En lo que a la variedad peninsular se refiere, la cuestión sobre la frecuencia de este uso es una de las principales. Se observa que las frecuencias de los dos estudios basados sobre pruebas de evocación (véanse Berschin 1976 y Kempas 2006) son de un mismo orden. Opinamos que este tipo de porcentajes son siempre orientativos. Como el fenómeno en cuestión es poco frecuente, los porcentajes muy bajos como los que hemos visto en el apartado 5 nunca pueden ser completamente fiables. Pensemos, p. ej., en la diferencia entre los valores porcentuales de 0,2 y de 0,5 cuando los números totales de las ocurrencias son inferiores a diez. Por otra parte, la considerable homogeneidad entre las muestras peninsulares confirma la validez de los resultados obtenidos. Como método, la prueba de evocación condiciona las respuestas en mucha menor medida que las pruebas en que a los entrevistados se les invita a elegir entre dos o más opciones adjuntas (véase el estudio de Schwenter, apartado 5.1). También la prueba de evocación presenta ciertos problemas: el contexto neutral de la prueba excluye los factores emotivos incluidos en un acto de habla real, ya que el contexto está predeterminado por el cuestionario. Así, de un lado, este método ofrece resultados potencialmente muy generalizables, aunque, de otro lado, puede no revelarlo todo por esta misma razón. Creemos que la prueba de evocación tiende a eliminar los «falsos positivos». Como las oraciones para rellenar son inconexas y carentes de un contexto explícito, la elección del tiempo verbal por el entrevistado se basa solo en factores intraoracionales. Esto, suponemos, reduce la ocurrencia de una forma poco frecuente. Pues, la carencia del contexto explícito en la situación de prueba significa la exclusión de la mayoría de los factores pragmáticos (objetivos e intenciones comunicativas del hablante, contexto, tipo del acto del habla, implicaturas conversacionales, etc.) que potencialmente influyen en dicha elección. Por otra parte, al usar la prueba de evocación, la elección de la respuesta no ocurre de manera espontánea, lo que también influye en la elección, pero de otra manera.

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Un ejemplo práctico de las restricciones de uso de la prueba de evocación es el contexto «cuéntame tu día de ayer» (véase el apartado 5.3), que este método no permite examinar, ni siquiera reconocer. En lo que sigue ilustramos dos ejemplos de nuestra correspondencia personal. Ambos informantes peninsulares habían rellenado el cuestionario usado en nuestras pruebas de evocación (véase Kempas 2006), sin usar el PPC PREH ninguna vez: (20)

a. A partir de ahí, ayer he sabido que estoy embarazada y que la fecha probable de parto será a finales de... b. Te escribo este email para decirte que hemos mandado la semana pasada todos los documentos necesarios para estudiar el año que viene en la universidad de…

Cuando le preguntamos a la persona que había usado el PPC prehodiernalmente en el ejemplo (20a) la razón de su elección de este tiempo verbal, nos contestó que lo ocurrido, «la gran noticia», le seguía muy vivo en la mente al escribir el mensaje de correo electrónico en cuestión, como si hubiera sucedido durante el mismo día. El entorno «emocionalmente neutral» de la prueba de evocación apenas permite expresar matices afectivos. En cambio, (20b), escrito en un tono más neutral –como se desprende de la oración– sirve de ejemplo de que las costumbres lingüísticas de un hablante necesariamente no son posibles de documentar en el cien por cien mediante la prueba de evocación. Está claro que esto tiene que ver también con la baja ocurrencia general del PPC PREH en el español peninsular. Opinamos que las muestras de lenguaje auténtico son más fidedignas que la prueba de evocación. No obstante, presentan un importante problema para estudios sobre sintaxis: la escasez de formas sintácticas en muestras de habla auténtica, señalada p. ej. por Labov (1972: 190-191). Está presente por ejemplo en DeMello (1994: 625), donde el autor ilustra, con un cuadro, el empleo del PPS y del PPC con CCAA encabezados por hace en los corpora de Lima, La Paz, Madrid y Sevilla del Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas (PILEI). El número de ocurrencias por CA y por tiempo verbal varía entre cero y cuatro. Sin embargo, este último número aparece solo una vez, con hace un año, que figura cuatro veces en los corpora. En cambio, en 23 de las 52 casillas del cuadro no hay ninguna ocurrencia de un CA del tipo arriba mencionado. Lo anterior demuestra que aunque el análisis de muestras de lenguaje auténtico sea ideal en otros aspectos, el problema que presenta es que, en estudios sobre sintaxis, para lograr un número de ocurrencias del objeto de investigación que permita sacar conclusiones, es necesario que el corpus analizado sea muy grande. Hemos visto la conclusión de Serrano (1994) de que el uso PREH del PPC es un fenómeno en aumento porque es más frecuente en los grupos generacionales

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más jóvenes. La autora señala también que su presencia es marcada entre los grupos socioculturales intermedios (medio-bajo y medio-alta), mientras que los resultados no presentan diferencias significativas en cuanto al sexo de los informantes. Para Santiago del Estero, Kempas (2006) permite excluir cualquier correlación entre el uso PREH del PPC y los factores sociales, resultado consecuente con la alta frecuencia de uso del PPC PREH y las actitudes positivas hacia el mismo. También Kempas (2006: 165, 177, 179) demuestra la falta de diferencias entre hombres y mujeres en las actitudes hacia el uso PREH del PPC, confirmando así en parte lo señalado por Serrano (1994). Por lo general, los fenómenos sintácticos no suelen presentar correlación con factores sociolingüísticos, como el sexo, en la misma medida que los del nivel fonético (véase Silva-Corvalán 2001: 131), de los cuales existen numerosos ejemplos en la bibliografía (véase p. ej. Downes 1998). No obstante, ante todo las diferencias generacionales en el uso del PPC PREH requieren ser investigadas porque se relacionan directamente con el carácter innovador del fenómeno en cuestión. Al considerar el Cuadro IV, especulamos con la idea de que si el uso PREH del PPC se generaliza en el español peninsular, es probable que se produzca de la misma manera que en la variedad santiagueña, llegando a formar un patrón lineal en las frecuencias relativas del PPS y del PPC. No obstante, ¿es probable que la gramaticalización del PPC PREH siga avanzando? Serrano (1994) opina que el uso PREH del PPC es un fenómeno en aumento porque es más frecuente en los grupos generacionales más jóvenes. También Schwenter (1994a) llega a la misma conclusión. No obstante, se pueden reconocer factores que, al menos en teoría, pueden detener su aumento. Hoy en día, el sistema educativo español está muy desarrollado y los medios de comunicación han experimentado una expansión sin precedente. Estos factores son los que en nuestros días más influyen en el lenguaje. En una sociedad post-industrializada como la España actual, también la conciencia general de los ciudadanos sobre la norma de la lengua estándar –así como sobre lo correcto y lo incorrecto– está profundamente arraigada. Además, se puede mencionar el papel de la Real Academia Española como condicionante consciente del desarrollo de la lengua. Por consiguiente, a diferencia de la época en que se consumó la extensión del perfecto compuesto a todos los contextos PREH en francés, italiano septentrional y rumano, el español de hoy no se encuentra en semejante «estado natural» que permita un desarrollo libre e incontrolado del mismo. A la luz de los factores anteriores, es del todo imposible prever el resultado final del proceso actual de gramaticalización. En cambio, el español argentino de Santiago del Estero, nuestro punto de comparación, presenta un desarrollo ocurrido en otro tipo de condiciones, que, a juzgar por los resultados, recuerda más el antedicho «estado natural». Es evidente que en el caso de Santiago del Estero, y del noroeste argentino por lo general, las fuerzas

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exteriores condicionantes del lenguaje en la sociedad han sido diferentes que en la Península. Las dos sociedades difieren en áreas como sistema escolar, normalización lingüística y medios de comunicación, tanto hoy en día como antes. Al presentar nuestros resultados sobre Santiago del Estero (Kempas 2006), mencionamos que volveríamos a la cuestión sobre el origen del uso del PPC PREH en dicha zona. Si lo ocurrido al PPC en el español peninsular es fácil de encuadrar en el marco panrománico o panindoeuropeo, el caso de Santiago del Estero provoca una pregunta sobre su origen. ¿Se explica por el origen de los inmigrantes que se establecieron en dicha región o es un desarrollo autóctono, conforme al que ha ocurrido en otras muchas lenguas románicas? ¿Podría tratarse de una influencia sustratística indígena –el quechua, o quichua, como se denomina la variedad del mismo hablada en la región santiagueña–? La hipótesis del origen de los inmigrantes puede ser rechazada fácilmente, puesto que cuando llegaron los inmigrantes españoles a Santiago, ninguna región de España presentaba un uso parecido del PPC PREH. Si esto hubiera sido el caso, seguramente existirían documentos que lo demostrarían. El área geográfica sudamericana a la que se atribuye el frecuente uso del PPC en lugar del PPS coincide con el quechua, hablado en el noroeste de Argentina, Bolivia y Perú. Por eso, es justificable considerar la posibilidad de que este uso se explique por una influencia sustratística indígena. Granda (1999) no menciona nada sobre el uso PREH del PPC en su obra, donde presenta otros muchos rasgos del español/de la interlengua regional atribuibles al quechua. Según la descripción de la gramática del quichua de Alderetes (1997), en ese idioma, el tiempo pasado se marca con el afijo ra, que, basándonos en los ejemplos presentados por el autor, interpretamos como interfijos o sufijos (p. ej. llegué = chaya-ra-ni; (él) solía salir = lluqsi-q ka-ra). Sobre la base de esta información, podremos excluir al menos cualquier influencia sustratística basada en similitudes morfológicas entre el español y el quichua, lo que ya era de esperar. En cuanto a la influencia sustratística basada en similitudes funcionales –a saber, si en quichua se usa una misma forma verbal para expresar lo que en español se expresa con dos formas verbales distintas, es decir, el PPS y el PPC– la presentación de Alderetes no nos da respuesta a esta cuestión. No obstante, otra presentación, referida a la lengua quechua por lo general y no limitada a la variedad argentina de la misma (Ruiz Antón/García-Miguel 1998), menciona que «el presente designa una acción habitual o una acción que ha tenido lugar en un pasado reciente y cuyos resultados permanecen hasta el presente (por eso se traduce a veces por pretérito perfecto)». Los autores, por consiguiente, traducen taki-n al español por «él trabaja /ha trabajado», mientras que taki-rqa-n significa «él trabajó». La definición anterior deja poco claro si la forma taki-n corresponde tanto al PPC de aspecto PERF como al PPC AOR del español; en efecto, contiene elementos

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de los dos (pasado reciente= ¿contextos temporales HOD?; resultados que permanecen en el presente = el PPC de valor PERF). Como término, pasado reciente no es universal, sino que debe definirse para cada caso; por ejemplo Dahl (1985: 122), al hablar sobre el idioma kamba, lo usa para referirse a un evento que se desarrolla en el día anterior al de la comunicación o incluso una semana antes de la misma. Tampoco podemos saber si taki-rqa-n es también aplicable a contextos HOD, como el PPS lo es en las variedades extrapeninsulares y –como hemos visto– aparece también en el español peninsular, como otra alternativa. Sin embargo, hemos encontrado en la bibliografía una referencia que no apoya la idea de que una única forma se use tanto en los contextos HOD como PREH en quechua. Dahl (1985: 125) señala que en una prueba realizada entre quechuahablantes mediante un cuestionario, el trueque de la palabra ayer por esta mañana dio como resultado el cambio del tiempo verbal. Tampoco autores como Godenzzi (1996) y Jorques Jiménez (2000), que tratan sobre las transferencias lingüísticas entre el quechua y el español, mencionan el uso del PPC en lugar del PPS al respecto. Por lo tanto, por ahora, descartamos la hipótesis del sustrato quechua. En cambio, teniendo en cuenta la antedicha coincidencia geográfica con el quechua, proponemos otra explicación para el uso frecuente del PPC en estas zonas. Si exceptuamos Argentina, en la mayor parte de esta área geográfica, el idioma natal de la población es otro que el español y el bilingüismo es muy común. Por ejemplo, según el censo del año 1992, solo el 40% de la población boliviana es monolingüe castellana (véase Moya 2004). Basándonos en esta situación, sería difícil descartar la posibilidad de que el uso frecuente del PPC esté relacionado justamente con el gran número de hablantes no nativos del español. Aunque el quechua no tenga ningún rasgo identificable que a través de la influencia sustratística motive este uso, el manejo del español por personas no nativas puede llevar al mismo resultado. Por ejemplo, durante el aprendizaje del español, tal persona puede aprender una forma verbal, como el PPC, y luego aplicarlo por analogía a casos donde un hablante nativo no lo usaría. Por otro lado, el cambio lineal de las frecuencias del PPS y del PPC en la muestra santiagueña a medida que se incrementa la distancia del momento del habla (Cuadro IV) presenta tanta sistematicidad que pone en duda la hipótesis sobre el origen no nativo de este fenómeno. Este carácter regular lo confirma también otra prueba de evocación, realizada en Santiago con otros CCAA y con otros informantes pero en el mismo grupo meta (véase Kempas 2006: 168). Esta regularidad sugiere que estamos ante un proceso de gramaticalización autóctona, que ocurre siguiendo el mismo patrón que exhiben el francés y el español peninsular. Santiago del Estero forma solo una pequeña parte del área de extensión del uso frecuente del PPC, situada mayoritariamente al norte de esta ciudad y provincia. Como hemos señalado, en Bolivia hay también más población cuyo idioma

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natal no es el español. Por consiguiente, consideramos posible que la misma prueba de evocación dé resultados diferentes en otro lugar de esta extensa área sudamericana. Por último, volvamos ahora al posible papel de la ultracorrección como motivo para el uso «excesivo» del PPC en Asturias. En lo que sigue, sugeriremos una posible explicación para lo ocurrido en Asturias, y como se relaciona con la ultracorrección. También nosotros creemos que el uso PREH del PPC en la variedad asturiana del español regional fue originalmente introducido por ultracorrección. El PPC PREH se arraigó en la comunidad lingüística asturiana porque muchos hablantes creían que era correcto, es decir, que correspondía a la norma castellana, que en contextos HOD chocaba con el uso local (PPC frente a PPS). No obstante, como «error», no era considerado por los asturianos como «más grave» que el «extraño» uso del PPC para referirse a eventos ocurridos durante el día del habla: en ambos casos se trataba de un uso ajeno e importado. Como, por la razón anterior, en Asturias no existía una opinión colectiva de que ayer he ido fuera incorrecto frente a hoy he ido o no he oído lo que has dicho, este uso persistió en la región como opción, y su gramaticalización hoy en día ha avanzado más lejos que en las demás variedades del español peninsular. Hoy en día, los sujetos asturianos están acostumbrados a la norma castellana y muchos la han adoptado, pero siguen aceptando el uso del PPC también en los contextos PREH en mayor medida que los demás peninsulares. Por lo tanto, el proceso de gramaticalización del PPC PREH en Asturias es esencialmente autóctono, si bien parte del proceso general de la gramaticalización del PPC PREH en el español peninsular. Hemos visto que el fenómeno del uso PREH del PPC es una cuestión que abarca varias dimensiones. Con lo anteriormente expuesto, hemos pretendido darle al lector una visión de conjunto, el status questionis de este tema. Para aumentar nuestra comprensión del uso PREH del PPC en español, hacen falta más estudios empíricos y un enfoque multimodal. Señalamos tres áreas que consideramos prioritarias: 1. El papel de los factores diafásicos en el uso PREH del PPC. 2. La posible conexión entre las diferentes modalidades de acción (Aktionsarten) y el uso PREH del PPC (cf. las dos muestras realizadas en el País Vasco). 3. El uso PREH del PPC en otras localidades de la zona sudamericana conocida por su preferencia por el PPC (Bolivia, Perú).

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VIII EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO: HISTORIA Y USO DE HUBE CANTADO* ÁLVARO S. OCTAVIO DE TOLEDO Y HUERTA JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

1. Introducción En las gramáticas del español, la forma hube cantado, también denominada pretérito anterior (PA), ha tenido siempre un difícil acomodo paradigmático, hasta el punto de que muchos gramáticos se han cuestionado su pertenencia al sistema verbal actual. En cuanto a su significado, se considera que este tiempo verbal expresa, al igual que el pretérito pluscuamperfecto había cantado, la anterioridad de un evento respecto de un punto de referencia secundario que a su vez es anterior al momento de la enunciación o momento del habla1. De acuerdo con la descripción gramatical reciente, la diferencia entre había cantado y hube cantado se establece en términos de distancia temporal: el PA denota siempre la inmediatez de un evento respecto a otro. A tenor de la bibliografía precedente, la inmediatez temporal parece ser también el rasgo distintivo propio de este tiempo verbal en español medieval y clásico2.

* Agradecemos a Ángeles Carrasco Gutiérrez, Luis García Fernández y Cristina Sánchez López los valiosos comentarios y sugerencias que nos hicieron tras la lectura de una versión previa de este trabajo, que ha sido parcialmente financiado por el Proyecto de Investigación HUM04-3610 (Álvaro Octavio de Toledo) y la Beca FPU AP2002-0363 (Javier Rodríguez Molina). 1 El tiempo gramatical, básicamente, es una categoría gramatical deíctica que expresa la orientación temporal de un evento (E) respecto a un punto central, generalmente el momento de enunciación o de habla (H). Esta relación puede ser directa o indirecta, a través de un punto de referencia secundario (R) que, a su vez, se encuentra directa o indirectamente orientado con respecto al momento de habla. Seguimos, pues, un modelo relacional del tiempo gramatical basado en la teoría de Reinchenbach (1947). De acuerdo con esta teoría (García Fernández 2000a, 2006a), la estructura temporal (ET) del pretérito anterior sería idéntica a la del pretérito pluscuamperfecto, esto es, E-R-H. 2 Este es el significado que le adjudican, entre otros, Andrés-Suárez (1994: 200), si bien esta autora reconoce también otros valores del PA en época medieval, Hurtado González (2000: 206) y Lapesa (2000: 869).

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En la lengua actual, el contexto típico de aparición de hube cantado es la subordinación temporal introducida por nexos específicos (cuando, después que, luego, apenas, etc.): (1)

a. Lástima que no haya tiovivos, verdad, dijo ella después que él se hubo esforzado inútilmente en dar con todas sus hábiles fuerzas en el aparato impulsor sin conseguir sino un mediocre resultado (Luis Martín-Santos, Tiempo de silencio, 1961). b. Cuando hubo desayunado, se marchó.

Estos usos de hube cantado en oraciones subordinadas temporales introducidas por nexos específicos están ya presentes desde el Poema de Mio Cid y se han perpetuado hasta nuestros días: (2)

a. Quando eſto ouo fecho odredes lo que fablaua (PMC 188). b. Quando ouo fablado moysen al pueblo cataron al yermo e la gloria del criador fue apparecida en la nuf (FAZ, 17r, 25a). c. depues que ouieron fablado tornos iosep a pharaon e dixol tod esto (FAZ, 9v, 8a).

Sin embargo, el uso del PA en la lengua medieval difiere notablemente del actual en un aspecto del que se tiene conciencia desde hace tiempo. Este hecho no es otro que la aparición de hube cantado en oraciones subordinadas de relativo y en oraciones independientes, contextos en los que hube cantado aparece muy rara vez en español actual. Estos usos plantean un problema teórico importante, pues apuntan en contra de la caracterización del PA como un pluscuamperfecto, esto es, un tiempo verbal que expresa la anterioridad de un evento respecto a un punto de referencia secundario que a su vez es anterior al momento de la enunciación o momento del habla: (3)

a. Esto mando myo Çid Minaya lo ovo conſſeiado (PMC 1251). b. Por el cobdo a yuſo la ſangre deſtellando/Al Rey Yuçef tres colpes le ovo dados (PMC 1725). c. & desque fueron dentro en las alpes brennio & todas sus compannas con so rastro. començoles a neuar. tan fieramientre. que ante que nunqua ningun dellos. nin de pie. nin de bestia. huuiassen salir a cabo. ante los ouo todos cubierto la nieue. & affogados & muertos alli (GE4, 173v). d. Mi señora, parésceme que este cavallero por más partes que yo pensava anda sembrando esta dolencia; y acuérdeseos lo que os uve dicho en este caso en el castillo de Miraflores (Amadís, IV, 97, 1398).

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A partir del siglo XVI se impone la sintaxis moderna de la forma hube cantado que, desde entonces, queda confinada a los contextos sintácticos de (2) y pierde la posibilidad de aparecer en oraciones independientes y de relativo similares a las de (3). Es un hecho constatado que la forma hube cantado ha experimentado un retroceso notable en su uso escrito a lo largo de la historia: mientras que en el siglo XIII este tiempo verbal goza de una vigencia extraordinaria, lo cierto es que a lo largo del otoño de la Edad Media y durante los Siglos de Oro esta forma aparece cada vez con menor frecuencia en la documentación. Así, la forma hube cantado ha experimentado un retroceso en su frecuencia de uso paralelo al retroceso de sus posibilidades distributivas. En definitiva, la historia de hube cantado a lo largo de los períodos medieval y clásico la constituye, en buena medida, la progresiva especialización de este tiempo en contextos de subordinación temporal vinculados a ciertos nexos y en el paulatino acorralamiento de los usos exentos, hoy ya muy minoritarios. Desde un punto de vista historiográfico, hay que decir que este tiempo verbal ha despertado un escaso interés, tanto en el nivel sincrónico como en el diacrónico. Para buena parte de los gramáticos actuales, el PA es un tiempo «fantasma» que ha desaparecido de la competencia lingüística activa de los hablantes y, por tanto, ni siquiera cabe plantearse su ubicación paradigmática en el sistema verbal del español actual3. Tampoco el PA ha despertado el interés de la gramática histórica, pues tan solo existe un artículo monográfico dedicado a la combinatoria sintáctica de este tiempo verbal (Hurtado González 2000), al que hay que sumar algunas observaciones sueltas aquí y allá de Keniston (1937), Lapesa (2000: 869), Menéndez Pidal (1976-1980), Moreno de Alba (2006: 84-86) e Yllera (1980: 277-279). Este trabajo no pretende otra cosa que colmar en parte esta laguna informativa y, a su vez, proponer una serie de consideraciones teóricas y diacrónicas sobre el PA que permitan explicar las diferencias entre el uso antiguo y el moderno, ya que creemos que un análisis diacrónico del PA puede contribuir a una mejor caracterización de este tiempo verbal en la lengua actual. La estructura de este trabajo es la siguiente: en la sección 2, pasaremos revista a los problemas de ubicación del pretérito anterior en el paradigma verbal del español y mostraremos que dichos problemas se originan ya en los primeros textos gramaticales y se prolongan hasta nuestros días; en la sección 3 llevaremos a cabo un análisis diacrónico de las posibilidades de uso del pretérito anterior, y

3

Alarcos (1994: §232), Cartagena (1999: 2951-2952), Gutiérrez Araus (1995: 65-66) o Rojo/Veiga (1999: 2881, n. 18), entre otros, señalan el carácter recesivo y marcadamente literario de esta forma verbal al tiempo que defienden su exclusión del paradigma verbal del español actual.

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apuntaremos algunas hipótesis sobre los motivos del declive de este tiempo y su progresiva especialización sintáctica; en la sección 4, finalmente, presentaremos nuestra propuesta acerca del contenido tempo-aspectual de esta forma verbal en la actualidad, propuesta que es coherente con la interpretación de los datos históricos y que, a nuestro entender, permite arrojar luz sobre una amplia serie de fenómenos sintácticos que estudiaremos con cierto detalle.

2. Un tiempo fantasma. Hube cantado y su espacio en las gramáticas Discordes acerca de esto los gramáticos, cada uno da á los tiempos compuestos el nombre que mas adecuado le parece, pero, ¿estamos por ventura obligados á capitular con la rutina, ni menos á transigir con los que, creyendo emanciparse de ella, crearon una nueva nomenclatura [...]? (Pedro Martínez López, Principios de la lengua castellana, 1841)

En las gramáticas del español, la forma hube cantado ha tenido siempre un difícil acomodo paradigmático. Desde los comienzos de la gramatización (en el sentido de Auroux 1994) de nuestra lengua, esto es, desde que Nebrija escribió su Gramática castellana, se viene reconociendo la existencia, junto a las formas llamadas simples, de una serie perifrástica (por rrodeo, en palabras del lebrijano) con valor temporal formada por el auxiliar haber y un participio no concordante del verbo4; una serie, además, completa, puesto que el auxiliar puede flexionarse por todos los tiempos simples. En el caso de los tiempos de pasado del indicativo, la incorporación de las formas verbales compuestas al paradigma obligaba a clasificar, junto a los tradicionales pretérito imperfecto (cantaba) y pretérito perfecto simple (canté), las formas había cantado y hube cantado, que reproducen la flexión de aquellas, más la forma he cantado, cuya flexión es la del presente. Nebrija había criticado duramente en las Institutiones la concepción perspectivista del pluscuamperfecto (según la cual este tiempo denota un evento más remoto que el perfecto) para sustituirla por otra temporalista, de anclaje deíctico, en la que el pluscuamperfecto es un pasado que se orienta temporalmente respecto de otro pasado (véase Rojo 1978). De acuerdo con esta concepción basada en la temporalidad, había cantado tenía un espacio propio en el paradigma, mientras que, al renunciar a una fundamentación según el criterio de actitud temporal (distancia temporal percibida por el hablante)5, los otros dos compuestos (he cantado y

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Nebrija lo llamó nombre participial absoluto (véase Tollis 1986). Según López García (1990), existen tres criterios metalingüísticos aplicables a la fundamentación de los tiempos verbales del español: la coherencia temporal, que considera la acción 5

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hube cantado) no podían, según los parámetros gramaticográficos de la época, sino agruparse con el perfecto canté. Se respetaba así, aunque con nuevas formas e ideas, el esquema maestro de Prisciano: sunt igitur tempora tria (presente, pasado y futuro), de los que el pasado rursus dividitur in tria (perfecto, imperfecto y pluscuamperfecto). Esta ordenación, sin embargo, no satisfizo enteramente a muchos de los autores posteriores. En primer lugar, porque la convivencia de tres formas en una misma casilla rompía la elegante biunivocidad del paradigma clásico: así, el antinebrisense Villalón rechazó todos los compuestos de indicativo guiándose por un criterio exclusivo de coherencia temporal primaria, a saber, que en el indicativo solo existen presente, pasado y futuro, cada uno representado por una única forma simple (canto-canté-cantaré); Del Corro o Jiménez Patón aplicaron estrictamente la correspondencia individual entre formas y tiempos, con lo que el perfecto de indicativo se redujo a solo canté6; el Anónimo de Lovaina de 1559, en cambio, admite a veces dos, pero nunca tres formas por posición: la damnificada en el perfecto es hube cantado, seguramente por ser la de menor uso o, en todo caso, la de uso autónomo menos reconocible. De este modo, hube cantado se convierte, ya en los primeros hitos de la tradición gramatical española, en un espectro gramaticográfico, una forma que aparece y desaparece del paradigma en razón de los criterios con que este se construye. Pero la acumulación de formas en el perfecto era problemática también porque los gramáticos, sobre todo los que trabajaban fuera de España y se enfrentaban

de enunciación y que debe tenerse como criterio organizador básico, puesto que permite fundamentar morfológicamente los tiempos (canto, canté, cantaré, cantaba y cantaría); la temporalidad, que considera el anclaje deíctico de los tiempos respecto de un punto de origen; y la actitud temporal, que considera «la pertinencia de los hechos considerados de cara a las preocupaciones del hablante». El primero, como criterio dominante, se respeta tácitamente en todas las descripciones, puesto que en todas se concede a las formas citadas un espacio propio y diferenciado en el paradigma (aunque en el caso de cantaría se acuda con frecuencia a especificaciones de tipo modal); al segundo –que llamamos aquí temporalista– se adhirió Nebrija y buena parte de la tradición, y a él se adscriben también los modelos temporales de Bull (1960) y Reichenbach (1947), los de mayor repercusión en la gramática española actual (para la aplicación al español de las ideas de Reichenbach, véase Acero 1990 y Carrasco Gutiérrez 1994a; el modelo de Bull se diseñó ya para dar cuenta de los tiempos del español, y en él se inspiran los desarrollos de Rojo 1974, 1990, Rojo/Veiga 1999 y Veiga Rodríguez 1991); y la aplicación del tercero –que denominamos perspectivista– puede encontrarse especialmente entre autores preocupados por el comportamiento discursivo y/o diacrónico de los tiempos (Benveniste, Coseriu, Weinrich...), terreno en el que, como veremos, muestra un gran rendimiento. 6 El segundo es tajante: «del pretérito imperfeto [sic: es clara errata por perfeto] no se forma otro tiempo» (JPatInst, 103). Es decir, si del imperfecto cantaba se forma el pluscuamperfecto había cantado, del perfecto canté no se forma, en cambio, ningún hube cantado.

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al contraste entre el español y otras lenguas7, percibían claras diferencias de uso entre dos de ellas, canté y he cantado. Ya la lovaniense de 1555, aunque respetó la inclusión de ambas –junto con hube cantado– dentro del perfecto, introdujo un comentario que define he cantado como «el tiempo praeterito mas cerca passado», frente a canté, que simplemente «significa lo passado, sin determinar tiempo» (Lov55, 41). Se recupera así una distinción perspectivista llamada a tener bastante fortuna: en las Conivgaciones de Meurier, por ejemplo, se distinguen en el paradigma, al modo francés, el tiempo indefini[do] perfecto (canté) y el tiempo preterito o perfectamente passado (he cantado). Tal distinción deja en mal lugar a hube cantado, que, reducido ya entonces por lo general a contextos de subordinación temporal, resultaba difícil de agrupar con cualquiera de los dos valores. Meurier lo asoció facticiamente a he cantado, dándole el mismo nombre (item tiempo perfectamente passado), y, puesto que lo característico del perfecto definido era su combinabilidad con deícticos del presente (ahora, hoy, etc.), ideó ad hoc un ejemplo con hube cantado y un deíctico del pasado (A que hora vuo se acabado entonces de leer, escribir, vender, trocar y recebir? [MeuCon, A4v]); Oudin, incapaz de decidirse, lo puso junto a los perfectos definido e indefinido como pretérito perfecto tercero8; y Charpentier, que además ofrece una sola

7 En una fase muy temprana de su desarrollo, la gramatización del español «sale de España» para no volver hasta bastante después: véanse las consideraciones de Gómez Asencio (2001) sobre este fenómeno y sus consecuencias. 8 Oudin, en efecto, no sabía muy bien qué hacerse de hube cantado, ni siquiera en términos de su adscripción modal: «Ie trouue outre la diuision que i”ay faicte cy dessus du preterit parfait, vn autre certain temps passé qui conuient fort bien à l’Indicatif, & toutesfois semble estre du Conionctif, tant pour ce qu’en la langue latine il en est, qu’aussi parce qu’il ne se trouue point sans particule ou aduerbe du temps deuant soy: à sçauoir, quando, despues que, ou bien como: mais d’autant qu’il se conforme beaucoup à l’Indicatif (comme dit est) & aussi que le S. Mirande l’y met en sa Grammaire, i’en feray de mesme, y adioustant tousiours vne de ces particules pour marque de recognoissance; [...] nous mettrons donc ledit temps [...] & l’appelerons Parfait troisiesme» (OudGr, 54). Oudin se guía en su descripción de los tiempos por un criterio sintacticista: su intención declarada es no entretenerse en diferenciar los tiempos y sus valores constantes, sino las posibilidades de combinación sintáctica de las formas, su valor contextual («ie ne m’amuseray pas tant à distinguer tous les temps, comme les significations»; OudGr, 51). De ahí que le debamos la primera noticia concreta sobre la restricción de hube cantado a las subordinadas temporales, y de ahí también que la falta de independencia de esta forma le haga dudar del carácter indicativo que muestra su flexión. Oudin se decantó al final por la tradición (la de Miranda, quien, al igual que Alessandri d’Urbino, sigue en esto a Nebrija), pero Tejeda, su émulo, y también –curiosamente– Juan de Luna, su principal detractor, llevaron la sugerencia a las últimas consecuencias, colocando a hube cantado tanto en el paradigma del indicativo como en el del subjuntivo (Tejeda) o directamente entre los perfectos de este último modo (Luna). Esta línea de pensamiento añade aún un punto más de confusión a la caracterización gramatical de la forma.

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forma por posición, aprovechó la distinción para separar paradigmáticamente canté de he cantado, condenando una vez más a hube cantado al limbo gramatical. Con estos autores, nuestra forma adquiere una nueva característica fantasmal: su esencia material –su significado– queda difusamente atrapada entre dos dimensiones, configuradas por la interpretación atribuida a cada uno de los dos pretéritos perfectos9. Así las cosas, se iba haciendo necesario dotar a hube cantado de un contenido propio. El primer intento, de inspiración perspectivista, corresponde a Correas. Si he cantado se define como un tiempo del pasado reciente (perfecto para poco á), entonces hube cantado será un tiempo del pasado remoto (perfecto para mucho á). Pero, falto de ejemplos de uso autónomo de la forma con este valor, Correas se encuentra con que, en las temporales, hube cantado se comporta como el pluscuamperfecto y «sinifica pasado con antezedenzia de tiempo i ocasion à otra cosa, ò persona». Por eso, añade, se usa poco: había cantado está «más à mano» (CorrALEC, 51, 270). Con el Arte Grande se consagra, bajo la apariencia de una distinción propia del criterio de actitud temporal, la observación de la relación funcional entre había cantado y hube cantado, que ya no abandonará las sucesivas innovaciones en torno a la descripción de esta forma. Tal línea de pensamiento se desarrollará en el siglo XIX10. Saqueniza, incorporando una distinción de tradición francesa, considera que:

9

A pesar de que no quiso incluirlo en el conjunto de sus paradigmas, el espíritu errante de hube cantado le jugó a Charpentier un par de malas pasadas: en el pluscuamperfecto de amar, donde lo esperable, a la vista del resto de ejemplos de conjugación que figuran en la obra, era había amado, aparece, en cambio, hube amado. Y su discusión sobre los dos perfectos, definido e indefinido, presenta la siguiente formulación: «Le Miranda & quelques autres qui ont escrit de la Grammaire, confondent ce temps [el perfecto simple] auec le passé plus que parfaict, estimans que ce soit vn mesme temps. Quant à nous à l’imitation & de la langue Grecque & de la nostre (en laquelle l’vsage s’en cognoist appertement) nous pensons qu’il est necessaire les distinguer. C’est asçauoir [sic] que l’Aoriste serue lors qu’il n’est pas certain s’il y a peu ou long temps que la chose est passée, & pour ceste occasion est appellé des Grecs, ′αοριστος χρονος temps indefiny. Et le passé parfaict & plus que parfaict quand pour le certain il y a long temps que la chose est passée. Cela se peut mo[n]strer plus clairement par l’exemple de fui, & de huue sido, car le premier est incertain & le second certain, & desia passé, que nous tournons en nostre langue ie fus & ay esté» (CharPM, 53v). A la vista del pasaje –con todo y ser algo confuso– da la sensación de que con el término plus que parfaict Charpentier se refiere a hube cantado, no a había cantado, lo que se contradice con sus propios paradigmas, pero constituye el primer indicio de la asociación entre estas formas que otros gramáticos –entre ellos Correas y Bello– desarrollarán más adelante, sumando así un avatar más al ciclo proteico de las manifestaciones de hube cantado en las gramáticas. Charpentier encontró un seguidor decidido en Lancelot, que trae hube cantado como pluscuamperfecto y excluye del paradigma a había cantado. 10 Durante el siglo XVIII, la clasificación de esta forma sigue, sin grandes novedades, las pautas ya presentadas: Sobrino, como era de esperar, copia a Oudin; Martínez Gómez-Gayoso

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en el tiempo pasado se puede atender á una época fija, y considerar el movimiento como verificado en esta misma época, ó antes ó despues de ella. De lo cual resultan cuatro pretéritos: el absoluto [canté/he cantado], sin atender á ninguna época determinada: el actual, que coincide con la época fija [cantaba] el anterior y el posterior a esta época [del que carece el español, supliéndolo por el absoluto] (SaqGELC, 32).

La distinción se completa con una diferencia de distancia temporal que aporta simetría al paradigma: igual que hay dos absolutos, remoto (canté) y próximo (he cantado), existen también dos anteriores, el remoto había cantado y el próximo hube cantado. Verdad es que «[e]ntre los dos anteriores no se percibe tan claramente la diferencia», pero, con todo, hube cantado «significa un acaecimiento muy inmediato á la accion espresada por el pretérito de otro verbo», mientras que había cantado «no supone esta inmediacion entre los dos sucesos» (SaqGELC, 52-53). Nace, así, la conocida interpretación de hube cantado como un pasado de anterioridad inmediata, que no tardarán en seguir otros gramáticos11. Y entre ellos, Bello. El venezolano, al acuñar la noción de antepresente, es el primero en dar una solución temporalista al problema de la competencia canté/he cantado. Pero la diferencia entre el antecopretérito había cantado y el antepretérito hube cantado es indefendible en términos de anclaje temporal, por lo que, hibridando su sistema, recurre a la inmediatez para distinguirlos. Por supuesto, la antecedencia inmediata se puede expresar también con el pretérito canté, aunque solo si el predicado es delimitado o permanente, restricción que no se da con el compuesto; así, si este se usa con un predicado delimitado (Luego que amaneció salí/Cuando hubo amanecido salí), se incurre en un pleonasmo, «pero autorizado, como muchísimos otros, por el uso». Las cuatro formas en conflicto quedan separadas, si bien mediante nociones heterogéneas: he cantado se distingue de otros

la agrupa con canté y he cantado en el perfecto, sin distingos, al modo de Nebrija; Benito de San Pedro separa perfecto (canté) de indefinido (he cantado) y pone en circulación el término de anterior para referirse a hube cantado, pero no se ocupa de su posible diferencia de significado; la GRAE de 1771 considera hube cantado una variante –calificada de «menos usual» en la 5ª edición (GRAE de 1854, 50) mientras que la 7ª advierte que «se usa mucho menos» (GRAE de 1870, 55) – del pretérito perfecto remoto (canté), frente al perfecto próximo (he cantado), doctrina que se mantendrá durante todo el siglo XIX y que sigue, por ejemplo, Calleja, para quien el perfecto remoto compuesto (hube cantado) «tiene la misma significación que el simple [canté]» (CallEGC, 26). 11 Por ejemplo, Novoa (NovNGLC, 85). Salvá recoge la idea de que la acción denotada por hube cantado es «pasada é inmediata», pero, más en consonancia con la doctrina académica, considera que significa «lo que el pretérito absoluto [canté]»; a Salvá se debe también, por cierto, el reconocimiento gramatical de la construcción del tipo cantado que hubo como variante formal de hube cantado.

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pasados por la temporalidad; hube cantado y había cantado, por la distancia temporal entre los eventos; canté y hube cantado –y esto es novedoso– por la interpretación aspectual. Semejante heterogeneidad, introducida precisamente para poder describir hube cantado, es única en el sistema verbal de Bello12. La irrupción del Aspecto entre los criterios de organización general del paradigma verbal se produce ya en el siglo XX. Para la GRAE de 1920, «[l]a diferencia que existe entre la significación de los tiempos simples y la de los compuestos, estriba en que estos denotan la significación del verbo como verificada, terminada o cumplida ya, y los simples no» (pág. 48). El resultado, en lo que aquí nos interesa, no dista mucho del tradicional: el ahora llamado pretérito anterior pasa a ser «el pretérito indefinido de la acción acabada» (§295), esto es, sigue siendo una variante –esta vez supuestamente aspectual– de canté, distinta también de este tiempo porque expresa anterioridad inmediata. El desdoblamiento del paradigma según un criterio aspectual puede tener ventajas para la clasificación del PA, pero no es, en cambio, la mejor solución para captar adecuadamente el contenido del resto de las formas, como ha expuesto convincentemente Rojo (1990): es la temporalidad, y no el Aspecto, la categoría maestra que vertebra la organización del verbo español, y esa primacía debiera reflejarse tanto en las propuestas de representación paradigmática como en la misma nomenclatura de las formas. Este sumario repaso historiográfico13 nos permite ahora, tras haberlas ilustrado, enunciar brevemente las dificultades –pasadas y presentes– de ubicación paradigmática que afectan a hube cantado. Pueden formularse así: – Hube cantado no tiene lugar propio en un paradigma de corte perspectivista, puesto que no se identifica típicamente con usos autónomos que revelen un empleo como «pasado (más) remoto». – En un paradigma de corte aspectualista, se solapa con canté, al que no se opone de la misma manera que cantaba a había cantado o he cantado a canto (véase el apartado 4.2).

12 Entre Bello y la GRAE de 1920 no hay novedades en cuanto a esta forma. Los gramáticos, eso sí, siguen sin ponerse de acuerdo, repartidos generalmente entre los que prefieren la antigua doctrina académica, los que siguen a Saqueniza y Novoa y –en casos contados– los que reproducen las ideas de Bello (véase Calero 1986). 13 Por supuesto, desde la GRAE de 1920 se han escrito numerosas gramáticas (y estudios monográficos sobre el verbo) de gran interés, pero los factores y criterios gramaticales que intervienen en la consideración de hube cantado, así como las actitudes y soluciones concretas de los gramáticos, son esencialmente los mismos cuya génesis hemos examinado hasta aquí. Una consideración crítica de las distintas aportaciones recientes puede leerse en López García (1990: 108-112 y 116-119) y en Rojo (1990: 23-25).

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– En un paradigma temporalista, no puede caracterizarse de otro modo que canté, al menos si uno considera estrictamente la temporalidad del evento (véase el apartado 4.1). – Pero es frecuente que los gramáticos atiendan más bien a la temporalidad que expresa el conjunto de la expresión temporal en la que suele aparecer (una subordinada temporal de anterioridad), y entonces tiende a confundirse con la de había cantado. – La noción de inmediatez tendría su única aplicación sistemática en la distinción de canté y hube cantado, por lo que podría sospecharse que es una formulación ad hoc. Tamañas dificultades, que impiden la inclusión de hube cantado en un paradigma ideal (es decir, simétrico, integrado por formas biunívocas y ordenado con arreglo a criterios constantes), se ven agravadas –y a veces motivadas– por el hecho de que a esta forma del indicativo no se le suponen usos autónomos14, singularidad que, como hemos visto, induce desde antiguo a los gramáticos a desentenderse de ella. Es característica de los últimos tiempos la insistencia con que se señala su carácter recesivo o marcado. Valgan unos pocos ejemplos: Prácticamente, el pretérito anterior ha sido substituido en español por el indefinido (Roca Pons 1970: 272). Como también el pluscuamperfecto y el perfecto simple pueden unirse a las locuciones antedichas (después que, luego que, etc.), las cuales por sí solas indican sucesión inmediata, estos dos tiempos han eliminado al pretérito anterior del habla usual. Solo la lengua literaria lo conserva más o menos (RAE, Esbozo: §3.14.6b). el estado actual del uso muestra que hubiste cantado queda relegado a la lengua escrita y al estilo afectado o arcaizante (Alarcos 1994: §232). El pretérito anterior es, en el español actual, una forma literaria, cuyo uso, por tanto, es muy escaso y está restringido a la lengua escrita. [...] La redundancia de marcas de anterioridad inmediata, ha podido hacer menos necesaria la existencia del pretérito anterior y motivar su clara decadencia en el uso actual (Gutiérrez Araus 1995: 65-66). La forma compuesta hube cantado es hoy día mero arcaísmo del sistema verbal, solamente registrable en la lengua literaria [...]; es dudosamente justificable, pues, su inclusión como elemento integrante de la estructura del español actual (Rojo/Veiga 1999: 2881, n. 18).

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Bello es el único en reconocérselos; volveremos sobre ello más tarde.

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Con independencia de la mayor o menor exactitud de este tipo de afirmaciones (véase el apartado 4.5), en todas ellas se adivina –y en alguna se manifiesta abiertamente– un cierto recelo gramatical hacia una forma que, al ser al tiempo «literaria», «arcaica» o «afectada» y, además, generalmente sustituible por otras que no tienen esta nota, parece estar más muerta que viva, y cuya mera existencia real –como la de los fantasmas– parece prudente, pues, poner en duda. No obstante, esta forma verbal no siempre ha arrastrado una lánguida existencia, ya que en etapas anteriores de la lengua gozaba de buena salud, hasta el punto de ser uno de los tiempos compuestos más utilizados en español medieval. Conviene, pues, prestar cierta atención a los datos de la lengua antigua antes de replantearse el estatus del PA en una gramática sincrónica del español actual.

3. En un tiempo anterior: hube cantado en su diacronía 3.1. GÉNESIS DE HUBE CANTADO: LOS ANTECEDENTES LATINOS A diferencia de las lenguas romances, el paradigma verbal del latín clásico carecía de tiempos compuestos. En latín, habere era un verbo transitivo que expresaba la posesión predicativa cuyo significado abarcaba el amplio espectro semántico que en español cubren los verbos tener, poseer, mantener, conservar, retener, etc. En combinación con un participio, el verbo habere conservaba su significado pleno y la construcción entera expresaba la idea de estado alcanzado del participio, que sintácticamente funcionaba como predicativo del objeto directo y formaba una cláusula mínima. El sujeto de habere y el del participio podían ser correferentes, pero también podían no serlo. Por ejemplo, en (4b) puede interpretarse que el sujeto de habet y ocupatam es el mismo (César), o que el verbo y el participio tienen sujetos diferentes. En el primer caso la paráfrasis del ejemplo (4b) sería «César ha ocupado la ciudad y la tiene ocupada» y, en el segundo caso correspondería a «César tiene ocupada la ciudad, pero no la ha ocupado él mismo» (puede haberlo hecho otra persona bajo su mandado)15. Su significado básico era, pues, equivalente a la moderna perífrasis . La estructura sintáctica de esta construcción aparece representada en (4c)16:

15 Compárese estos ejemplos con tengo la cena hecha, donde el sujeto del verbo puede ser el mismo que ha hecho la cena o no, puede tratarse de actantes diferentes (tengo la cena hecha, pero no la he hecho yo, sino mi madre). 16 El subíndice i alude a la posibilidad de correferencia entre los sujetos de habere y el participio, mientras que el subíndice k marca la ausencia de correferencia.

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a. nauis quas paratas habuerant ad nauigandum (B. Alex. 10.4, OLD s.v. habeo, 27). «naves […] que tenían preparadas para navegar» b. Caesar urbem occupatam habet. «César tiene la ciudad ocupada» c. [SUJi + habere+ ODj [SUJi,k + participio + ODj]]

En época románica, las antiguas construcciones resultativas latinas adquirieron paulatinamente un valor temporal de anterioridad del que carecían a partir de un proceso de gramaticalización hasta integrarse plenamente en el sistema verbal románico17. El paso decisivo radica en la adquisición de las dos características principales que definen a los tiempos compuestos: a) anterioridad verbal y b) relevancia actual. A continuación, explicaremos brevemente cómo fue este proceso. En latín, la construcción resultativa más frecuente era una construcción intransitiva formada por dos elementos: el verbo esse y el participio perfecto. El significado de esta construcción era similar al de la perífrasis castellana : denotaba un estado resultante surgido de un evento previo. Formalmente, esta construcción era idéntica al perfectum de la voz medio-pasiva, pues compartían un origen común. Así, la forma latina factus est podía interpretarse como: a) pasiva: «ha sido hecho»/«fue hecho», o b) resultativa «está hecho». La construcción con el auxiliar esse flexionado en pretérito (factus fuit) era marginal en latín clásico y recibió la condena de los gramáticos. Sin embargo, en latín tardío asistimos a un aumento en el uso de esta última forma, relacionado con la ruina de la pasiva sintética (facior «es hecho», «se hace»), que no sobreviviría en las lenguas romances18. Muy pronto, factum est empezó a invadir el espacio funcional de la pasiva sintética, lo que originó un reparto de valores temporales entre factum est y factum fuit que es básicamente el que se mantiene en español actual y en otras lenguas romances. Junto a la construcción resultativa intransitiva factus est, el latín desarrolló una construcción resultativa transitiva equivalente, formada por el verbo habere y el participio perfecto (véase 5). Una vez establecido el reparto de valores entre factum est y factum fuit, de forma analógica se estableció un reparto similar entre los tiempos verbales del verbo habere en construcciones resultativas transitivas19:

17 Para una información más detallada del proceso de gramaticalización de los tiempos compuestos, véanse, entre otros, García Martín (2001), Jacob (1995, 2001), Pinkster (1987), Rodríguez Molina (2004), Romani (2006) y Vincent (1982). 18 Para las vicisitudes de la reorganización de la voz pasiva véanse Andrés-Suárez (1994: 28-32), Bassols de Climent (1948: § 90), Lapesa (2000: 798-808). 19 Benveniste (1960/1966) ha dedicado un magnífico artículo a señalar la analogía entre factum est : factum habet.

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a. Urbs occupata est (a Caesaris). «la ciudad está/es ocupada (por César)» b. Urbs occupata fuit (a Caesaris). «la ciudad estuvo/fue ocupada (por César)» c. Caesar urbem occupatam habet. «César tiene la ciudad ocupada» d. Caesar urbem occupatam habuit. «César tuvo la ciudad ocupada»

Dentro de las construcciones resultativas transitivas con habere, podemos establecer dos tipos. En las resultativas tipo I la correferencia entre los sujetos del verbo habere y el participio es opcional, ya que estos pueden ser correferentes, [SUJi + habere+ ODj [SUJi + participio + ODj]], pero también pueden no serlo, [SUJi + habere+ ODj [SUJk + participio + ODj]], (véase 4b y los comentarios acerca de este ejemplo). En las resultativas tipo II la correferencia de sujetos es siempre obligatoria: [SUJi + habere+ ODj [SUJi + participio + ODj]]. Solo las resultativas tipo II proporcionan el contexto a partir del cual se inició la gramaticalización de la perífrasis hacia el valor temporal de anterioridad. En estos contextos, junto a su significado proposicional de estado resultante, la perífrasis portaba una serie de valores pragmáticos relacionados con la noción de «relevancia actual» en los que hay que buscar el detonante del proceso de gramaticalización que llevó a la adquisición del valor temporal de anterioridad. Según Jacob (1995, 2001), el paso del valor resultativo al valor temporal se vio favorecido por la capacidad que tenía el verbo haber de atribuir a su sujeto ciertos valores pragmáticos, particularmente un valor deóntico: expresaba la situación en la que se encontraba el sujeto ante las consecuencias de una acción de relevancia interpersonal. Este nuevo uso de la perífrasis servía para marcar la especial relevancia y prominencia discursiva que determinados hechos tenían para el participante codificado como sujeto y, en última instancia, para los participantes del acto comunicativo20. Entendemos el concepto «relevancia» en el sentido de la

20 Jacob (2001) identifica estos hechos relevantes como actos performativos, actos de los que se deriva una responsabilidad, un derecho, un mérito o una deuda. La perífrasis designa acciones cuyas consecuencias definen el vínculo del agente dentro de una red de relaciones personales. Veamos algunos ejemplos de resultativas tipo II en los que la construcción presenta el valor pragmático del que habla Jacob:

(i) (ii)

Promissum enim habemus nihil sine eius consilio agree (Greg. Tur. Franc. 9, 16, apud Jacob 2001: 161). «tenemos/hemos prometido no obrar sin su consejo» Rogo te, habe me excusatum (Vulg. Luc. 14, 18, apud Jacob 2001: 161). «te lo ruego tenme por excusado»

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expresión inglesa current relevance, tal y como lo emplean Dahl/Hedin (2000: 391-92): «it means that the [previous] event has repercussions of some kind for the participants of the discourse situation». El concepto de relevancia actual es, pues, un concepto de índole pragmática y hace referencia a la vinculación pragmática y al relieve discursivo otorgado por el hablante al evento (E) en relación con el punto de referencia secundario (R) y el momento de habla (H)21. La noción de relevancia actual es esencialmente subjetiva y no inherente a los eventos lingüísticos. En español antiguo es posible que en un mismo evento el tiempo gramatical pueda manifestarse como simple (canté) o compuesto (hube cantado). En numerosas ocasiones, no es la constitución temporal del evento la que decide el uso de una u otra forma ni tampoco el hecho que determina el grado de relevancia del evento22. Asumiremos que mediante el uso del PA (hube cantado) se marca explícitamente que el evento es relevante en relación con los participantes, el contexto u otro evento. Por el contrario, el uso de (canté) no implica que un evento no sea relevante, sino que dicha relevancia no está marcada, sino abierta a la interpretación del hablante/oyente. Así, en ejemplos como los arriba citados (véanse 5a, b), la construcción intransitiva con esse se limita a expresar el hecho de que la ciudad está ocupada. Sin embargo, su contrapartida transitiva con habere (véanse 5c, d) pone en relación este estado resultante con el sujeto gramatical César, que podemos interpretar como beneficiario (alguien ha ocupado la ciudad por él) o como agente (César ha ocupado la ciudad). Esta última interpretación conecta directamente el estado resultante con la noción de relevancia actual, pues se explicita mediante un procedimiento gramatical la participación del agente en el evento. Dicha conexión se establece no tanto por el valor resultativo de la construcción sino por la conjunción de este valor resultativo con las propiedades del sujeto. En las construcciones resultativas intransitivas el sujeto es un argumento interno del verbo que posee propiedades de objeto (su agentividad, por ejemplo, es nula). Por el contrario, en las construcciones resultativas tipo II el sujeto es un argumento externo que puede presentar un alto grado de agentividad. Estas propiedades del sujeto en conjunción con el valor resultativo desencadenan las inferencias que conducen a la reinterpretación de como tiempo compuesto (Resultado > Anterioridad). La correferencia obligatoria entre el sujeto de habere y el sujeto de la cláusula mínima encabezada por el participio en la construcción facilitó el reanálisis de la construcción y su reinterpretación semántica, al focalizarse las consecuencias que para el agente poseía el evento previo en lugar del estado resultante codificado por el participio. De este modo, la construcción se gramaticalizó como un tiempo compuesto, y ya desde los primeros documentos romances se puede observar de manera inequívoca el nuevo significado de la perífrasis: (6)

a. Quando ouo ally morado [*tuvo morado] luengo tiempo dyxo nuestro senor aiacob tornat ala tierra de tos parientes do nacist (FAZ 4v, 31a). b. Quando ovo orado [*tuvo orado], la oración finada, / mandó traer el agua de la su fuent’ onrrada (Berceo VSD, 394a).

No obstante, hay que recordar que en español antiguo el verbo haber conservó hasta el siglo XVI su valor posesivo originario, por lo que la interpretación semántica de la construcción (véase 7a) podía resultar ambigua entre una lectura resultativa (véase 7b) y otra temporal (véase 7c). No siempre es fácil distinguir cuándo hube cantado es un tiempo compuesto y cuándo una construcción resultativa, especialmente en los casos en los que el participio concuerda con el objeto directo (véanse 8a, b), posibilidad sintáctica que el español perdió en el siglo XVI: (7)

(8)

a. De todo conducho bien los ouo baſtidos (Cid, 68). b. «de todo conducho bien los tuvo abastecidos». c. «de todo conducho bien los hubo abastecido». a. Qvando Cipion ouo todas sus faziendas guisadas. asmo en qual manera podrie fazer mas danno. a los enemigos de Roma (Alfonso X, EEsp, 16r). b. Desque ouo alexandre fecha su abenencia & firmada su postura entrel. & los albanos presentaronle y luego los albanos un can muy fuerte & de marauillosa fuerça (GE4, 219v).

Asumiremos como correcta la hipótesis de que, al menos en español primitivo, todos los tiempos compuestos con haber expresaban anterioridad temporal y relevancia actual. El uso de los tiempos compuestos comportaba, por ello, un valor pragmático específico que es necesario tener en cuenta para una correcta interpretación de los datos medievales23. La gramaticalización del valor de relevancia

23

El valor pragmático originario de la construcción ha sido magistralmente expuesto por Jacob (1995, 2001). La importancia de los factores pragmáticos en la evolución de los tiempos compuestos ha sido puesta de relieve también por Alarcos (1947), Detges (2000) y Fleischman (1983).

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actual en los tiempos compuestos es un proceso sustentado sobre una base pragmática común a otras gramaticalizaciones que se han producido en la historia del español, como es el caso del artículo determinado24. En definitiva, se trata de hacer explícitas y marcar de forma gramatical relaciones lógico-semánticas gobernadas en origen por principios pragmáticos25. Creemos necesaria y pertinente esta puntualización porque en la lengua medieval existen numerosos ejemplos en los que, en situaciones contextuales idénticas, alternan –casi podríamos decir que en variación aparentemente libre26– un tiempo simple y uno compuesto, tanto en el caso de canté/hubo cantado (véase 9) como en otros casos, siendo el más común y mejor estudiado la oposición canté/he cantado (véase 10). Según nuestra interpretación, los ejemplos con tiempos compuestos establecen un vínculo explícito entre dos eventos en términos de relevancia actual; por el contrario, los tiempos simples se muestran neutrales en cuanto a la existencia de dicho vínculo, ya que no implican necesariamente ningún tipo de relevancia actual, si bien esta puede ser inferida (o no) del contexto: (9)

(10)

a. Luego que {hubo amanecido/amaneció}, emprendimos el viaje. b. Apenas {hubo acabado/acabó} de hablar, la muchedumbre aplaudió con entusiasmo. a. […] mas Cipion el mancebo, de que ya oyestes, los destoruo que lo non fiziessen (Alfonso X, EEsp, 10v). b. Ca segund cuentan las estorias. en el tiempo dell Emperador Costantino el grand fijo de Elena de qui auedes de ssuso oydo. que començo a regnar en la Era de trezientos & quaraenta & siete annos; era Geberic Rey de los godos (Alfonso X, EEsp, 127v). c. –Mi amiga, a Dios vayáis encomendada y a vos encomiendo mi vida, que la hayáis piedad, que a mi señora no sería osado de la pedir según la grand merced que me agora hizo (Amadís, I, 10, 329).

24 Tanto la gramaticalización del demostrativo latino ille como la de la perífrasis comparten algunos caracteres comunes, si bien siguen caminos diferentes. En concreto, en ambos fenómenos se observa una fuerte asociación entre la noción de deixis y la de topicalidad o relieve discursivo. 25 Para la frecuencia con que se relacionan gramaticalización y subjetividad puede verse Company Company (2004a y 2004b). 26 Y decimos «aparentemente libre» porque incluso en contextos similares es posible aislar una serie de factores que condicionan la aparición de una u otra forma como son el grado de transitividad, la presencia o ausencia de negación, el tipo de verbo, etc. En cualquier caso, esta es una cuestión que merece un estudio más detallado, si bien es verdad que para el caso de canté/he cantado sí que contamos con una serie de estudios, como Alarcos (1947) o Thibault (2000) que han establecido los contextos de aparición más propicios a una y otra forma (cuando es posible la alternancia).

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d. & pues nuestro señor nos ha ayudado quiero reconoscer el señorio que le deuo & yduos a el & lleualde cinquenta cauallos con sendas espadas enlos arzones & besalde por mi las manos & dezilde la merced que dios nos ha fecho & la vida que aca pasamos entre los moros (Valera, CrEspaña, 94r). Como hemos visto, la noción de relevancia actual es un rasgo que conecta las construcciones resultativas tipo II con los tiempos compuestos. De hecho, la mayoría de los ejemplos antiguos de , especialmente aquellos anteriores a la aparición de documentos claramente romances a finales del siglo XII resultan ambiguos en su interpretación temporal, pues admiten tanto una lectura resultativa (tipo II) como una lectura temporal. Los siguientes ejemplos procedentes del Archivo de la Catedral de León (véase 11) y del cartulario del monasterio de San Millán de la Cogolla (véase 12) reflejan muy bien esta situación: (11)

(12)

a. Uendimus tiui […] ipsa terra et aqua ex integro, quam abui hereditatam de patere meo Luliano (ACL, 12, 897). «te vendemos aquel terreno con todas sus aguas, que hube heredado de Julián, mi padre» b. Non est enim occultum, set multis manet notissimo, eo quod uos abuistis molinos conparatos de Gudesteo uel suis filiis (ACL, 61, 924). «un hecho que nadie niega, sino que resulta evidente para todos es que vosotros hubísteis comprado estos molinos a Gudesteo y sus hijos» c. Istas uillas cum suas uineas et cum omnes suas hereditates cum suis terminis includent, abuimus eas comparatas pro nostro pretio (ACL, 924, 1034). «estas villas con sus viñas y con todas las heredades que se incluyen en sus términos, las hubimos compradas por su precio» a. […] illas suas casas, quas ego per cartam habui ei datas in villam supradictam (CSM, 368, 1068). «aquellas casas suyas, que por carta le hube dado en la mencionada villa» b. […] et abui comparato illo solare de Alvaro Alvarez (CSM, 379, 1070). «y hube comprado aquel solar a Álvaro Álvarez»

Estos ejemplos son una muestra representativa de las apariciones de en la documentación anterior al último cuarto del siglo XII: la perífrasis se localiza únicamente con un reducido número de verbos, aparece fundamentalmente en contextos de subordinación en cláusulas relativas o en oraciones independientes y no ofrece una interpretación temporal inequívoca. Por el contrario, el nicho típico de aparición de hube cantado en la documentación desde finales del siglo XII hasta el presente es y ha sido siempre la subordinación

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temporal introducida por nexos específicos (cuando, después que, luego, apenas, etc.): (13)

a. E des que ouieron muchos dias disputado con arrio & con los de su part; & catado aquello que touieron que era meior & mas con uerdat; dieron a Arrio por erege (Alfonso X, EEsp, 117v). b. E quando estas tres batallas ouo fechas. & aquellas tres tierras ganadas. & ouo uencida toda tierra de oriente & assessegada so el sennorio de los romanos; fuesse luego pora Roma & entro en la cibdat ocho dias andados del mes de Enero (Alfonso X, EEsp, 64r). c. Despues quel cid ouo estado quinze semanas eneste lugar y no veya manera para poder auer alcocer acordo de fazer vn engaño alos moros enesta guisa (Valera, CrEspaña, 93v).

3.2. HUBE CANTADO EN ESPAÑOL MEDIEVAL Y CLÁSICO: GENERALIDADES La floreciente literatura romance que despunta a finales del siglo XII muestra una significativa diferencia con respecto a la documentación precedente, pues en ella encontramos ya ejemplos de hube cantado con un valor temporal explícito en oraciones subordinadas temporales introducidas por cuando, depues que o pues que: (14)

a. Quando eſto ouo fecho odredes lo que fablaua (Cid, 188). b. Quando eſto fecho ouo, a cabo de tres ſemanas / De Caſtiella venido eſ Minaya (Cid, 915). c. Quando ouo fablado moysen al pueblo cataron al yermo e la gloria del criador fue apparecida en la nuf (FazUltr, 17r, 25a). d. depues que ouieron fablado tornos iosep a pharaon e dixol tod esto (FazUltr, 9v, 8a). e. Pues que estas palabras ovo acabadas, lloraron las dueñas que y estavan con ella (LBP, 34c, 115).

No obstante, en los albores del siglo XIII son los usos exentos de hube cantado, junto con las apariciones de esta forma en subordinadas relativas, los que acaparan todavía una buena parte de los ejemplos. Llamaremos usos exentos a aquellos en los que hube cantado aparece en oraciones independientes, como en (15). Esta situación no tiene nada de particular, puesto que estos usos son los que establecen un puente entre la situación descrita para el latín tardío y los nuevos usos temporales de la construcción en contextos de subordinación temporal.

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Estos usos exentos o plenos de hube cantado, que perviven aún en el período clásico (y ya resultan raros después de 1530) constituyen una particularidad de la lengua antigua en contraste con la lengua actual, donde dichos usos son extraordinariamente infrecuentes: (15)

a. Esto mando myo Çid Minaya lo ovo conſſeiado (Cid, 1251). b. Por el cobdo a yuſo la ſangre deſtellando / Al Rey Yuçef tres colpes le ovo dados (Cid, 1725).

Hacia 1550 surgen las estructuras típicas en las que aparece hube cantado en la lengua actual, esto es, subordinadas temporales introducidas por nexos que inciden en la noción temporal de inmediatez como luego que (véase 16a), apenas (véase 16b), no bien, una vez que o la construcción cantado que hubo (véanse16c, d)27. Estas estructuras conviven con las antiguas subordinadas temporales introducidas por nexos más generales, como cuando, después que o hasta: (16)

a. No será necessario –dixo Marcello, luego que Sabino uvo leýdo esto– provar que Camino es nombre de Christo, pues él mismo se le pone (LLeón, NomCristo, 1, Camino, 207). b. Apenas hubieron visto a mi amo, cuando todos se fueron a él con los brazos abiertos (Cervantes, ColPerros, 281-282). c. (…), ansí Christo, vencido que uvo por sí y por su persona al espíritu de la maldad, dio a los suyos que moviessen guerra a sus miembros (LLeón, NomCristo, 2, Brazo de Dios, 349). d. Y llegado que hube cerca, vi que iban entre nosotros (Quevedo, Sueños, Infierno, 198).

27

Construcción que desconocen todos los textos castellanos que hemos manejado para el período anterior a 1500. En contrapartida, es obligado indicar que los primeros ejemplos de esta construcción sí son medievales, pero aparecen documentados por vez primera en textos aragoneses del scriptorium de Juan Fernández de Heredia (véase i) y un siglo más tarde en la obra de otro aragonés, Gilberto Fabricio de Vagad (véase ii). Este hecho, unido a algún uso esporádico en Enrique de Villena (Andrés-Suárez 1994: 202) nos inclina a pensar en un origen aragonés u oriental de esta construcción: (i) (ii)

dichas que huuo el misagero aquestas cosas demando liçençia alos griegos et tomo su camino et torno se al Rey (FdzHer, HisTroy, 73v). […] no lo fizo no assi el tamurbeque principe barbaro: y de saluage criança. mas desconoçido por la tanta victoria oluido que era hombre. y vencido que houo al gran turco baysetes: […] luego le mando poner en vna jabla de fierro donde le echaua quando comia los huessos como a can (Vagad, CrAragón, 201v).

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La historia de hube cantado a lo largo de los períodos medieval y clásico constituye, en buena medida, la progresiva especialización de este tiempo en contextos de subordinación temporal vinculados a ciertos nexos y en el paulatino acorralamiento de los usos exentos, hoy ya muy minoritarios28.

3.2.1. Hube cantado y el valor de inmediatez La descripción gramatical reciente considera que el PA comparte la misma Estructura Temporal (ET) que el pretérito pluscuamperfecto, a saber, E-R-H. La diferencia entre estos dos tiempos se basa en que el PA expresa necesariamente la anterioridad inmediata de un evento respecto a otro, mientras que el pluscuamperfecto carece de este rasgo de inmediatez temporal. También la mayoría de los estudios diacrónicos dedicados al PA sustentan esta teoría29: Se trata de una forma relativa, como todas las compuestas, que expresa una acción pasada, anterior a una pasada. El rasgo que ha caracterizado tradicionalmente al pretérito anterior es el poder marcar en la acción una anterioridad inmediata respecto de un punto del pasado (Gutiérrez Araus 1995: 65). Este tiempo significa anterioridad inmediata a una acción pasada respecto del momento del habla, por lo cual va normalmente introducido por cuando, apenas, así que, después que, en seguida que, no bien, tan pronto como, o expresiones análogas: Cuando hubo amanecido, salí (Cartagena 1999: 2951).

El comportamiento diacrónico de este tiempo verbal, no obstante, no avala esta hipótesis, y aconseja renunciar al rasgo «inmediatez temporal» como parte inherente del significado de hube cantado. Un argumento decisivo en contra de esta caracterización temporal viene dado por los propios datos lingüísticos, ya que en los textos medievales es posible encontrar contraejemplos a la hipótesis del significado de inmediatez temporal30. Como veremos más adelante, tampoco los datos de la lengua actual avalan la pertinencia de este rasgo como parte inherente del significado del PA (véase el apartado 4.1):

28 Hurtado González (2000) analiza los contextos sintácticos en los que aparece hube cantado en la lengua medieval y ofrece datos estadísticos concretos que muestran claramente dos hechos: a) el retroceso global del uso de hube cantado desde el siglo XIII al XV y b) la progresiva especialización de esta forma verbal en unos determinados contextos sintácticos. 29 Véase la nota 2 y las referencias bibliográficas allí citadas. 30 Andrés Suárez (1994: 202-203) da también algunos ejemplos en los que el PA podía expresar anterioridad mediata. Moreno de Alba (2006: 84) rechaza que el significado básico del PA sea el de «inmediatez temporal».

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a. Quando eſto fecho ouo, a cabo de tres ſemanas / De Caſtiella venido eſ Minaya (Cid, 915). b. E desque estos dos ovieron allí yazido yacuanto tiempo diz que soñaron amos una noche cadaúno su sueño (Alfonso X, GE1, 98r). c. Et despues que huuieron todos clamado don alffonsso por Rey otro dia acordaron de leuar a enterrar el cuerpo del Rey don fferrando que era cerca de alli (FdzHer, GCE3, 10r). d. Pasados catorce o quince años en que ya el rey Apolonio hubo en este tiempo alcanzado de ser rey de Antioquía, y conquistado su reino de Tiro de poder de Taliarca, […] dejó por visorrey de la tierra a su camarero (Timoneda, Patrañuelo, 11, 218).

En los ejemplos de (17) no puede interpretarse que el evento denotado por hube cantado sea inmediato al evento subsiguiente (venido es, soñaron, acordaron y dejó, respectivamente), porque la presencia de complementos temporales que especifican un intervalo temporal de cierta extensión (tres semanas, otro día, catorce años) que media entre la culminación del evento flexionado en PA y el evento subsiguiente imposibilita la lectura de inmediatez temporal. En ausencia de complementos temporales específicos, es dicha lectura la que se activa por defecto, pero ello no quiere decir que el rasgo de inmediatez temporal sea consustancial al significado del pretérito anterior, pues de lo contrario ejemplos como los de (17) resultarían agramaticales y no aparecerían en la documentación. Si, como parece, el rasgo de inmediatez temporal no sirve para caracterizar al PA, es evidente que hay que replantearse desde un punto de vista teórico la validez de este concepto y la caracterización temporal de hube cantado como un pluscuamperfecto equivalente a había cantado. Por el momento, nos limitaremos a señalar algunos datos y argumentos de carácter diacrónico que nos permitan vislumbrar algunas vías alternativas a las hipótesis tradicionales, con el objeto de retomar la cuestión de la caracterización de la estructura tempo-aspectual del PA más adelante (véase el apartado 4). Tanto el pretérito latino cantaui como el pretérito perfecto simple canté se caracterizan temporalmente como pasados (E,R-H) y aspectualmente como Perfectivos31. Los dos son formas neutrales respecto a la duración de los eventos que

31

A diferencia del anterior (he cantado), un Perfectivo «view a situation as having temporal boundaries and as an unanalyzable whole, without respect to its current relevance at utterance time» (Schwenter 1994a: 74). Algunos autores piensan que el aspecto Perfectivo es terminativo por defecto (focaliza o afirma el fin de la situación), pero esta parece ser una interpretación errónea, como bien indica García Fernández (2000a: 48, 50), quien considera que las lecturas ingresivas y terminativas son subvariedades del aspecto Aoristo (Perfectivo, para

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representan, si bien es cierto que, por una conexión pragmática, se tiende a identificar aspecto Perfectivo con puntualidad y aspecto Imperfectivo con duración (Maiden 1995: 212-214). Esta inferencia pragmática fue la que facilitó la reinterpretación de hube cantado (ya que morfológicamente hube no deja de ser un pretérito Perfectivo) como un pretérito puntual culminante que se utilizaba cuando era necesario marcar la secuencialidad de dos eventos, pero no necesariamente anterioridad de uno respecto a otro (hube cantado se orienta directamente desde el momento del habla, y no respecto a una referencia temporal secundaria, como sucede en el caso de había cantado). Es también este carácter puntual el que, pragmáticamente, facilita la reinterpretación de hube cantado como un pasado inmediato a otro pasado, si bien ya hemos visto que este rasgo de inmediatez es sobrevenido y no inherente al significado de hube cantado, pues la aparición de complementos temporales específicos cancela la interpretación de hube cantado como pasado inmediato. Esta conexión entre los conceptos de secuencialidad e inmediatez se manifiesta también en otros elementos gramaticales, como es el caso de la locución postmedieval en seguida. Esta construcción indicaba, en su origen y de acuerdo con su significado proposicional un valor de secuencialidad, que es el que se observa en (18a, b). Posteriormente, pasó a reinterpretarse como una locución temporal puntual (véase 18c) con un significado equivalente a «inmediatamente después», lo que dio pie a la gramaticalización de este último valor: (18)

a. […] que desque le dixe que me aparté en seguida de unos d’en casa de Lucendo, que sentí que yrían a parlar a su señor que nos avrían visto, por donde Lucendo reñiría con su hija Belisea, y yo por más correr y acortarles los passos perdí la capa, que aunque se me cayera una pierna que no la sintiera, podiendo correr (Juán Rodríguez Florián, Comedia llamada Florinea, 1554). b. y pasados dos días hizo revista dicho Señor Gobernador y dispuso fuesen en seguida de ellos, habiendo cortado, de los cueros del ganado que habían muerto para comer, cutarras para los pies y gabanes; y con efecto salieron en su seguida como seis leguas (Juan Fernández de Bobadilla, Información sobre Talamanca, 1775). c. No pudo darme más explicaciones porque la Mary volvió en seguida hecha un asilisco, la llamó bruja piojosa y la mandó que se fuera al lavadero a fregarse con estropajo y jabón verde los sobacos (Eduardo Mendicutti, El palomo cojo, 1991).

nosotros). En cuanto al gram-type Pasado, este indica únicamente que el evento es anterior al momento del habla, y tampoco codifica la relevancia actual.

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En el adverbio luego (Penny 2002: 132) observamos el mismo proceso, pero a la inversa: luego en español medieval y clásico tenía un significado puntual equivalente a «al momento, ya mismo» (véanse 19a, b), mientras que hoy día su significado es el de un adverbio temporal que expresa bien secuencialidad (véase 19c), bien posterioridad (véase 19d): (19)

a. –¡anda, anda malvado, abré la cámara y endereza la cama! –SEMPRONIO. Señor, luego. Hecho es (Rojas, Celestina, I, 29). b. Y abaxando la lança y el cavallero la suya, se dexaron correr contra sí cuanto los cavallos los podían levar, y firiéronse de las lanças en los escudos, assí que luego fueron quebradas (Amadís, I, 34, 557). c. Servían el café, más negro que tinta […] Luego venía el fumar […] (Galdós, AmManso, 8, 65). d. Lo malo es que cuando cobra los atrasos se los gasta en una semana, y luego…, adiós caballería, y otra vez ordinario, cominero y métomentodo (Galdós, Tristana, 10, 59).

No es de extrañar, pues, que en determinados contextos introducidos por nexos que preferentemente implican inmediatez temporal (apenas, en cuanto, así como, etc.) o en algunas correlaciones (no…cuando, etc) se observe una fuerte tendencia a reinterpretar hube cantado como un pasado inmediato (véase 20). Sin embargo, mientras que en el caso de la locución en seguida sí se ha verificado la plena gramaticalización del valor temporal de inmediatez, en el caso de hube cantado este valor de inmediatez no es gramatical, sino contextual, pues ya hemos constatado que la presencia de complementos temporales específicos bloquea la lectura de hube cantado como pasado inmediato: (20)

a. Assí como el Cauallero de la Rosa ouo leýdo la carta, dixo al gran sacerdote y al príncipe que les pedía, por merçed, le diessen licencia para vna hora (FdzOviedo, Claribalte, 20, 142). b. No hubo acabado de beber, cuando cayó en tierra muerto sin vida (Timoneda, Patrañuelo, 20, 280). c. Apenas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera (Cervantes, ColPerros, 290).

3.2.2. Usos plenos En la lengua medieval el PA podía aparecer en una oración independiente (véase 21) o en una oración subordinada de relativo (véase 22), posibilidad sintáctica

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que constituye una particularidad de la lengua antigua que apenas tiene reflejo en el español moderno: (21)

(22)

a. señor tu me oujste de pequeno criado / El bien sy algo se de ti me fue mostrado / de ti fue aperçebjdo de ti fue castigado / en [e]sta [santa] fiesta sey mj ospedado (LBA, 67r-v). b. El mensaJero llego ala rreyna que la fallo a do la otra vez la auja fallado E dixole sennora la vuestra merçed bien sabe en commo de parte de mj sennor archiles agora este otro dia ove traydo vna carta E a mj mandastes oy venjr por la rrepuesta (Leomarte, SHT, 80r). c. E asy el dicho Bruto esleyó e creo un conpañero consigo –que quiere dezir, otro cónsul– con voluntad e consentimiento de los centurios [...]; el qual cónsul nuevo ovo nonbre P. Valerius, por cuya ayuda él ovo echado de Roma a los reyes e los Tarquinos (LzAyala, Décadas, II, 1, 385). a. está oy en día, aún non es desfecho, / un oratorio dicen qe él lo ovo fecho; / allí dava a Dios de sus carnes derecho, / martiriándolas mucho e dándolis mal lecho (Berceo, VSM, 57b). b. Por ende yo moujdo a lo susodicho tome algunos notables dichos de vn dotor de paris por nonbre juan de Avsim que ovo algund tanto escripto del Amor de djos & de rreprobaçion del Amor mundano de las mugeres (MzToledo, Corbacho, 1r). c. Belzebup, el qe ovo ad Adám decevido, / teniése d’est proomne mucho escarnido, / ca muchas de vegadas lo avié cometido, / mas siempre se partié del so pleite vencido (Berceo, VSM, 111a).

La existencia de estos usos plenos, independientes o exentos plantea un serio escollo a la teoría tradicional que quiere ver en hube cantado un antepretérito (ER-H), esto es, un tiempo relativo del pasado, porque, como se ha señalado en repetidas ocasiones, en estos contextos hube cantado no es propiamente un tiempo compuesto, sino un pasado equivalente a canté (Yllera 1980: 276-280, Lapesa 2000: 869). Estos usos son relativamente abundantes en la primera mitad del siglo XIII, pero luego su aparición se restringe notablemente y, si ya resultan raros después de 1530, son extremadamente infrecuentes en el período posterior32.

32 Andrés-Suárez (1994: 203) considera que «en castellano medieval los ejemplos de antepretérito con la significación de simple pasado son abundantísimos, hasta el punto que puede decirse que es el valor más habitual». Los últimos ejemplos exentos de hube cantado en el siglo XVII (véase 37), anteriores a la «resurrección» escritural de los usos plenos del pretérito anterior en el siglo XIX muestran sobre todo el recurso al valor culminativo, de modo que esto

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Cuando el PA aparece en oraciones independientes, la paráfrasis de estos ejemplos en español moderno rechaza la forma hube cantado y pide la aparición de un pretérito perfecto simple, como muestran los ejemplos de (23-25): (23)

(24)

(25)

a. Respondióle el marqués: «Señor Sancho Bravo, yo ove muerto un puerco montés que le hallaron en las espaldas una enzina de tres braçadas» (Francesillo, CrBurl, XLIII, 135). b. El marqués le respondió: «Señor Sancho Bravo, yo {maté/*hube matado} un puerco montés al que encontraron en las espaldas una encina de tres brazadas». a. Y aquel que estaba allí tan ajustado de ferreruelo (…)–dije yo–, ¿cómo no hubo pasado cuando se descerrajó de mohatras y de usuras? –Ya te he dicho que esto es por debajo la cuerda (Quevedo, Sueños, Mundo, 303). b. [...] dije yo: ¿cómo no {pasó/*hubo pasado} cuando se descerrajó de mohatras y de usuras? a. Mi señora, parésceme que este cavallero por más partes que yo pensava anda sembrando esta dolencia; y acuérdeseos lo que os uve dicho en este caso en el castillo de Miraflores (Amadís, IV, 97, 1398). b. Mi señora, me parece que este caballero por más partes que yo pensaba anda sembrando esta dolencia: acordáos de lo que os {dije/*hube dicho} sobre este caso en el castillo de Miraflores.

Esta equivalencia designativa entre canté/hube cantado ha llevado a no pocos investigadores a considerar estos usos del PA como una mera variante estilística del pretérito perfecto simple33. En este tipo de ejemplos, resulta evidente que la ET del PA no puede ser otra que la de un pretérito perfecto simple (E,R-S). En estos casos el PA expresa la relevancia actual de un evento pasado que, a diferencia de canté, se presenta necesariamente como terminativo o culminante. El hecho de que el PA marque la relevancia actual puede conectarse con algunas de las observaciones realizadas en la bibliografía precedente. Yllera (1980: 280), por ejemplo, califica este uso del PA como «forma enfática e intensiva», afirmación que, traducida en otros términos, nos parece que casa bien con el concepto de «relevancia actual» que manejamos nosotros.

apoya la idea de que el valor pragmático de distancia temporal se debilitó extraordinariamente con los cambios en la escrituralidad propios de la transición del español medieval al clásico. 33 Sustentan esta opinión Andrés-Suárez (1994: 200-201), Menéndez Pidal (1976: § 164) e Yllera (1980: 278-281).

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Como veremos en el apartado 4.4, en este tipo de ejemplos el PA, merced a su carácter limitativo y puntual, permite marcar la independencia del plano temporal en el que se desenvuelve el evento que aparece marcado en esta forma, creando una especie de disociación respecto del plano principal de la narración que, a menudo, puede interpretarse en términos de distancia temporal. Con frecuencia, estos usos plenos o en subordinadas relativas de hube cantado aparecen ligados a marcas explícitas de la disociación de los planos temporales (de pequeño en 21a, agora este otro dia…oy en 21b o quando dios creo el hombre en 26a) o bien esta disociación temporal puede inferirse del contexto a partir de nuestro conocimiento del mundo (en 26b sabemos que Sancho el Mayor reinó mucho antes que Ramiro II o que, según la Biblia, la vida de Adán, véase 22c, transcurrió muchísimo tiempo antes de que Berceo escribiera la vida de San Millán): (26)

a. Oso dezir el rey don alfonso que si se fallara quando dios creo el hombre: que el pusiera emiendo en lo que dios houo fecho (Vagad, CrAragón, 166r). b. Yo don Remiro fijo del rey don sancho rey de Aragon: doy a ti don Ramon conde de Barçelona: mi reyno de Aragon con mi fija: todo por entero [...] mas exçibo: echo fuera: y saluo aquellas tenencias que el sobredicho don Sancho el mayor houo dado en nauarra: al rey don remiro mi ahuelo (Vagad, CrAragón, 80r).

Con todo, hay que reseñar que en este tipo de contextos, particularmente en las relativas, hube cantado era un tiempo minoritario, pues con mucha mayor frecuencia aparecían otros tiempos que también expresaban anterioridad, como había cantado, cantara o canté. Frente a canté, el PA se caracteriza aspectualmente por su carácter limitativo y por el hecho de expresar relevancia actual; frente a había cantado, por su estructura temporal y por carecer de usos Perfectos, aspectos que comentaremos más detenidamente en el apartado 4. Aunque resulta del todo imposible establecer un parámetro formal fijo, sí que se pueden establecer ciertas tendencias particulares en el reparto de hube cantado y cantara: se prefería el PA cuando se deseaba destacar la topicalidad del agente o el carácter culminado del evento, caracterizado, por tanto, como factual. Cantara, por el contrario, denotaba generalmente eventos no considerados como factuales (véase 27a, b), carecía del valor de relevancia actual que sí poseía hube cantado –y, por tanto, aparecía preferentemente en entornos de backgrounding discursivo: en 27c lo relevante no es la población de Roma, sino que esta se toma como punto de referencia temporal para situar el hecho que se está narrando, situado quinientos treinta y cinco años después– y era capaz de combinarse con verbos modales (véase 27d) o aspecto léxico durativo (véase 27e) (Klein-Andreu

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1991). Así, en un ejemplo como (27d) las formas fallara y pusiera denotan eventos contrafactuales, no cumplidos; por el contrario, houo fecho representa un evento culminado con existencia real, factual: (27)

a. Del dia que nasquieran non vieran tal tremos (Cid, 1662). b. Sabet bien que ſi ellos le vieſſen non eſcapara de muert (Cid, 2774). c. Andados quinientos e treynta e cinco annos desque Roma fuera poblada […] fue este fecho de Siguença que ya oyestes (Alfonso X, EEsp, 9v-10r). d. Cuando sopo el rey Faraón cómo era acabada aquella obra maravillós cómo se pudiera fazer tan aína, e plogol mucho porque era acabada (Alfonso X, GE1, 100r). e. […] quando se leuanto en Espanna un omne muy guerrero, que llamauan Viriato, y era natural de tierra de Luzenna, e fuera primeramientre pastor, e depues tenedor de caminos (Alfonso X, EEsp, 20v).

Estos usos plenos o en subordinadas relativas de hube cantado son especialmente frecuentes en la documentación notarial a lo largo de toda la Edad Media. En estos ejemplos jurídicos, se utiliza el pretérito anterior cuando se desea recordar la relación del mandato jurídico presente con un marco normativo firmemente establecido en el pasado (véanse 28a, b), hecho motivado por la clara voluntad de establecer dos planos temporales y, al mismo tiempo, de destacar la factualidad y relevancia del evento pasado en relación con el contexto presente (véanse 28b, c): (28)

a. otorgamos τ conoçemos que nos que auemos quoatro sueldos de aniuerssario que nos ouo lexado dona Eluira Lopez, muger de don Gil Garçeyz, sobre vna vinna en Cabezcanales ([1313, Alfaro] DLE, 132). b. […] vos quíto e alço el dicho pleito e menaje e juramento que me tenedes fecho por el dicho castillo e villa; el qual vos quíto vna e dos e tres vezes, vna e dos e tres vezes, vna e dos e tres vezes, e mando a Juan de Anpuero, mi escudero, quel vos lo quite asy mismo, por quanto él en mio nonbre vos le ovo tomado ([1440, Frómista] DCM, 176). c. Sepades que por que el estado eclesyastyco de mjs rreynos se ovjeron quexado que despues que el rey mi sennor e yo reynamos acca, avjamos dado algunas cartas asy ljbradas denuestros nombres [...] ynsertas enellas algunas leys para quelos clerigos oujesen de pagar y pagasen alcaualas delo que vendiesen y conprasen, las quales dixeron que heran en su perjuyzio porquellos non heran obljgados a pagarla dicha alcabala ([1483, Aguilafuente] DLE, 248).

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3.3. USOS Y VALORES DE HUBE CANTADO Es la descripción del uso sintáctico de hube cantado y no tanto su estatus teórico o ubicación paradigmática la cuestión que más interés ha despertado en la bibliografía sobre este tiempo verbal. Dicha preferencia no resulta del todo inmotivada, ya que, al ser esta una forma especializada y cuya aparición se encuentra fuertemente restringida a determinados esquemas sintácticos, parece lógico vincular su estudio al de los nexos que la introducen y al de los contextos sintácticos en los que se manifiesta. Dado que la descripción exhaustiva del funcionamiento sintáctico de este tiempo verbal sobrepasaría los límites de este trabajo, nos remitimos al reciente estudio de Hurtado González (2000) y nos limitaremos a ofrecer unas notas esquemáticas al respecto34. Aplicando un criterio formal, podemos establecer una clasificación binaria del uso sintáctico de hube cantado en a) oraciones independientes o principales; b) oraciones subordinadas. En este apartado, centraremos nuestra atención en los usos de hube cantado en oraciones subordinadas y, en particular, en las subordinadas temporales porque, tanto en lo antiguo como en lo moderno, constituyen el contexto en el que el PA se manifiesta con mayor frecuencia35. A tenor de la documentación examinada, poseemos indicios suficientes para suponer que, ya desde la Edad Media, hube cantado era una forma estrechamente vinculada al uso escrito y, en concreto, a dos tradiciones discursivas específicas: los poemas cultos del mester de clerecía y las crónicas y estorias36. La prosa histórica patrocinada por Alfonso X es particularmente proclive al uso de hube cantado en subordinadas temporales introducidas por los nexos desque, deque, cuando y depués que, siguiendo un esquema sintáctico y discursivo muy característico: la subordinada aparece usualmente situada a la izquierda de la principal; la subordi-

34

Dicho trabajo sirve solamente para la caracterización sintáctica de hube cantado durante el período medieval. Para el español clásico, hemos de conformarnos con las breves apuntaciones que realizan Cuervo (véase Bello 1847: nota 93) y Keniston (1937). Hay que tomar los datos y conclusiones de Hurtado González (2000) con cierta precaución, pues su corpus presenta algunas deficiencias que convendría subsanar: por un lado, la representatividad de los datos no es del todo fiable, pues utiliza muchos textos conservados únicamente en manuscritos tardíos (Apolonio, Cifar, Fernán González); por otro lado, la utilización preferente de textos en verso (7 sobre 10) en detrimento de la prosa nos parece que introduce una distorsión en los datos y en las conclusiones: por ejemplo, no es cuando el nexo más frecuente en español antiguo, como asevera Hurtado González (2000: 218), sino de que (véase el Apéndice). 35 Para los usos en oraciones independientes y en oraciones subordinadas de relativo, véase el apartado 3.2.2 y los datos recopilados en la tabla incluida en el Apéndice. 36 En definitiva, aquellas tradiciones discursivas que pueden caer bajo el concepto de lo que Benveniste (1959) denominó la histoire, y que incluye también a la épica y al romancero.

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nada presenta un estado de cosas alcanzado que es relevante para la interpretación de la principal; y, muy frecuentemente, dicho estado de cosas constituye un inciso informativo que hace avanzar la narración: (29)

a. yo don Alfonso, [...], después que ove fecho ayuntar muchos escritos e muchas estorias de los fechos antiguos escogí d’ellos los más verdaderos e los mejores que ý sope e fiz ende fazer este libro (Alfonso X, GE1, 1r). b. Depues que Ponpeyo ouo acabado tod estos fechos que auemos contado dexo assessegada toda orient. & aun toda Asia so el sennorio de los Romanos & fuesse pora Roma (Alfonso X, EEsp, 40r). c. Des que ell Emperador Costantino ouo leyda esta carta quel enuio su madre mando fazer otra de respuesta & enuiogela. & la respuesta fue tal (Alfonso X, EEsp, 115v). d. Despues que julio cesar ouo muerto a Ponpeyo & uencidos sus enemigos. & conquistas las gentes & las tierras. & fechas todas estas cosas que auedes oydas de ssuso. Alçaronlo los Romanos por emperador de Roma. & metieron en su mano su poder todo & su sennorio (Alfonso X, EEsp, 58v).

El uso de hube cantado en estos contextos tiene también una función textual, ya que a menudo este tiempo aparece situado en una frontera estructural dentro de la narración, como puede ser el inicio de un párrafo o el inicio de un capítulo: (30)

a. Despues que hercules ouo tod esto fecho. ouo diez naues e metios en mar e passo daffrica a Espanna (Alfonso X, EEsp, 5r). b. Depues que la reyna dido ouo poblada la grand cibdat de carthago en affrica assi cuemo ya oystes. fizola cercar toda de muy grandes torres e muy fuertes muros (Alfonso X, EEsp, 25r). c. Depues que Ponpeyo ouo acabado tod estos fechos que auemos contado dexo assessegada toda orient. & aun toda Asia so el sennorio de los Romanos & fuesse pora Roma (Alfonso X, EEsp, 40r).

El PA también sirve en la lengua medieval para marcar transiciones en los turnos de conversación, como muestran los ejemplos reunidos en (31): (31)

a. PVes que se ouo razonado como es dicho Acestes seruiente del dios Libero padre. Respondiol Pentheo non menos yrado que de comieço (Alfonso X, GE2, 142r). b. El Rey, después que don Cuadragante ovo acabada su razón, respondió en esta guisa: [...] (Amadís, IV, 95, 1370).

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Dentro de esta función textual, en ocasiones el PA habilita un punto de referencia inmediato que funciona como bisagra entre un episodio narrativo y el siguiente: (32)

a. Et des que ouieron fablado en ello mucho & departido; finco de la parte de la reyna & de los ricos ombres en esto que acordasse Ethiocles con ellos & quisiesse paz con so hermano. & la otorgasse (Alfonso X, GE2, 285r). b. pero dexado agora el cuento de los Reyes de aragon & tornando el Rey bermudo despues que don sancho el mayor ouo asosegados sus Reynos & puesta paz entre sus fijos don garçia & don ferrando & su muger mouio este don sancho guerra con el Rey don bermudo Rey de leon & faziale mucho daño en toda su tierra (MzToledo, Atalaya, 133r). c. E torno & avn non era muerto su hermano & saco el Rey vna daga & diola a vn donzel E fizole dar muchas feridas fasta que dio el alma & murio E luego que el Rey don pedro ouo muerto a su hermano el maestre don fadrique fuese para viscaya para matar a don tello su hermano (MzToledo, Atalaya, 205v). d. quando el esclareçido rey houo entendido lo que el otro leyera: quedo y graue regimiento: y tal rey que para con moros fuera de affear: quanto mas con cristianos (Vagad, CrAragón, 125r).

En todos estos ejemplos, el valor de relevancia actual se manifiesta como una insistencia en la obtención efectiva del evento en un tiempo pasado que es relevante para interpretar el evento que se destaca como principal (evento que generalmente es un evento narrado y, por lo tanto, en pretérito). Este será el uso mayoritario de hube cantado a lo largo de toda la Edad Media, si bien hay que tener en cuenta que en una frecuencia mucho menor que la que presentan los textos alfonsíes37. Fueron las crónicas medievales la tradición dis-

37 Este brusco descenso en las frecuencias de hube cantado puede apreciarse muy bien si comparamos, por ejemplo, algunas obras compuestas en el scriptorium de Alfonso X, como la segunda parte de la General Estoria (182 casos) o la Estoria de España (238 casos) con obras del siglo XIV tales como las Sumas de historia troyana (44 casos), la Versión del Roman de Troie de Alfonso XI (136 casos) o la tercera parte de la Gran Crónica de Espanya de Heredia (99 casos). El descenso es aún más llamativo en la prosa historiogáfica del siglo XV, que documenta aún menos ejemplos: contrástese los datos anteriores con la Atalaya de las crónicas de Alfonso Martínez de Toledo (58 casos), la Crónica de España de Diego de Valera (23 casos) o la Crónica de Aragón de Fabricio de Vagad (58 casos). Todos estos textos pertenecen a una misma tradición discursiva (prosa historiográfica) e, incluso, comparten unas fuentes comunes, por lo que la comparación de los datos resulta segura.

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cursiva más proclive a echar mano de este tiempo verbal; sin embargo, las nuevas constelaciones discursivas que surgen en el siglo XV (novela sentimental, comedia humanística, etc.) se muestran ya reacias al empleo de esta forma38: (33)

a. E quando estas ouieron acabadas sus rrazones fablo venus & dixo asy (Leomarte, SHT, 47v). b. Estas cosas todas que dixo Tarquino conosció el pueblo que eran ciertas e verdaderas; e por esto, después qu’él ovo dichas estas palabras, ellos le mandaron que regnase sobre ellos (LzAyala, Décadas, I, 35, 323). c. & martin antolinez & fernan gonçalez despues que ouieron ronpido las lanças metieron mano alas espadas & pelearon vn gran rato. & dio vn golpe martin antolinez a fernan gonçalez de que le firio muncho enla cabeça que lo atordecio de tal manera que non sabia de sy parte. & diole otro golpe de punta enel rostro (Valera, CrEspaña, 114r).

En el Siglo de Oro hube cantado presenta un uso muy similar al observado en la lengua actual. En esta época se cumple la especialización de hube cantado como un pretérito puntual culminante que expresa la secuencialidad de dos eventos y que se asocia fundamentalmente con un valor temporal de inmediatez39; valor reforzado por la aparición de nexos específicos del tipo apenas, luego que, una vez que, en seguida, no…cuando, etc.: (34)

a. No bien hubo pronunciado estas palabras, cuando levántandose sobre su báculo un senador, marañando todo el seno con las canas de su barba, la cabeza en el pecho, y la corcova, en que le habían los años doblado la espalda, en el lugar de la cabeza, dijo: […] (Quevedo, Hora, 38, 325). b. Apenas me hubo visto uno de los tres pastores que el ganado guardaban, cuando diciendo: «¡To, to!» me llamó [...] (Cervantes, ColPerros, 249).

38

Así, mientras las crónicas del XV mantienen viva esta forma con unas frecuencias de uso nada despreciables, apenas sí encontramos ejemplos de hube cantado en textos como el Corbacho (4 casos), Claros varones de Castilla (ningún caso), Cárcel de Amor (2 casos), Celestina (1 caso), lo que se explica por el carácter escasamente narrativo de estos textos. 39 El PA se fue especializando como tiempo puntual, a diferencia de la forma cantara. Aún en el siglo XV existe algún caso en el que hube cantado se combina con una actividad o estado durativos, véase el siguiente ejemplo (i). Sin embargo, hube cantado, a diferencia de cantara, nunca fue usual en estos contextos durante la Edad Media, ni lo hemos localizado a partir del siglo XVI. (i)

Assí mesmo (...) vio por cibdad [de Roma] muchos arcos triunfales [...]. Et leyendo epigramas de algunos dellos, conoscio los nombres de ya quantos capitanes, los quales el Triunfo ovo amado (Palencia, Triunfo, 20, 373).

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La especialización del pretérito anterior en este tipo de contextos corre pareja con los cambios gramaticales que se producen en el ámbito de la subordinación oracional en el tránsito del español medieval al clásico (Eberenz 2004, Girón Alconchel 2004). Dichos cambios, conectados a su vez con el desarrollo de la escrituralidad y la codificación gramatical que irrumpe en el siglo XVI motivaron la restricción contextual de hube cantado; forma que fue perdiendo alcance sintáctico al ver reducido su ámbito de uso por la pérdida y el abandono de nexos típicamente medievales40 (des que, de que, pues que, etc.), la aparición de nuevos esquemas de subordinación oracional y la presión ejercida por otros tiempos verbales –había cantado, fundamentalmente– que copan parte del espacio funcional anteriormente reservado a hube cantado (véase el apartado 3.5). Por supuesto, hube cantado mantiene en los Siglos de Oro muchos de los usos que estaban ya presentes en la lengua medieval, como es el caso de la subordinación temporal introducida por los nexos cuando (véase 35a), de que (véase 35b) o después que (véase 35c). Un nexo que aumenta su rango de actuación es el delimitativo hasta, del que apenas encontramos ejemplos anteriores al siglo XV, pero que en los siglos XVI y XVII se hace más frecuente (véase 36): (35)

(36)

a. Cuando yo uve andado quinçe leguas, forzosamente me reposó atrás el viento y corriente con furia (Colón, Cuarto Viaje, 280). b. Acordaron dos médicos que le curaban, de dalle una copa de buen vino, y que luego, tras ello, le diesen un gran golpe de agua. De que hubo bebido el vino, dándole prestamente el agua, despidióla, diciendo: Ya no he sed (Santa Cruz, Floresta, 1054, 580). c. Después que buen rato se hubieron empleado en esto, pareciéndole a Felicia ser hora de comer, mandó que allí a la fuente donde estaban se trajese la comida (Gil Polo, Diana, IV, 262-263). a. (…): que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos (…) hasta que, primero, muchas veces hobieron recebido ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones dellos mesmos (Las Casas, Brevísima, 79). b. Quiso saber la reina primero por qué le pedía con tanto ahínco aquella suspensión, que tan derechamente iba contra la palabra que tenía dada a Ricaredo; pero no se la quiso dar la camarera hasta que le hubo otorgado que haría lo que pedía (Cervantes, EspIng, 77-78).

40 Para la historia de desque, véase Méndez García de Paredes (1996). Para la historia del resto de nexos, pueden consultarse el importante trabajo de Eberenz (1982) y ahora también Herrero Ruiz de Loizaga (2005).

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En el Siglo de Oro apenas hay usos de hube cantado fuera de las oraciones subordinadas temporales, igual que ocurre con cantara indicativo, forma que con todo conservó un débil pulso durante el período 1600-1800 (Girón Alconchel 2000). En cambio sí hemos localizado varios usos de hube cantado fuera de las temporales ya en el siglo XIX (véase 37), de modo que la recuperación de esta forma y la de cantara en la escritura narrativa parecen correr parejas. El español áureo se caracteriza también por el abandono de los usos plenos de hube cantado, tanto en oraciones independientes y principales como en oraciones subordinadas de relativo: (37)

a. Pero el de Cuéllar, que al punto que le vio le hubo conocido, enderezó la lanza […] pidiéndole que se detuviera (José de Espronceda, Sancho Saldaña, 1834). b. En un instante hubo destapado a Pablo; levantó las telas impermeables puestas por encima de las compresas, apretó una esponja sobre estas […] y empezó entonces a lavar la herida (Eugenio Cambaceres, Música sentimental: silbidos de un vago, Argentina, 1884). c. Había alguno interesado como Manuel en saber la suerte que hubo corrido la pareja Marín (Clorinda Matto de Turner, Aves sin nido, Perú, 1889).

3.4. ESPECIALIZACIÓN DISCURSIVA DE HUBE CANTADO Y FOSILIZACIÓN DE LA FORMA A FINALES DE LA EDAD MEDIA Es un hecho constatado que la forma hube cantado ha experimentado un retroceso notable en su uso escrito a lo largo de la historia. Mientras que en el siglo XIII este tiempo verbal goza de una vigencia extraordinaria, lo cierto es que a lo largo del otoño de la Edad Media y durante los Siglos de Oro esta forma aparece cada vez con menor frecuencia en la documentación. Sin duda, hay que conectar las causas de este retroceso con factores de tipo discursivo relacionados con las preferencias estilísticas de los autores. Desde siempre, hube cantado fue una forma altamente especializada y de uso escritural. No obstante, es muy posible que en el retroceso de hube cantado hayan influido también otros factores de tipo lingüístico. Como ya hemos visto, el nicho sintáctico típico de hube cantado en la lengua medieval era una subordinada temporal situada a la izquierda de la oración principal. Este esquema sintáctico es un eco de un estado lingüístico muy antiguo, propio del período preliterario de las lenguas indoeuropeas y que guarda estrecha relación con una disposición discursiva más típica de la lengua oral que del uso escrito.

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En español antiguo muchas subordinadas se situaban en el margen izquierdo de la oración, posición en la que usualmente otras lenguas colocan aquellos constituyentes que sirven de tópico. Mediante esta colocación a la izquierda, la lengua medieval concedía un especial relieve a la información dada que proporciona la subordinada; relieve que es mucho menos perceptible cuando la subordinada se pospone a la principal41. Podemos fácilmente suponer que estos contextos de anteposición de la subordinada favorecían una lectura en términos de relevancia actual y, por tanto, la aparición de hube cantado como tiempo verbal de la oración subordinada42. Así, en un ejemplo como (38a) podemos interpretar que la subordinada se limita solo a especificar un marco temporal que sirva de referencia para situar la acción de la principal. Por el contrario, en (38b), además de servir como marco de referencia temporal, la oración subordinada parece indicar que el evento que codifica y el evento de la principal guardan algún tipo de relación. De alguna manera, la anteposición de la información que proporciona la subordinada hace esperable que esta resulte relevante para la interpretación de la oración principal y, por ello, favorece la aparición de hube cantado: (38)

a. Bien lo ſabemos que el algo gaño / Quando atierra de moros en tro que grant auer ſaco (Cid, 124-125). b. Josep pues que tod esto ovo fecho provós por sesudo e sabio de tod en todo, e fincó por alguazil del rey e veedor de lo suyo aun más firmemientre que antes (Alfonso X, GE1, 111v).

A lo largo de su historia, las lenguas romances han experimentado una tendencia a la ramificación a la derecha, tendencia que se manifiesta en diversas áreas de la gramática. Como es sabido, el latín era una lengua configuracional y

41 El tópico no siempre hace referencia a información dada (González Cobas 2004). Véase también Méndez García de Paredes (1993). El término temporal enfática que utiliza la autora para refererise a determinados casos de anteposición de la subordinada se condice bien con la idea que queremos expresar aquí. 42 Nuestros datos no dejan lugar a la duda: tanto en la lengua antigua como en español actual hube cantado aparece preferentemente cuando la subordinada se halla antepuesta a la principal. Que la anteposición otorgaba un especial relieve informativo a la oración subordinada nos lo muestra el hecho de que, muy frecuentemente, estas subordinadas temporales con hubo cantado se localicen en la unión de secciones narrativas (inicio o fin de párrafo o capítulo); lo cual tampoco debe resultar extraño, pues como ha señalado Givón (2001: II, 345): «Syntactically, pre-posed ADV clauses are more likely to be separated from their main clause by a pause. Finally, they are typically chain initial, thus also paragraph –and episode- initial. That is, they appear in contexts of high thematic discontinuity».

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no de rección, en la que el orden de palabras básico era SOV y en la que los complementos, usualmente, antecedían a su núcleo. Por ello se ha dicho que la sintaxis latina tendía a la ramificación a la izquierda, a situar los complementos y las oraciones subordinadas a la izquierda del verbo. El orden de palabras básico del español, por el contrario, es SVO y, por lo general, los complementos y las oraciones subordinadas se colocan a la derecha del verbo43. En el caso del español, diversos estudios han constatado que a lo largo de la historia la sintaxis, sin duda influida por el cultivo de la escritura y la codificación gramatical, ha favorecido la hipotaxis sobre la parataxis, y la posposición de la oración subordinada a la principal (Eberenz 1982, Elvira 2004). Así, el esquema bimembre típico de la lengua medieval dio paso a otro esquema sintáctico más complejo de largos periodos subordinados donde la subordinada aparece generalmente pospuesta a la principal. Es muy posible que estos cambios en la sintaxis influyeran decisivamente en la disminución del uso de hube cantado y en la restricción contextual de esta forma. Por un lado, al ocupar la subordinada una posición sintáctica de menor relieve informativo, se debilita la conexión pragmática que en términos de relevancia actual se puede inferir entre subordinada y principal. La posposición de la oración subordinada se traduce en una pérdida de autonomía sintáctica y en un aumento de la cohesión estructural entre principal y subordinada44. Cuando la subordinada se encuentra antepuesta, es posible interpretar esta como un inciso, pues posee libertad posicional y constituye una unidad entonativa propia; prueba de ello es la existencia de una pausa entre la subordinada y la principal45. Por el contrario, la posposición sitúa a la subordinada en una posición estructural de mayor dependencia respecto de la principal, como se demuestra por la inexistencia de pausa e, incluso, por la posibilidad de obtener lecturas diferentes según antepongamos o no la oración

43

Véase Bauer (1995) y López García (2000). En la tipología lingüística las siglas SVO hacen referencia a Sujeto (S), Verbo (V) y Objeto (O). Traducimos por ramificación el término inglés branching que utilizan Bauer (1995) y otros muchos autores. 44 Aspecto que han señalado estudios anteriores: «In terms of their communicative context, post-posed ADV-clauses tend to have more local, semantic connections to their subsequent main clauses. Pre-posed ADV-clauses, on the other hand, tend to have more extensive global, diffuse pragmatical connections to their preceding –anaphoric-context» (Givón 2002: 252) o «Further, the pre-posing of ADV-clauses can render their connectivity more global and pragmatic. And one may thus argue that co-temporality of two events means stronger event integration, while sequentiality (lack of co-temporality) means weaker event integration» (Givón 2001: II, 343). 45 La pausa indica la presencia de una frontera entre dos constituyentes prosódicos, por lo que, en el caso de los incisos, es motivo de discusión si pertenecen a la oración principal o si, por el contrario, se encuentran fuera de ella (López García 1999).

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subordinada46: en (39a) la temporal introducida por cuando se limita a señalar el marco temporal en el que la familia Arce saluda a sus anfitriones y funciona como un complemento circunstancial del verbo principal, sin que exista una especial relación entre el acto de saludar y el descenso del ascensor (de hecho, el marco temporal de la subordinada podría muy bien ser otro distinto: cuando pusieron un pie en el rellano, cuando llegó el cartero, etc.). Por el contrario, en (39b) la información introducida por la subordinada temporal guarda una estrecha relación con la información de la principal, no se limita al ser un mero complemento circunstancial: (39)

a. Los Arce saludaron con la mano desde el rellano cuando la máquina inició el descenso (Manuel Longares, Romanticismo, 2001). b. Y cuando inició la estrofa Por ir a tu lado a verte, mi más leal compañera, sintió un violento calambre en la morra (esa noche el punto más sensible de su cabeza), pero lejos de transigir y moderar el tono, se encampanó, su voz se hizo grito, en tanto su piel se escarapelaba y sus cabellos se disparaban como si un ser invisible, tirando de ellos, quisiese levantar del suelo su cuerpo lene y vaporoso (Miguel Delibes, Madera de Héroe, 1987).

El comportamiento de las subordinadas de (39) es muy similar al comportamiento de las construcciones absolutas, que pueden funcionar como complementos circunstanciales del verbo de la oración principal (compárense 39a y 40a) y como adjuntos libres (compárense 39b y 40b): (40)

a. Lo enterraron pasados dos días (dos días después). b. Pasados dos días, lo enterraron (por alguna razón, no lo enterraron antes).

Vistas así las cosas, podemos concluir que la anteposición redunda en una mayor autonomía de la subordinada respecto a la principal, ya que constituye una unidad entonativa propia, posee libertad posicional y se configura casi como una predicación propia, con un mayor relieve informativo que si estuviera pospuesta y con una menor dependencia sintáctica de la oración principal. En

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«En la posposición, por el contrario, la subordinada temporal funciona como un verdadero complemento circustancial del verbo, delimitando el alcance temporal del mismo» (Méndez García de Paredes 1993: 216). En el caso de la conjunción cuando, ya sabemos que la posición antepuesta de la subordinada favorece la interpretación secuencial (cuando A, después B) y la inmediatez temporal; por el contrario, la posposición favorece la lectura de simultaneidad (A cuando B).

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resumidas cuentas, en el continuum entre parataxis e hipotaxis, estas subordinadas antepuestas se encuentran más cerca de la primera que de la segunda. Desde el punto de vista histórico se ha constatado una tendencia a convertir la parataxis en hipotaxis, hecho sin duda relacionado con las presiones que el desarrollo de la escrituralidad y la cultura escrita imponen sobre la elaboración y organización del discurso (López García 1999: 3525). En el caso del español, dicha tendencia se plasmó en el abandono o en la restricción en el uso de ciertos esquemas sintácticos característicos de la lengua medieval, como la catáfora paratáctica, el abundante uso de correlaciones, la polifuncionalidad de la conjunción que, las construcciones absolutas o la anteposición de las subordinadas. Como consecuencia de este proceso, aparecieron de nuevos patrones y nexos de subordinación (Barra Jover 2001; Bauer 1995; Elvira 2004). La preferencia por la subordinada pospuesta que se manifiesta a partir del otoño de la Edad Media influyó a su vez en la selección del tiempo verbal de la oración subordinada. En estos contextos, el mayor grado de dependencia de la subordinada en relación con la principal se traduce en la preferencia por formas verbales orientadas desde el verbo de la principal (había cantado en 41) o bien controlados por él (infinitivos en 42)47. En términos pragmáticos, la colocación principal-subordinada propicia la orientación temporal de la forma verbal de la subordinada respecto del verbo de la principal, mientras que esta asociación no es tan fuerte cuando el orden sintáctico es subordinada-principal48. (41)

a. Y preguntándole el auctor destas materias por el subceso del armada de don Pedro de Mendoza, dijo que don Pedro había salido de España con doce naos y carabelas e dos mill hombres, para ir al río de la Plata; mas que cuando allá llegó, hizo alarde e halló que tenía mill e quinientos hombres e no más, porque cuando había tocado en las islas de Canaria, donde hizo escala, se le quedaron muchos hombres, e otros murieron en el viaje (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, 1558).

47 Siguiendo a Méndez García de Paredes (1993: 213): «En la posposición el comportamiento de la subordinada temporal, sea cual sea el elemento que la introduzca, es comparable al de la subordinada relativa, sólo que el carácter del núcleo al que modifican unas y otras varía». Esto es, funciona como una verdadera oración subordinada regida y seleccionada por la principal. Al igual que en las relativas, la posposición de la subordinada favorece el uso de había cantado (ya hemos visto en el apartado 3.2.2 que en español antiguo hube cantado también podía aparecer en las relativas, pero en contextos similares era muchísimo más frecuente, de lejos, el uso de había cantado o de cantara). 48 Téngase en cuenta que, en todo momento, hablamos de tendencias y preferencias, no de leyes universales. Es claro que tanto hube cantado como canté (tiempos absolutos) pueden

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b. Halló la nueva al Emperador en Flandes, ya de camino para venir a España, cuando había asimismo enviado por virrey de Nápoles a Carlos de Lanoy, su caballerizo mayor, por haber muerto don Ramón de Cardona, que desde el tiempo del Rey Católico lo había sido (Prudencio de Sandoval, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, 1604-1618). c. ¿Quién es ese joven? –dijo don Gil a la patrona, luego que los cuatro habían bajado (Galdós, Fontana, 12, 136). a. [...] & gano delos cosarios ochocientas & quarenta & seys nauios. & puso enel thesoro de Roma ciento & veynte quintales de plata despues de auer pagado el sueldo a todas las gentes que con el fueron enlas conquistas ya dichas (Valera, CrEspaña, 34r). b. y estando este noble rey enla villa de cangas adolescio de vna graue enfermedad de que ouo de morir & murio de este bien auenturado rey en viernes .xviij. de setienbre del año del señor de setecientos & xxxij. años. despues de auer recebido con muy gran deuocion todos los sacramentos (Valera, CrEspaña, 57r). c. y passada la illustre vida: fue se a reynar para siempre alos cielos despues de reynado auer: y siempre con mucha fama: quarenta y quatro años. y fue con altas honrras sepultado en sant Johan (Vagad, CrAragón, 41r). d. El Curro y el Doctrino bajaron después de haberse despedido desde la puerta y a gritos del poeta clásico (Galdós, Fontana, 26, 259). e. Yo creo que hasta estará mal visto que usted no figure en este asunto después de haber pronunciado el discurso que oímos anoche (Galdós, Fontana, 40, 389).

Las funciones textuales que desempeñan tanto hube cantado como había cantado se reflejan también icónicamente en la disposición de la subordinada en el discurso (Jones 1996: 151-52). El pretérito anterior sirve textualmente como un elemento de avance de la narración (moving forward), mientras que el pretérito pluscuamperfecto había cantado generalmente recupera información referente a un evento anterior (flashback): (43)

a. Cuando María hubo terminado de comer, se marchó. b. Juan estaba cansado, porque había trabajado durante todo el día. (Ejemplo adaptado de Jones 1996: 151.)

aparecer en el verbo de la subordinada cuando esta va pospuesta pero, como ya hemos señalado, hube cantado prefiere con mucho la posición antepuesta.

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La situación de la subordinada a continuación de la principal favorece también la aparición de formas verbales simples (canté, cantara) en contienda contextual con hube cantado, formas que ya no expresan relevancia actual (puesto que, al ocupar una posición secundaria, la subordinada se concibe como menos destacada en términos informativos). La pérdida de la relevancia informativa y la atenuación de la percepción de una vinculación estrecha entre el evento de la principal y el de la subordinada que acarrea la posposición de la subordinada reduce las posibilidades de aparición de hube cantado en estos contextos y favorece el uso del pretérito canté (véase 44a) o de la forma cantara49 (véase 44b): (44)

a. No obstante hay Médicos no ignorantes de la Anatomía, que porfían tenaces en esta manía de la elección de venas en el brazo, y juzgan que en varios accidentes harán maravillas sangrando de la sálvatela, a quien acuden muchas veces como a sagrada áncora, después que hicieron inútilmente otras sangrías (Feijoo, TCU, IV, 14, 24, 413). b. Murió mucho después de que su hija se casara con don Rafael Malespina (Galdós, Trafalgar, 17, 161).

Por el contrario, la anteposición de la subordinada es un contexto desfavorable a la aparición de cantara, había cantado (véase 45) o infinitivos compuestos (véase 46), como se desprende del hecho de la dificultad de documentar estas formas en este tipo de entorno sintáctico50. Teniendo este dato en cuenta, parece haber una relación directa entre el aumento en las frecuencias de uso de había cantado, del infinitivo compuesto y de la posposición de la subordinada51 por un lado, y el descenso del uso del pretérito anterior, por otro:

49 La aparición de formas en -ra es tardía, tal vez por ser este un subjuntivo atípico, que expresa acción cumplida. Mucho más tarde aún aparecen formas en -se («Después de que Fichte iniciase el descenso del subjetivismo […], se anuncia […] la nueva manera de pensar exenta de esta preocupación», Ortega, Deshumanización del arte, 1914), sin duda atraídos por el uso anterior de formas en -ra en estos mismos contextos. 50 Así lo atestigua Méndez García de Paredes (1995: 222-223) a propósito de las relaciones temporales de posterioridad, donde el esquema + pretérito es el más usual. Por el contrario, en estos contextos apenas hay ejemplos de -ra + pretérito o + pretérito. 51 Tanto había cantado como el infinitivo «canibalizan» parte del espacio funcional que durante la Edad Media era privativo de hube cantado. Es necesario considerar el hecho de que la gramaticalización de los compuestos fuera muy lenta, en particular la de las formas compuestas no personales, lo que hace extremadamente raros en la documentación de los siglos XIII y XIV casos de haber cantado y habiendo cantado que, sin embargo, aumentan considerablemente durante los siglos XV y XVI. Esta circunstancia hace que se reduzcan considerablemente los casos en los que hube cantado no expresaba secuencialidad inmediata, contribuyendo así a

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a. Et desque aujan folgado algunos dias en algunos lugares donde fallauan yeruas luego moujan tras el señor (GzClavijo, Embajada, 84v). b. Y los que por allí nos recibían, desde que nos habían tocado, volvían corriendo hasta sus casas (NzCVaca, Naufragios, XXIX, 182). c. No hauia ni ahun acabado de reclamar al bienauenturado martyr quando ya toda la carçel fue de tanto resplandor alumbrada que el sol mismo de medio dia pareçia que estaua enella. y buelto en tan grandes rayos y lumbre el martyr victorioso fue luego conel. y en aquel honesto y gozoso habito que suele pintado ser (Vagad, CrAragón, 87v-88r). a. E iulio cesar despues de auer soiuzgado las galias y la mayor parte dela germania temio enesta prouincia de entrar. segun dize ysidoro enel quinzeno delas ethimologias. & orosio enel quarto libro suyo (Valera, CrEspaña, 25v). b. Y, después de haber hecho oración en su templo angelical, salí a ver aquel espacioso y abundantísimo mercado, el cual estaba lleno de atún fresco, de truchas salmonadas y de mil diferencias de pescados así de su cercana mar como de su convecina rivera (Estebanillo, XII, 293-294).

Por ejemplo, en los siglos XV y XVI encontramos por vez primera casos de haber cantado en contextos de subordinación antepuesta, contextos anteriormente reservados a hube cantado: (47)

(48)

a. E depues que esto ouo fecho. fuesse pora guadalquiuir al logar o mandara fazer la ymagen e fallola erzida (Alfonso X, EEsp, 5v). b. DESPVES de auer fecho cipion el africano mayor todas las cosas dichas & auer uencido anibal en canpo & auido en souizgado la gran cibdad de cartago al señorio de roma fue puesto en destierro por enbidia que del ouieron los romanos & pasado algun tienpo fuele mandado por el senado que boluiese a roma y el no lo quiso fazer (Valera, CrEspaña, 36v). a. E des que ouieron regnado estos dos emperadores decio & su fijo un anno & tres meses. Auiendo su batalla con los godos en tierra de barbaria. safondosse decio en un pielago duna laguna. de guisa que numqua parescio el su cuerpo (Alfonso X, EEsp, 101v).

su especialización con este último valor, uno de los pocos espacios en los que el pretérito anterior era más operativo.

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b. Y despues tan bienauenturadamente por quarenta y dos años auer reynado. por quarenta y quatro dizen otros [...] Puso fin ala tan famosa vida: y fue se a reynar alos cielos conel soberano rey delos reyes: por cuyo seruicio tanto delos paganos gano. y fue tan alta y magnificamente sepultado enel deuoto monasterio de sant Johan dela peña (Vagad, CrAragón, 38v). Estos cambios en la sintaxis propiciaron también el descenso de uso de las construcciones absolutas, estructuras con las que, como hemos visto, hube cantado comparte tantos rasgos sintácticos (Elvira 2004). Y no solo sintácticos, sino también discursivos. Como construcciones propias de tradiciones textuales narrativas muy elaboradas, es muy posible que a ambas se haya ido asociando una valoración diastrática como resabios cultos o latinizantes, lo que se tradujo en una progresiva restricción del uso de ambas construcciones a los registros más cultos del uso idiomático. Por último, en la decadencia del uso de hube cantado a lo largo de la historia pudo influir también la mala integración paradigmática de este tiempo verbal, pues el PA presenta caracteres diferenciadores frente al resto de tiempos compuestos (García Fernández 2006a: 162-163): es la única forma puntual del sistema verbal, carece de usos Perfectos, no puede combinarse con perífrasis modales, no permite la expresión de la perífrasis progresiva (49a, b) y, por último, no puede combinarse con predicados atélicos, esto es, con estados y actividades (49c, d), a no ser que aparezcan explícitamente medidos (véanse más adelante 64c, d)52: (49)

a. Juan {ha estado/estuvo/*hubo estado} estudiando toda la tarde. b. María {había estado/estuvo/*hubo estado} esperando al autobús veinte minutos cuando llegó Juan. c. *Cuando hubo estado en Roma vivió muy feliz. d. *Cuando hubo paseado por el parque, pensó en llamarlo (García Fernández 2006a: 162).

Estas peculiaridades definen a hube cantado como una forma singular dentro del sistema verbal, integrada paradigmáticamente (por una cuestión formal) junto

52

Es posible también que la progresiva recesión del pretérito (Präteritumschwund, véase Abraham 1999), parte de cuyo espacio funcional fue paulatinamente asumido por he cantado y había cantado influyera a su vez en el menor empleo de hube cantado, ya que ambos tiempos comparten una morfología común. Para la relación entre frecuencia y éxito de las formas gramaticalizadas, véase Bybee/ Hopper (2001). Esta idea ha sido sugerida para el francés en Ayres-Bennett/Carruthers (2001: 186).

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a los restantes tiempos compuestos, pero alejada de ellos por factores funcionales y discursivos. Si a esto unimos el carácter altamente escritural de esta forma a lo largo de la historia del idioma y las restricciones sintácticas que condicionan su uso, no es difícil comprender el porqué de su carácter recesivo.

4. ¿Un tiempo muerto?: funcionamiento sincrónico de hube cantado Nadie me hubo oído (César Vallejo, Trilce, XVII)

4.1. CARACTERIZACIÓN TEMPORAL De acuerdo con la descripción gramatical reciente (véase la nota 2), el rasgo temporal característico del PA es el de denotar la anterioridad inmediata de un evento con respecto a otro. Sin embargo, la noción de inmediatez resulta muy lábil cuando uno se enfrenta a algunos casos concretos: (50)

a. Hasta que, cuando todo hubo pasado y pudieron conversar amistosamente sobre infinidad de temas, Nacho volvió a la carga (Ernesto Sábato, Abaddón el exterminador, Argentina, 1974). b. Menéndez Pidal [...] destacó suficientemente la semejanza que existe entre ambos relatos. Posteriormente, cuando se hubo publicado el texto del poema Galiens li Restorés, Angelo Monteverdi confirmó el paralelismo (Martín de Riquer, Los cantares de gesta franceses, 1952). c. Una vez que se hubo pacificado al país, se crearon las instituciones necesarias para ampliar e intensificar la intervención del Estado en la economía (Francisco Javier Alejo, La política fiscal en el desarrollo económico de México, México, 1971). d. A la noche siguiente, después de que Froilán Fonseca se hubo retirado, Constanza le había pedido a Simón Vilanova que se desnudara (Carmen Gómez Ojea, Cantiga de agüero, 1982).

En (50a), Nacho y su interlocutor han pasado un tiempo sin poder discutir de cierto asunto; el impedimento desaparece y, en algún momento después de recobrada la normalidad –pero no inmediatamente después–, Nacho insiste con la antigua polémica. En (50b), el filólogo Monteverdi no confirma la filiación entre los dos textos inmediatamente después de aparecer la edición del poema francés, sino, posiblemente, unos años más tarde. En (50c), no debe suponerse que el estado mexicano se apresure a poner en pie todo un elenco de instituciones justo después de acabar la agitación, sino que lo hace gradualmente a lo largo de los años siguien-

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tes. En (50d), la petición de Constanza se sitúa en algún punto de la noche posterior a la partida de Fonseca, pero entre una cosa y la otra Constanza puede haberse dado un baño, escrito una carta o conversado largamente con el propio Vilanova. En realidad, en los ejemplos de (50) la información crucial no parece guardar relación con la distancia temporal entre los eventos, sino con la importancia de que el señalado por el PA se haya cumplido antes del denotado por el pretérito perfecto simple, como si el primero sirviese de condición previa al segundo: Nacho sólo se atreve a retomar un tema espinoso cuando las aguas han vuelto a su cauce y Constanza espera a que Fonseca se vaya para así poder tener intimidad con Vilanova; Monteverdi es capaz de confirmar una antigua hipótesis gracias al apoyo de una nueva edición, y el gobierno mexicano difícilmente podía adoptar ninguna medida eficaz para la economía del país mientras durase la guerra. La oración temporal que incluye al PA presenta como dado un estado de cosas relevante para la interpretación del evento que aparece en la principal, con independencia de que entre la consecución del estado y la realización del evento medie mucho o poco tiempo. De hecho, es bastante común que la oración en PA aparezca introduciendo un estado en la principal: (51)

a. Cuando el visitante se hubo ido, Antonio estaba radiante y satisfecho (Guillermo Cotto-Thorner, Trópico en Manhattan, Puerto Rico, 1961). b. Cuando la lluvia cesó y la tormenta se hubo alejado mucho, Marcelino ya estaba decidido (José María Sánchez Silva, Marcelino pan y vino, 1952).

La noción de anterioridad inmediata no es aplicable a estos ejemplos. Incluso es posible que el inicio del estado en (51a, b) sea anterior a la terminación del evento que denota el PA: Antonio puede haber empezado a estar radiante desde antes de que el visitante se marche, y Marcelino ha terminado de decidirse antes de que la tormenta pase. En estos casos, la temporal informa del momento a partir del cual se capta el estado, pero no de su inicio. Como en los casos de (50), sin embargo, tiende a hacerlo de manera que la información del predicado de la subordinada resulta relevante para desencadenar dicho estado: a pesar de que no lo explicita ninguna marca gramatical, el oyente inferirá seguramente que, en (51a), la causa de la alegría de Antonio guarda relación con la presencia del visitante. Una oración como cuando el Congreso hubo aprobado aquella famosa ley, mi hija Marta tenía el sarampión resulta desconcertante a menos que podamos establecer alguna conexión causa-efecto entre el acto legislativo y la enfermedad de Marta53. 53 Nótese el contraste con cuando el Gobierno aprobó aquella famosa ley, mi hija Marta tenía el sarampión, donde tan solo se ubica el transcurso del estado respecto de un intervalo

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Tampoco es inusual que el PA figure dentro de una construcción temporal delimitativa con hasta en oraciones cuyo predicado principal es una actividad (52a, b) o un estado (52c, d) enunciados en pretérito: (52)

a. Fue hablando de menudencias hasta que el camarero hubo llenado la mesa y se hubo retirado (José María Gironella, Un millón de muertos, 1961). b. La propagación de la enfermedad hacia el sur de la India fue vigilada atentamente hasta que hubo alcanzado las regiones meridionales (Leoncio Urabayen, La tierra humanizada, 1949). c. Don Fabián se calló hasta que el rebaño hubo pasado (Camilo José Cela, Judíos, moros y cristianos, 1956). d. Esperé hasta que Bea hubo entrado en el edificio y partí a paso ligero (Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento, 2003).

Los eventos de la principal sitúan temporalmente su inicio en un momento anterior a que culmine o cese el evento denotado por el PA, y se interrumpen exactamente cuando finaliza este. No solo no hay aquí anterioridad inmediata del PA respecto de los predicados en pretérito, sino que ni siquiera hay anterioridad stricto sensu, pues el evento de la oración principal y el de la subordinada coinciden parcialmente en el tiempo. De lo dicho hasta aquí resulta que la expresión de la inmediatez entre eventos no es un rasgo necesario del PA. Tampoco es un rasgo exclusivo, puesto que, como señaló Bello, la interpretación de anterioridad inmediata también puede obtenerse con el pretérito perfecto simple. No conviene, por tanto, implicar este rasgo en la definición temporal del PA54. También se concluye, a la vista de los ejemplos de (52), que el pretérito anterior en oraciones temporales no necesita

temporal. Una madre memoriosa podría pronunciar esta frase sin sentir en absoluto la necesidad de justificar una relación causa-efecto entre los dos eventos: basta, por ejemplo, con que se esté hablando de la ley para que surja la evocación de la coincidencia entre su aprobación y la enfermedad de la hija. 54 Es cierto que en determinadas construcciones, como las encabezadas por apenas, no (bien) o en cuanto, la lectura de anterioridad inmediata es obligatoria; pero son estos elementos, no los tiempos verbales, los que la imponen: también una oración como en cuanto salgo de mi casa, me siento perdido expresa una sucesión inmediata de los eventos. Otros nexos, como después (de) que, no muestran esta restricción acerca de la distancia temporal que separa los eventos. Por eso, cuando la distancia temporal es relevante en la interpretación, puede ser preferible, en vez de encomendarse a la inferencia ajena, señalar la inmediatez mediante algún indicador explícito, como justo en (i):

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forzosamente de otro tiempo pasado en la oración principal que sitúe un evento como estrictamente posterior, aunque sí requiere necesariamente que el evento de la principal no culmine o cese con anterioridad al de la subordinada. La anterioridad que expresan las temporales con el pretérito anterior se establece, pues, respecto del límite terminal (culminación o cese) del evento de la oración principal. Como es sabido, el pretérito anterior en las subordinadas temporales es (casi) sistemáticamente parafraseable por un pretérito perfecto simple o por un pluscuamperfecto con interpretación aspectual de Perfecto. El pretérito perfecto simple sitúa directamente respecto del origen temporal (momento del habla) un evento en la esfera del pasado; el pluscuamperfecto Perfecto sitúa directamente respecto del origen temporal un estado de cosas en la esfera del pasado (Carrasco Gutiérrez 2000: 27). Con evidencia, la paráfrasis sugiere, pues, que el pretérito anterior se orienta directamente respecto del momento del habla. Resta por dilucidar si lo que sitúa en la esfera del pasado es un evento o un estado de cosas. En la próxima sección sugeriremos que el pretérito anterior sitúa el límite terminal (de culminación o de cese) de un evento, que es también el primer punto en que puede considerarse alcanzado un estado de cosas; pero no puede, en cambio, situar todo un evento con duración ni contemplar la duración del estado de cosas. Así, el pretérito anterior es un Perfecto en cuanto que implica la consecución de un estado de cosas, y comparte con los demás Perfectos la propiedad de que su significado temporal es equivalente al de la forma simple con que se corresponde (Carrasco Gutiérrez 2000: 26), es decir, al del pretérito perfecto simple; pero carece, en cambio, de una característica aspectual típica de los Perfectos, puesto que no focaliza la permanencia de dicho estado más allá de su consecución. Su carácter diferencial con respecto al pretérito perfecto simple y al pluscuamperfecto Perfecto es, por tanto, de orden aspectual, no temporal55.

(i)

Su hipótesis sobre el asesinato de Espinet era clara: alguien había saltado la tapia para robar justo después de que el guardia de noche hubo acabado la ronda (Alicia Giménez Bartlett, Serpientes en el paraíso: el nuevo caso de Petra Delicado, 2002).

En una novela policiaca como la del ejemplo, importa mucho ser preciso acerca del encadenamiento temporal de los hechos. Si no apareciera aquí el modificador justo, podría interpretarse que alguien saltó la tapia una hora después de que el guardia se fuera. Pero es relevante a efectos de la solidez de la hipótesis que lo hiciera inmediatamente después, y justo añade la noción de sucesión inmediata que la temporal no posee necesariamente por sí sola. 55 Parece problemático defender que el pretérito anterior sea un tiempo absoluto, puesto que se trataría del único tiempo de esta clase que no aparece hoy en día en oraciones independientes (véase, con todo, la sección 4.4). Esta restricción, sin embargo, no es constitutiva, como en el caso de los compuestos de subjuntivo, sino que se deriva de un proceso histórico

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4.2. CARACTERIZACIÓN ASPECTUAL 4.2.1. El PA frente al pretérito perfecto simple Tal y como señalábamos más arriba, sostendremos que el PA focaliza el límite terminal (de culminación o cese) de un evento. Una primera diferencia, pues, entre el PA y el pretérito perfecto simple (PPS) es que solo con el segundo es posible contemplar todo el desarrollo del evento acabado e incluso concentrarse en su inicio (García Fernández 1998: 21). Esto explica los contrastes que se observan en (53). En (53a), comieron abarca la duración entera de la comida de Juan y María. En ese intervalo, Juan y María pueden acometer otros eventos de menor o similar duración, como hablar del artículo. En (53b), en cambio, hubieron comido se refiere al momento exacto en que Juan y María terminan la comida. En consecuencia, el evento denotado por hablaron del artículo es necesariamente posterior, nunca simultáneo. En (53c), a las tres contribuye a situar en la línea temporal el límite inicial del evento, esto es, el momento en que Juan empieza a leer el artículo a María. Por el contrario, a las tres sitúa en (53d) el límite terminal o, lo que es lo mismo, el momento en que Juan acaba de leer el artículo a María: (53)

a. Juan y María comieron en la residencia. Hablaron del artículo. b. Cuando Juan y María hubieron comido, hablaron del artículo. c. Juan le leyó a María el artículo a las tres. d. A las tres, cuando Juan le hubo leído a María el artículo...

por el que el PA va quedando restringido a un único «nicho» sintáctico. Un proceso histórico semejante afecta a la forma cantara con valor indicativo, que hoy se localiza casi exclusivamente en subordinadas relativas y modales (Lázaro Cárdenas, el presidente mexicano que nacionalizara el petróleo, ha pasado a la historia como un promotor del cambio social en su país; el actual presidente boliviano ha propuesto nacionalizar los recursos energéticos, como ya hiciera Cárdenas en México), y cuya paráfrasis, en ejemplos como los anteriores, solo es admisible con el pretérito perfecto simple, lo que parece indicar que el carácter absoluto o relativo de la orientación temporal no depende de la facultad de aparecer en oraciones independientes. El análisis de la estructura temporal del PA que proponemos aquí es también, a nuestro entender, el más coherente con los usos históricos de la forma, cuyos contextos de aparición, como se ha visto, estuvieron mucho menos restringidos en otras épocas del idioma. Por otro lado, argumentar que la propia restricción sintáctica de la forma evidencia un cambio diacrónico en la temporalidad que expresa resultaría en un razonamiento perfectamente circular, por cuanto supondría tomar este hecho sintáctico a la vez como indicio causal y como consecuencia o síntoma del supuesto cambio (el PA deja de ser un tiempo absoluto porque queda restringido a las subordinadas temporales, y la única prueba de que esto ha ocurrido es precisamente que solo aparece en dichas subordinadas).

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Pero al igual que el PA, el PPS puede enfocar el límite terminal de un evento56, lo que explica que en múltiples contextos el PPS pueda aparecer en lugar del PA. Lo vemos en (54): (54)

En cuanto Juan {cruzó/hubo cruzado} la calle, recordó lo que tenía que decirle a María.

La segunda diferencia entre estos tiempos radica, precisamente, en el modo en que uno y otro focalizan este límite terminal: con la forma simple, el límite terminal se concibe como por alcanzar; con la compuesta, se concibe como alcanzado. La dirección de la flechas representa en (55) esa diferencia de perspectiva. La barra vertical está por el límite terminal del evento: (55)

PPS:| PA:

E →| E|←

El PA y el PPS pueden focalizar un mismo punto, pero lo hacen desde distintos ángulos: el PPS, desde la vigencia del evento que, al fin, culmina o cesa; el PA, desde la afirmación de la culminación o cese en el instante mismo en que se produce. El PPS terminativo enfoca la relación del evento con su límite; el PA, el límite mismo como punto de culminación o cese del evento. Aquel se concentra sobre el punto último en que el evento culmina o cesa, es solidario con su desarrollo, por breve que sea; este se concentra sobre el punto primero en que el evento ha culminado o cesado. El punto es el mismo, puesto que puede decirse que el evento ha culminado o cesado en el momento justo en que culmina o cesa: lo que varía es el modo –ya prospectivo, ya retrospectivo– de realizarse el enfoque57. En definitiva,

56

Para nosotros, la lectura terminativa del PPS es solo aquella en que expresamente se tiene en cuenta el límite terminal –la culminación final– del evento. En otro caso –y salvando, por supuesto, la interpretación ingresiva, que tiene en cuenta su límite inicial, el cual es también en algunas ocasiones su culminación–, el PPS se manifiesta contemplando todo el desarrollo del evento, esto es, en su versión no marcada, que constituye también su interpretación por defecto (pace García Fernández 1998: 21, pero con García Fernández 2000a: 48, 50). 57 Es posible incluso que dos eventos culminantes (esto es, en PPS) coincidan estrictamente en el momento exacto de su culminación: cuando Juan entró en la tienda de ropa, María salió de la peluquería puede interpretarse como «el momento exacto en que Juan entró en la tienda de ropa fue también el momento exacto en que María salió de la peluquería». Esta relación, en cambio, no puede expresarse entre un evento culminado (en PA) y otro culminante: cuando Juan hubo entrado en la tienda de ropa, María salió del supermercado indica necesariamente que el segundo evento se produce con posterioridad al primero. Este contraste ilustra la diferencia de enfoque sobre un mismo punto (el de culminación) que existe entre el PPS y el PA.

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y en los términos que aquí nos interesan, el PA señala el primer punto temporal en el que la culminación o el cese del evento se puede conceptuar como ya dado, y por tanto, dar lugar a un estado de cosas. Limitativo es el término con el que nos referiremos a este comportamiento aspectual del PA. Unos cuantos ejemplos nos permitirán ilustrar con mayor detalle el distinto comportamiento aspectual de estas formas. Es cierto que algunos elementos que introducen ambas formas, como apenas, en cuanto o no bien, exigen la focalización de la culminación de los eventos delimitados o télicos, por lo que, con ellos, PPS y PA son totalmente intercambiables (Cartagena 1999: 2951)58. Pero otros, como cuando (que se emplea, según nuestros datos, con un 49,3% de los usos recientes del PA), no imponen esta interpretación, lo que permite observar contrastes aspectuales entre PPS y PA con logros y realizaciones. Una oración temporal con cuando establece un intervalo temporal en el que se sitúan y se relacionan dos eventos. Si el primero de los eventos (el de la oración subordinada) se considera no culminado cuando se produce el segundo (el de la oración principal), cuando establecerá su límite inicial en el comienzo del intervalo temporal aplicable a este evento primero, y la lectura que se obtendrá será de simultaneidad (véase 56a). Si, en cambio, el primer evento se considera culminado cuando se da el segundo, la lectura será de sucesión (véase 56b), esto es, el inicio del intervalo que establece cuando se situará en el punto justo en que el primer evento ha culminado: (56)

a. Cuando Juan estuvo en Barcelona, visitó la Sagrada Familia. b. Cuando Juan terminó el trabajo, su jefe lo felicitó.

Así, cuando habilita tanto una lectura secuencial (véase 57a) como una lectura de simultaneidad (véase 57b) con muchas realizaciones en PPS (García Fernández 1999: 3180), puesto que, en general, el segundo evento puede insertarse temporalmente en un intervalo de la realización anterior a que esta culmine59. Con el PA solo la interpretación secuencial es posible (véase 57c):

58 Para los términos referidos a las distinciones que pueden establecerse en el Modo de Acción de los predicados, véase Miguel (1999). 59 Decimos «con muchas realizaciones» y «en general» porque parece haber restricciones semánticas y pragmáticas que actúan sobre esta posibilidad. Así, una oración como cuando Paco le contó aquello, María se enfadó se interpreta en principio como secuencial, ya que debe suponerse que, para suscitar una reacción adversa, el dictum de Paco tiene que ser antes completo; en cambio, la oración cuando Paco leyó aquella novela rusa, María lo interrumpió solo tiene interpretación simultánea, puesto que únicamente puede ser interrumpido un evento

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a. Cuando vio toda la colección del museo, se marchó. b. Cuando cenaron, hablaron de política. c. Cuando Sotelo hubo cenado, se pusieron a deliberar acerca de su destino (Juan Bautista Rivarola Matto, Yviporá, Paraguay, 1970).

Con los logros, inherentemente terminativos o ingresivos (terminar, llegar, cumplir, lograr, comenzar, etc.), el PPS y el PA focalizan el mismo punto, el de culminación: lo mismo es cuando Juan logró su objetivo, se alegró que cuando Juan hubo logrado su objetivo, se alegró. Sin embargo, si el inicio y la culminación del evento pueden separarse con cierta claridad, como en la realización salir la procesión de (58), el PPS es capaz de enfocar el inicio o el desarrollo del evento, mientras que el PA siempre implica necesariamente la culminación del evento. Esto es lo que explica que solo en (58a) pueda obtenerse una lectura de simultaneidad entre eventos: (58)

a. Cuando salió la procesión, la muchedumbre la saludó con vítores. b. Cuando hubo salido la procesión, la muchedumbre la saludó con vítores.

Ciertos logros ingresivos, como ver, se acompañan de una fase durativa subsecuente. Solo el PPS es capaz de enfocar esta fase, mientras que el PA no la considera y focaliza exclusivamente la culminación inicial. En (59a), los eventos pueden ser simultáneos porque es posible que acontezcan en esa fase posterior en que Pedro y Juan se siguen viendo, y que vio permite captar (cuando Pedro vio a Juan puede abarcar temporalmente, por ejemplo, toda la duración de una fiesta en la que Pedro y Juan se encuentran y hablan), mientras que en (59b) hubo visto solo indica que el contacto visual de Pedro con Juan es anterior al acercamiento físico y a la reprimenda: (59)

a. Cuando Pedro vio a Juan, se acercó a él y lo regañó. b. Cuando Pedro hubo visto a Juan, se acercó a él lo regañó.

no culminado. En todo caso, si se acepta que la versión aspectual no marcada del PPS es la que enfoca todo el desarrollo del evento, lo esperable es que, en la mayoría de los casos en que las introduce cuando, la interpretación de las realizaciones con PPS sea de simultaneidad, y que la lectura secuencial aparezca cuando la presencia de ciertas marcas explícitas (por fin, definitivamente, un objeto cuantificado con todo o modificado con completo, etc.), un significado peculiar del predicado o nuestro conocimiento del mundo y de la situación comunicativa concreta induzcan las lecturas ingresiva o terminativa de dicha forma.

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Las actividades no culminan y, por tanto, no habilita con ellas la lectura secuencial en que un evento comienza cuando otro ha terminado60: (60a) se interpreta como «en el transcurso de su caminar Juan disfrutó del paisaje». Como vemos en (60b), el PA no se combina bien con las actividades. Necesita cuantificarlas para fijar así un límite externo mediante el que focalizar su cese (véase 60c), o bien exige su interpretación al modo de las realizaciones (véase 60d)61. En ambos casos, la interpretación es de sucesión entre eventos: (60)

a. Cuando Juan caminó, {*volvió a casa/disfrutó del paisaje}. b. *Cuando Juan hubo trabajado, su jefe le felicitó. c. Así es que, cuando el jefe hubo reflexionado durante un buen rato acerca de la situación, levantó la cabeza y se dijo: «¡En adelante no me fiaré más que de mí mismo!» (Vicente Blasco Ibáñez, trad. de Las mil y una noches, h. 1916). d. Cuando hubo rezado, salió de la iglesia.

60 Nótese que, con los predicados de actividad, y siempre que la duración del evento no aparezca medida, el PPS puede desencadenar la lectura ingresiva; en cuando Juan rezó, María se pasmó (porque no sabía que fuera creyente), la temporal puede parafrasearse por «cuando Juan se puso a rezar, María se pasmó». En estos casos, la secuencialidad es posible, puesto que la interpretación es similar a la de un logro ingresivo con una fase posterior. El PA no puede activar esta lectura, puesto que solo considera la culminación natural de los eventos o su cese definitivo. Por otro lado, una actividad en PPS dentro de una temporal con cuando puede delimitarse mediante una oración principal que contenga un logro en PPS: así, la oración cuando Juan caminó (aquel día), se cansó puede leerse como «Juan se fue cansando a medida que caminaba» (simultaneidad de los eventos: cansarse se interpreta como predicado de acabamiento gradual) o como «Juan acabó por cansarse, al final se cansó» (cansarse se intepreta como un logro que tiene lugar en el instante mismo en que cesa la actividad denotada por caminó, y, por tanto, la delimita). Incluso en esta segunda lectura hay simultaneidad de los eventos, no sucesión, puesto que el logro denotado por se cansó se sitúa en el punto justo en que cesa la actividad denotada por caminó. Ambas posibilidades (ingresiva y delimitativa) se pueden dar asimismo con los estados en PPS. 61 La razón de las restricciones combinatorias del PA con las actividades es que esta forma es incapaz de enfocarlas en su desarrollo. Por la misma razón, cuando el PA se combina con verbos de acabamiento gradual, como alejarse o decrecer, es necesario interpretar siempre un punto límite (explícito, como en i, o implícito, como en ii) que el compuesto focaliza:

(i) (ii)

Cuando se hubo separado un poco, el hombre de Armental se detuvo (Wenceslao Fernández Flórez, El bosque animado, 1943). Cuando el hombre se hubo alejado, Blanca guiñó el ojo a su amiga (José Luis Tomás García, La otra orilla de la droga, 1984). («Cuando el hombre ya estuvo lo bastante lejos».)

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Algo similar ocurre con los estados, salvo que las restricciones de uso con ambos tiempos son mayores, ya que solo los predicados de estado no permanente pueden cesar. Con el PPS, solo es posible la lectura simultánea (véanse 61a, b). Con el PA, nuevamente, la de sucesión (véanse 61c, d): (61)

a. Cuando Pepe estuvo en Barcelona, visitó a su familia. b. Cuando fue vicepresidente, no estuvo a la altura del cargo. c. Cuando hubo permanecido tres meses en Barcelona, regresó a Madrid. d. Cuando hubo sido presidente del gobierno, se retiró de la política.

Con los predicados no delimitados, pues, la forma simple y la compuesta son complementarias: esta admite la lectura que es imposible con aquella62. El PPS, aunque puede recibir una interpretación terminativa con predicados delimitados (que es frecuentísima con los logros), carece del comportamiento limitativo constante del PA, que es su rasgo aspectual definidor. Este contraste aspectual explica hechos sintácticos como los siguientes, con los que cerramos este subapartado:

62

Los elementos distintos de cuando con los que se da la alternancia canté/hubo cantado se comportan con actividades y estados de acuerdo con las restricciones particulares que impone cada uno: así, apenas, no bien y en cuanto obligan a focalizar un límite del evento que introducen, por lo que, si no se mide la duración, siempre desencadenan la lectura ingresiva de la actividad o estado en PPS (véase i); estos conectores no pueden considerar un evento no delimitado medido en su duración, de modo que no se combinan con realizaciones/estados que lleven un complemento con durante y, por tanto, no pueden aparecer tampoco en PA con esta configuración (véase ii). Tampoco admiten la lectura de simultaneidad con una realización o estado en PPS una vez que y después (de) que, que ubican el inicio del evento de la principal en un punto posterior a la culminación o cese del evento que introducen (inmediatamente posterior en el caso de una vez que, indefinidamente posterior en el caso de después (de) que), y por lo tanto no acceden al desarrollo interno de dicho evento (véase iii); por la misma razón, estos dos últimos conectores tampoco muestran los contrastes que hemos mencionado aquí para las realizaciones y ciertos logros, de manera que, en PPS, dichos predicados se interpretan exactamente igual con estos nexos que si aparecen en PA, imponiendo siempre la lectura sucesiva: (i) (ii)

(iii)

a. {Apenas/No bien/En cuanto} caminó, vio algo muy llamativo. b. {Apenas/No bien/En cuanto} estuvo en Barcelona, vio algo muy llamativo a. *{Apenas/No bien/En cuanto} caminó durante tres horas, vio algo muy llamativo. b. *{Apenas/No bien/En cuanto} hubo caminado durante tres horas, vio algo muy llamativo. a. {Una vez que/ Después (de) que} caminó (durante tres horas), disfrutó del paisaje. («Disfrutó del paisaje tras caminar (tres horas)».) b. {Una vez que/ Después (de) que} estuvo en Barcelona (durante tres horas), disfrutó del paisaje. («Disfrutó del paisaje tras estar en Barcelona (tres horas)».)

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a) Puesto que la interpretación de simultaneidad no es posible, un PA en forma pasiva se parafrasea mediante una pasiva de estado: en (62b), cuando hubo sido hecha se entiende como «cuando estuvo hecha”: (62)

a. Cuando se hizo la selección de los candidatos, el tribunal se guió por unos criterios uniformes. b. los Estados [...], cuando hubo sido hecha la selección del ejército nacional, se encontraron con que aquellos hombres hechos a la aventura [...] desdeñaban el trabajo industrial o agrícola (Justo Sierra, Evolución política del pueblo mexicano, 1900-1902).

b) Con el PPS en una temporal con cuando, el evento se percibe de manera global y homogénea a lo largo de su duración, como ocurre en (63a), donde un conjunto de cinco eventos sucesivos se concibe como una única realización totalizadora: la temporal de (63a) abarca todo el tiempo que tarda el Barça en marcar cinco goles (si es que no se identifica directamente con la duración entera del partido). En cambio, el PA focaliza únicamente la culminación del último de los cinco eventos, al tiempo que evoca las culminaciones anteriores, esto es, plantea una secuencia discontinua de logros de la que solo se focaliza el último: en (63b), aun teniéndose en cuenta, retrospectivamente, los cuatro primeros logros, se focaliza exclusivamente el momento en que el Barça ha marcado el quinto gol. Esta capacidad permite al PA, pero no al PPS, presentar un estado resultante asociado a una sucesión de logros o realizaciones cuya duración conjunta aparece medida (63c). Ello solamente resulta posible si suponemos que el resultado deriva de la culminación sucesiva de los logros en un punto anterior al cese del conjunto de repeticiones, posibilidad que, a su vez, únicamente puede darse con una forma capaz de plantear la sucesión como disgregada, considerando solo los puntos de culminación de cada evento y despreciando los intervalos que transcurren entre las distintas culminaciones: (63)

a. Cuando el Barça le marcó cinco goles al Madrid, los culés estallaron de júbilo. b. Cuando el Barça le hubo marcado cinco goles al Madrid, los culés estallaron de júbilo. c. Cuando él hubo pronunciado el nombre de ella –y ella el nombre de él– por espacio de tres kilómetros, ya se los habían aprendido (Enrique Jardiel Poncela, Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, 1931).

c) Hasta el momento nos hemos referido únicamente a casos en que cuando relaciona dos eventos, pero es frecuente que la subordinada contenga dos o más predicados. La coordinación de estos predicados es siempre posible si existe simultaneidad entre los eventos que denotan, y también puede darse siempre que hay

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simultaneidad entre subordinada y principal. Pero si los eventos de la subordinada están ordenados sucesivamente entre sí y con respecto a la principal, resulta necesario que todos los predicados de la subordinada sean interpretables en su conjunto como un solo macroevento para que puedan aparecer en PPS. La razón es que el PPS enfoca cada evento en relación con todo su desarrollo, y el intervalo que señala cuando, al ser continuo, no puede verse interrumpido por un límite interno. Esta restricción no es necesaria con el PA, que permite acumular varios estados de cosas heterogéneos y plantearlos como otras tantas piezas puntuales de información interpretativamente relevante previa al inicio de la relación que enfoca el intervalo de cuando. De este modo, el PA permite combinaciones imposibles con canté: (64)

a. Cuando el extremo recorrió la banda y centró al área y el delantero marcó, el estadio entero celebró el gol. b. Cuando hubo ido a Francia y hubo visitado México y pasó un tiempo, planeó un tercer viaje aún más exótico. (Cf. *Cuando fue a Francia y visitó México y pasó un tiempo, planeó ...) c. Y cuando las hubo acompañado hasta su casa y ellas encendieron una luz, sacó unos papeles arrugados del bolsillo (Wenceslao Fernández Flórez, El bosque animado, 1943). (Cf. *Y cuando las acompañó hasta su casa y ellas encendieron una luz, sacó ...)

4.2.2. El PA frente al pretérito pluscuamperfecto Perfecto El pretérito pluscuamperfecto tiene contenido aspectual de Perfecto cuando aparece en los esquemas temporales donde figura también el PA63, ya sea en la principal (véase 65a) o en la subordinada (véase 65b): (65)

a. Cuando apareció Pilar, Paco ya había recogido la cocina. b. Cuando Paco ya había recogido la cocina, apareció Pilar y lo desordenó todo.

En estos contextos, y con predicados delimitados, el pluscuamperfecto focaliza, como los demás Perfectos, una fase posterior al estado de cosas que resulta de la culminación del evento (véase García Fernández 1995). Como el PA, se ubica con respecto a un límite en que el telos del evento se considera ya alcanzado, 63

En las oraciones con cuando, el pluscuamperfecto muestra aspecto Perfecto siempre que no aparezca otro pluscuamperfecto en la principal, en cuyo caso puede tener interpretación Perfectiva: Cuando Paco había acudido a María en busca de información, ella se lo había contado todo (García Fernández 1999: 3180-3182).

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pero, a diferencia de esta forma, no lo focaliza. El siguiente esquema presenta el contraste aspectual entre ambos compuestos64: (66)

cantó:| hubo cantado: (ya) había cantado:

E→| E|← E| - - - - - - - - - - - - -)

El PA, pues, no es un Perfecto Resultativo, ya que no focaliza la fase posterior al estado de cosas6. Cuando en la subordinada temporal figura un pluscuamperfecto Perfecto, la interpretación de su relación con el evento denotado por el predicado de la principal es forzosamente de simultaneidad: el pluscuamperfecto de la subordinada establece una fase dentro de la que se ubica temporalmente el evento de la principal. Si, por alguna razón, no es posible tal inclusión, el pluscuamperfecto no puede establecer un intervalo válido. Así ocurre en los ejemplos de (67), donde, de aparecer el pluscuamperfecto Perfecto en la principal y en la subordinada, la fase del segundo evento no puede incluirse por entero en la del primero, puesto que se inicia con anterioridad; este problema no existe para el PA, que es capaz de despreciar dicha fase y solo permite que esta se presente tras la culminación del primer evento66: (67)

a. Cuando se hubo golpeado [* ya se había golpeado] en todas las partes sensibles de su organismo, había adquirido varios cardenales (Enrique Jardiel Poncela, Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, 1931). b. Cuando hubo pronunciado [* ya había pronunciado] el nombre de ella durante dos horas, ya se lo había aprendido (íbid.).

Tanto con el pluscuamperfecto Perfecto como con el PA, la temporal con cuando sitúa el punto inicial en el que se presenta el estado de cosas derivado de la culminación del evento de la subordinada. En el caso del PA, el estado de cosas tiene su límite izquierdo en la culminación del evento, por lo que la porción del evento que sitúa cuando es necesariamente inmediata a dicho punto:

64 Las líneas discontinuas indican la duración del estado de cosas que sigue a la culminación del evento; el paréntesis señala un intervalo no delimitado por la derecha. Añadimos junto al pluscuamperfecto el adverbio de fase ya (entre corchetes), que favorece la lectura Perfecta frente a la otra posible en esta forma, la Perfectiva o Aorística (véase García Fernández 1995). 65 Este comportamiento es coherente con su incapacidad para enfocar la fase durativa posterior a algunos logros ingresivos, como ver (véase el apartado 4.2.1). 66 La oración de (67a) es aceptable con el pluscuamperfecto en la subordinada, en cambio, si se selecciona un punto para el que se expresa la vigencia simultánea de las dos fases: A las tres de la tarde, cuando Pedro ya se había golpeado en todas las partes de su cuerpo, ya había adquirido (también) varios cardenales.

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a. Cuando Paco hubo acabado, María empezó. hubo acabado|← --------------------------X-------------------------------------empezó →| b. Cuando Paco hubo acabado, María ya había empezado67. hubo acabado|← --------------------------X-------------------------------------|--------ya había empezado-------)

En el caso del pluscuamperfecto Perfecto, en cambio, cuando sitúa la fase que esta forma focaliza, y puede mediar un lapso de tiempo entre la culminación del evento y el inicio de dicha fase: (69)

a. Cuando Paco ya había acabado, María empezó 68. |--------ya había acabado-------) --------------------------X-------------------------------------empezó →| b. Cuando Paco ya había acabado, María ya había empezado. |--------ya había acabado-------) --------------------------X-------------------------------------|--------ya había empezado-----)

67 En Cuando Juan hubo terminado, María ya había empezado, la culminación de terminar Juan se incluye dentro de la duración del estado derivado de empezar María, y por tanto los eventos son simultáneos, como ocurre siempre con un pluscuamperfecto Perfecto; pero el PA establece un límite por la izquierda que marca el inicio de la vigencia del estado (de su validez a efectos intepretativos), no el de su existencia, y, en este sentido, la porción del estado derivado de empezar María del que se nos informa en una temporal como Cuando Juan hubo terminado, María ya había empezado no es simultáneo con la culminación de terminar Juan, sino que sucede a esa culminación (la lectura, en este sentido, es sucesiva, como ocurtre siempre con un PA). Así, en realidad, la información temporal resultante no es contradictoria ni con el comportamiento del pluscuamperfecto ni con el del PA. 68 Con el pluscuamperfecto Perfecto en la subordinada y un predicado en PPS en la principal es posible expresar un contraste entre el segundo evento y la fase vigente derivada de la culminación del primero: Cuando Juan ya había preparado las maletas, anularon el viaje

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Con el PA, la necesaria contigüidad de la culminación del evento de la subordinada y la porción del evento de la principal que sitúa cuando se traduce con frecuencia, a efectos interpretativos, en la aprehensión de los eventos como inmediatamente sucesivos. En cambio, el pluscuamperfecto Perfecto sugiere la consideración de un lapso de tiempo que media entre los dos eventos. Ese lapso, con todo, es regulable, y puede llegar a interpretarse como mínimo o prácticamente inexistente: en una oración como Cuando Paco ya había acabado, María empezó, la interpretación por defecto será seguramente que María empieza justo después de acabar Paco, puesto que posiblemente tendemos a leer la primera oración como relevante para la intepretación de la segunda. De ahí que en muchos contextos se pueda inferir la misma información temporal con el pluscuamperfecto que con el PA. Con el pluscuamperfecto, sin embargo, como decimos, el segundo evento puede comenzar en un punto cualquiera, cercano o lejano de la culminación del primero, dentro de una fase de duración indefinida que además es susceptible de ser medida (véase 70a)69. Eso hace que en circunstancias pragmáticas en que se presupone la inmediatez, como en la narración del turno conversacional preguntarespuesta, el pluscuamperfecto sea una forma extraña (véanse 70b, c). Además, la relación de sucesión que indica el PA invita a su reinterpretación implicativa, según el conocido mecanismo post hoc, ergo propter hoc, mientras que el pluscuamperfecto, al no indicar sucesión, tiene mal encaje en contextos en los que el vínculo causa-efecto se pone especialmente de relieve (véase 70d): (70)

a. Cuando hacía (tres) días que {había muerto/*hubo muerto}, lo enterraron. b. –¿Un borrego? –dijo cuando Goyo le hubo explicado nuestra necesidad de carne– En seguidita no más (Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra, Argentina, 1926). c. –¿Con leche? –le preguntó el camarero a Paco cuando éste {le hubo pedido/??ya le había pedido} un café. d. Cuando el referéndum {hubo abierto/?ya había abierto} el camino a las reformas, el presidente se sintió avalado por el pueblo en su gestión.

tiene un sentido adversativo-concesivo (la principal expresa una contraexpectativa) que no puede darse con el PA en la subordinada, ya que este no considera esa fase resultante posterior al primer evento; de ahí la anomalía de ??Cuando Juan hubo preparado las maletas, anularon el viaje, puesto que las relaciones temporales con el PA ponen de relieve la consecutividad de los eventos, no la relación entre un evento y un estado resultante preexistente, y la anulación del viaje no es una consecuencia esperable de la preparación de las maletas. 69 El pluscuamperfecto Perfecto no admite, en cambio, la medición de la distancia entre eventos, que sí es posible con el PA: Tres días después que {hubo muerto/*(ya) había muerto}, lo enterraron.

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Con todo, la principal consecuencia de este contraste aspectual es que algunos nexos que exigen la focalización de la culminación o el cese, pero no toleran la contemplación de una fase durativa posterior, como apenas, no bien o en cuanto, no se combinan con un pluscuamperfecto de aspecto Perfecto: (71)

*{Apenas/No bien/En cuanto} Juan ya había llegado, saludó a su hermana.

En definitiva, el PA no se comporta aspectualmente ni como el PPS ni como el pluscuamperfecto Perfecto. Su principal diferencia con ambos consiste en no poder tener en cuenta nunca una duración, ni interna ni posterior al evento. Se trata, pues, de la única forma sistemáticamente puntual del verbo español, y su aplicación está restringida a los puntos en que se manifiestan por vez primera los estados de cosas.

4.3. APORTE INFORMATIVO Y FUNCIONAMIENTO TEXTUAL El comportamiento aspectual del PA tiene como consecuencia más destacable su carácter de afirmación respecto de la existencia efectiva del evento y de la consecución del estado de cosas, que conlleva la imposibilidad de anular la producción del evento a través de la negación70 o del adverbio casi71 y la incapacidad para combinarse con perífrasis modales:

70

La negación puede emplearse con hubo cantado (y con otras formas) para indicar sucesión inmediata: No hubo entrado en la oficina cuando el jefe ya le dio las primeras órdenes; se trata de un uso en que, claro está, no se niega la culminación del evento, sino que se expresa la dificultad para percibirla netamente en vista de la rapidez con que se suceden los hechos, es decir, es parafraseable como «todo sucedió tan rápido que dio la impresión de que aún no había acabado de entrar en la oficina cuando el jefe empezó a darle órdenes». También puede aparecer con el pretérito anterior la negación expletiva (No le contó más chistes hasta que no se hubo reído), pero nunca se da la ambigüedad entre lectura expletiva y propiamente negativa que sí es posible con el pretérito simple (No le contó más chistes hasta que no se río: «solo le contó más chistes después de que se riera», con negación expletiva que no invalida el evento; o «solo le contó más chistes cuando dejó de reírse», donde se cancela mediante la negación la actividad de reírse). Agradecemos esta última observación a Cristina Sánchez López. 71 Casi también puede modificar a un evento próximo a su culminación o cese, pero tampoco entonces puede aparecer con el PA para interrumpir definitiva o indefinidamente el cumplimiento del evento: Cuando el supervillano casi {había logrado ya/*hubo logrado} su malvado propósito, el superhéroe se lo impidió.

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a. Cuando Pepe no {celebró/había celebrado aún/*hubo celebrado} su cumpleaños, sus amigos se preguntaron qué edad tendría. b. Cuando casi {se pegó/*se hubo pegado} con Paco, los demás se enfadaron con él y le reprocharon su actitud. c. *Cuando hubo {podido/querido/debido} terminar su trabajo, tropezó con dificultades.

Informativamente, pues, el PA sirve como presentador puntual de estados de cosas afirmados en su existencia y en su vigencia. Las relaciones temporales que contienen esta forma se convierten, así, en vehículo privilegiado para la introducción de estados durativos o resultantes asociados a la consecución de dichos estados de cosas (véanse los ejemplos de 59 y 64) y para la transmisión de información dada72 relevante en la interpretación de la progresión temporal (véanse los ejemplos de 58 y 63b, c), que el PA permite plantear en términos de relación inmediata –no necesariamente temporal, sino conceptual– entre un estado de cosas y un evento posterior. No es extraño, por tanto, que las relaciones temporales en las que participa el PA se tiñan de matices explicativos, en la medida en que establecen un marco interpretativo previo (un «límite» de acceso a la interpretación) al que se refiere necesariamente el evento de la principal. Los distintos elementos introductores del PA parecen estar especializados en los diferentes valores informativos que este puede transmitir: si con apenas, por ejemplo, se incide en la rápida sucesión temporal entre el estado de cosas y el evento siguiente, con una vez (que) se suele establecer una condición previa sin la que el evento de la principal no hubiera podido producirse: (73)

Apenas hubo llegado la misteriosa visita, Manoa sostuvo plática con ella una vez que se hubo identificado como ángel (Anónimo, «La pintoresca historia de Sansón», Sansón, México, 1.9.1933).

Con cuando o después (de) que se transmite la idea de un estado de cosas derivado de un evento reiterado: (74)

a. Cuando después de varias noches de asidua y constante observación no hubo oído ningún ruido –terriblemente arrepentida deseó morir (Arturo Mejía Nieto, Relatos nativos, Honduras, 1929).

72 Como es sabido, la información dada no es necesariamente temática (véase Borreguero Zuloaga 2004).

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b. Lástima que no haya tiovivos, verdad, dijo ella después que él se hubo esforzado inútilmente en dar con todas sus hábiles fuerzas en el aparato impulsor sin conseguir sino un mediocre resultado (Luis Martín-Santos, Tiempo de silencio, 1961). Introduciendo en la principal el consecutivo entonces73 se refuerza la implicación entre los eventos: (75)

Cuando el capitán hubo presentado a su segundo como hombre de toda confianza, entonces se sentó (Vicente Blasco Ibáñez, Mare nostrum, 1918).

Desde que, complementario de hasta que (cf. 52) parece ser el único en poder funcionar como un delimitador del origen de un estado: (76)

a. La hacía el amor, y desde que le hubo conocido era la nueva intensísima ilusión que la borró los vivos recuerdos del capitán y del tejado (Felipe Trigo, Jarrapellejos, 1914). b. A diferencia del alba material, que desaparece con el nacer del día […], el lucero de la mañana de la salvación [sc. Cristo] despide más vivos fulgores desde que hubo amanecido (Antolín López Peláez, La vida de la virgen, 1916).

En cuanto funciona como una vez (que), pero le añade el matiz de inmediatez temporal: (77)

73

Pero Marcos Vargas necesitaba asomarse de una manera consciente al mundo enigmático del cazador y procuró hacerlo en cuanto hubo terminado el trabajo que lo había llevado a la Hondonada (Rómulo Gallegos, Canaima, Venezuela, 1935).

También el restrictor solo (o su versión negativa no … sino) aparece con cuando, después (de) que y una vez (que), pero no con los elementos que expresan inmediatez temporal, como apenas, no bien, tan pronto (como) o en cuanto: Alberto los recibió [sc. los papeles que le ofrecía el teniente Gamboa] y solo cuando hubo leído varias líneas, comprendió (Mario Vargas Llosa, La ciudad y los perros, Perú, 1962) // Sólo después que se hubo separado de Ramón, apareció ante el doctor Brítez […] la importancia de la invitación que acababa de hacerle (Gabriel Casaccia, La babosa, Paraguay, 1952) // […] el decreto atroz […] que Itúrbide no conoció sino cuando hubo desembarcado en México (Justo Sierra, Evolución política del pueblo mexicano, México, 1900-1902).

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De este modo, el PA tiende a imponer a las relaciones temporales en que aparece un peculiar requisito de coherencia, por el que el evento enunciado en la principal busca su justificación en el estado de cosas alcanzado en la subordinada74 (véanse 62 y 70, y el comentario a los ejemplos de 51 y 70d). Este requisito está contenido, como acabamos de ver, en muchos de los nexos que introducen la forma, o en el empleo de ciertos procedimientos sintácticos (esquema no ... sino, refuerzo entonces), pero también puede apreciarse con los más neutrales nexos cuando y después (de) que: en (78a), un PPS en la subordinada permite presentar dos eventos sucesivos causalmente independientes o un estado de cosas captado a partir de la conclusión del primer evento pero no derivado de ella, mientras que el PA resulta anómalo a falta de un criterio explicativo que conecte ambos eventos75; en cambio, (78b) invita a suponer que existe alguna razón particular para que la codorniz no vuele de nuevo antes de que el galgo acabe de comer, incluso si tal razón no nos resulta contextualmente accesible; el murió de la temporal de (78c) puede querer señalar simplemente que el matrimonio se celebró tras la muerte del abuelo, pero con hubo muerto hay que interpretar que los padres esperaron intencionadamente a que el abuelo muriese para casarse; en (78d), el PPS sólo indica que Manuel saluda a Froilán después de Elena, pero el PA sugiere que Manuel sólo se decide a estrechar la mano de Froilán cuando ve que Elena ya lo ha hecho (quizá porque Manuel es tímido, o porque no conoce a Froilán, o porque Froilán no es santo de su devoción): (78)

a. Cuando Herminio {terminó/?? hubo terminado} el informe, su madre {tendió/tendía} la ropa. b. Cuando el galgo hubo acabado con la merienda del muchacho, la codorniz salió volando otra vez (Marciano Curiel Merchán, Cuentos extremeños, 1944). c. Sus padres se casaron cuando el abuelo {murió/hubo muerto}. d. Manuel saludó a Froilán después (de) que Elena le {dio/hubo dado} la mano.

74 Esta conexión implicativa es menos evidente, o incluso imperceptible, cuando la relación temporal enfatiza la inmediatez en la sucesión de los eventos, pero puede pensarse que el valor de inmediatez mismo es una consecuencia de la fuerte coherencia que introduce en las relaciones temporales el uso del PA. 75 No es necesario que dicho criterio sea estrictamente causal. En una oración como Cuando Herminio hubo terminado el informe, {brillaron/brillaban} las primeras luces del alba, es evidente que el evento de la principal no es consecuencia del de la subordinada, pero la coherencia está garantizada por una relación de sentido que establece una consecutividad inferencial o discursiva: Herminio ha estado toda la noche escribiendo su informe, es decir, le ha dedicado tanto tiempo que ha llegado a ver amanecer.

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El carácter estrictamente puntual del PA le impide expresar el valor de «pasado ampliado» o de «época» que sí posee el PPS. En los ejemplos de (79), el PPS habilita paráfrasis como «en la época en que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos» o «por los años en que Tolkien publicó El señor de los anillos»; el PA, que no puede desencadenar esta lectura de simultaneidad, resulta inviable en estos ejemplos, puesto que la información de la principal contraría la aplicación del criterio de coherencia (la expansión de España no guarda relación con la expulsión de los judíos, la publicación de la novela de Tolkien es la prueba misma de la existencia de esa clase de literatura)76: (79)

a. Cuando los Reyes Católicos {expulsaron/*hubieron expulsado} a los judíos, España era (ya) una potencia en expansión. b. Cuando Tolkien {publicó/*hubo publicado} El señor de los anillos, nadie imaginaba (aún) que pudiera hacerse esa clase de literatura.

El valor informativo de las subordinadas que contienen un PA tiene un trasunto icónico en su situación dentro del decurso oracional. En una proporción abrumadora (más del 80% de los casos77), estas subordinadas aparecen precediendo al verbo de la oración principal, posición en la que se aíslan también entonativamente y quedan, así, marcadas como vehículos de una información que debe procesarse en primer lugar, por cuanto permite situar en una secuencia temporal la

76

Compárense Cuando los Reyes Católicos hubieron expulsado a los judíos, España quedaba (ya) al borde de la unidad religiosa o Cuando Tolkien hubo publicado El Señor de los anillos, nadie imaginaba (aún) el éxito que tendría. Por otra parte, el valor consecutivo que induce el PA en la relación temporal puede incluso habilitarlo esporádicamente para implicar –no ya explicar– el evento de la principal: Había llamado, sin haberse dado de ello cuenta, lo menos hora y media antes que de costumbre, y una vez que hubo llamado tenía que pedir el desayuno, aunque no era hora (Miguel de Unamuno, Niebla, 1914). Esta posibilidad sintáctica es característica del pluscuamperfecto Perfecto, que, inserto en una subordinada temporal, focaliza la fase de resultado posterior al estado de cosas, pero le está vedada, en cambio, al PPS. 77 En nuestro corpus de ejemplos para los tres primeros cuartos del siglo XX hay un total de 361 casos en los que el PA aparece en una subordinada temporal con libertad posicional (no tenemos en cuenta, pues, los esquemas temporales del tipo {Apenas/(No) bien} hubo llegado uno cuando el otro se marchó, en los que la oración con PA aparece obligatoriamente en primer lugar, ni los del tipo No hizo declaraciones sino cuando hubo leído la prensa, donde forzosamente se pospone a la principal). De ellos, 291 presentan la subordinada antepuesta al verbo principal, y solo 70 el orden contrario. De estos casos conviene deducir los del esquema delimitativo hasta que, cuyo contenido los lleva, de manera igualmente natural e icónica, a situarse generalmente a la derecha del predicado principal (9 ejemplos de 10 o un 90%). Quedan así 290 casos (un 83%) de anteposición frente a 61 (un 17%) de posposición.

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información contenida en la oración principal y establecer los referentes factuales con respecto a los que debe orientarse la interpretación. Además, la posposición respecto del verbo principal se localiza casi siempre en contextos muy concretos: con el nexo cuando, por ejemplo, la temporal aparece a la derecha tras un verbo de habla cuando la secuencia que introduce un discurso directo no precede a este, como es habitual, sino que se presenta al final o en forma de inciso (véanse 80a, b); o con la temporal incrustada dentro de una relativa (véanse 80c, d); o en concurrencia con la focalización de alguno de los elementos de la principal (véanse 80e, f). El 80% de las posposiciones se da en alguno de estos tres entornos, que tienen en común el establecer restricciones acerca del constituyente que figura en la posición máximamente focal, es decir, la que ocupa también típicamente, a falta de otro impedimento, la temporal con PA78:

78 La observación del comportamiento de otros nexos permite apreciar nuevas trabas sintácticas a la aparición de la temporal en la primera posición, como las que se se dan en las nominalizaciones (La prontitud en desistir de sus pretensiones […] no bien hubo visto al virrey; Francisco Ayala, Los usurpadores, 1949-1950) y las cláusulas reducidas (Volvió a aparecer en la cocina […] preguntando cuánto debía y desapareciendo no bien lo hubo pagado; Francisco Ayala, La cabeza del cordero, 1949), así como en contextos en que concurren dos temporales semejantes (cf. el ejemplo 73). Por supuesto, el sujeto puede anteponerse a la temporal sin desencadenar la posposición de esta respecto del verbo principal, de suerte que se crea una «estructura envolvente» con la temporal aislada mediante pausas (El viejo Darbón, así que lo hubo visto, sumió la enorme boca desdentada hasta la nuca; Juan Ramón Jiménez, Platero y yo, 1916), pero es posible que algún caso de posposición sea atribuible a un efecto de focalización intencional del sujeto, lo que resulta especialmente plausible cuando este es escasamente prototípico (Una madrugada barcina nos permitió seguir la huella, entre vahos de humedad, después que el capataz hubo contado sus animales; Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra, 1926). En otros casos, la posposición podría estar motivada por la relación semántica con el tipo restrictivo (El hombre de Europa empezó a civilizarse cuando hubo aprendido a domesticar ciertas especies animales [es decir, «solo se civilizó cuando las hubo domesticado», «no se civilizó sino cuando las hubo domesticado”]; Baldomero Sanín Cano, «Influencias de Europa sobre la cultura de la América Española» [de El oficio de lector], Colombia, 1937). Todo lo dicho no impide que existan ejemplos de posposición en los que no se percibe nítidamente la intervención de los factores descritos (Empujó la puerta cuando él hubo salido, pero no cerró del todo; Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa, 1966), si bien son escasísimos con el grueso de los nexos (apenas alcanzan un 3% del total de temporales con cuando que contienen un PA); solo después (de) que muestra una mayor tendencia a la posposición fuera de los entornos descritos, posiblemente debido a que, como ya hemos señalado, es el conector menos marcado respecto de la consecutividad conceptual y la distancia temporal entre los eventos: en Desechó esta idea una hora más tarde, después que se hubo levantado de la mesa (Gabriel Casaccia, La babosa, Paraguay, 1952), la subordinada funciona como mera indicación temporal apuesta al sintagma una hora más tarde, sin que se aprecie el grado de implicación entre eventos que se daría con cuando o una vez que, con los que se sugeriría que, por alguna razón, el sujeto no pudo desechar la idea antes de levantarse de la mesa; lo mismo

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a. –¿Tiene gracia? –me preguntó Gallito cuando hubo terminado de contarme la anécdota («El Caballero Audaz» [José María Carretero], El libro de los toreros. De Joselito a Manolete, 1947). b. –No he querido decirle –exclamó el señor cuando el visitante hubo salido– que el Papa se interesó por la etimología de collera (Lorenzo Villalonga, Bearn, 1956). c. aquel descanso misterioso que tomó [Dios] cuando hubo fabricado al hombre (Arsenio Torres, La carta magna del trabajo cristiano de S. S. León XIII, Argentina, 1945). d. controversia […] que llegó a su periodo agudo cuando la Compañía de Jesús hubo logrado su mayor poder (Justo Sierra, Evolución política del pueblo mexicano, México, 1900-1902). e. Hacia uno de estos pabellones se dirigió Pedro cuando hubo recuperado sus espíritus (Luis Martín-Santos, Tiempo de silencio, 1961). f. Se quedó Silvio pensativo cuando hubo notado que Courbet […] no era […] sino «un temperamento» (Emilia Pardo Bazán, La quimera, 1905).

Todos los rasgos que hemos enunciado hasta aquí apuntan a la notable semejanza que existe entre las subordinadas con PA y las cláusulas absolutas de participio. Tambien estas expresan puntualmente estados de cosas alcanzados79 y, por tanto, no pueden negarse, añaden a su significado temporal básico matices de tipo causal y suelen aparecer a la izquierda del predicado, separadas de él por una pausa (Hernanz Carbó/ Suñer Gratacós 1999: 2541-2546). Las temporales con PA presentan, sin embargo, menos restricciones que las cláusulas absolutas, puesto que pueden combinarse con predicados intransitivos inergativos susceptibles de ser limitados (véase 81a), así como con algunos durativos (véase 81b), y permiten una lectura activa con los transitivos (véase 81c), constituyéndose así en un procedimiento sintáctico más ventajoso para expresar un mismo tipo de relaciones interoracionales80. De hecho, el español dispone de una construcción híbrida

ocurre en Así terminó la competición para la tercera Copa del Mundo, después que el Comité de Apelación hubo homologado oficialmente sus resultados (Andrés Mercé Varela [trad.], La Copa del Mundo de Jules Rimet, 1955), donde la subordinada tan solo enuncia la culminación de un evento anterior al fin de la competición, pero no plantea este como una consecuencia de la homologación de los resultados. 79 Es decir, «informan sobre momentos, causas, condiciones y circunstancias previas a la realización del evento denotado por el predicado principal» (Miguel 1999: 3049). 80 Esta «ventaja» es, al menos en cuanto a la posibilidad de una lectura activa con el participio absoluto, históricamente reciente: Hize entrar al referido Miguel Antonio Lizalde [...]. Y puestoselo delante [a la testigo], repeti a preguntarle por medio del yntérprete si era aquel el que le havia inferido el estrupo (DLNE, 273 [1799], 658). Véase González Ollé (1995).

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entre el PA y la cláusula absoluta, el esquema del tipo cantado que hubo, que permite esquivar las citadas restricciones. Su uso escrito, muy esporádico en los tiempos recientes (véase 81d), conoció mayor vigor en otras etapas del idioma: (81)

a. {Cuando Juan hubo tosido (tres veces).../*Tosido Juan (tres veces)...} b. {Una vez que la casa hubo quedado a oscuras/*Quedada la casa a oscuras}. c. {En cuanto el Presidente hubo dicho estas palabras, se inició la sesión/Una vez dichas estas palabras por el Presidente, se inició la sesión}. d. Terminado que hubo el interrogatorio y la exploración, el médico fue hasta un botiquín que estaba empotrado en una de las esquinas del consultorio (Alfredo Márquez Campos, Dalia, México, 1953).

Es interesante advertir que, a pesar de las posibilidades que posee en virtud de su comportamiento aspectual limitativo, y que le permiten habilitar lecturas consecutivas incluso con predicados que no pueden tenerlas en PPS (véase el apartado 4.2.1), el PA tiende a combinarse preferentemente con los logros, unos predicados que expresan de manera inherente el mismo tipo de información que la forma . En efecto, los seis verbos que con más frecuencia se combinan con este compuesto en nuestro corpus de ejemplos recientes son terminar(se) (37 casos), salir (16), pasar(se) (15)81, acabar(se) (11), irse, marcharse y llegar (9 cada uno). Por grupos semánticos, los predicados más numerosos son los logros de desplazamiento (61 casos entre ingresivos y terminativos, juntos los de salir, irse y marcharse con los de partir, trasponer o largarse y los de llegar con los de entrar y volver), seguidos de los que señalan el acabamiento o la interrupción del evento (58 casos, sumando a los de terminar(se) y acabar(se) los de predicados como cesar, concluir [transitivo], dejar «abandonar una actividad», finalizar o finiquitar): entre unos y otros representan un 30% del total de ejemplos, mientras las actividades y los estados, juntos, no alcanzan siquiera un 3%. Resulta evidente, pues, que con se produce frecuentemente una hipercaracterización de la noción terminativa, una doble marca que, si es sintácticamente redundante (o, en términos de Bello, «pleonástica»), no hace sino reforzar el esquema a efectos interpretativos.

81 Con este verbo se forman predicados diversos y aspectualmente no homogéneos, aunque dominan los logros terminativos: junto a pasar [trans. o intrans.] «atravesar» se encuentran en combinación con el pretérito anterior pasar «pasar de largo», pasar «acabarse, terminar», pasarse «dejar un estado de tener validez para algún individuo» (Cuando se le hubo pasado el enfado), pasar «transcurrir el tiempo» o pasarse «cambiar de bando».

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Y es que, como es sabido, el PA es una forma asociada preponderantemente a la narración escrita82. Esta clase de discurso plantea cadenas de eventos en sucesión que conviene organizar internamente, agrupándolos y jerarquizándolos, para apoyar y orientar la captación secuencial de los acontecimientos por parte del lector. Los predicados –y particularmente los logros– flexionados en pretérito anterior se constituyen en hitos muy perceptibles que señalan los límites de esas secuencias temporales, los puntos en que una cadena de eventos relacionados desemboca en un estado de cosas que le sirve de culminación y se postula, a su vez, como punto de referencia inmediato para el arranque de la cadena siguiente (véase 82a) o para la expresión de una coda conclusiva (en forma de estado resultante o de evento-consecuencia) derivada de la anterior (véanse 82b, c): (82)

a. Poco a poco Martín se fue calmando y luego pasó lo que no debía pasar y después que todo hubo pasado, oyó que ella dijo: [...] (Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas, Argentina, 1961). b. Me cogió de las solapas y me sacudió como un pelele. Saqué la pistola, y se lo llevaron dos milicianos. Se dejó caer en una de las camas de campaña y comenzó a roncar instantáneamente. Cuando el último corresponsal hubo mandado el último despacho, el censor del teléfono y yo nos quedamos solos en la inmensa sala con aquel bulto informe roncando ruidosamente (Arturo Barea, La forja de un rebelde, 1951). c. Hizo las operaciones […] y comprobó que el viento corría que se las pelaba. Entonces resumió todos los cálculos […].Ya no faltaba más que multiplicar la velocidad de las nubes por la del viento y restarle la altura de las estrellas, dividiendo el total por el color del cielo. Cuando Zamb hubo hecho esto quedó averiguado que él y Sylvia se hallaban en una isla desierta (Enrique Jardiel Poncela, Amor se escribe sin hache, 1929-1933).

Así, los pretéritos anteriores aportan cohesión al texto narrativo, permiten reconocer, distinguir y engarzar los estados de cosas que lo estructuran, identifican los

82 Como consecuencia de su uso fundamentalmente narrativo, el PA se manifiesta casi universalmente en tercera persona; las segundas personas, en particular, resultan exóticas con esta forma. Por otra parte, su estatuto de tiempo de la narración lo habilita para concurrir con un presente histórico o un imperfecto narrativo en la principal, al modo del PPS: Cuando se hubo calmado un poco la agitación, el presidente en pie y pálido dice con voz temblorosa: [...] (Armando Palacio Valdés, La novela de un novelista, 1921); Cuando hubo salido Manolo, Mauricio decía: –Qué elemento (Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama, 1956) [cf. –¡Qué tío! – dijo Lucio, en cuanto el otro hubo salido (íbid.)].

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jalones en los que la progresión lineal de la temporalidad narrativa, generalmente conducida por los pretéritos perfectos simples, se interrumpe momentáneamente, presentándose los últimos eventos como unidad de acción ya cumplida antes de que la narración parta en una nueva dirección avalada por el estado de cosas recién adquirido (véase 83a), o actúan como gozne entre situaciones comunicativas consecutivas, llamando la atención, por ejemplo, sobre el cambio de actantes en el tránsito entre diálogo y narración (véase 83b) o sobre el cambio de turno dialógico (véase 83c): (83)

a. Acercóse Flapp solemnemente, y no hizo más que fijar en el hombre la luz espectral de su mirada y envolverle en el frío de tumba que movía al pasar. Luego siguió hacia el pueblo. –¡Ave María Purísima! –balbució persignándose, el aterrado Matías–. He visto en mi vida demasiados fantasmas falsos para no comprender que uno auténtico acaba de pasar junto a mí. Y rezó una Salve; pero, apenas la hubo terminado, un sentimiento de curiosidad o cierto anhelo [...] le impelieron a marchar tras el aparecido (Wenceslao Fernández Flórez, Fantasmas, 1930). b. Rió la Jerónima para molestar al cura. Luego dijo: –El chico será lo que tenga que ser. Cualquier cosa, menos cura. Mosén Millán la miró extrañado: –Qué bruta eres, Jerónima. En aquel momento llegó alguien buscando a la ensalmadora. Cuando ésta hubo salido, Mosén Millán se dirigió a la cuna del niño, levantó la almohada, y halló debajo un clavo y una pequeña llave formando cruz. Los sacó, los entregó al padre y dijo: «¿Usted ve?» (Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español, 1950). c. Cuando Abuelita hubo terminado de hablar, por toda respuesta dije lacónicamente: –Está bien (Teresa de la Parra, Ifigenia, Venezuela, 1924-1928).

También es habitual que el PA marque el fin de la duración de un estado (84a) o la interrupción de un evento durativo (84b): (84)

a. Pero ella parecía [...] estar desconcertada, buscando las palabras [...]. Cuando las hubo ordenado, puso término a la pausa (Francisco Ayala, Los usurpadores, 1949-1950). b. Hubo necesidad de esperar a que se calmara esta borrasca. Duró cinco horas. Cuando, al fin, hubo cesado, el banco de hielo se encontró cubierto de bloques (Anónimo, «Los dos pilletes», El Boletín, Panamá, 8.1.1928)

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Además de esta función delimitadora, las temporales con PA permiten activar otro tipo de estrategias textuales en relación con la cadena de eventos. Así, y gracias a su valor de afirmación respecto de la culminación efectiva del evento, el PA permite omitir la expresión de un evento de la narración en PPS, presentándolo ya culminado y no en su ejecución, de modo que queda dislocado de la secuencia temporal lineal: narrada en PPS, la serie temporal de (85a) sería ella tocó [una puerta]-ella abrió-ella se hizo a un lado-el padre García entró-ella cerró-ella volvió al salón, y la de (85b), ellos se levantaron-él les besó las manos-ellos le ofrecieron un escabel; en los dos ejemplos, el evento que se elige formular en PA es el que presenta un sujeto distinto al del resto de predicados, de forma que queda subrayada la unicidad del agente en la conducción de la progresión temporal: (85)

a. Ella tocó muy suavemente una de las cuatro puertas mellizas y la abrió. Se hizo a un lado y, cuando el Padre García hubo entrado, la cerró y volvió al salón (Mario Vargas Llosa, La casa verde, 1966). b. se levantaron para recibirle y cuando les hubo besado las manos le ofrecieron un escabel (Salvador de Madariaga, Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón, 1940-1947).

El PA permite también presentar en la temporal el punto en que culmina un conjunto de eventos sucesivos entre sí y anteriores al de la principal (véanse 86a, b; y compárese con 64b, c) o un conjunto de repeticiones (véanse 86c, d; y compáresense con 63b, c), lo que permite condensar el decurso temporal, eliminando la consideración de los intervalos que median entre dichos eventos sucesivos o repeticiones: (86)

a. Cuando el cadáver hubo salido para el cementerio y ella se vio libre de los consuelos que le prodigaban las gentes de Ruzafa, sólo pensó en buscar al notario que había redactado el testamento (Vicente Blasco Ibáñez, Cañas y barro, 1902). b. Cuando hubo pasado el primer choque y las medidas de urgencia se hubieron adoptado y ejecutado, Colón se puso a meditar sobre lo acaecido (Salvador de Madariaga, Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón, 1940-1947). c. –Y ahora, Domingo, ve diciéndome al oído, despacito, el padre nuestro, el avemaría y la salve [...]– y después que los hubo repetido mentalmente–: Ahora, mira, cójeme la mano derecha (Miguel de Unamuno, Niebla, 1914). d. Y cuando hubo repetido su llamamiento muchas veces, vio que las altas hierbas se agitaban (Vicente Blasco Ibáñez, Cañas y barro, 1902).

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Estas estrategias apuntan a la posibilidad de emplear el PA para jerarquizar los eventos de una narración, seleccionando aquellos que la harán progresar linealmente (en PPS) y aquellos otros que se plantearán como culminaciones asociadas que inciden sobre cada evento principal (en PA). El mero reparto de las formas entre temporal y principal indica el distinto protagonismo que se desea atribuir a cada una: en 86 es ocurrir el predicado central, mientras que bostezar, salir de la tienda o encender un pitillo representan eventos periféricos y secundarios, integrados en un conjunto de culminaciones previas que se sitúan temporalmente en un segundo plano; bastaría con situar a encender un pitillo en la principal (Cuando hubo bostezado y salido de la tienda, encendió un pitillo y le ocurrió algo) para atraer la atención del lector sobre este predicado, integrado ahora en la cadena principal de eventos: (87)

Durmió nueve horas de un tirón. Y cuando, apenas nacido el nuevo día, él hubo bostezado y salido de la tienda de campaña y encendido el primer pitillo, le ocurrió algo que complicó increíblemente su estado de ánimo (José María Gironella, Un millón de muertos, 1961).

4.4. OTROS VALORES DEL PA. USOS FUERA DE LAS SUBORDINADAS TEMPORALES 4.4.1. Usos relacionados con el valor limitativo El carácter culminativo y factual del PA lo lleva en ocasiones a relacionarse con un presente generalizador en la principal, combinándose en la subordinada temporal con eventos delimitados dotados de duración (la realización fecundar en 88a, el predicado de acabamiento gradual reposar «depositarse, formar poso» en 88b) en los que subraya la focalización del límite final (la temporal de 88a es parafraseable por «luego que este termina de fecundarla», y la de 88b por «cuando el gluten termina de reposar»): (88)

a. El amor es una lucha, y especies animales hay en que al unirse el macho a la hembra la maltrata, y otras en que la hembra devora al macho luego que este la hubo fecundado (Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, 1913). b. Cuando ya el gluten hubo reposado, se saca del agua y se cortan trocitos del tamaño deseado (Margarita Chávez Martínez, Nutrición efectiva = comida vegetariana, México, 1993).

Con este uso no narrativo se busca poner de relieve la necesidad de que se alcance con pleno éxito el estado de cosas para que la generalización de la principal

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tenga aplicación, e incluso establecer un vínculo conceptual o temporal directo entre la culminación del primer evento y el inicio del segundo, pasando por alto toda posible fase durativa intermedia: con otro presente o un pretérito perfecto compuesto en la subordinada no se da tan claramente a entender que la viuda negra devora al macho nada más terminar la cópula (aunque nunca durante ella), ni tampoco que es necesario esperar a que el gluten se deposite por entero en el fondo del recipiente antes de sacarlo y trocearlo. Estos esquemas, hoy muy inusuales, están en relación con la tendencia de la lengua medieval e incluso clásica a emplear el pretérito anterior como un marcador de factualidad (véase la sección 3)83. Por ese mismo valor de culminación necesaria que expresa, el pretérito anterior puede aparecer en una narración refiriéndose a un logro o realización aún no acontecido al iniciarse la secuencia narrativa, pero cuya culminación se plantea, desde el tiempo de lo narrado, como inminente y se subraya, desde el tiempo del narrador, como inmediatamente posterior al evento precedente. Es necesario en estos casos que la breve distancia entre el punto temporal en que se ubica la narración y el punto culminante del evento en pretérito anterior aparezca medida con exactitud (en un segundo, en un momento). Estos usos se ubican fuera de las subordinadas temporales, en oraciones principales o relativas: (89)

a. apoyó la sien en la mano, el codo contra la mesa, y cerró los ojos. «¡Vendrá!», fue la reflexión que le hubo acudido en un segundo (Felipe Trigo, Jarrapellejos, 1914). b. El perro sin darle tregua ni dejar de ladrar embistió de nuevo, y aunque Martín pateaba y se defendía, en un momento le hubo cerrado la boca sobre la pantorrilla y la sacudía con tal obstinación que no lograba apartarlo de ella (Rosa Regás, Azul, 1994).

Distinto a estos, aunque de distribución semejante, es el esquema en que el PA se emplea para ubicar en un punto temporal preciso una culminación asociada a un evento durativo abierto por un predicado anterior (véase 90a)84. El PA también

83 Bello (Gramática, §644: 437) trae el ejemplo –al parecer, introspectivo– Encontró muchas y graves dificultades en su empresa, pero a fuerza de constancia las hubo superado todas. El PA aparece aquí en una oración principal para reforzar la idea de culminación (hubo superado es «superó del todo, completamente» o «terminó por superarlas»), uso que no hemos logrado registrar en la actualidad, pero que se condice bien con el carácter culminativo del PA y también con los empleos antiguos de la forma. 84 El PA puede asimismo figurar en una oración principal o relativa para poner de relieve la culminación de uno o varios eventos en un punto temporal preciso: En aquel momento de salir a luz el Lazarillo de Tormes hubo nacido una clase de composiciones, que prontamente debía hacerse muy popular: la novela llamada picaresca (Aribau, cit. en Bello, Gramática,

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puede aparecer en el término principal de una correlación temporal para expresar una culminación efectiva anterior a otra culminación potencial (véase 90b), estructura que no representa sino el reverso de la correlación consecutiva en que el PA figura en la subordinada y en la principal se enuncia un evento aún no cumplido (Cuando el reloj hubo dado la hora, sus elucubraciones (aún) no se habían concretado en nada): (90)

a. La construcción de la Catedral de Lima se inició el dieciocho de enero de 1535 [...]. Se hubo enhiestado cuatro poderosas y elegantes torres en 1625; mas un terremoto infausto en 1630 las trajo a tierra (Leónidas Castro Bastos, Paisajes natural y cultural del Perú, Perú, 1971). b. Al mismo tiempo, un perfil difuso de pensamientos comenzó a inquietarse en la corteza de su cerebro; y, aunque el carillón hubo finalizado su cantinela antes de que sus elucubraciones se concretaran en algo, se dio perfecta cuenta de que había transcurrido un tiempo inacabable desde que las noticias […] la habían sumido en tan profunda abstracción (José María del Val, Llegará tarde a Hendaya, 1981).

Finalmente, el PA puede aparecer en oraciones tanto relativas como principales asociado a un predicado durativo y al adverbio siempre para poner de relieve la focalización del punto de origen de un estado (compárese con 75a, b); en estos ejemplos, la oración con puede parafrasearse por otra con PPS y el sintagma adverbial de punto de origen desde {el/un} principio («desde el principio soñó con estar en ella», «la opinión que sustentó desde un principio»)85:

§643: 437); Allí cabeceó, criatura justa que hubo nacido, crecido, / brillado, desaparecido, / en el momento irrepetible de la pisada (Vicente Aleixandre, «Criatura humana» [de En un vasto dominio], 1962). 85 Este valor es posible porque el adverbio siempre activa con un PPS, en razón de la delimitación que este tiempo impone al predicado (véase García Fernández 1999: 3158), una interpretación en la que se considera el inicio de un intervalo en el que se desarrolla un evento durativo o reiterado, frente a nunca, que considera el fin de un intervalo en que dicho evento no se da (es decir, la persistencia en la falta de producción del evento en el punto final del intervalo considerado). Con siempre y un evento durativo en PPS caben dos posibles interpretaciones, una en la que se sigue la duración del evento de principio a fin del intervalo y otra en la que se destaca simplemente su inicio, a partir del cual el evento durativo sigue transcurriendo hasta su posible cese: así, Siempre quise ir a Los Ángeles puede significar «quise ir a L. Á. durante todo aquel tiempo» o «quise ir a L. Á. ya en el primer momento, desde el principio». Un PA no puede captar un evento en su duración, y no habilita por tanto la lectura en la que se tienen en cuenta los dos extremos del intervalo, pero sí aquella en que se destaca la obtención del límite inicial; tampoco puede el PA, por otra parte, combinarse con nunca, dado que no se puede negar un evento en pretérito anterior.

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a. Político de posturas y de gestos, jamás dejó Adolfo [Suárez] de imaginar la gesta. En otras tantas sesiones parlamentarias le habían recordado muchas veces que la sangre, el sudor y las lágrimas acaban por hacerse historia y siempre hubo soñado con estar en ella (Javier Figuero, UCD: La «empresa» que creó Adolfo Suárez, 1981). b. Hasta una mañana en que / abandonó la opinión / que siempre hubo sustentado, diciéndome que afeitado / le hacía más ilusión (Enrique Jardiel Poncela, Angelina o el honor de un brigadier, 1934).

Aparentemente, la relación de sucesión instantánea entre la culminación o cese del evento en pretérito anterior y el inicio del evento siguiente que plantea el conector no (bien), y que implica un desdibujamiento del límite entre los eventos para lograr una apariencia de solapamiento (véase la nota 70), ha podido dar paso esporádicamente a una reinterpretación del PA como señal de un evento efectivamente interrumpido antes de su culminación (véase 92a), significado que se contradice con el característico de esta forma, pero que quizá pueda ponerse en relación con el uso contrario que representa la probable ultracorrección de (92b), donde la negación parece evitarse por considerarla, erróneamente, anuladora del evento en pretérito compuesto. No son inusuales otras vacilaciones en el uso de este esquema, como la sustitución de no por ni (véase 92c) o por el restrictivo no más «solamente» (véase 92d), formalmente semejante e indicativo de la idea de evento cumplido solo parcialmente, que se confunde con la de evento cuyo entero cumplimiento es apenas perceptible: (92)

a. –Váyase don Alfonso que orita nomás […] van a venir por usté. ¿Serían tan desalmados en verdad? ¿Qué clase de revolución era ésta en la que no respetaban a la gente pacífica? Don Alfonso ni siquiera hubo tocado su revólver, guerras venían siempre, pero ésta, definitivamente, no estaba dirigida por caballeros (David Martín del Campo, Las rojas son las carreteras, México, 1976). b. Mas Rizo había sido tocado por uno de los dedos de la suerte, y muy bien hubo perdido algo de sus entradas por una parte, recuperó inmediatamente la merma por la otra (Andrés Sas Orchassal, La música en la catedral de Lima durante el virreinato (2ª parte), Perú, 1972). c. Ni bien hubo recolectado algunos adeptos, les daba como premio a su buena conducta fragmentos de uñas y de cabellos (Alberto Cousté, Biografía del diablo, Argentina, 1978). d. Esto no más hubo dicho su madre, cuando el mocito y niño se sintió prisionero de curiosidad inmensa (Juan Draghi Lucero, Las mil y una noches argentinas, Argentina, 1953).

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Sin embargo, mientras que (92b-d) podrían ser solo testimonios de deformaciones del esquema original hijas de un mal dominio escritural, el caso de (92a) va sin duda más lejos, puesto que el PA figura aquí en una oración principal que no se relaciona con una temporal subsiguiente86.

4.4.2. Usos relacionados con el valor puntual En las correlaciones temporales, el PA señala, como hemos visto, el punto en que se abre un intervalo temporal que incluye a otro evento. Pero, en un grupo reducido de casos, puede aparecer en otros tipos de oraciones para indicar un punto en el tiempo anterior al que señala el predicado de la oración principal y temporalmente desvinculado de este. Así, el PA aparece en contextos narrativos dentro de oraciones relativas o interrogativas indirectas modales que introducen información acerca de eventos culminados en algún punto de un tiempo anterior al que fija el PPS de la principal y ajeno a cualquier intervalo en que pueda incluirse este: (93)

a. Nosotros sonábamos como ricos, no millonarios, pero de buen capital; verdad es que lo habíamos tenido y que mi padre suplió con los ingresos que lograba lo que se hubo perdido de sus bienes (Jesús Coloma, «La lucha», Lecturas [España], noviembre 1928). b. Con sus mismas palabras, con su lenguaje de idealista, pero con una sinceridad admirable se dice que contó esa vez cómo la hubo seducido (Arturo Mejía Nieto, Relatos nativos, Honduras, 1929).

También el PPS o el pluscuamperfecto pueden figurar en estos contextos, pero el primero no transmite automáticamente la idea de anterioridad independiente, sino que obliga al receptor, a falta de otras marcas sintácticas que hagan explícita la interpretación, a acudir a la inferencia: en Mi padre suplió con lo que ganaba lo que perdió de sus bienes podría interpretarse que pérdidas y ganancias coincidieron parcialmente en el tiempo, es decir, admitirse la paráfrasis «mi padre fue supliendo lo que iba perdiendo», de modo que el pretérito perfecto simple de la

86 Bello (Gramática, §644: 437) da entre sus ejemplos, nuevamente sin citar fuente alguna, el siguiente: Casi hube creído que su conducta era franca y leal; pero al fin se quitó la máscara. En esta oración, casi es capaz de inhibir la culminación del evento en PA (véase la nota 71). No hemos documentado contextos semejantes en toda la historia del español, pero quizá deba considerarse este caso, en conjunción con el de (92a), como síntoma de un reanálisis anticulminativo del pretérito anterior a partir de su interpretación cuasiculminativa, proceso que en todo caso sería reciente (y quizá restringido a algunas variedades trasatlánticas).

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relativa no señala obligatoriamente antecedencia temporal respecto del de la principal; en Contó esa vez cómo la sedujo, el evento de la subordinada es forzosamente anterior al de la principal en virtud de las reglas de la consecutio temporum87, pero ambos eventos podrían coincidir dentro de un mismo intervalo (esa vez podría expresar un lapso que incluyese la seducción y su narración88). En cuanto al pluscuamperfecto, su nota característica es la de definir su valor temporal con arreglo a un punto de referencia en el pasado, de manera que no puede sugerir la existencia de dos eventos alineados (uno es anterior al otro) pero orientados ambos directamente respecto del origen. El PA, merced a su carácter de pretérito sistemáticamente limitativo y puntual, permite marcar sintácticamente la independencia del plano temporal en que se desenvuelve el evento que aparece en esta forma, creando una especie de disociación respecto del plano principal de la narración que suscita con frecuencia un efecto de contraposición nocional (en 94a, por ejemplo, se subraya la distinción entre dos conjuntos de resoluciones normativas; en 94b, la diferencia entre la idea inicial y el resultado final) o de distancia temporal, pues, vistos los dos eventos desde el origen, el que aparece en PA está especificado como pasado inactual respecto del plano temporal del pretérito perfecto simple, esto es, como pasado (más) lejano (véase 94c): (94)

a. el Supremo Gobierno, al declarar por sí solo tal rescisión, ha violado, fuera de las leyes citadas, la de 16 de noviembre de 1917, art. 8º, y el contrato de sociedad y administración de 20 de abril de 1909, cláusula 8ª, en las que se hubo pactado que toda diferencia entre el Gobierno y la Compañía sería decidida únicamente por los tribunales de la República («Demandas directas», Revista de Derecho y Jurisprudencia [Bolivia], 20.1.1927). b. El famoso burlador don Juan de Ablitas estaba en la cárcel, por haberle salido su aventura diametralmente al revés de como la hubo pensado (Galdós, El caballero encantado, 1909). c. Aquella mañana en que hubo aparecido el primer cadáver de una menor […] pertenecía a un pasado demasiado remoto (Félix Grande, Fábula, 1991).

87 «[C]uando la oración subordinada es sustantiva, no es aceptable un pretérito perfecto simple que indique anterioridad con respecto al momento del habla pero no con respecto al tiempo del evento principal» (Carrasco Gutiérrez 1999: 3065). 88 Es decir, esa vez puede leerse como marcador de un intervalo y no de un punto, con el sentido de «en aquellas circunstancias en que nos encontrábamos por aquellos tiempos»: compárense Contó esa vez cómo la sedujo esa vez, pero no Contó esa vez cómo la sedujo aquella otra vez; la ambigüedad se desharía con una expresión temporal como en aquel preciso instante

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Los dos valores son también posibles, aunque menos frecuentes aún, en oraciones principales (contraposición conceptual en 95a; de distancia temporal en 95b): (95)

a. De allí precisamente había de partir el grito de rebelión. Verdad es que D. Agustín Mejía hubo adoptado oportunamente las precauciones necesarias para sofocar el menor asomo de rebeldía, pero tales medidas no impidieron a los moriscos más inquietos [...] congregarse en sus aljamas (Pascual Boronat y Barrachina, Los moriscos españoles y su expulsión, 1901). b. Dos figurones latinoamericanos se harán presentes en esta feria: Augusto Roa Bastos y Adolfo Bioy Casares […]. Si Bioy ya hubo venido, y Roa acaso debió llegar llegar antes de decepcionarnos con sus últimas obras, la presencia de ambos cumplirá de todos modos con esa necesidad de la tribu de rendir tributo a sus totémicos mayores («Feria Internacional del Libro», Brecha, Uruguay, 7.11.1997).

En estos contextos el PA puede aparecer acompañado de una especificación temporal que marca la oposición entre planos temporales (una vez «en cierta ocasión», en la primera época, algún día «en cierto momento»): (96)

a. Una tarde nerviosamente Antonio prepara el viaje para su pueblo natal. Una vez hubo jurado no volver más, pero esto nada importa si en su propio concepto es un hombre sin voluntad ni moral... (Arturo Mejía Nieto, Relatos nativos, Honduras, 1929). b. toda La Joya [...] sabía las relaciones. Hasta hubo habido, en la primera época, un conato de desprecios y rechazos de las reparosas amigas (Felipe Trigo, Jarrapellejos, 1914). c. De un viaje anterior recordó Bruno una casa que hubo sido algún día y que parecía entonces un decorado falso: del piso alto solo quedaba la fachada (José Enrique Adoum, Ciudad sin ángel, Ecuador, 1995).

En todos estos casos, el PA mantiene su carácter puntual. Es insólito, en cambio, que pueda asociársele una interpretación en la que considere la duración interna de un evento. Tal podría ser el caso del ejemplo de (97), donde devorar es un predicado de acabamiento gradual y en vida es capaz de medir un intervalo («a lo largo de su vida»). En principio, el comportamiento

en la principal, o con indicaciones temporales mutuamente excluyentes en temporal y subordinada: contó el lunes cómo la sedujo el fin de semana.

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general del PA en el español actual obliga a interpretar que el empleo de hubo devorado en (97) es puntual y terminativo («la pasión que terminó por devorarlo en vida, que lo devoró al final de su vida»), pero podríamos estar aquí ante una imitación de usos más antiguos en los que el comportamiento del PA estaba menos restringido (véase la sección 3), o ante una confusión de esta forma con cantara89, que puede emplearse hoy en día para la expresión escritural de la distancia temporal con eventos captados en su duración: (97)

Al morir Joaquín Monegro encontróse entre sus papeles una especie de memoria de la sombría pasión que le hubo devorado en vida (Felipe Trigo, Los abismos, 1913).

Vale la pena destacar la solidaridad de estos valores de distancia temporal en oraciones relativas, completivas o principales con los de inmediatez que pueden encontrarse en las temporales, puesto que todos tienen un mismo origen, el carácter puntual del PA, que permite tanto la captación inmediata (consecutiva, asociativa) de los eventos cuando estos se sitúan en un intervalo común (en las temporales) como el efecto de disociación cuando se ubican en intervalos distintos (en los demás esquemas). Unos y otros valores son, pues, coherentes con el comportamiento tempo-aspectual del pretérito anterior en el español actual. Por lo demás, se advierte fácilmente que la mayor parte de los ejemplos de este apartado pertenece a las tres primeras décadas del siglo XX, y que los pocos ejemplos contemporáneos se manifiestan sobre todo en escritores hispanoamericanos, lo que sugiere una mayor persistencia de estos usos escriturales de a aquel del Atlántico, dentro siempre de una clara tendencia general a su eliminación definitiva.

4.5. ESTATUTO DIASISTEMÁTICO Ya hemos advertido que, en las descripciones recientes del verbo español, las referencias al pretérito anterior suelen acompañarse de calificaciones diasistemáticas, ya diacrónicas (el PA es un «arcaísmo»), ya diafásicas (el PA es «afectado»,

89 Se trata, claro está, del cantara de indicativo que aparece en oraciones como El que fuera Presidente del Gobierno durante la transición, Adolfo Suárez, ... o Se han encontrado los cuadernos de versos que el ilustre poeta escribiera durante sus años en París. Para las vicisitudes históricas de esta forma, véanse Girón Alconchel (2000), Hermerén (1992) y Veiga Rodríguez (1996).

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no pertenece al «habla usual»), ya en relación con el binomio oralidad-escritura (el PA no se emplea nunca en la conversación, sino por escrito, y en concreto en la lengua «literaria»). La mayoría de los autores piensa que este carácter variativamente marcado, sumado a la proximidad nocional con otras formas verbales (PPS y pluscuamperfecto), ha determinado la tendencia a abandonar el cultivo escrito de nuestra forma90. Si tal idea nos parece, en principio, acertada, creemos que conviene reducirla, con todo, a sus justos términos. De entrada, marbetes como los de «arcaico» o «afectado» resultan bastante imprecisos y quizá un tanto excesivos: un hablante medianamente cultivado del español reconocerá como arcaísmos (posiblemente afectados) el uso del adjetivo luengo o del adverbio asaz, aún hoy débilmente presentes en lo escrito; percibirá sin duda como señales del remedo (más o menos certero) de la lengua clásica la interjección pardiez o el tratamiento voseante de respeto que emplean los personajes de El capitán Alatriste de A. Pérez Reverte; y quizá repugne como afectado el hiato de austríaco, cardíaco o integre en su conciencia lingüística los severos juicios que filólogos y estilistas vierten, desde hace tiempo y con alguna periodicidad, sobre el empleo indicativo de cantara en la prensa. Pero el pretérito anterior no parece dar pie a asociaciones tan claras o censuras tan conocidas. Sin aparente afán anticuario ni pedantería buscada o inconsciente lo emplean en nuestros días Javier Marías, Eduardo Mendoza y José María Guelbenzu, Vargas Llosa, Cabrera Infante o Sábato. Más que arcaico (esto es, propio de un estado de lengua pasado), el PA es hoy simplemente recesivo como recurso escritural; más que afectado, es un síntoma de unos modos (y modelos) de escrituralidad que el narrador contemporáneo tiende a rehuir por motivos más relacionados con la cambiante técnica de su oficio que con una aversión específicamente sociolingüística o gramatical.

90 No es sencillo cuantificar esta tendencia, pero un cálculo tosco hecho sobre el total de usos de hubo que muestra el CORDE para los últimos tres siglos arroja los resultados siguientes: de 1800 a 1899, un 12,4% de las apariciones de hubo corresponden al esquema (762 casos sobre 6138 de hubo), mientras que ese porcentaje desciende hasta el 5,6% (402/7129) entre 1900 y 1975 (fecha tope del corpus); en cambio, el periodo 1700-1799 muestra solo una frecuencia del 3,3% (67/2051), que seguramente hay que relacionar con la relativa escasez de textos en general, y de textos narrativos en particular, de que adolece el banco de datos para esos años. De todas formas, y aun tomando estas cifras con toda cautela, parece claro que el PA gozaba de una presencia nada despreciable en la escritura decimonónica, progresivamente difuminada a lo largo del siglo XX. Por otro lado, el contraste entre las cifras del siglo XIX y las del siglo XVIII sugiere una cierta revitalización de la forma en el Ochocientos, que quizá encuentre un paralelo en la «recuperación» escritural del uso indicativo de cantara en ese mismo periodo y que, en todo caso, pone de manifiesto la posibilidad de que la historia del uso escrito de no reproduzca en todas las épocas una tendencia al descenso lineal y uniforme (véase la sección 3).

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La tendencia a extremar la caracterización del estatuto variativo del PA está sin duda en relación con el hecho de que esta forma está excluida por completo – que sepamos– del ámbito de lo oral, ya sea en su dimensión medial o concepcional (véase Koch/Oesterreicher 1990). En la descripción de la «lengua (o habla) usual» se tiende a evitar, tácita o expresamente, lo que se considera únicamente oral o exclusivamente escritural. Como esta «lengua usual» suele identificarse a su vez con la norma de la «lengua actual» e incluso con el «sistema lingüístico» sincrónico que, por su generalidad y pertinencia, merece ser descrito, es fácil que las formas que nunca se pronuncian, que viven solo en la escritura y solo, además, en ciertos escritos (las narraciones altamente elaboradas de hechos pasados, en el caso que aquí nos ocupa) pasen por aberrantes y antinaturales: serán, todo lo más, restos de un empleo oral más difundido en otros tiempos (esto es, arcaísmos relegados a la escritura), o bien artificios ideados por mañosos literatos para impostar su forma de expresarse, desviándola intencionalmente de la lengua usual. Sin embargo, no existen indicios claros de que el PA haya sido alguna vez moneda corriente fuera de la narración concepcionalmente escritural, como tampoco deben haberlo sido, de hecho, las cláusulas absolutas de participio, con las que tantas afinidades muestra el pretérito anterior. Este y aquellas, fuera del ámbito escritural y narrativo que les es propio, no resultarían tanto arcaicas o afectadas cuanto, sencillamente, inapropiadas, puesto que, en otro tipo de constelaciones discursivas, dejarían de cumplir los propósitos funcionales para los que su contenido gramatical las hace idóneas (véanse los apartados 4.3 y 4.4). Una forma verbal variativamente marcada como índice de escrituralidad no tiene por qué ser automáticamente discriminada como anecdótica en la descripción gramatical de una lengua, ni menos abruptamente excluida de ella91. El que el PA no sea nunca oído –ni lo haya sido, posiblemente, desde que dejó de ser habitual que las narraciones históricas se leyesen en voz alta o se recitasen– no lo convierte necesariamente en una forma muerta, sin uso y sin función, que la comunidad lingüística percibe como ajena y redundante y, por tanto, rechaza y sustituye por otras afines. El passé simple del francés, por ejemplo, no aparece en las conversaciones desde hace siglos, pero no por ello ha dejado de tener vigencia en el discurso narrativo (véase Weinrich 1964: 302-346) ni de suscitar el interés de los estudiosos por el valor gramatical y discursivo de su uso textual

91 Por otro lado, un índice de escrituralidad no tiene por qué ser exclusivamente «literario». En los ejemplos de este trabajo se pueden encontrar casos abundantes en los que el PA figura en ensayos, obras científicas, sociopolíticas y de divulgación (e incluso hagiográficas y apologéticas), crónicas periodísticas y documentos jurídicos, escritos todos a los que no solemos incluir hoy bajo del concepto de literatura.

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(véanse entre otros De Both-Diez 1985, De Saussure 1997, Tahara 2000). Hube cantado, al igual que chanta (o eut chanté) son solo formas altamente especializadas –y, por ello, fuertemente restringidas en sus contextos de aparición– que el usuario de la lengua percibe como tales, y que de hecho puede haber ido hiperespecializando en su función textual característica. Como hemos visto, la tendencia evolutiva del PA muestra, más allá de un lento declive en el uso general de la forma, una tendencia creciente a remotivarla como indicador de nociones complementarias añadidas al valor básico de secuenciación de dos eventos no simultáneos en el pasado (inmediatez/distancia temporal, consecutividad implicativa, delimitación textual y jerarquización de eventos en la narración…) y a seleccionar algunos de estos valores en detrimento de otros (a partir del final de la Baja Edad Media, por ejemplo, la indicación de inmediatez temporal o conceptual se ha privilegiado sobre la de distancia, lo que explica la clara tendencia a emplear cada vez con mayor frecuencia el pretérito anterior en las interrelaciones temporales). Dicho esto, es también cierto que el recurso a una forma exclusivamente escritural fomenta en un texto la distancia comunicativa (véanse Koch/Oesterreicher 1990, López Serena 2002). Ello puede ser útil, desde luego, para hacer más reconocible un tipo de discurso o tradición discursiva (piénsese, por ejemplo, en el futuro de subjuntivo de las normas penales). Pero la nitidez con que una forma así representa los procedimientos típicos de esa tradición o tipo discursivo tiene su contrapartida en la incapacidad para desenvolverse fuera de ellos, por lo que dicha forma puede acabar convirtiéndose en un índice incómodo por excesivamente marcado, y más desde el momento en que las tradiciones, siempre dinámicas, son capaces de reorientar su relación con el continuo inmediatez-distancia. Las tradiciones narrativas contemporáneas –y muy especialmente las literarias– parecen tender a evitar la reproducción de aquellos índices escriturales que puedan resultar especialmente obvios y reconocibles para el lector, socavando así el prestigio textual que los ha sustentado hasta nuestros días. En la medida en que este fenómeno afecta al PA, la fuerte marca variativa de esta forma pasa entonces a percibirse negativamente, motivando su inhibición en favor de otros tiempos capaces de expresar relaciones similares y, quizá, preludiando su abandono. Pero si existe una relación típica entre la restricción de una forma al ámbito escritural (restricción que puede estar presente desde los primeros usos de la forma o ser un resultado del cambio morfosintáctico) y su declive a medida que varían las tradiciones en que aparece, el proceso puede ser, sin embargo, muy lento, y en todo caso no parece inexorable: ejemplos históricos como el de la revitalización escritural moderna del cantara indicativo deben inducirnos a proceder con cautela antes de anticiparnos a extender la partida de defunción de una forma.

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5. Referencias de los datos y gramáticas anteriores a 193192 ACL = VV. AA.: Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1230). León, Centro de estudios e investigación San Isidoro, tomos 1-4, 1987-1990. Admyte-II = Archivo digital de manuscritos y textos españoles, versión II, Madrid, Micronet-Ministerio de Educación y Ciencia, 1999. Alfonso X, EEsp = Alfonso X, Estoria de España I (ms. E¹) en Electronic Texts. Alfonso X, GE1 = Alfonso X, General Estoria, Primera parte (ms. A), en Electronic Texts. Alfonso X, GE2 = Alfonso X, General Estoria, Segunda Parte, (ms. K), en Electronic Texts. Alfonso X, GE4 = Alfonso X, General Estoria, Cuarta Parte, (ms. U), en Electronic Texts. Amadís = Rodríguez de Montalvo, Garci: Amadís de Gaula, ed. de Juan Manuel Cacho Blecua. Madrid, Cátedra, 1988, 2 vols. Berceo, VSM = La «Vida de San Millán de la Cogolla» de Gonzalo de Berceo (Estudio y edición crítica), ed. de Brian Dutton, London. Tamesis Books, 19842 [1967]. Cid = Cantar de mio Cid. Texto, gramática y vocabulario, ed. de Ramón Menéndez Pidal. Madrid, Espasa-Calpe, 5ª edición, 1976-1980 [1908-1911]. Cervantes, ColPerros = Cervantes, Miguel de: Coloquio de los perros, ed. de Juan Bautista Avalle-Arce. Madrid, Castalia, 1987, vol. 3. Cervantes, EspIng = Cervantes, Miguel de: La española inglesa, ed. de Juan Bautista Avalle-Arce. Madrid, Castalia, 1987, vol. 2. Colón, Cuarto Viaje = Colón, Cristóbal: Cuarto viaje, en Los cuatro viajes. Testamento, ed. de Consuelo Varela. Madrid, Alianza Editorial, 2000. CORDE = Real Academia Española: Corpus Diacrónico del Español [en línea], [consultas: junio-octubre 2005].

92 Nuestros datos medievales y del español (pre)clásico proceden del despojo exhaustivo de los corpus que manejamos en nuestras respectivas tesis doctorales (54 textos medievales y 88 textos de entre 1450 y 1650); razones de espacio aconsejan no detallar aquí dichos corpus en su integridad, por lo que incluimos solo las referencias de aquellos textos que aparecen citados en los ejemplos del presente trabajo. Para los años 1650-1975 hemos extraído todos los ejemplos de hubo (en 3ª persona del singular) + participio presentes en el CORDE, que citamos en los ejemplos incluyendo el nombre completo del autor, título, país (si es otro que España) y año; se citan del mismo modo los ejemplos posteriores a 1975, que proceden de búsquedas no exhaustivas de hubo (3ª persona de singular) + participio en el CREA; así, todo ejemplo citado en modo distinto procede de una fuente referenciada en esta sección bibliográfica. Los cómputos que ofrecemos a lo largo del trabajo, y en los que se basa también la información del Apéndice, consideran –salvo aclaración expresa en otro sentido– la totalidad de ejemplos obtenidos a través de los corpus propios (de los orígenes a 1650) y el CORDE (de 1650 a 1975); a efectos cuantitativos, hemos considerado «ejemplos recientes» todos los posteriores al año 1900.

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CREA = Real Academia Española: Corpus de Referencia del Español Actual [en línea], [consultas: junio-octubre 2005]. CSM = Ubieto Arteta, Antonio: Cartulario de San Millán de la Cogolla 759-1076. Valencia, Anúbar. DCM = María Luisa Pardo Rodríguez: Documentación del condado de Medinaceli (13681454). Soria, Diputación de Soria, 1993. DLE = Ramón Menéndez Pidal: Documentos lingüísticos de España I: Reino de Castilla. Madrid, CSIC, 1966 [1919]. DLNE = Documentos Lingüísticos de la Nueva España. Altiplano-Central, ed. de Concepción Company. México, Universidad Nacional Autónoma, 1994. Electronic Texts of Alfonso X = Ll. A. Kasten, J. Nitti y W. Jonxis-Henkemans (eds.): The Electronic Texts of the Prose Works of Alfonso X, el Sabio. Madison, Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1997 (CD-ROM). Estebanillo = La vida y hechos de Estebanillo González, ed. de Antonio Carreira y Jesús Antonio Cid. Madrid, Cátedra, 1990, 2 vols. FazUltr = Fazienda de Ultramar, ms. 1997. Biblioteca de la Universidad de Salamanca. FdzHer, GCE3 = Juan Fernández de Heredia: Grant Cronica de Espanya III, en Admyte-II (ms.10134, Madrid, Biblioteca Nacional, transcripción digital de John J. Nitti y Lloyd A. Kasten). FdzHer, HisTroy = Juan Fernández de Heredia: Historia troyana (traducción de la Historia destructionis Trojae de Guido de Columna) en Admyte-II (ms.10801, Madrid, Biblioteca Nacional, transcripción digital de John J. Nitti y Lloyd A. Kasten). FdzOviedo, Claribalte = Fernández de Oviedo, Gonzalo: Claribalte, ed. de Mª José Rodilla León. México, UAM-Iztapalapa/UNAM, 2002. Feijoo, TCU = Feijoo, Benito Jerónimo: Teatro crítico universal, transcripción electrónica de la ed. de Madrid, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros, 17771779, 8 vols. Biblioteca Feijoniana del Proyecto Filosofía en Español [en línea], [consultas : agosto 2005]. Francesillo, CrBurl = Don Francés de Zúñiga: Crónica burlesca del Emperador Carlos V, ed. de José Antonio Sánchez Paso. Salamanca, Universidad de Salamanca, 1989. Galdós, AmManso = Benito Pérez Galdós: El amigo Manso. Madrid, Alianza, 1998. Galdós, Fontana = Benito Pérez Galdós: La Fontana de Oro. Madrid, Alianza, 1999. Galdós, Trafalgar = Benito Pérez Galdós: Trafalgar. Madrid, Alianza, 2001. Galdós, Tristana = Benito Pérez Galdós: Tristana, Madrid, Alianza, 1975. Gil Polo, Diana = Gil Polo, Gaspar: Diana enamorada, ed. de Francisco López Estrada. Madrid, Castalia, 1987. GzClavijo, Embajada = Ruy González de Clavijo: Embajada a Tamorlán, en Admyte-II (ms. 9218, Madrid, Biblioteca Nacional, transcripción digital de Juan Luis Rodríguez Bravo y María del Mar Martínez Rodríguez). Las Casas, Brevísima = Las Casas, Bartolomé de: Brevísima relación de la destruición de las Indias, ed. de André Saint-Lu. Madrid, Cátedra, 12ª ed., 2001. LBA = Juan Ruiz: Libro de Buen Amor, ms. G, en Admyte-II (Madrid, Real Academia Española, 19 transcripción digital de Eric Naylor y Steven Kirby).

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LBP = Harlam Sturm: The Libro de los Buenos Proverbios. A Critical Edition. Lexington, The University Press of Kentucky, 1971. Leomarte, SHT = Leomarte: Sumas de historia troyana, en Admyte-II (ms. 9256, Madrid, Biblioteca Nacional, transcripción digital de Robert G. Black). LLeón, NomCristo = Luis de León, fray: De los nombres de Cristo, ed. de Cristóbal Cuevas. Madrid, Cátedra, 6ª ed., 1997. LzAyala, Décadas = Pedro López de Ayala: Las Décadas de Tito Livio: edición crítica de los libros I a III, ed. de Curt J. Wittlin. Barcelona, Puvill, 1982. MzToledo, Corbacho = Alfonso Martínez de Toledo: Corbacho o Arcipreste de Talavera, en Admyte-II (ms. h.III.10, Biblioteca del monasterio de San Lorenzo del Escorial, transcripción digital de Eric W. Naylor). MzToledo, Atalaya = Alfonso Martínez de Toledo: Atalaya de las crónicas, en Admyte-II (Londres, British Library, Egerton ms. 287, transcripción digital de James B. Larkin). NzCVaca, Naufragios = Núñez Cabeza de Vaca, Álvar: Naufragios, ed. de Juan Francisco Maura. Madrid, Cátedra, 4ª ed., 2000. Palencia, Triunfo = Palencia, Alfonso de: Tratado de la perfección del triunfo militar, en Prosistas castellanos del siglo XV, ed. de Mario Penna. Madrid, Atlas (BAE, 116), 1959. Quevedo, Hora = Quevedo, Francisco de: La hora de todos y la Fortuna con seso, ed. de Jean Bourg. Pierre Dupont y Pierre Geneste, Madrid, Cátedra, 1987. Quevedo, Sueños = Quevedo, Francisco de: Sueños y discursos, ed. de James O. Crosby. Madrid, Castalia, 1993. Rojas, Celestina = Rojas, Fernando de: La Celestina, ed. de Francisco J. Lobera, Guillermo Serés, Paloma Díaz-Mas, Carlos Mota, Íñigo Ruiz Arzálluz y Francisco Rico. Barcelona, Crítica, 2000. Santa Cruz, Floresta = Santa Cruz de Dueñas, Melchor de: Floresta española, ed. de Maximiliano Cabañas. Madrid, Cátedra, 1996. Timoneda, Patrañuelo = Timoneda, Juan: El Patrañuelo, ed. de José Romera Castillo. Madrid, Cátedra, 2ª ed., 1986. Valera, CrEspaña = Diego de Valera: Crónica de España, en Admyte-II (ms. 1341, Madrid, Biblioteca Nacional (impreso en 1482, Sevilla, Alfonso del Puerto), transcripción digital de María Jesús García Toledo). Vagad, CrAragón = Gauberto Fabricio de Vagad: Crónica de Aragón, en Admyte-II (I 2258, Madrid, Biblioteca Nacional (impreso en 1499, Zaragoza, Pablo de Hurus), transcripción digital de José Carlos Pino Jiménez).

Gramáticas anteriores a 1931 Alessandri d’Urbino, G. M., Il paragone della lingva toscana et castigliana, in Napoli, apresso Mattia Cancer, MDLX [ejemplar X-9269 de la Biblioteca Nacional de Francia]. Anónimo de Lovaina de 1559 = Gramática de la lengua vulgar de España [1559], ed. facsímil de R. De Balbín y A. Roldán. Madrid, C.S.I.C., 1966. BelloGLC = Bello, A.: Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos [1847], ed. de Andrés Trujillo. Madrid, Arco Libros, 1988, 2 vols.

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CallEGC = Calleja, J. M.: Elementos de gramática castellana [1818], reproducida en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). CharPM = Anónimo [Charpentier, N.]: La parfaicte methode povr entendre, escrire et parler la langue Espagnole, A Paris, chez Lucas Breyel, MDXCVI [ejemplar X 2077 de la Biblioteca Nacional de Francia]. CorrALEC = Correas, G. de: Arte de la lengua española castellana [ms., 1625], ed. de E. Alarcos García. Madrid, C.S.I.C., 1954. Del Corro, A.: Reglas gramaticales para aprender la lengua española y francesa [1586], ed. facsímil de L. Nieto. Madrid, Arco Libros, 1988. GRAE de 1771 / 1854 / 1870 / 1920 = Real Academia Española: Gramática de la lengua castellana [1ª, 5ª, 7ª y 9ª ed.], reproducidas en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). JPatInst = Jiménez Patón, B.: Instituciones de la gramática española [1614], ed. de A. Quilis y J. M. Rozas. Madrid, C.S.I.C., 1965. Lancelot, C.: Nouvelle methode pour apprendre facilement et en peu de temps la langue espagnole [1681], reproducida en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). Lov55 = Vtil, y breve institvtion, para aprender los principios, y fundamentos de la lengua Hespañola [1555], ed. facsímil de A. Roldán. Madrid, C.S.I.C., 1977. Luna, J. de: Arte breve, y compendiossa para aprender a leer, escribir, pronunciar y hablar la Lengua Española [1616-1623], reproducida [la ed. de 1623] en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). Martínez Gómez-Gayoso, B.: Gramatica de la lengua castellana [1769], reproducida en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). MeuCon = Meurier, G. : Conivgaisons, règles et instructions mout propres et nécessaires pour apprendre françois, italien, espagnol et flamen [1558], Anvers, Chez Ian van Waesberghe [ejemplar X-955-1 de la Biblioteca Nacional de Francia]. Miranda, G.: Osservationi della lingua castigliana [1569], ed. facsímil de J. M. Lope Blanch. México, UNAM, 1998. Nebrija, A. de: Gramática de la lengua castellana [1492], ed. de A. Quilis. Madrid, Centro de Estudios Ramón Areces, 1989. NovNGLC = Novoa, A. M. de: Nueva gramática de la lengua castellana según los principios de la filosofía gramatical [1839], reproducida en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). OudGr = Oudin, C.: Grammaire et observations de la langue espagnolle, Paris, Marc Orry, [2ª ed.] 1604 [ejemplar LPee 55 de la Biblioteca de la Sorbona]. Salvá, V.: Gramática de la lengua castellana según ahora se habla [1830-1847], ed. de M. Lliteras. Madrid, Arco Libros, 1988, 2 vols. San Pedro, B. de: Arte del romance castellano [1769], reproducida en: Gómez Asencio (ed.), J. J. (2001). SaqGELC = Saqueniza, J.: Gramática elemental de la lengua castellana [1832], reproducida en: Gómez Asencio, J. J. (ed.) (2001). Sobrino, F.: Nouvelle grammaire espagnolle et françoise, À Bruselle, Chez François Foppens, [2ª ed.], MDCCXII [ejemplar del Departamento de Lengua Española, Universidad Complutense de Madrid].

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Tejeda, J. de: Gramática de la lengua española, ed. facsímil de J. M. Lope Blanch. México, UNAM, 1979. Villalón = Licenciado Villalón: Gramática Castellana [1558], ed. facsímil de C. García. Madrid, C.S.I.C., 1971.

6. Apéndice CONTEXTOS SINTÁCTICOS DE HUBO CANTADO: ÍNDICES PORCENTUALES DE FRECUENCIA POR PERIODOS

1200-1450

1450-1650

1650-1800

1800-1900

1900-1975

Cuando

15,2

7,3

13,4

7,8

49,3

Después (de) que

32,5

23,7

11,9

7,5

5,7

luego {que / como}

2,4

2,0

13,4

14,7

3,2

-

9,4

32,8

11,4

9,0

Apenas No (bien)

-

12,7

9,0

10,4

5,5

De(s)(de) que

35,5

11,8

-

0,9

0,5

hasta que

1,5

1,2

4,5

2,8

2,5

Así {que / como}

0,6

3,7

9,0

2,5

4,0

ya que

-

0,8

-

0,1

0,7

Como

0,6

9,8

-

-

-

una vez (que)

-

-

-

0,9

5,7

en cuanto

-

-

-

1,7

5,0

tan pronto (como)

-

-

-

0,7

1,2

participio + que + hubo

-

6,5

4,5

5,9

1,5

Exentos

11,1

9,8

1,5

2,0

4,7

Otros

0,4

1,2

-

0,8

1,7

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IX PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO Y PRETÉRITO ANTERIOR* LUIS GARCÍA FERNÁNDEZ

En este trabajo pretendemos abordar las relaciones entre el pretérito pluscuamperfecto y el pretérito anterior. Las gramáticas del español suelen dedicar solo unas líneas al pretérito anterior en razón de que su uso –escaso– está limitado a la lengua escrita. Habitualmente se dice que alterna, con una pequeña variación de significado, con el pretérito perfecto simple y con el pretérito pluscuamperfecto, con respecto a los cuales añade la idea de anterioridad inmediata. Pues bien, vamos a demostrar que esta observación es imprecisa. El pretérito anterior alterna con el pretérito perfecto simple sin ser por ello exactamente equivalente y proporciona una información tempo-aspectual más rica que la que se señala habitualmente. Por el contrario, el significado del pretérito pluscuamperfecto es muy diferente y, de hecho, son muy pocos los contextos en que pretérito anterior y pretérito pluscuamperfecto alternan.

1. Introducción El español posee dos formas simples de pasado, el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto, sobre las que se han formado dos formas compuestas, respectivamente, el pretérito anterior y el pretérito pluscuamperfecto. La suerte de estas dos formas compuestas en la historia del español ha sido muy desigual y, mientras que el pretérito pluscuamperfecto se mantiene perfectamente vivo, el pretérito anterior es una forma en desuso, con una sintaxis limitada a las oraciones subordinadas temporales. A lo largo de nuestro trabajo vamos a ver que ambas formas tienen un contenido tempo-aspectual muy diferente.

* La investigación que subyace bajo este trabajo forma parte del proyecto Semántica y sintaxis de las formas compuestas del verbo, HUM 2004-02659, financiado parcialmente por la Dirección General de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia y el FEDER. También se ha beneficiado de una beca de movilidad de la Secretaría de Estado de Universidades para la Scuola Normale Superiore de Pisa, de septiembre a diciembre de 2005. Agradezco mucho a Ángeles Carrasco Gutiérrez su invitación a participar en este volumen y sus comentarios a una primera versión; no hace falta decir que cualquier error es exclusivamente mío.

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El artículo se organiza así: en esta primera sección se proporciona una somera descripción de las características temporales y aspectuales de las formas compuestas del verbo y se plantea la cuestión de la expresión del pasado en el pasado y de la concurrencia de dos formas para un mismo significado. La sección 2 está consagrada a una descripción detallada del pretérito pluscuamperfecto y en la 3 se hace lo mismo con el pretérito anterior, demostrando que están muy alejadas. Por último, se exponen las conclusiones a que hemos llegado.

1.1. CARACTERIZACIÓN TEMPO-ASPECTUAL DE LAS FORMAS COMPUESTAS DEL VERBO En numerosas descripciones de las formas compuestas de las lenguas románicas y del inglés se señala que poseen dos valores aspectuales diferenciados. El primero se denomina de Perfecto y el segundo de Perfectivo o Aoristo1. En primer lugar, vamos a ilustrar en qué consisten estas dos interpretaciones. Consideremos el ejemplo de (1a): a las tres señala un momento posterior a la partida de la secretaria en que esta, su partida, por cualquier motivo, se juzga relevante. Es decir, en (1a) la secretaria ya no está a las tres en la sala de juntas; esta es la interpretación de Perfecto. En (1b), en cambio, a las tres indica el momento exacto en que la secretaria abandona dicha sala, esta es la interpretación de Aoristo. (1)

a. A las tres, la secretaria se había ido de la sala de juntas. (PERFECTO) b. La secretaria se había ido a las tres de la sala de juntas. (AORISTO)

El adverbio ya ayuda a discriminar entre la interpretación de Aoristo y la de Perfecto, favoreciendo la de Perfecto. Así, en (2a), donde tenemos el complemento adverbial en aquel momento antepuesto y el adverbio ya, entendemos que en aquel momento señala un momento posterior a aquel en que Juan ha abandonado la habitación, mientras que en (2b), sin ya y con el complemento adverbial en aquel momento pospuesto, entendemos que este último señala el momento en que Juan ha abandonado la habitación:

1

La mayoría de los autores han intentado explicar la lectura de Aoristo y de Perfecto de las formas compuestas a partir de una misma estructura. Véanse, por ejemplo, Bertinetto (1982, 1986: 48 y sigs., 204 y sigs.) y Hornstein (1990: caps. 1 y 3). Esta idea estaba ya en Huddleston (1969: 785-786) y es seguida también por Zagona (1992) en un interesante artículo sobre las formas compuestas del español. Para la opinión contraria se pueden consultar García Fernández (1995), Mittwoch (1995) y Rivière (1980).

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

(2)

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a. En aquel momento, Juan ya había abandonado la habitación. (PERFECTO) b. Juan había abandonado la habitación en aquel momento. (AORISTO)

El origen de las formas compuestas es una perífrasis resultativa latina (véase Pinkster 1987), por lo que, atendiendo a la evolución de los perfectos propuesta por Kuriłowicz (1965), el significado de Aoristo deriva del de Perfecto. De hecho, Kuryłowicz (1965 [1970: 70]) propone que la evolución del Presente Perfecto hacia valores puramente temporales pasa por cuatro estadios sucesivos: 1) Estado presente (resultante de una acción anterior). 2) Acción anterior al momento en que se habla (con un resultado presente). 3) Acción pasada referida al momento en que se habla (anterioridad). 4) Acción pasada. Es decir, lo que propone Kuryłowicz es que los Perfectos evolucionan hacia Aoristos desplazando el foco aspectual del resultado del evento al evento mismo. Una observación importante a este respecto es que las interpretaciones de Perfecto son temporalmente posteriores a las de Aoristo o, lo que es lo mismo, las interpretaciones de Aoristo son temporalmente anteriores a las de Perfecto. Por esta razón, el pretérito perfecto compuesto es un pretérito en su interpretación de Aoristo, pero un presente en su interpretación de Perfecto. Lo podemos comprobar en los ejemplos que siguen: (3)

a. Juan ya ha llegado. (PERFECTO) b. Juan ha llegado a las tres. (AORISTO)

Obsérvese que en (3a), donde tenemos un pretérito perfecto compuesto con interpretación aspectual de Perfecto, se focaliza el estado resultante, es decir, el hecho de que Juan esté aquí ahora y, por lo tanto, temporalmente tenemos un Presente2. En (3b), en cambio, tenemos un Aoristo y lo que se focaliza es la llegada misma y no su resultado, el estar aquí, de modo que temporalmente tenemos un Pasado. Ello se explica por el hecho de que, como hemos visto que propone Kuryłowicz, en la evolución de las perífrasis resultativas se pasa de focalizar el estado resultante de un evento a focalizar el evento en sí, que necesariamente precede al resultado.

2 Como hemos hecho con el Aspecto, con respecto al Tiempo representaremos el contenido semántico con mayúscula inicial y su expresión morfológica con minúsculas; por lo tanto, diremos que la forma de presente amo tiene un contenido temporal de Presente.

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Dado que en el Aoristo se focaliza todo el evento verbal y que en el Perfecto se focaliza un período que sigue al evento, esta última interpretación se siente como aspectualmente marcada, mientras que la primera se siente como aspectualmente neutra. Por ello, muchos autores hablan de una interpretación aspectual, la de Perfecto, y de una interpretación temporal, la de Aoristo. Sin embargo, lo que en realidad sucede, en nuestra opinión, es que cada forma verbal tiene un contenido aspectual y otro temporal. Por lo tanto, podemos establecer el siguiente cuadro de correspondencias para la Estructura Temporal (ET) del pretérito perfecto compuesto y del pluscuamperfecto, como ejemplos del comportamiento tempo-aspectual de las formas compuestas del verbo. Obsérvese que la interpretación de Aoristo es anterior con respecto a la de Perfecto, lo que hemos querido señalar empleando la terminología de Bello: CUADRO I ET como Perfecto

ET como Aoristo

Pretérito perfecto compuesto

Presente

Antepresente

Pluscuamperfecto

Pretérito

Antepretérito

Anticipemos ya que vamos a sostener que el pretérito anterior no se comporta como el resto de las formas compuestas y que, por tanto, no recibe la doble interpretación que ilustramos sino que solo posee interpretación de Aoristo.

1.2. EL PASADO EN EL PASADO En la gramática del español es evidente que hay un rico sistema de pretéritos, formado por las siguientes formas: pretérito imperfecto pretérito perfecto simple pretérito perfecto compuesto pretérito pluscuamperfecto pretérito anterior condicional3 condicional compuesto

3

El condicional y el condicional compuesto son Futuros en el Pasado y, por lo tanto, el contenido de Pretérito debe formar parte de su estructura temporal. Sin embargo, la discusión sobre estas formas no es pertinente aquí.

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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Bello se dio perfecta cuenta de que para explicar la estructura temporal de todas estas formas era necesario contar con una teoría bien articulada. Para ello, propuso que el tiempo gramatical consiste en la gramaticalización de la relación entre un número variable de momentos temporales (de dos a cuatro). Para Bello, el pretérito perfecto simple es la forma más básica del sistema de pretéritos puesto que expresa simplemente la relación de anterioridad entre el evento y el momento del habla, lo que podemos simbolizar mediante la siguiente fórmula: (4)

E–H

Pretérito

Naturalmente, para dar cuenta del resto de las formas hay que introducir otro elemento que permita obtener significados más complejos. Este elemento lo denominaremos punto de referencia. Puede Bello, de este modo, distinguir el pretérito perfecto simple del compuesto, atribuyendo al primero la ET de (4) y al segundo la que proporcionamos a continuación: (5)

E – H,R4

Antepresente

Obsérvese que en la ET de (4) no hay punto de referencia, mientras que en la de (5) sí lo hay y es contemporáneo con el momento del habla, lo que explicaría en el sistema de Bello que el pretérito perfecto compuesto sea un Antepresente, es decir, un pasado relevante con respecto al momento del habla. Pero lo que nos interesa crucialmente es que, si introducimos el punto de referencia entre el evento y el momento del habla, obtenemos una estructura que podemos calificar de Pretérito en el Pretérito o, con la terminología de Bello, Antepretérito: (6)

E–R–H

Antepretérito

La pregunta que nos debemos hacer ahora es qué forma de pretérito expresa tal significado. La respuesta de Bello es que se trata del pretérito anterior.

4

La de (4) y la de (5) son fórmulas inspiradas en Reichenbach (1947). Como es habitual en las representaciones reichenbachianas, la relación de simultaneidad se representa por medio de una coma y la de sucesión, por medio de un guión. Como podrá observarse, la relación de sucesión abarca las de anterioridad y posterioridad. Por convención, es siempre anterior el punto que se encuentra a la izquierda del guión y posterior el que se encuentra a la derecha.

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En el capítulo 28 de su Gramática, «Significado de los tiempos», Bello denomina el pretérito pluscuamperfecto como Antecopretérito, puesto que se forma con el pretérito imperfecto –el Copretérito– del auxiliar haber y el participio al que se asigna el significado de anterioridad, como ocurre en el resto de las formas compuestas. El pretérito anterior, por su parte, como acabamos de decir, es calificado como Antepretérito por la razón esperable de que se forma con el Pretérito de haber. Posteriormente, ha habido prácticamente unanimidad5 en calificar el pretérito pluscuamperfecto como Antepretérito en vista, por una parte, de que el pretérito anterior tiene un uso muy limitado y, por otra, de que parece lógico que a la forma más usada le corresponda la estructura temporal más simple. En el sistema de Bello, el Antepretérito se manifiesta morfológicamente a través del pretérito anterior, que es la forma inusitada, mientras que el Antecopretérito se manifiesta a través del pluscuamperfecto, mucho más común. A ello hemos de añadir que la explicación de Bello para el co, es decir, para la expresión de la relación de simultaneidad del Antecopretérito es oscura, pero volveremos sobre ella más adelante. Esta decisión de calificar el pluscuamperfecto de Antepretérito significa que la forma pierde la transparencia morfológica, uno de los pilares del análisis de Bello, e implica aceptar que el auxiliar del pluscuamperfecto no se puede analizar como un pretérito imperfecto normal, puesto que el Antepretérito no se forma con el Pretérito, sino con el Copretérito, mientras que el resto de las formas que contiene Ante- se forma con la forma simple correspondiente: el Antepresente (he amado) con el Presente (he), el Antefuturo (habré amado) con el Futuro (habré) y el Antepospretérito (habría amado) con el Pospretérito (habría). Surge, por lo tanto, una cuestión: si queda algo del pretérito imperfecto en el pluscuamperfecto. Es decir, si el hecho de que el pretérito pluscuamperfecto represente la estructura temporal de Antepretérito significa la completa erosión del contenido aspectual de había. La respuesta a esta pregunta explicará en parte por qué no hay alternancia entre pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior6. En la sección 2, vamos a

5

Véase, por ejemplo, Rojo (1974) y Rojo/Veiga (1999), entre otros. Sánchez Ruipérez (1962) sostiene que el pretérito pluscuamperfecto y al anterior son equivalentes. Rojo/Veiga (1999: 2881) señalan, en cambio, que el sustituto actual de hube cantado es canté y no había cantado, con lo que estamos completamente de acuerdo. Cartagena (1999: 2951-2952), por su parte, habla de neutralización entre el pretérito anterior, el perfecto simple y el pluscuamperfecto precedidos de una conjunción que exprese inmediatez o de un contexto que la indique; en 3.5 nos ocuparemos de los ejemplos que proporciona. 6

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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repasar las principales características tempo-aspectuales del pretérito pluscuamperfecto, centrándonos fundamentalmente en la siguiente cuestión: ¿en qué medida el auxiliar del pluscuamperfecto se puede considerar una forma imperfectiva? Ello nos permitirá comprender que algunas de las diferencias fundamentales entre pretérito pluscuamperfecto y anterior –como la posibilidad del primero y la imposibilidad del segundo de recibir interpretación habitual– se pueden explicar a partir de su morfología.

2. El pretérito pluscuamperfecto En esta sección describiremos en términos aspectuales y temporales el pretérito pluscuamperfecto, deteniéndonos en su interpretación de Perfecto, de Aoristo y de Habitual. Como hemos dicho, con el objetivo de comprender en qué medida esta forma se diferencia del pretérito anterior, nos concentraremos en las propiedades aspectuales que se pueden atribuir a la presencia de un auxiliar en pretérito imperfecto.

2.1. LA INTERPRETACIÓN DE PERFECTO DEL PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO Hemos visto que las formas compuestas proceden de una construcción resultativa latina, similar a la española . Por lo tanto, podría darse el caso de que el pluscuamperfecto conservase parte de su primitivo significado resultativo. Y así es: el pluscuamperfecto puede tener interpretación aspectual de Perfecto, que es aquella en la que se focaliza el estado de cosas posterior al evento: (7)

A las tres ya había escrito la carta.

También hemos dicho que, según Kuryłowicz, en la evolución general de los Perfectos, se pasa de focalizar el estado resultante a focalizar el evento anterior, obteniendo así interpretaciones de Aoristo: (8)

Había escrito la carta a las tres.

Por lo tanto, como ya hemos adelantado en el apartado 1.1, el pluscuamperfecto tiene la doble interpretación que se atribuye en la bibliografía a las formas compuestas del verbo: la de Perfecto y la de Aoristo. En este apartado vamos a ocuparnos de la interpretación de Perfecto.

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Para ello, vamos a comparar el pluscuamperfecto con la construcción resultativa conjugada en pretérito imperfecto. Lo hacemos porque, precisamente, se trata de una construcción7 indudablemente Resultativa. Consideremos el siguiente ejemplo: (9)

Cuando me llamó, tenía las camisas planchadas.

En él, con respecto a la referencia temporal que introduce la oración subordinada, el evento denotado por planchadas ha tenido que ser anterior, puesto que lo que sucedía cuando me llamó es que las camisas ya estaban planchadas, lo que evidentemente implica que se plancharon antes. Podemos relacionar este contenido aspectual con la morfología del participio. Veamos ahora qué aporta tenía. Se ha dicho que el Perfecto focaliza el estado de cosas resultado de un evento. Asumamos que el Perfecto es un estado8. Con respecto a él, aspectualmente será posible elegir un punto central del tiempo en que tiene lugar y esto es lo que hace la forma tenía. En el ejemplo de (9), tenía focaliza un punto central del período en que tuve las camisas planchadas. Es decir, cuando llamó, las camisas ya estaban planchadas y siguieron planchadas después de su llamada. Por lo tanto, estamos ante una forma cuya interpretación semántica es morfológicamente transparente: el participio proporciona el significado de resultativo y el pretérito tenía lo focaliza aspectualmente de modo imperfectivo. Consideremos ahora un ejemplo sin oración subordinada temporal. Obsérvese que, en la secuencia (10)

A las tres tenía planchadas las camisas,

a las tres designa un momento de la línea temporal incluido propiamente en el período en el que las camisas están planchadas, pero este momento no es ni el inicio ni el final de dicho período. Efectivamente, a las tres no designa el primer momento en que se puede predicar que las camisas están planchadas y tampoco puede designar el último. Esta es precisamente la interpretación característica del imperfecto en oraciones como (11)

7

A las tres estaba en la habitación,

Hablamos de construcción y no de perífrasis porque existen dudas de que lo sea (perífrasis) en los usos a los que nos referimos aquí. Véase Martínez-Atienza (2006). 8 Esta es una asunción común que, en realidad, necesitaría una mayor profundización que no podemos concederle aquí.

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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donde a las tres no puede designar ni el momento inicial ni el final de la situación denotada por estaba en la habitación. Pues bien, con el pretérito pluscuamperfecto, la situación es paralela; en el caso de (12)

A la tres ya había planchado las camisas,

a las tres otra vez designa un momento de la línea temporal incluido propiamente en el período en el que las camisas están planchadas, pero este momento no es ni el inicio ni el final de dicho período. Por lo tanto, el auxiliar de Perfecto había se comporta aspectualmente como un pretérito imperfecto. Creemos que esta es la idea de Bello (1847) en el §647 de la Gramática en el siguiente párrafo, donde se comenta la oración Cuando llegué a la playa, la escuadra había desaparecido: «Cuando llegué a la playa, no se veía ya la escuadra»; el no verse coexiste en una parte de su duración con la llegada, de manera que pudo haber principiado más o menos tiempo antes de ella, pues tal es la fuerza del copretérito no se veía (§287). No verse ya y haber desaparecido es una misma cosa. Si pongo, pues, había desaparecido en lugar de no se veía ya, el haber desaparecido coexistirá con la llegada, pero de tal manera que pueda haber durado más o menos tiempo antes de ésta.

En efecto, el momento de tiempo designado por cuando llegué a la playa no es el primero ni el último del haber desaparecido ya la escuadra. Por lo tanto, podemos afirmar que el pluscuamperfecto, en su interpretación de Perfecto, denota un estado (el resultado del evento) focalizado imperfectivamente por el auxiliar. En este sentido, se interpreta, pues, como la construcción resultativa . La diferencia esencial entre y es que haber permite la interpretación de Perfecto con predicados cuyo complemento directo no es referencial, lo que es imposible con tener, al menos en español peninsular9: (13)

a. Para entonces ya había adelgazado cinco kilos. b. *Para entonces ya tenía adelgazados cinco kilos.

La conclusión es que en la interpretación de Perfecto del pluscuamperfecto, había se comporta como un auxiliar de Imperfectivo.

9

Véase Harre (1991) y Martínez-Atienza (2006).

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2.2. LA INTERPRETACIÓN DE AORISTO DEL PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO Hemos visto que las formas compuestas reciben una doble interpretación aspectual y que además de expresar Perfecto expresan también Aoristo. Esta segunda interpretación es consecuencia del cambio de focalización que se produce en la evolución de los Perfectos y que desplaza el foco aspectual del resultado del evento al evento mismo. Recordemos con un ejemplo esta interpretación de Aoristo: (14)

La secretaria había salido de la oficina a las tres.

Como ya hemos apuntado, en este tipo de ejemplos, un complemento adverbial como a las tres sitúa en la línea temporal no el resultado del evento, como sucedía en (7), a las tres ya había escrito la carta, sino el evento mismo. En este caso, como ha sido a menudo observado incluso en textos escolares, el pretérito pluscuamperfecto puede ser la forma correspondiente en el discurso indirecto a un pretérito perfecto simple en el discurso directo: (15)

a. Juan dijo: «El lunes vi a María». b. Juan dijo que el lunes había visto a María.

Obsérvese que, en efecto, el pluscuamperfecto había visto es la forma que corresponde en el discurso indirecto de (15b) a vi. Este hecho nos parece muy interesante. Es un rasgo propio del proceso de gramaticalización la erosión del significado original del término que experimenta el proceso. Es esperable, por lo tanto, que en el proceso que va del Perfecto al Aoristo la pérdida del significado permita que una forma ligada a la expresión del aspecto Imperfectivo como el pretérito imperfecto había acabe ligado a la expresión del aspecto Perfectivo o Aoristo; esto es especialmente relevante si asumimos que la distinción aspectual básica es la que existe entre Imperfectivo y Perfectivo o Aoristo. Tenemos pues un primer elemento para sostener que en la interpretación de Aoristo, el auxiliar del pluscuamperfecto no es ya una forma imperfectiva, puesto que, si lo fuera, no se comprende la equivalencia entre los ejemplos de (15). Además, el pretérito pluscuamperfecto en la interpretación de Aoristo se comporta como un pretérito perfecto simple y no como un imperfecto con respecto a la combinación con complementos adverbiales temporales. Veamos esta cuestión con detalle. Los complementos adverbiales que delimitan el evento como los introducidos por en o por durante son perfectamente compatibles con el pretérito perfecto simple (16a y 17a), pero no con el imperfecto (16b y 17b) a no ser que la interpretación habitual sea posible (16c y 17c):

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

(16)

(17)

a. El otro día lo hizo en dos horas. b. *El otro día lo hacía en dos horas. c. Lo hacía en dos horas. a. El otro día trabajó durante ocho horas. b. *El otro día trabajaba durante ocho horas. c. Trabajaba durante ocho horas

El pretérito pluscuamperfecto, claramente, se comporta como el pretérito perfecto simple, puesto que admite este tipo de complementos sin necesidad de que se active la interpretación habitual: (18) (19)

El otro día lo había hecho en dos horas. El otro día había trabajado durante ocho horas.

A partir de los dos hechos que hemos expuesto, que en el discurso indirecto el pretérito pluscuamperfecto puede corresponder, en su interpretación de Aoristo, a un pretérito perfecto simple y que, combinado con los complementos adverbiales de duración se comporta como un pretérito perfecto simple, podemos concluir que en la interpretación de Aoristo, contrariamente a lo que sucede con la de Perfecto, no queda rastros del contenido aspectual original del auxiliar.

2.3. LA

INTERPRETACIÓN

ASPECTUAL

COMO

H ABITUAL

DEL

PRETÉRITO

PLUSCUAMPERFECTO

En este último apartado consagrado al pretérito pluscuamperfecto, nos vamos a ocupar de la cuestión de su interpretación habitual. La relación entre la expresión de la habitualidad y el aspecto Imperfectivo es una cuestión teórica que aquí no podemos abordar con detalle. Es indudable que existe un vínculo estrecho entre ambos significados en la medida en que es típico que las formas asociadas a la expresión del aspecto Imperfectivo lo estén también a la de la habitualidad. Sobre la relación que existe entre ambos significados existen, sin embargo, discrepancias. Bertinetto (1986: 162-181)10 distingue tres valores en el aspecto Imperfectivo: el Progresivo, el Habitual y el Continuo. Ilustremos las tres variedades de que hablamos:

10

También para Comrie (1976) el Habitual es un tipo de Imperfectivo.

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a. María estaba fregando el suelo. b. Juan solía ir andando al trabajo. c. Marta iba diciendo tonterías.

(PROGRESIVO) (HABITUAL) (CONTINUO)

En el Progresivo se focaliza un único punto. Es la modalidad de Imperfectivo que aparece en (20a), donde el evento de fregar el suelo se contempla durante un único instante. El Imperfectivo Habitual aparece cuando tenemos predicados que expresan situaciones cuya repetición se toma como una propiedad caracterizadora del sujeto; es lo que sucede, por ejemplo, en (20b). Por último, en el Continuo lo que se focaliza es un período; podemos encontrar un ejemplo en (20c). Sin embargo, que el Habitual sea una variedad del Imperfectivo no es algo unánimemente aceptado. Así, Dik (1987: 60-63) distingue tres clases de relaciones aspectuales: A- La oposición Perfectivo / Imperfectivo. Basada en la cuestión de si el Estado de Cosas (=Evento) designado por la predicación es presentado desde un punto de vista externo como un todo (Perfectivo) o desde un punto de vista interno y no completo (Imperfectivo). B- La relación fasal. Describe la relación entre un determinado punto del eje temporal y un Estado de Cosas. Existen, según Dik (1987: 60), siete posibles distinciones: 1. Prospectivo. 2. Prospectivo Inmediato. 3. Ingresivo. 4. Progresivo. 5. Egresivo. 6. Perfecto Inmediato. 7. Perfecto. C- La relación cuantificacional. Expresa diferentes tipos de cuantificaciones sobre grupos de ocurrencias de un determinado Estado de Cosas. Dik (1987: 63) establece cinco variedades: 1. Habitual. 2. Continuo. 3. Semelfactivo. 4. Iterativo. 5. Frecuentativo.

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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Como puede verse, para Dik el Habitual y el Imperfectivo pertenecen a dos tipos de relaciones aspectuales diferentes11. Evidentemente, este es un problema que no podemos abordar aquí con el detenimiento necesario, pero debemos tener una cosa en cuenta: si aceptamos, como Bertinetto, que el Habitual es una variedad del Imperfectivo, al caracterizar una forma como habitual, estamos implicando que expresa aspecto Imperfectivo. Para Dik, sin embargo, no es así, puesto que Imperfectivo y Habitual son variedades aspectuales independientes; las conclusiones de este trabajo apuntan a que, en efecto, el Habitual no es una subvariedad del Imperfectivo (véase Martínez-Atienza 2004). Entendemos por Habitual, en cualquier caso, la interpretación que recibe el pretérito imperfecto en los ejemplos que siguen, donde hay una repetición indeterminada del evento denotado por el predicado, que se concibe como propiedad caracterizadora del sujeto: (21)

a. De pequeño, iba andando al colegio. b. Después de comer, jugábamos siempre a las cartas. c. Todos los días, al volver del trabajo, mi padre daba un beso a mi madre.

Un hecho a nuestro juicio muy notable es que el pretérito pluscuamperfecto entra también en construcciones habituales, tanto en su interpretación de Perfecto, como en su interpretación de Aoristo, como se muestra, respectivamente, en los siguientes ejemplos: (22)

a. En casa, a las tres, siempre habíamos comido ya. b. En casa siempre habíamos comido a las tres, pero tras la muerte de mi padre empezamos a comer a las dos12.

11 Ángeles Carrasco Gutiérrez (c. p.) nos hace notar que lo que sucede, en realidad, es que Dik desvincula las subvariedades que se asocian comúnmente al Imperfectivo (Progresivo, Habitual y Continuo) de este. Pero esta discusión desborda con creces los límites de nuestro trabajo. 12 El pretérito pluscuamperfecto también puede tener interpretación habitual subordinado a un pretérito imperfecto:

(i)

Siempre le decíamos que el día anterior había llamado su novio.

Nótese que en este caso había llamado corresponde a llamó en el discurso directo: (ii)

Siempre le decíamos: «Ayer llamó tu novio».

El pluscuamperfecto conserva el Aoristo del microevento (cada una de las llamadas del novio) y le añade el macroevento habitual.

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Detengámonos un instante en los ejemplos que preceden. En (22a), decimos que hay un Perfecto porque lo que ocurre a las tres es que ya hemos terminado de comer y por lo tanto nos encontramos en el estado que sigue al evento mismo de comer. La habitualidad es inducida por la presencia del adverbio siempre. En (22b), otra vez debido a la presencia del adverbio siempre, tenemos un hábito que consiste en que, con anterioridad con respecto a un evento no mencionado, teníamos la costumbre de comer a las tres. Es cierto que la interpretación habitual depende, en el caso de las formas compuestas, de un elemento externo como puede ser un complemento adverbial, mientras que con el imperfecto es una posibilidad que se presenta prima facie, pero también es cierto que esta posibilidad no existe, como vamos a ver a continuación, con el pretérito perfecto simple. Esta es, junto con la interpretación aspectual que veíamos en el Perfecto, la otra característica que acerca el pluscuamperfecto al pretérito imperfecto, que sirve para formarlo. Es un dato importante, puesto que el pretérito perfecto simple no tiene nunca, como acabamos de decir, interpretación habitual. Obsérvese, en efecto, que en (23a) es posible la interpretación habitual (de hecho es probablemente la más inmediata), mientras que en (23b) es completamente imposible: (23)

a. Juan iba andando al colegio. b. Juan fue andando al colegio13.

Ni siquiera con complementos adverbiales iterativos o incluso habituales, puede tener el pretérito perfecto simple valor habitual: (El ejemplo de 24a es de Ángeles Carrasco Gutiérrez, c.p., y el de 24b es una traducción del ejemplo 17 de Bertinetto 2003.) (24)

a. Juan fue andando al colegio todos los días hasta que se mudó de barrio. b. Cada día, Marta le pidió el coche para llegar a tiempo a la cita.

Para Bertinetto, ejemplos como el de (24b) son casos de iteratividad, pero no de habitualidad. A nuestro juicio, en efecto, falta el valor gnómico, de ley, de disposición o de tendencia general de que habla Kleiber (1987: 200 y sigs.), que es propio de la habitualidad y que la acerca a la genericidad. Para sostener esta afirmación, podemos observar que el pretérito perfecto simple es la forma usada para

13

Véanse Bertinetto (1986: §§3.1.4-5; 1995/1996) y Lenci/Bertinetto (2000).

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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expresar la excepción dentro de un Habitual, siempre y cuando esta excepción no sea a su vez un Habitual: (25)

a. Juan de pequeño iba andando al colegio todos los días excepto los jueves, en que le {llevaba / *llevó} su padre en coche. b. Juan de pequeño iba andando al colegio todos los días excepto durante una semana en que su padre le {*llevaba / llevó} en coche a causa de una terrible nevada.

Se puede observar que en (25a), donde el hecho de ir los jueves el colegio en coche es un hábito junto con el de ir el resto de los días andando, la forma adecuada es el pretérito imperfecto y no el pretérito anterior. En (25b), en cambio, donde ir en coche es una excepción que no se convierte a su vez en hábito, la forma apropiada es el pretérito perfecto simple y no el pretérito imperfecto. Añádase a ello la extrañeza de ejemplos como los de (26), especialmente comparada con la completa aceptabilidad de (27): (26) (27)

a. ??Habitualmente se lo dije. b. ??Habitualmente me llamaste. a. Habitualmente se lo decía. b. Habitualmente me llamabas.

Esta diferencia esencial entre el pretérito perfecto simple y el imperfecto explica que, aunque los ejemplos siguientes pueden ser verdaderos en las mismas condiciones, es decir, que Lewis saltase una única vez 8’90, en (28b) se predica una propiedad de Lewis, pero en (28a), no: (El ejemplo de 28a es traducción del ejemplo 43a de Delfitto 2002: 63.) (28)

a. En 1990 C. Lewis saltó 8’90. b. En 1990 C. Lewis saltaba 8’90.

La propiedad de (28b) está ligada a la actitudinalidad y no a la estricta habitualidad, pero el ejemplo sirve para ilustrar la diferencia básica entre interpretaciones ligadas a la habitualidad como las que posee el pretérito imperfecto y aquellas que no están ligadas a la habitualidad, como las del pretérito perfecto simple14.

14

Véase Delfitto (2002: 61-66).

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Un hecho que debemos tener en cuenta es que el pretérito imperfecto puede expresar lo que podemos llamar un Habitual con interpretación de Aoristo en las singulares ocurrencias del evento. Consideremos el siguiente ejemplo: (29)

Juan hacía los deberes en cinco minutos.

En él tenemos también un Habitual con interpretación de Aoristo en el microevento. Hemos dicho que podemos concebir un hábito como una propiedad del sujeto consistente en la repetición regular de un tipo de evento. Bertinetto (1995/96) habla de macroevento para designar el conjunto de las ocurrencias y de microevento para designar cada una de ellas. Es el macroevento el que está marcado imperfectivamente y, por lo tanto, abierto; cada uno de los microeventos puede estar cerrado. Lo que ocurre en (29) es que cada uno de los microeventos está cerrado, es decir, se interpreta como un Aoristo, exactamente igual que sucede en: (30)

Juan hizo los deberes en cinco minutos.

Por lo tanto, debemos tener presente que cuando el pretérito imperfecto tiene interpretación habitual –una de sus interpretaciones características– los microeventos que constituyen el hábito pueden estar cerrados, es decir, ser Aoristos. Volvamos a la posibilidad de que el pluscuamperfecto tenga interpretación habitual. A nuestro juicio hay que atribuirla a la morfología imperfectiva del auxiliar del pretérito pluscuamperfecto, puesto que el pretérito imperfecto puede expresar Habitual con interpretación de Aoristo en los microeventos. Ello muestra que lo esencial para que haya interpretación habitual es que aparezca la morfología imperfectiva. Es interesante observar que de todo el modo indicativo solo hay dos formas que estén excluidas de esta interpretación: el pretérito perfecto simple y el pretérito anterior, que son las únicas que no poseen morfología imperfectiva15 .

15

Es interesante notar que el auxiliar de Habitual soler no tiene formas perfectivas:

(i)

a. *Solí ir andando a trabajar. b. *He solido verlo.

Aunque es necesario señalar que la defectividad de soler afecta también al futuro y a las formas no finitas: (ii)

a. *Soleré ir. b. *Me gustaría soler ir andando a trabajar.

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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En efecto, la morfología de Presente se encuentra en el presente, pretérito perfecto compuesto, futuro y futuro compuesto y la de imperfecto en el pretérito imperfecto, pretérito pluscuamperfecto, condicional y condicional compuesto16: (31)

Presente: Canto Pretérito perfecto compuesto: He cantado Futuro: Cantaré Futuro compuesto: Habré cantado Imperfecto: Cantaba Pluscuamperfecto: Había cantado Condicional: Cantaría Condicional compuesto: Habría cantado.

Por lo tanto, como hemos dicho, solo el pretérito perfecto simple y el pretérito anterior carecen de morfología imperfectiva y son, precisamente, las dos formas que no admiten interpretación habitual. Como conclusión de esta sección podemos establecer que el pretérito pluscuamperfecto muestra dos características que lo relacionan estrechamente con el imperfecto que lo forma. La primera es que, en la interpretación de Perfecto, la parte del evento focalizada está incluida propiamente dentro del evento completo, en este caso un estado resultante, y esta es la interpretación propia del aspecto Imperfectivo. La segunda es la posibilidad de expresar Habitual, posibilidad que hemos visto que es propia de la morfología imperfectiva.

3. El pretérito anterior Después de habernos ocupado del pluscuamperfecto, pasamos a ocuparnos del pretérito anterior. Es sabido que el pretérito anterior tiene una sintaxis limitada. En el primer apartado de esta sección vamos a dar una explicación para esta conocida limitación. A continuación, vamos a comparar el pretérito anterior con el pretérito pluscuamperfecto para demostrar que, lejos de lo que habitualmente se sostiene, no es una variante de la lengua escrita de este. También lo compararemos con el pretérito perfecto simple, con el que las similitudes sí son reales. En el tercer apartado, propondremos una caracterización aspectual del pretérito anterior

16 No podemos profundizar en esta cuestión, pero el futuro y el condicional, que se describen como formas aspectualmente neutras, contienen históricamente un auxiliar de presente e imperfecto, respectivamente.

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y, en el cuarto, hablaremos de la característica mejor conocida de esta forma: la expresión de la anterioridad inmediata. Por último nos ocuparemos de los casos que se han presentado como de alternancia del pretérito anterior con el pretérito pluscuamperfecto.

3.1. UNA FORMA VERBAL NO DEÍCTICA Las diferencias fundamentales entre las formas del verbo finitas y las que son no finitas son dos: las primeras expresan persona y son temporalmente deícticas, es decir, incluyen como parte de su significado la referencia a la coordenada temporal del acto de la enunciación, mientras que las segundas no expresan persona y no son temporalmente deícticas17. Esta doble diferencia tiene consecuencias decisivas en la sintaxis de ambos tipos de formas. Las primeras pueden ser predicados en oraciones independientes, pero las segundas, en principio, no. En (32) ilustramos este comportamiento comparando un pretérito perfecto simple y un infinitivo18: (32)

a. Llegó ayer. b. *Llegar ayer.

Para explicar la imposibilidad de que el pretérito anterior aparezca en oraciones principales, subordinadas sustantivas, subordinadas de relativo y subordinadas adverbiales que no sean temporales19, vamos a proponer que se trata, como las formas no personales, de una forma temporalmente no deíctica. Esta caracterización da cuenta de forma inmediata de por qué es agramatical la oración de (33): (33)

*Hubo llegado ayer.

17

Véase Hernanz (1999: 2208). Véase Hernanz (1999: 2332-2342) para una descripción pormenorizada de las condiciones en que un infinitivo puede aparecer en una oración independiente y para la discusión sobre si se trata verdaderamente de oraciones independientes. 19 Es cierto que es posible encontrar en corpora casos de pretéritos anteriores en estos contextos, pero, a nuestro juicio, son ejemplos fuera de la gramática actual del español, aunque es una cuestión que puede estar sujeta a variación. La RAE en el Esbozo (1973: 470) afirma: 18

Este tiempo es de poco uso en castellano moderno, pues sólo se emplea en oraciones temporales y precedido de las locuciones después que, luego que, así que, cuando, no bien, enseguida que, en cuanto, tan pronto como u otras semejantes.

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Lo es por las mismas razones que (32b): porque el núcleo del sintagma verbal no es una forma temporalmente deíctica. Según nuestra propuesta, el pretérito anterior es una forma verbal con flexión de persona, pero sin contenido flexivo temporal deíctico. Esta idea puede aparecer antiintuitiva, puesto que el pretérito anterior está formado con el pretérito perfecto simple del verbo haber y el pretérito perfecto simple es claramente una forma temporalmente deíctica. Sin embargo, podemos considerar el problema desde otra perspectiva. En primer lugar, nada asegura que el auxiliar de las formas compuestas reciba la misma interpretación tempo-aspectual que la forma simple correspondiente de un verbo léxico. Ello es claro en el caso del pretérito pluscuamperfecto, que puede, como hemos visto, expresar aspecto Aoristo aunque está formado con un auxiliar en pretérito imperfecto, una forma que expresa aspecto Imperfectivo, es decir, un aspecto que no focaliza el final del evento. Por otra parte, es evidente que el pretérito anterior tiene unas restricciones sintácticas tales, que no pueden ser explicadas considerando el auxiliar hube como un pretérito perfecto simple regular. Una vez aceptada la hipótesis según la cual el pretérito anterior compartiría con las formas no finitas la ausencia de contenido temporal deíctico, es necesario reconocer, sin embargo, que estas últimas tienen una distribución mucho más amplia que aquel; si utilizamos el infinitivo como ejemplo, puede aparecer en oraciones subordinadas sustantivas, relativas y adverbiales no temporales, tal y como se muestra, respectivamente, en (34): (34)

a. Negó haberlo hecho. b. Personas en las que confiar. c. De llegar pronto, llámame.

Todos estos son contextos de los que el pretérito anterior está excluido, como mostramos en (35): (35)

a. *No sé si lo hubo hecho. b. *Personas que pronto hubieron comprendido20. c. *Me llamó porque hubo llegado tarde.

Comrie (1985: 56 y sigs. y 126) da cuenta del significado temporal de las formas no finitas del verbo proponiendo para ellas una estructura temporal de dos

20 Como decíamos en la nota anterior que podía suceder, en el corpus CREA de la RAE hemos encontrado, sin embargo, un ejemplo de pretérito anterior en una oración de relativo, bien es cierto que con antecedente temporal:

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puntos en términos reichenbachianos. Recordemos que para Reichenbach (1947) el tiempo es la gramaticalización de una relación entre momentos de tiempo, el momento del habla, el momento del evento y el punto de referencia, un momento relevante para la localización del evento. Para Comrie, lo característico de las formas no finitas del verbo es que carecen del momento de habla, de manera que su estructura temporal sería la siguiente: (36)

E relativo a R,

donde relativo a recibiría las interpretaciones admitidas por cada modelo teórico, que serían, en principio, las de anterioridad, simultaneidad y posterioridad. Es decir, para Comrie, la diferencia entre una forma verbal finita y una no finita es que esta última solo tiene dos momentos en su estructura temporal, mientras que la primera puede tener tres21. Para explicar la diferente distribución del pretérito anterior y de las formas no finitas del verbo, vamos a proponer que el pretérito anterior tiene una estructura temporal de tres momentos, pero que ninguno de los puntos de referencia que forman parte de ella puede relacionarse directamente con el momento del habla: (37)

Estructura temporal del pretérito anterior:

E,R2 - R1

En (37) el punto del evento es simultáneo con un punto de referencia (R2) que es anterior a otro punto de referencia (R1). Esta propuesta asume una idea que aparece frecuentemente en la bibliografía sobre tiempo gramatical y es la de que el momento del habla no es más que un punto de referencia que toma habitualmente el valor del acto de la enunciación, sin que ello sea ni siquiera necesario. Lo característico del pretérito anterior es que no puede tomar nunca este valor directamente. La estructura temporal que proponemos para el pretérito anterior es esencialmente la misma que la que se suele proponer para el pretérito perfecto simple en el modelo de Reichenbach:

(i)

Aquella mañana en que hubo aparecido el cadáver de una menor y en que se originó una respuesta colectiva tan inequívoca como emocionante... (Félix Grande, Fábula, España, 1991).

A nuestro juicio, el ejemplo que precede está mal formado. 21

Los investigadores mantienen dos posturas en cuanto al número de momentos necesarios en la estructura temporal de una forma finita. Para Reichenbach (1947) tres puntos son siempre necesarios, para Vikner (1985) son necesarios siempre cuatro, mientras que para Bello (1847), Comrie (1981 y 1985) o Bertinetto (1986), el número de puntos puede variar.

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E,R - H22,

pero con la diferencia determinante de que esta forma verbal sí es deíctica, puesto que el primer punto de referencia recibe el valor del momento del habla. Por lo tanto, nuestra propuesta es que el pretérito anterior es un pretérito perfecto simple no deíctico y, por lo tanto, diferente del pretérito pluscuamperfecto, que se suele representar como en (6), repetido ahora como (39): (39)

Estructura temporal del pretérito pluscuamperfecto:

E-R-H

Pues bien, si aceptamos que la estructura temporal del pretérito anterior es la de (37), podemos suponer que el pretérito anterior tiene que copiar la información deíctica, es decir, la relación entre R1 y R2 de otra forma verbal. Ello es debido a que el pretérito anterior tiene, por un lado, la estructura temporal de tres puntos de las formas deícticas, pero ha perdido el contenido deíctico, que se manifiesta en la relación entre el momento del habla y el punto de referencia. En efecto, ya en Bello se distingue una primera relación deíctica de una segunda relación anafórica. Si tomamos la ET de Antepretérito que se asigna al pretérito pluscuamperfecto, la relación deíctica es la que se establece entre H y R, mientras que la relación entre E y R es no deíctica y por eso se califica a veces de anafórica. Bello distingue entre ambos tipos de relaciones terminológicamente: (40)

Relación deíctica Presente Pretérito Futuro

Relación anafórica Co Ante Pos

En estas circunstancias, la única estructura sintáctica en que se puede determinar el valor de dos puntos de referencia del pretérito anterior es la subordinación temporal, puesto que es el único dominio sintáctico en que el tiempo de la oración principal determina completamente el tiempo de la subordinada. En efecto, la estrecha dependencia temporal que tienen las oraciones subordinadas de tiempo con respecto a las oraciones de que dependen ha sido reconocida por autores desde presupuestos muy distintos. Además de Hornstein (1990),

22

Con respecto a la representación del Pretérito que dábamos en (4) y que correspondía al sistema de Bello, en (38), hemos incluido el punto de referencia, siguiendo la opinión de Reichenbach (1947) según la cual el punto de referencia está presente en todas las estructuras temporales.

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quien establece de un modo muy preciso la necesidad de que la oración principal y la subordinada temporal concuerden en sus rasgos temporales, citemos, entre otros, a Parsons (1990: 226), quien supone que hay una única estructura temporal para toda la secuencia; a Pountain (1983: 146), quien, a propósito de las oraciones subordinadas con quand en francés, señala que tanto la subordinada como la principal han de compartir la misma área de referencia temporal; y a Ritchie (1979: 113), quien postula que si dos oraciones están relacionadas por medio de un conector temporal deben tener el mismo tiempo, donde por tiempo se entiende pasado o presente. En García Fernández (2000a: 336) proponíamos, siguiendo a Hornstein (1990: 43), que la correlación de tiempos en las oraciones subordinadas temporales se podía explicar sosteniendo que el punto de referencia subordinado tenía que hacerse simultáneo con el punto de referencia principal23. Lo que tiene de característico el pretérito anterior es que, dado su carácter no deíctico, el primer punto de referencia tiene que tomar su valor del momento del habla del verbo principal. En el ejemplo de (41), podemos observar cómo se produce la correlación. El pretérito anterior identifica su primer punto de referencia (R1) asignándole por simultaneidad el valor del momento del habla del verbo principal e identifica el segundo punto de referencia (R2) asignándole por simultaneidad el valor del evento principal. En esta configuración, el punto del evento de la estructura del pretérito anterior es simultáneo al punto del evento del pretérito perfecto simple, pero el conector en cuanto los ordena, de manera que el evento denotado por el predicado subordinado precede el evento denotado por el predicado principal: (41)

Se marchó en cuanto hubo comprendido la situación. E,R E,R2

-

H/se marchó R1/hubo comprendido

Las oraciones subordinadas temporales, sin embargo, se dividen en dos grupos: las subordinadas de predicado y las de oración. Las oraciones adverbiales temporales de predicado sitúan en la línea temporal el evento denotado por el predicado de

23

Literalmente:

Dada la estructura:

Tiempo1

Conector Temporal

Tiempo2

La Regla para Conectores Temporales (RCT) asocia R2, el punto de referencia subordinado, con R1, el punto de referencia principal, moviendo el primero y sitúa E2, el evento subordinado, con respecto a R2 de acuerdo con la posición de este.

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Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior

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la oración principal con respecto al de la subordinada, como en (42a). Las oraciones adverbiales temporales de oración, por su parte, se insertan en el marco temporal proporcionado por la oración principal y sirven para hacer avanzar la acción, es decir, tienen valor narrativo, lo que se puede observar en el ejemplo de (42b): (42)

a. Le llamé por teléfono cuando supe la noticia. b. Estaba hablando animadamente con tu hermano cuando, de pronto, me acordé de que me había dejado el gas abierto.

Las oraciones subordinadas temporales de predicado tienen un comportamiento muy distinto del de las oraciones subordinadas temporales de oración debido a que estas últimas mantienen una relación menos estrecha con la oración principal y, por lo tanto, una dependencia sintáctica menor24. Podemos dar cuenta de la diferencia que existe entre ambos tipos de oraciones, proponiendo que la oración subordinada temporal de predicado está regida por la flexión del verbo principal o por el tiempo del verbo principal en el caso de que se acepte la hipótesis que separa, dentro de la flexión, el tiempo de la concordancia25, y, por lo tanto, ha de someterse a la regla de correlación, mientras que la oración subordinada temporal de oración no está regida por la flexión porque está adjunta a un nudo más alto y por ello no resulta afectada por la regla de correlación. Pues bien, a partir de lo que hemos dicho, se prevé que el pretérito anterior esté excluido de las oraciones subordinadas temporales de oración u oraciones narrativas. Ello se debe a que la posición externa que ocupan no permite al pretérito anterior identificar sus puntos de referencia, en la asunción de que la concordancia de tiempos se realiza bajo la relación sintáctica de rección. Esto es exactamente lo que sucede, como podemos comprobar en los ejemplos de (43): (43)

a. *Estaba sentado tranquilamente cuando, de pronto, hubo sonado el teléfono. b. *Estaba hablando animadamente con tu hermano cuando, de pronto, me hube acordado de que me había dejado el gas abierto.

Nuestra hipótesis prevé también que el pretérito anterior esté excluido de aquellos contextos en que el conector es un relativo con antecedente y, por lo tanto, no

24

Véanse, entre otros, Couper-Kuhlen (1989), Declerck (1997: cap. 10), Giusti (1991: 734-736), Harkness (1985: 345-346) y Hopper (1979). 25 Las oraciones subordinadas temporales, según Hornstein (1990: 168), están adjuntas al SV y en esta posición son regidas por la flexión verbal de la oración principal.

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mantiene relación directa con la flexión del verbo principal, puesto que en tales casos el conector forma parte del sintagma nominal cuyo núcleo es su antecedente, de modo que la oración introducida por él no está regida por la flexión del verbo principal26: (44)

*Aquel momento, cuando me hube dado cuenta de todo, fue el peor.

Obsérvese que son precisamente estos contextos sintácticos los que permiten que un futuro aparezca en una oración encabezada por cuando. Es conocido que el español, frente a otras lenguas románicas como el francés o el italiano, no permite la aparición del futuro de indicativo en las oraciones subordinadas temporales. Sin embargo, esta regla no se cumple en los casos en que la oración subordinada es de oración, como (45a), o en que el conector tiene antecedente, como en (45b): (45)

a. Estará dormido cuando, como una sombra, se introducirán en su habitación los sueños no deseados. b. En todo caso, siempre se informará en el momento del alta cuando se entregará informe definitivo. (Ejemplo extraído de una hoja volante del hospital madrileño Gregorio Marañón de marzo de 2004.)

Ello es otra vez debido a que en estos contextos sintácticos la oración subordinada de tiempo no está regida por el tiempo de la principal y ello provoca los dos fenómenos que han llamado nuestra atención: por una parte, son estos entornos sintácticos donde no puede aparecer el pretérito anterior, aunque se trate de oraciones subordinadas temporales o relativas temporales; por otra, en estos mismos entornos puede aparecer un futuro de indicativo en vez del presente de subjuntivo, característico de las oraciones temporales de futuro en español. Por lo tanto, podemos concluir que el pretérito anterior solamente puede aparecer en oraciones subordinadas temporales de predicado y está excluido de las subordinadas de oración y de las relativas temporales en que el conector tiene un antecedente27 como consecuencia de la ausencia de contenido deíctico.

26 No hay que confundir esta estructura con aquella en que la oración temporal forma parte de una secuencia de complementos y donde sí es posible que aparezca el pretérito anterior:

(i)

Por la noche, a las nueve, cuando todo el mundo hubo abandonado la sala, apareció el director.

27 No entramos, porque no afecta a nuestro trabajo, en la discusión sobre la naturaleza categorial de los conectores temporales, por ejemplo, en el problema de si cuando es o no un relativo o de si lo es siempre.

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3.2. EL PRETÉRITO ANTERIOR Y LOS OTROS PRETÉRITOS Hemos visto que las formas compuestas del verbo español son aspectualmente ambiguas entre una interpretación que se denomina de Aoristo y otra que se denomina de Perfecto. Lo que debemos determinar ahora, evidentemente, es si el pretérito anterior se comporta como el resto de las formas compuestas y, especialmente, si se comporta como el pluscuamperfecto. Lo que vamos a sostener es que no y que, en realidad, se comporta esencialmente como el pretérito perfecto simple. En realidad ya hemos adelantado de alguna manera esta conclusión, puesto que hemos asignado al pretérito anterior una ET equivalente a la del pretérito perfecto simple. Dado que el pretérito anterior aparece obligatoriamente dentro de una oración subordinada de tiempo, no es posible aplicar la prueba que permite diferenciar los dos significados aspectuales de las formas compuestas en (1). Es posible, sin embargo, demostrar indirectamente que es así. La primera manera de hacerlo es comparar tres secuencias con tres oraciones subordinadas temporales introducidas por cuando que contengan, respectivamente, un pretérito anterior, un pretérito perfecto simple y un pretérito pluscuamperfecto: (46)

a. Juan se dio cuenta de todo cuando María lo hubo descubierto. b. Juan se dio cuenta de todo cuando María lo descubrió. c. Juan se dio cuenta de todo cuando María ya lo había descubierto.

Obsérvese que (46b) puede parafrasear (46a), pero que no puede parafrasear (46c). Este hecho se explica naturalmente si suponemos que el pretérito anterior y el pretérito perfecto simple tienen el mismo contenido aspectual de Aoristo, mientras que el pretérito pluscuamperfecto de (46c) tiene interpretación de Perfecto. Si ahora añadimos a las oraciones de (46a) y (46b) el adverbio ya, que, como hemos dicho, favorece la interpretación de Perfecto, en la medida en que favorece la dislocación del foco aspectual con respecto al evento, observamos que los resultados son inaceptables: (47)

a. *Juan se dio cuenta de todo cuando María ya lo hubo descubierto. b. *Juan se dio cuenta de todo cuando María ya lo descubrió.

Por lo tanto, el pretérito anterior comparte con el perfecto simple el hecho de que no se combina con el adverbio ya con significado de Perfecto28, frente a lo

28 El adverbio ya puede aparecer con un pretérito perfecto simple como en Eso ya me lo dijiste ayer; en cualquier caso, obsérvese que el significado no es en modo alguno el de

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que sucede con las formas compuestas, lo que viene a mostrar que el pretérito anterior no tiene interpretación de Perfecto. Este hecho constituye ya una diferencia neta entre el pretérito anterior y el pretérito pluscuamperfecto. Además, las formas compuestas, como se muestra en (48a), admiten el adverbio de fase todavía negado precisamente en razón de su contenido aspectual de Perfecto, puesto que con todavía no se indica que el resultado no ha sido alcanzado. El pretérito perfecto simple, que solo expresa aspecto Aoristo, no puede, en cambio, combinarse con todavía no, lo que se muestra en (48b). El pretérito anterior, como podemos observar en (48c), se comporta como el pretérito perfecto simple de (48b) y no como el pretérito pluscuamperfecto de (48a): (48)

a. Juan se marchó cuando María todavía no había muerto. b. *Juan se marchó cuando María todavía no murió. c. *Juan se marchó cuando María todavía no hubo muerto.

Lo que prueba el contraste que aparece en (48) es, otra vez, que aspectualmente el pretérito anterior se alinea con el pretérito perfecto simple y no con el pluscuamperfecto y las otras formas compuestas. A ello debemos añadir que el pretérito anterior no puede nunca recibir interpretación habitual. Efectivamente, es fácil comprobar que la interpretación del pretérito anterior nunca es habitual, sino que el predicado de la oración subordinada denota un evento que tiene lugar una única vez. Este extremo se puede verificar en (49): (49)

En cuanto hubo leído la carta, se echó a llorar.

Recordemos que el pretérito perfecto simple tiene el mismo comportamiento: no puede tener nunca interpretación habitual. Aun combinado con un pretérito imperfecto de interpretación habitual, el pretérito perfecto simple no puede recibir esta interpretación y por ello en (50) el evento denotado por besó es único: (50)

Cuando Juan besó a la prima, íbamos todavía andando al colegio.

Hemos dicho que todas las formas del indicativo con exclusión del pretérito perfecto simple y del anterior pueden expresar Habitual. Por lo tanto, las otras

Perfecto, puesto que en este último ejemplo, contrariamente a lo que sucede en (2a) o (46c), ya no señala la transición del evento a su resultado, sino simplemente que el evento se produjo antes de lo esperable, según la idea de expectación expuesta por Garrido (1992).

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formas compuestas de pasado contrastan otra vez con el pretérito anterior, puesto que pueden tener interpretación habitual tanto en oración independiente (contexto del que está excluido el pretérito anterior) como en oración subordinada temporal, lo que se muestra respectivamente en los ejemplos de (51) y (52): (51)

(52)

a. Generalmente a las diez ya me he acostado. b. Habitualmente a las nueve Patrick y yo ya habíamos terminado las clases. a. Cuando he terminado las tareas, me voy a dar un paseo. b. Cuando nos habíamos acostado, mi madre nos daba un beso.

El hecho de que el pretérito perfecto simple comparta con el pretérito anterior la imposibilidad de recibir interpretación habitual sugiere otra vez que ambas formas tienen en esencia el mismo contenido aspectual y es un argumento a favor de diferenciar este del pretérito pluscuamperfecto. Si ahora comparamos en el Cuadro II los tres pretéritos españoles que nos interesan en función de las características aspectuales de que nos hemos ocupado (la combinación con ya, la combinación con todavía no, y la posibilidad de tener interpretación habitual), podemos comprobar que el pretérito anterior se comporta como el pretérito perfecto simple y no como el pretérito perfecto compuesto y el pluscuamperfecto.

CUADRO II Combinado con ya Se combina con separa el momento todavía no del foco del momento del evento

Puede tener interpretación habitual

Pretérito perfecto simple

No

No

No

Pretérito anterior

No

No

No

Pretérito pluscuamperfecto







Sin embargo, la relación entre el pretérito anterior y el pretérito perfecto simple no se limita únicamente a tener la misma ET y a compartir las características que aparecen listadas en el Cuadro II, sino que abarca otro hecho sintáctico: en la

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inmensa mayoría de los casos el pretérito anterior aparece subordinado a un pretérito perfecto simple. En una búsqueda de la secuencia hubo terminado realizada el 14 de noviembre de 2005 en CREA, de los 42 casos encontrados, en los 42 el pretérito anterior depende de un pretérito perfecto simple. Por lo tanto, la restricción que afecta al pretérito anterior no solo establece que el único contexto sintáctico en que puede aparecer es el la subordinación temporal adverbial, sino que establece también que de manera casi exclusiva el pretérito anterior se subordina a un pretérito perfecto simple. La estructura temporal que hemos establecido para el pretérito anterior, que es la misma del pretérito perfecto simple, pero con la característica de que no es deíctica, hace prever que el pretérito anterior se combine de forma casi exclusiva con el pretérito perfecto simple, del que copia la información temporal deíctica de que carece. La conclusión de este apartado es clara: el pretérito anterior no tiene nunca interpretación aspectual de Perfecto, sino únicamente de Aoristo y, por lo tanto, difiere de manera neta del pretérito pluscuamperfecto. El pretérito anterior no posee la ambigüedad aspectual de las formas compuestas, sino que se comporta como el pretérito perfecto simple. En el apartado que sigue, vamos a sostener que el pretérito anterior expresa compleción del evento denotado por el participio y, siempre que el conector lo permita, la compleción es anterior con respecto al evento denotado por el pretérito anterior subordinante.

3.3. CONTENIDO ASPECTUAL DE AORISTO COMPLETIVO Hemos visto en el apartado precedente que el pretérito anterior se diferencia aspectualmente de los otros pretéritos formados con haber, el perfecto compuesto y el pluscuamperfecto. En este vamos a precisar su exacto contenido aspectual y vamos a ver que el pretérito anterior solamente puede expresar una de las variedades del aspecto Aoristo y que por lo tanto, aunque aspectualmente está muy próximo al pretérito perfecto simple, tiene un contenido aspectual más específico, lo que explica las restricciones de modo de acción que veremos. Bertinetto (1987) caracteriza el contenido aspectual del equivalente italiano del pretérito anterior, el trapassato remoto, en términos de terminatividad, con lo que entiende que el punto de referencia del pretérito anterior es un límite interno del proceso. De forma muy similar, nosotros vamos a caracterizar el pretérito anterior en términos de compleción. Nuestra propuesta es que el pretérito anterior es un Aoristo que gramaticaliza el concepto de compleción, es decir, el mismo contenido que aportaría el adverbio completamente aplicado a un proceso que se dirige a una meta. El Aoristo Completivo expresa, pues, que el proceso ha llegado hasta su meta; de hecho, lo característico de esta variedad frente al Aoristo general

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es precisamente la focalización de la consecución de la meta. Esta caracterización permite entender la diferencia que existe entre (53a) y (53b). La oración de (53a) puede recibir dos interpretaciones: en la primera el llanto tiene lugar durante la lectura de la carta; en la segunda tiene lugar después. En cambio, la oración de (53b) solo tiene la segunda interpretación. (53)

a. Cuando leyó la carta, lloró. b. Cuando hubo leído la carta, lloró.

Ello queda explicado con la idea de que el pretérito anterior expresa necesariamente compleción, puesto que si añadiéramos el adverbio completamente a (53a) obtendríamos una oración con una sola interpretación, la de (54): (54)

Cuando leyó la carta completamente, lloró29.

Igualmente podríamos expresar nuestra hipótesis diciendo que el Aoristo Completivo equivale, con las realizaciones, a la perífrasis 30: (55)

Cuando terminó de leer la carta, lloró.

La hipótesis de que el pretérito anterior expresa necesariamente compleción explica diferentes hechos. En primer lugar, explica que esta forma verbal solo se combine con predicados télicos, puesto que la idea de compleción es incompatible con aquellos predicados que no están dirigidos hacia una meta. Por lo tanto, tenemos una explicación para la agramaticalidad de los ejemplos de (56a) y (57a) y la gramaticalidad de los de (56b) y (57b). En las oraciones subordinadas de los ejemplos de (56) y (57) tenemos, respectivamente, un estado y una actividad, que

29 La equivalencia entre el contenido aspectual del pretérito anterior y el adverbio completamente no es perfecta, puesto que si este es focalizado la interpretación de simultaneidad que es posible en (53a) puede también obtenerse, como sucede en (i), donde es posible que llorara cuando leyó la carta hasta el final, pero no cuando la leyó a medias:

(i)

Lloró cuando leyó la carta completamente, no cuando la leyó a medias.

30

Decimos con las realizaciones, porque, como nos indica Ángeles Carrasco Gutiérrez (c. p.), la perífrasis no es compatible con los logros: (i)

*Cuando terminó de morir, salimos de la habitación.

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son predicados atélicos, lo que explica que el pretérito anterior produzca secuencias agramaticales31: (56) (57)

a. *Cuando hubo estado enfermo, decidió hacer testamento. b. Cuando estuvo enfermo, decidió hacer testamento. a. *Cuando hubo paseado por el parque, pensó en llamarlo. b. Cuando paseó por el parque, pensó en llamarlo.

Es sabido que las características de modo de acción pueden ser alteradas en la sintaxis. Por ejemplo, el hecho de que un complemento directo esté determinado o cuantificado puede causar que un predicado sea una actividad o una realización. Así comer manzanas es una actividad, pero comer tres manzanas es una realización. Los complementos adverbiales también pueden delimitar una actividad y convertirla en realización. Como señala Bertinetto (1987: 356), si ello ocurre y un predicado atélico se convierte en télico, el pretérito anterior será aceptable: (58)

31

Cuando hubo paseado lo suficiente, retomó el trabajo32.

Como era previsible, estos predicados tampoco pueden combinarse con terminar de:

(i)

a. *Terminó de estar enfermo. b. *Terminó de caminar.

32 A la luz del ejemplo de (i), proporcionado por Octavio de Toledo y Rodríguez Molina (en este volumen), se podría pensar que el rasgo que exige hubo es la delimitación y no la telicidad. Ello supondría que los predicados télicos pueden aparecer en pretérito anterior porque son inherentemente delimitados, pero podrían hacerlo también los predicados atélicos delimitados, como parece suceder en (i):

(i)

Así es que, cuando el jefe hubo reflexionado durante un buen rato acerca de la situación, levantó la cabeza y se dijo: «¡En adelante no me fiaré más que de mí mismo!» (Vicente Blasco Ibáñez, trad. de Las mil y una noches).

Sin embargo, creemos que en (i), el predicado hubo reflexionado se reinterpreta como télico. Obsérvese que en el ejemplo de (iia), muy semejante al ejemplo de (58), esta reinterpretación es más difícil y obtenemos una secuencia mal formada, mientras que en (iib) donde la reinterpretación es evidente, obtenemos una bien formada: (ii)

a. ??Cuando hubo reflexionado durante cinco minutos, nos pidió que volviéramos a entrar. b. Cuando hubo reflexionado lo suficiente, nos pidió que volviéramos a entrar.

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Por lo tanto, el pretérito anterior sólo se combina con predicados télicos, es decir, con las realizaciones y logros de la clasificación de Vendler (1957)33. Esta restricción es muy notable si pensamos que la perífrasis destaca entre todas las perífrasis españolas por un grado de gramaticalización tal que se considera forma integrante de la conjugación y que los procesos de gramaticalización conllevan la paulatina pérdida de las restricciones impuestas por el auxiliar. De hecho, el pretérito perfecto simple del auxiliar haber es la única forma que impone restricciones.

En cualquier caso, consideramos agramatical el siguiente ejemplo, también de Octavio de Toledo y Rodríguez Molina (en este volumen): (iii)

*Cuando hubo sido presidente del gobierno, se retiró de la política.

33

Notemos que en el corpus CORDE de la RAE a 16 de octubre de 2006 solo hay un testimonio de ovo sido y es en la conjugación verbal de la gramática de Nebrija; uvo sido solo aparece en Gonzalo de Correas e igualmente en la conjugación. Hubo sido no aparece hasta 1884 en un texto de Diego Barros Arana y en cualquier caso solo hay cuatro testimonios de los que tres son construcciones pasivas: (i)

a. (…) si es bella y armónica, cumplirá perfectamente el fin para que hubo sido construida (Felipe Trigo, A prueba, 1908, España). b. Le llevaron engañado / a una casa con sigilo / donde había un gran terreno / que antes jardín hubo sido (Julia de Asensi, Cocos y hadas. Cuentos para niñas y niños, 1899, España). c. los Estados, al reabsorber una gran mayoría de esas fuerzas, cuando hubo sido hecha la selección del ejército nacional (…) (Justo Sierra, Evolución política del pueblo mexicano, 1900-1902, México. Publicación de Abelardo Villegas, Ayacucho, Caracas, 1985). d. Pocos días después, cuando el yate hubo sido descargado de sus mercaderías (…) (Diego Barros Arana, Historia general de Chile, III, 1884, Chile).

De ovo estado hay veinticinco testimonios, la mayoría con complementos adverbiales que delimitan el período como sucede en el ejemplo de (51): (ii)

a. El rrey don Enrrique, desque algunos días ovo estado allí, porque su hegérçito carezía de viandas (Pedro de Escavias, 1467-1475, Repertorio de príncipes de España, Michel García, Instituto de Estudios Giennenses, Madrid, 1972). b. E despues quel rey ally ovo estado seys dias mando levantar su real e bolviose para Eçija (1481-1482, Anónimo, Crónica de Enrique IV e Castilla 1454-1474, María Pilar Sánchez Parra, Ediciones de la Torre, Madrid, 1991).

Todo ello parece indicar que ya tempranamente el pretérito anterior seleccionaba el tipo de predicados con que se combinaba en función de su delimitación y/o su telicidad.

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Nuestra propuesta prevé además que la diferencia de significado entre las oraciones de (53) no se reproduzca en el caso de los logros; esta previsión se puede comprobar en (59): (59)

a. Cuando murió su padre, lloró. b. Cuando hubo muerto su padre, lloró.

Ello es así porque el rasgo de compleción no puede producir diferencias de significado aplicado a predicados puntuales. Hemos dicho que el Aoristo Completivo expresa que el proceso ha alcanzado su meta, que ha culminado, y que por ello solo se combinaba con predicados télicos. Pero, si el predicado télico es puntual, el Aoristo Completivo no podrá establecer diferencias con respecto al Aoristo general, precisamente porque el predicado carece de proceso previo al telos. Obsérvese que es posible con una realización señalar que el evento no ha tenido lugar de forma completa, pero ello es imposible con un logro tal y como se muestra, respectivamente, en (60) y (61): (60) (61)

a. Leyó el libro a medias. b. Leyó el libro, pero no completamente. a. *Murió a medias. b. *Murió, pero no completamente.

En conclusión, la diferencia aspectual que distingue el pretérito anterior del pretérito perfecto simple y que consiste en que el primero gramaticaliza el contenido de compleción tiene dos efectos: el primero es que el pretérito anterior sólo es compatible con predicados télicos y el segundo que la diferencia aspectual en cuestión solo es relevante en el caso de las realizaciones.

3.4. CONTENIDO TEMPORAL DE ANTERIORIDAD INMEDIATA En este apartado vamos a tratar dos cuestiones: la primera es la de si el pretérito anterior es una forma especializada en la expresión de la anterioridad con respecto a un evento y la segunda la del contenido de inmediatez con que se suele describir esta forma. En la interpretación que nosotros hacemos de la teoría relacional del tiempo gramatical de Reichenbach, ninguna forma verbal está especializada en la expresión de una determinada relación temporal con respecto a otra forma verbal, es decir, las formas verbales no tienen una función específica, sino que la estructura tempoaspectual que poseen determina los contextos sintácticos en que pueden aparecer.

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En esta línea de razonamiento, el pretérito anterior no está constreñido a expresar anterioridad con respecto el evento denotado por el pretérito perfecto simple subordinante34. En efecto, es fácil demostrar que el pretérito anterior puede aparecer en contextos en los que el evento que denota no es anterior con respecto al evento denotado por el predicado principal. Consideremos el siguiente ejemplo, extraído del corpus CREA de la RAE: (62)

...logró salir de España y se fue a América, donde residió hasta que hubo terminado nuestra guerra civil (Lorenzo Díaz, La radio en España (1923-1993), España, 1992).

Los complementos temporales introducidos por hasta señalan el límite final del evento denotado por el predicado principal, por lo que evidentemente el evento denotado por el predicado subordinado no puede ser anterior al evento denotado por el predicado principal35. Pero aunque el pretérito anterior no expresa obligatoriamente anterioridad, lo que sí es necesario reconocer es que se trata de una forma que se subordina de modo casi exclusivo al pretérito perfecto simple. Por lo tanto, forma parte de la gramática del primero depender sintácticamente del segundo. Es cierto, sin embargo, que en la mayoría de los contextos en que aparece el pretérito anterior, el evento que denota es anterior al denotado por el predicado principal, pero ello se debe al tipo de conectores con los que se combina. Hemos visto que en razón de su carácter no deíctico, el pretérito anterior sólo puede aparecer en oraciones temporales. Tomemos ahora una lista de los conectores temporales

34 De la misma opinión es Bertinetto (1987) con respecto a la forma equivalente del italiano, el trapassato remoto. 35 Bertinetto llama la atención sobre las peculiaridades de los complementos que introducen fintantoché o fino, equivalentes italianos de hasta. Según este autor, una de las características de este conector es que elimina la diferencia entre formas simples y compuestas, con lo que las conclusiones de nuestro ejemplo habrían de ser tomadas con precaución.

(i)

a. Aldo si fermava da noi fintantoché sua madre non gli {aveva telefonato/telefonava}. b. Aldo si ferma da noi fintantoché sua madre non gli {ha telefonato/telefona}.

Pensamos, en cualquier caso, que se puede mantener que la anterioridad de hubo hecho es el resultado de la estructura temporal de esta forma y del tipo de entornos sintácticos en que puede aparecer y no parte inherente de su significado, ya que si de verdad se tratara de una forma especializada en la expresión de la anterioridad sería incomprensible que se combinara con hasta.

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más comunes, clasificados por la relación que establecen entre el evento que denotan los predicados que introducen y el evento principal:

CUADRO III: CONECTORES TEMPORALES

Simultaneidad: cuando, mientras. Anterioridad y posterioridad: antes, después, en cuanto, etc. Delimitación: desde, hasta.

Podemos observar en primer lugar que el pretérito anterior es incompatible con mientras a causa de su contenido aspectual de compleción. Mientras sitúa el evento denotado por el evento principal en el interior del desarrollo del evento denotado por el predicado subordinado; a causa de esta característica es evidentemente incompatible con el contenido aspectual de compleción del pretérito anterior, que focaliza el final del evento, tal y como se muestra en (63a)36. En (63b) mostramos que, como era previsible, la presencia del adverbio completamente en la oración introducida por mientras produce secuencias inaceptables: (63)

a. *Mientras hubo leído el periódico, yo hice la cena. b. *Mientras ha tocado la sonata completamente, he descansado un poco.

En segundo lugar, señalemos que también es incompatible con antes porque este conector selecciona obligatoriamente subjuntivo en la oración que introduce. Quedan, por tanto, cuando, después, en cuanto y los otros conectores de posterioridad y los conectores delimitativos desde y hasta.

36 Notemos que este es un contexto donde el pretérito pluscuamperfecto y el anterior no son intercambiables, puesto que aquel sí es compatible con mientras:

(i)

Mientras su mujer había estado fuera, Juan había vivido en nuestra casa.

Ello es debido a que el pretérito pluscuamperfecto cuando recibe interpretación de Aoristo, como había estado fuera en (i), no tiene el rasgo específico de compleción, lo que hace posible que el evento denotado por el predicado principal se sitúe con respecto al desarrollo del evento denotado por el predicado subordinado. En el apartado 3.5 nos ocuparemos con detalle de la supuesta alternancia entre pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior.

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En García Fernández (2000a: 255) se sostiene que el conector cuando establece una relación de simultaneidad entre el tiempo del evento principal y el tiempo del evento subordinado, como podemos observar en (64): (64)

a. Llegué cuando estabais en el bar. b. Estuvo en París cuando nosotros estuvimos en Londres.

A veces, sin embargo, existe la posibilidad de obtener la interpretación de sucesión, denominada también secuencial, en la que el evento principal sigue en el tiempo al subordinado; esta posibilidad depende de las características del modo de acción de los predicados y de la variedad aspectual en que aparecen. Los predicados puntuales como los de (65) favorecen claramente la interpretación secuencial: (65)

Juan se marchó cuando María llegó.

Declerck (1997: 202) señala que en estos casos el marco temporal común a ambos eventos se interpreta como un intervalo, lo que permite dar un tratamiento unitario a ambas interpretaciones. El pretérito anterior no puede recibir interpretación de simultaneidad en una oración introducida por cuando a causa del contenido aspectual de compleción. El evento principal se debe poner en relación con el momento en que se completa el evento denotado por el predicado subordinado, lo que excluye la interpretación de simultaneidad. Es lo que sucedía con mientras, con la diferencia de que este último conector no admite la interpretación secuencial. Obsérvese, además, que los predicados télicos, que son los que pueden conjugarse en pretérito anterior, son precisamente los que de modo más inmediato reciben interpretación secuencial en las oraciones subordinadas temporales, como se muestra en (66), donde en (66a) se entiende que llamé después de leer la carta y en (66b) que se quito el sombrero después de entrar: (66)

a. Cuando leí la carta, le llamé por teléfono. b. Cuando entró, se quitó el sombrero.

Ello no quiere decir que el pretérito anterior intrínsecamente exprese anterioridad con respecto al evento subordinante, puesto que ya hemos visto que puede aparecer en oraciones introducidas por hasta. En este sentido, sería más esperable, si la hipótesis que sostiene que se trata de una forma especializada en la expresión de la anterioridad fuese correcta, que apareciera en oraciones introducidas por desde, lo que no es imposible, puesto que en el CREA figura un caso, el que reproducimos en (60), pero sí muy raro:

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Los caminos fueron más frecuentados por los viajeros, desde que hubo llegado el Jefe Mantunalo, que no lo habían sido ocho años antes cuando por primera vez había sido impuesto sobre nosotros el tributo (Luis Cardoza y Aragón, Guatemala. Las líneas de su mano, Guatemala, 1985).

Por último, en lo que se refiere a los conectores de posterioridad, es evidente que se combinan sin problemas con el pretérito anterior, lo que es esperable dado el significado tempo-aspectual que le hemos atribuido: (68)

a. Después de que hubo quemado la carta, rompió a llorar. b. En cuanto hubo entrado, la llamó por teléfono.

Por lo tanto, podemos concluir que el pretérito anterior no es una forma especializada en la expresión de la anterioridad, sino que este significado, el más habitual, es consecuencia del tipo de entornos en que su estructura tempo-aspectual le permite aparecer. Nos queda por tratar el contenido de inmediatez dentro de la anterioridad que las descripciones adjudican a la forma verbal que nos interesa. Excluimos de la discusión, obviamente, hasta porque no puede haber anterioridad inmediata si no hay anterioridad y nos limitamos, pues, a dos tipos de conectores temporales: cuando y los conectores de posterioridad. En el caso de cuando, hemos visto que Declerck sostiene que en los casos de interpretación secuencial, ha de considerarse que ambos eventos comparten el mismo intervalo temporal. Esto sugiere, evidentemente, que los eventos se suceden de modo inmediato. En lo que se refiere a los conectores de posterioridad, después, apenas, en cuanto, luego que ha de observarse que la mayoría de ellos incluyen léxicamente el contenido de inmediatez. Para verificar el contenido de inmediatez del pretérito anterior, debemos, pues, comparar después con uno de los conectores que léxicamente expresan inmediatez: (69)

a. Después de que hubo entendido la situación, cambió de actitud hacia nosotros. b. En cuanto hubo entendido la situación, cambió de actitud hacia nosotros.

A nuestro juicio, las secuencias de (69a) y (69b) no son sinónimas; el contenido de inmediatez está presente en (69b), pero no (69a). Sin embargo, si el pretérito anterior expresara inmediatez, las dos secuencias deberían ser exactamente

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equivalentes. Lo que sostenemos es que, en realidad, el pretérito anterior no expresa inmediatez, sino que esta deriva del tipo de contextos en que, mayoritariamente, aparece. Podemos sostener esta afirmación con algunos ejemplos extraídos del corpus CREA de la RAE. Pensamos que en ellos es imposible sustituir cuando por en cuanto, lo que vendría a demostrar que el contenido de inmediatez no es inherente al pretérito anterior (la cursiva es nuestra): (70)

a. Años más tarde, cuando hube leído a Baudelaire, se me ocurrió que me habría gustado ver son corps mis à nu (Guillermo Cabrera Infante, La Habana para un infante difunto, Cuba, novela, 1986). b. Pedro Jordana, que no era ningún imbécil, lo percibió sin duda alguna y voy a adelantar algo que sólo tiempo después, cuando hube aprendido a batirme de veras con la vida, pude llegar a comprender: no hizo nada por ocultarla de nosotros a partir de entonces por una razón llena de profundidad, misterio y sentido: porque estaba enamorado de ella hasta el borde (José María Guelbenzu, El río de la luna, España novela, 1981).

Por lo tanto, concluimos que el pretérito anterior no expresa obligatoriamente anterioridad y, por lo tanto, tampoco anterioridad inmediata.

3.5. LA

SUPUESTA ALTERNANCIA DEL PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO CON EL

ANTERIOR

En la nota 6, notábamos que Cartagena (1999: 2951-2952) sostenía que había neutralización entre el pretérito anterior, el perfecto simple y el pluscuamperfecto precedidos de una conjunción que exprese inmediatez o de un contexto que la indique. Puesto que de lo que nosotros hemos expuesto no se desprende que el pretérito anterior se neutralice con el pluscuamperfecto, vamos a examinar con detalle esta cuestión. En primer lugar, digamos que la posible alternancia del pretérito anterior con cualquier otra forma estará limitada a los contextos de subordinación adverbial temporal en que aparezcan predicados télicos, puesto que hemos visto que el pretérito anterior no se combina con predicados atélicos. Esta es la primera diferencia que impide la alternancia entre las dos formas. Por otra parte, ya sabemos que, en los contextos en que el pretérito pluscuamperfecto tiene interpretación habitual, como en (71), el pretérito anterior queda excluido:

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a. Siempre había llovido cuando nos había llevado al colegio en coche. b. *Siempre había llovido cuando nos hubo llevado al colegio en coche.

Si el pretérito pluscuamperfecto tiene interpretación aspectual de Perfecto, tampoco será posible sustituirlo por el anterior, puesto que hemos dicho que esta forma solo tiene interpretación de Aoristo: (72)

a. Llegó a casa cuando nosotros nos habíamos acostado ya. b. *Llegó a casa cuando nosotros nos hubimos acostado ya.

Además, el pretérito pluscuamperfecto no posee el significado de compleción que tiene el pretérito anterior; comparémoslos en oraciones no idénticas para contar con secuencias bien formadas: (73)

a. Había llorado cuando había leído la carta. b. Lloró cuando hubo leído la carta.

En (73a), de modo semejante a lo que sucedía en (53a), es posible tanto que llorara durante la lectura de la carta como después, mientras que en (73b), que es la repetición de (53b), solo es posible que llorara después. Hemos de añadir que, como se sostiene en García Fernández (2000a: 262), un pluscuamperfecto con interpretación de Aoristo en una oración introducida por cuando subordinada a un pretérito perfecto simple produce resultados no del todo aceptables: (74)

a. ??Juan se desmayó cuando María había tocado la sonata. b. ??Juan se dio cuenta de todo cuando María lo había descubierto.

Para que la secuencia sea completamente aceptable es necesario que el pluscuamperfecto tenga interpretación de Perfecto, lo que se puede conseguir con el adverbio ya: (75)

a. Juan se desmayó cuando María ya había tocado la sonata. b. Juan se dio cuenta de todo cuando María ya lo había descubierto.

Como hemos dicho, cuando es un conector de simultaneidad y la simultaneidad en (75) se produce entre el evento denotado por el predicado principal y el resultado que denota el Perfecto de la subordinada. Así, en (75a) Juan se desmaya cuando María ha tocado ya la sonata, de manera que el desmayarse es simultáneo con el haber ya tocado. Estamos ante una situación semejante a la que Bello

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describía a propósito de Cuando llegué a la playa, la escuadra había desaparecido y que hemos comentado más arriba. Puesto que acabamos de ver otra vez que el pretérito anterior no tiene interpretación de Perfecto, ello quiere decir que esta forma y el pretérito pluscuamperfecto no alternan nunca en las oraciones introducidas por cuando. En lo que se refiere a en cuanto, este debería ser un contexto en que pudiesen alternar pretérito anterior, pluscuamperfecto y perfecto simple: (76)

a. En cuanto hubo llegado a casa, me llamó. b. ??En cuanto había llegado a casa, me llamó. c. En cuanto llegó a casa, me llamó.

Como puede observarse, la oración de (76b) presenta los mismos problemas de agramaticalidad que las de (74). Ello se debe a que, a pesar de que en cuanto establece una relación de sucesión entre los dos eventos, la necesidad de la inmediatez obliga a que se interpreten dentro de un mismo marco temporal, exactamente lo mismo que ocurre con cuando en las ocasiones en que la interpretación de simultaneidad no es apropiada: (77)

Cuando sonó el timbre, abrí la puerta.

Sin embargo, se pueden encontrar secuencias con la distribución de formas verbales de (76b) que son aceptables, por ejemplo, la siguiente, extraída del CREA, donde señalamos con cursiva (lo haremos también en otros ejemplos) las formas que nos interesan: (78)

Esta última actuación exhibe a Estrada como un tornadizo, pues en febrero de 1526, en cuanto había tenido conocimiento por Martín Dorantes de que Cortés se encontraba vivo y que ya se disponía a regresar a México, junto con Rodrigo de Albornoz se apresuró a escribir una carta a la Audiencia de Santo Domingo (Juan Miralles, Hernán Cortés. Inventor de México, México, 2001).

A nuestro juicio, la razón del diferente grado de aceptabilidad de (76b) y (78) radica en que en el segundo ejemplo tenemos un contexto narrativo. En este tipo de contextos es posible que el pretérito perfecto simple aparezca en el lugar del pretérito pluscuamperfecto. Obsérvese, en efecto, que en (78) sería posible sustituir se apresuró por se había apresurado. Este sería un posible contexto de alternancia entre pretérito anterior y pretérito pluscuamperfecto. En el caso concreto que nos ocupa, ello no es posible debido al carácter atélico del predicado tener

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conocimiento: *en cuanto hubo tenido conocimiento (…) se apresuró a escribir una carta a la Audiencia de Santo Domingo. La conclusión es que, excepto en contextos de tipo narrativo, con en cuanto, tampoco existe neutralización entre pretérito pluscuamperfecto y anterior. Veamos ahora los ejemplos que proporciona Cartagena (1999: 2951) sobre la alternancia entre las tres formas que nos ocupan. En primer lugar los que ofrece con cuando: (79)

(80)

a. Cuando hubo terminado su obra miró de nuevo el cuerpo y creyó enloquecer de pasión. b. Cuando había terminado su obra miró de nuevo el cuerpo y creyó enloquecer de pasión. c. Cuando terminó su obra miró de nuevo el cuerpo y creyó enloquecer de pasión. a. Guardaron silencio, mientras él liaba el porro. Cuando le hubo prendido fuego se lo pasó a la mujer. b. Guardaron silencio, mientras él liaba el porro. Cuando le había prendido fuego se lo pasó a la mujer. c. Guardaron silencio, mientras él liaba el porro. Cuando le prendió fuego se lo pasó a la mujer.

En función de lo que hemos dicho más arriba, a nuestro juicio, lo que ocurre es que los ejemplos con el pluscuamperfecto de (79b) y (80b) están mal formados. Los otros ejemplos que proporciona Cartagena envuelven el conector luego que: (81)

a. Luego que hubo amanecido, salí. b. Luego que había amanecido, salí. c. Luego que amaneció, salí.

El carácter arcaizante de esta conjunción hace que los juicios sean menos claros; por ello hemos recurrido al corpus CREA de la RAE. La búsqueda de luego que había devuelve, a 29 de septiembre de 2005, once casos, de los cuales solo en tres luego que forma constituyente; son los siguientes: (82)

a. Al optar dicho levantamiento por la opción socialista -luego que había contado con el apoyo de Estados Unidos para derrocar al dictador Fulgencio Batista-, obviamente provocó el endurecimiento de la confrontación entre las dos potencias mundiales que desde entonces se disputaban el reparto del mundo.

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b. Por su parte, al preguntársele sobre el incidente de la primera curva en Australia, Villeneuve decidió mantener un perfil bajo, luego que había dicho que después de ese incidente era imposible para él hablar con Irvine. c. El ex dirigente de «la Papelera» José Castillo (en la foto) fue lanzado nuevamente a la órbita sindical por el Ministerio del Trabajo, luego que había sido bajado a tierra por una censura de las bases. En (83), hemos utilizado el pretérito anterior en lugar del pluscuamperfecto. Pensamos que la sustitución produce resultados aceptables en el caso de (83c), pero no en los de (83a) y (83b), por el carácter de inciso de la subordinada: (83)

a. ??Al optar dicho levantamiento por la opción socialista -luego que hubo contado con el apoyo de Estados Unidos para derrocar al dictador Fulgencio Batista-, obviamente provocó el endurecimiento de la confrontación entre las dos potencias mundiales que desde entonces se disputaban el reparto del mundo. b. ??Por su parte, al preguntársele sobre el incidente de la primera curva en Australia, Villeneuve decidió mantener un perfil bajo, luego que hubo dicho que después de ese incidente era imposible para él hablar con Irvine. c. El ex dirigente de «la Papelera» José Castillo (en la foto) fue lanzado nuevamente a la órbita sindical por el Ministerio del Trabajo, luego que hubo sido bajado a tierra por una censura de las bases.

Pensamos haber demostrado que no existe alternancia entre pretérito anterior y pluscuamperfecto si no es en pocos contextos muy concretos, como ocurre con el conector luego que en (83b). Por lo tanto, debemos concluir que ambas formas tienen una sintaxis diferente. El pretérito anterior alterna, en aquellos contextos sintácticos en que puede aparecer, con el pretérito perfecto simple, como observan Rojo/Veiga (1999: 2881) y la explicación de este hecho es que ambas formas comparten en esencia el contenido aspectual de Aoristo.

4. Conclusiones Poco tienen que ver el pretérito pluscuamperfecto y el pretérito anterior. El primero posee la ambigüedad aspectual propia de las formas compuestas entre las interpretaciones de Aoristo y de Perfecto, mientras que el segundo solamente expresa una variedad del Aoristo, el Completivo, con restricciones sobre el modo

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de acción del participio. Además, el pluscuamperfecto, en virtud de la morfología de su auxiliar, puede expresar Habitual, mientras que el pretérito anterior, como el perfecto simple, no puede. De hecho, el pretérito anterior se alinea claramente con esta forma: ambas son las únicas del modo indicativo que expresan exclusivamente aspecto Aoristo y que, en ningún caso, pueden expresar Habitual.

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X Y LOS TIEMPOS COMPUESTOS: LA PROSPECTIVIDAD Y EL PARADIGMA

SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS.

TEMPORAL Y ASPECTUAL DEL ESPAÑOL1

ANA MARÍA BRAVO

1. Introducción 2 posee una amplia variedad de significados: modales, aspectuales, discursivos y, si se acepta la equiparación con el futuro (y el condicional), también temporales3. Sin embargo, no se trata de la misma construcción en todos los casos. Es preciso, en efecto, distinguir, al menos, entre una construcción compatible con distintos tiempos de la conjugación y una construcción cuyo paradigma está restringido al presente y al imperfecto. Esta investigación se centra solo en esta segunda construcción y en los significados que expresa: futuridad, intencionalidad, inevitabilidad e inminencia. En (1) ofrecemos un ejemplo de cada uno de estos valores:

1

Deseo agradecer a Ignacio Bosque y a la editora de este volumen, Ángeles Carrasco Gutiérrez, sus muy acertados comentarios a versiones previas de este trabajo, los cuales espero haber sabido aprovechar oportunamente. También me han ayudado Carolina Pérez y Luis Sáez con los juicios de gramaticalidad de algunos de los ejemplos. Obviamente, cualquier error que subsista se debe a mí solo imputar. Igualmente, agradezco a Ángeles Carrasco Gutiérrez que me haya ofrecido la posibilidad de colaborar en esta obra. 2 Nuestro objeto de estudio es la perífrasis , motivo por el cual empleamos esta fórmula cuando queremos referirnos a ella de forma genérica. Sin embargo, para facilitar la exposición y porque la comparación con los tiempos compuestos se ha circunscrito de manera exclusiva a la forma he cantado en este trabajo nos centraremos fundamentalmente en . Esto no significa que todo lo que se diga sobre no sea aplicable por igual a y cuando así sea se indicará expresamente. 3 Estudian los valores de ya sea por oposición a cantaré, ya en el conjunto de las perífrasis del español, entre otros, Bauhr (1989), Berschin (1987), Camus Bergareche (2006), Fernández de Castro (1995), Gómez Manzano (1991), Gómez Torrego (1988, 1999), Roca Pons (1958), Sedano (1994) y Veyrat Rigat (1992).

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a. FUTURIDAD: Mañana van a nombrar al nuevo jefe. b. INTENCIONALIDAD: A: ¿Puede alguien ir a visitar a Juan mañana al hospital? B: Voy a ir yo. (Traducido de Nicolle 1997:355, ej. 1.) c. INEVITABILIDAD: No te sientes en esa roca. Se va a caer. d. INMINENCIA: Iban a ser las tres cuando salíamos.

En (1a) aparece un complemento temporal que aporta de forma explícita el valor de posterioridad, por lo que puede utilizarse en lugar del futuro. De hecho, existe acuerdo entre los investigadores sobre que en estos contextos es un futuro (Bauhr 1989, Carrasco Gutiérrez 1998, García Fernández 2000a, Gómez Manzano 1991, Havu 1997 y Veyrat Rigat 1992, para el español, y Vet 1993, para el francés). En el apartado 4.1 ofrecemos un análisis alternativo a esta hipótesis. En (1b), en cambio, se considera que la construcción expresa la intencionalidad en el momento de la enunciación por parte del hablante de llevar a cabo la situación descrita por el verbo auxiliado. El ejemplo (1c) presenta como inevitable el evento futuro de caerse la roca (véase la discusión sobre este ejemplo en el apartado 3.1.2). Finalmente, en (1d) la situación de ser las tres se describe, en relación con el evento de salir, como inminente, esto es, como próxima a suceder. Estos significados se caracterizan por compartir las dos propiedades siguientes: por un lado, están asociados de manera más o menos amplia con la noción de posterioridad (véanse, sobre esto, Bauhr 1989 y Fernández de Castro 1995); por otro, presentan la situación como vinculada con el momento de la enunciación () o con otro momento relevante de la línea temporal (). En este trabajo analizaremos como una perífrasis aspectual. En concreto, defenderemos que es la forma que expresa el aspecto Prospectivo en español (sobre la noción de aspecto Prospectivo, véanse los apartados 2.2 y 3.1.2) . Por el contrario, quedan fuera de este estudio la construcción con significado demarcativo (p. ej. Después de dos meses sin llover, fue a llover el día de mi boda) y con significado conativo (p. ej. Uno de los manifestantes fue a entrar por la ventana, pero las fuerzas de seguridad se lo impidieron o Nos contó que fue a levantarse, cuando sintió un ligero mareo y tuvo que sentarse de nuevo). El término demarcativo obedece a que el evento designado se presenta con esta construcción como el último de una secuencia o serie y a modo de resultado destacado de la misma (véanse Veyrat Rigat 1992, Fernández de Castro 1995: 172-173, entre otros). Recientemente se ha defendido que con significado demarcativo tiene un comportamiento paralelo al de otros marcadores del discurso (véase García Fernández 2006: 52-55). En cuanto

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al valor conativo, ir no se comporta como un verbo auxiliar, sino como un verbo de movimiento (véase Camus Bergareche 2006: 179-180). Como tal designa un desplazamiento que tiene como meta una situación («entrar x por la ventana», «levantarse x») que no llega finalmente a realizarse porque existe una circunstancia que lo impide. Finalmente, aparece en construcciones retórico-exclamativas como las que se ejemplifican a continuación: (2)

a. ¡Cómo va a invitarlo a su boda! b. ¡Cómo no va a invitarlo a su boda!

Las oraciones exclamativas o interrogativas retóricas se caracterizan, como es sabido, por que son una aserción de polaridad contraria a la expresamente realizada4. Esto quiere decir que las oraciones interrogativas o exclamativas con la forma positiva contienen una aserción negativa y las oraciones interrogativas o exclamativas negativas son una afirmación positiva. Por consiguiente, con (2a) se afirma, de hecho, que «es imposible (para x) {invitar/haber invitado} a y a su boda», mientras que (2b) constituye la afirmación contraria: «es imposible que x {no invite/haya invitado} a y a su boda». A nuestro juicio, en (2) estaríamos ante un uso desviado de como perífrasis aspectual Prospectiva y no ante una construcción distinta5 (pero véanse Melis 2006: 921-922 y Olbertz 1996: 330-333 para un análisis en contra). La inclusión de un estudio sobre la perífrasis en una monografía sobre los tiempos compuestos es, desde luego, llamativa, pero no novedosa. Resulta llamativa porque una de las hipótesis con mayor peso sobre cuál sea la posición que le corresponde a esta perífrasis en el paradigma temporal sostiene que es la forma que está sustituyendo al futuro en el español actual o, para ser más precisos, es, para algunos autores (véase Fleischman 1982), la forma que, de hecho, lo ha sustituido ya. De acuerdo con esta hipótesis, por tanto, debería pertenecer al paradigma de los tiempos simples, al igual que sucede en catalán con . En línea con lo anterior, esta inclusión puede también sorprender porque la mayor parte de las investigaciones sobre

4

Para un examen en profundidad de estas construcciones pueden consultarse Escandell Vidal (1984) y Han (1996), así como las obras aquí citadas. 5 Empleamos el término uso desviado en el sentido tradicional de opuesto a recto o básico, es decir, aquel característico de una forma verbal resultado de una alteración, bien de su significado temporal, bien de su significado aspectual básico, bien de los dos (véanse, entre otros, Rojo/Veiga 1999: 2894).

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, tanto para el español como para la construcción correspondiente en otras lenguas, ha centrado su interés en el examen de la alternancia entre la perífrasis y el futuro6. Existe, sin embargo, otro enfoque con gran arraigo también dentro de la bibliografía dedicada al examen de esta perífrasis, aunque menos seguido que el anterior, que postula que es la imagen especular de los tiempos compuestos con interpretación de Perfecto7 y, en concreto, que es el correlato hacia el futuro de he cantado (Haegeman 1989 y Kortmann 1991, para el inglés, y Cartagena 1999, García Fernández 1995, 2000a, Havu 1997 y Olbertz 1996, para el español, entre otros) o, al menos, sería la forma candidata a serlo (Comrie 1976, Klein 1994). De acuerdo con esta segunda corriente, la aproximación que aquí se propone es, pues, novedosa solo en el sentido de que es la primera vez, por lo que a nosotros alcanza y a excepción de los trabajos de Cartagena (1999) y García Fernández (1995, 2000a), que aparece en un trabajo dedicado a los tiempos compuestos. Pueden señalarse varios puntos de unión entre y he cantado y, en general, entre 8 y los tiempos compuestos con interpretación de Perfecto. Por ejemplo, ambas construcciones se crean en el bajo latín; además, sintácticamente están formadas por un verbo auxiliar y otro auxiliado, frente a los tiempos simples, que son sintéticos. Por lo que a esta investigación importa, nos fijaremos, sin embargo, únicamente en los dos aspectos siguientes. Primeramente, tal y como veremos en los apartados 2.2, 3.1.2 y 3.2, tanto el aspecto Perfecto como el Prospectivo comparten la propiedad de hacer visible para la localización temporal una parte externa a la situación descrita por el predicado, y no la situación completa (aspecto Perfectivo) o una parte de su desarrollo (aspecto Imperfectivo). En he cantado esta parte se identifica con el estado que sigue y es consecuencia del evento denotado por el predicado. En se trataría de un estado anterior en el que se tiene la intención o se está en disposición de llevar a cabo el evento. Por lo que a he cantado se refiere, este significado aspectual se ha venido identificando tradicionalmente con un contenido de conexión con el presente que compartiría con .

6 Bauhr (1989) constituye un buen ejemplo de esta aproximación de tipo comparatista. Pueden consultarse también Berschin (1987) y Sedano (1994), todos para el español. 7 Además de la interpretación de Perfecto, los tiempos compuestos pueden recibir una interpretación Perfectiva. Trataremos esta cuestión en el apartado 2.2. 8 De ahora en adelante, cuando nos refiramos a se tratará únicamente de la perífrasis aspectual, cuyos valores hemos ejemplificado en (1). Recordamos igualmente, que todo lo que se diga sobre comprende igualmente a , salvo que se indique lo contrario.

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El segundo hecho al que prestaremos atención es que existe un tiempo simple respecto del cual es preciso diferenciar a ambos tipos de construcciones. Así como he cantado puede alternar con canté, y hasta puede llegar a expresar su mismo significado temporal y aspectual, lo hace con cantaré e con cantaría. Por lo que concierne a esta segunda cuestión, la hipótesis que defenderemos en esta investigación es que solo puede expresar tiempo Futuro como cantaré si aparece un complemento temporal, implícito o explícito, que aporte este significado. Así que en (3) (3)

a. Va a llover. b. Lloverá,

(3a) y (3b) no son equivalentes. Mientras que (3b) localiza el evento de llover en un momento de la línea temporal posterior al momento de la enunciación, (3a) realiza una afirmación sobre el presente si no hay un modificador temporal sobreentendido (véase el apartado 4.1). El siguiente trabajo se estructura como sigue. Comenzamos presentando de manera muy breve el modelo teórico que asumimos para dar cuenta del significado de los tiempos verbales (apartado 2.1) y del Aspecto gramatical (apartado 2.2). En el apartado 3 abordamos el estudio del primero de los aspectos que relaciona a la perífrasis con los tiempos compuestos y, en concreto, a con he cantado: lo que tradicionalmente se conoce como el rasgo de conexión con el presente o relevancia en el presente, y que aquí reformulamos en términos de contenido aspectual, en concreto, de aspecto Perfecto y Prospectivo. En el apartado 3.1.2 exponemos las propiedades del aspecto Prospectivo, entre las que se encuentra la de expresar la relevancia en el presente, y en el 3.2 desarrollamos más pormenorizadamente el paralelismo con los tiempos compuestos y, especialmente con he cantado, por lo que al contenido aspectual se refiere. La relación entre y la respectiva forma simple (futuro o condicional) cuando alternan libremente se analiza en el apartado 4. Nos centramos en dos de las diferentes cuestiones que plantea este asunto. La primera es la existencia de un hipotético Presente Posterior, realizado por , que se caracterizaría por contar entre sus propiedades léxicas con la de poder expresar la noción de distancia temporal entre el momento de la enunciación y un momento posterior al mismo y en el cual se localiza la situación que se afirma (véase 4.1). Este hipotético Presente Posterior sería a su vez la imagen especular de he cantado como Presente Anterior. La segunda de las cuestiones es la posible sustitución del futuro por (véase 4.2). Finalizamos el trabajo con un apartado, el 5, en el que se exponen las conclusiones a modo de recapitulación.

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2. El Tiempo y el Aspecto: presentación del modelo 2.1. EL TIEMPO En este trabajo asumimos el modelo teórico de Reichenbach (1947: 287-298) revisado para dar cuenta del significado de las formas temporales9. De forma muy resumida, la teoría de Reichenbach define el tiempo gramatical como la expresión resultante de ordenar secuencialmente uno respecto de otro los siguientes tres primitivos teóricos: el punto del habla, el punto del evento y el punto de referencia. Antes de empezar debemos precisar que, a pesar de que se emplee el término punto, los momentos que designan cada uno de estos puntos pueden equivaler tanto a instantes de breve duración como a intervalos más largos (véanse Bertinetto 1986: 37, Declerck 1991: 225, 250, Klein 1994: 47, 62, entre otros). El punto del habla (H) es el punto respecto del cual se orientan, directa o indirectamente, los demás primitivos y coincide con el momento de la enunciación. El punto del evento (E) designa la parte del tiempo de la situación de la que se habla en la oración (véase también el apartado 2.2). Finalmente, el punto de referencia (R) designa el tiempo del que se sirve el hablante para situar en la línea temporal el punto del evento. Se ha defendido, de modo más general, que la posición de R con respecto a H contribuye a establecer las particiones (arbitrarias) o esferas temporales de las que se sirve una lengua para situar los eventos en la línea temporal (Carrasco Gutiérrez 1998: 200, 219, Smith 1991: 135, Vikner 1985). Como indicábamos al inicio de este apartado, la ordenación de estos tres primitivos teóricos entre sí nos da el significado de cada uno de los tiempos verbales y la fórmula resultante recibe el nombre técnico de Estructura Temporal (ET). Los puntos pueden mantener entre sí relaciones de anterioridad, posterioridad o simultaneidad. Las dos primeras relaciones temporales se marcan con un guión (-); la simultaneidad se marca con una coma (,). Así la fórmula E-R significa que el punto del evento es anterior al punto de referencia; R-E significa que el punto del evento es posterior al punto de referencia; y R,E que los puntos del evento y de referencia son simultáneos. Por otra parte, siguiendo también los trabajos de Carrasco Gutiérrez (1998) y García Fernández (2000a), distinguiremos entre el nombre de la estructura temporal (Presente, Pretérito) y el de la forma que la expresa (presente canto). El primero aparece con mayúscula inicial y sigue la propuesta terminológica de Bello (1847), mientras que para referirnos

9 En Carrasco Gutiérrez (1998: cap 4) y García Fernández (1995, 2000a: págs. 21-42) para el español y Comrie (1985), Declerck (1991: cap. 5) y Hornstein (1990), para el inglés, entre otros, puede encontrarse una revisión exhaustiva del modelo reichenbachiano.

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a las segundas se empleará la denominación tradicional. Por poner un ejemplo, la fórmula H,R,E representaría la estructura temporal del Presente y se correspondería con la forma verbal canto. La distinción es importante porque no existe una correspondencia unívoca entre las estructuras temporales y las formas del paradigma.

2.2. EL ASPECTO GRAMATICAL Definiremos el Aspecto gramatical, siguiendo a Klein (1994) y a Smith (1991) como aquella categoría que, poniendo en relación el intervalo de tiempo de la línea temporal respecto del cual es válida la afirmación con el tiempo que efectivamente ocupa la situación descrita por el predicado, nos da el tiempo de la situación que ha de ser localizado temporalmente10. En otras palabras, el Aspecto gramatical nos da la parte de la situación de la que se habla efectivamente en la oración, y no el tiempo total de la misma. Smith (1991) emplea un término muy ilustrativo para describir esta propiedad, la denomina visibilidad: el Aspecto hace visible una parte de la situación, y solo esta parte es lo que se afirma y, por tanto, es susceptible de ser localizada temporalmente11. En el apartado 2.1 hemos definido E como el primitivo que designa la parte del tiempo de la situación de la que se habla en la oración. E sería el equivalente del Tiempo del Foco en el sistema de Klein (1994). El Aspecto es la categoría responsable de focalizar la parte de la situación que será situada en la línea temporal. El otro primitivo teórico que emplea este autor es el Tiempo de la Situación, el cual designa el tiempo total de la situación descrita por el predicado verbal. Pongamos un ejemplo para ilustrar mejor la definición de Aspecto gramatical que aquí manejamos. Supongamos que no existe un Tiempo del Foco distinto de un Tiempo de la Situación y, por consiguiente, que el punto del evento E corresponde a la duración real del evento, al evento en su totalidad. Esto significaría que cantaba sería temporalmente también un Presente, además de un Pretérito, puesto que en Pedro hablaba hace un momento por teléfono es posible que en el momento de la enunciación el evento de hablar Pedro por teléfono se dé todavía.

10 Véanse Carrasco Gutiérrez (1998) y García Fernández (1995, 2000a) para una adaptación al sistema temporal y aspectual del español de la teoría de Klein (1994). En Demirdache/Uribe-Etxebarria (2000) se puede encontrar además una propuesta de representación sintáctica del Aspecto gramatical definido en estos términos dentro del marco generativo. 11 La descripción de la condición de visibilidad de Smith aparece a continuación: «Aspectual viewpoints focus all or part of a situation; what is focus has a special status, which I will call visibility. Only what is visible is asserted». (Smith 1991: 99)

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Esta situación se evita si se restringe el significado de punto del evento a la parte de la situación de la que se habla efectivamente en la oración. En el ejemplo anterior esta parte corresponde a un punto del desarrollo de la misma, y no a la situación completa. Dicho de otra forma, la afirmación de que Pedro hablaba hace un momento por teléfono es válida únicamente para un fragmento de la línea temporal (Tiempo del Foco), que en este caso es anterior al momento de la enunciación, y más allá del cual es irrelevante tanto si la situación se sigue dando como si se daba con anterioridad (Tiempo de la Situación). Las posibilidades combinatorias entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco son tres: de inclusión propia, de solapamiento y de exclusión. Seguidamente explicamos de manera resumida en qué consiste cada una de ellas. La relación de inclusión propia es la que se da en el aspecto Imperfectivo. Esta variedad se caracteriza por que el Tiempo del Foco está incluido propiamente en el Tiempo de la Situación, de manera que únicamente se focaliza una parte de la misma sin hacer mención ni del inicio ni del final de la situación. En español expresan aspecto Imperfectivo el presente, el imperfecto, el futuro y el condicional. La relación de solapamiento es propia del aspecto Perfectivo y se caracteriza por que el Tiempo del Foco coincide con el Tiempo de la Situación, por lo que se representa la situación como completa, como un todo cerrado. Son aspectualmente Perfectivos el pretérito, el futuro, el condicional12 y todos los tiempos compuestos. Finalmente la relación de exclusión entre el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación da lugar a las siguientes dos variedades aspectuales: el aspecto Perfecto y el aspecto Prospectivo. En el aspecto Perfecto se focaliza la fase subsiguiente al Tiempo de la Situación, mientras que en el aspecto Prospectivo lo que se afirma es la fase anterior. Adelantamos a continuación en (4) la definición de aspecto Prospectivo que manejaremos en este trabajo (véase sobre todo el apartado 3.1.2): (4)

DEFINICIÓN DEL ASPECTO PROSPECTIVO a. El Tiempo del Foco excluye el Tiempo de la Situación. b. El Tiempo del Foco es anterior al Tiempo de la Situación. c. El aspecto Prospectivo denota de forma inherente la posterioridad del Tiempo de la Situación al Tiempo del Foco: por el aspecto Prospectivo se asigna al Tiempo del Foco el conjunto de intervalos de tiempo que preceden al Tiempo de la Situación.

12 Del futuro y el condicional se ha dicho que son aspectualmente Neutrales porque pueden expresar tanto el aspecto Imperfectivo como el Perfectivo. Sobre esto véanse García Fernández (2000a: 52-54) y Smith (1991:120 y siguientes).

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Expresan aspecto Perfecto los tiempos compuestos del español13. En cuanto al aspecto Prospectivo, según hemos avanzado ya, se expresa a través de la perífrasis . El primer punto de unión entre los tiempos compuestos del español e que estudiaremos radica, pues, en el contenido de la variedad aspectual que expresan estas formas en uno de sus significados. El siguiente apartado está dedicado al examen de esta cuestión.

3. Primera semejanza entre y los tiempos compuestos: la relevancia en el presente Existe una larga tradición que conecta con he cantado a través de la noción de relevancia en el presente, o también relevancia actual o conexión con el presente, expresiones que son una traducción de los términos ingleses current relevance, present relevance (véase, por ejemplo, Fleischman 1982: 18-19 o Comrie 1976: 52-65). Con la relevancia en el presente se alude al hecho de que tanto como el pretérito perfecto compuesto representan la situación descrita como vinculada de alguna forma con el presente y a diferencia de lo que sucede con las respectivas formas simples, esto es, cantaré y canté. En estos términos explica, por ejemplo, Bello (1847: 639) las diferencias de significado entre las dos oraciones siguientes: (5)

a. Roma se hizo señora del mundo. b. La Inglaterra se ha hecho señora de la mar.

Observa Bello en relación con estas oraciones que mientras que en (5b) se indica que «aún dura el señorío del mar» (en el momento de la enunciación, habría que añadir), en (5a), sin embargo, este señorío «se representa como una cosa que ya pasó». Las variedades de aspecto Prospectivo y Perfecto permiten definir de manera sistemática la noción más «intuitiva», en palabras de Klein (1992: 531), de relevancia en el presente. En este apartado hacemos primeramente un breve repaso crítico de algunas de las definiciones propuestas de la noción de relevancia en el presente cuando se trata de (véase 3.1.1) y concluiremos que una formulación en términos de categoría de naturaleza aspectual es más adecuada

13 No todos los investigadores comparten la postura de que los tiempos compuestos expresan tanto aspecto Perfectivo como aspecto Perfecto. Véase la nota 22 más adelante.

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(véase 3.1.2, donde estudiaremos el contenido exacto del aspecto Prospectivo). En cuanto a he cantado, el término de relevancia en el presente comprende, de hecho, dos situaciones diferentes y que a veces se confunden: una paralela a , pues estamos ante la variedad de aspecto Perfecto, y otra que se explica por la teoría del presente ampliado y que responde al significado de he cantado como forma aspectualmente Perfectiva (véase 3.2). Y si bien la teoría del presente ampliado es válida para explicar la diferencia de significado entre he cantado y canté, no lo es cuando se trata de y el futuro, lo cual constituye uno de los puntos que separa a la perífrasis de los tiempos compuestos. Esta última cuestión será examinada en el apartado 4.1.

3.1. LA RELEVANCIA EN EL PRESENTE Y LA PERÍFRASIS 3.1.1. Definición amplia: naturaleza subjetiva de la conexión con el presente El interés de los investigadores se ha centrado, principalmente, en determinar el rasgo de significado caracterizador de frente al futuro. Los diferentes valores que se le han asignado (futuridad, inminencia, inevitabilidad, intencionalidad) pueden englobarse, sostiene Fleischman (1982: 96-98), bajo el término común de relevancia en el presente. Según esto, la perífrasis, a diferencia del futuro, se caracteriza por que permite representar la situación descrita por el infinitivo como conectada de alguna forma con el presente, conexión que es de naturaleza subjetiva. Así, para Fleischman, por ejemplo, la perífrasis presupone un grado de participación, interés o implicación personal del hablante en el evento que está ausente cuando se prefiere el futuro. Para otros autores, simplemente nos permite presentar este evento como más cercano psicológicamente al hablante (Bauhr 1989, Berschin 1987, Gómez Torrego 1988). El futuro, por el contrario, representa la «misma situación real» (Roca Pons 1958: 30), de una manera neutral y psicológicamente desvinculada del presente. Así en (6) (tomados de Gómez Torrego 1988: 66, 68), (6)

a. Nos vamos a poner morados de comida. b. Nos pondremos morados de comida,

a diferencia del futuro, presentaría la situación posterior de ponerse morados como más cercana al hablante, desde un punto de vista subjetivo, y, por tanto, como más cercana al presente. Objetivamente, sin embargo, la distancia entre el momento de la enunciación y el del evento descrito por el predicado es la misma en las dos oraciones.

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La caracterización anterior plantea dos problemas de diferente orden. Por un lado, el grado de subjetividad, o es irrelevante o es un factor inadecuado, cuando se trata de explicar datos como los que se muestran a continuación: (7)

(8)

a. Aprueba todo el curso y te compraré la moto. (Ejemplo 62a, en Montoliu 1999: 3697.) b. ??/*Aprueba todo el curso y te voy a comprar una moto. a. La reina ocuparía todo el hotel. b. La reina iba a ocupar todo el hotel. (Adaptado de Declerck 1991: 383.)

En (7) la implicación del hablante podemos suponer que es máxima y, a pesar de ello, se prefiere el futuro. La razón por la cual la perífrasis está excluida de este contexto es únicamente gramatical: el imperativo hace referencia siempre, en virtud de su propio significado, a un momento de la línea temporal posterior al momento de la enunciación. De aquí se sigue que, si hay un evento posterior a su vez al evento descrito por el imperativo, este debe estar localizado también en el futuro y, a la luz del contraste entre (7a) y (7b), parece que la forma que significa de manera inherente Futuro es cantaré. La subjetividad como rasgo definitorio del rasgo de relevancia en el presente puede llevar, por consiguiente, a hacer predicciones incorrectas. Las oraciones de (8) no tienen las mismas condiciones de verdad (véanse Comrie 1976: 64-65, Declerck 1991: 382-383 y Haegeman 1989: 313, todos para el inglés, pero creemos que la observación es aplicable por entero al español). Las condiciones de verdad de estas oraciones son diferentes porque (8a) sería falsa si la reina no llegara a ocupar todo el hotel, pero (8b) seguiría siendo verdadera. Como puede comprobarse, la subjetividad del hablante, que no es falsable, tampoco es útil para dar cuenta del hecho de (8a) y (8b) tengan diferentes condiciones de verdad. Veamos un caso más en el que esta definición es inaplicable por irrelevante: (9)

a. Me alegro de que tu hijo estudie piano. b. Me alegro de que tu hijo vaya a estudiar piano.

Por lo que a nosotros alcanza, la distribución de cuando el auxiliar está en subjuntivo no ha sido objeto de un estudio sistemático. Como puede comprobarse, (9a) admite dos lecturas dependiendo de si el subjuntivo se interpreta como un Futuro, o como un Presente, en cuyo caso hace referencia a una situación que se da en el momento de la enunciación, es decir, el hijo está ya estudiando piano. Con la perífrasis, en cambio, solo es posible la primera de las

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lecturas. El empleo de en este contexto no está determinado por factores subjetivos. Antes bien, se prefiere a la forma simple porque expresa de forma inequívoca el significado futuro. Sobre el par mínimo de (9) volveremos brevemente en el apartado 4.2. El segundo de los problemas ha quedado esbozado al hilo de la discusión sobre el par mínimo de (8). En efecto, definir la conexión con el presente centrándose en la naturaleza subjetiva de este vínculo tampoco refleja el significado de la perífrasis frente al futuro en aquellos casos en los que la sustitución de una forma por otra no es posible y la razón no es de naturaleza gramatical. A nuestro juicio, el par mínimo de (10), que traducimos de Nicolle (1997: 375, ej. 47), es uno de estos casos en los que las diferencias de distribución no obedecen a causas gramaticales, pero tampoco tiene capacidad para explicarlas el criterio de la mayor implicación del hablante: (10)

A: Están llamando a la puerta. a. B: Yo abriré. b. B’: #Voy a abrir yo.

no puede utilizarse con naturalidad en los contextos que se caracterizan por que el hablante expresa su ofrecimiento para hacer algo, ya sea de manera espontánea, ya como resultado de un proceso de discusión previo: el futuro es la forma apropiada para este contexto14, según se muestra en (10). Como se ilustra en (11), se emplea la perífrasis, en cambio, cuando se quiere indicar que existe premeditación o intención previa por parte del hablante (Fleischman 1982: 89, Nicolle 1997): (11)

A: ¿Puede alguien ir a visitar a Juan mañana al hospital? a. B: Voy a ir yo. b. B’: Iré yo.

Como ya hemos indicado, (10b) disuena porque la situación de enunciación exige que se trate de un ofrecimiento espontáneo, no premeditado, y la perífrasis denota intencionalidad previa por parte del hablante. Para obtener el significado deseado hay que emplear el futuro, como muestra (10a). El símbolo # indica que la perífrasis no es adecuada para este contexto. Por el contrario, en (11) las inter-

14 Fernández Ramírez (1986: 286 y siguientes) incluye estos usos descritos tradicionalmente como de conciliación, conformidad o avenencia del futuro dentro de la clase que denomina futuro voluntativo.

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pretaciones respectivas son las dos compatibles con la situación de enunciación y, por consiguiente, las dos formas son posibles, lo que hemos representado marcando las dos con el símbolo . En (11a) entendemos que el hablante ya tenía la intención en el momento del habla de visitar a Juan, de manera que este enunciado es independiente de la pregunta realizada por A; en (11b), debemos entender que se trata de un ofrecimiento que se hace a consecuencia de la petición del primer interlocutor. Por esta razón quizás sea preferible para algunos hablantes la respuesta con el futuro. Sin embargo, en nuestra opinión, las dos son igualmente posibles, sobre todo si comparamos esta situación con lo que sucede en (10), donde la opción de la perífrasis está claramente excluida. A nuestro juicio, pues, no puede hablarse ni de que con la perífrasis la implicación del hablante sea mayor, ni de que exista un vínculo psicológico que está ausente en el caso de que utilice el futuro. Añádase a ello que se trata de enunciados en primera persona, por lo que la mayor implicación por parte del emisor o la subjetividad se presuponen. Por último, si sustituimos por en los dos contextos anteriores los resultados que se obtienen son los mismos por lo que a juicios de aceptabilidad se refiere: (12) (13)

A: Están llamando a la puerta. B: #Iba a abrir yo. A: ¿Puede alguien ir a visitar a Juan mañana al hospital? B: Iba a ir yo.

En efecto, solo en el supuesto en el que el valor de intencionalidad previa es compatible con la situación enunciativa, es decir, en (11) y (13), la sustitución de por es posible. La única diferencia radica en que con la intención de ir al hospital se predica de un intervalo de la línea temporal que es anterior al momento de la enunciación. Con , por el contrario, esta afirmación es válida para un intervalo de tiempo que incluye el momento del habla. En conclusión, centrarse en la naturaleza subjetiva del rasgo de vinculación con el presente no explica adecuadamente la distribución de la perífrasis. Como hemos visto, bien hace predicciones incorrectas, bien es irrelevante o, directamente, inaplicable. A esto hay que añadir, como también se ha señalado, que es indeterminada y difícil de verificar15.

15 Klein (1992: 531), en efecto, cuando discute sobre la oportunidad de recurrir a esta noción para dar cuenta del significado del pretérito perfecto compuesto inglés observa que «it is always possible to find a reason why the event is still of particular relevance to the present».

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3.1.2. Definición estricta: la relevancia en el presente como contenido del aspecto Prospectivo En (14) ofrecemos una definición clásica del rasgo de relevancia en el presente en la que está ausente cualquier referencia a la subjetividad del hablante: (14)

DEFINICIÓN ESTRICTA DEL RASGO DE RELEVANCIA EN EL PRESENTE (RRP) Con el RRP hacemos referencia a un estado de cosas presente como el antecedente de una situación futura16.

Puesto que la relevancia en el presente se considera que es el rasgo característico de , puede afirmarse que la definición de (14) es la definición misma del significado de . En este apartado examinamos con detenimiento la definición de (14) y defendemos la hipótesis de que si se adopta la categoría de aspecto Prospectivo, la relevancia en el presente se puede explicar fácilmente a partir de la misma y no es preciso postularla como un primitivo de la gramática. Según (14), la conexión con el presente quiere decir: i) que en el momento de la enunciación existen ya circunstancias e indicaciones de un acontecimiento futuro, y ii) que este acontecimiento futuro es la consecuencia natural, esperable o prevista de este estado de cosas presente. Los valores de intencionalidad e inevitabilidad que puede expresar son, pues, consecuencia de la relevancia en el presente. O dicho con otras palabras, puede afirmarse que constituyen distintas manifestaciones de la relevancia en el presente. Repetimos para comodidad del lector los ejemplos relevantes a continuación: (1)

b. INTENCIONALIDAD: A: ¿Puede alguien ir a visitar a Juan mañana al hospital? B: Voy a ir yo. (Traducido de Nicolle 1997:355, ej. 1.) c. INEVITABILIDAD: No te sientes en esa roca. Se va a caer. d. INMINENCIA: Iban a ser las tres cuando salíamos.

El significado de inevitabilidad se sigue claramente del hecho de que la situación futura se presenta como la consecuencia de un estado de cosas previo. Pero la

16

Esta definición se inspira en la que propone Comrie (1976: 65) para la perífrasis inglesa be going to: «[Con la perífrasis nos referimos a] the present seeds of some future situation», pero la descripción es aplicable igualmente a la perífrasis española.

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conexión entre las dos situaciones puede darse también en términos de intencionalidad, pues, como ha sido señalado en repetidas ocasiones (véanse, entre otros, Bybee/Perkins/Pagliuca 1994), con la perífrasis se afirma que el sujeto tiene la intención en el presente de llevar a cabo la situación futura. En cuanto al significado de inminencia, puede definirse como la valoración que hace el hablante de la distancia que existe entre el estado de cosas presente y la situación futura, de tal modo que esta distancia resulta ser muy breve. Este significado se obtiene únicamente si el verbo auxiliado es un logro, según la clasificación tradicional de Vendler (1957). Esta restricción podría obedecer a que los predicados de logro, al carecer de duración interna, denotan eventos muy breves y es esta propiedad la que permite deducir que la ocurrencia de la situación futura puede tener lugar dentro del lapso de tiempo para el que es válida la aserción. En el caso de los valores de inevitabilidad e intencionalidad, por el contrario, este acaecimiento no se localiza dentro de este intervalo de tiempo. Mostramos en todo caso a continuación con un ejemplo cómo funciona la noción de relevancia en el presente definida en estos términos y cómo esta caracterización responde, en definitiva, a la definición de aspecto Prospectivo dada en el apartado 2.2. El par mínimo de (15) muestra un caso de alternancia imposible entre y el futuro, que se ha explicado recurriendo a la noción de relevancia en el presente17: (15)

a. No te sientes en esa roca. Se caerá. b. No te sientes en esa roca. Se va a caer.

Estas dos oraciones no significan lo mismo y no permiten la libre alternancia entre la perífrasis y el futuro, a diferencia de lo que sucedía en (6), por ejemplo. En (15a) designamos una situación en la que el evento de caerse la roca depende de otro evento previo consistente en que el interlocutor se siente en ella; en (15b), por el contrario, en la lectura que nos interesa aquí, es decir, en aquella en la que la perífrasis no alterna con el futuro, el caerse la roca es independiente del evento presentado en la oración anterior18. Dicho de otra forma, con (15b) podemos

17

Se trata de una adaptación al español de los ejemplos clásicos de Palmer (1974: 164):

(i)

a. Don´t sit on that rock! It´fall. b. Don´t sit on that rock! It´s going to fall.

18 No existe acuerdo acerca de si puede aparecer en la apódosis de las oraciones condicionales reales, a pesar de que (15b) puede parafrasearse como «si te sientas en esa roca, se caerá». Volveremos brevemente sobre esta cuestión en 4.2.

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presentar el primero de los eventos como causante del segundo, en cuyo caso la perífrasis equivale al futuro, pero también podemos presentarlos como independientes. En esta segunda interpretación, que no está disponible en (15a) y que es la que nos interesa, no puede ser sustituida por la correspondiente forma simple. La relación que se establece en este segundo caso entre las dos situaciones que se describen no es de causalidad pura, sino periférica19: «la razón por la cual te digo que no te sientes en esa roca es porque se va a caer». La relación lógica que existe entre las dos oraciones es menos estrecha en (15b) que en (15a) puesto que solo en la segunda existe una relación de causalidad pura entre las dos situaciones que designan. Esta circunstancia tiene como correlato formal el que entre los dos verbos no exista una relación de dependencia temporal, lo que permite que en (15b) el auxiliar pueda estar en imperfecto: (16)

a. No te sientes en esa roca. Se caería. b. No te sientes en esa roca. Se iba a caer.

La aparición del condicional en (16a) determina el cambio de una condicional real a una condicional potencial (Si te sentaras en esa roca, se caería). Por el contrario, la aparición de la forma en (16b) no da lugar a ninguna modificación en la paráfrasis que hemos dado, excepción hecha del cambio del tiempo del verbo auxiliar («la razón por la cual te digo que no te sientes en esa roca es porque se iba a caer»). Esto es precisamente lo que esperamos si con la oración que contiene la perífrasis se hace referencia a un estado de cosas independiente del estado de cosas descrito en la oración precedente: puesto que es independiente puede ser también anterior a él. Recuérdese que el mismo comportamiento fue señalado con respecto a la perífrasis cuando expresaba los valores de intencionalidad previa o premeditación (véanse 11a y 13B). Por otra parte, es irrelevante para la discusión que el condicional no altere la relación lógica entre los dos eventos en (16a). Lo importante, como venimos argumentando, es que cuando se trata de la perífrasis la aparición del imperfecto no determina que cambie también el tiempo del verbo que aparece en la prótasis

19 Puede verse una justificación de esta clasificación, de gran tradición en la gramática española, en Galán Rodríguez (1999:3599-3621), de donde tomamos los términos de causales integradas o puras y causales periféricas. Las segundas se caracterizan por que admiten ser parafraseadas mediante la expresión «la razón por la cual te digo que p es porque q». Como pone de manifiesto la paráfrasis, la relación de causalidad se establece en este caso entre el acto de la enunciación y q, motivo por el cual reciben también el nombre de causales de la enunciación. Las causales puras, por su parte, se denominan también, análogamente, causales del enunciado.

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de la oración condicional que sirve de paráfrasis. Y esto es así porque tanto en (15b) como en (16b) no existe una relación causal entre las dos situaciones a que se hace referencia. Pues bien, estas diferencias interpretativas entre (15a) y (15b) obedecen a que la perífrasis y el futuro no significan lo mismo. En términos tradicionales, y así es como lo describe, por ejemplo, Palmer (1974), esta diferencia se atribuye a la noción de relevancia en el presente: con la perífrasis el evento de caerse la roca se presenta como resultado de una situación anterior, mientras que con el futuro este mismo evento es independiente de cualquier otro, se presenta por sí mismo, sin relación con ninguna otra situación. Es posible, sin embargo, concretar más este análisis. Lo que se afirma en (15b) con es que en el momento de la enunciación se dan determinadas circunstancias que inducen a pensar que el evento de caerse la roca puede darse en el futuro, por lo que no es conveniente que el oyente se siente. Con , por consiguiente, lo que se localiza en la línea del tiempo no es propiamente el evento de caerse, sino el estado de cosas conducente a él. Cuando se emplea el futuro, en cambio, lo que se localiza es propiamente el evento de caerse la roca y no una situación anterior. No se trata, pues, de que la perífrasis pueda expresar la relevancia en el presente y la forma simple, no. Se trata, más bien, de que la parte del evento verbal que se sitúa en la línea temporal es distinta. En 2.2 vimos que el Aspecto gramatical es la categoría responsable de hacer visible la parte del tiempo total de la situación que se quiere situar en la línea temporal. Debemos concluir entonces que la diferencia interpretativa entre (15a) y (15b) es de naturaleza aspectual. La relevancia en el presente, tal y como está definida en (14), puede entenderse, de hecho, como una noción de naturaleza aspectual y, más exactamente, como expresión de la variedad de aspecto Prospectivo. Recordamos que esta variedad se caracteriza por que focaliza el estado anterior al tiempo total de la situación y es este estado anterior lo que se sitúa en la línea temporal. Si volvemos a nuestro par mínimo, el tiempo de la parte del evento que el Aspecto hace visible en (15b) es simultáneo con el momento del habla; en (15b), es posterior al tiempo de la enunciación. Ahora se puede entender por qué con la perífrasis la relación de causalidad pura está excluida: la relación de causalidad exige que la consecuencia (caerse la roca) sea posterior a la situación que la desencadena (sentarse x), pero con el evento denotado por caerse la roca no es visible a la localización temporal. Lo que es visible es un estado de cosas previo, coincidente con el tiempo de la enunciación y anterior incluso al evento denotado por sentarse. Así las cosas, la relación de causalidad pura no puede establecerse. Ofrecemos a continuación las dos definiciones, la de relevancia en el presente y la de aspecto Prospectivo, conjuntamente. Hemos añadido en (4d) la información correspondiente al valor temporal de la perífrasis:

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(14)

(4’)

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DEFINICIÓN ESTRICTA DEL RASGO DE RELEVANCIA EN EL PRESENTE (RRP) Con el RRP hacemos referencia a un estado de cosas presente como el antecedente de una situación futura. DEFINICIÓN DEL ASPECTO PROSPECTIVO a. El Tiempo del Foco excluye el Tiempo de la Situación. b. El Tiempo del Foco es anterior al Tiempo de la Situación. c. El aspecto Prospectivo denota de forma inherente la posterioridad del Tiempo de la Situación al Tiempo del Foco: por el aspecto Prospectivo se asigna al Tiempo del Foco el conjunto de intervalos de tiempo que preceden al Tiempo de la Situación. d. Como perífrasis del aspecto Prospectivo, a le corresponden las siguientes EETT: (Donde E equivale a Tiempo del Foco.) i. Presente Prospectivo (): H,R,E. ii. Pretérito Prospectivo (): E,R-H.

El «estado de cosas» al que se hace referencia en (14) equivale en la definición de aspecto Prospectivo de (4’) al Tiempo del Foco, el cual excluye y es anterior al Tiempo de la Situación. Además, es el Tiempo del Foco el que se sitúa temporalmente. El hecho de que la situación descrita por el verbo auxiliado no se localice temporalmente no comporta, sin embargo, que la relación entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco no tenga consecuencias interpretativas. Estas consecuencias interpretativas son el propio significado de relevancia en el presente, que en (14) se menciona de manera explícita, pues se presenta la situación futura como vinculada o conectada con un estado de cosas anterior. A continuación explicamos cómo se recupera el rasgo de relevancia en el presente a partir de la definición de aspecto Prospectivo de (4’). La noción de relevancia en el presente comporta dos aspectos entre los que es preciso distinguir. Primeramente, la conexión lo es en general con un momento de la línea temporal que el hablante considera relevante por cualquier razón, y que puede ser, a su vez, anterior al momento de la enunciación si se trata de o simultáneo con él, en el caso de . Repárese, sin embargo, en que la definición de relevancia en el presente tal y como está formulada en (14) deja fuera a . El segundo de los aspectos es la existencia del efecto mismo de conexión o vinculación entre el estado de cosas que se afirma y una situación posterior, el cual constituye, como estamos viendo, el rasgo semántico definitorio de frente a la forma simple. El enfoque que aquí proponemos tiene la ventaja de que recoge perfectamente estos dos aspectos de la relevancia en el presente que acabamos de presentar. Veamos por qué. En primer lugar, no es preciso especificar que la conexión lo es respecto del presente o de un momento anterior al momento del habla. Esta infor-

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mación es independiente del significado aspectual de . Como tal, la perífrasis afirma la fase previa al tiempo total de la situación, y el resto de la información deriva del hecho de que temporalmente es bien un Presente (H,R,E), bien un Pretérito (E,R-H), como se especifica en (4d). Es decir, esta parte de la información es una consecuencia, en nuestro análisis, del propio significado temporal de la perífrasis. En segundo lugar, y por lo que se refiere al concepto mismo de relevancia o conexión de una situación futura con una anterior, este se sigue de la propia definición de Aspecto gramatical que se maneja en esta teoría junto con el contenido propio de la variedad aspectual de aspecto Prospectivo. En efecto, si el Aspecto gramatical es el resultado de poner en relación el Tiempo del Foco con el Tiempo de la Situación, el Tiempo del Foco está asociado de manera inherente al Tiempo de la Situación por definición. Pero, además, en el aspecto Prospectivo el hecho de que el Tiempo del Foco excluya (véase 4a) y sea anterior (véase 4b) al Tiempo de la Situación determina que denote de manera inherente en primer lugar, la existencia de una situación con la que está asociada interpretativamente, y, en segundo lugar, la posterioridad de esta situación al estado de cosas que se afirma propiamente. Esto es lo que se indica en la definición en (4c). En otras palabras, en esta teoría sobre el Aspecto gramatical la noción de conexión (con el presente) no es un primitivo sino, antes bien, es el resultado de que el Tiempo del Foco está asociado de manera inherente, por definición, al Tiempo de la Situación. Así pues, definir la relevancia en el presente como una de las cuatro variedades aspectuales posibles, y en concreto, como el aspecto Prospectivo tiene la ventaja respecto del análisis tradicional de que, por un lado, permite describir la diferencia de significado entre y la respectiva forma simple dentro de un sistema general del significado de los tiempos verbales y del Aspecto gramatical, y, en segundo lugar, permite incluir también a sin tener que modificar la teoría, todo ello a la vez que recoge los aciertos de los análisis anteriores, en concreto, la propia noción de conexión con el presente. Esta misma explicación nos servirá para explicar el significado de relevancia en el presente que se atribuye a he cantado (véase el apartado 3.2).

3.2. LA RELEVANCIA EN EL PRESENTE Y LA FORMA COMPUESTA HE CANTADO La oposición canté/he cantado ha sido muy debatida en la bibliografía20. De forma muy resumida, parece existir acuerdo entre los investigadores acerca de que

20 Podemos citar como trabajos clásicos a este respecto para el español los de Alarcos (1947) y Bello (1847: § 639) y, más recientemente, García Fernández (2000a: 184-192 y

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lo que diferencia a he cantado de canté es que con he cantado la situación se presenta como conectada con el presente. La vinculación con el presente por lo que a he cantado respecta ofrece dos formas posibles. Bien se localiza un evento en un punto anterior al momento de la enunciación y que está a su vez incluido en un intervalo de tiempo que, comenzando en el pasado, se prolonga hasta el presente (véase 17a), de donde se sigue el término presente ampliado propuesto por Alarcos (1947); bien se afirma que en el momento de la enunciación se da un estado de cosas que sigue a un evento anterior (véanse 17b y c)21: (17)

a. La carta ha llegado esta semana. b. Ya he escrito el primer capítulo de la novela. c. Juan ya ha visitado la exposición.

En (17a) se realiza una afirmación sobre un evento pasado (llegar la carta). El pretérito perfecto compuesto es expresión aquí del aspecto Perfectivo. En (17b y c) se realiza una afirmación sobre un estado de cosas que se da en el momento de la enunciación (haber escrito ya el primer capítulo de la novela, haber visitado Juan ya la exposición). El pretérito perfecto compuesto es expresión aquí del aspecto Perfecto22. (17b) puede además entenderse como ejemplo de Perfecto Resultativo y (17c), de Perfecto Experiencial. En la variedad Resultativa, el estado de cosas se concibe como resultado del evento verbal y puede ser parafraseado mediante las perífrasis (Ya tengo escrito el primer capítulo de la novela) y (El primer capítulo de la novela ya está

210-226) y Havu (1997: cap. 7). En la bibliografía anglosajona destacan los de Dowty (1979) y McCoard (1978), en los que se formula de forma explícita la teoría del presente ampliado (extended now). Pueden verse además, entre muchos otros, Bertinetto (1986: 405 y siguientes), Binnick (1991: 264-277), Comrie (1976), Declerck (1991: 319-353), Fleischman (1982), Giorgi/Pianesi (1997: cap. 3) y Klein (1992), así como los trabajos aquí citados. 21 Existe una tercera posibilidad, de la cual no diremos nada en este trabajo: que la situación comience en el pasado y dure hasta el momento de la enunciación, es el denominado Perfecto Continuativo: He vivido en esta casa desde que nací. Sobre la posible naturaleza Perfectiva de esta variedad aspectual, véase García Fernández (2004b). 22 Como indicábamos en la nota 13 más arriba, no todos los investigadores comparten la postura de que los tiempos compuestos pueden ser expresión tanto del aspecto Perfectivo como del aspecto Perfecto. Los hay, como Declerck (1991), que proponen un análisis unitario para todos los casos de (17), mientras que otros, como Havu (1997) y Pérez Saldanya (2004), son partidarios de analizar como ambiguos únicamente he cantado y había cantado. La última posibilidad, defendida por Carrasco Gutiérrez (1998) y García Fernández (2000a), consiste en extender este análisis a todos los tiempos compuestos.

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escrito). En la acepción Experiencial, el estado se cosas sirve para caracterizar al sujeto como poseedor de determinada experiencia. Tanto la alusión a un estado de cosas que se da en el momento de la enunciación como a un evento que se localiza en un intervalo de tiempo que se extiende desde el pasado hasta incluir el momento de la enunciación es lo que explica que se describa he cantado como una forma que expresa relevancia en el presente. Por otra parte, como ya avanzamos en el apartado 2.2, compartimos la hipótesis de que estas diferencias entre (17a), por un lado, y (17b) y (17c), por otro, obedecen a que he cantado es ambiguo entre un significado aspectual Perfectivo y otro Perfecto: he cantado tiene significado aspectual Perfectivo en (17a) pero Perfecto en (17b) y (17c). Con valor aspectual Perfectivo le corresponde la estructura temporal de un Presente Anterior (E-R,H), mientras que como Perfecto es un Presente (H,R,E). Examinamos muy brevemente ahora la diferencia entre he cantado y canté. Como adelantamos al inicio de este apartado, esta oposición se ha explicado tradicionalmente en términos de relevancia en el presente, puesto que se considera que con he cantado la situación se presenta como vinculada de alguna forma con el momento de la enunciación. Con canté, en cambio, el estado de cosas descrito se localiza en un intervalo de tiempo que en el momento del habla ya ha concluido: (18)

La carta llegó esta semana.

La diferencia entre (17a) y (18) radica en que con (18) se indica que la semana ya ha concluido. Esto supone que mientras que (17a) puede emplearse adecuadamente el miércoles de la semana en cuestión, (18) se usará solo cuando el hablante considere que la semana ya ha finalizado. La diferente interpretación del complemento temporal esta semana con he cantado y con canté viene impuesta por los significados temporales de cada una de estas formas, pues canté solamente es compatible con modificadores temporales que denotan intervalos que excluyen el momento del habla. En términos más formales, la diferencia que se observa en (17a) y (18) debe atribuirse a los distintos contenidos temporales de las formas que comparamos. En su interpretación Perfectiva, he cantado es un Presente Anterior. Canté es un Pretérito23.

23

En algunas variedades del español peninsular fundamentalmente, he cantado puede estar desarrollando el significado de Pretérito, siguiendo así el mismo camino evolutivo que el pretérito perfecto compuesto francés. Aquí no entraremos en esta cuestión. El lector interesado puede consultar, entre otros, Havu (1997) y Schwenter (1994a, b).

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Por lo que a la presente investigación importa, defenderemos que el paralelismo entre he cantado y la perífrasis existe solo con las acepciones Resultativa y Experiencial, es decir, cuando aquel tiene valor aspectual de Perfecto. Recordamos también que todo lo que se diga es igualmente válido para respecto a había cantado, salvo lo relativo a los respectivos significados temporales. Con he cantado comparte, en primer lugar, que las dos formas hacen alusión a un estado de cosas presente (la localización temporal depende del tiempo del auxiliar). La fórmula temporal que corresponde a ambas construcciones es, pues, la misma: H,R,E. Este estado de cosas, el Tiempo del Foco, es anterior al Tiempo de la Situación en el caso de la perífrasis y posterior en el caso del pretérito perfecto compuesto. En segundo lugar, las dos construcciones se han descrito como portadoras de un rasgo de relevancia en el presente. Esta característica, otra vez, puede relacionarse con la necesaria vinculación que existe entre el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación. Esta vinculación se interpreta en términos de afirmación de un estado resultante cuando se trata de he cantado, pues, recordamos, se afirma bien un resultado, bien encontrarse en posesión de una cierta experiencia a consecuencia siempre de una situación previa. En cambio, si se trata de esta conexión entre el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación da lugar a las lecturas de inevitabilidad, intencionalidad e inminencia propias de la perífrasis.

3.3. CONCLUSIÓN El primer punto de unión entre y los tiempos compuestos en la interpretación de Perfecto, y a cuyo examen ha estado dedicado este apartado 3, radica en lo que tradicionalmente se ha descrito como rasgo de relevancia en el presente. Por tal se entiende la propiedad, característica de ambas formas, de presentar la situación descrita por el verbo en forma no personal como vinculada o conectada con un momento de la línea temporal que el hablante considera relevante por cualquier motivo y que puede bien incluir al momento de la enunciación, si se trata de , bien precederlo, en el caso de . Una vez establecido el paralelismo en términos descriptivos, hemos visto que, de hecho, la noción de relevancia en el presente es una noción de naturaleza aspectual o, para ser más precisos, tiene su origen en el significado aspectual de las formas que la expresan: aspecto Prospectivo y aspecto Perfecto he cantado. Estas dos variedades aspectuales varían únicamente en que el Tiempo del Foco sigue al Tiempo de la Situación en la variedad de Perfecto, pero lo precede si se trata del aspecto Prospectivo, pero en ambos casos se trata

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de variedades aspectuales en las que el intervalo de tiempo para el cual es válida la afirmación y respecto del cual se predica un estado de cosas excluye el tiempo total de la situación a que refiere el verbo auxiliado. De acuerdo también con la teoría del Tiempo y el Aspecto gramatical que asumimos en este trabajo, lo que se sitúa en la línea del tiempo es el Tiempo del Foco, el estado de cosas afirmado. De esta manera se da cuenta en términos formales de la diferencia de significado entre y el futuro: mientras que con la primera se hace referencia a un estado de cosas presente y antecedente de la situación denotada por el verbo, con el futuro se localiza la propia situación denotada por el verbo. Por último, la conexión o vínculo que establecen estas formas entre esta situación y el estado de cosas es un efecto interpretativo que puede atribuirse a que el Tiempo del Foco se asocia de manera inherente al Tiempo de la Situación. El paralelismo entre las dos formas, sin embargo, no es exacto. He cantado difiere de en que, además de afirmar que en el presente se da un estado de cosas, puede también localizar una situación en un punto dentro de un intervalo de tiempo que comienza en el pasado y que continúa hasta incluir el momento de la enunciación. La vinculación con el presente en este caso radica en que el momento del habla está incluido en el intervalo de tiempo al cual pertenece el punto de la línea temporal en el que se sitúa la situación afirmada (teoría del presente ampliado). Con esta acepción he cantado expresa aspecto Perfectivo y temporalmente es un Presente Anterior. Como tal se diferencia de canté en que este último es un Pretérito. Como demostraremos en el apartado siguiente, no existe nada parecido entre y cantaré.

4. Segunda semejanza entre y los tiempos compuestos: la alternancia con una forma simple y la cuestión de la distancia temporal Hasta ahora hemos examinado las propiedades que comparte con los tiempos compuestos en cuanto expresión del aspecto Prospectivo en español, aunque para simplificar la exposición nos hayamos centrado en la relación entre y he cantado, por ser también la más evidente. Como expresión del aspecto Prospectivo hemos visto que el paralelismo es necesario establecerlo con los tiempos compuestos cuando estos tienen valor aspectual de Perfecto. Pero aún es posible señalar una segunda semejanza entre y los tiempos compuestos: en los dos casos se puede compartir distribución con una forma simple del sistema temporal. Este apartado está dedicado a examinar la relación entre y la respectiva forma simple del sistema temporal con la que entra en distribución: el futuro si es o el

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condicional si se trata de . En definitiva, nos ocupamos aquí el par de oraciones mostrado en (3): (3)

a. Va a llover. b. Lloverá.

La hipótesis que defenderemos es que, en ausencia de una indicación temporal, expresa o dada por el contexto, que permita localizar la situación descrita en el futuro no tiene significado temporal de Futuro. Dicho de otra forma, para que exprese tiempo Futuro debe aparecer realizado explícitamente, o bien sobreentenderse del contexto enunciativo, un complemento temporal que aporte esta información. En este apartado nos centraremos en el examen de los siguientes dos aspectos. Por un lado, la cuestión de si puede ser una forma aspectualmente Perfectiva sensible a la distancia temporal. Esta característica la diferenciaría de la respectiva forma simple al igual que he cantado se distingue de canté (véase 4.1). Por otro lado, abordamos el problema del posible desplazamiento del futuro y el condicional en el paradigma de tiempos del español por e , respectivamente (véase 4.2).

4.1. COMO UN

PRESENTE POSTERIOR. LA

CUESTIÓN DE LA

DISTANCIA TEMPORAL

En este apartado argumentamos en contra de la existencia de un hipotético Presente Posterior, aspectualmente Perfectivo y paralelo al Presente Anterior. Este hipotético Presente Posterior tendría como rasgo característico ser sensible a la distancia temporal, de manera análoga a como lo es he cantado como Presente Anterior. En lo que sigue demostraremos que no es este el caso y para ello comenzaremos por examinar qué sucede con he cantado como Presente Anterior. A este respecto parece existir acuerdo entre un gran número de estudiosos sobre que he cantado puede expresar distancia temporal del evento respecto del momento del acto del habla, y esta propiedad se manifiesta de dos maneras diferentes (Alarcos 1947, García Fernández 2000a: 184 y siguientes, entre otros). Por un lado, he cantado se combina con complementos temporales de localización que incluyen en su determinación el momento de la enunciación, a saber, el año en curso, esta semana, hoy…, mientras que canté los rechaza. Por otro, he cantado puede ser modificado por complementos temporales que indiquen un momento de la línea temporal incluido en el día que contiene el momento del acto del habla. He cantado, puesto que se circunscribe a los límites temporales que marca el día en el

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que está incluido el momento de la enunciación, se ha definido como un pasado hodiernal, frente a canté, que sería prehodiernal. En apoyo de esta caracterización se ha señalado que no es necesario que aparezca ningún complemento temporal para que he cantado en la variedad del español peninsular localice la situación en el día de hoy (Schwenter 1994a y Quesada Pacheco 2001). Así, Quesada Pacheco (2001: 12 y 13) afirma que ante una pregunta como la que aparece en (19) (19)

a. ¿Has comido?,

las reacciones de un hablante hispanoamericano y otro peninsular serán completamente diferentes24. Y la razón radica en que el primero entenderá que la pregunta se refiere a toda su existencia, y se trataría de un Perfecto Experiencial, por tanto, mientras que el hablante de la variedad del español peninsular tiene disponible también la interpretación hodiernal, la cual es más acorde con la situación comunicativa. La pregunta lógica que cabe hacerse a continuación es si entre cantaré y voy a cantar existe alguna relación similar. En otras palabras, la pregunta es si voy a cantar puede expresar distancia temporal como lo hace he cantado. En nuestra opinión la respuesta no puede ser afirmativa. En efecto, y el futuro se combinan los dos libremente tanto con los complementos temporales que excluyen el momento de la enunciación (véase 20a) como con los que lo incluyen (véase 20b): (20)

a. {Va a llamar/Llamará} dentro de tres días. b. El niño {va a nacer/nacerá} esta semana.

Por añadidura, no puede por sí sola acotar el intervalo de la línea temporal para el que es válida la afirmación al día en el que está incluido el momento del acto del habla, a diferencia de he cantado. A partir de (19) hemos visto que esta forma tiene disponible la interpretación hodiernal, pero esta lectura no se impone necesariamente con : (21)

¿Va a llover?

(21) tiene dos lecturas posibles: o bien es una pregunta sobre una situación futura que tiene su origen en un estado de cosas que se da en el momento de la enunciación, o bien es una pregunta acerca de un acontecimiento futuro. En el

24

No pretendemos establecer distinciones dialectales precisas.

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primer caso la perífrasis se comporta como una perífrasis de aspecto Prospectivo en Presente y; en el segundo tiene significado temporal de Futuro, pero para ello es preciso sobreentender la existencia de un modificador temporal que proporcione esta información (el fin de semana, mañana). De cualquier manera, no se acota el intervalo de tiempo para el que es válida la afirmación al día que contiene el momento de la enunciación. Obsérvese que con una pregunta como ¿Vas a comer? la lectura más sobresaliente es la hodiernal, pero en este caso la explicación debemos buscarla en nuestro conocimiento del mundo que nos permite saber que debe referirse a un momento cercano al momento de la enunciación y no a dentro de tres días, razón por la cual hemos preferido variar el ejemplo. Que en el caso de la interpretación hodiernal tiene su origen en factores pragmáticos lo confirma el hecho de que si se utiliza el pretérito perfecto compuesto (¿Ha llovido?) la lectura hodiernal sigue estando disponible. García Fernández (2000a: 230), sin embargo, aporta el siguiente ejemplo como prueba de que la perífrasis sí podría ser sensible a la distancia temporal (los juicios son también de García Fernández): (22)

a. Juan empezará el nuevo proyecto dentro de veinte años. b. ?Juan va a empezar el nuevo proyecto dentro de veinte años.

A continuación ofreceremos una explicación alternativa para este dato, por lo que no puede considerarse como un contraejemplo a nuestra argumentación. Antes bien, como se verá al final, con la interpretación que proponemos nuestro análisis se ve, de hecho, confirmado. Nuestra hipótesis es que cuando aparece acompañado por un modificador temporal comparte propiedades con el presente pro futuro, forma esta que, como es bien sabido, constituye uno de los usos desviados del presente. Si es, originariamente, una perífrasis aspectual Prospectiva que realiza una afirmación sobre un estado de cosas presente, entonces el paralelismo que señalamos no nos debe extrañar. Obsérvese, para empezar, que si en (22b) sustituimos la perífrasis por un presente pro futuro la oración resultante disuena igualmente: (23)

?Juan empieza el nuevo proyecto dentro de veinte años.

La razón por la cual (23) resulta marginal tiene que ver con el hecho de que el presente pro futuro describe, de forma característica, situaciones que obedecen a un plan preconcebido, fijado de antemano. Sin embargo, parece difícil planear algo con veinte años de antelación (véase Guéron 1993 en el mismo sentido). De acuerdo con esto se ha defendido que el presente con valor de futuro no localiza

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el estado de cosas en el futuro, sino que es una afirmación sobre el presente (Smith 1983, para el inglés, y Leonetti 2004: 499, para el español). Como sostienen estos investigadores, con el presente pro futuro se predica un estado de cosas respecto del momento de la enunciación. Por el presente pro futuro se afirma que en el momento de la enunciación se dan las condiciones necesarias para permitir afirmar que la situación descrita por el predicado se dará. Un ejemplo clásico de presente pro futuro es El tren sale a las cinco. Pues bien, con esta oración se afirma que en el momento del habla existe un horario de trenes y que el tren que nos interesa tiene programada la salida a las cinco. Desde el punto de vista interpretativo, por tanto, y el presente pro futuro comparten muchas propiedades. Por otra parte, como acertadamente apunta Bertinetto (1986) para la construcción análoga del italiano, la aparición del significado de futuro que se le atribuye tradicionalmente al presente pro futuro está supeditada a la aparición de un complemento temporal con este valor. Teniendo en cuenta este dato, así como la gramática de los modificadores temporales, otros lingüistas le asignan al presente pro futuro la estructura temporal de un Futuro, es decir, H-R,E en el modelo de estos investigadores (véanse Hornstein 1990 y García Fernández 2000a). Por lo que a la perífrasis se refiere, en ausencia de un complemento temporal (realizado sintácticamente o sobreentendido), se comporta como una perífrasis de aspecto Prospectivo y no como un Futuro, es decir, realiza una afirmación sobre un estado de cosas simultáneo con el momento de la enunciación y no sobre un estado de cosas futuro: (3)

a. Va a llamar. b. Llamará.

Así es como se debe interpretar en nuestra opinión (3a). Sin embargo, si el contexto hace referencia a un momento de la línea temporal posterior al momento de la enunciación, entonces es equivalente a (3b) y puede alternar con el futuro. necesita de la aparición de un complemento temporal (explícito o implícito) que aporte la información posterioridad que permita localizar la situación en el futuro. La perífrasis comparte con el presente pro futuro el que precisa de la aparición de un complemento temporal para indicar tiempo futuro, pero se diferencia de este en que el modificador temporal no tiene por qué estar realizado explícitamente. Según esto a cuando aparece acompañada de un modificador temporal le corresponderían los dos significados siguientes: puede ser interpretada como una perífrasis de aspecto Prospectivo con valor de Presente, próxima al presente pro futuro (véase 24a) pero puede equivaler también a un Futuro (véase 24b).

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Solo en el segundo caso el complemento temporal cumple su función de situar en la línea del tiempo la situación designada. Esquemáticamente: (24)

Presente Prospectivo: a. El tren [va a [salir a las cinco]] Futuro: b. El tren [[va a salir] a las cinco]].

Este doble comportamiento debe interpretarse en el sentido de que está teniendo lugar un cambio en virtud del cual puede llegar finalmente a expresar tiempo futuro por sí solo. Este doble análisis resulta más evidente si se trata de . Así García Fernández (2000a: 231) ofrece para ilustrarlo el par de oraciones de (25) (50 en el original): (25)

a. Juan iba a llamarla exactamente a las tres. b. A las tres Juan iba a llamarla (, pero luego no pudo hacerlo).

En (25a) a las tres localiza el evento de llamar en su totalidad. Así pues, tiene valor aspectual Perfectivo y temporal de Pretérito Posterior, como el condicional. En (25b) a las tres sitúa un momento respecto del cual se puede afirmar que existió por parte de Juan la intención de llamarla, y no el evento mismo de llamar. En (25b), por tanto, se comporta como una perífrasis de aspecto Prospectivo y, como tal, le corresponde la estructura temporal de un Pretérito. Pero cabe aún una tercera posibilidad: en la posición en la que a las tres aparece pospuesto, como en (26a), puede modificar exclusivamente al verbo auxiliado. En este caso se afirma que en un momento anterior al momento de la enunciación Juan tenía la intención de llamar a las tres a y. Con esta interpretación la perífrasis i) no equivale al condicional y ii) es compatible con una expresión que indique la no realización del evento de llamar en los mismos términos en los que lo es (26b): (26)

a. Juan iba a llamarla a las tres (, pero finalmente cambió de opinión). b. La excursión iba a ser mañana (, pero la han suspendido).

Esta última interpretación es, de hecho, la misma que se obtiene con el pretérito imperfecto cuando este se emplea con valor citativo como en (27): (27)

a. Juan la llamaba a las tres (, pero finalmente cambió de opinión). b. La excursión era mañana (, pero la han suspendido).

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Independientemente de la explicación que se le dé a este uso del imperfecto25, lo que nos interesa señalar es, en primer lugar, que la posibilidad de que exprese este mismo significado se debe a que en (25) este se comporta como una perífrasis de aspecto Prospectivo. Como tal tiene el mismo significado temporal que el pretérito imperfecto, es decir, Pretérito (E,R-H), por lo que esperamos que compartan los usos desviados, o al menos, alguno de ellos. Dicho de otra forma, el uso de con valor citativo demuestra que en esta construcción equivale temporalmente a un Pretérito, y no a un Pretérito Posterior. En segundo lugar, si, como algunos autores sostienen (véanse Huddleston 1969, 1977, y Smith 1983), entre otros para la construcción análoga en inglés), el imperfecto citativo es un uso paralelo al presente pro futuro pero en la esfera del pasado, de la misma manera puede defenderse que en (26) es el empleo paralelo a como perífrasis de aspecto Prospectivo que comparte propiedades con el presente pro futuro. Dicho de forma más sencilla, (26) sirve para demostrar que la doble segmentación que hemos defendido en (24) para es correcta y, en concreto, que (24a) es una segmentación posible. A continuación repetimos para comodidad del lector el análisis de (24) y damos juntamente las estructuras correspondientes a las tres interpretaciones posibles que hemos señalado para (las oraciones de 25 han sido ligeramente modificadas para facilitar la segmentación y la comparación con las estructuras propuestas para en 24): (24)

(28)

Presente Prospectivo: a. El tren [va a [salir a las cinco]] Futuro: b. El tren [[va a salir] a las cinco]]. Pretérito Prospectivo: a. Juan [iba a [llamarla a las tres]] (, pero luego cambió de opinión). Pretérito Posterior: b. Juan [[iba a llamarla] exactamente a las tres]. Pretérito Prospectivo: c. [A las tres Juan iba ][a llamarla] (, pero finalmente cambió de opinión).

Resumamos. En este apartado hemos abordado la cuestión de si es posible analizar como un Presente Posterior paralelo, por tanto, a he

25 El imperfecto citativo ha sido ampliamente estudiado en la bibliografía Pueden verse, entre muchos otros, Borrás (2000), García Fernández (2004a: 93), Iatridou (2000), Leonetti (2004) y Squartini (2001) así como las referencias allí citadas.

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cantado como Presente Anterior y con el cual compartiría la propiedad de ser sensible a la distancia temporal. Y hemos demostrado que, en ausencia de un modificador temporal y a diferencia de he cantado, no exige localizar la situación en un momento del día en el que está incluido el momento de la enunciación, por lo que no cabe concluir que sea una forma hodiernal ni, en general, sensible a la distancia temporal. Existen dos tipos de aparentes contraejemplos a esta conclusión. Por un lado, aquellos en los que sí parece que puede, por sí sola, localizar la situación en un momento cercano al momento de la enunciación (véase 21, ¿Va a llover?): en estos casos, sin embargo, la perífrasis funciona bien como perífrasis de aspecto Prospectivo, bien como Futuro pero, entonces, el modificador temporal está sobreentendido. Por otro lado, aquellos en los que el complemento temporal está realizado explícitamente. De ser así, este último no puede hacer referencia a un punto de la línea temporal muy distante en el futuro del momento del habla (véase 23, ?Juan empieza el nuevo proyecto dentro de veinte años). Es decir, parece ser este un verdadero caso de sensibilidad de la perífrasis a la distancia temporal. En este trabajo, sin embargo, hemos ofrecido una explicación alternativa para este comportamiento. Lo que hemos argumentado es que esto es así porque la perífrasis se comporta como un presente pro futuro, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que temporalmente es un Presente, por lo que podemos esperar que comparta también con el presente algunos de sus usos desviados.

4.2. COMO FUTURO. UN CAMBIO EN MARCHA En contra de los que sostienen que la sustitución del futuro por ya se ha consumado y que, consecuentemente, cantaré ha perdido su significado de Futuro (véase Fleischman 1982)26, en este trabajo defendemos, por el contrario, que se trata de un cambio en marcha que todavía no ha finalizado (véase también Melis 2006)27. Nuestro análisis encuentra confirmación en las conclusiones a que llega Aaron (2006) en un estudio cuantitativo sobre la grama-

26 En Bravo (1999), ofrecemos argumentos en contra de la tesis defendida por Fleischman (1982) y que permiten refutarla. 27 Si, efectivamente, ha sustituido por completo a cantaré habría que extender el paralelismo con he cantado a este aspecto, pues, como es sabido, he cantado puede evolucionar hasta desplazar a su vez a canté, como ha sucedido con las formas correspondientes del francés. Pero este proceso, que en francés puede considerarse que está ya concluido, en el español, y dependiendo de las variedades, es todavía un cambio en marcha (véanse Havu 1997 y Schwenter 1994a, b y la nota 23 más arriba).

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ticalización de . Esta investigadora afirma que a pesar de que la frecuencia de uso de respecto de la forma simple no ha cesado de aumentar desde el siglo XIII, este aumento en la frecuencia no tiene como correlato un mayor avance en el proceso de gramaticalización. Repárese, para empezar, en que está excluida de aquellos contextos que requieren un tiempo Futuro. Esto explica la agramaticalidad de la perífrasis en (7b), que repetimos a continuación para comodidad del lector: (7)

a. Aprueba todo el curso y te compraré la moto. b. ??/*Aprueba todo el curso y te voy a comprar una moto.

El imperativo, como es bien sabido por otra parte, significa la posterioridad de la situación designada al acto de la palabra, luego el evento a que se hace referencia en la segunda oración debe poder localizarse igualmente en un punto de la línea temporal posterior al momento de la enunciación. Si es temporalmente un Presente, queda fácilmente explicada la agramaticalidad de (7b) frente a (7a). Repárese, por otra parte, en que (7b) no mejora si le añadimos un complemento temporal (??/*Aprueba todo el curso y te voy a comprar una moto dentro de tres días). Estos datos son consistentes con la hipótesis que sostenemos aquí: en presencia de un modificador temporal la perífrasis es susceptible de ser analizada bien como una forma aspectual Prospectiva y con significado temporal de Presente bien como un Futuro. En este caso está claro que el reanálisis como una forma de Futuro no es posible por lo que solo queda disponible el significado de perífrasis Prospectiva. Pero hemos visto también que, para algunos hablantes puede compartir distribución con cantaré en un contexto muy semejante al ejemplificado en (7). Repetimos el ejemplo relevante a continuación: (15)

a. No te sientes en esa roca. Se caerá. b. No te sientes en esa roca. Se va a caer.

Recordamos que (15b) es ambigua. Para algunos hablantes, puede interpretarse como una perífrasis de aspecto Prospectivo que temporalmente equivale a un Presente o como un Futuro, en cuyo caso significaría lo mismo que (15a). En (15a) designamos una situación en la que el evento de caerse la roca depende de otro evento previo consistente en que el interlocutor se siente en ella. En la interpretación de (15b) en la que la perífrasis equivale a un Presente, el caerse la roca es independiente del evento presentado en la cláusula anterior. Esta doble lectura de (15b) es rechazada por algunos hablantes mientras que para otros es posible. En general, como adelantábamos en la nota 18 más

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arriba, no existe acuerdo acerca de si puede aparecer en la apódosis de las oraciones condicionales reales o no. Así, mientras que para muchos investigadores estaría excluida de este contexto (véanse, entre otros, Camus Bergareche 2006: 182 y Fernández Ramírez 1986: 306), para otros (véase Bauhr 1989: 319 y siguientes), sería (marginalmente) aceptable, mejorando la oración sensiblemente además si la apódosis aparece en posición inicial. Sobre lo que sí parece existir acuerdo es sobre la imposibilidad de sustituir al condicional en las condicionales irreales por : (29)

a. *Si tuvieran dinero, iba a comprarse la casa. b. Si tuviera dinero, se compraría la casa.

Las diferencias sobre la aceptabilidad de la perífrasis que muestran los ejemplos de (7), (15) y (29) deben tomarse como una prueba más de que se trata de un cambio en marcha en el sentido que se explica seguidamente. En la Gramática Generativa el cambio gramatical no puede tener lugar a lo largo de un continuo y de forma gradual puesto que, a diferencia de lo que sucede con el funcionalismo, esta teoría maneja unidades discretas. Esto significaría que el cambio de una categoría (Aspecto) a otra (Tiempo) se produce de forma abrupta. El comportamiento de la perífrasis en (7), (15) y (29), unido al hecho de que, según nuestra hipótesis, solo expresa tiempo Futuro si está modificada por un complemento temporal con este significado, apuntan, sin embargo, hacia la existencia de un cambio gradual. La posibilidad de que exprese tiempo Futuro por sí misma constituiría la última etapa de este proceso. Para dar cuenta de la variación, en la gramática generativa se ha introducido, por ejemplo, la noción de coexistencia de varias gramáticas (A y B) en el mismo hablante (Kroch 1992). Veamos brevemente esto. En el proceso evolutivo por el cual pasa de expresar Aspecto a expresar Tiempo (véanse, entre muchos otros, Coseriu 1977, Fleischman 1982, Hopper/Traugott 1993 y Melis 2006) la perífrasis se encuentra ahora mismo, de acuerdo con la hipótesis que venimos defendiendo en este trabajo, en la etapa en la que únicamente puede expresar Tiempo (se entiende que Futuro o Pretérito Posterior) si aparece modificada por un complemento temporal que aporte esta información28. Para Roberts/Roussou (1999, 2003) y Von Fintel

28

Obviamente, las categorías de Tiempo y Aspecto no son excluyentes. Al indicar que expresa Aspecto gramatical lo que estamos haciendo es poner el énfasis en que es una perífrasis aspectual, es decir, uno de los mecanismos de la lengua para hacer visible la parte de la situación de la que se habla en la oración. Este contenido aspectual será lo que se

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(1995), la nueva palabra surgida de un proceso de gramaticalización contiene un significado funcional previamente existente con el que se ha fusionado. Por lo que a respecta, esto quiere decir que el significado temporal que antes se expresaba por medio de un complemento temporal en la gramática A, en la gramática B pasaría a ser expresado por la perífrasis por sí sola. Este cambio en el significado comportaría, en el modelo de Roberts/Roussou (1999, 2003), una simplificación estructural en la gramática B respecto a la gramática A, pues habría desaparecido una operación en la sintaxis de las oraciones con la perífrasis y un modificador temporal. En efecto, el verbo auxiliar de la perífrasis, en cuanto que es una construcción aspectual en la gramática A, debe insertarse en el núcleo de una proyección aspectual SAsp, que como se sabe, aparece más abajo que el sintagma tiempo ST en el árbol. De aquí subiría a cotejar la información temporal que aparece en el núcleo del ST. Esta información temporal es la misma que posee el complemento temporal en cuestión. En la gramática B, en cambio, significa tiempo Futuro de manera inherente por lo que el verbo auxiliar se insertaría directamente en el núcleo del ST (y lo mismo cabría decir para con el significado de Pretérito Posterior), eliminándose así el movimiento del auxiliar desde el núcleo del SAsp al núcleo del ST. Aquellos hablantes para los que la perífrasis no está excluida de la apódosis de las condicionales pueden poseer ambas gramáticas, la A y la B, siendo B la gramática con la que se generan las oraciones en las que la perífrasis es aceptable en aquellos contextos que requieren un Futuro o un Pretérito Posterior. Por el otro lado, aquellos para los cuales está excluida solo poseerían la gramática A, de acuerdo con la cual solo puede expresar tiempo Futuro si aparece un modificador temporal en la oración. La exclusión en todo caso de de la apódosis de las condicionales irreales obliga a suponer que el proceso se desarrolla de manera más lenta en esta forma. El proceso de gramaticalización de la perífrasis sería paralelo al de he cantado en el sentido de que en los dos casos se pasa de expresar Aspecto (gramatical) a expresar Tiempo. Schwenter (1994a: 89) describe en los siguientes términos la manera como he cantado ha llegado a ser un pasado hodiernal:

sitúe en la línea temporal mediante la morfología flexiva. De igual forma, cuando se afirma que tiene naturaleza temporal de aquí no se sigue la exclusión de todo contenido aspectual de su significado. Antes bien, como hemos visto en el apartado 2.2, todo tiempo esta asociado a una de las cuatro variedades de Aspecto gramatical posibles y la perífrasis, como forma temporal de Futuro/Pretérito Posterior, no quedaría fuera de esta generalización. Como tal, expresaría tanto aspecto Perfectivo como Imperfectivo.

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[A]s a consequence of its frequent collocation with adverbs referring to today past situations, the PP [Presente Perfecto] form has absorbed the temporal context which accompanies these adverbs, and incorporated the hodiernal qualities […]

De la misma manera podemos suponer que la frecuente aparición de con modificadores temporales que aporten la información de posterioridad determinará que en un momento dado llegue a significar Futuro o Pretérito Posterior por sí misma. Coincidimos, pues, con Bybee/Perkins/Pagliuca (1994) en la forma como se lleva a cabo el paso de expresar Aspecto a expresar Tiempo: la frecuente aparición de una forma en un contexto dado da lugar a inferencias compartidas por todos los hablantes, lo que determina que acaben siendo entendidas por estos como parte de la semántica de esta forma, es decir, terminan por ser incorporadas a la gramática de la forma. Diferimos, sin embargo, de la hipótesis defendida por estos autores en cuál sea el contexto que favorece este cambio. Para Bybee/Perkins/Pagliuca (1994), así como para Hopper/Traugott (1993) son las inferencias sobre las intenciones del sujeto lo que se gramaticaliza como predicción sobre la ocurrencia de un evento futuro. Melis (2006), por su parte, sostiene que son las inferencias que se siguen del hecho de que ir, como verbo de movimiento, denote el desplazamiento de un sujeto hacia una meta29. Para nosotros, es la frecuente aparición con complementos temporales que indican futuridad lo que da lugar a que este significado se gramaticalice como rasgo propio de . Esta hipótesis está, por otra parte, más acorde con la descripción del proceso de gramaticalización defendida por Roberts/Roussou (1999, 2003) y Von Fintel (1995). A continuación ofrecemos un dato más en apoyo de nuestra hipótesis de que este proceso de gramaticalización aún no ha concluido. En el español de América la perífrasis posee una propiedad que consiste en que tiene la posibilidad de combinarse con el futuro y el condicional. Esta propiedad, que no está sujeta a distinciones ni geográficas ni estilísticas, no ha sido discutida con anterioridad, por lo que a nosotros alcanza, por ninguno de los autores que se han ocupado de esta construcción30 y ello a pesar de que abundan los ejemplos en todo el español de América y así lo atestiguan los ejemplos que aparecen a continuación (30c procede de un periódico colombiano y 30e pertenece a la obra de un escritor paraguayo):

29

Sí compartimos con Melis (2006) la hipótesis de que son las propiedades del modo de acción de ir como verbo léxico, intrínsecamente relacionadas con el hecho de que es un inacusativo semántico, el rasgo a partir del cual evoluciona ir como verbo auxiliar con significado aspectual y no de otro como la intencionalidad. Véase Bravo (2004, 2005). 30 Berschin, Cartagena, Quesada Pacheco y Sedano, por ejemplo, son los cuatro originarios de Hispanoamérica, pero en sus estudios no mencionan este fenómeno.

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(30) a. ¿Irá a venir el doctor para el sábado? (J. Donoso, Coronación, pág. 36). b. Ahora para el cumpleaños irán a venir menos (J. Donoso, Coronación, pág. 36). c. Muy seguramente ese caso se irá a seleccionar en la Corte Constitucional. Por eso prefiero no pronunciarme (CREA, El Tiempo, 13/09/1996). d. Esa es la reforma fiscal integral que quería Gurría. […] ya vendrá el señor Gurría con sus iniciativas y ahora sí aumento general al iva y a otros impuestos. ¿Qué les parece? ¿Cómo les irá a ir en el dos mil a quienes están legalizando esta iniciativa? (CREA, Sesión pública ordinaria de la Honorable Cámara de Senadores de México). e. En el chato ámbito mental de los reos no podía caber la imagen de tantos billetes juntos. Les irá a costar esfuerzo acostumbrarse a una vida distinta con ayuda del dinero, aunque el sólo hecho de poseerlo ha de dar un gran placer (DAVIES, Santiago Dimas Aranda, La pesadilla). Igualmente, la perífrasis puede combinarse con el condicional31: (31)

Aquella era una profecía disfrazada. Por eso ninguno la supo interpretar. Desde luego, aún no despuntaban sus aristas las dificultades que irían a surgir tras estos amores (DAVIES, Yula Riquelme de Molinas, Palabras en juego).

No hemos podido confirmar con ningún hispanohablante el significado exacto de estas formas y tampoco las hemos visto en ninguno de los numerosísimos trabajos que se han escrito sobre perífrasis, como ya hemos señalado, pero, a nuestro juicio, la combinación de bien con el futuro, bien con el condicional, quiere decir lo mismo que los tiempos simples en los que aparece, esto es, Futuro y Pretérito Posterior respectivamente. Una comprensión completa de este fenómeno requiere de un estudio más amplio y detallado del sistema temporal en el que este se da, pero basta una observación somera de los datos para demostrar que tanto como el futuro y el condicional conservan su vitalidad y sus valores en el español hablado

31 En el corpus consultado (DAVIES) hemos encontrado únicamente ejemplos de autores paraguayos, por lo que ofrecemos este solo.

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a través de toda la geografía de América del Sur y Central. Sirvan como muestra de ello los textos que ofrecemos a continuación, donde al lado de la forma se usan el futuro con su uso temporal recto, es decir, de localización de una situación en el futuro y como perífrasis de aspecto Prospectivo (los ejemplos que siguen proceden todos del CREA): (32)

a. En los últimos párrafos de sus memorias, don Edgardo escribió: «Esta mañana, 29 de septiembre de 1991 […] fui a la línea aérea que debe llevarme a Chile. Partiré el 23 de octubre a la una de la madrugada. […] Parece mentira, pero estoy como cuando, muchacho, iba a tomar en Santiago el tren de regreso a Concepción. Entonces, por ser más joven, todo era esperanzas. Ahora, cincuenta y tantos años más tarde, también regreso con ilusiones y esperanzas. […] No sabemos cómo nos irá a tratar el futuro […]» (Proceso, 17/11/1996, México). b. Como resultado de esto será curioso ver al votante guatemalteco cómo reaccionará el día de la elección presidencial, si quisiera votar alguno de ellos […] pero que no sabe cómo conseguir para el día siguiente lo del gasto familiar diario y mucho menos cómo irá a proteger de la delincuencia si tuvo la suerte de ganar algo, el dinero del sustento familiar que lleva en el bolsillo (Prensa Libre, 31/03/1997, Guatemala). c. Comprendiendo que ninguno irá a traicionar la santa causa, la gran causa del pueblo colombiano. Nosotros tenemos que estar unidos e identificados por siempre. Eso de que si no se arregla pronto, nos moriremos, es una mala arte y una bellaquería de nuestros enemigos, que lo será siempre mientras estén gobernando. La paz sólo será real el día de nuestro triunfo (Arturo Alape, La paz, la violencia: testigos de excepción, Colombia).

A lo anterior es preciso añadir que ya en el siglo XVIII está documentado el empleo de estas formas (el ejemplo de 33 data de 1796): (33)

Ya el consulado europeo de México representó a las Cortes en noviembre, que no permitiese el comercio a los ingleses, porque irían a destruir la religión (DAVIES, Servando Teresa de Mier, Segunda carta de un americano al Español).

Para el inglés diferentes estudiosos habían llamado la atención sobre este fenómeno hace ya algún tiempo (Declerck 1991: 153, Hopper/Traugott 1993:85). Sirvan como muestra las oraciones que aparecen en (34):

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a. Watch the sky when you arrive in Memphis. Perhaps it will be going to rain, and then you’d better take a taxi instead of walking to John’s house. (Declerck 1991: 153) b. Call on me at lunchtime on Monday —I’ll be going to speak to the boss about it that afternoon. (Declerck 1991: 153)

Estos investigadores coinciden en que will se interpreta como un Futuro en los ejemplos precedentes, y no como un modal volitivo, como se sabe que también es posible en inglés. Si la indicación temporal de Futuro la realiza will, entonces, concluyen, la perífrasis debe aportar un significado distinto (modal para Hopper/Traugott, pero aspectual para Declerck). Volviendo a la construcción española parece claro que si la morfología de Futuro y de Pretérito Posterior es compatible con la perífrasis, ello es porque la perífrasis no expresa el mismo significado que el futuro o el condicional. La posibilidad de combinarse con estos tiempos obedecería, pues, a un intento de reforzar estos significados temporales de los que carece (Futuro o Pretérito Posterior) y, en este sentido, viene a confirmar nuestra hipótesis de que el proceso de gramaticalización de hacia la expresión de los significados temporales de Futuro y Pretérito Posterior en ausencia de un modificador temporal aún no ha concluido. Dicho esto, existe un contexto en el cual sí parece que la perífrasis tenga significado de futuro: en aquellos contextos de subordinación en los que permite desambiguar entre una interpretación de presente y otra de futuro, o para ser más precisos, entre una de simultaneidad y otra de posterioridad respecto del evento al que se subordinan y este selecciona el modo subjuntivo en el verbo subordinado. En (9) ofrecimos un ejemplo al respecto: (9)

a. Me alegro de que Juan estudie piano. b. Me alegro de que Juan vaya a estudiar piano.

Como señalamos en su momento, (9a) admite dos lecturas: en una de ellas la situación de estudiar se da ya en el momento de la enunciación; en la otra, se localiza en un momento posterior. En (9b), solo la segunda de ellas está disponible. Sin embargo no necesariamente tiene que deberse a que la perífrasis se interprete como un Futuro. El estudio de esta cuestión cae con mucho fuera de los límites de esta investigación, por lo que solo podemos esbozar las líneas de una posible explicación alternativa. Como es sabido, no existe acuerdo acerca del significado de las formas en subjuntivo (puede verse un breve estado de la cuestión en Quer 1998): mientras que para unos realizan estructuras temporales completas, para otros expresarían únicamente la información relativa al Aspecto gramatical.

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Nuestra hipótesis es que en estos entornos tiene valor aspectual Perfectivo, por lo que la interpretación de simultaneidad está excluida (véanse Carrasco Gutiérrez 1998 y Giorgi/Pianesi 1997). Una prueba de ello es que si el predicado es puntual, el uso de la perífrasis resulta redundante puesto que ya con la forma simple estaría excluida la lectura de simultaneidad (excepto que se reinterprete el evento de caerse, puntual, como un proceso, y, por tanto, con duración): (35)

a. Lamento que el árbol se caiga. b. Lamento que el árbol se vaya a caer.

Este análisis presupone que la perífrasis en estos contextos está más avanzada en el proceso de gramaticalización, puesto que ha pasado de expresar aspecto Prospectivo a expresar aspecto Perfectivo como un paso previo para la expresión de un tiempo futuro. En todo caso, este análisis concordaría con la hipótesis que sostiene que la gramaticalización no procede de forma homogénea y que se va extendiendo de los contextos más favorables a otros menos favorables (Melis 2006, recientemente, entre otros). En concreto, este tipo de entornos tienen la particularidad de que en ellos la perífrasis está asociada de manera inequívoca al significado de futuro o de posterioridad en general y es con esta intención con la que aquí es usada.

5. Conclusión El objetivo de este trabajo ha sido describir y analizar la perífrasis a partir del examen de las propiedades que comparte con los tiempos compuestos del español. Para ello hemos circunscrito nuestro objeto de estudio a los casos en los que expresa Aspecto gramatical, dejando fuera aquellos otros en los que su significado es diferente, esto es, aquellos en los que realiza otros valores como son el demarcativo (Después de dos meses sin llover, fue a llover el día de mi boda) y el conativo (Uno de los manifestantes fue a entrar por la ventana, pero las fuerzas de seguridad se lo impidieron). Los puntos de unión entre las dos formas, la perífrasis y los tiempos compuestos, que nos han interesado en esta investigación han sido los dos siguientes. Por un lado, la variedad de Aspecto gramatical que expresan, aspecto Prospectivo y aspecto Perfecto los tiempos compuestos (o, al menos, el pretérito perfecto compuesto y el pretérito pluscuamperfecto) puede considerarse una la imagen especular de la otra, pues con ambas se focaliza un intervalo de tiempo que excluye el tiempo total de la situación. Esta fase o intervalo de tiempo que se focaliza precede al tiempo total de la situación, si se trata

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y los tiempos compuestos: semejanzas y diferencias

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de , pero lo sigue si es un tiempo compuesto con valor aspectual de Perfecto. Tradicionalmente este significado aspectual ha sido descrito en términos de relevancia o conexión con el presente: se considera que tanto he cantado como tienen como rasgo característico frente a la respectiva forma simple, es decir, canté y cantaré, el que describen la situación como vinculada o conectada de alguna manera con el momento de la enunciación. En este trabajo hemos defendido que la noción de conexión con el presente tiene naturaleza aspectual. Más exactamente, hemos demostrado que es un efecto de significado que se sigue naturalmente de la propia definición de aspecto Perfecto y Prospectivo en el sentido de que estas dos variedades aspectuales imponen de manera inherente la asociación del Tiempo del Foco con el Tiempo de la Situación, lo que nos ha permitido extender la explicación a sin necesidad de modificar la teoría. El primer paralelismo entre y los tiempos compuestos radica, pues, en el contenido de la variedad aspectual. Finalmente, la fase que las respectivas variedades aspectuales focalizan es lo que se sitúa en la línea del tiempo. Esto quiere decir que su significado temporal es el que le corresponde al auxiliar por el tiempo en el que aparece, a saber, Presente si es o Pretérito si se trata de . El segundo punto de unión entre la perífrasis y los tiempos compuestos hay que buscarlo en el hecho de que , como los tiempos compuestos, puede expresar un significado temporal distinto del que le corresponde cuando es una forma de aspecto Prospectivo: Futuro o Pretérito Posterior. En este trabajo hemos defendido la hipótesis de que este significado está disponible para solo si aparece explícita o implícitamente un modificador temporal en la oración que aporte esta información y hemos argumentado que el proceso de gramaticalización consistente en el paso de expresar Aspecto (Prospectivo) a significar Tiempo (Futuro o Pretérito Posterior) es un cambio que está todavía en marcha. El paralelismo con he cantado deja, además, de ser exacto en relación con esta cuestión porque he cantado como Presente Anterior, realiza una estructura temporal distinta de la que le corresponde a canté, mientras que voy a cantar no se opone temporalmente a cantaré. Más bien significan lo mismo. Como Presente Anterior, además, he cantado es un pasado hodiernal. Voy a cantar, sin embargo, no puede considerarse como la forma paralela a he cantado como Presente Anterior por diversas razones. En primer lugar, la falta de simetría entre esfera del pasado y del no pasado explica que la oposición temporal entre he cantado como Presente Anterior y canté no pueda reproducirse entre voy a cantar como un hipotético Presente Posterior y cantaré. Pero, además, tampoco los datos permiten demostrar la existencia de un Presente Posterior hodiernal o, al menos, sensible a la distancia temporal. En este caso hemos argumentado que la perífrasis conserva su significado Prospectivo y, en cuanto Presente, comparte algunas propiedades

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con el presente pro futuro, y esta es una de ellas. Y todo ello independientemente de que he cantado pueda, en un momento futuro, llegar además a significar también Pretérito, como ocurre con la correspondiente forma del francés. Finalmente hemos ofrecido algunas pruebas a favor de la hipótesis de que el cambio de aspecto Prospectivo a tiempo Futuro/Pretérito Posterior es un cambio en marcha. Entre ellas las dos siguientes. Por un lado, la posibilidad de que la perífrasis en los casos en los que aparece un modificador temporal pueda recibir un doble análisis: como forma de aspecto Prospectivo o como Futuro/Pretérito Posterior. Por otro, el hecho de que en el español de América se combine con el futuro y el condicional y que estas formas conserven su significado temporal. Si puede expresar de por sí Futuro no esperaríamos que fuese compatible a su vez con la morfología de futuro, aunque esta última cuestión precisa de una investigación más detallada.

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XI MORFOSINTAXIS E INTERPRETACIÓN TEMPORAL DE LOS VERBOS MODALES

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1. Introducción1 Cualquier teoría que pretenda dar cuenta de la gramática de las relaciones temporales en las lenguas naturales ha de explicar no solo cómo el Tiempo, el Aspecto y los modificadores adverbiales temporales contribuyen cada uno a la interpretación temporal de la oración sino que además debe explicar el modo en que estos elementos interactúan entre sí para localizar temporalmente el evento o situación al que se hace referencia en un enunciado. Dicha teoría deberá asimismo dar cuenta de la variación lingüística que se observa en dicho campo, tanto en cuanto a los elementos que participan en el anclaje temporal de la oración (explicando, por ejemplo, cómo se lleva a cabo el mismo en aquellos casos en los que no parecen existir morfemas de Tiempo o Aspecto), como en cuanto a la diferente interpretación que un mismo elemento puede recibir en lenguas distintas o incluso en diferentes construcciones dentro de la misma lengua. Desde el punto de vista teórico es igualmente importante dilucidar si la gramática de las relaciones temporales precisa de principios y constricciones específicas al anclaje y a la interpretación temporal o si, por el contrario, dicha gramática está basada en principios semánticos y sintácticos que se necesitan independientemente. El modelo de la interpretación temporal que hemos venido desarrollando en la última década (Demirdache y Uribe-Etxebarria 1997, 2000, 2002, 2004, 2005,

1 Queremos señalar nuestro agradecimiento a Claudia Borgonovo, Ángeles Carrasco Gutiérrez, Sarah Cummins, Brenda Laca, Heidi Harley, Raffaella Folli, y Tim Stowell por sus comentarios y sugerencias teóricas, que nos han sido de gran utilidad. Esta investigación ha sido financiada en parte por el laboratorio LLING/EA 3827 de la Universidad de Nantes, la Universidad del País Vasco (9/UPV 00033-13888-2001; 9/UPV 00114.130-16009/2004), el Ministerio Español de Ciencia y Tecnología (MCYT) y los fondos FEDER (BFF2002-04238C02-01) y el Gobierno Vasco (Convocatoria 2006 para el Establecimiento de Redes de Investigación Estables en las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades). La investigación que aquí se presenta está integrada en el Programa #1.2 («Temporalité: typologie et acquisition») del CNRS Fédération Typologie et Universaux Linguistiques (FR 2559).

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2007, en prensa a; en adelante D&UE) aboga por la segunda opción y está basado en la idea de que las relaciones temporales se pueden definir de modo uniforme mediante unos primitivos semánticos y estructurales isomórficos elementales. De modo más específico, lo que proponemos es que, desde el punto de vista semántico, el Tiempo (To), el Aspecto (Aspo) y los adverbios/modificadores temporales son predicados de orden espaciotemporal. Estos predicados toman argumentos que denotan un tiempo, un intervalo temporal, y establecen una relación de orden/topológica entre dichos argumentos: precedencia, coincidencia o simultaneidad, y posterioridad. Desde el punto de vista sintáctico, estos predicados son núcleos sintácticos; los argumentos temporales que toman estos predicados tienen realidad no solo semántica sino también sintáctica, proyectándose estructuralmente como Sintagmas Determinantes temporales, como S(intagmas)-Zeit (en el sentido de Stowell 1993), que ocupan la posición de especificador y de complemento (argumento externo y argumento interno) de dichos predicados. En algunos trabajos recientes (D&UE 2004, 2007, en prensa a) hemos propuesto además que, al igual que cualquier otro SDet/SC(uantificador), estos SZeit: a) pueden ser modificados restrictivamente; b) pueden establecer relaciones anáforicas, donde la anáfora puede interpretarse como correferencia o como ligamiento (semántico); y c) pueden desplazarse sintácticamente como sintagmas (por medio de la Subida del Cuantificador) a posiciones de abarque superiores estructuralmente, invirtiendo las relaciones de abarque originales establecidas entre este sintagma temporal y otros elementos de la oración. Junto a los predicados temporales arriba citados (To, Aspo y adverbios/ modificadores temporales), existen además otros elementos que entran a formar parte de los complejos verbales y que intervienen también en la interpretación temporal de la oración, por lo que han de ser necesariamente tenidos en cuenta a la hora de elaborar una teoría completa de las relaciones temporales: los verbos modales. En los últimos años estos verbos han recibido una atención especial debido a las propiedades idiosincrásicas que presentan y al amplio abanico de interpretaciones modales que exhiben las oraciones que contienen dichos verbos, interpretaciones que reflejan unos anclajes temporales en ocasiones aparentemente opuestos entre el Momento del Habla, el Tiempo Modal y el Tiempo que corresponde al Evento o Situación descrito en la oración. En este trabajo abordamos el estudio de los verbos modales con un doble objetivo. Por un lado, centrándonos en las interpretaciones epistémicas y metafísicas de los verbos modales, mostraremos cómo se pueden integrar dichos verbos dentro del modelo de la arquitectura temporal defendido en nuestros trabajos anteriores, presentando a la vez evidencia a favor de las asunciones teóricas arriba mencionadas. Por otro lado, intentaremos dar cuenta de algunas de las asimetrías que se observan tanto en la configuración morfosintáctica y orden de los morfemas temporales de los verbos modales como en su interpretación en inglés y en castellano.

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Este capítulo está organizado de la siguiente manera. En la sección 2, presentamos algunas de las propiedades básicas más destacadas de los verbos modales ingleses así como una síntesis del análisis que de dichos verbos ofrece Condoravdi (2002). La sección 3 presenta un sumario del modelo teórico que proponemos, con el objetivo de introducir aquellos aspectos del mismo que son necesarios para comprender el análisis de los verbos modales que ofrecemos en la sección 4. Finalmente, en la sección 5 hacemos un repaso de las propiedades que caracterizan a los verbos modales en castellano, comparándolos con sus correlatos en inglés, y proponemos un análisis de las diferencias morfológicas e interpretativas que caracterizan a los verbos modales en dichas lenguas. La sección 6 cierra la discusión y recoge algunas de las conclusiones más relevantes de este trabajo. Entre estas cabe destacar que, si bien la estructura temporal de los verbos modales, los principios interpretativos y los principios que rigen los movimientos sintácticos que tienen lugar en dichas estructuras son iguales en inglés y en castellano, existe una importante diferencia entre ambas lenguas: el núcleo To está vacío en inglés, pero está ocupado por predicados de orden espaciotemporal en castellano. La morfología del castellano no es vacua: los rasgos flexivos de las construcciones modales castellanas tienen interpretación semántica y contribuyen al anclaje temporal estableciendo un orden entre los distintos argumentos temporales de la oración.

2. Paradojas morfosintácticas e interpretativas de los verbos modales en inglés 2.1. LAS PROPIEDADES DE LOS VERBOS MODALES Los verbos modales ingleses han recibido una atención especial en los últimos años debido a las particularidades morfológicas, sintácticas e interpretativas que presentan. A continuación resumimos algunas de las propiedades que se han considerado más relevantes desde el punto de vista de la interpretación temporal. (1)

PROPIEDADES DE LOS VERBOS MODALES INGLESES2: a. Desde el punto de vista sintáctico: i. Los verbos modales ingleses solo ocurren en cláusulas finitas. ii. Se corresponden con estructuras de subida o ascenso3. iii.No dan lugar al apoyo-con-do (do-support)4.

2 La clase de los auténticos verbos modales (true modal verbs) incluye también a los verbos auxiliares que expresan posibilidad y necesidad que carecen de formas morfológicas no

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b. Desde el punto de vista morfológico: i. Pese a que solo pueden aparecer en contextos finitos, los verbos modales ingleses no exhiben flexión de concordancia con la tercera persona del singular, diferenciándose en esto de los verbos regulares ingleses. ii. La alternancia Pasado/Presente queda semánticamente neutralizada en muchos contextos sintácticos y semánticos, lo que los distingue de los verbos regulares5. c. Desde el punto de vista semántico: i. La mayoría de los verbos modales que expresan posibilidad o necesidad permiten tanto una lectura epistémica como una lectura de modal raíz6. ii. Muchos autores defienden que, al contrario que los modales raíz, los modales epistémicos no pueden estar bajo el abarque lógico del Tiempo (al menos cuando el verbo modal y el Tiempo coocurren en la misma cláusula)7.

finitas. Entre los verbos que aquí nos ocupan, pertenecen a dicha clase verbos como can, could, may, might, must, shall, should, will, would, ought, need; el verbo have-to está considerado como un semimodal. 3 La hipótesis de que las construcciones con verbos modales corresponden a estructuras de subida o ascenso se defiende ya en Stowell (1983). Sin embargo, algunos autores han propuesto diferentes estructuras sintácticas para los verbos modales epistémicos, por un lado, y los verbos modales raíz, por otro (véanse Roberts 1985, Ross 1969 y Zubizarreta 1982, entre otros). Para un trabajo reciente en contra de asignar a los verbos modales raíz una estructura de Control y a favor de asignar una estructura uniforme de ascenso tanto para los modales raíz como para los epistémicos, véase Wurmbrand (1999). Véase también la nota 34 en relación a esta cuestión. Stowell (2004a) arguye que los verbos modales seleccionan como complementos sintagmas verbales (SV) desnudos. Sin embargo, como este autor apunta, serían excepciones el verbo modal ought , que toma complementos del tipo to-infinitivo, y el verbo need, que solo funciona como un verdadero verbo modal de necesidad cuando selecciona como complemento sintagmas verbales desnudos, aunque puede ocurrir también como un verbo de control, tomando entonces complementos del tipo to-infinitivo. Una particularidad del verbo modal need es que solo ocurre en oraciones negativas. 4 A las propiedades mencionadas en el texto podríamos añadir que, excepto en ciertos dialectos, en inglés tampoco se suelen admitir las combinaciones de modales (véanse Battistella 1991 y Drubig 2001). Véase la nota 33. 5 Frente a la alternacia que exhiben modales como can/could, shall/should, will/would (y may/might en ciertos dialectos), verbos como must, ought y need, por ejemplo, no presentan ninguna alternancia morfológica entre el Presente y el Pasado. Así, must, may y need se comportan en muchos aspectos como formas de presente, mientras que ought y might parecen presentar un comportamiento ambiguo en aquellos contextos en que el primer grupo de modales enumerados presentan una limitada alternancia entre Presente/Pasado (véase Stowell 2004a).

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Las propiedades de los modales que acabamos de mencionar suscitan de modo inmediato una serie de preguntas en relación al tema que nos ocupa, el estudio de las relaciones temporales. Dado que las oraciones modales reciben una interpretación temporal, si los verbos modales epistémicos quedan fuera del abarque lógico del Tiempo, ¿cómo se anclan temporalmente dichos verbos y dichas

6 Siguiendo la terminología (aunque no necesariamente el sentido) de García Fernández (2006c), traducimos la expresión root modals como modales raíz. Extendiendo este uso hablaremos de los modales no-raíz (MNRs) para referirnos a los non-root modals. Stowell (2004a) señala que la interpretación como verbo modal raíz de los verbos modales ingleses que expresan posibilidad suele conllevar la noción de habilidad o permiso, mientras que en el caso de los modales que expresan necesidad dicha lectura puede conllevar un sentido deóntico o de fuerza cuasi-imperativa. Las interpretaciones de modal epistémico pueden tener una fuerza evidencial o cuasi-predictiva. A modo ilustrativo de dichas lecturas, la interpretación más natural de los verbos modales en (i) parece ser la modal raíz, mientras que la más destacada de los ejemplos en (ii) es la epistémica (op.cit. pág. 623):

(i)

(ii)

a. Jack can’t swim. b. You must leave immediately. c. Sam should be more careful. d. They ought to fix that elevator. e. Susan may not go out alone at night a. That can’t be a dodo bird; they are extinct. b. Jack must have already left.There are no lights in the house. c. It should rain this evening. d. There ought to be a subway station somewhere nearby. e. George may have already checked in; he arrived a few hours ago.

Entre las excepciones a la posibilidad de una doble lectura, epistémica o de modal raíz, cabe destacar el modal might, que pese a derivarse de la forma pasada del verbo may, solo permite una lectura epistémica en inglés moderno. (Para una descripción minuciosa y detallada de los verbos modales ingleses y sus particularidades, véase Quirk/Greenbaum/Leech/Svartvik 1985). Junto a la lectura epistémica que acabamos de mencionar, en este trabajo estudiaremos una segunda lectura: la denominada lectura metafísica. Pese a que a lo largo del mismo trataremos a la lectura metafísica como una lectura de modal no-raíz, al final de la sección 4.3.2.2 discutiremos la posibilidad alternativa de que esta sea una lectura de modal raíz. Las propiedades interpretativas y temporales de ambas lecturas, la epistémica y la metafísica, son analizadas en detalle a continuación, en la siguiente sección. 7 Las particularidades morfosintácticas e interpretativas de los verbos modales han llevado a muchos autores a plantear la pregunta de si existe el (nudo) Tiempo en las estructuras con verbos modales en sus lecturas como verbos no-raíz o si, por el contrario, los verbos modales en inglés contemporáneo deben ser tratados como elementos alternativo al (nudo) Tiempo en contextos finitos. Cinque (1999) ha demostrado que muchas de las restricciones en la interpretación temporal de los verbos modales ingleses tienen paralelo en otras lenguas, lo que lleva inmediatamente a preguntarse cuáles son los principios gramaticales que dan cuenta de tal restricción. Véanse Boogaart (2004), Cinque (1999) y Stowell (2004a, b) para una discusión reciente en torno a este tema.

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oraciones?; ¿cómo se establecen las relaciones de orden temporal entre los distintos elementos de la oración?; finalmente, ¿cómo se pueden explicar las diferentes interpretaciones temporales de las oraciones con verbos modales?

2.2. HACIA

UN ANÁLISIS DE LAS INTERPRETACIONES TEMPORALES DE LOS VERBOS

MODALES: CONDORAVDI

(2002)

Condoravdi (2002) aborda estas cuestiones en un influyente trabajo donde analiza la interpretación de los modales no-raíz (MNRs). Esta lingüista propone que dichos modales siempre contribuyen de un modo uniforme a la interpretación temporal de la oración y deriva la aparente diversidad respecto a la referencia temporal que aporta este tipo de modales de la interacción entre sus propiedades semánticas y las propiedades de las expresiones con las que se combina. Puesto que son las estructuras con modales Perfectos (expresiones modales acompañadas por el auxiliar have) las que plantean un mayor número de cuestiones en relación a la interpretación temporal, a continuación resumimos las líneas básicas de su análisis centrándonos en su propuesta para dichos modales compuestos8.

2.2.1. Los modales Perfectos Los MNRs dan a conocer el juicio modal del hablante en relación con el valor de verdad del complemento proposicional modal. Hay dos tiempos que juegan un papel en su interpretación: a) el tiempo en el que se sitúa la posibilidad o necesidad de la que se está hablando, lo que denominaremos el Tiempo Modal (T-M); y b) el tiempo en el que se localiza la situación o evento que se describe por medio del complemento proposicional bajo el abarque del modal, el llamado Tiempo de la Situación o Tiempo del Evento (T-SIT/T-EV)9. Condoravdi (2002) afirma que los modales no-raíz Perfectos (MNRPs) permiten dos interpretaciones temporales que se pueden distinguir entre sí por medio del contexto. Consideremos la siguiente oración en (2), que permite las dos lecturas que se ilustran en (3):

8

Seguimos en la terminología a Stowell (2004a), quien se refiere a estos modales como perfect modals. 9 A lo largo de este trabajo utilizaremos tanto el término Tiempo de la Situación (T-SIT) como el término Tiempo del Evento (T-EV), aunque ocasionalmente utilizaremos el término Tiempo de la Situación en lugar de Tiempo del Evento (T-EV) para referirnos al argumento temporal de los predicados no eventivos.

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(2) (3)

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Amina might have won the race. a. Perspectiva temporal Presente del verbo modal: (Es posible/consistente con lo que se conoce que) Amina may/might have (already) won the race (#but she didn’t). b. Perspectiva temporal Pasada del verbo modal: (En algún punto en el Pasado), Amina might (still) have won the race.

Dentro de la interpretación que hemos ilustrado en (3a), la posibilidad bajo discusión se ancla al Momento del Habla (T-H) –es por esto que hablamos de la orientación Presente del modal–, mientras que el Tiempo de la Situación o Evento (T-SIT/T-EV) del complemento proposicional bajo el abarque del modal [Amina ganar la carrera] se encuentra en el Pasado con respecto a dicho Tiempo Modal (orientación Pasada del T-SIT/T-EV). Así, el modal contribuye a la interpretación temporal con una perspectiva de Presente acerca de una situación/evento pasado. La cuestión de si Amina ha ganado o no la carrera está ya dilucidada en el T-H (puesto que estamos en un tiempo que sigue al evento pasado al que se hace referencia). La modalidad refleja el estado epistémico del hablante, su falta de evidencia/conocimiento sobre el resultado del evento que se describe. En contraste con lo anterior, bajo la lectura de (3b) el tiempo en el que se localiza la posibilidad (T-M) está situado en el Pasado con respecto al T-H. Diferenciándose también de (3a), en (3b) el tiempo del evento del complemento modal, [Amina ganar la carrera], se interpreta en el Futuro con respecto a dicho T-M situado en el Pasado. Así, en (3b) el Tiempo Modal aporta una perspectiva temporal Pasada sobre una situación que se localiza en el Futuro respecto a dicho T-M. Es por esto por lo que se dice que en estos casos el modal tiene una orientación Pasada, y el T-EV una orientación Futura respecto a dicho T-M Pasado. Nótese que la modalidad de la lectura de (3b) no refleja una incertidumbre epistémica puesto que, en el tiempo Pasado en que se localiza la posibilidad, la cuestión de si Amina ha ganado la carrera o no todavía no ha quedado resuelta. En opinión de Condoravdi, dicha modalidad se corresponde con la modalidad metafísica, con «cómo podría haber resultado el mundo: en un tiempo en el Pasado, el mundo era tal que podría haber resultado en un mundo en el que Amina ganara la carrera”10.

10

Condoravdi argumenta que dicha interpretación es contrafactual. Esta lingüista explica esta interpretación como una inferencia pragmática que surge de la elección del hablante de una perspectiva modal Pasada en lugar de una perspectiva modal Presente. Es interesante destacar que dicha lectura es solo débilmente contrafactual en inglés, en oposición a su correspondiente lectura en alemán donde la lectura contrafactual parece ser ineludible. Véase D&UE en prensa a.

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En resumen, bajo la lectura epistémica de (3a), la posibilidad tiene una perspectiva temporal Presente, y es sobre una situación o evento pasados. Bajo la lectura de modalidad metafísica de (3b), la posibilidad se sitúa en el Pasado y es sobre un evento futuro (respecto a dicha modalidad en el Pasado)11. (4)

a. Posibilidad (T-M) en el Presente; T-EV/T-SIT en el Pasado. [3a] b. Posibilidad (T-M) en el Pasado respecto al T-H; T-EV/T-SIT en el Futuro respecto al T-M (que está localizado en el Pasado). [3b]

La cuestión que se nos plantea es cómo dar cuenta de estas interpretaciones temporales, en apariencia tan contrapuestas y dispares. En nuestro análisis haremos uso de dos propuestas que juegan un papel fundamental en el análisis de Condoravdi, y que pasamos a resumir a continuación.

En una presentación reciente Abusch (2006) aboga por un reanálisis de las bases modales atribuidas a la interpretación de oraciones como la de (3b) y, en contra de lo argumentado por Condoravdi, propone que la base modal de este tipo de lecturas no es metafísica sino circunstancial o epistémica. Durante el presente trabajo seguiremos la propuesta generalmente adoptada sobre dichas lecturas y asumiremos que reflejan una modalidad metafísica, dejando a un lado la discusión sobre la alternativa de Abusch para trabajos futuros. Para una discusión detallada sobre la semántica de los modales y el tipo de bases modales existentes, véanse Kratzer (1981) y Von Fintel (2006), entre otros. 11 Como observa Condoravdi en una nota en su trabajo, las oraciones con modales Perfectos pueden dar pie a una tercera lectura, que ilustramos en (i): (i)

Amina may have arrived by next week.

En este caso el tiempo de la posibilidad (T-M) se localiza en el Presente, como en el caso de la lectura epistémica de (3a). Sin embargo, mientras que en (3a) el Tiempo del Evento (TEV) del complemento del modal se localiza en el Pasado respecto al Tiempo del Habla (T-H), en (i) el T-EV se localiza en el Pasado de un tiempo de referencia Futuro, el tiempo que designa la expresión next week. Así, la conclusión es que cuando el tiempo de la posibilidad está localizado/anclado en el Presente, el T-EV de las oraciones con modales Perfectos puede estar en el Pasado respecto a un tiempo Presente (iia), o en el Pasado respecto a un tiempo de referencia Futuro, como se resume en (iib): (ii)

a. T-EV en el Pasado respecto a un Tiempo de Referencia (T-REF) Presente: Amina may have arrived yesterday. b. T-EV en el Pasado respecto a un Tiempo de Referencia (T-REF) Futuro: Amina may have arrived by next week.

Por limitaciones de espacio en este trabajo no abordaremos esta tercera interpretación en la sección 4, donde presentaremos nuestro análisis de los modales ingleses. El lector puede consultar D&UE (en prensa a) para un estudio detallado de dichas estructuras.

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La primera de ellas tiene que ver con la aportación temporal de los MNRs; la segunda, con la manera de derivar las aparentes paradojas interpretativas que hemos resumido en (4).

2.2.1.1. El valor del Tiempo Modal El objetivo de Condoravdi es dar cuenta de las lecturas temporales de los MNRs de un modo unificado y derivar los distintos tipos de modalidad (epistémica vs. metafísica) de su interpretación temporal. Para ello, propone un análisis unificado de la contribución semántica de los MNRs a la interpretación temporal de la oración: los MNRs contribuyen a dicha interpretación mediante un intervalo abierto, [t, _ ); este intervalo tiene un límite inicial t, cuyo valor ha de ser semánticamente/ temporalmente fijado, y se extiende sin límite hacia el Futuro. Nosotras adaptaremos también esta propuesta de Condoravdi de que los MNRs contribuyen a la interpretación temporal de la oración con un intervalo temporal abierto, [t, _), que representaremos en el resto de este trabajo como [t, ∞). En la sección 4 propondremos que este intervalo abierto es un tiempo de referencia, que se proyecta en la sintaxis como el argumento (temporal) externo de un núcleo modal. Nos referiremos a este argumento como el Tiempo Modal (T-M).

2.2.1.2. Las relaciones de abarque entre el modal y el Perfecto Condoravdi propone que la ambigüedad en la interpretación de los modales Perfectos que hemos resumido en (4) (perspectiva temporal Presente o Pasada del T-M) se deriva de las distintas posibilidades de abarque entre los operadores Modal y Perfecto. En concreto, afirma que la lectura con la interpretación Presente del T-M surge cuando el Modal toma abarque sobre el Perfecto, como se ilustra en (5)12:

12

En (5) MB es la base modal y t se corresponde con el Tiempo del Evento e. Con una base modal epistémica, MB(w, now) es el conjunto de mundos compatibles con lo que un sujeto conoce en w (world) en el T-H (now). Con una base modal metafísica, MB(w, t) consiste en el conjunto de alternativas metafísicas del mundo w en el tiempo t. A diferencia del análisis que propondremos nosotras más adelante para los modales ingleses, obsérvese que tanto en (5) como en (6) Condoravdi asume la existencia de un tiempo Presente. En (5), este Presente ancla el T-M, inmediatamente bajo su abarque. Dicho T-M queda así especificado como un intervalo cuyo límite inicial se identifica con el momento Presente y que se extiende hacia el Futuro: [T-H(=now), ∞). En (6), el tiempo que introduce el Perfecto

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PRES (MIGHTMB(PERF(he win))): λw∃w’ [w’∈ MB(w, now) & ∃t’ [t’ < [now, ∞) & ∃e [[ he win](w’)(e) & τ(e, w’) ⊆ t’]]]

En (5) el Modal introduce un tiempo de referencia que comienza en el Momento del Habla (now) y que se extiende indefinidamente hacia el Futuro: [now, ∞). El Perfecto introduce también un tiempo de referencia t’ que se ordena en el Pasado respecto al Tiempo de referencia Modal (y por lo tanto respecto al Momento del Habla) y que ha de contener el Tiempo del Evento. El intervalo que corresponde al evento de ganar aparece así localizado en el Pasado respecto al Momento del Habla. En contraste con la lectura que acabamos de explicar, la interpretación que corresponde a la orientación Pasada del Tiempo Modal surge cuando se invierten las relaciones de abarque entre el Modal y el Perfecto, como se recoge en (6), donde el Perfecto toma abarque amplio respecto al Modal: (6)

PRES(PERF(MIGHTMB(he win))): λw∃w’∃t’[t’ < now & w’∈ MB(w, t’) & ∃e [[he win](w’)(e) & τ(e, w’) ⊆ [t’, ∞) ]]

Siguiendo el análisis de Condoravdi, el Perfecto introduce un tiempo de referencia Pasado t’. Puesto que el Perfecto tiene abarque amplio sobre el Modal, el tiempo de referencia que corresponde al Modal comenzará en el tiempo de referencia que introduce el Perfecto, extendiéndose indefinidamente hacia el Futuro: [t’, ∞). La localización del evento en el Futuro tiene que ver con la contribución del Modal: este contribuye a la interpretación temporal de la oración con el intervalo [t’, ∞), que ha de contener el Tiempo que corresponde al Evento de ganar. En resumen, siguiendo a Condoravdi, asumiremos que: a) el Modal contribuye a la interpretación temporal de la oración con un tiempo de referencia, un intervalo temporal [t, ∞), cuyo valor semántico ha de ser especificado; b) la ambigüedad en la interpretación de oraciones modales como la de (2) viene dada por la diferencia de abarque entre el Modal y el Perfecto.

se sitúa en el Pasado respecto al momento Presente (T-H=now) con el que contribuye el presente. Como consecuencia de esto, a diferencia de (5), en (6) el límite inicial del T-M queda anclado no al momento Presente (now) sino al tiempo Pasado introducido por el Perfecto (t´). Así, en (6) es el Perfecto el que fija el límite inicial del intervalo temporal que está inmediatamente bajo su abarque, el T-M, cuyo límite inicial queda anclado en un tiempo t´, Pasado respecto al tiempo que introduce el presente (T-H=now).

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3. La gramática de las relaciones temporales El análisis de los verbos modales que vamos a proponer en este capítulo está basado en el modelo de la interpretación temporal que hemos desarrollado en nuestros trabajos anteriores (en adelante D&UE), cuyos puntos más destacados resumimos a continuación13.

3.1. EL TIEMPO, EL ASPECTO Y LOS ADVERBIOS/MODIFICADORES TEMPORALES COMO PREDICADOS ESPACIOTEMPORALES

La tesis básica que subyace al modelo de la interpretación temporal desarrollado por D&UE es que los tiempos, los aspectos y los adverbios/modificadores temporales son predicados diádicos que toman argumentos que denotan tiempos o intervalos temporales. Estos predicados establecen una relación de orden/topológica –precedencia, inclusión, posterioridad–, entre dichos argumentos al localizar y ordenar uno de ellos, que funciona como una Figura (Figure), con respecto al otro, que funciona como una Base (Ground). Siguiendo a Hale (1984), estas relaciones de orden se pueden definir semánticamente de un modo más abstracto como una relacion de [+/- coincidencia central (CC)] entre la Figura y la Base. La relación de [+ CC] indica que la localización de la Figura (o su trayectoria) coincide con la Base. En castellano este tipo de relación se expresa típicamente por medio de preposiciones como en, sobre o a través de, por ejemplo, o mediante verbos como estar, andar, estar sentado o yacer. La relación de [- CC], por otro lado, indica que la localización de la Figura (o su trayectoria) no coincide con la Base: o bien la Figura está delante de (o se dirige a) la Base –lo que define a una relación de [- CC, +Centrípeta ]–, o bien la Figura está detrás de (o procede de) la Base, lo que se corresponde con la relación de [- CC, +Centrífuga]. Hacia, a, delante de, o ir (a) son predicados que expresan una relación de [- CC, +Centrípeta]. Desde, detrás de, después de o verbos como venir de, arrojar fuera de etc. son ejemplos ilustrativos de la relación de [- CC, +Centrífuga]. Estas diferentes relaciones topológicas quedan ilustradas en los siguientes esquemas:

13 Por razones de espacio nos limitamos a hacer una breve introducción al modelo de D&UE. Para una exposición más detallada de dicho modelo, véanse D&UE 2000, 2002, 2004, 2005 y 2007.

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a. [- CC, +Centrífuga]: F detrás de B B F ----[---------]------[---------]--> b. [+CC]: F dentro de/en B F ----[------[--------------]------]---> B c. [- CC, +Centrípeta]: F delante de B F B ----[---------]------[---------]-->

Como acabamos de apuntar, la tesis defendida por D&UE es que desde el punto de vista semántico el Tiempo, el Aspecto y los adverbios/modificadores temporales son predicados de orden, definibles por medio de la relación de [+/- coincidencia central (CC)]. Una vez explicado en qué consisten dichas relaciones, pasemos a ver cómo dicha propuesta da cuenta en dichos términos del rol semántico desempeñado por el Tiempo, el Aspecto y los adverbios/modificadores temporales. La función del Aspecto (externo) (el llamado viewpoint aspect) es focalizar un subintervalo del contorno temporal del evento que se describe por medio de una oración (Smith 1991). ¿Por qué puede el Aspecto focalizar un intervalo temporal dentro del intervalo que define el evento descrito (es decir, dentro del Tiempo del Evento)? Porque el Aspecto es un predicado espaciotemporal, con el significado (abstracto) de detrás/ después, dentro de/en o delante de/antes de, que ordena dos intervalos temporales: el Tiempo del Evento (T-EV) y el tiempo al cual se confine la aserción de una oración, el tiempo para el cual el hablante realiza una afirmación, el llamado Tiempo de la Aserción o T-ASC (Klein 1995)14. Así, esta relación de orden puede ser de posterioridad, de precedencia o de inclusión. La relación de posterioridad da lugar al aspecto Perfecto, denominado también aspecto Retrospectivo. Esto ocurre cuando el Aspecto (Asp°) ordena el T-ASC detrás de/después del T-EV, como se ilustra en (8a); el evento descrito se contem-

14 Klein (1995), de quien tomamos la noción de Tiempo de la Aserción (Assertion Time), define al mismo del siguiente modo: «the time to which the assertion of a sentence is confined, for which the speaker makes a statement».

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pla así como completado antes de un tiempo de referencia (el T-ASC). La relación de inclusión da lugar al aspecto Progresivo: el Asp° ordena el T-ASC dentro de/en el T-EV, como en (8b), focalizando un intervalo del T-EV que no incluye ni su límite inicial ni su límite final; como consecuencia de esto, se contempla el evento descrito como si este no estuviera delimitado, como si estuviera ocurriendo o teniendo lugar durante el intervalo correspondiente a un tiempo de referencia (que se corresponde con el T-ASC). Finalmente, la relación de precedencia da origen al aspecto Prospectivo: Asp° ordena el T-ASC delante de/antes de el T-EV, como se recoge en (8c), por lo que el evento descrito se ve como futuro en relación a un tiempo de referencia (el T-ASC)15. (8)

a. Retrospectivo (T-ASC después de T-EV): T-EV T-ASC -------[-------]-------------[-------]---> b. Progresivo (T-ASC dentro de T-EV): T-ASC --------[--------[--------]--------]-----> T-EV c. Prospectivo (T-ASC antes de T-EV): T-ASC T-EV --------[--------]--------[--------]----->

Al igual que el Aspecto, el Tiempo también es un predicado espaciotemporal con el significado de detrás de/después, dentro de/en o delante de. La función del Tiempo es ordenar el T-ASC en relación a un tiempo de referencia, que en las oraciones matrices se identifica típicamente con el Tiempo o Momento del Habla (T-H). Como en el caso del Aspecto, la relación de orden que establece el Tiempo (To) puede ser de posterioridad, de precedencia o de inclusión. La relación de posterioridad da cuenta del tiempo Pasado: T° ordena el T-H después del T-ASC, como se ilustra en (9a). La relación de inclusión da origen al tiempo Presente: T° ordena el T-H dentro de el T-ASC, como se refleja en (9b). Finalmente, la relación de precedencia da lugar al tiempo Futuro: T° ordena el T-H antes de el T-ASC, como se ilustra en (9c):

15 Véanse la sección 3.3 y las notas 21, 22 y 23 para discusión adicional en torno al Aspecto.

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a. Pasado (T-H después de T-ASC): T-ASC T-H --------[--------]--------[--------]-----> b. Presente (T-H dentro de T-ASC): T-H --------[--------[--------]--------]-----> T-ASC c. Futuro (T-H antes de T-ASC): T-H T-ASC --------[--------]--------[--------]----->

Como en el caso de los tiempos y de los aspectos, los adverbios/modificadores temporales se analizan también de modo uniforme como predicados espaciotemporales, esto es, como Sintagmas Preposicionales (SPs) cuyo núcleo es un predicado espaciotemporal con el significado de después, dentro de/en o antes de. Estos adverbios/modificadores sirven para modificar, para restringir, la referencia temporal del tiempo del evento sobre el cual el hablante realiza una aserción (es decir, el T-ASC). ¿Cómo logran restringir el T-ASC? Estableciendo una relación topológica entre dos intervalos temporales: el T-ASC y el intervalo temporal designado por su argumento interno, por ejemplo, en el caso de (10), por 2006. La relación de orden que se establece entre estos argumentos puede ser una vez más de posterioridad, de precedencia o de inclusión: (10)

a. T-ASC después de 2006: 2006 T-ASC --------[------]----[--------]-----> b. T-ASC dentro de 2006: T-ASC --------[-----------[---------]----------]-----> 2006 c. T-ASC antes de 2006: T-ASC 2006 --------[---------]---------[---------]----->

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3.2. LA SINTAXIS DE LOS PREDICADOS ESPACIOTEMPORALES Las relaciones espaciotemporales se proyectan en la estructura sintagmática según el esquema sintáctico universal que se recoge en (11a). Esta estructura descompone las relaciones topológicas sintácticamente en sus componentes primitivos, la Figura, que se proyecta en la posición de Especificador, la Base, que se proyecta en la posición de Complemento, y el predicado espaciotemporal, que define la relación topológica entre la Figura y la Base y constituye el núcleo sintáctico de la proyección máxima: (11)

a.

SX

FIGURA BASE PRED [+/-COINCIDENCIA CENTRAL]

b.

SX GATO Po DENTRO DE

CESTA

La estructura argumental temporal del Tiempo, del Aspecto y de los adverbios/modificadores temporales que hemos introducido anteriormente así como las relaciones que estos predicados de orden establecen entre sus argumentos se proyectan también sintácticamente según el modelo de (11a). De modo más específico, lo que proponemos es que los tiempos, los aspectos y los adverbios/modificadores temporales proyectan sus argumentos temporales sintácticamente como Sintagmas Determinantes temporales o Sintagmas Zeit (SZeit), en el sentido de Stowell (1993). Basada en la estructura de (11), la estructura sintagmática que proponemos en (12) asigna una estructura isomórfica al Tiempo, al Aspecto y a los adverbios/modificadores temporales: los núcleos funcionales T°, Asp° y P° establecen cada uno una relación de orden entre sus (respectivos) argumentos temporales, siendo ambos argumentos sintagmas que denotan Tiempo (es decir, SZeits)16, 17.

16 D&UE extienden el análisis propuesto en (12c) en el texto a todos los adverbios y modificadores temporales, bien sea que estos se realicen morfosintácticamente como adverbios [ SP ∅ yesterday], como sintagmas preposicionales [SP before Christmas], como sintagmas nominales desnudos [SP ∅ Sunday], o como adjuntos clausales [SP before Zoey arrived]. Véanse D&UE (2004, 2005, 2007). 17 Por razones de espacio, en el texto solo presentamos aquellos casos en que los adverbios y modificadores temporales modifican el T-ASC; sin embargo, también es posible que estos modifiquen el T-EV. Para una discusión detallada de estos casos, así como para un análisis de construcciones donde el T-ASC y el T-EV presentan una estructura compleja, véanse D&UE (2004, 2005, 2007).

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(12)

a. Sintaxis del Tiempo: ST

SZEIT T’ (T-H) T° SZEIT DENTRO DE (T-ASC) DESPUÉS DE/ANTES DE b. Sintaxis del Aspecto: SASP SZEIT ASP’ (T-ASC) ASP° DENTRO DE DESPUÉS DE/ANTES DE

SZEIT (T-EV)

c. Sintaxis de los modificadores temporales18: SZEIT SZEIT (T-ASC)

SP

P° SZEIT DENTRO DE (2006) DESPUÉS DE/ANTES DE

18

Dentro de este modelo establecemos un paralelismo sintáctico entre la modificación restrictiva nominal y temporal. En los casos de modificación nominal como the cat in the box is black, el modificador in the box restringe la referencia de su nudo hermano, el sintagma nominal [SN cat], como se representa en (i): (i) Sintaxis de la modificación nominal: SN CAT

MODIFICADOR [SPrep in the box ]

(ii) Sintaxis de la modificación temporal: T-ASC T-ASC

MODIFICADOR [SPrep in 2006 ]

Nuestra propuesta es que la modificación temporal tiene la misma sintaxis. Como se ilustra en (ii), al igual que los modificadores nominales, los modificadores temporales también se generan en una posición adjunta a la del argumento temporal que modifican; esto es, al SZeit

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Sobre esta base, proponemos la siguiente estructura sintagmática para las relaciones temporales (por razones de espacio y expositivas ilustramos únicamente lo que constituye la estructura temporal básica, sin modificación del T-ASC o del T-EV). (13)

La sintaxis isomórfica del Tiempo y el Aspecto: ST

SZEIT (T-H)

T’

T° SASP DESPUÉS DE DENTRO DE SZEIT ASP’ ANTES DE (T-ASC) ASP° SV DESPUÉS DE DENTRO DE SZEIT ANTES DE (T-EV)

SV

La estructura de (13) asigna una estructura isomórfica al Tiempo y al Aspecto, descomponiéndolos en sus respectivos componentes semánticos. Cada uno de los núcleos funcionales pone en relación, ordenándolos temporalmente, a dos argumentos temporales. El argumento externo de T° es un tiempo de referencia (típicamente el T-H en las oraciones matrices). T° ordena a su argumento externo (el T-H) con respecto a su argumento interno, el T-ASC. Asp° por su parte ordena un tiempo de referencia, su argumento externo T-ASC, con respecto a su argumento interno, el T-EV19.

cuya referencia temporal restringen. La modificación restrictiva se establece por medio de la predicación: el modificador se predica del argumento nominal/SN en (i), y del argumento temporal/SZeitT-ASC en (ii). En (i) la preposición in relaciona su argumento interno, el SN the box, con el SN cat (que funciona semánticamente como su argumento externo). De modo paralelo, en (ii) la preposición in ordena dos argumentos temporales: su argumento temporal interno, el SZeit 2006 y el T-ASC, que funciona semánticamente como su argumento externo. Para una discusión detallada, y para un análisis de SZeits complejos, incluyendo casos de cuantificación, véanse D&UE (2004, 2007). 19 Aprovechamos esta nota para hacer observar un paralelismo existente entre la estructura argumental de los verbos y la estructura argumental temporal así como para aclarar algunas cuestiones terminológicas. En los análisis sintácticos clásicos de la tradición generativa el argumento interno del verbo se generaba directamente como hermano del nudo V, como se ilustra en (i) con

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Nuestra tesis es que los intervalos temporales (SZeit) que se proyectan en la sintaxis como argumentos encubiertos (no realizados fonológicamente) de T° y Asp° o como los argumentos abiertos (realizados fonológicamente) de las preposiciones temporales (como en 12c) pueden, al igual que cualquier otro SDet: a) ser modificados restrictivamente (como hemos ilustrado en 10c y 12c); b) establecer dependencias anafóricas donde la anáfora se interpreta bien como correferencia/covaluación o como (ligamiento) semántico; y finalmente, c) esta-

un ejemplo de los verbos transitivos dar y romper; así, al argumento interno le correspondía la posición de Complemento (sintáctico) de V. En el caso de los verbos ditransitivos, el argumento dativo se generaba bien como nudo hermano del nudo V (como en iia), bien, según algunos análisis posteriores, en una posición adjunta al nudo V´, como en (iib) (véase Barrs/Lasnik 1986 para discusión en torno a este tema). A raíz del análisis de Larson (1988) de las construcciones de doble objeto, la estructura sintáctica asignada a los verbos (di)transitivos cambia radicalmente. Así, en muchos de los análisis posteriores, el sintagma verbal (SV) se descompone en dos sintagmas verbales con la estructura de (iii) (el denominado VP shell). El denominado argumento interno del verbo transitivo ocupa ahora la posición de Especificador del SV inferior. Cuando el SX del SV inferior es un SPrep (de meta, locativo, etc.), dicho argumento interno funciona a su vez como el argumento externo de dicho predicado SX. Véase Hale/Keyser (2002) y las referencias allí citadas para la discusión de este tipo de estructuras complejas. (i) (ii)

[V’ dar/romper [un libro/el jarrón] ] a. [V’ dar [un libro] [a Juan] ] b. [V’ [V’ dar [un libro]] [a Juan] ]

(iii)

SV ARGUMENTO EXTERNO

V’ V

SV

ARGUMENTO INTERNO

V’ V

SX

La estructura argumental temporal que proponemos en (13) es reminiscente de este tipo de estructuras: así, al igual que en la estructura de los verbos (di)transitivos, el argumento interno de Tiempo, por ejemplo, no aparece en la posición de complemento sintáctico (posición que está ocupada por el SAsp), sino en la posición de Especificador del SAsp. El despliegue de la estructura sintáctica que muchos autores están proponiendo en sus trabajos para la estructura argumental del verbo (véanse Hale/Keyser 2002 y Ramchand 2004 entre otros trabajos recientes) está teniendo como consecuencia la modificación de muchas de las asunciones clásicas en torno a la relación entre la estructura argumental y la estructura sintáctica. Si la propuesta que aquí defendemos sobre la sintaxis de la estructura temporal es correcta, sería evidencia adicional a favor de reanalizar en la línea arriba señalada la interrelación entre estructura sintáctica y estructura argumental.

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blecer relaciones de abarque con otros argumentos temporales (véanse D&UE 2004, 2007, en prensa a). Esta segunda y tercera tesis juegan un papel fundamental en el análisis de la interpretación de los modales compuestos que ofrecemos en las siguientes secciones, por lo que pasamos a continuación a explicar brevemente la diferencia entre covaluación y ligamiento (semántico) aplicado al campo de las relaciones temporales, mientras que presentamos al mismo tiempo argumentos empíricos para tal distinción.

3.3. EL

PAPEL DE LA ANÁFORA ENTRE ARGUMENTOS QUE DENOTAN INTERVALOS

TEMPORALES

La función del Asp° es especificar morfológicamente (de modo abierto) la relación de orden existente entre el T-ASC y el T-EV. Sin embargo, Asp° no siempre aparece realizado morfofonológicamente. ¿Qué ocurre entonces? ¿Cómo se establecen en dicha situación el orden entre estos dos argumentos temporales, estos dos SZeits (T-ASC y T-EV)? Nuestra propuesta es que: a) al igual que cualquier otro SDet/SC, estos SZeits (T-ASC y T-EV) pueden establecer relaciones anafóricas entre ellos; b) cuando Asp° no está morfofonológicamente realizado, la relación de orden entre el T-ASC y el T-EV se establece por medio de dicha relación, es decir por medio de la anáfora20. Como es sabido, la anáfora entre sintagmas nominales que denotan individuos se puede establecer bien por medio de la correferencia/covaluación o bien por medio del ligamiento (semántico) (Heim/Kratzer 1998, Reinhart 1997). Ambos casos se pueden distinguir en el contexto apropiado. Así, en el ejemplo de (14) (que adaptamos de Reinhart 1997), (14a) aserta que Maddi es el único individuo que ama a su padre, el Sr. Ormazabal (padre de Maddi); (14b), por el contrario, tiene una interpretación distinta: aserta que Maddi es el único individuo que ama a su propio padre. (14)

20

Solo Maddi ama a su padre. a. Covaluación: Solo Maddi λx[x ama a su padre] & su = Maddi b. Ligamiento: Solo Maddi λx[x ama al padre de x]

Este análisis se extiende también para los casos de To cero. Cuando no hay un tiempo morfológico especificando la relación de orden entre el argumento externo de To (el T-H, en las oraciones matrices) y su argumento interno (el T-ASC), esta relación se establece por medio de la anáfora. Por razones meramente de simplicidad, a lo largo de este trabajo asumiremos que cuando To es nulo, el T-ASC se covalúa con el T-H, como se ilustrará más adelante en la sección dedicada a los modales ingleses.

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Extendiendo esta teoría a nuestro modelo de la interpretación temporal, donde los argumentos semánticos y sintácticos de Asp° (T-ASC y T-EV) son sintagmas nominales que denotan intervalos temporales (SZeits), la hipótesis nula es que la anáfora entre estos se podrá establecer también por medio de la correferencia/covaluación o por medio del ligamiento semántico. Si esta hipótesis es correcta, entonces predeciremos que, al igual que en el caso de los sintagmas nominales que denotan individuos, también en el caso de los sintagmas nominales que denotan intervalos temporales podremos distinguir diferentes interpretaciones temporales. A continuación argumentaremos que este es precisamente el caso, y que es esta diferencia lo que permite derivar el punto de vista aspectual de los tiempos simples, que puede ser Perfectivo o Neutral21. En primer lugar, en la sección 3.3.1, mostraremos cómo, cuando el Aspecto no está expresado de modo abierto, la resolución de la anáfora entre el T-ASC y el T-EV por medio de la covaluación da lugar al aspecto Perfectivo. A continuación, en la sección 3.2.2 veremos cómo cuando (en lugar de por medio de la covaluación) la anáfora entre el T-ASC y el T-EV se establece por medio del ligamiento semántico, esto da lugar al punto de vista aspectual Neutral (véase la nota 21).

21

Términos como Perfectivo, Imperfectivo (y Neutral) son de uso común y se utilizan con gran frecuencia en la bibliografía sobre Tiempo y Aspecto. Sin embargo, no siempre existe unanimidad de criterio sobre lo que dichos términos significan ni sobre las subclasificaciones a que dichas nociones dan pie (véanse entre otros Bybee/Perkins/Pagliuca 1994, Comrie 1976 y 1985, Dahl 1985). Para el propósito de esta discusión seguiremos a Smith (1991). En su discusión de las oposiciones aspectuales Imperfectivo y Perfectivo esta autora considera que lo característico del punto de vista Perfectivo es que presenta una situación como una unidad; el espacio o lapso del evento que se enfoca mediante el punto de vista Perfectivo incluye los límites inicial y final de la situación (por lo que la situación descrita se presenta como cerrada), siendo estas la característica básica del punto de vista Perfectivo (no marcado). Smith considera al Perfecto un punto de vista Perfectivo marcado, que incluye a un intervalo o lapso que sigue al punto final de la situación de la que se habla (op.cit.: 103). El punto de vista Imperfectivo, por otro lado, retrata o se fija en una parte de la situación que no incluye ni su punto inicial ni su punto final. Finalmente, según esta autora existen oraciones con significado vago desde el punto de vista aspectual, y que no se corresponden ni con el punto de vista Perfectivo ni con el Imperfectivo, sino con lo que ella define como punto de vista Neutral, que abarca el punto inicial y un estado interno de la situación, y puede aparecer en oraciones que carecen de un morfema de Aspecto (a viewpoint morpheme) (pág. 120). El punto de vista Neutral es más débil que el Perfectivo, porque admite lecturas abiertas (sin incluir el límite final del evento). Es más fuerte que el aspecto Imperfectivo porque admite lecturas cerradas (que incluyen el límite final del evento). (Véase Smith 1991 para un análisis detallado de las diferentes subdivisiones aspectuales.) Como veremos a continuación en el texto, el futuro en francés costituye un ejemplo típico del aspecto Neutral. Véanse las notas 22 y 23 para discusión adicional relacionada con las distinciones aspectuales.

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3.3.1. La covaluación Cuando se emplea el aspecto Perfectivo, la modificación de un verbo de actividad por medio de un modificador temporal de localización puntual da lugar a una interpretación en secuencia. Así, el espacio de tiempo que denota el modificador temporal puntual coincide centralmente con el limite inicial del evento descrito. La modificación que ilustramos en (15) demuestra que el pasado simple es Perfectivo en francés (véase Laca 2005). (15)

Pasado simple: Quand nous arrivâmes à la maison, Amina pleura. Interpretación de secuencia consecutiva: «Cuando nosotros llegamos a casa, Amina lloró».

¿Cuál es la estructura temporal que corresponde al pasado simple en francés? En contraste con oraciones como Zazie est en train de jouer donde tanto el Tiempo (Presente) como el Aspecto (Progresivo, codificado como en train de) están realizados morfológicamente, en el caso del pasado simple francés que ilustramos en (16a) solo nos encontramos un predicado espaciotemporal expresado morfológicamente: el Pasado; el Aspo no tiene expresión morfológica en (16a). La estructura sintáctica que asignamos dentro del modelo temporal que aquí defendemos a oraciones con pasado simple como la de (16a) está representada en (16b): (16)

Pasado simple sin aspecto morfológico: a. Amina pleura. b. ST T-H

T’

T° DESPUÉS DE T-ASCi

SASP ASP’ ASP°

SV T-EVi

c. T-H DESPUÉS DE T-ASC: ---[---------------]-----|-----> T-ASC T-H

SV

d. Covaluación: LLORAR ---[---------------]-----|-----> T-ASC = T-EV T-H

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En (16b), ToPASADO (el predicado espaciotemporal después de) ordena el T-H después del T-ASC, dando lugar a la interpretación temporal que representamos en (16c). Dado que el ASPo no tiene expresión morfológica, siguiendo la tesis que hemos introducido anteriormente la relación de orden entre el T-ASC y el TEV se establece por medio de la anáfora. Recordemos que, como hemos visto en la sección anterior, la anáfora entre dos argumentos puede establecerse bien por medio de la covaluación o por medio del ligamiento semántico. La anáfora que representamos en (16) corresponde a la primera opción: la correferencia o covaluación, es decir, a la asignación de valores semánticos/temporales idénticos a dos intervalos. La covaluación da lugar a un orden de coincidencia exhaustiva: el T-ASC y el T-EV denotan el mismo intervalo. Esto es, el tiempo sobre el que se hace una aserción en (16) es el tiempo del llorar de Amina, el tiempo en el que Amina llora. Como estos dos intervalos son cotemporales (se les asigna valores semánticos/temporales idénticos por medio de la covaluación), el T-EV acaba siendo indirectamente ordenado (por medio de la covaluación) en el Pasado con respecto al T-H, como se ilustra en (16d). La covaluación explica así por qué se contempla el evento que se describe mediante el pasado simple como retratado en su totalidad, lo que se conoce como el aspecto Perfectivo o Aoristo (veáse la nota 21). El evento se retrata en su totalidad porque la covaluación (la asignación de valores semánticos/temporales idénticos a dos intervalos) hace que el T-ASC coincida con el T-EV (incluyendo sus límites iniciales y finales)22.

22 Como se explica en el texto, la covaluación explicaría el punto de vista Perfectivo porque al coincidir el T-ASC con el T-EV (incluyendo su límite final), dicho evento queda retratado en su totalidad. Anteriormente hemos mencionado en la nota 21 que muchos autores consideran al Perfecto un aspecto o punto de vista Perfectivo. En la sección 3.1 cuando hemos introducido el aspecto Perfecto/Retrospectivo, hemos señalado que dentro del modelo de D&UE este se analiza como el predicado espaciotemporal después de. En dicha sección hemos indicado también que cuando se utiliza dicho contenido aspectual el evento descrito se contempla como completado antes de un tiempo de referencia (el T-ASC): esto se sigue por el hecho de que el Perfecto ordena el T-ASC después de el T-EV (y por lo tanto después del límite final de este). Esto da cuenta de la interpretación de punto de vista Perfectivo que se asocia al Perfecto, así como de la naturaleza relacional con que lo definen autores como Bybee/Perkins/Pagliuca (1994) (véase la nota 21; véase también D&UE 2002 para un análisis detallado dentro de nuestro modelo temporal de los valores aspectuales asociados al Perfecto). Si este análisis es correcto, la conclusión que se desprende de esto es que la interpretación asociada con algunas de las definiciones típicas del Perfectivo se puede lograr mediante recursos y operaciones lingüísticas muy diversas (como por ejemplo, por el uso del predicado DESPUÉS DE, por la covaluación, etc.). Más adelante veremos que cabe hacer la misma observación con respecto a la interpretación que se asocia típicamente con el Imperfectivo. Véase la nota 23 para discusión relacionada con estas cuestiones.

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Una vez hemos visto cómo afecta a la interpretación temporal la resolución de la anáfora entre el T-ASC y el T-EV por medio de la covaluación, a continuación explicamos cuáles son las consecuencias interpretativas cuando la anáfora entre estos dos argumentos temporales se establece por medio del ligamiento (semántico).

3.3.2. El ligamiento (semántico) Como acabamos de ver, el pasado simple es Perfectivo en francés. Sin embargo, el presente simple y el futuro permiten tanto una lectura Perfectiva como una Imperfectiva en dicha lengua, como se ilustra en (17), que tomamos de Laca (2005). (17)

a. Futuro simple: Quand nous arriverons à la maison, Amina pleurera. Lecturas: «Cuando lleguemos a casa, i. Amina llorará» (interpretación de secuencia consecutiva) ii. Amina estará llorando» (interpretación de evento en curso) b. Presente Simple: Quand nous arrivons à la maison, Amina pleure. Lecturas: «Cuando llegamos a casa, i. Amina llora» (interpretación de secuencia consecutiva) ii. Amina está llorando» (interpretación de evento en curso)

Con el punto de vista Imperfectivo, la modificación de un verbo de actividad por medio de un modificador temporal puntual origina una lectura donde el evento descrito se interpreta como ya en curso, como teniendo lugar, en el tiempo de referencia que denota el modificador temporal. El intervalo temporal que denota el modificador puntual coincide centralmente con un intervalo temporal incluido en el Tiempo del Evento. Así, la modificación muestra que el presente simple y el futuro simple no son siempre Perfectivos en francés. Laca concluye que estos tiempos tienen un punto de vista Neutral (véase también Smith 1991). Recordemos que, como hemos mencionado anteriormente, cuando el Aspecto no se realiza morfofonológicamente (como es el caso de los tiempos simples), la relación de orden entre el T-ASC y el T-EV se establece por medio de la anáfora. Hemos visto que la covaluación entre el T-ASC y el T-EV produce un orden de coincidencia exhaustiva: el tiempo sobre el que se realiza una aserción en (16) es el tiempo durante el que Amina llora. El punto de vista aspectual resultante es Perfectivo: se ve el evento descrito como incluyendo sus límites inicial y final.

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Consideremos que ocurriría si, en vez de mediante la covaluación (como en el caso que acabamos de ver en la sección 3.2.1), la anáfora se estableciera mediante el ligamiento (semántico). Como veremos a continuación, la consecuencia de esto sería que entonces el punto de vista resultante sería un punto de vista Neutral, en el sentido de Smith (1991) y Laca (2005). Ilustramos esta lectura en (18). La estructura que corresponde a (18a) está representada en (18b) (en 18b ignoramos la estructura por encima del SAsp, puesto que no afecta a la computación temporal que vamos a realizar). Dado que estamos analizando el caso en que la anáfora entre el T-ASC y el T-EV se establece por medio del ligamiento semántico, ¿cómo se expresa el ligamiento semántico entre estos dos argumentos temporales, estos dos SZeits, en (18b)? Siguiendo la convención al uso, por medio de la abstracción-λ, como en (18b, c) (Heim/Kratzer 1998, Reinhart 1997). (18)

a. Amina pleure. b. SASP T-ASC

SV λT-EV

SV T-EV

SV LLORAR (Amina)

c. T-ASC λi[llorar(Amina)(i)] El Tiempo de la Aserción y del Evento son meramente variables de argumentos temporales, que por comodidad hemos etiquetado como T-EV y T-ASC, pero podríamos igualmente haber elegido I para representar a esas variables sobre intervalos. La abstracción λ (el ligamiento semántico) sobre la variable temporal dentro del SV (el T-EV) en (18b, c) crea un predicado que toma al T-ASC como predicado externo. Así, (18c) requiere que el T-ASC tenga la propiedad de ser un intervalo durante el cual se cumple [Amina llorar]. El T-ASC satisfará esta propiedad: a) bien si está contenido dentro del intervalo durante el cual Amina llora, dando lugar al aspecto Imperfectivo23, como en (18d); b) bien si él mismo contie-

23 Como hemos mencionado en la nota 21, el término Imperfectivo se utiliza para cubrir valores semánticos muy diversos. Smith (1991) defiende que lo característico del punto de vista Imperfectivo es que focaliza o retrata una parte de la situación que no incluye ni su punto inicial ni su punto final. Dentro de nuestro modelo temporal, que no hace uso de rasgos como [+/- Perfectivo] o [+/- Imperfectivo], el valor aspectual asociado al imperfecto se puede obtie-

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ne (o es cotemporal con) el intervalo durante el cual Amina llora, dando lugar al aspecto Perfectivo, que hemos ilustrado en (18e): (18)

d. Punto de vista Imperfectivo: T-ASC ⊆ T-EV LLORAR ---[-----[-----------]--]------> T-ASC

e. Punto de vista Perfectivo: T-ASC ⊇ T-EV T-ASC ---[-----[-----------]--]------> LLORAR

En resumen, cuando el Aspo está vacío (no está realizado morfofonológicamente), el ligamiento semántico da lugar al punto de vista aspectual Neutral. Este análisis predice correctamente que el aspecto Neutral solo será posible con aquellos predicados que satisfacen la propiedad del subintervalo (Dowty 1986). Esto es, con un verbo de actividad como llorar, se podrá satisfacer (18c), tanto si el TASC está contenido dentro del T-EV (como en el caso del aspecto Imperfectivo de 18d) como si este contiene al T-EV (como en el caso del aspecto Perfectivo en 18e). Esto es así porque el verbo llorar satisface la propiedad del subintervalo: si Amina lloró de 1:00 a 2:00, entonces la mayoría de los subintervalos de ese tiempo son tiempos durante los cuales Amina lloró. Del mismo modo, con un verbo estativo como estar en casa, se satisfará T-ASC λi[estar en casa(Amina)(i)] tanto si el T-ASC está contenido dentro del T-EV como si, por el contrario, contiene al T-EV, porque estar en casa cumple la propiedad del subintervalo: si Amina estaba en casa de 1:00 a 2:00, entonces estaba en casa durante todos los intervalos comprendidos en ese tiempo. En oposición a esto, los predicados télicos (los logros y las realizaciones) no pueden dar lugar a la lectura Imperfectiva de (18d) donde el T-ASC está contenido dentro del T-EV, y, por lo tanto, excluye el límite final del

ner de formas diversas. Por un lado, como acabamos de ver en el texto, el tipo de focalización que Smith asocia al Imperfectivo se puede obtener mediante el ligamiento (semántico). Pero, como hemos visto en la Sección 3.1., también puede resultar del uso del aspecto Progresivo (el predicado espaciotemporal DENTRO DE): el Progresivo ordena el T-ASC dentro de el T-EV, y, por lo tanto, focaliza una parte del evento que no incluye ni su límite inicial ni su límite final. Así, pese a que son dos operaciones lingüísticas diferentes, el ordenamiento temporal que se deriva del ligamiento (semántico), por un lado, y de la interpretación del Progresivo como el predicado dentro de, por otro, pueden resultar en una interpretación que se asocia típicamente con el Imperfectivo. Es muy posible que otras oposiciones aspectuales/interpretaciones que caben bajo el paraguas del término Imperfectivo se deriven de modo muy diferente y que en algunos casos tengan que ver con la cuantificación de intervalos temporales o de eventos (como podría ser el caso del frecuentativo). Para una discusión minuciosa de las oposiciones aspectuales, véanse las referencias citadas en la nota 21.

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T-EV. En otras palabras, cuando nos encontramos con un predicado télico como correr una milla, solo se podrá satisfacer T-ASC λi[correr (una milla)(Amina)(i)] si el T-ASC contiene el punto de culminación o límite final del evento de correr. ¿A qué se debe esto? Esto es así porque correr una milla no tiene la propiedad del subintervalo: si Amina corre una milla entre la 1:00 y las 2:00, entonces es falso que corriera una milla durante cualquiera de los subintervalos de ese tiempo. Hay evidencia para concluir que esta predicción es correcta. En francés los predicados de logro no permiten la interpretación Imperfectiva de (18d) y, por consiguiente, solo tienen un aspecto Perfectivo. En cuanto a las realizaciones, solo aquellos predicados de realización que se pueden construir como predicados de actividades –es decir, que permiten forzar su lectura como predicados de actividades, como por ejemplo déclamer un poème– permiten una interpretación Imperfectiva con el presente simple y el futuro en francés24, 25. Una vez hemos introducido los aspectos básicos del modelo de la interpretación temporal de D&UE, en la siguiente sección mostraremos cómo se pueden integrar los verbos modales dentro de dicho modelo de la arquitectura temporal. Comenzaremos por el análisis de los verbos modales ingleses en la sección 4, para pasar a continuación al análisis de los verbos modales castellanos en la sección 5.

4. La estructura temporal de los verbos modales ingleses: propiedades anafóricas y de abarque de los argumentos temporales Como primer paso para integrar los verbos modales dentro del modelo que hemos resumido en la sección anterior, vamos a asumir que los verbos modales son los núcleos de una proyección máxima que denominamos Sintagma Modal (SM), que ocupa una posición entre el Sintagma Tiempo (ST) y el SAsp en la arquitectura oracional, como se representa en (19). Según la propuesta que recoge (19), hay una proyección externa de Tiempo que toma como complemento al SM. ¿Qué elemento ocupa la posición de núcleo de este ST? Al contrario que otros análisis (véase la nota 12), no vamos a asumir que esta proyección esté encabezada por un tiempo semántico encubierto (de Presente). Tampoco vamos a asumir

24 Queremos señalar nuestro agradecimiento a Brenda Laca, quien nos señaló dicha generalización, y a Brenda Laca y a Arnim von Stechow por la discusión sobre dichas predicciones. 25 Esto inmediatamente suscita la cuestión de cómo se puede explicar la variación que exhiben las lenguas en la interpretación de los tiempos simples. Véanse Laca (2005), Van Hout (2006) y la nota 26 para discusión al respecto.

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que exista una proyección interna de tiempo bajo el abarque del modal. No vamos a adoptar una estructura biclausal con dos proyecciones de ST (una encima del SM y otra debajo del SM) por razones de simplicidad, puesto que dentro del análisis que vamos a proponer no son necesarias para dar cuenta de las interpretaciones temporales de los MNRs. (19)

ST T-H

T’ T°

SM T-M [t, ∞)

M’ M°

SASP T-ASC

ASP’ ASP°

SV T-EV

SV

Siguiendo la propuesta de Condoravdi (2002), vamos a asumir que los MNRs, tanto si tienen orientación Presente, como si tienen orientación Pasada o Futura, contribuyen de manera uniforme con un intervalo temporal a la interpretación del enunciado en el que aparecen. Este tiempo de referencia es un intervalo abierto [t, ∞), que empieza en un límite inicial [t] y que se extiende sin límite hacia el Futuro. El valor semántico/temporal de este intervalo ha de ser especificado a lo largo de la derivación. Vamos a denominar Tiempo Modal (T-M) al argumento temporal que aporta el núcleo modal. Siguiendo la tesis de que los argumentos semánticos que denotan tiempo se proyectan en la sintaxis, vamos a asumir que el T-M ocupa también una posición en la arquitectura temporal de la oración: es el argumento externo del núcleo modal. Dentro de esta propuesta, cada uno de los núcleos funcionales que aparecen en (19) –ST, SM, SAsp y SV– introduce un tiempo de referencia que se proyecta en la posición de Especificador de dicho núcleo. Existen dos cuestiones que surgen de modo inmediato dentro de esta propuesta. En primer lugar, dado que el límite inicial del intervalo abierto que aporta el predicado modal no está intrínsecamente especificado, ¿cómo se especifica el valor del límite inicial (y por consiguiente el valor y anclaje temporal del intervalo) que

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corresponde al T-M? En segundo lugar, ¿cómo se ordena el T-M en relación al resto de los argumentos temporales de la oración? Abordaremos estas dos preguntas en las dos siguientes subsecciones.

4.1. ESPECIFICANDO EL TIEMPO MODAL El predicado modal de (19) contribuye con un tiempo de referencia a la interpretación temporal de la oración. Como hemos mencionado anteriormente, este intervalo tiene un límite inicial cuyo valor ha de ser especificado, y se prolonga de modo indefinido, [t, ∞). ¿Cómo se especifica el valor inicial de este intervalo? Dicho intervalo se puede especificar bien deícticamente o bien anafóricamente. A continuación abordamos el anclaje deíctico, posponiendo la discusión del anclaje anafórico hasta la sección 4.3.2.2, cuando abordaremos la lectura metafísica de orientación Pasada. El anclaje deíctico (del subintervalo inicial) del Tiempo Modal se produce cuando este se ancla al T-H, como se ilustra a continuación en (20): (20)

Anclaje deíctico del Tiempo Modal: ST T-Hi

T’ T°

SM T-M [ti, ∞)

M’ M°

SASP T-ASC

ASP’ ASP°

SV T-EV

SV

Como puede observarse, T-H es el único elemento que puede controlar el Tiempo Modal (o más específicamente, su límite inicial) en la estructura sintagmática de (20). Así, el T-M queda especificado como un intervalo que co mienza en el Momento del Habla (T-H) y se extiende sin límite hasta el Futuro: [T-H, ∞).

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El anclaje deíctico asegura que la perspectiva temporal que aporta el modal comience en el Presente y se prolongue hacia el Futuro, como es siempre el caso en las oraciones matrices cuando la modalidad es epistémica: (21)

MODALIDAD EPISTÉMICA: a. Perspectiva temporal Presente sobre una situación pasada: (Se sigue de lo que se conoce en el T-H que), Amina may/might have traveled to Europe. b. Perspectiva temporal Presente sobre una situación futura: (Se sigue de lo que se conoce en el T-H que), Amina may/might travel to Europe.

4.2. ORDENANDO

EL

TIEMPO MODAL

RESPECTO AL RESTO DE LOS ARGUMENTOS

TEMPORALES

Junto a la especificación y anclaje del T-M, debemos dar cuenta de cómo se ordena este argumento con respecto al resto de los argumentos temporales de la oración (el T-ASC y el T-EV). En las secciones anteriores hemos señalado que el To, el Aspo y los adverbios/modificadores temporales son predicados de orden espaciotemporal. Sin embargo, los predicados modales difieren de dichos elementos en este aspecto, al no ser de por sí predicados de orden que sean capaces de establecer una relación entre su argumento externo y el argumento temporal bajo su abarque más inmediato. Dado que se tiene que establecer una relación de orden topológica entre los argumentos temporales de una oración, ¿cómo se establece entonces el orden del T-M respecto a los otros SZeit de la oración? Recordemos que en la sección 3.3 hemos propuesto que cuando To y Aspo no aparecen morfofonológicamente realizados, la relación de orden temporal que se establece entre el argumento externo y el argumento interno de estos núcleos se establece mediante la anáfora. Puesto que el núcleo del SM no es un predicado temporal, extendemos la propuesta que acabamos de mencionar y asumimos que también la relación de orden entre el argumento externo de T-M y el argumento temporal bajo su abarque se establece mediante relaciones anafóricas, donde la anáfora corresponde en este caso a ligamiento (semántico)26.

26

Obsérvese que para Reinhart, el ligamiento (semántico) es la interpretación por defecto de la anáfora. La correferencia es «especial», estando legitimada por una regla pragmática. El ligamiento en el dominio temporal debería, asimismo, ser la interpretación por defecto de la anáfora.

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4.3. DERIVANDO LAS INTERPRETACIONES TEMPORALES DE LOS MODALES EN INGLÉS Una vez delineados los aspectos teóricos básicos que subyacen a nuestra teoría de la interpretación temporal de los modales, pasamos a ver cómo dicha teoría da cuenta de las lecturas temporales de las oraciones con predicados modales.

4.3.1. Modales simples con orientación Presente/Futura Como veremos a continuación, la asunción que hemos introducido anteriormente, en el sentido de que la relación de orden entre el argumento externo del SM, el TM, y el argumento temporal bajo su abarque se establece por medio de la anáfora, en concreto mediante el ligamiento (semántico), explica de manera directa el papel del aspecto léxico en la distribución temporal de las interpretaciones Presente/Futura de los complementos modales. Comencemos por el análisis de los modales epistémicos simples. Los modales simples con orientación Presente pueden dar lugar a una lectura Presente o Futura de su complemento proposicional. La distribución de estas lecturas no es arbitra-

Esta generalización predice que el punto de vista aspectual por defecto de los tiempos simples (sin aspecto morfológico) debería ser el aspecto Neutral. Según Laca (2005), este sería el caso. Esta autora afirma que, sin embargo, la interpretación de un tiempo simple está sujeto a efectos de polarización que surgen de la implicatura-Q (en el sentido de Horn 1989: 144-6). Debido a la implicatura Q, la utilización de una expresión con contenido subespecificado en aquellas situaciones donde una expresión con contenido más específico podría ser posible se interpreta como negación de ese contenido más específico (véase Laca 1998: 222). Así, en una lengua en la que existe una expresión para el aspecto Progresivo, el empleo de un tiempo sin Aspecto se interpretará, por polarización, como negación del valor T-ASC dentro de T-EV. Estas implicaturas conversacionales pueden convertirse gradualmente en convencionales de forma que los tiempos sin Aspecto se convierten progresivamente en tiempos Perfectivos. Según esta autora, este fenómeno subyace, por ejemplo, al cambio de valor que afecta a los tiempos simples del inglés y explicaría asimismo la razón por la que el francés presenta bastante menos efectos de polarización que otras lenguas románicas (al explotar mucho menos la perífrasis que lo que se explotan el resto de las expresiones del Progresivo; Laca 2003). En opinión de esta lingüista, en las lenguas iberorrománicas y en italiano el desarrollo del Progresivo ha tenido como consecuencia que el presente y el futuro simple den lugar con más dificultad a interpretaciones Imperfectivas de ejemplos como los de (17) en el texto. Sin embargo, la falta de especificación aspectual del presente y del futuro se puede mostrar igualmente para estas lenguas mediante el uso de verbos que se resisten a la combinación con el Progresivo, especialmente, con los estados (como en el caso de Cuando llegue Juan/A las tres, María sabrá la verdad). Véase Van Hout (2006) y referencias allí citadas para cuestiones directamente relacionadas con la adquisición de las formas verbales y su significado por parte del niño.

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ria, sino que es sensible al aspecto léxico (véanse Condoravdi 2002, Stowell 2004a, Werner 2003 y Zagona 1990, entre otros). Cuando el complemento del verbo modal es un verbo estativo, como en (22), el Tiempo de la Situación [Amina be in Ottawa], puede interpretarse tanto con una lectura Futura como con una lectura no Futura (Presente/en curso) respecto al T-H. Sin embargo, cuando el complemento del verbo modal es eventivo, como es el caso de [Amina win the marathon] en (23), la interpretación más natural es la que localiza dicho evento en el futuro respecto al T-H. (22) (23)

Amina must/may/might/could/should be in Ottawa (now/tomorrow). Amina must/may/might/could/should win the marathon.

Werner (2003) observa, sin embargo, que los complementos eventivos pueden asimismo dar lugar a una lectura Futura del evento donde el T-EV es también simultáneo con el T-H, como en el caso de los siguientes ejemplos (24a y c están adaptados de Werner 2003:119): (24)

a. Nora must/may/might/could/should wash her car from top to bottom. b. Nora must/may/might/could/should shake everybody’s hands. c. Nora must/may/might/could/should cross the street slowly. d. Gabi should work 24 hours straight to get her article in on time. e. Mikel should sing all the songs in the repertory.

El ejemplo de (24a) se puede utilizar apropiadamente incluso cuando el evento de lavar el coche ya ha empezado, el de (24b) incluso después de que Nora haya empezado a estrechar las manos de la gente, el de (24c) mientras Nora está en el proceso de cruzar la calle, y los de (24d, e) cuando el evento de trabajar y de cantar ya han comenzado. Como señala Werner, esta interpretación solo es posible cuando el SV aparece modificado por cierto tipo de modificadores. Volveremos a este punto más abajo. Obsérvese, sin embargo, que los predicados de logro permiten esta interpretación incluso sin la presencia de modificadores. Así, (23) puede ser adecuadamente empleada cuando el evento de correr la maratón ya ha comenzado. Veamos cómo damos cuenta de las lecturas de los modales simples dentro del modelo que proponemos. La estructura sintagmática que proponemos para este tipo de oraciones se ilustra en (25)27:

27 Para facilitar en un primer momento la explicación de esta estructura, y dado que al no estar el Aspecto realizado morfofonológicamente la relación entre el T-ASC y el T-EV se establecerá por medio de la anáfora, y no altera el cálculo temporal, ignoraremos momentáneamente

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Estructura simplificada de los modales simples (sin el SAsp): ST T-Hi

T’ T°

SM T-M [ti, ∞)

M’ M° λ T-EV

SV T-EV

SV [Amina be in Ottawa] [Amina win the marathon]

El modal en (25) aporta un tiempo de referencia que se ancla deícticamente al T-H: [T-H, ∞). El T-M presenta así una perspectiva temporal Presente, como se ilustra en (26a). Dado que no existe ningún predicado de orden para ordenar el T-M con respecto al T-SIT en (25), la relación entre estos dos argumentos temporales se establece mediante el ligamiento semántico. La abstracción-lambda sobre la variable temporal dentro del SV (T-SIT/I) en (25) crea un predicado que toma al T-M como argumento externo. El T-M es un intervalo abierto que comienza en el T-H, [T-H, ∞), como se muestra en (26a). La abstracción lambda en (25), ilustrada en (26b, c), exige que dicho T-M tenga la propiedad de ser un intervalo en el que se cumpla el predicado [Amina be in Ottawa] y [Amina win the marathon].

(26)

T-M ----------[------------ > T-H b. T-M λI [in Ottawa (Amina)(I)] c. T-M λI [win (marathon) (Amina)(I)] a.

Consideremos (26b). El T-M satisfará esta propiedad en cualquiera de las situaciones que se representan en (27) y (28). En (27), el T-M contiene propiamente el tiempo en el que Amina está en Ottawa. El T-SIT, incluido su límite

la representación del SAsp en (25). Una vez introducidos los aspectos básicos del cálculo temporal, representaremos la estructura completa más abajo en (31).

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inicial, está propiamente contenido dentro del intervalo modal [T-H, ∞). Esto da cuenta de la interpretación en la que el T-SIT se interpreta en el Futuro respecto al T-H. (27)

El T-M contiene propiamente al T-SIT: T-M T-SIT -----------[-------[--------]---- > T-H

Consideremos ahora la segunda posibilidad, representada en (28). En (28) un subintervalo del T-SIT ([Amina be in Ottawa]) coincide, es simultáneo, con el T-H, dando lugar a una lectura de Presente del T-SIT con respecto al T-H. Esto genera la lectura donde la situación, el evento, está en curso en el momento presente. (28)

El T-M contiene un subintervalo del T-SIT: T-M ---------[--------------------[----------------------]-------- > T-SIT T-H T-SIT

En resumen, puesto que el T-M es un intervalo que comienza en el T-H y se extiende hacia el Futuro, el ligamiento semántico de un predicado estativo puede producir tanto una lectura Futura como una lectura Presente del T-SIT del complemento modal. Veamos ahora la derivación correspondiente a los modales con complemento eventivo, cuya abstracción-λ hemos representado en (26c), T-M λI [win (marathon) (Amina)(I)]. (26c) requiere que el T-M tenga la propiedad de ser un intervalo en el cual se cumpla que [Amina win the marathon] sea cierto. (26c) se cumplirá en cualquiera de las dos siguiente situaciones, en (29) y (30): (29)

El T-M contiene propiamente el T-EV: T-M ---------[--------------------[--------]----- > T-H T-EV

En (29) el T-EV está contenido propiamente en el intervalo del T-M, [T-H, ∞). El esquema temporal que se representa en (29) explica de manera directa cómo se genera la lectura en la que el evento está en el Futuro con respecto al T-H. Consideremos ahora la segunda posibilidad arriba mencionada, representada en (30):

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El T-M contiene el intervalo en el que el evento de ganar culmina: T-M ---------[----------------------[------------------]---- > T-EV T-H T-EV

Recordemos que el T-M debe cumplir la propiedad de ser un intervalo en el que se cumpla [Amina win the maratón]. Esto también se cumple cuando el T-M contiene propiamente el intervalo durante el cual el evento de ganar culmina, como en (30), donde la culminación del evento de ganar se localiza después del límite inicial del T-M y, por lo tanto, después del T-H, dando lugar a la interpretación Futura del evento, que también coincide con el T-H, en línea con la observación de Werner (2003) sobre ejemplos como (24). Así, el ligamiento semántico con un predicado eventivo da lugar a la lectura futura del evento. La representación sintáctica completa que corresponde a estos modales en (22) y (23) queda recogida en (31): (31)

Estructura sintagmática temporal de los modales simples: ST T-Hi

T’ T°

SM T-M [ti, ∞)

M’ M° λ T-ASC

SASP T-ASC

ASP’ ASP° λ T-EV

SV

T-EV SV [Amina win the marathon] El T-M se ancla deícticamente: [T-H, ∞). Siguiendo con nuestro análisis anterior, el T-M liga al T-ASC. Como en (33) Asp° está vacío, la relación de orden entre el T-ASC y el T-EV se establece también por medio de la anáfora: el T-ASC liga al T-EV. Se requiere así indirectamente que el T-M sea un intervalo donde

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se cumple [Amina be in Ottawa/Amina win the maratón]28. El T-M satisfará esta propiedad bajo cualquiera de las interpretaciones temporales en (27-28) o (29-30). Así la propuesta de que la relación de orden entre el T-M y el argumento temporal bajo su abarque se establece mediante el ligamiento semántico explica el papel que desempeña el aspecto léxico en la interpretación temporal de Presente/Futuro de los complementos modales. Para finalizar con este apartado quisiéramos llamar la atención sobre un problema interesante que plantea la comparación de oraciones con modales simples en inglés y en francés. En inglés la interpretación que hemos ilustrado en (30), donde solo la culminación del Tiempo del Evento está localizada en el Futuro respecto al T-H, no es posible con todos los predicados que denotan eventos. Así, parece que es posible con predicados de logro (como ganar, alcanzar la cima, morir) o, como señala Werner, con predicados de actividad/realización modificados, como en el caso de (24a, c); es decir, con predicados que acaban denotando eventos que se desarrollan a lo largo de un periodo largo de tiempo (24a-d) o eventos que se construyen iterativamente (24e). Esta restricción, sin embargo, no se da en francés. (32)

Que fait Amina en ce moment? a. Elle doit chanter. b. Elle doit travailler (depuis au moins quelques heures maintenant). c. Elle doit laver sa voiture.

Como se ilustra en (32), en francés los predicados de actividad permiten una lectura en curso del complemento modal eventivo donde solo la culminación del evento está situada en el Futuro respecto al Tiempo Modal Presente [T-H, ∞). Dejamos el estudio de esta asimetría entre las dos lenguas para futuros trabajos.

4.3.2. Los modales Perfectos del inglés Como hemos visto en la sección 2.2, las oraciones con modales Perfectos presentan lecturas ambiguas en inglés. A continuación explicaremos cómo se derivan dichas lecturas dentro de nuestro modelo temporal.

28 Puesto que no afecta al cálculo temporal final, asumiremos que bien sea a través de la covaluación o a través del ligamiento el T-ASC y el T-EV denotan el mismo intervalo.

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4.3.2.1. La interpretación de presente perfecto de los modales Perfectos Comenzaremos por la lectura de presente perfecto, que se ilustra en (33). El T-M ofrece una perspectiva temporal Presente. El T-EV del complemento proposicional bajo el abarque del modal está situado en el Pasado con respecto al T-M Presente. La modalidad es epistémica. La estructura que proponemos para este tipo de oraciones modales aparece representada en (34b). (33) (34)

(Es posible/se sigue de lo que es conocido en el t-h que) Amina may/ might have (already) travelled to Europe. a. Amina may/might have travelled to Europe. b. ST T-Hi

T’ T°

SM T-M [ti, ∞)

M’ M° λ T-ASC

SASP T-ASC

ASP’

ASP° SV DESPUÉS DE T-EV SV [Amina travel to Europe] El modal de (34b) aporta un tiempo de referencia a la interpretación temporal de la oración. Mediante el anclaje deíctico, el límite inicial del T-M queda especificado e identificado con el T-H, dando lugar a la interpretación que se muestra en (35):

(35)

T-M -----------[---------------------- > T-H

Al no haber un predicado de orden temporal encabezando el SM, la relación de orden entre el T-M y el T-ASC que se encuentra bajo su abarque más inmediato

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se establece una vez más por medio del ligamiento semántico. El T-M liga al T-ASC, como queda representado en (36): (36) T-M λT-ASCc [DESPUÉS (T-ASC, T-EV), viajar a Europa (Amina) (T-EV)] Siguiendo con la estructura de (34b), el aspecto Perfecto (es decir, el predicado de orden espaciotemporal DESPUÉS DE) ordena el T-ASC (ligado a su vez por el T-M) en relación al T-EV: T-ASC después de T-EV. La abstracción-λ sobre la variable temporal en el Especificador del SAsp (el T-ASC) en (34b y 36) crea un predicado que toma al T-M como argumento externo. El T-M es un intervalo abierto que comienza en el Momento del Habla (T-H) y se extiende hacia el Futuro: [T-H, ∞). Puesto que a) el Tiempo Modal liga al T-ASC, y b) el T-ASC ha sido asimismo ordenado por el aspecto Perfecto después del T-EV, (36) requiere que el T-M tenga la propiedad de ser un intervalo que siga (que sea posterior) al T-EV, como se representa en (37):

(37)

T-EV T-M/T-ASC --------[--------]----------------[--------------------- > T-H

Esto da lugar de modo inmediato a la lectura de orientación Pasada del T-EV del complemento modal con respecto al T-M y, por consiguiente, con respecto a su límite inicial, el T-H, como se muestra en (37). El Tiempo Modal selecciona un intervalo, [T-H, ∞), que comienza en el T-H y se extiende sin límite hacia el Futuro. Este intervalo debe cumplir la propiedad de ser un tiempo posterior al evento [Amina viajar a Europa].

4.3.2.2. La interpretación de futuro en el Pasado de los modales Perfectos Consideremos ahora la lectura de futuro en el Pasado, que repetimos en (38a). Recordemos que bajo esta interpretación, el T-M se localiza en el Pasado del T-H, y el Tiempo del Evento del complemento modal (T-EV) se localiza en el Futuro respecto a dicho Tiempo Modal Pasado. En este caso la modalidad no es epistémica (lectura que se recoge en 38b), sino metafísica: (38)

a. Perspectiva Pasada del Tiempo Modal, interpretación metafísica: (At some point in the past) Amina might (still) have won the game. T-M PASADO T-EV --------[-----------------[-----------]-------- >

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b. Perspectiva Presente del Tiempo Modal, interpretación epistémica: (Given what is know) Amina might (already) have won the game (#but she didn’t). T-EV T-M PRESENTE --------[--------]--------[-------------------------- > Recordemos que Condoravdi pone en relación la perspectiva Pasada y la interpretación metafísica en (38a) con la jerarquía de abarque en (39a), y la perspectiva de Presente y la interpretación epistémica en (38b) con la jerarquía de abarque que se ilustra en (39b). Obsérvese que en ambos casos, bajo el análisis que propone Condoravdi, ambas lecturas suponen la combinación de un tiempo Presente y un aspecto Perfecto. (39)

a. PRESENTE < PERFECTO < MODAL → perspectiva Pasada, interpretación metafísica. b. PRESENTE < MODAL < PERFECTO → perspectiva Presente, interpretación epistémica.

En oposición a este análisis, Stowell (2004a) argumenta que la lectura de perspectiva Pasada está en correlación con una interpretación de Pasado del perfecto no finito, que tomaría abarque sobre el modal; a su vez, la perspectiva Presente del modal estaría en correlación con una lectura de Perfecto del complemento modal, que estaría bajo el abarque de un modal con la interpretación semántica de un Presente. La evidencia morfosintáctica de los modales franceses y castellanos que citamos a continuación parecen aportar evidencia a favor de dicha conclusión. Borgonovo/Cummins (2005) demuestran que en castellano la lectura del pretérito simple en (40a) permite tanto una lectura epistémica como una lectura contrafactual. En contraste con esto, el perfecto de (40b), al igual que el passé composé francés de (40c), solo permiten una lectura epistémica:29 (40)

a. Pedro debió ganar la carrera. «Peter may have won the race» (Epistémico) «Peter should have won the race» (Contrafactual) b. Pedro ha debido ganar la carrera. c. Pierre a dû gagner la course. «Peter may have won the race» (Epistémico)

29 Parece existir cierta variación dialectal al respecto. Así, dicha lectura parece ser posible dentro del castellano peninsular (Laca 2005). Esta variación podría deberse a una interpretación como pasado simple del presente perfecto en dichos dialectos.

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La conclusión que se sigue de estos ejemplos es que la perspectiva Pasada de (38a) no se deriva de una interpretación de presente perfecto verdadero (esto es, de un tiempo semántico Presente en combinación con un aspecto Perfecto). Dicha interpretación ha de seguirse bien de un tiempo Pasado como en (40a), o de un perfecto no finito como en (38a) que se interpreta semánticamente como un Pasado. La cuestión que surge ahora es cómo y por qué el perfecto have puede legitimar la interpretación de un pasado simple. Bajo la propuesta que nosotras defendemos, no hay ningún tiempo externo con valor semántico de Presente que tome como complemento al modal. En otras palabras, la proyección ST que domina al modal no tiene como núcleo un tiempo Presente, bien sea morfosintácticamente o semánticamente: no existe bajo el núcleo To ningún predicado espaciotemporal (DENTRO DE) encabezando la proyección ST. Lo que proponemos es que cuando To está vacío, el aspecto PerfectoDESPUÉS DE puede dar lugar a la interpretación de un tiempo Pasado mediante el movimiento del núcleo AspoDESPUÉS DE a To, como en (41): (41)

LA AMBIGÜEDAD DEL PERFECTO NO FINITO: a. Como presente perfecto: b. Como Pasado: ST ST

T-Hi

T’ T°

T-H

SASP

T-ASCi

ASP’

T’

T° SASP DESPUÉS DEj T-ASCi ASP’

ASP° VP DESPUÉS DE T-EV VP a’. T-EV T-ASC = T-H ----[------]------[-------------]-->

ASP° SV DESPUÉS DEj T-EVi SV b’. T-EV = T-ASC T-H ----[-----------------]------|---->

En (41a) el Perfecto es un aspecto que ordena el T-ASC después del T-EV. Como no hay ningún tiempo bajo T°, la relación de orden entre el T-H y el T-ASC se establece mediante la covaluación (véase la nota 20): T-H = T-ASC. La estructura sintáctica de (41a) genera la lectura de presente perfecto en (41a´). En (41b), el PerfectoDESPUÉS DE se genera bajo el nudo Asp° y se mueve posteriormente en Forma Lógica (FL) (por medio del movimiento de núcleos) a T°, borrándose su copia posteriormente. El predicado DESPUÉS DE se interpreta así

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semánticamente en su posición de ascenso como un Tiempo, ordenando el T-H después del T-ASC. Como una vez el movimiento ha tenido lugar y la copia del elemento que se ha movido ha sido borrada no existe ya un predicado de orden bajo el nudo Asp°, la relación de orden entre el T-ASC y el T-EV se establece mediante la anáfora. El T-ASC y el T-EV se covalúan dando lugar a una lectura Perfectiva (véase la alternativa en la nota 26). De este modo, el movimiento de núcleos de Asp° a T° deriva la interpretación de pasado simple Perfectivo que se ilustra en (42b´). En resumen, en las oraciones con modales Perfectos no finitos, no existe ningún tiempo (encubierto) de Presente bajo el nudo T°. La hipótesis defendida por D&UE de que tanto el aspecto Perfecto como el tiempo Pasado corresponden al predicado espaciotemporal DESPUÉS DE predice que un Perfecto no finito pueda dar lugar bien a la interpretación de (presente) perfecto si el Perfecto permanece en ASP° en FL o a la interpretación de Pasado si sube al nudo (nulo) T°, en FL30. A continuación argumentaremos que el movimiento de núcleos del Perfectoa T° deriva automáticamente la lectura de orientación Pasada del TiemDESPUÉS DE po Modal con respecto al T-H. Para ello, consideremos la estructura temporal que se asigna a (42a) bajo la interpretación de (38a): (42)

Perspectiva Pasada, interpretación metafísica: a. Amina might have won the game. b. ST c. *ST T-H

T’

T-H

T’

T° SM DESPUÉS DE T-M M’

T° SM DESPUÉS DE T-M M’ [t, ∞) SASP M° SASP

M° DESPUÉS DE T-ASC

ASP’

T-ASC

ASP° SV DESPUÉS DE T-EV SV Amina ganar el juego

ASP’

ASP° T-EV

SV SV

30 Véase Hofmann (1976) para una primera discusión sobre la ambigüedad entre la interpretación como presente perfecto o pasado simple de las formas no finitas del perfecto have.

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El núcleo Perfecto DESPUÉS DE, en (42b), ha ascendido a T° en FL, posición en la que es interpretado; así, una vez bajo el núcleo T°, DESPUÉS DE funciona como un Pasado, ordenando el T-H después del T-M, como se refleja en (42c). La representación que se genera en (42c), sin embargo, no es interpretable. Su resultado temporal no tiene sentido. En (42c) T° ordena su argumento externo, el T-H, después de su argumento interno, el T-M. Dado que el Tiempo Modal es un intervalo abierto que se extiende indefinidamente hacia el Futuro ningún tiempo puede ser ordenado después de él31. En resumidas cuentas, a no ser que algo más ocurra, la derivación en (42c) está condenada a fracasar. Existe, sin embargo, un modo de salvar esta derivación: mover el argumento temporal (más cercano) –es decir, el T-ASC–, a una posición desde donde pueda ligar al T-M. Este movimiento generaría la estructura que hemos representado en (43a), donde el T-ASC aparece adjunto al SM. Dentro del modelo de la interpretación temporal que defendemos, donde los argumentos temporales se proyectan en la sintaxis como SZeits, cabe esperar que estos argumentos, al igual que cualquier otro SDet o SC, puedan moverse mediante movimiento de SX a posiciones de abarque más amplias, invirtiendo las posiciones que estaban establecidas inicialmente (véase también D&UE 2004). (43)

a. T-H

ST

b. T’

ST T-H

T’

T° SM T° SM DESPUÉS DE DESPUÉS DE T-ASCi SM T-ASCi SM T-M M’ [ti, ∞) M° SASP T-ASCi

T-M [ti, ∞) M°

ASP’

ASP°

M’

λT-EV

SASP SASP

SV

T-EV SV Amina ganar el juego

SV T-EV

SV

31 Obsérvese que incluso aunque ancláramos el límite inicial del T-M al T-H (el único controlador posible dentro de esta estructura), generando un Tiempo Modal de valor [t-h, ∞), la

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Veamos cómo se interpreta ahora esta estructura. En (43b), T° ordena el argumento temporal que está en su Especificador, el T-H, después del argumento temporal bajo su abarque más inmediato, el T-ASC. ¿Cómo se establece la relación de orden entre el T-ASC y el T-M? El T-ASC, al ser el argumento temporal más próximo que manda-c al T-M, liga el subintervalo inicial del T-M. El T-M tiene así la especificación [T-ASC, ∞). Al estar el T-ASC situado en el Pasado (T° ordena el T-H después del T-ASC), el T-M denota un intervalo [t-asc, ∞) que comienza en un tiempo Pasado (T-ASC) y se extiende sin límite hacia el Futuro, como se ilustra en (44a).

(44)

T-M T-H T-M λT-EV[ganar (el juego) (Amina)(T-EV)] a. ----[----------|----> b. ----------[-------[-------]-----> T-ASC T-M T-EV

En este momento, el T-H, el T-ASC y el T-M están ya todos ordenados entre ellos. Sin embargo, falta aún ordenar el T-M con respecto al T-EV. Puesto que no hay ningún predicado espaciotemporal para establecer una relación de orden entre ellos, estas se establece mediante el ligamiento. Así, la abstracción-λ sobre la variable temporal dentro del SV (esto es, el TEV) en (43b) crea un predicado que toma al T-M como su argumento externo. El T-M selecciona así un intervalo [T-ASC, ∞) que comienza en un tiempo Pasado y se extiende hacia el Futuro. El ligamiento constriñe este intervalo de modo que ha de ser un tiempo en el que Amina gane el juego, como se ilustra en (44b). La hipótesis nula es que la subida de Perfectoo a T° debería ser libre. La subida a T° genera, sin embargo, una derivación que solo se puede rescatar mediante la inversión del abarque del T-ASC con respecto al T-M, lo que a su vez implica, primero, situar el T-M en el Pasado con respecto al T-H y, segundo, situar el T-EV del complemento del modal con respecto al (límite inicial situado en el pasado) del T-M, dando lugar a la lectura de futuro en el pasado. Obsérvese que no estamos asumiendo que la Subida de Cuantificadores (SC) a la que se somete el T-ASC sea libre. Siguiendo a Fox (2000), asumimos que: a) cuando tiene lugar la SC, el elemento que se desplaza se mueve a la posición lícita de subida más cercana; y b) la SC del T-ASC solo puede tener lugar si genera un resultado que de otro modo no habría podido producirse.

representación que se genera seguiría sin ser interpretable. Por un lado, se seguiría planteando el mismo problema que hemos señalado en el texto. Por otro lado, al estar fijado el límite inicial del T-M como T-H, el Tiempo tampoco puede establecer una relación de orden entre sus dos argumentos ordenando el argumento externo T-H y el T-M (cuyo límite inicial es ahora el T-H), puesto que esto implicaría ordenar un tiempo después de sí mismo, lo que carece de sentido.

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En contraste con lo anterior, bajo la lectura epistémica de (38b), el Perfecto permanece en su posición original en ASPo, el T-M está anclado deícticamente al T-H, y el T-EV está situado en el Pasado con respecto al límite inicial anclado al Presente del T-M. Esto da lugar a la lectura de presente perfecto del evento (véase la derivación en 34, en la sección 4.3.2.1). Este análisis capta la generalización de Stowell (2004a) en el sentido de que la interpretación de la perspectiva Presente, epistémica, del modal está en correlación con una interpretación no finita Perfecta del complemento modal bajo un modal semánticamente Presente, mientras que la perspectiva de Pasado de (38a) está en correlación con una interpretación como Pasado del perfecto no finito, que tomaría abarque sobre el modal. Hasta ahora hemos venido tratando la lectura metafísica como una lectura noraíz. Stowell (2004a) argumenta, sin embargo, que la lectura metafísica de los modales se parece más a la lectura raíz que a la lectura no-raíz. En dicho caso la jerarquía de abarque entre el SM < SAsp podría invertirse, dando lugar a una jerarquía en la que el SM se proyectaría por encima del SV pero por debajo del SAsp (véanse también Butler 2004a, 2004b). Esta propuesta generaría la jerarquía de proyecciones máximas ST T-H T-M T-EV

El T-M debe ser ordenado con respecto al T-EV bajo su abarque. El ligamiento del T-EV por el T-M constriñe el Tiempo Modal [t-asc, ∞), obligándolo a ser un tiempo durante el cual se cumpla que Amina gane el juego, como se ilustra en (46b). Obsérvese que con la jerarquía de proyecciones máximas de (45), la subida del PERFo/DESPUÉS DE a To es obligatoria. Si el Perfecto permaneciera in situ, la representación resultante generaría nuevamente un resultado temporal sin sentido. Esto es, al estar To vacío, el T-ASC se covaluaría con el T-H (T-H = T-ASC). El T-ASC, a su vez, estaría ordenado por el aspecto Perfecto después del T-M. Sin embargo, puesto que el T-M es un intervalo abierto que se extiende indefinidamente hacia el Futuro ([T-H, ∞)), no se puede ordenar ningún tiempo detrás de él. Tampoco podríamos asumir que el Pasado, en (45b), ordena su argumento externo, el T-ASC, después del límite inicial de su argumento interno, el T-M. Esto implicaría que el T-H está ordenado después de sí mismo, lo que vuelve a no tener sentido. En resumen, con la jerarquía de proyecciones en (45a), el movimiento de núcleos del nudo PERFo/DESPUÉS DE a To resulta obligatoria para rescatar la derivación.

5. Variación lingüística: los verbos modales en castellano El análisis comparativo de los verbos modales en castellano y en inglés resulta particularmente interesante por la serie de diferencias que estos verbos presentan en ambas lenguas.

5.1. LAS PROPIEDADES DE LOS VERBOS MODALES CASTELLANOS Entre las propiedades relevantes para la interpretación temporal más características de los verbos modales castellanos podemos destacar las siguientes32:

32 En este trabajo nos centraremos fundamentalmente en los verbos deber y poder. Para un análisis exhaustivo reciente de las propiedades temporales de estos verbos véanse, Borgono-

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PROPIEDADES DE LOS VERBOS MODALES CASTELLANOS: a. Desde el punto de vista sintáctico33: i. Los verbos modales castellanos pueden aparecer en cláusulas no finitas en su significado raíz. ii. Se corresponden con estructuras de subida o ascenso34. b. Desde el punto de vista morfológico: i. A diferencia de los modales ingleses, los modales castellanos pueden aparecer flexionados en los distintos tiempos gramaticales. ii. Los verbos modales aparecen también flexionados para diferentes valores aspectuales (Progresivo, Perfecto, Imperfectivo/ Perfectivo). c. Desde el punto de vista semántico: i. La verbos modales permiten tanto una lectura epistémica como una lectura de modal raíz. ii. En las lecturas epistémicas, las marcas flexivas aspectuales y temporales que aparecen realizadas en los modales se interpretan semánticamente en el complemento del verbo modal35.

Desde el punto de vista de las relaciones temporales, una característica que immediatamente distingue a los verbos modales ingleses y a los verbos modales castellanos es que estos últimos pueden aparecer totalmente flexionados para marcas de Tiempo y de Aspecto. La pregunta es cómo se puede integrar este paradigma dentro del modelo de interpretación temporal que hemos propuesto para los modales ingleses, y cómo se da cuenta del abanico de lecturas que presentan los modales castellanos.

vo/Cummings (2005) y Laca (2006a, b). Véanse además Bosque (1999), Bosque/Torrego (1995), García García-Serrano (2006a, b), Gómez Torrego (1988, 1999) para un estudio detallado de estos verbos en castellano. 33 A las propiedades mencionadas en el texto podríamos añadir que, en contraste con el inglés, el castellano admite la combinación de verbos modales. Cuando esto ocurre, el segundo modal siempre se interpreta en su significado raíz, mientras que el primero admite tanto la lectura raíz como la epistémica. Véanse Gómez Torrego (1988, 1999) y García García-Serrano (2006a, b). Para la comparación con los verbos modales catalanes, consúltese Picallo (1990). 34 Véase García Fernández (2006c) para una argumentación detallada a favor de este análisis. Véase Bosque (1999) para una postura alternativa. 35 Como veremos más adelante, bajo el análisis que vamos a desarrollar esto sería cierto en el caso de los modales con morfología flexiva correspondiente al pasado Imperfectivo y al pasado Perfectivo, pero no en el caso del presente. Véase Tasmovski (1980) para una observación paralela en el caso del francés.

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5.2. ANÁLISIS DE LOS VERBOS MODALES CASTELLANOS Dado que los verbos modales aparecen flexionados para Tiempo y Aspecto en castellano, es necesario aclarar cuál es la contribución que dichos elementos flexivos realizan a la interpretación temporal de las oraciones modales36. Por limitaciones de espacio, nos centraremos únicamente en las interpretaciones epistémicas de los verbos modales37,38. Comparemos los siguientes ejemplos de modales en inglés y castellano: (48)

a. Oihana debió/pudo estar dormida/ganar la carrera. b. Oihana debía/podía estar dormida/ganar la carrera. c. Oihana should/could be asleep/win the race. d. Oihana should/could have been asleep/win the race.

Pese a que morfológicamente pudieran parecer similares, los ejemplos castellanos en (48a, b) y el ejemplo inglés de (48c) difieren en su interpretación.

36 Por limitaciones de espacio, en este trabajo solo abordaremos casos donde la información aspectual está asociada al verbo modal (como en el caso de 48a, b) o bien aparece realizada por medio del auxiliar haber, como en los ejemplos de (57) y (58). Obsérvese sin embargo que los modales admiten también otro tipo de combinaciones aspectuales, como por ejemplo Juan puede estar escribiendo una carta (o su correlato inglés Mary may/might be writing a letter), donde en lugar del Perfecto de los ejemplos de (57) y (58) nos encontramos un Progresivo (estar/be) (para un análisis de este tipo de construcciones y de sus posibles lecturas, véase D&UE en prensa b); son también posibles casos que conllevan recursividad del Aspecto, como en María puede haber estado preparando el examen, donde además del verbo modal en presente nos encontramos con el Perfecto haber y el Progresivo estar. (Para un análisis del Aspecto recursivo dentro de nuestro modelo, véanse D&UE 2000, 2007.) Véanse Bosque/ Torrego (1995) y Laca (2006a) para discusión relacionada con estas cuestiones. 37 Para un análisis de las lecturas metafísicas de los modales castellanos, véase D&UE en prensa b. 38 En la sección 4.3.1 hemos presentado nuestra propuesta para la interpretación temporal de las oraciones con modales simples en inglés con orientación Presente/Futura e interpretación epistémica. Dicha propuesta se puede extender de modo directo al análisis de las cláusulas con modales simples de orientación Presente/Futura y lectura epistémica en castellano (como Maddi puede estar en casa o Nora debe jugar en el parque) por lo que, por razones de espacio, no abordaremos dichos modales en esta sección, donde nos centraremos en una serie de estructuras más complejas con modales Perfectivos e Imperfectivos y con el Perfecto haber. Volveremos brevemente a estas estructuras más abajo, cuando discutamos el valor del nudo To en castellano. Véase también la nota 43. Véase D&UE en prensa b, para un análisis de estructuras modales más complejas Los modales castellanos presentan una intricada serie de propiedades morfosintácticas e interpretativas cuyo tratamiento dejamos para futuros trabajos. Véanse Laca (2006a, b) y Borgonovo/Cummins (2005) para trabajos recientes en torno a este tema.

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Mientras que (48c) es un ejemplo de un verbo modal epistémico de orientación Presente/Futura en inglés (véase la sección 4.3.1), los ejemplos castellanos de (48a, b) presentan una interpretación diferente: si bien el T-M, [T-H, ∞), está anclado al Presente y se extiende hacia el Futuro, al igual que en (48c), la situación a la que se hace referencia en (48a, b) se interpreta en el Pasado respecto a dicho T-M Presente. Esta interpretación, sin embargo, solo es posible en inglés cuando aparece el auxiliar have, como en el caso de (48d). Así, la correspondencia interpretativa ha de establecerse, no entre (48a, b) y (48c), sino entre (48a, b) y (48d). En inglés la localización del T-SIT/T-EV en el pasado respecto al T-M aparece siempre realizada de modo abierto, por medio del aspecto Perfecto have, predicado de orden con el significado de después de. Pese a que en los ejemplos castellanos en (48a, b) no aparezca un Perfecto, dado que en la interpretación de estos el T-M presente, [t-h, ∞), aparece situado después de el T-EV/T-SIT, hemos de concluir que existe también un predicado con el significado de después de que es responsable de dicho orden temporal. ¿Cuál es este predicado? ¿Qué posición ocupa? ¿Cuál es la estructura temporal que corresponde a la interpretación de (48a, b)? Para responder a estas preguntas hemos de analizar con más detalle el papel que desempeña la morfología flexiva de Tiempo y Aspecto en la interpretación de los verbos modales del castellano, cuestión que abordamos a continuación. Consideremos los siguientes ejemplos (adaptados de Borgonovo/Cummins, B&C, 2005): (49)

a. Urko debía estar en casa. a’. Urko must have been at home. b. Urko podía estar en casa. b’. Urko could have been at home. c. Alaia debía trabajar/abrir la puerta. c’. Alaia must have been working/opening the door, or c’’. Alaia must have worked/opened the door (habitually). d. Alaia podía trabajar/abrir la puerta. d’. Alaia could have been working /opening the door, or d’’. Alaia could have worked /opened the door (habitually).

Como observan B&C, todas las oraciones en (49a, b, c, d) permiten una interpretación epistémica, recogida en su traducción inglesa39. Bajo dicha interpretación,

39 Por limitaciones de espacio no discutiremos las interpretaciones no epistémicas de estos ejemplos. Véanse, entre otros, Borgonovo/Cummins (2005), D&UE (en prensa b) y Laca (2006a, b) para una discusión en detalle.

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el tiempo modal tiene una perspectiva Presente (está anclado al Momento del Habla), y el evento al que se hace referencia está situado en el Pasado respecto a dicho Tiempo Modal Presente.

(50)

T-EV T-H/T-M --------[------------]-----[---------------->

Siguiendo el análisis que hemos propuesto para ejemplos con una interpretación similar en inglés (como 34), podríamos proponer la siguiente estructura para dichos ejemplos: (51)

ST T-Hi

T’ T°

SM T-M [ti, ∞)

M’ M° λ T-ASC

SASP T-ASC ASP° DESPUES DE

ASP’ SV T-EV SV [Amina win the marathon]

En (51), el aspecto Perfecto (el predicado de orden DESPUÉS DE) ordena el T-ASC (ligado a su vez por el T-M) en relación al T-EV: T-ASC después del T-EV. La abstracción-λ sobre la variable temporal en el Especificador del SAsp (el T-ASC) en (51) crea un predicado que toma al T-M como argumento externo. El T-M es un intervalo que comienza en el Momento del Habla y se extiende de manera abierta hacia el Futuro: [t-h, ∞). Puesto que (i) el Tiempo Modal liga al T-ASC, y (ii) el T-ASC está ordenado por el aspecto Perfecto después del T-EV, (51) requiere que el T-M tenga la propiedad de ser un intervalo que siga (que es posterior) al T-EV, como se representa en (52):

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(52)

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T-EV T-M/T-ASC --------[--------]-----------[------------------------> T-H

Sin embargo, como veremos a continuación, la estructura temporal de (51) y la interpretación temporal que dicha estructura genera, en (52), no pueden ser válidas para dar cuenta de las lecturas epistémicas de (49). En (49) los verbos modales aparecen flexionados no solo para Tiempo, sino también para Aspecto. Todos ellos aparecen en la forma denominada pretérito imperfecto. Una observación muy importante de B&C es que en (49) no solo es el tiempo Pasado el que, aunque aparezca realizado en el modal, se interpreta en el complemento del modal (de ahí la lectura de evento pasado), sino también el Aspecto: la interpretación de imperfecto no afecta al verbo modal sino al predicado bajo su abarque. Como argumentan B&C, esto se hace particularmente evidente en el caso de los ejemplos con predicados eventivos en (49c, d). Como es sabido, cuando el aspecto Imperfectivo se combina con predicados eventivos en tiempo Pasado, esta combinación aspectual/temporal da lugar a dos lecturas: la habitual y la progresiva. Esto es precisamente, señalan B&C, lo que nos encontramos en las lecturas de (49c, d): el punto de vista Imperfectivo se interpreta en el complemento del modal (y no en el modal), como queda recogido en las traducciones inglesas de dichos ejemplos. La observación de que el Aspecto que aparece realizado en el modal se interpreta en el complemento de dicho verbo queda confirmada por el análisis de modales Perfectivos como los de (53-54), que exhiben también una lectura epistémica de orientación Presente con un evento, interpretado Perfectivamente, y situado en el pasado del T-M Presente (B&C 2005). (53) (54)

a. Pedro pudo abrir la puerta. b. Pedro may have opened the door. a. Pedro debió conocer a Marta en la fiesta40. b. Pedro must have met Marta at the party.

La conclusión que estas autoras derivan de estos ejemplos es que en los casos de modales epistémicos en pasado imperfecto, tanto el tiempo Pasado como el punto de vista Imperfectivo se leen en el complemento del verbo modal y, crucialmente, no en el modal. 40 B&C observan que, debido a que el punto de vista Perfectivo se interpreta en conocer (en lugar de en el modal), este ejemplo solamente admite la lectura donde conocer se interpreta como meet y no como know.

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La conclusión que se sigue de la interpretación de estos ejemplos es que la representación sintáctica (51), y su correspondiente interpretación temporal en (52), es inapropiada para dar cuenta de los modales con flexión de tiempo Pasado en castellano. El predicado de orden espaciotemporal DESPUÉS DE que es responsable de situar el T-SIT del complemento modal en (48a, b) y en (49) en un intervalo pasado no puede ser el aspecto Perfecto, como en la representación en (51) (puesto que el Perfecto ordenaría el T-ASC después del T-SIT impidiendo derivar la lectura Imperfectiva de ejemplos como 49)41. Dado que la estructura de (51) no es válida para dar cuenta de los modales con flexión de Pasado en castellano, necesitamos buscar una estructura alternativa. De la comparación de los ejemplos castellanos e ingleses en (48) hemos concluido que necesitamos un predicado de orden DESPUÉS DE para dar cuenta del orden temporal de los ejemplos castellanos que estamos discutiendo. La discusión anterior ha dejado claro que dicho predicado no puede corresponder al aspecto Perfecto, por la serie de razones arriba señaladas. Existe, sin embargo, otra posibilidad: que dicho predicado (DESPUÉS DE) ocupe la posición bajo el nudo To, como en la estructura temporal de (55a): (55)

a. T-H

*ST

b. T’

ST T-Hi

T’

T° SM T° SM DESPUÉS DE DESPUÉS DE T-M M’ T-M M’ [t, ∞) [ti, ∞) M° SASP M° SASP DESPUÉS DE T-ASC ASP’ T-ASC ASP’ M° T-EV

SV

ASP° SV

T-EV

SV SV

Sin embargo, la representación de (55a) plantea el mismo problema que la representación que hemos visto anteriormente en (42c). (55a) no es interpretable

41 Para un análisis del punto de vista Imperfectivo de los ejemplos de (49) y del punto de vista Perfectivo de los ejemplos de (48a, b) y (53-54), véase D&UE (en preparación).

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porque su resultado temporal no tiene sentido: dado que el Tiempo Modal es un intervalo abierto [t, ∞) que se extiende indefinidamente hacia el Futuro, ningún tiempo puede ser ordenado después de él (véase la nota 31). Se nos plantea, por consiguiente, la misma situación que hemos visto anteriormente en relación a (42c): a no ser que algo más ocurra, la derivación en (55) está condenada a fracasar. Existe, sin embargo, al igual que en el caso anterior, un modo de salvar la derivación mediante el movimiento, posibilidad que hemos ilustrado en (55b). En (55b), el predicado de orden DESPUÉS DE se desplaza desde To a Mo –el nudo más próximo, donde será interpretado– en FL, borrándose su copia posteriormente. Como resultado de este movimiento, la representación resultante es ahora interpretable. En (55b) el T-M queda anclado deícticamente, quedando definido como el intervalo [T-H, ∞). El predicado DESPUÉS DE, ahora bajo el nudo Mo, ordena su argumento externo [T-H, ∞) después del T-ASC, como en (56)42.

(56)

T-ASC T-M ([T-H, ∞) ) ---------[---------]----------------[---------------------> T-H

En resumen, tanto en las construcciones modales inglesas como en las castellanas el movimiento sintáctico (en FL) puede alterar la relación de abarque entre los elementos que contribuyen a la interpretación temporal de la oración. Pese a que en inglés los movimientos que hemos estudiado son movimientos de ascenso y en el caso del castellano es un movimiento de descenso (por lo que parecen ser uno la imagen invertida del otro), ambos están motivados y constreñidos por los mismos principios: a) el elemento que se desplaza –bien sean Xo, como el predicado espaciotemporal DESPUÉS DE, o SZeits, como el T-ASC en (43b)– siempre se mueve a la posición lícita más cercana; b) el movimiento solamente tiene lugar para generar un resultado que de otro modo no habría podido producirse (salvando la derivación y generando una representación interpretable, en ambos casos). Acabamos de ver que cuando el predicado de orden DESPUÉS DE ocupa el nudo To (con la interpretación de un Pasado), la derivación no es interpretable a no ser que DESPUÉS DE se mueva a Mo. Dado que en castellano los verbos modales pueden aparecer flexionados en presente y en futuro, esto plantea la

42 Una conclusión que se sigue de aquí es que la realización morfológica de los modales castellanos indica cuál es la posición del núcleo DESPUÉS DE antes de su movimiento en FL. Véase la nota 41.

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pregunta de si ocurre también lo mismo cuando bajo el nudo To aparecen los predicados ANTES DE (futuro) y DENTRO DE (Presente). Consideremos ambas posibilidades. Comenzaremos por analizar cuál es la situación cuando To está ocupado por el Presente DENTRO DE. En todos los casos que hemos estudiado hasta ahora en castellano, la relación de anterioridad que se observa entre el T-EV y el T-ASC con respecto al T-M ha venido dada por el To Pasado, el predicado DESPUÉS DE, en lugar de por el Aspo Perfecto, DESPUÉS DE. Sin embargo, el castellano presenta una estructura alternativa, con el verbo modal en presente y el auxiliar haber, como se ilustra en los siguientes ejemplos: (57)

a. Ainhoa puede haber estado en casa. b. Itsaso puede haber leído el libro.

La estructura que corresponde a estos ejemplos sería como la de (34), que repetimos en (58). Sin embargo, como hemos visto que, a diferencia del inglés, en castellano se puede generar un predicado espaciotemporal bajo el nudo To, asumiremos que en estas oraciones dicho nudo no está vacío, sino que está ocupado por el predicado de orden espaciotemporal DENTRO DE (Presente). (58)

ST T-H

T’

T° SM DENTRO DE T-M [t, ∞) M°

M’

λ T-ASC

SASP T-ASC

ASP’

ASP° SV DESPUÉS DE T-EV SV [Ainhoa estar en casa/ Itsaso jugar en el parque]

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En (58), To ordena el T-H dentro del intervalo abierto [t, ∞), como se representa en (59). Dado que el T-H está ordenado dentro del T-M, el límite inicial del T-M precede al T-H. T-H (59) ----------[------------|--------------------> T-M[t, ∞) Al no haber un predicado de orden temporal encabezando el SM, la relación de orden entre el T-M y el T-ASC que se encuentra bajo su abarque más inmediato se establece una vez más por medio del ligamiento semántico. El T-M liga al T-ASC, como queda representado en (60): (60)

a. T-M λT-ASC[DESPUÉS (T-ASC, T-EV), estar (en casa) (Ainhoa) (T-EV)] b. T-M λT-ASC[DESPUÉS (T-ASC, T-EV), jugar (en el parque) (Itsaso) (T-EV)]

Siguiendo con la estructura de (58), el aspecto Perfecto (es decir, el predicado de orden espaciotemporal DESPUÉS DE) ordena el T-ASC (ligado a su vez por el T-M) en relación al T-EV: T-ASC después de T-EV. La abstracción-λ sobre la variable temporal en el Especificador del SAsp (el T-ASC) en (58) crea un predicado que toma al T-M como argumento externo. Puesto que a) el tiempo modal liga al T-ASC, y b) el T-ASC ha sido asimismo ordenado por el aspecto Perfecto después del T-EV, (58/60) requiere que el T-M tenga la propiedad de ser un intervalo que siga (que es posterior) al T-EV, como se representa en (61):

(61)

T-EV T-H ----------[-------]--------------------[------------|------------------> T-M/T-ASC

Esto da lugar de modo inmediato a la lectura de orientación Pasada del T-EV del complemento modal con respecto al T-M (que contiene al T-H, lo que explica su orientación Presente)43. Finalmente consideremos qué ocurre cuando el nudo To está ocupado por el predicado de orden ANTES DE (Futuro).

43 Volviendo al caso de los modales simples con morfología flexiva de presente, esto indicaría que, a diferencia del inglés, el nudo To no estaría vacío, sino ocupado por el predicado de orden espaciotemporal DENTRO DE.

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(62)

ST T-H

T’

T° SM ANTES DE T-M M’ [t, ∞) M° λ T-ASC

SASP

T-ASC

ASP’ ASP°

SV T-EV

SV

En (62) el To ordena el T-H antes del T-M, dando lugar a la interpretación en (63):

(63)

T-H ----------------|-----------[----------------> T-M

Al contrario de lo que ocurría con la lectura generada por (55a/42c) cuando To estaba ocupado por DESPUÉS DE, la interpretación temporal en (61) es legítima. Sin embargo, en (62/3) el T-H precede al T-M y este orden temporal es incompatible con una base epistémica modal (Laca 2005). Como resultado, la representación en (62) nunca puede dar lugar a una lectura epistémica del verbo modal con flexión futura.

6. Conclusiones Basándonos en el modelo temporal desarrollado por D&UE, en este trabajo hemos propuesto un nuevo análisis de las interpretaciones temporales de los verbos modales en inglés y en castellano. Para ello hemos adoptado la propuesta de Condoravdi de que los MNRs contribuyen de modo uniforme a la interpretación temporal de la oración con un intervalo temporal abierto [t, ∞); este intervalo es el tiempo modal, T-M. Siguiendo el modelo de la arquitectura temporal de

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D&UE, hemos propuesto que el Tiempo Modal, T-M, se proyecta en la sintaxis como el argumento externo del núcleo modal. Así, cada núcleo funcional (To, Mo, Aspo, Vo), introduce un tiempo de referencia que se proyecta en la posición de Especificador de dicho núcleo. Puesto que, el núcleo modal Mo no es un predicado de orden, la relación entre el argumento externo de Mo (el T-M) y el argumento temporal inmediatamente bajo su abarque (el T-ASC), se establece por medio de la anáfora, donde la anáfora se corresponde con el ligamiento semántico. La anáfora explica el papel que desempeña el aspecto léxico en la interpretación temporal de los complementos modales. Hemos propuesto asimismo que, al igual que cualquier SDet/SC, los argumentos temporales (SZeits) pueden moverse sintácticamente. Los movimientos sintácticos de dichos SZeits pueden alterar las relaciones de abarque iniciales entre dichos sintagmas y otros elementos de la oración. El movimiento de los SZeits y el movimiento ascendente o descendente de los predicados espaciotemporales juegan un papel fundamental en la generación de las lecturas temporales de los verbos modales en FL. Los resultados del análisis aportan evidencia a favor del analizar To y Aspo como predicados de orden espaciotemporal. La hipótesis de que tanto el Pasado como el Perfecto se corresponden con el predicado DESPUÉS DE ha desempeñado un papel fundamental en el análisis que hemos defendido. El movimiento sintáctico que hemos analizado dentro de las estructuras temporales de los modales está sujeto a las mismas restricciones en inglés y en castellano: a) los elementos que se desplazan se mueven a las posiciones lícitas más cercanas; b) el movimiento tiene lugar para generar un resultado interpretativo que de otro modo no podría producirse. Las estructuras temporales de los modales y los principios interpretativos que derivan sus lecturas son, también, los mismos en ambas lenguas. Finalmente hemos visto que existe una importante diferencia en las estructuras modales inglesas y castellanas. El núcleo To está vacío en inglés, pero está ocupado por predicados espaciotemporales de orden en castellano. La morfología del castellano no es vacua: los rasgos flexivos de los verbos modales tienen interpretación y contribuyen al anclaje temporal estableciendo un orden entre los distintos argumentos temporales de la oración.

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XII SYNTACTIC ENCODING OF ASPECT IN SOME NORTHERN ITALIAN DIALECTS CECILIA POLETTO

1. Introduction In this article I will analyse a number of constructions encoding aspectual distinctions in some Northern Italian dialects. I will show that aspect can be encoded by different elements in the syntactic structure of the clause and that there is a fundamental syntactic difference between Terminative and Continuous Aspect. In my study of the Passé Surcomposé in Poletto (1992b) I made the hypothesis that Terminative Aspect, which expresses that an action has been terminated, independently from the fact whether it has reached its natural conclusion or not, can be encoded by an auxiliary head inserted directly in the syntactic head of Asp° higher than the position where the past participle of the main verb is located and lower than the inflected auxiliary. Given that the auxiliary does not have a thematic grid on its own, it does not have any VP (or vP) either. The same type of explanation applies to cases of phrasal verbs where a Completive aspectual distinction, expressing the fact that the action is not only concluded, but has reached its natural endpoint, is encoded by means of a lexical preposition, which, as I will show, can also be analysed as being directly inserted in the head of the relevant Asp° projection. Apparently, nothing else is necessary to mark Terminative or Completive Aspect. However, some aspectual distinctions apparently require a more complex structure selecting either an infinitival form or what at first sight looks like a bi-clausal structure. I will show that these structures have peculiar properties, as the checking of two independent projections is required, not only one as with Terminative and Completive Aspect. In this way an apparently bi-clausal structure can be reduced to a monoclausal one in accordance with Cinque’s (2004) hypothesis that these constructions are only apparently bi-clausal. I will assume Cinque’s (1999: 106) hierarchy of Aspectual phrases and of the adverbs located in their specifiers in the low portion of the IP, which is briefly sketched here (for empirical evidence in favour of this structure see Cinque 1999: ch. 2):

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Cecilia Poletto

[Asp Habitual usually [Asp Repetitive I again [Asp Frequentative I often [Asp Celerative I quickly [T Anterior already [Asp Terminative no longer [Asp Continuative still [Asp Perfect always [Asp Retrospective just [Asp Proximative soon [Asp Durative briefly [Asp Generic/ characteristically [Asp Prospective almost [Asp sg Completive I completely Progressive [ Asp pl Completive tutto [ Voice well [ Asp Celerative II fast, early [ Asp sg Completive II completely [Asp Repetitive II again [Asp Frequentative II often

The field of the aspectual projections is extremely rich and therefore it is not surprising that the same language employs different strategies to mark at least a subset of them. I will first examine the cases of Passé Surcomposé and phrasal verbs in section 2 and then illustrate the properties of Continuous Aspect in section 3. Section 4 concludes the article and contains some general considerations which can be drawn from the comparison among the constructions examined.

2. Terminative and completive Aspect Before entering the discussion on the two aspectual constructions taken into account in this section I would like to briefly outline the distinction between Terminative and Completive Aspect I use here. As mentioned above, Terminative Aspect simply encodes that an event has terminated, whether it has reached its natural endpoint of not. For instance, if somebody stops to sing a song, the song could be finished, in which case its has reached its natural endpoint, or just interrupted at some arbitrary point. Terminative Aspect does not say anything about this, only that the event is no more going on at the utterance time. On the contrary, Completive Aspect can only express a totally completed action, which has reached its natural endpoint. Taking back our example, Completive Aspect is possible only when the song has been sung until the end, not when it has been interrupted at some other point. Cinque adopts this distinction in his (1999) book and shows that some verbs in Italian can only be used when the action has reached its natural endpoint, while others are simply «blind» to this distinction (see the difference between terminare and finire both meaning «end»). In what follows I show that the two Aspects are encoded by different means in the Northern Italian Dialects.

2.1. TERMINATIVE ASPECT: THE PASSÉ SURCOMPOSÉ The phenomenon of Passé Surcomposé (from now on PSC) is found in several Northern Italian dialects, as well as in some varieties of French (in particular in the Occitan area) and German (in the Bavarian area), as shown in (2)-(4):

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Syntactic encoding of Aspect in some Northern Italian dialects

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Co go bio magnà,… «when (I) have had eaten,…» Quand j’ai eu fini,… I ha gässa cha und denn bin i hei gange. «I had eated had and then am I home gone»

From the morphosyntactic point of view, the PSC construction has the following properties: (A)

It requires an additional auxiliary form, which is inflected for the past participle.

(B)

The past participle is usually a form of the auxiliary have displaying agreement with the object in the cases in which the main past participle also does (generally with object clitics and objects moved to subjects as unaccusative and passive verbs). In many dialects the form expressing the PSC, although clearly recognizable as belonging to the paradigm of the verb have is different from the normal past participial form of «have» found in usual present perfect cases (see below).

(C)

The additional auxiliary, as we will see, always occurs in between the inflected auxiliary form with tense and agreement with the subject feature and the main past participle.

(D)

The PSC is possible in all compound tenses: present perfect, past perfect and future perfect in the conditional and subjunctive compound forms as well.

From the distributional point of view, the phenomenon seems to occur preferably in embedded clauses (although there are dialects in which it is found in main clauses as well, as shown below) and in active clauses more than in passives (but once again, the dialect we examine here tolerates passive PSC as well). I will exemplify the phenomenon with data coming from the dialect of Cereda (in the Vicenza Province, in Veneto). Although in this dialect the PSC construction is possible in both main and embedded clauses, when it occurs in main clauses, it has a specific additional value of «happening by chance», as shown by the translation of the example (6) below, which is not found in embedded domains:1

1 This is a rather bizarre situation, as low projections as the aspectual ones are generally not sensitive to the main versus embedded status of the clause.

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Cecilia Poletto

(5)

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Co go bio magnà,… «when (I) have had eaten,…» «when I terminated eating» Go bio visto el papa. «(I) have had seen the pope» «it happened to me to see the pope»

The auxiliary bio is originally a form of the verb have which is now only used in the PSC construction, while the usual past participle form of the verb have is (morphologically and) phonologically distinct. Other dialects do not display a specialized form of have for the PSC but simply use the normal past participle of have. Not all the dialects accept PSC with unaccusatives; some of the dialects that admit the construction with these verbs use the past participle of the verb be for the additional PSC-auxiliary (the others use have). In the dialect of Cereda, the PSC is possible with unaccusatives and passives: (7)

(8)

Co so bio sta ciamà,… «when (I) am had been called» «when I have been called» Co so bio rivà. «when (I) am had arrived» «when I arrived»

This type of phenomenon is interesting from the semantic and the syntactic point of view. From the semantic point of view the question of the precise meaning of the PSC arises: in which way is a sentence like (2) different from a normal present perfect lacking the additional auxiliary? It seems that a form like (2) is unambiguously a completed event located in time before the event of the main clause, while a normal present perfect can also have other values.2 I will not investigate any further the semantics of the PSC construction and concentrate on its syntax. A number of tests show that cases like (2) are monoclausal constructions, supporting Cinque’s (1999, 2004) proposal that aspectual auxiliaries (and

2

This seems to support Lekaku’s (p.c.) observation that the dialects which display the PSC construction do not have any simple past form. However, some varieties of Friulian (the most conservative ones as the Carnia area) have a past form and PSC, but it is not possible to combine a PSC with the anterior past, while all other tenses are possible. So, although the simple distributional observation is not correct, there is an incompatibility between the simple past and the PSC construction.

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modals) are functional heads which are directly inserted into the functional projection corresponding to the semantic value they express. A couple of syntactic tests show that the additional auxiliary cannot have a clause of its own, as it has a fixed position with respect to low adverbs like sempre «always», più «anymore» and mica, a presuppositional negative marker located in the area of the past participle (see Cinque 1999 for a hierarchy of adverbs located in the Specifier positions of Aspectual heads). If the auxiliary had its own clause, we would predict that these adverbs could occur twice, given that two clauses have two positions for the same adverb available but they do not, as the following examples show: (9) (10) (11)

No i ga pi bio dito gninte. «not they have more had told nothing» ??No i ga bio pi dito gninte. «not they have had more told nothing» *No i ga pi bio più ditto gninte. «not they have more had more said nothing»

Moreover, if we assume that the PSC occupies the head of Terminative Aspect this is exactly the head whose specifier hosts the adverb pi «anymore, no longer», and this follows from structure (1), therefore we predict that the order is pi + bio and not the opposite, which is in fact ungrammatical: the additional auxiliary of the PSC is rigidly ordered with respect to the passive auxiliary sta and agrees in number and gender with the raised DP. If the structure were bi-clausal the rigid ordering of the auxiliaries would remain a mystery, as once again the two auxiliaries could occupy functional projections of different clauses and therefore have in principle both orders. (12) (13)

Co me sorela la ze bia sta ciamà. «when my sister she is had+agr been called» *Co me sorella la ze sta bia ciamà.

Hence, we can reach the preliminary conclusion, in accordance with the standard assumption that compound tenses are monoclausal constructions, even when an additional aspectual auxiliary is inserted in the structure to mark a specific semantic value. The structure of the PSC construction is thus the following:

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Cecilia Poletto

[Asp Habitual usually [Asp Repetitive I again [Asp Frequentative I often [Asp Celerative I quickly [T Anterior already [Asp Terminative [SpecAsp Terminative pi/no longer] [Asp Terminative° bio] [Asp Continuative still [Asp Perfect always [Asp Retrospective just [Asp Proximative soon [Asp Durative briefly [Asp Generic/Progressive characteristically [Asp Prospective almost [Asp sg Completive I completely [Asp pl Completive tutto [Voice well [Asp Celerative II fast, early [Asp sg Completive II completely [Asp Repetitive II again [Asp Frequentative II often

In other words, the additional auxiliary is nothing else than a different way of checking an aspectual projection simply by merging an independent morpheme in the head of the AspP,3 which in this case is not a particle or an affix but an auxiliary verb in the past participle form.

2.2. COMPLETIVE ASPECT: PHRASAL VERBS Another way to express aspectual distinctions in the same dialectal area has to do with the grammaticalization of some prepositions as aspectual markers, which gives rise to a number of phrasal verbs very similar in their syntactic and semantic properties to the phrasal verbs found in Germanic languages:4 (15)

El se ga magnà fora i schei. «he himself has eaten out the money» «he wasted all his money»

The prepositions that have been reanalyzed as aspectual markers can vary among dialects, the most frequent ones found in Veneto are: fora «out» and su «up», but lot of dialects in the whole Northern Italian domain also have phrasal verbs with prepositions like zo «down», vanti «in front of» and drio «behind». In this study I will confine myself to fora and su. More generally only lexical prepositions can be used with phrasal verbs, the prepositions defined by Rizzi (1988)5 as functional are excluded from this construction. As extensively argued in

3 Notice furthermore that the fact that the additional auxiliary carries an agreement marker as well could be interpreted as a clue that it moves to some AgrP projection. I will leave the question open here. 4 All examples of phrasal verbs are taken from the dialect of Venice. 5 Functional prepositions have the following properties: they can conflate with the definite determiner, they can take another (usually lexical) preposition as their complement and they cannot be omitted in coordinated structures. Lexical prepositions do not display these properties.

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Benincà/Poletto (2005), there is no class restriction according to the verb that can enter a phrasal construction: they can be unaccusative, unergative or transitive verbs and no restriction is found according to their semantics, so activities, accomplishments, achievements and even stative verbs are found as phrasal forms. However, some prepositions, but not all, require a given thematic grid: for instance the preposition su in its aspectual usage requires a transitive verb (see on this Benincà/Poletto 2005). There are various subtypes of phrasal verbs, those expressing an aspectual feature have the following syntactic properties: (A)

The preposition does not form a constituent with the following object,6 as the two cannot be moved together, as the following examples show in which either focalization or clefting has applied:

(16)

*FORA I SCHEI el se ga magnà. «out the money he himself has eaten» I SCHEI el se ga magnà fora. «the money he himself has eaten out» Ze i schei che el ga magnà fora. «(it)’s the money that he has eaten out» *Ze fora i schei che el se ga magnà. «(it)’s out the money that he has eaten»

(17) (18) (19)

The sentences in which the preposition has been moved with the following object are ungrammatical, while those in which the object alone has been moved are possible. (B)

The preposition, although it belongs to the so called lexical class defined by Rizzi (1988),7 shows the typical features of weak or clitic elements, as (using the tests originally found by Kayne 1975) it cannot be coordinated, modified or used in isolation:

6 In the next section I will use Kayne’s (2004) proposal according to which prepositions like di «of» and a «to» in Romance are functional heads disjoint from the DP. However, this type of unit can evidently be moved together and however it is analyzed it is possible to move it to the front. This analysis does not apply to the prepositions occurring in phrasal verbs, which are simply aspectual heads tout court. 7 These are prepositions that do not tolerate to be clustered with the determiner of the following DP, can be used intransitively and can take other prepositions of the functional type as their complement.

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Come li galo magnai? *Fora «how them has-he eaten? Out» %I lo ga magnà solo fora. «they it have eaten only out» %I lo ga magnà dentro e fora.8 «they it have eaten in and out»

Notice that the same prepositions, when used in their intransitive usage without an object, can appear in isolation, be modified or coordinated, so the reason why the above sentences are impossible does not depend on the lexical properties of the preposition itself, but rather on the construction: (23) (24) (25)

Dove gali magnà? Fora. «where have-they eaten? Out» I ga magnà solo fora. «they have eaten only out» I ga magnà dentro e anche fora. «they have eaten in and also out»

These tests show that the element occurring inside the phrasal verb is not a usual preposition, taking a DP as its complement but something different, namely a weak element located in a position giving rise to an aspectual reading. Once again Cinque’s view of functional Aspectual projections gives us a way to handle these cases straightforwardly. The prepositions here are heads marking aspectual projections, hence their impossibility to be moved with the object and their «weakness”: (26)

[Asp Habitual usually [Asp Repetitive I again [Asp Frequentative I often [Asp Celerative I quickly [T Anterior already [Asp Terminative no longer [Asp Continuative still [Asp Perfect always [Asp Retrospective just [Asp Proximative soon [Asp Durative briefly [Asp Generic/Progressive characteristically [Asp Prospective almost [Asp sg Completive I [completely] [Asp ° fora] [Asp pl Completive tutto [Voice well [Asp Celerative II fast, early [Asp sg Completive completely [Asp Repetitive II again [Asp Frequentative II often Completive II

8 This sentence is indeed possible, but not with an aspectual preposition. The meaning is completely different as the verb does not mean «waste» but literally «eat inside and outside».

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If we are on the right track, Italian dialects have at least two different types of elements that can express aspectual distinctions: prepositions and auxiliaries. Both of them are heads, or at least weak elements. Notice however that the two are not completely identical, as the PSC and a phrasal verb, hence Terminative and Completive Aspect, are compatible with one another, as the following example shows: (27)

Col ga bio magnà fora tuti i schèi che ghe gavea lassà so pare el xé vegnù casa. «when-he has had eaten out all the money that him had left his father he is come home» «after having wasted all the money his father had left him, he came back home»

In his analysis of functional projections Cinque postulates a distinction between an aspectual head that indicates the natural endpoint of an action and an aspectual head that simply indicates that the action is interrupted. Although further research is needed I will tentatively propose that this is the distinction found between the phrasal verb construct and the PSC construction. The preposition fora «out» in phrasal verbs indicates the natural endpoint of the event by forcing an interpretation in which the object has completely disappeared. On the contrary, the PSC does not have this requirement, it simply indicates that the event is terminated. It could either have reached its natural endpoint or have been interrupted. Therefore, the fact that the PSC and Terminative phrasal verbs are compatible is only apparently a problem, as they encode two aspectual distinctions which are similar, but not identical (one being compatible with the other). Moreover, the order of the PSC auxiliary and the preposition of the phrasal verb is exactly the one predicted by Cinque’s hierarchy, namely PSC auxiliary + preposition.

3. Continuous forms Up to now we have briefly examined two different types of aspectual markers in Italian dialects; in this section I take into account various constructions which all seem to encode a different aspectual distinction, namely a Continuous/Progressive value roughly corresponding to the English progressive form. In the Veneto area there are three different types of constructions that convey this type of distinction, although with smaller semantic differences; they are illustrated in the following examples:

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P+Infinitive: El ze drio magnar. «he is behind to-eat» Loc+Finite Clause: El ze là ch’ el magna. «he is there that he eats» Finite Clause: El ze ch’ el magna. «he is that he eats»

The three types are all introduced by a main sentence headed by the verb be; in the first type the verb is followed by the preposition drio meaning «behind» and the infinitival form of a lexical verb; in the second it is followed by a locative and an embedded clause; in the third the verb be is directly followed by an embedded clause (this type is more restricted and only found in some dialects of the area). I will examine the properties of the three constructions in turn.

3.1. THE P+INFINITIVAL FORM The first construction (28) is extremely widespread in Veneto (Friulian and Trentino) dialects; it is formed by the auxiliary esser «be» the preposition drio «behind» and the infinitival form of the lexical verb, as illustrated in the following examples. From the point of view of the meaning, this construction can either express a Progressive/Continuous value with activity verbs (as in 31) or a Prospective value (as in 32-33) with achievement verbs just as English progressive forms;9 in the latter case the subject is about to perform the action but has not actually begun yet: (31)

(32)

El ze drio magnar. «he is behind to-eat» «he is eating» El ze drio rivar. «he is behind to-arrive» «he is about to arrive (but has not arrived yet)»

9 Apparently this is different from other Romance languages, like standard Italian and Spanish where sentences similar to (28) do not have a Prospective, but only a Continuous value.

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Sta pianta la ze drio morir, la ga le foie tute zale. «this plant is behind to-die, it has the leaves all yellow» «this plant is about to die, all its leaves are yellow»

Moreover, this construction can be used even when the actual speech time is not included in the event: (34)

In sto periodo el ze drio lavorar come un mato ma deso el ze che el dorme. «in this period he is behind to-work like a mad but now he is that he sleeps» «in this period he is working like mad but now he is sleeping»

The form does not seem to have any restriction concerning the person. It can be inflected for all tenses: (35) (36) (37) (38) (39) (40)

Co rivaremo el sarà drio magnar. «when (we) will-arrive he will be behind eat» Co zemo rivai el gera drio magnar. «when (we) have arrived, he was behind eat» Co el ze sta drio magnar, i ga sonà. «when he has been behind eat, they have rung» Me par che el sia drio rivar. «me seems that he is behind come» Me pareva che el fusse drio rivar. «me seems that he was behind come» Me pare che el saria drio magnar, se no fusse che… «me seems that he would be behind eat, if it were not that…»

This construction is not restricted to any semantic or syntactic class of verbs: in the above sentences magnar «to eat» is an activity verb, rivar «to come» is an achievement, saltar is an accomplishment and pensar «to think» is a stative. The only exception is a subclass of stative verbs like saver «to know», which also in other languages is incompatible with the progressive form. Moreover, in the above examples magnar «to eat» is a transitive verb, rivar «to come» is unaccusative and lavorar «to work» is an intransitive. (41) (42)

Me par che el zia drio saltar zo. «me seems that he is behind jump down» Me par che el zia drio pensarghe. «me seems that he is behind thinking about it»

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Although the construction includes a preposition as in the case of phrasal verbs, in the progressive construction the sequence forms a constituent, differently from aspectual prepositions seen in section 2. On the other hand, while it is possible to insert adverbs in between the auxiliary and the P, it is not possible to insert any adverb (even the lowest ones, which are considered in Cinque’s hierarchy to be lower than Continuous Aspect) between the preposition and the infinitive: (43) (44) (45)

El ze sempre drio magnar. «he is always behind to-eat» *El ze drio sempre magnar. «he is behind always to-eat» *El ze drio ben magnar. «he is behind well to-eat»

Moreover, can be moved together and be used in constituent answers, as usual cases of prepositions selecting a DP complement: (46) (47)

Drio magnar el gera, sto porco! «behing to-eat he was, this pig!» Cossa gerelo drio far? (Drio) magnar. «what was-he behind do? Behind to-eat»

Given these properties, I would like to propose that this type of prepositions are to be analyzed as Kayne’s analyzes functional prepositions in Romance (see footnote 6): he assumes that they are functional (possibly Case) heads, which attract the DP to their specifier, and subsequently move to the immediately higher head. Evidently, this type of construct is seen by grammar as what we call «a constituent», as the P+DP can be moved together. In the construction under investigation, the P and the infinitival form behave in the same way as usual P+DPs do. Therefore, I will apply the same analysis Kayne assumes for usual prepositions: the preposition is a functional head attracting its complement in its specifier position and moving to the higher head. (48)

[ XP [X° Prep. [KP [SpecKP DP] [K° Prep] [ …. [ DP]]]]

In our case, though, the functional head in question is not a Case head, but an Aspectual one. The fact that the following verbal form is an infinitival, which is also a nominal form of the verb, is due to the fact that the preposition attracts ele-

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ments with a nominal character.10 In other words, the basic idea to analyze these constructions is extremely simple: the mechanism used is the standard one used for prepositions, with the difference that instead of Case the relevant head is Aspect, and more precisely progressive Aspect. (49)

[ XP [X° Prep. [AspP [SpecAspP Infinitive ] [Asp° Prep] [ …. [ Infinitive ]]]]

This derives the fact that the element attracted by the preposition is a verb, although in its nominalized form. This in turn derives the difference noted in the application of constituency tests between constructions and phrasal verbs: in the case of phrasal verbs the preposition is not a preposition anymore, but simply a functional head, which does not attract anything in its specifier. Once again this is the standard view of phrasal verbs, where the preposition is referred to as particle. In the case of the construction the P head has the same properties functional prepositions have: it attracts an XP in its specifier (the infinitive verb) and then moves to the head immediately higher. On the other side, both phrasal verbs and constructions share the fact that the preposition is an aspectual head, although with different properties.11

3.2. THE LOCATIVE CONSTRUCTION The second construction expressing a Continuous/Progressive action is the locative construction (a similar, though not identical, construction has already been analyzed by Kayne 1975 for French). The semantic properties of this construction are distinct from the properties of the construction. First: the locative construction has no Prospective meaning; as the ungrammaticality of the following example shows, it cannot be used to indicate an event that is about to occur but has not began yet:

10 We have to assume that sequences like simple focalizations of PPs do not arise only by movement of the PP itself, but require a movement of the structural portion below the projection where the P is located to a higher position followed by remnant movement of the whole structural portion including the P, the DP in its specifier and the trace of the moved lower part. I will not pursue this any further as it has far reaching consequences for the theory of movement, which I will not explore here. I will limit myself to assuming Kayne’s theory and note that this constructs are treated as a unit to which we commonly refer to as constituent. 11 This analysis could potentially explain why aspectual marker derive from prepositions in a lot of languages. If prepositions are functional Case heads structurally located close to aspectual projections, the reanalysis of a Case head as an Aspectual head is expected, given that functional elements are often reanalyzed as belonging to a structurally close and higher position.

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l ze là/qua che el va via. «he is there/here that he goes away» «he is about to go away»

Moreover, there are two restrictions on tense: the first is that the construction is never found with a temporal future: a future form in the main clause automatically acquires an epistemic meaning, and is still temporally a present, while a future form in the embedded clause leads to ungrammaticality: (51) (52)

El sarà là che el lavora (epistemic only). «he will-be there that he works» *El sarà là che el lavorarà. «he will-be there that he will-work»

Moreover, the tense of the main clause and that of the embedded clause have to be the same: (53) (54)

*El ze là che el lavorava. «he is there that he worked» El gera là che el lavorava. «he was there that he worked»

On the other hand, modality can be different: the main clause can be itself embedded and take subjunctive or conditional forms, the embedded clause can only have an indicative form. (55)

(56)

Veramente el saria là che el lavora. «well, he would-be there that he works» «in fact, he is working» Credo che el sia là che el lavora. «(I) think that he be+subj there that he works» «I think that he is working»

A third restriction which assimilates this construction to pseudo relative clauses occurring under perception verbs is the following: the subject clitic has to be present in the embedded clause. This shows that this cannot be a restrictive relative clause, as Kayne (1975) already points out.12 12 There are Northern Italian dialects in which the subject clitic is repeated even inside a relative clause. This is not the case for the Veneto dialects we examine here.

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*El ze là che lavora.

If the embedded clause is not a relative clause, what is it? Before answering this question notice that in the Veneto dialects the locative element has the typical properties of weak elements, while in other constructions the same lexical entry does not: it cannot be moved and when it is contrasted or modified the construction ceases to have its aspectual Continuous/Progressive value: (58) (59) (60)

%Là el ze che el dorme.13 %El ze proprio là che el dorme. %El ze LA che el dorme, no qua.

However, the locative seems to have retained its deictic meaning. As the following examples show, as the form la «there» is incompatible with the verb venire «to come» which implies that the subject gets closer to the speaker, so only the deictic qua «here» is compatible with venire. Therefore, the locative must have retained some deictic features, it is not a pure expletive, otherwise la should be compatible with motion verbs implying the opposite deictic value. (61) (62)

*El ze la che el vien. «he is there that he comes» El ze qua che el vien. «he is here that he comes» «he is coming»

Notice that the fact that the locative has the same properties as weak elements strongly recalls the status of the preposition in phrasal verbs and in the P+infinitive construction discussed above. Another point in common with the P+infinitive construction is the fact that the locative and the embedded clause can be moved together: (63)

La che el magnava, el gera, sto porco! «there that he ate, he was, this pig!»

The analysis we gave for the construction, which is taken from Kayne’s proposal for usual P+DP cases can be applied to the locative and the

13 These sentences are all possible if the locative is a true locative contrasted with another place, in the relevant aspectual reading they are all impossible.

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inflected embedded clause: the locative is a functional head which attracts the embedded clause in its specifier and subsequently moves to the immediately dominating head. The head occupied by the locative must be a Continuous Aspect head, as for the base position of the embedded clause which moves to its specifier. Given the assumption that the verb be selects a small clause complement I assume that the small clause is constituted by the DP (which is then moved to subject position in order to get case) and the embedded clause, which is then raised to the specifier of the Aspectual projection where la is merged, the locative is then further moved to the immediately higher head, like functional prepositions yielding the order locative + CP: (64)

[ XP [X° locative [AspP [SpecAspP [CP che el magna] [Asp° Prep] [ …. [ CP che el magna]]]]]

The subject DP originated in the small clause moves to the preverbal subject position to get case, as is standardly assumed. The fact that the embedded clause is not in a complement position, but checks an aspectual feature of the main clause, should also be responsible for the restrictions on Tense seen above, although the phenomenon has also to be treated in semantic terms, a task which we leave aside here. As for the reason why the subject has to be the same in the embedded clause and in the main clause, I would like to adopt Cinque’s (1990) proposal for perception verbs, which are very similar to the construction analyzed here, as shown by Kayne (1975). Cinque assumes that the embedded clause is the complement of a PRO coindexed with the subject, therefore our structure has to be rewritten as follows: (65)

[ XP [X° locative. [AspP [SpecAspP [CP che el magna]] [Asp° Prep] [ …. [PRO [ CP che el magna]*]]]]

This type of checking is much more complex than the one required for Terminative and Completive Aspect. This might depend on the type of Aspect or on the type of lexical element which fills the position. 3.3. THE CLEFTED CONSTRUCTION The third construction illustrated above minimally differs from the locative one because it lacks a locative deictic element, and because it shares the tense restrictions illustrated in section 3.2. It looks like some sort of clefted construction because it contains a copulative clause followed by an inflected embedded CP. However, it does not have the focus properties of the usual cleft construc-

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tions, where an XP appears to have moved to the copulative clause and is focussed from the pragmatic and intonational point of view. (66) (67) (68) (69)

*El ze che el lavorava. «he is that he worked» El gera che el lavorava. «he was that he worked» El saria che el lavora. «he would-be that he works» Credo che el sia che el lavora. «I think that he be+subj. that he works»

It also shares with the locative construction the restrictions concerning the subject: (70)

*El ze che lavora. «he is that works»

The parallel between the two constructions would lead us to analyze them in a parallel way, modulo the presence of the locative. This is in fact the proposal I would like to put forth; therefore, the clefted construction also has a small clause in the VP with a DP (the subject) and a PRO with a CP, which is then moved to the specifier of an aspectual projection, although in this case the aspectual projection is empty: (71)

[ XP [X° [AspP [SpecAspP [ [CP che el magna]] [Asp° ] [ …. [PRO [ CP che el magna]*]]]]

The fact that the aspectual head does not contain any material should also derive some additional restrictions that the embedded clause shows and are not found in the locative construction: the embedded clause of the clefted construction has a deficient left periphery, as no element can be left dislocated, focalized or wh-moved through it: (72) (73) (74)

*El ze che CO TONI el parla. «he is that with TONI he speaks» *El ze che co so fradeo el fa barchete de carta. «he is that with his brother he does paper boats» ??Cossa zelo che el magna? «what is-he that he eats?»

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Moreover, the embedded clause cannot contain any higher adverbs, but only lower adverbs located in the aspectual field of the IP and can even double an adverb in the copular clause: (75) (76)

*El ze che par fortuna el lavora. «he is that for luck he works» El ze ncora che el parla ncora de ti. «he is still that he speaks still of you»

The empirical observation behind these facts is that the embedded clause is «frozen» at the level higher than Aspect, as from that point on it can only contain (in fact it must) the inflected verb, the subject clitic and the complementizer. No functional projection other than T, the subject position and C° can be filled (and have a strong feature). I have at present no real solution for this generalization; it is however tempting to give a preliminary sketch of a way to formalize it and propose that the reason for the freezing of the higher portion of the CP is the fact that it is the embedded CP itself which has to check the aspectual feature by raising to its specifier. The distinction between the locative and the clefted construction has to do with the fact that in the case of the locative construction, the locative element is already visible in Aspect°, while in the clefted construction the CP itself is the only XP checking the aspectual feature. In other words it is plausible to assume that the checking procedure is the cause of the «freezing» of the higher structural portion of the CP because if other strong features were visible at the CP level it would be impossible for the CP to check the aspectual feature, which would not be the only strong one. This in turn implies that a strong feature of a projection can percolate up the functional structure if all other functional phrases are in their default value and become visible at the end of the phase (namely CP). This mechanism has to be further investigated and I leave it for the moment to future research.

4. Conclusion In this work I have examined several aspectual constructions in Veneto dialects. I have shown that they can be of two types: the first type (, which includes the PSC construction and phrasal verbs) encodes Terminative or Completive Aspect and only requires the aspectual projection to be visible by merging a head in the appropriate functional projection. We have seen that the head can either be an auxiliary, as in the case of the PSC, or a preposition (as in the case of phrasal verbs). The second type of constructions, which involves Continuous/Progressive

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Aspect (and includes the P+infinitive, the locative and the third construction) has more complex requirements: in all cases a functional element (a preposition, a locative or simply a null aspectual head) requires movement of some type of DP or nominalized form of the verb in its specifier, followed by subsequent movement of the preposition/locative into the immediately higher head with a procedure similar to the one proposed by Kayne for functional prepositions as di/de and a/à in Romance. In other words, for Continuous Aspect there seems to be a sort of «double checking» which involves two structurally adjacent functional projections, while this is not the case for the first type of constructions. This syntactic distinction is presumably a consequence of a semantic difference between the two types of Aspect. Several problems remain concerning the exact analysis of the third construction, which are left for future research.

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