Saberes sociales para la justicia social: educación y escuela en América Latina [1 ed.]
 9789585416161, 9585416166

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Colección Educación, Cultura y Política

Saberes sociales para la justicia social: educación y escuela en América Latina

Sebastián PU y Sandra Patricia Rodnj>ue¿ Ávila Coordinadores

WMI/iaiiDA» *taAQO4 Ai-II» Mxjo'd. Le Cerea Cdtorcx XI !.

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Contenido

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“La escuela es la comunidad”: luchas indígenas y autonomía en México RcMrd SUhler-Shok y Bruno 8vonnet

fan» 4« «viliacton .li.' zi •■ ledo .V aprcoxon- IJ 01 23t

Capitulo 5

HtHìxU .' ¡'..1.' 'ur Vile o r* z * vn ¡verro vinto

19

Sebastián Flá

|ohny AoriV Osi Eipoa rrWnner rte ;cl mismo

se ocupan d» analizar las posibilidades que tiene la educación en la con»

modo, analizan los procesos de educación popular y su importancia en la

prensión y Lis luchas por el territorio y el medio ambiente. Los dos prime

comprensión de la» dimensiones y dinámicas conflictivas del tetritorio y

ros lo lucen a partir de experiencias de educación comunitaria y popular.

la formulación de alternativas (agendas vcrcdalcs) y proyectos con amplia

En d primer caso, el análisis se ubica en México y Guatemala, donde se

participación ciudadana (cabildos abiertos y concejos municipales en se­

abordar: las experiencias formatrvas que produce el contacto entre comu­

sión abieita) que logren resistir c inventar otra» formas de vivir en el te­

nidades y la transmisión intetgcncra»tonal de saberes y prácticas sobre el

rritorio, donde se reconozca la intctculturalidad. el diálogo de »aberes, la

territorio. En el segundo, se analizan los procesos de ordenamiento terri­

búsqueda de la autonomía, la participación, la seguridad y soberanía ali­

torial con comunidades indígenas y campesinas en el departamento de

mentaria y la conciencia ambiental para la preservación de los ecosistemas.

Caquciá en Colombia.

A partir de un caso de educación no formal entre moyas guatemal­

Los dos últimos capítulos formulan sus análisis acerca del territo­ rio. a partir de reflexiones conceptuales que redimensionan la enseñanza

tecos y mexicanos en la selva Lacandona, José Efraín Cruz muestra que

de la» ciencia» sociales para la región Luinoamcncana. José Armando San

estas comunidades comparten tanto un pasado reciente de coqueo y des

tiago Rivera analiza el deterioro ecológico, que se agudiza px>r efecto del

pojo, como un pasado ancestral, basado en conocimientos holicxicos que

modelo económico y su acción depredadora sobre el territorio, A partir

Sandra Palma Rodrípaez Avill / SetuslJn Ha

de una reflexión acerca de la educación ambiental Santiago Rivera propo

un "vehículo de ordenamiento social" (aooy, p. 159) regulado por unos va

ne una formación ciudadana que cultive una actitud ecológica y aborde

lores que marcan diferencias de estatus. Esto podría explicar, en el ámbito

los problemas ambientales, geográficos y sociales desde enfoques intcrdis-

educativo, la poca validez social de los saberes y las practicas que identifi­

ciplinanos y con visiones integrales, transversales y contextual izadas, que

can un colectivo (campesinado, indígenas. afiodcsccndicntcs. víctimas de

articulen la escuda a las comunidades. en las cuales debe incentivarse una

violencia política) y que difícilmente se incorporan en el currículo como

conciencia critica frente al aprovechamiento de "los recursos de su terri­

contenido o como forma alternativa de construcción del conocimiento.

torio en forma congruente a su condición de renovables y no renovables, con responsabilidad y compromiso social" (bannago, p. aój).

En las experiencias expuestas en este libro, las comunidades dcsplie

gan mecanismos de legitimación de su saber en los procesos de socializa­

Cerramos este libro con el capitulo esento por Soma Regina Mi­

ción de los niíios. en la transmisión intcrgcneracional del saber ancestral

randa. acerca de las singularidades de la experiencia utbana latinoameri­

y la memoria, y en el ejercicio de la autonomía política sobre las escuelas,

cana (histórica, patrimonial y 'socioeconómica) trente a la propuesta de

que trazan opciones para comprenda la educación. en una luta distinta

ciudades educadoras que procede del contexto europeo. La autora explora

a la que orienta las políticas educativas. Mientras que la educación para

la relación entre ciudad, memoria y educación en el ámbito de la didác­

estas comunidades es una práctica cultural y un derecho humano Rinda

tica de la htsrona y las ciencias sociales, a partir del reconocimiento, por

mental que debe garantizar el Estado, las reformas educativas buscan los

un lado, de los distintos sentidos de temporalidad que se expresan en la

mejores resultados en las evaluaciones masivas y en los indicadores de ca­

ciudad, y por otro, de las potencialidades de este escenario para producir

lidad. inscritos en las teorías del capital humano, donde la educación es

experiencias sensibles.

una inversión del individuo que ya no solo debe adquirir calificación y

A partir del trabajo con un grupo de jóvenes de una escuela publica

certificación profesional, sino que además debe disponer de recursos para

de la ciudad de Juiz de I-ora en Brasil. Sonia Regina Miranda reflexiona

invertir en una educación a lo largo de la vida, que lo habilite para mayo

sobre el derecho a la ciudad que demandan estos jovenes, mediante un

res niveles de compctirividad en un mercado laboral cambiante c incierto

conjunto de tácticas que subvierten las fronteras, que les permiten rea­

(Aronson, 1007).

propiarse de la ciudad como su territorio mediante el fkare o el grafiti y

El segundo eje tiene que vx-r con el territorio y hace referencia a las

que se constituye en una experiencia urbana susceptible de set abordada

luchas por la redistribución. El desplazamiento y el despojo como prác­

en la escuda, para analizar la manera como la desigualdad y la segregación

ticas ya normalizadas, aceptadas o naturalizadas en el contexto latinoa­

obstaculizan la formación de una ciudadanía consciente de sus derechos.

mericano son las situaciones que enfrentan las comunidades campesinas,

Este libro presenta un conjunto de conceptos (justicia cognitiva,

indígenas o urbanas en condición de segregación, que al ser desarraigadas

justicia auricular, memoria c histona reciente, pedagogía dccolonial,

se enfrentan a "formas racialmentc especificas de mala distribución" ex­

educación comunitaria intercultural y popular, memoria biocultural, ciu­

presadas en empleos serviles y bajos salarios (Frascr, zoo». p. ji).

dadanía ambiental crítica y derecho a la ciudad) que surgieron en el marco

La experiencia del movimiento zapatista en México, la escuela Kom Pu Ixsf Ñi Kimcliuwc en Chile, las ti$ familias indígenas y campesina *

del análisis de varias experiencias nacionales (México. Nicaragua. Guate­ mala, Bolivia. Colombia. Chile, Brasil y Argentina) y que nos permiten

del departamento del Caquctá en Colombia, o los jóvenes de la ciudad de

identificar tres ejes articuladorcs de los saberes sociales, la educación y la

Juiz de Fora en Brasil sitúan como una de su reivindicaciones más claras la

justicia social en el contexto latinoamericano.

lucha por el territorio, donde se garantiza su supervivencia material como

El primer eje tiene que ver con la cultura y está directamente rela­

comunidad, pero también se realiza su cultura y se prosecta su porvenir.

cionado con una de las “grandes familias de reivindicaciones de justicia"

Estas experiencias se enfrentan de manera permanente a grupos armados

(Frascr. 1015. p. aaj): el reconocimiento. Para Nancy Fraser, la cultura es

vinculados con élites locales, que promueven los circuitos de la economía

nt'oducota

SosdraPainoa ftodeparramen-

to de Letras. Al preguntarle por qué. Birch contestó:

Porque puedo escribir mejor mi historia como poesía [_] La his­

toria académica es una disciplina muy limitada, sobre todo en su

habilidad para representar e¡ posado. La historia profesional des­ cansa la set dad y ko hechos en la autor xisd dada por el empirismo. El pasado es a veces igual o al mismo tiempo, mejor representado

i tr avés de un amplio tango de formatos textuales, incluidos los cuentos y la poesía (Chairaban?, loo-, pp. 7->-8o).

II. Justicia curricular Los contenidos curnculares para la enseñanza de la historia en la escue­ la han estado en buena parte de su historia en relación con los saberes disciplinares. América Latina no es la excepción. Este vínculo ha sido,

en ocasiones, muy próximo y. en otros momentos, muy tenue, según las

'•envrrirntofnló'KOV -'t
isiA. e) la pctspcctiva históexa oli distaimi con el pavido s f) la diiiienuón «Ica Arila». Moetom. Colevi v locnazaan. aotj). Am oiitnxs, Scix.ee (xo:6) ha coatinuado su» est ex! tot y refeUlisilLacki la malli/ de la coneKiieU histÓCÌCU de JiXii Ruseii. sin modificar sintaneialmcixc lo» dos hctntderiCH wjxiradov bituma eri la sala csmdiana e hixtoiia »-n ri s.i!x.-r profccional.

6

Para Ashby ? I ce (loco, la Ristori.» tiene do» tipi» de concvptot late de- ptimer onkn. que sor lingùiMxoi y que tienen una relation diretta con ri putidi»,cimiti «hi Edad Media. 1 iberaltsnio. Revolution y inuebos mas. Los de Kguisdoorden.o mct.tconceptos. que tn realxi.id snn prore«» cognitivo» que itesvran «in los que

México, cuando la participación juvenil en las movilizaciones por la apa­ rición de los 4J estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa se dio por

fuera de los marcos institucionales y la ciudadanía normalmente esgrimi­ da en la escuela. Abrir la posibilidad a muchas historias, a muchos usos del

pasado, también nene que abrir o dar el derecho a introducir en la escuela

otras formas de participación política más allá de la difundida por el capi­ talismo europeo . *

Resumiendo este apartado: la historia y el pasado son dos cosas distintas, cada uno ocupa un lugaj y una función diferente en la socic dad y cuando se encuentran en una misma institución social, como es

la escuela, se produce una lucha política por la hegemonía de una sobre

otra. Con este punto de partida, podemos pasar a discutir el concepto de

a

U

Para ser trabup» «ita parte pac-.cto polítscu. jotenes y educac ión puede consultarse el ícelo tic * < orina K-rnández (1014) '. 'ti recto útil pare comprender cómo sr han producido diferente» formas de ser cicxl.idinos, no ncresatianictitc ciudadtiriUs.cn momentos históricos diversos en Mésko. puede consultarsr el libro de A rlatina Acevedoy Paula Lopez (ioti)

Pensamiento hntá'KO y uste a orraulu Una ' rntó->;o > _stc 4 ar-Kuli- U™reflexión teleta

grupo de indígenas la exploración petrolera en el Parque Nacional Yasuni,

igualmente una sola. Para los indígenas la cultura es todo, y por rao

del Amazonas. El antagonismo, afirma De Sousa Santos (soto),

el dialogo intercultui.il no es imaginable si no ce respeta la diversi­

dad til loque la cultura cuiucómtúa llama It/ttviiimhe la vida y tiene una fuerte dimensión epistemológica. Veamos algunos

A»paltucj (el control del territorio) (pp. in-ri-, .

rasgos, l’nmcro. concepciones de tiempo. El tiempo de Correa es el

tiempo lineal de la modernidad occidental, el tiempo de! progreso

En esta extensa cita se encuentran concentrados varios aspectos

El tiempo indígena es un tiempo cíclico. en el que lo que está de­

que he mencionado a lo largo del texto. El ciudadano competitivo es el

lante es también lo que está atrás, en el que lo ancestral hace paite

del tiempo lineal, acelerado, productivo. Ixss otros tiempos, en este caso

d< lo presente. Segundo, diferentes concepciones d< rumo. El rit

de indígenas amazónicos no son tolerables por cierras ideas de desarrollo.

nio de Correa es e! nrmo acelerado y vertiginoso de la acción poli-

La violencia epistemológica es. entonces, la desigualdad cultural, cié tiem­

* par tic * no perder nxs tiempo ihspixs de una historia lan largaste

pos, y de conocimientos y la posición asimétrica desde la que se enfrentan.

subdcKUtolks. El diálogo, cuando se tiene los votos, ts perdida de

I.o que se presenta aquí es entonces una construcción política de tiempo

tiempo. La eficacia se mide puf resultados vi * urgencia délas tarcas

histórico profundamente excluyen«-. Este tiempo histórico, vinculado a la

erige rapidez Para los indígenas, la diversidad es paciencia, el rit­

idea de desarrollo y progreso de la historiografía occidental, no sobra decir­

mo es canqvsino y cósmico, las acciniK-s humanas maduran como

lo. es parre estructurante del discurso histórico escolar. Adelanto una con­

li» frutos y los arboles. La decisión comunitaria o lo que cuenta y

clusión, para evitar cscncialismos en los que Correa se vea como alguien

demanda tiempo para poder ser constmida. y además en ella par­

ticipan rso solo los que viven hoy. niño también los antepasados. Su experiem '.i histórka es que la urgencia y la eficacia de multa­

dos -para quien?) han sido siempre invocadas, desde la Conquista, para justificar la violación de sus derechos, para forzar desplaza­

miento«, en resumen para justificar el roíaos ¡a muerte 1 enero, di ferentes concepciones de nación. Para Correa hay solo una manera

ds pertenecer a U tución: el concepto liberal, republicano. Par * los indígenas hay dos conceptos de naáán: el liberal y el etnoculmral.

y por eso hay maneras distintas di- pe rtenecer, como ciudadanos y con» pueblo. Entre los dos conceptos hay tensiones, pero 1» hay incompatibilidad. Cuarto, jura Correa el desarrollo se luce por el

avance de Lis fuerzas productivas y se mide por índices económicos convencionales Para 'os indígenas, en cambio. el buco vivir es la

y su reforma educativa o que. por el contrario, creer que los indígenas,

por el simple hecho de serlo, poseen una especie de cultura pura en la que todos sus rasgos son buenos tolerantes, inclusivos o respetuosos de la di­

versidad. Mas bien, lo que sostengo es que en los contextos escolares hay

muchas formas de construir historia o tiempos historíeos basados en la

linealidad de desarrollo y que lo que se debe llevar a la escuela es la posi­ bilidad de conocer el mayor número posible de construcción de significa­ dos poi el pasado. En otras palabras, educación intetcultural para todos,

no solo para lo pueblos indígenas como sucede en Lis políticas educativas mexicanas. No se trata de dos visiones de la historia, como pueden ser la

historiografía y la poesía. No se trata de enseñar solamente el tiempo his­

producción de la vida, sobre todo de Ir vida colectiva. y además la

tórico. sino los tiempos históricos. Esto es central para dar espacio a la jus­

producción de la vida en el sentido más amplio, que incluye rain

ticia cognitiva en el ctirrículo.

bien a la Madre 1 ierra y sus ciclos vitales. ¡...] Quinto, diferentes

Continúo ahora con un ejemplo de investigación educativa y que

concepciones de caltura. Parir Correa h cultura eslo cultural, o sea.

tiene el propósito de establecer un diálogo entre dos epistemologías cul­

un campo distinto de los campos políticos y económicos qtx tiene

tural mente diferentes. El canadiense Pcter Scixas (iota) titula un capítulo

su lógica propia, contiene gran y preciosa diversidad que debe res­

■Jndigcnous Historial Consciousnces. An Oxímoron or a Diologuc? . *

petarse mediante pcditxus íntcrvulturales. Por el contrario, la so

el se plantea el problema de cómo establecer puentes entre la epistemología

cicdad es una sola, la economía es una sola y ¡a lógica política es

H

incapaz de dialogar con diferentes grupos, aspecto que es falso como lo

demuestra la Constitución Política de la República del Ecuador de 1008

En

Pensamiento Mló-ito y, ustCM urrkulie Una reflexión teói ' sotiaies y de la botona se tiñe de pluralidad de memorias porque es el corolario de una pluralidad

políticas de la memoria desarrolladas por el Estado o los libros de historia,

de mundo? y de una pluralidad de riempos.

pueden reforzar una memorias sobre otras.

¡a patnmonialización de la cultura, de la memoria y de la historia

En la historia argentina reciente dos acontecimientos marcan la his­

reconoce la importancia de los bienes y artefactos culturales públicos de la

toria de la memoria traumática: 14 de mano de 1976. lecha de inicio de la

memoiía: memorial, musca monumento, nutra territorial. Cabe aclarar

dic ladina y del tcnonsmo de Estado, y el to de dic iembre de igSt. cuando

que el artefacto cultural no lleva un significado univoco ya que en este siem­

asumió el poder Raúl Alfbnsin. comienzo de un periodo democrático con

pre se juega lo oficial y lo no oficial que se entrecruzan, penetran.dialogan.

la promesa que los derechos humanos no volverían a ser vulnerados. A

La memoria nos labra y nosotros la modelamos a día y en esa tensión

partir de entonces y hasta hoy diferentes memorias coexistieron y pujaron

identidad y parrímonto san configurando una transmisión de dejar butilo?

para que sus relatos sobre la última dictadura militar y el terronsmode Es­

para emuntir memorias. la conservación sistemática de signos, reliquias, tes­

tado se constituyeran en predominantes.

timonios. maicas. importan para la construcción de un sentido idcntitaiio modelado por las políticas patrimoniales, sean estas oficiales o subalternas.

Queda claro que el fenómeno de patrimonializacion de la memoria

Esas interpretaciones diversas sobre el pasado son sostenidas por el Estado, por los movimientos sociales u otros actores vinculados a las lu­

chas políticas y a las demandas de justicia. El pasado dictatorial, en gene

y de la cultura es un fenómeno de época, que supone creación y cambio,

ral es condenado, pero no están ausentes las miradas re vindicativas que,

en tal sentido el presente y la cultura en movimiento ejercen influencia so­

como ya dijéramos, se hacen oír con el triunfo de la Alianza Cambiemos.

bre la manera en que se plasman los actos de recordación.

En la memona de los artos dictatoriales, la voz casi única del E.stado

se contrapone a la sostenida en exclusividad por los otganismo? de derechos

Historia de la memoria

humanos’. Así. el discurso de la^crr./ amtra la subvenid» confronta con el

de la violado» de los dernhof humanas. ambos mantienen su vigencia y rea­

parecen con fuerza cuando las condiciones políticas les son favorables.

l-.n sociedades complejas y plurales no todos los hombres y las miijcrcs man -

Durante la transición democrática abierta en 198j. la releetura del pa

nenen idéntica relación con el pasada de hecho, las representaciones sobre

>odo reciente elaborada poi el Estado se formulará desde la ¡eoria de!a> d« los Derechos del Hombre. ciScrvKKi de Paz y Jusixia (SI RPA.lh Movimiento Ecuménico p»M los IXrielxn Humarais >ltl>ll . Asamblea ¡Amuélente por los Ikreshos Humanos (API1H D.iranl. La dictadura se erran t entro de Estudias l.-gales y Sociales < US) son la h ni lid id A- documentar la represión cluiAscmu del gulncmo s denunciada en foros iiiictnaeKMialcs. Madres de Plaza de Maso. Abuelas de liaza dt Maro. Familiares de Desaparecidos y IXt>-n>dos por ¡tazones Pollinas, son agrupaciones fnensulis por ipnencs fueron afeitadas directamente por la represión estatal y desarrollaron csiratepat pira averiguar que habia posado con sus familiares y denunciar las prácticas de represión V tortura clandestina

P pasado reciente en las práctica * de enscAmM de asceixussociaiesydela Mlores

tunes •

A Ií-j

Durante la dictadura militar los organismos de derechos humanos

Pero el pasado no quedo arras, cte patudo que no para, adquirió una

se centraron en denunciar, en el exterior, y en documentar la represión es­

renovada presencia en 1995. a partir del tesrimoniode Adolfo Scilingo ofi­

tatal. Con el advenimiento de la democracia los testimonios presentados

cial retirado de l.i armada, que conferó en una entrevista televisiva, su par­

por las víctimas en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Pcrso-

ticipación en los ruelo> déla muerte, acatando óisienes de sus superiores".

y en el junio a las ex Juntas Militares ampliaron las memo­

Los organismos de derechos humanos continuaron con su lucha

rias y se apropiaron de la conmemoración del 14 de marro otorgándole

por la verdad y la justicia, pero su representación sobre la práctica política

un nuevo significado.

distan de ser unánimes y. por el contrario, en algunas provincias del norte

ius (con.wu* )

La memoria de la represión ocupa abrumadoramente el espacio publico pero la memoria militar y su versión de la guerra rucia continúa

argentino -Salta y Tucumán- fueron elegidos como gobernantes milita­

res acusados por gravísimas violaciones a los derechos humanos.

siendo sostenida por conocidos comunicadores sociales, partidos de de­

A veinte artos del golpe militar surge la agrupación hijos (Hijos por

recha y oigan i/.ai iones como Familiares y Amigos Muertos por Li Sub­

la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) configurando un

versión (tAMVs).

A partir de 198" la problemática del terrorismo de Estado atraviesa un relarrvo debilitamiento de su presencia en la esfera pública. La rebelión

relato diferente de reivindicación del pasado militante de sus padres y ac­

cionando una práctica de denuncia; el twiwAe. Con esta práctica militan

te buscan rendar, manar y hacer pública la identidad de los represores.

militar de los c.?r.;pr»wr/rf, tres rebeliones mas durante 198S, reivindican­

Dicen, ya que no hay justicia, por lo menos que no tengan paz, que se los

do lo actuado por las fuerzas armadas en h/verM rucia. sumado al ataque

scftale como lo que son: criminales (http://www.hijos.org.ar).

del Movimiento Todos por la Patria -sobrevivientes de organizaciones

En el contexto de tonfeuonet. autocríticar. nuevos actores sociales,

armadas y militantes universitarios- al cuartel de la Tablada en 1989. son

nuevas coberturas periodísticas, artísticas, literarias, académicas; es decir,

razones para potenciar un discurso de pacificación nocional sostenido por

producciones culturales de todo tipo, la memoria de la represión volvió al

el presidente Carlos Mcncn, discurso que buscó dejar atrás el pasado, in­

centro de la escena.

dultando-- a militares condenados por violación a los derechos humanos.

Muchas veces el deber de memoria asumido por los medios de co­

Pero el discurso y la acción militar se hicieron sentir nuevamente y en 1990

municación hacen eje en emotivos testimonios que muestran el horror

's produjo un nuevo levantamiento (arapinlada que anunció la implanta

pero no lo contextualizan. no dan cuenta de los contenidos jurídicos, po­

ción de una nueva serie de indultos. La teoría de la reconciliación nacional

líticos. económicos en los que se construyen las memorias, frente a esta

equipara al terrorismo de Estado con el /cm>risww rubvenivo abriendo las

perspectiva se confronta aquella que busca en el presente ese pasado que

puertas al mutuo perdón y a la unidad nacioned. La política pública busca

no pasa, poniendo el honor en su contexto histórico y político y ti-izando

el olvido para clausurar la memoria de los conflictos y las diferencias.

lincas de continuidad con las luchas sociales del pasado y con la resistencia

El contexto no era favorable para que la memoria de la represión

popular al modelo social excluyeme.

continuara desarrollándose pero los organismos de derechos humanos si­

En tal contexto ve abren nuevos caminos en la justicia, ve avan­

guieron con su labor. Las Abuelas de Plaza de Mayo continuaron la bús­

zó en dos nuevos tipos de causas contra los militares comprometidos en

queda de sus nietos nacidos en cautiverio o secuestrados junto a sus padres

y el cirs desplegó estrategias para impedir el ascenso de militar» acusados de participar en la represión ilegal.

10 Mcncn Justifico la medida ■YenlniosdcUrpaiycruclescnfrentamientoy habúuna hendí que cerrar * (Clarín. X 10 »9>

■ t Otras dos se sumarian rompiendo d pacto d< ulirKM» wiswnidopt * los militares inte d acrioair repte,»«, bn 199$ d jefir dstericc«rcs y resistencias de amerr->-uy ahijto'uencomw«dade»nMíXKheci/|Midci que ha Mibaltcinizado las voces 'otras * de la humanidad desde un punto de vista episteraxu. es decir. que ha

declarado como ilegitima la existencia simultanei de distintas for­

ma» Je producir conocimiento« (p ; jo).

solo una organización desafectada e ingenua de hechos y datos, sino que

es una construcción persistente y comprometida con una representación,

La importancia de relevar la conditimi colonial de lo» archivos y del

escrita y narrativizada desde un punto de vista dominante. Como lo se­

quehacer histonográfico especializado en el tema, refiere a la necesidad de

ñala esta autora, “parte de la critica más radical que surge en Occidente

pensar nuevas pregunta» y conceptos a partir de las escrituras relatos y ca­

durante los años ochenta fue el resultado de un deseo interesado por con­

racterísticas de prixlixcion de lo» documento» del proyecto ilustrado y la

servar al sujeto de Occidente, o al Occidente como sujeto' (p. 1x7).

consecuente invisibilización de la diversidad q»istemka. Tal como lo plan­

Influida por Derrida, revindica la utilidad de la deconsmtcción

tean alguno» teóricos poscolon ialct. y mas cspccí fie ámente el grupo .Mu-

para el análisis como las condiciones de posibilidad del discurso colonial,

demidad/Colonialidad1. el colonialismo es un fenómeno constitutivo

leyendo a contracorriente los archivo» y documentos para identificar lo

de la modernidad marcado ¡sor la expropiación económica, cultural y

que se silencia y oculta. En una perspectiva similar. I dsvard Saúl (1990)

desarrolla de manera más externa lo que implica esta representación, y muestra que el orientalismo representa, desde el punto de vista cultural

e incluso ideológico, un modelo de discurso que se apoya en imágenes.

4 f I l’nnutn mtxkrnid.>l'«sIouciIkIuI. iicuxilnanlulMlcnrrvpm|xvtrra «k ntrodcl pniMmictno critico latí nomneris anís creado a tirx»dc Jc»s año» noventa, integrado por Aníbal t^yljii». Enrique Dusscl. Wakcr Mignoli Samugo Castro Gómez, cutre otros.

Cl-.- i'U • •■zrxt-LlU'- Ar-uí

Ped»jtoíi«e dictó el Decreto ras?

extranjero.

del a; de agosto de 190a. que fundo la Agencia de Colonización ski Budi

1*.

la celebración de contratos con las empresas de navegación

parad transporte de cultxmsc inmigrantes. El establecimiento en las tierras del Estado de culorn.is nacio-

nalc» i extranjeras.

y que fuera entregada a Francisco Sánchez Ruiz, quien cedió a la empresa colonizadora F.lcutcno Domínguez y Cía. "el contrato firmado entre los

gerentes y el gobierno chileno de la época preveía la entrega progresiva de

un ttHal de lyo.ooo ha. mientras la empresa se comprometía a traer too

familia» de colono.» españoles'' (Le Bonniec. xoo6. p. $$6). En consecuencia, dicho proceso de colonización constituyó en sí

un verdadero proceso de ocupación y de constitución de la propiedad 6 El inqptt es el conjunto de nonnts rituales enrosque regulan »prescriben rlmmportsmscntoy ht relaciones humanas torre los mapuche.

1:

del territorio mapuche, y desde sus inicios generó importantes tensiones

Ctrc 1'1* '..e •.¿bullí.. Ar-ué

ntericccxmesy'-csutesriasde ameiro-oy a historia er> comer« «Jade» ncspxhe de de Chile

entre i as nohlacionee eme entraron en contacto- lo cual es nocible consta-

Un poco mis adelante, el 5 de octubre de 1009, este mismo periódi

co informó sobre nuevas romas en la Araucama y que los mapuche ocupa­ ban un predio de joo hectáreas en la zona del lago Budi. El corresponsal Scigio Bustos (1009). de Teniuco. indica:

i reinta indígenas de seis comunidades pertenecientes a la Alian­ za I erntonal Mapuche creada en Julio de este año y que agrapa

a mías $4 comunidades- ocuparon ayer d predio laimahuc (500 hectáreas) a 1$ kilómetros de Puerto Domínguez, sector costero

de Li Araucanü. ...] 1 n toral, los mapuche reclaman $o mil hec­ táreas de propiedad«s particulares en la zona del Lago Budi. Entre ella», el predio “La Parrosfuia *

'So hectáreas de la Congregación

Verbo Divino.

F-s importante tener en cuenta que el movimiento mapuche, corno expresión de una acción organizada del grupo étnico al interior de la so­

ciedad chilena, surgió de acuerdo con lo sostenido por José Mariinán (1994). 'después de la Ocupación de la Ataucania y la primera organi­

zación de la cual se tiene registro se reitere a la Sociedad Caupolicán un

* 19:0 (p. 9?). En lo que sigue, durante los siglos XXy XXI. numerosas orga­ nizaciones mapuche con distintas finalidades y demandas han abogado

por el reconocimiento y cumplimiento de los derechos sociales, cultura­ les y políticos que diversos convenios y estándares internacionales han

ratificado a favor de los pueblos indígenas. Es el cuso de Las comunidades del Budi. que no solo reís indican los es­ pacios territoriales, sino que también las instituciones y agencias que fueron parte del proceso de asimilación forzada a través de la evangelización. Por Jo anterior, la apuesta de la comunidad Lijip/encbr lLigucpulli fue administrar

directamente la Escuela Kom Pu IxrfNi Kimeltmvc. con el fin de constituir un lugar de enseñanza pata todas las comunidades, conforme a los valores mapuche que a su juicio se estallan dcscontc.ctualizarido por fiarte de su an­

terior administrador, es decir, la iglesia católica. Como lo seríala su director Hugo Pamequeo,

Nos dimos cuenta que nuestros niños y niñas estaban recibien­ do una educación dcscontextualtzada de su cultuta. estalsin per

diendo su identidad, siendo asimilados fácilmente, afectando también su autoestima. F.»to provocaba mucha deserción escolar

Carolin •

t'rd y en c-nexiía con U i-JlurJczu. E mw es ki unión de ty'. de amistad y de ’vcúxocidíd con «i ndlwdfeza y crcre tos mapuche.

que requieren para proyectarse como comunidad, en armonía con el en­

romo y la biodiversidad. Como lo sostiene Rolando Pinto (1015): Es una realidad integrada, ya que cada elemento epic la constitu­

te establece relaciones de interdependencia y complcmentartedad. í.o scics materiales (relíese físico y naturales), los seres vivos (es­

pecies animales, vegetales y humanos) y los seres espirituales .los que protegen la sida natural y comunitaria están y circulan en la naturaleza y la comunidad con plena libertad v el Ck «Ht debe

preservar ese equilibrio en su vi api • vencí lago Budi (p. 19). A partír de esta relación de compkmenraricd.id, entre la dimensión

material y la espiritual, que se puede comprender el accionar potinco de Se trata de axu—dxao luciendo ”u -jsidides óc a 'Jitüzián rrtgxxfc la acrizr’.a.i rs» arc.arrm ar» y ce 0 videncia ümlcr. conxr' trsj y «Je Id vida

H li príniM I. p 5). Como se puede consular. los distintos ámbitos furniativos dan

cuenca de una visión intcgradaquc ticr.cn los líderes respecto de los saberes

K

5

ped«¡eo;>>tcnc«lji>>'Tjpixhe «Je nzdeChle

Reflexiones finales

C»-o in •■-zrxlu.llí’S Afué

de ello es la denuncia que realiza el lonke de la comunidad y docente de la

Escuela Kom Pu lofÑ’i Kimeltuwe, Jorge Calfúquea aduciendo que sena Con relación .1 como ve configuran determinada * racionalidades en el espodo social contemporáneo, también queda abierta la reflexión respecto de que la historia y la memoria constituyan registre» * totalmente diferen­

. * te

I n paí e *

y litgire * poseedores de tradiciones historiografica * que han

sido representado» principalmente a través de una memoria especifica o

desde un único lugar, como es el caso chileno, se genera una inccrtidum-

hre acerca de que escribir la historia sea una actividad puramente englobadnra y explicativa, totalmente desafectada de la ntnmrij. A nuestro

juicio, se trata ma * hten de representaciones configuradas desde determi­

nadas racionalidades, lo que exige revisirar esos rastros y cuestionarse de l .n torno a la nación y a la escuela, se ha cristalizado la memortA ofi­

cia/ y esta se ha instituido cismo una verdad histórica a través del curriculo nacional, como una única verdad mas que una forma u otras forma * de ha­ cer historia Por tanto, se han configurado acrox y registrnc complementa­

reinterpreración de

* símbolo y. por sobre todo, de intento de extirpación de saberes comuni­

tarios por la matriz colonial del saber y del poder.

Aun asi, la declaración académica que postula como ilegitima la * dis­

oné» formas de prsxlucir conocimiento y de la diversidad epistemica, está siendo subvertida por una comunidad de autoridades tradicionales, pensa­ . * dora

profesionales y docentes que se plantean el problema de las relaciones

* intereulnirale

Por otra parte, el Estada atravesado por el racismo epistemológico,

ha tenido dificultades para comprender la * dimensiones que atraviesan las cosmovisioncs y culturas de estudiantes y docentes, enfatizando prio

ritariamente en el carácter instrumental de la educación, con una visión

estática y cscncializada de la cultura, perpetuando una función social del sujeto utilitaria al modelo económico, como si rítese la única forma de or­ ganizar e interpretar el munda El desafio para el Estado es. por tanta transformar esta práctica de

manera que los conocimientos y saberes comunitarios estén situados se­

gún las distintas experiencias contextúales existentes y no como dispost

que manera ha sido narrarivizada la mnnoria 0jia.1L.

rios. de tiempo y sentido, de apropiación de objeto , *

objeto de persecución política-jurídica.

desde un enfoque critico, intentando suprimir las brechas

rivos del saber y poder, en los que solo determinados miembros de una comunidad política determinan qué se debe aprender. Por otro lado, el

reto para las comunidades, docentes y d movimiento indígena es la siste­ matización y puesta en práctica de los conocimiento * propio * construyen­

do también las sensibilidades para apropiarse de lo ajeno, en un contexto de dialogo permanente de saberes c interpretación de esas experiencias.

La pedagogía dccolonial, en términos generales, y la pedagogía ma puche, en términos específicos, no solo ofrecen la posibilidad de generar

procesos educativos inrerculturalcscn las personas que les permitan trans­

cender lo propio y apropiarse de distintos modo * de saber, y de ser. sino que deparan también una perspectiva distinta de petpctuar la sociedad

global ya que los saberes indígenas mantienen una estrecha vinculación de

cognoscitivas y pedagógicas que existen en los marco * * curriculaic globa­ les sosteniendo que todo conocimiento es situado, construido y liK.iliz.ido.

1.1 movimiento mapuche evidencia las acciones que han empren­ dido comunidades y organizaciones indígenas por recuperar el espacio y su soberanía política y territorial. Contrariamente^ y en varios casos la

respuesta del Istado ha estado orientada a la crimínalizctción y el desco­ nocimiento de derechos colectivos, mis que .1 la producción de la investi­

gación o al incentivo y fomento de experiencia * slc este tipo, Un ejemplo

»:

l'araKuyOnivaaitccixiliixi; tv * nar * larxilaproducili» Miai Palliati 111:«4 ,quxn indicaipi: la li KalkdcC.u ahui.juiici>aabiigadi>.'dcla lgkiia( lutili uà.:c|-:c ci>ud» * ]•1 hijo v a nero * cuattx» mapochc-. [** IkvÌmm oc-urridcn cn cncrn ik etti- ano cn lai * tierra cn ptocao ik nxupurauén cn Pucciii Doniingucz. de la * que Incroci dcialofadcK por carabdnen» inumerai rccolectaban kna. Avi (o dcJaro il l alfuquco,calilicsiulocl K-cho.uiwtuna"atxrración * qu> .omtituyv«mpk-if-ntc * un.i politica de Fo.i.ìi de generar una 'pcncivcioci intuitili polir uà", uri 11 fin de arnedrcntarios poi i ■ • laquelkvan addante desde luce sei * aftos de recuperar la» ttcrrasusurpadasboyen mi noi de 1» Iglecu catòttrica l'ncrto Docningncr

»1

C«'-_-11« • '-e-xhUli 1 A-ué

'•edíror^decoornl •itcrwcones -csntemasdc * dmerro-uy a hijtO'ijencon’w«4sde>rTjpxhe de sur de Chile

complemcnr.incdad con el entorno, la biodivcrsid.id y el medio ambien­

Rcfcrcndas

te, aspecto indudablemente necesario para la proyección del ser humano. U matriz auricular y la experiencia desarrollada por la Escuela

Kom Pii lof Ñi Kimckusvc al estar comprendida y situada en una cosmo-

visión y práctica educativa que integra los saberes de una manera holistica,

Aylwin. J. (199$). Z-'W/a re !tetr.t> mdigrnn de dr-turenia: ¡mieerdeWn

hislirkm kgidMùw (lift-ifio}. Temuto: Immuto de F.studios Indigena» l nrverridad de la Fronte».

constituye un modelo a observar por escuelas y comunidades que tienen necesidades y características similares. Es importante tener en cuenta que

el curriculum de la escuela no solo debe dar cuenta de los contenidos ins­

trumentales y globales, sino que también de la historicidad de la comu­

nidad. Por lo anterior, es importante comprender que el escenario y el contexto histórico que atraviesa la mayor ia de las escuelas de la Arnucanía

están vinculados a una memoria del despojo y la exclusión. En consecuencia, la lucha de la escuela adquiere sentido político e histórico, por cuanto reclabora la memoria colectiva, siembra y mo­ dela proyectos educativos autonómicos que intentan transformar la ad­

ministración colonial y el racismo epistemológico presente en el sistema

educativo, resituando las voces y los saberes que han sido ocultados o si­

lenciados por la colonial idad del poder y del saber, sin renunciar necesa­ riamente a la adquisición de algunos conocimientos estructurados en esta perspectiva geopolítica.

Otra interrogante que queda para futuras investigaciones y para este equipo educativo, es cuánta autonomía pedagógica y auricular se puede lograr en el actual contexto político e histórico, en atención a que el diseño auricular aún está enmarcado en las normas provistas por el Es­

tado chileno. y existe el riesgo permanente de que prevalezca una apuesta del currtailo nacional que no siempre responde a las formas en que se crea

y transmite el conocimiento mapuche. Con todo, la propuesta, a nuesn-o juicio, es una experiencia innovadora e inédita que revierte y subvierte la

manera de pensar la edttCMión tniennlturalbilingüe. IX’ esta manera, el camino a la autonomía pedagógica, clin iculai y a la descolonización, se construye a partir de las intersecciones, aprendizajes c historicidades de un conjunto de escuelas y comunidades que institucio

nalizan y transforman los conocimientos de su propio sistema cultural al

margen y en diálogo con los postulados que propugna el sistema educan

vo nacional.

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y ejemplo para muchos procesen. El modelo zapatista de autonomía no

necesariamente cumple, como vemos en México en el caso de los Acuerdos

ha buscado imponerse ni siquiera en el resto de Chiapas. y en ese sentido

de San Andrés de 1996). sino de la consolidación de un nuevo imaginario

A rKucAolKOHWiW iXhM rd'ae-.n ■ sutC'YXTMl en México

en el intcnor de las comunidades zapan sras (Cerda, ion), producto de la

RuKinl StaHer Sboll y Bruno Ba-onret

El grupo se dedicó a vanos proyectos comunitarios con énfasis en el rescate

participación de las bases en el proyecto colectivo, especialmente en el sec­

de las culuiras indígenas, lo dial contribuyó a la consolidación de una sub­

tor educativo.

jetividad colectiva en una región pobre. En el pueblo nahua de San Miguel

Esa lección sobre el impacto de la participación en la conformación

T/.inacapan. por ejemplo. algunos jóvenes nuestros y profesionistas mesti­

de subjetividades colectivas se puede examinar en otros modelos híbridos

zos egresados de la escuela Normal y la universidad llegaron hace décadas

de autonomía indígena en México. Veamos, por ejemplo, los casos sic al­

a la zaina y rápidamente se dieron cuenta de que los obstáculos principales

gunas comunidades r) nahuas de la sierra norte de Puebla, 2) purcpcchas

para la educación de los niños y los jóvenes eran socioeconómicos, cultu­

de la comunidad de Chcrán en el estado de Michoacán, y j) binni zaa

rales y lingüísticos. Se pusieron a aprender náhuatl (ñaua) y a juntarse con

(mapotecas) y otras del istmo de Tehuantepcc, en el estado sic Oaxaca. En

los padres de familia para diseñar soluciones participativas y comunitarias,

cada uno de estos casos, las comunidades recurrieron en diferentes grados

en un esfuerzo que se puede concebir como intcrcultural y dialógico.

al marco legal para respaldar sus demandas de autonomia, pero a la vez

Lo interesante es que las propuestas alternativas ai materia de edu­

actuaron para rescatar y reivindicar sus culturas indígenas, en contextos

cación. en este caso, efectivamente abrieron espacios de intereulturalidad

donde el Estado neoliberal impulsaba una incursión cada vez mas amena­

critica bastante independientes, a partir de las necesidades definidas a ni­

zante para su forma de vivir. En cada caso, vemos la forma en que el mo­

vel local, pero sin romper formalmente con el sistema oficial de educación

delo neoliberal-extracnvo (minero en Puebla. madcrero-narco-Estado en

pública. Por ejemplo. Jos maestros modificaron el horario y calendario es­

Chcrán/Michoacán. cncrgénco-cóhco en Oaxaca) implicaba un debilita­

colar para reflejar la dificultad de transpone desde las comunidades, las

miento sic la cohesión de los sujetos sociales (Zibcchi. 20:4). poi lo que el

fechas impoitantcs en téiminos de la cultura y del ciclo agrícola, etc. In­

reclamo intercultural del derecho a la diferencia es un arma de defensa de

trodujeron clases en el idioma náhuatl, sustituyeron la opción de usar traje

las comunidades indígenas.

indígena en lugar de uniformes escolares, y con participación comunitaria

crearon programas de alimentación y de huertos de hortalizas en la pro

Sierra Norte de Puebla

pia escuela. Las innovaciones fueron posibilitadas por circunstancias que

se podrían considerar excepcionales, entre ellas un supervisor comprensi­ Un caso histórico que ejemplifica la diversidad de trayectorias de autono­

vo en el distrito escola: y el apoyo de personas extrañas, en especial a tra­

mía sería de las comunidades del municipio de Cuctzalan, como San Mi­

vés del Grupo pkaix. Por ejemplo, la Escuela Tele-secundaria Tctsijtsilin

guel Tzinacapan, muestra de resistencia y supervivencia digna (Sánchez

se fundó en 19’9 a raíz de un proceso de reflexión entre los activistas de

Díaz y Almcida, 100$). En el caso de la sierra none de Puebla, surgió una

origen urbano, cercanos a la teología de la liberación y la Sociedad Agro

experiencia interesante de orginizacion alternativa en comunidades na­

pecuaria del Centro de Estudios y Promoción Educativa para el Campo,

huas de Cuctzalan que se puede caracterizar por la intcrculturalidad y el

la cual íncursionó en la promoción de proyectos y estrategias de aliabcti

conflicto (Sánchez Díaz y Almcida, 100$). Varias comunidades nahuas y

ración en lengua materna y de educación popular (Morales. 201;. p. i$o).

totonacas comenzaron a organizarse en los años 19-0. apoyados ¡sor un

Implicado como profesor entre 1986 y 1990 con el programa Orientación

grupo de intelectuales y activistas que se aliaron con miembros de la co­

Educativa. Vocacional y Profesional, el investigador Eduardo Almcidadel

munidad en el Grupo zium (Proyecto Animación y Desarrollo. .ve)'.

gtupo I'Radl recuerda haber hecho vci a los estudiantes nahuas que: (...) la educación que propone I etsijculin es una educación desde

Esta inforraación proviene de uní visita a li sierra norte de Puebla (1111 septiembre .1. ; 1. >-.m reuntones comunitAru» ■ n Kdvbtas hlsi comunidades «le Sin .Miguel Irinic.ipin y Ayneánapon. municipio de mmunirnlv. •eni.tlet Mèlico: C ISSA»

educación popular, intercultural y critica, asi como la invención de estra­

Aquino M . A (aoit). La comunalidad corno epistemologia del Sui Aponcsy «tot. (Moderna/del Sur, zAm), ? l‘>-

tegias de desarrollo autosostemble y de economía solidaria.

Como parte mcdulai de los proyectos autonómicos, la creación de nuevos espacios de tcdcfinisión de identidades propias se inscribe en la resignificación de sus formas de relación con la cultura dominante y el po­ der del Estado nación, para sentar asi las bases de la construcción de una interculruralidad critica que haga posible, en palabras de Walsh (101 j),

[._] destacar el trabajo de aprendizaje, dcsaprcndizajc y reaprendi-

ra?c implicado» en y necesarios para el de(»)cok>nizar de nsnotro»

mismos y hacia tornáis 'muy oirás" de estar, ser. pensar, hacer, sen­ tir. mirar. escuchar, teonrar y actuar, de con vivir y re existir ante momentos poíúisos complejos v-iraticrizados por violencias cre­

ciente», represión y fragmentación i pp. 6- 68). F.n la coinpariicion del tZlM en el Primer Festival Mundial de las

Resistencias y las Rdscldias contra el Capitalismo, el comparten» Aituro (Caracol III. La Garrucha) tíos ttxucrda, ¡Hit su parte, que este trabajo de

reaprendizaje se construye en común:

(...) debemosde ttabifarodiriglrciirminmcntccsanucvaformidc

sida del pueblo, es des ir. uabajar. pensar colectivamente. Colccti vamente lo plancunos nosotros lo» y las zapatútas, es ahí donde no» sentimos dueños de todo trabajo o producción Por ejemplo,

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y diálogo. Asi. el proceso de transformación del Estado phirinacional será

evidente ni determinante en la valoración de los niños. Por esta razón, el

el escenario de nuestro análisis. Un Estado que no da signos de cambio

análisis de infancia y adolescencia no privilegia la edad sino otras catego­

porque continua actuando c imponiendo una ideología bajo los mismos

rías de socialización en el camino de la formación hasta llegar a ser adulto

patrones del Estado moderno del sigjo xx y xix. Pues la apropiación de

o w/rzí. cabeza o dirigente.

la vida social de las comunidades rurales o la sociedad civil como fuen­

Para llegar a ser cabeza, o urna, c» decir dirígeme sindical o autori­

te de aprendizajes es selectiva y. a menudo, por las necesidades de cam­

dad indígena en el j)Uu\ d niño, adolescente o joven tiene que formarse

bio en la economía, las practicas colectivas comunitarias son desplazadas

a lo largo de toda su vida donde no hay etapas establecidas muy clara

por la lógica de mercado informal'. En esta situación, el conocimiento de

rnenre. Este camino es. de cierta forma, una conquista permanente. No es

los poderes locales y la vida familiar donde se toman decisiones respecto

solo conquista de poder como producto de las relaciones de fuerza, sino

a los conocimientos y los aprendizajes de los niños indígenas puede ser

también de res^to y de autoridad. que está asociada también a la sabida-

útil para ayudar a comprender la posición de los indígenas -jóvenes sobre

ría wial. El concepto de autoridad ya fue discutido por muchos autores

todo- ante las políticas actuales en educación y otros aspectos.

como Durkhcim. Wcbcr o i lannah Arcndt. No es el momento de discutir a fondo esta idea, peto lo que plantea esta última autora es útil para lo que

Construcción social de los sujetos: infancia, poder y autoridad

queremos sugerir en cuanto a las sociedades indígenas. Autoridad, para Arcndt (1999). es el "indiscutible reconocimiento por aquellos a quienes

se pide obedecer; no precisa ni de la coacción ni de la persuasión“ (p. 147; ver también Rivera xooi. pp. 88 y vs.). Y propone el ejemplo siguiente:

Ya hemos mencionado que la socialización de niños y adolescentes es

“Un padre puede pctdet su autoridad, bien por golpear a un hijo o bien

un pttxcso conflictivo que está compuesto de conocimientos, knguaje

por ponerse a discutir con el, es decir, bien por comportarse con el como

más precisamente el uso de la lengua . prácticas y otras características

un tirano o bien por tratarte como un igual ' (p. 147). La imagen de esta

indígenas acerca de ellos, según las instituciones familiares o escolares. Y.

sociedad es jerárquica pero con libertad. Ahora, ¿hasta qué punto esto su­

como proceso, involucra la evolución de la niñea y adolescencia que a se

pone una sabiduría . *

cea se ratringe al criterio de cAzA. Al respecto, las investigaciones antro

ciedades indígena» andinas »can más sabias que las modernas o cualquier

poliigicas destacan que los grujun Ar eAaA estructuran las sociedad« no

otra4. Pero, con seguridad, forma parte dd conjunto de las sociedades don

modernas, mientras que desde la sociología de la adolescencia y la juven­

de existen formas de gobierno distintas, con autoridad, conocimientos y

Es discutible, y no pretendemos sostener que las so­

tud. la categoría de rA.iA aparece influida por diversas variables sociales

(Bourdicu. 198«: (íalland. ion). En este sentido, cuando se les pegunta

a los padres o inadres de familia rurales indígenas sobre la edad de su hijo, la respuesta es un tanto vaga, sobre todo si son menores de 6 o - anos.

Para una madre de familia campesina e indígena, el criterio de edad no es

4 Sobre este punto dos instituciones especializadas Centro d« Estudios pan el IX-sarr»!lí-Jíe

Muto Yapu

vida humana y natural muy desarrollada en la sociedad moderna (I íac

campo ciudad se ha vuelto inevitable y las interacciones entre poblano

king. 1995)’. Infortunadamente, escasos estudios del mundo indígena han

nes son más diversas y frecuentes.

tenido el cuidado de discutir este rema en detalle, y se han limitado casi

Estos hechos inciden cn la convivencia dentro de las familias indí­

siempre a establecer la relación cune evolución biológica y la construc­

genas y la propia sociedad civil: la modificación cn las relaciones de poder

ción social de los niños, adolescentes y jóvenes. En este punto los campe­

y de autorid-id. No sabemos si esta tendeneia coincide con lo que A rendí

sinos c indígenas ven que la escuela no solo ha fortalecido el criterio de

(1999) afirmaba que cn la sociedad moderna se ha perdido el respeto y la

edad en la definición de los niños y lovcnes, sino que ha provocado la per

autoridad. Lo cierto es que Bolivia vive hoy una relación de tensión per

dida de respeto que nene que ver con tolerancia, consideración y atención

manente entre la sociedad civil y el Estado que actúa entre la coacción y

al otro, saber aceptar la diferencia y la diversidad. En este sentido, en las

persuasión. Lo cual hace difícil la convivencia social y política.

últimas décadas la sociedad boliviana ha cambiado bastante. Los cánones

Para ilustrar la relación entreyuyay y respeto, mencionaré la historia de

jerárquicos de dominación y de convivencia están modificándose y en­

un viejo diligente sindical cn Cororo (199?). una comunidad rural cn transi­

fatizan más el principio de igualdad frente a lajerarquía. La igualdad ha

ción hacia un pequeño pueblo (centro urbano). Él había luchado cn los años

sido definida como uno de los ejes de la descolonización en el Estado l’lu■

19$o por la revolución del 52 que venció a los terratenientes. Era miembro del

rinacional boliviano. Y su efecto en las estructuras jerárquicas se percibe

parado Movimiento Nacionalista Revolucionar/) (mnr). Y cuando realiza­

a través de algunos hechos: por un lado, están los postulados de la nueva

mos La investigación cn 1997, era dingcntc sindical cn Cororo. ya mayor de

ut y la Lev045. de Ltuha contra elracismo) todaforma de discriminación.

edad y analfabeto, pero orgulloso de serlo asi porque los jóvenes, cscolariza-

que tiene por corolario, por ejemplo, el hecho de que los centr os de con­

dos y varios profesionales ya no querían cumplir el cargo de dirigente agrario.

sunto o instituciones públicas o privadas muestren anuncios tonto; "To­

Los jóvenes ya habían emigrado y los maestros iórnuban parte del sindica­

dos somos iguales ante la ley "; por otro lado, diversos actores políticos

to de maestros rurales y preferían pagar a otra persona para que cumpliera

no solo han propuesto y plasmado aquel principio en las leyes sino que

los cargos comunales, cn caso de tener alguna propiedad cn la comunidad.

lo exaltan toda vez que sea posible. Por ejemplo: el vicepresidente del

De manera que prácticamente el quedó solo como urna. es decir, la cabeza

Estado plurinacional. en diversas ocasiones, ha expresado que los indi

del sindicado y de la común idad, porque el primero es el poder político local

gctus ya no deben dejarse tratar de indios, que deben reaccionar como

que organiza y dirige la sociedad rural. A pesar tic las dificultadesqiic implica

bombresitoi.ur valientes o machilot, que deben defender a Evo porque él

la vejez, él estaba oigulloso cn el cargo y tcní.1 por apoyo un joven escribano

es como su papa. Ya no deben ser humillados. Por último, las jerarquías

como secretario de actas Él inspiraba respeto y la gente recurría a el pira re­

tradicionales se ven afectadas por la dinámica social y económica tanto

solver problemas tanto sindicales como sociales por conflicto de tierras, de

en Bolivia como en el panorama internacional. pues la migración entre

matrimonios, de niños, etc. El anciano inspiraba respeto por sai trayecto so­

cial. su experiencia, conocimiento y reconocimiento. asi como sus consejos a los jóvenes. -

Lm antropóloem hon usado diverso« tèrminal retpeoo a edade«: 'ciastcs ,f àges" (en frange, "grupm 4. csfj.lr.', "griukis tk vdad". ere.. «in iliscutii «mi nj^it vi là mino"ctLd * «nla> >i«uimxv tiiuaiiuixi > UMct infantile» dimnc» «tgón 1» cultura» o grupus huitunov pero la ««randanración ilei ticinpomrdxlocn aixn im-w». dia», et. u- fu meni uni» tomo un d.« indisciHÌbk cn toilo d mutui« «in»tmiv. nii«x eli uni pr.ktica ctilonuJ respccto a lo» iletiìpox imligciiK que lo» muoio» sniropdugiH luti titiltaido de minerà cmrodnar las culturas indígenas y así les aísle

en el suelo o en la espalda de la madre cuando ella realiza sus actividades en

del Estado plm ¡nacional y del mundo.

casa, en los tei renos o pasteando los rebaños. El niño se percibe como un

l)c esta manera la cscucLi resulta ser una institución social de ten­

objeto más de la casa o se deja en los bordes de las chacras mientras la ma­

siones y con un rol ambivalente. Esto se percibe principalmente en los

dre trabaja, aunque este hecho c» peligroso porque el niñoo la niña pueden

dirigentes sindicales que buscan escalar en los distintos niveles del poder

perder el tinimu o el ffpiritu. Luego, poco a poco el niño comienza a mover

local, regional y nacional. Para ellos la escuela fue v todavía es una presa de

se, puede desplazarse piteando: Ln'ay (en quechua) y progresivamente ha

conquista porque sus conocimientos forman parte del orden jerarquizan­

de intentar ponerse de pie y la mama hace ejercicios con salmos, rbunkuy.

te de las personas. Así. en la común idas! de Coloro, por razones sociales y

es dee ir hace dar pequeños sálticos: ihunicutbiy (hacer dar salaros).

económicas, y la creación temprana de la escuela normal de formación de maestros rurales, la escuela llegó a ser el vector principal en la distinción social. Lis relaciones sociales de esta comunidad muestran grupos de fa­ milias bastante demarcados que otorgan funciones diferentes a la escuela.

Si bien la cscolarizactón de los ñiños es un logro para todos (la mayoría de los niños y mitas acceden hasta el nivel primario, si no secundario), pero

la escuela no condujo necesariamente a una iyiMl.nl de condiciones so­

ciales. culturales ni económicas, poique las mismas familias dominantes desde el hacendado accedieron hasta grados superiores de escolaridad. En otras palabras, los campesinos reconvirtieron su capital económico (la tie­ rra) en capital escolar y cultural, en términos de l’ierre Bourdieu.

Wbmpu »vawa Cuando el niño logra ponerse de pie la mamá o las hermana» mayores

hacen ejercitar con saltiti» y caminar para desarrollar y fortalecer los miembros inferiores de los ñiños. Poco a poco el runo intenta caminar

y se desplaza. deviene asi (hakiijfM, es decir alguien que camina, peni sus movimiento» son muy accidentad«is y torpee De ahí se puede decir que se trata de la etapa u'.tmpu. H'arnpu designa un estado corporal torpe pete»

laminen falto de entendimiento, sonso, bobo o sin razón. El nino es aún torpe porque no entiende las palabras y no identifica los objetos con cer

teza. Cuando le dicen al nino: “Traiga eso u otro objeto", trae un objeto

erróneo porque no entiende y no cumple con el mandato Por estas prac­

Socialización de los niños y los adolescentes

ticas se lo dice también upa o upila. es decir un niño que no entiende Sin embargo, si bien wumpu designa uiu condición particular de

desarrollo físico, lingüístico y mental del nino, quien por falto de caten Para ilustrar como los indígenas ven la evolución de los niños y adoles­ centes, aquí resumimos tres momentos del desarrollo infantil cuyos datos provienen del estudio, ya mencionado, en las comunidades de Cororo,

Paredón y Pisili. I a socialización de los ñiños estudiada conjuga aspectos

cognoscitivos. prácticos, tísicos y lingüísticos.

SoCb wiw¡ (IMlu ntnw)

El primer momento se icbcrc al icio, es dceu. lullu ttwea. Sullu es feto, el recién nacido, animal o humano. También connota un estado débil, irá-

gil. maleable. Es un momento de ambigüedad porque la» historias cuentan

ditmcnto hace lo que puede y no tiene rrrgñcned de equivocane o hablar cualquier cosa y expresarse induco con palabras soeces; este termino con nota también actitudes y prácueas torpes de adolescentes. jóvenes e hasta de

adultos Es una expresión metafórica que ya no está circunscrita a una etapa

ni a una edad infantil sino está relacionada a ciertas capacidades sociales de cumplimiento convencional: a prácticas sociales y lingüisticas particulares.

Kúmcxhr wüwü K.iui.ubi es otro momento de desarrollo social y cultural del niño. Es más

largo c indefinido. Va desde lo» niño» menores, a quienes se le» dlce/MAar

que los niños son angelitos pero al mismo tiempo son peligrosos, delicados,

m

m

píi luoed.»rat.-..n r l* c»^.i:>ón nei'erAtr .a it r-ourcsde Bolv< vVu mrt-Sa desde a »rtropclor-. politice

Mano tapu

o eb'itis, hasta llegar a ser responsables y obedientes, lo que significa ser

indicios de la organización y estructuración de la sociedad incaica través

joven o adulto Unos dicen que con el matrimonio uno deviene re«po».«-

de la educación y formación de sus habitantes, que él denomina calles

ble y se consagra de adulto, l.o que indica que este periodo es un proceso

(tomo 1). No se sabe por qué la utiliza, pero es sugerente para interpretar

largo hasta Ilegal a ser adulto. Pero, no cualquier adulto, sino un adul­

como caminos o trayectos que las personas debían seguir según la estruc­

to ¡umachi que en ciertos casos designa la autoridad que cumple ciertas

turación del poder imperante. Al parecer, el poder identificaba y definía

funciones y órdenes. Ahora bien, como hemos dicho, autoridad supone

las funciones de sus habirantcs desde el nacimiento hasta la muerte, pues

conocimiento, comprensión y s-umphmicnto. Por eso se espera que a me­

la descripción de los niños, adolescentes, jovenes, adultos y ancianos se

dida que los niños logren cieno entendimiento y aprendan la lengua que­

integran de manera funcional a la estructura del poder incaico indígena:

chua. respondan obedeciendo correctamente. A los niños se les pide que

las calles reflejan procesos y posiciones sociales jerarquizadas. Ademas se

traigan esto u otra cosa y ellos deben hacer caso: deben ser kanucht. En

percibe que la sociedad incaica tenía un grado elevado de valor sobre el

este proceso de desarrollo del entendimiento existen diversos mecanis­

trabajo como una actividad social y colectiva, dado que las diez calles que

mos lingüísticos, por ejemplo, que los niños deben comprender un men­

Poma de Ayala describe reflejan cómo los niños son clasificados y enca­

saje y sepan transmitirlo. Veamos el manejo del verbo niy, que significa

minados en su educación y función social (pp. n$t6+) en una sociedad

cuando se solicita u ordena, con fre­

del trabajo. Con seguridad, el repone de este autor no es mas que una de

, chayta n¡) .tMlaybinun

las interpretaciones posibles de la educación y organización de la sociedad

("dile esto a ni abuela“). Sucede de igual manera con utlLty. que signifi­

indígena de entonces, pero es un dato importante que muy pocos intelec­

ca 'informar", 'reportar" o "avisar". I.as mamas ordenan a los pequeños:

tuales que hablan de descolonización educativa lo mencionan.

'decir' o 'transmitir un mensaje ; *

cuencia se insiste a los niños, ajinara nty ('di asi ) *

cluyta rJmuy hirnunayktta (“vaya a decir eso a tu hermana"). Con estos

A partir de sus visitas. Poma de Avala describe la estructura tem­

ejercicios se espera que los niños logren competencias de escuchar, com­

poral y espacial del mundo andino y concretamente la demográfica de

prender, reportar y contar el mensaje. En ese sencido, kanucht oscila en­

manera separada entre varones y mujeres dejando evidente también la dis­

tre el que cumple, logra encendimiento y a veces infunde respeto.

tinción entre edades, donde la participación de los niños a la estructura social varia entre ellos según sexo y con respecto a los jóvenes y adultos

Socialización de niños, adolescentes y jóvenes según Guarnan Poma de Ayala

en la sociedad. Como hemos dicho, esta crónica refleja una valoración suprema del trabajo y poca tolerancia del ocio y la flojera. Tal svz de alia

proviene lo que actualmente se repite como un principio rfz«u Hulla (no mentir), ama sua (no robar) y ama qhclla (no ser flojo), que la ui del Es

Entre los testimonios reportados de la historia colonial. Felipe Guarnan Poma de Asala . en su libro .V««w Crónica y Rúen Gobierno publica­ do hacia 16:5 1616 (no existe dato preciso acerca la fecha), ademas de in

tado plurinacional de Bolo u ha recogido. En la tabla $.1 resumimos la» diez calles de valones y diez de mujeres

(pp. tj$ 164):

formar sobre diversos aspectos de la sociedad incaica y colonial, ofrece

Tabla 5 1. Las d XVI. fue «nado por espartoks s a partir de 160S >pcm»nadamirnódiwr« ! u r A CO.'. .1 ’• I rvn« vertís «rr idtMM. duermen (rtymlonas) 4 La cuarta cale designa a penccus en­ 4. La suata calle rvjca a te rnujt“es en­ fermos. maleáis, no tener, edid pero re- fermas. rwikdos. debies. sn edad. quieren apoyo y «riten ctoxi «¡Mr 5 la quinta calle (Saya payar) indea a 5. Ir curra rale atore Us rqcfr-i adatas *-y-r.-í'-rf . de 18 i 70 años wrnmc, ce ce Hiño-, njxrz-.nay tc.ndnnmlisyM' rr^ i ¡> tributo. r riempnp está Sito fienespaa -.v.»r* «• ■■ -ico .n k-. 6 1 a «¡xtt rale imicrvocra) apunta a ri­ 6. a «xra cate rxira a niñas \ sirt«r a su su^«x y a « v deben savír « a curunsáxi se ucuixm «xntatádud de os girarlo y a cazar, y «otar efe plurrwt .1 rey 7. Séptima culto rideu riñese de 9 4 12 7. La sépbrnu cdlc indoi i las nrus de años que se oc_oi" tíc caza y otras aeti- 9 años que srver a tos adulos u otros recogen rere; para nn errar orxxit virtirtos pira w rcw> rtriad y e «y*

8 l a octava calle agrupa nños .te S i 9 años rfe er.vrt se ocupan rte aysxtv a las n-.i 1 -i y |.\> i n y tn juj» a k» r.rtos mcrxxc». hacen gatear, nxi ben castigos roe toen doctora y escuela

B. La octava cale irdira a te ruñas cc 'i n 9 años, que se. orujMn ce jugw y «iwr a la mx>e. traen torta comienzan a rilar...

9. La ro/tni calle indica a nña$ de un 9 La ncnma cale Cfesgu a los uño * que apenas gatean (1 cXu wawa) estad de año, niña que gatea. « cargada por a crio, dos o tres .iros. zven cc a teta, sn mad-c. ILílu wawa (tierra o nueva) prcsrcho

* meen 0. La décima rale (qjnau pcac) designa 0 La deenv. cale desgna nrta nños recién rtKickz. mtywnys ce un año pandas oe un mes o m.is. depende to ntos en la cuna dependen tormente taimente d: la macke de los otrur. cspccamentc de b mad-v

Maro Yapu

no existe una cspccialización espacial y temporal (escuela) de los niños-, la •finepO'i’ruolrrnxLtd(pp. 1X7 aoü). Sucre: Ct.viAL RO / Casa de Li Libertad. Yapu. M. (teiis'l SiKiilization indígena) i-scolarizaciónde ñiños iixthiré»tic «ktc año». En G. Notan». A. 1‘ad.swer y A.C. Hccht 'cootdy). Ed-atMióx, patinen txdigmat > mlgrMtet Reflextemndade.\UxKt. Braal. So¡i; ;.i. .irgennnjy

Erpana 'pp. iss 1X4'. Buenos Aire . *

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varios proyectos de rcvitalizaclón. las comunidades garifunas han

na». distribuidas en 19.890 creóles y $.1-1 garifunas (i.sn . 1006). A nivel

establecido un nido de la lengua para re-introducirla entre niños,

nacional, los at rodete endientes representan el 0.4$ % de la población to­

niñas y jóvenes.

tal ($ :+ix>9X personas): 0.6 % garifunas y o. >9 % creóles. En el ámbito

Una vida en comunidad sustentada en faenes lazos consanguíneos

de la» regiones autónomas, los afrodcsccndicntcs constituyen y.7>% de

y afectivos, donde la familia tiene una g¡ an influencia matriarcal.

la población toral (610.640 personas): o,$j % garifunas y y.io % creó­

Una religiosidad protestante, particularmente inorava. Esta comu­ nidad tiene presencia desde 1S47. cuando sus pi uncios represen­

tantes llegaron de Hcrrnhut (Alemania}, con el visto bueno de la

Cotona británica. Mediante su labot civilizadora y cvangclizadora. los moravos instauraron escuelas, clínicas y hospitales. La educación

llego a impartirse, al igual que el evangelio, en las lenguas miskita

c ingles. Esto tuvo su fin con la incorporación de la Mosquina. La espiritualidad ai'rodcsccndxntc incluye además una fuerte creencia en el poder del obcahbmo y myaliento (Zapata. 2007) Esta * tradi­ ciones africanas están relacionadas con ptáctkas de brujería y pro

lección contra desastres. Hoy, se manifiestan en creencias sobre

fenómenos sobrenaturales.

les. Los afrodcsccndicntcs tienen principalmente una residencia urbana (8'. 4 4 %). En relación a los gtrifunas (61.1$ %), los creóles son eminen­ temente < itadmos .91.60 %). Existen otro» esfuerzo» importantes de esti­

mación de la diversidad étnica en las regiones autónomas de Nicaragua.

Según estudio de

viuxucan, la

población afrodcsccndicntc tiene un

peso demográfico significativo en vanos municipios de la Región Auto noma Costa Canbc Sur (rutees). En las regiones autónomas, la población

afrodcsccndicntc represenra el 7,7 % del toral: 6.8 % creóle y 0.9 % garí-

fuña (rabia 6.1). La población garifana se avienta principalmente en los municipios de Laguna de Perlas (86,$ %), Blucficlds 6.9 %) y Corn lsland

(6,$ %). Estos tres municipios se localizan en la Región Autónoma de la

Costa Caribe Sur ,-usccs'. La población creóle se ubica principalmente

en los municipios de Puerto Cabezas (12.4 %) en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (raccn). Blucficlds (6t.i %). Laguna de Perlas

Existen al menos dos elementos importantes que diferencian a los

(10.9 *'»). Corn lsland .7.7 %) y Kukra Hill ($ %) en la tusec s.

creóles de los garifunas:

n

El fenotipo. Los garifunas tienen mas caractcristuas risica» africanas

que los creóles. De otra parte, los garifunas poseen una lengua propia, resultante de una mezcla entre población amerindia y africana. Esta lengua ve conoce también como el garífuna. hablado en I londuras,

Giulcmalay Bel ice. o

Nivel de urbanidad. Los garifunas tsenen su principal centro poblacional en Orinoco.comunidad rural en el municipio de Laguna

de Perlas. Para los creóles. Bltx-ficlds es su principal centro poblacional; es la capital histórica del Caribe nicaragüense, siendo en la

actualidad la ciudad capital de la Región Autónoma de la Costa

Caribe Sur (raCC$).

m

m

)oí¿ Lupi O'" * 10 y ( cm.iníaru con-» retano

4 26

Total

19

tudiantes afrodcsccndicntcs (5 garifunas y 58 creóles) en distintos diplo­

mados. Lsto represento 13,1» % de la matricula total de tales programas de

estudio. En ellos participaron estudiantes atrodcsccndicnres, y se centra­ f-jente -* ¿->vo

académco

ron en temáticas sobre liderazgo v gerencia política, prevención de violen­

La matricula total acumulada de i ras can desde su inicio de opera­

cia y equidad de genero, enrre las principales.

ciones es de 119.587 estudiantes. La tasa de matrícula anual promedio en

Una segunda estrategia es la Escuda de Liderazgo, un puente entre

el período 19951015 es de $69$ estudiantes, de la cual. $9 *6 es población

la educación primaria y la Universidad para jóvenes de comunidades ru­

femenina. Por ctnicidad, la tasa promedio de matricula anual está distri

rales remotas. Ls un programa de formación de tres años en régimen de

buida en un 66.55

de estudiantes mestizos: zr.8- %. nuskitos; 7.05 creóles: a.Sj %. mayangna: 0.66 %. gatífuna. y oxn %. rama (figura 6.3).

internado, con un curriculo amplio que cubre las asignaturas de secunda­

Según la distribución poblactonal por etma de las regiones autónomas

las Escuelas de Liderazgo graduaron a 11 estudiantes afrodcsccndicntcs. es

ria y contenidos sobre liderazgo comunitario. En el periodo 1003-1010.

(tabla 6.1). la matrícula de estudiantes miskitos y gar¡fuñas es menor al

decir. 4 % del total de 173 estudiantes (Saballos Vdásqucz. 1011). En 1015.

peso poblac ¡onal de su población. La matricula de estudiantes masangnas

se tuvieron 53 estudiantes en la Escuela de Lidcr.iz.godd Recinto Bilwi. de

tantas, creóles y mestizos es mayor a su peso poblacionaL

los cuales. $.66 % (5) fueron estudiantes afrodcsccndicntcs. Una tercera estrategia son las carreras de grado focalizadas geográ­

ffiXXX)

ficamente. La principal carrera focalizada geográficamente de uraccan

z:kxh:

es el Técnico Superior o Licenciatura en Educación Intercukural Bi

WDOC

lingüe. Este programa se ofrece lucra de los recintos y extensiones en

SíXXX) -

diferentes municipios, por ejemplo. Laguna de Perlas. En el periodo

♦woc

1998 1010.

3300C ■ 2300C -H

rifunas y 51 creóles), representando el 16.95 % de la graduación total de

vraccan

graduó a 43 estudiantes afrodcsccndicntcs (11 ga

154 estudiantes (Saballos Velisquez. 1011). En 1015, la oferta académica

no incorporó carreras focalrzadxs; esto lia tenido que ver con el retiro de Mskto

__________________ Rimi

h,->»»l Kwnte njpst-o

donantes de cooperación internacional, que han financiado este tipo de W5-10 >

....

externa ha afectado la oferta de Escuela de Liderazgo, especialmente en

Además de la localización en diferentes cabeceras municipales de sus recintos (Bluefidds. Bilwi. Siuiu y Nueva Guinea) y extensiones (Waspam. Rosita. Bonanza y VC'aslala).

oferta. Así mismo, el decrecimiento del financiamicnto de cooperación

vraccan

institucionaliza cuatro importantes

estrategias de acceso de estudiantes, particularmente afrodcsccndicntcs. La

el recinto Blucficlds.

Por último, las becas internas son una cuarta estrategia. En todos sus recintos, URACCAN tiene dispuestas residencias universitarias para aten der .1 estudiantes provenientes de los municipios donde ito tiene presen

cia física. Estas residencias universitarias proporcionan .1 los estudiantes

m

losé Luis Situi es VeUsqjez

. •expf er pabellón afiodenendcnte

Alojamiento, alimentación, enseres personales y seguimiento académico y

Las bajas tasas de matricula secundaria es un cuello de botfUa. La

»

educación secundaria es un fenómeno eminentemente urbano en

personal por la Oficina de Bienestar 1 studiantil. En promedio, el 18,84 9ó de los estudiantes becados internos han sido afrodescend lentes (Saballos,

las regiones autónomas. Esto afecta negativamente .1 los jóvenes de

ion). A comienzos de 1016. el Consejo Universitario de 1

ha des­

comunidades rurales afrodesccndicntes. En zoo?, mientras la tasa

tinado una mayor partida presupuestaria para el funcionamiento bui deiHrgeafnai. ¡iati dtl rapitalo i delprimo informe dt disamilo hamami de la Creta (avite de

Nìtaragua. Marugui. Nicaragua: VRACCAN.

ne

iti

Capítulo 7

El manejo de selvas altas perennifolias por algunas comunidades de diversas culturas mayas. Un caso de educación no formal José Efraín Cruz Marín

Una parre de la historia de muchas de las comunidades indígenas actua­

les ha sido la migración forzada producto del despojo de cierras, cuerpos de agua, procesos de la naturaleza -losdenominados recursos naturales-, conflictos geopoliticos e interétnicos, políticas públicas, etc. Para las co­

munidades mayas actuales, esta ha sido una de las constantes de su histo­ ria desde hace más de $oo años. Además, estos conflictos obligan a migrar

a comunidades diversas a una gran variedad de ecosistemas, comunidades biológicas y por tanto a paisajes muy variados, enfrentando retos de cono cimiento mas allá de lo superfino. Tienen, sin embargo, una gran ventaja; las relaciones comunitarias con la naturaleza biofísica, como pane de ella

misma y con capacidades de observación holistica. compleja y sistfmica. En ese sentido, se verifican encuentros y reencuentros a pesar de

las imposiciones y avasallamientos por parte de las culturas hcgcmónicas.

para el caso que nos ocupa, la cultura capitalista occidental. Tales imposi­ ciones, entre muchas, son los límites gcopolidcos o geográficos de lo cual esta lleno nuestro repertorio histórico desde hace cinco siglos, cuyo par­

te-aguas es la conquista y colonización de América. En este contexto, el presente trabajo aborda un caso de educación

no formal entre comunidades de culturas mayas actuales, específicamen­ te entre mayas guatemaltecos y mexicanos en la frontera sur en la selva Lacandona y durante las migraciones forzadas de estas comunidades en

la década de los anos 1980. Para los primeros, producto de la política de

tierra arrasada por los Gobiernos militares y civiles en Guatemala, y como parte de las políticas intervencionistas estadounidenses. Pata los según

dos. en un mezcla entre políticas públicas del Gobierno federal y los des pojos que comunidades de los altos de Chispas vivieron a lo largo de las

décadas de la segunda mitad del siglo xx. El encuentro se verifica en la

zona de- la selva de Montes Azules y parte de otras arcas limítrofes entre México y Guatemala.

El manejo de selvas húmedas, se encuentra muy documentado en

trabajos de autores como Toledo. Boegc y otros. No solo como hechos

.otó t VanCtuaMaru

El manejo 4e tetan i tas pe-e-intolai * cxx afean» rcrnuridMle» ce d^rcas cultura» merai. Un caso Ce eCucación no (cxmal concreto» «no como parce de una htsrona ambiental donde se privilegian

realizan a final« de la década del setenta y. sobre todo, se verifica una gran

las relaciones humano naturaleza biofísica y la ecología política entendida

afluencia en la primera mitad de los años 1980 (Gaona. 1998. pp. >)-$9) . *

como las tensiones dadas por el uso. la explotación y. por tanto, la apro­

Las comunidades provenían de las culturas chujes. mam«, k'anjo-

piación de ecosistemas o de lo» productos de los procesos de la naturaleza.

balcs. quichés, jacal tecos. kakchiquelc». chotes y kekchis. Una población

compuesta por niños y niñas (65 %). 10 % de mujeres y solo 1$ % varones adultos (I lemández. 199?. p. 176; citado por Suarcz. 199” p- +$)•

El escenario

A pesar de otras afirmaciones, este conjunto de refugiados guare

maltccos y los mexicanos, recientemente obligados a migrar a la misma Para la segunda mitad de la década de los anos; 19.8c. en Guatemala asciende

región de la Selva l.acandona. según afirman algunas interpretación«, se

al poder Vinicio Cerezo corno candidato del Partido Demócrata Cristia­

trata de: cercanía a sus lugares de vivienda, conocer o tener paricnt« en

no. sin que el ejercito de ese país dieta el visto bueno a todo el proceso de

la zona fronteriza de la selva, posible protección de un gobierno y ejército

Gobierno dril como el ejecutor de las políticas gubernamentales de Estados

como los mexicanos. etc. (Bcrmúdez, 1987) *

Unidos. Este escenario político al>t ió un periodo durante toda la década si­

Ln el presente trabajo recuperamos otras vertientes históricas; his­

guiente y conduje con un contexto oficial de 44a pueblos desaparecidos,

toria ambiental y de cultura que emparientan a «te conjunto de comuni­

un millón de personas desplazadas, un cuarto de millón de niños huérfanos

dad« humanas, una cultura madre, su cultura originaria moya, su lengua y

y cerca de medxi millón de deesparendoe. I a base de tul escenario fue la de

sus relación« culrura/nacuralc»; la lengua, como parte de sistemas com­

tierra arrasada. fundamentada en la doctrina de la seguridad nacional dd

plejos que se integra en las relaciones cultura, naturaleza biofísica en un

Pentágono y la Casa Blanca de Estados Unidos (Bcrmúdez. 198'. p. 77:

ambiente ccosistémico: la selva alta pcrcnnif’olia y su manejo ancestral.

Sti.ircz. 199-. pp. 41-70; Donáis! y l erguson. 19X4. pp. 1-16)'.

En otras palabras, no solo comparten las desgracias de la persecu­

la migración .1 munidpio.s como la» Margan tas. la Independen­

ción política y militar, de genocidio, del saqueo y el despojo, sino también

cia, la 'trinitaria, frontera Gomalapa. Bellavista del Norte, Amarenango

sus raic« cultural« que parren, entre otras consideración«, de una vida

de la frontera y ( icostngo, en el estado de ( hiapas; provinieron de depar­

comunitaria, una relación con la naturaleza como un todo cosmogóni­

tamentos guatemaltecos como I luehuetenango. 11 Quiche, San Marcos.

co. de conocimientos holísticos de sus entornos en una gran diversidad

Alta j Baja Vcr.ipaz. y Chimaltenango. Algunas corrientes migratorias se

de niveles organizativos de la naturaleza, desde las sistematizaciones as­ tronómicas. Justa los ciclos de vida de especies, comunidades biológicas

y ecosistemas. Además. prácticas semejantes en tales relaciones cultura/ naturaleza biofísica, siempre fundamentados en una vida comunitaria

para la toma de decisiones, para definir las acciones social« y su * tarca» 1

IH

Eximc una gran »anudad >k Ixl.lx.giaíia y )>ciii>¿raíu que u licrsn * ola js.lxxa dcuie «J Estado norlcaitKrKano. «. gi. Betunad» z Lilia, ó'aroa de ba;a intimidad, Mcxko 19S7. Siglo XXI lambWn Suarvz Ir neta. A I’ /.b¡. ¡n/n/Míaiin btairica nt l.huptí. Iti rumka etra hútorta (199c. Dentro de lacu-xtcok'gM. véase Las otea» de Víctor Manuel 'lolcdo, cspcculmcixc La n.f.t Inciitlrural. O. ixkart Boeje Li palnrfenx. barn•¡tarai tir ita pvM» in.-iigna. Jr Mrute in Jan de Vos. el desarrollo de un hacer de la htstoru desde las y Jos de abajo, las mujeres y bombees mis «¡.Votado» y oprimidos, es la constante de su trabajo y cspxulustntc en la región d: la selva ai Chiapas. tu la «bea de Tokdo. resalta el muar de las comunidades iiuiigrna» a sus entorno« como cisternas ctMiplrpv éasmrj. corpus y praxis en uiu visión indisoluble desde tales perspectivas cptstcnxilogicav Finalmente ¡ura Boege, la vimóii cocsohitiva 9.11 sustenta para la ubicación cnonogónica de los posfijo» indígenas y que panie prxralizarM jura todas las culturas pnrraptralnus o •Aibaltenus a la cultur a hegonón a * bn coincidencia con (icvrtz Kuypr Krrtra (too- aborda a la cultura sui» una extensión del serebro. de Lscapuidaddc prnumicnto solo a pirli: ile la cultura svino una construcción social hNórtca y a manera .1« fitVfru- de Ir» procesos cognitissis y aun mas cpistémicos y tocio cocho producto de onconstnrctococnunitano.

mas integrales de tales respuestas. Esa tradxión contiene un núcleo duro -no inmune a la transformación histórica pero sí con mayores resistencias al cambio-, y elementos más mutables que constituyen un abanico de estos

desde el núcleo duro a lo» mas mutables, pasando por una amplia gama de elementos cuyos sistemas y condiciones de nesiltcncia curian en el tiempo, el espacio y la diversidad de circunstancias mcumbcntcs o contingentes-.

Sin embargo, desde los elementos nucleares se estructuran y generan en un

(ontinnum. los de tal acervo tradicional (López y López. zoi.|. pp. 67-68). Si bien debemos reconocer que sus derivados lingüísticos han va­ riado, y que existen elemento» de conmensurabilidad. no solo por la ex­

periencia acá relatada sino por las convergencias históricas y coyumuiales que en un a>nnlt»:tm se mantienen entre los maya» actúale», lo que integra

a mayas centroamericano» y del sur de México.

,osé .>snCruz Maríi

: irsineioOescv'» 1tn pcfc-is folAS cxx tiranas icmuridade * Oc d^oas cutaras mzyai. Un caso Ce educatió-i no fomtl

Para el caso que nos ocupa, además de coincidencia de identidades

¿Cómo conciliar,;pnori la unidad de la naturaleza humana con la

como los mismos pueblos -v. gr: cholcs y mames-, otra consideración es

diversidad de las expresiones culturales que son precisamente la razón de

la imposición de que han sido objeto todos estos pueblos y culturas; im-

ser del trabajo de los antropólogos? O. como podría interrogar Gccrrz.

posición sic divisiones geográficas o al memos marginales a los arreglos o

«dónde está la linca entre lo natural, universal y constante en las socieda­

resultados de conflictos gcopoliticos de quienes tienen el poder político,

des humanas y lo que es convencional, local y variable ?

La forma de explicar a la sociedad humana atendiendo a la varie­

económico y militar.

dad de las costumbres se fundamenta en lo que Gcertz (¡994. pp- ira-rao)

llama una relación ctrarigr.tfiea; se trata de las relaciones entre los factores

La cultura

biológicos, psicológicos, sociales y culturales. La existencia de estos ni­ veles explica la vida social a partir de gradaciones que van de lo univer­

Clifiord Gccftz. al concebir a la cultura corno un sistema de símbolos. se

sal 'lo biológico, a lo particular/locultural. Sin embargo. no se demuestra

pronuncia por una ciencia interpretativa -la hermenéutica- que. aleján­

la relación precisa de los procesos culturales con los subyacentes biológi­

dose de la influencia de las ciencias naturales, explore las posibilidades

cos, psíquicos y sociales, ni tampoco que estos elementos sean centrales

de analogías provenientes de las humanidades, como la que entiende a la

a la noción de nuestras culturas. Este razonamiento es cuestionado por

cultura como un retro. Para (.ecrrz, (199:' el concepto de cultura es esen­

Gccrrz, porque no se sabe la calidad de esta congmencía: si es laxa e inde-

cialmente semiórico. Siguiendo a Max Weher (citado por < ieerrz 199:,

rmntnada o unívoea.

p. ío) con la nación de que la humanidad construye sociedades insertas

Para Gcertz, al estudiar la cultura desde un punto de vista antropoló­

en traínas de significación que ha tejido. I.i cultura es esa urdimbre, y su

gico. es imposible aplicar una ley o una teoría determinada, la única manera

análisis ha de ser. por tanto, no una ciencia experimental en busca de le­

de examinar las conductas humanas dentro del contexto cultural al cual per­

yes. sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Se basca

tenecen. es a través de la experiencia y de la observación del investigador, de

la explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmática * en

esta manera las manifestaciones de cada cultura, siempre según Gccrrz, de­

cu superficie

ben ser estudiadas de la misma manera que la geología estudia d suelo. (apa

[*>r

¡apa. desde la más externa, es decir desde aquella en donde los símbolos

culturales se manifiestan de manera más clara, hasta la capa más protunda,

Los fundamentos epistemológicos

donde se encuentra la matriz de estos símbolos a los cuales hay que identifi­

carles el significado, dciando de lado sus aspectos ontológicos. En la “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura",

La cultura, para el autor, tiene dos tesis pnncipalcs-, la pnmera.

de 1994. que introduce la colección de ensayos agrupados en Conoiimim

como condición de evolución de la especie humana y no como resultado

to Iota!: ensayo» »obre la tnlerprttaiión de la> cultura», para Gccnz (1994.

de esta. 1.a cultura consiste enprogramas que gobiernan el comportamien­

pp. 8- 90) la segunda ley de la termodinámica, el principio de la seles

to humano. la metáfora es importante para Gcertz porque luce posible

ción natural, el concepto de motivación inconsciente o la organización

pensar que. pese a la gran variedad de ambientes culturales, cualquier inte­

de los medios de produce ion. pueden ser ideas que no explican todo, pero

grante de la sociedad humana logra por lo común orientarse en ellos. Esto

que si pueden exponer algo si nos desembarazamos de una buena porción

lo hace echando mano defuentes ambólnas de significación. Es asi que para

deseudodenaa. Por ello. (icertz propugna por un concepto delimitado de

este autor (1994) la cultura suple las deficiencias de la biología, por lo que

cultura que no tenga múltiples acepciones ni ambigüedades que sosten

no existe naturaleza humana al margen de la cultura.

gan una vana universalidad y que se ubicará en el campo de lo simbólico

ice

10

,r prolúndiraexta del irmi véau- Toledo y Barrir»-Bassoli (iooS). quieti»» describen la riqueza floristici y íaunistúa que c.iractcrira los tri.pwxrv Pmbibkmcncc e»ta carga tronca » práctica de la» comunidades que no» ocupan, hayan tcnxlo estas cxpencnciis tanto del lado guatemalteco como moicano

111

osi tSanCtuí Marín

11 minqo^c itu pc'CT' fol»» pe- «Cjns» cornunidadettfc d veoa» culturas mzrrai. Un ceso Ce educación no fcxmil ti kaancbecsun tronco Ahuecado, o bien, senes de rimas o troncos de poco diámetro unidos por amarres, donde se cultivan especies comes­

comunidades de reciente migración

para nuestro caso, desde los Altos

de Chtapas-, a las selvas húmedas y donde registramos una comunicación,

tibles. herbáceas como cebolla, chile, cilindro, col. etc., y muchas veces

podemos presumir qucyfa.vir. gracias a las tradiciones de la tW.r comuni­

se usa como almacigo, productor de plántulas de árboles o arbustos que

taria. lo que integra lenguaje, intcrsubjctividad. construcciones de cono­

despees son trasplantados a zonas más amplias como el uol'kot. En es­

cimiento. formas de apropiación de la naturaleza biofísica, obtención de

tas regiones se suelen encontrar animales silvestres en procesos de semr

bienes con valores de uso y la estrategia de uso múltiple. Ademas, signi­

domesticación como monos, tapires, senados y pencos, entre otros. En

ficativos noeles de conmensurabilidad entre lenguas o dialectos y estos

las diversas comunidades de pueblos indígenas en Mesoimcrica vanan

como sistemashermenéuticas, epistémicos y como base de construcciones de

los traspatios siempre en relación a los ecosistemas, las comunidades bio­

comunidades diatómicas entre culturas, y donde las tradiciones se constitu­

lógicas que los pueblan y los sistemas de conocimientos tradicionales -

yen en función de los ambientes biofislcos y el acopio de conocimientos.

el núcleo de la tradición-, zonas áridas, semiáridas. templadas. costeras,

Para el caso de selvas húmedas, hay evidencias de su manejo en periodos

manglares. Sin embargo, el modelo aquí planteado es equivalente.

largos de tiempo.

Es posible una primera expresión de las rebelones comunitarias como construcciones culturales e intersubjerrvas, tomando en cuenta que a diferencia de la cultura hegemómea. las comunidades en cuestión no

Las entrevistas

solo heredan prejuicios como remanentes de su propia historicidad, sino

que se encuentran estrechamente ligadas a una cosmovisión que parece

l as siguientes entrevistas se hicieron en agosto y diciembre de 1014 en el

mantenerse en el tiempo. Ello lejos está de una pureza en las relaciones in­

municipio de I as Margaritas. estado »le ('hiapas.

te rcultu rales. mis aún en un estatus de culturas subalternas, avasalladas o al menos en constante segregación a lo largo de mas de $oo años.

Se trata de cimstructos sociales. comunitarios o colectivos, lo que

hace a oera vertiente igualmente importante; se trata de una visión de

Asi, es posible encontrar muestras de una cisión de mundo, como

mundo que resiste al individualismo, a la competencia desaforada, al

producto intersubicrivo. en el seno de comunidades dialógicas, con el ma­

concu mismo y a otros valores del liberalismo capitalista como tradición.

nejo de selvas húmedas incluyendo a especies útiles, como acompañantes

Puede entonces ser una vertiente de) comunirarismo, de una visión iguali­

de un cultivo central: el de Ibeobroma cacao. Otras manifestaciones serán

taria o con equidad -una sociedad cquiv.1lcnci.1l consigo misma y con los

las orientaciones y los cuatro soporte! del ciclo como representaciones de

ambientes biofisicns-. con las selvas alt.ts pcrennifblias. con los ruis y las

tradiciones que permanecen. Árboles de sombra que a su vez limitan tales

montañas, con los sitios sagrados y con la simbolización autóctona del en­

sistemas de manejo. Seguramente, y dependiendo de los ecosistemas, en­

torno natural y social.

contraremos distintas especies como significativas de tales soportes para las selvas húmedas pcrcnnifolu»; una de esas especies es la Ceiba. Grita

Nuevo I luixtan, municipio Las Margaritas. Chiapas

¡tentandm. Finalmente, alrededor de dichos manejos podemos hallar ma­ nifestaciones de la cultura con» celebraciones, que se de sai rollan alrede­

Se entrevistó a Nicolás Palé 1 iiict. un productor de cacao. No fue posible

dor del cacao; especialmente en aquellas cuya identidad mantenga una

visitar el cacaotal por las condiciones climáticas; fuertes lluvias ¡o impe­

tnavor tradicionalidad.

dían; sin embargo y después de una amena charla, concretamos un nuevo

Es asi que encontramos trasmisiorses de conocimientos en los

encuentro. La entrevista con Nicolás versó acerca de vanos temas; prime­

cultivos; o manejo de selvas húmedas, transferidas desde comunidades

ro, que el cultivo de cacao en el lugares reciente -unos diez años-, tiem­

guatemaltecas y chiapanecas más relacionadas con estos ecosistemas a

po que coincide con el de ocupación de nuevas comunidades de tsotsilcs

m

11a

,osí tUhC'u Marx

í irtmqode SCV4' i US pr-cm 'ol»s pcx «^inat ccmuridAdr» de drenas culturas mayas. Un C»v> Ce educatió-i no fcxmil provenientes de los altos de Chupos; segundo, que este cultivo ha sido

Ellas seleccionaban y preparaban semillas, no solo de cacao que trajeron

aprendido de otras comunidades, especialmente de Guatemala y del sur

las migrantes. También tenian de maiz, chile, frijol, calabaza. ’Las que

del estado de Chispos.

trajeron nuestros padres no se lograban pues eran de zonas más trias’, ter­

Aunque la comunidad de Nuevo I hnxtan tiene asambleas para el

mina don Nicolás.

intercambio slc opiniones sobre cultivos y otras actividades, cada inte­ grante cj id ataño es responsable de su propio trabajo. Eso no hace a que

Las Nubes

cualquiera de sus integrantes se cierre a la discusión o reflexión de otros, pero al final cada quien define sus propios procesos de trabajo. En las

Nuestro entrevistado, el señor Alfonso Rosales, es cultivador de una par­

asambleas, también se registran colaboraciones a algunos de sus integran­

cela a manera de traspatio No rs hablante de algún idioma distinto del es­

tes. especialmente durante la preparación de cultivos, levantamiento de

pañol. aunque entiende el tsotsil y al escuchar a hablantes de esta lengua,

cosechas y otras laboivs que requieren slc la colaboración amplia, nos ex­

ha conocido algunas variedades de cacao de mi cultivo, aunque discrepa de

plica nuestro entrevistado. Un ejemplo, nos platica Nicolás, es que ‘mu­

algunos planteamientos de manejo que hacen los tsotsiles. Por ejemplo,

chos productores no quitan los arboles originarios porfinjo!, pero todos

nos dice don Alfonso, que el ’no cree que sea necesario una poda conti­

en general siguen patrones de cultivo con arboles de sombra útiles como

nua de los arboles de cacao."

comestibles, frutales y medicinales". Otra característica es que hacen rota­

Aunque más tarde en la entrevista resultó que tal impedimento no

ción espacial; en palabras de Nicolás: ’Ocupan una zona a la que. después

es solo por voluntad de don Alfonso sino de enfermedad -padece cáncer

de algunos artos de cosecha, le quitan el cultivo y la dejan

de próstata-, lo que lo hace prescindir de estas actividades. No cuenta

Finalmente, nuestro entrevistado habló de problemas de mercado,

con una familia numerosa, pues los hijos mayores han migrado a Tuxtla o

lo que marca un cambio importante en el tratamiento a cultivos como el

a otras ciudades, y se lamenta de la no continuidad de las labores rurales

cacao; pero muchos ejidararios de Nuevo 1 luixtan ‘han dejado de culti­

por sus descendientes. Esta es una característica muy generalizada en las

var por una baja en los precios en lugares de acopio como Las Margaritas,

comunidades visitadas, lo que está truncando la transmisión generacional

Comitán de Domínguez o San Cristóbal de las Casas’, afirma Nicolás. .Al

de tradiciones como las que pretendemos encontrar, asi como su arraigo.

inicio de la revisión de la zona, la primera impresión es que la producción

En la visita y el registro fotográfico en el cacaotal del señor Alfonso se

de cacao de esta zona estaba destinada para consumo local y. más aún. fa­

observa que los árboles utilizados como “sombra" son frutales, como man­

miliar. Pero la afirmación de nuestro entrevistado nos invita a un cambio

gos. plátano de muchas variedades, mamey y otras como ramón. A decir de

de percepción en la cosecha y poscosccha de este cultivo, y entendemos

don Alfonso, se traca de una combinación que él aprendió en otras zonas

que este se define más por su comportamiento en compraventa y, en con­

del lado guatemalteco y al sur del Chiapas, coinctdcntc con h entrevista a

secuencia. por los precios en el mercado.

Nicolás. Por último, comprobamos que muchos de los frutos de cacao se en­

Don Nicolás nos platica de los modos de aprendizaje que a la llega­

cuentran enfermos con algún hongo, especialmente por la falta de podas; en

da de los primeros habitantes, aprendieron de migrantes jornaleros y so­

efecto, en las zonas más bajas y con mayor humedad, esta es una constante.

bre todo de desplazados por los conflictos en Guatemala. Explica que era

En la comunidad Lis Nubes, se mantienen asambleas comunitarias

difícil, según sus padres y tíos, comprender la lengua, pues eran integran­

pero dado el cambio en las actividades económicas que la zona ha registra

tes de varias culturas, entre las que prevalecía el quiche, aunque también

do - ahora es un centro turístico que aprovecha los escenarios naturales a la

se identificaban otras corno mames y cholee. Hay muchas palabras seme­

orilla del río Jataté- y el apoyo que reciben de los gobiernos federal y estatal,

jan tes. pero otras no las entendían. ‘ Eran más las mujeres de la comunidad

la práctica de asambleas se limita a la solución de problemas de la adminis­

tsoti.il y las migrantes quienes se entendían mejor,’ afirma don Nicolás.

tración del centro vacacional No todos son beneficiarios directos siel centro

114

ni

osí ; Van Cruz Maní

'■ imnqoOc SCvas 1tas pc'e-vi ’olxv íxz «tf.nxs Icrnul’ldadC' ic diversas culturas ™«di. Un ceso Ce educación no formal turístico; muchas familias quedaron hiera, se lamenta don .Alfonso. ‘Como

mis hijos migraron no quisieron integrarse y yo y no puedo', concluye.

los hombres; algunos también del quiche; ortos, la macona tsot siles, Los del quiche con señas, con expresiones en sus rostros y

Para completar el escenario de entrevista a don Alfonso y a don Nico­

con algunas palabras señalaban los árboles que serian las mejores

lás. la afirmación de .Manuel Bolom Palé nos ubica en el pensamiento tsotsil:

sombras para el trasplante. Escogían a los mas altos. Y ahí supi­

mos muchos de mis nombres. Arbol de chicle, el mulatos el cedro, Para los tsotulcs de I iuíxrán. herencia desde la cosmovtsión de mi

matapalo y muchos ortos. líe las nuevas plantas de cacao, muchas

cultura, es una red de palabras, un pedazo de tierra, un grupo de

morían, decían que por mucha humedad. Pero las que »< lograban

aibolcs. la indunientaiia misma, instrumentos y tecnologías; en

se veían muv verdes, bonitas. Muchos meses después tuvimos las

tsotsil tiene un amplio arsenal léxico y cada una de las palabras tie­

primeras cosechas Ya muchas de las mujeres del Quiche habían

ne un significado mas alia .le los propios objetos que se nombran

vuelto a sus tierras; otras pcxa> aún seguían en la comunidad. (En

y al nombrarlos, se entretele con el ser humano y se entrelaza con el alma de la naturaleza.

..] En ese pedazo de tierra está la vida

tres ista a doña Micaela I luct. anciana de Nuevo Huixtán. muni­ cipio Las Margaritas, Chupa», diciembre de ioi.|l.

ds la tamilia tsotsil porque ds ahí obtiene su sustento, Jo» granos

básicos de la dieta, asi como alpinas verduras'. En un pedazo de

F»ta plática queda inmersa en reflexiones que Bolotn Palé hace en

tierra se extrae li lena para guisar los alimentos, madera para la

un tralujo de reciente creación, en el que puede lograr contextos y sig­

construcción de las casas, colorantes utilizados en el teñido de la

nificaciones acorde con lo que el lia aprehendido en sus comunidades

indumentaria s medicinas para las diversas snfctmsdadss. todas

y especialmente en Huixtan. Chiapas. aunque también al dedicarse a la

estas riquezas satisfacen las necesidades familiares y comunitarias

docencia en la Universidad Intercultural de Chiapas en la ciudad de San

(Bolom. 1014. p. tjR).

Cristóbal de la Gasas, ha tenido la oportunidad de ínteractuar con mu­

chas otras culturas con lengua» mácense». £1 anterior argumento planteado por Bolom Palé nos es útil pata

Manuel Bolom (ioi$) afirma:

contcxtualuar la entrevista realizada en la comunidad de Huixtán a doña

Micaela Huct. artcsana de Nuevo Huixtan. municipio Las Margaritas,

Nos interesa el lenguaje; los significados del eb'uk!ydet o'ntanjl.

Chupas:

Ambos conceptos son los que producen desde el corazón a cora zón. dd coraron de uno hacia el corazón del otro, ya sea un set

Mi abuela platicaba de lo difícil que fue llegar acá a la zona de la selva; el calor, la humedad. la lluvia a veces permanente. Ahi contxiñ a muchas otras mujeres que venían de otras comunidades.

I (afilaban diferente, quiche, creo que asi decía mi abuela Ellas ha-

biaben puco, pero cunto dicen, hay que escuchar con el corazón.

humanos una plañid, u la natutalcza misma E»trascendente y nos avuda a encontrar la medula corazón de todo, empezando por

tino mismo. No» permite softat y. loquees mi» importante, vigilar

nuestros sueños, esto implica la escucha, asi como dicen los abue­ lo« para saber hablar, primero hay que aprendo a escuchar.

Y ahí. mi abuela y otras mujeres ensiles echando tortilla, veta a las otras mujeres llorar. Habían perdido sus gallinas, sus huertos, sus

Para Manuel Bolom se diferencia oír y escuchar; lo primero implica

casas, sus hombres. Muchas, a sus hijos. Ellas trajeron semillas de

una actitud pasiva, mientras que lo segundo involucra el interés, la inter­

maíz, frijol, cacao, cafe. I lias le ensenaron a mi abuela a seleccionar

pretación. el contexto; se trata según el autor:

semilla para comer y semilla para sembrar. Era fácil, se dejaban en

ni

agua; las que flotaban, se tostaban y molían para comer. Lis que

[...] de contactar con el sentido de las palabras y sentimientos del

se hundían se sembraban en pequeños huacales con tierra y ho­

otro. En el habla esta la escucha J>anto ti

(implica la escu­

jas. C.uando alcanzaban algunos centímetros. ve los encargaron a

cha con el corazón) .pjfí) se la debe­

como porte de la naturaleza y del otro; de otras culturas hermanas y juntos

de manera reflexiva, encontrar caminos de nuevo» discursos, nuevas prac­ tica» y nuevas maneras de ver el mundo.

mos a nuestros mayores, quienes les dieron el icntidu de búsqueda

de La verdad o liberación de la palabra del corazón, apaciguare! co­ razón. aquietar el chtild. EL¡'yT=/ pti4wnuU>&CISOPTR-t8s&ClSOBOX-i&REOi

> dui. H (aoo8). bipallimene bmc¡¡¡turni Jr bupneUt» tmUgm.it dr Mrxua. Hana In «•nvnmubi in ¡/tu Jr ¿1 bu politicai guiiemaxncntaiei en la organizeuUn de lai conmmdadn indigena- dr ( inaparr bl u-» opnifitr. Ar li Srini ! .n andana

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1:0

waya tunal. Sin publicar.

11

• minqodejctan i U» pr-mn.fcl/í» cxx *t-»n»X icmuridwlr» tfc diwidS cultural mayai. Un caso Ce etíixdtión ro fcxmil Sui!, y como expul­ sión de un territorio, han implicado la perdida de un espacio controlado,

Horco-a

653 /65

8.1

743

asi como de los procesos sociales asociados a ese espacio, es decir la rup­

1 A MíWafll»A

997

10./

28/

tura de lazos de solidaridad, de rediciones de producción c intercambio;

MMn

49

el desplazamiento hacia un nuevo espacio desconocido, con nuevas con­

Morefai

31

5.3 0.3

133 7

diciones de producción y reproducción de la vida. Así. esas comunidades

1119

12.1

329

448

4.8

129

de existencia, de re-existencia, acudiendo a la memoria, como campesinos

Puwto Rko San José del Fragua Son Vccntc ac Gaguir.

1330

14.4

420 1/7

han tenido que reterritorial izarse en resistencia, inventando formas del Caribe, del Cauca, Nariño. o de los Andes, pero a partir de un presente

Solano

65-«

violento y c.vpropiador, para re pensar el futuro y establecer nuevos lazos

Sdita

330

Al 3.6

de solidaridad, para aprender formas otras de apropiarse de las fronteras

S00$).

X

(.'abe Hri.»!ar que el trábalo d. MT Colombia «n la rtga’in continúa en alunra . ahora estamos construyendo canastos con ojo grande, pie eso

que los oprime, sea el Estado o el capital privado. La superposición de tcrri

debemos tenei cuidado que todo lo que estamos construyendo se

tonalidades intereses c instrumentos de planificación. supone espacios de

nos esta saliendo. Ese canuto lo estamos apretando. los huevos se­

eonceriaclón formales y legales que no siempre son conocidos por los lia

rán más pequeños. 11 canasto nunca se debe tapir, porque si lo ce­

hitantes del territorio y en los cuales, en muchas ocasiones, no son recono­

rramos. «para que seguimos hablando' Para que en los próximos

cidos como actores centrales de esa planificación. Campesinos c indígenas

escenarios sigamos reflexionando y vofvamosa meterle en ese canas­

insisten en que más alia de la presencia de la comunidad en los espacios de

to {Testimonio de parlicipintc en el inuuairibiu di s.vpsriuisias

formación o forniulaciondc proyectos, planes de desarrollo, planes de sida

pora la construcción de un plan de capacitación en el piedemonte

en los pueblos indianas, es necesario conocer el alcance y cómo pueden

amazónico. 11 al 15 de abril de xoio. Planillas. Putiimayo).

participar, en sus propias palabras- 'Mecanismos de participación cruda daña, hay mus ley es que mis facultan. pero la comunidad necesita esa ca­ pacitación" Procuramos cualificar la participación comunitaria frente a la

planificación.ordenamiento del territorio y la inversión pública y posada, estudiando conjuntamente el alcance legal de cada de las instancias de par

Hay en este pensamiento una actitud convocante y de apcrtuia.

aunque se señala la idea de ser precavido a la hora de las alianzas. No se excluye. pero sí se analiza al otro en su postura de s ida. en sus intereses, en

su condición de posible compañero de estrategia

tkrpoción. construyendo instrumentos propios de planificación, corno los

Todo lo que llega de afuera es bueno, peto tenemos que ser como

autodugnosticos y las agendas veredaks para el caso campesino o los pía

los monas, que se alimentan de pcpic. pero san ectr.itegicas ellas

nes de vida indigcna.quc sk un lado pueden mejorar la autogestión comu­

no se comen cualquier pepa. can commtidadet indígmat i campeánar e imtínuiorm, mentado a ¿i lonirzwaÀfo de un plan de tapartutuin para tipiedemonte amatinaco Planada» Putumavo. Documento» de trabaja

tanto al cuidamos, cuidamos el enromo y al cuidar el territorio

nos cuidamos.

»

La búsqueda de la autonomía a través de la autorregulación y con

trol del territorios diseñando c impulsando sus propios planes de

vida, como instrumentos para el dialogo con otras territorialidades.

Reconocimiento de * los instrumentos e instancias de participación

legabnente disonados y participación comunitaria como estrategias parala incidencia en política publica, pero también en la formulación y puesta en

marcha «le proyectos de cooperación de instituciones públicas v priv adas

la construcción colectiva de las propuestas de tralujo implica un

reconocimiento y valoración del saber de ¡os campesinos c indígenas, de esas otras racionalidades que con sabiduría han resistido y re-existido en

ese territorio llamado piedemonte. Asi hay que educar aprendiendo de los

campesinos e indígenas educadores.

F.l escenario de posconflicto en Colombia plantea nuevas pregun­ tas. retos y preocupaciones para ese proceso de reterritorial i/ación campe­

sina c indígena. I.a educación ¡xipular corno estrategia de fortalecimiento organizativo cobra mayor importancia si considerarnos que los intereses

privados y públicos serán mayores en estas zonas donde los conAictcn te­

< Vis h noticia (n di- igosln«itíruenta Si¡lem.tltteUidn. DrwrtJlv SorMulde ¡ritegudo dr CAmpeiiruu r Indígena) de /.< Zwi.r de /nfiiumu ddP.trifur FLuionM Neutraldito 1't.tgua Indi Hita. í'.onvcnto *: ir. ct F-coa-r.-lO-oooi. Bogotá: Ministerio de Ambiente y Desarrollo

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Sosten ible.

n*



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lya-i-toty Documento inedito. Avance» de :c»i * presentado» pura la Gitali (¡catión al Cuno de Do. tinado ut (ròografadc la l.’iiisi nid.nl bnkral fluminense, cacno requisito parerà, para La obtención del grado de doctora.

Hurtarlo. I M ,y Hílales. I), (jiiriuiik ion). Reflexion«-» en tonnial ciHiis-ntro

"Intercambio de experiencia, en programa, o procero, de iormacion y capacitación parad uso y manejo dd territorio con comunidades indígenas y s.unpt.-sinxs c instituí iones. oticntasloa U »■■ir.liiissión d» un plan di capacitación para el piedemonte ¿masónico en el año 10 te, mtatuctpto sic Planada» en d Putunuso . * Manuscrito inedito.

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Porto -Gonfalvi-s. C.W. (n:o$). ./w.i. * er a en»eAer>M ói> y liberación del

Fundamentos para la formación educativa comunitaria hacia la conciencia ambiental

»er humano d' proponer la integración de todos los participan­ tes incluyendo al investigador en procesos de reflexión y toma de

decisiones consensuadas las cuales se asumen de manera corres ponsablc (p. 190).

Los acontecimientos ocurridos desde los años 1940 hastael píeseme con­

forman el escenario desens uclto con nuevas condiciones históricas y con

Los principios descritos por l’opkcuirz traen consigo otra forma

forman un lapso con características c identidad propia. Precisamente, en

de concebir la ciencia, pues, acostumbrada hasta el momento a establecer

este ámbito un suceso destacado fue la controversia sobre la exclusividad

primeramente una teoría y luego aplicar en el estudio de la realidad, se

del positivismo en la elaboración del conocimiento. En el debate paradig

encontró con la posibilidad de construir teoría desde la práctica. Ahora

mítico y epistemológico se cuestiono la exigencia de la objetividad otigi

es viable que el investigador se inmiscuya en la situación a investiga 1. Ade­

nada desde la reproducción exacta de lo real.

más. se impuso la obligatoriedad de virenciar el acto investigativo de lo

Pronto se fortaleció la remorada perspectiva derivada del recono­ cimiento a la exposición de la subjetividad de los actores de los acontecí

m rentos estudiados sobre su realidad, sostenidos en la episteme del sentido

real, al asumir una teoría, como timbren avalar la experiencia en la cons­

trucción del conocimiento. Por tanto, cuando la atención se centra ahora en la necesidad de

común, la intuición. las creencias y la experiencia. Este hedió mosuo la rup

abordar los problemas ambientales, geográficos y sociales del mundo con­

tura con la ciencia normal positiva y la emergencia de otra opción también

temporáneo. es conveniente tener en cuenta esta novedosa forma de ha­

válida para concebir la verdad científica. Justamente se afectó la verdad ab­

cer ciencia, de ral manera que sea posible apreciar los acontecimientos

soluta obtenida con un proceso experimental estricto. nguroso y metódico.

ecológicos desde visiones integrales, transversales y contextualizadas. Eso

El cucstionamicnto a esta visión paradigmática positiva afectó la

tornu de elaborar el conocimiento con sencido y efecto de absoluto, cons­

truido de una labor inflexible, funcional, lineal y mecánica, para dar paso

requiere apuntalar la investigación desde las orientaciones sistemicas, holográmtcas, interdisciplinarias.

De allí que para comprender la actual situación ambiental, se recla­

a conocer desde las interpretaciones de lis personas sobre su realidad vi

ma reflexionar sobre la visión ecológica, en forma analitica-ctíticay buscar

vida. Esta situación se complicó, pues la estabilxiad de los conceptos fue

la pertinencia social de la formación ciudadana de la educación comuni­

efímera ante kis caminos y transformaciones desplegadas en un contexto

taria y la renovación de la educación ambiental. En efecto, apremia afian

impregnado síe contradicciones, paradojas, contrasentidos y falibilidad

zar El acción formativa ambientalista, a partir del estudio de los escenarios

El viraje valoró la necesidad de contcxtualizar el acontecimiento a

habituales de las comunidades, con opciones de cambio derivadas de su

investigar, en su propio escenario sociohistórico. De esta forma se comen­

propia situación vivida, con el fin de traducir su repercusión hacia el ám­

zó a evitar el reduccionismo para dar el salto explicativo en el entendí

bito global.

miento de lo estudiado en el marco de su época. 1 )csdc esta perspectiva, la

1M

n

losé A-rnoiKio Santügo

Edu« »ert«nza de 11» óen

bre aquellos jovencitos que deseaban descubrir los espacios de la ciudad.

l«c

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Bruno Barowet

arm da odadc; Zay.iro r esfofo pMn e n.i expertbuia urtxuu conunspMdnea Camptiut: Fd. Unicamp

Leite, R P. (1004). Cw/n«

Mciritv. P

woil

Fa doctor en Ciencias Sociales pur la Universidad «le Paris y Fl Colegio de Mearen. Fa profesor investigador en el Instituto de Investigaciones

Apprendrr rir la fdle.aTtnlmtnum Ar Ibpairrl Ju srmp>.

en Educación. Universidad Vcracruzana. Xalafu. Vcracruz. y miembro

Rccuperadodchnp://ww«-cduc-rcs'uc«.ir/DV'S l./AlfichigclXx-umcnt.

del Sistema Nacional de InsotipuJurus de Conacyt (nivel 11). Su linca

asps fiddoc-181(14. Iradiisxista lilvrc sk la autora.

de investigación se refiere a las estrategias colectivas e innovaciones en •Miranda. S. v Pages, J. [aoty.C.idadc. .Mcmbruc Educapo: eonecicos pais

pnrvocar scniidos rm vivido. F.n \ Miranda y I

Educafjo (pp. vr

Xinun.

educación comunitaria. a partir ciel análisis de experiencias políticas y de

CuLtde. Memonj e

vi)..luiz de Fwa.urum

practicas de autonomía educativa en lo« pueblos originarios de México y América latina. Es autor de) libro Autowmla y educación indígena. las

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\unv

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Tempo e narr-stba. $.10 Paulo

obra Luehas "muy oíros ". /upatssmoy autonomía en las comunidades indi

1015). Fs miembro de Latin Ameritan Studics Association (l asa y de la

Association Française d’Eihnologic ci ¿’Anthropologie. Manins Fontes.

Sanz. F. (1006). £7 aprendria/efscra de la cstuda. Madrid: Edicioncs Academical.

Efrah Cruz Marín Binlogo por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Poli­

técnico Nacional: m.tgistcr en Ciencias. Biología. Facultad de Ciencias

Universidad Nacional Autónoma de México. Doctorando. Filosofía de la Ciencia. Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor investiga­ dor. Maestría en Educación Ambiental. Colegio de Ciencias y Humani­

dades, Plantel del Valle. Universidad Autónoma sic la Ciudad de México.

J«7

j«i

Azores

Graciela Funes

estudios de posgrado ha sido la consrmcción de las identidades étnicas,

Profesora en Historia, especialista y magister en Didáctica, y doctora en

Ciencias de la Educación. En la Universidad Nacional del Comahuc, fue profesora titular regular del Área Didáctica de las Ciencias Sociales y es directora de la Espcxialización en Didáctica de las Ciencias Sociales. Rea­

liza investigas ión educativa en temáticas referidas a la formación docente en ciencias sociales, prácticas de la enseñanza de la historia reciente y en

élites y nacionalismo del siglo XIX. Sil tesis doctoral se titula 'Decons­

trucción nacionalista del otro y la representación de la nación mapuche

(gulumapu) en Chile durante la segunda mitad del siglo xix". Ha publi­ cado: ‘Colonialidad. resistencia c identidades indígenas en la ciudad", en

Ruptura e identidades: cuestionando la nacióny la academia deide la etnia

y elgenero (ril Editores, iot$).

cultura digital en los diversos niveles educativos. Ha participado en Jor

nadas y Congresos de Argentina. México. Colombia. Brasil, Cuba. Chi­ le y España. Ha publicado numerosos articulos en resistas especializadas y capítulos de libros en las temáticas de la investigación. Es autora del libio Historias rmemuLts recientes. Utopias y prácticas (Educo Ncuquén.

ion) y compiladora y coordinadora de los textos: Historia y geografía.

Propuestas de enseñanza (Universidad Nacional del Comahuc, Facultad de Ciencias de la Educación ioi$); Enseñanza de la Historia Reciente.

Malvinas, dictadura, ciudadanías, derechos humanos, menemismo, crisis de

JOOS ¿que efemérides? (Novedades Educativas. Buenos Altes. 2014); Cró­ nicas de escuelas valletanas (l.’nñrrsitas Libros, 100'): C7 *rwi¿r.
propuestas (Ma­ nuscritos-FACE UNCO.

íoui);

Maestros entre réjannos ¿recurso discursivo

o discurso democralszadorí (Manuscritos r ACE UNCO, icoi).

Lina María Hurtado Gómez Es doctoranda en Geografía de la Universidad I cdcral Fluminense de Rio

de Janeiro (uff), maestra en Estudios Amazónicos de la Universidad Na­ cional de Colombia, sede Amazonia (200$). 1 la trabajado en el diseño y

puesta en marcha de políticas publicas agrarias y de medio ambiente en la Amazonia y Ortnoquia colombiana, y de asesoría a comunidades indí­

genas y campesinas en remas de ordenamiento territorial. Actualmente está vinculada como investigadora mijtepriting «xi un lr¿;c de 400 qcrnpUrcx.

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