Próceres de la independencia centroamericana [1 ed.]


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Spanish Pages [401] Year 1971

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Próceres de la independencia centroamericana [1 ed.]

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PROCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA

Colecáón Rueda del TiemPo

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PROCERES

DE

LL!\

INDEPENDE N C IA CEN1"'ROA1\'IERICANA Stlución, /111rod11aió11 y Notas dt Carlos Mtléndt;.

EDITORIAL UNIVERSITARIA CFNTROAMFRICANA (EDUCA}

PRIMERA E1'1CION l:DUCA Centro¡un�ma

1971.

Resavados todos los dm•­ Hecho el depÓsiro que marca la ley.

chos.

1971

;>0r Ed1tonal Uruv�1mi• Úfltl"OIUMnc.ana (EDUCA) (0rg3nismo d., l.u Un1Ven1dade. N1C1onales Autónomas de Costa Rica N1caragu.i, Honduras, El Salvador y Guatemala)

Ap.

37 Ciudad

Unl\ emcana Rodn&o F�CJO

Cosu Rica

l N DlC E

I.

Presentación

9

Manuel José Arce

11

Ma111H�I VL LA ISl>cPENDENCIA

daños de la hacienda! Valentone!> de garra y vagabundos de presa merodeaban por los alrededores, y a veces vaciaban la troje de pacífico labriego o saqueaban las aves de apartado corral; en tiempos limpiaban de aperos de labranza y en oca siones por c.impos y dehesas llev:íbnnsc los cuatreros alguna res caballar o vacuna. Los merodeadores constituían plaga temerosa. y a su sol... nombre !os campesinos daban diente con diente y las ronda: que solían patrullar se recataban con prudencia. Media noche seria cuando desde la caballeriza uunediat. sonó agudo relincho: los perros sacudieron las orejas, gruñe­ ron un instante y al puruo ladraron con estridente clamor. sacando de su plácido sueño a los p3cíficos dunnientes. Por la ventana saltó al largo corredor de la finca d colegial in quieto: escuchó con atento oído, bai:mdo al patio con clirec ción al lugar de donde partían los ruidos sospechosos; y desde las bardas del corral y n la ese.isa luz de las estrellas pudo ver hasta cinco individuos que cratab:m bonitamente de salir jinetes habiendo entrado a pie. Como unn exhalación tornó a la casa: a la mortecina lui de menguado candil los reflejos metálicos del vetusto chafa. rote hirieron sus OJOS, present.índole el arma única que SUJ manos podían haber; y sin pensar en la inutilidad proverbial de la enmohecida espada, la empuñó resueltamente y se dirigio a la cuadrilla. Ya el mayordomo bajaba con su machete de campo, y al divisarle do� de los ladrones escurrieron el bulto. tras el cual siguió aquél campo traviesa; pero los otros tre) aguardaron a pie firme, desazonados de volver con las mano) vaáas. El más audaz disparó la espingarda que traía a preven ción, pero con tan mal suceso, que en vez de herir al joven aco mecedor, sufrió el choque del alma en el brazo y quedó in móvil breves instantes. Durante ellos, Arce forcejaba en vano por dese:ivainar el acero, y apremiado del peligro y ante la acometida d e los otros dos malhechores, vibró la espada con coda y su vaina de metal y arremetió con furor al grupo. El contuso carabinero repuesto del golpe, blandía el arma de fuego, cual si fuera una maza: pero Arce parando y ciñéndose al quite dejó que su adversario �e hozara en vago, y esgri.

.\IANUEL /OSE DE ARCE

/IJ

miendo con ambos puños el sable le dió un manodoble cerrero en d críneo, que le tendió por tierra. A punto estuvo, de ser atravesado por la da�a de uno de los dos restantes¡ más se rehizo y volvió a la ofensiva des.ir mando al agresor con un rápido revés, y menudeando sobre el otro taJ lluvia de eme.trazos. que crujían las �paJdas y se que braban las costillas. Desde el momento del disparo, el mayordomo abandonó la persecución emprendida v volvió diligente, así como la fo. milia y .servidumbre �e apresuraron a dejar el lecho y a acudir .1 donde el ruido y las voces indicaban el peligro Al llegar vieron al ¡oven Arce, jadeante y sudoroso aco· meriendo bravamente a los dos malliechorcs; y antes de que �obre éstos se lanzaran amos y sirvientes, en el sacudido ba t.1nco de lomos voló a distancia la ruginosa vaina y quedó b acerada hoja blandida en el ágil y fuerte puño del vól uleantc p como nervioso látigo que hacía gañir de furia y de dolor a los ladrones Agarrados éstos de las muñecas y conducidos a los cepos de la finen, fueron entregados al brazo secular de In justicia ordinarin, c