Obras completas. Tomo XII [12]

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Obras completas de Platón

Platón Obras Completas Traducción, prólogo, notas y Clave hermenéutica de Juan David Gar­ cía Bacca • Tomo XII • Diálo­ gos Dudosos y Apócrifos • Coedi­

ción de la Presidencia de la Repú­ blica de Venezuela, la Facultad de Humanidades y Educación y la Di­ rección de Bibliotecas, Información, Documentación y Publicaciones de la

Universidad

Central

nezuela • Caracas, 1982.

de

Ve­

Versión directa del texto griego de Ja Edición "Guillaume Bu -ré:iv rnxp6v'tc.:>V

r.pocri;uEó:J.Evo� r:opt:J:, T et (r.ops:b) l:P : ;::poa;cx TY,

i38

a 1

:i:o¡..ElÍ"(l Y

e

ALCIBIADES SEGUNDO SÓCRATES, ALCtBÍADES 138:1.

SÓCRATES. ALClBÍADES.

¡Alcibíades!, ¿c¡ue te diriges a orar a dios ; P ues así es, Sócrates.

SÓCRATES. Pareces sombrío, tuvieras pensativo. ALcIBÍi\DES. b

¿ Pensativo ?, ¿quién y sobre c:¡ué ?, Sócrates.

SÓCRATES. P ensativo sobre lo máximo, Alcibíades, -así me lo parece. Porque, ¡tente!, ¡por Júpiter!; ¿oo crees tiue los dioses de cuantas cosas les ped.imos en privado o en público, nos dan a veces algunas ; mas no, otras; que a. algunos sí; que a otros, no? A LCIBÍADES.

c

y miras a tierra cual si es­

Enteramente así.

SÓCRATES. ¿Pues no te parece que hace falta mucha y prudente previsión para que no pase el pedir uno para sí grandes males, creyendo pedir b i enes ? Pero, ¿qué si por Suerte los dioses están dispuestos a dar Jo que se les pidiere? Cual, se cuenta, que Edipo pidió sin más que los hijos d ecid ieran a golpes de espada lo de herencia paterna; y pudiendo buena­ mente ped ir l e librase de los males presentes, atrajo, además de los presentes otros por maldición, realizados los cuales y, tras ellos, otros muchos y terribles. ¿Qué falta hace referirlos uno por uno? ALCIBÍADES. Pero, Sócrates, estás hablando de hombre loco. ¿Que te parece haber quien, sano, se atreva a pedir tales cosas? SÓCRATES. ¿Que te parece, pues, ser la locura lo con· trario a Ja sensatez ? ·

ALCIBÍADES. d

SóCRATES. sensatos? ALCIBÍADES.

Enteramente. ¿Que te parece haber hombres insensatos y Por

cierto, Jos hay.

.'\LClBIADES SEGUNDO

12

SÓCRATES. ¡Tente!, y consideremos quienes so n tale s. Convenimos en que hay insensatos y sensatos, -y ot·r os, locos. ALcIBÍADES. SócRATF.S. ALcIBÍADES. SóCRA1f.S. 1 39a

ALCIBÍADHS. SócRATl�S. ALCJBÍAD.F.S. SócRATJ�S.

de eso pasa? ALCJBÍADJlS. Sóc.RATliS.

Convenjdo, pues. ¿Ha}', además, algunos s ano s ?

Los hay. ¿Y t amb i én, otros, enfermo s? Enteramente.

¿No, pues, los mismos?

Pues no. ¿No hay, pues, además otros a quienes nada No, por cierto. Así gue,

enfermo o no lo está. ALcIJ3ÍADES.

de

Necesidad,

el hombre o está

Me lo parece.

SÓCRATES. Pero, ¿qué?: respecto de sensatez e insensa­ tez, ¿tienes la misma convicción? ALCIBÍADES.

b

¿En qué sentido lo

dices?

SócRAT!!S. En el de si te parece gue es Necesario ser sens ato o i nsensato ; o si hay, entre medio, un tercer estado qrre no haga al hombre ni sensato ni insensato. ALCIBÍADES. SÓCRATES.

dos cosas. Ar.cJBÍADl\S.

No, por cierto. ¿De NecC;sidad, pues, ha de pasar una de las Me lo parece.

SóCRATf:S. Pues bien: ¿recuerdas haber admitido locura es lo contrario de sensatez? ALODÍAOES.

que

Por mí, que sí.

¿Pues, y que no hay, en medio, un t ercer estado que haga al hombr� no ser ni sensato ni ins ensato ? SÓCRATES.

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

trarios? ALcmÍAOES.

Convine

en ello.

¿Habría cómo para una cosa haya dos con­

No hay cómo.

ALCIBJAt>ES SEGUNDO e

SÓCRATES.

Luego insensatez y locura son lo mismo.

ALCIBÍADES.

Tal parece.

SÓCRATES. Aficmaod . o, pues, Alcibíades, que todos los insensatos están locos, ¿hablaríamos correctamente?, -tanto respecto de algunos de his coetáneos, en caso de que estén siendo in.sensatos, que lo están, como respecto de los ya mayo­ res. Porque bien, 1por Júpiter!, ¿no crees que en la Ciudad son, ciertamente, pocos Jos sensatos; mas insensatos, la mayoría: esos gue tú. mismo llamas "locos"? ALCTBÍADES. d

Por mí, así es.

SÓCRATES. ¿Crees, pues, que gozaríamos tratándonos de conciudadanos con tantos locos; y que pateados, apaleados -y cuanto suelen hacer los locos- habríamos hace tiempo, pagado el merecido? Pero, mira, feliz de ti, si no son así las cosas. ALCTBÍADES. ligro está que no

SÓCRATES.

estotra

Ni a mi me Jo parece. Pero mirémoslo

manera.

ALcmÍADES. SÓCRATES.

de

¿A cuál. te refieres ? Te Jo diré ya. ¿Suponernos, o no, que hay

enfermos?

e

¿Cómo no van a ser así?, Sócrates. En pe­ sean cual creía.

lo

ALCIBÍADES.

Pues sí, por cierto.

SÓCRATES. ¿Te parece, pues, necesario el que haya quien esté enfermo de podagra o de fiebre o de oftalmía? ¿O no te parece que, aun no padeciendo de nada de eso, esté enfermo de otra enfermedad?; gue, por cierto, las hay y muchas, -y no solamente esas. ALCIBÍADES. SócRA'fES.

Me lo parece. ¿Toda oftalmía te parece ser

ALCIBÍADES. SÓCRATES.

enfermedad?

Sí. ¿Y también, que

toda

enfermedad

es

of­

talmía?

ALCIBÍADES.

manera de decirlo. 140a

SÓCRATES.

pensarlo- por

No, ciertamente. No doy realmente con la

Pero si me prestas atención -"somos dos" a

Suerte lo encontraremos .

ALCIBIADES SEGUNDO

14

ALCIBÍADES.

mis fuerzas.

Pues t e la presto, Sócrates, en b medida de

SóCRATES. ¿No convinimos, pues, en que toda oftalmía es enfermedad, aunque no toda enfermedad sea oftalmía? ALCJBÍADES.

b

SÓCRATES. Y me parece habernos convenido correcta­ mente. Porque todos los afiebrados están enfermos, mas no todos los enfermos tienen fiebre, podagra u oftalmía, -tal creo. Pero todo esto es, por cierto, enfermedad; mas, al. decir de los que llamamos "médicos", se diferencian por los efectos. Que todas ellas oo son semejantes ni obran de semejante manera, sino cada una según su propia fuerza. Todas son, por cierto, enfermedades. Parecidamente, ¿admitimos que hay ar­ tesanos, o no? ALCIBÍADES.

e

Absolutamente.

SÓCRATES. No lo son, pues, los zapateros, carpinteros, escultores y muchísimos otros, -¿a gué nombrarlos uno por uno? Aunque tiene cada uno una pacte, la escogida, de la artesanía, son todos ellos artesanos, -no, por cierto, carpinteros ni zapateros ni escultores, todos cuantos son artesanos. ALCiflÍADES.

d

Quedó convenido.

No por cierto.

SÓCRATES. Así es como los hombres se han repartido hasta la insensatez. A los t]ue tienen Ja parte mayor, llamemos "locos"; a los que, algo menos, "bobos" y "estúpidos". Pero si queremos denominarlos con nombres biensonantes, unos son "exaltados"; otros, "simplones"; otros, "inocentes", "inexp er­ tos", "atontados". Mas, rebuscando, hallarías muchos otcos nombres. Todo ello es "insensatez"; mas diferente, al modo que nos Jo pareció ser una arte de otra arte, y una enfermedad de otra. ¿O cómo te pa.r ece ? A1.cJBiADES.

A mí, así.

SÓCRATES. Revir tamos una vez más a aquello de con­ siderar cual al comienzo del razonamiento, quiénes son insen­ satos; y quiénes, sensatos. Pues convinimos en gue hay algunos. ¿No es así? ALClBÍADES. e

S6CRATES.

Sí; se convino en ello.

Pues bien: ¿admites ciue so11 sens:ltos quienes saben qué se ha de hacer y decir?

ALC.!SlADl>S SEGUNDO ALCIBÍADES.

15

Por cierto que sí.

SÓCRATES.

¿Y quiénes son insensatos? ¿No lo son quie­ nes nada de eso sepan?

ALCIBÍADES.

Esos mismos.

SÓCRATES. Ahora bien: quienes no saben nada de eso, ¿no caen en cuenta de que están hablando y haciendo lo que no se debe? ALCIBÍADES. 1Ala

b

Parece.

SÓCRATES. Por cierto, Alcibíades, que uno de estos hombres decía yo ser precisamente Edipo. Más aún: entre los actua­ les hallarás muchos, que no posesos por ira, cual él, no creen pedir para sí males, sino bienes. El no pedía males, -ni por pienso. Pero otros hay a quienes pasa lo contrario. Porgue si, como creo, se te apareciera primero el dios a quien te diriges, y te preguntara antes de que le pidieras nada: "¿te bastaría con llegar a ser tirano de la Ciudad de Atenas?". Mas, si te pareciera eso fruslería y nada de grande, añadiese: "y, ¿de todos los griegos?". Pero, y si viendo que aun estOJ te parece poco, a n o serlo de toda Europa, te lo prometiera tan sólo si quieres que hoy mismo sepan todos que Alcibíacles, hijo de Clinias, es tirano, creo que tú mismo partirías rebosante de gozo, por señor de los máximos bienes. ALCIBÍADES. Creo, Sócrates, otro, -si le cayera lo mismo.

c

Jo mismo

cualquiera

SóCRA1"ES. Pero, seguramente, a costa de tn vida n o querrías hacer tuya la tierra y ser tirano de todos Jos griegos y bárbaros. ALCIBÍADES.

de nada de eso?

SÓCRATES.

dicial manera )

ALCIBÍADfis.

d

que

No l o creo. Pues, ¿cómo, si Pero,

no·

voy a gozar

¿y si fueras a gozarlo de mala y perju­

Tampoco.

SÓCRATES. Ves, pues, que no es seguro ni aceptable sin más lo que a uno se le dé ni que se le dé lo que pid e,, -si ello va a resultar en su perjuicio o en perder la vicia. ¡De cuántos -muchos- podríamos contar que habiendo apetecido la tiranía, y aun esforzándose en conseguirla, cual si con ella obtuvieran algo bueno, Jo que de ella sacaron fue perder, por

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AAKIBIAABI: 6,EYTEPOI: ::tQ. 'Qp�c; O�V QcxAEv

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'ta TlotlOUcÓt,

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AAKIBIA6.HI: 6.El'TEPO�

i43a

Etp11 p.évet bE'lvo ó' o�v t!vvo6>, !Sac.'>v KC1uct:>v Clli:(cr. 11 �yvoux i:otc; &v8p6ttoLc;, ón6i:e:, Clic; EOLKE1 AEA�8etp.Ev 11p.tic; 43i:ouc; ÓLtt i:avi:1111 ical np&i:i:ovi:Ec; icat i:6 YE laxai:ov .E3x6p.EV0l T\l-1-'lv aói:ol.c; 'tcX KÓ:KLO't:Cll, ..OttEp O�\I oMdc; &.v oh¡8Elr¡,' &AA.ele i:olh6 YE n&c; &.v otoL'tO ticavoc; dvaL, aoi:oc; JXÓ't/?> i:dl BD.i:Lai:a EaE,aa8aL1 &U' ov i:dl icáictai:a. }oOi:o l-1-E:v yc;, é!> BD.i:La't'E, al11 &v ne; &v�p , Se; ip.o O 'tE icat croo cr ocp6i:Epoc; l!>v 'tuyx&voL, OVK 6p8é3c; Tj p.&c; 1eaA.é3c;

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At.C!BíADES SEGUNDO

143a

19

«JIÍpite1· Rey, pidámoslos o 110 los pidamos dadnos los bienes; mas los males, t11mq1te los pidamos, líbranos de ellos».

Tal es Ja súpli ca. Por cierto que, a mí, me parece hablar el poeta de bella y segura manera. Pero si tienes tú otra cosa en mente, no te Ja calles. ALCIBÍADES. Difícil es, Sócrates, hablar contra lo bella mente dicho. Pero estoy pensru1do de cuántos males para los hombres es ignorancia la causa, ya que, como parece, no caemos ­

b

cuenta nosotros mismos de que por ella obramos mal y, por contera, pedi mos para nosotros mismos lo pésimo. Lo cual nadie, por cierto, Jo creyera; al revés: todos se creen capaces de pedir para sí mismos lo mejor, y no lo pésimo. En verdad, que esto se pareciera a una maldición, más bien que a una s ú pl ica

en

.

Pero tal vez, óptimo, nos dijera varón, caso de l.cr más sabio que yo y tú, que: no hablamos correctamente al reprender, así en bloque, a la ignorancia, sin añadir de qué cosas y para quiénes la ignora ncia resulta hasta un bien, -cual para otros resulta un mal. SóCRATES.

c

Ar CIBÍADES. ¿Qué dices?: ¿que hay cosas, que sea para quien sea, es mejor ignorar que saberlas ? SÓCRATES. ALCIBÍADES.

d

A mí me lo parece; ¿y a ti no?

Ciertamente que no, ¡por Júpiter!

SÓCRATES. Por cierto que no imputaría el querer tú llevar a cabo c ontra hi misma madre l o mismo que dicen haber rea­ lizado Orestes, Alcmeón, y si hubo algunos diferentes de -·

ellos.

ALCIBÍADES.

¡Por Júpi te r ! Sócrates, ¡habla bien! ,

No al que dice, Alcibíades, que no querrías llevar a cabo eso has de mandar, ¡hable bien!, sino mucho más a quien dijera lo contrario, ya que tal hecho te parece tan te­ rrible que ni tan sólo hay que, por descuido, mencionarlo. ¿Te parece que si Orestes hubiera estado en sus cabales y sabido qué era para él lo mejor a hacer se atreviera a llevar a cabo aquell o? SÓCRATES.

ALCIBÍADES. e

SÓCRATES. At.CIDÍADES.

No, de seguro. Ni otro alguno, creo. No, por cierto.

ALCIBIADES SEGUNDO

20

SócRATTIS. Así que, al parecer, es un mal Ja ignorancia de lo mejor y lo es ignorar lo mejor. ALcmíAnns. SócRt.TES. ALCIBÍAOT�S.

144a

b

Me lo parece. ¿Y

lo es para él y para todos los demás?

lo afirmo.

SÓCRATES. Pues bien: consideremos este caso: que ahora mismo se te ocurriera -creyendo ser mejor-- tomar un cuchi­ llo, llegarte a la puerta de Perícles, tu propio tutor y amigo, y preguntar si está dentro, -con la intención de asesinarlo, a él y no a otro; y que te dijeran estar dentro, -y no digo c¡ue tú quieras hacer nada de eso; sino que, creo, te acudiera lo que no hay inconveniente alguno le acuda, alguna vez cual opinión, a quien ignore qué es lo mejor tanto que llegue a tomar alguna vez lo pésimo p()r óptimo. ¿O no te lo parece? ALCIBÍADES. Pues, y mucho. SÓCRATES. Sí, pues, en entrando y mirando, desconocie­ ras que es él mismo y creyeras que es algún otro, ¿te atrevería.> aún a asesinarlo? ALCIEÍADES.

¡Por Júpiter!, no; no

me

lo parece.

SÓCRATES. Porque no al que tropezaras, sino a él justa­ mente es al que querías. ¿Es así? ALCIBÍADES.

Sí.

que si lo atentaras frecuentemente; mas, cuando estás a punto de hacerlo, desconocieras siempre a Pe­ rides, jamás lo atacarías. SÓCRATES.

ALCIBÍADES.

Así

No, por cierto.

Pues bien: ¿crees que Orestes atacara madre si parecidamente la desconociera? SÓCRATES.

e

AI.CIBÍADES.

No

a

su

lo creo.

SÓCRATES. Pues no pensaba él asesinar a cualquiera mu­ jer con que topase o con la madre de cualquiera, sino a la snya él mismo. ALCil3Ít\DES.

Así

es.

SóCRATF.S. Es, pues, mejor tal ignorancia para los así dispuestos y que tienen parecidas ocurrencias. ALCIBÍADES.

Tal parece.

Al.CIBIADES SEGUNDO SÓCRATES. ¿Ves, pues, que y eo gué estado es ahora mismo te lo pa recía?

para quienes

ALCIBÍAOF.S.

d

la ig norancia de ciertas cosas un bien y no un mal, como

parece.

SócRATES. Pues bien: si quieres consic.lér:ir lo que sigue, tal vez le pare:.:ca extr:iño. ALCIIlÍADES.

e

Lo

21

Sobre to do, ¿qué es?, Sócrate s.

SÓCRATES. Que, por decirlo así, la pose s ión de las demás ciencias, si se !:is posee sin la del Bien, corre el peligro de ser pocas veces útil, y perjudicar, p or el contrario, las más a su tenedor. Considera esto: ¿No te parece ser necesario, puestos a o�rar o hablar, estar convencidos de qu e lo primero es saber,

o creerse saber, en realidad, lo que, precisamente, vamos a decir o hacer ?

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HJPARCO O EL CODICIOSO

(Etico) SÓCRATES; UN COMPAÑERO 225a

SÓCRATES. los codiciosos?

Eso de "codicioso", ¿qué es

y quiénes son

COMPAÑERO. Me parece lo son quienes juzgan vale la pena ganar aun de cosas de ning(1n valor. SÓCRATES. ¿Te parece que sabiendo ellos que son de ningún valor, o ignorándolo ? Porque si ignorándolo, estás J!amando insensatos a los codiciosos. b

COMPAÑERO. No los llamo "insensatos", sino "pícaros", "maliciosos }' vencidos por la ganancia", ya que reconociendo que son de ningún valor las cosas que s e empeñan en ganar, no obstante se empeñan, por desvergiieocería, en ganarlas. SÓCRATES. ¿Llamas, pues, codicioso a alguien parecido al varón agricultor que, sembrando y conociendo que lo sem­ br:i.do no vale nada, jll2gara que ganaría una vez crecido? ¿Así lJamas a este tal? COMPAÑERO. nancia de todo.

c

El codicioso, Sócrates, cree diebe sacar ga­

SÓCRATES. No me respondas así un poco al azar, cual si alguien te hubiera p erj udicado en algo, sino ponme atención como si te preguntar� una vez más desde el principio. ¿ Con cedes que el codicioso sabe cuál es el valor de aquello de que juzga sacará ganancia? ­

COMPAÑERO. SÓCRATES.

Yo, sí.

Pues, ¿quién es el entendido en eso del valor de las p lantas, en qué estación y colocación vale Ja pena sem­ brarlas? Para que también nosotros echemos mano de es,1s sabias locuciones de que los expertos en juicios se vanaglorian.

HIPARCO O EL CODICTOSO

36 d

COMPAÑERO.

Creo que el agricultor.

SÓCRATES.

Pues, por "juzgar gue vale la pena ganar", ¿qué otra cosa entiendes sino que "creen deben ganar" ?

Co.MPAÑERO. 226a

Digo que precisamente eso.

SÓCRATES. Pues bien: no trates de engañarme, a mí ya varón viejo, tú, joven aún, respondiéndome, como ahora mismo, lo que tú mismo crees; sino dime la verdad: ¿crees haber algún varón, realmente agricultor, que, conociendo que siembra semilla de ningún valor, crea sacar de ello ganancia? COMPAÑERO.

¡Por Júpiter !, yo no.

SócllATES. Pero, ¿qué?, respecto de varón hípico que, conociendo ser LAOKEpO�'lc; c¡>ttlVOV't:Cll "to0't:O\I

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"t:d: &ya8a TtÓtv"tcxc; Kcxl &d. ET. Ncxl.

l:Q. Oú1) : Llamar amantes-de-ganancia a los amantes de l o bueno (TO aya.Oóv) ; y al revés : los amantes de lo bueno son amantes de ganar; porque ganancia es un bi�n. Todos son "codiciosos". Se echa de ver: l ) que ganancia (Kep3o.,) es una clase de bien; 2) que no está vinculada con dinero, exclusivamente, sino rnn valor (á�ía.) más próximo a lo bueno p.�Y �� '� tt•1f)ao¡.tEV 't'00't'o 116¡.tlf:lOll

C

d11at ; ET. OOtY om. F 11 3 ó;:o·, •oií·1 A. : óm:oií•1 F om. EKcf 11 12 ó ¡.r.iv ex em. A2 11 ob om. A ' e 6 o�zo':í·1 - 3 1 8 a 13 yl')!J.! ha.b. Stob. (W. H. IV, 120) I¡ 9 o om. F et Stobaei S:\iA ji eivo:1 A : !'-:Ct1 A Oi�mJp.&x F Stob. 11 5 !itr yfi A : i::s..y;r F -:Yj "i'ií EKc b ·:r, ·r� Stol.m·i A i::t y�·, Richards.

MINOS O SOBRE LA LEY COMPAÑERO.

61

No.

SÓCRATES. ¿Ni cambiarán sobre la misma materia de una prescripción lega� a otra distinta? COMPAÑERO.

No, por cierto.

Si, pues, vemos que algunos obran así, ¿afir­ maremos que quienes tal hacen sean entendidos o no enten­ didos?

SÓCRATES.

COMPAÑERO.

No entendidos.

SócllArns. Pues bien: ¿no afirmaremos que lo que sea correcto en cada caso: mev &ycxBoc; yÉyovEV lv 't'o'Lc; o.v>.r¡i:ucotc; vóp.olc;

oµoBhr¡c; ; taco>c; ovK lvvoEtc;,

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d

MINOS O SOBRE LA LEY

63

SÓCRATES. Pero, ¿quién es el buen repartidor de sonidos en las melodías, y capaz de repartir las valiosas?, ¿y las leyes de quién son las correctas ? e

COMPAÑERO.

Las del flautista y citarista.

SÓCRATES.

Luego el más observante de tales leyes, tal es el mejor flautista.

COMPAÑERO.

Sí.

SóCilATES. Pero, ¿quién es el mejor en repartir el ali­ mento para los cuerpos humanos? ¿No es lo mismo que quien reparta el alimento más valioso? COMPAÑERO.

Sí.

SÓCRATES. Luego sus repartos y leyes son las mejores, y quien en esto sea el más observante de ellas, es el mejor re­ partidor. CO.M PAÑERO. SóCRATEs.

¿Quién es el tal?

COMPAÑERO. 318a

Absolutamente. El profesor de gimnasia.

SÓCRATES. ¿Tal es el efectivamente capaz de pastorear el rebaño humano (del cuerpo) ? COMPAÑERO.

SL

SÓCRATES. Pero, ¿quién es el efectivamentre Minos, Hornero y IJesíodo lo encomian de esta manera : te la rcieriré a fin de tú, hombre hijo de hom­ bre, no fa !Les gravemente ele palabra contra un héroe, hijo de Júpit:er. Porciue diciendo Homero de Creta que hay en ella muchos hombres y noventa ciudades, está en ella precisamente Kno.ro1, gr &y1ew11L �pópTJv lS Tl noTE olíTe.>c; fonovc5aic6TE

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-

.

LOS RfVALf:S EN AM0Rl1S

85

"¿Tanto, respecto de caballos y, parecidamente, respecto

de todos Jos demás ?". "Lo

afirmo". "¿Cuál es, pues, la ciencia que doma correctamente en las Ciudades a los disolutos y transgresores de las leyes ? ¿No es la judicial?".

e

"¿Y a alguna otra llamas «justicia», sino a ésta?". "No, sino a ésta". "Aquella por la que se doma correctamente, ¿no es, según esto, la misma por la que, además, se conoce a los buenos y a los malos ?". "Por ella". "Y quien conozca "Sí".

a

uno, ¿conocerá también a muchos ?".

"Y quien conozca a muchos, ¿tambiéi1 a uno?". "Lo afirmo". "Y si un buey no conociera, aun siéndolo, a los malos y buenos (bueyes), ¿desconocería también qué es él mismo ?". "Sí'', dijo. "¿Pareciclamente, también, si un perro?". Convino en ello. "Pero, ¿qué ?: si un hombre, aun siéndolo, desconoce qué 138a hombres son los buenos y los malos, ¿no desconocerá si él mis­ mo es bueno o malo, ya que él mismo es hombre?". Convino en ello. "Mas desconocerse a sí mismo, ¿es ser sapiente o no serlo?". "No ser sapiente". "¿Luego conocerse a sí mismo es ser sapiente?". "Lo afirmo'', elijo. "Luego esto es, al parecer, lo que nos recomienda la ins­ cripción de Delfos: practicar sapiencia y justicia". "Parece".

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1810).oy..¡cri:laO«t : 8ta).oytaaa0:J.t Cobol 11 3 f·1t7.Gt : -r.iduría ¿cuál me responde­ rías es? ¿No, la del cochero? ,

TEAGES.

Sí.

SÓCRATES. Mas respecto de la que ahora ¿es anónima o tiene nombre?

helas,

es

el caso an­

TEAGES

98

TEAGES. Yo creo que lo tiene. SÓCRATES. Lo conoces, pues, aunque no su nombre, ¿o también el nombre? TEAGES. También el nombre, por mi palabra. SÓCRATES. ¿Cuál es? Dilo. TEAGES. ¿Qué otro nombre, Sócrates, se diría ser el suyo d sino el de "sabiduría" ? SÓCRATES. Que Ja del cochero, ¿no es sabiduría? ¿O te parece ser ignorancia? TEAGEs. No, a mí. SÓCRATES. ¿Sino sabiduría? TEAGES. Sí. SÓCRATES. ¿De qué nos sirve ? ¿No sabemos por ella el gobernar un tiro de caballos ? TEAGES.

Sí. Pues, y la del piloto, ¿es sabiduría?

SóCRATns. TEAGES. SÓCRATES. TEAGES.

e

A

mí me lo pareoe. ¿No sabemos por ella mandar en naves ?

Sí, por ella.

SÓCRATES. Pues esa por la gue tu anhelas, ¿qué "sabi­ duría" es? Por Ella, ¿en qué sabemos mandar? TEAGES. Me parece que en hombres. SÓCRATES. ¿En los enfermos ? TEAGES. No, por cierto. SÓCRATES. TEAGES.

Que esa es la médica. ¿Es así? Sí.

SÓCRATES. Pero, ¿por ella sabríamos mandar en los coros de cantores ? TEA.GES. No. SÓCRATES. TEAGES.

¿Que esa es la Música? Enteramente.

TllAGilS

Pero, ¿por élla sabemos mandar en Jos gim-

SÓCRATES.

nastas?

TEAGES.

No.

¿Que esa es la gimnástica?

SÓCRATES. TilAGES.

99

Sí.

SóCRAT.llS. Pero, por Ella mandar, ¿en los que hacen qué) Trata de precisarlo como yo en lo anterior. l

24a

TEAGES.

En los de la Ciudad, me parece. Pues, ¿que no están también en la Ciudad

SÓCRATES.

los enfermos?

TEAGilS. Sí, pero no hablo solamente de éstos, sino tam­ bién de los demás que están en la Ciudad. SÓCRATES. Entiendo de qué arte hablas. Porque me pa­ rece hablas no de por la que sabemos mandar sobre recolecto­ res y vendimiadores, plantadores, sembradores y aventmadores, -que es la agricultura por la que en ellos mandamos. ¿Es así? TEAGES. b

Sí.

SóCRATf.S. Ni creo sea por la que sabemos mandar sobre aserradores, perforadores, cepilladores y torneros, sobre todos; no hablas de ésta; porque, ¿no es la carpintería? TEAGES.

Sí.

SócRATES. Pero tal ve:i: sea por la que mandemos sobre todos y esos y sobre agricultores, carpinteros y toda clase de artesanos, y sobre particulares : mujeres y varones; tal vez a ésta llames "sabiduría". TEAGf>S. e

Desde hace rato, Sócrates, de ésta quiero hablar.

SócRATllS. Podrías, pues, decirme: Egisto, el asesino de Agamen6n, mandaba en Argos sobre los que tú dices : artesanos, particulares, varones y mujeres, sobre todos ellos, ¿o sobre algunos otros ? TEAGES.

No, sino sobre ellos.

Pero, ¿qu� ? : Peleo, hijo de Eaco, en Ftía, ¿no mandaba sobre esos mismos ?

SóCRATJls.

TEAGES. Sí. SÓCRATES. Y Periandro, hijo de Cipselo, ¿no has oído

que mandaba en Corinto?

TEAGES

100 TEAGES.

Claro que si.

SÓCRATES.

d

TEAGES.

¿No mandaba sobre los mismos en su Ciudad? Sí .

SÓCRATES. Pero, ¿qué?: Arquelao, hijo de Pérdicas, que desde hace poco manda en Macedonia, ¿no crees mande sobre esos mismos ? TEAGES.

Oaro que sí.

SÓCRATES.

Pero Hipias, hijo de Pisístrato, que ha man­ dado precisamente en esta Ciudad, ¿sobre quiénes crees mandó? ¿No, sobre esos? TEAGEs.

Pues, ¿cómo no?

SÓCRATES.

¿Podrías, pues, decirme qué sobrenombre tie­ nen Bacis, Sibila y nuestro Amfílito? Ti>AGES.

e

Pues, ¿qué otro, Sócrates, sino el de "adivinos" ?

Correctamente dicho. Además : trata de responderme sobre estotro: ¿qué sobrenombre tienen Hipias y Periandro por su tipo de gobierno ? SÓCRATES.

TEAGES. SóCilATES.

Creo que el de "tiranos"; porque, ¿qué otro ? Pues bien: guíen anhele por mandar sobre

todos Jos hombres que en la Ciudad hay, ¿no anhela por el

mismo tipo de gobierno que ellos: el tiránico, y ser tirano? TEAGES. SÓCRATES. TnA.GES. l 25a

b

Evidentemente. ¿Así que anhela por lo que tú dices ? Parece por lo que yo dije.

SÓCRATES. ¡Malvado,! ; luego anhelando tú ser tirano nuestro, reprendías desde hace mucho a tu padre porgue no te enviaba a un maestro en tiranía. Y tú, Demódoco, ¿no te aver­ güenzas de que sabiendo desde tan atrás qué anhelaba éste, y teniendo con qué enviarlo a hacerse artífice de esta sabiduría por la CJLle anhela, te resientes con él y no quieres enviarlo? ¿Lo ves ahora ? Ya que delante de mí te acusó, deliberemos tú y yo a qué maestro lo enviaríamos y por el trato continuo de quién resultaría sabio tirano. DnMÓDoco. Sí, ¡por Júpiter !, Sócrates, deliberemos sobre ello, porque me parece necesitar esto de consejo, y no ligero.

TEAGES

101

SÓCRATES. Dejemos esto, por favor. Que él nos entere primero suficientemente de dlo. DEMÓDoco.

Que nos entere, p ues.

SÓCRATES. Pues bien, Teages; ¿gué, si nos sirviéramos en algo del testimonio de Eurípides ?; porque Eurípides dice en alguna parte :

sabios res11lttm Jos tiranos por el trato continuado de Jos sabios.

c

Si alguien, pues, preguntara a Eurípides : Eurípides, por el trato continuo de Jos sabios, ¿en qué afirmas resultan sabios

los tiranos ?; como si diciendo:

sabios resultan los agric11/t01·es por el trato conti12110 de los S..o c; Et p.Ep.6p.Evoc; p.Év ¡.¡ot, TtpOcmOLOÚp.Evoc; OE µr¡oE:v cJ>poV"Cll;ELV,

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