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Spanish Pages [244] Year 2000
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YUKO MORIMOTO
Gram tica del Espa ol / 6
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Los verbos de movimiento
Los verbos de movimiento
YUKO MORIMOTO
LA GRAMÁTICA DE LOS VERBOS DE movimiento resulta particularmente esclarecedora para comprender las relaciones que se establecen entre semántica y sintaxis. Este libro analiza en profundidad el significado léxico de los verbos que expresan movimiento espacial en español. Entre los factores que determinan las propiedades gramaticales de tales verbos destaca el aspecto léxico, que en esta obra se analiza de forma detallada, rigurosa y sistemática. El estudio delimita cuidadosamente los aspectos de la información léxico-semántica de estos predicados que tienen consecuencias en la sintaxis y presenta una clasificación de verbos que refleja ajustadamente todas esas propiedades. Yuko Morimoto es doctora en Filología Española por la Uni versidad Complutense de Madrid y profesora de Lengua Japonesa en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
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VISOR LIBROS
LOS VERBOS DE MOVIMIENTO
YUKO MORIMOTO
LOS VERBOS DE MOVIMIENTO
Visor Libros
Colección Gramática del Español, nº 6 DIRIGIDA POR IGNACIO BOSQUE
© Yuko Morimoto © Visor Libros, S. L. Isaac Peral, 18 28015 Madrid ISBN: 84-7522-637-X Depósito Legal: MImpreso en España
Sumario
PRIMERA PARTE. PRELIMINARES I.
SEMÁNTICA LÉXICA: CONSIDERACIONES TEÓRICAS ............................... 17 1. Introducción ............................................................................ 17 2. La relación entre la semántica léxica y la sintaxis ...................... 20 3. Los fundamentos teóricos de la Semántica Conceptual ............. 22 3.1. La Estructura Conceptual en la Gramática ...................... 22 3.2. La estructura de y la definición de los papeles temáticos ....................................................... 25 3.3. La correspondencia entre la Estructura Conceptual y la Estructura Sintáctica ........................................................... 29 3.3.1. Constituyentes conceptuales y constituyentes sintácticos ................................................................ 29 3.3.2. La Estructura Léxico-Conceptual y la Estructura Argumental ......................................................... 31 3.4. Principios reguladores de la correspondencia ................... 34 4. El estatus teórico de los primitivos semánticos ....................... 39
II. CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO EN ESPAÑOL . 43 1. Criterios de clasificación .......................................................... 43 2. Verbos de movimiento y lexicalización ..................................... 51 2.1. Componentes semánticos del evento de movimiento ....... 51 2.2. Principales modelos de lexicalización ............................... 53 2.3. Lexicalización y verbos de «Manera de Moverse» ............. 56 3. Resumen .................................................................................. 59 SEGUNDA PARTE. ANÁLISIS LÉXICO-CONCEPTUAL DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO EN ESPAÑOL III. LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO ..................................................... 63 1. Introducción ............................................................................ 63
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2. Eventos de IR y MOVERSE .................................................... 64 3. La Estructura Léxico-Conceptual de los Verbos de Desplazamiento: constitución básica .................................................................... 68 4. Tipología semántica de los Verbos de Desplazamiento ............. 73 4.1. Las principales modalidades de Trayectoria ...................... 73 4.2. Las principales clases semánticas de los Verbos de desplazamiento ......................................................................... 82 5. Estructura argumental de los Verbos de Desplazamiento .......... 93 5.1. Clases de argumento espacial ........................................... 93 5.2. Determinación de la estructura argumental ..................... 95 5.2.1. El argumento de trayectoria ................................. 95 5.2.2. El argumento de ubicación o de objeto-lugar ....... 96 5.2.3. Selección de argumentos espaciales no direccionales 101 5.2.4. Los casos de falsas alternancias ........................... 108 IV. LOS VERBOS DE MANERA DE MOVERSE .............................................. 113 1. Introducción .......................................................................... 113 2. Los Verbos del tipo de caminar y la construcción de Adjunción-IR 116 2.1. La Regla de Adjunción-IR ............................................. 117 2.2. El dominio de aplicación de la Regla de Adjunción-IR .. 122 2.3. El criterio de telicidad ................................................... 123 3. Subordinación de la función IR ............................................. 129 3.1. La función IR como parte integrante del constituyente de Manera .......................................................................... 129 3.2. El efecto aspectual de la Regla de Adjunción-IR ............ 133 4. Algunos fenómenos relacionados ............................................ 136 TERCERA PARTE. ESTUDIO ASPECTUAL DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO: EN TORNO A LA DELIMITACIÓN Y LA TELICIDAD V. DELIMITACIÓN EN EL EVENTO DE DESPLAZAMIENTO ........................... 145 1. Introducción .......................................................................... 145 2. Función aspectual de los argumentos: consideraciones generales 146 2.1. Capacidad delimitadora de los argumentos .................... 146 2.2. El papel semántico y la función aspectual: el caso de los argumentos directos ...................................................... 148 2.3. La delimitación eventiva: ¿una propiedad exclusiva del argumento directo? ........................................................... 153 3. Información aspectual en la Estructura Conceptual ................ 155 3.1. Rasgos dimensional-aspectuales ..................................... 155 3.2. Descomposición dimensional de la Estructura Conceptual 157 4. Composición aspectual en torno a los Verbos de Desplazamiento . 160 4.1. Constitución aspectual del Evento de IR ....................... 161 4.2. Análisis aspectual de los Verbos de Desplazamiento ....... 163 4.2.1. Los Verbos de Desplazamiento con el rasgo [+DEL] 165
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4.2.2. Los Verbos de Desplazamiento delimitados y la incidencia aspectual del argumento de trayectoria ... 170 4.2.3. Los Verbos de Desplazamiento con el rasgo [–DEL] 173 4.2.4. Los Verbos de Desplazamiento no-delimitados y la incidencia aspectual del argumento de trayectoria .. 176 4.2.5. Los casos de ambigüedad ................................... 179 5. Delimitación eventiva en los Verbos de «Manera de Moverse-E» 183 6. Efecto aspectual de Objeto-trayectoria ................................... 188 VI. ACERCA DE LAS EXPRESIONES DE DESPLAZAMIENTO TÉLICO ................ 191 1. Introducción .......................................................................... 191 2. Esquema conceptual de desplazamiento télico y sus correlatos sintácticos .............................................................................. 192 2.1. Expresiones de desplazamiento télico basadas en un Verbo de Desplazamiento ................................................... 193 2.2. La telicidad y la construcción de Adjunción-IR ............. 198 3. Ubicación resultativa y estado resultativo ............................... 201 3.1. Complementos de resultado en expresiones de cambio de estado ....................................................................... 201 3.2. Cambio de estado como desplazamiento no-espacial ..... 204 3.3. Funciones aspectuales de complementos de resultado .... 214 3.3.1. Complementos de resultado de los verbos de «devenir» ................................................................ 214 3.3.2. Predicados secundarios en la construcción resultativa ................................................................. 216 3.3.3. Predicados resultativos en español ...................... 222 3.4. Consecuencias del análisis aspectual de los complementos de resultado ................................................................... 229 4. Conclusiones y perspectivas ................................................... 231 BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 237
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Prefacio Este estudio sobre los verbos de movimiento se inscribe en una línea de investigación lingüística, la semántica léxica, que persigue profundizar nuestro conocimiento acerca del significado de las palabras y de su papel dentro de la gramática. Gracias al resultado de los estudios sobre la relación entre léxico y sintaxis, muy en boga en estas últimas décadas, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la información semántica contenida en el léxico, inclusive la aspectual, desempeña un importante papel en la determinación de las propiedades gramaticales de las piezas léxicas. La concepción de la semántica léxica como parte integrante de la gramática ha implusado el desarrollo de la teoría de enlace . Dicha teoría necesita de una representación semántica bien definida, cuyo desarrollo y conocimiento en la actualidad dista, sin embargo, aún mucho de ser satisfactorio. Para paliar esta situación, resultaría imprescindible aclarar algunas cuestiones fundamentales acerca de la propia estructura semántica, principalmente: — ¿Qué parte del complejo semántico asociado a las piezas léxicas adquiere verdadera relevancia para la gramática? — ¿Cómo debe quedar representada esa información semántica (la que afecta a la gramática) en las entradas léxicas? — ¿Cuál es el efecto sintáctico de los elementos que conforman la representación semántica? Naturalmente, cualquier intento de contestar a tales preguntas debe partir de una cuidadosa observación de datos específicos extraídos de lenguajes naturales particulares, el único procedimiento, a nuestro entender, capaz de permitirnos alcanzar posibles generalilzaciones. 11
Los verbos de movimiento ofrecen un interesante campo de estudio para ahondar en las cuestiones planteadas arriba. A pesar de su innegable unidad —se trata de verbos cuyo significado básico hace referencia a un movimiento espacial—, presentan una considerable diversidad en su capacidad combinatoria. Aunque la semántica de esta clase de verbos ha merecido la atención de no pocos autores, la mayor parte de los esfuerzos se han centrado en establecer oposiciones semánticas más detalladas. Queda pendiente, por tanto, el establecimiento de representaciones semánticas que sirvan para explicar la gramática de estos verbos, lo cual supondría realizar una distinción previa entre las oposiciones gramaticalmente pertinentes y las que no lo son. Éstas, en definitiva, constituyen las tareas centrales que hemos asumido en este acercamiento a los verbos de movimiento en español. Nuestra representación semántica incorpora una serie de «instrumentos» descriptivos de considerable complejidad. Conscientes de que un exceso de formalismo puede, en ocasiones, ser motivo de incomunicación entre estudiosos de distintos marcos teóricos, hemos procurado que nuestras representaciones sean fáciles de «descifrar» aun para el lector menos familiarizado con el sistema descriptivo aquí adoptado. Esperamos haber acertado en ello y que podamos suscitar la reacción del mayor número de personas interesadas en esta parcela de la gramática. Esta monografía es una versión, en parte considerablemente remodelada, de nuestra tesis doctoral, Los verbos de movimiento en español: aproximación léxico-conceptual, defendida en el otoño de 1998 en la Universidad Complutense de Madrid. Queremos expresar desde aquí nuestra infinita gratitud a su director, Ignacio Bosque. Gracias a él, su realización se convirtió en un verdadero proceso de descubrimiento y aprendizaje constantes. Deseamos, asimismo, mostrar nuestro agradecimiento a los profesores Violeta Demonte, María Jesús Fernández Leborans, Juan Carlos Moreno, Marcial Morera y Luis Ángel Sáez, quienes, desde la mesa del tribunal encargado de juzgar la tesis, nos brindaron numerosas observaciones y sugerencias constructivas. Esperamos, con esta nueva versión, haber sabido aprovechar sus valiosas aportaciones sobre diversos aspectos de nuestro estudio. Por supuesto, cualquier error o defecto que pudiera hallarse en las páginas que siguen es de nuestra exclusiva responsabilidad.
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Listado de abreviaturas [nd] = Rasgo de «dimensión» [0d] = 0-dimensional o puntual [1d] = unidimensional [2d] = bidimensional [3d] = tridimensional [±DEL] = Rasgo aspectual de «delimitación» [+DEL] = delimitado [-DEL] = no-delimitado. [DIR] = Rasgo de «direccionalidad» DRAE = Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 21.ª edición, 1992. DCR = Cuervo, R.J., Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, 1994. EA = Estructura Argumental EEAA = Estructuras Argumentales EC = Estructura Conceptual ELC = Estructura Léxico-Conceptual FT = Función de Trayectoria GP = García Padrón, D., Estudio semántico de los verbos de «movimiento» en español actual, 1988. lit. = traducción literal SAdj = Sintagma Adjetival SN = Sintagma Nominal SSNN = Sintagmas Nominales SP = Sintagma Preposicional SSPP = Sintagmas Preposicionales SV = Sintagma Verbal SSVV = Sintagmas Verbales VD = Verbo de Desplazamiento (p.ej. ir, venir, llegar) 13
VVDD = Verbos de Desplazamiento VMM = Verbo de «Manera de Moverse» VMMs = Verbos de «Manera de Moverse» VMM-E = Verbos de «Manera de Moverse» referidos a un movimiento con referencia externa (p.ej. caminar, nadar, correr) VMM-I = Verbos de «Manera de Moverse» referidos a un movimiento interno (p.ej. temblar, balancearse).
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PRIMERA PARTE. PRELIMINARES
I. SEMÁNTICA LÉXICA: CONSIDERACIONES TEÓRICAS Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. INTRODUCCIÓN Esta monografía pretende esclarecer la relación entre el significado léxico y las propiedades sintácticas de dos grandes grupos de verbos de movimiento no-causativos del español: los Verbos de Desplazamiento (VVDD) —p.ej. ir, venir, llegar, subir— y los Verbos de «Manera de Moverse» (VMMs) —p.ej. caminar, correr, pasear— 1. Nuestra hipótesis de partida será la siguiente: el comportamiento sintáctico de los verbos se determina, hasta cierto punto, por su significado léxico —hipótesis fundamental de los estudios léxico-conceptuales, compartida por no pocas teorías sintácticas de estas últimas décadas 2—. 1 Las características semánticas y sintácticas de los dos grupos de verbos aquí mencionados se expondrán en el capítulo siguiente. 2 Los trabajos de Levin (1985, 1991) ofrecen una revisión importante sobre esta hipótesis. Véanse también Pinker (1989), Levin y Pinker (eds.) (1991), Sag y Szabolcsi (eds.) (1992) y Pustejovsky (1993, 1995), Jackendoff (1983, 1990). Como es bien sabido, los trabajos de Chomsky (1981, 1986) han ejercido una gran influencia en la concepción general de la información léxica y su papel en la gramática. Sobre la incorporación progresiva de las consideraciones léxicas en las teorías sintácticas, véase Wasow (1985).
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Basándonos en esta afirmación, nos proponemos averiguar, por un lado, hasta qué punto la sintaxis de dicha clase de verbos es previsible a partir de su significado, y por otro, cuáles son y cómo deben de estar representadas en su entrada léxica las distinciones semánticas sintácticamente relevantes. Para ello, centraremos nuestra atención en el empleo puramente espacial de estos verbos. No obstante, a lo largo de las páginas que siguen, se podrá confirmar que el sistema descriptivo que vamos a adoptar permite aplicar los resultados de esta investigación a sus empleos no espaciales. En la tradición de la gramática española, el interés hacia los verbos de movimiento se centraba principalmente en su empleo perifrástico (ir a + infinitivo; volver a + infinitivo; llegar a + infinitivo; andar + gerundio; etc.). Los estudios clásicos de A. Alonso (1939) y de Roca Pons (1958), junto con el estudio crítico de Coseriu (1977) sobre el método de investigación propuesto por Alonso, constituyen buena muestra del interés arriba mencionado. Estos trabajos han demostrado el importante papel que desempeña esta clase de verbos dentro del ámbito de las expresiones aspectuales de la lengua española, así como la existencia de una estrecha conexión entre los conceptos espaciales y los temporal-aspectuales. En relación con las perífrasis basadas en los verbos de movimiento, cabe también destacar el estudio de Lamiroy (1991), quien ofrece un acercamiento original a la gramática de esta clase de verbos. Desde el marco teórico de la léxico-gramática desarrollada por M. Gross (1975), la autora estudia la construcción de infinitivo basada en los verbos de movimiento —p.ej. venir a pagar, entrar a tomar un café—, incluyendo en esta clase de verbos todos los que poseen la capacidad de aceptar un complemento infinitivo precedido de la preposición a. En cuanto a su empleo no perifrástico y puramente espacial, estos verbos han constituido un buen campo de aplicación del análisis componencial estructuralista. Pottier (1970) y Hilty (1990) han tratado de demostrar, mediante el análisis de cinco verbos de movimiento 3, que las oposiciones semánticas existentes entre tales verbos pueden ser descritas mediante un conjunto de rasgos como [± pro-
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Concretamente, andar, correr, saltar, bailar y mover en el caso de Hilty, quien parte de un análisis semántico de los correspondientes verbos en francés propuesto por Pottier (1970).
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gresión en el espacio], [± verticalidad en el desplazamiento], etc. En esta línea de investigación se inscriben también los trabajos de García Padrón (1988) y Ferrari (1985). García Padrón realiza una descripción semántica sistemática de diecinueve verbos de movimiento del español mediante un conjunto de «semas» 4. En todos estos estudios citados, basados en «rasgos distintivos mínimos», prevalece el interés hacia lo particular; persiguen establecer todas las oposiciones mínimas posibles entre los verbos en cuestión. El significado de un verbo se define mediante la diferencia que éste mantiene con respecto a todos los demás, lo que hace que su objeto de análisis tenga necesariamente que constituir un grupo estrictamente cerrado y que un mayor número de verbos requiera necesariamente un mayor número de «rasgos» o «semas». A pesar de que los estudios mencionados han puesto de manifiesto el interés que encierran la semántica y la sintaxis de los verbos de movimiento en español, hay que admitir que la relación entre el significado léxico y las propiedades sintácticas de los miembros de esta clase no ha sido estudiada con toda la atención que el tema merece (a excepción de algunas monografías como Crego 1993 y Cifuentes 1988/89, 1999 5). Cuestiones fundamentales como cuáles son los factores semánticos relevantes para la sintaxis de los verbos mencionados (que, como veremos, presentan una considerable heterogeneidad en su comportamiento sintáctico) o hasta qué punto es posible predecir la gramática de estos verbos a partir de su significado, quedan todavía sin contestar. Estas cuestiones requieren estudios específicos y en profundidad sobre la estructura argumental de los verbos en cuestión, por un lado, y la relación entre el significado léxico y la estructura argumental de los predicados en general, por otro. Gracias al desarrollo de las teorías léxico-semánticas sobre la determinación de la estructura argumental y la incorporación del aspecto léxico o modo de acción en la consideración de las propiedades sintácticas de los predicados verbales, podemos intentar elucidar 4
Rojas (1988) ofrece también un análisis componencial de rasgos de los verbos de relaciones espaciales —aunque no necesariamente de movimiento— como, por ejemplo, anteponer, aproximar, quitar, separar, sobresalir. 5 Cifuentes (1999) constituye un avance significativo en la exploración de dicha relación. Aunque, al tener a última hora noticia de su publicación, no hemos podido reflejar el contenido de dicha obra, hemos constatado que incluye detalladas observaciones sobre algunas de las cuestiones aquí tratadas.
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la gramática de los verbos de movimiento con nuevas perspectivas y, de esta manera, contribuir a un mejor entendimiento de la relación entre la semántica y la sintaxis. Dejando para el capítulo siguiente la caracterización semántica de las dos clases de verbos de movimiento indicadas al principio de este preámbulo, así como los principales problemas que estos verbos plantean a la hora de establecer una relación sistemática entre la semántica y la sintaxis, en este capítulo vamos a presentar los principales fundamentos teóricos en que nos basaremos a lo largo de este estudio. 2. LA RELACIÓN ENTRE LA SEMÁNTICA LÉXICA Y LA SINTAXIS Las reflexiones acerca de la relación entre el significado léxico y la sintaxis de los predicados han sido y siguen siendo uno de los principales ejes conductores de la lingüística moderna 6. A partir de la concepción de la sintaxis como proyección del léxico, con la estructura argumental de los predicados —el número de argumentos y los papeles temáticos que les corresponden a éstos— como intermediaria entre los dos niveles (véanse Chomsky 1981, 1986) 7, ha ido en aumento el interés por un mayor conocimiento sobre el léxico; de ahí que existan ya numerosas propuestas relativas a cuál debe de ser su estructura interna o cuáles, los principios que lo regulan. Uno de los mayores logros de los estudios relativos a la organización del léxico es, a nuestro juicio, el reconocimiento del estatus no primitivo de la estructura argumental: la estructura argumental se 6
Véanse, además de los trabajos citados en la nota 2, Katz y Fodor (1963), Fillmore (1968) y Carter (1988) sobre la proyección . Tampoco hay que olvidar los estudios semántico-generativistas de los años sesenta y de principios de los setenta (McCawley 1968, 1970, Lakoff 1966, 1970, Postal 1970, entre muchos otros). 7 La idea de que idénticas relaciones semánticas o temáticas se representan mediante configuraciones sintácticas idénticas puede observarse en hipótesis como la de la uniformidad en la asignación de los papeles temáticos «Uniformity of Theta Asignment Hypothesis» (Baker 1988) dentro del modelo teórico de Rección y Ligamiento, o la hipótesis de la alineación universal «Universal Alignment Hypothesis» (Rosen 1984, Perlmutter y Postal 1984) en el marco de la Gramática Relacional. Véase más adelante (I.3.4.), donde presentamos otro punto de vista menos «restrictivo» de la correspondencia entre los papeles temáticos y las posiciones sintácticas.
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concibe como propiedad derivada de la estructura léxico-conceptual, nivel de interpretación en que el significado de las piezas léxicas se representa por medio de un conjunto de primitivos conceptuales 8. Con este supuesto como base, numerosos autores han intentado establecer un sistema de representación léxico-conceptual que permita reflejar los factores semánticos pertinentes en la determinación de la estructura argumental de los predicados. Paralelamente, y con no menos empeño, se ha tratado de esclarecer el mecanismo de correspondencia entre los argumentos conceptuales y las posiciones sintácticas 9. En el presente estudio adoptaremos en líneas generales las propuestas defendidas por Jackendoff dentro de su marco teórico, denominado Semántica Conceptual, tanto con respecto al sistema de descripción léxico-conceptual en sí como al mecanismo de correspondencia. Al hacerlo, nos atendremos especialmente a la línea teórica expuesta en Jackendoff (1983, 1987, 1990, 1991, 1994, 1996b), representativos de su visión actual sobre la representación conceptual y la relación que ésta mantiene con la sintaxis. A lo largo de los capítulos que siguen, tendremos diversas ocasiones de confirmar que el sistema de descomposición semántica, basado en una concepción marcadamente «localista» de las funciones conceptuales, ofrece instrumentos adecuados para nuestro intento de aclarar la relación entre la semántica y la sintaxis de los verbos de movimiento en español. Si bien es cierto que los aspectos regulares de la relación entre el significado léxico de los verbos y sus propiedades sintácticas han servido de firme punto de apoyo para sostener la relevancia de la semántica léxica para la sintaxis, no podemos ignorar el hecho de que dicha relación no siempre es unívoca. Sobradamente conocido es que los verbos que implican un mismo conjunto de participantes no siempre comparten un mismo marco de subcategorización (los verbos de movimiento, precisamente, constituyen una buena fuente de ejemplos que corroboran esta afirmación —cf. llegar [SPa la meta] frente a alcanzar [SNla meta], etc.—); con frecuencia, este tipo de irregularidad se observa dentro de una misma lengua, sin mencionar los desajustes de correspondencia existentes entre distintas lenguas del mundo. 8
Sobre el estatus teórico de los «primitivos conceptuales», véase I.4. Jackendoff (1987), Pinker (1989), Rappaport y Levin (1988), Gropen et al. (1991), Hale y Keyser (1993), entre otros. 9
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Precisamente, una parte importante de los avances de los estudios relacionados con la correspondencia entre léxico y sintaxis ha sido propiciada gracias a los continuos intentos de aclarar los factores que motivan los aspectos aparentemente irregulares e intrincados de dicha correspondencia. Buenos ejemplos de esta línea de investigación pueden encontrarse en los estudios sobre los verbos psicológicos de Belletti y Rizzi (1987), Grimshaw (1990) y Pesetsky (1987, 1990), entre otros, y los dedicados a la llamada «alternancia locativa» (Rappaport y Levin 1988) 10. Con este trabajo sobre los verbos de movimiento en español, pretendemos contribuir, dentro de los límites que abarca el enfoque léxico-conceptual, a esta línea de investigación. Dichos verbos, como veremos más adelante, presentan no pocos problemas ante cualquier intento de establecer una correspondencia regular entre la semántica y la sintaxis. A continuación, vamos a exponer algunos supuestos teóricos de la Semántica Conceptual jackendoffiana. Antes de entrar en los aspectos formales del modelo, que tendremos oportunidad de presentar en distintas fases de este estudio, revisaremos aquellos puntos que sirven para entender la constitución de la estructura conceptual, los elementos que la conforman y su relación con otros componentes de la gramática, sobre todo, con la sintaxis. 3. LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA SEMÁNTICA CONCEPTUAL 3.1. La Estructura Conceptual en la Gramática La teoría semántica de Jackendoff (1983, 1987, 1990), la denominada Semántica Conceptual, se basa en una concepción modular de la gramática, idea que el autor reafirma en uno de sus trabajos recientes (Jackendoff 1996c), donde expone su visión actual sobre la organización global de nuestra facultad lingüística. Según establece el autor, la gramática consta de tres componentes o niveles autónomos de estructuras: la estructura fonológica, la sintáctica 11 y 10 Véase también Levin y Rappaport (1995), quienes desarrollan un estudio extenso sobre los problemas relativos a la correspondencia de los verbos inacusativos. 11 En Jackendoff (1987, 1990), el autor incluía la Forma Lógica dentro del componente sintáctico, junto con la Estructura-P, Estructura-S y la Forma Fonéti-
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la conceptual. Cada uno de estos componentes dispone de sus respectivos primitivos y principios de combinación, pero, al mismo tiempo, está enlazado con otros gracias a un conjunto de reglas de correspondencia. En esta breve presentación, centraremos nuestra atención en lo concerniente a la estructura conceptual y su conexión con la sintaxis. Dentro de la teoría de Jackendoff, el término «concepto» se emplea para referirse a aquellas representaciones mentales que sirven como significado de las expresiones lingüísticas (Jackendoff 1990: 11). Así pues, la estructura conceptual (en adelante, EC), que consiste en un conjunto de primitivos conceptuales y una serie de principios de combinación, se concibe como representación mental común a todas las lenguas naturales. En otras palabras, la EC se entiende como forma computacional que codifica el entendimiento o cognición humana sobre el mundo (Jackendoff 1987: 10). Como componente semántico de la lengua, la EC está conectada con la estructura sintáctica mediante una serie de reglas de correspondencia o de proyección, que se encargan de la relación entre la sintaxis y la semántica. La EC tiene que estar conectada también con el componente fonológico por otra serie de reglas de correspondencia, que se encargan de los aspectos del significado determinados directamente por la estructura fonológica, como, por ejemplo, la interpretación de ciertos tipos de entonación. Por otro lado, la EC, que refleja el conocimiento humano del mundo, mantiene una correspondencia con otras representaciones mentales, donde se codifican informaciones relativas a los sistemas de percepción (visual, auditivo, etc.) y a la realización o ejecución de acciones 12. Finalmente, una serie de «reglas de inferencia» actuarán sobre este nivel de representación mental para establecer relaciones entre distintas EECC (Jackendoff 1976: §4). Por citar un ejemplo familiar, podemos señalar la relación existente entre un evento causativo y el evento causado. ca. Sin embargo, véase Jackendoff (1996b,c), donde el autor propone la eliminación total de la Forma Lógica de la gramática, aludiendo a la posibilidad de que tanto las relaciones anafóricas como la cuantificación puedan ser tratadas en la estructura conceptual. 12 Sobre este punto, véase Jackendoff (1992), especialmente el capítulo 6 (escrito en colaboración con Landau).
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Los verbos causativos (matar, mandar, tirar, romper, etc.) implican necesariamente que el evento expresado por ellos no puede ser realizado sin que el correspondiente evento de cambio tenga lugar. Tal implicación, común a todos los verbos causativos, puede ser tratada de manera unitaria si asumimos que existe una regla de inferencia que podríamos representar como: «si x causa un evento E, E tiene lugar». Con abstracción del componente fonológico, que se situará entre la estructura sintáctica y el enunciado, la organización de la gramática en la cual se basa la Semántica Conceptual jackendoffiana puede ser representada como en la figura de (1). (1)
enunciado
reglas de formación sintáctica
estructura sintáctica
reglas de formación conceptual
reglas de correspondencia
estructura conceptual
sistema visual
sistema auditivo
reglas de correspondencia etc.
reglas de inferencia
(La figura (1) de Jackendoff 1991: 11; la traducción es nuestra) Nótese que la organización de la gramática aquí presentada no incluye el léxico como componente independiente. Según sostiene Jackendoff, la división de la gramática en tres componentes se entrecruza con otra, la que divide cada componente en principios léxicos (los que se aplican en el interior del dominio de las unidades léxicas) y extraléxicos (los que atañen a las unidades de nivel superior al léxico —p.ej. sintagmas, oraciones—). En el caso del componente conceptual, la parte léxica incluirá los principios que regulan la formación de la EC de las piezas léxicas, es decir, la estructura léxico-conceptual (en adelante, ELC). Sin embargo, el autor mantiene que los principios básicos de cada componente son válidos tanto en el dominio léxico como en el extraléxico. Como es bien sabido, ocurre con frecuencia que las unidades superiores a la palabra tienen un contenido semántico que puede ser expresado por una sola pieza léxica (p.ej. día inmediatamente anterior (a otro determinado) ↔ víspera; ponerse rojo ↔ enrojecer). No es nuestra inten24
ción defender la existencia de una sinonimia absoluta entre las piezas léxicas y sus posibles paráfrasis sintácticas 13; lo que queremos indicar mediante la anterior observación es que el significado de las piezas léxicas puede ser descompuesto por medio de primitivos conceptuales que, por otra parte, también son necesarios para analizar la EC de las unidades superiores. En definitiva, se puede asumir que la formación de los conceptos léxicos y la de los sintagmas y oraciones no están totalmente separadas; aunque pueden existir principios que sólo atañen a la formación de conceptos léxicos 14, la formación de estos últimos y la de las unidades superiores a las palabras comparten, en lo fundamental, los mismos primitivos y los mismos principios de combinación. 3.2. La estructura de y la definición de los papeles temáticos Como mencionábamos anteriormente, la EC tiene carácter universal y se articula en forma de primitivos conceptuales. Entre estos primitivos se halla un conjunto cerrado de categorías ontológicas que son entidades conceptuales, como Objeto, Estado, Evento, Ubicación, Trayectoria, Propiedad y Cantidad. Según Jackendoff (1990: 43), estas entidades conceptuales pueden considerarse como partes de la oración en el plano semántico (semantic parts of speech). Sin embargo, el autor señala que, a pesar de que existe una realización canónica o no marcada para cada categoría conceptual —por ejemplo, en el caso no marcado, el Objeto corresponde a un SN 15 (p.ej. 13
Recuérdese el famoso análisis del verbo kill (matar) de McCawly (1968), quien lo descomponía como CAUSE TO BECOME NOT ALIVE (esto es, «hacer que (alguien o algo vivo) se vuelva no vivo») y la réplica de Fodor (1970) sobre este tipo de análisis. En I.4., trataremos algunos problemas relacionados con el análisis componencial basado en la hipotética sinonimia entre las piezas léxicas y sus correspondientes paráfrasis sintácticas. 14 De hecho, uno de los objetivos de los estudios sobre la lexicalización consiste en descubrir las restricciones que hacen posibles unos modelos o patrones de lexicalización y no otros. Véanse Talmy (1975, 1985), Clark y Clark (1979), Hale y Keyser (1993). 15 A lo largo del presente trabajo, vamos a mantener la pauta de referirnos como SSNN tanto a los constituyentes del tipo de [Det + SN] como a los SSNN que carecen de determinante, aunque los primeros, en sentido estricto, deberían ser considerados como proyección del determinante (Abney 1986, Fukui y Speas 1986; véanse también Eguren 1989 y 1990, para la defensa del núcleo determinante basada en datos del español).
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la mesa), la Trayectoria, a un SP (p.ej. desde Madrid), etc.—, en realidad no existe una correspondencia exacta entre las categorías conceptuales y las sintácticas (nótese que, por ejemplo, un SP puede expresar una Ubicación —p.ej. sobre la mesa— o una Trayectoria — p.ej. hacia Madrid—, entre otras; un SN también puede corresponder a varias categorías conceptuales como Objeto (p.ej. la mesa), Evento (p.ej. la reunión) o Propiedad (p.ej. la blancura)). Cada una de las categorías conceptuales que acabamos de introducir puede ser descompuesta en una función y uno o más argumentos 16; un conjunto de reglas de formación conceptual, que permite la recursión de la EC, dará lugar a un número infinito de posibles conceptos lingüísticos. Para ilustrar este punto, en (2) expondremos algunas de las principales reglas de formación propuestas por Jackendoff. (2) a. [UBICACIÓN] → [Ubicación{EN/ETC.} ([{OBJETO/UBICACIÓN}])] b. [TRAYECTORIA] → [Trayectoria{A/DE/ETC.}([{OBJETO/UBICACIÓN}])] c. [ESTADO]→ [Estado ESTAR ([OBJETO],[UBICACIÓN])] [Estado ESTAR-ORIENTADO([OBJETO],[TRAYECTORIA])] [Estado ESTAR-EXTENDIDO([OBJETO],[TRAYECTORIA])] 17 d. [EVENTO]→ [Evento IR ([OBJETO],[TRAYECTORIA])] [Evento CAUSAR ([OBJETO/EVENTO],[EVENTO])] (Basadas en (1) de Jackendoff 1990: 43) 16
Para ser más exactos, tenemos que advertir que el autor establece la combinación de tres sistemas de rasgos para descomponer estas categorías: el rasgo que indica la categoría conceptual (p.ej. Evento, Objeto, Ubicación, etc.), el que distingue entre las categorías y los ejemplares o instancias de una categoría (la oposición Tipo/Ejemplar «Type/Token») y, finalmente, el que señala la estructura de función-argumento del constituyente en cuestión. Obsérvese (i), donde representamos la regla de formación básica para las categorías conceptuales que propone el autor. (i) [ENTIDAD] →
[
]
Evento/Objeto/Ubicación/... Tipo/Ejemplar F ()
En este trabajo, no haremos mención a la oposición excepto cuando lo consideremos necesario (véase Jackendoff 1983: cap.5, para la defensa de tal distinción en la estructura conceptual). 17 ESTAR-ORIENTADO y ESTAR-EXTENDIDO corresponden, respectivamente, a ORIENT y EXT (del verbo inglés extend) que Jackendoff emplea para
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Las reglas expuestas en (2a) y (2b) establecen que la Ubicación y la Trayectoria, las dos categorías espaciales fundamentales, pueden ser descompuestas mediante una función espacial (ubicativa o de trayectoria) y un argumento que tiene que pertenecer, a su vez, a la categoría de Objeto o de Ubicación. Asimismo, estas representaciones nos muestran que existen más de un tipo de funciones ubicativas y de trayectoria. En ambos casos, cada función define un tipo determinado de espacio con respecto al Objeto o Ubicación de referencia. El argumento de Objeto o Ubicación sirve de referencia con respecto a la cual las funciones que lo seleccionan definen una región espacial —en el caso de la función ubicativa— o un espacio lineal direccionado —en el caso de la función de trayectoria—. Como se observa en (2c) y (2d), estas dos categorías (la Ubicación y la Trayectoria) aparecen como componentes argumentales en la descomposición del Estado y del Evento. La regla de formación (2c) nos dice que la categoría de Estado puede expandirse en la organización de función-argumentos de cualquiera de las tres formas indicadas: la primera, que se basa en la función de ESTAR, representa un Estado donde un Objeto se sitúa en una Ubicación; las dos restantes, basadas en las funciones de orientación, ESTAR-ORIENTADO, y de extensión, ESTAR-EXTENDIDO, respectivamente, representan un Estado en el que un Objeto está orientado en la dirección de una Trayectoria o está extendido a lo largo de ella (sobre la forma compuesta de estas funciones, véase a la nota 17). Finalmente, en (2d) se pueden observar dos de las principales elaboraciones de la categoría Evento. En la primera opción, el Evento se descompone entre la función de IR, que representa un desplazamiento, y sus dos argumentos: el Objeto que se desplaza y la Trayectoria recorrida por él. La segunda indica otra EC posible del Evento, basada, esta vez, en la función de CAUSAR; el primer argumento de esta función eventiva puede ser tanto un Objeto como un Evento (que, respectivamente, representan el Agente y la Causa del representar el Estado de orientación y el de extensión espacial. Para evitar posibles confusiones (nótese que la traducción más o menos directa de las formas inglesas orient y extend no causativos serían orientarse y extenderse, que aunque permiten una interpretación estativa, pueden referirse también a un evento de cambio incoativo) hemos optado por recurrir a las formas compuestas de estar + participio para representar los dos tipos de Estado en cuestión.
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Evento causativo) y el segundo, que pertenece a la categoría de Evento, correspondería al Evento causado. Conviene advertir que las principales funciones y las relaciones definidas por ellas —ubicación, desplazamiento, etc.—, a pesar de su apariencia eminentemente espacial, pueden representar relaciones de distintos campos nocionales (y no solamente del campo espacial). Evidentemente, al generalizar el empleo de las funciones como IR o ESTAR a los campos semánticos no-espaciales, el autor está adoptando un punto de vista localista sobre las relaciones abstractas. Aunque dejaremos hasta el capítulo seis la aplicación concreta de la hipótesis localista a la representación conceptual, tendremos presente, mientras tanto, la capacidad de las principales funciones de representar tanto las relaciones puramente espaciales como las de índole más abstracta. Dentro de la teoría conceptual jackendoffiana, la estructura de función-argumento(s) que acabamos de presentar tiene una estrecha relación con la definición de los papeles temáticos. Para Jackendoff, los papeles temáticos no constituyen primitivos semánticos, sino que son relaciones estructurales que se establecen en el interior de la EC; dicho de otra forma, los nombres de papeles temáticos como Agente, Tema o Paciente pueden considerarse como «etiquetas» convencionales para referirnos a determinadas posiciones argumentales de la EC 18. Por ejemplo, el Tema hace referencia al primer argumento de cualquier función de ubicación o de movimiento (p.ej. ESTAR, IR, MOVERSE); el Agente, al primer argumento de la función causativa CAUSAR; el Origen, al argumento de la función de trayectoria DE. En (3), expondremos algunas EECC que definen cada uno de los papeles temáticos que acabamos de mencionar (resaltamos en negrilla el constituyente que desempeña el papel temático en cuestión). (3) a. tema: [Estado ESTAR ([Objeto],[Ubicación])] [Evento IR ([Objeto],[Trayectoria])] ...... b. agente: [Evento CAUSAR ([Objeto],[Evento])] c. origen: [Trayectoria DE ([Objeto/Ubicación])]
Desde este punto de vista, la «red temática» de un predicado (p.ej. , para matar; , para 18
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Véanse también Rappaport y Levin (1985, 1988), Hale y Keyser (1993).
situarse) no se reduce a una mera lista o enumeración de los papeles temáticos asociados a él, puesto que su contenido consta de las posiciones argumentales de la EC que representa el significado léxico del predicado, es decir, su ELC (Estructura Léxico-Conceptual). Nótese que la afirmación anterior tiene que ver con la cuestión relativa a la correspondencia entre semántica y sintaxis, concretamente, la que se establece entre la ELC y la Estructura Argumental (en adelante, EA) de los predicados asignadores de papeles temáticos. En el siguiente apartado, expondremos algunos supuestos fundamentales de la Semántica Conceptual jackendoffiana en lo tocante al mecanismo de dicha correspondencia; a través de las líneas que siguen, pretendemos aclarar la función desempeñada por la ELC en la determinación de la EA, por un lado, y el mecanismo de la proyección sintáctica de los argumentos contenidos en la EA, por otro. 3.3. La correspondencia entre la Estructura Conceptual y la Estructura Sintáctica 3.3.1. Constituyentes conceptuales y constituyentes sintácticos Si las reglas de formación como las que hemos expuesto en (2) pertenecen estrictamente al componente conceptual, las reglas de correspondencia se encargan de conectar éste y el componente sintáctico. Un supuesto fundamental que asume Jackendoff con respecto a la relación entre la estructura sintáctica y la conceptual es que cada uno de los constituyentes máximos de una oración se corresponde con un constituyente de la EC que representa el significado de la misma. Sin embargo, un constituyente de la EC no siempre se proyecta en otro en la sintaxis. Esto es así porque las piezas léxicas pueden poseer una EC compleja con uno o varios constituyentes conceptuales incrustados en su interior. Esta relación queda plasmada en la regla de correspondencia de carácter general que se expone en (4): (4) SX corresponde a [ENTIDAD] donde SX representa un constituyente sintáctico máximo; [ENTIDAD] representa un constituyente conceptual de cualquier categoría.
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Por otro lado, otra regla de carácter general estipulará la correspondencia básica entre la relación de función-argumento(s) de la EC y la de núcleo-complemento(s) de la estructura sintáctica. En (5), X0 representa una pieza léxica de cualquier categoría léxica; SY y SZ representan los (posibles) complementos de X0; E es la abreviatura de [ENTIDAD] y representa un constituyente conceptual de cualquier categoría. (5)
[
X0 ____
]
corresponde a
[
ENTIDAD F (, )
]
donde SY corresponde a E2, SZ corresponde a E3, y el sujeto (si existe uno) corresponde a E1.
Esta regla asegura que el núcleo léxico se corresponda con una función en la EC y que las posiciones argumentales de dicha función sean ocupadas por el significado de los complementos del núcleo léxico. Así pues, en una oración como Juan está en el edificio, Juan y el edificio corresponden, cada uno, a un constituyente conceptual de Objeto; en el edificio, a un constituyente de Ubicación, y la oración entera, a uno de Estado. Obsérvese la siguiente EC, que representa el significado del ejemplo anterior. (6) Juan está en el edificio: [Estado ESTAR ([Objeto JUAN],[Ubicación EN ([ObjetoEDIFICIO])])] 19
Teniendo presente esta premisa sobre la correspondencia entre los constituyentes sintácticos y conceptuales, pasaremos a estudiar el 19 Como mencionamos en la nota 16, omitimos de nuestra representación conceptual la información sobre la distinción . En una representación completa, la EC del SN el edificio del ejemplo (6), que se refiere a un ejemplar o miembro de la categoría denotada por el nombre edificio, incluiría el rasgo [Ejemplar]. Podemos comparar este tipo de SSNN con el de los SSNN sin determinante en función predicativa (p.ej. María es [profesora]), los cuales constituyen un ejemplo típico de las expresiones marcadas por el rasgo [Tipo]. En cualquier caso, como el propio autor reconoce (1991: 13), la representación conceptual de los determinantes constituye una asignatura pendiente de la Semántica Conceptual jackendoffiana. Véase Jackendoff (1996c: 88), donde el autor introduce un nuevo rasgo [DEF] (=definido) en la EC de los SSNN definidos.
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mecanismo de la correspondencia entre la estructura sintáctica y la ELC. Para ello, primero aclararemos la cuestión de cómo se determina la EA de los predicados. Los principios reguladores del enlace entre los argumentos contenidos en la EA y las posiciones sintácticas serán presentados más adelante (véase I.3.4.). 3.3.2. La Estructura Léxico-Conceptual y la Estructura Argumental Como mencionábamos al principio de este capítulo, la tendencia actual de la investigación sobre la estructura del léxico es la de considerar que la EA de los predicados se deriva de la información contenida en la ELC de los mismos. De acuerdo con este planteamiento, la EA de un predicado será determinada, en principio, por el número y las posiciones de las variables contenidas en la ELC del mismo. Simplificando los detalles, esta relación de correspondencia entre la ELC y la EA puede representarse como en (7): (7) poner: [x causar [y llegar a estar en z]] 20 ELC EA 21 (agente, tema, locativo) red temática
Asimismo, se acepta generalmente que las entradas léxicas no necesitan indicar las posiciones sintácticas con que se enlazan los argumentos incluidos en la EA, y que dicho enlace está regulado por una serie de principios generales de proyección 22. Aunque no entra20
Representación basada en Fernández L. y Anula (1995: 95). Como es bien sabido, se han propuesto varios sistemas para la representación de la EA, los cuales pueden agruparse principalmente en dos bloques: los que recurren a los nombres de papeles temáticos correspondientes —del tipo de (agente, tema)— y los que evitan el empleo de tales nombres. Asimismo, también puede observarse una divergencia en el tratamiento del argumento externo (el que recibe el papel temático por medio de la predicación): unos optan por distinguirlo explícitamente —sea por medio de un subrayado, p.ej. (agente, tema), sea por medio de una colocación jerarquizada de los argumentos, p.ej. (agente (tema))—, mientras que otros no adoptan ninguna convención para distinguirlo. Aquí, con el objetivo de resaltar el carácter derivado de los papeles temáticos, hemos optado por un sistema numérico, excluyendo las etiquetas de dichos papeles de nuestra representación de la EA. 22 Chomsky (1986), Baker (1988), Rappaport y Levin (1988, 1995), Grimshaw (1990), Speas (1990), entre otros. 21
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remos ahora a precisar el contenido de tales principios (volveremos a ello en el apartado siguiente), es importante tener en cuenta que esta manera de pensar permite eliminar de las entradas léxicas el marco de subcategorización, el cual estipulaba, en cierto modo, la correspondencia entre los argumentos de cada predicado y determinadas posiciones sintácticas. La visión que ofrece Jackendoff con respecto a la conexión entre la ELC y la EA se ajusta en lo fundamental al punto de vista arriba esbozado: sostiene que la ELC de los predicados contiene información necesaria y suficiente para la derivación de la EA de los mismos; en cuanto a la determinación de las posiciones sintácticas de los argumentos contenidos en la EA, la atribuye a los principios de proyección, lo que supone excluir de las entradas léxicas cualquier mención explícita de la configuración sintáctica proyectada por los predicados en cuestión (aunque dicha configuración será derivada, en última instancia, a partir de la información contenida en ellas) 23. Sin embargo, a diferencia de autores como Rappaport y Levin (1985, 1988) o Grimshaw (1990), Jackendoff no postula un nivel de representación separado de la ELC para codificar la EA en la entrada léxica de los predicados; en vez de establecer una representación «léxico-sintáctica» independiente (Rappaport y Levin 1988), el autor incorpora la indicación de la EA en la propia ELC. Veamos, pues, cómo se integra dicha indicación en una representación léxicoconceptual como la que propone Jackendoff. En primer lugar, obsérvese la representación léxico-conceptual de (8), donde reproduciremos la ELC del verbo poner presentada anteriormente en (7) efectuando una mínima modificación para que se ajuste a la fórmula descriptiva jackendoffiana 24. (8) poner: [EventoCAUSAR([Objeto]A,[EventoLLEGAR A ESTAR([Objeto]A,[UbicaciónEN ([Objeto])]A)])]
23 Como apunta el autor, al reconocer una correspondencia regular y sistemática entre la jerarquía temática y la sintáctica, el marco de subcategorización resultaría, en la mayoría de los casos, innecesario. Sin embargo, véase Jackendoff (1990: 11.4.), donde el autor señala algunos casos que resultan problemáticos para la eliminación total del marco de subcategorización. 24 En beneficio de una mayor claridad expositiva, hemos optado por no modificar el complejo LLEGAR A ESTAR, que exigiría un análisis más detallado en una aplicación rigurosa de los primitivos conceptuales jackendoffianos.
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Esta ELC contiene, además de una descomposición semánticoconceptual del verbo poner, la información sobre la EA del mismo. En la representación de (8), los constituyentes conceptuales que poseen estatus argumental (resaltados en negrita), es decir, los que necesitan enlazarse con un sintagma argumental en la sintaxis, están marcados por la letra ‘A’ ; es éste un procedimiento descriptivo que propone Jackendoff (1990) para materializar su concepción de la EA como parte integrante de la ELC. Desde el punto de vista de la correspondencia, podemos entender que la marca ‘A’ indica la parte «visible» de la ELC para las reglas de enlace, que se encargarán de la conexión entre ésta y la estructura sintáctica. La introducción de la marca ‘A’ supone una simplificación de la entrada léxica. Si los constituyentes conceptuales argumentales se distinguen de los demás en la representación léxico-conceptual, el número y las posiciones de los mismos determinarán la EA asociada al predicado en cuestión: mientras el número de los constituyentes con la marca ‘A’ determina el de los argumentos contenidos en la EA, la posición ocupada por dichos constituyentes dentro de la representación léxico-conceptual definirá el papel temático asignado a cada uno de los argumentos. En suma, al adoptar un punto de vista como el que acabamos de presentar, resulta innecesario mantener la EA como nivel de representación léxica independiente. Nótese que cualquier representación léxico-conceptual que prescinda de la indicación de los constituyentes argumentales (la que expresa Jackendoff mediante el empleo de la marca de ‘A’) plantearía serios problemas para la derivación de la EA. Salvo que aceptemos que la EA viene preestablecida de manera independiente de la ELC, estaríamos obligados a suponer que la selección de los constituyentes conceptuales con estatus argumental corre a cargo de alguna regla de correspondencia, la cual se encargaría de conectar la ELC y la EA, derivando la EA a partir de la relación expresada por medio de los primitivos conceptuales. Esta opción podría ser una alternativa razonable si la correspondencia entre las EECC y las estructuras sintácticas fuera unívoca y constante, es decir, si una misma relación semántica se expresase mediante una única relación sintáctica. Sin embargo, como señalábamos al principio de este capítulo, la relación entre el significado y la sintaxis no puede ser considerada totalmente regular, hecho que nos impide establecer un conjunto cerrado de reglas de correspondencia, de aplicación general, entre la ELC y la EA. 33
Para ilustrar la naturaleza «léxica» de la selección de los argumentos, podemos citar el contraste entre eat «comer» y devour «devorar» observado por Jackendoff (1990: 249 y ss.). Entre estos dos verbos, sólo el primero pero no el segundo permite un empleo intransitivo (observación válida para los correspondientes verbos españoles). Según el autor, las ELCs de estos verbos son prácticamente idénticas, excepto por la presencia de un modificador de Manera que caracteriza a la ELC del verbo devour. Dada la similitud conceptual entre los dos verbos, sería difícil considerar que las hipotéticas reglas de correspondencia ELC-EA puedan dar cuenta de la diferencia sintáctica existente entre ellos. Lo mismo puede decirse del verbo inglés enter y su correspondiente en español entrar, que a pesar de que expresan un mismo tipo de desplazamiento, poseen EEAA distintas (cf. He entered the room «(Él) entró en la habitación»). Así pues, en nuestro estudio léxico-conceptual de los verbos de movimiento, adoptaremos el empleo de la marca ‘A’ como indicador de los constituyentes argumentales; aunque en ocasiones recurriremos a la representación convencional de la EA, tal representación tendrá que entenderse como un recurso práctico que nos permite enfocar los aspectos sintácticos de la información registrada en la ELC. 3.4. Principios reguladores de la correspondencia En el apartado anterior, hemos presentado un punto de vista desde el cual la EA de los predicados se determina a partir de la información contenida en la ELC de los mismos. En tanto que la EA de una pieza léxica condiciona en gran medida el contexto sintáctico en que aquélla se halla contenida, la marca ‘A’ —el indicador de los constituyentes argumentales— puede considerarse intermediaria entre la representación léxico-conceptual y la sintáctica. Ahora bien, como mencionábamos arriba, aunque la EA forma parte de la información inmanente a las entradas léxicas, éstas no contienen indicación acerca de la realización sintáctica de los argumentos contenidos en ella. La afirmación anterior descansa en la hipótesis comúnmente aceptada de que dicha realización corre a cargo de un conjunto de principos o reglas de enlace, que se encargarán de proyectar en la sintaxis la EA de los predicados. 34
El primer requisito aceptado como absoluto en la mayoría de las teorías de enlace es, sin duda, el Principio de Proyección 25, que exige que las propiedades léxicas sean representadas categorialmente en todos los niveles de representación sintáctica (Chomsky 1986: 84). Desde el punto de vista de la Semántica Conceptual, este principio establece que todos los constituyentes argumentales de la ELC tengan que ser proyectados en la sintaxis, y que en este proceso de proyección se respete la función temática que cada uno de los constituyentes argumentales posee en dicha representación léxico-conceptual. En la teoría de enlace elaborada por Jackendoff, la exigencia del principio anterior, que impone que la representación sintáctica satisfaga las propiedades léxicas de las palabras, se complementa con otro principio de carácter general denominado principio de enlace (Linking Principle; véase Jackendoff 1990: 278), que, en lo referente al enlace entre los argumentos sintácticos y los conceptuales, establece lo siguiente: (9)26 Todo sintagma argumental se enlaza con un único constituyente conceptual marcado por ‘A’. Todo constituyente conceptual con la marca de ‘A’ debe estar enlazado con un único sintagma argumental.
Dado que cada constituyente argumental que aparece en la representación léxico-conceptual tiene asignada una determinada función temática, podemos considerar que las exigencias de este principio son de la misma índole que las que generalmente se conocen como Criterio Temático (Chomsky 1995: 93 y 135). Pues bien, lo que (9) esta25 Sin embargo, véase Jackendoff (1996c: 102), donde el autor ofrece un nuevo punto de vista sobre la correspondencia, según el cual este tipo de principio puede ser eliminado en favor de una regla de «recuperación» de relaciones temáticas que se aplica a la representación sintáctica. Asimismo, el propio Chomsky alude también a la posibilidad de eliminar el principio en cuestión en el contexto teórico del programa minimalista (Chomsky 1995: 220). 26 Hay que advertir que el «principio de enlace», en la formulación originaria de Jackendoff (1990: 278), está enunciado en términos más generales, estableciendo que todo constituyente máximo enlaza con un único constituyente conceptual y que todo constituyente conceptual que requiera ser enlazado es, de hecho, enlazado. De esta forma, en vez de limitarse a la regulación de la conexión entre los argumentos sintácticos y los conceptuales, da cuenta también de la interpretación de los adjuntos en general.
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blece es que los sintagmas argumentales necesitan recibir por lo menos un papel temático, y que las posiciones temáticas de la ELC tienen que ser asociadas, cada una, a un sintagma argumental. Sin embargo, es importante advertir que el principio de (9) no impide que un sintagma argumental pueda recibir más de un papel temático. De hecho, la existencia de argumentos con más de un papel temático forma parte de los supuestos fundamentales de la Semántica Conceptual (Jackendoff 1990: capítulo 3). La situación a la que nos estamos refiriendo —un argumento con múltiples papeles temáticos— surge cuando en la ELC de un predicado existe más de un constituyente referido a una misma Entidad; en otras palabras, cuando varios constituyentes conceptuales, con sus respectivos papeles temáticos, están ligados entre sí por una relación de correferencia. Un ejemplo conocido es el caso de los argumentos que intervienen en eventos de intercambio de posesión —p.ej. vender, comprar o cambiar (cf. Juan cambió el disco por otro)—. Nótese que en Juan compró el libro, Juan es, a la vez, el agente o causante (del evento entero), el destino (de la transferencia del libro) y el origen (de la transferencia del dinero efectuada a cambio del libro). Aunque dejaremos para más adelante las cuestiones relativas a cómo se refleja esta situación de correferencia en la ELC y cómo se determina la posición de la marca de ‘A’ dentro del conjunto de constituyentes correferenciales, conviene señalar en este momento que el que un argumento pueda poseer dos o más papeles temáticos no provocará ambigüedad en la determinación de su posición sintáctica. Recuérdese que el principio de (9) impone que los sintagmas argumentales de la estructura sintáctica estén enlazados con un único constituyente conceptual marcado por ‘A’. Esto significa que cada argumento sintáctico puede ser asociado, de forma directa, con un único constituyente conceptual (independientemente de que éste se halle ligado o no a otros constituyentes conceptuales), y que es el papel temático de dicho constituyente el que se tiene en cuenta en la determinación de la posición sintáctica ocupada por el argumento en cuestión. El paso de la ELC a la sintaxis, regulado por las condiciones generales de enlace arriba mencionadas, establece una relación entre los constituyentes argumentales de la ELC y determinadas posiciones sintácticas ocupadas por sintagmas argumentales. Esto significa que existen al menos dos cuestiones sobre las que debe pronunciarse cualquier teoría de enlace que asuma una correspondencia semántica-sintaxis regida por ciertos principios: una, relativa a la naturaleza categorial de 36
los argumentos, y otra, que tiene que ver con las posiciones que éstos han de ocupar en la sintaxis (o lo que en el fondo es lo mismo, las funciones gramaticales desempeñadas por dichos argumentos). En cuanto a la primera de las dos cuestiones arriba indicadas, recuérdese que, dentro del marco teórico que hemos venido presentando aquí (que se halla en consonancia con la defensa de la prioridad de la selección semántica respecto de la selección categorial), las entradas léxicas no contienen información acerca de la naturaleza categorial de los argumentos seleccionados por la pieza léxica en cuestión. Dado que todo constituyente máximo de la sintaxis está enlazado con otro perteneciente a la EC, la realización sintáctica de un argumento dependerá de la categoría conceptual del constituyente correspondiente. Retomando el ejemplo del verbo poner, el que los argumentos seleccionados por este verbo se expresen mediante dos SSNN y un SP o SAdv puede explicarse teniendo en cuenta que su ELC contiene dos constituyentes argumentales de Objeto y otro de Ubicación, cuya realización canónica es un SN y un SP o SAdv, respectivamente (ignoramos de momento la cuestión relativa a la determinación de las posiciones sintácticas ocupadas por estos sintagmas). En cuanto a la correspondencia entre los papeles temáticos y las posiciones sintácticas, Jackendoff (1987, 1990) sostiene, junto con autores como Carter (1976), Anderson (1977), Grimshaw (1987, 1990), Bresnan y Kanerva (1989) y Speas (1990), que los argumentos que constituyen la EA de un predicado se enlazan con determinadas posiciones sintácticas según el orden de prominencia que se establece entre los papeles temáticos —la jerarquía temática— y el de prominencia estructural existente entre las posiciones sintácticas. Al adoptar esta manera de pensar, el autor desestima la existencia de una relación unívoca entre un papel temático y una posición sintáctica y, en este sentido, se distancia de la interpretación estricta de la hipótesis de uniformidad en la asignación de los papeles temáticos —Uniformity of Theta Asignment Hypothesis— (Baker 1988). En (10), se expone la jerarquía temática defendida por el autor 27: 27
Como es sabido, el orden reflejado en (10) no es el único propuesto hasta ahora. De las alternativas más frecuentemente citadas, las de Carrier-Duncan (1985) y de Speas (1990) coinciden en lo fundamental con la de Jackendoff, mientras que Grimshaw (1990) discrepa, al posponer el Tema al grupo de Origen, Destino y Ubicación. Sobre los fenómenos que dieron pie a esta discrepancia y la defensa del orden aquí expuesto, véase Jackendoff (1990: 261).
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(10) Jerarquía temática: (Actor(Paciente/Beneficiario(Tema(Ubicación/Origen/Destino)))) 28
Para entender debidamente esta ordenación jerárquica de los papeles temáticos, conviene recordar la definición estructural de los mismos que hemos presentado con anterioridad. Dada la naturaleza estructural de los papeles temáticos, podemos asumir que esta jerarquía descansa sobre unas relaciones semánticas estrictamente formales, y no sobre una lista de «etiquetas» temáticas cuya identificación depende, en última instancia, de los juicios intuitivos de cada autor. La hipótesis de que existe una jerarquía entre los papeles temáticos como la que acabamos de exponer permite establecer una correspondencia sistemática entre los constituyentes argumentales de la ELC y los sintagmas argumentales de la estructura sintáctica. Mediante unos sencillos ejemplos como los que se recogen en (11), podemos ilustrar el mecanismo de correspondencia basado en la jerarquía temática de (10). (11) a. El presidente [Actor] premió al héroe [Beneficiario]. b. El héroe [Beneficiario] recibió un premio [Tema].
En (11a), la posición de sujeto es ocupada por el argumento de Actor, que posee el papel temático de mayor prominencia entre los dos argumentos seleccionados por el verbo premiar (Actor y Beneficiario), mientras que el Beneficiario aparece realizado en la posición de objeto directo. En (11b), a falta de otro argumento de mayor prominencia, es el Beneficiario el que ocupa la posición sintáctica superior, la de sujeto, dejando al Tema la posición sintáctica de objeto directo. A modo de resumen, cabe destacar que una teoría de la correspondencia como la que acabamos de esbozar permite mantener la tesis de que las propiedades léxicas de las palabras determinan, en gran medida, el comportamiento sintáctico de las mismas sin necesidad de abandonar la autonomía de los módulos de la gramática. Desde el punto de vista aquí presentado, la ELC se limita a indicar los constituyentes visibles para las reglas de enlace, lo cual significa 28
El papel temático Actor que aparece en (10) se define como el primer argumento de la función AFECTAR([X],[Y]) y coincide, salvo en contadas ocasiones que aquí no interesa detallar, con el de Agente (véase Jackendoff 1990: cap. 7).
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que son éstas (y no la ELC de las palabras) las responsables de la proyección sintáctica de los argumentos. Sin embargo, puesto que dichas reglas necesitan apoyarse en la información aportada por la ELC, ésta sigue siendo un factor crucial para la determinación de la configuración sintáctica en que van a aparecer las piezas léxicas asignadoras de papeles temáticos. 4. EL ESTATUS TEÓRICO DE LOS PRIMITIVOS SEMÁNTICOS Son numerosas las cuestiones que se han planteado en torno a la composicionalidad del significado, que constituye, sin duda, uno de los temas filosófico-semánticos más debatidos en la lingüística postsaussureana. Aunque no es nuestro objetivo desarrollar un repaso histórico del análisis componencial ni entrar a comparar sus distintas versiones (Hjelmslev 1959, Weinreich 1963, Katz y Fodor 1963, Bendix 1966, McCawley 1968, Bierwish 1970, Pottier 1974, entre muchos otros) 29, antes de terminar esta exposición sobre los fundamentos de la Semántica Conceptual conviene aclarar el estatus teórico de los «primitivos» empleados en el sistema de descomposición semántica jackendoffiano. En primer lugar, es importante señalar la idea de Jackendoff de que la mayoría de las piezas léxicas, por no decir todas, tienen un significado compuesto por primitivos conceptuales. Si la EC es un sistema computacional común para todas las lenguas, arguye el autor, el aprendizaje o creación de nuevos conceptos léxicos tiene que consistir en establecer nuevas combinaciones de los primitivos finitos y disponibles universalmente, que pertenecerían a la capacidad lingüística innata del hablante (Jackendoff 1990: 40). Sin embargo, a pesar de la afirmación anterior, el autor no defiende la posibilidad de que una descomposición semántica alcance la absoluta exhaustividad. La búsqueda de la exhaustividad en la descomposición semántica casi siempre se encontrará con una serie de dilemas difíciles de resolver. Por un lado, es prácticamente imposible probar que los supuestos «primitivos» reflejan mejor nuestro vocabulario básico del pensamiento en comparación con otros posi29 Lyons (1977: § 9.9.) ofrece una revisión concisa de las cuestiones generales acerca del análisis componencial y las referencias básicas sobre el tema.
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bles (esto es, ¿cómo podemos saber, por ejemplo, si VIVO es más primitivo que MUERTO, si es que queremos analizar este último concepto como NO VIVO?). Que un primitivo resulte más adecuado que otros siempre depende del resto del conjunto de primitivos que se establezca. Por otro lado, tampoco parece que podamos justificar con certeza si un primitivo realmente lo es, es decir, si hemos alcanzado el límite de la descomposición (suponiendo que tal límite existiera) o si todavía es posible y deseable seguir analizándolo por medio de otros supuestamente más elementales (p.ej. volviendo al ejemplo de arriba, dado un «primitivo» como VIVO, podemos preguntarnos si no sería acaso más correcto analizarlo como, por ejemplo, CON VIDA). Según opina Jackendoff, estos problemas, a pesar de que han empujado a algunos autores a rechazar la naturaleza composicional del significado léxico (Fodor 1970, Fodor et al. 1980, Fodor y Lepore 1998), no constituyen un impedimento para defender la idea de que el componente conceptual de la gramática contiene primitivos o elementos básicos a partir de los cuales se forman tanto los conceptos léxicos como los de las unidades extraléxicas. Cualquier teoría que niegue la naturaleza composicional del significado léxico, apunta el autor, hace imposible explicar, entre otras cuestiones, las relaciones semánticas existentes entre las palabras, así como nuestra capacidad de crear un número infinito de nuevos conceptos léxicos y de establecer los esquemas de inferencia comunes para determinados grupos de palabras (p.ej. ¿cómo podemos explicar que palabras como enviar, sacar, meter, etc. impliquen unitariamente un evento causado por un agente si no admitimos la existencia de un primitivo o concepto básico causativo —llamémosle CAUSAR— en su significado léxico?) 30. Así pues, la dificultad de llevar a cabo un análisis exhaustivo no debería de interpretarse como un obstáculo para la defensa de la teoría de la semántica composicional. Sin embargo, dado el carácter inevitablemente «hipotético» y, quizá, provisional de los primitivos semánti30
En este sentido, resulta ilustrativo que Fodor y Lepore (1998), firmes defensores del carácter «atómico» —por lo tanto, no analítico— del significado léxico, rechacen el interés científico de fenómenos como los enumerados aquí para el estudio léxico-semántico. Aunque en el citado artículo los autores se centran en poner en tela de juicio el programa de investigación léxico-semántica de Pustejovsky (1995), muchos de sus planteamientos atañen también a la teoría de Jackendoff. Véase Pustejovsky (1998) para la respuesta del autor a las críticas recibidas.
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cos, Jackendoff reconoce que cualquier primitivo que se establezca tiene que ser objeto de un constante examen desde el punto de vista de la adecuación descriptiva: un conjunto de primitivos será más adecuado que otros sólo cuando nos ofrezca mayor capacidad de establecer generalizaciones y de explicar la distribución de los datos (1991: 12). Según creemos, una buena parte de los problemas de la descomposición semántica radican en que, a pesar del carácter metalingüístico de los primitivos que manejamos, es difícil liberarnos por completo de la influencia del vocabulario y la sintaxis de los lenguajes naturales, particularmente, del que se elige como fuente o modelo del vocabulario de primitivos conceptuales (por ejemplo, el inglés es la fuente del conjunto de primitivos manejados por Jackendoff, y el español lo será en nuestro caso). Por no ir más lejos, recuérdese que, en la representación (2c) de este mismo capítulo, para consignar los dos tipos de Estados representados por Jackendoff como ORIENT y EXT (del empleo intransitivo estativo de los verbos ingleses orient y extend, respectivamente), hemos tenido que recurrir a dos funciones «compuestas», ESTAR-ORIENTADO y ESTAR-EXTENDIDO con objeto de evitar posibles confusiones que podrían ocasionar otras formas más simples (véase arriba, la nota 17). Asimismo, hay que añadir que, con frecuencia, la oposición a la descomposición semántica está motivada por la dificultad de encontrar paráfrasis sintácticas adecuadas para todas y cada una de las palabras existentes; no es difícil encontrar palabras cuyo significado parece imposible de «traducir» por medio de una paráfrasis (¿cómo se puede definir exhaustivamente el significado de, por ejemplo, grulla y garza mediante una paráfrasis sintáctica, de manera que la diferencia entre ambas palabras quede reflejada en la definición 31?).
31 Como se puede observar mediante el ejemplo de abajo, la definición lexicográfica de estas palabras incluye, además de la información sobre la categoría a la que pertenece el objeto denotado por ellas —ave zancuda—, la referencia al tamaño y el color del objeto en cuestión y de sus componentes salientes como el pico, las alas, etc.
grulla: Ave zancuda, que llega a 12 o 13 decímetros de altura y tiene pico cónico y prolongado, cabeza en parte cubierta con algunos pelos pardos y rojos, cuello largo y negro, alas grandes y redondas, cola pequeña, pero de cobijas largas y cerdosas, y plumaje de color gris. [...]
(DRAE, s.v. grulla, acepción 1) La cuestión que debemos plantear es qué parte de toda esta información tiene que estar reflejada en la ELC. Para solucionar esta cuestión, desde luego, es necesario
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Sin embargo, como advierte Jackendoff, los principios que regulan la composición de los conceptos léxicos no tienen por qué coincidir enteramente con los de la composición de los conceptos extraléxicos (aunque, como mencionamos arriba, ambos tipos de principios se solapan en buena medida). Asimismo, no hay que olvidar que las paráfrasis sintácticas están sujetas a restricciones sintácticas ajenas a la gramática de los primitivos conceptuales. En definitiva, la dificultad de definir el significado de las piezas léxicas mediante recursos sintácticos no sirve de argumento contra la teoría de la semántica composicional, aunque sí es cierto que tal dificultad nos invita a construir un sistema de descomposición con la máxima libertad posible frente a las ambigüedades propias de los lenguajes naturales.
establecer una distinción entre la información «enciclopédica» y la estrictamente lingüística y determinar los lugares que ocupan ambos tipos de información en nuestro conocimiento de la lengua (véase Haiman 1980).
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II. CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO EN ESPAÑOL Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN Como hemos mencionado, los verbos de movimiento no causativos del español, objeto de nuestra investigación léxico-conceptual, pueden ser divididos en dos grandes clases de naturaleza semántica y sintática bien diferentes: Verbos de Desplazamiento (VVDD) y Verbos de «Manera de Moverse» (VMMs). Además, por las razones que aclararemos enseguida, propondremos una subclasificación de la segunda de las dos clases anteriores —los VMMs—, por lo que la clasificación de los verbos de movimiento que vamos a defender quedaría como sigue: (1) IaI. VVDD: ir, venir, entrar, salir, subir, bajar, alejarse, acercarse, partir, llegar, cruzar, pasar, etc. IIa. VMMs del tipo de caminar: andar, arrastrarse, caminar, correr, deslizarse, gatear, nadar, pasear, renquear, rodar, volar, etc. IIb. VMMs del tipo de tambalearse: agitarse, balancearse, bambolear se, ondear, tambalearse, temblar, patalear, etc.
En este capítulo, intentaremos precisar los criterios semánticos que caracterizan a cada una de estas clases o subclases de verbos en 43
oposición al resto, con el fin de determinar las diferencias semánticas existentes entre ellas. La caracterización semántica que vamos a esbozar en estas páginas servirá como base para el acercamiento léxico-conceptual a los verbos de movimiento que desarrollaremos en los capítulos siguientes. Una primera clasificación de los verbos de movimiento es la que se establece entre los VVDD y los VMMs. En términos generales, podemos decir que los VVDD designan un desplazamiento con referencia a un determinado tipo de recorrido o trayectoria y los VMMs se refieren a una determinada manera de moverse. La distinción entre los verbos que expresan «desplazamiento» y los que expresan «manera de moverse» es, quizá, una de las más difundidas entre las clasificaciones de verbos de movimiento hasta ahora propuestas. Autores como Tesnière (1959: §131), Leech (1970: 189), Vandeloise (1987: 78), Talmy (1975, 1985) y Lamiroy (1991) han sostenido tal división desde varios puntos de vista 1. Aunque debido, quizá, a la falta de criterios sólidamente establecidos, la clasificación adoptada por cada autor no siempre coincide en cuanto a los verbos que se incluyen en cada grupo, también es cierto que existe una constante cuando se trata de categorizar los miembros prototípicos de sendos grupos: ir, venir, salir, entrar, etc. para el grupo de «desplazamiento» y correr, caminar, nadar, rodar, etc. para el de «manera de moverse». Tesnière (1959) señalaba que los llamados verbos de movimiento, en realidad, englobaban dos tipos de verbos sustancialmente diferentes desde el punto de vista semántico. Según el autor, los verbos del tipo de caminar, correr, nadar, saltar, etc. inciden en lo «intrínseco», esto es, el medio o modo empleado por el sujeto para moverse, mientras que los verbos del tipo de ir, venir, salir, entrar, etc. se refieren a lo «extrínseco», el desplazamiento en sí y el espacio recorrido por el cambio de lugar del sujeto (Tesnière 1959: 538 y ss.) 2. Una consecuencia de la naturaleza «intrínseca» del movimiento denotado por los VMMs, arguye el autor, puede encontrarse en la posibilidad de concebir dicho tipo de movimiento sin ningún cam-
1 Ferrari (1985) y Cifuentes (1988/89, 1999) adoptan una clasificación parecida para los verbos de movimiento en español. 2 Manejamos la versión castellana de 1994. La indicación de páginas corresponde a esta versión traducida.
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bio de lugar. Para ilustrar este punto, Tesnière ofrece un ejemplo como el siguiente: podemos imaginar una ardilla que «camina» en su jaula giratoria fija sobre un eje; la acción de esta ardilla, la de caminar, no tiene por qué conllevar ningún cambio en su ubicación (1959: 529). Evidentemente, este tipo de situación es inconcebible cuando se trata del movimiento expresado por los VVDD. Sin embargo, hay que advertir que, para los verbos citados por el autor (todos pertenecientes a los VMMs del tipo de caminar, del grupo (IIa) de nuestra lista (1)), la interpretación de «movimiento in situ» es marginal y, desde luego, no es la más natural. Nótese que, para que los verbos del tipo de correr, caminar, etc. reciban dicho tipo de interpretación, se necesitan unos contextos muy restringidos (como es el caso del ejemplo en que una ardilla «camina» en su jaula giratoria) para que se pueda anular la implicación de desplazamiento, implicación que, según creemos, es inherente al significado de estos verbos. Por cierto, en el caso de los VMMs del tipo de tambalearse (los del grupo (IIb)), que no figuran en la observación de Tesnière, la interpretación del movimiento sin desplazamiento es la más natural o incluso casi la única posible para algunos de ellos, puesto que denotan un movimiento que se desarrolla sin involucrar ninguna referencia espacial externa al objeto que se mueve. Ahora bien, aunque sostenemos que tanto los VVDD como los VMMs del tipo de caminar hacen referencia a un desplazamiento por su propio significado léxico, creemos que el desplazamiento implicado en el significado de cada grupo de verbos es de naturaleza bien distinta. En relación con este punto, queremos destacar la observación de Lamiroy (1991), quien ha apuntado que la diferencia entre los VVDD y los VMMs del tipo de caminar tiene que ser entendida en relación con la naturaleza de la trayectoria implicada en el significado de ambos grupos de verbos 3. Según esta autora (1991: 65-66):
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La autora establece otro grupo de verbos de movimiento denominado «verbos de movimiento corporal» —sentarse, levantarse, agacharse, etc.—, que no vamos a tratar en este trabajo. Por otro lado, hay que advertir que la misma autora incluye en la clase de correr, caminar, nadar, etc. una gama muy amplia de verbos como acercarse, alejarse, aparecer, presentarse, abalanzarse, afluir, encerrarse, retirarse, etc. y también los que «se refieren al hecho de finalizar el desplazamiento» como detenerse, pararse, etc. Según nuestra clasificación, algunos de estos verbos —p. ej. acercarse, alejarse o retirarse— se categorizan junto con verbos como ir, venir, subir, bajar, etc., es decir, junto con los VVDD.
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«El que camina, nada o rema, se desplaza de un sitio a otro, pero el desplazamiento no se hace por referencia a un punto determinado por la posición del hablante y por la geometría del espacio. En cambio, el que sube o baja, entra o sale, efectúa un desplazamiento orientado, polarizado por un punto determinado que no sólo es pertinente sino que es constitutivo del sentido del verbo [...].»
Creemos que Lamiroy apunta una oposición semántica crucial al distinguir entre VVDD y VMMs del tipo de caminar: los VVDD expresan un desplazamiento con una determinada orientación o dirección, mientras que los VMMs como caminar, correr, nadar, etc. se limitan a señalar la existencia de un desplazamiento, sin concretar, a nivel léxico, qué tipo de trayectoria está implicada en dicho desplazamiento. La afirmación anterior no significa, naturalmente, que no se pueda, por ejemplo, caminar o correr en determinada orientación (cf. caminar hacia la estación), sino que, simplemente, el significado léxico de estos verbos no contiene ninguna información acerca de la trayectoria del desplazamiento denotado por ellos. Asimismo, no existe ningún impedimento en especificar la manera en que se realiza un determinado desplazamiento direccional expresado por un VD (cf. bajar rodando, subir corriendo, venir caminando, cruzar a nado); lo importante para nuestro interés aquí es que ni los VVDD ni los VMMs indican a la vez la dirección del desplazamiento y la manera en que éste se lleva a cabo sin necesidad de ningún modificador, aunque parecen existir algunas excepciones, como es el caso de escalar (cuyo movimiento generalmente implica un ascenso). En resumidas cuentas, aunque tanto los VVDD como los VMMs del tipo de caminar expresan un evento que conlleva un desplazamiento del tema, dado el carácter indefinido o indeterminado de la trayectoria del movimiento denotado por los segundos, sólo los primeros denotan un desplazamiento provisto de una trayectoria con determinada orientación espacial. Una vez definida la diferencia entre el desplazamiento referido por los VVDD y el de los VMMs del tipo de caminar mediante el criterio de la determinación o indeterminación de la trayectoria, nos interesa ahora precisar la situación de otro subgrupo de los VMMs, los del tipo de tambalearse, con respecto al mismo criterio. Como hemos mencionado arriba, los verbos del tipo de tambalearse, al denotar un movimiento que se desarrolla estrictamente en el interior del objeto-tema, no hacen referencia siquiera a la existencia 46
de desplazamiento 4. De ello se sigue que no podemos hablar de trayectoria cuando se trata del evento denotado por este subgrupo de VMMs. Así pues, si lo que se observaba con los VMMs del tipo de caminar era la indeterminación de la trayectoria, lo que se aprecia ahora es la ausencia de la misma. En otras palabras, dentro del grupo de VMMs, sólo los del subgrupo (IIa) —p.ej. caminar, correr— expresan una manera de moverse que implica un desplazamiento del objeto-tema, noción que está ausente del significado de los verbos de (IIb) —p.ej. tambalearse, balancearse—. Esta última observación nos permite articular la diferencia fundamental entre los dos subgrupos de los VMMs: el movimiento expresado por los VMMs del tipo de caminar, al implicar un desplazamiento, normalmente involucra alguna referencia espacial externa al objeto que se mueve, mientras que los VMMs del tipo de tambalearse denotan un movimiento estrictamente interno a un objeto. Por conveniencia, vamos a representar esta diferencia de «movimiento con referencia externa» y «movimiento interno» existente entre ambos subgrupos de VMMs mediante el empleo de las letras E e I. Así pues, a partir de ahora, vamos a referirnos a los verbos del tipo de caminar como VMMs-E, y a los del tipo de tambalearse como VMMs-I. Sin embargo, tenemos que advertir que, por la naturaleza misma del criterio —el de la implicación de desplazamiento—, resulta difícil trazar una línea divisoria tajante entre las dos clases. Así, por ejemplo, los verbos que se refieren a un movimiento circular sobre un eje o punto (p.ej. rodar, girar) poseen con cierta regularidad dos interpretaciones, una con desplazamiento (p. ej. La pelota rodó sobre la hierba) y otra sin desplazamiento (p. ej. La piedra del molino empezó a rodar). En cualquier caso, este tipo de ambigüedad tiene que ser distinguida de la que se observa en algunos VMM-I como bailar o brincar. Nótese que, en este caso, aunque el movimiento denotado puede acompañar un desplazamiento, éste no forma parte inherente del significado verbal. 4 En lenguas como el inglés, es posible, sin embargo, emplear este grupo de VMM para expresar un desplazamiento direccionado (cf. las construcciones del tipo He wobbled down the stairs «Bajó la escalera tambaleándose»). Nótese que el ejemplo anterior hace referencia a un desplazamiento llevado a cabo en una determinada manera de moverse. Como es bien sabido, este tipo de construcción no es productivo en español. Este fenómeno será uno de los temas centrales de los capítulos IV y VI.
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Volviendo nuestra atención a la distinción entre VMMs-E y VMMs-I, hay que señalar que la oposición semántica entre ambos subgrupos de verbos con respecto a la presencia o la ausencia de la implicación de «desplazamiento» tiene una importante repercusión sintáctica. Como se puede observar en (2) y (3), los VMMs-E pueden aparecer con complementos de trayectoria (aunque con unas restricciones aspectuales que especificaremos más adelante); por el contrario, los VMMs-I no aceptan este tipo de complementos. (2) Con VMM-E a. Al darse cuenta del peligro, se puso a nadar hacia su barco. b. Las rocas, desprendidas por el terremoto, rodaron ladera abajo hasta muy cerca del pueblo. c. (...) pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde otro ángulo hacia la puerta. (ejemplo de García Márquez, Crónica, 186; tomado de GP, 636) d. Ahora estas máquinas caminaban hacia él como catafalcos de una ilusión. (ejemplo de Gómez de la Serna, ¡Rebeca!, 188; tomado de GP, 715) (3) Con VMM-I a. *Después de tomar unas cervezas, María se tambaleó hacia la estación. (cf. María fue a la estación tambaleándose.) b. *Tuve que temblar hasta el pueblo porque me habían robado el abrigo. (cf. Tuve que ir hasta el pueblo temblando ...) c. ??El barco se balanceaba rumbo al Norte. (cf. El barco avanzaba/iba balanceándose rumbo al Norte.) d. *El niño pataleó hacia su abuela para que le hiciera caso. (cf. El niño fue hacia su abuela pataleando ... )
Asimismo, muchos de los VMMs-E pueden tomar un complemento que expresa la distancia del recorrido en forma de Sintagma Cuantitativo 5, mientras que ninguno de los VMMs-I pueden combinarse con este tipo de complemento. (4) Con VMM-E a. Calados, ... , anduvimos leguas y leguas sin poder encontrarla. (Rivera, La vorágine, 91; tomado de GP, 669) b. Huía de su hogar con un hatillo y andaba cuatro leguas a pie para no volver nunca. (Fernández Flores, Volvoreta, 161; tomado de GP, 669)
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Véase III.4.1. sobre este tipo de complementos.
c. Juan es capaz de nadar muchos kilómetros. d. Los primeros aviones de la historia sólo podían volar unos pocos metros. (5) Con VMM-I a. *María pataleó unos metros y se paró. b. *El barco se balanceó muchos kilómetros. c. *Bailamos muchos metros.
Estos contrastes señalan, creemos, el hecho de que la implicación de desplazamiento o la falta de ella en el significado de los verbos afecta directamente a su comportamiento sintáctico. Por último, además de la presencia y la ausencia de la implicación del desplazamiento, podemos observar otro contraste bastante generalizado entre los dos subgrupos de VMMs: mientras que el argumento de los VMMs-E (p.ej. correr, caminar) posee el control sobre el acontecimiento del evento 6, el de los VMMs-I (p.ej. tambalearse, temblar, balancearse) carece de tal control. El que corre o camina lo hace por su propia determinación (aunque cabe la posibilidad de que lo hiciera forzado por las circunstancias, la realización de tales actos, en último extremo, depende de él), pero no podemos atribuir la misma responsabilidad al que tiembla o se tambalea. Aunque en este momento no queremos entrar en detalles, parece evidente que esta diferencia mantiene una relación estrecha con el hecho de que los miembros de VMMs-E (correr, caminar, etc.) constituyan ejemplos representativos de la clase de verbos inergativos o intransitivos puros (verbos con un único argumento de agente), mientras que la mayoría de los VMMs-I suelen ser clasificados como inacusativos (verbos con un único argumento de tema con el que mantienen una relación similar a la que establecen los verbos transitivos con su objeto directo) 7. De hecho, Levin y Rappaport (1995), 6
Según Levin y Rappaport (1994: 49, 1995: 155), de quienes adoptamos esta caracterización, el concepto de «control sobre el evento» no coincide necesariamente con la agentividad. Nótese que los VMMs-E (correr, etc.) pueden aceptar sujetos noanimados, que no suelen ser admitidos como «agentes», siempre y cuando éstos se conciban con capacidad de control sobre el movimiento expresado por el verbo («self-controlled» bodies) como, por ejemplo, los vehículos o autómatas (cf. Una vez en la carretera, los coches empezaron a correr a gran velocidad; El avión volaba muy alto). 7 Sobre la oposición , véanse Perlmutter (1978), Rosen (1982), Hoekstra (1984), Burzio (1986), Hoekstra y Mulder (1990), Zaenen (1993), Hale y Keyser (1991, 1993), y el trabajo citado de Levin y Rappaport, entre otros.
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tras un examen detallado de las dos clases de verbos intransitivos, han llegado a la conclusión de que si el único argumento del verbo posee el control sobre el acontecimiento del evento, el verbo será inergativo, y en caso contrario, será inacusativo. Recapitulemos. De las observaciones semánticas esbozadas en estas páginas, podemos extraer los tres criterios semánticos siguientes, que consideramos relevantes para defender nuestra clasificación de los verbos de movimiento: i) la presencia (o ausencia) de desplazamiento; ii) determinación de trayectoria; iii) referencia a una determinada manera de moverse. El siguiente cuadro refleja de manera esquemática la situación de cada una de las tres clases de verbos aquí estudiadas, en comparación con las demás, con respecto a los criterios de (i)-(iii). (6)
I. VVDD IIa. VMMs-E IIb. VMMs-I
Presencia de desplazamiento
Trayectoria
Manera de moverse
sí sí no
determinada inderminada ausente
no sí sí
Creemos que los criterios aquí señalados, que distinguen las tres clases de verbos de movimiento, vienen a ser cruciales a la hora de explicar la diferencia de comportamiento gramatical existente entre ellas. Con esto estamos sugiriendo que las oposiciones semánticas recogidas en (6) son relevantes gramaticalmente, y que la representación léxico-conceptual de los verbos en cuestión tiene que dar cuenta de dichas oposiciones. Antes de entrar a analizar los verbos de movimiento desde el punto de vista léxico-conceptual, creemos conveniente presentar, aunque brevemente, el estudio tipológico de los verbos de movimiento desarrollado por Talmy (1975, 1985, 1990). Como veremos enseguida, en la descomposición semántica de los verbos de movimiento llevada a cabo por este autor, los conceptos de «desplazamiento», «trayectoria» y «manera de moverse», en torno a los cuales hemos establecido los tres criterios del cuadro (6), forman parte de los «componentes semánticos» básicos de los eventos de movimien50
to. Dichos componentes semánticos, asimismo, constituirán el núcleo de los principales modelos de lexicalización establecidos por el autor. El análisis componencial de Talmy nos ofrecerá un panorama general de cómo dichos componentes semánticos se combinan entre sí para dar lugar a los complejos semánticos correspondientes al significado de distintos tipos de verbos que, de una forma o de otra, expresan un evento de movimiento. 2. VERBOS DE MOVIMIENTO Y LEXICALIZACIÓN 2.1. Componentes semánticos del evento de movimiento Talmy (1975, 1985, 1990) ha examinado, desde un punto de vista tipológico, cómo las lenguas del mundo lexicalizan los componentes semánticos básicos del evento de movimiento («motion event», en su terminología). Aunque el interés de Talmy está en la caracterización tipológica de las lenguas según el modelo de lexicalización dominante en cada una de ellas, su método descriptivo sirve también para examinar distintos modelos de lexicalización existentes en una misma lengua 8. Un evento de movimiento, según el autor, consiste en «un objeto que se mueve o está ubicado —la Figura— con respecto a otro —el objeto de referencia o Fondo 9—» (Talmy 1985: 61, la traducción es nuestra). Es decir, su estudio engloba tanto las expresiones de desplazamiento 10 como las de mantenimiento de una ubicación. En esta somera exposición, centraremos nuestra atención en lo referente
8
Véase Demonte (1994) para una adaptación y desarrollo de este tipo de análisis al marco teórico de la semántica léxica. 9 Debemos a Demonte (1994) la traducción del término Ground de Talmy mediante esta palabra. 10 Es importante señalar que Talmy no menciona la distinción entre Desplazamiento y Movimiento. Como se puede confirmar mediante la propia definición de «motion event» citada en el texto, la palabra «Movement» empleada por Talmy hace referencia inequívoca a lo que hemos venido llamando «desplazamiento» en este trabajo. En consideración de la importancia de la oposición existente entre el Movimiento y el Desplazamiento, en adelante vamos a traducir por Desplazamiento el nombre del componente semántico denominado por el autor como Movement para evitar una posible confusión.
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al primero de estos dos tipos de expresiones espaciales para no entrar en el terreno de las expresiones ubicativas, ya que éstas quedan fuera del ámbito de nuestro estudio. El análisis tipológico de las expresiones de desplazamiento que desarrolla Talmy se basa, primero, en determinar los componentes semánticos básicos del evento de desplazamiento, y, seguidamente, en observar cuáles son los elementos sintácticos —la preposición, el verbo, etc.— que expresan dichos componentes semánticos en la oración. Los componentes semánticos básicos del evento de desplazamiento establecidos por el autor son los siguientes: (7) Desplazamiento: La presencia de desplazamiento. Figura: El objeto que se mueve con respecto a otro que sirve de punto de referencia (el Fondo). Trayectoria: El curso seguido por la Figura con respecto al punto de referencia. Fondo: El objeto-punto de referencia con respecto al cual se mueve la Figura.
Además de estos componentes básicos, un desplazamiento también puede tener «Causa» o «Manera», componentes que, según el autor, constituyen eventos externos al desplazamiento en sí. De estos componentes adicionales nos fijaremos exclusivamente en el de «Manera», dejando de lado el componente de «Causa», ya que el concepto de Manera resulta de especial interés para nosotros en relación con la semántica de los VMMs —recuérdese la caracterización general de estos verbos: los que expresan una determinada manera de moverse—. Como ha sido señalado por Demonte (1994), estos componentes no corresponden directamente a los papeles temáticos de la teoría de Rección y Ligamiento ni a las categorías conceptuales de Jackendoff (1983, 1990). Por ejemplo, la separación de Trayectoria y Fondo es una práctica poco común en las teorías corrientes. Según Talmy, esta separación permite una representación semántica universalmente válida (1985: nota 6). Ahora bien, en una oración como Juan va hacia la estación, los componentes semánticos que acabamos de presentar están expresados por los elementos sintácticos de forma altamente transparente: el verbo (o mejor dicho, la raíz verbal) expresa la presencia del Desplazamiento; los dos SSNN, Juan y la estación, corresponden a 52
la Figura y el Fondo del Desplazamiento; y la preposición hacia define una determinada Trayectoria en relación con la ubicación del Fondo. Sin embargo, la correspondencia entre los componentes semánticos y los elementos de la oración no siempre resulta tan clara. El autor señala que un verbo puede tener lexicalizado más de un componente semántico, o, incluso, en determinados contextos puede ocasionalmente «fusionar» un componente extra (que no forma parte de su significado original). Es este tipo de lexicalización, gracias al cual el significado de verbos forma un complejo de dos o más componentes semánticos, el que resulta de mayor interés para nosotros. Así pues, pasamos a revisar el análisis que ofrece el autor con respecto a los verbos con dos (o más) componentes semánticos.
2.2. Principales modelos de lexicalización Según Talmy, los VVDD —entrar, salir, subir, bajar, etc.— constituyen un buen ejemplo de verbos con más de un componente semántico. El significado de estos verbos, además de referirse al concepto de Desplazamiento, engloba también un determinado tipo de Trayectoria. Por ejemplo, entrar denota un desplazamiento que se efectúa desde el exterior al interior de algún objeto o lugar; subir es un desplazamiento hacia arriba. Talmy se refiere con el término de «fusión» (conflation) 11 a este tipo de integración entre dos (o más) componentes semánticos 12. El mismo autor apunta, asimismo, que este mecanismo de la fusión se observa también en el significado de los VMMs ingleses (roll «rodar», swim «nadar», etc.) cuando éstos aparecen empleados con un complemento direccional (p.ej. swim to the shore «(lit.) nadar a la costa»). En este caso, los verbos expresan tanto la presencia de un desplazamiento como una determinada manera de moverse; se trata, pues, de la fusión entre los componentes de Manera y de Desplazamiento. 11 Seguimos a Demonte (1994) en la traducción de la palabra inglesa conflation por «fusión». 12 La idea de que el significado de algunos verbos se explica por medio del proceso de «fusión» no es totalmente nueva. Véase, por ejemplo, Gross (1981).
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Los dos tipos de fusión que acabamos de mencionar pueden ser contrastados mediante ejemplos como los siguientes (basados en los ejemplos (5) de Talmy 1985: 62): (8) a. The rock Figura
b. La roca Figura
(9) a. Marry Figura
b. María Figura
rolled
down
the hill.
Desplazamiento Manera
Trayec.
Fondo
cayó
rodando de la montaña.
Desplazamiento Trayec.
Manera
Fondo
swam
across
the river.
Desplazamiento Manera
Trayec.
Fondo
cruzó
el río
nadando/a nado.
Desplazamiento Trayec.
Fondo
Manera
Nótese que todos los verbos empleados en estos ejemplos comparten el componente de Desplazamiento, pero difieren en cuanto al tipo de componente semántico fusionado a él. En los ejemplos de (8a) y (9a), los verbos roll «rodar» y swim «nadar» tienen lexicalizado el componente de Manera junto con el de Desplazamiento, mientras que en los ejemplos en español, (8b) y (9b), el mismo componente, el de Manera, se expresa por medio del gerundio o adverbio y no por el verbo principal. Estos mismos ejemplos se diferencian también en cuanto a la expresión del componente de Trayectoria. En el caso de los ejemplos (8b) y (9b), dicho componente forma parte del significado del verbo principal, caer y cruzar. En los ejemplos en inglés, (8a) y (9a), el mismo componente se expresa mediante las partículas down y across. La diferencia de fusión observada en los ejemplos de (8) y (9) puede representarse esquemáticamente como en (10) 13.
13
Talmy observa tres modelos principales de lexicalización. Además de los dos presentados aquí, existe otro modelo que lexicaliza Desplazamiento y Figura (predominante en las lenguas Atsugewi y Navajo, según el autor). Aunque este modelo no es el predominante en inglés, podemos citar el ejemplo del verbo rain empleado en contextos como It rained in through the bedroom window «(lit.) Llovió dentro por la ventana de la habitación» (Talmy 1985: 73).
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(10) Modelo A: «Fusión» de Desplazamiento con Manera Figura Desplazamiento Trayectoria Fondo Manera
VERBO Modelo B: «Fusión» de Desplazamiento con Trayectoria Figura Desplazamiento Trayectoria Fondo Manera
VERBO
(Esquemas basados en Talmy 1985: 62 y 69, respectivamente) El autor observa que las lenguas difieren entre sí según el modelo de lexicalización predominante en ellas; se trata de la tipología de lexicalización dentro del ámbito de las expresiones de desplazamiento. La clasificación tipológica de Talmy establece que el inglés pertenece a las lenguas en las que prevalece el modelo de lexicalización A, y que el español, a su vez, es un miembro representativo de las lenguas caracterizadas por el modelo B 14. Al situar la lengua española entre las que adoptan mayoritariamente el modelo B de lexicalización, el autor se basa en las siguientes observaciones: primero, en español existe una amplia y variada lista de verbos que expresan un desplazamiento direccionado —nuestros VVDD—; segundo, es prácticamente imposible traducir al español palabra por palabra las oraciones inglesas del tipo de (8a) y (9a) mediante el empleo de un VMM seguido de un complemento direccional (cf. *María caminó a la tienda; *Juan rodó del tejado; etc.). La agramaticalidad de ejemplos españoles como los anteriores, según opina Talmy, indica que los VMMs del español no poseen la misma disposición que los correspondientes verbos ingleses para incorporar el componente de Desplazamiento en su significado. 14
Según el autor, las lenguas indoeuropeas en general (excepto las romances), así como la lengua china, pueden ser caracterizadas por el modelo A, mientras que en otras lenguas como las romances, semíticas o polinesias predomina el modelo B.
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Esta observación sobre los VMMs en español merece una atención especial, puesto que apunta la existencia de un interesante contraste entre el español y el inglés con respecto al empleo direccional de los VMMs: en español, el empleo direccional de los VMMs está más limitado que en inglés, situación que puede atribuirse, de acuerdo con Tamly, a la reducida productividad del modelo de lexicalización «A» (el que fusiona el componente de Desplazamiento con el de Manera) en aquella lengua. Sin embargo, es importante señalar que el contraste tipológico establecido por Talmy no tiene que entenderse como una generalización absoluta; se trata de una diferencia de «tendencia» observada entre las dos lenguas en relación con distintos modelos de lexicalización. En términos más concretos, no existen suficientes razones para pensar que la observación de Talmy acerca de los VMMs del español es incompatible con la posibilidad de que dichos verbos, o algunos de ellos, dispongan de la capacidad de expresar un desplazamiento. De hecho, una generalización que niegue tal posibilidad no se correspondería con la realidad; recuérdese que en el capítulo anterior hemos visto que algunos VMMs como caminar, correr o nadar, nuestros VMMs-E, sí que denotan un desplazamiento (realizado en una determinada manera de moverse). Ahora bien, si es cierto que verbos como caminar o nadar expresan un desplazamiento, la agramaticalidad de las combinaciones del tipo de *caminar a la tienda o *nadar a la costa no puede atribuirse a una hipotética restricción tipológica sobre el modelo de lexicalización «A» ([Desplazamiento + Manera]) que, en español, impediría el empleo direccional de los VMMs en español. Así pues, parece necesario explorar otra vía para explicar el contraste existente entre el español y el inglés con respecto a la gramática de los VMMs. A continuación, como paso previo a la tarea que nos acabamos de proponer, vamos a examinar más de cerca la constitución semántica de los VMMs del español desde el punto de vista de la lexicalización, teniendo en cuenta la subdivisión que hemos propuesto para dicha clase de verbos: los VMMs-I (temblar, tambalearse, etc.) y los VMMs-E (caminar, nadar, etc.). 2.3. Lexicalización y Verbos de «Manera de Moverse» Primero, obsérvese el contraste existente entre las oraciones inglesas de (11) y (12) y sus correspondientes traducciones palabra por palabra en español. 56
(11) Con VMM-I a. The sick man wobbled [down the stairs]. a’. *El enfermo se tambaleó [escalera abajo]. b. Sylvia wriggled [out of her seat]. b’. *Sylvia se retorció [fuera del asiento]. (Descártese la interpretación ubicativa de «fuera del asiento».) c. She danced [into the kitchen]. c’. *Bailó [a la cocina/dentro de la cocina]. (Descártese la interpretación ubicativa de «dentro de la cocina».) (12) Con VMM-E a. John walked [to the library]. a’. *Juan caminó [a la biblioteca]. b. John swam [to the island]. b’. *Juan nadó [a la isla].
Como hemos visto arriba, este tipo de contraste ha llevado a Talmy a concluir que en español el modelo de lexicalización [Desplazamiento + Manera] no goza de la misma productividad de la que disfruta en inglés. El autor opina que en una lengua como la española, con un claro predominio del modelo de lexicalización [Desplazamiento + Trayectoria], los VMMs (que representan el componente de Manera) no pueden ser empleados libremente para expresar un evento de desplazamiento. Esta caracterización tipológica de los VMMs en español parece explicar adecuadamente la imposibilidad de las oraciones españolas de (11) y (12). No obstante, como ha sido señalado por Aske (1989) y Morimoto (1993), existen empleos de VMMs que no responden bien a tal caracterización. Obsérvense: (13) a. Juan nadó [hacia el otro extremo de la bahía]. b. Juan caminó [a través de la montaña]. c. El herido se arrastró [por el pasillo]. d. El caballo galopó [hacia la cabaña]. e. Juan caminó [hasta la cima]. (El (13e) es de Aske 1989: 7, (24a).)
Se trata de los casos en que los VMMs-E aparecen combinados con complementos direccionales o de trayectoria. Estos ejemplos tendrían que resultar agramaticales si los VMMs en español no pudieran lexicalizar el componente de Desplazamiento junto con el de Manera. Ahora bien, recuérdese que, en el subcapítulo anterior, hemos establecido una subclasificación de los VMMs —la que los divide 57
entre VMMs-I y VMMs-E— sirviéndonos de unos criterios semánticos y sintácticos. Al introducir esta división, indicábamos que los VMMs-E se distinguían del otro subgrupo, los VMMs-I, precisamente por denotar una manera de moverse con implicación de desplazamiento. En ese mismo lugar, sugeríamos que dicha implicación, asociada al significado de los VMMs-E, puede considerarse como factor determinante de que éstos, a diferencia de los VMMs-I, puedan combinarse con un complemento de trayectoria. Desde el punto de vista de la lexicalización, la gramaticalidad de ejemplos como los de (13) es una prueba de que este subgrupo de VMMs en español pueden fusionar los dos componentes semánticos de Manera y Desplazamiento. Asimismo, recuérdese que, aun cuando aparecen empleados sin ningún complemento de trayectoria, la intepretación más natural de los VMMs-E es la que implica un desplazamiento del tema. En definitiva, creemos razonable sostener que la caracterización tipológica de Talmy sobre los VMMs en español tiene que ser matizada cuando se trata de los VMMs-E. Naturalmente, apuntar el carácter híbrido (el de tener lexicalizados tanto el componente semántico de Manera como el de Desplazamiento) de los VMMs-E en español no es suficiente para describir correctamente la semántica y la gramática de los mismos. Es necesario, además, tener en cuenta la restricción que, en español, los verbos en cuestión ejercen sobre su complemento de trayectoria, que hace que sean imposibles ejemplos españoles como los que aparecen expuestos en (12). En otras palabras, el estudio de los VMMs-E en español tiene que enfrentarse con la cuestión de cuál es la razón por la que oraciones como las de (12) resultan agramaticales, mientras que son perfectamente gramaticales en inglés. Aunque en este momento nos hemos limitado a señalar la existencia de un contraste entre los VMMs en español y en inglés, en el capítulo IV, adoptando un punto de vista aspectual propuesto por Aske (1989), volveremos a tratar este tema para precisar en qué consiste realmente dicho contraste. Posteriormente, en el capítulo VI, intentaremos demostrar que dicho contraste puede ser atribuido a la diferencia de correspondencia existente entre el español y el inglés con respecto a las expresiones referidas al «resultado» que se deriva de la «actividad» denotada por el verbo principal. 58
3. RESUMEN En este capítulo, tras presentar nuestra clasificación de los verbos de movimiento, según la cual éstos se dividen en VVDD, VMMs-E y VMMs-I, hemos señalado las características semánticas de cada una de estas clases de verbos en oposición con las demás. Asimismo, hemos revisado el estudio tipológico sobre los verbos de movimiento llevado a cabo por Talmy, con el objetivo de examinar la semántica de los verbos aquí tratados desde el punto de vista de la lexicalización. Desde el punto de vista semántico, los VVDD (p.ej. ir, venir, subir) se caracterizan por expresar un evento de desplazamiento con una trayectoria definida, mientras que los VMMs (p.ej. tambalearse, caminar) se refieren, principalmente, a una determinada manera de moverse. Entre éstos últimos, hemos destacado la peculiaridad semántica presentada por los VMMs-E (los del tipo de caminar), la de referirse tanto a una manera de moverse como a la presencia de un desplazamiento. Es esta ambivalencia semántica la que los distingue del otro subgupo de VMMs, los VMMs-I (los del tipo de tambalearse), que carecen totalmente de la posibilidad de expresar un desplazamiento espacial. Al señalar la implicación de desplazamiento asociada al significado de los VMMs-E, sin embargo, hemos insistido en el hecho de que, a pesar de que estos verbos denotan un desplazamiento, dejen sin determinar la trayectoria del mismo. La determinación o indeterminación de la trayectoria implicada resulta ser, por tanto, un criterio importante a la hora de trazar la línea divisoria entre los VVDD y los VMMs-E (además del criterio que tiene en cuenta la referencia de una determinada manera de moverse, que opone los dos grupos de VMMs frente a los VVDD). Por otro lado, basándonos en el análisis componencial de los verbos de movimiento propuesto por Talmy (1975, 1985), hemos atribuido algunas características semánticas de los verbos de movimiento al fenómeno de la fusión entre los componentes básicos del evento de desplazamiento. Al presentar el trabajo de Talmy, hemos prestado especial atención a la caracterización tipológica que el autor realiza con respecto al español, según la cual esta lengua, al predominar en ella el modelo de lexicalización [Desplazamiento + Trayectoria], posee poca productividad con respecto al modelo de lexicalización [Desplazamiento + Manera]. 59
De acuerdo con la propuesta de Talmy, hemos asumido que la característica semántica de los VVDD —la de denotar un desplazamiento con un determinado tipo de trayectoria— puede ser considerada como producto de la fusión entre los componentes semánticos de Desplazamiento y de Trayectoria. Sin embargo, en cuanto a los VMMs, hemos introducido una modificación o, mejor dicho, una precisión a la caracterización realizada por el autor. Con argumentos semánticos y gramaticales, hemos sostenido que entre los VMMs del español existe un subgrupo, los VMMs-E, que sí fusiona los componentes de Manera y Desplazamiento. Hemos apuntado, asimismo, que la caracterización de Talmy mantiene su plena validez cuando se trata de otro subgrupo de VMMs, los VMMs-I, puesto que éstos se resisten a fusionar, aun contextualmente, el componente semántico de Desplazamiento en su significado. Pues bien, teniendo presentes las observaciones semánticas realizadas en este capítulo, en los capítulos siguientes desarrollaremos un estudio léxico-conceptual de los verbos de movimiento en español. Para ello, adoptaremos, en lo fundamental, la línea teórica trazada por Jackendoff (1983, 1990, entre otros), quien refleja la oposición semántica entre los VVDD y los VMMs mediante el empleo de dos funciones eventivas diferentes: IR y MOVERSE (GO y MOVE, respectivamente).
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SEGUNDA PARTE. ANÁLISIS LÉXICO-CONCEPTUAL DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO EN ESPAÑOL
III. LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. INTRODUCCIÓN En esta segunda parte, intentaremos explicar la semántica y la sintaxis de los Verbos de Desplazamiento (VVDD) y de los Verbos de Manera de Moverse (VMMs) a partir de las Estructuras LéxicoConceptuales (ELCs) de ambos grupos de verbos 1. Partiremos, para ello, de la premisa de que podemos dar cuenta de las diferencias semánticas y sintácticas existentes entre los dos grupos de verbos de movimiento por medio de un análisis léxico-conceptual de los mismos. En el presente capítulo, afrontaremos el estudio léxico-conceptual de los VVDD. Teniendo en cuenta la heterogeneidad semántica y sintáctica que se observa entre sus miembros, intentaremos establecer las representaciones léxico-conceptuales que reflejan las características de los principales subtipos de dicho grupo de verbos. Des1 Como señalamos en la Introducción, en el marco de la Semántica Conceptual desarrollada por Jackendoff (1983, 1990), la Estructura Léxico-Conceptual (ELC) es la Estructura Conceptual (EC) codificada en la entrada de una pieza léxica. Véase I.2.1. para más detalle.
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pués, en el capítulo IV, analizaremos la ELC de los VMMs, con especial atención a los problemas derivados del carácter semántico «híbrido» manifestado por uno de sus subgrupos, concretamente, los VMMs-E (correr, caminar, nadar, etc.). 2. EVENTOS DE IR Y MOVERSE Para acercarnos a las ELCs de los dos grupos de verbos de movimiento, adoptaremos inicialmente la propuesta de Jackendoff (1983, 1990), según la cual ambos grupos de verbos se caracterizan por dos tipos de ELC fundamentalmente diferentes: mientras que la ELC de los VVDD está encabezada por la función eventiva de IR (GO), la ELC de los VMMs se basa en otra, la de MOVERSE 2 (MOVE). Las dos funciones de evento, junto con sus argumentos conceptuales, representan dos realizaciones diferentes de la categoría conceptual de Evento. Obsérvense: (1) a. [EventoIR ([Objeto ], [Trayectoria ])] b. [EventoMOVERSE ([Objeto ])]
2 Mediante la forma MOVERSE pretendemos reflejar el mismo tipo de Evento que Jackendoff representa por MOVE: un Evento de movimiento interno a un Objeto. Para representar este tipo de Evento, el autor utiliza la forma del verbo inglés move con su interpretación no-causativa, cuya correspondencia en español sería la forma pronominal del verbo cognado mover, es decir, moverse. Asimismo, la versión causativa del Evento de MOVERSE —esto es, un movimiento interno a un Objeto causado por un agente externo— se representará por medio del empleo de la función CAUSAR —véase (ii)—, al igual que cualquier otro Evento causativo —véase (i)—:
(i) Evento causativo: [EventoCAUSAR ([Objeto ],[Evento ])] (ii) MOVERSE causativo: [EventoCAUSAR ([Objeto ],[EventoMOVERSE([Objeto ])])]
Esto significa que, al contrario de lo que pudiera sugerir el empleo de la forma pronominal MOVERSE, no es necesario establecer un correlato causativo MOVER para representar el Evento causativo correspondiente. Sin embargo, la EC de (ii) encierra un problema difícil de resolver: según dicha EC, la definición semántica del verbo mover tiene que basarse en la EC de moverse, a pesar de que, en español, mover es morfológicamente más primitivo que moverse. Este problema se extiende a la descripción semántica de todos los verbos que aceptan el pronombre se «intransitivizador» (levantar(se), sentar(se), etc.) y está estrechamente relacionado con la cuestión de si la derivación morfológica siempre implica la conceptual y viceversa.
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En términos generales, la EC de (1a) representa un Evento en el que un Objeto se desplaza a lo largo de una Trayectoria, y (1b), un Evento de movimiento realizado o experimentado por un Objeto. La diferencia fundamental entre ambos radica en que, mientras el Evento de IR supone necesariamente la existencia de una Trayectoria recorrida por el Objeto-tema (el que se mueve), el de MOVERSE carece de tal implicación y, por lo tanto, no se apoya en ningún punto de referencia externo al Objeto-tema. Volviendo nuestra atención a la EC de (1a), podemos observar que la función de evento IR posee dos argumentos, el primero de los cuales corresponde conceptualmente a la categoría de Objeto —el tema del desplazamiento— y el segundo, a la de Trayectoria —el recorrido del desplazamiento—. Según esto, el Evento de desplazamiento expresado por una oración como Juan fue hacia la plaza tendrá una EC como la siguiente: (2) Juan fue hacia la plaza: [EventoIR ([Objeto JUAN], [Trayectoria HACIA ([Objeto PLAZA])])]
En (2), la oración entera corresponde a la totalidad del Evento en la representación conceptual; el verbo ir, a la función eventiva de IR. En cuanto a los argumentos del verbo, el sujeto de la oración (el SN Juan) se asocia al primer argumento conceptual de la función de IR, que es de la categoría conceptual de Objeto. El complemento direccional (el SP a la plaza), por su parte, corresponde al segundo argumento de la misma función, el cual pertenece a la categoría conceptual de Trayectoria. Este último argumento conceptual, a su vez, tiene una estructura compleja, constituida por una función de Trayectoria HACIA (correspondiente a la preposición «hacia») y su argumento de Objeto (representado por el SN complemento de la preposición). Recuérdese que en el capítulo anterior señalábamos que los VVDD poseen el componente semántico de Trayectoria como parte inherente de su significado. Esta característica semántica puede ser atribuida a la propia EC del Evento de IR. Puesto que la función de IR selecciona un argumento de Objeto y otro de Trayectoria, un Evento del tipo de IR supone necesariamente la presencia de una Trayectoria. Obsérvense: (3) a. María ha subido hace unos minutos. b. ¡Avanza!
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c. ¿Puedo entrar? d. Vendrá a las once.
A pesar de que en los ejemplos de (3) no aparece ningún complemento de trayectoria, cada una de estas oraciones implica una determinada orientación —«hacia arriba», «hacia adelante», etc.—. Este hecho constituye una prueba convincente de que los VVDD contienen una Trayectoria en su ELC. El Evento de IR está también implícito en el significado de los verbos de desplazamiento causativos, los del tipo de sacar, meter, etc. Aunque este tipo de verbos queda fuera del ámbito de nuestro estudio, vamos a dedicar unas líneas a exponer su ELC con objeto de mostrar cómo se refleja dicha relación de implicación en la representación léxico-conceptual. Teniendo en cuenta la EC del Evento causativo propuesta por Jackendoff (1991), el significado de los verbos de desplazamiento causativos puede ser representado como en (4): (4) [Evento CAUSAR ([Objeto ],[Evento IR ([Objeto ],[Trayectoria ])])]
Esta EC representa un desplazamiento causado por un Objetoagente (el primer argumento de la función eventiva CAUSAR); el Evento de desplazamiento —el encabezado por IR— aparece incrustado en el Evento principal como segundo argumento de la función eventiva CAUSAR 3. Nótese que en español existen VVDD que se prestan a una alternancia causativa. Algunos como subir o pasar funcionan como causativos o como no causativos sin cambiar su forma; otros como acercarse/acercar o alejarse/alejar se modifican morfológicamente de un empleo al otro. En ambos casos, la EC del empleo causativo siempre contendrá la del no causativo como segundo argumento de la función CAUSAR. Dirijamos de nuevo nuestro interés a la EC de (1a). Como queda dicho, esta EC —que tiene la forma [EventoIR ([Objeto ],[Trayectoria ])]—
3 Hale y Keyser (1991, 1993) proponen un punto de vista similar con respecto a la relación entre los verbos de cambio no-causativos y los correspondientes verbos causativos. Aunque el sistema de representación léxica adoptado por estos autores difiere considerablemente del de Jackendoff, coinciden con él en atribuir a la presencia o ausencia del verbo abstracto «CAUSAR» la causatividad del Evento y la posibilidad de que aparezca en la oración un sujeto externo correspondiente al argumento de Agente.
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refleja la estructura interna del Evento denotado por los VVDD. Ello, sin embargo, no significa que los verbos en cuestión constituyan un grupo totalmente homogéneo; basta una somera revisión para comprobar su heterogeneidad semántica y sintáctica. En el próximo capítulo, al presentar la constitución básica de la ELC de los VVDD, destacaremos dos propiedades de la ELC que son cruciales para la determinación de la semántica y la sintaxis de los miembros pertenecientes a esta clase de verbos: la especificación semántica del constituyente de Trayectoria, por un lado, y la indicación de los constituyentes argumentales (los que tienen correspondencia sintáctica), por otro. Como se pondrá de manifiesto, ambas propiedades inciden de forma directa en la semántica y la sintaxis de cada uno de los VVDD, y son, en gran medida, responsables de la diversidad observada en esta clase de verbos. Desde el punto de vista semántico, los VVDD se diferencian entre sí por el tipo de Trayectoria implícita en su ELC. El hecho de que cada uno de los VVDD exprese un desplazamiento con un determinado tipo de Trayectoria (sin ir más lejos, recuérdese nuestra observación acerca de los ejemplos de (3)) significa que el verbo impone una especificación semántica al constituyente de Trayectoria que forma parte de su ELC. En III.4., presentaremos los tres principales subtipos de VVDD, teniendo en cuenta las distintas modalidades de Trayectoria implicadas en su significado y estudiaremos la incidencia de tal especificación semántica en la selección semántica que el verbo ejerce sobre su «argumento espacial» (el segundo argumento de los VVDD, que aporta información espacial sobre el desplazamiento denotado por estos verbos). Por otro lado, al hablar de la heterogeneidad de los VVDD, no podemos perder de vista la circunstancia de que no exista entre ellos una uniformidad respecto a la selección del argumento espacial. En otras palabras, los VVDD pueden ser clasificados según la EA asociada a cada uno de sus miembros. Aunque la gran mayoría de los VVDD seleccionan un argumento de trayectoria —cf. (5a)—, existen algunos cuyo argumento espacial se refiere a una ubicación —cf. (5b)— o a un objeto-lugar de referencia 4 —cf. (5c)—.
4 Empleamos el término de objeto-lugar para reflejar que los objetos referidos por los argumentos directos seleccionados por los VVDD transitivos indican un lugar (por su propia ubicación espacial), y sirven de referencia espacial para determinar la trayectoria del desplazamiento.
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(5) a. {ir/venir/llegar} a Madrid cf. *{ir/venir/llegar} en Madrid *{ir/venir/llegar} Madrid b. {penetrar/irrumpir} en la plaza cf. *{penetrar/irrumpir} a la plaza *{penetrar/irrumpir} la ciudad c. {atravesar/abandonar} la ciudad cf. *{atravesar/abandonar} a la ciudad *{atravesar/abandonar} en la ciudad
Esta divergencia en la EA podría suscitar dudas acerca de la validez de la hipótesis según la cual todos los VVDD comparten una base común en su ELC (la de (1a)). En III.5. demostraremos que la diferencia de EA existente entre los VVDD no es incompatible con la hipótesis arriba mencionada. En ese mismo lugar, basándonos en una propuesta de Jackendoff, sostendremos que la diferencia aquí indicada es consecuencia de la lexicalización de la función de trayectoria, que sólo atañe a la ELC de determinados VVDD.
3. LA ESTRUCTURA LÉXICO-CONCEPTUAL DE LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO: CONSTITUCIÓN BÁSICA Según hemos señalado arriba, el Evento expresado por los VVDD puede ser representado, en lo fundamental, como en (6). (6) (=1a) [Evento IR ([Objeto ],[Trayectoria ])]
Sin embargo, esta EC sólo refleja el esquema común del Evento y, tal y como está, no representa la ELC de ningún VD en concreto. Por un lado, la EC de (6) no nos facilita ninguna información acerca de la estructura interna de su constituyente de Trayectoria. Puesto que cada uno de los VVDD expresa un desplazamiento con un determinado tipo de Trayectoria, la ELC de estos verbos tiene que contener una especificación semántica que restrinja la EC del constituyente conceptual correspondiente a dicha categoría. Asimismo, la ELC de estos verbos (como la de cualquier pieza léxica que selecciona argumento(s)) debe señalar los constituyentes con68
ceptuales que corresponden a los argumentos sintácticos de los mismos 5. Para explicar cómo los dos tipos de información arriba señalados se integran en la ELC de los VVDD y cuáles son sus aportaciones semánticas y/o sintácticas, vamos a tomar como ejemplo la ELC del verbo ir, que poseerá, según proponemos, la forma siguiente: (7) ir: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria -HACIA [LugarAQUÍ]]A)] («-HACIA [AQUÍ]» representa el valor negativo de un rasgo deíctico «±HACIA [AQUÍ]», que distingue las Trayectorias dirigidas hacia el centro deíctico de otras.) 6
Compárese la representación de (7) con la de (6a). En (7), hemos incorporado una especificación semántica sobre el constituyente de Trayectoria, así como la marca «A», que aparece en dos posiciones distintas. La especificación semántica «-HACIA ([LugarAQUÍ])», codificada en el constituyente de Trayectoria, es de naturaleza deíctica; dicha especificación, al mismo tiempo que forma parte inherente del significado del verbo ir, determina la restricción seleccional que el verbo impone a su argumento de trayectoria. A su vez, la marca «A» indica el estatus argumental de los constituyentes que la poseen (que son, en el caso concreto del verbo ir, los de Objeto y de Trayectoria).
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Véase I.2., donde presentamos la idea de que la ELC contiene indicaciones acerca de la EA. Como señalábamos en el mismo lugar, los argumentos seleccionados por un predicado se ordenarán según la jerarquía temática, y, en consonancia con la exigencia de los principipos de enlace, serán asociados a determinadas posiciones sintácticas de acuerdo con el orden establecido. 6 Véase Bouchard (1993, 1995) para la noción de «centro deíctico». Fillmore (1966, 1971) establecía una oposición entre el espacio caracterizado como Proximal y el Distal, esto es, el espacio «próximo» a la primera persona de la enunciación en oposición al espacio «distante» con respecto a la misma. Existe una larga lista de estudios sobre la deixis en general y sobre los verbos de movimiento de orientación deíctica en particular, de los cuales destacamos Jarvella y Klein (eds.)(1982), Morel y Danon-Boileau (eds.)(1992). Dervillez-Bastuji (1982), un estudio dedicado a las relaciones espaciales, incluye también observaciones sugerentes sobre la orientación deíctica. Véanse asimismo Badía Margarit (1952), sobre los verbos de movimiento deícticos de las lenguas iberorrománicas, y Cifuentes (1988/1989, 1989) y Crego (1993, 1994), sobre la misma clase de verbos en español.
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Dicho de otro modo, el número y la posición de la marca «A» determinan la EA del predicado en cuestión. Examinando con mayor detenimiento el contenido de cada una de estas propiedades léxicas, vemos que la especificación semántica que hemos propuesto para ir, «-HACIA ([Lugar AQUÍ])», se basa en la noción de «centro deíctico». Es decir, la referencia de dicha especificación depende de la ubicación física o psicológica de la primera persona del enunciado, representada por «AQUÍ». Puesto que el desplazamiento denotado por ir puede trazar cualquier trayectoria menos la que se dirige hacia el centro deíctico «AQUÍ», podemos asumir que el verbo expresa un desplazamiento cuyo constituyente de trayectoria no contiene ninguna especificación (o restricción) salvo la que excluye la trayectoria orientada a dicho punto espacial. Conviene destacar que el rasgo «-HACIA [AQUÍ]» no restringe la trayectoria del verbo ir al tipo de HACIA. De hecho, ir puede expresar desplazamientos que carecen de orientación específica (p.ej. Fuimos por unos sitios muy extraños; Iban a campo traviesa en moto) 7. Nótese que este carácter quasi-neutro de la trayectoria del verbo ir es imposible de reflejar mediante la combinación de HACIA y la constante «anti-centro deíctica» (Bouchard 1995: 150), que tendría la forma de «HACIA [-AQUÍ]» en el sistema de representación aquí adoptado. Esta última representación expresa una trayectoria dirigida hacia cualquier punto espacial menos el centro deíctico, y resultaría excesivamente restrictiva para describir el significado del verbo ir. Un verbo de desplazamiento con tal especificación expresaría siempre un desplazamiento con determinada orientación, al contrario de lo que ocurre con el verbo ir. Por otro lado, en la ELC de (7), el que el verbo ir seleccione un argumento de tema y otro de trayectoria viene reflejado mediante la posición de la marca «A», que, como hemos mencionado arriba, señala el estatus argumental de los constituyentes conceptuales de Objeto-tema y de Trayectoria. Nótese que, en (7), el constituyente de Objeto-tema —el primer argumento conceptual de la función de IR— y el de Trayectoria —el segundo argumento de la misma función— aparecen marcados por ‘A’, lo que significa que los constitu-
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El primero de estos ejemplo fue proporcionado por Luis Ángel Sáez, a quien debemos también la observación de que ir no necesariamente implica un desplazamiento del tipo de HACIA.
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yentes en cuestión gozan de estatus argumental y, por tanto, se proyectan en la sintaxis. En una oración como, por ejemplo, Juan fue al despacho, el SN Juan corresponde al constituyente de Objeto, primer argumento de la función de IR con la marca «A», que es el tema del desplazamiento. A su vez, el SP al despacho es asociado al constituyente conceptual de Trayectoria, segundo argumento de la función de IR, y representa la trayectoria de ese desplazamiento (concretamente, una trayectoria definida por su destino). La naturaleza categorial de los sintagmas argumentales y las posiciones que éstos ocupan en la estructura sintáctica se determinarán gracias a los principios generales que rigen el enlace entre la ELC y la estructura sintáctica (véase I.3.4.). En otras palabras, la marca ‘A’, al definir la EA de la pieza léxica en cuestión, indica la parte de la ELC «visible» para los principios de enlace, que se encargarán de regular la proyección sintáctica de las propiedades léxicas recogidas en la EA. Una función importante de la especificación semántica contenida en un constituyente argumental es la restricción seleccional que ejerce con respecto al argumento sintáctico correspondiente. En el caso del verbo ir, la restricción que impone al argumento de trayectoria es de índole deíctica 8: dicho argumento tiene que poseer una EC compatible con el rasgo «-HACIA ([LugarAQUÍ])», que se halla contenida en el constituyente de Trayectoria perteneciente a la ELC del verbo. Así pues, contrastes de gramaticalidad como el que existe entre *ir hacia aquí e ir hacia Madrid pueden ser atribuidos a este efecto restrictivo de la especificación semántica. Mientras que el significado del SP hacia Madrid satisface la exigencia semántica de dicha especificación (excepto cuando el centro deíctico coincide con la ubicación de Madrid), el significado del SP hacia aquí es incompatible con la especificación semántica que el verbo tiene codificada en la Trayectoria de su ELC 9.
8 Naturalmente, el verbo ir no es el único que impone una restricción deíctica al argumento de trayectoria; otros VVDD deícticos como venir o alejarse (y los transitivos llevar y traer) también se someten al mismo tipo de incompatibilidad (cf. *venir allí; *alejarse hacia aquí; *llevar el libro hacia mí; etc.). 9 Existe otra restricción semántica que actúa sobre el complemento de trayectoria de este verbo. Nótese que la combinación de ir con un complemento de origen resulta agramatical si no se indica, al mismo tiempo, la orientación o destino de la trayectoria (cf. *ir de Madrid o *ir de la Facultad frente a ir de Madrid
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Ahora bien, este último punto requiere una precisión. Nótese que ir hacia Madrid no sólo expresa un desplazamiento orientado en dirección al lugar definido por Madrid, sino que significa también que dicho lugar no coincide con el centro deíctico de la enunciación. Este hecho, aunque parezca trivial, nos permite entrever un aspecto importante de la composición semántica entre el predicado y su argumento: el significado del argumento, al integrarse en la ELC del predicado, no «sustituye» a la EC del constituyente conceptual correspondiente, sino que «se fusiona» con ella. Por lo tanto, la EC de ir hacia Madrid será como (8b) y no como (8a). (8) ir hacia Madrid: a. [Evento IR ([Objeto X],[Trayectoria HACIA ([LugarMADRID])])] b. [Evento IR ([Objeto X],[Trayectoria HACIA(
[
-AQUÍ
LugarMADRID
]
)])]
Al proponer la representación de (8b), hemos asumido que la fusión entre [-HACIA ([AQUÍ])] y [HACIA ([MADRID])] resulta en una orientación dirigida hacia el lugar definido como [MADRID], indicado como no coincidente con el centro deíctico [AQUÍ]. En cualquier combinación formada por un VD y su argumento de trayectoria, la composición semántica de ambos se basa en este mecanismo de fusión: la EC del argumento se integra en la ELC del verbo, fusionándose con la especificación semántica contenida léxicamente en su constituyente de Trayectoria. Para que el significado del argumento de trayectoria pueda integrarse en la ELC del verbo, aquél tiene que satisfacer semántica y categorialmente las especificaciones contenidas en la Trayectoria que forma
{a/hacia} Valladolid). Aunque no podemos ofrecer explicaciones definitivas sobre este fenómeno, queremos señalar el hecho de que verbos con la Trayectoria del tipo de HACIA parecen rechazar también el mismo tipo de empleo (p.ej. *dirigirse de su casa, *acercarse de su despacho, etc.) mientras que los verbos que enfocan el punto final o inicial sí lo aceptan (p.ej. venir del pueblo, llegar del pueblo, partir de Barcelona, irse de aquí, etc.). Resulta de interés especial la observación de que el mismo verbo ir, en su forma prononimal irse, incide en el inicio del desplazamiento y que, por lo tanto, acepta el complemento de origen sin necesidad de la indicación del desarrollo posterior de la trayectoria.
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parte de esa ELC; en caso contrario, la combinación resultará agramatical. Asimismo, conviene tener en cuenta que, en ocasiones, los argumentos no tienen aportación semántica sustancial en relación con la información léxica ya presente en el significado del verbo (p.ej. subir arriba, salir fuera). Este fenómeno, en realidad, no es exclusivo de los VVDD; de hecho, como ha sido señalado por Jackendoff (1990: 165), en expresiones como beber (algo de) líquido existe cierta redundancia semántica, puesto que el verbo beber, de por sí, lleva una especificación semántica del tipo de [LÍQUIDO] sobre el tema u Objeto ingerido. Respecto a las combinaciones del tipo de subir arriba, vamos a asumir, junto con Jackendoff, que la información redundante se elimina en el proceso de fusión de argumentos. Sin embargo, cabe señalar que un argumento sin aportación semántica no siempre produce un resultado gramatical (cf. la poca aceptabilidad de combinaciones como ?empapelar la pared con papel o ?embotellar el vino en una botella, frente a, por ejemplo, empapelar la pared con un papel encolado o embotellar el vino en una botella especialmente diseñada). Utilizando la ELC del verbo ir como ejemplo ilustrativo, acabamos de presentar dos propiedades básicas de la ELC de los VVDD: la especificación semántica contenida en el constituyente de Trayectoria y la indicación de los constituyentes argumentales mediante la marca «A». Estas dos propiedades determinan, en gran medida, la semántica y la sintaxis de los VVDD. 4. LA TIPOLOGÍA SEMÁNTICA DE LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO 4.1. Las principales modalidades de Trayectoria Nuestra clasificación semántica de los VVDD tendrá como criterio fundamental el tipo semántico de la Trayectoria inherente al significado de dichos verbos. Dicho de otro modo, la tipología semántica de los VVDD que vamos a proponer se basará esencialmente en otra: la tipología de la Trayectoria. Por lo tanto, antes de abordarla, creemos conveniente exponer una presentación esquemática de las principales modalidades conceptuales de esta categoría espacial. 73
(9)
[TRAYECTORIA] →
[{} ] HACIA A OBJETO DE HASTA LUGAR DESDE VÍA POR [DISTANCIA]
[
Trayectoria
]
Como puede observarse, en la mayoría de los casos (excepto cuando la Trayectoria se define por su Distancia —cuestión que volveremos a tratar en seguida—), la Trayectoria se descompone en una función de trayectoria y un argumento que pertenece a la categoría conceptual de Objeto o Lugar 10. Una proyección «transparente» de esta EC puede encontrarse en los SSPP de trayectoria (p.ej. hacia el pueblo o hacia aquí). En los ejemplos anteriores, la preposición corresponde a la función de trayectoria y el complemento, a su argumento de objeto —el pueblo— o de lugar —aquí—. El argumento de objeto o lugar indica una referencia espacial con respecto a la cual la función de trayectoria que lo selecciona define el espacio lineal de la Trayectoria. A continuación, vamos a explicar brevemente las características de cada una de las funciones que aparecen en (9). — LAS PRINCIPALES FUNCIONES DE TRAYECTORIA HACIA: Función de trayectoria de orientación. Representa una Trayectoria dirigida en dirección al espacio señalado por el Objeto o Lugar de referencia; el Objeto o Lugar de referencia no está incluido dentro de la Trayectoria definida. Existen Trayectorias orientativas que no necesitan apoyarse en ningún Objeto o Lugar; se trata de 10 Seguimos a Pavón (1995: 89) en la distinción de tipos de categoría espacial no direccionada: Lugar y Ubicación (en los trabajos de Jackendoff ambos se clasifican unitariamente bajo el término de Place). Según la definición de la autora, el Lugar es «una región acotada dentro del espacio», y la Ubicación viene a ser, a su vez, «la posición de un objeto en el espacio». La diferencia que queremos destacar al adoptar esta separación es la que se observa entre, por ejemplo, encima de la mesa en El libro está encima de la mesa [Ubicación] y Juan saltó por encima de la mesa [Lugar].
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Trayectorias tales como HACIA-ARRIBA o HACIA-ABAJO, que establecen una orientación relativa a la del vector vertical de la gravedad. En español, este tipo de función se expresa canónicamente mediante la preposición hacia y por medio de locuciones del tipo de en dirección a, camino de, etc. Asimismo, las construcciones del tipo de río arriba, calle abajo, etc. 11, basadas en un adverbio ubicativo de significado orientativo, también contienen esta función en su significado 12. A: Función de trayectoria de destino. El espacio señalado por el Objeto o Lugar de referencia indica el punto de llegada de la Trayectoria. Este tipo de función es expresada por la preposición a (p.ej. en ir [a Madrid], llegar [al pueblo]). Sin embargo, como ha sido señalado por Bosque (1992), la misma función está presente en el significado de las expresiones del tipo de subir [encima de la mesa] o ir [detrás de la casa], etc.; nótese que, en estos ejemplos, el Lugar señalado por el complemento se interpreta como destino, a pesar de que la función de destino A no se halla explicitada. DE: Función de trayectoria de origen. El espacio señalado por el Objeto o Lugar de referencia indica el punto de partida de la Trayectoria. En español, la preposición de (p.ej. en venir [del pueblo], partir [de Barcelona]) constituye la expresión prototípica de esta función. HASTA: Función de trayectoria de límite final. Define una Trayectoria «extensiva» con un límite final. El Objeto o Lugar de referencia señala el límite hasta donde se extiende la Trayectoria, por lo que la Trayectoria definida por esta función incluye necesariamente el recorrido anterior a dicho límite. 11 Existen varias propuestas con respecto a cómo debe analizarse la estructura interna de este tipo de construcción, y a qué categoría pertenece; véanse Bello (1847), Plann (1988), Martínez (1988), Bartra y Suñer (1992), entre otros. 12 Véase Pavón (1995), quien caracteriza de «imperfectivos» los adverbios locativos arriba, abajo, atrás, adelante, adentro, afuera, cerca y lejos. Véase también Pavón y Morimoto (1995), donde las autoras extienden la oposición «perfectivo/imperfectivo» a otras clases de adverbios ubicativos (los deícticos y locuciones adverbiales).
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Esta función se expresa en español por la preposición hasta (p.ej. avanzar [hasta la frontera], llegar [hasta aquí]). DESDE: Función de trayectoria de límite inicial; establece una relación espacial inversa a la de HASTA. Define una Trayectoria «extensiva» con un límite inicial. El Objeto o Lugar de referencia señala el límite inicial a partir del cual se extiende la Trayectoria, por lo que la Trayectoria definida por esta función incluye necesariamente el recorrido posterior a dicho límite. Esta función es expresada en español por la preposición desde (p.ej. caer [desde el segundo piso], venir [desde lejos]) 13. VÍA: Función de trayectoria de tránsito. El Objeto o Ubicación de referencia está relacionado con algún espacio interno a la Trayectoria; la Trayectoria, o bien incluye el Objeto o Lugar de referencia
13 Las preposiciones de y desde comparten un significado direccional de «alejamiento» (ambas señalan una dirección que se aleja del punto de referencia). De ahí que sean intercambiables en no pocos contextos (inclusive los ejemplos que en esta página aparecen recogidos en los apartados correspondientes a DE y DESDE). Sin embargo, como ha sido indicado por Morera (1988), los sintagmas encabezados por desde se oponen a los que se construyen con de por su referencia «extensiva». Según el autor, en su combinación con los verbos de movimiento, desde manifiesta «el sentido de alejamiento espacial con extensión a partir de un punto inicial absoluto» (Morera 1988: 248; el énfasis en nuestro), mientras que el empleo de de en el mismo tipo de contexto sólo indicará «la dirección de alejamiento (ibíd.)». Esta diferencia semántica, que es la que pretendemos reflejar mediante el empleo de los términos «origen» y «límite inicial» (un límite siempre implica una extensión) se percibe con mayor claridad en situaciones como (i)-(iv), donde el verbo sólo acepta una de las dos preposiciones en cuestión (o, al menos, prefiere con diferencia una a otra):
— Los verbos de ‘lengua’ (hablar, gritar, etc.) y de ‘sentido’ (mirar, escuchar, etc.) prefieren desde a de. (i) Me gritó {desde/*de} la ventana (ii) Lo estuve escuchando {desde/??de} la habitación contigua.
— Los verbos de ‘fijación en un punto’ (colgar, pender, etc.) que implican ‘contacto puntual’ y los verbos de ‘procedencia’ (p.ej. proceder) prefieren de a desde. (iii) La lámpara colgaba {del techo/?desde el techo}. (iv) Este nombre procede {del latín/??desde el latín}.
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(p.ej. la lectura preferida de ir a Madrid por la carretera), o bien no lo incluye y simplemente transita por un espacio próximo a él (p.ej. la lectura de El Tour de Francia pasa por su casa en un contexto normal). En el primer caso, la relación entre la Trayectoria y el Objeto o Lugar de referencia puede ser coextensiva, pero no necesariamente. Nótese, por ejemplo, que el espacio referido por la carretera en ir a Madrid por la carretera puede coincidir con la totalidad de la trayectoria recorrida, pero también es posible que ocupe sólo una parte de la misma.) Como ilustran los ejemplos de arriba, esta función puede ser expresada mediante la preposición por (aunque esta preposición también posee el significado de ‘extensión’; véase abajo, la definición de POR). Asimismo, expresiones como vía o a través de (p.ej. ir a Madrid [vía Londres], volar [a través de los Andes]) sirven también para expresar la función de tránsito VÍA. Por otro lado, como ha sido señalado por Bosque (1992), esta función está presente en el significado de combinaciones del tipo de pasar [debajo del puente] o pasar [detrás de la pantalla], etc. En ellas, el verbo de tránsito pasar aparece con un complemento que indica un lugar, el cual viene a interpretarse como lugar de tránsito (según el autor, la relación de sinonimia que se observa en pares como pasar por debajo del puente y pasar debajo del puente demuestra este punto). POR: Función de trayectoria de extensión. El Objeto o Lugar de referencia se interpreta como marco espacial de la Trayectoria (p. ej. pasear [por Madrid]) o, cuando es constituido por varios Objetos individuales, como puntos distribuidos a lo largo de la misma (p. ej. viajar [por las capitales europeas]). Hay que precisar en este momento que la función POR corresponde sólo parcialmente al significado espacial de la preposición por. Como es bien sabido, la preposición por en español posee tanto el significado de tránsito (p.ej. entrar [por la ventana], cruzar [por el puente]) como el de extensión (p.ej. extenderse [por todo el país]; pasear [por las montañas]) 14. El primer significado de por, el de tránsito, lo representamos mediante la función VÍA y el segundo, el de extensión, por la función POR.
14
Véanse Morera (1988: 112-114) y Bosque (1992). Asimismo, para una consideración diacrónica de los dos sentidos de esta preposición, véanse, entre otros, Hanssen (1913: §726), Alvar y Pottier (1983: § 193).
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Además de la preposición por, empleada en los ejemplos de arriba, existen expresiones como a lo {largo/ancho} de que también contienen esta función en su significado. Por otro lado, la extensión de una trayectoria también puede ser expresada por medio de la indicación de los puntos extremos de la misma (p.ej. las correlaciones del tipo de de Madrid a Barcelona o desde aquí hasta la estación, o los SSPP encabezados por entre, cuando su complemento señala los puntos extremos de una trayectoria —p.ej. correr [entre los dos pueblos]; viajar [entre Madrid y Barcelona]—). Recuérdese que, en (9), junto con las Trayectorias que se descomponen en una función de trayectoria y un argumento de objeto o lugar, hemos incluido una categoría conceptual cuantitativa, la de Distancia. De esta forma, hemos querido reflejar el hecho de que la Distancia puede servir para especificar la extensión de una Trayectoria, puesto que identifica la longitud que ésta ocupa en el espacio (cf. subimos [20 metros]; recorrer [mucha distancia]; etc.). Podemos decir que, si la función de POR define la extensión de una Trayectoria en relación con un Objeto o Lugar de referencia, la Distancia la define «cuantitativamente». Obsérvese que, en combinaciones como subir cinco kilómetros hacia la cumbre o retroceder unos pasos desde el borde, el sintagma cuantitativo está especificando la distancia ocupada por la Trayectoria, mientras que el SP define la orientación —hacia la cima— o el límite inicial —desde el borde— de la misma. Sin embargo, hay que advertir que existen algunas restricciones (de carácter aspectual) que hacen imposible la presencia del sintagma cuantitativo de distancia en determinados contextos (cf. *Subió hasta la cima cinco kilómetros frente a Subió {hasta la cima/cinco kilómetros}; *{Llegó/vino} a Madrid un kilómetro; etc.). Los ejemplos anteriores nos hacen notar que la especificación de distancia sólo es posible cuando la Trayectoria no tiene un límite final definido) 15. Como ha puesto de manifiesto esta breve presentación, existen varias modalidades dentro de la misma categoría conceptual de Trayectoria. Éstas, a su vez, pueden ser agrupadas en tres subcategorías: la Trayectoria direccional —[{HACIA/A/DE/DESDE/HASTA} X]—, la Trayectoria de tránsito —[VÍA X]—, y la Trayectoria de extensión —[POR X] o [Distancia]—. 15
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Véase Jackendoff (1983: 167).
Además de la anterior, existe otra distinción importante entre las modalidades de Trayectoria. Nos referimos a la que tiene en cuenta su naturaleza «aspectual». Según este criterio, podemos distinguir entre Trayectorias delimitadas y no-delimitadas (las que tienen un límite final y las que no tienen tal límite); entre Trayectorias télicas y atélicas (las que señalan la ubicación resultativa del tema y las que carecen de esta característica). Estas distinciones serán presentadas con más detalle en la tercera parte, donde examinaremos la diferencia entre los VVDD y VMMs desde el punto de vista aspectual. Por otro lado, conviene precisar que la lista de funciones que acabamos de presentar incluye únicamente aquellas que consideramos necesarias para definir las principales modalidades de Trayectoria desde un punto de vista estrictamente espacial. Esto significa que la lista no pretende abarcar toda la diversidad semántica existente entre las expresiones que, de una manera o de otra, se refieren a dicha categoría espacial. Es ésta, precisamente, la razón por la que las preposiciones para y contra, por ejemplo, a pesar de su significado direccional, no encuentran en nuestra lista funciones que las representen directamente (que serían PARA y CONTRA, respectivamente). En el caso de para, observamos que esta preposición, al mismo tiempo que representa una Trayectoria orientativa (del tipo de HACIA), hace referencia a la «intención» o «voluntad» del objetotema del desplazamiento. Compárense los siguientes pares de ejemplos 16: (10) a. La expedición navegaba hacia la isla inadvertidamente. b. ??La expedición navegaba para la isla inadvertidamente. c. —¿Va hacia Madrid? —No; (??aunque voy en esa dirección), me quedo en Toledo. d. —¿Va para Madrid? —No; (aunque voy en esa dirección), me quedo en Toledo.
Creemos que la poca gramaticalidad del ejemplo (10b) se debe a que navegar para la isla, debido al empleo de la preposición para, implica la existencia de una volundad o intención por parte de la 16
Los ejemplos de (10a-b) están basados en los que ofreciera Jackendoff en relación con su consideración semántica de la preposición inglesa for (Jackendoff 1976: (157a) y (157b)).
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expedición de alcanzar la isla, lo cual se contradice con el significado del adverbio «inadvertidamente». Como se comprueba mediante el ejemplo de (10a), navegar hacia la isla carece de tal implicación. En cuanto al ejemplo de (10c), donde la pregunta se formula con hacia, podemos ver que la oración concesiva indicada entre paréntesis resulta incongruente con el resto de la respuesta, puesto que el que contesta está afirmando algo que acaba de negar: el que su desplazamiento tenga una orientación dirigida a Madrid. Sin embargo, en la pregunta de (10d), al indicar la Trayectoria mediante el uso de para, no sólo se cuestiona la dirección espacial sino también la existencia o no de la intención de alcanzar el destino. La oración concesiva no contradice lo expresado en el resto de la respuesta, ya que es posible dirigirse en dirección a algún lugar (Madrid, en este caso concreto) sin tener intención de alcanzarlo. Este carácter semántico de para ha sido apuntado por Morera (1988). El citado autor opina que para y hacia «forman una pareja opositiva mínima, en la que para se caracteriza por el sema «+determinación», mientras que hacia es negativa a esa marca semántica» (Morera 1988: 94). Simplificando mucho, mediante el sema «+determinación», el autor hace referencia a una orientación que «presenta el punto final del vector como objetivo que hay que alcanzar» (op.cit., 89) 17. Dejaremos para otra ocasión la cuestión de cómo debe ser reflejado el aspecto «intencional» del significado de para en la representación léxico-conceptual 18. Sin embargo, independientemente de la 17 Asimismo, resulta de un interés especial la observación de Jackendoff (1976: 141) sobre las preposiciones inglesas torward y for. Según el autor, en oraciones como Max ran {toward/for} home (Max corrió {hacia/para} casa), toward expresa una dirección física y for, una «dirección mental» (mental direction). La diferencia a la que alude el autor es de la misma naturaleza que la que existe entre hacia y para en español. No estamos sugiriendo, desde luego, que hacia no pueda emplearse en otro campo semántico que no sea el espacial (cf. sentir un afecto especial hacia ella, etc.); lo que es importante aquí es que para, aun cuando señale una Trayectoria espacial, lo haga con referencia a la actitud del objeto-tema del desplazamiento. 18 En su trabajo de 1976, Jackendoff sugería representar el efecto semántico de for mediante un modificador eventivo de «intención». Aplicando esta idea de Jackendoff al análisis de para, combinaciones de para con un VD corresponderían a una EC como la de (i):
(i) x va para y: IR ([X, HACIA (Y)]) INTENTAR ([IR ([X, A (Y)])])
[
80
]
solución que se adopte en dicha representación, parece evidente que una función como PARA, aun en el caso de que la reconociéramos como función orientativa, no podría ser incluida en la lista de las principales funciones de Trayectoria, al ser la Trayectoria una categoría fundamentalmente espacial. Por su parte, la preposición contra tampoco parece buena candidata para engrosar la lista de las principales modalidades espaciales de Trayectoria. A este respecto, podemos apoyarnos de nuevo en la observación de Morera (1988) 19, quien considera que contra pertenece al grupo de preposiciones que señalan una Trayectoria de aproximación, al igual que hacia, para, a y hasta. Según el autor, contra es neutra en cuanto a la diferencia de enfoque que distingue hacia y para —con enfoque inicial— de a y hasta —con enfoque final—. En oposición del resto del subgrupo, contra es compatible con ambos enfoques. Los siguientes ejemplos, ofrecidos por Morera, ilustran este punto: (11) a. Los soldados partieron {hacia/para/contra/*hasta} la ciudad al amanecer. b. Los soldados llegaron alocadamente {*hacia/*para/contra/hasta} la ciudad. (ejemplos de Morera 1988: 105)
Asimismo, siempre según el mismo autor, contra se opone al resto del subgrupo por el valor positivo del sema que el autor denomina «+bloqueo», el cual indica que el movimiento de aproximación se ve «interrumpido por un obstáculo en algún punto de su desarrollo » (Morera 1988: 88). Sin embargo, opinamos que el significado de «bloqueo» tiene que ver con la interpretación del Objeto o Lugar de referencia (expresado por el complemento de la preposición), más que con la característica espacial de la Trayectoria referida. Si bien es cierto que en ejemplos como los de (11) el uso de contra supone la existencia de un bloqueo o resistecia por parte del Objeto-tema, esta
Esta propuesta, en vez de establecer una función de Trayectoria PARA, opta por agregar un modificador al Evento principal; el modificador encabezado por INTENTAR añade la información sobre el propósito del Objeto-tema «X» de alcanzar el punto de referencia «Y» al realizar el Evento principal de desplazamiento. 19 Véase también Morera (1990), para un estudio semántico diacrónico de la misma preposición.
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implicación no afecta a la característica espacial de la Trayectoria expresada. Así pues, aunque no descartamos la posibilidad de que el rasgo semántico que Morera describe mediante la marca de «+bloqueo» sea de índole espacial, no parece justificado establecer una función como CONTRA, comprimiendo en ella la idea de aproximación y la de «bloqueo» o resistencia. Esta breve reflexión acerca del significado de para y contra dista mucho de una propuesta concreta acerca de la ELC de ambas partículas. Sin embargo, creemos que las observaciones aquí expuestas han servido para aclarar el porqué de la falta de una correspondencia absoluta entre las preposiciones existentes en español y las funciones propuestas en esta sección. 4.2. Las principales clases semánticas de los Verbos de Desplazamiento Según el tipo semántico de la Trayectoria que contienen en su ELC, la mayoría de los VVDD (aunque no todos) pueden ser incluidos en uno de los tres subgrupos que expondremos a continuación 20: I.
VVDD con Trayectoria del tipo de HACIA: subir, elevarse, bajar, descender, caer, avanzar, retroceder, alejarse, acercarse, aproximarse, etc.
II. VVDD con Trayectoria del tipo de DE o/y A: (A) sin superación de límite venir, llegar, alcanzar, arribar, partir, abandonar, zarpar, etc. (B) con superación de límite entrar, penetrar, irrumpir, salir, etc. III. VVDD con Trayectoria de tránsito: pasar, cruzar, atravesar, etc.
20 No hemos incluido el verbo ir en ninguno de estos tres subgrupos semánticos. Según nuestra propuesta de III.2., la ELC de este verbo posee una Trayectoria con el rasgo deíctico «-(HACIA [AQUÍ])». Este rasgo hace que el verbo en cuestión tenga un carácter «quasi-neutro» en cuanto al tipo semántico de la Trayectoria implicada.
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Antes de entrar a estudiar las propiedades semánticas de cada subgrupo, conviene que aclaremos dos puntos. Primero, mediante la clasificación semántica arriba expuesta sugerimos que los verbos reunidos en un determinado subgrupo poseen en común un mismo esquema básico en su ELC, lo cual no significa que sean sinónimos desde un punto de vista lexicográfico. Puesto que nuestro interés ahora se centra en establecer una tipología semántica de los VVDD, fijaremos nuestra atención en las propiedades semánticas comúnes a los miembros de cada subgrupo, haciendo abstracción de las peculiaridades idiosincrásicas de cada pieza léxica (como la del verbo irrumpir, el cual, a diferencia de entrar, implica violencia o ímpetu, o la del verbo zarpar, cuyo sujeto tiene que referirse a una embarcación). La segunda aclaración tiene que ver con el carácter puramente semántico de la clasificación propuesta. Como se habrá observado, la clasificación de los VVDD aquí presentada no tiene en cuenta la diferencia de EA existente entre ellos, de modo que cada uno de los subgrupos incluye verbos de diversa naturaleza sintáctica. Mientras que la mayoría de los VVDD son intransitivos y seleccionan un argumento locativo preposicional (p.ej. acercarse *(a) la facultad), otros como alcanzar, abandonar, pasar, etc. aparecen en construcción transitiva y requieren un argumento locativo en forma de SN (p.ej. abandonar la isla). Asimismo, algunos como subir o bajar se prestan a una alternancia de EA, al aceptar ambos tipos de complemento locativo (p.ej. subir (por) las escaleras). Este empleo transitivo no debe confundirse con otro, de significado causativo, que comentamos al principio de este capítulo (véase III.1.). Aunque algunos VVDD como subir, bajar o alcanzar aceptan ambos empleos transitivos (causativo y no-causativo), tal ambivalencia no es un rasgo común a los VVDD con empleo transitivo, como puede comprobarse mediante los siguientes ejemplos: (12) a. María bajó las escaleras. (ambiguo) b. El ajedrecista avanzó una pieza. (transitivo causativo) c. *El camión avanzó la carretera. (transitivo no-causativo)
Como ya hemos indicado en varias ocasiones, en esta monografía nuestros esfuerzos se limitarán al estudio de los verbos de movimiento no-causativos excluyendo, por tanto, el empleo transitivo causativo de los VVDD —cf.(12b)—. Sin embargo, dada la com83
plejidad del asunto, y en aras de una mayor claridad expositiva, vamos a relegar al siguiente subcapítulo las cuestiones relativas a esta divergencia sintáctica, lo cual permitirá dedicarnos ahora de manera exclusiva al análisis de las propiedades semánticas de los verbos en cuestión. I. VVDD con Trayectoria del tipo de HACIA Los VVDD de este grupo (p.ej. subir, elevarse, bajar, descender, caer, alejarse, acercarse, aproximarse) forman un subgrupo de VVDD que podemos caracterizar de «orientativos». Expresan un desplazamiento con una determinada dirección 21, sin mencionar los puntos extremos de la trayectoria recorrida (aunque estos pueden plasmarse por medio de los complementos —p.ej. subir a la segunda planta; bajar de lo alto de la montaña; caer hasta aquí—). Por lo tanto, asumimos que el constituyente de Trayectoria perteneciente a la ELC de estos verbos encierra una especificación semántica del tipo de HACIA. En el caso de verbos como aproximarse, acercarse, dirigirse o alejarse, la Trayectoria orientativa tiene necesariamente que apoyarse en un Objeto o Lugar de referencia. Dicho de otro modo, el desplazamiento expresado por este tipo de verbos no puede concebirse propiamente sin este apoyo. En la ELC de estos verbos, la especificación semántica de la Trayectoria se ajustará al esquema de «HACIA ([Objeto/Lugar ])». De otro lado, en verbos como elevarse, subir, bajar, descender o caer, la orientación de la Trayectoria (que podemos representar como HACIA-ARRIBA o HACIA-ABAJO) es definida en relación con el vector vertical de la gravedad; verbos como avanzar o retroceder, a su vez, tendrán una Trayectoria del tipo de HACIA-ADELANTE o 21 Algunos de estos verbos poseen, de manera inherente, una orientación definida en relación con el eje vertical —subir, bajar, etc.—; otros como alejarse o acercarse, en ausencia de una indicación sobre el punto de referencia, parecen adquirir por defecto una orientación deíctica (cf. El perro {se alejó/se acercó}, sin apoyo de ningún contexto, se entiende como «se alejó de donde estamos» y «se acercó a donde estamos»). Dejamos pendiente la cuestión de cómo podemos recoger esta interpretación «por defecto» en la ELC (si es que se trata de una cuestión léxica y no puramente pragmática, posibilidad que no descartamos por completo).
84
HACIA-ATRÁS, cuya orientación depende de la propia disposición orientativa del Objeto-tema (el que se mueve). Es importante advertir que algunos de los verbos de orientación vertical mencionados arriba pueden también expresar un desplazamiento con una orientación relativa (es decir, que necesita apoyarse en algún Objeto de referencia). Es lo que ocurre con los verbos subir, bajar y descender, que, además de un desplazamiento «HACIA-{ARRIBA/ABAJO}» (p.ej. El cohete subió hasta desaparecer en el cielo; Al cesar el viento, el globo bajó rápidamente), también pueden expresar un desplazamiento dirigido hacia la parte superior o inferior de un Objeto (p.ej. subir la montaña; {bajar/descender} las escaleras) 22. En este último caso, la Trayectoria implicada podrá ser representada como «HACIA-PARTE-{SUPERIOR/INFERIOR}-DE ([Objeto ])». El Objeto de referencia, que aparece en forma de un SN (cf. la montaña y las escaleras de los ejemplos de arriba), ocupará la posición de complemento directo de los verbos en cuestión. Nótese, por contra, que elevarse, al tener que construirse con un pronombre reflexivo en su empleo no-causativo, no posee la capacidad de entrar en una construcción transitiva no-causativa 23 y, por tanto, no puede expresar un desplazamiento de orientación relativa (cf. {subió/*se elevó} las gradas). Esto significa que la Trayectoria de este verbo sólo puede ser del tipo de «HACIA-ARRIBA», una orientación absoluta en cuya definición sólo interviene el vector vertical de la gravedad. La diferencia de orientación «absoluta» o «relativa» a la que acabamos de aludir es parecida a la que existe entre rise «subir, elevarse, salir (el sol, la luna, etc.), etc.» y climb «subir, trepar, subirse (a algo), etc.», dos verbos de orientación vertical del inglés. El primero de
22
Sobre la transitividad de estos verbos, véase el apartado 5.2.2. de este capí-
tulo. 23 El que sean gramaticales ciertas combinaciones como saltarse un semáforo o pasarse la salida quizá nos esté indicando que el pronombre se en este tipo de ejemplos no sea «reflexivo» propiamente dicho. Aunque esta cuestión requiere un estudio detenido, queremos sugerir la posibilidad de que en el contexto aquí señalado se sea una marca «aspectual» como en beberse un vaso de vino o comerse un filete. Véanse Nishida (1994) y Sanz (1995) sobre el valor aspectual de se, y Crego (1994b) sobre el empleo de esta partícula en el ámbito de los verbos de movimiento en español.
85
ellos se emplea principalmente para indicar un movimiento absoluto, «hacia arriba», mientras que con el segundo se expresa un movimiento relativo, es decir, «hacia la parte superior» de algún objeto de referencia 24. De las anteriores observaciones, podemos extraer los siguientes esquemas para este grupo semántico de VVDD. (13) Esquemas básicos de la ELC de los VVDD con una Trayectoria del tipo de HACIA: [Evento IR ([Objeto],[Trayectoria HACIA ([Objeto/Lugar])])] [Evento IR ([Objeto],[Trayectoria HACIA-ARRIBA/ABAJO/ETC.])]
Obviamente, estas representaciones léxico-conceptuales, al carecer de la marca ‘A’ (que identifica los constituyentes argumentales), no poseen la capacidad de determinar la estructura sintáctica que van a proyectar los verbos en cuestión. El que no todos los verbos de este subgrupo semántico seleccionen un argumento de trayectoria indica que la posición de la marca ‘A’ para el segundo argumento (locativo) no se mantiene constante de unos verbos a otros. Dejaremos, en cualquier caso, esta cuestión para más adelante y vamos ahora a examinar el siguiente subgrupo semántico de VVDD. II. VVDD con Trayectoria del tipo de DE y/o A Son VVDD que expresan un desplazamiento cuya Trayectoria incluye el origen y/o el destino del mismo; el desplazamiento expresado por este tipo de verbos, o bien parte del espacio definido por el Objeto o Lugar de referencia, o bien termina en él (o, en algunos casos, el significado del verbo alude tanto al punto inicial como al final). Pueden ser divididos a su vez en verbos que implican una superación de límite (entrar, salir, etc.) y verbos que carecen de tal implicación (venir, arribar, llegar, alcanzar, partir, zarpar, abandonar, etc.) 25.
24 Jackendoff (1983, 1990) analiza el significado de los dos verbos como «GO UPWARD» (rise) y «GO TO TOP-OF X» (climb). 25 Al igual que el grupo (I), este grupo de verbos presentan divergencias en cuanto al criterio de la transitividad. Como hemos advertido arriba, las cuestiones relativas a la EA de estos verbos serán tratadas en el subcapítulo siguiente.
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(A) Sin superación de límite Verbos como venir, llegar, alcanzar, arribar, etc. tienen una Trayectoria del tipo de «A ([ Objeto/Lugar ])»; el desplazamiento expresado por estos verbos alcanza necesariamente un destino 26. En el caso del verbo venir, el Objeto o Lugar de referencia habrá de coincidir con el centro deíctico de la enunciación, exigencia semántica (o deíctica) que indicamos mediante el concepto deíctico [AQUÍ] introducido anteriormente (véase III.3.). Por lo tanto, este verbo tendrá una especificación del tipo de «A ([AQUÍ])». Nótese que, según esto, los dos verbos deícticos ir y venir no pueden considerarse como antónimos en sentido estricto. No sólo se oponen en términos deícticos, sino que, además, pertenecen a grupos aspectuales distintos. El verbo ir posee una especificación de la forma de «-HACIA ([AQUÍ])» en su constituyente de Trayectoria y no hace referencia, de por sí, a los puntos extremos del desplazamiento, mientras venir es un verbo de desplazamiento delimitado del tipo de A y alude al punto final o destino del desplazamiento (el cual tiene que coincidir con el centro deíctico). A diferencia de venir o llegar, los verbos del tipo de partir, zarpar o abandonar, presentan un desplazamiento desde su inicio sin mencionar, de por sí, su desarrollo posterior; la Trayectoria de la ELC de estos verbos, por lo tanto, tendrá una especificación del tipo de «DE ([Objeto/Lugar ])».
26 Aun así, se observa una diferencia aspectual entre estos verbos. Mientras que venir denota un desplazamiento con su propio desarrollo interno, el evento denotado por llegar, alcanzar y arribar enfoca el momento culminante de un desplazamiento; éstos últimos son verbos generalmente catalogados dentro de la clase aspectual de logros (junto con otros como terminar, comprender, etc.). Por otro lado, no todos los VVDD de logro permiten el complemento de límite final (cf. llegar hasta aquí frente a *arribar hasta el aeropuerto de Barajas). Según Lyons (1977), algunos verbos de logro están estrechamente asociados con determinado tipo de proceso, que precede al evento puntual denotado por ellos. El contraste de gramaticalidad arriba mencionado podría ser explicado si suponemos que el significado de llegar está estrechamente asociado con el proceso anterior (el desplazamiento continuo), mientras que el de arribar no tiene establecida tal asociación. No entramos aquí en la cuestión de cómo debe representarse este tipo de información aspectual dentro de la ELC de los verbos.
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(B) Con superación de límite Los VVDD del tipo de entrar, penetrar y salir indican un desplazamiento que implica la superación de un límite espacial: el que acota el espacio cerrado del objeto o lugar de referencia. En el Evento expresado por entrar en la habitación, por ejemplo, el tema supera el límite del espacio acotado, que es el espacio interior del objeto referido por la habitación. El desplazamiento en este grupo de verbos se inicia en el interior del objeto de referencia y termina en su exterior (o viceversa). La Trayectoria que forma parte de la ELC de este tipo de verbos, pues, poseerá una especificación más compleja de la que podría representarse mediante cualquiera de las funciones de trayectoria recogidas en (9). En (14) reproducimos la Trayectoria de los verbos aquí tratados; (14a) correspondería a la de los verbos del tipo de salir y (14b), a la de los del tipo de entrar. (14) a. [TrayectoriaDE ([UbicaciónEN-INTERIOR-DE ([Objeto/Lugar ])])] b. [TrayectoriaA ([UbicaciónEN-INTERIOR-DE ([Objeto/Lugar ])])]
Nótese que ambas representaciones, aunque sólo reflejan la parte inicial y la parte final de la Trayectoria, respectivamente, implican el otro extremo de la misma (una Trayectoria definida como «del interior de un objeto» terminará necesariamente en el exterior del mismo objeto; del igual modo, la Trayectoria del tipo de «al interior de un objeto» tendrá su origen en el exterior del mismo). Por lo tanto, asumimos que las especificaciones arriba expuestas son suficientes para indicar que el desplazamiento se origina en un lado del límite espacial del Objeto o Lugar de referencia y termina en el lado opuesto. Como es obvio, el Objeto o Lugar de referencia habrá de constituir un espacio cerrado o concebido como tal, de manera que sea pertinente hablar de «la parte interior» o «la parte exterior» del mismo. En (15), expondremos los esquemas conceptuales que caracterizan al subgrupo semántico de VVDD aquí estudiados. (15) Esquemas básicos de la ELC de los VVDD con una Trayectoria del tipo de DE y/o A: [EventoIR([Objeto],[Trayectoria {DE/A} ([Objeto/Lugar])])] [EventoIR([Objeto],[Trayectoria{DE/A} ([Ubicación EN-INTERIOR-DE([Objeto/Lugar])])])]
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III. VVDD con una Trayectoria de tránsito Los VVDD del tipo de pasar, cruzar o atravesar se refieren a un desplazamiento de tránsito, durante el cual el Objeto-tema recorre el espacio definido por el Objeto o Lugar de referencia 27. La Trayectoria inmanente al significado del verbo pasar, el verbo de tránsito por excelencia, puede ser caracterizada mediante la función de trayectoria VÍA, que define el espacio «por donde» transita el desplazamiento. Como hemos señalado al presentar la función de VÍA (véase III.4.1.), la Trayectoria de tránsito puede incluir el Objeto o Lugar de referencia (cf. la lectura preferida de, por ejemplo, El tren pasa por el tunel) o mantener una relación tangencial con él. Es decir, el Objeto o Lugar de referencia puede servir como tal por el simple hecho de estar situado en la inmediatez de algún punto interno a la Trayectoria (cf. la lectura preferida de, por ejemplo, La carretera pasa por la casa de Juan; nótese que en la situación expresada por esta oración, «la casa de Juan» no tiene por qué verse atravesada por «la carretera»). Que esta última interpretación sea imposible con el resto de verbos de tránsito, atravesar y cruzar, sugiere que éstos últimos poseen una especificación más restrictiva que la del verbo pasar. Con respecto a cruzar y atravesar, vamos a asumir que implican una Trayectoria del tipo de «DE-UN-LADO-A-OTRO-DE ([Objeto/Lugar])» 28, que traspasa o recorre transversalmente el espacio
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Este subgrupo semántico de VVDD tampoco se manifiesta uniforme con respecto a la transitividad. Una vez más, remitimos al siguiente subcapítulo para cuestiones relativas a la EA de los verbos citados. 28 Para el sinónimo inglés de este verbo, cross, Jackendoff propone una especificación semántica del tipo de «A-TRAVÉS-DE ([X])» («ACROSS ([X])»). Para evitar una posible interpretación de a través de como a lo largo de (significado no recogido en el DRAE, pero sí, por ejemplo, en el Diccionario Anaya de la lengua (s.v. través), y su única interpretación posible en el ejemplo de (i), recogido de una novela de J. J. Millás), hemos optado por descomponer el significado relevante de esta locución (el de trayectoria transversal u oblicua con respecto al objeto de referencia). (i) Caminaron uno detrás del otro a través de una línea en la que la yerba apenas se había desarrollado. Esta línea conducía a lo que había sido la fachada principal de la casa, [...]. (ejemplo de Juan José Millás, El jardín vacío)
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definido por el Objeto o Lugar de referencia. Como señala García Padrón (1988: 515), la «transversalidad» del desplazamiento denotado por estos verbos exige que la trayectoria seguida por el Objetotema «forme una intersección con la disposición orientativa del segmento referente (esto es, en la terminología aquí adoptada, del Objeto o Lugar de referencia)». Cuando esta relación de «transversalidad» no se sostiene, como en la situación descrita en (16) —donde la trayectoria de «los coches» no se cruza con «el camión»—, el empleo de atravesar y cruzar resultará agramatical. (16) a. «el camión chillaba y se quejaba mientras que los coches lo pasaban rápidamente» (ejemplo de García Ponce, Imagen, tomado de GP, p. 518.) b. *Los coches {atravesaban/cruzaban} el camión rápidamente.
Esta característica semántica hace que estos verbos seleccionen un Objeto o Lugar de referencia que, o bien forma una zona o línea de «bloqueo» con respecto al progreso lineal del desplazamiento (p.ej. frontera, río, desierto), o bien constituye un tránsito que permite superar algún bloqueo espacial (p.ej. túnel, puente) 29. El que no podamos atravesar un buzón ni cruzar una estatua, por ejemplo, se explica teniendo en cuenta esta restricción semántica. Al tratar conjuntamente los verbos atravesar y cruzar, sin embargo, no estamos sugiriendo que los dos sean sinónimos en sentido estricto 30; la idea que queremos defender aquí es que ambos poseen un mismo tipo de esquema conceptual y, por tanto, comparten ciertas propiedades semánticas que los oponen al otro verbo de tránsito revisado anteriormente, pasar. Por otro lado, aunque estos tres verbos denotan, en ocasiones, un desplazamiento que traspasa un límite, creemos que la superación de un límite no forma parte inherente de su significado (como ocurría con los verbos del tipo de entrar o salir). Si el desplazamien-
29 El empleo de atravesar en combinación con este tipo de complementos (p.ej. atravesar {el puente/unos pasillos/etc.}) con el sentido de «ir por» parece bastante extendido a pesar de la advertencia de Cuervo (DCR, s.v. atravesar), quien opina que en estas combinaciones sólo pueden referirse «al paso de acera a acera, de guardalado a guardalado». 30 Véase García Padrón (1988: 586 y ss.) para un análisis comparativo de estos dos verbos.
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to de tránsito expresado por este subgrupo de VVDD (pasar, cruzar, atravesar) se interpreta en determinados contextos como una superación de límite, dicha interpretación depende básicamente de la naturaleza espacial del Objeto o Lugar de referencia. Así pues, el evento expresado por estos verbos implicará una superación de límite sólo cuando el Objeto o Lugar de referencia constituya un límite entre dos espacios separados o sea concebido como tal (p. ej. pasar la frontera, cruzar el río, atravesar el cristal); si no se satisface la condición anterior, el evento se concebirá como un recorrido transversal u oblicuo del espacio definido por el Objeto o Lugar de referencia, sin que deba necesariamente superar ningún límite espacial (p. ej. pasar (por) la calle, cruzar los mares, atravesar por enmedio de los fieles). En (17), expondremos los dos esquemas de ELC propuestos para los VVDD del subgrupo semántico que acabamos de examinar. (17) Esquemas básicos de la ELC de los VVDD con una Trayectoria de tránsito: [Evento IR ([Objeto],[Trayectoria VÍA ([Objeto/Lugar])])] [Evento IR ([Objeto],[Trayectoria DE-UN-LADO-A-OTRO-DE ([Objeto/Lugar])])]
Acabamos de presentar tres subgrupos semánticos de VVDD en español. Como hemos mencionado ya, estos subgrupos no agotan la lista de los VVDD, aunque creemos que representan, en buena medida, las principales modalidades semánticas existentes dentro de este grupo de verbos de movimiento en español. Entre los VVDD que no pertenecen a ninguno de los tres subgrupos aquí estudiados, queremos destacar el verbo recorrer por la peculiar restricción semántica que impone a su argumento espacial. A diferencia del resto de los VVDD, recorrer no puede ser combinado con un complemento direccional (cf. *recorrer {hacia Madrid/a Madrid/de aquí}) ni con un complemento de tránsito (cf. *recorrer {por el túnel}). Obsérvense los siguientes ejemplos, donde el mismo verbo aparece con un SN de objeto o un sintagma cuantitativo de distancia. (18) a. Pero él, recorrió los interminables bosques que bajan hasta los fiordos y casi tocan las aguas. (ejemplo de I. de Vega, tomado de GP, 672)
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b. Don Juan Martín salió también a recorrer el pueblo (...). (ejemplo de Pérez Galdós, tomado de GP, 714) c. Recorrieron muchos kilómetros en busca del niño perdido. d. Durante las vacaciones, recorrió trescientos kilómetros en bicicleta.
Creemos que estos ejemplos demuestran que el verbo recorrer selecciona un argumento espacial que, de una manera o de otra, indica la extensión de la trayectoria. Algo parecido ocurre con el verbo ocupar, que selecciona también un argumento de objeto o de extensión espacial (cf. ocupar {el rincón/toda la mesa/veinte metros cuadrados/mucho espacio}), aunque en este caso, al tratarse de un verbo que no corresponde al Evento de IR, la extensión espacial no se traduce en una Trayectoria 31. La gramaticalidad de expresiones como recorrer el país de un extremo al otro o recorrer los treinta kilómetros desde aquí hasta el pueblo más cercano no constituye un obstáculo para afirmar que el verbo mencionado selecciona un argumento de extensión. Como señalamos antes, las correlaciones «de(/desde) ... a(/hasta)...», al indicar los dos extremos de una Trayectoria, sirven para definir la extensión de la misma. Esta misma función semántica puede ser desempeñada por los SSPP encabezados por entre, cuando su complemento se refiere a los dos extremos del recorrido (p.ej. recorrer los seiscientos kilómetros entre Madrid y Barcelona). Si el complemento de entre se refiere a una agregación de entidades individuales o a una entidad continua, dicho complemento señalará el ámbito del recorrido en vez de sus extremos (p.ej. recorrer unos kilómetros entre {los árboles/la niebla}). Así pues, en los ejemplos de (18c-d), el sintagma cuantitativo de Distancia define la extensión de la Trayectoria por su medida longitu31 En relación con este punto, queremos advertir que, aunque recorrer y ocupar seleccionan un argumento espacial de extensión, no tenemos que agruparlos junto con los verbos de medida del tipo de durar, medir, pesar o costar, que seleccionan exclusivamente un argumento cuantitativo (que corresponde a distintas modalidades de la categoría conceptual de Cantidad). La diferencia entre los dos tipos de argumentos se refleja, por ejemplo, en el hecho de que el argumento de recorrer o de ocupar puede ser referencial (cf. recorrer los tres kilómetros que separan las dos ciudades; ocupar el poco espacio que nos queda del salón; etc.), mientras que el argumento de los verbos de medida no puede serlo (cf. durar {tres horas/*esas tres horas preciosas de la mañana}; costar {mucho dinero/*todo el dinero que llevaba}; etc.) —véase Gutiérrez 1993—.
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dinal. En los ejemplos de (18a-b), lo referido por el SN complemento directo, a su vez, sirve para definir el medio o la extensión de la trayectoria del desplazamiento. En consideración a esta función semántica, podemos asumir que el SN en cuestión expresa un Objeto-lugar incrustado dentro de una Trayectoria de extensión; en otras palabras, el Objeto referido por el SN corresponde al argumento de la función POR en una Trayectoria de la forma [Trayectoria POR ([Objeto ])] 32. En este último tipo de Trayectoria, el Objeto de referencia puede ser, además de una entidad individual —p.ej. recorrer el pueblo—, un conjunto de individuos —p.ej. recorrer las capitales europeas; Filo recorre las camas de los hijos (...) (ejemplo de Cela, tomado de GP, p. 715)—. Asimismo, cuando el SN se refiere a un conjunto de individuos, el evento expresado por el verbo puede interpretarse, o bien como una secuencia de varios recorridos, o bien como un único recorrido continuo a lo largo del cual se distribuyen los objetos referidos por el SN. Este peculiar comportamiento del verbo recorrer puede explicarse si suponemos que este verbo tiene en su ELC una Trayectoria de extensión y que ésta puede ser definida, o bien mediante la función POR y su argumento de Objeto, o bien por medio de una Distancia. Puesto que, según indicábamos en III.4.1., la Trayectoria de extensión constituye una subcategoría o modalidad distinta de las Trayectorias direccional y de tránsito, una restricción categorial como la que acabamos de sugerir bastaría para prever la selección que este verbo ejerce con respecto a su argumento espacial. Con esta breve consideración sobre el verbo recorrer, damos término a esta parte dedicada a la tipología semántica de los VVDD, y pasamos a estudiar las cuestiones relativas a la EA de este grupo de verbos. 5. ESTRUCTURA ARGUMENTAL DE LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO 5.1. Clases de argumento espacial Como ya hemos señalado, entre los VVDD existe una considerable diferencia con respecto a la selección del argumento espacial. 32 El hecho de que el Objeto de referencia de este verbo aparezca en la sintaxis en forma de un SN (sin preposición de trayectoria) sugiere que la función de trayectoria POR está lexicalizada en la ELC de este verbo. Véase el siguiente subcapítulo sobre la lexicalización de la función de trayectoria.
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Aunque todos los verbos de este grupo coinciden en seleccionar un argumento de tema, que corresponde al primer argumento conceptual de la función IR (el Objeto-tema), presentan, sin embargo, un comportamiento heterogéneo con respecto a la selección del argumento espacial. Esta diferencia puede ser ilustrada mediante contrastes de gramaticalidad como los que exponemos en (19). (19) a. {ir/*penetrar/*cruzar} a la plaza b. {*ir/penetrar/*cruzar} en la plaza c. {*ir/*penetrar/cruzar} la plaza
En (20), vamos a presentar las tres principales EEAA (estructuras argumentales) asociadas a distintos subgrupos sintácticos de VVDD: (20) a. p.ej. Juan iba hacia la estación. b. p.ej. El agua penetró en la habitación. c. p.ej. El barco cruzó el río.
La mayoría de los VVDD se hallan asociados a una de estas tres EEAA, aunque existen algunos VVDD que parecen estarlo a más de una. Por ejemplo, el argumento espacial del verbo entrar puede ser tanto de trayectoria como de ubicación —cf. entrar {a la tienda/en la tienda}—; asimismo, el verbo pasar parece aceptar un argumento de trayectoria además de otro de objeto-lugar (cf. pasar {por el túnel/el túnel}). La discrepancia en la EA se observa aun dentro de un mismo subgrupo semántico. Compárense, por ejemplo, los verbos partir y abandonar: el primero selecciona un argumento de trayectoria, mientras que el segundo requiere un argumento de objeto-lugar, a pesar de que comparten el esquema de ‘IR (X, DE Y)’. Si es cierto que la ELC de los VVDD se basa en el esquema [EvenIR ([Objeto],[Trayectoria ])], la diferencia de EA existente entre ellos to tiene que ser interpretada como prueba de que una misma EC admite ser expresada por distintas estructuras sintácticas. Es ésta, precisamente, la idea que vamos a defender a lo largo de las páginas que siguen: los VVDD, aunque comparten un mismo esquema de ELC, se diferencian en cuanto a la selección de los constituyentes argumentales. 94
5.2. Determinación de la estructura argumental 5.2.1. El argumento de trayectoria Recuérdese que, en III.3., con el ejemplo del verbo ir, hemos defendido la idea de que la ELC de un verbo contiene información sobre su EA. En ese mismo lugar, siguiendo la propuesta de Jackendoff (1990), hemos introducido el empleo de la marca «A» como indicador del estatus argumental de un constituyente conceptual: dentro de la ELC de los verbos, los constituyentes argumentales figuran indicados como tales mediante la marca «A», de manera que el número y la posición de dicha marca determinan la EA del verbo en cuestión. Obsérvese (21), donde repetimos la ELC del verbo ir con la indicación de su EA. (21) ir: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria -HACIA ([UbicaciónAQUÍ])]A)]
Esta ELC señala que los dos argumentos conceptuales de la función de IR —el Objeto-tema y la Trayectoria— gozan de estatus argumental. Esto significa que el citado verbo selecciona dos argumentos, uno que representa al Objeto-tema del desplazamiento expresado y otro, a la Trayectoria del mismo. En una representación convencional, cabe resumir como la EA definida en la ELC de (21) 33. Un buen número de VVDD, como los que ejemplificamos en (22) y muchos más (p.ej. acercarse, aproximarse, arribar, avanzar, bajar, caer, dirigirse, regresar, venir, volver), comparten con el verbo ir la característica de seleccionar un argumento de trayectoria. (22) a. El gato subió {hacia arriba/al tejado/etc.}. b. Llegó {a Madrid/del pueblo/etc.}. c. Salió {de su despacho/al pasillo/etc.}. d. Partieron {de Italia/hacia el norte/a su pueblo/etc.}. 33 Como señalamos en la Introducción, en la Semántica Conceptual jackendoffiana, tanto los papeles temáticos como la EA son conceptos derivados, definidos a partir de las relaciones establecidas entre los constituyentes que conforman la ELC de un predicado. Desde este punto de vista, la representación habitual de la red temática o EA que recurre a las etiquetas de papeles temáticos como la que acabamos de exponer —o cualquier otro sistema representativo propuesto hasta ahora— tiene que ser entendida como una reducción convencional de dichas relaciones.
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Haciendo abstracción de la especificación semántica del constituyente de Trayectoria, vamos a exponer el esquema común de la ELC compartido por este subgrupo de VVDD. (23) [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria ]A)]
Es importante recordar que el argumento de trayectoria debe observar la restricción semántica impuesta por cada VD. Como señalábamos en III.3., la especificación semántica codificada en el constituyente de Trayectoria impone una restricción seleccional al argumento sintáctico correspondiente. Cuando el significado del argumento de trayectoria satisface dicha restricción semántica, éste se integrará en la ELC del verbo mediante el mecanismo de la fusión de argumentos (sobre este mecanismo, véase arriba, III.3.); en caso contrario, la combinación resultará agramatical (p.ej. *alejarse hacia mí, *subir hacia abajo). Para ilustrar este punto vamos a exponer en (24) varios ejemplos en donde la composición semántica entre el verbo y su argumento de trayectoria se lleva a cabo con éxito. (24) Fusión del argumento de trayectoria a. partir de Italia partir: [EventoIR ([Objeto ]A,[Trayectoria DE([Objeto/Lugar])]A)] de Italia: [TrayectoriaDE ([ITALIA])] partir de Italia: [EventoIR ([Objeto ],[Trayectoria DE([ITALIA])])] b. partir a Francia partir: [EventoIR ([Objeto ]A,[Trayectoria DE([Objeto/Lugar])]A)] a Francia: [Trayectoria A ([FRANCIA])] partir a Francia: [Evento IR ([Objeto ],
[
]
DE ([Objeto/Lugar ]) Trayectoria A ([FRANCIA]) )]
5.2.2. El argumento de ubicación o de objeto-lugar Al lado de los VVDD del subgrupo anterior, existen otros cuya EA no se ajusta a la de . Obsérvense los siguientes ejemplos 34: 34 Muchos de los VVDD que vamos a estudiar en esta sección pueden aparecer con un complemento de trayectoria (p.ej. cruzar al otro lado; pasar por el
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(25) a. El agua {penetró/irrumpió/entró} en la habitación. b. Juan {cruzó/atravesó/pasó} la frontera. c. El ciclista alcanzó la meta. d. Los enemigos abandonaron la isla. e. Juan {subió/bajó} la cuesta.
En (25a), el complemento espacial aparece en forma de un SP encabezado por en, que corresponde a la categoría conceptual de Ubicación; en el resto de los ejemplos (de (25b) a (25e)), los VVDD aparecen con un SN complemento directo referido a un Objeto-lugar, Objeto que sirve de referencia espacial (véase Cano Aguilar 1981). Nótese que en el ejemplo de (25e), los verbos subir y bajar figuran empleados con su significado de desplazamiento «HACIA-PARTE-{SUPERIOR/ INFERIOR}-DE-([Objeto ])»; el que para este empleo los verbos en cuestión seleccionen un argumento de objeto y no de trayectoria (como ocurría en su uso con orientación absoluta, con la interpretación de «IR HACIA-{ARRIBA/ABAJO}») indica que los dos significados de subir y bajar están asociados a dos EEAA distintas. Ahora bien, es importante señalar que, a pesar de que en los ejemplos de (25) no aparece ningún complemento referido a una Trayectoria, todos ellos expresan un desplazamiento, tipo de evento que contiene necesariamente un componente de dicha categoría espacial. Nótese, asimismo, que en los citados ejemplos la Ubicación u Objeto expresado por el segundo argumento sirve de referencia con respecto a la cual se define el recorrido de la Trayectoria. La Ubicación designada por en la habitación en el ejemplo de (25a) se interpreta como destino del desplazamiento indicado por penetrar, irrumpir y entrar. En (25b), el Objeto expresado por la frontera define el espacio a través del cual se desplaza el Objetotema, Juan; en (25c), la meta indica el destino del desplazamiento del ciclista; en (25d), a su vez, el Objeto referido por la isla define el
puente; entrar por la ventana). Sin embargo, creemos que, salvo algunas excepciones (que se precisarán más adelante), este tipo de complementos pueden considerarse adjuntos en el mismo sentido que lo son los complementos de trayectoria que aparecen en, por ejemplo, cruzar el río [por el puente]; entrar en la habitación [por la ventana]. Este tema se tratará con más detenimiento en III.5.2.4.
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espacio a partir del cual se inicia el alejamiento indicado por abandonar; finalmente, en (25e), el Objeto designado por la cuesta sirve como marco de referencia, puesto que el desplazamiento denotado por subir o bajar es dirigido hacia una determinada parte —superior o inferior— de dicho Objeto. Basándonos en las observaciones anteriores, sostenemos que en ejemplos como los de (25) los verbos aparecen con un complemento de Ubicación u Objeto que, en la ELC del verbo, corresponde a un constituyente conceptual incrustado dentro del de Trayectoria. Esto nos permite explicar de manera natural tanto la interpretación «direccional» del argumento de ubicación de los verbos del tipo de penetrar como la espacial o locativa del argumento de objeto de los VVDD transitivos. El citado punto de vista ha sido defendido por Jackendoff (1983, 1990) en relación con los VVDD ingleses del tipo de enter «entrar» 35, approach «aproximar(se)», jump «saltar», pass «pasar», etc., que comparten con los verbos españoles del tipo de cruzar, atravesar, recorrer, alcanzar, etc. la característica de seleccionar un argumento de objeto (cf. The enemy approached the castle «El enemigo se aproximó al castillo»; The train passed a tunnel «El tren pasó (por) un túnel»). Según la propuesta del autor, estos verbos lexicalizan la función de trayectoria en su significado, por lo que dicha función no aparece expresa en la sintaxis. Esto quiere decir que el argumento espacial de los verbos arriba mencionados corresponde al argumento interno de la función lexicalizada. En la ELC de estos verbos será el constituyente de Objeto o Lugar de referencia y no el de Trayectoria el marcado con «A». Obsérvense las ELCs de (26). (26) a. approach «aproximarse»: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria HACIA ([Objeto/Lugar ]A)])] p.ej. John approached Harry «John se aproximó a Harry»: [Evento IR ([ObjetoJOHN],[Trayectoria HACIA ([Objeto HARRY])])] 35
El verbo inglés enter y su cognado español entrar difieren en cuanto a la selección del argumento espacial. Mientras que el primero selecciona un argumento de objeto-lugar y se clasifica como transitivo (p.ej. enter the room «(lit.) entrar la habitación»), el segundo, el verbo español, requiere un argumento de ubicación y, por lo tanto, exige un complemento preposicional o adverbial referido a un espacio «en donde» (cf. entrar {en la habitación/*la habitación}).
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b. enter «entrar»: [Evento IR ([Objeto]A,[Trayectoria A [EN-INTERIOR-DE ([Objeto ]A)]])] p. ej. John entered the room «John entró en la habitación»: [Evento IR([ObjetoJOHN],[Trayectoria A [EN-INTERIOR-DE([Objeto HABITACIÓN])])]
De acuerdo con las representaciones de (26), el verbo approach tiene lexicalizada la función de trayectoria HACIA (TOWARD). Gracias a la presencia de dicha función, el objeto directo de este verbo se interpreta como Objeto-lugar de referencia, hacia donde se dirige el desplazamiento del tema. El verbo enter «entrar», a su vez, tiene lexicalizadas tanto la función de trayectoria A como la de ubicación EN-INTERIOR-DE 36. Esto significa que lo denotado por el objeto directo de este verbo señala el Objeto-lugar cuyo espacio interior es el destino del desplazamiento. En una teoría del Léxico basada en una concepción «sintáctica» del mismo como la que postulan Hale y Keyser (1991, 1993), el significado de estos verbos se analizaría como producto de la «incorporación léxica», que tiene lugar en la sintaxis-l (la parte sintáctica del Léxico, donde la EA se representa por medio de la Estructura de Relación Léxica —Lexical Relational Structure—, sujeta a los principios de la sintaxis) 37. Conviene advertir que, aunque Jackendoff emplea en ocasiones el término «incorporación» para referirse al fenómeno de lexicalización (véase su trabajo de 1990), no menciona en ningún momento un posible carácter sintáctico del fenómeno en cuestión (lo que supondría la reformulación teórica de la EC, puesto que los primitivos que constituyen la EC jackendoffiana no tienen estatus sintáctico) 38. Aquí adoptaremos el término de lexicalización
36 Estas dos funciones corresponden a TO e IN, respectivamente, en la terminología del autor. Hemos optado por una función compleja EN-INTERIOR-DE para señalar la ubicación de «interioridad». Nótese que la preposición en no designa necesariamente dicho tipo de relación espacial (cf. El libro está en la mesa puede corresponder a la situación descrita por The book is on the desk). 37 Véase Demonte (1994: 68) para la aplicación del sistema de representación léxica propuesta por los citados autores a los VVDD del español. 38 La única restricción que estipula el autor con respecto a la lexicalización es la siguiente: la lexicalización está restringida de manera que los argumentos conceptuales —las variables dentro de la ELC— sean siempre un constitu-
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para evitar una posible interpretación sintáctica del término «incorporación». La lexicalización de la función de trayectoria, sin embargo, no impide que los verbos afectados por dicho fenómeno aparezcan empleados con un adjunto de trayectoria (cf. enter the room [by the window] «entrar en la habitación [por la ventana]»). Este tipo de adjuntos participará en la intepretación del SV gracias a la siguiente regla: (27) 39 Si el V corresponde a [...IR (..., [X]) ...], con [X] no marcado por «A», y el SP corresponde a [Y], [O ... [SV V ...SP ...] ...] puede corresponder a
[ ]
[ ]
[... IR (..., X ) ...], donde X no equivale a [X]. Y Y (Jackendoff 1990: 170)
Como puede observarse, esta regla de correspondencia se aplica a los adjuntos de trayectoria que aparecen dentro de un SV encabezado por un verbo del tipo de IR, cuyo constituyente de Trayectoria, [X], no está marcado por «A». Al aplicarse la regla, el significado de dichos adjuntos, [Y], se integra a la ELC del verbo principal fusionándose con el constituyente de Trayectoria no argumental de ésta última. Para comprobar el efecto de su aplicación, vamos a retomar el ejemplo citado, enter the room by the window «entrar en la habitación por la ventana», donde el SP expresa una Trayectoria de tránsito. La ELC que recibiría el SV en cuestión tras someterse al efecto de la regla de (27) quedaría de este modo:
yente conceptual (Jackendoff 1983: 185, 1990: 46). Obsérvese que la lexicalización de las funciones de Trayectoria presentada en (26) respeta esta restricción. 39 Basada en (8.37) de Jackendoff (1990: 170). Hemos omitido del enunciado de la regla la parte referente a los adjuntos de ubicación para centrar nuestra atención en la interpretación de los adjuntos de trayectoria.
100
(28) John entered the room by the window: «John entró en la habitación por la ventana.»: [Evento IR ([JOHN],
[
]
A [EN-INTERIOR-DE ([ObjetoHABITACIÓN]) )] Trayectoria VÍA [EN([Objeto VENTANA])
Nótese que en (28) el significado del adjunto, by the window «por la ventana», se integra en el constituyente de Trayectoria, fusionado con la especificación semántica léxicamente codificada en él. Aclarado el mecanismo de interpretación de las combinaciones del tipo de enter by the window, vamos a asumir que la ELC propuesta por Jackendoff para los VVDD transitivos del inglés puede ser aplicada a los VVDD españoles del tipo de cruzar, recorrer y pasar, es decir, los VVDD que seleccionan un argumento de objeto o lugar de referencia. Con respecto a los VVDD del tipo de penetrar, la situación difiere ligeramente, puesto que, en este caso, el argumento seleccionado no corresponde a la categoría de Objeto, sino a la de Ubicación 40. Sin embargo, demostraremos enseguida que podemos dar cuenta de esta diferencia por la propia constitución de la ELC asociada a este último grupo de VVDD. 5.2.3. Selección de argumentos espaciales no direccionales Como hemos indicado ya, en español existen dos tipos de VVDD cuya EA no se ajusta a la de . Algunos VVDD son transitivos —p.ej. abandonar, alcanzar, cruzar, atravesar, pasar— y se encuentran asociados a una EA del tipo de . Otros como penetrar, irrumpir, colarse y entrar poseen una EA de . Entre estos últimos, el verbo entrar requiere una atención especial, puesto que presenta una alternancia en cuanto a la selección de su argumento espacial, que puede ser, o bien de ubicación, o bien de destino (cf. entrar {en la tienda/a la tienda}). 40
En este subgrupo se encuentra también el verbo entrar, que, a diferencia de su cognado inglés, requiere un argumento de ubicación o de destino; p.ej. entrar {en la tienda/a la tienda}.
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A continuación, trataremos de manera separada estos dos subgrupos de VVDD. Al hacerlo, intentaremos demostrar que, en ninguno de los casos examinados, la divergencia en la EA constituye un obstáculo para sostener que todos los VVDD comparten un mismo esquema conceptual en su ELC. — VVDD con argumento de objeto-lugar En la sección anterior, hemos defendido que la ELC de los VVDD transitivos es como la que propone Jackendoff para los verbos ingleses de la misma naturaleza sintáctica —p.ej. cross «cruzar», jump «saltar»—. Es decir, creemos que la ELC de estos verbos lexicaliza la función de trayectoria; es el argumento interno de esta función lexicalizada, el constituyente de Objeto o Lugar, el que goza de estatus argumental. Por lo tanto, en la ELC de este subgrupo de VVDD, será el constituyente de Objeto o Lugar —y no el de Trayectoria— el marcado por «A». Vamos a ilustrar esta situación en (29a) mediante la ELC que proponemos para el verbo cruzar: (29) a. cruzar: [Evento IR ([Objeto ]A,[TrayectoriaDE-UN-LADO-A-OTRO-DE ([Objeto/Lugar ]A)])]
b. Juan cruzó el río: [Evento IR ([JUAN],[TrayectoriaDE-UN-LADO-A-OTRO-DE ([ObjetoRÍO])])]
En la ELC de (29a), la marca ‘A’, indicadora de los constituyentes argumentales, aparece señalando el Objeto-tema del desplazamiento y el Objeto o Lugar de referencia. De acuerdo con la realización canónica de cada categoría conceptual, el Objeto-tema se expresará mediante un SN, mientras que el Objeto o Lugar de referencia corresponderá, o bien a un SN, o bien a un SAdv. La articulación del Objeto o Lugar de referencia mediante un SN, que coincidiría con el SN de Objeto-tema, no acarrearía ambigüedad en cuanto a las posiciones correspondientes a los dos argumentos SSNN. El hecho de que sea el SN correspondiente al Objeto-tema y no el que representa al Objeto o Lugar de referencia el que aparece ocupando la posición de sujeto se explica teniendo en cuenta la jerarquía temática (véase I.2.), que sitúa el argumento de 102
tema en una posición más prominente que el locativo. Así, por ejemplo, en una oración como la de (29b), mientras que el Objetotema se enlaza con el sujeto de la oración (Juan), el significado del objeto directo (el río) se integra en el constituyente de Objeto o Lugar, argumento de la función de trayectoria lexicalizada (DE-UNLADO-A-OTRO-DE). Considerando la lexicalización de la función de trayectoria, la EA de los VVDD transitivos puede ser representada esquemáticamente como en (30). (30) abandonar, alcanzar, atravesar, cruzar, invadir, pasar, recorrer, etc.: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria FT ([Objeto/Lugar ]A)])] (FT: función de trayectoria)
La función semántica que desempeña el Objeto o Lugar de referencia dentro del Evento se determinará según la función de trayectoria que tenga lexicalizada cada verbo (que sería, por ejemplo, «DE-UNLADO-A-OTRO-DE» para cruzar; «DE» para abandonar; «A [ENINTERIOR-DE]», en el caso de invadir). A la lista de verbos enumerados en (30), tenemos que añadir el subgrupo de verbos de orientación vertical (subir, bajar, descender) que se comportan como verbos transitivos en su interpretación «relativa» (la que implica una Trayectoria del tipo de «HACIAPARTE-{SUPERIOR/INFERIOR}-DE (X)»). El empleo transitivo no-causativo del verbo subir tomado como ejemplo, nos permite comprobar que en este caso también el SN complemento directo expresa el argumento de Objeto seleccionado por la función de Trayectoria lexicalizada. (31) Juan sube la cuesta: [IR([JUAN]),([TrayectoriaHACIA-PARTE-SUPERIOR-DE([ObjetoCUESTA])])]
Recuérdese que estos mismos verbos son intransitivos y seleccionan un argumento de trayectoria en su interpretación «absoluta». En (32) expondremos las dos interpretaciones del verbo subir, junto con la indicación de la EA asociada a cada una de ellas: (32) subir1: [IR ([Objeto]A),([TrayectoriaHACIA-ARRIBA]A)] EA: p.ej. Juan sube al tejado.
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subir2: [IR([Objeto]A),([TrayectoriaHACIA-PARTE-SUPERIOR-DE ([Objeto]A)])] EA: p.ej. Juan sube la cuesta.
[subir1 representa el verbo en su empleo intransitivo y subir2, en su empleo transitivo] Ante una situación como ésta, cabe plantearse la posibilidad de establecer dos entradas léxicas separadas para los verbos pertenecientes a este subgrupo. La división de entradas léxicas tiene la ventaja de resolver el problema de la doble interpretación ligada a un mismo verbo. Sin embargo, atribuir esas dos entradas a verbos del tipo de subir resulta cuando menos anti-intuitivo, puesto que, a pesar de la diferencia indicada, en el empleo transitivo (p.ej. subir la cuesta) estos verbos siguen expresando básicamente el mismo tipo de desplazamiento que en su empleo intransitivo (p.ej. subir (por las escaleras)). De hecho, nótese, por ejemplo, que «ir hacia la parte superior de algo» implica necesariamente «ir arriba» y con otros verbos de este subgrupo también se sostiene esta relación de implicación entre el empleo transitivo y el intransitivo. A falta de una prueba definitiva, dejaremos abierta la cuestión de si los verbos del tipo de subir ocupan dos entradas separadas o no 41. 41
La interpretación «relativa» de los verbos del tipo de subir, asociada a su empleo transitivo, podría atribuirse a un mecanismo interpretativo especial al que Pustejovsky denomina «coacción de tipo» (type coercion) o, simplemente, «coacción» (Pustejovsky 1993, 1995). Se trata de una operación de cambio semántico que, bajo determinadas circunstancias, convierte el significado de un argumento en el tipo semántico requerido por el verbo (Pustejovsky 1995: 111). Para aplicar este punto de vista al caso concreto que nos ocupa, habría que asumir que los verbos del tipo de subir exigen invariablemente una Trayectoria como argumento espacial y que, en combinación con un SN de Objeto-lugar —p.ej. subir la cuesta—, estos verbos «fuerzan» la interpretación del SN, de tal manera que convierte el Objeto-lugar denotado por este último en una Trayectoria. (i) subir SN SN: [Objeto X] → [Trayectoria HACIA-PARTE-SUPERIOR-DE ([Objeto X])] ⇓ coacción
Desde esta perspectiva, la interpretación «relativa» tendría que considerarse como producto de la fusión entre la ELC del verbo y la Trayectoria derivada.
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En cualquier caso, en lo que concierne al problema central de este apartado, podemos concluir que la selección del argumento de Objeto-lugar por parte de algunos VVDD debe atribuirse a la lexicalización de la función de Trayectoria inherente en la ELC de los mismos. — VVDD con argumento de ubicación Ahora centraremos nuestra atención en los VVDD del tipo de penetrar, irrumpir o entrar, que seleccionan un argumento de ubicación (cf. {penetrar/irrumpir/entrar} en la finca) 42. Estos verbos expresan un desplazamiento cuyo destino es el espacio interior de un Objeto de referencia; teniendo en cuenta esta característica semántica, en el subcapítulo anterior les hemos atribuido una Trayectoria de la forma de «A ([UbicaciónEN-INTERIOR-DE([Objeto ])». Entre los verbos enumerados arriba, irrumpir se distingue por implicar cierta «violencia» en su significado. Sin embargo, este hecho no constituye razón suficiente para separarlo del resto. Como mencionábamos en III.4.2., nuestro interés se centra en descubrir aquellas propiedades léxicas que intervienen en la determinación de la EA y de la restricción seleccional. Irrumpir pertenece al subgrupo aquí tratado en la medida en que posee la misma EA e impone idéntica restricción seleccional al argumento de ubicación que cualquier otro verbo del mismo subgrupo. Dicho esto, vamos a presentar la ELC que propugnamos para los verbos del tipo de penetrar: (33) penetrar: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria A ([Ubicación EN-INTERIOR-DE ([Objeto ])]A)]
p. ej. El agua penetró en la vivienda: [EventoIR([AGUA],[A([Ubicación EN-INTERIOR-DE([VIVIENDA])])]
42
Existe otro VD, colarse, que también selecciona un argumento de ubicación (cf. colarse [en el cine]). Sin embargo, la ubicación seleccionada por este verbo no tiene necesariamente que ser «el espacio interior de» algún objeto o lugar acotado (cf. colarse [en la fila]), lo que nos ha inducido a apartarlo del subgrupo aquí tratado. Aun así, entidades tales como «filas» o «fiestas», aunque no poseen «espacio interior» propiamente dicho, pueden considerarse unidades «deli-
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Nuestra propuesta consiste en considerar que, con los verbos citados, la lexicalización sólo afecta a la función de trayectoria «A», y que es el constituyente de Ubicación, argumento de esta función lexicalizada, el que lleva el índice de argumento. En el ejemplo de (33), el significado del SP en la vivienda corresponde a una Ubicación, y se fusiona con el segundo constituyente argumental del verbo principal; puesto que dicho constituyente resulta, a su vez, argumento de la función lexicalizada «A», la Ubicación expresada por el SP se interpretará como destino del desplazamiento. Para completar la lista de las principales EEAA asociadas con los VVDD del español, vamos a añadir la siguiente ELC a las representaciones de (23) y (30): (34) penetrar, irrumpir, entrar: [Evento IR ([Objeto ]A,[Trayectoria A ([Ubicación EN-INTERIOR-DE ([Objeto])]A)]
Entre los verbos que aparecen reunidos en (34), el verbo entrar requiere una mención aparte, ya que este verbo permite, o bien un complemento de ubicación, o bien un complemento de trayectoria (cf. entrar {en la tienda/a la tienda}). Como apunta Morera (1988: 149), aunque la selección de una u otra de las dos preposiciones en cuestión ha sido atribuida a preferencias dialectales (Cuervo 1955: § 456, Kany 1976: 397), la alternancia parece acarrear una diferencia semántica. Según Morera, con el empleo de a «se significa la dirección del movimiento (op.cit. íbid.)», mientras que con en se enfocan «los límites del lugar hacia el que se dirige el mismo (íbid.)». Por nuestra parte, observamos que existe un predominio de en cuando se focaliza el estado resultativo del tránsito (es decir, cuando la atención se centra en que el tema pase a situarse en el interior del objeto o lugar de referencia) como en el ejemplo de (35a). Así, con la interpretación de ‘encajar’, entrar selecciona preferentemente en (cf. (35b)); lo mismo ocurre cuando designa el inicio de la pertenencia a una colectividad (cf. (35c)). Por
mitadas» en el sentido de que se componen de individuos unidos por cierto orden u organización. Este punto de vista, debidamente fundamentado, podría permitirnos considerar que los que se cuelan en una fila o en una fiesta están, en cierto modo, introduciéndose en el «interior» de ciertas unidades, violando (con engaño) sus límites.
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el contrario, en los ejemplos de (35d)-(35e), construidos con a, entrar designa un proceso de tránsito para el cual es irrelevante la posterior pertenencia o permanencia del tema en el lugar de destino. (35) a. (...) los alimentos que han de entrar en el estómago. (ejemplo de Sarmiento tomado de DCR, s.v. entrar) b. Este tapón no entra {en/?a} la botella. c. Juan entró {en/?a} una organización de voluntarios. d. Al pueblo, (...), se entra por una alameda muy bonita. (ejemplo de Cela, tomado de GP, p. 441) e. Se entraba a la tahona por una puerta (...). (ejemplo de P. Baroja, tomado de DCR, s.v. entrar)
Ahora bien, nótese que, a pesar de la diferencia indicada, la función desempeñada por el Objeto de referencia dentro del desplazamiento expresado por el verbo no sufre cambio sustancial de una combinación a otra: tanto en entrar en la tienda como en entrar a la tienda, el SN la tienda indica el marco de un espacio acotado cuyo interior se interpreta como el destino del desplazamiento. Asimismo, este verbo no permite la coaparición del complemento de destino y el de ubicación (cf. *entrar en el palacio a la sala43; *entrar al restaurante en el comedor). A este respecto, existe una clara diferencia entre el SP de destino y otras expresiones de trayectoria que funcionan como adjuntos y que pueden, por tanto, coaparecer con el argumento de ubicación (cf. entrar (en la habitación) por la ventana; entrar (en la cueva) hasta el fondo; etc.). Parece, pues, razonable considerar que los pares del tipo de entrar en la tienda y entrar a la tienda comparten básicamente una misma EC y que los dos tipos de complementos en cuestión son, ambos, argumentos seleccionados por el verbo entrar. (36) Juan entró {a la tienda/en la tienda}: [IR([JUAN],[TrayectoriaA([UbicaciónEN-INTERIOR-DE([TIENDA])])])] 43
Descártese la lectura del SP encabezado por en como lugar donde se realiza el movimiento, lectura que hace compatible dicho tipo de SP con el SP de destino (cf. (i)). Como nos ha hecho notar Pavón (comunicación personal), cuando este tipo de complemento indica el marco locativo de la situación expresada por la oración, normalmente aparece antepuesto y marcado por una pausa. (i) En el palacio, entró a la biblioteca. (ii) ?Entró a la biblioteca en el palacio.
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Dado que esta alternancia es característica del verbo entrar y no se extiende a los demás verbos que seleccionan el argumento de ubicación (cf. *penetrar a la finca frente a penetrar en la finca), podemos pensar que la alternancia tiene su origen en el nivel léxico, dentro de su ELC. En definitiva, vamos a asumir que es en la ELC del verbo entrar donde deben registrarse sus dos EEAA alternativas. Adoptando la convención descriptiva propuesta por Jackendoff (1990: 76) para expresar la ELC de los predicados con más de una EA, representaremos como en (37) la ELC del verbo entrar. Las marcas de «A» con llaves indican dos alternativas disponibles para la selección del segundo argumento. (37) [Evento IR ([Objeto]A,[Trayectoria A ([UbicaciónEN-INTERIOR-DE([Y])]{A})]{A})]
En esta ELC, el constituyente de Trayectoria encierra, de forma abreviada, dos posibilidades de correspondencia que exponemos en (38): (38) a. [Trayectoria A ([Ubicación EN-INTERIOR-DE ([Y])]A)] argumento espacial: b. [Trayectoria A ([Ubicación EN-INTERIOR-DE ([Y])])]A argumento espacial:
Cuando el verbo aparece con un complemento que indica una Ubicación, como en entrar en la tienda, se seleccionará la Trayectoria indicada en (38a); esto es así porque el significado del argumento tiene que fusionarse con un constituyente argumental de la misma categoría (Ubicación). Por el contrario, cuando se combina con un complemento de destino como en entrar a la tienda, será la representación de (38b) la alternativa sancionada, puesto que es la que garantiza la integración semántica del complemento en el constituyente de Trayectoria. 5.2.4. Los casos de falsas alternancias Como señalábamos en este mismo capítulo, los VVDD de tránsito cruzar, atravesar y pasar admiten tanto un SN de Objeto-lugar como un SP de VÍA (normalmente, introducido por la preposición por). En pares como {cruzar la calle/cruzar por el puente}, {pasar el 108
río/pasar por el túnel}, un SP referido a la Trayectoria de VÍA alterna con un SN de Objeto-lugar. Dicha alternancia podría sugerir que para este conjunto de verbos la lexicalización de la función de trayectoria es opcional. La supuesta «opcionalidad» de la preposición por, de ser cierta, nos obligaría a modificar nuestro análisis léxico-conceptual de los VVDD «transitivos» expuesto en la sección anterior (cf. la representación de (30)). En ese lugar, sugeríamos que la ELC de estos verbos lexicaliza la función de trayectoria, de forma que el segundo argumento corresponde al constituyente conceptual de Objeto o Lugar y no al de Trayectoria. La lexicalización tendría que ser considerada opcional si la función semántica del SN no se alterase en pares como cruzar la calle y cruzar por el puente, por ejemplo. Creemos, sin embargo, que las aparentes alternancias aquí señaladas no se pueden considerar como prueba de que los verbos del tipo de cruzar disponen de dos EEAA distintas, a excepción de las basadas en pasar; como veremos en seguida, con respecto a este verbo no descartaremos la posibilidad de que la lexicaliación de la función VÍA sea opcional. Según el análisis semántico del subcapítulo anterior, los verbos de tránsito cruzar y atravesar lexicalizan la función de trayectoria «DE-UN-LADO-A-OTRO-DE»; esta función compleja proyecta una Trayectoria que va transversal u oblicuamente con respecto al espacio definido por el Objeto-lugar de referencia (véase García Padrón 1988: 515 y ss.). El objeto directo de estos verbos corresponde a ese Objeto-lugar y señala el espacio «cruzado» o «atravesado», por decirlo de algún modo, por el desplazamiento del Objeto-tema (cf. cruzar [el río]; atravesar [el país]; etc.). Por otro lado, el complemento encabezado por por, en combinación con estos verbos (p.ej. cruzar [por un puente]; atravesar [por un túnel]), señala el tránsito o vía «por donde» transcurre ese desplazamiento transversal dentro del espacio acotado por el Objeto-lugar implícito. La relación entre ambos tipos de complementos de Trayectoria se observa con claridad en expresiones como {cruzar/atravesar} la calle por el puente, donde el SP de tránsito aparece junto con un SN referido al Objeto-lugar de referencia. El SP, en el ejemplo anterior, es un adjunto de trayectoria que señala la vía del desplazamiento, el cual recorre «transversalmente» el espacio definido por la calle. 109
(39) Juan {cruzó/atravesó} la calle por el puente:
[
[Evento IR ([JUAN],
]
DE-UN-LADO-A-OTRO-DE([CALLE]) VÍA ([PUENTE])] )]
Trayectoria
Aun cuando el objeto directo de los verbos en cuestión queda implícito (p.ej. {cruzar/atravesar} por el puente), el SP encabezado por por desempeña fundamentalmente la misma función que cuando coaparece con dicho objeto. La función lexicalizada en la ELC de cruzar y atravesar garantiza la participación conceptual del Objetolugar de referencia, pese a que éste no aparezca realizado explícitamente. Obsérvese (40), que constituye la EC que atribuimos a las expresiones del tipo de Juan cruzó por el puente: (40) Juan cruzó por el puente:
[
[Evento IR ([JUAN],
]
DE-UN-LADO-A-OTRO-DE([Objeto X]) VÍA ([PUENTE])] )]
Trayectoria
La única diferencia entre la EC de (39) y la de (40) radica en que en ésta última no se especifica la información sobre el Objeto-lugar, esto es, el argumento de la función lexicalizada (aunque dicha información puede ser suplida por el contexto o, incluso, por el conocimiento general sobre el mundo). Si esto es así, el hecho de que cruzar y atravesar se combinen tanto con un SN de objeto como con un SP de tránsito no supone una prueba de que estos verbos presenten una alternancia en su EA. Por último, vamos a examinar el caso del verbo pasar, que también presenta el mismo tipo de alternancia que los verbos cruzar y atravesar (cf. pasar {por el túnel/el túnel}). Recuérdese nuestra propuesta de que este verbo lexicaliza la función de trayectoria de tránsito VÍA en su ELC, lo que significa que su objeto directo corresponde al argumento de Objeto-lugar de esta función lexicalizada. De ser así, pares como pasar el túnel y pasar por el túnel tendrían que ser considerados como dos realizaciones sintácticas alternativas de una misma EC (que sería como la que expondremos en (41)), puesto que el SP basado en por expresa una trayectoria de tránsito en este contexto. 110
(41) pasar (por) el túnel: [Evento IR ([Objeto ],[Trayectoria VÍA ([Objeto TÚNEL])])]
La «opcionalidad» de la preposición por en el contexto citado conllevaría que la lexicalización de la función de VÍA en la ELC del verbo pasar fuera también opcional (y que el verbo pasar dispondría de dos EEAA alternativas). Sin embargo, creemos que existen algunos datos que ponen en tela de juicio esta hipotética relación de sinonimia de las dos construcciones de pasar. En primer lugar, obsérvense los ejemplos de (42): (42) a. El tren pasó la frontera por el puente. a’. *El tren pasó el puente por la frontera. b. Podemos pasar el canal por el túnel submarino. b’. *Podemos pasar el túnel submarino por el canal.
Si la presencia o ausencia de la preposición por no alterara la función semántica del SN referido al Objeto-lugar, tendríamos que admitir que, en (42a) y (42b), el SN complemento directo y el SN complemento de la preposición por están desempeñando una misma función semántica. Sin embargo, como se comprueba mediante los ejemplos de (42a’) y (42b’), ambos SSNN no son intercambiables entre sí. En los ejemplos de (42), el Objeto-lugar expresado por el complemento directo señala el espacio «cruzado» o «atravesado» por el desplazamiento del tema (al igual que el complemento directo de los verbos cruzar o atravesar); el complemento introducido por la preposición por, a su vez, se refiere a una Trayectoria de tránsito que sirve de conducto o medio de conexión entre un lado y otro de dicho espacio cruzado. La agramaticalidad de combinaciones como *pasar el túnel por el canal parece sugerir que el Objeto-lugar «cruzado» admite ser expresado mediante el complemento directo, pero no por el complemento de la preposición por. Tampoco parece cierto que pares como pasar el puente y pasar por el puente resulten siempre sinónimos. Este punto salta a la vista cuando el Objeto de referencia es del tipo de «puente» o «túnel», objetos que típicamente constituyen un conducto o conexión entre dos espacios separados. La Trayectoria del desplazamiento expresado por pasar el puente no tiene necesariamente que incluir el espacio 111
definido por el puente; el tema puede transitar por debajo de dicho objeto, sobrevolarlo o, incluso, simplemente ir por un espacio próximo a él (cf. Al pasar el puente, que verás a la derecha de la carretera, gira a la izquierda). Al contrario, en la lectura preferida de pasar por el puente, la función semántica de lo referido por el SN se encuentra más restringida: la Trayectoria del desplazamiento incluye el espacio acotado por el Objeto, de manera que al pasar por un puente, por ejemplo, éste tiene que ser recorrido por el tema del desplazamiento (interpretación que podríamos representar como «VÍA [EN ([PUENTE])]»). Probablemente, los hechos que acabamos de señalar nos indican la necesidad de reconocer distintos subtipos de la Trayectoria de VÍA, y que la lexicalización sólo es posible con algunos de ellos. Nosotros dejaremos abierta esta cuestión, cuyo tratamiento nos alejaría en exceso de las cauces de esta exposición tipológica de los VVDD. De momento, nos limitaremos a reafirmar que la construcción transitiva del verbo pasar es resultado de la lexicalización (quizá opcional) de la función de trayectoria del tipo de VÍA, y que el complemento directo de dicho verbo corresponde al argumento conceptual de dicha función lexicalizada. Para completar el objetivo de esta segunda parte, queda por examinar la ELC de los VMMs. En el siguiente capítulo, nos ocuparemos del estudio léxico-conceptual de esta clase de verbos de movimiento, con un enfoque especial en un subgrupo de ellos, los VMMs-E, cuyo carácter «ambivalente» se ha puesto de manifiesto en la caracterización general de los verbos de movimiento llevada a cabo en el capítulo II.
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IV. LOS VERBOS DE «MANERA DE MOVERSE» Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. INTRODUCCIÓN En este capítulo, vamos a ocuparnos de la ELC de los verbos de movimiento que indican una determinada manera de moverse, los VMMs. Como indicábamos al principio del capítulo anterior, Jackendoff (1990) propone que la ELC de los VMMs se basa en la función eventiva MOVERSE, que representa un Evento de movimiento que no implica el desplazamiento del tema. (1)
[
MOVERSE ([Objeto]A) Evento [Manera X]
]
La función de MOVERSE, a diferencia de la de IR, sólo posee un argumento conceptual de Objeto, que representa al objeto que se mueve, es decir, el tema. Este argumento conceptual corresponde al único argumento sintáctico de los verbos en cuestión, el cual ocupará la posición de sujeto en la oración (cf. [El árbol] se tambalea; [El barco] se balanceaba mucho; etc.). 113
Por otro lado, el constituyente de Manera, otro integrante de la ELC de (1), especifica la manera en que se realiza el movimiento representado por MOVERSE, siendo el contenido de dicho constituyente el responsable de la particular idiosincrasia de cada VMM. Un buen número de VMMs, aunque no todos, lexicalizan una Manera de moverse que puede ser expresada mediante un adverbio o locución adverbial. Así, el movimiento de nadar podría expresarse como ir a nado; el de gatear, por su parte, equivaldría a ir a gatas. Sin embargo, Jackendoff considera gramaticalmente irrelevante la información contenida en el constituyente de Manera (Jackendoff 1990: 88). Dicha información, opina el autor, pertenece al dominio de la percepción «geométrico-visual» y no afecta a la constitución de la ELC. El empleo de una variable X, que aparece representando la Manera en (1), responde a esta consideración. Ahora bien, a nuestro juicio, la ELC que propone Jackendoff para los VMMs, tal como está representada en (1), sólo es válida para una subclase de VMMs, los VMMs-I (tambalearse, balancearse, etc.). El problema que encontramos para aceptar la representación de (1) como ELC de VMM-E (caminar, correr, etc.) es que no refleja la implicación de desplazamiento que, según opinamos, acompaña al movimiento expresado por dichos verbos. Al introducir la división entre los VMMs-I y VMMs-E en el capítulo II, hemos destacado el carácter híbrido de éstos últimos, es decir, el que se refieran tanto a una manera de moverse como a la existencia de un desplazamiento. Aun en ausencia de complemento direccional, la interpretación más natural de los VMMs-E es la de que el objeto atraviesa una trayectoria (indefinida). La ELC de (1) no contiene información acerca de ese desplazamiento intrínseco al Evento expresado por los VMMs-E. En el mismo lugar, señalábamos que dicho carácter de los VMMs-E se refleja en el hecho de que la mayoría de los VMMs-E aceptan determinados tipos de complemento de trayectoria (inclusive el de distancia); los VMMs-I, por contra, carecen de tal posibilidad y rechazan categóricamente dichos complementos (cf. compárese la gramaticalidad de combinaciones como nadar [hacia la isla] o correr [cien metros desde aquí] frente a la imposibilidad de *temblar [hacia la estación] o *balancearse [unos kilómetros]; véase II.1. para más ejemplos). Si es cierto que la diferencia semántica entre los VMMs-E y los VMMs-I conlleva una repercusión sintáctica, lo más probable es que 114
tal diferencia esté explícitamente definida en el nivel de la ELC. Si los VMMs-E compartiesen la ELC de (1) con los VMMs-I, ¿cómo podríamos explicar que sólo los primeros, pero no los segundos, puedan aceptar complemento de trayectoria? En definitiva, creemos que la ELC de los VMMs-E debe incluir la información sobre el desplazamiento del Objeto-tema. Encontrar la forma adecuada de añadir dicha información a una ELC encabezada por la función de MOVERSE (no olvidemos que los VMMs-E son, ante todo, verbos de acción que expresan una determinada manera de moverse) será el principal objetivo de este capítulo. Al estudiar la semántica y la gramática de los VMMs, no podemos ignorar la existencia de un interesante contraste gramatical entre los VMMs del español (o de las lenguas romances en general) y sus correspondientes verbos en inglés 1. Dicho contraste puede observarse mediante ejemplos del tipo de (2): (2) a. Sylvia wriggled out of the seat. a’. *Sylvia se retorció fuera del asiento. (con interpretación direccional) b. She danced into the kitchen. b’. *Bailó {a la cocina/(a)dentro de la cocina}. (con interpretación direccional) c. John swam to the shore. c’. *John nadó a la costa.
Este tipo de desajuste llevó a Talmy a concluir que en inglés (y en otras lenguas en que la construcción ejemplificada en (2) goza de productividad) los VMMs pueden fusionar el componente semántico de Desplazamiento con el de Manera, y que este patrón de fusión carece de productividad en español (véase II.2.3.). Por su parte, Jackendoff (1990) propone una solución «idiomática» para explicar el contraste en cuestión. Según el autor, las combinaciones inglesas del tipo de (2) son ejemplos de una construcción idiomática cuya interpretación depende de una regla de correspondencia especial (denominada Regla de Adjunción-IR «Go-Adjunct Rule»). La gramaticalidad en unas lenguas, pero no en otras, de este tipo de combinaciones se explica, siempre según el mismo autor, si 1 Véanse Talmy 1975, 1985, Aske 1989, Jackendoff 1990, Snyder 1995, Slobin 1996, entre otros.
115
asumimos que dicha regla de correspondencia resulta disponible sólo en unas lenguas determinadas, entre las cuales se encontraría la lengua inglesa. Sin embargo, al establecer la diferencia en cuestión ninguno de los citados autores tiene en cuenta la capacidad de los VMMs-E españoles de aceptar determinados tipos de complemento de trayectoria (cf. nadar hacia la costa, etc.). Según creemos, la verdadera clave del problema está precisamente en esta posibilidad combinatoria de los VMMs-E (contrapuesta a la imposibilidad de los mismos en aparecer en ejemplos del tipo de (2)). Mediante nuestra aproximación a la ELC de este subgrupo, intentaremos explicar el contraste de gramaticalidad observado en ejemplos como {*nadar a la costa/nadar hacia la costa}. 2. LOS VERBOS DEL TIPO DE CAMINAR Y LA CONSTRUCCIÓN DE ADJUCIÓN-IR Según hemos visto anteriormente, Jackendoff (1990) propone la ELC de (3) para los VMMs. (3)
[
MOVERSE ([Objeto]A) X]
Evento [Manera
]
Sin embargo, y según nuestro punto de vista, la ELC de (3), aunque válida para los VMMs-I (del tipo de tambalearse), no concuerda con la semántica y la gramática de los VMMs-E (del tipo de caminar) 2. Las razones se pueden resumir en los siguientes puntos: (i) los VMMs-E expresan una manera de moverse que, de forma natural,
2 Aunque Jackendoff no propone explícitamente separar los VMMs-E de los VMMs-I, parece reconocer el doble carácter de los VMM-E. Por un lado, atribuye al verbo inglés run «correr» una EC propia de un VD, arguyendo que este verbo implica que el Tema atraviesa una trayectoria indeterminada (Jackendoff 1990: 45). Por otro, el mismo verbo aparece citado, en japonés (hashiru «correr»), en un ejemplo tomado de Yoneyama (1989), como verbo que expresa manera de moverse (Jackendoff 1990: 34, 89).
116
implica un desplazamiento del objeto-tema; (ii) los VMMs-E pueden combinarse con un complemento de trayectoria (aunque con ciertas restricciones), que indica la trayectoria recorrida por el objeto-tema. Ninguna de estas dos características está reflejada en la representación conceptual de (3). Una forma de reflejar el doble carácter semántico de los VMMsE, respetando su capacidad de poseer un complemento de trayectoria, sería suponer que en la ELC de estos verbos se hallan combinadas las dos funciones de IR y MOVERSE. Integrar las dos funciones de IR y MOVERSE en una ELC en sí no es un procedimiento totalmente nuevo para representar el empleo «direccional» de los VMMs. De hecho, Jackendoff (1990) recurre a este procedimiento para describir el significado de la construcción inglesa del tipo de wriggle out of the seat «(lit.) retorcerse fuera del asiento» o swim to the shore «(lit.) nadar a la costa», a la que denomina construcción de Adjunción-IR (GO-Adjunct Construction). Aunque, por las razones que se aclararán en seguida, creemos que esta construcción inglesa es de naturaleza bien diferente de la combinación del tipo de nadar hacia la costa, el análisis que ofrece el autor para la construcción de Adjunción-IR nos servirá de punto de partida para nuestro estudio léxico-conceptual de los VMMs-E. Vamos, pues, a presentar el punto de vista adoptado por Jackendoff con respecto a dicha construcción. 2.1. La Regla de Adjunción-IR Primero, obsérvense los siguientes ejemplos: (4) a. The sick man wobbled down the stairs. «(lit.) El enfermo se tambaleó escaleras abajo.» b. Sylvia wriggled out of her seat. «(lit.) Ella se retorció fuera de su asiento.» (descártese la interpretación ubicativa del SP) c. She danced into the room. «(lit.) Ella bailó (a)dentro de la cocina.» d. He swam to the shore. «(lit.) Él nadó a la costa.»
Son ejemplos de la construcción de Adjunción-IR, en que un VMM aparece combinado con un complemento de trayectoria. 117
Puesto que, según Jackendoff, los VMMs seleccionan un único argumento de objeto-tema, el complemento de trayectoria que aparece en tales ejemplos debe ser considerado adjunto desde el punto de vista de la EA (Estructura Argumental) del verbo principal. El mismo autor observa que dicho tipo de construcción expresa un evento de desplazamiento efectuado en determinada manera de moverse, y que en él el significado original del verbo principal está subordinado al desplazamiento expresado por la construcción entera. Dicho de otro modo, la presencia del adjunto de trayectoria impone a los VMMs una interpretación distinta (la de IR) de la que normalmente se asigna a este grupo de verbos (la de MOVERSE). La solución que ofrece Jackendoff (1990) para explicar esta interpretación, imprevisible desde la ELC del verbo principal, es asumir que existe una regla de interpretación, «Regla de AdjunciónIR» (Go-Adjunct Rule), que permite la lectura de «desplazamiento» de los VMMs empleados con un adjunto de trayectoria. En (5), expondremos la parte esencial de dicha regla de interpretación. (5) Regla de Adjunción-IR 3: Si el V corresponde a [MOVERSE ([Objeto ])], [SV V ... SP] puede corresponder a
[
IR ([Objetoα],[Trayectoria])
[
]
]
MOVERSE([α]) CON/POR-MEDIO-DE ( [Manera X] )
(basada en Jackendoff 1990: 224, (31) y (32))
Esta regla de interpretación, que se aplica a nivel sintagmático, permite subordinar el significado original de los VMMs a un Evento de IR cuando éstos aparecen seguidos de un SP. Dicha subordinación se lleva a cabo mediante una «función subordinante», CON o POR-MEDIO-DE (WITH y BY, en la terminología original de Jac-
3
Hemos simplificado la representación de esta EC, que en Jackendoff (1990) contiene información sobre la relación de agentividad o pasividad de los argumentos. Véase Jackendoff (1990: cap. 7) sobre este tipo de información en la EC.
118
kendoff ), que toma un Evento o Estado como argumento para subordinarlo a otro. Estas funciones forman parte de un conjunto de funciones subordinantes propuestas por Jackendoff para reflejar la relación de núcleo-modificador que se establece entre dos Eventos o Estados (véase Jackendoff 1990: 5.4.). Según establece este autor, la función de CON indica una relación de «acompañamiento», definida como de dependencia asimétrica, entre dos Situaciones —Estados o Eventos— (Jackendoff 1990: 97). La «asimetría» de la relación representada por CON es la que origina la diferencia de enfoque entre, por ejemplo, cantar bailando y bailar cantando. Como es obvio, al proponer el empleo de CON (o del inglés WITH) para representar la relación de acompañamiento mantenida entre dos Situaciones, el autor se apoya en el concepto más habitual de acompañamiento, el que se aplica a los Objetos (cf. María viene [con Juan]). En las expresiones del tipo de entrar sonriendo o estudiar escuchando música, donde el modo en que se realiza el Evento principal se indica mediante una forma verbal (el gerundio), la función de CON no se manifiesta explícitamente. Sin embargo, parece evidente que tanto en entrar con una sonrisa como en entrar sonriendo existe un modificador de «acompañamiento», en el sentido amplio del término señalado arriba. El que la ausencia inesperada de tal acompañamiento pueda expresarse en ambos casos mediante el empleo de sin (p.ej. entrar {sin su sonrisa habitual/sin sonreír apenas}) corrobora este punto de vista. POR-MEDIO-DE (BY en inglés), a su vez, indica que el Evento subordinado por esta función sirve de «medio» en la realización del Evento principal. Esta relación semántica puede observarse en los ejemplos del tipo de abrir la puerta forzando la cerradura o conseguir el premio haciendo un esfuerzo sobrehumano. Debido a que la locución por medio de sólo acepta un complemento nominal (p.ej. conseguir el puesto por medio de {su esfuerzo/*esforzarse}), tampoco en este caso podemos ofrecer ejemplos de la correspondencia sintáctica «transparente» de esta función subordinante. En la EC de (5), la selección de una u otra función subordinante (CON o POR-MEDIO-DE) depende de la existencia de la «voluntariedad» del Objeto-tema al realizar el movimiento: sólo cuando el VMM recibe una interpretación volitiva, es decir, la de un movimiento realizado por la intervención voluntaria del Objeto-tema, el Evento subordinado —el de MOVERSE— puede entenderse como 119
«medio» (POR-MEDIO-DE); en caso contrario, se asignará la lectura de «acompañamiento» (CON). Según esto, cuando la construcción se basa en un VMM del tipo de tambalearse (como en el ejemplo inglés de (6a)), la lectura que se asigna a la construcción entera es la de un desplazamiento «acompañado de» una determinada manera de moverse, mientras que la construcción basada en los VMMs del tipo de correr (cf. el ejemplo de (6b)) aceptará tanto la lectura de «acompañamiento» como la de «medio». (6) a. The sick man wobbled down the stairs. «El enfermo bajó tambaleándose las escaleras.» b. Mary swam across the river. «María cruzó el río nadando (a nado).»
Sin embargo, queremos precisar que, aun cuando se trata de los VMMs-E (p.ej. correr), la lectura de «medio» (POR-MEDIO-DE) es más restringida que la de «acompañamiento». Para que aquella lectura sea posible, el contexto ha de permitir que la realización «voluntaria» del movimiento (MOVERSE) por parte del Objetotema tenga el objetivo de efectuar el desplazamiento (IR). Consideramos, por tanto, que la lectura de «medio» es la marcada de entre las dos posibles. En adelante, salvo en los casos de clara preferencia de la lectura de «medio», asignaremos la función de «acompañamiento» al Evento subordinado. Teniendo en cuenta las observaciones anteriores, podemos interpretar la EC resultante de (5) como sigue: esta EC señala un Evento de desplazamiento (IR) efectuado con una determinada manera de moverse (MOVERSE de manera X). El significado del verbo principal, que ahora forma parte del Evento subordinado, definirá la manera de moverse que acompaña al desplazamiento denotado por la construcción entera. La participación semántica del verbo principal en este tipo de construcción es similar a la del gerundio en las perífrasis del tipo de llegar {caminando/ nadando/etc.}. Nótese, además, que tanto la construcción de Adjunción-IR como la de gerundio pueden dar lugar a una ambigüedad interpretativa del Evento subordinado (entre la lectura de «medio» y la de «acompañamiento»). Otra consecuencia importante de la aplicación de la Regla de Adjunción-IR es la de permitir la integración de la Trayectoria a la 120
EC de la construcción. En la EC de (5), la que resulta de la aplicación de dicha regla, el adjunto de trayectoria encuentra su correspondiente argumento conceptual en el Evento principal presidido por IR. En cierto sentido, el complemento de trayectoria en la construcción de Adjunción-IR puede considerarse argumento de la propia construcción, ya que no viene exigido por la EA del verbo principal. Mediante esta regla de interpretación, Jackendoff explica el proceso conceptual gracias al cual los verbos que originalmente carecen de argumento de Trayectoria pueden entrar en la construcción propia de los VVDD. La Regla de Adjunción-IR asegura una interpretación adecuada de los VMMs combinados con un complemento de trayectoria, sin necesidad de establecer dos entradas diferentes para cada VMM que pueda aparecer en dicho contexto (una como MOVERSE, otra como IR) 4. Asimismo, en consideración a la diferente productividad existente entre las lenguas respecto a dicha construcción, el autor asume que la Regla de Adjunción-IR es efectiva en algunas lenguas y no en otras; la agramaticalidad de los ejemplos en español de (4), según esta hipótesis, indica su ausencia. Ahora bien, la solución que ofrece Jackendoff trata de forma unitaria cualquier tipo de combinación de . Esto significa que cualquier realización del esquema , sea cual sea el verbo o complemento empleado en él, tendrá que depender de la Regla de Adjunción-IR para recibir su interpretación. Esta afirmación se basa en la consideración de que ningún VMM, de por sí, dispone de la capacidad de sancionar un complemento de trayectoria. Por nuestra parte, como ya se ha dicho anteriormente, creemos, sin embargo, que una subclase de los VMMs, los VMMs-E, encierran en su significado léxico el concepto de desplazamiento y están capacitados para aceptar ciertos tipos semánticos de complemento de trayectoria. Lo que estamos sugiriendo es que sólo algunas combinaciones basadas en los VMMs-E tendrían que ser consideradas
4 En esta línea teórica, se encuentra el trabajo de Levin y Rapoport (1988), quienes atribuyen este y otros tipos de «extensión semántica» de verbos a un proceso llamado subordinación léxica, que opera en el nivel de la estructura léxico-conceptual. Véase IV.4. para más detalles sobre la propuesta de estas autoras.
121
verdaderas construcciones de Adjunción-IR. En la siguiente sección, con argumentos relativos a la gramática de los VMMs-E en español, desarrollaremos con más detalle la idea que acabamos de esbozar. 2.2. El dominio de aplicación de la Regla de Adjunción-IR De acuerdo con la propuesta de Jackendoff que acabamos de presentar, dos oraciones como, por ejemplo, She walked «Ella caminó» y She walked into the kitchen «Ella caminó (a)dentro de la cocina (con interpretación direccional)» corresponderían a dos EECC diferentes, puesto que en la EC de la segunda oración, gracias al efecto de la Regla de Adjunción-IR, el significado del verbo walk «caminar» estaría subordinado bajo el Evento principal de desplazamiento. Esta diferencia interpretativa entre las dos oraciones queda reflejada en (7). (7) a. She ran Fusión de argumentos ↓
[
MOVERSE ([ELLA]) [ManeraX]
]
b. She walked into the room Regla de Adjunción-IR
[
↓ IR ([ELLA] ,[A([DENTRO-DE ([HABITACIÓN])])]) [CON/POR-MEDIO-DE ( MOVERSE ([ELLA]) [ManeraX] )]
[
]
]
Asimismo, siempre según el mismo autor, la agramaticalidad de oraciones como *Juan caminó a la piscina o *Juan caminó fuera del pueblo (con interpretación direccional) se puede atribuir a la ausencia de la Regla de Adjunción-IR en español. 122
Sin embargo, esta manera de pensar no está exenta de problemas. Tal como aparece formulada la Regla de Adjunción-IR, cualquier combinación de tendrá que ser legitimada por ella. Si, tal como opina Jackendoff, dicha regla no es disponible en español, ¿cómo podemos explicar la gramaticalidad de ejemplos como los siguientes? (8) a. Juan nadó [hacia el otro extremo de la bahía]. b. Juan caminó [a través de la montaña]. c. El herido se arrastró [por el pasillo]. d. El caballo galopó [hacia la cabaña]. e. Juan caminó [hasta la cima]. ((8e) es de Aske 1989: 7, (24a))
Creemos que esta contradicción tiene su origen en la propia ELC que Jackendoff atribuye a los VMMs-E —la que tiene la forma [Evento MOVERSE([Objeto])]—, así como en el dominio de aplicación de la Regla de Adjunción-IR. Como ya hemos manifestado, opinamos que esta ELC requiere una modificación, puesto que carece de referencia al desplazamiento que consideramos inherente al significado de estos verbos. Supongamos que la ELC de los VMMs-E contiene un constituyente de Trayectoria, y que, por lo tanto, los complementos de trayectoria que en español aparecen en el esquema no son más que expresión sintáctica de dicho constituyente. Desde este punto de vista, el ámbito de aplicación de la Regla de Adjunción-IR tendría que ser modificado, ya que las combinaciones del tipo caminar hacia la puerta pueden ser interpretadas mediante un proceso habitual de composición semántica, sin necesidad de una regla de interpretación especial. 2.3. El criterio de telicidad Hemos visto que la caracterización gramatical de los VMMs realizada por autores como Talmy o Jackendoff —la de que en español los verbos en cuestión no pueden aceptar, por regla general, complementos de trayectoria—, no concuerda exactamente con la realidad. Un planteamiento similar fue presentado por Aske (1989), quien defendió que la clave para entender mejor la gramática de los VMMs en español debe buscarse en la diferencia existente entre las combinaciones del tipo de (9) y las del tipo de (10). 123
(9) a. *María nadó {del barco/al barco}. b. *Juan caminó {de la universidad/a la universidad}. c. *Se arrastró {de la cama/a la cama}. d. *El caballo galopó {de la cuadra/a la cuadra}. (10) a. Juan nadó [hacia el otro extremo de la bahía]. b. Juan caminó [a través del desierto] con la esperanza de llegar a alguna población. c. El herido se arrastró [por el pasillo]. d. Juan caminó [hasta la cima]. ((10d) es de Aske 1989: 7, (24a))
Obsérvese que en los ejemplos de (9), todos agramaticales, el complemento de trayectoria se refiere al destino u origen del desplazamiento; por contra, en los ejemplos de (10), perfectamente gramaticales, la trayectoria referida por el complemento pertenece a otras modalidades distintas de destino y origen. Los complementos acotados en (10a)-(10d) expresan, respectivamente, la orientación, el tránsito, la extensión y el límite final del desplazamiento —véase III.4.1., para la clasificación semántica de Trayectoria—. Aske opina que el contraste que acabamos de observar puede explicarse si admitimos que la aceptabilidad de la combinación en español depende de la «telicidad» del complemento. En términos más concretos, el autor postula que los VMMs-E seleccionan aquellas modalidades de trayectoria que no hacen mención directa a la ubicación resultativa del tema 5. La existencia de esta restricción aspectual se debe, según este autor, a que los VMMs-E son verbos de actividad y expresan un evento que carece de estado resultativo inherente. El concepto de telicidad, aplicado a las expresiones de trayectoria, distingue entre las que definen la ubicación resultativa del tema y las que se limitan a indicar la dirección o extensión del espacio recorrido por él. Según Aske, tanto el complemento de destino como el de origen son télicos, puesto que ambos se refieren (positiva o negativamente) al lugar donde se encontrará el objeto-tema del
5 Los verbos correr y volar parecen constituir una excepción dentro del grupo de los VMM-E, al aceptar ambos el complemento de destino (cf. correr a la farmacia, volar a Roma, etc.). La peculiaridad presentada por estos verbos se tratará en IV.3.2.
124
desplazamiento al final del evento. El origen señala la ubicación resultativa del objeto-tema, aunque negativamente; obsérvese que «irse de X» implica necesariamente que al final del evento el tema se halla en un lugar distinto de «(en) X». Siguiendo el criterio aspectual establecio por Aske, podemos clasificar como sigue las modalidades de Trayectoria presentadas en el capítulo anterior: (11) TRAYECTORIAS TÉLICAS — Trayectoria de destino: [A ([Objeto/Ubicación])] — Trayectoria de origen: [DE ([Objeto/Ubicación])] TRAYECTORIAS ATÉLICAS — Trayectoria de tránsito: [VÍA ([Objeto/Ubicación])] — Trayectoria de extensión: [POR([Objeto/Ubicación])] — Trayectoria extensiva con límite final: [HASTA ([Objeto/Ubicación])] — Trayectoria extensiva con límite inicial:[DESDE([Objeto/Ubicación])]
Si entendemos el concepto de telicidad tal como lo define Aske, el que una trayectoria tenga un límite espacial (es decir, que sea de carácter «delimitado» (bounded, en inglés) 6 no garantiza directamente la telicidad de la misma. De hecho, los VMMs-E aceptan, en general, los SSPP referidos a una trayectoria extensiva con límite final (cf. la gramaticalidad del ejemplo (10d) u otros como nadar hasta el barco o arrastrarse hasta la puerta), así como los sintagmas cuantitativos que expresan una distancia definida (cf. correr cinco kilómetros, nadar cinco largos). Para comprender el carácter atélico de los sintagmas cuantitativos de distancia, basta recordar que la indicación de la distancia recorrida no es suficiente para determinar la ubicación del punto final; téngase en cuenta, por ejemplo, que dos personas que recorren una misma distancia, aun partiendo del mismo punto espacial, pueden llegar a dos lugares completamente distintos. Aunque en ocasio-
6 Seguimos a Jackendoff (1991, 1996a) en el empleo del término «delimitación» para referirnos a la naturaleza de las entidades con límite temporal y/o espacial inherente (y de las expresiones lingüísticas que se refieren a este tipo de entidades). El concepto de delimitación se aplica tanto al terreno espacial como al temporal-eventivo. Véase también V.1., donde volveremos a tratar este tema.
125
nes el contexto permite indicar dicha ubicación (gracias al conocimiento sobre el origen y la dirección del recorrido), ésta no forma parte del significado de los sintagmas en cuestión. El caso de los SSPP de trayectoria encabezados por hasta resulta menos evidente que el anterior, puesto que el límite final indicado por este tipo de expresiones es, precisamente, la ubicación del tema en el momento de finalizar el movimiento. Sin embargo, Aske considera que en este caso también estamos ante una delimitación espacial no coincidente con la telicidad. El autor argumenta que en el caso de los SSPP en cuestión, aunque podemos «deducir» la ubicación resultativa a partir de la información aportada por ellos, su función semántica no es la de definir dicha ubicación 7. Creemos que la diferencia crucial que opone los SSPP encabezados por hasta a los introducidos por a consiste en el carácter extensivo de los primeros. En la Trayectoria de límite final (del tipo de HASTA), el Objeto o Lugar de referencia marca el término de su extensión. Podemos pensar que, cuando se trata de los SSPP con hasta, mientras que el SN de objeto indica el límite, el SP en su totalidad incide en la extensión de la Trayectoria, es decir, en su espacio interno. Nótese que los verbos del tipo de arribar, que señalan el final del movimiento de forma puntual, no suelen aceptar el SP locativo con hasta (p.ej. *arribar hasta el puerto) —véase Morera 1988: 212213— 8, lo que contrasta con la gramaticalidad de su combinación con la preposición a (p.ej. arribar al puerto). Creemos que el verbo
7
Aske afirma al respecto: «the final location is not asserted, though it certainly may be implied» (Aske 1989: 7). 8 El verbo llegar constituye una excepción al aceptar tanto hasta como a como muestran los siguientes ejemplos. (i) La noticia llegó a Palacio. (ii) La noticia llegó hasta el Palacio.
Sin embargo, nótese que los dos ejemplos de arriba no significan lo mismo. Mientras que (ii) implica que la noticia tuvo que recorrer cierta distancia (física o metafórica) antes de su llegada al Palacio (por tanto, que los habitantes del Palacio no son los únicos ni primeros en recibir la noticia), (i) presenta el acontecimiento de manera puntual, sin mencionar la etapa de aproximación gradual de la noticia hacia su lugar de destino.
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arribar y otros similares resultan incompatibles con hasta locativo porque expresan un acontecimiento que acaece en un punto espacial y no a lo largo de una extensión. Asimismo, aunque aquí no vamos a estudiar el empleo temporal de hasta, el carácter «extensivo» de esta preposición ciertamente tiene una estrecha relación con el hecho de que los complementos temporales con hasta sólo puedan aparecer con los predicados durativos (cf. estudiar hasta las doce frente a *terminar la lección hasta las doce). Teniendo en cuenta las observaciones anteriores, vamos a aceptar la generalización de Aske, según la cual la restricción que imponen los VMMs-E en español a su complemento de trayectoria tiene que ver con la telicidad de la trayectoria referida, y no con su delimitación. Dicha restricción impide que los mismos verbos aparezcan combinados con un complemento de trayectoria referido a la ubicación resultativa del tema. Asimismo, creemos que la existencia de esta restricción es la que distingue, precisamente, los VMMs-E español de sus correspondientes verbos en inglés, puesto que en esta última lengua tales verbos aceptan expresiones de trayectoria télicas (cf. John walked {out of/into} the room «(lit.) John caminó {fuera/dentro} de la cocina (con interpretación direccional)»). Ahora bien, si es cierto que los VMMs-E seleccionan un complemento de trayectoria atélico, el dominio de aplicación de la Regla de Adjunción-IR tendrá que ser reducido, de forma que sólo sea aplicable a aquellas casos en que los VMMs-E aparezcan seguidos de un complemento de trayectoria télico (p.ej. swim to the shore «(lit) nadar a la costa»). En otras palabras, desde este nuevo punto de vista, sólo podrán considerarse construcción de Adjunción-IR las combinaciones de VMMs-E con un complemento que se refiera a la ubicación resultativa del tema 9.
9 En el trabajo citado, Aske sostiene que el complemento de trayectoria télico que aparece en la construcción de Adjunción-IR (p.ej. John swam to the shore «John nadó a la costa») pertenece a la categoría del predicado secundario resultativo, categoría de predicado, según la opinión del autor, totalmente ausente en español. Esta opinión se examinará en el capítulo VI, donde, entre otros temas, estudiaremos el paralelismo existente entre la construcción de Adjunción-IR y la construcción resultativa, dos construcciones cuya productividad difiere en inglés y español.
127
Al excluir del dominio de aplicación de la Regla de AdjunciónIR la combinación de los VMMs-E con un complemento atélico, podemos respaldar la hipótesis jackendoffiana de que la Regla de Adjunción-IR existe en inglés pero no en español (ni en las demás lenguas romances). En resumidas cuentas, los empleos de VMMs-E con un complemento de trayectoria tienen que dividirse entre los que son realizaciones previsibles desde la ELC de estos verbos y los que no lo son. El criterio de tal distinción es la telicidad del complemento: si el complemento de trayectoria es de carácter aspectual atélico, la combinación pertenecerá al primer grupo; si, por el contrario, el complemento es télico, la combinación tiene que ser considerada como construcción de Adjunción-IR, una construcción idiomática cuya interpretación depende de la Regla de Adjunción-IR. La inexistencia en español de este segundo tipo de combinación indica que dicha regla interpretativa no resulta disponible en esta lengua. Llegados a este punto, estamos en disposición de proponer una nueva ELC para los VMMs-E. Esta ELC tendrá que reflejar el carácter híbrido de esta subclase de VMMs, así como la selección aspectual que estos verbos ejercen sobre su complemento de trayectoria. Por otro lado, una vez establecida la diferencia entre los VMMs-E en español e inglés en términos puramente descriptivos, queda por indagar las razones por las que la construcción de Adjunción-IR resulta productiva en inglés y no en español. Dicho de otro modo, hemos de preguntarnos por qué la aplicabilidad de la Regla de Adjunción-IR varía entre las dos lenguas. En lo que queda de este capítulo, nos dedicaremos a la primera de las cuestiones planteadas, es decir, la relativa a la constitución de la ELC de los VMMs-E. Para tratar la segunda, creemos, es necesario estudiar la construcción de Adjunción-IR en relación con la construcción inglesa del tipo de She walked her feet to pieces «(lit.) Ella caminó sus pies en pedazos (→ Ella quedó agotada de tanto caminar)»; como tendremos ocasión de demostrar, ambas construcciones presentan importantes similitudes en varios aspectos. Este asunto será uno de los temas centrales de los capítulos siguientes (sobre todo, del capítulo VI), donde desarrollaremos un estudio aspectual sobre los verbos de movimiento y sus combinaciones con los complementos de trayectoria. 128
3. SUBORDINACIÓN DE LA FUNCIÓN IR 3.1. La función de IR como parte integrante del constituyente de Manera En primer lugar, recuérdese que al introducir la ELC propuesta por Jackendoff para los VMMs, hemos visto que el autor desestima la relevancia gramatical de la información sobre la manera de moverse asociada a cada uno de ellos. Aunque incluye un constituyente de Manera en la ELC de tales verbos, considera que su contenido (lo representado por la variable ‘X’ en la ELC de (12)) no afecta a la constitución de la ELC. (12)
[
MOVERSE ([Objeto]) [Manera X]
Evento
]
Sin embargo, nosotros vamos a sostener que la información sobre la manera de moverse es, precisamente, el factor decisivo para que un movimiento se vea acompañado de un desplazamiento o no. En otras palabras, la idea que queremos defender es que la implicación de desplazamiento asociada a los VMMs-E (p.ej. caminar, nadar, correr) puede atribuirse a la información contenida en el componente de Manera dentro de su ELC. Para reflejar este punto de vista, vamos a proponer la siguiente ELC como representación léxico-conceptual de los VMMs-E:
[
(13) ELC de VMMs-E (caminar, nadar, etc.):
Evento
MOVERSE ([Objeto α])
[
CON ([EventoIR ([Objetoα],[Trayectoria ])])
Manera X
]
]
Nuestra propuesta consiste en incluir un subevento de desplazamiento dentro del componente Manera; la variable ‘X’ recoge la parte de dicho componente que es irrelevante para la gramática. El contenido de dicha variable determinará la característica semántica intrínseca de cada VMM-E. 129
En la ELC que acabamos de presentar, el Evento de IR sirve de base conceptual para el componente de Manera, gracias a la función subordinante de manera CON, la cual toma dicho Evento como argumento para subordinarlo al Evento principal de MOVERSE. La relación de correferencia entre el Objeto-tema de MOVERSE y el de IR (relación indicada mediante el índice «α») asegura que el tema del movimiento será el que experimente o realice el desplazamiento. La ELC de (13) representa básicamente un Evento de MOVERSE, y en esto no difiere de la de los VMMs-I (p.ej. tambalearse, menearse). Sin embargo, gracias a la presencia del subevento de IR codificado dentro del constituyente de Manera, representa un movimiento acompañado de un desplazamiento. En esta nueva ELC, la manera en que se efectúa el Evento de MOVERSE está restringida, de modo que este Evento principal se realice siempre en compañía de otro, el Evento subordinado de IR. Si los VMMs-E tienen una ELC como la de (13), una oración como Juan nadó corresponderá a una EC como la siguiente: (14)
[
MOVERSE ([Objeto JUAN])
[
CON ([EventoIR ([ObjetoJUAN],[Trayectoria ])]) Manera X
Evento
]
]
Esta EC representa un Evento en que el Objeto-tema no sólo realiza un movimiento, sino que, al hacerlo, atraviesa una trayectoria indefinida. Es decir, la ELC de (13) garantiza la lectura de un «movimiento acompañado de desplazamiento» de los VMMs-E, aun cuando éstos aparezcan empleados sin complemento de trayectoria. En el caso de las combinaciones del tipo caminar a lo largo del río, nadar hacia el barco, etc., el significado del complemento de trayectoria se integra en la ELC del verbo; al hacerlo, se fusionará con el constituyente de Trayectoria que forma parte del Evento subordinado. Obsérvese la representación de (15), donde expondremos la EC que atribuimos a la oración Juan nada hacia el barco. 130
(15)
[
MOVERSE ([Objeto JUAN])
[
Evento
]
]
CON ([EventoIR ([ObjetoJUAN],[TrayectoriaHACIA([BARCO]) ])])
Manera X
Otra ventaja de la ELC que hemos propuesto para los VMMs-E es que explica, de manera natural, la restricción aspectual que estos verbos imponen a su adjunto de trayectoria. Nótese que en la ELC de (13), el constituyente de Trayectoria forma parte de un Evento subordinado bajo otro de carácter atélico, el de MOVERSE. Si el Evento de MOVERSE carece de estado resultativo o final, el Evento subordinado a él, el de IR, tampoco podrá referirse a tal estado. Como consecuencia, la Trayectoria expresada por el adjunto tendrá que ser de carácter atélico para poder integrarse a la ELC en cuestión. Así pues, si la ELC de (13) es correcta, la agramaticalidad de las combinaciones del tipo de *caminar fuera de la cocina o *nadar a la costa puede explicarse a partir de la propia constitución léxico-conceptual de los VMMs-E y, por tanto, no necesitamos establecer ninguna regla o restricción adicional para excluir dichas combinaciones de la gramática del español. Volviendo nuestra atención a las combinaciones gramaticales del tipo de caminar a lo largo del río o nadar hacia el barco, queda pendiente la cuestión de si los complementos (atélicos) que aparecen en ellas gozan de estatus argumental o no. Si la respuesta fuera negativa (de hecho, ésta será la opción que vamos a defender), tendríamos que precisar el mecanismo que garantice la integración semántica del adjunto a la ELC del verbo principal. El que el complemento de trayectoria tenga una correspondencia conceptual constante en la ELC de los VMMs-E sugiere que se trata de un argumento seleccionado por este tipo de verbos. Pero también es cierto que la presencia del complemento de trayectoria con respecto a los VMMs-E es totalmente opcional, lo que hace dudar de su estatus argumental. Una posible solución sería suponer que los VMMs-E seleccionan un argumento opcional de trayectoria y que el constituyente de Trayectoria, dentro de la ELC de los VMMs-E, está marcado como tal. 131
Según esta hipótesis, los verbos en cuestión tendrían una EA reflejada en (16), donde señalamos la opcionalidad del argumento de trayectoria por medio del signo .
[
(16)10
]
MOVERSE ([Objetoα ]A) [ManeraCON ([EventoIR ([Objetoα],[Trayectoria ])])] Evento
Sin embargo, la EA así definida resulta problemática por la existencia de algunos VMMs-E que aceptan un complemento directo conocido como «objeto-interno» (cf. caminar el camino, andar los campos, etc.). Este último tipo de complemento no corresponde a la Trayectoria, sino al Objeto-lugar de referencia. Como proponíamos en el capítulo anterior, el argumento directo que señala el Objeto-lugar de referencia supone la presencia de una función lexicalizada en la ELC del verbo que lo selecciona. Aplicando este análisis a los VMMs-E con capacidad de admitir el «objeto interno», su ELC será como la que exponemos en (17): (17)
[
]
MOVERSE ([Objeto α]A) [ManeraCON ([EventoIR ([Objetoα],[Trayectoria FT ([Objeto-Lugar])])])] Evento
(FT = función de trayectoria lexicalizada)
Evidentemente, esta ELC y la de (16) son incompatibles en tanto en cuanto ambas definen dos EEAA distintas, a no ser que aceptáramos que los VMMs-E dispongan de dos EEAA alternativas (lo cual parece improbable a la vista de la gramaticalidad de combinaciones como caminar el camino rumbo al Norte, en que aparecen tanto el complemento directo como el de trayectoria orientativa). La solución que proponemos consiste en considerar que, en combinaciones como nadar hacia el barco, el complemento de trayectoria no es argumento, sino adjunto con un estatus especial, en el sentido 10
En esta representación léxico-conceptual, omitiremos la variable ‘X’ del componente de Manera, al tratarse de un componente irrelevante para la consideración de la EA de estos verbos.
132
de que exterioriza el constituyente de Trayectoria no argumental de los VMMs-E. Esta propiedad, la de ser sancionado por el verbo sin formar parte de su EA, se observa también en los complementos encabezados por por de los VVDD transitivos (cf. cruzar (el río) por el puente) o del tipo de penetrar (penetrar (en el edificio) por la ventana; etc.) 11. Recuérdese que en el capítulo anterior sosteníamos que este tipo de adjunto se integra en la ELC del verbo principal gracias a una regla de interpretación específica, la cual permite la fusión de la Trayectoria expresada por un adjunto con la ELC del verbo cuando ésta contiene un constituyente de Trayectoria no argumental. La presencia del subevento de IR dentro de la ELC de los VMMs-E permite que la regla de interpretación mencionada arriba se aplique también a la combinación del tipo de nadar hacia el barco, donde los VMMs-E aparecen seguidos de un adjunto de trayectoria. Esta forma de pensar resulta perfectamente compatible con nuestra hipótesis de que la presencia del subevento de IR dentro de la ELC de los VMMs-E y su ausencia en la de los VMMs-I es el factor decisivo para que sólo los primeros, pero no los segundos, acepten el complemento de trayectoria. A modo de resumen, asumimos que los VMMs-E, al igual que los VMMs-I, seleccionan un único argumento de tema, a excepción de los que tienen la capacidad de explicitar el «objeto interno» referido al Objeto-lugar de referencia como argumento opcional (p.ej. caminar, andar, correr). En cualquier caso, la presencia del subevento de IR dentro de su ELC hace que los VMMs-E, a diferencia de los VMMs-I, acepten el adjunto de trayectoria. 3.2. El efecto aspectual de la Regla de Adjunción-IR Como hemos mencionado arriba, la ELC que hemos propuesto para los VMMs-E refleja la restricción aspectual que éstos imponen a su adjunto de trayectoria. El aspecto atélico del Evento principal,
11 Según Jackendoff, el mismo tipo de análisis se aplica también al complemento que indica el valor de cambio de los verbos de transferencia de posesión (cf. Le vendió el chalet (por veinte millones); Lo compré (por cinco mil pesetas); etc.). Véase Jackendoff (1990: 191 y ss.) para una propuesta sobre el mecanismo de interpretación de este último tipo de adjuntos.
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determinado por la función de MOVERSE, impide que el Evento subordinado, el de IR, sea de carácter télico o contenga un estado resultativo. Un complemento de trayectoria que haga referencia a la ubicación resultativa del tema entrará en conflicto con la restricción aspectual a la que es sometido el Evento subordinado de IR; de ahí la agramaticalidad de combinaciones como *caminar a la estación o *nadar al barco. Desde esta nueva perspectiva, el ámbito de aplicación de la Regla de Adjunción-IR quedará reducido a los casos en que los VMMs-E aparezcan con un adjunto télico (p.ej. swim to the shore «nadar a la costa»), puesto que cualquier combinación de un VMM-E con un adjunto atélico podrá considerarse como realización previsible de su ELC. Teniendo en cuenta esta modificación, la Regla de AdjunciónIR, que hemos expuesto en (5), tendría que reformularse como en (18) —resaltamos en negrilla la parte añadida a la versión original de Jackendoff—. (18) Regla de adjunción-IR (nueva versión): Si el V corresponde a [MOVERSE ([Objeto ])] y el SP corresponde a Trayectoria télica, [SV V ... SP] puede corresponder a
[
IR ([Objetoα],[Trayectoria])
[
]]
MOVERSE[α] CON/POR-MEDIO-DE ( [Manera X] )
Esta regla de interpretación legitimará una construcción en que la telicidad del adjunto y el carácter atélico del verbo resultarían, en principio, incompatibles (cf. *nadar a la costa). La Regla de Adjunción-IR en la propuesta originaria de Jackendoff pretendía dar cuenta de una estructura sintáctica supuestamente imprevisible a partir de la EA del verbo principal. Sin embargo, en esta nueva versión, el principal efecto de la regla es el de resolver un conflicto «aspectual» entre el verbo y su complemento. Esta interpretación aspectual permite explicar, de forma natural, la diferencia observada entre las lenguas respecto a la productividad de la construcción de Adjunción-IR. En inglés y en aquellas lenguas en las que los VMMs-E se combinan libremente con un comple134
mento de trayectoria télico, la interpretación de tal combinación es posible gracias a la existencia de la Regla de Adjunción-IR. En lenguas como el español (y las lenguas romances en general), el complemento de trayectoria télico no puede imponer libremente la interpretación que legitima su presencia (interpretación de los VMMs-E como VVDD), lo que significa que estas lenguas carecen de un procedimiento interpretativo equivalente a la regla de Adjunción-IR. Por último, tanto en las lenguas que aceptan la construcción de Adjunción-IR como en las que dicha construcción carece de productividad, los complementos de trayectoria atélicos pueden aparecer libremente en combinación con los VMMs-E, ya que no ocasionan ningún conflicto aspectual dentro de la ELC asociada con este tipo de verbos. Este nuevo punto de vista sobre la gramática de los VMMs-E, sin embargo, pudiera parecer problemático ante la existencia de un pequeño grupo de VMMs-E como correr y volar en español y correre, volare, saltare en italiano, que pueden entrar en combinación con un complemento de trayectoria télico (cf. correr a la farmacia; volar a Barcelona; (it.) correre a casa «correr a casa»; etc.). Lamiroy (1991) considera que, en este tipo de construcción, los verbos pasan de la clase de VMMs a la de VVDD como resultado de una «fusión» (en el sentido de Gross 1981) entre ir y corriendo o volando; es decir, la autora opina que aquí ocurre algo parecido a lo que acontece en la construcción de Adjunción-IR en inglés 12. El que estos verbos, en combinación con un complemento télico, signifiquen IR (y no MOVERSE) puede ser la causa de constrastes como el que exponemos en (19). 12 En italiano, el paso de una clase a la otra parece tener una repercusión sintáctica. En esta lengua, algunos VMM-E como correre, saltare o volare cambian de auxiliar en el tiempo perfecto (avere y essere, siendo el primero el habitual para los verbos de manera de moverse y el segundo, para los verbos de desplazamiento), según si aparecen empleados con el significado de IR o con el de MOVERSE. Este mismo tipo de fenómeno ha sido observado en holandés (véanse Hoekstra y Mulder 1990, Zaenen 1993). Esta alternancia ha sido considerada por varios autores como reflejo de que los verbos mencionados, originariamente inergativos, se convierten en inacusativos en su empleo direccional (además de los trabajos citados arriba, véanse: Rosen 1984, Van Valin 1990, Zaenen 1993, Levin y Rappaport 1995, entre otros). En el último apartado de este capítulo, expondremos una breve reflexión sobre una posible correlación entre la construcción de Adjunción-IR y la alternancia del auxiliar aquí mencionada.
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(19) a. *Todos los días, en vez de coger el metro, corro a mi oficina para adelgazar. b. Corrió al hospital al recibir la noticia.
En el ejemplo de (19a), el interés se centra en la realización de un determinado movimiento físico (contrapuesto con la inmovilidad que implica el uso de un medio de transporte como es el metro), y la combinación resulta agramatical. En (19b), en cambio, el verbo indica la rapidez con que se realiza el desplazamiento. Nótese que no resulta contradictorio decir, por ejemplo, Corrió al hospital en taxi, lo que sugiere que el empleo télico del verbo en cuestión puede llegar a anular la manera de moverse a la que se refiere en su significado originario 13. Esta peculiar posibilidad combinatoria de los verbos correr y volar, sin embargo, no se extiende libremente a otros miembros de los VMMs-E. Dada esta situación, es legítimo cuestionarse si se trata de una aplicación restringida de la Regla de Adjunción-IR o si los verbos citados poseen dos entradas diferentes (una, como verbo de MOVERSE y otra, como verbo de IR) como sugiere Lamiroy (1991: 67). Aunque dejaremos abierta la cuestión, en cualquiera de estas dos perspectivas, la agramaticalidad de oraciones como *Gateó al pasillo o *Nadó al barco podrá explicarse sin tener que renunciar a la validez de la ELC de (13) propuesta para los VMMs-E en general. 4. ALGUNOS FENÓMENOS RELACIONADOS La idea de que los VMMs-E experimentan una conversión aspectual cuando aparecen combinados con un complemento de
13 Lamiroy (1991: 75 y ss.) opina que existe una estrecha relación de este empleo télico de correr y volar con la posibilidad de éstos de aceptar el complemento de infinitivo con a. Nótese que los VMM en general rechazan dicho tipo de complemento (cf. *bailar a abrir la puerta; *caminar a mandar el paquete frente a fue bailando a abrir la puerta; fue caminando a mandar el paquete), hecho que corrobora la idea de que los verbos correr y volar pueden convertirse en VVDD.
(i) Corrió a comprar el periódico. (ii) Voló a defender su honor. (iii) *Bailó a abrir la puerta. (iv) *Caminó a mandar un paquete.
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trayectoria télico parece encontrar otro punto de apoyo en algunos estudios dedicados a la oposición entre los verbos inergativos y los inacusativos. Nos referimos a la opinión defendida por varios autores de que la presencia del complemento de trayectoria télico parece afectar al estatus original de los VMMs-E como verbos inergativos 14. Como comentamos en el capítulo II, los VMMs-E forman parte de los verbos intransitivos clasificados como inergativos (verbos intransitivos cuyo único argumento es un argumento externo). Sin embargo, en algunas lenguas en las que la diferencia entre los verbos inacusativos e inergativos tiene manifestación sintáctica o morfológica, existe un grupo de VMMs-E que se comportan como inacusativos cuando entran en combinación con complementos de trayectoria. Obsérvense los siguientes ejemplos en italiano: (20) a. Ugo ha corso meglio ieri. «Ugo ha corrido mejor ayer.» b. Ugo è corso a casa. «Ugo ha corrido a casa ((lit.) Ugo es corrido a casa)» (ejemplos 86a-b de C. Rosen (1984))
En estos ejemplos, el mismo verbo correre «correr» alterna el auxiliar para formar el tiempo perfecto. La selección del auxiliar essere «ser», en vez de avere «haber», por parte de un verbo intransitivo es uno de los «diagnósticos» de la inacusatividad más ampliamente aceptados (véanse Burzio 1986, Perlmutter 1989, entre otros) 15. En
14 Véanse Hoekstra (1984), Hoekstra y Mulder (1990), Rosen (1984), Van Valin (1990), Levin y Rappaport (1989, 1995). 15 Otro fenómeno igualmente conocido en italiano como «diagnóstico» o prueba de la inacusatividad es la posibilidad de aceptar el clítico «ne».
— V. inacusativo: ej. arrivare «llegar» (i) Arriveranno molti esperti. «Llegarán muchos expertos» (ii) Ne arriveranno molti. «Llegarán muchos de ellos.» — V. inergativo: ej. telefonare «telefonear» (iii) Molti esperti telefoneranno. «Muchos expertos telefonearán.» (iv) *Ne telefoneranno molti. «Telefonearán muchos de ellos.» (los ejemplos en italiano son (4i.a), (2a), (4ii.a) y (2b), en este orden, de Burzio 1986: 20-21)
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(20a), en donde aparece empleado sin complemento de trayectoria, correre se combina con el auxiliar avere, habitual para los verbos intransitivos inergativos (p. ej. Ho dormito molto bene «He dormido muy bien»). Sin embargo, como indica el ejemplo de (20b), el mismo verbo, combinado con un complemento de trayectoria télico, selecciona el auxiliar essere, auxiliar seleccionado por los inacusativos (p. ej. Sono arrivato «He llegado»; Antonio è nato a Roma «Antonio ha nacido en Roma»). Según Rosen, esta alternancia también puede observarse con otros verbos de movimiento como saltare (saltar), volare (volar). (21) a. L’uccello ha volato solo per qualche minuto. (con el aux. avere) «El pájaro ha volado sólo unos minutos.» b. L’uccello è volato via. (con el aux. essere) «El pájaro se fue volando.» c. Ida ha saltato sul letto. (con el aux. avere) «Ida ha saltado encima de la cama.(=Ida ha dado saltitos encima de la cama.)» d. Ida è saltata dalla finestra. (con el aux. essere) «Ida ha saltado de la ventana.» (basados en (22a-b) y (23a-b) de Van Valin 1990: 235)
Asimismo, los ejemplos de (22) muestran que en neerlandés ocurre algo similar al fenómeno observado en italiano. (22) a. dat Jan loopt/heeft gelopen. «(que) Juan corre/ha corrido.» Es importante señalar que las mismas construcciones de VMM-E que seleccionan el auxiliar essere también responden positivamente a esta prueba. (v) *Ne hanno corso due. «Dos de ellos corrieron.» (vi) Ne sono corsi due a casa. «Dos de ellos corrieron a casa.» (Levin y Rappaport 1989, (23a-b)) (vii) Ne sono volati via due. «Dos de ellos volaron (se fueron volando).» (viii) Ne sono saltati molti dalla finestra. «Muchos de ellos saltaron de la ventana.» (basados en (25b-c) de Van Valin 1990)
No obstante, véase Levin y Rappaport (1995: cap. 6), quienes ponen en tela de juicio la capacidad discriminatoria de esta construcción para detectar la inacusatividad.
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b. dat Jan naar Groningen loopt/is gelopen. «(lit.) (que) Juan a Groningen corre/es corrido.» (ejemplos 72a-b de Hoekstra 1988)
Uno de los indicios de la inacusatividad en neerlandés señalados por Hoekstra (1988) es que los verbos inacusativos (a los que el autor llama ergativos) seleccionan el auxiliar zijn para el tiempo perfecto, mientras que los inergativos seleccionan hebben (cf. dat de soldaat is gesneuveld «(que) el soldado ha perecido/muerto» frente a dat de kinderen hebben gelachen «(que) los niños han reído», ejemplos de Hoekstra 1988: 24a-b; la traducción es nuestra). Como se observa en los ejemplos de (22), el verbo lopen «correr» selecciona el auxiliar hebben cuando aparece sin complemento de trayectoria —cf. (22a)—, pero cuando aparece con dicho tipo de complemento, selecciona zijn —cf.(22b)—. Aunque no existe unanimidad entre los autores que han tratado este fenómeno, son varios los que asocian la doble selección del auxiliar al cambio aspectual experimentado por el verbo 16. Zaenen (1993) opina que lo relevante para la selección del auxiliar zijn en neerlandés es la telicidad del evento expresado por el verbo: el auxiliar zijn aparece sólo cuando el verbo expresa un evento télico. En (23)-(24), expondremos algunos de los ejemplos que Zaenen ofrece como prueba de la correlación entre la telicidad y la selección del auxiliar zijn. Mediante ejemplos como éstos (Zaenen 1993: 135), la autora demuestra que los verbos que seleccionan el auxiliar zijn son incompatibles con la expresión temporal durativa urenlang «durante horas». (23) a. Hij heeft urenlang getelefoneerd. (auxiliar: hebben) «(Él) ha telefoneado durante horas.» (Ha estado al teléfono durante horas.) b. Hij heeft urenlang geniesd. (auxiliar: hebben) «(Él) ha estornudado durante horas.» (Ha estado estornudando (iterativo) durante horas.) (ejemplos en neerlandés son (18a-b) de Zaenen 1993)
16 Para Rosen (1984), este tipo de fenómeno ofrece una prueba de que el significado del verbo no es factor determinante para la división de los verbos intransitivos en inergativos e inacusativos. Sin embargo, como señalan Levin y Rappaport (1989, 1995), los verbos que alternan el auxiliar parecen compartir cierta característica semántica, lo que sugiere que tal alternancia está semánticamente fundada.
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(24)17 a. ?Hij is urenlang aangekomen. (auxiliar: zijn) «(Él) ha llegado durante horas.» b. ?Hij is urenlang vertrokken. (auxiliar: zijn) «(Él) ha partido durante horas.» (ejemplos en neerlandés son (20a-b) de Zaenen 1993)
El punto de vista ofrecido por Zaenen explica con naturalidad el fenómeno de la doble selección del auxiliar. En (22), el VMM-E lopen «correr» (originariamente atélico) junto con su complemento de destino expresa un evento télico, y es este carácter aspectual el que motiva la selección de zijn. La correlación entre la telicidad y la selección del auxiliar zijn que sostiene Zaenen se ve corroborada por los ejemplos de (25). Estos ejemplos muestran que la presencia del prefijo weg, que es, según la autora, la marca de la telicidad, afecta directamente a la selección del auxiliar; la presencia del prefijo weg induce la selección del auxiliar zijn. Este resultado es totalmente previsible si la telicidad es el factor determinante para el empleo de este auxiliar 18. (25) a. Hij heeft/*is gezwommen. (sin prefijo) «(Él) ha/es nadado.» b. Hij is/*heeft weggezwommen. (con el prefijo «weg») «(Él) es/ha (WEG) nadado.» (ejemplos neerlandeses son (24a-b) de Zaenen 1993)
Por otra parte, Levin y Rappaport (1989) opinan, siguiendo la línea teórica de Perlmutter (1978), que la inacusatividad viene determinada por factores semánticos y, al mismo tiempo, se manifiesta sintácticamente. Desde esta perspectiva, establecen dos generalizaciones sobre las configuraciones sintácticas en que aparecen diferentes clases semánticas de verbos de movimiento intransiti17 Al reproducir sus ejemplos, hemos respetado el empleo del signo interrogativo «?» adoptado por la autora. Mediante este signo, Zaenen hace notar que la anomalía de estas oraciones es de naturaleza «conceptual» y no puramente sintáctica. 18 Véase Van Valin (1990), quien, basándose en datos del italiano y de otras lenguas, también defiende la idea de que la telicidad aportada por el complemento de destino es el factor determinante para que los VMMs-E alternen el auxiliar (avere y essere) en italiano.
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vos 19. La primera se refiere a la inacusatividad de los VVDD: los verbos cuyo significado incluye, de forma inherente, especificación sobre una determinada dirección aparecen en configuración sintáctica inacusativa. La segunda se basa en la diferencia existente dentro del grupo de los VMMs: si el significado de un VMM supone una causa externa que interviene directamente en la realización del evento (p.ej. temblar en Temblaron hasta los más grandes edificios (a causa del terremoto, etc.)), el verbo aparecerá en una configuración sintáctica inacusativa; en caso contrario, el verbo será inergativo. De acuerdo con ambas generalizaciones, los VMMs-E serían inergativos por carecer tanto de dirección inherente como de causa externa y directa. Ahora bien, con respecto a la generalización sobre los VMMs, Levin y Rappaport precisan que cuando los verbos del tipo de run «correr» aparecen empleados con un complemento de destino, se recategorizarán como inacusativos. La razón de este cambio es que en tal contexto dichos verbos se ven modificados semánticamente, de modo que adquieren un significado direccional. Dentro de su marco teórico, este cambio semántico se atribuye al proceso de subordinación léxica, un proceso similar a la Adjunción-IR propuesta por Jackendoff. Obsérvese (26), en donde la representación de (26a) corresponde a la ELC original del verbo run, y (26b) representa el resultado de la subordinación. (26) a. run (manner of motion): [X MOVE in-a-running-manner] b. run (directional): [X GO TO Y BY [X MOVE in-a-running-manner]] (Levin y Rappaport 1989: 326, (26a-b))
El que los VMMs-E en su empleo télico se comporten como inacusativos se explica, por lo tanto, a partir de la representación de (26b), donde está presente la especificación de una determinada dirección.
19 Posteriormente, las autoras refinan estas generalizaciones y proponen varias reglas de proyección más generales, cuyo dominio de aplicación no se limita a los verbos de movimiento (véase Levin y Rappaport 1995, especialmente, capítulo 4). Aquí nos hemos referido a estas generalizaciones por ser, precisamente, los verbos de movimiento nuestro centro de atención.
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Aunque la naturaleza de la relación entre la telicidad y la inacusatividad sigue siendo todavía objeto de discusión 20, tras esta breve presentación parece innegable que, en cuanto a los VMMs-E se refiere, la telicidad de la Trayectoria ocasiona un cambio semántico significativo en este grupo de verbos. Esta conclusión está en consonancia con nuestras propuestas sobre la ELC de los VMMs-E y el dominio de aplicación de la Regla de Adjunción-IR. Recapitulemos: si es cierto que la inacusatividad de un verbo está semánticamente determinada o motivada, la alternancia observada en los VMMs-E puede servir como argumento a favor de nuestra interpretación aspectual de la construcción de Adjunción-IR, según la cual en dicha construcción el adjunto télico ocasiona un cambio significativo en la estructura del Evento expresado.
20 Véase Levin y Rappaport (1995), donde se recoge una extensa revisión sobre este asunto.
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TERCERA PARTE. ESTUDIO ASPECTUAL DE LOS VERBOS DE MOVIMIENTO: EN TORNO A LA DELIMITACIÓN Y LA TELICIDAD
V. DELIMITACIÓN EN EL EVENTO DE DESPLAZAMIENTO Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. INTRODUCCIÓN En esta tercera parte profundizaremos en la constitución del Evento de desplazamiento, tomando como principales criterios de análisis dos propiedades aspectuales distintas: la delimitación y la telicidad. Para ello, propondremos una definición formal de las dos propiedades en cuestión y trataremos, asimismo, de aclarar cómo dichas propiedades intervienen en la relación dentro del ámbito de las expresiones de desplazamiento. En el presente capítulo, nos proponemos estudiar el mecanismo mediante el cual la Trayectoria participa en la delimitación del Evento de desplazamiento. Una vez aclarado dicho mecanismo, en el capítulo VI centraremos nuestra atención en la representación formal de la telicidad. Una definición «estructural» de dicha propiedad nos ayudará a explicar la diferencia entre el Evento de IR y el de MOVERSE y, al mismo tiempo, permitirá analizar la construcción de Adjunción-IR y otras expresiones télicas, aparentemente dispares, mediante un único esquema de EC. 145
2. FUNCIÓN ASPECTUAL DE LOS ARGUMENTOS: CONSIDERACIONES GENERALES
2.1. Capacidad delimitadora de los argumentos En la literatura sobre Aktionsart o modo de acción verbal se ha reconocido ampliamente que la constitución temporal inherente al significado verbal no es el único factor determinante del carácter aspectual del evento lingüísticamente expresado 1. El propio Vendler, al que generalmente se considera precursor de los estudios sobre el aspecto verbal léxico en la lingüística moderna, incluía varios ejemplos de SSVV para ilustrar su clasificación aspectual cuatripartita de «verbos». Así, por ejemplo, sintagmas como run a mile «correr una milla», draw a circle «trazar un círculo» o write a letter «escribir una carta» engrosaban la lista de «realizaciones»; otros como reach the hill top «llegar a la cima de la colina» o win the race «ganar la carrera», la de «logros». Adviértase que algunas de estas combinaciones modifican el aspecto original de los verbos que aparecen en ellas. Aunque Vendler no lo menciona explícitamente, parece reconocer tal modificación al clasificar, por ejemplo, el verbo run «correr» como actividad y run a mile «correr una milla» como realización. Posteriormente, numerosos autores han intentado elucidar el mecanismo de composición aspectual del SV o de la oración, y han descubierto una serie de factores lingüísticos relevantes en dicho mecanismo 2.
1
Los estudios sobre la interacción entre el aspecto del verbo y otros elementos de la oración aspectualmente relevantes forman una lista muy amplia, de la cual los siguientes trabajos sólo constituyen una parte: Declerk (1979), Dowty (1979), Mourelatos (1981), Dahl (1981), Comrie (1985), Verkuyl (1989), Grimshaw (1990), Pustejovsky (1991), Tenny (1991), Krifka (1992). En esta monografía, centraremos nuestra atención en algunas propuestas concretas relacionadas con el efecto aspectual de los complementos de trayectoria en las expresiones de desplazamiento. Por lo tanto, remitimos a los trabajos citados tanto para las cuestiones generales relacionadas con el modo de acción verbal, como para un panorama histórico de los estudios lingüísticos sobre el tema. 2 Véase Mourelatos (1981: 199) para una lista de los factores fundamentales que intervienen en la determinación aspectual de una predicación verbal, entre los que se encuentran tanto factores léxicos (la naturaleza de los argumentos del verbo y de los adverbios) como gramaticales (el tiempo verbal, etc.). Véanse también Dowty (1979, 1991) y Verkuyl (1993), quienes, en sus estudios sobre la composición aspectual, incluyen una revisión extensa de la literatura sobre el tema.
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Entre los factores que intervienen en la constitución aspectual de la oración, el que más ha llamado la atención de los lingüistas es, sin duda, el de la naturaleza referencial de los SSNN en posiciones argumentales (el sujeto y los objetos). Los ejemplos de (1) y (2), tomados de Verkuyl (1993; la traducción es nuestra), sirven como prueba convincente de que el aspecto de la oración se determina composicionalmente, y de que en tal proceso de composición aspectual pueden intervenir los argumentos del verbo. (1) Den Uyl gave a badge to a congress-goer. (delimitada) «Den Uyl dio una chapa a un congresista.» (ejemplo (62) de Verkuyl 1993: 18) (2) a. Den Uyl gave badges to a congress-goer. (no-delimitada) «Den Uyl dio chapas a un congresista.» b. Nobody gave a badge to a congress-goer. (no-delimitada) «Nadie dio una chapa a un congresista.» c. Den Uyl gave a badge to congress-goers. (no-delimitada) «Den Uyl dio una chapa a congresistas.» (ejemplos (59)-(61) de Verkuyl 1993: 18)
Según el autor, el carácter no-delimitado (o durativo, según su terminología) de las oraciones de (2) puede atribuirse a la referencia no-delimitada del SN argumental en cursiva 3. Nótese que en ninguna de esas oraciones, el argumento en cuestión se refiere a una «cantidad específica» de lo denotado por el nombre. Basándose en este tipo de ejemplos, Verkuyl concluye que una oración puede tener aspecto delimitado (o terminativo) si el verbo principal denota un cambio progresivo y todos los SSNN argumentales tienen un carácter referencial delimitado. Además del citado autor, son ya numerosos los que han destacado la importancia de la oposición entre los SSNN argumentales referidos a una entidad con un límite espacial o temporal y los que carecen de tal característica 4. Todos coinciden en reconocer, asimismo, que la delimitación de los SSNN argumentales puede afectar al aspecto del SV o de la oración entera.
3 Véase Verkuyl (1993: págs. 18 y ss.) para un análisis aspectual detallado de estas oraciones. 4 Dowty (1979), Krifka (1989, 1992), Verkuyl (1978, 1989, 1993), Tenny (1987, 1994), Jackendoff (1996a), entre otros.
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2.2. El papel semántico y la función aspectual: el caso de los argumentos directos Es importante señalar que el estatus argumental de un SN no supone directamente su participación en la constitución aspectual del evento denotado por la oración. Como ha señalado Krifka (1992), la manera en que un determinado argumento participa en la composición aspectual depende, fundamentalmente, de su función semántica. Para ilustrar esta afirmación, nos detendremos brevemente a examinar distintos tipos de argumento directo (el argumento que con más frecuencia ha sido relacionado con el fenómeno de la delimitación aspectual), algunos con capacidad para delimitar el evento expresado por el verbo y otros sin ella. Primero, obsérvense las oraciones de (3) y (4). (3) a. Juan limpió la habitación en diez minutos. b. El cemento fraguó en cinco horas. c. Juan comió diez pastelitos en cinco minutos. d. El músico compuso dos óperas en un año. e. El terremoto destruyó la presa en unos minutos. (4) a. Juan recitó tres poesías de Lorca en media hora. b. El pianista tocó dos piezas de Falla en una hora. c. Leí este libro en dos días.
En (3), hemos expuesto ejemplos basados en verbos con un argumento directo «afectado». Las oraciones de (3a-b) contienen verbos de cambio de estado, y las de (3c-e), de creación, destrucción y consumición. Mediante el término de «argumentos afectados», nos referimos a aquellos que sufren un cambio en el evento expresado por el verbo. Adviértase que esta definición del término «afectación» difiere de la que difundiera Tenny (1987, 1994), para quien un argumento directo es «afectado» si posee la capacidad de delimitar el evento expresado por el verbo 5.
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Véanse M. Anderson 1977, Hale y Keyser 1987, Rappaport y Levin 1988; véase también Demonte 1993, sobre la realización sintáctica del objeto afectado en forma de pronombre clítico en dativo —p. ej. cortarle un trozo de carne (a María)—). En Levin (1993) se encuentra una extensa lista de los verbos que conforman cada una de las clases de verbos de afectación en inglés aquí mencionadas (verbos de cambio de estado, verbos de creación y destrucción, verbos de consumición).
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Entre los ejemplos de (3), queremos llamar la atención sobre (3b). En este ejemplo, basado en un verbo inacusativo, el argumento directo —el único argumento de tema seleccionado por el verbo— aparece ocupando la posición de sujeto; aun así, el SN el cemento desempeña una función semántica similar a la del objeto directo de los demás ejemplos de (3), la de representar al argumento que experimenta el cambio denotado por el verbo. Los ejemplos de (4), a su vez, contienen verbos que expresan una «ejecución» (conocidos como de performance en inglés). Este grupo de verbos designa un proceso que se desarrolla a lo largo de la extensión de lo referido por el argumento directo. Dicho grupo reúne los que expresan el acto de «interpretar» o «representar» piezas musicales o literarias (p.ej. recitar, tocar, cantar, interpretar), aunque no todos sus miembros se ajustan a esta caracterización (p.ej. leer, estudiar) 6. Tanto en los ejemplos de (3) como en los de (4), el carácter referencial delimitado del SN argumento directo permite la lectura delimitada del acontecimiento expresado por la oración. Podemos confirmar este punto mediante la sustitución del SN en cuestión por otro de carácter no-delimitado (cf. Juan limpió habitaciones {*en una hora/durante una hora}; Leí libros {*en una semana/durante una semana}). Sobre las causas del efecto aspectual aquí indicado existe una extensa bibliografía (entre la cual destacamos los trabajos citados de Dowty 1979, 1991 y Tenny 1987, 1994), por lo que nos limitaremos a resumir las más destacadas. En el caso de los verbos de afectación (cf. los ejemplos de (3)), la capacidad delimitadora del argumento directo puede atribuirse a los siguientes hechos: (I) la parte afectada (creada, destruida, consumida, etc.) del objeto referido por el argumento directo —o el grado de afectación sufrido por dicho objeto— va aumentando en proporción al progreso temporal del evento; (II) el evento alcanza su punto final exactamente cuando dicho objeto queda completamente afectado (creado, destruido, consumido, etc.). Las relaciones aquí descritas implican que un evento de afectación se interpretará como delimitado sólo cuando el argumento directo del verbo se refiera a un
6
Algunos de estos verbos permiten un empleo intransitivo (p.ej. María {canta/lee} en su habitación), donde denotan una actividad no-delimitada en vez de una ejecución.
149
objeto delimitado, puesto que, de lo contrario, el argumento directo no aportará ningún límite que marque el final del evento. Para explicar el efecto aspectual del objeto de ejecución, observado mediante los ejemplos de (4), no podemos recurrir al factor de «cambio proporcional al desarrollo temporal del evento». Nótese que el acto de leer o recitar, por ejemplo, no afecta a ninguna propiedad del objeto leído o recitado. Sin embargo, como señalábamos antes, existe una clara interrelación entre la extensión de dicho objeto y la extensión temporal del evento. Para explicar esa interrelación, podemos apoyarnos en la opinión de Tenny (1987, 1994) y Jackendoff (1996a), quienes han indicado que el objeto de ejecución desempeña un papel análogo al de la trayectoria dentro del evento. De hecho, Tenny agrupa los verbos de ejecución y los de movimiento (aunque sólo los transitivos) para denominarlos conjuntamente «verbos de objeto-trayectoria» (PathObject Verbs o Route Verbs). Mediante esta categorización, la autora establece un parentesco conceptual entre el objeto de ejecución y la trayectoria de desplazamiento, parentesco que ha sido también reconocido por Jackendoff 7. Desde este punto de vista, tocar una sonata, por ejemplo, puede considerarse como un proceso que avanza a lo largo de «la sonata», concebida como una entidad lineal con un principio y un final 8. El proceso de ejecución culmina cuando se alcanza el final del Objetotrayectoria («la sonata» en el caso del ejemplo anterior). Si no existe un punto final definido en el Objeto-trayectoria, como en «tocar sonatas» o «leer libros», el Evento tampoco puede llegar a ningún punto final y, por tanto, recibe la interpretación no-delimitada. 7
Citamos al autor (Jackendoff 1996a: 21, la traducción es nuestra): The entities being performed, such as books and tunes, are conceived of as objects through where there is a specified linear path, which the performer realizes over time.
«Las entidades que se someten a una ejecución, tales como libros y melodías, se conciben como objetos a lo largo de los cuales existe una trayectoria lineal específica, trayectoria trazada por el ejecutor a través del tiempo.» 8 Sin embargo, la analogía entre los procesos de ejecución y los de desplazamiento espacial tiene que entenderse con cierta precaución; nótese que, aunque los verbos de ejecución admiten complementos que marcan los límites (p.ej. leer el libro {desde/hasta} la página cien), no aceptan expresiones direccionales referidas al destino, al origen o a la orientación (p.ej. *leer el libro {de/a/hacia} la página cien).
150
La caracterización del objeto de ejecución como Objeto-trayectoria tiene una ventaja añadida. Nótese que las expresiones del tipo de leer un libro suelen aceptar con bastante regularidad, además de la interpretación delimitada de ejecución, otra no-delimitada, donde designan una actividad (cf. Leí un libro durante una hora; Estudié el temario durante una semana; etc.). Podemos dar cuenta de esta ambigüedad si suponemos que, en la interpretación no-delimitada de dichas combinaciones, el SN argumento directo no corresponde a un Objeto-trayectoria, sino a un Objeto desprovisto del carácter lineal y progresivo que distingue al primero. En este útlimo caso, el Objeto especifica el tipo de actividad expresado por el verbo, pero no se relaciona con la extensión temporal del evento. En los contextos donde se señala explícitamente la existencia de un límite final, el SN argumento directo siempre recibirá la interpretación de Objetotrayectoria y el evento denotado por el conjunto resultará inequívocamente delimitado. (5) a. Leyó el libro entero {en/*durante} veinte minutos. b. Estudié el temario hasta la mitad {en/*durante} un día.
En definitiva, las observaciones anteriores permiten asumir que lo crucial para la participación aspectual de un argumento es que exista un estrecho vínculo entre la extensión del objeto referido por él y la extensión temporal del evento expresado por el verbo que lo selecciona. Esta afirmación, al mismo tiempo, supone que cuando no existe tal conexión, el carácter referencial del argumento resultará irrelevante para la delimitación del evento. A continuación, vamos a especificar algunas clases de verbos cuyo aspecto no se ve afectado por el argumento. El primer ejemplo de verbos con dicha característica lo constituyen los verbos de estado. Obsérvense los ejemplos de (6): (6) a. John saw a zebra {for an hour/*in an hour}. «Juan vio una cebra {durante una hora/*en una hora}.» b. John saw zebras {for an hour/*in an hour}. «Juan vio cebras {durante una hora/*en una hora}.» (ejemplos (3a) y (3b) de Krifka 1992: 31; la traducción es nuestra) c. Juan oyó un ruido extraño {durante unos minutos/*en unos minutos}. d. Juan oyó ruidos extraños {durante unos minutos/*en unos minutos}.
151
Tanto el verbo inglés see «ver» como el español oír, verbos ambos de percepción, expresan estados, es decir, situaciones carentes de desarrollo temporal interno 9. También son verbos de estado los que expresan posesión —p.ej. poseer, tener—, posesión de conocimiento o información —p.ej. saber, conocer—, disposición psíquica —p.ej. amar, odiar, tener miedo—, extensión espacial —p.ej. cubrir, extenderse— o existencia —p.ej. existir, hallarse— 10. Por su propia naturaleza, los estados carecen de estructura temporal interna; podemos hablar de su duración, pero no de su progreso o culminación. Resulta evidente que, en este caso, la extensión del objeto referido por el argumento directo no puede establecer ninguna relación con la extensión temporal del estado. Es ésta la razón por la que el argumento directo de los verbos de estado carece de la capacidad de delimitar la situación expresada por éstos. El segundo ejemplo que vamos a ofrecer lo tomamos de Jackendoff (1996a), quien ha apuntado que el carácter no-delimitado de verbos como chew «masticar», knead «amasar», jiggle «mover, sacudir» y spin «hacer girar» tampoco se ve afectado por la delimitación de su argumento directo. Podemos comprobar la observación del autor mediante los ejemplos de (7). (7) a. b. c. d.
Juan masticó un chicle {durante/*en} una hora. Juan masticó chicles de nicotina {durante/*en} unos días. El terremoto sacudió su casa {durante/*en} unos minutos. El terremoto sacudió grandes edificios {durante/*en} unos minutos.
9
Sin embargo, no tenemos que olvidar que el verbo ver también posee empleos delimitados como los que se ilustran en los ejemplos de abajo: (i) ¿Cómo es que viste esa película hasta el final? (ii) ¿A qué hora puedo ir para que me vea el doctor? (iii) En la reunión de mañana, veremos esos problemas.
Por otra parte, Krifka advierte que cuando el «argumento observado» se refiere a más de un objeto, como, por ejemplo, en see seven zebras «ver siete cebras», cabe una interpretación «consecutiva» o distribucional (como un evento complejo compuesto de siete sub-eventos consecutivos, en cada uno de los cuales se observa o se descubre una cebra). En este caso, el argumento observado participará en la delimitación del evento complejo. Véase Krifka (1992: 44-45) para más detalle. 10 Aunque algunos verbos de estado como saber, conocer o cubrir, empleados en tiempo perfecto, reciben una interpretación incoativa (cf. La conocí el año pasado; La nieve cubrió las calles), aquí centraremos nuestra atención exclusivamente en su empleo estativo.
152
Jackendoff hace notar que, a pesar de que lo referido por el argumento directo de estos verbos se ve afectado por el evento, este tipo de argumento carece del efecto aspectual. Aunque el autor no explica el porqué de esta aparente contradicción, creemos que el carácter no-delimitado de los ejemplos de (7) se debe a que los verbos utilizados en ellos denotan una actividad continua y homogénea de afectación, y el posible resultado de tal actividad no forma parte inherente de su significado léxico. Así pues, estamos de nuevo ante una situación donde no se establece relación entre la extensión de lo referido por el argumento y la extensión temporal del evento denotado por el verbo. Estas someras observaciones, a nuestro juicio, resultan suficientes para demostrar que el papel semántico desempeñado por un argumento (en este caso, un argumento directo) es el factor determinante para que dicho argumento pueda participar en la delimitación eventiva dentro del SV o de la oración. 2.3. La delimitación eventiva: ¿una propiedad exclusiva del argumento directo? Como es sabido, autores como Dowty (1979, 1991) y Tenny (1987, 1994) han defendido que la función aspectual de delimitación está estrechamente ligada a la posición sintáctica de argumento directo. Por ejemplo, Tenny postula que el argumento directo es el único que puede «medir» (measure out, en la terminología de la autora) y delimitar el evento expresado por el verbo. Sin llegar a tales extremos, varios autores han reconocido que un argumento con la capacidad de delimitar el evento expresado por el verbo se proyecta, con una regularidad considerable, en la posición sintáctica del argumento directo. Sin embargo, una teoría como la de Tenny, que otorga exclusivamente al argumento directo la función aspectual de la delimitación, encuentra serias dificultades a la hora de explicar la capacidad delimitadora de los argumentos de trayectoria, siendo la realización canónica de éstos un SP. Aunque en su trabajo de 1994 la citada autora ha modificado ligeramente su teoría para explicar la capacidad delimitadora del argumento de destino, éste sigue recibiendo un tratamiento un tanto «marginal». En el citado trabajo, Tenny defiende que una oración como Susan walked to Canada «(lit.) Susan caminó a Canadá» 153
contiene un argumento directo implícito, el cual sería el responsable de medir el evento. Sin embargo, esta modificación resulta insuficiente para tratar el fenómeno de la delimitación en torno a los verbos de movimiento; nótese que el procedimiento sugerido por la autora —el de postular un argumento implícito— difícilmente podrá funcionar cuando se trate de verbos que no toman nunca un argumento directo (p. ej. llegar (*el camino) a Madrid; regresar (*la carretera) a Barcelona). El que el argumento de trayectoria pueda ejercer el mismo efecto aspectual que el argumento directo de los verbos de afectación o de ejecución ha sido señalado por autores como Verkuyl (1993), Verkuyl y Zwarts (1992) y Jackendoff (1996a). Obsérvense los ejemplos de (8): (8) a. La empresa construyó un puente en dos años. a’. La empresa construyó puentes durante dos años. b. Juan leyó el libro en una semana. b’. Juan leyó libros durante una semana. c. La tropa avanzó hasta la frontera en cinco horas. c’. La tropa avanzó hacia la frontera durante cinco horas.
En las oraciones de (8a-a’) y (8b-b’), el carácter delimitado o nodelimitado del argumento directo afecta a la constitución aspectual del evento; en las oraciones de (8c-c’), a su vez, es el argumento preposicional (de trayectoria) el determinante en la delimitación del evento expresado por el verbo. Lo que estamos sugiriendo mediante estos ejemplos es que la oposición que se establece entre, por ejemplo, hacia la frontera y hasta/a la frontera es de la misma naturaleza que la que existe entre una manzana y manzanas. En la siguiente sección, intentaremos demostrar que ambos tipos de oposición se pueden representar con los mismos primitivos de la EC. Así pues, creemos que la asociación establecida por Tenny entre la posición de argumento directo y la capacidad de delimitar el evento precisa ser matizada; un argumento con tal capacidad no tiene necesariamente que realizarse como argumento directo como sostiene la autora, aunque es cierto que dicha asociación se mantiene con determinados grupos de verbos como los verbos de cambio de estado o los de creación, destrucción y consumición. 154
3. INFORMACIÓN ASPECTUAL EN LA ESTRUCTURA CONCEPTUAL Si aceptamos que la participación aspectual de un argumento depende de su función semántica, parece lógico suponer que dicha participación se halla reflejada en el nivel de la EC. De hecho, Jackendoff, en sus trabajos de 1991 y 1996a, desarrolla un sistema de descripción aspectual como parte integrante de la representación de la EC. Dicho sistema permite captar formalmente la conexión aspectual entre el Evento y un determinado argumento conceptual. A continuación, presentaremos brevemente ese nuevo sistema descriptivo, que nos servirá para aplicarlo a nuestro análisis aspectual de los Eventos de desplazamiento. 3.1. Rasgos dimensional-aspectuales En los trabajos citados, Jackendoff introduce en su representación conceptual una serie de funciones y rasgos dimensionales o aspectuales que permiten una descripción formal de los fenómenos relacionados con la delimitación. Para nuestro análisis emplearemos tres de esos rasgos, concretamente los de delimitación, direccionalidad y dimensionalidad. El rasgo de delimitación, [±DEL], distingue las entidades con un límite espacial o temporal (o concebidas como tales) de las que carecen de tal límite, oposición ya familiar para nosotros. El rasgo de direccionalidad, [±DIR], distingue entre las entidades con una orientación inherente y las que no están orientadas; la diferencia entre una «flecha» o un «vector» y una «línea», por ejemplo, puede ser representada mediante los valores opuestos de este rasgo. El rasgo de dimensionalidad, [n-d] (donde 0≤n≤3), aporta información sobre la constitución dimensional de la entidad en cuestión: [0d], para una entidad puntual; [1d], para una entidad lineal; y así sucesivamente. Por ejemplo, la EC de entidades tales como un punto espacial o temporal, o un evento momentáneo llevaría el rasgo [0d], mientras que la de una línea o un evento durativo estaría marcada por [1d]. Estos rasgos permiten una descomposición dimensional-aspectual de las entidades pertenecientes a diversas categorías conceptuales, al mismo tiempo que sirven para explicar la interacción aspectual entre los constituyentes de una EC compleja. El siguiente cua155
dro, basado en Verkuyl y Zwarts (1992: 493, figura 5), ilustra cómo las entidades de diferentes categorías pueden ser analizadas por medio de los rasgos que acabamos de presentar. (9) Categorías OBJETO sustancia individuo agregación agregación grupo ESPACIO ubicación
trayectoria SITUACIÓN estado evento
Rasgos
Ejemplos de entidades
[-i, -DEL] [-i, +DEL] [+i, -DEL] [+i, +DEL] [+i, +DEL]
agua mesa galletas tres galletas comité
[-DIR, 0d] [-DIR, 1d] [-DIR, 2d] [-DIR, 3d] [+DIR, 1d, -DEL] [+DIR, 1d, +DEL]
a cinco kilómetros a lo largo del río en el círculo en el vaso hacia el norte {a/hasta} Madrid
[-DIR, -DEL] [+DIR, 0d, +DEL] [+DIR, 1d, -DEL] [+DIR, 1d, +DEL]
estar contento llegar a la cima comer manzanas comer una manzana
El rasgo [±i] que aparece en la caracterización de las subcategorías de Objeto señala la existencia o ausencia de una «estructura interna»: una entidad poseerá una estructura interna sólo cuando se constituya por agregación de miembros individuales. Aunque en adelante no haremos uso de este rasgo, queremos señalar que se hace necesario al distinguir entre la referencia de nombres continuos sin determinante (p. ej. agua: [-i]) y la de nombres discontinuos en plural sin determinante (p. ej. galletas: [+i]). Pasamos, pues, a explicar cómo se integran estos rasgos dimensional-aspectuales en una representación léxico-conceptual como la que propone Jackendoff. 156
3.2. Descomposición dimensional de la Estructura Conceptual Para presentar la descomposición dimensional propuesta por Jackendoff, vamos primero a comparar el carácter espacial de tres objetos lineales de estructura relativamente sencilla: un «tubo», una «cinta» y una «línea». Como se podrá comprobar enseguida, la selección de estos objetos no es arbitraria y ayudará a comprender mejor la representación dimensional-aspectual del Evento que expondremos seguidamente. — Descomposición dimensional de Objetos: Objetos lineales Cada uno de los objetos arriba mencionados poseen, respectivamente, tres, dos y una dimensión. Sin embargo, también es cierto que todos ellos pueden considerarse básicamente lineales. Es ésta, precisamente, la característica que distingue, por ejemplo, un tubo de un cubo o una cinta de una hoja cuadrada. Se trata de objetos concebidos como una linea, que constituye su «dimensión primaria», con distintos tipos de sección transversal, su «dimensión secundaria». Puesto que cualquier corte transversal de un tubo presenta invariablemente forma de anillo, podemos definir dicho objeto como una proyección lineal —[1d]— de una forma anular —[2d]—. Del mismo modo, una cinta cabe considerarse como proyección lineal —[1d]— de una sección transversal lineal —[1d]—; la sección transversal de una línea, a su vez, puede ser identificada como un punto —[0d]—. Según establece Jackendoff, este tipo de información dimensional queda recogida en la EC del siguiente modo: (10) a. tubo:
[
[1d] || 2d Forma anular
]
[ ]
b. cinta: [1d] || 1d
[ ]
c. línea: [1d] || 0d
En estas representaciones, la dimensión primaria de la entidad aparece indicada entre corchetes en la primera línea, y la dimensión de su sección transversal, en la segunda. Asimismo, la proyección de la sección transversal en una línea es esquemáticamente representada por medio de la doble línea vertical que une las dos dimensiones. 157
Nótese que estas representaciones reflejan el carácter lineal común a las entidades tratadas gracias a la especificación [1d] de la dimensión primaria; al mismo tiempo, la especificación de la dimensión secundaria, que varía de [0d] a [2d], sirve para determinar la diferencia existente entre ellas. — Descomposición dimensional-aspectual de los Eventos Pasemos ahora a aclarar cómo se aplica esta descomposición dimensional-aspectual a los Eventos. En primer lugar, vamos a asumir, junto con Jackendoff, que el Evento es una entidad lineal progresiva. Es decir, se trata de un vector que avanza a lo largo del eje temporal. El vector del Evento puede analizarse como una sucesión continua de Estados puntuales (en adelante, emplearemos el término de «0-dimensional» para referirnos a este carácter dimensional): a cada punto temporal dentro del intervalo asociado al Evento, le corresponde un Estado 0-dimensional. Por otro lado, Jackendoff establece que las dos categorías conceptuales de Estado y Evento pertenecen a una misma archi-categoría llamada «Situación»; el Estado supone una Situación carente de dirección ([Situación -DIR]), mientras que el Evento constituye una Situación unidimensional provista de dirección ([Situación 1d, DIR]). La ventaja de introducir esta archi-categoría es que permite descomponer conceptos hasta ahora tratados como primitivos, al tiempo que ayuda a comprender mejor la relación entre el Estado y el Evento. En (11), expondremos la EC que Jackendoff ofrece para un Evento «canónico» (Jackendoff 1996a: 18); en ella, la Situación aparece descompuesta entre el eje progresivo del Evento y el Estado 0dimensional que constituye su sección transversal. (11)
[
[1d]α || 0d Situación F (X, Y);
[
[1d]α || 0d Tiempo T
]
]
F = función de estado abstracta de dos argumentos. X y Y = variables que representan los argumentos de la función F. T = intervalo del tiempo asociado a la Situación. (representación basada en (33b) de Jackendoff 1996a: 18)
158
Aunque el autor no precisa qué es lo que entiende por un Evento «canónico», a partir de la propia EC aquí reproducida podemos considerar que se trata de un Evento unidimensional (es decir, un Evento con su propia duración) basado en una función con dos argumentos. La representación de (11) se fundamenta en la concepción del Evento como proyección lineal (unidimensional) de Situaciones puntuales (0-dimensionales). Esta manera de pensar, en realidad, no es nueva; de hecho, autores como Tenny (1987), Verkuyl (1993) o Verkuyl y Zwarts (1992) han propuesto definir el Evento como una sucesión continua de Estados 11. Otro aspecto importante de la representación de (11) es que en ella se establece una relación de uniformidad entre los ejes de Evento y Tiempo (ambos aparecen consignados mediante el rasgo [1d] en la parte superior de la representación). Dado que el desarrollo del Evento supone necesariamente el del Tiempo, Jackendoff asume que la relación entre dichos componentes constituye una especie de «isomorfismo». Esta relación implica que, en la EC, los dos componentes están conectados entre sí, de forma que siempre han de contar con una misma estructura dimensional (relación que Jackendoff denomina «structure-preserving binding relation»). En la representación de (11), esta conexión queda asegurada mediante el empleo del superíndice «α». Desde el punto de vista de la delimitación, la relación de uniformidad existente entre el Evento y el Tiempo significa que la delimitación del uno se traduce necesariamente en la del otro, y que la nodelimitación del uno impone el mismo carácter al otro. Por lo tanto, los ejes de Evento y Tiempo siempre permanecerán marcados por el mismo valor del rasgo [±DEL] 12. Pues bien, una vez hechas las aclaraciones necesarias sobre la estructura dimensional interna del Evento, en adelante, siempre y cuando ello no perjudique la claridad expositiva, procuraremos utili11 Por ejemplo, Tenny (1987: 77) sugirió que el Evento puede concebirse como una serie de fotografías donde los participantes del mismo van siendo retratados en distintos puntos del desarrollo temporal. 12 Para reflejar esta relación entre el Evento y el Tiempo asociado a él, Krifka (1992), en su descripción lógico-semántica de los eventos, establece una función específica («temporal trace function»), que proyecta la extensión del Evento a la extensión temporal.
159
zar una representación simplificada como la que exponemos en (12); de esta manera, evitaremos aumentar la complejidad de nuestras representaciones conceptuales. Como se podrá apreciar, la simplificación consiste en omitir la información sobre la Situación 0-dimensional, correspondiente a la sección transversal del vector de Evento. (12)
[
[ ]] α
1d Evento F (X, Y);
α
1d Tiempo T
F: función de evento abstracta de dos funciones. X y Y: variables que representan los argumentos de la función F. T: intervalo del tiempo asociado al Evento.
En esta representación simplificada, seguiremos empleando el superíndice «α» (ahora colocado en la parte superior derecha de los corchetes) para indicar la relación de uniformidad o isomorfismo establecida entre sus constituyentes. Asimismo, haremos uso del rasgo [±DEL] para representar el carácter delimitado o no-delimitado de los constituyentes con participación en la dimensión progresiva del Evento. Por ejemplo, las versiones delimitada y no-delimitada del Evento de (12) se representarán como en (13a) y (13b), respectivamente. (13) a.
[
+DEL Evento F (X, Y);
[
]] α
+DEL Tiempo T
α
p.ej. Juan descubrió la fórmula. b.
[
-DEL Evento F (X, Y);
[
]] α
-DEL Tiempo T
α
p. ej. Juan contempló el paisaje.
4. COMPOSICIÓN ASPECTUAL EN TORNO A LOS VERBOS DE DESPLAZAMIENTO
A partir de aquí, centraremos nuestra atención en la delimitación aspectual relativa a los verbos de movimiento. Concretamente, intentaremos aclarar el mecanismo gracias al cual la Trayectoria par160
ticipa en la delimitación del Evento de desplazamiento expresado por dicha clase de verbos. Como hemos mencionado al principio de este capítulo, el efecto delimitador del complemento de trayectoria afecta tanto a los VVDD como a los VMMs-E, a pesar de que ambas clases de verbos se diferencian entre sí en cuanto al criterio de la telicidad. El sistema jackendoffiano de análisis dimensional-aspectual de la EC servirá para explicar la capacidad delimitadora de la Trayectoria en los Eventos de IR y MOVERSE. En este subcapítulo vamos a tratar la delimitación de los Eventos expresados por los VVDD; el mecanismo de delimitación de los Eventos denotados por los VMMs-E se estudiará en el siguiente. 4.1. Constitución aspectual del Evento de IR De acuerdo con lo expuesto anteriormente, el Evento de desplazamiento [IR (X, Y)] —donde X representa el Objeto-tema e Y, la Trayectoria— puede ser analizado como un continuum progresivo cuya sección transversal constituye un Estado [ESTAR (X, Y’)] —donde Y’ representa un punto espacial dentro la Trayectoria Y—. En (14), vamos a reproducir la representación dimensional de la EC del Evento de desplazamiento. (14)
[
[1d]α [1d]α [1d]α || || || || || 0d Situación ESTAR ([Objeto X],[Espacio 0d]); [Tiempo 0d]
]
La parte superior de esta representación dice que el Evento de desplazamiento consiste en una Situación progresiva ligada a un intervalo de Tiempo, durante el cual el Objeto X recorre un Espacio lineal (que es la Trayectoria del desplazamiento); la parte inferior, a su vez, señala que a cada punto temporal dentro del intervalo del Evento le corresponde una Situación puntual, y que, en esta última, el Objeto X se halla en un punto dentro del Espacio de trayectoria 13. 13
La concepción del Evento de desplazamiento como una sucesión continua de Estados de localización espacial también puede apreciarse en la descripción formal del evento de desplazamiento que ofrece Verkuyl (1993).
161
En una EC como la de (14), los ejes de Evento, Trayectoria y Tiempo mantienen una estrecha relación: El Evento avanza a medida que lo hacen los ejes de Tiempo y de Trayectoria; cualquier intervalo perteneciente a un eje encuentra correspondencia en los demás. Así pues, en los Eventos de desplazamiento, la Trayectoria, el Evento y el Tiempo mantienen una relación de uniformidad estructural 14. En otras palabras, los tres ejes están conectados entre sí de forma que todos ellos han de tener una misma estructura dimensional, un mismo carácter aspectual. La relación de uniformidad o isomorfismo entre los tres ejes arriba mencionados hace que la delimitación de uno implique necesariamente la delimitación de los demás, y que la no-delimitación de uno imponga el mismo carácter a los otros. Si asumimos que los constituyentes de Evento, Trayectoria y Tiempo se encuentran marcados por el rasgo [±DEL], para un Evento de desplazamiento sólo existirán dos posibles combinaciones de los rasgos de delimitación aportados por los tres constituyentes: {[Evento+DEL], [Trayectoria+DEL], [Tiempo+DEL]} o bien {[Evento-DEL], [Trayectoria-DEL], [Tiempo-DEL]}. Incorporando esta información en la EC de un Evento de IR, las dos posibilidades anteriores se pueden representar mediante (15a) y (15b). (15) a. EC de los Eventos de desplazamiento delimitados:
[
+DEL α α Evento IR ([ObjetoX],[Trayectoria +DEL] ); [Tiempo +DEL]
]
α
b. EC de los Eventos de desplazamiento no-delimitados:
[
-DEL α α Evento IR ([ObjetoX],[Trayectoria -DEL] ); [Tiempo -DEL]
]
α
14 Sin embargo, como advierte el mismo autor, la relación entre el Evento y la Trayectoria es algo más irregular que la que mantienen el Evento y el Tiempo. Esto es así porque es posible que el desplazamiento del Objeto-tema no se efectúe de manera constante a lo largo de la Trayectoria (el tema puede detenerse en algún momento o, incluso, retroceder, y volver luego a retomar el curso de la Trayectoria, etc.). Véase el apéndice del trabajo de Jackendoff (1996a) para una consideración detallada sobre el tema. Véase también Verkuyl (1993), para una interpretación lógico-semántica de la relación aquí considerada.
162
La representación de (15a) corresponde a un Evento de desplazamiento delimitado (p.ej. Juan fue a Madrid), y la de (15b), a uno no-delimitado (p.ej. Juan fue hacia el Norte). De acuerdo con Jackendoff, en estas EECC es el rasgo aspectual de la Trayectoria el que determina el del Evento, puesto que en una expresión «estándar» de desplazamiento, el Tiempo carece de realización sintáctica mientras que la Trayectoria sí se realiza explícitamente (Jackendoff 1996a: 15). Este último punto requiere una aclaración, puesto que existen ejemplos como El ejército avanzó hacia el Norte durante dos días o El ejército avanzó hacia el Norte hasta el anochecer, donde el complemento temporal parece imponer una lectura delimitada al Evento de la oración entera a pesar del carácter no-delimitado del argumento locativo. No obstante, como señala Verkuyl (1993: 12), este tipo de delimitación pertenece a un nivel diferente de composición aspectual del que atañe al verbo y sus argumentos. El citado autor denomina aspecto interno (inner aspect) al aspecto del conjunto y aspecto externo (outer aspect) al de niveles superiores, donde ya entran en juego factores como modificadores temporales ajenos a dicho conjunto (véase Verkuyl 1993: 14). Lo que queremos resaltar aquí es que la delimitación del eje temporal no afecta al aspecto del Evento constituido por el verbo y sus argumentos. Volviendo a los ejemplos citados, el carácter no-delimitado de El ejército avanzó hacia el Norte se mantiene aun cuando su duración esté explícitamente delimitada. Nótese que cualquier Evento de actividad puede ser delimitado temporalmente (cf. dormir/cantar/estudiar/reflexionar {durante tres horas/hasta el amanecer}), pero no por ello podemos afirmar que en tales contextos las actividades se convierten en realizaciones. En definitiva, la afirmación de que la Trayectoria determina el aspecto del Evento de desplazamiento tiene que circunscribirse al nivel de análisis donde sólo entran en consideración el verbo y sus argumentos o, hablando en términos de EC, la función eventiva de IR y sus argumentos conceptuales. 4.2. Análisis aspectual de los Verbos de Desplazamiento El mecanismo de la participación aspectual de la Trayectoria en el Evento presentado arriba nos ha permitido explicar el origen de la diferencia entre pares como ir hacia Madrid e ir {a/hasta} Madrid. 163
Sin embargo, el fenómeno de la delimitación aspectual en las expresiones de desplazamiento es mucho más complejo de lo que podría parecer a primera vista. La complejidad a la que aludimos puede ilustrarse mediante ejemplos como los de (16). (16) a. {Llegó/partió/salió} (en cinco minutos/*durante cinco minutos). b. Partió hacia Madrid (en una hora/*durante una hora). b’. Partió al campo de batalla (en una semana/*durante una semana). c. Salió hacia la frontera (en unas horas/*durante unas horas). c’. Salió al campo (en unas horas/*durante unas horas). d. Subió (por las escaleras) (en unos minutos/durante unos minutos). (Descártese la lectura en que el sintagma encabezado por durante indica la duración del estado resultativo.)
En los ejemplos reunidos en (16a) no aparece ningún complemento de trayectoria; sin embargo, los Eventos expresados en ellos se muestran inequívocamente delimitados. Los dos pares de (16b-b’) y (16c-c’) sólo permiten la lectura delimitada 15, lo cual significa que en estos ejemplos la elección de una u otra de las preposiciones a y hacia no afecta a la delimitación del Evento. Por último, el ejemplo de (16d) acepta tanto la lectura delimitada 16 como la no-delimitada; la ambigüedad de la oración permanece aun cuando el verbo se combine con un complemento de trayectoria que exprese un lugar de tránsito o vía sin ningún límite final (ni inicial). Los ejemplos de (16) nos obligan a reconocer que la Trayectoria expresada por un complemento no siempre ejerce las mismas influencias sobre el aspecto del Evento expresado por los VVDD. Si, tal y como hemos sostenido, el rasgo [±DEL] del Evento de despla15 En estos ejemplos, al tratarse de eventos puntuales —del tipo de logros—, el complemento temporal encabezado por en indica el tiempo al cabo del cual tiene lugar la «salida» y la «partida». Este uso de en, donde le podemos asignar el valor de «al cabo de», se considera una influencia del inglés y no parece gozar de plena aprobación desde el punto de vista normativo (véase, por ejemplo, el Diccionario de dudas de M. Seco, s.v. en). 16 El complemento encabezado por en, en este caso, indica el tiempo transcurrido para la terminación de la «subida».
164
zamiento siempre coincide con el de su Trayectoria, ¿cómo podemos explicar los hechos observados en (16)? Creemos que para lograr un mejor entendimiento del fenómeno de la delimitación alrededor de los VVDD, tenemos que distinguir, al menos, dos niveles: la delimitación en la ELC de los verbos —la que determina el carácter inherentemente delimitado de verbos como llegar, partir o entrar— y la que tiene lugar en la EC asociada a la combinación —la que tiene que ver con el carácter delimitado de expresiones como ir {a/hasta} Madrid—. En lo que sigue, presentaremos brevemente algunos casos concretos de delimitación pertenecientes a cada uno de los dos niveles que acabamos de indicar.
4.2.1. Los Verbos de Desplazamiento con el rasgo [+DEL] En primer lugar, vamos a estudiar los casos de delimitación léxica en los VVDD, esto es, la delimitación aspectual que tiene lugar dentro de su propia ELC. En Jackendoff (1996a), el autor trata el fenómeno de la delimitación en los VVDD transitivos del tipo de cross «cruzar», enter «entrar» o approach «aproximar(se)»; entre estos tres verbos, los dos primeros son delimitados, y el último, no-delimitado. Según su criterio, la delimitación del Evento denotado por este tipo de verbos depende del carácter aspectual de la función de Trayectoria lexicalizada en su ELC. En (17), tomando como ejemplo los verbos approach y enter, mostraremos cómo interviene dicha función en la determinación aspectual del Evento. (17) a. X approach Y:
[
-DEL EventoIR ([X],
[
]
α
-DEL α Trayectoria HACIA ([Y]) ); [Tiempo -DEL]
]
α
b. X enter Y:
[
+DEL EventoIR ([X],
[
]
α
+DEL α Trayectoria A (INTERIOR-DE [Y]) ); [ Tiempo +DEL]
]
α
165
Nosotros vamos a ampliar esta idea jackendoffiana defendiendo que, en la ELC de los VVDD, la especificación semántica sobre la Trayectoria determina el aspecto del Evento representado, independientemente de si dicha especificación está lexicalizada o no. Ello nos permitirá explicar el carácter aspectual compartido, por ejemplo, por el transitivo abandonar y el intransitivo partir. Para hablar de la delimitación léxica de los VVDD, conviene recordar la clasificación semántica de éstos que hemos propuesto en el capítulo III; recuérdese que dicha clasificación se basaba en la tipología de la Trayectoria implicada en su significado. Dada la relación de uniformidad dimensional o aspectual que la Trayectoria establece con el Evento, podemos asumir que un VD cuya ELC contenga una Trayectoria delimitada expresará un Evento de desplazamiento delimitado. De ese modo, la especificación semántica sobre la Trayectoria contenida en la ELC de los VVDD viene a ser un factor determinante del aspecto del Evento expresado por cada uno de estos verbos 17. La clasificación semántica a la que nos referimos establecía tres principales subgrupos de VVDD 18: (18) I.
VVDD con Trayectoria basada en HACIA: subir, bajar, avanzar, etc. II. VVDD con Trayectoria del tipo de DE o/y A: (a) sin superación de límite: venir, llegar, alcanzar, etc. (b) con superación de límite: entrar, penetrar, etc. III. VVDD con Trayectoria de tránsito: pasar, cruzar, etc.
Recuérdese, asimismo, que el verbo ir no se incluye en ninguno de estos subgrupos semánticos debido a la restricción deíctica [-HACIA ([AQUÍ])] que le hemos atribuido (véase III.3). Sin embargo, en las páginas siguientes podremos comprobar que, en lo que se refiere al criterio de la delimitación, este verbo puede ser agrupado junto con los VVDD del grupo I, es decir, los que contienen la función de trayectoria HACIA. 17 Véase Piñón (1993) para un análisis semántico-lógico de las principales modalidades de Trayectoria. 18 Véase III.4.1. para las características fundamentales de las principales modalidades de Trayectoria.
166
— VVDD del grupo (IIa) Entre los VVDD los únicos que, creemos, poseen el rasgo [+DEL] como parte inherente de sus propiedades léxicas son los del grupo II, los VVDD con una Trayectoria basada en DE o/y A 19. Aquí, examinaremos aquellos que presentan un desplazamiento desde su inicio o final: partir, llegar, etc. Otros como entrar o salir se estudiarán en la siguiente sección. Verbos como llegar, arribar, aterrizar o alcanzar poseen, en su ELC, una Trayectoria basada en la función A. Al marcar ésta el punto final del desplazamiento, dicha Trayectoria poseerá el rasgo [+DEL], e impondrá el misgo rasgo al Evento al que pertenece. Estos verbos se pueden calificar como «culminativos», por referirse al momento de culminación de un desplazamiento y no a su desarrollo interno. Es éste carácter aspectual el que los distingue de los verbos del tipo de acercarse, que inciden en el desarrollo interno del Evento. A pesar de que ambos tipos de verbos denotan un desplazamiento dirigido hacia el objeto de referencia, difieren en el enfoque con que lo presentan 20. Hay que señalar que el carácter culminativo atribuido a dichos VVDD lo poseen también otros verbos que no son de desplazamiento (p. ej. terminar, finalizar, encontrar). Verbos como partir, abandonar, zarpar, irse o marcharse 21, a su vez, poseen en su ELC una Trayectoria basada en la función DE. 19
Como señalábamos en III.4.2., aunque empleamos las funciones de DE o A para representar la Trayectoria de este subgrupo de VVDD, no descartamos la posibilidad de que, en algunos casos, tengamos que sustituirlas por DESDE o HASTA, respectivamente. Sin embargo, este asunto no afecta al contenido de la presente sección, donde la oposición relevante se establece en torno al concepto de delimitación; tanto el par «DE y A» como el de «DESDE y HASTA» son funciones de trayectoria delimitativas. 20 Véase de Miguel (1992: 78 y ss.), quien establece una diferencia aspectual similar a la nuestra entre los verbos de movimiento (aunque nuestra clasificación aspectual no siempre coincide con la suya). La autora atribuye a esta diferencia aspectual el que, entre dicho grupo de verbos, sólo unos y no otros puedan aparecer en la construcción de participio absoluto, construcción que, según la misma autora, requiere un verbo de carácter «perfectivo» (cf. Llegado Juan, comenzó el debate vs. *Avanzado el tren despacio, nos fue posible contemplar el bello paisaje del camino (ejemplos tomados de de Miguel 1992: Apéndice 1)). 21 Algunos verbos de movimiento como irse, marcharse, caerse, subirse, bajarse adquieren el aspecto delimitado en su forma pronominal. El clítico se con estos verbos parece actuar con un valor aspectual, al igual que en expresiones como
167
Aunque cada uno de ellos permite una caracterización semántica más detallada (p.ej. partir parece implicar la existencia de cierta distancia entre el origen y el destino del desplazamiento 22; zarpar sólo se refiere a la salida de una embarcación), todos estos verbos indican el inicio de un desplazamiento. En la ELC de este conjunto de verbos, la Trayectoria aparece delimitada en su punto inicial. Se trata de verbos con un claro carácter «ingresivo»: si llegar o arribar se referían a la culminación de un desplazamiento, partir o abandonar aluden a su inicio. Al partir de un lugar o abandonarlo, emprendemos un desplazamiento cuya trayectoria comienza en ese mismo lugar. Una consecuencia de este enfoque inicial es que el punto final del desplazamiento no forma parte fundamental del Evento expresado por los verbos en cuestión (cf. compárense, por ejemplo, Partió {a/hacia} América y Llegó {a/*hacia} la parada). Sin embargo, el que no incluya el punto final no afecta al carácter delimitado del Evento ingresivo; nótese que el Evento de partir y de otros similares se completa en el momento de emprenderse el desplazamiento y no en su final (si es que existe uno). En relación con lo anterior, es significativo constatar que los verbos ingresivos no espaciales como empezar, iniciar, etc. también se interpretan siempre como delimitados, sea cual sea el desarrollo posterior del Evento iniciado (cf. Empezó a construir una casa en unos meses, (pero tuvo que abandonarlo poco después)). Ahora bien, a pesar de las diferencias mencionadas, tanto los VVDD culminativos como los «ingresivos» pertenecen a la clase aspectual conocida de logros. Como es sabido, se suele atribuir a los logros un carácter «puntual» (Vendler 1957); el significado de los comerse una tarta entera (*durante diez minutos), beberse un litro de agua (*durante un día), tomarse tres vasos de vino (*durante dos horas). Sobre el valor aspectual de se, véase Nishida (1994), que constituye una de las escasas monografías sobre el tema; véase también de Miguel (1993: 59 y ss.), quien sugiere su capacidad delimitadora. 22 Aunque la «distancia» es un concepto relativo, contrastes como el que señalamos abajo pueden servir para ilustrar este punto: (i) *Partió del salón para estudiar en su cuarto. (ii) «Decidió, después de maduro examen, partir a París y afiliarse en cualquiera de las legiones de misioneros» (ejemplo de Pérez Galdós, tomado de GP: p. 482.)
168
verbos aquí tratados se ajusta, en principio, a esta caracterización. Sin embargo, queremos señalar que la «puntualidad» resulta poco operativa como rasgo distintivo de los logros. Nótese que es casi siempre posible «alargar» la duración de esta clase de eventos (cf. Estoy {terminando/empezando} mi trabajo; Entré corriendo en la estación cuando el tren ya estaba {partiendo/llegando}) 23. Lo relevante para la caracterización de los logros, según nuestro parecer, es que se trata de eventos delimitados que, a su vez, delimitan la extensión de otros: los culminativos ponen un punto final a un evento y los ingresivos marcan el inicio de otro. A modo de resumen, vamos a representar en (19) la constitución dimensional-aspectual del Evento expresado por los VVDD culminativos e ingresivos: (19) ELC de los VVDD léxicamente delimitados (sin superación de límite):
[
+DEL EventoIR ([Objeto X],
[
]
α
+DEL DE/A (Y) ); [Tiempo +DEL]α Trayectoria
]
α
p.ej. llegar, alcanzar, partir.
— VVDD del grupo (IIb) Pasemos ahora a estudiar otro subgrupo de VVDD inherentemente delimitados —los del tipo de entrar o salir—. Al igual que los VVDD del subgrupo anterior (p. ej. partir,llegar), éstos expresan un Evento del rasgo [+DEL]. El contraste de gramaticalidad que se observa en (20) corrobora la afirmación anterior. (20) a. Juan {entró/salió} en cinco minutos. b. *Juan {entró/salió} durante una hora. (Descártese la lectura en que durante una hora se refiere a la duración del estado resultativo.)
Pues bien, los verbos pertenecientes a este subgrupo expresan un desplazamiento que supera el límite de un espacio cerrado (o conce23 Véanse al respecto, Dowty (1979: 136 y ss.), Mourelatos (1981: 196), y Jackendoff (1991).
169
bido como tal), por lo que, en el capítulo III, les atribuíamos una Trayectoria conceptualmente más compleja y restringida que la de los verbos del subgrupo anterior. Como veíamos en dicho lugar, verbos como entrar, penetrar, irrumpir, etc. significan fundamentalmente «ir al interior de (algo)» y poseen en su ELC una Trayectoria con la forma [TrayectoriaA ([Ubicación INTERIOR-DE ([Objeto ])])]. Se trata, pues, de una elaboración conceptual basada en la función de trayectoria A, y, por lo tanto, marcada por el rasgo [+DEL] como cualquier otra Trayectoria encabezada por dicha función. Por otra parte, según propusimos en el mismo lugar, la Trayectoria inherente a las ELC de los verbos del tipo de salir, escapar, etc. se puede representar de la siguiente forma: [TrayectoriaDE ([UbicaciónINTERIOR-DE ([Objeto ])])]. Esta Trayectoria es una elaboración conceptual de la función DE y estará marcada por el rasgo [+DEL]. Por lo tanto, también estos verbos tendrán un carácter inherentemente delimitado. En (21), se indicará el mecanismo de delimitación léxica que tiene lugar en el interior de la ELC de este subgrupo de VVDD. (21) ELC de los VVDD léxicamente delimitados (con superación de límite):
[
[
+DEL EventoIR ([Objeto X],
]
α
]
+DEL α TrayectoriaDE/A [Ubicación INTERIOR-DE (Y)] ); [Tiempo +DEL]
α
p.ej. entrar, salir, penetrar.
4.2.2. Los Verbos de Desplazamiento delimitados y la incidencia aspectual del argumento de trayectoria Los dos subgrupos de VVDD a los que hemos atribuido el rasgo [+DEL] pueden aceptar cualquiera de los dos tipos aspectuales de complementos de trayectoria: los delimitados y los no-delimitados 24. Cuando el complemento se refiere a una Trayectoria con 24
Por supuesto, como hemos venido observando (especialmente, en III.4.), existen casos de incompatibilidad entre la Trayectoria inherente de la ELC del verbo y la que expresa el complemento.
170
el rasgo [+DEL], lo más previsible es que el Evento expresado por el conjunto sea del mismo rasgo aspectual. Los ejemplos de (22) confirman que, de hecho, eso es lo que ocurre: (22) a. {Arribó/llegó} al puerto de Cádiz en unos días. b. Llegó de Barcelona en tres horas. c. Entró hasta la cocina en unos minutos.
En (23), mediante la EC de (22a), describiremos la composición semántico-aspectual de verbo y complemento que tiene lugar en este tipo de ejemplos: (23) arribar al puerto de Cádiz
[
[
+DEL EventoIR ([Objeto X],
]
α
]
+DEL A(PUERTO DE CÁDIZ) ); [Tiempo +DEL]α Trayectoria
α
En la EC de (23), puesto que tanto la Trayectoria expresada por el complemento al puerto de Cádiz como la contenida en la ELC del verbo arribar aparecen marcadas como [+DEL], no existe ningún factor que modifique el rasgo aspectual de ésta última. Por eso, el conjunto mantiene inalterado el carácter aspectual léxicamente asociado al verbo. Ahora vamos a examinar los casos en que los VVDD léxicamente delimitados aparecen combinados con complementos de trayectoria con el rasgo [-DEL]. Una observación importante es que un complemento con dicho rasgo no lo impone al Evento expresado por el verbo. Hemos aludido ya a este punto al señalar que el rasgo [+DEL] de los VVDD ingresivos como partir o zarpar no se modificaba aun cuando éstos se combinaran con un complemento de trayectoria orientativa encabezado por hacia (cf. Juan partirá (hacia Madrid) en una hora). Ampliando los datos, podemos señalar que es un fenómeno común al grupo de VVDD aquí tratado. (24) a. Llegó por la carretera de Burgos {en veinte minutos/*durante veinte minutos}. b. {Entró/irrumpió/salió} por la puerta {en unos segundos/*durante unos segundos}. c. {Partió/zarpó/salió} hacia Cádiz {en tres horas/*durante tres horas}. (Descártese la lectura en la que SP encabezado por durante indica la duración del estado resultativo.)
171
Como se puede observar en estos ejemplos, el carácter no-delimitado del complemento de trayectoria no afecta al rasgo [+DEL] del verbo. Este hecho puede explicarse si asumimos que, en la EC de combinaciones como éstas, lo denotado por el complemento funciona como modificador restrictivo de la Trayectoria perteneciente a la ELC del verbo, que viene marcado por el rasgo [+DEL]. Nótese que en los ejemplos de (24) no sólo se afirma que el tema se desplazó «por» algún lugar o «hacia» alguna dirección, sino también que dicho desplazamiento alcanzó un punto final —en el caso de los ejemplos con llegar—, que se inició a partir de un punto —en el caso de los ejemplos con partir y zarpar—, o bien que superó un límite hacia el interior o exterior de un espacio acotado —en el caso de los ejemplos con entrar y salir—. Asumimos, pues, que combinadas con los VVDD [+DEL], las expresiones de trayectoria del rasgo [-DEL] se limitan a especificar la información sobre la Trayectoria [+DEL] inherente a la ELC de los verbos citados. Como cualquier modificador restrictivo, la Trayectoria expresada por el complemento tiene que ser compatible con la Trayectoria inmanente de la ELC del verbo. Esto explica, por ejemplo, la agramaticalidad de expresiones como *{llegar/arribar} hacia el puerto, donde la Trayectoria del significado verbal y la referida por el complemento resultan incompatibles (la primera está delimitada por su término final, mientras que la segunda excluye tal término). En (25), mediante las EECC de algunos ejemplos recogidos en (24), ilustraremos esta función modificadora de la Trayectoria con el rasgo [-DEL] en un Evento de desplazamiento expresado por los VVDD con el rasgo [+DEL]. (25) a. partir hacia Cádiz:
[
+DEL IR ([Objeto X], Evento
[
]
]
]
]
α
+DEL DE (Y) ); [Tiempo +DEL]α HACIA CÁDIZ Trayectoria
α
b. entrar por la puerta:
[
[
α
+DEL +DEL IR ([Objeto X], A-INTERIOR-DE (Y) ); [Tiempo +DEL]α Evento TrayectoriaVÍA PUERTA
α
En resumidas cuentas, el rasgo [+DEL] de los VVDD que hemos estudiado en estas páginas no se altera aunque el verbo entre 172
en combinación con un complemento de trayectoria de carácter nodelimitado. La Trayectoria delimitada inherente a las ELC de estos verbos impone el rasgo [+DEL] al Evento entero, tanto a nivel léxico como en los conjuntos . 4.2.3. Los Verbos de Desplazamiento con el rasgo [-DEL] Volvamos ahora nuestra atención a los verbos del grupo (I) —acercarse, avanzar, aproximarse, subir, bajar, caer, etc.—, que contrastan aspectualmente con los de la sección anterior. Según nuestro análisis del capítulo III, los verbos arriba mencionados contienen en su ELC una Trayectoria basada en la función HACIA. Como señalábamos entonces, este tipo de Trayectoria posee una orientación espacial, pero no contiene un punto final en su estructura interna. Esto significa que la Trayectoria léxicamente asociada a los verbos del grupo (I) es del rasgo [-DEL]. Por lo tanto, el Evento denotado por ellos estará marcado, de manera inherente, por el mismo rasgo aspectual. Tomando como ejemplo la ELC del verbo subir, representaremos esta situación en (26); en esta ELC, el rasgo [-DEL] de la Trayectoria [HACIA-ARRIBA] impone el mismo rasgo al Evento entero. (26) subir:
[
[
-DEL EventoIR ([Objeto X],
]
α
]
-DEL HACIA-ARRIBA ); [Tiempo -DEL]α Trayectoria
α
Creemos que este mismo rasgo aspectual es el que caracteriza al verbo ir, cuyo componente de Trayectoria contiene la restricción deíctica [-HACIA([AQUÍ])] (véase III.3). Recuérdese que la Trayectoria de este verbo puede ser de cualquier modalidad siempre y cuando su orientación no esté dirigida hacia el centro deíctico [AQUÍ]. La Trayectoria así definida, además de no contar con una orientación definida, tampoco aporta información sobre los posibles límites del desplazamiento. Por lo tanto, el verbo ir compartirá con los verbos del grupo (I) el rasgo de delimitación negativo, [-DEL]. En la siguiente sección, aportaremos algunos datos concretos que corroboran esta afirmación. Hay que advertir, sin embargo, que los VVDD de esta clase aspectual resultan conflictivos al verse sometidos a las pruebas habi173
tuales de la delimitación, sobre todo a las que recurren a distintos tipos de modificadores temporales. Obsérvense: (27) a. Juan {subió/bajó/cayó} en unos segundos. b. El balón {subió/bajó/?cayó} durante unos segundos.
El resultado de la prueba de (27) indica que estos verbos, empleados sin complemento de trayectoria, permiten tanto la lectura delimitada como la no-delimitada; incluso la primera de las dos opciones parece ser predominante, al menos en los contextos similares al de (27). Mediante (27a), podemos observar que estos VVDD aceptan una lectura delimitada sin apoyo de ningún complemento de trayectoria delimitado. (27b) resulta más problemático, puesto que en él se observa que algunos verbos incluso se resisten a la lectura no-delimitada. Sin embargo, queremos sugerir que la interpretación delimitada de (27) no tiene su origen en la ELC de los verbos aquí tratados (lo que supondría que están inherentemente marcados por el rasgo [+DEL]). La lectura delimitada de expresiones como la de (27) se debe, creemos, a la presencia de un punto final implícito, que viene establecido por el contexto (el empleo de los verbos en pretérito indefinido) o, incluso, por el conocimiento general acerca del mundo exterior (nuestro conocimiento del mundo nos hace suponer, por ejemplo, que un objeto que «cae» normalmente no puede seguir «cayendo» más allá de cierto nivel —como el del suelo o de la tierra—). Nótese que, a pesar de la ambigüedad observada en (27), entre estos VVDD y aquéllos a los que hemos atribuido el rasgo [+DEL] existe una clara diferencia aspectual, que podríamos señalar mediante ejemplos como los de (28). (28) a. {Subió/bajó/se acercó} hasta que le dije que se parara. b. *{Llegó/partió/irrumpió} hasta que le dije que parara 25.
25 Como hemos mencionado en el capítulo III, el verbo llegar puede combinarse con un complemento locativo encabezado por hasta, que indica el límite final de la trayectoria extensiva recorrida por el desplazamiento previo a la «llegada», cuya existencia es implícita en la ELC del mismo verbo. Por otro lado, la incompatibilidad del hasta temporal con llegar, se explica teniendo en cuenta que el Evento puntual de llegar no puede seguir sucediendo durante una extensión temporal, aunque el acercamiento al punto de llegada sí suele poseer una duración.
174
Como es bien sabido, los SSPP encabezados por hasta temporal sólo pueden aparecer como modificadores de predicados de carácter nodelimitado 26. El límite final temporal expresado por este tipo de SSPP resulta incompatible con un Evento previamente delimitado. La agramaticalidad de (28b) se explica, por lo tanto, atendiendo al carácter inherentemente delimitado de los verbos que ahí aparecen. Ahora bien, el hecho de que los VVDD con la Trayectoria de HACIA puedan aparecer en un contexto como el de (28a) indica que tales verbos reciben una interpretación no-delimitada, a no ser que el contexto imponga lo contrario. En dicho ejemplo, el Evento de subir, bajar o acercarse carece de límite inherente, y sigue progresando de manera homogénea hasta el límite temporal señalado por el SP hasta, lo cual sería imposible si estos verbos estuvieran léxicamente delimitados. El fenómeno conocido como «paradoja del imperfectivo» (imperfective paradox) puede servir de punto de apoyo adicional para la afirmación anterior. Es sabido que la forma imperfectiva de los verbos no-delimitados implica la realización del evento expresado por la forma perfectiva de los mismos (p.ej. Juan cantaba implica que Juan cantó); con los predicados de carácter delimitado, al contrario, no existe esta relación de implicación entre la forma imperfectiva y la perfectiva (cf. Juan escribía una novela no supone necesariamente que Juan escribió una novela; Pedro construía una casa no supone necesariamente que Pedro construyó una casa). Esta diferencia de implicación se debe a que la forma imperfectiva no garantiza «la consumación de la noción designada por la raíz verbal» (Alarcos 1994: 161); un predicado verbal de carácter delimitado en forma imperfectiva «suspende» la consecución del término final 27. La aplicación de este criterio nos permite comprobar de nuevo el carácter no delimitado de los VVDD con la Trayectoria basada en HACIA. Por ejemplo, la afirmación El ejército avanzaba hacia el Norte implica que el ejército, de hecho, avanzó en dicha 26
Son muchos los autores que han tratado el carácter aspectual de la preposición hasta (o sus equivalentes en otras lenguas). De entre todos, tan sólo citaremos a Heinämäki (1974) para la preposición correspondiente en inglés, Bosque (1980) y Pavón (1995), para hasta en español. Véase Bosque (1980: 5.1.) y las referencias allí señaladas para las cuestiones relativas al valor de hasta temporal en contacto con la negación, cuestiones que no vamos a tratar aquí. 27 Véanse Garey (1957), Dowty (1979), entre otros.
175
dirección; bajaba, supone que el tema bajó (aunque no que hubiese llegado al destino previsto). Todo parece indicar que la interpretación delimitada del empleo absoluto de estos verbos (p.ej. Subió en diez minutos) no proviene de su significado léxico, sino que viene impuesta por factores contextuales (lingüísticos o no). Aclarado este punto, pasemos ahora a examinar la interacción aspectual entre esta subclase de VVDD y su argumento de trayectoria. 4.2.4. Los Verbos de Desplazamiento no-delimitados y la incidencia aspectual del argumento de trayectoria En lo que al efecto aspectual del argumento espacial se refiere, cabe señalar que los VVDD que aquí nos ocupan (subir, bajar, acercarse, ir etc.) se comportan de manera más «flexible» o «permeable» que los de la sección anterior (p.ej. llegar, partir, entrar y salir). Una vez que los VVDD del rasgo [-DEL] entran en combinación con un complemento de trayectoria, dicho rasgo puede verse alterado. Para mostrarlo, primero observaremos brevemente los casos en donde estos VVDD se combinan con complementos de trayectoria del rasgo [-DEL]; después, pasaremos a examinar otros más complejos donde los mismos verbos entran en combinación con complementos de trayectoria marcados por [+DEL]. Cuando los VVDD del rasgo [-DEL] aparecen con un complemento de trayectoria [-DEL], el Evento expresado por el conjunto tendrá el mismo rasgo [-DEL]. Obsérvense: (29) a. Subió {hacia arriba/hacia la Catedral/por las escaleras} durante unos minutos, pero el fuerte viento le impidió seguir el camino. b. Fue {hacia el Norte/por el túnel} durante unos minutos, pero la oscuridad le impidió seguir el camino.
En estos ejemplos, la segunda parte de la oración («pero...») pretende impedir la posible interpretación delimitada de los ejemplos con el complemento de vía (encabezado por la preposición por). Dicha interpretación tiene que ser atribuida, creemos, a las mismas razones esgrimidas para la lectura delimitada de esta clase de verbos en su empleo absoluto. Es decir, consideramos que la interpretación delimitada de, por ejemplo, subir por las escaleras, supone la existencia de un destino implícito (p.ej. subir (al segundo piso) por las escaleras), y resulta irrelevante para el tema que aquí nos ocupa. 176
Mediante los ejemplos de (29), podemos confirmar que ni los complementos de orientación (los encabezados por hacia) ni los de vía (los encabezados por por) afectan al carácter no-delimitado de los verbos empleados en ellos. En cualquiera de los ejemplos expuestos en (29), el rasgo [-DEL] de la Trayectoria inherente a las ELC de los verbos permanecerá intacto y, por lo tanto, el Evento expresado por el conjunto quedará marcado por el mismo rasgo aspectual. Las EECC de (30) reflejan la situación que acabamos de describir. (30) a. subir hacia la Catedral:
[
[
-DEL HACIA ARRIBA ); [Tiempo -DEL]α CATEDRAL Trayectoria
[
-DEL -HACIA ([AQUI]) ); [Tiempo -DEL]α TrayectoriaVÍA TÚNEL
-DEL IR ([Objeto X], Evento
[
]]
]
]
]
α
α
b. ir por el túnel:
[
-DEL IR ([Objeto X], Evento
α
α
Pasamos ahora a examinar los casos en que este grupo de VVDD aparece con complementos de trayectoria del rasgo [+DEL]. Esta combinación, como cualquier otra, resulta posible siempre y cuando la Trayectoria expresada por el complemento no sea incompatible con la orientación específica de cada verbo (cf. subir arriba frente a *subir abajo; acercarse junto a la ventana frente a *acercarse lejos de la ventana). Obsérvense los ejemplos de (31): (31) a. María subió {a/hasta} la ermita (en cinco horas/*durante cinco horas). b. Juan bajó {de/desde} la cima {en unos minutos/*durante unos minutos}. c. Se acercó dos metros {en unos segundos/*durante unos segundos}. d. María fue {a/hasta} Madrid {en una hora/*durante una hora}. (En estos ejemplos, descártese la lectura en que el SP encabezado por durante indica la duración del estado resultativo.)
Estos ejemplos señalan que el complemento de trayectoria delimitado impone su rasgo [+DEL] al Evento originariamente no-delimitado de este grupo de VVDD. 177
Datos como los de (31) podrían poner en tela de juicio la validez de la caracterización aspectual que hemos atribuido a los VVDD aquí tratados. Sin embargo, creemos que ni la Trayectoria de HACIA, que hemos atribuido a los verbos del tipo de subir, ni la asignada al verbo ir, [-HACIA ([AQUÍ])], impiden que los verbos que las poseen aparezcan con un complemento del rasgo [+DEL] y que, junto con él, expresen un desplazamiento delimitado. Recuérdese que es perfectamente posible la coexistencia de un complemento de orientación y otro de límite final o de distancia definida (cf. Fuimos hacia el Norte hasta Zaragoza (y seguimos el camino hacia el Este); Subimos hacia la Catedral cien metros), si bien es cierto que un complemento de destino, en general, no puede aparecer junto con otro de orientación (cf. *Fuimos hacia el Norte a Zaragoza; *Subimos hacia arriba al segundo piso). Este hecho parece sugerir que la incompatibilidad entre la trayectoria de orientación y la de destino tiene que ver con el criterio de telicidad y no con el de delimitación. Asimismo, la manera en que interpretamos los ejemplos de (31) constituye, de por sí, una prueba de que en ellos existe una Trayectoria orientativa. Por ejemplo, a partir de la oración de (31a), no sólo entendemos que María se desplazó a (o hasta) la ermita, sino también que el desplazamiento se efectuó en una determinada orientación respecto al eje de gravedad —lo cual nos permite saber que la ermita se sitúa más arriba de donde se encontraba María antes de efectuarse el desplazamiento—. Del mismo modo, el ejemplo (31d) señala, además de que María se desplazó a (o hasta) Madrid, que el desplazamiento no fue dirigido hacia el centro deíctico, [AQUÍ], de la enunciación —lo que significa que Madrid no coincide con la ubicación del que enuncia la oración—. En cualquiera de los ejemplos del tipo de (31), la orientación de la Trayectoria viene predeterminada por el propio significado del verbo. Estas consideraciones nos permiten concluir que en la combinación del tipo de subir a la ermita la Trayectoria [+DEL] del complemento se integra en la ELC del verbo como modificador restrictivo de su constituyente de Trayectoria marcado [-DEL]. En este caso, a diferencia de las combinaciones hasta ahora examinadas, la Trayectoria [+DEL] del complemento produce el efecto de delimitar la Trayectoria orientativa inherente de la ELC del verbo. Ilustraremos este efecto aspectual del complemeneto [+DEL] mediante las EECC correspondientes a los ejemplos aquí comentados. 178
(32) a. subir {a/hasta} la ermita
[
[
+DEL IR ([Objeto X], Evento
]
]
]
]
α
+DEL HACIA-ARRIBA ); [Tiempo +DEL]α Trayectoria A/HASTA ([ERMITA])
α
b. ir a/hasta Madrid
[
[
+DEL IR ([Objeto X], Evento
α
+DEL -HACIA ([AQUÍ)] ); [Tiempo +DEL]α Trayectoria A/HASTA ([MADRID])
α
La principal diferencia en la composición aspectual entre, por ejemplo, entrar por la puerta (un VD [+DEL] con complemento [-DEL]) y subir hasta allí (un VD [-DEL] con complemento [+DEL]), consiste en que en la primera combinación es la Trayectoria inherente al significado del verbo la que delimita el Evento, mientras que en la segunda la delimitación del Evento se debe a la Trayectoria expresada por el complemento. 4.2.5. Los casos de ambigüedad En los últimos apartados, hemos estudiado la determinación aspectual del Evento de desplazamiento que tiene lugar tanto en la ELC de los VVDD como en el seno de la composición semántica de dichos verbos y su complemento de trayectoria. Mediante un análisis aspectual de dos grandes subclases de VVDD (los del rasgo [+DEL] y los del rasgo [-DEL]), hemos comprobado que, en cualquiera de los dos niveles arriba mencionados, es el aspecto de la Trayectoria el que determina el valor del rasgo [±DEL] del Evento expresado por los VVDD. Ahora bien, en cuanto a la determinación aspectual a nivel léxico, cabe preguntarse si todos los VVDD pueden ser caracterizados por un rasgo aspectual (delimitado o no-delimitado). Nuestra respuesta ante esta pregunta es negativa, puesto que existen VVDD cuya Trayectoria léxica es aspectualmente ambigua. Se trata de los verbos que poseen, en su ELC, una Trayectoria de tránsito —los del grupo III de (18): pasar, atravesar y cruzar— y del verbo recorrer, que, según veíamos en el capítulo III, constituye un caso aislado dentro de los VVDD al poseer una Trayectoria de extensión. 179
En cuanto a los verbos de tránsito —p.ej. pasar, atravesar, cruzar— 28, hay que recordar que, a pesar de que designan frecuentemente un desplazamiento que va de uno al otro lado de un límite espacial, la superación de límite (rasgo semántico que implica delimitación) no forma parte inalterable de su significado, sino que viene impuesta por el carácter espacial del Objeto o Lugar de referencia (véase III.4.2.). Esto supone que la delimitación del Evento expresado por estos verbos depende de la del Objeto o Lugar de referencia. Obsérvense los siguientes ejemplos: (33) a. El autocar pasó la frontera {*durante/en} una hora. a’. Pasamos pasillos y pasillos {durante/*en} dos horas antes de dar con la salida de aquel complejo 29. b. Juan atravesó el río y siguió avanzando. b’. Sus necias compañeras Atravesaron laderas, Bosques, valles, cerros, llanos, Desiertos, ríos, pantanos. (ejemplo de T. Iriarte, tomado de DCR, s.v. atravesar.)
El carácter delimitado de pasar la frontera o atravesar el río debe ser atribuido al hecho de que las fronteras y los ríos, al igual que los umbrales, paredes, etc., tienden a ser concebidos como límite entre dos espacios. Pasar un límite es superarlo, ir de un lado al otro de él. Por lo tanto, este tipo de combinaciones recibe normalmente una interpretación delimitada. Naturalmente, cuando el propio Objeto o Lugar de referencia es de carácter no-delimitado, o se concibe como tal, como ocurre en los ejemplos de (33a’) y (33b’), el Evento tampoco puede interpretarse como delimitado (obsérvese, en especial, el empleo del plural sin determinante en estos ejemplos). Por otra parte, los ejemplos de (34) indican que las mismas condiciones que operan sobre la delimitación del Evento de tránsito (las 28 Véase III.3.2., para la caracterización semántica de atravesar y cruzar basada en el rasgo de «transversalidad» (el rasgo que los opone a pasar) y la selección semántica que estos verbos imponen al objeto o lugar de referencia. 29 La reduplicación de pasillos parece obligatoria para la gramaticalidad de este ejemplo. Aunque no podemos ofrecer una explicación a este fenómeno, parece cierto que tiene el efecto de multiplicar la referencia del sintagma (véase Escandell Vidal 1991, donde se estudia el alcance semántico de éste y otros tipos de reduplicación).
180
que exigen que el Objeto o Lugar de referencia sea de carácter delimitado y coextensivo a la Trayectoria) son válidas para que el Evento denotado por recorrer se interprete como delimitado. (34) a. Recorrió 300 kilómetros {en/*durante} dos días. b. Recorrimos la ciudad {en/durante} cinco horas. c. Recorrió países exóticos {*en/durante} seis meses.
Obsérvese que el Evento denotado por recorrer admite interpretarse como delimitado sólo cuando la extensión de la Trayectoria está definida por su distancia —como en (34a)— o por un Objeto o Lugar de referencia de carácter delimitado —como en (34b)—. Si el Objeto o Lugar de referencia carece de límite espacial —como en (34c)—, el recorrido se interpretará como no-delimitado, puesto que dicho tipo de Objeto o Lugar de referencia no sirve de marco delimitador para la Trayectoria de extensión. Para ser más precisos, la delimitación del ejemplo (34a) se debe a que el sintagma de medida señala una distancia delimitada. Nótese que la indicación de la distancia de por sí no es garantía de una delimitación eventiva; en ejemplos como los siguientes, donde el complemento de distancia carece del rasgo [+DEL], el Evento de recorrer recibirá una interpretación no-delimitada. (35) Sabe recorrer a nado largas distancias de agua, cuando su espíritu aventurero le obliga a atravesar lagunas y ríos. (ejemplo de Pérez Galdós, tomado de GP, 614)
Asimismo, la ambigüedad aspectual del ejemplo de (34b) indica que el carácter delimitado del Objeto o Lugar de referencia (en este caso, la ciudad) no es suficiente para la delimitación aspectual del Evento de recorrer. La interpretación aspectual de este ejemplo depende, en última instancia, de si la Trayectoria se interpreta como coextensiva con respecto al Objeto o Lugar de referencia o no. Nótese que la lectura delimitada de dicho ejemplo implica un recorrido exhaustivo del Lugar de referencia, la ciudad; de ahí que el límite espacial de ésta también sea el de la extensión del recorrido. En su lectura no-delimitada, no existe la implicación de exhaustividad del recorrido. En este caso, la Trayectoria queda incluida dentro del marco espacial indicado por «la ciudad», sin cubrirlo por completo. 181
Por último, hay que señalar que, tanto en el caso de los verbos de tránsito como en el del verbo recorrer, la ambigüedad aspectual desaparece con la presencia de complementos que apuntan el límite final (o los límites inicial y final) de la Trayectoria —como en (36a)—. El mismo efecto puede observarse con otros elementos que señalan que la extensión de la Trayectoria cubre por completo la del Objeto o Lugar de referencia —como el adjetivo entero de (36b)—. (36) a. Marco Polo atravesó la Ruta de la Seda desde el lado europeo hasta el corazón del imperio mongol. b. Necesitamos tres días para recorrer la ciudad entera.
Esta somera observación sobre la existencia de VVDD aspectualmente ambiguos confirma, de nuevo, el importante papel que desempeña la Trayectoria para la determinación del carácter aspectual del Evento de IR expresado por los VVDD. De lo observado en este subcapítulo sobre la determinación aspectual del Evento de IR denotado por los VVDD podemos destacar los siguientes puntos: — La delimitación del Evento de IR por parte del argumento conceptual de Trayectoria viene asegurada por la relación de uniformidad dimensional-aspectual mantenida entre los dos constituyentes conceptuales. Si la Trayectoria que forma parte del Evento de IR está marcada por el rasgo [+DEL], el Evento poseerá el mismo rasgo aspectual; en caso contrario, el Evento resultará de carácter aspectual no-delimitado. — Desde un punto de vista estrictamente léxico, los VVDD pueden dividirse en tres grandes subgrupos aspectuales: los delimitados (p.ej. venir, llegar, entrar), los no-delimitados (p.ej. subir, avanzar) y los que son ambiguos con respecto al rasgo de delimitación (p.ej. atravesar, recorrer). El hecho de que esta clasificación aspectual coincida en general con la clasificación semántica de esos mismos verbos, basada en la tipología de la Trayectoria implicada, no es ninguna casualidad, puesto que su rasgo de delimitación a nivel léxico se determina gracias al carácter dimensional-aspectual de la Trayectoria inherente en su ELC. — La influencia de la Trayectoria se observa también en la composición aspectual de los VVDD y su argumento espacial. Gracias a 182
la fusión semántica entre la Trayectoria léxica (la que se halla en la ELC del verbo) y la referida por el argumento, los VVDD léxicamente delimitados guardan su rasgo [+DEL] aun cuando entren en combinación con un complemento del rasgo [-DEL] —p.ej. entrar por la ventana, partir hacia Madrid—, y los VVDD no-delimitados adquieren el rasgo [+DEL] cuando aparecen combinados con un complemento de trayectoria delimitado —p.ej. subir al tejado, avanzar hasta la frontera—. — Finalmente, en el caso de los VVDD aspectualmente ambiguos, el aspecto del Evento depende, principalmente, del rasgo [±DEL] del objeto o lugar de referencia y de la relación que se establezca entre éste y la extensión de la Trayectoria; el Evento podrá ser delimitado sólo cuando el Objeto o Lugar de referencia posea el rasgo [+DEL] y la Trayectoria sea coextensiva a ese Objeto o Lugar delimitado. 5. DELIMITACIÓN EVENTIVA EN LOS VERBOS DE «MANERA DE MOVERSE-E» Volvamos ahora nuestra atención a los VMMs-E. En primer lugar, cabe destacar la homogeneidad de este grupo en cuanto al carácter aspectual de sus miembros; a diferencia de los VVDD, que se mostraban aspectualmente heterogéneos, los VMMs-E sin complemento de trayectoria se interpretan invariablemente como nodelimitados. Compárense los siguientes ejemplos (de nuevo, descártese la interpretación ingresiva de los ejemplos de (b), según la cual correr en unos minutos, por ejemplo, significaría empezar a correr en unos minutos). (37) a. {correr/caminar/gatear/trotar} durante unos minutos b. *{correr/caminar/gatear/trotar} en unos minutos
La EC propuesta por Jackendoff (1990) para esta clase de verbos, que volvemos a reproducir en (38), en principio parece captar adecuadamente esta característica aspectual de los VMMs. (38)
[
MOVERSE ([Objeto]A) Evento [Manera X]
] 183
Aunque el autor no ofrece un análisis aspectual concreto del Evento de MOVERSE, resulta evidente que se trata de un Evento sin límite final inherente. Nótese que la EC de (38) carece del eje de Trayectoria; luego, los únicos ejes que configuran la dimensión progresiva de esta EC son los del Evento de MOVERSE y el Tiempo. El Evento encabezado por la función MOVERSE, al representar ésta una actividad homogénea, no contiene un límite final definido y, por lo tanto, vendrá marcado por el rasgo [-DEL] 30. En (39) se refleja la estructura dimensional-aspectual del Evento de MOVERSE: (39)
[
]
-DEL MOVERSE ([Objeto ]); [Tiempo -DEL]α Evento [Manera X]
α
Ahora bien, según el citado autor, cuando estos verbos aparecen con un complemento de trayectoria, sea cual sea su naturaleza aspectual, se les aplica la Regla de Adjunción-IR, la cual convierte la EC de (39) en otra con la siguiente estructura: (40)
[
IR ([Objeto α],[Trayectoria ]) Evento[CON/POR-MEDIO-DE
([MOVERSE [α]])]
]
Desde este punto de vista, todos los ejemplos de (41) quedarían legitimados por la Regla de Adjunción-IR: (41) a. John walked toward the house. «Juan caminó hacia la casa.» b. John walked along the river. «Juan caminó a lo largo del río.» c. John walked 20 kilometers. «Juan caminó 20 kilómetros.» d. John walked into the house. «Juan entró en la casa caminando.» (literalmente: «Juan caminó {en/adentro de} la casa».)
Por nuestra parte, hemos puesto en tela de juicio la opinión de Jackendoff de que toda combinación pueda considerarse producto de la Regla de AdjunciónIR. Dicha opinión resulta contradictoria, máxime si recordamos que el propio autor establece que la regla no se aplica a los VMMs del español (observación que se basa, a su vez, en la generalización tipológica de Talmy; véase arriba, II.3.). Entre las construcciones de (41), la única que no admite su traducción literal al español es la de (41d); en cambio, las traducciones al castellano de las construcciones ejemplificadas por (41a-c) son perfectamente gramaticales. Hemos sugerido que la Regla de Adjunción-IR se muestra sensible a la telicidad de la Trayectoria: la regla se aplica sólo cuando los VMMs-E aparecen combinados con las expresiones de trayectoria del tipo de (41d), las que se refieren a la ubicación resultativa del Objeto-tema. Con su dominio de aplicación reducido, la Regla de Adjunción-IR puede considerarse causante de la diferencia entre el inglés y el español, es decir, su presencia en inglés y su ausencia en español hacen que ejemplos como el de (41d) sean gramaticales en la primera lengua pero no en la segunda. En la nueva EC que hemos propuesto para esta clase de verbos —que repetimos en (42)—, el Evento principal de MOVERSE se halla acompañado de un Evento de desplazamiento subordinado (la parte destacada en negrita). (42)
[
MOVERSE ([Objeto α]) X ManeraCON ([EventoIR ([Objetoα],[Trayectoria ])]) Evento
]
Esta EC, al estar encabezada por la función de MOVERSE, explica con naturalidad la interpretación no-delimitada de los VMMs-E sin complemento. Ello no quiere decir, por supuesto, que el Evento de MOVERSE no pueda ser delimitado «externamente» —en el sentido de Verkuyl— por la delimitación del eje temporal (cf. caminar {dos horas/hasta las seis}). La posibilidad de ser interrumpido no significa que el Evento de «actividad» expresado por estos verbos se convierta en «realización», lo que implicaría un cambio en su estructura interna. Una implicación importante de nuestra propuesta es que todas las combinaciones de VMM-E con expresiones de Trayectoria, excepto cuando éstas se refieren a la ubicación resultativa del Obje185
to-tema (combinación imposible en español), tienen que considerarse como realizaciones sintácticas previsibles desde su EC original —la de (42)—. Si esta hipótesis es correcta, todos los ejemplos de (43) no son más que proyecciones legítimas de la EC del verbo principal: (43) a. Caminamos [hacia el Norte]. b. Corrí [hasta la esquina] (para alcanzar al ladrón). c. La pelota rodó [desde el tercer piso hasta el segundo]. (ejemplo de Aske 1989: 3, (11)) d. Hemos caminado [cinco kilómetros]. e. ¡Entre cuántos peligros caminaba el hombre [el corto trecho que hay de la cuna al sepulcro]! (Cadalso, Noches., tomado de GP, 318)
Estos ejemplos muestran que la Trayectoria del Evento subordinado de (42) puede ser tanto delimitada como no-delimitada. Además, mediante las pruebas de (44), podemos constatar que la Trayectoria, a pesar de formar parte del Evento subordinado, goza de la capacidad de delimitar el Evento entero. (44) a. Corrió hasta la mitad en diez segundos, pero luego no pudo mantener esa velocidad. b. Corrió 100 metros en diez segundos. c. Con esta pierna enyesada, voy a tardar una hora en andar desde aquí hasta la oficina.
Para dar cuenta de la participación aspectual de la Trayectoria en los Eventos de MOVERSE, podemos suponer que la delimitación del Evento por parte de la Trayectoria es, en este caso, «indirecta». En primer lugar, vamos a asumir que, al representar un Evento de MOVERSE, la EC de (42) sólo proyecta dos ejes aspectuales: el del Evento y el del Tiempo. El que el eje de Trayectoria no forme parte del Evento principal, sin embargo, no impide la participación aspectual del mismo. Nótese que el Tiempo asociado al Evento de MOVERSE necesariamente ha de estarlo también al de IR (recordemos que la relación entre estos dos Eventos, representada por la función subordinante CON, es una relación de acompañamiento y simultaneidad). El intervalo temporal del Evento principal es, al mismo tiempo, el del Evento subordinado: el Evento de MOVERSE y el de IR comparten un único eje temporal. 186
A partir de estas premisas, la transmisión del rasgo [+DEL] de la Trayectoria del Evento subordinado al Evento principal puede atribuirse al papel mediador del eje del Tiempo, compartido por el Evento principal y el Evento subordinado. El mecanismo de composición aspectual del conjunto , donde el complemento se refiere a una Trayectoria delimitada, queda plasmado en las representaciones de (45a) y (45b) —en ambas, resaltamos en negrita el rasgo [+DEL] del constituyente que lo impone al resto—. (45) a. Evento subordinado:
[
Evento
+DEL IR ([X], [Trayectoria +DEL]α);[Tiempo+DEL] α
]
b. Evento principal:
[
+DEL α Evento MOVERSE([X]); [Tiempo +DEL]
]
α
La EC de (45a) representa el Evento subordinado de los VMMs-E. Este Evento se encuentra marcado por el rasgo [+DEL] debido al carácter delimitado de su Trayectoria, lo que hace que el eje del Tiempo lleve también el mismo rasgo aspectual. La EC de (45b), a su vez, representa el Evento principal de VMM-E, donde omitimos, para mayor claridad, la parte correspondiente al Evento subordinado. El carácter delimitado del Evento de (45b) se debe al rasgo [+DEL] de su eje temporal. Recuérdese que el intervalo del Evento principal habrá de coincidir necesariamente con el del Evento subordinado. Esto significa que el eje del Tiempo que aparece en esta EC es el mismo de (45a), y, por tanto, estará marcado por [+DEL]. Es este carácter delimitado del Tiempo el que impone el rasgo [+DEL] al Evento principal, el de MOVERSE. Podemos asumir, así pues, que el rasgo [+DEL] del Evento de MOVERSE representado en (45b) viene determinado, en el fondo, por la delimitación espacial de la Trayectoria que forma parte del Evento subordinado. A lo largo de estas páginas, hemos examinado el mecanismo de la delimitación aspectual en torno a los verbos de movimiento. El sistema de descripción aspectual propuesto por Jackendoff nos ha permitido confirmar que tanto en la ELC de los VVDD como en la de los VMMs-E, el constituyente de Trayectoria mantiene una rela187
ción de uniformidad dimensional-aspectual con el Evento entero. Esta relación hace que el Evento de desplazamiento disponga siempre del mismo rasgo de delimitación que caracteriza a su constituyente de Trayectoria. 6. EFECTO ASPECTUAL DE OBJETO-TRAYECTORIA Antes de terminar este capítulo, queremos exponer un análisis aspectual de los Eventos de ejecución, con el objetivo de demostrar que los mismos primitivos y relaciones conceptuales que han servido para explicar el efecto aspectual del argumento de trayectoria son también válidos para analizar otras clases de argumentos con la capacidad de delimitación eventiva. Recuérdese que en el apartado 2.3. de este capítulo señalábamos el paralelismo aspectual existente entre oraciones como las de (46) o como las de (47). (46) a. Juan leyó el libro en una semana. b. La tropa avanzó hasta la frontera en cinco horas. (47) a. Juan leyó libros durante una semana. b. La tropa avanzó hacia la frontera durante cinco horas.
Una de las ventajas del sistema de representación aspectual jackendoffiano en que hemos basado nuestro análisis aspectual de los verbos de movimiento es que nos permite describir, mediante un mismo conjunto de primitivos y rasgos aspectuales, la participación aspectual de cualquier tipo de argumento conceptual independientemente de la posición sintáctica que le corresponda. Para demostrarlo, vamos a examinar las EECC de los Eventos expresados por los verbos de ejecución (p.ej. leer, recitar). Aunque esta breve exposición se va a limitar a dicha clase de verbos, será suficiente para captar mejor el paralelismo antes aludido por medio de los ejemplos (46) y (47). En el apartado 2.2. del presente capítulo, presentábamos un punto de vista sostenido por Tenny (1987, 1984) y Jackendoff (1996a), según el cual se establece una analogía conceptual entre el Objeto de una ejecución (p.ej. una sonata en tocar una sonata) y la Trayectoria de un desplazamiento espacial. El Objeto de ejecución puede caracterizarse como Objeto-trayectoria; dentro del Evento 188
expresado por tocar una sonata o leer un libro, por ejemplo, lo referido por el argumento directo se concibe como una entidad lineal progresiva, a lo largo de la cual avanza el proceso referido por el verbo. Por lo tanto, podemos prever que la extensión temporal del Evento se determina según la extensión del Objeto-trayectoria referido por el argumento directo. Desde el punto de vista de la EC, la anterior afirmación significa que el Objeto-trayectoria participa en la dimensión progresiva del Evento. Obsérvese: (48)
[
1d EventoEJECUTAR ([Objeto X],
[
][ α
1d Objeto-trayectoria Y );
]]
1d Tiempo T
α
α
En (48), el Objeto X corresponde al sujeto del verbo, y representa el agente de la acción EJECUTAR (p.ej. cantar, recitar o leer). En cuanto al segundo argumento, el Objeto-trayectoria Y, corresponde al argumento directo del verbo. El rasgo dimensional [1d] de este segundo argumento indica que se trata de un Objeto lineal o concebido como tal. La relación de uniformidad o isomorfismo mantenida entre los constituyentes [Evento], [Objeto-trayectoria] y [Tiempo] hace que la EC de (48) sólo pueda tener una de las dos opciones siguientes en cuanto al rasgo [±DEL] de dichos constituyentes: (49) a. Evento de ejecución con el rasgo [+DEL]:
[
1d,+DEL EventoEJECUTAR ([Objeto X],
[
][ α
1d,+DEL ); Objeto Y
]]
α
]]
α
1d,+DEL Tiempo T
α
p. ej.: Juan leyó tres libros (en una semana). b. Evento de ejecución con el rasgo [-DEL]:
[
1d,-DEL EJECUTAR ([Objeto X], Evento
[
][ α
1d,-DEL ); Objeto Y
1d,-DEL Tiempo T
α
p. ej.: Juan leyó libros (durante dos horas).
Del mismo modo que el rasgo [±DEL] de la Trayectoria determinaba el carácter aspectual del Evento de IR, la delimitación del Evento 189
denotado por los verbos de ejecución depende del Objeto-trayectoria, es decir, el constituyente conceptual correspondiente a su argumento directo. El Objeto-trayectoria participa en la delimitación aspectual del Evento al proyectarse en la dimensión progresiva del mismo. Tanto en el caso de la Trayectoria como en el del Objeto de ejecución, su efecto aspectual queda asegurado por la relación de uniformidad dimensional que dichos componentes mantienen con el Evento.
190
VI. ACERCA DE LAS EXPRESIONES DE DESPLAZAMIENTO TÉLICO Rafael Lapesa Real Academia Española y Universidad Complutense
1. INTRODUCCIÓN Recuérdese que en el capítulo IV, al tratar el fenómeno de la Adjunción-IR, hemos establecido que la Regla de Adjunción-IR se mostraba sensible a la telicidad del complemento de trayectoria, y que se aplica únicamente a la combinación de los VMMs con un complemento de trayectoria cuando éste señala la ubicación resultativa del tema (p. ej. walk into the kitchen). Esta propuesta se basaba en la premisa de que sólo los VVDD, y no los VMMs, pueden expresar un desplazamiento que implique la ubicación resultativa del tema sin sufrir modificación en su ELC. Si esta hipótesis es válida, podemos asumir que, a pesar de que la delimitación afecta tanto al Evento de IR como al de MOVERSE (como ha sido constatado en el capítulo anterior), la telicidad constituye una propiedad aspectual que sólo atañe al primero de los dos. Así pues, la telicidad, entendida como propiedad aspectual de los Eventos que implican un determinado Estado resultativo, viene a ser un criterio decisivo para distinguir entre los Eventos de IR y los de MOVERSE. Para defender esta hipótesis, sin embargo, resulta primordial establecer una definición formal de la propiedad a la que denominamos 191
«telicidad». Para ello, deberíamos fijar las condiciones bajo las cuales un Evento adquiere la «implicación de la ubicación resultativa». Ofrecer una definición precisa de dicha propiedad será el objetivo del subcapítulo siguiente (VI.2.), donde también profundizaremos en otras cuestiones relacionadas con la telicidad del Evento de desplazamiento. Una vez enunciada nuestra definición de telicidad en términos formales, volveremos a examinar la diferencia entre los VVMM y los VMMs-E con respecto a dicha propiedad aspectual. Todo ello nos permitirá considerar la Regla de Adjunción-IR como una operación aspectual que afecta a la telicidad de los SSVV encabezados por los VMMs. 2. ESQUEMA CONCEPTUAL DE DESPLAZAMIENTO TÉLICO Y SUS CORRELATOS SINTÁCTICOS
Hasta ahora, hemos venido tratando la «telicidad» del evento como una propiedad aspectual ligada a la implicación de un determinado estado resultativo. Sin embargo, queda pendiente aclarar en qué consiste dicha «implicación». Para ello, hemos de preguntarnos qué es lo que permite, precisamente, que expresiones como {ir/llegar/venir} a Madrid, por ejemplo, aporten información acerca de la ubicación resultativa del tema. Nuestra respuesta a la pregunta anterior es sencilla: la ubicación resultativa no existe sino como una inferencia asociada a la siguiente EC: [Evento IR ([X],[Trayectoria A (Y)])]. En otras palabras, que el Evento referido por una determinada expresión de desplazamiento sea télico o no, depende crucialmente de su constitución interna. Esta relación de implicación entre el desplazamiento télico y la ubicación resultativa ha sido establecida por Jackendoff (1987, 1990) por medio de una regla de inferencia 1. Obsérvese (1). (1) Al final de [Evento IR ([X], [Trayectoria A (Y)])], lo siguiente es válido: [Estado ESTAR ([X], [Ubicación EN (Y)])]. (basada en (21) de Jackendoff 1990: 27)
La inferencia no funciona si se sustituye alguna de las dos funciones que aparecen en estas EECC (la función eventiva de IR y la
1
192
Sobre este tipo de reglas, véase I.2.1.
función de trayectoria A). Obsérvese que los ejemplos de (2) y (3), en los que sólo mantenemos una de las dos funciones arriba mencionadas, no aportan información acerca de la ubicación resultativa del Tema. (2) a. Fue hacia el Norte. b. El barco bajaba por el río. (3) a. María dirigió la pistola al intruso. b. El dormitorio mira al mar.
En (2), los verbos corresponden conceptualmente a la función eventiva IR, pero sus complementos no indican un destino y, por tanto, no son del tipo semántico definido por «A»; en (3), a su vez, las preposiciones corresponden a la función A, pero los verbos no expresan el Evento de IR —se trata de verbos de orientación y no de desplazamiento—. En relación con este punto, conviene no olvidar que, además de la combinación de VVDD con un SP encabezado por a (p. ej. ir a Madrid, subir al segundo piso), existen otras construcciones de VVDD con la misma EC y que deben ser consideradas también como expresiones de desplazamiento télico. El siguiente apartado versará sobre las principales realizaciones sintácticas del desplazamiento télico en español que no obedecen al modelo de . 2.1. Expresiones de desplazamiento télico basadas en un Verbo de Desplazamiento Algunos VVDD como entrar, penetrar o irrumpir aparecen con un complemento que representa la categoría conceptual de Ubicación (p. ej. entrar en la habitación 2, penetrar en la tienda). Como indicábamos en III.5., estos VVDD tienen lexicalizada o incorporada la función de Trayectoria «A» en su ELC y, por ello, seleccionan un argumento interno correspondiente a la categoría de Ubicación (resaltada en negrita en (4)). (4) [Evento IR ([X],[Trayectoria A ([Ubicación EN-INTERIOR-DE ([Y])])])]
2
Véase III.5. para la alternancia del tipo de entrar {a la tienda/en la tienda}.
193
Algo parecido ocurre con VVDD como cruzar o atravesar, que en su empleo transitivo (p. ej. cruzar el río, atravesar el desierto), también implican una ubicación resultativa: al final del Evento, el Objeto-tema se situará «al otro lado» del Objeto referido por el SN complemento directo. En III.5., hemos sugerido que las ELC de estos verbos incorporan una función de Trayectoria compleja, algo así como DE-UN-LADO-AL-OTRO-DE (Y). Este análisis nos permite explicar con naturalidad la implicación de la ubicación resultativa de estos verbos, puesto que, según la regla de inferencia de (1), un evento de la forma de [IR (X, AL-OTRO-LADO-DE (Y))] supondrá [ESTAR (X, EN-EL-OTRO-LADO-DE Y)]. El empleo ubicativo de al otro lado (de algo) —cf. estar al otro lado (de algo)/?estar en el otro lado (de algo)— no afecta a la validez de la regla de inferencia, dado que a este lado, al otro lado, etc. son variantes morfológicas de al lado (de algo), que constituyen una locución adverbial ubicativa —esta clase de locuciones incluye asimismo, entre muchas otras, a la orilla (del río, etc) y a la cola (de una manifestación, etc.)— 3. En segundo lugar, constituyen también expresiones de desplazamiento télico combinaciones como: (5) a. Llegaremos junto al mar a la hora de comer. b. Subió encima de la mesa para pintar el techo. c. Si vienes cerca de mi casa, puedo bajar a verte.
Los adverbios encima, debajo, arriba, abajo, cerca, lejos, etc. y los deícticos aquí, ahí y allí se refieren a relaciones espaciales y pueden considerarse funciones de ubicación. Como ha sido señalado por Pavón (1995: cap.3), a pesar de algunas características que los asemejan a los nombres 4, difieren crucialmente de éstos al contar con la capacidad de identificar relaciones espaciales sin necesidad de preposición (cf. Pedro está {lejos/aquí/*el salón}). Podemos asumir, por lo tanto, que estos adverbios poseen una ELC basada en una función ubicativa. Nótese, además, que oraciones como ¿En dónde vives? (rechazadas desde el punto de vista normativo) parecen menos acep3 Véase Morimoto (1996) para un análisis léxico-conceptual de este tipo de expresiones ubicativas. 4 Recuérdese que estos adverbios pueden ser complemento de una preposición —cf. los vecinos de arriba— y que, además, algunos aceptan un complemento preposicional encabezado por de —cf. encima de la mesa, lejos de la ciudad—.
194
tables que otras del estilo de ¿Adónde vas? Esta diferencia de aceptabilidad se explica teniendo en cuenta que los adverbios ubicativos, inclusive el interrogativo dónde, llevan léxicamente incorporada una función ubicativa y no una direccional. Ahora bien, los ejemplos de (5) resultan claramente contradictorios con la afirmación anterior, puesto que en ellos el argumento de destino seleccionado por los VVDD aparece expresado por un SP o SAdv ubicativo. Como señala Bosque (1993), esta «ausencia» de la preposición a se observa con regularidad cuando la función de trayectoria «A» selecciona como argumento una ubicación que no sea del tipo de «EN (X)» (cf. *llegar en Madrid, *ir en la escuela; descártese la lectura ubicativa del SP encabezado por en). Jackendoff atribuye esta «interpretación direccional» de ciertas expresiones ubicativas a la ambigüedad del nivel léxico: determinadas preposiciones o adverbios espaciales poseen una ELC que permite tanto la lectura de Trayectoria como la de Ubicación (Jackendoff 1990: 73). A modo de ejemplo el autor ofrece la preposición inglesa under, que admite tres lecturas diferentes: ubicación —cf. (6a)—, trayectoria de destino —cf. (6b)—, y trayectoria de «vía» —cf. (6c)—. (6) a. The mouse is under the table. «El ratón está debajo de la mesa.» b. The mouse ran under the table and stayed there. «El ratón se metió corriendo debajo de la mesa y se quedó allí.» c. The mouse ran under the table into a hole in the wall. «El ratón corrió por debajo de la mesa y se metió en un agujero de la pared.»
Según el citado autor, la ELC de esta preposición codifica los tres sentidos, que se relacionan estrechamente entre sí 5. Desde este punto de vista, casi todas las preposiciones y adverbios ubicativos en español, excepto en, habrá de ser considerados léxicamente ambiguos. Una alternativa a la anterior solución ha sido propuesta por Bosque (1993a), quien opina que el empleo direccional de las expresiones ubicativas se deriva de un proceso de incorporación de
5
Véase Jackendoff (1990:73) para la ELC de esta preposición.
195
la preposición ubicativa a la de trayectoria de destino fonéticamente vacía, la cual contendrá los rasgos semánticos correspondientes a la preposición a. Según esta hipótesis, la imposibilidad de combinaciones como *subir a encima de la mesa o *ir a allí cabría interpretarla como prueba de la obligatoriedad de tal proceso de incorporación sintáctica en español. Este proceso también se observa, apunta el mismo autor, en la morfología de adverbios como adentro, afuera, adónde, adonde, etc. así como en las preposiciones inglesas del tipo into, onto, etc. Considerando que sólo los VVDD que seleccionan el argumento de trayectoria direccional imponen la interpretación de destino a las expresiones ubicativas, sea cuál sea el análisis definitivo de dicha interpretación, parece razonable asumir que la EC correspondiente a los ejemplos de (5) será de la forma [Evento IR ([X], [Trayectoria A (Y)])], esto es, la misma que la de construcciones de VVDD con un SP encabezado por a. Finalmente, obsérvense los ejemplos de (7): (7) a. María vendrá sobre las seis. b. Entra un momento, tengo que hablar contigo. c. ¿María?, todavía no ha llegado. d. Te esperaré en la calle hasta que bajes.
Se trata del empleo de VVDD con un argumento de destino implícito. Como vimos en el capítulo III, este empleo no es exclusivo de los VVDD inherentemente télicos (los que tienen la Trayectoria télica en su ELC, como venir, llegar, alcanzar, entrar, cruzar, atravesar, etc.), sino que se extiende también a los VVDD «potencialmente» télicos (los que poseen una Trayectoria orientativa, como subir, bajar, acercarse, ir, etc. 6). El argumento de destino, sin embargo, sólo quedará implícito cuando la información sobre el mismo pueda recuperarse por el contexto, sea éste lingüístico o situacional. Esto significa que los ejemplos de (7) poseen una EC idéntica a la de las secuencias donde esos 6 Un VD es «potencialmente» télico si la Trayectoria inherente de la ELC del verbo no es incompatible con una Trayectoria télica. En realidad, casi todos los VVDD o son télicos inherentemente o lo son potencialmente, a excepción del verbo recorrer (cf. *Recorrió (a Madrid/de aquí, etc.) —sobre la peculiaridad semántica y sintáctica de este verbo, véase arriba, III.4.2.—.
196
mismos verbos aparecen combinados con un argumento de destino explícito. Los tres tipos de construcciones de VVDD aquí estudiados, a pesar de su apariencia irregular, no constituyen contraejemplos a nuestra propuesta de que la ubicación resultativa se infiere a partir de la EC del esquema [Evento IR ([X], [Trayectoria A (Y)])]. Por supuesto, los VVDD no son los únicos que expresan un desplazamiento télico; el mismo esquema de [Evento IR ([X], [Trayectoria A (Y)])] está presente en la EC del Evento causativo de desplazamiento télico (p.ej. María llevó su maleta a la habitación; Envió un regalo a su madre) 7. Obsérvese: (8) [Evento CAUSAR([X],[Evento IR ([Y], [Trayectoria A ([Z])])])]
Tanto en la combinación de como en otros tipos de expresiones de desplazamiento télico que acabamos de estudiar, la EC del conjunto se deriva del significado de sus miembros. Dicho de otro modo, la EC de tal conjunto resulta de la composición semántica donde la EC del complemento se integra en la ELC del verbo, según se ilustra en (9) 8. (9) a. llegar al lago llegar: [Evento IR ([Objeto X],[Trayectoria A([Objeto/UbicaciónY])])] llegar al lago:[Evento IR ([Objeto X],[Trayectoria A([Objeto LAGO])])] b. subir al tejado subir: [Evento IR ([Objeto X],[Trayectoria HACIA-ARRIBA])] subir al tejado: HACIA-ARRIBA IR ([ X], A (TEJADO) ) Evento Objeto Trayectoria
[
[
]]
9
7 Reiteramos que las letras que se emplean para las variables (X, Y y Z, en este caso) no tienen ningún contenido semántico, es decir, no representan ninguna entidad por sí solas. Por lo tanto, el hecho de que en (8) el Evento de desplazamiento (ocasionado por X) tenga dos variables Y y Z, en vez de X e Y, no afecta a la equivalencia conceptual entre [IR (X, A (Y)] y [IR (Y, A (Z)]. 8 Sobre el proceso de la fusión de argumentos, mediante el cual la información semántica de los argumentos se integra en la ELC del verbo que los selecciona, véase arriba, III.3. 9 Recuérdese nuestra observación del capítulo III sobre la incompatibilidad entre el complemento de trayectoria orientativa (del tipo de HACIA) y el de trayectoria de destino (del tipo de A) en la sintaxis (p. ej. *ir hacia Madrid a casa de
197
En la EC resultante de la composición, el constituyente de Trayectoria contiene, además de la información codificada en la ELC del verbo, la que expresa el complemento de trayectoria. Este último sirve para especificar la información sobre la Trayectoria del desplazamiento denotado por el verbo. 2.2. La telicidad y la construcción de Adjunción-IR Obsérvense las representaciones de (10), donde se exponen la ELC del verbo swim «nadar» y la EC de la construcción de Adjunción-IR swim to the boat «(lit.) nadar al barco». (10) swim to the boat «(lit.) nadar al barco» swim:
[
]
MOVERSE ([Objeto]) [Manera X]
Evento
swim to the boat:
[
Evento
IR ([Objetoα],[Trayectoria A([BARCO])]) MOVERSE([Objetoα]) CON/POR-MEDIO-DE( [Manera X] )
[
]
]
Como es obvio, la EC de la construcción de Adjunción-IR se ajusta al esquema conceptual de desplazamiento télico (basada en la combinación de IR y A), al igual que cualquier empleo télico de los VVDD. Sin embargo, la telicidad del Evento expresado por una construcción de Adjunción-IR no proviene del proceso canónico de
mi padre, *ir hacia arriba al segundo piso; estos ejemplos se convierten en gramaticales si interponemos una pausa entre los dos complementos). Como señalábamos en el mismo lugar, ello no significa que un VD orientativo no pueda aparecer con un complemento de destino (como demuestra la gramaticalidad del ejemplo de (9b) o de otras combinaciones como bajar al sótano, acercarse a la esquina, etc.). Esto parece sugerir que la Trayectoria orientativa y la de destino no son conceptualmente incompatibles cuando una de las dos funciona en la EC como modificador restrictivo de la otra.
198
composición semántica entre el predicado y su argumento, tal y como ocurría en el caso de la combinación . En las lenguas que disponen de la Regla de Adjunción-IR, la construcción en su totalidad aparecerá asociada a una EC de desplazamiento télico. En esta EC, la Trayectoria télica del complemento encontrará el constituyente conceptual con que fusionarse (el de la Trayectoria del Evento principal de IR). Asimismo, en la interpretación de la construcción de Adjunción-IR, el significado del VMM se reduce a una variable que ocupará el lugar del Evento subordinado. Lo que queremos destacar aquí es que la EC de la construcción de Adjunción-IR no puede ser deducida directamente a partir del significado de sus miembros. Dicha EC viene determinada por una regla de correspondencia específica que asocia la construcción entera con una determinada EC, la del Evento de desplazamiento télico. Las observaciones anteriores permiten ofrecer la siguiente conclusión acerca de los complementos de trayectoria télicos en español y en inglés: mientras que en español un complemento de trayectoria télico siempre supone una proyección sintáctica de la Trayectoria perteneciente a la ELC del verbo, en inglés existe la posibilidad de que dicho tipo de complemento no tenga correspondencia en la ELC originaria del verbo. En este último caso, el complemento télico queda legitimado e interpretado gracias a la Regla de Adjunción-IR. Como indicábamos en IV.2., Jackendoff (1990) opina que la productividad de la construcción de Adjunción en una determinada lengua depende de la existencia en ella de la Regla de Adjunción-IR. El mismo autor sugiere también que, en la medida en que la correspondencia entre la sintaxis y la semántica de la construcción no viene determinada por el verbo principal (Jackendoff 1994), la construcción de Adjunción-IR puede considerarse como «construcción idiomática» o como patrón sintáctico de SV asociado a una determinada EC. En esta misma línea teórica, Jackendoff defiende (en sus trabajos de 1994, 1996c) que el léxico no contiene solamente entradas de las palabras o categorías léxicas del nivel de X0, sino también de construcciones sintagmáticas e, incluso, oracionales. En el caso de las construcciones idiomáticas como la de Adjunción-IR, la entrada sólo contendrá la estructura sintáctica del SV y la EC correspondiente, lo cual garantiza la productividad de la construcción. Según el autor, la construcción resultativa —p. ej. pound the metal flat «gol199
pear el metal hasta dejarlo plano»— y la llamada construcción de Way-Adjunction (Adjunción-«way») —p. ej. whistle her way through the tunnel «pasar el túnel silbando»— constituyen asimismo ejemplos de construcciones idiomáticas del inglés. La diferencia entre este tipo de construcción y las expresiones idiomáticas fijas radica en que éstas últimas tienen una estructura fonética predeterminada, mientras que las construcciones idiomáticas carecen de ella. El análisis idiomático de la construcción de Adjunción-IR ha sido defendido también por Williams (1994). Este autor sugiere que las lenguas disponen, además de las expresiones totalmente fijas, de «familias» de expresiones idiomáticas (idiom families), cuyos miembros comparten ciertas características sintácticas y semánticas. Otro de los ejemplos que ofrece el autor son familias de expresiones idiomáticas del tipo de Nx by Nx → side by side, hour by hour, house by house, etc.; Nx to Nx → door to door, cheek to cheek, etc., que, a su vez, obedecen al patrón abstracto de Nx P Nx (que es un patrón productivo en inglés y en varias lenguas más) —en VI.4., volveremos brevemente a este asunto para sugerir la posibilidad de considerar la construcción de Adjunción-IR como una «sub-familia», por decirlo así, de otra más abstracta—. Desde el momento en que se reconoce el estatus idiomático de la construcción de Adjunción-IR, la diferencia entre el español y el inglés, en lo que respecta a las expresiones de desplazamiento basadas en los VVDD y VMMs, se reduce al siguiente punto: Sólo en inglés, pero no en español, existe la posibilidad de modificar aspectualmente la ELC originaria de los VMMs por medio de un adjunto de trayectoria télico, ocasionando la subordinación del Evento de MOVERSE (X) —atélico— al Evento de IR (X, A(Y)) —télico—; esto es así porque sólo la primera de las dos lenguas ha desarrollado una construcción idiomática que permite asociar la combinación con una EC de desplazamiento télico: la construcción de Adjunción-IR. Que un determinado tipo de construcción idiomática exista en unas lenguas y no en otras no resulta en sí sorprendente. Sin embargo, como ya hemos comentado, creemos que el contraste que nos ocupa no constituye un caso aislado ni exclusivo del ámbito de las expresiones de desplazamiento télico, sino que mantiene una relación estrecha con el hecho de que las dos lenguas también se diferencien entre sí en cuanto a la productividad de la construcción resultativa del tipo de pound the metal flat «golpear el metal hasta dejarlo plano». La ausencia de este último tipo de construcción en 200
español, opinamos, se debe fundamentalmente a la misma razón por la que esta lengua carece de productividad respecto a la construcción de Adjunción-IR. En relación con este punto, conviene recordar la opinión de autores como Talmy (1985, 1991) o Levin y Rapoport (1988). Según estos autores, el contraste que se establece entre el español y el inglés relativo a la construcción de Adjunción-IR sólo es una manifestación más de la diferente función aspectual que cada una de dichas lenguas asigna a los adjuntos télicos. En inglés, un adjunto télico puede indicar el resultado del evento denotado por los verbos atélicos, mientras que en español no existe tal posibilidad. Por la propia delimitación de nuestro trabajo, no vamos a desarrollar un estudio exhaustivo sobre las expresiones de «resultado» (que abarcaría una gama muy amplia de expresiones de cambio télico, como, por ejemplo, de cambio de posesión, de cambio de postura, o de creación y destrucción). En lugar de ello, en lo que queda de este capítulo centraremos nuestra atención en los complementos que expresan el resultado de un evento de cambio de estado, entre los cuales se encuentra el predicado secundario de la construcción resultativa. En las páginas que siguen, pues, mediante un análisis aspectual de la construcción resultativa y de otros tipos de expresiones de cambio de estado télico, intentaremos demostrar que el contraste establecido entre el español y el inglés en relación con la existencia de la construcción de Adjunción-IR no sólo atañe a las expresiones de desplazamiento télico, sino que se extiende también a las expresiones de cambio de estado télico. 3. UBICACIÓN RESULTATIVA Y ESTADO RESULTATIVO 3.1. Complementos de resultado en expresiones de cambio de estado Son varios los autores 10 que han señalado la existencia de un paralelismo entre la construcción de Adjunción-IR (p.ej. swim to the shore «ir nadando a la costa»; creep in the room «entrar en el cuarto
10 Véanse Levin y Rapoport (1988), Talmy (1985, 1991), Pustejovsky (1991), Aske (1991), entre otros.
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(sigilosamente)»; fly out of the cage «escaparse de la jaula (volando)») y la construcción resultativa del inglés (p.ej. pound the metal flat «golpear el metal hasta dejarlo plano»; sleep oneself sober «desembriagarse a fuerza de dormir»). En términos generales, el paralelismo entre ambos fenómenos puede describirse como sigue: los dos tipos de construcciones expresan un evento télico (desplazamiento télico o cambio de estado télico) llevado a cabo por la acción denotada por el verbo principal; en ambos casos, el adjunto télico provoca la interpretación resultativa de la construcción entera. Como es bien sabido, en español, la construcción resultativa ejemplificada en el párrafo anterior carece de productividad. Sin embargo, en esta misma lengua podemos encontrar construcciones que comparten con la construcción resultativa las características de denotar un cambio de estado télico y de contener un complemento de resultado (con este término nos referimos a cualquier complemento, seleccionado o no, que indique el resultado del evento expresado por el verbo). Los siguientes son los principales tipos de complementos de resultado que aparecen en expresiones de cambio de estado en español. (11) a. Los complementos seleccionados por los verbos llamados de «devenir» 11 — En la construcción no-causativa: — volverse [loco], hacerse [rico], caer [enfermo], etc. — En la construcción causativa: — volverlo [loco], ponerlo [nervioso], etc. b. Los predicados resultativos 12 — Cognados: — cortarlo [muy corto], secarlo [bien seco], atarlo [bien atado], etc. — No cognados: — atar la cuerda [tensa], dibujar el círculo [torcido], etc.
11
Existen algunos verbos de «devenir» como hacer(se) o convertir(se), que también pueden expresar un cambio de clase o categoría tomando un SN como complemento de resultado (cf. hacerse viejo [cambio de propiedad] vs. hacerse profesor [cambio de clase]). Nótese, asimismo, que verbos como nombrar, elegir, seleccionar, etc. parecen expresar solamente este tipo de cambio (cf. elegirlo {delegado/*inteligente}). Dado el objeto de este subcapítulo (centrado en el evento de cambio de estado), dicho empleo de los verbos de «devenir» quedará excluido de nuestras consideraciones. 12 Reiteramos nuestra advertencia de que las construcciones de este apartado no gozan de productividad plena en español. Remitimos a VI.3.3.3. sobre esta cuestión.
202
Entre los complementos de resultado aquí reunidos, los de (11a) requieren una mención especial, puesto que en la gramática tradicional se observa cierta confusión entre este tipo de complemento y el complemento predicativo o predicado secundario. En el Esbozo de la Real Academia Española los complementos en cursiva de las siguientes oraciones aparecen todos clasificados como complementos predicativos. (12) a. Los huéspedes quedaron contentos. b. La niña parecía enfermiza. c. El niño duerme tranquilo. d. Los perros llegaron sedientos. (ejemplos tomados de RAE 1973: p. 369)
Para Bello (1847: nota II), todos estos complementos serían predicado en el mismo sentido en que lo son, por ejemplo, bueno en ser bueno o ciego en estar ciego. Alarcos (1994: §365-368) ofrece un punto de vista similar; de acuerdo con este autor, los complementos del tipo de (12a-d) se reunirían bajo el nombre de atributos del sujeto, y los que aparecen en (13) se analizarían indistintamente como atributos de objeto. (13) a. Dejaron perplejo al director. b. Comprarán baratos los muebles. (ejemplos tomados de Alarcos 1994: §367)
Sin embargo, como ha sido señalado por Hernanz y Brucart (1987), existe una diferencia sustancial entre los complementos del tipo de (12a), (12b) y (13a) por un lado, y los del tipo de (12c), (12d) y (13b), por otro. Los primeros resultan indispensables para la buena formación de la oración y aportan, junto con el verbo, la única predicación de la oración. Los segundos, por el contrario, son totalmente opcionales y aportan una predicación «subsidiaria» y claramente «secundaria» a la del verbo principal (véase Hernanz y Brucart 1987: §6.3.). El complemento de resultado que hemos indicado en (11a) pertenece claramente al primero de estos dos grupos. Los complementos de resultado reunidos bajo (11) señalan todos el estado resultativo del tema dentro de una expresión de cambio de estado télico. Recuérdese que es ésta, precisamente, la función semántica que se atribuye al predicado secundario de la construcción resultativa (p.ej. pound the metal flat «(lit.) golpear el metal 203
plano»). Además, los complementos reunidos en (11b) presentan otro punto en común con el predicativo de la citada construcción: se trata, en ambos casos, de un predicado secundario de carácter resultativo. No obstante estas similitudes, creemos que los complementos de resultado enumerados en (11) desempeñan una función aspectual bien diferente del predicado resultativo de la construcción resultativa inglesa 13. En estas páginas, intentaremos demostrar que los complementos de (11) especifican el resultado del evento expresado (y, en esto, son similares a los complementos de trayectoria télicos de los VVDD), mientras que el predicado secundario de la construcción resultativa inglesa (p.ej. pound the metal flat «golpear el metal hasta dejarlo plano») añade el estado resultativo al evento denotado por el verbo, modificando la estructura eventiva del mismo (al igual que los complementos de trayectoria télicos que aparecen con los VMMs, es decir, los de la construcción de Adjunción-IR). Pero antes de entrar a analizar la función aspectual desempeñada por cada uno de los complementos de resultado aquí presentados, dedicaremos unas páginas a presentar la EC del Evento de cambio télico. Los complementos que vamos a estudiar, sin excepción alguna, participan en la configuración de dicha EC. 3.2. Cambio de estado como desplazamiento no-espacial La EC que vamos a proponer para el Evento de cambio de estado télico presenta, en lo fundamental, una evidente analogía con la que hemos atribuido al Evento de desplazamiento de la misma naturaleza aspectual. Es decir, sostenemos que el esquema conceptual [Evento IR ([X],[TrayectoriaA (Y)])], propio del desplazamiento espacial, sirve también para representar cambios o transiciones más abstractos, como es el cambio de estado. Esto significa que no vamos a postular una función nueva para representar exclusivamente el cambio de estado, como hacía, por ejemplo, McCawley (1968) mediante el uso de BECOME «VOLVERSE o HACERSE». Establecer una fun-
13
Para mayor claridad, reservaremos el término de «construcción resultativa» a la construcción inglesa del tipo que hemos mencionado en estas páginas. Véase VI.3.3.2. para más precisión sobre este punto.
204
ción exclusiva para el cambio de estado ayudaría a reflejar mejor el vocabulario de nuestra lengua (compárense, por ejemplo, Juan se volvió loco y *Juan fue a loco). Sin embargo, tal procedimiento nos impediría establecer una importante generalización entre las expresiones de cambio pertenecientes a distintos campos nocionales, entre los que se incluye el espacial 14. La idea de representar el cambio de estado mediante la función eventiva de IR se apoya en el fundamento marcadamente localista de la Semántica Conceptual jackendoffiana, plasmado en su Hipótesis de las Relaciones Temáticas (Jackendoff 1983: págs. 187 y ss.; véase también Gruber 1965, a quien se reconoce como precursor directo de esta hipótesis). Al postular dicha hipótesis, Jackendoff asume, junto con Gruber, que las principales funciones de Estado, Evento, Ubicación y Trayectoria que representan las relaciones espaciales sirven también para las de cualquier otro campo nocional. Según esta hipótesis, los campos difieren entre sí básicamente en tres puntos siguientes: — la categoría conceptual de la entidad que aparece como tema; — la categoría conceptual de la entidad que aparece como objeto de referencia; — la relación equivalente a la de «ubicación» espacial 15. Entre los campos nocionales reconocidos por Jackendoff, el que concierne a los Eventos de cambio de estado es el «campo nocional de identidad» (Identificational field) —término que el autor toma del trabajo de Gruber (1965)—. El cuadro de (14) caracteriza este campo nocional según los tres criterios indicados arriba 16:
14
Véase Levin y Rapoport (1988), quienes también atribuyen un mismo esquema conceptual a cambios pertenecientes a distintos campos nocionales. 15 En Pinker (1989: 188 y ss.), podemos encontrar una interesante revisión (y algunas propuestas de modificación) de las representaciones semánticas de relaciones no-espaciales basadas en la Hipótesis de las Relaciones Temáticas establecida por Jackendoff. 16 Además de los campos de espacio y de identidad, el autor reconoce los de tiempo, posesión, existencia y circunstancia como principales campos nocionales (en este punto el autor se apoya casi íntegramente en la propuesta de Gruber 1965). Con fines ilustrativos, y para complementar el cuadro de (14), expondre-
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(14) Categoría del tema Campo de OBJETO identidad
Categoría del objeto de referencia
Relación equivalente a la «ubicación»
PROPIEDAD, OBJETO-TIPO 17
Pertenencia a una categoría o posesión de una propiedad (inherente o accidental) p. ej.: Juan es profesor. Juan está joven.
Como se habrá advertido, adoptamos una versión considerablemente radical de la hipótesis localista (Lyons 1977: § 15.7.) 18. Desde esta perspectiva, la relación que se establece entre la adquisición de una propiedad y la posesión de la misma, o entre la adscripción a una categoría y la pertenencia a ella, viene a equivaler a la que existe entre llegar a una ubicación y estar en ella. Es decir, si la pertenencia a una categoría y la posesión de una propiedad son consideradas como relamos aquí las características de los campos de tiempo y de posesión según los tres criterios arriba mencionados (remítase al trabajo citado de Jackendoff para la organización de los demás campos nocionales). Tema
Objeto de referencia
Relación equivalente a la «ubicación» en el campo nocional correspondiente
EVENTO ESTADO
TIEMPO
«Ubicación» en un Tiempo p.ej.: La cena es a las once. La fiesta tendrá lugar mañana.
Campo de OBJETO posesión
OBJETO
Pertenencia a un Objeto p. ej.: Juan tiene un coche. El coche pertenece a Juan.
Campo temporal
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Un «Objeto-tipo» (traducción de Thing-Type) es un Objeto que sirve para señalar una determinada clase o categoría de individuos (y no a un objeto individual) —véase I.2.—. Es la interpretación que reciben, por ejemplo, los SSNN en su empleo predicativo clasificador (p.ej. Son [auténticos caballeros]; Soy [médico]). 18 Jackendoff cita a Anderson (1971) y Gruber (1976) como antecesores directos que han contribuido a la defensa de esta tesis. La historia de la teoría loca-
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ciones análogas a una ubicación 19, el proceso de cambio que desemboca en dichos estados puede ser comparado a un desplazamiento. Del cuadro de (14), en definitiva, se desprende que es posible hallar una relación semántica paralela entre, por ejemplo, la llegada a París con respecto a la ubicación en París, por un lado, y entre un cambio de estado —p.ej. casarse o adquirir riquezas— y el estado resultativo correspondiente —p.ej. estar casado o ser rico—, por otro (los ejemplos empleados aquí son originariamente de Lyons 1977). Como es sabido, la hipótesis localista viene motivada por una serie de observaciones empíricas. Aunque aquí nos limitaremos a señalar algunos ejemplos ofrecidos por Jackendoff (1976), en la bibliografía dedicada a la hipótesis localista (véase nota 18) se pueden encontrar datos más abundantes a favor de dicha hipótesis. En primer lugar, obsérvense los ejemplos de (15), donde un mismo verbo aparece empleado para referirse a los desplazamientos o ubicaciones pertenecientes a los dos campos nocionales que venimos comparando (el espacial y el identificacional): (15) a. The coach turned into the driveway. «El carruaje se metió en la carretera.» b. The coach turned into a pumpkin. «El carruaje se convirtió en una calabaza.» c. Max kept Joe in the closet. «M. tuvo (encerrado) a J. en el armario.» d. Max kept Joe sick. «M. tuvo a J. enfermo.» (ejemplos (29a-b) y (61d-e) de Jackendoff 1976; la traducción es nuestra) lista, aun en su versión extrema, se remonta al menos a los llamados Lokalisten «localistas» de la lingüística germánica del siglo pasado —Wüllner (1872) y Hartung (1831) suelen ser citados como exponentes representativos de dicha escuela—. Asimismo, no debemos olvidar que el importante trabajo de Hjelmslev (1935-37) sobre los casos tomaba conceptos básicamente espaciales como base de análisis. Por otra parte, véanse Brown (1958), Anglin (1970), Miller y JohnsonLaird (1976), para la defensa de esta tesis desde el punto de vista de la psicolingüística y de la adquisición de la lengua. Otra corriente de investigación, la llamada gramática cognitiva en la línea de Langacker (1986), extiende las consideraciones sobre las relaciones espaciales al plano sintáctico. 19 Podemos citar, al respecto, a Moreno (1991: XXIV), quien, basándose en datos de lenguas tipológicamente tan diversas como el galés, el turco, el ruso, etc., defiende la base locativa de las predicaciones de distintos campos nocionales (de producción, adquisición, posesión, atribución y ecuación).
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Asimismo, en no pocas ocasiones, en ambos campos nocionales se establece un mismo tipo de inferencia entre las expresiones de cambio y las de estado. (16) a. The train went from Kankakee to Mattoon. → At some time, the train was in Kankakee, and at some time, the train was in Mattoon. «El tren fue de K. a M. → En algún momento el tren estuvo en K. y en algún momento (posterior) estuvo en M.» b. Things went from bad to worse. → Things were bad, and then they were worse. «Las cosas fueron de mal en peor. → Las cosas estuvieron mal y luego estuvieron peor.» (ejemplo (73a) y (73c) de Jackendoff 1976)
Sin embargo, conviene señalar que, en español, la analogía entre los dos campos (el campo espacial y el de identidad) resulta menos evidente que en inglés. Nótese que no podemos decir, por ejemplo, *Juan fue loco (cf. (ingl.) John went mad) ni parece existir la posibilidad de traducir oraciones como John got {angry/married/etc.} «Juan {se enfadó/se casó/etc.}» mediante una expresión de base claramente espacial. Aun así, es posible señalar algunas manifestaciones en español del paralelismo que estamos considerando: el empleo atributivo o semi-atribuitivo de los verbos que denotan relaciones fundamentalmente espaciales (p.ej. Juan está contento; Juan quedó paralítico; María permaneció muda; Esta música me pone nervioso); y, también, el de algunas expresiones ubicativas para referirse a las relaciones del campo nocional de identidad (p.ej. Pedro está por encima de Juan en matemáticas; Lejos de enfadarse, me pidió disculpas) 20. En cualquier caso, como apunta Jackendoff (1990: 26), postular una base localista para las expresiones de campos no-espaciales no implica necesariamente que las unidades léxicas y los esquemas gramaticales de un campo sean siempre válidos para otros. Nótese, por 20
Véase, asimismo, Santos Domínguez y Espinosa Elorza (1996), quienes reúnen abundantes datos del español, en distintas etapas de su evolución diacrónica, que avalan la hipótesis localista.
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ejemplo, que, aunque verbos como volver(se), poner(se), estar, permanecer, quedar(se), etc. resultan admisibles tanto en el campo espacial como en el de identidad (cf. ponerse {en el centro/guapa}; permanecer {en Madrid/mudo}; etc.), existen otros cuyo empleo no puede generalizarse a los dos campos. Convertir(se) o hacer(se) constituyen ejemplos de verbos de uso exclusivo del campo de identidad; desplazar(se) o acudir lo son del campo espacial. A pesar de estos desajustes, creemos que datos como los que señalábamos antes permiten reconocer la existencia de un paralelismo entre el campo espacial y el de identidad. Apoyándonos en esta aseveración, vamos a asumir que el Evento de cambio de estado admite ser analizado como un desplazamiento no-espacial cuyo destino se define por medio de una Propiedad 21. Obsérvese (17), donde exponemos la EC que, de acuerdo con Jackendoff, atribuimos al Evento de cambio de estado. (17) Esquema conceptual de cambios de estado [Evento IRIdent ([Objeto ],[TrayectoriaA ([Propiedad ])])]
En esta representación, la función de IR se halla marcada por un rasgo que la delimita al campo nocional de Identidad (rasgo que representamos mediante el subíndice «Ident» siguiendo la práctica de Jackendoff ) 22. Debido a dicho rasgo, la función de IR ya no
21 Si el destino de transición es marcado por un Objeto-tipo (véase arriba, nota 17), tendremos un evento de cambio de clase o de categoría. Aunque no vamos a tratar este tipo de Evento en el presente trabajo, es de notar que, tanto en inglés como en español, existen relativamente pocos verbos de cambio que lexicalizan un Objeto-tipo como resultado, en comparación con los que lexicalizan una Propiedad (verbos del tipo de knight «conceder el título de sir (a alguien)» del inglés o licenciarse, del español pueden considerarse ejemplos representativos de esta clase de verbos). Por otra parte, la construcción resultativa tampoco suele expresar este tipo de cambio, al no permitir, por regla general, SSNN como predicados secundarios (véase Jackendoff 1990: 235). Véase también Carrier y Randell (1992), quienes ofrecen una explicación semántica al respecto. 22 Por conveniencia, en nuestras representaciones conceptuales de los Eventos de cambio, sólo aparecerá indicado el rasgo de campo nocional perteneciente a la función eventiva IR, dando por supuesto que cualquier otra función que forme parte de los argumentos seleccionados por IRIdent también se encuentra marcada por el mismo rasgo (Ident.). Por ejemplo, en la EC de (17), la función de A, al estar indicando un destino dentro del campo identificativo, tiene que entenderse
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representa un desplazamiento espacial, sino un cambio más abstracto. Concretamente, la EC de (17) representa un Evento de cambio en el que un Objeto avanza progresivamente a lo largo de una Trayectoria no-espacial cuyo «destino» viene definido por una determinada Propiedad 23. Verbos como adelgazar, engordar, amarillear o doblar expresan este tipo de Eventos. Como comentábamos arriba, en español resulta difícil encontrar verbos de cambio cuya EA (estructura argumental) refleje de manera «transparente» la EC de (17). A diferencia de los verbos de desplazamiento espacial del tipo de ir, venir o llegar, los verbos que expresan cambio de propiedad lexicalizan, o bien la función de trayectoria y su argumento de propiedad (cf. los verbos de cambio de estado: adelgazar, limpiar, doblar, etc.), o bien, como mínimo, la función de trayectoria (cf. los verbos llamados de devenir: ponerse (nervioso), volverse (loco), etc.), de manera que no pueden seleccionar una trayectoria como argumento (cf. ponerse (*a) contento; volverse (*a) loco; etc.). Como ha sido señalado por varios autores (Dowty 1979, Tenny 1994, Levin y Rappaport 1995, Bertinetto y Squartini 1995), algunos de los verbos de cambio de estado mencionados permiten tanto la interpretación delimitada como la no-delimitada (p. ej. La tierra se calentó {durante décadas/en una década}; El río creció {durante dos como AIdent. Por otro lado, cuando se trate de relaciones puramente espaciales seguiremos empleando ESTAR e IR sin subíndice de campo nocional. 23 Cierta clase de cambio de estado puede ser representada asimismo mediante la función de INC (del aspecto «incoativo»). Obsérvese: (i) [EventoINC([Estado ESTARIdent ([X],[Ubicación EN([Propiedad Y])])])] La función de INC toma un único argumento de Estado y representa un Evento de cambio que da lugar al Estado señalado por ese argumento. Según Pinker (1989: 191), quien revisa en profundidad el sistema de representación semántica jackendoffiano, el cambio representado por la función de IR supone la existencia de varios estados intermedios (en los que el tema va adquiriendo poco a poco la propiedad en cuestión), mientras que INC representa un cambio «instantáneo», un paso de un estado al otro que no implica ningún recorrido intermedio. Sin embargo, como reconoce Jackendoff (1990: 93), las EECC del tipo de [IR ([X], [A (Y)])] y del tipo de [INC ([ESTAR ([X],[EN (Y)])] son prácticamente «sinónimas», y, con frecuencia, resulta difícil determinar cuál de las dos es la más adecuada para un determinado tipo de evento. Por lo tanto, en este trabajo, optamos por representar cualquier tipo de cambio de estado télico mediante la EC propia de desplazamiento télico.
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días/en una noche}). Se trata de verbos de cambio que designan una «modificación cuantitativa» (Moreno 1997: 167-168), frente a los que designan una «transformación» o «modificación cualitativa» (Ibíd.) —p.ej. congelarse, evaporarse—. Los verbos de cambio «cuantitativo» lexicalizan una Propiedad no-delimitada, es decir, una Propiedad cuyo vector progresivo no posee un límite final inherente. Ahora bien, aunque la clase de verbos que nos ocupa no permite una caracterización unitaria con respecto al criterio de la delimitación, todos sus miembros disponen de la capacidad de expresar un cambio télico, puesto que en un Evento de cambio de estado, el Objeto-tema queda alterado en alguna de sus propiedades. Nótese, por ejemplo, que los Eventos expresados por crecer o calentar implican necesariamente que el Objeto-tema resulta «crecido» y «calentado», respectivamente, aunque no necesariamente «grande» ni «caliente». Aclarado este punto, en (18) vamos a exponer la ELC que atribuimos a esta clase de verbos tomando como ejemplo la del verbo amarillear: (18) amarillear: [EventoIRIdent([Objeto]A,[TrayectoriaA([PropiedadAMARILLO])])]
Esta ELC se basa en el esquema conceptual de cambio de estado expuesto en (17), y tiene lexicalizados, junto con la función eventiva de IRIdent, tanto la función de trayectoria A como su argumento de propiedad [AMARILLO] 24. Esto significa que, en dicha ELC, el único constituyente que goza de estatus argumental es el de Objeto, que corresponde al tema del cambio definido. Como se habrá podido apreciar, las EECC presentadas en (17) y (18) comparten con la del desplazamiento télico el esquema de [Evento IR ([X],[TrayectoriaA ([Y])])]. Excepto las modificaciones debidas al paso de un campo nocional al otro (el rasgo que lleva la función IR y la categoría conceptual de la Entidad que sirve de referencia de la Trayectoria), la EC del Evento de cambio de estado télico resulta idéntica a la que define el Evento de desplazamiento télico.
24 En realidad, la representación conceptual de las Propiedades implicadas en el significado de los verbos de cambio encierra unas cuestiones no siempre fáciles de resolver. Volveremos a este punto al final de este apartado, donde estableceremos unas convenciones descriptivas para representar distintos tipos de Propiedades.
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Dado que la construcción resultativa y otras presentadas en VI.3.1. expresan un evento de cambio de estado télico, podemos asumir que todas ellas comparten una EC que se ajusta, en lo fundamental, a la de (17). El esquema de (17), por tanto, servirá de punto de partida para estudiar distintas funciones aspectuales desempeñadas por el complemento de resultado contenido en esas construcciones. Antes de proseguir con el tema central de este subcapítulo, conviene presentar el procedimiento descriptivo que vamos a adoptar para la representación conceptual de las Propiedades. En primer lugar, no vamos a intentar descomponer en nuestro análisis conceptual el significado de los adjetivos calificativos en general (p.ej. rojo, pequeño, hermoso) por medio de primitivos 25, ni entraremos en la cuestión de cuál debe ser el procedimiento más adecuado para llevarlo a cabo (recuérdese nuestro comentario sobre el análisis clásico que descompone el concepto [MUERTO] en [NO VIVO] —véase I.4.—). Como regla general, para representar las Propiedades expresadas por los adjetivos emplearemos la forma de los mismos sin modificación alguna (p.ej. [AMARILLO] para el adjetivo amarillo; [INTELIGENTE] para el adjetivo de la misma forma). Asimismo, aplicaremos este mismo procedimiento descriptivo para representar la Propiedad lexicalizada en la ELC de los verbos de cambio deadjetival —p.ej. blanquear, empequeñecer, agrandar— (la aplicación de este procedimiento, en realidad, había sido anticipada en (18), donde atribuimos al verbo amarillear una ELC basada en la Propiedad [AMARILLO]). En la práctica, sin embargo, el tener que recurrir a los adjetivos existentes en el léxico para representar distintos tipos de Propiedades plantea algunos problemas. Existen no pocos verbos de cambio que denotan la alteración de una Propiedad difícilmente representable mediante un adjetivo (p.ej. doblar, partir, pintar, congelar). Doblar un billete, por ejemplo, no significa convertir el billete «en doble», sino dejarlo «doblado»; si partimos una tarta, la tarta quedará «parti25
En el caso de los adjetivos de base nominal llamados «relacionales» (p.ej. discurso [presidencial], paella [valenciana], etc.), parece recomendable someterlos a una descomposición que, de alguna manera, refleje la relación establecida por el morfema derivativo entre los dos conceptos «nominales» implicados. Sobre este tipo de adjetivos (que no van a formar parte de el objeto de este trabajo), véase Bosque (1993b) y las referencias allí incluidas.
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da». Es decir, no son infrecuentes los casos en que, o bien el verbo no corresponde morfológicamente a ningún adjetivo existente, o bien el adjetivo morfológicamente relacionado con el verbo no resulta adecuado para representar el resultado del cambio denotado por él. En estos casos, el participio parece la opción más adecuada para indicar la Propiedad adquirida por el Objeto. Ahora bien, según la anterior observación, podríamos representar el significado de este tipo de verbos de cambio por medio de su participio. Por ejemplo, la ELC del verbo doblar tendría lexicalizada una Propiedad definida como [PropiedadDOBLADO], la cual señalaría el resultado del cambio experimentado por el Objeto-tema. Sin embargo, incluir la forma del participio derivado del verbo en la propia representación léxico-conceptual de éste último resulta, cuando menos, poco deseable, puesto que ello podría sugerir (falsamente) que el participio —p.ej. doblado— tenga un estatus derivacional más primitivo que el propio verbo —p.ej. doblar—. Seguramente nos enfrentamos ante un problema que, en el fondo, tiene que ver con los límites de una representación semántica que depende, en gran medida, de los recursos léxicos existentes en el lenguaje natural (en nuestro caso concreto, del español). Considerando dicho problema, originado por una paradoja cuya solución superaría con creces el límite de este estudio, vamos a establecer las siguientes convenciones para nuestra representación conceptual de las Propiedades: (I) Para representar el significado de un adjetivo o un participio, tomaremos directamente la forma del adjetivo o participio en cuestión (p. ej. [ROJO], para representar el significado de rojo, [LAVADO] para lavado). (II) Si la Propiedad está lexicalizada en los verbos de cambio de estado deadjetivales, se representará por la forma correspondiente al adjetivo de la misma raíz léxica que el verbo (p. ej. [ROJO] como propiedad lexicalizada del verbo enrojecer); en los demás casos, en que el verbo carece de base adjetival, recurriremos a la forma del participio correspondiente para representar la Propiedad contenida en su ELC. Sin embargo, para indicar el carácter puramente convencional del uso de los participios con tal fin, vamos a colocarlos entre comillas (p.ej. [«LAVADO»] para la Propiedad que forma parte de la ELC del verbo lavar). 213
Insistimos en que el empleo del participio en nuestra representación conceptual es, en cualquier caso, puramente metalingüístico; hacemos uso de dicha forma para indicar la Propiedad en torno a la cual se define el cambio expresado por el verbo, y, en ningún momento, para indicar la base morfológica de este último. (III) Asimismo, cualquiera que sea el recurso léxico utilizado para representar una determinada Propiedad, ésta siempre quedará anotada en forma de masculino singular. Este procedimiento obedece a la consideración de que la ELC del verbo amarillear, por ejemplo, no tiene por qué sufrir modificación alguna según el número y género gramatical del argumento que el verbo seleccione (p.ej. [la hoja] amarillea; el sol amarillea [el papel]). Podría pensarse que para representar las Propiedades es preferible recurrir a los nombres en vez de emplear los adjetivos o participios. De hecho, reconocemos que el empleo de los nombres de propiedad resultaría más natural —compárense, por ejemplo, [PropiedadLOCURA] y [PropiedadLOCO]—. Sin embargo, desafortunadamente una Propiedad no siempre encuentra un nombre abstracto adecuado (por ejemplo, ¿cómo podemos expresar mediante un nombre el estado de estar doblado o estar contento?). Por ello, para mantener una representación coherente, optamos por conservar el sistema aquí descrito. 3.3. Funciones aspectuales de complementos de resultado 3.3.1. Complementos de resultado de los verbos de «devenir» En español, los eventos de cambio de estado télico pueden ser expresados por los verbos de cambio que, como veíamos antes, lexicalizan el estado resultativo en su significado (p. ej. adelgazar, amarillear, aumentar, blanquear(se), crecer, calentar(se), enrojecer(se), limpiar). Existen, sin embargo, una serie de verbos que denotan una transición o cambio sin especificar el resultado: se trata de los verbos llamados de «devenir 26» (p. ej. los incoativos o «pseudo-copulativos»: volverse,
26 Véase Navas Ruiz (1963); este autor agrupaba bajo esta denominación los verbos «pseudo-copulativos», que expresan una transición caracterizada por «la
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ponerse, resultar, etc. y los causativos: volver, poner, convertir, etc.). Esta clase de verbos alcanzan un menor grado de lexicalización en comparación con los de cambio de estado (p.ej. amarillear, envejecer) y requieren la presencia de un complemento que especifique el resultado de la transición (cf. María se puso [colorada]; El calor pone [enfermo] al oso; etc.). En otras palabras, los verbos de devenir expresan un cambio télico, pero dejan sin especificar el resultado del mismo, siendo el complemento el que aporta información sobre el estado resultativo del tema. La anterior observación nos permite atribuirles la siguiente ELC: (19) a. Verbos de devenir no-causativos: [Evento IRIdent ([Objeto]A,[TrayectoriaA ([Propiedad]A)])] b. Verbos de devenir causativos: [EventoCAUSAR([Objeto]A,[EventoIRIdent ([Objeto]A,[TrayectoriaA ([Propiedad]A)])])]
En estas ELC, el constituyente de Propiedad 27, de valor inespecífico, goza de estatus argumental. Cuando el verbo aparece con un complemento de resultado, el significado de éste quedará integrado en dicho constituyente. Obsérvense: (20) a. Juan se puso nervioso: [EventoIRIdent ([JUAN],[A ([PropiedadNERVIOSO])])] b. El calor puso enfermo al oso: [EventoCAUSAR([CALOR],[EventoIRIdent ([OSO],[A ([PropiedadENFERMO])])])]
En síntesis, el complemento seleccionado por un verbo de devenir no altera la estructura eventiva de este último, sino que se limita a aportar información sobre el constituyente de Propiedad que forma parte de su ELC. Nótese que esta función «especificadora» del complemento de resultado se parece a la que desempeña el complemento de destino de los VVDD télicos (p. ej. llegar a [Madrid]; entrar [en la adquisición de la nota contenida en el atributo», y los causativos-transitivos del mismo carácter. 27 Los verbos como hacer(se), convertir(se), etc., que pueden también expresar un cambio de clase o categoría, seleccionarán (aparte de la Propiedad) un Objetotipo como referencia de transición. Por lo tanto, el componente de Trayectoria de su ELC tendrá la forma de [Trayectoria A ([Propiedad/Objeto-Tipo Y])]. Asimismo, en cuanto a aquellos verbos que están destinados a expresar un cambio de clase, sólo aceptarán el Objeto-Tipo como referencia de transición.
215
habitación]). No resulta sorprendente, por lo tanto, que algunos de los VVDD permitan su empleado como verbos de devenir con una interpretación aspectual (cf. caer {enfermo/prisionero/etc.}; llegar a {presidente/etc.}). Recordemos que este tipo de construcción funciona con igual productividad en inglés (cf. He went mad from thinking so much «Se volvió loco de tanto pensar»; The witch turned him into a frog with her magic wand «La bruja lo convirtió en un sapo con su varita mágica»). Por otro lado, esta lengua también dispone de abundante número de verbos de cambio como cool «enfriar», loosen «aflojar», narrow «estrechar», open «abrir», sharpen «afilar/agudizar», widen «ensanchar/ampliar» o purify «purificar», que lexicalizan una determinada Propiedad indicativa del estado resultativo del cambio 28. Así pues, no se detecta ninguna diferencia significativa entre el inglés y el español por cuanto que ambas clases de verbos expresan, por su propia ELC, una transición o cambio télico. Puesto que, con estas dos clases de verbos, la EC del conjunto se deriva siempre del proceso habitual de fusión entre predicado y argumento, la telicidad del SV entero puede ser atribuida a la naturaleza aspectual de su núcleo verbal. Esta afirmación, aunque parezca trivial, merece una atención especial si consideramos que la construcción resultativa inglesa (p.ej. pound the metal flat «(lit.) golpear el metal plano»; talk herself hoarse «(lit.) hablar (a) sí misma ronca») recibe también una interpretación télica, a pesar de estar basada en los verbos de actividad, inherentemente atélicos. En la subsección siguiente, centraremos nuestra atención a la construcción resultativa del inglés, para examinar la función aspectual del predicado resultativo que aparece en ella. Al mismo tiempo, intentaremos demostrar que dicha clase de predicado desempeña una función aspectual análoga a la del complemento télico de la construcción de Adjunción-IR. 3.3.2. Predicados secundarios en la construcción resultativa La construcción resultativa consta de un verbo atélico, un SN objeto directo y un SX adjunto (generalmente SAdj o SP); el adjunto 28
Una lista extensa de los verbos de cambio de estado en inglés se encuentra en Levin (1993), donde la autora ofrece también referencias bibliográficas sobre este tipo de verbos.
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indica el estado en que llega a encontrarse lo referido por el objeto directo como consecuencia de la acción denotada por el verbo principal 29. En (21), expondremos algunos ejemplos de dicha construcción: (21) a. John pounded the metal flat. «John golpeó el metal hasta dejarlo plano.» b. She talked herself [into the job]. «Consiguió el trabajo por hablar (tan bien).» c. She slept her wrinkles [away]. «Consiguió quitarse las arrugas a base de dormir (bien o mucho).» d. The dog barked him [awake]. «El perro lo despertó ladrando.» e. The door rolled [open]. «La puerta se abrió (moviéndose).» f. The shutter swung [shut]. «La persiana se cerró (moviéndose).»
En (21), hemos reunido dos tipos de construcción resultativa: la causativa y la no causativa. Mientras que (21a-d) se refieren a un Evento de cambio causado por un agente, (21e-f ) expresan un Evento de cambio de estado espontáneo y, por tanto, no-causativo. La construcción causativa se basa en un verbo transitivo o intransitivo inergativo 30; la no-causativa, en un verbo inacusativo. En ambos casos, el predicado secundario (acotado entre corchetes) describe el Estado en que queda el Objeto como consecuencia del Evento denotado por el verbo. 29
Dowty (1979), Simpson (1983), Levin y Rapoport (1988), Parsons (1990), Jackendoff (1990), Pustejovsky (1991), entre otros. 30 La construcción basada en un verbo intransitivo inergativo resulta problemática, puesto que la presencia de un SN en posición de objeto directo no es previsible desde el punto de vista de la EA de este tipo de verbos. Existen varias propuestas para explicar este fenómeno (véanse, entre otros, Simpson 1983, Hoekstra 1988, Carrier y Randell 1992, Levin y Rappaport 1995); como veremos enseguida, el hecho de que esta construcción no responda a la EA del verbo se debe a la naturaleza «idiomática» de la propia construcción.
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La caracterización anterior, sin embargo, requiere algunas precisiones. En primer lugar, queremos resaltar la existencia de ejemplos como los de (21e) y (21f ), que contienen un único argumento que ocupa la posición preverbal. Desde el trabajo de Simpson (1983), se acepta generalmente que el resultativo siempre mantiene la relación de predicación con el SN argumento interno directo. Los ejemplos de (21e) y (21f ) pueden parecer contradictorios con la afirmación anterior. No obstante, no tenemos por qué restarle validez si admitimos —siguiendo a Levin y Rappaport (1995)— que los verbos que aparecen en ellos pertenecen a la clase de verbos inacusativos. Con esto, pretendemos sugerir que, en la construcción resultativa del tipo de (21e) y (21f ), el SN preverbal, sobre el cual incide el predicado resultativo, constituye, en realidad, un sujeto derivado, único argumento interno del verbo principal. La siguiente precisión tiene que ver con el carácter aspectual del verbo principal. Como queda de manifiesto en la definición inicial, reservamos el término de «construcción resultativa» para aquellas que se basan en un verbo atélico. Esta restricción separa nuestra construcción resultativa de otra similar, basada en un verbo télico. Creemos, junto con autores como Parsons (1990) o Pustejovsky (1991), que los ejemplos del tipo de She closed the door tight «(lit.) Ella cerró la puerta firme» o The lake froze solid «(lit.) El lago se congeló sólido», en los que el verbo principal es télico y expresa de por sí una transición, han de ser distinguidos de los que se basan en un verbo atélico. Aunque ciertamente ambas construcciones contienen un predicado secundario resultativo, se diferencian en la función aspectual que en ellas desempeña éste último. Pese a que reconocemos la inconveniencia de llamar de forma distinta a las dos construcciones, que contienen ambas un predicado resultativo, hemos optado por tal procedimiento con el fin de evitar las posibles confusiones que ocasionaría el hablar de dos tipos aspectualmente distintos de «construcción resultativa». Al ser una expresión de Evento télico, la EC de la construcción resultativa se ajustará básicamente al esquema conceptual de (17) 31.
31
Dowty (1979: 219 y ss.) sostiene un punto de vista diferente. Según el análisis del autor, la EC de una construcción resultativa causativa como John pounded the metal flat «lit. Juan golpeó el metal plano» tendrá el siguiente tipo de EC.
218
Esta premisa nos permite representar la EC de la construcción resultativa como en (22) (representamos el significado del verbo principal mediante la variable «V»); la EC de (22a) corresponde a la construcción causativa; la de (22b), a la no-causativa. (22) a.
[ [
]
CAUSAR([X],[EventoIRIdent([Y],[TrayectoriaA([Propiedad Z])])]) ([Evento V])]
Evento [Medio/ManeraPOR-MEDIO-DE/CON
b.
IRIdent([X],[TrayectoriaA([PropiedadY])])])
Evento [Medio/ManeraPOR-MEDIO-DE/CON
([Evento V ])]
]
En estas representaciones, al igual que en la EC de la construcción de Adjunción-IR, el significado del verbo principal, «V», queda subordinado bajo el Evento de cambio télico, formando parte del constituyente de Manera o de Medio. En este constituyente, una de las dos funciones subordinadoras POR-MEDIODE o CON 32 convertirá el Evento expresado por el verbo principal en un componente de Medio o Manera. A modo de ilustración, en (23) expondremos las EECC correspondientes a los ejemplos de (21a) y (21e) —por conveniencia, representaremos el significado de los verbos pound y roll por GOLPEAR y MOVERSE, respectivamente—. (23) a. John pounded the metal flat:
[
]
CAUSAR([JOHN],[EventoIRIdent([METAL],[TrayectoriaA([PropiedadPLANO])])]) GOLPEAR ([JOHN],[METAL])]]
Evento [MedioPOR-MEDIO-DE[Evento
(i) John pounded the metal flat: [EventoCAUSAR([EventoGOLPEAR([JOHN],[METAL])],[EventoIR([METAL],[A([PLANO])])])] En este tipo de EC, el evento expresado por el verbo principal no forma parte del componente de Manera/Medio, sino que es el agente (o, mejor dicho, el causante) del Evento causativo. Sin embargo, nótese que esta EC no puede reflejar adecuadamente el significado de la construcción cuando el significado del verbo se interpreta como Manera y no como Medio (p. ej. The door rolled open «La puerta se abrió (moviéndose)»). Véanse Jackendoff (1990: 237 y ss.) y Levin y Rapoport (1988: 283), para más argumentos en contra de la EC de (i). 32 Véase IV.2.1. sobre las funciones subordinadas POR-MEDIO-DE y CON. Aquí nos limitamos a señalar que mediante POR-MEDIO-DE representamos la función subordinadora de Medio, y mediante CON, la de Manera.
219
b. The door rolled open:
[
]
IRIdent([PUERTA],[TrayectoriaA([PropiedadABIERTO])])]) ([PUERTA])]]
Evento [ManeraCON [EventoMOVERSE
Nótese que la telicidad del Evento expresado por la construcción entera no puede ser atribuida a la ELC del verbo principal; como ocurría con la construcción de Adjunción-IR, la construcción resultativa en su integridad corresponde a una EC de Evento télico, donde el significado del verbo principal se halla subordinado al Evento principal. Por otra parte, el que la ELC del verbo principal aparezca subordinada al Evento principal supone que el verbo tampoco determina la estructura sintáctica de la construcción. Esto se manifiesta claramente cuando la construcción se basa en los verbos inergativos (véanse los ejemplos de (21b)-(21d)); parece evidente que, en tal caso, la presencia de un SN en posición de objeto directo no resulta previsible a partir de la EA del verbo principal. Aun cuando la construcción se base en un verbo transitivo, el SN objeto directo no siempre podrá considerarse como argumento seleccionado del verbo. Obsérvense, por ejemplo, cook the stove black «(lit.) cocinar la estufa negro» y cook {*the stove/meals} «cocinar {la estufa/comidas}»; drink himself dead «(lit.) beber a sí mismo muerto» y drink {*himself/a cup of coffee} «beber {a sí mismo/una taza de café}» 33. La peculiaridad sintáctica de la construcción queda todavía más patente si tenemos en cuenta la existencia de ejemplos donde un verbo de complemento preposicional aparece con un SN objeto directo 34. (24) a. talk a person to distraction (cf. talk {*a person/to a person}) «distraer a una persona hablándole» b. laugh the boy into silence (cf. laugh {*the boy/at the boy}) «hacer callar al niño riéndose de él»
Según la opinión de Jackendoff (1990: 226-227), estos hechos indican que es la estructura sintáctica «fija» de la propia construc-
33 Según Levin y Rappaport (1995), este tipo de construcción sólo es posible con los verbos transitivos que permiten un empleo intransitivo con un argumento implícito de valor inespecífico. 34 Véase Jackendoff (1990: 226-227) para más ejemplos de la construcción resultativa que no respetan la EA del verbo principal.
220
ción la que exige la presencia de un SN en posición de objeto directo 35. En otras palabras, el autor asume que se trata de una construcción idiomática y que, por tanto, como ocurría con la construcción de Adjunción-IR, quedará registrada en el léxico con sus correspondientes EC y estructura sintáctica. Ahora bien, si admitimos que la construcción resultativa aquí estudiada constituye una construcción idiomática, contaremos con un argumento más para sostener el paralelismo entre el adjunto de trayectoria télico en la construcción de Adjunción-IR y el predicado secundario en la construcción resultativa. Los dos tipos de adjuntos forman parte de una construcción idiomática asociada a una EC de Evento de cambio télico; la presencia de estos adjuntos resulta esencial para ambas construcciones y, sobre todo, para que un SV encabezado por un verbo originariamente atélico sea asociado con una EC de Evento télico. Dicho de otro modo, los adjuntos de la construcción resultativa afectan directamente a la estructura eventiva del SV, el cual, en ausencia de ellos, heredaría el carácter atélico del verbo principal. Desde el punto de vista de la función aspectual, es ésta la característica que los separa fundamentalmente de los complementos de resultado «especificadores» (a los que pertenecen, por ejemplo, los complementos de trayectoria télico de los VVDD —p.ej. llegar [a Madrid], subir [encima de la mesa]—, los complementos seleccionados de los verbos de devenir o los adjuntos de resultado que estudiaremos a continuación). Llegados a este punto, parece claro que la ausencia de la construcción de Adjunción-IR en español va estrechamente relacionada con el hecho de que esta misma lengua no tenga correspondencia productiva para la construcción resultativa aquí estudiada. Los complementos de resultado en español estudiados hasta el momento (los complementos de trayectoria télicos de los VVDD y los complementos de resultado de los verbos de devenir) son complementos seleccionados por el verbo principal, que, por su propio significado léxico, expresan un cambio o transición. Este tipo de complementos no ocasiona ninguna modificación en la estructura eventiva del
35 Existen varias propuestas para explicar la presencia del objeto directo en la construcción resultativa basada en los verbos inergativos. Véanse, entre otros, Simpson (1983), Hoekstra (1988), Carrier y Randell (1992) y Levin y Rappaport (1995).
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verbo principal, puesto que, al tratarse de complementos seleccionados, la información aportada por ellos se integra en la ELC del verbo principal según el proceso habitual de la composición semántica. En definitiva, los hechos observados hasta ahora indican que en español, al menos en lo que concierne a las expresiones de cambio de ubicación y de cambio de estado, un adjunto de resultado no puede modificar la estructura eventiva del verbo principal de manera tal que el SV entero se interprete como télico. 3.3.3. Predicados resultativos en español Como es bien sabido, el empleo del predicado resultativo en español se encuentra estrictamente restringido. Autores como Demonte (1991) y Zagona (1993) han sugerido que este tipo de predicado viene sancionado por determinado rasgo aspectual del predicado principal. Sin embargo, existen datos que parecen indicar la imposibilidad de prever la aparición del resultativo única y exclusivamente por medio del rasgo aspectual del predicado principal. Por ejemplo, Zagona (1993: 323 y ss.) propone explicar la mencionada restricción a partir del rasgo [+Final], que el verbo asigna a su argumento directo sólo cuando se cumplen las siguientes condiciones: (i) que el cambio denotado por el verbo culmine en un estado resultativo; (ii) que el Objeto referido por el argumento sea el que sufre dicho cambio. La presencia del predicado resultativo sólo se permitirá, según la autora, cuando se satisfagan las dos condiciones anteriores y, por tanto, el verbo asigne el rasgo [+Final] a su argumento directo. Esta explicación excluye correctamente la interpretación resultativa de los adjetivos que aparecen en secuencias como *mirar el cuadro aburrido o *comprender la noticia correcta, puesto que ni los predicados de estado (p.ej. mirar) ni los de logro (p.ej. comprender) asignan el rasgo [+Final] a su argumento. Sin embargo, si ampliamos los datos, no resulta difícil encontrar verbos que, a pesar de que satisfacen las condiciones para asignar dicho rasgo a su argumento directo, rechazan la presencia del resultativo (cf. *mojar la toalla húmeda; *amarillear las páginas feas; *engordar los cerdos enormes; etc.). En los ejemplos anteriores, el evento denotado por el verbo principal supone un cambio sustancial de alguna de las propiedades del argumento directo, por lo que éste 222
recibiría el rasgo [+Final] por parte del verbo. Aun así, la presencia del resultativo da lugar a secuencias agramaticales. Parece, pues, que el rasgo aspectual del predicado primario no constituye el único factor que interviene en el empleo del resultativo en español. En el presente estudio, no pretendemos aclarar las condiciones necesarias y suficientes para la selección del predicado aquí tratado. Sin embargo, intentaremos demostrar que, independientemente de cuáles sean dichas condiciones, el predicado resultativo en español no posee la capacidad de cambiar en télico el carácter atélico del verbo principal. En otras palabras, en lo que queda de este capítulo, defenderemos la idea de que la construcción resultativa, tal como la hemos definido, no existe en español, puesto que los resultativos de esta lengua no producen coacción semántica ni aspectual con respecto a la ELC del verbo principal. Para ello, vamos a centrar nuestra atención en dos tipos específicos de predicativos que, según creemos, son los únicos que gozan de una relativa productividad en esta lengua: los predicados «cognados» de los verbos inherentemente resultativos (p.ej. limpiarlo [bien limpio]) y los complementos predicativos (no seleccionados) de los verbos de creación (p.ej. escribir una carta [muy corta]). Aunque ciertamente los dos tipos de predicado resultativo arriba indicados no agotan las posibles realizaciones de predicado resultativo en español y podemos encontrar ejemplos aislados como atar la cuerda tensa, sostendremos que éstos se ajustan siempre a la caracterización semántico-aspectual que vamos a proponer con respecto a aquéllos. En primer lugar, vamos a estudiar la función aspectual del predicado resultativo «cognado». Obsérvense: (25) a. apretarlo [bien apretado/prieto] b secarlo [bien secado/seco] c. limpiarlo [bien limpio] (ejemplos tomados de Bosque 1990) d. e. f. g.
Lavó la camisa [bien lavadita]. Trazó el círculo [bien trazado]. Haz la carne [muy hecha]. Pica el tomate [más picadito]. (ejemplos (20a-d) de Demonte 1991: 129)
Estos ejemplos responden a una pauta productiva (de carácter coloquial) del español, que consiste en el empleo del participio o adjetivo 223
perfectivo de una base léxica idéntica a la del verbo, precedido normalmente de un intensificador. Según señala Bosque (1990), esta construcción tiene que basarse en un verbo perfectivo (o, según el autor, en un verbo que posea el «argumento eventivo»36); es decir, en la terminología aquí adoptada, sólo los verbos de carácter télico pueden emplearse en la construcción de predicado cognado. Como observa Zagona (1993), en esta construcción el conjunto ha de expresar, de por sí, una realización. De acuerdo con la autora, la agramaticalidad de *atar cuerdas tensas (cf. atar la cuerda tensa), por ejemplo, estriba en que atar cuerdas, debido al carácter no delimitado del objeto directo, denota una actividad y no una realización. Si suponemos, siguiendo a Demonte (1991) 37, que cada argumento corresponde a (o realiza) uno de los subeventos que conforman la estructura eventiva del verbo que lo selecciona, podemos decir que en los ejemplos del tipo de lavar la camisa (bien lavada) o trazar la línea (bien trazada) es el objeto directo el que realiza el estado final implícito en el significado verbal. Desde este punto de vista, el predicado cognado no supone más que una «reduplicación» que «hace más explícito» el estado resultativo del evento, estado ya expresado por el verbo y su objeto directo (Demonte 1991: 138). Parece, pues, justificado asumir que el predicativo que nos ocupa señala un mayor grado de alcance o perfeccionamiento del estado resultativo (del Objeto-tema) con respecto a la propiedad lexicalizada en el significado del verbo principal; de ahí que requiera frecuentemente la presencia de un intensificador (cf. ??secarlo seco o ??atarlo atado frente a secarlo bien seco o atarlo bien atado). La imposibilidad de emplear esta construcción con verbos de carácter atélico (p. ej. *quererlo bien querido; *contemplarlo bien contemplado) se explicará teniendo en cuenta que, en estos casos, el evento expresado por el verbo no implica ningún estado resultativo en el
36 En el trabajo citado, el autor adopta la línea teórica de Davidson (1967) y defiende la existencia de un argumento eventivo, incorporándolo a la estructura temática de los verbos perfectivos. Véanse también los trabajos de Higginbotham (1985, 1987), quien postuló que todos los predicados (no sólo los verbos resultativos sino también los verbos estativos y los adjetivos) disponen en su red temática de una posición e (de evento), que corresponde a la información relativa al evento o a la situación. 37 En este punto, la autora adopta la línea teórica de Grimshaw (1990).
224
que el tema pueda caracterizarse por alguna propiedad o cualidad graduable. Como es obvio, sólo las propiedades graduables quedarán sujetas a este tipo de modificación. Recurriendo a los rasgos aspectuales introducidos en el capítulo precedente, la afirmación anterior puede reformularse del siguiente modo: una propiedad será susceptible de graduación si su EC lleva el rasgo DIR (direccional), el cual le confiere la capacidad de proyectar una escala progresiva. La agramaticalidad de oraciones como, por ejemplo, *El alcalde inauguró la biblioteca muy inaugurada o *Eligieron a Pedro bien elegido se debe, pues, a las mismas razones por las que no podemos decir *La biblioteca está muy inaugurada ni *Pedro fue bien elegido (es agramatical con la interpretación aspectual de bien). Las Propiedades definidas por inaugurado y elegido son ambas del rasgo [-DIR] y, por tanto, incompatibles con la gradación. La presencia casi obligatoria del intensificador en este tipo de construcción (cf. *pintar la casa pintada; *picar el tomate picado) se explica si suponemos que un elemento lexicalizado no puede ser exteriorizado sin que ello implique una aportación semántica o aspectual. Sin la presencia del intensificador, el predicativo supondría una mera «repetición» del elemento lexicalizado. Una restricción similar se observa, aunque no siempre, con otros tipos de adjuntos que explicitan también un elemento lexicalizado del verbo principal; obsérvense: embotellar el vino {??en botellas/en unas botellas especialmente diseñadas}; amueblar la habitación {??con muebles/con unos muebles juveniles}. Basándonos en las observaciones anteriores, vamos a proponer que la EC del Evento expresado por la construcción de predicado cognado quedará como la de (26b). En ella representamos el efecto semántico-aspectual del predicado cognado como modificador de Grado dentro del componente conceptual de Propiedad —compárese la EC de (26b) con la de (26a)—. (26) a. lavar el coche: [EventoCAUSAR([X],[EventoIRIdent([COCHE],[TrayectoriaA([Propiedad«LAVADO»])])])] 38 38 Sobre las cuestiones acerca de la representación de las Propiedades lexicalizadas en los verbos de cambio de estado —especialmente, las relativas al empleo de la forma del participio en este tipo de EC— y las convenciones descriptivas que hemos establecido para este trabajo, véase arriba VI.3.2.
225
b. lavar el coche bien lavado:
[
[EventoCAUSAR([X],[EventoIRIdent([COCHE],[TrayectoriaA(
]
«LAVADO»
Propiedad[GradoBIEN]
)])])]
Con respecto al componente de Propiedad que aparece en (26b), recordamos que en el mecanismo de integración semántica entre predicado y argumento, la información redundante queda suprimida. Es ésta la razón por la que la fusión semántica entre el predicado cognado con intensificador —(27a)— y el componente de Propiedad de la ELC del verbo —(27b)— no añade nada a éste último excepto la gradación. (27) a. [PropiedadBIEN «LAVADO»] b. [Propiedad«LAVADO»]
Aunque la representación de (26b) deja pendiente la cuestión relativa a la representación formal de la gradación dentro de la EC (representada aquí, provisionalmente, por la forma correspondiente al intensificador bien), creemos que permite captar el efecto semántico «reduplicador» del predicado cognado. En ella, el predicado cognado se corresponde con el componente semántico de Propiedad de la ELC del verbo principal; es decir, este tipo de predicado representa o exterioriza el argumento de Propiedad incorporado en la ELC del verbo, y, por tanto, no provoca ninguna modificación en su estructura eventiva. Pese a que el predicado cognado ejerce una función aspectual al señalar un grado más alto en la escala de Propiedad lexicalizada, es el verbo principal quien determina la telicidad del Evento expresado por la construcción entera. Cabe señalar, asimismo, que la construcción de predicado cognado, al igual que la construcción resultativa inglesa, parece satisfacer las condiciones para ser considerada como construcción idiomática. Sin embargo, lo que aquí nos interesa es que en la construcción que acabamos de examinar la interpretación télica no se debe a la presencia del predicativo, a diferencia de lo que ocurría en la construcción resultativa inglesa. Volvamos ahora nuestra atención a los resultativos no cognados del español. Como ya hemos advertido, en español, el empleo de este tipo de predicado secundario está muy restringido (cf. *mojar la toalla húmeda; *matarlo muerto). Sin embargo, parece existir un 226
grupo de verbos que aceptan con relativa regularidad este tipo de predicado. Obsérvense los ejemplos de (28) 39. (28) a. hacer la silla [grande] b. dibujar un círculo [torcido] c. construir la casa [demasiado pequeña]. ((28a) y (28b) corresponden a los ejemplos (28a) y (28b) de Zagona 1993)
Lo que queremos defender aquí es que la gramaticalidad y relativa productividad de ejemplos como los de (28) no supone obstáculo para defender que en español el adjunto de resultado no puede modificar la telicidad del verbo principal. En todos los ejemplos de (28) aparece un verbo de creación y el complemento predicativo aporta una información añadida sobre el objeto creado, es decir, sobre cómo queda realizado éste (entre varias posibilidades). A diferencia del predicativo en la construcción resultativa, la propiedad definida por el predicado en cuestión no se deriva de la acción denotada por el verbo (p.ej. el tamaño de una silla no puede ser consecuencia de hacerla; el que un círculo esté torcido no se debe al acto de dibujarlo). Así pues, independientemente de cuál ha de ser el análisis definitivo del predicado que nos interesa, parece cierto que no desempeña la misma función semántica que el predicado secundario de la construcción resultativa (el cual, como señalábamos en el apartado anterior, presenta el estado resultativo del objeto-tema como consecuencia del evento denotado por el verbo principal). Asimismo, desde el punto de vista aspectual, el complemento predicativo que aparece en los ejemplos de (28), al igual que el pre39 Tenemos que advertir que los ejemplos ofrecidos por estas autoras incluyen algunos —como los de (i) y (ii)— que no gozan de la misma aceptabilidad que los ejemplos escogidos en (28).
(i) ??doblar el billete [pequeñito] (ii) ??pintar la casa [verde] (cf. pintar la casa de verde) Como hemos mencionado ya, el uso de los resultativos no cognados parece mucho más restringido de lo que dan a entender las autoras citadas (recuérdese que ambas sostienen que la selección del predicado resultativo depende del rasgo aspectual del predicado principal).
227
dicado cognado, no afecta a la estructura eventiva del predicado principal. Mientras que la construcción resultativa inglesa se basaba en verbos de actividad, los ejemplos de (28) contienen verbos que, junto con su complemento directo, expresan un evento de carácter télico (véase Zagona 1993). Por lo tanto, tampoco el predicativo que estamos considerando añadiría un estado resultativo a esta construcción. Por ejemplo, en (28b), el SV dibujar un círculo expresa de por sí un evento télico, e implica un estado resultativo en que «el círculo» está «dibujado» (o existe como tal); el predicativo aporta información añadida a este estado resultativo, pero, al hacerlo, no modifica la estructura eventiva del verbo principal. La única diferencia entre dicho tipo de predicado y el predicado cognado (del tipo de lavarlo [bien lavado]) estriba en que, mientras que la aportación semántica del predicado cognado puede considerarse puramente aspectual, el predicado no cognado, al ser de raíz léxica diferente al verbo principal, incrementa la especificación semántica sobre el resultado de la creación. De hecho, aun cuando la construcción se basa en un verbo de cambio de estado, debe satisfacerse la condición aquí indicada para que la presencia del predicado resultativo no cognado sea plenamente aceptable. Por ejemplo, secuencias como *resumir la carta muy corta o *mojar la toalla húmeda resultan agramaticales, lo que contrasta con la gramaticalidad de escribir la carta muy corta o atar la cuerda tensa. Este hecho podría ser explicado teniendo en cuenta que, en estos dos últimos ejemplos, corta o tensa indican una forma específica de efectuar el acto de escribir una carta o atar una cuerda, mientras que en los dos primeros ejemplos agramaticales, el adjetivo no aporta ninguna información extra al significado verbal. Por último, queremos llamar la atención sobre la existencia de ejemplos como los que señalamos a continuación: (29) a. colgar los cuadros [juntos] (ejemplo (16a) de Demonte 1991) b. plantar los árboles [muy espaciados]
Según creemos, la productividad de este tipo de combinaciones tiene que atribuirse a la naturaleza espacial de las relaciones indicadas tanto por el verbo como por el adjetivo o participio adjetival que aparecen en ellas. 228
Los adjetivos o participios referidos a una relación espacial (p.ej. junto, separado, espaciado) pueden ser argumento ubicativo de los verbos de ubicación o de colocación (p.ej. estar, situarse, poner, instalar, colocar). En los ejemplos anteriores, juntos y espaciados señalan la relación espacial que se establece entre los miembros del grupo referido por el SN objeto directo. Nótese que, en el mismo contexto, los adjetivos admiten ser sustituidos por una expresión ubicativa —cf. colgarlos {en la pared/al lado del reloj/etc.}; plantarlos {en el jardín/alrededor de la casa/etc.}— pero no por otros adjetivos si éstos no pertenecen al grupo semántico anteriormente indicado —cf. *colgarlos llamativos; *plantarlos grandes; etc.—. Lo que estamos sugiriendo es que, al igual que los complementos acotados de colocar la lámpara [junto al sofá] o poner la mesa [en el jardín] no son predicados secundarios, los adjetivos que figuran en (29) quizá tampoco lo sean en sentido estricto. Sin embargo, para defender esta idea, deberíamos explicar por qué es posible que un adjetivo pueda funcionar como argumento de ubicación, cuestión en la que no vamos a profundizar aquí. Todo lo visto en este apartado, nos permite concluir que, sean cognados o no, los predicados aquí examinados no suponen modificación alguna en la estructura eventiva del Evento expresado por el verbo y su objeto directo; en español, la telicidad de las construcciones con un predicado resultativo se debe fundamentalmente a la ELC del verbo principal y no a la presencia del resultativo. 3.4. Consecuencias del análisis aspectual de los complementos de resultado Con el objetivo de demostrar que la ausencia de la construcción de Adjunción-IR en español no constituye un fenómeno totalmente aislado que sólo atañe a la gramática de los VMMs, hemos dirigido nuestra atención a distintos tipos de expresiones de cambio de estado télico. Nuestro análisis aspectual de los complementos de resultado nos ha permitido dividirlos principalmente en dos grupos: los que especifican el resultado del evento de cambio télico expresado por el verbo principal (y su argumento directo, cuando existe uno), y los que añaden el estado resultativo a la estructura eventiva atélica del predicado principal. De los dos grupos anteriores, en español sólo es posible el primero. Las observaciones de este subcapítulo se resumen en el cuadro siguiente. 229
(30) Construcciones con un complemento de resultado que «especifica» el resultado del evento del verbo principal inherentemente télico Verbo de devenir + Complemento de resultado Ejs. en español Se volvió loco. El calor me pone nervioso.
Ejs. en inglés He became famous. That made me sad.
Verbo de cambio télico o de creación + Predicado resultativo Ejs. en español Dibujó el círculo torcido. Lo lavó bien lavadito.
Ejs. en inglés The lake froze solid. She closed the door tight.
Construcciones con un complemento de resultado que «añade» el estado resultativo al evento atélico del verbo principal Verbo de actividad + Predicado resultativo
ø
Ejs. en inglés He pound the metal flat. She talked herself hoarse. The door rolled open.
La diferencia entre estos dos grupos de complementos resultativos resulta especialmente significativa para comprender mejor la gramática de los verbos de movimiento, puesto que mantiene un perfecto paralelismo con la que ya establecimos entre los complementos de trayectoria télicos de los VVDD y los que aparecen combinados con los VMMs en la construcción de Adjunción-IR. Recuérdese que en VI.2. atribuíamos a los complementos de trayectoria télicos de los VVDD la función semántico-aspectual de especificar la ubicación resultativa del tema. En este tipo de combinación, el significado del complemento se integra en la ELC del VD, fusionándose con la información contenida en su constituyente de Trayectoria. Por otra parte, señalábamos también (en VI.2.2.) que los mismos tipos de complementos que forman parte de la construcción de AdjunciónIR añaden una ubicación resultativa al evento atélico del verbo principal, de manera que la construcción entera se interpreta como télica a pesar de estar encabezada por un verbo de carácter atélico. 230
Se establece, así pues, una estrecha relación entre la construcción de Adjunción-IR y la construcción resultativa del inglés en lo referente a la función aspectual del adjunto de resultado de ambas construcciones. En resumidas cuentas, en las dos citadas construcciones, el adjunto de resultado convierte el evento atélico denotado por el verbo principal en un evento de cambio télico; en ambos casos, la presencia del adjunto télico constituye el factor decisivo que permite que un verbo atélico pueda pasar a expresar un Evento télico. La interpretación télica de las dos construcciones es posible gracias a las reglas de correspondencia específicas que las asocian con una EC de Evento télico (cambio de estado télico o desplazamiento télico). Desde este punto de vista, la ausencia de ambas construcciones en español puede considerarse consecuencia de que en dicha lengua no haya establecidos mecanismos interpretativos que permitan la conversión aspectual de un Evento atélico por medio de un adjunto de resultado 40. 4. CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS Una vez establecidas las similitudes entre la construcción de Adjunción-IR y la construcción resultativa del inglés, no parece justo calificar de mera coincidencia el que ambas construcciones sean productivas en inglés y no en español (ni en las lenguas romances en general). El que hayamos considerado ambas construcciones como idiomáticas no excluye la posibilidad de que entre ellas exista alguna conexión, ni la de explicar de manera unitaria la presencia (o ausencia) de las dos en una determinada lengua. Pustejovsky defiende un punto de vista similar al nuestro. El autor apunta que en las mencionadas construcciones se observa «un cambio sistemático del proceso a la transición», y que dicho cambio refleja un fenómeno lingüístico más general: el que una construcción sintáctica exprese una representación léxico-conceptual ya existente (1991: 64). 40
En el siguiente subcapítulo, vamos a sugerir la posibilidad de tratar ambas construcciones como miembros de una misma «familia» de construcciones idiomáticas. Tal manera de pensar quizá elimine la exigencia de postular una regla de correspondencia para cada una de las construcciones idiomáticas que comparten ciertas características sintácticas y semánticas, que pudiera ser el caso de ambas construcciones.
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Sin embargo, en consideración de lenguas como la española, en las que tales construcciones carecen de productividad, creemos que el proceso de cambio aspectual al que se refiere Pustejovsky no puede ser calificado de sistemático ni universal. En las líneas que siguen, vamos a sugerir un punto de vista desde el cual la naturaleza idiomática de estas construcciones y la interpretación télica sistemática que apunta Pustejovsky no resultan contradictorias entre sí. Recordemos que al introducir el concepto de «construcción idiomática», mencionamos brevemente la opinión de Williams (1994) de que el componente léxico de cada lengua contiene —además de palabras y expresiones totalmente fijas, es decir, unidades léxicas— patrones abstractos de construcciones idiomáticas. Según esto, el conocimiento léxico de los hablantes de una lengua incluye información sobre los modelos de construcciones idiomáticas en ella disponibles. Dichos modelos dan lugar a «familias de construcciones idiomáticas» (idiom families), que comparten ciertas características sintácticas y semánticas. Creemos que existen razones fundadas para considerar que la construcción resultativa y la de Adjunción-IR forman parte de una misma familia de construcciones idiomáticas. Tal familia reuniría aquellas construcciones que reproducen el modelo de SV basado en un verbo atélico y un adjunto télico; todos los miembros de esta familia o grupo de construcciones compartirían la característica de expresar un evento télico pese a la naturaleza atélica de su núcleo sintáctico. Esta manera de pensar nos obligaría a revisar el estatus de las reglas de correspondencia específicas a cada construcción idiomática, como la que asocia la construcción de Adjunción-IR a una EC de desplazamiento télico. Surge así la posibilidad de unificar tales reglas en una sola, lo cual garantizaría una interpretación télica de las construcciones pertenecientes a la misma familia. El hecho de que la construcción de Adjunción-IR esté basada en los VMMs, verbos típicamente inergativos, y que, aparentemente, no comparta el esquema sintáctico de la construcción resultativa, puede parecer un obstáculo para la hipótesis que estamos barajando. Como hemos visto, la construcción resultativa requiere la presencia de un objeto directo aun cuando esté basada en un verbo originariamente inergativo (véase VI.3.3.2.). Sin embargo, recuérdese que en la última parte del capítulo IV presentábamos las observaciones de autores como Hoekstra (1984), Hoekstra y Mulder (1990), Van Valin (1990) o Levin y Rappaport (1995), quienes, basándose en los 232
datos de lenguas como el neerlandés y el italiano, han sostenido que los VMMs en la construcción de Adjunción-IR se convierten en inacusativos. Aunque no existe un acuerdo generalizado sobre la relación entre la telicidad y la inacusatividad (véase, sobre todo, Levin y Rappaport 1995), la opinión de los autores arriba mencionados puede servir para atribuir un esquema sintáctico común a la construcción de Adjunción-IR y a la construcción resultativa —además del esquema conceptual común—. Si los VMMs se convierten en inacusativos en la construcción de Adjunción-IR, el SN preverbal que aparece en ella puede considerarse objeto directo del verbo, al igual que el sujeto derivado de la construcción resultativa basada en un verbo inacusativo (p.ej. The door swung shut «La puerta se cerró (meciéndose)»). Por último, al desarrollar la idea que hemos venido esbozando, no hay que olvidar la posibilidad de que la familia de construcción idiomática se extienda, dentro de una misma lengua, más allá de las dos construcciones hasta aquí mencionadas. En el caso del inglés, habrá que tener en cuenta construcciones como la de partícula verbal resultativa (p. ej. They dragged the fallen tree [away] «Se llevaron a rastras el árbol caído»; The building was burned [down] «El edificio quedó destruido a causa de un incendio») o la llamada construcción de «one’s way» (p. ej. Phil explained his way past the guard «Phil pasó la guardia a fuerza de (muchas) explicaciones»; He moaned his way out the door «Salió fuera quejándose (todo el rato)») 41 —véanse Levin y Rapoport (1988), Talmy (1985, 1991), Snyder (1995), entre otros— 42. Asimismo, a esta lista de construcciones cabe añadir las siguientes 43: (31) a. She smiled her thanks. «Dio las gracias con una sonrisa.»
41
Sobre esta construcción, véanse Jackendoff (1990, 1992) y Marantz (1992). El primero de los autores citados, como veíamos en la nota 12 de este capítulo, incluye esta construcción en su lista de construcciones idiomáticas junto con la construcción de Adjunción-IR y la construcción resultativa, mientras que el segundo ofrece una réplica a la propuesta jackendoffiana. 42 Snyder (1995) extiende la comparación y sostiene la existencia de un paralelismo estructural entre los resultativos, las partículas verbales (resultativas), el dativo en la construcción de doble objeto (p. ej. John gave Mary the book), y el dativo con la preposición to (p. ej. John gave the book to Mary) en inglés. 43 Sobre estas construcciones, véase Levin y Rapoport (1988).
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b. He nodded his approval. «Hizo un gesto de aprobación con la cabeza.» (32) a. She burned a hole in her coat. «Quemó su abrigo y le hizo un agujero.» b. He kicked a hole in the fence. «Dio una patada a la valla y le hizo un agujero.»
(31a-b) contienen un verbo que expresa un determinado «gesto» combinado con un SN que se refiere al mensaje expresado o comunicado mediante dicho gesto; en (32a-b), por su parte, el SN a hole «un agujero» expresa el resultado o producto de la acción denotada por el verbo. Sin entrar en detalles, datos como éstos parecen sugerir que, al menos en inglés, existe un grupo de construcciones, entre las que se inscriben la construcción de Adjunción-IR y la construcción resultativa, que sirven como procedimientos gramaticales para expresar un evento de cambio télico (sea espacial o no) por medio de verbos inherentemente atélicos. En español, ninguna de las construcciones arriba señaladas tiene correspondencia productiva, ni parece existir construcción idiomática alguna donde un adjunto télico ejerza una coacción aspectual sobre el aspecto atélico del verbo principal. La construcción de partícula verbal puede parecer una excepción a la afirmación anterior, dada la gramaticalidad de expresiones como ponerlo encima, tirarlo fuera o llevarlo arriba, etc., en donde un adverbio ubicativo señala el estado resultativo del Objeto-tema del evento. Sin embargo, este empleo télico de los adverbios ubicativos sólo resulta posible con los verbos que aceptan (o requieren) un complemento ubicativo télico o un complemento de trayectoria télico. (33) a. ponerlo {en el suelo/abajo}, b. tirarlo {en el cubo/fuera}, c. llevarlo {a la oficina/arriba} (34) a. *golpearlo {a la calle/dentro} b. *insultarlo {a una esquina/fuera} (El juicio de gramaticalidad de estos ejemplos sólo tiene en cuenta la interpretación resultativa del complemento espacial).
La peculiaridad de la construcción de partícula verbal del inglés reside en que la partícula télica dispone de la capacidad de imponer la 234
telicidad a la construcción en su conjunto, aun en el caso de que el verbo que aparezca en ella sea de carácter atélico. Para establecer una generalización acerca de la existencia de un modelo de construcciones idiomáticas, sería necesario examinar si la supuesta correlación entre las construcciones que se pretende agrupar se sostiene con suficiente regularidad a través de las lenguas. En cualquier caso, la interpretación aspectual de la construcción de Adjunción-IR, además de habernos permitido explicar la diferencia gramatical de los VMMs en español e inglés, ofrece la posibilidad de relacionar dicha construcción con otras similares, como son la construcción resultativa y las demás construcciones de verbos atélicos combinados con un adjunto télico. Si los análisis que hemos presentado para la construcción de Adjunción-IR y las demás expresiones de evento télico están bien encaminados, podremos asumir que el inglés y el español difieren entre sí (quizá paramétricamente) con respecto a un mecanismo de correspondencia que permite expresar un evento télico mediante la combinación de un verbo atélico y un adjunto télico. Dicho de otro modo, los datos examinados en esta última parte parecen indicar que el contraste que presentan las dos lenguas citadas en la productividad de la de Adjunción-IR podría ser atribuido, en última instancia, a la diferencia de recursos gramaticales disponibles en cada una de ellas para expresar el «destino» del desplazamiento, en el sentido amplio que le hemos otorgado desde una concepción localista del cambio o transición.
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