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Spanish Pages [405] Year 2019
Las claves del comportamiento humano
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Juan Manuel Opi
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Las claves del comportamiento humano Conocerse y conocer a los demás
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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).
© Amat Editorial, 2015 (www.amateditorial.com) Profit Editorial I., S.L. 2015 Diseño cubierta: XicArt Maquetación: www.eximpre.com ISBN digital: 978-84-9735-599-5 Producción del ebook: booqlab.com
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Referencias Sobre el autor
Juan Manuel Opi es investigador en el campo del comportamiento humano, es diplomado en Psicología Clínica, Psicoterapia, Análisis Transaccional, Márketing y Dirección de empresas. Juan Manuel Opi es consultor "coach" y formador de directivos y personal de empresas y organizaciones privadas y públicas. Colabora en diversos medios de comunicación además de ejercer como conferenciante y ponente habitual en congresos nacionales e internacionales.
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Sobre el libro
Este libro le ayudará a descubrir cómo es usted, cómo y por qué ha llegado a tener su actual personalidad. Ello le ayudará a comprender mejor a los demás. Las claves del comportamiento humano le ayudará a crecer y a desarrollarse como persona. Nada de palabras extrañas, nada de léxico complicado, es la psicología al alcance de todos. Además, el autor pone "la guinda" con una maravillosa historia de un grupo de personas que, a través de sus relaciones ayudan a comprender con más detalle todos los aspectos del Análisis Transaccional, haciéndolo más cercano y más humano.
Más información sobre el libro y/o material complementario
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Web de Amat Editorial
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Índice Dedicatoria Prólogo Introducción Capítulo 1. Nuevos caminos, nuevo caminar En la ciudad. De nuevo la realidad El seminario de análisis transaccional Capítulo 2. En busca de la felicidad Los objetivos de las empresas y de las personas ¿Quién puede ser feliz? ¿El éxito da la felicidad? 2.1. Las preocupaciones ¿En qué ocupamos las personas nuestros pensamientos? Cómo conseguir ser más felices Capítulo 3. Leyes de resistencia al cambio La tertulia Capítulo 4. Introducción a el análisis transaccional Introducción a la psicología Eric Berne, creador del A.T. Características del A.T. Fundamentos del A.T. Capítulo 5. Estructura de la personalidad Los estados del Yo Formación de la personalidad
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5.1. Patologías de la personalidad La tertulia Capítulo 6. Análisis funcional de la personalidad Capítulo 7. Argumento de vida Guión de vida Tipos de Guiones La tertulia Capítulo 8. El Mini-Guión Los Impulsores de la Personalidad Los seis mensajes impulsores del guión son Análisis del sentido de las desviaciones Capítulo 9. La posición existencial Actitud vital y posición ante la vida Teorías sobre la Posición Existencial al nacer El modelo tripartito Estar bien - sentirse bien La tertulia Capítulo 10. Las transacciones y la comunicación Clasificación de las transacciones Consideraciones sobre las transacciones Transacciones Ulteriores, ejemplos Transacciones muy Ulteriores La transacción transcendental El Arte de la Comunicación La tertulia Capítulo 11. Juegos Psicológicos Falsos Roles - Triángulo Dramático Ejemplos de juegos ¿Por qué jugamos? ¿Cómo dejar de jugar?
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Ideas para librarse de los juegos Juegos Psicológicos en la empresa Juegos de Poder en las empresas La tertulia Capítulo 12. Cupones psicológicos Cómo saber cuándo se «pega un Cupón» Formas negativas de eliminar Cupones El saldo de deudas Cupones y resentimientos en la empresa Los cupones en la pareja Formas positivas de eliminar Cupones Transmisión de Cupones Capítulo 13. Las caricias Apuntes históricos Caricias/Reconocimiento social Clasificación de las caricias Caricias por Ley de economía de Caricias Ley de abundancia de Caricias Las Caricias o refuerzos sociales en las organizaciones Formas de Caricias La tertulia Capítulo 14. Las emociones y la inteligencia Concepto inteligencia Concepto emociones Más sobre la inteligencia emocional Emociones auténticas Emociones no auténticas Chequeo social de la expresión de las emociones Capítulo 15. Simbiosis o libertad Desarrollo de la simbiosis
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Desconocimientos La grandiosidad La pasividad Circuito «vicioso» de la simbiosis La autonomía Otros tipos de simbiosis Simbiosis en la empresa La tertulia Capítulo 16. Estructuración del tiempo La importancia del tiempo Estructuración psicológica del tiempo El tiempo en la empresa La tertulia Bibliografía
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Dedicatoria Mi anterior libro se lo dediqué, aunque tarde, a mi padre, un admirable ejemplo del pasado. Este libro tiene una dedicatoria especial, mis hijos, Myriam, Artur y Cristian: el futuro.
Dedicatoria universal A los hombres y mujeres de mi tiempo Aunque pueda parecer pretencioso, mi dedicatoria está hecha desde la humildad, por esta y otras razones, mi obra está dedicada a las personas «en general», sin hacer hincapié en las más interesantes y transcendentales de mi existencia; a ellas ya les he dedicado, o les dedico, mi vida. También dedico mi obra, pues, a muchas personas que sin darse cuenta y sin saberlo se cruzaron de forma más o menos fugaz en mi vida. Y por supuesto, a los que leen mis libros y mis artículos, a los que asisten a mis seminarios y conferencias, a los que alguna vez me escucharon por la radio o me vieron por televisión. A la mayoría no les conozco, no sé cómo es su rostro ni su cuerpo, no sé cuál es su trabajo, sus hobbies, sus pensamientos, sus inquietudes, pero sé que, en el fondo, algo nos une... Juan Manuel Opi
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A los que, de alguna manera, participaron en la realización de este libro MANUEL GOCHI. Fundador de Formark, S. L. Eminente consultor y mejor amigo. Por su gran profesionalidad y por la divulgación que a través de este autor hace del Análisis Transacional aplicado a las Organizaciones. JESÚS MONDRIA. Mi buen amigo Jesús. Él corrigió el primer borrador, nadie como él podía hacerlo. Escritor, hombre culto, erudito peculiar y con criterio. Pocos como él conocen los tecnicismos de la escritura. Él me dio la primera «caricia» cuando leyó y se entusiasmó con el primer original. Gracias Jesús, es todo un privilegio contar con tu amistad. JOAN BEUMALA, que se entusiasmó con el libro desde el primer momento. Él me ha animado en el día a día mientras compartíamos mesa y conversación en el magnifico rincón con vistas al mar del restaurante Habana Barcelona. JAVIER SOLÁ, autor del prólogo de este libro, todo un descubrimiento, todo un ejemplo. Empresario humanista modélico. Todos sus colaboradores le quieren y le admiran, puedo dar fe. No es de extrañar: simpatía, buenas formas, educado, culto, cree, de verdad, en el valor intrínseco de las personas independientemente de su escala jerárquica o social, y por supuesto, ¡sabe escuchar! Gracias Javier. ALEX AMAT, editor con el que es un placer trabajar, su capacidad de empatía se lo pone fácil al autor. Siempre nos entendimos «a la primera». Gracias Alex. CRISTIAN OPI. Por su colaboración en mi anterior libro, lo definía como un «futuro brillante diseñador gráfico». Hoy es toda una realidad y un genio, sobre todo en el diseño de páginas web, sus aportaciones y sugerencias en todo lo referente al diseño, desde la portada hasta el dibujo más sencillo, ha sido muy
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importante y así debe constar. JULIO NOVOA FERNÁNDEZ. Por su gran conocimiento, divulgación y puesta en práctica del A.T. Quiero mencionar especialmente a mi buen amigo y gran diseñador Julio, hijo de otro grandísimo diseñador gallego. Comprobar cómo un genio del diseño aplica el A.T. a sus creaciones me ha llevado a vivir momentos de gran emoción y felicidad. CLAUDE STEINER, colaborador y gran amigo de Eric Berne. Escritor reconocido y admirado en todo el mundo. Sus obras han sido traducidas a cinco idiomas y posiblemente sea la figura más relevante en el mundo del Análisis Transaccional después de la muerte de E. Berne. En un viaje realizado a Barcelona, en abril de 2001, tuve el honor de saludarle y conversar con él por primera vez, así como la oportunidad de mostrarle el original del libro. Sólo tuvo tiempo de echarle un vistazo, pero quiso dejarme una dedicatoria felicitándome por mi trabajo. Todo un honor, todo un estímulo, ¡gracias!
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Prólogo Conocí a Juan Manuel Opi hace poco más de dos años. Recuerdo que en su primera sesión formativa en nuestra empresa sorprendió por su tremenda capacidad de llegar a las personas. Yo no tenía muy claro en aquel momento el alcance de aquel temario. Sin embargo, tras la tercera sesión, los ocho participantes empezamos a entender que el fin último era la gestión de nuestra propia felicidad. Habíamos caído en las redes de un comunicador ávido de compartir con entusiasmo aquello en lo que cree. Comprobamos que teníamos al alcance de la mano una herramienta que nos permitiría conocernos un poco más, comprender mejor a las personas que nos rodean y, por tanto, utilizarla para relacionarnos mejor con ellas. A medida que transcurrían esos días nos descubríamos ilusionados actuando, aplicando lo aprendido y, sobre todo, aprendiendo más de nosotros mismos. Al finalizar aquellas primeras 24 horas del seminario ya estaba convencido de que realmente yo quería aprender más y quería compartir lo aprendido. Obviamente, quería ser más feliz. ¡Ser felices! Eso es lo que frecuentemente decimos que pretendemos y, sin embargo, conseguirlo no es una cuestión de suerte o de casualidad. No es tampoco un logro a fecha fija. Entonces, si el azar no tiene nada que ver en su consecución, debemos deducir que somos capaces de actuar para sentirnos mejor con nosotros mismos. ¿Actuar? ¿Cómo? Simplemente, como en todo. Primero conocer... aprender; luego aplicar el conocimiento de lo aprendido para poder satisfacernos. Dicho así parece incluso fácil. Evidentemente, implica esfuerzo y coraje. Implica dedicación y constancia. Sin embargo, no desespere el lector. Anima ver que los resultados empiezan a reflejarse rápidamente. Este libro que nos presenta Opi es una importante herramienta para ese conocimiento de nosotros mismos y de nuestras relaciones con los demás.
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Aprender el porqué de nuestros actos y reacciones. Su lenguaje sencillo, en la misma línea de sus clases, nos proporciona una lectura amena que, combinada con una historia muy cercana a la realidad, nos motivará a continuar profundizando en el Análisis Transaccional. Tras la última página estaremos en disposición de actuar mejor sobre nuestra vida y, por tanto, de caminar hacia un estado de mayor satisfacción y bienestar. Por supuesto que lograrlo no será solamente el resultado de la lectura de estas páginas, sino de nuestro esfuerzo diario de cambio y de nuestro coraje por ser mejores personas y reflejarlo en nuestros actos cotidianos. Eso significará, entre otras cosas, canjear en nuestro vocabulario la palabra «intentaré» por «haré». Supondrá ser pacientes unas veces, tragarnos nuestro orgullo otras y ser muy honestos siempre. Pero como usted ya intuye y yo le confirmo, el esfuerzo vale la pena. Javier Solá
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Introducción ¡MUY IMPORTANTE! Estimado lector y lectora. Es muy importante para el autor dejar constancia de algunas cuestiones relacionadas con el libro que usted tiene en sus manos. Tiene que saber, en primer lugar, que éste es un libro «atípico». ¿Qué significa lo de «atípico»? Pues la explicación es (o podría ser) que no es un libro de psicología, que no es un libro de autoayuda y que no es una novela. Pero que, a la vez, es las tres cosas (sobre todo las dos primeras). ¿Qué raro, verdad? Creo que lo mejor es que usted lo lea y opine. Aunque lo importante no es lo que es, o lo que no es, sino que lo que cuenta es: primero, que a usted le sea útil, y segundo, que le guste y disfrute con su lectura. Quiero y debo explicarle por qué (razones) y cómo (estructura) lo he escrito. El porqué está dentro de las más esenciales reglas del marketing: Satisfacer una demanda. Desde hace unos diez años imparto habitualmente seminarios de Análisis Transaccional (para abreviar: A.T.), fundamentalmente como base para programas de liderazgo, atención al cliente, técnicas de negociación, gestión del tiempo, cambio de actitudes o habilidades directivas. La información básica que siempre he entregado a mis alumnos ha sido unos (creo yo) excelentes «apuntes», donde se reflejaba lo más significativo de los temas tratados. El A.T., en su concepción, estructura y desarrollo es una «herramienta» genial. Cuando es tratado de forma seria y rigurosa, nunca deja indiferentes a los alumnos, y es norma que la mayoría se interesen por conocer la bibliografía que al respecto hay editada. Que mis alumnos se interesen por profundizar en el A.T. es uno de mis objetivos, y en todos los casos disponen de todos los títulos que están editados. Pero sucede que habitualmente se quejan de la falta de un libro básico de
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referencia. Un libro para empezar y después acceder a los más específicos y complejos. Los libros de E. Berne, C. Steiner, F. English o T. Kahler, por citar algunos ejemplos de reconocidos transaccionalistas, a las personas no habituadas ni formadas en el campo de la psicología les parecen «algo espesos o complejos». Bien, tantas veces me lo han demandado que ha llegado el momento de acceder a esta petición y asumir (con enorme placer) la responsabilidad de hacerlo. ¿Y por qué no? Me dije. Pensado y ¡manos a la obra! ¡A satisfacer la demanda! ¿Es éste, el pedido que me han pasado? Estimo que sí. Si no, ¿qué pinto haciendo esta introducción? También es cierto que la sana ambición no tiene por qué tener límites, y me dije: ¿y por qué un libro solamente para mis alumnos? Como tantas veces me han dicho mis clientes: «El A.T. puede ayudar a muchas personas a ser más felices». ¿Quién soy yo para negar esta posibilidad a cientos o miles de personas? (Lo de millones me parece algo exagerado, de momento.) Bien, esta pregunta me llevó a engrandecer mi ambición y estructurar un trabajo que no solamente proporcionase los conocimientos básicos de A.T., sino que permitiese reflexiones más profundas para que las personas que lo leyesen pudiesen sentirse más impulsadas a acometer procesos de cambio en su vida. Algo parecido a la denominación de «autoayuda» (para entendernos). He comentado que el libro es «atípico», y lo es en varios aspectos. En primer lugar es formativo, no sólo explico el QUÉ, es decir, evito el tópico y típico de otros libros, «Haga usted esto y lo otro y llegará a la cima, al estrellato, al súmmum de los súmumms, igual que ...........», y se citan ejemplos de presidentes de naciones poderosas, premios Nobel o presidentes de grandes y conocidas organizaciones. «No haga esto y lo otro, si no quiere fracasar igual que .........», y se citan nombres anónimos que por supuesto nadie conoce y que fueron unos desgraciados para siempre amén. Lo que he pretendido es: «Tome usted esta información que está científicamente contrastada. (Hablamos, entre otras cuestiones, de psicología, sociología, neurología, neurofisiología, genética, comunicación, conductas, etcétera.) Con esta información descubrirá cómo es usted, (nunca en su totalidad) cómo y por qué ha llegado a tener “su” actual estructura de la
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personalidad. Ello le permitirá comprender mejor a los demás. Y si usted lo desea, sabrá qué puede hacer para modificarla. Porque sólo algo que se conoce es susceptible de cambiarse “controladamente”. Además, podrá intuir con mucha fiabilidad qué le sucederá a lo largo de su vida si su comportamiento, es decir, su forma de relacionarse con los demás, es de una manera o de otra». Tome, ¡aquí tiene la información!: ¡USTED DECIDE! Éste es mi principal mensaje y, en definitiva, el objetivo del libro, decida usted por usted y no permita que lo hagan otros. ¡Usted puede! Sea una persona autónoma y dueña de su destino. Que el libro sea ameno, profundo, claro y divertido es algo en lo que, por supuesto, me he ocupado, pero no es lo más importante. En cuanto al tema del A.T., insisto en que es un libro básico, pero que pienso que deja pocos «cabos sueltos», al menos en lo esencial, para que cualquier persona que lo lea no sólo pueda entender lo que es el A.T., sino que estos conocimientos, además de sorprenderle, le puedan ser de utilidad suficiente como para desarrollarse y crecer un poco más como persona. De todo lo escrito sobre A.T. he recogido (al menos ésa ha sido mi intención) lo más granado de lo publicado hasta ahora y que ha llegado a mis manos sobre Análisis Transaccional. Por supuesto, están las o algunas de las teorías de Eric Berne, creador del A.T., y de otros muy reconocidos, como R. Kertész, C. Steiner, M. James, C. Moiso, S. Karman, L. Casado, J. Escribano, etcétera. También es cierto que no está todo lo que podría haber sido de utilidad. Ésta ha sido una de las dificultades: la selección de lo más relevante y la coherencia en la presentación para su fácil comprensión. Espero haberlo conseguido. Si con lo que va a descubrir en este libro le sigue interesando el tema, ya puede acceder a lecturas más profundas. Así lo espero. Insisto una vez más: éste es un libro de estudio «básico», es decir, no está pensado para expertos en Análisis Transaccional. Es un libro de iniciación y lo he escrito porque no existe un libro de esta naturaleza en lengua española, al menos en España. Los buenos libros de A.T. (que son la mayoría) suelen ser muy especializados: guiones, juegos psicológicos, etcétera, y los generalistas, en mi modesta opinión, compartida por muchos colegas y alumnos, son bastante «incompletos».
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Ésta es la segunda obra en la que hablo de A.T. No sé si las aportaciones y el enfoque que he dado a este libro me convierten en un «ortodoxo», en un «heterodoxo», o en «algo raro», ¡ya sabe!, la tendencia a poner etiquetas. En definitiva, de lo que se trata es de avanzar, de poner nuestros descubrimientos al servicio de todos los transaccionalistas para que éstos los transmitan al mayor número de personas, y no quedarnos en lo que dijo o dejó de decir E. Berne, al igual que hacen otras disciplinas, que siguen ancladas en la noche de los tiempos sin mover una coma de lo que dijo o escribió su fundador. Personalmente y muy sinceramente, me da igual lo de la etiqueta, pero confieso que, en todo caso, tengo preferencia por lo de heterodoxo. Espero que ello no me suponga (seguro que no) ser quemado (siquiera simbólicamente) en la hoguera, como mi paisano universal y genial heterodoxo, Miguel Servet*. En segundo lugar, el libro incluye un relato a modo de novela, aunque no se puede decir que sea un «libro técnico novelado». Me explico, la trama es la siguiente: un grupo de personas asisten a un seminario sobre A.T., cuando el profesor inicia la explicación del tema a tratar, empieza un capítulo totalmente técnico. Cuando acaba la explicación del profesor, los alumnos asistentes al seminario hablan y se relacionan entre ellos. Suelen ir a un bar donde comentan no sólo las particularidades de la sesión de A.T., sino que hablan y viven «sus cosas», produciéndose entre ellos tensiones, afecto o amor, al igual que puede suceder en cualquier relación humana. El libro tiene dos caminos bien diferenciados aunque paralelos. Puede usted leer sólo los aspectos relacionados con el A.T., o los vericuetos de la relación entre los asistentes al seminario, que se desarrollan, casi en su totalidad, en el bar «La Tertulia». En una primera lectura puede ser interesante seguir el orden en que está diseñado el libro, pero debe ser usted quien escoja el método que le resulte más cómodo o útil. Lo que sí pretende el libro y aconseja el autor es que sea una obra de estudio, consulta y trabajo. Téngalo a mano. Échele una hojeada de vez en cuando. Y no olvide hacer los test. A pesar de mi insistencia en que éste es un libro «básico», tampoco hemos de pensar que es para «tontitos», no, no, nada de eso. Es para no iniciados en «psicología transaccionalista», por lo tanto, no quedan exentas, ni mucho menos,
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personas cultas e inteligentes. Hombres o mujeres abogados, albañiles, médicos, maestros, mecánicos, ingenieros, empresarios, peluqueros, arquitectos, camioneros, tractoristas, jueces, enfermeros, taxistas, presentadores y locutores de radio y televisión, deportistas, agricultores, vendedores, informáticos, directivos de empresas grandes o pequeñas, camareros, cocineros, políticos de todo color, profesores, escritores, reyes, príncipes y princesas, astronautas, policías, humoristas, periodistas, etcétera. Insisto, hombres y mujeres. Éste es un libro para, si usted lo desea, ayudarle a cambiar. Cambiar para ser mejor, si cabe, para alcanzar niveles más altos de felicidad y prosperidad. ¡Ah, no lo olvide! Para volar más alto, «hasta las águilas necesitan un impulso». ¿Volamos? Juan Manuel Opi El Far - Port Vell Barcelona
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____________ * Miguel Servet, una de las más grandes figuras del renacimiento. Genial aragonés de Villanueva de Sigena (Huesca) (1511-1553). Ilustre teólogo, geógrafo, astrónomo y médico descubridor de la circulación menor de la sangre, que fue quemado vivo en Ginebra por orden de Calvino, por predicar, defender y ejercer la libertad de pensamiento. Véase web: www.miguelservet.org.
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1 Nuevos caminos, nuevo caminar LA METÁFORA El agradecimiento es uno de los tesoros que tenemos las personas para compartir. Ésta es la continuación de la historia de un hombre normal, que, envuelto en la esquizofrenia de la «vida moderna» (como tantos millones de hombres y mujeres), había estado a punto de destrozar definitivamente su vida, que, envuelta por el torbellino irracional que genera la forma de hacer de esta sociedad «moderna», había caído en los más profundos rigores de la desesperanza, y una existencia vacía y sin sentido le condujo al calvario de la depresión, que no le permitía ver más que el sufrimiento y la muerte. Pero eso era historia... Li Man estaba dispuesto a encontrar el nuevo camino hacia la «vida que vale». No le fue fácil la salida de las negras profundidades del «valle de la vida muerta», las salidas son escasas y pueden estar poco visibles, sobre todo para los que no están con las ideas claras en su deseo de encontrarlas. Li Man sabía que, en esos momentos, su principal ayuda era él mismo y su voluntad de tener éxito en su objetivo. Pero con su mochila repleta de ilusión a cuestas y la intuición de los que saben lo que quieren de verdad, al fin encontró una salida. Era un camino estrecho y se notaba que había sido muy poco transitado. «¡Bueno!, ¿y a mí qué?», pensó. Cogió un palo en forma de vara que había al borde del camino, comprobó que era fuerte y que la madera estaba sana y pensó: «Así quiero ser: natural, sano, fuerte y flexible». Inmediatamente esbozó una sonrisa y pensó: «¿Quién me lo iba a decir?, yo aspirando a ser como una vara». A continuación inspiró
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profundamente, y mientras notaba que el aire fresco y lleno de matices llenaba sus pulmones y su vida, empuñó fuertemente la vara, la hincó con fuerza en el suelo y empezó a caminar con decisión. Li Man notó bajo sus pies la esponjosa tierra que se apretaba por el peso de su cuerpo. Miró sus pies y observó su caminar y cómo avanzaba por aquel camino de sinuoso y empinado trazado. Por primera vez en su vida se dio cuenta de lo que es «realmente» avanzar, y se dio cuenta de cómo se hace camino al andar. Todo era silencio, y sólo el leve chasquido de sus pies al contacto con la tierra ponía música al armónico conjunto de hombre y naturaleza que acababan de iniciar una nueva historia en un mundo desconocido por conocido. El trazado de esta primera parte del camino se componía de una suave y recta pendiente que abocaba en una curva hacia su derecha. Li Man se fue acercando a la curva. «¡Uff!, parecía que estaba más cerca», pensó. Su mente iba más deprisa que su cuerpo. Debía coordinar cuerpo y mente. No debía olvidarlo, «armonía» era la palabra clave. Por fin llegó a la cerrada curva a la derecha que se adentraba en la montaña para sortear una pequeña depresión del terreno.
No debemos olvidarlo, «armonía» es la palabra clave.
Al llegar a la curva se acercó al borde del camino, y aunque todavía no había ascendido muchos metros sobre las profundidades del «valle de la vida muerta», pudo observar el panorama que había dejado tras de sí. No había sido fácil encontrar la salida del valle, además, estaba cansado y no había hecho más que empezar el nuevo camino hacia la cumbre de la vida. «Si lo consigo –pensó–, si llego al final de este camino, deberé dar las gracias por haberlo conseguido.» Estaba inmerso en este pensamiento, cuando notó que una fuerza interior le hacia mirar hacia las profundidades del «valle de la vida muerta». Ahora estaba fuera de aquel tenebroso valle, había salido de las profundidades de su depresión y de su vacío existencial y había iniciado un nuevo caminar hacia nuevas dimensiones que él, con su esfuerzo, debía descubrir. Y era ahora, aquí abajo, mucho antes de conseguir nada, cuando Li Man
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pensó que uno debe sentirse agradecido.
La sola oportunidad de poder hacer cosas en la vida ya es motivo de agradecimiento.
Li Man miró con gesto solemne al cielo azul decorado de suaves brumas y, sin darse cuenta, pero complacido de su gesto, gritó: ¡Gracias! Gracias por darme esta oportunidad. Gracias, ¡a quien sea!, al que rige, armoniza y facilita escoger nuestros destinos. Gracias por darme este nuevo amanecer. Todavía no he logrado nada, pero pienso olvidar el pasado con sus turbulencias, agresiones y tribulaciones. El pasado es sólo un sueño que culminé en las negras profundidades del «valle de la muerte», al cual no pienso volver ni siquiera en sueños. A partir de ahora sé que mi felicidad depende de mí, y he descubierto que la felicidad no está en tener más bienes sino en compartirlos con los demás. Éste es mi compromiso y ésta es mi fuerza... A medida que iba hablando, Li Man observaba que sus palabras se iban dibujando en el azul del cielo, como si un lápiz mágico las escribiese con increíble soltura y belleza de trazos. Sintió, por primera vez en su vida, que sus palabras no desaparecían, a pesar de que no había nadie que le escuchase. ¿O tal vez sí? Li Man quedó en silencio unos segundos, bajó la mirada y vio sus pies firmemente apostados en el suelo y la punta de la vara junto a ellos. ¿Cuál es mi fuerza? –se preguntó–. ¿Cuál puede ser la fuerza de un hombre o de una mujer, cuando están inmersos en los problemas y agresiones que produce la actual vida moderna? Poco a poco, su vara, como impulsada por una extraña fuerza que nacía del interior de Li Man con unos lentos pero firmes movimientos, fue escribiendo unas siglas en la suave tierra del camino. Al terminar las tres siglas, las miró y desde aquel momento quedaron grabadas para siempre en lo más profundo de su cerebro. Nunca renunciaría a ese compromiso con él mismo y con los demás. A partir
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de ahora esas tres siglas presidirían su comportamiento y su visión de la vida. Volvió a mirar las tres letras: A.M.P., y pensó: «Es todo lo que tengo, pero de momento es más que suficiente». Actitud Mental Positiva. ¿Cómo podía abandonar definitivamente las negras profundidades del «valle de la vida muerta» y recorrer el camino hacia la «cumbre de la vida»? Li Man había oído hablar alguna vez de la A.M.P., incluso creía recordar que había leído algo que hacía referencia a ello en un libro sobre negociación. «¡Tonterías! –había pensado en su momento–, eso son tonterías de los que desconocen la realidad.» ¿Realidad?... ¿De qué realidad hablamos? –¿De la realidad de los políticos? –¿De la realidad de los empresarios millonarios? –¿De los millonarios que sólo son millonarios? –¿De la realidad de las múltiples religiones? –¿De la realidad de los pobres de cualquier parte del mundo? –¿De la realidad de los enfermos? –¿De la realidad del Tercer Mundo? –¿De la realidad de las guerras? –¿De la realidad de los medios de comunicación? –¿De la realidad de...? Li Man acababa de aprender algo muy importante; había aprendido a hacerse preguntas. «La realidad como tal, no existe –pensó Li Man–. La realidad es lo que percibe cada persona. Tengo que saber vivir con todas esas realidades, ése es mi objetivo y ése es mi compromiso.» Cuántas cosas había oído y no les había hecho caso, y empezó a recordar... Ésta era una pequeña muestra de algunas de las cosas que Li Man había leído y/o escuchado, y que en su día no fue capaz de comprender. Hoy, en su lento caminar por el camino que lleva a la «vida que vale», entiende cuál puede ser el valor y la fuerza de una frase; hoy se ha dado cuenta de
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que, muchas veces, el hombre y la mujer, para mostrarse fuertes ante sus propias debilidades, optan por despreciar lo profundo y lo hermoso. Una frase, una metáfora, un aroma, una poesía... Li Man nunca había escrito una poesía, no estaba bien visto en los círculos en los que se había relacionado social y profesionalmente. Ahora no sabría cómo empezar, pero podía pensar, eso sí, también hay formas bonitas de pensar...
CURVA POÉTICA AL AGRADECIMIENTO Gracias a cada nuevo amanecer, gracias a cada nuevo día, gracias por volverlo a ver y lubricar mi retina. Gracias por los colores de la naturaleza viva, que anima nuestros humores y nos alegran la vida. Gracias por el saludo amigo, gracias por estrechar mi mano, cuenta siempre conmigo, siempre estaré a tu lado. Gracias por tu compañía en los caminos recorridos, gracias por tu mano amiga y los momentos compartidos. Gracias por tu mirada, por ser serena y profunda, que da impulso a mi vida de la manera más culta. Gracias por enseñarme
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las claves de la vida que potenciaron para siempre mi Actitud Mental Positiva. J. M. O.
Antes de divisar la ciudad, Li Man oyó los primeros ronroneos de algunos de los vehículos que entraban y salían a toda prisa por una de sus principales vías de comunicación. «¡Bien! –se dijo para sus adentros–. Es una nueva oportunidad, ¡adelante!»
EN LA CIUDAD. DE NUEVO LA REALIDAD Li Man llevaba tres meses viviendo en su nuevo apartamento, en su nueva ciudad, en su nueva vida. A los pocos días de llegar encontró trabajo en una reputada empresa de tipo medio. Su currículum le facilitó la tarea para incorporarse como jefe del departamento comercial. Desde el primer día que empezó a trabajar se interesó tanto por la política de formación de la empresa, como por la posibilidad de buscar «algo» que también le sirviese a él en su desarrollo profesional. Pero sobre todo, estaba interesado en su desarrollo personal. Un buen día apareció Patricia, su colaboradora (a Li Man no le gustaba la palabra secretaria), con su amplia y habitual sonrisa: –Li Man –le dijo–. Creo que tengo lo que estabas buscando. –¿De qué se trata? –respondió Li Man. –Mira, es un curso de desarrollo personal –le entregó un folleto. –A ver, a ver... Seminario de Análisis Transaccional... –y siguió leyendo el folleto que le había entregado Patricia.
ANÁLISIS TRANSACCIONAL LAS CLAVES DEL COMPORTAMIENTO HUMANO Duración: (40 horas. Sesiones de 4 horas)
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DIRIGIDO A: Todas aquellas personas que quieran ser más dueñas de su destino y sentirse mejor a través del autoconocimiento, el conocimiento de los demás y de la interacción con todo su entorno. Personas que quieran conocer «las claves del comportamiento humano», entendiendo el porqué de la mayoría de las conductas humanas. OBJETIVOS/BENEFICIOS DEL SEMINARIO: Curso introductorio al Análisis Transaccional. Conocimiento de todas sus herramientas: – Conocerse a sí mismo, más y mejor. – Conocer a los demás, más y mejor. – Capacidad para analizar los comportamientos propios y los de los demás. – Conocer las claves psicológicas de la comunicación. – Conocer las fuentes de la motivación humana. – Conocer cómo funciona y se maneja el sistema emocional. – Se capacitará para iniciar procesos de autodesarrollo personal. – Posibilidad de continuar la formación en A.T. METODOLOGÍA/CARACTERÍSTICAS: El seminario se compone de una parte teórica, donde el participante adquiere una serie de conocimientos normalmente sorprendentes, introduciéndose en el apasionante mundo de la más moderna y eficaz psicología científica: el Análisis Transaccional, el cual permite explicar, de forma amena y comprensible para cualquier persona, los fenómenos que determinan las pautas del comportamiento humano. Se utilizan tests de contrastada fiabilidad para que cada persona vaya conociendo tanto parcelas de su personalidad como de sus comportamientos, y ello le facilite opciones de cambio en las áreas que decida potenciar. Se realizan ejercicios y dinámicas de grupo mediante las cuales se aprende y potencia el proceso de la interacción humana que posibilita a cada persona la capacidad de su desarrollo personal y el de su entorno. Los conocimientos adquiridos en este seminario tienen aplicación en la
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vida personal y profesional, por lo que, como mínimo, los beneficios del mismo se duplican, rentabilizando extraordinariamente la inversión. Responsable y Docente del Programa: D. J. J.
A continuación un escueto y brillante currículum del señor J. J. y los detalles de horario, lugar, forma de pago, etcétera. –¡Muy interesante! Tan eficaz como siempre, Patricia. ¡Gracias, muchas gracias! Yo me ocupo de llamar por teléfono y ver si puedo inscribirme. Por cierto, Patricia: ¿tú sabes quién es este señor J. J., el profesor que imparte el seminario? ¿Éste es su nombre? ¿Es que no tiene nombre? –No le conozco personalmente, pero tengo unas referencias inmejorables. –¿De quién, Patricia? Patricia, con cara y voz de pícara, le responde: –Aaahh, Ahh, ¡misterio! ¡Confía en mí, Li Man! ¡Ah!, y en cuanto al nombre, es un secreto, aquí en esta ciudad nadie sabe su verdadero nombre. Pero... no creo que sea difícil averiguarlo.
EL SEMINARIO DE ANÁLISIS TRANSACCIONAL Li Man estaba muy contento, pero algo inquieto. Hoy era el primer día del seminario de Análisis Transaccional. Había conseguido alguna información más, tanto del señor J. J. como del Análisis Transaccional. Sus expectativas habían crecido a medida que había ido obteniendo la información y tenía verdaderos deseos de conocer tanto al señor J. J., como la materia que éste impartía. Eran las tres y media de la tarde y Li Man había llegado a la puerta de la sala donde se iba a impartir el seminario; todavía faltaba media hora para su comienzo, pero como la puerta estaba entreabierta y se oían voces, la empujó y entró. En la sala había cuatro personas, de las que tres estaban hablando animadamente; al ver asomarse a Li Man, una de ellas le preguntó: –¿Viene a la clase del doctor J. J.? –Sí, sí... –respondió Li Man.
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–Pues pase –le inquirió el más veterano del grupo, un señor de unos sesenta años, de tez muy morena y vestido con traje marrón y corbata de tonos amarillos y verdes. –Parecen simpáticos –penso Li Man–. Esto es buena señal, además, hay una mujer, lo cual también es un signo positivo. A los diez minutos de haber llegado Li Man, entró un señor con aire despistado, de unos cincuenta años, cabello más bien blanco, una fina barba muy bien recortada y tez muy morena; portaba una gran cartera y, después de saludar con un «¡Hola!», se sentó en una de las sillas de la primera fila. –Usted es el señor J. J., ¿verdad? –le preguntó la mujer de elegante traje chaqueta oscuro, pelo negro y tez muy morena. –Sí, sí, yo soy el «profe». ¿Cómo me ha reconocido? –He visto su fotografía en algunos de sus escritos en los periódicos –respondió la señora. «¡Caray! –pensó Li Man–. Parece una persona importante ¡Esto promete, tío!» En unos momentos se habían incorporado a la clase cinco personas más, mientras el señor J. J. los iba saludando, a la vez que él se presentaba. «Soy J. J. y, por favor, no me tratéis de usted.» Faltaban diez minutos cuando una azafata llamó al señor J. J. Cuando éste salió, Antonio, una persona del grupo, comentó que le habían dicho que las clases del señor J. J. eran muy amenas y que aunque no residía en esta ciudad, tenía un gran afecto a sus gentes. Y siguió comentando: «Me han contado que tiene un libro escrito sobre Análisis Transaccional, pero que a pesar de las ofertas que recibe de muchas editoriales, no lo quiere publicar. Nadie sabe por qué, pero parece ser que este libro lo utiliza como guía en todos sus seminarios». –Es decir... –comentó Luis, el participante más joven, un agricultor de veintidós años–, que veremos el libro, pero no lo tocaremos. –Sí –comentó Paco, el participante aparentemente más introvertido del grupo–. Como algunas mujeres... provocan y después... Todos esperaban la respuesta de algunas de las mujeres que configuraban el ya numeroso grupo, se hizo un silencio, una voz pausada y con una entonación serena sin aire de reproche, dijo: –Eso... y después nos lo cuentas ¿vale?
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¿De dónde había salido aquella mujer? Li Man no se había dado cuenta cuando entró en la sala; se la quedó mirando, y mirando... ¿Cuál es su nombre?, ¿cómo se llama? En ese momento entró de nuevo el señor J. J. «¡Hola, buenas tardes! Faltan cinco minutos para empezar la primera sesión de este seminario. Según mi lista de asistencia, ya estamos todos: quince personas. ¡Gracias a todos y todas por vuestra puntualidad! Mi nombre es J. J., así me gusta que me llamen, y si os parece bien, podemos tutearnos a partir de este momento. Si os parece, a continuación cada uno de vosotros y vosotras os presentáis al resto del grupo, dando los datos que consideréis. No hace falta que relatéis vuestro currículum completo, pero sería interesante que indicaseis el motivo de vuestra asistencia a este seminario y qué beneficio esperáis obtener del mismo.» Una vez realizadas las oportunas presentaciones y haber planteado cada participante sus motivos y sus objetivos en relación con el seminario, J. J. prosiguió: «De acuerdo, hemos empezado bien, todos tenéis claros vuestros objetivos y sólo el que sabe lo que quiere puede conseguirlo; esto, dicho así, parece algo muy simple por obvio, pero muchas personas, por no decir la mayoría, no saben muy bien lo que esperan obtener en la vida... –se oye un pequeño murmullo de aprobación–. Estamos de acuerdo, ¿verdad? ¡Bien! Ahora vamos a firmar nuestro compromiso. La formación de adultos requiere un compromiso entre las partes, como un contrato.» La formación en la escuela y en la universidad es “obligatoria”; en la enseñanza primaria los temas son obligatorios, son los que son, y suelen ser personas ajenas a la problemática real de la juventud quienes deciden las materias a impartir. Una vez que se llega a la universidad (los que pueden) ídem de ídem. Aquí es diferente, cada uno y cada una de vosotros ha escogido libremente su asistencia a este seminario, porque habéis creído que por su mediación podréis conseguir los objetivos que cada uno ha manifestado públicamente. Yo, como profesor y conductor del grupo, quiero manifestar que el éxito de este seminario no depende de mí.– La mayoría de los alumnos se miran entre ellos, parece que no entienden muy bien qué quiere decir J. J.–. Quiero decir que no depende de mí “exclusivamente”. La responsabilidad es de “todos”, y remarco; de - to -dos.
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»Aquí se pondrán muchas cosas sobre la mesa, cada cual podrá “apropiarse” de aquello que más le interese; después dependerá de su coraje llevarlo a la práctica. Aquí no hay exámenes, serán vuestra propia vida y vuestra conciencia quienes determinarán qué habéis hecho con el tiempo que aquí habéis invertido. Si después del seminario seguís pensando, diciendo y haciendo lo mismo que antes, esto no ha servido ¡para nada! »Yo me comprometo con mi parte: aportar nuevos conocimientos en el campo de la más moderna psicología, dar respuesta a vuestras preguntas y mantener una dinámica participativa y distendida en el grupo. ¿Cuál debe ser vuestro compromiso? Ésta es mi propuesta: ser puntuales a la hora del comienzo de las clases, ser participativos, respetar la palabra y las opiniones de los demás, comprometerse a realizar “algo”, aquello que cada cual considere más interesante, para cambiar algo en su vida. ¡Bien! ¿Firmamos todos solemnemente este compromiso?» –¡Sííííí de acuerdo!–, casi gritaron todos al unísono. Fue un clamoroso SÍ. Li Man estaba muy impactado, nunca había iniciado un seminario con este «prólogo». Lo del contrato le parecía muy bien, y lo de responsabilizar a cada cual de la parte que le corresponde en el éxito del seminario también. Él ya sabía por qué. Muchas personas acuden a un seminario bien porque les obliga su empresa, bien para distraerse y pasar el tiempo, o, como un amigo suyo, para coleccionar un diploma más. Pero el compromiso de cambio no lo veía en muchas personas, y si no cambias nada, ¿para qué sirve estudiar? Una vez pactada la mecánica del seminario, J. J. abrió su libro, miró la primera página y leyó el primer tema: «En busca de la felicidad».
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–¡Loreto, se llama Loreto! –murmuró Li Man. –¿Decías algo Li Man? –preguntó J. J. –No. No, nada, nada –contestó Li Man. –Bien–, prosiguió J. J. echando una mirada a su libro sin publicar. –Como iba diciendo, a muchas personas...
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2 En busca de la felicidad Nada puedes enseñarle a una persona; sólo puedes ayudarla a que lo descubra dentro de sí misma. Galileo A muchas personas las derrotan los problemas diarios de la vida. (N. V. Peale) Muchas personas avanzan por la vida en un estado de ansiedad que hace que sus vidas no gocen de la plenitud necesaria para siquiera ser «medianamente felices». En muchas ocasiones, se atribuye el cierto grado de «infelicidad» a la «mala suerte», y aunque es muy probable que exista algo como la «suerte», lo cierto es que cada ser humano dispone de un espíritu, una voluntad y una capacidad de razonar que puede hacer que una persona deje de ser producto de las circunstancias y sea ella quien las cree en mayor medida. Por supuesto que no están contempladas en este párrafo aquellas personas residentes en algunos países, donde la libertad está limitada por la fuerza de las armas y el terror. La actividad profesional ocupa gran parte de la vida (tiempo) de las personas que formamos parte de la sociedad capitalista, o «primer mundo», como han acuñado algunos teóricos de la clasificación sociológica. Hombres y mujeres de nuestro tiempo asientan sus expectativas de desarrollo y halagüeño futuro a través del esfuerzo desarrollado en su actividad profesional. El camino para la consecución de logros sociales lleva aparejado, casi inevitablemente, la pérdida de otros aspectos fundamentales, posiblemente de más valor que los objetivos marcados de forma más o menos consciente y que configuran el sueño dorado de cada persona. La mayoría de personas se vuelcan y se «sumergen» en una frenética actividad
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laboral, horas y horas en la oficina, en el taller, en el campo, en el coche, en su hogar; en fin, en su puesto de trabajo. Con este esfuerzo se consigue dinero y con este dinero se van satisfaciendo esas necesidades que se han deseado o que, en muchas ocasiones, «alguien» ha hecho desear. El actual sistema que impera en nuestra sociedad industrial ejerce una fuerte presión sobre la personalidad de hombres y mujeres. Ayudar a relativizar esa presión y reorientar algunos de los objetivos de muchas personas puede ser una agradable y apasionante tarea; para ello debemos aportar información que posibilite el conocimiento de la propia persona y de las consecuencias de su interacción con el entorno, suministrando elementos útiles que posibiliten a cada cual tomar conciencia real de su «aquí y ahora», para pasar a tomar decisiones «autónomas» sobre su futuro. Quiero decir: no es bueno que nuestro futuro lo decidan otros.
No es bueno que nuestro futuro profesional y personal lo decidan otros.
LOS OBJETIVOS DE LAS EMPRESAS Y DE LAS PERSONAS ¿Cuál es, o debería ser, el primer y más importante objetivo de una empresa? Esta es una pregunta con la cual suelo empezar muchos de mis seminarios de formación. Las respuestas suelen ser muy variadas: «Ser los líderes» «Tener el mejor producto/servicio» «Asegurar el futuro» «Ganar dinero», etc. Suelo insistir en que este objetivo debería ser el mismo en todas las empresas. Piensen con cierta lógica y se darán cuenta de que el objetivo más importante es el de ¡ganar dinero! Si no hay beneficios en forma de dinero en las empresas, éstas no podrán pagar sus facturas, sus impuestos, los sueldos a sus empleados, y no podrán reinvertir para disponer de más y mejores recursos y así poder competir en los mercados en que se desenvuelven. Sin dinero, sus propietarios o empleados no podrán cobrar sus sueldos, con los que se consiguen alimentos, se compran la casa, el coche, se pagan los estudios de los hijos, etc. Una vez explicado todo esto, todos lo encuentran razonable y se muestran de acuerdo en que así debería ser.
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Pero siempre suelo continuar formulando una segunda pregunta. Es muy parecida en su planteamiento a la primera. Es la siguiente:
«¿Cuál es, o debería ser, el primer y más importante objetivo de una persona?» «Ganar dinero» (muchas personas se animan con la orientación de la respuesta a la primera pregunta), «Autorrealizarse», «Cuidar nuestro entorno», «Mantener buenas relaciones con los demás», «Ser felices», etc. No sé qué habrá pensado usted, pero, sin duda alguna, el objetivo que debería guiar nuestras vidas, la vida de todos los seres humanos, no es otro que ¡ser felices! Solamente un uno por ciento, aproximadamente, suelen contestar a esta pregunta con la respuesta: «Ser felices». Incluso las personas que «aciertan» en la respuesta no parece que lo tengan muy claro, lo dicen con la «boca pequeña». Ante esta situación, no me cabe la menor duda que la mayoría de las personas no son felices, y es una razón muy simple la que me lleva a esta conclusión: ser felices es algo que no está dentro de los objetivos conscientes de la mayoría de las personas; por lo tanto, es muy difícil conseguir algo que no nos hemos propuesto como objetivo.
¿QUIÉN PUEDE SER FELIZ? Si hacemos caso a la copla, «Salud, dinero y amor», la posesión de estos tres «bienes», seguramente por este orden, determinarían las circunstancias favorables para que una persona fuese feliz. Parece ser que el «estribillo» de la copla no se suele cumplir, en muchas ocasiones. Es evidente que una persona falta de salud tendrá muchas dificultades para vivir momentos de felicidad, pero también sabemos que una mente positiva y con ganas de vivir relativiza mucho el sufrimiento. Y aunque no es un gran consuelo, puede ayudar a hacer más llevadera la carga. Este libro está dedicado a todas las personas que se encuentran bien, pero, sobre todo, a aquellas que la «lotería de la vida» no ha sido muy generosa con ellas. Teniendo en cuenta las salvedades comentadas en el párrafo anterior y
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volviendo a mi idea de que la mayoría de las personas pueden ser mucho mas felices de lo que lo han conseguido hasta ahora, quiero explicar mi teoría basada en que esta, y no otra, es decir, la posibilidad de ser felices, es la gran diferencia entre el ser humano y el resto de especies animales. Desde mi punto de vista, esa es la gran diferencia. Sí, dirá usted, pero los animales no construyen ordenadores ni coches, ni saben leer ni escribir. De acuerdo, pero insisto: esa no es la «gran diferencia». Nuestra «gran diferencia», estriba en la capacidad de romper la dependencia que supone una vida basada en una herencia genética y un «funcionamiento» basado en los instintos, cuyo recorrido se basa en la supervivencia y en el mantenimiento de la especie. La estructura genética «gestiona» un cuerpo y unos instintos mediante los cuales las otras especies animales consiguen sus alimentos, se aparean, traen nuevos seres al mundo y, finalmente, mueren. Es la rueda de la vida. Así generación tras generación. El pájaro que emigra de uno a otro continente a la búsqueda de un clima más propicio. Los salmones y las angulas que remontan con bravura las corrientes de los ríos, guiados por una fuerza incontrolada; los salmones depositarán sus huevos exactamente en el mismo río y en el mismo lugar en que lo hicieron sus antepasados y volverán de nuevo al mar si aún les quedan fuerzas para ello. Las anguilas, bajo el impulso de una llamada misteriosa, volverán al mar para efectuar la reproducción y finalmente morir en las cálidas aguas del mar de los Sargazos. Las ballenas, que cruzan los océanos siguiendo ancestrales rutas grabadas en el «habitáculo» de sus instintos. Las grandes manadas de mamíferos que cruzan, en una época determinada del año, las enormes sabanas del continente africano, etc.; ninguno de ellos sabe por qué.
Todo está escrito en su mapa genético, ellos sólo obedecen a la fuerza de los instintos.
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Ninguno de ellos sabe por qué. Casi todo está predeterminado: la evolución, o la adaptación en el sentido que fuere, sobre todo al nuevo clima y a la agresión de los hábitats naturales por parte del hombre, será muy lenta, un pequeño cambio puede llevar siglos. Por ahora, las cosas están así. El ser humano, al igual que otras especies animales, no es partícipe en la decisión de nacer, ni interviene (de momento) en el ordenamiento de su mapa genético; tampoco (salvo excepciones) determina cuándo terminará su vida. En esto coincidimos con el resto de las especies animales. Pero «mientras tanto», aquello que acontece entre el nacimiento y la muerte es lo que llamamos «vida». ¿Qué podemos hacer? ¿Qué podemos hacer en relación con nuestro destino? En este espacio de tiempo, sí que podemos diferenciarnos de las demás especies, y por supuesto, no me refiero al HACER (que sí que nos diferenciamos), sino al SER. Nosotros no somos totalmente prisioneros de nuestra programación genética, aunque, eso sí, nuestro genoma jugará un papel muy importante en nuestro desarrollo físico, determinando si seremos rubios o morenos, altos o bajos, si se nos caerá el cabello más pronto o más tarde, o se nos «picará» una muela en una época concreta de un determinado año. Todo esto «y más», queda determinado por nuestra programación genética. Pero hay un aspecto muy importante con el que la naturaleza (algunos/as creyentes pensarán que no es sólo cosa de la naturaleza) nos dotó, como consecuencia de algún «hecho significativo» que sucedió en un momento dado de nuestro proceso de evolución/adaptación. Bien, lo cierto es que:
El ser humano está dotado de una herramienta de autogestión, que bien podría llamarse voluntad, la cual está a nuestro servicio y que nos permite gestionar nuestra vida, haciendo que la misma no sea diseñada por el exclusivo mapa de la genética y gestionada por los procesos básicos de los instintos.
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La información y la cultura son unas de las principales carencias del conjunto de las sociedades de nuestro tiempo, aunque no es el caso generalizado de las llamadas «sociedades desarrolladas». Sí que es cierto que la información (transparente) y la cultura están ausentes y fuera del alcance de cientos de millones de seres humanos. En África no se solucionará nunca el problema del hambre si se cree que lo que les hace falta es comida. Lo que hace falta en África es información. Información para poder desarrollarse por sí mismos. Información y libertad para aprovechar sus propios recursos. En definitiva, no les hace falta el pescado, sino que alguien les enseñe a pescar. Parece ser que a algunos no les interesa que «aprendan a pescar». Si esta «cultura desarrollada» (me dirijo a ella porque es la única que tendrá la posibilidad de comprar y leer este libro) que se tiene por inteligente, realmente lo fuera, no me cabe duda de que el primer objetivo en la vida de todos sus integrantes sería ser feliz. Esta posibilidad es el elemento diferenciador más importante en relación con el resto de especies animales. Veamos cuál es nuestro ciclo de vida:
Todos morimos más pronto o más tarde, «es ley de vida». ¿Qué hacen algunas personas durante su vida? Trabajar, divertirse, comer, beber, amar, sufrir, correr, arriesgarse, preocuparse, etc. Todo esto, y más, forma parte de la vida misma; pero, ¿en qué proporción? ¿Lo hacemos conscientemente, con el objetivo de conseguir más momentos de felicidad? ¿O como producto de una carrera desenfrenada hacia una meta indefinida establecida por «otros»? Cuando trato de explicar esta idea me gusta tomar como ejemplo lo que comentaba sobre el tema hace algunos años, cuando yo estudiaba psicoanálisis, el reconocido psicoanalista cubano J. P. Portuondo, que con su ritmo y cadencia pausado y caribeño nos comentó, en más de una ocasión, en las clases de su «peculiar» psicoanálisis: «Sobre todo para aquellos que os dedicáis a la formación de las
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personas, si queréis ayudarles, siempre que podáis recordadles esto: que en este mundo estamos de paso, que nadie se queda aquí para siempre, que son cuaaaaatro días... ¡y tres nublados! ¡Qué no pongan nubes al día claro y brillante que aún les queda!» Esta es mi reflexión sobre esta frase: Si no tiene muy clara y muy presente la frase de J.P. Portuondo, nunca conseguirá ser feliz. Observando el comportamiento de muchas personas, pareciera que piensan vivir eternamente. Se pasan años y años «amasando» dinero y posesiones (no voy a caer en la tentación de llamarlo fortuna) a costa de lo que sea y de quien sea. ¿Cómo pueden ser tan ignorantes? ¿Es que no saben, o alguien no les ha recordado, que no se van a llevar «nada» al otro mundo? Lo único que el ser humano tiene seguro desde el momento de su nacimiento, es que un día u otro va a morir. ¡Esto es lo único que tenemos seguro! Qué fuerzas misteriosas hacen que personas aparentemente inteligentes desconozcan precisamente «eso» que todos sabemos desde que nacemos, y se vean «obligados» a vivir una vida en donde la avaricia, el egocentrismo, la agresividad, etc., les haga llevar una existencia sin duda poco feliz, o más bien, desgraciada. En este libro encontrará la respuesta a este tipo de comportamientos. Volvamos a nuestras preguntas del principio. Si aceptamos que la mayoría de las personas necesitamos trabajar para poder cubrir, al menos, las necesidades básicas de alimentación, hogar y seguridad, y si las empresas grandes o pequeñas, en la ciudad o en el campo, se desarrollan como fruto del esfuerzo de las personas, ¿en qué medida somos capaces de integrar y conseguir estos dos objetivos? → Ganar dinero y ser felices. No es el objetivo de este libro el tratar el tema de cómo las empresas pueden ganar más dinero, aunque para que no se diga que eludo el tema, ahí va una sugerencia para empresarios y directivos:
Si de verdad quieren que sus empresas ganen más dinero, esfuércense y dediquen recursos para que sus empleados y empleadas sean más felices.
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¿No lo había pensado? ¿O quizá sí? ¿Por qué no prueba y empieza ¡ya!? Aunque lo más probable es que ya tenga alguna explicación (excusa) para no hacerlo. Si es así, ¡usted se lo pierde! De lo que sí vamos a ocuparnos en este libro, es de dar respuestas a la segunda pregunta que, como queda dicho, también influirá sobre la primera (ganar dinero) y aportar elementos que puedan ayudar a conseguir mayores logros en la vida y los mayores momentos de felicidad posibles.
¿EL ÉXITO DA LA FELICIDAD? Las palabras «triunfo» y «éxito» son dos términos que hoy en día representan el objetivo máximo de la mayoría de las personas del mundo desarrollado. Son estos términos que se suelen confundir, generalmente, con el de persona popular, famosa o, simplemente «adinerada». Después de haber conocido, directa o indirectamente, personas que pertenecen a alguno de estos grupos, considero que nos será más útil y más cercano a la realidad de la vida separar el triunfo y la felicidad de la fama, la popularidad y la riqueza, ya que está demostrado que pertenecer a uno o a todos los grupos expuestos, no garantiza la felicidad. Pero para ir «separando el grano de la paja», creo que lo más pertinente es que definamos qué vamos a entender, a partir de ahora, por triunfar o tener éxito. La definición más usada en los diccionarios españoles sobre el éxito es: «Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.» «Buena aceptación que tiene una persona o cosa». Según The American Heritage Dictionary: «El logro de algo que se ha deseado, planeado o intentado». Como se puede apreciar, los americanos son más concretos y tienen las ideas más claras sobre la definición del éxito.
Hablamos de triunfar/tener éxito, cuando pensamos en una...
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...persona satisfecha consigo misma, que es capaz de tomar decisiones autónomas, se relaciona bien con su entorno, es capaz de disfrutar el presente y preparar su futuro sin necesidad de hacerlo a costa de otros.
Personalmente me gusta la poética definición que encontramos en el libro «En busca del éxito»* y que dice así:
Reír con frecuencia y mucho. Merecer el respeto de personas inteligentes y el afecto de los niños. Ganar el reconocimiento de críticos honestos y soportar la traición de falsos amigos. Gozar de la belleza. Descubrir lo positivo de los demás. Hacer un poco mejor el mundo, dejando tras de ti a un hijo bueno o un jardín cultivado, o bien, porque ayudaste a un pobre. Saber que no viviste en vano y que, gracias a ti, una persona pudo respirar con más tranquilidad. ESTO es haber triunfado.
Independientemente del significado que el éxito pueda tener para cada persona, lo cierto es que la mayoría desea, de alguna manera, triunfar. Tener éxito en el trabajo, en su profesión, es uno de los anhelos de muchas personas. Es mi intención que este libro le ayude no solamente a tener más éxito en su vida profesional, sino que también lo sea para su vida personal. Quede claro que mi creencia sobre el éxito se encuadra casi totalmente en el poema anónimo transcrito. ¿Usted quiere ser más feliz? ¿Seguro? ¿Sí? Pues sígame, sígame...
¿Qué nos impide triunfar y ser felices? ¿Qué fuerzas hacen que lo que aparentemente es tan fácil de llevar a la práctica, a la hora de su realización resulte tan difícil?
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Son muchos los factores que determinan el comportamiento de cada persona, pero son nuestros propios pensamientos los que nos guían hacia una forma determinada de hacer. En ningún momento he dejado de considerar las influencias externas que constantemente inciden en nuestra vida, ¡faltaría más! «Oiga –dirá usted, y con mucha razón–, que yo no hago las leyes y normas injustas. Que existen muchas personas agresivas e intolerantes. Y eso también afecta a mi felicidad.» Todo esto es cierto. Pero la pregunta del millón de dólares (o más) es: ¿qué hace usted mientras tanto? ¿Quejarse? ¿Lamentarse? ¿Cruzarse de brazos? ¿Culpar a los demás de su mala suerte? O se ha puesto manos a la obra para no ser como una hoja a merced del viento y que su destino vaya parejo con la dirección y la fuerza del mismo. ¿Y cuando el viento se para? ¿Qué? Yo se lo digo. Si cae en una zona limpia y bonita: «Qué bueno/a, listo/a, inteligente soy». Y si cae en una charca de sucias aguas: «¡Qué mala suerte! La culpa fue de...» ¿Acaso acabo de describir su vida? Posiblemente no es su caso, pero siempre hay algo más que aprender para ser un poco, si cabe, más feliz. ¿Seguimos?
2.1. LAS PREOCUPACIONES Al que no ponga de su parte ningún esfuerzo para alcanzar la virtud no puedo ayudarle. Confucio
¿En qué ocupamos las personas nuestros pensamientos? Parece ser que un denominador común en la mayoría de las personas es el que nos une sobre la atención que dedicamos a los problemas que tienen poco que ver con la realidad del «aquí y ahora». Suelen ser estos pensamientos, traducidos en forma de preocupación, los que no nos permiten alcanzar, en muchos casos, las cotas de felicidad y bienestar deseados.
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La preocupación es el núcleo fundamental de la ansiedad
Una vez iniciado el ciclo de la preocupación es difícil detenerlo La preocupación se asienta en el estado de alerta ante un peligro potencial que, sin duda alguna, ha sido esencial para la supervivencia en algún momento de nuestro proceso evolutivo. La preocupación constituye un ensayo en el que consideramos las distintas alternativas de respuesta posibles. El problema surge cuando la preocupación se hace crónica y reiterativa, cuando se repite continuamente sin procurarnos nunca una solución positiva (sólo le damos vueltas al «asunto»). La preocupación crónica pone de manifiesto todos los rasgos característicos propios de un secuestro emocional. Parece no proceder de ninguna parte, es incontrolable, genera ruido constante de ansiedad, se muestra impermeable a todo razonamiento y encierra a la persona preocupada en una actitud unilateral y rígida sobre el asunto que la preocupa. Cuando el ciclo de la preocupación se intensifica y persiste, ensombrece el hilo argumental hasta desembocar en arrebatos nerviosos, fobias, obsesiones, compulsiones y auténticos ataques de pánico. Thomas Borkovec y su equipo de investigadores de la Pennsylvania University State, comenzaron a estudiar la preocupación en sí misma cuando estaban tratando de encontrar un tratamiento para el insomnio. La ansiedad, como han observado otros investigadores, tiene una manifestación cognitiva –los pensamientos preocupantes– (la ansiedad es una situación de «espera») y otra somática (que tiene que ver más con la angustia) evidenciada por los síntomas fisiológicos típicos de las personas que sufren niveles altos de ansiedad (el sudor, la aceleración del ritmo cardíaco, o la tensión muscular). Estos investigadores descubrieron que el problema principal de las personas que padecen insomnio no es la excitación somática, sino los
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pensamientos intrusivos. El hecho de alejar la mente de las preocupaciones, focalizándola, en su lugar, en las sensaciones producidas por el ejercicio de algún tipo de relajación, ayuda de forma eficaz a las personas que padecen de insomnio. Por lo tanto:
Para cortar el círculo vicioso de la preocupación se debe cambiar el foco de la atención. No intente dejar de pensar, piense en otra cosa más positiva.
En las personas muy aprensivas es difícil «desenfocar» el activador de la preocupación, ya que este ciclo les refuerza la idea de estar en una constante defensa ante posibles episodios agresivos que puedan cruzarse en su vida. Estas personas tienen como una adicción a las preocupaciones, y cada preocupación va encadenando una serie de acontecimientos, muchos de ellos –o todos– con muy pocas probabilidades de que sucedan, pero mientras tanto, ocupan la mente de la persona y en algunos casos, estas preocupaciones son una justificación positiva frente a los demás («Mira cómo me preocupo por ti; agradécemelo.»)
Parece ser que este es uno de los «lemas» que justifican hoy en día la vida de muchas personas.
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¿Se pueden eliminar las preocupaciones?: Totalmente no. Pero sí que se pueden relativizar, ¡y mucho! ¿Cómo? No le voy a decir que es fácil, pero no imposible ¡ni mucho menos! Veamos, tener problemas es algo tan inherente a la vida como la vida misma. Sólo cuando morimos dejamos de tener problemas. Sólo los residentes de los cementerios no tienen problemas. Esta afirmación nos lleva a pensar que cuanto más vivos estamos, más problemas deberíamos tener, y ¡ay de aquella persona que tiene sólo un problema y pequeño! Esta persona está en peligro. ¡Está muy enferma! Todos tenemos problemas y preocupaciones, y ello es signo de vida. La cuestión está en cómo nos enfrentamos a esos problemas. Como dice N. V. Peale: «La base de todo está en tener una correcta filosofía de los problemas». Y más concretamente, es una cuestión de Actitud Mental Positiva (A.M.P., no olvide estas tres siglas) y no olvide que:
Sólo los que tienen pensamientos positivos obtienen resultados positivos
Veamos: ¿Qué es una pre-ocupación?: Es el tiempo y la energía que destinamos desde que aparece un problema real-imaginario-pasado, hasta que nos ocupamos de él. (Pre: antes de) Por lo tanto, no hay que pre-ocuparse, hay que ¡ocuparse!
A partir de ahora, hágase esta reflexión:
Si el problema tiene solución: no se preocupe, ¡actúe! (cuando usted decida) Si el problema NO tiene solución: no se preocupe, ¡olvídelo!
Reflexione sobre este consejo. Parece de «perogrullo», pero está basado en lo
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más elemental del «sentido común. ¿O no?
CÓMO CONSEGUIR SER MÁS FELICES En la mayoría de los casos, el principal obstáculo es la misma persona, su «forma de ser». «Yo soy así», «Es muy difícil cambiar», «No puedo hacerlo», «No puedo hacerlo de otra manera» «Es imposible». Estos y otros muy parecidos, en forma de frases/mensaje, son los obstáculos que nosotros mismos nos ponemos en nuestro camino para evitar tener éxito y ser más felices. Son lo que yo denomino: «Leyes naturales de resistencia al cambio», y que, en gran medida, tienen que ver con nuestra personalidad, esa gran desconocida para la mayoría de las personas. Después de leer y «trabajar» este libro, usted sabrá más sobre su personalidad, cómo se formó, cómo funciona, etcétera. «¡Pero qué dice! ¡Usted está loco! –pensará, estimada lectora y estimado lector–. ¿Cómo puede decir que yo no quiero triunfar y ser feliz? ¡Si es lo que más deseo en esta vida!» No lo pongo en duda, y le diré más; ¡Usted tiene todo lo necesario para triunfar y ser feliz! Pero, sin embargo, no se siente satisfecha/o. ¿Por qué? Mi intención es explicarle el «porqué» sucede, y también «cómo» deberá actuar para conseguirlo. Si usted quiere conseguirlo deberá continuar este viaje conmigo, y para que tenga una idea cabal de nuestro recorrido le voy a mostrar el que ya es «Nuestro Plan para la Felicidad». (N.P.F.)
1.o «Intentaremos» definir qué es la felicidad (la palabra intentar, no me gusta, ya verá por qué). 2.o Definiremos, en líneas generales, por qué no somos tan felices como desearíamos. (Estos dos primeros tramos, ya casi los hemos recorrido.) o 3. Presentaré las herramientas que vamos a utilizar: el Análisis Transaccional. o 4. Explicaré la teoría y el funcionamiento de cada herramienta (teoría y praxis). Hay que saber el «porqué» de las cosas. o 5. Después de la explicación de cada herramienta, definiré (a mi manera)
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qué no conviene hacer, y qué sí conviene hacer. Cada herramienta tiene que ver con alguna cuestión relacionada con nuestra personalidad, o con nuestros comportamientos. En cada una de ellas se incluye un test o ejercicio, con el fin de que conozca más y mejor su personalidad y sus conductas y pueda tomar decisiones de cambio.
Ahora le invito a que rellene conmigo el «billete» para el viaje. Sí, sí, es un viaje en toda regla, ya lo verá. Me he permitido cumplimentar algunos apartados de este billete; por favor, rellene los apartados que aún quedan por cumplimentar. Al final del libro encontrará una copia de este billete, pero sin rellenar, sólo si ha leído el libro en su totalidad debe usted cumplimentarlo; si es así, rellénelo y compruebe si coincide con lo que va a rellenar ahora, y extraiga sus conclusiones.
¿Ha completado el billete? ¿Sí? ¡Enhorabuena! Este es el primer signo de coraje, y esto es bueno porque, no lo olvide, ¡este es SU compromiso!
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«No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje.» Paul Valery
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____________ * Este poema es anónimo. Según parece, es una adaptación del poema «Success», de Bessie Anderson Stanley. Referencia de D. Jongeward de la Obra Choosing Succes – Pub. John Wiley & Sons, Inc.
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3 Leyes de resistencia al cambio Siempre fui un hombre afortunado: Nada me fue fácil en la vida. S. Freud Bien... ¡Ya ha comenzado el viaje! Usted sabe (seguramente por experiencia) que en esta vida (y no conocemos otra), todo aquello que tiene valor tiene también un precio, y en esta ocasión no va a ser una excepción. ¿Que cuál va ser el precio? «¡Oiga, que yo ya pagué cuando compré el libro!», pensará usted. Pues va a tener que pagar un poco más, va a tener que invertir algo de tiempo,algo de concentración y algo de coraje,pero, sobre todo, es muy probable que si quiere conseguir provecho de este libro, el mayor esfuerzo lo tenga que realizar para superar sus propias excusas. Hay personas que tienen verdaderas dificultades para sentirse bien. Personas que tienen una buena situación económica y familiar, tienen una buena profesión y son eficaces en su trabajo. Como suele decirse, «no les falta de nada, oiga». Pero, en ocasiones, tienen dificultades para relacionarse con los demás, para afrontar el futuro con optimismo, o para resolver problemas cotidianos relacionados con otros o con ellos/as mismos/as. Todos tenemos dificultades para cambiar, to-dos. Cambiamos en muchos aspectos porque cambiamos de edad, de imagen, de lugar. Pero en lo esencial, en la forma de pensar, en los valores, en los sentimientos, en ciertas conductas, hay cosas que sí que son difíciles de cambiar. En este libro comentaremos algunas de esas dificultades y sus «porqués». En algunas personas, estas dificultades son mayores y viven la vida en un constante estado de ansiedad y estrés. Desde lo más profundo de su inconsciente sufren una fuerte presión para seguir en su estado actual y no cambiar.
Desde lo más profundo de nuestro inconsciente sufrimos una fuerte presión para
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seguir en nuestro estado actual y no cambiar.
Le propongo un juego muy simple; pruebe un día que esté en torno a una mesa, en una comida familiar o de amigos, en una reunión de trabajo, en un seminario de formación, etc. Haga lo siguiente: una vez que estén todos sentados hágales esta propuesta, diga con más o menos solemnidad: «Con el fin de evitar la rutina que tan graves consecuencias lleva aparejada en todos los órdenes de la vida, os propongo que todos los aquí presentes nos levantemos de nuestros asientos y nos cambiemos a otro diferente».
Reacciones probables: Para empezar: protesta general. –«Qué ganas de perder el tiempo». «¡Qué tontería!» «¡Absurdo!». –Si usted insiste, y tiene alguna autoridad o carisma sobre el grupo, empezarán a moverse, pudiéndose observar: –Primeros movimientos con desgana. –Algunos lo encontrarán divertido. –Algunos/as dirán: «Qué bien, ya estaba cansado/a». –Algunos/as se cambiarán a la silla de al lado (mínimo cambio-mínimo esfuerzo). –Algunos/as se irán a la silla más lejana (les va bien el cambio).
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–Algunos/as seguirán diciendo: «¡Qué tontería, son ganas de perder el tiempo, ya está bien como estábamos antes!». Difícilmente les parecerá bien a todos. Así es el cambio. Siempre provoca reacciones emocionales. Algunas neuronas han tenido que cambiar el tipo de comunicación entre ellas. Se abrió un nuevo «circuito», un nuevo camino, y eso ¡es bueno! Hay que entrenarse para el cambio. Entrénese con cosas poco importantes. Acostumbre a su cuerpo y a su mente al cambio. ¿Qué recorrido hace usted para ir a su trabajo? ¿Siempre el mismo? ¿Cuál es el más corto, o el que más le gusta? Es igual. Mañana haga otro recorrido. ¡Active sus neuronas! ¡Ya está bien de rutina! ¡Ah! ¿Que siempre se toma un café con leche antes de... porque si no después de... usted no puede... no sé qué? Pues mañana, nada de café con leche. Si se lo toma, se lo va a tomar usted a otra hora o en otro bar. Y si es posible, usted mañana no se toma un café con leche; en su lugar, se toma un «poleo menta», que también está muy bueno. ¡Faltaría más! Depender de un café con leche para... ¡Hasta aquí podríamos llegar! Rutina no, ¡gracias!
Acostumbre a su cuerpo y a su mente al cambio. Entrénese con cosas poco importantes. Evitar la rutina no es fácil. Las dificultades que hay que superar son fuerzas muy profundas enraizadas en la estructura neurofisiológica del cerebro y, por esta razón, pasan a formar parte de las llamadas
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«LEYES NATURALES DE RESISTENCIA AL CAMBIO» Las Leyes de Resistencia al Cambio se manifiestan a través de unos tópicos bien conocidos; son las excusas.Ahí va una pequeña muestra de ellas: Excusas para no cambiar: «Son cosas de la psicología y de los psicólogos.» «No tengo tiempo.» «Ya lo estoy haciendo bien.» «Ya estoy bien.» «Yo soy así.» «Los cambios traen más problemas.» «Eso son teorías.» «El problema son los otros.» «No puedo.» «Son ganas de complicarse la vida.» «Es imposible.» «¡Qué me van a explicar a mí!» «¿Que quieres decir?, ¿qué lo estoy haciendo mal?» «Mi caso es diferente.» «No está mal el libro. Le iría muy bien a...» «Que cambien los otros.» Muchas personas hacen uso de estas Leyes de Resistencia al Cambio, negándose así la oportunidad y el derecho de triunfar y ser felices. En muchos casos, el coste de esta resistencia trae consecuencias muy negativas para las personas, manifestándose con dolencias físicas, enfermedades, accidentes, malas relaciones con pareja, hijos, estudios, trabajo, etcétera. Todos los humanos tenemos una reserva de energía a nuestra disposición para hacer uso de ella cuando lo consideremos oportuno. Esta energía es la voluntad.La voluntad puede estar más o menos aletargada, pero la realidad es que todos la poseemos.
Debemos coger las riendas de nuestra voluntad y a través de la misma,
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conducir nuestros pensamientos hacia la consecución de metas positivas. Todos podemos conseguirlo. Excusas: ¡no, gracias!
COMPRUEBE SU FLEXIBILIDAD PARA EL CAMBIO Realice el siguiente ejercicio proponiéndose ser muy sincero/a. No puntúe lo que se supone mejor, puntúe de acuerdo con lo que piensa, siente, dice o hace. Si algunas de las situaciones expuestas no son su caso, puntúe según crea que haría en esa situación. Marque con una señal en la casilla 0: Sí, siempre; o 5: No, nunca, cuando se dé esta circunstancia, y las puntuaciones intermedias según se acerque más a una u otra situación.
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0 - 24 puntos: ¡Viva la rutina! ¡Que cambien los otros! De seguir así, no será muy feliz, aunque te toque la «primitiva». 25 - 49 puntos:
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Aún está algo «masificado». Un poco de coraje y ¡a triunfaaaaar! 50 -75 puntos: ¡OK! Si no es dueño/a de su destino, poco le falta. Siga así. ¿Rutina? ¡No, gracias!
LA TERTULIA La clase termina un cuarto de hora más tarde de lo previsto. Los participantes en el seminario han estado tan interesados en el tema que aunque a las ocho en punto, hora oficial de su terminación, J.J. ha indicado esta circunstancia, todos se han mostrado de acuerdo en continuar «un poquito más». Li Man cierra su carpeta de apuntes y se despide de J.J. hasta el próximo día. Sale de la sala sin fijarse demasiado en sus compañeros, y una vez en la calle se dirige a un café-bar que se encuentra a unos metros del edificio donde se ha impartido el Seminario. «Bueno –piensa–, tomaré algo, una tapa o un bocadillo, y después ya no ceno.» La Tertulia era el nombre del café-bar; al entrar por primera vez, a Li Man le pareció un lugar bonito, muy acogedor, muy limpio, con mucha madera natural en su decoración y con zonas con un cierto grado de aislamiento que simulaban pequeñas islas que invitaban a la confraternización. «Ahora entiendo lo del nombre –penso Li Man–. Es muy agradable este lugar.» Como se encontraba solo, Li Man se situó en un extremo de la barra y pidió una cerveza sin alcohol. Estaba observando la espuma de su refrescante cerveza, cuando «notó» que alguien le miraba: –¡Hola Loreto! ¿Qué tal? –¡Hola! –le respondió Loreto, que se había sentado a unos tres metros en la misma barra. –Perdona Loreto. No te había visto. Loreto se acercó a la zona de Li Man.
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No te preocupes, Li Man, ya he visto que estabas muy pensativo. –Sí, la verdad es que estaba repasando algunos apartados de la sesión. ¿Por cierto, qué te ha parecido? –¿A qué te refieres? ¿Al profesor o al seminario en sí? –Bueno, a las dos «cosas». –Bien, ¡muy bien! Al menos a mí me ha gustado el enfoque. Además J.J. es un gran comunicador. ¡Bueno, es mi opinión! No sé si tú pensarás igual –comentó Loreto. –Sí, sí, –contestó Li Man–. Parece que puede ser interesante, pero sólo es el primer día. A lo mejor, el nivel baja en las próximas sesiones. Ya veremos –y siguió Li Man–: En estos momentos, precisamente estaba pensando en lo que ha comentado J.J. sobre la posibilidad que tenemos para influir en nuestro destino. –A mí me parece que no es tan fácil como ha comentado J.J. Una cosa es la teoría, y otra muy diferente la vida real. ¿No crees? –Sí, Loreto; pero no me dirás que no hay muchas personas con una avaricia desmedida y que son capaces de «cualquier cosa» para conseguir sus objetivos. Quizás si tuviesen presente eso de que «aquí estamos de paso», se lo mirarían de otra forma. –A mí lo que me ha interesado es lo de las preocupaciones. Es que a mí eso me afecta muchísimo. ¡Cuando empiezo a darle vueltas a una cosa! La verdad es que soy muy sufridora. Espero que este seminario me ayude. –¿Tantos problemas tienes Loreto? –Bueno, no me puedo quejar. Según la teoría de J.J. debo de estar muy sana ya que, según él, los problemas son «signo de vida». En lo que sí estoy de acuerdo con J.J. es que la actitud es muy importante en la vida. –Si, es cierto –agregó Li Man–. Yo añadiría que el deseo de cambiar también es fundamental. –Hablando de cambiar –comentó Loreto, mirando su reloj–. Tengo que cambiar de lugar, ¡Dios! Qué tarde se me ha hecho. ¡Cómo pasa el tiempo! Lo siento, Li Man, pero tengo que irme. –No te preocupes, Loreto. Ha sido un placer. No pagues tu «cortado», yo te invito. –De acuerdo, pero el próximo día pago yo, ¿vale? –O.K., te tomo la palabra. Que te vaya bien, Loreto.
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–Igualmente, Li Man. Adiós. Habían pasado los catorce días preceptivos desde la última sesión del seminario. Li Man, como siempre había sido su costumbre, llegó con suficiente antelación para dar un último vistazo a sus apuntes. Acto seguido entró J.J., y en cinco minutos ya estaban casi todos. Los últimos participantes habían llegado y sólo faltaba Loreto. Li Man se sentía inquieto, estaba preocupado por Loreto. J.J. iba a comenzar la clase cuando apareció por la puerta. Li Man respiró con tranquilidad y observó cómo Loreto le buscaba con la mirada; una vez que sus miradas se cruzaron, Loreto se dirigió a sentarse a su lado con toda naturalidad. Li Man se sintió en el «mismísimo» cielo. –Buenas tardes a todos y a todas –saludó J.J.–. Tenía muchas ganas de volver a encontrarme con todos vosotros y vosotras. Tengo la impresión de que este es un grupo muy interesante. Estoy seguro de que lo vamos a pasar muy bien. –Eso se lo dirás a todos los grupos –comentó Luis, el joven agricultor con cara de espabilado que se desplazaba desde un cercano pueblo. –Desde luego, Luis, es verdad, se lo digo a todos los grupos... que me parecen interesantes. –Antes de entrar en materia, ¿habéis rellenado todos y todas el «Billete»? –Sí –respondieron todos, más o menos al unísono. –Bien, entonces ¡comienza el apasionante viaje! –Primero daremos un repaso a los temas tratados en la anterior sesión, y después seguimos con el siguiente tema. Después de algunas aclaraciones, J.J. miró su libro y leyó: «INTRODUCCIÓN AL ANALISIS TRANSACCIONAL».
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4 Introducción al análisis transaccional El primer paso es la mitad del todo. Horacio
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA La mayoría de personas que no están introducidas en el mundo de la «psiquis» se sorprenden cuando explico en mis seminarios o conferencias, que la psicología no es una ciencia uniforme, con una fuente única, donde todos los profesionales, estudiosos, curiosos y aficionados puedan acercarse a «beber». Diría yo, que ni siquiera es una fuente con varios «chorros» donde se puede beber diferentes tipos de agua, pero «agua» al fin y al cabo. Muchas veces me han pedido mi opinión sobre este asunto. Al respecto, y después de bastantes años leyendo, estudiando, escuchando, compartiendo, probando, aplicando y, por supuesto, reflexionando antes de dar una respuesta que, como mínino, se acerque a la realidad actual de la psicología, opino que, en el fondo, en el fondo... no hay tanta diferencia entre las variadas ramas que configuran el árbol de esa ciencia (para algunos, la psicología no es ciencia). La diferencia se empeñan en marcarla algunos de los componentes adscritos a algunas de estas corrientes. Parece mentira, pero en el campo de la «psiquis» hay bastantes «mentes cerradas». ¡Quién lo diría!, ¿verdad? Durante años me he ido «introduciendo» en algunas de las corrientes que hoy en día configuran las teorías y técnicas más en uso: Psicoanálisis (estudié cinco años esta teoría, ¡y no me arrepiento!), Conductismo, Gestal, Bioenergética, Sistémica, P.N.L., A.T. y alguna más. Incluso he realizado, ya desde hace bastantes años, incursiones en el campo de la filosofía. Mi conclusión es que todas estas teorías y técnicas tienen cosas y aspectos muy positivos. No, no es que quiera ser diplomático, porque lo cierto es que, en muchas ocasiones, me valgo de distintas
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técnicas para su aplicación a determinadas situaciones, y esto puedo asegurar que funciona. ¿Por qué negar lo evidente? ¿Qué con cuál de estas «ramas» me quedo? Sin duda, con el Análisis Transaccional. Por su posibilidad de aplicación en el campo clínico, por sus extraordinarias posibilidades en su aplicación al campo pedagógico, al empresarial y sobre todo, por sus posibilidades de integrar técnicas de otras corrientes. Y de modo muy especial, por su «bondad» para su divulgación y entendimiento por personas ajenas a la psicología. No voy a caer en la tentación (porque me sería imposible) de desprestigiar a otras corrientes, como hace, por ejemplo, el señor L. Marinof en su buen libro Más Platón y menos Prozac (Ed. Sine Quanon, año 2000) donde dedica más de cincuenta páginas a intentar destruir de forma desordenada, inexacta y con gran falta de rigor, la psiquiatría y la psicología, para presentarnos la filosofía como la casi única forma de salvación. Tampoco es eso, ¡oiga! Yo también creo en las magníficas bondades de la filosofía, pero también veo sus enormes lagunas. Además, mi filosofía me dice que es mejor sumar que restar. Soy de la opinión de que la buena técnica es la que «funciona», pero si me quedase aquí estaría a mitad del camino entre lo que se hace y lo que se puede hacer. Me explico, todos los que nos dedicamos (de alguna manera) al mundo de la «psiquis», tenemos la obligación, al menos moral, de investigar constantemente nuevas teorías y nuevas fórmulas que ayuden a las personas a encontrarse mejor y ser más felices. Esa es nuestra profesión. Encerrarse en lo que dijo un señor o señora, por muy sabio o sabia que fuese, hace decenas de años, es negar la posibilidad de ayuda a muchas personas que nos lo demandan. Eso no sólo es poco profesional, sino que es poco humano. Más adelante, cuando explique las posibilidades del A.T. comprenderán más claramente porque apuesto por el A.T.
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¿Nacen del mismo «árbol» o son de árboles distintos? Muchas veces me he preguntado: ¿Por qué muchos psicólogos y psicoterapeutas se empeñan en desdeñar los valores y conocimientos de «otras corrientes»? ¿Por qué viven aislados, al menos algunos, en unas teorías y técnicas que no han modificado lo más mínimo desde que su creador o creadora dejaron de escribir sobre el tema? Mi opinión, modesta pero firme, es que esta situación es lamentable, no me gusta. Todos tenemos que hacer un esfuerzo de convergencia, el sentido común así nos lo exige, y los beneficios podrían ser enormes. Posiblemente, amable lector o lectora, si termina de leer este libro (estoy seguro de que así será) pueda formarse alguna opinión sobre por qué hombres y mujeres tan inteligentes se aferran a estas posiciones tan rígidas y contradictorias. Por lo tanto, dejamos aquí el interrogante y seguimos nuestro camino.
ERIC BERNE, CREADOR DEL A.T. Mucho se ha escrito sobre el Análisis Transaccional (a partir de ahora, para abreviar, lo denominaremos A.T.). Pero como mi intención es que este libro llegue a muchas personas que todavía no lo conocen, voy a hacer una reseña sobre el mismo. Como me gusta lo que escribe sobre A.T. R. Kertész, me guiaré, en parte, por una recopilación de alguna de sus obras.
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El A.T. es una nueva ciencia de la conducta –ve la luz en los años cincuenta– creada por el psiquiatra canadiense Eric Berne. Se llama «Análisis» por separar el comportamiento en unidades fácilmente observables, y «Transaccional» por su énfasis en las transacciones, que para el A.T. significa «comunicación entre personas».
Eric Berne, cuyo nombre completo original era Eric Lennar Bernstein, nació en Montreal, Canadá, en 1910, de padre médico y madre escritora. A los 10 años fallece su padre; a los 25 años termina sus estudios médicos en la Universidad de McGill, en Montreal; a los 29 años emigra a EE.UU., cuya nacionalidad adopta, cambiando su apellido por Berne. En 1939 inicia la primera publicación de sus artículos. En 1941 publica Los mecanismos de la mente, su primer libro sobre A.T. Análisis Transaccional en Psicoterapia, ve la luz en 1961. En 1964 publica Games people play (Juegos en que participamos). Para poder publicarlo tuvo que recurrir a una treintena de colegas, cada uno de los cuales colaboró en la financiación de 30 ejemplares, ya que la casa editora no quiso arriesgarse en su publicación. Este libro, en el que la editorial no confió, se convirtió en un extraordinario best-seller, siendo traducido a varios idiomas en los cinco continentes.
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Eric Berne falleció el 15 de julio de 1970, a los 60 años, exactamente con la misma edad (con unos pocos días de diferencia) y de la misma afección que falleció su madre. Berne fue un incansable trabajador, ejercía de forma brillante la psicoterapia, la docencia y la escritura. Ha sido, sin duda, uno de los más grandes genios de nuestro tiempo. Ingenioso y con mucho humor, viajero infatigable y escritor prolífico, supo rodearse de un buen grupo de colegas y colaboradores. Con este grupo fundó a mediados de los cincuenta el «Seminario de Psiquiatría Social de San Francisco», lo que ellos denominaban «el grupo de los martes», que se reunían en su casa, donde se discutían los primeros principios del A.T., siendo éstos mismos quienes se ocuparon de editar su obra póstuma y nuevo best-seller ¿Qué dice usted después de decir hola? Berne siempre se significó por la idea de acercar la psicología a la calle, poner los conocimientos psiquiátricos y psicológicos al alcance de todas las personas, insistiendo para ello en utilizar términos fácilmente comprensibles, aunque no se perteneciese al mundo de la psicología. Este empeño es algo que todos debemos agradecer. El A.T. rechaza toda terminología compleja y farragosa que utilizan tanto la psicología como otras ciencias, ya que sólo sirve para intentar crear «clases» y, en muchos casos, a través de corporativismos baratos, disimular grandes complejos de inferioridad. Algunos ignorantes creen que porque no se utilizan términos extraños y complejos, el A.T. es menos científico; su único problema es que no lo conocen «a fondo» (por eso, lo de ignorantes).
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Es decir: «Se ha roto el brazo derecho» La mayoría de colegas y alumnos de Berne han seguido esta idea del fundador, y hoy el A.T. se explica en universidades, pero también en las escuelas, en las empresas, en seminarios abiertos, etc., a personas de cualquier nivel intelectual, hecho que facilita el aprovechamiento de estas técnicas por muchas personas, sirviendo a una función social en pro de la salud mental de todo ser humano. El A.T. es todavía una ciencia en constante desarrollo y crecimiento. Berne murió muy joven y seguramente, no pudo aportar y legar muchos de los descubrimientos y pensamientos en los que seguro estaba trabajando. La mayoría de sus discípulos han continuado su obra, la cual es constantemente certificada por los avances conseguidos, sobre todo, en los campos de la neurología y la neurofisiología (el best-seller Inteligencia emocional de D. Goleman, Ed. Kairós, es una obra que perfectamente se puede interpretar en clave de A.T.). Hoy en día, dudar de las inmensas posibilidades del A.T. sólo puede ser la consecuencia de un gran desconocimiento del mismo. El A.T. no necesita defensores, se defiende solo.
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CARACTERÍSTICAS DEL A.T. No es mi intención relatar las excelencias del A.T. (al que ya he dedicado algunos años de mi vida), y que usted, amable lector o amable lectora, podrá comprobar y después juzgar ese valor que yo, personalmente, le supongo. Aunque quiero dejar muy claro, y que así conste, que el A.T. no es la panacea para todo; todavía tiene lagunas y un inmenso camino por recorrer, ¡en ello estamos! Relacionaré a continuación algunas de las características más significativas del A.T.; para ello me limitaré a transcribir las que presenta R. Kertész en su libro Análisis Transaccional Integrado.
Características del Análisis Transaccional 1. Está basado en una filosofía positiva y de confianza en el ser humano. Algunas de nuestras conductas son adecuadas, otras no; pero eso no modifica el valor intrínseco de la persona. 2. Es un modelo de aprendizaje, no de enfermedad (desaprender lo aprendido, que no es positivo). La verdad es que desde el A.T. no se entiende muy bien (más bien se rechaza) la idea de la enfermedad mental. La enfermedad mental existe si ha habido un traumatismo, una infección, etc. En la mayoría de los casos, la asignación de enfermedad esta mal aplicada, ya que se trata (normalmente) de un desajuste de conducta o conductas inadecuadas, fruto de la educación. 3. Es sencillo.Utiliza un vocabulario comprensible para un niño de siete años. 4. Es natural.Se basa en necesidades biológicas de todo ser humano: afecto, contacto físico, etc.; necesidades psicológicas: reconocimiento, cómo me posiciono conmigo y con los demás, a qué dedico mi tiempo, etc.; necesidades sociales: pertenencia a un grupo, aceptación social. 5. Es objetivo.Se basa fundamentalmente en hechos observables y registrables. 6. Es diagramable. Cualquier situación se puede representar con líneas y
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gráficos. Las personas «visuales» tienen una gran oportunidad de aprender o explicar fácilmente esta teoría. 7. Es predictivo.La observación de los signos de conducta, junto con el conocimiento de la historia personal de cada persona, nos indica que si sigue aplicando el mismo «programa» mental, tenderá a obtener ciertos resultados fácilmente predecibles. Dispone de herramientas muy fiables para la «predicción». 8. Es preventivo.El hecho de ser «predictivo» facilita la prevención. 9. Es efectivo.No necesita de largos períodos para determinar un diagnóstico y hacer efectivo un proceso de cambio. Dice R. Kertész: «Integrado con otras técnicas, resuelve un 80-90% de casos de nuestra casuística de pacientes de ambulatorio». 10. Es integrable. Facilita la integración con otras técnicas terapéuticas. Gestal, Conductismo, Terapia Sistémica, incluso Psicoanálisis. 11. Es contractual.Los transaccionalistas trabajan en base a unos objetivos consensuados con su cliente. En el contrato se refleja, al menos, el objetivo a conseguir y la duración de la intervención. 12. Es igualitario.Psicólogo y cliente se sitúan siempre al mismo «nivel». Según la filosofía del A.T., todos nacemos con iguales valores y derechos. Nadie es mejor que nadie. En todo caso, puede haber diferentes capacidades. Nada más. Y yo añadiría, es ameno y hasta divertido, pero científicamente serio.
¿Por qué el nombre de Analisis Transaccional? Como ya he comentado, se llama Análisis porque permite separar y así analizar el comportamiento en unidades fácilmente observables, y Transaccional por el énfasis que pone en las transacciones, entendidas como las unidades de información intercambiadas entre una o más personas, dando más importancia a lo inter-personal que a lo intra-personal. Berne insistió en que el A.T. era una Ciencia Social, ya que en su época predominaba más el enfoque del individuo, tanto en el psicoanálisis, como en el conductismo norteamericano.
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¿Qué es el A.T.? Encuadrada dentro de la psicología humanista, el A.T. es una «herramienta» singular y a la vez muy completa, ya que dispone de: – Una filosofía:confianza en el ser humano. Tiene su origen en la Teoría Existencial de J.P. Sartre. Aunque podríamos remontarnos a Confucio (500 ac.) para encontrar interesantes rasgos de humanismo en su filosofía: También se puede ser dichoso no poseyendo más que arroz como único alimento, agua como única bebida y el brazo doblado como almohada; contrariamente, las riquezas y los honores indebidos son como nubes pasajeras en las que no podemos fundamentar la felicidad. Confucio – Una teoría: teoría de la personalidad y los intercambios sociales. – Unas técnicas: técnicas para darse cuenta del «aquí y ahora» y desarrollar procesos de cambio. Se utiliza como método racional para analizar y comprender comportamientos. Permite conocer y comprender muchos de los aspectos que intervienen en el desarrollo del proceso de: «crecer como persona», facilitando los procesos de cambio.
Explica el proceso desde una visión Antropológica Origen de la especie, algunas característica de la misma y algunas necesidades.
Neurofisiológica
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Estructura genética. La importancia de la genética en la predisposición hacia unas determinadas estructuras que facilitarán, o impedirán, el desarrollo de algunos aspectos relacionados con el carácter y la conducta. Funciones cerebrales. El cerebro, como «gestor» y motor de los procesos emocionales.
Transcultural Sociológica → raza - cultura - país - etc. Su influencia en las formas de pensar y actuar de los grupos y los individuos. Psicológica ( madre – padre – familia – profesores – etc.) Como influencias más poderosas en el proceso de «programación» de los comportamientos.
Fenomenológica Estudia y analiza comportamientos consecuencias de los mismos. «Qué ocurre entre las personas.»
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individuales,
interrelacionales
y
FUNDAMENTOS DEL A.T. A) Base neurofisiológica (Penfield 1951) Wilder Penfield, neurocirujano de la Universidad de McGill (Montreal), descubrió que estimulando con una sonda galvánica la corteza temporal de algunos pacientes (normalmente eran pacientes aquejados de epilepsia), éstos volvían a revivir la misma experiencia, apareciendo conjuntamente en la misma secuencia, el recuerdo y el sentimiento que ésta suscitó en su momento. Es decir, si «activaban la carpeta» (hoy sabemos que se trata de un canon neural) que contenía un determinado recuerdo, la persona no sólo recordaba el hecho sin más, sino que volvía a revivir la misma emoción que le produjo cuando el acontecimiento se produjo, y si en aquel momento había llorado o reído, al revivirlo no solamente lo recordaba, sino que volvía a reír o llorar. Quedando demostrado que la memoria, tanto de imágenes como de emociones, tiene un enraizamiento biológico. Cada experiencia queda grabada emocionalmente en el cerebro como en una cinta magnetofónica.
B) Observación clínica El estudio de las diferentes personalidades y su afectación en el desarrollo físico de las mismas determina, en muchos casos, la relación de la dinámica psicosomática (mente-cuerpo) en las personas y su relación con los demás. Berne también observó que estos comportamientos se pueden predecir, ya que las personas actúan siguiendo un plan determinado de vida, que se ha
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estructurado, a nivel inconsciente, durante los primeros años de su existencia.
C) Diagnóstico: social - histórico - fenomenológico - transcultural La influencia sociocultural en la estructuración de la personalidad y su posterior comportamiento, tiene una gran importancia. Esta influencia se puede comprobar en el análisis del Guión, es decir, en el Plan de Vida que cada persona ha ido estructurando para su posterior «cumplimiento». En función del país o una zona geográfica determinada, cuestiones como valores, conciencia de muchas cosas, bueno o malo, religión, cultura, etc,... suelen diferir bastante. Por ejemplo, no son iguales los valores sociales de la mujer en un país árabe que en un país occidental europeo. Hay cosas o comportamientos que en un país están «bien vistas», formando parte de su cultura o valores. Así, por ejemplo, un hombre puede tener varias esposas a la vez y ser lo normal, justo, adecuado, etc., y en otra cultura, estaría catalogado como pecaminoso e inaceptable.
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5 Estructura de la personalidad Lo más profundo del hombre no es el deseo de poder ni el deseo de placer, sino el deseo de sentido. V. Frankl En este capítulo explicaré cómo Berne, con su gran capacidad de observación, se dio cuenta de que toda la complejidad que supone el «edificio» estructural de la personalidad se puede agrupar en tres bloques bien claros y diferenciados. Aunque estoy convencido de que la mayoría de personas, al menos interiormente, entendemos lo que significa «personalidad», voy a dar una corta y sencilla definición, y así ya todos estamos «sincronizados».
PERSONALIDAD: Es el modelo habitual por el cual las personas piensan, sienten, hablan y actúan, para satisfacer sus necesidades de tipo personal y social.
Las diferentes áreas y territorios que configuran nuestra personalidad están distribuidas por muchas partes de nuestro cerebro, en muchas ocasiones ni siquiera están en un solo lugar, sino que se comparten funciones o se ubican de forma «extraña» en varios lugares a la vez. Lo cierto es que todavía nos queda mucho por saber del cerebro y sobre todo de su funcionamiento. Lo que hizo Berne fue agrupar todo este gran entramado (no olvidemos que el cerebro está compuesto por más de cien mil millones de neuronas, cada una de las cuales puede tener más de mil ramificaciones, que suponen unos cuantos centenares de kilómetros de «red») independientemente de su ubicación en tres grupos o áreas; es decir, que si todos los «servicios» que da el cerebro se agrupasen en tres departamentos, ateniéndonos a la agrupación de Berne,
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nuestro dibujo del cerebro se asemejaría más a la figura B que a la figura A.
Tres áreas claramente diferenciadas, cada una de las cuales tendría una información y se ocuparía de unas funciones determinadas. Lo cierto es que no es así de simple y de funcional, pero a través de la imaginación de Berne podremos comprobar que no hay ninguna dificultad para agrupar las grandes áreas estructurales de nuestro cerebro en estos tres «bloques» o departamentos. E. Berne había observado que las personas solemos tener una serie de comportamientos repetitivos y, que de alguna manera, se podían agrupar. La idea germinal de su teoría la explica Berne en dos trabajos que publico en
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el año 1957, bajo los títulos La imagen del Yo y Estados del Yo en psicoterapia. En estos artículos, Berne explica cómo se fue configurando su teoría a través de lo que llamó el «caso Ned». Ned era paciente (aunque el término paciente no es del agrado de los «transaccionalistas» por sus connotaciones de enfermo, lo utilizo para que todo el mundo lo entienda; en A.T. se suele utilizar el término «cliente») de Berne. Ned tenía 35 años, era abogado, y en su labor profesional era una persona seria y responsable y muy respetado por sus clientes, los cuales le confiaban sus casos relacionados con la Justicia o con la Administración. Asuntos como la gestión de sus patrimonios, donde le eran confiadas grandes cantidades de dinero que Ned administraba de forma eficaz. Pero durante los fines de semana, Ned cambiaba sus comportamientos, se refugiaba en una cabaña de su propiedad donde se dedicada a organizar orgías con alcohol, drogas, armas y a realizar «prácticas sexuales infantiles». En algunos momentos de las sesiones terapéuticas, Ned se autocriticaba duramente, como lo harían sus padres, de formación puritana y religiosa, si supiesen lo que hacía los fines de semana. Como podemos observar, Ned tenía tres formas o tipos de comportamientos bien diferenciados: a) Durante las sesiones de psicoterapia, criticaba su actuación de los fines de semana. Como harían sus padres. b) Durante la semana se comportaba de acuerdo a los cánones de un reputado abogado: serio, responsable, frío, calculador, racional y ejerciendo un perfecto control sexual. Como un adulto. c) Fines de semana de total irresponsabilidad, excesos de todo tipo, miedo y soledad. Como un niño. Berne pudo constatar y demostrar que estos comportamientos se dan en todas las personas. Hoy, esta clasificación de los estados de la personalidad o del Yo se ha convertido en una herramienta fantástica para el análisis de la personalidad. Berne lo representó por medio de tres círculos, cada uno de los cuales representa a uno de los estados Padre, Adulto o Niño, cuyas características estudiaremos más
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adelante. Estos estados del Yo se manifiestan a través de conductas muy parecidas a las de un padre, un adulto o un niño, por esta razón y para posibilitar una fácil identificación y comprensión, Berne los denominó P adre – A dulto – N iño. Los estados del YO se escriben con mayúsculas, a diferencia de las personas reales, que se escriben con minúsculas. A partir de ahora, cuando hablemos de nuestro progenitor escribiremos: padre, con minúsculas; si nos referimos a un estado del Yo: Padre, con mayúsculas. Igualmente con el Adulto o adulto, o con el Niño o niño.
Así nació el ANÁLISIS ESTRUCTURAL, donde el «Yo Total» engloba a las tres subpartes o «Yoes». Cada persona, independientemente de su edad (a partir de los 5-7 años), puede tener comportamientos Padre, Adulto o Niño –siempre que actuamos lo hacemos desde uno de los tres estados del Yo– ya que los tres «Yoes» configuran el cien por cien de nuestra personalidad. Cada uno de nosotros lleva como tres «personitas» dentro, y en función de la situación actúa una u otra. A veces acertadamente, otras no tanto.
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LOS ESTADOS DEL YO Como hemos comentado anteriormente, cuando hablamos de los tres estados del Yo estamos indicando que la multitud de funciones que desarrolla el cerebro para que las personas vivan a través del pensar, sentir y hacer y que están distribuidas en diferentes lugares del mismo, a través del A.T. se agrupan en tres áreas. En cada una de estas áreas, que llamamos estados del Yo, se han agrupado de forma lógica una serie de conductas, lo que permite una mejor comprensión del ser humano y de su forma de actuar. Es muy importante comprender perfectamente todo lo que hace referencia a los estados del Yo, ya que si esta cuestión no queda muy clara para el lector/a, después tendrá dificultades para extraer todas las posibilidades que presenta el A.T. A partir de aquí debe leer muy «despacito», y le recuerdo, una vez más, que este libro es para estudiar y trabajar. En fin, que no es una novela (aunque le hayamos añadido alguna pequeña historia).
El Padre Representa y es la grabación «educacional», la transmisión de los valores y la cultura, que el niño irá percibiendo y que irá tomando buena cuenta de si lo va a contemplar como algo obligado, o bien decidirá darle un valor menor, o ningún valor. Por ejemplo, al niño/a se le transmitirá lo importante que es el trabajo, la religión, la familia, las leyes, la nación, los estudios, el sexo, etc. Estas y otras muchas cuestiones, de alguna manera, le serán impuestas, pero él decidirá cuál de esas normas, valores, etc., interiorizará y pasarán a formar parte de sus creencias fundamentales. Una vez interiorizados estos mensajes, ya difícilmente, aunque no imposible, serán cambiados.
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«Tienes/no tienes que... hacer, decir, etc.». «Deberías ser, hacer, ir, procurar...». «Eso no es así». «Hazme caso e irás bien». «En esta familia siempre...». «Fíjate en...» «Ese/esa sí que son...».
Esta parte de la personalidad es como una grabadora que ha ido almacenando una serie de mensajes y visto una serie de comportamientos, ha seleccionado los que más le han impactado, y a partir de ese momento se dedicará a defenderlos transmitirlos o practicarlos. Como podemos observar, los comportamientos Padre son los más «cómodos», ya que nos limitamos a cumplir o reproducir aquello que dijeron o hicieron otros.
El Adulto El estado Adulto es la parte racional, se ubica básicamente en las funciones que realiza el neocórtex y los lóbulos frontales y prefrontales, una gran parte en el hemisferio izquierdo (en los diestros sobre todo), aunque hay funciones en las que intervienen los dos hemisferios (como se puede apreciar, esto del cerebro es
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bastante complicado). Es la computadora de nuestra personalidad; recibe los datos del exterior o interior a través de los diferentes sentidos: tacto, vista, oído, olfato, pensamientos, sensaciones, etc., y se encarga de elaborarlos y transmitirlos a los centros de decisión; por esta razón, el Adulto tiene una importancia vital en la toma de decisiones.
«Me faltan datos. Concretamente...» «¿Cuándo lo necesitas exactamente?» «¿Por qué estás enfadado?» «¿Cuál es tu plan?» «¿Cuándo empezarás?» «¿Qué ha sucedido?» «¿Dónde?» «¿Por qué?»
El Adulto comienza a formarse sobre los 3 y 4 años de vida, se puede observar perfectamente, porque es cuando el niño empieza a hacer preguntas (¿Qué es eso?).
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Un estado Adulto bien desarrollado permite la intervención adecuada en cada momento de los estados Padre y Niño.
El Niño El estado del Yo Niño, se ubica principalmente en la zona del cerebro denominada sistema límbico, residiendo, la parte de las emociones más primitivas, en la amígdala. El estado Niño contiene todo lo emocional, bueno o malo: alegría, tristeza, rabia, miedo, sexo, etcétera. Todos los aspectos emocionales los ubicamos en el estado Niño; por lo tanto, como hemos comentado, encontramos en este estado todo lo emocionalmente bueno y todo lo malo de cada persona. A través de este estado se genera la mayor esencia de la comunicación, ya que, en nuestras relaciones con los demás, no sólo transmitimos palabras, sino que éstas están impregnadas de un sentido emocional que el estado Niño proporciona por ser el recipiente y proveedor de todos los sentimientos.
«Me gusta/no me gusta ir al cine».
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«Perdona, no lo haré más, me siento muy mal». «¡La próxima vez te vas a enterar!» «¡Cómo me gustas!» «¡Eres fantástico/a!» «¡Tengo una idea!» «Todo me sale mal, tengo muy mala suerte».
También la creatividad se ubica en el estado Niño. La creatividad es un estado emocional que a nivel biológico se ubica entre las funciones del hemisferio derecho. El estado Niño es el primer estado en aparecer en las personas. Desde el momento del nacimiento, el niño ya puede sentir todo tipo de emociones que desde sus estaciones receptoras irá transmitiendo a las diferentes partes del cerebro, donde se iniciará el posterior «nacimiento» y desarrollo del Adulto y del Padre. A partir del primer año de vida, el niño empieza a tener cierto control sobre los impulsos del sistema límbico, que es la zona donde se ubican los mecanismos emocionales, con la amígdala como elemento más «profundo», ya que se cree que ésta funciona desde el momento del nacimiento. Las áreas del lenguaje inician su actividad alrededor de los dieciocho meses; el área que determina la comprensión (área de Wernicke*) madura antes de la que genera el habla (área de Broca*), por esta razón hay un tiempo durante el cual el niño entiende bastante bien los mensajes orales, pero todavía no puede hablar. Se cree que este es el motivo de las conocidas «rabietas de los dos años». (Es el estrés de los dos años. Pronto empieza el estrés, ¿verdad?)
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FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD Sobre la base de la estructura genética se van a ir asentando todas las influencias que el bebé va a percibir del entorno. En una primera fase de la vida, el bebé se limita a interpretar lo que percibe con una cualificación muy simple: me gusta / no me gusta, y en cuanto a su comunicación hacia el exterior, manifestará básicamente información sobre su estado emocional: estoy bien, OK (río), estoy mal, KO (lloro). El cerebro del bebé al nacer está estructurado casi en su totalidad y todos sus órganos funcionan, aunque no sea a pleno rendimiento, ya que, por ejemplo, muchas neuronas no han terminado su proceso de «mielinización», es decir, todavía no están totalmente recubiertas de la mielina que finalmente construirá la llamada «vaina de mielina» que las recubre, habilitándolas definitivamente para realizar su función. Estos órganos cerebrales, que como comentaba ya están en «marcha», van acumulando, tanto la información recibida como las sensaciones que éstas le producen. Vamos a representar cómo sería, más o menos, este proceso; para ello dibujaremos, partiendo de los tres círculos del A.T., algunas de las personas más habituales del entorno del niño/a. A partir de cierta edad, se irán incorporando nuevas figuras externas a la familia, por ejemplo, personal de guardería, profesores, parvulario, escuela, etc. Todos irán dejando su mensaje en el bebé. Algunos pasarán a formar parte del «andamiaje» de la personalidad y otros no
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serán tenidos en cuenta para nada, por las razones que fuere.
La personalidad no queda totalmente «cerrada» cuando los estados del Yo funcionan a pleno rendimiento»; durante un tiempo, hasta la adolescencia, irán modificando algunos aspectos importantes, y ya a lo largo de toda la vida podrá modificar otros, pero, desde luego, muy pocos y de importancia «menor». El psicoanálisis estructura el desarrollo físico del niño en etapas (oral, anal, fálica, genital, etc.) que, a la vez, son asociadas con el desarrollo psicológico. Pamela Levin también aporta una secuencia similar (por supuesto, con algunas diferencias importantes) y basándose en estudios de Piaget, Erikson y Berne presenta un camino de seis etapas en el proceso de la formación de la personalidad. Creo que es una aportación interesante. Hago, a continuación, un breve resumen: ETAPAS DEL DESARROLLO (nacimiento hasta final adolescencia) 1a – ETAPA → SER /EXISTIR
0 a 6 meses
Estado del Yo: Niño Natural. Actividad del niño (no sólo física): Aprender a succionar, comienza a ingerir otros alimentos, se comunica mediante llanto o risa. Recomendación a los padres: Alimentación suficiente y apropiada, protección física, caricias físicas.
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2a – ETAPA → HACER /CURIOSIDAD
6 a 18 meses
Estado del Yo: Adulto del Niño. Actividad del niño: Primeros movimientos en el espacio, comunicación con sonrisas, miradas, lloros, intentos de comunicación verbal, inicia el contacto físico. Recomendación a los padres: Primeras caricias condicionales positivas por sus iniciativas «exitosas» (andar unos pasos, coger algo, etc.), caricias afectivas incondicionales. 3a – ETAPA → PENSAR / AUTONOMÍA
8 meses a 3 años
Estado del Yo: Adulto. Actividad del niño: Sentido de la propiedad sobre algunas cosas, defensa de sus límites. Recomendación a los padres: Permitirle iniciativas: ruptura de la simbiosis, no clasificar sus comportamientos con etiquetas: eres malo, vago, tonto, etc., permitir tanto negativas, como expresiones de rabia «tolerables», fomentar la toma de decisiones, entrenar al Adulto dándole a escoger opciones o haciéndole preguntas. 4a – ETAPA → DE LA IDENTIDAD
3 a 6 años
Estado del Yo: Niño Adaptado. Actividad del niño: Descubrir «quién soy», «cómo soy», aceptación de su sexo. Se fija la Posición Existencial, fija las relaciones con las personas de su entorno. Empieza a «darse cuenta» de lo bueno y lo malo de las cosas de la vida, hasta dónde tengo poder, etc. Recomendación a los padres. Responder con paciencia a las preguntas, no dejarse manipular. Mucho cuidado, ya que a esta edad se estructuran los roles de los Juegos Psicológico. ¡Cuidado con la TV! Seguir entrenando al Adulto. 5a – ETAPA → HABILIDADES Y ESTABLECIMIENTO DE VALORES
6 a 12 años
Estado del Yo: Padre (el Adulto y el Niño Adaptado siguen desarrollándose). Actividad del niño: Aprender a hacer cosas. Decide importancia y valores: qué hacer, en qué creer, el porqué. Por qué esto o aquello es bueno o malo, etc. Recomendación a los padres: Escuchar opiniones y discrepancias, permiso para pensar. Explicar desde el Adulto los razonamientos y el porqué de las cosas en todos los ámbitos de la vida, no imponer criterios. Pedirle su opinión sobre cuestiones simples. 6a – ETAPA → ADOLESCENCIA
12 a 18 años
Estado del Yo: Padre – Adulto – Niño. Actividad del niño: Puesta a prueba (rebeldía en el vestir, cumplir los horarios, etc.) y posterior confirmación del Guión de Vida. Integración de los últimos cambios físicos y hormonales con el Niño Natural. Vivir romances, experimentar sensaciones eróticas y sensuales, decidir vocación (si no lo está ya), conseguir una buena autoestima, prepararse e iniciar la independencia, integrarse en grupos al margen de la familia. Recomendación a los padres: Aceptar la problemática de la «rebeldía incongruente» de la adolescencia (recordar que todos hemos pasado por esta etapa). No utilizar la fuerza, el poder o la amenaza. No competir. No ponerse como ejemplo («yo a tu edad...»).
Las «actividades del niño» (físicas y psicológicas) y las «recomendaciones a los padres» son una aportación personal, algo escasa por razones de espacio, pero que creo que puede tener su utilidad.
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En mi opinión, hoy en día estas etapas se dilatan más en el tiempo, con lo que bien podrían durar hasta los veinte a veintitrés años. Como he comentado, la posibilidad de que se produzcan cambios en la personalidad no queda totalmente cerrada durante estas seis etapas. R. Kertész hace una interesante aportación que puede servir como continuación a esta exposición. Recomiendo su libro El Manejo del Estrés, de 1985. Donde clasifica las etapas que siguen a la adolescencia en siete, y que denomina de Reciclaje. Es posible (seguro) que algunos colegas y estudiosos del A.T. consideren muy simple, o muy pobre, mi explicación sobre cómo se van formando los diferentes estados del YO (en parte, no les falta razón). A mí lo que me interesa es que, en este libro, los lectores comprendan fácilmente el proceso, sobre todo, por personas que no son expertas en A.T., y si es posible conseguirlo con pocas palabras ¡mejor que mejor! La adolescencia es la fase en la cual (entre otras cosas) el niño o la niña «ponen a punto» su Guión de Vida. La rebeldía aparente a esta edad, catorce a veintidós años, no es otra cosa que la contrastación de ese Guión, donde ponen a prueba a todo su círculo social. Sobre todo, ponen a prueba a su circulo más cercano y con el cual se relacionan más. En la mayoría de los casos, serán los padres y los profesores. Confirmar el Guión puede significar confirmar al adolescente cuestiones como: «¿De verdad me quieren mis padres?», «Pues, les pongo a prueba» y para ello «Les desobedezco», «Me visto de forma que a ellos no les gusta», «Paso de ciertas reglas de comportamiento», etc. ¿A qué le suena esto? Si es usted padre o madre y tiene hijos que han pasado la adolescencia, lo recordará perfectamente. También puede recordar cómo se comportaba usted cuando tenía su misma edad y qué le decían sus padres. Los maestros y profesores también saben (y sufren) muy bien de estas conductas. Si usted no ha llegado a esta situación, si es padre o madre, no se preocupe, ¡llegará, seguro! Y ¿qué hacer en estas situaciones? Recuerde, es una época de prueba de nuestros hijos en relación con los padres, maestros, amigos y sociedad en general. Como resultado de esta «prueba», algunas cuestiones quedarán
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validadas, otras serán cambiadas, y ya serán de difícil cambio (insisto, pero no imposible). Si usted, padre y madre, tiene en cuenta el concepto de «prueba», ya tiene mucho ganado. ¿Qué es lo que el niño/a busca con esta prueba? A esta pregunta no puedo contestar categóricamente, pero en líneas generales, hay una búsqueda de confirmación de los valores esenciales, y estos valores no tienen que ver con el «Cómo me visto, qué ropa uso» «Cómo hablo» «A qué hora vuelvo a casa», etc. Tienen que ver con conceptos como: –El amor: «¿Mis padres me quieren por lo que hago o por lo que soy?» –La libertad: «¿Libertad es hacer lo que ellos quieren? –La confianza:«Si confías ¿por qué me controlas? –Las normas:¿Hasta qué punto debo cumplir las normas absurdas, ridículas o contradictorias de la sociedad? Padres y madres, ¡no os desesperéis! Esta es una época larga, pero que pasa. ¿Qué hacer en estas situaciones? Ahí va una lista de algunas cosas que NO hay que hacer y otras que SÍ:
• • • • • •
NO No os queráis imponer por la fuerza. No consideréis absurdos los comportamientos, por extravagantes que parezcan. No gritéis. No os hagáis las víctimas («hacerme esto a mí, con lo que yo hago por ti»). No os desentendáis del todo, aquello de «no vale la pena». No descalificar los argumentos y los razonamientos, por extraños que nos parezcan. No debemos olvidar que ahora son otros tiempos y que la juventud siempre aporta nuevas ideas, nuevas formas de ver las cosas. No todo es negativo o absurdo. Hay que escuchar con atención.
SÍ • Preguntad sobre sus emociones, cómo se sienten. ¿Están a gusto? ¿Qué les gustaría?, etcétera. • Escuchad sus razonamientos. Es muy importante no perder la comunicación.
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• Criticad lo que hacen, no lo que son. Decid: «Tienes las cosas desordenadas», en vez de «Eres un desordenado». Las diferentes estructuras del cerebro, como hemos comentado, tienen unas funciones determinadas. En el proceso de interacción con los demás, cada estado del Yo transmite «algo» peculiar relacionado con cada una de las funciones. En el siguiente cuadro podemos observar las funciones básicas de cada estado del Yo y qué es lo que se transmite a través del mismo. FUNCIONES DE LOS ESTADOS DEL YO (R. Kertész) ESTADO
FUNCIONES
TRANSMITE APRENDIDO Dominio de lo
Juzga, ordena, critica, aconseja, protege.
Dominio de lo Razona, computa datos de la realidad.
Cultura, tradición, moral, valores, prejuicios. «Lo que hay que hacer». Lo que se debe hacer. PENSADO Información de la realidad, ciencia, ética, «lo que conviene hacer». SENTIDO
Dominio de lo Emociones positivas y negativas (lo biológico), lo que nos gusta / disgusta hacer.
Siente, intuye, crea.
Todas las personas, independientemente de su edad, ya sean un niño o un anciano, tienen en mayor o menor grado elementos de cada uno de los conjuntos P.A.N.
No hay estados del Yo «buenos» o «malos». Los tres son necesarios para un equilibrio personal. Necesitamos los tres y los tres pueden ser adecuados en un momento u otro.
5.1. PATOLOGÍAS DE LA PERSONALIDAD
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No debéis sentir pesar si no sois conocidos por los hombres, pero sí debe apenaros no ser dignos de ser conocidos por ellos. Confucio Existen tipos de conductas que no son fáciles de «encuadrar» dentro de los estados del YO P.A.N. en su estado «puro»; a estas conductas, en términos de A.T. se les suele denominar «Patologías Estructurales». Veamos, a continuación, algunas de estas patologías y su forma de representación.
Patologías • Contaminaciones. • Exclusiones. • Límites laxos.
Contaminaciones La contaminación es la intromisión de un estado de la personalidad en otro, ocupando una zona común a ambos. • Existe contaminación del Adulto cuando éste admite como verdaderos, juicios infundados del Padre. El pensamiento contaminado se presenta cuando los sentimientos negativos que perduran desde la niñez y las opiniones fijas absorbidas de las figuras paternales, se transmiten a través de los límites del estado Adulto e interfieren con el pensamiento Adulto claro. Un ejemplo de contaminación son los prejuicios. Los más comunes tienen que ver, en muchas ocasiones, con cuestiones machistas, por parte de los hombres: «Las mujeres no saben conducir», «Este trabajo es cosa de hombres», «Eres muy guapa, eso te ayudará a...», etc.
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También tiene mucha relación con las nacionalidades o nacionalismos: «Los negros son...», «Los catalanes son...», «Los andaluces son...». Si alguien no está de acuerdo cuando se manifiesta esta opinión tratándola de «machista», «racista», etc. Es decir, se le informa (en terminos de A.T.) que está emitiendo desde el Padre Crítico, rápidamente se intenta justificar con datos, aparentemente desde el Adulto.
Ramón es el jefe de un grupo de carga y descarga en una Central de Mercaderías. Hace tiempo que había pedido a sus superiores que necesitaba dos personas más para poder sacar adelante toda la faena que tenían que desarrollar. Le han informado de que la próxima semana se incorporaran, tal como había demandado, dos nuevos colaboradores: un hombre y una mujer. Ramón está de muy mal humor y comenta con un grupo de compañeros: «Mis jefes no saben lo que hacen, ¡una mujer para este tipo de trabajo»
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(comentario machista). «No seas machista» –le responde Luis, jefe de otra sección. «No soy machista» –responde Ramón muy enfadado (las verdades duelen). «¡Qué sabrás tú!». «Las mujeres no sirven para este trabajo»–. Ahora va a justificar por qué no sirven–: «Hace dos años, ya tuvimos una mujer y fue un desastre»–. Esta última frase, está emitida desde el Adulto contaminado. Ramón, como no quiere aparentar ser un machista (aunque sí lo es) pretende justificar su rechazo a la mujer con el argumento de «Hace dos años...». ¿Ustedes saben que pasó hace dos años? Sí es verdad que la mujer no «funcionó». ¿Se imaginan la ayuda que recibió de Ramón para poder integrarse con éxito a su tarea? «Una vez, una mujer intentó hacer este trabajo y fracasó»–. Este es un intento de justificación–: «No soy machista, te he dado un ejemplo»–. Evidentemente, nos ha dado un ejemplo, ¡sólo uno! La verdad es que hay una actitud machista Padre Negativo. Y se pretende justificar con un ejemplo, y eso no es Adulto, es Adulto contaminado por el Padre. En realidad, quien habla es el Padre Crítico. ¿OK? Las contaminaciones del Adulto más comunes expresadas en el trabajo, se basan, muchas veces, en opiniones de cómo «debe» dirigirse la empresa, el departamento, la sección, etc.; cómo «debe» hacerse tal tarea, cómo «debe» ser... Las contaminaciones tienen su máxima expresión en los prejuicios: raza, religión, tipo social, etcétera. • El Adulto es contaminado por el Niño cuando admite como verdaderas las distorsiones de la realidad procedentes del Niño, racionalizándolas. Suele basarse mayormente en supersticiones, ilusiones y en los casos más graves, en alucinaciones.
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Imaginemos, por un momento, que Ramón, el jefe de grupo de la Central de Mercaderías, es supersticioso; ¿se imaginan su «argumentación» para rechazar a su nueva colaboradora? Bien podría ser: «Espero que no se incorpore el próximo martes ¡es día trece!» Al igual que en la contaminación por el Padre, en este caso el «contaminado» intentará demostrar que no es supersticioso diciendo que «un martes y trece sucedió que...». Cuando se defienden posturas como estas, se hace desde una posición contaminada. «El color amarillo trae mala suerte.» «Me he cruzado con un gato negro, seguro que hoy me pasa algo malo.» • También puede existir la doble contaminación. Son casos en los que el Adulto está al servicio del Padre y del Niño, para justificar tanto los prejuicios como las supersticiones y las ilusiones. Volvamos de nuevo a Ramón, el jefe de grupo de la Central de Mercaderías. ¿Se imaginan su «argumentación» para rechazar a su nueva colaboradora? Bien podría ser:
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«Una mujer, y además empieza a trabajar el día trece, que es martes. ¡Seguro que pasa algo malo!» En los casos de fuerte contaminación del Adulto por el Niño, la persona puede sufrir alucinaciones, e intentar justificar haber visto lo que no vio, o haber oído lo que no oyó. VISIÓN DE LAS CONTAMINACIONES
La mayoría de personas, por no decir todas, tenemos algún tipo de contaminación. A veces nos aferramos a ideas, valores, opiniones, etc., que difícilmente superarían la «máquina de la verdad». Son situaciones en las cuales en vez de hacer un análisis crítico y razonado de nuestra posición, decidimos defenderla como sea, «no podemos perder». Y retumba el mensaje/mandato en nuestra mente: «Es lo que siempre he creído, lo decía papá, mamá, el profe, etc.».
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Evidentemente, esta es una conducta errónea, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestro interlocutor difícilmente se convencerá con nuestras argumentaciones provenientes del Adulto Contaminado, ya que nuestro interlocutor se dará cuenta, claramente, de que las explicaciones son «apaños para salir del paso», o en el mejor de los casos, argumentos «pseudocientíficos pobres».
Todos tenemos, en alguna medida, algo de contaminación en algunos momentos de nuestra vida... ¡que sea breve!
Racionalización El Adulto contaminado suele utilizar (entre otros) un mecanismo de defensa denominado «racionalización». Suele escucharse en muchas ocasiones, y por ello relato, a continuación, una breve definición/explicación: Es la habilidad para encontrar argumentos aparentemente lógicos que justifican una conducta, por muy absurda que ésta sea. Consiste pues, en engañar y engañarse con respecto a lo que el mundo realmente es, disfrazando con «argumentos» motivos que normalmente no serían aceptados. Este mecanismo de defensa es utilizado por muchas personas y es fácilmente observable en los políticos y jefes en las empresas. Lo utilizan para pregonar sus habilidades o para justificar su incompetencia. Los padres también hacen un uso excesivo de la racionalización, por ejemplo, cuando justifican actitudes o hechos que son difíciles de explicar, se suelen «despachar» a la ligera; «los niños se lo creen todo», se suele pensar, y en muchas ocasiones, lo que se consigue es desconcertar a los niños. Ejemplo: el padre de Luis va a ver un partido de fútbol, el niño tiene cuatro años, ve que su padre está contento por este hecho y como él también quiere estar contento, desea ir con papá al fútbol. Veamos la escena: Luis tiene cuatro años: «Papi yo quiero ir contigo al fúuurrbol.» Padre: «No hijo, tú no puedes venir ¡eres muy pequeño!» (esto es un
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descuento a su persona). Luis: «¡Toni es pequeño y su papi lo lleva al fúuurrbol!» Padre: (algo molesto) «Es que Toni es mayor que tú» (Toni tiene dos meses más.) Luis: «¡Toni no es más mayor que yo!» Padre: «Toni nació en marzo y tú en mayo, ¿ves? ¡Es mayor! Cuándo seas como él, ya vendrás con el papi al fútbol ¿vale?» Luis nunca tendrá la edad de Toni, evidente, pero eso es lo de menos, lo que podemos observar en esta situación es el razonamiento de su padre. Posiblemente por temor a decirle la verdad, el padre inventa un «razonamiento» aparentemente irrebatible, pero tanto él, el padre, como Luis saben que no es un buen razonamiento, aunque Luis habrá tomado buena nota del suceso, sobre todo si éste se repite en cada partido de fútbol. ¿Acaso Luis no estará aprendiendo a no creer a su padre?
Estados del yo exclusivos Hay personas en las que, al observar sus comportamientos, podemos comprobar que tienen una forma de manifestación muy «previsible», con mucha rigidez, tienen dificultades para actuar a través de un estado del Yo que no sea el «predeterminado». Cuando se da esta situación de «Exclusividad»de un estado del Yo, se aparcan los otros dos estados, y ello supone una gran dificultad de relación con esta persona. No es complicado imaginar el «resultado» de una persona que analice las cuestiones de la vida y se manifieste «casi siempre» a través de un solo estado; por ejemplo, siempre en el estado Padre, olvidándose de lo racional y de todos los aspectos emocionales. ¿Se lo imaginan? ¡un drama!
Estados del yo excluidos También hay personas que tienen dificultades para expresarse/utilizar uno de los estados del Yo, tienen esa parte de su personalidad «excluida».Por ejemplo, personas que tienen dificultades para demostrar o manifestar sus emociones, en este caso, diríamos que tiene su Niño «excluido» de su forma de manifestación
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habitual. En estos casos, la persona también tiene dificultades en sus relaciones, sobre todo en las afectivas. Estas patologías no se dan con la misma intensidad en todas las personas ya que algunas, aunque tengan, por ejemplo, dificultades para expresar sus emociones, no quiere decir que sean totalmente incapaces; lo que pasa es que «les cuesta más». Estas personas son las que C. Steiner denomina analfabetas emocionales, lo que quiere decir que, en la mayoría de casos, su alfabetización es posible. En la siguiente tabla se relacionan algunas de las características de estas patologías.
Laxitud de límites La «laxitud» hace referencia a conductas que se manifiestan de forma que la persona pasa fácilmente de una a otra sin ningún control ni límite de
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continuidad. Es como si el Adulto se hubiese inhibido. Son personas a las que socialmente se les denomina como personas «sin criterio»; en ocasiones, se comenta de ellas: «No tiene criterio propio, es del último que les habla».
Con Pepe da gusto hablar, nunca lleva la contraria. Oigamos lo que dicen Pepe y Juan: Juan: «Qué día tan desagradable hace, con tanta lluvia... ¿no te parece, Pepe?» Pepe: «Si es verdad, hace un día espantoso, tanto llover y llover...» Juan: «Pero bien mirado, es buena la lluvia para el campo y para limpiar la atmósfera.» Pepe: «Desde luego, la lluvia es necesaria, ¡qué haríamos si no tuviésemos agua!» Juan: «etc., etc.» (Diga y opine lo que opine Juan, Pepe no le llevará la contraria). Este paso rápido de un estado del Yo a otro hace que, en la mayoría de ocasiones, sus conductas no sean adecuadas y resulten algo desconcertantes. En estos casos, lo más probable es que, en muchas ocasiones, la relación con estas personas conlleve a que otros tengan que tomar las decisiones por ellas. Si se encuentra con algún caso de una persona con límites laxos, no le culpe si no es capaz de tomar decisiones, ¡ayúdele!
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LA TERTULIA Un día más, la clase se había alargado más de lo previsto. J.J. se mostraba muy contento con la implicación de casi todos los participantes. Hoy era un día muy importante. J.J. había insistido mucho en que era muy importante, fundamental, que quedase claro el significado y funcionamiento de los estados del Yo. Y había insistido en que era imprescindible revisar los apuntes entre sesión y sesión. Es demasiado tiempo y la dinámica del «día a día» hacía olvidar a algunos de los asistentes aspectos fundamentales de los temas tratados. ¿Se os ocurre alguna idea para evitar esta desconexión entre sesión y sesión? Ya estaban todos recogiendo sus papeles cuando Marga, enfermera ATS, de pequeña estatura, con unos ojos de picardía que hablaban más que su boca y que seguía con interés y casi con entusiasmo las clases, dijo: –Un momento, por favor, quiero hacer una propuesta. –Adelante Marga, ¿cuál es tu propuesta? –dijo J.J. –Yo estoy de acuerdo con lo que ha comentado J.J., en el sentido de que entre sesión y sesión, si no somos muy disciplinados, nos olvidaremos de los temas. Propongo que, entre sesión y sesión, mantengamos una reunión entre nosotros de una duración de unas dos horas, donde nos dediquemos a comentar los aspectos más importantes tratados en la anterior sesión. –Bien –dijo J.J.–. ¿Qué os parece la propuesta de Marga? –Me parece una idea estupenda –comentó Paco, director de la Oficina Bancaria. A Luis no le iba muy bien desplazarse a la ciudad, pero comentó: –«Me parece buena idea, pero yo no sé si podré venir todas las semanas. Además, ¿qué día se llevaría a cabo la reunión y dónde? –Pongamos «hilo a la aguja» –dijo Antonio, el director comercial de una empresa textil–. Propongo el lunes de la semana que se realiza el seminario. –A mí me va bien –comentó Arturo, el joven abogado.
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A la mayoría le pareció bien el día. Algunos tendrían que hacer retoques en sus agendas, y si alguien no podía asistir ya le informarían de lo tratado. J.J. comentó: –Yo me comprometo a conseguir una sala en este centro para ese día. –J.J., ¿qué te parece si en esa reunión anotamos nuestras dudas o nuestras inquietudes sobre los temas tratados y te los hacemos llegar el martes por correo electrónico y así te los puedes preparar con más tiempo? –comentó Loreto –Es una idea genial Loreto, ahora mismo os facilito mi e-mail. Todos se despidieron de J.J., que se quedó como cada sesión, anotando algunas cuestiones. Li Man esperó a Loreto y juntos bajaron las escaleras hasta la calle. –¿Qué, Loreto?, ¿me vas a invitar a un «cortado? –Lo prometido es deuda. ¡Por supuesto, Li Man! Ambos entraron en La Tertulia. Li Man preguntó: –¿Tienes prisa Loreto? –Menos que hace quince días. Si quieres podemos seguir comentando cosas como el otro día. –De acuerdo, me parece estupendo –exclamó Li Man. –Y tú, ¿nunca tienes prisa, Li Man? –No... a mí no me espera nadie... –¿Nunca te espera nadie? –preguntó Loreto con un no muy disimulado interés. –Por ahora no. Vivo solo, y... –¿Y...? –inquirió Loreto. –Y... estoy solo. Sí, solo en la vida... No tengo a nadie. –¿A nadie, a nadie? ¿En ningún lugar? ¿ Ni padres, ni mujer, ni hijos? –Mira Loreto –habló Li Man con voz profunda, como cansada–: He tenido de todo, padres, por supuesto, y también esposa e hijos. –¿Todos han muerto? –preguntó, con cara de asustada, Loreto. –Mis padres han muerto. Para los demás quien ha muerto he sido yo. Es una larga historia. Un día te la explicaré, ahora no es el mejor momento. –Me parece bien, Li Man. No es mi intención hacerte recordar momentos tristes. ¿Cambiamos de tema? –O.K. –respondió Li Man–. Lo dejamos para otra ocasión, te lo prometo. Pero
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a mí también me gustaría saber cosas de ti. –Bueno, pues... ya te iré explicando mi vida poco a poco, por capítulos, aunque cuando me lanzo..., igual un día te cuento todo el «serial» de un tirón. –¿Es un serial divertido o triste? –Hay de todo, pero actualmente es más bien triste. La vida es dura, Li Man – exclamó Loreto, cual profundo lamento. –¿Son cosas de pareja? –se atrevió a preguntar Li Man. –Más o menos... –Bien, ¿que te ha parecido la sesión? –preguntó Li Man, al ver que Loreto se entristecía y desaparecían de su rostro aquellos destellos de vitalidad y simpatía–. ¿Habías oído hablar de Eric Berne? –La verdad es que no. Pero ha sido para mí un gran descubrimiento. Esa idea de acercar y hacer la Psicología comprensible a todas las personas, me parece que dice mucho de la figura humana de Berne. –Lo de poder diagramar con dibujitos también parece interesante –siguió Li Man–. Espero saber algo más para empezar a dibujar situaciones. –¿Te ha quedado claro lo de los estados del Yo? –preguntó Loreto. –Lo que más me ha costado meterme en la cabeza ha sido lo de Padre. Es que creo que yo siempre he sido «muy Padre». –¿Protector o Normativo? –preguntó Loreto. –Aunque hoy J.J. ha explicado muy poco sobre esto, creo que más NormativoNegativo. –No me lo puedo creer. ¡Tienes pinta de Niño muy Natural! Nadie lo diría. –Bueno, creo que últimamente he cambiado bastante. –Eso está bien, Li Man. Ya sabes lo que dice insistentemente J.J.: Quien no cambia no crece, ni como profesional ni como persona. –Estoy totalmente de acuerdo con J.J. Si yo no hubiese cambiado algo en un momento dado de mi vida, hoy... no estaría en el mundo de los vivos. –¡Ya será menos! –reprochó en tono paternal Loreto–. Eres un poco exagerado ¡eh! –Que va, que va –murmuró Li Man, y prosiguió–: Lo que ha resultado muy interesante es la forma de explicar el desarrollo psicológico y el desarrollo del cerebro. –A mí también me gustan mucho estos temas. Y saber por dónde va la ciencia
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es imprescindible. Yo me he acordado perfectamente de cuándo mi hijo empezó a desarrollar su Adulto; lo preguntaba todo. Si yo hubiese sabido lo que sé ahora, y sólo llevo dos clases, algunas de las cosas que le he dicho o he hecho a mi hijo, ahora no las haría. –No... sabía que... tenías un hijo... ¿Qué edad tiene? Loreto se puso muy colorada, y contestó: –Cinco años, tiene cinco años... ¡Es majísimo! –comentó con voz temblorosa. –Si se parece a la madre, ¡seguro que será muy guapo! No sabía por qué, pero Li Man no quería ni pensar en el marido de Loreto. ¿Hubiese deseado que no estuviese casada? –Y... ¡a mí que me importa si está casada o soltera! –¿En qué piensas Li Man? –preguntó Loreto. –Bueno, estaba intentando no contaminar mi Adulto. –Por cierto, Li Man, ¿no crees que existen muchas personas «contaminadas»? Mientras J.J. nos explicaba el tema, iba pensando en personas que conozco y que suelen ser muy «tozudas» en sus puntos de vista, y creo que siempre defienden sus posiciones desde el Adulto Contaminado. –Eso lo he hecho yo muchas veces. Ahora estoy seguro de que voy a evitar caer en el «fallo». Sobre todo, voy a escuchar mucho más. La verdad es que no sabemos escuchar. –Cierto, escuchar es algo que nos deberían enseñar en la escuela. Porque una cosa es «tragarte los rollos» del profesor a la fuerza, eso es una escucha obligada, y otra muy diferente escuchar el sentido, la idea, la intención del otro. ¿No te parece? –Sí, estoy totalmente de acuerdo. Ves, tú y yo ahora somos un ejemplo, yo me siento a gusto contigo porque percibo que me escuchas de verdad. ¿Tú crees que también yo te escucho de «verdad»? –Sí, sí, nuestra conversación es agradable, precisamente porque nos escuchamos mutuamente. Loreto y Li Man se encontraban muy a gusto, pero tenían que dar por terminada su reunión. Al día siguiente debían levantarse temprano y no era cuestión de robar horas al descanso. Li Man se ofreció a llevar a Loreto a su casa, ya que ésta no había traído su coche. –De verdad, Li Man, otro día... Hoy cogeré un taxi.
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–Como quieras. Pero el próximo día te acerco a tu casa, ¿vale? –De acuerdo. Buenas noches, Li Man. Ha sido muy interesante... Se miraron a los ojos con una mirada serena y complaciente. –Buenas noches Loreto, ha sido un placer, de verdad... El lunes anterior a la sesión con J.J., el grupo se reunió para comentar cuestiones relacionadas con los temas tratados. Todos opinaron sobre lo interesante del seminario y pusieron en común sus puntos de vista, sus dudas, criterios, opiniones, etc. Tomaron nota de los temas que iban a pasar a J.J. y Arturo, el abogado, se comprometió a pasárselo por e-mail. A esta primera sesión asistieron todos los miembros del grupo; Loreto tuvo que marchar unos minutos antes de terminar la sesión ya que tenía una reunión en el colegio de su hijo. Se despidió de todos, haciendo un guiño de resignación a Li Man. ¡Buenas tardes a todos! Vamos a empezar la sesión. –Era la voz clara y profunda de J.J. El murmullo en la sala era bastante fuerte, había un buen ambiente y todos tenían cosas que comentarse. Loreto y Li Man habían aprovechado para quedar después de la sesión en «La Tertulia». –Recibí vuestro e-mail que me envió Arturo. Me ha parecido muy interesante la información que me habéis pasado, así como las cuestiones que me planteáis. ¡Muy bien Arturo, muchas gracias! Si os parece, empezamos analizando vuestros planteamientos y preguntas ¿Vale? –¡Vale! –comentaron todos a coro. Loreto y Li Man se habían sentado uno junto al otro. Se miraron a los ojos y transmitiéndose una mirada de aprobación, que parecía decir «¡vamos a ello!», se acomodaron en su butaca, y con gestos en sus caras que denotaban el gran interés que tenían sobre el tema, se dispusieron a escuchar. Una vez terminadas de tratar y aclarar las cuestiones que había planteado el grupo, J.J. anunció el siguiente tema: –Hoy hablaremos de La Estructura Funcional de la Personalidad y después, si tenemos tiempo, yo creo que sí, hablaré de El Guión de Vida. Como veréis, dos temas apasionantes. Vamos a ello. J.J. dejó unos segundos de silencio, mientras, como era su costumbre, miraba con un signo de aprobación, uno a uno, a todos los participantes en el Seminario. Y continuó con su voz clara y profunda:
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–«Si bien, los tres estados de la personalidad....
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____________ * K. Wernicke y P. Broca fueron los descubridores de estas funciones en el cerebro y su ubicación en el mismo.
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6 Análisis funcional de la personalidad Voy por la vida, ¿o me llevan?
Si bien los tres estados de la personalidad (P.A.N.) conforman un todo estructural, existen diferencias cualitativas en el actuar y en el sentir dentro de cada estado que exigieron de la labor clínica una subdivisión más sutil, ya que un comportamiento Padre, por ejemplo, no siempre es igual. Pensemos en el comportamiento de un padre (biológico) y estaremos de acuerdo en que, tanto si reprende al niño/a, como si lo abraza y da besos, en los dos casos daríamos como «aceptable» el comportamiento; pero lo cierto es que las motivaciones y las consecuencias de cada acción (reñir o besar) nunca serán las mismas; por lo tanto, no las podemos dejar en el mismo «saco». Separarlas nos permitirá su análisis de forma más acertada y fácil, así como su posterior tratamiento. A este nuevo «diseño» le llamaremos Estructura Funcional, representante más complejo de la personalidad y que permite más explicaciones y más profundas sobre el comportamiento/funcionamiento humano.
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Esta va a ser, a partir de ahora, la estructura de la personalidad sobre la que vamos a desarrollar nuestro estudio, análisis, propuestas y sugerencias. Añadiéndole solamente la versión «positiva» y «negativa» a cada uno de los estados del Yo. Puede existir alguna situación en la que tengamos dificultad para «ubicarla» dentro de algunos de los estados del Yo descritos, pero puedo asegurar que con esta «distribución» y las diferentes patologías comentadas (contaminaciones, exclusiones, etc.) tiene, con toda seguridad, perfectamente ubicadas más del noventa y cinco por ciento de las posibles conductas del ser humano, ¡que no es poco! Conocer sus particularidades y funciones en sus aspectos positivos y negativos es el siguiente paso de nuestro viaje.
LO POSITIVO Y LO NEGATIVO DE CADA ESTADO
PADRE CRÍTICO
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No es difícil imaginar que cualquier persona puede, en un momento determinado, manifestarse a través de conductas que pueden generar resultados negativos y en otras ocasiones, estos resultados pueden ser positivos. Cuando actuamos desde nuestra posición de Padre Crítico/Normativo, puede suceder lo mismo.
«Todos los extremos son malos», reza un dicho popular; este refrán sirve para su aplicación a todos los estados del Yo. Atención, sobre todo: padres-madres, maestros, jefes, políticos... POSITIVO
NEGATIVO
• Conductas de firmeza y orden: «No cruces la calle ahora.»
• Conductas críticas y represivas: «No cruces la calle ahora.»
• Esta frase puede salvar la vida de un niño, acompañada del gesto de autoridad adecuado.
• Acompañada de un tirón de orejas. • Prejuicios: «Las mujeres son torpes.» «Los estudiantes son unos vagos.» «Los negros/blancos/judíos/sudamericanos, etc. son falsos, poco trabajadores, etc.»
• El Pc positivo limita sanamente para cuidar la vida de otras personas. «No toques este cable, tiene corriente.» «No deberías bañarte, hoy el mar está mal.» • El profesor: «Hay que entregar los trabajos, sin falta, el día señalado.» Dicho en un tono normal. • El Jefe: «Hace tres días que llegas tarde al trabajo y no me has dado una explicación a este hecho. Debo abrirte un expediente.»
• Conductas desvalorizadoras: Criticar, pegar, etc. • El Profesor: «Si no lo entendisteis, peor para vosotros. ¡Yo quería los trabajos para hoy!» • El Jefe: «A mí no me expliques por qué llegas tarde al trabajo. Voy a abrirte un expediente.»
PADRE PROTECTOR Aunque parezca mentira, la protección, además de los aspectos positivos, que
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son muy claros, también tiene consecuencias negativas cuando se «sobreprotege». Esta suele ser una forma de evitar que el Adulto del niño/a se desarrolle, creando personas dependientes y evitando su «autonomía». El Padre Protector suele estar muy desarrollado en los campos de las religiones y los nacionalismos. Teniendo, como veremos, sus aspectos positivos y negativos. Mensaje, sobre todo, para: madres, padres y jefes.
POSITIVO
NEGATIVO • Sobreprotege, ayuda a quien no se lo ha pedido: «Haz/no hagas esto y te salvarás.»
• Comportamientos afectivos y de ayuda. • Libertad y tolerancia de culto y religión. • Protege y nutre a otras personas. «Me quedaré en casa para cuidar a mi mujer que está enferma.» «He pensado lo que me pediste, estoy dispuesto a ayudar.»
• Hace el trabajo que les corresponde a otros para «ayudar». • Se olvida de sus propias necesidades y se desvive por los demás. «No te preocupes, ya lo haré yo.» Jefe: Laisser faire. Ve que las cosas no se hacen correctamente, pero no interviene para corregirlas. «No te preocupes, ya se hará otro día.»
Jefe: «Yo te ayudaré en lo que pueda, pero si tú no pones de tu parte, no puedo consentir que otros hagan el trabajo por ti.»
ADULTO También el Adulto puede tener aspectos negativos, sobre todo, si es tan racional que no da paso a la manifestación de las emociones. Hay que ser racional, ¡pero hasta cierto punto! A veces, es bueno coger con las manos cierto tipo de carne o pescado para comerlo, ¡aun a riesgo de ingerir algún bacilo!
POSITIVO
NEGATIVO
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• Acciones hacia objetivos concretos. • Fijarse y cumplir metas profesionales y personales. • Recabar información y datos antes de actuar para no equivocarse.
• Acciones para lograr objetivos pasando por encima de otros, sin contar con los sentimientos. • Recabar tantos datos, que a la hora de actuar ya sea tarde. • Pensar y no actuar – a la parálisis por el análisis.
• Pensar las cosas. • Analizar las conductas y comportamientos objetivamente.
• Analizar a otros para justificarse. • Lo importante son los resultados, al precio que sea.
NIÑO ADAPTADO Es cierto que la vida es dura, y una persona muy sumisa corre el riesgo de que se abuse de ella. En general, la sociedad «exige» mucha competitividad a todos los niveles, y como consecuencia de la presión que, en realidad, supone «aceptar las normas», en algunas ocasiones nos podemos «rebotar» por la mínima cuestión que no sea de nuestro agrado. Ni demasiado sumiso ni demasiado rebelde, ¿vale?
POSITIVO
NEGATIVO
SUMISO:
SUMISO:
• Respuestas que indican disciplina y respeto a los demás o a las normas establecidas.
Confuso, retraído. No actúa por temor a la crítica o la sanción. «No llegaré tarde para que no me castiguen o critiquen.»
«Yo respeto los semáforos.» «La reunión empieza a las diez, estaré puntual a la hora.» «No pisaré el césped, hay un cartel que lo prohibe.» REBELDE • Respuesta o conducta que preserva la vida frente a una norma impuesta duramente. Cuando hay agresión o persecución. • Es rebelde porque no acepta la norma, pero lo hace de manera sana, para salvar la vida o ante la agresión física, social,
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REBELDE: • Se manifiesta desafiante, hostil, opositor. Respuesta desproporcionada a la situación. «Yo no espero a que el semáforo se decida a cambiar.»
manera sana, para salvar la vida o ante la agresión física, social, psíquica, etc.
«No me vengan con normas y rollos.» «Yo voy cuando me da la gana.»
NIÑO NATURAL Parece mentira, pero hasta nuestro Niño Natural debe ser «controlado». El estado natural, la espontaneidad, es el estado que más nos acerca a la felicidad, pero a veces debemos controlar esa espontaneidad, sobre todo si afecta negativamente a otras personas. Tengo una amiga que es una excelente y maravillosa persona, la naturaleza ha sido muy generosa con ella en todos los sentidos, llena de inteligencia y cualidades humanas, y llena de cualidades en forma de kilos. Cada vez que nos vemos me pregunta: «¿Qué tal Juan Manuel, cómo me ves?» ¡Vaya compromiso! Yo le suelo responder: «Estás preciosa» «¿A que estoy más delgada?» La verdad es que no suele ser así, pero yo no se lo puedo decir, le haría daño, y no se lo merece: «Te veo más lozana», o «Te veo más morena», aunque no se queda muy convencida, suele funcionar. Me comprende, ¿verdad? La felicidad sólo se puede «vivir» desde el Nn, en otros estados podemos «estar bien», pero esto es diferente a «ser feliz». En la felicidad hay una «excitación natural» (endorfínica). Pensemos en momentos de «sana sexualidad» o creatividad. ¡A que sí! Naturalidad: Sí, pero sin causar daño a los demás. POSITIVO
NEGATIVO
• Reír, disfrutar, hacer el amor, divertirse pensando en pasarlo bien uno/a mismo/a, y con los demás. Es la forma más espontánea de comportamiento. Sin complejos. «Vamos a pasar unas vacaciones la mar de divertidas y excitantes.» «Lo paso muy bien con mi pareja, hacemos lo que nos gusta a los dos.» «Este trabajo es emocionante.»
• Reír, disfrutar, hacer el amor, divertirse pensando sólo en uno/a, descartando lo que quieren o sienten los demás. «Esto de las vacaciones, cada año es más rollo y más aburrido.» «No sé lo que quiere mi pareja, pero yo me lo paso a lo grande.» «El trabajo es pesado y aburrido por naturaleza.»
NIÑO CREATIVO (Pequeño Profesor)
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Sobre todo, no utilice su creatividad para ganar discusiones que no llevan a ninguna parte, las batallas que se ganan rebajando a otros son propias de personas con un Adulto débil. No lo olvide. Atención: padre, madre, jefes; no dé ejemplo de inteligencia siendo imaginativo en los insultos y en las descalificaciones a los demás. ¡Sea creativo en las alabanzas! POSITIVO
NEGATIVO
• Curiosidad, deseo de aprender.
• Curiosidad maliciosa.
• Intuitivo, imaginativo.
• Inventa situaciones falsas.
• Crea situaciones.
• Inventa mentiras.
• Rompe la rutina:
• Las mentiras son «tarea» del Nc, ya que se «inventa» cosas, situaciones, etc. que no existen. La mentira es creatividad.
– En el trabajo – Con los amigos
– En el amor – Con la familia
Al explicar la estructura de la personalidad P.A.N., comentaba que todos tenemos, en mayor o menor medida, parte de los tres estados. En la estructura funcional pasa lo mismo; todos, al menos las personas que no padezcan una discapacidad mental, enfermedad infecciosa, traumatismo, etc., disponen de los siete aspectos en los que hemos dividido los tres estados originales. Estas siete subpartes son las que generan las conductas a través de las cuales nos manifestamos y nos relacionamos con nuestro entorno. Unos serán más Pc, otros serán más Ns, otros más A., etc. Y en función del «acierto» en su «utilización», se obtendrá un resultado positivo o negativo en la relación con los demás. Tener, en mayor o menor medida, «activados» todos los estados del Yo es positivo; en caso contrario, tendríamos una «patología funcional», lo que conllevaría una dificultad relacional, tal como hemos visto en las exclusiones. ¿Qué es lo mejor? ¿Qué aspectos de la personalidad convienen potenciar más? Como indicaba anteriormente, todos estos estados del Yo deberían estar dispuestos a intervenir en un momento determinado. La clave está, como seguro ya intuye, en utilizar cada estado en el momento adecuado y oportuno, es decir, «ser sumiso cuando hay que serlo», «actuar con el Pc sólo cuando la situación lo
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aconseje», y así con el Adulto y con el resto de estados. No se desanime estimado/a lector/a; tal como queda la cuestión en este momento, parece que no le voy a proponer respuestas o sugerencias para que no se quede simplemente con «pues haga lo que hay que hacer ¡y punto!». No, no es así, a lo largo del viaje que hemos iniciado encontrará material suficiente para que usted adquiera conocimientos y recursos que le permitirán tomar decisiones acertadas, relacionadas con usted y en las que implicará a otras personas. Así como usted vaya conociendo las diferentes piezas de este «puzzle», irá encajándolas y asociándolas a situaciones de su vida cotidiana, pudiendo tomar decisiones con más información y, por lo tanto, acertando positivamente en más ocasiones. Bien, pero antes de que usted empiece a conocer más cosas sobre el A.T., ¿qué le parece si empieza a conocerse un poco más usted mismo/a? ¿Le gustaría conocer cómo se distribuye su personalidad entre los distintos estados del Yo? ¿Sí? En la página siguiente encontrará un test de cincuenta y siete preguntas; se llama Egograma, y si usted responde sinceramente, podrá comprobar cuál es la tendencia que tiene en cuanto a ubicarse, con más facilidad, en uno u otro de los siete estados (o partes) funcionales del Yo. Lea con atención cada ítem, una vez que haya comprendido perfectamente el significado ¡responda rápidamente!, no lo piense demasiado, el cerebro es muy «pillín» y comienza a manipular. Recuerde: no se trata de responder lo que es bueno o malo, o lo que se hace o debería hacer, tampoco es un examen para comprobar lo bueno o buena que es usted. Es una adecuada aproximación a algunos aspectos de su personalidad. Sencillamente se trata de responder lo que USTED PIENSA, SIENTE, DICE O HACE. → Nunca, Rara vez, A veces, Con frecuencia o Siempre. Repito, primero piense con serenidad en las situaciones que pueden tener relación con la que le propone el test, y una vez que lo tenga claro, anote la puntuación correspondiente. Si alguna de las cuestiones o situaciones que plantea el test cree que no se dan
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en su vida, puntúe según crea usted que pensaría, sentiría, diría o haría en «esa» circunstancia.
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1. Anote la calificación en el cuadro sombreado y marcado con línea gruesa correspondiente del gráfico. Por ejemplo, si contestó a la pregunta
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1 con «a veces» debe anotar un «2» en el cuadro marcado con línea gruesa correspondiente a la pregunta 1. 2. Sume los números de cada columna y escriba los totales en el espacio que corresponde. El total de la primera columna es la calificación para su PC. El total de la columna correspondiente al PP es la calificación para su Padre Protector, etc.
Pc: Padre Crítico | Pp: Padre Protector | A: Adulto | Nn: Niño Natural | Nc: Niño Creativo | Ns: Niño Sumiso | Nr: Niño Rebelde
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En la gráfica, representará su personalidad trazando una línea a la altura de la puntuación resultante del test, ésta coincidirá con un porcentaje. ¿Qué significa este porcentaje? Significa que del cien por cien que usted puede tener como facilidad para «ubicarse» en este estado, lo hace en el porcentaje que corresponde a la puntuación resultante del test. Con una línea discontinua hemos
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señalado el caso de una persona cuyo resultado de su puntuación de Pc sean 21 puntos. Si usted sombrea cada estado a partir de la línea que determina su puntuación obtendrá un «diagrama de barras».
ALGUNAS INTERPRETACIONES AL TEST DEL EGOGRAMA Pregunta: ¿Qué debo pensar si, por ejemplo, los dos estados de Niño adaptado Sumiso y Rebelde, me dan como resultado porcentajes iguales? Respuesta: Significa que tiene la misma facilidad para ubicarse en un estado de sumisión como en uno de rebeldía. Asimismo sucede con el Pc y el Pp. Pregunta: ¿Qué pasa si en algún caso el resultado de la suma de puntos sobrepasa la máxima puntuación expresada en el diagrama? Respuesta: Pues pasa que se ha pasado puntuando un poco «al alza». No presupone nada negativo, pero convendría «relativizar» alguna conducta. Pregunta: ¿Quién determina o decide la intervención de cada estado del Yo en un momento dado? Respuesta: La respuesta a esta pregunta es compleja porque depende de muchos
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factores que pueden converger en un momento dado, situación anímica del momento, otros acontecimientos sucedidos ese día, estado del organismo: cansado, descansado, estresado, enfermo, etc. De todas formas, al finalizar de leer el libro le prometo solemnemente que dispondrá de información suficiente para sacar bastantes e interesantes conclusiones. Pero para que no se quede ahora sin una «chispita» de información, le adelantaré que, en líneas generales, la correcta utilización de los estados del Yo queda determinada por la «potencia» del Adulto. El Adulto analiza la situación y «da paso» para que actúe el estado más conveniente. Como recordará, el Adulto (nuestra parte racional, donde se evalúan las alternativas) es quien se ocupa de analizar qué es lo que nos interesa. Si tenemos un Adulto «grande», él se ocupará de decidir qué estado del Yo conviene utilizar en cada situación. Si el Adulto se ve desbordado por la situación, o por la «potencia» de otro estado en ese momento, la actuación puede ser imprevisible, depende... Pregunta: ¿Cuál es el perfil de personalidad ideal? Respuesta: No existe perfil ideal. Pero tampoco esta vez voy a escurrir el bulto. Con todas las reservas del mundo, y sin que nadie nos oiga, voy a darle mi opinión: «Mire, sería interesante que los porcentajes fuesen más o menos así»: Padre Crítico/Normativo → entre un 15 y un 40 % Padre Protector → entre un 15 y un 50 % Adulto → entre un 35 y un 70 % Niño Natural → entre un 30 y un 70 % Niño Creativo → entre un 20 y un 60 % Niño Sumiso y Rebelde → entre un 10 y un 40 %
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Pregunta: ¿Qué pasa si mi perfil se aleja del «ideal» que usted comenta? Respuesta: ¡No pasa nada! Porque... Primero: ¡Yo no tengo la culpa! Segundo: ¡Usted tampoco! Tercero: ¡La culpa no es de nadie! Cuarto: Usted aún está a tiempo de modificar «aquello» que le interese. Pregunta: ¿Sirve para algo hacer el test del Egograma? Respuesta: ¡Sí! Pregunta: ¿Para qué? Respuesta: 1.o Usted ha estado pensando y evaluándose sobre algunas cuestiones que habitualmente no suele hacer, y esto es bueno. Se ha ocupado de usted, que es lo más importante que puede hacer; ¿o no? 2.o ¿Hay alguna parte de su personalidad que le haya sorprendido el resultado? Si la respuesta es sí, puede revisar el test. El resultado de cada puntuación no es más que la que usted se asignó, libre y democráticamente, a cada ítem (pregunta). 3.o Si usted quiere revisar el test analice las puntuaciones de cada ítem; esto
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no es difícil, sólo tiene que ir a la hoja donde anotó los resultados del test y podrá observar que cada puntuación la insertó en el cuadrito sombreado y remarcado con la línea más gruesa; verá, por ejemplo, que el Pc está compuesto por los ítems 6-9-26-33-44-47-50 y 53. Si fuese este estado el que quiere revisar, vaya a estos ítems y revise de nuevo las puntuaciones. Si ha tenido alguna sorpresa en los resultados del test, pero cree desde su Adulto que el resultado, aun a su pesar, es acertado, puede ponerse objetivos de mejora. ¿Cómo? ‘ • Analice los ítems que determinan el estado de la personalidad que le gustaría potenciar o disminuir y márquese objetivos. • Ejemplo: Supongamos que quiere potenciar su Adulto; comprueba sus puntuaciones y ve que los ítems 18-41-46 y 51 los ha puntuado muy bajos (cero o uno); ¿qué hacer? Usted escoge el que más le interesa potenciar o resolver, por ejemplo el ítem 41, «Planifico mis actividades. Hago una lista diaria de mis acciones y les doy prioridades». Como no lo hace nunca, ha puntuado cero. Y como le interesa ser más eficaz y disponer de mas tiempo, usted se marca un objetivo: – Cada día, a partir de mañana, al terminar la jornada haré una lista de actividad para el día siguiente. – Priorizaré cada actividad, de mayor a menor importancia, con A –B – C – Durante este año asistiré a un curso de Gestión Eficaz del Tiempo Time Assistant®* Dentro de 6 – 8 meses, vuelva a hacer de nuevo el test.
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____________ * Time Assistant es una marca registrada por Formark, S. L. de Oviedo y consta de un Seminario de «Eficacia Directiva y Gestión del Tiempo». En estos seminarios se entrega el Sistema Time Assistant, que es un fantástico organizador personal con agenda y documentos de planificación de gran simplicidad y eficacia.
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7 Argumento de vida ¿Soy como soy? ¿O como pienso que soy?
GUIÓN DE VIDA En el capítulo anterior hemos analizado, o más bien descrito, cómo se estructura la personalidad. A los contenidos básicos de esta estructura, es decir, a los elementos activadores que hacen que las partes de la personalidad funcionen de una determinada manera, en términos de A.T. se le denomina Argumento de Vida o Guión de Vida; nosotros nos vamos a quedar con esta última acepción.
¿Qué es el Guión de Vida? E. Berne reemplazó la palabra destino por la noción científica de «Guión de Vida», y la define como: «El programa en marcha desarrollado en la primera infancia bajo influencia parental, que dirige la conducta del individuo en los aspectos más importantes de su vida». El Guión de Vida es el contenido de la personalidad P.A.N. Responde a las preguntas esenciales de la existencia: ¿Quién soy? ¿Qué hago en este mundo? ¿Quiénes son y cómo son los que me rodean? ¿Cómo soy Yo? ¿Qué quiere decir esto? Al igual que cualquier otra especie animal, cada generación de seres humanos desarrolla, dentro de sus «funciones básicas», una muy importante, la que permitirá la perpetuidad de la especie, es decir, concebir y traer a este mundo un nuevo ser, ocupándose también de que éste sea y se comporte de una determinada manera. Cuando un niño/a viene al mundo, ya ha generado anteriormente a su nacimiento una serie de expectativas; puede darse el caso de que llegue en un momento poco oportuno. Ya son una familia numerosa, las posibilidades económicas
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son escasas, supondrá un mayor esfuerzo y más horas de trabajo, limitará el tiempo para los hobbies o la diversión de los padres, etcétera. Puede ser un bebé deseado y generar ilusión en la familia, se puede pensar que él/ella ayudará a papá o mamá, será un ingeniero/a, periodista, camionero, médico, pintor, seguirá el negocio de la familia, etcétera. Desde el momento de su nacimiento, los niños se encuentran dentro de una situación muy difícil, ya que siempre hay una discrepancia entre las posibilidades de lo que podrían llegar a ser y lo que se les permite lograr. En algunos casos, la discrepancia puede ser enorme; hay niños quienes tan pronto nacen quedan «fichados», se les anula su potencialidad. A otros se les permite una amplia autonomía de desarrollo. Hace unos años fui a visitar a unos familiares que acababan de ser padres de un niño. Como éstos habían salido a realizar unas gestiones y todavía no habían regresado, nos recibieron los abuelos del recién nacido (los padres del padre del bebé). Allí estaban el abuelo y la abuela con el recién nacido, y mientras conversábamos tenían al niño en sus brazos, alternándose en esta función. «Este niño será médico», dijo la abuela. «No, no –indicó el abuelo– será abogado. ¿No ves la cara de listo que tiene?». Terció la abuela: «¡Qué va, será médico! Tiene las manos de médico, ¿no lo ves?». El niño sólo tenía dos meses y sus abuelos ya estaban decidiendo su futuro, con la mejor intención ¡por supuesto! y sin contar con él ¡por supuesto! A las expectativas de los abuelos añádale lo que pensarán sus padres; ¿querrán que sea dentista?, ¿o político?, ¿o quizá presidente del país? No sé qué profesión ejercerá de mayor, pero lo cierto es que cada miembro de su familia tiene unas expectativas puestas en él.
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¿Será médico?, ¿será abogado?, ¿será vendedor?, ¿será como su padre o como su madre? O ¿será el azar quien decidirá el futuro del niño/a? En el entorno familiar del niño, cada persona vive de una forma concreta, llevan consigo unos permisos, unas prohibiciones y unos modelos para vivir de una u otra manera, o (incluso) para no vivir, para desarrollarse o para inhibirse, y no pueden por menos que transmitírselo al niño. Cada miembro de la familia, por tanto, o cada persona que está en el entorno del niño, no va a poder evadirse de la influencia que sus actuaciones tengan sobre él, y el niño va a tomar buena cuenta de todos los mensajes que se le envían. Este esfuerzo del entorno familiar afectará al niño desde el mismo momento de su nacimiento, ya que el bebé empieza a registrar todos los acontecimientos que se producen en este entorno y que él percibe, a «su» manera. Cada uno de estos acontecimientos produce una emoción, sensación o sentimiento en el bebé, algunos de los cuales quedarán grabados en su memoria y pasarán a ser puntos de referencia para las diferentes situaciones a las que deberá enfrentarse en el futuro. Al nacer, el bebé ya tiene el cerebro «completo», aunque bien es cierto que no tendrá activados todos los circuitos neuronales. En este inicio, el bebé irá discerniendo los acontecimientos a través de un esquema muy básico: Bueno-Malo, me gusta, no me gusta. Función que se realiza básicamente, en el hipocampo – hipotálamo del cerebro Lo mismo en el caso de los mensajes positivos, que en el de los negativos, es necesario que las conductas se repitan para que el niño tome nota de ellas y decida qué hacer en cada situación. Si a un niño le decimos en una ocasión «¡Manolito, eres un desastre!», lo más probable es que este mensaje sea olvidado por Manolito. Pero si este calificativo Manolito lo escucha continuamente, lo más probable es que termine por creer que es un «desastre». Ya de mayor, Manolito habrá tomado una decisión: Hacer caso a mamá y papá, con lo cual ya se las apañará para ser un desastre, «no va a llevar la contraria a sus padres». Pero también puede decidir llevar la contraria a sus padres y ser un perfeccionista «de
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cuidado»: «Ves como yo tenía razón: no soy un desastre». Por supuesto que estos procesos se desarrollan en el área inconsciente de Manolito. Sólo en el caso de que algunos hechos aislados tengan una gran carga emocional, pueden conseguir que el niño reciba un impacto tan fuerte que le lleve a tomar ya una determinación sobre el acontecimiento vivido. Es el Niño Natural que empieza a ir activando las distintas partes del cerebro y, poco a poco, irá acumulando información que con el tiempo irá contrastando y así se irá estructurando el Adulto y el Padre. En esta fase, el bebé, niño o niña, ante un estímulo o situación determinada irá a buscar a su «archivo» estímulos o situaciones iguales o similares; si los encuentra, actuará (normalmente) en función del resultado que se produjo la vez anterior.
Un Guión, es un plan de vida que contiene lo más significativo que le va a suceder a una persona; es un plan que no está establecido por los dioses, sino que tiene su origen en los comienzos de la vida, en la temprana decisión de una persona joven.
Por eso el nombre de Guión, es como si a los seis–ocho años de edad, nos entregasen el guión para actuar de protagonistas en una película o en una obra de teatro. El Guión de Vida de cada persona es el papel que como fruto de su estructura genética y su educación, va a representar a lo largo de toda su vida Si tomamos como referencia el cine, vemos que la comparación puede ser: alguien tiene un Guión de Vida de «cuatrero» (en las películas del Oeste, ladrón de caballos); esta persona toda la vida será un cuatrero; si su vida se desenvuelve en un barrio humilde o marginal, posiblemente se dedique a realizar pequeños hurtos; si por el contrario, ha nacido en el seno de una familia «pudiente» de clase alta, posiblemente sea un extorsionador, haga trampas en los negocios, será Don..., ¡pero será un cuatrero! A los dos personajes les será difícil dejar de ser cuatreros. Sigamos con la referencia cinematográfica y con la película del Oeste. Si alguna persona tuviese el Guión de «sheriff», ¿cómo actuaría a lo largo de su vida? Seguramente como en el ejemplo anterior, si la persona se desenvuelve en un
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ambiente social más o menos humilde, es muy probable que tenga una profesión donde pueda ejercer funciones de «sheriff», puede ser militar, guardia de tráfico o de seguridad, o director de orquesta, o de un equipo deportivo o cultural de su barrio, etc. Si nuestro personaje se ubica en un status social de «alto standing», puede ser militar de alta graduación, jefe de tráfico o de municipales, alto ejecutivo de una compañía, etc.. En fin, ¡donde pueda mandar mucho! Si observamos y escuchamos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de la existencia de multitud de Guiones. Cuántas veces oímos: «Es que Fulanito o Fulanita, hay que ver cómo es... ¡bueno, cada cual es como es! Pues sí, es cierto, cada cual es como es, y eso es el Guión de Vida.
Comprender la importancia de este apartado es fundamental para los padres y madres que tienen niños pequeños y también para futuros padres y madres. ¡Es tan difícil y complicado dar una educación acertada al cien por cien! La verdad es que acertar al cien por cien es muy difícil en todo, y desde luego, en la forma de actuar con los hijos. Sí, sí. Esta es una de las más difíciles. Me gustaría poder facilitarles a todos los padres y madres un «manual
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práctico» sobre la educación perfecta de los hijos, o bien transmitirles un decálogo muy sencillo que les permitiese poder actuar acertadamente en cada caso; a falta de estas herramientas, les ofrezco algo muy parecido e interesante, y además de forma poética, que es como lo describe Kahlil Gibran en su maravilloso y extraordinario poema dedicado a los padres en relación con la educación de sus hijos. Si usted que está leyendo este libro es padre o madre léalo con atención, no lo lea solamente una vez; en este bello poema está la esencia de la filosofía de la educación de nuestros hijos.
SOBRE LOS HIJOS Tus hijos no son tus hijos, son hijos de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y, aunque estén contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer. Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas serán lanzados. Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea para la felicidad. Kahlil Gibran
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El Guión dirige el comportamiento de la persona a partir del fin de la infancia y a lo largo de toda la vida. El Guión es un plan no consciente de vida basado en decisiones tomadas en la infancia ante los mandatos parentales, con el fin de sobrevivir, y que tiene un final decidido que ha sido también determinado en la infancia. ¿Qué pasa cuando un niño escucha muchas veces comentarios como estos?: «Esta vida es un asco» «Para vivir así, no vale la pena» «Fulano se ha muerto, se acabaron sus problemas, ahora descansará en paz». ¿Quiere decir que este niño o niña tendrán un Guión de Muerte? Aunque es lo más probable, no tiene porqué ser así, dependerá de cómo el niño lo interpretó. De ahí la gran dificultad en la educación de los niños. Porque la cuestión no está solamente en lo que yo o el entorno del niño diga o haga, sino que la clave está en la interpretación que se haga de todo ello. En líneas generales, y esto quiere decir que no es muy científico, lo que suele suceder es que el niño o niña suele tomar decisiones muy a favor o muy en contra, es decir, decide creer en el mensaje a «pies juntillas», o bien, decide todo lo contrario. Es lo que R. Kertész denomina implementación y complementación. Se da la circunstancia, en algunas familias, de que el padre es un gran aficionado a algún deporte, y sus hijos, o alguno de ellos, es totalmente contrario a dicho deporte o incluso tiene fobia a todos los deportes. «¡Este hijo no sé a quien se parece! En esta familia nadie es así de rebelde y despreocupado», decía un día tras otro una persona refiriéndose a la actividad algo hippie de su hijo Raúl. Un día, Raúl decidió que los mensajes que recibía de su entorno, era mejor para él no seguirlos, lo grabó en su mente como algo que debía (Padre Crítico) hacer con su forma de vida. De mayor, Raúl ya no es hippie, pero dicen que es un poco «ácrata». Para el caso... ¿Qué explicación se puede dar a este «fenómeno?» Volvamos a nuestro cerebro, y a partir de ahí le explico mi teoría sobre este «asunto tan curioso». En el Sistema Límbico, ¿recuerda?, allí donde están instalados los habitáculos
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de las emociones, se encuentra el hipotálamo; entre sus funciones está la de dar un primer valor a las cosas. Toda información (o casi toda) que entra en nuestro cerebro es «evaluada» por el hipotálamo, pero con una característica muy especial: su evaluación sólo tiene dos opciones: bueno o malo. Es una primera instancia donde no existe el gris, es blanco o es negro. Es el TODO o NADA de los niños. Si a un niño o niña de tres a siete años de edad, le preguntamos si le gusta un determinado alimento, obtendremos una de estas tres respuestas: pssé, mucho o nada. Si le preguntamos por una cuestión más compleja, por ejemplo: ¿Cómo es tu papá?, lo más seguro es que responda «Bueno» o «Malo». El niño todavía no es capaz de pensar en matices, difícilmente nos dirá: «Mi padre tiene momentos de ansiedad en los cuales es mejor no decirle nada, pero en momentos de relajación se pueden tratar con él temas de lo más variado y también puedes pedirle...». La causa que evita este análisis más pormenorizado y con más matices es la falta de un desarrollo total de una parte del cerebro, concretamente falta de conexiones neuronales en y con los lóbulos frontales y prefrontales, y ésta es la causa que da el papel protagonista y ejecutor al hipotálamo. ¿Recuerda?: «blanco» o «negro». Consecuencia: si el padre por el que se le pregunta al niño es agresivo, el niño (su hipotálamo) lo considerará/valorará como una virtud (blanco) o como un defecto (negro), y por lo tanto, seguirá con dos opciones: soy como mi padre (imitación), o soy lo opuesto (complementación). Pensemos que a esta edad se está desarrollando el Adulto y es muy fácil que esta imitación o complementación se inscriba con facilidad en el Guión de Vida. Según R. Kertész, los padres o madres que se encuentran ubicados en comportamientos intermedios evitan que los niños opten por ser diferentes, o bien, imitadores de ellos. Es decir, si un padre no es violento, pero tampoco es hombre pasivo o temeroso, lo más probable es que sus hijos no «opten» por comportamientos extremos. Y según sus estadísticas, si hay más de un hermano, y los padres, o alguno de ellos, tiene comportamientos extremos, aunque no sean degradantes (violentos, alcohólicos, religiosos, ludópatas, fumadores, deportistas, etc.) suelen «escoger» modelos diferentes: si tú eres imitador, yo soy complementador.
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Queridos padres, no le echemos la culpa al hipotálamo, es mejor no ubicarse en los extremos. Ya lo sabe, hay que preguntarse y preguntar a su pareja de vez en cuando: ¿cómo lo estoy haciendo como padre o como madre? ¿Soy un buen ejemplo para mis hijos? «Entonces, ¿para qué esforzarnos en la vida, si ya está todo determinado por el Guión?» Esta es una de las preguntas que seguramente se le han ocurrido a usted mientras estaba leyendo todo lo referente al Guión de Vida, ¿verdad? Vamos a responder a esta pregunta que tantas veces me han formulado. A una persona le pueden gustar las mujeres morenas o los hombres rubios, le puede gustar la montaña o la playa, puede tener creencias religiosas, o no, puede ser introvertido/a o extrovertido/a, puede ser nacionalista o antinacionalista, le puede gustar el riesgo o la seguridad, puede tener un determinado concepto u opinión de la amistad, el sexo, la familia, la política, el dinero, los jefes, incluso de sí mismo/a. Estas creencias, valores y formas de entender la vida, las tenemos grabadas en nuestra mente: es nuestro Guión de Vida. Pero al igual que un día nos decidimos por estas opciones, por estos «elementos» que configuran nuestro marco de referencia actual, de igual manera, podemos «desaprender» o «desgravar» de nuestro programa algunos de esos valores, ideas, gustos, comportamientos, etc., que consideramos negativos para conseguir nuestro objetivo de ser felices.
Aquello que aprendimos en la infancia sin control de nuestro Adulto, lo podemos cambiar ahora desde nuestra situación adulta.
¿Si un hijo/a no es capaz de ser feliz, o resulta ser de mayor una persona mala, desagradable, etc., ¿la culpa es de los padres? Esta es otra pregunta resultante de la lectura sobre el Guión de Vida, sobre todo, si se es padre o madre ¿verdad? ¡Menudo cargo de conciencia, oiga! No, usted no es culpable de que su hijo o hija sea de una determinada manera. ¡Usted tiene una responsabilidad compartida! ¿Compartida? ¿Con quien? Pues con todas las personas con las que se relacionó su hijo/a: abuelos,
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hermanos, tíos, cuñados, profesores/as de guardería, profesores/as del colegio, la TV, muy importante la TV. Piense que el Guión de Vida se graba en la infancia, pero de alguna manera se ensaya en la adolescencia, ¿cuántas horas de TV ven los adolescentes a la semana?, además en color, con música, etc. Hoy en día tenemos una generación de niños, que gracias a muchos programas de TV, tienen todos los números para ser «Neuróticos guioneados por la TV». Pero la culpa no es de la TV. ¡Que quede claro! ¿Dónde están los padres en ese momento? «Aaaaaaa..... se sieennteeeee.» Bien es cierto que: «Los medios de comunicación ayudan a generar dramas y Guiones estrambóticos» Carlo Moisso Sería muy interesante que todos los padres y madres asistieran a Talleres sobre la educación de los hijos. Les puedo asegurar (al igual que comenta R. Kertész) que sería mucho más placentero impartir estos talleres en vez de corregir distorsiones producidas por una falta de preparación. Sería una tarea emocionante y bella: ayudar a circular por la vida a seres humanos conscientes, racionales y felices, en vez de hacer «reparaciones» o «reciclajes» humanos, haciendo un símil con los mecánicos de automóviles. Un niño/a educado/a en un ambiente abierto, con permisos para ser auténtico, donde se dan opciones variadas en el pensar, sentir y hacer, generará personas con más posibilidades de autonomía y, por lo tanto, de escoger sus opciones de vida libremente. Hay Guiones muy «estrechos», se educó con «mano dura» –Las cosas son de esta manera ¡y punto!– ¿Le suena? Como hemos comentado anteriormente, los Guiones son el resultado de la educación interpretada por el niño/a a través de los «mandatos» que considera como de «obligado cumplimiento, y de los «permisos» que son las opciones de libre elección que al niño/a se le brindan durante su proceso educativo. Relaciono, a continuación, una serie de mandatos «órdenes que el niño/a considera de obligado cumplimiento», y de los permisos «opciones de libre elección» que se le dan al niño/a.
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Si somos personas observadoras podremos comprobar que en muchas personas es bastante fácil descubrir en qué tipo de Guión están ubicadas, basta observar sus expresiones. MANDATOS INHIBIDORES
PERMISOS PARA VIVIR – Está bien existir. «Tú puedes ser muy útil a la sociedad.»
– No existas. «No sirves para nada.» «Eres un inútil.»
– Está bien hacer cosas. «Me gusta que hagas cosas nuevas»
– No seas tú. «Fíjate en lo que hace tu...»
«¿Por qué no haces...?» – No pienses. «Tú que sabes.
– Ten tus propios pensamientos.
Ya lo pensaré yo»
«No tienes porqué pensar igual que yo.»
– No sientas. «Los hombres no lloran.»
– Está bien amarte a ti mismo. «No es necesario ser modesto con uno mismo/a.»
«Tener miedo es de cobardes.» – No hagas. «Para lo que te va a servir...»
– Está bien amar a los demás. «Los otros también son importantes para ti. No es posible vivir siempre solo/a.»
– No crezcas. «Estate quieto, antes de hacer algo pregunta.»
– Está bien crecer. «Nadie puede poner límites a tu desarrollo personal y profesional.»
– No seas niño. «Pareces un niño», (dicho con desprecio).
– Está bien pensar. Tú tienes tus propios pensamientos. «¿Qué opinas sobre...?» ¿Qué piensas de...?»
– No lo logres. «Nunca conseguirás nada, eres un inútil y un patán.»
– Está bien crear. «Todos nacemos con el mismo cerebro. Deja volar la imaginación y te sorprenderás de lo que puedes crear.»
– No confíes. «No te fíes de nadie, la gente es mala por naturaleza.»
– Está bien decidir. No lo dudes ¡hazlo! Tú puedes. No temas al fracaso. Sólo los que lo intentan se equivocan, pero también son los únicos que lo consiguen.»
– No te valores. «Hablar bien de uno mismo/a, es de mala educación.»
– Está bien cambiar. «Sólo el que cambia progresa.»
– No estés bien. «No te rías, la vida es muy seria.»
– Está bien ser diferente. «La alienación es vejatoria. No pertenezcas a la masa amorfa y sin criterio.»
– No te vincules. «Que cada cual se apañe con sus problemas.»
– Está bien el sexo. «Hombre y mujer pueden conseguir grandes momentos de felicidad a través del sexo.»
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– No me superes. «Yo sí que he trabajado duro, ahora no se esfuerzan así.»
– Está bien tener emociones. «No te “tragues” las emociones, es más sano manifestarlas.»
– No disfrutes. «Sólo piensas en jugar, lo que hay que hacer es trabajar más.»
– Está bien ser joven/viejo. «Lo importante es tu aceptación y la de los demás. Todos hemos sido jóvenes y todos seremos viejos.»
Como podemos observar, lo que entendemos por «mandatos», son los mensajes constreñidores y de obligado cumplimiento para el niño/a. ¿Por qué razón estos mandatos son interpretados como de «obligado cumplimiento»? Fundamentalmente, el niño/a cree que cumpliéndolos o incumpliéndolos será más querido, o bien, podrá conseguir con más facilidad satisfacer sus necesidades del tipo que fueren. Como ya he comentado anteriormente, si cualesquiera de estos mandatos el niño/a los percibiese una sola vez, lo más probable es que no fuesen introyectados (interiorizados) como tales mandatos, entrarían dentro de los acontecimientos intrascendentes, pero si éstos se suelen repetir, finalmente sí serán tenidos en cuenta y serán incorporados a la forma de sentir, pensar o hacer del niño/a. La personalidad es como un edificio que se ha construido con muchos «materiales»: mandatos, mensajes, ejemplos, permisos, etc. Cada una de las piedras, bloques de cemento, madera, etc., representa uno de estos mandatos interiorizados y grabados en nuestro cerebro. Cada persona interioriza esas ideas, valores, sentimientos, obligaciones, etc., de forma diferente. Habrá personas que darán mucho valor al haber nacido en una zona determinada del país, ello supondrá una pieza muy grande en el edificio de su personalidad; otras personas no le dan ningún valor a este hecho, por lo tanto, este valor no forma parte de su «estructura».
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Observe el dibujo que hemos escogido para representar un tipo determinado de personalidad. ¿Qué pasa si quitamos una de las piezas de este «edificio»? Lo primero que pensamos es que se puede caer. Por esta razón, cambiar de creencias, valores, determinadas formas de pensar o hacer, genera tanta resistencia: se puede caer «nuestro edificio». Nuestra personalidad quedaría «disgregada». Y a partir de este presentimiento aparecen lo que denominamos mecanismos de defensa, que, como recordará, suelen manifestarse a través del Adulto Contaminado. Serán razonamientos para no cambiar, «no sea que se desmorone el edificio». Siguiendo con el ejemplo de nuestro edificio, ¿hay alguna forma de quitar una de sus piedras y que éste no se caiga? Pues sí. ¿Cómo? Apliquemos el sentido común.
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Usted quiere introducir este nuevo valor, que lo representaremos con este «modelo de piedra» y quiere sustituir al primer bloque de la columna de la izquierda, ya que cree que esta persona está equivocada, o que con su creencia perjudica a otros, etc. Haga que la nueva creencia o valor vaya prendiendo poco a poco en la otra persona. Es decir, no trate de convencerla, se debe convencer ella misma. Ella misma irá incorporando la nueva piedra, y a la vez, se irá desprendiendo de la antigua. A veces, cuesta tiempo que la «nueva piedra» se adapte. No es fácil hacer que una persona cambie, aunque sea levemente, la estructura de su edificio. En muchas ocasiones deberemos aceptar esa imposibilidad de que los otros cambien y adaptar nuestra convivencia a la circunstancia de cada caso. Como hemos indicado, todo el entramado de nuestra personalidad tiene un enraizamiento biológico soportado por nuestra mil millonaria red neuronal. La mayor parte de esta información, así como su funcionamiento, se desarrollan en la esfera inconsciente de las personas.
Sólo un 10%, aproximadamente, de la vida psíquica es consciente.
Una vez que conocemos cómo funcionan estos mecanismos psicológicos, estaremos en disposición de ser conscientes con más facilidad de qué es lo que
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pasa en nuestra mente, y a partir de ahí se pueden tomar decisiones de cambio para orientar nuestra vida hacia espacios y comportamientos que nos produzcan mayores momentos de felicidad.
TIPOS DE GUIONES Mucho se ha escrito en los últimos años sobre el Guión de Vida. Relato a continuación, de forma breve y muy resumida, algunas de las opiniones y teorías más clásicas sobre el tema de los Guiones. Cada Guión de Vida es único e irrepetible en su totalidad. Aunque esta es una afirmación cierta, también es verdad que algunos de los elementos que configuran los Guiones pueden coincidir en varias personas. Es cierto que hay muchos aspectos comunes en los Guiones de diferentes personas. Teniendo en cuenta estas circunstancias, podemos atrevernos a hacer una agrupación de los mismos ateniéndonos a los aspectos más relevantes y significativos de cada uno de ellos. La primera clasificación de los Guiones fue realizada por E. Berne, y planteaba tres tipos de Guión: • De Fracasado. • De Triunfador. • De No triunfador. Aunque el concepto teórico/práctico que Berne desarrolló para explicar los tres tipos de Guión son algo confusos y con una visión muy «americana», hemos de pensar que, en los sesenta, el american life estaba en todo su esplendor y la idea del «héroe americano» había prendido en aquella sociedad, donde prácticamente sólo se distinguía entre «triunfadores y fracasados». Consideramos que en nuestras latitudes y en nuestro tiempo es bastante comprensible el significado que se le puede atribuir a cada uno de los tipos de guiones, ya que en el «Viejo Continente» se suele caer, con algunas décadas de retraso, en las mismas «tendencias». Miremos si no, ahora, en el inicio del tercer milenio, quiénes son los puntos de referencia de nuestra sociedad; pareciera ser
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que sólo existen los triunfadores (sobre todo los que salen en la tele) y los «otros»: los que ven la TV (los no triunfadores). Aunque como iremos narrando en este libro, vamos a tratar de que las cosas no sean así. Para ser triunfador no hace falta salir en la TV, probablemente sea suficiente con ver menos la TV. Una nueva línea de estudio del Guión nos lleva a otro planteamiento determinando los siguientes tipos de Guiones: • Hamárticos: (C. Steiner) Conducen a la persona a un final trágico, enfermedad, incapacitación, drogadicción, alcoholismo, cárcel, suicidio, etc. Las personas con Guiones Hamárticos recibieron en su infancia mensajes y mandatos muy fuertes: «No pienses», «No vivas (esta vida es un asco, no vale la pena)», «No disfrutes (hay que trabajar duro)», «No seas tú (fíjate en tu padre, hermano, etc.)», «No estés bien (mira lo que me pasa por tu culpa)», etc. Son guiones que se «ven». • Banales: (K. Dusay) Son los de la gran mayoría de las personas. Gentes que pasan desapercibidas, integrando y configurando la «masa» social, en el sentido más negativo de la expresión. Encorsetan a las personas en lo que hay que hacer, jugando el rol social (hombre, mujer, rico, pobre, obrero, jefe, etc.). Son lo que denomino «Guión de DNI» (Documento Nacional de Identidad). Es lo que la sociedad reserva a la «masa», con una prohibición muy rigurosa de desarrollar las potencialidades que anidan en cada persona. «Cuanto más se parezca el Guión al prototipo social, más banal será el Guión.» (J. L. Martorell, 1988). Vivir sin pena ni gloria. Ser dependiente de una religión, una nacionalidad, un equipo de fútbol, fan de un cantante, etc., cuanto más eres todo «esto», menos eres tú. Es decir, y para poner un ejemplo muy claro aunque a más de uno le va a doler (lo siento), cuanto más forofo eres de un equipo de fútbol, menos eres tú, ya que un forofo llega a perder la autonomía personal dependiendo casi siempre de las mil y una peripecias que se generan en torno a un equipo de fútbol: fichajes, alineaciones, arbitrajes, declaraciones de jugadores y directivos, etc.).
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Las personas que ven mucha TV suelen tener un Mandato de «no pienses»: «nosotros (la TV) te diremos lo que es noticia, lo que es divertido. Sólo hay que obsevar cómo son la mayoría de los programas que se emiten por casi todas las cadenas. Son programas para «mentes planas». Personas sin capacidad de discernimiento. Inteligencia Emocional cercana al cero. El sistema emocional está secuestrado: si tu equipo gana, tienes la «obligación» de estar contento/a, aunque haya sido un triunfo injusto. Además, el forofo dice: «Hemos ganado», cuando todos sabemos que él no ha participado en nada, salvo en pagar y formar parte de los figurantes anónimos del espectáculo. Y si tu equipo pierde, aunque haya realizado un buen juego, tienes la «obligación» de estar triste. ¿O no? ¿Por qué el forofo está tan contento cuando su equipo gana? Salvo excepciones, en la mayoría de los casos por dos razones fundamentales: 1.a El otro ha perdido: «Yo soy mejor que todos los seguidores del otro equipo». «Otros son más malos.» El posible Guión de Perdedor se «equilibra» sabiendo que hay «otro más perdedor». 2.a «Hemos ganado, que se fastidien los que no son de mi equipo» (como si para ser de su equipo tuviesen que pasar un duro examen sobre «mecánica cuántica» o «física nuclear avanzada»). (Automensaje consolador: «¿Quién dijo que soy un perdedor?»)
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Carlo Moisso realizó una brillante intervención en el Congreso de A.T. de Barcelona 2000 sobre este tema, y esta fue una de sus aportaciones. Dijo: «Esta es la reflexión, inconsciente, de un fan o forofo: Cuando fracaso en mi comparación con el famoso me uno a él; pero sé de mi fracaso y por ello me deprimo, pero para no deprimirme más me “asocio” de nuevo, y como fracaso otra vez en mi comparación, pues vuelvo a...». Y así sigue enganchado una y otra vez. Este es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad: la gran cantidad de Guiones Banales, Guiones de «no pienses, otros pensarán por ti». El sentido de la vida de estas personas está determinado por otros. Hay una falta total de «discernimiento», tienen el Adulto prácticamente «excluido» o «atrofiado».
Este es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad: la gran cantidad de Guiones Banales; guiones de «no pienses, otros pensarán por ti».
¿Y qué hacer para salir de nuestro Guión de «no pienses»? Volvamos a nuestro «forofo futbolero» (podríamos escoger otros muchos ejemplos, pero al menos en Europa y también en otras partes del mundo, es el más popular y posiblemente el más fácilmente comprensible). ¿Cómo es posible que personas aparentemente cultas e inteligentes no se den cuenta de que con su aportación económica y presencial lo único que consiguen (aparte de reforzar su Guión) es hacer el juego a unos señores cuyo único interés es el económico (y no me refiero a los futbolistas que juegan al balón). Esa es la fuerza del Guión, capaz de anular, en muchos casos totalmente, la parte racional de una persona y ubicarla en un «flagrante fuera de juego emocional». ¿Qué es lo que necesita nuestra sociedad para librarse de estos que yo llamo «Guiones Colectivos Banales?» (le doy este nombre porque es un Guión donde se puede incluir una gran parte de nuestra sociedad). Pues, participar más. Ser menos espectador y más actor. Por ejemplo, menos ir a «ver» fútbol y practicarlo más, el fútbol u otro deporte (quede claro que no tengo nada contra el fútbol «deporte», más bien al contrario, ya que me encanta practicarlo). ¿Y qué me dice de la TV actual? ¿Hablamos de los programas llamados «basura? O de los de «encefalopatía plana». Ya sabe, los que no hay que pensar, que son la mayoría de
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ellos. Sería mejor ver menos la TV y participar más en actividades sociales, culturales, etc. Piense en actividades que le ayuden a «ser» más como persona.
Hace más feliz el «ser», que el «tener».
Berne también propuso una división de los Guiones atendiendo al tiempo del Guión. Parte de la observación de que muchos de los contenidos de los Guiones (lo que el Guión pide que suceda o no suceda) aparecen y suceden de modo diferente según el momento de la vida de la persona. «El Guión dice lo que hay que hacer con el tiempo que dura la vida.» (J. L. Martorell, 1988). Berne definió seis tipos de Guiones de acuerdo a su estructura temporal (que relacionó con personajes de la mitología griega): 1.
Guiones Nunca – Los mandatos interiorizados le impiden conseguir aquellos objetivos que le permitirían sentirse bien, aquellos que busca y desea con fuerza. «Nunca serás nada.» • Mito de Tántalo.
2.
Guiones Siempre – Las personas se mantienen en un constante realizar y seguir repitiendo aquello que les perjudica y les produce infelicidad (beber, pelear, engañar, infringir la ley, etc.). • Mito de Aracne.
3.
Guiones Hasta que – Obligan a vivir un tipo de vida penosa, ya que sienten que «hasta que», «hasta que...», no lo hagan, fracasarán y llegaran a morir en el intento de cumplir el mandato, y si no lo logran no podrán ser felices. Cuando consiguen el objetivo, la recompensa o premio suele ser decepcionante. • Mito de Hércules.
4.
Guiones Después de – Son Guiones que amenazan con que sucederá algo después de que pase un tiempo o un hecho determinado. «Después de casarte-tener un hijo-comprarte el coche.... seguro que me pasará... → no tendré dinero, tiempo, etc.»
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• Mito de Damocles. 5.
Guiones Una y otra vez – Incluye el «driver» esfuérzate/inténtalo, cuyo origen suele ser el Mandato: «No lo logres», o si lo logras, «No lo disfrutes». Aparentemente, estas personas se esfuerzan en salirse del Guión, pero una y otra vez fracasan. «Casi...» «esta vez casi lo consigo», «lo intentaré de nuevo». • Mito de Sísifo.
6.
Guión de Final Abierto – En estos casos de Guión, éste termina antes de que la persona muera. Son básicamente Guiones banales (se encuentran muchos ejemplos en jubilados y amas de casa). • Mito de Filemón y Baucis.
Para descubrir estos Guiones, un buen sistema es escuchar. Escuchar las palabras con que las personas comentan y hablan de su vida: «siempre...», «nunca...», «casi...», «después de...», «hasta que...». Estas expresiones suelen describir con gran exactitud la estructura de sus propios guiones.
Guiones – C. Steiner Claude M. Steiner, uno de los autores e investigadores más reconocidos en el campo del Análisis Transaccional, hace una aportación muy interesante y de mucha utilidad. Steiner divide los Guiones atendiendo a todo aquello que supone prohibición a la persona: • No Amor. • No Alegría (Gozo). • No Conciencia (Mente). – Guión Sin Amor – (Depresión). Existe un gran número de personas que buscan constante e infructuosamente una relación de afecto y cariño que les satisfaga. El Guión del Desamor se basa en la Economía de Caricias, es decir, en una serie de imposiciones que van dirigidas a la capacidad
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afectiva del Niño. Posteriormente resuenan en la mente de la persona estos mandatos o mensajes que le van a impedir dar, aceptar o pedir caricias (Ley de Economía de Caricias). – Guión Sin Conciencia/Mente – (Locura). Una parte importante de la población vive con el miedo de volverse loca. Volverse loco/a es el exponente máximo del Guión. En la base del mismo están los mensajes desvalorizadores de la capacidad de pensar y de entender el mundo del niño. La sensación de que no se controla su propia vida (no tener voluntad de poder, no saber lo que se quiere, ser perezoso, ser estúpido o estar loco). Se basa en estas imposiciones tempranas que atacan la capacidad de pensar e imaginar el mundo. El Adulto de la persona está desvalorizado. Las transacciones de descuento son la piedra angular de este Guión. – Guión Sin Alegría / Gozo – (Drogadicción). A través de las prohibiciones se consigue el conocimiento y el disfrute del propio cuerpo. Para suplir esas prohibiciones se recurre a las drogas. Esta referencia a las drogas no se centra en las llamadas «autodestructivas», alcoholismo, heroína, etc. El uso de las drogas para alcanzar el bienestar corporal incluye el café, fumar, sedantes, aspirinas, anfetaminas, etc. Normalmente a una edad muy temprana se impide que las personas experimenten con su cuerpo y que lo conozcan, tanto en lo bueno como en lo malo. Si una persona tiene dolor de cabeza, no suele preguntarse: «¿Por qué tengo dolor de cabeza?», sino que se hace la pregunta: «¿Donde están las aspirinas?». Esta suele ser la pauta de todos los que toman drogas. La gente no se pregunta por qué necesita tomar una copa cuando vuelve del trabajo, por qué necesita tomar un somnífero para dormir, o por qué necesita fumarse un cigarrillo para poder concentrarse en la tarea. Si las personas se hicieran estas preguntas y estuvieran en armonía con su cuerpo, no tardarían en obtener respuestas muy sugerentes.
LAS DIEZ LEYES DEL GUIÓN DE VIDA (R. Kertész)
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1. La conducta de los hijos es el mensaje/mandato de los padres (o de otros familiares y la TV) y del entorno social. 2. La forma en que un niño percibe los aspectos positivos y negativos de sus familiares lo condiciona para sus vínculos de futuro. 3. Los asuntos no resueltos de la infancia tienden a reactivarse inconscientemente buscando un cierre que normalmente no se logra. 4. Las conductas polarizadas de los padres u otras figuras parentales tienden a ser imitadas, o bien, sustituidas por lo contrario. 5. El guión de vida es grupal/familiar, en vez de individual. 6. Cuando las conductas parentales son incongruentes, los hijos quedan programados para creer lo que oyen aunque no concuerde con lo que ven. 7. Cuando alguien sale de su guión, el grupo familiar de origen o su nueva familia «escala» (acentúa) conductas para inducirlo a volver al guión grupal. 8. La mayoría de la población se resiste a aceptar el paso del tiempo, el envejecimiento, la pérdida del poder y la futura muerte. 9. El grado de compromiso con la pareja actual depende del grado de autonomía logrado en la familia de origen. 10. La pareja estable que elegimos, tiende a reforzar nuestro guión, tanto en lo positivo como en lo negativo» (y viceversa).
¿Guión o no Guión? Esta es una ya vieja diatriba entre algunos transaccionalistas. La posición más «oficialista» defiende que el Guión siempre es negativo y que lo positivo para una persona es estar libre de Guión; hay otros que defienden distintos planteamientos. Mi teoría es que es imposible, a poco que comprendamos cómo funciona el cerebro, que el Guión no exista. Y si no, ¿dónde se graban los permisos para ser felices? ¿Dónde se ubican las referencias que nos permiten la utilización del
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Adulto y del Niño Natural? Hay, por lo tanto, aunque la definición no parezca muy científica, Guiones malos, regulares, buenos y muy buenos, y de ello dependerá nuestra posibilidad de ser más o menos felices. Pero lo cierto es que ¡Siempre hay Guión de Vida! Y, además, ¡Siempre se puede mejorar!
PLAN DE MEJORA PERSONAL Y PROFESIONAL Si usted quiere descubrir si tiene algún Mandato que está «presionando» su vida de forma negativa, piense si es feliz en todos los aspectos de la vida; profesional, amorosa, sexual, como hijo/a, esposo/a, amigos/as, etc. Si cree que en algún aspecto podría ser más feliz, pregúntese qué se lo impide. Si es algo que depende de usted, pregúntese por qué no lo afronta y lo resuelve. Si no sabe por qué, es posible que sea un Mandato. Analícese y averigüe de dónde procede. Si lo descubre, establezca un plan para cambiar el Mandato. Dése Permisos para superarlo y ser feliz. Qué me decía siempre mi madre: ______________________________________ ______________________________ Qué me decía siempre mi padre: ______________________________________ ______________________________ Otro/a persona: ..................... _________________________________________ ______________________________
Los Mandatos que he descubierto son: _________________________________ ______________________________ Los permisos que quiero darme son: ___________________________________ ______________________________ Ello me permitirá: __________________________________________________ ______________________________
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Para conseguir el objetivo pondré en marcha el siguiente plan: ___________________________________________ ___________________________________________ Fecha inicio: ____________________ Fecha final: ______________________ Control 1o ____________________ Nivel de consecución: _____________________ Valoración final. Objetivo conseguido:
SÍ
NO ¿Por qué?:
LA TERTULIA Eran las ocho treinta de la noche cuando J.J. dio por terminada la sesión. El grupo había estado muy «entregado» y habían seguido –todos sin excepción– con gran interés los temas tratados. En el tema del Guión había habido algunos escépticos y al final de la clase todavía quedaban algunos que no estaban del todo convencidos, pero el resto estaban enormemente satisfechos del «descubrimiento». –Bien –comentó J.J.–, el test del Egograma, como hemos acordado, y con el fin de ganar tiempo, lo haréis en vuestras casas. Por favor, buscad un momento y lugar adecuados, procurad que no os interrumpan. ¿De acuerdo? Bien, ¡un momento! Atención, hoy os voy a poner deberes. –¡Cóooooomo! ¡Más deberes! –comentaron en un amontonado son de sorpresa y apacible protesta. –J.J. –comento Martín–, que yo tengo mucho trabajo esta semana. –Mejor –contestó J.J. Murmullo general. –Bla, bla, blllllabalnann... –¡Atención! Estos son los deberes... Ah. ¡Y es obligado hacerlos! –Se hizo un profundo silencio. J.J. puso gesto de solemnidad y dijo con voz pausada y profunda señalando con el dedo índice–: Ahora ya sabéis muchas más cosas que el primer día, y por eso los deberes que os «impongo» son: que... seáis a partir de
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hoy... un poco más felices. – ¡Ah bueeeeno! Vaaaale, ¡Que cosas tiene, J.J... –todos rieron y se generó un gran alborozo de aprobación. –Bien, J.J. Lo intentaremos –casi grito Martín, gerente de una empresa multinacional fabricante de equipos informáticos. –Martín, en tu empresa, ¿hacéis máquinas?, ¿o sólo lo intentáis? –le contestó J.J. –Captado el mensaje, J.J. ¡Seremos más felices! –respondió Martín haciendo la señal típica de aprobación, señalando con su dedo pulgar. –O.K., Martín. A partir de ahora la palabra intentar, está restringida. ¿De acuerdo? –casi gritó J.J. –¡De acuerdo! –vocearon todos al unísono. Ya estaban todos en la calle; Loreto y Li Man, como de costumbre, se dirijían a La Tertulia, cuando se les acercaron Amparo, que trabaja como responsable de RRHH (Recursos Humanos) en unos afamados Laboratorios y Jaime, que es médico. –¿Qué?, ¿vais al bar? –Sí –respondió Loreto–. ¿Queréis venir? –De acuerdo –dijo Jaime–. Podemos tomar algo y charlar un «ratito». Amparo y Jaime eran dos personas muy comedidas, siempre guardaban las formas, sobre todo Jaime, que era simpático, pero más serio que Amparo, que era de sonrisa perenne. –Bien, Jaime, tú que eres médico –le preguntó Loreto–, ¿qué opinas de los temas que estamos tratando? ¿Estás de acuerdo en todo lo que explica J.J.? –Sí, sí, bastante de acuerdo. Mejor dicho, ¡totalmente de acuerdo! Algunas cosas de las que explica J.J. yo las he estudiado, y Amparo seguro que también. Lo que es muy interesante es ligar estas cuestiones más «físicas» con los aspectos de personalidad y conducta. Yo voy atando cabos y me parece sencillamente genial. –No olvides, Jaime –intervino Amparo–, que Berne también era médico. –Yo estoy muy preocupada, ¡perdón!, ¡rectifico!, estoy pensando en la responsabilidad que tenemos los padres a la hora de educar a los hijos –comentó Loreto, mirando de reojo a Li Man–. Ya sé que la preocupación no es buena. –¡Hay que ocuparse! –dijeron todos a la vez. J.J. lo había repetido tantas veces...
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–Sí –comentó Li Man–. Somos los primeros responsables del Guión de nuestros hijos. –Pero si el guión no es de «triunfador», tampoco somos los culpables – comentó Amparo. Yo tengo dos niñas y el tema también me afecta bastante. Estoy segura que voy a cambiar algunos de mis comportamientos y mensajes a mis hijas, ¡seguro! –A ver qué resultado nos da el test del Egograma –comentó Jaime. –A ti seguro que te sale un Adulto enorme –sentenció Amparo. –Sí, seguro –apostilló Loreto. –¿Por que estáis tan seguras? –preguntó Jaime, con una sonrisa. A veces las apariencias engañan. Igual no soy lo que parezco. Tomó la palabra Li Man: –Yo creo que Jaime también es bastante Padre Protector. –Es decir –terció Loreto–, un médico que escucha y protege. De éstos hay pocos –concluyó–. Te lo digo yo. Los cuatro estaban muy a gusto con la conversación. Tomaron algunas «tapas», y ya consideraban que habían cenado. –¿Alguien tiene prisa? –preguntó Li Man, mirando de reojo a Loreto. –Yo no –dijo Jaime–. En mi casa están acostumbrados a que llegue tarde. La verdad es que trabajo más horas que un reloj–. Jaime notó cómo las miradas de sus compañeros le «presionaban»–. Pero me lo estoy replanteaaaaaaando... No puedo seguir así toda la vida. –A ver si es verdad –le espetó Amparo–. Porque ese es un mal de muchos médicos. Creo que sois un poco «ambiciosillos». –No creo que ese sea mi caso. Las cosas vienen así –parecía una justificación más que una explicación de Jaime–. Si quieres ser un buen profesional, tienes que dedicar mucho esfuerzo y sacrificio, eso lo sabéis muy bien, y además yo tengo un problema, ¡perdón!, ¡rectifico! Lo que sucede es que yo no sé decir que no y eso me acarrea este ritmo de vida. ¡Tengo que cambiar el chip! ¡Lo cambiaré! –Pues ya sabes lo que tienes que hacer. ¡Actuar! Eran casi las doce; Loreto miró el reloj y comentó: –¡Qué lástima! Yo tengo que marcharme. –Sí –aprobó Li Man mirando también su reloj–. Son casi las doce. Hay que ver ¡cómo pasa el tiempo!
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–Yo lo he pasado muy bien –comento Amparo. –Es un lugar muy agradable –remarcó Jaime. –Loreto, ¡lo prometido es deuda! Hoy te llevo a tu casa. –Muy bien –comentó Amparo–. Yo había quedado en llevar a Jaime. –Bien, todos arreglados –concluyó Loreto. Li Man conducía más despacio de lo normal, mientras Loreto le explicaba que iba a estar tres días de viaje, por lo que no podría asistir a la próxima reunión del grupo antes del seminario. Li Man se sintió contrariado. Pero cambió de semblante cuando Loreto le dijo: –Li Man, ¿puedo llamarte por teléfono un día de estos en que voy a estar de viaje? –¡Sí!, sí, sí... claro, ¡faltaría más! ¿Por qué no me llamas todos los días? O si me das un número donde pueda llamarte, te llamo yo. –Gracias, Li Man. Yo te llamaré. ¿Te parece bien a partir de las diez de la noche? –Perfecto. Cuando lleguemos a tu casa te doy mi número de teléfono... Por cierto, Loreto, ¿dónde vas exactamente? –Perdona, no te lo había dicho. Voy a Milán, es por cuestión de trabajo. No me hace mucha gracia, pero es para asistir a un seminario de formación sobre nuevas tecnologías relacionadas con mi trabajo y parece muy interesante. Tú siempre dices que la formación es «importantísima», ¿no? –Sí, sí, por supuesto, ¡muy importante! Sin formación no hay desarrollo. –Mira aquélla es mi casa – le indicó Loreto–. Quinto piso, segunda puerta, es tú casa... –Gracias, Loreto, a ver si un día me invitas. Loreto quedó en silencio, le miró de una forma extraña y finalmente contestó: –¡Seguro! ¡No lo dudes! Hoy no es posible... –Lo entiendo, Loreto, lo entiendo... –Bien, pues hasta el próximo día. –Loreto se acercó a Li Man, apoyó su mano derecha en el hombro de éste y le dio un cálido y reposado beso en la mejilla. Mucho más de lo que Li Man esperaba. Loreto tenía un Niño Natural muy grande. Era alegre y espontánea. Aunque Li Man sabía que Loreto no era feliz. –Gracias, Loreto, espero tu llamada. Que tengas un feliz viaje. Y acuérdate un poquito de mí, ¿vale?
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–Igualmente –respondió Loreto–. Los buenos amigos nunca se olvidan... Loreto bajó del automóvil y se dirigió con su habitual y alegre caminar a su casa. Li Man esperó a recibir el último adiós de Loreto desde el portal de su casa. Una vez que la perdió de vista, suspiro profundamente, se recostó en el asiento del coche y empezó a pensar... «¡Bueno, no voy a pasarme toda la noche aquí parado!» Arrancó su coche y se dirigió a su casa. Li Man asistió a la reunión que el grupo tenía programada entre sesión y sesión del seminario. Tomó buena nota de todo lo que se había comentado, pues quería explicárselo a Loreto cuando hablase con ella por teléfono. Eran las diez de la noche y Li Man estaba mirando su teléfono. En un mueblecito al lado de la TV, éste no se hizo esperar y sonó el primer Riiiiiiiiiiiiinnnnnng. –¿Loreto? –¿Cómo sabías que era yo? –preguntó Loreto –Pues porque lo sabía; además, no tengo a nadie para que me llame. Salvo tú, ¡claro! ¿Cómo te va todo? –preguntó Li Man con inusitado interés. –Muy bien, muy sola, pero muy bien. –Pero ahora no estás sola, yo estoy contigo. –La verdad es que me hace ilusión poder hablar contigo a pesar de estar tan lejos. Loreto y Li Man estuvieron hablando un buen rato. Los dos siguientes días, Loreto llamó a Li Man puntualmente a las diez, y el último día quedaron para que Li Man pasara a recogerla por el aeropuerto ya que el avión tenía la llegada a última hora de la tarde y Li Man podía hacerlo perfectamente. Li Man no quiso preguntar por qué su marido no iba a recogerla. No quería ni pensar en el marido de Loreto El encuentro en el aeropuerto fue motivo de una no disimulada gran alegría para los dos. Loreto estaba muy a gusto con Li Man, pero estaba muy cansada y tenía ganas de llegar a casa y ver a su hijo y descansar. Li Man la entendía muy bien. Él también había viajado mucho, en otros tiempos y en otros lugares...
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• El día del seminario había llegado de nuevo. Todos los participantes estaban intercambiándose información sobre los resultados del Egograma. La mayoría estaban de acuerdo con los resultados del test, aunque antes de cumplimentarlo, muchos no creían que el resultado iba a ser el que había arrojado el test. Loreto y Li Man habían quedado en la calle y se habían incorporado juntos a la clase. Muy cerca de ellos se sentaron Amparo y Jaime. Jaime no quería mostrar el resultado de su test y Amparo le estaba criticando su falta de confianza. –Cuando J.J. explique y nos ayude en la interpretación del test, te lo enseño, ¡seguro!, ¡te lo prometo! –¡Parece un niño! –comentó Amparo a Loreto y a Li Man–. ¿Qué le habrá «salido» que no quiere enseñarlo? –Un Padre Crítico así de grande –dijo Loreto abriendo los brazos. –¡Sileeeencio! –sonó la clara y potente voz de J.J.–. Bien, ya estamos aquí de nuevo. ¿Todos habéis completado el Egograma? –Sííííííííí –dijeron todos a la vez. –De acuerdo. ¿Os parece bien que iniciemos la sesión analizando los resultados de cada uno de vosotros? Os hago la siguiente propuesta: que cada uno de vosotros y vosotras vaya informando al grupo de la puntuación de cada estado del Yo y el resto del grupo le dará feed-back, comentando su opinión de si coincide su visión con el resultado del test. –Bien, ¿de acuerdo? –Todos dieron su asentimiento. –Bien, empezamos por mi derecha –y J.J. señaló a Marga, la ATS. Marga con su simpatía habitual, comentó: –Mi puntuación en el Pc ha sido de... Uno a uno fueron exponiendo los resultados del test. Fue una tarea divertida y seria a la vez. A algunos no les gustaba cómo sus compañeros y compañeras les veían. «Es muy importante saber qué piensan de ti los demás. Estés de acuerdo o no, así es como te ve “el mundo”, y eso es lo que cuenta a la hora de relacionarte.» Repetía una y otra vez J.J. Se hicieron los comentarios y aclaraciones oportunas por parte de J.J. y al final cerró el tema.
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J.J. tomó la palabra: –Hoy trataremos dos temas muy interesantes, son dos nuevas herramientas del A.T.: El Mini-Guión, o los Impulsores de la Personalidad, y la Posición Existencial frente a la vida. Estoy seguro que os van a interesar enormemente los dos temas. ¡Empecemos! J.J. miró durante unos segundos la primera hoja de los apuntes de su «libro sin publicar»; miró fijamente casi uno por uno a todos los participantes, el silencio era absoluto. «El Mini-Guión es...
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8 El Mini-Guión ¿Qué viento dirige mi vida, que me arrastra a la deriva?
LOS IMPULSORES DE LA PERSONALIDAD El Mini-Guión es el concepto original (no muy acertado) creado por Taibi Kahler y Hegdes Capers, que establece y revela cómo y por qué mecanismos o procedimientos, con bastante asiduidad, incluso varias veces al día, consolidamos nuestras creencias sobre nosotros mismos y sobre los demás confirmando e impulsando el Guión. El Mini-Guión tiene su origen en los mensajes/mandatos condicionados que impulsan a la persona hacia una actitud y conducta determinada frente a la vida. A diferencia del Guión que determina qué es lo que la persona hará a lo largo de su vida, en qué trabajará, con quién se casará, será un perdedor o un triunfador, etc., el Mini-Guión determina cómo lo hará. Y lo hará en base a seis mensajes/mandatos básicos; por lo tanto, todo lo que haga para confirmar el guión lo hará: siendo perfecto, complaciendo a los otros, trabajando mucho y duro, siendo fuerte, muy deprisa o con mucho temor.
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A partir de este momento limitaremos el uso del término Mini-Guión, ya que una vez explicado el concepto se observa que el nombre no está muy en consonancia con la definición que tras la explicación puede interpretarse, ya que no se trata de un guión pequeño, sino de un elemento integrante complementador del mismo, que le confiere una particularidad determinada. Me parece más acertado el término «Impulsores de la Personalidad» o «Drivers». (Conductores de la Personalidad, traducido del inglés.) Esta es la historia de Luis y Jaime: Luis es médico, Jaime también. • Luis nació en el seno de una familia de ideas muy estrictas en todos los aspectos de la vida. Su padre, recientemente jubilado, había desempeñado la profesión de contable en una gran empresa. En su profesión, las cosas, como las cuentas y los números, debían estar siempre muy claros. El padre de Luis todavía conservaba las ideas de los antiguos contables, «cada numerito en su cuadrito», y además con una caligrafía perfecta. El padre de Luis siempre vistió impecablemente y no consiente que en su casa exista el mínimo desorden. La mamá de Luis, aunque también amante del orden, no llega a los extremos de su marido, por eso, en algunas ocasiones, el papá suelta alguna reprimenda a la mamá, incluso delante de sus hijos. En casa de Luis todavía están guardados en un armario todos los juguetes que le han regalado desde el día de su nacimiento. Todos en sus cajitas, todos en orden, todos funcionan... ¿Adivina cuál es la especialidad médica de Luis? • Jaime nació y se educó en el seno de una familia modesta, su padre era vendedor de productos de droguería y su madre trabajaba en dos sitios con el fin de ayudar a que sus dos hijos pudiesen estudiar una carrera. El padre de Jaime (recientemente jubilado) es un hombre abierto y muy trabajador, constantemente hacía alarde de los muchos kilómetros que debía recorrer a lo largo de cada semana y lo «fuerte» que se debía ser en esa profesión; «hay que ser fuerte y tener reflejos», solía decir. La madre de Jaime iba siempre de «bòlit» (super ocupada), con dos niños y dos trabajos. «Jaime, date prisa»,
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era la cantinela de cada día. No había tiempo para nada, si Jaime se entretenía y hacía esperar a su madre, ¡bronca al canto! Si por el contrario, Jaime no hacía esperar a mamá, ésta solía decirle: «Así me gusta hijo, que no hagas sufrir a mamá», y le daba un beso en su rubia cabezita. De los juguetes mejor no hablar... ¿dónde están? Bueeeeeennooooooo. ¿Adivina cuál es la especialidad médica de Jaime? Seguramente se ha acercado, si no acertado plenamente, a las especialidades de Luis y Jaime: Luis ejerce de «microcirujano estético». Perfeccionismo y meticulosidad para satisfacer al cliente. Pero el objetivo inconsciente y el que le da fuerza para seguir con entusiasmo en su profesión, no es la «satisfacción de sus clientes». Todavía resuenan en su mente las «recomendaciones» de su padre. Él también es muy exigente consigo mismo y con sus colaboradores y colaboradoras. Quien no es perfecto/a, no puede trabajar en su equipo. Jaime es «médico de urgencias»de un gran hospital. La fortaleza y la rapidez necesarias para salvar vidas. Ya se puede imaginar de dónde sale la fuerza de Jaime para seguir año tras año en el servicio de urgencias. Al igual que le pasa a Luis, los «mandatos» de sus padres guían su forma de actuar en la vida. ¡Ah!, se me olvidaba, Luis tiene como hobby el miniaturismo y Jaime es aficionado a las carreras de motos y también practica el parapente. Interesante, ¿no? ¿En todos los casos sucede igual que en el de Luis y Jaime? ¿Los niños siguen al pie de la letra los mandatos de sus figuras de autoridad? No, no siempre es así; como comentábamos en el capítulo sobre el Guión de Vida, en ocasiones el niño «relativiza» estos mandatos, es decir, les quita importancia o valor y su afectación en la vida adulta es menor. En algunos casos, el mandato produce el efecto contrario, es decir, el niño/a no lo acepta por las razones que fuere, y así como se le va repitiendo una y otra vez, el niño/a va reforzando su disposición a, justamente cuando sea mayor, hacer todo lo contrario (implementación ¿recuerda?). Es el caso de Jesús.
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Jesús era pediatra, al igual que su padre y su abuelo. A Jesús, antes de nacer ya le habían decidido su futuro: será pediatra, como su padre y su abuelo. Ya estaba decidido, ¡menuda suerte la de Jesús! No tendría que preocuparse, todo estaba decidido, aprendería y realizaría prácticas con su padre y posteriormente heredaría su consulta. ¡Menudo chollo!
Jesús estudió medicina y se especializo en pediatría, ejercía su profesión con eficacia y su trabajo era reconocido positivamente, pero... Pero un día Jesús llegó a su consulta desencajado y muy asustado, estaba abatido. «He matado a un niño», explicó a sus colaboradores; éstos se quedaron de piedra, ¿dónde ha sido?, ¿cómo ha sido? Jesús no podía dar ninguna información concreta, sólo sabía que «había atropellado con el coche y matado a un niño». Sus colaboradores llamaron a todos los hospitales y ambulatorios de la ciudad, también llamaron a la policía, nadie tenía noticias de un accidente donde hubiese estado implicado un niño, ni aquel día ni en días anteriores. Jesús entró en una fuerte crisis y pidió ayuda a un psicólogo. Para terminar la historia, Jesús nunca mató a un niño, porque Jesús nunca había tenido ese accidente.
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Después de una breve psicoterapia, Jesús descubrió que lo que quería ser de verdad profesionalmente no era pediatra, ¡quería ser informático! Jesús nunca mató a un niño, pero sí que «mató» (¡por fin!) una profesión que no deseaba ejercer. ¡Qué mecanismos tan poderosos tiene el cerebro para romper, en un momento dado, años y años de enganche a un mandato que desde la primera infancia se pretendió grabar en la mente de un niño! Hoy Jesús es un magnífico profesional informático y un hombre feliz. Como resultado de muchas investigaciones y análisis en las ciencias de la conducta, se ha podido constatar que el resultado de los diferentes mandatos, mensajes, ejemplos, etc., que el niño/a recibe en su infancia, va determinando decisiones comportamentales que influirán poderosamente sobre la forma de hacer en la vida. Estas formas de comportamiento se pueden agrupar en seis tipos de manifestación de las mismas. A estos mandatos, en términos de A.T., como he indicado anteriormente, se les denomina Drivers (conductores en lengua inglesa), o Impulsores de la Personalidad (o del Guión). Al igual que el guión determina qué seremos en la vida, los Drivers van completando o, mejor dicho, llenando de contenido el programa con el que se manifestará en muchos aspectos la persona. Y ya a lo largo del transcurrir de su vida, irá buscando (inconscientemente) situaciones para confirmar, y sobre todo confirmarse, que «las cosas son así». Este proceso lo explicaré con más detalle un poco más adelante.
LOS SEIS MENSAJES IMPULSORES DEL GUIÓN SON:
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«Llorar es de mujeres.» «Si cedes te comen.» ¡Hay que conseguirlo, sea como sea! ¡A mí que no me vengan con llantos! Aquí la tendencia es a ocultar las emociones, sobre todo las que puedan significar «debilidad»: miedo, tristeza, ternura y también a no pedir ayuda. Tienen dificultad para trabajar en equipo, ya que quieren imponer sus criterios y puntos de vista.
«Las cosas se han de hacer bien, cueste lo que cueste.» «Lo importante es que esté bien hecho.» Se confunde la exactitud y la precisión con el «detallismo inútil». El «Sé perfecto» sufre constantemente, porque es muy difícil que todo a su alrededor esté perfecto. Tienen dificultades en conseguir algunos objetivos, ya que su perfección les lleva a la «parálisis por el análisis».
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«¡Date prisa!» «¡Si no eres rápido/a nunca conseguirás nada en esta vida!» ¡Siempre te tenemos que esperar!» En este Impulsor subyace, en muchas ocasiones, el «No podrás terminar a tiempo.» Este mensaje es una descalificación interna, por lo que la persona se apresura más y normalmente comete errores, con lo que aún pierde más tiempo; por lo tanto ¡hay que ir más deprisa!
«No seas egoísta, primero piensa en los demás.» «Si no eres buena/a, irás al infierno.» El mensaje interiorizado suele ser: «No eres suficientemente bueno/a.» Y para serlo, hay que complacer a los demás. Se olvidan de ellos/a, primero los demás. Ponen cara de «pura bondad». En los demás, valoran la bondad por encima de todo. «Es muy bueno/a.»
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«En esta vida lo que no cuesta esfuerzo, no merece la pena.» «No lo conseguirás, pero inténtalo.» Aquí subyace el mensaje: «No vas a poder, yo no lo conseguí, pero inténtalo.» Suelen hacer cosas para no ser eficaces. No se planifican las actividades, se ponen objetivos poco claros y muy difíciles de conseguir. Los padres y madres con este impulsor, valoran más que sus hijos trabajen que se diviertan: «Nunca serás nada en la vida.»
«Ojo, ¡No te fíes!» «Antes de actuar, piénsalo dos veces.» «¡Fíjate antes de hacer las cosas!» «Mira antes de cruzar la calle.» Aquí hay no sólo indecisión, sino que también existen miedos. Estos miedos pueden ser distintos en cada persona, pero sobre todo al reproche: «Ves, ¡ya te lo decía yo!» Este reproche es muy hiriente para muchas personas, es un
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«descuento» que desestructura su personalidad.
Algunos autores no contemplan el último de los Impulsores –«Ten Cuidado»– que hemos relacionado; no obstante, puedo asegurar que es fácilmente observable en las conductas de muchas personas. Es probable que algunos autores ya lo hayan descubierto e incorporado a sus teorías. Tener interiorizados estos Drivers ¿es bueno o malo? Todas las personas tenemos interiorizados, en mayor o menor grado, estos Impulsores. Los Drivers pueden estar más o menos interiorizados y tener una determinada influencia en la persona en función de la existencia, o no, del mandato o de la fuerza del mismo. Si no existen mandatos, la tendencia será a mantenerse en una zona intermedia, lo que significa una mayor autonomía y una utilización más «adecuada» de los estados del Yo. Ahora vamos a ver cómo está usted de «autoconocimiento», y para ello le propongo un pequeño juego. Analice la siguiente lista de los Impulsores; en cada uno de ellos he señalizado un comportamiento «central», sería la utilización en su justa medida, y una desviación hacia la derecha y otra hacia la izquierda, son los extremos de cada impulsor y, por lo tanto, determina un continuo desde el centro. Como le decía, analice cada Impulsor y haga una señal allí donde usted crea que se ubica su comportamiento. Más adelante le propongo un test sobre los impulsores; una vez que haya realizado el test, compare el resultado con las anotaciones que hizo en esta relación.
ANÁLISIS DEL SENTIDO DE LAS DESVIACIONES
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¿Cuándo es bueno el Driver? El Driver es «bueno» cuando no dirige nuestra vida. Cuando actúa de forma flexible a petición del Adulto (recuerde, nuestra parte racional) y no nos obsesiona ni nos obliga constantemente a demostrar que lo realmente importante es «ser fuerte», «ser perfecto», «ir deprisa», etc. El Driver es bueno cuando nos
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sirve para que el mundo no se nos «trague» por excesivamente débiles, o lentos, o imperfectos, etcétera.
¿Cuándo es malo el Driver? El Driver es «malo» cuando dirige nuestra vida y valoramos en exceso, tanto exigiéndonos a nosotros mismos como a los demás, el seguir al pie de la letra el mandato del Impulsor. Cuando somos prisionero/as del mismo o de los mismos. Por ejemplo, pensar que aquello que no se hace deprisa o con mucha rapidez ya es una pérdida de tiempo, o nos las apañamos constantemente para tener que correr para llegar a los sitios a tiempo. Un gran problema que plantea un Driver fuertemente interiorizado es que todo lo no coincidente con él pierde valor a nuestros ojos, y juzgamos las cosas, los hechos y las personas, en función de si se acercan más o menos a nuestro Driver. Esto se manifiesta con consecuencias, a veces graves, en la escuela y sobre todo, en la empresa, donde los jefes valoran más positivamente a los colaboradores que sus conductas coinciden con sus Drivers. Por ejemplo, un jefe Date Prisa, valorará mucho mejor a un colaborador «rápido» que a uno «perfecto», aunque el resultado comparativo final en cuanto a eficacia sea mayor el del colaborador Sé Perfecto. Esto es grave. Los seis impulsores del Guión en su «justa medida» son buenos y necesarios. ¿Le interesa saber hasta dónde tiene interiorizados los mandatos del Mini-Guión? Le propongo la realización de un test muy interesante. Este, como todos los test que encontrará en este libro, son test que personalmente he ido adecuando con el tiempo para darles un máximo de fiabilidad. Si usted contesta de forma sincera, el test le dará una información acerca de sus impulsores muy interesante y fiable. Lea con atención cada párrafo, una vez que lo haya comprendido puntúe sin pensarlo demasiado. Recuerde, las puntuaciones son: 0 – 2 – 4. El 1 y el 3 no se utilizan. Insisto, lea el significado de lo que supone puntuar 0, 2 o 4. Si alguna situación de las descritas no se ajusta a circunstancias que se puedan dar en su vida, puntúe según crea que haría en dicha situación.
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CUESTIONARIO DE DRIVERS (J.M. Opi) 4 Sí. Esto me pasa casi siempre, generalmente soy así. O es así. 2 De vez en cuando. Esto me ocurre. Suelo a veces ser, actuar o pensar así. 0 No. No soy así. Casi nunca pienso o me pasa esto. puntuación 1.
Tiendo emocionalmente a ser frío/a y calculador/a.
2.
Muchas veces digo sí, aunque me gustaría decir no.
3.
Cuando me equivoco, normalmente me siento muy mal.
4.
Suelo hablar muy rápido, a veces no me entienden.
5.
Tiendo a iniciar cualquier actividad para dejarla pronto.
6.
Prefiero invertir el tiempo que sea, antes que equivocarme al tomar una decisión.
7.
Me cuesta expresar mis sentimientos.
8.
Paso vergüenza ajena cuando alguien tiene conductas ridículas, groseras o insultantes.
9.
Me considero una persona detallista, cuidadora de las pequeñas cosas.
10.
Siempre tengo muchas cosas para hacer y casi nunca llego a todo.
11.
Me cuesta trabajo expresarme y transmitir a otros/as mis ideas y mis puntos de vista.
12.
Antes de firmar algo hay que pensarlo muy bien, sea lo que sea.
13.
Es muy difícil que pida ayuda.
14.
Hago míos los problemas ajenos.
15.
Suelo ser exigente conmigo mismo/a y con los demás.
16.
Tiendo a dejar a medias algo (libro, trabajo) para empezar otro nuevo.
17.
Mis jornadas de trabajo son de más de ocho horas.
18.
El avión me da mucho miedo. Si puedo, viajo en tren o en coche.
19.
Las personas que se lamentan no me gustan nada. (Yo nunca me lamento.)
20.
Disfruto ayudando a los demás.
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21.
Mis cosas personales tienden a estar bien arregladas y en su punto.
22.
Me comprometo a demasiadas cosas.
23.
Suelo dejar muchas cosas sin terminar. Quiero abarcar demasiado.
24.
Antes de comprarme una prenda de vestir, me cuesta mucho decidirme.
25.
Me siento molesto/a cuando alguien expresa los sentimientos.
26.
Confío más en los otros que en mí mismo/a.
27.
Si no tengo todos los datos, me cuesta mucho tomar decisiones.
28.
Me cuesta estar tranquilo/a sentado/a.
29.
A veces me doy cuenta de que me marco metas imposibles.
30.
En las cosas de casa prefiero que decida mi marido/esposa.
31.
Tengo fama de duro/a y cerebral (o creo que soy así).
32.
Sonrío aunque no tenga ganas.
33.
Soy amante del orden y de las cosas bien hechas, cueste el tiempo que cueste.
34.
Suelo llegar tarde a los sitios.
35.
Valoro mucho más el esfuerzo y el tesón que la creatividad o la inteligencia.
36.
En mi trabajo, prefiero que las decisiones importantes las tomen otros.
37.
El arte, pintura, música clásica, son materias para gente algo «pija».
38.
Me comprometo a hacer cosas que no quiero o no me gustan.
39.
Soy muy cuidadoso/a con las comidas.
40.
Me molesta mucho tener que esperar.
41.
En esta vida no se consigue nada si no te esfuerzas mucho.
42.
Cuando veo jugar a los niños, me da miedo de que puedan hacerse daño.
43.
Soñar es una forma clara de perder el tiempo.
44.
Ayudo muchas veces sin tener ganas.
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45.
Cuando me equivoco me enfado conmigo mismo/a, y no me lo perdono fácilmente.
46.
Conduzco y hago las cosas deprisa. Hoy la rapidez es un valor muy importante.
47.
Tengo fama de ser muy inconstante.
48.
Con los bebés hay que extremar la precaución cuando comen, pueden ahogarse.
49.
Controlo bien las situaciones difíciles.
50.
Me preocupo mucho cuando no caigo bien a alguien.
51.
Tengo fama de ser una persona bien organizada y amante del orden.
52.
Me considero una persona nerviosa, intranquila.
53.
Lo doy todo al máximo (tiempo y esfuerzo), por la empresa en la que trabajo
54.
Me gusta conducir despacio y los deportes sin riesgo.
55.
Soy persona que siempre cumplo mi palabra aunque esté equivocado/a.
56.
Me considero una persona tímida.
57.
Creo que soy demasiado/a escrupuloso/a en exigirme hacer todo bien.
58.
Me agradaría tener más tiempo.
59.
Yo me esfuerzo, pero me cuesta trabajo que me entiendan lo que quiero decir.
60.
Cada año me cuesta decidir donde ir de vacaciones.
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REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LOS IMPULSORES DE LA PERSONALIDAD
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¿Qué tal? ¿Cómo ha ido esa puntuación? Sería interesante que la puntuación de cada Driver estuviese ubicada entre las líneas discontinuas del gráfico, en la zona sombreada. Si es así, significa que usted hace las cosas de la vida con un ritmo y un criterio generalmente acertado. Por lo tanto, si su Guión es de Triunfador, es decir, sabe qué debe hacer para triunfar y además, lo hace (Mini-Guión) de la manera o forma acertada. Si usted no ha triunfado, lo hará, ¡seguro! Claro está, salvo que usted mismo/a se haya engañado con algunas respuestas a los test no totalmente ciertas. ¿Qué sucede si algunas de sus puntuaciones hacen que algún Driver se salga de la zona sombreada? De entrada no se preocupe ¿recuerda el tema de las preocupaciones? Hay que ocuparse; ¿y cómo?, pues muy sencillo: supongamos que usted se ha «pasado» en el Sé Perfecto y en Date Prisa, ya que el resultado del test arroja veintiocho puntos a cada Impulsor. ¿Qué hacer? ¡Dios mío, qué situación! Empecemos con el Sé Perfecto. El resultado de la puntuación, veintiocho puntos, es como consecuencia de los puntos que usted asignó a los ítems/preguntas números 3, 9, 15, 21, 27, 33, 39, 45, 51 y 57. Revise de nuevo las puntuaciones, y si está de acuerdo en los puntos que asignó a cada ítem, plantéese un objetivo de mejora en aquellos a los que asignó más puntos (4). Supongamos
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que es un/a maniático/a del orden; cuando algo no está como a usted le gusta se siente mal y a veces, se enfrenta con sus hijos, hermanos, empleados, etc., por esta razón. Póngase como objetivo el relativizar el valor que tiene el orden en su vida, no deje que ello sea el motivo para que algunas relaciones se deterioren y ello le haga sentirse mal.
Piense que el orden, sólo es el caos en reposo.
Dése permisos para relativizar o cambiar el Driver. Por ejemplo, cada noche antes, de acostarse, escriba en una libreta una frase corta, como las del ejemplo o parecida, donde se dé este permiso o potencie ese cambio: – «Un exceso de orden también es negativo.» – «No todos deben ser tan ordenados como yo.» – «El orden es importante, pero hay cosas que lo son más.» Actúe de igual forma con el Driver Date Prisa o con cualquier otro que usted considere interesante reducir o potenciar. Por cierto, si su caso es como el del ejemplo (elevado Sé Perfecto y Date Prisa) tiene el estrés garantizado, ya que, convendrá conmigo, que hacer las cosas muy bien y muy deprisa no es precisamente la mejor forma de «ir por la vida». Aunque lamentablemente, y basado en la fiable y contrastada información de que dispongo, en la gran mayoría de empresas, esta es la mayor exigencia, junto con el Sé Fuerte, para los directivos. En muchas empresas se puede «cortar el ambiente con un cuchillo». El estrés se respira por todos los rincones. El personal tiene «cara de velocidad». La somatización del estrés y la ansiedad es palpable a la vista de cualquier observador. Los rictus de la cara, el temblor de muchas manos, los tics extraños, las continuas racionalizaciones e intelectualizaciones en la toma de decisiones y en los razonamientos contaminados, hacen de la mayoría de estas empresas y organizaciones entidades donde las posibilidades de aportar algún grado de felicidad a sus integrantes es muy, pero que muy difícil.
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Un panorama realmente triste, en el que, por suerte, hay algunas excepciones. Excepciones normalmente aportadas por hombres y mujeres excepcionales, los cuales se han dado cuenta de que entre los caminos que tienen las empresas para conseguir sus objetivos, está también el del «humanismo bien entendido». Donde el Padre, Adulto y Niño, en sus aspectos positivos, presiden la actividad de la organización, siendo estos directivos los primeros en dar ejemplo de equidad y buen comportamiento. Como todavía nos quedan bastantes aspectos del A.T. por tratar y que guardan relación con el comportamiento, volveremos a comentar cuestiones relacionadas con las empresas, sus directivos y empleados. Detectar los Drivers de las personas con las que nos relacionamos tiene su dificultad, pero si se es observador la tarea no es imposible. Cierto que el diagnóstico no es tan claro de identificar como nos plantean algunos autores, y ¿por qué? Pues porque la mayoría de las personas, como usted habrá podido comprobar si ha realizado el test, no son dirigidas por un solo Driver, todos tenemos, en mayor o menor medida, algo de cada Impulsor. Lo que sí es cierto es que probablemente haya uno o dos que «dominen» a los demás, ello quiere decir dos cosas: a) Que daremos más importancia a las cuestiones relacionadas con estos Impulsores. b) Que estaremos más tiempo involucrados en estos que en otros Impulsores. M.H. es Directivo de una gran empresa, es una persona en el que predominan el Sé Perfecto, el Date Prisa y el Sé Fuerte, por este orden. Es una persona muy ordenada y siempre va con prisas a los sitios. ¿Cuál es el resultado final? M.H. está habitualmente algo estresado (es normal), pero ha conseguido controlar los aspectos más negativos de los tres Impulsores. Con mucho esfuerzo, ¡por supuesto! Y ahora, por ejemplo, no prefiere la cantidad a la calidad. Sabe escuchar. Lleva su coche limpio, pero no es un maniático de la limpieza. Sonríe con facilidad. A modo de orientación, estas son algunas característica de los diferentes Drivers: DRIVER
PALABRAS - TONO
GESTOS - POSTURAS De severidad, de transcendencia. Levanta el
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Sé Perfecto
Obviamente. Eficazmente. Completamente Tono: Exigente Controlado. Firme.
Sé Fuerte
¡Ni hablar! ¡A mí qué me cuentas! Sin comentarios. Déjate de rollos. No me importa. Hay que aguantar. Yo me las apaño solo. No necesito a nadie. Tono: Imperativo. Duro. Monótono.
Brazos cruzados. Manos rígidas. Puños cerrados. Cruzado de piernas. Sonrisa por un lado de la boca. Hace movimientos rápidos, al darse la vuelta, al levantarse, etc.
Date Prisa
Vale. ¿Qué más? No tengo tiempo. Hay que apurarse. ¡Me hierve la sangre! Tono: A veces tembloroso. Se atraganta al hablar.
Ojos movedizos. Inquieto cuando está sentado/a. Mueve las piernas. Golpea con los dedos. Entra, sale, va, viene.
Complace
Por favor. Cómo no. Sí, por supuesto. Lo que a ti te parezca. Faltaría más. Tono: Suave. Envolvente. Suplicante. Lloriqueante. Habla con los labios.
De asentimiento (cabeza arriba y abajo). Manos extendidas. Cabeza inclinada. Desvía la mirada. Posturas de sumisión. Manos en o entre las rodillas.
Esfuérzate
Lo intentaré. Esto es muy difícil. Eso cuesta mucho. Ya veremos... Veré lo que puedo hacer. Hay que esforzarse. Ya no puedo más. Estoy agotado. Uffff. Tono: Tembloroso. Intranquilo.
Inconcretos. Ceño fruncido. Emite muchos «resoplidos». Encorvado. Derrotado.
Ten Cuidado
Ya veremos. Tengo que pensarlo. No tan deprisa. Miraré en otro sitio. No corras. No te fíes. Asegúrate. Tono: Transcendente. Inseguro. Temeroso.
Manos rechazando. Movimientos de la cabeza derecha e izquierda. Ceño fruncido. Aprieta los labios. Piernas escondidas debajo de la silla. Hecha el cuerpo hacia atrás.
índice. Se rasca la cabeza. Cuenta con los dedos. Hace un círculo con el dedo índice y pulgar.
Es cuestión de mucha observación. La observación requiere tranquilidad y serenidad (ninguna de las dos cuesta dinero) y sobre todo, huir de las ideas preconcebidas sobre los «otros».
Cuando algún Driver esta sólidamente instalado, la persona mira, evalúa, valora las personas, las cosas, las actitudes, etc., a través de sus Drivers; no puede resistirse. Así, si usted es observador/a, podrá escuchar cuando se habla, por ejemplo, de lo mal que van las cosas en el mundo, cómo cada persona ve la solución a través de su driver: Sé Perfecto:
«Hoy sólo se hacen chapuzas. Si todos hiciésemos las cosas bien...»
Esfuérzate:
«Hay mucha gente que vive del cuento y este es el problema, la gente sólo piensa en disfrutar y no trabajar...»
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Complace:
«Falta solidaridad, el egoísmo esta arruinando al mundo.»
Date Prisa:
«La gente no se mueve, se produce muy poco, siempre están perdiendo el tiempo.»
Sé Fuerte:
«La gente se queja por nada, si me dejasen mandar a mí...»
Ten Cuidado:
«La gente esta loca, todo el mundo va al tum-tum (sin rumbo).»
Si se habitúa a la observación, verá cómo con el tiempo su intuición irá aumentando y sus aciertos son mayores. No obstante, nunca se fíe totalmente de su intuición; si puede, haga comprobaciones, vuelva hacer la misma pregunta u otra parecida, observe de nuevo, con más detenimiento, las palabras, los gestos, etc. Ya que hablo de la intuición, no quiero dejar pasar la oportunidad de explicar algo muy interesante que se cuenta de Eric Berne. Cita de su amigo Claude Steiner: Durante casi diez años, Eric Berne estuvo investigando acerca de la intuición. Empezó a interesarse en el tema cuando siendo psiquiatra del ejercito y teniendo que licenciar a cientos de soldados todos los días, imaginó un pequeño juego para entretenerse. El juego consistía en adivinar la profesión del soldado después de que éste hubiera contestado a estas dos preguntas: «¿Está usted nervioso?» y «¿Ha ido a ver un psiquiatra alguna vez?». Parece ser que en casi todos los casos, Berne acertaba la profesión del soldado. Cuando le preguntaban que cuál era el secreto, Berne solía decir que el único secreto era saber escuchar. Y yo añado: y ser Eric Berne. Ofrezco, a continuación, una escueta relación de mensajes (espero que sea suficiente para que le sirva de guía y orientación) que puede utilizar al ponerse objetivos para potenciar o reducir la influencia de algún impulsor. También la puede utilizar para ayudar a otras personas en este objetivo.
PERMISOS PARA CONTRARRESTAR LOS DRIVERS IMPULSOR Sé Perfecto
PERMISOS/MENSAJES «Nadie es perfecto.» «Errar es de humanos.» «Mejora tú trabajo día a día.» «Haz las cosas razonablemente bien.» «¿Cuánto cuesta la perfección?»
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Date Prisa
«Detente y piensa.» «Despacio que tengo prisa.» «Tómate el tiempo necesario para cada cosa.»
Complace
«Dedícate tiempo a ti.» «Hazte algún regalo.» «Es natural no caer bien a todos.»
Esfuérzate
«Lógralo. Triunfa.» «Termina aquello que empiezas.» «Además de intentarlo: ¡hazlo!»
Sé Fuerte
«Expresa tus emociones. Es natural sentirlas y expresarlas.» «Pide ayuda cuando la necesites.» «Escucha a los demás, pueden aportarte información interesante.»
Ten Cuidado
Se pierde más por indecisiones que por decisiones mal tomadas.» «Sólo el que arriesga triunfa.»
¡Ah!, cuando descubra el Driver de una persona, ya sabe, no se enfrente a él (al Driver), tampoco juzgue negativamente a la «persona». Envíele mensajes «relativizadores». Anímele y ayúdele a que se dé permisos. Los dos saldrán ganando.
DRIVERS «CONDICIONADOS» Esta es una nueva aportación que hago al tema de los Drivers. Son los Drivers condicionados. Se trata de personas que tienen algunos Drivers fuertemente interiorizados, pero que no tienen permiso para utilizarlos en algunas situaciones, o con ciertas personas. «Sé Fuerte siempre menos en...». Veamos cómo quedaría un cuadro con Drivers condicionados: DRIVER
EJEMPLO
– Sé fuerte.
Siempre...
excepto...
con la religión.
– Sé perfecto
Siempre...
excepto...
con tus cosas personales.
– Date Prisa
Siempre...
excepto...
a la hora de comer.
– Complace
A todos...
excepto...
a los extranjeros.
– Esfuérzate
Siempre...
excepto...
en los deportes.
– Ten Cuidado
Siempre...
excepto...
conduciendo.
PLAN DE MEJORA PERSONAL Y PROFESIONAL
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Si en el transcurso de la lectura de este capítulo ha descubierto que hay «algo» que le pueda interesar como elemento de mejora, sobre todo relacionado con los Impulsores, anótelo en esta ficha, y si es posible, márquese un objetivo y su plan correspondiente para conseguirlo. Recuerde: es muy difícil modificar los Impulsores de los demás. Es mejor empezar por relativizar o potenciar los propios. El Impulsor que deseo relativizar o potenciar (borre lo que no proceda) es: __________________________________ Ello me permitirá: ______________________________________ __________________________________
El Impulsor que deseo relativizar o potenciar (borre lo que no proceda) es: __________________________________ Ello me permitirá: ___________________________________________________ __________________________________ Para conseguir el objetivo pondré en marcha el siguiente plan: ___________________________________ ___________________________________ Fecha inicio: ________________ Fecha final: ________________ Control 1o ________________ Nivel de consecución: ________________ Control 2o ________________ Nivel de consecución: Valoración final. Objetivo conseguido:
SÍ
NO ¿Por qué?:
Puntos fuertes: _____________________________________________________ Puntos débiles: ______________________________________________________
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9 Posición existencial ACTITUD VITAL/POSICIÓN ANTE LA VIDA Juan: Hola, qué tal, ¿cómo estás? Marta (sonriendo): Muy bien, ¿y tú? Juan: Muy bien, gracias.
La respuesta de Marta puede que sea simplemente un ritual cotidiano, pero también podría ser la llamada Transacción Fundamental. Puede ser que Marta habitualmente se encuentre bien. Si es así, diríamos que la visión de sí misma es positiva y lo suele transmitir a través de su sonrisa fácil y sus palabras. Es su posición existencial frente a los demás y frente a la vida. ¿Podríamos decir que Marta tiene un Guión de Vida positivo? Marta no vive sola en este mundo, se relaciona con otras personas y también tiene una opinión personal sobre algunas de ellas, ubicándolas en una posición existencial determinada que de forma inicialmente básica será positiva o negativa. Bueno-malo, bien-mal, me gusta-no me gusta son posiciones básicas que la mente adopta al nacer, o poco tiempo después, sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea. Recordemos que nuestro Niño Natural funciona desde el mismo momento del nacimiento (o quizá incluso antes de nacer) y ya va percibiendo si lo que le afecta en su entorno es positivo o negativo. Este sentimiento es lo que en
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términos de A.T. se denomina Posición Existencial. En términos de A.T. se define la Posición Existencial como:
La forma en que nos percibimos a nosotros mismos y en relación con los demás, ya sea con pensamientos, imágenes o sentimientos.
Estas posiciones se deciden durante los primeros cuatro-cinco años de vida. Dependiendo del trato que el niño reciba en su entorno familiar. Yo decido que estoy bien (OK) (+) si percibo que recibo afecto incondicional, atención en lo físico y en lo afectivo: alimentación, abrigo, tiempo suficiente de mis familiares, caricias incondicionales por mis logros y que mis familiares valoran las caricias que yo les brindo. Un niño/a decide que está mal (No OK) (–) cuando percibe que es ignorado, rechazado, castigado, compadecido, tiene sentimiento de inferioridad socioeconómico, limitaciones físicas, prejuicios sociales, etcétera. Un mecanismo similar opera en nuestra captación de los demás en cuanto a percibirlos como estando «bien» o «mal». (Son buenos/malos. Me gustan/no me gustan, etc.) Aunque sobre esta opinión existe diferencia de criterios, generalmente primero pensamos y vemos, luego sentimos y hacemos. (Personalmente pienso que, en ocasiones, se pueden «disparar» sentimientos producidos por «activadores» internos; por ejemplo, segregación espontánea de adrenalina, cortisona, endorfinas, etc., producida por un hecho no consciente de la persona.) Lo cierto es que lo que más nos queda, aquello que retenemos instalándose en los esquemas neuronales de nuestro cerebro, es lo que sentimos; así que las emociones jugarán un papel predominante en la evaluación de nuestro propio valor y el de los demás. Las Posiciones Existenciales son siempre sociales: Yo, en referencia del otro, o lo otro, y viceversa. Como ha quedado expuesto anteriormente, la Posición Existencial se instaura
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muy tempranamente y supone lo que podríamos denominar el primer marco psicológico en el que posteriormente se inscribirá el Guión de Vida. La Posición Existencial está integrada en el Guión de Vida. Por ejemplo, una posición de «Yo estoy Mal» formará parte de un Guión Banal o de «no triunfador», y/o de «fracasado» en muchos casos. La Posición Existencial está expresada en términos muy básicos: estar bien o no estar bien. La combinación de estos sentimientos da lugar a las cuatro posiciones existentes: YO ESTOY
TÚ ESTÁS
Bien (OK) (+)
Bien
Bien (OK) (+)
Mal
(No OK) (–)
Mal
(No OK) (–)
Bien
(OK) (+)
Mal
(No OK) (–)
Mal
(No OK) (–)
YO ESTOY BIEN OK (+)
(OK) (+)
TÚ ESTAS BIEN OK (+)
Es la posición de los ganadores. Guión de triunfador. En su versión «realista» debemos reconocer que ni yo ni los otros están, son, se encuentran siempre bien. El pensar de esta manera sería una posición «maníaca/paranoide». Ni todo el mundo es bueno, ni todo es hermoso, ni yo soy perfecto/a. La expresión correcta sería: Yo me considero normalmente OK y tú normalmente también. Por supuesto, esta es la posición recomendable para relacionarse y comunicarse con eficacia en la vida. Es reconocer mi valía, mis puntos fuertes, y a la vez, también los de los demás. Es la posición Gano-Ganas de las negociaciones. Aquí quien controla es el Adulto. Esta es la posición por la que trabaja el Análisis Transaccional.
YO ESTOY BIEN OK (+) TÚ ESTÁS MAL KO (–) Es una posición arrogante: «Yo, lo mío, es lo bueno, lo mejor. Todo lo que
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tiene relación conmigo es mejor, más fuerte, más bonito, más “todo”». También se le llama posición «paranoide», ya que las personas paranoides carecen de autocrítica, piensan que siempre tienen razón y que las culpas siempre son de los demás. Es la posición que frecuentemente desemboca en conflictos, por su tendencia a desvalorizar, descalificando e insultando a los demás. Lamentablemente, es una posición bastante generalizada en nuestra sociedad, tremendamente competitiva, en el peor de los sentidos, donde todo vale para tener/poseer más que el otro. En esta posición encontramos a muchos padres que desvalorizan y «descuentan» a sus hijos, también encontramos a bastantes (siempre serán demasiados) profesores, de primaria y universitarios con una mala entendida autoridad, basada en la arrogancia y en el desprecio, olvidando (o quizá por esa razón) que un día ellos también fueron jóvenes y alumnos. ¿Qué será de estos alumnos que un día tuvieron como ejemplo a uno o varios profesores cuyo casi único objetivo era el de recordarles lo poco que sabían, lo tontos que eran y lo «listo e inteligente» que era él? No, no crean que exagero cuando escribo esto (aparte de subirme la «bilirrubina»), estoy recordando información de primera mano facilitada por profesores, amigos y grandes profesionales (la verdad es que no me atrevo a afirmar que sean una gran mayoría los de Posición Yo OK-Tú KO) que me han explicado y me explican comportamientos de sus colegas verdaderamente lamentables y vergonzantes. (Quien no esté en este grupo –que es la mayoría, estoy convencido– que no se dé por aludido.) Conste que esta es una de las profesiones que más admiro por su transcendencia, dificultad y sacrificios exigidos. Pero convendría que no se diesen esas excepciones. Recuerdo que en una conferencia, un profesor explicaba sus experiencias sobre la aplicación del A.T. a la enseñanza. Comentaba este profesor que en uno de los institutos en que ejerció hacía unos años, cuando se reunían los profesores en los descansos, a la hora de reanudar las clases había uno de sus colegas que se ocupaba de animar al resto; la frase de ánimo (más bien de guerra) era: «¡Vamos a por ellos, que son pocos y cobardes!». Otro lugar donde esta posición es de fácil observación es la empresa. Hay jefes y directivos que creen que por el hecho de serlo ya son más que los demás y
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suelen basar sus relaciones con sus colaboradores desde esta posición de superioridad. Esta suele ser la posición de los jefes incompetentes. Los verdaderos líderes están en la posición «Yo estoy Bien-Tú estás Bien». ¿Cómo llevan «esto» en su empresa? Otro grupo de personas, que por desgracia para muchos están en esta posición, lo encontramos entre los políticos. La mayoría de ellos (digo bien, la mayoría) no entienden que son unos empleados a sueldo de los ciudadanos, y que éstos son sus amos, y no al revés. Escuchar y observar a algunos políticos es un verdadero campo de interesantísimo material para cualquier psicólogo. Si quiere descubrir «Adultos Contaminados» escuche a los políticos, no tiene desperdicio. Pero este tema necesitaría un libro aparte. (En ello estamos.)
YO ESTOY MAL KO (–)
TÚ ESTAS BIEN OK (+)
Posición sumisa y desvalorizada. Todos los fracasos se achacan a la mala suerte, lo poco que valgo para..., y a los otros, «caraduras, enchufados, trepas», etcétera. A esta posición se suele llegar a través de mensajes Perseguidores o Sobreprotectores. Mensajes Perseguidores: «No sirves para nada», «Eres un/a torpe», «Eres igual que el tonto de tu...», «Eres más fea que...», «Tu prima Juli sí que es lista»: Transacciones Ulteriores como miradas de desaprobación, gestos descalificadores, etc. Con esta «información», el niño/a va interiorizando esta desvalorización y aunque en principio disponga de un Adulto muy desarrollado, en muchas ocasiones terminará por ceder y será el Niño Adaptado el que recogerá esta información que incorporará como marco referencial de su Guión de Vida. Mensajes de Sobreprotección: «Ya lo hago yo, no te canses», «Pobrecito mío/a», «Yo te ayudo, tú solo/a no podrás/sabrás». A los 6 años: «Mamá te dará la comida en la boquita», etc. No son mensajes tan dolorosos como los perseguidores, pero tienen similares consecuencias. *Son personas propensas a padecer cáncer (*El Análisis Transaccional» René de Lassus Ed. Salvat).
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Es la posición en la que algunos jefes quisieran ver a sus colaboradores y algunos políticos a sus «súbditos».
YO ESTOY MAL KO (–)
TÚ ESTAS MAL KO (–)
Es la posición pasiva. Guión de «no vivas». «La vida es una porquería.» «Todo está podrido, la política, la juventud, el trabajo.» No se salva nadie. «Cualquier día me pego un tiro y se acabó la historia.» Se llama Nihilista o Fútil por similitud con filosofías amargas, sin salida, sin solución, como la de Nietzsche (nihil = nada) y fútil por la tendencia a abandonar toda esperanza, no creer en sí mismo/a, en nada, ni en nadie. La negación total y absoluta.
La programación argumental viene a cristalizar, tras una visión de sí mismo y del entorno en una Posición Existencial básica, desde la que uno/a se sitúa en la vida creyendo que esta es la forma más conveniente de «ser» y de «estar» en el mundo, para él y para los demás. Dentro de esa limitada gama de posiciones existenciales, las personas pueden fluctuar entre unas y otras posiciones. Sin embargo, es cierto que, en la mayoría, se constata la presencia de una de ellas como la más constante. Esta es la posición llamada básica. Generalmente, la participación en las diversas áreas de la vida en que nos movemos (rol familiar, profesional, de pareja u otros) hace que en algunas situaciones nos movamos dentro de una Posición Existencial y, en otras circunstancias, nos ubiquemos en otra.
TEORÍAS SOBRE LA POSICIÓN EXISTENCIAL AL NACER Berne siempre manifestó que al nacer el niño ya se ubica en una Posición Existencial determinada y que, según sus teorías, es «Yo estoy Bien». Berne decía que:
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«Todos nacemos príncipes o princesas; es la educación y la sociedad quien nos convierte en ranas o sapos.
Pero no todos los estudiosos del A.T. coinciden con esta teoría de Berne. Según T. Harris (Yo estoy bien, Tú estas bien.– Grijalbo 1.969), las primeras experiencias culminan en la posición «Yo estoy Mal (no O.K.), Tú estás Bien (O.K.)». Harris acepta que, posteriormente, estas primeras posiciones pueden cambiarse. «Lo que fue decidido una vez puede dejar de decidirse.»
Puede ser: Yo estoy bien, Tú estás bien, o Yo estoy mal, Tú estás bien. Personalmente estoy de acuerdo con la teoría de J.L. Martorell. Dependerá de muchas circunstancias la posición inicial: embarazo, dificultad del parto, niño deseado o no, etcétera. No obstante lo comentado, una vez analizada la teoría de T. Harris y su esposa Amy, en Staying OK (Harper&Row 1985), donde mantienen su tesis y nos amplían el concepto de este sentimiento no OK. Los Harris nos aportan información interesante y se basan, entre otros ejemplos, en la situación del niño al nacer, donde es bien cierto que el bebé, debido a su «imposibilidad natural», no puede «valerse» en los primeros tiempos de su venida al mundo: «Me tienen que alimentar, vestir, limpiar, transportar, etc., y eso lo hacen ellos porque yo no puedo. Por esta razón, ellos están Bien y yo no». Más adelante, el niño/a empieza a ser educado: «No cruces la calle.» «No pongas los dedos en el enchufe de la luz.» «No bebas la lejía.» «No toques los cuchillos», etc. «Si haces algo de esto puedes morir.» El niño no sabe que estas actividades son peligrosas porque no entiende qué significa el peligro. Incluso si estos peligros están guardados bajo llave, como debe ser, un niño pequeño acuciado por la curiosidad es capaz de
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alcanzar los lugares más recónditos. Por lo tanto, necesita poderosas restricciones, tanto verbales como físicas. Cuando el niño ensaya aventuras peligrosas y le reprimen o le castigan, él entiende que le dicen que ha hecho algo mal: en consecuencia, no está «bien». Él ha hecho algo que está mal, pero el supuesto de que no está bien resulta incorrecto, en eso estamos de acuerdo ¿no? Sin embargo, así es como se siente. Y esto es finalmente lo que cuenta. Por lo tanto, su decisión «puedo estar bien si obedezco a mamá o papá» es un acto de amor condicional. Ha tenido que sacrificar parte de su autoafirmación para preservar su vida. Difícil tarea para los padres ¿verdad? Y entonces, ¿qué hacer? Pues los padres tienen que hacer verdaderos «equilibrios educacionales», negociando constantemente aquellas situaciones donde se dilucida entre lo que el niño/a quiere y usted cree que «debe» hacer. Piense, no obstante, que esta posición «básica» se puede ir modelando a lo largo de los años, y tiempo habrá para darle al niño/a motivos para que se ubique en un estado OK. Solo necesitará cariño y «permisos», es decir, sobre todo, darle motivos para que se sienta «alguien». Déle oportunidades para que se sienta bien.
EL MODELO TRIPARTITO (E. Pastor. Análisis Transaccional Modelos y Aplicaciones. Ed. Amaru)
El modelo tripartito añade al Yo y Tú un Él (Ellos), permitiendo así trabajar y comprender problemas especiales no abarcables desde el modelo bipartito ya descrito. Relacionamos, en el siguiente cuadro, las ocho situaciones básicas más frecuentes:
Cuando nos referimos a una posición existencial, nos limitamos al «estar bien o mal», también nos referimos al me siento, me veo, soy, etc., referido al otro o a los otros.
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YO ESTOY
TÚ ESTAS
ELLOS ESTÁN
Bien (+)
Bien (+)
Bien (+)
Bien (+)
Bien (+)
Mal (–)
Bien (+)
Mal (–)
Bien (+)
Bien (+)
Mal (–)
Mal (–)
Mal (–)
Bien (+)
Bien (+)
Mal (–)
Mal (–)
Bien (+)
Mal (–)
Bien (+)
Mal (–)
Mal (–)
Mal (–)
Mal (–)
ESTAR BIEN - SENTIRSE BIEN (J.M. Maquirriain) Como hemos comentado, la expresión estar bien hace referencia al mundo interior de la persona, al equilibrio vital, sea consciente o no consciente. Por contrapartida, el estar mal, que también hace referencia al mundo interior de la persona, responde a un desequilibrio (temporal), sea también consciente o no. Así como estas expresiones abarcan a la totalidad de la persona, las expresiones sentirse bien y sentirse mal se refieren nada más que a una parte del individuo. Aquéllas implican de por sí a todos los estados del Yo; éstas, nada más que a uno. Allá está en juego toda la persona; aquí, sólo una parte: su parte emocional (el N). Yo estoy Bien – pero en este momento Me siento Mal. Hay mucha gente y muchas circunstancias que pueden hacer que yo me sienta bien o mal, pero no hay nadie en el mundo que sea capaz de obligarme a estar bien o mal. Es un asunto personal, interior, exclusivo de mis decisiones internas tomadas en la infancia. Ejemplo: Una señora que se queda viuda, debe sentir tristeza auténtica por la muerte de su marido, y durante ese tiempo (no toda la vida) se siente mal. No tiene porqué estar mal ante ese acontecimiento. Incluso su tristeza auténtica, que la hace sentirse mal, está ayudando a su bien-estar, ya que lo sano y lo equilibrado es tener este sentimiento ante el hecho ocurrido. Es importante tomar conciencia de cuándo «estamos bien o mal», y cuándo nos «sentimos bien o mal»; para ello es preciso adentrarnos en nuestras conductas, en
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sus motivaciones, en sus raíces, para descubrir si el «estar bien o mal y el sentirse bien o mal son auténticos, o el no consciente está jugando una mala pasada. Hay quien se siente bien y cree estar bien, no siendo él/ella mismo/a, bien recibiendo compasión, imponiéndose a los demás o trabajando sin darse un respiro. Hay personas que se «autoengañan», «autocreyéndose» felices, y en realidad, no lo son. Esto lo vemos, sobre todo, en algunos matrimonios que llevan muchos años casados y manifiestan «lo bien que están». Desde fuera podemos apreciar, o sabemos, que esa felicidad se fragua a base de «ceder». El tira y afloja del que tanto se habla. El problema suele ser que siempre cede o afloja el mismo, o la misma. Suelen ser relaciones simbióticas (este tema lo explicaré en el capítulo Simbiosis o Libertad), donde una persona «acepta» (fruto de su guión) ser oprimida. Ya le va bien, porque ¡confirma su guión!; pero no nos engañemos, ¡no es feliz! Y no es feliz porque la persona que no es libre no puede serlo. Esta persona no es libre de hacer todo aquello que le gustaría, o de expresarlo y manifestarlo. Siempre está pendiente de la otra persona, y él/ella ¡hala a tragar! No, no, no es feliz... Por desgracia, muchas mujeres están en esta situación, independientemente de que tengan un trabajo remunerado o no. En muchos casos, (muchas estadísticas avalan esta tesis) la mujer, aun realizando una dura jornada de trabajo fuera del hogar se ocupa de atender prácticamente todas las tareas de la casa (algunos maridos «ayudan en lo que pueden»). ¿De qué les sirve haber conseguido un trabajo fuera del hogar? En demasiadas ocasiones, de bien poco.
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Aún falta mucho para la verdadera independencia de la mujer. Aún existe un fuerte Guión Social Machista que se resiste al cambio. Espero que por poco tiempo. La última palabra, no nos engañemos, la tiene la propia mujer. No será fácil, pero capacidad tiene. Hay que poner el coraje. Y recuerdo una vez más:
No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje.
Y hablando de coraje. ¿Quiere saber cuál es su Posición Existencial? Es posible que usted lo tenga muy claro y no le apetezca hacer el test que le propongo. Pues no lo haga, pero si tiene curiosidad, sana curiosidad de cómo ese sentimiento suyo se transforma en algo «medible», pues adelante. En cuanto a las sugerencias o preguntas que le plantea el test, imagínelas usted en las relaciones que mantiene con su pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo, subordinados, etc. ¿Qué piensa con relación a todos ellos? O aún mejor, ¿qué piensa del mundo en general? Porque a veces, cuando pensamos en términos personales, para algunas cuestiones incluimos/integramos en una misma unidad a nuestro entorno más cercano. Recuerde qué suele pensar de sí mismo y de los demás en cualquier situación. Una vez que usted comprenda el significado de cada ítem, responda
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rápidamente, ya no le dé más «vueltas». Y recuerde, no se trata de responder lo que sería ideal, sino cómo lo vive y lo percibe usted realmente. CUESTIONARIO POSICIÓN EXISTENCIAL
Puntos 1.
La suerte no existe, todo depende de lo que yo haga y planifique.
2.
Todo me sale mal. Suelen tener mala suerte.
3.
La gente es buena por naturaleza.
4.
La gente no es buena. Además se meten mucho conmigo.
5.
Me siento realizado, y a gusto conmigo mismo/a.
6.
Pienso que tendría que haber nacido del sexo contrario.
7.
Me gusta la sociabilidad.
8.
La humanidad está perdida; no tiene futuro.
9.
Las cosas me salen bien, y si me equivoco rectifico sin problema.
10.
Hago lo que puedo. No doy para más.
11.
Soy líder de los grupos (trabajo, deporte, estudio, etc.).
12.
Los demás me hacen actuar mal.
13.
Me gusta la naturaleza, disfruto de ella.
14.
Si me ayudaran más... yo podría, yo sería..., algo más.
15.
Los demás pueden hacer las cosas igual que yo.
16.
Las personas en general, no son de fiar. Por ello soy desconfiado.
17.
Ante un error o fallo no me desanimo, lo intento de nuevo.
18.
Me siento enfermo/a, abatido/a, cansado/a.
19.
Me siento feliz rodeado/a de personas.
20.
La gente necesita ayuda; yo les ayudo.
21.
Siempre me encuentro bien. Disfruto de muy buena salud.
22.
Me va mal, las cosas no me salen bien.
23.
Me entiendo fácilmente con la gente.
24.
Los demás viven metiéndose en mi vida.
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25.
Me gusta hacer cosas (arreglar cosas, crear, trabajar, estudiar).
26.
Pienso que terminaré suicidándome.
27.
Me gustan los deportes de equipo (fútbol, básket, boleybol).
28.
Mis compañeros viven acosándome; son unos pesados.
29.
Hago las cosas con fe y confianza.
30.
Me siento fracasado/a.
31.
Me gustan las reuniones sociales.
32.
Los demás, hacen todo mal.
33.
Me gusta planificar el trabajo y organizarme.
34.
Soy más bien triste y pesimista.
35.
La mayoría de la gente no tiene problemas.
36.
Me gusta estar solo/a. La gente me molesta.
37.
Hay que luchar para triunfar.
38.
Me comporto estúpidamente.
39.
Siempre habrá alguien que me ayudará.
40.
Las personas me molestan.
41.
Me canso poco, soy activo/a.
42.
Quisiera hacer las cosas mejor, pero no puedo.
43.
Estoy rodeado/a de gente agradable (vecinos, trabajo, etc.)
44.
Prefiero deportes individuales como natación, tenis, etc.
45.
Soy alegre y decidido/a.
46.
Todo lo malo me pasa a mí; creo que estoy «gafado/a».
47.
La humanidad lucha y se esfuerza por conseguir un futuro mejor.
48.
El tratar con la gente me resulta incomodo, no me gusta.
Una vez asignadas las puntuaciones a cada ítem, sume las cuatro columnas.
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Una vez realizadas las sumas correspondientes, pase a analizar los resultados. En primer lugar, considere cómo se «ve» usted a usted mismo/a. Aunque no hay puntuaciones «ideales», sería interesante que la puntuación YO fuese bastante más alta, o algo más alta en la posición «yo estoy bien», que en la posición «yo estoy mal». En las puntuaciones que hacen referencia a los otros (TÚ), también es más positivo que la posición «tú estás bien» tenga una puntuación más elevada que la «tú estas mal». El «yo estoy bien», debería ser un poquito más elevado, o igual, al «tú estas bien», igual criterio para el «yo estoy mal», «tú estás mal». Como es fácil comprender, la situación más «sana» y la que nos facilitará las relaciones positivas, el triunfo y la felicidad en la vida, sólo puede ser cuando predomina el: «Yo estoy Bien (OK +) – Tú estás Bien (OK+)»
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YO Y MI POSICIÓN EXISTENCIAL Si yo estoy bien, entre vosotros que bien estáis, bien estoy y bien me siento Este es un buen lugar para iniciar el momento de vivir la intimidad. Contigo ando caminos trabajando por igual; con ellos alcanzo cimas, disfrutando más y más. Y como ves, son todos mis amigos a la hora de triunfar.
J.M.O.
LA TERTULIA El grupo estaba muy animado, pasaba media hora del tiempo previsto y J.J., dándose cuenta de que algunas personas ya mostraban signos de fatiga, aunque no de interés, decidió dar por terminada la sesión. –Ya os he explicado cómo debéis hacer el test sobre la Posición Existencial. Es mejor no alargar más la sesión de hoy y que el test lo hagáis en vuestra casa. Buscad un momento de tranquilidad y lo hacéis de un «tirón». ¿De acuerdo? Algunos miraron su reloj. –¡Qué barbaridad! ¡Cómo pasa el tiempo! Eran las ocho y media de una tarde profundamente apacible. La zona donde estaba ubicado el edificio donde se impartían los seminarios era de amplias calles y coloridos jardines y el tráfico que circulaba era habitualmente escaso.
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Era la primera semana del mes de abril y un relajante y «dopamínico» aroma a tierra y hierba mojada proveniente de los jardines próximos, invadía la zona y embriagaba dulcemente los sentidos de todo el grupo que se congregaba a la salida del edificio; la dulzura del atardecer disipaba todas las prisas que se habían acumulado cuando algunos habían mirado sus relojes. –¿Quién viene a la Tertulia? –preguntó Loreto. –Yo voy –comentó Luis el Agricultor. –Y yo –levantó la mano Martín el Gerente. –Yo no me lo pierdo –comentó Marta la recepcionista, mirando de reojo a Martín. Li Man estaba al lado de Loreto y tanto él como los demás ya daban por sentado que eran unos de los «tertulianos fijos». –Que conste que yo soy un Date Prisa –comentó Martín, cuando el grupo se ponía en marcha en dirección a la Tertulia. –Y un Sé Fuerte, seguro que también –comentó Mónica, de forma suave y contundente a la vez. Estaba claro que Martín no le «caía» muy bien. Mónica era muy joven (unos veinte años), era esbelta, más alta de la media, un bonito color de piel morena «natural» y una larga cabellera negra envolvía una cara de belleza muy especial, con una combinación entre dulce y agresiva que la hacía encantadora a los ojos de los demás. –¡Hola! ¡Bienvenidos señores y señoritas! –saludó el camarero tras la barra al ver entrar al grupo de estudiantes. –¡Hola, Moreno! ¿Qué tal? –saludó Loreto, adelantándose al resto de compañeros. Moreno era el nombre del camarero de más edad de La Tertulia. Pero Moreno no era su verdadero nombre, sino el apodo con el que se le conocía y que coincidía con el color de su piel, ya que Francisco José, su verdadero nombre, era de origen cubano, aunque sus facciones y su color hablaban de un origen más africano-europeo; era indudable que existía un cruce de sangre andina en sus orígenes, resultando una mezcla muy sui géneris: mirada andina, sonrisa africana, humor cubano, color café muy tostado. Moreno era todo un personaje, pero sobre todo, un personaje muy querido y estimado, y no era de extrañar ya que dos cualidades destacaban de su personalidad: su perenne sonrisa y buen humor y su capacidad de escucha. Alguien había dicho de él: «Cuando le hablas te envuelve
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con su escucha». Todos los miembros del grupo se habían «instalado» dejándose «caer» en los cómodos sillones que Moreno había ido ordenando para que los seis quedasen ubicados, en forma de círculo, en torno a dos «mesitas» de escasa altura donde Moreno iría depositando las tapas y las bebidas que ya le estaban empezando a pedir los más impacientes. –Un bodillodejamónpancotomatyuna cervezde inpciónbienfría. –dijo Martín de «un tirón». –Todo eso señor –contestó Moreno–, lo tenemos... pero por separado. –¿Qué quieres decir? –dijo Martín con cara de sorpresa. –¡Que no te enteras Martín! – le reprochó Mónica–. Que hablas como si estuvieses dando órdenes a tus «subordinados». –¿Qué quieres decir? –preguntó Martín, como sorprendido y con cara de enfado. Marta, que se había sentado al lado de Martín, apoyó la mano sobre el antebrazo de éste y en un tono entre broma y serio, como arrastrando y remarcando las palabras, le reprochó, más que le recomendó: Que aquí no es-tás en tu em-pre-sa. Olvida por un momento el Sé Fuerte y el Date Prisa, por favor... –Es que en esta vida, o pisas, o te pisan –sentenció Martín. –Es decir –terció Mónica–, que podríamos dividir el mundo entre los que pisan y los que son pisados, y tú quieres ser de los primeros ¿no? –¡Pues sí! –Pues la gente como tú, a mí me sobra –comentó Marta casi con rabia. –Bueno, bueno... –terció Li Man, alzando los brazos en son de paz. Aquí hemos venido a pasar un rato agradable, y eso quiere decir Niño Natural y Adulto, ¿OK? –Lo siento, Li Man –se excusó Marta–. Pero no me negarás que Martín no es desagradable a veces. –Martín es como es –comentó Loreto–. Y me imagino que se está dando cuenta de que si no cambia tendrá muchos problemas con sus colaboradores. –Lo que pasa –apostilló Luis–, es que Martín siempre echa las culpas a los demás de todos los problemas. –Decid lo que queráis. No me voy a enfadar –comentó con indiferencia Martín.
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–A ver si es verdad –respondió Marta. Tomó la palabra Loreto: –¿Cómo creéis que nos sentimos en este momento? –Básicamente mal –comentó Luis–. Y es curioso porque normalmente somos un grupo que estamos siempre bien, al menos eso es lo que pienso. –Creo que deberíamos aprender a dialogar con base en los desacuerdos – comentó Loreto, y prosiguió–: Es decir, si todos estamos de acuerdo en todo, nada aprendemos; sin embargo, de los diferentes criterios de cada uno de nosotros es desde donde podemos enriquecernos. –Y sobre todo, si somos capaces de escuchar –inquirió Marta, mirando a Martín. Li Man tomó la palabra: –Yo pienso que escuchar es la clave de las relaciones humanas, al menos el primer paso, y la verdad es que es una cualidad muy poco practicada en general, y reconozco que entre los directivos de las empresas esta práctica de la escucha es muy poco habitual. –Estoy encantada de oír estas palabras –dijo Marta–. Yo sé bastante de esto. Se notaba que Marta estaba muy «quemada» con el comportamiento de los jefes. –A mí me sorprende –comentó Luis– la importancia que le dais en la ciudad a eso de ser jefe. A mí me han enseñado que todos somos iguales, y yo tengo muy claro que vivir en un pequeño pueblo y ser agricultor no es ser menos que el que trabaja en una oficina, en una gran ciudad. –Estoy contigo –apoyó Li Man–. Yo también fui agricultor en un pequeño pueblo. Todos se miraron asombrados. –¿Cómo?, ¿tú agricultor? –Sí, hasta los veintidós años. –Pero has dejado de ser agricultor, eso quiere decir que si has querido prosperar has tenido que venir a la ciudad, como todos, y olvidarte del campo – intervino Martín. Li Man frunció el ceño, se puso muy serio, pero con una voz muy cálida, casi con dulzura, comentó: –Nunca..., nunca he dejado el campo, nunca he dejado de ser agricultor,
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¡nunca dejaré de ser agricultor! Se creó un profundo silencio, hasta que Loreto, quizá la más sorprendida por la revelación, comentó: –Caray, Li Man, ¡que sorpresa! Pero me gusta... sobre todo, me gusta cómo lo has dicho. Todos sabían de la buena amistad entre Loreto y Li Man, y todos pensaban que hacían una excelente pareja. Moreno había servido las bebidas y los «bocatas», y todos empezaban a dar buena cuenta de ellos. –Voy a comer despacio. Se acabó el Date Prisa –comentó Martín en tono de sorna. –Tú mismo –le respondió Mónica–. Para tu información, yo también tengo un Date Prisa muy alto, que junto con el Sé Perfecto, me garantizan una buena dosis de estrés, pero el bocata me lo como con toda tranquilidad. ¡A vuestra salud! –dijo, alzando su fecundo bocadillo de jamón–. Mmmm, ¡riquíiiisimo! Moreno, el camarero, se acercó al grupo: –Veo que están ustedes muy callados, vine por si les había pasado «algo», pero veo que los señores psicólogos no sólo cuidan su mente..., así está mejor. Tranquilos, serenos... –y se alejó moviendo la cabeza dando signos de afirmación–. Así está bien..., así está bien... Durante unos minutos, el grupo se dedicó a dar buena cuenta de los bocadillos que Moreno les había preparado. –Hay que reconocer que este Moreno, para no ser de aquí, prepara los bocadillos estupendamente –comentó Martín con la boca llena del buen pan del bocata. – ¿Y qué tiene que ver que no sea de aquí, con preparar bien los bocadillos? – le interpeló Mónica. –Bueno, ya sabes, en esos países están un poco atrasados y sólo están acostumbrados a comer plátanos, piñas y cosas por el estilo. –¿Cóoooomo? ¿Qué dices? –saltó Mónica–. ¡Cómo puedes decir esa barbaridad! –Eso es una contaminación – dijo Luis con rapidez, quitando algo de tensión al momento. –¿Qué te parece, Martín? –le pregunto Li Man–. ¿Tú crees que es una
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contaminación, basada en un prejuicio? –¡Qué va! –respondió Martín–. Todo el mundo sabe que lo que he dicho es cierto. –¿Tú crees que en «esos países» que tú dices, nadie sabe cocinar o preparar otros platos que no sean los plátanos o las piñas? –preguntó Loreto. –Bueno... a lo mejor he exagerado un poco. Pero yo siempre he oído decir... –Guión de Vida –volvió a saltar Luis–. Eso forma parte de tus mandatos, Martín; has dicho «yo siempre he oído decir...», y de tanto oírlo lo has interiorizado y ahora forma parte de tus creencias... ¡Lo veo claro! –casi se alborozó Luis–. ¡Mandatos de Guión! –¡Caramba con el psicólogo agricultor! –exclamo Martín, disimulando su contrariedad. –Sí, sí Martín, tú no te das cuenta, pero estás fijado en la Posición Existencial, Yo estoy Bien Tú estas Mal –insistió Mónica. –Y ¿vosotros que opináis? –se dirigió Martín al resto del grupo. Levantó la mano Marta, y comento: –Este es un problema de la mayoría de los jefes. Sabemos que, en muchos casos, hay personas que por el hecho de ser jefes ya creen que son superiores a los demás, y en muchas ocasiones sabemos que son verdaderos incompetentes que han conseguido escalar puestos, por decirlo de forma suave, por medios poco profesionales. –Es cierto –apostilló Loreto–. Yo sé lo que me ha costado ascender en mi empresa a un puesto de cierta responsabilidad, por el sólo hecho de ser mujer. Todos miraron a Li Man, pensaban que, como jefe que era, se iba a dar por aludido. Éste tomó la palabra. –Es cierto que en las empresas existen pocos líderes... Hay demasiados jefes preocupados por su poltrona y que por el mero hecho de ser jefes ya creen que son más que los demás, cuando, en realidad, son personas con un gran complejo de inferioridad. Es verdad, hay «mucho jefe y poco líder». Nos falta tanto por aprender... –Explica esto del complejo –sugirió Mónica, con interés. –Sí –continuó Li Man–. Existe una teoría, y he observado que en muchos casos es cierta, que estas personalidades aparentemente tan fuertes (Pc), en realidad esconden una personalidad débil y acomplejada (Nas), y para no hundirse en la
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depresión buscan el equilibrio «ganando» situaciones o pequeñas batallas. Desde la posición de jefes, en la empresa o en otras organizaciones como ejército, guardias, etc., pueden dar salida a ese complejo. –¡Estoy alucinado Li Man! –comentó Martín–. No es mi caso, por supuesto, pero conozco algunos colegas que creo que encajan con tu descripción. Luis miró su reloj. –¡Anda ya son la once! Yo estoy muy bien y pienso que vosotros también, pero todavía tengo cuarenta kilómetros de carretera y mañana me espera el tractor. ¿Cómo lo veis? –Pues igual que tú –comentó Marta–. Mañana a las ocho me espera mi mesa y mi centralita telefónica. Pidieron la cuenta a Moreno; éste ya la tenía preparada; pagaron a partes iguales y empezaron a desentumecer los músculos, algo dormidos después de tres horas sentados. Moreno les devolvió el cambio y aprovechó para comentarles, cuando se despedía: –Veo que han tenido una sesión muy fructífera y eso me alegra. No tengan prisa, es importante que estén bien y lleguen bien, yo también estoy bien si ustedes están bien. Todos se miraron sorprendidos: –¿Qué dice este hombre? ¿Habrá adivinado de que estábamos hablando? Poco a poco fueron saliendo a la calle entre gozosos y sorprendidos. –¿Has oído a Moreno? –preguntó Mónica a Loreto–. Sí, sí... curioso... –¿Alguien no ha traído coche? –preguntó Luis. –Yo –contesto Mónica. –¿Te acerco a tu casa? –Vale –contestó Mónica. La noche era apacible e invitaba a seguir hablando en la calle, donde un cielo estrellado y sereno les observaba complacido. Marta y Martín se dirigieron a sus respectivos coches, no sin antes recibir Martín el último consejo de Marta: –Y no te olvides, Martín, «Yo estoy Bien, Tú estas Bien». ¿Vale? –De acuerdo, Marta –contestó Martín, mientras señalaba con el dedo pulgar hacia arriba en señal de aprobación. Loreto y Li Man se dirigieron al coche de éste mientras Loreto le comentaba:
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–¡Qué noche más hermosa! ¿Por qué tenemos que desperdiciar una noche tan bella? Li Man, que estaba abriendo la puerta de su automóvil, miró a Loreto por encima del capó y quedó extasiado viendo el rostro entre dulce y duro de Loreto; el cielo estrellado al fondo la hacía más atractiva y una fuerte corriente de deseo recorrió el cuerpo de Li Man, a la vez que sus labios pronunciaban casi sin darse cuenta: –Loreto..., estás radiante. Ambos se quedaron mirándose a los ojos durante un tiempo que no hubiesen deseado que terminase jamás y que, de no mediar el automóvil de por medio, seguro que se habrían fundido en profundo abrazo. –La vida es dura, Li Man –comentó Loreto una vez aposentados en el automóvil. –Sí –respondió Li Man–. Pero está en nuestra mano doblegarla. –Y ¿cómo hacerlo? –Con razones, Loreto, con razones e ilusión... –¿Qué razones, Li Man? –Aquellas que aporta nuestro corazón. –Pero eso serán emociones. –Por supuesto, Loreto, por supuesto. –Entiendo, Li Man, entiendo... El trayecto había terminado y se disponían a despedirse; los dos sabían que esta despedida no iba a ser como otros días. Sentados en el automóvil, Li Man cogió la mano de Loreto, que ésta apretó con fuerza, se acercó a ella y con una exquisita delicadeza apartó a un lado un mechón de rebeldes cabellos que cubrían parte de su cara y sacó las gafas que aquella noche llevaba puestas Loreto; ésta aceptó como necesario este rito antes de besarse profundamente. Solamente fue un beso, pero un beso en el que ambos se transmitieron un montón de cosas... –Adiós, Li Man, te llamaré. –Adiós, Loreto, que descanses... Había llegado de nuevo el día del seminario. Li Man pasó a recoger a Loreto por su oficina y llegaron diez minutos antes de la hora de comienzo. Ya estaban la mayoría de los participantes y se fueron saludando con efusión, sobre todo, los
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que habían estado en la última tertulia; Luis estaba muy contento y Martín, como de costumbre no había llegado, ya que lo solía hacer cuando la clase estaba empezando. J.J. estaba hablando con Jaime, que le había traído un artículo de una revista médica sobre un tema que le podía interesar. J.J. agradeció el detalle y empezó a saludar a todos los participantes, que en los últimos minutos habían llegado, excepto Martín. Por fin, Martín entró como una bala en la sala, y a la vez que miraba su reloj exclamaba: –¡Falta un minuto! Todos aplaudieron. –Bieeeeeen, bien Martín, ya vas mejorando –le comentó Antonio. –Eso, eso –asintieron los demás. Martín dio un suspiro y se arrellanó en su butaca. Todos callaron y sonó la voz de J. J.: –Martín... ¡muy bien!, pero, ¿a qué precio...? Se volvió a producir un prolongado silencio. J.J. era un verdadero maestro en el arte de los silencios. Miro muy despacio, de uno en uno, a todos los participantes y preguntó: –¿Cómo estáis? ¿Cómo os sentís? ¿Cómo creéis que se sienten aquellos que han tratado estos días con vosotros y vosotras? ¿Se sintieron bien? No olvidéis nunca esto: El mundo es como un espejo que te devuelve aquello que tú proyectas en él». ¿Qué habéis proyectado vosotros? ¿Cariño, comprensión, atención, entusiasmo, amor? ¡Eso es lo que recibiréis! Loreto y Li Man se miraron con un gesto de aprobación. Después de otro prolongado silencio, J. J. abrió su libro y comentó: –El tema que vamos a tratar hoy es la clave de todos los problemas de la humanidad; me estoy refiriendo a la comunicación. Si los hombres no nos comunicásemos, no tendríamos ningún problema. No habría conflictos entre amigos, familias, etc., ni tampoco habría guerras. Pero también es cierto que, si los hombres y mujeres no nos comunicásemos, moriríamos de «inanición mental» y aún sería peor. Bien, pues hoy vamos a hablar de comunicación. Hasta ahora, en el Seminario hemos analizado y estudiado la personalidad en su parte...
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10 Las transacciones y la comunicación No sabemos quiénes somos hasta que nos relacionamos. Hasta aquí hemos analizado y estudiado la personalidad en su parte «estructural» y «funcional». Es decir, cómo somos; a esto le llamamos «ANÁLISIS» por la posibilidad de separar el comportamiento aparentemente complejo (piensa, siente, dice y hace) en unidades fácilmente observables de la personalidad; Padre, Adulto y Niño. En cuanto a lo de «TRANSACCIONAL», se define así por su hincapié en las transacciones: intercambio de Estímulos y Respuestas entre individuos. Berne: «La unidad de relación social se llama transacción. Si dos o más personas se encuentran..., antes o después una de ellas manifestará verbalmente o por cualquier otro medio, que reconoce la presencia del otro. Este fenómeno recibe el nombre de «estímulo transaccional». Otra persona, en este momento, dirá o hará algo que se une, en cierto modo, a este estímulo y que se designa como «respuesta transaccional». Así da más importancia a lo interpersonal que a lo intrapersonal, lo cual en su tiempo constituyó un avance importante en el campo de la psicología. El A.T. es una teoría que atiende muy especialmente a la comunicación entre las personas, y es el principal instrumento que utiliza para ver cómo es y qué significa esta comunicación. Es, pues, del análisis de las transacciones de donde toma su nombre el sistema. Definimos una transacción como la unidad de comunicación social. Es decir, los intercambios de estímulos y respuestas entre estados del Yo, Padre, Adulto o Niño, de diferentes individuos.
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• El estímulo es una acción, la respuesta una re-acción • Estímulo y respuesta = una transacción Para el estudio de las transacciones se analiza el contenido, es decir, el QUÉ y también el proceso, el CÓMO, es decir, los signos de conducta; tono de voz, gestos, expresiones faciales, postura corporal, etcétera.
¿Puede imaginarse a una persona en un hábitat totalmente aislada de la sociedad, sola sin posibilidad de comunicarse con nadie?
Podría existir, ¿verdad? Pero es bastante improbable. Salvo alguna excepción, una entre cientos de millones. Todos los seres humanos nos relacionamos, en mayor o menor medida, con otros (somos animales sociales). Todo, o casi todo lo que nos sucede, bueno o malo, para bien o para mal, es el resultado de la interacción con otros, desde la influencia que tienen las leyes que dictan los gobiernos hasta las relaciones más cercanas y cotidianas con nuestros familiares, amigos, compañeros, etc. Aquí estaríamos de acuerdo en la «teoría del caos» aplicada a las organizaciones: «El universo no es materia, sino relaciones, igual que en el comportamiento humano». Vamos a descubrir, a partir de este momento, la importancia que tiene lo que hemos aprendido sobre el análisis estructural y funcional de la personalidad. Los diferentes estados de la personalidad Padre-Adulto-Niño, configuran el cien por cien de nuestra personalidad (lo que somos). Podemos tener un Padre o
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un Adulto mayor o menor, o un Niño «así de grande», pero la suma de todos siempre nos dará cien. ¿OK? A lo que íbamos: según lo comentado en el párrafo anterior, siempre que sintamos, pensemos, digamos o hagamos algo, lo estaremos haciendo desde uno de los estados del Yo. Cierto, ¿no?
Partiendo de este esquema, podemos analizar fácilmente cualquier unidad de comunicación entre dos o más personas. ¿Cómo se puede hacer? Pues muy fácil. Siempre que emitamos una unidad de información partirá de uno de nuestros estados del Yo. ¿OK? E irá indefectiblemente dirigida a otra parte del estado del Yo de la otra u otras personas. ¿OK? Pues lo que hacemos es trazar una línea desde el estado en que se inicia la información hasta el estado del Yo del receptor. El modo de analizar transacciones consiste en atender a los Estados del Yo implicados en la comunicación de las personas que intervienen en ella. Esta suma de estímulo-respuesta se representa con un vector (una línea). El vector indica de qué Estado del Yo parte la información y hacia qué Estado del Yo de la otra persona está dirigida. Esta posibilidad de diagramar las transacciones es fantástica, ya que cualquier situación que se dé entre personas (conflictos, negociaciones, estrategias, etc.) se puede diagramar, ofreciendo la
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posibilidad de poder prever las consecuencias en función del tipo de transacciones realizadas y los estados del Yo implicados en las mismas. Sencillamente genial.
Una transacción, como decíamos, se compone de un estímulo y una respuesta entre dos estados específicos del Yo. Las personas nos comunicamos por medio de transacciones. Pueden ser palabras, gestos, posturas corporales, muecas de la cara, formas de mirar, tonos de voz, etc. Cuando una persona emite un estímulo al que otra persona responde – incluso ignorando el estímulo–, se ha completado una transacción. Por lo tanto, para conseguir aquella posibilidad tan deseada por casi todos los seres humanos que es conocer a los otros, el mejor y único camino es través de las ransacciones.
A través de las transacciones los seres humanos informamos al mundo, consciente o inconscientemente, de aquello que pensamos, sentimos, decimos y hacemos.
Los criterios para analizar una transacción entre dos personas son los
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siguientes: 1.o– El Estado del Yo desde el que la primera persona emite el estímulo. 2.o– El Estado del Yo de la segunda persona al que se dirige el estímulo. 3.o– El Estado del Yo desde el que responde la segunda persona. 4.o– El Estado del Yo de la primera persona a la que se dirige la respuesta. Las posibles combinaciones resultantes del cruce de estímulos y respuestas de todos los estados del Yo suponen miles de combinaciones diferentes; 6.597 variantes que usando los tres tipos básicos nos darían la posibilidad de ejercer unos 300.000 millones de formas diferentes de estructurar estas tres transacciones. Nosotros no vamos a estudiar todos estas posibilidades, nos limitaremos a comentar y estudiar las más representativas y que abarcan el noventa por ciento, más o menos, de las transacciones más habituales con las que nos vamos a encontrar y a las cuales les podrá «sacar alguna utilidad». No olvidemos que el objetivo fundamental de este libro es su utilidad para el mayor número de personas y casos. Las cuestiones más especiales, específicas y menos cotidianas, quedan para los especialistas y su tratamiento en los consultorios correspondientes.
CLASIFICACIÓN DE LAS TRANSACCIONES Estos son los tres tipos de transacciones que vamos a analizar que, como he comentado anteriormente, en principio son suficientes, sobre todo, si somos capaces de entenderlas y manejarlas.
Complementarias La respuesta del receptor es devuelta desde el estado del Yo al que fue dirigida, y dirigida al estado que la emitió. Sólo intervienen dos estados del Yo, uno del emisor y otro del receptor. Son transacciones en las cuales la respuesta se corresponde con el estímulo, ambas partes se complementan, se entienden y mantienen los canales de comunicación abiertos (para bien o para mal).
Cruzadas/Cerradas
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Son aquellas en las que la respuesta no corresponde al estímulo, intervienen más de dos estados del Yo, ya que la respuesta no es devuelta desde el estado del Yo al que fue dirigida, o bien, si vuelve del estado del Yo al que fue dirigida la devuelve a otro que no fue del que partió el mensaje inicial, y en esta situación, las personas parecen no entenderse y la comunicación se cierra. Al igual que las complementarias, no es en sí mismo bueno o malo: a veces es sano cruzar una transacción cuando la situación complementaria es negativa. Esto lo trataremos más adelante.
Ulteriores Son aquellas en las que interviene más de un estado del Yo. El estímulo verbal se dirige a una parte determinada de la personalidad, pero lleva, además, un mensaje (nivel psicológico) oculto dirigido a otra parte del Yo. En estas transacciones, el mensaje realmente importante es el psicológico, ya que el emisor es el que «realmente» quiere que produzca el efecto deseado. Ejemplo: Ramón llega tarde a una reunión, se había programado a las nueve de la mañana y ya pasan veinte minutos cuando entra en la sala. Luis es la persona que convocó la reunión. Al entrar, Ramón saluda y se disculpa: «Buenos días, lo siento». Todos responden «Buenos días», pero Luis le pregunta: «Por cierto Ramón, ¿qué hora es?». Esto es una transacción ulterior. En realidad, Luis lo que le está diciendo a Ramón es: «Has llegado tarde». ¿Qué parte del mensaje percibe Ramón con más fuerza, el «buenos días», o el «has llegado tarde»? De las nueve combinaciones posibles, cuatro son las más comunes, el resto apenas se tienen en cuenta. Las cuatro transacciones más habituales son:
CONSIDERACIONES SOBRE LAS TRANSACCIONES – Si las transacciones son complementarias, la comunicación continúa hasta
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cumplir su objetivo (positivo o negativo). – Si la transacción se cruza, la comunicación se interrumpe. – En las transacciones ulteriores, lo que determina el resultado final es la parte ulterior, generalmente inconsciente. – Una persona que critica a otra, espera de ésta sumisión. – Una persona que protege a otras, espera que se acepte su protección. – La comunicación entre estados Adulto está exenta de emociones y, por lo tanto es clara y eficaz. – El Adulto puede comunicar con otro Adulto para pedir o dar información, pero también puede preguntar al Niño para enterarse de sus necesidades y emociones, como también solicitar información al Padre para enterarse sobre normas o creencias. – En los intercambios de trabajo, las transacciones más frecuentes deben ser de Adulto a Adulto y Complementarias.Pero hay ocasiones en las que conviene cruzar o cortar alguna transacción cuando éstas son inadecuadas, si no se quedaría «enganchado» en la invitación a estar mal del emisor.
Ejemplos de transacciones Complementarias
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Cruzadas
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Veamos los mismos estímulos, pero con diferentes respuestas.
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Aunque en algún caso, como podemos apreciar en los ejemplos, los vectores no se cruzan, las llamaremos también transacciones cruzadas, ya que al responder desde otro estado del Yo al que se envió el estímulo, el emisor ve frustrada su «intención» y, de alguna manera, «algo» se cruza entre lo que esperaba (expectativa) y lo conseguido (respuesta). Aunque las transacciones cruzadas parece que sean siempre negativas, no siempre es así. Hay una situación que se da muchas veces en la vida, donde cruzar la transacción es además de acertado, necesario, si se quiere controlar situaciones difíciles. Veamos el siguente ejemplo:
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Tome nota de esta transacción, si aprende a dominarla se ahorrará muchos o algunos disgustos. Pruebe y verá cómo funciona.
Una transacción antibelicista, con la agresividad que circula hoy en día en nuestra sociedad, como mínimo sorprende; el otro/a se queda desarmado. Un consejo muy importante: si el otro sigue con sus insultos y descalificaciones, usted no se impresione, siga en su Adulto; por insultar más no va a obtener ningún beneficio. Y si al final la otra persona lanza la última descalificación o insulto y se va con una señal de triunfo, usted tranquilo/a, ¡el que ha perdido ha
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sido él o ella! No lo dude, la persona psicológicamente débil es la que necesita ganar esa batalla absurda de las descalificaciones, a la persona psicológicamente fuerte, lo que le interesa es solucionar el conflicto. No lo olvide nunca y será más feliz.
La persona psicológicamente débil es la que necesita ganar esa batalla absurda de las descalificaciones, a la persona psicológicamente fuerte lo que le interesa es solucionar el conflicto. No lo olvide nunca y será más feliz.
TRANSACCIONES ULTERIORES, EJEMPLOS Las Transacciones Ulteriores u ocultas son una manera de manipular. Es decir, las cosas con segundas intenciones. Tienen un mensaje a nivel social que es el que se verbaliza, y otro mensaje oculto o psicológico. No se oye, pero se «siente», se sobreentiende. Cuando existen estos mensajes ocultos, los dos comunicantes son conscientes de su existencia, ello hace que los dos se sientan mal. El primero (el que inicia el juego) porque, en el fondo, sabe de su incapacidad para expresarse clara y libremente y del inminente inicio de un juego psicológico. Y el segundo (probable jugador) se siente mal porque los mensajes ulteriores llevan una carga negativa en
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el propio mensaje, y es consciente de la dificultad que supone el hecho de replicar a algo que no se ha dicho de forma manifiesta, pero sí que se ha captado el contenido latente/oculto del mensaje. Se siente agredido.
TRANSACCIONES MUY ULTERIORES Las Transacciones Ulteriores se «oyen» en todas partes. La mayoría de nosotros cae en ellas alguna vez. Pero recordemos que son dañinas, no es una comunicación auténtica; son las que suelen dar origen a los Juegos Psicológicos (los trataremos en un próximo capítulo) y, por lo tanto, a las malas relaciones entre las personas. Niéguese a aceptar las Transacciones Ulteriores. Pregunte por qué no le dicen claramente lo que deben decirle, exija desde su Adulto la comunicación «sana». Y
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por favor, no entre en el juego de estas transacciones, es decir, no critique, no se enfade, no se deje embaucar, ni permita que nadie le salve si usted no se lo ha pedido. Le propongo un ejercicio para que practique la comunicación «sana». Estas, o muy similares, son algunas frases que se suelen escuchar en las relaciones entre personas. Anote la frase sana como alternativa a la frase que se indica y que, por supuesto, en todos los casos lleva un mensaje ulterior.
EJERCICIO • “Marta se ha comprado un abrigo nuevo, ¡qué suerte tener tanta ropa!» En vez de: «__________________________________________» • «Me han dicho que la película es buenísima.» En vez de: «__________________________________________» • «Los hombres son muy machos antes de casarse y después, nada; sólo piensan en ellos.» (Dicho en un grupo de amigos en presencia del marido.) En vez de: «__________________________________________» • «Este verano todo el mundo sale al extranjero, hay unas ofertas fantásticas para ir a Cuba.» En vez de: «__________________________________________» • «Seguramente es muy tarde para invitarte a tomar una copa.» En vez de: «__________________________________________» • «Si no fuese porque estoy/estás casado/a, te invitaría a cenar.» En vez de: «__________________________________________» • Alguien le comenta a su Jefe: «Hay que ver lo cara que está la vida. A mi primo Luis, en su empresa le han subido el sueldo por esta razón. Claro que su empresa es muy buena empresa». En vez de: «__________________________________________»
LA TRANSACCIÓN TRANSCENDENTAL
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George Escribano, uno de los transaccionalistas más reconocidos, presentó en el X Congreso de Análisis Transaccional (Barcelona, julio de 2000) un interesantísimo taller que, por motivo de espacio, limitaré a lo más sustancial del mismo. G. Escribano, en su labor práctica y de investigación terapeútica, descubrió la que él llama «Transacción Fundamental». Cada persona, a lo largo de la vida, va emitiendo una o algunas transacciones (verbales, gestuales, etc.) repetitivas. En estas transacciones va implícita la esencia del Guión de cada persona. Comentó G. Escribano: «La Transacción Fundamental nos guía en nuestro Guión, por eso la repetimos constantemente». G. Escribano descubrió esta transacción cuando, a punto de «tirar la toalla» con una clienta (paciente en terminología médica) a la cual no podía ayudar en su proceso terapéutico, le comunicó que posiblemente debía probar otro tipo de terapia o terapeuta. Su clienta respondió: «Sí, es cierto, pero creo que no vale la pena».«No vale la pena», era la Transacción Fundamental; en muchas ocasiones, la clienta ya lo había manifestado. Todo su Guión giraba en torno a este Mandato: «Terapeuta, no te esfuerces, no valgo la pena», y cuando se cree en ese Mandato es difícil el proceso de cambio. Una vez descubierto el Mandato, la solución es rápida. Descubrir la Transacción Fundamental es un proceso de observación e intuición.
ANÁLISIS DE LAS TRANSACCIONES EN LAS ORGANIZACIONES Las empresas son un «miniuniverso» donde la cantidad de información generada es más abundante. Es un todo que gira en torno a la comunicación. La más importante de esta comunicación es la «interna». En torno a la comunicación interna gira la Cultura, el Estilo y la forma de hacer de la organización. Saber qué tipo de comunicación impera en una organización es saber cómo funciona, qué tipo de «vida organizativa» se vive, qué posibilidades de ser felices tienen sus componentes y qué futuro le espera. Ahí van algunas pistas: TRANSACCIONES Padre-Niño en la empresa VENTAJAS 1. El jefe tiene un control completo sobre las actividades y los resultados de sus subordinados.
DESVENTAJAS 1. Falta de libertad de acción.
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2. Se minimiza la adopción de riesgos.
2. No hay delegación de trabajo y responsabilidades.
3. Es eficaz y ahorra tiempo, ya que se toman decisiones preestablecidas.
3. Crea dependencia. Los colaboradores no aprenden a tomar decisiones (simbiosis negativa).
4. Las órdenes son únicas y sin posibilidad de discusión.
4. La comunicación es poca y deficiente.
5. Las actividades se realizan conforme a un patrón o criterio único.
5. Frena la creatividad y se fomenta la burocracia.
6. El jefe se hace indispensable e insustituible.
6. Difícil sustituir un jefe de estas características.
7. Niega al colaborador la posibilidad de tomar decisiones
7. Tendencia a crear un trabajo rutinario.
8. Evita el conflicto con los jefes.
8. Falta de motivación. No hay crecimiento personal y profesional. Comportamiento improductivo.
9. Cada persona es un especialista en su área.
9. Desconocimiento de las demás áreas de la organización. Falta de holismo (visión de conjunto).
TRANSACCIONES Niño-Niño en la empresa VENTAJAS
DESVENTAJAS
1. Rápida solución de los problemas emocionales.
1. Explosiones emocionales.
2. Ambiente sanamente informal de trabajo.
2. Cierto grado de irresponsabilidad.
3. Alto nivel de creatividad e innovación.
3. Falta de seguimiento de las «cosas». e innovación. A veces se hacen cosas sólo porque «parece muy interesante».
4. Relaciones personales espontáneas entre todos los miembros de la organización.
4. Incumplimiento de algunas normas, canales de comunicación, políticas, etcétera.
5. Alegría, disfrute.
5. Anarquía, desorden.
TRANSACCIONES Adulto-Adulto en la empresa VENTAJAS
DESVENTAJAS
1. Permite el crecimiento de los empleados y de la organización.
1. Falta de experiencia de los colaboradores.
2. Toma de decisiones aceptada por todos.
2. Estar todo el tiempo en el Adulto.
3. Responsabilidad compartida.
3. Muchas diferencias de opinión.
4. Comunicación en los dos sentidos.
4. Pérdida de tiempo al escuchar todas las opiniones.
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5. Las decisiones se toman en base a la información y no al poder.
5. Se reprimen los aspectos positivos del Padre y del Niño.
6. Manejo racional de las diferencias.
6. Represión de los conflictos emocionales.
7. Clima de trabajo y responsabilidad.
7. Ambiente frío, rígido y sin alegría.
8. Ahorro del tiempo al tratar los problemas.
8. Pérdida de creatividad e intuición.
La gran mayoría de empresas y organizaciones que conozco personalmente, y otras muchas por referencias bien contrastadas, se manejan con las transacciones Padre → Niño. A veces, se ponen en la posición de Adulto, pero cuando surge una desavenencia o un conflicto, rápidamente se ubican de nuevo en el Padre Crítico (recordando quién manda). Al fin y al cabo, es la forma de relación más utilizada en nuestra sociedad. Hay alguna excepción donde el Adulto hace su aparición esporádicamente. Algunos directivos (algunos han trabajado conmigo en seminarios y talleres) hacen un gran esfuerzo para «liberar» en su organización el Adulto y el Niño Natural, pero reconocen que les cuesta un gran esfuerzo conseguirlo. Son directivos que la mayoría lo conseguirán e irán diferenciándose, ellos y sus organizaciones, de las que son dirigidas por profesionales incompetentes que basan su forma de dirigir personas en el Sé Fuerte. Este es el mandato, junto con el Sé Perfecto que domina en la mayoría de los directivos (al menos españoles*). Y en su empresa, ¿qué transacciones predominan?
LAS TRANSACCIONES MÁS HABITUALES Aunque no hay que tomarse al pie de la letra la información de la siguiente tabla, sí que se observa en la relación entre las personas, que estos estados del Yo son los que más se suelen implicar en los procesos de estímulo-respuesta. LOS ESTÍMULOS PROCEDENTES DEL:
SUELEN OBTENER RESPUESTA DEL:
Padre Crítico.
Niño Adaptado Sumiso – Niño daptado Rebelde. Padre Crítico.
Padre Crítico OK.
Niño Sumiso OK.
Padre Protector NO OK.
Niño Sumiso – Niño Rebelde.
Adulto.
Adulto.
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Niño Natural. Niño Adaptado Sumiso. Padre Crítico NO OK (Perseguidor).
Niño Adaptado Rebelde.
Niño Natural. Padre Protector. Padre Crítico. Padre Protector NO OK (Salvador). Niño Adaptado Sumiso. Padre Crítico. Niño Adaptado Rebelde.
Cuando se establece una comunicación, cada estado del Yo lo hace con un determinado objetivo. Describo, a continuación, por qué o para qué se dirige (normalmente) un estado del Yo a otro.
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EL ARTE DE LA COMUNICACIÓN La comunicación es una ciencia y es un arte a la vez. Es una ciencia porque existen unas técnicas y unos métodos que hacen que la comunicación pueda ser más eficaz en función de su aplicación, más o menos rigurosa y acertada. Y es un arte porque en la comunicación hay que «mezclar» estas técnicas con aspectos emocionales, y la sabiduría en la «gestión de esta mezcla» es la que diferencia a los grandes comunicadores de los demás. Aunque no tiene una relación directa con el A. T., considero interesante la siguiente aportación por lo que puede tener de utilidad para conseguir un mayor nivel de eficacia en su relación con los demás. Veamos. ¿Cuántas palabras puede pensar una persona en un minuto? Difícil la pregunta, ¿verdad? Lo cierto es que la respuesta no es fácil ni para los estudiosos del tema. Pero parece ser que haciendo una abstracción de buena voluntad podríamos decir que: • Pensamos a razón de quinientas palabras por minuto (más o menos). Y ¿cuántas palabras podemos expresar en un minuto? Evidentemente, con más posibilidades de acertar que con los pensamientos, podemos calcular que un término medio aceptado podría ser: • Ciento treinta palabras por minuto (más o menos). Bien, ya tenemos el primer conflicto: aquel mensaje que hemos estructurado con quinientas palabras (tomando un minuto como tiempo de referencia) lo debemos condensar en ciento treinta palabras. Para el emisor no existe problema en la interpretación del mensaje, lo tiene en su cerebro con quinientas palabras, incluso con imágenes y en color. Pero al receptor le llegan solamente ciento treinta, que previamente el emisor ha organizado a su manera y las ha codificado con un criterio muy personal. Y ¿qué pasa con el receptor? Pues lo primero que tiene que hacer es «descodificar» el mensaje para su interpretación, y en este proceso de viaje del mensaje, descodificación e interpretación, se pierde, como mínimo, el veinte por ciento del «envío» original.
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¿Quién dijo problemas de comunicación? Esto no es todo. El mensaje habrá quedado en ciento cuatro palabras, pero depende... ¿De qué depende? Pues del interés o del entusiasmo del emisor, del interés del receptor, de si es por la mañana o por la tarde, en fin, que nunca quedan ciento cuatro palabras, de verdad, ¡se lo aseguro! Sí, porque aún hay más cuestiones a tener en cuenta. Ahí va otra pregunta de «nota». ¿Sabe cuánto tiempo puede estar la mente humana al cien por cien de capacidad de atención? (no de interés, sino de capacidad de atención, repito). → 16 – 18 segundos. ¡Haaala, qué poco! ¿Seguro? Seguro, ¡palabra! Una vez que pasan estos dieciocho segundos (más o menos), la mente se toma un respiro, y aunque usted esté «superinteresado» en el tema y ponga unos ojos de lechuza rural al escuchar, su cerebro se toma un respiro, y ello no quire decir que usted no se entere de nada, no; lo que sucede es que su capacidad «baja» a un sesenta o setenta por ciento y su capacidad de captación e interpretación disminuye. ¿No le ha pasado alguna vez que ha transmitido una información a alguna persona, y posteriormente le dice: «Eso no me lo dijiste, estoy muy seguro»? Y usted alucina porque sabe que sí lo dijo. No le dé más vueltas, lo que sucede es que, en aquel momento, la capacidad de atención del cerebro de su interlocutor había disminuido, su cerebro se había «tomado un respiro». Y una vez que el cerebro se ha tomado un respiro, ¿cuándo vuelve a estar de nuevo «a tope»? Pues mire, a tope, lo que se dice al cien por cien, se logra muy pocas veces; ponganos unas tres veces en una hora. Ya sé que le parece poco, pero créame, ¡yo no tengo nada que ver en esto! De todas formas, digamos que una persona que se ubica en una capacidad de atención en torno a un noventa por ciento, ya es más que aceptable. Esta es una información muy útil pero, sobre todo, para las personas que tienen que comunicar a grupos, profesores, conferenciantes, directivos de empresa, etc. Piense que, en muchas ocasiones, tendrá a parte de su auditorio al cincuenta por ciento de su capacidad de captación de la información que usted emite. Por eso, es muy útil lo de repetir los aspectos importantes.
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Igualmente a los padres y madres, cuando tengan que transmitir una información importante a sus hijos, asegúrense de que su nivel de atención es elevado; los niños suelen tener un Niño Natural muy «despistado» que no les permite concentrarse en algunas cuestiones. Infórmele de que lo que le va a decir es algo muy importante para él, esto suele elevar el nivel de concentración. Esta técnica sirve para cualquier situación y persona.
El nivel máximo de atención se puede conseguir unas tres o cuatro veces en una hora. Ello dependerá del estado físico y emocional de la persona, de si ha descansado bien, está estresado, cansado, etc.
Como resumen a este resumido apartado (valga la redundancia) y con el ánimo de que usted no se olvide. Recuerde: • Cuando dos personas se encuentran, no existe la no comunicación. • En las palabras solamente va el veinte por ciento del mensaje, el resto va en el tono, el ritmo, en la postura del cuerpo, la posición y el movimiento de las manos, etcétera. • Las Transacciones Ulteriores son SIEMPRE negativas. Comunique sin «contaminación». • Cuando exista un «mal rollo», cruce la transacción. ¿Recuerda? A → A. • El psicológicamente fuerte no necesita ganar la discusión. • Cuando vaya a comunicar algo importante, eleve antes el nivel de atención de su interlocutor/a.
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Ejercicios de Transacciones Ponga a prueba sus dotes de observación. Lea atentamente el estímulo y la respuesta de cada situación y trace los vectores correspondientes, de dónde sale el éstimulo y a qué estado del Yo de la otra persona se dirige. Y trace el segundo vector desde el estado del Yo que sale la respuesta y a qué estado del Yo la dirige. Los ejemplos de páginas anteriores le ayudarán.
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LA TERTULIA La clase había sido muy dinámica. Se habían formado grupos y habían practicado ejemplos de transacciones. La sala estaba algo «revuelta» y todos estaban entusiasmados con los ejercicios. Pero era la hora del cierre de la sesión y J.J. así lo comunicó a todos los grupos. –¿A qué nivel de atención crees que estamos ahora J. J.? – preguntó Marga. –Me conformaría con un setenta por ciento – respondió J. J. Martín levanto la mano pidiendo la palabra: –Dime Martín, ¿cuál es tu pregunta? –Por lo que nos has explicado, sería más interesante realizar este seminario por la mañana, ¿no?, ya que estaríamos más descansados y nuestra capacidad de asimilación sería mayor. –Efectivamente –asintió J. J.–. Pero las cosas son como son. Qué le vamos a hacer... –Entonces –prosiguió Martín–, es mejor hacer las reuniones importantes en la empresa por la mañana, ¿no? –Tú ¿qué crees? –respondió en esta ocasión Mónica, y continuó–: Seguro que tú las convocas siempre a última hora de la tarde. ¿O no? –Sí, sí... –respondio pensativo Martín. –Seguramente lo harías para «aprovechar el tiempo» –comentó Marta, con
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cierto tono sarcástico. –¡Transacción Ulterior! ¡Transacción Ulterior! –casi gritó Luis–. Marta, ¡te pillé! –Tienes razón, Luis –se disculpó Marta–. No lo haré más, Martín, ¡eres un explotador! Esto es Adulto-Adulto, ¿no? –dijo sonriendo, a la vez que posaba la mano amistosamente sobre el hombro de Martín. Ya todos estaban a punto de salir cuando J. J. comentó: –¡Un momento, por favor! Faltan los deberes. Hoy son muy fáciles, «Transacciones Ulteriores: ¡no gracias! ¿Vale? –Vaaaaaaaaaaleee –respondieron todos a coro. La noche estaba lluviosa y todos se agolparon a la salida del edificio. –¡Vamos a tomar algo a la Tertulia –gritó Luis. –Vale –respondió Mónica–. El que quiera venir que nos siga. ¡Vamos, Luis! –y salieron corriendo resguardándose los dos bajo el paraguas de Mónica. A toda prisa y sacudiéndose la lluvia, la mayoría del grupo fueron llegando a La Tertulia. Moreno, con su habitual simpatía, iba cogiendo los paraguas y prendas de todos para guardarlas en una especie de ropero que tenían en un apartado a la derecha de la entrada. La mayoría del grupo tenía prisa y decidieron tomar «algo» de pie en la barra. –Hoy es un buen día para hablar –comentó Moreno. –Sí, pero no tenemos mucho tiempo –le respondió Loreto –Señorita Loreto –le respondió Moreno–, hoy es cualquier día, si se tiene algo importante que decir –y se dio media vuelta caminando, se situó detrás de la barra y preguntó–: ¿Qué desean ustedes? Estoy al cien por cien de atención hacia ustedes. Varios componentes del grupo se miraron entre sí. Li Man comentó con Jaime, el médico, Amparo y Arturo, el abogado: –Este hombre me tiene «mosca»; hace quince días también nos hizo comentarios relacionados con el tema que habíamos tratado en el seminario. Es como si supiese de qué estamos tratando. –Será una coincidencia –comentó Jaime. –No sé, no sé... –se quedó pensativo Li Man. Ramón, el concejal, estaba muy entusiasmado, y era él quien dirigía la conversación del grupo. Todos le «achuchaban» bastante. Volvían a recordarle lo
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de la contaminación de los políticos y su costumbre de utilizar las Transacciones Ulteriores. –Que no todos los políticos somos iguales –se defendía–. Eso os lo parece a vosotros, pero la verdad es que la mayoría somos muy Adultos –sonó una especie de silbidos y abucheos, en tono bajo. Ramón se puso muy colorado y sus ojos se hacían cada vez mas grandes–. ¡No teneís razon! –casi gritó. –Ramón... –intervino Li Man con su voz profunda y tranquilizarora–, tú, tienes razón... Luis tiene razón, Marga tiene razón... Todos tenemos nuestra razón. Cuando tú dices que todos los políticos no sois iguales, es cierto. Y seguramente todos estamos de acuerdo. –Sí claro, es verdad, cierto... –comentaron algunos miembros del grupo. –Pero –continuó Li Man–, todos nosotros, o al menos la mayoría, pensamos que muchos políticos no tienen clara su función de servidores de los ciudadanos. Y cuando nos hablan, nos hablan de Pc a Ns, y eso lo entendemos como un desprecio a nuestro valor como seres humanos y un incumplimiento de su función. No lo olvides, Ramón, tú eres un empleado nuestro, y un Ministro, y el Presidente del Gobierno son unos empleados nuestros. Somos vuestros amos y os pagamos muy bien; mejor dicho, vosotros mismos os asignáis el sueldo para que realicéis un trabajo de calidad, como se exige en cualquier empresa. Y os llenaís la boca hablando de servicio al pueblo, cuando dedicáis la mayor parte de vuestro tiempo a criticar, descalificar e insultar al oponente y realizar acciones que solamente sirven para conservar la poltrona... No sois precisamente un ejemplo. Y estamos cansados, Ramón, cansados... –El silencio era absoluto, prácticamente todos los clientes de La Tertulia estaban atentos al comentario de Li Man, y prosiguió–: Los ciudadanos también tenemos un Adulto y un Niño Natural, y tú ya sabes lo que ello significa. Yo te rogaría que vayas a los ministros y al Presidente del Gobierno y les expliques qué es una persona y cómo hay que tratarla, tú ya sabes algo de esto, ellos no, Ramón..., ¡utilízalo!, mucha gente le lo agradecerá. Hubo unos conatos de aplauso por parte de los más emotivos, pero todos estaban de acuerdo con Li Man. –Sí, sí, tienes razón, Li Man, lo cierto es que nunca me habían hablado así... Ha sido duro... –A lo mejor –le comentó Antonio, el director comercial de sesenta años– es que nunca habías escuchado así.
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–Hoy ha sido breve pero muy interesante –comentó Jaime. –Si esta es la línea, yo me apunto a la Tertulia –comentó María, ama de casa. –Y yo –se sumó Paco, empleado de banca. Moreno empezó a entregar los paraguas y los abrigos. –Cuidado con la lluvia, pero sobre todo, con la «ulterior». Volvieron a mirarse sorprendidos Li Man, Arturo, Jaime, Amparo y Loreto. Loreto tenía prisa y no pudo conversar como habría sido su deseo con Li Man. Se despidieron deprisa. –No salgas del coche, Li Man. Está lloviendo. Un beso... –se besaron, y Loreto bajo del coche y empezó a correr. Cuando llevababa recorridos cuatro o cinco metros, volvió sobre sus pasos, abrió la puerta del coche... –¿Qué sucede? –preguntó Li Man. –Te quiero –dijo Loreto mirándole a los ojos. Dio media vuelta, cerró la puerta con fuerza y echó a correr hacia su casa. Al llegar a la puerta se dio media vuelta, saludó con la mano y desapareció en la penunbra del portal. Li Man se quedó entre sorprendido y aturdido, apoyó su frente en el volante del coche y murmuró para sus adentros: «A veces, la vida es injusta... A veces, es maravillosa.» • Los catorce días habían pasado muy rápidos para la mayoría de los asistentes al seminario. Loreto y Li Man sólo habían podido verse en una ocasión, aunque habían hablado por teléfono cada día. Una vez en la clase se saludaron con un beso en cada mejilla al igual que todos los compañeros y compañeras. Entre los hombres se daban fuertes abrazos. Mientras, J. J. los contemplaba con agrado. La verdad es que estaba emocionado con la escena. Sintió una fuerte opresión en su garganta que intentó disimular antes de que sus ojos fuesen inundados por las lágrimas. Loreto, Marga y Mónica pudieron observar este «trance» de J.J.; se miraron entre ellas y un gesto de complicidad les llevo a ellas a «sufrir» una fuerte sensación de admiración hacia J. J. –Fantástico, fantástico... –exclamaba J.J.–. Sois fantásticos, con vosotros todo es más fácil. –¡Bien! Ya estamos todos –continuó con voz profunda, algo quebrada. Miró, como era habitual, de uno en uno a todos los miembros del grupo, mientras se
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producía un respetuoso y profundo silencio. Todos esperaban, no sólo con interés, sino también con emoción y devoción la intervención de J.J. ¿Cuál sería el tema de hoy? ¿Qué «habría en su libro»? La voz de J.J. sonó amistosa y solemne: –Hoy hablaremos de los Juegos Psicológicos y de los Resentimientos. La teoría de los Juegos Psicológicos es una de las más geniales aportaciones de Berne a la Psicología... Un Juego Psicológico es...
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____________ * Estudio estadístico –500 ejcutivos– presentado por el autor en el IX Congreso de A.T., Zaragoza, 1998; bajo el título «Personalidad y Comportamiento Directivo».
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11 Juegos Psicológicos Sálvame. Pero sólo si te lo pido. Un Juego Psicológico consiste en una serie de transacciones con una motivación ulterior y que suele terminar con malos sentimientos para ambos jugadores (Berne). Esta es la conversación mantenida entre Rosa y Liria a la puerta del colegio de sus hijos, mientras esperan a que éstos salgan para recogerlos. Rosa: «De verdad, me encantaría ir a la fiesta de fin de curso, pero tengo a mi madre que es muy mayor y no se encuentra muy bien. No sé qué podría hacer». Liria: «Por qué no llamas a tu hermana?, seguro que no te pone ninguna pega». Rosa: «Mira, prefiero no pedir favores; después, toda la vida te lo echan en cara». Liria: «¿Por qué no pides ayuda a una agencia especializada? Te facilitarán una persona de confianza para que acompañe a tu madre». Rosa: «¡Huuuuy!, no me fío de esas agencias; seguro que me envían a una niña joven que de quien menos se ocupa es de mi madre. ¡Quia... quia...!». Liria: «¿Por qué no llevas a tu madre a la fiesta? Estás un rato, ella se distrae y también le irá bien». Rosa (muy enfadada): «¡Pero qué dices! ¿Qué quieres? ¿Que mate a mi madre o qué? ¿Que coja una pulmonía y se muera? ¿Estás loca, o qué? ¡Tienes cada idea...!». Liria (muy enfadada): «Oye Rosa, yo sólo trataba de ayudarte. ¿Así me lo agradeces?». Rosa: «¡Vaya ayuda! La verdad es que a mí no me ayuda nadie; cuando necesito ayuda de verdad todo el mundo desaparece. Siempre me pasa lo
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mismo». Acabo de describir lo que es un Juego Psicológico. Como ha podido comprobar, la cosa no termina nada bien para ninguna de las dos «jugadoras». Como podrá descubrir a lo largo del capítulo, hay muchos tipos de Juegos y están en todas partes. Yo diría que todos «jugamos» alguna vez, a pesar de que los Juegos Psicológicos SIEMPRE tienen un resultado negativo para todos los participantes en el mismo. Los Juegos Psicológicos del A.T. tienen algunas similitudes con otros muchos juegos: – Tienen unas reglas concretas (comienzo, desarrollo y final). – Una distribución de funciones (Roles). – Casi siempre los juegan los mismo/as jugadore/as. – Se juegan una y otra vez. – Al final hay quien gana (en los Juegos Psicológicos, pierden todos). Una transacción que se define como Juego suele producir un intercambio de palabras y acciones entre dos o más personas y que se caracterizan por: 1.– Una serie de transacciones complementarias en progreso, que son aceptables a nivel social. 2.– Hay alguna transacción ulterior con mensajes ocultos (implícitos) que conducen a un final predecible. 3.– Suceden siempre de un modo similar, como si estuviera ensayado. 4.– Al final, todos los que intervienen reciben su «premio»; es decir, sentirse mal de una u otra forma. Incluso cuando alguien «gana», hay un mal sentimiento subyacente. 5.– Refuerza la actitud previa que tenía de sí mismo (Mito-Guión) y de los otros jugadores. 6.– En ningún momento de un Juego Psicológico interviene el Adulto; si lo hace, en ese momento desaparece el Juego. Todo esto lo entenderá perfectamente con la información que le voy a ir facilitando (paciencia).
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Cuando el proceso del Juego se realiza desde el Adulto conscientemente, es una MANIOBRA, ya que está destinada a manipular deliberadamente.
Berne representó el proceso de un Juego mediante una fórmula, ya que en ellos existe una sistemática que siempre (o casi siempre) se cumple. Esquemáticamente se representa así: CEBO + FLAQUEZA = ENGANCHE → CAMBIO → CONFUSIÓN → RESULTADO FINAL = NEGATIVO (A veces positivo, si nos damos cuenta de su negatividad y ello no decide a cambiar. Teoría de J. James) Análisis de la fórmula: 1. Cebo: Es una acción inconsciente y es la Transacción Ulterior que sirve de «estímulo» al otro jugador, a ver si «pica». 2. Flaqueza: Es el punto débil del interlocutor (sin Adulto). 3. Respuesta: El segundo participante (el que tiene la «flaqueza») responde al Cebo y así entra de lleno en el Juego. 4. Cambio: El primer jugador, el que había lanzado el Cebo, cambia repentinamente de estado del Yo, lo cual lleva a sorpresa y confusión del Yo al segundo jugador, que también cambia de estado del Yo. 5. Resultado: Los dos jugadores se sienten mal, pero a la vez obtienen un Beneficio Negativo, ya que se confirma algún aspecto negativo de su Guión de Vida. A continuación, explicaré el segundo gran descubrimiento de Berne, los tres roles que siempre se dan en los Juegos.
FALSOS ROLES – TRIÁNGULO DRAMÁTICO Los participantes en un Juego, por lo general, adoptan uno de estos tres roles básicos: Perseguidor, Salvador o Víctima. Se inician estos nombres con mayúscula para diferenciarlos de los roles reales que a muchas personas les toca «vivir» en la
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vida y que no son la interpretación de un papel, sino que son vivencias auténticas. Existen personas que son realmente víctimas de otras. Por ejemplo, esto puede suceder en casos como la política, la discriminación en el trabajo, etc. En estos casos, son víctimas reales. Estos tres roles fueron descritos por primera vez por Berne. Posteriormente, S. Karpman los diagramó en un triángulo. Tanto los roles como la «fórmula» de los Juegos descubiertos por Berne son unas herramientas extraordinarias para detectar los Juegos y posteriormente estudiarlos y eliminarlos.
DESCRIPCIÓN DE LOS TRES ROLES BÁSICOS: Los Perseguidores: (Posición Existencial: Yo no Ok, aunque no lo parezca, Tú no OK) – Hacen que las reglas se cumplan a «rajatabla» y de manera cruel. – Elaboran reglas poco prácticas. – Atormentan a personas débiles, en lugar de hacerlo con otros de su misma fuerza. – Necesitan que les teman, tapando sus complejos de inferioridad. – A veces se hacen pasar por víctimas, con lo que consiguen culpabilizar y sentirse mal a los otros, que es cuando se convierten en Perseguidores. Las Víctimas: – Fingen estar desconcertadas. Parece que no se enteran de nada. – Olvidan en forma conveniente para que las «atrapen». – Elaboran reglas poco claras y poco prácticas. – Envían mensajes de «estoy indefenso/a», «no puedo», «no sirvo». – Se equivocan y cometen errores para que las «persigan» o las «salven». Los Salvadores: – Ofrecen una ayuda falsa, con el fin de conseguir una dependencia de los otros a través de esta «ayuda» (a veces se ve en padres, maestros y jefes). – No ayudan a otros, en el fondo les disgusta ayudar.
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– Se esfuerzan por mantener el papel de la Víctima, para que puedan continuar jugando a Salvador. En ocasiones, pueden crear víctimas para después «salvarlas». – Necesitan que les necesiten. Aunque cada Jugador se ubica habitualmente en un rol determinado, en un momento dado puede cambiar a otro, facilitando así la continuidad del Juego. En la siguiente figura se representa esta idea tal como la diseñó S. Karpman.
Analizaremos ahora la conversación del principio del capítulo entre Rosa y Liria, y así veremos cómo se desarrolla la Fórmula y el Triángulo de los Roles. Rosa (Cebo/Víctima:de forma inconsciente, ya sabe que con Liria va a empezar «su Juego»): «De verdad, me encantaría ir a la fiesta de fin de curso, pero tengo a mi madre que es muy mayor y no se encuentra muy bien. No sé qué podría hacer». Liria (Flaqueza-Enganche/Salvadora):«Por qué no llamas a tu hermana?, seguro que no te pone ninguna pega». Rosa (Víctima/Adulto Contaminado): «Mira, prefiero no pedir favores; después, toda la vida te lo echan en cara. Ya me ha pasado muchas veces». Liria (Sigue en Salvadora): «¿Por qué no pides ayuda a una agencia especializada? Te facilitarán una persona de confianza para que acompañe a tu madre.» Rosa (Víctima/Adulto Contaminado): «¡Huuuuy»!, no me fío de esas agencias; seguro que me envían a una niña joven que de quien menos se ocupa es de mi madre. A una amiga mía ya le pasó que...».
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Liria (Sigue en Salvadora): «¿Por qué no llevas a tu madre a la fiesta? Estás un rato, ella se distrae y también le irá bien». Rosa (muy enfadada) (Cambio/Perseguidora): «¡Pero qué dices! ¿Qué quieres? ¿Que mate a mi madre o qué? ¿Que coja una pulmonía y se muera? ¿Estás loca, o qué?». Liria (muy enfadada) (Cambio/Perseguidora: Sentimiento Negativo):«Oye Rosa, yo sólo trataba de ayudarte. ¿Así me lo pagas? Eres una desagradecida». Se confirma:«La gente es una desagradecida». Rosa (Víctima: Sentimiento Negativo): «A mí no me ayuda nadie; cuando necesito ayuda todo el mundo desaparece. Siempre me pasa lo mismo. Se confirma:Qué desgraciada soy, ya me lo decía...» ¿Ha podido seguir y comprender la secuencia del Juego? ¡Seguro que sí! Posiblemente, al día siguiente de esta conversación entre Rosa y Liria ninguna de las dos se acuerde del «mal rollo». También es posible que si éste u otros Juegos son practicados habitualmente por ellas, lleguen a Juegos de mayor entidad y acaben insultándose y perdiendo las amistades. A este Juego se le denomina «¿Por qué no lo haces? – Sí, pero...». ¿Cómo se hubiese podido evitar «entrar en el Juego? Revisemos de nuevo la conversación entre Rosa y Liria, veamos cómo Liria, haciendo intervenir a su Adulto, evita el Juego, por mucho que Rosa, posiblemente una «empedernida» jugadora, lo intente. Recordemos que:
«Dos no juegan si uno/a no quiere»
Rosa (Cebo/Víctima:de forma inconsciente, cree que con Liria va a empezar «su Juego»): «De verdad, me encantaría ir a la fiesta de fin de curso, pero tengo a mi madre que es muy mayor y no se encuentra muy bien. No sé qué podría hacer». Liria (desde su Adulto): «La verdad que sí que es una lástima. ¿Puedo ayudarte en algo?». Rosa (Víctima/Adulto Contaminado): «Mira, prefiero no pedir favores;
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después, toda la vida te lo echan en cara. Ya me ha pasado muchas veces. No lo digo por ti, Liria». Liria (sigue en su Adulto, da información): «Existen agencias especializadas que facilitan personas de compañía de confianza. ¿Por qué no llamas?» Rosa (Víctima/Adulto Contaminado): «¡Huuuuy!, no me fío de esas agencias; seguro que me envían a una niña joven que de quien menos se ocupa es de mi madre. A una amiga mía ya le pasó que...» Liria (Sigue en su Adulto): «Pues si quieres ir a la fiesta tendrás que encontrar una solución. ¡Seguro que lo resolverás! Estos niños se están retrasando, ¿verdad?». Rosa (se queda sin compañera de juego): «Sí, parece que se están retrasando bastante. (El Juego ha terminado)». Como este hay muchos juegos «típicos»; son Juegos que se practican muy a menudo y muchos de ellos ya están «bautizados» (hay mas de cien, que yo sepa.) A continuación expongo algunos de los mas conocidos. Tampoco voy a poner muchos ejemplos, ya que lo que más me interesa (para su beneficio) es que sea capaz de darse cuenta de cuándo está practicando un Juego, para que pueda cortarlo y seguir una comunicación más eficaz y placentera.
EJEMPLOS DE JUEGOS Como comentaba anteriormente, existen muchos Juegos que podríamos denominar de «uso común», ya que son practicados y utilizados en muchas ocasiones, por muchas personas. Esta fácil identificación ha permitido «bautizarlos», facilitando así su identificación. Relacionamos a continuación, algunos de los más populares: «El mío es mejor que el tuyo» En este Juego subyace la base de la mayoría de Juegos (pensemos que los Juegos se aprenden en la infancia), ya que, en la mayoría de ellos, cada jugador trata de salirse con la suya, ya sea como Perseguidores, Salvadores o Víctimas. Se da mucho entre los niños que tratan de competir con su bicicleta, su perro, sus zapatillas, su coche, etc. Pero este Juego también sigue siendo una de los
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preferidos de los mayores. La competencia y la necesidad de SER a través del TENER. Pata de palo El Jugador se pone en una posición de inferioridad respecto a otro u otros. El mensaje que subyace es: «¿Qué se puede esperar de alguien con una pata de palo?». Soy pequeño/a. Nunca me encuentro bien, me duele la cabeza, el estomago, la espalda, etc. Eso no lo sé hacer. Yo soy muy torpe. Eso es cosa de hombres/mujeres, etc. La persona alega carencias reales o imaginarias, con el fin de obtener algo de los demás, o para eludir sus responsabilidades. En muchas ocasiones, desde su posición de Víctima, lo que consigue muy sutilmente es que los demás se sientan mal, con lo que se convierte en un Perseguidor. ¿Por qué te «picas»? Este Juego empieza con una transacción ulterior. Ejemplo de dos compañeros de trabajo, cada uno de ellos seguidor de un equipo de fútbol «eterno rival» del otro: Jugador 1 (su equipo no ganó el Campeonato): «A ver si este año los árbitros han aprendido a aplicar las reglas por igual a todos los equipos». Jugador 2 (su equipo ganó el campeonato) (enfadado): «¿Qué quieres decir?». Jugador 1 (en tono «sibilino»): «No, nada, nada...». Jugador 2: «Lo que pasa es que tienes envidia...?». Jugador 1: «¿Envidia yo? Nosotros perdemos pero con honra... Además no sé por qué te “picas”, yo sólo he dicho que se aplique el mismo rasero a todos, yo no he mencionado a tu equipo para nada». Pobre de mí – Abrumada Éste suele ser un Juego de pareja. La esposa organiza con gran esfuerzo el funcionamiento del hogar, el marido le critica los fallos. La esposa se suele sentir abrumada por tanto trabajo, y a veces puede cometer un fallo importante. El marido suele reaccionar muy enfadado, como si hubiera pasado algo muy importante. Entonces critica a su mujer, o bien aparece como un falso Salvador:
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«Si no puedes con todo dilo.» Lo que en realidad suele querer decir, y la esposa así lo capta, es: «Mi madre hubiera podido.» o «Eres un desastre». A continuación suele seguir una fuerte discusión. Al poco tiempo, la mujer se prepara e inicia su ardua tarea de ocuparse de todas las tareas de la casa hasta que se vuelve a producir un nuevo fallo, y ¡vuelta a empezar!, el nuevo Juego está servido. Este Juego tambien puede darse entre jefe y colaborador. Imperfección Los jugadores de Imperfección son personas muy escrupulosas, se fijan en detalles pequeños e intrascendentes y les agrada discutir y buscar pleitos sobre cuestiones insignificantes, cuando existen asuntos de mayor transcendencia que requerirían su atención. La recompensa es un falso sentido de superioridad que se presenta cuando la Víctima (la persona criticada) se siente incómoda, falta de conocimientos o enojada. Estos jugadores pocas veces ven la situación global; están demasiado ocupados criticando detalles triviales. Casi nunca dan «palmadas» o caricias incondicionales; en el mejor de los casos dirían: «Ese trabajo lo has hecho muy bien, lástima que el color sea tan...» Sí, pero... Este Juego se da mucho en las empresas, tanto en la relación compradorvendedor, como en la de jefe-colaborador. El primer jugador suele lanzar el cebo: Comprador a vendedor: «Estoy interesado en su producto/servicio». Cuando el vendedor le visita y le presenta las ventajas de su oferta, el comprador asiente, dice que «sí, pero...», y suele sacar una excusa. El vendedor resuelve la objeción y el comprador plantea otro «sí, pero...», hasta que el vendedor se irrita y da por terminada su entrevista mientras piensa: «Es un ignorante, no tiene ni idea de nada, brrrrrr». Mientras el comprador piensa: «Estos vendedores se creen muy listos y no saben ni presentar el producto.» Igual pasa con el jefe que pide la opinión a sus colaboradores, y a todo dice «sí, pero...».
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Y al final, el jefe piensa: «Vaya ideas que tienen. ¡Ni una merece la pena! Si no fuera por mí. Yo sí que tengo imaginación». Y los colaboradores piensan: «La próxima vez le va a dar ideas su tía, ¡todos los jefes son iguales!» Los dos se sienten mal. Los dos están confirmando alguna parte de su Guión.
Deshonra (Este es muy bueno) Este es un Juego que practican tanto hombres como mujeres. Las mujeres que practican este Juego han aprendido a desconfiar o tienen aversión a los hombres y han adoptado la posición de que «los hombres están mal» (Posición Existencial KO–). Para comprobarlo, la jugadora envía mensajes provocativos (Cebo) a los hombres (falda hacia arriba, escote hacia abajo, etc.) que la rodean. Su objetivo es atraer a un hombre para que este le haga una proposición. Cuando el hombre responde (Flaqueza – Enganche) ella lo humilla (Cambio) con un comentario como: «Pero, ¡qué te has creído! ¿Por quién me has tomado? ¿Qué clase de mujer crees que soy? ¡Viejo indecente y guarro!». El hombre en cuestión, alucina. ¡Si ha sido ella quien me ha provocado! El resultado de este Juego es el mal sentimiento de los jugadores. Posiblemente se confirmen estos mitos. La mujer: «Todos los hombres son iguales, sólo piensan en lo mismo... Ya me lo decía...». El hombre: «Todas las mujeres son iguales. ¡Unas estrechas!, ya me lo decía...». La versión del Juego «Deshonra» (D. Jongewar también le llama Beso de Despedida), en los hombres, también parte de una Posición Existencial «Tú mujer, estás mal, no OK–. Suele suceder que el hombre corteja e intenta atraer a una mujer (Cebo), utiliza una florida prosa, se muestra elegante y gentil y la colma de atenciones. Después, si ésta responde o corresponde afirmativamente (Flaqueza– Enganche), él la ignora, desvía su atención, normalmente, hacia otra mujer (Cambio). Ella se siente «herida» (emoción negativa) y él recibe la bronca correspondiente. ¿Qué mito cree que se confirman cada uno de los jugadores? Dejo la respuesta a su imaginación. Anótela en el espacio que al efecto le reservo (así usted también participa en la escritura de este libro). Mito que se confirma la mujer: ...................................................................
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Mito que se confirma el hombre: ................................................................ Psiquiatra Este Juego es uno de los riesgos que corre por el hecho de haber leído este libro. Me explico. Al terminar de leer el libro, usted sabrá (posiblemente) mucho, o bastante más de psicología que antes, y puede suceder, y a veces ocurre, que se sienta inclinado/a a analizar a otras personas, o bien, a emplear términos de A.T. (puede ser una especie de «farde» inconsciente). Es muy posible que a otras personas no les guste que las clasifique, Padre, Adulto, etc. y que se sientan incómodas. Evite, en la medida de lo posible, Perseguir presumiendo de sus conocimientos. Si lo hace, ya sabe, hágalo desde su Adulto y utilice términos «corrientes», el A.T. se presta a ello. Lo comentado no significa que usted se guarde para sí todo lo que va a aprender en este libro, muy al contrario, ¡divulgue el A.T.!, pero sin Perseguir ni Salvar. ¿OK?
OTROS JUEGOS: JUEGOS DE PODER Aparte de los nombres asignados a los Juegos, también existe una clasificación por «temas»: Juegos de pareja, de hermanos, padres-hijos, de novios, jefesubordinados, etcétera. Claude Steiner, alumno y gran amigo de Eric Berne, en su libro Los Guiones que Vivimos, 1992 Ed. Kairós, pag. 285, explica los Juegos de Poder. La práctica de los Juegos de Poder está muy generalizada. Como dice Steiner: «El poder tiene la capacidad de obligar a las personas a hacer cosas y está distribuido de forma desigual, de modo que unas tienen más y otras menos». Los Juegos de Poder no han sido tenidos muy en cuenta por muchos transaccionalistas. Personalmente estoy de acuerdo con la importancia que Steiner asigna a los mismos, primero, por el uso generalizado que se hace y, segundo, por su enorme repercusión negativa, sobre todo para el «jugador más débil». Muchas personas piensan que estos juegos son propios de los políticos, los militares, jueces, guardias y sobre todo, por los jefes en las empresas. Pero pensemos por un momento: los padres ¿no tienen poder y lo usan con sus hijos?;
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los profesores, ¿no tienen poder sobre sus alumnos y lo usan? ¿Acaso el marido, físicamente más fuerte que la mujer, no juega al Juego de la Fuerza? Estos Juegos, como la mayoría de ellos, fueron aprendidos en la infancia, y es el Pequeño Profesor quien a partir de esa etapa se dedica a buscar «Jugadores/as» para ir confirmando los diferentes (o algunos) mandatos que configuran el Guión de Vida. Sobre todo los padres y profesores, por este orden, deberían revisar constantemente sus relaciones con sus hijos y sus alumnos, no sea que sin darse cuenta (por supuesto), estén cimentando la educación de los niños sobre la base de Juegos Psicológicos. Dispongo de alguna información sobre la práctica de los Juegos de Poder en las aulas, pero no es suficiente para evaluar el nivel de incidencia de estos Juegos «profesor-alumno». Sería interesante si usted es profesor/a y lo analiza. Sobre los Juegos de Poder que utilizan los padres, sí que puedo afirmar que se practican de forma constante y generalizada; solamente he necesitado escuchar y observar, durante estos últimos años, a padres y madres en los más diversos lugares; por la calle, en el parque cuando juegan (los niños), en los comercios, en los bares, restaurantes, etcétera. Ejemplo de Juego de Poder de baja intensidad emocional. Se desarrolla en un día de compras en unos grandes almacenes: Toñin (cuatro años): Va delante de su mamá. Mamá: Se para a mirar un producto sin ocuparse de su hijo. (Cebo). Toñin: Sigue caminando. (El niño casi no tiene Adulto, está en su Niño Natural, ¡faltaría más!). Mamá: Se da cuenta de que Toñin no está a su lado. «¡Toñin!», grita la madre con angustia y rabia; corre unos metros y encuentra a su hijo mirando tranquilamente unas extrañas botellas de perfume. «¡No sé que voy a hacer contigo, no se puede ir contigo a ninguna parte!, ¡eres muy malo! Nadie te querrá.» La cara de la madre es un poema. Mensaje no verbal: Qué te has creído mocoso, hacerme esto a mí que soy tu madre (Perseguidora). Estamos ante un Juego de Poder.
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Toñin: Se queda mirando impotente (Víctima) ¿Qué puedo hacer? Ella tiene el «poder», el niño no entiende de «razón», sabe que en ese momento es más débil. Mamá: «Y no te muevas más de mi lado ¿vale...?» Toñin: Va pegado a la falda de su mamá (Cebo), tanto se pega que, en un momento dado su mamá sin darse cuenta le pisa un pie y el niño empieza a llorar. (Se hace la víctima, pero posiblemente esté en Perseguidor, ¿usted qué cree?) Mamá: «Perdona hijo mío». Lo coge en brazos, lo aprieta contra su pecho mientras le dice: «¿Quién te quiere más que mamá?», (Salvadora) «si mi niño es el más guapo y el más bueno del mundo». Este Juego no ha terminado mal del todo, posiblemente no ha terminado ya que el niño o la madre pondrán otro cebo. La madre se confirmará (posiblemente) «¡Cuánto hacen sufrir los hijos, qué paciencia tengo que tener y nadie me lo agradece...», y el niño, ¿cómo irá interiorizando estas situaciones? ¿Qué decisiones incorporará a su Guión? Podría ser: «Si quieres que te quieran, primero debes hacer enfadar.» Quién sabe si de mayor, para que su esposa le «quiera», primero «consigue» que se enfade y después, en la reconciliación, viene lo bueno. ¿Le suena esta situación?
¿POR QUÉ JUGAMOS? Porque los juegos nos proporcionan algunas ventajas: 1. RECIBIR CARICIAS (Una caricia es una unidad de reconocimiento, verbal, física, etc.). Los Juegos proporcionan una gran cantidad de caricias de alta intensidad y, además, son bastante seguras; es decir, que los jugadores saben que muy probablemente el Plan de Juego se cumplirá hasta llegar a su final previsto. Las caricias son una necesidad vital de todo individuo y si, por ejemplo, nuestra posición en el trabajo nos proporciona pocas caricias, entonces nos conformamos con fríos reproches. Los juegos son una forma segura de obtenerlos.
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2. ESTRUCTURAR EL TIEMPO Los Juegos Psicológicos proporcionan a la gente un modo de emplear el tiempo. El practicar Juegos lleva mucho tiempo y proporciona la sensación de «estar en acción». En muchos matrimonios, la mayor parte de la relación de pareja está basada en Juegos. 3. CONFIRMAR LA POSICIÓN EXISTENCIAL La Posición Existencial, como hemos comentado en el capítulo nueve, hace referencia a las creencias básicas adquiridas en los primeros años de vida y fuertemente arraigadas sobre nosotros mismos y sobre los demás en general. Están expresadas dentro de nosotros mismos en términos muy básicos: estar bien o estar mal. El fin último de los juegos es humillarnos o humillar a otros. Generalmente, se adopta la posición «yo estoy mal» y se «organiza el juego» para confirmarla. Las personas que piensan en términos de tú estás mal, tienden a reforzar los sentimientos de otras personas en este sentido, al culparlas, atormentarlas y descubrir sus errores o debilidades. 4. ESTABLECER O MANTENER SIMBIOSIS Una simbiosis es una relación entre dos personas, repetitiva y estable, en la que ambas actúan como si fueran una sola; es decir, que cada uno ignora alguna parte de sí mismo y alguna de la otra persona. (La simbiosis es una de las herramientas del A.T. y se explica en un próximo capítulo.) 5. EXPERIMENTAR LOS SENTIMIENTOS APRENDIDOS El concepto de sentimiento aprendido es algo que suele chocar, pues tenemos intuitivamente la impresión de que los sentimientos pertenecen a un área que no es susceptible de aprendizaje. Y, sin embargo, se puede demostrar que las personas aprendemos a sentir de un determinado modo y a reprimir otros sentimientos. Recuerde el tema del Guión de Vida. Ya desde muy temprana edad, el niño se da cuenta de qué sentimientos es peligroso expresar (porque le rechazarán por ello), cuáles puede expresar sin
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peligro y por cuáles será mejor aceptado. Es muy posible que en la familia haya sentimientos favoritos y sentimientos rechazados. 6. EVITAR LA INTIMIDAD-AUTENTICIDAD No enfrentarse a los problemas reales. La persona practica Juegos porque no puede llegar a la intimidad, es decir, a relacionarse libremente con los demás y, al mismo tiempo, los está jugando para no llegar a ella. Es en este sentido en el que los Juegos son un sustituto de la intimidad. Los juegos distancian a las personas. Pueden utilizarse para ejercer control o impedir la intimidad alejando a las personas de encuentros abiertos y sinceros. Aquellos que temen la sinceridad y la responsabilidad en sus relaciones participan en juegos como táctica evasiva. Por ejemplo, en las empresas, cuando la honestidad resulta no ser el mejor camino, la gente se siente obligada a seguir la política de la compañía, en vez de expresar sus verdaderos sentimientos.
¿CÓMO DEJAR DE JUGAR? – Darse cuenta de aquello que nos pasa una y otra vez, de aquello que se repite, ¿Con quién tengo problemas habitualmente?, ¿Cómo empieza todo?, ¿Qué rol juego dentro del Triángulo Dramático? – Otro paso para dejar de jugar es identificar el Mito-Creencia, ¿qué nos confirmamos una y otra vez con estos juegos?, que «los empleados son...», que «fulano es...», que «yo soy...». Debemos pensar que ese Mito que nos confirmamos es fruto de lo que se nos ha transmitido en nuestra educación, que no lo hemos escogido nosotros libremente y que puede ser negativo o inadecuado para nuestro desarrollo profesional y nuestro crecimiento personal. – Entender que un juego, generalmente, es una forma inadecuada de pedir afecto, o para que le presten atención. En lugar de pedir directamente atención o afecto, se hace un juego con el cual se logra afecto y atención, pero de forma negativa y rebuscada.
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– Hay que tener en cuenta lo siguiente: En los juegos no hay buenos o malos, hay errores, equivocaciones o debilidades. – Las personas deben buscar su autonomía como tales. Conseguir la autonomía significa tener: – CONCIENCIA DE LAS COSAS (Darse cuenta del «aquí y ahora»). – ESPONTANEIDAD (Ser Libre). – INTIMIDAD (Autenticidad).
IDEAS PARA LIBRARSE DE LOS JUEGOS 1. Evitar las desvalorizaciones Si deja de haber desvalorizaciones deja de haber juegos. Nadie tiene necesidad de ser desvalorizado. Siempre es uno/a libre de rechazar ser afectado por una desvalorización. 2. Evitar las respuestas automáticas – – – –
Reflexionar antes de contestar. Escuchar. Hacer una pregunta. Pedir precisiones. Prever varias respuestas.
3. Practicar la asertividad Ser asertivo/a significa: – Expresar sin reserva sus opiniones y sentimientos. – Seguir una conducta adecuada, siempre que sus necesidades o derechos se vean perjudicados por las acciones (u omisiones) de otras personas. – Tomar la iniciativa a la hora de satisfacer sus necesidades. – Darnos autorizaciones, derechos (derechos a...). 4. Detener los roles falsos Si no hay ni Salvador, ni Perseguidor, ni Víctima, ya no hay juego. Un medio para saberlo es comprobar:
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– Si la situación avanza hacia una solución. – Si uno y otro van a salir ganadores. Podemos evitar esos papeles si activamos el Adulto, el Niño Libre, el Padre Protector Positivo, el Padre Crítico Positivo. También podemos evitarlo dando y pidiendo señales de reconocimiento positivas, en lugar de negativas. No olvide que si alguien «juega» con usted es porque tiene grandes posibilidades de que usted juegue un papel complementario: todos tenemos un buen olfato para percibir el punto flaco de los demás.
5. Preguntarse ¿quién tiene el problema? La regla es, cuando alguien habla de una manera determinada, dice también alguna cosa de sí mismo, diga lo que diga. No se pretende decir que el problema sea siempre del otro, todos tenemos nuestros puntos débiles. Pero en muchas ocasiones se suele utilizar la técnica basada en el refranero que dice: «Si quieres que no te digan feo, dilo tú primero». Por lo tanto, no siempre debemos creer «a pies juntillas» lo que oímos de nosotros cuando se expresa como crítica; quiero decir, que en ocasiones, hay quien para disimular su problema lo proyecta en los otros. Es un mecanismo de «proyección»; si nos damos cuenta de ello, debemos pasar y no engancharnos al «cebo». 6. Ser más abierto, más directo Practicamos Juegos porque así evitamos una relación que nos intimida y a la que estamos menos acostumbrados: la relación abierta y sincera. Se pueden reducir los peligros de chantaje y de juegos atreviéndose a expresar un poco más los sentimientos. Para criticar, la frase se suele empezar por «tú» (o usted), mientras que la expresión de un sentimiento comienza por «yo»; emplear el sistema «yo» cuando se quieran expresar los sentimientos.
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7. Atreverse a pedir colaboración para conseguirlo Si nos atrevemos a pedir lo que deseamos y de forma que pongamos las posibilidades del lado bueno, entonces nos libraremos de los sentimientos de chantaje de los Juegos. Aunque todos participamos alguna vez en algún Juego Psicológico, convendría saber identificar alguno de estos Juegos y comprender los papeles falsos que se desempeñan, aprendiendo a reconocer algunas de las razones fundamentales por las que las personas practican Juegos Psicológicos. Para ello, es muy importante descubrir lo que J. James denomina Plan de Juego y que para descubrirlo puede ser de gran utilidad formularse estas cinco preguntas: • • • • • •
¿Qué es lo que se repite una y otra vez y hiere a alguien? ¿Con quién me sucede habitualmente? ¿Cómo comienza? ¿Qué pasa después? ¿Cómo termina? ¿Cómo se siente cada uno de los participantes cuando termina?
Si usted se relaciona habitualmente con una persona (sobre todo su pareja o su jefe, también algún compañero/a obligatorio de trabajo) y es una persona «adicta a los Juegos Psicológicos», lo tiene francamente mal. ¿Por qué? Pues porque usted, una y otra vez, utilizará su Adulto y cortará la transacción, también se negará a ejercer de Salvador, Perseguidor o Víctima, pero por más que lo intente, la otra persona insistirá, una y otra vez, en reiniciar el Juego. Esta situación desgasta enormemente, y en situaciones «límite» merece la pena cambiar de pareja o de trabajo. Piense que la «otra parte» es difícil que cambie y usted tiene derecho a ser feliz. Algunos juegos tienen una duración de sólo unos minutos, mientras que otros duran toda la vida. También pueden practicarse con diferentes niveles de intensidad; los que se juegan con una baja intensidad «solamente» suelen provocar críticas leves, «golpes flojos».
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Los que se juegan con gran intensidad tienen consecuencias graves y son muy nocivos para la salud de las personas y, por extensión, también de las organizaciones en las que se practiquen.
JUEGOS PSICOLÓGICOS EN LA EMPRESA Las empresas también pueden participar en Juegos Psicológicos. Muchas veces, sin darse cuenta de las graves consecuencias, mantienen políticas que lastiman a los empleados o incluso son discriminatorias, sexistas, racistas, etcétera. • ¿Alguna vez ha reprendido con gusto a alguien que, por fin, cometió un error? • ¿ Alguna vez se ha dicho usted: «¡Vaya!, otra vez igual», cuando de repente se da cuenta de que está repitiendo las mismas acciones con la misma persona? • ¿Siente que comete errores insignificantes, pero con más frecuencia de lo que le gustaría? • ¿Alguna vez se ha visto perjudicado por el consejo de otra persona y después ésta, de forma inocente, le ha comentado: «Sólo trataba de ayudarte». • ¿Es frecuente que termine una entrevista o discusión con otra persona, jefe o compañero/a sintiéndose perdedor y con un terrible malestar? • ¿ Suele expresar quejas como esta?: «Todo me pasa a mí, me esfuerzo al máximo y después todo sale mal. Siempre me pasa lo mismo». • No sé por qué me esfuerzo, si nunca me lo reconocen.
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Si es así, es más que probable que haya estado participando en Juegos Psicológicos.
JUEGOS DE PODER EN LAS EMPRESAS Ya hemos comentado anteriormente algunas de las particularidades de los Juegos de Poder. En el ámbito empresarial ya hay algunos/as transaccionalistas, como Isabel Ragúes y Lluís Casado, que están tratando el tema con rigurosidad y eficacia, y no es para menos, pues estos juegos son de los más practicados en empresas y organizaciones de todo tipo (por supuesto, también gubernamentales, en el ámbito estatal, autonómico y local), y también son de los (o los) más nefastos para la buena marcha de estas empresas y organizaciones.
La mayoría de los Juegos que se practican en las empresas y organizaciones son los denominados Juegos de Poder u otros Juegos que se generan como consecuencia de éstos.
El Juego de Poder es utilizado fundamentalmente por los jefes. Un buen ejemplo es el «sí, pero...», que ya hemos comentado dentro del apartado de «ejemplos de Juegos». Cuando el empleado percibe situaciones de menosprecio, falta de reconocimiento, desinformación, no «tenido en cuenta», se siente engañado, frustrado o cogido en una trampa; en definitiva, se siente víctima. A veces se enfrenta a una difícil decisión: «¿Me quedo a pesar de lo que descubrí, o corro el riesgo de perder lo que tengo buscando otro empleo?». En ocasiones, el empleado responde con otro Juego «Ahora verás», boicoteando la producción, averiando «sin querer» una máquina o enfermando el día que más trabajo hay en su departamento.
• Los Juegos de Poder más mezquinos se aprovechan de la debilidad física. • La mayoría de los Juegos de Poder, no obstante, se aprovechan de la debilidad psicológica.
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• En la empresa disminuyen la energía psíquica del trabajador, producen estrés, frustración, falta de creatividad, depresión y, en algunos casos, un falso sentimiento de triunfo o superioridad.
Mientras invertimos nuestro tiempo en Juegos Psicológicos, nos olvidamos por completo de la productividad. Los problemas no se resuelven, las decisiones se retrasan o se evitan y las tareas importantes siguen a la espera de una atención adecuada.
Los Juegos Psicológicos reducen drásticamente las posibilidades de éxito de quienes los practican.
Le propongo, a continuación, un ejercicio donde se describe un juego muy habitual en las empresas. Intente adivinar en qué rol está cada jugador. Los Juegos como los de este ejercicio son muy habituales en las empresas, y muchos de los que lo practican nunca se dan cuenta, ¿sabe por qué? Pues porque durante el Juego se está hablando de trabajo, y cuando se habla de trabajo se tiene la sensación (falsa) de que no estamos perdiendo el tiempo. Como podrá comprobar, todo el tiempo empleado por todos los jugadores es un tiempo improductivo y, por lo tanto, un tiempo «estafado» a la empresa. Aunque sea inconscientemente, ¿Cuántos miles de horas se pierden en las empresas por juegos como este? Vea, vea...
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JUEGOS PSICOLÓGICOS EN LA EMPRESA EJERCICIO = TRIÁNGULO DRAMÁTICO En el siguiente ejemplo, los participantes están intercambiando los papales de Perseguidor, Víctima y Salvador. Identifique el papel que están adoptando en cada caso. 1.
Telmo (Director de aprovisionamiento, grita a Domingo, el asistente administrativo): «Domingo, ¿por qué compraste estas carpetas tan caras? ¡Vaya forma de tirar el dinero!» Perseguidor
2.
Salvador
Víctima
Salvador
Víctima
Telmo (solo en su oficina): «Intento hacer mi trabajo, pero no recibo apoyo. Ella desea que controle a Domingo, pero cuando trato de supervisarlo, me humilla. Siempre se están metiendo conmigo». Perseguidor
6.
Víctima
Amelia (tono sarcástico): «Por cierto Telmo, tú autorizaste la adquisición de este modelo el mes pasado». (Su voz aumenta de tono): «La próxima vez que tengas deseos de molestarte por algo, te sugiero que antes revises los hechos». (Amelia se da media vuelta y se aleja. Domingo se va y deja a Telmo solo.) Perseguidor
5.
Salvador
Amelia (Jefa de Personal, en forma suave): «Oye Telmo, no tienes porqué gritar a Domingo. Sólo hizo lo que creía que estaba bien». Perseguidor
4.
Víctima
Domingo: «¡Qué barbaridad! Creí que era lo que deseabas. Todo lo que hago últimamente está mal, ¡Jo, qué cruz! No acierto una». Perseguidor
3.
Salvador
Salvador
Víctima
Domingo (regresa a la oficina de Telmo): «Telmo, no te molestes por lo que te dijo Amelia. Recuerdo que estabas muy ocupado cuando autorizaste
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esa compra el mes pasado. Seguramente se te olvidó. Eso le puede pasar a cualquiera, yo lo comprendo». Perseguidor
7.
Salvador
Víctima
Amelia: «¡No me lo puedo creer, Domingo! Yo sólo traté de ayudarte y ahora me sales con esto. Es que siempre me pasa lo mismo». Perseguidor
9.
Víctima
Domingo (en la oficina de Amelia): «Amelia, fuiste muy dura con Telmo. Él no se merece ese trato». Perseguidor
8.
Salvador
Salvador
Víctima
Telmo (en la puerta de la oficina de Amelia): «Olvidemos el asunto, Amelia. La verdad es que últimamente he estado trabajando demasiado, parecer ser que estoy estresado». Perseguidor
Salvador
Víctima
DESCUBRIENDO JUEGOS PSICOLÓGICOS Pruebe a ver si descubre si está practicando algún Juego, siga esta secuencia y es posible que detecte algún Juego, aunque sea de «baja intensidad». Si consigue eliminar un solo Juego Psicológico de su vida, ya ha valido la pena comprar este libro. 1. ¿Qué es lo que se repite una y otra vez y hiere a alguien? ____________________________________________________ 2. ¿Quién es la persona? ____________________________________________________ 3. ¿Cómo comienza? (¿Cuál es el cebo? Esta es la primera acción en el juego) ____________________________________________________ 4. ¿Qué pasa después? (¿Qué dice la otra persona? Esta es la segunda acción) ____________________________________________________ 5. ¿Cómo termina? (¿Quién suele «ganar?»)
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____________________________________________________ 6. – ¿Cómo se siente cuando ha terminado? (Identifique la emoción) ____________________________________________________ 7. ¿Qué Mitos se ha confirmado? (Sobre usted y sobre los demás) ____________________________________________________ 8. ¿Qué va a hacer para cortar el Juego? ____________________________________________________ ____________________________________________________
¿Qué tal? ¿Cómo le ha ido? Si ha descubierto un Juego, hágase un Plan para eliminarlo y recuerde: – El otro jugador difícilmente cambiará. Es usted quien deberá cambiar. – Si se le hace difícil convivir con otra persona a causa de los Juegos, haga un cambio en su vida. – NO se trata de convivir a la fuerza o por razones sociales. Se trata de VIVIR libre y feliz.
YO NO JUEGO ASÍ Para en la vida triunfar, Transacciones Ulteriores y mensajes de doble filo no ayudan a los actores, mas bien los tienen en vilo. Si no dejan de jugar, los dos acabarán perdedores. No seamos Perseguidores ni abusemos de la fuerza. No vayamos de Salvadores, para comprar los amores. No seamos nuestra propia Víctima que inspira pena y hace llorar.
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Este Juego no es necesario, para en la vida triunfar. J.M.O.
LA TERTULIA Hoy casi todos tenían prisa, había un «puente» laboral y muchos lo querían aprovechar para salir fuera de la ciudad a pasar unos días. Loreto había decidido aprovechar para ir a visitar a sus padres que vivían en un pueblecito a unos cuatrocientos kilómetros de la ciudad. Aunque estaba en contradicción con sus deseos, Li Man la animó a que hiciera el viaje, aunque sabía que iba a ir acompañada de su marido. Se hicieron un montón de bromas con los Roles del Triángulo Dramático, sobre todo a Martín y a Ramón, pero era el buen humor lo que prevalecía y ello satisfacía enormemente a J.J. Martín estaba bastante afectado, él se había sentido identificado como Perseguidor en algunos de los ejemplos de Juegos que J.J. había explicado. –¡Estoy alucinado! –le comentaba a Antonio–. ¿Qué hubiese sido de mí si no vengo a este seminario? ¿Cómo habría terminado mi vida profesional y personal? –y siguió como reflexionando para sus «adentros»–: ¡Hay que cambiar! Algo tendré que cambiar... –Pues ya sabes Martín –le recomendaba Antonio–. ¡A ocuparse! A ocuparse... –Sí, sí, pero no es fácil, no es fácil... –seguía murmurando Martín. –Prudencia en la carretera –recomendó a modo de consigna J.J.–. El próximo día todos aquí, ¿vale? ¡Es una orden! Espero que reviséis los apuntes de los Juegos Psicológicos. La sala quedó rápidamente vacía. Todas las mujeres se despidieron dando efusivos abrazos a J. J. También Li Man se adhirió a los abrazos. Li Man especialmente le estaba sacando partido al seminario. J.J. lo sabía, y por eso al despedirse le comentó: –¿Qué tal Li Man? ¿Cómo te encuentras?
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–Bien..., demasiado bien, algo confuso... –Esta pequeña separación te irá bien –los dos sabían de lo que hablaban. Además, aunque J.J. no sabía de la vida «anterior» de Li Man, sí intuía un pasado muy «complicado». Él también sabía de complicaciones–. Puedes llamarme si lo deseas –y le anotó un teléfono en una hoja de papel–. Estoy seguro de que no me necesitas, pero que sepas que yo estoy ahí... ¡Ah!, puedes darle el número a Loreto. –Gracias J.J. –respondió Li Man con la voz quebrada por la emoción. –Hasta pronto Li Man... Li Man se propuso aprovechar los días festivos para poner en orden sus pensamientos y sus sentimientos. No fue tarea fácil. Dio largos paseos por la playa. Contempló bellos amaneceres mientras revisaba y analizaba la película de su tumultuosa existencia. Lloró amargamente en los momentos en que recordó a sus hijos y vació hasta la última lágrima que su extenuado cuerpo le cedió. El último día de la semana ya se sentía mejor, a pesar de que hacía cuatro días que no hablaba con Loreto. ¿Cómo lo estará pasando ella? ¿Qué estará haciendo en este momento?, se preguntaba una y otra vez. ¿Qué nos deparará el destino...? Fue en este punto cuando su mente se iluminó. Cómo que ¿qué nos deparará el destino? Y nosotros ¿qué papel jugamos en nuestro destino? Recordó las enseñanzas de J.J. El destino, en gran medida, lo hacemos nosotros mismos. Loreto me quiere, yo quiero a Loreto. Eso es lo importante. Si decidimos unir nuestras vidas ¡seguro que lo conseguiremos! ¡Seguro! Y recordó el compromiso que adquirió solemnemente consigo mismo: A.M.P. Habían pasado los catorce días preceptivos y empezaba una nueva sesión. Todo el grupo había llegado con bastante antelación sobre la hora prevista, tenían ganas de explicar sus aventuras y peripecias y, sobre todo, tenían deseos de encontrarse, era la fuerza de la amistad que estaba prendiendo en sus corazones. En esta ocasión se habían saltado la reunión que solían mantener entre sesión y sesión, y este también era un motivo más para desear encontrarse. Ese tiempo en el seminario se había convertido en una parte importante de su vida. La mayoría de ellos hacían partícipes del A.T. a sus familias, incluso algunos habían pedido permiso a J.J. para pasar el test del Egograma y de los Drivers a algunos familiares y amigos. J.J. les había «autorizado», no sin antes darles algunas instrucciones y recomendaciones. «Sobre todo, –insistía–. No intentéis “jugar a
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psicólogos”». Todos se habían implicado al máximo. Era como J.J. había soñado. Ese era su objetivo. Loreto y Li Man eran el máximo exponente. Los miró con afecto y les envió un guiño de complicidad. –Bueno, bueno –comentó J.J.–, ya tendréis tiempo en la tertulia de explicar vuestras aventuras. Hoy trataremos dos temas muy interesantes, uno de ellos es mi preferido. Os agradará, es precioso. Los temas de hoy son: los resentimientos y las caricias. En este segundo tema haremos teoría y prác-ti-ca –terminó la frase riendo–. Bien, empecemos... –dijo J.J. mirando «su» libro, mirando a todos, uno por uno, transmitiendo confianza. Todos se sentían atendidos, nadie se sentía «descontado». Todos se sentían importantes y queridos. Así era J.J. Así sonó de nuevo su voz agradable y serena: –Los resentimientos en términos de A.T...
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12 Cupones psicológicos Tu memoria tendrá más valor si sólo guardas en ella recuerdos positivos. Es la hora del desayuno en la empresa. Raimon y Ana están tomando su café con leche; como cada día, normalmente comparte con ellos estos momentos Luis, quien hoy tarda unos minutos más de lo habitual en incorporarse al grupo. Finalmente aparece con cara muy sonriente. Luis: «¡Hola colegas! ¿Que tal estáis en este hermoso día?». Raimon y Ana (más o menos al unísono): «Muy bien, ¿y tú?». Luis: «¡Fantástico! ¡Me acaban de entregar mi nuevo coche!». Ana: «¡Qué guay!, ¿no?». Raimon: «¿Y qué coche te has comprado?». Luis: «Un RM4 16 válvulas. ¡Una maravilla!». Raimon: «¿Un RM4? ¿En serio, tío? ¡Pero si ese coche es un trasto!». Luis: «¿Qué quieres decir con que “es un trasto”?». Raimon: «Sí, todo el mundo sabe que esos coches han dado un resultado pésimo, y además tienen una línea muy anticuada». Ana (tercia en la discusión): «Yo no entiendo mucho de coches, pero parece un coche muy bonito». Raimon: «¡Que te lo digo yo Luis, ¡un trasto!». Ana: «¡Te estás pasando un poco Raimon!». Luis: «Tranquila Ana, lo que le pasa a Raimon es que tiene envidia». Raimon: «¿Envidia yo? Si no sabes comprar y te han engañado, es tu problema». Luis: «¡Vete a freír espárragos! ¡Envidioso!». (Luis se aleja del grupo, muy enfadado y criticando «para sus adentros» a Raimon): «¡Qué se habrá pensado el inútil ese! Un envidioso, eso es lo que es, un envidioso». Horas después, Luis no puede sacarse de la cabeza la conversación con
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Raimon, se siente herido en su amor propio. «¡Qué se habrá creído! ¡Envidia, eso es lo que tiene, envidia!» En ese momento está acumulando en una zona determinada de su cerebro un gran stock de agresividad (seguramente un sentimiento de rabia) extrema contra Raimon. Si le pregunto qué es lo que ha descubierto en esta conversación, desde el prisma del A.T., seguro que me responderá: «Un Juego Psicológico». ¡Premio! Seguro que ha descubierto los Roles de Perseguidor, Salvador y Víctima, pero avancemos un poco más, explicando las consecuencias negativas, que como ya hemos indicado, tienen los Juegos Psicológicos. Volvamos a nuestro amigo Luis; ¿qué procesos se están desarrollando en su mente? Luis recuerda, una y otra vez, la conversación con Raimon, con lo cual sigue reforzando el sentimiento que le produjo dicha conversación, ya que como sabemos, en la memoria no sólo se «archivan» los hechos tal cual sucedieron, como si fuese una historieta en un tebeo, sino que en dichos recuerdos están imbricadas las emociones que se sintieron cuando estos hechos se produjeron. Para que una persona pueda apreciar (darse cuenta) de un sentimiento/emoción positivo o negativo, el organismo segrega una serie de sustancias que normalmente libera a la corriente sanguínea. Dichas sustancias, mediante las cuales la persona percibe, circulan por nuestro cuerpo y como consecuencia, puede manifestar, por ejemplo, emociones positivas: «Qué bien me encuentro», «Qué feliz que soy». Este «bienestar» es el efecto producido por estas sustancias, normalmente dopaminas y endorfinas. Si por alguna razón una persona no pudiese segregar estas sustancias, sería incapaz de «sentir» estas emociones. Lo mismo pasa con las emociones negativas, que para que las personas las perciban (se den cuenta), las glándulas suprarrenales liberan adrenalina, cortisona u otras sustancias parecidas que informan a la persona para que se sienta de una determinada manera.
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Luis se siente mal, y ello es porque en su corriente sanguínea acumula una fuerte dosis de adrenalina y cortisona. Se ha formado un «círculo vicioso», a saber: pensamiento negativo → emoción negativa → segregación de adrenalina → aumenta el sentimiento de malestar → se culpa al otro → al recordarlo → se vuelve a sentir mal Ô → ... Y así una y otra vez, la memoria ha creado un «canon neural», es decir, un recuerdo totalmente estructurado que pasa a formar parte de la memoria y que se archivará en un determinado lugar del cerebro. ¿Cómo llamamos en términos coloquiales a este canon neural que Luis ha archivado en su memoria? → Resentimiento. Un sentimiento que se repetirá una y otra vez, «re-sentimiento», «sentimiento repetido». A fuerza de estímulos, es decir, pensamientos repetidos, este sentimiento se ha fortalecido enormemente y, probablemente, permanecerá pegado en el álbum de los resentimientos del cerebro de Luis durante muchísimo tiempo. En la terminología del A.T., a estos resentimientos se les denomina cupones. Y el término hace referencia a aquellos «cupones» o «cromos» que en algunos establecimientos comerciales entregan a sus clientes por cada x euros de compra. El cliente va coleccionando estos cupones que posteriormente canjeará por algún premio. E. Berne observó que las personas también «coleccionan» ciertas emociones, que con el tiempo «canjean» por determinadas conductas. Normalmente pequeñas o grandes «venganzas». Lo que sucede es que el estado del Niño de la personalidad junta sentimientos
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particulares, con los cuales justificará una actuación posterior frente a su Padre interno. Lo que entendemos por acumular resentimientos. («¡Vale, pero de esta no me olvido!») Podríamos imaginar que cada persona «abre un álbum» a cada una de las personas o grupos sociales (empresa, ayuntamiento, policía, hacienda, etc.) con quien se relaciona. Si la relación es conflictiva, como en el caso de Luis y Raimon, se irán acumulando cupones, sentimientos negativos, y si las relaciones son placenteras se coleccionarán cupones positivos. Como existen muchos tipos de sentimientos, para identificarlos más fácilmente, algunos autores (incluido Berne) los han clasificado por colores, de ello hablaremos mas adelante. Aunque la mayoría de autores transaccionalistas explican el funcionamiento de estos resentimientos sobre la base de los diferentes estados del Yo (P.A.N.), personalmente prefiero explicarlo también desde un punto de vista de «funcionamiento del cerebro», ya que en general y sobre todo para las personas más «científicas», les resultará más «comprensible» y más «creíble». Vamos a ello. Nos habíamos quedado en el cupón que Luis le había «pegado» a Raimon en el álbum correspondiente. Como Luis no va a estar toda la vida pensando en su discusión con Raimon, cerrará el álbum, pero el cupón quedará allí «pegado» en una zona determinada del cerebro. Y para mantener «viva» esta información («perdono, pero no olvido», ¿le suena?) el cerebro asignará una determinada energía. Si Luis tiene otras discusiones y «malos rollos» con Raimon, irá pegando cupones en el álbum en esta misma zona del cerebro. Hoy en día, no sería difícil mediante técnicas de IRMF, IMM, TEP, etc. (éstas son técnicas que permiten «cartografiar» el cerebro), averiguar exactamente en qué zona de su cerebro están archivados estos resentimientos, y a través de un IRMF (Imagen de Resonancia Magnética Funcional) podríamos observar cómo a medida que Luis va acumulando cupones negativos, esa zona registra una mayor concentración de energía, y si consigue a través de una terapia o un modo de relajación determinado, «olvidarse» de aquellos acontecimientos, observaríamos cómo la actividad energética diminuye en esa zona del cerebro.
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¿Y cuándo desaparecerá este resentimiento? Recogiendo las investigaciones más recientes en el campo de la neurofisiología y los estudios realizados por expertos transaccionalistas, me han llevado a la siguiente conclusión, que expongo de modo secuencial: 1.o Un determinado tipo de resentimientos se «archiva» en una determinada zona del cerebro. 2.o Para mantener estos resentimientos/cupones, el cerebro dispone de una determinada cuota de energía, x vatios (por buscar una analogía doméstica). o 3. Cuando los resentimientos/cupones, absorben toda la energía que se ha destinado para esa función, el cerebro necesita «aligerar» las causas de ese consumo (el álbum está lleno de cupones). ¿Cómo actúa el cerebro cuando tiene lleno el álbum de los resentimientos? Básicamente pueden suceder una de estas cuatro cosas: a) La persona, como no puede admitir más resentimientos, se «rebota» a la más mínima.(Nr) b) La persona se da cuenta (se activa su Adulto) de que no puede seguir acumulando resentimientos, e intenta resolver los conflictos de forma Adulta (esta es la forma menos habitual de proceder). c) Si no es capaz de actuar desde su Adulto, la persona sobrepasa el límite de su álbum y entonces suele somatizar los problemas con enfermedades varias, como asma, hipertensión, dolores de cabeza, problemas
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gastrointestinales, perturbaciones del sistema nervioso, etc. También suelen padecer accidentes de todo tipo. d) Descuentos y Saldo de Deudas. Este último punto lo explicaré más adelante con más detalle.
CÓMO SABER CUÁNDO SE «PEGA UN CUPÓN» Usted puede llegar a saber con toda certeza cuándo ha pegado un cupón a una persona u organización. Ejemplo: Marta lleva tiempo trabajando de forma muy eficaz en su departamento; algunas personas en otras áreas de su empresa, con menos méritos, han sido promocionadas durante el último año. Marta ve su oportunidad muy cercana ya que en su sección va a quedar vacante un puesto directivo. Un día les reúnen a todos y les comunican que el puesto que queda vacante será ocupado por una persona de otra área de su empresa. Marta se queda atónita, totalmente decepcionada. «¡No puede ser! –piensa–. Ese puesto me corresponde a mí»; siente rabia y una opresión en el estómago. Esta opresión en el estómago es «el signo del cupón», es la señal de que Marta ha acumulado un cupón en el álbum que un día «abrió» a su empresa. La «señal del cupón» siempre tiene un componente somático; opresión en el estómago o en los riñones, aceleración del ritmo cardíaco, ponerse colorado/a, sudor frío en la espalda, temblores en las piernas, apretar las mandíbulas, etc. La señal del cupón siempre tiene un componente somático.
¿Y cómo sé cuándo me «pegan» un cupón? Aunque no va a tener la misma información que cuando es usted quien pega el cupón, también puede descubrir con cierta facilidad este hecho. ¿Cómo? Sólo necesitará capacidad de observación, intuición y, en última instancia, la utilización de su Adulto. Veamos: 1.o Analice los términos de las transacciones con la otra persona: • ¿Cree que ha existido algún Juego Psicológico?
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• ¿Piensa que la/s otra/s persona/s se ha/n podido sentir Perseguidas o Víctimas? • ¿Piensa que usted ha salido ganador/a de la discusión? • ¿La/s otra/s persona/s ha/n mostrado gestos o muecas de desaprobación? 2.o Si ha respondido SÍ a una de las anteriores preguntas, lo más probable es que le hayan pegado un cupón, y como explicaré más adelante, lo más probable es que usted pague un precio por ello. o 3. Si tiene dudas sobre si le han pegado un cupón, pregunte desde su Adulto: «¿Te ha molestado lo que he dicho?» «¿Te sientes bien después de la discusión que hemos tenido?». Si la otra persona le informa negativamente de la «experiencia», apresúrese a eliminar el cupón que seguramente le han pegado. ¿Cómo? Esto también se lo explicaré más adelante. ¿Vale?
FORMAS NEGATIVAS DE ELIMINAR CUPONES DESCUENTOS Un «Descuento» es una forma de aligerar de cupones el álbum de alguna persona u organización. Veamos un ejemplo. ¿Se acuerda de Luis y Raimon? Bien, días después del incidente del coche, Luis se reúne con el director de la planta de producción donde los dos prestan sus servicios; una vez despachados los temas de más urgencia, el director pregunta a Luis por la marcha general del departamento. Esta es la conversación: Luis: «Bien. Todo va más o menos bien». Director: «¿Qué quieres decir con “más o menos”». Luis: «Bueno ya sabes, la sección de Raimon siempre va un poco a remolque de las demás». Director: «¿Qué quieres decir con “a remolque”?». Luis: «Bueno, ya sabes cómo es Raimon. Es buena persona, pero le falta algo de preparación». Director: «¿Preparación?, ¿en qué?».
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Luis: «Bueno, ya sabes, él no domina el tema informático, pero bueno, no es nada grave, yo le ayudaré y seguro que saldremos adelante». Director: «¿Así que Raimon está flojo en informática? Bien Luis, confío en ti para que suplas las deficiencias de Raimon, ¿Vale?». Luis: «Vale. No te preocupes. Déjalo de mi cuenta». Luis acumulaba unos cuantos cupones /resentimientos en el álbum de Raimon. ¿Qué es lo que ha hecho a través de esta conversación con el Director? → Una pequeña «venganza». Ha descontado valor a la tarea y capacidades de Raimon, y con este «descuento» Luis ha aligerado el álbum de cupones. El descuento que Luis a hecho de Raimon no ha sido un acto premeditado y consciente; él, sin darse cuenta, desde su Pequeño Profesor, ha «urdido» y escenificado este acto del descuento. Si alguien pretendiese hacer ver a Luis qué es lo que ha hecho en realidad, lo negaría tajantemente. También es cierto que a veces los descuentos se hacen de forma consciente; cuando sucede de esta manera, el descontador lo justifica desde su Adulto Contaminado (por el Padre) y se dice para sus adentros cosas como éstas: «Es lo que debía hacer, él seguro que también habría hecho lo mismo.» «Al fin y al cabo, él se lo ha buscado.» «Cualquiera en mi lugar haría lo mismo.» Hay personas que tienen álbunes con más capacidad de acumular cupones que otras, las hay que al primer cupón ya se rebotan. A la más mínima, aparece su Niño Rebelde. Este tipo de personalidad tiene muchas dificultades para relacionarse, pero no acumula resentimientos. Hasta cierto punto, este comportamiento tiene su parte positiva. Por una parte no suelen acumular estrés, pero por otro lado, se enzarzan fácilmente en peleas y discusiones, aunque el «mal rollo» se les suele pasar rápido: No tienen espacio para los cupones. Seguro que conoce alguna persona de estas características, ¿verdad? Seguramente, también conoce personas con unos álbunes de una capacidad inmensa. Son capaces de acumular y acumular «malos rollos», como se dice vulgarmente. «Van tragando, van tragando y nunca se enfadan». «Se lo quedan todo dentro». Este tipo de personalidad también es el resultado de un Guión
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determinado, con sus ventajas e inconvenientes. Ventajas (para los «otros»), nunca se enfadan. No tienen permiso para enfadarse. Inconvenientes (sobre todo para ello/as), aunque no lo parezca, lo suelen pasar mal, y terminan minando su salud o enfermando. A veces, cuando el álbum no puede más ¡explotan!, y liberan toda la rabia (cupones) contenida y sorprenden a todo su entorno y, sobre todo, a ello/as mismo/as. Pero en muchos casos dirigen su agresividad hacia ellos mismos, siendo la depresión una de sus consecuencias. No, no es bueno «guardarse» las emociones. Tanto el tener un álbum muy pequeño (Nr), como muy grande (Ns), es negativo para las relaciones y la vida en general de estas personas. En ambos casos hay una escasa intervención del Adulto.
EL SALDO DE DEUDAS Llamo «Saldo de Deudas» a la forma más drástica, en sentido negativo, de eliminar cupones. Sigamos con los ejemplos. Imaginemos un Saldo de Deudas protagonizado de nuevo por Luis y Raimon. Imaginemos por un momento que Raimon se entera de los descuentos que Luis le ha dedicado, sus relaciones se han deteriorado y los enfrentamientos se han sucedido en los últimos tiempos; los álbumes de ambos están «a tope» de cupones. Raimon ha sido (a pesar de su incompetencia informática) promocionado a un cargo directivo de relevancia dentro de la organización; entre sus subordinados se encuentra Luis. Raimon tiene ganas de hacer cosas nuevas desde su nueva posición de poder. Inicia una remodelación de la empresa; quita de aquí, pone un poco allá, mueve dos para arriba, uno para abajo y, al final: «¡Anda! ¿Y Luis? ¿Dónde lo pongo? Imposible, no hay sitio en la organización para él. Bueeeno, posiblemeeeente... en aquella agencia en aquel pueblo alejado... difícil, muy difícil...».
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¿Cuál es el resultado de esta historia? Pues que Raimon se ha vengado de Luis. Ha liberado todos los cupones que tenía acumulados. ¡Hala!, álbum «limpio». ¿Fue un Saldo de Deudas? ¿Consciente o inconsciente? Al igual que en los descuentos, puede que Raimon no lo haya hecho conscientemente, o quizá sí. Lo cierto es que el desenlace es el resultado de una acumulación de cupones.
CUPONES Y RESENTIMIENTOS EN LA EMPRESA En muchas ocasiones, el actuar condicionados por sentimientos parásitos o de chantaje nos conduce a una cierta «disonancia» en relación con las demás personas, a través de una respuesta sumisa o rebelde. En las dos situaciones dejará un resentimiento que se convierte en un cupón para nuestro álbum: «No aguanto más.» «Estoy hasta la coronilla.» «Yo callo, pero no olvido...» «Siempre me asignan las peores tareas.» «En esta empresa las mujeres, los jóvenes, los..., estamos marginados.» «Los jefes viven bien... en cambio nosotros/as...» Si estas situaciones o expresiones se repiten en el seno de la empresa hay decepción, desilusión, irritación, se cometen errores y fallos incomprensibles, se
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sabotean los proyectos, se crean conflictos y, en muchos casos, la sobrecarga de estrés se somatiza: dolores de cabeza, estómago, espalda, hipertensión, etc., lo que equivale a absentismo, bajas por enfermedad, improductividad, falta de eficacia, etcétera. El directivo O.K. debe facilitar y canalizar la expresión de las emociones y sentimientos auténticos de sus colaboradores, y a la vez, debe descubrir aquellos sentimientos parásitos o de chantaje y, desde su Adulto, preguntar qué piensan, qué sienten, qué hacen, etc., y si con la información recibida piensa que debe utilizar su Padre Crítico Positivo para cortar Juegos o chantajes, no debe dudarlo. Poner límites, a veces también es sano y positivo. Como he comentado en el capítulo correspondiente, los Juegos siempre suelen acabar mal, acostumbra a quedar una insatisfacción en algunos de los jugadores (normalmente la persona de «rango inferior») con la correspondiente «recolecta» de cupones, y suele quedar pendiente (de forma más o menos consciente) un «ajuste de cuentas». La existencia de cupones en una empresa u organización es una fuente segura de recelos, desidias, improductividad, errores, etc. En muchas ocasiones, los actores que están implicados en estas situaciones no suelen ser conscientes del origen, motivos y circunstancias que producen estas alteraciones en las relaciones y en el rendimiento. Los directivos deben evitar a toda costa que el establecimiento de las relaciones en su organización se estructure, siquiera mínimamente, en base a Juegos Psicológicos. Suele ocurrir que si un directivo queda «enganchado» en uno de estos Juegos, desde su posición de jefe en la escala jerárquica adopta la posición «Yo estoy bien – Tú estás mal» (Pc → Ns). Este tipo de relación origina frustración en el subordinado, aumenta el nivel de estrés y reduce su productividad. La acumulación de sentimientos negativos genera rencores. Cuando se reúnen suficientes rencores (cupones) –al llegar a la conclusión de «esto es el colmo»– las personas pueden canjear sus cupones a través de un desempeño deliberadamente insatisfactorio.
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Ya hemos indicado algunas de estas consecuencias: – Disminuir la producción. – Sabotear la producción. – Sentirse justificados para fingir (o sentir) una enfermedad. – Insultar a un jefe, compañero o subordinado. – Deficiente atención a un cliente. El uso de estos procedimientos para canjear cupones puede ser tan perjudicial en una empresa que puede desembocar en el despido, tanto del jefe, si lo hacen sus colaboradores, como de cualquier trabajador (independientemente de su rango) y por méritos (cupones) propios.
En las empresas, los cupones son una fuente de absentismo, conflictos personales y departamentales, falta de productividad, averías, competencia desleal, etcétera.
Si usted es el/la jefe/a: • Evite tener que recordar a sus colaboradores que usted es el/la que manda. Si le sucede algunas veces, revise sus formas de relacionarse, ya que es muy posible que le hayan pegado bastantes cupones, con las correspondientes consecuencias negativas para usted y para su empresa. • Sobre todo, escuche de verdad, desde su Adulto, a sus colaboradores.
Un jefe al que le pegan muchos cupones, es un «incompetente para dirigir personas».
Si usted es el/la empleado/a: • No utilice su Niño Rebelde, a no ser que se vea agredido/a física o psicológicamente. Si no está de acuerdo con su jefe, dígaselo de forma adulta. Acostúmbrese a hacer sugerencias, ya sé que muchas veces los jefes no hacen caso de las sugerencias de sus colaboradores, pero hacer propuestas es una forma de liberar «cosas» que transportamos en la mente, y si no le hacen caso, tranquilo/a, dígase «otra vez será». Pero sobre todo: ¡no se desanime! Usted
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ya ha cumplido, que es de lo que se trata. ¿O no? • No olvide que los jefes también son personas, con sus virtudes, defectos y problemas, y no crea que «todo lo que reluce es oro».
LOS CUPONES EN LA PAREJA La vida en pareja (matrimonio o no) es una fuente de Juegos Psicológicos de todos los grados, y si hay Juegos hay cupones. La convivencia en pareja es muy compleja. Cuando una pareja se enamora, el «hecho» se produce en unas circunstancias determinadas o guiadas por el Guión de Vida. La imagen de nuestra pareja «ideal» está, como decía, claramente definida en nuestro Guión. Es lo que le sucedió a Marcos; un día conoció a Delia y ¡flash!, «flechazo al canto». ¿Qué es lo que ha sucedido? El cerebro de Marcos ha recogido los estímulos producidos por la aparición de Delia. Habrá sido su figura, su forma de andar, hablar, mirar, vestir, etc., que contrastados con la «imagen ideal» que Marcos anida en su Guión, han provocado una emoción determinada, en este caso una gran emoción, ¡plas! Las dos imágenes encajan perfectamente. ¡Oh, casualidad de las casualidades! A Delia le ha sucedido lo mismo que a Marcos. La imagen de Marcos «cuadra», encaja exactamente con la imagen «insertada» en su Guión. Por supuesto que no todas las parejas han sido el resultado de un «flechazo a primera vista». A veces, la figura ideal instalada en el Guión no está muy definida y cuesta encontrar «algo que realmente me guste». Hay personas que en su Guión tienen mensajes de no encontrar pareja. Podríamos recordar los mensajes que algunos hombres y mujeres escucharon en muchas ocasiones en su infancia: • «Los hombres sólo piensan en una cosa, ya sabes...» (Transacción Ulterior, ¿las recuerda?). • «¿Los hombres? Una vez que te has casado solo piensan en ellos.» • «Ay, hija, aprovecha ahora que estás soltera, que cuando te cases...» • «Las mujeres, de jóvenes todas son guapas, después...» • «¡Ojo con la suegra!»
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• «Aprovecha ahora, que después los pantalones los llevará tu mujer.» • «Las relaciones de los padres son violentas. Gritos, discusiones, etc.» Una persona que ha visto y recibido mensajes o mandatos como estos, o parecidos, tendrá, generalmente, más dificultades para encontrar una pareja que se adecúe a su Guión. En casos extremos, existen mandatos de total prohibición para establecerse en pareja o matrimonio. Volvamos a Delia y Marcos. ¿Qué sucedió en el momento del «flechazo»? ¿Qué fue aquel sentimiento tan intenso que vivieron? ¿Qué sucedió en las mentes de Delia y Marcos, para sentir de esa forma los «intensos efluvios del amor...? Para las personas muy románticas, la explicación que voy a relatar seguramente no será de su agrado, o no estarán de acuerdo, incluso. Llegados a este punto, debo confesar que la primera vez que estudié cómo funciona esto del amor en el cerebro, tuve un cierto grado de frustración, pero las cosas son como son y yo, como investigador, así se las debo contar. Para llevar a cabo esta explicación tomaré algunos datos y comentarios condensados por Rita Cárter en su libro Mapping the Mind (Ed. Integral 1998), y aportaciones personales fruto de mis investigaciones en el campo de las relaciones humanas. Las sensaciones de euforia, asociadas con las primeras fases del enamoramiento, parecen surgir de una combinación entre la dopamina y un agente químico llamado feniletilamina. Las dos actúan probablemente sobre las vías de recompensa que van del sistema límbico hasta la corteza cerebral. El efecto de hacer el amor viene del efecto de la testosterona –tanto en el hombre como en la mujer– y de los estrógenos –sólo en la mujer– sobre el hipotálamo. Tanto el vínculo sexual como el vínculo entre padres e hijos parece surgir, sobre todo, a raíz de la acción de una hormona llamada occitocina. La impresión que nos produce una persona que nos provoca liberación de occitocina puede ser especialmente fuerte. El mecanismo podría parecerse a la adicción: la occitocina está estrechamente relacionada con las endorfinas –los opiáceos del cerebro–, y la agitación típica que sienten los amantes cuando se separan de quien adoran podría deberse, en parte, al deseo de elevar su nivel de occitocina.
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Infinidad de estudios psicológicos han enseñado que la gente metida en el torbellino de esta tormenta hormonal se separa de la realidad más de lo normal, sobre todo cuando se trata de hacer evaluaciones acerca de la persona a quien aman. Es muy sabido que son ciegos a los defectos del otro y excesivamente optimistas en cuanto al futuro de la relación. Bien, ya sabe un poco más de cómo funciona esto del amor dentro de nuestro cerebro. Así que Delia y Marcos al conocerse y coincidir (más o menos) cada uno de ellos con su «imagen ideal», su cerebro liberó estas sustancias químicas que durante algunos años (cuatro o cinco máximo) serán liberadas con facilidad, bien cuando se vean, o simplemente, con el hecho de pensar en el otro/a. Seguramente, le habrá llamado la atención el dato entre paréntesis del párrafo anterior, que hace referencia al tiempo que las sustancias fomentadoras y mantenedoras del amor se liberan con facilidad por el cerebro. Al respecto, existen muchos estudios y muy rigurosos que así lo demuestran. Posiblemente este no sea su caso, es posible, si es así ¡enhorabuena! Pero es una excepción; si no está de acuerdo, observe a su alrededor, es sólo cuestión de ver con los «ojos de la razón».
Después del amor (entendido como amor-sexual → Eros) no queda el vacío, puede quedar cariño, amistad, compañerismo, es el amor que los griegos denominaban storgué, que significa amor hacia los miembros de la familia, o siguiendo con la clasificación griega sobre los distintos tipos de amor, filía, que es
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el amor fraternal condicional «si tú me tratas bien, yo te trato bien», o también el agápe, que es el amor incondicional basado en el comportamiento y en la elección, no el de la emoción (a este amor parece ser que se refería Jesucristo en su mensaje de «amaos los unos a los otros»). A veces, queda simplemente rutina y comodidad. Después del enamoramiento, lo que queda no tiene porqué ser malo. Pero no nos engañemos, es otra cosa.
FORMAS POSITIVAS DE ELIMINAR CUPONES No todos los sentimientos que se obtienen como resultado de los Juegos Psicológicos tienen porqué ser «rebusques» para sentirse mal; algunos de estos sentimientos son auténticos; por ejemplo, si una persona se siente culpable por su mala conducta después de haber intervenido en un Juego Psicológico, puede aprender de su error y cambiar su forma de actuar. Si así lo hiciere, estará «relacionándose consigo misma» de un modo realista y desde su Adulto. Al hacerlo así, estará iniciando el camino para convertirse en un/a triunfador/a. Por el contrario, un perdedor puede sentirse culpable por sus acciones, pero no altera su comportamiento; de hecho, se complace a sí mismo buscando deliberadamente situaciones que le hagan sentirse culpable. Es una forma de ingeniárselas para mantener su propio statu quo. Ejemplo: si una persona se siente estúpida y no encuentra a alguien que se lo diga, puede imaginarse que se están mofando de ella. («Sí que os estáis riendo de mí. ¿Crees que no me doy cuenta?» A que le suena.) Y así colecciona un cupón de estúpido «falsificado». La persona que está en camino de convertirse en triunfadora, a menudo dejara de coleccionar cupones negativos y almacenará conscientemente cupones positivos (dorados): sentimientos de amor propio y de éxito. En vez de rechazar caricias positivas las acepta y en muchas ocasiones, es él/ella quien se da esas caricias positivas. (Yo sirvo, valgo mucho. ¡Soy la pera...!) Cuando una persona consigue suficiente apoyo interior, no siente ya la necesidad obligatoria de coleccionar cupones de ninguna clase. Son raras las personas que pueden conseguir este nivel de independencia. La mayoría de
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nosotros (incluso las personas triunfadoras) podemos encontrar reconfortante poseer unos cuantos cupones positivos para cuando las cosas «van mal». Es muy difícil, como comentaba en el párrafo anterior, que una persona, incluso con un Adulto muy equilibrado, en algún momento no viva situaciones de confrontación que le lleven a acumular algún cupón, esta es una reacción natural; el problema no reside en pegar un cupón, sino en el tiempo que lo tengamos archivado. ¡Bueno! ¿Y qué hago yo con el cupón que le he pegado a mi jefe, que el otro día me pegó una bronca sin ningún motivo? Lo que debería haber hecho es utilizar en ese momento su Adulto y preguntar a su jefe: «Oye, Antonio, ¿por qué me hablas en ese tono?», o «Antonio, si me dejas, te explicaré lo que sucedió exactamente». Lo cierto es que en ese momento tenía el Adulto «de vacaciones», funcionó el Niño Sumiso y el resultado: un cupón. ¿Qué debo hacer? Bien, posiblemente no esté todo perdido. En primer lugar tome nota y:
• Mentalícese de los aspectos negativos de coleccionar cupones: – Falta de lucidez mental. – Falta de creatividad. – Acumulación de estrés. – Hipertensión (infarto). – Dolores de cabeza (migraña, cefaleas). – Problemas de estómago (acidez, úlcera). – Trastornos de la piel (eccemas, herpes).
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– Problemas respiratorios (asma). – Perturbación del sistema nervioso (concentración, sueño, etc.). – Disminución del sistema inmunológico. – Etc., etc. A pesar de conocer todas estas consecuencias, reconocemos que no es fácil borrar ciertas sensaciones del pasado; pensamos que recordando esos malos momentos del ayer, éste puede ser cambiado. Pero no, no es así. Nunca podrá ser... La guadaña del tiempo siega los hechos del pasado y sólo quedan en el recuerdo los matices y sentimientos que ya en nada cambiarán nuestra historia. ¿Para qué aferrarnos a los sinsabores del pasado? Con ello sólo conseguiremos hundirnos emocionalmente, con las correspondientes consecuencias. Si a pesar de esta reflexión siente que el cupón todavía está ahí, siga el siguiente proceso: 1.o Identifique claramente cuál es el sentimiento negativo: rabia, envidia, celos, etc. Recuerde: si no identifica el sentimiento, no lo podrá eliminar. o 2. Identifique claramente la persona a la que le ha «pegado el cupón». 3.o Aclare su problema con esta persona. Dígale cómo se siente y por qué. No valore negativamente a la persona, sino lo que hizo o dijo. Recuerde que tenemos derecho a criticar los actos de los demás, pero no a juzgarlos como personas. No diga: «Tú eres un... porque dijiste o hiciste...», es mejor decir: «Tú dijiste o hiciste... y yo me sentí...». o 4. Si soluciona el problema. ¡Enhorabuena! Si persiste, siga el programa. 5.o Vuelva a analizar con tranquilidad la situación, no sea que su Adulto todavía no se haya activado lo suficiente como para darse cuenta de que el problema es usted y no el otro. Si la reflexión no es suficiente para eliminar el sentimiento, puede hacer lo siguiente: • Realice actividades físicas: deporte, jogging, caminar por la montaña o la playa, etcétera. • Incremente sus actividades lúdicas: cine, teatro, etcétera. • Comente la situación con una persona de confianza. Esta es una buena opción.
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• Elimine toda posibilidad de «venganza». Sólo el débil necesita vengarse. • Dése mensajes positivos y fortificantes; a lo mejor olvida, quién sabe... Usted insista.
La guadaña del tiempo siega los hechos del pasado, y sólo quedan en el recuerdo los matices y sentimientos que ya en nada cambiarán nuestra historia.
SECUENCIA POSITIVA-NEGATIVA DE LOS CUPONES Muchas veces, el proceso de la toma de decisiones es muy poco racional, es decir, se toman solamente con el componente emocional y sin contemplar todas las alternativas posibles y sus consecuencias; sería, en estos casos, una falta de intervención del Adulto. Da la impresión de que sólo existen dos caminos: el bueno y el malo (como en las películas). Estos que detallo a continuación son los procesos de estos dos caminos. El primero es el resultante del circuito emocional sin intervención del Adulto, el segundo, del emocional-racional. C U P O N E S → SOLUCIÓN DE PROBLEMAS
CÍRCULO DE LA VENGANZA-SITUACIÓN: • Alguien se equivoca o no hace lo que debería hacer: 1. Se segrega adrenalina y se genera rabia. 2. Permiso para vengarse: «Tengo derecho a...». 3. Culpabilidad por haberse vengado. 4. Alejamiento emocional: «No soy feliz». 5. «Me siento mal» angustia-depresión-inseguridad. 6. Creencias infundadas negativas: – «Quien la yerra la paga.» – «Los malos al infierno.» – «Los buenos al cielo.» – «Sólo los buenos tienen derecho a ser felices.»
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CÍRCULO DE LA SALUD-SITUACIÓN: • Alguien se equivoca... 1. Emociones naturales, rabia, frustración, etcétera. 2. Toma conciencia de la emoción, la canaliza y la expresa. 3. Solicita información (A) ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Por qué...? 4. Análisis/valoración de lo pactado, rectificación, nuevo acuerdo. 5. Decisión y puesta en práctica. 6. Emociones naturales. 7. Creencias sanas: – «Si alguien se equivoca puede rectificar.» – «No siempre complaceré a todos, ni todos a mí.» – «Se pueden tomar decisiones para no equivocarse.» – «La gente puede entenderse y llegar a acuerdos.»
La vida nos depara infinidad de situaciones y experiencias distintas, la relación entre las personas, el más complejo de los retos en una sociedad tan mercantilizada, y la falta de filosofías positivas no nos permite, en muchas ocasiones, tomar decisiones evaluando previamente las alternativas y sus consecuencias. El Adulto es dejado de lado y actuamos desde nuestro Niño Adaptado, o bien, siguiendo las cintas parentales (Mandatos) de nuestro Padre En muchas ocasiones debemos tomar decisiones en espacios de tiempo mínimos, y el circuito de la información realiza un bypass hacia el sistema límbico, no dando tiempo a que dicha información sea evaluada en los sistemas frontales del cerebro y, como consecuencia, en muchas ocasiones, la respuesta es «descompensada» y este es un buen comienzo para un Juego Psicológico o unos buenos Resentimientos.
Disponemos de mucha información y hemos de tomar muchas decisiones en muy poco tiempo.
DESCUENTOS/DESCALIFICACIONES
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Esta es una nueva versión del Descuento que he comentado anteriormente, como forma de «canjear cupones». Un descuento es, o puede ser, la falta de atención o la atención negativa que ocasiona daño emocional o físico. Cuando una persona es dejada de lado, humillada, degradada o ridiculizada de alguna forma, es tratada como si fuese insignificante, está siendo «rebajada en sus valores esenciales» como persona. El descuento siempre lleva una degradación ulterior. Siempre que una persona sufre un descuento, supone para ella un hecho doloroso. Entre padres e hijos conduce a una patología de la personalidad, creando perdedores. Entre adultos conduce a relaciones humanas conflictivas e infelices. Desatender a un niño pequeño es una manera de «descontarlo», quitarle valor. Un insuficiente contacto o atención con el niño puede contribuir al desarrollo de un guión «improductivo». Caso Diego: Su madre describe el ambiente emocional que ella creó a causa de sus reacciones de resentimiento contra su hijo. Diego, esquizofrénico de seis años de edad, a quien se consideraba un retrasado mental a pesar de que su cociente intelectual era 168, fue un niño no deseado ya que perturbaba la vida social de sus padres. A menudo no son las palabras, sino el sentido expresado por el tono de voz, la expresión facial, el gesto, la postura, etc., lo que hace que una caricia sea ulterior y negativa, o directa y positiva. Muchos descuentos son enviados por las personas que, bromeando, dicen lo contrario de lo que piensan decir. «Llevas una corbata preciosa», dicho con una mirada de desaprobación. «¡Qué abrigo negro más bonito! La temporada pasada se llevaba el negro, ¿verdad?» La adulación falsa y los cumplidos falsos expresados con aparente sinceridad, son también maneras de descontar. «Es usted un gran vendedor, a este paso llegará muy lejos», dicho por un jefe que le ha mostrado el descenso de la cifra de ventas.
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«Te has comprado un coche muy grande. Ande, o no ande...»
DESCUENTOS Y DESCALIFICACIONES SE HACE UN DESCUENTO CUANDO: • El problema no es tomado en serio (estímulo descalificador) –«María está pasando un mal momento, pero no quiero preocuparme por su situación.» – Los padres ven la TV mientras el niño llora. (Este es muy grave.) • Se niega la importancia del problema –«No te preocupes hombre, mucha gente pasa por apuros semejantes y nadie se muere; tranquilo, ya se solucionará.» • La posible solución es negada – «Esto ya no tiene remedio, me temo que ya te puedes preparar para sufrir las consecuencias.» – «Con un jefe así, no hay nada que hacer.» • Descalificar la propia capacidad para resolver el problema «Sé que estás pasando por una mala racha, pero la verdad es que no se me ocurre nada para ayudarte, no sé qué hacer.»
TRANSMISIÓN DE CUPONES En ocasiones, en lugar de coleccionar cupones y canjearlos posteriormente, las personas los transmiten, siendo esta una forma de «evitar» pegarlos en su álbum... Pero las consecuencias negativas se multiplican dejando un «reguero» de resentimientos interminables. Vea, vea...
Ejemplo: Pedro irrumpe en la oficina de Simón con los puños cerrados, el ceño fruncido y dice: «Los relés de la impresora de Pablo todavía no han llegado, ¿dónde está tu responsabilidad? ¿Piensas seguir de brazos cruzados otra semana más? La verdad es que no sé para qué vienes a trabajar». Pedro da media vuelta y
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con paso enérgico se aleja por el pasillo antes de que Simón pueda contestar. Poco después, la secretaria de Simón, Lupe, entra en el despacho y le comenta: «Simón, ¿podrías aclararme una cuestión sobre el informe que me has pasado esta mañana? No entiendo muy bien...». Simón: «Nunca vas a aprender a hacer nada por ti sola, te pasas el día preguntando tonterías, ¿de que se trata ahora?». A la hora del almuerzo, Lupe, la secretaria, grita a la señora Luisa, encargada del comedor: «¿Es que no saben ni calentar la comida? ¡Llévese el plato y sírvalo como es debido! ¿Por qué tengo que soportar esto?». La señora Luisa, encargada del comedor, llegará a su casa y encontrará a su hijo Pedro viendo la televisión, y a diferencia de otros días, le reprochará esta circunstancia, y el niño se va enfadado a su habitación; en el pasillo se cruza con su gato al cual le propina una fuerte patada... ¡Hala! ¡Cupón al gato! Y entonces el gato sale al tejado y... Y así el cupón de Simón ha ido a parar a través de Lupe, su secretaria, a la señora Luisa, encargada del comedor, la cual desplaza este sentimiento a su hijo Pedro y éste a su vez lo descarga sobre su gato, y el gato... ¿Dónde terminará la acción del cupón? EJERCICIO:
Piense si en este momento existe alguna persona, entidad o grupo por ejemplo su empresa, o su familia, que cuando piensa en ellos nota un mal sentimiento. Alguna parte de su cuerpo le da señales de «mal rollo». Bien, esto es que usted acumula un «cupón». Siga el siguiente proceso y le ayudará a eliminarlo: Nombre del «cuponado»: ________________________ Qué sentimiento le produce cuando piensa en él o ella: _________________ Revise la situación desde su Adulto: _______________________ – En qué tiene razón usted: ______________________ – En qué tiene razón él/ella: _____________________
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– Qué podría hacer usted para zanjar el asunto: ______________________ – ___________________________ – ¿Lo va a hacer? SÍ – ¿Cuándo? ____________ NO ¿Por qué? __________ – ____________________________________________ – Qué podría hacer él o ella para zanjar el asunto: ___________________ – _______________________ –¿Se lo va a pedir? SÍ – ¿Cuándo? ___________ NO ¿Por qué? __________ – ____________________________ – Lo ha conseguido? SÍ. NO Si es que no, ¿qué piensa hacer? ______ – ___________________________ * En última instancia, utilice un hobby o un deporte para olvidar o, al menos, relativizar el resentimiento.
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13 Las caricias Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia.
APUNTES HISTÓRICOS 1. CASTIGOS EN LA ANTIGUA CHINA IMPERIAL Cuando nos hablan de las famosas e imaginativas «torturas chinas» solemos pensar en las cosquillas en las plantas de los pies, en el «gota a gota» de agua en la cabeza, los palillos entre la uña y el dedo, etc. Ninguno de estos era el castigo más cruel que imponían a los delitos más graves en la antigua China. La pena más dura que se imponía al «delincuente más delincuente», a los culpables de los delitos supergraves, era el siguiente: Estar atado a un árbol a la salida de la población (en aquella época todas las ciudades estaban amuralladas, durante la noche se cerraban las puertas de la muralla y a la mañana se abrían y así las gentes se desplazaban a través de las puertas al campo, a otras ciudades, etc.). Desde este momento, nadie les dirigía la palabra, eran totalmente ignorados. No tardaban en morir. Morían antes de «locura» que de hambre.
2. FEDERICO II, EMPERADOR ITALO-GERMANO, 1194-1250 Coincidió que durante el reinado de Federico II se intensificó una vieja polémica; había un grupo de intelectuales que defendían la siguiente teoría: Si todas las especies animales tienen un idioma propio para comunicarse: el perro: guaau, el gato: miiau, el gorrión: pio-pio, etc.; el ser humano, como otra especie animal que es, también originalmente debía tener un idioma «propio de la especie». Otro grupo de prosapios sabios defendía la teoría de que el idioma universal de la especie humana era el hebreo y no otro. Con el fin de saber si el hebreo, u otro, era el idioma original de la humanidad, Federico II terció en la polémica y «sugirió» (obligó, imagino) a un grupo de niños a que crecieran en un
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aislamiento total, prohibiendo que nadie hablase con ellos. Haciéndose esta curiosa reflexión: «Si el hebreo u otro idioma es el de la especie humana, estos niños, a los tres o cuatro años, empezarán a hablar, aunque sea mínimamente, el idioma propio de la especie» (¡un poco bestia el experimento!, ¿no?). Resultado del experimento: Todos los niños sometidos a esta prueba murieron. Nos hemos quedado sin saber si existe un idioma original de la especie humana. (Seguramente desde entonces, muchos «juran en hebreo».)
3. KASPAR HAUSE, NÜRENBERG-ALEMANIA, 1812 Kaspa estuvo encerrado e incomunicado en una mazmorra en solitario hasta los dieciséis años. A pesar de los esfuerzos realizados durante años por Feuerbach y Meyer, licenciado y pedagogo, respectivamente, nunca consiguieron que adquiriese un nivel normal de desarrollo psíquico.
4. ITALIA 1945 Como resultado de la II Guerra Mundial, Italia, como tantos otros países después de una guerra, se encontró con una gran cantidad de niños huérfanos. Éstos fueron ubicados en dos importantes y bien preparados centros de acogida donde tenían asegurada una correcta alimentación y atención médica; no obstante, y a pesar de las buenas condiciones alimenticias y de higiene, se daban unos índices de mortalidad muy elevados, incluso mucho mayor que los producidos en cárceles americanas donde los niños vivían en unas precarias condiciones junto a sus madres delincuentes. A la vista de esta estadística, las autoridades italianas pidieron voluntarios para que pudiesen compartir un tiempo cada día con estos niños: el índice de mortalidad se redujo prácticamente a cero.
CARICIAS/RECONOCIMIENTO SOCIAL Con este instrumento, Berne llegó a la esencia de las relaciones humanas. Su famosa frase metafórica lo ilustra: Si no te acarician, se secará tu espina dorsal. Así conectó las leyes más simples de la biología humana con las complejas normas de interacción social. A este tipo de estímulo, en Análisis Transaccional se le
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denomina Caricias, cuya definición podría ser:
ESTÍMULOS SOCIALES DIRIGIDOS DE UN SER VIVO A OTRO QUE RECONOCEN LA EXISTENCIA DE ÉSTE.
Berne apoyó sus teorías, basadas en las observaciones con sus clientes (pacientes) y en los estudios realizados por H.F. Harlow con animales y R. Spitz (1956), Ribble (1953) y Bolby (1967) con niños. Estudios posteriores en la década de los noventa han confirmado y fundamentado científicamente estas teorías de E. Berne, y que muchos investigadores están, y estamos, confirmando actualmente. Las investigaciones realizadas con niños recién nacidos (hasta 1-2 años de vida) dieron como resultado que las caricias, el contacto físico que transmite alguna emoción, eran totalmente necesarias para el desarrollo del niño, e incluso para su supervivencia, y demostraron que los bebés carentes de estímulos físicos suficientes reaccionaban con gravedad acorde al grado de abandono.
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Berne, con su enorme intuición (todavía no se habían registrado los grandes avances de la década de los noventa en el campo de la neurofisiología), observó que las personas que en su infancia habían estado «carentes de afecto» (utilizo este término de forma coloquial para su mejor comprensión), en la edad adulta presentaban algunos trastornos de tipo «neurológico», de ahí lo de «se le seca la espina dorsal», que él comentaba coloquialmente.
LA IMPERIOSA NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO/CARICIAS Dentro del útero materno, el feto se halla en contacto íntimo con la madre en toda su superficie corporal. Pero al nacer, esta intimidad física se interrumpe abruptamente y para siempre. Aquí comienzan nuestras tribulaciones, no sólo para el alimento en forma de oxígeno, líquidos y sólidos, sino también el alimento emocional: el contacto con otros seres. Si observamos la mayoría de las especies animales podremos comprobar que en un gran porcentaje de ellas, desde el momento del nacimiento hasta que comienzan a tener algún tipo de autonomía y control, sobre todo relacionados con el movimiento, transcurre un espacio de tiempo mucho menor que en las personas. En algunas especies, a las pocas horas de su nacimiento los «bebitos» ya se ponen en pie, andan y van a la búsqueda de alimentos. ¿Qué es lo que sucede con la especie humana que nacemos en una posición de tanta debilidad? ¿Por qué nos cuesta tanto tiempo ser autosuficientes? Explico, a continuación, algunas de las razones/teorías, y también algunas de las consecuencias que pueden derivarse de estas circunstancias. Desde bebés nos vemos obligados a generar en otros la conciencia de nuestra existencia, a ser abrazados, abrigados, alentados, elogiados. ¿Y si esto no llega? Entonces optaremos por sobrevivir siendo agredidos o compadecidos. Los golpes o la lástima siguen reconociendo que existimos, aunque suframos por ello. A partir de esta premisa, debemos considerar que cualquier contacto, acción, mensaje, tanto físico como verbal o simbólico, con el que una persona transmita a otra algún tipo de reconocimiento, tanto positivo como negativo, es lo que llamamos Caricia. La Caricia es, pues, la unidad de reconocimiento social. Las caricias positivas son mejores que las negativas, pero las negativas son
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mejor que nada. Berne decía: Es mejor tener mal aliento que no tener aliento.
CLASIFICACIÓN DE LAS CARICIAS POSITIVAS – Invitan a emociones o sensaciones agradables, son con frecuencia expresión de sentimientos de afecto y aprecio. «Es un placer trabajar contigo en la misma oficina.» «Me alegro de que seas mi amigo/jefe/etc.» «Hiciste un buen trabajo.» –Un caluroso abrazo.
NEGATIVAS – Invitan a emociones o sensaciones desagradables, causan daño moral o físico y reducen nuestra propia autoestima. «Todo lo rompes.» «O mejoras tu trabajo, o a la calle.» –Pegar a un hijo. –Golpear a una persona.
MIXTAS – Son caricias falsas, ya que tienen un contenido de desvalorización. «Lo hiciste bien, tuviste suerte.» «Lo has hecho muy bien, para ser mujer.»
INCONDICIONALES – Se dan o reciben por el mero hecho de existir o ser, no porque haya hecho nada especial. Son las más «poderosas» en el sentido más positivo. «¡Que alegría verte de nuevo!» – Un abrazo, un beso. – Dar los buenos días a un vecino.
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CONDICIONALES – Se dan o reciben por conductas objetivas. Positivas o negativas «Hiciste un buen informe.» (+) «Has hecho una buena venta.» (+) «Eres un buen mecánico, reparaste muy bien el coche.» (+) «Hiciste muy mal el trabajo de ayer.» (–)
CARICIAS POR... 1. Por la emoción o sentimientos que generan • POSITIVAS – emociones o sensaciones agradables. • NEGATIVAS – emociones o sensaciones desagradables. • MIXTAS – mezcla de positivas y negativas («lo hizo bien, tuvo suerte»). 2. Por las exigencias o condiciones para darlas o recibirlas • CONDICIONALES – se dan o reciben por conductas objetivas. • INCONDICIONALES – se dan por el hecho de existir o ser. 3. Por el medio de transmisión • • • • •
FÍSICAS – de contacto. GESTUALES – mediante lenguaje no verbal, gestos, miradas, etcétera. VERBALES – mediante el lenguaje oral: la palabra. ESCRITAS – carta, tarjeta, etcétera. PÚBLICAS/PRIVADAS.
POR SU INFLUENCIA EN EL BIENESTAR FÍSICO, PSICOLÓGICO Y SOCIAL CARICIAS ADECUADAS
CARICIAS INADECUADAS 1. Incondicionales negativas agresivas «Muérete.»
1. Incondicionales positivas «Te quiero.»
2. Incondicionales negativas de lástima «Me da pena que seas tan bajito.»
«Me gusta como eres.»
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3. Condicionales agresivas 2. Incondicionales negativas «No te quiero.» 3. Condicionales positivas «Hiciste un buen trabajo.»
«Siempre lo haces todo mal.» 4. Condicionales negativas de lástima «Yo te ayudo, tú no podrás hacerlo.»
«Gracias por tu esfuerzo.»
5. Falsas positivas
4. Condicionales negativas correctivas.
«Eres el mejor del mundo.»
«Eso no está bien, deberías hacerlo así.»
6. Mixtas «Lo hiciste bien, para ser mujer.»
LEY DE ECONOMÍA DE CARICIAS Según C. Steiner, todas las personas han sido educadas recibiendo unos mensajes que nos convierten en «escatimadores» de caricias. Estos mensajes son: – NO DE CARICIAS POSITIVAS –«Arruinan a la gente, ya saben lo que quieren.» – NO ACEPTE CARICIAS POSITIVAS –«Sea modesto, no se lo crea tanto.» – NO PIDA CARICIAS POSITIVAS –«Si lo pide ya no tiene valor», «dependerá de». – NO RECHACE CARICIAS NEGATIVAS –«Evite discusiones...» – NO TE DÉS CARICIAS –«¿Quién te has creído que eres?»
LEY DE ABUNDANCIA DE CARICIAS La ley de «abundancia de caricias» es nuestra herramienta de cambio, es la «ley de caricias» por la que debemos regirnos. Estos son sus cinco «mandamientos»:
1. De abundantes caricias positivas. 2. Acepte las caricias positivas que merezca. 3. Pida las caricias positivas que necesite. 4. Dése caricias positivas. 5. No intercambie caricias negativas o inadecuadas.
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LAS CARICIAS O REFUERZOS SOCIALES EN LAS ORGANIZACIONES Uno de los principales problemas que tiene que afrontar todo directivo es cómo motivar a sus colaboradores. Las Caricias, también denominadas unidades de reconocimiento social, o bien, Refuerzos Sociales, como he comentado, es un término coloquial del A.T. que se refiere a cualquier forma de reconocimiento de un ser vivo a otro y que reconoce la existencia de este. Son la base fundamental sobre la que se debe sustentar cualquier proceso de motivación. Para motivar a las personas, en primer lugar es necesario conocerlas, conocerlas individualmente, al igual que es imprescindible el autoconocimiento, es decir, el conocimiento de uno mismo. Por lo tanto, para conseguir motivar a sus colaboradores el directivo tiene que llegar a conocer a cada uno de ellos personalmente. En los casos en que esto no sea posible, por ejemplo, en una empresa de dos mil empleados, el presidente, por supuesto, no podrá conocerlos a todos, pero deberá practicar políticas que permitan beneficios «ecuánimes» a «todos», y a la vez escuchar a sus colaboradores de escalas jerárquicas inferiores, donde sí existe la información suficiente que permita desarrollar Caricias de tipo general que satisfagan necesidades individuales. Este es uno de los retos de los directivos de grandes organizaciones. Un reto, por cierto, que muy pocos consiguen superar con éxito. Un hecho básico acerca de la personalidad humana que se ha comprobado repetidamente, es que el hombre juzga a los demás de la misma manera que se juzga a sí mismo. Si se tolera a sí mismo, normalmente tolera a los demás. Si sabe perdonarse a sí mismo, generalmente perdona a los demás. Si, como hay casos, no se quiere a sí mismo, difícilmente sentirá afecto hacia los demás. Antes de ser capaz de conocer y estimar a otra persona, uno tiene que conocerse y quererse primero a sí mismo. «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» Este consejo bíblico es también una profunda lección de psicología. Una segunda cuestión necesaria para motivar consiste en comprender las
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relaciones yo-colaborador-entorno. Cada interviniente en las transacciones debe tener claro su puesto en la organización. Por regla general, el hombre no conoce conscientemente sus más profundas necesidades y deseos y, más frecuentemente aún, no es capaz de expresarlos verbalmente. Por esta razón, al directivo no le resultará fácil descubrir los deseos y necesidades de sus colaboradores, ya que, además, se sabe que las personas no tienen una personalidad totalmente definida e integrada fijamente. No son uno (P. A. o N.) sino que ésta es una estructura «móvil» donde los diferentes estados interactúan y varían constantemente en función de las necesidades y deseos a satisfacer. El hombre se está evaluando continuamente a sí mismo, ya que siente la necesidad de mantener su ego y de confirmar sus mitos, intentando proyectar en cada caso una determinada imagen. Este proceso de «evaluación continua» frecuentemente no da los resultados deseados; por ello, por temor a ese resultado negativo, las personas (casi todas) necesitan continuamente que se les asegure que tienen valor como individuos. Muy pocos hombres poseen la fuerza interior necesaria para darse a sí mismos esa seguridad. La mayoría la obtienen de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de trabajo o de sus jefes. ¡No seamos tacaños! El directivo, que debería ser conocedor de la existencia de esos conflictos y de la necesidad (vital) que tienen sus colaboradores de sentirse valiosos y emocionalmente atendidos, también deberá tener en cuenta, en la medida de lo posible, que por tratarse de cuestiones mayoritariamente de tipo emocional no tiene que responder a criterios lógicos o racionales. A veces, las cosas más simples y de menos valor para una persona, para otra puede ser un elemento altamente motivador. Lo importante es sumar. El directivo deberá dedicar tiempo a: – Observar. – Escuchar. – Atender necesidades (Maslow). – Buscar excusas para felicitar a sus colaboradores. – Fomentar las transacciones A – A.
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Quien no es capaz de motivar, nunca será un Líder.
Para empezar a ser Líder empiece por dar Caricias. Para obtener resultados positivos en el trabajo es indispensable dar Caricias positivas a los demás. Las personas necesitan Caricias para reafirmar su sentido de supervivencia y de bienestar en el trabajo. De hecho, las Caricias son una unidad básica de motivación. La principal. En relación con las Caricias se puede afirmar que: – La cantidad, la calidad y el tipo de Caricias sirven como elementos motores de motivación positiva o negativa de los empleados. – La fuente principal de Caricias está en las otras personas (compañeros, jefes). – También se obtienen Caricias como consecuencia del trabajo realizado, y éstas serán positivas si la actividad o tarea realizada se ajusta a las aspiraciones personales y profesionales, y además se puede ejercer con libertad pudiendo asumir la responsabilidad de la misma. Socialmente existen en el inconsciente una serie de normas irracionales parentales (Steiner), basadas en prejuicios, que impiden un libre y sano intercambio de estímulos sociales positivos y constructivos. La ausencia de Caricias positivas y su sustitución por otras negativas produce desde la simple insatisfacción hasta problemas familiares, adiciones, trastornos psicosomáticos, accidentes, etcétera. El campo laboral, repito una vez más, no está exento de las consecuencias producidas por la falta de Caricias positivas. Estrés, baja productividad, malas relaciones, falta de creatividad, etcétera. En el trabajo, es necesario que los tres estados del Yo sean reconocidos y reforzados por su comportamiento: – El Padre, por hacer cumplir las normas y valores de la organización. – El Adulto, por su capacidad de análisis, por sus decisiones racionales y por la
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solución de problemas. – El Niño (Nn) por su creatividad, por capacidad de innovación y por su entusiasmo.
FORMAS DE CARICIAS NO PREMIE CON CARICIAS LAS CONDUCTAS INDESEABLES Lo que usted acaricia es lo que usted obtendrá. Si da Caricias por alguna conducta no positiva, además de potenciarla generará sentimientos negativos en los que actúan adecuadamente.
DÉ SUS CARICIAS EN EL MOMENTO OPORTUNO La Caricia por una tarea positiva debe ser inmediata (si es posible).
CARICIAS ESTEREOTIPADAS ( D. Jongeward) Al dar Caricias por realizar una tarea, es también importante ser conscientes del patrón que seguimos para dar Caricias a los estados del ego de los demás. En ocasiones, no distribuimos las Caricias equitativamente; uno de los estados del ego puede recibir todas las Caricias, y los demás, ninguna. Por lo general, cuando tomamos «por norma» acogernos a un patrón de Caricias, no nos damos cuenta de las consecuencias. En las Caricias es importante atender a los tres estados del Yo, P – A – N. Muchas veces, la «normativa sociocultural» no escrita nos conduce a este «descuido». Por ejemplo, ante un mismo motivo para recibir una Caricia es más
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que probable que no sea la misma si es un hombre, una mujer, o un niño. Las Caricias, sobre todo en la empresa, suelen variar bastante en función del sexo. A la mujer se le dan Caricias por aspectos como: apariencia, simpatía, amabilidad, orden en las cosas. Caricias dirigidas normalmente al Niño Adaptado. Las que suele recibir un hombre en la empresa suelen ser por su: inteligencia, resultados, liderazgo, decisiones, etc. Es decir, Caricias dirigidas a su Adulto. Estos patrones culturales persisten en las empresas y fuera de ellas. Podemos pensar en las Caricias que suelen recibir los niños, les sucede un poco (o un mucho) como a las mujeres; las Caricias que reciben van dirigidas a su Niño Adaptado. Pocas veces reciben Caricias por haber sabido pasarlo bien, o por demostrar que saben más que nosotros de muchas cosas. ¿O no? Bien, a partir de ahora, recordemos que todos los estados del Yo necesitan estar «alimentados» por su cupo de Caricias. ¡Ah!, y no se olvide, señor, las mujeres también son inteligentes, saben tomar decisiones, consiguen objetivos importantes, además de ser hermosas y simpáticas, ¿vale?
CARICIAS POR «APROXIMACIÓN» En cualquier empleo es positivo dar Caricias positivas por aproximación a las conductas finales deseadas, aunque en ese momento el resultado no sea el definitivamente esperado. Puede ser el ejemplo de un principiante o aprendiz de una nueva tarea o actividad. Muy bien, Toni, si sigues en esta línea, en quince días más tendrás controlado el sistema. En cuanto mejores la cadencia de paso a cincuenta, lo habrás logrado. ¡Ánimo, tú lo puedes conseguir! Esta es una buena Caricia por «aproximación». Animamos a Toni para que persevere. Le damos información sobre la fecha que esperamos que termine su tarea y le indicamos qué tiene que mejorar para conseguirlo. Y finalmente le animamos a continuar y lo valoramos positivamente como persona y profesional. ¡Fantástico! ¿No? Eleve los criterios (el listón) para dar caricias
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Es la continuación de las Caricias por aproximación. No se pueden dar siempre Caricias por el hecho de estar a punto de conseguirlo. Tampoco se pueden dar Caricias por «nada». Administre las caricias Una vez que las personas van adquiriendo destreza y obtienen más Caricias por las actividades que realizan bien, su necesidad de Caricias comienza a disminuir. Cuando esto ocurre es conveniente suspender las Caricias constantes y espaciarlas en el tiempo, ya que, de lo contrario, éstas parecen faltas de espontaneidad y pierden parte de su valor, pudiendo incluso ser rechazadas. En este caso estaríamos dando cumplida satisfacción a la Ley de Gossen: «Toda necesidad satisfecha con un mismo bien tiende a proporcionar un placer decreciente.» Es aquello de la persona que le gusta mucho el pescado, pero si cada día le dan pescado para comer y cenar, pues termina aborreciendo el pescado (y al pescador). Con las Caricias puede pasar lo mismo si no las «administra» correctamente.
EJERCICIO – «CARICIOGRAMA» Este es un ejercicio para compartir con otras personas; anote el nombre en la casilla correspondiente y complete las demás anotando «qué da», «qué recibe» y «qué le gustaría recibir». Coméntelo con esta persona y pídale que ella haga lo mismo sobre usted. Los resultados suelen ser fantásticos. También lo puede utilizar para analizar sus relaciones con su empresa. Donde dice nombre, ponga
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el de su empresa u organización.
ACARICIA EL SUEÑO Utiliza la palabra para acariciar sin límite, pues ayuda y da salud y a nada te compromete. Hazlo ya de una vez y no te duelan prendas. Y aunque enojado/a estés, no ejerzas la reprimenda. El aroma de una flor, el perfume de una mirada, la ternura de una palabra, el ejercicio del valor. Todo ayuda a ser feliz y a soportar el dolor. A ser auténtico/a y decir: Tus caricias son auténticas...
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Tus caricias... hacen vivir.
LA TERTULIA J.J. acababa de leer, más bien recitar, la poesía «Acaricia el ensueño». Su voz clara y profunda y su ritmo lento, con los impresionantes silencios con que sabe acompañar sus intervenciones, dejó al grupo en una especie de «trance» que terminó cuando Luis no pudo resistir más y empezó a aplaudir. Todos se pusieron en pie y siguieron a Luis en sus aplausos. J.J. se puso muy colorado, no le gustaban los aplausos dirigidos a su persona. ¿Por qué? Finalmente dejaron de aplaudir. Todos estaban muy emocionados, la sesión les había parecido extraordinaria. –¡Fantástico!, ¡Muy interesante!, ¡Bien!, bien... –Eran los comentarios de todo el grupo. Muchos estaban gastando bromas sobre los Cupones o sobre las Caricias. Martín se quejó, porque no habían realizado las prácticas con las Caricias. –Ha faltado tiempo –se excusaba J.J.–. No obstante, los deberes de hoy son ¡que practiquéis las caricias! ¿Vale? Era final del mes de abril y todavía no había anochecido, nadie tenía prisa por marchar, pero finalmente Martín sugirió: –¿Por qué no nos vamos a La Tertulia, tomamos algo y hablamos? Todos empezaron a salir de la sala. J.J. miró a Li Man, éste se acercó: –¿Cómo te encuentras? –preguntó J.J. –Lo he pasado muy mal. Ahora estoy bien, gracias por tu ayuda J.J. –Pero si no me has llamado en todo este tiempo. Pensé que no me necesitabas. –Sí que te necesité y me ayudaste cuando recordé muchas de las cosas que nos has enseñado. Estuviste muy cerca de mí, aunque sólo fuese en mis pensamientos; yo notaba tu presencia y tu apoyo. Por eso te doy las gracias. –Gracias por la Caricia Li Man, pero has sido tú, y solamente tú, quién ha resuelto, o está resolviendo «tu» asunto. Pero me agrada lo que me has dicho. Y
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recuerda mi ofrecimiento. –Gracias, J.J. Un día te explicaré, si así lo deseas, mi vida. No tiene desperdicio. –De acuerdo, Li Man. Pero lo que me gustaría más es que me contases tus proyectos, ya sabes, «tus objetivos». –Eso está hecho. Ahora todavía no los tengo muy claros. Necesito un poco de tiempo y, además, como te puedes imaginar, los debo consensuar. –Muy bien, Li Man, creo que alguien te está esperando, que lo paséis muy bien en La Tertulia y hasta dentro de quince días –se fundieron en un abrazo que Loreto, desde la puerta, observó emocionada. Estaba segura de que ella no era ajena a aquella conversación. –¿De qué estabas hablando tan animado con J.J.? –preguntó Loreto, mientras bajaban por la escalera hacia la calle. –Cosas nuestras –respondió Li Man –¿Nuestras? Te refieres, ¿de nosotros dos? ¡Cuéntame, cuéntame! –Tranquiiiila... Loreto, hablábamos de cosas entre J.J. y yo. –¡Huy! Que decepción. –Otro rato te lo cuento, ¿vale?... Te lo prometo. –De acuerdo. En ese momento se encontraban a mitad de camino hacia La Tertulia. La tarde era extraordinariamente apacible, las plantas de los jardines estaban frondosas y las flores habían aparecido en muchas de ellas. Loreto se paró a recoger una de las hermosas flores que había caído al suelo; todavía conservaba su frescura y belleza. La cogió entre sus manos y se la ofreció a Li Man. –Toma, es un regalo. –Gracias Loreto... es una flor muy bonita, pero... nada comparado con tu belleza. Loreto se quedó sorprendida y confundida por la penetrante y adorable mirada de Li Man que buscaba su mirada para transmitirle todo lo que sentía por ella. Loreto también le miró, y una transferencia plena de amor se intercambió en sus miradas. Li Man cogió por el hombro a Loreto, la atrajo hacia sí y le dio un beso en la frente. –Un día la calle será nuestra –sentenció Li Man–, y un día el mundo será
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nuestro. –Sí, y los atardeceres serán apacibles y entrañables como hoy. Pero ahora vivamos el momento maravilloso de estar juntos. Estaban cogidos de las manos cuando el mágico momento fue interrumpido por una voz: –¡Loreto!, ¡Li Man! Que os estamos esperando. Era la voz de Marga que desde la puerta de La Tertulia les hacía gestos para que fuesen. Entraron en La Tertulia, la mayoría ya estaban sentados en círculo en torno a tres mesas que Moreno les había preparado previendo la llegada de todo el grupo. ¿Cómo lo había adivinado? Arturo, el joven abogado, sacó un bloc y un «boli» y se erigió en colaborador de Moreno. –Venga, decidme lo que queréis y voy haciendo la lista –después le pasó el pedido a Moreno. –¡Menudo pedido te vamos a pasar hoy, Moreno! –comenta Antonio, el director comercial. –Esto es deformación profesional –dijo Paco, director de una oficina bancaria–. Se lo pagaremos a noventa días –recalcó, creyendo que hacia una gracia. Ya todos estaban sentados y Moreno, ayudado por otro camarero, empezó a servir el pedido. –¡Qué grupo más bonito! ¡Me gusta cómo son ustedes! –comentó Moreno con su acento caribeño plagado de tonos musicales–. ¡Ah! Muchas gracias, señor Arturo –siguió Moreno–. Se nota que es usted una persona muy inteligente y ha tenido una gran idea facilitándome la lista del pedido. –¡Eso es una Caricia! –casi gritó Luis–. ¿O no? –preguntó, recorriendo con la mirada a todo el grupo. –Eso es más que una Caricia –intervino de nuevo Paco. Sonó la voz de María, dulce y firme a la vez; era lo que podría decir una voz «con personalidad». –Una Caricia Incondicional al grupo, por lo que somos; una Caricia Incondicional por lo que es, a Arturo; y una Condicional a Arturo, por lo que ha hecho.
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–¡Bravo! –gritó una gran parte del grupo; la verdad es que María no se había prodigado interviniendo en las clases, escuchaba con mucha atención, tomaba muchas notas, pero casi no le habían oído la voz. Ahora todos estaban sorprendidos. Gratamente sorprendidos. María lo sabía, y a los pocos segundos volvió a tomar la palabra–: Sé que os ha sorprendido que haya hablado tanto tiempo, cuando la verdad es que casi no sabéis qué voz tengo. Pero hoy es un gran día para mí... Hoy he tomado decisiones que estoy segura van a cambiar mi vida, y por eso estoy muy contenta y muy orgullosa. –Cuenta, cuenta... –comentaron algunos miembros del grupo. –¿Queréis que os cuente? –preguntó. O más bien, pidió permiso–. De acuerdo, seré breve. Yo era una secretaria de Alta Dirección. Hace cinco años me casé muy enamorada de un hombre que también lo estaba de mí. Cuando tuve mi hija, al año de casarme, dejé de trabajar, ya que en eso de la importancia de la educación de los hijos coincido con J.J. Es interesante que los dos primeros años la madre o el padre se ocupen totalmente del cuidado y la educación. Desde hace dos años, mi vida es un calvario. Con lo que ya sabemos de A.T. me será fácil explicar, y vosotros comprender, mi caso. Mi hija iba a la guardería y a mí me sobraba mucho tiempo, pero decidimos con mi marido que de momento no iba a volver al trabajo. Ahí empezaron los Juegos Psicológicos. En el fondo me sentía inútil e inferior a mi marido para «justificar» lo que yo consideraba poca aportación a la familia; empecé a sentirme enferma, cuando no era una cosa, era otra, en fin, ¡una Víctima! Criticaba todo lo que hacía mi marido y sobre todo, lo poco que se ocupaba de mí. Mi marido trabajaba horas y horas y no entendía que yo, no haciendo «gran cosa», estuviese siempre cansada y enferma. Finalmente, entré en una depresión, con lo cual me convertí en una Víctima por «derecho». Ahora me he dado cuenta de que, en realidad, no soy una Víctima, sino que soy una Perseguidora, y las víctimas de verdad son mi marido y mi hija. Estoy segura de que lo entendéis. He decidido dejar de tomar ansiolíticos, aquí están –sacó dos cajas de pastillas de su bolso y las tiró encima de la mesa–. ¡No tomaré una más! He decidido utilizar mi Adulto, encontraré un trabajo de media jornada y volveré a ser feliz, ¡lo juro! El silencio era sobrecogedor. María tomó su vaso y sorbió un buen trago. Nadie movía un músculo, todos miraban a María. Finalmente, Loreto se levantó y se acerco a María, ésta se levantó y se fundieron en un fuerte abrazo; a Loreto le
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siguió Li Man; a Li Man, Mónica; después, Marga, Martín, Antonio, Paco, Amparo, Jaime, Ramón, Arturo, Luis, Sergio y Marta. María estaba emocionada, habría estado abrazando a sus compañeros tiempo y tiempo. Ya todos se habían sentado, María volvió a levantarse y se dirigió hacia donde estaba Moreno, en un lugar discreto al lado de una mampara. Se acercó lentamente, le dió un fuerte abrazo mientras le comentaba: –Yo sé que usted también me quiere. Moreno se quedó en el mismo lugar, María volvió de nuevo a su asiento; Moreno se volvió discretamente y secó dos rebeldes lágrimas que no habían podido soportar la fuerza de la emoción. Ramón, el concejal, tomó la palabra: –Yo solamente he «asistido» a dos sesiones de La Tertulia, pero pienso que es un complemento ideal a la formación que estamos realizando. Jamás hubiese podido imaginar que un seminario de formación tan ameno pudiese tener semejante carga de «profundidad emocional», pero sobre todo, estoy maravillado del gran poder e influencia que tiene para producir en nosotros objetivos de cambio. Yo también me he comprometido a cambiar algunas cosas. La lección de humildad y coraje que nos ha dado hoy María no puede dejarnos indiferentes. A mí, mi compromiso de cambio es más que probable que me cueste la expulsión de la política, pero me da igual. He prometido que mi Adulto jamás estará contaminado, ¡y lo voy a cumplir! Y esta fuerza que nace de mi interior se la debo, en primer lugar, a J.J. por sus enseñanzas y por su forma de llegar a nuestros corazones, dándonos esa fuerza y seguridad para realizar procesos de cambio; en segundo lugar, estoy muy agradecido a Li Man, que tuvo el coraje de decirme las cosas que pensaba en mi presencia con serenidad y sin acritud; y en tercer lugar, a todos vosotros, que habéis soportado mis aires de superioridad, cuando en realidad sois mis amos y yo vuestro servidor; a todos ¡muchas gracias! Un fuerte aplauso sonó en La Tertulia. Al terminar, todos miraron a Li Man. –Ramón..., no sé por qué soy yo el que siempre hace de interlocutor ante ti, pero no me importa –empezó a hablar Li Man–. Hoy todos te queremos un poco más que ayer. Hoy todos tenemos que hacer un esfuerzo para estar a tu altura. Seguro que nos vas a ayudar y yo quiero agradecértelo dándote un fuerte abrazo en nombre de todos. –Li Man se levantó de su asiento se acercó a Ramón que lo esperaba con los brazos abiertos y se fundieron en un largo y fuerte abrazo,
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mientras sonaba de fondo otro fuerte y prolongado aplauso. Moreno se acercó discretamente a María y le entregó un paquete de pañuelos «kleenex». El escaso rímel que adornaba sus ojos empezaba a desmoronarse arrancado por las sentidas lagrimas que no podía contener. Loreto, que se sentaba a su lado, le cogió la mano fuertemente y le transmitió esa caricia que tanto tiempo había deseado, mientras le comentaba: –Esto es sólo el principio. Vas a ser muy feliz, María–. María respiró profundamente y asintió–. Seguro que sí... Las emociones que se habían destapado en el grupo aquella tarde, habían sobrecargado los sistemas nerviosos del mismo. Éste necesitaba un «descanso». Y como por arte de magia apareció Moreno con una bandeja de suculentos bocadillos de queso y jamón. Era el momento justo, ni más pronto, ni más tarde. ¡Otra vez este Moreno! Todos comieron con apetito, empezaron a hablar en pequeños grupos de dos a cuatro personas. Paco se «moría» de ganas por hablar; en un momento en que el grupo estaba más relajado, tomó la palabra. –Ejeemmm. La verdad es que yo también tengo algo que decir. Al igual que María, yo también he participado muy poco en las sesiones de formación. La verdad es que vine obligado por mi jefe a este seminario, ya que quería saber si podía ser interesante esto del A.T. para nuestra organización. Y claro, en vez de hacer fiesta por la tarde, me tocaba venir al seminario. Al principio no hacía mucho caso de los temas, mejor dicho, no quería hacer caso, pero los temas en sí y la forma de tratarme de J.J. han acabado por cambiar mi «chip». Quiero pedir perdón a Loreto, Li Man, Mónica y a Luis. Fue una gran sorpresa, nadie imaginaba por qué. Loreto saltó rápidamente: –Paco, que yo sepa a mí no me has hecho nada malo. –Ni a mí –comentó Li Man. –Ni a mí. Ni a mí –siguieron Mónica y Luis más que sorprendidos. –Sí –continuó Paco–. Durante bastante tiempo os he tenido pegado un cupón así de grande en mi álbum de los resentimientos. –¡Cóóooomo!, ¿por qué? –comentaron al unísono los aludidos –Porque erais los defensores más firmes del A.T. desde la primera sesión y os califiqué de pelotas y personas con poco criterio. ¡Qué equivocado estaba! Hoy os
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admiro de verdad. Y os admiro porque habéis demostrado que sois más sanos y más inteligentes que yo. Pero hoy, además de mi admiración tenéis mi afecto, y si no fuese porque es un poco cursi os diría ¡os quiero! Bien, si no lo digo reviento..., hoy dormiré como un «lirón». El tiempo había pasado volando, ya eran las doce de la noche y alguien hizo notar esta circunstancia. Ya todos se mentalizaban para abandonar la sesión cuando tomó la palabra Martín. –Yo también tengo algo que decir, pero como ya es muy tarde lo dejaré para otro día, pero quiero hacer una propuesta, y siguiendo las enseñanzas de J.J. propongo que cada uno de nosotros nos comprometamos a mejorar algo de nosotros mismos y que en la siguiente sesión, aquí en La Tertulia, cada uno de nosotros, hombres y mujeres, lo comentemos públicamente. –Bien, ¡muy bien! –asintieron todos. Marta se dirigió a él y le aseveró: –Martín, viniendo de ti esta propuesta tiene doble valor. Además, tú no tendrás problemas, ¡tienes tantas cosas por mejorar! –Ahora mismo te pongo un cupón –respondió Martín, bromeando y haciendo el gesto de pegarlo en su bloc de notas. Jaime y Amparo vinieron a despedirse de Loreto y Li Man. Habían quedado en verse los cuatro unos días después. –¡Hasta pronto! Luis y Mónica, se acercaron por detrás, dándoles un fuerte abrazo a ambos. –Vosotros tenéis la culpa de «esto» –comentó Luis. –Es fantástico –siguió Mónica–. ¿Quién lo iba a decir? ¡Qué sesión más maravillosa! Si J.J. nos hubiese visto por un agujero ¡se habría sentido tan feliz! –Seguro que sí, Mónica, seguro que sí... –respondió Li Man. –El miércoles hemos quedado con Amparo y Jaime para ir al cine. ¿Os animáis y venís? –invitó Loreto. Luis miró a Mónica y comentó: –Yo tengo cuarenta kilómetros de carretera, pero si «esta pesada» me lo pide, haré el esfuerzo. Mónica asintió:
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–Bueeeeno... te lo pido... –¡De acuerdo! Vamos, Mónica, que te llevo a tu casa –se dieron un fuerte abrazo todos a una y Luis y Mónica se fueron a toda prisa, pero gastándose bromas y dando saltos. –Son tan felices... Qué envidia... –comentó Loreto. –¿Tú no eres feliz? –preguntó Li Man. –Tú sabes que no, Li Man, ¿o no lo sabes? Salían con el resto de compañeros hacia la calle. Moreno sacó algunas chaquetas que había guardado y se despidió de todos con esta frase, que volvió a sorprenderlos. –Una buena compañía, es siempre una buena Caricia. –¿Qué pasa con este hombre...? –musitó Li Man. –Es cierto –comentó Arturo–. Parece que sabe y entiende de qué hablamos. Todos salieron a la calle comentando esta particularidad de Moreno. Todos estaban de acuerdo en que era un hombre que se hacía querer. Cuando Loreto y Li Man se habían despedido de todos, se dirigieron al coche de éste a través de los jardines de la plaza. Aquella noche de finales de abril invitaba al paseo y la conversación. Los suaves aromas de la noche habían sustituido los lindos colores de las bellas flores, lubricando la sosegada conversación, y las múltiples y centelleantes estrellas asistían de brillantes testigos. –Loreto..., sobre lo que hemos comentado de ser felices... –Sí, Li Man... –Loreto, sé que tenemos que hablar de lo nuestro. Yo, hasta ahora no he estado preparado, pero ahora sí que lo estoy. Me gustaría saber cuál es tu estado de ánimo para afrontarlo. –Mi estado de ánimo es bueno, yo sé lo que quiero, pero hay otras personas por medio: mi hijo y mi marido. Quiero que sepas que estoy ocupándome del asunto. Con mi marido voy a tener una conversación posiblemente la semana próxima. La situación está en un callejón sin salida, nuestra relación como pareja terminó hace tiempo. Yo estoy preparada para la separación, pero él no. Quiero que todo salga bien y para ello tengo que hacer las cosas bien y tener la paciencia necesaria. –Estoy de acuerdo, Loreto. Me estimula mucho lo que acabas de decirme. Y quiero que sepas que estoy dispuesto a apoyarte y a tener la paciencia necesaria.
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–Lo sé, Li Man, pero necesito saber hasta dónde estás dispuesto a llegar en nuestra relación. Li Man cogió la mano de Loreto y habló con la seguridad y dulzura que le caracterizaba. –Loreto, tú lo eres todo para mí... Hace poco tiempo estaba solo en el mundo y lo único que atesoraba era desesperanza y frustración. Contigo me siento feliz y con ilusión de vivir. Me siento afortunado de tener tu amor y no me cambio por ningún otro hombre del planeta. Mi vida está unida a ti. Quiero estar contigo y vivir contigo. Nada me haría más feliz. –Li Man tenía el don de los buenos comunicadores, sabía comunicar con las palabras y sabía comunicar con el corazón. –Li Man, si queremos, lo conseguiremos. –Loreto creía a Li Man. Era auténtico. Habían llegado a casa de Loreto. Era muy tarde, pero no les importaba. Hoy había sido un gran día. –No lo olvides, Li Man, «hoy es el primer día del resto de nuestra vida». –No lo olvido –contestó Li Man antes de darle un cariñoso y amoroso beso de despedida. –Hasta el miércoles, my love. –Hasta el miércoles, amore. Había sido una despedida muy «internacional». Ya era el mes de mayo. Los primeros en llegar recibieron la sorpresa. –¡Qué detalle J.J.!– y se sentaban muy gozosos. Tal como iban llegando se sentían sorprendidos por el detalle y corrían a abrazarse a sus compañeros. Ya estaban todos. Cada uno con una hermosa rosa que J.J. les había ido entregando a la entrada así como iban llegando y que iba inundando de suave y refrescante fragancia la sala de Seminarios. – ¿Por qué lo de las rosas J.J.? –le habían preguntado. –Son rosas «auténticas»..., de las que «huelen a rosa». Se las pedí hace tiempo a Luis. –Todos miraron a Luis sorprendidos–. «Pillín», ¡qué callado se lo tenía!– Gracias Luis, muchas gracias, por las rosas y por guardar el secreto. ¡Que no es poco! ¿Verdad? Recuerdo que un veterano profesor de psiquiatría nos decía un día: «Si quieres poner a alguien en “mal vivir”, cuéntale un secreto y le insistes en que por nada del mundo lo cuente a nadie». ¡Es una mala jugada! Lo habéis
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fastidiado. –¡Ni a mí me lo ha dicho! –comento Mónica, haciendo un exagerado gesto de enfado en plan de broma. –Las gracias se las daré de vuestra parte a mi madre –comentó Luis–. Ella se ha ocupado de escogerlas y cuidarlas hasta hoy. Y voy a decir más. Yo he traído las flores porque he venido a este seminario, y he venido a este seminario porque mi madre me lo aconsejó. –¡Viva la madre que te parió! –grito con energía Martín. –¡Viiiiva! –gritaron todos. –Montse es la madre de Luis, es una gran mujer. Un día de estos, que Luis os hable de ella –dijo. –¡Bien! –prosiguió J.J.–. ¿Por qué os he entregado estas flores? Pues porque ¡os las habéis ganado! ¿Y por qué una rosa a los hombres y a las mujeres? Os explico: «La rosa es un buen ejemplo de la vida. Hay rosas auténticas. Que huelen a rosa. Y rosas “no auténticas”. Que no huelen a nada. La rosa es como un grupo de formación. Durante un tiempo está cerrada. Con el tiempo comienza a abrirse. ¿Y qué sucede? Si es una rosa auténtica, inunda con su aroma a quien se acerca a compartir con ella un tiempo y un espacio. Si es una rosa falsa, decepciona a quien la huele. Igual que la vida. Igual que vosotros. ¿Desde cuándo os habéis abierto al mundo? ¿Desde cuándo habéis empezado a compartir vuestras fragancias? ¿Desde cuándo repartís y compartís Caricias? Hoy era el día previsto. ¿Verdad María? ¿Verdad Ramón? (María y Ramón se pusieron rojos. ¡Cómo es posible..., pensaron todos los demás!) ¿Acaso os sorprende que sea precisamente hoy? Vosotros estáis haciendo el milagro gracias a vuestra inteligencia y a vuestro esfuerzo. Hace unos días, vuestros corazones comenzaron a abrirse. Y todos pudistéis compartir momentos de fuerte emoción. Eran las fragancias de la amistad,
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rescatadas de las cenizas del mal hacer de nuestra sociedad. ¿Hay algo más bonito que compartir? ¿Hay algo más bonito que una rosa, para compartir? ¿Con quién pensáis compartirla...?» El silencio era absoluto. Todos deseaban levantarse y abrazar a J.J. Éste, que se lo temía, continuó: –Vamos a empezar otra emocionante sesión. Sí, emocionante porque vamos a hablar de emociones, y en segundo lugar, pero no menos emocionante, hablaremos de libertad, que en este caso y en la versión del A.T., se la denomina simbiosis. El silencio se hizo de nuevo. J.J. cogió su libro, lo abrió en el punto en que había incrustado una rosa como señal y después de inspirar suavemente su fragancia la depositó suavemente sobre la mesa, dirigió la mirada, uno a uno, a todos los participantes y habló: «Las emociones...»
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14 Las emociones y la inteligencia Un cambio es una experiencia emocional. Como se indica en el capítulo de los Juegos Psicológicos, el resultado de los mismos siempre es negativo para los «jugadores», quedando interiorizada una «mala sensación» que no es otra cosa que una emoción negativa (cupón). Un resentimiento que más pronto o más tarde pasará factura a uno de los «jugadores». El tipo de resentimiento/emoción puede ser diferente en función de la personalidad de cada persona, y ello nos faculta para plantear un estudio más exhaustivo de las emociones. El Guión es el elemento «contenedor» y «distribuidor» de las emociones. Si hemos definido la personalidad como «la forma habitual de sentir, pensar, decir y hacer», ubicaremos las emociones (el sentir) como el primer eslabón activo en el proceso de manifestación de la personalidad: el sentir, ubicado en el estado Niño. Berne siempre dio una gran importancia al aspecto emocional en las personas, contrariamente al poco valor que se le ha dado por muchos de los llamados «científicos» de nuestro tiempo, quedando muy patente en algunas situaciones, como, por ejemplo, en los procesos de selección de personal que se llevan a cabo en empresas y organizaciones. Las últimas publicaciones sobre Inteligencia Emocional están haciendo cambiar algunos «chips» sobre la importancia de las emociones en la vida de las personas, algo que los «transaccionalistas» ya han tenido muy claro desde hace muchos años. Daniel Goleman publicó su conocidísimo libro, Inteligencia Emocional, en el año 1995. Desde ese momento (en España 3-4 años después) el tema de la inteligencia emocional inunda todo el mercado, y digo bien «mercado», ya que muchas personas, sin solución de continuidad, se lanzan a escribir libros,
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artículos, impartir seminarios, teorizar y sobre todo banalizar, lamentablemente con el único objetivo de vender. Lo de vender está muy bien, pero una de las primeras premisas para ser un vendedor profesional, es conocer el producto. Sobre la inteligencia emocional ya hablaron bastante los antiguos filósofos griegos. Pero lo cierto es que es ahora, a principios del siglo XXI, cuando se convierte en una moda (lamentablemente), perdiendo los valores que como gran aportación al conocimiento del ser humano lleva implícito el libro de Goleman. Y ya sabemos lo que pasa con las «modas». Mucha gente quiere estar a la moda. Muchas personas han comprado el libro que, a pesar de ser una excelente obra, la mayoría no lo han leído, ni lo leerán en su totalidad. En las empresas y organizaciones ha prendido la moda y han comenzado a pedir Inteligencia Emocional: «Queremos un seminario sobre Inteligencia Emocional». La demanda supera a la oferta. Los profesionales cualificados, los que de verdad saben de Inteligencia Emocional, están casi todos en el campo clínico, es decir, no trabajan para las empresas (salvo alguna excepción). Entonces ¿qué es lo que está sucediendo con este tema? A la vista de mis informaciones, después de leer algunos libros y artículos, asistir a algunas conferencias y seminarios sobre Inteligencia Emocional, el panorama es verdaderamente lamentable. Se mezclan las buenas intenciones de verdaderos neófitos en la materia, con profesionales altamente cualificados que «alucinan» cuando leen o escuchan cómo se trata el tema en cuestión. No se trata de hacer «descuentos», estoy hablando de Ética. ¡Bien!, vamos a poner en orden el tema de la Inteligencia Emocional y después, en este mismo capítulo, hablaremos de las emociones más en concreto.
CONCEPTO INTELIGENCIA Si hacemos un poco de historia sobre este tema, veremos que muchos años antes de la publicación del libro de Goleman ya se hablaba de la inteligencia y de las emociones, pero en general (salvo excepciones), por separado. Explicar de forma profunda todo el recorrido sobre la historia de la inteligencia y de las emociones podría ser el tema de un libro de muchas páginas; por mi parte, voy a sintetizar la cuestión aun con el seguro riesgo de ser poco riguroso en su
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descripción. Durante muchos años, la inteligencia ha sido «algo» que todos deseaban poseer, pero solía pensarse que era una cualidad innata y que cada persona tenía la que tenía; era como una lotería divina en cuyo reparto la suerte, como en la lotería normal, era diversa; había afortunados y menos afortunados (listos y tontos). Por otro lado, algunos estudiosos se ocupaban, en primer lugar, de definir qué era la inteligencia, sin lograr ponerse de acuerdo y, por otro, encontrar el origen de la misma con el fin de potenciarla (se supone). Difícil tarea, potenciar «algo» que no se sabe muy bien cómo definirlo. Mientras esto sucedía, el «órgano oficial» que «determinaba», más que definía, la inteligencia, era el famoso C.I. (Coeficiente o Cociente Intelectual). El origen del CI se debe a A. Binet y T. Simón (1905 revisado en 1935), psicólogos que dieron origen al antedicho concepto. Su teoría se basaba en el establecimiento de la relación entre la edad mental y la edad real, multiplicada por cien. Aunque el término se ha conservado, hoy al hablar del C.I. se refiere al cálculo de Wechsler (Test: Wais) cuyo método consiste en atribuir puntos o respuestas a una batería de once subtest, de acuerdo con un baremo exactamente establecido, y en transformar luego la nota global así obtenida en una variable a la que se le asigna, en cada edad, 100 por la media y 15 por la desviación. Desde hace algunos años han ido apareciendo nuevos tests donde los aspectos objeto de la medición se acercaban a cuestiones relacionadas con la personalidad (16PF, es el test más conocido y reconocido). Capítulo especial merecerían los test «proyectivos» (Rorschard.– T.A.T., etc.) sólo al alcance en su interpretación por personas muy preparadas, tanto para la administración de las pruebas como para su interpretación, siendo necesarios altos conocimientos de psicopatología.
CONCEPTO EMOCIONES *Hasta lo que sabemos hoy en día sobre el cerebro, podemos determinar que su evolución parte de cuando los peces desarrollaron un tubo para llevar los
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nervios hasta un punto central de control. Su evolución lo llevó a la formación sobre este primer cerebro, el «cerebro de reptil». Otra fase de la evolución añade a este cerebro de reptil módulos como el hipotálamo, la amígdala y el hipocampo, que configuran el sistema límbico, donde se generan las emociones; este era el «cerebro de mamífero». Durante la evolución de los mamíferos, los módulos de los sentidos, en particular el de la vista, promovieron el desarrollo de una fina tela de células cuya disposición entre ellas permitió formar entre las mismas muchas conexiones neuronales, aumentando algo su tamaño. Es la corteza cerebral donde emergió la conciencia.
En la configuración del cerebro puede observarse perfectamente los «distintos cerebros» y su superposición como resultados del proceso evolutivo.
Hace ya trescientos millones de años, el Australopithecus africanus tenía un cerebro con una forma muy parecida a la humana, pero con sólo una tercera parte del tamaño actual. Fue aproximadamente hace millón y medio de años cuando el cerebro de los homínidos sufrió un crecimiento intenso y repentino que empujó hacia fuera los huesos del cráneo. Las áreas que más se expandieron son las relacionadas con las actividades consideradas «humanas»: pensar, organizar y comunicarse.
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El desarrollo del lenguaje fue seguramente el trampolín para dar el salto de homínido a humano. Los lóbulos frontales del cerebro crecieron casi un 40 por ciento para crear grandes áreas de nueva «materia gris», conocida como neocórtex, siendo su crecimiento mayor en lo que se conoce como lóbulos prefrontales, que sobresalieron por la parte delantera del cerebro empujando la bóveda frontal de la cabeza hacia delante y dando forma al cráneo moderno. Como podemos observar, mucho ha evolucionado nuestro cerebro desde aquel primitivo «cerebro de pez». Pero hay una cosa que llama la atención: la evolución no ha supuesto la eliminación de los elementos primitivos que configuraban aquel cerebro ancestral. Todavía tenemos el cerebro de pez bien diferenciado, y como superpuesto a éste, el de reptil, y encima de éste, el de mamífero y por encima de éstos, unidos por el cuerpo calloso, el cerebro humano. ¿Y qué supone el disponer todavía de estos «antiguos cerebros»? Si tenemos en cuenta que todos ellos están «activos», quiere decir que, en algunas ocasiones, los seguimos utilizando. ¿Y eso es bueno, o es malo? Pues como tantas cosas, depende; es decir, dependerá en que situación se active y actúe cada uno de ellos. Este libro pretende desvelar algunas de estas incógnitas. Como hemos comentado, es en el sistema límbico donde residen los centros donde se «gestan» las emociones. A las emociones que se generan en esta zona del cerebro se les denomina naturales, porque son las que compartimos «desde siempre» todas las especies de mamíferos y que, por lo tanto, son las mismas: Alegría/Placer, Afecto, Miedo, Rabia, Tristeza.
MÁS SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Resumiendo nuestras explicaciones. Hasta ahora he relatado algunos aspectos de la inteligencia y algunos aspectos de las emociones. Durante muchos años, la inteligencia (test y medición de capacidades para «hacer algo») y las emociones (algo etéreo en sus inicios y neurofisiológico posteriormente) han hecho su recorrido de evolución y de estudio por caminos distintos. Hoy, parece ser, o más bien se puede afirmar, que inteligencia y emociones
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están confluyendo, y en algunos caos han confluido, y unidas abren una nueva ventana al mundo, una nueva forma de ver y entender al ser humano que camina irremisiblemente a entenderlo como un todo, donde cuerpo y mente no se interpretan como «cosas separadas», sino como un «todo integrado». Donde los médicos tengan más en cuenta los aspectos psicológicos de sus pacientes y los psicólogos los aspectos físicos (para entendernos). Un reto que nos implica a todos, hombres y mujeres de nuestro tiempo, y que nos ayudará, si tenemos coraje, a establecer una nueva forma de relacionarnos y entendernos. El ser humano se desarrolla en una dinámica psicosomática en constante cambio. Aunque han sido muchos los psicólogos que desde hace tiempo utilizan el término Inteligencia Emocional de forma más o menos clara, como hemos indicado se atribuye la paternidad a Daniel Goleman, por la gran transcendencia que ha tenido su libro La Inteligencia Emocional. Parece ser que el panorama va quedando cada día más despejado, y ya renombrados psicólogos reconocen que los factores objeto de medición en los tests de C.I. sólo intervienen en un 20% en la determinación del éxito de las personas. El 80% restante está vinculado a otros factores que incluyen lo que hoy se denomina Inteligencia Emocional. Para ir centrando y entendiendo los conceptos, esta puede ser una definición, por escueta, incompleta, de la Inteligencia Emocional:
La Inteligencia Emocional es el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales que nos predispone a una forma de conducta determinada.
Aunque hoy, cuando se habla de la Inteligencia Emocional, ya se sobreentiende que nos estamos refiriendo a varios tipos de inteligencia, entre 7 y 11, según algunos autores (H. Gardner y otros). Resumo y relaciono a continuación los rasgos más importantes que, según mi criterio y con la humilde y sana intención de sintetizar y poner orden en el tema, componen «las
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inteligencias emocionales», dividiendo éstas en dos grandes áreas o «habilidades»:
• Habilidades PERSONALES 1. Conocimiento de uno mismo/a Consciencia de los propios estados internos. El A.T. lo estudia muy bien: los estados del Yo. Saber cómo está distribuida la personalidad en cuanto a capacidad de intervención de cada estado, saber cuáles son los Drivers más «potentes», saber cuál es la Posición Existencial más habitual. Estas son algunas de las aportaciones del A. T. a la Inteligencia Emocional. Y seguimos...
2. Autocontrol de los sentimientos (controlar aquello que «somos») Autocontrol no significa eliminar la posibilidad de manifestar ciertas emociones, sino que se trata de la capacidad de elegir mínimamente desde el Adulto la expresión de los sentimientos, en el lugar y momento más adecuados. A veces, no es bueno que decida el «cerebro reptil».
3. Automotivación positiva (Actitud Mental Positiva) El núcleo fundamental de la motivación es la Actitud Mental Positiva (A.M.P.). A partir de esta actitud se promueve el Optimismo, la Iniciativa, la Motivación por el Logro, el trabajo por Objetivos y la fuerza para rehacerse ante los fracasos.
• Habilidades SOCIALES 4. Empatía (capacidad real de ponerse en el lugar de los demás) Partiendo de la Posición Existencial Yo OK, tú OK, es también la utilización constante del Adulto para conocer qué piensa y qué siente el/la «otro/a». Es decir, estar atentos a las necesidades del tipo que fueren de los demás, ayudándoles a satisfacerlas.
5. Comunicación. Capacidad de relacionarse Es el dominio de las Transacciones para satisfacer al P.A.N. de los demás. Pero
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sobre todo, sabiendo escuchar, ya que esta es la clave de la comunicación y el mejor camino para dominar el arte de la persuasión.
6. Solución de Conflictos. Evitarlos y, si se producen, saber plantearlos y resolverlos sin dejar traumas o resentimientos Diccionario Larousse, definición de conflicto: Oposición de intereses entre dos o más partes, cuyas soluciones se puede buscar bien mediante medios violentos, bien a través de negociaciones, o bien, por la apelación a una tercera persona. Cualquiera de estas soluciones es costosa. ¿Por qué se producen los conflictos? Éstos son un subproducto del crecimiento y del cambio. Toda persona entra en conflicto con otra porque encuentra en ello ventajas psicológicas. Y suelen ser estas ventajas las causas más importantes del desarrollo del conflicto. ¿Recuerda el capítulo de los Juegos Psicológicos? Como puede apreciar, hablar de inteligencia emocional es hablar de A.T. El libro que usted tiene en sus manos es también un libro sobre Inteligencia Emocional. Este que relato a continuación podría ser el resumen (muy resumido, y valga la redundancia) del mensaje de Goleman. Parece ser que al analizar a una serie de personas que han triunfado en la vida profesional, estas que hemos comentado son algunas de las características que coincidían en estas personas «triunfadoras». Este mismo estudio demostraba que aquellas personas que habían destacado por sus elevadas puntuaciones de C.I. o en las pruebas del SAT (Scholastic Aptitude Test), test que sirve en USA para determinar a qué universidad se puede acceder (incluso si se puede acceder), no se correspondían con los «resultados» que después obtenían en la vida. Resumiendo, una persona que tiene un C.I. muy elevado, por ejemplo 150 puntos, no supone ninguna garantía de que vaya a tener más éxito en la vida que otra persona que ha obtenido una puntuación más baja, 105 puntos, por ejemplo. Desde mi punto de vista, el tema de la Inteligencia Emocional, a pesar del tratamiento pobre y desenfocado que le dan algunos nuevos teóricos, ha aportado
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una novedosa visión sobre algunas cuestiones relacionadas con los valores de las personas, y también muchas sorpresas. Si me lo permite, estimado/a lector/a, le voy a explicar una anécdota (lo de anécdota es un decir, ya verá por qué) que recientemente me ha sucedido. Una entidad financiera de gran prestigio, como todas, me contactó con el fin de impartir a un grupo de sus colaboradores unos seminarios sobre Inteligencia Emocional. Les indiqué que por mi parte no era problema, todo era cuestión de coincidir en la agenda y en el sentido. A lo que me respondieron: «¿En el sentido? ¿Qué quiere decir con eso del sentido?», me preguntaron. Mi respuesta fue, más o menos: «El sentido que tiene un seminario sobre Inteligencia Emocional es ayudar a los participantes a potenciar más los aspectos positivos de su personalidad, de forma que desarrollen todo su potencial de energía y creatividad, creciendo ellos como personas, integrándose en el proyecto de la organización». Su respuesta fue, más o menos: «Mire, señor Opi, no nos interesa que los empleados se desarrollen como personas, lo que tienen que hacer es que rindan más como profesionales». Esta fue la respuesta del director de Recursos Humanos. ¿Cómo lo ve? Triste, muy triste, ¿no? ¿Sabe cuántos ejemplos como este, o muy parecidos, tengo totalmente documentados en mis archivos? ¡Un montón! Esta persona y muchas como ella todavía no se han enterado de que no hay desarrollo empresarial sin desarrollo personal. Las empresas no crecen si no lo hacen las personas que la componen.
No hay desarrollo empresarial sin desarrollo personal.
Como iremos viendo a medida que vayamos completando el estudio de las «herramientas» del A.T., podrá comprobar que éste no sólo está en línea con las teorías de la Inteligencia Emocional, sino que es una aportación más completa y más útil para la persona que quiere iniciar procesos de cambio en su vida con el fin de ser más feliz. El Libro de Goleman es una confirmación más de las teorías
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del A.T. Y también una «ayudita». ¡Gracias!
LAS EMOCIONES Y EL A.T. En este capítulo sobre emociones, he tomado datos, sobre todo, de E. Berne y de expertos como A. Lázarus, R. Kertész y J. M. Román.
Siguiendo la máxima del A. T., de plantear las cuestiones de la forma más simple y clara para su rápido y fácil entendimiento, empezaré por decir que el ser humano puede dividir su mente en dos partes: una que piensa y otra que siente, cuyos representantes más significativos y conocidos son los llamados hemisferios cerebrales. Conocer el esquema y el funcionamiento de toda la mecánica emocional es una condición esencial, ya que el hecho de tomar conciencia del funcionamiento del sistema emocional será el primer y necesario paso para poder ejercer un control y desarrollo positivo del elemento básico de nuestros comportamientos: las emociones. La mayoría de transaccionalistas, incluido Berne, hacen una doble clasificación de las emociones: las «auténticas» y las «sustitutivas». También se utilizan los términos «inadecuadas», «parásitas», «falsas», «rebusque» (R. Kertesz), «racquet» (E. Berne). Karpman, Boyd, Edwards, etcétera.
EMOCIONES AUTÉNTICAS Se consideran emociones auténticas porque no forman parte del aprendizaje,
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sino que están integradas dentro del Sistema Límbico y son las mismas que se observan en los animales superiores. Las cinco emociones auténticas son: • • • • •
Afecto. Alegría/placer. Miedo. Rabia/ira. Tristeza.
Aunque los mecanismos para activar estas emociones forman parte de la estructura neurofisiológica del cerebro, la manifestación/utilización de las mismas se va incorporando en el proceso de aprendizaje de cada persona. Así, aprendemos a quién y de qué forma daremos afecto, o cuándo, a qué o quién tendremos miedo, qué será motivo de alegría, etcétera. Que el funcionamiento de las emociones es la consecuencia de un proceso de aprendizaje, es algo fácilmente observable, ya que ante una misma situación vivida por varias personas, la respuesta emocional suele ser diferente en cada uno de los implicados. También es fácilmente observable cómo en algunos núcleos familiares están prohibidas las manifestaciones de ciertas emociones: «Nosotros (en esta familia) no tenemos miedo a nada ni a nadie». O «No nos enfadamos por nada». Asimismo, hay familias en las que es obligado expresar ciertos sentimientos aunque no «vengan a cuento»: «Nosotros siempre estamos alegres, pase lo que pase».
EMOCIONES NO AUTÉNTICAS Cuando una emoción, es decir, la que se expresaría a través del Niño Natural,
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es sustituida por otra («Yo me río de las desgracias»), las denominamos emociones «sustitutivas». Estas emociones sustitutivas o rebusques, suelen ser potenciadas por los padres. Ejemplo: – Pepito juega al fútbol con niños mayores que él, un niño del otro equipo le pega una patada, su padre/madre le dicen: «Te ha estado muy bien por jugar con chicos mayores, ya te lo decía yo: no debes jugar con ellos, la culpa es tuya por no hacerme caso». Es muy probable que el sentimiento de rabia que sienta el niño en ese momento sea sustituido por un sentimiento de culpa: «La culpa es mía por no hacer caso a mamá/papá». Si el niño acepta esta culpa es muy probable que su mamá/papá refuercen esta emoción sustitutiva: «Así me gusta hijo, que reconozcas la culpa cuando no haces lo que te dice mamá/papá». De esta manera se le «prohíbe» a Pepito expresar la emoción natural, rabia, que siente en ese momento y la sustituya por un rebusque: culpa. Pepito, de mayor, posiblemente será un «chivo expiatorio», culpándose de todo lo que pase en su entorno. Cuando se sienta culpable recibirá una caricia, aunque sea inconsciente, de su mamá/papá: «Así me gusta hijo, que reconozcas tu culpa».
DIAGRAMA DE EMOCIONES AUTÉNTICAS Y REBUSQUES (R. Kertész) Estoy de acuerdo, por considerarlo más operativo y práctico, con la Escuela Latinoamericana de A.T., en la idea de ubicar las emociones exclusivamente en el Yo Niño; el Adulto, según esta convención, no siente, solamente piensa, y las emociones, si es que existen en el Yo Padre, son ajenas, grabadas de fuentes externas; son los sentimientos de nuestros padres y otras figuras de autoridad, pero siempre presentes en su estado Niño. En el siguiente gráfico (adaptación de R. Kertész) vemos representadas las Emociones Naturales o Auténticas del Niño Natural, y los «rebusques» del Niño Adaptado, clasificando éstas en las diferentes Posiciones Existenciales.
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Le voy a facilitar una pequeña guía que le oriente en el caso de que tenga dudas para discernir una emoción auténtica de un «rebusque». Las emociones auténticas, seguro que no tiene dificultad en distinguirlas, los ejemplos son una selección, de las «inauténticas»: • Falsa Alegría: Reírse de las desgracias ajenas. Es inapropiada. Alegrarse por ver a una persona a la que se detesta. • Falso Afecto: Afecto por lo que eres: hijo, padre, hermano, vecino, guapo/a, etc. Querer a alguien sin sentirlo («como eres mi tía, te quiero»). También típico de estados de embriaguez: «Eres mi mejor amigo... hip». Hay que diferenciar lo del afecto fingido: hacer la pelota al jefe, prostitutas, sobrinos de tíos ricos, etcétera. • Falso Miedo: En muchos casos suelen ser fobias, bien por experiencias personales (el picotazo de una gallina: fobia a las plumas), o bien, fobias aprendidas de familiares o conocidos. «Me muero de miedo cuando...» • Ansiedad o Angustia: La ansiedad es una situación de espera ante un temor sin
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concretar, y la angustia se refiere a un estado de excitación con síntomas somáticos: sudor extremo, temblores, taquicardia, etc. Son situaciones de «fantasías negativas». Depresión (Kertész): En vez de tristeza auténtica, la depresión o rebusque de tristeza es producida por cuatro mecanismos principales: – Excesiva autocrítica interna, perfeccionismo (Guión, no vivas). – Prohibición para sentir o expresar rabia, que se vuelve contra sí mismo/a. – Falta de suficientes Caricias Positivas. – Carencia de planes positivos a largo plazo (vacío existencial). Culpa: Este «rebusque» es enseñado desde la más tierna infancia. En el fondo, la culpa es el miedo al castigo. Se siente culpa por tener más suerte que otro/a, por ser mas guapo/a, por haberse casado mientras la hermana mayor aún está soltera, por no estar enfermo/a mientras papá o mamá sí lo están, por salir ileso/a de un accidente mientras los otros sufrieron heridas graves, etcétera. Falsa Rabia: La persona la experimenta como auténtica y la justifica con razonamientos erróneos (racionalizaciones). La rabia puede encubrir envidias, prejuicios, etcétera. Resentimiento (Cupones): La falsa rabia se manifiesta hacia «fuera», el resentimiento se «tramita» internamente. Suele ser el causante de úlceras, hipertensión, asma, etcétera. Celos: Dramatizados genialmente por Otelo, encubren inseguridad, complejos de inferioridad ante la idea de una determinada competencia. Envidia: Es «la tristeza por el bien ajeno». En vez de tender a mejorar uno mismo/a, se centra la atención en añorar, criticar o quitar lo que tiene otro/a.
Cada persona se desenvuelve en la vida en un sistema «OK» o positivo, o bien en el «NO OK» o negativo, de conductas. En el primero de ellos se siente y se está en condiciones de expresar y actuar –si conviene– la emoción genuina. Si nuestro grupo familiar de la infancia había bloqueado esto en cierto grado y el actual sigue una línea similar, entraremos en el sistema «NO OK», inauténtico, viviendo los «rebusques». Otros grupos como el laboral, deportivo, amistades, ejercen, a su vez, sus propias influencias sobre la base de sus propios códigos. Es muy importante que los padres conozcan cuándo sus hijos empiezan a
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tener amigos, cuál es el ambiente en el que se desarrollan sus relaciones. ¿Cómo son sus familias? ¿En qué ambiente viven? ¿Cuáles son sus valores, formas de expresión, hobbies, gustos, etc.? Demasiados padres están abandonando, de alguna manera, a sus hijos, con el pretexto de «no tengo tiempo». En este momento en que estoy escribiendo estas líneas, puedo imaginar sin temor a equivocarme, que a menos de cien metros de mi despacho y ya entrada la noche, habrá con toda seguridad entre diez y quince niños y niñas, de entre ocho y catorce años, lee bien: 8-14 años, fumando tabaco y «otras hierbas», bebiendo «explosivas» combinaciones y comunicándose con un léxico burdo, incongruente y cargado de tacos y palabras malsonantes. La mayor parte del tiempo sus comentarios son de índole obscenosexual. No son niños mendigos, no residen en un barrio marginal, no son niños abandonados en el sentido estricto. Pero para mí sí son niños abandonados. ¿Dónde están sus padres? ¿Trabajando? ¿Todos? ¿A las once de la noche? Puede que alguno sí. Es posible. Todos no. ¿Están cansados? Es posible. ¿Qué Guión de Vida están introyectando estos niños y niñas? Posiblemente, algún día, alguno de los padres se sorprenda de las reacciones y el comportamiento de su hijo o hija. «Yo nunca me he comportado así.» Sí, sí, ¿Pero dónde estaba usted todos los días a las once de la noche? (en verano mucho más tarde). ¿Y sabe dónde estaba su hijo o hija, con quién y qué hacía a esa hora? Yo respondo por usted. ¡No! No lo sabe. Esto me pone muy triste. Pero sobre todo, cuando algunos padres o madres intentan justificar su «abandono» con la excusa de que ellos también tienen derecho a descansar, ir al cine, de copas, etc., y, claro, ¡como todo está tan caro! Pues hay que trabajar y si trabajas también tienes derecho a... Y es la «pescadilla que se muerde la cola». No saben ellos bien lo caro que les puede costar ese cine o esas copas, ¡no lo saben bien! Mire usted, cuando se es padre o madre hay derechos que hay que abandonar. Antes de traer niños al mundo hay que consultar con el Adulto y preguntarse: ¿Podremos mantenerlos: comida, bebida, higiene, vestidos, médico, etc.? ¿Podremos pagarles un colegio?, pero sobre todo, ¿podremos dedicarles el tiempo necesario? ¿Recibirán las Caricias por parte de sus padres, o éstas serán provistas por las nurses del parvulario, la abuelita o la «canguro» de turno?
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Posiblemente, el padre y la madre estaban cansados. Vistos los resultados, posiblemente no hacia falta trabajar tanto. ¿Verdad?
MECANISMOS DE SUSTITUCIÓN DE EMOCIONES AUTÉNTICAS A REBUSQUES. (R. Kertész) Emoción auténtica
Sustitución más frecuente por rebusques
Posible situación familiar que lo generó
1. Alegría, placer
Culpa Ansiedad Falso miedo Falsa tristeza
No podía estar alegre a menos que todos lo estuvieran. O bien, le reprochaban si disfrutaba. Cuando disfrutaba, le apuraban para hacer otra cosa. O le decían que iba a pasar algo malo. O algún familiar actuaba de este modo, mostrando el ejemplo para no disfrutar. Si disfrutaba, le amenazaban o castigaban («llorar de alegría»). Cuando había alegría, la familia temía que pasara algo malo. Se frena llorando.
2. Afecto, amor
Inadecuación Ansiedad Falsa rabia Celos
Al demostrar afecto, le rechazaban o rebajaban. Peleaban para evitar intimidad (autenticidad). No daban suficientes caricias para todos. Había preferencias por alguien.
3. Miedo
Falsa alegría
Se le inducía a reírse del peligro.
4. Rabia
Falsa alegría Ansiedad Falsa tristeza (depresión) Culpa
Se reían cuando estaban enojados o cuando el niño se enojaba. Si alguien se enojaba, temían que fuera capaz de matar. No distinguían entre «sentir» y «actuar». No se dejaba expresar la rabia. Si se mostraba, aunque fuera con razón, se lo reprochaban y se mostraban muy dolidos.
Falsa rabia Resentimiento Ansiedad
Si estaba triste, se burlaban hasta que se enojaba. Además, otro familiar competía por demostrar tristeza, escalando su pena, monopolizando la atención por ella. Cuando estaba triste, alguien competía mostrando más tristeza, por lo cual temía entristecer a otros y que éstos se deprimieran o suicidasen. Le decían que los hombres no lloran. Que fuera «fuerte».
5. Tristeza
Aunque, en realidad, al menos teóricamente, siempre se experimenta en primer lugar la emoción auténtica, pero el rebusque la sustituye tan rápidamente que el Adulto no lo registra. Por ello, a cada rebusque corresponden ideas erróneas y contaminación del Adulto que justifica el rebusque. • La enseñanza de Sócrates, «Conócete a ti mismo» (darse cuenta de los
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propios sentimientos en el mismo momento en que estos tienen lugar) constituye la piedra angular de la Inteligencia Emocional. • La toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental, el cimiento sobre el que se edifican otras habilidades de ese tipo, por ejemplo, el auto control emocional. • «Ser consciente de uno/a mismo/a» es estar atento a los estados internos sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos.
«Cuando puedas poner palabras a lo que sientes te apropiarás de ello.» Henry Roth
• Cualquier emoción puede ser, y normalmente es, inconsciente; por esa razón es difícil controlar las emociones por su aparición espontánea, fuera del control consciente del proceso que las provocan. Por eso, el enorme sentido de la frase de Hamlet:
«Dame un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo colocaré en el centro de mi corazón.» (Hamlet a Horacio)
• El diseño del cerebro pone de manifiesto que tenemos escaso o ningún control con respecto al «momento» en que nos veremos arrastrados por una emoción, y que tampoco disponemos de mucho margen de maniobra sobre el tipo de emoción que nos aquejará. → Lo que sí tal vez tengamos en nuestra mano es el tiempo que permanecerá una determinada emoción. Podríamos resumir el tema de las emociones con una frase lapidaria:
«Quien controla sus emociones controla su vida.»
CHEQUEO SOCIAL DE LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES
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¿Hasta qué punto controla usted su vida? En la tabla de la página siguiente se han enumerado los Roles más habituales en los que una persona desarrolla su vida: Pareja-Trabajo-Estudio-Amistades-Hobbies-Familia-Otros. Se trata de que usted analice cada Rol, descubra si sus emociones naturales son aceptadas en ellos. Piense que «aceptar» supone que usted sea escuchado/a con atención, respetando lo que usted expresa y luego brindándole, en lo posible, lo que necesita en cuanto a su emoción.
Marque con una cruz aquella emoción que usted sí puede manifestar de forma natural. Los cuadros en blanco serán los que correspondan a las emociones «prohibidas». Es sobre las que usted deberá «trabajar». Antes veamos un ejemplo: Si una persona tiene miedo en el trabajo porque los niveles de seguridad del mismo no cumplen con las normas exigidas, pero se lo «traga» y se pone triste, esta tristeza sería falsa, ya que lo que sucede es que no se atreve a confesar que tiene miedo a trabajar en esas condiciones. La rabia (falsa) que también por esta razón pueda sentir, será seguramente porque interiormente reconoce su complejo/miedo para utilizar su Adulto y denunciar la situación. En este caso, no tiene permiso para expresar el miedo en su trabajo, por lo tanto, la casilla relacionada con miedo/trabajo debería dejarla en blanco, ya que tiene «prohibido» expresar esta emoción y la sustituye por tristeza y rabia. ¿Me ha seguido? Debajo de cada Rol he dejado un espacio para que anote el nombre, en el caso de que éste tenga como destinatario una persona determinada. Si le falta espacio en la tabla, porque quiere anotar a varias personas, haga una tabla en una hoja aparte y lleve a cabo el ejercicio en ella.
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CÓMO SON ACEPTADAS SUS EMOCIONES (Marque las que SÍ puede manifestar)
¿Cuantas casillas le han quedado en blanco? Si le han quedado entre tres y cinco lo tiene fácil, haga un plan y hable con las personas que intervengan. Explíqueles cómo ha llegado a esta conclusión, no tema hablar del asunto. Si tiene entre cinco y diez casillas en blanco, pida ayuda a un amigo/a, un familiar, etc. Si tiene más de diez casillas en blanco, pida la ayuda de un profesional. Una breve terapia le irá muy bien. Recuerde que, en estos casos, es mejor el psicoterapeuta que el médico. ¡No se detenga! ¡Adelante! Usted se merece ser aún más feliz. ¿O no?
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____________ * De la obra Mapping the Mind. Autora: Rita Carter. © De la versión inglesa: 1998 The Orion Publishing Group Ltd. En España Edita: Integral.
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15 Simbiosis o libertad Quiero ser libre. Déjame equivocarme. En términos de A.T., una «simbiosis» es una relación entre dos personas, repetitiva y estable, en la que ambas actúan como si fueran una sola; es decir, que cada una ignora alguna parte de sí misma y alguna parte de la otra persona. Pedro tiene veinte años, estudia informática por las mañanas y por las tardes hace prácticas en una pequeña empresa. Vive en su hogar junto a sus padres. Es la hora de acostarse y Pedro pregunta: «Mamá, ¿qué camisa me pongo mañana para ir a la escuela?». Mamá: «Sí, hijo, ponte la beige de cuadritos azules que te regalé para tu santo, te sienta muy bien. No te preocupes, yo te la preparo. Acuéstate. Tranquilo». Unos meses después, al salir de la escuela, Pedro coincide con una excompañera de clase y quedan para tomarse un refresco. Estando en el bar, entra una vecina suya, y le saluda: «¡Hola Pedro!, veo que estás muy bien acompañado ¡eh!». «Es una amiga», le dice Pedro. Al llegar a casa por la noche, Pedro encuentra a su madre algo intranquila. «¿Qué te pasa mamá?». –Mamá (Con cara y gesto de Víctima): «Nada..., no me pasa nada», y suspira: «Aaaayyyy». Pedro ve a su madre que continúa bostezando y con cara de Víctima: «No me digas que no te pasa nada, ¡con esa cara que pones!» Mamá casi llorando: «Qué vamos a hacer tu padre y yo solos, cuando seamos viejos». Pedro: «Pero... ¿qué dices mamá? ¡No digas tonterías!». Mamá sollozando: «Ya sé que tienes novia y que casi no la conoces. ¿Por qué te vas a casar con una desconocida?». Pedro (que se da cuenta por dónde ha venido la información): «No te
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preocupes mamá, ¿tú crees que voy a tener novia sin pedirte parecer a ti? ¡Eso no lo haría nunca! Ya sabes que si he salido alguna vez con una chica y a ti no te ha gustado, la he dejado y punto. ¡Faltaría más!». Esta historia puede parecer algo exagerada, pero con otras palabras y en otras situaciones, «dependencias» de este estilo, con más o con menos intensidad, se dan muy a menudo. Ya desde su definición, podemos comprobar (también en esta pequeña historia) que simbiosis y Juegos Psicológicos tienen algo en común: una situación que se repite y que tiende a perpetuarse. Los Juegos Psicológicos y los «sentimientos parásitos» se dan en el marco de la Simbiosis. Los mecanismos que la mantienen son el desconocimiento (descalificación – desvalorización) y la grandiosidad. Estos temas los comentaré más adelante.
«Es como un acuerdo tácito entre dos o más personas, según el cual se da por entendido que cada una no debe utilizar más que ciertos estados del Yo cuando está en presencia de la otra.»
DESARROLLO DE LA SIMBIOSIS La simbiosis es, al inicio de la vida, una relación de dependencia necesaria. Es la condición normal del bebé. Necesita del Padre y del Adulto de la madre y posteriormente del padre u otros/as personas para sobrevivir. Es una dependencia necesaria y «sana». En el bebé, el Padre y el Adulto, como hemos visto en el capítulo cinco, se desarrollan lentamente hasta llegar a la adolescencia; allí normalmente cesa la catexis y se corta la simbiosis. El niño o la niña ya tienen su Yo completo y estructurado y, por lo tanto, dejan de ser personas «dependientes» de la madre, el padre u otros/as, y se convierten en «autónomas». Cuando esta relación no se corresponde con esta situación, es decir, que se
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mantiene la dependencia entre personas adultas, por ejemplo, padres e hijos mayores, entre parejas, entre jefes y colaboradores, etc., es cuando surgen los Juegos Psicológicos que ayudan a confirmar los Mitos o creencias sobre uno/a mismo/a o sobre los demás y a mantener la Simbiosis. En el cuadro siguiente podemos ver una representación de una simbiosis y de una relación «autónoma» entre dos personas.
EJEMPLO DE SIMBIOSIS
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La figura A sería una representación de una Simbiosis madre hijo/a, durante los primeros años de vida. A medida que el bebé se va haciendo mayor, su Adulto irá tomando control sobre su vida, y a la vez irán desapareciendo las situaciones de dependencia. Eso no quiere decir que, en un momento dado, el hijo o la hija recurran a la madre o al padre para hacer alguna petición: consejo, información, etc. El problema surge cuando los padres siguen interviniendo a lo largo de la vida, figura B, diciendo al hijo/a lo que tiene que hacer, lo que le interesa o no. Si le interesa ese trabajo, ese hombre o mujer, etcétera. Fig. A. Madre Hijo/a
Esta es una simbiosis «sana», durante los primeros años de vida, el niño necesita apoyarse en el P.A.P. de su madre principalmente. Fig. B. Madre Hijo/a
Si la simbiosis perdura después de la adolescencia, ésta es insana, por el exceso de cuidados que no le permiten ser autónomo.
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DESCONOCIMIENTOS (K. Mellor) El desencadenamiento y el mantenimiento de la simbiosis derivan de un mecanismo mental de distorsión de la realidad: el DESCONOCIMIENTO (desvalorización o sobrevaloración). La persona que desconoce, piensa y actúa como si algún aspecto de sí misma, de los otros, o de la realidad, fuera menos significativo de lo que es realmente. Es una forma de no percibir o ignorar un problema, bien para que alguien se haga cargo, o bien, para mantener la situación. EJEMPLO: Un director de un departamento le dice a su superior: «Señor X, tenemos un problema importante de comunicación en nuestro departamento». Puede responder de formas diversas: Desconocimientos
Respuestas posibles del director
Desconocimiento de la existencia del problema.
«¿Qué? ¿Un problema de comunicación? Pero ¡si yo no he notado nada!»
Desconocimiento de su significación o importancia.
«Quizás, pero siempre hemos funcionado así, todo funciona perfectamente.»
Desconocimiento de la posibilidad de resolverlo.
«Sí, pero ya lo hemos intentado todo, no tiene solución.»
Desconocimiento de las capacidades personales para resolverlo (las propias o las de los demás).
«Desgraciadamente yo no puedo hacer nada.» o «¡¿Y cree usted que va a arreglarlo?!»
Son distintas maneras de NO tratar el problema.
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LA GRANDIOSIDAD Si los «desconocimientos» permiten así la instalación y el mantenimiento de la simbiosis, el mecanismo que contribuye a justificarlos se llama la Grandiosidad. Ejemplo: «No estoy de acuerdo contigo, ya se ha comentado veinte mil veces, es imposible vender ese producto a este precio, además todo el mundo lo dice». Como podrá apreciar, esta es una afirmación hecha desde el Adulto Contaminado. ¿Recuerda? Se trata de justificar lo injustificable, en este caso se recurre a la «grandiosidad» –veinte mil veces-imposible-todo el mundo– con el fin de no aceptar una nueva situación, opinión etcétera.
La Grandiosidad consiste en exagerar un aspecto de la realidad con el fin de preservar la relación de dependencia y de justificar los comportamientos de Pasividad.
LA PASIVIDAD (J. y A. Schiff) La Pasividad es el comportamiento por el cual una persona se abstiene (generalmente de forma inconsciente) de reaccionar ante una situación dada. Es una «dependencia de la situación». Una forma de mantener la Simbiosis. Por ejemplo, se puede estar en Simbiosis con una forma determinada de hacer un cierto tipo de trabajo. Y aunque el cambio prometa conseguir mejores resultados, la persona se aferra a la situación actual, que posiblemente en su origen fue ordenado que se hiciera así por una figura con la que esta persona que se resiste
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al cambio se sintiera simbiotizada. «¡El Sr. X sí que sabía! Si él dijo que se hiciese así...» Mantener las cosas como están es ser «parte del Sr. X», su Adulto o su Padre. Otro ejemplo de pasividad: Una madre escucha llorar a su niño de muy corta edad. ¿Qué hace la madre?: Nada. «Ya se le pasará.» «Ha salido llorón.» «Es como su tío José.» Como podemos apreciar en el siguiente cuadro, la Pasividad la podemos dividir en cuatro tipos o formas de «ingeniándonoslas» para mantener la situación. Esta es una aportación de Aaron y Jacqui Schiff. Aaron era un esquizofrénico al que Jacqui Schiff adoptó como hijo y al que sacó de su esquizofrenia con técnicas de «reparentalización», habitualmente utilizadas en A.T. Hoy Aarón es un eminente y reconocido psicólogo. Jacqui Schiff, alumna y colaboradora de E. Berne, es una extraordinaria y genial mujer que realiza una inmensa labor en el campo de la curación de esquizofrénicos graves y psicóticos maníacodepresivos, que, como comenta R. Kertész, «sus técnicas desafían algunas creencias de la psiquiatría tradicional, de enfoque organicista bioquímico exclusivamente». Jacqui reside en la India y en sus libros All my children (Todos mis hijos) y Cathesis reader, explica el desarrollo de sus teorías y la historia de sus aplicaciones en su Escuela de la Cathexis, mencionando (de paso) las persecuciones que sufrió por el establishment psiquiátrico, que la obligaron a «exiliarse» a la India donde, por cierto, en su inicio también tuvo graves problemas. Nada que Jacqui Schiff no pudiese superar con su fuerza, su talento, su gran corazón y su A.M.P. Este es mi pequeño homenaje a una gran mujer. Las cuatro formas de pasividad
Posibles respuestas «simbióticas»
–NO HACER NADA (o ABSTENCIÓN o INACCIÓN):
–«Todo se arreglará, ya veréis.» «Cuando vuelva a abrir los ojos, habrá pasado el «ángel bueno» que todo lo soluciona.»
–SOBREADAPTACIÓN:
Ansiosa de complacer, la persona trata de adivinar lo que los demás esperan de ella y se adapta a esta suposición, sin verificar nada y sin preguntar, o bien, hace lo que «suele hacerse».
–AGITACIÓN:
La persona está desbordada por multitud de actividades sin finalidad concreta, se pone nerviosa, se agota, empieza un montón de cosas y no termina nada (esfuérzate, inténtalo).
–INCAPACITACIÓN,
La persona vuelve la agresividad contra sí misma, poniéndose enferma, hiriéndose; o
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VIOLENCIA:
contra los otros y les agrede, física o psicológicamente.
CIRCUITO «VICIOSO» DE LA SIMBIOSIS:
EJEMPLO Veamos el ejemplo de un empleado del departamento contable que ha tenido un problema con un cliente por un tema que está relacionado con las ventas. El cliente llama a las seis de la tarde. Como el horario de la empresa es hasta las cinco, ya no queda nadie en el departamento de ventas y él ha cogido el teléfono. Su respuesta ha sido: «Lo siento, señor, en este momento no hay nadie en el departamento... Lo siento, es que yo soy de otro departamento... Llame usted mañana... Buenas tardes.» Veamos cómo hace el recorrido «simbiótico» de los cuatro puntos en los que se ha basado su actuación simbiótica.
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LA AUTONOMÍA La autonomía existe cuando cada uno/a activa sus tres estados del Yo y utiliza las 24 opciones de transacciones (S. Karpman) que de ello se derivan. Es una relación de interdependencia fundada en la aceptación y el respeto de las diferencias del otro.
La autonomía procede del control del Adulto.
REPRESENTACIÓN DE LA AUTONOMÍA (S.Karpman)
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Si existe dificultad para utilizar alguna parte del P.A.N., es muy probable que la, o las, personas más cercanas se hagan cargo de esta parte de la personalidad y tomen decisiones que no les pertenecen.
Posición existencial en la simbiosis La Posición Existencial, en «simbiotizadas», es la siguiente:
la que
están «ubicadas» las personas
Yo estoy OK + Tú estás KO – / Yo estoy KO – Tú estas OK + Como se puede observar, una de las personas siempre está mal.
Triángulo dramático Los Roles en los que se desarrolla la relación en situaciones de simbiosis son los siguientes: Salvador/Perseguidor
Víctima/Perseguidor
Una vez más, observamos la falta del Adulto en esta relación, y una vez más, esto nos sirve de referencia para darnos cuenta de si estamos «funcionando», sobre la base de una relación simbiótica. Ante la duda (de si estamos en una Simbiosis) la pregunta es: ¿Qué haría, diría, o cómo reaccionaría una intervención del Adulto en esta situación? Si encuentra una respuesta, es que estaba «simbiotizado/a».
OTROS TIPOS DE SIMBIOSIS He comentado hasta ahora un tipo determinado de Simbiosis, aquella que anula el Niño de una persona y el Padre y el Adulto de otra u otras. Este es el tipo más generalizado, pero hay otros tipos de Simbiosis tal como explicaré a continuación. Por ser menos habitual, aunque no es difícil encontrar situaciones de esta naturaleza, dedico un espacio menor a este tipo de Simbiosis. Para hacer este planteamiento he recurrido al magnifico libro de José Luis Martorell ¿Qué nos pasa una y otra vez? (Análisis Transaccional en Familia), 1988, pág. 65 a 69, Ed.
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Marsiega. • Simbiosis COMPLEMENTARIA P. A. – N – Comentada. • Simbiosis COMPETITIVA P. A. – P. A. Las dos personas compiten por el poder entre ambas, se esfuerzan por tomar las decisiones y por ser los encargados de pensar. Cada uno empuja al otro a la posición de Niño. Los dos suelen querer ejercer el papel de Salvador, pero acaban persiguiéndose.
• Simbiosis COMPETITIVA N – N Cada uno/a trata de empujar al otro/a a la posición Padre-Adulto «Que decida el otro», y quedarse en la posición de Niño. Cuando se da esta simbiosis, puede aparecer un tercero que vaya tomando las decisiones. Esta situación, además de ser bastante habitual en las parejas o matrimonios, también se descubre en algunas empresas u organizaciones, con jefes cuyo estilo de mando es el laissez faire, dejar hacer. Suelen ser jefes Salvadores y muy poco eficaces, aunque sus empleados están muy a gusto con ellos.
La simbiosis se articula sobre una desvalorización de uno o del otro.
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SIMBIOSIS EN LA EMPRESA La empresa es el lugar en el que la mayoría de personas pasan más horas (activas) de su vida. Entre otros, este es uno de los motivos por los que a lo largo de este libro le haya dedicado espacios y comentarios exclusivos. Estoy seguro de que muchas personas se verán reflejadas en estas situaciones. La «relación simbiótica» da seguridad aparente a las personas, pues de esta forma se rehúyen responsabilidades. Esta es una afirmación que hago aun consciente de que a muchas personas les puede sorprender, o en un principio, no estar de acuerdo. Espero que, al final, todos coincidamos, al menos en lo esencial. Un ejemplo de simbiosis (como veremos más adelante) puede ser la del/los empleados que continuamente consultan a sus jefes para asegurarse de que están realizando correctamente su trabajo. Esta conducta mantiene al empleado en una relación simbiótica que le asegura una situación «cómoda» y exenta de responsabilidades. A su vez, muchos jefes y directivos se sienten cómodos con esta relación, pues de esta forma confirman constantemente su posición de fuerza y seguridad. En estos casos de Simbiosis, los directivos no sólo no procuran evitarla, sino que (en muchos casos inconscientemente) fomentan y favorecen su existencia. Es muy evidente, pues, que este tipo de relaciones perjudican notablemente a la empresa, ya que implica pérdidas considerables de tiempo. Y sobre todo, dilatación en la «toma de decisiones». Cuando se les consulta algo, suelen responder: «Ya te diré algo», y su colaborador insiste otro día: «Estoy muy ocupado, tengo miles de cosas que atender, en cuanto tenga un hueco te lo miro». Y así un día tras otro. ¡Hay que ver qué ocupado está mi jefe! Como consecuencia, menor rendimiento productivo, así como un mal ambiente laboral.
Un directivo que basa su estabilidad/seguridad directiva a través de relaciones simbióticas de poder, trabaja con el único objetivo de mantener su statu quo.
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Mantener este tipo de relaciones hace que el jefe restrinja considerablemente la autonomía, la responsabilidad y la capacidad profesional de sus colaboradores. Si la simbiosis desapareciera de las empresas y organizaciones, ¿sabe cuántos jefes sobrarían? ¡Un montón! La relación simbiótica siempre lleva aparejada una desvalorización de una de las personas, tendiendo también a desvalorizar problemas, hechos o situaciones que deberían tratarse en su justa medida, evitando así, errores, fallos y fracasos de todo tipo. Todo directivo debería reflexionar sobre si, a menudo, suele decir o pensar frases como estas: «Tengo que estar en todo», «No tienen iniciativa», «Tengo que cuidarme de todos los detalles», «Suerte que estoy yo para pensar», «Sólo fulano hace las cosas como yo quiero», «Está visto que no se puede delegar». Si es así, ¡rápido!, ¡empiece a cambiar!, ¡su empresa corre peligro! Simbiosis (insisto una vez más) significa dependencia insana entre dos personas. Una aporta los aspectos normativos, protectores, críticos, junto con razonamientos; y a la otra, en actitud pasiva, se limita a aceptarle sus ideas y sugerencias.
SIMBIOSIS «COLECTIVA»
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Sólo una parte de los subordinados es «aprovechada»: el Niño adaptado Sumiso
Esta sería la representación de un típico jefe autocrático. Sus colaboradores son más bien subordinados, de los cuales sólo se aprovecha su Niño Adaptado Sumiso. No deja de ser una paradoja. La empresa contrata a una persona en su totalidad, es decir P.A y N., y se le retribuye (creo yo) por todo el conjunto. Se imaginan que una empresa contratase a alguien en estas condiciones: «Como usted sólo va a utilizar su Niño Sumiso, le pagaremos solamente por la utilización de esa parte de la personalidad». Y cada día, al llegar al trabajo, este empleado o empleada dejaría en la guantera de su coche toda su personalidad, excepto su Niño Sumiso, el cual se despediría del resto de estados del Yo. «Hasta la tarde, portaos bien, sobre todo tú, Niño Rebelde; y tú, Adulto, no te hagas muchas preguntas, ya te recuperarás cuando te actives esta tarde.» ¿Se lo imaginan? En muchas ocasiones esto es lo que sucede. Se contrata una persona «completa», y después llega este jefe, o el estilo imperante en la organización, y sólo se utiliza una mínima parte de esta persona y, por lo tanto, de sus capacidades. Pagamos por «todo», y después sólo «aprovechamos» una pequeña parte. ¿En cuántas empresas se dan estos casos? Yo le respondo: en muchas. ¿Cuál es el resultado de esta forma de dirección? Ya hemos comentado algunas de las consecuencias, pero en los casos de Simbiosis, algunas de las consecuencias negativas más significativas son:
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– La Toma de Decisiones. Todo hay que comentarlo y consultarlo con el jefe. Se hace imprescindible. Como se puede observar, la Simbiosis y los Juegos Psicológicos suelen estar muy relacionados. El jefe del ejemplo suele ser un gran Perseguidor, aunque en algunos casos se suelen presentar como Salvadores: «Todo me lo tienen que consultar, ¡si no fuese por mí!», «¡Soy imprescindible!» – La Delegación. La capacidad de delegar es una de las cualidades necesarias para ser un buen jefe o directivo. Si hay Simbiosis se delega poco (el jefe se hace imprescindible) y mal, entonces el subordinado se equivoca y así el jefe tiene la oportunidad de darle «bronca», posición de poder (en este caso ejercido con J.) o de «salvarlo». En este último supuesto, además, el subordinado le estará agradecido, hecho que sirve para mantener y aumentar la Simbiosis. – La falta de Formación. Al jefe no le interesa que sus colaboradores posean un alto nivel de formación. De esta manera se «garantiza» la dependencia. Él es el que más sabe. Otra opción más para Perseguir: «Sois unos ignorantes». Y para Salvar: «Si no fuese por mí», «Sois unos pobrecitos». No es de extrañar que el tema de la formación funcione como funciona (es decir no funciona) en la mayoría de las organizaciones. ¡De película, oiga!
ESCALONAMIENTO DE LA SIMBIOSIS Desde hace algunos años se hace hincapié en el estilo de dirección «participativa», como una fórmula eficaz para la obtención de buenos resultados en las organizaciones. Pero cuando se observa el tipo de comunicación/transacciones que imperan en la mayoría de ellas, uno se da cuenta de la imposibilidad de implantar este sistema «de verdad», ya que las interrelaciones son como se exponen en el siguiente dibujo. Con este esquema es ¡imposible! Ejemplo de cadena jerárquica simbiotizada
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Sí, sí, «Dirección Participativa», pero ¡ojo, que el «mandamás» haga cualquier referencia o comentario en una determinada dirección! Por ejemplo: «Creo que andamos algo flojos en el tema de publicidad». Bueeeeno. El «submandamás» coge a sus colaboradores (subordinados): ¿Qué pasa con la publicidad?, ¿Nos os habéis dado cuenta de que estamos flojeando en relación con la competencia? El subordinado toma nota y... ¿adivina cuál es el siguiente paso? Dirección participativa sí, pero a «mi manera». «Por algo soy el jefe, ¿no?» Eso es lo que hace o/y diría un jefe. «Eso» NO es lo que dice o hace un Líder. ¿Se da cuenta de la diferencia? En muchas ocasiones, cuando la dirección de una empresa manifiesta la intención de implantar la Dirección Participativa, desconoce el significado real de la misma. Pero sobre todo, desconoce hasta qué punto deberá delegar responsabilidades sin por ello renunciar a la responsabilidad final de «todo» lo que sucede en la empresa. En algunas ocasiones hemos iniciado en alguna organización la preparación del personal para el Trabajo en Equipo, la Toma de Decisiones Autónoma y la Delegación Eficaz. Todos ellos son «elementos», o como se les conoce hoy en día habilidades, que configuran parte de este tipo de dirección. En todos los casos, nuestros programas de A.T. y la formación en estas habilidades directivas han funcionado perfectamente. El A.T. descubre un nuevo y apasionante mundo en el campo de la dirección de personas. Y las «habilidades directivas» han facultado a los participantes a acometer retos que les hacen más eficaces en el desarrollo de la tarea. ¿Qué suele suceder después? Pues que sus expectativas no se ven satisfechas. Los de «más arriba» no quieren cambiar. Resistencia al cambio.
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¿Recuerda? Resultado: dinero perdido, tiempo perdido y, sobre todo, frustración y desmotivación. Esto sucede en «ocho de cada diez empresas». ¿En su empresa no? O tal vez. ¿Y usted? ¿Cuál es su situación? En su libro Working, Stud Terkel cita el comentario de Miguel, un obrero de una fábrica de acero: ... Me gustaría ver que un edificio, como, por ejemplo, el Empire State, tuviera en uno de sus lados, desde arriba hasta abajo, una franja de medio metro de ancho con el nombre de cada albañil, cada electricista, con todos los nombres. De este modo, cuando uno de ellos pasara por ahí podría decir a su hijo: «Mira, ahí estoy yo, en el piso 45. Yo coloqué los paneles de acero». Picasso podría señalar una pintura. ¿Yo qué puedo señalar? Un escritor puede señalar un libro. Todos deberíamos tener algo que señalar. ¿Cómo cuidan «esto» en su empresa? En general, aparecen en sus publicaciones los nombres o las fotografías del presidente o de los altos directivos. ¿Y qué pasa con el resto del personal? ¿Dónde figuran los nombres de los empleados «de a pie»? ¿Es que su trabajo no es importante? Pues sépalo señor presidente: «Usted, sin sus colaboradores no es nada». ¿Que estoy equivocado? Pues despídalos a todos, y quédese usted solo. Empiece de nuevo ¡A lo mejor, suena la flauta! ¡Quién sabe! Alvin Toffler pronosticaba en su libro, Future Shock (El shock del futuro), tendencias futuras, y hace este comentario: «En el pasado, el mundo estaba dividido en el Este y el Oeste, en el Norte y el Sur. En el futuro se dividirá entre los rápidos y los lentos». Alguien puede interpretar que Toffler se estaba refiriendo al Driver «Date Prisa» (desde luego, si lo dijo con esta intención creo que se equivocaba); pero no, yo no lo interpreto así, no creo que se refiriese a esto. Se estaba refiriendo (yo así lo quiero interpretar) a la capacidad de realizar una comunicación eficaz (Transacciones) aprovechando de forma eficiente las nuevas tecnologías de la comunicación, y a una toma de decisiones ágil, sin dilaciones, sin «Simbiosis» ni Juegos Psicológicos, en una posición OK – OK y sin pérdidas inútiles de tiempo. Recuerde: para ser más eficaz no es necesario correr más. Aunque cierto es
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que se puede observar a mucha gente que va por la vida con «cara de velocidad». ¿Será que no han interpretado correctamente el mensaje de Toffler?
EL JEFE IDEAL Muriel James Muriel James, en su libro The Better Boss in Multicultural Organizations, Ed. Addison Weley, comenta: Todos los jefes eficaces y eficientes son flexibles. Descubren las mejores maneras de elevar al máximo su potencial y el de los otros. Sean cuales sean las habilidades de jefatura que utilicen con más frecuencia, lo hacen desde el aspecto positivo con la creencia confiada: «Yo estoy bien y Tú estás bien». Son triunfadores y creen que otros también nacieron para triunfar. Si usted es jefe: • • • • • • • •
Dirija, como un jefe con discernimiento. Entrene, como un jefe que alienta. Delegue, como un jefe que asigna poder. Analice, como un jefe que se interesa. Pacifique, como un jefe que negocia. Defienda, como un jefe que media. Innove, como un jefe creativo. Forme con su ejemplo.
Analice qué es necesario para triunfar; decida qué está dispuesto a hacer, programe sus tiempos y ¡realícelo!
PARA NO ENTRAR EN SIMBIOSIS • • • • •
Escuchar. Animar. No imponer. Ayudar (solo sí es necesario). Delegar.
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• • • • • • •
Confiar en los otros. Informar –a todos. Formar –a todos. No sobrevalorar ni infravalorar. Dar reconocimiento (caricias positivas). Dejar que los otros también se equivoquen. Dar «permisos».
LA TERTULIA Los brillantes rayos de sol de la última hora de la tarde penetraban por las ventanas de la sala de Seminarios, dando a aquel atardecer de primeros de junio una brillantez, un calor y un color muy especiales. El grupo estaba muy animado, comentando algunos casos de simbiotizaciones muy significativas. María había comentado que el tema le había ido muy bien, porque se había dado cuenta de que estaba «sobreprotegiendo» a su hija. J.J. les recordó la importancia de manifestar, y dejar manifestar en el caso de padres, madres y jefes, las emociones naturales. –Sería, como querer evitar que vuestras rosas no emitiesen su maravillosa y refrescante fragancia. –La próxima, será la última clase –prosiguió J.J.–. Una parte de la misma la dedicaremos a que me planteéis aquellas cuestiones que no os han quedado claras, o bien, para comentar cualquier otra cuestión que os pueda interesar. En el mes de septiembre dedicaremos una tarde para que todos los que queráis asistir podáis hacerlo a una sesión de tutoría. Quince días antes de la fecha que acordemos debería disponer de los temas que estáis interesados en tratar para, si procede, preparármelos con tiempo. En el mes de diciembre, haremos una sesión de tutoría que será optativa. No lo olvidéis, lo importante no es saber, lo importante es aplicar. Antonio, el director comercial, invitó a J.J.: –Te invitamos a que nos acompañes a La Tertulia; estoy seguro de que todos
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estaríamos encantados. –Y yo también, Antonio; pero hoy me es imposible, tengo una sesión de supervisión con un grupo de psicólogos. El próximo día, si mantenéis la invitación, con sumo gusto os acompañaré. –De acuerdo. Contamos contigo. –¡J.J.! –gritó Marga–. ¿Hoy no nos pones deberes? –No, Marga, no hace falta. Intuyo que alguien ya os los ha puesto. –¿Que alguien nos ha puesto deberes? ¿Quién? –preguntó raudo, Martín. –Vuestro Adulto, Martín, vuestro Adulto. ¿O no lo recuerdas? ¿No os habéis comprometido cada uno de vosotros y vosotras a mejorar algo? ¿Te parece poco? –Pero... ¿Cómo lo sabes? –Ahhhhhhhh... un pajarito, un pajarito. Pío, pío, pío... ¡Un momento! –casi gritó de pronto J.J.–. No lo olvidéis... os quiero... a todos. Gracias, muchas gracias. Que lo paséis muy bien y muchos recuerdos a Moreno. Todos estaban disponibles para ir a La Tertulia. En una larga fila y en grupitos fueron acercándose a la calle y enfilando hacia La Tertulia. Arturo se había adelantado para ir preparando el «territorio». Arturo sentía un gran aprecio por Moreno y éste le correspondía. A pesar de la diferencia de edad parecían amigos de toda la vida. Moreno y Arturo les reservaban una sorpresa. La Tertulia había habilitado una especie de «solarium» en un patio interior; éste estaba prácticamente cubierto por un emparrado de frondosas cepas y un viejo olivo hacía de centinela de la historia y del presente del patio desde un rincón del mismo. Así como iban entrando, Arturo los desviaba con gran ceremonial: –Señoras y señores, pasen al «Rincón de Berne» – que es como él mismo había bautizado el patio. Los ¡Ooooooohes! se sucedían. –¡Fantástico, precioso, encantador! –eran los calificativos que se iban acumulando. –Es un detalle del propietario de La Tertulia –comentó Moreno–. El señor Arturo tiene mucho que ver en esto. El señor propietario ha dispuesto que sean ustedes quienes procedan a la inauguración. Pueden ir sentándose. –Todos fueron tomando asiento en torno a la mesa redonda que estaba preparada. La mesa tenía algo extraño sobre ella, ya que había encima unos azulados manteles
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que ocultaban «algo»–. ¡No se puede levantar el mantel! –había informado con autoridad Arturo. Ya estaban todos ubicados. Arturo tomó la palabra: –El señor propietario nos desea a todos una feliz inauguración. También nos desea que seamos muy felices y que sigamos el camino que hemos emprendido, con fe y confianza en nosotros mismos–. Arturo sacó, con la ayuda de Moreno, los manteles que cubrían las mesas. Diez botellas de excelente Cava y Champagne estaban distribuidas sobre la mesa. Quince copas especiales de cristal tallado acompañaban a las botellas, y una pequeña cajita, como un paquete plano «tipo libro», estaba delante de cada copa. Arturo informó que el paquete también era un regalo del «propietario», pero que no podían abrirlo, bajo ningún concepto, hasta que no terminase el seminario, es decir, hasta dentro de quince días. Después pidió que todos llenasen sus copas y se dispusieron a brindar, pero antes dijo–: El señor propietario, desde otro lugar, también alzará la copa con nosotros y pido que Moreno se una al grupo en este brindis –y sacando por sorpresa una copa del bolsillo de su americana de seda verde oscuro, se la entregó a Moreno–. Es para ti. –Que alguien haga el brindis –sugirió Amparo. Todos miraron a Li Man. Li Man se sonrojó. Loreto le cogió la mano y le animó: –Li Man..., nadie mejor que tú. Li Man se levantó y todos se pusieron de pie. –Tan fácil y tan difícil –comenzó–. Hace años que no he tenido la oportunidad de brindar por nada y por nadie, y hoy tengo motivos para brindar por tantas cosas... Estos son esos momentos de los que tanto nos habla J.J. Momentos para compartir. Brindo, en vuestro nombre, por la felicidad de todos nosotros. Brindo por la amistad que nos une y por el deseo de que ésta perdure. Veo vuestras copas llenas de buenos deseos y de bondad. Veo vuestras copas llenas de ilusión, cariño y amistad. Brindo porque nuestras copas permanezcan siempre llenas. ¡Salud! Todos alzaron las copas con enorme alborozo, mezclándose la alegría con no pocas lágrimas. Li Man sabía «llegar al corazón». Todos le tenían en gran estima y valoración. –¿Qué habrá en la cajita de regalo? –se preguntó Marga en voz alta. –¡Secreto! –le reprochó Arturo medio en broma, pero con firmeza.
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–Bueno, ¿qué se come aquí? –saltó Luis–. ¡Estoy muerto de hambre! –Todo está preparado –respondió Arturo–. El señor propietario ha escogido el menú. Pero lo pagamos nosotros, ¡eh! A escote. Eso sí, a precio de coste. Mira ya empiezan a traerlo. La mesa se fue llenando de bandejas de comida. Pavo frío, buen jamón, salmón ahumado, varios tipos de tortilla, etc., irían apareciendo en función de la «necesidad». Con Moreno a cargo de la cuestión, todo iba a ir sobre ruedas. Todos tenían ganas de comentar temas de A.T., los primeros «abordajes» sobre los platos de comida habían remitido y el tipo de hambre también había cambiado. Martín, que siempre se destacaba por su iniciativa, preguntó: –¿Qué os ha parecido el tema de la inteligencia emocional? Marta levantó la mano. El terso y blanco cutis de su cara había sido invadido por unos coloreados «rosetones rojos» en sus pómulos, que la hacían parecer más cándida y a la vez, más agresiva que de costumbre. –Para mí –dijo– hay algunos aspectos que me han llamado la atención. Primero, la aclaración de la inteligencia y segundo, algo que de alguna manera ya sabíamos, y es que los que sacan mejores notas en los exámenes, en realidad, no son los más inteligentes. –Sí –prosiguió Paco –el jefe de la oficina de banco–. Yo conozco algunas personas con unas cuentas corrientes de muchos, pero de muchos ceros –enfatizó– y llevan una vida triste y miserable. –Sí –terció Sofía–. Son personas «medio inteligentes». –¿Qué quieres decir? –preguntó Luis, que le fastidiaba no haber interpretado el significado a la primera. –Sí –aclaró Sofía–. Son inteligentes para ganar dinero, pero no son inteligentes para sacarle provecho a la vida aprovechando ese dinero. –Gracias por la aclaración, Sofía –agradeció Luis–. Eres una chica «muy aguda». –Gracias por la Caricia, Luis. –Sofía se sonrojó. Era una persona culta y muy joven, veintitrés años, y bastante tímida. Sofía era extranjera. Hacía dos años que estaba en el país y hablaba correctamente el idioma, pero con un acento muy peculiar y agradable que delataba su procedencia. –Sofía –preguntó Loreto–. ¿En tu país es conocido el A.T.?
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–Creo que muy poco, pero algo había oído hablar ya que trabajaba en una consultoría de formación muy importante. En algunas ocasiones, se había comentado su eficacia. También en la universidad había escuchado algo, pero muy poco. Fue en una empresa multinacional donde más me hablaron del A.T.; lo utilizaban en la formación de directivos y hablaban maravillas de él, por eso al venir aquí y enterarme del seminario me apunté para conocerlo más a fondo. –Y ahora ¿qué opinas? –le preguntó Li Man. –Estoy muy impresionada. Sobre todo con la teoría del Guión de Vida; es una explicación genial para comprender muchas cosas. Las Caricias y los resentimientos es otra aportación extraordinaria. Yo lo he explicado en mi empresa a mis compañeros y compañeras y estamos practicando las Caricias. También nos hemos comprometido a evitar los Cupones. Además lo pasamos muy bien. –Una de las ventajas del A.T. –puntualizó Antonio, el director comercial–, es que facilita el entendimiento de forma fácil. Las personas que conocen el A.T. sólo tienen que decir Adulto, Juego o Caricia y rápidamente se interpreta su amplio significado. Yo, en mi Departamento, he explicado la teoría de los Juegos Psicológicos, y ahora solamente con decir: «No seas Perseguidor, Salvador o Víctima», automáticamente se entiende y se abandona el juego. A mí el curso me está saliendo muy económico. ¡De verdad! Yo hago como Sofía. –¡Estos vendedores...! –bromeó Ramón, el concejal. Amparo levantó la mano. Estaba claro que pedía la máxima atención. –Yo quiero hacer una pregunta a Martín. ¿Puedo, Martín? –Adelante –asintió Martín, como dando paso con su mano derecha. Amparo echó para atrás los cabellos que habían caído sobre su frente, resaltando sus enormes y preciosos ojos azules que dirigían a Martín una cálida y dura mirada a la vez. –Martín... te hablo desde mi Adulto. Hoy J.J. nos ha hablado de la Simbiosis, creo que en algún momento estaba hablando para ti. Quería preguntarte dos cosas. Una. ¿Crees que J.J. se dirigía sobre todo a ti?... Y dos: ¿Tú eres un jefe Simbiótico? Ya me entiendes ¿no? Martín se aposentó bien en su butaca y a diferencia de otras ocasiones (algo que sorprendió a todos), no se lanzó a contestar con vehemencia las preguntas de Amparo. Pensó durante unos segundos y finalmente habló:
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–Amparo..., gracias por tus preguntas. Para mí es muy importante que me las hayas planteado. Mi respuesta a la primera es que sí. Creo que J.J. en algunos momentos se dirigía a mí. Creo que es una de sus habilidades, en cada momento está dando la clase para alguien en particular. ¿A quién no le ha pasado lo mismo? Y en cuanto a la segunda pregunta, la respuesta también es sí. ¡Yo era un jefe Simbiótico! Y también era un marido y un padre Simbiótico. Y hoy me siento orgulloso de decir «era». Yo todavía no he enseñado A.T. en mi empresa. Pero he enseñado con mi ejemplo a muchas personas que a mi edad, cuarenta y siete años, se puede cambiar de forma de pensar, de sentir y de hacer. Todos los que se relacionan conmigo lo han notado. ¡Y no son pocos! Amparo, gracias por darme la oportunidad de poder deciros a todos vosotros que ya no soy un jefe, ahora soy... ¡un líder! Mónica y Marta, que siempre se habían mostrado muy críticas con Martín, se levantaron, fueron hacia él y cada una de ellas estampó un sonoro beso en cada mejilla. Martín no pudo soportar la emoción. Antes de que las dos volvieran a sus asientos, las cogió por los hombros, las acercó hacia su pecho y las abrazó fuertemente. En la sala sonó un fuerte aplauso. No era fácil imaginarse a Martín llorando. Hacía muchos años que lo tenía prohibido. Hoy se había liberado de una pesada cadena. Hoy había iniciado el camino correcto para ser más feliz. Se levantó de su butaca, se acercó a Amparo y le dio un abrazo mientras murmuraba: –¡Estas chicas de Recursos Humanos...! –le miró a los ojos, le puso su mano en la cabeza y con unos rápidos movimientos circulares, despeinó la «medio cabellera» ensortijada de Amparo–. Gracias, rubia. ¡Así estás más guapa! –y se fue corriendo a su butaca, mientras Amparo organizaba, complacida, su desordenada cabellera. Tilín-tilín-tilín... –Marga hizo sonar su copa a modo de campana, dándole golpecitos con un tenedor–. Sileeeencio –le ayudó Arturo–. Ahora os voy a comentar lo más importante de la noche... –Ya será menos... –bromeó Luis–. A ver, ¿de qué se trata? Marga se puso en pie. Como era bajita se subió a la butaca y cuando todos estaban en silencio, se llevó las manos al vientre y sentenció con voz solemne: –¡Estoy embarazada! ¡Voy a ser maaaadreeeeeeee! –gritó casi cayéndose de la butaca. Jaime y María, que estaban uno a cada lado, tuvieron que apresurarse para
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evitar que cayese al suelo. Todos corrieron a abrazarla. Marga se hacía querer y todos estaban muy felices. Una vez que todos estuvieron sentados y se habían hecho las bromas de rigor, apareció Moreno con un paquete en la mano. Se lo entregó a Marga mientras le decía: –Que sea muy feliz, el regalo es para el niño. Marga no salía de su asombro. –¡Sólo lo saben mi marido y mis padres! ¿Cómo es posible? ¡Moreno! ¿Quién le ha dicho que estoy embarazada? –Yo no lo sabía, señora Marga, además el regalo no es mío. –¡Cómo! ¿Qué el regalo no es suyo? ¿De quién es? Moreno se puso transcendente. Todos querían saber de quién era el regalo, y sobre todo, Marga. Será de alguien de mi familia, mi marido, mis padres..., pero no tiene sentido. Moreno empezó a hablar: –El paquete es un regalo del señor... ejemm... J.J. Él me encargó que se lo entregara. –¿J.J.?... –Marga se sentó en su butaca. Estaba impresionada–. J.J.... ¿Cómo lo sabía? –Venga, Marga. –gritó Luis–. Abre el regalo. ¡Que lo abra!, ¡que lo abra!, que lo abra... –Todos insistían para que Marga abriese el regalo. –Vale. ¡Vamos a abrirlo! –con la ayuda de María, empezó a desenvolver el paquete. Era un precioso trajecito de tonos azules y unas diminutas «zapatillas». ¡Precioso!, exclamaron. Y un sobre. Había un sobre. Marga lo cogió, se reclinó en su butaca, lo abrió, sacó con mano temblorosa la hoja de color marfil que había en su interior y comenzó a leer. A medida que iba leyendo las lágrimas brotaban con más fluidez de sus pícaros ojos. Finalmente entregó la hoja a Jaime y éste se dispuso a leerla en voz alta... «Enhorabuena Marga. Como ves, no soy muy original en el regalo, pero ruego lo aceptes porque va impregnado de cariño y afecto y espero que con estas «zapatillas» tu hijo dé los primeros pasos que le conduzcan a la felicidad. Ser madre es la más fantástica experiencia por la que puede pasar un ser humano. Hoy sabes muchas cosas que te ayudarán, si cabe, a desarrollar mejor tu tarea de madre. Estoy seguro de que estos conocimientos te ayudarán a educar en aires de libertad a tu hijo. Y digo hijo porque va a ser un niño. Estoy seguro de que todo el grupo estará muy feliz al compartir contigo
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estos momentos tan emocionantes. Piensa que ellos creerán que es un poco “hijo de todos”. Y tú sabes que, de alguna manera, también es así. Un fuerte abrazo de J.J.» Jaime dobló la hoja de papel de tono marfil y se la entregó a Marga. Todos estaban muy emocionados. Y necesitaron unos minutos para «rehacerse» del impacto. María y Antonio estaban comentando lo interesante que habría sido para ellos tener conocimientos de A.T. para educar a sus hijos: –Bueno, yo aún estoy a tiempo –le decía María–. Es posible que me anime a tener otro hijo. –¿No tendrás envidia de Marga? –le planteó Antonio. –En todo caso, envidia sana. Pero ahora me siento más capaz. Es muy difícil ser padre o madre, sobre todo porque no existe una posibilidad de formación «real» para ello. Los conocimientos de A.T. te hacen ver muchas cosas que desconocía. Sí, hoy lo veo diferente. –Adelante –le animó Li Man–. Creo que debéis ir a por la «parejita». –Y si Fermín, tu marido, no está por la labor, aquí estamos los amigos – bromeó Martín. María le lanzó un pedazo de pan. –De Fermín ya me ocupo yo. No te preocupes, Martín. –Así me gusta, María, genio y figura... La reunión estaba tocando a su fin, pasaba media hora de las doce de la noche. Loreto tomó la palabra y propuso comprar un regalo para J. J. Todos estaban de acuerdo y designaron a Arturo, Sofía, Ramón y Mónica como compradores. –Lo que vosotros compréis nos parece bien –acordaron todos. Y dicho esto, se dispusieron a abandonar el salón. Todos estaban muy contentos y salían comentando aspectos de la reunión, cuando de pronto los que caminaban en primer lugar se pararon de golpe–. ¿Qué sucede? –comentaron los que estaban al final del grupo. De pronto todos empezaron a correr–. ¡J.J.! Es J.J., ha venido, ¡está aquí! J.J. Estaba hablando con Moreno a la entrada del guardarropa. Todos se abalanzaron sobre él para abrazarle. En un momento, como autómatas, todos se apartaron e hicieron un pequeño «pasillo»; allí al final estaba Marga con su
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paquete/regalo, frente a frente con J.J., éste abrió sus brazos y Marga corrió hacia él fundiéndose en un fuerte abrazo. J.J. acariciaba la espalda de Marga mientras ésta no paraba de decir entre sollozos: –Gracias, J.J., gracias, gracias por todo... J.J. tomó por el hombro a Marga mientras preguntaba al grupo: –¿Qué tal? ¿Cómo estáis? –¿Qué haces aquí, J.J.? –preguntó Loreto. –¿Tú crees que podía perderme «esto»? En cuanto he podido, me he escapado de la sesión, y aunque he llegado algo tarde, aún voy a tener tiempo de abrazaros a todos, y sobre todo, a Marga y a su hijo. Marga, que estaba cogida por los hombros por J.J., se deshizo del abrazo, y poniéndose frente a J.J., le espetó muy seria. –¡J.J.!... ¿Cómo sabías que estaba embarazada? ¿Te lo ha dicho alguien de mi familia? –No, no me lo ha dicho nadie. Quizá un pajarito, no sé... –Entonces, ¿cómo lo has sabido? Y además, ¿cómo sabes que será un niño? –Cosas del A.T. Marga, cosas del A.T... Pero te aseguro ¡que será un niño! –¿Qué quieres decir? Todos esperaban la respuesta de J.J.: –Mira Marga, durante este seminario habéis aprendido muchas cosas, el conocimiento, el saber cosas, sólo por el hecho de saberlas sirve de bien poco, esto es algo que he repetido muchas veces. –hizo una pausa y continuó–: Algo que debéis practicar constantemente es el hábito de la observación. Observar y escuchar sin prejuicios. Ver con los ojos de la razón y escuchar las emociones más que las palabras, os conducirán a la cima de la sabiduría. No lo olvidéis, el mundo nos está hablando constantemente, nos está contando cosas al oído y nos está mostrando cosas que están delante de nuestros ojos. Sólo es cuestión de abrir la mente y el corazón. Me entendéis, ¿verdad? Gracias, una vez más, por escucharme. Estoy muy orgulloso de ser vuestro amigo..., y como es muy tarde, creo que deberíamos ir «desfilando» hacia la calle. Además, mi amigo Moreno lleva muchas horas trabajando y debe de estar cansado. ¿Verdad, Moreno? Moreno hizo como si no se enterase de la alusión. Pero Jaime saltó: –J.J., ¿conocías a Moreno? Yo creía que no habías estado antes en La Tertulia. J.J. miró a Moreno, se acercó a él, le pasó el brazo por sus hombros, miró a
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todos y habló con solemnidad mientras apretaba a Moreno contra su pecho: –Moreno... Moreno ha sido mi maestro. Mi maestro de la vida. –¿¿¿¿??????? ¿Cómo? ¿Qué dices? –la bomba había caído. Nadie entendía nada. ¿Moreno maestro de J.J.? ¿Qué estaba sucediendo? Moreno sólo era ¡un camarero! –Mónica, ¡pellízcame! –le dijo Luis con cara de asombro y los ojos a punto de saltar de sus órbitas. –El próximo día de clase os explicaré la historia de Moreno. Hoy es muy tarde. ¿Te parece bien, Moreno? –De acuerdo. Me parece bien, señor propppp... –¡Señor prop...! ¿Ha dicho señor prop.? ¿Qué quería decir? –Li Man no salía de su asombro. Todo el grupo estaba igual de desconcertado. –Bien. Que seáis muy felices. Hasta el próximo día –sentenció J.J. con cariño y paternal autoridad. Finalmente, todos empezaron a despedirse a la vez que salían de La Tertulia. Al salir a la calle todos suspiraban: ¡vaya noche! –Sólo por estos momentos vale la pena vivir una vida –comentaba Luis, emocionado. –No seas exagerado. Controla tus emociones –le «frenaba» Mónica. La mayoría inspiraban el fresco y aromático aire de la noche. Las estrellas centelleaban en el cielo como impregnadas del sentimiento que a todos albergaba. –Veis –comentó Luis al grupo señalando al cielo–, las estrellas también están contentas. ¿Veis cómo saltan de alegría? –¡Es verdad! –comentaron casi todos al unísono. –Es que en la ciudad no estáis acostumbrados a mirar al cielo. Cuando yo era muy pequeño, mi padre me enseñó a mirar el cielo. Recuerdo que me decía: «Es uno de los espectáculos más bonitos..., toda la grandiosidad del universo sólo puede imaginarse mirando al cielo, y a la vez, nos permite darnos cuenta de lo pequeños que somos. Observar sin “filtros” psicológicos las estrellas nos ayuda a ubicarnos en la tierra.» ¡Qué razón tenía mi padre! –todos habían escuchado con atención las palabras de Luis. Éste, que se percató de su «protagonismo», se sonrojó, pero se sintió muy aliviado cuando notó que la mano de Mónica apretaba la suya. Luis la miró y le susurró–: Esto sí que es una caricia. Gracias–.
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Además, el modo en que todos le escuchaban le había impresionado. Acababa de descubrir la Caricia que supone que a uno le escuchen de verdad. La noche no daba para más. La mayoría se habían despedido. Li Man y Loreto fueron como de costumbre los últimos. Li Man era un poco Salvador: –Vale, todos tienen medio de transporte. Ya nos podemos ir –cogió por el hombro a Loreto y mientras empezaban a caminar volvió la vista hacia La Tertulia, allí, mirándoles complacidos desde la puerta, estaban Moreno y J. J. Li Man y Loreto caminaban hacia el coche atravesando el bonito y amplio jardín ubicado delante de La Tertulia. Loreto cogió a Li Man de la mano y lo condujo hacia uno de los bancos del jardín. Li Man se sorprendió de que a esas horas Loreto quisiera sentarse en un banco. Y le recordó: –Loreto..., la noche es maravillosa, pero es muy tarde. –Li Man, la noche será aún más maravillosa cuando escuches lo que tengo que decirte. –Soy todo oídos –dijo Li Man, mientras cogía las manos de Loreto y se prestaba a escuchar. –Li Man..., ayer por la noche... hablé con mi marido. –Yyy... –comentó ansioso Li Man, a la vez que apretaba fuertemente las manos de Loreto. –Hemos acordado separarnos... ha comprendido que nuestro matrimonio no tiene sentido. Le he hablado de lo nuestro... él ha entendido que me haya enamorado de otra persona y que no tiene sentido que todos seamos infelices manteniendo la situación actual. Como te puedes imaginar, el principal problema es nuestro hijo. –¿Cómo ha quedado el tema de vuestro hijo? –De momento no hemos acordado nada, pero nos hemos prometido no utilizarlo como moneda de cambio, o para hacernos daño uno al otro, como hacen tantos otros matrimonios cuando se separan. Espero no caer tan bajo. Creo que mi marido, desde ahora «ex», tiene el suficiente Adulto para no utilizarlo de esa forma mezquina y ruin que tan a menudo observamos. Prefiero que la custodia quede en manos de mi marido, antes que entablar una guerra entre los dos en la que siempre salen perdiendo los hijos. –Sí, Loreto, estoy totalmente de acuerdo... Sabes que yo tengo tres hijos. Los tres están con su madre.
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–Li Man, ¿me explicarás por qué no tienes ninguna relación con tus hijos? ¿Qué pasó en tu vida que todavía no me has explicado?... Aunque si no lo deseas, no tienes porqué contármelo... –No es muy agradable para mí, pero te debo una mínima explicación... Yo era un hombre triunfador. Había llegado a la cima de la dirección de empresas. Pero el precio que estaba pagando era muy alto. Mi vida sólo era trabajo. Tenía a la familia olvidada. Un día, las cosas empezaron a torcerse, mi éxito había provocado la envidia de algunas personas que intentaron amargarme la vida. Estas personas urdieron una trama y me acusaron de hacer un desfalco en la empresa. Nadie creyó en mi inocencia. Me quedé solo... era un ser repudiado y despreciable. Los que más debían apoyarme, se avergonzaban de mí y me abandonaron. ¡Todos! Entré en una depresión profunda. Pero finalmente se pudo demostrar mi inocencia. Pero ya no tenía amigos ni familia. Estaba viviendo como un indigente, hasta que un día una pequeña hierba... mirando una pequeña hierba... –Li Man no pudo continuar. –No sigas, Li Man, no sigas, es suficiente. Tiempo habrá para hablar... tiempo habrá... Se abrazaron fuertemente. Loreto secó con su pañuelo las lágrimas que Li Man había derramado abundantemente. –Necesitaba esta liberación. Todo esto lo he pasado solo, ¿sabes? Durante mucho tiempo, la soledad ha sido mi compañera. Ahora te tengo a ti. –Li Man suspiró profundamente mientras miraba al estrellado cielo–. Es verdad, Loreto, ahora la noche es más bella. Se levantaron del banco del bucólico jardín y se dirigieron al automóvil. En pocos minutos llegaron a la casa de Loreto. Mientras, ésta le había comentado que la semana próxima buscaría un apartamento para trasladarse a vivir, ya que quería estar unos días sola para «encontrase» más con ella misma. –Mañana te llamo. –De acuerdo. Hasta mañana. ¡Ah! Y recuerda: hoy es el primer día del resto de nuestra vida –sentenció solemnemente Loreto, mientras le daba un fuerte abrazo. Última semana del mes de junio. Hoy es la última clase del Seminario de Análisis Transaccional. Veinte minutos antes de la hora, ya casi están todos en la clase. Loreto, Li Man, Jaime, Amparo, Luis y Mónica habían comido juntos y habían hablado de «sus cosas». Loreto les había explicado su relación con Li Man
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y su proyecto de futuro. Mónica y Luis también habían confirmado su relación sentimental. En un momento de la comida, Mónica había animado a Amparo y Jaime. –¿Y vosotros, qué? ¿Cuándo pensáis dar el paso? –A nadie se le escapaba lo que sentían el uno por el otro, pero... estaban casados. Los dos estaban casados... Como Mónica los vio incómodos con el tema prefirió dejarlo para otro momento, no sin antes insistir–: ¿Queréis seguir así toda la vida? ¿Es que no tenéis derecho a ser felices? Aaaaaay, «cobardicas». J.J. estaba algo inquieto. Hoy era un día muy importante y aunque estaba seguro de que había realizado un buen trabajo, su profesionalidad y su humanismo le llevaban más allá del seminario. Sabía que muchos de los asistentes tenían problemas, pensaba que era una lástima que no pudiesen relacionarse por más tiempo, aunque también es cierto que se sentía muy orgulloso del grupo. Era un grupo de personas extraordinarias. J.J. siempre veía los aspectos positivos de las personas. Luis llamó a la puerta de la sala de seminarios. –¡Qué alguien me ayude! –gritó. Arturo y Martín se acercaron a la puerta y vieron como Luis había arrastrado desde el ascensor dos pesadas y enormes cajas. –Pero ¿qué traes ahí? –preguntó Arturo. –¡Calla y trabaja! –le conminó Luis–. ¡Ya te enterarás en su momento! Arrastraron las cajas hasta un rincón de la sala y tomaron posesión de sus asientos. ¡Ya estaban todos! Radiantes, pero serios a la vez. Era el último día y a todos les dolía esta circunstancia. J.J. se situó en «su» lugar. Había llegado el momento. –Hoy dedicaremos la mitad del tiempo a hablar del tiempo, y valga la redundancia, y cuando hablo del tiempo me estoy refiriendo a la herramienta del A.T. que denominamos «Estructuración Psicológica del Tiempo». Y el resto del tiempo lo emplearemos en hablar de lo que vosotros y vosotras queráis. ¿Vale?... Pues vamos a ello. J.J. volvió a ponerse transcendente. Miró a todos los participantes uno a uno. Cogió «su libro», esta vez sin abrirlo, lo depositó en un lado de la mesa y empezó a hablar con su voz profunda y clara: «En todas las épocas y culturas...».
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16 La estructuración del tiempo Ayer se fue, mañana no ha llegado, hoy se está yendo sin parar un punto. Quevedo
LA IMPORTANCIA DEL TIEMPO *En todas las épocas y culturas conocidas ha habido proverbios y aforismos que hacían mención al tiempo como elemento considerable, siendo casi siempre tratado como una referencia para nuestra propia existencia. Así, el poeta persa, Omar Jeyyan, decía a finales del siglo XI: Pero el dedo implacable sigue y sigue escribiendo. Impedirlo no podrás con tu piedad o tu ingenio, ni con tu llanto borrar ni una coma ni un acento. El tiempo es definitivamente un recurso; el más valioso, porque no es sustituible, como el personal, las máquinas, el dinero o la energía. Como dice J.L. Servan Schreiber: «Al abolirse la pena de muerte y los castigos corporales, todos los códigos europeos limitan sus penas a quitarle a los delincuentes su tiempo, lo más valioso que tienen». Es también el único bien «socializado»: todos los hombres disponen del mismo, 24 horas al día, ni un segundo más. No se puede comprar. ¡Por suerte! ¿Qué sería de los pobres? Es inexorable. La vida pasa, hagas lo que hagas. No se puede almacenar trozos de vida. ¡Sólo faltaría! Al hablar de Gestión del Tiempo nos estaremos refiriendo a la gestión de nuestro trabajo, de nuestras actividades, de nuestra vida entera. J. Mondría no es psicólogo, pero, sin duda, es una de las personas que más sabe de esto de gestionar el tiempo, y como podrá comprobar, coincide bastante con
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las teorías del A.T. Una vez más, la «ciencia moderna» en consonancia con el A.T.
ESTRUCTURACIÓN PSICOLÓGICA DEL TIEMPO La estructuración del tiempo en términos de A.T. es el uso que hacemos de él los humanos en función de una actividad psicológicosocial. Esta estructuración, en buena parte pertenece a la esfera inconsciente de nuestra personalidad.
No es el azar el que estructura nuestro tiempo, sino una no programación en la que nuestras opciones personales llevan la iniciativa, pero no son opciones personales actuales, sino derivadas de nuestras decisiones infantiles.
Es por esta razón por la que la Ocupación Existencial es una cristalización del argumento de vida o Guión. El tiempo no es un tema a tratar para buscarle conexiones con los comportamientos humanos. El tiempo es el mismo comportamiento humano. El tiempo no es un tema de la vida, es la vida misma. El tiempo, en realidad, no existe. Como muy bien dice J. Mondría: Expresiones como «no tengo tiempo», «me falta tiempo», «ganar tiempo», «perder tiempo», etc., a estas alturas sabemos que son impropias. El tiempo es un recurso peculiar que fluye de forma inexorable y que no se puede ganar ni tener, ni, por consiguiente, perder». Es.... la «paradoja del tiempo». Existe la vida de cada persona, y el período que va desde su nacimiento hasta su muerte, ese sería su tiempo, es decir, su vida. Veamos a continuación las características esenciales del tiempo para ubicarnos más fielmente en él. (Las cinco «I») —Imprescindible → Nada se puede hacer si no se dispone de tiempo. —Inelástico → El día tiene 24 horas y las horas 60 minutos y los minutos... ni más, ni menos. Así de rígido. —Insustituible → Ningún otro bien puede usarse en su lugar.
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—Inexorable → No se puede almacenar. Si no se «usa» se pierde. —Igualitario → Es el único bien «socializado», todos disponemos del mismo tiempo, cada día: 24 horas. Pobres y ricos, hombres y mujeres. Desde un punto de vista práctico, sin entrar en cuestiones filosóficas, el tiempo «real», es el «aquí y ahora». El pasado y el futuro no existen. Ello no quiere decir que por esta razón debamos vivir el presente «a lo loco», sin ninguna conexión con el pasado y el futuro, sino que se trata de vivir y exprimir el presente con la experiencia del pasado y la posibilidad del futuro previsible. Cuando en nuestros pensamientos y en nuestras bases argumentales domina el pasado o el futuro, quiere decir que ocupamos la mayor parte del tiempo presente en ellos. Cuando domina el presente en nuestra vida, el pasado y el futuro ocupan tan sólo un 10% (aprox.) de nuestra conducta. E. Berne señaló que las personas distribuyen su tiempo en relación con los demás y por orden de intensidad afectiva, en seis formas básicas: Aislamiento – esconderse de los demás. Rituales – ceremoniales. Pasatiempos – semi-rituales. Actividad – trabajo. Juegos Psicológicos – siempre negativos. Autenticidad – asertividad, intimidad, sentimientos naturales.
Es decir, nuestra vida la llenamos de una de estas seis formas de «hacer». Estas formas de hacer dan sentido y confirman nuestro Guión de Vida. La estructura de nuestra personalidad se «alimenta» a través de estas formas de vida. A continuación explicaré cada una de estas actividades y estoy seguro que de este
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análisis surgirá la comprensión necesaria, como ha sido a lo largo de este libro, para que si conviene tome decisiones de cambio sobre alguna de las formas de «invertir su tiempo».
AISLAMIENTO Períodos de tiempo de una persona durante los cuales se retira física o mentalmente de las personas con quien está. Se caracteriza por la falta de transacciones. La persona se evade apartándose de una situación ya sea física o psicológicamente, y puede ser positivo o negativo en función de la duración, frecuencia, lugar, persona, etcétera. El aislamiento no es bueno cuando supone evadir responsabilidades, tampoco cuando tenemos diálogos internos negativos, o cuando nos desentendemos de una situación; por ejemplo, cuando en una reunión de trabajo nos dedicamos a pensar en otras cosas ajenas a los temas que se están tratando. El aislamiento es bueno en determinados momentos; por ejemplo, dar un paseo, leer un libro, escuchar música, reflexionar sobre un problema, relajarnos, poner orden en nuestras ideas, etcétera. Todos los seres humanos necesitan de períodos de aislamiento, su número y duración depende de cada persona en concreto. El aislamiento proporciona caricias a «uno mismo».
RITUALES Son momentos de intercambio de señales de reconocimiento y que nos proporcionan caricias ligeras y superficiales; son fáciles, repetitivas y previsibles, son caricias de «mantenimiento», «Hola que tal», «Buenos días», «¿Cómo va todo?» etc. Están relacionados con la vida familiar, religión, las tradiciones, etc. Son también rituales los actos rutinarios: la visita de los martes, la partida de los viernes, el Martini de las seis, las reuniones del departamento cada quince días. Los rituales pierden su parte positiva si se realizan en exceso y además son
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rutinarios en su desarrollo. En la empresa pueden ser peligrosos, ya que si no se actualizan pierden su valor original y se convierten en una pérdida de tiempo; por ejemplo, reuniones semanales, juntas trimestrales, evaluación del desempeño, etc., tienden, como decíamos, a perder el valor de la idea original, a menos que respondan, en cada caso, a necesidades cambiantes. Practicar muchos rituales equivale a vivir superficialmente.
PASATIEMPOS Interacción entre dos o más personas, caracterizada por una débil implicación personal y relativa a temas típicos y recurrentes. Son relaciones semi-rituales con transacciones sencillas, complementarias, abiertas y suelen girar en torno a un solo tema: deporte, coches, política, cine, sexo, chistes, etc. Berne asignó nombres a algunos pasatiempos. Personalmente, he añadido alguno más a su lista. Éstos son algunos: – «¿No es terrible?» Quejarse de algo. Lo mala que es la gente, los políticos. Los problemas de la juventud. Lo caro que esta todo, etcétera. –«General Motors/Mercedes» Hablar de coches. –«Te acuerdas de...» Sucesos, situaciones pasadas, con cierto grado de nostalgia. –«Hoy en día... » Tal o cual cosa no es como antes. –«¿Quién ganó?» Relacionado con deportes. –«¿Te has enterado?» Los chismes, los rumores. –«Todos son iguales» Opiniones sobre los políticos, los jefes, etcétera. –«Esto lo arreglo yo en...» o «Si yo mandase...» Personas que no hacen nada, pero tienen soluciones para todo (bla, bla, bla...). Los pasatiempos son buenos si no se llevan a un uso excesivo, ayudan a relacionarse. Para Berne, los pasatiempos son una forma de «matar el tiempo» y pueden surgir de una insatisfacción latente.
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Un directivo puede dedicarse a pasatiempos con sus colaboradores y crear buenos momentos de relajación y de buenos sentimientos, suelen proporcionar caricias positivas y son muy motivadores. Por supuesto, no debe llenar todo su tiempo en estos «pasatiempos». Los justos y necesarios.
ACTIVIDAD Interacción social orientada a la consecución de un objetivo. Es lo que comúnmente se denomina «trabajo». Aquí la energía de la persona va dirigida hacia una tarea u objetivo a realizar, por la cual espera obtener una recompensa. La actividad puede proporcionar caricias positivas o negativas. Si realizamos un trabajo con ilusión y estamos involucrados en el proyecto, seguro que nos sentiremos bien y esto suele proporcionar lo que D. Jongeward denomina «caricias de realización». También recibimos caricias cuando nos pagan el sueldo o cuando ascendemos a puestos de mayor responsabilidad. Las caricias negativas fruto de la actividad resultan de la idea de estar realizando un trabajo a disgusto, bien porque no nos queda otro remedio (necesidad), bien por imposición, y también por sentirse insuficientemente remunerado o reconocido (Caricias). Entendemos como actividad no solamente el trabajo remunerado. Cualquier actividad que requiere de una preparación especial, una dieta, unos conocimientos, estudios, etc., y por la cual recibimos (o trabajamos para ello) una recompensa del tipo que fuere, podemos considerarla como «actividad». El montañero de fin de semana que se prepara a conciencia y entrena para estar en forma, cuando lleva a cabo la escalada está realizando una «actividad». O el jugador de billar amateur que entrena dos horas diarias y participa en campeonatos de ámbito local, aunque sea un hobby, también lo encuadramos dentro de una actividad. De alguna manera, siempre se espera una recompensa a cambio del esfuerzo. Una actividad es tanto más adecuada cuanto más le guste al Nn y más le conviene al A.
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JUEGOS PSICOLÓGICOS Son maneras improductivas, incluso destructivas, de pasar el tiempo. Como recordará, este tema ya ha sido tratado en un capítulo anterior, y por esta razón, voy a extenderme poco en su explicación. Los Juegos es una de las formas de estructurar el tiempo en la que hay una secuencia de Transacciones Ulteriores (con mensaje oculto) que produce malestar a los interlocutores. Son repetitivas y producen resentimiento. En general, las personas se enganchan de forma inconsciente para dar o recibir caricias negativas, a la vez que refuerzan su Posición Existencial. Desconocen otras formas de obtener las Caricias; lo que ocurre es que las señales de reconocimiento obtenidas siempre son negativas.
INTIMIDAD/AUTENTICIDAD Contacto directo (sin juegos) auténtico y espontáneo entre personas, sin objetivos exteriores a la relación. Desde el punto de vista emocional, es la manera mas «sana» y profunda de establecer relación con uno mismo y con los demás. Se trata de uno mismo, sin miedo, sin esquivarse, sin disfrazarse, sin buscarse justificaciones ni infravalorarse, ser directo y vivir los propios sentimientos tal cual son; es ser asertivo En compañía del prójimo, se trata también de seguir siendo el mismo, de compartir sin temores las ideas y los sentimientos siempre verdaderos y auténticos. Es importante distinguir entre Secretismo, Intimismo e Intimidad, ya que entre los dos niveles de implicaciones, los dos primeros suponen «dependencia», la intimidad supone «autonomía», es la autenticidad de la persona. La Intimidad, ser auténtico, no significa siempre situaciones placenteras; pensemos, si no, en el momento de dar el pésame a una persona a la que le ha
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fallecido un familiar cercano. La situación es triste, y sentirse triste en ese momento sería lo auténtico. La Intimidad /Autenticidad es la situación ideal. Como puede suponer, esta situación idílica no es fácil de vivirla constantemente. Pero hay muchos momentos en los que se vive esta Autenticidad. – Cuando el padre o la madre abraza a su hijo después de una larga ausencia. – Cuando cedo el paso a un peatón y me lo agradece con un saludo. – Etcétera. R. Kertész: La Intimidad intensa activa mecanismos emotivos y neurofisiológicos muy profundos. Aumenta la autoestima, la capacidad de dar y recibir afecto, el deseo de vivir, el interés por valores superiores a los materiales. Al hilo de lo comentado surge la inevitable pregunta: ¿Para vivir la Intimidad debe haber ausencia de las otras cinco formas de estructurar el tiempo? La respuesta es no. Excepto los Juegos Psicológicos, que siempre son negativos. Las distintas formas de estructurar el tiempo, en su justa medida, es decir, sin que tengan connotaciones ulteriores, bien por la intención o bien por el uso excesivo, también pueden ser momentos de «autenticidad». Pongamos un ejemplo: el trabajo. El trabajo es necesario, pero hay personas que por ambición mal entendida, o por escaparse de una realidad familiar determinada, dedican una parte excesiva de su vida a él. En este caso, sería negativo. Igual sucede con las otras formas de estructurar el tiempo. ¿Cómo saber si estoy estructurando mi vida en base a la intimidad? Difícil pregunta. Pero básicamente debe ser consciente de: – Haga que el Adulto esté presente en sus decisiones. – Ausencia de Juegos Psicológicos. – Permita que su Niño Natural no se «oxide». Pregúntese si le gusta lo que dice, siente o hace. – Ubíquese en una Posición Existencial YO ESTOY BIEN – TÚ ESTAS BIEN
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Sombree las «barras», representando el porcentaje que indica de media a cada una de las formas de estructurar el tiempo. –¿Cómo se ve? –¿Qué vas a cambiar?
EL TIEMPO EN LA EMPRESA Peter Drucker señala que el tiempo es el recurso más importante que tiene un directivo, y quien no sabe administrar su tiempo, no sabe administrar nada. Una de las razones más frecuentes del fracaso y de la sensación de infelicidad del ser humano es la falta de objetivos claramente definidos. Para alcanzar cualquier objetivo en la vida es necesario realizar en mayor o menor grado alguna actividad, y cada una de estas actividades exige, a su vez, tiempo. El tiempo es un recurso absolutamente atípico y diferente de todos los que habitualmente manejamos. Es equitativo, inelástico, indispensable, insustituible y ni se compra ni se vende. Muchas personas consideran que sería muy interesante conocer la naturaleza del tiempo como recurso para poderlo utilizar inteligentemente.
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Saber qué es, cómo funciona, qué reglas y leyes conocemos sobre su naturaleza y su forma de usarlo. El Análisis Transaccional aporta una visión muy particular sobre el tiempo y da respuesta a muchos de los interrogantes que diariamente se plantea el hombre, ya que ayuda a identificar la forma en que una persona distribuye su tiempo, tanto en su vida en general, como en su parcela laboral en particular, ayudando con ello a poder tomar decisiones de mejora para la persona y para la empresa. Al igual que para otras actividades, la organización del tiempo es algo peculiar para los directivos. No obstante, la distribución del tiempo de un directivo, como la de cualquier otro profesional, está sumamente condicionada por los mensajes parentales, los patrones de caricias y el Guión de Vida. Debido a estos motivos puede suceder que dos personas con la misma preparación técnica y desarrollando idéntica actividad, estructuren su tiempo de forma muy distinta y, posiblemente, también obtengan resultados diferentes.. Aunque no excluye a ningún tipo de personas, el test que le propongo a continuación está pensado para personas que trabajan en una empresa. Es posible que algunas de las cuestiones que plantea no se ajusten a su actividad, por ejemplo, la número 4. ¿Trabaja en un escritorio despejado de objetos y papeles? En estos casos la puede extrapolar a su ámbito de trabajo. Si trabaja en un taller mecánico, se debe imaginar si los materiales y herramientas están en orden. Si en algún caso no se puede extrapolar, pues no la conteste, no pasa nada. Piense que el resultado de las puntuaciones es «orientativo». Lea con atención cada ítem, rodee con un círculo la puntuación que merezca cada pregunta y sume todas las respuestas.
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EVALUACIÓN De 0 a 25.– ¡Cuidado! Le acechan tres grandes enemigos: el caos, la ineficacia y el estrés. Modifique inmediatamente algunos hábitos y salte al escalón siguiente. De 26 a 51.– Su caso es curable. Tiene buenas y malas costumbres. Como casi todo el mundo. Trabaje las negativas. De 51 a 80.– ¡Bravo! Bienvenido al club de los que saben a donde van. De 81 a 84.– Haga una pequeña cura de humildad y vuelva a empezar el test.
Es aconsejable volver a repetir este test dentro de seis meses y preguntarse cómo va de coraje. ¿Ha mejorado algo?
LA TERTULIA LA ÚLTIMA CLASE «...Y hasta aquí nuestro tiempo. Hasta aquí mi compromiso con todos vosotros, que como sabéis, queda renovado para toda la vida. ¡La clase ha terminado! ¡El seminario ha terminado! Lo importante empieza ahora. Ahora ya depende de vosotros y vosotras que el seminario haya valido
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la pena o no. »Si aplicáis solamente una parte de lo que habéis aprendido ganaréis más dinero y seréis más felices... sólo es cuestión de... ¡coraje!» Se hizo un profundo silencio, al final todos «entonaron» un fuerte aplauso. –De acuerdo con lo prometido, ahora es tiempo de aclaraciones, curiosidades, etc. Ramón levantó la mano. –J.J. Yo tengo muchas preguntas y alguna curiosidad. –Empieza por donde quieras, Ramón. –De acuerdo. ¿Por qué no nos explicas la historia de Moreno? –Eso, eso, muy interesante –comentaron varios componentes del grupo. La verdad es que esta era una pregunta que todos pensaban hacer a J.J. –Moreno era en su país un eminente psiquiatra, uno de los más reconocidos en el mundo de la psiquiatría. Yo le había escuchado en una conferencia que dio en nuestro país hace muchos años. Sus conocimientos, su enfoque humanista, tan extraño en un psiquiatra, y su forma de comunicar me cautivaron. Tuve la suerte de entablar relaciones profesionales y de amistad con él durante bastante tiempo, unos dos años de fructífero aprendizaje para mí, hasta que un buen día desapareció, nadie sabía nada de él. Tiempo después me enteré de que estaba en la cárcel por defender sus ideas. Durante bastantes años estuvo encarcelado. Después de muchas gestiones y presiones de algunos países, fue puesto en libertad. Al salir, contactó conmigo y concertamos una cita. Moreno quería recuperar el tiempo perdido. Yo pensé, de acuerdo, no tendrá ningún problema para entrar en alguna universidad de cualquier país, y así se lo hice saber. Pero me dijo: «Quiero incorporarme a la universidad de la vida, quiero estar donde se aprende de verdad». ¿Qué quieres decir? Bien, ¡ya habéis visto el resultado! Como ya habíais sospechado, Moreno es algo más que un camarero. –J.J. –preguntó Marga–: ¿El trabajo se lo buscaste tú? –Digamos... que sí... –J.J. –dijo Ramón–. No sé si debo decirlo, pero tengo una información que es probable que todos mis compañeros quieran o deban saber. –¿De que se trata, Ramón...? –He averiguado en el ayuntamiento el nombre del propietario del restaurante La Tertulia.
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–¿Yyy... qué? –acertó a decir J.J., bastante nervioso, algo impensable en él. Estaban a punto de descubrir sus dos secretos. Pero Ramón era una persona inteligente. Según J.J. algo inusual en los políticos. –El nombre del propietario de La Tertulia corresponde a un señor que utiliza como «alias»... ¡J.J.! –¡Oooooooooohhhhhhhh...! –la sorpresa fue mayúscula–. ¡Vaya noticia! –¡Claro! –saltó Luis–. Por eso lo de «señor prop... ietario» de Moreno. –O sea, ¿que la invitación a la inauguración fue cosa tuya? –remarcó Martín. Todos estaban «alucinados». ¡Menuda sorpresa! Mónica, con su curiosidad habitual, cayó en la cuenta. –¡Ramón! Entonces ¿tú sabes el verdadero nombre de J.J.? –Sí –contestó Ramón–. Pero no pienso decirlo ni aunque me pongáis en el «potro del tormento». Salvo que J. J. me autorice. –A su tiempo lo sabréis –aclaró J.J.–. A su tiempo. No os preocupéis, ese momento está cercano. Muy cercano... –Creo que Luis os ha traído algo muy especial –comento J.J. para cambiar de tema. Luis se levantó. Y con la ayuda de Arturo acercaron las cajas delante de la mesa de J.J. –Es un regalo de mis padres. –Introdujo la mano en una de las cajas y sacó una bolsa llena de unas coloreadas y brillantes manzanas–. Mi madre –comentó sin dejar la bolsa de manzanas– está muy contenta de que haya asistido a este seminario. Ella ya conocía a J.J. –¡oooohhh... Sorpresa general–. Mi madre padeció hace unos años una depresión. Por casualidad J.J. estaba en mi pueblo y un amigo común le pidió que hablase con ella... –Bueno... –prosiguió J.J.–, Montse, la madre de Luis, es una mujer excepcional, una mujer fuerte, optimista y con un desarrollado sentido del humor. ¿Cómo una mujer aparentemente tan fuerte, puede entrar en una depresión? Como os podéis imaginar, un Guión de Vida «muy especial» la condujo a «ese lugar». Pero si hay una mujer con fuerza y deseos de vivir, esa mujer es Montse, y con sólo algunos consejos, su esfuerzo, su fuerza de voluntad y sobre todo, su A.M.P. salió de su depresión. ¡Todo un ejemplo a seguir! ¿Verdad, Luis? –Antes de seguir adelante –comentó J.J.–, os quiero preguntar por vuestro
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compromiso. Por vuestro viaje. ¿Lo recordáis? No es obligado, pero todo el que quiera compartir con el grupo la ilusión de su viaje puede hacerlo. ¿Quién es el primero, o la primera? Todos se aprestaron a compartir la ilusión de un maravilloso viaje. Aunque para algunos el coste iba ser muy elevado. Esto fue en síntesis lo que cada uno explicó: Martín: «Mi destino es ser padre, marido y líder». Luis y Mónica: «Somos novios. Destino: la Felicidad». Antonio: «A mis sesenta años voy a estudiar psicología. Mucha ilusión». Marga: «Seré una buena madre. Felicidad a raudales». Paco: «Voy a cambiar de trabajo. Ilusión». Arturo: «Me voy un año a estudiar al extranjero. Ilusión y felicidad». Amparo y Jaime: «Ilusión y felicidad. Estamos en ello». Marta: «He encontrado un nuevo trabajo de ejecutiva de marketing. Ilusión». María: «Quiero ser madre de nuevo. Ahora estoy preparada». Sofía: «Voy a crear mi propia empresa y espero darle trabajo a Arturo cuando vuelva: Ilusión y felicidad». Loreto y Li Man: «Nos vamos a vivir juntos la semana próxima. Ilusión y Felicidad». –J.J. –preguntó Amparo–, ¿cuándo podremos abrir el regalo que nos hiciste el día de la inauguración del salón Berne? –Hoy mismo, Amparo. Cuando nos hayamos despedido, cuando yo haya marchado podéis abrir el regalo. Ahora, si os parece, vamos a La Tertulia y brindemos por todos nosotros. –¿Qué os parece si antes entregamos los diplomas? –preguntó J.J.–. Todos habéis aprobado el curso. Todos y todas os habéis hecho acreedores y merecedores del diploma. Esto es una pequeña caricia, una unidad de reconocimiento que os servirá de recordatorio de un tiempo compartido y de unos conocimientos adquiridos. Estoy seguro de que así lo contemplaréis. Uno a uno y entre aplausos J.J. fue entregando los diplomas a la vez que «regalaba» un fuerte abrazo a cada participante, dándole como regalo adicional una corta frase en la que le reconocía el merecimiento de este diploma. Una vez en la calle se fueron encaminando hacia La Tertulia. Allí les esperaba
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Moreno. Sonriente, afable... como siempre. A medida que iban llegando le iban abrazando. ¡Un psiquiatra famoso! ¡Quién lo iba a decir! Arturo era el más emocionado. Ahora le quería más, si cabe. «¡Sabía que este hombre era muy especial» –comentaba a sus compañeros–. Se fueron dirigiendo al que ya consideraban «su» salón y se fueron aposentado en las cómodas butacas. El aperitivo estaba preparado y Mónica, Amparo y Loreto se disponían a entregar a J.J. el regalo que entre todos habían comprado. Se hizo el silencio de rigor. Todos deseaban que el regalo le agradase a J.J. Mónica tomó la palabra: –J.J..., estamos seguros de que el regalo que ahora te entrego en nombre de todos y todas te va agradar, pero no estamos seguros de que sea suficiente para agradecerte todo lo que has hecho por nosotros –Mónica entregó el regalo envuelto en un bonito papel de brillantes tonos verdes y azules, justo los colores preferidos de J.J. Desenvolvió el paquete y apareció una segunda caja que delataba el contenido del regalo. ¡Una preciosa pluma estilográfica de madera lacada! Justo como le agradaba a J.J., a quien le encantaba escribir con pluma. ¡Había sido un acierto total! Se notaba que habían aprendido a observar. A J.J. le agradó. Loreto tomó la palabra: –J.J., nos hemos dado cuenta de que no necesitas una pluma para escribir páginas brillantes. El capítulo que has escrito con este grupo es sencillamente magistral. Pero desde nuestro Niño Natural queremos pedirte que te animes a terminar ese «libro inacabado» que tanto puede ayudar a muchas personas. No es necesario que lo hagas con esta pluma, pero sepas que, cuando lo estés haciendo, allí estaremos tu «grupo preferido», contigo, apoyándote y compartiendo... siempre recordaremos tus enseñanzas, pero sobre todo, nos llevamos en nuestra mente y en nuestro corazón la fuerza de tus palabras basadas en el ejemplo diario de humildad, no hacer diferencia de trato, saber escuchar... y, sobre todo, tu Actitud Mental Positiva. Gracias por el ejemplo... Todos aplaudieron. J.J. estaba «tocado». Tenía que decir unas palabras, lo sabía, pero un nudo en su garganta se lo impedía. Se puso en pie, cogió la pluma estilográfica de madera lacada, la apretó contra su pecho y sólo acertó a decir: –Gracias... muchas gracias... Moreno rompió de forma exquisita el «trance»:
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–¿Quién va a hacer el brindis? Todos despertaron y bajaron de su nube. Empezaron a abrir las botellas de cava. Mientras, Li Man, Loreto, Jaime, Mónica y Luis acordaban que el brindis lo hiciese... Moreno. –¿Por qué yo? –preguntaba Moreno. Todos querían que fuese Moreno. J.J. le animó: –Debes ser tú... eres parte del grupo, con ellos has compartido muchos momentos y muchas emociones. Ellos te quieren, todos te queremos... –De acuerdo –se situó al lado de J.J., cogió su copa de cava y habló–: He encarado la última etapa de mi vida con ilusión y alegría; sé que a mi edad no es fácil encontrar muchas personas en las que se den estas circunstancias, pero lo más probable es que no hayan tenido la misma suerte que yo. En primer lugar, J.J. construyó para mí este remanso de paz y estudio, que es La Tertulia y que creo que no soy merecedor de tanto «desembolso», y además, me ha regalado la compañía de un grupo de personas como todos vosotros y vosotras que me habéis devuelto definitivamente las ganas, no sólo de seguir viviendo, sino que, hoy más que nunca, estoy ilusionado por aprender un poco más cada día. Saber más de la vida, saber más del A.T. Todos habéis tenido conmigo un comportamiento ejemplar; yo, solamen-te un camarero y me aceptabais como uno más del grupo. Yo también he aprendido de vosotros y vosotras. Que la ilusión y el deseo de contribuir a un mundo mejor nunca decaigan, y alzo mi copa para beber este trago de felicidad que ahora me embarga. ¡Por la ilusión! –¡Por la ilusión! –brindaron todos. –Muy bonito, Moreno. ¡Ha sido un brindis emocionante! –era el comentario generalizado. –¡Ha llegado el momento de la despedida. A todos ¡hasta siempre! –se despidió J.J.–. A la mayoría espero encontraros en septiembre en la Tutoría. Los abrazos y los compromisos de verse tal o cual día en uno u otro lugar era la tarea del último momento. J.J. alzó los brazos y cruzándolos sobre su pecho a modo de «abrazo general», se despidió de todos. –Ya podemos abrir el regalo de J.J. –gritó Martín. –¡Vale!, ¡vale!... Todos empezaron a abrir el regalo. Un libro. ¡Es el libro de J.J.! Era un libro de Análisis Transaccional. Título: Transacciones de Libertad. Autor:... alias J.J.
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«¡Vaya! ¡Por fin sabemos el verdadero nombre de J.J.! –empezaron a abrir el libro. Cada uno tenía una dedicatoria con un mensaje muy especial y muy personal. Muchos, al leerlo, no pudieron reprimir las lágrimas–. Vaya, ¡este J.J.¡nos ha hecho llorar de emoción hasta el último día....!» Todos estaban muy emocionados con el libro de J.J., y la verdad es que no sabían cómo agradecerle todo lo que pensaban que había hecho por ellos. Finalmente, Li Man se levantó y tomó la palabra. Sabía una forma de dar las gracias a J.J.: ¡Pedirle un consejo! –J.J., mucho es lo que todos hemos aprendido en este Seminario. Todos tenemos una lista de buenos propósitos para conseguir ser más felices; pero me gustaría, y creo que a mis compañeros y compañeras también, que nos dieses un último consejo; necesitamos que esta fuerza que hoy todos tenemos en nuestro interior no se diluya con el paso del tiempo. ¿Qué debemos hacer en el devenir de los próximos días? ¿Cuál es tu consejo? J.J. quedó pensativo. –Dar consejos no es difícil en este caso... nada es difícil con vosotros. ¿Qué debéis hacer para mantener encendida la llama de la ilusión...? Sí, sí... mirad, os lo explico... con un ejemplo... es la historia de: TONI, EL JARDINERO Se hizo un profundo y reverencioso silencio. J.J. era muy proclive a explicar anécdotas e historias con las que todos aprendían. Estaban seguros de que la última historia iba a ser tan hermosa como todas las que les había contado. Y J.J. se aprestó a contarla. Esto sucedió hace bastantes años... Toni tenía unos trece o catorce años, vivía en un barrio obrero donde muchos de sus miembros se conocían. Era una mañana de principios de primavera. Toni salió de su casa y se dirigió a la tienda de ultramarinos que estaba justo al lado de la puerta de su finca. «–Buenos días señor Pedro –saludó Toni al dueño de la tienda. »–Buenos días, Toni, ¿qué deseas? »–Señor Pedro, ¿sería tan amable de dejarme hacer una llamada telefónica? Ya sabe, en mi casa no tenemos teléfono y... »–¡Faltaría más! –le interrumpió el señor Pedro–. Pasa y haz esa llamada.
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Toni pasó al interior de la tienda, marco un número de teléfono y esperó... »–Sí, buenos días. ¿Está la señora?... (J.J. hacia los gestos de hablar por teléfono al igual que se supone haría Toni.) »–De acuerdo, espero... ¿Es usted la señora de la casa?... Mire, tengo entendido que ustedes tienen en su casa un jardín bastante grande, ¿es cierto?... De acuerdo. Mire, señora, es que yo soy jardinero y si ustedes necesitan quién le cuide su jardín yo podría hacerlo perfectamente... ¡Ah, que ya tienen un jardinero!; sí pero yo podría hacerlo muy económico, además soy un gran experto en cuidar jardines... Ah, que están muy satisfechos con su jardinero... que no quieren cambiar. ¿Seguro? –insistió una y otra vez Toni–. De acuerdo –pareció rendirse Toni–. De todas formas muchas gracias, ha sido usted muy amable al escucharme. Adiós, buenos días. »–No te preocupes Toni –le consoló de forma paternal el señor Pedro–. Aún eres muy joven. ¡Seguro que encuentras trabajo! No te preocupes. »–¿Quién busca trabajo? –preguntó Toni, con aire de cándida autosuficiencia. »–Toooni, Toni... que lo he oído todo... Estabas ofreciéndote como jardinero a una señora. »–¡Ah¡, ¡qué va! No, no estaba buscando trabajo... el jardinero de esa casa ¡soy yo!... Sólo quería saber... cómo lo estaba haciendo.» El señor Pedro se quedó de piedra. ¡Que lección! ¡Qué impresionante lección de madurez y humildad! ¿Qué cimas habrá conquistado Toni con esa actitud? Haced como Toni... preguntad o preguntaos cada día cómo lo estáis haciendo. ¿Qué he hecho hoy para ser mejor?, como jardinero, como padre o madre, como hermano, como jefe, como profesor, cada día, todos los días, sin excepción. Así alcanzaréis la cima. Simplemente... ¡haced como Toni! J.J. miraba desde la ventana de la habitación que ocupaba en el segundo piso de La Tertulia. Los miembros del grupo iban saliendo a la calle sin prisa. Eran los últimos abrazos, las últimas promesas y los últimos buenos deseos cruzados. Era una noche de emociones y de promesas. J.J. lo sabía y observaba; su mirada y su semblante reflejaban sentimientos «misteriosos». ¿Era feliz? «Que vuestras promesas de buena voluntad se cumplan; que seáis muy felices.» Muy pronto, otro grupo, y con él una nueva ilusión... un nuevo reto.
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Habían dado el último adiós. Habían dado el último abrazo amigo, y ya se sentían dueños de la noche y dueños de sus vidas. ¡Al fin! Ha llegado el gran momento. Ahora, aquí en este lugar, donde Loreto y Li Man se conocieron, empiezan una nueva vida. Juntos, cogidos de la mano, caminan hacia su nuevo destino. Mañana inician juntos unas merecidas vacaciones. Un lugar tranquilo y paradisíaco les espera. Antes han planificado su futuro. Ahora, con las metas claras caminan en la apacible noche. Al fondo, la luna enorme se asemeja a un sol naciente. Las figuras de Loreto y Li Man se ven recortadas al trasluz de la extraña y gigantesca luna. Caminan hacia un futuro mejor. Ellos no sólo han aprendido de J.J.; también han puesto de su parte inteligencia y coraje. Y con una gran A.M.P. se disponen a conseguir sus metas. Metas que ya son capaces de visionar y son conscientes del poder de una visión positiva del futuro; porque sólo cuando se es capaz de visionar el futuro se está en disposición de alcanzarlo. Al respecto, no olvidan las palabras de A. Barker que les recordaba J.J.:
Una visión de futuro sin acción es simplemente un sueño. Una acción sin visión de futuro no tiene sentido. Una visión de futuro puesta en práctica puede cambiar el mundo.
Loreto y Li Man habían visionado su futuro y estaban caminando hacia él. ¿Cuál y donde
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sería el final? Les daba lo mismo dónde estuviese, y cuánto tiempo durase, porque estaban seguros de que lo iban a recorrer juntos, y por Caminos de Libertad.
ESTE ES SU BILLETE: Estimado lector/estimada lectora: hasta aquí, mi compromiso. Ahora usted ya sabe mucho más. Tiene algunas de las llaves mágicas que le introducirán en las claves del comportamiento humano. Son llaves que, usadas correctamente, le ayudarán a abrir las puertas que le conducirán a la felicidad. Usted lo podrá comprobar, el A.T. es un puente tendido entre el conocimiento y la vida plena, ¡aprovéchelo! Aquí y ahora, justo cuando empiezo un nuevo viaje, mi agradecimiento. Ahora le toca a usted. ¿Ha iniciado el viaje? ¿Sí? ¡Enhorabuena! Este es el primer signo de coraje y esto es bueno porque, no lo olvide, ¡este es, SU compromiso! Espero que realice un maravilloso viaje. Un apasionante recorrido por los
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Caminos de la Libertad hacia el País de la Felicidad. Recuerde:
«No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje» Paul Valery
...Y porque este libro, ha sido escrito para usted. J.M.O.
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____________ * J. Mondría, Mejore su rendimiento, Ed. Gestión 2000, págs. 11 y 14.
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Bibliografía BERNE, E.: Juegos en que participamos. Diana. México, 1966. ––: ¿Qué dice usted después de decir hola? Grijalbo. Barcelona, 1977. CARTER, R.: El nuevo mapa del cerebro. Integral. Barcelona, 1998. CASADO, J. L.: Organizaciones Triunfadoras. Gestión 2000. Barcelona, 1999. DE LASSUS, R.: Análisis Transaccional. Salvat. Barcelona, 1995. FAST, J.: El Lenguaje del Cuerpo. Kairós. Barcelona, 1971. FRANKL, V.: La vida en busca de sentido. Herder. Barcelona, 1995. –––: El Hombre Doliente. Herder. Barcelona, 1994. GOLEMAN, D.: La Inteligencia Emocional. Kairós. Barcelona, 1996. HARRIS, T.: Yo estoy bien, tú estás bien. Grijalbo. Barcelona, 1973. JAMES, M.: Nacidos para Triunfar. Addison Wesley. México, 1975. JONGEWARD, D.: En busca del éxito. Limusa. México, 1989. KERTÉSZ, R.: Análisis Transaccional en vivo. Ippem. Buenos Aires, 2a edic., 1993. ––: Análisis Transaccional Integrado. Ippem. Buenos Aires, 2a edic., 1994. LABRADOR, F. J.: El Estrés. Temas de Hoy. Madrid, 1992. LODES, H.: Aprende a RESPIRAR. Integral. Barcelona, 1990. MARTORELL, J. L.: ¿Qué nos pasa una y otra vez? Padres y Educadores. Madrid, 1992. MONDRÍA, J.: Mejore su rendimiento con Time Líder. Gestión 2000. Barcelona, 1997. OLLER, J.: Vivir es Autorrealizarse. Kairós. Barcelona, 1988. OPI, J. M.: Técnicas de Negociación Transaccional. Gestión 2000. Barcelona, 1999. OPI, J. M. y BELTRAN, M. I.: La dieta del P.A.N. Amat Editorial. Barcelona, 2005. PEALE, N. V.: El poder del pensamiento tenaz. Grijalbo. Barcelona, 1988. RUBIN, F. J.: El cerebro nos engaña. Temas de hoy, 2000 SANCHIDRIAN, J. G.: Manuales Abetas. Abetas. Madrid. STEINER, C.: Los guiones que vivimos. Kairós. Barcelona, 1991. STEVENSON, L.: Siete teorías de la naturaleza humana. Cátedra, 1998. VERGNAUD, J. M., BLIN, P.: El Análisis Transaccional. Gestión 2000. Barcelona, 1994.
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Índice Título Créditos Referencias Índice Dedicatoria Prólogo Introducción Capítulo 1. Nuevos caminos, nuevo caminar
4 6 7 9 14 19 22 29
En la ciudad. De nuevo la realidad El seminario de análisis transaccional
35 37
Capítulo 2. En busca de la felicidad
42
Los objetivos de las empresas y de las personas ¿Quién puede ser feliz? ¿El éxito da la felicidad? 2.1. Las preocupaciones ¿En qué ocupamos las personas nuestros pensamientos? Cómo conseguir ser más felices
Capítulo 3. Leyes de resistencia al cambio La tertulia
44 45 50 52 52 56
60 67
Capítulo 4. Introducción a el análisis transaccional Introducción a la psicología Eric Berne, creador del A.T. Características del A.T. Fundamentos del A.T.
70 71 73 77 81
Capítulo 5. Estructura de la personalidad Los estados del Yo Formación de la personalidad 5.1. Patologías de la personalidad La tertulia
83 88 93 98 108
Capítulo 6. Análisis funcional de la personalidad Capítulo 7. Argumento de vida 402
115 135
Guión de vida Tipos de Guiones La tertulia
136 150 159
Capítulo 8. El Mini-Guión
166
Los Impulsores de la Personalidad Los seis mensajes impulsores del guión son Análisis del sentido de las desviaciones
Capítulo 9. La posición existencial Actitud vital y posición ante la vida Teorías sobre la Posición Existencial al nacer El modelo tripartito Estar bien - sentirse bien La tertulia
Capítulo 10. Las transacciones y la comunicación Clasificación de las transacciones Consideraciones sobre las transacciones Transacciones Ulteriores, ejemplos Transacciones muy Ulteriores La transacción transcendental El Arte de la Comunicación La tertulia
167 171 175
189 190 195 197 198 204
213 218 219 225 226 227 232 238
Capítulo 11. Juegos Psicológicos
244
Falsos Roles - Triángulo Dramático Ejemplos de juegos ¿Por qué jugamos? ¿Cómo dejar de jugar? Ideas para librarse de los juegos Juegos Psicológicos en la empresa Juegos de Poder en las empresas La tertulia
247 251 252 259 260 263 264 269
Capítulo 12. Cupones psicológicos
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Cómo saber cuándo se «pega un Cupón» Formas negativas de eliminar Cupones El saldo de deudas Cupones y resentimientos en la empresa
278 279 281 282
403
Los cupones en la pareja Formas positivas de eliminar Cupones Transmisión de Cupones
285 288 294
Capítulo 13. Las caricias
297
Apuntes históricos Caricias/Reconocimiento social Clasificación de las caricias Caricias por Ley de economía de Caricias Ley de abundancia de Caricias Las Caricias o refuerzos sociales en las organizaciones Formas de Caricias La tertulia
298 299 302 303 304 304 305 308 312
Capítulo 14. Las emociones y la inteligencia
323
Concepto inteligencia Concepto emociones Más sobre la inteligencia emocional Emociones auténticas Emociones no auténticas Chequeo social de la expresión de las emociones
325 326 328 333 334 340
Capítulo 15. Simbiosis o libertad
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Desarrollo de la simbiosis Desconocimientos La grandiosidad La pasividad Circuito «vicioso» de la simbiosis La autonomía Otros tipos de simbiosis Simbiosis en la empresa La tertulia
346 349 350 350 352 353 354 356 363
Capítulo 16. Estructuración del tiempo La importancia del tiempo Estructuración psicológica del tiempo El tiempo en la empresa La tertulia
376 377 378 385 388
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Bibliografía
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