La verdad es Dios : escritos desde miesperiencia de Dios
 9788429315905, 842931590X

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Colección «EL POZO DE SIQUEM»

174

Mohandas K. Gandhi

«La Verdad es Dios» Escritos desde mi experiencia de Dios

Edición de R.K. Prabhu

Editorial SAL TERRAE Santander

Título del original en inglés: Truth is God. Gleanings from the writings of Mahatma Gandhi bearing on God, God-Realization and the Godly Way © 1955 by Navajivan Trust Ahmedabad - 380 014 (India)

Traducción: María del Carmen Blanco Moreno y Ramón Alfonso Diez Aragón Para la edición española: © 2005 by Editorial Sal Terrae Polígono de Raos, Parcela 14-1 39600 Maliaño (Cantabria) Tfno.: 942 369 198 Fax: 942 369 201 E-mail: [email protected] www.salterrae.es Diseño de cubierta: Fernando Peón Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier método o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. Con las debidas licencias Impreso en España. Printed in Spain ISBN: 84-293-1590-X Depósito Legal: BI-331-05 Fotocomposición: Sal Terrae - Santander Impresión y encuademación: Grato, S.A. - Basauri (Vizcaya

índice

Prólogo, por C. Rajagopalachari Cronología de la vida de Mohandas Gandhi Al lector

..

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1. Mi búsqueda 2. Dios es 3. Sólo Dios es 4. La Verdad es Dios 5. Dios es Amor 6. Dios es Verdad, Conocimiento y Felicidad . . . . 7. Dios y la naturaleza 8. Dios como Daridranarayana 9. La voz de Dios 10. Experiencia de Dios 11. El camino de la no violencia 12. Oración: la esencia de la religión 13. ¿Por qué orar? 14. Cómo, a quién y cuándo orar 15. Ayunos 16. El duelo eterno 17. Autopurificación

15 20 24 28 32 36 39 44 47 52 58 64 68 73 77 82 85

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18. El valor del silencio 19. Igualdad de las religiones 20. Tolerancia 21. Conversión 22. Por qué soy hindú 23. Budismo, cristianismo e islam 24. Dios y dioses 25. Templos e ídolos 26. Culto a los árboles 27. Razón y fe 28. Escrituras 29. El mensaje del Gita 30. La belleza de la Verdad 31. Ramanama 32. Naturopatía 33. La unidad de toda vida 34. Qué es el brahmacharya 35. Pasos hacia el brahmacharya 36. El matrimonio, un sacramento 37. El evangelio de la no posesión 38. El trabajo como culto 39. Sarvodaya 40. Ética de la bomba atómica 41. Paz en la tierra 42. Obiter dicta Glosario Fuentes índice analítico y onomástico

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87 90 94 97 106 110 115 121 126 129 132 137 148 153 157 162 168 173 178 182 186 191 195 198 202 215 225 227

Prólogo

La experiencia me ha humillado lo suficiente como para hacerme comprender las limitaciones específicas de la razón. Del mismo modo que las cosas materiales extraviadas terminan convirtiéndose en basura, así también la razón mal usada se vuelve locura. - Young India, 14 de octubre de 1926

Los racionalistas son seres admirables, pero el racionalismo es un monstruo horrible cuando sostiene que es omnipotente. Atribuir la omnipotencia a la razón es una manifestación de idolatría tan mala como dar culto a un trozo de madera o a una piedra creyendo que son Dios. No pido la supresión de la razón, sino el debido reconocimiento de aquello que en nosotros santifica a la razón. - Young India, 19 de octubre de 1926

Hay temas en los que la razón no puede llevarnos lejos y tenemos que aceptar las cosas por la fe. La fe, pues, no contradice la razón, sino que la trasciende. La fe es una es128

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pecie de sexto sentido que actúa en cuestiones que quedan fuera del alcance de la razón. - Harijan, 6 de marzo de 1937

La fe nos conduce a través de mares tempestuosos, la fe mueve montañas y atraviesa los océanos. Esta fe no es sino la conciencia viva y completamente despierta de Dios dentro de nosotros. Quien ha alcanzado esta fe no desea nada. Aunque su cuerpo esté enfermo, él está espiritualmente sano, es físicamente puro y abunda en riquezas espirituales. - Young India, 24 de septiembre de 1925

Sin la fe, este mundo quedaría aniquilado en un momento. La verdadera fe es la apropiación de la experiencia razonada de personas que, según creemos, han vivido una vida purificada por la oración y la penitencia. Así pues, la creencia en profetas o encarnaciones que han vivido en épocas remotas no es una superstición inútil, sino la satisfacción de una íntima necesidad espiritual.

Apartada de su entorno, está desprotegida y no puede sentir el poder y la majestad del océano. Pero si alguien pudiera indicarle que es parte del océano, su fe reviviría, danzaría con alegría, y todo el poder y la majestad del océano se reflejarían en ella. - Harijan, 3 de junio de 1939

Ver a Dios cara a cara es sentir que está entronizado en nuestros corazones del mismo modo que un niño siente el afecto de su madre sin necesidad de ninguna demostración. ¿Acaso razona un niño la existencia del amor de su madre? ¿Puede demostrársela a los demás? Le basta con declarar triunfalmente: «Es así». Lo mismo sucede con la existencia de Dios, pues El desafía a la razón. Pero podemos tener experiencia de Dios. No rechacemos la experiencia de Tulsidas*, Chaitanya*, Ramadas y una miríada de maestros espirituales, al igual que tampoco rechazamos la experiencia de los maestros del mundo. - Young India, 9 de julio de 1925

- Young India, 14 de abril de 1927

Todos tenemos fe en Dios, aunque no todos lo sepamos. Porque todos tenemos fe en nosotros mismos, y esto, elevado a la enésima potencia, es Dios. La suma total de todos los seres vivos es Dios. Aunque no somos dioses, somos de Dios, del mismo modo que una pequeña gota de agua es parte del océano. Imaginémosla separada del océano y arrojada lejos de los otros millones de gotas. 130

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El conocimiento de las cosas divinas no se aprende en los libros. Hay que experimentarlo personalmente. Los libros son, en el mejor de los casos, una ayuda; pero muchas veces no son más que un obstáculo.

28 Escrituras MR. BASIL MATHEWS:

¿Dónde se encuentra para usted la

sede de la autoridad? GANDHI: Está aquí (señalándose el pecho). Ejercito mi juicio sobre todas las escrituras, incluido el Gita. No permito que ningún texto escriturístico reemplace a mi razón. Creo que los libros principales están inspirados, pero pienso que sufren un proceso de doble destilación. En primer lugar, llegan hasta nosotros a través de un profeta humano y, después, a través de los comentarios de los intérpretes. Nada en ellos viene directamente de Dios. Puede suceder que Mateo dé una versión de un texto, y Juan ofrezca otra. Acepto la revelación divina, pero no renuncio a mi razón. Y, sobre todo: «La letra mata, pero el espíritu da vida». Con todo, no debe usted malinterpretar mi postura. Yo también tengo fe y creo en cosas que la razón no puede explicar, como, por ejemplo, la existencia de Dios. Ningún argumento puede apartarme de la fe; y, como aquella muchacha que repetía de un modo irracional: «Y, sin embargo, somos siete», me gustaría repetir, si mi argumentación es superada por la de una inteligencia muy superior: «Y, sin embargo, Dios existe». - Harijan, 5 de diciembre de 1936 132

- Young India, 17 de julio de 1924

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que se propague indefinidamente; pero tampoco una verdad se convierte en error por el hecho de que nadie la vea. - Young India, 26 de febrero de 1925

Estaría dispuesto a rechazar toda autoridad que esté en conflicto con la lucidez de la razón o con los dictados del corazón. La autoridad sostiene y ennoblece a los débiles cuando es fruto de la razón, pero los humilla cuando suplanta a la razón, sancionada por la silenciosa y suave Voz interior. - Young India, 8 de diciembre de 1920

No soy un literalista. Por consiguiente, trato de entender el espíritu de las diversas escrituras del mundo. Aplico el criterio de interpretación de la Verdad y de la No violencia establecido por tales escrituras. Rechazo lo que no es coherente con ese criterio y hago mío todo lo que es coherente con él. Rechazo como interpolación la historia del shudra* que fue castigado por Ramachandra* por atreverse a aprender los Veda*. Y, en todo caso, doy culto a Rama* -el ser perfecto tal como yo lo concibo-, no a los 133

hechos de una persona histórica cuya interpretación puede variar con el progreso de nuevas investigaciones y descubrimientos históricos. Tulsidas* no tuvo nada que ver con el Rama de la historia. Juzgado con un criterio histórico, su Ramayana* tendría que ir a la basura. Pero como experiencia espiritual, en mi opinión, su libro no tiene par. Y, sin embargo, tampoco juro por todas las palabras que pueden encontrarse en las numerosas ediciones publicadas del Ramayana de Tulsidas. Es el espíritu que atraviesa el libro lo que me tiene fascinado. - Young India, 27 de agosto de 1925

mo una crónica histórica. Es la descripción del duelo eterno que tiene lugar dentro de nosotros mismos, presentada de forma tan viva que nos hace pensar por un momento que las acciones descritas en él fueron realizadas efectivamente por los seres humanos. Pienso que el Mahabharata tal como ha llegado hasta nosotros no es una copia impecable del original. Por el contrario, considero que en él se han hecho muchas correcciones. - Young India, 1 de octubre de 1925

No sé si el Krishna* del Mahabharata* existió o no. Mi Krishna no tiene nada que ver con ninguna persona histórica. Yo me negaría a inclinar mi cabeza ante un Krishna que estuviera dispuesto a matar porque su orgullo había sido herido, o ante el Krishna a quien los no hindúes presentan como un joven disoluto. Creo en el Krishna al que imagino como una encarnación perfecta, inmaculado en todos los sentidos de la palabra, el inspirador del Gita y el inspirador de las vidas de millones de seres humanos. Y aun cuando se me demostrara que el Mahabharata es historia en el mismo sentido en que lo son los libros históricos modernos, que todas las palabras del Mahabharata son auténticas y que el Krishna del Mahabharata realizó realmente algunas de las acciones atribuidas a él, yo no dudaría -aun a riesgo de ser desterrado del pueblo hindúen rechazar a ese Krishna como Dios encarnado. Para mí, el Mahabharata es un libro profundamente religioso, en gran parte alegórico, que en modo alguno se presenta co-

La experiencia y el estudio devoto son esenciales para una interpretación correcta de las escrituras. El mandato según el cual un shudra* no tiene que estudiar las escrituras no carece por completo de significado. Un shudra es un hombre espiritualmente inculto e ignorante. Por eso es probable que malinterprete los Veda* y otras escrituras. No todas las personas pueden resolver una ecuación matemática, porque para ello es imprescindible un cierto estudio preliminar. ¡Cuánto daño hace la gran verdad «soy un Brahmán*» en labios de un hombre lleno de pecado! ¡Para qué propósitos innobles se servirá de ella! ¡Qué distorsión sufrirá a manos suyas! Así pues, un hombre que quiera interpretar las Escrituras ha de ser espiritualmente disciplinado. Tiene que practicar los yamas y los niyamas*' -las normas eternas de conducta-. En consecuencia, una práctica superficial es inútil. Los Shastras* insisten en la necesidad de un gurú*. Pero como los gurús son escasos en nuestros días, los sabios han sugerido un estudio de los libros modernos que inculque la bhakti*. Quienes carecen de bhakti o carecen

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de fe están cualificados también para interpretar las escrituras. Los eruditos pueden proponer una interpretación minuciosamente docta, pero no será la verdadera interpretación. Sólo los experimentados llegarán a la verdadera interpretación de las escrituras. Pero incluso para los inexpertos hay ciertos cánones. La interpretación que entre en conflicto con la Verdad no es verdadera. Para la persona que duda incluso de la Verdad, las escrituras no tienen significado. Nadie puede polemizar con ella. - Young India, 12 de noviembre de 1925

29 El mensaje del Gita «^

1. Ya en 1888-1889, cuando me familiaricé con el Gita, percibí que no era una obra histórica, sino que bajo la apariencia de la guerra describía el duelo que tiene lugar perpetuamente en los corazones de los seres humanos, y que la guerra era librada sólo para que la descripción del duelo interno resultara más atractiva. Esta intuición preliminar quedó más confirmada cuando estudié más de cerca la religión y el Gita. El estudio del Mahabharata* me reafirmó nuevamente en ello. Pienso que el Mahabharata no es una obra histórica en el sentido aceptado comúnmente. El Adi Parva* contiene pruebas de peso que apoyan mi opinión. Al atribuir orígenes sobrehumanos o infrahumanos a los personajes principales, el gran Vyasa* prestó poca atención a la historia de los reyes y de sus pueblos. Es posible que las personas descritas en él sean históricas, pero el autor del Mahabharata las ha usado únicamente para explicar con claridad el tema religioso. 2. El autor del Mahabharata no ha argumentado en favor de la necesidad de la guerra; por el contrario, ha probado su inutilidad. Ha presentado a los vencedores derramando lágrimas de pena y arrepentimiento, y no les ha dejado más que un legado de miserias.

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3. La corona de esta gran obra es el Gita. En el capítulo 2 de este libro no se enseñan las normas de la guerra, sino que se dice cómo se conoce a un hombre perfecto. Entre las características del hombre perfecto del Gita no veo ninguna que corresponda a la guerra. Todo su propósito es incoherente con las normas de conducta que gobiernan las relaciones entre las partes beligerantes. 4. El Krishna* del Gita es la perfección y el recto conocimiento personificados; pero el retrato es imaginario. Esto no significa que el Krishna adorado por el pueblo no existiera históricamente. Pero la perfección es creada por la imaginación. La idea de una encarnación perfecta es fruto de una reflexión posterior.

6. Esta creencia en la encarnación es un testimonio de la elevada ambición espiritual del ser humano. Este sólo encuentra la paz consigo mismo cuando se asemeja a Dios. El esfuerzo por alcanzar este estado es la suprema ambición, la única ambición que merece la pena tener. Y en esto consiste la autorrealización. Esta autorrealización es el tema del Gita y de todas las escrituras. Pero su autor ciertamente no lo escribió para establecer esa doctrina. A mi juicio, la finalidad del Gita es mostrar el camino más excelente para obtener la autorrealización. Lo que, de un modo más o menos claro, se encuentra disperso aquí y allá en los libros religiosos hindúes ha sido expresado con el lenguaje más claro posible en el Gita -aunque a veces haya en él repeticiones.

5. En el hinduismo, la encarnación se atribuye a alguien que ha realizado algún servicio extraordinario a la humanidad. Toda vida corporeizada es en realidad una encarnación de Dios; pero no es común considerar que todo ser vivo sea una encarnación. Las generaciones futuras rinden este homenaje a quien dentro de su propia generación ha sido extremadamente religioso en su conducta. No puedo ver nada malo en este procedimiento: ello no resta nada a la grandeza de Dios ni hace violencia alguna a la verdad. Hay un dicho urdú que reza: «Adán no es Dios, pero sí una chispa de lo Divino». Por eso, quien se comporta más religiosamente participa en mayor medida de la chispa divina. De acuerdo con esta línea de pensamiento, Krishna goza en el hinduismo del status de la encarnación más perfecta.

7. El remedio incomparable consiste en renunciar a los frutos de la acción.

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8. Éste es el eje alrededor del cual gira el Gita. Esta renuncia es el sol central, en torno al cual la devoción, el conocimiento y todo lo demás giran como planetas. Se ha comparado al cuerpo con una prisión. Donde hay cuerpo tiene que haber acción. Ningún ser corpóreo está exento del trabajo. Y, sin embargo, todas las religiones proclaman que el hombre puede alcanzar la libertad si trata su cuerpo como templo de Dios. Toda acción está manchada [por el pecado], aunque sea completamente trivial. ¿Cómo podemos hacer que el cuerpo sea templo de Dios? En otras palabras, ¿cómo puede uno ser libre de la acción, es decir, de la mancha del pecado? El Gita respondió a esta pregunta con un lenguaje tajante: «Por la acción sin deseo; renunciando a

los frutos de la acción; dedicando todas las actividades a Dios, es decir, sometiéndose a El en cuerpo y alma». 9. Pero la renuncia o ausencia de deseos no se produce por el mero hecho de hablar sobre ella. No se obtiene por una hazaña intelectual. Se alcanza sólo gracias a la búsqueda constante del corazón. Para lograr la renuncia es necesario un conocimienic justo. El conocimiento de los letrados no es suficiente, pues pueden recitar los Veda* de memoria y, no obstante, ser demasiado indulgentes consigo mismos. Para que el conocimiento no se exceda, el autor del Gita ha insistido en la necesidad de que vaya acompañado de la devoción, y ha dado a ésta el primer lugar. El conocimiento sin devoción es como un tiro fallido. Por eso dice el Gita: «Tened devoción, y el conocimiento vendrá por sí solo». Esta devoción no es el mero culto de los labios, sino una lucha con la muerte. Por esta razón el juicio del Gita acerca de las cualidades del devoto es semejante al que hace de las del sabio. 10. Así, la devoción requerida por el Gita no es un sentimentalismo sumiso. Ciertamente no es una fe ciega. La devoción del Gita no tiene nada que ver con las apariencias. Un devoto puede -si ello le complace- usar rosarios, marcas en la frente, hacer ofrendas...; pero estas cosas no son prueba de su devoción. El verdadero devoto no tiene celos de nadie, es una fuente de misericordia; no es egoísta, es desinteresado; le da igual el frío que el calor, la felicidad que la miseria; siempre perdona, siempre está contento; sus resoluciones son firmes, ha consagrado mente y alma a Dios; no aterra a nadie ni tiene miedo a nadie; está libre de 140

la exultación, de la pena y del temor; es puro, está versado en la acción y, sin embargo, no se deja afectar por ella; renuncia a todo fruto, bueno o malo, trata igual al amigo que al enemigo; no se deja afectar por el respeto o la falta de respeto, no se vanagloria por las alabanzas; no se deprime cuando la gente habla mal de él; ama el silencio y la soledad y tiene una razón disciplinada. Tal devoción no es posible si al mismo tiempo existen apegos fuertes. 11. De este modo vemos que ser un verdadero devoto es realizarse personalmente. La autorrealización no es algo aparte. Con una rupia podemos comprar veneno o néctar; pero con el conocimiento o la devoción no podemos comprar ni la salvación ni la esclavitud, porque éstas no son moneda de cambio, sino aquello mismo que queremos. En otras palabras, aun cuando los medios y el fin no son idénticos, casi lo son. El extremo de los medios es la salvación. La salvación del Gita es la paz perfecta. 12. Ahora bien, para que tal conocimiento y tal devoción sean verdaderos tienen que pasar la prueba de la renuncia a los frutos de la acción. El simple conocimiento de lo justo y de lo injusto no nos hace aptos para la salvación. Según la opinión general, un letrado no es más que un pandit*, pues no necesita realizar ningún servicio. Considerará que es una esclavitud el simple hecho de levantar una pequeña Iota*. Donde la prueba del conocimiento es la no disposición a servir, no hay espacio para un trabajo mundano como el de levantar una Iota. 13. Consideremos ahora la bhakti*. Según la noción popular, la bhakti es magnanimidad, es pasar las cuentas, etcé141

tera, y despreciar incluso la acción de un servicio amoroso para no dejar de pasar las cuentas... Por eso, el devoto que practica esta bhakti deja el rosario sólo para comer, beber y otras actividades semejantes, pero nunca para moler trigo o curar a los pacientes. 14. Sin embargo, el Gita dice: «Nadie ha alcanzado esta meta sin acción. Incluso hombres como Janaka* alcanzaron la salvación a través de la acción. Si yo fuera perezoso y dejara de trabajar, el mundo perecería. Entonces, ¿cuánto más necesario no será que el pueblo en general se entregue a la acción?». 15. Mientras que, por un lado, es indiscutible que toda acción ata, por otro lado es igualmente verdadero que todos los seres vivos tienen que realizar algún trabajo aunque no quieran. Bajo el término «acción» hay que incluir aquí toda actividad, ya sea mental o física. Entonces, ¿cómo puede uno estar libre de las ataduras de la acción? La forma en que el Gita ha resuelto el problema es, por lo que yo sé, única. El Gita dice: «Haz el trabajo que se te ha asignado, pero renuncia al fruto; abandona el apego y trabaja; no desees ninguna recompensa y trabaja». Según una de las enseñanzas inequívocas del Gita, quien desiste de la acción cae. Quien renuncia sólo a la recompensa, se eleva. Pero la renuncia al fruto en modo alguno significa indiferencia hacia el resultado. Al realizar una acción cualquiera, tenemos que conocer el resultado que esperamos de ella, los medios que necesitamos para conseguirlo y nuestra capacidad para ello. Se dice que ha renunciado a los frutos de su acción aquella persona que, 142

equipada de esta manera, no desea el resultado y, sin embargo, se entrega por completo al cumplimiento de su tarea. 16. Que nadie considere que la renuncia significa falta de fruto de la persona que renuncia. La lectura del Gita no confirma este significado. La renuncia significa ausencia del deseo de los frutos. De hecho, quien renuncia cosecha el mil por uno. La renuncia del Gita es la piedra de toque de la fe. Quien está siempre obsesionado por el resultado, con frecuencia pierde fuerza para la realización de su deber. Se impacienta, da alas a la ira y empieza a hacer cosas indignas; salta de una acción a otra y nunca permanece fiel a ninguna de ellas. Quien se obsesiona por los resultados es como un hombre entregado a los objetos de los sentidos; siempre está distraído, no tiene ningún escrúpulo; a su juicio, todo lo que hace es correcto, y por eso recurre a medios viles para conseguir el fin que se propone. 17. A partir de las amargas experiencias del deseo de los frutos, el autor del Gita descubrió el camino de la renuncia al fruto y lo expuso ante el mundo del modo más convincente. Suele creerse que la religión se opone siempre a los bienes materiales. Muchos sabios que conocen el mundo dicen: «No es posible actuar religiosamente en los asuntos comerciales y en otras actividades semejantes. En estas ocupaciones no tiene cabida la religión; ésta sólo sirve para alcanzar la salvación». En mi opinión, el autor del Gita desveló este engaño, pues no trazó una línea de separación entre la salvación y las ocupaciones mundanas. Por el contrario, mostró que la religión tiene que gobernar también nuestras actividades mundanas. He experimenta143

do que el Gita nos enseña que no se puede llamar religión a aquello que no se puede seguir en la práctica cotidiana. Así, según el Gita, son tabú todos los actos que no pueden ser realizados sin apegos. Esta regla de oro salva a la humanidad de muchos peligros. Según esta interpretación, el asesinato, la mentira, la conducta disoluta y otros comportamientos parecidos tienen que ser considerados pecaminosos y, por consiguiente, tabú. Entonces la vida del hombre se vuelve sencilla, y de esta sencillez brota la paz. 18. Pensando de este modo, he percibido que estamos obligados a seguir la verdad y la no violencia, cuando tratamos de poner en práctica en nuestra propia vida la enseñanza central del Gita. Cuando no hay deseo de los frutos, no hay tentación de mentir ni de ser violentos. Pongamos un caso de mentira o de violencia, y descubriremos que detrás de él estaba el deseo de alcanzar el fin deseado. Pero podemos admitir libremente que el Gita no fue escrito para establecer la no violencia. Ésta era un deber aceptado y primario ya antes de la existencia del Gita. Esta obra tenía que transmitir el mensaje de la renuncia a los frutos. De hecho, esta idea se presenta claramente ya en el capítulo 2. 19. Pero si el Gita creía en la no violencia o si ésta estaba incluida en la ausencia de deseo, ¿por qué puso el autor el ejemplo de la guerra? Cuando el Gita fue escrito, aunque las personas creían en la no violencia, las guerras no sólo no eran tabú, sino que nadie observaba la contradicción entre ellas y la no violencia.

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20. Al valorar las implicaciones de la renuncia a los frutos, no se nos exige que sondeemos la mente del autor del Gita para descubrir sus limitaciones con respecto a la no violencia. Del hecho de que un poeta exponga ante el mundo una verdad particular no se sigue necesariamente que haya conocido o desarrollado todas sus grandes consecuencias o que, si lo ha hecho, sea capaz de expresarlas siempre plenamente. Tal vez en esto radique la grandeza del poema y del poeta. El sentido de un poeta es ilimitado. Al igual que el hombre, también el sentido de los grandes escritos experimenta una evolución. Al examinar la historia de las lenguas, observamos que el significado de palabras importantes ha cambiado o se ha ampliado. Esto es verdad por lo que respecta al Gita. El autor de esta obra amplió los significados de algunas de las palabras comunes. Nosotros podemos descubrir esto incluso con un examen superficial. Es posible que en la época anterior a la escritura del Gita se permitiera ofrecer animales en sacrificio. Pero no hay rastro de ello en el sacrificio tal como lo entiende el Gita. En el Gita el mayor de los sacrificios es la concentración continua en Dios. Parece que el capítulo 3 muestra que el sacrificio significa principalmente trabajo físico para el servicio. Los capítulos 3 y 4, leídos juntos, nos presentan otros sentidos de sacrificio, pero nunca el sacrificio animal. Así mismo, el sentido de la palabra sannyasa" ha experimentado una transformación en el Gita. El sannyasa del Gita no tolerará el cese completo de toda actividad. El sannyasa del Gita es todo trabajo y, sin embargo, no es trabajo. De este modo, el autor del Gita, al ampliar los significados de las palabras, nos ha enseñado a imitarlo. Admitamos que es posible afirmar que, según 145

«Lo que se te ha revelado no debes transmitirlo nunca a quien no es austero y no tiene devoción, ni tampoco a quien no atiende [a esta enseñanza] o vive de espaldas a Mí. Quien con gran devoción hacia Mí expone este elevado misterio a los que Me aman, sin duda llegará a Mí. [...] Y la persona que simplemente lo escuche con respeto y sin contradicciones mentales, se liberará y alcanzará las gloriosas regiones de los justos»6.

el texto del Gita, la guerra es coherente con la renuncia a los frutos. Pero después de cuarenta años de esfuerzos ininterrumpidos y dedicados íntegramente a practicar la enseñanza del Gita en mi vida, he descubierto con toda humildad que la renuncia perfecta es imposible sin la observancia perfecta de la no violencia en todos sus aspectos y formas.

- Young India, 6 de agosto de 1931

21. El Gita no es una obra aforística; es un gran poema religioso. Cuanto más se sumerge uno en él, tanto mayor es la riqueza de significados que capta. Como estaba destinado al pueblo en general, se complace en la repetición. En cada época las palabras importantes recibirán significados nuevos y cada vez más amplios. Pero su enseñanza central nunca cambiará. El buscador es libre para extraer de este tesoro cualquier interpretación que le agrade y le permita poner en práctica en su vida la enseñanza central. 22. El Gita no es una colección de obligaciones y prohibiciones. Lo que es lícito para una persona puede ser ilícito para otra. Lo que puede ser permisible en un determinado momento o lugar, tal vez no lo sea en otro momento o lugar. El deseo de los frutos es la única prohibición universal. La ausencia de deseo es obligatoria. 23. El Gita ha cantado las alabanzas del conocimiento, pero éste está más allá del mero entendimiento; se dirige esencialmente al corazón y puede ser comprendido por el corazón. Por consiguiente, el Gita no está destinado a quienes no tienen fe. El autor pone en boca de Krishna* las siguientes palabras: 146

6.

Bhagavad Cita 2,67-68 y 2,71, en (Consuelo Martín [ed.]) Bliagavad Gita. Con las comentarios advaita de Sankara, Trotta, Madrid 19l)7, pp. 323-324. [Ñola de los traductores].

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30 La belleza de la Verdad

más completo. Si tengo esta fe, ¿por qué razón iba a tratar de matar a una serpiente, con la que me unen lazos de parentesco? - Young India, 14 de abril de 1927

Estamos viviendo en medio de la muerte, tratando de buscar a tientas nuestro camino hacia la Verdad. Quizá también estemos asediados por peligros en todos los momentos de nuestra vida, pues, a pesar de nuestro conocimiento del peligro y de nuestra precaria existencia, nuestra indiferencia a la fuente de toda vida sólo es superada por nuestra asombrosa arrogancia. - Young India, 1 de julio de 1927

Todo ser vivo existe si comete cierta himsa* [violencia]. Por eso la religión suprema ha sido definida con una palabra negativa: ahimsa [no violencia]. El mundo está sujeto a una cadena de destrucción. En otras palabras, la himsa es una necesidad inherente a la vida corporal. Por esta razón, un seguidor de la ahimsa ora siempre por la liberación definitiva de la esclavitud de la carne. - Young India, 4 de octubre de 1928

Soy penosamente consciente de que mi deseo de seguir viviendo en el cuerpo me hace cometer himsa [violencia] constantemente. Por esta razón, cada vez me hago más indiferente a mi cuerpo físico. Sé, por ejemplo, que al respirar destruyo innumerables gérmenes invisibles que flotan 164

en el aire. Pero no dejo de respirar. El consumo de vegetales implica himsa, pero descubro que no puedo prescindir de ellos. También hay himsa en el uso de antisépticos, pero no soy capaz de renunciar al uso de desinfectantes como el queroseno, etcétera, para liberarme de la peste del mosquito y de otras. Tolero que se mate a las serpientes en el ashram* cuando es imposible capturarlas vivas y evitar que hagan daño. Tolero incluso el uso de varas para conducir a los bueyes en el ashram. Así pues, la himsa que cometo directa o indirectamente no tiene fin. Si, como resultado de esta humilde confesión mía, mis amigos pensaran que soy un caso perdido, lo sentiría, pero nada me induciría a tratar de encubrir mis imperfecciones en la práctica de la ahimsa [no violencia]. Todo lo que afirmo de mí mismo es que siempre trato de comprender las implicaciones de grandes ideales como la no violencia, y practicarlos de pensamiento, palabra y obra, y que pienso que en ello he tenido un cierto éxito. Pero sé que debo recorrer todavía una enorme distancia en esta dirección. - Young India, 1 de noviembre de 1928

Creo que estoy saturado de ahimsa o no violencia. La no violencia y la Verdad son como mis dos pulmones. No puedo vivir sin ellos. Pero veo en todo momento, con mayor o menor claridad, el inmenso poder de la no violencia y la pequenez del hombre. Ni siquiera quien habita en el bosque está completamente libre de violencia, a pesar de su compasión ilimitada. Cada vez que respira, comete una cierta cantidad de violencia. El cuerpo mismo es un matadero y, por consiguiente, la moksha* y la bienaventuranza 165

eterna consisten en la liberación perfecta del cuerpo y, por lo tanto, todo placer, salvo la alegría de la moksha, es evanescente e imperfecto. Así las cosas, en la vida diaria tenemos que tomar muchos tragos amargos de violencia. - Young India, 21 de octubre de 1926

Creo verdaderamente que el hábito que el ser humano tiene de matar a otros seres humanos con el menor pretexto ha oscurecido su razón, y que se concede libertades con otras formas de vida que aborrecería si realmente creyera que Dios es un Dios de Amor y Misericordia. De todos modos, aun cuando por miedo a la muerte yo pueda matar tigres, serpientes, pulgas, mosquitos, etcétera, siempre pido la iluminación que expulse todo miedo a la muerte y, de este modo, me niego a quitar la vida a otros seres y conozco el camino mejor, pues...

L a vaca La vaca es la clase más pura de vida subhumana. Ella implora justicia en favor de todas las especies subhumanasImplora justicia al hombre, el primero de todos los seres vivos. Parece como si nos hablara a través de sus ojos: «No habéis sido establecidos sobre nosotras para matarnos y comer nuestra carne o tratarnos mal, sino para ser nuestros amigos y guardianes». - Young India, 26 de junio de 1924

Para mí es un poema de piedad. Le doy culto, y defenderé este culto contra el mundo entero. - Young India, 1 de enero de 1925

«...el ejemplo del Poder que de mí se compadece me enseña a respetar la vida que merecen»7. - Harijan, 9 de enero de 1937

Célebres versos de Oliver Goldsmith (¿I730?-1774), tomados de The Vivar ofWakefield, cap. 8, «A Bailad», estrofa 6: «No flocks that range the valley free / To slaughter 1 condemn, / Taught by the Power that pities me / I learn to pity them». Los dos primeros versos se podrían traducir como sigue: «A ¡os rebaños del valle que pastando veo / al matadero condenarlos yo no quiero». (Nota de los traductores].

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34 Qué es el brahmacharya* *&

Un amigo me pregunta: «¿Qué es el brahmacharya! ¿Es posible practicarlo de un modo perfecto? Y si lo es, ¿lo practica usted?». El significado completo y más propio de brahmacharya es «búsqueda de Brahmán*». Brahmán llena a todos los seres y puede, por tanto, ser buscado por quien se sumerge y toma conciencia del yo interior. Esta toma de conciencia es imposible si no se ejerce un control completo sobre los sentidos. Así pues, brahmacharya significa control en el pensamiento, en la palabra y en la acción de todos los sentidos en todos los tiempos y en todos los lugares. Un hombre o una mujer que practique plenamente el brahmacharya es absolutamente libre de la pasión. Por eso vive cerca de Dios y es semejante a Dios. No tengo la menor duda de que es posible practicar tal brahmacharya de pensamiento, palabra y obra hasta el límite. - Young India, 5 de junio de 1924

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Quien se ha desposado con la Verdad y adora sólo a la Verdad es infiel a ella si aplica sus facultades a otra cosa. Entonces, ¿cómo puede satisfacer las necesidades de los sentidos? Quien consagra todas sus actividades a la realización de la Verdad, que exige un desinterés absoluto, no puede tener tiempo para el propósito egoísta de engendrar hijos y mantener una familia. Después de lo que hemos dicho, debería resultar claro que la realización de la Verdad a través de la gratificación personal es una contradicción en los términos. Si nos situamos en la perspectiva de la ahimsa o no violencia, descubrimos que el perfeccionamiento de la no violencia es imposible sin un desinterés absoluto Ahimsa significa amor universal. Si un hombre da su amor a una mujer, o una mujer a un hombre, ¿qué queda para el resto del mundo? Esto significa simplemente: «Primero nosotros dos, y al diablo los demás». Del mismo modo que una esposa fiel tiene que estar preparada para sacrificarlo todo por su marido, y un marido fiel debe hacer lo mismo por su mujer, está claro que ninguno de los dos puede elevarse a las alturas del amor universal ni considerar a la humanidad como familia suya, pues han construido un muro alrededor de su amor. Cuanto mayor sea su familia, tanto más lejos estarán del amor universal. Así pues, quien desea obedecer a la ley de la no violencia no puede casarse, y mucho menos buscar gratificación fuera del matrimonio. ¿Cuál es, pues, la situación de las personas que ya están casadas? ¿No podrán realizar nunca la Verdad? ¿No podrán ofrecer nunca todo lo que tienen en el altar de la humanidad? Hay una solución para ellas. Pueden comportarse como si no estuvieran casadas. Quienes han podido 169

gozar de este feliz estado podrán confirmar mis palabras. Por lo que yo sé, muchos han realizado esta experiencia con éxito. Si los esposos pueden considerarse mutuamente como hermano y hermana, quedan disponibles para el servicio a la humanidad. Un hombre queda inmediatamente ennoblecido y liberado de sus cadenas cuando piensa que todas las mujeres del mundo son para él hermanas, madres, hijas. El marido y la mujer no pierden nada por ello, sino que aumentan sus recursos y los de su familia. Su amor se libera de la impureza del deseo y se hace más fuerte. Al desaparecer esta impureza, pueden servirse mejor mutuamente, y las ocasiones para discutir son menores. Hay más ocasiones para discutir cuando el amor es egoísta y limitado. Si se reconoce el valor de la argumentación precedente, la cuestión de los beneficios de la castidad para el cuerpo pasa a un segundo plano. ¡Qué necio es quien derrocha intencionadamente las energías vitales en los placeres sensuales! Es un grave abuso derrochar en la búsqueda de los placeres físicos lo que se ha dado al hombre y a la mujer para que puedan desarrollar plenamente sus poderes corporales y mentales. Este abuso es la causa profunda de muchas enfermedades. El brahmacharya*, como todos los demás votos, debe ser observado de pensamiento, palabra y obra. Se nos dice en el Gita, y la experiencia lo corrobora, que el hombre necio que parece haber dominado su cuerpo, pero alberga pensamientos malos en su mente, hace un esfuerzo vano. Puede ser peligroso refrenar el cuerpo si al mismo tiempo se deja vagar a la mente. Cuando la mente se extravía, es preciso que antes o después el cuerpo la siga.

Es necesario observar aquí la importancia de una distinción: una cosa es permitir que la mente albergue pensamientos impuros, y otra completamente distinta es que la mente, a pesar de nosotros, se extravíe. Al final la victoria será nuestra, si no colaboramos con la mente en sus perversos vagabundeos. A cada momento experimentamos que muchas veces, mientras el cuerpo está sujeto a nuestro control, no somos capaces de dominar la mente. No hay que relajar nunca este control del cuerpo, y además tenemos que hacer un esfuerzo constante por asegurarnos el dominio de la mente. No podemos hacer nada más, pero tampoco nada menos. Si cedemos a nuestra mente, el cuerpo y la mente tirarán de nosotros en direcciones diferentes, y nos engañaremos a nosotros mismos. Se puede decir que el cuerpo y la mente van unidos mientras nosotros sigamos resistiéndonos a aceptar todo pensamiento malo. Se ha creído que era muy difícil, casi imposible, observar el brahmacharya. Cuando tratamos de encontrar la razón de esta creencia, percibimos que el brahmacharya ha sido entendido en un sentido estricto. Se ha pensado que el mero control de las pasiones animales equivale a la observancia del brahmacharya. Yo considero que esta concepción es incompleta y falsa. Brahmacharya significa control sobre todos los órganos de los sentidos. Quien intenta controlar sólo un órgano y da vía libre a todos los demás tendrá que reconocer necesariamente la inutilidad de su esfuerzo. Escuchar relatos sugerentes con los oídos, ver escenas atractivas con los ojos, saborear comidas estimulantes con la lengua, tocar objetos excitantes con las manos y, al mismo tiempo, imaginar que podemos seguir

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controlando el único órgano restante, es como poner las manos en el fuego y esperar que no nos queme. Así pues, quien ha tomado la determinación de controlar un órgano tiene que estar decidido a dominar los demás. Siempre he pensado que se ha hecho mucho daño con la definición estricta del brahmacharya. Si practicamos el autocontrol en todas las direcciones a la vez, nuestra tentativa será científica y podrá tener éxito. Tal vez el paladar sea el principal responsable. Por eso en el ashram* hemos asignado al control del paladar un lugar aparte entre nuestros votos. Recordemos el sentido etimológico de brahmacharya. Charya* significa norma de vida; brahmacharya designa la conducta adaptada a la búsqueda de Brahma*, es decir, de la Verdad. De este significado etimológico surge el sentido especial, a saber: el control sobre todos los sentidos. Tenemos que olvidarnos totalmente de la definición incompleta, que se restringe exclusivamente al aspecto sexual. - Frotn Yeravda Mandir (1945), cap. 3

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35 Pasos hacia el brahmacharya

Amigos norteamericanos han sugerido que la bomba atómica favorecerá la no violencia como ninguna otra cosa. Lo hará, en efecto, si ello significa que su poder destructivo repugnará tanto al mundo que lo apartará para siempre de la violencia. Es como un hombre que se harta de manjares exquisitos hasta llegar a sentir náuseas y deja de ingerirlos sólo para entregarse de nuevo a la gula con celo redoblado una vez que han pasado los efectos de las náuseas. Del mismo modo volverá el mundo a la violencia con celo renovado una vez que haya pasado el efecto de la aversión a la misma. Con frecuencia el bien procede del mal. Pero esto depende de Dios, no de los hombres. El ser humano sabe que el mal sólo puede producir mal, y que el bien sólo puede producir bien. Aun cuando los científicos y los militares norteamericanos han usado la energía atómica sólo con fines destructivos, cabe la posibilidad, sin duda, de que otros científicos la utilicen con fines humanitarios. Pero no es esto 195

lo que quieren decir mis amigos norteamericanos. Ellos no son tan candidos como para plantear una cuestión cuya respuesta sea una verdad tan obvia. Un pirómano usa el fuego para llevar a cabo sus destructivos y detestables fines; un ama de casa lo utiliza diariamente para preparar la comida de toda la familia. Estoy convencido de que la bomba atómica ha matado el sentimiento más noble que ha sostenido a la humanidad desde siempre. Antes existían las llamadas leyes de la guerra, que la hacían tolerable. Ahora conocemos la verdad desnuda. La guerra no conoce más ley que la del poder. La bomba atómica ha dado una victoria vacía a los ejércitos aliados, pero al mismo tiempo ha tenido como consecuencia la destrucción de Japón. Todavía es muy pronto para ver lo que ha sucedido en el alma de la nación destructora. Las fuerzas de la Naturaleza actúan de una manera misteriosa. Nosotros sólo podemos resolver el misterio si deducimos el resultado desconocido a partir de los resultados conocidos de acontecimientos similares. El propietario de un esclavo no puede mantenerlo si no vigila él mismo, o su guardián, la prisión donde se encuentra el esclavo. Que nadie piense que pretendo defender las atrocidades cometidas por Japón en el intento de conseguir su indigna ambición. Entre los adversarios sólo había una diferencia de grado. Doy por sentado que la codicia de Japón era más indigna. Pero la mayor indignidad no daba derecho a los menos indignos a destruir sin piedad a hombres, mujeres y niños de Japón en un área concreta. La enseñanza moral que hay que deducir legítimamente de la suprema tragedia de la bomba es que ésta no será destruida con contra-bombas, del mismo modo que la vio196

lencia no puede ser destruida con contra-violencia. La humanidad sólo podrá salir de la violencia a través de la no violencia. El odio sólo puede ser vencido por el amor. El contra-odio sólo hace que el odio se extienda y se haga más profundo. Soy consciente de que estoy repitiendo lo que ya he dicho muchas veces y he practicado lo mejor que he sabido y podido. Lo que he afirmado no es en sí nada nuevo. Es tan antiguo como las colinas. Pero yo no lo he recitado como si se tratara de una máxima teórica, sino que he anunciado definitivamente lo que creo con todas las fibras de mi ser. Sesenta años de práctica en diversas situaciones han aumentado mi fe, que se ha visto fortalecida por las experiencias de mis amigos. Esta es la verdad central por la que una persona puede mantenerse firme sin acobardarse. Creo en lo que dijo Max Muller hace años, a saber: que la verdad tiene que ser repetida mientras haya personas que no crean en ella. - Harijan, 7 de julio de 1946

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41 Paz en la tierra