La teología política de Calvino 8476588631, 9788476588635


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Spanish; Castilian Pages 286 [302] Year 2008

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La teología política de Calvino
 8476588631, 9788476588635

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LA TEOLOGÍA POLÍTICA DE CALVINO

FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN Serie dirigida por José Gómez Caffarena, tJosé M. Mardones y Reyes Mate

PENSAMIENTO CRÍTICO/ PENSAMIENTO UTÓPICO

169

Marta García Alonso

LA TEOLOGÍA POLÍTICA DE CALVINO

Prefacio de Pierre-Fran9ois Moreau

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual.

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La teología política de Calvino / Marta García Alonso ; prefacio de PierreFran\;ois Moreau. - Rubí (Barcelona) : Anthropos Editorial, 2008 XIII p. 286 p. ; 20 cm. (Pensamiento Crítico/ Pensamiento Utópico; 169. Serie Filosofía de la Religión) Bibliografía p. 263-275. Índices ISBN 978-84-7658-863-5 l. Calvin, Jean (1509-1564) - crítica e interpretación 2. Teología política Historia - s. XVI 3. Calvinismo 4. Religión y Estado - s. XVI I. Moreau, Pierre-Fran\;ois, pref. II. Título III. Colección 284.2 Calvin, Jean

Primera edición: 2008 © Marta García Alonso, 2008 © Anthropos Editorial, 2008 Edita: Anthropos Editorial. Rubí (Barcelona) www.anthropos-editorial.com ISBN: 978-84-7658-863-5 Depósito legal: B. 8.397-2008 Diseño, realización y coordinación: Anthropos Editorial (Nariño, S.L.), Rubí. Tel. y fax: 93 697 22 96 Impresión: Novagrafik. Vivaldi, 5. Monteada y Reixac

Impreso en España - Printed in Spain Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

PREFACIO

Vivimos en una época donde a menudo se habla del «retomo de lo religioso» -pero también de «dejar atrás la religión». No es seguro que estas dos expresiones se refieran a realidades muy diferentes. Es cierto que la primera nos remite a la multiplicación de las sectas, al auge del integrismo, al papel que visiblemente desempeñan las creencias irracionales en la vida privada, mientras que la segunda designa el retroceso de las instituciones religiosas en nuestras normas jurídicas y morales, así como el papel preponderante de las prácticas científicas en la explicación del mundo. Pero puede que este segundo fenómeno sea la causa del primero: expulsadas de su ámbito tradicional, las creencias intentan ocupar otro nuevo. Esto nos obliga a pensar las nuevas formas que adquieren y los nuevos problemas que allí plantean. He aquí el porqué de que el retomo, más que de lo religioso, sea el de la cuestión del Estado ante la religión y las sectas, la cuestión de los ciudadanos que son al mismo tiempo miembros de éstas -y la de quienes no lo son-y deben encontrar el modo de articular este doble compromiso. En todo caso, estamos asistiendo a una reordenación de los sectores religioso, político, científico y de la propia vida privada que afecta profundamente al propio ámbito de la religión. Para poder apreciar los retos de estas transformaciones, es preciso conocer los espacios en los que se producen y el modo en que anteriormente se distribuían. De ahí la pertinencia de las investigaciones actuales sobre el punto de vista que la modernidad instaura en los últimos 500 años sobre lo religioso y lo políVII

tico: ¿cómo pensar procesos históricos tan diversamente definidos por sociólogos e historiadores como secularización y confesionalización, tolerancia y laicidad, ética del trabajo y derechos humanos? Aquí resulta esencial referimos al papel desempeñado por Calvino. Aunque la referencia puede resultar también engañosa: la premura al buscar explicaciones en la Historia conduce, a menudo, a exigirle respuestas a preguntas mal planteadas. El libro de Marta García Alonso llega en el momento justo puesto que, para comprender la Modernidad, resulta cada vez más importante delimitar lo que ésta le debe al calvinismo. Más aún, quizá rechazar un buen número de fantasías asociadas a una lectura teleológica de la Historia de las ideas. Es complicado pensar las relaciones entre la Iglesia y el Estado durante los 5 últimos siglos sin pensar en la figura y la doctrina de Calvino. Sus tesis sobre la Escritura, la salvación, la comunidad de fieles, la santidad o el poder han marcado una serie de hitos en la cultura occidental hasta el punto de que sus mismos adversarios se han visto obligados a definirse en relación a ellas. Pero, al mismo tiempo, dichas tesis, y las prácticas asociadas, se recogieron, interpretaron y modificaron en contextos muy diferentes, donde los propios autores de la transformación seguían apelando sinceramente a su autoridad. Su sinceridad radicaba en que se apoyaban en pasajes de su obra para responder a preguntas que Calvino mismo, sin embargo, no hubiera podido hacerse. A menudo se trataba de pastores, profesores o personajes notables de la comunidad que por el bien de ésta introducían novedades en la doctrina, aun desde su respeto a la memoria de Calvino. Pues a menudo tales innovaciones se introducían en la práctica -jurídica, económica o política- sin alterar inmediatamente el discurso doctrinal que permanecía durante algún tiempo en la ortodoxia. Si se confunden los complejos de ideas que se produjeron durante esta larga historia con el núcleo original del primer calvinismo, o si se quiere a toda costa extraerlos directamente de éste, corremos el riesgo de introducir en un mismo discurso lógicas muy diferentes, ignorando las realidades particulares en las que éstas surgieron. En definitiva, corremos el riesgo de malinterpretar aquello que mejor creemos saber. Para esclarecer estas cuestiones, debemos rechazar unos cuantos malentendidos que provocan ilusiones. Enumeremos tres de los más importantes: VIII

- La confusión entre la política de Calvino y la de Lutero. Es cierto que en ambos autores encontramos un mismo rechazo del anabaptismo, es decir, de una lectura directamente teológica de la política. De ahí la ilusión de una «política protestante», como si se pudiese construir un modelo unificado, omitiendo las diferencias cada vez mayores que separaron sus respectivas concepciones de la relación entre Iglesia y poder. - La confusión entre la política de Calvino y el calvinismo político que se desarrolla después, a finales del siglo XVI y luego en el XVII, en el que cada vez se concede mayor importancia al control del magistrado temporal por parte de la autoridad eclesiástica. De ahí la ilusión de «teocracia» calviniana, aplicado a la historia de Ginebra. - La confusión, por último, entre la revolución intelectual del siglo xvm, marcada por el nacimiento de los derechos del hombre y la tolerancia, y la invocación a la conciencia característicamente protestante. De ahí la ilusión sobre el protestantismo como vehículo de la modernidad y, en correspondencia, las polémicas en torno a Servet. En estos tres casos, conviene no tomar el término ilusión en un sentido puramente peyorativo. Se trata de ilusiones necesarias, producidas por un movimiento espontáneo de la mirada histórica: principalmente, la propensión por parte de cada innovador actual a legitimarse buscando precursores; y la de sus adversarios a condenar a todos sus enemigos mezclándolos como si se tratase de uno solo. Y también la tendencia historiográfica a tomarse al pie de la letra los discursos de los actores de la Historia apropiándose de las continuidades en las que éstos creyeron, sea como apologetas o como polemistas. Si queremos escapar a estas tres ilusiones sin caer en los excesos inversos, es necesario apreciar en la obra de Calvino aquello que nos prohíbe semejante identificación, y lo que esto implica, y comprender en qué circunstancias históricas tal prohibición salta por los aires. Es un trabajo de largo alcance, del que aquí nos limitaremos a indicar sus líneas maestras.

IX

1. La política de Lutero y la de Calvino Conocemos la teoría luterana de los dos reinos, las circunstancias en las que se origina (las revueltas campesinas) y su fundamento antropológico: la división entre el hombre exterior -respecto a la sociedad, a los poderes temporales y a la vida civil- y el hombre interior -la criatura respecto al Creador. Sostener la delimitación entre ambos supone el sometimiento a la autoridad establecida en lo que afecta a su ámbito de competencias, por simetría con la «libertad del cristiano» en su relación con Dios. Esto explica el escaso interés de Lutero por la eclesiología -e incluso su parsimonia al transformar las manifestaciones exteriores del culto. Los anabaptistas fueron condenados por querer identificar política y religión. Es decir, confundir lo exterior con io interior. Ahora bien, al leer la Institución calviniana nos encontramos el mismo rechazo de la teocracia, la misma desconfianza respecto a quienes pretenden instaurar de golpe el reino de Dios en la tierra. Debemos constatar, por tanto, al menos de manera negativa, una misma posición política de base en ambos reformadores, un mismo rechazo a identificar directamente la acción política con el ministerio de la Palabra. ¿Dónde están las diferencias? Las encontramos de modo incontestable al analizar las controversias entre ambos bandos durante toda la segunda mitad del siglo XVI, y no solamente en lo que se refiere a la Comunión. Se dan también en el plano político. El rechazo común de la identificación entre política y religión se basa en Calvino sobre tesis muy distintas de la doctrina de los dos Reinos. Por el contrario, la santidad de la Iglesia visible concebida como un todo implica una perspectiva eclesiástica sobre la Ciudad, como uno de los elementos primordiales de la propia disciplina eclesiástica. De ahí arranca el control progresivo de la vida social y moral de todos, y la misma exigencia de que el Magistrado temporal colabore a imponer ese control.

2. Calvino y los calvinistas del siglo XVII

El estudioso de las controversias teológico-políticas de la época clásica está habituado a encontrarse discusiones sobre el ius cirX

ca sacra, el derecho sobre asuntos religiosos. Por una parte, uno se topa con los pastores que exigen para la Iglesia no sólo una autonomía en sus propios asuntos, sino también la posibilidad real de intervenir en cuestiones políticas a través de ciertos elementos de esta autonomía --como el contenido de la predicación o el derecho de excomunión. Por otra parte, se encuentra a los erastianos que quieren reservar para el Estado el derecho de controlar la vida eclesiástica con el fin de preservar la unidad de la Soberanía. Los erastianos consideraban a los teóricos del calvinismo ortodoxo como potenciales impulsores de la desobediencia popular-guerra civil- por su tendencia a inmiscuirse en la vida del Estado con el pretexto de defender la causa de Dios. Entre los partidarios más radicales de la superioridad del Estado sobre la Iglesia se cuentan, evidentemente, Hobbes y Spinoza, firmes opositores de la teocracia y su ejemplificación en la «República de los Hebreos», a la que manifiestamente se oponen (como si las leyes instituidas por Moisés, por haber sido enunciadas al dictado divino, debieran constituir un modelo de todo gobierno humano). Cuando se considera este panorama, uno se ve naturalmente inclinado a pensar que la posteridad calvinista no hace sino «aplicar» el pensamiento de Calvino, y que éste les dio ejemplo al implantar la teocracia ginebrina, justificándola con los mismos argumentos que encontraremos en los pastores de los siglos siguientes. Ahora bien, de hecho, argumentos de este tipo no se encuentran en Calvino. Más bien al contrario, pues de otro modo no se entendería la teoría sobre el gobierno que podemos leer en la Institución. Se encuentran incluso argumentos cercanos a los que Hobbes y Spinoza dirigieron contra sus sucesores. De hecho, en Ginebra Calvino no aplicó principios preestablecidos: luchó poco a poco, articulando su doctrina con la realidad. Aquellos contra quienes luchó son los mismos que le habían traído a Ginebra y con quienes debía conciliarse. ¿ Qué ocurrió tras su muerte? Hemos de tener en cuenta el endurecimiento, derivado de la confesionalización, de todos los regímenes europeos de finales del siglo XVI. El control social poco a poco desemboca en control político. Pretende entonces legitimarse, y no es por casualidad que se recurra a la interpretación de la vida real desde el Antiguo Testamento. En definitiva, una misma matriz teórica puede proporcionar el fundamento de tres puntos de vista difeXI

rentes, según las circunstancias en las que se invoque como justificación: contra quienes quieren suprimir el poder político en nombre de la religión (los anabaptistas); contra quienes, por el contrario, quieren afirmar la superioridad del poder político sobre la disciplina religiosa (los erastianos); y, entre ambos, en la construcción, larga e incierta, de un equilibrio eclesiástico en la Ginebra del siglo XVI. Es necesario no confundir esta diversidad de posiciones en una visión única del protestantismo político, sin la cual nos veremos, más bien, yendo constantemente de una situación a otra.

3. Calvino y la Ilustración Finalmente, la Ilustración alumbra, principalmente en los países protestantes, el desarrollo sistemático de la tolerancia, los derechos del hombre y el recurso al individualismo jurídico como fundamento de la soberanía. Es cierto que tales cuestiones no aparecen de golpe y que podemos encontrar sus antecedentes en épocas anteriores. ¿Cabe decir, no obstante, que todo estaba ya contenido en la reivindicación protestante de la libertad de conciencia? A decir verdad, entre los reformadores la conciencia es más bien constitutiva de deberes que de derechos. Si queremos hacer de Calvino un precursor en la materia a cualquier precio, habremos de buscar en sus textos pasajes que no traten de política, y forzar su unificación en una teoría pseudo-política que apoyará una coherencia imaginaria en citas auténticas. De súbito, los historiadores aficionados a esta práctica se toparán asombrados con la incoherencia calviniana al condenar a Miguel Servet. A sus ojos, esto traicionaría una libertad de conciencia ... que, sin embargo, Calvino no defendía. Sólo quien parta de su presunta coherencia a este respecto podrá apreciar aquí una incoherencia flagrante.

*** Hemos visto cuál es el origen de la primera confusión, en particular entre los católicos: la vaguedad del término protestantismo permite aunar posiciones muy diversas. Entre los protestantes, una vez quedó atrás el momento de la polémica, el recuerdo de una lucha común contra Roma bien pudo inducirles a XII

subestimar los retos implícitos en su mutua demarcación. Respecto a las dos confusiones restantes, nacen de una reacción sobradamente conocida en la Historia de las ideas: cada época reescribe el legado intelectual que recoge de las anteriores y, para legitimarse, se oculta a sí misma el contenido de la reescritura. Hacemos como si las mismas palabras siguiesen refiriéndose a las mismas cosas, como si la fidelidad de una cita asegurase la fidelidad a toda una construcción intelectual. Aunamos en una continuidad ilusoria lo que no es sino el producto de una serie de circunstancias que no estaban dadas de antemano (lo cual no quiere decir que no fuesen necesarias, pero ésta es una necesidad causal muy distinta de la necesidad interna propia de la Historia de las ideas). La tarea del historiador; como la del filósofo que quiera reflexionar a partir de tales categorías, consiste en esclarecer lo que se oscurece con el paso de los siglos y las épocas. La obra de Marta García Alonso nos compromete en este vasto trabajo de elucidación. Es un trabajo ejemplar en la medida en que puede servir de modelo a otras investigaciones que pretendan discernir las confusiones que, sobre tantas cuestiones, genera la Historia del pensamiento. Y mostrar así en qué circunstancias, y según qué procesos reales, las posibilidades abiertas por unos principios teóricos adquieren su forma singular e irreductible. PIERRE-FRAN>, Sixteenth Century Journal, 22, 1991, pp. 439-456. -, The Yoke of Christ. Martin Bucer and Christian Discipline, Kirksville (Mo.), Sixteenth Century Journal, 1994. NIESEL, W., The Theology of Calvin, Filadelfia, Westmister; 1956. ÜAKLEY, F., «Celestial Hierarchies Revisited: Walter Ullmann's Vision of Medieval Politics», Past and Present, 60, 1973, pp. 3-48. -, «"Anxieties of influence": Skinner; Figgis, Conciliarism and early modern constitutionalism», Past & Present, 151, 1996, pp. 60-110. OBERMAN, H., Lutero: un hombre entre Dios y el diablo, Madrid, Alianza, 1992. -, P.A. JAMES (eds.), Via Augustini: Augustine in the Later Middle Ages, Renaissance, and Reformation, Leiden-Nueva York, Brill, 1991. PALMER, T.P., John Calvin's view ofthe Kingdom of God, Ann Arbor (Michigan), University Microfilms International, 1988. PARKER, T.H.L., John Calvin, a Biography, Filadelfia, Westminster Press, 1975. PENNINGTON, K., Popes and Bishops: The Papal Monarchy in the Twelfth and Thirteenth Centuries, Filadelfia, University of Pennsylvania, 1984. PETERSON, E., El monoteísmo como problema político, Madrid, Trotta, 1999. POTTER, M.L., «The «Whole Office of the Law» in the Theology of John Calvin»,Journal of Law and Religion, 3, 1985, pp. 117-139. Pozo, C., Catolicismo y protestantismo como sistemas teológicos, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1975. PRODI, P., Il sovrano pontífice. Un carpo e due anime: la monarchia papale nella prima eta moderna, Bolonia, Il Mulino, 1982. QillLLET, J., La philosophie politique de Marsile de Padoue, Paris, 1970.

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ÍNDICE ONOMÁSTICO

Abellán, J.: 4, 10, 96, 97 Agustín, san: 24, 31, 33, 36, 40, 51, 59,61,63, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 80,81, 82,84, 85,92, 205,213 Anselmo, san: 142 Aristóteles: 67, 205, 213 Arquilliere, H.-X.: 80, 82, 83 Backus, l.: 4, 43, 50, 137, 208, 227, 255 Baker, S.: 209, 210 Balke, W: 41, 42, 109, 171, 205, 214 Bastit, M.: 89 Benert, R.: 243 Berman, H.: 64, 85, 142, 144, 147, 148, 157, 176 Biéler, A.: 232 Bohatec, J.: 30, 37, 62, 210 Bonifacio VIII: 74, 84, 85, 87, 213 Bouvignies, I.: 3, 242, 249 Bucero, M.: 18, 39, 41, 43, 50, 107, 110, 11~ 127,128, 12~ 130, 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 139, 142, 145, 147, 152,153,164,206,208,259 Buis, R.P.: 230 Bums, J.H.: 70, 75, 80, 84, 87, 89, 219,250 Cadier, J.: 140 Calvino: 3, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 23, 26, 27, 28, 29, 30,31,32,33,34,35,36, 37,38,

39,40,41,42,43,44,45,46,47, 48,49, 50,51,52, 53,54, 55,56, 57, 58, 59, 60, 61, 63, 64, 66, 67, 69, 70, 103, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 115, 116, 117, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 127, 129, 130, 132, 134, 137, 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 146, 147, 148, 149, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 170,171,172,174,175,176, 17~ 17~ 180,181,182,183, 184, 185, 186, 187, 189, 190, 191,192,193,194,195, 196, 197, 198,199,201,202,203, 204,206,207,208,209,210, 211,212,214,215,216,217, 218,221,222,224,225,226, 227,228,229,230,231,232, 233, 234, 235, 236, 237, 238, 239,240,241,243,244,245, 246,247,248,250,251,252, 253,254,255,257,258,259, 260,261 Carbonnier, J.: 27, 30, 46, 66, 226, 230 Carbonnier, M.: 3. 27, 148, 210, 235,236 Cheneviere, M.E.: 30, 38, 49, 62, 171, 21~ 21~ 21~ 225, 22~ 232,234,235,252 Choisy, E.: 124,151, 184, 188, 192, 198,253

Cicerón: 30, 77, 78, 79, 134, 172, 205 Cottret, B.: 108, 109, 181 Crouzet, D.: 139, 141, 207 Cusa, N. de: 222 Dante Alighieri: 214 Doumergue, E.: 37, 42, 231 Dufour, A.: 4, 141, 198,252, 255 Ecolampadio (seudónimo de Johaness Hausschein): 17, 119, 122,127,128,130,136,154,163 Eisermann, J.: 133, 134, 145 Elwood, C.: 248, 249, 250 Figgis, J.: 87,218,219, 221, 224 Foucault, M.: 17, 105, 106 Fuchs, E.: 36, 46, 49, 50, 52, 53, 215,216,227 Gaberel, J.: 16, 114 Ganoczy, A.: 141, 180 García Pelayo, M.: 75, 213 Gelasio: 80, 81 Gil de Roma: 84, 89 Gilson, E.: 75, 76, 78, 214 Ginebra: 4, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18,27, 30,47, 53, 55,60, 66, 67, 89, 105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 118, 119, 120, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 137, 138, 139, 140, 141, 150, 151, 152, 153, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 164, 166, 170, 171, 181, 182, 183, 184, 186, 189, 190, 191, 192,193,196,198,202,204, 206,208,212,225,226,230, 231,232,233,237,238,239, 251,252,253,255,256,259, 260 Goyau, G.: 253 Gregorio el Grande: 80, 82 Gregorio VII: 80, 81, 82, 83,213 Hamman, A.: 88, 136 Hancock, R.: 13, 14, 19, 43, 66, 67 Hesselink, I.J.: 37, 42, 43, 53, 208 Hopfl, H.: 4, 16, 36, 37, 114, 116, 121,122,152,153,160,166, 173, 174, 175, 182, 189, 212

Jay Abray, L.: 128, 132, 133, 134, 135, 138 Kant, l.: 65, 66, 67 Kantorowicz, E.: 79, 84, 86, 214, 218,219,224,229 Kingdon, R.M.: 11, 14, 15, 16, 107, 114,115,130,153,154,155, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 164, 181, 182, 190, 193, 196,198,224,239,250,253 Kuhr, O.: 119, 123 Lagarde, G. de: 220 Lambert, T.A.: 16, 111, 120, 153, 157, 158, 159, 160, 181, 188, 189,190,193,198 Le Gal, P.: 39, 170, 171, 172, 173, 178 Lutero: 9, 17,25,26,34,35,36, 38, 39,50, 51, 52,56,57, 58,60, 70, 79, 81, 87, 92, 93,94,95,96,97, 99, 100, 101, 106, 116, 118, 128, 130,139,145,149,164,176, 177,178,179,196,205,206, 209,211,221,226,239,247,259 McCoy, C.: 209, 210 McGrade, A.S.: 88 McGrath, A.E.: 123 McNeill, J.: 33, 37, 42, 206, 227, 243,247,253,254 Maravall, J.A.: 31, 220, 221 Marsilio de Padua: 81, 88, 90, 91, 92,93, 149,182,222,237 Martínez de Velasco, L.: 3, 66, 67 Mentzer,R.: 157,172,188,195 Mesnard, P.: 100, 101 Millet, O.: 118, 122, 140, 239 Mochi Onory, S.: 87, 91,220,243 Monheit, M.L.: 248 Monter, W.: 16, 111, 112, 113, 124, 151,157,161,189,190,192, 194,196 Moreau, P.-F.: 3, 30, 109 Müntzer, Th.: 25,205 Naphy, W.G.: 16, 112, 113, 124, 12~ 15~ 151,153, 15~ 18~ 189,190,191,198 Nelson Bumett, A.: 119, 128, 130, 131, 134, 135, 137 Niesel, W.: 38, 210

Oakley, F.: 17, 70, 80, 84, 92, 213, 218,219 Oberman, H.: 92, 93 Ockharn, G. de: 24, 26, 36, 81, 88, 89,92,93, 149,229,237 Quillet, J.: 90, 91

Taubes, J.: 208, 212 Tierney, B.: 80, 83, 84, 87, 88, 89, 224 Tomás de Aquino: 24, 36, 43, 44, 59,63,85, 169,176,205,213 Turchetti, M.: 4, 241, 242, 249, 251, 252

Reymond, B.: 60, 170, 226 Riviere, J.: 80, 85, 86,219 Roget, A.: 16, 114, 115, 124, 126, 160,184,185,187,232

Villey, M.: 85, 212 Vincent, G.: 53 Vitoria, F. de: 97, 98, 177

Schmitt, C.: 42, 49, 75, 201, 204, 205,212,260 Séneca: 225 Skinner, Q.: 11, 13, 15, 92, 93,219, 223,224,242,243 Strauss, L.: 60, 91, 201, 226 Strohl, H.: 243 Suárez, F.: 177, 223

Weber, M.: 9, 10, 11, 13, 14, 17, 19, 107,201 Wendel, F.: 37, 40, 41, 42, 116, 122, 128, 129, 130, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 139, 168, 172, 179 Witte, J.: 133, 134, 145, 148, 149, 175,176,221,235

279

ÍNDICE DE CONCEPTOS

agustinismo político: 69, 70, 79, 80,81,82,92,213,254 Alianza:41,42,208,209,210,212 autonomía: 10, 12, 16, 17, 23, 24, 26,28, 29, 30,49, 58, 66, 67, 69, 85, 105, 107, 136, 150, 164, 172,202,213,217,219,252, 254,260,261 Compañía de pastores: 108, 157, 16~ 17~ 181,182, 18~ 193, 197,254 Consistorio: 65, 107, 110, 123, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 164, 173, 174, 182, 184, 185, 187, 188, 189, 192, 193, 194, 195, 196, 197, 198, 211, 232, 237 Decálogo: 24, 28, 35, 39, 40, 48, 53, 54,62,63, 120,145,147, 170,210,228,230,231,232, 234,238 derecho: 25, 26,27,28,29, 30, 34, 35,37,39,44,52,56,58,60, 63,66,69, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 85, 86, 88, 89, 90, 93, 95,97,98,99, 100,107,133, 134, 136, 138, 144, 147, 148, 149, 150,160,170,171,172, 176, 177, 178, 183, 185, 187, 193,202,204,210,211,214, 218,219,223,224,226,229, 231,233,235,236,240,241, 242,243,248,253

derecho civil: 25, 63, 66, 95, 137, 177,203,226,236,259 derecho divino de los reyes: 18, 203, 217,218,219,220,221,224, 225,239,240,250,254 derecho penal: 45, 123, 135, 137, 138,142,144,147,148,149, 150, 176, 178, 214, 235, 236, 237 disciplina: 17, 18, 26, 64, 65, 105, 106, 107, 109, 110, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 128, 129, 130, 131, 132, 135, 136, 137, 138, 140, 141, 145, 146, 147, 14~ 14~ 15~ 151,152,154, 156, 163, 164, 165, 166, 167, 169,171,172,173,174,175, 176, 178, 180, 182, 187, 192, 193,197,202,205,236,237, 259,260 doctrina de los dos reinos: 92, 95, 96,98, 196,207,211 eclesiología: 17, 18, 19, 84,111, 116,117,125,128,141,150, 163,165,179,180,192,213, 219,240,259 Evangelio: 26, 33, 34, 37, 38, 40, 42,43,46, 50, 52, 54,60,65, 96,9~9~9~ 131,134,151, 155, 177, 180, 181, 183, 195, 198,205,214,230,234,240 excomunión: 12, 18, 65, 83, 94, 96, 101, 106, 107, 108, 118, 119, 121, 122, 123, 125, 127, 128,

281

129,137,138,139,147,149, 155, 157, 158, 160, 163, 166, 169, 172, 183, 184, 185, 187, 188, 189, 190, 191, 194, 195, 196,197,236,241,254 Iglesia: 12, 13, 17, 18, 26, 31, 55, 56,57,58,60,64,65,69, 70, 71, 72, 73, 74, 76, 77, 79,80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 98, 99, 100, 101, 105, 106, 107, 108, 109,110,111,112,116,117, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 127, 128, 129, 130, 131,132,133,135,136,137, 138, 139, 140, 141, 142, 144, 145,146,147,148,149,150, 151,152,153,154, 15~ 15~ 163,164,165,166,167,168, 169, 170, 171, 172, 173, 174, 175,176,177,178,179,180, 181, 182, 183, 184, 187, 188, 189, 190, 191, 192, 196, 197, 198,203,206,207,209,210, 211,212,213,215,218,220, 221,231,232,233,234,235, 236, 238, 239, 240, 241, 249, 253,254,257,259,260 Institución: 12, 13, 14, 16, 17, 18, 19,40,41,43,45,61, 66,107, 109, 110, 111, 115, 116, 117, 118, 120, 121, 122, 127, 138, 139, 141, 142, 149, 151, 156, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 174,179,192,206,225,227, 230,233,260

133,135,136,143, 14~ 16~ 169,170,177,180,181,186, 194,198,203,208,209,212, 214,221,224,228,233,234, 240,245,246 Ley moral: 27, 28, 29, 31, 36, 39, 44,47,49,50,51, 52, 53,55, 58,60,61,63, 148,149,169, 170,175,176,214,225,226, 227,228,229,231,233,234, 244,245,254 Ley natural: 17, 24, 26, 27, 28, 29, 30, 33,34,35,36,37,38,48,49, 50, 51, 55, 61, 62, 66, 138, 139, 203,214,218,227,228,240,260 libre examen: 17, 29, 55, 56, 57, 58,99, 100,168,178 magistrado: 19, 60, 106, 110, 121, 128,129,132,133,134,135, 136, 137, 145, 152, 154, 171, 183,196,203,204,218,219, 221,224,225,227,228,229, 230,232,233,234,237,238, 240,245,246,248,250,252, 255,259 Modemidad:9, 13, 15, 16, 19,58, 66, 69, 88, 107, 147, 201, 202, 204,219,241,257,258,261 moral:3, 9, 10, 12, 14, 15,21,23, 24,25,26,28,29,30,33,34, 35,36,38,39,40,48,50,53, 59,60,62,65, 66,67,69, 78, 86,92,97, 105,110,115,120, 121, 123, 126, 127, 131, 133, 135, 136, 137, 143, 145, 146, 148,149,160,164,174,186, 192,193,194,196,197,203, 214,218,221,226,229,231, 232,235,254,261

jurisdicción: 70, 85, 86, 87, 88, 90, 92,93,94,95,98,99, 100,106, 107,108,110,113,115,118, 123, 127, 141, 144, 145, 146, 150, 155, 156, 157, 158, 159, 163,164,165,166,167,176, 177,178,179,187,190,193, 196, 197,211,241

Ordenanzas eclesiásticas: 64, 110, 115, 134, 137, 146, 150, 156, 157, 160, 161, 163, 164, 171, 174,181, 182, 185, 187, 191, 192,193,197,237

legibus solutus: 86, 218, 224, 225 Ley:23,24,29,30,34,35,36,37, 38,39,40,41,42,43,44,46, 47,48,49,50, 51, 52, 53, 54, 62,63,96,97,98, 116,130,

pecado original: 17, 31, 34, 50, 67, 69, 71, 73, 74, 76, 79,138,142, 143,245 plenitudo potestatis: 69, 80, 84, 88, 90,149,219

poder: 18, 19, 70, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 94, 95, 98,100,105,106, 10~ 112,113, 11~ 11~ 121, 122,123,124,125,127,129, 133, 134, 135, 136, 137, 138, 142,145,147,149,150,151, 152, 153, 155, 158, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 171, 175, 176,177,178,179,184,185, 187, 189, 191, 192, 193, 196, 197,202,203,206,211,213, 216,217,218,219,220,221, 222,223,224,225,229,234, 236,239,240,241,242,243, 245,247,248,249,250,251, 253,254,259 politica:3,9, 10, 11, 12, 13, 15, 17, 18, 19,21,28,31,37,39,42,44, 45,49, 54,60,61,67, 70, 71, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80,81,82, 83, 85, 86, 89,90,91,93,96, 101, 106,107,110,112,114,116, 124,128,140,145,166,172, 181,184,186,193,197,198, 201,202,203,204,205,206, 207,208,210,211,212,213, 214,215,216,217,219,220,

221,222,223,226,227,231, 235,239,240,241,243,244, 245,248,249,251,252,253, 254,255,259,260,261 potestad: 81, 83, 84, 85, 86, 88, 90, 93,94,95,98,99, 100,106, 107,116,122,138,139,142, 146,149,165,166,167,168, 169,170,171,172,175, 17~ 177,178,179,180,182,184, 187,189,190,196,197,213, 216,217,220,223,235,236, 237,238 protestantismo: 3, 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16, 17, 19, 34, 56, 58, 71,72,79,88,93,97, 113,116, 147,179,186,206,252,253, 257,258 resistencia: 15, 125, 127, 184, 202, 204,219,241,242,243,245, 246,247,248,249,250,251, 252,253,254 secularización: 9, 15, 17, 30, 65, 67,204 tutores: 244,247,248

283

ÍNDICE

PREFAqo, por Pierre-Franr;ois Moreau ....................................

VII

AGRADECIMIENTOS .................. ...... ............. ...... ................ ........

3

ABREVIATURAS ....... ............ ................................... .. ..................

5

INTRODUCCIÓN. El protestantismo como problema filosófico . . . .. . .. . . . .. . .. . .. . . . . . .. . .. . . .. . . . . .. . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . .. . . l. Prqtestantismo y filosofía . . . .. . . . .. . . . .. . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . .. . . . .. . . .. . . .. . 2. Ética y acció11 ....................................................................... 3. Nuestro argumento..............................................................

9 9

11 15

PARTE I MORAL Y POLÍTICA: FUNDAMENTOS l. ÉTICA Y RELIGIÓN: EL DILEMA DE LA AUTONOMÍA ... .............. l. Entre la naturaleza y la revelación .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . .. . . . 2. La Ley natural: una ley para los paganos .. ....... ................... 3. Los fundamentos de una ética cristiana ............................. 4. El tercer uso de la Ley moral: un puente entre la religión y el derecho .. . . . . .. .. . . .. . . . . . .. . . .. . . . .. . . .. . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . . .. . .. . . . .. . . . 5. El difícil camino de la secularización de la moral..............

23 23 30 39 58 65

II. LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE DIOS . ..... ............... ........... l. Introducción . . . . . .. . .. . . .. . . .. . . . . .. . .. . . . . . .. . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . . .. . .. . . . . .. . .. 2. La fundación de la Ciudad de Dios . ..... ................. .... .......... 3. La plenitudo potestatis .......................................................... 4. Lutero y el agustinismo político.......................................... 3, La revolución luterana: un asunto de jurisdicción .............

69 69 70 80 92 100

285

PARTE II CALVINO COMO REFORMADOR

Hacia 1970... .............................................................................

105

III. IGLESIA Y DISCIPLINA .... .. .. .......... .. ...... .. ...................... .. ...... l. Calvino y Ginebra: caída y auge .. .. .. ... .. .......... ................... .. 2. La primera Institución (1536) ........................... ................ ... 3. El modelo disciplinar de la Iglesia de Estrasburgo ...... ...... 4. La disciplina como derecho penal ....................................... 5. La instauración de la disciplina eclesiástica en Ginebra.... 6. Autonomía de la Iglesia, heteronomía del creyente............

109 109 111 127 138 150 163

IV IGLESIA Y PODER .. ................. . .. ... .. ... .. ... .. .............. . .. ........... l. Hacia la potestad eclesial..................................................... 2. La ampliación jurisdiccional de la Iglesia ........................... 3. Tres marcas eclesiales, tres potestades ............................... 4. La Compañía de pastores ............................................. ....... 5. El triunfo del modelo disciplinar calviniano en Ginebra ... 6. La Iglesia de Calvino ............................................................

165 165 166 175 179 183 196

PARTE III CALVINO COMO POLÍTICO V. DIOS Y EL ESTADO .............. :.................................................. l. El Estado como Ordinatio Dei ... .... .......... .. ... ..... .... . ... ....... ... 2. El origen divino del poder................................................... 3. El derecho de resistencia ............................... ...................... 4. La autonomía de la política protestante . ............................

201 205 216 241 252

EPÍLOGO. Calvino y la modernidad..........................................

257

BIBLIOGRAFÍA .... .. .. .. ....... ..... ... .. ... .. ..... ....... .. ...... .. ... ............ .. .....

263

ÍNDICE ONOMÁSTICO .... .......................................... ............... .. ..

277

ÍNDICE DE CONCEPTOS ..................................................... .........

281

286