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UNIVERSIDAD DE NAVARRA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
LA RELACIÓN CRÍTICA DE KARL POPPER CON EL CÍRCULO DE VIENA Y LUDWIG WITTGENSTEIN. DATOS E INTERPRETACIONES
Luz María Chapa Azuela
Tesis doctoral dirigida por el Prof. Dr. Jaime Nubiola
Pamplona, mayo 2004
Introducción
El presente trabajo ha consistido en la investigación de los datos disponibles y de las interpretaciones más relevantes acerca de la relación crítica entre Popper, los miembros del Círculo de Viena y Wittgenstein por el interés del debate en sí mismo y para revalorizar la contribución de Popper en la filosofía de la ciencia del siglo XX. Se acude principalmente a los testimonios de Popper y a los de Kraft, Carnap y Feigl que permiten situar el contexto en que se estableció la relación crítica, los intereses e inquietudes que la motivaron, la interpretación que cada uno hace de la mutua relación y de su aportación a la filosofía, el impacto de los diferentes estilos personales y de trabajo en la discusión filosófica e incluso los resultados obtenidos con ocasión de los malos entendidos. Se llama la atención sobre la figura de Wittgenstein, por su importancia en la primera fase del Círculo de Viena y porque la crítica de Popper al positivismo lógico se hizo a través de la crítica al Tractatus como punto de referencia fundamental. Popper escribió mucho acerca de su relación con el Círculo de Viena y se dedicó a criticar las ideas y la persona de Wittgenstein incluso durante sus años de exilio en Nueva Zelanda. Kraft trata acerca de la influencia y relación del Círculo con Popper en su historia del Círculo de Viena y en su contribución al volumen sobre la filosofía de Popper editado por Schilpp en 1974. Carnap y Feigl hablan de su relación con Popper y de la valoración de sus críticas en sus cartas y comentarios dentro de sus escritos. Wittgenstein habló poco y contundente acerca de la empresa del Círculo de Viena y de su manifiesto programático, e hizo escasas referencias, no precisamente elogiosas, acerca de Popper. En la actualidad el tema ha sido abordado por Hacohen en su biografía sobre Popper y por Stadler en su amplio y documentado estudio sobre los orígenes y el desarrollo del Círculo
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de Viena en donde sitúa la influencia de Wittgenstein y de Popper en la fase inicial y en la fase pública del Círculo, respectivamente. El único encuentro entre Popper y Wittgenstein causó gran expectación en su momento y fue interpretado como símbolo dos reacciones opuestas e irreconciliables al positivismo lógico. El debate fue reabierto cincuenta años después por algunos testigos presenciales a través cartas publicadas en el Times Literary Suplement e incluso atrajo el interés periodístico de autores como Edmonds y Eidinow. Magee, Bartley y Munz han analizado con profundidad la relación de Wittgenstein y Popper desde ángulos diversos. El tercer Simposium Internacional sobre Wittgenstein, celebrado en Viena en agosto de 1978 tuvo como tema “Wittgenstein, el Círculo de Viena y el racionalismo crítico” y refleja el interés de reunir a estos autores sin pretender que los artículos recogidos formen una unidad integrada acerca de la relación entre estas tres instancias. Considerando que el encuentro entre Popper y el Círculo de Viena marcó un antes y un después en los respectivos planteamientos filosóficos o en su difusión, el Institut Wiener Kreis organizó en el año 2002 un simposio especial como parte del Congreso del Centenario de Karl Popper, durante las que fue patente el interés que aún sigue despertando el diálogo crítico entre el empirismo lógico del Círculo de Viena y el racionalismo crítico de Popper. Mi interés por el pensamiento de Popper responde, en gran medida, a la identificación personal con algunos aspectos de su trayectoria intelectual: del gusto por las matemáticas, al interés por los problemas de la educación, y finalmente al descubrimiento de la filosofía. Mi ingreso en la Facultad de Ciencias se dio en un contexto en que las matemáticas eran la clave de interpretación de la realidad. Popper cuenta en su autobiografía “estudié matemáticas simplemente porque quería aprender, y pensaba que en las matemáticas aprendería algo acerca de los estándares de la verdad”. Otra coincidencia interesante para mí se da en el tema de la tesis de licenciatura que como la de Popper versa sobre geometría euclídea. Más tarde, mis inquietudes teóricas por la educación se decantaron sobre el impacto
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del cientismo positivista de Comte —de cuño físico-matemático— en la educación, siendo mi país un caso particular de aplicación de este proyecto. Fui descubriendo que era la filosofía y no las matemáticas la disciplina a que correspondía plantear e intentar dar respuesta a los interrogantes más profundos acerca del mundo, del hombre y de las diversas manifestaciones de la cultura, entre las que está la ciencia. De aquí surgió también el interés por la relación de Popper con el Círculo de Viena en cuanto que sus miembros también llegaron a la filosofía a partir de la lógica, las matemáticas y la ciencia. El diálogo entre Popper y el Círculo de Viena refleja dos formas distintas de dar respuesta a los mismos interrogantes suscitados por las teorías científicas, primero de la física —la teoría de la relatividad, la termodinámica y la mecánica cuántica— y posteriormente de la biología —las teorías de la evolución, la selección natural y la genética—, con una misma actitud científica pero desde tradiciones filosóficas distintas y aportando soluciones propias. La lectura de Carnap, Feigl y Kraft produce el placer que dan la claridad y el rigor. Se puede decir que Wittgenstein apareció en la investigación y no tuve más remedio que enfrentarme al enigmático personaje con admiración creciente. Me identifiqué con el Wittgenstein más interesado en la antropología que en la ciencia y que tomó como pretexto las matemáticas y la lógica para volcar su filosofía de la vida, con el antiteórico, el místico, el artista, el que percibe la pobreza del lenguaje científico a pesar de ser el único lenguaje legítimo porque expresa lo que se puede decir. El trabajo en el archivo de Popper, en el Hoover Institute de la Universidad de Stanford y en el archivo de la London School of Economics —donde Popper vivió sus últimos años como profesor, y que contiene en microfilm los documentos del Hoover Institute— tuve un contacto particular con la persona y el filósofo, a través de sus discursos, borradores de libros, correspondencia, material para cursos y documentos personales —curricula, cartas de recomendación, grabaciones de conferencias y entrevistas, fotografías— contenidos en
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cerca de seis centenares de cajas. Los distintos tipos de documentos reflejan el modo como Popper abordaba los asuntos y trataba a las personas; queda patente su laboriosidad, sus aficiones, las ideas y anhelos directrices de su vida, también su profunda sensibilidad y su talante puntilloso y perfeccionista. Resulta de particular interés la correspondencia de Popper con Einstein y Russell y la que mantuvo con algunos miembros del Círculo de Viena, particularmente con Carnap, Feigl y Kraft y con miembros de otros grupos dentro del movimiento de la filosofía científica. Es sabido que Popper no mantuvo con Wittgenstein ningún tipo de correspondencia, sin embargo su presencia en el archivo se trasluce en sus escritos y en sus comunicaciones con otros filósofos y científicos. En el año 2002 asistí a dos congresos internacionales sobre Popper, de los muchos que se organizaron en distintas partes del mundo con ocasión del centenario de su nacimiento: el primero en el mes de abril en la Universidad Complutense de Madrid, y el segundo en el mes de julio en la Universidad de Viena, ciudad natal de Popper. En ambos foros tuve ocasión de comprobar que su filosofía convence a algunos, suscita en otros profundas discrepancias, algunos le critican “desde dentro” o partiendo de posiciones establecidas por él mismo destacando las insuficiencias o proponiendo cambios más o menos radicales pero ninguno acusaba a Popper de haberle hecho perder el tiempo. De particular interés fue el contacto con quienes habían tratado personalmente a Popper como alumnos, colaboradores, anfitriones en seminarios y visitas académicas. La fascinación de la Viena de fin de siglo para nuestros días está en que sus tensiones prefiguran las que han dominado la historia de Europa durante el siglo veinte. De esas tensiones surgen muchos de los movimientos intelectuales y culturales que han dado forma a esa historia. Fue, en frase de Karl Kraus, el “laboratorio de investigación para la destrucción del mundo” de donde surgieron tanto el sionismo como el nazismo, ahí desarrolló Freud el psicoanálisis, ahí Klimt, Schiele y Kokoschka inauguraron el modernismo en arte, Schönberg desarrolló la música atonal y Loos introdujo el desnudo funcional, un
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estilo de arquitectura sin adornos que caracteriza los edificios de la época moderna. En casi todos los campos del pensamiento y la actividad humanos, lo nuevo estaba emergiendo de lo viejo, el siglo veinte del diecinueve. Karl Popper ha sido uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, que llevó a cabo importantes contribuciones —en algunos casos revolucionarias— en campos muy variados: desde la filosofía de la ciencia y la teoría del conocimiento, la filosofía de la física y la biología, la lógica, la teoría de la probabilidad, pasando por la filosofía social y política, la filosofía de la historia y la historia de la filosofía, hasta el problema cuerpo-mente, la psicología y la música. Muchos autores consideran que ningún otro pensador del siglo pasado ha tenido el nivel de efectividad de Popper como destructor de algunos mitos dominantes de su época entre los que están su demolición del marxismo, su destrucción de las pretensiones de cientificidad del psicoanálisis y su crítica aguda del positivismo lógico. Popper y Einstein juntos hicieron más que ningún otro por destruir la visión de la ciencia sostenida casi universalmente a inicios del siglo veinte, la idea de que el conocimiento científico está construido sobre la base de la observación directa, y que lo que lo hace especial es su certeza absoluta. En este trabajo se ha seguido una lógica „inductiva‟: al acompañar a Popper en su crítica al positivismo lógico y desde su animadversión por la filosofía y la persona de Wittgenstein arranca el interés por dedicar la segunda parte de este trabajo al autor del Tractatus. Al abordar los temas primero se ha dejado hablar a los autores —sin interferencias y aunque se vuelvan cansinos, como es el caso de Popper—, posteriormente se ha dado paso a la crítica secundaria sobre todo a los autores que han analizado la relación de Popper con el Círculo de Viena y con Wittgenstein, y sólo al final se introduce una valoración más personal sobre el interés de la recopilación de los datos y de las interpretaciones en sí misma y como base para ulteriores investigaciones.
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En el primer capítulo se aportan datos históricos sobre el Círculo de Viena, y una descripción de los testimonios de tres miembros del Círculo de Viena que tuvieron una relación personal más cercana con Popper. Victor Kraft fue el primer miembro del Círculo que tuvo contacto con Popper, es autor de la primera historia del Círculo de Viena y de un ensayo crítico sobre la relación de Popper con el Círculo de Viena. Rudolf Carnap fue el principal representante del empirismo lógico del Círculo de Viena y el interlocutor-antagonista más directo de Popper. Herbert Feigl fue miembro fundador del Círculo de Viena, amigo personal de Popper y probablemente uno de los que mejor entendió sus planteamientos. En el segundo capítulo se incluye una breve biografía de Popper y se analizan los principales escritos en los que Popper hace referencia explícita a su relación con el Círculo de Viena. Los textos abarcan sobre todo el período de su relación directa con el Círculo de Viena en los años treinta, y su reflexión posterior cuando reanudó el contacto con algunos de los antiguos miembros del Círculo que se encontraban en Viena o dispersos en universidades de Inglaterra y Estados Unidos. La última sección está dedicada a la entrevista que Popper concedió en 1991 y que está centrada en su relación con el Círculo de Viena. Se subrayan los aspectos históricos y la interpretación que Popper da al estado de la cuestión en cada momento y a lo que él llamó la „leyenda de Popper‟ sin entrar en el análisis de los contenidos de la discusión. En el tercer capítulo se hace una breve descripción de los temas que Popper consideró como el centro de su controversia con el Círculo de Viena: su realismo frente al positivismo lógico del Círculo de Viena, y su criterio de demarcación frente a los distintos criterios de significado propuestos en el Círculo de Viena como respuesta a sus críticas sobre el papel de la filosofía y la actitud dogmática de rechazo de la metafísica. A continuación se incluyen algunas valoraciones sobre la relación de Popper con el Círculo de Viena propuestas recientemente por autores contemporáneos. Se destacan los estudios de Friedrich Stadler, autor del estudio reciente más completo sobre el
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Círculo de Viena y de Malachi Hacohen, uno de los biógrafos más autorizados de Popper. En el cuarto capítulo se presenta un breve perfil biográfico de Wittgenstein en el que se identifican los eventos cruciales de su vida intelectual y se esboza su influencia en el Círculo de Viena. Se relata el único y mítico encuentro entre Popper y Wittgenstein en el Moral Science Club de Cambridge. El episodio retrata tanto los mundos como las concepciones de la filosofía que representaban cada uno de ellos y desde el punto de vista documental es la única constancia de Wittgenstein hablando de y a Popper. Al final del capítulo se incluye la valoración que Popper hizo de este encuentro y dejó escrita en su autobiografía intelectual. En el quinto capítulo se acude a la discusión entre Popper y Wittgenstein —conocida como el “episodio del atizador”— como marco de referencia para analizar la lectura crítica de Popper al Tractatus de Wittgenstein y que prácticamente aparece en todas sus obras de epistemología y de filosofía de la ciencia y también en The Open Society, que es una obra de carácter social y político. Se recogen con detalle los principales textos —desde la carta al editor de Erkenntnis de 1933 hasta la entrevista concedida en 1991— en los que Popper subrayó los temas que consideró centrales en su controversia con Wittgenstein y a la influencia de éste en el positivismo lógico del Círculo de Viena. En el sexto capítulo se analizan desde un punto de vista histórico y temático los testimonios de Peter Munz y de Brian Magee, testigos del encuentro entre Wittgenstein y Popper. A continuación se incluyen las valoraciones de Stadler y Hacohen acerca del papel de Wittgenstein en la relación de Popper con el Círculo de Viena. Finalmente se hace una valoración más personal de las relaciones entre Popper y el Círculo de Viena, y del impacto que en esta relación tuvo la crítica de Popper al Tractatus y su actitud personal hacia Wittgenstein y la simpatía de los miembros líderes del Círculo de Viena hacia Wittgenstein. Se llama la atención sobre aspectos concretos de las respectivas teorías filosóficas en los que hay que
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ahondar y matizar para intentar superar la visión predominante —elemental e injusta hacia Popper— en términos de desencuentros personales. La principal conclusión alcanzada en esta tesis es que la relación de Popper con el Círculo de Viena es muestra de la apasionante empresa de quienes abordaron los interrogantes filosóficos surgidos de los desarrollos científicos del siglo XX y propusieron soluciones audaces desde distintas tradiciones y enfoques filosóficos. Da cuenta del alcance de la actitud científica, entendida como la conjunción de rigor lógico, claridad conceptual y recurso a la experiencia aplicados a la solución de los problemas planteados y de sus límites en la visión cientista. Es evidente que hubo simpatías y antipatías que dificultaron el diálogo, sin embargo no es fácil medir hasta qué punto los problemas de relaciones humanas pesaron más que el contenido de las discusiones y los argumentos. Hubiese sido deseable mayor apertura al diálogo por parte de Popper y una menos dogmatismo antimetafísico por parte del Círculo de Viena. Indudablemente esto hubiera contribuido a enriquecer aún más el diálogo crítico entre estas dos instancias de altísimo nivel. Sin pretender homologar las respectivas valoraciones, Stadler, Hacohen y muchos otros autores contemporáneos, dar por zanjadas las divergencias entre Popper y Wittgenstein en términos de falta de entendimiento personal. Pero el hecho es que Wittgenstein y Popper han ejercido una profunda influencia en el modo en que abordamos las cuestiones fundamentales de nuestra civilización, de la ciencia y de la cultura actuales y de aquí surge la necesidad de reabrir el análisis en términos de contenido. Debo agradecer a los profesores Joseph Agassi, Hans Albert y Jeremy Shearmur, interlocutores directos de Karl Popper, su amable dedicación de tiempo durante el Congreso del Centenario de Popper, en Viena en julio del 2002 y al profesor Jaakko Hintikka, estudioso de Wittgenstein, por la entrevista concedida durante el Congreso de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia, celebrado en Oviedo en agosto de 2003 y a los profesores Johannes Friedl y Mathias Iven miembros del Institut Wiener Kreis por los datos aportados.
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Agradezco también al profesor Malachi Hacohen que tuvo la amabilidad de analizar el esquema del trabajo y aportar valiosas sugerencias y al profesor Peter Munz por compartir de manera generosa e incondicional su experiencia como alumno y estudioso de Popper y Wittgenstein. Mi agradecimiento particular se dirige al Prof. David Miller, amigo y asistente de investigación de Popper, a quien debo innumerables luces, documentación, comentarios y referencias. Debo también gratitud al Director del Departamento, profesor Fernando Múgica por su apoyo incondicional durante estos años de trabajo, a Don Alejandro Llano por sus valiosos consejos para definir el área de investigación, al profesor Mariano Artigas por su disposición incondicional para compartir sus conocimientos y contactos en la primera parte de este trabajo, al profesor Carlos Ortiz de Landázuri por sus valiosas sugerencias, y de manera especial al profesor Jaime Nubiola por su apoyo y experta dirección, por su entrega sin límite y su profesionalidad sin los cuales el tejido de este trabajo no hubiera sido posible. Finalmente mi agradecimiento se dirige a mis padres, hermanos y amigos por su cariño y cercanía en esta etapa de mi vida en Pamplona.
Capítulo I Popper desde la óptica del Círculo de Viena
Hablar de la relación de Popper con el Círculo de Viena es una tarea compleja en sí misma, por los elementos contrastantes de claridad y ambigüedad que caracterizaron el diálogo durante los años de contacto más directo, entre 1930 y 1935, y porque a partir de la emigración de Popper a Nueva Zelanda y de la mayoría de los miembros del Círculo de Viena a Estados Unidos e Inglaterra, su relación fue menos directa y sus respectivas posiciones fueron evolucionando. En la primera sección de este capítulo se hace una semblanza del Círculo de Viena, de sus orígenes, desarrollo y disolución; también se da cuenta brevemente de las conexiones entre los miembros del Círculo y la tradición pragmatista relevante en Norteamérica. En la segunda sección se detallan algunos aspectos importantes del encuentro de Popper con el Círculo de Viena a través de los testimonios de Victor Kraft, Rudolf Carnap y Herbert Feigl. 1.1 El Círculo de Viena El Círculo de Viena estaba constituido por un grupo de filósofos con conocimientos científicos y de matemáticos, lógicos y científicos —tanto de las ciencias naturales como de las ciencias sociales— con intereses filosóficos fundado en la Viena posterior a la primera Guerra Mundial. Fue el punto de partida de un movimiento filosófico internacional que produjo una reforma del positivismo y preparó el camino para la filosofía analítica y la filosofía de la ciencia contemporáneas. Se le denomina ‗Círculo‘ por tratarse de un grupo de filósofos que, sin constituir formalmente una escuela filosófica en
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sentido tradicional, trabajaron filosóficamente sobre supuestos e intereses comunes1. El espíritu del Círculo de Viena se resume en el título de su manifiesto programático dado a conocer en 1929: ―La visión científica del mundo‖2, elaborado por Carnap, Hahn y Neurath en el que exponían brevemente el origen, la actitud y los fines del Círculo, así como una lista detallada de sus miembros y de sus aliados filosóficos en Berlín y en otras partes. El documento es una declaración de independencia de la filosofía tradicional y refleja la conciencia que tenían los miembros del Círculo de Viena de estar jugando un papel relevante en la historia. Estaban convencidos de que la concepción científica del mundo —ajena a toda metafísica y a toda teología— no conocería enigmas insolubles y estaba destinada a trascender los límites de la discusión filosófica y académica porque contribuiría a la transformación de la vida pública y privada, y a la renovación de la educación y de la vida social y económica de acuerdo a principios racionales. Quizás lo más importante del manifiesto programático era que concebía la filosofía como “un trabajo intelectual de construcción conjunta —análogo al que tiene lugar en las ciencias positivas— y no la aceptación de las tesis de un maestro‖3. 1
Para esta presentación general del Círculo de Viena he utilizado las exposiciones de: J. Ferrater Mora, voz ―Viena (Círculo de)‖, Diccionario de filosofía, Ariel, Barcelona, 1994, 3694-3698; V. Kraft, El Círculo de Viena (Título original Der Wiener Kreis. Der Ursprung des Neopositivismus. Ein Kapitel der jüngsten Philosophiegeschichte, Vienna 1950), Taurus, Madrid, 1966; S. Sarkar (ed.), Logical Empiricism at its Peak. Schlick, Carnap, and Neurath, Garland, New York, 1996; F. Stadler, The Vienna Circle. Studies in the Origins, Development, and Influence of Logical Empiricism (Título original Studien zum Wiener Kreis. Ursprung, Entwicklung und Wirkung des Logischen Empirismus im Kontext, Vienna, 1997), Springer-Verlag, Wien, 2001. 2
Cf. H. Hahn, R. Carnap y O. Neurath, ―The Scientific Conception of the World: The Vienna Circle‖ (Título original Wissenschaftliche Weltauffassung: Der Wiener Kreis, Wien, 1929), reimpreso en S. Sarkar (ed.), The Emergence of Logical Empiricism. From 1900 to the Vienna Circle, Garland, New York, 1996, 321-340. 3
V. Kraft, El Círculo de Viena, 12.
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La publicación del manifiesto marca la transición del Círculo de Viena de ser un grupo relativamente informal a transformarse en un movimiento organizado y conocido públicamente. Los miembros del Círculo diferían entre sí en puntos filosóficos y políticos importantes pero todos coincidían en que era necesario superar los ―descarríos‖ de la filosofía anterior edificando una filosofía científica acorde con una ―concepción científica del mundo‖. La nueva filosofía excluía todo lo que no pudiera obtenerse por vía científica, de manera que la filosofía dejaba de ser una sabiduría personal sobre el mundo y la vida y se rechazaba cualquier búsqueda de principios ocultos o no experimentables: La clarificación de los problemas filosóficos tradicionales conduce o bien a desecharlos como seudo-problemas, o bien a transformarlos en problemas empíricos, susceptibles de ser sometidos al juicio de las ciencias de la experiencia4.
La nueva filosofía era considerada ―científica‖ en un doble sentido: se trataba de un nuevo modo de concebir la filosofía como la clarificación de problemas y proposiciones a través del análisis lógico del lenguaje y su objeto se reducía a los fundamentos de las ciencias naturales y sociales. Los miembros del Círculo de Viena reconocían que el análisis lógico era más difícil en el campo de la epistemología y en el de las ciencias sociales que en el de las ciencias físicas pero no lo veían imposible. Su propósito era la creación de un lenguaje científico que, evitando todo seudo-problema, permitiera enunciar pronósticos y formular las condiciones para su control por medio de enunciados de observación. Los miembros del Círculo de Viena desarrollaron un positivismo que conectaba con el positivismo del siglo XIX en la aceptación exclusiva de la verificabilidad empírica como criterio de 4
H. Hahn, R. Carnap y O. Neurath, ―The Scientific Conception of the World: The Vienna Circle‖, 328.
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significado de las proposiciones y a la vez era distinto en cuanto al papel central que otorgaron a la lógica formal. El criterio empirista de significado propuesto en el Círculo de Viena, siguiendo a Wittgenstein, era formulado de la siguiente manera: Una proposición hace una afirmación cognitivamente significativa, y por tanto susceptible de ser considerada verdadera o falsa sólo si es o bien analítica o autocontradictoria o bien capaz, al menos en principio, de prueba de experiencia5.
Este intento de unir el empirismo con los recursos de la lógica simbólica, hizo que los miembros del Círculo de Viena fueran llamados ―positivistas lógicos‖ —expresión difundida por Feigl para las tesis capitales del Círculo— o ―neopositivistas‖6 o ―empiristas lógicos‖7. La característica más conocida del Círculo —y la que despertó mayor animadversión entre algunos críticos como Popper— fue la oposición a toda ―especulación‖ y a toda ―metafísica‖, y por tanto, a gran parte de la filosofía en especial a la filosofía idealista y existencialista alemanas de la época.
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C. G. Hempel, ―Problems and Changes in the Empiricist Criterion of Meaning‖, Revue Internationale de Philosophie, 4, 1950, 41-63 reproducido en A. J. Ayer (ed.), Logical Positivism, Free Press, London, 1959, 108. 6
Se usa el nombre ―neopositivismo‖ para distinguirla del positivismo desarrollado en el siglo XIX por Augusto Comte y sus más o menos fieles sucesores. El nombre ―neopositivismo‖ no es mejor ni peor que muchos otros, pero podría ser objeto de reparos cuando se usa para poner de relieve que se trata de una renovación del positivismo ―clásico‖ comteano, o en un sentido despectivo no descriptivo. 7
El término ―empirismo lógico‖ toma en cuenta la síntesis de racionalismo y empirismo y señala los dos elementos más importantes de la filosofía del Círculo de Viena. La confluencia de las ideas de los positivistas lógicos de Austria, Alemania y Polonia principalmente, con otras similares en Estados Unidos —sobre todo las corrientes pragmatistas— y en Inglaterra —la tradición analítica de Russell y de Cambridge— hicieron que se propusiera el término ‗empirismo lógico‘.
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Los miembros del Círculo de Viena pertenecían a un círculo cultural, que abarcaba los países que componían el antiguo reino de Austria-Hungría y partes de Polonia, dentro del que se habían desarrollado corrientes filosóficas antiidealistas y antiespeculativas, como la filosofía positivista, y antisustancialista de Ernst Mach (18381916). Consideraban como sus antecesores remotos a los sofistas y a los epicúreos, no a los platónicos ni a los pitagóricos, y ―a todos los que tratan del ser terrestre y del aquí y ahora‖8. Se sabían parte de una larga tradición empirista y nominalista, desde Occam hasta Russell y destacaron el papel capital desempeñado por Hume, que había tratado de eliminar todas las proposiciones que no pertenecieran a la lógica o a las ciencias experimentales, basadas en observaciones y descripciones de hechos. Los miembros del Círculo de Viena intentaron paliar los defectos de la filosofía positivista de Mach, especialmente la escasa atención prestada a la lógica y a las matemáticas, y el excesivo peso dado al análisis de las sensaciones, integrando elementos pragmatistas y convencionalistas desarrollados por Poincaré y Duhem. Consideraron que la reconstrucción positivista debía realizarse a la luz de los Principia Mathematica de Russell y Whitehead, ya que la lógica formal simbólica era el único instrumento para conseguir la precisión necesaria para definir los conceptos, formular los enunciados y formalizar los procedimientos intuitivos de inferencia del pensamiento ordinario. El Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein para quien la filosofía no se refiere a los hechos sino que su objeto es ―la aclaración lógica del pensamiento‖9 fue una obra de referencia fundamental en el Círculo de Viena. Las discusiones epistemológicas y metodológicas surgidas del desarrollo de la ciencia empírica —que replantearon los conceptos de 8 H. Hahn, R. Carnap y O. Neurath, ―The Scientific Conception of the World: The Vienna Circle‖, 334. 9
L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus (Título original Logischephilosophische Abhandlung, 1921 y publicado en edición bilingüe en 1922) Alianza, Madrid, 1973, 4.112.
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espacio, tiempo, sustancia, causalidad, probabilidad, etc.—, tuvieron una influencia decisiva en el Círculo y Einstein fue considerado uno de los principales representantes de la concepción científica del mundo en el más pleno sentido. En 1922 Schlick fue invitado a ocupar la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas en la Universidad de Viena10. Se fue formando alrededor suyo un grupo, que se reunía los jueves en el Seminario de Matemáticas de la Universidad para debatir cuestiones lógicas y epistemológicas. En las discusiones participaban intelectuales y científicos interesados por la filosofía como Neurath, Feigl, Carnap, Waismann y Kraft. Al poco tiempo se incorporaron Hahn, R. von Mises, Menger, Gödel, Schrödinger, dedicados principalmente a la física y a las matemática el economista Schumpeter, el abogado Kelsen y el sociólogo Zilsel. Esta composición interdisciplinaria trajo consigo un nivel particularmente elevado en las discusiones, y la orientación matemática de muchos de sus miembros fomentó la tendencia al rigor y pureza lógicos. Entre los miembros del Círculo de Viena había consenso en cuanto a las bondades del análisis lógico del lenguaje, la epistemología falibilista, la visión científica del mundo y del conocimiento en general. Al mismo tiempo existían diferencias metodológicas dentro del Círculo: el ala ‗radical‘ alrededor de Neurath, Carnap, Hahn y Frank sostenía la idea de una ciencia físicalista unificada. Mientras que el ala ‗moderada‘ alrededor de Schlick, Waismann, Feigl y otros —de hecho la mayoría— enfatizaron el dualismo entre la ciencia y la filosofía. Esto les enzarzó 10
Esta cátedra es muestra de la larga tradición de una filosofía empirista en Viena. Fue ocupada por Ernst Mach (1895 a 1901), L. Boltzmann (1902 a 1906) y posteriormente por Adolf Stöhr. En 1922 fue ofrecida a Schlick. Todos habían llegado a la filosofía desde la física, y se ocupaban de cuestiones relativas a los problemas de la teoría del conocimiento y de la lógica relacionados con los fundamentos de la física. Schlick destacaba con mucho por sus conocimientos filosóficos y fue el primero en valorar filosóficamente la teoría de la relatividad. Cf. V. Kraft, El Círculo de Viena, 11. Más adelante la cátedra le fue ofrecida a Popper que no la aceptó por encontrarse ya establecido en Inglaterra.
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en distintos debates como el del lenguaje fenomenalista y el lenguaje fisicalista; la coherencia y la correspondencia de las teorías con la verdad; la sintaxis lógica del lenguaje y la semántica; la verificación y la confirmación; los lenguajes ideales y naturales, entre otros. Existía también un pluralismo heterogéneo en cuestiones éticas y políticas. El Congreso organizado en Praga en 1929 por la Sociedad alemana de Física y la Asociación de Matemáticos Alemanes dio al Círculo de Viena la oportunidad de intervenir como grupo autónomo. Simultáneamente los miembros del Círculo organizaron el Congreso para la epistemología de las ciencias exactas en colaboración con la Sociedad de filosofía empírica de Berlín, y esto significó la entrada del Círculo en la vida pública. El Círculo de Viena dispuso también de un órgano de difusión propio, la revista Erkenntnis, en los volúmenes I a VIII, entre 1930-194011. Además, Schlick y Frank dirigieron una serie de libros titulada Schriften zur wissenschaftlichen Weltauffassung (―Escritos para la visión científica del mundo‖), en la que se publicaron obras de miembros del Círculo de Viena y la primera obra de Popper. Varios grupos de discusión filosófica europeos y norteamericanos comenzaron a mantener relaciones estrechas con el Círculo, principalmente el grupo de Berlín, fundado por Reichenbach —que pronto se separó de las tesis más radicales del Círculo de , Grelling y Dubislav miembros de la Asociación de Filosofía Empírica, y más adelante C. G. Hempel. Algunos filósofos norteamericanos, como Quine, Nagel y Morris viajaron a Viena a establecer contacto con Schlick y Carnap. También Feigl se incorporó al grupo. Pronto iniciaron relaciones asiduas con el Círculo de 11
Carnap y Reichenbach se hicieron cargo en 1930 de los Annalen der Philosophie, que continuaron bajo el título de Erkenntnis. En 1938 se trasladó a La Haya, donde tomó el título The Journal of Unified Science (Erkenntnis), pero en 1940 tuvo que suspenderse su publicación a causa de la guerra. Después de la segunda Guerra Mundial se dio una nueva etapa de la revista Erkenntnis, que entra más bien dentro del marco de los trabajos realizados en la filosofía analítica, relativos a cuestiones lógicas, metodológicas y metacientíficas, muchos escritos por miembros del Círculo.
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Varsovia, y con representantes del movimiento analítico británico como Ayer, Braithwaite, Wisdom y Ramsey. Establecieron contactos con intelectuales franceses como Rougier, Boll, y el General Vouillemin, también con el lógico escandinavo Jørgensen y con los grupos de Uppsala y Oslo12. A raíz del crecimiento del Círculo se convocó el Congreso para la Ciencia Unificada en París en 1935, contando con el apoyo del gobierno francés y de algunos institutos científicos internacionales con sede en la capital francesa. La conferencia preliminar de este Congreso, celebrada en Praga en 1934, reveló la proximidad del Círculo de Viena y del positivismo lógico a lo que Morris llamó el positivismo biológico de los pragmatistas13; se intentaron unir las dos corrientes proponiéndose la fórmula de ―empirismo lógico‖, que fue adoptada sobre todo en Estados Unidos, donde las ideas del Círculo se encontraron con tradiciones análogas y muy desarrolladas, como los trabajos lógicos de Peirce, el pragmatismo conceptualista de C. I. Lewis, la semiótica de Morris, la lógica formal del operacionalismo, etc., que coincidían con el positivismo lógico en varios puntos importantes. Ambos movimientos estaban centrados en el hombre, tenían un carácter cooperativo y un talante empirista liberal en oposición al análisis tradicional y a la metafísica especulativa14. La orientación del Círculo de Viena, que había encontrado todavía una fuerte resistencia en Praga en 1929, fue ampliamente reconocida en el Congreso de París. No faltaron advertencias acerca de los riesgos de dogmatismo, de un nuevo escolasticismo, de unilateralidad y de aplicaciones precipitadas del calificativo 12
Puede encontrarse una relación pormenorizada de los miembros del Círculo de Viena y de su periferia en F. Stadler, The Vienna Circle, 580-581. 13
Cf. C. W. Morris, Logical Positivism, Pragmatism and Scientific Empirism, Hermann, Paris, 1937, 4. 14
Cf. C. W. Morris, The Pragmatic Movement in American Philosophy, George Braziller, New Yok, 1970, 147-149 y H. Feigl, ―The Origin of Logical Positivism‖ en R. Cohen (ed.), Herbert Feigl, Inquiries and Provocations. Selected Writings, 1929-1974, Reidel, London, 1981, 22.
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‗metafísico‘ pero el congreso se declaró dispuesto a promover y colaborar en una ―Enciclopedia internacional de la ciencia unificada‖. En junio de 1936 se celebró en Copenhague el Segundo Congreso Internacional para la Unidad de la Ciencia, en el que participaron un gran número de americanos. En París, en julio de 1937, tuvo lugar el Tercer Congreso para la Unidad de la Ciencia, que sirvió para las discusiones de la proyectada Enciclopedia. En 1938 se celebró el Cuarto Congreso para la unidad de la ciencia en el Girton College de Cambridge en Inglaterra. En 1939 tuvo lugar el Quinto Congreso para la Unidad de la Ciencia en la Universidad de Harvard, y en septiembre de 1941 se celebró en Chicago el Sexto Congreso aunque con muy poca asistencia debido al estallido de la guerra15. El trabajo del Círculo de Viena no concluyó, sino que fue interrumpido a raíz de la anexión violenta de Austria a Alemania cuando se hallaba en su plenitud. Ya en 1931 Feigl había marchado a Estados Unidos, Hahn murió inesperadamente en 1934 y Carnap se marcharía a Estados Unidos en 1936. En ese mismo año Schlick fue asesinado y a partir de ese momento cesaron las reuniones del Círculo. Los miembros del Círculo de Viena habían ido moderando la excesiva simplificación y el radicalismo de sus planteamientos iniciales como las diversas formulaciones del criterio empirista de significado, la interpretación de las teorías científicas, las tesis del fisicalismo o de la unidad de la ciencia y otros puntos clave que fueron objeto de vivas controversias. Es razonable suponer que de haber continuado el trabajo hubiesen llegado a soluciones más maduras. Los miembros del Círculo de Viena se dispersaron principalmente por Inglaterra y Estados Unidos donde difundieron las ideas del positivismo lógico y también recibieron influencia del pensamiento norteamericano para el desarrollo de trabajos en las áreas de lógica y semántica. Puede hablarse de un entrecruzamiento de influencias en las que la concepción del Círculo de Viena quedó fundida con orientaciones de tipo más amplio. 15
Puede encontrarse una relación pormenorizada de los seis congresos en F. Stadler, The Vienna Circle, 339-393.
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1.2 Testimonio de algunos miembros del Círculo de Viena acerca de su relación con Popper Las relaciones de Popper con el Círculo de Viena se dieron en el marco de la filosofía de la ciencia, ese híbrido formado por cuestiones epistemológicas y metafísicas surgidas a raíz del desarrollo de las ciencias empíricas principalmente de la física, la biología y la psicología. Popper tuvo relación con varios miembros del Círculo de Viena entre los que estaban Carnap, Feigl, Frank, Gödel, Hahn, Kraft, Menger, von Mises, Schlick y Waismann16. En esta sección se analizará con cierto detalle la relación de Popper con tres miembros del Círculo de Viena con los que mantuvo un contacto más estrecho. En el primer apartado se abordará la reseña histórica que hace Kraft de la relación de Popper con el Círculo de Viena. En el segundo apartado se dará cuenta de la opinión de Carnap, innovador y sistematizador del programa del Círculo de Viena, acerca de su diálogo crítico con Popper. En el tercer apartado se incluye la valoración de Feigl, interlocutor y amigo personal de Popper, acerca del impacto que las críticas de Popper tuvieron sobre las posturas inicialmente sostenidas en el Círculo de Viena. Menger tuvo también una relación estrecha con Popper pero no se incluye en este apartado porque, aunque perteneció al Círculo desde 1927, a raíz de la publicación del manifiesto programático de 1929, prefirió no ser considerado miembro sino solamente intelectual cercano al Círculo de Viena17. 16 17
F. Stadler, The Vienna Circle, 580-581.
Su desvinculación con el Círculo de Viena no impidió a Karl Menger (Viena 1902-Chicago 1985), ser un importante mediador en los estudios más recientes sobre el Círculo de Viena y su periferia, llevados a cabo en Estados Unidos, a donde emigró en 1936. Cf. K. Menger, ―Postscript to the English Edition‖ en Morality, Decision and Social Organization, Reidel, Boston, 1974, 110-115. No es extraño que Feigl –en 1969- se refiera a Menger como miembro del Círculo al relatar su encuentro con él en Harvard porque en 1929 Menger todavía se consideraba parte del Círculo de Viena. Cf. H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, en D. Fleming y
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1.2.1 Kraft, primer contacto del Círculo con Popper Víctor Kraft es conocido en los países de habla inglesa principalmente por su historia del Círculo de Viena18. Sus intereses por los fundamentos del conocimiento y de la metodología científica le llevaron a conectarse con el Círculo, llegando a ser uno de los más asiduos participantes en las reuniones desde sus inicios hasta su disolución, y uno de los pocos miembros del Círculo que permaneció en Viena hasta su muerte. Kraft se interesó por la aplicación de los criterios de racionalidad científica a problemas de la matemática y de las ciencias naturales, pero su formación en las humanidades y su amor por el arte le llevaron a centrar sus esfuerzos en el desarrollo de una teoría de los valores con una base empírica de cuño totalmente racional, libre de dogmas y artículos de fe de cualquier tipo y libre también de propensiones emocionales que habitualmente juegan un papel decisivo en la filosofía de los valores. En este sentido Kraft disentía de la concepción del Círculo de Viena de que los juicios de valor eran meras expresiones del sentimiento, carentes de contenido cognitivo19. B. Bailyn (eds.), The Intellectual Migration. Europe and America, 1930-1960, Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts), 1969, 70. También se explica que Stadler lo incluya en la lista de los miembros de mayor influencia del Círculo de Viena, porque al mismo tiempo aclara que ―después de su regreso de Amsterdam, Menger fue un miembro crítico y distante del Círculo de Schlick (junto con su alumno Kurt Gödel) y también destacó como fundador y fuerza directora del llamado Coloquio de Matemáticas (1929-1936), entre cuyos miembros estaban Kurt Gödel, Abraham Wald, John von Neumann, Gustav Bergmann, Alfred Tarski, Hans Thirring, Hans Hahn, Karl Popper, Olga Taussky. (F. Stadler, The Vienna Circle, 674). 18
En el presente trabajo usamos la traducción castellana de Francisco Gracia como se señala en la nota 1. 19
Cf. E. Topitsch, ―Introducción‖ en H. L. Mudler (ed.), Victor Kraft. Foundations for a Scientific Analysis of Value, Reidel, Dordrecht, 1981, xi-xvi y F. Stadler, The Vienna Circle, 666.
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Simultáneamente a su pertenencia al Círculo de Viena, Kraft fue miembro del Círculo de Gomperz y mantuvo contacto con la llamada periferia del Círculo de Viena. Popper conoció a Gomperz y a Kraft siendo un joven estudiante y tuvo la primera noticia del Círculo precisamente a través de unas conversaciones con Kraft20. En su obra El Círculo de Viena Kraft habla explícitamente de la relación de Popper con el Círculo de Viena. Se trata de la primera historia del Círculo en la que expone los trabajos filosóficos del Círculo de Viena, sus problemas y resultados, desde sus orígenes hasta su diáspora en 1938, añadiendo críticas en algunos puntos importantes. A este respecto resulta interesante la puntualización del profesor Topitsch, experto en la vida y obra de Kraft, cuando afirma que: [Kraft] se opuso conscientemente a algunas tendencias radicales que exhibían en ocasiones algunos de sus miembros. Prueba de esto es su teoría de los valores (...) que de haber obedecido al criterio de significado propuesto por Rudolf Carnap la hubiera considerado carente de sentido...Kraft estaba protegido contra tales exageraciones en virtud de que su educación le había proporcionado una sólida base histórica y humanística. Al mismo tiempo su hábito crítico cuidadoso y juicioso era contrario al dogmatismo y a las actitudes doctrinarias que desfiguraron los escritos de algunos miembros del Círculo de Viena. Era ya maduro, como hombre y como filósofo, cuando se formó el grupo alrededor de Mortiz Schlick en los años veinte y había ya desarrollado por sí mismo trabajos importantes. Por tanto, aunque su estilo de pensamiento y los objetivos de su trabajo como filósofo tenían muchos puntos en común con el neopositivismo, tenía la independencia suficiente como para empezar de nuevo como discípulo21.
En 1974 Schlipp solicitó a Kraft un ensayo crítico para el volumen The Philosophy of Karl Popper precisamente sobre la 20
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642
21
E. Topitsch, ―Introducción‖, xi. I
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relación de Popper con el Círculo de Viena. En ambos escritos Kraft destaca la importancia de las críticas de Popper al positivismo lógico y no tiene dificultad en afirmar que Popper jugó un papel importante en el desarrollo de Círculo de Viena y que también el Círculo de Viena tuvo influencia en el propio desarrollo filosófico de Popper: Popper nunca perteneció al Círculo de Viena, nunca tomó parte en sus reuniones, y sin embargo no puede ser considerado fuera de él. De hecho en mi trabajo de 1950 sobre el Círculo de Viena consideré necesario referirme a él repetidamente. Por otra parte, el trabajo de Popper no puede ser entendido en su génesis sin referencia al Círculo de Viena22.
En su ensayo crítico Kraft establece una serie de relaciones históricas —que son las que interesan en este apartado—, y señala un conjunto de temas que constituyeron la base del diálogo crítico entre Popper y el empirismo lógico, mientras el Círculo funcionaba en Viena, y posteriormente cuando Popper reanudó el contacto con algunos de los antiguos miembros del Círculo al regresar de Nueva Zelanda y establecer su residencia en Inglaterra. Kraft destaca que Popper no participó en las reuniones del Círculo de Viena pero mantuvo un contacto personal con algunos de sus miembros. En 1928 ó 1929 tomó parte en el seminario de Carnap, y tuvo relación estrecha con Feigl, Waismann, Menger, Gödel y Kraft mismo23. En 1931 ó 1932 el borrador del primer libro de Popper, Logik Der Forschung, que estaba todavía sin publicar, fue leído y discutido por algunos miembros del Círculo de Viena. En 1932 Popper pasó sus vacaciones de verano con Carnap y Feigl en el valle de Ötz en el Tirol, y tuvieron ocasión de entablar largas discusiones filosóficas. Popper participó en los congresos de París en 1935 y de 22
V. Kraft, “Popper and the Vienna Circle‖, en P.A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Karl Popper, Open Court, La Salle (Illinois), 1974, 185. 23
Cf. V. Kraft, El Círculo de Viena, 18, nota 13bis.
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Copenhague en 1936 sobre filosofía científica organizados por el Círculo de Viena. Durante el primer encuentro Neurath lo llamó ―el oponente oficial‖ del Círculo. Popper incorporó el concepto de ―rango lógico‖ de Waismann para designar la clase de proposiciones básicas admitidas por una proposición24, o en que usó el símil de la neblina ondulante para ilustrar un mundo sin estructura determinista como había hecho Zilsel, miembro del Círculo25. El contacto directo de Popper con el Círculo de Viena duró sólo hasta 1936, cuando se exilió en Nueva Zelanda donde le habían ofrecido un puesto de senior lecturer en la Universidad de Christchurch. A partir de entonces dejó de hablar del Círculo de Viena durante dos décadas, con excepción de algunas observaciones críticas sobre Wittgenstein y Schlick en su obra La sociedad abierta y sus enemigos. Popper reanudó sus relaciones con algunos de sus miembros en cuanto regresó de Nueva Zelanda y se estableció en Inglaterra, y esto muestra que Popper se sentía vinculado a los miembros del Círculo de Viena y que este contacto continuaba siendo importante para él. Retomó el diálogo crítico sobre todo con Carnap que había sido uno de los principales representantes del Círculo. Popper realiza una crítica a fondo de la lógica inductiva de Carnap en su ensayo ―Degree of Confirmation” de 195526 y responde gustoso a la invitación que Schilpp le hace en 1964 para escribir una contribución al volumen sobre la filosofía de Rudolf Carnap. Kraft considera que una muestra particular de la estrecha relación de Popper con el Círculo de Viena es la cantidad de veces que en su libro 24
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, (Título original Logik der Forschung, Viena, 1934 y publicada por primera vez en inglés en 1959), Routledge, London, 1997, 124, nota 1 en la que Popper da crédito a Waismann de haber combinado las teorías del rango y la frecuencia y acuñado el término. 25 26
Cf. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 186.
K. Popper, ―Degree of Confirmation‖, The British Journal for the Philosophy of Science, 5, 1954, 143-149 y ―‘Content‘ and ‗Degree of Confirmation‘: A Reply to Dr. Bar-Hillel‖, The British Journal for the Philosophy of Science, 6, 1955, 157163.
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Conjectures and Refutations (1963) menciona al Círculo, especialmente en el capítulo 11 cuando trata de la demarcación entre la ciencia y la metafísica27. El contacto epistolar entre Kraft y Popper se mantuvo hasta la muerte de Kraft. A este respecto Topitsch reseña, aludiendo a la salud mental y a la creatividad intelectual de Kraft siendo un anciano, que ―el 2 de enero de 1975, un día antes de su muerte, envió un artículo suyo a Sir Karl Popper pidiéndole sus comentarios‖28. Al referirse a que la disolución del Círculo de Viena en 1938, su orientación se defendía en otros países europeos y en Estados Unidos, Kraft no duda en afirmar explícitamente que Popper fue uno de sus continuadores en Inglaterra ―donde vive Russell como antepasado de todo el movimiento, el Círculo de Viena se continúa por Waismann en Oxford y por Ayer y, en lo esencial, también por Popper en la Universidad de Londres‖29. En cuanto a las relaciones temáticas entre Popper y el Círculo de Viena, Kraft reconoce que algunos planteamientos iniciales del Círculo fueron radicales y criticables. Al mismo tiempo señala que las opiniones de los miembros del Círculo variaron reiteradamente, como es el caso de Carnap, que en un momento dado superó la consideración puramente sintáctica del lenguaje y se abrió a las dimensiones pragmática y semántica del lenguaje. Kraft señala que después de su disolución los que entonces pertenecieron al Círculo de Viena no permanecieron en su antigua posición, sino que continuaron avanzando y en buena parte la superaron: De este trabajo conjunto se derivó un progreso tan rápido como el que únicamente se produce en las ciencias especiales. Por tanto, resulta natural que tal desarrollo tuviese como consecuencia varios cambios y 27
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, The Growth of Scientific Knowledge, Rouledge, London, 1996, 253 y ss. 28
E. Topitsch, ―Introducción‖, xiii.
29
V. Kraft, El Círculo de Viena, 18.
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que más de una concepción inicial demasiado simplista fuese superada tarde o temprano30.
Popper ayudó a entender mejor el realismo constructivo de Kraft durante la fase pública del Círculo, a pesar de que su Grundformen der wissenschaftlichen Methoden (―Formas básicas de los métodos científicos‖) había sido publicada en 192531. La orientación de Círculo fue ampliamente reconocida durante el Congreso para la Ciencia Unificada, celebrado en París en septiembre de 1935, pero al mismo tiempo algunos participantes mostraron algunos desacuerdos. Kraft se refiere a una serie de objeciones a distintos puntos de vista sostenidos en el Círculo de Viena en la línea de las que Popper había planteado desde el inicio de su relación con los representantes del positivismo lógico: La orientación el Círculo de Viena, que encontró todavía una fuerte resistencia en el Congreso de Praga de 1929, fue ahora ampliamente reconocida. Enriques y el general Vouillemin advirtieron del peligro de dogmatismo y de un nuevo escolasticismo, Morris sobre la unilateralidad y Reichenbach sobre el peligro de aplicar precipitadamente a algo el calificativo de metafísica32.
Por su parte Russell consideraba que el Círculo de Viena había proporcionado un raro ejemplo de colaboración fecunda entre filósofos y que era admirable su decisión de hacer filosofía científicamente y su trabajo técnico en lógica, sintaxis y semántica. Al mismo tiempo alertaba acerca de los peligros de dejarse llevar por ―una cierta estrechez y una cierta ceguera frente a algunos problemas
30
V. Kraft, El Círculo de Viena, 13.
31
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 208.
32
V. Kraft, El Círculo de Viena, 15.
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33
de considerable importancia, como respecto de la psicología, etc.‖33. Kraft sale al paso de algunos reproches de menosprecio de la filosofía dirigidos al Círculo de Viena, diciendo que: Es indudable que quien vea en la filosofía la confesión de una sabiduría personal sobre el mundo y la vida o una interpretación subjetiva sobre éstos, o quien busque en ella la construcción especulativa de un principio oculto y no experimentable del mundo, o la poesía conceptual de una novela cósmica, sólo podrá considerar como degeneración la filosofía tal como la entiende el Círculo de Viena. Pues en este sentido, la filosofía excluye todo lo que no puede obtenerse por la vía científica, pero sólo entonces se puede superar la diversidad y variabilidad subjetiva y sólo entonces se puede pretender lograr generalidad y resultados duraderos34.
Kraft sostiene que se fue dando un progresivo acuerdo entre Popper y algunos miembros del Círculo de Viena. Deja claramente asentado que Popper tenía ya en el momento de su contacto con el Círculo de Viena —en los años veinte— una dirección independiente, estaba centrado en el problema de la definición del carácter científico de las teorías y lo había resuelto a través de su criterio de falsabilidad. Popper fue el primero en confrontar al Círculo con sus ideas mediante su actitud crítica. Aunque fue llamado el ―oponente‖ del Círculo de Viena, su oposición descansa sobre una base común a partir de la cual tuvo lugar la disputa. No sólo había cuestiones comunes que fueron respondidas de manera diferente, sino también puntos de vista comunes al abordar las respuestas35. Respecto al realismo Kraft reconoce que ―el problema de los acuerdos y las diferencias entre Popper y el Círculo de Viena hasta ahora se ha centrado en la cuestión de cómo puede ser conocida la 33
B. Russell, ―Logical Positivism‖, Polemic, 1, 1946, 7 y 12.
34
V. Kraft, El Círculo de Viena, 21.
35
Cf. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 187.
34
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
realidad‖36, pero se limita a afirmar que aunque los puntos de vista sobre el conocimiento de la realidad no eran uniformes, en el Círculo de Viena dominó una visión idealista o ―fenomenalista‖, y que Popper rechazó el idealismo y el instrumentalismo, y defendió el realismo, pero ―de tal manera que, por la falta de verificabilidad de todas las construcciones hipotéticas, nunca podemos saber cuándo hemos captado el mundo real‖37. Respecto a la actitud ante la metafísica, Kraft no duda en afirmar que los miembros del Círculo de Viena eran antimetafísicos declarados y que Popper, por su empirismo fundamental, también tiene una actitud antimetafísica en común con el Círculo de Viena, aun cuando personalmente se declare defensor de la metafísica Popper acaba rechazando igualmente la metafísica desde un punto de vista diferente. Según Kraft Popper tampoco admite la metafísica como un conocimiento válido, y prueba de ello es su interés por establecer una demarcación clara entre la metafísica y el conocimiento científico38. En cuanto a la base empírica del conocimiento de la realidad, Kraft sostiene que había terreno común entre Popper y el Círculo de Viena. Kraft reconoce que en su historia del Círculo de Viena consideró necesario referirse a Popper repetidamente, sobre todo en los capítulos dedicados a los fundamentos de la verificación de los enunciados empíricos39. Los empiristas lógicos sostenían que el conocimiento de la realidad depende de la experiencia y en ésta descansa la base de su validez. Popper, por su parte, es fundamentalmente un empirista, que simplemente rechazó un empirismo total. Defendió el empirismo contra el instrumentalismo de Duhem y contra el convencionalismo de Poincaré. Sin embargo —sostiene Kraft— el componente empírico de la filosofía de Popper se eclipsa por su insistencia en el componente racional del 36
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 198.
37
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 198.
38
Cf. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 186-187.
39
V. Kraft, El Círculo de Viena, 131-176.
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conocimiento, y por esta razón su trabajo es dominado por la crítica del empirismo representado por el Círculo de Viena. La experiencia se difumina en el transcurso de sus publicaciones, porque Popper estaba principalmente interesado en mostrar que existe un componente racional del conocimiento. Es por esto que a veces parece como si Popper estuviera señalando exclusivamente las insuficiencias de la observación como fundamento del conocimiento, sin que haya realmente una diferencia de fondo. Kraft reconoce que si se establece la verificabilidad como criterio de significado, se reduce el ámbito de las proposiciones con significado al de las proposiciones empíricas, ya que sólo las proposiciones empíricas son propiamente verificables. De aquí que considere lógico que tal propuesta haya experimentado pronto una crítica radical, tanto sobre algunas consecuencias insostenibles como también sobre la limitación que operaría en la discusión filosófica. Dedica a la crítica de Popper un lugar particular, afirmando que: En su Logik der Forschung, de la que partieron muchos estímulos importantes, hizo valer Popper contra la determinación entera del significado el hecho de que se trataba de una decisión arbitraria. ―No hay nada más fácil que desenmascarar un problema como ‗pseudoproblema carente de significado‘: sólo se necesita concebir el concepto de ‗significado‘ de un modo suficientemente estricto, para que se pueda decir de todo problema incómodo que no se le puede encontrar ‗significado‘ alguno; y al aceptarse como ‗significativas‘ las cuestiones de la ciencia empírica únicamente, todo debate sobre el concepto de significado se convierte también en carente de significado: una vez entronizado, este dogma del significado está libre para siempre de todo ataque, es ‗intangible y definitivo‘, como dice Wittgenstein en el prólogo de su libro‖ (K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 51)40.
40
V. Kraft, El Círculo de Viena, 49. Vid. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 189-190.
36
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
El Círculo de Viena tuvo siempre presente como una tarea fundamental la explicación del contenido de los conceptos mediante su reducción a lo vivencialmente dado, y la explicación del contenido y la validez de los enunciados empíricos mediante su reducción a enunciados elementales, o proposiciones atómicas, o ―proposiciones protocolares‖41. Popper expuso un nuevo punto de vista al respecto: En su importante libro Die Logik der Forschung, 1935, que ejerció un influjo decisivo en el desarrollo intelectual del Círculo de Viena, Popper planteó graves objeciones y expuso un nuevo punto de vista. Popper opone a la concepción fundamental que encontró su expresión en la doctrina de Wittgenstein de las proposiciones elementales y en la de las proposiciones protocolares del Círculo de Viena una concepción completamente nueva. Las proposiciones sobre las que ha de construirse la ciencia y a las que ha de reducirse y que constituyen su significado propio no son en modo alguno proposiciones singulares sobre vivencias42.
Para Popper toda proposición científica supera ampliamente lo que sabemos con seguridad en virtud de vivencias inmediatas, ya que utiliza conceptos generales, universales. Estos no son reducibles a clases de vivencias, son indefinibles y sólo están fijados por el uso lingüístico: La concepción de Popper se separa del positivismo y también del empirismo en que la aceptación de las proposiciones básicas no se justifica mediante vivencias, siendo desde el punto de vista lógico solamente una estipulación arbitraria, una decisión que sólo psicológicamente está determinada por las vivencias43.
41
Cf. V. Kraft, El Círculo de Viena, 131 y 134.
42
V. Kraft, El Círculo de Viena, 140.
43
V. Kraft, El Círculo de Viena, 144.
POPPER DESDE LA ÓPTICA DEL CÍRCULO DE VIENA
37
Kraft destaca tres rasgos esenciales en la relación de Popper con el Círculo de Viena. En primer lugar, se trató de una relación de naturaleza crítica, aunque no existió una oposición infranqueable, sino más bien una base común: ambos afrontaron los mismos problemas —los fundamentos del conocimiento empírico y el criterio de cientificidad de las teorías— y tuvieron el empirismo como una misma actitud básica. Abordaron estos problemas de manera diferente: el Círculo de Viena estuvo influenciado por Mach y Russell y sobre todo por el Tractatus de Wittgenstein. Popper desarrolló su propia visión, pero a partir de cierto momento su filosofía procedió en contacto y en disputa con el Círculo de Viena. En opinión de Kraft el impacto del Círculo en el pensamiento de Popper ―no fue tan fuerte como el impacto de Popper en el Círculo de Viena‖, y más adelante llega incluso a afirmar que ―Popper reemplazó a Wittgenstein en cuanto a su influencia en el Círculo de Viena‖44. En segundo lugar, el Círculo de Viena se benefició de la crítica de Popper porque supuso una ocasión para que los miembros del Círculo presentasen y confrontasen sus propios resultados, y llegasen incluso a efectuar cambios considerables. Se debe atribuir a esta influencia el rápido y productivo desarrollo que tuvo lugar dentro del Círculo de Viena a través del cual se introdujo un movimiento nuevo y fructífero en epistemología. El Círculo de Viena debe a Popper gratitud por su contribución esencial en este desarrollo que superó sus expectativas45.
En tercer lugar, Kraft sostiene que se fue alcanzando acuerdo cada vez mayor entre el Círculo de Viena y Popper de tal manera que los desacuerdos iniciales desaparecieron en gran medida, no por asimilación de Popper al Círculo de Viena sino en parte por la 44
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 200.
45
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 200.
38
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
aceptación de las ideas de Popper y en parte debido al desarrollo independiente del Círculo de Viena. Kraft señala tres puntos importantes: se abandonó el criterio verificacionista del significado y se adoptó el criterio de falsabilidad de Popper; se llegó por ambos lados a la afirmación del carácter hipotético de los enunciados empíricos; y la filosofía se consideró como lógica de la ciencia y como teoría del conocimiento. Al mismo tiempo Kraft concluye su ensayo con una afirmación que matiza dicho acercamiento progresivo: Pero el acuerdo se alcanzó con sólo un ala del Círculo, la dirigida por Carnap y Neurath. Schlick, por el otro lado, se movió menos de la base original. Se aferró a su afirmación de la validez no hipotética e indudable de la observación y admitió la filosofía sólo como la clarificación de conceptos. Pero también con Carnap se mantuvieron algunas diferencias; reconoció la falsación como válida pero continuó manteniendo la verificación en una forma más débil: la confirmación46.
1.2.2 Carnap, protagonista del diálogo crítico con Popper Rudolf Carnap nació el 18 de mayo de 1891 en Ronsdorf, al noroeste de Alemania y murió el 14 de septiembre de 1970 en Los Angeles, California. En la vida de Rudolf Carnap se dieron cita las mismas coordenadas históricas que confluyeron en la formación del Círculo de Viena: fue, más que ningún otro, la encarnación del positivismo lógico, del empirismo lógico, del Círculo de Viena y de su progresiva liberalización47.
46 47
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 200-201.
Cf. M. Garrido, ―Introducción. Dos maneras de hacer filosofía‖ en R. Carnap, Autobiografía intelectual, Paidós, Barcelona, 1992, 11, 17 y 21.
POPPER DESDE LA ÓPTICA DEL CÍRCULO DE VIENA
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En su autobiografía intelectual, que aparece al inicio del volumen sobre su filosofía editado por Schilpp en 1963, Carnap distingue cuatro etapas en el desarrollo de su pensamiento filosófico 48. La primera corresponde a sus años de estudiante, en los que surgieron sus intereses por la física, la filosofía, los fundamentos de la geometría y más tarde por la lógica y en la que se fue gestando su actitud antimetafísica y su rechazo de la teología. Carnap se definía a sí mismo como un filósofo cercano a la ciencia experimental, no interesado en comparaciones entre tendencias o escuelas filosóficas49. La segunda etapa corresponde al inicio de su trabajo filosófico hacia 1919, primero en relativo aislamiento y más tarde en contacto con Reichenbach y otros que trabajaban en la misma línea de la filosofía científica. Carnap reconoce que ―mientras Frege tuvo la influencia más fuerte sobre mí en los campos de la lógica y la semántica, aprendí más de Bertrand Russell en mi pensamiento filosófico en general‖50. Ambas influencias fueron importantísimas hasta el punto que convirtió en objetivo esencial de su filosofía la aplicación de la nueva lógica, propuesta por Frege y Russell, al análisis de los conceptos científicos y la clarificación de los problemas filosóficos. Carnap entró en contacto con Reichenbach y otros filósofos y científicos que trabajaban en Alemania con la misma intención de desarrollar un método firme y exacto en filosofía. Se fue especializando en lógica y continuó su investigación sobre los fundamentos de la física. Los teoremas de incompletez de Gödel y los desarrollos de Menger sobre la posibilidad de aplicar la libertad de los sistemas matemáticos para elegir las reglas y las proposiciones a otros campos, fascinaron a Carnap que se propuso mostrar que cada uno es libre de escoger las reglas de su lenguaje, y por tanto de elegir su 48
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖ en P. A. (ed), The Philosophy of Rudolf Carnap, Open Court, La Salle (Illinois) 1963, 3-84. 49
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 10-20.
50
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 13.
40
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
propia lógica51. Carnap formuló su principio de tolerancia lógica o principio del carácter convencional de las formas de lenguaje: La actitud neutral hacia las diversas formas filosóficas del lenguaje, basada en el principio de que cada uno es libre de usar el lenguaje más apropiado a sus propósitos, permaneció invariable a lo largo de mi vida, fue formulada a través del ―principio de tolerancia‖ en Logical Syntax y todavía hoy la mantengo52.
Al mismo tiempo fue desarrollando una postura antimetafísica cada vez más radical: En cuanto a la crítica a la metafísica tradicional, en el Aufbau simplemente me abstuve de tomar partido; añadí que, quien procede desde la discusión de las formas del lenguaje a la de las tesis metafísicas correspondientes acerca de la realidad o irrealidad de algún tipo de entidades, queda fuera del campo de la ciencia. Hablaré más adelante del desarrollo de una posición cada vez más radicalmente antimetafísica53.
La tercera etapa se inicia en 1926 cuando Carnap se traslada a Viena y participa en las sesiones del Círculo de Viena. En el verano de
51
Cf. K. Menger, ―Postscript‖, 110-111 y S. Sarkar, Logical Empiricism at its Peak, xv. 52 53
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 18.
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 19. La posición cada vez más radicalmente antimetafísica a la que se refiere Carnap queda evidenciada en su artículo ―The Elimination of Metaphysics through Logical Analisis of Language‖, Erkenntnis, 2, 1931, 219-241 reproducido en S. Sarkar (ed.), Logical Empiricism at Its Peak, 10-31.
POPPER DESDE LA ÓPTICA DEL CÍRCULO DE VIENA
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1924, a través de Reichenbach, conoció a Schlick y se incorporó como profesor de filosofía en la Universidad de Viena. Para mi trabajo filosófico el periodo en Viena fue uno de los más estimulantes, gozosos y fructíferos de mi vida. Mis intereses y mis puntos de vista filosóficos fundamentales eran más acordes con los del Círculo que con ningún otro grupo que haya conocido jamás54.
Carnap atribuye el éxito de la colaboración que se dio en el Círculo de Viena a la amabilidad y buen hacer de Schlick y a su ―sentido común científicamente refinado‖55, y también a la familiaridad de los miembros con algún campo de la ciencia y la lógica moderna, y el acuerdo por parte de la mayoría en rechazar la metafísica tradicional: Sin embargo, se gastó muy poco tiempo en la polémica contra la metafísica. La actitud antimetafísica se manifestaba principalmente en la elección del lenguaje usado en la discusión. Tratábamos de evitar los términos de la filosofía tradicional y procurábamos en su lugar los de la lógica, las matemáticas y la ciencia empírica, o los de aquella parte del lenguaje ordinario que, siendo más vagos, todavía eran en principio traducibles al lenguaje científico56.
Afirma Carnap que ―Wittgenstein fue quizás el filósofo que, después de Russell y Frege, tuvo la mayor influencia en mi pensamiento‖57. De él adoptó la concepción de que la verdad de las proposiciones lógicas está basada sólo en su estructura lógica y en el 54
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 20.
55
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 22.
56
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 21.
57
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 24.
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significado de los términos, independientemente de los hechos contingentes del mundo. Otra idea que le pareció particularmente sugerente fue la de que muchas proposiciones filosóficas, especialmente en la metafísica tradicional, son pseudoproposiciones, desprovistas de contenido cognitivo. Carnap consideraba —al igual que Kraft— que Popper y los miembros del Círculo de Viena compartían una misma actitud de fondo y que su encuentro con Popper fue enriquecedor e importante: Entre los filósofos en Viena que no pertenecieron al Círculo, el contacto con Karl Popper es el que considero más estimulante, primero a través de mi lectura del manuscrito de su libro Logik der Forschung, y más tarde en discusiones con él. Recuerdo con placer las conversaciones que tuve con él y Feigl en el verano de 1932, en los Alpes tiroleses58.
Feigl relata que fue precisamente la atención que Carnap prestaba al enfoque de Popper acerca de muchos temas de interés común lo que le animó a organizar aquellas vacaciones en el Tirol: Carnap, a pesar de algunos desacuerdos básicos, apreciaba profundamente la gran originalidad del enfoque con que Popper abordaba muchos temas de interés común. Así fue cómo me encargué de arreglar unas vacaciones de verano de varias semanas en 1932 en el Tirol59.
Con el paso de los años, Carnap manifestaría su alegría al saber que Popper también recordaba con agrado aquella estancia: ―Cuando leí tu contribución al volumen de Schilpp, me alegró encontrar tu 58
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 31.
59
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642.
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expresión de recuerdos felices de nuestras discusiones en aquellos lejanos tiempos‖60. Carnap reconoce que Popper tenía intuiciones interesantes que eran tomadas en serio en el Círculo al menos a nivel de llevarlas a la mesa de discusión, y muestra su admiración hacia Popper que siendo un autor joven, produjo muchas ideas interesantes que se discutieron en el Círculo. La influencia en su pensamiento fue real y positiva, a pesar de los desacuerdos: ―no podíamos estar de acuerdo con algunos de sus conceptos —afirma Carnap—, pero algunos influenciaron positivamente mi pensamiento y el de otros en el Círculo, especialmente de Feigl‖61. Le parecen importantes las aportaciones de Popper sobre todo en relación a los fundamentos del conocimiento y al método científico, aunque no esté de acuerdo en todo: Desde el inicio de mi conocimiento del trabajo de Popper he considerado que sus investigaciones sobre los fundamentos del conocimiento y sobre el carácter del método científico son interesantes y valiosas en general, especialmente aquellas sobre la formación, prueba y confirmación de las hipótesis, aunque no puedo estar de acuerdo en todos los detalles62.
De hecho una de las mayores diferencias entre Carnap y Popper era las respectivas ideas de confirmación y de corroboración. Aquí se nota el antiautoritarismo de Popper, no sólo reflejado en su doctrina social y política, sino en su rechazo a cualquier autoridad cognoscitiva sobre la que podamos basar la verdad. Para Popper simplemente no
60
Carta de R. Carnap a K. Popper del 11 de noviembre de 1959 desde Los Angeles. Popper Archives (282.24). 61 62
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 32.
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖ en P.A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Rudolf Carnap, Open Court, La Salle (Illinois), 1963, 877.
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podemos descansar ni siquiera sobre nuestras teorías mejor corroboradas63. Cuando en 1937 Popper le solicita una carta de recomendación como apoyo para su trámites de emigración, Carnap no duda en hacerlo: A quien corresponda: El libro ‗Logik der Forschung‘ del Dr. Karl Popper es en mi opinión uno de los libros sobre epistemología más valiosos de los últimos años. He hecho una reseña del mismo en ‗Erkenntnis‟, vol. V., 1935, pp.290-294. Durante el tiempo de mi labor docente en la Universidad de Viena tuve frecuentes oportunidades de hablar con el Dr. Popper y de escuchar sus conferencias y sus observaciones en discusiones públicas, p.e. en el Congreso Internacional de Filosofía en Praga en agosto de 1934, y en el Congreso Internacional para la Unidad de la Ciencia en París en septiembre de 1935. Sus exposiciones me han parecido siempre muy buenas, esclarecedores y estimulantes incluso en puntos en los que no hemos estado de acuerdo64.
Carnap reconoce que su postura sobre las hipótesis científicas y el método axiomático ―estaba influida por las conversaciones que había mantenido con Gödel y Popper‖65 y también que las ideas de Popper acerca del carácter no absoluto de las proposiciones protocolares tuvieron un papel importante en el fortalecimiento de la concepción fisicalista que estaba desarrollando junto con Neurath:
63
Cf. M. Notturno, ―The Open Society and Its Enemies: Authority, Community, and Bureaucracy‖ en I. Jarvie y S. Pralong (eds.), Popper‟s Open Society after Fifty Years. The Continuing Relevance of Karl Popper, Routledge, London, 1999, 47. 64
Carta de R. Carnap a Quien corresponda del 2 de octubre de 1936 desde Chicago. Popper Archives (406.2). 65
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 58.
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Es el caso, por ejemplo de los puntos de vista de Popper sobre las ―proposiciones protocolares‖, es decir, aquellas proposiciones que se confirman por observaciones más directamente que otras y sirven como base para la confirmación de otras (...) Popper subrayó que ninguna proposición protocolar puede ser considerada ―absoluta‖, sino que toda proposición puede ser revisada bajo ciertas circunstancias. Además señaló que las proposiciones acerca de eventos físicos observables eran más apropiadas como proposiciones protocolares, porque, al contrario de las proposiciones acera de experiencias subjetivas, pueden ser refutadas intersubjetivamente. Estos puntos de vista suyos ayudaron a clarificar y a fortalecer la concepción fisicalista que desarrollé con Neurath66.
A este respecto Feigl afirma que la segunda fase del positivismo lógico surge como reacción al fenomenalismo (experimentalismo) de la primera fase y añade: Bajo la influencia de las sugerencias críticas de O. Neurath y K. Popper, Carnap formuló su fisicalismo. Resultaba fácil una vez más para los oponentes con mentalidad metafísica el malinterpretar esta posición como una variante del materialismo ontológico. Pero la intención de Carnap era también como en la fase anterior la de llevar a cabo un análisis del lenguaje67.
Carnap reconoce que la crítica de Popper influyó en la búsqueda de un criterio de significado cognitivo más flexible que el de verificabilidad, aunque en su opinión esta influencia no fue tan esencial como Popper sostenía: 66
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 32.
67 H. Feigl, ―The Mind-Body Problem in the Development of Logical Empiricism‖, Revue Internationale de Philosophie, 4, 1950, 286-301 reproducido en H. Feigl y M. Brodbeck (eds.), Readings in the Philosophy of Science, Appleton, New York, 1953, 615.
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Las influencias que me llevaron a revisar mis puntos de vista vinieron sobre todo de mis amigos de Viena, con quienes tuve muchas discusiones, pero también de otros filósofos, entre ellos Popper. Valoro la influencia de las ideas de Popper, pero no estoy seguro sobre qué tanto hayan jugado el papel central en el desarrollo de mis puntos de vista que él les atribuye. Propuse abandonar el requisito de verificabilidad de Wittgenstein como condición de significado cognitivo y reemplazarlo por el requisito de confirmabilidad en un sentido más amplio, incluyendo la confirmación indirecta e incompleta68.
Carnap menciona la lógica inductiva entre los desacuerdos temáticos claros y permanentes con Popper. Su desarrollo de la lógica inductiva —a base de un examen de la probabilidad como grado de confirmación y del supuesto de que todo razonamiento inductivo es un razonamiento en términos de probabilidad— se enfrentó con el ‗deductivismo‘ radical de Popper: Por otra parte, existieron algunas diferencias definitivas entre mis puntos de vista y los de Popper. La más importante surgió más tarde cuando empecé a desarrollar un sistema de lógica inductiva. Popper rechazó, y todavía rechaza, la posibilidad de cualquier lógica inductiva y mantiene por el contrario un ―deductivismo‖ radical69.
Al mismo tiempo Carnap estaba convencido que Popper sobreestimaba sus diferencias con el Círculo de Viena precisamente en aquellos puntos de vista epistemológicos que de hecho estaban más cerca de los suyos: 68
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖, 880. 69
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 32. Para un estudio técnico detallado sobre esta cuestión Vid. A. Michalos, The Popper-Carnap Controversy, Martinus Nijhoff, The Hague, 1971.
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Su actitud filosófica básica era bastante similar a la del Círculo. Sin embargo, tenía la tendencia a sobrevalorar nuestras diferencias. En su libro se presentaba como crítico de los ―positivistas‖, y parecía referirse principalmente al Círculo de Viena, y por contraste, enfatizaba su acuerdo con Kant y otros filósofos tradicionales70.
El empeño de Popper por subrayar las diferencias despertó antipatías entre algunos miembros del Círculo y contribuyó a crear una real animadversión hacia Popper por parte de algunos miembros líderes como Neurath y Reichenbach71, e incluso de Schlick que se distinguía por su cordialidad y capacidad de diálogo. Carnap consideró que sus intentos conciliadores y los de Feigl resultaron infructuosos: ―Feigl y yo —lamenta— tratamos en vano de propiciar un mejor entendimiento mutuo y una reconciliación filosófica‖72. Después de estudiar el ensayo crítico de Popper —sobre la controversia de la demarcación entre ciencia y metafísica— en el volumen sobre su filosofía de 1963, Carnap refuerza su convicción de que Popper exagera las diferencias, ya que en su opinión no existen diferencias esenciales al abordar el problema de la demarcación entre ciencia y metafísica: la concepción de Popper sobre esta demarcación no es tan fundamentalmente opuesta a mi concepción y a la de los empiristas lógicos en general como él cree (...) Su principal tesis no es incompatible con nuestra concepción porque nuestras respectivas tesis se refieren a problemas completamente diferentes. Antes no era consciente de esta diferencia, porque Popper siempre alegaba que sus
70
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 31.
71
Propiamente hablando Reichenbach no era miembro del Círculo sino que pertenecía a la llamada ‗periferia‘ del Círculo. 72
R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 31.
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tesis era opuesta a los puntos de vista sobre la metafísica sostenidos por Wittgenstein y desarrollados en el Círculo de Viena73.
El no haber tenido claro que ambas tesis se refieren a problemas diferentes pero no necesariamente incompatibles, les llevó a múltiples confusiones. Popper considera pseudocientíficas a las proposiciones de la metafísica, y el Círculo de Viena las considera pseudoproposiciones, pero finalmente ambos las despojan de todo carácter científico y por esto —concluye Carnap— ―es más una diferencia de énfasis que una diferencia fundamental de puntos de vista‖74. El contenido de esta controversia se analizará con cierto detalle en el siguiente capítulo. Lo mismo ocurre en el caso de los argumentos que Popper presenta para rebatir el concepto de grado de confirmación de Carnap. Según Carnap la confusión básica sobre la que se funda este malentendido es que Popper aplica sin darse cuenta el principio ‗de la no distinción de lo distinto‘. Se hacen afirmaciones verdaderas, pero se saca una conclusión falsa debido a que se usa el mismo término medio —en este caso el de grado de confirmación— pero con dos significados completamente diferentes: Muchos de los puntos de vista que Popper me atribuye y luego critica, me son no sólo ajenos sino incluso diametralmente opuestos a mi punto de vista. Sucede con frecuencia que un filósofo malinterprete a otro. Lo que es inusual en el caso de Popper es el hecho de que haya persistido en su malentendido –en este caso se refiere a la discusión sobre los conceptos de probabilidad e inducción- aún después de que Bar-Hillel, Kemeny y yo subrayamos claramente sus errores 75. 73
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖, 877. 74
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖, 879. 75
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖, 995. Carnap remite a una serie de discusiones publicadas en el British Journal for the Philosophy of Science entre 1954 y 1956.
POPPER DESDE LA ÓPTICA DEL CÍRCULO DE VIENA
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Carnap mantuvo una estrecha relación con el Círculo de Berlín, del que era miembro Reichenbach, y con el grupo filosófico de Varsovia, entre cuyos miembros destacaba Tarski. Consideró que los filósofos polacos habían hecho un excelente trabajo en el campo de la lógica y de sus aplicaciones a problemas de fundamentación de la matemática, de la teoría del conocimiento y de la teoría general del lenguaje76. Fue uno de los responsables de la revista Erkenntnis que inició en 1930. Entre 1931 y 1935 vivió en Praga, donde atendió una cátedra de filosofía natural y mantuvo estrecho contacto con Frank. Durante su estancia en Praga no descuidó la relación con los miembros del Círculo de Viena a través de frecuentes visitas. En el otoño de 1934 pasó algunas semanas en Inglaterra y conoció a Russell cuya personalidad le produjo una honda impresión77. Con la instauración del régimen de Hitler en Alemania en 1933, la atmósfera política, incluso en Austria y Checoslovaquia, se hizo cada vez más intolerable, por esta razón Carnap hizo varios intentos de marchar a Estados Unidos y lo consiguió en 1935. La última etapa de su autobiografía intelectual corresponde a la vida de Carnap en Estados Unidos78. El contacto con Morris en la Universidad de Chicago y con Quine en Harvard fueron importantes y enriquecedores, y le dieron la oportunidad de conseguir una posición permanente en la Universidad de Chicago, desde 1936 hasta 1952, y de convertirse en profesor visitante en Harvard. A través de Morris entendió mejor la filosofía pragmatista especialmente los desarrollos de Mead y Dewey. Al poco tiempo consiguió que Hempel se trasladase a Estados Unidos como investigador asociado. Carnap se sorprendió por el interés que encontró en América por una filosofía ―exacta‖ y durante el curso 1940-41 formó un grupo para discutir problemas lógicos con Russell, Tarski y Quine principalmente. También participó en algunas de estas discusiones 76
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 29-30.
77
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 33.
78
Cf. R. Carnap,―Intellectual Autobiography‖, 34-43.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Goodman, que acababa de defender su tesis doctoral en la que hacía un análisis crítico del Der logische Aufbau der Welt de Carnap. De especial interés resultaron las sesiones de discusión con Frank, Richard von Mises y Feigl, que vivían ya en Estados Unidos. Queda patente la interesante red de relaciones que estableció entre los filósofos de su línea que trabajaban en las Universidades del más alto nivel en Europa y Estados Unidos,79. A lo largo de los años Carnap continuó mostrando interés por la crítica de Popper a sus escritos y también por conocer lo que Popper estaba desarrollando, como por ejemplo cuando escribe: mi libro sobre probabilidad está finalmente en la imprenta. Me interesa mucho escuchar tu reacción a mi concepto de probabilidad y semántica (…) y discutir contigo tus nuevas investigaciones en lógica80.
Carnap no sólo se preocupa de aspectos estrictamente académicos, sino que también comenta y pregunta sobre cuestiones relacionadas con los amigos: ―Nos apena saber de la muerte de Waismann‖81, y se interesa por aspectos más personales de la vida de Popper en el exilio: ―¿cómo se ha desarrollado tu vida en Inglaterra, personal y científicamente?‖82. Se alegra ante la perspectiva de que Popper tenga oportunidad de dar clases y conferencias en Estados Unidos: ―mi enhorabuena por tu visita a América. De acuerdo con los
79
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 35.
80
Carta de R. Carnap a K. Popper del 2 de enero de 1950 desde Chicago. Popper Archives (282,24). 81
Carta de R. Carnap a K. Popper del 11 de noviembre de 1959 desde Los Ángeles. Popper Archives (282.24). 82
Carta de R. Carnap a K. Popper del 17 de noviembre de 1946 desde Chicago. Popper Archives (282.24).
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rumores, estás dando clases o has estado dando clases en Princeton‖83, ―te estamos esperando en Los Ángeles‖84. Carnap menciona a Popper al relatar una conversación con Einstein, en la que le explica que en el movimiento de filosofía científica habían abandonado la visión positivista inicial, y superado la pretensión de encontrar una base inamovible para el conocimiento, en parte porque Neurath siempre la había rechazado y también debido a la influencia del libro Logik der Forschung de Popper, (que) iba en la misma dirección. Algunos de nosotros –especialmente Neurath, Hahn y yo- llegamos a la conclusión de que debíamos procurar un criterio de significado más liberal que la verificabilidad85.
Entre las cosas que Carnap más apreció en el modo de hacer y divulgar la filosofía en Estados Unidos era, por una parte, que la lógica moderna era considerada por muchos como un campo importante de la filosofía, o cuando menos era un asunto seriamente discutido en todas partes86. Por otra parte los movimientos filosóficos más influyentes eran los que tenían una tendencia empirista en sentido amplio, como el pragmatismo —principalmente en las versiones derivadas de Dewey—, y el realismo crítico. Muchos rechazaban la metafísica y enfatizaban la importancia de los modos científicos de pensar en la solución de los problemas teóricos. Deja constancia en 1965 de que en los últimos veinte años las ideas de la filosofía analítica habían ganado cada vez más aceptación, en parte a través de
83
Carta de R. Carnap a K. Popper del 2 de enero de 1950 desde Chicago. Popper Archives (282.24). 84
Carta de R. Carnap a K. Popper del 19 de marzo de 1962 desde Los Ángeles. Popper Archives (282.24). 85 R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 57. 86
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 39.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
la influencia del empirismo lógico y también a través del movimiento británico de Moore y Wittgenstein87. En 1954, a raíz de la muerte de Reichenbach, Carnap se hizo cargo de la cátedra que éste ocupaba en la Universidad de California en Los Ángeles, donde constató con gusto que el espíritu de la filosofía científica estaba también muy vivo. Carnap trabajó infatigablemente en lógica hasta su muerte, ocurrida en Los Ángeles el 14 de septiembre de 1970, que le sorprendió cuando desarrollaba una nueva versión de la lógica inductiva. 1.2.3 Feigl, encuentro decisivo para Popper Herbert Feigl —uno de los principales difusores de las ideas del Círculo de Viena en Estados Unidos— nació en Reichenberg, antigua Austria-Hungría, hoy Chequia, en 190288. Estudió matemáticas, física y filosofía en la Universidad de Munich, en la que obtuvo el doctorado en 1927. En 1922 se trasladó a Viena donde fue alumno de Schlick, Hahn, Thirring y Bühler. Fueron Feigl y Waismann quienes sugirieron a Schlick que organizara las reuniones que más adelante darían origen al Círculo de Viena: Empezando en 1924, Schlick organizó, por sugerencia de sus alumnos Herbert Feigl y Friedrich Waismann, un círculo de discusión periódica que se reunía primero de forma privada y después en el edificio
87 88
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 40
Los datos biográficos de Feigl que se presentan a lo largo de la sección están obtenidos principalmente de J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, voz ―Feigl, Herbert‖, 1228-1229. C. Fleming-B. Bailyn (eds.), The Intellectual Migration. Europe and America, 1930-1960, 630-673 y 640, 646, 647 y 686-687 y F. Stadler, The Vienna Circle, 624-630.
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trasero del Instituto de Matemáticas en la Boltzmanngasse 5 en Viena89.
Entre 1927 y 1930 Feigl fue profesor en institutos para la educación de adultos en Viena. En 1930 emigró a Estados Unidos debido a la falta de oportunidades profesionales en el mundo académico austriaco por razones étnicas y políticas dado su origen judío. Fue profesor en la Universidad de Iowa, entre 1931 y 1940, y de la Universidad de Minnesota a partir de 1940. En 1953 fundó el Minnesota Center for the Philosophy of Science que influyó en la introducción del empirismo lógico y en el desarrollo y difusión de la filosofía analítica en Estados Unidos. Feigl fue profesor visitante en diversas universidades de Estados Unidos, entre 1943 y 1958. Tuvo estancias académicas en universidades de México, Australia y Austria entre 1964 y 1965. Feigl fue nombrado Presidente de la American Philosophical Association y vicepresidente de la American Association for the Advancement of Science. Murió en Minneapolis en 1988. Los escritos de Feigl versan sobre temas diversos de carácter filosófico, teológico, ético e histórico en el contexto de la visión científica del mundo, aunque destaca entre los empiristas lógicos que abordaron temas surgidos de la psicología. Su contribución filosófica más reconocida es el análisis de la relación entre lo ―mental‖ y lo ―físico‖90.
89 90
F. Stadler, The Vienna Circle, 723.
Las principales contribuciones de Feigl en el tema cuerpo-mente son H. Feigl, ―The Mind-Body Problem in the Development of Logical Empiricism‖, ―Functionalism, Psychological Theory, and the Uniting Sciences‖, Psychological Review, 62, 1955, 232-235, y particularmente ―The ‗Mental‘ and the ‗Physical‘‖ en H. Feigl, M. Scriven y G. Maxwell (eds.), Concepts, Theories, and the Mind-Body Problem, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, Minneapolis, 1958, 379497, y The „Mental‟ and the „Physical‟ with a Postscript after Ten Years, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, Minneapolis, 1967.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Feigl defendió un monismo filosófico basado en supuestos empíricos y científicos y fue un empirista lógico moderado, que consideraba que la apertura mental era la única actitud fructífera en la era de la ciencia, y que había que hacer las rectificaciones necesarias ante los nuevos progresos tanto científicos como del análisis filosófico91. Los avances de la neurofisiología mostraban cada vez con mayor claridad el carácter complejo de lo físico y le llevaron a superar en buena medida el fisicalismo inicial —que identificaba lo físico con lo mecánico—, en su explicación de la relación cuerpo-mente. Feigl se acercó a una explicación más funcionalista y al mismo tiempo expresó sus dudas acerca de la posibilidad de explicaciones físicas satisfactorias de los fenómenos mentales, y reconoció que el problema de la relación ―mental-físico‖ estaba aún lleno de interrogantes. Al mismo tiempo Feigl insistió en que las herramientas de la lógica moderna habían de ser empleadas sólo en donde fuesen verdaderamente útiles, sin caer en una excesiva formalización en la solución de los problemas de teoría general del conocimiento, de filosofía moral e incluso de la misma filosofía de la ciencia. Su moderación se refleja en lo que él mismo testimonia: El poder del pensamiento positivista es, como lo veo, muy limitado: voy a enfatizar la necesidad de revisiones incisivas y de amplias liberalizaciones (...) fui un ardiente propagandista de la visión del positivismo lógico al inicio de los años treinta (...) llegué a considerar que nuestra filosofía era la ‗filosofía que terminaría con todas las filosofía‘ (...) sin embargo esta fase iconoclasta pronto dio lugar a una visión más moderada, ampliamente apreciativa y constructiva (...) habiéndome estereotipado como un ‗positivista lógico‘, la etiqueta me acompañó desde entonces. Sin embargo en 1935 abandoné la etiqueta y me presenté como ‗empirista lógico‘92.
91
Feigl sintetiza las conclusiones de su trabajo filosófico de casi medio siglo en H. Feigl, ―No Pot of Message‖ en R. Cohen (ed.), Inquiries and Provocations, 11-19. 92
H. Feigl, ―The Power of Positivistic Thinking‖ en R. Cohen, Inquiries and Provocations, 38.
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Feigl conoció a Popper a finales de los años veinte y refiriéndose a su primer encuentro: ―le conocí un poco antes de mi emigración. Debió ser en 1929 cuando dedicamos todo un día y buena parte de la noche a discutir en el apartamento de mis padres‖93. Casi cuatro décadas después —en 1968— Feigl mantenía la amistad y admiración hacia Popper, como ilustra el encabezamiento de su ensayo en el volumen de la filosofía de Karl Popper editado por Schilpp: ―nuestro querido amigo, Sir Karl, abordó en varios ensayos, de una manera particularmente penetrante y desafiante, dos de los más difíciles y controvertidos temas de la filosofía y de la ciencia moderna‖94. Feigl compartía con Popper muchos puntos de vista y consideraba que tenía una gran deuda intelectual con él, particularmente su ‗vuelta‘ al realismo, como él mismo testimonia: Bajo la influencia de Carnap y del primer Wittgenstein, Schlick y Waismann se convirtieron a una especie de positivismo fenomenalista a mediados de los años veinte. Sus brillantes y poderosos argumentos me arrollaron temporalmente. Pero animado y sostenido por el apoyo de Popper, Reichenbach y Zilsel, recuperé la confianza en mi realismo anterior y lo desarrollé en mi primer libro sobre Theorie und Erfahrung in der Physik (1929), y después en varios artículos escritos durante mi carrera académica en Estados Unidos95.
Queda también claro en los textos de Feigl que Popper no perteneció al Círculo de Viena pero que al inicio de los años treinta tuvo intensos intercambios con los miembros del Círculo e hizo críticas incisivas a Schlick, a Carnap y a Feigl 96. Feigl menciona que 93
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642.
94
H. Feigl y P. E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖ en P. A. Schilpp, The Philosophy of Karl Popper, 520. 95
Cf. H. Feigl, ―No pot of message‖, 9.
96
Cf. H. Feigl, ―The Origin of Logical Positivism‖, 36.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Popper y Zilsel estaban entre los más destacados intelectuales de la periferia del Círculo de Viena que compartían una base común con el discurso filosófico del Círculo de Viena: Había dos mentes impresionantemente brillantes en Viena que, aunque estaban cercanos a nosotros en su orientación filosófica, nunca fueron miembros del Círculo: Edgar Zilsel y Karl R. Popper. Ambos estaban convencidos de su independencia intelectual respecto a nosotros, y trataron de preservar esa independencia permaneciendo fuera del Círculo. En efecto, sentí que estos dos hombres, cada uno a su manera, estaban entre nuestros críticos más valiosos y útiles. Algunos de nosotros nos encontramos con ellos por separado en reuniones privadas97.
Algunos miembros del Círculo de Viena, entre los que Feigl se incluye, estaban persuadidos de que las ideas de Popper eran importantes, y fue esta la razón que les llevó a estimularle en ulteriores desarrollos de su pensamiento: Popper había leído mi tesis doctoral que trataba de problemas que él había ya elaborado mucho de manera independiente. Sus desacuerdos con mis puntos de vista, y también con los del Círculo –especialmente con la epistemología de Carnap- estimularon el ulterior desarrollo de su pensamiento98.
Feigl pasó con Carnap y Popper aquel verano de 1932 en los Alpes tiroleses, en el que sostuvieron largas discusiones filosóficas, y que los tres recordarían siempre como interesantes y fructíferas. Carnap y Feigl leyeron el manuscrito de Popper sobre los dos problemas fundamentales de la epistemología, y fue precisamente 97
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 641.
98
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642.
POPPER DESDE LA ÓPTICA DEL CÍRCULO DE VIENA
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Feigl quien le animó a publicar un libro con sus ideas y que de hecho apareció en 1934 como Logik der Forschung. Por eso se comprende su tono solidario al afirmar que ―Schlick finalmente lo invitó a publicar una monografía en la serie de Frank-Schlick‖99, llamada Schriften zur wissenschaftlichen Weltauffassung (―Escritos acerca de la visión científica del mundo‖). Feigl califica a Popper como ―el más agudo y destacado crítico contemporáneo del positivismo‖100. A partir de la publicación de la Logik der Forschung, que ―fue extraordinariamente exitoso‖ se sucedieron las discusiones con los miembros del Círculo de Viena101. Schlick al inicio mostró interés y admiración por las ideas de Popper, sin embargo, y a pesar del ―carácter extremadamente humilde de Schlick, su gran modestia y bondad‖102 las cosas no terminaron bien, en parte por la crítica despiadada de Reichenbach que colocaba a Popper entre los antagonistas del empirismo lógico: Siguieron muchas discusiones con Schlick; y como sé por los comentarios de Schlick (en Italia en 1935), Popper le impresionó por su gran originalidad e independencia, y por su característica ‗intensidad‘ en la discusión. Para hacer las cosas peores, Reichenbach criticó severamente las ideas de Popper (y quizás injustamente), de manera que Popper quedó considerado como un crítico total, e incluso un antagonista, de nuestro movimiento103.
Carnap y Feigl lamentaban que Popper —pudiendo ser un crítico sano del empirismo lógico— se estuviese convirtiendo en un 99
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642. La cursiva es mía.
100
H. Feigl y P.E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 520. 101
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642.
102
H. Feigl, ―Origen y espíritu del positivismo lógico‖, Teorema, 3-4, 9, 1979, 324.
103
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 642.
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antagonista molesto, hasta el punto que algunos miembros líderes del Círculo empezaban a vetarle en sus reuniones. Carnap y él intentaron en vano convencer a Popper de que moderara su actitud al presentar las críticas al empirismo lógico del Círculo de Viena. Feigl critica que Popper se cerrara a cualquier consideración acerca del papel de la inducción en el desarrollo del conocimiento, y al mismo tiempo, con su apertura característica, acierta a identificar elementos de la epistemología de Popper que le resultaron útiles incluso para su tratamiento del tema de la inducción: Karl Popper, profundamente impresionado por los argumentos de Hume, abandonó todo esfuerzo por justificar la inducción. Incluso negó la importancia, si no la existencia, de la inducción en el desarrollo del conocimiento. Pero, siendo quizás el primero en criticar la postura de Popper, yo planteo la cuestión crucial de por qué debemos poner nuestra confianza en (o ‗apostar‘ por) las leyes, las hipótesis y las teorías que, a pesar de las duras pruebas, no han sido aún refutadas. A esta cuestión Popper no ha dado nunca una respuesta satisfactoria104.
Feigl estaba convencido de que el problema de la inducción en su forma tradicional era un pseudoproblema, y sugirió que el principio de inducción fuera interpretado simplemente como una máxima pragmática u operacional relacionada con el tema de la probabilidad105. Encuentra una alternativa para esta relación en el desarrollo de Popper sobre la interpretación del cálculo de probabilidad en términos de propensión106. Feigl reconoce que pudo 104
H. Feigl, ―No pot of message‖, 15.
105
H. Feigl, ―The Logical Character of the Principle of Induction‖, Philosophy of Science, 1, 1934, 20-29, reproducido en S. Sarkar (ed.), Logical Empiricism at its Peak, 190. 106
K. Popper, ―The Propensity Interpretation of the Calculus of Probability, and the Quantum Theory‖ en S. Korner (ed.), Observation and Interpretation, Academic,
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formular más completa y adecuadamente su justificación de la inducción gracias a una lección aprendida de la epistemología de Popper, que a su juicio supera la reducción positivista de la ciencia y del conocimiento: Prácticamente todas las exigencias de nuestro conocimiento se basan en teorías de fondo. Sólo dentro del marco de una serie de asunciones acerca del espacio y del tiempo, acerca del lugar de la experiencia en el mundo de la naturaleza, acerca de los mecanismos de percepción y observación, etc. etc., podemos examinar (refutar) todas las exigencias de conocimiento, sean descripciones totalmente específicas, o hipótesis muy generales. La ciencia es (en contra del dogma clásico del positivismo) no un sumario compilatorio y económico de la experiencia, sino un intento de entender (explicar) los hechos de la naturaleza por medio de leyes, hipótesis y teorías107.
Feigl también estaba de acuerdo con las ventajas de correr el riesgo epistemológico al que invitaba el racionalismo crítico de Popper —conjeturar libre y audazmente, deducir vigorosamente y refutar severamente108— en virtud de que todo nuestro conocimiento tarde o temprano exige trascender la evidencia: Sostenemos firmemente (con Einstein y con Popper) que no existe un camino recto que nos conduzca desde los datos de observación a una teoría explicativa. En la construcción de teorías está a la orden del día una gran ingenuidad, con todos los riesgos de ―conjeturar mal‖. Muchos de nosotros estamos de acuerdo con Popper en que (...) si una teoría sobrevive a los retos experimentales, puede ‗hasta nuevo aviso‘,
New York, 1957, 65-70 y reproducido en S. Sarkar (ed.), Logic, Probability, and Epistemology. The Power of Semantics, Garland, London 1996, 135-140. 107
H. Feigl, ―No pot of message‖, 15.
108
H. Feigl, ―The Power of Positivistic Thinking‖, 50-51
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ser considerada como corroborada (...) mientras surja una evidencia que la refute109.
Cuando en 1968 Schilpp le encargó un ensayo crítico para el volumen sobre la filosofía de Popper, Feigl —junto con P. E. Meehl— empleó el método sugerido por el racionalismo crítico: Hemos intentado controlar su proceso cognitivo y el de los lectores por el método que Sir Karl ha defendido tan bien en todos sus escritos, el método del racionalismo crítico. Confiamos en que su propia posición crecerá en claridad y profundidad como reacción a nuestras críticas, como nosotros hemos sido impulsados (casi determinados) a reflexionar de nuevo sobre la postura determinista como resultado de sus objeciones110.
En su ensayo crítico Feigl abordó dos problemas estrechamente vinculados entre sí: la relación entre determinismo y libertad, y la relación entre lo mental y lo físico, porque consideró que Popper había propuesto soluciones audaces a ambos problemas, y los había tratado a la luz de la ciencia moderna: Nuestro querido amigo, Sir Karl, ha abordado de manera penetrante y desafiante en varios ensayos dos de las más difíciles y controvertidas cuestiones de la moderna filosofía de la ciencia (...) cómo explicar la libre elección y la auténtica creatividad artística o científica (...)[y el problema] de la relación de lo mental y lo físico. Estos problemas están estrechamente relacionados, y ambos son considerados por
109 110
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 76-77.
H. Feigl y P.E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 557. La cursiva es mía.
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Popper a la luz de la física, la biología, la psicología y la teoría del lenguaje modernas111.
Feigl afirma que está de acuerdo con Popper en muchos puntos importantes, como por ejemplo en que la creatividad humana no puede ser explicada sobre la base de una teoría del ―reloj‖ (simple máquina) del funcionamiento cerebral, y otros que por razones de tiempo y espacio no incluyó en su ensayo crítico: No hemos tomado el tiempo del lector ni el limitado espacio del volumen para enfatizar nuestros numerosos puntos de acuerdo con Sir Karl (como por ejemplo la imposibilidad de sostener cualquiera de las variedades turbias y malignas del determinismo social que tan brillantemente refutó en The Poverty of Historicism y en The Open Society and Its Enemies). Ni tampoco nos hemos prodigado en encomios superfluos a este gran hombre112.
Al mismo tiempo Feigl advierte que no existen soluciones definitivas a ninguno de los dos problemas y hace una serie de reflexiones críticas desde su determinismo (no radical) y desde su monismo materialista abierto a la complejidad del mundo físico: mientras que estamos de acuerdo con Popper en que ni la doctrina del determinismo ni la del indeterminismo son conclusivamente decidibles (...) sin embargo estamos en desacuerdo con Popper cuando ve la imposibilidad de predicción de las condiciones iniciales y la frontera de un sistema cerrado como argumentos contra el
111
H. Feigl y P. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 520. 112
H. Feigl y P.E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 557.
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determinismo. (...) y quizás esto revela que no somos tan radicalmente anti-inductivistas como él113.
Feigl se propone argumentar sobre dos cuestiones puntuales. En primer lugar intenta mostrar que la influencia de factores de tipo ―nuboso‖, —como gráficamente denomina Popper a los sistemas físicos irregulares, desordenados, inestables, más o menos impredecibles, en oposición a los sistemas, regulares, ordenados y altamente predecibles, parecidos al funcionamiento de un ―reloj‖— sobre el mundo físico no implica necesariamente un indeterminismo de base. En segundo lugar, Feigl sostiene que el papel que juegan los significados y las razones en las funciones representativa y argumentativa del lenguaje no necesariamente implican un dualismo de mente y cuerpo, como se deduce de los argumentos de Popper. Feigl concluye su argumentación diciendo que Popper sostiene una visión rígida del determinismo a partir de la que intenta mostrar, sin conseguirlo, que cualquier teoría del determinismo o cuasideterminismo es incompatible con la falta de predictibilidad práctica —la novedad creativa y la racionalidad— de los asuntos humanos114. La apertura de Feigl para matizar sus posturas a la vista de nuevos argumentos se refleja al tratar el principio más controvertido del positivismo lógico, el ‗principio de verificabilidad‘ como criterio de significado. Feigl contribuyó a la flexibilización de este criterio empirista de verificación introduciendo la noción de ‗validez semántica‘115 y reconoció la influencia de la crítica de Popper en este refinamiento:
113
H. Feigl y P.E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 523. 114
Cf. H. Feigl y P.E. Meehl, ―The Determinism-Freedom and Body-Mind Problems‖, 520 y 557-558. 115
Cf. J. Ferrater Mora, ―Feigl, Herbert‖, 1228.
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Según yo lo recuerdo, las primeras discusiones con Hans Reichenbach, y un poco más tarde con Karl Popper, engendraron la formulación más tolerante del criterio de significado en términos de contrastabilidad (más tarde de confirmabilidad o falta de confirmabilidad). Popper muy correctamente señaló que no puede haber ninguna verificación concluyente de las hipótesis o teorías científicas. En la medida en que éstas están expresadas en proposiciones universalmente cuantificadas, son en el mejor de los casos falsables, esto es, refutables116.
Por otra parte Feigl es de los pocos que reconoce que la teoría de la falsabilidad popperiana no se refiere a la cuestión del significado sino a la demarcación: Popper mismo usó la falsabilidad no como criterio de significado – rechazó todos y cada uno de los intentos de formular criterios de significado- sino como un criterio de demarcación permitiéndonos distinguir entre proposiciones empíricas y no-empíricas117.
Refiriéndose a las consideraciones de Popper sobre aspectos filosóficos de la física cuántica, a sus ideas sobre la estructura en niveles de las explicaciones científicas y a la aplicación popperiana del método hipotético-deductivo en la teoría de la construcción en general, Feigl afirma con sencillez ―anticipé de una manera muy informal algunos de los puntos de vista desarrollados más acabadamente por C.G. Hempel y Karl Popper años después‖118. En algunas cuestiones epistemológicas Feigl reconoce haber estado más identificado con Popper que con Carnap:
116
H. Feigl, ―Origen y espíritu del positivismo lógico‖, 326-7.
117
H. Feigl, ―The Power of Positivistic Thinking‖, 43.
118
H. Feigl, ―No pot of message‖, 10.
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Los puzzles epistemológicos acerca del ‗mundo externo‘, de ‗otras mentes‘, del pasado y futuro del universo, de la fiabilidad de la memoria, de los procesos mentales inconscientes, de la existencia de entidades no observables (como partículas subatómicas, fuerzas nucleares, etc.) pueden ser resueltos afirmativamente. En estas cuestiones me siento más cerca de las posturas de Reichenbach y Popper (sus diferencias son irrelevantes en relación a esto) que a la postura de Carnap119.
Feigl comparte la valoración de Russell y de Popper acerca de que la causa del éxito del nuevo enfoque del ‗lenguaje ordinario‘ del último Wittgenstein era más una cuestión de carisma que de contenido: Como todo el mundo sabe, el regreso de Wittgenstein a Cambridge en 1929 y el desarrollo de su postura posterior –o método de filosofarejercieron una influencia enorme en la filosofía inglesa, americana, australiana y, más recientemente, también en la filosofía alemana. En completo acuerdo con Bertrand Russell y Karl Popper encuentro poco de verdadera importancia en el trabajo del último Wittgenstein. En mi opinión fue más bien el poder hipnótico del hombre lo que creó toda una corte de discípulos a su alrededor y lo que puso tan de moda su enfoque del ‗lenguaje ordinario‘120.
Feigl contaba a Popper entre los filósofos de la ciencia de la nueva generación que tuvo el honor de acoger en el Minnesota Center for the Philosophy of Science junto con Grünbaum, Putnam, Hanson y Feyerabend entre otros:
119
H. Feigl, ―No pot of message‖, 14.
120
H. Feigl, ―No pot of message‖, 9.
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En 1962-1963 el profesor Karl R. Popper fue profesor visitante en el Centro por un semestre. Él, Paul Meehl, Grover Maxwell y yo tuvimos discusiones privadas extraordinariamente fructíferas, además del seminario programado sobre la filosofía de la física. En este memorable seminaria tuvimos cinco profesores: Popper, Maxwell, Feyerabend, Edward L. Hill (un físico teórico de la Universidad de Minnesota) y yo, discutiendo unos con otros delante de una audiencia de doctorandos y algunos miembros de la facultad. Una tarde vino el físico teórico Alfred Landé (entonces en la Universidad Estatal de Ohio, ahora retirado). Discutimos especialmente las cuestiones filosóficas de la mecánica cuántica y algunos de los problemas fundamentales de la teoría de la construcción en física. Esta fue indudablemente una de las ocasiones cuando sentí que había conseguido la alta calidad de discusión característica del Círculo de Viena o su equivalente en Harvard en 1940121.
Pasados los años, cuando Carnap y Feigl vivían en Estados Unidos y Popper en Inglaterra coincidieron en Viena en el Institute for Advanced Study and Scientific Research, auspiciado por la Fundación Ford en 1963, y en el Forum Alpbach. Feigl recuerda ―disfruté una reunión con Karl Popper, Hilary Putnam y Karl Menger ‖122. De la correspondencia entre Feigl y Popper también se deduce que Feigl admiraba el trabajo de Popper, lo seguía comentando en su correspondencia con Carnap y había creado un ambiente de interés y expectativa ante la visita de Popper a Minesota y comprende que se sienta académicamente aislado en Nueva Zelanda: Querido Karl, aunque tengas noticias mías sólo cada cinco o diez años debes saber que son un sincero admirador tuyo y estoy muy interesado en tu trabajo...he estado usando con frecuencia en mis seminarios sobre filosofía de las ciencias sociales tu artículo publicado en Dialectica (...) Carnap me comentó del libro que estabas (¿estás?) 121
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 91.
122
H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 87.
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preparando ―¿Falsos profetas?‖ Me gustaría tenerlo (…) imagino que toda la belleza natural de Nueva Zelanda no es suficiente para compensar tu aislamiento académico ahí123.
Más tarde y ante la perspectiva de un viaje a Austria Feigl busca coincidir con Popper en algún momento para revivir viejos tiempos: ―por favor dime cuáles son tus planes para el verano en relación a los nuestros y si podemos concertar un encuentro quizás en algún lugar de los Alpes para recordar viejos tiempos‖124. Algunos años después Feigl comunica a Popper que le esperan con interés en Minneapolis: ―estamos deseosos de consultarte una serie de puntos, y estamos seguros que el provecho será principalmente nuestro‖125. En un momento dado Feigl reconoce alguna mala interpretación que ha hecho de The Logic of Scientific Discovery, y que Popper le había señalado puntualmente en una carta, cuando escribe: efectivamente te debo una disculpa por haber malinterpretado tus puntos de vista, trataré de hacer las correcciones oportunas en el futuro. Reconozco que tendría que haber releído tu libro (The Logic of Scientific Discovery) más detenidamente126.
En el capítulo siguiente se analizará la interpretación de Popper sobre su relación con el Círculo de Viena en general y con Kraft, Carnap y Feigl en particular. 123
Carta de H. Feigl a K. Popper del 12 de julio de 1945 desde Minneapolis. Popper Archives (294.6). 124
Carta de H. Feigl a K. Popper del 11 de junio de 1954 desde Minneapolis. Popper Archives (294.6). 125
Carta de H. Feigl a K. Popper del 6 de febrero de 1961 desde Minneapolis. Popper Archives (294.6). 126
Carta de H. Feigl a K. Popper del 12 de junio de 1961 desde Minneapolis. Popper Archives (294.6).
Capítulo II El Círculo de Viena desde la óptica de Karl Popper
En este capítulo se analizará la interpretación que Popper hace de su relación con el Círculo de Viena y de la transmisión de algunas de sus ideas a través de los miembros del Círculo que emigraron a Inglaterra y a Estados Unidos a finales de los años treinta. En la primera sección se presenta un breve perfil biográfico de Popper, en el que se identifican los eventos cruciales de su vida intelectual y se esboza su encuentro con el positivismo lógico. En la segunda sección se examinarán los principales textos en los que Popper se refiere a su relación crítica con el Círculo de Viena y a su trato con Kraft, Carnap y Feigl. Los textos reflejan los temas que Popper consideró centrales en su controversia con el positivismo lógico y la conformación de la ‗leyenda de Popper‘ en el seno del Círculo. Se subrayarán los aspectos históricos y la interpretación de Popper, sin entrar en el análisis del contenido de la controversia expuesto en Logik der Forschung, que fue en parte proyectado como una crítica al positivismo lógico. 2.1 Breve reseña biográfica de Karl Popper Popper nació el 28 de Julio de 1902 en Himmenlhof en Ober St. Veit en Viena, de padres eran judíos convertidos al protestantismo. Las inquietudes filosóficas y sociales de Popper estuvieron presentes desde muy pequeño en parte por influencia de su padre que era abogado, hombre culto y comprometido con los problemas sociales. A partir de 1917 Popper estuvo involucrado activamente en la política progresista e incluso se consideró comunista por un breve periodo de tiempo, ya que dos años más tarde Popper rechazó el marxismo
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después de presenciar una matanza de manifestantes desarmados por parte de la policía. Sintió repugnancia ante una doctrina que llevaba a sacrificar vidas ajenas en aras de unos ideales abstractos1. En 1918 Popper abandonó el hogar paterno y la escuela secundaria para estudiar en la Universidad de Viena como alumno no matriculado. Entre sus profesores estuvieron Hahn, Menger, Bühler, Gomperz y Schlick. La caída del Imperio austriaco y las consecuencias de la primera Guerra Mundial en Viena destruyeron el mundo en que Popper había crecido y como él mismo relata: ―la guerra terminó y la revolución me incitó a armar mi propia revolución privada‖2. Popper hacía compatible el estudio con el desarrollo de otras actividades: intentó convertirse en trabajador manual y fue aprendiz de carpintero pero al poco tiempo se convenció que estaba mejor dotado para el trabajo intelectual. Trabajó en la clínica para niños dirigida por Adler y más adelante colaboró como trabajador social con niños abandonados. En 1923 obtuvo el certificado de profesor de escuela primaria. En 1925 se dio cuenta que las circunstancias en Austria no le permitirían obtener una posición oficial en la universidad y decidió preparase para obtener un puesto en la escuela pública. A lo anterior se unía el entusiasmo por la reforma educativa que se desarrollaba desde el Instituto Pedagógico y en la que Popper tomó parte3. En 1928 obtuvo el doctorado con una tesis ―Sobre el problema del método en la psicología del pensamiento‖. Aunque algunas teorías 1
Para esta breve biografía de Karl Popper he utilizado las exposiciones de: M. Hacohen, Karl Popper. The Formative Years, 1902-1945. Politics and Philosophy in Interwar Vienna, Cambridge University Press, Cambridge, 2001; I. C. Jarvie, voz ―Popper, Karl Raimund‖, Routledge Enciclopedia of Philosophy, Routledge, London, VIII, 1998, 262-265; D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper, 28 July 190217 September 1994‖, Biographical Memories of Fellows of the Royal Society of London, 43, 1997, 367-409 y K. Popper, Unended Quest. An Intellectual Autobiography, Open Court, La Salle, (Illinois), 1990. Versión con ligeras correciones del original publicado en P.A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Karl Popper, Open Court, La Salle (Illinois), 1974, 3-181. 2 K. Popper, Autobiography, 32. 3 Cf. D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 371 y M. Hacohen, The Formative Years, 178.
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psicológicas del momento le resultaban atractivas Popper llegó a la conclusión de que la lógica era la clave para comprender la psicología y no al contrario. El conocimiento científico, aun siendo una creación humana, es algo objetivo y debe ser analizado en términos objetivos4. Desde 1919 la comparación entre la relatividad general con las doctrinas pseudocientíficas —como el marxismo y el psicoanálisis— le llevaron a la conclusión de que lo que distingue a las mejores teorías científicas no es que sean siempre confirmadas por la experiencia, sino que son siempre desafiadas por la experiencia que las somete al riesgo de la falsificación. Consideró que la actitud de Einstein era la clave de la actitud crítica o científica que faltaban al marxismo y al psicoanálisis5. Según la epistemología de Popper todo conocimiento tanto el ordinario como el científico avanza según el mismo esquema básico: ante una situación determinada —un problema— se propone una teoría —una conjetura— que se somete a contrastación con la experiencia, y a partir del choque de la teoría con la experiencia se determinarán las sucesivas correcciones que deben introducirse en las teorías —eliminación de error—, creándose así una nueva situaciónproblema que dará lugar a otro proceso semejante, y así sucesivamente. Popper se consideraba un kantiano no ortodoxo y rechazó la creencia tradicional de que la ciencia avanza mediante un proceso de inducción tanto psicológico como lógico. Popper propuso el método de conjeturas y refutaciones como solución al problema de la inducción, que identificaba como el problema kantiano de cómo se integran los componentes intelectual (a priori) y experiencial (a posteriori) del conocimiento humano. Entre l924 y 1925 Popper sostuvo numerosas conversaciones a este respecto con Julius Kraft6. El rechazo de la inducción no implica escepticismo ya que el 4
Cf. K. Popper, Objective knowledge: An Evolutionary Approach, Clarendon, Oxford, 1979, 23-26. 5 Cf. K. Popper, Autobiography, 51-52. Vid. ―Science: Conjectures and Refutations‖ en Conjectures and Refutations, 33-65. 6 K. Popper, ―Julius Kraft 1898-1960‖, Ratio, IV, 1, Oxford, 1962, 9-16.
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conocimiento puede crecer aun cuando no se exija la verificación de las teorías sino sólo su corrección7. En 1929 Popper obtuvo el certificado de profesor de ciencias en escuela secundaria, continuó desarrollando sus ideas y escribiendo sin descanso. Entre 1930 y 1936 ejerció como profesor de matemáticas y física. En este tiempo conoció a varios miembros del Círculo de Viena con quienes mantuvo contactos regulares e intensos aunque no participó directamente en sus reuniones. Entre los miembros que más trató se encontraban Kraft, Feigl, Frank, Hahn, Menger, von Mises, Waismann, Gödel, Zilsel y principalmente Carnap. El mejor modo de ‗localizar‘ a Popper es verlo como un kantiano reconstruido, y aunque las ideas de Popper acerca de la demarcación y la inducción se habían desarrollado en parte a través de las discusiones con Julius Kraft, como extensión y corrección de las filosofías de Kant8, Fries y Nelson, y no deliberadamente en oposición a las ideas del Círculo de Viena, sabía de sobra que chocaban en muchos puntos con las ideas de los positivistas lógicos. No compartió la reducción que los empiristas lógicos hacían de la filosofía al análisis lógico de la ciencia, ni su empeño por aniquilar la metafísica y la teología como carentes de significado. Rechazó el criterio positivista de verificación y la conexión que establecían entre verificación y significado. Al mismo tiempo existía una notable afinidad entre Popper y los miembros del Círculo en diversos aspectos: el interés central por la filosofía de la ciencia, el papel básico que en la filosofía de la ciencia otorgaban al análisis lógico, la valoración del conocimiento científico como paradigma cognoscitivo —considerándolo en cierto modo como grado supremo del desarrollo del conocimiento—, el agnosticismo religioso. Pero lo que más le 7
Cf. K. Popper, Objective Knowledge, 246. Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, Weidenfeld & Nicolson, London 1997, 194-195. El autor señaló al mismo Popper un pasaje (Cf. Conjectures and Refutations, 190-192) en el que en el que describe su propia descendencia inmediata —y también sus diferencias— con Kant. 8
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atrajo del Círculo, como él mismo explicó, era su actitud ―científica‖ o como prefería llamarla ―racional‖9. Ante la sugerencia de Feigl de publicar sus ideas Popper planeó un enorme trabajo, Die beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie (―Los dos problemas fundamentales de la teoría del conocimiento‖), que fue recortado varias veces y que finalmente se publicó como Logik der Forschung10 en 1934 (con fecha 1935) en la serie de escritos sobre la visión científica del mundo editada por Schlick y Frank. A raíz de esto Popper se dedicó profesionalmente a la filosofía, aunque el hecho de que su libro apareciese en una colección dedicada a publicaciones de los representantes del positivismo lógico y las afinidades reales que existían ha llevado a algunos a considerarle como un positivista lógico, pero Popper prefería ser considerado como un crítico del Círculo de Viena. El alcance de esta relación en la mente y los escritos de Popper será tema de la siguiente sección11. En The Logic of Scientific Discovery Popper expone su teoría de la ciencia y su epistemología. Define su posición en debate y contraste con las posiciones del positivismo lógico relativas al significado de las proposiciones y también en debate con la concepción de la ciencia —inductivista y convencionalista— de Poincaré y Duhem12. En la primera parte del libro se proponen las soluciones de Popper a los dos problemas fundamentales del conocimiento la inducción (sobre la relación que existe entre el conocimiento teórico y la experiencia) y la demarcación (qué distingue la ciencia de la 9
Cf. K. Popper, Autobiography, 88-89. La Logik der Forschung se publicó en inglés en 1959 como The Logic of Scientific Discovery. En este trabajo citaré por la edición de Routledge, London 1997. 11 Cf. K. Popper, Autobiography, 8. 12 El convencionalismo es la estrategia desarrollada por los positivistas y empiristas —principalmente por Poincaré, Hilbert, Carnap, Reichenbach y Ayer— para resolver los casos en los que no es fácil encontrar evidencia observable, y no es plausible postular modos específicos para el acceso intuitivo al fenómeno en cuestión. La doctrina tuvo éxito entre los años 20 y 40 hasta que Quine puso una serie de objeciones que no pudieron ser contestadas satisfactoriamente. De todos modos algunos aspectos siguen siendo defendibles e interesantes. 10
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metafísica y también de la lógica y las matemáticas). Popper muestra que ambos problemas convergen: el conocimiento resulta cuando aceptamos proposiciones que describen la experiencia que contradice y por tanto refuta nuestras hipótesis; de esta forma surge una relación deductiva y no inductiva entre el conocimiento teórico y la experiencia, que nos enseña a base de corregir nuestros errores. Sólo las hipótesis falsables por la experiencia deben ser tomadas como científicas. El falsacionismo de Popper supone un giro de la visión clásica de que la experiencia acumulada conduce a las hipótesis científicas13. Por el contrario, las hipótesis libremente conjeturadas preceden, y son refutadas contra la experiencia. Las hipótesis que sobreviven al proceso de refutación constituyen el conocimiento científico de cada momento14. Logik der Forschung no fue la primera obra que rechazó el inductivismo y abogó por el método hipotético-deductivo sino que ya lo habían hecho Liebig15 y Bernard16 y Whewell17. Sin embargo Popper fue el primero en afirmar que el carácter hipotético de una teoría es permanente con independencia de la cantidad y la calidad de sus éxitos empíricos. Fue también el primero en confrontar al inductivismo con una metodología alternativa sistemática en la cual la evidencia no juega un papel positivo en el establecimiento de las teorías18. Popper se empleó sin descanso en el desarrollo de su filosofía y a través del Círculo de Viena empezó a asistir a congresos internacionales, empezando por la conferencia preliminar de Praga en 13
Cf. D. MacKay, ―Review of Popper‘s Realism and the Aim of Science‖, Nature, 302, 1983. Llama la atención que en una revista científica se califique a Popper como falsacionista no ingenuo que evita la pretensión de la completa falsabilidad por la experiencia. 14 Cf. I.C. Jarvie, ―Popper, Karl Raimund‖, 534-535. 15 Cf. J. von Liebig, Induktion und Deduktion, Königl, Munich, 1865. 16 Cf. C. Bernard, Introduction à l’étude de la médecine experiméntale, Baillière, Paris, 1865. 17 Cf. W. Whewell, Philosophy of the inductive sciences, Parker, London, 1840. 18 Cf. D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 376.
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1934, donde conoció a Tarski, cuya concepción semántica de la verdad fue decisiva para su filosofía. Durante el curso académico 1935-1936 Popper abandonó su posición de profesor para aceptar invitaciones para dictar conferencias en Londres, Cambridge, Oxford, Bruselas, Utrecht y Copenhague19. Ante la dificultad para encontrar una plaza como profesor de universidad y el creciente antisemitismo en Viena a finales de 1936 Popper decidió emigrar e hizo una solicitud como profesor de filosofía en Nueva Zelanda. Su petición dirigida al Departamento de Educación y Filosofía del Canterbury University College, en Christchurch, estuvo acompañada por cartas de recomendación de filósofos y científicos de prestigio que reflejan la variedad y calidad de las aportaciones de Popper en los más variados campos. La de Bühler afirma que ―las investigaciones en la línea de la investigación de Popper prometen un progreso claro para la psicología‖20. La carta de Russell testifica que el ―Dr. Karl Popper es un hombre de gran capacidad que cualquier universidad sería afortunada en contar con él en su claustro‖21. La carta de Carnap pondera que Logik der Forschung es ―uno de los libros más valiosos en la epistemología de los últimos años‖22. La carta de Tarski subraya el dominio de Popper del aparato de la lógica moderna —―por encima de lo común— y la influencia de su análisis del método de investigación tanto entre filósofos como en la comunidad científica23. En Christchurch, a donde había llegado en 1937, Popper era el único filósofo activo y daba todas las clases de filosofía, colaboró en otros cursos fuera de la universidad y su fama de expositor ―brillante,
19
Cf. M. Hacohen, ―Karl Popper in exile: the Viennese progressive imagination and the making of The Open Society‖, Phil. Soc. Sci., 26, 1996, 452-492. 20 Karl Bühler letter of recommendation, Wien, 23 de octubre de 1936, Popper Archives, (406.1). 21 B. Russell letter of recommendation, 12 de octubre de 1936, Popper Archives, (406.4). 22 R. Carnap, letter of recommendation, 2 de octubre de 1936, Popper Archives, (406.2). 23 Cf. A. Tarski letter of recommendation, Warsaw, s/f, Popper Archives, (406.5).
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
estimulante e inspirador‖24 se extendió por todo el país. J. Eccles — futuro premio Nobel— se convirtió por influencia de Popper en uno de los científicos que más abogó por el método de conjeturas y refutaciones. Al estallar la segunda Guerra Mundial Popper consideró que su contribución en el conflicto desde la distancia sería la de tratar de explicar las bases teóricas del totalitarismo que era la ideología que paralizaba cualquier intento humano de buscar una vida mejor25. Redactó dos libros sobre temas sociopolíticos en los que aplicó su teoría de la ciencia a la historia y a la sociedad y criticó severamente la noción de ley histórica. The Poverty of Historicism apareció primero fragmentariamente en Economica en 1944 y 1945 y se publicó como libro en 1957, contiene las críticas más analíticas y metodológicas al historicismo. En el libro The Open Society and Its Enemies, publicado en 1945, Popper hace una crítica a la filosofía de la historia y de la política y denuncia las tendencias antidemocráticas y anti-críticas de Platón, Hegel y Marx. Popper aplicó su racionalismo crítico a la filosofía política y llevó al estudio de la sociedad el antiautoritarismo radical que había llevado aplicado antes al estudio de la ciencia. Popper abogó por el pensamiento revolucionario en la ciencia pero se opuso a la actividad revolucionaria en la sociedad y su antiautoritarismo no implicaba el rechazo de la intervención del estado cuando fuese necesario. Así como en el plano teórico Popper sostiene que no pueden alcanzarse verdades definitivas y que el progreso del conocimiento se realiza mediante la crítica de teorías conjeturales, en el plano social propone renunciar a cualquier teoría que pretenda poseer la verdad única acerca de los problemas prácticos evitando así toda postura totalitaria. Una sociedad abierta prudentemente
24
Pro-chancellor of the University of New Zealand and late Rector of Canterbury University College letter of recommendation, Christchurch, 7 de diciembre de 1943, Popper Archives, (406.3). 25 Cf. D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 378.
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constituida cuenta con instituciones que aseguren que cualquier régimen puede ser expulsado sin violencia26. Se trasladó a Inglaterra en 1946 donde ocupó una plaza como lecturer de lógica y método científico en la London School of Economics y en 1949 fue promovido a la categoría de professor. Popper encontró sintonía con Russell y otros pocos filósofos, aunque nunca aceptó la filosofía académica británica, particularmente la filosofía del análisis del lenguaje de moda entonces, ya que consideraba que los problemas no pueden se resueltos por el análisis del lenguaje sino sólo con ayuda de nuevas ideas27. En 1959 se publicó la primera traducción al inglés de Logik der Forschung bajo el título The Logic of Scientific Discovery incluyendo parte del material escrito a lo largo de los veinte años de pensamiento transcurridos desde la primera edición alemana de 1934. Otra parte se publicó en los tres volúmenes del Postscript: After Twenty Years, que se publicó hasta 1982 y 198328. El trabajo representa la culminación de la filosofía de la ciencia de Popper y contiene nuevos argumentos sobre los problemas de la inducción y la demarcación, una defensa del realismo, una crítica al instrumentalismo y un nuevo argumento contra la identificación del grado de corroboración con la probabilidad. Las ideas biológicas aparecen ya en las propuestas metodológicas iniciales de Popper, en The Logic of Scientific Discovery compara el aprendizaje por ensayo error al proceso darwiniano de selección natural y la inducción al proceso lamarckinao 26
El libro de M. Hacohen, The Formative Years, está dedicado principalmente a la filosofía social y política de Popper. 27 K. Popper, ―The philosophy of Russell: II. Discussion among Karl Popper, Peter Strawson and Geoffrey Warnock‖ en B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, Secker & Warburg, London, 1971, 138. Cf. Autobiography, Capítulo 7. 28 Cf. K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics (publicado por primera vez en 1981), Bartley III, W.W. (ed.), Rowman and Littlefield, New Jersey, 1982; The Open Universe. An Argument for Indeterminism (publicado por primera vez en 1981), Bartley III, W.W. (ed.), Routledge, London, 1998 y Realism and The Aim of Science (publicado por primera vez en 1982), Bartley III, W.W. (ed.), Routledge, London, 1996.
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de instrucción. A partir de los años sesenta la epistemología de Popper fue adoptando un carácter marcadamente ‗evolucionista‘. Subrayó la semejanza entre las fases del aprendizaje mediante la solución de problemas y el desarrollo biológico. Popper consideró que cualquier conocimiento es siempre un proceso que parte de un problema, ensaya soluciones, elimina los errores encontrados y descubre una solución, y esto da lugar, a su vez, al planteamiento de un nuevo problema o de una nueva serie de problemas. Este proceso de reacción a problemas es propio de todos los organismos, que incorporan esquemas en términos de los cuales se enfrentan con problemas. Popper comparó la ciencia a un organismo humano exosomáticamente desarrollado y sujeto a selección no natural sino crítica29. En 1965 Popper hizo pública su ―filosofía de los tres mundos‖ mediante la que se proponía explicar la libertad humana superando la explicación reduccionista del determinismo físico30. Concibió tres dominios distintos: el físico (Mundo 1), el mental (Mundo 2) y el de los productos de la actividad mental humana (Mundo 3), que es producto del mundo 2 y actúa sobre el mundo 1 y que es donde se encuentra el conocimiento objetivo. El Mundo 3 es autónomo: las teorías, los problemas, las situaciones problemáticas, las situaciones teóricas y los argumentos críticos tienen propiedades e interrelaciones lógicas de las que carecen sus análogos físicos o mentales. A través de su teoría de los tres mundos Popper pretendió también explicar su visión de la fase actual de la evolución humana. Una vez que el hombre ha adoptado conscientemente el método crítico, el proceso evolutivo se proyecta en el modo como utiliza sus teorías: el método de ensayo y eliminación de error viene a ser la selección darwiniana proyectada sobre las teorías como medio para conseguir una adaptación cada vez mayor a la realidad. A partir de estas ideas Popper articuló toda su filosofía en una visión unitaria en clave de evolución emergentista: la aparición del lenguaje humano permite al 29
K. Popper, ―Evolution and the Tree of Knowledge‖ en Objective Knowledge, 256284. 30 Cf. I.C. Jarvie, ―Popper, Karl Raimund‖, 535.
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hombre tener conciencia de la evolución, construir teorías para acercarse a la realidad y criticar esas teorías para mejorarlas y que se acerquen cada vez más a la verdad. Durante los años sesenta y setenta Popper realizó algunas visitas a Estados Unidos y participó en diversos congresos internacionales y a partir de 1969 se retiró para dedicarse a escribir y dictar conferencias por todo el mundo. Mantuvo siempre vivo el interés los problemas, nuevos y antiguos y una dedicación completa a la búsqueda de la verdad. Con frecuencia hablaba del deber de los intelectuales de ser optimistas aunque no complacientes y les invitaba a adoptar el lema del racionalismo crítico: ―puedo estar equivocado y tú puedes estar en lo cierto, y con esfuerzo podemos acercarnos a la verdad‖31. Murió en Londres el 17 de septiembre de 199432. Popper produjo muchos escritos originales y sus libros han tenido numerosas ediciones y traducciones, su archivo ocupa 583 cajas de documentos en la biblioteca de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford y recibió numerosas distinciones académicas y civiles. La obra de Popper ha tenido una gran influencia en la filosofía de la ciencia contemporánea y también ha sido objeto de polémicas y ataques33. Algunos autores han criticado a Popper desde posiciones próximas al empirismo lógico y otros partiendo de posiciones establecidas por él. Buena parte de la ―nueva filosofía de la ciencia‖ —entre cuyos representantes están Lakatos, Kuhn, Feyerabend— puede ser considerada como un desarrollo postpopperiano elaborado en diálogo crítico con Popper.
31
K. Popper, The Open Society and Its Enemies (Publicada por primera vez en 1945), Princeton University Press, Princeton, 1971, 225. 32 Cf. D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 369. 33 B. Magee, Confessions of a philosopher, 211.
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2.2 Testimonios de Popper sobre el Círculo de Viena El contacto directo de Popper con el Círculo de Viena duró sólo hasta 1936 en que se marchó a Nueva Zelanda. A partir de entonces no se refirió al Círculo de Viena durante dos décadas con excepción de algunas observaciones críticas sobre Schlick en el contexto de su crítica a Wittgenstein en The Open Society and Its Enemies en 194534, y de su crítica de la lógica inductiva de Carnap en su ensayo ―Degree of Confirmation” de 195535. En esta sección se tratarán en orden cronológico los principales textos en los que Popper se refiere a su relación con el Círculo de Viena entre 1933 y 1991. 2.2.1 “Two Notes on Induction and Demarcation” (1933-34) En este apartado se incluyen dos textos anteriores a la publicación de Logik der Forschung: la carta al editor de Erkenntnis y una intervención de Popper en la Conferencia Preliminar de Praga. Ambos textos se incluyeron como anexos a The Logic of Scientific Discovery bajo el título ―Two Notes on Induction and Demarcation, 1933-1934‖36. 2.2.1.1 “A Criterion of the Empirical Character of Theoretical Systems” (1933) Es la primera publicación de Popper sobre filosofía de la ciencia aparecida en la sección de cartas al editor de la revista Erkenntnis en 34
Cf. K. Popper, The Open Society and Its Enemies, principalmente notas 46, 51 y 52 al capítulo 11. 35 Cf. K. Popper, ―Degree of Confirmation‖, 143-149 y ―‘Content‘ and ‗Degree of Confirmation‘: A Reply to Dr Bar-Hillel‖. 36 K. Popper, ―Two Notes on Induction and Demarcation, 1933-1934‖ en The Logic of Scientific Discovery, 311-317.
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1933 y en la que resume su revolución epistemológica37. Popper decidió escribir la carta porque ya entonces sus puntos de vista eran discutidos en el Círculo —a raíz de que varios miembros del Círculo de Viena, entre ellos Carnap y Feigl durante las vacaciones en el Tirol en 1932, habían leído el manuscrito de lo que terminaría en Logik der Forschung publicado en 1934 tras una larga historia de recortes y ajustes por exigencias de los editores—, y empezaba a cundir el malentendido de que estaba abogando por el reemplazo de la verificabilidad por la falsabilidad como criterio de significado. En la carta Popper también salió al paso de la afirmación errónea de que había desarrollado sus ideas originalmente como una crítica a Wittgenstein. Aclaró que había formulado el problema de la demarcación y el criterio de falsabilidad en 1919, años antes de que las ideas de Wittgenstein se convirtiesen en un tópico de discusión en Viena38. Según Popper ―esto explica por qué, tan pronto como escuché hablar acerca del nuevo criterio de significado del Círculo (la verificabilidad) lo contrasté con mi criterio de falsabilidad (el criterio de demarcación)‖39. En la carta al editor de Erkenntnis Popper incluye una cuestión preliminar que se refiere al planteamiento de Hume sobre el problema de la inducción y la interpretación de Schlick: El problema de la inducción de Hume –la cuestión de la validez de las leyes naturales– surge de una aparente contradicción entre el principio del empirismo (...), y la comprensión de Hume de que los argumentos inductivos (o generalizadores) son inválidos. Schlick (Die 37
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖ (Título original ―Ein Kriterium des empirischen Charakters theoretischer Systeme‖, Erkenntnis, 3, 1932-33, 426-427) en The Logic of Scientific Discovery, Routledge, London, 1997, 312-314. 38 Era la primera publicación de Popper en la filosofía de la ciencia y constituía un final y un comienzo. Cerraba el capítulo sobre la inducción y las leyes naturales y abría el de la metodología falsificacionista. Hacohen considera que es históricamente inexacta su insistencia en que formuló el problema de la demarcación en 1919 en confrontación con el marxismo. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 208. 39 K. Popper, ―Two Notes on Induction and Demarcation, 1933-1934‖, 311-312.
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Naturwissenschaften 19, 1931, 7, 156), influenciado por Wittgenstein, cree que esta contradicción puede ser resuelta suponiendo que las leyes naturales ‗no son proposiciones genuinas‘, sino más bien ‗reglas de transformación de las proposiciones‘ (...). Es decir, que se trata de un tipo particular de ‗pseudo-proposiciones‘40.
Popper critica el intento de Schlick de resolver el problema de la inducción porque considera que, al igual que todos los intentos anteriores, sostiene un apriorismo y un convencionalismo infundados. No está de acuerdo en la afirmación de Schlick de que para toda proposición genuina, deben ser lógicamente posibles tanto una verificación empírica (final) como una falsificación empírica (final) y propone la siguiente solución: Si se rechaza esta afirmación entonces es posible resolver de una manera sencilla la contradicción que constituye el problema de la inducción. Podemos, de manera bastante consistente, interpretar las leyes naturales o las teorías como proposiciones genuinas que son parcialmente decidibles, es decir, que por razones lógicas no son verificables sino que, de una manera asimétrica, son sólo falsables41.
Popper considera que su solución al problema de la inducción tiene la ventaja de preparar el camino para la solución del problema de la demarcación, o de la teoría del método empírico, que para él es el más fundamental de los dos problemas de la teoría del conocimiento. El problema de la demarcación consiste en la búsqueda de un criterio por medio del cual podamos distinguir entre afirmaciones que pertenecen a las ciencias empíricas, y afirmaciones que pueden ser descritas como ‗metafísicas‘. Popper crítica la solución propuesta por Wittgenstein al problema de la demarcación en el Tractatus, según la cual toda proposición con significado debe ser una función de verdad 40 41
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 312. K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 312-313.
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de proposiciones ‗atómicas‘, es decir, debe ser completamente reducible desde un punto de vista lógico a (o deducible de) proposiciones singulares de observación. Si una proposición dada no puede ser reducible de esta manera entonces es ‗carente de significado‘ o ‗sin sentido‘ o ‗metafísica‘ o ‗pseudoproposición‘: Puede parecer que trazando esta línea de demarcación los positivistas han conseguido aniquilar la metafísica de manera más eficaz que los antiguos antimetafísicos. Sin embargo, no es sólo la metafísica la que es aniquilada a través de estos métodos, sino también la ciencia natural. Ya que las leyes de la naturaleza no son más reductibles a proposiciones de observación que las expresiones metafísicas. (¡Recordad el problema de la inducción!) Aparecerán, si se aplica de manera consistente el criterio de significado de Wittgenstein, como ‗pseudo proposiciones carentes de sentido‘, y por tanto ‗metafísicas‘. De aquí que el intento de trazar la línea de demarcación se viene abajo42.
Popper plantea la falsabilidad como criterio de demarcación para reconducir la discusión sobre el carácter científico de las teorías 43 —proceso que fue aceptado por Carnap — y propone abandonar lo que considera el pseudoproblema del significado: El dogma del significado o sentido, y los pseudoproblemas a los cuales ha dado lugar, puede ser eliminado si adoptamos, como nuestro criterio de demarcación, el criterio de falsabilidad, es decir el de una decidibilidad (al menos) unilateral o asimétrica. De acuerdo con este criterio las proposiciones, o los sistemas de proposiciones, proporcionan información acerca del mundo empírico sólo si son capaces de chocar con la experiencia; o más precisamente, sólo si 42
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313. Cf. R. Carnap, ―On Protocol Sentences‖ (Título original ―Über Protokollsätze‖, Erkenntnis, 3, 1932/33, 215-234) en S. Sarkar (ed.), Logical Empiricism at its Peak, 89. 43
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pueden ser refutadas sistemáticamente, es decir, si pueden ser sujetas (según una ‗decisión metodológica‘) a pruebas que pueden llevar a su refutación 44.
Popper pretende haber resuelto los dos problemas fundamentales de la epistemología, sobre todo el más fundamental y raíz de los demás, que es el problema de la demarcación: De esta manera, el reconocimiento de la existencia de proposiciones decidibles unilateralmente nos permite resolver no sólo el problema de la inducción (nótese que existe sólo un tipo de argumento que procede de manera inductiva: el argumento deductivo modus tollens), sino también el problema más fundamental de la demarcación, un problema que ha dado lugar a casi todos los otros problemas en epistemología. Porque nuestro criterio de falsabilidad distingue con suficiente precisión los sistemas teóricos de las ciencias empíricas de los de la metafísica (y de los sistemas convencionales y tautológicos), sin afirmar la falta de sentido de la metafísica (que desde un punto de vista histórico puede ser considerada como la fuente de la que han surgido las teorías de las ciencias empíricas) 45.
Un cuarto de siglo después —en 1959— Popper lamenta que su carta sirviera de poco: ―parece que mis amigos positivistas todavía no alcanzan a ver la diferencia‖46.
44
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313-314. K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 314. 46 K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 311. 45
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2.2.1.2 “On the so-called „Logic of Induction‟ and the „Probability of Hypotheses‟” (1934) La segunda nota recoge la contribución de Popper en la discusión posterior a la intervención de Reichenbach durante la conferencia preliminar al Congreso de Filosofía Científica de París, celebrada en Praga en el verano de 1934 cuando Logik der Forschung se encontraba en prensa. Fue publicada en Erkenntnis en 1935, bajo el título ―Sobre las llamada ‗Lógica de la inducción‘ y la ‗Probabilidad de las hipótesis‘‖47. Su importancia documental reside en que Popper aprovecha la ocasión para desmarcarse claramente de la postura dominante entre los diversos grupos que abanderaban la visión científica del mundo desde la perspectiva del positivismo lógico. Empieza planteando su visión contraria al inductivismo: Pienso que no es posible elaborar una teoría satisfactoria de lo que tradicionalmente —y también en la visión de Reichenbach por ejemplo— se denomina ‗inducción‘. Por el contrario, considero que cualquier teoría de este tipo (...) debe por simples razones lógicas o conducir a una regresión infinita u operar con un principio de inducción apriorístico, un principio sintético que no puede ser refutado empíricamente (...) por tanto una teoría de la inducción es superflua y no tiene función alguna en la lógica de la ciencia48.
Posteriormente Popper explica su visión deductivista de las hipótesis científicas:
47
K. Popper, ―On the so-called ‗Logic of Induction‘ and the ‗Probability of Hypotheses‘‖ (Título original ―‘Induktionslogik‘ und ‗Hypothesenwahrscheinlichkeit‘‖, Erkenntnis 5, 1935, 170-171) en The Logic of Scientific Discovery, Routledge, London, 1997, 315-317. 48 K. Popper, ―On the so-called ‗Logic of Induction‘ and the ‗Probability of Hypotheses‘‖, 315.
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Las teorías científicas nunca pueden ser ‗justificadas‘ o verificadas (...) lo más que podemos decir de una hipótesis es que hasta ahora ha sido capaz de mostrar su valor y ha sido más exitosa que otras hipótesis (...) el valor de las hipótesis descansa exclusivamente sobre sus consecuencias deductivas (o predicciones) que pueden ser obtenidas de las hipótesis. No es necesario ni siquiera el mencionar la inducción49.
Popper concluye su intervención invitando a adoptar un nueva manera de concebir la ciencia, frente a la postura del empirismo lógico que consideraba la ciencia como un cuerpo de conocimientos, y que las teorías científicas podían ser justificadas o verificadas o al menos era factible determinar su probabilidad: Pienso que tenemos que acostumbrarnos a la idea de que no debemos ver a la ciencia como un ‗cuerpo de conocimiento‘, sino como un sistema de hipótesis, es decir, como un sistema de conjeturas o anticipaciones que en principio no pueden ser justificadas, y con las que trabajamos mientras sobrevivan a los intentos de refutación, y de las que nunca podemos decir que son ―verdaderas‖ o ―más o menos ciertas‖ o incluso ―probables‖50.
La discusión entre Popper, Neurath y Reichenbach durante el Congreso de Praga de 1934 polarizó la comunicación científica posterior por varias décadas51. La Carta al Editor de Erkenntnis y las observaciones de Popper en la Conferencia Preliminar de Praga contienen en resumen la esencia de la epistemología de Popper y la sustancia de su crítica al positivismo lógico, que fue desarrollando a lo
49
K. Popper, ―On the so-called ‗Logic of Induction‘ and the ‗Probability of Hypotheses‘‖, 315. 50 K. Popper, ―On the so-called ‗Logic of Induction‘ and the ‗Probability of Hypotheses‘‖, 317. 51 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 362.
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largo del tiempo sin cambiar en los rasgos esenciales como se verá en los textos siguientes. Logik der Forschung (1934) estaba en parte concebido como crítica al empirismo lógico del Círculo de Viena, de aquí que sea objeto del discurso de Popper a lo largo de los diferentes capítulos en los que expone su solución a los dos problemas fundamentales de la epistemología: el problema de la inducción y el problema de la demarcación. En Logik der Forschung se entra directamente en la crítica al positivismo lógico pero no se ofrecen datos históricos significativos y Popper habla de su interpretación acerca de su relación con los miembros del Círculo de Viena sólo en contadas ocasiones, por esta razón no se le ha dedicado un apartado específico. La crítica de Popper al positivismo lógico en Logik der Forschung se vehicula principalmente a través de la crítica a Carnap. Al desarrollar los distintos temas se refleja el diálogo crítico con Carnap desde la primera edición de 1934 y los desarrollos posteriores de los que Popper va dejando constancia de la evolución del diálogo en notas con asteriscos a pie de página, en los nuevos apéndices incluidos en la primera edición en inglés en 1959 y en los añadidos a los apéndices en las ediciones posteriores. 2.2.2 Conjectures and Refutations (1963) La obra titulada Conjectures and Refutations. The Growth of Scientific Knowledge es una compilación de ensayos y conferencias —escritos entre 1940 y 1960, publicados por primera vez en 1963 y corregidos y aumentados entre 1960 y 1989— alrededor de la tesis epistemológica básica de Popper según la cual podemos aprender de nuestros errores: nuestro conocimiento sólo crece a través de la corrección de nuestros errores y el conocimiento científico crece a través de conjeturas y refutaciones52. Popper menciona al positivismo 52
En este trabajo usaremos K. Popper, Conjectures and Refutations. The Growth of Scientific Knowledge, Routledge, London 1989.
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lógico en general o al Círculo de Viena en particular en muchos de los escritos compilados. En la conferencia filosófica anual pronunciada ante la British Academy el 20 de junio de 1960 titulada “On the Sources of Knowledge and of Ignorance”, Popper se muestra convencido de que nuestra percepción acerca del conocimiento y de sus principales problemas —¿qué conocemos?, ¿qué tan cierto es nuestro conocimiento?— son decisivos en nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia la política, y en este sentido Popper denuncia los inconvenientes teóricos y prácticos de declarar irrelevante la tarea filosófica como hacen los positivistas lógicos: Algunos filósofos recientes han desarrollado la doctrina de la impotencia esencial y de la irrelevancia práctica de cualquier filosofía genuina, y por tanto, podemos suponer, que de la epistemología. La filosofía, aseguran, no puede por su misma naturaleza tener consecuencias significativas y por tanto no puede influir ni en la ciencia ni en la política. Pero yo pienso que las ideas son cosas peligrosas y poderosas. En efecto, no dudo que esta nueva doctrina acerca de la impotencia de cualquier filosofía es ampliamente refutada por los hechos53.
Popper afirma explícitamente que una parte de su conferencia puede considerarse como un ataque al empirismo lógico y critica, entre otras cosas, el excesivo peso que los positivistas otorgan a los sentidos como fuentes de conocimiento: El hecho de que los sentidos no son confiables fue conocido por los antiguos incluso antes de Parménides (...) por eso es extraño que esta enseñanza de la antigüedad pueda ser totalmente ignorada por los empiristas modernos, incluyendo los fenomenalistas y los positivistas, sin embargo es ignorada en la mayoría de los problemas planteados 53
K. Popper, Conjectures and Refutations, 5.
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por los positivistas y los fenomenalistas y en las soluciones que ofrecen54.
Popper considera que hay muchos tipos de fuentes de nuestro conocimiento pero ninguna puede erigirse en autoridad, propone reemplazar la pregunta por las fuentes de nuestro conocimiento por otra pregunta totalmente diferente: ¿cómo podemos tener la esperanza de detectar y eliminar el error? Y su respuesta es ―criticando las teorías o las conjeturas de otros y criticando nuestras propias teorías y conjeturas‖ y llama a esta postura ‗racionalismo crítico‘55. “Science: Conjectures and Refutations” es el texto de una conferencia impartida en Peterhouse, Cambridge, en el verano de 1953, como parte de un curso sobre desarrollos y tendencias de la filosofía británica contemporánea, organizado por el British Council, y publicada en 195756. El título original “Philosophy of Science: A Personal Report” reflejaba la importancia de este escrito debido a que Popper decidió hacer algo que nunca había hecho antes: una reseña histórica de su trabajo en filosofía de la ciencia a partir del otoño de 1919 en que afrontó por primera vez el problema del carácter científico de las teorías. Carnap basa en este escrito y en The Logic of Scientific Discovery su réplica al ensayo crítico de Popper en el volumen sobre la filosofía de Rudolf Carnap editado por P. A. Schilpp. Popper dedica las tres primeras partes a explicar su criterio de demarcación de las teorías científicas, porque considera que su solución es la clave de muchos de los problemas fundamentales de la filosofía de la ciencia. El problema que Popper trató de resolver no fue un problema de significado sino de demarcación entre las ciencias empíricas y cualquier otro tipo de proposiciones: 54
K. Popper, Conjectures and Refutations, 17 y 24. Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 26. 56 Originalmente publicada como K. Popper, ‗Philosophy of Science: a Personal Report‘ en C. A. Mace (ed.), British Philosophy in Mid-Century, London, 1957. 55
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El problema que traté de resolver proponiendo el criterio de falsabilidad no era un problema de falta de significado o de significado ni tampoco un problema de verdad o aceptabilidad. Se trataba del problema de trazar una línea (en la medida en que fuera posible) entre las proposiciones o sistemas de proposiciones, de la ciencias empíricas, -y cualquier otra proposición, ya sea de carácter religioso o metafísico, o simplemente pseudocientifico. Años más tarde –debió ser en 1928 ó 1929- llamé a este primer problema el ‗problema de la demarcación‘57.
En 1932 Carnap leyó el manuscrito de Popper de Die beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie, y escribió un artículo sobre las sentencias protocolares (Über Protokollzätse) en el que proporciona un resumen de la teoría de la refutación crítica de Popper y la acepta. Este es de hecho el primer reporte publicado de la teoría de Popper a la que Carnap llama ‗procedimiento B‘ para distinguirlo de la visión de Neurath a la que llamará ‗procedimiento A‘: comenzando desde un punto de vista diferente al de Neurath, Popper desarrolla el procedimiento B como parte de su sistema (...) después de sopesar los variados arguentos aquí discutidos, me parece que la segunda forma de lenguaje con el procedimiento B –en la forma aquí descrita- es el más adecuado entre las formas de lenguaje científico que se han exhibido hasta el momento (...) en la teoría del conocimiento58.
Pero sucedió que o bien Popper no se dio a entender claramente o bien sus interlocutores no estuvieron en condiciones de comprender su mensaje, lo cierto es que Popper lamenta que su contribución fuera malentendida:
57 58
K. Popper, Conjectures and Refutations, 39. R. Carnap, ―On Protocol Sentences‖, 224.
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fue clasificada por miembros del Círculo como una propuesta para reemplazar la verificabilidad como criterio de significado por la falsabilidad como criterio de significado —que efectivamente no tenía ningún sentido desde mi punto de vista. Mis protestas y mis intentos de aclarar que estaba tratando de resolver, no su pseudoproblema del significado, sino el problema de la demarcación fueron inútiles 59.
A la vez Popper se congratula de que sus críticas no fueron del todo infructuosas, aunque lamenta haber ocasionado una confusión en la que jamás hubiese querido verse envuelto y en la que no participó directamente: Después de todo mis ataques hacia la verificación surtieron algún efecto. Pronto condujeron a una completa confusión en el campo de los filósofos verificacionistas del sentido y del sinsentido. La propuesta original de la verificabilidad como el criterio de significado era al menos clara, simple y fuerte. Las modificaciones y cambios que han sido introducidos ahora son el extremo opuesto. Debo decir que esto es reconocido aun por sus defensores60.
Popper señala que las modificaciones y cambios introducidos en las propuestas verificacionistas del significado fueron perdiendo claridad, sencillez y fuerza. Popper, finalmente, establece un paralelismo entre actitud dogmática y verificabilidad y actitud científica y falsabilidad: La distinción entre el pensamiento dogmático y el pensamiento crítico, o de la actitud dogmática y de la actitud crítica, nos reconduce a nuestro problema central. Porque la actitud dogmática está claramente relacionada con la tendencia a verificar nuestras leyes y esquemas 59 60
K. Popper, ―Science: Conjectures and Refutations‖, 40-41. K. Popper, ―Science: Conjectures and Refutations‖, 41.
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buscando aplicarlos y confirmarlos, hasta el punto de rehusar las refutaciones, mientras que la actitud crítica se identifica con la prontitud para cambiarlas, para probarlas, para refutarlas, para fasificarlas si es posible. Esto sugiere que podemos identificar la actitud crítica con la actitud científica, y la actitud dogmática con la que se ha descrito como pseudocientífica61.
“The Nature of Philosophical Problems and Their Roots in Science” fue el discurso pronunciado en la reunión de la British Society for the Philosophy of Science el 28 de abril de 195262. Popper remite a este texto en The Logic of Scientific Discovery al hablar del criterio de demarcación y en su ensayo crítico en el volumen sobre la filosofía de Rudolf Carnap. Popper se refiere al absurdo que supone hablar de la falta de sentido cuando se siguen las reglas convencionales de la costumbre y de la gramática: Podemos decir incluso que los positivistas que nos dicen con aire de sabios que estamos usando palabras carentes de sentido o que estamos hablando sin sentido, literalmente no saben de lo que están hablando, simplemente repiten lo que han escuchado a otros que tampoco lo saben63.
“Back to the Presocratics” recoge el discurso que Popper pronunció en la reunión de la Aristotelian Society el 13 de octubre de 1958 e incluye también la respuesta a un artículo de Kirk sobre su filosofía publicado en la revista Mind en 196064 en la que el autor presenta acertadamente a Popper como un oponente del dogma del inductivismo pero le atribuye desacertadamente una epistemología intuicionista que ni los positivistas le habían atribuido: 61
K. Popper, Conjectures and Refutations, 50. Publicado por primera vez en The British Journal for the Philosophy of Science, 3, 1952 y posteriormente incluido en Conjectures and Refutations, 66-96. 63 K. Popper, Conjectures and Refutations, 71. 64 Cf. G. S. Kirk ―Popper on Science and the Presocratics‖, Mind, 69, 1960, 318339. 62
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Como muchos filósofos estoy acostumbrado a ver distorsiones y caricaturas de mis puntos de vista. Pero ésta difícilmente es una caricatura, que debe siempre estar basada en una semejanza reconocible del original. Puedo decir que ninguno de mis amigos empiristas y positivistas, oponentes y críticos, me ha criticado jamás por sostener o revivir una epistemología intuicionista y que, por el contrario, suelen decir que mi epistemología no se separa significativamente de la de ellos65.
El artículo titulado “A Note on Berkeley as Precursor of Mach and Einstein” publicado por primera vez en The British Journal for the Philosophy of Science en 1953 trata acerca de algunas aportaciones particularmente novedosas de Berkeley en el campo de la filosofía de la física y que han sido reintroducidas por Schlick, entre otros: Sobre todo son ideas que han sido redescubiertas y reintroducidas en la discusión de la física moderna por Ernst Mach (...) y por muchos filósofos y físicos, algunos de ellos influenciados por Mach, como Bertrand Russell, Philip Frank, Richard von Mises, Moritz Schlick, Werner Heisenberg y otros. He de afirmar de una vez por todas que no estoy de acuerdo con muchos de esos puntos de vista positivistas66.
Popper consideró que la gran importancia histórica de Berkeley radicaba en su oposición a las explicaciones esencialistas en la ciencia, sin embargo no estaba de acuerdo con el positivismo o instrumentalismo berkeleyano o machiano que entonces estaba de moda. Popper consideraba que el rechazo del esencialismo no implica la aceptación del positivismo y propuso una tercera opción:
65 66
K. Popper, Conjectures and Refutations, 156. K. Popper, Conjectures and Refutations, 166.
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Esta tercera opción sostiene por una parte que la ciencia busca la verdad de las teorías aun cuando no podamos nunca estar seguros de que ninguna teoría particular es verdadera y por otra que la ciencia puede progresar (y saber que progresa) inventando teorías que comparadas con teorías anteriores pueden ser consideradas como mejores aproximaciones a lo que es verdadero. De esta manera podemos admitir, sin caer en el esencialismo, que en la ciencia siempre tratamos de explicar lo conocido a través de lo desconocido (...) al mismo tiempo podemos admitir, sin caer en el instrumentalismo, que una cosa es llegar a leyes generales de la naturaleza a partir de la contemplación de los fenómenos y otra encuadrar una hipótesis y a partir de ahí deducir el fenómeno 67.
“Truth, Rationality, and the Growth of Scientific Knowledge” es una conferencia, que Popper preparó para el Congreso Internacional de Filosofía de la Ciencia en Stanford en 1960, pero debido a su extensión sólo presentó una parte. El resto corresponde a su discurso ante la British Society for the Philosophy of Science, pronunciado en enero de 1961. Popper considera que el texto contiene algunos desarrollos posteriores de las ideas de The Logic of Scientific Discovery, entre los que estaba la idea de la verdad en la ciencia. Popper había eludido el tema por su dificultad y lo afrontó cuando conoció la teoría de la verdad de Tarski, que definió un determinado concepto de verdad para un lenguaje formalizado determinado y ofreció un método con el que podría ser definido este concepto para una clase determinada de lenguajes formalizados. El intento de Schlick por explicar la idea de correspondencia entre una proposición y un hecho le pareció meritorio pero fallido: Otro de estos intentos fallidos por explicar esta correspondencia se debió a Schlick, que hizo una critica bellamente clara y auténticamente devastadora de las diversas teorías de la correspondencia —incluida la teoría de la imagen o proyección [de 67
K. Popper, Conjectures and Refutations, 174.
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Wittgenstein]— pero que lamentablemente produjo a su vez otra que no era mejor. Interpretó la correspondencia en cuestión como una correspondencia uno a uno entre nuestras designaciones y los objetos designados, pero abundan los contraejemplos (...) que refutan esta interpretación68.
A continuación Popper hace unas observaciones en las que, manteniendo su crítica, se refleja el respeto que siempre tuvo por los argumentos de Schlick: He dicho que la teoría de Schlick era equivocada sin embargo pienso que ciertos comentarios que hizo acerca de su propia teoría arrojan alguna luz sobre la de Tarski. Schlick afirma que el problema de la verdad se parece al de otros problemas cuyas soluciones no se han encontrado fácilmente porque se ha pensado erróneamente que dichas soluciones estaban en un nivel más profundo, cuando de hecho eran más sencillas y a primera vista nada impresionantes. La solución de Tarski puede muy bien parecer poco impresionante a primera vista, pero su fecundidad y su poder son sin duda impresionantes69.
Popper afirma que una de las consecuencias del enfoque subjetivista de la verdad es la teoría subjetivista de la probabilidad que interpreta los grados de probabilidad como grados de creencia racional y considera que Carnap está entre los autores que sostienen esta teoría a pesar de haber aceptado la teoría de la verdad de Tarski y explica la razón: Sospecho que algunos de ellos han vuelto a la teoría de la probabilidad con la esperanza que de les daría lo que originalmente esperaron de una teoría subjetivista o epistemológica de alcanzar la verdad a través de la verificación, es decir una teoría de la creencia racional y
68 69
K. Popper, Conjectures and Refutations, 223. K. Popper, Conjectures and Refutations, 224.
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justificable basada sobre instancias observadas (Cf. R. Carnap, Logical Foundations of Probability, 1950, 177)70.
Sin duda la teoría de la verdad de Tarski tuvo un impacto importante en Popper y en Carnap pero no de la misma manera. Popper fue uno de los primeros filósofos que tomaron en serio la teoría de la verdad de Tarski. En muchas partes de sus escritos dejó constancia del efecto liberador que le produjo esta teoría y cómo le ayudó a darse cuenta de que la verdad no es un asombroso concepto metafísico sino algo que ha sido dado por supuesto por la mayoría de los realistas del sentido común. Carnap llegó a definir la verdad adecuadamente para ciertos tipos de lenguaje pero fue incapaz de ver la conexión con la verdad factual simple. Popper nunca estuvo interesado en formular una definición de verdad71. Una consecuencia de la imagen equivocada que se tiene de los filósofos falsificacionistas o falibilistas o críticos del conocimiento, entre los cuales se cuenta Popper, es que se les considera ―negativistas‖ en contraste con los filósofos ―positivistas‖: Considerando los diferentes puntos de vista acerca de la función positiva o negativa de la argumentación en la ciencia, el primer grupo –los justificacionistas– puede ser también apodados ‗positivistas‘ y los segundos –el grupo al que yo pertenezco- los críticos o los ‗negativistas‘. Aunque esos son meros apelativos, sin embargo pueden sugerir algunas de las razones de por qué algunas personas creen que sólo los positivistas o verificacionistas están seriamente interesados en la verdad y en la búsqueda de la verdad, mientras que nosotros los 70
K. Popper, Conjectures and Refutations, 227. Cf. D. Miller, ―Popper and Tarski‖ en I. C. Jarvie y S. Pralong (eds.), Popper’s Open Society after Fifty Years, 58. Para un análisis detallado sobre la contribución del resultado de Tarski al problema filosófico de la verdad y qué significado tiene esto en la teoría de la ciencia de Popper, Cf. G. Radnitzky, ―Entre Wittgenstein et Popper. Philosophie analytique et théorie de la science‖, Archives de Philosophie, 45, 1982, 9-11. 71
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críticos o negativistas somos superficiales en la búsqueda de la verdad y adictos a una crítica estéril y destructiva72.
El escrito titulado “Language and the Body-Mind Problem” fue publicado por primera vez en Proceedings of the 11th International Congress of Philosophy en 1953. Popper se remite a este texto en su ensayo crítico en el volumen sobre la filosofía de Carnap y Feigl acude también a este texto en su ensayo crítico en el volumen sobre la filosofía de Popper. Respecto al problema cuerpo-mente Popper rechaza tanto la explicación del problema en términos fisicalistas o conductistas, como la tesis que considera la cuestión como carente de sentido: estamos ante la creencia positivista equivocada de que un hecho es (o es reducible a) la suma total de la evidencia en su favor, es decir nos encontramos ante el dogma de la verificabilidad como criterio de significado73.
2.2.3 “The Demarcation between Science and Metaphysics” (1963) El ensayo crítico titulado “The Demarcation between Science and Metaphysics” fue publicado en el volumen The Philosophy of Rudolf Carnap en 1963. Popper había escrito su contribución en 1955 y en vista de que la publicación se atrasó, y contando con el permiso de Schilpp, el texto fue distribuido en una versión en mimeógrado a partir de junio de 1956 y en 1962 fue publicado en Conjectures and Refutations. En 1963 Popper no hizo cambios en el texto, a pesar de que durante ese tiempo había desarrollado algunos puntos en otras
72 73
K. Popper, Conjectures and Refutations, 229. K. Popper, Conjectures and Refutations, 294.
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publicaciones74. Popper se propone discutir las diferencias con el Círculo de Viena relativas al problema de la demarcación y mostrar que no son exageradas sino reales y él mismo resume el contenido de su ensayo de la siguiente manera: Dicho en pocas palabras, mi tesis se resume en esto: los repetidos intentos de Rudolf Carnap por mostrar que la demarcación entre la ciencia y la metafísica coincide con la demarcación entre sentido y falta de sentido han fracasado. La razón es que el concepto positivista de ‗significado‘ o ‗sentido‘ (o de verificabilidad o de confirmabilidad inductiva, etc.) es inapropiado para conseguir esta demarcación, simplemente porque la metafísica no necesita carecer de significado para no ser una ciencia. En todas sus variantes la demarcación por medio de la falta de sentido ha tendido a ser demasiado estrecha y demasiado amplia a la vez: porque, sin querer, tiende a excluir a las teorías científicas como carentes de significado y no consigue excluir aquella parte de la metafísica conocida como ‗teología racional‘75.
Popper recuerda sus primeros encuentros con Carnap y las inolvidables vacaciones pasadas en el Tirol, junto con Feigl, en los que discutieron muchos puntos interesantes:
74
Cf. K. Popper, ―Corroboration, the Weight of Evidence, and Statistical tests‖ en The Logic of Scientific Discovery, 387-419; ―A Presumably False yet Formally Highly Probable Non-empirical Statement‖ en Conjectures and Refutations, 248250; ―Probability Magic or Knowledge out of Ignorance‖, Dialectica, 11, 1957, 354374;―On Carnap‘s Version of Laplace‘s Rule of Succession‖, Mind, 71, 1962, 6973; ―The Mysteries of Udolpho: A Reply to Professors Jeffrey and Bar-Hillel‖, Mind, 76,1967, 103-110; ―Theories, experience, and probabilistic intuitions‖ en I. Lakatos (ed.), The Problem of Inductive Logic. Proceedings of the International Colloquium in the Philosophy of Science, London 1965, 1968, 285-303; I. Lakatos, ―Changes in the Problem of Inductive Logic‖ en I. Lakatos (ed.), The Problem of Inductive Logic, 315-417 y J. Watkins, ―Hume, Carnap and Popper‖ en I. Lakatos (ed.), The Problem of Inductive Logic, 271-282. 75 K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖ en P.A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Rudolf Carnap, 183.
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Escribir sobre Carnap —y criticar a Carnap— me trae a la memoria la primera vez que me encontré con él, en su seminario, en 1928 ó 1929. Me trae a la memoria aun más vivamente una ocasión posterior, en 1932, en las hermosas colinas tirolesas cuando tuve la oportunidad de pasar parte de mis vacaciones en largas discusiones críticas con Carnap y con Herbert Feigl, en compañía de nuestras esposas. Tuvimos una feliz estancia, con mucho sol, y pienso que todos disfrutamos muchísimo aquellas largas y fascinantes conversaciones, compaginadas con un poco de alpinismo pero nunca interrumpidas por esto. Estoy seguro de que ninguno de nosotros olvidará jamás cuando Carnap nos llevó por una escarpada colina sin veredas, a través de un hermoso bosquecillo de rododendros alpinos casi impenetrable y cómo nos guió, al mismo tiempo, a través de un bosque hermoso y casi impenetrable de argumentos cuyo tema indujo a Feigl a bautizar a nuestra colina como ‗Semantische Schnuppe‘ (algo así como ‗Estrella semántica centelleante‘), aunque algunos años tuvieron que pasar antes de que Carnap, estimulado por la crítica de Tarski, descubriera el camino que le llevaría de la sintaxis lógica a la semántica76.
Popper recuerda sus primeros encuentros con Carnap y afirma que fue una de las personas más interesantes y admirables que conoció en su vida por su apertura a la crítica y su capacidad de rectificación: Me parece que Carnap no es sólo una de las personas más atractivas que he visto jamás sino también un pensador completamente absorbido por y dedicado a sus problemas y deseoso de escuchar las críticas. Y por supuesto, entre algunas otras características que Carnap comparte con Bertrand Russell —cuya influencia sobre Carnap y sobre todos nosotros fue mayor que la de ningún otro— es su valor intelectual para cambiar bajo la influencia de la crítica, incluso en puntos de fundamental importancia para su filosofía77.
76 77
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 184. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 184.
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Popper acudió a las vacaciones en el Tirol llevando el manuscrito de su libro Die beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie (Los dos problemas fundamentales de la epistemología), escrito entre 1930 y 1932, en el que trataba acerca del problema de la inducción y del problema de la demarcación. El manuscrito —parte del cual se incorporaría en forma abreviada a su Logik der Forschung78—, contenía entre otros muchos temas una crítica detallada de la pretensión de Wittgenstein y de Carnap de eliminar la metafísica por medio del análisis del significado. Popper aclara que su crítica no está hecha desde un punto de vista metafísico, sino desde el punto de vista ―de quien, interesado por la ciencia, teme que esta doctrina, lejos de aniquilar al supuesto enemigo, la metafísica, le proporcione las llaves de la ciudad asediada‖79. Las críticas de Popper se dirigían principalmente contra dos libros de Carnap: Der logische Aufbau der Welt (La construcción lógica del mundo)80, cuya primera versión fue escrita entre 1922 y 1925 y publicado en 1929, en la que Carnap trató de la teoría del conocimiento, entendida como el problema de la reducción de unos conocimiento a otros, a través de un sistema uniforme de reducción de los conceptos tratados por la ciencia. Carnap analiza la posibilidad de una reconstrucción racional de los conceptos que se usan en todos los campos del conocimiento sobre la base de conceptos que se refieren a lo inmediatamente dado. Intentó de hecho construir un sistema de conceptos con ayuda de la teoría de relaciones contenida en la lógica de Frege, Whitehead y Russell. En Scheinprobleme in der Philosophie (―Pseudoproblemas en la Filosofía‖)81, redactado en 1927 y publicado en 1928, trata de la 78
La obra Die beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie se publicaría muchos años más tarde en 1979 cuando Popper gozaba ya de prestigio y reconocimiento. 79 K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 184. 80 R. Carnap, La Construcción Lógica del Mundo, UNAM, México, 1988 (título original, Der logische Aufbau der Welt, Verlag, Leipzig, 1928). 81 R. Carnap, Pseudoproblemas en la Filosofía. La psique ajena y la controversia sobre el realismo, UNAM, México, 1990. (título original Scheinprobleme in der Philosophie. Das Fremdpsychische und der Realismussterit, Verlag, Leipzig, 1928).
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eliminación de los pseudoproblemas en epistemología. Se proscriben todas las tesis acerca de la realidad metafísica de forma más radical que en Aufbau donde tales tesis se excluyeron sólo del dominio de la ciencia, de acuerdo a la concepción de Wittgenstein de que las proposiciones de la metafísica no tienen sentido dado que en principio no pueden ser verificadas, radicalizada por el rechazo de Carnap de las tesis acerca de la realidad. La crítica de Popper abarca también algunos de los artículos de Carnap publicados en Erkenntnis. Carnap aceptó parte de las críticas de Popper como consta en su artículo acerca de las proposiciones protocolares (1932). Al abordar la cuestión de las proposiciones protocolares dentro del lenguaje fisicalista presenta dos alternativas: la de Neurath que postula que sólo un determinado tipo de proposiciones concretas puede servir como proposiciones protocolares, en contraste con la idea de Popper de que cualquier proposición concreta puede ser considerada proposición protocolar bajo ciertas circunstancias en virtud de que se trata de algo convencional y no de un proceso que termine de forma natural: Karl Popper me explicó la posibilidad de este procedimiento durante una conversación personal. Es muy deseable que pronto puedan ser publicados los resultados que me comentó sobre sus importantes investigaciones acerca del ‗deductivismo‘ y el ‗inductivismo‘, ya que suponen una contribución importante para la clarificación de la acuciante cuestión actual de la lógica de la ciencia: el carácter de las leyes naturales como hipótesis y métodos de comprobación empírica. Procediendo desde un punto de vista distinto del de Neurath, Popper ha desarrollado la opción B como un componente de su sistema. Ambas interpretaciones me parecen básicamente semejantes a pesar de que presentan algunas diferencias. En mi opinión el segundo tipo de lenguaje [aquel que busca proposiciones protocolares como base de comprobación de sistemas de proposiciones] puede comprenderse más fácilmente usando la sugerencia de Popper82.
82
R. Carnap, ―On Protocol Sentences‖, 231.
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Popper acepta la reseña de Carnap sobre su teoría de las proposiciones protocolares, excepto en algunos detalles sin importancia: la sugerencia de que las proposiciones básicas (llamadas por Carnap ‗proposiciones protocolares‘) son los puntos de partida sobre los que se construye la ciencia, la observación de que una proposición protocolaria puede ser confirmada ‗con tal y tal grado de certeza‘, y el que ‗las proposiciones acerca de percepciones‘ constituyen ‗eslabones igualmente válidos en la cadena‘ y que son estas proposiciones acerca de la percepción a las que ‗acudimos en situaciones críticas‘ y aprovecha la ocasión para agradecer a Carnap sus amistosas palabras acerca de su trabajo aún sin publicar83. Al mismo tiempo Popper lamenta que Carnap ―siente que yo he exagerado las diferencias entre mis puntos de vista y los del Círculo de Viena del que él fue un miembro líder‖84, como queda de manifiesto en la reseña crítica de Carnap sobre The Logic of Scientific Discovery cuando señala que: ―Popper está muy cerca de los puntos de vista del Círculo de Viena. El modo como presenta las diferencias hace que aparezcan mucho más grandes de lo que son en realidad‖.85 La reacción de Popper a estas afirmaciones de Carnap fue la de guardar silencio durante casi veinte años. El silencio de Popper también se debía a que Carnap prestó mucha atención a las críticas de Popper en su artículo Testability and Meaning (1937), aunque Popper continúa lamentando que no se diera importancia a las diferencias: Esto me hizo guardar silencio durante muchos años (...) no publiqué nada ni siquiera aludiendo a estas diferencias de opinión durante los primeros diez años posteriores a la publicación de mi L.Sc.D. (aunque aludí a ellas en algunas conferencias): y casi nada durante los 10 años siguientes, es decir, hasta que empecé el presente ensayo crítico –no más, de todos modos, que unas pocas observaciones críticas sobre Wittgenstein y Schlick (en mi Open Society, publicada por primera 83
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota 1, 104. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 184-185. 85 R. Carnap, ―Popper, Logik der Forschung‖, Erkenntnis, 5, 1935, 293. 84
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vez en 1945) (...) Sin embargo yo sentía todo el tiempo que las diferencias entre nuestros puntos de vista estaban lejos de ser imaginarias, y mi sentimiento de que eran importantes aumentó a raíz de los artículos y libros más recientes de Carnap sobre probabilidad e inducción86.
A esta luz se comprende que Popper haya considerado que la solicitud de Schilpp para que escribiera un ensayo crítico sobre la filosofía de Carnap, como una oportunidad para hablar claro y con la perspectiva de los años acerca de las diferencias con el Círculo de Viena, especialmente en lo relativo al problema de la demarcación: El propósito de este ensayo es discutir estas diferencias en la medida en que se relacionan con el problema de la demarcación. Me resisto a exponerme una vez más a la acusación de exagerar las diferencias (...) He aceptado sin embargo la invitación para escribir este artículo, y esto no me deja más alternativa que la de tratar de caracterizar nuestras diferencias tan clara y agudamente como sea posible. En otras palabras, debo tratar de defender la tesis de que estas diferencias son reales, tan reales al menos como me han parecido a lo largo de los últimos 25 años87.
Y reconociendo que el tono usado en algunas ocasiones para defender su postura había sido quizás demasiado apasionado Popper aclara: ―espero que el Profesor Carnap no esté prevenido para abrirse a la evidencia por la aprehensión de hacerme callar por el resto de mis días: prometo ser más razonable esta vez‖88. Popper procede a explicar que su punto de vista respecto a la falsabilidad como criterio de demarcación no ha cambiado respecto a lo que expuso desde 1932 en la carta al editor de Erkenntnis. Sin cambiar la postura esencial, 86
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 185. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 185. 88 K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 185. 87
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Popper introdujo en The Logic of Scientific Discovery89 su desarrollo sobre los grados de testabilidad de las teorías científicas, refiriéndose a que unas teorías se exponen a posibles refutaciones de manera más audaz que otras. Sin embargo le parece que esto no ha quedado aún claro para muchos: Me vi obligado a subrayar este punto porque mi posición ha sido frecuentemente descrita como una propuesta para tomar la falsabilidad o la refutabilidad como el criterio de significado (no de demarcación), o como una propuesta para excluir las proposiciones existenciales de nuestro lenguaje, o quizás del lenguaje de la ciencia. Incluso Carnap, que discutió mi posición en considerable detalle y la reseñó correctamente, tiende a interpretarla como una propuesta para excluir las proposiciones metafísicas de cualquier lenguaje90.
Aquí Popper cita un párrafo de Testability and Meaning91 uno de los más famosos escritos breves de Carnap: Podemos tomar el principio de falsabilidad de Popper como un ejemplo de la elección de este lenguaje [se refiere a un lenguaje que excluye las proposiciones existenciales como carentes de sentido]. Popper , sin embargo, es muy cauto en la formulación de su principio de demarcación; no considera carentes de sentido a las proposiciones [existenciales], sin solamente no-empíricas y metafísicas. (Quizás no quiere excluir completamente del lenguaje las proposiciones existenciales y otras proposiciones metafísicas, sino sólo del lenguaje de las ciencias empíricas)92.
89
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, secciones 31 a 46. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 188-189. 91 R. Carnap, ―Testability and Meaning‖, Philosophy of Science, 3-4, 1936/1937, reproducida en S. Sarkar (ed.), Logical Empiricism at Its Peak, 130-195 92 R. Carnap, ―Testability and Meaning‖, 183. 90
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Popper está de acuerdo en la primera parte de la cita, pero no en la afirmación entre paréntesis, que le lleva a preguntarse ―¿por qué asume Carnap que yo voy a querer excluirlas de todo lenguaje, cuando he afirmado repetidamente lo contrario?‖93, y remata diciendo que: es un hecho que desde mi primera publicación sobre este asunto [la Carta al Editor de Erkenntnis], siempre desestimé el problema de la falta de sentido como un pseudo problema, y siempre me opuse a la idea de que fuese identificado con el problema de la demarcación. Este sigue siendo mi punto de vista94.
Una de las teorías que Popper criticó en su manuscrito y más adelante en The Logic of Scientific Discovery, era la afirmación de que la metafísica carecía de sentido, que el Círculo de Viena atribuía a Wittgenstein pero que según Popper se remontaba al menos a Hobbes y a Berkeley y a otros nominalistas. De acuerdo con la terminología de Wittgenstein, una expresión o un conjunto de palabras constituyen una proposición con sentido si y sólo si todas las palabras que la componen tienen sentido (sólo las palabras definibles empíricamente tienen significado) y si todas las palabras que la componen se relacionan unas con otras de manera apropiada. En otras palabras una proposición tiene sentido si es una función de verdad reducible a proposiciones elementales (o atómicas) que expresan observaciones o percepciones. Popper afirma que el criterio de verificabilidad señalado en las condiciones anteriores es inadecuado porque: Este criterio excluye del campo de lo significativo a todas las teorías científicas (o a las ―leyes de la naturaleza‖), ya que éstas no son reducibles a reportes de observación como tampoco lo son las llamadas pseudoproposiciones metafísicas. Por tanto el criterio de
93 94
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, nota 11, 189. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 189.
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significado conduce a una demarcación falsa entre la ciencia y la metafísica95.
Popper denuncia que esta teoría tiene también efectos deletéreos para la ciencia, debido a que la actitud antimetafísica a ultranza obnubilaba la consideración de un criterio razonable para la cientificidad de las teorías: Más aún sus propagadores, en su afán por eliminar a la metafísica, no repararon en que estaban eliminando todas las teorías científicas en el mismo montón de basura que las teorías metafísicas ‗carentes de sentido‘. Sugerí que todo esto era consecuencia de tratar de destruir la metafísica en lugar de buscar un criterio de demarcación96.
Carnap aceptó esta crítica de Popper tanto en su Logical Syntax of Language: Al inicio mantuvimos que toda proposición, para ser significativa, tenía que ser completamente verificable (...) Desde este punto de vista no había lugar para la leyes de la naturaleza entre las proposiciones del lenguaje (...) Popper hizo una crítica detallada de este punto de vista según el cual las leyes no son proposiciones97.
Como posteriormente en Testability and Meaning aunque Popper lamenta que su últimas teorías permanecen abiertas al criterio de significado: 95
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 192. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 189. 97 R. Carnap, The Logical Syntax of Language, Routledge, London, 1949, 321. (Título original Logische Syntax der Sprache, Schriften zur wissenschaftlichen Weltauffassung, Wien, 1934). 96
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La imposibilidad de una verificación absoluta fue puesta de manifiesto y explicada con detalle por Popper (...) Popper explicó las dificultades de la interpretación frecuencial de los grados de confirmación de una teoría98.
Carnap abandonó hace mucho tiempo su teoría ‗naturalista‘ del sentido y la falta de sentido, expuesta en su Aufbau, y la reemplazó por la doctrina más sofisticada de que una expresión dada es una proposición con sentido en un cierto lenguaje (artificial) si y sólo si cumple con las reglas para la formación de fórmulas o proposiciones bien formadas en ese lenguaje. Popper considera que esto es un desarrollo muy importante pero no deja de subrayar que no resuelve el problema de fondo: En mi opinión, el paso de la teoría ingenua o naturalista a la doctrina más sofisticada era deseable y muy importante (...) supuso un desarrollo muy importante que proporcionó la clave para resolver muchos problemas interesantes. Pero deja el problema de la demarcación entre la ciencia y la metafísica exactamente donde estaba.99.
Popper se refiere a los intentos de construir lenguajes libres de metafísica para la ciencia intentados por Carnap. En su opinión la tarea de construir modelos de lenguajes artificiales para el lenguaje de la ciencia es interesante, pero el tratar de combinar esta tarea con la de destruir la metafísica a base de volverla carente de sentido conducía al desastre una y otra vez. Popper intenta mostrar que el prejuicio antimetafísico es un tipo de prejuicio filosófico que impide a los constructores del sistema llevar a cabo su tarea con propiedad y que esto ocurre con la tesis del fisicalismo, que postulan un lenguaje 98 99
R. Carnap, ―Testability and Meaning‖, 134-135. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 190 y 196.
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unificado acerca de las cosas físicas y de sus movimientos en el espacio y en el tiempo. Todo ha de ser expresable en este lenguaje o traducible a él, especialmente la psicología en tanto que es científica. Popper se había opuesto a la fundación de la llamada “Enciclopedia internacional para la ciencia unificada” en el Primer Congreso de Filosofía Científica en París en 1935 como él mismo testimonia: En París me opuse a la fundación de la Enciclopedia. (Neurath me llamaba la ‗oposición oficial‘ del Círculo, aunque nunca tuve la fortuna de pertenecer a él) (...) Durante el Congreso de Copenhague en 1936, al que Carnap no asistió, traté de mostrar que la doctrina de la unidad de la ciencia y de un lenguaje universal era incompatible con la teoría de la verdad de Tarski100.
Popper elogia el libro Logical Syntax de Carnap porque influyó decisivamente en su pensamiento: Es uno de los pocos libros filosóficos que puede considerarse de primera importancia. Admitiendo que algunos de sus argumentos y doctrinas han sido superados, debido principalmente a los descubrimientos de Tarski (...) Si he de hablar de forma personal, el libro (...) marcó el comienzo de una revolución en mi propio pensamiento filosófico101.
Y también porque acepta las críticas de Popper, aunque no de manera suficiente como para abandonar la consideración de la metafísica como carente de sentido: Considero que desde el punto de vista del problema de la demarcación se dio un importante paso adelante (...) se aceptaron 100 101
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, nota 44, 201. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 203.
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algunas de mis críticas en el libro (...) aunque creo que Carnap no aceptó mis críticas completamente (...) porque acabamos encontrando una vez más la vieja tesis de la falta de significado de la metafísica. pero mitigada102.
Popper considera que el artículo Testability and Meaning tiene un extraordinario valor en el campo de la filosofía de las ciencias empíricas. Carnap es muy cuidadoso en la formulación de sus nuevas ideas, reemplaza la ‗verificabilidad‘ por la ‗testabilidad‘ (o por la ‗confirmabilidad‘), continúa con la idea de excluir a la metafísica del lenguaje de la ciencia (de las fórmulas bien-formadas de L) y tampoco abandona la idea de un lenguaje para la ciencia, aunque admite que podemos escoger nuestro lenguaje y que los científicos pueden escogerlo de distintas maneras. Popper termina expresando que su crítica es de fondo y que necesariamente provocará una respuesta en Carnap: Agradezco la oportunidad que se me ha dado de sacar todos estos temas de mi cabeza, o de mi pecho como dirían los fisicalistas. No dudo que, con otras vacaciones en el Tirol, y otra subida a la Semantische Schnuppe, Carnap y yo podríamos alcanzar el acuerdo en muchos de esos puntos, porque considero que ambos pertenecemos a la fraternidad de racionalistas, a la fraternidad de los que están ávidos por discutir y aprender unos de otros. Pero como la distancia física entre nosotros parece insalvable por el momento le envío a través del océano —sabiendo que pronto recibiré respuesta— mis flechas más afiladas junto con mis más cordiales saludos fraternos103.
102 103
K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 203-204. K. Popper, ―The Demarcation Between Science and Metaphysics‖, 226.
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2.2.4 Correspondencia entre Popper y Carnap (1932-1967) En el archivo de Popper en la Hoover Institution se conservan algunas cartas de la correspondencia entre Carnap y Popper entre 1932 y 1967. En estas cartas queda patente la relación académica y humana a pesar de la distancia física y la divergencia de puntos de vista. Esto se ve también en el obituario de Carnap escrito por Popper. Para ambos la opinión del otro tiene particular peso y esto se refleja de manera especial cuando intercambian sus publicaciones. Al enviar a Popper su libro Introduction to Semantics recién salido de imprenta Carnap pide su opinión sobre el libro y sobre la posible utilidad para el trabajo de Popper: Hace algún tiempo te envié un ejemplar de mi nuevo libro sobre semántica. Me interesará saber no solo lo que piensas del libro teóricamente sino también si los procedimientos y los conceptos sobre semántica podrán ser de utilidad en tu propio trabajo104.
Cuando Popper prepara la publicación de su The Open Society solicita el apoyo de Carnap para que le recomiende ante los editores americanos: Estoy enviando el libro Falsos profetas: Platón, Hegel y Marx a varios editores americanos y les he dado tu nombre como referencia (...) no estoy suponiendo que conozcas el libro o que puedas hablar de su posible valor. Lo único que digo es que me conoces105.
104
Carta de R. Carnap a K. Popper del 17 de junio de 1942 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 105 Carta de K Popper a R. Carnap del 15 de octubre de 1942 desde Christchurch, Popper Archives (282.24).
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Carnap no sólo se muestra dispuesto a dar las referencias solicitadas106, sino que aporta sugerencias prácticas para promocionar el libro en Estados Unidos a través de los periódicos y revistas especializados y él mismo ha promocionado ya el libro de Popper entre sus colegas en la Universidad: Estoy seguro de que tu libro despertará mucho interés entre los lectores tanto de filosofía como de ciencias políticas en este país. Pienso que es importante que se envíen copias para recensión a muchas revistas (...) si me dices a qué revistas filosóficas de este país ha sido enviado entonces quizás te pueda dar algunas sugerencias de otras revistas que conviene tener en cuenta (...) estaba tan entusiasmado con tu libro que enseguida llamé la atención de todo nuestro departamento, y también de un grupo de profesores jóvenes de ciencias sociales (...) supongo que tu libro despertará vivas controversias (...) en este momento es más importante que el libro capte la atención a que provoque aceptación107.
En condiciones normales ambos admiten la crítica del otro con serenidad y apertura. Carnap no duda en aconsejar a Popper mesura en su crítica a Marx para no cerrar puertas a la aceptación de su The Open Society: Si algún editor me escribe estaré gustoso de poder ayudar recomendándolo. Espero que seas cuidadoso en tu crítica a Marx para no proporcionar argumentos a los que no sólo difieran de sus puntos de vista sino incluso rechacen su finalidad. Es necesaria una cuidadosa separación entre lo que es correcto y lo que es equivocado en sus puntos de vista, como lo has hecho en tu artículo sobre ―Dialéctica‖,
106
Cf. Carta de R. Carnap a K. Popper del 29 de enero de 1943 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 107 Carta de R. Carnap a K. Popper del 9 de febrero de 1946 desde Chicago, Popper Archives (282.24).
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que me ha gustado mucho (...) el libro será muy útil si tiene la misma actitud crítica, cuidadosa y objetiva108.
Popper responde aclarando que su crítica a Marx puede considerarse objetiva y se muestra abierto a ulteriores consejos y sugerencias por parte de Carnap: Creo que el libro hace plena justicia a Marx, tanto en sus fines como en sus aportaciones teóricas. Pero finalmente he presentado una crítica (…) mi crítica de Marx es cuidadosa y detallada, y si mi artículo te ha parecido ‗objetivo‘, entonces seguramente dirás lo mismo del libro [Popper menciona también que ha cambiado el título porque resultaba muy provocativo] si me pudieras dar algún otro consejo o ayuda estaré realmente agradecido109.
Al mismo tiempo Popper no repara en reclamar cuando considera que no se le ha dado el justo crédito en alguna aportación o desarrollo. Sabe que cualquier error o imprecisión en la cita o interpretación de sus ideas puede agrandarse precisamente por la gran autoridad de los escritos de Carnap. Hace notar puntualmente a Carnap que en un párrafo de Introduction to Semantics ha atribuido a Wittgenstein algo que fue aportación suya: Siento mucho que por error de memoria me refería a Wittgenstein en al p. 151 en lugar de a ti. Corregiré el error en un lugar apropiado en un volumen posterior110.
108
Carta de R. Carnap a K. Popper del 29 de enero de 1943 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 109 Carta de K. Popper a R. Carnap del 31 de marzo de 1943 s/l, Popper Archives (282.24). 110 Carta de R. Carnap a K. Popper del 29 de enero de 1943 desde Chicago, Popper Archives (282.24).
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Carnap muestra total solidaridad y apoyo para que Popper consiga salir de Nueva Zelanda dado su aislamiento académico. Popper no dudó en acudir a Carnap para que le enviase algunas publicaciones periódicas que le era difícil conseguir: Una de mis dificultades aquí es que no puedo conseguir el Journal of Unified Science. Ha fracasado mi intento de tenerlo en nuestra biblioteca. Estoy totalmente fuera de contacto desde 1938. Si tienes algunos números atrasados te los agradecería mucho111.
Carnap se informó sobre posibles becas en Estados Unidos y preguntó a Popper sobre la posibilidad de regresar a Viena: La fundación Guggenheim me escribió respondiendo a mi pregunta diciendo que sus becas son otorgadas solamente a personas que viven en Estados Unidos. Lo siento mucho porque hubieses tenido ahí una muy buena oportunidad. Si pudieras venir a este país por otros medios (…) podrías desde aquí aplicar para una beca del Guggenheim. Mi espalda está mucho mejor. Estoy caminando un poco sin el bastón y no tengo dificultad para dar mis clases. Las noticias de Viena son interesantes aunque escasas. ¿Has considerado la posibilidad de regresar si te ofreciesen algún puesto ahí?112.
Se entiende que Carnap haya sido uno de los primeros con quienes Popper compartió su alegría de haber conseguido un puesto en la London School of Economics, y le aclara que jamás volvería a Viena:
111
Carta de K. Popper a R. Carnap del 15 de octubre de 1942 desde Christchurch, Popper Archives (282.24). 112 Carta de R. Carnap a K. Popper del 30 mayo de 1945 desde Chicago, Popper Archives (282.24).
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Me trasladaré a Londres (…) me han ofrecido una cátedra en lógica y método científico en la London School of Economics y por supuesto he aceptado. Estoy muy contento con este progreso. Me alegra saber que tu espalda está mejor (...) espero que en verano estés todavía mejor. Respecto a tu pregunta acerca de un possible regreso al continente, mi respuesta es no, nunca. ¿La tuya es diferente?113.
Carnap considera a Popper como un empirista y esta es la razón por la que no ha conseguido que le inviten a dar conferencias a la Universidad de Chicago que tiene otra línea filosófica en la que ven con sospecha a los empiristas: Desde hace varios años he tratado de que nuestro departamento te invite (…) pero no he tenido éxito (…) la filosofía que prevalece en nuestra Universidad va en la línea de Santo Tomás, Aristóteles y Platón (...) por tanto es claro que todo empirista es visto con sospecha114.
En el intercambio epistolar relacionado con la publicación de The Open Society, Carnap no deja de insistir en que sus discrepancias son solo de matiz, en este caso las diferencias se refieren a la posibilidad y utilidad que cada uno atribuye a la planeación en la economía y la política115. En una carta de 1947 Carnap aborda directamente el tema de su diferente valoración de sus desacuerdos: Es difícil decir hasta qué grado tú y yo vamos a llegar a un acuerdo en cuestiones concretas (...) puedo estar de acuerdo con la mayoría de tus 113
Carta de K. Popper a R. Carnap del 23 de junio de 1945 desde Christchurch, Popper Archives (282.24). 114 Carta de R. Carnap a K. Popper del 2 de enero de 1950 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 115 Cf. Carta de R. Carnap a K. Popper del 9 de febrero de 1946 desde Chicago, Popper Archives (282.24).
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afirmaciones, pero son necesariamente generales y teóricas. Quizás si hubiésemos discutido con detalle problemas más concretos encontraríamos que existen diferencias de grado (...) diferencias de énfasis y de grado de apreciación más que diferencias fundamentales116.
Popper y Carnap reconocen que su ‗diálogo‘ crítico en The Philosophy of Rudolf Carnap es fuerte. Carnap escribe a Popper después de haber leído el ensayo crítico de Popper y manifiesta su convicción de que la polémica se hubiese podido arreglar hablando: En mis réplicas me mostré tan sin pelos en la lengua como tú en tu crítica (...) sin embargo, mi actitud de fondo era conciliadora. Traté de mostrar que respecto a ambos puntos [se refiere a la demarcación y a la inducción] las diferencias entre nuestras posiciones no eran ni de lejos tan grandes como tú las planteabas. Quizás los malentendidos mutuos acerca de nuestras posiciones, y por tanto la polémica innecesaria, hubiesen podido ser evitados si nos hubiésemos dado la oportunidad de conversar117.
Carnap muestra su pena de que Popper no le hubiera buscado cuando estuvo en Chicago, expresa su frustración de que Popper no se haya abierto a las razones que Bar Hillel y Carnap le expusieron, y prácticamente se da por vencido porque ya no le interesa polemizar con nadie: Lamenté que no hubieses podido venir a Urbana a verme cuando estuviste en Chicago (…) Quizás tu esperabas alguna palabra de mi parte mientras que yo esperaba una palabra tuya (…) y nuevamente no 116
Carta de R. Carnap a K. Popper del 27 de mayo de 1947 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 117 Carta de R. Carnap a K. Popper del 11 de diciembre de 1959 desde Los Ángeles, Popper Archives (282.24).
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estoy seguro si en una discusión oral hubiésemos realmente llegado entendernos (…) me refiero simplemente a haber despejado los malentendidos y llegado a una visión más clara de la postura de cada uno (...) a veces tengo la frustrante sensación de que nuestras observaciones no te entraron en la cabeza (las de Bar Hillel y mías). Estoy ahora en una edad avanzada y me parece mejor de ahora en adelante concentrarme en trabajar sobre el esclarecimiento positivo y la solución de problemas y evitar al máximo cualquier polémica con oponentes. Esto no excluye, por supuesto, el mantener discusiones fructíferas acerca de desacuerdos genuinos118.
Carnap propone a Popper que se reúnan antes del congreso que se llevará a cabo en Stanford119. Popper promete no abordar temas que no sean del interés de Carnap aunque no puede garantizar que no dirá nada polémico durante sus intervenciones en el congreso: Puedo prometer que no entraré en ninguna discusión que no te interese, pero obviamente no puedo prometer no decir nada polémico durante el congreso. Estoy seguro que existen muchas cosas de interés común que no tienen por qué llevarnos a ninguna polémica120.
Miller afirma que para hacer justicia a Popper hay que tener en cuenta que a partir de julio de 1965 esperó mucho tiempo para se publicara su artículo “The Mysteries of Udolpho”, aparecido en Mind en 1967, en el que quería dar por terminada la discusión entre él y los
118
Carta de R. Carnap a K. Popper del 11 de diciembre de 1959 desde Los Ángeles, Popper Archives (282.24). 119 Cf. Carta de R. Carnap a K. Popper del 3 de abril de 1960 desde Los Ángeles, Popper Archives (282.24). 120 Carta de K. Popper a R. Carnap del 23 de marzo de 1960 desde Penn, Popper Archives (282.24).
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carnapianos (Jeffrey and Bar-Hillel)121. Muestra de esto es la observación de Popper en su respuesta al ensayo crítico de Bar-Hillel: Espero que una mirada a mi lista de publicaciones mostrará cuánto tiempo he gastado en controversias y cuánto tiempo he ahorrado haciendo cosas más interesantes; y que el balance no será desfavorable122.
Existen siete notas sobre cinco años de discusión con Carnap y Bar-Hillel acerca de la identificación inductivista de la probabilidad con el grado de corroboración. En su artículo conjunto estos autores aceptaron la doctrina de Popper acerca de la relación inversa entre probabilidad y contenido, pero por separado se resistieron a la conclusión de que la investigación empírica no está dirigida a hacer más probables nuestras teorías123. Tras la muerte de Carnap el 14 de septiembre de 1970, el diario The Times de Londres solicitó a Popper el obituario que fue publicado tres días después. Popper se esmera en el texto y hace un bonito elogio de Carnap, a la vez queda clara su valoración de la postura del Círculo de Viena al reseñar el desarrollo filosófico del que considera ―uno de los filósofos más influyentes de nuestro tiempo y el líder indiscutible de su escuela llamada ‗positivismo lógico‘ o ‗empirismo lógico‘‖124. Después de hacer una breve reseña de la vida y obras de Carnap, de su encuentro con el Círculo de Viena, de su marcha a Praga y finalmente 121
Cf. D. Miller, "Popper/Carnap‖, [email protected], Correo electrónico personal, 19 de mayo de 2003. 122 K. Popper, ―Replies to My Critics‖ en P. A., Schilpp (ed.), The Philosophy of Karl Popper, 1048. 123 Cf. R. Carnap y J. Bar-Hillel, ―Semantic information‖, British Journal of the Philosophy of Science, 4, 1954, 145-157 y D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 383. 124 K. Popper, ―Obituary. Prof. Rudolf Carnap. One of the most influential philosophers of his time‖, The Times, London, 17 de septiembre de 1970, Popper Archives (282.24).
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a Estados Unidos, Popper resume la tendencia fundamental de la filosofía de Carnap, dejando claro que fueron varios intentos, implicando en el fondo que ninguno funcionó satisfactoriamente: La tendencia fundamental que confiere unidad a sus trabajos es el rechazo de Carnap de toda filosofía especulativa o ―metafísica‖. Gran parte de su trabajo está dedicado a la construcción de un lenguaje libre de metafísica pero suficientemente rico para la formulación de la ciencia. El primer intento fue su libro Der logische Aufbau der Welt (...) bajo la influencia de Neurath lo reemplazó en su Logical Syntax of Language (...) Carnap construyó varios ―lenguajes modelo‖ (...) pero posteriormente (...) tuvo que conformarse con lenguajes modelo más rudimentarios. Murió mientras trabajaba en una nueva versión de su teoría probabilística de la inducción125.
La hija de Carnap agradece las condolencias y el obituario con palabras elogiosas hacia Popper, y muestra su sorpresa al conocer por Popper que su padre y él tenían conflicto, porque siempre le había oído referirse a Popper con afecto y admiración: Es particularmente gratificante escuchar de un gran filósofo como usted, que no sólo conoció la filosofía de mi padre sin también le conoció como persona. He apreciado mucho su envío del obituario del The Times de Londres que no me había enviado nadie. Muchos me han pedido copia (...) Ciertamente aprecio lo que usted dice acerca de su contacto con mi padre. Me ha dejado intrigada acerca del distanciamiento entre ustedes dos, del que no sabía nada. Mi padre siempre hablaba elogiosamente de usted. Recuerdo cuando estuve con él en Europa en 1965 cuánto disfrutó de la visita que le hizo. Espero que algún día pueda contarme más acerca del distanciamiento y del estudiante a quién usted se lo atribuye. Sé por mi propia experiencia de vivir con mi padre desde 1965 que podía ser apasionadamente crítico y por otra parte tenía una gran necesidad de afecto y era capaz 125
K. Popper, ―Obituary. Prof. Rudolf Carnap‖.
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de ser amable y considerado. Me alegra haber tenido la oportunidad durante el funeral de expresar mis sentimientos y experiencias ambivalentes respecto a mi padre126.
2.2.5 The Philosophy of Karl Popper (1974) En 1974 fue publicado The Philosophy of Karl Popper como el volumen 14 de la colección ―The Library of Living Philosophers‖. Por primera vez en esta colección se trataba de una obra de dos volúmenes lo cual da idea del interés suscitado por el pensamiento de Popper. La primera parte comprende la autobiografía intelectual de Popper, la segunda parte comprende 33 estudios de diversos autores sobre el pensamiento de Popper y en la tercera parte Popper responde ampliamente a cada uno de estos estudios127. 2.2.5.1 La autobiografía intelectual de Popper La autobiografía intelectual de Popper permite obtener una idea del origen y desarrollo del pensamiento filosófico de Popper desde la perspectiva de la madurez y tomando en cuenta que no escribió ningún tratado sistemático sino que la mayoría de sus ideas filosóficas se encuentran en artículos sobre temas concretos128. Popper se refiere en numerosas ocasiones al positivismo lógico y al Círculo de Viena, 126
Carta de H. Thost a K. Popper del 23 de enero de 1971 s/l y Carta de H. Thost a K. Popper del 8 de abril de 1971 desde Los Ángeles, Popper Archives (282.24). 127 D. Miller relata que ―la revisión de la autobiografía intelectual y la preparación de las réplicas durante el verano de 1971 fue una labor agotadora para todos: para Popper, para su esposa y para mí‖ (Cf. D. Miller, ―Nada más por ahora‖, , Correo electrónico personal, 9 de abril de 2003. 128 Popper redactó su autobiografía intelectual, entre 1963 y 1969 aunque el volumen The Philosophy of Karl Popper fue publicado hasta 1974. Posteriormente fue publicada una versión con ligeras correcciones bajo el título Unended Quest. An Intellectual Autobiography.
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explicando que había seguido con interés lo que decían acerca de la demarcación y llegado a la conclusión de que su solución era mejor. Describe sus encuentros con los miembros del Círculo de Viena y con la llamada periferia del Círculo, expone las consecuencias, positivas y negativas de la publicación de su Logik der Forschung en la colección editada por Schlick y Frank y hace un balance personal de su relación con el Círculo de Viena129. Popper tuvo la primera noticia del Círculo de Viena a través del interés que despertó en él un artículo de Neurath. Estudió con profundidad el Tractatus de Wittgenstein y siguió con particular interés todo lo que escribían los miembros del Círculo acerca de la demarcación —de manera especial los escritos de Carnap—, e iba sacando sus propias conclusiones: Me resultaba claro que todas esas gentes estaban buscando un criterio de demarcación, no tanto entre la ciencia y la pseudociencia, sino entre la ciencia y la metafísica. Me resultaba claro también que mi viejo criterio de demarcación era mejor que el de ellos130.
Consideraba que el criterio de significado, mediante la verificabilidad, que se proponía desde el Círculo de Viena no aportaba nada nuevo de fondo, sino que era simplemente una modo distinto de presentar el antiguo criterio de los inductivistas, y para Popper la inducción era un mito explotado por Hume, y por esta razón seguía prefiriendo sus argumentos y su solución. Popper había trabajado mucho sobre los textos de Wittgenstein y de Carnap relativos a estos temas, y llegó a la conclusión de que el positivismo era la causa de que su solución no resultara convincente131. 129
Se puede encontrar un análisis crítico pormenorizado de la autobiografía intelectual de Popper en M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, Emesa, Madrid 1979. 130 K. Popper, Autobiography, 80. 131 Cf. K. Popper, Autobiography, 81.
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Gomperz era el único con el que Popper hablaba de estas ideas y cuando le explicó su deductivismo —la idea de que las teorías eran sistemas hipotético-deductivos, y que el método de la ciencia no es inductivo— y sus intentos fallidos de encontrar críticos de la inducción con una visión empirista, Gomperz le remitió al libro de Kraft titulado Las formas básicas del método científico, en el que se desarrollaba con gran fuerza y claridad una metodología científica no inductiva132. Popper estaba entusiasmado con el libro y Gomperz le alentó a escribir a Kraft y solicitarle una entrevista. Popper relata su encuentro con Kraft y la buena impresión que le causó la apertura de éste a sus críticas al Círculo de Viena: Victor Kraft (...) y yo nos encontramos varias veces en el Volksgarten, un parque cercano a la Universidad. Victor Kraft fue el primer miembro del Círculo de Viena que conocí (...) Se mostró dispuesto a poner una atención seria a mis críticas al Círculo, más que muchos de los miembros que conocí después. Pero recuerdo lo asombrado que se quedó cuando predije que la filosofía del Círculo se convertiría en una nueva forma de escolasticismo y de verbalismo. Pienso que esta predicción se hizo realidad. Me estoy refiriendo a la visión programática de la tarea de la filosofía como ―la explicación de conceptos‖133.
Refiriéndose a la famosa cátedra de filosofía de la ciencia creada para Mach en la Universidad de Viena, y que Schlick ocuparía después, Popper relata lo siguiente: Boltzmann y Mach eran colegas en la Universidad de Viena. Boltzmann era profesor de física ahí cuando Mach fue llamado, en 132
Cf. K. Popper, Autobiography, 81. Menger se refiere a este escrito de Kraft y afirma explícitamente que Kraft en gran medida anticipó el deductivismo de Popper (Cf. L. Golland, B. McGuinness y A. Sklar (ed.), K. Menger, Reminiscences of the Vienna Circle and the Mathematical Colloquium, Kluwer, Dordrecht, 1994, 64-65) 133 K. Popper, Autobiography, 82.
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1895, a ocupar una cátedra en filosofía de la ciencia, creada especialmente para él. Debió ser la primera cátedra de este tipo en el mundo. Más tarde Moritz Schlick ocupó la cátedra y después de él Victor Kraft (...) Como este escrito es una autobiografía, debo quizás mencionar que en 1947 ó 1948 recibí una carta de Victor Kraft, en nombre de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Viena, preguntándome si estaría preparado para tomar la cátedra de Schlick. Respondí que no iba a dejar Inglaterra134.
Otra posibilidad era que Popper ocupara la cátedra en Cambridge a la que Wittgenstein había renunciado a finales de 1947. Braithwaite parecía ser una de las varias personas en Cambridge que recomendó a Popper aplicar para esta cátedra y le mantuvo al tanto de lo que ocurría al respecto. Parecía que Braithwaite había sido un admirador de Popper a partir de la charla de Popper en el Moral Science Club en 1936. Popper califica su encuentro con Feigl como decisivo para toda su vida. Recuerda que, entre otros temas, hablaron del realismo, recuerda que Feigl objetó su realismo porque en ese momento estaba a favor de un ―monismo neutral‖, y se alegra al recordar que Feigl volvió al realismo más tarde. Feigl le animó a publicar sus ideas, contra el pesimismo de otros, como Gomperz, Kraft e incluso su propio padre y de su esposa, que veían poco propicia la situación política y económica de Viena para empeñarse en publicar nada: En 1929 ó 1930 (...) conocí a Herbert Feigl, otro miembro del Círculo de Viena. El encuentro, concertado por mi tío Walter Schiff, profesor de estadística y economía en la Universidad de Viena, que conocía mis intereses filosóficos, se volvería decisivo para toda mi vida (...) Había recibido algún ánimo antes a través del interés manifestado por Julius Kraft, por Gomperz y por Victor Kraft. Pero aunque sabían que yo había escrito muchos artículos (sin publicar) —solamente había publicado sobre temas educativos—, ninguno de ellos me animó a 134
K. Popper, Autobiography, 156 y nota 252.
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publicar mis ideas. Gomperz me había hecho ver que publicar cualquier idea filosófica era enormemente difícil. Los tiempos habían cambiado. Esto estaba basado en el hecho de que el gran libro de Victor Kraft sobre los métodos de la ciencia había sido publicado sólo gracias al apoyo de un donativo especial. Pero Herbert Feigl, durante nuestra sesión que duró toda la noche, me dijo que no sólo le parecía que mis ideas eran importantes, sino incluso revolucionarias, y que debía publicarlas en forma de libro (...) Pienso que sin el ánimo de Herbert Feigl jamás hubiera escrito un libro.135.
Popper deja claro que no fue nunca invitado a las reuniones del Círculo y que jamás intentó conseguir una invitación. Reconoce que le hubiese gustado participar en alguna de esas reuniones que no tenían por qué menoscabar su independencia, como había interpretado Feigl136. Al poco tiempo Popper conoció a Waismann, que era el que había formulado el criterio de significado, y que se mostró tan interesado por las críticas de Popper que le invitó a exponerlas en algún grupo de la periferia del Círculo de Viena. En 1936 Popper cedió a Waismann el puesto que le habían ofrecido en la Universidad de Cambridge como parte del programa de hospitalidad académica para refugiados auspiciado por la Facultad de ciencias morales137. Cuando Popper vivía ya en Londres asistió junto con Waismann a algunos congresos138. Como es natural Popper menciona las ideas de Carnap más que las de ningún otro miembro del Círculo. Al explicar su teoría antiesencialista y su rechazo de las cuestiones acerca del significado de las palabras Popper critica la reducción de la tarea de la filosofía a la explicación de conceptos que hace Carnap139. En el apartado que 135
K. Popper, Autobiography, 82. Cf. K. Popper, Autobiography, 84 y nota 106. 137 Cf. K. Popper, Autobiography, 110-111. 138 K. Popper, Autobiography, 127. 139 Cf. K. Popper, Autobiography, 30. 136
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Popper dedica a la inducción, la deducción y la verdad objetiva no faltan las referencias críticas a los argumentos de Carnap140. Popper afirma que Carnap prácticamente le da la razón de que no existen reglas de inferencia inductiva al no poder exhibir un ejemplo de inferencia inductiva: Por cierto que Popper encuentra ―interesante‖ que en mi conferencia haya dado un ejemplo de inferencia deductiva, pero ninguno de inferencia inductiva. Pero como en mi concepción el razonamiento probabilista (―inductivo‖) consiste esencialmente no en hacer inferencias sino en asignar probabilidades, tendría que haber pedido ejemplos de principios para la asignación de probabilidades. Y esta petición, no hecha pero razonable, ha sido anticipada y satisfecha141.
Schlick fue miembro del tribunal de uno de los dos exámenes orales públicos de Popper para obtener el doctorado, y Popper recuerda la benevolencia de Schlick a pesar de que su disertación doctoral era una defensa de las ideas de Bühler contra las ideas fisicalistas y asociacionistas de Schlick142. Popper elogia la discusión de Schlick sobre el problema cuerpo-mente por ser la primera desde la de Spinoza y Leibniz, también le parece digno de encomio el desarrollo de Feigl, aunque ninguna de las dos explicaciones le parecen convincentes: En la obra Erkenntnislehre de Schlick encontré una discusión acerca de la relación cuerpo-mente, la primera desde las de Spinoza y Leibniz, y que me fascinó. Era maravillosamente clara y estaba trabajada con gran detalle. Fue brillantemente discutida y desarrollada por Herbert Feigl. Pero aunque encontraba esta teoría fascinante, no me satisfacía, y por muchos años continué pensando que nada se podía 140
R. Carnap, ―Inductive Logic and Inductive Intuition‖ en I. Lakatos (ed.), The Problem of Inductive logic, 265. 141 R. Carnap, ―Inductive Logic and Inductive Intuition‖, 311. 142 Cf. K. Popper, Autobiography, 78.
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hacer acerca de este problema, excepto quizás por vía de crítica, por ejemplo criticando los puntos de vista de los que piensan que todo el problema se debe a un ―embrollo lingüístico‖143.
Al responder al ensayo crítico de Feigl sobre el determinismo y la relación cuerpo-mente Popper valora y agradece la crítica de Feigl, pero afirma que incluye una serie de malentendidos que tienen como base el reduccionismo propio de la visión fisicalista en su explicación de la relación entre el cuerpo, la mente y los productos de la mente144. Popper conoce a Hahn como profesor de matemáticas de gran prestigio. De hecho había dejado de asistir a las clases de historia, literatura, psicología, filosofía e incluso algunas clases en la escuela de medicina en la Universidad de Viena porque prefería leer los libros de los profesores que asistir a sus clases. Sólo continuó yendo a clases de matemáticas y de física: ―pronto dejé de ir a clases, con excepción de las de matemáticas y de física teórica (...) sólo el departamento de matemáticas ofrecía clases realmente fascinantes‖145, entre las que estaban las clases de Hahn, que al igual que otros profesores del departamento eran matemáticos creativos de prestigio mundial, y de quien más aprendió. En este mismo contexto del prestigioso departamento de matemáticas de la Universidad de Viena Popper oyó hablar por primera vez de von Mises146. Popper reconoce el valor de las explicaciones de Richard von Mises sobre el problema determinismo-indeterminismo147. Popper considera también que la única interpretación objetivista de la probabilidad discutida a final de los años veinte era la interpretación frecuencial que ―fue desarrollada 143
K. Popper, Autobiography, 188. Popper remite a dos obras suyas en las que aborda el problema de la relación cuerpo-mente: ―Language and the Body-Mind Problem‖, Proceedings of the XIth International Congress of Philosophy, 7, NorthHolland, Amsterdam, 101-107, y ―A Note on the Body-Mind Problem‖ en Conjectures and Refutations, 299-311. 144 Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 1074. 145 K. Popper, Autobiography, 39. 146 Cf. K. Popper, Autobiography, 40. 147 Cf. K. Popper, Autobiography, nota 135, 95.
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en distintas versiones por Venn, von Mises, Reichenbach y más tarde por mí‖148. Popper también habla de los contactos que fue haciendo entre los que se encontraban en la periferia del Círculo de Viena. Su interpretación frecuencial de la probabilidad llamó la atención de Menger, que había escuchado también en el Círculo de Schlick una exposición de las ideas de Popper, quien le invitó a explicarla en su Coloquio matemático149. Popper describe su participación en otras reuniones como las organizadas por V. Kraft y Zilsel. Incluso algunos miembros del Círculo de Viena, como Hahn, Frank y von Mises, le invitaron a discutir personalmente diversos temas150. Popper escribe sobre la importancia fundamental de su Logik der Forschung en su relación con el Círculo de Viena. Popper intentó proporcionar una nueva teoría del conocimiento y al mismo tiempo elaborar un tratado sobre el método de la ciencia y reconoce que el libro estaba concebido en gran parte como crítica del positivismo lógico. El manuscrito fue leído y discutido con interés por varios miembros del Círculo, primero por Feigl y después por Carnap, Schlick, Frank, Hahn, Neurath y otros. El libro fue aceptado por Schlick y Frank para ser publicado en la colección de libros sobre la visión científica del mundo, de la que eran responsables, pero la editorial indicó que tenía que ser abreviado radicalmente151. Popper era consciente y lamentó que su crítica al positivismo en Logik der Forschung, no se veía clara al haber sido publicado en una colección de libros predominantemente positivistas152. El hecho tuvo una serie
148
K. Popper, Autobiography, 153-154. Cf. K. Menger, ―The Formative Years of Abraham Wald and His Work in Geometry‖, The Annals of Mathematical Statistics, 23, 1952, 18 y Cf. K. Popper, Autobiography, 101. 150 Cf. K. Popper, Autobiography, 84. 151 Cf. K. Popper, Autobiography, 85. 152 En la colección de libros Schriften zur wissenschaftlichen Weltauffassung, editada por Frank y Schlick, se llegaron a publicar once libros, cuyos autores, a excepción del 7 de Otto Kant y el 9 de Karl Popper, eran todos miembros del 149
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de consecuencias negativas, entre otras que Popper fue calificado como positivista lógico: Hasta su publicación en inglés en 1959 como The Logic of Scientific Discovery, los filósofos en Inglaterra y América, con algunas pocas excepciones (...) parecían haberme tomado por un positivista lógico, o en el mejor de los casos por un positivista lógico disidente que reemplazaba la verificabilidad por la falsabilidad. Incluso algunos positivistas lógicos, recordando que el libro había sido publicado en esa colección, prefirieron ver en mí un aliado, más que un crítico. Pensaban que podrían prevenir mis críticas con algunas concesiones —de preferencia mutuas— y algunas estratagemas verbales. (Estaban persuadidos, por ejemplo, de que estaría de acuerdo en sustituir la falsabilidad por la verificabilidad como criterio de significado) 153.
Una segunda consecuencia es que los positivistas lógicos al no entender la diferencia de fondo del planteamiento de Popper no repararon en que su postura, en sí misma, estaba seriamente desafiada por las críticas de Popper: Como no insistí en mi ataque (ya que combatir el positivismo lógico no era en modo alguno mi mayor interés) los positivistas lógicos no sintieron que el positivismo lógico estuviese seriamente desafiado. Antes, e incluso después, de la Segunda Guerra Mundial aparecieron muchos libros y artículos que continuaron este procedimiento de concesiones y pequeños ajustes. Pero para entonces el positivismo lógico ya estaba muerto desde hacía algunos años154.
Círculo de Viena: Waismann, Carnap (dos libros), von Mises, Schlick, Neurath, Frank, Schächter y Kraft. (Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 605-605) 153 K. Popper, Autobiography, 87. 154 K. Popper, Autobiography, 87.
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Popper cayó en la ‗trampa‘ —que Menger supo evitar en su momento— de publicar en la serie del Círculo de Viena, que le acarreó ventajas claras y desventajas claras también. Menger, que compartía la actitud antimetafísica del Círculo, no estaba de acuerdo en puntos importantes: el manifiesto de Carnap, Hahn y Neurath de 1929 le parecía superficial, consideraba que el modo como se abordaba —en 1930— la cuestión del significado corría el riesgo de caer en un discurso metafísico, que era lo que precisamente se quería evitar, y finalmente, no veía que el movimiento de unidad de la ciencia pudiera reportar una utilidad clara para el desarrollo del conocimiento. Por estas razones tuvo la visión de declinar la oferta de Schlick de publicar su libro Morality, Decisión and Social Organization en una colección de libros que se presentaban como girando alrededor de temas sobre la ciencia unificada: Cuando me devolvió el manuscrito (de este libro) Schlick se ofreció a publicarlo en la serie de libros que estaba editando junto con Ph. Frank y en la que se incluía su Problemas de Ética. Se lo agradecí, pero por razones personales decliné el ofrecimiento. Schlick entonces dijo que podía amablemente recomendar el mauscrito a Julius Springer, en Viena, que publicó el libro al inicio del verano de 1934 bajo el título Moral, Wille und Weltgestaltung. Grundlegung zur Logik der Sitten155.
También Arne Naess, que se movía en la periferia del Círculo, supo prever el riesgo de una posible absorción confusionista de sus críticas al Círculo de Viena y evitó incluso el publicarlas, según él mismo refiere: Bertrand Russell y Karl Popper estaban cerca del Círculo, pero disentían en una serie de puntos que ellos, pero no los líderes del Círculo, consideraban centrales. Neurath, en particular, pero también 155
Cf. K. Menger, ―Postscript‖, 115.
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en cierta medida Carnap y otros, tenía cierta dificultad en comprender el alcance de las diferencias entre su propio punto de vista y la de sus simpatizantes (...) K. R. Popper fue especialmente desafortunado al ser etiquetado como un pensador cuyas ideas diferían en puntos no esenciales de las del Círculo. De hecho, hacia 1934 Popper era ya un audaz y original pensador por cuenta propia. Mi propia experiencia fue muy similar a la de Popper, pero nunca fui capaz de formular mis puntos de vista con suficiente claridad. (La polémica en mi [libro escrito entre 1937 y 1939] estaba planteada directamente contra algunas tesis y tendencias fundamentales del Círculo, pero fue entendido por Neurath como una propuesta de modificaciones que habían sido aceptadas en principio y se harían oficiales en futuras publicaciones. Ante tal seguridad renuncié a los planes de publicar el trabajo)156.
Popper mismo, con la objetividad que dan la distancia y la madurez, afirma, que después del intento fallido de Gomperz, que había enviado el manuscrito de su libro a una prestigiosa editorial de Tubinga157, vio en la aceptación de sus críticas por parte de Carnap su gran oportunidad para exponer sus ideas precisamente ante el sujeto principal de sus críticas: Tenía entonces treinta años y a pesar de que había escrito mi primer libro, no tenía quien me lo publicara (...) y jamás había publicado nada sobre la materia. ¡Me encontré [se refiere a los elogios de Carnap sobre sus puntos de vista en “Über Protokollsätze”] con grandes alabanzas y con la aceptación del exponente máximo de la objeto de mis ideas antipositivistas y objetivistas! Estaba entusiasmado pero también en una situación difícil (...) esto me llevó a enfatizar lo más pronto posible y con suficiente claridad mi oposición a la tesis de que la metafísica carece de sentido. Lo hice en mi carta al editor de Erkenntnis y, cuando finalmente salió a la luz, aún más agudamente en mi Logik der Forschung (...) la tarea no era fácil debido a mi propia 156
A. Naess, Four Modern Philosophers, University of Chicago Press, Chicago, 1968, 13 y nota 13. 157 K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 1183, nota 29.
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hostilidad hacia algunas formas de metafísica, especialmente a la hegeliana aún en boga 158.
Popper reconoce que se benefició de la sensación causada por el artículo ―Sobre las proposiciones protocolares‖ de Carnap en el que se alaba su teoría de la falsabilidad: El artículo de Carnap de 1932, ―Sobre las proposiciones protocolares‖ creó en Viena un cierto revuelo local. Fui invitado a dar conferencias en varios grupos filosóficos como el de Edgar Zilsel, y en ese tiempo fui etiquetado por Otto Neurath como ―la oposición oficial del Círculo de Viena‖159.
Popper se atribuye la responsabilidad de la muerte del positivismo lógico, aunque reconoce que en sus mismos principios llevaba la semilla que conduciría tarde o temprano a su propia destrucción. Popper matiza la ‗declaración de muerte‘ del positivismo lógico citando a Passmore cuando afirma que ―el positivismo lógico está muerto, o tan muerto como un movimiento filosófico que siempre vuelve‖160. Históricamente la desintegración del Círculo por la guerra precedió a la de sus principios: Todo el mundo sabe actualmente que el positivismo lógico está muerto. Pero nadie parece sospechar que todavía hay una pregunta por responder, la pregunta sobre ―¿quién es el responsable?‖ O, mejor, la pregunta ―¿quién lo ha hecho?‖ (...) Me temo que he de admitir la responsabilidad. Aunque no era ese mi propósito: mi única intención era la de subrayar lo que me parecían una serie de errores. Passmore correctamente atribuye la disolución del positivismo lógico a 158
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 970. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 965. 160 J. Passmore, voz ―Logical Positivism‖, The Encyclopedia of Philosophy, CollierMacmillan, London, 1967, V, 56. 159
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dificultades internas insuperables. Muchas de esas dificultades fueron señaladas en mis conferencias y discusiones, y especialmente en mi Logik der Forschung. Muchos miembros del Círculo se vieron en la necesidad de hacer cambios. Por tanto las semillas estaban sembradas y condujeron en el transcurso de los años a la desintegración de los principios del Círculo161.
Popper atribuye también como causa de la desintegración del positivismo lógico su excesivo escolasticismo162. Popper elogia al Círculo de Viena y considera que su disolución fue una gran pérdida, a pesar de presentarse como el asesino del positivismo lógico y de haber profetizado su caída en el escolasticismo. Quizás Popper considera que la disolución del Círculo fue una pérdida muy seria, pensando en la ―actitud científica‖ o actitud racional del Círculo con la que se identificó plenamente y que fue sin duda lo que más le atrajo del Círculo de Viena. Popper remite a las palabras de Carnap en el prefacio a la primera edición de su libro más importante en las que hace una a la racionalidad y a la responsabilidad intelectual163. Su petición de aprender del modo en que los matemáticos y los científicos proceden en contraste con los deprimentes modos de los filósofos, y remata diciendo: Es en esta actitud general, la actitud de la ilustración, y en su visión crítica de la filosofía —de lo que desafortunadamente es, y en lo que debiera ser—, en lo que yo todavía me identifico con el Círculo de Viena y con su padre espiritual Bertrand Russell. Esto explica quizás por qué en ocasiones fui considerado por algunos miembros del Círculo, por ejemplo por Carnap, como uno de ellos y como que exageraba mis diferencias con ellos164.
161
K. Popper, Autobiography, 88. Cf. K. Popper, Autobiography, 90. 163 Cf. R. Carnap, La construcción lógica de mundo, vi-viii. 164 K. Popper, Autobiography, 89. 162
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Popper consideró siempre ―a Victor Kraft, y también a Schlick, a Carnap y a Feigl, como filósofos extraordinariamente destacados‖165. Popper reconoce sus deudas de gratitud con varios miembros del Círculo en particular, y con el Círculo de Viena en general por haberle dado ocasión de conocer a Tarski: Personalmente tengo una deuda de gratitud con algunos de sus miembros, especialmente con Herbert Feigl, Victor Kraft y Karl Menger, por no mencionar a Philipp Frank y a Moritz Schlick, que aceptaron mi libro a pesar de contener severas críticas a sus puntos de vista. Además fue indirectamente a través del Círculo como conocí a Tarski, primero en el Congreso de Praga en agosto de 1934, a donde llevaba las pruebas de imprenta de Logik der Forschung, después en Viena en 1934-35, y una vez más en el Congreso de Paris en septiembre de 1935. Pienso que de Tarski aprendí más que de nadie más166.
Sin embargo Popper no parece registrar ninguna influencia significativa por parte de los miembros del Círculo de Viena, con excepción de von Mises y su teoría de la probabilidad: Pero en lo que a influencia se refiere, pienso que estuve más fuertemente influenciado por Karl Bühler, el psicólogo miembro de la escuela de Külpe, más que por algún miembro del Círculo, excepto Richard von Mises, cuya teoría de la probabilidad traté de remodelar167.
165
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 976. K. Popper, Autobiography, 88. 167 K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 975-976. 166
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2.2.5.2 Las réplicas a sus críticos Popper dedica su larga introducción a las réplicas a explicar lo que denomina la ―leyenda de Popper‖ y refiere sus intentos vanos por desarticularla. Popper considera que el centro de su controversia con el Círculo de Viena está en el problema de la demarcación frente al problema de significado, y en el realismo frente al positivismo, y sostiene que los miembros del Círculo de Viena que equivocadamente le consideraban muy cercano a su postura transmitieron la leyenda, inconscientemente, por vía de autoridad, y que por el contrario aquellos que acertadamente captaron las diferencias de fondo no tuvieron el mismo eco. Popper resume en cuatro puntos los principales hechos y la leyenda correspondiente que se ha formado alrededor de esos hechos. En primer lugar sostiene que ha sido siempre un realista metafísico y ha rechazado la concepción de la metafísica como carente de sentido: He sido siempre un realista metafísico. Por tanto, defiendo el punto de vista que, a pesar de que algunos metafísicos han hablado quizás sin sentido, como lo han hecho también algunos antimetafísicos, puede mostrarse el significado de algunas ideas metafísicas (como el realismo y el atomismo) a través de su influencia histórica en el desarrollo de las teorías científicas. Por esta razón me he opuesto siempre a quienes declaran que toda la metafísica es un pseudodiscurso carente de sentido, y especialmente me he opuesto a los intentos de los positivistas del Círculo de Viena que tratan de sostener sus puntos de vista desarrollando un criterio de significado168.
La leyenda dice que Popper fue (y quizá todavía lo es) un positivista e incluso un miembro del Círculo de Viena169. En este 168 169
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963. Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964.
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contexto se explica que Popper se refiera a su relación con el Círculo de Viena tratando de desmarcarse lo más posible: No sólo no fui miembro del Círculo, sino que no sabía casi nada de él fuera de lo que se podía encontrar en las publicaciones, pero nunca había ni siquiera oído nada acerca del Círculo por parte de ninguno de sus miembros hasta mi primer encuentro con Feigl. Para mí era una especie de sociedad secreta a pesar de que estaba recibiendo mucha publicidad. Algunos miembros del Círculo, especialmente los que consideraban que mis ideas no eran incompatibles con las suyas y pensaban que debía de ser admitido en el Círculo, pudieron haberme visto como una especie de miembro cercano, como fue el caso de Kraft y Feigl, y quizás de Carnap, Hempel y Waismann. Pero de hecho nunca pensé que estuviera a tal grado de cercanía del Círculo170.
En segundo lugar, Popper califica de dogmatismo el intento de establecer un criterio de significado, y considera que la verificabilidad es un criterio inapropiado: He criticado, en general, que la empresa de tratar de establecer tal criterio de significado es una forma de dogmatismo, y he criticado en particular como ―demasiado estrecho y demasiado ancho a la vez‖ la propuesta de la verificabilidad como criterio de significado, ya que excluye sin querer a las teorías científicas e incluye, como significativo, también sin querer, algunas proposiciones existenciales de la metafísica171.
A este respecto la leyenda dice que Popper estaba a favor del criterio de significado y de excluir a la metafísica como carente de sentido172. 170
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 974. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963. 172 Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964. 171
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En tercer lugar, Popper señala que el empeño por encontrar un criterio de significado, que a priori excluyese a la metafísica como carente de sentido, era un pseudoproblema que desviaba la atención del verdadero problema de la demarcación entre las proposiciones empíricas y las proposiciones no empíricas: Señalé que toda la empresa era un intento de resolver un pseudoproblema (un intento de eliminar más que de reconocer a la metafísica), y que este seudoproblema había usurpado el sitio lógico que correspondía a un problema serio y real, cuya importancia me había saltado a la vista años antes de que hubiese incluso oído hablar del Círculo de Viena. Me refiero al problema de demarcar entre las proposiciones empíricas o proposiciones de las ciencias empíricas por una parte, y las proposiciones no empíricas por otra parte (...) llamé a este problema el problema de la demarcación entre la ciencia y la no ciencia, y expliqué por qué era el problema real oculto detrás del (pseudo) ―problema del significado‖ de los positivistas. Mostré que los positivistas estaban convencidos a priori de que el discurso metafísico carecía de sentido, y por tanto asumía acríticamente que el problema de la demarcación entre la ciencia y la metafísica tenía que ser resuelto mediante la formulación de un criterio de significado173.
La leyenda es completamente ciega a la distinción de vital importancia —explica Popper— entre el problema de encontrar un criterio de significado y el de encontrar uno de demarcación 174. Y finalmente Popper expone nuevamente que su criterio de falsabilidad soluciona el problema de la demarcación y abre el camino para la solución del problema de la inducción: También sugerí una solución al problema de la demarcación (pero por supuesto no al pseudoproblema del significado), es decir, el criterio de testabilidad o refutabilidad o falsabilidad. Y argumenté que, mientras 173 174
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963-964. Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964.
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el criterio de significado sugerido por los positivistas, es decir la verificabilidad, conduce a consecuencias paradójicas y a una demarcación equivocada, mi criterio de falsabilidad —tomado no como criterio de significado, sino de demarcación— tiene muchas consecuencias fructíferas. En especial, prepara el camino para una teoría de la testabilidad y el contenido y para una solución al problema de la inducción175.
La leyenda cuenta que Popper emprendió una especie de operación de rescate del criterio de significado introduciendo en su lugar la falsabilidad como un nuevo criterio de significado176. Popper concluye que la leyenda ha hecho fortuna a través de una especie de sofisma ad hominem, debido a que ha sido invocada por autores de peso: Me parece que la leyenda se ha extendido, aunque es difícil explicar cómo una doctrina tan obviamente equivocada y tan ridícula haya podido ser citada con tanta frecuencia. La explicación está, sin duda, en que la leyenda parece contar con el soporte de las más altas autoridades (...) Aquí solamente señalaré que podemos aprender de esto a no atribuir demasiado peso ni siquiera al testimonio de los testigos más sabios177.
Popper sostiene que la leyenda de Popper surge esencialmente de los intentos fallidos de Carnap y Hempel de construir un lenguaje para la ciencia libre de metafísica y se ha transmitido, primero a través de autores de la periferia del Círculo y posteriormente en libros y artículos de divulgación. El primer intento aparece en el famoso artículo de Carnap ―Testability and Meaning‖ (1936) en el que propone construir un lenguaje para la ciencia que excluya a la
175
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964. Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964. 177 K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 965. 176
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metafísica178. La reseña más importante acerca de la falta de éxito de la empresa de construir un lenguaje para la ciencia libre de metafísica se encuentra en el igualmente famoso artículo de Hempel ―Problems and Changes in the Empiricist Criterion of Meaning‖. Popper dedica toda la sección 3 de la introducción a las réplicas a dar los detalles de los desarrollos de Carnap y Hempel, de las que se hacen eco Ayer y Jørgensen. El libro de Ayer, Language, Truth and Logic —obra muy influyente, escrita en 1936, por medio de la que Ayer contribuyó a dar a conocer al Círculo de Viena en Inglaterra y su vinculación con el empirismo inglés—, parece ser la primera fuente impresa en la que el criterio de demarcación de Popper fue presentado como un criterio de significado, aunque Popper había argumentado en forma oral contra esta falsa interpretación en algunas conferencias que dio en Viena entre 1932 y 1935179. Después de algunos argumentos contra la adopción de la ‗verificabilidad conclusiva‘ como criterio de significado Ayer afirma: tampoco podemos aceptar la sugerencia de que una afirmación tenga que ser considerada como significativa de hecho si y sólo si expresa algo que es definitivamente refutable por la experiencia (...) esto fue propuesto por Karl Popper en su Logik der Forschung180
Popper lamenta que casi un cuarto de siglo más tarde (en 1959) en la colección de artículos más influyentes de los miembros líderes del Círculo de Viena, titulado Logical Positivism y editado por Ayer siguiera repitiéndose el error de considerar su criterio de falsabilildad como un criterio de significado, además de la omisión que Popper considera grave del artículo “Über Protokollsätze” de Carnap:
178
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 965. Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 1182, nota 18. 180 A. J. Ayer, Language, Truth and Logic, Gollancz, London, 1962,38 y nota 1. 179
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[Popper] argumentó que además de la superioridad lógica, su criterio era más acorde con la práctica científica (...) pero el criterio de Popper tenía sus propios fallos (...) por estas y otras dificultades el punto de vista que prevaleció entre los positivistas lógicos fue que las condiciones para que una proposición fuese conclusivamente verificable o conclusivamente falsificable, eran ambas demasiado estrechas como criterio de significado [y más adelante en una contribución suya Ayer afirma] esta asimetría lógica de la relación entre las proposiciones universales y singulares ha conducido a algunos filósofos —en especial a Karl Popper— a adoptar la falsificación en lugar de la verificación como criterio de significado empírico181.
La relación entre Popper y Ayer era cordial en los años treinta cuando Ayer invitó a Popper a una reunión en la Aristotelian Society182, y a finales de los años cuarenta cuando Popper regresó a Inglaterra y participó en las reuniones de la Metalogical Society de Ayer. No fueron buenas después a causa de algunas tensiones suscitadas por Ayer que insistentemente se mofaba de el reclamo de Popper de haber resuelto el problema de la inducción y afirmaba que de cualquier manera el falsificacionismo estaba completo en Peirce183. Poco después de la publicación de Logik der Forschung, Popper escribió a Jørgen Jørgensen en Copenhague, clarificando sus objeciones al positivismo pero fue en vano184. Jørgensen en su narración histórica sobre el empirismo lógico da crédito a Popper de su denuncia, en Logik der Forschung, de que el positivismo lógico destruye no sólo la metafísica sino también la ciencia natural. A diferencia de Ayer reconoce que Popper criticó el criterio de verificabilidad. Sin embargo un párrafo más adelante afirma la 181
A. J. Ayer, ―Editor‘s Introduction‖, 14 y ―Verification and Experience‖, 229 y nota 2 en A. J. Ayer (ed.), Logical Positivism. La cursiva es mía. 182 Cf. K. Popper, Autobiography, 109-110. 183 Cf. D. Miller, Critical Rationalism, Open Court, La Salle (Illinois), 1994, 17. 184 Carta de K. Popper a J. Jorgensen del 31 de marzo de 1935 desde Viena, Popper Archives (313,23).
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leyenda prácticamente sin ambigüedades, cuando dice que ante las dificultades inherentes al criterio de verificabilidad no queda sino corregir la teoría y considera que Popper se aplicó a esta tarea: Una primera propuesta en esta dirección fue hecha por Popper en su Logik der Forschung (1935) en la que usa como criterio de significado de una proposición, no la verificabilidad sino la falsabilidad de la proposición (...) a través de este criterio de significado propuso distinguir las proposiciones científico-empíricas de las proposiciones analíticas a priori (de la lógica y las matemáticas) así como de las proposiciones no falsables de la realidad (metafísica)185.
La leyenda está claramente implícita en diversos libros y artículos de otros autores secundarios. El primer ejemplo que Popper cita es un artículo de Ambrose, en 1967: El Prof. Karl Popper trató de evitar (...) la dificultad presentada para el principio de (...) verificabilidad por medio de un nuevo criterio, que dice así: una proposición es considerada significativa si es en principio falsificable186.
Y continúa implícita en un par de libros sobre el problema positivista del significado, uno sobre la filosofía de Carnap de Krauth de 1970 en el que se afirma: ―Karl Popper fue quizás el primero en sugerir que debíamos sustituir en lugar del principio de verificabilidad un criterio alternativo de significado: el principio de falsabilidad‖187. El otro libro es de Kolakowski, publicado en 1972, que trata sobre la
185
J. Jørgensen, ―The Development of Logical Empiricism‖, International Encyclopedia of Unified Science, 9, 1951, 72. La cursiva es mía. 186 A. Ambrose, ―On Criteria of Literal Significance‖, Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía, 1, 1967, 56. 187 L. Krauth, Die Philosophie Carnaps, Springer-Verlag, Vienna, 1970, 85.
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filosofía positivista en general en el que claramente se cataloga a Popper como positivista lógico y miembro del Círculo de Viena: El centro más activo del positivismo lógico fue Viena donde, desde el comienzo de los años veinte, funcionaba un grupo de especialistas de las ciencias de la naturaleza y de matemáticos agrupados alrededor de Moritz Schlick (1882-1936). Las más eminentes personalidades de este grupo, conocido con el nombre de Círculo de Viena, eran Rudolp Carnap (1891-1970), Karl Popper (nacido en 1902, actualmente en Inglaterra). Otros sabios y filósofos de la misma tendencia trabajaban en Berlín (...) y en otros países188.
Al hablar del la búsqueda por parte de los ―nuevos positivistas‖ de un punto de partida epistemológico, se menciona explícitamente entre las soluciones propuestas por ―otros protagonistas‖ el carácter convencional de las proposiciones básicas propuesto por Popper. Al hablar de la verificabilidad como ―otro tema de litigio entre los empiristas lógicos‖ se incluye la teoría de la falsabilidad desarrollada extensiva y coherentemente por Popper como un eslabón más de la cadena de soluciones, iniciada por Neurath y Carnap y continuada por Reichenbach189. Finalmente al hablar de la relación de las ciencias humanas y el mundo de los valores se afirma explícitamente que: Popper, a su vez, emprendió la crítica de las teorías historiográficas con un espíritu positivista (...) desde la sociología empírica de Neurath hasta la Miseria del historicismo de Popper, cambió esencialmente la relación entre el empirismo lógico y las ciencias humanas190.
188
L. Kolakowski, La filosofía positivista, Cátedra, Madrid, 1979, 214-215. El título original de la obra es Die Philosophie des Positivismus, Panstwowe Wydawnictwo Naukowe, Warzawa, 1966 y la traducción al inglés a la que se refiere Popper es Positivist Philosophy, Penguin, Harmondsworth, 1972. 189 Cf. L. Kolakowski, La filosofía positivista, 220-223. 190 L. Kolakowski, La filosofía positivista, 229 y 230.
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No sólo los representantes de la llamada Escuela Crítica ponen a Popper —al principal crítico del empirismo lógico— lisa y llanamente dentro del positivismo lógico sino que eso mismo hace la denominada Escuela de Erlangen, así afirma uno de sus principales representantes: Mientras la lógica se ha impuesto de nuevo y aproximadamente desde 1900, como disciplina fundamental, sobre todo de la matemática y de las ciencias naturales (basta con recordar a Frege, Russell y al empirismo lógico desde Carnap a Popper que los siguen191.
En este contexto Popper menciona también un caso de inclusión de sus críticas de manera superficial y sin el crédito correspondiente. Se trata del artículo de Ashby en el que se afirma que ―en ocasiones se ha sugerido que la falsabilidad conclusiva y no la verificabilidad conclusiva debiera ser el criterio para que una proposición sea cognitivamente significativa‖ 192. En el artículo se discuten —en su opinión de forma un tanto improvisada—, muchas de sus críticas, tanto a la verificabilidad como al criterio de significado, sin embargo Popper se queja de que no se le menciona, ni se habla del problema de la demarcación ni se incluye su Logik der Forschung en la larga lista de referencias que se ofrece al final. Hablando de las proposiciones protocolares del lenguaje físico, que según Popper han de ser estipuladas y no son nunca incontrovertibles, introduce a Popper diciendo que es ―un crítico aunque también un aliado‖193 del positivismo lógico. Al sugerir que se podía resolver el problema de la demarcación usando la falsabilidad o testabilidad, o los grados de testabilidad, como criterio del carácter empírico de un sistema científico Popper 191
Cf. P. Lorenzen, ―Erlanger Schule der donstruktiven Wissenschaftstheorie‖, Unikurier Erlangen, 14, 1977, 17. 192 R. W. Ashby, voz ―Verifiability Principle‖, The Encyclopedia of Philosophy, Collier-Macmillan, London, 1967, VIII, 242. 193 J. Laird, Recent Philosophy, Oxford University Press, Oxford, 1936, 187.
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señaló que no reportaría ninguna ventaja introducir el término ‗significativo‘ o ‗con significado‘ ni siquiera como un equivalente emotivo de ‗testable‘, pero a pesar de esto lamenta que le atribuyan con frecuencia la propuesta de adoptarla como criterio de significado, como es el caso de la obra editada por M. Farber sobre el pensamiento filosófico en Francia y en Estados Unidos194. Popper cita algunos textos que hablan correctamente de su postura pero cuya autoridad no es comparable a la de los escritos de los autores anteriormente citados. Popper destaca dos textos en los que, con gran alivio, constata que le han entendido, aunque es consciente que se trata de dos autores que no tienen suficiente peso para contrarrestar la leyenda. Popper cita una enciclopedia italiana de filosofía en la que se le atribuye la idea de falsabilidad: El falsacionismo es una teoría del método científico, ligada sobre todo a la formulación dada por Karl. R. Popper (...) en polémica con el verificacionismo de cuño neoempirista (...) según el cual la ciencia procede por medio de conjeturas y refutaciones195.
La segunda afirmación, que Popper considera que no puede ser más clara y más alejada de la leyenda es la descripción de su postura hecha por Bernays —que no fue nunca un positivista sino un kantiano— en su ensayo crítico sobre racionalidad en este mismo volumen sobre la filosofía de Popper: Uno de los escritos en los que habla sobre el desarrollo de sus ideas filosóficas lleva el título ―La demarcación entre la ciencia y la metafísica‖. En este escrito Popper explica el punto más importante de su crítica altamente efectiva del positivismo. La filosofía positivista 194
Cf. M. Farber (ed.), Philosophical Thought in France and in the United States, The University of Buffalo Publications, New York, 1950, 570. 195 N. Abbagnano, voz ―Falsificabilità‖, Dizionario di Filosofia, Unione Tiporgrafico-Editrice Torinese, Turín, 1961, 368. Vid. también, P. Rossi, Dizionario di Filosofia, La Nuova Italia, Firenze, 1996, voz ―Falsificazionismo‖, 133.
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declara carente de sentido todo lo que no sea científico. En un argumento convincente Popper insiste en que nunca identificará el criterio para distinguir lo que es científico con el criterio para distinguir lo que tiene sentido. Todos los criterios restringidos de significado propuestos por los positivistas se han revelado inadecuados y Popper presenta un criterio de demarcación entre las proposiciones científicas y no científicas que es bastante independiente de la cuestión del significado196.
Otro autor que entendió bien las cosas fue Weinberg, en Inglaterra, porque además de reconocer explícitamente que el estímulo de Popper jugó un papel claro en la transformación de ideas de los miembros del Círculo de Viena, explica claramente que el criterio positivista del significado incluye dentro de las seudoproposiciones a todo principio prescriptivo y a toda teoría (...) estoy convencido de que los positivistas no están dispuestos a admitir todo esto (...) Véase sin embargo la comunicación de Karl Popper en Erkenntnis [se refiere a la carta al editor de Erkenntnis], y su Logik der Forschung (...) en la que se discute la misma cuestión197.
Popper hace un resumen de su relación con el Círculo de Viena en términos de la leyenda. Primero habla de que no todos aceptaron sus ideas de la misma manera: Había entre los miembros del Círculo dos grupos: los que aceptaban muchas o la mayoría de mis ideas y los que pensaban que esas ideas eran peligrosas y tenían que ser rechazadas. Al primer grupo pertenecían (en orden alfabético) Carnap, Feigl, Frank, Gomperz, 196
P. Bernays, ―Concerning rationality‖ en The Philosophy of Karl Popper, 597. Las cursivas son de Popper. 197 Cf. J. R. Weinberg, Examen del positivismo lógico (Título original: An Examination of Logical Positivism, Paul Kegan, London, 1936), Aguilar, Madrid, 1959, 265.
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Hahn, Hempel, Kraft, Menger, R. von Mises y Waismann. (Conviene subrayar que algunos de los miembros de este grupo diferían uno de otro radicalmente en varios puntos importantes, especialmente Waismann de Carnap). Los miembros más importantes del segundo grupo eran Otto Neurath, Reichenbach y Schlick198.
Popper reconoce, a distancia de casi cuarenta años, que fueron precisamente los miembros del Círculo de Viena que más se opusieron a sus ideas, los que habían captado que Popper no era un positivista y en cierta manera tampoco un empirista: Tratando de echar la mirada atrás hacia aquellos días con una distancia de casi cuarenta años, me parece que sólo Neurath y Schlick tomaron en serio mi actitud hacia la metafísica y por tanto se dieron cuenta de que yo realmente no era un positivista y en cierto sentido ni siquiera un empirista sino más cercano a una postura que Neurath llamó ―racionalismo‖ o ―pseudoracionalismo‖199.
Por el contrario, subraya Popper, Carnap y Hempel critican sus observaciones metafísicas pero no las toman muy en serio: No aprobaban mis observaciones metafísicas, pero tampoco estaban impresionados por éstas, y no las tomaron demasiado en serio. Como consecuencia, no tomaron muy en serio mi distinción entre mi criterio de demarcación entre la ciencia y la metafísica y su criterio de falta de significado de la metafísica200.
198
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 970. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 970-971. Popper se refiere a la reseña crítica de Logik der Forschung de O. Neurath, ―Pseudorationalismus der Fasifikation‖, Erkenntnis, 5, 1935, 353-365. 200 K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 971. 199
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En síntesis la ―leyenda de Popper‖ es consecuencia de dos cosas: en primer lugar de la calurosa acogida y la casi total aceptación que su crítica al Círculo recibió por parte de muchos de sus miembros líderes, y en segundo lugar, de que a pesar de haber quedado convencidos por muchos de los argumentos de Popper continuaron tratando de rescatar el dogma de la falta de significado de la metafísica de una forma modificada: Pero el hecho de que los positivistas usaran su criterio de verificabilidad y significado también como un criterio de demarcación les volvió sordos y ciegos ante el hecho de que yo usé la falsabilidad como criterio de demarcación pero jamás de significado201.
2.2.6 “Popper and the Vienna Circle. Excerpt from an Interview with Sir Karl Popper” (1991) Friedrich Stadler y Hans-Joachim Dahms entrevistaron a Popper en su casa de Kenley, Surrey el 31 de agosto de 1991202. Durante la conversación fueron saliendo temas de la juventud de Popper, de su camino a la filosofía, de su participación en el Círculo de Gomperz —en el que se reflejaba el sentido de equidistancia de Gomperz entre la filosofía metafísica tradicional y la concepción científica del mundo del Círculo de Viena—, de su antagonismo con Wittgenstein y, sobre todo, de su relación con el Círculo de Viena. El valor de la entrevista, a pesar de que a Popper se le habían olvidado ya muchas cosas, es que muestra sus valoraciones de fondo con la perspectiva de la distancia y de la madurez, facilitada por el tono directo y cordial que los entrevistadores lograron crear durante su conversación con Popper:
201
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 967. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Popper and the Vienna Circle. Excerpt from an Interview with Sir Karl Popper (1991)‖ en F. Stadler, The Vienna Circle, 474-497. 202
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La entrevista publicado en el The Vienna Circle de Stadler, puede ser una referencia en un estudio sobre la relación de Popper con el Círculo de Viena, siempre y cuando se tengan en cuenta (a) que la memoria de Popper no era ya del todo clara y (b) que la traducción al inglés está poco cuidada en algunos detalles (...) Es claro que Stadler no la hubiese publicado si considerase que no merece ser tomada en serio203.
Partiendo de que su encuentro con los miembros del Círculo de Viena se dio en contextos diferentes a las reuniones del Círculo los entrevistadores preguntan a Popper ¿cuándo fue usted consciente de la existencia del Círculo de Viena como grupo? Popper cuenta que fue ―a través de un artículo de Neurath. No recuerdo dónde estaba publicado, pero creo que era en un periódico‖204. Este artículo despertó el interés de Popper por encontrar en la nueva propuesta de la filosofía científica del Círculo de Viena alguna crítica interesante hacia el marxismo: Esperaba que tratara de cosas que a mí también me preocupaban. El antimarxismo era muy importante para mí y esperaba que estuvieran seguros de descubrir que el marxismo carece de sentido pero me desilusioné cuando vi que la crítica de Neurath a Marx estaba limitada esencialmente al hecho de que quería reemplazar el materialismo con el fisicalismo. Eso me desencantó205.
Popper recuerda que conoció a Neurath aunque prácticamente no tuvieron oportunidad de hablar con calma personalmente. Le vio por primera vez en el café Akazienhof en el que Popper se reunía con cierta frecuencia con algunos colegas. Asistió a una conferencia dictada por Neurath que le gustó mucho, y le vio en algunas otras 203
D. Miller, ―Entrevista a Popper‖, , Correo electrónico personal, 12 de abril de 2003. 204 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 481. 205 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 481.
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ocasiones cuando iba con sus alumnos a visitar el Museo Social y Económico. Uno de sus pocos contactos personales con Neurath se dio poco después de la defensa su tesis doctoral. Popper reconoce que gracias a Neurath fue invitado a participar en algunos de los congresos organizados por el Círculo de Viena206. La siguiente pregunta se introduce recordando que cuando Popper contactó con Feigl, Kraft y con otros miembros del Círculo, estaba trabajando en Los dos problemas fundamentales de la epistemología: ¿nos podría describir cómo fueron los primeros contactos con miembros del Círculo de Viena en la fase de 1928 a 1930? Popper recuerda que desde su primera conversación con Feigl —que fue su primer contacto personal con un miembro del Círculo de Viena como tal— expuso su crítica a la postura de Carnap y que Feigl se mostró impresionado: Mi primer contacto con el Círculo de Viena se dio a través de Feigl: la esposa de Feigl era amiga de unos primos míos, y Walter (Schiff) la apreciaba mucho e invitó a Feigl a su casa y me preguntó si yo quería ir. Mi tío (Walter Schiff) sabía que yo había criticado a Carnap y yo le pregunté si podía mencionar esto en algún momento. [Feigl] estaba absolutamente pasmado (...) pasamos toda la noche juntos, primero dimos un paseo por Viena y luego fuimos a su casa. Pasamos toda la noche discutiendo (...) -¿y él aceptó la crítica?- si, él la aceptó207.
Cuando los entrevistadores centran el diálogo en el Círculo de Gomperz salen a relucir Kraft y Zilsel, hacia quienes Popper tiene palabras muy elogiosas208. Popper mantuvo una relación estrecha con 206
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 480 y 489. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 476-477. 208 Cf. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 478. Es preciso recordar que Feigl consideraba a Zilsel y a Popper como dos críticos especialmente brillantes de la periferia del Círculo de Viena. Stadler incluye a Zilsel entre los miembros del Círculo desde 1924, pero aclara que siempre mantuvo una distancia crítica respecto a las posturas del Círculo. 207
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Kraft por considerarlo una persona abierta y sin prejuicios aunque no fuese el más brillante. Aquí también falla un poco la memoria de Popper al decir que Kraft lo incluye en su libro como uno de los miembros del Círculo en su libro, quizás se refiere a que Kraft considera que Popper fue uno de los continuadores del movimiento en Inglaterra: Traté a Víctor Kraft más que a ningún otro miembro. Con frecuencia íbamos a caminar al parque en la Volksgarten y lo encontraba en la biblioteca de la universidad. Le gustaba ir a caminar conmigo, entonces fuimos muchas veces ahí y es probablemente la razón por la que me incluye como miembro del Círculo de Viena en su libro. Probablemente hablé de los problemas del Círculo de Viena con él más que con cualquier otro miembro (...) era con mucho el más afín a mis puntos de vista y, ¿cómo lo diré?, era también con el que más fácilmente se podía hablar. No tenía prejuicios. No era tan penetrante como Neurath (...) pero estaba interesado en el asunto en y por sí mismo sin una mentalidad sesgada209.
Popper recuerda que expuso personalmente su crítica a Carnap y que este nunca la aceptó del todo: ―hablé a Carnap de esto y no tuvo nada que objetar al respecto, sin embargo esto no lo detuvo en el desarrollo de su teoría y la tradujo al inglés sin mencionar una palabra acerca de mi crítica‖210. Stadler acusa la falta de memoria de Popper en este aspecto y le recuerda que Carnap sí rectificó su posición. Popper se limita a exclamar: ―Carnap era una persona muy agradable‖211. Refiriéndose a otros miembros del Círculo de Viena, Popper relata que su trato con Waismann fue muy bueno, ya que ―a pesar de ser un wittgesteiniano declarado‖ tenía una mente amplia. 209
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 482. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 477. 211 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 477. De hecho Popper mismo había hablado de la aceptación de sus críticas por parte de Carnap, como consta en su ensayo crítico “The Demarcation between Science and Metaphysics”. 210
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Recuerda que le vio después de la guerra y que le ayudó a trasladarse a Cambridge, donde Wittgenstein le trató con indiferencia a pesar de conocerle y saber que prácticamente estaba solo en el nuevo país212. Popper consideraba que Menger era una de las personas más valiosas en la periferia del Círculo de Viena: Karl Menger era quizá el más interesante de toda esa gente (...) además a través de su Círculo hizo posible el desarrollo de las matemáticas modernas y de la lógica en Viena, y Gödel no hubiera sido posible sin Menger‖213.
Cuando le mencionan su crítica a Reichenbach durante la Conferencia preliminar de Praga214 Popper se apresura a decir ―verdaderamente me tenía aversión. (...) Cuando le vi por primera vez en Praga en el congreso preliminar, Carnap me lo presentó, pero rehusó estrecharme la mano como consecuencia de mi crítica‖215. Al hablar de su trato con Schlick Popper puntualiza ―tuve una relación amistosa con casi todos los miembros (...), creo que era menos amistosa con Schlick‖216. Esto no quita que admirase profundamente su libro General Theory of Knowledge y que lamentase la mala influencia de Wittgenstein sobre Schlick reflejada en su ensayo ―The Turning Point in Philosophy‖, y que Popper considera un ―ensayo de mente estrecha y dogmática‖. Esto abre la puerta a los entrevistadores para plantear una serie de preguntas más comprometedoras acerca de la relación de Popper con el Círculo de 212
Cf. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 486. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 496-497. 214 Cf. K. Popper, ―On the so-called ‗Logic of Induction‘ and the ‗Probability of Hypotheses‘‖, 315-317 y H. Reichenbach, ―Über Induktion und Wahrscheinlichkeit. Bemerkungen zu Karl Poppers Logik der Forschung‖ (―On Induction and Probability. Remarks on Karl Popper‘s The Logic of Scientific Discovery), Erkenntnis, 5, 1935, 267-304. 215 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 493. 216 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 482. 213
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Viena. A la primera pregunta ¿por qué no fue usted invitado al Círculo de Schlick? Popper responde yéndose por las ramas: El Círculo de Viena consistía en un seminario al que Schlick invitaba personalmente (...) No sé qué sucedió. Todo lo que sé es lo que he dicho. Schlick invitaba a la gente personalmente a acudir a su seminario. Conocí, ¿cómo lo diré?, a miembros importantes y no importantes (...) [Schlick] me conocía poco. Pero creo que no estaba escandalizado porque le hubiese criticado, pero me parece que estaba muy identificado con Wittgenstein y esta era la razón217.
A continuación los entrevistadores preguntan ¿por qué su libro se publicó en la serie de libros sobre la concepción científica del mundo editada por Schlick y Frank?, y Popper responde diciendo que ―fue Frank. Frank que era una persona muy agradable, era un machiano, como usted sabe, pero muy abierto de mente. Y él definitivamente quería publicarlo ahí‖218. Los entrevistadores remiten a una opinión divergente de Schlick en la que explica que fue él mismo quien, con la opinión aprobatoria de Feigl y Carnap aceptó el libro para su publicación, a pesar de algunas posturas críticas del positivismo. Las siguientes preguntas se refieren al trato de Popper con Neurath: ¿llegó a hablar con Neurath sobre la etiqueta que le había puesto de ―oposición oficial del Círculo‖? ¿respondió usted a la reseña crítca de Neurath titulada ―Pseudo-Rationalism of Falsification‖? Hablé con él de esto pero nunca tuvimos demasiado tiempo, nunca nos sentamos a hablar al respecto. Yo no estaba descontento con la crítica, no estaba insatisfecho porque tenía cierto sentido. Aunque también consideré que podía llegar a modificar su opinión (...) Habíamos
217 218
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 482 y 484-485. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 482.
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hablado de esto antes (...) pero nunca pensé que lo hubiese tomado tan en serio como para llegar a publicar esta opinión219.
Los entrevistadores introducen la siguiente cuestión hablando del contacto que Popper mantuvo con el Círculo de Viena y sus actividades y su participación en distintos congresos primero en Praga, después en París y finalmente en Copenhague. Tomando en cuenta el nivel de los participantes involucrados y el modo en que estaban organizados: ¿no eran algo parecido a una especie reuniones familiares de los positivistas lógicos? A lo que Popper responde ―sí, sí, más o menos‖ y añade: ―me gustaban esas gentes‖220. Por tanto —insisten los entrevistadores— al aceptar esas invitaciones ¿era usted, por decirlo de alguna manera, uno de ellos, un miembro de la familia extensa adoptiva de los positivistas lógicos? ¿Cómo lo explicaré? Definitivamente hubiera asistido al seminario de Schlick si me hubiese invitado ¿por qué no? Uno no quiere perderse nada (...) no estaba ahí como espía (...) hubiera sido ridículo, pero el hecho es que simplemente no estuve ahí, pero me hubiera gustado ir221.
Una vez analizados los testimonios de los miembros del Círculo de Viena que más trataron a Popper y los principales textos en los que Popper habla de su relación con el Círculo de Viena, desde el punto de vista de los hechos y de su interpretación de los hechos, cabe presentar algunas valoraciones recientes acerca de esta relación.
219
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 487. H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 489. 221 H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 489. 220
Capítulo III Hacia una cabal integración de la relación entre Popper y el Círculo de Viena
En este capítulo se abordarán brevemente las interpretaciones propuestas por algunos autores contemporáneos a la luz de lo que Popper definió como el centro de su controversia con el positivismo lógico del Círculo de Viena. Se analizarán las valoraciones de Stadler, autor del libro más actualizado y mejor documentado sobre el Círculo de Viena, y la interpretación de Hacohen, autor del primer estudio biográfico intelectual que se ha hecho sobre Popper y que aporta numerosos datos hasta ahora desconocidos sobre las relaciones entre Popper y el Círculo de Viena1. 3.1 El centro de la controversia con el Círculo según Popper Popper consideró siempre que había dos aspectos fundamentales de su crítica al Círculo de Viena. En primer lugar lo que más le separaba del positivismo lógico eran la diferentes ópticas con las que abordaron el conocimiento de la realidad: Popper sostuvo un realismo metafísico en contraposición al fenomenalismo de los miembros del Círculo de Viena. En segundo lugar Popper situaba el centro de la controversia en las diferentes soluciones al problema del carácter científico de las teorías: el criterio de demarcación que Popper propuso como alternativa al criterio verificacionista de significado de 1
Cf. M. Artigas, ―Popper‘s Biography and Something More‖, Philosophy of the Social Sciences, 32, 2002.
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los positivistas lógicos. Esto implicó también distintas posturas acerca del papel de la filosofía y diferentes actitudes con relación a la metafísica. 3.1.1 La realidad y el realismo Popper considera reales no sólo los cuerpos sino también los distintos niveles de conciencia y las ideas objetivas o productos del pensamiento y sostiene que estas realidades son principios de cualquier filosofía sensata2. Popper advierte que su aceptación de la existencia de un mundo físico no significa que sea materialista en el sentido de que la materia sea la realidad última o el único tipo de realidad: Podría considerarme un materialista en cuanto que creo en la realidad de la materia, pero enfáticamente no soy un materialista en el sentido en el que el ‗materialismo‘ es la postura que sostiene que la materia (extensa) es algo último e irreductible, o que sólo la materia es real3.
En el Círculo de Viena no se negaba propiamente la existencia de una realidad extramental, independiente de la conciencia y de hecho se rechazó la formulación utilizada por algunos positivistas según la cual los cuerpos sólo son complejos de sensaciones, pero los miembros del Círculo sostenían que la realidad es sólo empírica, física. La pregunta por el absoluto o por cualquier otro tipo de realidades era una pregunta metafísica y, por tanto, carente de sentido, de manera que todas las tesis históricas sobre la realidad pretenden en vano contestar una pregunta que cae fuera del campo de lo empírico:
2
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 974.
3
K. Popper, Objective Knowledge, 323.
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el idealismo metafísico y el realismo metafísico, el fenomenalismo, el solipsismo, y también el antiguo positivismo con su limitación a la inmanencia de la conciencia, caen fuera del campo del conocimiento empírico, pues quieren contestar una pregunta imposible4.
Popper subrayó que esta reducción no sólo es falsa sino también absurda porque ―quita sentido a nuestras vidas al reducir a lo irrelevante toda la actividad humana incluidas la ciencia y sus propias discusiones escolásticas sobre la epistemología5. Popper se consideró un realista metafísico porque además de aceptar la realidad del mundo físico y a pesar de su oposición al esencialismo, aceptaba también la realidad de las entidades teóricas: Soy un realista en dos sentidos de la palabra. En primer lugar, creo en la realidad del mundo físico. En segundo lugar, creo que el mundo de las entidades teóricas es real (...) mantengo mi oposición al esencialismo —a la realidad de los conceptos— pero afirmo la realidad de los problemas, las teorías, los errores, etc.6.
Popper fue desarrollando su realismo metafísico a lo largo del tiempo: al principio identificó lo científico con lo argumentable y posteriormente elaboró una teoría en la que las proposiciones metafísicas, aunque eran de suyo irrefutables, podían ser argumentadas racionalmente7. Estaba persuadido de que el realismo es 4
V. Kraft, El Círculo de Viena, 198-199.
5
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 966-967.
6
Cf. K. Popper, Objective Knowledge, 323 en que Popper remite a sus artículos ―Epistemology Without a Knowing Subject‖, ―On the Theory of the Objective Mind‖ y ―A Realist View of Logic, Physics, and History‖ recogidos en los capítulos 3, 4 y 8 respectivamente de este libro. 7
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 252 e ―Indeterminism in Quantum Physics and in Classical Physics‖, The British Journal for the Philosophy of Science, I, 2, 1950-1951, 117-133; ―On the Status of Science and of Metaphysics‖
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una doctrina metafísica de máxima relevancia, no sólo para la epistemología sino también para la metodología y la ética e incluso para toda visión sana de la vida humana8. Las posiciones respecto al conocimiento de la realidad no eran uniformes dentro del Círculo de Viena. Inicialmente dominó una postura idealista o ―fenomenalista‖, como las que expusieron Russell9 y Carnap10 en la que se sostenía que los cuerpos físicos son sólo construcciones lógicas de los datos de los sentidos y por tanto sólo son reales los fenómenos experimentados. En esta línea Frank afirmó que ―las cosas que están constituidas mediante percepciones no corresponden a ninguna realidad existente externa a esas percepciones‖11. Por otra parte Schlick explícitamente y sin ambigüedades rechazó un idealismo epistemológico y abogó por un realismo empírico, ya que estaba convencido que el positivismo lógico y el realismo no eran antagónicos12. Kraft consideró ambiguo el realismo de Popper porque aunque rechazaba el idealismo y abogaba por el realismo, la supuesta falta de verificabilidad de las hipótesis hace que nunca podamos saber cuando (1958) en Conjectures and Refutations, 184-200 y ―A Realist View of Logic, Physics, and History (1966) en Objective Knowledge‖, 285-318. 8
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 966.
9
Cf. B. Russell, Our Knowledge of the External World as a Field for Scientific Method in Philosophy, Routledge, London, 1995 en el que Russell intenta mostrar por medio de ejemplos la naturaleza, capacidad y limitaciones del método lógicoanalítico en filosofía. 10
Cf. R. Carnap, La construcción lógica del mundo, en donde Carnap trata del problema de la teoría del conocimiento entendido como el problema de la reducción de unos conocimientos a otros con objeto de simplificar algunos problemas y desenmascarar los pseudoproblemas. 11
Ph. Frank, ―Diskution über Kausalität und Quantennmechanik‖, Erkenntnis, 2, 1932, 186. 12
M. Schlick, ―Positivismus und Realismus‖, Erkenntnis, 3, 1932 y reproducido en H. L. Mulder y B. van de Velde-Schlick (eds.), Moritz Schlick Philosophical Papers (1925-1936), Reidel, Dordrecht, 1979, 259-284.
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hemos alcanzado el mundo real13. Feigl reconoce que debe a Popper su vuelta al realismo pero crítica el antiinductivismo radical de Popper y su oposición —enfatizada con el tiempo— a cualquier tipo de justificación14. Carnap consideró que las tesis del realismo y del idealismo no tienen contenido y que la pregunta por la realidad carecía de sentido y por tanto la ciencia era ajena a cualquier posición al respecto15. Popper se queja de que Kraft no deja suficientemente claro en su ensayo crítico sobre la relación de Popper con el Círculo de Viena que el realismo fue lo que más le separó del positivismo lógico16. Le parece que la distinción entre su postura y el fenomenalismo es fundamental porque pone en juego la admisión o rechazo del realismo de sentido común17. Por lo que respecta a la verdad, Popper también fue desarrollando su teoría o concepto de la verdad a través del tiempo. En Logik der Forschung se refleja que Popper era un realista con una ―conciencia incómoda‖ de la verdad como él mismo reconoció18. Por una parte se limitó a describir lo ‗falso‘ como lo ‗no-verdadero‘ y lo ‗verdadero‘ como lo ‗no-falso‘ e incluso habló también de la posibilidad de evitar el uso de los conceptos ‗verdadero‘ y ‗falso‘ en el sentido de que su uso era inocuo y no susceptible de objeciones. Por otra parte dejó asentado desde entonces el carácter conjetural del conocimiento científico en el que no puede haber certeza ni justificación, y definió la tarea del hombre de ciencia como la permanente búsqueda crítica de la verdad:
13
Cf. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 198.
14
H. Feigl, ―The Power of Positivistic Thinking‖, 50-51.
15
Cf. R. Carnap, Pseudoproblemas en la filosofía, 32-33.
16
Cf. V. Kraft, ―Popper and The Vienna Circle‖, 198.
17
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 974.
18
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 1001-1002.
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La ciencia no es un sistema de proposiciones ciertas o bien establecidas, tampoco es un sistema que avanza firmemente hacia un estado de finalidad. Nuestra ciencia no es conocimiento (epistèmè): nunca puede decir que ha alcanzado la verdad ni tampoco un sustituto de ésta como puede ser la probabilidad (...) aunque nunca puede alcanzar ni la verdad ni la probabilidad, la lucha por el conocimiento y la búsqueda de la verdad siguen siendo los motivos más fuertes para el descubrimiento científico (...) lo que hace al hombre de ciencia no es su posesión del conocimiento, de la verdad irrefutable, sino su persistente e incansable búsqueda crítica de la verdad19.
El encuentro de Popper con Tarski fue decisivo para rehabilitar la idea de sentido común acerca de la verdad y entender con mayor claridad el papel de la verdad en la ciencia, en la filosofía de la ciencia y en el conocimiento en general20. Los positivistas lógicos, por su parte, estaban más interesados en lo que podía ser justificado como verdadero —conclusiva o no conclusivamente— que en lo verdadero en sí mismo, en virtud de su exigencia de conocimiento y no de simple opinión. De esta manera identificaban la verdad con lo conocido refiriéndose a la verdad lógica de los enunciados: La condición de verdad de los enunciados que tienen la forma más sencilla puede formularse directamente: son verdaderos cuando al objeto designado mediante el nombre le corresponde efectivamente la propiedad o relación designada mediante el predicado21.
Kraft critica la ambivalencia de Popper al hablar de verdad, ya que por una parte habla de la verdad con gran seguridad psicológica pero, al negar toda posibilidad de alcanzar la certeza, la justificación e incluso la probabilidad, no deja lugar a una explicación convincente 19
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 278.
20
Cf. D. Miller, ―Sir Karl Raimund Popper‖, 375-376.
21
V. Kraft, El Círculo de Viena, 132.
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de cómo nos relacionamos con lo verdadero. Otros autores reconocen las dificultades para mantener el equilibrio entre la postura falibilista de Popper y el realismo de sentido común pero están convencidos de que Popper fue un filósofo ‗con los pies en el suelo‘, que postuló un realismo anti-idealista, objetivista y anti-instrumentalista22. 3.1.2 La metafísica y el papel de la filosofía Popper atribuye un papel a la metafísica en el desarrollo científico en dos sentidos: como condición para entender el objetivo de la ciencia que es encontrar explicaciones satisfactorias: ―la tarea de la ciencia es la de encontrar explicaciones satisfactorias y no podrá ser entendida si no somos realistas‖23 y como elemento importante en el desarrollo de las teorías científicas en el sentido de que el realismo metafísico, aunque no nos da ningún tipo de seguridad, puede darnos un impulso intuitivo y una esperanza: He sido siempre un realista metafísico. Por tanto sostengo la idea de que, a pesar de que algunos metafísicos hayan hablado sin sentido también lo han hecho algunos antimetafísicos, puede mostrarse el significado de algunas ideas metafísicas (como el realismo y el atomismo) por su influencia histórica en el desarrollo de las teorías científicas24.
22
Cf. J. Navarro, En contacto con la realidad. El realismo crítico en la filosofía de Karl Popper, Cuadernos de Anuario Filosófico. Serie universitaria, 117, Pamplona, 2002, 95. 23
K. Popper, Objective Knowledge, 203.
24
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963. Vid. Objective Knowledge, 203-204.
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El Círculo de Viena rechazó por principio cualquier tipo de metafísica al considerar que sus proposiciones no eran verificables y por tanto carecían sentido cognitivo: una pretensión de conocimiento no accesible a la ciencia empírica (...) No puede indicarse ningún procedimiento de verificación de sus proposiciones porque no son reductibles a lo experimentable. Por tanto carecen de significado expresable. Son meras reuniones de palabras que aparentan ser proposiciones significativas pero son meras pseudoproposiciones25.
Popper se opuso a esta visión de la metafísica como pseudodiscurso carente de sentido cognitivo y reducida a simple cauce para manifestar emociones y deseos. De aquí parte su rechazo de cualquier intento de basar la demarcación en un criterio de significado26. Popper consideró que quienes reducen la filosofía al análisis del lenguaje, dejan el avance del conocimiento en manos de los científicos y despojan a la filosofía de la capacidad de contribuir a nuestro conocimiento del mundo27. Por su parte se resistió a dar una definición de filosofía y prefirió limitarse a afirmar que la filosofía plantea genuinos problemas acerca de las cosas y que su interés está en las contribuciones que ha hecho a la ciencia: creo que existe al menos un problema filosófico en el cual todo hombre pensante está interesado. Es el problema de la cosmología: el problema de entender el mundo, incluidos nosotros mismos y nuestro conocimiento como parte del mundo. Pienso que toda la ciencia es 25
V. Kraft, El Círculo de Viena, 45-46.
26
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963 en donde Popper remite a su Carta al Editor de Erkenntnis y a su intervención en la conferencia preliminar de Praga recogidas en K. Popper, ―Two Notes on Induction and Demarcation, 1933-1934‖ en The Logic of Scientific Discovery, 311-317. 27
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 19.
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cosmología y para mí el interés de la filosofía (...) está exclusivamente en las contribuciones que ha hecho a la ciencia28.
El Círculo definió la filosofía primero como lógica de la ciencia y por tanto como sintaxis del lenguaje científico. Esta primera definición sufrió una evolución al darse cuenta que esta caracterización de la filosofía resultaba demasiado estricta Carnap atribuyó a la filosofía un alcance más general definiéndola como el análisis ―semiótico‖ –que abarca el análisis del lenguaje en su uso (pragmática), en el significado de sus signos (semántica) y en sus signos sin tomar en cuenta su significado (sintaxis)- del lenguaje de la ciencia y de la parte teórica del lenguaje usual29. gPor su parte Schlick, al igual que Wittgenstein, había vinculado la filosofía al significado de las proposiciones científicas: la filosofía tiene que poner en claro el significado de palabras y enunciados, mostrando y eliminando los que carecen de significado. De acuerdo con esto, la filosofía no es un sistema de verdades y, por tanto, no constituye una ciencia peculiar, sino es ―aquella actividad mediante la cual se fija o se descubre el significado de los enunciados. La filosofía explica las proposiciones, las ciencias las verifican‖30.
28
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 15.
29
R. Carnap, Introduction to Semantics (Publicada por primera vez en 1942 como Introduction to Semantics and Formalization of Logic), Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts), 1961, 245. 30
M. Schlick, ―The Turning Point in Philosophy‖ (Título original ―Die Wende Der Philosophie‖, Erkenntnis, 1, 1930/31) en A. J. Ayer (ed.), Logical Positivism, 56.
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3.1.3 El problema de la demarcación En opinión de Feigl a Schlick, que no le convencían las soluciones dadas al problema de la inducción, le hubieran interesado los desarrollos de Popper en esta materia: Schlick no confiaba en una solución global al problema de la inducción. Fue por esto que abordó este tema más brevemente y con más cuidado en la segunda edición de General Theroy of Knowledge que en la primera. Seguramente hubiera seguido con gran interés el trabajo posterior sobre este problema llevado a cabo por Hans eichenbach, Carnap, Popper y otros, y hubiera estado entre los primeros en estar de acuerdo que no se había conseguido todavía31.
Feigl es de la opinión de que el análisis general acerca de la naturaleza del conocimiento científico desarrollada por Schlick preparó el camino para algunas reconstrucciones lógicas más detalladas de las nociones científicas centrales como el método hipotético-inferencia y la teoría de la probabilidad, entre las que menciona las de Reichenbach, Popper, Hempel, Stgmüller y otros32. El criterio empirista de significado propuesto en el Círculo de Viena, siguiendo a Wittgenstein, era formulado de la siguiente manera: Una proposición hace una afirmación cognitivamente significativa, y por tanto susceptible de ser considerada verdadera o falsa sólo si es o
31
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖ en M. Schlick, General Theory of Knowledge (Título original Allgemeine Erkenntnislehre, Springer, Berlin, 1925), Open Court, La Salle (Illinois), 1985, xx. 32
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xx.
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bien analítica o autocontradictoria o bien capaz, al menos en principio, de test de experiencia33.
De acuerdo a este criterio cognitivo muchas formulaciones de la metafísica tradicional y muchas partes de la epistemología están desprovistas de significado cognitivo, sin importar cuán ricas pudieran ser algunas de ellas en contenido no-cognitivo por su atractivo sensible o por la posible inspiración moral que sugieran. Kraft señaló que el radicalismo inicial del Círculo de Viena respecto a las exigencias de verificabilidad de las proposiciones fue superado progresivamente, como es el caso de Carnap, que aceptó que la definición del significado mediante la verificabilidad es demasiado estrecha, e hizo una revisión a fondo de este concepto formulándolo de nuevo en su trabajo Testability and Meaning, en el que superó la consideración puramente sintáctica y se abrió a las dimensiones pragmática y semántica del lenguaje34. Popper criticó siempre como una forma de dogmatismo —y un pseudoproblema— el intento de buscar un criterio de significado: Critiqué en general, como una forma de dogmatismo la empresa de intentar establecer tal criterio de significado (...) subrayé que toda esta empresa era un intento de resolver un pseudoproblema (un intento de matar más que de reconocer a la metafísica) (...) mostré que los positivistas estaban convencidos a priori que el discurso metafísico carecía de sentido, y por tanto asumían acríticamente que el problema de la demarcación entre la ciencia y la metafísica tenía que ser resuelto a través de la formulación de un criterio de significado35.
33
C. G. Hempel, ―Problems and Changes in the Empiricist Criterion of Meaning‖, 108. 34
Cf. V. Kraft, El Círculo de Viena, 13, 131-134.
35
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963-964.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
En particular Popper calificó de inadecuado el criterio de verificabilidad: critiqué en particular como ‗demasiado estrecho y demasiado amplio‘ la propuesta de la verificabilidad como criterio de significado, ya que excluía sin querer las teorías de la ciencia e incluía como significativa, también sin querer, algunas proposiciones existenciales típicas de la metafísica36.
Popper consideró que además la búsqueda de un criterio de significado distraía la atención de un problema serio y real como era el de la demarcación: este pseudoproblema había usurpado el sitio lógico que pertenecía a un problema serio y real (...) me refiero al problema de demarcar entre las proposiciones empíricas o proposiciones de las ciencias empíricas por una parte, y las proposiciones no-empíricas por otra parte37
La solución que Popper propuso al problema de la demarcación mediante el criterio de testabilidad o falsabilidad puede resumirse diciendo que una teoría debe ser falsable en principio si ha de pertenecer a las ciencias empíricas, si tiene algo que decir acerca del mundo que experimentamos. Pero por supuesto, señala Popper, que es necesario que, a pesar de los muchos intentos de falsificación, pueda ser no falsada en la práctica. Si una teoría ha de ser informativa, debe correr riesgos y si es correcta debe sobrevivir. La solución de Popper al problema de la demarcación quedó firmemente asentada en la primera parte de su Logik der Forschung y fue desarrollada en los
36
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963.
37
K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 963.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
163
capítulos siguientes y aplicada a distintos problemas a lo largo de toda su vida38. Popper reconoce la importancia de que Kraft haya dejado escrito que en el Círculo de Viena se abandonó el criterio de significado del conocimiento científico y se adoptó el criterio de testabilidad de Popper implicando claramente que no se trataba de un criterio de significado39, sin embargo esto no le dejó del todo satisfecho porque sabía que algunos miembros líderes del Círculo continuaban manteniendo el criterio de significado y éste fue precisamente el centro de la disputa: no dudo que esta afirmación histórica de Kraft sea verdaderamente suya y quizás de algunos otros miembros del Círculo, pero el que no ha sido aceptada por algunos de sus miembros líderes, especialmente por Carnap y Hempel, ha sido probado en la sección anterior: ellos no abandonaron el criterio de significado40.
Hempel analizó los problemas y cambios en el criterio empirista de significado y llegó a la conclusión de que el criterio permanece abierto a ulteriores revisiones si se descubre una manera más adecuada de satisfacer sus exigencias pero no habla de abandonar el criterio 41. Carnap considera que tanto la solución de Popper como la del Círculo no presentan diferencias fundamentales y llega a la conclusión de que no están demarcando lo mismo y por tanto no existe una genuina controversia como equivocadamente habían supuesto por mucho tiempo:
38
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 34-39.
39
Cf. V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 201.
40
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 975.
41
Cf. C.G.Hempel, ―Problems and Changes in the Empiricist Criterion of Meaning‖, 125-126.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
El problema de demarcación de Popper consiste en la tarea de explicitar la frontera entre la ciencia y la pseudociencia (astrología, creencias mágicas, mitos, etc.). Por otra parte, nuestro objetivo es explicar la frontera entre el mundo de lo empírico, que comprende tanto a la ciencia como a la pseudociencia, y el mundo de las pseudoproposiciones carentes de sentido. Obviamente estos problemas se refieren a dos cuestiones completamente diferentes, que han de ser investigadas de manera independiente42. Carnap sostiene además que en la práctica no hay absolutamente ninguna diferencia en las cuestiones que ambos consideran con significado y las que consideran carentes de significado. En definitiva, Popper consideró que su criterio de demarcación era fecundo y que el criterio de significado llevaba a consecuencias paradójicas y a una demarcación equivocada. Por su parte Carnap consideró que la falsabilidad era un requisito demasiado estrecho que podía ser reemplazado por la refutabilidad en un sentido más flexible. Popper se mantuvo en la convicción de que la diferencia entre los dos criterios era esencial y Carnap consideró siempre que las diferencias eran de matiz. Esto constituye el punto de referencia para analizar algunas valoraciones actuales de esta controversia.
3.2 Algunas valoraciones recientes sobre la relación entre Popper y el Círculo de Viena 3.2.1 Entre la demarcación y el aire de familia: Stadler
El criterio falsificacionista de demarcación de Popper como la única alternativa (no-simétrica) posible al criterio verificacionista del significado ha de verse como una expresión metodológica reforzada 42
R. Carnap, ―K.R. Popper on the Demarcation between Science and Metaphysics‖, 878.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
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de su posición ―antilingüística‖. Esta posición, sin embargo, junto con su antiinductivismo no fue vista como una crítica decisiva al empirismo lógico por los miembros del Círculo de Viena43. Al mismo tiempo la influencia de Popper sobre Carnap es evidente: sus cuatro grandes libros puedes ser interpretados como cuatro intentos sucesivos de definir el concepto empirista de verificación, intentos obligados por las críticas de Popper44. En su estudio sobre los orígenes y desarrollo del empirismo lógico Friedrich Stadler integra la filosofía con la historia de la ciencia y toma en cuenta los factores cognitivos y sociales. De esta manera consigue que el Círculo de Viena aparezca más rico y diferenciado de lo que aparecía en su propio manifiesto o, con algunas excepciones, en la literatura especializada relevante. Por esta razón el pluralismo filosófico del Círculo de Viena es la óptica desde la que Stadler valora la relación con Popper: No existía un Círculo de Viena cerrado que corporativamente representase una escuela filosófica. El pluralismo de las posiciones individuales era evidente (...) la base mínima compartida por este foro abierto era la actitud crítica, científica, hacia las diversas formas de sistemas filosóficos metafísicos y estructuras políticamente autoritarias, una postura sostenida también por Popper en su tiempo. Una diferencia entre ellos, en particular con la llamada ala ―izquierda‖ provenía del rechazo de Popper de la idea totalizante implicada en la concepción científica del mundo con una orientación fisicalista y su exigencia de reforma social45.
43
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 448-449.
44
Cf. J. F. Malherbe, ―Interpétations en conflit à propos du ―Traité‖ de Wittgenstein‖, 187. 45
F. Stadler, The Vienna Circle, 470.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Unido al pluralismo filosófico del Círculo de Viena, Stadler concede particular importancia a la progresiva evolución de las posiciones radicales iniciales del positivismo lógico: En el período entre 1927 y 1932 Menger, Hahn, Feigl y Carnap modificaron gradualmente el criterio de significado y se alejaron de una actitud antimetafísica. Este pluralismo también se reflejó en la discusión sobre las teorías de la correspondencia y la coherencia, (...) se volvieron menos radicales las posturas acerca de la oposición entre las proposiciones analíticas y sintéticas, también las valoraciones acerca del carácter científico de la ética (...) las discusiones sobre ―positivismo y realismo‖ y finalmente también la visión del mundo y política46.
Stadler sitúa a Popper en la tradición del empirismo lógico sin solución de continuidad y le considera un innovador y un crítico en la tradición de Russell, Wittgenstein, Einstein, Tarski y Quine. Stadler afirma que el contacto del Círculo de Viena con Popper constituye una referencia fundamental de la fase pública del Círculo —inaugurada en 1929 con la publicación del manifiesto programático—, de manera semejante a como lo había sido Wittgenstein antes y lo sería Tarski después y señala que por esta razón cualquier análisis histórico serio acerca del empirismo lógico ha de dar importancia a este intercambio de ideas47. Stadler reconoce que hubo distorsiones de forma en la transmisión de la filosofía de Popper —con la consiguiente pérdida de claridad, rigor y calidad— debido a que fue más conocida sobre todo a través de los escritos de los miembros del Círculo de Viena48. Para analizar esta situación Stadler utiliza como falsilla la síntesis que Popper hizo de la ―leyenda positivista‖49. 46
F. Stadler, The Vienna Circle, 468.
47
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 474.
48
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 450-451.
49
Cf. K. Popper, ―Replies to My Critics‖, 964.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
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En primer lugar Popper se consideró un realista metafísico, no un positivista, y nunca fue miembro del Círculo de Viena; la leyenda por el contrario dice que Popper fue un positivista e incluso un miembro del Círculo de Viena. Stadler explica que, con excepción de Neurath y Reichenbach, los miembros del Círculo de Viena no se consideraron involucrados en una discusión entre rivales y reaccionaron de formas diversas a las propuestas y a las críticas de Popper: Las soluciones propuestas por Popper en Die beiden Grundprobleme, como la delimitación entre la metafísica y la ciencia y el rechazo de tratar de alcanzar un conocimiento ―seguro‖ a través de la inducción fueron criticados por algunos de sus miembros (Neurath, Reichenbach), defendidas por otros (Kraft y Feigl) y vistas como una muestra exagerada de autodiferenciación por otros (Carnap, Schlick)50.
Es necesario prestar especial atención al debate entre Reichenbach, Neurath y Popper que polarizó la comunicación científica durante varias décadas. Popper rechazó la teoría de la inducción de Reichenbach y su concepto de probabilidad. Y es de entender que dentro del cisma que se produjo acerca del problema de la inducción Reichenbach, el editor de Erkenntnis, dedicara un artículo completo a la Logik de Popper, especialmente a su tratamiento de los problemas de la inducción y la probabilidad, calificando de insostenibles sus argumentos y criticando a Carnap por su reseña favorable en el mismo volumen. El asunto estaba lejos de haberse solucionado como pronto quedaría de manifiesto en los siguientes congresos para la unidad de la ciencia51. Stadler objeta que a pesar de que Popper desarrolló una filosofía realista esto no le da derecho para adjudicarse el realismo en 50
F. Stadler, The Vienna Circle, 460. La cursiva es mía.
51
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 362-363.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
exclusiva ya que algunos miembros del Círculo de Viena sostuvieron también un tipo de realismo: La posición de un ―realismo metafísico‖ que Popper se atribuye en exclusiva estuvo también representada por Víctor Kraft, Karl Menger, Kurt Gödel, Herbert Feigl y Moritz Schlick ante de que apareciese The Logic of Scientific Dicovery52.
Stadler no deja de matizar que se trataba de posturas realistas de distinto cuño. En Kraft y Feigl se puede encontrar un realismo abierto al método hipotético-deductivo con tendencia constructivista, mientras que el principio del realismo metafísico formulado en la teoría de los tres mundos de Popper tiene como antecedentes a Frege y a Bolzano. Los miembros del Círculo de Viena sostuvieron un empirismo fisicalista basado en el razonamiento inductivo y en la verificación. Algunos se inclinaban por un empirismo probabilista mientras otros, entre los que se encontraba Carnap, se inclinaron por buscar la confirmación y la corroboración graduales. Popper era un empirista, afirma Stadler, pero su empirismo se diluyó a través de una solución convencionalista de los fundamentos de la ciencia empírica y a través de una metodología falsacionista para refutar hipótesis. Stadler reconoce que en este sentido el empirismo y el racionalismo tomaron diferentes direcciones. Respecto a la pertenencia o no de Popper al Círculo de Viena Stadler considera que las fuentes biográficas y autobiográficas disponibles confirman su hipótesis de que la relación de Popper con el Círculo de Viena fue ambivalente y contradictoria53. Stadler califica 52 53
F. Stadler, The Vienna Circle, 467.
Stadler se refiere a R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, V. Kraft, The Vienna Circle y H. Feigl, Inquiries and Provocations y por parte de K. Popper, Objective Knowledge, Autobiography y Sociedad abierta, universo abierto. Conversación con Franz Kreuze, Tecnos, Madrid, 1988, entre otros textos.
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de fastidiosas las distintas versiones de Popper acerca de si perteneció o no al Círculo54. Stadler detecta ambivalencia cuando Popper afirmó por una parte que el combate al positivismo lógico no era una prioridad para él y por otra sostuvo que su Logik der Forschung estaba concebida en parte para retar a sus amigos y oponentes positivistas55. Popper se autoproclamó ―asesino‖ del Círculo de Viena y al mismo tiempo muestra un gran respeto por su víctima56. Stadler califica esto de ‗insulto narcisista‘ y de estrategia para subrayar su distancia respecto al Círculo57. El núcleo de la cuestión en opinión de Stadler fue la disputa de Popper con Wittgenstein, aunque la información disponible sólo permite especular acerca de las razones que llevaron a Schlick a no querer a Popper en su Círculo: Popper mismo habla de las razones reales del ‗cisma‘ (...) de la correspondencia se puede concluir tentativamente que se trató e una diferencia de personalidades y de mentalidades entre Schlick y Popper. Por parte de Schlick las diferencias con Popper no habían sido motivadas principalmente por cuestiones de contenido, sino que su diferente actitud hacia Wittgenstein parece haber sido la verdadera razón de los problemas58.
Popper defendió la idea de que, tanto en la ciencia como en la filosofía nos enfrentamos con genuinos problemas, mientras que Wittgenstein aseguraba que eran simples rompecabezas lingüísticos59. 54
Cf. K. Popper, Sociedad abierta, universo abierto, 52.
55
Cf. K. Popper, Autobiography, 88-89.
56
Cf. K. Popper, Sociedad abierta, universo abierto, 52.
57
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, nota 16, 462.
58
F. Stadler, The Vienna Circle, 462 y nota 16.
59
Una crítica detallada a Wittgenstein puede encontrarse en K. Popper, The Open Society.
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El famoso encuentro en el Moral Science Club de la Universidad de Cambridge, la tarde del 25 de octubre de 1946, en el que por única vez coincidieron Russell, Wittgenstein y Popper, ha sido interpretado de muchas maneras, Popper lo incluye en su autobiografía proclamándose vencedor del debate e invocando comentarios posteriores de Russell acerca del incidente60, algunos testigos han valorado el incidente como prefiguración del choque entre las opiniones filosóficas que desembocó en el declive del positivismo61 e incluso ha despertado recientemente un interés periodístico62. De esto se hablará con más detenimiento en el siguiente capítulo. En segundo lugar Popper consideraba que la metafísica tenía valor heurístico en la ciencia; la leyenda por el contrario dice que Popper abogó por un criterio de significado para excluir a la metafísica como carente de sentido y que no tenía significado alguno para la ciencia. Stadler sostiene que aunque Popper afirmó la existencia de problemas filosóficos reales y mantuvo la distinción entre filosofía y ciencia, sostuvo un nominalismo metodológico y una postura antimetafísica que simplemente no radicalizó ni convirtió en dogma como hicieron los positivistas lógicos. Popper optó por transiciones graduales o demarcaciones tentativas entre las proposiciones empíricas y las no empíricas63. Al mismo tiempo Stadler parece justificar, por vía de contexto histórico, la radicalidad de la postura antimetafísica del Círculo, argumentando que no procedía de la fría especulación sino más bien era un arma intelectual contra el creciente irracionalismo, el idealismo y el universalismo autoritario:
60
K. Popper, Autobiography, 122-125.
61
Cf. J. Watkins, ―Karl Raimund Popper 1902-1994‖, Proceedings of the British Academy, 94, 1997, 660-663 y P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge. Popper or Wittgenstein?, Routledge, London, 1985. 62
Cf. D. Edmonds y J. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, Península, Barcelona, 2001. 63
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 447.
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En el periodo de entreguerras la actitud antimetafísica del Círculo de Viena sirvió principalmente como arma intelectual en contra del creciente irracionalismo y de la especulación idealista y la ideología del universalimo autoritario (...) En un nivel diferente los sistemas no empíricos como la teoría escolástica de las leyes naturales (...) fueron criticados por medio del criterio de significado (...) que era entendido más como una herramienta científica contra la especulación (...) no sólo representaba la respuesta a un problema puramente filosófico64.
En tercer lugar Popper consideraba que la distinción entre el criterio de demarcación y el criterio de significado era crucial ya que el fundamento y la corroboración de una teoría no tiene nada qué ver con el criterio de significado; la leyenda por el contrario dice que no hay diferencia entre el criterio de significado (de verificación) y el de demarcación (falsificación) y que Popper reemplazó el criterio verificacionista de significado por el nuevo de falsabilidad. Stadler comenta que con el criterio de significado ocurrió algo parecido a lo que ocurrió con la metafísica que fue entendida en el Círculo más como herramienta científica contra la especulación que como solución plenamente satisfactoria al problema del carácter científico de las teorías. Además, prosigue Stadler, la crítica de Popper al criterio de significado debe ser revisada también a la luz del pluralismo filosófico del Círculo de Viena y de su progresiva flexibilización, en parte gracias a la crítica de Popper. Señala que los trabajos de Schlick, Feigl, Kraft, Menger y Neurath no se limitaron a la justificación inductiva sino que también estuvieron, en mayor o menor medida, abiertos a la metodología hipotético-deductiva. Finalmente concluye, de manera quizás un tanto simplista, que es necesario tomar en cuenta que ambas propuestas tenían defectos y fueron blanco de críticas mutuas: 64
F. Stadler, The Vienna Circle, 468.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Visto a una distancia mayor, Karl Popper estuvo más cerca del Círculo de Viena que lo que él se cuidó de admitir, mientras que los miembros del Círculo de Viena no mostraron un contraste tan pronunciado. Sin duda todos compartían el ethos científico (el pensamiento lógico racional), el compromiso por la unidad de la ciencias pero también los defectos del verificacionismo y del falsacionismo65.
Stadler afirma que no fue solamente Popper quien criticó con eficacia el verificacionismo del Círculo de Viena, sino que el falsacionismo de Popper recibió también duras críticas por parte de algunos miembros del Círculo de Viena y cita como ejemplo a Neurath que consideró exagerada la importancia que Popper atribuía al problema de la demarcación y a Ayer que criticó el antiinductivismo radical de Popper afirmando que la negación de cualquier proceso inductivo era una falta de sentido común y conducía tarde o temprano al escepticismo66. En síntesis Stadler reconoce que Popper fue un innovador y un crítico dentro de la tradición empirista y que tiene un lugar importante pero no el de ―heroico demoledor y genio solitario sino el de pensador independiente en la periferia del Círculo de Viena‖67, refuerza la opinión de Kraft de que se fue dando un acercamiento ―asintótico‖ entre las posiciones de Popper y las de los miembros del Círculo de Viena y obtiene dos conclusiones principales: Popper englobó al Círculo sin tomar en cuenta su pluralismo filosófico y su evolución y de esta manera prácticamente se disuelven sus reclamos. Por otra parte Stadler se muestra convencido que el núcleo de la animadversión hacia Popper por parte de algunos miembros líderes del Círculo de Viena, empezando por Schlick, fue el desacuerdo de ideas y modos de ser entre Popper y Wittgenstein. 65
F. Stadler, The Vienna Circle, 472.
66
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 469.
67
F. Stadler, The Vienna Circle, 474.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
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3.2.2 Desacuerdos paradigmáticos: Hacohen Malachi Hacohen considera que tanto Popper como los miembros del Círculo de Viena representaron una reacción ante la filosofía académica de fin de siglo y de entreguerras, buscaron una respuesta en la ciencia y estaban comprometidos en una ―operación de salvamento‖ de la razón sobre una base científica. Hacohen, al igual que Stadler, basa sus argumentos en el pluralismo del Círculo de Viena: Los historiadores parecen haberse inclinado por aceptar los argumentos de los miembros del Círculo de que Popper exageraba sus diferencias con el positivismo, pero la historiografía más reciente ha pluralizado el positivismo lógico, dibujando un cuadro de filosofías en competencia dentro del Círculo68.
Pero a diferencia de Stadler, Hacohen muestra que el cuadro plural del Círculo de Viena confirma que existen una serie de diferencias paradigmáticas que llevan a concluir que Popper no perteneció a este cuadro: Popper demarcó la ciencia de la metafísica no cayó en el juego de atacar a la filosofía, se rehusó decididamente a dar el giro lingüístico del positivismo lógico, se consideraba un kantiano heterodoxo y consideraba el positivismo como una filosofía precrítica69. En opinión de Hacohen tanto Kraft como Stadler pierden de vista los desacuerdos paradigmáticos, están en lo cierto al decir que el Círculo fue esencial en el desarrollo intelectual de Popper pero le 68 69
Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 191.
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle y T. Uebel, Overcoming Logical Positivism from Within, Rodopi, Ámsterdam, 1992.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
sitúan en el espectro de opiniones dentro del Círculo y sin embargo parecen pasar por alto las diferentes situaciones problemáticas que estuvieron en la base de los desacuerdos70. Popper por su parte percibió desde el principio que había temas importantes que le separaban de los positivistas lógicos: Popper estaba contento de ser tachado de kantiano por un positivista [se refiere a Neurath]. Por el contrario estaba preocupado por la reseña favorable y ―oficial‖ de Carnap publicada en Erkenntnis en la que una vez más se asimilaba su filosofía al positivismo. A Carnap y a Schlick su metodología no les parecía revolucionaria (...) Neurath no pensaba como ellos y tomó en serio sus diferencias metafísicas (...) Combatió la leyenda del ―Popper positivista‖ con uñas y dientes desde el principio71.
Afirma Hacohen que Popper demostró que los positivistas no podían hacer ciencia sin algún tipo de filosofía y que la filosofía científica, tal como se entendía en el Círculo de Viena, se convertía en el instrumento para excluir a la metafísica. Popper se percató de que la única manera de evitar esto era volver a situar a la metafísica dentro de la filosofía flexibilizando las fronteras entre ciencia y metafísica, y fue lo que hizo gradualmente. La actitud de Popper hacia la filosofía tradicional era más positiva que la intolerancia del Círculo: Tanto el positivismo lógico como la filosofía de la Weltanschauung (Heidegger, Jaspers, Scheler) desestimaron los esfuerzos para repensar la filosofía tradicional y eran intolerantes (...) En contra de la moda prevalente Popper mostró que era posible la reconstrucción científica de la filosofía tradicional. En vez de declarar una (falsa) ruptura con
70
Cf. M. Hacohen, The Formative Years, nota 114, 209.
71
M. Hacohen, The Formative Years, 262 y 269.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
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ésta consideró sus problemas a la luz de la ciencia contemporánea construyendo puentes con el pasado72.
A pesar de que Popper consideró que el realismo fue lo que más le separó del Círculo Hacohen es de la opinión que el realismo de Popper no estaba entre las diferencias paradigmáticas con el Círculo de Viena: Popper tenía simpatías realistas en los años treinta y sus puntos de vista sobre la metafísica eran más benévolos que los del Círculo, con excepción quizás de Kraft. Lo que ocurre es que en Logik declaró que su filosofía-metodología era metafísicamente neutral y su criterio de demarcación buscaba distinguir claramente entre la metafísica y la ciencia. Sólo más tarde lo que fue una posición inicial se convirtió en una posición filosófica y la metafísica fue devuelta a la filosofía a base de ser declarada criticable y por tanto parte de la discusión racional73.
Hacohen afirma que los testimonios de los miembros líderes del Círculo permiten conjeturar que Popper hubiese influido más en el Círculo si su libro se hubiera conocido antes: Feigl consideraba que una publicación más temprana de la Logik der Forschung o de alguna otra versión de ‗Grundprobleme’ hubiera cambiado decisivamente la historia del Círculo de Viena74. Kraft estaba persuadido que Popper había tomado el lugar de Wittgenstein como máxima influencia externa del Círculo en los años treinta. Neurath le llamó la ―oposición oficial‖ del Círculo y en años posteriores incluso hablaba de una fase
72
M. Hacohen, The Formative Years, 231.
73
M. Hacohen, ―Consulta K. Popper‖, , Correo electrónico personal, 27 de julio de 2002. La cursiva es mía. 74
Cf. P. Feyerabend, ―Herbert Feigl‖ en P. Feyerabend y G. Maxwell (eds.), Mind, Matter, and Method, University of Minnesota, Minneapolis, 1966, nota 3, 7.
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Popper en la vida del Círculo, 1932-3575. Carnap se mostró abierto y absorbió su metodología aunque estaba lejos de cambiar el rumbo de su proyecto lingüístico. Schlick admitió que la Logik der Forschung era ―un trabajo excepcionalmente claro‖76. Hacohen sostiene que el Círculo de Viena fue un contexto crucial para la filosofía de Popper y que el diálogo crítico que mantuvo con el positivismo lógico impulsó su revolución epistemológica de principio a fin. Considera que Popper hubiera sido fácilmente olvidado como un comentador marginal en una tradición kantiana en declive y que gracias a su encuentro con el Círculo se convirtió en el más renombrado de los filósofos de la ciencia del siglo veinte. Hacohen sostiene que ni Popper ni los miembros del Círculo sospechaban lo que estaba ocurriendo: dos filosofías estaban en diálogo. El Círculo negaba que fueran dos77 y estaban equivocados y Popper creía que los positivistas habían plagiado su filosofía y también estaba equivocado, ya que la apropiación de las ideas de Popper por parte de los positivistas lógicos era legítima y, salvo algunas excepciones, las acusaciones de Popper de plagio reflejaban una incomprensión de la manera como las ideas se mueven en el ámbito público, sin dejar de mencionar un toque de paranoia78.
75
En opinión de Hacohen, una competencia abierta entre las visiones no fundacionistas de la ciencia de Popper y de Neurath hubiese evitado algunos desvíos de la filosofía de la ciencia y proporcionado una alternativa al relativismo que triunfaría dos generaciones más adelante. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 210. 76
V. Kraft, ―Popper and the Vienna Circle‖, 200.
77
Cf. R. Carnap, ―Besprechung: Karl Popper Logik der Forschung‖, Erkenntnis, 5, 1935, 293. 78
M. Hacohen, The Formative Years, 211.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
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Respecto a la leyenda positivista, Hacohen señala una serie de factores que hacían difícil que Popper pudiese ser considerado algo más que un positivista: su Logik der Forschung fue publicado en una colección del Círculo, abordó temas positivistas y provocó un debate vivo en la red internacional del Círculo, entre su público no estaban los críticos kantianos sino los positivistas y entró en la esfera pública como un miembro de la vanguardia de los positivistas lógicos. Poco pudo hacer Popper para esclarecer la situación, ya que en 1937 se marchó a un exilio que duraría nueve años y mientras tanto el positivismo lógico hacía fortuna en las universidades occidentales. Muchas discusiones sobre Popper durante y después de la guerra fueron transmitidas en reportes secundarios por los emigrantes del Círculo, de tal suerte que el mito positivista se convirtió en una convención79. Esto distorsionó su filosofía para la siguiente generación y oscureció sus implicaciones revolucionarias. Afirma Hacohen que era comprensible el enfado de Popper relativo a la ―leyenda positivista‖ expresado continuamente y de manera explícita y sistemática en la introducción a las réplicas a sus críticos80. La interpretación del Círculo acerca de su trabajo prevaleció sobre la suya. El era uno y los miembros del Círculo eran muchos, y los de fuera generalmente prefirieron la versión del Círculo. Hacohen hace referencia a una serie de hechos en los que se trasluce que Popper también contribuyó a la confusión: La crítica de Popper al positivismo, Die beiden Grundprobleme, no fue publicada hasta 1979 y entonces sólo en alemán. Su Autobiografía aumentó la confusión al proporcionar una relato anacrónico de su desarrollo intelectual. El debate sobre su identidad filosófica quedó inconcluso. El público reconocimiento a su mensaje radical quedó limitada. Su exasperación era evidente: ―estoy resignado al hecho de
79 80
Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 211.
Cf. Popper, ―Replies to My Critics‖, 961-76 y M. Hacohen, The Formative Years, 211.
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que (...) la etiqueta de positivista me acompañará hasta el final de mis días‖81.
Hacohen reconoce que la leyenda es una cuestión histórica, ya que los positivistas lógicos, en cuanto principales interlocutores e intérpretes de Popper durante los años treinta y cuarenta, influyeron en la configuración de su herencia, y por tanto en una cierta interpretación y distorsión de ésta. Advierte también que se trata de una cuestión literaria en la medida en que las interpretaciones deforman el legado y construyen mitos y previene de los riesgos de conceder demasiado peso a la leyenda82. Hacohen tampoco se detiene en ilustrar la enorme ambivalencia de Popper hacia el Círculo de Viena: Alegaba que ellos había malinterpretado sus posturas y distorsionado su filosofía y al mismo tiempo, expresaba admiración por el Círculo, agradeciéndoles su ayuda y reconociendo que compartían con él el legado de la Ilustración. Reconocía que el Círculo hizo posible su carrera, pero pensaba que había disminuido su hazaña. Sabía que era superior como filósofo, y resentía tener que estar a su merced, sujeto a su autoridad, suplicando que le publicaran. De alguna manera esperaba ir detrás de ellos, señalando sus errores sin descanso, sin prestar atención a las personas o al movimiento, y además quería que le agradecieran su crítica. Nunca olvidó, o perdonó, el no haber sido invitado al seminario de Schlick (...) De principio a fin, quiso ser conocido como el filósofo que ―mató‖ al positivismo lógico83.
Hacohen está convencido que la existencia de desacuerdos paradigmáticos no significa que la colaboración entre Popper y el 81
K. Popper, Realism and the Aim of Science, 177.
82
M. Hacohen, ―Consulta K. Popper‖, , Correo electrónico personal, 27 de julio de 2002. La cursiva es mía. 83
M. Hacohen, The Formative Years, 212.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
Círculo fuera colaboración:
imposible,
pero
su
personalidad
dificultó
179
la
brillante pero centrado en sí mismo, inseguro y arrogante, irascible y rígido consigo mismo. No sabía escuchar y buscaba ganar las discusiones a toda costa. No entendía las dinámicas de grupo y carecía de habilidad para negociar84.
Carnap y Kraft reflejaron que existía un problema de relaciones y Feigl, que se tomó en serio la crítica de Popper también refleja esta situación. Hacohen apunta refiriéndose a las largas conversaciones que mantuvieron Popper y Feigl que: ―Popper se llevaba a casa cada victoria intelectual. Feigl estaba impresionado pero exasperado‖ 85. Hacohen considera que la firmeza de Popper para resistir a las presiones del Círculo hubiese sido admirable, pero Popper actuaba como si no hubiese aprendido nada de ellos e insistía en su prioridad sobre cada idea. Hablaba aprobatoriamente de filósofos con los que quizás tenía poco en común pero destilaba sarcasmo contra el Círculo. Más adelante admitió que ambos él y ellos eran los últimos bastiones de la Ilustración, pero enfatizaba sus diferencias no su base común y definió su misión como la de haber dado el golpe de gracia kantiano al positivismo. Respecto a la actitud de los miembros del Círculo de Viena Hacohen afirma que fue más abierta: aunque no todos (...) estaban abiertos, o eran agradables, sin embargo en cuanto miembros de un movimiento en batalla los positivistas lógicos mostraron gran receptividad hacia su máximo crítico y su tolerancia fue bien retribuida ya que la crítica de Popper les permitió reformular sus posiciones86. 84
M. Hacohen, The Formative Years, 210.
85
M. Hacohen, The Formative Years, 185.
86
M. Hacohen, The Formative Years, 212.
180
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Hacohen sostiene que Popper no fue el asesino del positivismo lógico ni necesitaba tan dudosa distinción porque su filosofía era suficientemente revolucionaria de suyo: Con el paso del tiempo los positivistas lógicos llegaron a un callejón sin salida y aunque Popper se había dado cuenta desde el principio que no llegarían a ninguna parte, la muerte del positivismo lógico tuvo poco que ver con su crítica. Además Popper no necesitaba la dudosa distinción de ser un asesino intelectual para sentirse vengado porque su crítica al positivismo dio lugar a una nueva filosofía que transformó radicalmente la manera de ver el conocimiento humano: hipotético, abierto al cambio y en continuo crecimiento87.
A pesar de esto la colaboración entre Popper y el Círculo existió ya que ambos partes reformularon sus posturas en respuesta a las críticas mutuas. Hacohen considera que fue un ejemplo del modo como la filosofía y la ciencia deben trabajar y lamenta que Popper no lo viera así ya que consideraba que los positivistas, especialmente Carnap, se habían apropiado de sus ideas y las habían usado para lanzar su propio proyecto: un nuevo lenguaje científico, y no se daba cuenta que él mismo había usado el positivismo para desarrollar su filosofía: Esto no era lo que Popper había pretendido, pero no tenía derecho a lamentarlo. Si Carnap quiso usar la falsabilidad como un criterio de significado, en lugar de uno de demarcación era asunto de Carnap. Popper no tenía propiedad exclusiva de sus ideas y ninguno hubiese aceptado que les impidiese usarlas88.
87
M. Hacohen, The Formative Years, 212-213.
88
M. Hacohen, The Formative Years, 211.
INTEGRACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE POPPER Y EL CÍRCULO DE VIENA
181
Hacohen hace un balance de las actitudes por ambas partes haciéndose eco de la respuesta de Tarski cuando, en los años cincuenta, le preguntaron su opinión acerca de la controversia entre Popper y Carnap. En aquella ocasión Tarski contestó que Popper tenía mejores argumentos pero que la persona del otro bando era mucho más agradable89. Popper tenía un estilo de trabajo en solitario aislamiento en contraste con el estilo de Círculo y al parecer no resultaba fácil trabajar con él90. Hacohen está persuadido que la revolución epistemológica de Popper hubiese sido capaz de producir un giro del positivismo lógico si se hubiese mostrado más congeniante y hubiese participado en las reuniones del Círculo: cambiar el curso de la filosofía científica requería tanto un político como un filósofo. Fue un problema de relaciones humanas más que de filosofía. Popper fue ingenioso en esto último, incompetente en lo primero91.
89
Cf. J. Watkins, ―Karl Popper: A Memoir‖, The American Scholar, 66, 1997, 215.
90
Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 209. Hacohen remite a J. Agassi, A Philosopher‘s Aprentice, Rodopi, Ámsterdam, 1993. 91
M. Hacohen, The Formative Years, 211.
Capítulo IV Ludwig Wittgenstein
El análisis de la relación de Popper con el Círculo de Viena lleva a centrar la atención en Wittgenstein ya que fue objeto de gran parte de las críticas de Popper al positivismo lógico y sujeto que influyó en el desencuentro de Popper con el Círculo. En la primera sección se presenta un breve perfil biográfico de Wittgenstein y una síntesis de su primera y su última concepción filosófica destacando su poderosa influencia. En la segunda sección se trata de la peculiar relación de Wittgenstein con el Círculo de Viena y el papel del Tractatus en la primera fase del positivismo lógico. En la tercera sección se incluye un relato breve del único y polémico encuentro personal entre Wittgenstein y Popper. 4.1 Vida e impacto de Wittgenstein 4.1.1 Breve perfil biográfico de Wittgenstein Ludwig Wittgenstein nació en Viena el 26 de abril de 1889 y fue el más joven de los ocho hijos de un magnate de la industria del hierro y el acero y un gran patrón de las artes1. Su familia descendía de 1
Para esta breve exposición de la vida y obras de Wittgenstein se han utilizado principalmente: W. W. Bartley III, Wittgenstein, Cátedra, Madrid, 1982; N. Malcolm, Ludwig Wittgenstein: A Memoir, Clarendon, Oxford, 2001; B. McGuinness, Wittgenstein. El joven Ludwig (1889-1921) (Título original, Wittgenstein. A life. Young Ludwig (1889-1921), Duckworth, 1988), Alianza
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
judíos centroeuropeos convertidos al cristianismo. La casa de los Wittgenstein era frecuentada por los más destacados intelectuales y artistas de la época y al mismo tiempo Wittgenstein recordaba su infancia y adolescencia como infelices por falta de calidez2. Fue educado por tutores privados hasta que asistió a la escuela secundaria de formación profesional (Realschule) en Linz. En esa época leyó obras como Sexo y carácter de Weininger, los Principles of Mechanics (―Principios de Mecánica‖) de Hertz y los Populäre Schriften (―Escritos populares‖) de Boltzmann. En 1906 se matriculó como estudiante de ingeniería mecánica en la Technische Hochschule de Berlín. Dos años más tarde se trasladó a Manchester para estudiar aeronáutica y llegó incluso a patentar un diseño3. Su interés por las matemáticas lo llevó a involucrarse en temas de lógica y de fundamentos de las matemáticas. Estudió los Principia Mathematica de Russell4 y los Fundamentos de la aritmética de Frege5. Wittgenstein concibió la idea de escribir un libro de filosofía y empezó a redactar sus pensamientos en cuadernos tratando de conseguir la formulación más directa y clara de sus ideas a base de seleccionar y arreglar sus observaciones una y otra vez sin quedar Universidad, 1991; R. Monk, The Duty of Genius Monk, R., Ludwig Wittgenstein. The Duty of Genius, Vintage, London, 1991 y G. H. von Wright, Wittgenstein, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1982. 2
El filósofo americano N. Malcolm, antiguo discípulo y amigo, testimonia que Wittgenstein le comentó ―aunque no pueda dar afecto, tengo una gran necesidad de él‖ (Cf. N. Malcolm en A Memoir, 51). 3
El 17 de agosto de 1911 fue aceptada la solicitud de Wittgenstein para la patente de su diseño sobre ―Mejoras en los propulsores aplicables a máquinas aerostáticas‖ (Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 34). 4
Wittgenstein estudió en particular la teoría de tipos de Russell (Cf. A. Whitehead y B. Russell, Principia Mathematica, II, Cambridge University Press, Cambridge, 1968 (Primera edición en 1910), 37-65). 5
Las tres ideas madre de la filosofía de Frege —centralidad del lenguaje, primacía de las proposiciones y antipsicologismo— ejercieron una influencia decisiva en Wittgenstein, Russell y Carnap. A través de ellos, estas ideas se divulgaron ampliamente y llegaron a crear y a dar forma a la filosofía analítica.
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nunca satisfecho del todo. Wittgenstein no tenía interés por leer a otros autores: su ignorancia y antipatía hacia los filósofos clásicos es bien conocida. Nunca leyó una sola palabra de Aristóteles e incluso parecía jactarse de que ningún asistant lecturer en filosofía en el país había leído menos libros de filosofía que él. Decía que no había leído a Hume porque le parecía una tortura6. En sus obras cita escasamente a otros autores, con excepción de Frege y Russell cuya influencia en la primera etapa de su pensamiento reconoce explícitamente, y posteriormente hace referencia a las críticas del joven matemático y filósofo Ramsey7 y a las observaciones del economista italiano Sraffa8. Esto no significa que Wittgenstein negara haber recibido influencias y tampoco pretendió nunca ser original ni dar origen corriente de pensamiento alguna: No creo que haya inventado una línea de pensamiento sino que siempre he tomado alguna idea de otro, y simplemente la he tomado 6
Cf. K. Britton, ―Portrait of a Philosopher‖ en K. T. Fann (ed.), Ludwig Wittgenstein: The Man and his Philosophy, Humanities Press, New Jersey, 1967, 60-61. 7
Ramsey fue uno de los que mejor entendió el Tractatus en Cambridge durante el primer año de su publicación. Colaboró en la traducción inglesa del Tractatus y cuando todavía era un alumno de 19 años le fue encargada una reseña del libro, que es considerada una de las más fidedignas exposiciones y una de las críticas más penetrantes del Tractatus. Ramsey alerta contra algunos malentendidos de la introducción de Russell. Entre 1923 y 1924 sostuvo conversaciones periódicas con Wittgenstein que resultaron fundamentales para su filosofía posterior al Tractatus. (Cf. F. Ramsey, ―Critical Notice of the ‗Tractatus Logico-Phiosophicus‘ by Ludwig Wittgenstein‖, Mind, 32, 1923, 465-478). 8
Piero Sraffa era un brillante economista italiano, que había llegado a Cambridge poco antes que Wittgenstein volviese por segunda vez. Sostenía una clara línea marxista y fue acogido en Cambridge tras ser expulsado de Italia por publicar en contra de la política de Mussolini. Se convirtió en un buen amigo y crítico de Wittgenstein. Al no ser filósofo ni matemático sus críticas no se referían a cuestiones puntuales sino que sus observaciones ayudaban a Wittgenstein a revisar sus planteamientos desde una perspectiva fresca (Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 261).
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
con entusiasmo y la he aprovechado en mi trabajo de clarificación. Así es como me han influido Boltzmann, Hertz, Schopenhauer, Frege, Russell, Kraus, Loos, Weininger, Spengler, Sraffa9.
Wittgenstein visitó a Frege en Jena para pedirle consejo respecto de su dedicación a la filosofía y éste le remitió a Russell. En 1911 se presentó en Cambridge sin anunciarse previamente y fue aceptado por Russell que vio reflejado en Wittgenstein su concepto de alumno ideal: una mente rigurosamente lógica y una naturaleza impulsiva y obsesiva. Entrevió también al posible continuador de su obra lógica10. En los primeros escritos de Wittgenstein se trasluce la influencia de Frege y Russell —incluso algunos autores son de la opinión de que el Tractatus no es más que la crítica del lenguaje de Wittgenstein dentro de la estructura de las teorías lógicas de Frege y en una variante del atomismo lógico de Russell11— pero en el desarrollo posterior de sus ideas se advierten progresivas diferencias respecto a sus maestros e incluso fueron cambiando los papeles y Wittgenstein llegó a ser maestro de Russell en materia de lógica12. En 1912 fue admitido en el Trinity College de Cambridge. Asistió a las clases de G. E. Moore sobre psicología13, leyó 9
L. Wittgenstein, Culture and Value, G. H. von Wright (ed.), Blackwell, Oxford, 1980, 19. 10
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 110-111.
11
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 71.
12
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 120-122.
13
G. E. Moore (1873-1958) fue uno de los filósofos británicos más influyentes del siglo XX. Sus primeros escritos se caracterizaron por su rechazo de la metafísica idealista y por su insistencia en la irreductibilidad de los valores éticos, y la preeminencia de los valores del arte y el amor. Su trabajo posterior es también famoso por su defensa del sentido común —enfatizó la profundidad del deber hacia las creencias familiares—, y su concepción del análisis filosófico —en este aspecto es de una notoria mente amplia en sus intentos por esclarecer el concepto de verdad. Ejerció la mayor parte de su carrera en Cambridge donde fue amigo y colega de Russell, Ramsey y Wittgenstein. (Cf. T. Baldwin, voz ―G.E. Moore‖, Routledge Enciclopedia of Philosophy, VI, 494-495).
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Variedades de la experiencia religiosa de W. James y se convirtió en un influyente miembro del Moral Science Club, grupo de debate integrado por profesores y estudiantes de filosofía que se reunía semanalmente en el King’s College. Visitó nuevamente a Frege en Jena. Tras la muerte de su padre en octubre de ese año recibió una cuantiosa herencia y decidió mudarse a Noruega con la intención de construir una casa para estudiar y escribir en soledad unas notas sobre lógica que remitió a Russell. Wittgenstein insistió a Moore para que le visitara en Noruega y finalmente éste aceptó permanecer dos semanas a partir del 26 de marzo de 1914. Wittgenstein dictó a Moore unos apuntes sobre lógica en los que se incluye una teoría del simbolismo alternativa a la teoría de tipos de Russell. Wittgenstein deseaba que ese trabajo fuera aceptado para obtener el grado de bachiller y encargó a Moore que lo mostrara a Russell para que viese los progresos con relación a las notas que Russell había leído anteriormente14. Pidió también a Moore que gestionara el asunto a su vuelta a Cambridge. Cuando Moore le informó que el escrito no cubría los requisitos formales, Wittgenstein reaccionó con furia y escribió una carta airada a Moore que puso fin a su amistad y a sus esperanzas de obtener un grado en Cambridge 15. La relación se reanudó cuando se volvieron a encontrar en Cambridge en 192916. En junio de 1914 Wittgenstein distribuyó una generosa cantidad de dinero entre artistas necesitados como Rilke y Kokoschka. Tras la declaración de guerra contra Rusia Wittgenstein se alistó como voluntario en el ejército no tanto por motivos patrióticos sino porque veía en la guerra una oportunidad de crecimiento. En el frente leyó la edición de Tolstoy de los Evangelios y algunas obras filosóficas de 14
Las notas dictadas a Moore en Noruega fueron publicadas póstumamente en L. Wittgenstein, Notebooks 1914-16, Blackwell, Oxford, 1961. 15
La carta de Wittgenstein a Moore desde Noruega fue escrita el 7 de mayo de 1914 y está publicada en L. Wittgenstein, Letters to Russell, Keynes and Moore, Blackwell, Oxford, 1977, 150. 16
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 101-104.
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Emerson y Nietzsche, desarrolló su teoría pictórica del lenguaje y comenzó a escribir el Tractatus. Wittgenstein fue condecorado en varias ocasiones por servicios militares distinguidos17. Terminó el Tractatus y en noviembre de 1918 fue hecho prisionero en Italia hasta agosto de 1919. Desde el campo de prisioneros envió el Tractatus a Russell y a Frege y una vez puesto en libertad se entrevistó con Russell en La Haya con objeto de leer juntos el libro párrafo por párrafo. Wittgenstein había encontrado serias dificultades para la publicación de su libro y Russell se ofreció a escribir una introducción que facilitara su aceptación por parte de los editores. Algunos autores sostienen que la introducción de Russell es la primera interpretación del Tractatus y contiene mucho de buena filosofía mientras que otros afirman que dicha introducción alentó el desarrollo de una interpretación positivista del Tractatus. Wittgenstein, por su parte, la consideró superficial e incomprensible18. Después de la guerra Wittgenstein consideraba que en el Tractatus se había dicho todo lo que puede decirse en filosofía y que él había agotado sus posibilidades filosóficas y decidió matricularse en la escuela de preparación de maestros de Viena. Entre 1920 y 1926 ejerció como maestro de escuela primaria en tres poblaciones pequeñas de la Baja Austria. Al hecho innegable de la vocación educativa de los Wittgenstein existen diversas interpretaciones acerca de las motivaciones de Wittgenstein para dedicarse a la enseñanza19: algunos autores afirman que Wittgenstein contrariamente a lo que se ha dicho no abandonó la filosofía sino que estaba intentando llevar a 17
En 1916, en el frente ruso fue candidato a una condecoración en reconocimiento ―por su destacada conducta que ejerció un efecto calmante en sus camaradas‖ y fue promovido rápidamente. En 1918, en el frente italiano, Wittgenstein destacó por ―su excepcional valor, serenidad, sangre fría y heroísmo, que le ganaron la completa admiración de las tropas‖ y le fue otorgada la Banda de la Medalla del Servicio Militar con Espadas. Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 146 y 154. 18
Cf. A. Biletzki, (Over) Interpreting Wittgenstein, Kluwer, London, 2003, 2. Una reseña histórica de la introducción de Russell y del rechazo de Wittgenstein a dicha introducción ver B. McGuinness, El joven Ludwig, 380-387. 19
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 362 y 366.
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la práctica la parte ética del Tractatus y al mismo tiempo empezando a formular los problemas que dominarían su filosofía posterior. Otros autores son de la opinión de que los temas del movimiento de reforma austriaco —la oposición al atomismo psicológico y lógico y el convencionalismo lingüístico radical opuesto al esencialismo— fueron erosionando sus antiguas creencias y los postulados fundamentales del Tractatus 20. Todo lo que Wittgenstein trajo entre manos a lo largo de su vida estuvo caracterizado por una búsqueda lineal de coherencia, con luces claras de originalidad y excelencia y sombras de obsesión y rigorismo21. Wittgenstein era pesimista respecto de sí mismo y de la humanidad y a lo largo de su vida sufrió frecuentes y profundas depresiones. Consideró muchas veces la posibilidad del suicidio y algunos rasgos de su carácter sólo resultan explicables apelando a que vivió al borde de la locura22. La inteligencia y personalidad de Wittgenstein provocaron enorme atracción y al mismo tiempo era difícil de tratar por su inclinación a tachar a los demás de superficiales y deshonestos. Esto se reflejó tanto con sus alumnos de enseñanza primaria como con sus discípulos y colegas universitarios de la elite de Cambridge23.
20
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 25 y 152. Bartley analiza la profunda influencia en Wittgenstein de Karl Bühler, psicólogo y principal teórico del movimiento de reforma escolar y remite a su estudio ―Theory of Language and Philosophy of Science as Instruments of Educational Reform : Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers‖ en R. Cohen, M. Wartofsky (eds.), Methodological and Historical Essays in the Natural and Social Sciences, Reidel, Dordrecht, 1974, 307-337. Véase también Cf. A. Janik y S. Toulmin, La Viena de Wittgenstein, Taurus, Madrid, 1998, 303. 21
Cf. G. H. von Wright, Wittgenstein, 32 y J. Sádaba, Conocer Wittgenstein y su obra, Dopesa, Barcelona, 1980, 13. 22
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 216 y L. Valdés Villanueva, ―Introducción‖ en L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, Tecnos, Madrid, 2003, 19. 23
Cf. G. H. von Wright, Wittgenstein, 13.
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Consiguió resultados pedagógicos brillantes e innovadores. En 1925 redactó el Wörterbuch für Wolkschulen (―Diccionario léxico para escolares‖) con 5,700 palabras compiladas con ayuda de sus estudiantes que estaba pensado como ayuda al aprendizaje activo de la pronunciación y la gramática y que fue autorizado oficialmente por el Ministerio de Educación24. Su experiencia como profesor no fue demasiado gratificante ni exitosa. Trató de despertar en sus alumnos la vida del espíritu, la tarea de pensar por ellos mismos y sobre todo el aprecio por la honestidad25, tenía facilidad para establecer contacto con los niños, especialmente con los más dotados, aunque también era severo y llegó a aplicar castigos físicos. Por el contrario Wittgenstein consideraba que los adultos eran gente mala y ruda y tenía aversión a tratar con ellos y fue objeto de una oposición tenaz por parte de los padres que acabó motivando su dimisión en abril de 1926 26. Volvió a Viena donde emprendió el proyecto y construcción de una casa para su hermana, en colaboración con su amigo el arquitecto P. Engelmann
24
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 117-120.
25
Bartley sostiene que la reforma escolar fue un encuentro en la vida de Wittgenstein que cambió profundamente su pensamiento y a la vez Wittgenstein innovó —no se sabe si intencionalmente o no— a esta con una práctica pedagógica que considera ejemplo acabado de aplicación de los principios de ―actividad propia‖ (Selsbttatigkeit) e ―instrucción integrada‖ propios de la reforma escolar de Glöckel en Viena (Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 87-142). Por su parte McGuinness no ve tan clara esta relación y sostiene que Wittgenstein en la práctica ideó sus propios métodos de enseñanza, claramente apartados de la tradición, pero al mismo tiempo rechazaba muchos aspectos de la Schulreform, especialmente relacionados con la disciplina y la participación de los niños en el funcionamiento de la escuela. (Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 369-370). Monk sostiene que Wittgenstein no estaba inspirado tanto en el celo de la reforma educativa de Glöckel, aunque algunos de sus métodos de enseñanza coincidieran con los de la reforma, cuanto en la idea tolstoiana de vivir y trabajar entre los pobres y de cambiar sus condiciones internas sin que abandonaran el mundo rural (Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 193-233). 26
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 123-135 y R. Monk, The Duty of Genius, 191.
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(discípulo del gran arquitecto modernista vienés A. Loos), y en la que estuvo empeñado de manera casi obsesiva durante dos años27. Al poco tiempo de terminar el Tractatus Wittgenstein tuvo graves dudas acerca de las ideas expresadas en el libro. Algunos autores sugieren que Wittgenstein insistió en publicarlo como una forma de cerrar la etapa precedente de su vida. Dejó la publicación del Tractatus en manos de Russell y se retiró durante el verano trabajando como ayudante de jardinero en un monasterio en un suburbio de Viena —una vez más demostró su acostumbrada competencia en tareas prácticas manuales— y trabajó intensamente todo el día como una especie de terapia para combatir su infelicidad y desasosiego28. En 1921 se publicó el Tractatus en alemán bajo el título Logische-philosophische Abhandlung como apéndice al último número de los Annalen der Naturphilosophie editado por W. Oswald y con la introducción de Russell. Al año siguiente el editor inglés P. Kegan accedió a publicar el Tractatus en forma de libro en una edición bilingüe con el título Tractatus logico-philosophicus, sugerido por Moore y en noviembre Wittgenstein recibió el primer ejemplar29. 27
Wittgenstein mostró siempre gran interés por la arquitectura y antes de la casa de su hermana había diseñado mobiliario en Inglaterra y una cabaña en Noruega. El proyecto de Wittgenstein llegó a despertar interés desde el punto de vista arquitectónico como ejemplo de modernismo formalista y como reflejo de la cultura vienesa de los años veinte. Algunos autores han visto en ese proyecto la representación arquitectónica de las ideas lógicas, éticas y estéticas del Tractatus, mientras que otros lo ven como el puente simbólico entre su primera y su última filosofía (Cf. B. Leitner, The Architecture of Ludwig Wittgenstein: A Documentation, Nova Scotia College of Art and Design Press, Halifax, 1973 y The Wittgenstein House, Princeton Architectural Press, New York, 2000, además de P. Wijdeveld, Ludwig Wittgenstein Architect, The Pepin Press, Singapore, 2000). 28 29
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 374 y 384.
En 1961 G. H. von Wright y G. E. M. Anscombe editaron y publicaron bajo el título de Notebooks. 1914-1916, una serie de escritos que contienen versiones preliminares de ideas que luego formaron parte del Tractatus y que resultan útiles para entenderlo ya que contienen lo que se dejó fuera de la versión final, extremadamente comprimida.
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El Tractatus es el más importante de los trabajos del primer periodo de Wittgenstein y el único libro publicado durante su vida. Wittgenstein presenta una imagen atomista lógica de la realidad y del lenguaje y contiene también sus principales ideas cosmológicas, epistemológicas y éticas30. Mientras Wittgenstein estaba ejerciendo como maestro de escuela rural el Tractatus se había convertido en objeto de un gran interés entre los filósofos de orientación positivista en Viena y entre algunos académicos en Cambridge31. Wittgenstein volvió a Cambridge y a la filosofía como ocupación principal en 1929 en parte a instancias de Schlick y de otros miembros del Círculo de Viena sobre los que el Tractatus estaba ejerciendo una poderosa influencia32, en parte debido al impacto que le produjo asistir a la conferencia dictada por el matemático holandés L. E. J. Brouwer en marzo de 192833 y en parte gracias a la insistencia de sus amigos de Cambridge como Ramsey —que hizo largos e incómodos viajes al pueblo donde Wittgenstein enseñaba— y sobre todo Keynes que insistió con paciencia ante las negativas de Wittgenstein de volver a Cambridge34. A su regreso Wittgenstein empezó a trabajar en una serie de escritos publicados póstumamente como Philosophische Bemerkungen o Philosophical Remarks (―Observaciones filosóficas‖) en los que se 30
Algunos autores incluso han llegado a decir que el lenguaje del Tractatus —que pierde al ser traducido— podría situar algún día a Wittgenstein entre los clásicos de la prosa alemana. (Cf. G. H. von Wright, Wittgenstein, 33). Otros autores consideran que el estilo literario de Wittgenstein debe mucho a Lichtenberg y Goethe (Cf. G. H. von Wright, Wittgenstein, 15-34 y M. W. Rowe, ‗Goethe and Wittgenstein‘, Philosophy 66 (1991), 283-303. 31
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 213.
32
Cf. B. McGuinness (ed.), Wittgentein and the Vienna Circle. Conversations recorded by Friedrich Waismann, Basil Blackwell, Oxford, 1979, 12. 33 34
Cf. H. Feigl, ―The Wiener Kreis in America‖, 639.
Keynes era un filósofo, economista, escritor y abogado de Cambridge que se convirtió en una especie de gestor en la vida de Wittgenstein (Cf. L. Wittgenstein, Letters to Russell, Keynes and Moore, 114-118).
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refleja su nueva concepción de la filosofía. Wittgenstein consideró que las críticas de Ramsey y de Sraffa fueron los elementos clave que le forzaron a cambiar radicalmente su manera de pensar35. En el mes de junio obtuvo el doctorado en Cambridge gracias a la intervención de Russell y de sus poderosos amigos universitarios Moore y Ramsey quienes lograron que el Tractatus hiciera las veces de tesis doctoral aunque no cubriera los requisitos formales36. En 1930 fue nombrado fellow del Trinity College y empezó a dar clases acerca de problemas lingüísticos, lógicos y matemáticos, en las que se traslucía ya su nueva perspectiva filosófica y un cambio en sus relaciones con sus antiguos maestros. Reanudó su participación en las reuniones en el Moral Science Club. Ese mismo año se publicó el texto de su conferencia titulada “Some Remarks on Logical Form” (―Algunas observaciones sobre la forma lógica‖), que Wittgenstein mismo calificó de poco convincente37. El resto de los trabajos que llevan el nombre de Wittgenstein son versiones tempranas o intermedias de material dejado en sus escritos y editado y publicado después de su muerte. Otras fuentes del pensamiento de Wittgenstein son los apuntes de sus conversaciones y conferencias recogidos por sus amigos y alumnos38.
35
Cf. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, Blackwell, 2001, (Publicado por primera vez en 1953), x. 36
Una reconstrucción con notas interesantes de la defensa del Tractatus como tesis doctoral ante Moore y Ramsey se puede encontrar en L. Goldstein, ―Wittgenstein‘s Ph.D Viva. A Re-Creation‖, Philosophy, 74, 1999, 499-514. 37
Cf. L. Wittgenstein, ―Some Remarks on Logical Form‖, Proceedings of the Aristotelian Society, 9, 1929, 162-171. 38
Cf. C. Barrett (ed.), Lectures and Conversations on Aesthetics, Psychology and Religious Beliefs, Blackwell, Oxford, 1970, que es una compilación de notas tomadas por Y. Smythies, R. Rhees y J. Taylor durante un curso en Cambridge en 1938; R. Rhees, ―Some Developments in Wittgenstein‘s View of Ethics‖, Philosophical Review, 74, 17-26 y F. Waismann, ―Notes on Talks with Wittgenstein‖, Philosophical Review, 74, 1965, 12-16.
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Wittgenstein estaba persuadido de que ni sus maestros Frege y Russell, su colega Ramsey y su examinador Moore nunca entenderían sus ideas, y con más razón no le entenderían el resto de sus lectores e intérpretes que, según él, deformaban sus ideas ―mutilándolas o disolviéndolas‖39. Tampoco era afecto a los congresos ni a dar conferencias a grandes auditorios sino que ―publicaba‖ sus ideas ante el grupo selecto de alumnos y colegas que admitía a sus seminarios40. Por esta razón decidió publicar una carta al editor de Mind en la que negaba cualquier relación entre su punto de vista y el que falsamente le atribuía Braithwaite, siendo además que sus ideas todavía no habían sido publicadas, ni lo serían en vida debido a su búsqueda siempre inacabada de claridad (a su perfeccionismo). La carta refleja un Wittgenstein no familiarizado ni con las publicaciones, ni con los formalismos propios de la comunidad académica41. En la misma edición de Mind se incluye la disculpa de Braithwaite que no dejó de añadir con sorna: ―qué tanto he malinterpretado al Dr. Wittgenstein no puede juzgarse hasta que salga a la luz el libro que todos estamos esperando con ansias‖42. Wittgenstein fue acusado de monopolizar el Moral Science Club y por esta razón dejó de participar en las reuniones de modo activo por algún tiempo. En Cambridge Wittgenstein maduró sus nuevas ideas y 39
L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, x. El temor de Wittgenstein a que se deformaran sus ideas hizo que se truncara la colaboración con Waismann iniciada a principios de los años treinta (Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 744). 40
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 275.
41
Cf. L. Wittgenstein, ―Letter to the Editor‖, Mind, 42, 1933, 415-416. Braithwaite era un profesor de Cambridge y fue uno de los que introdujo el interés por el Tractatus en Cambridge, aunque paulatinamente se fue deteriorando su relación con Wittgenstein. Fue en el aula de Braithwaite en el King’s College donde tuvo lugar el encuentro entre Wittgenstein y Popper que se reseña en la última sección de este capítulo. Braithwaite había asistido a los seminarios que Wittgenstein había impartido tras su regreso de Viena a Cambridge. En 1933 escribió un artículo en University Studies en el que trataba de aclarar algunas de las ideas germinales de Wittgenstein. 42
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 335.
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las expresó oralmente y fueron conocidas directamente o por la circulación de mano en mano, incluso en Oxford, de los llamados The Blue and Brown Books (―Cuaderno azul‖ y ―Cuaderno marrón‖) por el color de sus portadas y que fueron preparados para ayudar a los alumnos en 1933 y 1934 respectivamente. Los cuadernos contenían la trascripción de conferencias y notas de clase dictadas a un selecto grupo de alumnos, que profesaban hacia Wittgenstein una devoción y lealtad extremas43. En septiembre de 1935 Wittgenstein visitó la Unión Soviética y durante en el período 1935-1936 impartió un curso sobre ―Datos sensoriales y experiencia privada‖. Los apuntes de los cursos serían publicados póstumamente como Lecciones y conversaciones sobre estética, psicología y creencia religiosa. Cuando concluyó la beca de investigación que había recibido en 1929 Wittgenstein regresó a Noruega y continuó trabajando en Philosophical Investigations. En 1931 regresó a Noruega y trabajó durante tres años en lo que sería publicado póstumamente como Philosophische Grammatik o Philosophical Grammar (―Gramática filosófica‖) y en donde Wittgenstein trata ampliamente sobre lógica y matemáticas y aborda temas como lenguaje y significado. En la obra estaban ya en ciernes algunos temas centrales de su filosofía posterior. Wittgenstein no estaba satisfecho ni con este escrito ni con Philosophical Remarks y a partir de 1936 trabajó en varias versiones de lo que ahora conocemos como Philosophische Untersuchungen o Philosophical Investigations (―Investigaciones filosóficas‖) que esperaba que fuese la presentación definitiva de su pensamiento. Remarks on the Foundations of Mathematics (―Observaciones sobre los fundamentos de las matemáticas‖) es un material editado en 1956 que recoge una selección de los cuadernos y manuscritos de Wittgenstein entre 1937 y 194444.
43
W. W. Bartley III, Wittgenstein, 183-184.
44
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 483-484.
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En 1936 escribió una segunda confesión sobre lo que consideraba que había hecho mal en su vida —la primera había sido en 1931— y la distribuyó entre familiares y amigos45. En 1938 decidió solicitar la ciudadanía británica y una cátedra en Cambridge, dado el peligro real que corría debido a su procedencia judía a raíz de la anexión de Austria a Alemania (Anschluss)46. A inicios de 1939 fue elegido catedrático de filosofía para suceder a Moore y se le renovó su adscripción al Trinity College. Wittgenstein reemprendió un papel activo en el Moral Science Club. Haciendo uso de su pasaporte británico viajó a Nueva York, Viena y Berlín intentando garantizar el estatus de no judíos para su familia residente en Viena, el cual consiguió a principios de 1940. El estallido de la segunda guerra mundial supuso un nuevo paréntesis en la vida de Wittgenstein: los dos primeros años de la guerra permaneció como profesor en Cambridge a pesar de sus intentos de encontrar un trabajo relacionado con el esfuerzo de la guerra. En 1941 trabajó en el dispensario del Guy’s Hospital de Londres y después como ayudante de laboratorio en el Royal Victoria Infirmary de Newcastle, mostrando una vez más su compromiso y eficacia haciendo algunas innovaciones técnicas. En marzo de 1944 se reincorporó a su cátedra en Cambridge y se dedicó a escribir principalmente sobre psicología filosófica. Los escritos de esta época se publicarían como Zettel en 1967, Remarks on Colour (―Observaciones sobre el color‖) en 1977, y Culture and Value (―Cultura y Valor‖), publicado en 1980 que incluye observaciones sobre temas no filosóficos. Wittgenstein sucedió a Moore como presidente del Moral Science Club y el 25 de octubre de 1946 45
Un relato sobre el móvil (recurso quirúrgico para extirpar la cobardía), los destinatarios, la manera formal y lejana en que fue hecha y las reacciones de las confesiones de Wittgenstein se puede encontrar en el capítulo dedicado a este tema en R. Monk, The Duty of Genius, 361-384 46
Muchas de las clases, seminarios, tutorías eran impartidas no por catedráticos sino por profesores más jóvenes, como había sido el caso de Wittgenstein hasta ese momento.
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mantuvo la famosa confrontación con Popper. Al año siguiente dimitió de su cátedra de Cambridge47. Entre 1947 y 1948 Wittgenstein pasó una temporada en Irlanda en la que trabajó en Remarks on the Philosophy of Phsychology (―Observaciones sobre la filosofía psicológica‖), publicado en 1980, y en Last Writings on Philosophical Psychology I y II (―Últimos escritos sobre psicología filosófica‖), publicados en 1982 y 1992. De regreso en Cambridge trabajó en Ueber Gewissheit u On Certainty (―Sobre la Certeza‖), que sería publicada en 1969. En 1949 visitó en Viena a su hermana Hermine, aquejada de cáncer, y a su amigo Malcolm en Estados Unidos. A su regreso a Inglaterra se le diagnosticó también un cáncer. En 1950 viajó a Noruega por última vez, y de vuelta a Cambridge siguió trabajando en On Certainty hasta su muerte el 29 de abril de 1951. 4.1.2 Ideas filosóficas e influencia de Wittgenstein Se suele distinguir entre dos períodos en el pensamiento de Wittgenstein. El primer período corresponde a la filosofía del Tractatus y el segundo período corresponde principalmente al contenido de Philosophical Investigations. Ambas posturas se centran en el lenguaje y conciben la filosofía como actividad clarificadora, pero con matices y métodos completamente diferentes48.
47
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 483. G. H. von Wright ocupó la cátedra en sustitución de Wittgenstein. 48
Además de las obras citadas en apoyo al breve perfil biográfico de Wittgenstein, se ha recurrido a las explicaciones sistemáticas de la filosofía de Wittgenstein en J. Ferrater Mora, ―Introducción Ludwig Wittgenstein‖ en AA.VV, Las filosofías de Ludwig Wittgenstein, Oikos-tau, Barcelona 1966, a J. Heal, voz ―Ludwig Wittgenstein‖, Routledge Encyclopedia of Philosophy, Routledge, London, IX, 1998, 757-770 y a S. Lovibond, voz ―Wittgensteinian Ethics‖, Routledge Enciclopedia of Philosophy, Routledge, London, IX, 1998,770-773.
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En el Tractatus Wittgenstein sostiene que el mundo consiste de un gran número de hechos independientes o atómicos, cada uno de los cuales a su vez está compuesto por alguna combinación de objetos, ―cosas‖ o ―entidades‖simples. Estos objetos son nombrados por medio de alguno de los elementos básicos del lenguaje. Existe una relación entre las cosas y las palabras. Así como una combinación de ―cosas‖ es un hecho atómico, una combinación de palabras es una proposición atómica. Las proposiciones atómicas ―representan‖ hechos atómicos en el sentido de que las primeras son una representación, ―cuadro‖ o ―pintura‖ de los segundos. La idea de que las proposiciones son pinturas de la realidad que describen vino a la mente de Wittgenstein al leer en un periódico la presentación en una corte de Paris de la reconstrucción de un accidente de tráfico mediante un modelo a escala de los principales elementos involucrados: casas, coches, personas. Wittgenstein consideró que una proposición sirve como modelo, o pintura, de un estado de cosas en virtud de la correspondencia o semejanza entre sus partes y el mundo. El modo en que las partes de la proposición se combinan —la estructura de la proposición— describe una posible combinación de elementos de la realidad, un posible estado de cosas. Las imágenes de la realidad reflejan las relaciones que existen en la realidad, de manera que las proposiciones atómicas y los hechos atómicos presentan una correspondencia isomórfica49. El lenguaje se convierte en una especie de mapa de la realidad. Cada objeto tiene una forma lógica distintiva que le permite combinarse sólo con determinados objetos. Las combinaciones de proposiciones atómicas constituyen las llamadas ―funciones de verdad‖. El lenguaje ordinario es engañoso en apariencia y necesita ser analizado para descubrir el ―esqueleto lógico‖ o ―lenguaje ideal‖ que constituye su naturaleza esencial. Las proposiciones que se usan para describir el esqueleto lógico del lenguaje no son ni proposiciones atómicas ni funciones de verdad y por esta razón carecen de 49
L. Wittgenstein, Tractatus, 2.1.
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significado. Wittgenstein llegó a la paradójica conclusión de que buena parte del Tractatus era un sinsentido o, en el mejor de los casos, una especie de andamio que puede desecharse una vez construido el edificio50. Las verdades profundas acerca de la naturaleza de la realidad y de la representación propiamente no pueden ser dichas sino sólo pueden ser mostradas. Afirma Wittgenstein que ―lo que se expresa por sí mismo en el lenguaje, no podemos expresarlo mediante el lenguaje‖, que equivale a decir que lo que se puede mostrar no se puede decir. Wittgenstein consideraba que esta distinción era esencial de manera que en el Tractatus no ha enunciado nada sobre el lenguaje y el isomorfismo del lenguaje con la realidad sino que simplemente lo ha mostrado. Wittgenstein habla poco y al final acerca de la naturaleza del valor, de la muerte y de lo místico, pero esto no significa en modo alguno que otorgue escaso valor a estos aspectos, sino que corresponden al ámbito de lo absoluto y por tanto de lo inexpresable, de lo que escapa a la ciencia natural, al dominio de los hechos, a lo que puede expresarse con palabras. Wittgenstein evitaba cualquier explicación de ―por qué‖ algo es bueno, rechazando así todo super intelectualismo que procede ―como si‖ pudiéramos dar razones sobre qué es el bien.Para Wittgenstein ―el sentimiento del mundo como un todo limitado es lo místico‖51, La pretensión de rebasar los límites del lenguaje conduce al sinsentido, pero la inclinación a buscar algo indica algo y por eso Wittgenstein animaba, parafraseando a San Agustín, a no temer hablar sin sentido52 porque esa actividad es precisamente la ética. La ética no tiene que ver con los hechos particulares sino con el modo en que la 50
Cf. J. Heal, ―Ludwig Wittgenstein‖, 757.
51
L. Wittgenstein, Tractatus, 6.45.
52
Cf. F. Waismann, Wittgenstein and the Vienna Circle, Blackwell, Oxford, 1979, 68. Para un intento de entender las ideas de Wittgenstein acerca del sinsentido (Cf. C. Diamond, ‗On What Nonsense Might be‘, Philosophy 56, 981, 5-22).
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totalidad se nos presenta, y esto a su vez depende de la cualidad de nuestra voluntad, pero no de la ‗voluntad‘ empírica reconocida por la psicología, sino de aquella cuyo buen o mal ejercicio hace al mundo ‗crecer y disminuir como un todo‘. Este modo de explicar la ética respondía al deseo de Wittgenstein de salvaguardar su naturaleza privada y espiritual y evitar que fuese rebajada por el parloteo filosófico. El Tractatus deja traslucir un fuerte pesimismo hacia la filosofía. El mensaje es que los problemas filosóficos no son otra cosa que trampas que nos tiende el lenguaje, y las proposiciones que expresan nuestro esfuerzo reflexivo para liberarnos de ellas son sólo absurdos. Esto no quiere decir que carezcan de valor: nos ayudan a alcanzar cierta paz de espíritu pero, una vez lograda, ya no nos son útiles y debemos prescindir de ellas. Sobre los problemas que realmente son importantes: el sentido de la vida, la muerte, los valores, etc., sólo cabe el silencio53. Esta conclusión puede tener una lectura un poco menos pesimista. Wittgenstein defendió siempre que la filosofía no era una teoría, sino una actividad y, como tal, produce inmediatas consecuencias prácticas. La filosofía no puede ir más allá de mostrar y por eso no es propiamente una ciencia sino una actividad. Según Wittgenstein, la filosofía no ―dice‖ sino que ―aclara‖: La filosofía no es una de las ciencias naturales. (La palabra ―filosofía‖ debe significar algo que está arriba o abajo, pero no junto a las ciencias naturales). El objeto de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. La filosofía no es una teoría sino una actividad. Un trabajo filosófico consiste esencialmente de elucidaciones. El resultado de la filosofía no es una cantidad de ―proposiciones filosóficas‖ sino el hacer claras las proposiciones. La filosofía debe hacer claras y delimitar claramente los pensamientos que de otra manera son, como lo eran antes, opacos y oscuros54.
53
Cf. L. Valdés Villanueva, ―Introducción‖, 28.
54
L. Wittgenstein, Tractatus, 4.111 y 4.112.
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Algunos autores han presentado estas conclusiones de Wittgenstein como propias de un escéptico pirrónico, que considera que la filosofía no es una teoría sino un método para vivir mejor, aunque existe una diferencia fundamental entre Wittgenstein y los escépticos clásicos, ya que los pirrónicos suspendían el juicio ante los problemas filosóficos porque había un equilibrio entre los argumentos a favor y en contra de cualquier solución, y lo que dice Wittgenstein es más radical: los problemas filosóficos simplemente traspasan los límites del significado —violan las condiciones generales de representación— y no deben ni siquiera preocuparnos. El objeto de la filosofía es hacer desaparecer los problemas filosóficos55. La filosofía del último período de Wittgenstein está contenida principalmente en Philosophical Investigations. En la primera parte del libro se encuentran las ideas centrales en cuyo contexto se pueden ver sus ideas sobre la filosofía de la mente, las matemáticas y la epistemología. Se señalan las dificultades del Tractatus y se incluyen consideraciones acerca del significado, la comprensión, el seguir una regla, la naturaleza de los estados mentales y otros temas. Wittgenstein consideró que el Tractatus resultaba completamente insatisfactorio, no porque hubiera encontrado nuevos argumentos que echaran por tierra los postulados de su primera obra sino porque había cambiado su modo de ver el papel del lenguaje. Su nueva idea del significado, menos rígida, de manera que cada tipo de palabra está ‗a gusto‘ en su propio juego de lenguaje porque ya no se busca analizar las proposiciones en términos de hechos atómicos para determinar su verdad o falsedad, sino de encontrar ―parecidos de familia‖ o semejanzas entre los juegos del lenguaje que ―forman una complicada red de semejanzas, superposiciones y 56 entrecruzamientos‖ . Es equivocada la idea anterior de que toda proposición con significado ha de ser verdadera o falsa como fruto del 55
Cf. L. Valdés Villanueva, ―Introducción‖, 20 y 55-56.
56
L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, 66.
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análisis en términos de hechos atómicos. Lo mismo ocurre con su visión de los simple y lo complejo que depende del contexto y de los intereses sin las exigencias de exactitud que se le habían determinado antes. A la luz de estas consideraciones la imagen de una estructura detallada y cristalina inherente al mundo y al lenguaje aparece como una ilusión. De aquí que el Tractatus llegó a parecer a Wittgenstein una ―superstición‖ sobre el lenguaje de las que deberíamos deshacernos. De aquí se desprende un modo distinto de concebir la misión ―aclaradora‖ de la filosofía que ahora se comprende como el instrumento para ayudarnos a rehuir ―el embrujamiento de nuestra inteligencia mediante el lenguaje‖. Para conseguir liberarnos de esta especie de trampa en que nos ha metido nuestra incomprensión del funcionamiento de los lenguajes Wittgenstein propone dos cosas. En primer lugar la renuncia a descubrir una esencia en el lenguaje y ver que funciona en sus usos. Los juegos del lenguaje son el modo como sirven en las ―formas de vida‖: ―el significado de una palabra es su uso dentro del lenguaje‖57, que son múltiples y variados. En segundo lugar propone ver las palabras (no ya como recursos para nombrar objetos) sino como ‗juegos del lenguaje‘. Wittgenstein pasa de presentar el lenguaje como un marco fijo y perenne a presentar el lenguaje como un aspecto vulnerable y cambiante de la vida humana. No hay función común de las expresiones del lenguaje, sino que existen innumerables clases de expresiones y de modos de usar las palabras, incluyendo a las palabras mismas. Las perplejidades surgen precisamente cuando se olvida que el lenguaje se reduce a uso, a combinación de juegos, y cuando no se es consciente de que las perplejidades no se resuelven sino que se disuelven58. Los ―problemas filosóficos‖ surgen de haberse hecho demasiadas ilusiones sobre el lenguaje. Según Wittgenstein los llamados ―problemas filosóficos‖ son del tipo ―no sé cómo salir del 57
L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, 43.
58
Cf. J. Sádaba, Conocer Wittgenstein y su obra, 13.
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paso‖. Por tanto las perplejidades filosóficas no son problemas para los que pueda encontrarse una solución descubriendo una nueva realidad antes desconocida. En filosofía no hay nada oculto sino que los datos del supuesto problema se hallan a nuestra mano, e incluso se refieren a conceptos que dominamos fuera de la filosofía. Preguntar qué hora es no causa perplejidades pero preguntar acerca de la naturaleza del tiempo nos confunde. Trasladarse a otra ciudad no nos sume en abismales paradojas pero meditar sobre la naturaleza del espacio nos coloca en un laberinto en el cual no parece haber salida más que la de liberarse de la superstición de que hay un laberinto y esta es precisamente la nueva misión de la filosofía. Esto no significa, como podría parecer, que las cuestiones filosóficas son absurdas e inútiles. Muchas de las llamadas ―cuestiones filosóficas‖ tienen un sentido e incluso un ―sentido profundo‖ que consiste en mostrarnos las raíces de nuestra perplejidad y que tales raíces se hallan muy fuertemente hincadas en nosotros. La razón por la cual algunos hombres se han sentido fascinados por ―cuestiones filosóficas‖ es que son en verdad ―fascinantes‖, ―embrujadoras‖. Incluso podemos considerar que algunas de esas cuestiones son consecuencia de las embestidas de nuestra inteligencia contra los límites del lenguaje. Para el primer Wittgenstein las cuestiones filosóficas no tenían sentido y por el contrario sí la tienen para el último, que no se explica el ―embrujamiento‖ que producen estas cuestiones si careciesen de sentido. El segundo Wittgenstein tampoco cree que las cuestiones filosóficas sean simples ―cuestiones lingüísticas‖. Las cuestiones filosóficas emergen del lenguaje pero no son ―cuestiones lingüísticas‖: son cuestiones acerca de realidades que nos sumen en confusión por no saber cómo tratarlas adecuadamente, por no saber ver la ―cuestión‖. Por eso la filosofía tiene por misión hacernos ver y no explicar ni deducir ni inferir nada, sólo ―poner a la vista‖ las perplejidades en las que nos ha sumido la tenaz inclinación a olvidar por qué usamos ciertos conceptos, a pensar que hay caracteres comunes a las cosas, a creer que hay algo que pueda llamarse ―la
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realidad‖. Y por eso la filosofía es una lucha, una lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia por el lenguaje. Aquí parece entrar a Wittgenstein un pragmatismo que le hace pasar del conocimiento al uso. Wittgenstein tenía duda incluso de sus estatus como filósofo, cuando veía un problema estaba inclinado a empezar a jugar el juego más que a escrutar sus reglas. Wittgenstein llegó a pensar que en lugar de enseñar doctrinas y desarrollar teorías habría que proporcionar una técnica para ganar claridad. Quería que su filosofía fuera como la del hombre de negocios: ganar algo. Para Wittgenstein ya no hay cuestión de meta-teorías o de teorías de juegos, sino sólo juegos y jugadores, reglas y sus aplicaciones59 A pesar de que hay fuertes contrastes entre las primeras y las últimas posiciones, y con razón Wittgenstein es famoso por haber desarrollado dos visiones filosóficas marcadamente distintas, existen también continuidades60. El ―último Wittgenstein‖ es en gran parte comprensible como una reacción contra el ―primero‖ sin el cual no tendría sentido como Wittgenstein mismo establece: Hace cuatro años [escribía desde Cambridge en 1945] tuve ocasión de volver a leer mi primer libro (el Tractatus Lógico-Philosophicus) y de explicar sus ideas a alguno. De pronto me pareció que debía publicar todos estos viejos pensamientos y los nuevos juntos: que los últimos podían ser vistos en la correcta luz sólo por contraste con y contra el fondo de mi modo de pensar anterior61.
En los dos períodos de su filosofía la preocupación central de Wittgenstein fue el lenguaje. El Tractatus trata del lenguaje independientemente de las circunstancias y la Investigations enfatizan la importancia de la ―corriente de vida‖ que da su significado a las 59
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 297 y 308.
60
Cf. J. Hintikka, On Wittgenstein, 58.
61
L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, x.
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expresiones lingüísticas62. Existe un ―modo de pensar‖ común a ambos periodos, un tipo de filosofar característicamente ―wittgensteiniano‖: por una parte está la creencia de Wittgenstein que los rompecabezas filosóficos tradicionales a menudo surgen de imágenes (o pinturas) de las funciones del lenguaje profundamente influyentes pero engañosas. Y por otra parte, su convicción de que las ideas filosóficas no se adquieren construyendo teorías cuasi científicas de fenómenos que nos producen perplejidad sino que se adquieren, si acaso, buscando ser honesto intelectualmente y neutralizando así las fuentes de confusión63. La palabra ‗filosofía‘ tiene para Wittgenstein dos sentidos. En uno describe un cuerpo de expresiones y argumentos confusos, que surgen en gran parte de malentendidos acerca del funcionamiento del lenguaje, y en el otro describe una actividad de ayuda a la gente a liberarse de los embrollos. Wittgenstein mantuvo siempre su convicción de que no puede haber teorías filosóficas y que la utilidad de la filosofía debe consistir solamente en hacer proposiciones sin contenido, en describir y montar recuerdos (o recordatorios o avisos o notificaciones) 64. Wittgenstein ha dado lugar a dos ramas filosóficas que han determinado poderosamente nuestro mundo cultural. El primer Wittgenstein fue el padre del positivismo lógico o empirismo lógico que jugó un papel importante durante la década anterior a la segunda guerra mundial, mientras que el ―último Wittgenstein‖ ha sido el padre de la llamada escuela de análisis de Cambridge, que después de 62
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 261.
63
Con la aparición del libro de G. Band, Los textos fundamentales de Ludwig Wittgenstein (Título original: Die grundlegenden Texte von Ludwig Wittgenstein), Alianza Universidad, Madrid, 1987, se ha hecho más patente que nunca que el pensamiento wittgensteiniano tiene una unidad fundamentante. En el libro se recogen temáticamente los aspectos relacionados de la obra de Wittgenstein y por primera vez se destacan claramente los ―hilos conductores‖ o las ―líneas maestras‖ que unen y recorren toda la obra completa. 64
Cf. J. Heal, ―Ludwig Wittgenstein‖, 757 y 768.
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la guerra prevaleció en el movimiento llamado filosofía del lenguaje o escuela de Oxford65. Aunque es innegable que la influencia de Wittgenstein ha sido considerable sobre estas dos líneas de pensamiento filosófico, es necesario matizar esta valoración porque el positivismo lógico tuvo también otras fuentes de inspiración además del Tractatus y porque la filosofía del lenguaje tuvo también otros modelos como Moore. Es en parte cierto que Wittgenstein rechazó los resultados de su propia influencia y no participó en las discusiones públicas a las que su trabajo dio origen66. No es fácil situar a Wittgenstein dentro de la filosofía analítica. Por una parte se han destacado los elementos ―analíticos‖ de la primera fase del pensamiento de Wittgenstein fruto de la influencia de Frege y Russell en la formación de su pensamiento, y por otra está su ―singularidad‖ y la dificultad consiguiente para incluirlo en la filosofía analítica en sentido amplio. Se han puesto de relieve ciertas conexiones (interés por Kierkegaard, Schopenhauer o Freud), o discutido ciertas similitudes (con Husserl o Heidegger), o destacando aspectos que se salen de todo esquema ―analítico‖ (aspectos metafísicos y aun místicos). Wittgenstein rechazó ser llamado ―positivista terapéutico‖67 aunque veía conexión entre su trabajo y el de Freud. Pensaba que su modo de filosofar y el psicoanálisis requerían habilidades semejantes aunque no fueran la misma técnica68. Refiriéndose al libro sobre la interpretación de los sueños de Freud pensó que ―al fin existe un psicólogo que tiene algo que decir‖69. Aunque la mayor parte de las interpretaciones del pensamiento de Wittgenstein, con independencia de la división que se haga de su filosofía, se fundan en el papel que Wittgenstein ha representado en 65
Cf. J. Nubiola, ―Neopositivismo y filosofía analítica: balance de un siglo‖, Acta Philosophica, 8, 1994, 207-209. 66
Cf. G. H. von Wright, Wittgenstein, 15.
67
Cf. N. Malcolm, A Memoir, 48.
68
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 356-357.
69
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 356.
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dos momentos importantes en la historia de la filosofía analítica, centrados uno en la noción de lenguaje ideal y el otro en la noción de lenguajes corrientes y juegos de lenguaje. Resulta equivocado aplicar a Wittgenstein esquemas tradicionales, sin embargo eso lo que se ha hecho en la mayoría de los casos. Ha habido numerosos intentos de poner la filosofía de Wittgenstein al servicio de muchas causas que no sólo son ajenas a las de Wittgenstein sino que el mismo Wittgenstein hubiera encontrado repugnantes70. Algunos autores consideran que Wittgenstein dio pie a distintas interpretaciones al reconocer que ―lo que no puede decirse‖ es más ―importante‖ que lo que puede decirse y al subrayar la necesidad de delimitar el campo de ―lo que puede decirse‖ justamente porque lo ―indecible‖ constituye la base para liberar la propia personalidad. De hecho no resulta nada fácil subir por la escalera y arrojarla después en este conjunto de ideas brillantes, fuerza comunicativa pero incompletez y silencios. Otros interpretan a Wittgenstein desde un contexto histórico distinto del anglosajón proponen ver a Wittgenstein no sólo como lógico y filósofo del lenguaje, sino también como vienés y como estudiante de física teórica e ingeniería. Aquí también la historiografía va matizando y proponiendo nuevos modos de ver a Wittgenstein, por ejemplo los trabajos que desprenden a Wittgenstein de las corrientes anglosajonas y le asimilan más a las corrientes y circunstancias de su Viena natal basándose en que la vida cultural de la capital imperial marcó decisivamente los años de formación de Wittgenstein71. Hay quienes le sitúan en ambos mundos considerando que e el ambiente intelectual de Viena dio forma al carácter filosófico de Wittgenstein, el conjunto de problemas lógico-filosóficos que se discutían en Cambridge durante las primeras dos década del siglo XX proporcionó la materia para dar expresión a su genio72. Algunos 70
Cf. J. Hintikka, On Wittgenstein, Wadsworth, Belmont, 2000.
71
Cf. A. Janik y S. Toulmin, La Viena de Wittgenstein.
72
Cf. J. Sádaba, Conocer Wittgenstein y su obra, 13.
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autores incluso han llegado a decir que la influencia de Wittgenstein es más actitudinal que filosófica73, aunque esto parece ser contradicho por el reconocimiento de la influencia de Wittgenstein en áreas concretas como la ética74, el debate realismo-antirrealismo75, la filosofía de las matemáticas76 y la psicología77. 4.2 Wittgenstein y el Círculo de Viena Muchos historiadores discuten la relación entre Wittgenstein y el Círculo de Viena en términos de una influencia unilateral de Wittgenstein sobre el Círculo de Viena apoyada en la bibliografía secundaria78, que parece confirmarse en algunos escritos de miembros del Círculo de Viena e incluso en el propio Manifiesto del Círculo (1929)79. Wittgenstein también ganó en su contacto con el Círculo de Viena. No puede demostrarse aunque las conversaciones con Schlick, Waismann y Feigl tuvieron una influencia indirecta80. Su interés por la filosofía profesional volvió a reavivarse, en parte como resultado de 73
Cf. L. Valdés Villanueva, ―Introducción‖, 57.
74
Cf. S. Lovibond, ―Wittgensteinian Ethics‖, 770.
75
Cf. E. Craig, voz ―Realism and Antirealism‖, Routledge Encyclopedia of Philosophy, VIII, 119. 76
Cf. L. Wittgenstein, Remarks on the Foundations of Mathematics, Blackwell, Oxford, 1956, principalmente el Apéndice de la Parte I. Una discusión interesante del libro de Wittgenstein se encuentra en S.G. Shanker, Wittgenstein and the Turning-Point in the Philosophy of Mathematics, State University of New York Press, New York, 1987, vii-viii. 77
Cf. D. Braddon-Mitchell, voz ―Analytic Behaviourism‖, Routledge Enciclopedia of Philosophy, I, 689-690. 78
Cf. R. Drudis-Baldrich, Bibliografía sobre Ludwig Wittgenstein. Literatura Secundaria (1921-1985), Aporía, Madrid, 1992. 79
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 422.
80
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 435.
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su amistad con Schlick, líder del Círculo de Viena‖81 y asistió a la conferencia de Brouwer gracias a la insistencia de Waismann y Feigl82, que le causó un gran impacto y marcó en parte su regreso a los intereses y actividades filosóficas83. La fase verificacionista en Wittgenstein —correspondiente a Philosophical Remarks— cuajó como fruto de sus conversaciones con los miembros del Círculo de Viena aunque fue pasajera y presentó diferencias en su uso y contexto. El Tractatus recibió poca atención fuera del grupo positivista que a su vez era una minoría en el área de habla alemana. Las universidades austriacas (al contrario de lo que sucedía en Alemania donde predominaban los enfoques neokantianos) estaban dominadas por la escuela de Brentano, aunque la influencia de Mach era considerable84. Durante la conferencia de Praga en 1929, ocho años después de publicado el Tractatus, algunos dudaban incluso de la existencia de Wittgenstein asumiendo la posibilidad de que fuese un sinónimo colectivo del Círculo de Viena debido a que sus miembros fueron los primeros que estudiaron y divulgaron el contenido del 81
W. W. Bartley III, Wittgenstein, 22.
82
B. McGuinness (Ed.), Wittgentein and the Vienna Circle. Conversations recorded by Friedrich Waismann, 16. 83
Brouwer, Luitzen. Rotterdam 1881-1966. Fue profesor en la Universidad de Amsterdam. Realizó importantes trabajos en topología, pero sobre todo en su fundamentación y desarrollo del intuicionismo en la matemática y en la fundamentación y filosofía de la matemática. Sometió a crítica algunas ideas consideradas inconmovibles en matemáticas y en lógica, como el principio del tercio excluido. Se opuso a la teoría de conjuntos y al uso de pruebas no constructivas. Contra los logicistas. Fundó la matemática intuicionista, no clásica y no logicista. Cf. J. Ferrater Mora, voz ―Brouwer, Luitzen‖, Diccionario de filosofía, 431-433. 84
Actualmente se habla de dos "paradigmas" de la filosofía austriaca: la escuela de Brentano (Brentano, Meinoing, Höfler, Kraus, Mally) y la escuela analítica del lenguaje que tuvo su culmen en el Círculo de Viena (con Mach como importante precursor aunque él mismo no se preocupó del análisis del lenguaje). Ambos paradigmas tenían en común la oposición a Kant y a sus seguidores, aunque había excepciones como Reininger, que era profesor en Viena al mismo tiempo que Schlick (Cf. J. Friedl, ―Reception of TLP in Austria‖, , Correo electrónico personal, 1 de diciembre de 2003).
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Tractatus en Austria85. Algunas interpretaciones más recientes sitúan a Wittgenstein dentro de una filosofía austriaca unificada de carácter empirista, crítico del lenguaje y antimetafísico independiente de la filosofía alemana esencialmente idealista y en conexión con el desarrollo de la filosofía analítica en Inglaterra, Estados Unidos y Polonia86. 4.2.1 Historia de una relación peculiar En 1922 Hahn dirigió un seminario sobre el Tractatus, al que acudieron Schlick y Reidemeister, entonces profesores jóvenes recién llegados a Viena. Ambos quedaron profundamente impresionados y Reidemeister en una intervención posterior habló por primera vez del significado de Wittgenstein para la lógica moderna y la filosofía87. El impacto que el Tractatus causó en Schlick se refleja en la primera carta que escribió a Wittgenstein en 1924 en la que expresaba su admiración y solicitaba una entrevista y un ejemplar del Tractatus: Como admirador de su Tractatus Logico-Philosophicus he intentado muchas veces ponerme en contacto con usted (...) hay muchos aquí, y yo me cuento entre ellos, convencidos de la importancia y corrección de sus ideas fundamentales y que sentimos un gran deseo de tomar 85
Cf. Entrevista con H. Neider, miembro del Círculo en J. Ch. Marek (ed.), Österreichische Philosophen und ihr Einfluß auf die analytische Philosophie der Gegenwart, Innsbruck, München, Salzburg, Graz, Gießen, 1977, 35. 86
Cf. K. Lehrer y J. C. Marek (eds.), Austrian Philosophy Past and Present. Essays in Honor of Rudolf Haller, Kluwer, Dordrecht, 1997, x. 87
Cf. L. Golland, B. McGuinness y A. Sklar (eds.), K. Menger, Reminiscences of the Vienna Circle and the Mathematical Colloquium, 89-103. J. Friedl colige —de la carta de Schlick a E. Cassirer del 4 de marzo de 1927, Schlick Nachlass (94)— estas sesiones de Reidemeister son lo que Feigl consideró la primera lectura exegética del Tractatus en el Círculo de Viena. Cf. J. Friedl, ―Wittgenstein-Korrespondenz‖, , Correo electrónico personal, 30 de octubre de 2003.
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211
parte en la difusión de sus ideas (...) Sería para mí un placer especialmente grande el conocerle88.
Wittgenstein contestó que le gustaría verlo pero que ni siquiera él tenía copia del Tractatus en el pueblo donde desempeñaba su labor de maestro. Como consecuencia de la influencia de Wittgenstein sobre Schlick el Tractatus fue discutido detalladamente en las reuniones del Círculo de Viena89. La entrevista con Schlick no fue posible hasta el otoño de 1926 en que Wittgenstein regresó a Viena y se ocupaba de la construcción de la casa de su hermana. La esposa de Schlick cuenta que su marido se preparó con el espíritu de un peregrino y que volvió con una actitud reverencial90. Wittgenstein también tuvo una buena impresión de Schlick y consideró que era un interlocutor educado e inteligente91. Schlick atribuyó a Wittgenstein ideas que él mismo había formulado con mayor lucidez mucho antes de sucumbir al hechizo casi hipnótico de Wittgenstein92. Existe una vinculación clara entre el cambio en las ideas de Schlick y su modo de entender a Wittgenstein. Bajo la influencia de Carnap y de Wittgenstein, Schlick abandonó el realismo crítico que tan hábilmente había defendido en Allgemeine Erkenntnislehre, rechazándolo como un pseudoproblema y apostando por una posición 88
Carta de M. Schlick a L. Wittgenstein, 25 de diciembre de 1924 desde Viena, Schlick Nachlass, (123). 89
Cf. H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xvi. Carnap también testimonia este hecho (Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 24). 90
Cf. B. McGuinnes (ed.), Wittenstein and the Vienna Circle, Prefacio del editor.
91
P. Engelmann, Letters from Ludwig Wittgenstein with a memoir, Oxford University Press, Oxford, 1967, 118. 92
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xvi-xvii. Feigl cita algunas ideas fundamentales del Tractatus que fueron anticipadas en la epistemología de Schlick y admite la posibilidad de que la filosofía de Russell haya servido como un conducto a través del cual algunas ideas de Wittgenstein llegaran a Schlick antes de la publicación de su Allgemeine Erkenntnislehre (―Teoría General del Conocimiento‖) en 1918.
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‗neutral‘ de orientación lingüística, ―para desilusión de muchos, especialmente de Victor Kraft, Karl Popper, Edgar Zilsel y Herbert Feigl‖93. Al mismo tiempo no sería justo hablar de una absorción total de las ideas de Wittgenstein por parte de Schlick ya que tuvieron puntos de vista diferentes en algunas nociones de ética y estética94. Schlick, a diferencia de Wittgenstein e incluso de otros miembros del Círculo de Viena como Carnap y Reichenbach, consideraba que era posible abordar temas normativos desde una perspectiva positivista y que la ética podía tener contenido cognitivo. Muestra de esto fue el hecho de publicar su libro sobre problemas de ética en la colección sobre la visión científica del mundo de la que era editor. En su libro Schlick intentó aplicar el método científico y la psicología a numerosos problemas de la ética tradicional, como la motivación, la libertad y la responsabilidad, el egoísmo, la fuente de los valores humanos, etc. Su objeto no era amonestar o exhortar sino reunir, clarificar y analizar las diversas cuestiones éticas95. Schlick siguió en contacto con Wittgenstein por correspondencia y quizás en alguna otra entrevista personal y en la primavera de 1927 consiguió que Wittgenstein aceptara reunirse con otros miembros del Círculo96. Comenzó así un contacto conflictivo y excéntrico, con distintos niveles de intensidad y frecuentes interrupciones entre Wittgenstein y el Círculo de Viena que duró hasta el asesinato de Schlick en junio de 1936. A las reuniones celebradas entre 1927 y 1929 asistían además de Schlick, Waismann —que era el más cercano a Schlick en ese momento— Carnap, Feigl y algunos otros como Menger y nunca 93
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xvii.
94
Cf. B. McGuinness, Wittgenstein and the Vienna Circle, capítulo 10.
95
Cf. M. Schlick, Problems of Ethics (Título original Fragen der Ethik, 1939), Dover, New York, 1962. 96
No es claro si estuvo o no presente en alguna reunión del Círculo de Viena como conferenciante o como invitado (Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 438).
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fueron más de ocho97. En los encuentros se trataban temas filosóficos y no filosóficos. Algunas veces Wittgenstein prefería poner un poco de distancia leyendo poemas, sobre todo de Rabindranath Tagore, y habitualmente sentado de espaldas a la audiencia. En muchas otras ocasiones hacía exposiciones largas de sus ideas que eran registradas por los asistentes como iluminadoras y estimulantes. Esto se debió en parte a que Wittgenstein estaba mentalmente centrado en su trabajo de arquitecto y en parte su comportamiento oblicuo, indirecto y evasivo respecto a los miembros del Círculo de Viena era una manera de marcar distancia para que no le asimilaran a la tendencia positivista del Círculo. Tampoco estaba dispuesto a ceder a la presión de quienes querían que volviera a la escena filosófica, asistiera a reuniones y proclamara su filosofía98. El año 1929 trajo considerables cambios para el Círculo de Viena que publicó su manifiesto programático, y Wittgenstein se trasladó a Cambridge para reanudar su dedicación completa a la filosofía, su relación con Schlick era cordial y continuaba interesado en seguir en contacto con los miembros del Círculo (a los que llamaba la Mesa Redonda) 99. Wittgenstein hizo una valoración negativa del manifiesto del Círculo, le pareció que no había que hacer teorías ni homenajes, como pretendían hacer con Schlick, sino que el maestro se conocería por su trabajo y tampoco estaba de acuerdo con el nuevo papel del Círculo de Viena como escuela filosófica. A partir de ese momento aceptó encontrarse solamente con Schlick y Waismann y rechazó todo tipo de reunión con otros miembros, Waismann escribió las minutas de esas discusiones intentando proporcionar una versión accesible de la filosofía de Wittgenstein a los miembros del Círculo. Estas conversaciones se llevaron a cabo aprovechando las visitas de Wittgenstein a Viena, entre 1929 y 1931, durante las vacaciones y 97
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 24-30.
98
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 65.
99
Cf. Carta de L. Wittgenstein a M. Schlick del 18 de febrero de 1929 desde Cambridge. Schlick-Nachlass (123).
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tuvieron un carácter más formal porque Wittgenstein tenía resultados qué comunicar y porque, no sin considerable dudas, veía con buenos ojos que sus ideas se propagaban en Viena por medio de los reportes compuestos por Waismann y apoyaba el proyecto del libro de Waismann Lógica, Lenguaje y Filosofía que pretendía ser una introducción a las ideas del Tractatus. Wittgenstein fue creándose una reputación de contribuyente de influencia —pero en la sombra— al debate filosófico austriaco. Algunos lo consideraban el producto de la imaginación de Schlick, un personaje mitológico inventado como cabeza del Círculo100. Schlick y Waismann se fueron percatando de lo rápido y radicalmente que estaban cambiando las ideas de Wittgenstein al ver el retraso del libro de Waismann, programado para publicarse en 1929 y que inicialmente pretendía ser una introducción al Tractatus. Más tarde se convirtió en una relación de los cambios y finalmente en un proyecto de exposición de la nueva postura de Wittgenstein. El estilo de escribir y siempre corregir y nunca estar satisfecho ni dar nada por terminado llegó a exasperar a Waismann, y Wittgenstein había perdido la confianza en que Waismann entendiera sus ideas. Sobra decir que Waismann dejó de tener la responsabilidad de presentar las nuevas ideas de Wittgenstein a los miembros del Círculo de Viena. Wittgenstein y Waismann seguían involucrados en el intento de publicar el libro en atención al entusiasmo de Schlick, que se convirtió en mediador de las comunicaciones entre Wittgenstein y Waismann, pero el desencuentro entre ambos era innegable. A pesar de su desprecio por la profesión filosófica Wittgenstein mantenía un mirada celosa y atenta al uso que sus ideas recibían por parte de los filósofos académicos y en el verano de 1932 estuvo involucrado en una disputa de prioridad con Carnap en relación al contenido de un artículo publicado por Carnap en Erkenntnis y luego
100
Cf. H. L. Mulder, ―Wissenschaftliche Weltauffassung der Wiener Kreis‖, Journal of the History of Philosophy, 6, 1968, 386-390.
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publicado en inglés como The Unity of Science101. En su escrito Carnap hacía una defensa del fisicalismo del que, según él, el Tractatus no decía nada, Wittgenstein replicó que sí decía a pesar de su forma abreviada. Wittgenstein se quejaba enérgicamente con Schlick diciendo que se podía ser escrupuloso al citar las fuentes como era el caso de Schlick, o por el contrario no tener ningún interés en citar, como era la costumbre de Wittgenstein, pero lo que resultaba moralmente inaceptable era citar selectivamente como lo había hecho Carnap102. Este incidente precipitó el término de las conversaciones con Waismann a quien Wittgenstein consideraba la fuente de donde Carnap había tomado sus ideas mientras que Carnap las atribuía a Neurath, el más positivista de los miembros del Círculo de Viena. Lo único que Carnap reconoce de Wittgenstein en la introducción de la versión en inglés fue el llamar ―sinsentido‖ a las proposiciones no verificables y por tanto no científicas103. Stadler considera que esta inclinación egomaníaca de Wittgenstein condujo a la ruptura con Carnap en 1932 y a un conflicto personal y filosófico entre dos pensadores opuestos104. En 1932 Wittgenstein dio por terminadas las reuniones con el Círculo de Viena que había sostenido por espacio de dos años a través de Schlick y Waismann. Consideró que esta forma de difundir sus ideas podía conducir a una publicación distorsionada y sin una adecuada comprensión, y decidió distribuir privadamente sus notas entre sus amigos. A partir de 1933 Wittgenstein aceptó reunirse sólo con Schlick, pasaron el verano de 1933 discutiendo y trabajando 101
El estudio mejor documentado de la relación de Schlick y Wittgenstein desde el punto de vista filosófico se encuentra en R. Cirera, Carnap and the Vienna Circle, Rodopi, Amsterdam, 1994, 43-82. 102
Cf. L. Goldstein, Wittgenstein’s Ph.D Viva - A Re-Creation, nota 42.
103
Cf. R. Carnap, The Unity of Science, Thoemmes, London, 1995. (Título original: ―Die physikalische Sprache als Universalsprache der Wissenschaft‖, Erkenntnis, 2, 1931, 432-465 publicado en inglés en 1934), 28. 104
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 427-428.
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exhaustivamente en unas notas dictadas por Wittgenstein a Schlick105. En 1934 Wittgenstein propuso escribir un libro en coautoría con Waismann. Wittgenstein proporcionaría el material y tendría el control de la forma y la estructura y Waismann sería responsable de redactarlo. Waismann era el miembro del Círculo de Viena más influenciado por Wittgenstein pero debido a su timidez sus desarrollos permanecieron en un segundo plano106 y concretamente este proyecto no prosperó. Con cada nuevo arreglo la posición de Waismann era peor y se quejó con Schlick de lo difícil que era colaborar con alguien que seguía la inspiración del momento y demolía con inquietante facilidad lo que antes había construido107. El asesinato de Schlick en 1936 hizo que el proyecto del libro conjunto se extinguiese. Wittgenstein escribió una carta a Waismann en la que expresaba su estupor y la gran pérdida que suponía la muerte de Schlick para ambos. Le pide que exprese sus condolencias a la familia de Schlick dudando en escribirles personalmente por que la relación había terminado antes108. La relación entre Wittgenstein y Waismann no pudo acabar peor. Al poco tiempo de la muerte de Schlick Wittgenstein acusó a Waismann de haber plagiado sus ideas en su ensayo “On the Concept of Identity”, a pesar de que Waismann reconocía en el libro la gran deuda que tenía con las conversaciones con Wittgenstein109. A finales de 1937 Waismann y su familia huyeron de Viena en calidad de refugiados. Por mediación de Popper pudo emigrar a Cambridge donde trabajó como profesor, sufriendo la indiferencia y la sombra de Wittgenstein. Posteriormente se trasladó a
105
B. McGuinness (ed.), Wittgentein and the Vienna Circle, 11.
106
Cf. G. Baker, Wittgenstein, Frege and the Vienna Circle, Blackwell, Oxford, 1988, 230-235 y F. Stadler, The Vienna Circle, 427. 107
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 340.
108
Cf. N. Malcolm, A Memoir, 49-50. El autor refiere que las relaciones con Schlick se habían enfriado en los meses precedentes. 109
Cf. F Waismann, ―Über den Begriff der Identität‖, Erkenntnis, 6, 1936, 56-64.
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la Universidad de Oxford donde tuvo una existencia solitaria y a pesar de todo contribuyó a introducir las nuevas ideas de Wittgenstein 110. 4.2.2 Los temas de discusión ¿Cómo fue el diálogo entre el Wittgenstein que rechazaba el Tractatus y el Círculo de Viena que lo tenía como inspiración fundamental? La respuesta a esta pregunta es importante e interesante. Por una parte Wittgenstein seguía considerando que el Tractatus era una obra importante pero ya estaba en otra frecuencia filosófica, con otra metodología y otros intereses muy distintos de los de los positivistas lógicos111. Por otra parte entre los miembros del Círculo de Viena unos se subieron al nuevo barco de las ideas que se publicarían después de la muerte de Wittgenstein en Philosophical Investigations y otros se desmarcaron abiertamente. Las diferencias personales y teóricas ente Wittgenstein y Carnap contribuyeron a una recepción parcial de Wittgenstein por parte de otros miembros del Círculo de Viena. Feigl no tiene empacho en presentar a Carnap y a Wittgenstein como dos hombres con personalidades diametralmente opuestas y con puntos de vista filosóficos progresivamente divergentes112. Carnap se reunió con Wittgenstein en cinco ocasiones entre junio y agosto de 1927 que bastaron a Wittgenstein para considerarle non grato y excluirle lo antes posible de las reuniones113. En su autobiografía intelectual Carnap relativizó los conflictos con Wittgenstein (no es extraño tomando en cuenta que cuando se volvió mayor no quería ni recordar ni tener problemas con nadie) aunque en un borrador no publicado de su autobiografía intelectual escribe que nunca había sido 110
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 744.
111
N. Malcolm, A Memoir, 58.
112
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xvi.
113
Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 65.
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tratado con tan mala educación por nadie. Le parece que el caso es para un psicoanalista, pero una vez más con su categoría característica subrayó que esto no quita que Wittgenstein fuera un genio creativo al que la filosofía debía mucho. Reconocía que debía a Wittgenstein la orientación general de su filosofía pero no su desarrollo respecto a cuestiones individuales114. Las observaciones de Wittgenstein acerca del pensamiento, del ‗sí mismo‘ y del valor fueron una fuente importante para el desarrollo posterior de Carnap, a la vez que éste criticó duramente el misticismo de Wittgenstein en su comentario a la proposición 6.522 del Tractatus (‗En verdad existe lo inexpresable. Este se muestra a sí mismo, es lo místico‘) 115. Entre los miembros del Círculo de Viena hubo un rechazo general al misticismo del ―mostrar‖ y al dualismo entre lenguaje y mundo, y se aceptaron el análisis lógico y la crítica del lenguaje como elementos de la visión científica del mundo116. Los positivistas lógicos se concentraron en derivar las implicaciones antimetafísicas del análisis lógico del lenguaje relativas a lo decible y procurando abstraer el misticismo contenido en la propuesta de Wittgenstein117. Para Wittgenstein, a diferencia de lo que se afirmaba en Círculo de Viena, no había que evitar hablar acerca del sinsentido, sino que todo dependía del espíritu con que se hace. Monk describe las perplejidades de Schlick y Waismann al oír a Wittgenstein hablar de S Agustín, de Heidegger, de Kierkegaard, que eran discursos que ellos intentaban condenar como carentes de sentido118. Aunque aquí también estaría Carnap explicando que el sinsentido lógico al que se 114
Cf. R. Carnap, ―Intellectual Autobiography‖, 24-29 y F. Stadler, The Vienna Circle, 434. 115
Cf. R. Carnap, The Logical Syntax of Language, 313-314.
116
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 429, 434.
117
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 423.
118
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 282.
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refieren al hablar de las proposiciones metafísicas no se identifica con el sinsentido psicológico, que cabe en el discurso no científico y puede tener incluso un sentido muy profundo —pueden resultar ricamente evocativas de asociaciones y sentimientos para los autores y los interlocutores— para quien lo sustenta119. Existe una semejanza entre Wittgenstein y los miembros del Círculo de Viena en relación al emotivismo asociado a lo ético y separado radicalmente de la ciencia, aunque existen también diferencias claras: Wittgenstein postula una ética de tipo místico, Schlick una ética científica y Carnap sitúa el discurso ético en el ámbito de la subjetividad120. Los miembros del Círculo de Viena hicieron su propia interpretación del Tractatus, y montaron su positivismo lógico sobre una selección de los puntos concretos que más se adecuaban a su postura. Feigl es consciente de que hablar de Wittgenstein en el Círculo de Viena es hablar principalmente de la interpretación que los miembros del Círculo de Viena, principalmente Schlick, hicieron de Wittgenstein. Por eso al explicar las causas del cambio en la postura de Schlick matiza diciendo ―influido por Carnap y Wittgenstein (es decir, por Wittgenstein tal como era conocido por Schlick y por muchos otros miembros del Círculo de Viena)‖ 121. Los miembros del Círculo de Viena –sobre todo el ala radicalparafrasearon la proposición 4.116 del Tractatus (―lo que puede decirse puede decirse claramente‖) para subrayar su objetivo antimetafísico . La afirmación de que la visión científica del mundo no conocería enigmas insolubles guió la recepción de Wittgenstein por parte del Círculo122. Wittgenstein rechazó esta interpretación, ya que estaba empeñado en un proceso de análisis lingüístico y de clarificación intelectual (orientada moral y terapéuticamente) en un contexto sociocultural distinto. Buscaba un contrapeso tanto a los 119
Cf. R. Carnap, The Unity of Science, 27.
120
Cf. J. Heal, ―Ludwig Wittgenstein‖, 767.
121
H. Feigl y A. Blumberg, ―Introducción‖, xvii. La cursiva es mía.
122
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 422.
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manierismos como a los elementos carentes de sentido en el lenguaje ordinario y no pensaba ni de lejos en movilizar una especie de cruzada antimetafísica. Intentaba demarcar el mundo de los valores y por tanto de lo indecible e inefable (la ética, la religión, la filosofía, el arte e incluso la literatura) del mundo de los hechos, de lo que se puede decir (las ciencias naturales) pero no pretendía destruirlos o eliminarlos al modo de los positivistas lógicos que consideraron el Tractatus básicamente como una investigación de la lógica del lenguaje con ciertas curiosas implicaciones relativas a los valores123. Los autores del manifiesto del Círculo de Viena toman como punto de partida, y como elemento esencial de la concepción científica del mundo, la idea de Wittgenstein de excluir los pseudoproblemas con ayuda del análisis lógico y parafrasean a Wittgenstein cuando escriben que ―la visión científica del mundo no conoce enigmas insolubles‖124. Wittgenstein abandonó la visión científica del mundo, y de hecho se dedicó a combatirla en los últimos años de su vida, mientras que algunos miembros del Círculo de Viena, como es el caso de Carnap, postularon un humanismo científico en el que la ciencia era el instrumento más importante para la democratización de la vida ordinaria125. Wittgenstein es padre del positivismo lógico en una cuestión fundamental: la perspectiva lógica en la explicación de los fenómenos. Los miembros del Círculo de Viena explicaron los fenómenos mediante consideraciones puramente lógicas (a la manera de Wittgenstein) y no desde el prejuicio empirista como lo había hecho Mach. Rechazo de cualquier pretensión de la ciencia de explicar los fenómenos, si se entiende por explicación algo distinto de la
123
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 422-423.
124
R. Carnap, H. Hahn y O. Neurath, ―The Scientific Conception of the World: The Vienna Circle‖, 328. 125
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 32-34.
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presentación de los fenómenos de una forma clara y fácilmente aprensible126. Aunque el principio de verificación se haya originado con Wittgenstein su intención no fue nunca la de presentarlo como base de un edificio intelectual, ya que podía estar basado en un malentendido y podía fallar al intentar aplicarlo a cuestiones todavía sin resolver127. Es innegable que existió una fase verificacionista en Wittgenstein (la correspondiente a Philosophical Remarks) que cuajó como fruto de sus conversaciones con los miembros del Círculo de Viena, pero que además de pasajera presenta una diferencia grande en su uso y contexto (más kantiano y fenomenológico) contrario al uso dogmático que le daban los miembros del Círculo de Viena y Ayer128. Wittgenstein buscaba reemplazar la teoría del significado del Tractatus con el proyecto pseudokantiano del análisis fenomenológico. Abandonó pronto el proyecto y con él la insistencia en el principio de verificación como criterio de falta de significado. En Philosophical Remarks (verificacionista y fenomenológico) usa las herramientas adoptadas por los miembros del Círculo de Viena para una tarea diametralmente opuesta a la de éstos. Casi al mismo tiempo que estas tesis se escribieron Wittgenstein se mostró insatisfecho con su formulación que le parecía que importaban el equivocado dogmatismo del Tractatus. De hecho estaba desarrollando una concepción de la filosofía sin ninguna tesis129. Los miembros del Círculo de Viena explicaron, siguiendo a Wittgenstein, su noción de filosofía como una actividad clarificadora del significado de las proposiciones cuyo objetivo sería la eliminación
126
Cf. A. Blumberg y H. Feigl, ―Logical Positivism: a New Movement in European Philosophy‖, Journal of Philosophy, 28, 1931, 282. 127
J. Heal, ―Ludwig Wittgenstein‖, 762.
128
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 285-288.
129
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 294-296.
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de las pseudoproposiciones carentes de sentido130. Parece haber sido esta la razón por la que Schlick y otros consideraban a Wittgenstein como uno de los fundadores del positivismo lógico (aunque la primera palabra no le cuadra muy bien) y conscientes de esto los miembros del Círculo de Viena prefirieron denominarse empiristas lógicos131. 4.3 El único encuentro personal entre Popper y Wittgenstein A partir de la publicación de The Open Society en 1945 Popper se convirtió en un autor conocido en la escena filosófica inglesa y a su llegada a Londres en 1946 recibió invitaciones para impartir conferencias en distintos sitios, entre otros en el Moral Science Club de Cambridge el 26 de octubre. La actitud hacia Popper por parte de los filósofos de Oxford —sobre quienes Wittgenstein ejercía una influencia tremenda—variaba: fue ignorado por J. L Austin y por los filósofos de la nueva ala del lenguaje ordinario pero algunos como Hampshire, Hare, Kneale, Quinton, Robinson y Ryle le admiraban y llegó a ser reconocido como parte de los líderes de la filosofía británica. Su presencia era poco solicitada, pero sus escritos se leían con interés y algunos fueron incluidos en prestigiosas antologías como Contemporary British Philosophy (1956) y British Philosophy in the Mid-Century (1957) y lo cierto es que Popper nunca se asimiló a la llamada filosofía profesional británica.
130
Cf. A. Blumberg y H. Feigl, ―Logical Positivism‖, 269. En este artículo se define por primera vez el movimiento de filosofía científica desarrollado en el Círculo de Viena como ―positivismo lógico‖. 131
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 409.
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4.3.1 La relación de Russell con los dos filósofos vieneses La presencia de Russell en la reunión del Moral Science Club tuvo un peso específico en la disputa que tuvo lugar entre los dos filósofos vieneses. Wittgenstein había sido descubierto y apoyado por Russell, pero en ese momento su relación había terminado, mientras que su relación con Popper era relativamente reciente y fue siempre cordial pero nunca íntima. Russell fue, junto con Frege, un punto de referencia fundamental para Wittgenstein tanto desde el punto de vista de sus ideas como del apoyo académico y humano en los primeros pasos de Wittgenstein en Cambridge. Russell fue testigo de sus tormentos filosóficos y de conciencia, de su modo de vida y su ascetismo132. Como afirma Wisdom ―si no hubiera sido por Cambridge y por Russell (...) es casi seguro que no se hubiera oído nada de Wittgenstein‖133 y aunque Russell no comprendió del todo el Tractatus reconoció públicamente su envergadura: El Tractatus Lógico-Philosophicus del Sr. Wittgenstein, independientemente de si es capaz o no de proporcionar la verdad última sobre los temas que trata, ciertamente merece ser considerado como un evento importante en el mundo filosófico por su extensión, alcance y profundidad134.
Se dio una colaboración intelectual abundante y fértil aunque sus relaciones personales fueron tormentosas. Russell consideró que la crítica de Wittgenstein a su teoría del conocimiento había sido un evento de primera categoría en su vida y había afectado a todo lo que
132
Cf. B. Russell, Autobiography. 1914-1944 136-140.
133
J. O. Wisdom, ―Esotericism‖, Philosophy, 34, 1959, 349.
134
B. Russell, ―Introduction‖ en L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus (1921), Routledge, London, 1997, ix.
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había hecho a partir de ese momento135. Al mismo tiempo a Russell le preocupaba que Wittgenstein no fuera capaz de hacerse entender por quien no compartía sus puntos de vista y que se negara a dar argumentos por razones ―estéticas‖ y pensaba en su propio trabajo de lógica que pasaría a las siguientes generaciones por las manos de Wittgenstein a quien veía como sucesor y estaba persuadido de que Wittgenstein tenía que hacer el siguiente gran paso en la filosofía. Esto para Wittgenstein era fuente de satisfacción y de sufrimiento a la vez136. En 1913 trabajaban en proyectos muy diferentes y con ópticas muy diferentes y se puede decir que Russell había pasado el relevo a Wittgenstein en el campo de la lógica y poco a poco el alumno se convertía en el maestro137. Al mismo tiempo las cartas de Wittgenstein desde la prisión en Italia durante la guerra y desde Trattenbach cuando obtiene una posición como maestro en septiembre de 1920 hasta noviembre de 1921 reflejan que Russell continuaba siendo un referente humano e intelectual para Wittgenstein138. Distinguía entre el trabajo de Russell en lógica matemática y los escritos relativos a la ética y la política que consideraba que no deberían ser leídos por nadie139. Wittgenstein fue creciendo en el convencimiento de que Russell ya no era serio y que ya había alcanzado lo que podía alcanzar, y calificó de fraude el libro de Russell sobre matrimonio y moral140.
135
Cf. B. Russell, The Autobiography of Bertrand Russell. 1914-1944, (Publicada por primera vez en 1951), Little & Brown, Boston, 1968, 66 y el capítulo dedicado al impacto de Wittgenstein en B. Russell, My Philosophical Development, 82-94 136
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 54.
137
Un análisis profundo acerca de la transformación de Wittgenstein de protegido en maestro de Russell puede encontrarse en R. Monk, The Duty of Genius, 36-90. 138
Cf. B. Russell, Autobiography. 1914-1944, 161-170.
139
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 471.
140
Cf. B. Russell, Marriage and Morals, Allen&Unwin, London, 1958.
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Por otra parte, Russell expresa en las cartas dirigidas a Lady Ottoline la sensación de fracaso, que le producían las críticas de Wittgenstein y cómo le chocó descubrir un místico en Wittgenstein después de la guerra141. En las cartas de Russell se trasluce claramente que la segunda filosofía de Wittgenstein ya no le convence: Yo admiraba el Tractatus de Wittgenstein pero no su obra posterior, la cual me parecía que entrañaba una renuncia a su mejor talento (...) sus doctrinas positivas me parecen triviales y sus doctrinas negativas infundadas. No he encontrado en las Philosophical Investigations nada que me pareciera interesante y no acabo de entender por qué toda una escuela encuentra en sus páginas importante sabiduría142.
Russell criticaba de estrecho e incivil el que Wittgenstein no abordara cuestiones políticas debido a su falta de habilidad o de deseo143. Wittgenstein por su parte evitó hacer comentarios sobre las impresiones de su estancia en la Unión Soviética en 1935 porque no quería que su nombre fuera usado para apoyar la propaganda antisoviética como había permitido Russell que se usara el suyo a raíz de la publicación de su libro sobre el bolchevismo144. Era evidente que estaban en distintas frecuencias: Wittgenstein estaba ocupado en mejorarse a sí mismo y Russell en mejorar el mundo. En 1944 Russell y Wittgenstein volvieron a encontrarse en Cambridge después de una interrupción de casi catorce años y había poca empatía entre ellos. Russell después de seis años en Estados Unidos encontró que estaba pasado de moda entre los filósofos académicos británicos entre los que Moore y Wittgenstein eran mucho 141
B. Russell, ―Introduction‖, xxi.
142
B. Russell, My Philosophical Development, (Publicado por primera vez por Simon & Schuster, New York, 1959), Routledge, London, 1985, 159-161. 143
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 73.
144
Cf. B. Russell, Teoría y práctica del bolchevismo, Ariel, Barcelona, 1949.
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más influyentes. A pesar del distanciamiento en las reuniones del Moral Science Club Wittgenstein siempre tuvo una deferencia con Russell como no tenía con ningún otro145. En un artículo publicado en Mind con ocasión de la muerte de Wittgenstein, Russell resume en una breve frase lo que fue su contacto con Wittgenstein: Conocer a Wittgenstein fue una de las aventuras intelectuales más excitantes de mi vida. En los últimos años faltaba simpatía intelectual entre nosotros, pero en los primeros estaba tan dispuesto a aprender de él como él de mi (...) sobre el desarrollo de sus ideas después de 1919 no puedo hablar146.
Popper nunca aceptó la filosofía académica británica, en particular el análisis del lenguaje entonces de moda, pero encontró sintonía con algunos filósofos en Inglaterra, entre los que Russell tuvo un lugar especial: junto con Tarski y Einstein uno de los pensadores más admirados por Popper147. Sin embargo la relación entre Russell y Popper no era simétrica. Durante un tiempo Russell no tuvo bien identificado a Popper y parece que no había leído The Logic of Scientific Discovery, ni antes Logik der Forschung, a juzgar por los ejemplares del libro encontrados en el archivo de Russell con las páginas aun sin cortar. Tampoco leyó The Open Society al momento de recibir el libro de parte de Popper sino hasta después y quedó sorprendido, recomendando vivamente su lectura en alguna conferencia148. Durante los últimos años de su vida Russell 145
Cf. N. Malcolm, A Memoir, 57.
146
B. Russell, ―Ludwig Wittgenstein‖, Mind, 60, 1951, 298. Resulta tan escueto el artículo de Russell que el editor promete más artículos en memoria de Wittgenstein solicitados a Moore, Wisdom y Waismann. 147
K. Popper, ―The philosophy of Russell: II. Discussion among Karl Popper, Peter Strawson and Geoffrey Warnock‖ en B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, Capítulo 7. 148
Cf. J. Watkins, ―Karl Raimund Popper‖, 660-661.
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recomendaba en su correspondencia que se acercaran a Popper si la consulta versaba sobre cuestiones filosóficas y remitía a Quine si se trataba de temas de lógica. Los archivos tienen también dos cartas de enero de 1959 de Popper a Russell en las que Popper acusa recibo de My Philosophical Development y otra en la que comunicaba a Russell su decisión de dedicarle el Postscript to The Logic of Scientific Discovery149. En enero de 1947, poco después del encuentro en el Moral Science Club Popper hizo una reseña elogiosa del libro A History of Western Philosophy en la radio austriaca ponderando que se trataba de un gran libro y que su grandeza radicaba en la grandeza del hombre que lo había escrito. Considera que Russell es un gran filósofo que puede situarse a la altura de Descartes, Locke, Hume o Kant, ya que ―gracias a él, afirma Popper, la tradición de la razón sobrevivió al ataque de las filosofías de moda que buscaban más seducir que ilustrar‖150. Afirma que la lógica de Russell es la contribución más importante desde Aristóteles y reconoce que lo que más admira en Russell es que fue un filósofo que nunca se consideró infalible sino que admitió abiertamente que podía equivocarse y de esta manera demostró que lo importante era aprender, buscar la verdad. Efectivamente la reseña está llena de adjetivos no muy comunes en Popper. Hay que reconocer que el libro fue un éxito de ventas pero no contribuyó a mejorar la reputación de Russell como filósofo151. Los estudios de Grattan-Guinness acerca de la relación entre Russell y Popper, llevados a cabo cuando los archivos de ambos quedaron abiertos al público, permiten seguir el hilo de su correspondencia y esclarecer los puntos de acuerdo y las discrepancias: 149 I. Grattan-Guinness, ―Bertrand Russell(1872-1970) After Twenty Years‖ en Notes and Records of the Royal Society of London, 44 (1990), 303-304. 150
K. R. Popper, ―Broadcast Review of ‗History of Western Philosophy‘‖, Russell: the Journal of the Bertrand Russell Archives, 12, 1992, 19-21. 151
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 471.
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Russell y Popper se cuentan entre los filósofos más influyentes de este siglo. Aunque siguieron líneas y tradiciones sustancialmente diferentes, especialmente en relación al conocimiento a priori, a los objetos abstractos y al papel de la inducción en la ciencia, se tuvieron en alta estima mutua y mantuvieron una larga correspondencia sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial152.
En octubre de 1946 Russell estaba recientemente instalado de nuevo en el Trinity College e invitó a Popper a tomar el te antes de la reunión del Moral Science Club. Puede conjeturarse que durante la conversación Russell previno a Popper del deterioro que se había producido en su relación con Wittgenstein y de su profundo desacuerdo acerca de sus nuevas ideas. Era un momento en que Russell había dejado de ser el filósofo de moda y aunque seguía teniendo peso, el antiguo alumno brillaba con luz propia, en este sentido no sorprende que la reacción de Russell ante el debate acalorado entre Wittgenstein y Popper haya sido favorable a Popper153. 4.3.2 La reunión en el Moral Science Club de Cambridge Para algunos autores el episodio del atizador refleja y simboliza la historia de un cisma en la filosofía del siglo XX sobre el significado del lenguaje, una división entre quienes han determinado que los 152
I. Grattan-Guinness, ―Russell and Karl Popper: Their Personal Contacts‖, Russell: the Journal of the Bertrand Russell Archives, 12, 1992, 3. Ver también I. Grattan-Guinness, ―Karl Popper For and Against Bertrand Russell‖, Russell: the Journal of the Bertrand Russell Archives, 18, 1998, 25-42. 153
Cf. D. J. Edmonds y J. A. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 296. Se puede encontrar un interesante relato sobre el paso de Russell por el Trinity College en G. H. Hardy, Bertrand Russell and Trinity, Cambridge University Press, Cambridge, 1970.
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problemas filosóficos tradicionales son meros embrollos o enredos lingüísticos y quienes piensan que esos problemas trascienden el lenguaje. Para otros autores el episodio no reviste particular interés —se trata sólo de la discusión acalorada entre dos filósofos vieneses que tenían ideas contrarias y un fuerte carácter germánico que chocaba diametralmente con el cuidado británico de las formas— e incluso consideran inexplicable que Popper le haya dedicado más de una página en su autobiografía. Otros afirman simplemente que el choque entre dos prima donnae vieneses resulta inevitable. No existe acuerdo hasta hoy en relación a detalles importantes de lo sucedido durante los diez minutos escasos que duró el encuentro. Existen errores en las versiones, incluso en la de Popper, como por ejemplo que las minutas oficiales dan la fecha equivocada, Popper recoge mal el título de su intervención154 y no menciona que Russell haya gritado a Wittgenstein y la mayoría de los relatos lo hacen 155. Unos describen a Wittgenstein calmado en contra de la mayoría de los relatos. Hay consenso en que se trató de un vehemente intercambio de opiniones entre Popper y Wittgenstein acerca de la naturaleza de la filosofía y de la existencia de genuinos problemas filosóficos, y para el objetivo de este trabajo basta con esto. Indudablemente la reunión del 25 de octubre de 1946 había creado particular expectación, hubo más asistentes —30 contra los 15 habituales— y el seminario estaba ―desacostumbradamente cargado de tensión‖ como registró el secretario. Es comprensible tomando en cuenta que se trataba de dos filósofos vieneses en los que se podían identificar paralelismos y contrastes importantes e interesantes, tanto históricos como de personalidad, de familia, de estilo de pensamiento y ámbito de influencia.
154
Cf. B. McGuinness y G. H. von Wright (eds.), Ludwig Wittgenstein; Cambridge Letters, Oxford, 1995, 33-34. 155
Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge: Popper or Wittgenstein?, 1985, 1-2.
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Entre Popper y Wittgenstein hubo falta de empatía desde el primer momento: unos afirman que Wittgenstein se sorprendió desagradablemente al ver que Popper estaba decidido a enfrentarle, mientras que otros responden que Wittgenstein se desesperó al ver que no había manera de entenderse con Popper. Popper había acudido a la reunión resuelto a ―verse las caras‖ con Wittgenstein. Algunos relatan que se notaba que medía las fuerzas del adversario, que tanto había ocupado su pensamiento y al que no había visto nunca hasta entonces. Wittgenstein, por su parte, estaba en circunstancias completamente diferentes: en lo intelectual cultivaba una línea antiteórica y anticientista de fe y amor. Estaba persuadido de que la cuestión del sentido de las palabras, de las percepciones (como o bajo distintos aspectos) y de la vida tiene consecuencias (la cuestión del ―cambio de óptica‖ podía cambiar la vida156), y en lo personal atravesaba un momento de tristeza y sentía que se moría. Estaba particularmente harto del ambiente de Cambridge, acusaba recibo de los desencuentros con los demás, incluso con sus amigos académicos como Moore y Sraffa y, en otro orden de cosas, con el joven B. Richards. A principios de noviembre —disgustado por la vanidad y la estupidez de su propia actuación en ese ambiente que le parecía ―miserable‖— se preguntó si debería seguir dando clases. Al año siguiente renunció a la cátedra. Los testigos divergen no sólo de las interpretaciones sino también de algunos hechos, aunque esto resulte difícilmente concebible tratándose de relatos escritos por profesionales de la epistemología. Ambos contaban con seguidores devotos, pero el hechizo de Wittgenstein no tenía parangón y éste es un elemento a tomar en cuenta al valorar estos relatos. En la disputa entre Wittgenstein y Popper no hubo posibilidad de derrota ni victoria simplemente porque no terminó pero el incidente no afectó en nada la ferviente lealtad de muchos de los jóvenes filósofos de Cambridge hacia Wittgenstein157. 156
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 501.
157
Cf. O. P. Wood y G. Pitcher (eds.), Ryle, Macmillan, London, 1971,11.
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En general los profesores de filosofía de Cambridge en ese momento, con excepción de Wisdom, tenían animadversión hacia Wittgenstein y apoyaron a Popper, que había tenido trato con casi todos, en la controversia. Algunos profesores rehusaban asistir a las reuniones del Moral Science Club porque les molestaba el papel y la actitud de Wittgenstein, como era el caso de Broad, miembro del cuerpo docente de Cambridge, que anotó en su autobiografía intelectual: El único deber que yo rechazaba claramente era la asistencia semanal a las reuniones del Moral Science Club (...) no estaba dispuesto a pasar horas, cada semana, en una densa atmósfera de humo de cigarros mientras que Wittgenstein, puntualmente, pasaba a través de un cerco y los fieles, puntualmente, ‗se admiraban con cara entusiasta de tontos‘158.
La historia de Wittgenstein en el Moral Science Club había sido larga y accidentada. Al principio mostró gran interés en asistir a las reuniones del Moral Science Club: comenzó a participar en las reuniones desde 1912 al poco de haber llegado a Cambridge y pronto se convirtió en un miembro influyente. Propuso que se eligiese un presidente para dirigir la discusión y que las exposiciones se limitaran a siete minutos y otras medidas que sirvieron después para excluir al mismo Wittgenstein acusado de monopolizar las discusiones. La primera reunión bajo el nuevo plan se celebró en las habitaciones de Wittgenstein presidiendo Moore159. En 1930, al poco de haber regresado a Cambridge después de un largo periodo alejado de la academia, reanudó su participación en las reuniones del Moral Science Club. En 1932 fue acusado de monopolizar las discusiones y se alejó por un tiempo. En 1939 reemprendió un papel activo en las sesiones y 158
P. A. Schilpp (ed.), The Philosophy of C. D. Broad, Tudor, New York, 1959, p.61. 159
Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 197-198.
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en 1944 sucedió a Moore como presidente. En los últimos años las reuniones del Moral Science Club le resultaban desagradables y acudía sólo por sentido del deber160. En contraste con los académicos británicos que, brillantes o no, en público ejemplificaban los modales y el comportamiento propios de un caballero inglés (tenían en alta estima el principio de tolerancia e intentaban ver las cosas desde el punto de vista del contrario, hablaban en un tono cortés y mesurado y , si se enfadaban, raramente alzaban la voz), Wittgenstein y Popper conocían la fuerte expresividad vienesa y quizás estaban también acostumbrados a la complejidad y tensión de las relaciones entre los filósofos vieneses a principios de los años veinte. Los profesores británicos presentes debieron sentirse incómodos y alarmados mientras asistían al enfrentamiento dialéctico protagonizado por Wittgenstein y Popper161. La versión más documentada del encuentro entre Wittgenstein y Popper es la que proporciona J. Watkins —sucesor de Popper en la London School of Economics— y en la que trata de integrar los diversos relatos del encuentro en el Moral Science Club y reconstruir lo sucedido de la manera más cuidados posible: El encuentro se celebró en el aula de Braithwaite en King‘s College. Wittgenstein que presidía el encuentro se sentó al lado de una chimenea encendida y Popper al otro lado. Russell estaba en una mecedora de respaldo alto. Entre los presentes se encontraban Elizabeth Anscombe, Richard Braithwaite, C. D. Broad, A. C. Ewing, Peter Geach, Norman Malcolm, Margaret Masterman, Stephen Toulmin y John Wisdom. Había también varios estudiantes. La invitación enviada a Popper por el secretario incluía la experiencia de que los ‗artículos breves, o el abrir con algunas observaciones acerca de algún rompecabezas filosófico, producen en general mejores discusiones que los escritos largos y elaborados‘. Popper empezó 160
Cf. N. Malcolm, A Memoir, 46.
161
Cf. D. J. Edmonds y J. A. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 74.
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expresando su sorpresa por la carta de invitación del Secretario (que según recoge la minuta era la forma habitual de las invitaciones al club). Parece que Wittgenstein interpretó las observaciones iniciales de Popper como una queja contra el Secretario y salió en su defensa. Pero Popper estaba tomando las palabras de la invitación como expresando la tesis de Wittgenstein de que no existen genuinos problemas filosóficos sino sólo rompecabezas lingüísticos; y se proponía contrarrestar esta tesis proporcionando algunos problemas reales162.
A continuación Watkins refiere los ejemplos de genuinos problemas filosóficos planteados por Popper: Uno se refería a la inducción. Wittgenstein lo rechazó como un simple problema lógico. Otro relativo a la cuestión del infinito actual como distinto del mero infinito potencial. Una de las dos tesis en la primera antinomia de Kant dice que el mundo debe haber tenido un comienzo en el tiempo porque de lo contrario hubiera transcurrido un tiempo infinito actual o completo. Popper había rechazado esto muchos años antes [Cf. K. Popper, ―On the Possibility of an Infinite Past: a Reply to Whitrow‖, The British Journal for the Philosophy of Science, 29, 1978, 47-48]. Wittgenstein lo rechazó como un problema matemático. Como último ejemplo Popper planteó la cuestión de la validez de las normas morales. Wittgenstein que había sostenido el atizador y había estado jugando con él mucho tiempo pidió un ejemplo de una regla moral, a lo que Popper replicó: ‗no amenazar a los conferenciantes visitantes con atizadores‘. Hubo risas y Wittgenstein salió violentamente declarando mientras se iba que Popper estaba confundiendo los temas (...). Entonces Russell gritó ‗Wittgenstein eres tú el que estás causando la confusión‘. Al día siguiente Russell contó a McLendon que nunca había visto que se tratara tan rudamente a un invitado, añadiendo que Popper tenía más conocimientos y erudición que todos ellos163. 162
J. Watkins, ―Karl Raimund Popper‖, 661-662.
163
J. Watkins, ―Karl Raimund Popper‖, 663.
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Finalmente Watkins recoge un fragmento de la carta que Russell envió a Popper disculpándose de alguna manera por el mal rato que había pasado en Cambridge: estuve muy sorprendido por la falta de buenas maneras de parte de Cambridge (...) yo estaba completamente de su parte pero no intervine más en el debate porque usted estuvo suficientemente competente para librar su propia batalla164.
Watkins no imaginó que su relato reabriría el debate sobre el encuentro entre Wittgenstein y Popper más de medio siglo después, ya que dio lugar a un mordaz intercambio de cartas publicadas en el Times Literary Supplement de Londres entre los testigos sobrevivientes. Ante la agresividad de la reacción de P. Geach, que llegó a llamar a Popper mentiroso, Watkins retiró su opinión sobre el momento preciso en que Wittgenstein abandonó la reunión aclarando que se trataba de una cuestión ―de detalle‖165. Watkins reconoció que con la evidencia proporcionada por los testigos parecía haber más consenso en que Popper formuló el principio del atizador, a petición de Braithwaite, después de que Wittgenstein había abandonado bruscamente la reunión y no antes y a petición de Wittgenstein como Popper relató en su autobiografía intelectual166. 164
Carta de B. Russell a K. Popper del 18 de noviembre de 1946 desde Cambridge, Popper Archives (345,14). 165 166
Cf. D. J. Edmonds y J. A. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 15.
Los relatos de los testigos van desde el atizador como recurso didáctico filosófico, pasando por el atizador como instrumento para amenazar, como recurso para enfatizar los comentarios, hasta herramienta para desahogar su frustración, etc. Cf. testimonios en orden cronológico descendente: P. Munz, ―Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 27 de marzo de 1998; J. Watkins, ―Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 13 de marzo de 1998; T. Smiley, ―Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 13 de marzo de 1998; P. Geach, ―Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 6 de marzo de 1998; J. Vinelott, ―Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 6 de marzo de
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Popper pudo haber maquillado el relato pero no mintió: quienes le conocen afirman que no era su estilo faltar a la verdad. Una explicación alternativa a la reacción de Wittgenstein es que no había nada inusual en la conducta de Wittgenstein en esa ocasión. Por lo visto Wittgenstein se había hecho el propósito de abandonar las reuniones del Moral Science Club antes de que terminasen para evitar caer en el monopolio de la discusión, y por otra solía caminar con un tenso ímpetu y rara vez cerraba las puertas con cuidado. Por otra parte no fue ni la única ni la primera vez que ocurrió algo parecido en una reunión del Moral Science Club. Desplantes semejantes por parte de Wittgensetin habían padecido también otros académicos en sus comparecencias como había sido el caso de Moore, de I. Berlin y de otros. Wittgenstein arremetió contra Moore que daba una conferencia en el Moral Science Club en 1939. Malcolm relata que la reacción de Wittgenstein fue la de un ―caballo de batalla‖ y cuando alguien le hizo ver que había sido demasiado grosero con Moore, Wittgenstein honestamente se lo cuestionó porque ni se había percatado167. Otro tanto le ocurrió a I. Berlin que acudi´desde Oxford a la Moral Science Club a dar una conferencia. Wittgentein perdió la paciencia, monopolizó la discusión y después de una hora abandonó la sala seguido de sus acólitos168.
1998; P. Munz, Memorando del 5 de marzo de 1998 en el que adjunta su carta no publicada al Editor de Times Literary Supplement y remite a su Our Knowledge of the Growth of Knowledge. Popper or Wittgenstein?, 1-2; J. Watkins, ―Wittgenstein, Popper and the poker‖, Times Literary Supplement del 20 de febrero de 1998 y P. Geach, ―Wittgenstein and Karl Popper‖, Times Literary Supplement del 13 de febrero de 1998. 167
Cf. N. Malcolm, A Memoir, 31.
168
Cf. D. J. Edmonds y J. A. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 43.
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4.3.3 Valoración del encuentro por parte de los protagonistas Wittgenstein tuvo una reacción mínima frente a Popper en general y escasa después del encuentro del Moral Science Club. Tres semanas después del encuentro del atizador Wittgenstein se sintió en la necesidad de responder a los argumentos de Popper y dio una conferencia en el Moral Science Club sobre ―Lo que creo que es la filosofía o ¿cuál es el método de la filosofía?‖169. En una nota manuscrita dirigida a Rhees, antiguo alumno y amigo, futuro traductor de Philosophical Investigations, Wittgenstein habla de ―un seminario horroroso (...) en el que el burro del doctor Popper, de Londres, dijo más tonterías de las que he oído en mucho tiempo. Yo hablé mucho, como de costumbre‖170. Rhees había escrito un artículo en que atacaba la reseña entusiasta de Ryle sobre The Open Society en la que Popper pasaba a Platón, Hegel y Marx con el mismo rasero, tachándoles de abogados del totalitarismo. Wittgenstein dijo a Rhees que estaba de acuerdo con la línea de su artículo, pero le criticó por hacer muchos ademanes y no atestar suficientes golpes: bien sabes que la polémica o el arte de arrojar huevos requiere altas destrezas como un trabajo como el de boxear (...) me gusta que arrojes huevos a Ryle pero mantente derecho y arrójalos bien! Las dificultad es: no hacer ruidos o gestos superfluos que no hacen daño al otro sino sólo a ti mismo171.
Algunos autores son de la opinión de que Wittgenstein no era ajeno a las críticas de Popper, pero su silencio se puede atribuir al 169
Cf. Actas de la reunión del Moral Science Club del 14 de noviembre de 1946.
170
Cf. D. J. Edmonds y J. A. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 265.
171
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 482 en donde remite a ―Polemic, or the art of throwing eggs‖ en R. Rhees, L. Wittgenstein. Personal Recollections, Blackwell, Oxford, 1981, 203.
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hecho de que no se sentía movido por esas críticas y a que no se reconocía en ellas, como le había sucedido con Russell y con el Círculo de Viena172. Popper, por el contrario, relató con bastante detalle el episodio del atizador en su autobiografía intelectual integrando sus recuerdos, su revisión de la minuta de la reunión y su manera un tanto lineal con la que en su autobiografía fue integrando los hechos y el desarrollo de sus ideas. El relato inicia con el efecto que le produjo la redacción de la invitación a discutir sobre algún ―rompecabezas filosófico‖ y como vio la oportunidad de argumentar frente a Wittgenstein la existencia de genuinos problemas filosóficos: Al inicio del año académico 1946-47 recibí una invitación del Secretario del Moral Science Club de Cambridge para leer un paper sobre algún ―rompecabezas filosófico‖. Era claro que lo había formulado Wittgenstein y que detrás estaba su tesis filosófica de que no existen genuinos problemas en filosofía sino sólo rompecabezas lingüísticos. Como esta tesis estaba entre mis mayores aversiones decidí hablar sobre si existen o no problemas filosóficos. Inicié mi intervención (...) expresando mi sorpresa por haber sido invitado por el Secretario para leer un paper que ―pusiera sobre la mesa algún rompecabezas filosófico‖ y subrayé que, negando implícitamente que existieran problemas filosóficos, quienquiera que hubiese escrito la invitación toma parte, quizás sin darse cuenta en un asunto provocado por un problema filosófico genuino173.
Popper reconoció que la referencia a la redacción de la invitación fue un recurso retador y ligero de iniciar la sesión explicando que precisamente el retar a la audiencia forma parte su método pedagógico y de su filosofía que es la de plantear continuos
172
Cf. P. Lucchetta, ―Popper Interprete di Wittgenstein‖, Sapienza, 30, 1977, 301.
173
K. Popper, Autobiography, 122.
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retos, presentar problemas e invitar a encontrar la solución174. A continuación refiere que dio inicio a su argumento sobre la existencia de genuinos problemas filosóficos e iniciaron interrupciones mutuas, lo cual coincide perfectamente con la tendencia de ambos de dominar en las discusiones: Sin embargo continué diciendo que si pensara que no existen genuinos problemas filosóficos ciertamente no sería filósofo, y que el hecho de que mucha gente o quizás toda la gente, sin pensar adopta soluciones insostenibles para muchos, o quizás para todos, los problemas filosóficos proporcionan la única justificación para ser filósofo. Wittgenstein saltó otra vez, me interrumpió, y habló largamente acerca de rompecabezas y de la no existencia de problemas filosóficos. En un momento que me pareció apropiado le interrumpí dando una lista que había preparado de problemas filosóficos175.
Popper enlista los ejemplos de problemas filosóficos que planteó a Wittgenstein y, según él, cada ejemplo encontró la desestimación por parte de Wittgenstein de que se tratara de un genuino problema filosófico: ¿conocemos algo a través de los sentidos?, ¿obtenemos nuestro conocimiento por inducción? Wittgenstein las rechazó por ser lógicas y no filosóficas. Hice referencia entonces al problema de si existía el infinito potencial e incluso el infinito actual, un problema que rechazó como matemático. (Este rechazo se incluyó en la minuta). Entonces mencioné los problemas morales y el problema de la validez de las reglas morales176.
174
Cf. K. Popper, Autobiography, 122 y 124.
175
K. Popper, Autobiography, 122.
176
K. Popper, Autobiography, 122-123.
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Según Popper Wittgenstein le amenazó con el atizador y le pidió un ejemplo de principio moral. Cuando Popper formuló el ―principio del atizador‖ Wittgenstein abandonó furioso la reunión: En ese momento Wittgenstein, que estaba sentado cerca de la chimenea y había estado jugando nerviosamente con el atizador, que algunas veces usó como la batuta de un director para enfatizar sus afirmaciones, me retó: ―¡dame un ejemplo de regla moral!‖ yo respondí: ―no amenazar a los conferenciantes invitados con atizadores‖. Entonces Wittgenstein, furioso, arrojó el atizador al suelo y salió violentamente del aula, golpeando la puerta detrás de él177.
La discusión posterior a la marcha de Wittgenstein discurrió con normalidad y trató sobre el error de identificar un problema soluble con un problema científico, destacó la presencia de Russell y el cumplido de Braithwaite de que al fin había quien había logrado interrumpir a Wittgenstein de la misma manera que él interrumpía a los demás. Finalmente Popper refiere que el encuentro fue objeto de todo tipo de historias y deformaciones e incluso llegó a Nueva Zelanda la versión de que había habido violencia física entre él y Wittgenstein178. H. Mellor —que en 1998 ocupaba la cátedra de filosofía que en su día había ocupado Wittgenstein—, afirma que Popper en su autobiografía discutió la historia del atizador como ejemplo de su propia tesis acerca de la falibilidad de los reportes de observación179. Popper valora el incidente tanto desde las formas —en su opinión Wittgenstein demostró muy poco sentido del humor y tolerancia a las bromas— como desde el fondo: considera que independientemente de su recurso
177
K. Popper, Autobiography, 122-123.
178
Cf. K. Popper, Autobiography, 124.
179
Cf. H. Mellor, ‖The Popper Phenomenon‖, Philosophy, 52, 1977, 201.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
introductorio, feliz o no, estaba hablando mucho más en serio que Wittgenstein: De verdad lamenté mucho lo sucedido. Admito que fui a Cambridge con la esperanza de provocar a Wittgenstein por su defensa de que no hay genuinos problemas filosóficos y rebatirle en ese punto. Pero nunca intenté enfadarle y fue una sorpresa el verle tan incapaz de captar una broma. Sólo más tarde me percaté de que él probablemente se dio cuenta de que yo estaba bromeando y que esto fue lo que le ofendió. Pero a pesar de que quise abordar mi problema de manera ligera, estaba hablando en serio quizás más que el mismo Wittgenstein, ya que, después de todo, él no creía que hubiera genuinos problemas filosóficos180.
En su relato sobre su ―tormentosa reunión‖ con Wittgenstein Popper advierte que esta controversia ―tocaba los fundamentos‖181 . El capítulo siguiente se dedicará al análisis de esta afirmación y del contenido de la crítica de Popper a Wittgenstein.
180
K. Popper, Autobiography, 123-124.
181
K. Popper, Autobiography, 123-124.
Capítulo V Popper lector crítico de Wittgenstein
En este capítulo se intenta resumir y evaluar lo que Popper comentó y criticó acerca de la filosofía de Wittgenstein a lo largo de su vida. En la primera sección se incluyen los textos de los primeros escritos de Popper, cuando vivía en Viena, en la segunda sección se resume la crítica de Popper en The Open Society, escrita desde el exilio en Nueva Zelanda, en la tercera sección se incluye la crítica de Popper en la colección de escritos que integran Conjectures and Refutations y en la cuarta sección se destacan las menciones que Popper hizo de Wittgenstein en su autobiografía y en diversas entrevistas e intervenciones en medios de comunicación en los últimos años de su vida. 5.1 Wittgenstein en los primeros escritos de Popper 5.1.1 Die Beiden Grundprobleme (manuscritos de 1930-1933)
der
Erkenntnistheorie
El libro, publicado en 1979 con el título ―Los dos problemas fundamentales de la epistemología‖ está basado en manuscritos de los años 1930 a 1933 y forma una colección de los esbozos o trabajos filosóficos iniciales de Popper algunos de los cuales, después de numerosas transformaciones y abreviaciones, fueron publicados en Logik der Forschung en 19341. Popper considera que su libro ofrece la 1
K. Popper, Die Beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie. Aufgrund von Manuskripten aus den Janhren 1930-1937, Mohr, Tübingen, 1979. En esta sección
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primera crítica al ―positivismo‖ moderno en general y al Tractatus de Wittgenstein en particular, de aquí que además de Kant y Hume los autores más citados sean Carnap, Schlick y Wittgenstein: Por su problemática y su método este libro puede considerarse cercano al ―positivismo‖ moderno, de orientación lógica (Bertrand Russell, Moritz Schlick, Philipp Frank, Rudolf Carnap, Hans Reichenbach, Ludwig Wittgenstein); pero justamente por esto el libro mantiene una actitud crítica frente al positivismo e intenta poner al descubierto la contradicción fundamental que lleva al positivismo al fracaso. Este libro contiene la primera gran discusión del Tractatus LógicoPhilosophicus de Ludwig Wittgenstein, libro al que podríamos caracterizar como la Biblia del positivismo moderno. Otra de las posiciones epistemológicas modernas con las que el libro se enfrenta de manera crítica es el convencionalismo (Henri Poincaré, Hugo Dingler)2.
La principal crítica de Popper es la sinrazón del Tractatus que en virtud de su mismo principio —‗Ningún enunciado puede decir algo cerca de sí mismo‘— se contradice a si mismo y hace que el mismo Wittgenstein termine rechazándolo: téngase en cuenta esta formulación —ella misma contradictoria— de Wittgenstein: ‗Ningún enunciado puede decir algo acerca de sí mismo‘ (Tractatus, 3.332). El enunciado de Wittgenstein es contradictorio porque afirma algo acerca de todos los enunciados y, por tanto, también ―acerca de sí mismo‖ en contraposición a lo que él mismo asevera3.
utilizaremos la traducción castellana K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología. Basado en manuscritos de los años 1930-1933, Tecnos, Madrid, 1980. 2
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 41-42.
3
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 78-79.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
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Popper consideraba que la filosofía en ese momento estaba marcada por la oposición entre los que defienden la metafísica y los que la rechazan y que el centro de la polémica era la relación de la filosofía con las ciencias empíricas. Por su parte el metafísico considera que la crisis de la ciencia se debe al alejamiento de sus fundamentos filosóficos: En general, el metafísico mantiene una posición de distanciamiento con relación a las ciencias empíricas. Para él las profundas transformaciones que las ciencias han sufrido en el último tiempo constituyen un síntoma alarmante de la crisis por la que pasa la ciencia y que es, en su opinión, una consecuencia del alejamiento de la investigación científica de su fundamento filosófico, ya que, en definitiva, sólo la filosofía es capaz de proporcionar a la ciencia un fundamento último4.
Entre los antimetafísicos sitúa a Wittgenstein que fue más allá de Kant —que sostenía que no se puede enseñar filosofía sino que sólo se puede enseñar a filosofar— al considerar que la filosofía no es una doctrina sino una actividad que no busca imponerse ni crear una doctrina nueva, sino construir un modo de pensar nuevo: hablar de lo que se puede hablar; decir lo que es y lo que no es; callar ante lo inefable: el antimetafísico declara que la filosofía no es una doctrina, sino una actividad (Cf. Tractatus, 4.112). Precisamente la tarea de esta actividad filosófica es luchar contra la metafísica, contra la filosofía entendida como doctrina. Lo que se busca no es la construcción de una filosofía nueva, sino todo lo contrario, se lucha para que la elaboración de nuevas doctrinas o teorías pase a ser tarea de la ciencia empírica, exclusivamente (...) No se trata de imponer ni de crear una doctrina nueva, sino de construir un modo de pensar nuevo: hablar de 4
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 479.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
lo que se puede hablar; decir lo que es y lo que no es; callar ante lo inefable5
Con la reducción de la filosofía a mera actividad clarificadora del lenguaje, a un tipo de gramática en sentido amplio, a Popper no le parece extraño el positivismo encuentre en una filosofía como la suya —que acepta la existencia de genuinos problemas filosóficos por resolver y tiende a la construcción de una nueva filosofía científica— el fallo fundamental de toda la filosofía6. Popper pondera las razones del positivismo moderno, y en particular la postura de Wittgenstein, que les llevan a rechazar la filosofía tradicional. Por una parte la filosofía tradicional ha tratado de problemas genuinos que bien analizados no pertenecen a la filosofía sino a lógica, a la matemática, a la física y a la psicología empírica. Por otra parte se pueden identificar supuestos problemas filosóficos o pseudoproblemas que no pueden ser ni siquiera planteados con precisión. Por esta razón, dicen, la ―actividad‖ filosófica ha de limitarse a descubrir y aclarar los errores lingüísticos que han sido la causa de la confusión de pensar que la filosofía podía resolver esas cuestiones. Popper está persuadido de que el rechazo a priori y sin matices de la metafísica tiene consecuencias negativas y propone ir al fondo de la cuestión con argumentos y no sólo tachar de pseudoproblemas algo de manera dogmática o psicológica. La comprobación de que un problema es tan sólo un pseudoproblema tiene que acompañarse con la búsqueda del problema genuino que subyace al primero (no del problema psicológico sino del auténtico problema epistemológico): no menos insuficiente me parece rechazar todo planteamiento de la cuestión alegando que se trata de un pseudoproblema; aun cuando se 5
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 479-480.
6
Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 433.1
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amplíe este procedimiento (que se remite a Wittgenstein, Tractatus, 6.53) mediante consideraciones psicologistas acerca de las causa psicológicas que han podido motivar la aparición de estos pseudoproblemas tradicionales. La comprobación de que un problema es tan sólo un pseudoproblema tiene que acompañarse con la búsqueda del problema genuino que subyace al primero (no del problema psicológico sino del auténtico problema epistemológico)7.
Popper reconoce la influencia de Wittgenstein en su primera formulación del principio de inducción: ‗existen leyes, comportamientos regulares y universales que se expresan mediante enunciados universales en sentido estricto‘, sin embargo más tarde se dio cuenta que dicha formulación resultaba insuficiente, ya que se dio cuenta de que no existe contradicción lógica al afirmar que toda regularidad presenta lagunas: La afirmación (...) de que hay leyes naturales, es decir, de que hay regularidades válidas universalmente, sin excepción, regularidades en las que se basa la formulación de pronósticos, es sin duda un juicio sintético (Cf. Tractatus 6.31 y 6.36), ya que no es una contradicción lógica sostener que no existen leyes de este tipo o, lo que es lo mismo, admitir que toda regularidad que en apariencia no tiene ninguna excepción presenta sin embargo lagunas8.
Popper sostiene que afirmar que el principio de inducción es un juicio sintético a priori supone hacer una concesión al racionalismo, en la que incurrió Russell pese a la observación de Wittgenstein en Tractatus, 6.31:
7
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 318.
8
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 55-56.
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¿Cómo se puede determinar si existe un principio de inducción válido? De que exista un principio de inducción válido depende la validez de todo proceso inductivo, que como tal presupone un principio de inducción, y es lógicamente injustificable si no hay un principio de inducción válido. Fácilmente se podría salir del paso alegando que algunos de estos principios de inducción (...) son necesarios, evidentes, en una palabra, válidos porque no se puede dudar de su verdad. En este caso el principio de inducción vendría a ser un juicio sintético a priori. No se nos escapa que esta interpretación supone hacer una concesión realmente problemática al racionalismo —y en sus comentarios de 1975 Popper añade— Esta concesión la hizo el mismo Kant, al que siguió posteriormente, aunque de manera inconsciente, Bertrand Russell, pese a la observación de Wittgenstein en la proposición 6.31 del Tractatus9.
Popper sostiene que en la solución al problema de la demarcación no debería aparecer ni siquiera la noción de inducción porque en un sentido epistemológico no hay inducción: el problema de la inducción surge a raíz del problema de la demarcación cuando se intenta hacer del ―método inductivo‖ un criterio de demarcación, cuando se pretende que es la aplicación del procedimiento inductivo lo que caracteriza a las ciencias empíricas. De esta manera el problema de la demarcación se convierte no sólo en el único problema fundamental, que subyace al problema de la inducción sino, tal y como lo vio Wittgenstein, en el único problema fundamental de la epistemología en general. En una auténtica teoría del conocimiento que va directa a su objetivo, tendrá que hablarse del problema de la demarcación pero no será necesario que aparezcan ni el problema de la inducción ni siquiera la noción de ―inducción‖: pues en un sentido epistemológico no hay inducción10.
9
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 82.
10
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 417.
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Según Popper Wittgenstein también consideró, a su manera, que el problema fundamental de la epistemología era el problema de la demarcación y hubiera pasado a la historia como el filósofo que de manera más directa había puesto el problema de la demarcación (en forma de ―problema del sentido‖) en el centro de sus reflexiones filosóficas, si no fuera porque su tesis de que ―no hay problemas filosóficos sino únicamente problemas científicos‖ ha ocasionado que el análisis lógico del lenguaje (y con éste el positivismo lógico) entrase continuamente en contradicción con la ciencia positiva y haya tenido que revisar una y otra vez sus posiciones. En opinión de Bartley fue el Círculo de Viena, aunque quizás coincidan ambos porque claramente Popper está hablando del Wittgenstein del Círculo de Viena11. El concepto de sentido del positivismo lógico se describe siguiendo a Wittgenstein de la siguiente manera: todo enunciado auténtico describe un estado de cosas y en esto radica su sentido (Cf. Tractatus, 2.221). De aquí se desprende que si un enunciado no expresa un estado de cosas es un pseudoenunciado carente de sentido, que no hay estados de cosas universales y, por tanto, tampoco enunciados universales y que todos los enunciados con sentido son decidibles de manera terminante con un sí o un no12. Popper analiza la noción de sentido no en sí misma sino en cuanto a su aplicación como criterio de demarcación y llega a la conclusión de que si bien la noción de sentido no lograría resolver el problema de la demarcación —ha desviado la discusión y evadido el problema fundamental— haría desaparecer el problema de la inducción ya que no cabe preguntarse por el valor veritativo de meros pseudoenunciados:
11
W. W. Bartley III, Wittgenstein, 59.
12
Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 362.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Quizás sería posible encontrar un criterio de demarcación más apropiado, que hiciera justicia por completo a las leyes naturales (es decir, que no excluyera las leyes naturales del ámbito de la ciencia), sin que cambiara por ello el concepto de sentido en cuanto tal. En este caso el ―sentido‖ no constituiría la frontera entre ciencia empírica y metafísica, y las leyes, consideradas parte de la ciencia, seguirían siendo ―pseudoenunciados sin sentido‖. Según esta interpretación, la noción de sentido no lograría resolver el problema de la demarcación, pero cumpliría, no obstante, una importante función metodológica, a saber: haría desaparecer el problema de la inducción, ya que no cabe preguntarse por el valor veritativo de meros pseudoenunciados13.
Popper intenta probar el carácter dogmático del concepto de ―sentido‖ del positivismo lógico mediante un análisis de la noción inductivista en sus dos interpretaciones posibles: en cuanto definible o reductible a otros conceptos y en cuanto indefinible o concepto primitivo. Acude a diversos lugares del Tractatus (Prefacio, 4.003, 4.031, 6.54) y llega a la conclusión de que las posiciones pseudoenunciativas son tan irrefutables como infundamentables y por tanto sólo pueden imponerse en forma dogmática: Mi intento de llevar a cabo una crítica inmanente tenía que fracasar. Sabemos que no hay ni puede haber una crítica inmanente de las posiciones pseudoenunciativas; son tan irrefutables como infundamentables. Protegidas por el criterio inductivista de sentido, permanecen fuera del alcance e toda crítica, indiferentes a toda argumentación. Al fin vemos arribar la nave del inductivismo, tras algunos momentos tormentosos entre el Silla de la regresión infinita y el Caribdis del apriorismo, al seguro puerto del dogma 14.
13
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 373-374.
14
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 384.
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Carnap afirma que no sólo las proposiciones filosóficas son proposiciones semánticas sino también gran parte de los trabajos científicos y con esto, afirma Popper, pone al descubierto el carácter dogmático y destructivo para la ciencia del positivismo de Wittgenstein: Para Carnap, no sólo las proposiciones filosóficas son proposiciones semánticas; por el contrario, una gran parte de los trabajos científicos son de naturaleza semántica (...) Lo que hace valioso a este análisis de Carnap es que pone al descubierto de manera decisiva el carácter dogmático, destructivo para la ciencia empírica, del positivismo de Wittgenstein: en efecto, el análisis de Carnap muestra que un trabajo científico no consta sólo de enunciados empíricos ―con sentido‖ (enunciados singulares) y de leyes naturales que pertenecen a un tipo superior al de los enunciados singulares, sino también de enunciados de un tipo todavía superior, es decir, de enunciados que hablan de leyes naturales, más exactamente de relaciones entre layes naturales (...) aunque esto no significa que aceptemos totalmente la concepción de Carnap15.
Popper no comulga con el optimismo radical de Wittgenstein que niega todo enigma: La oposición entre nuestro punto de vista y el optimismo radical de Wittgenstein, el cual, de acuerdo con el espíritu positivista, afirma, en contra de toda forma de escepticismo: ‗el enigma no existe‘ (Tractatus, 6.5), es prácticamente irreductible16.
Popper identifica la tesis del poder absoluto de la ciencia racional de Wittgenstein con el principio de causalidad kantiano y 15
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 467.
16
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 157.
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afirma que es falsa desde la perspectiva del principio de indeterminación de Heisenberg: La arrogante tesis —wittgensteiniana— del poder absoluto de la ciencia racional (...) resulta ser completamente equivalente al principio de causalidad kantiano. La tesis de Wittgenstein (Tractatus, 6.5) de que ‗si se puede plantear una pregunta se tiene también que poder contestarla‘ es, desde la perspectiva de las relaciones de indeterminación de Heisenberg, sencillamente falsa, porque la pregunta por el movimiento exacto de un electrón no se puede contestar. Lo mismo que para el principio de causalidad, también para la tesis de Wittgenstein se puede encontrar una salida, si se considera que es una aserción que no se puede contrastar, lo que equivale en el fondo a afirmar que no dice nada17.
Popper reconoce que nadie ha caracterizado el escepticismo mejor que Wittgenstein: Nadie ha expresado mejor que Wittgenstein (Cf. Tractatus, 6.51) la situación del escepticismo general, del pesimismo epistemológico. ‗El escepticismo no es irrefutable, sino absurdo: pretende dudar de aquello por lo que ni siquiera cabe preguntar‘18.
Popper admite un escepticismo relativo pero afirma que no es un absurdo evidente como pretende Wittgenstein, ni en el sentido socrático del ―sé que no sé nada‖, ni en la formulación clásica de que ―no hay un criterio universal de verdad‖. Se trata, sostiene Popper, de una teoría verdadera de la que, sin embargo, no cabe inferir que no haya progreso en la ciencia:
17
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 230.
18
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 148.
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―Yo sé que no sé nada‖ podría considerarse como una variante de la paradoja del mentiroso (―lo que estoy diciendo en este momento es falso‖). Se ha introducido el término ―casi‖ justamente para evitar la aparición de la paradoja. No podría decirse, por tanto, que el ―escepticismo‖ (por lo menos en este sentido) sea ―un absurdo evidente‖ como pretende Wittgenstein (Tractatus, 6.51). La misma formulación clásica del escepticismo ―no hay un criterio universal de verdad‖ está lejos de ser un sinsentido; es más, se trata incluso de una teoría verdadera; de la que, sin embargo, no cabe inferir que no haya progreso en la ciencia19.
Popper coincide con Wittgenstein en la vinculación que existe entre el conocimiento científico y la búsqueda de leyes: La importancia biológica que el conocimiento tiene para nosotros, como forma de adaptación que es, explica suficientemente nuestro comportamiento práctico y nuestro afán de saber. Por lo que respecta a la investigación científica, sistemática, debe contentarse con la tarea que le señala esta definición trascendental: ‗Si quieres conocer, tienes que ir a la búsqueda de leyes‘. Que lleguemos realmente a conocer es algo que no se puede predecir, que sólo nos cabe esperar: eso ya se verá. Wittgenstein escribe (Tractatus, 6.36): ‗de haber un principio de causalidad, podría formularse de la siguiente manera: ―hay leyes naturales‖‘. Pero naturalmente esto no puede decirse: ‗se muestra‘. Lo que sí puede decirse es que si hay conocimiento lo hay por medio de leyes naturales; y lo que sólo se ve es que hay conocimiento20.
Sin embargo esta caracterización le parece insuficiente: Popper considera acertada la descripción de Schlick siguiendo a Wittgenstein de que las leyes naturales no son enunciados sino instrucciones para la formación de enunciados, sin embargo le parece que no responde acabadamente a la pregunta sobre qué son las leyes naturales. Popper 19
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 19.
20
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 162.
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considera que las leyes naturales no son enunciados sino prescripciones para la formación de nuevos enunciados que poseen una serie de características específicas: A la pregunta si las leyes naturales no son enunciados, ¿qué es lo que son?, Schlick contesta: ―una ley natural no tiene el carácter de un ‗enunciado‘, sino que más bien representa una ‗instrucción para la formación de enunciados‘‖ y añade ―debo a Ludwig Wittgenstein esta idea y esta terminología‖. Por lo que sé, Wittgenstein no hizo pública esta idea. (...) La idea de Wittgenstein como de Schlick de que las leyes naturales son ―instrucciones para la formación de enunciados‖ me parece totalmente justa. Pero ¿es suficiente esta afirmación para contestar satisfactoriamente a la pregunta; ―si las leyes naturales no son enunciados, ¿qué es lo que son?‖ Mi opinión es que no21.
Popper intenta reflejar lo que a su juicio quieren decir Wittgenstein y Schlick cuando hablan de las leyes naturales como ‗instrucciones para la formación de enunciados‘: estas instrucciones son útiles o inútiles, prácticas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas: Una posición empirista podría muy bien sostener la tesis de que las leyes naturales son funciones proposicionales unidas a instrucciones de tipo práctico sobre su uso o aplicación: las instrucciones de orden pragmático impedirían dar a esta interpretación un matiz convencionalista. No tendremos en cuenta una objeción que fácilmente podría hacerse a esta posición en el sentido de que estas instrucciones son posiblemente idénticas a las reglas de correspondencia con lo cual las funciones proposicionales serían enunciados auténticos, sino que vamos a suponer que esta concepción es, como posición pseudoenunciativa, impecable. Así como las funciones proposicionales (en tanto que esquemas) vendrían a ser una especie de instrumentos, las instrucciones prácticas a las que van 21
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 227-228 y
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conectadas hacen el mismo papel que las instrucciones que suelen acompañar normalmente a cualquier herramienta o instrumento explicando su uso y manejo. Como tales, estas instrucciones son útiles o inútiles, prácticas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas. (Con estas palabras intento reflejar lo que, a mi parecer, Wittgenstein y Schlick quieren decir cuando hablan de ‗instrucciones para la formación de enunciados‘)22.
Popper trata los diversos procedimientos de fundamentación utilizados en la ciencia y apuesta por el denominado ―método trascendental‖ propuesto por Kant que trata del análisis del conocimiento científico como un hecho objetivo, es decir, como la búsqueda de regularidades, la formulación de leyes y su sometimiento a contrastación sistemáticamente. Le parece que pocas veces se ha aplicado este método de forma consecuente y que la propuesta de Wittgenstein de analizar el lenguaje, por muy interesante que resulte para algunos, no puede sustituir al método trascendental y está fuera de lugar porque, entre otras cosas, no da cuenta del proceder real de las ciencias: Wittgenstein sustituye el análisis de la facultad del conocimiento humano, por la reflexión sobre la esencia de la expresión, de la representación, por una reflexión sobre la esencia de todo ‗lenguaje‘ en el sentido más amplio de la palabra. Sin embargo, por muy interesantes que sean estos análisis, no pueden sustituir al método trascendental. Si los ‗análisis‘ o ‗reflexiones‘ de este tipo conducen a resultados que no dan cuenta del proceder real de las ciencias, no tienen —lo mismo que el positivismo estricto— ningún interés epistemológico y deben ser rechazados23.
22
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 327.
23
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 107-108.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
El método trascendental de la filosofía se ha impuesto al análisis del lenguaje y se presenta como el único válido para regular las convenciones y dar significado a los términos, ya que el sentido o la legitimidad de una expresión lingüística no es algo natural sino que se basa en estipulaciones arbitrarias (―gramaticales‖, ―lógicas‖ o ―semánticas‖) que ha de tomar en cuenta las imprecisiones del lenguaje ordinario y las necesidades y procedimientos de la ciencia: La crítica del lenguaje como método, de Wittgenstein, se opone directamente al método psicologista propio de la antigua teoría del conocimiento. No obstante, señala Wittgenstein (Cf. Tractatus, 4.1121) con razón, que su método entraña peligros semejantes al método antiguo. También este nuevo método se ve en peligro de desviarse del camino principal, de olvidar la meta en aras de los medios. Esta meta, este objetivo, lo constituye, tal y como lo ponen de manifiesto el prefacio y el final del libro de Wittgenstein, el problema epistemológico que aquí hemos denominado problema de la demarcación24.
El ver la filosofía como actividad encuentra una cierta justificación en el método trascendental de la epistemología: La tesis, tanto de Wittgenstein como de Schlick, de que la filosofía consiste en una actividad, en la actividad de clarificar, de dar sentido, etc., encuentra en el método trascendental de la epistemología una cierta justificación. Pues ya se vio que sólo a través de su aplicación, regulada por una serie de convenciones metodológicas, reciben los términos científicos un ―significado‖ determinado (y con ellos, si se quiere, que los enunciados reciben un ―sentido‖). De alguna manera puede decirse que los enunciados metodológicos son actos, acciones
24
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 467.
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en cuanto que son estipulaciones o convenciones que tienen que ser naturalmente justificadas de una manera deductivo-trascendental25.
Wittgenstein señala con razón que su método —el análisis lógico del lenguaje— corre el riesgo de olvidar el fin —resolver el problema de la demarcación— en aras de los medios: Continuamente los críticos del lenguaje entran en contradicción con la ciencia positiva, y es esta misma contradicción la que los obliga a desplazarse de una posición a otra. De esta manera se les impone el método trascendental, pero, en lugar de ser conscientes de esto, se aferran a la crítica del lenguaje aun cuando sea un método cuyos fracasos de tipo trascendental son tan evidentes que han obligado a esta filosofía a lo largo de su desarrollo a adoptar posiciones que hagan mayor justicia a la situación real de la ciencia26.
5.1.2 Carta al Editor de Erkenntnis (1933) En esta carta dirigida al editor de la revista Erkenntnis cuando Logik no había salido a la luz todavía, Popper sale al paso de la afirmación errónea de algunos miembros del Círculo de Viena en el sentido de que había desarrollado sus ideas originalmente como una crítica a Wittgenstein. Popper aclara que su interés por el problema de la demarcación y su esbozo del criterio de falsabilidad eran anteriores al momento en que el Tractatus se convirtió en un tópico de discusión en el Círculo de Viena27. Popper recuerda que fue solamente el interés por el problema de la demarcación lo que le hizo fijarse en la
25
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología,469.
26
K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la epistemología, 468-469.
27
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 311-312.
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idea de significado que Wittgenstein usaba como criterio para separar las proposiciones científicas de las no científicas: Personalmente nunca estuve interesado en el llamado problema del significado. Por el contrario me pareció un problema verbal, un típico pseudoproblema. Yo estaba interesado sólo en el problema de la demarcación, es decir en encontrar un criterio acerca del carácter científico de las teorías. Fue sólo este interés lo que me hizo ver inmediatamente que el criterio de significado a través de la verificabilidad propuesto por Wittgenstein pretendía jugar también el papel de un criterio de demarcación, y lo que me hizo ver que, como tal, era completamente inadecuado, incluso si se dejaban de lado todos los reparos acerca del dudoso concepto de significado28.
Al mismo tiempo Popper reconoce que al publicar sus ideas acerca de la demarcación en Logik, e incluso ya desde Die Beiden Grundprobleme sí las planteó como crítica al criterio de significado de Wittgenstein al percatarse de su repercusión. Al principio consideraba que el criterio de demarcación a través de la falsabilidad o refutabilidad era obvio pero al leer el Tractatus se dio cuenta que no era así: Estaba convencido que mi problema (...) había inquietado también a muchos científicos y a muchos filósofos que de seguro habían alcanzado la misma solución bastante obvia. Me di cuenta que esto no era así en el trabajo de Wittgenstein y en su repercusión. Entonces publiqué mis resultados trece años después en forma de crítica al criterio de significado de Wittgenstein29.
28
K. Popper, Conjectures and Refutations, 40.
29
K. Popper, Conjectures and Refutations, 39.
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Popper habla de la actitud crítica o racional de los presocráticos de la escuela Jónica mediante la cual buscaban responder principalmente a cuestiones cosmológicas y considera que estas cuestiones y esta manera de abordarlas son fundamentales: Las cuestiones que los presocráticos trataban de responder eran principalmente cuestiones cosmológicas, aunque había también cuestiones de la teoría del conocimiento. Estoy persuadido de que la filosofía debe volver a la cosmología y a una teoría sencilla del conocimiento. Existe al menos un problema filosófico en el cual todo hombre pensante está interesado: el problema de entender el mundo en que vive, y por tanto en nosotros mismos (que somos parte del mundo) y nuestro conocimiento de él. Considero que toda la ciencia es cosmología y para mí el interés de la filosofía, no menos que el de la ciencia, radica solamente en su intento audaz de contribuir a nuestro conocimiento del mundo y a la teoría de nuestro conocimiento del mundo30.
Popper tiene interés en Wittgenstein no por su lógica sino por su cosmología: Estoy interesado en Wittgenstein, por ejemplo, no por su filosofía del lenguaje, sino porque su Tractatus es una tratado cosmológico (aunque bastante tosco), y porque su teoría del conocimiento está estrechamente vinculado a su cosmología31.
Popper está de acuerdo con Wittgenstein en que el mundo es la totalidad de los hechos y no simplemente de las cosas:
30
K. Popper, Conjectures and Refutations, 136.
31
K. Popper, Conjectures and Refutations, 136.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
El descubrimiento de Heráclito de que el mundo no es la totalidad de las cosas sino de los eventos o hechos no es en absoluto trivial; quizás esto se puede comprobar en el hecho de que Wittgenstein consideró necesario reafirmarlo recientemente: ‗El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas‘(Cf. Tractatus, 1.1)32.
Popper está convencido de que su solución a los problemas de inducción y de demarcación presentan ventajas evidentes respecto a los intentos de solución de los positivistas bajo la influencia de Wittgenstein. El problema de la inducción planteado por Hume se centra en la cuestión de la validez de las leyes naturales y surge de una aparente contradicción entre el principio del empirismo (el principio de que sólo la ‗experiencia‘ puede decidir acerca de la verdad o falsedad de una proposición sobre hechos) y la invalidez de los argumentos inductivos o generalizadores. Popper considera que Schlick, influenciado por Wittgenstein, no consiguió superar esta contradicción porque lo intenta mediante un apriorismo infundado: Schlick, influenciado por Wittgenstein, cree que esta contradicción puede ser resuelta suponiendo que las leyes naturales ‗no son proposiciones genuinas‘ sino más bien ‗reglas de transformación de las proposiciones‘. Es decir, que existe un tipo particular de ‗pseudoproposiciones‘. El intento de Schlick de resolver el problema comparte con todos los intentos anteriores, un apriorismo, un convencionalismo, etc. una afirmación ciertamente infundada (en cualquier caso la solución me parece verbal). Es la afirmación de que todas las proposiciones genuinas han de ser, en principio, completamente decidibles, es decir, verificables y falsificables; más precisamente, que para toda proposición genuina, deben ser lógicamente posibles tanto una verificación empírica (final) como una falsificación empírica (final)33.
32
K. Popper, The Open Society and Its Enemies, nota 2, capítulo 2.
33
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 312.
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Popper considera que es posible resolver la contradicción simplemente rechazando la pretensión de que toda proposición genuina ha de ser en principio completamente decidible. Esto permite considerar que las leyes naturales o las teorías científicas son proposiciones genuinas parcialmente decidibles, que por razones lógicas no son verificables sino que de manera asimétrica sólo son falsables. Considera que esta solución tiene la ventaja adicional de preparar el camino para la solución del segundo y más fundamental de los dos problemas de la teoría del conocimiento: el problema de la demarcación, planteado por Kant como el problema acerca de los límites del conocimiento científico y que puede ser definido como el problema de buscar un criterio por medio del cual podamos distinguir entre afirmaciones (proposiciones, sistemas de proposiciones) que pertenecen a las ciencias empíricas y afirmaciones que pueden ser descritas como ‗metafísicas‘34. Popper crítica la solución propuesta en el Tractatus al problema de la demarcación basada en la noción de significado según la cual toda proposición con significado debe ser una función de verdad de proposiciones ‗atómicas‘ reducible a proposiciones singulares de observación, y toda proposición no reductible de esta manera será ‗carente de significado‘ o ‗metafísica‘ o ‗pseudoproposición‘: De acuerdo a la solución propuesta por Wittgenstein, esta demarcación habrá de conseguirse con ayuda de la idea de ‗significado‘ o de ‗sentido‘: toda proposición con significado o con sentido debe ser una función de verdad de proposiciones ‗atómicas‘, es decir, debe ser completamente reducible desde un punto de vista lógico a (o deducible de) proposiciones singulares de observación. Si alguna proposición dada no puede ser reducible de esta manera, entonces es ‗carente de significado‘ o ‗no-significativa‘ o ‗metafísica‘ o ‗pseudoproposición‘. Por tanto la metafísica carece de significado35.
34
Cf. K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313.
35
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Popper muestra que la solución propuesta por Wittgenstein al problema de la demarcación basada en la idea de significado o sentido no sólo aniquila a la metafísica sino también a la misma ciencia natural, ya que de acuerdo al criterio de significado, las leyes de la naturaleza resultarían un tipo de expresiones metafísicas carentes de sentido: Puede parecer que trazando esta línea de demarcación los positivistas han conseguido aniquilar a la metafísica de manera más eficaz que los antiguos antimetafísicos. Sin embargo, no es sólo la metafísica la que es aniquilada a través de estos métodos, sino también la ciencia natural. Ya que las leyes de la naturaleza no son más reducibles a proposiciones de observación que las expresiones metafísicas. (¡Recordad el problema de la inducción!) Aparecerán, si se aplica de manera consistente el criterio de significado de Wittgenstein, como ‗pseudoproposiciones carentes de sentido‘, y por tanto ‗metafísicas‘. De aquí que el intento de trazar la línea de demarcación se viene abajo36.
Como alternativa Popper sugiere la adopción del criterio de falsabilidad que exige solamente una decidibilidad unilateral o asimétrica:
El dogma de significado o sentido, y los pseudoproblemas a los cuales ha dado lugar, puede ser eliminado si adoptamos, como criterio de demarcación, el criterio de falsabilidad, es decir el de una decidibilidad (al menos) unilateral o asimétrica37.
36
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313.
37
K. Popper, ―Carta al Editor de Erkenntnis‖, 313.
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5.1.3 The Logic of Scientific Discovery (original 1934, en inglés 1959) En The Logic of Scientific Discovery Popper trata de mostrar que el método propuesto por Wittgenstein para la filosofía —el análisis del lenguaje— conduce a una solución meramente verbal del problema de la demarcación y no consigue la exclusión de la metafísica ni logra una demarcación clara entre la filosofía y la ciencia. Popper critica la propuesta naturalista de la teoría del método en particular su negación de la existencia de problemas con sentido fuera del campo de la ciencia ―positiva‖ y por lo tanto la posibilidad de una epistemología o una metodología: El positivista rechaza la idea de que puedan existir problemas con sentido fuera del campo de la ciencia empírica ―positiva‖, problemas que se puedan abordar mediante una genuina teoría filosófica. Rechaza la idea de que pueda haber una genuina teoría del conocimiento, una epistemología o una metodología. Desea ver en los problemas filosóficos mencionados meros ―pseudoproblemas‖ o ―rompecabezas‖ (...) en los dos años anteriores a la primera publicación de este libro la crítica de los miembros del Círculo de Viena contra mis ideas era que una teoría del método que no fuese ni ciencia empírica ni lógica pura era imposible: lo que estuviese fuera de estos dos campos era puro sinsentido. La misma opinión era mantenida por Wittgenstein en 194838.
Popper plantea que no existe un único método en filosofía como pretenden los filósofos del lenguaje sino que el único método si se pudiera hablar así es el método crítico, y que el punto central es el desarrollo del conocimiento que se puede estudiar mejor a través del conocimiento científico y no a través del conocimiento ordinario
38
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 51.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
como postulan los filósofos del lenguaje ordinario39. A lo largo del libro, tanto en la parte relativa a la lógica de la ciencia como en la dedicada a la teoría de la experiencia, queda patente que Popper ha estudiado el Tractatus a fondo y tiene puntualmente localizada su influencia en Carnap. Popper lamenta que el Tractatus teniendo un inicio prometedor arrojara por tierra las afirmaciones iniciales en su última afirmación: El prometedor inicio del Tractatus de Wittgenstein —―el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas‖ (Tractatus, 1.1) — fue eliminado por su final que denunciaba al hombre que ―no había dado significado a ciertos signos en sus proposiciones‖(Tractatus, 6.53) 40.
Popper compara la autoeliminación que hace Wittgenstein del Tractatus, a la que operó Hume con su Enquiry y a la que muchos siglos antes llevó a cabo Sexto: Por tanto Hume, como hizo Sexto (Cf. Adv. Log. ii, 481: Loeb edn. ii, 488), condenó su propia Enquiry en la última página, como más adelante Wittgenstein condenó su propio Tractatus en la última página (…) Wittgenstein al final del Tractatus (en que explica el concepto de significado) escribe, ―Mis proposiciones sirven como elucidaciones en el siguiente sentido: el que me entienda finalmente las considerará carentes de sentido‖(Tractatus, 6.54)41.
Popper está pensando en el solipsismo de Wittgenstein cuando expresa su deseo de que sean superados los monólogos depresivos considerados discusiones filosóficas. Hacer gala de solipsismo 39
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 13.
40
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 35.
41
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota *3, 35 y nota 2, 51.
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filosófico, afirma Popper, refleja un declive en la discusión racional y mucha soberbia, ya que sólo en Dios cabría el solipsismo: Algunos filósofos han hecho gala de hablar para sí mismos, quizás porque sienten que no existe otro con quien valga la pena hablar. Me temo que la práctica del filosofar en este plano algo exaltado puede ser un síntoma del declive de la discusión racional. Sin duda Dios habla principalmente consigo mismo porque no tiene nadie a quien merezca la pena hablar. Pero un filósofo debe saber que no es más parecido a Dios que los demás hombres42.
Popper pretende haber resuelto el problema de la existencia de ‗otras mentes‘ y por tanto descartado el solipsismo. Al dialogar asumimos que nuestros interlocutores hablan intencionalmente acerca de las cosas y negar esta realidad, a la manera del solipsismo, resulta contradictorio: Si hablamos con otras personas, y especialmente si argumentamos con ellas, asumimos (a veces erróneamente) que ellos también están argumentando: que hablan intencionalmente acerca de las cosas, deseando seriamente resolver un problema y no simplemente actuando como si estuvieran resolviendo un problema. Con frecuencia se ha visto que el lenguaje es un asunto social y que el solipsismo, y las dudas acerca de la existencia de otras mentes, se vuelve autocontradictorio si es formulado en un lenguaje43.
Popper atribuye a Wittgenstein haber puesto en bandeja por medio del criterio de significado el dogma que serviría a los neopositivistas para eliminar la metafísica:
42
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 17.
43
K. Popper, Conjectures and Refutations, 297.
260
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Este deseo del positivista puede ser satisfecho siempre, ya que nada es más fácil que desenmascarar un problema como ‖carente de significado‖ o de ―pseudoproblema‖. Lo único que hay que hacer es fijar un significado suficientemente estrecho y enseguida tendrás que decir de toda cuestión inconveniente que eres incapaz de detectar ningún significado en ella. Más aún si admites como significativas solamente los problemas de la ciencia natural (Cf. Tractatus, 6.53) cualquier debate acerca del concepto de ―significado‖ se volverá también carente de significado. El dogma de significado, una vez entronizado, queda para siempre fuera de discusión y no puede ser atacado nunca más. Se ha vuelto (según las propias palabras de Wittgenstein) ―inexorable y definitivo‖ (Cf. Tractatus, Prefacio)44.
El criterio de significado de Wittgenstein coincide con el criterio inductivista de demarcación si se reemplazan sus términos ―científico‖ o ―legítimo‖ por ―significativo‖. Es precisamente la óptica inductivista lo que hace fracasar la solución de los positivistas al problema de la demarcación: al pretender aniquilar a la metafísica, aniquilan también la ciencia natural: De acuerdo a Wittgenstein toda proposición con significado ha de ser lógicamente reducible a proposiciones elementales (o atómicas), que caracteriza como descripciones o ―pinturas de la realidad‖ (Cf. Tractatus, 4.01, 4.03 y 2.221) (una caracterización que abarca a todas las proposiciones con sentido). Aquí podemos ver que el criterio de significado de Wittgenstein coincide con el criterio de demarcación de los inductivistas, si reemplazamos sus términos ―científico‖ o ―legítimo‖ por ―significativo‖. Y es precisamente a través del problema de la inducción como fracasa este intento de resolver el problema de la demarcación: los positivistas, en su ansia por aniquilar a la metafísica, aniquilan también la ciencia natural. Ya que las leyes científicas tampoco pueden ser reducidas lógicamente a proposiciones elementales de experiencia. Aplicado consistentemente el criterio de significado de Wittgenstein rechaza como carentes de sentido aquellas 44
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 51.
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261
leyes naturales cuya búsqueda, como decía Einstein (Mein Weltbild, 1934, 168, traducida al inglés como The World as I see It, 1935, 125) es ―la tarea suprema del físico‖: no pueden nunca ser aceptadas como proposiciones genuinas o legítimas45.
Popper apunta que la idea de considerar las leyes científicas como pseudoproposiciones para resolver el problema de la inducción que Schlick atribuye a Wittgenstein es en realidad muy anterior, pues forma parte de la tradición instrumentalista que se remonta a Berkeley y a otros autores46. Popper critica la aplicación que hace Wittgenstein del criterio de significado a las leyes naturales: Es bastante cierto que una proposición como ―existen leyes de la naturaleza‖ deba ser invocada si queremos justificar nuestra búsqueda de leyes de la naturaleza, como hace Wittgenstein (Cf. Tractatus, 6.36): ―si existiera una ley de la causalidad debería decir: existen leyes naturales. Pero esto claramente no puede decirse, se muestra a sí mismo‖. En mi opinión lo que muestra en sí mismo, en todo caso, es que esto claramente puede ser dicho: ha sido dicho por Wittgenstein, por ejemplo. Lo que claramente no puede hacerse es verificar la proposición de que existen leyes naturales (o incluso falsificarla). Pero el hecho de que una proposición no sea verificable (o incluso que no sea falsificable) no significa que carece de sentido, o que no pueda ser entendida, o que ―claramente no puede ser dicha‖ como Wittgenstein creía47.
Popper está de acuerdo con Wittgenstein en que la ciencia es un sistema de proposiciones y no un sistema de conceptos pero rechaza el instrumentalismo48. Las teorías científicas carecen de sentido porque 45
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 36.
46
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota*4, 36.
47
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota 21, 437.
48
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota*4, 36.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
no son ‗verificables‘. El instrumentalismo de las teorías científicas surge en el intento de resolver o ‗disolver‘ el problema de la inducción: primero Berkeley que consideraba que las teorías científicas eran simples instrumentos útiles, Poincaré y Duhem que las consideraban convenciones, Mach resúmenes económicos e instrumentos de predicción, J. S. Mill, y finalmente Wittgenstein y Schlick que concebían las teorías científicas como pseudoproposiciones que sirven como reglas de inferencia para hacer predicciones: Sin duda el instrumentalismo debe mucho al deseo de resolver o de disolver el problema de la inducción. Berkeley creía en la inducción de las generalizaciones simples (...) pero vio que una teoría ‗oculta‘ no puede ser el resultado de la inducción. Sin embargo esto no presentaba ninguna dificultad para él ya que sostenía que las teorías ‗ocultas‘, si eran exitosas, no eran más que instrumentos útiles. La solución de Berkeley al problema fue prácticamente olvidada pero fue redescubierta por Mach que pensó que las teorías no eran más que resúmenes económicos e instrumentos de predicción; por Poincaré y Duhem que pensaron que no eran más que convenciones y por J. S. Mill, Wittgenstein y Schlick (...) quienes afirmaron que no eran proposiciones genuinas sino pseudoproposiciones cuya función era la de servir de reglas de inferencia (o ‗billetes de inferencia‘), como reglas para la transformación de las genuinas proposiciones de observación en otras genuinas proposiciones de observación (es decir en predicciones)49.
Al tratar la cuestión de la simplicidad de las teorías científicas, Popper hace notar que no pocos filósofos de la ciencia han atribuido al concepto de simplicidad un lugar crucial en sus teorías sin percatarse de las dificultades a que da lugar. Popper se pregunta si existe un concepto de simplicidad que interese al lógico (una vez eliminadas las ideas estéticas y pragmáticas simplicidad). Señala que la idea 49
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 117.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
263
epistemológica de simplicidad tiene un lugar especial en las teorías de la lógica inductiva, por ejemplo, en relación al problema de la ―curva más simple‖ y cita el Tractatus: Wittgenstein, por ejemplo, dice: ―El proceso de inducción consiste en asumir la ley más simple que pueda armonizar con nuestra experiencia‖ (Tractatus, 6.363). Eligiendo la ley más simple, con frecuencia se asume de manera tácita que una función lineal, digamos, es más simple que una cuadrática, que un círculo es más simple que una elipse, etc. pero no se dan razones para escoger esta jerarquía particular de simplicidades sobre cualquier otra, o para creer que las leyes ―simples‖ tienen ventajas sobre las menos simples, además de las ventajas estéticas y prácticas (...) La observación de Wittgenstein acerca de la simplicidad de la lógica (Cf. Tractatus, 5.4541) que establece ―la regla de la simplicidad‖ no da ninguna pista50.
Popper consideraba que las ideas acerca del contenido y del grado de corroboración de las teorías científicas eran las herramientas lógicas más importantes desarrolladas en The Logic of Scientific Discovery. Popper sostiene un concepto holístico (en función del contexto) del significado de una teoría que puede ser analizado y clarificado en términos puramente lógicos con ayuda de la idea de contenido de una proposición o de una teoría. Popper distinguió entre el contenido lógico y el contenido informativo de una teoría. El contenido empírico sería un caso particular de este último. Popper considera que las proposiciones o teorías tienen mayor contenido informativo, nos dicen más, en cuanto más prohíben o excluyen51. De aquí que no resulte extraño el golpe que le supuso leer a Carnap atribuyendo su autoría o su inspiración a Wittgenstein:
50 51
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 138.
Cf. K. Popper, Autobiography, 26. Popper remite a la sección 6 de The Logic of Scientific Discovery relativa a la falsabilidad como criterio de demarcación.
264
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Hasta donde yo se, el reconocimiento de la importancia del contenido empírico o poder asertivo de una teoría, la sugerencia de que este contenido aumenta con el tipo de falsificadores potenciales de una teoría, es decir, con los estados de cosas que prohíbe o excluye, y la idea de que el contenido puede ser medido por la improbabilidad de una teoría no lo tomé de ninguna otra fuente sino que han sido ―todo mi propio trabajo‖. Por tanto me sorprendí cuando leí en la Introduction to Semantics de Carnap (...) en relación con su definición de ―contenido‖: ―el poder afirmativo de una proposición consiste en su exclusión de ciertos estados de cosas (Wittgenstein); cuanto más excluye más afirma‖. Escribí a Carnap pidiendo detalles y recordándole algunos pasajes relevantes de mi libro. En su respuesta dijo que su referencia a Wittgenstein se debió a un error de memoria pero que de hecho tenía un pasaje de mi libro en mente; y repitió esta corrección en su Logical Foundations of Probability, 1950, 406. Menciono esto aquí porque en muchos artículos publicados desde 1942, la idea de contenido —en el sentido de contenido empírico o informativo— ha sido atribuida, sin ninguna referencia definida, a Wittgenstein o a Carnap y algunas veces a Wittgenstein y a mí. Pero no quisiera que ninguno pensara que la he tomado sin conocimiento de Wittgenstein o de ningún otro: como estudioso de la historia de las ideas, pienso que es muy importante referirse a las propias fuentes52.
Carnap respondió que corregirá el error cometido en un párrafo de su libro Introduction to Semantics en el que atribuye a Wittgenstein algo que fue aportación de Popper53. Sin embargo, a Popper no se le fue de la memoria este incidente y lo recoge en su autobiografía intelectual muchos años más tarde54.
52
K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, nota 8, 395.
53
Cf. Carta de R. Carnap a K. Popper del 29 de enero de 1943 desde Chicago, Popper Archives (282.24). 54
Cf. K. Popper, Autobiography, nota 15.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
265
5.2 Desde el exilio: The Open Society and Its Enemies (1945) Nueva Zelanda no era lo suficientemente lejana para que Wittgenstein estuviera ausente de los pensamientos de Popper, sino todo lo contrario: en The Open Society, escrito como una contribución a la guerra desde el exilio, es un ataque a la tradición platónica y aristotélica del esencialismo y a sus desarrollos modernos como los de Hegel y Wittgenstein. Popper vuelca su crítica al Tractatus en largas notas a pie de página en las que intenta mostrar el fracaso de Wittgenstein en su intento de suprimir la metafísica, las contradicciones de su teoría y las dificultades en la aplicación de su método y el verbalismo y misticismo a los que da lugar. 5.2.1 Wittgenstein fracasa al intentar suprimir la metafísica 5.2.1.1 Contradicciones internas de la teoría Popper analiza lo que llama el principio de Wittgenstein: ‗ninguna proposición puede enunciar nada sobre sí misma, puesto que un signo proposicional no puede estar contenido en sí mismo‘ (Cf. Tractatus, 3.332) y muestra que no es carente de sentido, como Wittgenstein pretendía en la proposición 6.54: ‗Mis proposiciones son elucidatorias en este sentido: aquel que me entienda finalmente las reconocerá como carentes de sentido‘, ni genuinamente paradójica como si lo eran las paradojas de Russell para cuya solución desarrolló la teoría de tipos, sino sencillamente falsa55. Resulta difícil, dice Popper, tomar en serio una doctrina que se contradice a sí misma y que descaradamente se presenta como carente 55
Cf. K. Popper, Open Society, capítulo 24, nota 8.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
de sentido. Wittgenstein exhibe una clara contradicción en el Tractatus al decir que podemos comunicar pensamientos inexorables y definitivamente verdaderos por medio de proposiciones que abiertamente se admiten como carentes de sentido: Consideremos una de las proposiciones de Wittgenstein, por ejemplo, ‗La filosofía no es una teoría sino una actividad‘ (Tractatus, 4.112). Seguramente ésta no es una proposición que pertenece a ‗la totalidad de la ciencia natural (o a la totalidad de las ciencias naturales)‘. Por lo tanto de acuerdo con Wittgenstein no puede pertenecer a ‗la totalidad de las proposiciones verdaderas‘. Por otra parte, tampoco es una proposición falsa (porque si lo fuese, su negación tendría que ser verdadera y pertenecería a la ciencia natural). Por tanto llegamos al resultado de que debe ser „carente de significado‟ o „carente de sentido‟ o „sinsentido‟; y lo mismo ocurre con muchas de las proposiciones de Wittgenstein. Esta consecuencia de su doctrina es reconocida por el mismo Wittgenstein cuando escribe: ‗Mis proposiciones son elucidatorias en este sentido: el que me entienda finalmente las reconocerá como carentes de sentido‘ (Tractatus, 6.54). El resultado es importante. La propia filosofía de Wittgenstein carece de sentido y lo admite. ‗Por otra parte‘, como Wittgenstein afirma en su Prefacio, ‗la verdad de los pensamientos comunicados aquí me parece inexpugnable y definitiva. Por tanto soy de la opinión de que los problemas han sido finalmente resueltos en lo esencial‘. Esto muestra que podemos comunicar pensamientos inexorables y definitivamente verdaderos por medio de proposiciones que son admitidamente carentes de sentido y que podemos resolver problemas ‗definitivamente‘ proponiendo el sinsentido56.
Popper sostiene un racionalismo crítico, moderado y autocrítico, y rechaza tanto el irracionalismo —aunque reclama una cierta fe irracional en la razón para dar el paso al raciocinio y a la experiencia— como el racionalismo no-crítico o comprehensivo (basado en el principio de que toda afirmación que no pueda ser 56
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
267
fundamentada por argumentos o por experiencia debe ser descartada como falsa o no científica o como carente de significado) en el sentido del Tractatus de Wittgenstein. Popper afirma que este principio del racionalismo no-crítico es auto contradictorio porque no puede probarse mediante argumentos ni a través de la experiencia. Además, considera Popper, si todo argumento debe proceder mediante supuestos es imposible pretender que todos los supuestos deban estar basadas en argumentos y por tanto el principio de evitar toda presuposición no es una máxima de perfección sino una forma de la paradoja del mentiroso y una auto-contradicción: Algunos ejemplos de este tipo pueden encontrarse en el Tractatus de Wittgenstein. Uno es la proposición de Wittgenstein: ‗la totalidad de las proposiciones verdaderas es (...) la totalidad de la ciencia natural‘ (Tractatus, 4.11), y como esta proposición no pertenece a la ciencia natural (sino más bien a una meta-ciencia, es decir a una teoría que habla acerca de la ciencia) se sigue que afirma su propia falta de verdad y por tanto es contradictoria. Más aún es claro que la proposición 4.11 viola el mismo principio de Wittgenstein que establece que ‗ninguna proposición puede decir nada acerca de sí misma‘57.
La doctrina de Wittgenstein carece de una base argumentativa real e impone su doctrina mediante un dogmatismo reforzado que da carta de ciudadanía a un nuevo tipo de sinsentido metafísico ―profundamente significativo‖58 que hace ―invulnerable‖ la teoría. Popper compara la sociología del conocimiento, el psicoanálisis y ciertas filosofías que pretenden desenmascarar la ‗falta de sentido‘ de las posturas de sus oponentes mediante lo que califica de ‗dogmatismo reforzado‘ y cita el ejemplo del hegelianismo y su visión acerca de la fertilidad de las contradicciones, del psicoanálisis y su interpretación 57
K. Popper, Open Society, capítulo 24, nota 8.
58
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
de cualquier objeción como fruto de la represión y de las filosofías del significado que declaran carente de sentido cualquier postura opuesta59. Los positivistas de acuerdo al Tractatus definen ‗significado‘ de una forma arbitraria de tal manera que sólo las proposiciones factuales son ‗significativas‘60. Popper precisa que el uso del término ‗carente de significado‘ o ‗sinsentido‘ propuesto por Wittgenstein coincide en parte con el uso ordinario —en el que ‗carente de significado‘ se identifica con ‗absurdo‘, que significa contradictorio o falso— pero es más agudo: Es importante notar que este uso de los términos ‗carente de significado‘ o ‗sinsentido‘ en parte coincide con el uso ordinario, pero es más aguda, ya que en el lenguaje ordinario con frecuencia llamamos a las proposiciones reales ‗carentes de significado‘, por ejemplo si son ‗absurdas‘, es decir si son auto-contradictorias o evidentemente falsas. Por tanto una proposición que afirma acerca de un cierto cuerpo físico que está al mismo tiempo en dos lugares diferentes no es una proposición carente de significado sino falsa, o contradictoria con el uso de término ‗cuerpo‘ en la física clásica. Asimismo, una proposición que afirma de cierto electrón que tiene un lugar y momento preciso no es carente de sentido, como algún físico ha afirmado y como algunos filósofos han repetido, sino que simplemente contradice a la física moderna61.
Wittgenstein es un antimetafísico que trata de mostrar que la metafísica carece de sentido e intenta establecer el límite entre el sentido y la falta de sentido en el lenguaje:
59
Cf. K. Popper, Open Society, 216.
60
K. Popper, Open Society, capítulo 5, nota 5.
61
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
269
Wittgenstein es un antimetafísico: ‗El libro —escribe en el Prefacio— trata de los problemas de la filosofía y me parece que muestra que la manera como se formulan estos problemas descansa en el malentendido de la lógica de nuestro lenguaje‘. Trata de mostrar que la metafísica es un ‗mero sinsentido‘ e intenta establecer un límite, en nuestro lenguaje, entre el sentido y la falta de sentido: ‗El límite puede (...) establecerse en los lenguajes y lo que queda fuera del límite será simplemente sin sentido‘ (Tractatus, Prefacio). De acuerdo al libro de Wittgenstein las proposiciones tienen un sentido y son verdaderas o falsas. Las proposiciones filosóficas no existen sino que tienen sólo la apariencia de proposiciones pero de hecho carecen de sentido62.
Con esta definición del significado se busca demarcar la ciencia de la metafísica: la demarcación entre sentido y sinsentido coincide con la demarcación entre proposiciones científicas y las pseudoproposiciones filosóficas, ya que la filosofía limita la esfera de la ciencia natural: Wittgenstein busca una línea de demarcación entre el sentido y el sinsentido y encuentra que esta demarcación coincide con la demarcación entre ciencia y metafísica, es decir entre las proposiciones científicas y las pseudoproposiciones filosóficas. (El que equivocadamente identifique la esfera de las ciencias naturales con la de las proposiciones verdaderas no nos preocupará aquí). Esta interpretación de su propósito se corrobora cuando leemos: ‗La filosofía limita la (...) esfera de la ciencia natural‘ (Tractatus, 4.113)63.
El dogmatismo reforzado propuesto en el Tractatus mediante el cual tiene graves consecuencias porque proporciona un mecanismo de autodefensa mediante el cual se puede rechazar como carente de sentido cualquier objeción o crítica a su postura. Ya en Logik Popper 62
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
63
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
había subrayado la eficacia del dogma de significado haciendo ver que basta determinar el concepto de ―significado‖ de manera suficientemente estrecha y decir de las cuestiones incómodas que no tienen ningún ―significado‖ para disolver cualquier debate. De esta manera el dogma de significado se vuelve ―inexorable y definitivo‖: No niego que los pensamientos de Wittgenstein sean inexorables y definitivos. ¿Pero cómo podemos atacarlos? Obviamente cualquier cosa que se diga contra ellos será filosófica y por tanto carente de sentido, y puede ser rechazado como tal. Nos enfrentamos por tanto con esa clase de posición que he descrito en otro lugar, en conexión con Hegel como un dogmatismo reforzado64.
Popper considera que la doctrina de Wittgenstein echa por tierra la labor esforzada de muchos filósofos a lo largo de la historia, que han intentado combatir el sinsentido metafísico y que puede ahora sostenerse cómodamente incluso admitiendo que se trata de un sinsentido: Considérese lo que esto significa. Significa que todo el sinsentido metafísico contra el cual lucharon por siglos Bacon, Hume, Kant y Russell puede ahora sostenerse cómodamente incluso admitiendo francamente que es un sinsentido, como Heidegger hizo. A partir de ahora tenemos un nuevo tipo de sinsentido a nuestra disposición, un sinsentido que comunica pensamientos cuya verdad es inexorable y definitiva, en otras palabras un sinsentido profundamente significativo65.
((añadir si viene al caso)) Popper criticó lo que consideraba el lenguaje ―inflado‖ —el tipo de lenguaje que se asocia frecuentemente 64
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
65
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
271
con Heidegger y sus seguidores— y hace una bella disección de lo que considera un tipo de metafísica criticable66. En opinión de Popper Wittgenstein no se caracteriza por proporcionar argumentos criticables sino por imponer dogmáticamente sus puntos de vista. La escuela wittgensteiniana, al reducir el papel de la filosofía a la clarificación del significado de las palabras con el objeto de purgar nuestro lenguaje y eliminar los rompecabezas lingüísticos, no conduce a una cadena de argumentos que puedan ser racionalmente criticados sino a una serie de proposiciones dogmáticas dentro de un círculo esotérico de iniciados: Parece que el irracionalismo en el sentido de una doctrina o credo que no propone argumentos conectados y debatibles sino propone aforismos y proposiciones dogmáticas que han de ser ‗entendidos‘ o dejados de lado, tenderá generalmente a convertirse en propiedad de un círculo esotérico de iniciados. Y por supuesto este pronóstico parece estar parcialmente corroborado en algunas de las publicaciones que proceden de la escuela de Wittgenstein67.
Popper echa en falta en las publicaciones de la escuela de Wittgenstein un problema serio por resolver, lo cual contrasta con su denuncia inicial de la filosofía por la argucia estéril de sus intentos de tratar acerca de pseudoproblemas. Recuerda que muchos sistemas metafísicos han llevado a resultados científicos importantes y está de acuerdo en combatir lo que pueda llevar a confusión, sea metafísico, no metafísico o antimetafísicos pero tomándose la molestia de analizar los argumentos con detalle, y no desautorizando dogmáticamente a los
66
Cf. K. Popper, ―Reason or Revolution‖, Archives Europeennes de Sociologie, 11, 1970, 252-262. 67
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 52.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
oponentes, afirmando ‗que no entienden‘ y olvidando que podemos entender y estar en desacuerdo68. 5.2.1.2 Insuficiencia del criterio de demarcación Popper considera que el problema de la demarcación difícilmente podrá ser solucionado si se caracteriza a la metafísica como carente de sentido porque se trata de términos más psicológicos que técnicos (más subjetivos que objetivos) y porque de esta manera el problema no se resuelve sino que simplemente se traslada: En primer lugar porque estos términos son más acordes para desahogar la indignación personal acerca de los metafísicos y de los sistemas metafísicos que para una caracterización técnica de una línea de demarcación. En segundo lugar porque el problema sólo se traslada, ya que podemos preguntar: ‗¿Qué significa ‗con sentido‘ y ‗carente de sentido‘? Si ‗con sentido‘ es sólo un equivalente de ‗científico‘, y ‗carente de sentido‘ es un equivalente de ‗no-científico‘ entonces es evidente que no hemos hecho ningún progreso. Por razones como estas sugerí que elimináramos todos los términos emotivos de ‗significado‘, ‗significativo‘, ‗carente de significado‘, etc. de la discusión metodológica69.
Popper previno del riesgo de considerar el término ‗significativo‘ como el equivalente emotivo de ‗testable‘, ya que a pesar de no haber inconveniente lógico para su uso, sin embargo podría prestarse como realmente ocurrió:
68
Cf. K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 52.
69
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
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Al recomendar que resolviésemos el problema de la demarcación usando la falsabilidad o testabilidad, o los grados de testabilidad, como criterio del carácter empírico de un sistema científico, sugerí que no reportaría ninguna ventaja introducir el término ‗significativo‘ como un equivalente emotivo de ‗testable‘. A pesar de mi rechazo explícito de considerar la falsabilidad o la testabilidad (o cualquier otro) como ‗criterio de significado‘, veo que hay filósofos que con frecuencia me atribuyen la propuesta de adoptarla como un criterio de significado70.
En su contribución al volumen sobre la filosofía de Carnap, editado por Schilpp, Popper señala que en Die beiden Grundproblema der Erkenntnistheorie y después en Logik der forschung hace una crítica a la doctrina de Wittgenstein y de Carnap sobre la ‗eliminación‘ de la metafísica por medio del criterio de significado y lo hace no desde un punto de vista metafísico sino desde una defensa de la ciencia: contenía entre otras muchas cosas una justa crítica a la doctrina de Wittgenstein y de Carnap sobre la ‗eliminación‘ o ‗superación‘ de la metafísica a través del análisis del significado. Critiqué esta doctrina no desde un punto de vista metafísico sino desde el punto de vista de quien interesado en la ciencia teme que esta doctrina, lejos de combatir al supuesto enemigo —la metafísica—, le proporciona las llaves de la ciudad sitiada71.
Al aplicar el principio de verificación de Wittgenstein se excluyen las hipótesis de la ciencia natural desde dos puntos de vista: en primer lugar porque al identificar la totalidad de las proposiciones verdaderas con la totalidad de la ciencia natural nunca podemos saber si las hipótesis de la ciencia natural son verdaderas o no y por tanto 70
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
71
K. Popper, Conjectures and Refutations, 254.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
nunca podemos saber si pertenecen o no a la ciencia natural. En segundo lugar porque al aplicar el principio de verificación de Wittgenstein las hipótesis de la ciencia natural quedan incluidas en el campo de la metafísica, ya que estrictamente hablando las hipótesis no son verificables: Aunque eliminásemos toda referencia al ‗significado‘ o al ‗sentido‘ de las teorías de Wittgenstein, su solución al problema de demarcar la ciencia de la metafísica sigue siendo desafortunada. Desde el momento que identifica ‗la totalidad de las proposiciones verdaderas‘ con la totalidad de la ciencia natural, excluye todas aquellas hipótesis de ‗la esfera de la ciencia natural‘ que no son verdaderas. Y como nunca podemos saber si una hipótesis es verdadera o no, nunca podemos saber si pertenece o no a la esfera de la ciencia natural. El mismo resultado desafortunado, de una demarcación que excluye todas las hipótesis de la esfera de la ciencia natural y por tanto las incluye en el campo de la metafísica, se consigue en el famoso ‗principio de verificación‘ de Wittgenstein, como señalé en Erkenntnis, 3 (1933), p.427. (Ya que estrictamente hablando una hipótesis no es verificable, y si hablamos libremente, entonces podemos decir que incluso un sistema metafísico como el de los primeros atomistas fue verificado).
Wittgenstein, de acuerdo con Schlick, concluyó que las teorías científicas en realidad no son proposiciones y por tanto carecen de significado. Popper sólo concibe que Wittgenstein haya excluido de la ciencia nada menos que las más importantes expresiones científicas suponiendo que pasó por alto el problema de la universalidad o generalidad de las hipótesis científicas, como habían hecho los positivistas anteriores: Esta conclusión fue sacada en los últimos años por el mismo Wittgenstein quien, de acuerdo con Schlick, afirmó en 1931 que las teorías científicas ‗en realidad no son proposiciones‘, es decir no significativas. Las teorías, las hipótesis, es decir, las más importantes
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
275
de todas las expresiones científicas, son de esta manera arrojadas del templo de la ciencia natural, y por tanto puestas al mismo nivel de la metafísica. La visión original de Wittgenstein en el Tractatus sólo puede explicarse suponiendo que pasó por alto las dificultades relacionadas con el estatus de una hipótesis científica que siempre va más allá del simple enunciado de un hecho; pasó por alto el problema de la universalidad o generalidad. En esto siguió las huellas de anteriores positivistas, principalmente de Comte72.
Popper considera que la teoría de Wittgenstein no resuelve el problema de la demarcación sino que lo oscurece aún más con su interpretación naturalista de la diferencia entre la ciencia natural y la metafísica. Para Popper es claro que la tarea filosófica puede ser sólo la de sugerir y disponer una demarcación útil entre ambas y le parece que esto difícilmente puede hacerse si se caracteriza la metafísica como carente de sentido: La teoría de Wittgenstein no sólo invita a proponer cualquier tipo de sinsentido metafísico como profundamente significativo, sino que también oscurece lo que he llamado el problema de la demarcación. Y esto por su idea inocente de que hay algo ‗esencialmente‘ o ‗por naturaleza‘ metafísico y que es nuestra misión el descubrir la demarcación ‗natural‘ entre éstas dos campos. El ‗positivismo‘, y me cito otra vez, ‗interpreta el problema de la demarcación de forma naturalista. En vez de interpretar esta cuestión como una que debe ser decidida de acuerdo a la utilidad práctica, se pregunta por la diferencia que existe ―por naturaleza‖, como si existiera, entre la ciencia natural y la metafísica‘. pero es claro que la tarea filosófica o metodológica puede ser sólo la de sugerir y disponer una demarcación útil entre ambas. Esto difícilmente puede hacerse si se caracteriza la metafísica como ‗carente de sentido‘ o ‗carente de significado‘73.
72
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
73
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
276
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
5.2.2 El método de Wittgenstein conduce al verbalismo y al misticismo Popper considera que el verbalismo esencialista de Aristóteles ha tenido particular influencia en las escuelas filosóficas modernas. Popper señala que la exigencia de definir el significado de todos los términos en aras de la precisión ha sido fuente de confusión, e incluye a Wittgenstein entre los que lamentablemente continúan padeciendo este lastre intelectual: El problema de las definiciones y del ‗significado de los términos‘ (...) ha sido una fuente inagotable de confusión y de una clase particular de verborrea (...) y es la fuente más importante de la lamentable influencia intelectual de Aristóteles que aún prevalece, de todo el escolasticismo verbal y vacío que se encuentra no sólo en la Edad Media sino también en la propia filosofía contemporánea, ya que una filosofía tan reciente como la de L. Wittgenstein padece (...) esta influencia74.
Popper trae a colación el dicho popular de que ―no debemos intentar cruzar nuestros puentes antes de llegar a ellos‖ refiriéndose a la excesiva preocupación por el significado de las palabras que, en su opinión, tarde o temprano envuelve a los analistas del lenguaje en el verbalismo. Wittgenstein desprende la nueva función de la filosofía de la necesidad de encontrar el límite entre el sentido y la falta de sentido, que para él coincide con el límite entre la ciencia natural y la filosofía: El límite entre el sentido y la falta de sentido coincide con el límite entre la ciencia natural y la filosofía: ‗La totalidad de las 74
K. Popper, Open Society, 9.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
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proposiciones verdaderas es la totalidad de la ciencia natural (o la totalidad de las ciencias naturales). La filosofía no es una de las ciencias naturales‘ (Tractatus, 4.11 y 4.111). Por tanto la verdadera función de la filosofía no es la de formular proposiciones, sino más bien la de clarificar las proposiciones: ‗El resultado de la filosofía no es un conjunto de proposiciones filosóficas, sino el clarificar las proposiciones‘(Tractatus, 4.112). Los que no se percatan de esto y plantean proposiciones filosóficas hablan acerca de un sinsentido metafísico75.
La nueva función de la filosofía es la de mostrar al ‗metafísico‘ que está hablando sin sentido, ya que sólo se puede hablar con sentido en el campo de la ciencia, no en el filosófico: Wittgenstein supone que los términos o ‗signos‘ usados por los científicos tienen significado, mientras que el metafísico ‗no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones‘ (Tractatus, 6.53) y escribe: ‗El método correcto de la filosofía tendría que se este: no decir nada excepto lo que puede decirse, es decir, las proposiciones de la ciencia natural, es decir algo que no tiene nada que ver con la filosofía: y entonces siempre que alguien quiera decir algo metafísica, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones‘ (Tractatus, 6.53) 76.
Popper no está de acuerdo con el planteamiento de Wittgenstein de que sólo la ciencia investiga cuestiones de hecho y que la filosofía no puede formular proposiciones sino que su auténtica tarea es la de clarificar las proposiciones de nuestro lenguaje: Wittgenstein enseña en el Tractatus (...) que la filosofía no puede formular proposiciones y que todas las proposiciones filosóficas son 75
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
76
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
de hecho pseudoproposiciones carentes de sentido. Estrechamente relacionado con esto está su doctrina de que la auténtica tarea de la filosofía no es la de formular proposiciones sino la de clarificarlas: ‗El objeto de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. La filosofía no es una teoría sino una actividad. Un trabajo filosófico consiste esencialmente en elucidaciones‘ (Tractatus, 4.112)77.
Popper está interesado en el lenguaje humano como institución que ha hecho que el hombre trascienda a los animales pero no en el análisis del significado de las palabras: Estoy profundamente interesado en el lenguaje humano, que es, en mi opinión, una de las cosas que nos hace humanos. Pero no estoy interesado en hablar acerca de las palabras y de sus significados. Discutir acerca de las palabras y los significados me parece no importante (...) los problemas discutidos en mi Open Society son más importantes y urgentes que los problemas acerca de las palabras y su significado78.
Tampoco está de acuerdo en que el método de la filosofía consiste en ‗reducir‘ al metafísico a base de exigirle definiciones, y muestra que el método puede fallar al ser aplicado, ante la posible habilidad del filósofo al que se intenta reducir, o bien ante la inhabilidad del científico para inquirir o mostrar el sinsentido del filósofo: En la práctica esto implica que debemos proceder preguntando al metafísico: ‗¿Qué entiendes por esta palabra? ¿Qué entiendes por 77 78
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 51.
K. Popper, The Philosophy of Karl Popper, 1166. Popper remite a la sección 7 de su autobiografía donde aborda el esencialismo como una cuestión que le separa de muchos filósofos contemporáneos.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
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aquella otra palabra?‘ En otras palabras le exigimos una definición, y si ésta no existe, asumimos que la palabra carece de sentido. Esta teoría (...) pasa por alto los hechos (a) que un metafísico ingenioso y sin escrúpulos siempre que se le pregunte ‗¿Qué entiendes por esta palabra?‘ rápidamente exhibirá una definición de manera que todo el juego se convierta en un ejercicio de paciencia; (b) que el científico no esté en una mejor posición lógica que el metafísico e incluso, si se compara con una metafísico que carece de escrúpulos, en una posición peor79.
Popper considera que es un prejuicio empeñarse en que el lenguaje puede ser más preciso mediante el uso de definiciones, ya que de la misma manera que no se pueden probar todas las proposiciones no se puede definir el significado de todos nuestros términos y en ambos casos se corre el riesgo de una regresión infinita: A partir de Aristóteles es ampliamente conocido que no se pueden probar todas las proposiciones y que cualquier intento de hacerlo fracasaría porque sólo conduciría a una regresión infinita de pruebas. Pero al parecer ni él ni muchos escritores contemporáneos parecen haberse dado cuenta que el intento análogo de definir el significado de todos nuestros términos debe, de la misma manera, conducir a una regresión infinita de definiciones80.
Popper reconoce que Schlick se percató del problema de la regresión infinita de definiciones en la teoría de Wittgenstein, pero que su solución acudiendo a la semántica tampoco fue clara ni capaz de resolver el problema de la demarcación:
79
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
80
K. Popper, Open Society, 16.
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Schlick en Erkenntnis 1 (Cf. ―Die Wende Der Philosophie‖, Erkenntnis, 1, 1930/31, 8) cuando trata acerca de la doctrina de Wittgenstein menciona la dificultad de una regresión infinita, pero la solución que plantea (que parece fundamentarse en la línea de las definiciones inductivas, o quizás en la del operacionalismo) no parece clara ni capaz de resolver el problema de la demarcación. Pienso que algunos propósitos de Wittgenstein y Schlick al exigir una filosofía del significado se satisfacen en la teoría lógica que Tarski llamó ―semántica‖. Pero también creo que la correspondencia entre estos propósitos y la semántica no llegan muy lejos, ya que la semántica propone proposiciones y no sólo las ‗clarifica‘81.
Popper considera que desde la época de Platón todos los misticismos han presentado la tendencia a transferir el sentimiento de la irracionalidad del individuo y de las relaciones entre individuos al campo de los universales abstractos que es el campo de la ciencia. El misticismo busca racionalizar lo irracional y al mismo tiempo busca el misterio en el lugar equivocado. Considera que lo que subyace a esta actitud mística es el deseo de regresar al abrigo de la casa patriarcal y de convertir sus límites en los límites de nuestro mundo y esto es irracional y equivocado. Para Popper el misticismo de Wittgenstein es un misticismo típicamente holista y universalista que está fuera de lugar: ‗El sentimiento del mundo como un todo limitado es el sentimiento místico‘ (Tractatus, 6.45) afirma Wittgenstein. Pero este irracionalismo holista y universalista está fuera de lugar. El ‗mundo‘ y el ‗todo‘ y la ‗naturaleza‘, son abstracciones y productos de nuestra razón. (Esto marca la diferencia entre el filósofo místico y el artista que no racionaliza, que no usa abstracciones, sino que crea, en su imaginación, individuos concretos y experiencias únicas). Para
81
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 46.
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resumir, el misticismo busca racionalizar lo irracional y al mismo tiempo busca el misterio en el lugar equivocado82.
Para Wittgenstein ―lo místico no es cómo es el mundo, sino el que es‖ (Tractatus 6.44) y está vinculado con su admiración ante la fragilidad de lo contingente que le lleva a abrirse a lo necesario e incluso a lo religioso. Lo místico en Wittgenstein no se reduce a una elaboración teórica contenida en el Tractatus al hablar de los límites del lenguaje, sino que responde sobre todo a una convicción vital, incluso religiosa aunque Wittgenstein no fuera un hombre religioso, que tuvo un refuerzo importante durante su experiencia en la guerra y fue creciendo progresivamente hasta el final de su vida83. Popper acude al modo de decir de Wittgenstein para ilustrar lo inexplicable o lo místico aunque difiere de Wittgenstein a quien sitúa en la postura idealista que sostiene que el intelecto impone sus propias leyes a la naturaleza: Se ha dicho con frecuencia que —para usar la expresión de Wittgenstein— ‗Lo místico no es cómo es el mundo sino el que sea‘ (Tractatus, 6.44). Aunque nuestra discusión muestra que cómo es el mundo —que tiene una estructura o que sus regiones inmensamente distantes son sujetos de las mismas leyes estructurales— parece ser inexplicable en principio y por tanto ‗místico‘, si queremos usar este término. Esto de cualquier modo parece ser el predicamento en que se encuentran los realistas. El idealista puede tener una manera de salir de esto, una explicación a través de la cual puede reducir este misterio al de la pura existencia del mundo. Ya que puede decir con Kant que nuestro intelecto impone sus leyes sobre la naturaleza; o en palabras de Wittgenstein, que ‗sólo las conexiones de tipo ley son pensables‘ (Tractatus, 6.361). Aunque el realista puede estar de acuerdo, al menos en parte, con estos puntos de vista, no le ayudan en definitiva a 82
K. Popper, Open Society, 246.
83
N. Malcolm, A Memoir, 58-59.
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explicar o a entender por qué, si tiene que haber un mundo, ha de ser un mundo pensable, regulado por leyes, un mundo inteligible para algún intelecto, un mundo habitable por la vida84.
Popper remite a la crítica de Carnap al misticismo de Wittgenstein en el que comenta el pasaje ‗En verdad existe lo inexpresable. Este se muestra a sí mismo, es lo místico‘ (Tractatus, 6.522) 85. Popper considera que ni la naturaleza ni la historia pueden decirnos lo que debemos hacer sino que somos nosotros los que damos fin y significado a la naturaleza y a la historia. El ‗sentido de la vida‘ es algo que depende de nosotros cuando tenemos un propósito en la vida y somos capaces de determinar nuestros fines, al contrario de la visión mística de Wittgenstein para quien la pregunta sobre el sentido de la vida se remite a lo inexorable e indecible y por tanto queda sin explicación: Esta visión del problema del ‗significado de la vida‘ puede ser contrastada con la visión de Wittgenstein acerca de los problemas del ‗sentido de la vida‘ en el Tractatus: ‗La solución al problema de la vida se ve en el desvanecerse de este problema.- (¿no es acaso ésta la razón por la que los hombres para quienes después de muchas dudas se esclarece el sentido de la vida y entonces no pueden explicar en qué consiste este sentido?)‘86.
84
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 150-151.
85
Cf. R. Carnap, The Logical Syntax of Language, 313-314.
86
K. Popper, Open Society, capítulo 25, nota 25.
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5.3 Escritos de Inglaterra 5.3.1 Conjectures and Refutations (1963) El objetivo fundamental de la crítica de Popper está dirigida a la postura antimetafísica de Wittgenstein, a su reducción de la filosofía a clarificación del lenguaje, al método único para hacer filosofía, a la ddemarcación toscamente verificacionista y finalmente a la teoría pictórica del lenguaje 5.3.1.1 Crítica a la postura antimetafísica de Wittgenstein Popper sostiene una postura moderada hacia la filosofía y resume su convicción de que existen genuinos problemas filosóficos y que siempre es posible al menos intentar encontrar solución a los problemas planteados. Resume su postura al afirmar: ―no creo en las esencias ni en Wittgenstein, la cuestión de cómo hacerse entender mejor es una cuestión de pensamiento y de experiencia‖87. Popper está convencido de que es posible encontrar soluciones sencillas a los problemas filosóficos, sin evadir su solución tachándolos de carentes de sentido y sin verlos como insolubles o demasiado arduos: Wittgenstein y su escuela sostienen que no existen genuinos problemas filosóficos, de lo cual se sigue claramente que no pueden ser resueltos. Otros entre mis contemporáneos creen que existen problemas filosóficos y los respetan, pero parecen respetarlos demasiado, parecen creer que son insolubles, cuando no tabúes, y se asustan y amedrentan ante la afirmación de que puede encontrarse una solución simple, clara y lúcida a cualquiera de ellos. En caso de existir 87
K. Popper, Conjectures and Refutations, 273.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
una solución, piensan, ésta debe ser demasiado profunda o al menos complicada88.
Por una parte considera innecesaria la controversia acerca de la naturaleza de la filosofía e ingenua la afirmación de que existe la ―filosofía‖ como entidad con una esencia propia y por otra parte está en desacuerdo con quienes bajo la influencia de Wittgenstein niegan la existencia de genuinos problemas filosóficos: ¿Existen problemas filosóficos? Considero que la posición actual de la filosofía inglesa (...) se origina en la primera filosofía del Profesor Ludwig Wittgenstein en la que se sostiene que no existen problemas filosóficos sino que todos los problemas genuinos son problemas científicos; que los supuestos problemas de la filosofía son pseudoproblemas; que las supuestas proposiciones o teorías de la filosofía son pseudoproposiciones o pseudoteorías; de que no son proposiciones falsas (porque en caso de que fuesen falsas, sus negaciones serían proposiciones o teorías verdaderas) sino estrictamente combinaciones de palabras carentes de sentido, no más significativas que el balbuceo incoherente de un niño que todavía no ha aprendido a hablar bien89.
Wittgenstein no fue el primero en hablar de la metafísica como carente de significado, como equivocadamente afirmaron Carnap y los miembros del Círculo de Viena ya que esta idea se remonta al menos hasta Hobbes y Berkeley, pero lo que es innegable es que Wittgenstein concibió su teoría del significado con objeto de destruir la metafísica de manera más radical y efectiva que antes, basado en una concepción ingenua y ‗naturalista‘ del problema del significado además de que operó una reducción arbitraria del método de la filosofía:
88
K. Popper, Conjectures and Refutations, 55.
89
K. Popper, Conjectures and Refutations, 67-68.
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Esta teoría estaba concebida para producir la ‗superación‘ de la metafísica y para destruirla más radical y efectivamente que cualquier filosofía antimetafísica anterior. Pero (...) estaba basada sobre una concepción ingenua y ‗naturalista‘ del problema del significado (...) siguiendo el Tractatus de Wittgenstein (...) Por teoría naturalista de la falta de significado entiendo la doctrina de que toda expresión lingüística que pretenda ser una afirmación tiene sentido o carece de sentido, no por convención o como resultado de reglas que han sido establecidas por convención, sino como una cuestión de hecho o debida a su naturaleza (...) de acuerdo al famoso criterio de significado mediante la verificabilidad de Wittgenstein (...) formulado en su Tractatus: ‗El correcto método de la filosofía es este: cuando alguien (....) quiere decir algo metafísico, para demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones‘(Cf. Tractatus 6.53)90
Popper explica que Wittgenstein aplicó la teoría de tipos de Russell mediante la cual clasificaba las expresiones de un lenguaje en proposiciones verdaderas, falsas y carentes de sentido —que en su momento había permitido a Russell eliminar las paradojas lógicas que había descubierto y que resultaban pseudoproposiciones carentes de sentido—, sin embargo la aplicación de Wittgenstein, original e ingeniosa, fue radical y se convirtió en la inspiración para la filosofía analítica que heredó su creencia en que no existen genuinos problemas filosóficos, además de presentar algunos errores lógicos de aplicación: Wittgenstein fue más allá y llevado quizás por el sentimiento de que lo que los filósofos estaban diciendo, especialmente los hegelianos, era en cierta manera semejante a las paradojas de la lógica, usó las distinción de Russell para denunciar a toda la filosofía como estrictamente carente de sentido y como consecuencia no pueden existir genuinos problemas filosóficos (...) La idea de Wittgenstein de 90
K. Popper, Conjectures and Refutations, 259.
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erradicar la filosofía (y la teología) usando una adaptación de la teoría de tipos de Russell era ingeniosa y original (y más radical incluso que el positivismo de Comte al que se parece mucho). Esta idea se convirtió en la inspiración de una poderosa escuela moderna de analistas del lenguaje que heredaron su creencia de que no existen genuinos problemas filosóficos y de que lo único que el filósofo puede hacer es desenmascarar y disolver los rompecabezas lingüísticos que han sido propuestos por la filosofía tradicional91.
Por otra parte Popper intenta mostrar la contradicción en la que Wittgenstein incurre al afirmar que los supuestos problemas filosóficos no son tales sino que se trata de problemas lógicos o matemáticos, científicos, mixtos o simplemente de pseudoproblemas y al reducir la filosofía a mero esclarecimiento de las confusiones del lenguaje y que es esencialmente la misma en sus dos períodos de pensamiento. Popper señala que el defecto de la teoría de Wittgenstein es que es en sí misma una teoría filosófica, que pretende ser verdadera y significativa y esto implica una contradicción. Sin embargo Popper mismo apunta dos posibles objeciones a esta crítica que llevan a la conclusión de que si se considera una actividad y no una doctrina, una cuestión empírica y no filosófica, acaba siendo impermeable a esta crítica: Es fácil detectar inmediatamente un defecto en esta doctrina: la doctrina, puede decirse, es en sí misma una teoría filosófica que pretende ser verdadera y no carente de sentido. Esta crítica, sin embargo es quizás un tanto barata. Puede ser contrarrestada al menos de dos maneras. (1) Se puede decir que la doctrina es efectivamente 91
―Considero además que incluso la adaptación original de Wittgenstein de la teoría de Russell se basa en un error lógico. Desde el punto de vista de la lógica moderna no parece haber ya ninguna justificación para hablar de pseudoproposiciones o tipos de errores o errores de categoría en los lenguajes ordinarios, naturalmente desarrollados (opuestos al cálculo artificial) en tanto se sigan las reglas convencionales de la costumbre y la gramática‖ (K. Popper, Conjectures and Refutations, 69-70).
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una qua doctrina carente de sentido, pero no una qua actividad. Este es el punto de vista de Wittgenstein, que dice al final de su Tractatus Lógico-Philosophicus que quien entienda el libro ha de darse cuenta al final de que ha sido carente de sentido y ha de ser descartado como se descarta una escalera después de haber sido usada para alcanzar la altura deseada. (2) Se puede decir que la doctrina no es filosófica sino empírica, ya que establece el hecho histórico de que todo está efectivamente conforme a las reglas inherentes en los lenguajes en los que se ha formulado; que se vuelve imposible remediar este defecto, y que cualquier intento de expresarlo con propiedad ha llevado a la pérdida de su carácter filosófico (y los ha mostrado, por ejemplo, como perogrulladas empíricas o como proposiciones falsas). Creo que estos dos contra argumentos rescatan la amenazada consistencia de la doctrina, que de esta manera en efecto se vuelve ‗inexpugnable‘ — para usar el término de Wittgenstein— por medio de esta crítica92.
Popper explica la negación de Wittgenstein de que existan genuinos problemas filosóficos al clasificar los problemas de la filosofía tradicional en alguna de las siguientes categorías: los que son puramente lógicos o matemáticos y han de ser solucionados mediante proposiciones lógicas o matemáticas y por tanto no filosóficas; los que son factuales y han de ser solucionados mediante alguna proposición perteneciente a la ciencia empírica y por tanto tampoco filosóficos; los que son combinaciones de las clases anteriores y por tanto tampoco son filosóficos, y finalmente los pseudoproblemas carentes de sentido93. Sin embargo, la afirmación de Wittgenstein de que no hay problemas filosóficos sino sólo enredos lingüísticos es en sí misma una afirmación filosófica. Tal afirmación puede que sea correcta pero Wittgenstein debe demostrarlo y no limitarse a realizarla. Al hacerlo discutirá un problema real (el de justificar al posición exacta donde sitúa la frontera entre lo que tiene sentido y el sinsentido). Entonces 92
K. Popper, Conjectures and Refutations, nota 6, 68.
93
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 69-70.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
aunque la mayor parte de la filosofía tratase de puzzles o enredos más que de problemas, debe haber al menos un problema filosófico genuino incluso si todos los otros supuestos problemas fueran meros puzzles. Para Wittgenstein la filosofía no busca resolver problemas filosóficos inexistentes sino que es una actividad dirigida a desenmascarar el sinsentido filosófico. La negación de que existan problemas filosóficos permanece inalterada a pesar del matiz que el propio Wittgenstein introdujo al distinguir entre sinsentido relevante o importante y sinsentido inútil o sin importancia: Como consecuencia la filosofía no puede contener ninguna teoría. Su verdadera naturaleza, de acuerdo a Wittgenstein, no es la de una teoría sino la de una actividad. La tarea de toda genuina filosofía es desenmascarar el sinsentido filosófico y enseñar a la gente a hablar con sentido94.
Popper refuta lo anterior diciendo que sólo en la medida en que existen problemas filosóficos tiene sentido hablar de filosofía. Popper reconoce que existen genuinos problemas filosóficos de máxima importancia como el problema cuerpo-mente, aunque sea difícil explicar, y critica a quienes reducen el problema cuerpo-mente a un cierto ―embrollo lingüístico‖. Concede además que una de las tareas de la filosofía es desenmascarar el sinsentido, pero también defiende el que muchas cosas dichas quizás sin todo rigor valen la pena por su fondo95. Popper cita el surgimiento del cálculo diferencial e integral como ejemplo de un problema que estando en proceso de clarificación hubiera carecido de sentido según los parámetros de Wittgenstein pero que afortunadamente se ―salvó‖ de haber sido desechado como 94
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 68.
95
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 70.
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sinsentido y podemos contar con uno de los frutos más impresionantes de la historia del pensamiento: Puedo mencionar el cálculo diferencial e integral que, especialmente en sus primeras formas, era sin duda completamente paradójico y carente de sentido según los estándares de Wittgenstein (y de otros)., y que sin embargo fueron fundamentados razonablemente bien como resultado de varios cientos de años de grandes esfuerzos matemáticos, y cuyos fundamentos incluso ahora siguen necesitando, y se encuentran en proceso, de clarificación (...) Podemos recordar en este contexto que fue precisamente el contraste entre la precisión aparentemente absoluta de las matemáticas y la vaguedad e imprecisión del lenguaje filosófico lo que impresionó profundamente a los primeros seguidores de Wittgenstein. Pero si hubiese existido un Wittgenstein que usara sus armas contra los pioneros del cálculo y hubiera conseguido eliminar su sinsentido en aspectos en que sus críticos contemporáneos habían fallado (como Berkeley que estaba fundamentalmente en lo cierto), hubiese sofocado uno de los desarrollos más fascinantes y filosóficamente importantes en la historia del pensamiento96.
Popper admite dos argumentos más con objeto de defender en parte los puntos de vista de Wittgenstein. El primero es que los genuinos problemas filosóficos están siempre enraizados en problemas que surgen fuera de la filosofía y degeneran en la medida en que se alejan de la situación real que los originó97.
96
K. Popper, Conjectures and Refutations, 70.
97
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 71-72.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
5.3.1.2 Crítica a la reducción de la filosofía a clarificación del lenguaje Popper advierte que al menos en 1946 Wittgenstein sostenía esta teoría y aclara que aunque nunca tuvo acceso a sus manuscritos puede conjeturar que en este sentido su postura permaneció esencialmente la misma en sus dos períodos de pensamiento: Wittgenstein todavía sostenía la doctrina de la no existencia de problemas filosóficos en la forma aquí descrita cuando le vi la última vez (en 1946 en que presidió una tormentosa reunión en el Moral Sciences Club en Cambridge, con ocasión de mi lectura del artículo ―Are there Philosophical Problems?‖). Como no he visto nunca ninguno de sus manuscritos que fueron circulados privadamente por algunos de sus alumnos me he preguntado si modificó lo que aquí llamo su ‗doctrina‘; pero en relación a esto, la parte más fundamental e influyente de su enseñanza veo que sus puntos de vista no han cambiado98.
Popper hace un análisis crítico de la doctrina de Wittgenstein de que la filosofía es sólo una actividad y señala sus acuerdos y sus desacuerdos. Considera que un filósofo debe filosofar, en vez de hablar acerca de la filosofía, y debe empeñarse en contribuir a la solución de algunos problemas filosóficos. Si, por el contrario, Wittgenstein tuviera razón entonces habría que dejar de filosofar, lo cual resultaría absurdo, y en su caso particular imposible ya que siente el impulso de trabajar esforzadamente en la solución de algunos problemas filosóficos: Quisiera reafirmar mi convicción de que un filósofo debe filosofar: debe tratar de resolver problemas filosóficos en vez de hablar acerca 98
K. Popper, Conjectures and Refutations, 70.
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de la filosofía. Si la doctrina de Wittgenstein es verdadera entonces según yo nadie puede filosofar y si yo compartiera esta opinión dejaría la filosofía. Pero sucede que no sólo estoy profundamente interesado en algunos problemas filosófico (...) sino movido por la esperanza de poder contribuir a su solución, aunque sea sólo un poco y a través de un trabajo duro99.
Popper reconoce que efectivamente muchos escritos filosóficos contienen mucha verborrea y que es indudable que la influencia de Wittgenstein y de los analistas del lenguaje contribuyó en parte a evitar esto por algún tiempo: Lo que quiero decir es, en primer lugar, que existen muchos escritos filosóficos (especialmente en la escuela hegeliana) que pueden justamente ser criticados de verborrea carente de sentido. En segundo lugar, que este tipo de escritos irresponsables haya sido, al menos por algún tiempo, frenado por influencia de Wittgenstein y de los analistas del lenguaje, aunque la mayor influencia a este respecto fue el ejemplo de Russell quien, a través de la incomparable atractivo y claridad de sus escritos, estableció el hecho de que la claridad de contenido es compatible con la lucidez y la falta de pretensiones en el estilo100.
Popper insiste en su rechazo a la idea de que las dificultades filosóficas se deben al mal uso del lenguaje y a sobrevalorar el análisis del lenguaje y se opone tajantemente a la prescripción de que el análisis del lenguaje sea la regla última de toda expresión correcta y menos que constituya la esencia de la filosofía: No puedo aceptar la prescripción de que lo que diga debe ser traducible en un ‗modo formal de discurso‘ para tener significado (...) 99
K. Popper, Conjectures and Refutations, 68.
100
K. Popper, Conjectures and Refutations, 71.
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sin duda debemos expresarnos lo más claramente posible (...) pero ¿por qué ha de preferirse un lenguaje formal? ¿acaso porque la esencia de la filosofía es el análisis del lenguaje?101.
Popper critica el conceder demasiado peso a la precisión en el lenguaje. Popper añade que la historia del cálculo corrobora la respuesta de F. Urbach al último punto del Tractatus (‗de lo que no podemos hablar hemos de callar‘), acerca de la que afirmó: ‗sin embargo es sólo aquí cuando vale la pena hablar‘102. Popper sostiene que se han dicho muchas cosas importantes e interesantes que no se salvan de contener imprecisiones103. 5.3.1.3 Crítica al método único para hacer filosofía Popper critica a quienes creen que existe un único método en filosofía, cuestión que para él además de irrelevante es falsa. Lo que importa es no perder la capacidad de admiración y empeñarse en solucionar los problemas: En sus esfuerzos por resolver los problemas los filósofos se sienten obligados a seguir algo así como un método o técnica filosóficos o una clave infalible que les conducirá al éxito filosófico. Pero no existen tales métodos o técnicas. En la filosofía los métodos no son importantes y cualquier método es legítimo si conduce a resultados capaces de ser discutidos racionalmente. Lo que importa no son lo métodos o las técnicas sino la sensibilidad hacia los problemas y una gran pasión hacia su solución, o, como decían los griegos, el don del asombro104. 101
K. Popper, Conjectures and Refutations, 273.
102
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, nota 10a, 70.
103
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 71.
104
K. Popper, Conjectures and Refutations, 72.
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En este sentido elogia la alerta de Wittgenstein contra el riesgo de confundir los pseudoproblemas con los problemas reales y a la vez critica que Wittgenstein haya caído en la trampa de ver pseudoproblemas donde hay problemas reales: Hay quienes experimentan la urgencia de resolver un problema, aquellos para quienes un problema se vuelve real, como un desorden que han de quitar de su sistema, y pueden hacer una contribución incluso si se limitan a un método o técnica particular. Pero existen otros que no sienten esta urgencia, que no tienen un problema serio y demandante por resolver y que sin embargo producen ejercicios con los métodos de moda, y para quienes la filosofía es más una aplicación (de alguna técnica) y no una búsqueda. Estos están llevando a la filosofía al pantano de los pseudoproblemas y de los rompecabezas verbales, ya sea ofreciéndonos pseudoproblemas como si fuesen problemas reales (el peligro que Wittgenstein advirtió), ya sea persuadiéndonos para concentrarnos en la tarea interminable e inútil de desenmascarar lo que consideran, correcta o incorrectamente, como pseudoproblemas o ‗rompecabezas‘ (la trampa en la que Wittgenstein cayó)105.
Popper admite que existen métodos de enseñar filosofía que, salvo casos excepcionales, pueden conducir a una jerga sinsentido como la que Wittgenstein denuncia. Piensa en el método de enseñar filosofía que da a leer al principiante las obras de los grandes filósofos presentadas con tal autoridad que le llevarán a hacer un esfuerzo para ajustar su mente a lo que cree que ha de ser su modo de pensar, aunque no las entienda o le sean irrelevantes: A lo que me refiero con un ‗método prima facie de enseñar filosofía‘, y lo que parece ser el único método, es el de dar a leer al principiante 105
K. Popper, Conjectures and Refutations, 72.
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(a quien consideramos no familiarizado con la historia de las ideas matemáticas, cosmológicas y otras ideas tanto de la ciencia como también de la política) las obras de los grandes filósofos. Las obras, digamos, de Platón y Aristóteles, Descartes y Leibniz, Locke, Berkeley, Hume, Kant y Mill. ¿Cuál es el resultado de tal curso de lectura? Que se abre ante el lector un nuevo mundo de grandes audacias y enormes abstracciones, de un altísimo nivel de dificultad. Se le plantean ideas y argumentos que algunas veces no sólo son difíciles de entender sino que le resultan irrelevantes porque no puede ver lo que puedan tener de relevante. Sin embargo el alumno considera que estos son los grandes filósofos y que este es el camino de la filosofía. Entonces hará un esfuerzo para ajustar su mente a lo que cree (erróneamente como veremos) que ha de ser su modo de pensar (...) Considero que hay que respetar a quien haya puesto todo su esfuerzo y consiga al final lo que puede describirse como la conclusión de Wittgenstein; ‗He aprendido la jerga tan bien como cualquiera. Es algo brillante y cautivador. De hecho es peligrosamente cautivador ya que la simple verdad acerca de la cuestión es que existe mucho alboroto acerca de nada, sólo mucho sinsentido‘106.
Popper expone su preferencia por enfocar tanto la filosofía como la enseñanza de la filosofía partiendo de las situaciones problemáticas que les dieron lugar como mejor manera para que el alumno comprenda el sentido del aparente sinsentido de muchas filosofías. Popper reconoce que Wittgenstein está en lo cierto al calificar de palabrería sin sentido a las filosofías que han olvidado sus raíces extra-filosóficas y que son elaboradas por filósofos que ‗estudian‘ filosofía en lugar de acercarse a los problemas que les dieron lugar: Como la filosofía está profundamente enraizada en problemas no filosóficos, el juicio negativo de Wittgenstein es correcto, en términos generales, en la medida en que se refiere a las filosofías que han olvidado sus raíces extra-filosóficas, y en que estas raíces son fácilmente olvidadas por los filósofos que ‗estudian‘ filosofía en lugar 106
K. Popper, Conjectures and Refutations, 71-72.
POPPER LECTOR CRÍTICO DE WITTGENSTEIN
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de haber sido conducidos a la filosofía por el impulso de problemas no filosóficos107.
Popper sintetiza su opinión acerca de la doctrina de Wittgenstein: concuerda con él en que no existen problemas filosóficos ‗puros‘, y que entre más alejado de su contexto esté un problema, más riesgo corre de degenerar en palabrería. Está en desacuerdo con Wittgenstein en que no sólo existan genuinos problemas científicos, sino que existen también genuinos problemas filosóficos y que la frontera entre las ciencias no es rígida así como tampoco tiene por que serlo la frontera entre la ciencia y la filosofía: Mi opinión acerca de la doctrina de Wittgenstein puede resumirse como sigue. Es quizá cierto, en términos generales, que no existen problemas filosóficos ‗puros‘, ya que en efecto entre más puro se vuelva un problema filosófico más se pierde su sentido original y su discusión está más expuesta a degenerar en palabrería vacía. Por otra parte no sólo existen genuinos problemas científicos sino también genuinos problemas filosóficos. Incluso si después de ser analizados se ve que estos problemas tienen componentes factuales, no por esto han de ser clasificados como pertenecientes a la ciencia. E incluso si han de ser resueltos, digamos, a base de medios puramente lógicos no tienen por que ser clasificados como puramente lógicos o tautológicos. En física surgen situaciones semejantes (...) como hemos visto la solución de problemas puede rozar la frontera de muchas ciencias. De manera semejante, un problema puede acertadamente considerarse ‗filosófico‘ si encontramos que aunque originalmente surgió en conexión con, digamos, la teoría atómica está vinculado más estrechamente con los problemas y las teorías que han sido discutidos por los filósofos que con teoría s actualmente tratadas por los físicos108.
107
K. Popper, Conjectures and Refutations, 73.
108
K. Popper, Conjectures and Refutations, 74.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Popper concluye afirmando que no importa qué clase de métodos usemos para resolver un problema filosófico: pueden emplearse métodos cercanos a las ciencias naturales o bien puede ser resuelto mediante el análisis lógico. De aquí que la pretensión de que la filosofía no puede ocuparse de objetos factuales es un dogma epistemológico y por tanto de un dogma filosófico y no hay razón para negar el atributo de ‗filosófico‘ a un problema soluble por medios lógicos109. 5.3.1.4 Critica a la demarcación por medio del criterio verificacionista Popper exhibe una serie de hechos de la historia de la ciencia en los que queda patente que la frontera entre la ciencia y la filosofía no está clara, ni parece deseable que lo esté, ni considera útil detenerse en hacer esa ―disección‖ como Wittgenstein parece empeñarse en hacer al proponerla como tarea del filósofo: Los grandes físicos del Renacimiento —Copérnico, Galileo, Kepler, Gilbert— que volvieron su mirada a Aristóteles y Platón intentaron reemplazar las sustancias o potencias cualitativas de Aristóteles por un método geométrico de cosmología. En efecto, es lo que significa el Renacimiento (en la ciencia): un renacimiento del método geométrico que fue la base de los trabajos de Euclídes, Aristarco, Arquímedes, Copérnico, Kepler, Galileo, Descartes, Newton, Maxwell y Einstein. Pero ¿puede este desarrollo ser considerado filosófico? ¿no pertenece más bien a la física —a la ciencia factual— y a las matemáticas puras —una rama de la lógica tautológica— como la escuela de Wittgenstein argumentaría?110.
109
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 73.
110
K. Popper, Conjectures and Refutations, 89.
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Popper compara la ―flexibilidad‖ de su criterio de demarcación con el criterio de significado formulado en el Círculo de Viena bajo la influencia de Wittgenstein: El ejemplo de Wittgenstein de una pseudoproposición sin sentido es: ‗Sócrates es idéntico‘. Obviamente ‗Sócrates no es idéntico‘ debe ser también un sinsentido. Por tanto la negación de cualquier sinsentido será un sinsentido y la negación de una proposición con sentido será una proposición con sentido. Pero la negación de una proposición testable (o falsable) no necesita ser testable, como fue señalado primero en mi L.Sc.D. (...) y después por mis críticos111.
La doctrina de Wittgenstein es el resultado de la tesis de que todas las proposiciones genuinas pueden ser clasificados en proposiciones factuales (sintéticas a posteriori) que pertenecen a las ciencias empíricas y las proposiciones lógicas (analíticas a priori) que pertenecen a la lógica puramente formal o a las matemáticas puras, y cualquier otro tipo de proposiciones serán carentes de sentido. Popper considera que esta dicotomía, específicamente formulada para excluir la existencia de problemas filosóficos con sentido, no consigue su objetivo en virtud de que algunos problemas factuales o lógicos o mixtos pueden convertirse dentro de ciertas condiciones en problemas filosóficos: La doctrina de Wittgenstein se revela como el resultado de la tesis de que todas las proposiciones genuinas (y por tanto todos los problemas genuinos) pueden ser clasificados en una dos clases exclusivas: las proposiciones factuales (sintéticas a posteriori), que pertenecen a las ciencias empíricas, y las proposiciones lógicas (analíticas a priori) que pertenecen a la lógica puramente formal o a las matemáticas puras. Esta simple dicotomía, aún siendo muy valiosa para una visión rápida, se vuelve demasiado simple para muchos otros propósitos. Pero 111
K. Popper, Conjectures and Refutations, Nota 6, 40.
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aunque fue específicamente formulada para excluir la existencia de problemas filosóficos, se queda muy lejos de su objetivo, ya que aunque aceptemos la dicotomía podemos todavía afirmar que algunos problemas factuales o lógicos o mixtos pueden convertirse, dentro de ciertas circunstancias, en filosóficos112.
Popper crítica la reducción operada por Wittgenstein al identificar proposición genuina con proposición de observación en su intento de mostrar que las proposiciones filosóficas son pseudoproposiciones: Wittgenstein como todos saben trató de mostrar en el Tractatus (ver por ejemplo sus proposiciones 6.53, 6.54 y 5) que las llamadas proposiciones filosóficas o metafísicas eran de hecho pseudoproposiciones carentes de sentido o de significado. Todas las proposiciones genuinas (o con significado) eran funciones de verdad de proposiciones elementales o atómicas que describen ‗hechos atómicos‘, es decir, hechos que pueden en principio ser determinados por observación. En otras palabras, las proposiciones con significado eran completamente reducibles a proposiciones elementales o atómicas que eran simples proposiciones que describían estados de cosas y que podían en principio ser establecidos o rechazados por observación. Si llamamos proposición a una ‗proposición de observación‘ no sólo si establece una observación de hecho sino también si establece cualquier cosa que puede ser observada, vamos a tener que decir (de acuerdo con el Tractatus, 5 y 4.52) que toda proposición genuina debe ser una función de verdad de y por tanto deducible de proposiciones de observación. Cualquier otra
112
Popper explica que una teoría como la de Newton puede ser interpretada tanto como factual o como constituida por definiciones implícitas. También subraya que existen teorías no-analíticas que no son refutables y por tanto no a posteriori y que han tenido una gran influencia en la ciencia, como por ejemplo la teoría atómica. Llama a estas teorías ‗metafísicas‘ y afirma que no son carentes de sentido. Remite a las críticas de Heinemann, Quine y White acerca del dogma de la simple dicotomía. (Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 73-74).
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proposición aparente será una pseudoproposición carente de sentido. De hecho no será más que palabrería sin sentido113.
Usando su propia terminología Popper afirma que el criterio de demarcación de Wittgenstein es la verificabilidad o la deducibilidad a partir de proposiciones de observación y considera que se trata de un criterio demasiado estrecho porque excluye de la ciencia prácticamente todo lo que es característico suyo ya que ninguna teoría científica puede ser descrita como función de verdad de proposiciones de observación, mientras que por otra parte resulta demasiado amplio porque no acierta a excluir ciertas proposiciones de la astrología: Esta idea fue usada por Wittgenstein para caracterizar la ciencia como opuesta a la filosofía. Leemos (por ejemplo en 4.11 en donde la ciencia natural se considera opuesta a la filosofía): ‗La totalidad de las proposiciones verdaderas es toda la ciencia natural (o la totalidad de las ciencias naturales)‘. Esto significa que las proposiciones que pertenecen a la ciencia son aquellas deducibles de proposiciones de observación verdaderas; son aquellas proposiciones que pueden ser verificadas por medio de proposiciones de observación verdaderas. Si podemos conocer todas las proposiciones de observación verdaderas podremos conocer también todo lo que puede ser afirmado por la ciencia natural (...)El criterio de demarcación de Wittgenstein —para usar mi propia terminología en este contexto— es la verificabilidad o la deducibilidad a partir de proposiciones de observación. Pero este criterio es demasiado estrecho (y demasiado amplio): excluye de la ciencia prácticamente todo lo que es característico suyo (mientras que no acierta a excluir a la astrología). Ninguna teoría científica puede ser nunca deducida de proposiciones de observación o ser descrita como función de verdad de proposiciones de observación114.
113
K. Popper, Conjectures and Refutations, 40.
114
K. Popper, Conjectures and Refutations, 40.
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Wittgenstein y Schlick al ver que las leyes naturales eran noverificables concluyeron que no eran proposiciones genuinas pero evitaron cuidadosamente llamarlas ‗pseudoproposiciones carentes de significado‘: Wittgenstein y Schlick al ver que las leyes naturales eran noverificables concluyeron que no eran proposiciones genuinas (pasando por alto que estaban obligados a llamarlas ‗pseudoproposiciones carentes de significado‘)115.
Wittgenstein considera que la filosofía establece límites a la ciencia natural pero que las hipótesis de la ciencia natural no tienen nada qué ver con la filosofía: ―La teoría de Darwin no tiene más que ver con la filosofía que cualquiera otra hipótesis de la ciencia natural‖116. Popper critica la interpretación instrumentalista de Wittgenstein de las leyes naturales, desarrollada después por Schlick quien ―bajo la influencia de Wittgenstein, sugirió una interpretación instrumentalista de las leyes universales que era prácticamente equivalente a las ‗hipótesis matemáticas‘ de Berkeley‖ 117. Al tratar del instrumentalismo en las teorías científicas Popper remite a la formulación que Schlick siguiendo a Wittgenstein hizo de las leyes universales como instrucciones para derivar proposiciones singulares a partir de otras proposiciones singulares: Esto puede ser expresando diciendo —como hizo Schlick siguiendo a Wittgenstein— que una ley o teoría universal no es propiamente una
115
K. Popper, Conjectures and Refutations, 283-284.
116
L. Wittgenstein, Tractatus, 4.1122.
117
K. Popper, Conjectures and Refutations, 166. Popper remite a M. Schlick, Naturwissenschaften, 19, 1931, 151 y 156.
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proposición sino una ‗regla o conjunto de instrucciones para derivar proposiciones singulares a partir de otras proposiciones singulares‘)118.
Popper defendió, frente a las explicaciones esencialistas e instrumentalistas de las teorías científicas, una visión intermedia de la ciencia como la búsqueda cada vez más profunda pero nunca última de explicaciones119. Popper muestra su desacuerdo con el esencialismo en que la ciencia busca explicaciones últimas, pero concede al esencialismo que existen muchas cosas escondidas que han de ser descubiertas, en contra de la afirmación de Wittgenstein de que el enigma no existe: Concedo al esencialismo que existen muchas cosas escondidas para nosotros y que mucho de lo que está escondido ha de ser descubierto. (Estoy en profundo desacuerdo con el fondo de la afirmación de Wittgenstein de que ―el enigma no existe‖.) (...) la doctrina esencialista que estoy refutando es únicamente la doctrina de que la ciencia busca explicaciones últimas120.
Popper critica la orgullosa tesis de la ciencia racional donde el enigma no existe y nunca puede haber sorpresas y cita varios párrafos del Tractatus que refuerzan algunas doctrinas fundamentales del positivismo. Así, a la proposición 6.1251 ‗En lógica nunca puede haber sorpresas‘, Popper objeta que es abiertamente equivocada o, en el mejor de los casos trivial si se reduce la lógica al cálculo proposicional binario. Las proposiciones 6.1261 ‗En lógica el proceso y el resultado son equivalentes‘ y 6.234 ‗Las matemáticas son un 118
K. Popper, Conjectures and Refutations, 108. Popper remite a The Logic, nota 7 de la sección 4 y a The Open Society, nota 51 al capítulo 11. 119
Publicado por primera vez en H. D. Lewis (ed.), Contemporary British Philosophy, Allen & Unwin, London, 1956 e incluído en Conjectures and Refutations, 97-119. 120
K. Popper, Conjectures and Refutations, 105.
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método de la lógica‘, según Popper, eliminan el elemento de sorpresa en el descubrimiento de la verdad y esto contradice el que casi todas las pruebas matemáticas son sorprendentes y no fruto de un simple procedimiento lógico y cita como ejemplo la admiración de Hobbes cuando encontró por primera vez la derivación de Euclídes del teorema de Pitágoras. Popper exhibe un contraejemplo a la proposición 6.5 ‗El enigma no existe. Si una cuestión puede ser planteada puede también ser contestada (...) si una respuesta no puede ser expresada la pregunta tampoco puede ser expresada‘ considerando que la pregunta puede ser ‗¿es esta afirmación demostrable (por ejemplo la conjetura de Goldbach)?‘ y la respuesta verdadera puede ser ‗no lo sabemos y quizás no podremos saberlo‘. Popper concluye diciendo que esta doctrina de Wittgenstein —que Carnap denominó la ‗orgullosa tesis de la omnipotencia de la ciencia racional‘— es superficial y difícilmente sostenible121. Popper se pregunta ¿por qué no puede el mundo albergar algunos secretos realmente difíciles, quizás incluso insolubles? Los enigmas pueden existir y pienso que de hecho existen. Wittgenstein al decir que ‗el enigma no existe‘ exageró el abismo entre el mundo de los hechos (lo decible) y el mundo de profundo (lo indecible) ya que existen grados entre el mundo de los hechos y lo profundo. De esta manera Wittgenstein propone una solución fácil al problema de lo profundo y une de manera poco convincente al Wittgenstein positivista y a Wittgenstein el místico: Wittgenstein (―El enigma no existe‖, Tractatus, 6.5) exageró el abismo entre el mundo de los hechos descriptibles (―decibles‖) y el mundo de lo que es profundo y no puede ser dicho. Existen grados, más aún, el mundo de las cosas decibles no siempre carece de profundidad. Y si pensamos en lo profundo, existe un abismo en aquellas cosas que pueden ser dichas —entre un libro de cocina y el 121
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 270.
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De revolutionibus de Copérnico— y existe un abismo entre aquellas cosas que no pueden ser dichas —entre una pieza con falta de gusto artístico y un retrato de Holbein— y estos abismos pueden ser más profundos que los que hay entre algo que es decible y algo que no lo es. Es su fácil solución al problema de lo profundo —la tesis ―lo profundo es indecible‖— que une al Wittgenstein positivista y a Wittgenstein el místico122.
5.3.1.5 Crítica a la teoría pictórica del lenguaje En el artículo ―Truth, Rationality, and The Growth of Scientific Knowledge‖ se refleja el importante paso que Popper dio en 1960 al proporcionar una definición técnica de la ―verosimilitud‖ (o medida de la proximidad a la verdad) distinta de la probabilidad (o medida de la proximidad a la certeza). Popper calificó de ingenua la teoría pictórica de Wittgenstein en la que se exige una semejanza entre la representante y lo representado para hacer posible la representación, y en la que las ―pinturas‖ pueden ser correctas e incorrectas, falsas o verdaderas, de acuerdo a qué tanto consiguen representar la realidad: el Tractatus de Wittgenstein con su sorprendentemente ingenua teoría de la imagen o pintura, o teoría de la proyección, de la verdad. En este libro se concebía una proposición como la pintura o proyección del hecho que intentaba describir y como teniendo la misma estructura (o ‗forma‘) de ese hecho. Así como la grabación de un tocadiscos es la pintura o proyección de un sonido y comparte algunas de sus propiedades estructurales (Cf. Tractatus, 4.0141, 2.161, 2.17, 2.223 y 3.11)123.
122
K. Popper, Autobiography, nota 301.
123
K. Popper, Conjectures and Refutations, 223.
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En el contexto de la teoría de la verdad de Tarski que tanto impacto causó en Popper aparece su crítica a la teoría ―pictórica‖ del lenguaje de Wittgenstein como algo falso que no resuelve la cuestión de la correspondencia entre las proposiciones y los hechos. Según Popper sólo con un metalenguaje apropiado es posible explicar la correspondencia con los hechos: ¿Cómo podemos tener la esperanza de entender lo que significa que una proposición (o una ―frase con sentido‖, como la llamó Tarski) corresponda a los hechos? Efectivamente parece que a menos que aceptemos algo parecido a la teoría pictórica del lenguaje (como hace Wittgenstein en el Tractatus) no podemos hablar de nada semejante a correspondencia entre una proposición y un hecho. Pero la teoría pictórica es definitivamente y de hecho flagrantemente equivocada, y por tanto parece no haber posibilidad de explicar la correspondencia de una proposición y un hecho (...) la correspondencia no involucra una semejanza estructural entre una proposición y un hecho ni nada parecido a la relación entre una pintura y la escena pintada. Una vez que tenemos un metalenguaje apropiado es fácil explicar (...) lo que entendemos por correspondencia con los hechos124.
Sin embargo, la presentación que Popper hace de la teoría de la correspondencia y de sus defectos no es demasiado reveladora; desestima en pocas líneas las variantes propuestas por Wittgenstein y Schlick, pero dice poco —fuera del estribillo de que la idea de correspondencia no queda clara— para explicar por qué muchos pensadores modernos y contemporáneos la han rechazado125.
124
K. Popper, Autobiography, 141-142.
125
Cf. D. Miller, ―Popper and Tarski‖, 59.
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5.3.2 Postscript to The Logic of Scientific Discovery (1981) En las revisiones y desarrollos de los temas principales de The Logic of Scientific Discovery Popper critica un conjunto de filosofías diferentes entre sí que tienen en común el considerar que la tarea de la filosofía es la clarificación del significado de las ideas o de los conceptos y tienden a combinar una interpretación instrumentalista de las teorías con una interpretación esencialista de los conceptos. Considera que los enfoques que integren estos tres elementos difícilmente pueden decir algo que valga la pena. Dedica particular atención a los desarrollos de Schlick bajo la influencia de Wittgenstein: Esta tendencia es ilustrada por un pasaje característico de Schlick en el que expone ciertas ideas de Wittgenstein. Schlick nos dice que las famosas preguntas del tipo ¿qué es? En los diálogos de Platón, así como la pregunta ‗¿qué es la justicia?‘ planteada por el Sócrates de la República muestra que la filosofía de Sócrates estaba dedicada a lo que podemos llamar ―la búsqueda del significado‖ (...) Schlick resume su posición diciendo que considera que ‗la ciencia debe ser definida como la búsqueda de la verdad, y la filosofía como la búsqueda del significado‘ (Cf. M. Schlick, Gesammelte Aufsätze 1926-1936 (publicado en 1938), p.126). La definición de Schlick acerca de la naturaleza esencial de la filosofía es todavía muy influyente (...) no pienso que tal definición pueda decirnos nada que valga la pena (...) la creencia de que la filosofía debía analizar el significado de las palabras o de los conceptos, que tenía que responder a las cuestiones del tipo ¿qué es?, que debía proporcionar definiciones, deriva de la metafísica platónica y aristotélica (...) y según se ve en el pasaje de Schlick esta creencia no fue superada por los oponentes nominalistas y positivistas del idealismo platónico y está presente en Berkeley, Wittgenstein y sus seguidores126.
126
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 263-265.
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El asesinato de Schlick puede considerarse el punto de ruptura del nexo de unión en Viena entre Wittgenstein y Popper127. Popper está de acuerdo con Wittgenstein en que muchos escritos filosóficos son simple palabrería pero, a diferencia de Wittgenstein, lo atribuye a que carecen de un problema genuino por resolver y no a que toda producción filosófica o toda consideración metafísica sea basura como pretende Wittgenstein: Actualmente con frecuencia me impaciento leyendo escritos filosóficos. Admito plenamente que muchos son poco más que basura: filosofan sin problemas genuinos. Por tanto no estoy del todo en desacuerdo con la tendencia del Tractatus de Wittgenstein.Pero como veremos las expresiones metafísicas pueden muy bien ser significativas e interesantes128.
A Popper le interesaba el significado de las palabras y se ocupaba de los malentendidos verbales sólo en la medida en que obstaculizaban la comprensión del mundo, a diferencia del análisis del significado introducido por Schlick bajo la influencia de Wittgenstein. Popper considera que el científico está más interesado en las teorías y en su verdad que en los conceptos y su significado, y las pinturas o imágenes de la realidad no son tan importantes para la ciencia como pensaba Hertz y repitió Wittgenstein: Aunque los conceptos puedan tener un gran poder sugestivo y por tanto puedan influir en el ulterior desarrollo de una teoría, no es el sistema conceptual sino la teoría lo realmente importante para el científico puro (...) En definitiva estamos más interesados en las teorías y en su verdad que en los conceptos y su significado. Sin embargo este punto difícilmente se ve. Heinrich Hertz dijo (y 127
Cf. Edmonds y Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 182.
128
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 194.
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Wittgenstein lo repitió) que en la ciencia nos hacemos „pinturas‟ („Bilder‟) de los hechos, o de la realidad (...) pero las ‗pinturas‘ no son importantes129.
Popper comparaba a los filósofos del lenguaje ordinario con las personas que están siempre de manera compulsiva limpiando sus gafas en lugar de ver a través de ellas al mundo130 y denuncia la interpretación errónea de que incluso Hume estaba centrado en el análisis lingüístico: Estoy interesado en el mundo de los hechos, sin embargo desde Schlick (introdujo el análisis del significado en este campo bajo la influencia de Wittgenstein), ha sido ampliamente aceptado que incluso Hume estaba interesado en el análisis de los significados de las palabras, pero esto es, desde mi punto de vista, un malentendido. No dudo que también Hume haya estado interesado en la estructura de mundo y que clarificó algunos malentendidos verbales sólo donde pensó que obstaculizaban la comprensión del mundo131.
El método ‗correcto‘ para hacer filosofía propuesto en el Tractatus de limitarse a decir proposiciones científicas y evitar afirmar proposiciones metafísicas por ser carentes de sentido dio origen a todo un movimiento en filosofía cuyo objetivo era mostrar su propia carencia de sentido: Esta cita de uno de los últimos párrafos del Tractatus se convirtió en el programa de un movimiento mundial en filosofía cuyo objetivo era
129
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 44-45.
130
Cf. B. Magee (ed.), Modern British philosophy, 131-149.
131
K. Popper, The Open Universe, 42.
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mostrar su propia carencia de sentido: ¡la metafísica no tiene sentido! ¡la filosofía es basura!132.
La excesiva preocupación por las pseudoproposiciones carentes de sentido contribuye a confundir los problemas filosóficos: Las leyes naturales prohíben cierto tipo de eventos y el principio de Heisenberg también: ciertos eventos físicos lógicamente posibles (...) van a contradecir la teoría. Ha habido siempre a quienes ha gustado llamar ‗carentes de sentido‘ a dichos eventos prohibidos, pero esto es un error. Ciertamente debemos distinguir al menos entre tres cosas muy diferentes: eventos lógicamente posibles prohibidos por una teoría; eventos lógicamente imposibles (o eventos prohibidos por lógica) y pseudoproposiciones carentes de sentido. La preocupación por éstas últimas estuvo muy de moda en los años veinte y principio de los treinta, principalmente debido al Tractatus de Wittgenstein y a su influencia en el Círculo de Viena. Sospecho que fue esta influencia lo que impulsó a John von Neumann a construir un lenguaje cuya lógica excluyera como carentes de sentido las fórmulas prohibidas por Heisenberg. No veo de qué manera ese lenguaje es (o puede ser) útil, o si es capaz de resolver algún problema físico, pienso que de esta manera sólo se confunden los problemas filosóficos133.
Wittgenstein y Popper tienen diferentes enfoques porque se basan en conceptos distintos de lo metafísico: Popper considera metafísico lo no testable empíricamente mientras que Wittgenstein considera que lo metafísico es lo no completamente verificable y por tanto lo que carece de sentido: Por ‗metafísico‘ me refiero a algo como ‗no testable empíricamente‘. Wittgenstein se refiere a lo ‗no completamente verificable‘ (...) de 132
L. Wittgenstein, Tractatus, 6.53.
133
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 18, nota 23.
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aquí se sigue que dos programas sugeridos por Wittgenstein están equivocados: (1) las expresiones no verificables son carentes de sentido porque violan las reglas gramaticales del lenguaje (Cf. Tractatus 5.473 a 5.47321); (2) que son carentes de sentido porque emplean palabras o expresiones aunque no se les haya dado ningún significado (Cf. Tractatus 5.473 a 5.4733, y 6.53)134.
Popper reconoce que la verificabilidad como criterio de significado fue formulado por Waismann y adoptado en el Círculo de Viena, pero sostiene que la idea como tal fue de Wittgenstein: La formulación se debe a F. Waismann (...) pero me parece que puede afirmarse que la idea es más o menos de Wittgenstein. Actualmente se olvida con frecuencia que una expresión es considerada ‗carente de significado‘ o ‗sinsentido‘ en el sentido más técnico en que lo estamos tomando aquí, debido a Russell y aceptado por Wittgenstein y por el Círculo de Viena, sólo si se trata de simple palabrería135.
Popper considera que no es exacto decir que Wittgenstein fue malentendido y malinterpretado por Schlick y Waismann, quienes serían los formuladores del criterio de verificabilidad y se basa en el hecho de que Schlick explícitamente atribuye esta teoría a la comunicación personal con Wittgenstein y a que tanto Schlick como Waismann de lo confirmaron personalmente en una conversación: De acuerdo a algunas leyendas de moda, Wittgenstein nunca sostuvo la verificabilidad como criterio de significado; fue malentendido y malinterpretado por Schlick y por Waismann (que establecieron el criterio de verificabilidad en Erkenntnis 1, 1930, 228ss.) Que la leyenda es falsa puede verse mejor en el artículo de Schlick Die 134
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 194.
135
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 175.
310
POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Naturwissenschaften 19, 1931, 145ff; especialmente en la p.156 donde Schlick dice que una ley natural ‗puede ser modificada a la luz de futuras experiencias‘ de manera que nunca puede ser verificada conclusiva o absolutamente. Por tanto no ‗tiene el carácter lógico de una proposición‘: no es una proposición sino (...) un billete de inferencia. Schlick explícitamente atribuye esta teoría a la comunicación personal con Wittgenstein y sin lugar a dudas obtuvo la aprobación de Wittgenstein antes de publicar el importante pasaje de su artículo. Esto muestra de todos modos que en 1931, la exigencia de Wittgenstein para las ‗proposiciones genuinas‘ era que pudiesen ser verificadas ‗conclusivamente‘ o ‗absolutamente‘. Todo esto puede verse en las publicaciones de Schlick que fueron escritas bajo la influencia directa de sus discusiones con Wittgenstein y aprobadas por éste. (Puedo añadir que esto me lo confirmó personal mente Schlick en una conversación en la que apasionadamente defendió la teoría de Wittgenstein y la suya en contra de mi crítica). También fue personalmente confirmado por Waismann136.
Popper considera que la teoría del significado desarrollada por Wittgenstein es fuerte, clara y retadora pero incompleta y que se autodestruyó. Carnap intentó completarla sin éxito y los sucesivos intentos de hacerlo condujeron a la desintegración tanto del positivismo como de la teoría de Wittgenstein: Wittgenstein en su Tractatus, como Berkeley, desarrolló una filosofía del significado y la falta de significado, o del sentido y del sinsentido, que fue vigorosa y clara. Por una parte estaban las proposiciones empíricas informativas y por otra la pura basura, la simple verborrea; pero simple verborrea que podía tener la apariencia de una proposición empírica. Los signos constitutivos de las proposiciones empíricas eran palabras a las que se había dado un significado empírico: cada una estaba asociada, por el uso, con ciertas cosas o eventos observables. La basura, por otra parte, era tanto no gramatical (como en ‗Sócrates es idéntico‘) o contenía palabras a las que ‗no se 136
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 194-195.
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había dado un significado‘ . y la sola tarea de la filosofía era –de acuerdo con Wittgenstein– la de ‗demostrar‘ a la gente que habla de metafísica que están hablando sin sentido (Cf. Tractatus 6.53)137.
5.4 Wittgenstein en los recuerdos de Popper 5.4.1 Unended Quest. Autobiografía intelectual (1974) La autobiografía intelectual refleja la obsesión de Popper por atacar a Wittgenstein desde distintos puntos de vista: su filosofía, su persona y las repercusiones prácticas de su filosofía en diversas áreas. Popper reconoce abiertamente su falta de integración en la filosofía académica británica por incompatibilidad de modos de pensar, intereses y problemas y por su crítica al positivismo y a la filosofía del lenguaje y en este contexto se produjo su encuentro con el influyente y controvertido Wittgenstein (cuyo relato detallado ha sido recogido en el capítulo anterior): Sin duda mi modo de pensar, mis intereses y mis problemas eran completamente incompatibles con los de muchos filósofos ingleses. Por qué era así no lo sé. En algunos casos pudo haber sido mi interés en la ciencia, en otros pudo haber sido mi actitud crítica hacia el positivismo y hacia la filosofía del lenguaje. Esto me llevó al encuentro con Wittgenstein de quien había escuchado las más variadas y absurdas referencias138.
Popper habla de su dificultad para entender la tendencia de los filósofos ingleses de coquetear con epistemologías no realistas: 137
K. Popper, Quantum Theory and the Schism in Physics, 214-215.
138
K. Popper, Autobiography, 122.
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POPPER, EL CÍRCULO DE VIENA Y WITTGENSTEIN
Una de las cosas que en aquel tiempo me resultaba difícil de entender era la tendencia de los filósofos ingleses de coquetear con epistemologías no realistas como el fenomenalismo, el positivismo, berkeleiano o humeano, o el idealismo machiano (el ―monismo neutral‖), el sensacionalismo, el pragmatismo. Estos juegos de los filósofos eran entonces más populares que el realismo. Después de una cruenta guerra que duró seis años esta actitud era sorprendente y admito que me sentía un poco ―fuera de moda‖139.
Existen genuinos problemas filosóficos Interesante crítica al tema de los puzzles y a la identificación arbitraria de ―problema soluble‖ con ―problema científico‖: Afirmé que existen problemas filosóficos e incluso que yo había resuelto algunos. Hasta ahora había escrito en otro lugar que ―nada parecía menos deseable que una solución simple a un viejo problema filosófico‖. La opinión de muchos filósofos y al parecer especialmente de los wittgenstenianos era que si un problema es soluble no puede haber sido filosófico. Por supuesto que existen otras maneras de acabar con el escándalo de un problema resuelto. Podemos decir que todo esto es viejo HAT o que no toca el problema real. Y después de todo seguramente esta solución debe ser totalmente equivocada ¿o no? (Estoy abierto a aceptar que con frecuencia una actitud como esta es más valiosa que la de un excesivo acuerdo)140.
Popper estudió con profundidad el Tractatus y, desde que tuvo noticia del Círculo de Viena, siguió con particular interés todo lo que escribían sus miembros acerca de la demarcación. Carnap y Wittgenstein eran los ―adversarios‖ a quienes Popper estudiaba con más atención: 139
K.Popper, Autobiography, 125.
140
K.Popper, Autobiography, 124.
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leí el Tractatus de Wittgenstein algunos años antes de escribir mi tesis doctoral y los libros de Carnap en cuanto se publicaban (...) escribí (sin publicar) mucho sobre estos temas trabajando sobre los libros de Carnap y Wittgenstein en considerable detalle‖ 141.
A diferencia de Wittgenstein y los miembros del Círculo de Viena Popper enfocaba el tema de las hipótesis científicas desde una perspectiva conjetural y ajena a cualquier método inductivo. Popper estaba convencido de que la revolución einsteiniana había puesto de manifiesto el carácter conjetural e hipotético de las teorías científicas que no necesitan justificación en contraste con lo que afirmaban los seguidores de Mach y de Wittgenstein: Desde luego las teorías que consideramos que no son más que conjeturas o hipótesis que no necesitan justificación (al menos no una justificación a través de un ―método de inducción‖, del que nadie ha dado nunca una descripción inteligente). Sin embargo algunas veces podemos dar razones para preferir una de las conjeturas en juego a otras, a la luz de su discusión crítica. Todo esto era claro y altamente coherente, pero muy diferente de lo que decían los positivistas machianos y los wittgensteinianos del Círculo de Viena‖142.
Quizás basado en que Einstein fue positivista al principio y un operacionalista dogmático, y aunque más tarde rechazó esta interpretación el error se había popularizado y desarrollado en forma dogmática por Wittgenstein y por el Círculo de Viena:
141
Cf. K. Popper, Autobiography, 80.
142
K. Popper, Autobiography, 80.
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Es un hecho interesante que Einstein mismo fue por años un positivista y un operacionalista dogmático, aunque más tarde rechazó esta interpretación (...) este error asumió una forma realmente seria en su popular obra Relativity: The Special and the General Theory (...) en otras palabras decía que un término ha de ser definido operacionalmente o de lo contrario es carente de sentido. Aquí se encuentra en pocas palabras el positivismo desarrollado posteriormente por el Círculo de Viena bajo la influencia del Tractatus de Wittgenstein y en forma muy dogmática143.
Popper deploró la influencia de Wittgenstein en Schlick, tanto en los cambios en su modo de pensar en la repercusión que su desencuentro con Wittgenstein tuvo para que fuera excluido del Círculo de Viena. Popper dedica la mitad del apartado en el que habla de su llegada a Inglaterra y a su trabajo en la London School of Economics y, como se ha analizado en el capítulo anterior, esto da cuenta de la importancia que Popper otorgó a su único encuentro personal con Wittgenstein en el Moral Science Club de Cambridge en 1946144. Popper considera que la extensa exposición de su postura antiesencialista en The Open Society es la primera defensa de un antiesencialismo no nominalista ni observacionalista. Lamenta que sus críticas al Tractatus en este contexto hayan sido casi completamente ignoradas por los comentadores de Wittgenstein‖145, entre los que se pueden mencionar Anscombe, von Wright, E. Stenius, M. Black y otros146.
143
K. Popper, Autobiography, 97.
144
Cf. K. Popper, Autobiography, 122-124.
145
K. Popper, Autobiography, 116.
146
Popper cita en concreto a E. Stenius, Wittgenstein‟s “Tractatus”, Basil Blackwell, Oxford, 1960 y M. Black, A companion to Wittgenstein‟s „Tractatus‘, Cambridge University Press, Cambridge, 1964.
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Al hablar de sus influencias tempranas y describir la riqueza de la biblioteca de su padre en materia de filosofía, Popper hace alusión a que contenía obras de Mauthner y Weininger dos autores que tuvieron influencia en Wittgenstein. Popper no pierde ocasión de apuntar que está de acuerdo con la valoración de Weininger acerca del análisis del lenguaje: ―todos los zoquetes, desde Bacon hasta Fritz Mauthner, han sido críticos del lenguaje‖147 y la vincula con la afirmación de Wittgenstein: ‗toda la filosofía es una ‗crítica del lenguaje‘ (aunque no en el sentido de Mauthner)‘148. Según Popper su crítica a estas filosofías: fenomenalismo, positivismo, idealismo y subjetivismo tuvo algunos frutos que fueron aprovechados por los filósofos del lenguaje ordinario, ya que la filosofía del lenguaje pronto vino a defender el sentido común y esto era una cosa positiva. Sin embargo el sentido común no es siempre correcto o útil. La filosofía del lenguaje ordinario es conservadora y en asuntos del intelecto nada es menos creativo que el conservadurismo: Sus intentos de adherirse al sentido común y al realismo eran en mi opinión el mejor aspecto con mucho de la filosofía del lenguaje ordinario. Pero el sentido común, aún cuando es con frecuencia correcto (y especialmente en su realismo) no es siempre correcto. Y las cosas se vuelven realmente interesantes sólo cuando el sentido común se equivoca. Estas son precisamente las ocasiones que muestran que tenemos una gran necesidad de ilustración. Existen también ocasiones en las que los usos del lenguaje ordinario no pueden ayudarnos. Para decirlo de otro modo, el lenguaje ordinario, y con él la filosofía del lenguaje ordinario es conservadora. Pero en asuntos del intelecto (en cuanto opuestas quizás al arte o a la política) nada es menos creativo y más lugar común que el conservadurismo149.
147
O. Weininger, Geschlecht und Charakter, Braumüller, Vienna, 1903, 176.
148
L. Wittgenstein, Tractatus, 4.0031.
149
K.Popper, Autobiography, 125.
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Popper resume su concepto acerca del sentido común y de la filosofía del sentido común con unas palabras de Ryle en su reseña a The Open Society: La racionalidad del hombre no consiste en ser incuestionable en materia de principios sino en nunca haber sido incuestionable. No en romper lo axiomas reputados sino en no tomar nada por supuesto150.
5.4.2 Entrevistas concedidas por Popper En las entrevistas que Popper concedió y en sus intervenciones en medios de comunicación a lo largo de los últimos años de su vida invariablemente fue interrogado sobre su relación con Wittgenstein. 5.4.2.1 Diálogo radiofónico en la BBC El 14 de mayo de 1970 Popper participó en una discusión filosófica radiofónica para la BBC, centrada en la filosofía de Russell, y en la que B. Magee moderaba el diálogo entre K Popper, P. Strawson y G. Warnock151. Al abordar la crítica de Russell a la filosofía de Oxford, Popper manifiesta su desinterés por la filosofía del último período de Wittgenstein y a diferencia de Russell, no descalifica las Philosophical Investigations a priori sino que exhibió un argumento para ese rechazo en coherencia con su racionalismo crítico. 150 151
G. Ryle, ―Review of The Open Society‖, Mind, 56 (1947), 167-72, 167.
La entrevista fue publicada posteriormente en B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, Secker & Warburg, London, 1971, 131-149.
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A la pregunta de ¿por qué los filósofos se han interesado tanto por el lenguaje? Popper responde que en gran parte porque algunos de ellos han descubierto la necesidad de una crítica del lenguaje, y esto constituyó un desarrollo interesante, sin embargo lamenta que los filósofos del lenguaje además de mostrar muy poco interés por la ciencia natural, que para él es paradigma de todo conocimiento, se centraran solamente en los usos del lenguaje en cuanto tal: Después de un cierto punto todos los filósofos del lenguaje, incluyendo a Wittgenstein, fueron muy críticos del lenguaje, pero después podemos ver un giro repentino: de pronto los filósofos del lenguaje ya no eran críticos del lenguaje sino que estaban solo interesados en los usos del lenguaje en cuanto tal, sin tratar de criticarlo. Algunos incluso apelaron al lenguaje ordinario como un tipo de autoridad. Este repentino giro llevó a Russell a observar que, después de todo, el lenguaje común no es perfecto (...) y esta es una posición que comparto totalmente152.
Cuando Strawson le hizo ver que el análisis de los esquemas conceptuales podía ser interesante e importante Popper replicó que no se podía gastar la vida hablando acerca del lenguaje: A esto sólo puedo decir que uso gafas y estoy limpiando mis gafas ahora. Pero las gafas tienen una función, y funcionan sólo cuando te las pones, que es ver a través de ellas el mundo. Lo mismo sucede con el lenguaje. Es decir, no podemos gastar la vida en limpiar las gafas o en hablar acerca del lenguaje, o en tratar de tener una visión más clara del lenguaje, o de ‗nuestro esquema conceptual‘. La cuestión fundamental de los lenguajes humanos es que pueden y deben ser usados para describir algo, y este algo es, de alguna manera, el mundo. Estar constantemente y casi exclusivamente interesados en el medio –en la limpieza de las gafas– es el resultado de un error filosófico y 152
B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 135-136.
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este error filosófico se puede con bastante facilidad Wittgenstein153.
remitir a
De acuerdo a los contertulios Popper se libra de ser tachado de descalificador gratuito, a la manera de Russell (y en otro sentido a la manera de Wittgenstein, que según Popper rechaza dogmáticamente los problemas filosóficos sin analizar los argumentos), porque aunque rechaza las Philosophical Investigations al menos proporciona una descripción del tipo de empresa que Wittgenstein pretendía acometer: si se me obliga a punta de pistola a explicar en qué estoy en desacuerdo con las Philosophical Investigations de Wittgenstein, habré de contestar: ―en nada‖. Simplemente disiento de la empresa y con ello quiero decir que no discrepo de nada de lo que afirma porque no hay nada de lo que discrepar. Pero confieso que me aburro, me aburro como una ostra (...) ¿cómo se puede estar en desacuerdo con cosas tan vagas y tan triviales?154.
La discusión se centró el las críticas de Russell a Wittgenstein que cayó en descalificaciones de la última filosofía de Wittgenstein, mostrando que no entendía cómo alguien podía proceder de esa manera, cerrándose incluso al análisis de la lógica que pudo haber conducido a Wittgenstein a su nueva postura. Popper no comparte con Russell el que critique a Wittgenstein sin analizar cuidadosamente sus ideas, pero comparte el fondo de su crítica a Wittgenstein, a quien considera precisamente que es quien revolotea, en símil del mismo Wittgenstein, como una mosca que busca salir del bote en el que se encuentra atrapada:
153
B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 137.
154
B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 140.
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Wittgenstein muy acertadamente compara a cierto tipo de filósofos con una mosca dentro de una botella, zumbando y revoloteando dentro del bote. Pero pienso que es Wittgenstein mismo el que está dentro de la botella y no encuentra nunca el camino de salida, y ciertamente no pienso que él estuviese mostrando a nadie más el camino para salir del bote. Esto es lo que pienso cuando usted dice que ‗Wittgenstein pensó que era apropiado proceder de esta manera‘: ¡ni siquiera pensó que era apropiado! Puedo conceder quizás que podemos revolotear de esta manera digamos por una o dos semanas, ¡pero dedicar la propia vida a eso! Lo encontraría terriblemente aburrido155.
Cuando le preguntaron si se podía obtener alguna luz de Philosophical Investigations Popper contestó que ni él ni Russell habían obtenido ninguna idea del libro y que incluso consideraba que quienes leyeran la obra pensando que habían sacado luces eran víctimas de un tipo de ilusión. Popper considera que en el blanco de la crítica de Russell se haya una doctrina epistemológica equivocada que podría conducir con facilidad a un nuevo escolasticismo: La verdadera cuestión como yo la veo es diferente: ¿tenemos una filosofía del lenguaje que nos explica las funciones del lenguaje y que nos ayuda a entender el significado del lenguaje humano (que es más que u juego)? ¿Tiene usted una filosofía del lenguaje en este sentido? Pienso que la tengo. No sé si Russell la tiene y no quiero hablar de mi mismo, todo lo que quiero hacer aquí es defender las ideas de Russell lo mejor que pueda porque considero que hay mucho en esto. Me parece que detrás de este tipo de preocupación que trataba de combatir hay una doctrina epistemológica equivocada, y también considero que si continúa puede muy bien llevar a algo que podemos describir como escolasticismo156.
155
B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 136.
156
B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 139.
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5.4.2.2 “Interview with Sir Karl Popper (1991)” La entrevista está centrada en la relación de Popper con el Círculo de Viena. Popper lamenta en general el retroceso en el trabajo de Schlick por influencia de Wittgenstein y en particular habla de su crítica al concepto de leyes naturales de Schlick y Wittgenstein, y valora su contrastante relación con los wittgensteinianos del Círculo: Schlick y Waismann. El entrevistador comenta la impresión, no explícita en el trabajo de Popper, de que se dio un retroceso en el trabajo de Schlick con la influencia de Wittgenstein. Popper compara la primera obra de Schlick General Theory of Knowledge con el artículo ―The Turning Point in Philosophy‖ en el que se nota el efecto, deletéreo en su opinión, de esta influencia de Wittgenstein: El artículo es terrible y creo que, además de que estuviese pasmosamente equivocado en sus predicciones, y que la filosofía sólo degeneraba y no resolvía otros problemas, era un artículo de mente estrecha y dogmática. Por el contrario en General Theory of Knowledge se pueden encontrar muchas cosas acertadas157.
Esta valoración de Popper se puede entender al leer el libro General Theory of Knowledge, publicado en 1918 y reeditado con correcciones en 1925, en el que aparecen numerosas referencias a Kant, Hume, Mach y Russell y ninguna referencia a Wittgenstein. Schlick hace aportaciones originales a la metafísica y deja claro que en virtud de la conexión natural entre la filosofía y la ciencia natural el verdadero gran científico es siempre al mismo tiempo un filósofo:
157
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 484.
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La filosofía y la ciencia natural son perfectamente compatibles y existe una conexión natural entre ellas (...) la filosofía no es una ciencia separada que ha de ser puesta fuera o por encima de las disciplinas particulares. Por el contrario el elemento filosófico está presente en todas las ciencias, es su alma y sólo en virtud de ésta son ciencias (...) Claramente el filósofo está llamado a empeñar todas sus energías en el conocimiento de la naturaleza y del otro lado, el científico se da cuenta de que sus problemas más importantes le impulsan con fuerza hacia la teoría del conocimiento, ya que esos problemas son de tal generalidad que su ciencia, al estudiarlos, continuamente se introduce en el dominio de lo estrictamente filosófico. Es claro que tiene que hacerlo así, porque de otra manera no podría entender completamente el significado de su propia actividad. El verdadero gran científico es siempre al mismo tiempo un 158 filósofo .
En contraste con lo que había expuesto en su General Theory of Knowledge Schlick escribió un artículo breve pero sustancioso ((poner el título del artículo)) con el que abre un nuevo periodo de la revista Erkenntnis. En el artículo Schlick expresó su convicción de que el giro definitivo que se estaba operando en la filosofía tenía su origen en la lógica de Leibniz, Frege y Russell pero sobre todo en Wittgenstein que había dado el viraje decisivo en el Tractatus que usa la lógica como instrumento del análisis del lenguaje: Sólo ella (la lógica) es importante para el conocimiento (...) nos permite librarnos de los problemas tradicionales de la ―teoría del conocimiento‖ (...) Los que hasta ahora se han considerado así [problemas insolubles] no son interrogantes auténticos sino series de palabras sin sentido (...) que aparentemente satisfacen las reglas habituales de la gramática, pero en realidad consisten en sonidos vacíos, porque quebrantan las profundas reglas internas de la sintaxis lógica descubiertas por el nuevo análisis (...) No hay pues otra
158
M. Schlick, General Theory of Knowledge, v-vi. La cursiva es mía.
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prueba y confirmación de las verdades que no sea la observación y la ciencia empírica159.
((Aquí hay que hilar bien en el tema de las leyes naturales, porque lo que se trataba antes era su abandono del realismo)) Stadler concede que el abandono del realismo por parte de Schlick y su reorientación hacia las filosofías de Frege, Russell y Wittgenstein no sólo fue lamentada por Popper y por Feigl, su estudiante favorito, sino también por Einstein, quien le había considerado uno de los mejores intérpretes filosóficos de la teoría de la relatividad, y por Max Planck que acabaron criticando su trabajo como demasiado positivista160. Stadler afirma que esta impresión de Popper se confirma en la correspondencia de Schlick en la que calificó las críticas de Popper al concepto de leyes naturales de Wittgenstein como fuera de lugar e inapropiadas. Según Schlick, Wittgenstein nunca pretendió que las leyes naturales fueran convenciones o pseudoproposiciones o ‗instrucciones‘ como erróneamente interpretaba Popper. Popper muestra su desinterés por entrar en ese tema aunque una vez que se ha traído a colación Popper confirma que nunca malinterpretó el concepto de leyes naturales de Wittgenstein: No supe exactamente lo que Wittgenstein decía y otros tampoco lo sabían pero se publicó —Stadler apunta que fue en las discusiones de Wittgenstein con Schlick y Waismann—Vi los escritos de Waismann hace un año aproximadamente por primera vez y comprobé que Wittgenstein expresamente decía que la verificación y la falsificación son totalmente simétricas. Exigía de manera bastante explícita una verificación completa. De manera que en ese punto dijo precisamente lo mismo que en su momento yo interpreté161. 159
M. Schlick, ―The Turning Point in Philosophy‖, 55-56.
160
Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 174.
161
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 485.
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Popper intenta reflejar lo que a su juicio quieren decir Wittgenstein y Schlick cuando hablan de las leyes naturales como ‗instrucciones para la formación de enunciados‘: estas instrucciones son útiles o inútiles, prácticas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas162. Dahms considera que la fuente de la confusión surgió porque Wittgenstein entendió todo el verificacionismo —‗el significado de una proposición es el método de su verificación‘— como una teoría del significado de las proposiciones matemáticas y al principio exigió la completa verificación de las proposiciones matemáticas y después parece que transfirió esto de alguna manera a las proposiciones empíricas, lo que Popper replicó: ―todavía sigo sin entender cómo hizo esto pero lo hizo163. En cuanto a su relación los miembros del Círculo de Viena más cercanos a Wittgenstein, Popper reconoce que Schlick y él tuvieron una relación menos amistosa y que no fue invitado a las reuniones de Schlick debido a su mala relación con su admirado Wittgenstein: [Schlick] me conocía poco y no creo que estuviese escandalizado por mi crítica pero me parece que estaba muy identificado con Wittgenstein y esta era la razón164.
Popper relata que su trato con Waismann fue muy bueno ya que ―a pesar de ser un wittgensteiniano declarado‖ tenía una mente amplia. La escuela wittgensteiniana conduce a una serie de proposiciones dogmáticas dentro de un círculo esotérico de iniciados, aunque existen excepciones como Waismann cuyos escritos son claros y no dogmáticos: 162
Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales de la Epistemología, 327.
163
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 485-486.
164
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 482 y 484-485.
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No quisiera generalizar, por ejemplo, todo lo que he visto en los escritos de F. Waismann es presentado como una cadena de argumentos racionales y extraordinariamente claros, y completamente libres de la actitud del ‗tómalo o déjalo‘165.
Popper recuerda que ayudó a Waismann a trasladarse a Cambridge y le vio después de la guerra, añade con indignación: Me marché a Nueva Zelanda y Wittgenstein le trató con frialdad (...) en Cambridge. Y era la única persona —porque todavía Waismann no hablaba mucho inglés— que conocía en todo el país y estaba en la misma ciudad y en la misma universidad y nunca le permitió que le visitara. Wittgenstein nunca vio a Waismann cara a cara. Decía a sus alumnos: si acudís a Waismann entonces no podréis volver conmigo nunca más166.
Y refiriéndose a la versión popular del Tractatus que Waismann había intentado publicar desde 1929 y que Wittgenstein siempre rechazó, Popper prosiguió diciendo que: Wittgenstein decía: ―publícala pero me suicidaré‖ y sin embargo el libro de Waismann The Principles of Liguistic Philosophy es muy bueno —Dahms apuntó— al menos más fácil de entender que el Tractatus167.
165
K. Popper, Open Society, capítulo 11, nota 52.
166
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 486.
167
H. J. Dahms y F. Stadler, ―Interview with Sir Karl Popper‖, 486.
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5.4.2.3 “The Future is Open. A Conversation with Sir Karl Popper” (1994) A. Chmielewski, profesor de filosofía de la Universidad de Wroclaw en Polonia, sostuvo una conversación con K. Popper en la casa de éste en Kenley, Surrey, el 29 de julio de 1994 seis semanas antes de la muerte de Popper y fue una de las últimas entrevistas que concedió168. Durante la conversación se abordaron temas diversos como los Presocráticos, Einstein, Tarski, cuestiones de epistemología y temas de actualidad como la caída de los regímenes totalitarios y las corrientes de la filosofía británica contemporánea. El entrevistador comenta la fuerte influencia de Wittgenstein —―con quien usted ha sido siempre muy crítico‖— que se sentía en muchas áreas de la filosofía particularmente la filosofía de su último periodo. Popper lamenta que la filosofía contemporánea está dominada por diferentes modas por el peligro que supone sucumbir a las modas en la ciencia o en filosofía. Para Popper existe un contraste entre el interés del Tractatus aunque no estuviese de acuerdo en muchos puntos y Philosophical Investigations. que le parece un libro extremadamente aburrido: Lamentablemente es verdad. Es terrible. En verdad pienso que la filosofía británica contemporánea es muy mala (...) nada interesante (...) aburrida. Es muy aburrida (...) el segundo libro de Wittgenstein es extremadamente aburrido. Su primer libro, Tractatus Logico-Philosophicus, era de una clase muy diferente. En general la filosofía está dominada por diferentes modas: historicismo, estructuralismo, nuevo historicismo, postestructuralismo, postmodernismo y otras, que no son más que modas filosóficas. Pero una moda en ciencia o en filosofía es 168
A. Chmielewski y K. Popper, ―The Future is Open. A Conversation with Sir Karl Popper‖ en I. Jarvie y S. Pralong (eds.), Popper‟s Open Society after Fifty Years, 28-38.
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algo terrible. Está ahí y no podemos hacer nada, pero es algo que debe ser despreciado y no seguido169. Una vez compendiadas las principales críticas de Popper a la filosofía de Wittgenstein llega el momento de valorar algunas críticas que se han hecho y de retomar la relación de ambos con el Círculo de Viena, que es el punto de partida de la comparación que se hace en este trabajo.
169
A. Chmielewski y K. Popper, ―A Conversation with Sir Karl Popper‖, 33.
Capítulo VI Hacia una valoración global de las posturas de Popper, el Círculo de Viena y Wittgenstein
Este capítulo final aspira a recoger las principales interpretaciones y críticas acerca de la vinculación entre Popper y Wittgenstein y a cerrar la discusión que tuvo como punto de arranque el análisis de la relación de ambos con el Círculo de Viena. En la primera sección se da cuenta de la actual discusión de la filosofía de la ciencia como disputa entre las posturas de Popper y las dos filosofías de Wittgenstein. En la segunda sección se describen las interpretaciones positivistas del Tractatus: la lectura empirista del Círculo de Viena y la crítica racionalista de Popper. Se mencionan algunas dificultades derivadas de la interpretación de lo inefable en Wittgenstein. En la tercera sección se analizan las dos interpretaciones de la relación entre las posturas de Popper y Wittgenstein frente al positivismo lógico: la primera caracterización como posturas opuestas e irreconciliables y la segunda como posturas complementarias, sin pasar por alto que las diferencias que prevalecen. Se incluyen las valoraciones de algunos autores acerca de las respectivas epistemologías no fundacionistas. En la cuarta sección se abordan los principales obstáculos para el diálogo filosófico entre Wittgenstein y Popper: las dificultades de interpretación del método de Wittgenstein y los temperamentos no filosóficos de ambos autores. La última sección se dedica a una valoración más personal.
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6.1 Popper y Wittgenstein en la filosofía de la ciencia del siglo XX Popper se sitúa entre los grandes filósofos del siglo XX junto con Russell, Wittgenstein y Heidegger1 y algunos autores incluyen en este elenco a miembros del Círculo de Viena como Schlick, Carnap, y Neurath2. Wittgenstein y Popper tuvieron en común la fuerza teórica de su pensamiento y dieron lugar a líneas importantes de investigación: Wittgenstein al empirismo lógico y a la filosofía del lenguaje y Popper a la nueva filosofía de la ciencia. Exhibieron propuestas novedosas en el contexto histórico-cultural y desarrollaron metodologías originales para la reconstrucción del conocimiento una vez destruida la imagen positivista de la ciencia, de manera que la actual discusión de la filosofía de la ciencia puede ser interpretada como una disputa entre las posturas de Wittgenstein y de Popper3. Popper criticó consistentemente las dos filosofías prohijadas por Wittgenstein y Wittgenstein es también el inspirador de las críticas más importantes a Popper dirigidas por Kuhn, Toulmin e incluso Feyerabend: están influidos por la segunda filosofía de Wittgenstein aunque no necesariamente sean conscientes de ello ni defiendan la filosofía del lenguaje ordinario4. El enfrentamiento con la teoría de la ciencia de Kuhn —centrada en los factores psico-sociológicos— es la polémica más importante que ha habido en torno a la postura de Popper, centrada en factores lógicos. Las ideas de Kuhn, aun conteniendo numerosos puntos débiles, muestran con claridad las 1
Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 211, y W. W. Bartley III, Wittgenstein, 12. 2 Cf. H. Berghel, A. Hübner y E. Köhler (eds.), “Wittgenstein, The Vienna Circle and Critical Rationalism”, Proceedings of the Third International Wittgenstein Symposium, Vienna 1979, 15. 3 Cf. G. Radnitzky, “Tres estilos de pensar en la actual teoría de la ciencia. Sus creadores: Wittgenstein I, Popper y Wittgenstein II”, Pensamiento, 35, 1979, 9-10. 4 Cf. T. Kuhn, The Stucture of Scientific Revolutions, The University of Chicago Press, Chicago, 1996, 45 y 146-147, y The Essential Tension. Selected Studies in Scientific Tradition and Change, The University of Chicago Press, Chicago, 1977, 121.
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amplias lagunas de la epistemología de Popper que deja de lado factores importantes del desarrollo real de la ciencia5. Wittgenstein y Popper son los antagonistas de mayor interés en el cisma del empirismo lógico también debido a que llegaron a la filosofía desde la lógica, las matemáticas y la física al igual que algunos miembros del Círculo de Viena, a diferencia de la educación filosófica sistemática de muchos de sus colegas británicos y a que estuvieron más próximos al Círculo de Viena que a cualquier filósofo de su tiempo6. Estuvieron más cercanos a Kant que los empiristas lógicos y sus primeras experiencias filosóficas están relacionadas con Schopenhauer. Magee sostiene que la revolución copernicana llevada a cabo por Kant fue el giro más importante en la historia de la filosofía y a través de Schopenhauer dio origen a tres líneas de pensamiento, ajenas a la tradición del empirismo neo-humeano, representadas por Nietzsche (y a través de él por el existencialismo moderno), Wittgenstein (y a través de él por la moderna filosofía analítica) y Popper (y a través de él por un racionalismo esencialmente crítico basado en la ciencia)7. Wittgenstein y Popper fueron más atraídos por el modelo de pensamiento de Boltzmann que del fenomenalismo subjetivista de Mach, sin embargo ni Wittgenstein ni Popper fueron capaces de ensombrecer la aceptación de Mach en el Círculo de Viena de manera importante a pesar de las divergencias8. Ninguno de los miembros del Círculo de Viena siguió el giro del último Wittgenstein desde el lenguaje científico a los juegos del lenguaje9. Popper desarrolló una fructífera e iluminadora teoría del conocimiento empírico mediante la combinación de la visión kantiana y el empirismo y fue el crítico más importante del Círculo de Viena. 5
Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 32-33. Cf. H. Berghel, A. Hübner y E. Köhler (eds.), “Wittgenstein, The Vienna Circle and Critical Rationalism”, 15, B. Magee, Confessions of a Philosopher, 166 y 318319 y A. Wood, “Russell‟s Philosophy. A Study of its Development” en B Russell, My Philosophical Development, 203. 7 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 166. 8 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 175-176. 9 Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 274. 6
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Su crítica se dirigió al criterio verificacionista de demarcación y especialmente al ideal de ciencia del empirismo lógico; propuso un nuevo ideal de ciencia y dio un giro copernicano en la metodología10. La lógica de las ciencias de Popper constituye una contribución de primer orden no sólo para la epistemología sino también para la ciencia —Popper motivó e integró más y mejor a los científicos que Wittgenstein y el Círculo de Viena— y por esto ha sido considerado uno de los más grandes filósofos de la ciencia: Popper tiene derecho a reclamar su puesto en el panteón filosófico, precisamente por haber sido capaz de elaborar todo un sistema partiendo del siguiente destello: sólo podemos acercarnos a la verdad guiándonos por su sombra11.
El significado real del trabajo de Popper apenas ha empezado a emerger. Las ideas de Popper llegaron a tal profundidad que el carácter revolucionario de sus consecuencias no resulta obvio y es raro encontrar buenos conocedores de sus ideas12. Dice cosas mucho más interesantes que otros filósofos, su estilo es transparente pero su pensamiento es mucho más complejo de lo que parece a primera vista entre otras razones porque su obra no es sistemática13. Muchos filósofos profesionales no han leído sus libros y piensan que saben de Popper todo lo que necesitan saber y generalmente asocian dos o tres grandes ideas con el nombre de Popper —la falsabilidad, la negación de una lógica inductiva, las críticas a Platón y a Marx— pero el conocimiento de su obra raramente va más allá. A esto debe añadirse 10
Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 211 y 457-458 y G. Radnitzky, “Tres estilos de pensar en la actual teoría de la ciencia. Sus creadores: Wittgenstein I, Popper y Wittgenstein II”, 5. 11 J. Arana, “Los dos problemas fundamentales de la filosofía de Popper. Libertad y verdad en una sociedad abierta”, Atlántida, 10, 1992, 211. 12 Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, x-xi y Philosophical Darwinism. On the Origin of Knowledge by Means of Natural Selection, Routledge, London, 1993, 12. 13 Cf. M. Artigas, Lógica y ética en Karl Popper, Eunsa, Pamplona, 1998, 11.
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que las polémicas acerca de su obra provocadas por los marxistas durante varias décadas y por algunos de sus discípulos en otras ocasiones, no han contribuido a clarificar las cosas. B. Magee fue amigo y defensor de Popper y es uno de los filósofos que más se han esforzado en promover la comprensión de Popper dentro de la filosofía británica porque está persuadido que “la sustancia, el peso, la originalidad y el rango del trabajo de Popper no se encuentran juntos en ningún filósofo actual”14. Popper nunca estuvo de moda porque buscó nuevas ideas con independencia de los principales sistemas de pensamiento en auge, y por su estilo de atacar nunca fue popular a diferencia de Wittgenstein que estuvo de moda y tenía verdaderos apóstoles. No obstante, el interés por el trabajo de Popper ha permanecido a lo largo de medio siglo y va en aumento: no hay debate sobre filosofía de la ciencia en la actualidad en el que no se mencionen sus ideas, aunque con frecuencia no se menciona su nombre15. Popper fue un autor de profunda originalidad que no se limitó a criticar las ideas de otros sino que en cada caso ofreció una alternativa al sistema de pensamiento que atacaba. Sus planteamientos han recibido mucho menos atención que sus críticas y esto, en opinión de algunos autores, no es sorprendente debido a que Popper ha sido un formidable y efectivo crítico de varias ortodoxias a gran escala en el siglo XX —entre las que se incluyen el positivismo lógico y la filosofía del lenguaje—, y a que los filósofos del lenguaje —convencidos de que la tarea de la filosofía es el análisis de los conceptos— se muestran incapaces de desarrollar ideas positivas a gran escala y se concentren casi completamente en las críticas16. Popper tuvo la particular desgracia de vivir la mayor parte de su carrera, tanto en Austria como en Inglaterra, en tiempos y lugares dominados por Wittgenstein. El Tractatus de Wittgenstein primero, y posteriormente la filosofía orientada hacia el lenguaje ordinario, y con 14
B. Magee, Confessions of a Philosopher, 211. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 2. 16 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 211. 15
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ello la última filosofía de Wittgenstein, encontró resonancia en Inglaterra, durante muchos años la filosofía de Wittgenstein fue más influyente que la de cualquier otro filósofo. Por el contrario, la recepción de Popper en el mundo anglosajón se retrasó debido a su exilio en Nueva Zelanda y a que The Logic of Scientific Discovery, se tradujo por primera vez al inglés en 1959. Popper nunca se asimiló a la llamada filosofía profesional británica precisamente por su defensa de que existen genuinos problemas filosóficos, y en la filosofía británica prevalecía la idea wittgensteiniana de que los problemas filosóficos son meros rompecabezas lingüísticos17. La filosofía de Wittgenstein también fue la que se criticó con más fuerza y un caso particular fue la crítica de Popper18. Estas son las principales razones del olvido del que Popper ha sido víctima por parte de sus colegas, si se compara con la influencia que ha tenido fuera de su profesión. Popper tuvo honores al final de su vida y fue conocido en la esfera internacional —más fuera que dentro de Inglaterra donde vivía— a diferencia de Wittgenstein que nunca recibió honores y fue escasamente conocido fuera de la filosofía. La influencia de Wittgenstein se dio entre filósofos y artistas y la de Popper en esferas más prácticas como el mundo de los negocios, la política y la ciencia. Entre los defensores de Popper existe la persuasión de que el momento de Popper en el mundo académico está por llegar como a Wittgenstein ha llegado su momento: sus ideas son objeto de estudio e incluso de especialización en universidades de todo el mundo medio siglo después de su muerte19. A pesar del retraso en la recepción de Popper entre los filósofos ingleses y americanos, los temas de las principales revistas especializadas y la acogida de los dos volúmenes editados por Schilpp sobre la filosofía de Popper dan pie a suponer que el influjo de la metodología popperiana podría acrecentarse en los
17
Cf. I. Grattan-Guinness, “Bertrand Russell After Twenty Years”, 303-304. Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 149. 19 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 193-194. 18
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próximos años20. Los estudios recientes de la literatura especializada sobre totalitarismo y metodología de la ciencia le mencionan con más frecuencia que a ningún otro filósofo incluyendo a Arendt, Wittgenstein y Kuhn21. Otros autores son menos optimistas al respecto y reconocen que Popper es escasamente mencionado en los círculos académicos y hablan incluso que Popper nunca vio florecer sus ideas como merecían, de manera que el racionalismo crítico puede ser calificado como una de las más grandes oportunidades intelectuales perdidas de la segunda mitad del siglo XX22. 6.2 Lecturas positivistas del Tractatus Russell hizo una lectura logicista del Tractatus, —lo interpretó en el sentido de su propio atomismo lógico y del trabajo de Wittgenstein desprendía el principio de extensionalidad (todas las proposiciones del lenguaje pueden ser construidas a partir de proposiciones elementales) y el principio de atomicidad (todo juicio acerca de lo complejo puede ser analizado mediante un juicio sobre sus constituyentes y en las proposiciones que describen completamente lo complejo)23—, el Círculo de Viena incorporó el Tractatus en clave empirista y Popper llevó a cabo una crítica racionalista del Tractatus. Las tres lecturas tienen en común que son interpretaciones positivistas de la primera obra de Wittgenstein sin embargo no llegan a un acuerdo ni consiguen dar cuenta del conjunto
20
Cf. G. Radnitzky, “Entre Wittgenstein et Popper. Philosophie analytique et théorie de la science”, 9. 21 Cf. P. Hedström, R. Swedberg y L. Udéhn, “Popper‟s situational Analysis and Contemporary Sociology”, Philosophy of the Social Sciences, 28, 1998, 342-343. 22 D. Miller, Philosophy: Problems, Aims, Responsibilities. Conference to Mark the 10th Anniversary of the Death of Karl Popper (1994-2004), , Primer anuncio, 2 de noviembre de 2003. 23 Cf. B. Russell, Logical Atomism en A. J. Ayer, Logical Positivism, 31-52.
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del texto y, lo que es más importante, parece que no se percatan de las verdaderas intenciones del autor al separar lo decible y lo indecible24. 6.2.1 La lectura empirista del Círculo de Viena y la lectura racionalista de Popper La obra más citada en la literatura del positivismo lógico es sin duda el Tractatus pero al mismo tiempo es quizás una de las menos bien entendidas25. Como se ha visto en el capítulo IV, los miembros del Círculo de Viena interpretaron puntos del Tractatus en apoyo de su postura antimetafísica y cientista sin tomar en cuenta que Wittgenstein se mantuvo ajeno a cualquier cruzada antimetafísica y su postura no fue nunca cientista como se verá más adelante. Los empiristas lógicos vieron en el análisis lógico del lenguaje el instrumento para eliminar el sinsentido cuando Wittgenstein había propuesto el análisis lógico del lenguaje como elemento de clarificación. Definieron el objeto en términos de experiencia sensible del sujeto y Wittgenstein rehusó decir lo que entendía por objeto en el Tractatus. Adoptaron la perspectiva lógica al abordar los problemas filosóficos y la verificabilidad como criterio de significado mientras que Wittgenstein se limitó a subrayar la imposibilidad de formular enunciados con sentido que no sean figuras lógicas de los hechos. Interpretaron lo no empírico o no lógico como carente de sentido cuando Wittgenstein había propuesto más modestamente que todo lo que no fuesen figuras lógicas de hechos no puede ser dicho. En estos y otros puntos los positivistas lógicos erigieron en dogmas
24
Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 180-204. 25 Cf. A. J. Ayer, Logical Positivism donde las referencias a Wittgenstein son incluso más numerosas que las referencias a otros autores como Hume, Frege o Russell.
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epistemológicos lo que Wittgenstein consideró como simples limitaciones de nuestro lenguaje26. Los miembros del Círculo de Viena hicieron una interpretación demasiado simple de las ideas de Wittgenstein y subieron por la escalera que ofrecía en el Tractatus pero no siguieron su consejo de arrojarla después27. J. Sádaba afirma que si se toma en cuenta además que lo realmente importante en Wittgenstein fue lo que calló la conclusión es que el Círculo de Viena “resbaló por Wittgenstein sin enterarse”28. Otros autores rechazan esta valoración y defienden los elementos comunes profundos entre Wittgenstein y el Círculo de Viena29. Algo semejante ocurre con Popper: sus defensores consideran que atacó consistentemente las dos filosofías de Wittgenstein en uno de los elementos comunes esenciales a las dos filosofías de Wittgenstein al subrayar que las discusiones acerca del significado de las palabras no clarifican el pensamiento y corren el riesgo de alejarse de los temas sustanciales. Popper estaba abierto a los innumerables problemas de naturaleza genuinamente filosófica que el mundo nos presenta y convencido que ningún problema de envergadura se podría resolver mediante el simple análisis clarificador de nuestros conceptos y nuestros métodos. Popper estaba persuadido de que ni él ni los miembros del Círculo de Viena habían malinterpretado a Wittgenstein que rechazó el Tractatus por errores acerca del significado que Popper había denunciado antes30. Mientras que los defensores de Popper le consideran el antipositivista decisivo que propuso los argumentos que conducirían a la disolución del positivismo lógico31, otros autores por el contrario sostienen que la lectura racionalista que Popper hace del Tractatus 26
Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 188-189. 27 Cf. M. Artigas, El desafío de la racionalidad, Eunsa, Pamplona 1999, 28. 28 J. Sádaba, Conocer Wittgenstein y su obra, 12. 29 Cf. K. Lehrer y J. C. Marek (eds.), Austrian Philosophy Past and Present. Essays in Honor of Rudolf Haller, xi. 30 Cf. B. Magee, Popper, Grijalbo, Barcelona, 1974, 52-53. 31 Cf. B. Magee, Popper, 48-49.
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está limitada precisamente por elementos positivistas en su filosofía, por haber criticado al Wittgenstein interpretado por el Círculo de Viena y no haber reparado en los elementos antipositivistas del Tractatus. La interpretación de Wittgenstein en relación a lo decible y lo indecible no es fácil y tampoco resultó evidente para sus contemporáneos la evolución de las ideas de Wittgenstein. El racionalismo crítico de Popper comparte los presupuestos logicistas del empirismo lógico especialmente el dualismo entre saber y acción, separa las normas de los hechos, la ética de la ciencia, las cuestiones lógicas de las cuestiones empíricas, psicológicas o sociales, y esto constituye el núcleo de las dificultades de la filosofía de Popper. Algunos autores sugieren que la resistencia de Popper a involucrarse en la psicología del descubrimiento en aras de la lógica del descubrimiento le convierte más en un positivista de lo que está dispuesto a admitir32. Stadler sostiene que Popper mantuvo un dualismo entre filosofía y ciencia pero no convirtió su posición antimetafísica en un dogma y, a diferencia de Wittgenstein y de los miembros del Círculo de Viena, se adhirió a transiciones graduales y a demarcaciones tentativas entre las proposiciones empíricas y no empíricas33. El diálogo de Popper con los positivistas puede llevar a una falsa imagen de la filosofía de Popper, atribuyéndole tesis positivistas que nunca compartió, pero al mismo tiempo su defensa de la metafísica frente a los ataques positivistas puede llevar a creer que Popper admite el valor de la metafísica en su sentido tradicional, lo cual no es verdad. Popper se limita a señalar que pueden existir y de hecho existen problemas que, aunque no sean científicos, tienen sentido, y que se puede argumentar acerca de ellos. La defensa de la metafísica que hace Popper en realidad es una destrucción de la metafísica más profunda que la
32
Cf. A. Janik, “Review of Hacohen‟s Intellectual Biography of Karl Popper”, Central European History, 35, 4, 2002, 613. 33 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 447.
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pretendida por los positivistas, porque está envuelta en un ropaje equívoco que se presenta incluso como defensor de lo que destruye34. Desde el punto de vista de la estricta lógica del conocimiento, Popper desplaza los problemas que advierte en el empirismo lógico: sustituye las paradojas de la inducción y de la verificación y las dificultades del psicologismo como fundamento epistemológico de los enunciados de base por su paradoja de la corroboración de las hipótesis falsificantes y las dificultades de su decisionismo crítico e incurre en el dogmatismo que él mismo ha rechazado, ya que no analiza las condiciones, lógicas o empíricas, bajo las cuales han de tomarse estas decisiones35. Popper no resuelve ningún problema real acerca de la inducción, se limita a negar totalmente su existencia a todos los niveles y a afirmar que, a pesar de ello, es posible solucionar el problema de la demarcación, que tal como lo plantea tampoco es un problema que corresponda a la realidad del conocimiento. Construye un adversario —el “inductivismo”— y plantea un falso dilema. Se limita a considerar las relaciones lógicas entre enunciados, deja fuera la abstracción e ignora el papel fundamental de la inducción en el conocimiento ordinario y en el conocimiento científico36. Otros autores reconociendo que el pensamiento popperiano marca un progreso claro respecto del empirismo lógico, consideran que Popper fue un neopositivista que opuso al empirismo lógico un racionalismo no menos logicista que se ha mostrado fecundo en la medida en que se le considera una autocrítica37. Finalmente hay quienes tachan a Popper de „supuesto antipositivista‟ y le acusan de contribuir a crear una imagen estereotipada del Círculo de Viena38.
34
Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 118-120. Cf. J. F. Malherbe, La Philosophie de Karl Popper et le Positivisme Logique, 286-288. 36 Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 63-70. 37 Cf. J. F. Malherbe, La philosophie de Karl Popper et le Positivisme Logique, capítulo 9. 38 Cf. K. Lehrer y J. C. Marek (eds.), Austrian Philosophy Past and Present. Essays in Honor of Rudolf Haller, xi. 35
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Por otra parte —continúan los críticos de Popper— su crítica no se dirige al Wittgenstein real sino al interpretado por los positivistas lógicos. Popper consideró que Wittgenstein junto con los miembros del Círculo de Viena eran antimetafísicos y criticó el ataque cerril a la metafísica occidental dirigida por ellos porque manifestaba un viejo absolutismo filosófico y podía conducir a callejones sin salida39. Popper fue más duro que Wittgenstein en su crítica al neopositivismo y salió vencedor pero golpeó al empirismo lógico precisamente en el Tractatus hábilmente arrebatado a su autor y privado de su sentido original. Al denunciar las tesis del Tractatus como fundadas sobre un “dogmatismo reforzado” Popper no sólo criticó a los que fundaban sus propias construcciones dogmáticas sobre la lectura incompleta, y por tanto deformada, del Tractatus, sino que lamentablemente involucró en la derrota al mismo Wittgenstein, haciendo así, en última instancia aún más difícil la recuperación filosófica40. Popper se quejó de que su crítica no había sido tomada en cuenta por los comentadores de Wittgenstein41, pero si el Wittgenstein rechazado por Popper es el “escritor sagrado” a quien el positivismo lógico atribuyó la redacción de su biblia no es de extrañar que los exegetas del Tractatus no se hayan preocupado en absoluto de las críticas de Popper al “primer” Wittgenstein42. Popper no percibió los elementos antipositivistas del Tractatus que se acercaban más a sus propias posiciones que a las de los empiristas lógicos. Las “proposiciones elementales” del Tractatus están más cercanas a los “enunciados básicos” de Popper que a los “enunciados protocolares” de Schlick y Carnap. Popper opuso su deductivismo al inductivismo del Círculo de Viena y el Tractatus es una exposición de tipo deductivo43. Aunque no se advierta un cambio 39
Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 22. Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 327. 41 Cf. K. Popper, Autobiography, 93. 42 Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 188-189 y 192. 43 Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 190. 40
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formal entre el concepto de método científico del Tractatus44 y el de Philosophical Investigations45 en los cuales Wittgenstein aparece todavía casado con la perspectiva “inductivista” tradicional, su concepción de la ciencia estaba lejos de ser “justificacionista”. El inductivismo de Wittgenstein, quizás por influencia de Hertz, fue siempre de tipo hipotético-deductivo, insistiendo en que las leyes científicas eran esquemas lógicamente construidos que ayudan a organizar y unificar nuestras proposiciones acerca de la experiencia46. Popper interpretó el tema de las leyes científicas en el sentido de los empiristas lógicos y no en el sentido de Wittgenstein: ni las leyes ni las teorías han de verse como generalizaciones empíricas sino como reglas a priori que nos permiten formular descripciones de todos los posibles hechos de un cierto tipo47. Popper subraya que la distinción wittgensteiniana entre lo que puede ser dicho y lo que no implica el rechazo de lenguaje significativo de las hipótesis científicas y dirige la misma crítica a Carnap que acaba rechazando la ciencia en su intento por eliminar la metafísica48. En efecto una hipótesis científica tiene siempre la forma de enunciado universal y no se ve de qué manera un enunciado de este tipo puede ser una función de verdad de proposiciones elementales, que era la condición de Wittgenstein para las proposiciones con sentido49. Wittgenstein no se consideraba positivista ni antimetafísico y lamentaba que uno de los malos entendidos más importantes del Tractatus era la idea de que es una obra escrita con espíritu antimetafísico:
44
Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.3 y 6.372. Cf. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, §§472-486. 46 Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.341. 47 Cf. J. Griffin, Wittgenstein’s Logical Atomism, Oxford University Press, Oxford, 1964. 48 Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 253-254. 49 Cf. K. Popper, The Open Society, II, 293-294. 45
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Toda mi inclinación, y me parece que la de cualquiera que trate de escribir o hablar sobre ética o religión, es superar las fronteras del lenguaje. Esta carrera contra los muros de nuestra prisión es absolutamente inútil. La ética en cuanto surge del deseo de decir algo acerca del sentido de la vida, el bien absoluto y el valor absoluto no puede ser ciencia. Lo que dice no añade nada a nuestro conocimiento en ningún sentido. Pero es un hecho la tendencia en la mente humana que personalmente no puedo más que respetar profundamente y nunca en mi vida voy a ridiculizar50.
Wittgenstein pretendió a su manera que el Tractatus arrojara luz sobre la metafísica, la ética y el significado de la vida51. El Tractatus no tiende a eliminar el discurso no científico aunque considera que la actividad filosófica es un mal necesario o inevitable, una perversión del lenguaje —las cuestiones tradicionales de la filosofía son un discurso carente de sentido y por tanto parasitario— y una actividad vana que nunca termina porque siempre van a surgir cuestiones metafísicas. Al mismo tiempo la manifestación de su vanidad muestra su importancia y envergadura porque en la impotencia filosófica se manifiesta el elemento místico52. Wittgenstein estaba persuadido que los grandes problemas de la vida del hombre no pueden ser tratados con un lenguaje que esté fuera de la historia, del ambiente social y no cabe un lenguaje científico para estas materias53. La filosofía, según Wittgenstein, tiene por único objetivo separar lo posible de lo imposible, delimitar el dominio de las proposiciones con sentido (las de las ciencias) y rechazar cualquier otra proposición54 pero intentar establecer los límites entre lo que tiene 50
Palabras de Wittgenstein durante la única conferencia „popular‟ que dio en su vida en Cambridge en noviembre de 1929 recogidas en R. Monk, The Duty of Genius, 277. 51 Cf. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 117. 52 Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.421 y Philosophical Investigations, § 108. 53 Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 203. 54 Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.53.
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sentido y lo que no lo tiene significa traspasar esos límites y acerca de esto es preciso callar55. Respecto al estatus de la ciencia la posición del Tractatus es doble: por una parte sólo la ciencia natural tiene valor cognitivo y por otra no explica nada56. El discurso físico (científico) nunca es completamente satisfactorio y por eso el abundante bagaje de instrumentos lógicos (neopositivistas) del Tractatus finalizan con un sentido ético: la destrucción de la idolatría del lenguaje científico basado en el reconocimiento de que existen problemas más importantes57.
55
Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.522 y 7. Cf. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 408. 57 Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 203-204. 56
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6.2.2 La interpretación de lo indecible en Wittgenstein En Wittgenstein existen muchos contrastes y con razón afirma von Wright que él mismo es un enigma: El autor de las proposiciones “El enigma no existe” y “todo lo que puede decirse pude decirse con claridad” era él mismo un enigma, y sus frases tienen un contenido que con frecuencia yace profundamente bajo la superficie del lenguaje58.
Esto explica en parte por qué los miembros del Círculo de Viena, Popper e incluso sus primeros discípulos británicos se inclinaron a pensar que al hablar de lo “indecible” Wittgenstein estaba purgando el sinsentido metafísico con el objeto de construir un lenguaje científico y no que estaba exponiendo la incapacidad del racionalismo para abordar las cuestiones profundas de la vida59. ¿Cuál era el significado de lo “indecible” o lo místico para Wittgenstein? Ramsey sugirió que la metafísica para Wittgenstein era “sinsentido pero un sinsentido importante”. Carnap reconoció la predisposición del Círculo a descartar las dimensiones “metafísicas” del Tractatus60. Janik y Toulmin afirman que el Tractatus es un escrito ético contrario a la recepción positivista61, Malcolm, Pears y muchos otros aceptan la lectura positivista62. Popper estudió cuidadosamente el Tractatus y lo rechazó como una peligrosa combinación de racionalismo dogmático y misticismo63. 58
G. H. von Wright, Wittgenstein, 34. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 193. 60 Cf. R. Carnap, “Intellectual Autobiography”, 24-29. 61 Cf. A. Janik y S. Toulmin, La Viena de Wittgenstein, capítulos 6 a 8. 62 Cf. N. Malcolm, Nothing is Hidden: Wittgenstein’s Criticism of his Early Thoughts, Blackwell, Oxford, 1986 y D Pears, Wittgenstein, Grijalbo, Barcelona, 1973. Ver también W. W Bartley III, Wittgenstein, especialmente el capítulo 2. 63 Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales, 1, secs. 43-46. 59
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Le parece que Wittgenstein exhibe una falta de lógica intolerable en un filósofo digno del nombre cuando pretende por una parte que los enigmas no existen y por otra enuncia un cúmulo de proposiciones que son un “sinsentido profundamente significativo”64. Popper consideraba que las fronteras entre las ciencias y de éstas con la filosofía no eran rígidas y afirmó que “Wittgenstein exageró el abismo entre lo decible y lo indecible, entre la ciencia y la filosofía” 65. La invitación de Wittgenstein al silencio en la última proposición del Tractatus —“de lo que no podemos hablar es mejor callar"— manifestaba el error de conceder demasiado peso a la precisión del lenguaje. Popper sostenía que era precisamente al enfrentar el enigma cuando más vale la pena hablar e ilustró con numerosos ejemplos de la historia de la ciencia que se habían dicho muchas cosas importantes e interesantes que no se salvan de contener imprecisiones y que afortunadamente se habían „salvado‟ de Wittgenstein66. Wittgenstein tenía razones poderosas para disociarse de los positivistas lógicos y no sería justo explicar su reacción exclusivamente como exhibición del temperamento de un hombre con tendencias de prima donna. Al mismo tiempo se entiende que hayan existido muy distintas valoraciones de su última filosofía y que los filósofos de tendencia empirista la valoraran de forma negativa e incluso como un retroceso en las ideas. En abierto contraste con quienes consideraban que la última filosofía de Wittgenstein era la obra de un genio. Feigl comparte la opinión de Russell y de Popper que atribuyen el éxito del nuevo enfoque del „lenguaje ordinario‟ a una cuestión de carisma y no de contenido. Russell consideraba que la última filosofía de Wittgenstein había surgido de un cansancio hacia el pensamiento serio y que Wittgenstein había inventado una doctrina
64
Cf. K. Popper, The Open Society, II, 297. K. Popper, Autobiography, nota 301. 66 Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 70 y 71 nota 10ª. 65
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que haría innecesaria esta actividad y quería hacerse notar por su evasión de las paradojas67. Popper consideraba que la influencia del último Wittgenstein en muchas áreas de la filosofía era una moda peligrosa y veía un profundo contraste entre el interés del Tractatus —aunque no estuviese de acuerdo en muchos puntos— y el tedio que le producía el contenido de Philosophical Investigations. Concedía que el análisis del lenguaje era algo necesario pero no estaba de acuerdo con los filósofos del lenguaje que, además de mostrar poco interés por la ciencia, abandonaron la crítica y cometieron el grave error de concentrarse en los usos del lenguaje68. Al convertirse en juez severo del positivismo lógico Wittgenstein dio pie a la interpretación de un “segundo” Wittgenstein como si repudiara todo su pasado neopositivista69. Por otra parte no era fácil —y menos para los intérpretes positivistas del Tractatus— percatarse de que Wittgenstein estaba proponiendo un método para buscar las condiciones de significado del lenguaje ordinario y que desde esta perspectiva los dos momentos de su producción intelectual resultaban partes de un todo unitario70. Wittgenstein era consciente que esta unidad de su pensamiento no resultaba evidente y ofreció, en forma privada, la clave para entender correctamente los puntos oscuros del Tractatus: La motivación principal del libro es ética. Alguna vez he pensado en incluir en el prefacio alguna frase que no aparece ahora pero que escribiré para usted aquí porque quizás puede ser una clave para su 67
Cf. K. Popper, P. Strawson y G. Warnock, “The philosophy of Russell: II. Discussion among Karl Popper, Peter Strawson and Geoffrey Warnock” en B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 142 y M. Dummett, Origins of Analytical Philosophy, Duckworth, London, 1993, 166. 68 Cf. A. Chmielewski y K. Popper, “A Conversation with Sir Karl Popper”, 33 y B. Magee (ed.), Modern British Philosophy, 135-136. 69 Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 326. 70 Cf. J. F. Malherbe, “Interpretations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 192 y K. Lehrer y J. C. Marek (eds.), Austrian Philosophy Past and Present, xi.
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comprensión del libro. Lo que pretendí escribir entonces era esto: mi trabajo tiene dos partes: la presentada aquí más todo lo que no escribí. Y es precisamente esta segunda parte la importante. Mi libro traza límites al ámbito de lo ético desde dentro y estoy convencido de que esta es la ÚNICA manera rigurosa de trazar esos límites. En definitiva considero que mientras hoy muchos se limitan a divagar, en mi libro he conseguido poner todo firmemente en su lugar a base de callar al respecto. Por esta razón, a menos que esté totalmente equivocado, el libro dirá mucho de lo que usted mismo quiere decir, sólo que quizás usted no verá que esté dicho en el libro. Por ahora le recomendaría que leyese el prefacio y la conclusión porque contienen la expresión más directa de la motivación principal del libro71.
Philosophical Investigations se convierten en la verdadera obra constructiva de Wittgenstein y el Tractatus es el pretexto. Wittgenstein al afirmar que “la verdad de los pensamientos aquí asentados me parece infalible y definitiva” y más adelante “quien me entienda reconocerá finalmente que éstas (las proposiciones del Tractatus) carecen de sentido”72 no expresa una extraña incoherencia o una pretensión irracional y contradictoria, sino su proyecto lúcido y premeditado de reducir el lenguaje lógico-científico a „poca cosa‟ precisamente a base de desarrollar y llevar hasta sus últimas consecuencias sus aspectos más específicos y característicos: la pretensión de correspondencia, la rígida consecuencialidad lógica, la tautologicidad sustancial del lenguaje lógico-científico73. El Tractatus proporciona una especie de “negativo” de lo que quiere representar: una obra coherente y racional cuyo sentido está “fuera”. El fallo del lenguaje científico es la mejor introducción a la teoría del lenguaje ordinario o al lenguaje como “forma de vida” de las Philosophical
71
Fragmento de una carta a Ludwig von Ficker, editor del diario Der Brenner, con fecha probable entre septiembre y octubre de 1919, reproducida en P. Engelmann, Letters from Ludwig Wittgenstein, 143-144. 72 Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.54. 73 Cf. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 408.
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Investigations, de aquí la persuasión de Wittgenstein de que las dos obras debían ser publicadas juntas74. A la luz de la interpretación unitaria de la filosofía de Wittgenstein, las críticas de Popper a la autorrefutación del Tractatus resultarían injustas ya que las observaciones de Popper coinciden en este caso, con las intenciones de Wittgenstein que acentúa y pone de relieve el “dogmatismo reforzado” del lenguaje científico, mostrando que la ciencia neopositivista más que colocarse como metafísica, según su propia finalidad, se reduce a destruir el único instrumento de progreso con que podía contar: las hipótesis científicas. Sin embargo está lejos de ser evidente que Wittgenstein haya usado la teoría neopositivista como una especie de artificio llegando cínicamente a llevarla a sus consecuencias extremas autodestructivas. Los biógrafos hablan de un Wittgenstein en proceso de cambiar sus ideas, basta con pensar en Waismann y los sucesivos intentos fallidos, primero de divulgar a Wittgenstein, más delante de dejar constancia de los cambios en sus planteamientos y finalmente de escribir un libro totalmente nuevo75. Hintikka es de la opinión que debido al estilo de filosofar peculiarmente dinámico de Wittgenstein incluso los más cuidadosos estudios comparativos entre su primera y última filosofía son sustitutos pobres de lo que sería una auténtica reseña del desarrollo de los problemas que se planteó y de su evolución76. Popper no creía en la distinción entre un primer y un segundo Wittgenstein en lo que le parecía ser el punto más importante del Tractatus: la negación de la existencia de enigmas e identificaba acertadamente que Wittgenstein no modificó en lo esencial su concepción de la filosofía en ninguna de sus dos fases. Popper fue consciente de que la negación de la existencia de genuinos problemas filosóficos y la tarea clarificadora de la filosofía fueron una constante 74
Cf. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, x. Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 284-285. 76 Cf. J. Hintikka, Ludwig Wittgenstein. Half-Truths and One-and-a-Half-Truths, Kluwer, Dordrecht, 1996, 79-80 en donde el autor se refiere a estudios de expertos como el de N. Malcolm, Nothing is Hidden. 75
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en el pensamiento de Wittgenstein: en el Tractatus la confusión se despeja mostrando que una pretendida proposición filosófica no es reducible a proposiciones elementales (que son pinturas de la realidad), mientras que de acuerdo a su última filosofía la confusión se aclara mostrando que se han aplicado mal las reglas de un determinado juego de lenguaje, de manera que en este último caso se da un paso más radical hacia el relativismo absoluto77. Desde su primer trabajo filosófico Wittgenstein incluía una serie de observaciones que establecían de manera inequívoca su concepción de la filosofía que permaneció invariable por el resto de su vida: En filosofía no existen deducciones; es puramente descriptiva (...) la filosofía no proporciona pinturas de la realidad y no puede ni confirmar ni refutar la investigación científica. Consiste de lógica y metafísica, la primera es su base. La epistemología es la filosofía de la psicología. El recelo hacia la gramática es el primer requisito para filosofar78.
Popper parece creer en un único Wittgenstein, pero en el del Tractatus que no obstante alguna actualización permanece sustancialmente el mismo. La falta de elementos para una lectura de Philosophical Investigations como „positivo‟ del Tractatus llevó a Popper a tomar demasiado en serio los resultados lógico-científicos del Tractatus sin darse cuenta que Wittgenstein estaba „bromeando‟ y que el análisis riguroso del Tractatus se transforma en ironía del lenguaje científico que poco puede hacer para resolver los verdaderos problemas79. Popper toma el Tractatus como clave de lectura para las Philosophical Investigations pero no en el modo querido por Wittgenstein, es decir como desarrollo y comentario del último párrafo del Tractatus que había quedado aislado y como suspendido
77
Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 69, nota 8. L. Wittgenstein, “Notes on Logic” en Notebooks 1914-1916, 93. 79 Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 321. 78
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en el aire80. Un ejemplo es la interpretación que Popper hace del “uso” como “criterio” que no admite la búsqueda de un “criterio de aplicación”. Popper no parece percatarse de que nada está más lejano del Wittgenstein de las Philosophical Investigations que la rígida formulación de un criterio y que la palabra no está ya determinada sólo por una relación término-objeto, sino que los términos están condicionados por las reglas del juego lingüístico81. Algunos autores, como Lucchetta, son de la opinión que Popper sospechaba los cambios de Wittgenstein pero no indagó más porque le resultaba más cómodo pensar que las tesis wittgensteinianas permanecían inalteradas —y con ellas los errores—, y consideran que esto constituyó un prejuicio para su interpretación del segundo Wittgenstein82. Otros autores —quizás más conocedores de Popper como es el caso de Munz— afirman que el conflicto entre Wittgenstein y Popper fue causado en parte, y ciertamente agravado, por el hecho de que Wittgenstein no publicó después del Tractatus y por tanto, fuera de Cambridge, no había manera de conocer los profundos cambios operados en su pensamiento. De hecho los contemporáneos de Wittgenstein discutieron siempre con el “segundo”, el que veía con sospecha un lenguaje científico único y exhaustivo, y este fue el caso de Popper que acudió a la reunión del Moral Science Club con intención de polemizar con el Wittgenstein del Tractatus83. Cuando en 1953 se publicó Philosophical Investigations Popper había perdido todo interés en buscar una posible relación entre sus ideas y las de Wittgenstein, aunque ciertamente cuidó de matizar su crítica. En Logik der Forshung (1934) había calificado a Wittgenstein como neopositivista —más precisamente como esencialista— y en 1959 añadió una nota en The Logic of Scientific Discovery donde le 80
Cf. L. Wittgenstein, Tractatus, 7. Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 323. 82 Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 314 y 318-319. 83 Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 1 y “KP/LW”, , Correo electrónico personal, 10 de marzo de 2004. 81
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califica como instrumentalista, deja de insistir en su crítica a la teoría pictórica del lenguaje y le sitúa en el contexto de una teoría del lenguaje relativista84. 6.3 Popper y Wittgenstein frente al positivismo lógico El accidente histórico que supuso la publicación tardía —póstuma— de Philosophical Investigations reforzó por mucho tiempo la convicción de que Wittgenstein y Popper eran antagonistas por definición. Sin embargo, los estudiosos se fueron dando cuenta de que era posible encontrar semejanzas importantes y aspectos complementarios entre el pensamiento de Popper y la última filosofía de Wittgenstein. 6.3.1 Primera interpretación. Dos reacciones opuestas al positivismo lógico Popper y Wittgenstein representaban los dos polos principales en la filosofía „inteligente‟ del siglo XX. Durante mucho tiempo existió la convicción de que no podía haber diálogo entre ellos porque no había terreno común. Munz en su calidad de alumno de Popper y Wittgenstein lleva a cabo una primera interpretación en la que el encuentro del atizador aparece como símbolo de dos reacciones opuestas al positivismo lógico del Círculo de Viena85. Las reacciones de Popper y Wittgenstein frente al empirismo lógico estaban centradas 84
Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, 43. Cf. P. Munz, “My Adventure with Popper and Wittgenstein”, Proceedings of the Centennial Popper Conference, Christchurch, 2002, 1 y “Transformation in Philosophy through the Teaching Methods of Wittgenstein and Popper”, Proceedings of the 10th International Conference on The Unity of the Sciences, Seoul, Korea, 1981, The International Cultural Foundation Press, New York, 1982, 1235-1262, 85
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en la solución al problema de la inducción entendido como la cuestión de la relación de las palabras y la experiencia, o como el problema de la demarcación entre la ciencia y la no-ciencia, y parecían agotar las alternativas al positivismo86. Al inicio aparecían como mutuamente incompatibles y directamente contradictorias. Popper intentó salvar el racionalismo desarrollando una filosofía orientada biológicamente que denominó epistemología evolucionista. Popper considera que el conocimiento es relativamente absoluto, ya que existe auténtico conocimiento pero nunca puede ser final o absoluto sino solamente “verosímil”. Estamos frente a una postura evolucionista e histórica87. La propuesta de Popper permanece abierta a la refutación y supone un paso serio en la discusión filosófica. Su método es la refutación de teorías mediante una selección crítica. El progreso en el conocimiento no se consigue por inducción, sino proponiendo teorías al entorno y haciendo que el entorno refute muchas de esas teorías mediante una selección crítica y conserve las teorías que el entorno no ha refutado88. Por su parte Wittgenstein abandonó el positivismo y desarrolló una filosofía orientada sociológicamente. Casi al mismo tiempo que Popper y algunos años después de la publicación de su libro Wittgenstein confesó que cuando escribió el Tractatus pensaba que existía una „relación entre lenguaje y realidad‟ y no tenía claridad acerca del análisis lógico y las definiciones ostensivas. Ahora consideraba que si el conocimiento no puede justificarse apelando a los instrumentos que usamos —a proposiciones protocolares, a observaciones, a los datos de los sentidos, si no podemos tener proposiciones elementales que son pinturas de hechos elementales—, entonces podemos justificar el conocimiento mostrando que está basado en las normas prevalecientes o los hábitos de lenguaje de una determinada comunidad de hablantes. Wittgenstein sostuvo que en 86
Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 3. Cf. P. Munz, “Popper and Wittgenstein”, 91. 88 Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, Sección 30, Párrafo 2 y Objective Knowledge, Capítulo 7. 87
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cualquier cosa que hacemos o decimos estamos jugando un juego de lenguaje y que la verdad y el significado de todo lo que decimos es relativo a esos juegos de lenguaje particulares89. De esta manera exhibió un nuevo método de justificación, ya no mediante una certeza sensible o experiencial sino mediante los hábitos de lenguaje de la comunidad en la que estamos insertos90. Según Popper existe auténtico conocimiento pero nunca puede ser final o absoluto sino solamente “verosímil” y para Wittgenstein no existe verdadero conocimiento acerca del mundo porque siempre es relativo a las reglas el juego de lenguaje en el que se formula91. Munz resumió la oposición entre Popper y Wittgenstein con la fórmula: “para Popper todo el conocimiento es relativamente absoluto, mientras que para Wittgenstein todo el conocimiento es absolutamente relativo”92. En estas dos posiciones —mutuamente incompatibles y directamente contradictorias— se agotarían las posibilidades después de la caída del positivismo. Munz considera que la postura de Popper, evolucionista e histórica abierta a la refutación, era un intento de salvar el racionalismo y representaba la única alternativa seria al positivismo, mientras que la de Wittgenstein era una posición antihistórica y antievolucionista que pretendía auto validarse, y que condujo al irracionalismo postmoderno93.
89
Cf. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, 83. Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 5-7. Para una crítica más detallada acerca de los juegos del lenguaje en Wittgenstein, Cf. P. Munz, “Popper and Wittgenstein” en M. Bunge (ed.), Critical Approaches to Science and Philosophy, Free Press, London, 1964, 82-91. 91 Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 18-19. Para una crítica detallada al análisis del lenguaje como un procedimiento filosófico irracional y del falsacionismo de Popper como una alternativa mejor porque es capaz de discusión racional Cf. P. Munz, “Investigations of Philosophy”, Dialectica, 13, 1959, 57-80. 92 P. Munz, “My Adventure with Popper and Wittgenstein”, 6. 93 Cf. P. Munz, “Popper and Wittgenstein”, 91. Munz reconoce que cuando hizo esta valoración estaba todavía polarizado y “amaba a Popper y odiaba a Wittgenstein” (Cf. “KP/LW”, , Correo electrónico personal, 10 de marzo de 2004). 90
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Munz lamenta que ambas reacciones —el giro pragmático de Wittgenstein y la epistemología evolucionista de Popper— han sido oscurecidos por motivos diversos94. La importancia de la alternativa propuesta por Popper ha sido oscurecida porque el conocimiento que se tiene de Popper se ha reducido muchas veces a que solucionó el problema de la inducción y combatió los totalitarismos, y porque incluso que se le considera como un filósofo de segunda categoría que tuvo algunas disputas con Carnap acerca de la inducción y la verificación. Y en el caso de Wittgenstein que su importancia real se ha oscurecido precisamente por el efecto contrario, ya que se convirtió en una figura de culto y muchos le citan sin entender el sentido de sus palabras95. 6.3.2 Segunda interpretación. Desarrollos complementarios Bartley considera que existe una vinculación estrecha entre el pensamiento de Popper y del último Wittgenstein en sus motivaciones iniciales96 y para entender dicha vinculación es indispensable entender, no sólo los movimientos científicos y filosóficos del mundo inglés y americano, sino también el mundo cultural germanoaustriaco de principio de siglo y entreguerras, en particular la reforma escolar de Glöckel, la escuela psicológica de Bühler —que tuvo también implicaciones filosóficas— y el impacto que tuvo la participación de Wittgenstein y de Popper en el movimiento de 94
Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 18-19. Para una crítica detallada al análisis del lenguaje como un procedimiento filosófico irracional y del falsacionismo de Popper como una alternativa mejor porque es capaz de discusión racional Cf. P. Munz, “Investigations of Philosophy”. 95 Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 12 y 18. 96 W. W. Bartley III fue alumno y asistente de Popper en la London School of Economics. Escribió una biografía de Wittgenstein, aunque no se consideraba wittgensteiniano, y en 1980 emprendió la biografía de Popper pero murió en 1990 y hasta donde se sabe el material no fue entregado a ningún otro experto. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 11.
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reforma escolar en su respectivos planteamientos filosóficos97. Algunos miembros del Círculo de Viena estuvieron también involucrados en el movimiento de reforma escolar98. El mismo Círculo de Viena, en su primer manifiesto se unía a los objetivos del movimiento de reforma escolar (Cf. Manifiesto, 10)99. Bühler siguiendo a Külpe (el realista crítico que había criticado el positivismo de Mach)100, difería de Koffka, fundador de la escuela de psicología de la Gestalt en algunos aspectos que les convirtieron en rivales, pero compartía su oposición a la psicología asociacionista, al reduccionismo, al conductismo, al positivismo y al atomismo psicológico y rechazó la “teoría pictórica del lenguaje” o “atomismo lógico”. La psicología asociacionista de Herbart veía la mente humana como neutral y pasiva sin facultades innatas para producir ideas que había llevado a una visión “atomista” del proceso enseñanzaaprendizaje101. Wittgenstein se replanteó el atomismo lógico del Tractatus en su contacto teórico-práctico con las ideas antiasociacionistas de la reforma escolar. Bühler sugiere que el dibujo de representación es un “juego de lenguaje” en el que el niño junto con otros niños están involucrados. Este juego o actividad tiene su propias reglas que no son las mismas del lenguaje verbal descriptivo de representación. Bartley considera que Wittgenstein hizo psicología infantil desarrollada en parte como polémica contra su atomismo inicial que era también psicológico. El método pedagógico de Wittgenstein estaba en consonancia con el espíritu de la reforma escolar, no porque estuviera formalmente involucrado en la causa, sino porque aplicó dos principios básicos que la animaban: el principio de “actividad propia” —la gramática publicada por Wittgenstein es un ejemplo del intento 97
Cf. W.W. Bartley III, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 307337. 98 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 531. 99 Cf. W. W. Bartley III, Wittgenstein, 94 y F. Stadler, The Vienna Circle, 531. 100 Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 313. 101 Cf. W. W. Bartley III, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 308.
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de fomentar la “auto-actividad”— y el de la “instrucción integrada” (integración de los contenidos con el contexto). El período docente de Wittgenstein —comprendido entre la terminación del Tractatus y su vuelta a Cambridge en 1929— ha sido poco analizado porque la época docente de Wittgenstein ha sido interpretada muchas veces como una interrupción de su actividad filosófica102. El pensamiento de Popper puede ser analizado como el de un profesor de escuela y un psicólogo de la Gestalt neokantiano. Las ideas de Bühler, como se refleja en su tesis doctoral que fue una defensa de las ideas de Bühler contra de las ideas fisicalistas asociacionistas de Schlick, representó uno de los puntos de partida más importantes del pensamiento de Popper. Durante algún tiempo Popper estuvo involucrado en el movimiento de reforma escolar colaborando con Adler —fundador de la psicología individual—, publicó en Die Quelle en donde esbozó algunas de sus ideas posteriores103. También publicó numerosas reseñas de libros y artículos sobre psicología y educación que revelan una gran familiaridad con las publicaciones de Adler y de Bühler104. La filosofía de la ciencia de Popper no puede ser adecuadamente entendida sin algún conocimiento de su formación en psicología y educación a los que correspondían sus intereses iniciales de su investigación, y su permanente visión antipositivista105. La crítica básica de Freud y Adler en Popper se convirtió en su principio antipsicológico que otorgaba prioridad a la “lógica del descubrimiento” sobre la “psicología del descubrimiento” y que le llevaron al objetivismo y al realismo106. Algunos autores piensan, con razón, que la postura de Popper estuvo condicionada por su afán de 102
Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 315-319. K. Popper, “Die Gedächtnispflege unter dem Gesichtspunkt der Selbsttätigkeit”, Die Quelle, 81, 1931, 607-619. 104 Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 320-321 y F. Toccafondi, “De Karl Bühler à Karl R. Popper”, Philosophiques, 26, 2, 1999, 340. 105 Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 308. 106 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 447. 103
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evitar todo lo que pueda parecer subjetivo ya que la consideración de las convicciones personales de los sujetos y los estados subjetivos referentes a la certeza no puede faltar al explicar la adquisición del conocimiento. Además de que es posible en muchos casos justificar adecuadamente la creencia107. Los ataques de Popper al positivismo pueden construirse como aplicaciones directas de los ataques de Koffka y Bühler a los psicólogos asociacionistas. Incluso algunas de sus ideas constructivas —incluyendo su énfasis en la refutabilidad en conexión con el método hipotético deductivo— pueden encontrarse en Gomperz. Bartley considera que el método de “making and matching” de Bühler acerca de cómo enseñar a los niños a dibujar es una propuesta virtualmente idéntica a la teoría popperiana de conjeturas y refutaciones108. El análisis de Bartley muestra que el último Wittgenstein y el Popper inicial comparten un convencionalismo respecto a las palabras. Ambos ven las palabras como herramientas y en los dos —en Popper de manera explícita y en Wittgenstein implícitamente— existe un ataque al “esencialismo” respecto a las palabras. También comparten un tipo contextualismo o configuracionismo. En Philosophical Investigations, no tiene sentido hablar de una correspondencia uno a uno entre los elementos del lenguaje y los elementos de la realidad. Wittgenstein afirma que la simplicidad no es asunto de absolutos sino que depende del contexto109. Popper plantea la cuestión de manera muy diferente pero se mantienen los parecidos de familia. Lo relevante en el análisis de un objeto va a depender de la teoría de la que nos ocupemos o estemos refutando. La red de problemas, teorías y observaciones forman el contexto que determina la simplicidad y complejidad relativas110. El análisis de los dos autores en este contexto permitió a Bartley comprobar que último Wittgenstein y el Popper inicial están más 107
Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 84. Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 324. 109 Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 326. 110 Cf. K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, Appendix 10. 108
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relacionados entre sí que con el Círculo de Viena al que influyeron, de manera que en su opinión Popper y Wittgenstein se han vinculado al neopositivismo sólo por vía de “leyenda” 111. Stadler considera excesivo pretender que la moderna filosofía analítica y el racionalismo crítico se originaron de la reforma educativa austriaca aunque admite que existen ciertas conexiones importantes112. Por parte de Munz, Popper y el último Wittgenstein sostuvieron una epistemología no-fundacionista o no-justificacionista y esto era una base común para analizar los desarrollos de sus maestros ante el positivismo lógico. Sin pasar por alto las diferencias de matiz, estilo, metodología propuesta, talante e impacto en el mundo filosófico y científico se fue dando cuenta que las deficiencias de Popper podían subsanarse con las ideas de Wittgenstein y viceversa, y llegaron al convencimiento de que incluso se necesitaban el uno al otro de manera que, en su opinión, el encuentro del atizador de 1946 debería haber tenido un desenlace diferente y terminado con una confesión de amistad y apoyo mutuo113. La epistemología falibilista y la metodología de ensayo-error de Popper se complementan con su visión no-fundacionista en la presencia constante de un cuerpo de creencias que pertenecen a la propia tradición cultural y que son condición previa para la adquisición de conocimiento114. No existe un punto de partida firme e inamovible del conocimiento: “cuando creemos que estamos pisando suelo firme y seguro —dice Popper—, todas las cosas son en verdad inseguras y se encuentran en estado de continuo flujo”115. Wittgenstein se dio cuenta de que el atomismo lógico no podía ajustarse a un mundo en el que no existe un único conjunto de hechos atómicos o de proposiciones elementales, y abandona la idea de que nuestros significados y nuestros juicios están firmemente asentados en 111
Cf. W. Bartley, “Wittgenstein and Popper as Austrian Schoolteachers”, 308. Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 531. 113 Cf. P. Munz, Our Knowledge of the Growth of Knowledge, 1. 114 Cf. K. Popper, Conjectures and Refutations, 28. 115 K. Popper, “The Logic of the Social Sciences”, en T. Adorno et al., The Positivist Dispute in German Sociology, Heinemann, London, 1976, 87. 112
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algo fuera de nosotros que se nos impone y nos mantiene en línea. Wittgenstein exhortaba a tomar conciencia de nuestros juicios y del modo de vida del que forman parte y a reconocer que no podemos probar la corrección única de nuestra forma de vida ni de sus conceptos asociados116. Popper y el último Wittgenstein rechazaron la noción de que el conocimiento ha de ser probado y construido con relación a los “fundamentos” proporcionados por la experiencia sensible o los principios evidentes de la razón y consideraron que el conocimiento humano es como una construcción que flota libremente, un producto de la creatividad humana a lo largo de muchas generaciones, y que no es necesario o quizás posible justificar pero que permite la adaptación al entorno, la comprensión, control y configuración de la realidad en la que se vive. Popper relaciona la tradición cultural con el método científico y Wittgenstein con su concepto de “juegos de lenguaje” que reflejan las “formas de vida” presentes en nuestra comunidad117. Para Wittgenstein la filosofía interviene cuando un término falsea el juego. Empeñarse en mantener un significado fijo del término representa un obstáculo epistemológico, y a veces no vale la pena mantener un término, o el significado de un término, si hace imposible el juego. Si se sustituye “juego“ por “conocimiento científico o racional” y “término” por “teoría” aparece la teoría de la falsabilidad de Popper: La filosofía interviene cuando una teoría falsea el conocimiento científico o racional. Empeñarse en mantener un significado fijo de la teoría representa un obstáculo epistemológico, y a veces no vale la pena mantener una teoría, o el significado de una teoría, si hace imposible el conocimiento científico o racional118.
116
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 326. Cf. J. J. Ross, “The Tradition of Rational Criticism. Wittgenstein and Popper” en H. Berghel, A. Hübner y E. Köhler (eds.), “Wittgesntein, The Vienna Circle and Critical Rationalism”, 415-416. 117
118
Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 326.
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Popper conserva la idea de “verdad objetiva” y la teoría de la correspondencia como representando el conocimiento ideal119. Wittgenstein rompe totalmente con la idea de correspondencia y reconoce que deben existir creencias de naturaleza empírica, bien enraizadas, que estén fuera de duda y que formen el cauce de nuestros pensamientos se trata de las proposiciones firmes de sentido común que Moore pretendía conocer con certeza120. En ambos casos se trata de un punto de partida convencional aunque no arbitrario, al que Popper se refería cuando escribió que “la estructura audaz de las teorías científicas se parece a un edificio construido sobre pilares [que] que se hincan desde arriba”121, y Wittgenstein describía en términos constructivos cuando confesaba: “llegué a los fundamentos de mis convicciones y encontré que están totalmente soportados por la casa”122. El sentido común es el punto de partida y el núcleo central de toda la tradición del conocimiento humano. En la práctica algunas creencias de sentido común deben ser infalibles para proporcionar la firmeza necesaria para un punto de partida sólido en nuestra búsqueda de la verdad. Moore y Wittgenstein no consiguen distinguir entre las ideas que son propiamente de sentido común y por tanto inmutables en la práctica y las que son sólo periféricas al sentido común123. Popper reconoce que el sentido común es el punto de partida pero lo ve como algo “vago e inmutable, las intuiciones y opiniones de algunos hombres que son a menudo adecuadas o verdaderas y a menudo inadecuadas o falsas”124.
119
Cf. J. J. Ross, “The Tradition of Rational Criticism. Wittgenstein and Popper”, 417. 120 Cf. L. Wittgenstein, On Certainty, Harper, New York, 1972 donde aparece la interpretación de la “Defence of Common Sense” de Moore. 121 K. Popper, The Logic of Scientific Discovery, Sección 30, in fine. 122 L. Wittgenstein, On Certainty, 248 y Cf. P. Munz, , Correo electrónico personal, “Re: From Pamplona”, 1 de febrero de 2004. 123 Cf. J. Ross, “Rationality and Common Sense”, Philosophy, 53, 1978, 374-381. 124 K. Popper, Objective Knowledge, 33.
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Algunos autores interesados en el tema, como Munz y Lucchetta, han exhibido ejemplos que ilustran la complementariedad entre Popper y el último Wittgenstein relativos al lenguaje, al significado de las palabras, al problema cuerpo-mente, etc. Popper podría haber mejorado su comprensión del papel del lenguaje en la formulación de las hipótesis previas a la observación usando las Philosophical Investigations. Popper estaba convencido que gracias a la evolución del lenguaje los seres humanos pueden formular hipótesis y teorías, pero no se preguntó acerca de la posibilidad de un lenguaje cuya semántica no dependiera de la ostentación. Wittgenstein explicó que como los distintos significados del lenguaje humano no pueden ser definidos ostensivamente debe existir una fuente distinta de conocimiento: la capacidad de hábitos y de convenciones del ser humano, sus “formas de vida”125. A su vez Wittgenstein podía haber mejorado su comprensión del papel de las comunidades lingüísticas, los juegos del lenguaje y las “formas de vida” si hubiera puesto atención al pensamiento social y político de Popper y a su importancia para el desarrollo del conocimiento. Wittgenstein consideraba que cada tipo de comunidad sería capaz de establecer las reglas para formar proposiciones con sentido, pero no tenía nada que decir acerca de la forma socio-política que debían adoptar tales grupos. Popper distinguió cuidadosamente la constitución de estas comunidades: los grupos cerrados y sin libertad se muestran incapaces de desarrollar un conocimiento auténtico, ya que para que las hipótesis sean verdaderas han de ser desarrolladas en una comunidad con un grado suficiente de libertad capaz de examinarlas, y si es necesario, descartarlas y reemplazarlas126.
125
Cf. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, §§ 148 y 192. 126 Munz considera que vistos en conjunción Wittgenstein y Popper arrojan más luz que Popper y Eccles, que se adhirieron a un dualismo convencional que se refleja en J. C. Eccles y K. Popper, The Self and Its Brain. An Argument for Interactionism, Routledge, London, 1998. Una exposición detallada sobre este tema se puede encontrar en P. Munz, Critique of Impure Reason. Neurons, Somatic Markers and Consciousness, Praeger, New York, 1999.
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Con relación al significado de las palabras Popper recomendaba no dejarse envolver en discusiones meramente verbales o en cuestiones acerca del significado127. Y Wittgenstein hace eco: “Se dice: lo que importa no es la palabra sino su significado y al decirlo se piensa en el significado como una cosa del mismo tipo de la palabra, aunque distinta de ésta. Aquí la palabra, allá el significado. El dinero y la vaca que se puede comprar con él. (En otras palabras: el dinero y su utilidad)”128. En sus últimas reflexiones acerca del debate entre Wittgenstein y Popper, próximas a ser publicadas bajo el título Beyond Wittgenstein’s Poker. New Light on Popper and Wittgenstein129, Munz analiza la relación entre Wittgenstein y Popper en términos de rechazo común del Tractatus precisamente en cuanto al papel de la experiencia en el conocimiento. Popper y Wittgenstein rechazaron el Tractatus, Popper desde el principio y Wittgenstein con el tiempo. En su lugar propusieron dos alternativas diferentes que resultan complementarias: Popper argumentó que no se puede empezar a partir de observaciones, sino que primero hay que tener una hipótesis y Wittgenstein mostró que no se puede acabar con observaciones: si se tiene una hipótesis expresada con muchas palabras, el significado de esas palabras no puede ser definido ostensivamente, es decir, no es posible recurrir a la observación130. Gombrich buscó una posible complementariedad entre la lógica de la justificación de Popper y la psicología del descubrimiento de Wittgenstein, dejando de lado los problemas estrictamente
127
Cf. K. Popper, Objective Knowledge, 309-310. L. Wittgenstein, Philosophical Investigations, § 120. 129 P. Munz, Beyond Wittgenstein's Poker. New Light on Popper and Wittgenstein, (en prensa 2004). 130 P. Munz, "KP and LW”, , Correo electrónico personal, 2 de septiembre de 2003. 128
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metodolóigcos y centrándose en la resolución de los problemas culturales y artísticos131. 6.3.3 Las semejanzas entre Wittgenstein y Popper no eliminan las diferencias Wittgenstein y Popper comparten la visión del conocimiento humano como producto de la invención humana, que precede a la experiencia y es adquirido en la tradición cultural a la que pertenecemos, sin embargo difieren en muchos puntos como la actitud hacia la naturaleza del pensamiento, el papel y alcance que otorgan a la tarea filosófica y en su postura frente al escepticismo. Popper concibe la relación entre conocimiento y realidad de acuerdo a la visión del espectador en términos de modelo de “copia y original”, mientras que Wittgenstein concibe la relación entre el conocimiento humano y la realidad de acuerdo con la visión del constructor, donde toda nuestra concepción de la realidad se convierte en un producto del edificio del conocimiento que estamos construyendo. El racionalismo crítico de Popper hace hincapié en la falsabilidad pero usa la noción de “verdad objetiva”. Para Popper nuestro conocimiento intenta representar los hechos y esto nos proporciona solamente un entendimiento de lo que es la verdad pero no un criterio de verdad. Somos buscadores de la verdad sin tener manera de conocer nunca lo que es la verdad. Nunca seremos capaces de saber que hemos alcanzado la verdad. Entre más avancemos en nuestra construcción de conocimiento, dice Wittgenstein, más firme será la realidad atrapada en nuestro edificio. Popper sostuvo la teoría de la correspondencia de la verdad de Tarski y Wittgenstein cambió la teoría de la correspondencia de la 131
Se puede encontrar un estudio pormenorizado de este intento en C. Ortiz de Landázuri, Gombrich. Una vida entre Popper y Wittgenstein (I) y (II), Cuadernos de Anuario Filosófico. Serie Estética y Teoría de las Artes, 6 y 7, Pamplona, 2003.
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verdad y del significado del Tractatus por una perspectiva más convencionalista y pragmática. Popper concibe el desarrollo del conocimiento en términos de aumento de “verosimilitud” y sostiene que la refutación de nuestras teorías equivocadas es nuestra única guía para progresar. Wittgenstein sostiene que lo que hace crecer el conocimiento es la aceptación de toda supuesta información existente dentro de nuestro cuerpo de conocimiento y el hecho de que nuestro cuerpo de conocimiento es el más útil, el más simple y el más conveniente. Wittgenstein en ninguna parte parece aceptar la idea de Popper de que la refutabilidad proporciona un contacto más firme con la realidad que la verificación. Popper hace hincapié en la naturaleza conjetural de nuestro conocimiento. Wittgenstein hace hincapié en la naturaleza pragmática de la ciencia. Si nuestros esquemas no resultan útiles, hemos de buscar otros. “El proceso de inducción es el proceso de asumir la ley más simple que pueda armonizar con nuestra experiencia”132. Para ambos filósofos la filosofía era una búsqueda sin término con un punto de partida convencional, pero se trataba de dos concepciones muy distintas de la tarea filosófica y de su posibilidad de expresión y divulgación. Para Wittgenstein la filosofía era una clarificación del sentido de nuestras palabras y para Popper una búsqueda de solución de problemas. En el caso de Wittgenstein se vuelve imposible escribir un libro de filosofía satisfactorio, en el caso de Popper sí resulta posible hacerlo pero siempre tendrá un carácter conjetural133. En este contexto también se pueden apreciar diferencias entre el escepticismo pragmático de Wittgenstein y el escepticismo relativo de Popper. Wittgenstein considera que el escepticismo es un problema resuelto de manera simplista: rechaza el escepticismo como actitud práctica, pero no ve claro que pueda haber argumentos fuertes para 132
L. Wittgenstein, Tractatus, 6.363 y Cf. J. J. Ross, “The Tradition of Rational Criticism. Wittgenstein and Popper”, 415-417. 133 Cf. J. J. Ross, “The Tradition of Rational Criticism. Wittgenstein and Popper”, 417.
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rechazarlo como postura teórica. Al escéptico le dice que conocemos muchas cosas, aunque reconoce que esto no significa que todo lo que decimos conocer sea igualmente fiable. A los filósofos que intentan fundamentar la seguridad del conocimiento en proposiciones absolutamente ciertas les echa en cara que tales proposiciones sólo desempeñan una función normativa en el marco de creencias de nuestra forma de vida: no expresan ninguna profunda verdad metafísica. Son el punto final de cualquier explicación no porque su autoevidencia y seguridad se impongan, sino porque nuestra práctica de la explicación incluye que tales proposiciones sean su punto final134. Popper consideró que Wittgenstein había expresado mejor que nadie la situación del pensamiento epistemológico o del escepticismo general al afirmar que “el escepticismo no es irrefutable, sino absurdo: pretende dudar de aquello por lo que ni siquiera cabe preguntar”135, pero no por eso le concede razón ya que Popper no se considera un pesimista epistemológico y, si bien admite un escepticismo relativo en el sentido socrático del „sé que no sé nada‟, no considera que sea un absurdo evidente como pretende Wittgenstein136. Popper considera que la formulación clásica del escepticismo de que “no hay un criterio universal de verdad” no es un sinsentido sino incluso es una teoría verdadera de la que sin embargo no cabe inferir que no haya progreso en la ciencia137. Al sustituir la “justificación” del conocimiento por la “crítica” del conocimiento Popper intentó evitar la conclusión escéptica, afirmando que es posible justificar racionalmente de algún modo la preferencia por una teoría respecto de otra, pero si no hay ninguna certeza en ningún conocimiento, no tiene sentido siquiera hablar de crítica objetiva ni de preferencias y sería imposible evitar la postura escéptica138.
134
Cf. J. Heal, “Ludwig Wittgenstein”, 768. L. Wittgenstein, Tractatus, 6.51. 136 Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales, 148. 137 Cf. K. Popper, Los dos problemas fundamentales, 19. 138 Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 80-81. 135
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6.3.4 Algunas valoraciones acerca de las epistemologías de Wittgenstein y de Popper Los comentadores de Wittgenstein no acuden a las críticas de Popper porque no las reconocen como dirigidas al Wittgenstein real. Consideran que el pensamiento de Wittgenstein es permanente, mientras que el de Popper es transeúnte. Las lacónicas exclamaciones de Wittgenstein cuestionando nuestro pensamiento —a modo de oráculo— continúan concitando la atención general. Por el contrario el propio éxito de la empresa de Popper en cuanto a la política, la comprensión de la historia y la metodología científica —escritas en prosa sencilla y directa— le convierte en una figura que pertenece más a la grandeza del pasado que a los factores de influencia del presente. Hintikka afirma que Wittgenstein y Popper decían lo mismo pero “Wittgenstein fue el gran filósofo”139. Algunos autores califican de „tema menor‟ uno de los desarrollos más importantes de la filosofía de Popper (el Mundo 3) y al tiempo que alaban la advertencia de Wittgenstein acerca de la necesidad de desmitificar el lenguaje y los conceptos, hablan de “la figura marginal de Popper interponiendo su Mundo 3 entre la experiencia subjetiva y el orden objetivo de las ciencias”140. La búsqueda de los límites del conocimiento ha sido un tema común a muchos filósofos desde Kant, fue el tema del Tractatus de Wittgenstein, constituyó la preocupación central de los positivistas lógicos, y fue objeto del último trabajo filosófico de Russell. Magee considera que Popper era el único filósofo contemporáneo con la habilidad necesaria para proponer una solución al problema de los límites de la inteligibilidad141. El problema de la racionalidad puede 139
Conversación personal con J. Hintikka durante el 12th International Congress of Logic, Methodology and Philosophy of Science, Oviedo, 7 a 13 de agosto de 2003. 140 J. Margolis, “Vs. (Wittgenstein, Derrida)” en S. Teghrarian, Wittgenstein and Contemporary Philosophy, Thoemmes, Bristol, 1994, 181. 141 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 204.
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enfocarse como el problema de los límites de la racionalidad al que se ha dado respuesta en la línea del irracionalismo (escepticismo y fideísmo) y en la línea de las teorías de la racionalidad. En nuestra tradición filosófica la crítica está relacionada necesariamente con la justificación. Popper mostró que era posible una teoría de la racionalidad no autoritaria. La originalidad de la posición de Popper radica en el hecho de que es la primera filosofía crítica no justificacionista en la historia de la filosofía142. Sólo al final de la vida de Popper ha sido reconocido el valor de su obra cuando resulta ya difícil ignorar la incapacidad de las dos filosofías de Wittgenstein para satisfacer las esperanzas de sus seguidores143. Una vez que el fundacionalismo del empirismo lógico se mostró insostenible, existían dos reacciones posibles: el escepticismo u otra vía no escéptica como la que Popper ofreció. Es un hecho que filósofos de tendencia empirista no siguieron a Wittgenstein en su giro del lenguaje científico a los juegos del lenguaje144. Del conjeturalismo popperiano arranca una de sus críticas más demoledoras del positivismo lógico. Por ser lógicamente imposible establecer la verdad de una teoría todo intento de hacerlo es un intento de hacer lo lógicamente imposible, por tanto no sólo ha de abandonarse el positivismo lógico por su verificacionismo sino también ha de abandonarse toda filosofía y toda ciencia que involucre la búsqueda de la certeza145. Los testimonios de algunos miembros del Círculo de Viena permiten conjeturar que una publicación más temprana de la Logik der Forschung o de alguna otra versión de „Grundprobleme’ hubiera cambiado decisivamente la historia del Círculo de Viena si su libro se
142
Cf. W. W. Bartley, “Rationality versus the Theory of Rationality” en M. Bunge, The Critical Approach to Science and Philosophy, 21-22 y 27. 143 Cf. B. Magee, Popper, 54. 144 Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 274. 145 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 197.
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hubiera conocido antes146. En su opinión una competencia abierta entre las visiones no fundacionistas de la ciencia de Popper y de Neurath hubiese evitado algunos desvíos de la filosofía de la ciencia y proporcionado una alternativa al relativismo que triunfaría dos generaciones más adelante147. El realismo empirista de Popper —su solución al problema de la inducción— fue superior a la del Círculo de Viena y no huyó del problema como hizo Wittgenstein, que emprendió, al igual que Mauthner, un proyecto emancipador encaminado a liberar el pensamiento de la superstición verbal (religión y metafísica) pero terminó en el misticismo y la llamada al silencio. Por el contrario, los miembros del Círculo de Viena trataron de reconstruir el lenguaje científico y Popper consideró que esto era un error, pero intentó ofrecer una manera para eliminar la brecha entre la realidad y el lenguaje. La experiencia (o el experimento científico), argumentó, puede mostrar si el lenguaje (o la teoría) está equivocado. No garantiza que siempre funcione pero podemos aprender del error148. Richard Rorty operó el giro postanalítico en Estados Unidos y celebraba que la filosofía no fundacionista ya no buscara un fundamento firme en verdades permanentes sino en convenciones pragmáticas comunes149. El no-fundacionismo reflejaba la crisis de la representación, el reconocimiento de que el lenguaje no sólo describe el mundo sino que también lo crea. Rorty acudió a Dewey, Heidegger y Wittgenstein para ilustrar las alternativas nofundacionistas. Hacohen y Munz están convencidos de que si Rorty hubiera acudido a Popper, hubiera podido evitar algunas desviaciones de la cultura académica contemporánea150. 146
Cf. V. Kraft, “Popper and the Vienna Circle”, 200 y P. Feyerabend, “Herbert Feigl” en P. Feyerabend y G. Maxwell (eds.), Mind, Matter, and Method, 7, nota 3. 147 Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 210. 148 Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 60. 149 Cf. R. Rorty, Philosophy and the Mirror of Nature, Princeton University Press, Princeton, 1979. 150 Cf. P. Munz, “Transformation in Philosophy Through the Teaching Methods of Wittgenstein and Popper” y M. Hacohen, The Formative Years, 2-3.
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Popper hizo un análisis profundamente original y sustancialmente correcto de la naturaleza del conocimiento empírico dentro del marco realismo empírico y del idealismo trascendente. Desarrolló mejor una de las tareas que Wittgenstein intentó llevar a cabo en el Tractatus, aunque Wittgenstein tuvo quizá una mayor conciencia del amplio contexto en el cual se insertaba su trabajo151. Popper consideró que todo el conocimiento es conjetural, y por tanto permanentemente revisable (nunca tenemos base para la certeza), pero fue capaz de argumentar con éxito que ninguna otra teoría del conocimiento nos da tampoco una base adecuada para la certeza (que queda fuera de nuestro alcance). La naturaleza de la realidad está permanentemente escondida para nosotros, en este sentido Popper es un realista que considera que la realidad no es algo que podamos „conocer‟ directamente, sino que nuestro conocimiento puede llegar asintóticamente cada vez más cerca de ésta a través del tiempo. Este es uno de los rasgos de su filosofía que da una profundidad inalcanzable a muchas formas de empirismo: está enriquecida por algunas de las ideas más valiosas del idealismo trascendental sin ser un idealista. Esto la coloca en el extremo opuesto del positivismo lógico en el espectro realista. El popperianismo es la forma de realismo más cercana a la verdad, pero sólo porque Popper pasa por alto el problema de nuestro conocimiento de los objetos materiales en la percepción individual lo que le hace capaz de aferrarse a su idea de sí mismo como un realista152. La filosofía de Popper está llena de expresiones que tienen un claro sentido realista: habla frecuentemente de la verdad y falsedad en el sentido de correspondencia o no correspondencia con los hechos, afirma que nuestro conocimiento pretende alcanzar la realidad, etc. Sin embargo puede decirse que el realismo de Popper queda en la intención de su autor —en una simple afirmación de la existencia del mundo externo y de la intención realista de nuestro conocimiento— sin que llegue a desarrollarse coherentemente en una gnoseología realista en la que sea posible
151 152
Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 201. Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 464-465.
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afirmar que efectivamente conocemos la realidad tal como es, al menos en parte y dentro de ciertos límites153. En el Tractatus Wittgenstein trató de separar la filosofía del realismo empirista y protestó por lo poco que se iba a conseguir cuando se hubiera hecho esto, pero en todo caso no lo hizo. El trabajo de Popper estuvo más cerca del éxito y es superior al de Wittgenstein, sin embargo él no se sintió inclinado a reconocer cuan poco se hubiese hecho cuando esto se hubiese hecho, porque trata el mundo empírico como si fuese la realidad total aunque no considera su conocimiento como una tarea que se pueda llevar a cabo completamente154. Es de justicia reconocer que Popper, aun contando con las herramientas para hacerlo no quiso o no se atrevió a escribir mucho sobre las cuestiones más profundas como la religión, la libertad humana, el sentido de la vida, la ética, etc, aun reconociendo su importancia vital y desestimando con fuerza a quienes negaban su significado filosófico, debido a su agnosticismo. Popper filosofó como si el mundo empírico fuera lo único existente, ya que la cuestión acerca de si existe algo más allá fue una cuestión que consideró intrínsecamente incapaz de ser respondida155. Popper es materialista en cuanto al origen de las características humanas, aunque afirme que esas características acaban trascendiendo lo material y su racionalismo empirista le impide reconocer la continuidad entre el conocimiento sensible y el intelectual156. 6.4 Obstáculos para el diálogo filosófico entre Wittgenstein y Popper 6.4.1 Dificultades de la metodología de Wittgenstein 153
Cf. M. Artigas, Karl Popper: Búsqueda sin término, 135-136. Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 465. 155 Cf. B. Magee, Confessions of a Philosopher, 204. 156 Cf. M. Artigas, Búsqueda sin término, 154 y El desafío de la racionalidad, Eunsa, Pamplona 1999,18.. 154
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Wittgenstein desarrolló un método básicamente nuevo para abordar los problemas filosóficos, con pocos precedentes en la tradición filosófica occidental. Para Wittgenstein lo importante no era el descubrimiento de los hechos, ni el encontrar inferencias lógicamente válidas a partir de premisas aceptadas, y mucho menos la construcción de teorías sino más bien el correcto punto de vista para ver la salida de la confusión filosófica (la salida de la mosca del bote de moscas) 157. Wittgenstein tenía una pasión antiteórica y resultaba inasible en su método filosófico. El Tractatus desconcierta precisamente porque lo principal se dice brevemente y al final o inclusive no se dice. Sólo destruía argumentos pero no construía ninguno. Wittgenstein no da explicaciones sino ejemplos, elucidaciones sobre el procedimiento de clarificación y alertas contra posibles malos entendidos158. Su rechazo a dar cualquier tipo de conclusión general es lo que hace difícil entenderle ya que es difícil ver el punto de sus observaciones. Wittgenstein se negaba a dar argumentos también por razones “estéticas”159. Wittgenstein no estaba contribuyendo a la solución de un conjunto reconocido de problemas, sino que pedía un cambio total de enfoque. No desarrolla un sistema lógico y matemático sobre una nueva base, se contenta con la propia intuición pero una intuición difícil. Además dice cosas atractivas pero obliga a aceptarlas 160. No resulta extraño que su método filosófico existencial y a-histórico fuese calificado de arrogancia y en muchos casos de autocontradicción161. El Tractatus es una obra de la que se ha hablado como de “un libro extraño, la mitad de cuyo valor consiste en mostrar su propia falta de 157
Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 316 y 366. Cf. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 405-406. 159 Cf. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 187-188 y F. Ramsey, “Critical note on the Tractatus”, Mind, 32, 1923, 465. 160 Cf. B. McGuinness, El joven Ludwig, 403. 161 Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 497. 158
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importancia”162. Wittgenstein rompía sus propias reglas porque no sólo hablaba de lo que insistía en que había que callar sino que dominaba el discurso acerca de estas cosas163. Este es uno de los grandes contrastes con el modo de concebir el método de Popper que consideró la tarea de los filósofos como la de identificar un problema que valiera la pena y proponer una posible solución, percibir el mayor número posible de consecuencias de su propuesta y tener en cuenta las objeciones más fuertes posibles y proporcionar respuestas convincentes a estas objeciones164. Comparado con la precisión y claridad de las clases de Popper, Munz encontró confusas y decepcionantes las elucubraciones de Wittgenstein. Wittgenstein contradecía puntos del Tractatus (sin decir abiertamente que había cambiado de ideas y evadiendo cualquier pregunta u objeción con un “¿qué quiere usted decir?”). Más adelante se percató de que reflejaban su propia confusión y tristeza, aunque muchos de sus alumnos creían ver un signo de la profundidad sobrehumana de su maestro165. Wittgenstein era consciente que sólo le entendería quien estuviera involucrado en las mismas confusiones que él y por tanto encontrara utilidad en las técnicas para intentar despejar esas confusiones166. La crítica de Wittgenstein se dirigió contra formulaciones o expresiones lingüísticas pero nunca contra ideas o teorías, y si la crítica toma esa forma no cumple su efecto terapéutico e incluso tiene un efecto pedagógico negativo. Las propuestas de Popper —al menos en teoría— no se proponían como alternativas únicas o auto validadas sino estaban abiertas a la discusión167.
162
B. McGuinness, El joven Ludwig, 393. Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 257. 164 Cf. B. Magee, Popper, 50-51 y J. F. Malherbe, La Philosophie de Karl Popper et le Positivisme Logique. Ver especialmente el capítulo 8 relativo a los grandes temas de la teoría crítica. 165 Cf. P. Munz, “Popper and Wittgenstein”, 89. 166 Cf. R. Monk, The Duty of Genius, 366. 167 Cf. P. Munz, “Popper and Wittgenstein”, 88. 163
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Para Popper la crítica se convierte en el método y es condición indispensable para la búsqueda de la verdad y la libertad y para progresar en el conocimiento. La crítica, la invención y el descubrimiento son los medios con que contamos para enriquecer la herencia cultural que hemos tenido como punto de partida para el conocimiento. La crítica es como la supervisora de la creatividad. Los defensores de Wittgenstein sostienen que proporcionó un método, una forma universal para abordar cualquier problema, mientras que Popper no formó escuela y enfrentaba los problemas uno a uno168. Popper se enfrentó con el pasado de una manera que algunos autores proponen como modelo para los intelectuales contemporáneos. Rechazó por un lado la autoridad del pasado y de la tradición. Su crítica a Platón lo destronó de un modo que las críticas recientes a la metafísica occidental pueden sólo aspirar a emular. Rehusó a emprender un rechazo global del pasado y de la tradición, porque un tal rechazo inevitablemente envolvía la arrogante pretensión de conocimiento. Popper consideraba que no sabemos y por tanto no tenemos derecho a tratar a nuestros predecesores como si supiéramos, como si tuvieran derecho a nuestra lealtad, sin embargo, podemos enfrentarlos críticamente, y aprender169. La concepción de Wittgenstein de que las palabras no se usan con significados “fijos” y de que los conceptos no tienen fronteras fijas, cuando es asimilado impropiamente tuvo y sigue teniendo un efecto desafortunado en los que experimentan su influencia, ya que llevó a muchos a asumir que la precisión y la minuciosidad no se requerían en sus propio pensamiento “y de esto no puede resultar más que un trabajo filosófico desaseado”170. Popper señala que la exigencia de definir el significado de todos los términos en aras de la precisión ha sido fuente de confusión, e incluye a Wittgenstein entre
168
Cf. D. Edmonds y J. Eidinow, El atizador de Wittgenstein, 228. Cf. M. Hacohen, The Formative Years, 22. 170 N. Malcolm, A Memoir, 53. 169
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los que lamentablemente intelectual171.
continúan
padeciendo
este
lastre
6.4.2 Temperamentos no filosóficos de ambos autores Tanto Wittgenstein como Popper vivieron y trabajaron en Inglaterra, ninguno era británico por nacimiento o por educación, ambos habían venido de Viena y compartían una cultura y su desintegración. A pesar de que se llevaban trece años de edad sufrieron el impacto de la derrota en la Primera Guerra Mundial y fueron testigos de la anexión de Austria a Alemania. Ambos era de origen judío, tuvieron contacto con grupos culturales innovadores, recibieron formación como maestros y participaron de alguna manera en la reforma escolar austriaca. Wittgenstein fue un hombre de una gran fuerza de voluntad que exigía mucho a los que tenía alrededor debido a su casi infantil linealidad172. Resultaba siempre tenso estar con él no sólo por las exigencias intelectuales de su conversación sino también por su severidad, sus juicios despiadados, su tendencia a censurar y su depresión. Incluso sus amigos tenían que tomar aire para estar en condiciones de verle otra vez como fue el caso de Malcolm, Sraffa y Moore173. Existen grandes contrastes en la valoración de la persona de Wittgenstein. Hay personas respetables y doctas entre las que le ven como hombre grande y también entre quienes le tachan de charlatán174. Muchos de los jóvenes filósofos de Cambridge estaban insanamente hipnotizados, como apunta Ryle al referir sus visitas ocasionales al Moral Sciences Club en las que le molestó encontrar que los alumnos de Wittgenstein estaban totalmente polarizados en lo que dijera Wittgenstein de manera que se rechazaba o ridiculizaba la 171
Cf. K. Popper, Open Society, 9. Cf. P. Wijdeveld, Ludwig Wittgenstein Architect, 48. 173 Cf. N. Malcolm, A Memoir, 53. 174 J. O. Wisdom, “Esotericism”, 349. 172
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mención de cualquier otro pensador. Esto le parecía insano para los estudiantes y peligroso para Wittgenstein aunque fuera su amigo y un genio175. La mutua antipatía entre Wittgenstein y Popper es testimoniada por Munz. Al llegar a Cambridge Munz pronto se percató de que Wittgenstein no parecía conocer a Popper, a pesar de ser ambos vieneses, y recordó entonces los comentarios poco amigables de Popper, en Nueva Zelanda, al referirse a Wittgenstein y al Tractatus: Mencioné a Popper creyendo inocentemente que como ambos, él y Popper eran de Viena podrían conocerse. Pero Wittgenstein gruño otra vez: “nunca he oído hablar de él”. Recordé entonces que Popper había admitido que conocía a Wittgenstein, pero lo había hecho en términos poco amistosos. Me había dicho que al leer el Tractatus parecía como si hubiese sido escrito en una cafetería. La esposa de Popper escuchó por casualidad esta observación y le corrigió: “¡no Karl”, dijo, “fue escrito en las trincheras de la Primera Guerra!”. Popper replicó con un gesto despectivo de su brazo derecho: “puede ser, pero Wittgenstein es el tipo de hombre que no puede hablar de la diferencia entre las trincheras y un café vienés”. Me di cuenta más tarde que Popper había sido muy injusto porque Wittgenstein se tomaba la vida aún más en serio que Popper, lo que era mucho decir176.
Popper rechazaba la preeminencia que se concedía a Wittgenstein en muchas reseñas históricas de la Viena de fin de siglo177. Popper rechazó de entrada la fórmula de Munz —“para Popper todo el conocimiento es relativamente absoluto, mientras que para Wittgenstein todo el conocimiento es absolutamente relativo”—
175
Cf. O. Wood y G. Pitcher (eds.), Ryle, Macmillan, London, 1971,11. P. Munz, “My Adventure with Popper and Wittgenstein”, 2. 177 De manera especial rechazó el libro de A. Janik y S. Toulmin, La Viena de Wittgenstein, aunque Hacohen lo considera una gran contribución. 176
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como demasiado simple pero le agradó que su objetivo fuera mostrar que él estaba en lo correcto y Wittgenstein estaba equivocado178. Wittgenstein y Popper, a diferencia de Carnap y los demás miembros del Círculo de Viena eran pensadores solitarios: “si bien la discusión le ayudó y fue esencial para él, sus resultados y la mayor parte de avances se produjeron realmente cuando pasó prolongados períodos de reflexión solitaria”179. Wittgenstein era un aforista altamente escrupuloso con un profundo enfoque ético, mientras que Carnap era un intelectual acostumbrado a trabajar en comunidad y con inclinaciones prácticas y políticas: la visión científica del mundo era medio para mejorar la vida humana y el mundo. El conflicto entre Wittgenstein y Carnap no se debe sólo a elementos psicológicos sino que representan el choque de dos estilos de pensamiento, colectivo e individual180. Tanto Popper como Wittgenstein creían haber despejado los errores del pasado y sentían responsabilidad de cara al futuro. Ambos eran particularmente sensibles a ser malinterpretados. En Popper este temor se reflejaba en su obsesión por el detalle en los análisis críticos llegando a hacerse insoportable y Wittgenstein redujo cada vez más el número de sus oyentes selectos. Wittgenstein se sentía con frecuencia incomprendido y temía que se cayera en una confusión interpretativa de su trabajo y lo que más temía era la posibilidad de que se diera un “tratamiento” cultural de sus escritos —no digamos un tratamiento periodístico— por parte de sus contemporáneos. La única carta al editor que Wittgenstein publicó en una revista es una alerta respecto a las malas interpretaciones de su filosofía por inexactitudes o contradicciones.181. Wittgenstein se jactaba de no haber leído casi a ningún otro filósofo y en sus seminarios ridiculizaba tratando de
178
P. Munz, “My Adventure with Popper and Wittgenstein”, 6. B. Mc Guinness, El joven Ludwig, 185. 180 Cf. F. Stadler, The Vienna Circle, 435 y W. W Bartley III, Wittgenstein, 62. 181 Cf. L. Wittgenstein, “Letter to the Editor”, 415-416. 179
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inauténticos a los filósofos y académicos que habían estudiado otras filósofos182. Era proverbial la incapacidad de Wittgenstein para dialogar: no tenía interlocutores sino siempre oyentes. Las conversaciones entre Wittgenstein y los miembros del Círculo de Viena son un extraordinario ejemplo de monólogos alternados183. Wittgenstein había comentado a Schlick que podía hablar sólo con quien “le tendía la mano”184 y es fácil pensar que durante el incidente del atizador cortó la discusión con Popper de manera violenta porque Popper no le había tendido la mano ni con su actitud ni aceptando sus razones. De hecho, Popper reconoció la posibilidad de que Wittgenstein no hubiera entendido su recurso dialéctico y no se hubiera dado cuenta de que estaba bromeando y pensó que se estaba burlando o quejándose del secretario, y califica a Wittgenstein de poco agudo al no haberse dado cuenta que detrás de la broma —atinada o no— se escondía un argumento serio185. Munz reconoce que la vinculación que estableció entre Popper y Wittgenstein fue más lejos de lo que ambos dijeron y que no necesariamente estarían de acuerdo con su interpretación. Pero subraya que mucho más importante que lo anterior es considerar las consecuencias de la incapacidad de ambos filósofos, su falta de temperamento filosófico, para llegar a un acuerdo: No puedo resistir la tentación de terminar diciendo cómo hubieran respondido Popper y Wittgenstein a mi afirmación de que se complementaban mutuamente. Popper hubiera dicho: “tu problema es que no has leído lo que he escrito” y Wittgenstein hubiera negado con la cabeza y refunfuñado incomprensiblemente: “¿qué quieres decir?”. 182
Cf. O. Wood y G. Pitcher (eds.), Ryle,11. Cf. J. F. Malherbe, “Interprétations en conflit à propos du Traité de Wittgenstein”, 187. 184 Cf. R. Carnap, “Intellectual Autobiography”, 28 y R. Monk, The Duty of Genius, 243. 185 Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 319-320. 183
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Y por tanto la conclusión final debe ser que, a pesar de mi argumento, ambos filósofos tuvieron temperamentos lo suficientemente nofilosóficos para resistir a la filosofía. Porque hay que reconocer que la filosofía no necesariamente hace filosóficos a los filósofos186.
Tenían mucho que aprender uno del otro pero sus personalidades les impidieron entender que estaban intentando lo mismo pero desde diferentes ángulos. Con razón expresa Lucchetta que “si ajustamos las palabras de Popper a las de Wittgenstein parece que asistimos a un diálogo entre personas que dicen las mismas cosas o al menos muy semejantes pero que no se escuchan”187. En un libro próximo a ser publicado Munz reconstruye imaginariamente un diálogo para mostrar cómo debía haber sido la conversación aquella famosa tarde en el Moral Sciences Club en Cambridge en 1946 y aventura la filosofía que hubiera resultado de una síntesis de estos dos grandes hombres188. 6.5 Una valoración más personal La epistemología revolucionaria de Popper puede ser abordada desde ángulos diversos y una manera interesante de hacerlo es a través de su diálogo crítico con el Círculo de Viena que fue ocasión y cauce para el desarrollo y divulgación de sus ideas. La crítica demoledora de Popper a la visión de la ciencia del positivismo lógico —una construcción elaborada a partir de la experiencia y con pretensiones de certeza— pone de manifiesto el giro copernicano que su propuesta no fundacionista y conjetural supuso para la imagen de la ciencia y de la metodología científica y su actitud más abierta hacia la metafísica. El Tractatus de Wittgenstein adoptado e interpretado como texto fundamental del positivismo lógico fue el objeto central de las críticas 186
P. Munz, “My Adventure with Popper and Wittgenstein”, 13. Cf. P. Lucchetta, “Popper interprete di Wittgenstein”, 323. 188 P. Munz, Beyond Wittgenstein's Poker. 187
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de Popper, y la persona de Wittgenstein fue el sujeto principal del desencuentro entre Popper y la cabeza del Círculo de Viena. La crítica de Popper al Tractatus tiene aciertos y limitaciones y ha sido valorada de manera distinta por los defensores de cada una de las instancias involucradas, pero lo interesante es que muchas de las críticas de Popper al Tractatus coinciden con el rechazo que el mismo Wittgenstein hizo de su primera obra en el segundo período de su filosofía y que plasmó en Philosophical Investigations. En un principio estas coincidencias no resultaban evidentes debido a que la obra de Wittgenstein se publicó de manera póstuma y sobre todo a que no hubo diálogo entre Popper y Wittgenstein como quedó de manifiesto en el único encuentro personal que mantuvieron, de manera que por mucho tiempo se asumió que las respectivas posiciones frente al positivismo lógico eran opuestas e irreconciliables. Poco a poco los estudiosos identificaron algunos elementos comunes entre las epistemologías no fundacionistas propuestas por Popper y el último Wittgenstein y, sin pasar por alto las diferencias, mostraron que se trataba de posturas complementarias. La discusión actual en filosofía de la ciencia es interpretada como disputa entre el primer Wittgenstein, Popper y el segundo Wittgenstein. Esta investigación no se ha centrado en el análisis de los contenidos de la controversia entre Popper, el Círculo de Viena y Wittgenstein en materia de epistemología, sino en los datos e interpretaciones aportados por los mismos protagonistas y por sus críticos respecto a las propias aportaciones y a las de los otros. El objetivo ha sido situar el contexto en que se estableció la relación crítica, los intereses e inquietudes que la motivaron, el impacto de los diferentes estilos personales y de trabajo en la discusión filosófica e incluso los resultados obtenidos con ocasión de los malos entendidos. La principal valoración personal es que los datos e interpretaciones recopilados son un ejemplo más de cómo todo genuino esfuerzo intelectual tiene aspectos luminosos de los que se puede aprender: los errores filosóficos ponen en marcha intentos de refutación, como fue el caso del radicalismo inicial del positivismo lógico que dio lugar a
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las críticas de Popper y del segundo Wittgenstein y al desarrollo de sus respectivas epistemologías no fundacionistas, así como a la progresiva flexibilización de las posiciones del Círculo que se hallaba en plena actividad cuando fue interrumpido de manera violenta por la guerra. Las interpretaciones que Popper, los miembros del Círculo de Viena y Wittgenstein hicieron del propio trabajo y del de los demás, sus reclamos de originalidad y crédito no están libres de extrapolaciones (lo mismo ocurre con las valoraciones de los respectivos defensores) e ilustran cómo la historia de las malas interpretaciones y la historia de la creatividad filosófica están íntimamente ligadas. Popper, los miembros del Círculo de Viena y Wittgenstein tenían en común su pertenencia a la Viena de entreguerras —un foco cultural de primer orden— y compartían el haber llegado a la filosofía desde la lógica, las matemáticas y las ciencias y el intento de dar respuesta a los interrogantes suscitados por las teorías científicas sirviéndose de los desarrollos de la lógica formal. Estos rasgos comunes hacen interesante el análisis de las diferencias de enfoques filosóficos, de estilos personales y de trabajo, de modos de concebir la ciencia y su relación con la filosofía y la vinculación de ambas con la vida práctica. Los miembros del Círculo de Viena se preocuparon por esclarecer los fundamentos del conocimiento dentro de la tradición empirista machiana revisada a través de una perspectiva logicista y abiertamente antimetafísica. Sostuvieron un ideal de ciencia que no conoce enigmas insolubles, que procede por inducción y alcanza la certeza, apostaban por un lenguaje unificado de tipo fisicalista para la ciencia y estaban empeñados en un movimiento que impregnaría la vida social con una visión científica del mundo. Los miembros del Círculo de Viena demostraron un grado de claridad y rigor lógico sin precedentes en la filosofía e intentaron aplicar el espíritu creativo propio de las ciencias naturales a la filosofía y tienen el mérito innegable de haber desarrollado un trabajo cooperativo infrecuente en filosofía. Era un ejemplo particularmente interesante de
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interdisciplinariedad, pluralismo, trabajo en equipo y multiculturalidad. Constituyeron una comunidad de conocimiento en sí misma y por su relación con otros grupos dentro del movimiento de la filosofía científica, que facilitó en la coyuntura difícil del exilio, que algunos miembros del Círculo de Viena fueran acogidos en universidades de Estados Unidos, donde supieron aportar y enriquecerse de la filosofía pragmatista prevaleciente en Norteamérica. Popper tuvo intuiciones profundas y originales e hizo críticas agudas y concienzudas, aunque también en su filosofía aparecen extrapolaciones de esas intuiciones parciales válidas solamente en ámbitos determinados. Popper convirtió la crítica en el método para progresar en el conocimiento a través de conjeturas y refutaciones y se enfrentó a los clásicos —sin falsos respetos y aprendiendo— y a los forjadores de los mitos más importantes de su época llegando a ser el crítico más agudo del positivismo lógico. Consideró que la ciencia era modelo de todo conocimiento, un proyecto aventurero y revolucionario, expresión de nuestro deseo de saber, de nuestra esperanza de emanciparnos de la ignorancia y de la mentalidad estrecha, del miedo y la superstición. El racionalismo crítico de Popper es indudablemente una filosofía del progreso científico pero estuvo más conectada con la vida que la de los positivistas lógicos. En este sentido Popper motivó e integró más y mejor a los científicos que Wittgenstein y el Círculo de Viena. Popper fue un cientista que no se dejó seducir por el dogma antimetafísico ni por la empresa de un lenguaje unificado para las ciencias ni convirtió la precisión en una fin y empleó los lenguajes formales sin desfasar su importancia. Su entusiasmo por la ciencia no le impidió desmitificarla y alertar contra los peligros de la tiranía de la ciencia que nos hace capaces de auto derrotarnos. Popper consideró que el progreso en el conocimiento se mide por el grado de profundidad de los problemas que se intentan solucionar y por eso criticó duramente el escolasticismo y la superficialidad a que conducía el positivismo lógico. Estaba
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persuadido de que la frontera entre lo decible y lo indecible, entre la filosofía y la ciencia, entre lo explicable y lo inexplicable no era rígida y defendió la existencia de genuinos problemas filosóficos en la academia británica dominada por Wittgenstein. Aplicó coherentemente su epistemología revolucionaria a los más diversos campos y de manera particular a la vida social y política, hizo planteamientos agudos y prometedores en campos como la libertad, la sociedad abierta, etc. y su filosofía puede recordar a los grandes filósofos de antaño por la amplitud de horizontes. Sin embargo aun reconociendo la importancia de problemas humanos más profundos y desestimando a quienes negaban su significado filosófico, y teniendo la habilidad para proponer una solución al problema de los límites de la inteligibilidad, Popper filosofó como si el mundo empírico fuera lo único que existe, y consideró la cuestión acerca de si existe algo más allá como intrínsecamente incapaz de ser respondida. Respecto de Wittgenstein es indispensable tratar de entender cuál fue realmente su pensamiento ya que presenta muchos contrastes y con razón se ha dicho que él mismo fue un enigma. Wittgenstein no era sólo ni principalmente un lógico ni un filósofo de las matemáticas, a pesar de que la mitad de sus escritos versan sobre esto y de que sus dos principales impulsos para iniciar y posteriormente para volver a la filosofía estuvieron relacionados con las matemáticas. Wittgenstein usó la lógica y las matemáticas como estructuras para volcar sus verdaderos intereses que eran éticos y con el tiempo su filosofía se fue volviendo más existencial y antropológica. Wittgenstein fue siempre ajeno a poner el método científico como paradigma de conocimiento o modelo para la filosofía y con el tiempo se fue volviendo anticientista. Consideraba que la idolatría de la ciencia era uno de los síntomas del declive de nuestra cultura y la nueva “metafísica” que había que destruir. En su intento loable por combatir el cientismo Wittgenstein eliminó también toda posibilidad de explicación racional de lo no sensible y en este sentido parece acertada la crítica de Popper de que exageró el abismo entre lo decible y lo indecible.
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Wittgenstein tenía un proyecto emancipador pero no a través de la ciencia, como era el caso de Popper, sino mediante la liberación del pensamiento de la superstición verbal. Wittgenstein intentó exponer la incapacidad del racionalismo para abordar las cuestiones profundas de la vida, consideró que no eran asuntos que corresponden a la filosofía —cuya tarea se limita a la clarificación: a hacernos ver la necedad que supone pretender respuestas en este ámbito— e invitó al silencio. Todo lo que Wittgenstein trajo entre manos tuvo el sello de la intensidad y la brillantez, y no fue menos su batalla contra lo que consideraba superficialidad y estupidez. Percibió la pobreza del lenguaje científico y alertó contra el peligro de idolatrar la ciencia. Haciendo gala de una pasión antiteórica y mística, se dedicó a “disolver” montajes intelectuales y a gritar la necesidad de ir a lo vitalmente importante, a diferencia de Popper que “destruyó” los montajes intelectuales a base de analizarlos y proporcionar argumentos y alternativas. Wittgenstein tuvo el acierto de ver la filosofía como una confesión, como algo que reclama honestidad y profundidad, sin embargo resultaba inasible en su método filosófico y los interlocutores y críticos tenían “derecho” de exigirle una inteligibilidad mayor. Las interpretaciones que Popper, los miembros del Círculo de Viena y Wittgenstein hicieron del propio trabajo y del de los demás no están libres de extrapolaciones. Lo mismo ocurre con las valoraciones de los respectivos defensores. Popper estaba persuadido de que su crítica al Círculo de Viena provocó la muerte del positivismo lógico y que en el seno del Círculo surgió una leyenda que le asimilaba al positivismo. Los miembros del Círculo de Viena, salvo algunas excepciones, permanecieron convencidos de que Popper exageraba sus diferencias con el positivismo lógico y sin negar el impacto de la crítica de Popper no la consideraron determinante. Los textos analizados permiten conjeturar que ambas partes exageran la propia visión y en cualquier caso parece haber más argumentos que apoyan la versión de Popper. Stadler y Hacohen coinciden en que Popper no necesitaba reclamar ese dudoso mérito dada la calidad de su epistemología revolucionaria.
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Por otra parte Popper estaba convencido de que ni él ni el Círculo de Viena habían malinterpretado a Wittgenstein. Sus defensores sostienen que acertó en su interpretación de un “único” Wittgenstein “enemigo” de la filosofía y que la solución de Popper al problema de la inducción fue superior a la del Círculo de Viena y que Popper no huyó del problema como hizo Wittgenstein con su misticismo y su llamada al silencio. Por el contrario otros autores afirman que la lectura racionalista que Popper hizo del Tractatus constituye un prejuicio para entender la “última” filosofía de Wittgenstein y que su crítica al empirismo lógico no logra todo su efecto precisamente por los elementos positivistas de su filosofía que no fue capaz de reconocer. Los partidarios de Wittgenstein están convencidos de que proporcionó un método para abordar cualquier problema, mientras que Popper enfrentaba los problemas uno a uno, que la filosofía de Popper ha dado lo que tenía que dar y que sus soluciones carecen de la perennidad de los aforismos de Wittgenstein. Wittgenstein rechazó cualquier paternidad sobre el positivismo lógico y su relación con el Círculo de Viena fue peculiar y ambigua debido a su estilo de relacionarse con las personas, a su hermetismo para expresar sus ideas y a su hábito de no proporcionar argumentos. El diálogo entre Wittgenstein y el reducido grupo de miembros del Círculo de Viena con los que accedió a encontrarse periódicamente ha sido caracterizado con acierto como ejemplo de discursos paralelos que se emiten al mismo tiempo y que no llegan nunca a un punto común. El diálogo entre Popper y el Círculo de Viena no surgió en un momento mágico de „buenas vibraciones‟ sino como oposición crítica un tanto acerba, sin embargo el acuerdo en la actitud de fondo (actitud racional, científica) hubiera sido suficiente para establecer un diálogo fructífero. El desacuerdo en tesis concretas y el distinto marco de referencia hubieran podido ayudar a ampliar el horizonte e incluso a lograr síntesis fecundas. Hacohen tiene sus razones al afirmar que para cambiar el curso de la filosofía científica se requería tanto un político como un filósofo y que a Popper le faltó lo primero, pero no es tan
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clara su conclusión de que se trató más de un problema de relaciones humanas que de filosofía. La existencia de sentimientos positivos y negativos fue obvia, pero no es fácil hacer especulaciones acerca de su influencia en los resultados del debate. Wittgenstein y Popper tenían mucho más para entenderse y complementarse entre sí que con el Círculo de Viena —al que incluso algunos autores califican como vinculación por vía de leyenda— pero sus temperamentos no filosóficos impidieron el diálogo. El hecho de que hayan enfrentado al positivismo lógico muestra que existen elementos de acuerdo importantes. En el caso de Popper y Wittgenstein se puede afirmar claramente que los estilos personales y de trabajo impidieron el diálogo y determinaron la falta de acuerdo y reconocimiento de los elementos comunes. Entre Popper y Wittgenstein hubo más malentendido que desacuerdo y como gráficamente se ha señalado parece que Wittgenstein tomó demasiado en serio el recurso introductorio de Popper en su intervención durante la reunión del Moral Science Club (hipersensible hacia la agresividad de Popper que no le tendía la mano) y Popper tomó demasiado en serio el Tractatus en el sentido de que lo interpretó literalmente y lo rechazó mostrando que era autocontradictorio sin tener manera de percatarse del recurso de Wittgenstein. En conclusión se puede afirmar que ha merecido la pena el intento de reunir los datos e interpretaciones más relevantes sobre el debate entre Popper, el Círculo de Viena y Wittgenstein, tres instancias cuyas relaciones fueron juegos entre proximidad y distancia y donde las diferencias surgieron con más violencia precisamente por estar entre familiares.
Conclusiones
La principal conclusión de este trabajo es que el diálogo crítico entre Popper y el Círculo de Viena influyó en el desarrollo de sus respectivas ideas en cuanto que Popper encontró en el Círculo de Viena la plataforma para desarrollar y dar a conocer su filosofía y el Círculo de Viena se benefició de la crítica de Popper para flexibilizar algunas de sus posturas iniciales. El diálogo no fue fácil y las interpretaciones acerca del mismo son opuestas: Popper consideró que su crítica había causado la muerte del positivismo lógico y a la vez lamentó que en el seno del Círculo se hubiese configurado una leyenda en la que se le asimilaba al positivismo lógico. Los miembros del Círculo reconocieron el valor de la crítica de Popper pero no todos le atribuyeron un peso decisivo. Los autores contemporáneos coinciden en que Popper y los miembros del Círculo de Viena compartieron la actitud científica o racional y subrayan la necesidad de tomar en cuenta el pluralismo del Círculo de Viena al valorar las críticas de Popper. El análisis de la relación de Popper con el Círculo de Viena lleva a centrar la atención en el Tractatus como objeto de la crítica de Popper al positivismo lógico y en la persona de Wittgenstein como sujeto de las desavenencias de Popper con Moritz Schlick cabeza del Círculo. Los estilos personales y de trabajo dificultaron el diálogo entre Popper y algunos miembros líderes del Círculo de Viena. En el caso de Popper y Wittgenstein la falta de apertura de ambos para el diálogo impidió la colaboración y la identificación de elementos comunes. El Círculo de Viena estaba integrado por científicos, filósofos y pensadores procedentes de diversas disciplinas interesados en conformar una visión científica del mundo a través de una filosofía
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científica por su método (el análisis lógico del lenguaje) y por su ámbito (los fundamentos de las ciencias). Intentaban conjugar el empirismo de tradición machiana con la moderna lógica formal desarrollada por Frege y Russell. Encontraron en el Tractatus de Wittgenstein el punto de referencia fundamental para su cruzada positivista y antimetafísica, principalmente en la verificabilidad como criterio de significado de las proposiciones. Entre los miembros del Círculo existía un pluralismo en cuestiones metodológicas, éticas y políticas, contaban con sus propios órganos de difusión a través de publicaciones y de la organización de congresos internacionales. Sus actividades se suspendieron a raíz de la anexión de Austria a Alemania cuando se hallaban en plena actividad y la mayoría de sus miembros se dispersaron por Inglaterra y Estados Unidos. Popper estableció y mantuvo relación con varios miembros del Círculo de Viena a raíz de su interés por los problemas de la inducción y la demarcación, que consideraba los dos problemas fundamentales de la epistemología, y que sabía que eran abordados en las reuniones del Círculo aunque Popper nunca asistió a esas reuniones. En el momento de su encuentro con el Círculo de Viena Popper había desarrollado una epistemología propia y relativamente original. Fue el primero en afirmar el carácter conjetural e hipotético del conocimiento tanto ordinario como científico y el primero en confrontar al inductivismo con una metodología alternativa sistemática, el falsacionismo o racionalismo crítico, en donde la evidencia no juega un papel positivo en el establecimiento de las teorías, sino que es una instancia negativa para su refutación. Popper aplicó su modelo epistemológico a otros ámbitos en particular a la filosofía política y fue integrando toda su filosofía en un modelo que llamó evolución emergentista. Popper tuvo una peculiar relación amor-odio hacia el Círculo de Viena. Por una parte se identificaba con el Círculo en el interés central por la filosofía de la ciencia, en la visión de la ciencia como paradigma de todo conocimiento y en que la metafísica no tenía carácter científico. Por otra parte estaba en desacuerdo con la visión
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inductivista y justificacionista de la ciencia propia del positivismo lógico, con la reducción de la filosofía al análisis lógico del lenguaje y con la actitud antimetafísica que llevó a los positivistas lógicos a imponer el dogma del sentido y a establecer un criterio inadecuado de demarcación entre la ciencia y la filosofía. Para Popper la metafísica constituía un nivel de reflexión previo a muchas teorías científicas y constituía un medio para abordar problemas cercanos a la vida humana. Popper consideró que el centro de su controversia con el Círculo de Viena estaba fundamentalmente en la distinta solución al problema de la demarcación. Popper propuso la falsabilidad como criterio de demarcación entre la ciencia y la no ciencia y frente al problema empirista del significado. Popper calificó de inapropiada en todas sus variantes la búsqueda de un criterio de significado como solución al problema del carácter científico de las teorías. Enfatizó siempre que no era lo mismo buscar un criterio de demarcación y un criterio de significado y por tanto que no estaba exagerando su oposición al positivismo lógico como le acusaban algunos miembros del Círculo de Viena. A este asunto Popper dedicó mucho tiempo y numerosos escritos como se trasluce de los textos en los que Popper habla de su relación con el Círculo de Viena: desde la carta al editor de Erkenntnis de 1934, pasando por la recopilación de artículos en Conjectures and Refutations de 1963 y su autobiografía intelectual de 1974, hasta la última entrevista concedida en 1991 se trasluce que la crítica al Círculo de Viena principalmente a través de la crítica al Tractatus fue pauta fundamental en el desarrollo de sus ideas durante muchos años. Los miembros del Círculo de Viena con que Popper trató más fueron Kraft, Carnap y Feigl. Kraft aplicó el empirismo lógico especialmente a la teoría de los valores y escribió la primera historia del Círculo de Viena en la que queda clara su identificación con los objetivos fundamentales del positivismo lógico y también su oposición frente a la radicalidad de algunos planteamientos iniciales. Kraft reconoció que Popper y el Círculo de Viena se influyeron mutuamente y que la contribución de Popper fue mayor y su
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influencia en la fase pública reemplazó a la que había tenido Wittgenstein en la fase inicial del Círculo. Consideró que no existía una oposición infranqueable entre las dos posturas que partían de una misma actitud básica, la actitud científica, y afrontaron los mismos problemas aunque los abordaron de manera distinta. Destacó las insuficiencias del realismo de Popper y de su antiinductivismo radical y estaba persuadido de que Popper fue fundamentalmente un empirista moderado que también sostuvo una postura antimetafísica manifestada en su interés por establecer una demarcación clara entre la metafísica y el conocimiento científico. Según Kraft el empirismo de Popper quedaba eclipsado por su insistencia en el componente racional del conocimiento. Poco a poco se fue alcanzando un acuerdo cada vez mayor entre Popper y un ala del Círculo de Viena no por la asimilación de Popper al Círculo sino en parte por la aceptación de las ideas de Popper y por los desarrollos independientes dentro del Círculo. Kraft considera a Popper como uno de los continuadores del movimiento de la filosofía científica en Inglaterra. Popper por su parte consideró que Kraft era con quien mejor se podía hablar por su apertura y ausencia de prejuicios, aunque no fuese quizás el más brillante. Carnap fue el principal representante del Círculo de Viena y de la ulterior evolución del positivismo lógico. Aplicó la lógica de Frege y Russell al análisis de los conceptos científicos y formuló el principio de tolerancia lógica de los lenguajes aplicando los desarrollos de Menger y los teoremas de incompletez de Gödel. Fue amigo y oponente de Popper desde los años treinta hasta su muerte. El punto crucial de la discusión entre Carnap y Popper fue primero el carácter científico de las teorías (problema de la demarcación) y posteriormente la lógica inductiva. Carnap precisó acertadamente que Popper y los miembros del Círculo de Viena intentaron establecer la demarcación entre cosas diferentes: Popper distinguió entre proposiciones científicas y proposiciones pseudocientíficas (o no científicas) y el Círculo de Viena buscaba la demarcación entre las proposiciones (científicas o pseudocientíficas) y las pseudoproposiciones en cuanto tales. Sin embargo Carnap pasó por
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alto o minimizó que la disposición antimetafísica apriorística del positivismo lógico se mantiene intacta y en este sentido resulta precipitada su convicción de que Popper exageró sus diferencias con el Círculo de Viena. Por su parte Popper demostró siempre admiración y afecto hacia Carnap pero le quedó el sinsabor de que en el fondo nunca había aceptado su crítica y que la leyenda que le asimilaba al positivismo lógico había hecho fortuna a través de una especie de sofisma ad hominem, debido a que había sido invocada por autores de peso como Carnap y Hempel. Feigl fue un empirista moderado que se interesó particularmente por los temas surgidos de la psicología en el contexto de la visión científica del mundo y fue uno de los principales difusores de las ideas del Círculo de Viena en Estados Unidos. Feigl valoró las aportaciones de Popper en epistemología y metodología y fue quien le animó a publicar sus ideas en lo que sería Logik der Forschung. Feigl contribuyó a la flexibilización del criterio empirista de verificación introduciendo la noción de „validez semántica‟ y reconoció la influencia de la crítica de Popper en este y otros refinamientos. Su moderación y apertura le llevaron a entender mejor que ningún otro miembro de Círculo que compartían una base común con Popper y que a la vez existían diferencias en puntos importantes. Fue de los pocos que se dio cuenta de que la teoría de la falsabilidad popperiana no se refería a la cuestión del significado sino a la demarcación. Feigl reconocía la deuda personal que tenía con Popper por haberle ayudado a volver al realismo y al mismo tiempo no dejó de señalar los inconvenientes del deductivismo radical de Popper y de su actitud poco tolerante en las discusiones. Feigl atribuye la causa de las malas relaciones entre Popper y Schlick a la crítica despiadada e injusta de Reichenbach que situó a Popper como antagonista del empirismo lógico e hizo que la cabeza del Círculo le mirara con prevención. Por su parte Popper consideró que Feigl entendió sus críticas y las aceptó y reconoció la deuda de gratitud que tenía con él por haberle animado a publicar sus ideas.
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Popper reconoció que su encuentro con el Círculo de Viena le había proporcionado la ocasión de publicar su primera obra, de participar en congresos internacionales y de conocer a Tarski —cuya teoría de la correspondencia tuvo una importancia decisiva en su filosofía—, pero no parecía aceptar ninguna influencia significativa. Había entre los miembros del Círculo dos grupos: los que aceptaban muchas o la mayoría de sus ideas, aunque entre ellos diferían radicalmente en varios puntos importantes, y los que pensaban que esas ideas eran peligrosas y tenían que ser rechazadas. Entre estos últimos estaba Neurath que calificó a Popper de “oposición oficial” del Círculo. Popper aceptó la etiqueta porque consideró que reflejaba que no era un positivista y en cierta manera tampoco un empirista. La publicación de la obra fundamental de Popper sobre filosofía de la ciencia, Logik der Forschung, en la colección del Círculo a la vez que le dio a conocer dio lugar a un malentendido que Popper denominó “leyenda positivista” que le absorbía de una u otra manera en el positivismo lógico. Popper estaba persuadido de que su crítica fue decisiva para la muerte del positivismo lógico y al mismo tiempo, y no sin ambigüedad, calificó de gran pérdida su disolución. Reconoció que Schlick era un filósofo destacado y que tenía una deuda de gratitud con él por aceptar la publicación de su libro, pero reconoce que tuvieron una relación menos amistosa y que no fue invitado a las reuniones del Círculo debido a su mala relación con Wittgenstein. Dos estudiosos contemporáneos de la relación de Popper con el Círculo de Viena son Friedrich Stadler, autor del estudio más actualizado sobre el empirismo lógico, y Malachi Hacohen, autor de una de las principales biografías intelectuales de Popper. Stadler afirma que Popper fue el referente crítico fundamental en la fase pública del Círculo de Viena iniciada a partir del 1929 con la publicación del manifiesto programático y equipara su influencia a la de Wittgenstein y Tarski. Stadler considera que Popper englobó al Círculo de Viena sin tomar en cuenta su pluralismo filosófico y su progresiva evolución a partir de las posturas radicales iniciales y de esta manera prácticamente se disuelve el reclamo de Popper en el sentido de una diferencia sustancial de puntos de vista. Stadler
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suscribe la valoración de Kraft de un progresivo acercamiento “asintótico” de las posturas. Con excepción de Neurath y Reichenbach los miembros del Círculo de Viena al referirse a Popper no parecen considerarse involucrados en una discusión entre rivales. Stadler concede un peso fundamental a la disputa de Popper con Wittgenstein y conjetura que Schlick no invitó a Popper a participar en las reuniones del Círculo por diferencias de personalidad y de mentalidad, pero sobre todo por el rechazo sistemático de Popper hacia Wittgenstein. Stadler llega a la conclusión de que entre las posturas de Popper y el positivismo lógico del Círculo de Viena existían diferencias reales pero no de fondo y que Popper estuvo más cerca del Círculo de Viena de lo que fue capaz de admitir. Por su parte Hacohen sostiene que tanto Popper como los miembros del Círculo de Viena representan la búsqueda de respuesta a los interrogantes planteados por la ciencia experimental moderna. Igual que Stadler enfoca la cuestión a través del pluralismo del Círculo de Viena pero, a diferencia de éste, lo utiliza para mostrar que existieron una serie de diferencias paradigmáticas —Popper demarcó la ciencia de la metafísica pero no rechazó la filosofía, rehusó dar el giro lingüístico y se consideraba un kantiano heterodoxo— que muestran que Popper no perteneció al variado cuadro del positivismo lógico. Con base en lo anterior Hacohen sostiene que el diálogo crítico con el positivismo lógico impulsó la revolución epistemológica de Popper de principio a fin. Popper no fue el asesino del positivismo lógico, pero su crítica al positivismo dio lugar a una nueva filosofía que transformó radicalmente la manera de ver el conocimiento humano. Hacohen llega a la conclusión de que el Círculo de Viena, aun habiendo sido un contexto crucial para la filosofía de Popper, contribuyó a la distorsión del pensamiento de Popper y oscureció la transmisión de sus implicaciones revolucionarias. Está convencido de que se trató de dos filosofías en diálogo, pero el Círculo negaba que fueran dos y estaban equivocados, y Popper creía que los positivistas habían plagiado su filosofía y también estaba equivocado ya que no
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tenía propiedad exclusiva de sus ideas. Hacohen llega a la conclusión de que la existencia de desacuerdos paradigmáticos no significa que la colaboración fuese imposible e incluso la revolución epistemológica de Popper hubiese sido capaz de producir un giro del positivismo lógico si se hubiera mostrado más congenial. Wittgenstein imprimió su sello en todo lo que hizo: una búsqueda lineal de coherencia, originalidad y excelencia unido a la obsesión y al rigorismo, siempre bajo la sombra del pesimismo e incluso al borde de la locura. Suelen identificarse dos momentos en la filosofía de Wittgenstein: un primer período que corresponde al contenido del Tractatus en el que ofrece la visión de un mundo articulado en hechos que son la materia de estudio de las ciencias naturales y una mente que confronta ese mundo y trata de reflejarlo en sus pensamientos a modo de imágenes o pinturas de esos hechos. Wittgenstein considera que las verdades profundas acerca de la naturaleza de la realidad y de la representación no pueden ser dichas propiamente sino sólo pueden ser mostradas. Estaba persuadido de que en relación a los problemas realmente importantes sólo cabe el silencio. La segunda filosofía de Wittgenstein corresponde principalmente al contenido de Philosophical Investigations y es un rechazo del Tractatus no a través de nuevos argumentos sino a través de un modo nuevo de concebir el lenguaje, que deja de ser expresión de conocimiento —y por tanto búsqueda de la verdad o falsedad de las proposiciones— y pasa a ser uso de las palabras mediante “juegos” de lenguaje. En los dos períodos de su pensamiento Wittgenstein concibe la filosofía por una parte como palabrería sin sentido y por otra como actividad clarificadora de los embrollos lingüísticos, como una técnica para ganar claridad acerca de las reglas del juego del lenguaje y sus aplicaciones. En realidad, como muestra la interpretación unitaria de los dos períodos de la filosofía de Wittgenstein, el Tractatus y las Philosophical Investigations formaban parte de un mismo proyecto de comprender las condiciones más
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generales de posibilidad del lenguaje, y por tanto de la imbricación en el lenguaje de pensamiento y realidad. Wittgenstein no pretendió formar escuela y sólo transmitió sus ideas a un grupo reducido de alumnos selectos. Tampoco participó en las discusiones públicas a las que su trabajo dio origen, pero tuvo una influencia decisiva en dos momentos de la filosofía analítica: el empirismo lógico y la filosofía del lenguaje ordinario. Pertenece a dos mundos: al anglosajón y al vienés e introdujo una metodología novedosa. Algunos sostienen que su influencia es más actitudinal que filosófica ya que no puso en boga nuevas ideas, sino un nuevo modo de filosofar. Por esta razón sería un error aplicar a Wittgenstein esquemas tradicionales al valorar su filosofía y al mismo tiempo se comprende que no resulte fácil criticar a sus críticos ni desautorizarlos. El contacto entre Wittgenstein y el Círculo de Viena que había adoptado y adaptado el Tractatus como inspiración fundamental fue conflictivo y excéntrico, con distintos niveles de intensidad y frecuentes interrupciones. Los empiristas lógicos hicieron una lectura positivista y antimetafísica del Tractatus: adoptaron la perspectiva lógica y el análisis del lenguaje como elementos de la visión científica del mundo, rechazaron el misticismo e interpretaron el sinsentido como argumento para rechazar todo discurso metafísico. Tuvieron una valoración muy distinta de la ética. Las diferencias teóricas y personales entre Carnap y Wittgenstein influyeron en la lectura positivista y antimetafísica del Tractatus. Wittgenstein rechazó esta interpretación porque estaba empeñado en un proceso de análisis lingüístico y de clarificación intelectual, orientada moral y terapéuticamente, y en un contexto sociocultural distinto. A esta luz se entiende que los sucesivos proyectos para la divulgación de las ideas de Wittgenstein a través del Círculo de Viena no progresaron y en cierta manera también se explica el comportamiento oblicuo, indirecto y evasivo de Wittgenstein ante los miembros del Círculo de Viena como una forma de marcar distancia para que no le asimilaran al positivismo lógico.
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Existen diversas interpretaciones acerca del único encuentro personal entre Popper y Wittgenstein en el Moral Science Club de Cambridge en 1947 pero hay consenso en que se trató de un vehemente intercambio de opiniones acerca de la naturaleza de la filosofía y de la existencia de genuinos problemas filosóficos. Los protagonistas valoraron el encuentro de manera opuesta: Wittgenstein tuvo una reacción mínima desacreditando a Popper sin más, como era su costumbre, y Popper consideró que independientemente de que su recurso introductorio fuera acertado o no, estaba hablando mucho más en serio que Wittgenstein ya que sus argumentos en apoyo de la existencia de genuinos problemas filosóficos tocaba los fundamentos de la controversia. La principal crítica de Popper al Tractatus es que Wittgenstein fracasa en su intento de suprimir la metafísica, en primer lugar porque se contradice a sí mismo (su doctrina no carece de sentido sino que es falsa) y al carecer de base argumentativa real impone su doctrina mediante un dogmatismo reforzado. En segundo lugar porque su solución al problema de la demarcación es insuficiente, ya que por una parte su doctrina del “significado” es un término más psicológico que técnico y el problema simplemente se traslada y, por otra parte, al identificar las proposiciones verdaderas con las proposiciones científicas y al aplicarles el principio de verificación acaba excluyendo las hipótesis científicas como carentes de sentido. El núcleo de la crítica de Popper a las dos filosofías de Wittgenstein es su reducción de la filosofía a la mera clarificación del significado de las palabras y la metafísica a sinsentido. Popper reconoce la flexibilización del concepto de significado en Wittgenstein, que en el Tractatus estaba polarizado en el sentido de las palabras y en su última filosofía invitaba incluso a hablar sin miedo acerca de cuestiones sinsentido que muchas veces corresponden a las cuestiones más importantes de la vida. A nivel práctico Popper muestra que el método de la filosofía propuesto por Wittgenstein es un lastre aristotélico por la inapropiada centralidad que concede al lenguaje que conduce al verbalismo, y también es un lastre platónico que conduce al misticismo.
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Bryan Magee, amigo y defensor de Popper en Inglaterra, afirma que Wittgenstein y Popper son los únicos antagonistas de interés en el cisma del positivismo lógico por su compromiso existencial con la filosofía y porque a diferencia de los filósofos académicos británicos, llegaron a la filosofía desde las ciencias. Popper desarrolló una epistemología revolucionaria, fue el crítico más importante del empirismo lógico y atacó consistentemente las dos filosofías de Wittgenstein. Otros autores por el contrario consideran que la lectura racionalista que Popper hizo del Tractatus está limitada por elementos positivistas en su filosofía, en concreto su dualismo entre saber y acción, porque su crítica se dirige al Wittgenstein interpretado por los positivistas lógicos, porque no percibió los elementos antipositivistas del Tractatus que se acercaban más a sus propias posiciones. Los miembros del Círculo de Viena, Popper e incluso los primeros discípulos británicos de Wittgenstein pensaron equivocadamente que Wittgenstein estaba purgando el sinsentido metafísico con el objeto de construir un lenguaje científico y no que estaba mostrando la insuficiencia del racionalismo para explicar las cuestiones más profundas. Durante mucho tiempo se pensó que las posturas de Popper y el último Wittgenstein agotaban las posibilidades de explicación del conocimiento después de la caída del positivismo lógico y eran incompatibles y contradictorias. Los defensores de Popper consideraron que el intento de Popper de salvar el racionalismo y representaba la única alternativa seria al positivismo y la propuesta de Wittgenstein conduciría al irracionalismo. Más tarde los estudiosos —entre los que destacan W. W. Bartley III como biógrafo de Wittgenstein y asistente de investigación de Popper y Peter Munz en su calidad de alumno de Popper y de Wittgenstein—, fueron advirtiendo el carácter complementario de las críticas de Popper y del último Wittgenstein al positivismo lógico. Bartley considera que el análisis de los dos autores en el contexto de la reforma escolar austriaca permite comprobar que último Wittgenstein y el Popper inicial están más relacionados entre sí en sus motivaciones iniciales que con el Círculo de Viena al que
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influyeron. Popper es heredero de la escuela de Bühler, de corte antipositivista y esto queda oscurecido por su giro a la lógica del conocimiento. La filosofía de la ciencia de Popper y su permanente visión antipositivista no pueden ser adecuadamente entendidas sin conocer sus intereses iniciales en psicología y educación. Por su parte Wittgenstein se replanteó el atomismo lógico del Tractatus en su contacto teórico-práctico con las ideas antiasociacionistas de la escuela psicológica de Bühler que informaban la reforma escolar en la época de su trabajo como maestro de escuela primaria en zonas rurales de Austria. Esto ha sido poco analizado porque su etapa docente ha sido vista como una interrupción de su filosofía. Munz analiza y compara cuidadosamente la filosofía de Popper y la del último Wittgenstein y muestra que comparten una epistemología no fundacionista y no justificacionista, en la que el conocimiento se concibe como producto de la invención humana, con un punto de partida convencional, que se adquiere en la propia tradición cultural y que permite la adaptación al entorno, la comprensión y la configuración de la realidad en la que se vive. Exhibe interesantes puntos de complementariedad entre las dos posturas y lamenta que por falta de diálogo —debido a las dificultades derivadas de la metodología de Wittgenstein y sobre todo a la falta de temperamento filosófico de ambos— no haya sido posible entender que estaban intentando lo mismo desde distintos ángulos y que era posible una rica síntesis. Al mismo tiempo Munz es consciente que las semejanzas entre Wittgenstein y Popper no eliminan las diferencias. Popper hace hincapié en la naturaleza conjetural del conocimiento y Wittgenstein en su carácter pragmático. Popper la relaciona la tradición cultural con el método científico y Wittgenstein con los “juegos de lenguaje”, para Wittgenstein la filosofía era una clarificación del sentido de nuestras palabras y para Popper una búsqueda de solución de problemas. Popper admite un escepticismo relativo pero no lo considera un absurdo evidente como pretende Wittgenstein. Los defensores de Wittgenstein afirman que él y Popper decían lo mismo pero que el gran filósofo fue Wittgenstein refiriéndose al
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carácter universal de su método y a la perennidad de sus aforismos que continúan suscitando la reflexión, al contrario de Popper que tuvo su momento pero que de alguna manera se ha agotado ya. Los defensores de Popper objetan que su solución al problema de la inducción fue superior a la del Círculo de Viena y que no huyó del problema como hizo Wittgenstein que terminó en misticismo y en una llamada al silencio. Algunos defensores de Popper como Magee y Hacohen reconocen que Popper aun reconociendo su importancia y criticando acerbamente a quienes como Wittgenstein negaban la existencia de genuinos problemas filosóficos consideró que la cuestión acerca de lo profundo era intrínsecamente incapaz de ser respondida. La epistemología de Popper presenta intuiciones profundas y originales y críticas agudas y concienzudas, sin embargo sus posibilidades y aportaciones se ven limitadas por su empirismo y su agnosticismo y por esta razón no es extraño que haya quien afirme que Popper tuvo las piezas del puzzle en la mano pero no acertó a armarlas bien. En cualquier caso, el significado real del trabajo de Popper apenas ha empezado a emerger —la profundidad de sus ideas no resulta obvia, nunca estuvo de moda ni fue popular, ha sido visto más como crítico que como autor original y vivió la mayor parte de su carrera en tiempos y lugares dominados por Wittgenstein— con frecuencia se mencionan sus ideas pero no su nombre e incluso se habla de su racionalismo crítico como de una de las grandes oportunidades intelectuales perdidas del siglo XX que merece la pena rescatar. En conclusión, los rasgos comunes de Popper, el Círculo de Viena y Wittgenstein —su pertenencia a la Viena de entreguerras y el haber llegado a la filosofía desde la ciencia— hacen interesante el análisis de las diferencias de enfoques filosóficos, estilos personales y de trabajo, modos de concebir la ciencia y su relación con la filosofía y la vida práctica. Los datos e interpretaciones recopilados muestran aspectos luminosos propios de todo esfuerzo intelectual genuino e ilustran cómo la historia de las malas interpretaciones y la historia de la creatividad filosófica están íntimamente ligadas.
Bibliografía
La bibliografía de este trabajo está ordenada en dos secciones distintas. En primer lugar se relacionan por orden cronológico de edición original los artículos y libros de Popper en las ediciones consultadas y expresamente citadas a lo largo de este trabajo. Por la naturaleza de la investigación se han citado por separado los artículos posteriormente recopilados y publicados en forma de libro. Una bibliografía completa hasta la fecha de su publicación puede encontrarse en P. A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Karl Popper, Open Court, La Salle (Illinois), 1974, 1201-1297 y después en http//www.univie.ac.at/science-archives/popper/biblio.html. En segundo lugar se relaciona por orden alfabético de autores toda la bibliografía general consultada y expresamente citada a lo largo del trabajo. Los artículos y libros de Carnap, Feigl, Kraft, Schlick, Russell y Wittgenstein se relacionan por orden cronológico de edición original.
1. Obras de Karl R. Popper
(1931) “Die Gedächtnispflege unter dem Gesichtspunkt der Selbsttätigkeit”, Die Quelle, 81, 1931, 607-619. (1933) “Carta al Editor de Erkenntnis” en The Logic of Scientific Discovery, Routledge, London, 1997, 312-314. (1934)
“On the so-called „Logic of Induction‟ and the „Probability of Hypotheses‟” en The Logic of Scientific Discovery, Routledge, London, 1997, 315-317.
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