234 111 25MB
Spanish Pages [582] Year 1894
DOÑA JUANA LA LOGA
Retrato de Véase
lo i]iic
acerca de
el
la se dice al
Reina lin
del
D.-^
Apéndice de
Juana este
I:sliidio.
i&'íícr{x-
LA REINA
DOÑA JUANA LA LOCA ESTUDIO HISTÓRICO POR
ANTONIO RODRÍGUEZ VILLA INDIVIDUO DK NÚMERO (ELECTO) DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
)%(^^'¿ O
MADRID LIBRERÍA DE CALLE
I)E
-1
M.
MURILLO
ALCALÁ, NÚM.
S92
1
.
Es propiedad del Autor.
IMPRENTA DE FORTANET, CALLE DE LA LIBERTAD, NÚM 29
PRÓLOGO.
Comprende
este Estudio, no solo la personalidad de la reina Doña Juatambién la explicación de graves y trascendentales sucesos, que por el anómalo estado de aquella señora ocurrieron en su tiempo en España. Es este período, uno de los más interesantes de nuestra historia, tan fecundo en grandes hombres como en culminantes sucesos, y significa en ella la transición de la antigua política castellana á la nueva extranjera, impuesta por monarcas y ministros nacidos y educados en lejanas tierras y del todo ajenos á los legítimos intereses de España. Eepresentante Pona Juana de la legítima autoridad real en Castilla, después de la muerte de la Eeina Católica, y careciendo por su carácter y las vicisitudes de su vida de las necesarias condiciones de mando, fué constante víctima de ambiciosas y rivales pasiones que, á la sombra de su derecho, se amparaban para regir y gobernar el reino libremente. Así, al mismo tiempo que los unos la declaraban incapacitada é inhábil para empuñar el cetro, proclamábanla los otros dueña absoluta de su razón y voluntad; y cuando por el contrario, estos la tenían por loca rematada, aquellos ensalzaban su recto y sano juicio: todo según convenía á sus particulares miras é interesados propósitos. En este borrascoso y embravecido oleaje, se destacan las grandes figuras del rey D. Fernando el Católico, de D. Felipe I, del emperador Maximiliano, de Luís XII de Francia, de Enrique VII de Inglaterra, del Papa Julio II, del Gran Capitán, del cardenal Jiménez de Cisueros, de Colón, de toda la más encumbrada y linajuda nobleza castellana, de los más elevados dignatarios de la corte de Flandes, y más tarde del emperador Carlos V, del cardenal Adriano, de Juan de Padilla, de Bravo, Maldonado, Zapata y otros miembros de la Junta de las Comunidades. Á través de esta numerosa cohorte de eminentes personajes, que pocas veces se ven juntos en un breve período histórico, y á los cuales va poco á poco la historia juzgando con severa rectitud, se ve el país, tan floreciente y bien gobernado bajo el cetro de la reina Doña Isabel, abatido y perturbado ahora, dividido en facciones y banderías, exhausto y ensangrentado. Todos ponen sus ojos en la infeliz reina Doña Juana, símbolo del derecho y de la justicia, algunos impulsados de nobles y generosos deseos; los más instigados, ó por la sed de maudo, ó por desenfrenada codicia. No es exna, sino
traño por tanto que ante cuadros historia, diciendo
que es
como
el espectáculo
este defina
un
ilustre escritor la
de las vicisitudes humanas debi-
das á las pasiones de algunos hombres. De la vida de la Eeina, impropiamente denominada la Loca, solo eran conocidos algunos hechos y detalles aislados. Con ser una época tan brillante y decisiva en nuestra historia, no había un libro donde sus acciones estuviesen recopiladas con la debida amplitud. Agradecido yo á la benévola acogida que mereció el Bosquejo biográfico de la reina Doña Juana los más notables documentos históricos relativos á ella, publicado en 1874, cuya edición quedó agotada en dos meses, me decidí á investigar de nuevo en los archivos y bibliotecas para ampliar y completar en lo posible mi primer intento. Tan fructuoso y aprovechado ha sido mi trabajo, que he logrado delinear en gran parte la interesante, dramática y agitada vida de la heredera de los Reyes Católicos. El archivo general de Simancas la biblioteca de la Real Academia de la Historia las nacionales de Madrid y de París; las colecciones de papeles históricos de varios magnates y particulares, han contribuido eficacísimamente al más exacto desempeño de mi empresa. Y no menos me han ayudado á ella los diligentes cronistas contemporáneos Estanques y Padilla, y sobre todo el in-
formado con
;
;
signe historiador Zurita,
Como el espíritu hoy dominante es por excelencia incrédulo y realista; y como, por otra parte, soy en extremo apasionado por los documentos, cuando revisten caracteres de absoluta autenticidad, coníieso que los he prodigado con exceso. Varias razones, sin embargo, abonan en mi favor: la primera, ser los más de los documentos inéditos, desconocidos y de gran valor histórico; la segunda, ser el lenguaje de esta época tan castizo y vigoroso tan grandilocuente á veces su estilo, que vertidas al moderno sus ideas, notablemente se alteran y palidecen; y, en fin, la deleitosa fruición que se siente al oir hablar, por decirlo así, y discurrir sobre los sucesos de su tiempo, sorprendiendo razones de Estado y móviles secretos, igno,
rados ó poco conocidos, á monarcas, embajadores, secretarios, prelados y otros actores del gran drama histórico. Y esto con tanta más razón, cuanto
que no pocas veces palabras ó locuciones, al parecer insignificantes, ilustran poderosamente al lector sagaz y entendido y le sirven para deducir nuevas y atinadas observaciones. ¡Qué reflejo más vivo y directo de las ideas contemporáneas y de los ocultos pensamientos de los protagonistas históricos se siente al acabar de leer muchas de estas cartas Parece que las distancias se estrechan; que los siglos desaparecen que el interés político ó personal se aviva, y como que percibimos entre sombras á los actores y con ellos gozamos ó sufrimos. < Mayor beneficio, escribe persona tan competente y autorizada como el Sr. Fernández Navarrete (1), hubieran hecho á la historia ciertos escritores. antiguos publicando las memorias de que se valieron, que el resultado de sus tareas. > I
;
(1)
Colección de viajes y descubrimientos,
tomo
i.
\iÁg. lvi.
LIBRO
I.
Doña Juana, Infanta de
Castilla.
I.
El poderío y grandeza á que elevaron los Reyes Católicos la -monarquía española, hacían presumir que el reinado siguiente sería tanto ó más próspero para nuestra nación. A este noble fin
dirigieron todos sus esfuerzos aquellos gloriosísimos monarcas. Unidos en sacrosanto lazo la piedad y la prudencia, la virtud y
más preciadas cualidades de la mujer y las dotes más estimadas del hombre, lograron Doña Isabel y D. Fernando afianzar en su memorable reinado la autoridad real y el imperio
el valor, las
de
la justicia
y contribuir poderosamente
al desarrollo
material
Sus victoriosas armas les proporcionaron triunfos famosísimos y nuevos florones que añadir á su corona. La conquista de Granada, el descubrimiento del Nuevo Mundo y el predominio español en Italia, son hechos que por sí solos bas-
ó intelectual del país.
tarían á perpetuar la gloria de aquellos soberanos.
Parece que la Providencia se había complacido en derramar sobre ellos todo género de felicidades, concediéndoles también cum-
hermosa descendencia que asegurara tan valiosos trofeos y dirigiera con hábil mano los destinos de España. Amagábales, 5in embargo, por este lado dolorosa y fatídica decepción. Tan venturosos como fueron los Reyes Católicos en los dos primeros plida y
tercios de su reinado, fueron desgraciados
templar cómo
la
en
el
último, al con-
muerte segaba con mano despiadada
la vida
de
más quejidos seres, la esperanza de la futura felicidad de su amado pueblo; y cómo por tal causa veríase este desviado de su natural destino é impulsado por rumbos extraños á sus verdaderos intereses. Doña Juana y Doña Catalina que sobrevivieron sus
y hermanos, fueron tan infortunadas en sus matripresenta como dos verdaderas mártimonio?, que á sus padres
la historia las
res de la tiranía conyugal.
Es indecible cuanto aquellos magnánimos monarcas raron en
Doña
la crianza,
Isabel
D. Juan
(i),
se esmey educación de sus hijos. Doña Juana, Doña María y Doña
instrucción (2),
Catalina, frutos de la unión de Isabel y de Fernando, fueron las
más queridas prendas de sus corazones; el anhelo constante de todos sus cuidados y la más risueña esperanza de sus futuros designios.
mayor
la
No
omitieron medio alguno para dotar á sus hijos de
ilustración
y perfeccionamiento
posibles.
Deleitábase
en unión de sus hijos, damas y servidumbre en oir en su capilla motetes y plegarias y en la cámara canciones y
la reina Isabel
villancicos, á
poetas
cuyo
y músicos.
efecto traía
De
siempre á su lado una cohorte de
tan laudable ejemplo
afición de todos sus hijos á este divino arte.
príncipe D. le
Juan
adiestraran en
le
muy
ella,
entendida
Al poner casa
al
dotó de eminentes profesores de música que
para que juntos con
De aquí también debió nacer Juana por la música, en cuyo era
nació la decidida
él la cultiv¿isen
(3).
que tuvo siempre Doña según testimonios coetáneos,
la pasión
arte,
(4).
(1)
Nació en Dueñas
el 1."
(2)
Nació en Sevilla
el
de Octubre de
1470.
30 de Junio de 1478, siendo jurado sucesor al trono en las
Cortes de Toledo de 1480.
XV y XVI. Confirman además esta afición de Doña Juana los siguientes párrafos del Inventario de su mobiliario, existente en el Archivo de Simancas: (3)
Barbieri. Cancionero musical de los siglos
(4)
Un templador de manicordio.
>;Una cajita ciiiquita de ceti carmesi y dentro otra caxa de madera blanca con unos aljofarios
y una biliuela, todo como
la mano...>>
—9— Sobre todos
y honestas recreaciones preanhelo de los Reyes Católicos por
los estudios, labores
dominaba constantemente inculcar en sus hijos
la
el
moral m^ís pura,
más ortodoxa doctrina
los
más elevados
senti-
mientos y
la
nal, gi'an
maestro de costumbres, ayudaba poderosamente á la
cristiana. El ejemplo pater-
formación y desarrollo de las de aquellos tiernos infantes. Hondamente arraigados fueron por este motivo el respeto, amor y
sumisión que siempre conservaron á sus padres.
«Sus
hijos, escribe
escenas y en
tal
Glemencín
(1),
presenciaban estas liornas
escuela tomaban las lecciones de virtud
rían las prendas que los hicieron justamente leso de su digna
madre. Cinco
le
reina de Portugal; María, que
dio
lo fué
el
el cielo: la
y adqui-
consuelo y embeafectuosa Isabel,
después de su hermana;
malogrado príncipe D. Juan; Catalina, reina de Inglaterra, tre
los
el
ilus-
por su piedad y por sus desventuras, y Juana, madre de Cará quien el amor á su marido, hereditario en las hembras
V,
de su familia, vino por ultimo á arrebatarle Isabel los
amaba
todavía con
el
juicio y el cetro.
mayor intensión que
el
común de
las rñadres; su ardiente
y generoso pecho no era capaz de afecciones vulgares; prodigábales las ternezas, los llamaba de ordinario
sus ángeles.
A
par de su caiiño caminaba
de su educación: dábales especialmente dio eficaz que con
cuidado y solicitud ejemplo, aquel me-
el
la del
ningún otro puede suplirse para formar y diriTuvieron el debido
gir las inclinaciones y costumbres de la niñez.
lugar en
la crianza
de sus hijas las artes y labores femeniles, sin
olvidar las que cultivan y perfeccionan el ingenio.» Hijas de tal madre no podían estar ociosas. Enseñólas á hilar, coser y bordar.
Había nacido Doña Juana en la ciudad de Toledo, el sábado Noviembre del año 1479 (^2). Educada con tan sanos princi-
6 de
pios,
con tan entrañable cariño y afanosa solicitud, no era mucho el tiempo llegaría á ser una de las más
presagiar que andando
felices é iluslradas princesas
(1)
Elogio de
la
Reina Isabel
de su tiempo.
Con
tal
aprovecha-
la Católica.
Nació cuatro horas antes de mediodía, según unos; ó seg-ún Zurita, entre las seis y las siete horas antes de mediodía. Pisa, el historiador de Toledo, asegura que vio la luz en las casas del Conde de Cifuentes. C2)
— miento aprendió
la latinidad
10
—
que, al decir del insigne Vives
respondía de repente en esta lengua á los que en
ella le
(I),
hablaban.
La música era también una de sus distracciones favoritas. Era tan parecida á Doña Juana Enríquez de Córdoba, hija del almirante de Castilla D. Fadrique Enríqnez, y madre del Rey Católico, que no solo se equivocó en el nombre con la abuela, sino en el rostro; tanto que la reina Doña Isabel la llamaba donosamente «mi suegra», y el rey D. Fernando por igual motivo «madre» ('2).
II.
Con
la
uno de
conquista de Granada consiguieron los Reyes Católicos
los
más importantes
qne desde
fines
el
principio de su
al no menos Nuevo Mundo, consolidó y
reinado se habían propuesto; y este suceso unido
memorable
del descubrimiento del
acrecentó por
autoridad
modo
extraordinario dentro y fuera de España su
é influencia.
No
es de extrañar por tanto
que muchos
Príncipes extranjeros manifestasen vivos deseos de unirse por
medio de enlaces matrimoniales con tan poderosos monarcas. Desde 1492 negociaba ya el Rey de Francia con los Reyes Católicos,
para que se obligasen con
hijas,
él
á no casar las Infantas, sus
sin su consentimiento, porque no se viesen obligados á
salir á la defensa de las casas de
hijas en ellas; ó
que de
lo
Ñapóles y Borgoña, casando sus
contrario jurasen los monarcas espa-
ñoles no ayudar á ninguno de los Príncipes sus yernos en caso
de guerra con
Con
el
soberano francés.
anterioridad á esta plática se había entablado activa nego-
ciación entre Maximiliano, rey de
(1)
De
institutione christianre ffemime, lib,
i.
Romanos
(3)
y
los reyes
Don
De doctrina puellarum.
Flórez, Reinas católicas.— CXemencin, sin embarg-o, atribuye este parecido y estos cariñosos dictados á Isabel, la hermana mayor. (2)
(3) Correspondía este titulo al candidato electo que se trocaba por el de Emperador después de haber sido solemnemente ungido y coronado el electo por el Sumo
Pontíflee.
—
—
u
Fernando y Doña Isabel íi fin de estrecharlos vínculos de amistad con que ya estaban confederados^ mediante el matrimonio del archiduque D. Felipe, hijo del primero, con una de las infantas Doña Juana ó Doña María. Para arreglar este enlace, vino á España á principios del año 1492 D. Ladrón de Guevara, mayordo-
mo
del
Archiduque, y fué á Flandes García de Herrera,
primero que inició
los tratos fué-
si
bien el
D. Juan de Fouseca, enviado á
Flandes por D. Fernando y Doña Isabel con este motivo. Difirióse la conclusión de este tratado por hallarse á la sazón
estos
monarcas en negociaciones con Francia acerca de
la resti-
tución que su rey Carlos había de hacer del Rosellón y Gerdaña
á D. Fernando, y no convenía por esta causa romper abierta-
mente con Hasta
él.
el 19
de Enero de 1493 no se acabó de concertar entre
Reyes Católicos y mediante la cesión de
los
davía
el
el
Cristianísimo
los
Rey de Francia
los hijos
con
el
asiento de sus alianzas,
condados de Rosellón y Gerdaña, y to-
se negó á firmar el tratado de cesión si
antes no prometían D. Fernando y
con
el
Doña
Isabel no casar sus hijas
de los Reyes de Romanos, Inglaterra y Ñapóles, ni
Duque
de Calabria, ni sus hijos, ni con otros enemigos
declarados del soberano francés, sin su voluntad y consentimiento
expreso; y que no darían ayuda ni socorro á los Príncipes, en cuyos reinos casasen sus hijas, contra la casa de Francia. Tal era el
temor que en esta nación infundía entonces
el
poderío es-
pañol.
Iniciada ya la rivalidad entre España y Francia en
de
los
Reyes
el
reinado
Católicos, trataron estos de contrarrestar el poder de
Francia aliándose con
el
Rey de Romanos, no solo por medio de también y más principalmente por
tratados y conciertos sino
medio de alianzas matrimoniales. Para asegurar los Reyes Catósu dominio en Italia, constantemente amenazado y disputado por Francia, y para recobrar el Emperador el ducado de
licos
Borgoña
y otras tierras de
que
el
Rey
Cristianísimo estaba apo-
derado en menoscabo del archiduque D. Felipe, era indudable-
mente
el
mejor medio, establecer cierta comunidad de intereses
entre España y Alemania, que obligase á B'rancia á ceder en sus
pretensiones en uno y otro territorio. Profundas y
muy transcen-
—
12
—
dentales consecuencias había de traer á la política europea la
unión de estas dos casas, comenzada por
doble matrimonio del
el
príncipe D. Juan, primogónito de los Reyes Católicos, con la
princesa
Doña Margarita de
Austria, hija de Maximiliano, y del
archiduqne D. Felipe, primogénito de
con
este,
infanta
la
Doña
Juana, hija de aquellos Católicos monarcas. Negoció de nuevo estos casamientos por parte de
embajador en Alemania
L).
España
el
experimentado y hábil
Fi-ancisco de Rojas; y bien necesitó
de toda su destreza para resistir
oposición del
la enéi-gica
Rey de
Francia á estos enlaces, y la repugnancia del Empei-ador á consentir en el doble matrimonio á causa de que «como tenía diversas pendencias en
muchas
partes, le convenía haber con sus hijos
más de un deudo; puesto que á los sino á la infanta Doña María ^1).» Rota en 1495
la
principios no
alianza entre los Reyes de
le
quería dar
Aragón y de Francia,
de podei-oso ejército en Italia y haberse apoderado de casi todo el reino de Ñapóles, quedó libre
por
entrada de este
la
al frente
ya D. Fernando del compromiso que con
el
Cristianísimo había
adijuirido acerca del casamiento de sus hijos, motivo por el cual se habían ido difiriendo los enlaces del príncipe D.
Doña Margarita, y del archiduque D. Doña Juana. Acabóse de concertar todo lo
princesa infanta
asunto
el
Juan con
la
Felipe con la relativo á este
último día de Marzo de 1495, interviniendo en su arre-
Conde de Nassau, M. de Xevres, M. de Berghes, ayo del Archiduque, el canciller de Borgoña y el preboste de Lieja, y por parte de los Reyes Católicos el embajador Francisco de Rojas. Asentóse en esta concordia que ninguna glo por parte de Maximiliano
de
el
las hijas llevase dote.
En
el
mismo
día se firmó también
el
concierto de la Santa
Liga entre los Reyes Católicos, Maximiliano y los Estados de Italia contra el
(1)
Zurita.
Tomo
Rey de Francia
(2),
y habiendo ido á
Alemania
v, fol. 40.
Hablando el Rey Católico con el Duque de Nájera acerca de la Liga que con el Papa, Venecianos y Rey de Romanos había pactado, le replicó el Duque: «Para tan gran p.xaro, poca liga es esa.» (Ms. de la .-Vcademia de la Historia.— Est. 16, grada 3.*, C2)
núm.
188.)
— como embajadores de
la
Albión para activar con la guerra, solicitaron
que
13
—
Liga Antonio de Fonseca y Juan de el Rey de Romanos el comienzo de
también de
él
mismos embajadores
los
matrimonios concertados se efectuasen por palabras
los
Mas
de presente.
dilataba siempre su ejecución
Maximiliano
por sistema y por carácter, como hombre tan fácil y vario en modo de negociar y tan sujeto á la influencia de sus conse-
sn
jeros.
Hasta
de Noviembre de 1495 no se confirmaron y juraron los matrimonios concertados. Efectuóse
el 5
por palabras de presente esta
ceremonia en Malinas en virtud del poder que para
tenía el embajador
ello
Todavía habiéndose
Francisco de Rojas.
alterado á principios del año 1496 las buenas y naturales rela-
ciones entre D. Felipe y su padre Maximiliano, por inclinarse
aquel á
la
paz con Francia, se temió que
el
matrimonio concer-
Doña Juana se dificultase. Mas poco después Archiduque á Doña Juana la siguiente expresiva y
tado con la infanta escribió ya el
afectuosa epístola: «Excellentissimte dominse Joanne Archiducisse Auslriíe et coniugi sue carissime.
«Gordialem commendationem
domino
proficisse rogaui:
num
q.
quem
vobis
excellencia ex
nuncium ouium
quanta animi molestia atque cruciatu
afficio-
vro. ad nostra comunia domiiniquam quíe me huc perduxit in
impresentiarum in adueatu
nia presens esse nequeo. Sortem
horas acuso: et
intelliget vra.
:
oratore Francisco de Roias
animo
est
et
causas remeandi ad propria studiosissime querito
me
michi credite quod
ut
plurimum vos portus verum polius
nostros appulisse cognouero: hic detinere possit,
ómnibus relictis ad vos noctu diuque festinantissime properabo, et acerbum quem fero mentis dolorem, suam vestrara presenciam compensabo ñeque minori amoris vinculo seu fauoris beneficio vobis deputatos in obsequium per Serenissimos dóminos et patres nostros
hec
quam proprios me credita
et alia sibi per
et
michi caros prossequar: prout
propensius referet ipse orator cui
non secus ac michi fidem tribuere saluam conservet christus: Dal.
Augusta die
vi
et
Julii
velit
vestra dilectio,
quam
nos faciat pulcra prole parentes. (per
manum
propriam).
— Eius-
— dem
excellentice
V,
14
—
— Amantissimus
philipus
— archidiix
aus-
trie, etc.» (1).
A
su vez
Juaa
dirigió á su
cuñado
.archidu-
el
esta carta:
frater nosler karissime (post
«Archidux
Ex
príncipe D.
el
que D. Felipe
literis vestris
comendationem,
quas periocunde accepimus,
et
ex
iis
qnod
orator frauciscus de roias ad nos scripsit intclleximus id
iam animo nostro proculdubio insedebat,
scilicet
etc.)
quas regius V.
Iliina.
magno ac sincero nos prossequi amore, simul et ingentem animorum paritateni quse inter vos et nos conspicitur, quamque fauente deo cunctis conspiciendam speramus SerenissiD.
illam
morum Regum parentum nostrorum insequendo, tionis
et
nexibus inherendo. Et
ut prius vestrenobis
quam
ascribendum
et
tamem cum
amicifie et confedera-
scribendo vos preceperilis
licet in
humanitati vestre Celera
colendissimorum vestigia
eorum mutue benivolentie
quod magnifaciendum censemus.
nostre vobis littere redderentur, et
pari etate noslra tanta
quodam
animorum conjun-
hoc factnm diuinitus
(2)
quasi videatur. Gomperiet itaque in nobis V. Illma. D. veri
et
ctione texuntur ut nutu
oplimi fratris oiiitium opera
eandem futurum
ut
si
sibi
quid apud nos
gratum
celesti
Rogamus
comprobandum.
ipsa
et in bis
quod
regnis et dominiis est
Curabi-
putet, id nobis significare velit.
operam daré et vobis fraterno amore complaceré quandoquidem nil proprii cum Illma. D. V. est nobis habendura ñeque censendum qu. tam vestrum quam uostrum existat, cum id totum sit illustrissime Margarite sororis vestre sponse mee (3) dilecti (sic) (juod ñeque plus caripendi ñeque maioris fieri potest poslqunm de ipsa et nobis eadem est ratio. Cui nos plurimum comendatos faceré velitis. Difasius qdem. Regius orator prefatus
mus
cui
n. et in eis
ñdem habere
velit
hec referret Ilhne. D. V.
terque valere semper obtamus.
anuo
salutis
M.cccc.l.xxxxv.
Gastelle, Legionis,
— Frater
Aragouum,
(1)
Bibliot. de la .\cad. de la
(•2)
Sic: divinitas?
(3)
Tachado.
Hist.— A-
quam bene
felici-
Ex oppido Tirasone septembris
Sicilie,
9, fol.
vester Joannes
Granate
'etc.
princeps
manu
36.— Copia contemporánea.
pro-
—
15
pria).
— irimo.
trie,
duci burgiindie, brabancie,
et
—
domino
excellenlissimo
etc.,
philipo, archiduci aus-
comitis flandrie, fralri
iios-
Iro carissiaio.» (I).
Eran D. Felipe y*Doña Margarita hijos de Maximiliano, electo Emperador y Rey de Romanos, y de María, hija del Duque de Borgoña Garlos el Valiente. D. Felipe, primogénito de estos soberanos, había nacido en Brujas
Doña Margarita en Bruselas Desde
donde
Toriosa',
el
12 (2) de Junio de 1478, y Enero de 1479.
el
10 de
se hallaba celebrando Cortes á fines de
Febrero de 1496, daba apremiantes órdenes
el
Rey
Católico, así
armada que había de conducir á Flandes á la infanta Doña Juana, como á sus Embajadores en aquel Estado, para que se dispusiese á venir á España en la misma armada la princesa doña Margarita. Finalmente, el bastardo de Borgoña, para
el
apresto de la
con poder del archiduque D. Felipe, se desposó en Valladolid con
Doña Juana, y en Flandes Doña Margarita con
el
D. Francisco de Rojas, en virtud del poder que para del príncipe D.
Juan
(3).
(1)
Bib. de la Acad. de la Hist.— A. 11,
(2)
Otros dicen que
(3)
Lorenzo de Padilla: Fragmentos de
el
fol. 97.
Minuta de
carta.
23 de Junio de 1478. la
Crónica de Felipe
I.
embajador ello tenía
LIBRO Dona Juana,
II.
Infanta de Castilla y Archiduquesa de Austria.
I.
Desposada por poder Doña Juana, y dispuesta ya la armada que desde Laredo había de conducirla á Flandes, salió la reina
Doña
Isabel de la villa de
donde esperaba
la
Almazán con
dirección á aquel puerto,
escuadra compuesta de ciento veinte navios
(1)
muy
bien aderezados y provistos, y prestos á embarcarse en ella quince mil hombres escogidos, mandados por
de alto bordo,
D, Sancho de Bazán.
en
la
No pudo
el
Rey
Católico despedir á su
Mja
armada por haber tenido que ir á Gerona á fin de aprestarse el Rey de Francia, que amenazaba venir sobre
á la defensa contra
Perpiñán. Casi
al
mismo tiempo que
de Velasco, acompañada de
muchos
hijos y
ron con
(1)
Reina, llegó á Laredo Doña Teresa
honradas dueñas, y con ella sus embarca-
deudos y caballeros, todos los cuales se
la Infanta el día 20
'>
bautismo del
Es de
fijo
Y
en otra parte del dorso: «Relación de
del arcíiiduque.>>— Acad. de la
letra del tiempo.
la
Hist.— A.
mo-
forma que se touo en
9, fol.
141
y siguientes.'
LIBRO
III.
Doña Juana, princesa de
La reina
Asturias.
Isabel lo había pronosticado. Estaba de Dios
D. Garlos había de ser
que
heredero de los Reyes Católicos.
el
El príncipe D. Miguel falleció en Granada á 20 de Julio d^ 1500, álos 22 meses de edad. los tuvieron
Inmenso fué
por esta desgracia, tanto
danza que se causaba en
la
el
dolor que sus abue-
más considerando
la
sucesión de sus reinos. ISo cabía
mumás
consuelo á estos amantísimos padres por tan repetidas é inmensas desgracias que atribuirlo á ocultos juicios de Dios, que tenía ú
bien cercenar, según escribe Zurita, los pimpollos
más preciados
y que se conservase la firmeza y fuerza del fruto por la sucesión del príncipe D. Carlos, su nieto.
Luego determinaron D. Fernando y Doña Isabel enviar men(1) á participar esta nueva á los Archiduques
sajeros á Flandes
(1)
f