La Promesa De La Democracia La Imposicion De La Teocracia

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La promesa de la democracia, la imposición de la teocracia: Violencia de género y la guerra de los Estados Unidos contra Irak por MADRE Este informe está dedicado a las valientes mujeres de la Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak y a todas las personas iraquíes que trabajan para construir un Irak democrático y laico, libre y sin coerción religiosa. Nuestro especial agradecimiento a Yanar Mohammed, Directora de la Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak.

MADRE Organización Internacional de Mujeres pro Derechos Humanos 121 West 27th Street, #301 Nueva York, NY 10001 Teléfono: (212) 627-0444 Fax: (212) 675-3704 www.madre.org correo electrónico: [email protected]

MESA DIRECTIVA Anne H. Hess Dr. Zala Highsmith-Taylor Andaye De La Cruz Hilda Díaz Laura Flanders Linda Flores-Rodríguez Holly Maguigan Margaret Ratner Marie Saint Cyr Pam Spees DIRECTORA EJECUTIVA Vivian Stromberg

PATROCINADORAS Julie Belafonte Vinie Burrows Dr. Johnnetta Cole Blanche Wiesen Cook Clare Coss Alexis De Veaux Kathy Engel Roberta Flack Devon Fredericks Eleanore Kennedy Isabel Letelier Audre Lorde, 1934-1992 Mary Lumet Patricia Maher Monica Melamid

Hon. Ruth Messinger Holly Near Dr. Roxanne Dunbar Ortiz Grace Paley Bernice Reagon Chita Rivera Helen Rodríguez-Trías, M.D., 1929-2001 Digna Sánchez Sonia Sánchez Yolanda Sánchez Susan Sarandon Julia R. Scott Susan L. Taylor Marjorie Tuite, 1922-1986 Alice Walker Joanne Woodward



INDICE

CARTA DE LA DIRECTORA EJECUTIVA

1

IntroducciÓn Parte I. Hacia el apartheid de GÉnero en IraK El Consejo Gobernante Iraquí ataca los Derechos de las Mujeres La Batalla por la Ley de Familia Iraquí La Constitución de Irak: Pacificando a los Islamistas La Legalización de la Violencia contra las Mujeres

2

Parte II. La otra Guerra en IraK: La imposiciÓn de la teocracia mediante la violencia de GÉnero Los Islamistas Fuera de Control La Violencia contra las Mujeres como una Estrategia para la Creación de una Teocracia División de Trabajo El Apoyo de los Estados Unidos a los Islamistas: ¿Un Error o un Buen Plan? Parte III.

3 3 4 5 6

8



8 9 11 12

EL AUGE DE LOS ESCUADRONES DE LA MUERTE APOYADOS POR LOS ESTADOS UNIDOS

13

Del Camino de Rosas al Atolladero Negándose a Atar Cabos De la Violencia al Feminicidio

13 14 15

Parte IV. Violencia contra las mujeres dentro de las Familias “Crímenes de Honor” El Honor bajo la Ocupación Invocación de la Cultura: La Religión como una Excusa para la Violencia contra las Mujeres

17 17 18 19

Parte V.

Guerra de GÉnero, Guerra civil

20

Un Producto de la Política Estadounidense Análisis del Rol del Género en la Guerra Civil Iraquí

20 20

Parte VI.

Violencia de GÉnero contra los homBres

23

Parte VII.

Violencia contra las mujeres detenidas

25

Horrores Rutinarios Nuevos Carceleros, Viejos Tormentos Silencio Producto de la Coerción y Negaciones Oficiales Los Medios de Comunicación Estadounidenses se subordinan

26 27 28 29

ConclusiÓn: Apoyando a las mujeres iraQuÍes en Época de Guerra

30

Notas Finales

33

Marzo de 2007 Día Internacional de la Mujer

Estimados/as lectores/as: Desde 1983 MADRE ha abordado la violencia de género en sus diversas formas, y hemos observado la escalada de esa violencia en situaciones de conflicto en todas las regiones del mundo. Sabemos que la violencia de género no es simplemente un producto de la guerra sino también una táctica explícita de combate. Es un placer para mí presentarles “La promesa de la democracia, la imposición de la teocracia: Violencia de género y la guerra de los Estados Unidos contra Irak”, un informe de MADRE sobre la violencia de género que ha azotado a Irak desde que fuera invadido por los Estados Unidos en 2003. La violencia de género se utiliza para reforzar nociones rígidas sobre lo que significa ser hombre o mujer en la sociedad. El término violencia contra mujeres va más allá del género femenino, extendiéndose a todas aquellas personas que no conforman los rígidos principios sociales de los responsables. En Irak, esta virtual caza de brujas incluye también a las comunidades de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero. Esperamos que este informe contribuya a profundizar el conocimiento acerca de esta violación generalizada a los derechos humanos y a fortalecer nuestro compromiso con una alianza mundial para combatirla. Hago llegar mi agradecimiento a todas nuestras hermanas y hermanos que se niegan a conformarse con algo menos que la justicia. Atentamente, Vivian Stromberg Directora Ejecutiva

IntroducciÓn En la primavera de 2003, cuando comenzó a disiparse el humo de la invasión estadounidense a Irak, el país se vió sacudido por una ola de secuestros, raptos, golpizas en público, amenazas de muerte, agresiones sexuales y asesinatos. Los objetivos de esa violencia fueron las mujeres. Las autoridades estadounidenses no emprendieron acción alguna y pronto la violencia se extendió. Los asesinatos de hombres iraquíes y extranjeros se convirtieron en cotidianos cuando las milicias Islamistas lanzaron una campaña de terror que desembocó en la guerra civil que hoy arrasa al país. Mientras las milicias tomaban las calles, sus líderes políticos iban ocupando los asientos en el nuevo gobierno iraquí. Con dinero, armas, entrenamiento y apoyo político de los Estados Unidos, los Islamistas Iraquíes han puesto fin a 85 años de gobierno laico en Irak para fundar una teocracia islamista. Tal y como manifestó Yanar Mohammed, presidenta de la Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak (OWFI por sus siglas en inglés), una organización hermana de MADRE: “Teníamos un gobierno prácticamente laico. Tan sólo había un dictador. Ahora tenemos casi 60 dictadores —Islamistas que ven a las mujeres como fuerzas del mal. Esto es lo que llaman la democratización de Irak.”1 Desde 2003, los medios de comunicación han documentado el número creciente de muertes civiles en Irak. Algunos relatos han descrito también el permanente aumento de la violencia contra las mujeres. Pero son pocos los análisis que han estudiado la relación entre ambos fenómenos. La mayoría de los informes acerca de las bajas redactados por gobiernos, las Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos no desagregan la información por sexo. Por eso no logran reflejar el número creciente de agresiones contra las mujeres iraquíes y el aumento de la incidencia de las agresiones basadas en el género. Como no estuvieron en el punto de mira por ser integrantes de la población civil; las mujeres iraquíes—especialmente aquellas a las que se percibe como capaces de constituir un desafío para el proyecto político de quienes las agreden—son cada vez más consideradas como un objetivo por el simple hecho de ser mujeres. Este informe analiza el ataque de la violencia de género en el Irak ocupado por los Estados Unidos. Documenta la utilización de la violencia de género por parte de los Islamistas para fundar una teocracia, incluyendo agresiones contra las mujeres en espacios públicos, “crímenes de honor”, violencia contra las mujeres en el contexto de la guerra civil iraquí, violencia de género contra los hombres y tortura de mujeres detenidas.



Contradiciendo su discurso y sus obligaciones legales bajo las Convenciones de La Haya y de Ginebra, la Administración Bush se ha negado a proteger los derechos humanos de las mujeres en Irak. Por el contrario, ha entregado los derechos de las mujeres a cambio de cooperación por parte de los Islamistas a quienes ubicó en el poder. Esta táctica se basa en las ideas sobre la violencia contra las mujeres y sobre los musulmanes que sirven para justificar la intervención estadounidense en el Medio Oriente, y también las ha reproducido. Por ejemplo, aunque la mayoría de las agresiones contra las mujeres se producen en público, la violencia contra las mujeres iraquíes continúa siendo percibida sobre todo como un asunto “privado” o de familia, que de alguna manera queda fuera del terreno de lo “político”. Además, caracterizar la violencia contra las mujeres iraquíes como de naturaleza “cultural” le resta énfasis a las formas en que esa violencia es utilizada como un medio para fines políticos y oculta el rol de los Estados Unidos en cuanto al fomento de la violencia de género. Es fundamental criticar estos supuestos para apoyar a las mujeres Iraquíes que están luchando contra la violencia de género, la ocupación militar y la coerción religiosa.

En este informe, el término “islamista” se refiere a quienes buscan implementar una agenda social y política reaccionaria en nombre del Islam, y es diferente de “islámico”, que se refiere a la religión del Islam.2

Parte I. Hacia el apartheid de GÉnero en IraK Un resultado, ampliamente anunciado, del derrocamiento del gobierno Ba’ath en Irak por parte de los Estados Unidos fue el fortalecimiento de las fuerzas islamistas. La Administración Bush negó que esta probabilidad existiera, optando en cambio por repetir las garantías sin fundamento ofrecidas por informantes de la CIA como Ahmed Chalabi, que prometió que los sucesores de Saddam Hussein serían laicos y democráticos. Pero MADRE y otras organizaciones de mujeres de todo el mundo advirtieron que los extremistas religiosos de derecha serían los más beneficiados por la invasión estadounidense. Lo cierto es que los dos partidos políticos iraquíes más poderosos que surgieron bajo la ocupación estadounidense son el Partido Dawa – que desde los años 70 está pidiendo un estado islamista en Irak3 — y el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (CSRII) – cuyo nombre no oculta las intenciones del partido. Estas fuerzas ocuparon el vacío político creado por el derrocamiento de Saddam Hussein e inmediatamente comenzaron a utilizar su poder recién adquirido para causar retrocesos en cuanto a los derechos de las mujeres. Por eso, durante la ocupación estadounidense, la violencia contra las mujeres – incluyendo golpizas en público, raptos, violaciones y asesinatos – se ha producido en el contexto de una rápida erosión de los derechos legales y la participación política de las mujeres. Fue el gobierno Iraquí patrocinado por los Estados Unidos quien puso en marcha esa tendencia.

El Consejo Gobernante Iraquí ataca los Derechos de las Mujeres En el verano de 2003, L. Paul Bremer, el funcionario de mayor nivel de la ocupación estadounidense, creó el Consejo Gobernante Iraquí (CGI), descrito por The Washington Post como: “un organismo que cooperará con [la ocupación] y apoyará políticas que, en líneas generales, responderán a los intereses de los Estados Unidos.”4 Los integrantes del CGI fueron seleccionados uno a uno por Bremer, que se reservó la prerrogativa del veto final frente a las decisiones del Consejo. Entre los nombrados por Bremer se encontraban Islamistas que abiertamente habían declarado su intención de restringir los derechos de las mujeres.5 Estos mismos hombres son los arquitectos de la guerra civil en Irak. Uno de los primeros actos del CGI instalado por los Estados Unidos fue precursor de lo que estaba por venir: el Consejo reemplazó la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en Irak el 8 de marzo por la celebración del cumpleaños de la hija del Profeta Mahoma. Luego, el 29 de diciembre de 2003, el CGI realizó una votación casi secreta para reemplazar la ley de familia iraquí de 1959, que era una de las más progresistas de la región. La ley de familia (que también se conoce como ley del estado personal) fue promulgada en 1959 por el gobierno de tendencia izquierdista de Abd Al Karim Qasim, que fuera derrocado más tarde por los Ba’athistas (con el apoyo de los Estados Unidos). Según Huibin Amee Chew, “La legislación de familia conservó aspectos progresistas hasta la víspera de la invasión estadounidense, permitiendo que Irak continuara siendo una excepción en la región. Los casos de divorcio debían litigarse exclusivamente en tribunales civiles, la poligamia se consideraba ilegal a menos que contara con el consentimiento de la primera esposa, y las mujeres divorciadas tenían los mismos derechos (que sus maridos) a la tenencia de sus hijas e hijos. La ley también reconocía que los ingresos de las mujeres eran independientes de los de sus esposos”.6 La ley también restringía el matrimonio de niñas y niños y otorgaba a mujeres y hombres un reparto equitativo de las herencias.7



Mediante su Resolución 137, el CGI se propuso reemplazar la ley de 1959 con interpretaciones arbitrarias de la Sharia, o ley religiosa. En enero de 2004, MADRE alertó en cuanto a que “Si se ratifica la Resolución 137, podría conferirse a los autoproclamados clérigos religiosos la autoridad de negar a las mujeres el derecho a la educación, el empleo, la libertad de circulación y de viajes, la herencia, y la tenencia de sus hijas e hijos. La imposición del matrimonio temprano, la poligamia, la vestimenta religiosa obligatoria y las golpizas contra las esposas podrían resultar permisibles de acuerdo a la Resolución.”8 Las mujeres iraquíes salieron a las calles para protestar contra la Resolución 137. Frente a la presión creciente de diputados del Congreso de los Estados Unidos y organizaciones de mujeres -entre ellas MADRE- Bremer optó por no ratificar la Resolución. Sin embargo, a pesar de los discursos de la administración Bush en cuanto a liberar a Irak, las autoridades de la ocupación socavaron de manera consistente los esfuerzos de las mujeres Iraquíes por garantizar sus derechos humanos y legales. Durante el primer año de la ocupación estadounidense, las organizaciones de mujeres iraquíes apelaron directamente a Bremer, exigiendo que la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) encabezada por él capacitara a guardias de seguridad y los enviara a ayudar a detener la violencia contra las mujeres, y que la APC iniciara acciones legales frente a los delitos cometidos contra las mujeres. Esas solicitudes fueron ignoradas.9 Bajo Bremer, los Estados Unidos se negaron a satisfacer una serie de demandas presentadas por las organizaciones de las mujeres, incluyendo la creación de un ministerio de la mujer, el nombramiento de mujeres en el comité redactor de la Constitución provisional de Irak, la garantía de que el 40 por ciento de las personas nombradas por parte de los Estados Unidos para el nuevo gobierno iraquí serían mujeres, la aprobación de leyes que reglamentaran los derechos de las mujeres y penalizaran la violencia doméstica, y el cumplimiento de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU, que indica la inclusión de mujeres en todos los niveles de toma de decisiones en procesos de construcción de la paz y reconstrucción posterior a la guerra.

“MADRE y otras organizaciones de mujeres de todo el mundo advirtieron que los extremistas religiosos de derecha serían los más beneficiados por la invasión estadounidense.” En lugar de apoyar a la población progresista con visión democrática, incluyendo a los miembros de los movimientos feministas, los Estados Unidos dieron todo su apoyo a los Islamistas Chiítas de Irak, calculando que esas fuerzas, reprimidas durante largo tiempo por Saddam Hussein, cooperarían con la ocupación y aportarían la estabilidad necesaria para que los Estados Unidos pudieran implementar sus políticas en Irak.

La Batalla por la Ley de Familia Iraquí



Los Islamistas Iraquíes, así como los fundamentalistas religiosos en los Estados Unidos y en el resto del mundo, ven la subordinación de las mujeres como una prioridad fundamental, lo que a la vez constituye un microcosmos y una condición necesaria para el orden social que desean establecer. Por esta razón, la primera ley civil redactada por el CGI fue la Resolución 137, que se ocupa de los derechos de las mujeres en la familia. En el mismo sentido, la primera batalla en la redacción de la Constitución de Irak se dio en torno a esas mismas leyes de familia o de estado personal. Como señala Nathan J. Brown, Profesor de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales en la Universidad George Washington: “Ninguna otra área de la ley afecta más ampliamente a las vidas de los Iraquíes comunes.”10

Quienes buscan derogar la ley de familia iraquí de 1959 han intentado desacreditarla asociándola con el gobierno de Saddam Hussein. Pero la ley de familia iraquí es anterior al régimen Ba’ath: nació gracias a movilizaciones masivas del movimiento de mujeres iraquíes, que al término de la época de la colonización británica salieron a las calles exigiendo la igualdad de derechos. La derecha religiosa en Irak ha injuriado la ley de 1959 por ser “laica” y por dar origen a “decisiones aberrantes que desgarran los vínculos familiares”11 (tal vez en referencia a los derechos de las mujeres al divorcio y a la tenencia de sus hijas e hijos consagrados en la ley). En realidad, la ley de 1959 no es laica. Buena parte de su contenido se basa en la Sharia, pero sus disposiciones constituyen una interpretación liberal –y no reaccionaria- de la ley coránica. Esta ley también sirvió como mediadora frente al sectarismo, al sintetizar las interpretaciones tanto chiítas como sunitas de la ley del Corán en un sólo código que se aplicaba a toda la ciudadanía, sin importar a qué secta pertenecen. Así, aunque la ley de 1959 utilizó la Sharia para juzgar asuntos personales y familiares, lo hizo de manera secular. Otro reclamo islamista que ha tenido menor publicidad aunque tal vez resulta más apropiada, es que la ley de 1959 transfirió el poder de los clérigos islámicos al Estado. Antes de 1959, quienes interpretaban la ley de familia eran los jueces religiosos a título individual, lo que les confería a los clérigos una gran influencia en las vidas de las personas. La ley de 1959 los despojó de esa autoridad. Limitó el rol de los jueces en cuanto a la aplicación de la ley y puso fin al control de los clérigos sobre los tribunales de estado personal absorbiéndolos en un sistema jurídico nacional que estaba bajo la autoridad del Estado.12 La maniobra actual para derogar la ley de 1959 es tanto una estrategia para reafirmar el poder político de los clérigos de derecha como una batalla en torno a los “valores” consagrados por la ley.

La Constitución de Irak: Pacificando a los Islamistas Tras fracasar en 2004 en su intento de derogar la ley de familia iraquí mediante la Resolución 137, en 2005 los Islamistas se centraron en la redacción de la nueva Constitución del país. Con esto, los Estados Unidos entregaron a los clérigos el triunfo más destacado hasta la fecha. Durante el verano de 2005, la Administración Bush ejerció una presión enorme sobre los políticos iraquíes para que tuvieran listo el borrador de la Constitución en tres meses (aunque el mismo proceso se tomó más de 10 años en los Estados Unidos). La Administración Bush necesitaba desesperadamente una victoria en relación a Irak en el terreno de la relaciones públicas: necesitaba exhibir ante el público estadounidense el “progreso democrático” que había reemplazado la “amenaza de armas de destrucción masiva” como raison d’être del ataque contra Irak. La Administración también temía que el fracaso en cuanto a cumplir con el cronograma para la redacción de la Constitución desencadenara nuevas elecciones en Irak, que probablemente hubieran producido un gobierno menos complaciente. En el verano de 2005, con los minutos contados, el embajador estadounidense Zalmar Khalilzad intervino de manera decisiva en las negociaciones en torno al texto de la Constitución. Su intervención fue preocupante: era el mismo hombre que había contribuido a negociar la Constitución de Afganistán posterior al régimen Talibán, la misma que – a pesar de todos los discursos de Bush en torno a “liberar” a las mujeres afganas - proclama que el país es una república islámica en la cual ninguna ley puede contradecir al Islam. Al igual que había hecho en Afganistán, Khalilzad apoyó a las facciones islamistas dentro del comité redactor de la Constitución iraquí. El resultado fue una nueva Constitución que consagró al Islam como religión oficial del Estado y fuente fundamental de la legislación.



Las académicas musulmanas feministas señalan que el problema no es intrínseco al Islam en sí. La jurisprudencia Islámica, o Sharia, no es una lista de reglas predeterminadas sino una tradición intelectual en la interpretación de los textos religiosos. Los libros sagrados del Islam pueden interpretarse de manera tal que sustenten leyes relativamente progresistas en materia de derechos de las mujeres, como en Marruecos, donde los matrimonios forzados para las mujeres están prohibidos en base a un verso del Corán.13 Pero la Sharia también se puede utilizar para justificar la violencia contra las mujeres, como en el norte de Nigeria, donde a las mujeres se las puede lapidar en público por haber mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio.14 La pregunta fundamental, como en todo sistema legal, es cómo se interpreta y se aplica la ley, y quién lo hace. En el caso de Irak, “... El Sr. Khalilzad apoyaba un lenguaje que les hubiera dado a los clérigos la autoridad exclusiva para decidir en cuestiones relativas al matrimonio y a la familia ... y permitía a los clérigos intervenir también en cuanto a interpretar (el texto de) la Constitución.”15 Esta noticia la difundió The New York Times bajo el título en apariencia inocuo de “Iraqi Talks Move Ahead on Some Issues” (Avanza el diálogo en Irak sobre determinados asuntos). La táctica empleada por Khalilzad para tratar con los Islamistas, la “cooperación mediante la cooptación”, fue ampliamente celebrada por los medios de comunicación dominantes, aun cuando en esencia se trata de una táctica destinada a apaciguar (al adversario). En Irak, como en Afganistán, tuvo como resultado una Constitución que entregó los derechos de las mujeres a cambio de la cooperación por parte de los partidos políticos Islamistas.

La Legalización de la Violencia contra las Mujeres El hecho de que, para los Estados Unidos los derechos de las mujeres fueron considerados algo prescindible, resulta obvio tras dar apenas una rápida lectura a la Constitución negociada en Irak. Aunque el vicepresidente estadounidense Dick Cheney la califica de “progresista y democrática”,16 la nueva Constitución iraquí efectivamente confiere estatus legal a múltiples formas de violencia contra las mujeres. Artículo 2, Sección A: “No puede promulgarse ley alguna que contradiga las disposiciones establecidas del Islam”. Problema: Este artículo se puede utilizar para privar a las mujeres de garantías que protegen sus derechos consagrados en otras secciones de la Constitución17 y para autorizar la violencia doméstica así como a otras violaciones a los derechos humanos de las mujeres. La frase “disposiciones establecidas del Islam” no se refiere necesariamente a un derecho canónico codificado sino a las interpretaciones dominantes de los textos religiosos, que se tornan dominantes a través del ejercicio del poder político. En el Irak actual, quienes se han adueñado del monopolio en cuanto a la interpretación y la aplicación del “Islam” pueden definir los abusos de derechos humanos que afectan a las mujeres, como el matrimonio forzado o la violación marital, como “disposiciones establecidas” de la religión. Artículo 36: La libertad de expresión, la libertad de prensa, y las libertades de reunión y protesta pacífica están subordinadas al “orden y la moral pública”. 

Problema: Este artículo se puede utilizar para reprimir a la oposición política de un gobierno dominado por los Islamistas, para declarar ilegal la disensión social y política, y para invalidar la circulación de interpretaciones del Islam que compitan con las dominantes. La “moral” es siempre un fundamento problemático para la ley. Cuando los legisladores y los jueces consideran que es inmoral que las mujeres elijan a sus maridos, controlen su fertilidad o trabajen fuera del hogar, entonces la “moral” se convierte en justificación arbitraria para las violaciones a los derechos humanos. Artículo 39: “Los Iraquíes gozan de libertad en cuanto a la adhesión a su estado personal en base a su propia religión, secta, creencia y elección.” Problema: Este artículo llama a que sean los tribunales religiosos –que de manera consistente discriminan a las mujeres- quienes decidan en cuestiones relativas al estado personal, como el matrimonio, el divorcio, los alimentos, la herencia y otros similares. Por ejemplo: en los tribunales religiosos, el testimonio legal de una mujer vale la mitad que el de un hombre. Además, las mujeres no tendrán la “libertad de adherir” a un conjunto particular de leyes ya que en la mayoría de las familias la decisión acerca de a qué tribunal acudir la tomarán los hombres. Las mujeres quedarán particularmente en desventaja cuando entren en conflicto con los hombres de su familia, como por ejemplo en un juicio de divorcio. Como la mayoría de las interpretaciones de la Sharia prescriben un conjunto de derechos para los hombres y otro distinto para las mujeres, el Artículo 39 prepara el escenario para que se apliquen leyes separadas y desiguales de acuerdo al sexo. Artículo 89: “El Supremo Consejo Judicial nombrará al presidente y a los integrantes de la Corte Suprema Federal”, y Artículo 90: “La Corte Suprema Federal estará conformada por un número de jueces y expertos en la Sharia y el derecho.” Problema: En ninguna parte de su texto la Constitución prescribe que los miembros del Supremo Consejo Judicial deben ser elegidos. En realidad parece que no deben rendirle cuentas a nadie. Sin embargo, son los miembros de ese Consejo quienes van a ejercer el control efectivo sobre las leyes al nombrar a los “expertos en la Sharia” (que se supone deberán ser clérigos) que a su vez tendrán el poder de vetar leyes, derogar las normas existentes (como por ejemplo la ley de familia de 1959), y determinar la constitucionalidad de las nuevas leyes que regirán el matrimonio, el divorcio, el derecho a la herencia y a la propiedad para las mujeres, y otros asuntos. Estos artículos anuncian un organismo de supervisión teocrático al estilo iraní, dotado del poder de legalizar violaciones a los derechos humanos de las mujeres.



Parte II. La otra Guerra en IraK: La imposiciÓn de la teocracia mediante la violencia de GÉnero Mientras el Departamento de Estado de los Estados Unidos catapultaba a los Islamistas y a los que comulgaban con ellos a posiciones de poder estatal en el “Irak liberado”, las fuerzas armadas estadounidenses permitían que las milicias Islamistas perpetraran una ola de agresiones contra las mujeres en todo el país. Los Estados Unidos como fuerza ocupante tenían la obligación legal de acuerdo a las Convenciones de La Haya y de Ginebra de brindar seguridad a la población civil iraquí, incluyendo protección contra la violencia de género.18 Pero las fuerzas armadas, preocupadas por la lucha contra la insurgencia iraquí, simplemente ignoraron el reino de terror que las milicias Islamistas estaban rápidamente imponiendo a las mujeres.

Los Islamistas Fuera de Control Desde el derrocamiento autoritario y poderosamente centralizado gobierno iraquí por parte de los Estados Unidos, el país se ha visto invadido por redes de bandas criminales, milicias y unidades paramilitares, incluyendo la trama compleja de grupos de identidad desconocida que conforman la insurgencia contra las fuerzas estadounidenses. Un funcionario militar de alto rango en las fuerzas de Estados Unidos estimaba en octubre de 2006 que existían más de 23 milicias operando sólo en Bagdad.19 En marzo de 2004, en el primer aniversario de la invasión de los Estados Unidos a Irak, MADRE dió a conocer un informe sobre la situación de los derechos humanos de las mujeres iraquíes. Ya entonces, las mujeres señalaban el quiebre de la seguridad y el orden público como el principal problema al que se estaban enfrentando. El incremento vertiginoso de los raptos, las violaciones y la esclavitud con fines sexuales provocó que las mujeres tuvieran miedo de salir de sus casas. Se estima que más de 400 mujeres iraquíes fueron raptadas y violadas en los primeros cuatro meses de la ocupación estadounidense.20 A las niñas se las mantenía lejos de las escuelas y a muchas mujeres sus familias les prohibieron en ese momento hacerse ver en público sin un acompañante masculino.



Al comienzo, las mujeres iraquíes atribuyeron buena parte de la violencia a la desintegración social y a la actividad delictiva desatadas por el derrocamiento del régimen Ba’ath y por el prolongado conflicto armado entre las fuerzas estadounidenses e iraquíes. Pero a los pocos meses de producida la invasión, las mujeres comenzaron a mencionar el auge de los Islamistas como la fuente principal de la violencia. En el verano de 2003, las llamadas “misery gangs” (brigadas de la desgracia) Islamistas ya estaban patrullando las calles en muchas zonas, golpeando y hostigando a las mujeres que no estaban vestidas o no se comportaban de manera “adecuada”.21 Según una mujer que se dedica a la música: “Si los Islamistas me vieran caminando por la calle con mi flauta, podrían asesinarme.”22 En un acto que recuerda al talibán, los médicos fueron alertados de que no debían tratar a pacientes mujeres y a las médicas se las amenazó si aceptaban tratar a pacientes hombres. En todo Irak, las ciudades se vieron pronto inundadas de volantes y graffiti en los que se amenazaba a las mujeres de que no debían salir a la calle sin velo, conducir vehículos, usar maquillaje, dar la mano a los hombres o interactuar socialmente con ellos. Por todas partes surgieron “comités de castigo” islamistas, cuyos integrantes provenían de la Brigada Badr,23 que forma parte del Partido CSRII, apoyado por los Estados Unidos,24 y de su rival, el Ejército Mahdi. Estos “comités” vagaban por las calles atacando a

toda persona acusada de transgredir la ley islámica.25 En Basra, el Ejército Mahdi se aseguró de que las mujeres quedaran virtualmente confinadas en sus hogares. Utilizar pantalones o aparecer en público sin la cabeza cubierta por un pañuelo se convirtieron en actos castigados con la muerte.

La violencia contra las mujeres como estrategia para la creación de una teocracia Esta campaña de violencia de género tuvo como intención someter a las mujeres como primer paso hacia la creación de un Estado Islamista. Como afirmó Mithal Alusi, uno de los 30 legisladores iraquíes que llamó a proteger los derechos humanos de las mujeres en una declaración dada a conocer en 2006: “Estos intentos de intimidar a las mujeres son intentos de aterrorizar a la sociedad entera.”26 En verdad, la violencia contra las mujeres es una de las principales armas del arsenal de los fundamentalistas de diversas religiones que buscan imponer su agenda política a la sociedad. Con frecuencia, el primer disparo en una guerra que tiene como fin fundar una teocracia es un ataque sistemático contra las mujeres y las minorías que representan una visión alternativa de la sociedad, en competencia con la que sostienen los fundamentalistas, o que la demandan. Estos objetivos iniciales son por lo general las personas más marginadas y, por lo tanto las y los miembros más vulnerables de la sociedad. Con frecuencia sucede que una vez que las fuerzas fundamentalistas se han ocupado de estas personas, avanzan hacia objetivos menos vulnerables.

“Esta campaña de violencia de género tuvo como intención someter a las mujeres como primer paso hacia la creación de un Estado islamista.” En Irak las mujeres, y la población cristiana así como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales e intersex (LGBTTI) han estado entre los primeros objetivos de la violencia islamista. Por ejemplo, el Grupo Mujahadin Shura jura asesinar a cualquier mujer que aparezca en público sin cubrirse la cabeza con un pañuelo. Mujahadin Shura mencionó entre las razones por las cuales se opuso a las elecciones realizadas en Irak en enero de 2005 la necesidad de impedir que el país “se tornara homosexual.” En Mosul, al norte de Irak, el grupo ha lanzado una campaña de asesinatos, secuestros, violaciones y esclavitud sexual en contra de las mujeres cristianas. Según el Sindicato de Desempleados,27 grupos como estos utilizan los métodos más violentos e inhumanos para imponer su voluntad, apuntando contra “cualquiera que esté en desacuerdo con ellos y lleve una vida como la que ellos prescriben.”28 El gobierno de Bush ha subrayado la violencia cometida por grupos que, como Mujahadin Shura, son de base sunita y forman parte de la insurgencia contra los Estados Unidos. Pero los Islamistas chiítas afiliados a los partidos respaldados por los Estados Unidos ejercen una violencia comparable. Por ejemplo: el Gran Ayatolá Sayyid Ali Sistani, líder espiritual del CSRII, ordenó a todas las mujeres iraquíes cubrirse la cabeza. El cumplimiento de sus edictos se impone mediante decapitaciones y agresiones con ácido.29 En 2006, Sistani también dió la orden de asesinar a gays y lesbianas, orden que fue difundida durante varios meses a través de su sitio en Internet (www.sistani.org). Sistani, que defiende la violencia contra la población civil iraquí y no contra las fuerzas de ocupación estadounidense, es alabado en los Estados Unidos por ser “moderado”30 y mantenerse “dentro del sistema.”31



A ambos lados de la línea que divide a las sectas, se cometen agresiones contra las mujeres en el nombre de la religión. Sin embargo, el fin que persiguen esos ataques es fundamentalmente político: cada grupo armado utiliza la violencia de género para afirmar su dominación sobre los otros grupos y sobre la población en general. Como indica Yanar Mohammed: “Cuando una milicia Islamista quiere tomar el control de un barrio, imponer el velo a las mujeres es el primer punto de su programa. Es su forma de reivindicar el poder sobre esa zona. En Ciudad Sadr ya no se ve una sola mujer sin velo. Desde que llegaron los estadounidenses, la transformación ha sido completa. No es que esas mujeres se hayan tornado de repente más religiosas. Es que si no usan el velo las asesinan... Cuando un partido político toma el control sobre una determinada zona, coloca su bandera por todas partes. La bandera es un mensaje para sus opositores, indicando a quién le pertenece esa zona y avisándoles que no se atrevan a entrar allí. Ahora, el velo que cubre a las mujeres es como una bandera.”32

“A ambos lados de la línea que divide a las sectas, se cometen agresiones contra las mujeres en nombre de la religión. Sin embargo, el fin que persiguen es fundamentalmente político.” Si bien las mujeres iraquíes en general han estado sometidas a este reinado del terror, determinados grupos de mujeres han sido específicamente consideradas como objetivos: las líderes políticas, las profesionales, las académicas y las estudiantes, y aquellas que defienden públicamente los derechos humanos de las mujeres. El patrón general que emerge es que a las mujeres se las agrede y se las asesina porque representan un obstáculo para el establecimiento de una teocracia. Como señala Yanar Mohammed, “Cuando pienso en las mujeres que han sido decapitadas, secuestradas y abatidas a tiros, (percibo) que tienen mucho en común: tienen éxito, formación y son personas públicas que representan un estilo de vida cosmopolita.”33

PRIMERO VINIERON POR LAS MUJERES Las mujeres fueron los primeros objetivos de la violencia teocrática en Irán, en Argelia y en Afganistán. Irán: Al igual que en Irak, los Islamistas rápidamente pasaron a consolidar su poder en el terreno legal despojando a las mujeres de sus derechos. Tras la “revolución Islámica” de 1979, “el nuevo gobierno suspendió de inmediato la ley de familia iraní, que era relativamente progresista, prohibió la existencia de mujeres juezas e impuso con fuerza el uso del velo para cubrirse la cabeza. En los meses que siguieron, decisiones judiciales basadas en la Sharia redujeron hasta los nueve años la edad a partir de la cual las mujeres podían contraer matrimonio, permitieron la poligamia, les dieron a los padres el derecho a decidir con quién podrían casarse sus hijas, permitieron el divorcio unilateral sólo para los hombres, y otorgaron a los padres divorciados la tenencia exclusiva de sus hijas e hijos.”34 10

Argelia: A partir de los años 70, los Islamistas argelinos, al igual que sus pares iraquíes, “atacaron de manera sistemática a la población civil como método de guerra, en particular a las mujeres que se desviaban de los roles prescriptos.”35 Las milicias islamistas impusieron su agenda social y política asesinando a feministas, profesionales, estudiantes universitarias, intelectuales reconocidas públicamente y defensoras de la democracia laica. Afganistán: Una de las principales prioridades del Talibán fue la creación de una esfera pública desprovista de mujeres. Sus primeras órdenes – impuestas a través de golpizas, encarcelamientos y ejecuciones de las que fueron víctimas quienes las desobedecían – les prohibieron a las mujeres trabajar fuera del hogar, asistir a establecimientos educativos y transitar libremente. A las mujeres se las colocó, en la práctica, bajo arresto domiciliario, y sólo pudieron aparecer en público acompañadas por un varón que las custodiara y ocultando tanto sus rostros como sus cuerpos.

División de Trabajo En líneas generales, el gobierno iraquí respaldado por los Estados Unidos ha reforzado el llamado islamista a restringir los derechos de las mujeres y a excluirlas de la esfera pública. Por ejemplo: en 2005, Khdeir Abbas, Secretario General del Consejo de Ministros iraquí, comenzó a exigirle a todas las empleadas que utilizaran pañuelos para cubrirse la cabeza porque de lo contrario serían despedidas.36 El gobierno también comenzó a ofrecer un pequeño paquete de beneficios a las empleadas del sector público cuyos maridos fallecieran, para facilitar que las viudas abandonaran la fuerza de trabajo. Hanna Edwar, activista iraquí por los derechos de las mujeres, explicó que esa orden refuerza “la interpretación de la Sharia que le ordena a la mujer quedarse en su casa después de la muerte del marido y no estar en contacto con el mundo exterior.”37 En 2006, el Ministerio del Interior iraquí promulgó una serie de advertencias dirigidas a las mujeres para que no salieran solas de sus hogares y haciéndose eco de las directivas de líderes religiosos que exhortan a los hombres a impedir que las mujeres de sus familias tengan empleos. Así, la violencia que cometen las milicias en las calles se ve respaldada por líderes políticos más respetables que apoyan el llamado a una esfera pública sin mujeres. Como comentó un imán (líder religioso musulmán) en una mezquita de Bagdad, “Estos incidentes de abuso simplemente demuestran lo que hemos venido diciendo desde hace tanto tiempo: que el deber islámico de las mujeres es quedarse en sus hogares, cuidando a sus hijos y a sus maridos, en lugar de salir a buscar trabajo.”38 Los líderes políticos y religiosos aliados de los Estados Unidos claramente se benefician del reino de terror impuesto por sus seguidores, porque mientras las mujeres estén ocupadas con su mera supervivencia, no serán capaces de exigir que el gobierno rinda cuentas por la amplia gama de derechos económicos, sociales y políticos que se les están negando. Como observó Yanar Mohammed, “No podemos insistir en la separación de la mezquita y el Estado, o en la redacción de una legislación igualitaria, ahora que las mujeres tienen miedo hasta de salir de sus casas para debatir esa clase de temas.”39 En diciembre de 2003, cuando el CGI intentó derogar la ley de familia de Irak a través de la Resolución 137, los grupos de mujeres salieron a las calles para protestar de manera ruidosa y visible, desempeñando un rol importante para movilizar a quienes se oponían a la Resolución. Hoy en día, esa clase de manifestaciones son demasiado peligrosas para siquiera tenerlas en cuenta como posibilidad.

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El Apoyo de los Estados Unidos a los Islamistas: ¿Un Error o un Buen Plan? La transformación de Irak en un Estado Islamista se menciona a menudo como una de las numerosas “consecuencias no previstas” de las decisiones tomadas por los Estados Unidos desde 2003. Pero hace mucho tiempo que los Estados Unidos ven a la derecha religiosa como un aliado estratégico en el Medio Oriente. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos empleó los recursos financieros, la diplomacia entre bambalinas y las intervenciones militares para ayudar a fortalecer a los Islamistas en Arabia Saudita, Egipto, Afganistán, Pakistán, el Golfo Pérsico, Irán y otros países. En las décadas de los 60 y 70, los Estados Unidos se embarcaron en su mayor operación encubierta realizada hasta ese momento mediante la cual armaron, entrenaron y financiaron a los Islamistas en Afganistán y Pakistán para combatir a su principal rival económico, la Unión Soviética. Esa alianza engendró la guerra civil en Afganistán, permitió el surgimiento de los Talibán y colocó a Osama bin Laden en una posición desde la cual pudo crear al-Qaida. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la política de los Estados Unidos en Medio Oriente ha estado guiada por el esfuerzo para controlar los recursos energéticos de la región. Este interés económico ha tenido mayor peso que las preocupaciones ideológicas acerca de la “libertad” o la “democracia” (aunque los Estados Unidos siempre han presentado sus acciones en esos nobles términos ante su propia población). En el terreno, los Estados Unidos fomentaron a los Islamistas como una alternativa a los gobiernos socialistas o nacionalistas árabes (como el de Saddam Hussein) que se mostraban menos permisivos con el control de los Estados Unidos sobre las reservas de petróleo y gas natural de sus países. A pesar del mito acerca del “choque de civilizaciones” entre el Islam y “Occidente”, los Estados Unidos se han sentido muy cómodos con los líderes reaccionarios y teocráticos del Medio Oriente. Como podemos ver en los casos de Arabia Saudita y Kuwait, estos hombres han resultado excelentes socios comerciales.

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Parte III. EL AUGE DE LOS ESCUADRONES DE LA MUERTE APOYADOS POR LOS ESTADOS UNIDOS Del Camino de Rosas40 al Atolladero Es probable que de todos responsables de la violencia de género en Irak, las que tengan mejores armas y mayor poder sean aquellas milicias que los Estados Unidos han entrenado, financiado y armado. Los Estados Unidos comenzaron a utilizar milicias iraquíes para imponer su ocupación durante las primeras semanas de la invasión.41 El 8 de abril de 2003, bajo el título “US-backed Militia Terrorizes Town,” (Milicia respaldada por Estados Unidos aterroriza a una ciudad) The Financial Times informó que la Coalición Iraquí por la Unidad Nacional, liderada por el clérigo chiíta Hassan Mussawi, estaba saqueando casas, golpeando a la población residente y robando automóviles en la ciudad de Najaf, en la que también llevaban a cabo arrestos en nombre de las fuerzas militares estadounidenses.42 A los pocos meses, las milicias islamistas habían surgido en todo el país. Las organizaciones de mujeres dieron publicidad al número creciente de agresiones basadas en el género cometidas por estas fuerzas. Mientras tanto, funcionarios de la Administración Bush le recordaban al público estadounidense su “misión” de liberar al pueblo iraquí, sobre todo a las mujeres. Pero en el terreno, en Irak, la tolerancia frente a las milicias islamistas era absoluta. Según el General de División Martin Dempsey, comandante de la Primera División de Blindados del ejército estadounidense en Irak, “[Las milicias] se han dado cuenta de que pueden operar con libertad, siempre y cuando no se enfrenten a nosotros.”43 En realidad, fueron las fuerzas armadas estadounidenses las que permitieron la existencia de las milicias y sus ataques cada vez mayores contra las mujeres. Cuando el “camino de rosas” que preveían quienes planificaron la guerra en los Estados Unidos se convirtió muy rápido en el “atolladero” en el que ahora se encuentra la Guerra contra Irak, los Estados Unidos comenzaron activamente a desarrollar las milicias chiítas para que los ayudaran a combatir a la insurgencia liderada por los sunitas e imponer la ocupación estadounidense.

“De todos responsables de la violencia de género en Irak, las que tienen mejores armas y mayor poder son aquellas milicias que los Estados Unidos han entrenado, financiado y armado” En enero de 2005, Newsweek informó acerca de un plan del Pentágono para despachar “equipos de las Fuerzas Especiales (de los Estados Unidos) para asesorar, apoyar y posiblemente entrenar a escuadrones iraquíes, con toda probabilidad formados por combatientes kurdos peshmerga y milicianos chiítas escogidos, para que ataquen a los insurgentes sunitas y a quienes los apoyan.”44 Al mes siguiente, el entonces Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, prometió que esos grupos “iban a ser los que tendrían el mayor peso en la supresión y la eliminación de la insurgencia.”45 En junio de 2005 – en un momento en que la tortura sistemática de mujeres por parte de las milicias chiítas ya era un hecho establecido en la vida iraquí – el ex oficial de la Marina y experto en contrainsurgencia Thomas X. Hammes se refirió a un “matrimonio de conveniencia” entre los Estados Unidos y las milicias, agregando que “Nuestra política consiste en equipar a los combatientes más eficaces.”46

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Las dos milicias de mayor envergadura a las que han apoyado los Estados Unidos son la Brigada Badr y el Ejército Mahdi. Así como la Brigada Badr pertenece al CSRII, el Ejército Mahdi es propiedad de una formación política que obtuvo 30 bancas en el Parlamento y el control de varios ministerios del gobierno tras las elecciones realizadas en diciembre de 2005. Esta es la fuerza armada de Moqtada al-Sadr, a quien se suele describir como “clérigo antiamericano”, cuyos hombres lucharon dos veces contra las tropas de los Estados Unidos en 2004. Pero en 2005 los Estados Unidos llegaron a un acuerdo con al-Sadr para movilizar al Ejército Mahdi contra un enemigo común: la insurgencia encabezada por los Sunitas.47 En 2007, los Estados Unidos volvieron a enfrentarse con el Ejército Mahdi (durante lo que Bush llamó el “aumento” de las tropas), pero este cambio de política no borra el apoyo previo del Pentágono a esta milicia. Como lo dijera el propio al-Sadr: “Los amigos de ayer son los enemigos de hoy.”48 Para los Estados Unidos, el pacto con el diablo que significó apoyar a los chiítas contra las milicias sunitas fue algo arriesgado. En realidad, no había transcurrido un año desde que se implementara el plan del Pentágono de entrenar a la Brigada Badr cuando esa milicia – con sus lazos obvios con el gobierno respaldado por los Estados Unidos - causó una crisis de relaciones públicas para la Casa Blanca cuando se vio implicada en asesinatos sectarios masivos. En cuanto al Ejército Mahdi, los planificadores del Pentágono seguramente tuvieron en cuenta la posibilidad de una confrontación con él en el futuro. Corrieron esos riesgos porque el ejército oficial iraquí – en quien Bush había apostado para su estrategia de salida de Irak- no mostraba capacidad ni voluntad para luchar contra la insurgencia. Además, las milicias ofrecían una ventaja muy atractiva en comparación con las tropas del gobierno: durante un tiempo, su condición cuasi-oficial le permitió a los Estados Unidos tercerizar la violencia de sus operaciones de contrainsurgencia sin tener que responder por las graves violaciones a los derechos humanos perpetradas por las milicias, incluyendo la campaña de terror contra las mujeres de Irak.

La OpciÓn Salvador: Los escuadrones de la muerte como polÍtica de los Estados Unidos La guerra en Irak no es la primera guerra en la cual el Pentágono ha utilizado milicias que cometen violaciones graves a los derechos humanos de la población civil. En verdad, el plan consistente en apoyar a los que ahora se conocen como escuadrones de la muerte iraquíes se denomina “Opción Salvador”, por la política que fuera utilizada en Centroamérica en la década de los 80. Tanto las fuerzas Badr como Mahdi fueron entrenadas por las fuerzas armadas estadounidenses al mando del Coronel James Steele en el período en que John Negroponte fue embajador de los Estados Unidos en Irak. Steele y Negroponte trabajaron juntos en Centroamérica en la década de los 80. Steele comandó de asesores militares estadounidenses ante el gobierno de El Salvador, que utilizó escuadrones de la muerte para cometer violaciones graves a los derechos humanos de la población civil.49 Negroponte fue embajador en Honduras, donde supervisó la creación de escuadrones de la muerte que torturaron y asesinaron a miles de personas sospechosas de ser “izquierdistas.”50

Negándose a Atar Cabos 14

A comienzos de 2005 ya había dos hechos que estaban claramente establecidos. El primero era que los Estados Unidos estaban armando y entrenando a las milicias Islamistas en Irak. Y el segundo, que esas mismas milicias estaban utilizando la violencia de género para imponer una teocracia.

Pero era casi imposible encontrar en los medios de comunicación un análisis que relacionara estos dos hechos entre sí. Por el contrario: después de haber mencionado al comienzo la “Opción Salvador”, la mayoría de las fuentes dominantes en los medios de comunicación dejaron de cubrir las consecuencias del apoyo de los Estados Unidos a las milicias, incluso cuando The New York Times y otros canales de difusión mencionaron el hecho de que los combatientes Badr estaban equipados con armas distribuidas por los Estados Unidos, manejaban camiones que les habían sido entregados por los Estados Unidos y operaban con toda libertad durante los toques de queda impuestos por los Estados Unidos.51 Al mismo tiempo, artículos con titulares como “Irán adquiere influencia y poder en Irak a través de las milicias”52 ponían el acento en los estrechos vínculos entre la Brigada Badr e Irán, ignorando el hecho de que la principal milicia iraquí – el Ejército Mahdi- es intensamente anti-Iraní. Los medios de comunicación dominantes suelen afirmar que las milicias Badr y Mahdi se han “infiltrado” en el Ministerio del Interior53 iraquí, que controla la policía, los servicios de inteligencia y las unidades paramilitares del país. Resultaría más preciso decir que el gobierno Islamista de Irak, al que los Estados Unidos catapultaron al poder, colocó el Ministerio en manos de sus milicias. En abril de 2005, el Primer Ministro Ibrahim Jaffari nombró Ministro del Interior54 a Bayan Jabr, un oficial de alto rango en la Brigada Badr. Desde entonces, la Brigada Badr ha tenido al Ministerio como cuartel general. Mientras tanto, el Ejército Mahdi controla las fuerzas de policía de Bagdad y de Basra, las dos principales ciudades iraquíes.55 En los informes de la prensa se mencionan con frecuencia los asesinatos cometidos por “hombres vistiendo uniforme policial”, resistiéndose a enunciar a la conclusión ya sabida de que los pistoleros visten uniformes porque en realidad son agentes de la policía – entrenados, armados y financiados por los Estados Unidos. Como declaró un ministro importante de Irak al periódico británico The Independent, “por supuesto que visten uniforme policial. Son policías de verdad.”56 En noviembre de 2005, la Brigada Badr fue calificada de escuadrón de la muerte por una amplia variedad de fuentes cuando se descubrió que sus operativos estaban apresando y torturando a hombres sunitas en una prisión secreta. Aunque el mismo grupo llevaba más de un año torturando y asesinando a mujeres iraquíes, esas agresiones basadas en el género por lo general no fueron definidas como parte del patrón de violencia con motivaciones políticas que en ese momento estaba saliendo a la luz. Para citar apenas un ejemplo, en octubre de 2005 el periodista Robert Dreyfuss, famoso por sus análisis fundamentados y críticos de las políticas iraquíes, informó que además de estar tomando como objetivos a los sunitas, la Brigada Badr chiíta estaba “aterrorizando a la población chiíta laica y urbana de Irak.”57 Aunque la violencia basada en el género fue una táctica central de esta campaña de terror, Dreyfuss no la menciona. Tampoco analiza por qué una milicia supuestamente sectaria estaba aterrorizando a integrantes de su propia secta. Como la mayoría de los relatos aparecidos en la prensa, la nota escrita por Dreyfuss no analiza a la milicia Badr desde la perspectiva de las mujeres chiítas. Desde el punto de vista de las mujeres, la milicia es un ejemplo típico de lo que son los fundamentalistas teocráticos en todas partes. Para esos grupos, afirmar el control sobre las personas de su propia religión – especialmente las mujeres, a quienes se considera portadoras de la identidad grupal- es un requisito previo para extender el control a la sociedad en general incluyendo, en última instancia, a las instituciones que forman el Estado.

De la violencia al feminicidio Al igual que la prensa, la mayor parte del movimiento contra la guerra no ha conseguido evaluar la dimensión de género de la violencia que está azotando a Irak. Por ejemplo: artistas, músicos, académicos y docentes han sido tomados como objetivos por parte los Islamistas en una forma que

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recuerda a la Camboya de Pol Pot y por la misma razón, porque representan un desafío potencial a la visión que tienen los asesinos acerca de la sociedad. Como respuesta a esos ataques se han lanzado una serie de campañas internacionales para proteger a las personas de esos sectores. Con excepción del trabajo de gestión y defensa emprendido por los hombres gays, que también son agredidos en base al género, ninguna de esas campañas ha reconocido que a las mujeres se las toma específicamente como objetivo en los ataques contra artistas e intelectuales. Pero, como señala Yanar Mohammed, “Hemos estado estudiando estos asesinatos desde que comenzaron. No se trata de que los Islamistas también matan a mujeres periodistas, artistas o intelectuales sino que se dedican a atacar especialmente a las mujeres, porque ellas cometen una doble ofensa: defender una sociedad laica y ser mujeres que han alcanzado logros, que trabajan.”58 Aquí resulta fundamental el tema de la segregación de los datos. Porque sin un conocimiento exhaustivo acerca de quiénes están siendo tomados o tomadas como objetivos resulta difícil analizar la crisis o proteger a las personas. Pero, en lugar de facilitar la recopilación de datos, las autoridades estadounidenses han ordenado una y otra vez al Ministerio de Salud iraquí que deje de publicar estadísticas que muestran quiénes e incluso cuantas mujeres y cuantos hombres iraquíes están siendo asesinados o asesinadas.59 En los casos en que sí se han difundido cifras, las organizaciones de mujeres iraquíes han alertado acerca de que el número real de mujeres que son hostigadas, agredidas, raptadas, violadas y asesinadas por las milicias islámicas es mucho más alto que el que muestran las estadísticas, dado que la mayoría de los delitos contra las mujeres no se denuncian debido al estigma, el miedo a la venganza o la falta de confianza en la policía. Estas preocupaciones, junto con la imposibilidad de recopilar datos, colocan a la violencia contra las mujeres iraquíes claramente dentro del paradigma del “feminicidio”, un término que por lo general se reserva para los asesinatos masivos de mujeres en Guatemala y en México cometidos desde comienzos de la década de los 90. El feminicidio es la suma total de varias formas de violencia de género contra las mujeres, y se caracteriza por la impunidad para los perpetradores y la falta de procesos de justicia para las víctimas. El feminicidio ocurre en condiciones de revuelta social, conflicto armado, violencia entre grupos y milicias criminales poderosas que se enfrentan entre sí, rápidas transformaciones económicas y la desaparición de las formas tradicionales de poder estatal.60 Todas esas condiciones se aplican a Irak. El feminicidio como marco de referencia también pone énfasis en la complicidad de las autoridades locales o estatales en la violencia contra las mujeres. Las organizaciones de mujeres iraquíes denuncian vínculos claros entre las milicias Islamistas que controlan a la fuerza policial y están empleadas en ella y las bandas criminales que manejan la prostitución forzada y la trata de mujeres. Por ejemplo Maha (que optó por mantener en reserva su apellido) fue raptada de su hogar en Najaf y traficada de burdel en burdel en Bagdad durante casi dos años. Dos veces logró escapar y llegar hasta la estación de policía del vecindario Amiriyah, en Bagdad. Y ambas veces la policía la hizo regresar al burdel por la fuerza.61

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Las autoridades estadounidenses son responsables por los delitos cometidos por la fuerza policial iraquí que han creado y por no haber provisto a los reclutas de la policía con una capacitación ni siquiera mínima en cuanto a los derechos humanos de las mujeres. La empresa a la que la administración Bush contrató para entrenar a la nueva fuerza policial iraquí, DynCorp, tiene sus propios antecedentes en cuanto a perpetrar violencia contra las mujeres. El gobierno federal (de los Estados Unidos) contrató a DynCorp en la década de los 90 para entrenar a la policía de los Balcanes. Luego se descubrió que empleados de la compañía habían cometido delitos sexuales contra mujeres, incluyendo la “apropiación” de mujeres jóvenes como esclavas, de manera sistemática. Un supervisor de DynCorp que trabajaba en la zona se filmó en video mientras violaba a dos mujeres. A pesar de las pruebas existentes, los contratistas nunca fueron sometidos a proceso penal.62

Parte IV. Violencia contra las mujeres dentro de las Familias “Crímenes de Honor” “Que un hombre pueda hablar de política sin que nadie lo amenace, no indica que se trate de una democracia, ni de una sociedad abierta. Democracia es que una mujer puede hablar de su amante sin que la asesinen.” –Saud M. El Sabah63 Una forma de violencia de género que se ha incrementado en forma dramática en Irak desde la invasión estadounidense son los “crímenes de honor.”64 Estos asesinatos por lo general los cometen familiares varones que actúan para restaurar el “honor de la familia”, manchado por la conducta “inmoral” de las mujeres. Los “crímenes de honor” se parecen a los mal llamados “crímenes pasionales” en la jurisprudencia estadounidense, europea y latinoamericana, en los que la sentencia no tiene en cuenta el delito sino los sentimientos del perpetrador. Por ejemplo, en 1999, un juez de Texas sentenció a un hombre a cuatro meses de prisión por haber asesinado a su esposa y herido a su amante frente a su hijo de 10 años.65 Como en el caso de un “asesinato por honor”, el adulterio fue considerado como un factor atenuante en el caso. Pero mientras que para las sociedades individualistas, como la estadounidense, el honor por lo general se ubica en la persona, las comunidades que sufren los “crímenes de honor” depositan el honor en la familia, la tribu o el clan. Los “crímenes de honor” son por lo tanto perpetrados con apoyo público: a veces, incluso por parte de aquellos que quedarán desconsolados con la muerte de la mujer en cuestión. En el marco de referencia ético y legal que tolera los “crímenes de honor” se produce una inversión de la relación entre perpetrador y víctima tal como se la entiende en la mayoría de los sistemas jurídicos formales, incluyendo la legislación internacional de derechos humanos. La mujer asesinada (junto con cualquier otra persona que intente defenderla) es considerada la parte culpable por haber manchado el honor de su familia. Por el contrario, el asesino, que es la parte deshonrada, es visto como víctima. Los Islamistas afirman que el “crimen de honor” es un deber religioso. Sin embargo, esos crímenes no los aprueban ni el Corán ni el Hadith (los dichos y hechos de Mahoma). Por el contrario, tienen sus raíces en el derecho consuetudinario anterior al Islam y a la Cristiandad. La noción de honor familiar ha sido preservada y utilizada por los Islamistas porque encarna su visión acerca de la sociedad. Los “crímenes de honor” castigan a las mujeres que toman decisiones autónomas en cuestiones como el matrimonio, el divorcio, y el mantener o no relaciones sexuales y con quién. También obligan a los hombres a obedecer las normas de género en cuanto a la heterosexualidad y el matrimonio. Por ejemplo en 2005, la milicia Badr comenzó un programa de vigilancia sobre los hombres solteros mayores de 30 años, amenazándolos con hacer uso de la violencia contra ellos si no se casaban. Además, como son comunidades enteras las llamadas a imponer la ética del honor familiar, ese marco de referencia proporciona un medio poderoso para ejercer el control social tanto sobre las potenciales víctimas como sobre sus victimarios – en otras palabras: sobre todo el mundo. Por ejemplo, la milicia Badr ha ordenado a los varones iraquíes que asesinen a los miembros gays de sus familias en nombre del honor – bajo amenaza de ser asesinados ellos mismos si no lo hacen.66

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El honor bajo la ocupación Si bien el “crimen de honor” puede ser cometido dentro de la “esfera privada” de la familia, su incremento bajo la ocupación estadounidense demuestra que – como sucede con otras violaciones a los derechos humanos- hay fuerzas sociales más generales e instituciones de la esfera pública que influyen sobre la prevalencia del “crimen de honor”. En Irak, el auge de los “crímenes de honor” bajo la ocupación estadounidense tiene múltiples causas, incluyendo algunas que surgen directamente de las políticas aplicadas por los Estados Unidos: • Los Estados Unidos han fortalecido a los partidos políticos islamistas cuyos clérigos promueven los “crímenes de honor” como deber religioso.67 Como explica Yanar Mohammed: “Una vez que los partidos religiosos llegaron al poder, los hombres iraquíes comenzaron a escuchar en las mezquitas que era su deber proteger el honor de sus familias por cualquier medio que fuera necesario. Se entiende que esto implica asesinar a las mujeres que quebrantan las normas.”68 • Los Estados Unidos destruyeron al Estado iraquí, incluyendo buena parte de su sistema judicial, dejando a la población más dependiente de las autoridades tribales conservadoras para conciliar las disputas y de los “tribunales religiosos” no oficiales para dictar sentencia, incluyendo “crímenes de honor”. • Las políticas económicas que inducen a situaciones de pobreza, como la decisión que tomó Estados Unidos en 2003 de despedir a todo el personal de la administración pública (el 40% de quienes eran mujeres), también han contribuido al incremento de los “crímenes de honor.” El aumento de la pobreza ha hecho que las personas deban depender más de las estructuras tribales para conseguir empleos, vivienda y otros recursos escasos; también ha empujado a muchas mujeres a casamientos polígamos, forzados y abusivos, en los que corren un riesgo mayor de ser víctimas de “crímenes de honor.” • Mientras que a los Estados Unidos les pareció correcto violar la legislación internacional derrumbando la mayor parte del sistema legal iraquí, mantuvieron vigente el Artículo 130 del Código Penal, que permite sentencias ampliamente reducidas para los “crímenes de honor” (apenas seis meses en comparación con la prisión perpetua, que es la sentencia mínima para otras clases de asesinatos).69 • Aunque los Estados Unidos tienen la obligación, como poder ocupante, de proteger los derechos humanos de la población iraquí, incluyendo la prevención y enjuiciamiento de los “crímenes de honor”, no es esto lo que han hecho. La negligencia oficial promueve los “crímenes de honor” porque los perpetradores actúan con la seguridad de que no serán llevados ante la justicia. • Se considera que cuando una mujer es agredida por un hombre con el cual no mantiene un vínculo familiar, se convierte en una deshonra para su familia. Por eso, el incremento generalizado de las violaciones y secuestros bajo la ocupación estadounidense ha dado lugar a una ola de “crímenes de honor”. En octubre de 2004, el Ministerio de Asuntos de la Mujer iraquí reveló que más de la mitad de las 400 violaciones denunciadas desde la invasión estadounidense tuvieron como resultado que las víctimas fueran luego asesinadas por sus familias.

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• La detención de mujeres por parte de las tropas estadounidenses e iraquíes, las expone a la amenaza del “crimen de honor” una vez que son liberadas. La amplia documentación existente acerca de la tortura sexual que sufren las mujeres detenidas por las tropas estadounidenses en Irak confirma el supuesto muy difundido acerca de que toda mujer que es arrestada también es violada, lo que puede luego ser tomado como fundamento para un “crimen de honor”.

Invocación de la Cultura: La Religión como una Excusa para la Violencia contra las Mujeres A pesar que las políticas estadounidenses han contribuido a incrementar los “crímenes de honor” en Irak de las diversas maneras que acabamos de exponer, la mayoría de las personas en los Estados Unidos siguen considerando estos crímenes como una parte invariable de la “cultura” iraquí, árabe o musulmana. Por ejemplo la periodista estadounidense Kaye Hymowitz define los “crímenes de honor” como parte del “inventario de brutalidades” cometidas por los hombres contra las mujeres en el “mundo musulmán”, despotricando contra “la opresión salvaje que sufren las mujeres bajo los musulmanes fundamentalistas.”70 Hymowitz se hace eco de un supuesto muy difundido: que la violencia de género en el Medio Oriente tiene su origen en el Islam. Identificar al Islam o a la “cultura musulmana” como fuente de la violencia contra las mujeres sirve para deshumanizar a los musulmanes y justificar la violencia de los Estados Unidos contra ellos. También distrae la atención de los factores (políticos, económicos y ligados al militarismo, entre otros) que influyen sobre la prevalencia de la violencia de género, y nubla las diversas formas en que las acciones de los Estados Unidos han agravado las condiciones que dan origen a la violencia contra las mujeres. De hecho, por sí misma, la cultura puede explicar muy pocas cosas. Como toda conducta humana, los “crímenes de honor” tienen una dimensión cultural pero, como la cultura misma, los “crímenes de honor” están atravesados por factores (como la pobreza) y discursos sociales (como el de los derechos de las mujeres) que cambian – y pueden ser cambiados- de formas que ayuden a combatir los “crímenes de honor” o a promoverlos. La cultura es un contexto pero no una causa ni una explicación útil para la violencia, ya se trate de Irak o de cualquier otro lugar del mundo. Tiene mucho más sentido analizar el género – un sistema de relaciones de poder cuyo principal mecanismo de imposición es el recurso a la violencia contra las mujeres. Ese sistema no tiene nada de “musulmán”, salvo por el hecho de que sus defensores musulmanes – al igual que sus pares judíos, cristianos e hindúes- utilizan la religión para racionalizar el sometimiento de las mujeres. Cuando se concentra la atención en el género y ya no en la cultura, lo que se revela es un sistema de poder que es prácticamente universal. Un Informe de Amnistía Internacional de 2005 sobre los asesinatos masivos de mujeres en Guatemala puede fácilmente referirse a Irak cuando describe una “notable sensación de inseguridad que las mujeres de Guatemala experimentan hoy como resultado de la violencia y de los asesinatos en particular. El efecto de intimidación resultante porta un mensaje perverso: las mujeres deberían abandonar el espacio público que han ganado con mucho esfuerzo personal y social, para volver a encerrarse en el mundo privado, abandonando su rol esencial para el desarrollo de la nación.”71 Este pasaje capta la intención de los Islamistas en Irak, que tienen poco en común con los responsables del feminicidio en Guatemala, salvo por su rígida adhesión a un sistema de poder basado en el género.

“La cultura es un contexto, pero no una causa ni una explicación útil para la violencia, ya se trate de Irak o de cualquier otro lugar del mundo.”

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Parte V. Guerra de gÉnero, guerra civil “El estado en el que se encuentra Irak actualmente recuerda a Bosnia en el punto más alto de la lucha en los años 90, cuando cada comunidad huyó a aquellos lugares donde sus miembros eran la mayoría y podían defenderse.” –Patrick Cockburn72 Un Producto de la Política Estadounidense Ya sea intencionalmente o por incompetencia, los Estados Unidos han instigado una guerra civil en Irak. Lo notable es que en un país que casi no tiene una historia de violencia comunal, las acciones de los Estados Unidos ayudaron a transformar una diferencia doctrinaria entre las ramas sunita y chiíta del Islam en una división política. Los Estados Unidos desmantelaron la burocracia gubernamental iraquí, que en su mayor parte era laica, en favor de un sistema que asigna bancas parlamentarias, empleos y otros recursos en base a divisiones étnicas y religiosas. Ese sistema produjo la llamada “lista chiíta” que arrasó en las primeras elecciones nacionales realizadas bajo la ocupación estadounidense en enero de 2005. En efecto, la política estadounidense obligó a la población iraquí a competir por recursos escasos, sobre la base de identidades sectarias, y reformuló la noción de ciudadanía iraquí para que pasara a depender de la religión y no de la nacionalidad. Al mismo tiempo, los Estados Unidos armaron y emplearon a milicias chiítas y kurdas abiertamente sectarias para luchar contra los sunitas y para cumplir funciones de policía en vecindarios sunitas. El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha reconocido que esa política “exacerbó en gran medida las tensiones en base a líneas puramente étnicas.”73 Además de encender la chispa de la guerra civil, la política de los Estados Unidos ha continuado alimentando la violencia otorgándole a un bando – la insurgencia de base sunita- su raison d’être, mientras que al otro bando – las fuerzas de seguridad iraquíes controladas por los chiítas- le entrega dinero, armas y entrenamiento. Además, el fracaso de los Estados Unidos en cuanto a brindar seguridad ha llevado a buena parte de la población iraquí a apoyar a cualquier grupo armado que prometa proteger a sus familias y a sus comunidades.

Análisis del Rol del Género en la Guerra Civil Iraquí En septiembre de 2006, The Los Angeles Times describió a la Brigada Badr y al Ejército Mahdi como “las dos milicias chiítas más letales de Irak”, por su rol en la violencia sectaria.74 Lo que el Times no mencionó es que ambos grupos islamistas también se destacan por sus agresiones contra las mujeres. En realidad, la relación entre la guerra civil y la “guerra de género” en Irak ha sido, en la mayor parte de los casos, pasada por alto. Pero sin embargo ambas crisis están profundamente vinculadas entre sí.

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En el terreno legal, las mismas disposiciones de la Constitución negociada por los Estados Unidos que codifican con mayor claridad la discriminación en base al género (Artículos 39 y 41)75 también sientan las bases para la violencia sectaria. Seis meses antes del bombardeo contra la mezquita Samarra, en febrero de 2006, que marcó un giro en la guerra civil, MADRE alertó en cuanto a que “la nueva Constitución podría permitir que clérigos y políticos Islamistas que no fueron elegidos por

nadie sean quienes tengan el poder de decisión en un proceso legal que afecte a una persona, en base a su sexo y a su filiación religiosa. Debido a la variedad de interpretaciones de la ley religiosa, las tensiones entre grupos Islámicos con reglas diferentes acerca de temas referidos al estado personal se harían mayores. La confrontación civil resultante colocará a la población iraquí en un peligro todavía mayor del que ya está corriendo, socavará las perspectivas de democracia futura y fomentará un sectarismo peligroso en una sociedad ya desestabilizada.”76 La decisión de aplicar leyes diferentes en base al sexo y a la religión reforzó la discriminación por género y el conflicto sectario – las dos crisis hermanas que hoy están asolando a Irak- subrayando la relación que existe entre los derechos humanos de las mujeres y los derechos democráticos en general.

La Guerra civil en IraK, alimentada por las polÍticas de ocupaciÓn Estadounidenses, Genera numerosas Formas de violencia contra las mujeres. • Aunque las mujeres constituyen una minoría dentro de las víctimas de la violencia sectaria, ellas son tomadas como objetivo de las agresiones. Por ejemplo el 12 de octubre de 2006, seis mujeres chiítas y dos niñas de 4 años de edad fueron asesinadas mientras cosechaban vegetales en una granja en el sur de Bagdad. Los agresores, que la policía identificó como sunitas que buscaban intimidar a la población chiíta para que abandonara el pueblo étnicamente diverso de Saifiya, antes de huir habrían obligado a dos mujeres adolescentes a subir a los automóviles que ellos conducían.77 • La violencia sectaria ha reforzado a las milicias islamistas que han estado agrediendo a las mujeres. Una de las principales motivaciones de las milicias para fomentar la violencia es que el caos resultante hace que la población se torne dependiente de ellas para su seguridad. Como lo informa The New York Times, “Los chiítas iraquíes consideran a la milicia Mahdi como su protectora más eficaz contra los grupos sunitas hostiles que han masacrado a la población chiíta y la han obligado a abandonar sus hogares. Los chiítas dicen que mientras el gobierno no pueda garantizar su seguridad, ellos no pueden apoyar el desarme de las milicias.”78 Incluso iraquíes que condenaban la violencia y la ideología de los islamistas, ahora los apoyan porque son la única fuerza que ofrece seguridad. • El conflicto sectario ha hecho que la violencia doméstica se torne más mortífera debido a la proliferación de armas cortas en Irak. Debido a la amenaza de agresión, casi todos los hogares iraquíes ahora poseen armas. El 30 de octubre de 2006, The New York Times informó que las fuerzas armadas estadounidenses no lograban seguir el rastro de cientos de miles de armas que habían enviado a Irak, incluyendo miles de pistolas 9 mm y rifles de asalto.79 En otros conflictos armados, las defensoras de los derechos de las mujeres han señalado que “cuando crecen las tensiones en una sociedad, suele suceder que la violencia doméstica se incremente, y que se torne más común y más letal cuando los hombres portan armas.”80 • La violencia sectaria ha afianzado la autoridad de los líderes tribales conservadores, la mayoría de los cuales avalan la violencia contra las mujeres (incluyendo los matrimonios forzados y los “crímenes de honor”). Las defensoras de los derechos de las mujeres iraquíes denuncian un incremento agudo en los “crímenes de honor” desde el comienzo de la guerra civil y lo atribuyen, en parte, a la mayor autoridad de que ahora gozan los líderes tribales. A comienzos de 2006, en la provincia rural de Maysan, la policía liberó a un hombre acusado de asesinato luego de que su tribu accediera a pagar $3.000 y prometiera dar tres mujeres en matrimonio a la familia de la víctima.81 En las zonas rurales, donde las filiaciones tribales son más fuertes, muchas personas resienten la dominación de las milicias islamistas82 y, en cambio, se han alienado tras los líderes tradicionales de sus tribus.

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• La violencia sectaria ha desatado el desplazamiento masivo de las mujeres iraquíes y sus familias.83 Casi 1.800.000 de personas han sido obligadas a huir de sus hogares, mientras que 2.000.000 de personas han escapado a otros países.84 El desplazamiento forzado es, en sí mismo, una forma de violencia contra las mujeres y las expone a otros tipos de violencia, incluyendo el maltrato doméstico, la prostitución forzada y la trata con fines sexuales. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, muchas personas provenientes de Irak tienen necesidad urgente de “refugio y otros artículos que forman parte de la ayuda, alimentos, acceso al agua y trabajo.”85 En familias y comunidades del mundo entero, las necesidades de las mujeres suelen ser las primeras que se sacrifican cuando recursos de esta clase se tornan escasos. • La dimensión de género del conflicto sectario pone a las mujeres en peligro. Debido al rol que cumplen las mujeres en la reproducción cultural y biológica, a menudo son percibidas como símbolos de la identidad grupal. Por eso son tomadas específicamente como blanco en tiempos de violencia comunal. En 2003, OWFI comenzó a denunciar casos de “grupos islámicos que se vengaban los unos de los otros violando mujeres.”86 En septiembre de 2006, OWFI informó que “Recientemente, una banda sectaria secuestró a una mujer chiíta del distrito Alhussienya, en el norte de Bagdad, la violó y luego la abandonó en una zona desierta en las afueras de la ciudad. Como venganza, una banda chiíta secuestró a ocho mujeres sunitas del distrito de Rashidya (vecino a Alhussienya), sometiéndolas a violaciones y torturas.”87 También las mujeres cristianas en Mosul y en el resto del país han sido tomadas como sujeto de abuso,88 como parte de un ataque más amplio contra esa comunidad.89

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Parte VI. VIOLENCIA DE GÉNERO CONTRA LOS HOMBRES Un corolario de la violencia sistemática contra las mujeres en Irak es la campaña de tortura y asesinatos de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales e intersex (LGBTTI) iraquíes bajo la ocupación estadounidense. Las agresiones homófobas se intensificaron a comienzos de 2006, después de que el Gran Ayatolá Sistani promulgara su fatwa (decreto religioso) diciendo que toda persona acusada de “sodomía o lesbianismo” debería ser asesinada “en la peor forma y la más dura que sea posible.” La fatwa desató una caza de brujas sistemática a cargo de la Brigada Badr del CSRII, que se llevó a cabo mientras el grupo recibía entrenamiento militar de los Estados Unidos. Los milicianos Badr comenzaron a ordenar a los Iraquíes que asesinaran a los integrantes de su familia que fueran gays y lesbianas, como “crímenes de honor.”90 En los así llamados tribunales religiosos, sin autoridad oficial alguna, clérigos auto-proclamados (incluyendo a los seguidores de Sistani) presiden los “juicios” y ejecuciones de las personas acusadas de homosexualidad.91 Los delitos cometidos como parte de la campaña islamista de “limpieza sexual” son una forma de tortura basada en el género: se basan en el género porque buscan imponer determinados roles sociales para los hombres y para las mujeres; y constituyen tortura porque es una forma de violencia que cuenta con la aprobación de las autoridades estatales, que toman parte en ella. Las autoridades estadounidenses han respondido con un desprecio y una burla descarados a las y los Iraquíes que buscan protección o justicia frente a las agresiones homófobas.92 La policía iraquí respaldada por los Estados Unidos ha sido acusada de violación y extorsión contra hombres gays. Según un residente en Bagdad “Los policías me violaron varias veces a punta de pistola y amenazaron con entregarme a los grupos extremistas si me negaba.”93 Las agresiones basadas en el género contra hombres iraquíes también se utilizan para fomentar la violencia sectaria. “Terroristas en manos de la justicia” es el programa de televisión más popular en Irak.94 Se emite seis noches a la semana a través de la cadena televisiva Iraqiya, creada por el Pentágono estadounidense. El programa – financiado con el dinero que pagan los contribuyentes en los Estados Unidos - consiste en un interrogador que extrae confesiones en vivo a supuestos insurgentes. Los detenidos – que no han sido llevados a juicio ni condenados por delito algunopor lo general muestran signos de haber sido torturados: rostros inflamados, con moretones, y los “gestos mecánicos de quienes han sido golpeados y han recibido instrucciones de interrogadores policiales fuera de cámara.”95 El programa se apoya fuertemente en las ideologías de género para alimentar el odio sectario. Los “sospechosos” son invariablemente hombres sunitas secuestrados por los Comandos Especiales de la Policía que cuentan con el apoyo de los Estados Unidos y son un grupo chiíta afiliado a la Brigada Badr. En las confesiones suelen estar incluidas la homosexualidad, la pedofilia, la pornografía y la violación.96 La palabra Mujahid, que significa “guerrero sagrado”, se ha tornado en sinónimo vulgar de “homosexual” por el gran número de detenidos que han aparecido en el programa confesando haber utilizado las mezquitas para llevar a cabo “orgías gay” entre insurgentes sunitas.97 Como la famosa Radio Mille Collines de Ruanda, “Terroristas en manos de la justicia” constituye una utilización peligrosa de un medio popular para promover el odio de género y comunal. Las imágenes de violencia de género que más se han difundido desde el Irak ocupado por los Estados Unidos son las famosas fotografías de Abu Ghraib. Esas fotos, que se dieron a conocer al público en abril de 2004, documentan la tortura sexualizada de varones iraquíes por parte de soldadas y soldados de los Estados Unidos. Incluyen imágenes de prisioneros obligados a quedarse de pie y desnudos, masturbarse, simular relaciones sexuales entre hombres, y vestir ropas de mujer. En esencia, la tortura consistió en un ataque contra la identidad de género de los prisioneros. La intensidad de la agresión provino de la misoginia tanto de los detenidos como de quienes los

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torturaban. Como dijo Dhia al-Shweiri, un Iraquí que fue torturado en Abu Ghraib: “Intentaban humillarnos, quebrar nuestro orgullo. Somos hombres. Si quieren golpearme, está bien. Una paliza no nos lastima, es sólo un golpe. Pero nadie quiere que le hagan añicos su hombría. Querían que nos sintiéramos como si fuéramos mujeres, como sienten las mujeres, y ese es el peor insulto: sentirse una mujer.”98 El asesinato sistemático de iraquíes LGBTTI es un triste recordatorio de que todos los derechos humanos son indivisibles. En Irak, como en el resto del mundo, existe una relación intrínseca entre proteger los derechos de las personas LGBTTI y terminar con la violencia contra las mujeres.99

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Parte VII. Violencia contra las mujeres detenidas Algunos de los espacios más ocultos donde ocurre la violencia contra las mujeres en Irak son los centenares de centros de detención bajo el mando estadounidense e iraquí creados desde la invasión en 2003. Al igual que ocurre con sus compatriotas varones, hay mujeres iraquíes que han sido detenidas y torturadas por su filiación religiosa. Pero a las mujeres también se las tortura por su género. Según la defensora de los derechos humanos y escritora iraquí Haifa Zangana, la primera pregunta que se les hace a las mujeres detenidas en Irak es “’¿Es usted sunita o chiíta?’. La segunda es ‘¿Es usted virgen?’”. El escándalo de Abu Ghraib se centró de manera casi exclusiva en la tortura de los prisioneros varones. Pero las primeras pruebas acerca de los abusos en Abu Ghraib surgieron de una carta escrita por una mujer detenida. La carta, que logró ser sacada a escondidas fuera de la prisión en diciembre de 2003 (cinco meses antes de que estallara el escándalo) estaba firmada sólo con el nombre de pila, Noor. Decía que los soldados estadounidenses estaban violando a las mujeres de manera sistemática en Abu Ghraib y que algunas detenidas habían quedado embarazadas a consecuencia de esas violaciones.

“La primera pregunta que se les hace a las mujeres detenidas en Irak es ‘¿Es usted sunita o chiíta?’. La segunda es ‘¿Es usted virgen?’”. La investigación secreta que realizaron las fuerzas armadas estadounidenses sobre Abu Ghraib, encabezada por el General de División Antonio Taguba, verificó muchas de las acusaciones incluidas en la carta. El informe de Taguba menciona fotografías de un policía militar estadounidense “manteniendo relaciones sexuales” con una mujer iraquí detenida, así como videos y fotografías de mujeres detenidas desnudas, tomadas por los guardias. Algunas de esas imágenes les fueron mostradas a integrantes del Congreso de los Estados Unidos en el transcurso de la investigación. Sin embargo, a diferencia de lo que aconteció con las fotografías de los hombres que estaban siendo torturados, el Congreso se negó a difundir al público esas imágenes de mujeres iraquíes. En base a la carta de Noor, abogadas y abogados iraquíes fueron encontrando poco a poco pruebas de que las fuerzas estadounidenses estaban torturando a detenidas iraquíes en forma permanente y masiva. Rafida Shalal al-Jbouri, investigadora social del Centro de Rehabilitación para Jóvenes (una dependencia del Ministerio de Justicia iraquí) confirmó que los soldados de la ocupación estaban agrediendo y violando a las mujeres detenidas en las prisiones de Abu Ghraib y al-Tasfeerat.100 En 2004, el abogado Amal Kadham Swadi afirmó que el maltrato a las prisioneras y a los prisioneros estaba ocurriendo en todo el país y agregó que “la violencia sexual y los abusos cometidos por las tropas de Estados Unidos van más allá de unos pocos casos aislados.”101 Organizaciones con sede en los Estados Unidos también han documentado la tortura de mujeres iraquíes. La American Civil Liberties Union (ACLU) difundió en marzo de 2005 documentos en los que se mencionaban 13 casos de violaciones y otras formas de tortura contra mujeres detenidas, mismos que fueron dados a conocer como resultado de una causa judicial iniciada por un equipo de organizaciones de derechos humanos, entre las que se contaba la ACLU y el Centro por los Derechos Constitucionales. En ninguno de esos casos se inició acción alguna contra soldados o civiles.102

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Horrores Rutinarios Además de la violencia sexual, existen pruebas de que la tortura contra las mujeres a manos de las fuerzas estadounidenses incluye el maltrato como rutina, la degradación, los abusos físicos y psicológicos, así como condiciones insalubres y antihigiénicas. A las detenidas se las ha obligado a quitarse los pañuelos que les cubren la cabeza, las han arrastrado de los cabellos, las han obligado a comer de inodoros sucios, y les han orinado encima.103 En 2005, la integrante del Parlamento británico Ann Clwyd confirmó una denuncia acerca de soldados estadounidenses que torturaron a una mujer iraquí de edad avanzada colocándole una montura y cabalgando sobre ella como si fuera un asno. Hay mujeres que han sido mantenidas en celdas de aislamiento durante 23 horas cada día. Algunas detenidas, que todavía estaban amamantando al momento de ser arrestadas, fueron sometidas a trauma psicológico intenso debido a la separación de sus bebés.104 La amplia mayoría de las mujeres iraquíes detenidas por las fuerzas armadas de los Estados Unidos no estaban acusadas de delito alguno ni pasaron por algo que siquiera se asemejara a un debido proceso. Muy pocas fueron arrestadas por ser sospechosas de haber cometido un delito. Por el contrario, como lo informó Newsweek en 2004, la mayoría de esas mujeres eran rehenes, que los Estados Unidos retenían como “elemento de negociación, para presionar a sus familiares buscados a que se entregaran.”105 Las autoridades estadounidenses han admitido que emplearon esta táctica, que viola la Convención de Ginebra y otras leyes internacionales. También es una acción de rutina para las fuerzas estadounidenses arrestar a las esposas e hijas de los detenidos y amenazar con violarlas frente a sus familiares varones, para obligar a los hombres a confesar.106 Una mujer que fue arrestada por las fuerzas armadas de Estados Unidos debido a acusaciones contra su marido es la esposa del ex Ministro de Comercio de Irak. Durante su detención, esta mujer (que ha optado por no dar a conocer su nombre) fue obligada a revolver restos humanos que estaban ardiendo en contenedores de metal. Un sargento estadounidense la amenazó: “Si no lo hace, le diré a uno de los soldados que la viole.”107 Recordando el tiempo que pasó en prisión, la mujer dijo: “Una vez vi que los guardias golpearon a una mujer, que tendría unos 30 años... La tomaron de los cabellos y le arrojaron agua helada. Ella gritaba, aullaba y lloraba mientras los soldados le vertían agua por la boca. La dejaron allí toda la noche. Había otra muchacha, y los soldados dijeron que ella no les estaba diciendo la verdad. Dijeron que les dio información incorrecta. Cuando la vi, tenía quemaduras eléctricas en todo el cuerpo.”108

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Se desconoce el número de mujeres que han sufrido arresto y tortura a manos de la fuerza de ocupación estadounidense. Según el Imán Khamas, que preside el Centro Internacional Observatorio de Ocupaciones, “Desde diciembre de 2003, hay unas 625 mujeres prisioneras en la Cárcel de AlRusafah en Uma Qasr, y otras 750 sólo en Al-Kadhmiya. Entre ellas hay desde niñas de 12 años a mujeres mayores de 60.”109 Incluso el número de centros de detención es un tema discutido, aunque resulta claro que desde la invasión estadounidense han surgido cárceles en todo Irak. Hajj Ali, director de la Organización para la Defensa de Personas Detenidas en Cárceles Bajo Ocupación, afirma que “Bajo Saddam había 13 prisiones. Ahora hay 36, administradas por el gobierno y otras 200 dirigidas por las milicias. Todas ellas cuentan con la aprobación del gobierno estadounidense.”110 La Oficina de Democracia y Derechos Humanos, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, menciona un número todavía más elevado de centros de detención: 450. También existen centros de detención secretos, creados por los Estados Unidos violando leyes internacionales, cuyo número no se ha dado a conocer. 111

RedeFiniciÓn de las Violaciones: La Ley de Comisiones Militares de los Estados Unidos Ninguna disposición internacional, ya sea legal o humanitaria, permite la tortura, ni siquiera en condiciones de guerra. Tal vez por eso es que la Ley de Servicios Militares de los Estados Unidos promulgada en 2006 efectivamente elimina la violación de la definición de tortura. La ley, defendida por el presidente Bush, exige pruebas de que hubo una intención específica de llevar a cabo la tortura. Pero es muy difícil probar el motivo en los casos de agresión sexual porque el acusado siempre puede alegar que su motivación fue la gratificación sexual y no la tortura. La ley limita la definición de violación a la penetración sexual (las leyes vigentes en la mayoría de los estados que forman Estados Unidos, así como la legislación internacional, utilizan una definición más amplia). La ley también exige contacto físico para probar la agresión sexual, excluyendo así las numerosas formas de abuso sexual que las fuerzas estadounidenses han perpetrado en Irak, incluyendo el desnudo forzado, las amenazas y la humillación sexuales. De acuerdo a esta ley, sólo la penetración por la fuerza o la coerción se considera violación. Así, las fotografías que constan en la investigación de Taguba y que muestran a un policía militar de Estados Unidos “manteniendo relaciones sexuales” con una mujer iraquí no constituirían pruebas de violación, dado que no necesariamente prueban que hubo coerción. Pero la ley federal estadounidense y el derecho internacional reconocen que la violación se produce siempre que la víctima no otorga su consentimiento de manera libre y voluntaria. En una relación sexual caracterizada por una disparidad de poder extrema (como la que se da entre un guardia de prisión y una detenida), el consentimiento se convierte en un concepto vacío. Por eso, la LSM efectivamente legitima la violencia contra las mujeres por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Nuevos Carceleros, Viejos Tormentos Las denuncias de tortura continuaron después de que los Estados Unidos entregaron la responsabilidad por el sistema de prisiones iraquí al Ministerio del Interior del país. En septiembre de 2006, el investigador especial de Naciones Unidas sobre la tortura informó que la tortura era peor en el Irak ocupado por los Estados Unidos de lo que había sido bajo Saddam Hussein.112 Según OWFI, que desde noviembre de 2005 lleva adelante un proyecto Observatorio sobre Prisiones para Mujeres, “La tortura y la violación se han convertido en procedimientos de investigación comunes en las estaciones de policía dirigidas por las milicias cercanas al gobierno, sobre todo las milicias Mahdi y Badr.”113 Amnistía Internacional ha demostrado que las fuerzas multinacionales lideradas por los Estados Unidos en Irak son legalmente responsables por los delitos cometidos contra las personas detenidas, incluyendo aquellos perpetrados por las fuerzas de seguridad iraquíes.114

Durante sus visitas a la Cárcel Kadhmiya, dirigida por el Ministerio del Interior iraquí, y a otras cárceles dirigidas por Iraquíes, OWFI recogió testimonios de numerosas mujeres que dijeron haber sido violadas por las autoridades de la prisión.115 • Zina Akram Khdayir es una mujer de 24 años de edad que recurrió a la policía de Bagdad en junio de 2005 para escapar de una situación de violencia doméstica que la hacía temer por su vida. Al buscar refugio en la Estación de Policía Aminyah, Zina fue violada por un hombre al que ella conocía como Comandante Saad. Luego la obligaron a confesar que “era terrorista”, bajo amenaza de devolverla a su familia si no lo hacía. Zina decidió presentar una demanda contra el Comandante

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Saad, pero más tarde le ofrecieron liberarla a cambio de retirar la denuncia. En julio de 2006 fue liberada sin que se la hubiera sometido a juicio alguno. • Khadija Mohammed Mhawish, de 40 años de edad, fue torturada con regularidad durante más de dos años en varias cárceles diferentes. Denunció que la azotaron con cables, le arrancaron las uñas y la obligaron a estar desnuda, de pie frente a prisioneros a quienes los guardianes exigieron violarla. Khadija, que fue agredida sexualmente frente a su hijo (también detenido), identificó a los siguientes hombres como sus violadores: oficiales de la Quinta Rama Comandante Raid, Capitán Nabeel, Teniente Primero Saad, y los suboficiales Abdilamir y Raad. • Fatma Mohammed Ashur fue violada por los oficiales del Ministerio del Interior Teniente Coronel Amir, Capitán Riyadh, por los suboficiales de Inteligencia Militar Hussein y Ziyad, y por los oficiales de la Estación de Policía al-Bayya Teniente Coronel Jala y Teniente Primero Hazza. • Ilham Mohammed Ridha fue torturada en mayo y en agosto de 2005. La azotaron, la sometieron a descargas eléctricas utilizando cables y la violó un grupo de oficiales en la Estación de Policía alKarrada para Delitos Graves.

Silencio Producto de la Coerción y Negaciones Oficiales Al igual que las mujeres en muchas partes del mundo, una vez liberadas de la prisión las iraquíes a menudo se enfrentan a un grave estigma social e incluso a la violencia a manos de sus familias. Las investigadoras de Amnistía Internacional sospechan que Noor, la autora de la carta que dio origen al escándalo de Abu Ghraib, fue asesinada en nombre del honor familiar una vez liberada. El Imán Khamas, que preside el Centro Internacional Observatorio de Ocupaciones, Mohammed Daham alMohammed, de la Unión de Detenidos y Prisioneros y Hoda Nuaimi, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Bagdad, denunciaron en forma independiente que tres mujeres jóvenes de la zona occidental de Bagdad fueron asesinadas por sus familias al regresar embarazadas de Abu Ghraib.116 La amenaza del “crimen de honor” se incrementa por la casi total ausencia de debido proceso bajo la ocupación estadounidense. Al no poder contar con un sistema judicial confiable, algunas familias recurren a la “diplomacia tribal” para garantizar la liberación de sus familiares de la prisión.117 Los líderes tribales son más proclives que otras autoridades a prescribir el “crimen de honor” como solución a lo que se percibe como la deshonra que la detención de una mujer causa a su familia.

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Dada la amenaza de violencia renovada, no resulta sorprendente que sean relativamente pocas las mujeres iraquíes que han estado dispuestas a hablar en público acerca de lo que sufrieron estando detenidas. Pero a pesar de la intensa presión que se ejerce sobre las mujeres para que guarden silencio por lo menos nueve organizaciones iraquíes118 así como Amnistía Internacional, la Misión de Ayuda de la ONU en Irak, y el Tribunal de Bruselas han documentado la tortura sufrida por mujeres iraquíes a manos de las tropas tanto estadounidenses como iraquíes. A pesar de estas evidencias, las autoridades de los Estados Unidos y de Irak se esconden detrás de la reticencia de las mujeres a testificar acerca de los abusos, utilizando el silencio de las detenidas, que es producto de la coerción, para negar las acusaciones de tortura. Por ejemplo Hassan Jaffar, un alto oficial del ejército iraquí, ha dicho una y otra vez a los periodistas que las mujeres se estaban “imaginando” los abusos que relataban.119

Los Medios de Comunicación Estadounidenses se subordinan La negación oficial se refleja en los medios de comunicación dominantes de los Estados Unidos, que han prestado poca atención a lo que viven las mujeres iraquíes cuando son detenidas. La falta de cobertura por parte de los medios llama la atención, considerando que son miles las mujeres iraquíes que han sido arrestadas desde que comenzara la ocupación estadounidense; que la tortura por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos ha logrado una triste fama al quedar documentada por las propias torturadoras y los propios torturadores; y que el vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney ha admitido en público la tortura in Irak y en otros sitios, y la ha defendido.120 Inclusive durante el secuestro de la periodista estadounidense Jill Carroll, que recibiera mucha publicidad en 2006, los medios mostraron poca curiosidad frente a la única exigencia de los secuestradores, que era la liberación de las mujeres iraquíes detenidas bajo la autoridad de los Estados Unidos. Aquellos artículos que se han ocupado de la cuestión de la tortura aplicada a las mujeres implícitamente han sembrado dudas acerca de la veracidad de las acusaciones. Algunos han sugerido, por ejemplo, que las imágenes de mujeres siendo violadas por los guardias de la prisión eran escenas pornográficas actuadas y no pruebas de tortura.121 No existe un muro protector que separa la producción de pornografía bélica con fines de lucro de la circulación de imágenes de mujeres sometidas a tortura. Muchas ex-detenidas denuncian que las fotografías de las violaciones a las que fueron sometidas han sido exhibidas en sitios pornográficos de Internet, enviando así su vivencia de la tortura a la eternidad virtual. Otros artículos publicados en medios de comunicación estadounidenses han optado por centrarse en los “crímenes de honor” de que fueran víctimas las detenidas una vez liberadas y no en las detenciones ilegales que precipitaron esos asesinatos.122 Estos artículos distraen la atención de los delitos perpetrados por los Estados Unidos –la detención ilegal y la tortura a que fueron sometidas las mujeres- desplazando en forma implícita la culpa a la sociedad iraquí por tolerar los “crímenes de honor.” Lo que está ausente de esos relatos es la diversidad de formas en que los delitos de la ocupación refuerzan los crímenes de honor y cómo los códigos represivos acerca del honor familiar han colocado a toda la población iraquí en una posición todavía más vulnerable frente a las autoridades abusadoras, ya sean los ocupantes estadounidenses o sus sucesores iraquíes.

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ConclusiÓn: Apoyando a las mujeres IraQuÍes en Época de Guerra Desde que Estados Unidos bombardeara Afganistán en 2001, la administración Bush ha resucitado la antigua idea colonialista de que su intervención militar tiene como objetivo salvar a las mujeres musulmanas de las sociedades que las oprimen. Como dijera Laura Bush: “La lucha contra el terrorismo es también una lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres.”123 Muy pocas mujeres de Medio Oriente creen eso. (La frase tiene como destinataria, en realidad, a la población estadounidense.) En Irak, las mujeres saben que el colonialismo británico primero y, más recientemente, la intervención estadounidense han socavado su trabajo por la igualdad de derechos. En todo Medio Oriente – y, en verdad, en el mundo entero- los Estados Unidos han optado por apoyar a líderes autoritarios que de manera sistemática violan los derechos de las mujeres. A pesar de toda la retórica de Bush acerca de llevar los derechos de las mujeres y la democracia a Irak, los Estados Unidos en última instancia probablemente prefieran ver en Irak una dictadura teocrática más que una verdadera democracia en la cual el gobierno respete los derechos humanos y la voluntad popular. Después de todo, si la decisión dependiera de la mayoría del pueblo iraquí, ¿cuántas y cuántos hubieran aprobado la nueva ley petrolera del país, negociada por los Estados Unidos, que coloca el recurso más valioso de Irak a disposición de las corporaciones con sede en Estados Unidos?124 ¿Cuántas personas iraquíes hubieran estado a favor de mantener bases militares estadounidenses en su país de manera permanente (cuyo único propósito es facilitar más intervenciones militares de Estados Unidos en la región)? En última instancia, el embate contra los derechos de las mujeres en Irak, apoyado por Estados Unidos, sirve a la política estadounidense en Medio Oriente porque los derechos de las mujeres son parte intrínseca de los derechos democráticos y los derechos democráticos constituyen una amenaza para el control de los Estados Unidos sobre la región. Hoy en día, muchas personas progresistas en los Estados Unidos sostienen que el pueblo iraquí debe tener la libertad de decidir acerca de su destino político. Miran lo que está sucediendo en Irak, ven que el islamismo cuanta con un amplio apoyo, y llegan a la conclusión de que esas son las políticas que el pueblo iraquí ha elegido. Lo que muchas personas en los Estados Unidos ignoran es que lo que están viendo es un paisaje político creado en buena medida por la intervención estadounidense. Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos apuntalaron a los movimientos islamistas en todo Medio Oriente a la vez que operaban para aplastar a las izquierdas, contribuyendo a crear un ambiente en su mayor parte desprovisto de fuerzas progresistas fuertes. En Irak, Estados Unidos recibió con beneplácito la llegada al poder del Partido Ba’ath en 1963, proporcionándole listas de comunistas iraquíes a quienes asesinar.125 Así, los Estados Unidos contribuyeron a asegurar que los Islamistas a los que apoyaban de manera encubierta fueran la única alternativa viable al estatus quo. En 2004, cuando el estatus quo era la ocupación estadounidense, el apoyo a un Estado Islamista en Irak subió del 20 al 70 por ciento.126 Ese incremento en apoyo muestra cuan rápidamente puede afianzarse una tendencia política en un contexto de crisis. Interpretar esa tendencia como algo inevitable y auténtico en su singularidad muestra los peligros de intentar entender el mundo sin conocimientos históricos suficientes.

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“Los derechos de las mujeres son parte intrínseca de los derechos democráticos y los derechos democráticos amenazan el control de los Estados Unidos sobre la región.”

El hecho de que los Estados Unidos hayan utilizado los derechos de las mujeres como la excusa para sus guerras en Medio Oriente a veces se utiliza para sostener la afirmación de que los derechos de las mujeres son algo “ajeno” a la región y una herramienta de “dominación por parte de Occidente”. Se lo escuchamos decir a los conservadores de los países musulmanes que se oponen a los derechos de las mujeres. También a algunos y algunas izquierdistas que parecen creer que para condenar la intervención de Estados Unidos en Irak hay que defender a cualquier grupo que se oponga a los Estados Unidos, sin importar cuáles sean los antecedentes de ese grupo en materia de derechos humanos. Esas personas resaltan a las fuerzas islamistas que forman parte de la insurgencia iraquí (aunque detestarían ser obligadas a vivir bajo una teocracia). Se niegan a condenar las violaciones a los derechos de las mujeres iraquíes simplemente porque quienes las cometen están siendo atacados por los Estados Unidos. En los Estados Unidos cualquier discusión acerca de la violencia de género en Irak se produce en un clima de exacerbada hostilidad contra el Islam y los países musulmanes. Los programas de radio de la derecha están llenos de lamentaciones acerca del sufrimiento de las mujeres musulmanas que son poco más que diatribas racistas utilizadas para justificar la intervención estadounidense. Destacados líderes militares y religiosos de los Estados Unidos han presentado de manera explícita la invasión de Bush a Irak como una guerra santa cristiana contra el Islam, sin que hayan sido censurados en lo más mínimo por la Casa Blanca.127 Resulta claro que las estrategias contra la violencia de género en Medio Oriente también tienen que combatir la violencia de la política exterior de los Estados Unidos, confrontar la “islamofobia” en los Estados Unidos, y reconocer de qué maneras el sexismo y el racismo han sido alistados para la “guerra contra el terror” de Bush. Entender los vínculos que existen entre oponerse a la violencia contra las mujeres iraquíes y oponerse a la violencia perpetrada por Estados Unidos puede servir para responder a las personas a quienes les preocupa que defender los derechos de las mujeres en Medio Oriente resulte una imposición de los “valores occidentales” sobre los países musulmanes. Aquí, el miedo a justificar el “imperialismo cultural” lleva a las personas a guardar silencio frente a la violencia contra las mujeres. Pero el silencio no es una respuesta defendible ante abusos graves a los derechos humanos. Tampoco es necesario guardar silencio para evitar ser acusadas/os de imperialismo cultural, porque no hay nada intrínsecamente “occidental” en los derechos de las mujeres. Las mujeres de Medio Oriente tienen una historia de más de un siglo de luchas políticas, organización popular, jurisprudencia y producción académica destinadas a garantizar sus derechos en las sociedades en las que viven. Como dice Haifa Zangana: “El principal error conceptual es la percepción de las mujeres iraquíes como víctimas silenciosas e indefensas en una sociedad controlada por los hombres, que necesitan con urgencia ser ‘liberadas’. Esta imagen encaja de manera muy conveniente en el cuadro general del pueblo iraquí como víctima pasiva dispuesta a celebrar la ocupación de su país. La realidad es diferente.”128

“Las estrategias contra la violencia de género en Medio Oriente necesitan combatir también la violencia producto de la política exterior de los Estados Unidos.” El supuesto de que los derechos de las mujeres son una preocupación “occidental” no sólo es históricamente incorrecto sino también pretencioso por demás. Después de todo, los fundamentos intelectuales de la civilización – la escritura, las matemáticas y la ciencia- son “orientales.” ¿Debemos

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deducir entonces que el ejercicio de esas actividades es algo “ajeno” e inapropiado en “Occidente”? Los derechos humanos, el feminismo, la literatura y la ciencia son todos aspectos de nuestra herencia humana común. Deberíamos sospechar siempre que se dice que uno de esos aspectos pertenece – o no pertenece- a un grupo determinado, sobre todo cuando esa afirmación se utiliza para negar a algunas personas el ejercicio de sus derechos. La comunidad imaginaria que se conoce como “el Occidente” no posee el monopolio de la democracia, de los derechos de las mujeres o de ningún otro “valor” como los que la administración Bush proclama estar “llevando” a Irak. En los Estados Unidos a los intelectuales de derecha les gusta hablar del “choque entre civilizaciones” que separa a los Estados Unidos del Medio Oriente. Pero el verdadero choque no se da entre las democracias “occidentales” y las teocracias “orientales” sino entre quienes defienden los derechos humanos en toda su extensión – incluyendo el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia – y quienes procuran el poder económico y político para unos pocos privilegiados a expensas de la mayoría de la población del mundo. En este choque, nadie está de un lado o de otro en razón de su cultura, su religión o su nacionalidad. Elegimos nuestra posición en base a nuestros principios y a nuestras acciones. Quienes elegimos pronunciarnos en defensa de los derechos humanos en Irak debemos apoyar los esfuerzos de las mujeres iraquíes que están luchando por los derechos de las mujeres en su país y por el derecho de su país a vivir libre de la dominación de los Estados Unidos y de la represión islamista.

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NOTAS Finales Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 2 International Women’s Human Rights Law Clinic y Women Living Under Muslim Laws, “Shadow Report on Algeria to the Committee on the Elimination of Discrimination Against Women,” Enero 1999. 3 Nir Rosen, “Anatomy of a Civil War,” Boston Review, Nov./Dic. 2006. 4 The Washington Post, 11 de julio de 2003, citado en Lee, Thomas, Battlebabble: Selling War in America, Monroe, ME: Common Courage Press, 2005. El mismo artículo arroja luz sobre el propósito del CGI: “... la intención es que, al desempeñar un rol más prominente en gobierno de posguerra, los Iraquíes se vuelvan destinatarios -al menos en partedel descontento popular que hasta ahora ha apuntado a la administración ocupante.” 5 Entre los Islamistas nombrados por Bremer figuran: Dr. Ebrahim Jafari Al Eshaiker (Partido Dawa), Abdul Aziz al-Hakim (CSRII), Abdul Karim Al Muhammadawi (Partido de Dios Iraquí en Al Amara), Dr. Mohsen Abdul Hameed (Partido Islámico Iraquí) y Dr. Seyyid Muhammed Bahr ul-Uloom, http://iraqcoalition. org (consultado el 15 de diciembre de 2006). 6 Huibin Amee Chew, “Occupation is Not (Women’s) Liberation Part I,” ZNet, 24 de marzo de 2005, http://www.zmag.org/content/ showarticle.cfm?ItemID=7518 (consultado el 13 de diciembre de 2006). 7 Noga Efrati, “Negotiating Rights in Iraq: Women and the Personal Status Law,” Middle East Journal 59(4): 577-595. 8 Comunicado de prensa de MADRE, 30 de enero de 2004. http://www.madre.org/press/ pr/resolution137.html (consultado el 21 de febrero de 2007). 9 Yanar Mohammed, “Iraq: Letter to Paul Bremer from Yanar Mohammed Concerning the Security of Iraqi Women,” Christian Peacemaker Teams, 3 de septiembre de 2003, http://www. cpt.org/archives/2003/sep03/0001.html (consultado el 13 de diciembre de 2006). 10 Nathan Brown, “Debating Islam in PostBaathist Iraq,” Carnegie Endowment for International Peace Policy Outlook, marzo de 2005. 11 Ibid. 12 Ibid. 13 BBC News, “Morocco Boosts Women’s Rights,” 1

11 de octubre de 2003, http://news.bbc.co.uk/ go/pr/fr/-/1/hi/world/africa/3183248.stm (consultado el 29 de enero de 2007). 14 Imama Ayesha, “Working within Nigeria’s Sharya Courts,” Human Rights Dialogue 10(2): Otoño 2003. 15 Dexter Filkins, “Iraqi Talks Move Ahead on Some Issues,” The New York Times, 21 de agosto de 2005. 16 Dick Cheney, “Vice President’s Remarks at a Luncheon for Arizona Victory 2006,” 15 de agosto de 2006, www.whitehouse.gov/ news/releases/2006/08/20060815-2.html (consultado el 29 de enero de 2007). 17 Por ejemplo, el artículo 14 afirma que “La poblacion iraquí es igual ante la ley sin discriminación basada en el género, raza, etnia, origen, color, religión, credo, creencia u opinión, o condición económica y social.” 18 El artículo 43 de la Convención de La Haya obliga al poder ocupante a restaurar y mantener el orden y la seguridad públicas. Los artículos 29 y 47 de la Cuarta Convención de Ginebra obligan a las autoridades de ocupación a respetar los derechos humanos fundamentales de la población que habita el territorio ocupado. 19 Sabrina Tavernise, “As Trust Vanishes, Many Iraqis Look to Gunmen as Protectors,” The New York Times, 21 de octubre de 2006. 20 Agence France-Presse, “More than 400 Iraqi Women Kidnapped, Raped in Post-war Chaos,” 24 de agosto de 2003, http://www. reliefweb.int/rw/rwb.nsf/AllDocsByUNID/ c21efb4c4e3dda7e49256d8d0010bacb (consultado el 13 de diciembre de 2006). 21 Sarah El Deeb, “Iraqi Women Deal With Mixed Legacy,” The Los Angeles Times, 26 de enero de 2004. 22 Kim Ghattas, “Iraqi Women Struggle to be Heard,” BBC News, 18 de agosto de 2003. 23 En 2003, la Brigada Badr cambió su nombre por el de Organización Badr para la Reconstrucción y el Desarrollo, aunque todavía se la conoce comúnmente como la Brigada Badr o el Cuerpo Badr. 24 Stephen Zunes, “The U.S. Role in Iraq’s Sectarian Violence,” Foreign Policy in Focus, 6 de marzo de 2006, http://www.fpif.org/ fpiftxt/3139 (consultado el 14 de diciembre de 2006). 25 Sabrina Tavernise, “As Trust Vanishes, Many Iraqis Look to Gunmen as Protectors,” The New York Times, 21 de octubre de 2006.

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The Miami Herald, “Iraq: Women Want Rights Pledge Honored,” 4 de agosto de 2006. 27 El 1 de mayo de 2003, un grupo de activistas sindicales fundó el Sindicato de Desempleados de Irak. El sindicato cuenta con 150.000 miembros y tiene filiales en Bagdad, Nasiriyah y Kirkuk. 28 Mark Osborn, “Iraqi Union Leader Murdered. ‘Resistance’ Targets Trade Unions, Women, Lesbians and Gay Men,” Workers’ Liberty, 12 de enero de 2005. 29 Houzan Mahmoud, “Iraq Must Reject a Constitution that Enslaves Women,” The Independent, 15 de agosto de 2005, http:// comment.independent.co.uk/commentators/ article305879.ece (consultado el 13 de diciembre de 2006). 30 Isobel Coleman, “Women, Islam, and the New Iraq,” Foreign Affairs, En./Feb., 2006: 24-38. 31 David Brooks, “Drafting Hitler,” The New York Times, 9 de febrero de 2006. 32 Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 33 Ibid. 34 Isobel Coleman, “Women, Islam, and the New Iraq,” Foreign Affairs, En./Feb., 2006: 24-38. 35 International Women’s Human Rights Law Clinic y Women Living Under Muslim Laws, “Shadow Report on Algeria to the Committee on the Elimination of Discrimination Against Women,” Enero 1999, p. 9. 36 Monitoring of Human Rights in Iraq Network, “Second Periodic Report of Monitoring of Human Rights in Iraq,” 20 de noviembre de 2005. 37 Hanna Edwar, “Latest Update from the Iraqi Women’s Network,” Women’s Human Rights Net, 21 de julio de 2005, http://www.whrnet. org/fundamentalisms/docs/action-iraq-sitin0507.html (consultado el 29 de enero de 2007). 38 Ruth Rosen, “The Hidden War on Women in Iraq,” Global Policy Forum, 13 de julio de 2006. 39 Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 40 Ken Adelman, “Cakewalk in Iraq,” The Washington Post, 13 de febrero de 2002, http://www.washingtonpost.com/ac2/wpdyn/A1996-2002Feb12?language=printer (consultado el 29 de enero de 2007). 41 Las milicias armadas como la Pesh Merga kurda y la Brigada Badr chiíta fueron creadas hace décadas. Pero, hasta donde se sabe, las fuerzas armadas de los Estados Unidos no han propuesto ningún plan para integrar a

los miembros de las milicias a una fuerza de seguridad iraquí nueva y rehabilitada. Por el contrario: dispersaron a las fuerzas armadas iraquíes (Orden No. 2 de la Autoridad Provisional de la Coalición, promulgada el 23 de mayo de 2003) sin ofrecer empleo alguno a sus 400 mil oficiales y soldados. Con ese acto, los Estados Unidos hicieron que aumentaran las filas tanto de las milicias como de las bandas criminales y privaron a Irak de uno de los requisitos básicos para que cualquier Estado pueda funcionar como tal: el monopolio en cuanto al uso de la fuerza. 42 Charles Clover, “US-backed Militia Terrorizes Town,” The Financial Times, 8 de abril de 2003. 43 Hilzoy, “Iraq: Women’s Rights,” Obsidian Wings, Aug. 21, 2005, http://obsidianwings. blogs.com/obsidian_wings/2005/08/iraq_ womens_rig.html (accessed Jan. 30, 2007). 44 Michael Hirsch and John Barry, “The Salvador Option: Death Squads in Iraq?” Newsweek, 13 de enero de 2005. 45 Kim Sengupta, “Iraq’s Dirty War of Wolves in Police Clothing,” The New Zealand Herald, 21 de noviembre de 2005. 46 Lionel Beehner, “Backgrounder: Iraq: Militia Groups,” Council on Foreign Relations, 9 de junio de 2005, http://www.cfr.org/ publication/8175/ (consultado el 29 de enero de 2007). 47 A.K. Gupta, “Unravelling Iraq’s Secret Militias,” Z Magazine Online, mayo de 2005, http://zmagsite.zmag.org/Images/gupta0505. html (consultado el 13 de diciembre de 2006). 48 A..K. Gupta, “Understanding Bush’s ‘Surge’ Strategy for 2007: A Second Civil War or Genocide,” Indybay, 15 de enero de 2007, http://www.indybay.org/ newsitems/2007/01/15/18347261.php (consultado el 5 de febrero de 2007). 49 Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas sobre la Guerra Civil salvadoreña, “From Madness to Hope: The 12-Year War in El Salvador,” 1 de agosto de 1993, http://www. usip.org/library/tc/doc/reports/el_salvador/ tc_es_03151993_toc.html (consultado el 5 de febrero de 2007). Versión en español: “De la Locura a la Esperanza: la guerra de los Doce Años en El Salvador: Reporte de la Comisión de la Verdad para El Salvador” se puede consultar en http://virtual.ues.edu.sv/ce/comision/index. html (consultado el 7 de abril de 2007). 50 Ali Al-Fadhily and Dahr Jamail, “Government Death Squads Ravaging Bagdad,” Inter Press

Service News Agency, 19 de octubre de 2006, http://ipsnews.net/news.asp?idnews=35167 (consultado el 13 de diciembre de 2006). 51 Ver por ejemplo: “In Shadows, Armed Groups Propel Iraq Toward Chaos,” The New York Times, 24 de mayo de 2006, y: “How Iraq Police Reform Became Casualty of War,” The New York Times, 22 de mayo de 2006. 52 Tom Lasseter, “Iran Gaining Influence, Power in Iraq Through Militias,” The New York Times, 12 de diciembre de 2005. 53 Solomon Moore, “The Conflict in Iraq: Killings by Shiite Muslims Detailed,” The Los Angeles Times, 28 de septiembre de 2006. 54 Jabr fue nombrado Ministro de Finanzas en mayo de 2006, bajo Nuri al-Maliki. 55 Edward Wong, “Shiite Cleric Wields Violence and Popularity to Increase Power in Iraq,” The New York Times, 27 de noviembre de 2005. 56 Patrick Cockburn, “New Terror that Stalks Iraq’s Republic of Fear,” The Independent, 22 de septiembre de 2006. 57 Robert Dreyfuss, “Death Squads and Diplomacy,” TomPaine.common sense, 5 de octubre de 2005, http://www.tompaine. com/articles/2005/10/05/death_squads_and_ diplomacy.php (consultado el 14 de diciembre de 2006). 58 Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 59 Associated Press, “Official: 150,000 Iraqis Killed by Insurgents. Basis of Iraqi Health Minister’s Estimate Since March 2003 is Unclear,” 10 de noviembre de 2006. 60 Kent Paterson, “Feminicide On the Rise in Latin America,” Global Politician, 10 de marzo de 2006, http://globalpolitician.com/articles. asp?ID=1654 (consultado el 5 de diciembre de 2006). 61 Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 62 SSusan J. Brinson, “Torture or ‘Good Old American Pornography’?” The Chronicle of Higher Education, 50(39), 4 de junio de 2004: B10-B11. 63 Citado en Azam Kamguian, “The Lethal Combination of Tribalism, Islam, & Cultural Relativism,” 17-19 de enero de 2003, http:// www.middleastwomen.org/html/combination. htm (consultado el 29 de enero de 2007). 64 Al igual que “crimen pasional”, el término “crimen de honor” transmite la perspectiva del perpetrador y por lo tanto conlleva una justificación implícita. Por eso, algunas

defensoras de los derechos de las mujeres prefieren los términos “feminicidio”, “crímenes de la vergüenza” o “los así llamados crímenes de honor.” 65 Ver el párrafo 35 de Integración de los Derechos Humanos de la mujer y la perspectiva de género: La violencia contra la mujer, Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Sra. Radhika Coomaraswamy, presentado de conformidad con la Resolución 2001/49 de la Comisión de Derechos Humanos, 31 de enero de 2002, Doc. ONU E/CN.4/2002/83. 66 Jennifer Copestake, “Gays Flee Iraq as Shia Death Squads Find a New Target,” The Observer, 8 de junio de 2006. 67 Para mayores referencias sobre la fatwa de Sistani ver: Doug Ireland, “Shia Death Squads Target Gay Iraqis,” Gay City News, 23-29 de marzo de 2006, http://www.gaycitynews. com/gcn_511/iraq.html (consultado el 11 de diciembre de 2006). 68 Entrevista a Yanar Mohammed, 25 de abril de 2006. 69 American Bar Association Iraq Legal Development Project, “The Status of Women in Iraq: An Assessment of Iraq’s De Jure and De Facto Compliance with International Legal Standards,” julio de 2005. 70 Kay S. Hymowitz, “Why Feminism is AWOL on Islam,” City Journal, Invierno 2003, http://www.city-journal.org/html/13_ 1_why_feminism.html (consultado el 11 de diciembre de 2006). 71 Amnistía Internacional, “No protection, no justice: Killings of Women in Guatemala,” 9 de junio de 2005, http://web.amnesty.org/library/ index/ENGAMR340172005 (consultado el 29 de enero de 2007). Versión en español: “Ni protección ni justicia: Homicidios de mujeres en Guatemala”, Índice AI: AMR 34/017/2005, http://web.amnesty.org/library/index/eslAMR 340172005?open&of=esl-GTM (consultado el 7 de abril de 2007). 72 Partick Cockburn, “Iraq is Disintegrating as Ethnic Cleansing Takes Hold,” The Independent, 20 de mayo de 2005. 73 Anthony Shadid and Steve Fainaru, “Militias on the Rise Across Iraq,” The Washington Post, 21 de agosto de 2005. 74 Solomon Moore, “The Conflict in Iraq: Killings by Shiite Muslims Detailed,” The Los Angeles Times, 28 de septiembre de 2006. 75 El artículo 41 de la Constitución afirma:

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“Primero: los seguidores de todas las religiones y sectas gozan de libertad en cuanto a A. La práctica de ritos religiosos, incluyendo las ceremonias de Hussein (ceremonias religiosas chiitas); B. La administración de sus inversiones, sus negocios y sus instituciones religiosas. La ley regulará estos aspectos. Segundo: El estado garantiza la libertad de culto y la protección de los lugares de culto.” (http://www.washingtonpost. com/wp-dyn/content/article/2005/10/12/ AR2005101201450.html, consultado el 7 de febrero de 2007) 76 MADRE, “MADRE Opposes Abolition of Iraqi Women’s Human Rights in Draft Constitution,” 20 de julio de 2005, http://madre.org/press/ pr/iraq072105.html (consultado el 11 de diciembre de 2006). 77 Hamza Hendawi, “Gunmen Kill 8 Women and Girls Working in Field Outside Bagdad, Then Kidnap 2 Teenagers,” Associated Press, 13 de octubre de 2006. 78 Sabrina Tavernise, “As Trust Vanishes, Many Iraqis Look to Gunmen as Protectors,” The New York Times, 21 de octubre de 2006. 79 James Glanz, “U.S. Said to Fail in Tracking Arms for Iraqis,” The New York Times, 30 de octubre de 2006. 80 Wenona Giles y Jennifer Hyndman, eds.Sites of Violence, Berkeley: University of California Press, 2004, p. 32. 81 Sabrina Tavernise y Qais Mizher, “The Struggle for Iraq: Daily Life; En Iraq’s Mayhem, Town Finds Calm Through Its Tribal Links,” The New York Times, 10 de julio 2006. 82 Ibid. 83 Informe de Prensa de la ONU, “UN Refugee Agency Increasingly Concerned at Surging Exodus Due to Violence,” 13 de octubre de 2006. 84 The New York Times, “Iraq’s Refugees,” Editorial, 31 de enero de 2007. 85 Ibid. 86 Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak, “International Campaign to End Rape, Abduction, and Killings of Women in Iraq,” 30 de octubre de 2003. 87 Houzan Mahmoud, “A Dark Anniversary,” Guardian Unlimited, 27 de septiembre de 2006, http://commentisfree.guardian.co.uk.houzan_ mahmoud (consultado el 11 de diciembre de 2006). 88 Anissa Héliè, “The U.S. Occupation and Rising Religious Extremism: The Double Threat to

Women in Iraq,” Women’s World, 24 de junio de 2005, http://www.wworld.org/programs/ editorialItem.asp?id=483 (consultado el 31 de enero de 2007). 89 Para mayor información sobre los ataques contra la minoría cristiana, ver Associated Press, 13 de noviembre de 2004. 90 Jennifer Copestake, “Gays Flee Iraq as Shia Death Squads Find a New Target,” The Observer, 8 de junio de 2006. 91 Basim al-Shara’a, “Bagdadi Gays Fear for their Lives,” Electronic Iraq, 23 de octubre de 2006, http://electronicIraq.net/news/ printer2557.shtml (consultado el 11 de diciembre de 2006). 92 Doug Ireland, “Shia Death Squads Target Gay Iraqis,” Gay City News, 23-29 de marzo de 2006, http://gaycitynews.com/site/index. cfm?newsid=17008100&BRD=2729&PAG=461 &dept_id=568864&rfi=8 (consultado el 11 de diciembre de 2006). 93 Basim al-Shara’a, “Bagdadi Gays Fear for their Lives,” Electronic Iraq, 23 de octubre de 2006, http://electronicIraq.net/news/ printer2557.shtml (consultado el 11 de diciembre de 2006). 94 Knight Rider News, “Wolf Brigade Heroes to Iraq Shiites,” 22 de mayo de 2005. 95 London Guardian, citado in A.K. Gupta, “Unravelling Iraq’s Secret Militias: Ruthless U.S. Tactics are Propelling the Country Toward Civil War, A Special Report,” Z Magazine 18(5) 2005, http://zmagsite.zmag.org/Images/gupta0505. html (consultado el 11 de diciembre de 2006). 96 A.K. Gupta, “Unravelling Iraq’s Secret Militias: Ruthless U.S. Tactics are Propelling the Country Toward Civil War, A Special Report,” Z Magazine 18(5) 2005, http://zmagsite.zmag. org/Images/gupta0505.html (consultado el 11 de diciembre de 2006). 97 Doug Ireland, “Reality Television Hits Iraq: Lynch-Mob ‘Justice’ Encouraged by U.S.Financed Iraqi TV”, TomPaine.com, 28 de marzo de 2005, http://www.tompaine.com/ articles/2005/03/28/reality_television_hits_ iraq.php (consultado el 5 de febrero de 2007). 98 China Daily, “Iraqi Prisoner Details Abuse by Americans,” 3 de mayo de 2004, http://www. chinadaily.com.cn/english/doc/2004-05/03/ content_328017.htm (consultado el 11 de diciembre de 2006). 99 Haifa Zangana, “The Height of Humiliation,” Middle East Online, 26 de junio de 2006, http://www.middle-east-online.com/English/

?id=16823 (consultado el 11 de diciembre de 2006). 100 Monitoring of Human Rights in Iraq Network, “The Second Periodic Report of Monitoring Net of Human Rights in Iraq,” 20 de noviembre de 2005. 101 Luke Harding, “The Other Prisoners,” The Guardian UK, 20 de mayo de 2004. 102 Haifa Zangana, “Women of the New Iraq,” Alternet, 16 de agosto de 2005. www.alternet. org/story/24063/ (consultado el 11 de diciembre de 2006). 103 Annia Ciezadlo, “For Iraqi Women, Abu Ghraib’s Taint,” Christian Science Monitor, 28 de mayo de 2004. 104 Haifa Zangana, “The Height of Humiliation,” Middle East Online, 26 de junio de 2006. http://www.middle-east-online.com/English/ ?id=16823 (consultado el 11 de diciembre de 2006). 105 Mohammed Bazzi, “US Using Some Iraqis as Bargaining Chips,” Newsweek, 26 de mayo de 2004. 106 Ver por ejemplo el párrafo 36 del “Report of the International Committee of the Red Cross on the Treatment by the Coalition Forces of Prisoners of War and other Protected Persons by the Geneva Conventions in Iraq During Arrest, Internment and Interrogation”, preparado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, febrero de 2004. OWFI denuncia el caso de Ahmad Ibrahim Mahmoud Al Jibouri, de Kirkuk, que fuera arrestado por supuestamente haber intentado derribar un helicóptero Eetadounidense. Mientras estaba detenido, los soldados estadounidenses violaron a su mujer y a su hija en presencia suya para que confesara. La esposa estuvo detenida durante dos años y medio. (Informe de OWFI, Verano 2006, p. 11). 107 Tara McKelvey, “Unusual Suspects,” American Prospect Online, 1 de febrero de 2005, http://www.prospect.org/web/page.ww? section=root&name=ViewPrint&articleId=9044 (consultado el 15 de diciembre de 2006). 108 Ibid. 109 Ibid. 110 Haifa Zangana, “The Height of Humiliation,” Middle East Online, 26 de junio de 2006, http://www.middle-east-online.com/English/ ?id=16823 (consultado el 11 de diciembre de 2006). 111 Ver el artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas,

así como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. 112 Guardian Unlimited, “Torture in Iraq ‘worse than under Saddam’,” 21 de septiembre de 2006, http://www.guardian.co.uk/ international/story/0,,1878100,00.html (consultado el 31 de enero de 2007). 113 Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak, (Informe de OWFI, Verano 2006, p. 7). 114 Amnistía Internacional, “Iraq: UN Security Council should ensure full accountability for Multinational Force abuses”, 14 de junio de 2006, http://web.amnesty.org/library/Index/ ENGMDE140272006?open&of=ENG-IRQ (consultado el 5 de febrero de 2007). 115 Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak, (Informe de OWFI, Verano 2006). 116 Rouba Kabbara, “Human Rights Groups: Iraqi Women Raped at Abu Ghraib Jail,” Middle East Online, 29 de mayo de 2004, http://www. middle-east-online.com/english/?id=10096 (consultado el 11 de diciembre de 2006). 117 Scheherezade Faramarzi, “Female Prisoners Key in Iraq Hostage Drama,” Associated Press, 21 de enero de 2006. 118 Oficina de Coordinación de los Asuntos Humanitarios de la ONU, “Iraq: Activists call on army, police to respect women’s rights,” IRIN News, 8 de febrero de 2006, http://www. irinnews.org/report.asp?ReportID=51607&Se lectRegion=Middle_East&SelectCountry=IRAQ (consultado el 13 de diciembre de 2006), y: Haifa Zangana, “The Height of Humiliation,” Middle East Online, 26 de junio de 2006, http://www.middle-east-online.com/English/ ?id=16823 (consultado el 11 de diciembre de 2006). Las nueve organizaciones son: La Voluntad de las Mujeres, Observatorio de la Ocupación, Asociación por los Derechos de las Mujeres, Liga Iraquí, Voz de los Derechos Humanos por la Libertad, Asociación de Académicos Musulmanes), Partido Islámico Iraquí), Organización Nacional Iraquí de Medios y Cultura, y Asociación Nacional Iraquí de Derechos Humanos. El informe de la Asociación Nacional Iraquí de Derechos Humanos con fecha 29 de octubre de 2005 documentó que las mujeres prisioneras en centros de detención dependientes del Ministerio del Interior eran sometidas a “violación sistemática por parte de los investigadores y a otras formas de daño corporal para coaccionarlas y que confesaran.” El Ministerio de Justicia confirmó la veracidad

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del informe. 119 Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, “Iraq: Activists call on army, police to respect women’s rights,” IRIN News, 8 de febrero de 2006, http://www. irinnews.org/report.asp?ReportID=51607&Se lectRegion=Middle_East&SelectCountry=IRAQ (consultado el 13 de diciembre de 2006). 120 Mark Tran, “Cheney Endorses Simulated Drowning”, The Guardian, 27 de octubre de 2006, http://www.guardian.co.uk/guantanamo/ story/0,,1933317,00.html (consultado el 5 de febrero de 2007). 121 Susan J. Brinson, “Torture or ‘Good Old American Pornography’?” The Chronicle of Higher Education, 50(39), 4 de junio de 2004: B10-B11. 122 Lila Rajiva, “Iraqi Women and Torture, Part One: Rapes and Rumours of Rape,” Dissident Voice, 27 de julio de 2004, http://www. dissidentvoice.org/July2004/Rajiva0727.htm (consultado el 13 de diciembre de 2006). 123 Testimonio radial, 17 de noviembre de 2001. 124 Antonia Juhasz, “It’s Still About The Oil”, TomPaine.common sense, http://www. tompaine.com/articles/2007/01/19/its_still_ about_the_oil.php (consultado el 19 de enero de 2007).

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Andrew Cockburn and Patrick Cockburn, Out of the Ashes. New York: HarperCollins Publishers, 2000. 126 Naomi Klein, “You Can’t Bomb Beliefs”, The Nation, 30 de septiembre de 2006, http:// www.thenation.com/doc/20041018/klein (consultado el 31 de enero de 2007). 127 Giles Fraser, “The evangelicals who like to gift-wrap Islamophobia: The world’s largest children’s Christmas project has a toxic agenda,” The Guardian, 10 de noviembre de 2003, http://www.guardian.co.uk/comment/ story/0,3604,1081349,00.html (consultado el 29 de enero de 2007). En octubre de 2003, el General William Boykin, Segundo Subsecretario de Defensa para la Inteligencia de los Estados Unidos afirmó que el país estaba librando una guerra santa contra “la idolatría” del falso dios del Islam y contra “un tipo llamado Satán” que “quiere destruirnos porque somos un ejército cristiano.” 128 Como se menciona en: Huibin Amee Chew, “Occupation is Not (Women’s) Liberation Part I,” ZNet, 24 de marzo de 2005, http://www.zmag. org/content/showarticle.cfm?ItemID=7518 (consultado el 13 de diciembre de 2006). 125

MADRE 121 West 27th Street, #301 New York, NY 10001 USA Teléfono: + 1 (212) 627-0444 Fax: + 1 (212) 675-3704 www.madre.org correo electrónico: [email protected] MADRE es una organización internacional de mujeres pro derechos humanos que trabaja en colaboración con organizaciones de mujeres en todo el mundo con el objetivo de abordar cuestiones relacionadas con la salud y los derechos reproductivos, el desarrollo económico, la educación y otros derechos humanos. MADRE proporciona recursos y capacitaciones para que nuestras organizaciones hermanas puedan alcanzar necesidades concretas en sus comunidades, a la vez que trabaja para cambiar el equilibrio de poderes y lograr así promover desarrollo y justicia social a largo plazo. Desde que comenzamos a trabajar en 1983, MADRE ha entregado más de 22 millones de dólares en ayuda a organizaciones de mujeres en América Latina, el Caribe, Oriente Medio, África, los Balcanes, Asia y los Estados Unidos. La Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak (OWFI), creada en 2003, es la única organización de mujeres de alcance nacional en Irak que trabaja por una sociedad laica, basada en la democracia y en respeto a los derechos humanos, incluyendo los derechos humanos de las mujeres en toda su extensión. Los programas de OWFI promueven la participación política de las mujeres, su liberación de la violencia de género, el activismo en los medios y la resolución pacífica de la guerra civil en Irak. Diseño gráfico, de tapa y diagramación: Julio Blanco Bogantes Foto de la portada: © Terry J. Allen. Agradecemos a Sylwia Wewiora, Marie Meslin y Ashley Skiles por el apoyo brindado en la investigación. © MADRE, Organización internacional de mujeres pro-derechos humanos, 2007.

APOYO PARA LAS MUJERES IRAQUÍES A pesar de los enormes peligros a los que se enfrentan, las mujeres iraquíes se están organizando para defender sus derechos. MADRE trabaja junto a la Organización para la Libertad de las Mujeres en Irak (OWFI) para satisfacer las necesidades inmediatas de las mujeres amenazadas por la violencia y para crear soluciones a largo plazo a las crisis que ellas enfrentan.

LOS REFUGIOS PARA MUJERES Y LA VÍA SUBTERRÁNEA PARA LAS MUJERES IRAQUÌES MADRE y OWFI han lanzado la Vía Subterránea para las Mujeres Iraquíes. Así como la población afroamericana esclavizada recurrió a una red de personas valientes como Harriet Trubman para que les ayudaran a abrirse camino hacia la libertad, OWFI ha creado una ruta de escape secreta para las mujeres iraquíes amenazadas por los “crímenes de honor.” Esta red que va a de una mujer a otra les ofrece una reubicación de emergencia y el apoyo que necesitan para reconstruir su vida. MADRE también brinda apoyo a los seis refugios para mujeres creados por OWFI, ubicados en distintas ciudades en todo Irak.

HAGAMOS EL ARTE Y NO LA GUERRA: ARTE EN ACCIÓN, UN PROYECTO DE PAZ DE JÓVENES IRAQUÌES OWFI y MADRE están apoyando a un grupo de valientes jóvenes sunitas y chiítas que se reunen para exigir la paz. Según la lógica de la guerra civil estas personas jóvenes, originarias de comunidades que están en guerra entre sí, deberían ser enemigas. Pero, por el contrario, se han unido, utilizando la música y los recitales de poesía para pedir el fin de la guerra civil y promover los derechos humanos, incluyendo los derechos de las mujeres y la libertad frente a la ocupación y a la coerción religiosa. En Bagdad, OWFI organiza reuniones llamadas Espacios para la Libertad, que son encuentros públicos en los que la gente se reúne para compartir su poesía y su música. Estas reuniones han sido prohibidas por los Islamistas. Integrantes de Arte en Acción han sido objeto de agresiones, pero la población iraquí que quiere la paz concurre en masa a estas reuniones pese a los peligros.

Para conocer más acerca de los programas de MADRE en Irak y sobre cómo apoyar a las mujeres iraquíes en este momento crítico www.MADRE.org