La Mujer y las industrias culturales; Cultural development: documentary dossier; Vol.:23; 1981

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Desarrollo cultural

La mujer y las industrias culturales^ Michéle Mattelart

Unesco

La finalidad de estos folletos consiste en dai’ a conocer la documentación y los datos acopiados sobre ciertos aspectos del d esarro llo cultural, en cumplimiento de lo establecido en la resolución 3,321 (párrafo c)) de la Conferencia General (17a, reunión)

INDI CIO

I,

Observaciones prelim in ares: Cultura tío niaras y cohesión s o c i a l ...................................................

5

Vida cotidiana, medios do comunicación social y realidad f e m e n i n a .............................................

12

III,

Modernidad y continuidad........................................

41

IV,

C risis y reestructuración de los valores m o ra le s ...................................................................

62

ANEXO (Sinopsis comentada del folletín de televisión "I-es amours des aunóos f o l i e s " ) ...................

73

II,

LA MUJER V LAS INDUSTRIAS CULTURAMOS

I. OBSERVACIONES PRELIM INARES: CULTURA DE MASAS Y COHESION SOCIAL Resulta d ifícil abordar el toma "L a mujer y las industrias cultura­ le s " sin situar previamento el alcance de nuestra reflexión, Se tr a ­ ta do p recisa r algunas de las nociones que habrán de orien tar tanto nuestro análisis del tema como las eventuales propuestas que c r e a ­ mos oportuno form ular, Hasta el momento se ha tondido excesivamente -y los efectos negativos do dicha tendencia han sidoa veces subrayados en las con­ feren cias organizadas por la U nescoH a considerar y analizar a is ­ lada y parcialm ente el tema de "la m ujer y los medios de comuni­ cación", como si tanto el análisis do esa relación como la respuesta y la formulación de las propuestas encaminadas a m odificarla pudie­ ran hacerse sin tener en cuenta al cuerpo social, es decir, el con­ junto del sistema social que presta sus rasgos y su dinámica a dicha relación, La necesidad de destacar la articulación con el todo s o ­ cial nos induce, antes do abordar ol toma del presento estudio, a tra ta r de definir en general y a grandes rasgos la función que cum­ plen las industrias culturales y el aparato de comunicación y de cul­ tura de masas al que so vinculan en la sociedad, y recordar por en ­ de, el lugar y la función de la m ujer en esa misma sociedad. Se nos plantea de inmediato una prim era dificultad: este tema, que se presenta como de la m ayor vaguedad, parece co n ferir a la relación m ujer y medios de comunicación un va lo r universal, in te r­ cambiable, transponible de un medio a otro y de un país a otro, de

1)

Véanse particularm ente la s recomendaciones relativas al tema d éla m u je ry lo s m edios de comunicación, resultadode la reunión patrocinada por la Unesco y organizada por el p rofesor James Halloran, Presidente de la A IE R I (Associatlon internatlonale des études et recherche sur l'inform ation). Esta reunión se celebró después de la 10a, Asam blea General y de la Conferen­ cia Científica de la A IE R I celebrada en la Universidad de L e ic e s te r (Gran Bretaña), del 30 de agosto al 4 de septiem bre de 1976,

una n otra sociedad, Paroco como el vinculara dos unlvorsos o dos concoptos invoriablos, la mujor y los medios do comunicación, La definición dominnnto do la cultura do masaB y do las indus­ trias cultúralos conspira con toda ovldoncla contra lo necesidad do desgajar lo realidad plural y particular dol fonómeno social ol quo aludo dicho tema, Dado que ol advenimiento do lo cultura de masas y de los industrias culturales so produce g ra d o s o lo invención de las tecnologías do difusión masiva, tolos como ol ciño, lo radio, ol disco, la telovlslón y, ahora, ol satélite, la televisión por cable, ol video disco, la vidoocasoto, fuo y slguo siendo fácil y tentador el a is la r ol soporto, ol vehículo o el agento tecnológico para prosentar su modo do acción como algo uniformo y universal, 101 p r o ­ pio Marslmll McLuhan ha aludido a la realidad mundial en térm inos de "aldea plan etaria", como resultado del efecto de las ondas y de los re lés electrón icos. Está claro quo no puede negarso que las in ­ dustrias culturales, en la hora do su intornaclonalización, sean p r o ­ pensas a croa r vínculos entre los ciudadanos de las diversas n ocio­ nes y continentes, puesto que siguen los mismos program as do t e le ­ visión y las mismas películas oxitosos,y hojeonlos m ism os revistas femeninos o escuchan la transmisión en directo de los m ism os acon­ tecim ientos deportivos, ote. P oro basto con un simple examen del d esarrollo tan dispar de los medios de comunicación para com pren­ der sin más que esa "aldea planetaria" es on gran medido ol re su l­ tado do uno ilusión sospechosa. P o r ejemplo, ol escaso d esa rro llo de la televisión en A fric a , donde hay muchos países en lo s que ni siquiera existe, basta para invalidar esto utopía, Adem ás, en va ­ rios países do la p e rife ria , es muy desigual el acceso do los d iv e r ­ sos grupos y sectores de la sociedad o ese medio do comunicación. P o r lo demás, cabe preguntarse si una tecnología como la televisión puede provocar una ecuación mágica entro dos sociedades que han alcanzado diferentes n iveles de desarrollo. Es útil, a ese respecto observar el lu gar rela tivo que ocupa la televisión en un país d e te r­ minado, con respecto a otros medios de comunicación más tra d icio ­ nales que, si bien pertenecen a modalidades precapltalistas de p ro ­ ducción, siguen predominando en la práctica. Esto destruye consi­ derablemente el m ito del alcance supuestamente u niversalizador de la televisión . La televisión es una institución social y no un medio tecnológico autónomo, y su articulación con un todo social d eterm i­ na en gran medida la s características de su funcionamiento. Por ello puede d ecirse que no existe una televisión, sino varias, aun cuando la fuerza de los modelos llamados universales se imponga sobre su desarrollo. La concepción universalista de los medios de comunicación e s ­ tá directamente relacionada con la tendencia a no considerar su ca­ rá cter h istórico sino como vinculado al momento en que fueron po­ sibles los descubrim ientos técnicos. Ahora bien, lo s m edios de

comunicación social constituyen una institución que puede situarse históricamente en la medida en que su forma de in scrib irse 011 una sociedad detormiuada se defino por las nccesiciades do un sistema do poder y rom ito a la ovolución do las form as de organización do lo vida y do las instituciones, vinculándose a loa ajustes necesarios de un modo do producción do los bienes m a teriales, Los medios do comunicación de masas y la cultura de masas no son fenómenos que acaezcan fuera do la h istoria, sino que so concibioron on wn momen­ to dado y dentro do un sistem a determinado dn alianzas de clase, ol do la dem ocracia lib e r a l, Peso a que la cultura do masas data de mucho antes*), su expansión y generalización parten de los Eutados Unidos de A m érica y so sitúan en los aflos 1950-1960, Esta cultura de masas correspondo a la s normas y a la legalidad de la dem ocra­ cia representativa. Se desarrolla pai'a colm ar la necesidad do de­ m ocratizar mediante el m ercado el acceso al tiempo libro y a los bienes espirituales, a m p lia r la gama de los temas y las prcocupacionesdeloqu e ha dado en llam arse la opinión pública, centrada en torno del modelo de ciudadano medio, sin posibilidades y sueños, y con el objetivo im p lícito do integrar a la población en el conjunto de deseos, realidades, perspectivas y aspiraciones que se presentan como lo propio del ciudadano medio y que ce fijan como parám etros supuestamente a ccesib les a todos, A la comunicación de masas y a la cultura do masas se vincula indiscutiblemente un ca rá cter dem ocrático, de p rogreso y em anci­ pación del consumidor, Mediante los program as de comunicación se posibilita la extensión de los conocimientos y de la información, el acceso al tiem po lib r e , las diversiones y el ocio, de lo que se b e­ nefician las m ayorías sociales hasta entonces privadas de todo ello, A l mismo tiempo la s nuevas form as de control social se asocian al surgimiento y d e s a rro llo de esta cultura industrializada en virtud de su ca rácter in tegrador. En dicho sistema el aparato de comuni­ cación de masas asume, con idéntico carácter que la escuela y la fam ilia, la necesidad de mantener la cohesión, producir y reprodu­ c ir el consenso, la voluntad colectiva que perm ite el funcionamien­ to armonioso del cuerpo social y la coexistencia en su seno de los diversos grupos y clases. En la medida en que su función consiste en mantener y re a c ti­ var la opinión pública, el aparato de cultura social sufre las conse­ cuencias de lo s elem entos im p revisibles de la vida política y social

1)

Estrictam ente hablando, la aparición de la cultura de masas se sitúa a finales del sig lo pasado cuando se crean los prim eros dibujos animados en la prensa sensacionalista norteam ericana. También entonces surgen los prim eros indicios déla publicidad moderna.

y do la evolución do las relaciones entro los {¡nipos y clases que de­ finen la cooxistoncin domocrátlca on el Estado lib era l, Las moda­ lidades a travós do las cuales estos medios cívicos cumplen su fun­ ción do control social pueden cambiar en función déla capacidad que tiene el sistema do rospondor n la demanda do las distintas clases o categorías sociales, lo que lleva a preguntarse qu6 es lo que su­ cederá al presentarse una coyuntura histórica de crisis que resque­ braje el consenso nacional, ¿De qué manera la cris is repercutirá en lo s medios de comunicación social que tienen por función mante­ ner ol consenso? La manera do ca ra cteriza r a los medios de comunicación so ­ cial que acabamos do form ular contribuye a captar m ejor algunos aspectos de la correlación m ujeres/m edios de comunicación, En el cuerpo social, la m ujer está destinada, en virtud do la sutil com bi­ nación do mocanlsmos ideológicos y culturales, a e je r c e r una fun­ ción reguladora, En la economía, a travós del trabajo doméstico y de una participación en la producción que reviste formas particula­ res, ya que se recu rre a la m ujer en ol mercado de trabajo cuando el capital lo requiere, obligándola a menudo a vo lver al hogar cuan­ do el capital ya no la necesita, Reproductora de la vida, asegura la célula fa m ilia r básica do la sociedad y el equ ilibrio m aterial, a fe c ­ tivo y m oral. P o r tradición os ol puntal, la protectora del hogar, Es asim ism o el eje dol consumo y agente determinante de la socia ­ liza ción de los niños, la encargada de tran sm itir los códigos de autoridad, do hacer a sim ila r las imágenes y los papeles m asculi­ nos y femeninos discrim inados. Esa descripción esquemática, só­ lo tiene un valor teórico general en ol m arco de un capitalismo que ha atravesado los avatares sucesivos de la historia aún vigente del patriarcado. Dada la complejidad de las relaciones entro las d i­ versa s esfera s de la vida social (económ ica, política, ideológica, sexual), y su peso en la determinación de los papeles femeninos, cada realidad debe ilu stra rse con p e rfile s precisos, particulares. Tam bién son necesarios estudios comparados para poner en eviden­ cia la extrem a diversidad cultural do los distintos estatutos y pape­ le s femeninos, d es crib ir las diversas form as de socialización a tra vés de las cuales los hombres y las mujeres de los distintos m e­ dios socioculturales asumieron su identidad y evaluar particu lar­ mente la influencia de las diversas estrategias de desarrollo en esas form as de socialización y la definición dol estatuto y de las prácticas propias de la mujer. Una c r is is siem pre amenaza con convertirse en un espaciotiem po en e l que se cuestionan los bastiones de la seguridad, ¿Qué imagen de la mujer los medios de comunicación están naturalmente inducidos a m oviliza r? ¿Qué cambio se produce en el universo sim ­ bólico en tiempos de crisis, con respecto a lo s periodos de relativa estabilidad? La c ris is actual de las economías capitalistas va

acompañada do una c ris is m oral on la quo participa la m ujor, En la nuova conciencia fomonlna, los movimiontoa fomoninos que, o r ­ ganizados o no, so desarrollaron significativam ente durante los ú lti­ mos 20 anos, inUodueJn un factor do dosostabilizaclón en la d is tri­ bución soxual do loa pr.polos quo constituyo uno baso fundamental dol cuorpo social, al aportar una roforoncla nuova y contradictoria, aunquo osos movimientos femeninos no lleguen a las m ujeres do to­ dos lo s grupos, clasos y países, La evolución do la imagon y dol pa­ pel do la mujor ha sido consolidada y favorecida hasta ciorto punto p or un sistoma económico quo lo gró aprovechar sus periodos do e x ­ pansión, Haciendo suyas las ca racterísticas do osto nuevo m orca­ do, los revistas y los program as especialmente destinados a la mu­ jo r llegaron a adm itir como ojo de organización los tem as, los inte­ rrogantes y los conflictos ligados a eso nuevo p e rfil fomenino, P o r tanto, la c ris is actual tiene que hacer frente a contradicciones p a r­ ticu lares, procedentes de las perturbaciones que conmueven la con­ dición femenina, a la cual la tradición cultural asignó, por su auto­ nomía reducida, un papel regulador, pacificador y do equ ilibrio, ¿A qué recu rsos apelará el orden do la representación sim bólica? ¿Qué negociaciones se entablarán entro lo antiguo y lo nuevo? L a definición de los medios do comunicación social quo esboza­ mos so aplico a su funcionamiento on los regfm cnos capitalistas do dem ocracia lib era l, No seríam os fiele s a nuestro enfoque, que r e ­ chaza la visión apriorística, universalista y «h istó rica del sistema de los medios do comunicación, si no estableciésem os una equiva­ lencia entro ol modo de funcionamiento de esos medios de comunica­ ción en los regím enes de dem ocracia lib era l y el de los regím enes au toritarios y los de aquellos países donde coexiste una estructura capitalista con una m ezcla compleja de rasgos do los regím enes de dem ocracia sem irrepresentativa y de partido único, característicos de algunos países del T e r c e r Mundo. En los periodos más d ifíciles de los regím enes autoritarios, en las dictaduras m ilita res, por eje m ­ plo, los aparatos represivos o coercitivos se manifiestan como los únicos factores de regulación de los desajustes estructurales. En efecto, la clase o lo s grupos que ostentan el poder, no pueden lo g ra r un consenso mínimo entve los gobernados, porque su política econó­ mica y social lesiona abiertamente los in tereses vitales de las m a ­ y o ría s nacionales, su derecho a la expresión, al trabajo, al consu­ mo. L o s esfuerzos de los medios de comunicación por logra r, cueste lo que cueste, la integración de la comunidad nacional y adaptarse a las inmensas conti'adlcclones sociales que dejan traslu ­ c ir esos regím enes de cris is política, se despliegan sobre todo a tra vés de una propaganda que im plica una censura abierta y adopta la s diversas form as de la guerra psicológica, y ya no a través de la persuasión por el m ercado publicitario, aunque esta última trata de im ponerse, puesto que es inherente ril sistema de los medios de

comunicación y do lo cultura do masas, Poro ya no ejo rco ol m lsmo oíccto intogrodor on los países donde ol accoso al morcado os una Ilusión cotidianamente presento para las masas, ICn oso caso ya no so puedo hablar de Integración por ol morcado, yn quo ósto sólo es auxiliar do un sistema do imposición do normas, Esos l i ­ m itaciones particulares inciden inevitablemente, 011 m ayor o menor grado, en la elección de los program s do los medios do comunica­ ción do masas y pueden dar en particular la oportunidad do in sistir on algunos valores femeninos convencionales, puesto quo la mujer es más quo nunca la encarnación m istificada de los valores do la patria, la fam ilia y la tradición, Entro 1960 y 1970 so acentuó la internacionalización de los b ie ­ nes culturales, fenómeno hoy día en pleno auge, Hecordem os algu ­ nos Jalones cronológicos do esta expansión: en 1050, las agencias de prensa de las potencias coloniales (Francia, Gran Bretaña, Alem ania) inauguran el p rocero do intornaclonalización; en 1920, siguiendo los pasos de las grandes em presas am ericanas, las agen­ cias publicitarias do los listados Unidos de A m érica empiezan a desem barcar en el extranjero; en 1920 también comienza a adqui­ r i r dimensión internacional la producción cinem atográfica do los Estados Unidos bajo la form a de coproducciones; en 1930 se transnaclonallzan las tiras cómicas. Durante la segunda guerra mundial aparece la edición en lengua española del R eader's Digest para disua­ d ir más eficazm ente a los países de a m ó rlca Latina do adh erirse a la política del Eje, En los últimos anos se desarrolló considerable­ mente esta rama do la Industria que constituye la Inform ación, nue­ vo recurso básico para el funcionamiento del sistema económico a s í como del político. Esa última moda fue propagada por las uni­ dades clave del capital moderno, es decir, las compañías transnaclonales, La información abarca tanto la información estratégica referid a al descubrimiento de los recursos naturales, movim ientos del capital, conocimientos tecnológicos, bancos de datos de diversa índole, como a los productos culturales, o sea, seria les de te le v i­ sión, videocasetes, películas, revistas, etc. La dimensión cultu­ ra l de una sociedad dlnamiza y legitim a su dimensión económica y política. A s í como en los países capitalistas del centro, la indus­ tria cultural apoya y difunde un sistema de vida que gira en torno al consumo, y sus productos acompañan y estimulan la compra de b ie­ nes m ateriales, el proceso de internacionalización de las m ercade­ ría s culturales sirve de base a la exportación de un estilo de des­ a r r o llo económico y a su expansión. Cuando los bienes culturales cobran una dimensión Internacional, hacen la publicidad de un e s ti­ lo de desarrollo, lo anuncian o lo afirm an y dan del m ism o una im a ­ gen favorable que e je rc e un atractivo y cautiva. Hay numerosos indicios de que la cultura se ha convertido en lu ga r privilegiado de la expansión del capital. Su dimensión

internacional so manifiesta bajo don aspectos esenciales; internacionalización