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Spanish Pages 133 Year 2013
sociología y política LA MODERNIDAD DE CHINA Fin del socialismo y desafíos
de la sociedad de mercado por Víctor López Villafañe
Primera edición impresa, 2012 Primera edición digital, 2013 © Siglo XXI Editores, S.A. de C.V: ISBN digital: 978-607-03-0370-8 A Matia y Dana, las dos nuevas florecitas del jardín familiar PRÓLOGO Este libro es el resultado de una serie de preocupaciones sobre el presente y futuro de China, desde la perspectiva de su pasado. Se trata de analizar los problemas de China —que pensamos son los centrales— que han surgido como producto de sus reformas desde 1978, y muy especialmente a partir de que éstas se profundizaron y aceleraron desde la década de 1990. También el libro pretende apartarse de las visiones acríticas sobre el desarrollo y la evolución de la China contemporánea, que en realidad no contribuyen a descubrir la enorme complejidad y riqueza de su proceso de transición hacia nueva formas económicas, sociales y políticas. El libro se ha gestado en dos etapas principales. La primera se inició en el primer semestre del año 2008 con una estancia en China, invitado por el Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales, que amablemente programó una serie de encuentros con académicos e investigadores de varios centros pertenecientes a la propia academia que me ayudaron a comprender las nuevas dificultades y procesos que sacuden a China hoy en día. Complementé estas actividades con el trabajo bibliotecario en el Center for Chinese Studies que la Universidad Loyola de Chicago tiene en la ciudad de Beijing. Por otro lado, este periodo fue muy interesante por la cantidad de materiales que se publicaron con motivo de la Asamblea Nacional Popular y de la Conferencia Consultiva, que tuvieron lugar en marzo de ese año y, por si fuera poco, un nuevo levantamiento ocurrido en Tíbet en ese mes, más el terremoto acaecido en mayo de ese mismo año en
la provincia de Sichuán, hicieron de China un perfecto laboratorio de estudio y análisis de sus nuevas coyunturas e incertidumbres sobre su futuro. Además este periodo tenía un frenético dinamismo, producto de que eran las vísperas de las olimpiadas que tendrían lugar en agosto de 2008. La segunda etapa se ha realizado desde el segundo semestre de ese año hasta principios de 2011, cuando pude reunir nuevos materiales así como rescatar estudios e ideas de mi propio archivo histórico sobre los temas en los que he querido concentrar estas reflexiones. Algunos de estos temas y nuevos problemas que ahora me parecen muy importantes, a la luz de los acontecimientos en China, se pueden concretar en los siguientes: la relación entre Estado y mercado; la idea del socialismo y su transformación en una sociedad de mercado; el desarrollo desigual y las posibilidades de un nuevo equilibrio social; el debate sobre la transición hacia un sistema democrático y la cuestión de las minorías, y en especial la situación de Tíbet y Xinjiang y su futuro. Finalmente quiero agradecer la ayuda que en especial recibí de los profesores Song Xiaoping, Su Zhenxing y Xu Shicheng, de la Academia de Ciencias Sociales de China y muy especialmente de Patricia Han (Han Han), también del Instituto de América Latina, quien muy amablemente me ayudó durante las entrevistas realizadas en todos los institutos y centros de la Academia de Ciencias Sociales en Beijing que pude visitar. Igualmente agradecer a Luis Lojero, entonces director de la oficina del Tecnológico de Monterrey en Beijing, toda la asistencia y apoyo para facilitar mi residencia en esa ciudad. De regreso a México continué con el acopio de material e inicié la tarea de escribir este libro en el marco de mis tareas como profesor de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública ( egap ) del Tecnológico de Monterrey. Mi reconocimiento al doctor Bernardo González Aréchiga, director de la egap en Monterrey, por las facilidades concedidas, y en especial quiero destacar mi agradecimiento al doctor Héctor Rodríguez, director del doctorado en política pública, por todo el apoyo otorgado para hacer factible la terminación de este trabajo. INTRODUCCIÓN Cuando Japón había completado una ruta ya considerable de lo que sería su fuerza económica, el profesor Lothar Knauth, en un libro pionero en toda la región hispanoamericana, fundamentó las razones profundas que se encontraban en la base de la gran modernización de este país. [1] El profesor Knauth, siguiendo las ideas del historiador francés Henri Hauser, afirmaba que la modernidad de Japón había que enmarcarla como un sentido de calidad relativa, una posición de vanguardia dentro de un tiempo y una circunstancia determinada. Japón se dio cuenta del potencial que generaban las nuevas situaciones y las aprovechó para su beneficio; logró así expresarse tanto en la continuidad como en los cambios abruptos. Fusionó modos de conducta y creencias autóctonas, logrando absorber nuevos elementos. [2] En el fondo, la modernización tiene algo que ver con el problema del injerto de nuevos elementos ajenos en una base cultural preexistente. Si la base es débil y el injerto fuerte, la base casi desaparece y el resultado será más a la manera del injerto. Pero en la realidad, la innovación se reduce a campos y patrones limitados, y aquí el problema es el
de la selección. El profesor Knauth indica que parte del proceso de promover innovaciones está determinada por la actitud que los innovadores tomen frente a la modernización, y éstas tendrán efectos directos en el cambio de los valores, que a su vez afectarán directamente la tela social y la estructura psicológica individual de cada miembro de la sociedad. [3] Una diferencia muy importante entre las trayectorias de la modernización de Japón y China consiste en el hecho de que la renovación Meiji de 1868 significó un cambio institucional social y político, que sintetiza perfectamente lo dicho por el profesor Knauth; es decir, Japón retomó el papel del emperador como centro de sus valores y como un reconocimiento del peso de las raíces propias, pero se dio a la tarea de transformar sus instituciones políticas y económicas, abandonando las estructuras sociales del pasado e introduciendo los elementos nuevos, para tomar una posición de vanguardia en de los cambios mundiales de fines del siglo xix . [4] El trayecto de lo que podríamos llamar la modernización de China, tal como la hemos señalado, es decir la confrontación con la necesidad de realizar cambios y colocarse en una situación de vanguardia frente a nuevos retos y desafíos, lleva por lo menos siglo y medio, desde que las potencias extranjeras europeas sometieron a la China de la dinastía Qing para otorgarles los beneficios que se derivaron del establecimiento de una relación desigual, a partir de mediados del si glo xix , así como de las rebeliones internas en el país. Los intentos de respuesta a esta nueva situación se dieron en el marco de lo que se conoció como la política de “autofortalecimiento”, bajo la cual se realizaron reformas y cambios, principalmente en las estructuras burocráticas del imperio. [5] Más tarde, prácticamente al fenecer el siglo xix , la llamada “reforma de los cien días”, que significaba un intento más profundo de cambio después de la derrota militar de China, ya no frente a los europeos sino a manos de Japón, en 1895, fue de muy corta vida, sin poder tener el tiempo para realizar las transformaciones requeridas por China. [6] Posteriormente, entre 1901 y 1905 se dieron nuevos intentos de reformas e incluso la pretensión de llevar a China hacia un gobierno constitucional. [7] Todos estos intentos de reformas profundas terminaron sin poder cambiar efectivamente las instituciones políticas, ni servir de plataforma para el desarrollo de China. En su memorable estudio sobre los orígenes de la dictadura y la democracia, Barrington Moore, al analizar el caso de China, llega a la conclusión de que en este país las características sociales —una burocracia imperial, la existencia de una clase terrateniente sin motivaciones para la innovación, y una débil amalgama de sectores industriales, comerciales y financieros— explican el fracaso de la modernización democrática cuando el sistema imperial se desvaneció, en 1911. Estas características persistirían en el periodo de los caciques militares (1912-1927) y durante el gobierno del Guomindang (1927-1949), el proyecto de una modernización por la vía reaccionaria que también fracasaría. Sólo el movimiento comunista, que contaría con el ingrediente decisivo de la invasión japonesa que hizo posible la unidad campesina, provocaría un nuevo enlace entre la aldea y el gobierno nacional. [8]
Para el profesor Takuji Shibahara las respuestas de Japón y China a la presión externa, al verse obligados por las potencias occidentales a realizar una apertura de sus países a mediados del siglo xix , fueron diferentes, tomando en cuenta varias dimensiones. En lo relativo al desarrollo de la industria textil (algodón y seda), Japón pudo organizar, con apoyo decidido del gobierno, un sector muy competitivo, clave para su despegue económico a fines del siglo xix , mientras que en China se inhibieron estos sectores al conceder monopolios a determinadas empresas; o bien, al establecer regulaciones que en lugar de favorecer a la industria privada incipiente procedían a beneficiar a los funcionarios del gobierno, al imponer impuestos excesivos. Además, en Japón se protegieron estas industrias a través de medidas financieras, mientras que en China no se establecieron instituciones financieras modernas y en consecuencia no había posibilidades de apoyar a estas nuevas industrias. Otra importante distinción consistió en el hecho de que este esfuerzo de modernización en China tenía como objetivo principal confrontar las rebeliones internas para mantener el poder de los terratenientes locales y el dominio feudal de la dinastía Qing en el nivel nacional, más que resistir y evitar la subordinación del exterior. [9] Otra opinión diferente es la de Jacques Gernet, para quien el fracaso de la modernización en China entre 1864 y 1898 se debe a las siguientes razones: 1] el gobierno tenía que resolver de inmediato ataques y rebeliones, y conseguir préstamos; 2] el poder real se compartía entre los gobernadores y el poder central; 3] el poder central no tenía mucha autoridad, ya que los emperadores eran jóvenes o incluso niños; 4] la agricultura estaba en malas condiciones; 5] la autoridad no sólo era pasiva, sino opuesta a las innovaciones, y 6] existía miedo de que la modernización fuera una vía más de penetración extranjera. [10] En la época republicana (1912-1949) hubo intentos de modernización en varias partes de China bajo el dominio de los señores de la guerra y la influencia colonial. Esto incluyó el desarrollo de la industria del hierro y el acero, minas de carbón, una industria de producción de maquinaria, industria textil, instituciones financieras, ferrocarriles y barcos e industria del tabaco. Debido a que principalmente gran parte de esta actividad económica estaba en manos extranjeras o era abastecida desde el exterior, en la década de 1920 muchas de las regiones económicas de China estaban mejor integradas a la economía mundial que desde 1937 hasta 1978, cuando se iniciaron las reformas de la apertura de China. [11] En relación con el proceso de modernización contemporáneo de China, el profesor Wang Hui destaca cómo ha sido analizado por el pensamiento intelectual chino. Afirma que, para los intelectuales chinos, la modernización era, por una parte, una búsqueda de riqueza y poder a lo largo del camino hacia la creación de un Estado-nación moderno; por otra parte, se pretendía llevar a cabo el proceso de reevaluación de la sociedad y la tradición chinas según los valores de Occidente. “Así pues, la característica más visible del discurso chino sobre la modernidad es su localización dentro de los binarismos: “China/Occidente y tradición/modernidad”. [12] Pero el profesor Wang divide a los intelectuales chinos en su análisis de esta cuestión. Dice que los jóvenes intelectuales que residen en Occidente y que
se han situado bajo la influencia de la teoría crítica occidental parecen tener dudas sobre esta supuesta vía occidental como modelo para China. Para los intelectuales que residen “en el mercado con características chinas” el objetivo de la reforma se ha vuelto igualmente ambiguo. La “buena sociedad” prometida por el pensamiento ilustrado chino de los años ochenta del siglo pasado ha fracasado al no haber acompañado al desarrollo de la economía de mercado, y la nueva sociedad de mercado ha dado origen a nuevas —y en algunos sentidos aún más insolubles— contradicciones. [13] De este modo, al reconsiderar el tema de la modernización de China, la intelectualidad china se enfrenta a nuevos problemas. Por un lado, las crisis culturales y éticas ya no se pueden atribuir a manifestaciones de una tradición anticuada; por otro, no se puede culpar de los problemas de China a su socialismo, puesto que las reformas económicas ya han dado lugar a una sociedad esencialmente de mercado. Por último, las reformas localistas de China ya han incorporado por completo los procesos económicos y culturales del país al mercado global. [14] La “modernización” en el discurso chino y la “modernización” en la teoría de la modernización son dos conceptos distintos. “Esto se debe a que, inherente al concepto chino de modernización, existe una tendencia hacia valores basados en la ideología socialista. Mao Zedong creía en el progreso histórico irreversible y utilizó la revolución y los métodos del Gran Salto Adelante para empujar a la sociedad china por el camino de la modernización.” [15] Mao consideraba que su revolución socialista era la heredera de la revolución democrática de Sun Yat-sen, pero pensaba que la suya era la resolución final de un movimiento de modernización que se había mantenido activo desde el siglo xix y como la determinación de su futura dirección. Desde la perspectiva de la historia y los valores, el socialismo de Mao fue una teoría de la modernización opuesta a la modernización capitalista. [16] La práctica social antimoderna y el utopismo fueron parte del discurso de la búsqueda de la modernización china. El miedo a un Estado burocrático, el desprecio por la formalización de las estructuras legales, un énfasis en el igualitarismo absoluto, constituyen parte de este discurso. La lucha por la modernización y el rechazo de la racionalización se han desarrollado conjuntamente, lo que ha provocado profundas contradicciones históricas. Por ejemplo, Mao centralizó el poder para establecer un sistema estatal moderno; pero lanzó la revolución cultural para destruir ese mismo sistema. [17] Posteriormente podemos afirmar que el término de la revolución cultural significó el final de un socialismo caracterizado por la revolución permanente y por la crítica al capitalismo. Sin embargo, después que se iniciaron las reformas de 1978, la reflexión sobre la modernización de China se referían al examen crítico sobre el socialismo, pero tras el movimiento de Tian’anmen de 1989 y el colapso del socialismo en la URSS y el este de Europa, el análisis de la modernización de China tuvo un nuevo giro, ahora ya dirigido hacia cuestiones técnicas, de eficacia y de objetivos concretos. Por consiguiente, la idea del socialismo contemporáneo de China en realidad ha sido desprovista del carácter antimoderno del socialismo previo. Además el énfasis en el pragmatismo que
se centra únicamente en la eficacia ha creado condiciones para la desigualdad social y también plantea obstáculos para la democratización política. [18] Los procesos de reforma hacia la mercantilización están impulsados por el Estado, bajo el nombre de “modernización y reforma”; en ellos los diferentes componentes del aparato del poder del Estado se involucran plenamente en el ámbito económico. Este proceso se da bajo lo que se llama “intercambio político”, en el que la élite política tradicional está transformándose en representante de grupos de intereses especiales, mientras sigue dominando el poder político, y los grupos de intereses especiales y el capital transnacional tienen que conseguir el apoyo del aparato de poder mediante un proceso de intercambio. Este proceso de intercambio político forma parte del proceso de “despolitización” en China, que ha permitido, por ejemplo, la reforma del derecho de propiedad y la reestructuración de intereses a gran escala. [19] Esta interrelación y conflicto mutuo entre el control del capital internacional e interno que ha resultado del cada vez más profundo involucramiento de China en la economía global ha provocado una mayor complejidad en la economía nacional y una inevitable corrupción sistémica. Esta corrupción se ha filtrado a las esferas económica, política y moral; constituirá un gran obstáculo para el desarrollo económico y fomentará un consumismo destructivo que rápidamente agotará los recursos nacionales y sociales. Como resultado de todo lo anterior, para el profesor Wang la teleología de la modernización está siendo cuestionada y los intelectuales chinos deberán romper su dependencia de paradigmas binarios consagrados —como China/ Occidente y tradición/modernidad— y prestar más atención a los factores que pueden contribuir a la innovación institucional. Además, continúa, “es necesario que analicen la capacidad de renovación de la sociedad civil, y afronten un nuevo examen de los métodos históricos y de las condiciones bajo las cuales China ha buscado la modernidad”. [20] A propósito de la transición de China y de otros países socialistas a partir de 1989, señala que es tanto un proceso histórico como un mito histórico, aunque en la práctica ambos usos quedan inextricablemente entrelazados. La transición como proceso histórico se refiere a la realidad de la transformación del régimen socialista tradicional, y la transición como mito se refiere a la idea de que un futuro democrático, libre y brillante vendrá a sustituir al pasado despótico, planificado y oscuro. Sin embargo, en el caso de China las implicaciones de esta transición son indefinidas, o “quizá sea mejor decir que la transición marca un proceso histórico indefinido”. [21] Bajo este tipo de consideraciones hemos querido plantear este estudio sobre lo que sucede en la China actual, después de un periodo de cambio intenso, especialmente desde la década de los noventa. Desde nuestra perspectiva, China se encuentra en ese momento en el que han surgido nuevos problemas y desafíos como producto principalmente de su crecimiento económico, y por eso queremos enfatizar lo que pensamos serán los riesgos que se le presentan y que deberá resolver en el futuro inmediato. En este sentido, este libro pretende ser una reflexión sobre los nuevos desafíos que
acechan los caminos que China todavía deberá transitar para lograr las metas de su completa transformación. 1. DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD ARMONIOSA Y LAS NUEVAS POLÍTICAS [22] El mundo ha vivido grandes transformaciones de todo tipo en las últimas décadas, pero sin lugar a dudas lo que ha sucedido con la economía de China no tiene paralelo en la historia del desarrollo mundial. Habíamos atestiguado, casi de manera continua desde la posguerra mundial del pasado siglo, los crecimientos económicos de países como Japón, al que le siguieron posteriormente Corea del Sur, Taiwán, Singapur y otros países en el este y sureste de Asia, pero lo que ha acontecido en China desde 1978, y muy especialmente en las dos últimas décadas, no tiene referencia histórica, sobre todo por el tamaño y el peso que este país tiene en la evolución del sistema mundial. Sin embargo, es tiempo de examinar la nueva situación del país, en la que el crecimiento económico parece seguir desenvolviéndose magistral y poderosamente, aunque ahora ya el panorama futuro presenta nuevas disyuntivas y se asoman problemas tanto económicos como sociales que nos llevan a pensar que los dirigentes chinos pasarán por una etapa sumamente delicada en la que su capacidad de liderazgo se pondrá a prueba. Éste es el sentido de este libro: analizar los nuevos riesgos económicos y sociales que están surgiendo en China luego de años de modernización incesante. A continuación señalaremos lo que pensamos son los principales retos que el gobierno de China deberá enfrentar en el futuro inmediato. La deuda social Al optar por el desarrollo de las provincias costeras, colocar el énfasis en las industrias exportadoras del capital extranjero y en general privilegiar las conexiones con la economía internacional, ha producido como consecuencia directa un modelo desigual de ingresos y de formas de vida muy distintos entre la población china, que ya se puede advertir en la superficie del tejido social de este país o esta “civilización que pretende ser una nación”, como la llama Lucien Pye. La desigualdad económica y social está presente en China y ha aumentado más en los últimos años. Es una desigualdad que, medida por el coeficiente de Gini, la coloca como si fuera un país perteneciente a América Latina, más que a uno del este de Asia. Por eso uno puede pensar que ahora este país se encuentra en un proceso de latinoamericanización , definición que desgraciadamente conlleva, como sabemos, grandes y terribles problemas de todo tipo. Esta desigualdad ahora no sólo es la que se da entre las zonas rurales y las urbanas, y entre diversas provincias, sino que se extiende hacia el interior de cada uno de los sectores. Dentro del sector rural hay desigualdades, así como en las zonas urbanas, etc. Por ello podemos decir que China se hace complejamente desigual. Como mexicano, y teniendo la experiencia de mi país, uno de los ejemplos de desigualdad mundial, no puedo dejar de pensar que China se encuentra en un serio problema para mantener el crecimiento económico, ya que la desigualdad social se convierte en un freno para el desarrollo del mercado interno, los cambios industriales, etcétera.
Conozco casi todas las teorías que justifican el origen de la desigualdad y aquellas más simples, como la de crear primero el pastel para luego repartirlo, o la del derrame de la riqueza hacia abajo ( trickle down ), es decir, que la riqueza, una vez creada, se filtrará a las capas bajas. En China fue la versión de Deng Xiaoping de que no importaba la manera de crear la riqueza sino de generarla, en la versión de que no importaban los colores del gato, sino su capacidad para atrapar al ratón, o que hacerse rico era glorioso. Bueno, ahora, después de treinta años, tienen la tarea de igualar a la sociedad, o de buscar la “sociedad armoniosa”, como lo ha dicho Hu Jintao, quien ha colocado este objetivo como política de Estado para revertir esta situación. Se pueden ver todos los dispositivos financieros, legales y de todo tipo que ya están en marcha para ayudar a aquellos que no han sido favorecidos por el modelo, y eso me parece que representa una gran diferencia con los modelos desiguales de otra latitudes. Nadie cuenta con la enorme capacidad que tiene el Estado chino para imponer condiciones, sobre todo cuando su capacidad política futura, y no sólo a nivel interno, sino internacional, estará en juego, si no se frena y se da reversa a estas tendencias de desigualdad. Esta situación de desequilibrio social se complica, desde mi punto de vista, porque muchos de los beneficiados del modelo forman parte ahora de la cúpula de poder. El Partido Comunista Chino es cada vez más la expresión de estos intereses; muchos empresarios de la nueva China ahora forman parte del partido y muchos miembros del partido son empresarios, y sus ganancias se han derivado en gran medida de los bajos salarios que pagan a sus trabajadores. Será muy interesante ver cómo se van a aplicar todas estas políticas en la realidad para reducir estas brechas. Además, habrá que ver cómo los nuevos presupuestos para gasto social pueden llegar a los necesitados y cómo se implementa en la realidad todo este nuevo conjunto de políticas sociales. En México, un partido que gobernó por setenta años, que decía ser el representante de la Revolución mexicana, llevó a cabo políticas sociales que al final siempre favorecieron a las élites locales o nacionales, o bien gran parte de los recursos fueron a parar a la estructura burocrática ya sea del gobierno o del partido. Éste es el tipo de problemas que enfrentará China para las próximas décadas. Pueden verse las afirmaciones en las entrevistas sobre el descenso de la parte salarial en el producto interno bruto chino, así como aquella en la que se me dijo que una diferencia importante con América Latina y la India es que el campesinado chino tiene tierra y educación, y esto podrá hacer más fácil la tarea de restablecer el equilibrio social. Agotamiento del modelo económico intensivo en mano de obra y recursos Por otro lado, como sabemos, el modelo chino se ha basado fundamentalmente en el trabajo barato, pero ahora esto representa al menos dos problemas económicos para este país. Para una gran mayoría de los trabajadores chinos su trabajo sigue siendo barato, es decir sus salarios no han aumentado, y esto acarrea el problema de seguir en el futuro sobre las mismas bases. Es lo que algunos economistas chinos llaman la trampa del país de ingreso bajos y moderados que, de seguir en el futuro, haría muy difícil para China pasar al verdadero estatus de país desarrollado, con ingresos crecientes para su población. Esto limitaría también el potencial
del mercado interno a largo plazo. Esa situación de incorporar año con año trabajadores de su enorme reserva laboral en sectores de salarios bajos, pondría a China permanentemente en la condición de ser una economía de industrias intensivas de mano de obra de manera casi indefinida. El gobierno chino quiere el cambio industrial y tecnológico y los planes apuntan hacia estos logros, pero los instrumentos para ese gigantesco cambio están en manos de las empresas chinas, que siguen siendo competitivas en los antiguos ramos, de poca calificación, a las que les falta innovación y mucho desarrollo tecnológico, razones que explican por otro lado el éxito de Japón y Corea cuando hicieron este tránsito. La diferencia salarial está en relación con la fuerza sindical, y esto obviamente pasa por el contexto político. [23] Es el caso coreano, en donde las luchas obreras de los ochenta condujeron a cambios importantes, no sólo en el aumento de los salarios, sino en el entorno político de ese país. Este modelo de desarrollo económico ha generado además lo que ha sido llamado por el profesor Richard Madsen “la China de tres sistemas económicos”. [24] Estos tres sistemas están unidos por una codependencia entre ellos, pero sin sinergias. Se trata de un codominio inestable, pero que se sostiene por los intereses de los grupos poderosos en cada uno de los sistemas y que tiende a explotar a la población débil de los mismos. No son sistemas geográficos pero sí tienen alguna determinante de este tipo, por ejemplo, el noreste, donde la economía estatal es todavía un factor importante. El tercer mundo de China lo constituyen fundamentalmente las regiones en la parte atrasada del país, que nutre de mano de obra barata especialmente a las regiones en industrialización rápida. Por otro lado, se encuentra la China socialista: esta parte es la que suministra fundamentalmente los activos del Estado a favor de la creciente economía de mercado que surge en el país. Finalmente, se encontraría la China que forma parte de la nueva economía en rápida industrialización: es la parte que se dedica principalmente a la exportación y en la cual prevalece el espíritu capitalista. Según el profesor Madsen, estos sistemas han traído en su conjunto beneficios claros pero de corto plazo a China, y esto sucede así para evitar su incompatibilidad en el largo plazo. El profesor Will Hutton, por su parte, se ha referido igualmente a los límites, incluso matemáticos, del modelo de crecimiento chino a través de las exportaciones, y como se ve en muchas entrevistas, los cambios estructurales que se desean ahora tienen que ver con estas incompatibilidades. [25] El investigador Fang Gang ha indicado que lo que al principio eran fortalezas del modelo son ahora sus debilidades hacia el futuro. [26] La deuda ecológica Casi por todo lo que leído desde hace tiempo, y mucho más ahora en Beijing, donde además he sentido en carne propia los daños de la contaminación, pienso que ésta es quizás el problema más grande a resolver para el futuro de China. Podemos situar este problema como el reto de retos para China; es muy difícil que pueda seguir así por mucho tiempo. Las posibilidades del surgimiento de epidemias seguramente seguirán siendo un riesgo
importante para la salud de la población. Es tremendo ver la conjugación de suciedad con polvos, alimentos, construcción, y el ruido (tocan el claxon de autos y motos todo el tiempo, hasta en la madrugada). Además, no sé si se publican las mediciones de impureza del aire, pero imagino que habría días en que no se debería salir. En las olimpiadas de 2008 el gobierno impuso la política de cielo azul, retirando autos y cerrando fábricas, creando un espacio respirable para los atletas y visitantes que acudían a estos juegos. Como hemos señalado, en la primera década del siglo xxi China se encuentra cruzando nuevos mares, luego de que se ha embarca do en un gigantesco cambio desde fines de los años setenta. Desde las reformas de la primera generación, inmediatamente después de la muerte de Mao, hasta las actuales en la primera década del siglo xxi , realizadas en el periodo de gobierno de lo que se ha llamado la cuarta generación de líderes, con el presidente Hu Jintao a la cabeza, hemos podido presenciar transformaciones impresionantes de su economía y más recientemente, de su sociedad. Es frecuente decir ahora que China será una superpotencia en este siglo xxi . Su tamaño es descomunal en todos los sentidos; cualquier cifra alcanza dimensiones astronómicas en este país (debido al terremoto de Sichuán de mayo de 2008 se requerían cinco millones de tiendas de campaña para atender a los afectados). Ello hace prever que, efectivamente, de continuar el crecimiento de China, no sólo producirá un gigante económico, sino que obligará al resto del mundo a formar grandes alianzas regionales para poder hablarle a China desde una posición de fuerza equiparable. Pero esto es precisamente lo que estará en juego para los próximos años, la posibilidad de que China pueda seguir por esta ruta. Sin embargo, el desarrollo de China no está exento del surgimiento de nuevos problemas políticos y sociales, que pudieran alterar y frenar lo que parece un destino inefable de su nueva grandeza. Este libro intenta preguntar y responder en lo posible lo tocante a los problemas actuales y los riesgos futuros para la estabilidad social de China. 1. LA TRANSICIÓN A UNA ECONOMÍA DE MERCADO EN CHINA la vida latente del comercio en china China está transformándose de una economía socialista a una capitalista. Esto significa dos cambios institucionales muy importantes: una mercantilización extensiva de la economía y una expansión de la economía privada. El gobierno comunista en sí mismo está alentando esta transición. En otras palabras, una economía capitalista está tomando forma en China antes de la transformación del régimen. Las empresas privadas están floreciendo a una velocidad impresionante. Se trata de millones de nuevos pequeños y medianos empresarios y comerciantes de todo tipo que inundan las ciudades. No es un fenómeno aislado, ni tampoco —y eso es lo más importante— un solo producto de las reformas que se iniciaron a partir de 1978. Los comerciantes en China han estado presentes desde tiempos lejanos, y lo que se ve hoy como una gran transformación tiene raíces profundas e históricas. Es muy probable que ésta sea una de las diferencias de la transición de China hacia una economía de mercado, con respecto a países de Europa oriental y Rusia.
Cuando se ve este potencial comercial uno se pregunta cómo fue posible su represión de manera que los comerciantes, como en otros lugares, no pudieran asumir un papel protagónico en los proyectos de modernización de China en el siglo xix y en el xx , antes de la toma del poder por los comunistas en 1949. [27] Una de las respuestas se encuentra en lo que Fernand Braudel llamó el enorme peso y control del Estado chino sobre la sociedad y las formas mercantiles que brotaron a lo largo de su historia milenaria. Según Braudel, en China había una economía de mercado pero no existía el capitalismo, porque el Estado subsumía las funciones de acumulación y tenía el control y la regulación de los procesos mercantiles. [28] No había focos verdaderos de autoexpansión del sector privado, y ésta fue una diferencia notable con el caso japonés, en el que los comerciantes gozaron de mayor libertad de desarrollo, aunque dentro de ciertos límites, y fueron después de 1868 un factor de la modernización capitalista de este país, en contraste con el caso chino. [29] Dada la tremenda fuerza de los actuales procesos económicos en China, es difícil resistir la tentación de mirar de nuevo lo que se ha escrito en relación con las vinculaciones entre los comerciantes y el Estado chino en los tiempos imperiales, y evaluarlo a la luz de esta experiencia más inmediata. Susan Mann, al estudiar las relaciones entre los comerciantes y la burocracia china de las épocas dinásticas, encuentra como su sustento fundamental la idea de que las políticas estatales que se dictaban para proteger e impulsar las actividades de los comerciantes estaban dirigidas más bien a preservar el orden social agrario, y no tanto a buscar el desarrollo de esta clase mercantil, como sucede en la actualidad. Los comerciantes intercambiaban y transportaban los productos agrícolas y las artesanías por los diversos territorios y así hacían posible la buena marcha de la economía agraria. Por otro lado, los comerciantes con mayores fortunas podían acceder a la cultura ilustrada en la China imperial tardía, y su burocracia era caracterizada como terrateniente, que encontraba en la inversión en el comercio y las actividades financieras fuentes de mayor enriquecimiento. Se estimaba que los ingresos provenientes de actividades financieras eran muy importantes hacia fines del siglo xix . Esta “clase empresarial” ligada al Estado virtualmente monopolizaba las actividades de la sal, el comercio exterior, las casas de empeño y la banca nativa. Se llegó a afirmar que la línea que separaba a los comerciantes y a esta clase de terratenientes proveniente del Estado era difícil de fijar. [30] De esta manera, a fines de la dinastía Qing la línea que separaba a los comerciantes ( shang ) y la burocracia terrateniente ( shen o shi ) fue imposible de fijar. Esto explica la falta de autonomía e independencia, así como de un proyecto político y económico de esta clase ligada al Estado. Las rebeliones en China, especialmente numerosas en el siglo xix , fueron básicamente campesinas, y respondieron en muchos de los casos a la opresión acentuada de la clase terrateniente que gozaba de la protección del Estado. [31] El ascenso de los comunistas, en 1949, puede ser visto, desde esta perspectiva histórica, más como una revolución campesina contra siglos de opresión. [32] El equilibrio cuidadoso entre los intereses del Estado, comerciantes y líderes locales apuntaló el orden en las relaciones de mercado en el siglo xviii . Este
equilibrio surgió de un reconocimiento de que los procesos de comercialización mejoraban la condición económica de sus participantes, pero el gobierno reconoció que esto amenazaba el orden social jerárquico en el que se sustentaba. Con el apoyo tácito del Estado, los funcionarios, comerciantes y líderes locales elaboraron liturgias que hacían posible el desarrollo periódico de mercados, mientras se conservaba intacto el orden confuciano. Además, los procesos comerciales condujeron a la creación de diferentes geografías económicas, muy relevantes para la actualidad en China. Paul Cohen, que ha estudiado este fenómeno, ha dividido a la China imperial tardía en dos grandes culturas: una cultura perteneciente a los litorales de China, orientada al comercio exterior, y con ideas cosmopolitas; y un vasto interior que fue cerrado, agrario y sinocéntrico. Cohen ha señalado que estas dos Chinas han producido sistemas diferentes de valores y estilos de vida, y que la cultura de los litorales o las costas es la que ha transcendido las fronteras nacionales. [33] La interacción de estas dos culturas, a ojos de Cohen, fue el motor primario del cambio histórico durante el periodo imperial tardío, con las costas actuando como la fuerza dinámica que fue a la larga absorbida, a mediados del siglo xx, por la política y la cultura de la China del interior. [34] El reconocimiento de la importancia del comercio para el gobierno chino se reflejó en la decisión de crear un Ministerio de Comercio a fines de la dinastía Qing, que después se llamó Ministerio de Agricultura, Comercio e Industria. Asimismo, la primera Cámara de Comercio surgió en Shangai en 1902; para 1908 había ya 39 cámaras de comercio, y en 1912 se incrementaron a 794. Para 1915 llegaron a la cifra de 1 262. [35] Éste es un tema muy importante para el pasado de China, pero también para su presente. Ahora la cuestión reside en si el Estado chino podrá seguir teniendo el control de la expansión comercial, o si estamos ante cambios históricos en este país. Durante la etapa comunista esta paradoja fue una de las tensiones que más problemas y dolores de cabeza provocó en todo el liderazgo comunista chino, especialmente para Mao, que representaba la visión más ortodoxa al respecto. Las tensiones frente a la posibilidad de que cualquier ventana que se abriera al mercado privado pudiera descarrilar el proyecto comunista fueron la base de grandes disputas entre las capas de líderes del Partido Comunista. Así, muchas decisiones como el Gran Salto Adelante, en 1958, y la creación de las comunas, eran la respuesta a la posibilidad de que resurgiera la opción capitalista de m ercado como salida al atraso económico y pusiera en entredicho al nuevo proyecto comunista. A principios de los años sesenta nuevos ensayos sobre la posibilidad de que los campesinos tomaran la vía del mercado, frente al fracaso del Gran Salto Adelante, representó de nueva cuenta un choque político que separó a Mao de gran parte de sus antiguos aliados, como Liu Shaoqi. [36] La revolución cultural fue en gran medida una respuesta a estas “desviaciones” en la que muchos dirigentes habían caído y de la que había que limpiar a China. Hay que recordar que ésta era una tensión que el propio Mao había vivido y experimentado, especialmente durante la guerra contra Japón, entre los años de 1937 y 1945, y que se extendió en el último periodo de la guerra civil, hasta 1949. Ante la necesidad de fortalecer los avances militares y
mantener estas luchas, las regiones comunistas “liberadas” promovieron un tipo de desarrollo bajo el concepto del frente unido y la alianza de clases, en la que los grandes terratenientes por lo general eran desplazados. Mao, en sus estudios de la época, se refería a la importancia de la burguesía nacionalista y al aporte de la pequeña y mediana burguesía en la lucha revolucionaria. [37] Su concepto del gobierno de coalición, previo a la toma del poder, y que permeó sus primeros años ya en la conducción del poder político de China, fueron expresión de esta tensión manifiesta. La toma del poder por el Partido Comunista fue el factor clave de la historia reciente de China, ya que este país volvía a una forma de centralización, herencia de las viejas dinastías, y con ello reaparecía la idea de una estructura política muy fuerte y dominante, que volvía a posarse sobre el conjunto de toda la sociedad. Ya vista en el contexto actual, la historia del proyecto comunista es realmente corta, aunque no por ello menos importante en la huella y la memoria histórica china, que abarca el periodo de 1958 a 1978. En 1949 los talleres artesanales producían el 20% del valor industrial bruto de China y los bienes que salían de estos talleres representaban entre 60 y 70% de los productos manufacturados consumidos por los campesinos. Hacia el fin de 1956 más de 90% de estos talleres fueron absorbidos en cooperativas de productores. Mao estaba muy preocupado, en 1955, sobre la polarización en el campo. Los campesino ricos y medios estaban desarrollándose muy rápido y los pobres estaban siendo desplazados. En este marco social se tomaron las decisiones para detener el avance del capitalismo campesino. Así, esta situación hizo que se tomaran decisiones importantes para apurar la transformación socialista. En el año de 1956 los medios de producción fueron puestos básicamente bajo la propiedad pública. Más específicamente, la coexistencia de los cuatro tipos de propiedad de los primeros años de la República Popular de China fue remplazada por la propiedad pública, la que adquirió dos formas: propiedad del Estado y propiedad colectiva. Con el movimiento de las comunas, en 1958, los pequeños rasgos de propiedad privada que todavía existían en las cooperativas se terminaron. Sólo las casas, la ropa, la cama, quedaron como propiedad privada, junto con algunos aperos de trabajo y animales domésticos. Igualmente se puso fin al mercado de venta de productos campesinos. Los salarios, beneficios de seguridad social y ganancias fueron todos controlados por el Estado. Posteriormente se realizaron algunos ajustes a este sistema, pero así prevaleció hasta 1977. El peso del Estado chino en la economía proviene de una tradición de producción nacionalizada desde la dinastía Han (206 a.C. al 220 d.C.), de sal, canales y hierro. Así que Mao pudo combinar modelos de centralización económica de las eras dinásticas con la planeación leninista. También el gobierno nacionalista tenía una tradición de intervención directa en la economía, al haber seguido el modelo soviético de economía estatal, con empresas del gobierno, en los cuarenta. En 1947 el gobierno chino, que en ese momento estaba en mano del Guomindang, es decir, los nacionalistas, con Chiang Kaishek a la cabeza, controlaba 90% de la producción de hierro y acero, así como dos tercios de la de electricidad y el 45% de la de
cemento. En adición a esto, la mayoría de los bancos principales y las compañías de transportación estuvieron controladas por el gobierno. Esta economía manejada por el Estado, que incluyó al poder político previo al cambio de poder, fue el embrión de lo que más tarde haría el gobierno comunista a partir de 1949. [38] En esta perspectiva histórica, las reformas en China desde 1978 constituyen no sólo el triunfo del ala “capitalista” del partido, con Deng Xiaoping como su líder, sino que expresan este fuerte sentimiento y vocación de mercado presente en vastos sectores de la comunidad china desde hace siglos, y por otro lado dejan el interrogante de los límites de contención y adaptación del Estado a la irrupción del mercado en esta etapa de la historia de China. Sería mucho más acertado decir que el potencial positivo y los logros de la economía tradicional de China fueron reprimidos por años. Las guerras previas al triunfo de 1949 y luego la implantación del socialismo hicieron que la economía tradicional pareciera inadecuada e irrelevante. Sin embargo, desde un punto de vista contemporáneo, la economía tradicional ha resurgido en China. Las redes comerciales y empresariales, así como sus valores con raíces en el pasado, han encontrado una nueva relevancia y crean un legado favorable para el futuro. [39] Nos queda por saber, sin embargo, el impacto político y social que esta irrupción empresarial tendrá para la transformación futura de China, especialmente en lo que se refiere al poder del Estado, ya que por primera vez en toda su historia milenaria, en lugar de reprimirla, contenerla o regularla, la clase empresarial es alentada por el gobierno a desarrollarse, lo que está provocando la creación de un nuevo entramado de relaciones sociales y políticas en China. el surgimiento y la consolidación del mundo empresarial Cuando los comunistas tomaron el poder en 1949, las empresas estatales representaban 34.7% de las empresas chinas y en 1956, 67.5%. Las llamadas empresas conjuntas, por su parte, representaban 2% en 1949 y 32.5% en 1956. Las empresas privadas, por el contrario, pasaron de representar en 1949 el 55.8% a, en 1956, 0%. Así, la desaparición de las empresas privadas fue un hecho consumado a partir de este último año y no sería sino hasta después de 1978 que poco a poco se fueron haciendo reformas para la nueva habilitación de las empresas privadas y su operación en el contexto de los cambios económicos en marcha desde esos años. Como una muestra de la importancia alcanzada por el sector empresarial chino después de años de reformas de mercado, encontramos que la revista Far Eastern Economic Review , en su edición de enero-febrero de 2008, informa que a principios de ese año desarrollan actividades en China 29 millones de negocios privados con 200 millones de empleados que representan dos terceras partes de la capacidad industrial de China. Pero quizás el dato más importante es que la representación política del sector privado ha ido en aumento, ya que el 33.9% de estos empresarios chinos pertenecen ahora al Partido Comunista y que, a la inversa, el 4% de los miembros del partido trabaja para la iniciativa privada directamente. Por lo que respecta a las llamadas empresas colectivas, éstas pertenecen a gobiernos locales pero se encuentran fuera del plan económico del Estado.
En enero de 1984 el gobierno alentó a campesinos a invertir o comprar acciones de todo tipo a las empresas y desarrollar conjuntamente varios tipos de empresas siguiendo el principio de participación voluntaria y el beneficio mutuo. Así, en marzo de ese año, las antiguas comunas y brigadas fueron renombradas “empresas de las villas y los pueblos” (se las conoce en inglés por sus siglas como tve ). Además, todo el sector empresarial rural fue ampliado para incluir a empresas familiares e individuales que se sumaban a estas empresas de los pueblos y las villas. Las empresas privadas han florecido principalmente en el sector de negocios en pequeña escala. China tenía muy pocas empresas pequeñas en la economía planificada, y el potencial era enorme. Estas empresas enfrentaban obstáculos significativos si quería aumentar su tamaño. El gobierno chino se mostraba benigno con estas empresas si permanecían en una escala pequeña. En realidad, esta discriminación permanente contra las empresas privadas fue una de las razones por la que las empresas colectivas se desarrollaran muy rápidamente. De acuerdo con la información de cómo se han dado los cambios en la formación de las empresas chinas, el dominio público en la economía continuaba, hasta el año de 1996, con el 69%. [40] Después, con las reformas de 1994, consistentes fundamentalmente en la promulgación de la ley de empresas, que incluía la figura de “corporativización”, se aceptaron nuevas formas de propiedad, con la venta de acciones para diversificar la propiedad de las empresas. Es importante subrayar el hecho de que este proceso incluyó el despido de trabajadores. Estos trabajadores despedidos totalizaron un 40% de la fuerza de trabajo de las empresas estatales, y la cifra correspondiente a los despidos en las empresas colectivas fue de más de dos tercios. Esta mano de obra fue contratada en otras áreas que estaban desarrollándose con las reformas, como las industrias en las zonas económicas especiales. Sin embargo, desde este periodo la participación en la producción industrial de China de las empresas estatales ha disminuido su porcentaje hasta un 38%, mientras que las corporaciones mixtas y las extranjeras lo han venido aumentando hasta lograr, entre las dos, más de dos tercios del total. [41] De esta manera se puede decir que la transición económica en China se caracteriza por tener fuerzas complejas de reestructuración, competencia y privatización que empezaron a moldear el ambiente industrial de China después de mediados de la década de 1990. Las empresas estatales se encuentran principalmente en los sectores de petróleo, refinación, metalúrgica, electricidad, telecomunicaciones y militar. La persistencia de empresas de gran escala, fuertemente capitalizadas y concentradas, así como controladas centralmente por el Estado, concede un elemento muy significativo de continuidad en la propiedad de la estructura industrial de China. La disminución de las empresas estatales fue impresionante. A mediados de los noventa había 120 000 de estas empresas, y en 2004 se habían reducido a 31 750. Por otro lado, la reforma de las empresas propiedad del Estado introdujo un experimento con la autonomía empresarial en términos de redistribución de
las ganancias, consistente en el hecho de que se podrían retener las ganancias; se podían realizar contratos para maximizar las utilidades y los impuestos se pagarían sobre las ganancias obtenidas. Lo fundamental de este sistema consistió en el hecho de que el sistema de contrato industrial debería inducir a un aumento de la autonomía empresarial. El Estado quedó como propietario y el contratista como gerente propietario. Se fijó una tasa de utilidades que las empresas deberían entregar al Estado. Las ganancias después de cumplir este compromiso eran para las empresas. Éste fue el sistema adoptado después de 1984. Sin embargo, el Partido Comunista de China explícitamente ha retenido el poder de nombrar de manera directa a los principales dirigentes en 53 de las 196 empresas estatales administradas por la agencia estatal designada para manejar a estas grandes corporaciones propiedad del Estado. Por lo tanto, muchas empresas estatales chinas son administradas con bastante discrecionalidad. Esto ha conducido a que se creasen muchas empresas familiares con conexiones con las estatales para realizar negocios complementarios, obtener precios bajos de productos o en general recibir beneficios de todo tipo. Por eso se puede afirmar que un reto para la gobernabilidad corporativa en China radica menos en la corrupción individual y más en el peligro de que grandes grupos empresariales interconectados puedan desviar recursos pertenecientes a la esfera pública, en favor de sus propios intereses. La gente en China no tiene una gran estimación por su clase empresarial debido a la forma en la que se han creado sus fortunas. La gente considera que estas fortunas se generaron a partir de lo que se puede llamar el proceso de acumulación primitivo de capital durante los ochenta y los noventa del siglo pasado con base en el contrabando, la extorsión, la especulación, la evasión fiscal, el robo de activos estatales y los negocios ilegales. [42] Así ha surgido en China un nuevo sector privado muy dinámico y creciente, dedicado a la industria media, pero con patrones de propiedad híbridos. Sin lugar a dudas muchas de estas empresas son ahora administradas bajo objetivos puramente comerciales y tienen una fuerte inclinación hacia los beneficios económicos. Gran parte del futuro de la industria de China subyace al crecimiento de este sector. Hasta ahora, sin embargo, China ha producido sólo un manojo de empresas que puedan tener prácticas administrativas del más alto nivel internacional. Esta corta lista incluye a la compañía de computación Lenovo; a una serie de firmas vinculadas con las telecomunicaciones, como Huawei y zte , y a algunas dedicadas a la producción de bienes durables, como Haier. Estas empresas están muy por encima de la norma en la industria china y han desarrollado capacidades impresionantes. Sin embargo son una pequeña minoría, bastante poco representativa de toda la industria de ese país. Además, para construir una presencia internacional China ha alentado la creación de 57 grupos empresariales como pilares estratégicos de su economía, una especie de versión china de los chaebol coreanos o los keiretsu de Japón. Sin embargo, este sistema empresarial está alcanzando límites. Las empresas deberán ser más libres y madurar para alcanzar un estado de
autodesarrollo. Si esto no se logra habrá una desaceleración en la tasa de crecimiento de China. Por otra parte, la actividad de innovación entre las empresas estatales y las privadas sigue siendo débil y esto es consecuencia de la lentitud con la que las empresas se han adaptado a las tecnologías de la información y a la relativa debilidad del sistema legal en relación con los derechos de la propiedad intelectual. Además, debemos recordar que el peso de las empresas extranjeras en el comercio de China es grande: 55% de las exportaciones de China son realizadas por empresas foráneas; y generalmente, mientras más desarrollada es la industria, mayor es este porcentaje. Por ejemplo, el 80% de las exportaciones en electrónica y telecomunicaciones son hechas por extranjeros, así como el 70% en plásticos y 60% en bienes eléctricos. China, por otro lado, no tiene marcas reconocidas globalmente en la lista de las cien marcas de los últimos años Por lo tanto, por el lugar que ocupa China en la economía mundial, debe ser juzgada como parte de las cadenas de producción internacionales, más que como un jugador independiente. [43] La economía china y el Partido Comunista viven dentro de un ambiente de inestabilidad. La economía, que ya no es más socialista ni propiamente capitalista, manejada por un partido político que dejó de ser revolucionario y que no está sujeto a los controles constitucionales, provoca esta inestabilidad estructural. En 15 años, desde 1993, China ha pasado de una economía central planificada en la que cada unidad de producción formaba parte del plan del Estado, a una red anárquica de gobiernos provinciales autónomos, empresas locales y empresas públicas que en la realidad no rinden cuentas a nadie. Sin embargo, una ventaja de la China comunista, a diferencia de Europa oriental y la URSS, era que tenía muchas empresas estatales esparcidas en todo el país; estaban descentralizadas y por lo tanto manejadas por los gobiernos locales. Así, esta industrialización local creó varios centros económicos que fueron oficialmente sancionados y alentados bajo la política de autosuficiencia. Muchas regiones pudieron establecer relaciones económicas fuera del plan económico y por ende surgió un tipo de mercado mucho antes de las reformas de fines de los setenta. En consecuencia, la transición de China al mercado debe ser vista dentro de un proceso de evolución. En 1958 Mao criticó la rigidez del modelo soviético de planeación central y las desventajas de establecer una centralización excesiva. Por estas razones las reformas de mercado en China no empezaron en los centros industriales existentes, como Shangai o el noreste de China, donde el Estado tenía un fuerte control, sino en el sur, en la provincia de Guandong y otros lugares donde la regulación estatal era débil. Por eso se afirma que China ha venido desarrollando el modelo de Occidente, es decir, los mercados primero, y el estado de derecho y la democracia vendrán después, como una de sus consecuencias. [44] trabajadores y migración En el momento en el que se iniciaron las reformas de mercado China era un país profundamente agrario; la población que residía en las zonas campesinas representaba más del 80%, y uno de los impactos más importantes de dichas reformas en el campo del trabajo ha sido la constante
y permanente transferencia de la población campesina a los trabajos en las zonas urbanas, especialmente en el arco de las costas, donde arrancó el programa de industrialización intensiva en ma no de obra, con salarios bajos y sesgo exportador. En 1977 había casi 72 millones de empleados en las empresas estatales y sólo 19 millones en las empresas colectivas. En esa época los salarios de los trabajadores de las empresas colectivas promediaron 74 yuanes por empleado, y casi un cuarto de las familias campesinas tenían un ingreso personal de menos de 50 yuanes. El ingreso promedio personal de 200 millones de campesinos (un cuarto del total de la población campesina) fue de menos de 50 yuanes, más cerca de 100 kilos de granos. [45] Así, una mano de obra abundante y con salarios ínfimos marcó el punto de partida del programa de modernización de China y esto explica, desde su origen, los bajos costos y la competitividad adquirida por la industria china. Anita Chan, en su libro sobre los trabajadores chinos, describe una serie de casos en donde se dan abusos de todo tipo contra los trabajadores en diversas partes de China. En especial las compañías de Corea y Taiwán son las peores en estos abusos, así como otras asiáticas. En este estudio la autora no encontró ningún caso de abusos contra los trabajadores chinos por parte de las empresas de Occidente. [46] Una idea de los bajos salarios que se pagaban en 1997 por una semana de 44 horas laborales como salario mínimo mensual a un trabajador la da saber que éste era de 420 yuanes (54 dólares) en la zona económica especial de Shenzhen. En Beijing el salario era aún menor, de 290 (36 dólares), y en Shangai de 315 yuanes (45 dólares). En entrevistas que se realizaron y de las que da cuenta la autora de este libro, señala que el 35% de los trabajadores dijeron no recibir un pago adicional por las horas extra, tal como se estipula en la ley, y cuando se estimó el números de horas se reveló que al 32% de los trabajadores se les pagaba por debajo del salario mínimo legal. De este libro se destaca toda una increíble cantidad de violaciones a los trabajadores, en muchos casos con la aceptación y mediación de los gobiernos locales. Es decir, este sistema de explotación está sustentado en una política de corrupción para favorecer las ganancias en detrimento de la clase trabajadora china. Es particularmente valioso anotar el hecho del lento cambio estructural entre 1996 y 2002. El éxodo de trabajadores de la agricultura se redujo dramáticamente después de 1996 debido al impacto de la reestructuración del sector estatal. Las empresas estatales hicieron recorte de trabajadores en sus plantas, lo que incrementó fuertemente el desempleo urbano, haciendo mucho más difícil el mercado laboral para los trabajadores migrantes del campo a las ciudades. El desempleo disfrazado y abierto, de acuerdo con algunas fuentes, puede ser tan alto como 170 millones de personas, el 23% de la fuerza laboral. [47] En este contexto debemos señalar que el número total de trabajadores en China era de 820 millones a finales de 2008. La población urbana está ya alcanzando la mitad de la población china y, por lo tanto, la población
trabajadora residente en la ciudades es ahora mucho mayor que en el pasado, y esto ha significado una gran transformación. La edad promedio de los trabajadores, tanto urbanos como rurales, se ha incrementado pero permanece baja: de un promedio de edad de 31 años en 1978 ha pasado a 37 años en 2000. La participación de los trabajadores en las tres formas de empresas públicas que existen en China: estatales, colectivas urbanas y de los pueblos y villas, en conjunto se ha colapsado; de representar el 24% de la fuerza laboral ha pasado a tan sólo el 7% en el año de 2003. [48] Por eso ahora más del 80% de los trabajadores chinos trabajan en el sector privado de la economía. Los agricultores privados representan el 47% y el sector privado no agrícola el 20.7%, a los que hay que agregar a los trabajadores de las empresas extranjeras privadas. Además, es importante señalar que el 32% de los trabajadores urbanos no tienen ningún tipo de seguro médico. El antiguo sistema de planeación de las relaciones laborales ha cambiado al modelo de relaciones laborales orientado al mercado. Por ello han surgido desigualdades en las negociaciones capital-trabajo, inestabilidad en el empleo, contratos laborales que no se cumplen, etc. En el año 2007 se dieron cerca de 350 000 casos de conflictos laborales en China, pero a partir de la entrada en vigor de la nueva ley laboral de 2008, estos conflictos crecieron de una manera exponencial hasta llegar a cerca 700 000 casos. [49] La transformación hacia el fortalecimiento del sistema empresarial privado muestra que el cambio de la propiedad de las empresas públicas ha traído resultados negativos a los trabajadores, y la brecha entre las prácticas emergentes y los intereses de trabajadores está ensanchándose con rapidez. Además, con mucha frecuencia puede observarse que en la misma empresa dos tipos de trabajadores son tratados de manera diferente sólo debido a su estatus de hukou . [50] Por ejemplo, los trabajos más pesados, sucios y mezquinos son siempre asignados a los trabajadores con registro hukou rural y a aquellos trabajadores rurales que no tienen seguridad en sus posiciones. Esta clase de trato desigual no es el resultado de diferencias relacionadas con la productividad entre distintos trabajadores, sino principalmente de las diferencias del hukou. China inició un sistema de contratos laborales a mediados de los ochenta y lo promovió en los noventa. De acuerdo con la ley laboral de 1994 patrones y empleados debían firmar un contrato de trabajo con o sin periodos fijos de tiempo. En general esta ley, y el hecho de que no existe poder negociador de los trabajadores, hizo posible el mantenimiento de condiciones adversas para los empleados en China, especialmente los de las industrias intensivas, en manos del capital extranjero, y las de construcción, donde se encontraron las condiciones mas desfavorables. En China existen más de 120 millones de miembros sindicalizados que están agrupados en la Federación Oficial de Sindicatos, bajo el control del gobierno, y por lo tanto dependen de la política oficial adoptada por éste. [51] Los trabajadores chinos no pueden ampararse en los sindicatos para la defensa de sus intereses y para ser protegidos de despidos arbitrarios o
poder asegurarse de obtener incrementos salariales justos. Los sindicatos en China están dirigidos por la Federación China de Sindicatos y dependen del Partido Comunista. Ésta es otra pieza que falta en lo que se ha llamado la institucionalización “suave” de China. Un estudio reciente que compara las reformas laborales postsocialistas en China y en Vietnam muestra el daño residual del sistema de registro residencial de China ( hukou ). Las reformas llamadas doimoi de Vietnam son en muchas formas similares a las del “socialismo de mercado” de China; sin embargo, los trabajadores en las fábricas de producción conjunta obtienen mejores condiciones salariales que los trabajadores chinos. La diferencia clave consiste en que los trabajadores vietnamitas pertenecen a las comunidades en las que están instaladas las fábricas y reciben un apoyo sustancial de sus sindicatos y aun de los gobiernos locales. desarrollo agrícola Cuando se iniciaron las reformas, en 1978, la población campesina de China representaba el 82% del total; para el año de 2009 este porcentaje ha descendido, pero todavía más del 50% de la población reside en zonas rurales. Por otro lado, la población de China representa el 22% del total mundial, pero solamente cuenta con el 7% de la tie rra cultivable del mundo. Como hemos señalado, la estabilidad y el control del campo chino han sido, y todavía lo serán por un periodo considerable, un elemento central en la configuración de las políticas de desarrollo del gobierno chino. Cuando los comunistas tomaron el poder, una de las primeras acciones que implementaron consistió precisamente en promulgar una reforma agraria. De este modo, en la campaña de la reforma agraria de 1950 y 1952 más de 800 000 terratenientes fueron aniquilados, mientras que muchos más fueron golpeados y humillados por los campesinos a quienes antes habían dominado. El grueso de la reforma agraria comunista fue llevado a cabo durante los 18 meses después de la cosecha de otoño del año de 1950. Varios cientos de miles de mu de tierra fueron redistribuidos entre aproximadamente 300 millones de campesinos, concediéndoles a cada uno de ellos entre 2 y 3 mu en promedio. [52] Otras campañas importantes en ese periodo fueron la campaña de los “tres anti”, de agosto de 1951 a junio de 1952, que se enfocó a combatir el abuso de los nuevos funcionarios, la corrupción, el desperdicio y el burocratismo, y la campaña de los “cinco anti”, de enero a junio de 1952, que buscaba detener la violación a las regulaciones públicas por parte de los empresarios. La política de colectivización de la tierra que desembocó en el sistema de las comunas fue la pieza angular de la reforma agraria desde 1958 que determinó un periodo de contrastes en el desarrollo agrícola de China, condujo a graves deficiencias en la producción y por consiguiente a hambrunas terribles, como la de fines de la década de 1950 y principio de la de 1960, que provocaron grandes discusiones y divisiones dentro de la élite gobernante comunista de aquella etapa. Así, la reforma agraria de mercado aguardaba su momento de implementación, como uno de los objetivos importantes a la muerte de Mao.
La reforma agrícola después de 1978 tuvo como su política central formalizar el sistema de contratos de responsabilidad para estimular el mercado rural. Este sistema consistió en el establecimiento de cinco puntos: 1] límites de la tierra que trabajarían los campesinos; 2] cuotas que serían entregadas al Estado; 3] recompensas por el sobrante de producción después de las cuotas; 4] fijación de los costos de producción; 5] formas de penalización. La reforma agrícola tuvo éxito desde el cambio de políticas económicas en 1978 y hasta 1984. Los nuevos incentivos generaron un aumento en la producción, además de que esta reforma, en esta primera etapa, hizo posible que el Estado subsidiara a la agricultura: precios altos a los agricultores y precios bajos a consumidores. Pero una vez que se suspendieron los subsidios a los precios del arroz y otros productos, la vida agrícola decayó. El resultado fue la migración a las nuevas industrias en auge o el trabajo rural para la subsistencia. Sin embargo, a partir de 1984 la agricultura enfrentó una serie de problemas que se describen a continuación: – menos tierra por urbanización; – migración a mejores trabajos por industrialización urbana; – aumento de los precios de fertilizantes y maquinaria; – funcionarios locales enfocados más a las empresas privadas y colectivas urbanas; – funcionarios que desviaban recursos monetarios otorgados por el gobierno central para el mejoramiento de las inversiones agrícolas; – aumento de impuestos por orden de los funcionarios locales. La concentración de tierra, la pérdida de empleos en la producción de granos y el reconocimiento del vínculo entre la pobreza y la reducción de oportunidades en la agricultura de granos, va a causar que más gente salga del campo en el futuro. El ministro de Agricultura había calculado que en el año 2005 habría 600 millones de trabajadores en el campo, de los que sólo 168 millones serían requeridos para la agricultura. Ésta es la cuestión a la deberá responder en el futuro cercano el gobierno de China: la generación de empleos en las ciudades para poder absorber a la población excedente en el campo, y es lo que explica muchas de las decisiones económicas para mantener de manera sostenida un alto crecimiento de la economía en general y los planes para desarrollar el interior de China de los años recientes.
Además, los desequilibrios en la reducción rural son manifiestos. En 1988, por ejemplo, las provincias de Jiangsu, Zhejiang y Shandong contaban con sólo 17% de la población rural, pero tenían el 43% de la industria rural, con la mitad de toda la producción generada en pueblos y villas de China. Anhui fue la región que inició el sistema de responsabilidad agrícola, con la brigada Huanghua de la comuna Shannan en el condado Feixi. El eje de este sistema consistió en unir el pago a los campesinos a la cantidad y calidad del trabajo y el tamaño de la producción. Se dieron tres formas de trabajar en estos contratos, pero no se cambiaron las relaciones de propiedad básicas de la agricultura: – contrato por grupos; – contrato individualizado, aunque la distribución era controlada por la empresa colectiva; – producción y distribución individualizada y la empresa colectiva como receptor de pago de renta. Este cambio en la producción agrícola surgió de manera espontánea a fines de 1978, en la región de Anhui, y el gobierno no supo que hacer frente a estos contratos que espontáneamente se fueron usando en el campo chino. Así aparecieron dos corrientes, una que pensaba que se estaba restaurando el capitalismo y otra que pensaba que no. Posteriormente el partido aceptó esta realidad pero consideró inaceptable la producción individual. El contrato de grupo fue entonces el punto de partida para la reforma de la producción agrícola. El programa empezó para las áreas muy pobres, pero en 1982 este sistema se aprobó para todo el país. Esta política significaba la desaparición de las viejas formas de operación de la agricultura durante el socialismo chino. Así, poco a poco las comunas, que habían sido el alma del comunismo en las zonas rurales, fueron eliminadas, y para 1985 dejaron de existir totalmente en el campo chino. Debemos recordar que la provincia de Anhui tenía una experiencia de este tipo de trabajo rural. A fines de 1961, apenas antes de que Zeng Xisheng [53] fuera criticado y transferido fuera de Anhui, alrededor del 80% de esta provincia estaba practicando el sistema de responsabilidad de producción familiar. Como hemos dicho, fue en esta provincia donde se inició en 1978 este sistema, base de la reforma en la agricultura. Un problema que se presentó en esta nueva forma de producción consistió en el hecho de que, sin tener la propiedad de la tierra, los campesinos no invierten a largo plazo y llevan a cabo actividades predatorias en el uso de la tierra. Por esta razón, posteriormente se alargaron los contratos hasta 15 años de duración. El empleo en la agricultura está estancado; había 333 millones de trabajadores en el campo en 1995 y este número se redujo a 329 millones en 1999. Se ha estimado que puede haber 150 millones de trabajadores agrícolas que sobran en el campo. Además, la principal fuente alterna a la absorción laboral en el campo son las empresas de los pueblos y las villas, estancadas en términos de creación de empleos, en un nivel cercano a los
127 millones de trabajadores después de la mitad de los noventa. Por otro lado, los apuros en la agricultura se reflejan también en los cambios de los precios pagados a los bienes agrícolas. Se ha estimado que ha habido una caída del 22% en los precios pagados a los productos agrícolas entre 1997 y 2002. Así, muchos analistas calculan que los ingresos rurales se han estancado, y algunos argumentan que incluso han declinado desde mediados de los noventa. Por otro lado, la distribución del ingreso ha sido mucho más desigual: el coeficiente Gini de la distribución del ingreso rural ha sido mucho más desigual y se ha incrementado del 0.21 en 1978 al 0.40 en 1998. [54] La agricultura ha reducido su presencia en la economía china; es responsable sólo del 13% del pib , pero emplea al 42% de la fuerza de trabajo y la mayoría de los pobres dependen de ella. Además están enfrentando la disminución de tierra arable, la falta de agua y la urbanización. De este modo, se argumenta, la agricultura china deberá transformarse hacia los cultivos de la horticultura y la cría de animales. [55] Otro gran problema que enfrentan los campesinos chinos tiene que ver con la cuestión de su salud, que estaba más o menos garantizada en el sistema anterior a las reformas. Hasta los setenta el sistema de salud pública en la China rural era proporcionado por las comunas y cubría al 90% de las áreas rurales. Cuando las comunas desaparecieron, de igual manera este sistema de salud se derrumbó, dejando con servicios de salud en la década de los ochenta a sólo el 5% de estas áreas rurales. [56] En información posterior, correspondiente a los principios del siglo xxi, sólo 12% de los individuos en las áreas rurales de China tienen seguro médico, y la proporción en las ciudades se incrementa sólo ligeramente, al 54% de la población, un poco más de la mitad. Un estudio que se realizó en el año 2001 en 400 clínicas rurales encontró que dos tercios de ellas no conservaban los registros médicos, y que sólo la mitad tenía equipo quirúrgico esterilizado. [57] Así, los retos de la agricultura y la vida de los campesinos en China tienen una variedad de problemas. El empleo es el más importante, pero la desigualdad de ingresos no es menor, así como la migración, que tiene un límite impuesto por las condiciones cambiantes del progreso industrial y tecnológico. La contaminación (las empresa rurales fueron culpables del 50% de los contaminantes producidos a nivel nacional), y la salud de los habitantes en las zonas rurales de China son otros desafíos de gran magnitud para su futuro. Además, los funcionarios de las burocracias locales en las zonas rurales, como en las dinastías, han aumentado los costos administrativos, buscando una mayor satisfacción a sus propios intereses e incrementando la carga a los campesinos. El verdadero desafío para el pcch sigue estando en las zonas rurales, y una mayor reforma de mercado y distribución necesita ser consolidada en estas áreas. financiamiento y desarrollo China ha sido el principal receptor de inversión extranjera directa en el mundo en los últimos años, sólo detrás de Estados Unidos. Se calcula que en los últimos 15 años ha recibido más de 500 mil millones de dólares de
inversión extranjera. También ha sido el principal receptor de fondos del Banco Mundial. Por ello se tiende a pensar que el gran crecimiento de su economía ha sido obra de la inversión externa, pero la verdadera máquina del desarrollo ha sido la del gobierno, por conducto de los fondos que ha suministrado incesantemente a las empresas y en especial del financiamiento proveniente de los cuatro grandes bancos estatales. [58] El gobierno de China ha invertido bastante y de manera constante en su economía, y éste ha sido un factor importante para su crecimiento. Además, esta situación no es un fenómeno nuevo. En 1954, cuando era un país pobre, su inversión representaba un 26% de su pib . Esta relación cayó en 1962 a un 15%, pero en general se mantuvo alta, entre el 25 y el 40% desde 1964 hasta 1978. Desde este último año, inicio de las reformas, hasta 2004, China invirtió en promedio entre el 35 y el 45% de su pib , una cifra muy grande y explicativa de su crecimiento alto y sostenido. [59] En contraste, en 2004 el tamaño de la inversión extranjera directa fue de 60 mil millones de dólares, que representó sólo el 10% de la inversión total de China. Como parte de este proceso para lograr su rápido desarrollo, China ha implementado una permanente política de préstamos, especialmente a las empresas públicas, para que hagan la inversión que favorezca el crecimiento alto y acelerado de China. Esta política crediticia de tipo extensiva, por cierto, también fue una de las fórmulas adoptadas antes por Japón y Corea del Sur para mantener los altos índices de producción de sus economías. En el caso de China, como también en los casos mencionados, esto ha conducido a que muchas deudas contraídas resulten impagables y hayan pasado a formar par te de pasivos importantes en su economía A fines de 2004, después de un periodo muy agresivo de préstamos, la deuda de los bancos permanecía en la cifra de 3.7 billones de dólares, cerca del doble del pib chino. [60] Todas las deudas (pensiones, deudas no pagadas, préstamos sin cobrar en las instituciones financieras, deuda de los gobiernos locales y otras) sumaban cerca del 100% del pib de China en 1997 y en el 2003 eran todavía del 82.9 por ciento. [61] En 2002 los préstamos no cobrables alcanzaron la cifra de 255 mil millones de dólares, pero las empresas estatales deben ahora más de 2 billones de dólares, y el Banco Mundial cree que una alteración, mínima, incluso en ventas hacia abajo o aumento de interés, provocaría que no se pagasen 1.2 billones. [62] Este mismo autor cita la información de la consultora Ernest and Young que estimaba que el año de 2005 las deudas no cobrables del sistema bancario chino eran de 900 mil millones de dólares. Por otra parte, es importante anotar el hecho de que las deudas futuras de China para cubrir las pensiones van a representar entre 45% y 95% del pib . Aunque la deuda nacional en relación con el pib es manejable, en el rango de 20%, dado el bajo nivel de los ingresos fiscales, del 18.5% del pib , el sistema fiscal podría entrar en crisis frente a los retos económicos y sociales en el mediano y largo plazo, en especial si se toman en cuenta los compromisos fiscales de su futuro. Precisamente debido a este problema de necesidad de aumentar los fondos, China, en años recientes, ha realizado cambios en su política fiscal, como el de extender la recaudación con
impuestos y limitar las exenciones dadas anteriormente a la empresas extranjeras. [63] Existe todavía en China el prejuicio de otorgar préstamos a las empresas privadas, a pesar de las facilidades introducidas en 1998. La estructura entera de propiedad, el control corporativo y los derechos de propiedad confusos constituyen un fuerte sesgo que impide la construcción de un sector de negocios como se lo entiende en Occidente. Las deudas no cobrables de la economía china alcanzaron un tercio del pib chino antes de 2002. Ya en 1999 se crearon, una por cada banco, las compañías administradoras de activos, instituciones diseñadas para “comprar” estas deudas anteriores a 1996 a fin de sanear los estados financieros de los bancos y evitarles una crisis de liquidez. Hasta el año 2005 estas compañías se habían librado de dos terceras partes de estas deudas incobrables y recuperado en efectivo un 13% del total. El gobierno chino, en especial su Ministerio de Finanzas, que ha apoyado estas operaciones, tendrá que asumir la propia deuda de estas compañías y liquidar sus operaciones. En el año 2005 las deudas incobrables de toda la banca de China representaban el 6.7% de su pib . Estas empresas recibieron del gobierno, al inicio, una cantidad de 168 mil millones de deudas no cobrables. Will Hutton señala que el gobierno ha inyectado más de 260 mil millones de dólares directamente a los bancos y a estas compañías administradoras. [64] En relación con la política crediticia de China, podemos decir que no hay instituciones en el gobierno o en el ámbito público intermedio que puedan poner frenos a los gobiernos provinciales con ambiciones de construir nueva infraestructura, o sobre los créditos a las empresas públicas y empresas de los pueblos y villas, que se aventuran a realizar negocios sin medir las consecuencias financieras de sus actos. [65] Debido al alto crecimiento sostenido y a la inyección de liquidez al sistema económico, los brotes inflacionarios han acompañado el desarrollo de China en estos años y han significado un verdadero dolor de cabeza para el gobierno, por las implicaciones económicas, sociales y políticas de este fenómeno. Es preciso recordar que la inflación fue un factor importante en las revueltas populares contra los nacionalistas en 1948 y los comunistas en 1989. Por eso se tiene tanto cuidado en controlar los procesos inflacionarios como el que recientemente se vivió en China, en la primera mitad del año 2008. Sin embargo, los bancos de China han adoptado una política de grandes préstamos de nueva cuenta a partir de 2009, en respuesta a la crisis económica mundial, para apoyar a las compañías estatales y financiar grandes proyectos de infraestructura e inmobiliarios, lo que podría volver a hacer surgir el porcentaje de deudas incobrables y crear la necesidad de un nuevo rescate financiero como en el pasado. El profesor Yiping Guang considera que una crisis bancaria es poco probable, ya que la tasa de los préstamos incobrables es relativamente baja, de menos del 5% en la mayoría de los bancos. Sin embargo, según su criterio, el verdadero problema de China es la enorme liquidez inyectada al sistema económico entre 2009 y
2010, de 17.4 billones de yuanes (equivalente a más de 2.5 billones de dólares). Con esta abundante liquidez, y tasas reales negativas de depósito, se generan ondas de incrementos de precios para diferentes productos. El problema entonces es que la abundante liquidez produce inflación y ya a fines del año 2010 estaba por encima del 5% anual, o arriba del 12%, si se la se mide de mes en mes. [66] Debido a las pérdidas financieras que sufrió el Estado en 1994 se estableció el impuesto al valor agregado a escala nacional para remplazar los impuestos locales sobre productos. Así se revirtió la pérdida de los ingresos del Estado que había caído hasta el 10.7% del pib en 1995. En el año 2002 los ingresos fiscales de China representaron el 18.5% del pib ; aumentaron hasta el 20% en 2008 y se redujeron, por la crisis económica mundial del año 2009, al 17 por ciento. Desde 1994 el iva corresponde al 17%. De esta recaudación, el 75% se va al gobierno central y el 25% se queda en las provincias. El gobierno central había perdido ingresos fiscales, pues éstos habían bajado del 50 al 38.6% en 1992. Con la reforma impositiva de 1994 se volvió a la cifra de 50%, y de esta manera se han podido realizar transferencias a las provincias. [67] Por lo que respecta al mercado accionario, éste ha funcionado más como un soporte de las políticas del Estado que como un mercado abierto en el sentido en el que opera en Occidente. Por ejemplo, sólo el 25% de las acciones de los bancos pueden pertenecer a tenedores no estatales. Hasta fines de 2006 el 63% de las acciones propiedad directa del Estado no podían ser compradas ni vendidas en la bolsa de valores, pero desde principios del año 2007 una nueva norma permite que estas acciones puedan ser comercializadas, siempre y cuando el comprador sea otra entidad estatal o legal. Solamente las acciones individuales “A” pueden ser libremente negociadas por los inversionistas chinos dentro de China. Los extranjeros pueden tener acciones “especiales” y “B” que pueden ser negociadas bajo supervisión estatal. Las acciones tipo “H” y “N” en manos de extranjeros son más fácilmente negociadas. En cualquier caso, los tenedores de acciones no estatales constituyen una mayoría en el mercado accionario sólo en una pequeña fracción de las firmas que cotizan en la bolsa de valores, por lo que podemos decir que el mercado accionario de China es una creatura del Estado. [68] Sin embargo, después de más de una década del desarrollo del mercado de acciones esta economía china de 2 billones de dólares ha sido exitosa en crear poco menos de 200 genuinas empresas privadas para 2004. En ese año China ya ocupaba el sexto lugar de las economías más grandes del planeta. Probablemente, y por este conducto, cerca de dos terceras partes de las 180 000 empresas más grandes de China están de facto controladas por el Estado. [69] pobreza y desigualdad en china En el año 2004 había 133.2 millones de personas en China que vivían con menos de un dólar al día y 415.7 millones con menos de dos dólares al día. El ingreso personal anual estimado era de 1 730 dólares. [70] Otra evaluación sobre los pobres en China consiste en indicar que 200 millones
viven en pobreza extrema y un total de 500 millones son pobres bajo cualquier definición. [71] La reducción de la pobreza en China fue muy grande hace veinte años, después de que fueron liquidadas las comunas. Desde entonces, la desigualdad ha venido creciendo consistentemente. [72] Para la mayoría de los pobres el aumento de sus ingresos y la migración constituyen las alternativas para salir de la pobreza, sin la necesidad de ser asistidos por conducto de cuantiosos gastos sociales del gobierno. Sin embargo, para los pobres en las más remotas áreas de China salir de la pobreza es más difícil y requiere programas del gobierno más incluyentes y dirigidos hacia la solución de necesidades bien definidas (como el programa rural Dibao ), apoyado por grandes trasferencias fiscales que pudieran llegar eficientemente. [73] Por lo tanto, parece ser que en el caso de China, como en el de otros países que lograron abatir la pobreza, el camino que se avizora para lograr un bienestar general y reducir la pobreza seguirá siendo el crecimiento industrial y la migración de las zonas rurales, y ésta es otra de las razones de la necesidad que tiene el gobierno chino de mantener altas de crecimiento económico, para poder realizar esta transición social. Pero como se ha indicado anteriormente, el principal fenómeno social contemporáneo en China es la desigualdad en la captura de los ingresos producidos por este tremendo crecimiento económico y en el bienestar alcanzado por diferentes segmentos de la sociedad. En este sentido, China se aleja del modelo implementado por Japón y Corea del Sur y se acerca más a las experiencias de América Latina, donde la desigualdad social ha sido una característica inherente a su modelo de desarrollo. Según una información reciente, en los últimos diez años la economía nacional tuvo un crecimiento en promedio del 10%, pero éste se distribuyó muy desigualmente. El ingreso del grupo en el 10% más bajo de la pirámide se incrementó 42%, pero el del 10% más alto creció 168% y el del grupo medio 115%. [74] Un estudio señala que el 10% más rico en las zonas urbanas posee el 45% de la riqueza, mientras que el 10% más pobre sólo es poseedor del 1.4%. [75] La desigualdad rural empeoró en los noventa, sugiriendo que mejores indicadores sociales y los programas contra la pobreza (por ejemplo, el programa 8-7) no fueron suficientes para compensar otros factores que están determinando las disparidades de ingreso y el grado en el que la pobreza estaba siendo erradicada. [76] Según el profesor Shaoguang Wang existen ahora cuatro tipos de desigualdades en China: en el sector rural; dentro del sector urbano; entre el sector rural y urbano, y el que se da entre regiones. [77] En 1990 el ingreso rural del grupo en el 20% de la cúspide social era 6.3 veces superior que el del 20% en la base de la pirámide, pero en el año 2000 fue ya de 9.5 veces. En las zonas urbanas la desigualdad aumentó entre 1985 y 2002. Entre el 10% del grupo en la punta de la pirámide social y el 10% en su estrato social más bajo, la desigualdad pasó de 2.87 veces a 5.74 veces. En 1978 la diferencia entre el ingreso urbano y rural era de 2.6 veces, se redujo en 1985 a menos de dos veces, pero volvió a aumentar en 1995 y en 2002, cuando llegó a ser de más de tres veces. Otro signo de la desigualdad consiste en que el 80% de las exportaciones de China se originan en 11
provincias costeras donde vive el 40% de la población de China. Por ejemplo, el pib per cápita en Shanghai en el año 2000 era de 27 187 yuanes (número 1 en el país) y en Guizhou sólo de 2 818 (último lugar); o sea que había ya una diferencia de 9.65 veces entre la región más rica y la más pobre. Este incremento de la desigualdad ha conducido a una gran concentración del bienestar económico. Se estima que el 1% de la población de China es poseedora ahora del 40% de la riqueza, mucha de la cual se ha obtenido por medio de actos corruptos. Si no se detiene la corrupción, ésta destruirá al país, y también se dice que acabar con la corrupción sería la destrucción del Partido Comunista. [78] La sociedad china estaba rezagada industrial y tecnológicamente cuando se iniciaron las reformas en 1978, pero era una sociedad con rasgos igualitarios muy fuertes. Por ejemplo, el coeficiente de Gini para los ingresos urbanos en 1980 fue de 0.16, mientras que para otros países en desarrollo el promedio era de 0.43. El de la zonas rurales fue en 1979 de 0.31, que era más bajo que los de otros países en desarrollo como la India, de 0.34, o Bangladesh, de 0.33. [79] La igualdad en cuanto al servicio de salud era también manifiesta. Mientras que a fines de los setenta, el seguro médico estaba disponible para más del 85% de la población, actualmente sólo 20% de los residentes rurales y 55% de los habitantes en las ciudades cuentan con seguridad médica. El sistema de salud de China en la era de la economía centralmente planificada fue considerado un éxito. A mitad de los setenta cerca del 90% de las villas rurales tenían una estación de salud. El sistema médico cooperativo rural ( smcr ) daba servicios básicos de salud de forma gratuita o a bajo costo. En los ochenta la mayoría de los smcr, con algunas excepciones en las zonas ricas costeras, se derrumbaron al mismo tiempo que se desvanecieron las comunas, las que fueron remplazadas por los pueblos. El Banco Mundial estimó que más del 90% de la población rural — 700 millones de campesinos— no recibía ningún tipo de cobertura de salud en 1998. Otro rasgo de esta igualdad anterior a las reformas de mercado era el relativo al gasto público, que tenía como uno de sus objetivos mantener el equilibrio regional. El sistema fiscal en la época de la economía socialista era altamente redistributivo, por lo menos a nivel provincial. Las provincias ricas remitían un alto porcentaje de su pib al gobierno y las provincias pobres recibían grandes subsidios provenientes de éste. Esto ha cambiado radicalmente en la China contemporánea. En 2003 la provincia más rica tenía más de ocho veces el gasto público que la más pobre. Además, las desigualdades en el gasto son mucho más pronunciadas en el nivel subprovincial. El condado más rico tiene 48 veces más gasto público per cápita que el más pobre. [80] Pero la igualdad maoísta fue sostenida al tremendo costo de la productividad. El ingreso anual per cápita de los trabajadores en las empresas estatales cayó a 605 yuanes en 1976, de 652 yuanes en 1965. En las zonas rurales la distribución igualitaria significaba que el 70% de granos, vegetales, leña y otros productos agrícolas eran distribuidos de acuerdo con
el número de miembros de una familia, mientras que el restante 30% lo era de acuerdo con los puntos obtenidos por el trabajo realizado. Esto es, trabajaran con intensidad o no, se recibía aproximadamente el mismo pago. El resultado de este igualitarismo fue el estancamiento de la agricultura china. Como ha dicho un intelectual chino, “Con Mao, cuando todos vivíamos en pobreza, hablábamos de lucha de clases. Ahora que existen realmente distintas clases económicas en China, no podemos hablar más de la lucha de clases”. [81] Desde que se iniciaron las reformas económicas, las políticas adoptadas tuvieron un sesgo hacia la proeficiencia y la antiigualdad de los años del socialismo maoísta. Ello explica la orientación preferencial hacia las costas, el apoyo en la inversión extranjera, etc. Las empresas gozaron de ayudas fiscales importantes. Por ejemplo, al inicio de las reformas, y hasta 1997, el impuesto sobre la renta de las empresas cayó de 8 a 1.6% del pib , al igual que los impuestos aduanales. Los problemas sociales han hecho que el gobierno chino haya puesto en práctica en años recientes un sistema fiscal más progresista, y así ha sido posible canalizar más recursos hacia los servicios sociales y redes de protección para la población en esta espiral de desigualdad provocada por las reformas. China ha pasado por una gran transformación de la mano de obra campesina. En 1981 la mayoría de los campesinos, cerca del 85%, pasaban la mayor parte de su tiempo en el trabajo agrícola. Los individuos que laboraban fuera de la agricultura tenían casi tres veces más probabilidad de vivir en el hogar y trabajar dentro o cerca de la villa rural (7% eran autoempleados y el 4.2% trabajaba por un salario) que trabajar fuera de la villa y vivir fuera del hogar (menos del 1% eran migrantes autoempleados: menos del 4% eran migrantes). Para el año 2000 casi la mayoría, más del 85%, eran migrantes que vivían fuera de sus villas rurales. Especialmente los migrantes entre 16 y 25 años son los que tenían una mayor participación en los mercados no agrícolas. Dada la gran contribución a la desigualdad regional hecha por las nuevas empresas de los pueblos y villas rurales, los gobiernos apoyaron la promoción de estas empresas en áreas menos desarrolladas para reducir esta desigualdad. El gobierno central estaba consciente de esta necesidad, pero su asistencia y apoyo directo fueron limitados. En segundo lugar, la cuestión de la educación es uno de los principales factores de la desigualdad regional. Por consiguiente, China debe mantener el apoyo a la educación para los pobres. Finalmente, para 1995, el acceso al capital era el segundo factor más importante de esta desigualdad. Como consecuencia, desarrollar un mercado de crédito rural viable es esencial para atraer capital a las zonas pobres.
La desigualdad en el ingreso total en China ha crecido rápidamente, sobre todo desde el año 2000. Las desigualdades intraurbanas han crecido más que las rural-urbanas. Además, la migración del campo a las ciudades ha contribuido al incremento general de la desigualdad en China. A medida que el país ha ido urbanizándose, la desigualdad se ha ido incrementando. Los migrantes rurales en las ciudades reciben por lo general muy bajos salarios, que los residentes urbanos no aceptarían, y ésta es otra razón del incremento de la desigualdad dentro de las ciudades en China. Otro factor de la desigualdad consiste en la carga financiera impuesta a los residentes rurales, ya que éstos llevan el peso de pagar por servicios locales. En las áreas urbanas la mayoría de los bienes públicos están financiados por el Estado o los gobiernos locales. Por el contrario, los residentes rurales debajo del nivel de los pueblos tienen que pagar cuidado médico, escuelas públicas, administración gubernamental de pueblos y villas, y otras instalaciones públicas de las comunidades locales. Un dato importante consiste en que el crecimiento en el gasto de la agricultura está más ligado en los últimos años al crecimiento de la burocracia y los costos administrativos. Ésta ha sido una fuente de ingreso para los burócratas locales cuya expansión es expresión del aumento de los costos administrativos, del pobre gobierno y de que las zonas rurales se hayan convertido en fuente de explotación de estos funcionarios administrativos. [82] En las áreas rurales el número de trabajadores excedentes era de 130 millones en 2002. En 2003 la población de trabajadores migran tes fue de 98.2 millones. Empezando el año 2004, la transferencia de trabajadores migrantes a las industrias no agrícolas fue de 57.6% de los trabajos en la industria secundaria y representó el 52.6, 68.2 y 79.8% de la fuerza laboral en el sector de ventas y restaurantes, manufactura y construcción, respectivamente. El censo de población de 2000 informa que 144.39 millones de residentes rurales se fueron a las ciudades y pueblos, lo que representó el 11.6% del total de la población en ese año. [83] En 1978 el ingreso disponible anual per cápita de los residentes urbanos era de 343 yuanes, 2.6 veces del ingreso de los campesinos, quienes obtenían 134 yuanes. En el año 2001 la tasa de relación de ingreso fue casi tres veces mayor, con un ingreso de 6 860 yuanes para los residentes urbanos y 2 366 para los campesinos. Otro rasgo de la desigualdad se encuentra en la forma de organizar los horarios de trabajo y los salarios pagados a los trabajadores. En promedio, los migrantes trabajan 64 horas a la semana, mientras que los trabajadores urbanos laboran 46 horas. Medidos por la tasa salarial por hora, los trabajadores urbanos reciben un pago de 2.7 veces más, en promedio, que un trabajador migrante. Cerca del 66% de los migrantes tienen un ingreso de menos de 800 yuanes por mes, en comparación con los trabajadores urbanos entre los que sólo el 27% recibe este salario. Hay mayor desigualdad de ingresos urbanos-rurales en las provincias pobres que, digamos, en Shangai o en las costas. Esto conduce a plantear la tesis de que la urbanización de China es el factor clave para reducir las
desigualdades en el país. Pero esto podría ser una trampa, pues existen indicios que señalan que las desigualdades intraurbanas estaban produciendo mayores desigualdades. Para mejorar la situación de desigualdad se requiere que los líderes de China tomen en cuenta los incentivos de los gobiernos locales a fin de mitigar este problema. El sistema de descentralización fiscal motivó a los gobiernos locales para promover el desarrollo económico, pero no han actuado para usar ese mismo sistema fiscal para atenuar los problemas de los pobres. El sistema fiscal necesita ser reformado y sobre todo que se establezcan normas para su manejo y administración. Para tener una idea de cómo debería restablecerse el equilibrio fiscal, se menciona el hecho de que en la distribución del gasto fiscal per cápita existen grandes diferencias. Por ejemplo, la provincia de Henan aparece hasta el final de la lista, con 900 yuanes y Shangai en el primer lugar, con 8 000 yuanes. Para lograr un equilibrio fiscal se requeriría poner el per cápita del gasto fiscal en un promedio de 1 600 yuanes. Con ello se haría más comprensible la noción de “sociedad armoniosa”. [84] desafíos del modelo económico La reforma de la economía china, y con ello el viraje hacia un nuevo modelo económico que dejara atrás la era de la autosuficiencia socialista, no fue algo totalmente nuevo en China. En enero de 1975, en el marco del cuarto congreso de la Asamblea Popular, Zhou Enlai describió la política de las cuatro modernizaciones (agricultura, industria, ciencia y tecnología, y defensa nacional). El mismo Zhou ya había presentado una estrategia similar para la modernización de China en 1964, antes de que estallara la revolución cultural. Así que el cambio del modelo económico en China esperaba su momento, y éste llegó cuando Deng Xiaoping, que representaba a la vieja facción que había criticado la ortodoxia maoísta, asumió el poder en 1978. Con Deng llegó la visión pragmática del desarrollo de China a sustituir a la ideológica de Mao. Para Deng una economía de mercado no necesariamente implicaba capitalismo, así como una economía planeada tampoco significaba socialismo, lo que en esencia abrió las puertas para las reformas que hemos visto pasar por la economía china desde entonces. Lo que ahora está en juego, después de más de tres décadas de cambios en la economía y la sociedad, es si verdaderamente una economía de mercado, tal como se está desarrollando a gran velocidad, no va a involucrar el surgimiento de alguna variedad de modelo capitalista en China, con todas las implicaciones y consecuencias del caso. Según el profesor Timothy Cheek, la dirigencia china afirma que China es un Estado socialista. Sin embargo, China tiene una economía capitalista. Este capitalismo, llamado socialismo con características chinas por el Partido Comunista, está cargado de tensiones y problemas, con ganadores vertiginosos y perdedores miserables y con peligrosos desequilibrios en el uso de la tierra y la energía que podrían dejar a China incapaz de producir suficiente alimento o conservar la luz en un no muy distante futuro. [85] En China se desarrolla un modelo de mercado muy particular, con desequilibrios regionales, que se parece mucho a la experiencia de otras
economías de América Latina y otras partes del mundo, en donde coexisten zonas altamente desarrolladas con áreas de atraso. China no es una economía nacional y comprende a diversas economías regionales, que van de la extrema pobreza a la prosperidad relativa. En grandes partes de la China rural los campesinos todavía luchan en los márgenes de la subsistencia, mientras que en Shangai, Beijing y Guangdong se encuentra en formación una economía moderna. La diversidad de China puede observarse en las dos incompletas transiciones. La primera corresponde a la transformación de un socialismo burocrático hacia una economía de mercado. En segundo lugar, China está a medio camino de su proceso de industrialización, es decir una larga marcha para dejar de ser una sociedad rural y ser una sociedad urbana. Estas dos transiciones distan de estar terminadas, y así China conserva en la actualidad los rasgos de una sociedad tradicional, socialista, moderna y de mercado, todo esto mezclado al mismo tiempo, lo que la hace ser una sociedad muy compleja. [86] El mercado es ahora la institución predominante en China. Como resultado, los desafíos de la transición están siendo remplazados por los retos del desarrollo: la necesidad de invertir en las capacidades de la fuerza de trabajo y en las obras de infraestructura; la necesidad de crear instituciones efectivas, y la necesidad de proteger a los sectores vulnerables de la población. Todavía hoy existe una población de 200 millones que se encuentra en pobreza extrema y esto no puede ser visto como inevitable o aceptable. Además, el crecimiento de China ha sido acompañado por un aumento de la desigualdad del ingreso que es percibido como injusto. Otro reto será el de encontrar empleo para cerca de 200 millones de trabajadores que no lo tendrán en las zonas rurales. Según Barry Naughton los factores del rápido crecimiento de China han sido: [87] – alta proporción de inversión anual (especialmente en infraestructura física vital); – “bono demográfico” en la forma de rápido crecimiento de la fuerza de trabajo moderna; – el sector moderno de la fuerza de trabajo permite absorber flujos de trabajadores de las zonas rurales en las ciudades; – grandes inversiones en capital humano, igual que en salud, que se agregan a las capacidades generadas en el socialismo. Sintetizando estos elementos, podemos decir que la fórmula del rápido crecimiento del pib en China se podría resumir en los aumentos constantes de los siguientes factores: capital físico + trabajo + capital humano. Para contextualizar esta fórmula de rápido crecimiento de China debemos recordar algunos datos de su evolución económica. En 1978 el tamaño del ingreso per cápita de la población china era de 674 dólares, pero el 44% de su pib se producía en la industria, con un alto consumo de energía, que lo hacía ver como un país en vías de desarrollo “sobreindustrializado”, aunque sólo el 18% de su población residía en las
ciudades. Sin embargo, contaba con un desarrollo humano muy alto (salud, educación, años de vida, etc.). Ahora, en los primeros años del siglo xxi , los datos son más normales; los habitantes chinos tienen un ingreso per cápita de 4 726 dólares; la tasa de urbanización es del 41% y el consumo de energía es el de un país en desarrollo. [88] En cuanto a la geografía económica de China, ésta se desenvuelve por conducto de grandes macrorregiones económicas. [89] El territorio de China es muy grande y diferenciado por climas, suelos y dotaciones de recursos. Esto ha producido diferencias importantes en términos económicos. La región del norte es la más importante. La planicie del norte de China es el área de tierra más extensa y contiene un poco más de una cuarta parte de la tierra cultivada, así como también un poco más de un 25% de la población total. Beijing, que es la capital nacional, representa el centro urbano de esta macrorregión del norte. La población que vive en esta gran región económica produce el 30% de la producción industrial y el 31% de la producción de las cosechas agrícolas de todo el país. Otra importante macrorregión es la del bajo Yangtzé (con la ciudad de Shangai como su centro), que es la más desarrollada de China. En esta región vive el 10% de la población, pero se produjo el 21% del pib nacional en 2003. Sus tierras, cultivadas intensamente, representan el 7% de la tierra arable, pero producen el 10% de las cosechas agrícolas de la nación. La región del noreste o Manchuria cuenta con abundantes recursos naturales: el 9% de la población de China cultiva aquí el 17% de la tierra arable y tiene ricas reservas de hierro, carbón y petróleo, lo que ha hecho de esta área el centro de la industria pesada de China. Su centro industrial es Shenyang, en Liaoning. Este 9% de la población produjo el 10% del pib en 2003. Se debe recalcar que esta región fue muy importante en la época de la economía socialista. Estas tres grandes regiones que se han descrito producen el 55% del pib de China, con el 46% de la población y el 51% de la tierra cultivable. Igualmente es de destacar que la región norte, con Beijing en el centro, y la del bajo Yangtzé, con Shangai como su base, han estado unidas desde tiempos históricos. Las demás macrorregiones están poco integradas a un sistema económico nacional. Otros casos son Hubei, Hunan y Jiangxi, que representan el 13% de la población y producen el 9.5 del pib con el 10% de la tierra cultivable y el 14% de la producción agrícola. Estas provincias son las del Yangtzé medio y tienen a la ciudad de Wuhan como su centro. En el Yangtzé alto se encuentran las provincias de Sichuán, las ciudad de Chongqing y Chengdu, así como las otras provincias al sur, como Yunnan y Guizhou. Todo este conglomerado forma la región suroeste, con el 15.5% de la población total y el 8.5% del pib de China. En el extremo sur se encuentra la provincia de Guangdong, con sus zonas económicas especiales, más Hong Kong y Macao. Constituyen las áreas más abiertas a la economía mundial y las zonas económicas especiales son las zonas líderes de la exportación manufacturera de China. En esta región
debe incluirse a Fujián, en la costa sureste. Finalmente, en el norte y noreste se ubican las provincias de Shaanxi, Mongolia Interior, Gansu y Ningxia, con el 10% de la población, el 6% de la industria total y el 8% de la producción agrícola. En suma, 41% de la población vive en las provincias costeras, y si se toman en cuenta las cinco macrorregiones adyacentes, la población se incrementa al 59%. De acuerdo a Naughton, el problema más serio del desarrollo chino no está en el oeste, sino en las provincias pobladas y pobres, en el arco de Mongolia Interior, Shaanxi, Gansu, Sichuán, Guizhou y Yunnan. [90] En esta geografía de grandes macrorregiones es importante subrayar el hecho de que la economía china no existe como una gran unidad de interacciones. Las provincias son todavía muy autosuficientes y sus relaciones con otras provincias son limitadas. Por eso aún la gran mayoría de los bienes consumidos en cualquier provincia china son producidos dentro de la misma provincia. En términos económicos la ruptura con la URSS tuvo consecuencias importantes en la geografía. La preocupación de una guerra con los soviéticos condujo a la política industrial del tercer frente a principios de los sesenta. La provincia central de esta política fue Sichuán y el lejano suroeste, así como inversiones en el noroeste. Hubo un masivo cambio en la orientación de la inversión, casi del 50% de mediados de los sesenta a la mitad de los setenta, para construir una base industrial, así como instalaciones nucleares que pudieran resistir un ataque soviético. Sin embargo, esta política económica dejó a Sichuán y a Chongqing con el problema de contar con una industria anticuada en la década de los noventa. La necesidad de China de reconstruir su economía fue también alentada por los choques con las tropas soviéticas en el río Ussuri en marzo de 1969, choques que ahora sabemos fueron iniciados por China. [91] Esta confrontación militar entre la URSS y China en su zona fronteriza, posterior a la invasión soviética de Checoslovaquia, justificada por la doctrina Brezhnev, que concedía a los soviéticos el derecho de intervenir en los asuntos de otros países socialistas, fue un aliciente importante en el reconocimiento de Mao de que el fortalecimiento y la autonomía de China eran factores estratégicos de primer orden. Esto debió haber convencido igualmente a Mao de la necesidad de restaurar el orden tras el caos provocado por la revolución cultural. También lo llevó a pensar en la necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos, que culminaron en la visita del presidente Nixon a Beijing en 1972. Según Robert G. Sutter, los retos para la continuidad del crecimiento de China están vinculados a: [92] – Empresas estatales. Manejan un tercio de la producción y dos terceras partes de los empleados urbanos. Más de la mitad de estas empresas pierden dinero y reciben subsidios. – El sistema bancario otorga un 50% de sus préstamos a las empresas estatales y una gran parte de ellos no van a ser pagados.
– El sistema agrícola es sumamente deficiente por mantener un alto grado de autosuficiencia en granos, y muchos productos tienen precios superiores a los precios mundiales. – Infraestructura. Existen cuellos de botella en transportación y energía, que impiden mantener la producción al nivel de la demanda y entonces crean inflación. – Estado de derecho. Corrupción, especulación financiera y mala inversión de fondos del gobierno. Las conexiones del partido, y no las fuerzas del mercado, son las determinantes del éxito. – Problemas sociales. Desigualdad de ingreso regional, urbana-rural. Además medio ambiente, pensiones y vulnerabilidad a epidemias. Otros problemas a los que deberá enfrentarse China tienen que ver con el cambio demográfico, el excesivo consumo de energía, el agotamiento del sesgo exportador de su modelo y la creación de menos empleo, entre otros temas de gran relevancia para el futuro de China. Relativamente pronto la estructura de edades de la población china se moverá hacia los segmentos de gente adulta. En el año 2025 China tendrá una población de más de 200 millones de personas con una edad superior a los 65 años. Este número se incrementará hasta llegar a 300 millones en 2050. [93] Por lo que respecta al desperdicio energético, China consume energía en exceso. Para producir un dólar del pib usa tres veces más que el promedio mundial de consumo de energía, cuatro veces más que Estados Unidos y ocho veces más que Japón. [94] En cuanto al sesgo exportador, su dependencia de este factor en la economía es muy grande, con una participación del 50% en el crecimiento económico. Pero la continuación de este fenómeno tiene ya limitaciones reales. Se afirma que si la estructura actual de crecimiento continúa, para el año 2020 las exportaciones chinas llegarían a una cifra cercana a los 5 billones de dólares, lo que equivaldría al 100% de su pib de ese año y representaría el 50% de las exportaciones mundiales. Sin embargo, alcanzar esto requeriría más producción proveniente de las empresas extranjeras, pero ya casi todas están en China, y además los países occidentales tendrían que absorber estas importaciones. ¡Todo esto es matemática y económicamente imposible! � En 2005 el procesamiento de manufactura representó el 57% del comercio exterior total de China, y pocas exportaciones eran de productores propietarios: el 80% de los textiles exportados por China llevaban marcas extranjeras. El valor agregado en el procesamiento de las exportaciones se ha incrementado significativamente en China en los años recientes. Era de menos del 20% en 1993 y excedió el 35% en el año 2001. La relación comercio/ pib es muy alta en China en 2005, de 70%, mientras que en Japón es del 24 por ciento. [95]
Una opinión diferente sobre el papel que desempeña el comercio exterior en el desarrollo de China señala que la importancia del mercado nacional es la fuerza motriz de su desarrollo. Se afirma que a pesar de los datos sobre la inversión extranjera y sus exportaciones, el crecimiento de China es empujado principalmente por la demanda interna. De acuerdo con cálculos hechos por Wong y Chan (2002), cada 1% de aumento en el consumo interno genera 0.66% más en el pib , y cada 1% de aumento en la inversión nacional genera un 0.30%, mientras que cada 1% de aumento en las exportaciones netas genera sólo el 0.33% del pib . Esto hace que China pueda mantener su tasa de crecimiento con gran independencia de la economía global y teniendo unas tasas muy grandes de ahorro, de modo que el gobierno puede movilizar un mayor flujo de ahorro hacia la inversión de infraestructura. [96] Por lo que respecta a la creación de empleo, se ha dicho que también el modelo de gran absorción de trabajadores presenta limitaciones en las etapas recientes del desarrollo chino. Un dato importante que se ofrece para apoyar esta afirmación consiste en indicar que el pib fue creando menos empleo cada año. Por ejemplo, en 1980 cada punto porcentual adicional creaba 0.32% de incremento en empleo, pero se redujo a mediados de los noventa a 0.14 y ya en 2000 a sólo el 0.1%. Las causas son de diversa índole: exceso de trabajadores no requeridos al principio de las reformas, aumento de la productividad, incorporaciones tecnológicas y administrativas. [97] Por otra parte, y no menos importante, es la falta de las tradiciones ideológicas y críticas del sector empresarial, de lo que se pueden llamar las “instituciones blandas” del capitalismo, así como un campo público dinámico, como parte integral del desarrollo y la sustentabilidad, que van a la par de los procesos “duros” de la formación de mercados y el surgimiento de las compañías privadas. En particular se comprende ahora que la calidad de las instituciones de un país es tan importante para el desarrollo como la fuerza y diversidad de los procesos de mercado. El mayor progreso de los noventa provino del reconocimiento de que la tarea central de la transición del comunismo hacia una economía de mercado involucraba la construcción de la infraestructura institucional correspondiente a una economía de mercado. Esta percepción fue complementada por un reconocimiento creciente de que malas instituciones pueden sabotear a las buenas políticas públicas. A continuación se mencionan los nueve pilares en los que descansa la competitividad y que China deberá afianzar. [98] 1] instituciones públicas; 2] infraestructura; 3] educación; 4] disposición tecnológica; 5] sofisticación de negocios; 6] innovación; 7] salud; 8] eficiencia de mercado, y 9] rigor macroeconómico. Lo más importante para el futuro de China será si algún día se podrá aceptar la idea de la esfera pública, es decir un espacio político independiente del Estado y el Partido Comunista. Para William Hutton, China está atrapada en un gran dilema. No puede continuar con el actual modelo, ya que éste se encuentra rodeado de una gran cantidad de contradicciones que en algún momento harán que China ponga los pies en la tierra. La convulsión de China puede ser provocada por una crisis bancaria,
o una de sobreinversión y exceso de oferta, o por una combinación de ambas. [99] El cambio económico ha forjado nuevas divisiones en la sociedad china. La primera de estas divisiones es la que existe entre lo urbano y lo rural. Aunque esta división no es nueva, es mucho más aguda ahora que antes. Una razón es la feminización de la agricultura. Muchas villas rurales están sin hombres jóvenes y de mediana edad, quienes se han ido a las ciudades para obtener dinero. La producción agríco la ha sido dejada a las mujeres, quienes deben también atender el cuidado de los niños y los ancianos. El modelo adoptado ha conformado una estructura social típica de país subdesarrollado. En la cima se encuentra una pequeña élite rica. Le sigue una clase media integrada por 200 millones. Posteriormente, una clase media baja estimada entre 800 y 900 millones, y al final se encuentran 200 millones que viven en pobreza extrema. [100] Los ingresos del gobierno han declinado del 36% del pib en 1978 a cerca del 15% en 2006. Beijing tiene menos que ofrecer a los líderes provinciales, quienes deben enfrentar los problemas económicos y sociales que existen en sus territorios bajo su propia responsabilidad. Por consiguiente, detrás de la fachada del Estado comunista existe una realidad de intereses muy diversos y dispersión del verdadero poder político entre estos tres niveles de gobierno: central, regional y local. Una de las visiones más interesantes de lo que está aconteciendo en China la ofrece el profesor Richard Madsen, en su teoría de los tres sistemas sociales integrados pero incompatibles que han surgido en ese país y que provocan una serie de contradicciones constantes. [101] En la década anterior, el desarrollo social de China ha sido fuertemente desigual y lleno de paradojas. Por un lado, el rápido crecimiento económico ha creado una boyante clase media que busca el consumo tipo estadunidense. Pero éste sólo puede ser logrado entre la clase media a la que pertenecen los gerentes, los profesionistas y los empresarios exitosos, que constituyen menos del 10% de la población, tal vez 100 millones. La sociedad china en transición es un paisaje de un conjunto débilmente unido a través de relaciones codependientes en un frágil equilibrio. Tal vez como los integrantes de un mal matrimonio, los sistemas sociales en China son codependientes uno del otro. Éstos obtienen beneficios superficiales y de corto plazo de manera recíproca, lo que evita una confrontación seria sobre la incompatibilidad a largo plazo de dichas relaciones. Chalmers Johnson sugirió clasificar este sistema en tres partes: uno del tercer mundo, otro de la China socialista y finalmente el de la China emergente o de reciente industrialización. Sin embargo, estos tres sistemas no son claramente distinguibles por su geografía. Por ejemplo, aun en las áreas costeras de desarrollo económico avanzado uno puede encontrar algunos de los patrones sociales que caracterizan a la China del tercer mundo y a la China socialista. [102] Estos tres sistemas tienen una codependencia disfuncional. El capital que se inyecta al sistema de la China de reciente industrialización proviene del sistema de la China socialista y los trabajadores de la China del tercer
mundo van a emplearse a sus industrias en expansión. Lo que hace frágil a todo este sistema es la incompatibilidad de las formas de vida social. Los funcionarios se convierten en empresarios, los trabajadores rurales se van a las ciudades a probar suerte, y las familias urbanas se dividen entre trabajos en el gobierno y en el sector del mercado. La presión que amenaza con hacer explotar todo este engranaje es el sufrimiento de los pobres y las ansiedades de la clase media. El movimiento de Tian’anmen de 1989 mostró que el descontento urbano tiene mayor fuerza desestabilizadora que la protesta rural, ya que puede dar lugar a movimientos masivos que pueden representar una amenaza para el presente régimen. La lógica del actual sistema chino descansa en el hecho de que los poderosos hacen que los débiles paguen los costos del desarrollo económico. Éstos se encuentran desorganizados, cuentan con pocos recursos materiales y no tienen representación efectiva en el nivel nacional, así que los agricultores han sostenido una participación desproporcionada de los costos de la modernización de China. Todo este andamiaje se recarga sobre los campesinos y la gente pobre. Por ejemplo, en los noventa, el tamaño del gobierno al nivel de pueblos y villas rurales se expandió 400%. El ingreso de estos funcionarios provenía de aumentar los pagos impuestos a los productores locales por el intercambio de servicios de dudoso valor. Madsen cita la investigación del profesor Cao Jinqing sobre la idea de un sorpresivo apoyo al regreso del socialismo estilo Mao entre los campesinos, pero no entre los líderes nacionales. [103] mapa de china después de las reformas económicas
Una diferencia importante entre el modelo del desarrollo chino y el de las economías del este de Asia consiste en que éstas usualmente implantaron una planeación industrial en la que el gobierno alentaba el desarrollo de nuevas industrias a través de inversión estratégica en investigación y desarrollo. El modelo chino de industrialización es mucho más laissez faire . [104]
Por consiguiente, la frontera entre el Estado y la sociedad civil empieza a borrarse. La transición entre Estado y sociedad civil tiene lugar en una esfera “no oficial”, de carácter informal y parcialmente oscura, expresión de la burocracia oficial, una esfera que depende de las estructuras gubernamentales y que las subvierte, al mismo tiempo, con estas prácticas. ¿Entonces cómo podemos conceptualizar el modelo de capitalismo que está conformándose en China? Tal vez el término, aunque imperfecto, que mejor podría describir este proceso, es “capitalismo patrimonial”. Este concepto capta la forma en la que funcionarios poderosos tratan a sus organizaciones como si fueran sus casas personales, y pueden tomar decisiones sin tener que apegarse a ningún tipo de reglas. [105] Otra interesante visión de los problemas que puede enfrentar el modelo chino la ofrece Fan Gang, director del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas de Beijing, para quien el modelo de desarrollo de China se encuentra en una fase muy aguda de agotamiento en la que deberán hacerse correcciones importantes. [106] Gang plantea las verdaderas razones —una serie de privilegios— que se encuentran detrás de la alta rentabilidad de las empresas chinas. Según él, una vez que se eliminen estos privilegios las empresas chinas encontrarán un camino muy distinto y duro en la competencia internacional. Los privilegios de los que han gozado las empresas chinas son: – En general los recursos con que han contado han estado por debajo de sus precios reales, por lo que sus altas ganancias y productividad son exageradas debido al bajo costo de los recursos. – China no impone sanciones por el daño ecológico, como pasa con otras empresas en el mundo, por lo que las empresas chinas tienen una ventaja adicional. – Los costos laborales son todavía bajos en China y muchas empresas no pagan por completo o alguna parte de los gastos que comprenden la seguridad social, como en otras partes del mundo. – El mercado de capitales todavía está protegido y no abierto a la competencia internacional, y las empresas financieras chinas aún reciben ganancias por la diferencia entre los intereses al ahorro y lo que obtienen de los préstamos protegidos del Estado. – Las empresas estatales no estaban obligadas a pagar dividendos hasta recientemente. Así que el gobierno hacía grandes inversiones sin recibir dividendos, lo que se traducía en subsidios importantes del gobierno que aumentaban su rentabilidad. En relación con el bajo precio de los recursos, el profesor Yiping Huang ha señalado que los productores chinos han recibido subsidios significativos del resto de la economía, equivalentes al 7% del pib o el 15% del pib industrial, que han rebajado los precios de los insumos e incrementado y mejorado la competitividad internacional de las exportaciones chinas, pero estos subsidios han contribuido a deprimir el ingreso familiar. La participación del trabajo cayó del 52% del pib en 1977 a sólo el 40% en el año 2007, y ésta era la causa del lento consumo en China, que explica una de las razones
principales de la política china de los últimos años para revertir esta tendencia principalmente a través del aumento salarial a la población trabajadora. [107] En suma, estas “fortalezas” se están transformando en debilidades, y en cuanto estos privilegios se eliminen, las empresas chinas no podrán tener éxito en la economía internacional. Por eso aconseja reconocer estas debilidades y proceder a una reforma para apuntalar la verdadera competitividad de las empresas chinas. Por otro lado, señala que existen fuertes desequilibrios en la economía china. Éstos se pueden resumir en los siguientes: 1] ahorro en exceso que representa un 50% del pib ; 2] exceso en el excedente comercial del 10% del pib ; 3] un nivel demasiado alto de reservas de divisas, y 4] un exceso de flujo monetario. [108] La pregunta crucial no es si China tiene el potencial para sostener su crecimiento en el largo plazo, sino la posibilidad de que este crecimiento pueda ser alterado por una crisis económica o financiera. Ejemplos anteriores de fluctuaciones económicas o crisis fueron la deflación y la contracción económica entre 1997 y el año 2000, que representaron una forma de disrupción macroeconómica que fue bien manejada. Sin embargo, si ocurriera una crisis financiera sería con un impacto similar al de la crisis financiera de Asia de 1997, ésta podría tener un impacto severo y detener el crecimiento económico de China. Por consiguiente, se debe poner mucha atención a las alzas en las acciones de la bolsa y los precios del mercado inmobiliario, ya que podrían representar burbujas o bien sobrecalentar la economía china y producir un tipo de crisis grave. Otra teoría interesante sobre el modelo económico chino es la relativa a lo que podríamos llamar el fin de la economía basada en la abundancia del trabajo barato. Su autor es el profesor Ross Garnaut, quien señala que China se encuentra en un periodo de transición muy importante, en el que sus características principales serían las siguientes: 1] continuos incrementos de los salarios reales y del porcentaje del salario en el ingreso nacional, que se va a traducir en un mayor consumo en el gasto y en una reducción de la tasa de ahorro; 2] la tasa de ahorro se va a reducir más que la tasa de inversión y por lo tanto el excedente comercial y de cuenta corriente también se reducirá. Esto tendrá como efecto una presión hacia el incremento de la tasa de interés y requerirá que Estados Unidos tenga que hacer un esfuerzo más serio sobre sus gastos y su deuda pública; 3] China va a cambiar su perfil competitivo, de productos intensivos en mano de obra hacia productos de mayor desarrollo tecnológico, y por lo tanto la competencia comercial mundial de China va a cambiar; 4] el gobierno de China no podrá resistirse a una apreciación del valor del yuan. [109] Un punto muy discutible de esta teoría es la suposición —utilizando la curva de Kuznets— de que este nuevo periodo de la economía de China hará reducir las desigualdades en el ingreso de la población china. Como sabemos bien por la experiencia de América Latina, las desigualdades, una vez instauradas en los mecanismos económicos, requieren fuertes políticas del Estado para regular y restablecer la equidad dentro del sistema económico y social de un país. Por otro lado, China cuenta con mercados de trabajo geográficamente muy diferenciados. Esto puede significar que los
salarios pueden incrementarse rápidamente en algunas ciudades, pero permanecer bajos en otros lugares, y por lo tanto la resistencia de la producción intensiva en mano de obra puede perdurar y seguir prosperando. Lo mismo puede decirse de las áreas rurales; en algunas de ellas puede presentarse escasez y en otras abundancia de trabajadores. La corrupción y la depredación ecológica son otros factores que aquejan al desarrollo de China. Se ha afirmado que la corrupción es parte del sistema en China, es su adn . [110] A manera de ejemplo de cómo esta situación afecta a la economía y a la gobernabilidad de China mencionaremos un caso en el que las transferencias destinadas a aliviar las penurias de los agricultores termina en los bolsillos de los burócratas. A principios del año 2000, en la provincia de Anhui, el gobierno central creó unas agencias de abastecimiento de granos con cerca de 4 000 millones de yuanes para cada año, pero solamente cerca de 400 millones de yuanes fueron transferidos a los agricultores. Las agencias son una fuente de corrupción, comprando grano a precios del Estado y vendiéndolos a precios del mercado, mucho más altos. El premier Wen Jiabao anunció el fin de este sistema, y en junio de 2003 el gobierno anunció que pagará los subsidios directamente a los agricultores. Otro gran problema del modelo económico chino, como hemos venido diciendo, tiene que ver con el excesivo consumo de recursos y la afectación al medio ambiente. El Banco Mundial estimaba que el daño causado al medio ambiente por el aire y el agua contaminadas era en 1997 de 54 mil millones de dólares al año, o el equivalente al 8% del pib en 1995. [111] La cantidad por estos daños aumentó hasta los 200 mil millones de dólares en el año de 2006, lo que representa un 10% de pib de China. [112] En China hay 100 millones de personas que viven en ciudades cuyo aire normalmente está catalogado como “muy peligroso”, causando problemas serios, tales como la muerte prematura de 400 000 personas anualmente. Más o menos cerca de 30 mil millones de toneladas de aguas negras al año son introducidas a los flujos de agua por todo el país, originando un grave problema para la salud. [113] Las famosas empresas de las villas y los pueblos representaban el 26% del pib de China en 1998, pero producían cerca del 50% de los contaminantes a nivel nacional. [114] Mientras las contradicciones entre ricos y pobres y entre el gobierno central y los gobiernos locales son más agudas, es la contradicción crónica de sustentabilidad la que fundamentalmente determinará el futuro de China. Los privilegios de la élite del partido se conectan con la élite rica del más alto rango y luego, abajo, con la clase media. De estos dos niveles de élites, la clase media es la que amenaza con mayor rigor los cambios en China, ya que sus intelectuales buscan una mayor liberalización política para articular mejor sus intereses y obtener recompensas materiales. Esta movilización de la clase media ha conducido a China a consumir mayores cantidades de energía, que de acuerdo con la mayoría de los analistas no puede sustentar. En suma, los intereses de la clase media china conducen tanto a una democratización política como a un desastre ecológico. [115] 1. LA PERSISTENCIA DEL AUTORITARISMO POLÍTICO EN CHINA
del imperio al sistema autoritario socialista El profesor Ross Terril, un especialista muy reconocido en los estudios sobre China, ha afirmado que el triunfo del Partido Comunista en 1949 hizo retroceder la tendencia hacia el desarrollo de una sociedad civil autónoma y restauró el patrón tradicional de las relaciones Estado-sociedad en el cual la sociedad está casi totalmente subordinada al Estado. No hay espacio para las organizaciones independientes o ideas fuera del ámbito de la centralización del partido-Estado. [116] Otra tradición que se quiso enterrar y se revalorizó por Mao consistió en reasignar el papel del confucianismo en el nuevo estilo de gobernar. Mao, quien había sido un gran crítico de Confucio, replicó el papel estructural del confucianismo en la política china. El Estado que configuró Mao exhibe una actualización del flujo y reflujo entre el confucianismo (normas para el comportamiento de la gente) y el legalismo (modos de control desde la cima del poder, y que posteriormente vamos a definir). Bajo Mao el confucianismo fue suplantado por el “pensamiento maoísta”. Así como en el pasado las ideas de Confucio y Mencio habían sido esenciales en la edificación ideológica del imperio chino, el pensamiento de Mao instauró una moral para guiar la conducta social del pueblo a partir de 1949. China permanece como “una civilización que pretende ser una nación”, en la frase de Lucian Pye. La estructura imperial cayó con el fin de la dinastía Qing en 1911-1912; sin embargo, sus componentes no desaparecieron totalmente. Un imperio no es simplemente un reino extenso y esparcido sobre amplias poblaciones. Como una construcción política, es por naturaleza represivo, ya que requiere mecanismos o mitos para mantener unidas a diversas culturas. En cierto sentido, la República Popular de China es el último gran imperio multicultural que queda. Sin embargo, que China sea imperial no significa que va a eclipsar a Estados Unidos y dominar el mundo. Por el contrario, Ross Terril piensa que el régimen de Beijing es bastante poderoso en lo interno, pero bastante débil en el escenario global. [117] En la actualidad el partido-Estado chino ha seleccionado a su pasado chino para acomodarlo a sus propósitos autoritarios. La respuesta a los problemas clave de gobernabilidad ha sido plantear como prioridad “estabilidad y unidad”. En una palabra, reprimir cualquier actividad o pensamiento que sea heterodoxo a la autoimagen del Estado chino. Los rasgos esenciales del nuevo imperio chino son tres: su fuerza motora viene de arriba y no de abajo; se ve a sí mismo como el guardián de la verdad, y cualquier compromiso que realiza con otras grandes potencias es de naturaleza táctica, no basado en la aceptación de compatibilidad moral entre China y el mundo de estados soberanos. Tres rasgos del Estado chino están mal acomodados con los cambios de la economía y la sociedad. 1] El partido-Estado dirigente es un proyecto desde el poder, que ve su legitimidad proveniente de un mandato histórico, así como los mandatos dinásticos venían del cielo.
2] El segundo rasgo es la fusión del poder y la doctrina. Aquí la premisa principal es que la existencia de un universo moral único en China y su expresión discursiva tiene su epicentro en el partido-Estado. Por lo tanto, cuando la verdad y el poder vienen de una sola fuente, a la sociedad le falta espacio para expresarse libremente. 3] Finalmente, el partido-Estado es inhábil para valorar lo individual. La cuestión fundamental es si China podrá evolucionar de este Estado autocrático, o si vendrá un colapso, tal como aconteció con el sistema imperial en 1911-1912. Una visión general entre los sinólogos occidentales es que si Beijing puede manejar gradualmente su evolución hacia formas más liberales no habrá problema. Sin embargo, en la historia de China ningún régimen ha cedido el poder sin baños de sangre, y Ross Terril no cree que el régimen del pcch será el primero. [118] Una caída del régimen comunista parece probable debido a que el corazón leninista del sistema no ha cambiado desde que éste fue construido por Mao en Yanan, hace seis décadas. [119] Beijing está tratando de hacer algo imposible —combinar una economía de mercado con el paternalismo comunista— y esto no podrá seguir adelante. Es un error hablar de la reforma económica y la política como si fueran dos agendas separadas. Una economía planeada es producto de un cierto sistema político. A la pregunta de que si China era un imperio dominante o era un actor vacilante en un juego con otros serios protagonistas, se puede responder que en los tres mil años de duración de este imperio, desde la dinastía Zhou (1027 a.C.) hasta la caída de la dinastía Qing, en 1911-1912, en algunas ocasiones China fue un imperio y en otras un país. Una explicación para entender la maduración de este imperio y su larga duración fue la ausencia de presión del lado marítimo. Como sabemos, no sería sino hasta la llegada de los portugueses a Macao, a principios del siglo xvi, que comenzó la presión europea para la apertura de China. En la historia del arte de gobernar de China el confucianismo tuvo un papel importante en simbiosis con su némesis, la filosofía de la realpolitik del legalismo. El resultado fue una brillante tradición en el manejo del Estado. Los padres del legalismo fueron Han Fei (280-233 a.C.), Shang Yang (385-338 a.C.) y Li Si (280-208 a.C.). El legalismo consistió en las “técnicas de un Estado burocrático totalitario”. Así, la piedra angular de la política china y una razón clave de su larga duración, fue el no fácil matrimonio del confucianismo y el legalismo. [120] El legalismo enseñó a los monarcas por qué y cómo deberían gobernar. El confucianismo ofreció un complemento: su doctrina instruía a la gente sobre “por qué y cómo los súbditos debían obedecer a los gobernantes” y en caso extremo enseñaba la posibilidad de derrocar al emperador. El poder comunista en realidad ha alargado la vigencia del confucianismo y el legalismo, y así estas ideologías han continuado desempeñando un papel destacado en la dictadura comunista implantada desde 1949. La llamada “sociedad armoniosa” propuesta por Hu Jintao en 2004 debe ser vista en estos términos, es decir, como una política estatal en el sentido de hacer
valer los valores de estas doctrinas del pasado que generan una poderosa legitimidad a los gobernantes chinos. Una razón importante de la persistencia de estos valores en la política china es que el emperador, “el hijo del cielo”, no era un fanático. Su interés residía en el manejo del Estado y no en lo sobrenatural. El imperio chino perduró porque cultivó el secreto de la estabilidad. [121] Las reformas y las políticas que aplica el gobierno chino en la actualidad buscan precisamente mantener la estabilidad social y política; incluso cuando se recurre al uso de la represión, como sucedió en la plaza Tian’anmen en 1989, o frente a las rebeliones del Tíbet o del Xinjiang recientes, se hace en gran parte para mantener la estabilidad y evitar la independencia política de cualquier tipo de movimiento en China. Es interesante destacar que, cuando se compara a China con Europa, el pasado físico de la gloria china, como ruinas, templos y palacios, es reducido frente a los testimonios físicos del pasado medieval o renacentista europeo. Sin embargo, la forma de gobernar, pensar y comportarse del pasado chino todavía se vive en ese país. Por eso Terril afirma “El imperio chino era —y es — de forma sustancial un imperio de la imaginación”. [122] En las dinastías imperiales los problemas de legitimidad y sucesión al poder político fueron los dos conflictos fundamentales de la política china. Por eso la principal enseñanza de Mencio, que consistía en indicar que un mal gobernante debería ser derrocado, adquirió relevancia. El mandato del cielo no indicaba en lo absoluto con anticipación quién debería ser apoyado y a quién oponerse. Geming , en chino, o kakumei , en japonés, está conformado por dos símbolos que se han traducido como “revolución”, pero su traducción literal es ”quitar el mandato”. [123] Por eso se puede afirmar que un siglo después del fin de la última dinastía China es todavía una combinación de civilización, imperio y nación. [124] Las tres razones por las que cayó la dinastía Qing (1644-1912): [125] 1] por primera vez tuvo que enfrentar un desafío por mar; y no estaba preparada ni tenía la experiencia: 2] tenía una mentalidad estrecha y condescendiente hacia el mundo no chino; 3] el sistema chino, que había tenido periodos de flexibilidad e inventiva, se hizo rígido y carente de emprendedurismo. Los manchúes (Qing) no podían transformarse en 1911 en una monarquía constitucional como Japón, pues eran un poder extranjero y no representaban el nacionalismo chino. Además, convertirse directamente en una república, sin una transición de la autoridad tradicional a una institución moderna, era un desafío mayor. Como sabemos, se intentaron reformas en la última etapa de esta dinastía, que fueron finalmente rechazadas (la llamada reforma de los 100 días de 1898) y las que se asumieron después fueron impuestas ya muy tardíamente, cuando el final del imperio era inminente.
Después de la caída de esta dinastía, la inestabilidad política de China fue una constante prácticamente hasta el triunfo de los comunistas, en 1949. En los 12 años después de la muerte de Yuan Shi-kai, que gobernó China entre 1913 y 1915, la nación tuvo nueve cambios de gobierno, 24 cambios de gabinete y 26 primeros ministros. Esta experiencia condujo hacia la idea de que China debería tener un Estado fuerte. [126] Como hemos señalado, aun antes del arribo de los comunistas al poder la economía en China tenía una fuerte presencia estatal. Después de 15 años del gobierno de Chiang Kai-Shek más de la mitad de la industria en el territorio gobernado por Chiang era propiedad del Estado. Tanto Sun Yatsen como Chiang habían aprendido de la Unión Soviética, y de Lenin mismo, cómo construir un partido-Estado. [127] El cambio del Partido Comunista, de movilizar la energía revolucionaria de las ciudades al campo y del liderazgo político cosmopolita al de Mao, basado en la fuerza rural y justificado en términos estratégicos, fue un paso que alejó la esperanza de construir un moderno Estado nacional en China. Desde fines del siglo xix China se deshizo más de su pasado de lo que lo había hecho Japón bajo el proyecto Meiji. Sin embargo, después del fracaso del comunismo soviético y la caída del muro de Berlín, Deng y Jiang —los líderes de la época posMao— trataron de corregir el camino de la transición china por razones prácticas y emo cionales. En particular, el colapso de la URSS requirió que Beijing manufacturara una nueva legitimidad dentro de China para remplazar la que provenía de la Revolución bolchevique. [128] De ahí, entonces, pensamos que proviene la búsqueda de la nueva legitimidad de los gobernantes chinos, por resultados, principalmente económicos, y a través de una administración eficiente. Un aspecto muy importante del mantenimiento del control y el orden político del sistema socialista, y que se ha mantenido, es el control que ejerce el gobierno sobre cualquier movimiento social no autorizado, expresiones de sociedades religiosas y en general sobre la prensa y los medios de comunicación. [129] Beijing utiliza esencialmente un sistema de control psicológico que descansa de modo fundamental en la autocensura del pueblo chino. [130] Esto ha sido igualmente válido para el control de las nuevas formas de comunicación e información, como el Internet, en China. El uso de Internet probablemente va a consolidar el régimen autoritario de China, más que socavarlo. Esto puede ser así porque el autoritarismo desempeña un papel crucial en el curso del desarrollo de Internet y en condicionar las formas de su uso por parte de la sociedad y de los actores políticos y económicos. [131] El Estado también se ha beneficiado del surgimiento de la sociedad de la información. El rápido desarrollo de las tecnologías de información puede mejorar la legitimidad del Estado debido a que las mismas fortalecen el desarrollo económico sostenido. Además, en cierto grado, la gobernabilidad es materia de información.
El verdadero control sobre los medios lo ejerce el Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China, bajo la regla conocida de que los medios de información deben adherirse ideológicamente a la línea del partido, propagar sus mensajes y obedecer sus políticas. El departamento de propaganda del pcch naturalmente ha expandido su jurisdicción al Internet. Sin embargo, existen otras autoridades administrativas incorporadas para el control y administración, tales como el Ministerio de Seguridad Pública y la Oficina del Servicio Secreto del Estado. La responsabilidad de estos órganos de algún modo se traslapa y se entreteje. El msp y la oss tienen amplios poderes administrativos y cuasi judiciales sobre el Internet. Recientemente se ha creado un nuevo órgano llamado Grupo Líder para la Información del Estado, compuesto por seis políticos senior , 24 comisiones, así como diversos ministerios y agencias gubernamentales. Este grupo está por encima de los otros órganos y dicta las políticas de información. [132] Hay censura de Internet en China y ésta opera para prohibir que la red sea utilizada para difundir o discutir cualquier información que sea considerada “secreto de Estado”. Éste es definido por la ley sobre los secretos de Estado, en la que se afirma que un secreto de Estado es aquel que se relaciona con la seguridad nacional. La gente puede ser incriminada legalmente por el envío de correos a disidentes en el extranjero o a organizaciones que abogan por la democratización de China. Existe evidencia de arrestos por cometer delitos de Internet. [133] Un ejemplo de la censura de Internet sucedió en marzo de 2008. En esa fecha tuvo lugar el levantamiento en el Tíbet contra el gobierno chino, reclamando su autonomía. Dentro de China no se podía tener acceso a ninguna noticia sobre Tíbet que no fuera conveniente a la versión oficial. Así que durante ese tiempo había que conformarse con la lectura de la prensa y la televisión, que llenaron el espacio con programas sobre Tíbet que apoyaban la posición oficial del Estado sobre este conflicto. La censura fue absoluta y se impidió tener una visión equilibrada y plural de este levantamiento. Antes, en septiembre del año 2005, se agregaron más reglas para la administración de los servicios de información de las noticias de Internet. Éstas fueron dos reglas más para prohibir la difusión de contenidos en Internet: 1] información que incite a asambleas ilegales, manifestaciones, marchas o reuniones para provocar disturbios del orden público, y 2] difundir información en nombre de organizaciones civiles ilegales. Son consideradas ilegales cuando no tienen el registro de algún órgano público de China. [134] Se han dado algunos arrestos de propietarios de sitios de la red, así como bloqueos a sitios extranjeros. Por ejemplo, Google estuvo bloqueado por varias semanas en agosto de 2002, y un estudio asevera que China ha construido el sistema más sofisticado de filtro de Internet (censura) en el mundo. [135] Se menciona la posibilidad de que Google, Yahoo, Cisco y Microsoft hayan ayudado al gobierno chino en la tecnología para el control y la censura en la red a cambio de contratos.
De acuerdo con el profesor Zheng, existe en China una crisis de confianza en las instituciones públicas. Entre las causas más importantes está la corrupción entre los cuadros del partido y los funcionarios del gobierno. Además, la desconfianza en las instituciones públicas es también el resultado de que China no sea todavía un país gobernado por las leyes. [136] En China la conciencia cívica ha llegado a tener desconfianza en las instituciones públicas. En un sistema autoritario, las instituciones públicas son usualmente establecidas e impuestas desde arriba. Los individuos no tienen derechos para tomar parte en el proceso de formación institucional. Sin embargo, el Internet socava el monopolio de la información que tiene el gobierno chino. La cultura digital que se ha ido extendiendo en China es muy significativa para la liberación política, e Internet ayuda a construir una conciencia cívica para esta liberalización. Una vez que el monopolio de la información llega a ser imposible, el régimen tiene que ajustar su vieja política y prácticas políticas de acuerdo con los cambios que demanda la realidad social. La lucha en el espacio digital por una mayor libertad y autonomía de los ciudadanos chinos será una de las fuerzas motrices del progreso político en China. [137] Según la opinión de la revista inglesa The Economist , las fuerzas del mercado terminarán por imponerse a la censura y las restricciones en Internet por el gobierno chino. [138] transición a un sistema corporativista La República Popular de China es una anomalía en la teoría política. Es un Estado socialista, conducido por un régimen leninista de un partido único que reclama todavía como su ideología fundamental el marxismo-leninismopensamiento de Mao Zedong. Sin embargo, es una economía capitalista, con muchos de los rasgos de un mercado capitalista vistos en sociedades no socialistas bajo la influencia contemporánea de la globalización. [139] También es una anomalía en lo que respecta a cómo se ve a sí misma su población. El sentido de obligación social de naturaleza confuciana ha sido uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de una conciencia de ciudadanía en China, donde la población se ve a sí misma más como parte de una red específica de relaciones que como miembros comunes de una nación. La presunción básica sobre la que descansa el edificio de la representación gubernamental en Occidente no existe en la tradición política de China. [140] El sistema político chino permanece bajo los fantasmas de las ambigüedades de un Partido Comunista que se convirtió en un partido posrevolucionario administrando a una sociedad posrevolucionaria y una economía en transición hacia una forma de capitalismo. En este contexto se busca la legitimidad, bajo la condición de justificar el dominio de un único partido comunista.
El pcch tuvo herencias que fueron legados de la conquista del poder en 1949. Los principales fueron el sesgo rural de su composición militante, así como los rasgos antiintelectuales y antiurbanos. De este modo, la organización que conquistó China en 1949 fue más un partido armado que un partido político en el sentido normal del término. Esta forma de asumir el poder ha tenido consecuencias importantes en el devenir político de China, en especial con el ejército como institución del partido, y no del Estado. Otra herencia no menos relevante tiene que ver con el papel del ejército. En China el ejército responde directamente a un órgano del partido llamado Comisión de Asuntos Militares, que el propio Mao dirigió personalmente hasta su muerte en 1976, aunque es el vicepresidente de esta comisión quien realiza el trabajo cotidiano. Este arreglo poco ortodoxo refleja el hecho de que el trabajo prioritario del ejército es proteger al partido, más que al gobierno. El partido puede utilizar al ejército para otros propósitos, de la misma manera que utiliza al gobierno. En suma, la fuerza militar en China opera como un Estado dentro del Estado. Mao Zedong no promovió un mercado capitalista, ni la propiedad privada y la inversión extranjera, pero consolidó un patrón audaz y algunas veces despiadado de experimentación política. Deng Xiaoping utilizó el estilo político y las habilidades de liderazgo de Mao para revertir las políticas de los últimos años del régimen maoísta. En China los políticos actuales ejercen el poder por conducto de la tradición milenaria enmarcada en el concepto del “gobierno virtuoso”, y la instauración de un régimen democrático, como se conoce en Occidente, no tiene fecha, ni se ha fijado como una prioridad dentro de la élite gobernante en ese país. Sin embargo, los principios políticos tienen otras connotaciones que son relevantes dentro de su idiosincrasia cultural y social. La legitimidad gubernamental en China se expresa por el concepto Ren Zhi , es decir, gobernabilidad a través de la virtud. Éste es mucho más importante para los líderes chinos que el gobierno de las leyes, y se trata de un valor político tradicional de las antiguas dinastías, y que hoy el poder político comunista sigue implementando. [141] La presunción básica sobre la que descansa el edificio de la representación gubernamental en Occidente no existe en la tradición política de China. Los que gobiernan China actualmente son la llamada cuarta generación de líderes de la sucesión institucionalizada. La primera generación se refiere a Mao y los líderes de la revolución que gobernaron entre 1949 y 1976; la segunda generación es la de Deng Xiaoping, que sucedió en el poder a Mao, de 1978 a 1995; la tercera corresponde a la de Jiang Zeming, de 1995 a 2002, y la cuarta y actual es la de Hu Jintao, que empezó en 2002 y terminará en 2012. Un cambio importante introducido en la época de Jiang Zeming consiste en el límite de tiempo del liderazgo, de diez años, y la edad de retiro a los 70 años. Esta cuarta generación de líderes, con Hu Jintao a la cabeza, son más jóvenes que todos los anteriores, ya que su promedio es de entre 59 y 62 años de edad. Su experiencia y su ascenso al poder provienen de sus cargos como administradores provinciales. Por ejemplo, 24 miembros del Politburó
—83%— han desempeñado tareas como líderes destacados en las provincias de China. Hu Jintao mismo fue destacado administrador del partido en Anhui, Tíbet y Guizhou. Esta nueva generación también cuenta con una mejor educación que los líderes que los precedieron en los cargos, ya que en 2002 el 98% de ellos tenían estudios universitarios y algunos habían realizado estudios de posgrado en Occidente o en Japón. La revolución cultural de mediados de la década de 1960 tuvo más de una sola causa, y lo que sucedió no fue lo que habían diseñado sus arquitectos originales, Mao y su esposa Jiang Qing. Fue mucho más lejos de lo planeado. Es posible que sin la iniciativa y enjundia de la señora Jiang Qing no hubiese habido revolución cultural, y ciertamente Mao no la habría llamado revolución cultural. Esta revolución tuvo un significado personal para Jiang Qing. Su independencia de espíritu, su voluntad para luchar, y su inclinación para buscar revancha —rasgos que son de su juventud— se presentaron en conjunto en esta revolución. El sistema político chino permanece como uno “ideológico” que requiere una base teórica para llevar a cabo sus políticas y sustentar la legitimidad del sistema. En un sistema de partido único al estilo leninista como el de China, donde la toma de decisiones sobre políticas públicas clave está altamente centralizada y aun personalizada, las ideas sostenidas por los líderes principales son importantes para la innovación y el cambio. Sin embargo, las ideas de los dirigentes chinos están influenciadas por élites intelectuales y políticas que se mueven alrededor del poder político. Las ideas que provienen de la cúspide del sistema político tienen una función primordial de formar y redefinir la ideología y el discurso político, en las cuales pueden surgir las nuevas propuestas de políticas públicas. Deng Xiaoping, líder de la segunda generación, siguió las pautas políticas de Mao, en cuanto a preservar la primacía del Partido Comunista. Sin embargo, este fundamento es ahora un profundo problema político para China y el resto del mundo, pues hace de China un socio internacionalmente difícil, porque existe un choque de intereses sobre la importancia de la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos y cómo deben ser representados estos intereses en la arquitectura mundial. Mientras tanto, en las cuestiones internas los comunistas chinos, no obstante su éxito hasta la fecha, están enfrentando límites en relación a cuánto se puede desarrollar una economía de mercado sin instituciones políticas plurales. [142] El sistema que se ha desarrollado en China se puede caracterizar como un “corporativismo leninista”, más que como algo cercano a una economía propiamente de mercado. Es leninista en la prioridad que otorga al poder del Partido Comunista, y corporativista, más que capitalista, porque no apoya el pluralismo económico. No es por lo tanto ni una economía comunista ni una capitalista. [143] El pcch está intentando la doble tarea de transformarse de un partido leninista en un partido autoritario, mientras lleva a cabo la transición de una economía planeada a una economía de mercado. [144] El disidente político bien conocido Bao Tong, ex asesor del premier Zhao Ziyang, ha cuestionado si el concepto de las “tres representaciones”, que
introdujo Jiang Zemin en el año 2000 para indicar que el partido representaba las fuerzas productivas, la cultura y los intereses del pueblo chino, en realidad representa a los ricos, los poderosos y los afortunados, aquellos burócratas y administradores que se encuentran en el lugar correcto en el momento indicado. [145] Hu Jintao está en lo que podría denominarse un régimen de autoritarismo populista. La idea de la “sociedad armoniosa” que fue lanzada en 2004 es parte de esta política. Los líderes regionales chinos ven la política de la sociedad armoniosa como un intento del gobierno central para poner freno a las localidades. El enfoque de Hu Jintao de la sociedad armoniosa puede ser considerado como populista autoritario, bajo el cual el pcch ha encontrado formas para fortalecer su capacidad de gobierno, mientras elude la democratización. [146] La administración Hu-Wen ha tomado una orientación populista para apoyar a su gobierno autoritario. El paralelo con el peronismo en América Latina es por supuesto sugestivo, aunque es difícil encontrar en la China actual la devoción al líder que tuvo Perón. Como dice Steven Levitsky, este peronismo chino está siendo muy efectivo en transformarse a sí mismo de un partido de los trabajadores en un partido de la reforma neoliberal. [147] Timothy Cheek también hace algunas afirmaciones interesantes. Dice que México y China buscaron las reformas de mercado para evitar la democracia, no para construirla. Buscaron mejorar la vida económica para mantener un partido único. México es más pequeño y dependiente de Estados Unidos, y China, que es un país grande y poderoso, pudo negociar la protección de sus industrias nacionales en su ingreso a la omc , así como arrancar concesiones a las multinacionales. [148] Por otro lado, la política en China se desarrolla a través de facciones. Siempre han existido, y Mao mismo, desde las épocas en las que pretendía asumir el papel de líder del movimiento comunista, en la primera mitad de la década de 1930, lo sabía perfectamente. Después de 1949, y hasta la fecha, las facciones políticas son una realidad en la dinámica política dentro del Partido Comunista y también dentro de la práctica de los gobiernos locales y entre éstos y el gobierno nacional. El faccionalismo político es un rasgo tan característico de China como el pastel de manzana lo es para Estados Unidos. En China es esencial para todo el mundo pertenecer a un grupo, tener conexiones y lealtades. Los rencores también se presentan, especialmente cuando la edad avanza. [149] Un ejemplo muy preciso de las luchas políticas en China aconteció a fines de la década de 1950. Después del fracaso del Gran Salto Adelante Mao tuvo que compartir el poder a principios de los sesenta con Liu Shaoqui, Deng Xiaoping, y otros, quienes pensaban en la política del orden y la economía de resultados. “Ellos me trataban como a un antepasado”, se quejaba Mao de este grupo. [150] En la época contemporánea son visibles dos corrientes. Por un lado está la facción del pcch de Shangai que apoya el crecimiento económico en la China emergente, en las zonas costeras y Guandong. Por otro lado, Hu Jintao y su premier Wen Jiabao representan a aquellos líderes de las provincias del
interior que encarnan a la China del tercer mundo. (Hu fue dirigente en el Tíbet y Wen en Gansu.) Esta facción está preocupada con los asuntos de la igualdad, conociendo plenamente las necesidades de las regiones pobres y la capacidad de los desposeídos para la rebelión social. Ellos hablan por las provincias del tercer mundo y por la China socialista. [151] El hecho de que existan estas facciones no necesariamente refleja la existencia de un pluralismo político, pero es de facto un bipartidismo que podría —aunque no necesariamente lo hará— gobernar las conflictivas posiciones con respecto al crecimiento y la equidad. Se puede afirmar entonces que China tiene un sistema de poder basado en un solo partido pero que aloja en su seno a dos grupos. Por un lado, se encontraría la coalición caracterizada como “populista”, comandada por Hu Jintao y por Wen Jiabao. El centro de este grupo o su base de poder se encuentra en los líderes de la liga de la juventud revolucionaria comunista. Además esta coalición, que se podría denominar el grupo rojo, incluye a funcionarios del partido, y entre ellos a los intelectuales de la nueva izquierda, así como a los líderes rurales, especialmente en las provincias del interior de China. Esta coalición se enfoca más a los problemas de la cohesión social, de lograr la sociedad armoniosa, el desarrollo regional, el crecimiento sustentable. Esta coalición se preocupa por los factores sociales, la migración y la pobreza urbana. Este grupo controla la organización de partido, la oficina de propaganda, el sector de justicia, la disciplina partidaria y el liderazgo provincial. [152] La otra coalición es calificada como “elitista” o el “grupo azul” del poder chino. Incluye principalmente a los hijos de los altos funcionarios de China, a la “mafia de Shangai”, a capitalistas y empresarios, a los profesionistas que han regresado después de realizar estudios en el extranjero y a los líderes urbanos de las regiones costeras de China. Esta coalición está interesada en la eficiencia económica, sin importarles el tema del medio ambiente y el desarrollo costero. Representan los intereses de los empresarios y de la clase media emergente. Este grupo controla la administración económica, las oficinas de finanzas y comercio, la política exterior, la educación, la ciencia y tecnología, así como la seguridad pública y los asuntos militares. [153] De acuerdo con el profesor Dali Yang, China ha hecho verdaderos progresos en hacer del Estado chino un Estado regulatorio equipado para lograr que funcione una economía de mercado. Un ejemplo es la reforma administrativa implantada desde 1998, dedicada a establecer regulaciones entre las instituciones estatales y los negocios, así como la existencia de poderes regulatorios del Estado en materia fiscal. La democracia no está en la agenda del pcch pero sí lo están el orden y la efectividad de los mercados. [154] Los comunistas prefieren una transición hacia un poder controlado sobre la nueva realidad social de China, bajo las reformas de mercado ya en plena difusión y expansión. El Partido Comunista se resiste a realizar elecciones porque se expondría a la competencia política, pero sin elecciones no existen canales, excepto la protesta, por conducto de la cual se expresan la disidencia y el enojo. Los comunistas chinos enfrentan el mismo dilema que
se les presentó a los viejos emperadores confucianos. La legitimidad depende por entero del éxito económico y el llamado patriótico de las autoridades al nuevo nacionalismo chino. [155] China ha tratado de experimentar la democracia al nivel más micro. A partir de noviembre de 1987 se aprobaron las elecciones para presidente, vicepresidente y miembros de los comités de las villas rurales. Estas elecciones fueron introducidas para dispersar la insatisfacción y mitigar las rebeliones locales. Había confianza en que los campesinos serían movilizados por esta reforma electoral para defender sus intereses; por lo tanto se instruyó a los funcionarios a que hicieran sólo dos cosas: 1] que se aseguraran de que se realizaran las elecciones, y 2] que se respetaran los resultados de las mismas. Hubo oposición de los líderes provinciales, pero Beijing solicitó a los gobiernos regionales que apoyaran este cambio a fin de estabilizar el campo en su esfera más profunda, que son las villas rurales. Sin embargo, se dieron a la vez dos tendencias: por una parte los oficiales locales tendieron a manipular la nominación de candidatos y los resultados de las elecciones, pero por otra hubo funcionarios que encontraron que este tipo de elecciones incrementaban la gobernabilidad de los gobiernos locales y empezaron a apoyarlas. Los campesinos, por su parte, tomaron la iniciativa de nominar a sus propios candidatos. En general se puede decir que este primer ensayo tiene varios resultados. Las autoridades apoyaron la reforma, aun cuando en ésta muchos funcionarios activos del partido perdieron y entraron nuevos elementos por medio de las elecciones. La obligación de las villas rurales para elegir a sus líderes es vista por el partido y algunos observadores como un movimiento hacia la democracia, pero este proceso es manejado de tal manera que en realidad fortalece el control del partido. Las campañas políticas no son permitidas y los votos son menos. Es cierto que los campesinos han desarrollado gusto por las votaciones, y que los líderes rurales se encuentran desgarrados entre servir los deseos del partido y los de su gente. Pero la intención del partido es clara: legitimar e intensificar su control. Además, por otra parte, este proceso no se ha hecho extensivo a los pueblos y las ciudades. [156] La idea de la imposibilidad de extender las elecciones en China tiene sus raíces en la visión de los líderes sobre el gran tamaño de China y el atraso de su población. Chou Enlai había dicho en 1950 que era muy difícil hacer elecciones en China por su numerosa población, que además era en su gran mayoría campesina. [157] Alistair Iain Johnston, un especialista de Harvard en asuntos de China, ha dicho que la clase media china es internacionalista, y que la continuación de las reformas económicas tendrá como efecto que el gobierno chino deba aflojar el control político sobre la población. [158] El movimiento comunista chino se levantó como una respuesta totalitaria a una crisis total del país, y es imposible entender su posterior evolución como poder en China sin tomar en cuenta este origen. Esta respuesta totalitaria estaba vinculada a la visión del Partido Comunista Chino sobre el pueblo como “masas”, más que como ciudadanos. Las masas son vistas como una clase social que puede ser “movilizada” y organizada por activistas políticos, más que como individuos con derechos legales y civiles. [159] Citando al profesor Tang Tsou, se dice que es necesaria una transformación de “masas” a “ciudadanía” para lograr la estabilidad política y el bienestar del pueblo
chino. Además, paralelamente se ha dado la transformación de cuadros de partido a funcionarios de gobierno. Los cuadros movilizaban a las masas, mientras que los funcionarios administran la política. [160] Por otro lado, al permitir desde 1978 que los mercados se desarrollaran, los reformadores tuvieron que replegarse a los imperativos de la geografía económica. Un país muy grande con pobre transporte había dado lugar a una división de la economía en macrorregiones, dentro de cada una de las cuales había una red jerárquica de estructuras de mercado. En cierto sentido estos reformistas revivieron la estructura y las orientaciones comerciales que se había desarrollado vigorosamente durante la China imperial tardía, y particularmente a fines del siglo xix y principios del xx . Como hemos señalado, la ética de la clase media de negocios permaneció demasiado periférica a la sociedad china para dar una base al nuevo orden político. Habiendo surgido en el contexto del desbarajuste político interno y del imperialismo, tales tendencias fueron pronto superadas por los nacionalistas y los impulsos nativos del primer Guomindang y posteriormente por el Partido Comunista. Ambos movimientos revolucionarios se apoyaron en la orientación tradicional de la sociedad china e impusieron una forma de autoridad “neotradicional”, un tipo de autoridad que por una parte veía a la economía como una extensión de la política y, por otra, no hacía una distinción legítima entre lo público y lo privado. [161] La ironía es que ahora el Partido Comunista debe enfrentar las consecuencias de su propio éxito. La reforma sólo puso en peligro el reconocimiento implícito de ámbitos semiautónomos de conocimiento, pero también alentó fuerzas económicas que han dado una base para un resurgimiento posible de la esfera pública. Estos desarrollos han revivido mucho de la cuestión que enfrentaron los intelectuales chinos y los políticos también a principios del siglo xx , vinculada a la relación entre Estado y sociedad, la tensión entre China y el mundo exterior y al mismo tiempo la amenaza que ello significa para la estructura de autoridad en la cual se asienta el pcch como partido leninista. La amenaza externa a través de crisis de los mercados mundiales ha hecho que este sistema leninista tradicionalmente segmentara sus actividades económicas externas por conducto del uso de monedas no convertibles y el comercio de compañías estatales. Sin embargo, la integración en la economía mundial implica la aceptación de las reglas del mercado que prevalecen en este ámbito, y justo como sucede con el desarrollo de una economía de mercado interna, tal aceptación socava la “heroica” orientación del partido. El interés público no fue incorporado ni en el Estado ni en la sociedad, pero sí en el partido. En esta perspectiva, un Estado fuerte puede ser creado sin estatismo, y la sociedad puede ser movilizada sin la interacción del interés privado. La red sin uniones entre la autoridad pública y los intereses privados debe ser mantenida por la supervisión del partido tanto del Estado como de la sociedad. Por consiguiente las presunciones básicas de una sociedad de estatus pueden ser el objetivo de un Estado modernizador.
Se esboza la posibilidad de crear un Estado corporativista, debido a las tendencias de otorgar más poder a los gobiernos locales, organizaciones interregionales, empresas e incluso intelectuales. Esta estructura podría equilibrar centralismo y descentralización, otorgando autonomía local, así como control del Estado. [162] China se ha ido transformando en un Estado corporativista. Se trata de un Estado que está buscando formar lazos con la sociedad a través de estructuras de tipo corporativista, cada una de las cuales incorpora un interés social y cuenta con una relación sancionada por el gobierno. Con el surgimiento de nuevos ricos en el Partido Comunista, el sistema político chino puede convertirse en unos años en alguna forma de oligarquía. Existen cerca de seis millones de propietarios de empresas privadas en China; cerca de dos tercios de ellos son ex funcionarios gubernamentales. La evidencia es absoluta. En la Asamblea Nacional Popular la representación de los trabajadores y campesinos declinó del 27 y 21%, respectivamente, a principios de los ochenta, a 11 y 8% a fines de los noventa. Así como la reforma se profundiza, la estructura de poder comunista está y seguirá cambiando. Tal vez el más consistente y en verdad ominoso rasgo de la política china de la era de la reforma ha sido la continuación de la noción de que el poder es monolítico, que una persona debe surgir como el centro del sistema político y que las políticas públicas están unidas al poder por conducto de la “línea” política. Este sistema político inherentemente se rehúsa a llevar a cabo una política de compromiso, resiste la institucionalización, y es antagónico a la racionalidad procedimental. Otro factor que ha afectado la conducta de la política de las élites es simplemente la creciente complejidad de manejar una nación con una economía que está volviéndose cada vez más grande, diversa, con conflictos de intereses cada vez más frecuentes, y con un amplio espectro de compromisos e intereses. China no es simplemente un sistema autoritario bajo un proceso de democratización, sino que se trata de un sistema leninista afectado por el cambio político (que no podríamos caracterizar como democratización) y una reforma económica. Esto significa un formidable reto que ningún sistema leninista ha podido resolver exitosamente. [163] Es importante señalar que la declinación de la legitimidad ha llevado al partido a cambiar la legitimidad ideológica por la legitimidad de ejecución, de actuación en la administración del país. Construir un Estado más fuerte, más burocrático, no es necesariamente incompatible con una mayor democratización. Ni el desarrollo de una política amplia para las comunidades, ni la participación de niveles locales de gobierno en la toma de decisiones implica, necesariamente, participación electoral y democratización. Pero esto puede significar el desarrollo de instituciones y una clase de autoritarismo “suave” que precede a la transición exitosa a la democracia, como en Taiwán y otras partes. Tal vez China podría seguir esta ruta.
El sistema judicial está politizado de arriba abajo. Todos los presidentes y vicepresidentes de las cortes de justicia son nombrados por el Partido Comunista, y como estas cortes reciben sus fondos de operación de los gobiernos provinciales, sus decisiones están en concordancia con el gusto de sus patrones. Con respecto a la sociedad civil china, ésta también funciona bajo el control del Estado. En China existen más de 250 000 ong . Sin embargo, están bajo la tutela de las regulaciones para el registro y administración de las organizaciones sociales que fueron emitidas en 1998. Cada una de las ong en China debe contar con una unidad ya sea del partido o del gobierno, que supervisan sus tareas cotidianas. Lo mismo acontece con las agrupaciones religiosas en China. Oficialmente sólo son reconocidas cinco religiones: budismo, taoísmo, islam, catolicismo y protestantismo. Estas religiones cuentan con asociaciones que a su vez son reguladas y controladas por una oficina estatal sobre asuntos religiosos del gobierno chino. El tema religioso tiene connotaciones importantes desde el punto de vista político, pues históricamente gran parte de la disidencia política en China tomaba el camino de la protesta a través de sectas o grupos religiosos. En el siglo xix se dieron importantes levantamientos en China por parte de estos grupos, el más relevante de los cuales fue el Movimiento del Reino Celestial (Taiping), que se opuso a la dinastía Qing y que tomó el control de varias provincias en el centro de China entre 1851 y 1864. Se dieron otras rebeliones de grupos religiosos de carácter islámico y de sectas secretas, como los llamados boxers , o de “los puños rectos y armoniosos” ( Yihetuan ) que aplicaban las artes marciales antiguas de China con sentido místico. En la actualidad las sectas y cultos están prohibidos por ley en China; en especial la secta Falun Gong, que combina budismo, taoísmo y gimnasia china tradicional, fue prohibida luego que hizo una gran demostración de fuerza, protestando frente a las oficinas del Partido Comunista de China en el año de 1999. Los problemas de gobernabilidad y equidad social son los mayores desafíos para el nuevo liderazgo de China, y la forma de enfrentarlos determinará el futuro y la longevidad del Partido Comunista de China. Tal vez el hecho de que el partido que gobierna a China se llame a sí mismo Partido Comunista evoca visiones de un sistema político totalitario que funciona realmente con un solo corazón y una sola mente desde arriba hacia abajo. Pero la realidad es bastante diferente. Contrario a lo que se piensa, el centro político no controla totalmente el sistema y hay una significativa desviación en las políticas públicas de todas las burocracias existentes a nivel central y local. En cierto sentido la política real en China, como en muchos otros sistemas políticos en Occidente, es política local. [164] La sociedad armoniosa, Hexie Shehui , es el lema de la actual dirigencia. El énfasis nuevo en “la sociedad armoniosa” sin embargo, nos recuerda, en especial a aquellos familiarizados con la historia de América Latina, otras formas de populismo autoritario. Por un lado, se atrae la atención hacia las cuestiones de la equidad social, pero por otro se manifiesta intolerancia hacia la disidencia o la protesta. [165]
La gente en China continúa mirando hacia el gobierno para resolver los problemas públicos. La herencia dividida del maoísmo de la práctica de la participación política sin democracia deja a la gente en China sin las experiencias contradictorias de la autosuficiencia ( zili gengsheng ) y de modelos políticos de mayor o menor crítica directa al Partido Comunista. También se heredó un tipo de pasividad y el dejarse ir con la corriente que la mayoría de la gente experimentó en la revolución cultural. A esto contribuyó el sistema laboral instaurado con el gobierno comunista. La unidad de trabajo ( danwei ) era la quintaesencia de las relaciones entre el Estado y la población. Quien trabajaba en esta unidad tenía casa, educación, seguro médico y cubiertas sus necesidades diarias. Era de tipo urbano, y reforzó la dependencia y la pasividad política. Esta población, encuadrada bajo las reglas de la participación no democrática tanto en Danwei como en las comunas, no tenía los hábitos mentales necesarios para el establecimiento de una sociedad liberal y tolerante. [166] Inevitablemente estos valores y expectativas han sido transmitidos por padres y profesores a las generaciones más jóvenes. Estos modelos mentales todavía conforman las experiencias y reacciones de la gente en China. Así, una clase de maoísmo viviente es el software que domina el hardware de la geografía humana y de la China física. Estos dos sistemas provienen de la historia, pero están activos y se reproducen en la vida diaria. [167] Una explicación del mantenimiento de la estabilidad del Estado autoritario, a pesar de las numerosas protestas y reclamos que ahora abundan en China, debido a que las reformas han provocado resentimientos e injusticias en muchos grupos sociales, tiene que ver en gran medida con la forma de conductas políticas arraigadas en el pueblo chino durante cientos de años, que se derivan de las huellas dejadas por el confucianismo como forma de mediación política. En el pasado —pero se repite ahora— las quejas se dirigen al poder central en Beijing; antes era al emperador y ahora al gobierno comunista, para pedir justicia contra los poderes locales. El poder central es visto como legítimo, moralmente correcto y con el poder suficiente para corregir las injusticias. La percepción del gobierno central aparece ante los ojos del pueblo chino como la de un gran patriarca que puede poner en orden a los funcionarios abusivos. [168] En una encuesta realizada en 1998 aproximadamente el 93% de la población china no creía que China fuera un país gobernado por leyes. En otra encuesta importante se dan visiones sobre la percepción de los grupos sociales en China en relación con los que se beneficiaron más o menos de las reformas económicas. Los que se beneficiaron más: cuadros del partido y del gobierno, 59.2%; patrones de las empresas privadas, 55.4%. Los que se beneficiaron menos, trabajadores 88.2% y agricultores, 76.3 por ciento. [169] Pero en un aspecto China fue sustancialmente más controlada que la Unión Soviética: el control social e ideológico fue muy severo. La política estaba al mando en los años maoístas y el Partido Comunista controlaba el lenguaje y aun los pensamientos. El comunismo en China tiene otra, más sutil ventaja. Ésta puede ser entendida como la moderna trasmutación del confucianismo, que conserva el compromiso al servicio, a la armonía social y la integridad, pero despojándose de alguno de sus elementos innecesarios, disfuncionales
y obvios. El comunismo, como el confucianismo, promete justicia, incorruptibilidad y responsabilidad a las preferencias y deseos del pueblo. A diferencia del confucianismo, el comunismo celebra hacer de la ciencia más que la superstición, el progreso más que la tradición; además promueve el desarrollo económico y, cosa muy importante, la igualdad de género entre hombres y mujeres. La política en China ha estado animada por un legado específico de la revolución cultural, la noción de que la participación de las masas puede fácilmente conducir al caos ( luan ). En verdad, la democracia es vista en sí misma por muchos, dentro y fuera del gobierno chino, como una forma de caos. [170] Sin embargo, el tema de la democratización de China, o de una gradual apertura de la vida política, ronda el pensamiento de los líderes chinos. Con motivo de la celebración del 30 aniversario del inicio de Shenzhen como zona económica especial, en agosto de 2010, el primer ministro Wen Jiabao enfatizó la importancia de la reforma política. Dijo en esa ocasión: “debemos no solamente alentar la reforma institucional en la vida económica, sino también la reforma institucional en la vida política. Sin la salvaguarda de la reforma política, los frutos de la reforma económica podrían perderse y la meta de la modernización no se vería materializada”. [171] Además subrayó la necesidad de reforzar los derechos de los ciudadanos, tales como la libertad de expresión y de información. Este discurso ocasionó una fuerte ola de comentarios. Los medios de información oficiales expresaron opiniones encontradas acerca de lo dicho por Wen. [172] El discurso de Wen fue caracterizado por los comentaristas políticos como la demostración de la división de la solidaridad de los círculos dominantes en el partido. En especial se afirmó que Wen estaba caminando solo en esta estrategia, marcando una línea entre él y Hu Jintao, y que posiblemente era una forma de presionar para asegurar que el viceprimer ministro Li Keqiang fuera su sucesor. [173] En medio de este debate, el propio Hu Jintao tuvo que salir a apaciguar las olas que se habían levantado con motivo de la necesidad de la reforma política propuesta por Wen. Hu apareció en Shenzhen el 6 de septiembre para celebrar el 30 aniversario de la zona económica especial, y en su discurso, más que hacer una llamado para expandir la participación política, proclamó la necesidad de explorar innovaciones en el modelo de Shenzhen. El discurso de Hu pareció más bien destinado a diluir la idea de la existencia de una división dentro del partido. [174]
Hu Shuli, la empresaria de medios de información más influyente en China, ha señalado que el país se encuentra en un momento crítico y que la reforma política no debe retrasarse más. Varias reformas, como la fiscal y la de precios, no han avanzado debido a la falta de la reforma política y a que los avances en el campo de la cultura y el desarrollo social son imposibles sin el cambio político. El cambio político, que tuvo importantes progresos al principio de la apertura de China, con el desmantelamiento del culto a la personalidad de Mao y la separación del partido y el gobierno, se ha estancado en la década anterior. Existe una lógica perversa –continúa señalando– del éxito económico, que hace pensar a los líderes que éste es una prueba de la vitalidad política del poder autoritario del partido. [175] Retomando la idea de que Shenzhen pudiera ser también una zona política especial con la cual empezar a experimentar los cambios políticos, tal y como se hizo con las reformas económicas, se pueden mencionar varios hechos. En primer lugar, señalar que Shenzhen tiene un ingreso per cápita de 13 600 dólares en 2009, el más alto de China. Por otro lado, en 2008 el comité del partido lanzó un plan para otorgar más poderes a la asamblea legislativa local, con la idea de que la gente fuera directamente elegida al Congreso Popular Distrital. Este plan generó un gran interés en todo el país, pero fue sigilosamente archivado. Los líderes del partido en Shenzhen no quieren arriesgar su capital político asumiendo la bandera de la reforma política, y ésta ha sido colocada como un asunto colateral. Para un ex funcionario del partido regional la posibilidad de que Shenzhen sea una zona política especial requiere líderes que asuman una buena dosis de riesgo, como aquellos que estaban en el poder cuando Shenzhen surgió como zona económica especial. [176] La opinión sobre la posibilidad de la democracia en China tiene argumentos divididos. Están los que piensan que el sistema político chino está congelado en la historia y que China está destinada a ser la primera gran potencia contemporánea que no va a sucumbir a la democracia. Por otro lado están los que creen que la carrera de China por convertirse en un poder industrial está destinada al desastre si en algún momento no se realiza una transición hacia alguna forma de gobierno representativo. El profesor Peter Drysdale piensa que sin una reforma política se dará paso a una “latinoamericanización de la economía política china” con una corrupción sistémica del modus operandi de la vida política y la económica. [177] Quizás una tercera opinión sea representada por William H. Overholt, quien piensa que China ha estado cambiando para mejorar y fortalecerse, y se encamina hacia un cambio político gradual. En pocos años ha cambiado a sus líderes principales, así como las estructuras institucionales, ha aplicado diferentes políticas, y existe un abanico de grupos sociales que apoyan al régimen. En suma, China ha realizado un cambio de régimen a pesar del dominio del pcch . [178] Menciona varias reformas políticas, a nivel local, principalmente, y concluye que China está haciendo en política lo que hizo en economía. Está examinando las lecciones de sus vecinos, probando varias reformas y realizando cambios poco a poco. Señala que el 6 de septiembre de 2006 el premier Wen dijo “Tenemos confianza en que cuando la gente está
capacitada de administrar una villa rural por medio de elecciones directas, después podrán llevarlas a cabo en los pueblos, y más tarde en los condados y las provincias”. [179] Según este autor los chinos están estudiando varios modelos políticos de Taiwán, Japón, Indonesia, México y Europa oriental. El de Japón es el que les parece más atractivo. El autor piensa que se deben evitar tres errores que Occidente comete cuando estudia a China. En primer lugar, China no está estancada, sino que reforma su política como reformó la economía. En segundo lugar, no va a seguir el modelo occidental sino el autoritario asiático, y éstos han transitado más suavemente hacia modelos de rendición de cuentas. [180] 1. LA CUESTIÓN ÉTNICA la unidad a toda costa El problema relativo a la cuestión étnica es lo que Beijing considera como el mayor peligro para la unidad nacional. La población china está integrada por 55 grupos étnicos que se encuentran dispersos, preferentemente en las llamadas regiones autónomas, todas ellas en la periferia del subcontinente chino. En total suman más de 100 millones de habitantes, pero frente a los 1 200 millones de chinos (etnia han) son una gran minoría. El descontento entre las minorías del occidente, el suroeste y el norte tiene el potencial de desmantelar a la República Popular de China. En lugares como Xinjiang, Tíbet, Mongolia Interior, y otros sitios, para las minorías étnicas que no son han la vieja cuestión de estar sometidos a un imperio es un asunto actual. ¿Qué es ser chino?, y ¿qué es China? No son preguntas ya solucionadas, a pesar del gran éxito económico de China. Un miembro del grupo étnico yi en Shichuán, quien no puede leer chino, no usa palitos para comer y mantiene creencias religiosas animistas, es sin embargo considerado por Beijing un ciudadano chino ( Zhonghua minzu ); lo mismo pasa con los tibetanos. Es en esta dimensión donde se puede ver cómo persiste el proyecto imperial. [181] La República Popular de China es un imperio diverso. Durante la dinastía Qing China adquirió tierras extra por expansión imperial, así como lo había logrado Gran Bretaña al adquirir Hong Kong en 1842, y Japón a Taiwán en 1895. No sólo su parte occidental es ajena a la civilización china; esta región evoca otras tres civilizaciones: tibetana, mongola y turca. El imperio Qing, en su vasta complejidad, se transformó en el imperio de la nueva República Popular en 1949. El punto central es comprender ambos imperios no por la cultura o la raza. Son la visión y los modos del control central lo que define y relaciona estos imperios. El Estado chino estaba y está obsesionado con la unidad. China utilizó como “defensa” frente a los bárbaros una política cultural de conversión a los valores chinos. Debemos señalar que “los bárbaros” eran principalmente aquellos grupos étnicos que estaban en las áreas adyacentes a la expansión histórica de los han . Después se aplicó igualmente a los occidentales. Según Ross Terril, a los chinos no les gusta admitir el uso regular de la fuerza contra los bárbaros. Prefieren usar la ficción de que estos bárbaros aceptaron el reino de la virtud. [182]
El viejo imperio chino, como todos los imperios, fue creado por la fuerza, aunque sus características y durabilidad recaen principalmente en la cultura y la moralidad social. China ha perdido la vieja virtud, pero no ha logrado apuntalar una nueva virtud. Por consiguiente China es mitad imperio y mitad una nación moderna. Por otro lado, la idea de “una China” es una ficción creada para negar la diversidad y la anacrónica forma de gobernar en la rpch . De hecho esta idea de una sola China no está sustentada ni por la historia ni por la cultura que se han extendido en sus tierras. La idea de una China unida ayuda a Beijing a exagerar la longevidad de la iden tidad china; el grado de cohesión de la civilización china y la le gitimidad del régimen de la RPCH. Sobre el tema de Taiwán, se puede hacer el siguiente análisis. La forma en que Taiwán pasaría a ser reintegrada en este concepto de la China única es un asunto complejo por varios aspectos. Para empezar, Taiwán ha cambiado social y políticamente de manera notable en las últimas décadas. Por ejemplo, una serie de elecciones democráticas en Taiwán han cristalizado en el concepto de la soberanía sobre su territorio y solidificado su identidad como una nación isla en sí misma. En este contexto, los tres comunicados firmados por Washington y Beijing en 1972, 1979 y 1982, relativos a Taiwán, han sido socavados. El país al que se referían estos documentos era una dictadura; ahora es una democracia y los deseos de su población han sido tomados en cuenta a través de las elecciones y la lucha partidista. En suma, parece que el tema de la democracia no es un asunto menor y se puede pensar que grandes porciones de la población, tanto en Hong Kong como en Taiwán, aprobarían ser parte de China si el régimen político de este país fuera democrático. [183] La complejidad de la cuestión político-organizativa de China permite elaborar lo que sería un esquema de cuatro escenarios para las relaciones entre centro y periferia en China en el siglo xxi . [184] 1] Sistema federal en el que Taiwán fuera un Estado asociado. En este esquema China sería como la Unión Europea. 2] Evolución de la homogeneización de razas, lenguas, cultura, etc., ya en marcha. Diluir a las minorías y hacerlas pasivas, convertirlas en ciudadanos chinos. 3] Formación de estados separados que luego podrían crear la federación democrática de China en una liga de países soberanos. 4] Crisis económicas y políticas conducen a China a un periodo de desunión y fragmentación como el que siguió después de la muerte de Yuan Shikai, en 1915. el tíbet El primer emperador tibetano, Songtsan Gambo, ascendió al trono en 618 cuando se estaba iniciando la dinastía Tang en China (618-907) en la ciudad de Chang’an (Xian en la actualidad). Según el especialista sobre Tíbet
Thomas Laird, fue un imperio independiente que nunca formó parte de la dinastía Tang. Por el contrario, fue la más seria amenaza externa a la existencia de esta dinastía por doscientos años, de 620 a 820. Los tibetanos fueron los únicos conquistadores, quienes saquearon la capital de Tang e instalaron a un gobernador títere durante este periodo. [185] Sin embargo, las fuentes tibetanas y de Tang se contradicen acerca de la naturaleza de su relación. Ambas partes dicen que el otro venía a su corte a pagar tributo. En cualquier caso, el alfabeto tibetano no guarda relación con los ideogramas chinos y se usó una escritura de la India como modelo para la creación de la propia. Este tipo de escritura se adaptó para estandarizar el estudio del budismo con todos los grupos tibetanos que hablaban diferentes dialectos. La historiadora Pan Yihong resume la visión de la dinastía Tang relativa a las relaciones internacionales cuando escribe que para los chinos el emperador era “el único gobernador legítimo no sólo en China sino en el mundo”. Las razones detrás de esta concepción radican en: [186] – China emergió como civilización prácticamente aislada, rodeada de grupos nómadas y salvajes; por eso adoptaron la concepción de referirse a estos grupos como “bárbaros”. – La idea de grandeza fue una sobrecompensación a las derrotas que China había sufrido a manos de los “bárbaros inferiores”. Una rara excepción de esto fue que la dinastía Tang reconoció al Tíbet como a una potencia igual. Las historias de Tang ofrecen evidencia concluyente de que el Tíbet y China eran iguales, estados independientes, luchando uno contra el otro, y también contra los árabes y los turcos para controlar la riqueza de la ruta de la seda. Como resultado de estas confrontaciones, el Tíbet ocasionalmente gobernó grandes partes de China, y no al contrario. Posteriormente, la dinastía que sucedió a Tang, la Song (960-1279), gobernó un territorio más pequeño. Como consecuencia, una serie de estados fronterizos surgieron separando al Tíbet y al territorio gobernado por la dinastía Song. Durante este periodo las relaciones diplomáticas entre ambos poderes fueron prácticamente inexistentes. China y el Tíbet habían firmado un tratado, en 822, en el que se reconocían en condiciones de igualdad. Después de este acontecimiento ya no hubo intercambio diplomático por siglos. El Tíbet fue posteriormente sujeto del imperio mongol en 1268, en una época de desunión del Tíbet. Más tarde, los mongoles conquistarían China. Pero el gobierno chino sostiene la tesis de que el Tíbet fue parte de China desde la era mongol. Por otro lado, los mongoles administraron a China y al Tíbet separadamente, como lo hizo Inglaterra con la India y Nueva Zelanda. [187]
El nacionalismo étnico chino empezó a emerger durante el periodo mongol. La subyugación mongola del Tíbet fue la primera intervención de un poder extranjero en ese país —la primera de muchas— que ha conducido a la situación actual. El dominio mongol del Tíbet fue de 1249 a 1368. [188] En este último año los chinos derrotaron a los mongoles y establecieron la dinastía Ming (1368-1644), pero no gobernaron los territorios mongoles, sino sólo China propiamente dicha. La dinastía Qing, de origen manchú (es decir, no han), [189] que suplantó a los Ming en 1644 y que abarcaría hasta 1911, fue como la de los mongoles, es decir, se identificó con el budismo tibetano, en parte para mantener sus diferencias culturales con sus súbditos chinos, a quienes también tenían bajo su dominio. Los chinos, por su parte, permanecieron confucianos y nunca escondieron su desdén por los tibetanos y su religión. [190] A la pregunta de si el Tíbet fue oficialmente un vasallo de los manchúes que gobernaron China bajo la dinastía Qing de 1644 hasta 1912, el Dalai Lama responde: “Mi opinión es que se trató de una relación única. Nosotros los tibetanos la llamamos la relación sacerdote-mecenas. Cho-yon en tibetano”. [191] Nueve años después de su entronización, en 1732, el emperador Yung-cheng convirtió su palacio en Beijing, el Yung-ho-kung, en un templo lamaísta. Cuando la dinastía Qing por fin tomó un control firme en Tíbet, en 1751, se abstuvo de mostrar su poder abiertamente. Como protectorado chino, el Tíbet retuvo sin embargo un grado amplio de autonomía. El punto central era que el gran centro religioso de Lhasa no debía caer otra vez en manos de los mongoles. Los zungares que habían ocupado Lhasa y los principales centros tibetanos entre 1717 y 1718 se vieron confrontados por un ejército sino-manchú que los expulsó de Lhasa en el año de 1720, dejando una guardia armada ahí. Así, desde 1751 en adelante el control chino sobre el Tíbet llegó a ser permanente y se mantuvo más o menos constante, a pesar de los esfuerzos británicos para capturar posesiones de este protectorado chino a principios del siglo xx . Los manchúes tomaron un control firme del Tíbet entre 1750 y 1910. Lo habían hecho después de haber iniciado un sistema de protectorado manchú sobre los mongoles zungares en 1720, que a su vez tenían el control del Tíbet. Además, debido a las diferencias entre los manchúes y los chinos, no se puede decir que los tibetanos estuvieron bajo el control chino, ya que ellos fueron a su vez súbditos de los manchúes en esta dinastía. Es interesante anotar el hecho de que Tailandia, Laos, Birmania y Corea también fueron estados “tributarios”, pero China no reclama su pertenencia hoy en día. Una vez que se derrumbó la dinastía Qing, en 1911, volvió a plantearse la cuestión del Tíbet. A pesar de la recomendación inicial de Sun Yat-sen de que los grupos étnicos no chinos (que no eran parte de los han ) deberían decidir por sí mismos si querían pertenecer a China o no, el gobierno de Yuan Shi-kai (1912-1916) no solamente proclamó que el Tíbet era parte de China sino que empezó a tomar medidas para implantar el dominio de su
gobierno sobre esta región. Sin embargo, la caída de la última dinastía china, en 1912, generó para Tíbet condiciones de autonomía que prevalecieron prácticamente hasta el triunfo comunista en 1949. [192] En septiembre de 1945 Chiang Kai-shek, después de reconocer la independencia de Mongolia Exterior en el Tratado Sino-Soviético de Alianza y Amistad, afirmaba con respecto al Tíbet que se le podía otorgar “un muy alto grado de autonomía”. Si en el futuro cumplían los requisitos económicos para su independencia, el gobierno de la nación los ayudaría, como en el caso de Mongolia Exterior, a obtener ese estatus. Una misión comercial del Tíbet fue a Estados Unidos en 1948, pero no fue recibida por el presidente Truman debido al rechazo chino. Ya después, en enero de 1949, frente a la posibilidad del triunfo comunista, se empezó a manejar la idea de tratar al Tíbet como país independiente. Por consiguiente, en octubre de 1949 los chinos repetidamente emitieron a través de la radio, en chino y en tibetano, que el ejército de liberación iba a liberar al Tíbet de los imperialistas británicos. El gobierno tibetano respondió a estos anuncios diciendo que no había imperialistas en el Tíbet y que no se requería una liberación; que la relación entre el Tíbet y China era la que existía entre un sacerdote y su mecenas (es decir, uno cumplía funciones de líder religioso y el otro, en el papel de mecenas, apoyaba estas funciones religiosas) y no una en la cual el Tíbet era parte de China. El Tíbet incuestionablemente controló sus asuntos internos y externos durante el periodo de 1913 a 1951 y repetidamente intentó asegurar el reconocimiento y la validez de su autonomía e independencia de facto . Es también incuestionable que los líderes chinos en el siglo xx , tanto nacionalistas como comunistas, creyeron que el Tíbet era históricamente parte de China y buscaron su reunificación con la madre patria, pero al final Tíbet fue forzada, por primera vez en su historia, a aceptar la soberanía china. [193] Una vez que los comunistas tomaron el poder, en 1949, se discutió el nuevo destino del Tíbet. La estrategia consistió en invadir Tíbet en octubre de 1950, en la misma semana que las tropas chinas fueron a combatir en la guerra de Corea. Posteriormente una delegación de Tíbet fue a Beijing, en 1951, a celebrar el famoso acuerdo de 17 puntos que fueron obligados a firmar bajo la presión de los comunistas. Los aspectos relevantes de este acuerdo son: – Tíbet regresaría a la gran familia de la madre patria China, ahora representada por la nueva RPCH. – Tíbet se reconoce como parte de China. – Las instituciones religiosas y políticas en Tíbet permanecen sin cambios y cualquier reforma se llevará a cabo por los tibetanos. – Tíbet tendrá su gobierno, pero la defensa y política exterior queda en manos de la RPCH.
Es importante mencionar que Beijing destruyó más de 6 000 monasterios y templos entre 1950 y 1980. Especialmente en la revolución cultural se causaron grandes calamidades para el Tíbet. Durante estos tiempos turbulentos se establecieron campos de prisioneros para reformar a las personas. Todo esto configuró lo que se podría llamar un genocidio cultural. [194] Un escritor chino, Wang Lixiong, viendo pragmáticamente la situación de Tíbet, explica los motivos que tiene China para mantener esta política. Este intelectual piensa que el argumento central que promueven los líderes chinos para mantener la retención del Tíbet como una causa correcta es el gran temor frente a los hechos de la geografía. Las provincias de Amdo y Khan, las cuales el Dalai Lama insiste deben ser parte de cualquier región autónoma del Tíbet, están contiguas a las provincias más pobladas de China. Además de la cuestión de seguridad nacional, Wang dice que el asunto tiene que ver con los recursos naturales, ya que son regiones muy bien dotadas de materias primas estratégicas. [195] Mientras que los chinos (de la etnia han) representan 93% de la población total de China, las regiones de los grupos minoritarios comprenden el 60% del territorio chino, 89.6% de los pastos, 37% de los bosques, 49.7% de las maderas y más del 50% de los recursos hídricos. Éstas son realidades fundamentales que explican la política china con respecto a sus minorías, y en especial al caso de Tíbet y Xinjiang. [196] La confrontación entre el gobierno comunista y la población tibetana volvió a recrudecerse con el levantamiento de esta última en marzo del año 2008. El gobierno chino recurrió nuevamente a la fuerza para eliminar cualquier posibilidad de disidencia en la región de Tíbet, especialmente en esas fechas cercanas al inicio de los juegos olímpicos que tendrían lugar en la ciudad de Beijing en agosto de ese año. Lo que podemos considerar fue la respuesta oficial del gobierno en relación con la legitimidad histórica sobre su dominio en el Tíbet apareció en los medios en abril de ese año. [197] ¿Cuáles son las evidencias históricas que presenta el gobierno chino para afirmar su soberanía sobre el Tíbet? Señala que el inicio de la incorporación de Tíbet a China sucedió durante la dinastía Yuan, como resultado de la alianza en la que matrimonios de sus clases reales se habían imbricado desde la dinastía Tang. La dinastía Yuan ejerció su dominio por conducto de funcionarios en Tíbet como sus representantes. Se citan, como ejemplos de lo anterior, el establecimiento de dos comisionados enviados a regiones de Tíbet en 1362, con la orden de ejercer la jurisdicción del gobierno de la dinastía Yuan. La nueva dinastía Ming (1368-1644) heredó el derecho a gobernar, ampliando su injerencia administrativa y permitiendo que Tíbet le pagara tributo. Con la dinastía Qing (1644-1911) —siguiendo con esta explicación oficial— la administración del gobierno chino fue fortalecida en Tíbet y se procedió a otorgar reconocimiento oficial a la jerarquía de sus principales líderes religiosos. También el gobierno chino defendió al Tíbet de fuerzas extranjeras, como la de los zungares en 1719. Esta dinastía continuó supervisando las ceremonias religiosas más importantes en el Tíbet.
Con el establecimiento de la República de China (1912-1949), se declaró la unidad de todos los grupos étnicos, incluyendo al Tíbet, y su primera constitución estipuló que el Tíbet era parte del territorio de la nueva república. Posteriormente, cuando se formó el gobierno nacionalista en 1927, se creó el Ministerio de Asuntos del Tíbet y Mongolia y otras minorías étnicas. Otra evidencia se da cuando, en 1940, Chiang Kai-shek emite un decreto oficial confiriendo el título al Dalai Lama número 14 (el actual). Finalmente, la enumeración de evidencias oficiales concluye con la firma del acuerdo entre el nuevo gobierno comunista y el Tíbet celebrado en Beijing el 23 de mayo de 1951, por el cual se reconoce el control del nuevo gobierno central sobre el Tíbet. El actual gobierno de China, amparado en estos archivos históricos, a los que les confiere el rango de “evidencias irrefutables” de que el Tíbet ha sido parte de China, señala que estos documentos afirman la idea de que China ha mantenido una jurisdicción administrativa permanente a lo largo de la historia de diferentes gobiernos. Por otro lado, que China ha sancionado a los líderes religiosos tibetanos y que éstos han reconocido a lo largo de la historia la supremacía del gobierno chino. [198] ¿Existe algún camino para solucionar el problema del Tíbet? En un artículo muy interesante y reflexivo sobre este punto Rafael Poch, el corresponsal del periódico español La Vanguardia en Beijing, lanza la idea de que se debe pensar en una tercera vía como solución a este problema. [199] Esta tercera vía en realidad ya existió en Tíbet y se expresó principalmente en la década de 1950, cuando se intentó hacer “una síntesis entre Mao y el Dalai Lama, es decir, entre la modernización y reforma social, y la cultura e identidad nacional”. [200] Se menciona como a un precursor de este pensamiento a Bapa Phüntso, que fue el principal cuadro tibetano del Partido Comunista Chino entre 1951 y 1958 y quien posteriormente, entre 1985 y 1993, se desempeñaría como vicedirector del Comité de Nacionalidades de la Asamblea Nacional Popular. En esta última época advertía la necesidad de poner un alto al flujo de colonos chinos al Tíbet, pues el peligro era que con el tiempo se cometiera un tipo de genocidio cultural, tal como el Dalai Lama lo ha expresado. Haciendo alusión a momentos cruciales en las relaciones entre Tíbet y China, Bapa Phüntso recuerda la respuesta de Mao al Dalai Lama sobre la existencia de la bandera militar del Tíbet: “Eso no es problema, pueden mantener su bandera nacional. En el futuro podemos dejar que Xinjiang y Mongolia Interior lleven su bandera nacional junto a la de la República Popular China”. [201] El problema es que, en la realidad, la política de China, después de haber ejercido un papel “liberador” de la vieja sociedad feudal y teocrática en Tíbet, transitó hacia formas cada vez de mayor control, sujeción y ahogamiento cultural del Tíbet, y ése es el problema a resolver en el futuro. El reclamo que se hace es que el cambio y la modernización en Tíbet no se debe hacer a costa de la pérdida de la lengua y la cultura, así como que los tibetanos deben luchar para no perder su patrimonio lingüístico y cultural. [202]
El especialista Melvyn Goldstein afirma que el problema del Tíbet “no es tanto una colisión entre ideas y valores incompatibles, sino entre el dominio de una nacionalidad dominante —los chinos han— y la subordinación política de la minoría tibetana”. En esencia, señala, se trata de un conflicto sobre la idea de qué tipo de país es, o debería ser, la República Popular China. [203] La cuestión se plantea entonces como la posibilidad de acercar las posiciones encontradas entre lo que exige el Dalai Lama, una verdadera autonomía para el Tíbet, y la del gobierno chino, de que el exilio renuncie a la idea de que el Tíbet era un Estado independiente y del reconocimiento de que forma parte de China. [204] la minoría uigur en la región de xinjiang Junto con los tibetanos, la minoría uigur en Xinjiang representa el otro gran desafío para la estabilidad y la gobernabilidad en la China contemporánea. Como en Tíbet, existe una mezcla de razones históricas, culturales, políticas y económicas que encuadran tanto a la resistencia uigur como a la política central china de mantener controlada a esta minoría y sujetarla a los designios estratégicos de Beijing. Los uigur son una minoría del Asia central, mucho más cercana en sus patrones culturales a las poblaciones que residen en los países de esa zona del mundo de las poblaciones del este de Asia y en particular al grupo étnico chino. Son una minoría de aproximadamente nueve millones de personas, de lengua y cultura turca y religión musulmana sunita. Un año después del levantamiento en Tíbet, en julio de 2009, la región de Xinjiang fue escenario de una violenta demostración de los uigur en contra del poder chino. [205] La situación de los uigur es aún más compleja que la del Tíbet, pues reclaman su independencia de China, y la confrontación contra el poder central chino, por lo tanto, es directa. [206] El gobierno chino ha contabilizado que las fuerzas del “Turquestán del este” han sido responsables de por lo menos 200 ataques violentos en la región de Xinjiang entre 1990 y 2007. [207] En 1991 se independizaron las antiguas repúblicas de la Unión Soviética en el Asia central, en las que el islam desempeña un papel importante. Este proceso de liberación del yugo comunista ruso dio ímpetu al separatismo uigur. [208] Las autoridades chinas han etiquetado en tres categorías a las fuerzas responsables de estos ataques: separatistas, extremistas y terroristas. Según esta línea de análisis oficial, estas fuerzas se volvieron extremadamente violentas en la década de 1990 y el grupo más peligrosos y violento es el movimiento islámico del Turquestán del este, una organización terrorista que el gobierno chino piensa se encuentra entre la frontera de Pakistán y Afganistán. [209] ¿Cuáles son las políticas que ha implementado China en la región del Xinjiang y cuáles son sus resultados? [210] Beijing combina tres tipos de políticas en Xinjiang: 1] Represión sistemática contra cualquier actividad al margen del Estado expresada con el término de “golpear duro”, es decir una estrategia de represión lanzada en los noventa contra las tres fuerzas descritas anteriormente. Como resultado de esta campaña se puede afirmar que se
han producido vulneraciones masivas de los derechos humanos y se supone que cientos de personas han sido ejecutadas y decenas de miles detenidas y encarceladas. 2] Asimilación y disolución de la identidad uigur. Esta política se expresa fundamentalmente en el fomento de la “educación bilingüe” para incrementar el uso del mandarín y la política de aislar a los uigur de otras minorías musulmanas en la geografía nacional de China, así como dentro de la propia región de Xinjiang. 3] Implementación de grandes planes de desarrollo. Como parte del plan de desarrollar el oeste de China en 2001, para compensar los enormes desequilibrios regionales, esta región ha sido considerada vital para la evolución de esta estrategia. Sin embargo, un efecto de este plan ha sido el incremento de los colonos chinos en la región. Ya desde 1990 el porcentaje de crecimiento de la población china se ha incrementado notablemente, hasta alcanzar el 40% del total de la población. Xinjiang es depósito de riquezas naturales, como minerales (oro, uranio) y petróleo, y es un paso estratégico de infraestructura energética en los nuevos planes de cooperación energética con los países de Asia central y Rusia. Todas estas políticas han provocado una reacción fuerte por parte de los uigur, que ven amenazadas sus tradiciones culturales; quizá lo más importante es que dentro del surgimiento de la nueva China poderosa su papel social y económico es relegado a un segundo plano. La modernización en China, entonces, ha representado una mayor colonización, y la promesa de un mayor desarrollo económico, que pretende ser la moneda de cambio para el abandono de sus tradiciones y la identidad propia. Por otro lado, un fuerte apego al islam de los últimos años puede hacer más difícil la integración uigur a China. [211] Otro problema —no menor— en Xinjiang es el relacionado con la corrupción y la ineficacia de los gobernantes locales. No sólo son afectados los uigur, sino también la propia comunidad china, que sufre igualmente el despotismo, la codicia y la corrupción de gobernantes incompetentes que convierten los cargos públicos en negocios particulares. Además, en la población china de Xinjiang hay un sentimiento generalizado de ira y molestia, puesto que en nombre de la estabilidad tienen que sufrir inconvenientes y restricciones de su libertad mucho más frecuentes y severas que otras poblaciones en China. [212] 1. CHINA EN EL MUNDO Es ya casi un lugar común decir que las relaciones exteriores modernas de China se inician con la guerra del opio frente a Inglaterra, que finalizó en 1842 con el tratado de Nanjing, por el que China tuvo que ceder Hong Kong y realizar una serie de concesiones comerciales y políticas que más tarde se extendieron a todas las potencias occidentales. En 1895 China perdió otra guerra importante, ya no contra una potencia occidental, sino frente a Japón, una derrota muy traumática para la dinastía Qing, por la que tuvieron que ceder Taiwán, que permaneció como una colonia japonesa hasta 1945. Japón y Estados Unidos —este último utilizando la política de “puertas
abiertas”— buscaron y lograron remplazar el liderazgo de las potencias europeas en China. De este modo, la inserción de China en el mundo, especialmente en el siglo xx y lo que va del xxi , debe ser encarada principalmente dentro del juego complejo de estas fuerzas poderosas de contención, cooperación y competencia que han significado sus relaciones con Estados Unidos y con Japón, principalmente. [213] Según Ross Terril, los objetivos de política exterior de China serían apuntalar la estructura de partido-Estado; construir riqueza y poder bajo el modelo mercantilista; ser visto como un igual de Estados Unidos; hacer pensar que Estados Unidos y el mundo necesitan a China más que este país a ellos y suplantar a Estados Unidos como la fuerza motriz en Asia. [214] Según este mismo autor, son tres los valores que utiliza China en política exterior: el revanchismo; el estilo tradicional para maximizar su influencia en los asuntos internacionales, y una búsqueda de renovación de su legitimidad. [215] Lo que se ha visto desde 1949 es que la política exterior de China se adapta según cambian las circunstancias internas e internacionales. En la actualidad su política internacional es más moderada, ya que depende de fuerzas que están más allá de su control. [216] Al considerar la política exterior de China se dice que se podría hablar de dos tesis sobre la forma en la que se expresa esta política: por un lado, se afirma que existe una política de largo plazo, coherente y firme de China; por otra parte, se dice que la política exterior de China ha sufrido en realidad cambios y adaptaciones según las condiciones nacionales e internacionales. [217] Para el grupo de los especialistas del Council on Foreign Relations de Washington reunidos para elaborar un reporte sobre China en el año 2007, este país está llevando a cabo su política exterior basado más en el pragmatismo que en los principios, y su integración en el mundo contemporáneo está enfocada a tres grandes objetivos: [218] 1] Construir relaciones cooperativas con Estados Unidos y prevenir el surgimiento de una alianza de países contraria a sus intereses estratégicos. 2] Mantener una zona de paz en sus límites geográficos que le permita llevar a cabo su agenda interna, así como expandir su influencia regional. 3] Asegurar y diversificar el acceso a recursos naturales necesarios para mantener su crecimiento económico. Para el profesor Chengqiu Wu las tensiones internas de China —o lo que se podría caracterizar como la “inseguridad del régimen”— crean condiciones para la cooperación internacional a fin de reducir estas tensiones y problemas de carácter interno. Estas tensiones se pueden dividir en tres problemas fundamentales que enfrenta China en el entorno nacional: un sistema político autoritario, una geografía étnica compleja, y la transformación social que alimenta toda una serie de conflictos nuevos. [219] Con respecto a la primera tensión, o sea la cuestión del sistema autoritario, se señala que el Partido Comunista monopoliza el poder y que en medio de
los cambios hacia una economía de mercado encuentra un gran desafío al tener que manejar a millones de sus cuadros e impedirles realizar actos corruptos. Asimismo, la sociedad china está reclamando mayor transparencia y democracia como efecto de lo que ve en el mundo globalizado. La segunda tensión está vinculada al tema de las minorías; igual que la Unión Soviética, China heredó su geografía étnica de su antecesor imperial, la dinastía Qing, y quiere evitar el camino de la desintegración. Finalmente, el desarrollo económico ha dado lugar a una serie de conflictos sociales que amenazan la estabilidad política. Como un resultado de la presión originada por los cambios de la modernización en el pueblo chino, los conflictos sociales se han incrementado de 8 700 en 1993 a más de 90 000 por año desde 2006. [220] Una consecuencia de la inseguridad del régimen chino en el contexto internacional ha sido el énfasis en dirigir su política exterior en sus relaciones con Estados Unidos, que sería el país que tiene el potencial de representar un serio desafío a su estabilidad, ya que ha sido el principal crítico de su sistema político autoritario, de las violaciones a los derechos humanos y de sus políticas étnicas. En conclusión, China adopta un enfoque cooperativo con Estados Unidos, que es el país que representa la mayor amenaza a su legitimidad y estabilidad; busca alianzas con países que rivalizan con aquél, que es su principal amenaza, y evita conflictos con aliados del país que es su principal amenaza; finalmente, participa de manera activa en la instituciones internacionales. [221] ¿Quién o cómo se toman las decisiones en materia de política exterior en China? En general se puede decir que los especialistas chinos y extranjeros coinciden en considerar el papel decisivo que desempeña el líder superior de la burocracia política china en la toma de decisiones referentes a la política exterior de este país. Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin, desempeñaron ese papel en el pasado, y ahora es llevado a cabo por Hu Jintao, quien es el secretario general del Partido Comunista y presidente del gobierno, así como coordinador de la comisión central militar. Sin embargo, se puede afirmar que Mao y Deng fueron muy fuertes, decididos a guiar de manera unívoca la política exterior de China, mientras que Jiang y Hu han sido mucho más cuidadosos y participativos en la toma de decisiones de la política exterior de China. Hu Jintao le ha dado mucho peso a todo el politburó para la toma de decisiones en política exterior. Además, el liderazgo de Hu Jintao en política exterior lo ejecuta tomando en consideración a un grupo de especialistas en asuntos exteriores diseñado para estos fines, constituido por los líderes políticos principales, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Defensa y los órganos de seguridad del Estado. Hay otro grupo similar que funciona para los asuntos económicos. [222] Por otro lado, una singularidad de la emergencia de China como poder mundial tiene que ver con los cambios geopolíticos de la propia región asiática, en la que tendrán que acomodarse tres grandes potencias. Asia está dividida, y el proceso de rápido crecimiento económico va a dividir todavía más a la región en términos políticos. El surgimiento de Asia no va a
colocarla en una ruta de choque con Occidente y a sustituir su poder en la región de Asia. Más bien vamos a ver una situación en la que Asia se va a enfrentar a Asia. Es la primera vez en la historia que habrá tres países poderosos a la vez en Asia: China, India y Japón. No importa si son afines o compatibles, lo que no es en todo caso cierto. [223] Sin embargo, más que un enfrentamiento entre estas potencias asiáticas, lo que se está viendo son cambios entre ellas para ajustar sus visiones y adaptarse a esta nueva realidad. Las relaciones entre China y Japón serán tratadas más adelante, pero con respecto a la India se puede decir que China ha lanzado una política de acercamiento para distender y crear un nuevo marco de cooperación con este gran país. Lo anterior ha quedado de relieve en los últimos años. En 2003 el primer ministro de la India visitó China por primera vez desde 1993 y Wen Jiabao ha visitado la India en 2005 y a fines de 2010. El presidente Hu visitó la India en 2008, y durante esta visita quedaron planteadas las intenciones de cooperar en las áreas de energía, tecnología espacial y nuclear. Por otra parte, la visita del primer ministro Wen, a fines de 2010, es relevante, pues vino a recomponer una etapa de déficit de confianza de parte de China como producto de lo que se piensa podría ser una alianza de la India con Estados Unidos. Además de revisar una serie de temas vinculados a las cuestiones de disputas fronterizas, de defensa y comerciales, la visita sirvió para expresar la voluntad de China de cooperar con India. [224] las relaciones entre china y estados unidos. las fuentes de conflicto y la cooperación En la escala de apreciación de sus intereses mundiales los dirigentes chinos consideran las relaciones con Estados Unidos de primera magnitud, y no hay nada que pueda rivalizar en este orden de prioridades con el reto que estas relaciones representan para su estabilidad interna y el desarrollo de sus intereses en el campo de las relaciones in ternacionales. Las relaciones entre China y Estados Unidos han estado determinadas por una serie de conflictos, especialmente desde el triunfo comunista, en 1949, hasta fines de la década de 1960, y el cambio de orientación hacia la cooperación, a partir del restablecimiento de relaciones bilaterales de China con Estados Unidos en la década de 1970 del siglo pasado, y de que China inicia sus reformas económicas de mercado, en 1978. Para tener una idea más coherente y entender las características principales de estas relaciones, pensamos que es importante rescatar lo que podríamos llamar los legados y las enseñanzas de las relaciones entre China y Estados Unidos, para entender el presente y hacia dónde podrían evolucionar en el futuro. Para Estados Unidos China siempre ha sido el objetivo principal de sus relaciones en toda Asia. Debemos recordar que la famosa apertura de Japón que lograron en 1853 con los barcos del comodoro Perry tenía como función principal utilizar a este país para la penetración hacia el mercado de China. Japón, en este sentido, ha desempeñado el papel de aliado de Estados Unidos en sus relaciones con China, y éste ha sido un elemento histórico de primera importancia para entender todo el entramado de relaciones entre
estos países. Estados Unidos utilizaría la política de “puertas abiertas” en China, que significaba poder insertarse en igualdad de condiciones en el mercado chino, frente a las potencias europeas que tenían una fuerte presencia, no sólo comercial, sino territorial, en este país. [225] Japón, por su parte, acometería desde un principio una política de agresión colonial contra China, simbolizada por la guerra entre estos dos países de 1894-1895, por la influencia en Corea, que terminaría con la derrota de China y la entrega de Taiwán a Japón, que permanecería como colonia japonesa hasta 1945. Los conflictos intereuropeos, como la primera guerra mundial, significaron para Japón grandes ganancias en el mercado y el territorio de China. [226] Como ya hemos mencionado, el interés japonés por los recursos y el mercado chino se convertirían en su política oficial desde 1930, para posteriormente, en 1937, declarar que la conquista de todo el territorio de China sería el objetivo último de su presencia militar y política en ese país. [227] Estados Unidos estuvo oficialmente en contra de la invasión japonesa a China y tomó decisiones, sobre todo por conducto de sanciones comerciales contra Japón, hasta llegar a suprimir la venta de petróleo, que en gran medida fue el preámbulo del ataque a Pearl Harbor por parte de Japón en diciembre de 1941, lo que significó el inicio de la guerra del Pacífico entre Estados Unidos y Japón, que terminaría con derrota y rendición de este último en septiembre de 1945, lo que marcaría el principio de una nueva relación entre estos tres países. [228] Estados Unidos le otorgó 170 millones de dólares al gobierno de Chiang Kaishek entre diciembre de 1938 y noviembre de 1940, para resistir a Japón. Esta política de ayuda económica se extendió hasta fines de 1944. Por su parte, Chiang Kai-shek adoptó una actitud pasiva hacia la guerra de resistencia contra Japón y una activa contra los comunistas. Entre 1939 y 1943 los nacionalistas montaron tres asaltos sucesivos contra los comunistas. Chiang declaró que su petición para obtener la ayuda económica y militar de Estados Unidos a gran escala tenía como objetivo enfrentar más a los comunistas que a los japoneses. Los comunistas criticaron esta actitud de los nacionalistas y pidieron la ayuda del embajador de Estados Unidos, Johnson, quien rehusó intervenir. [229] No sólo Estados Unidos le dio apoyo a los nacionalistas. Entre 1938 y 1940 la Unión Soviética extendió 500 millones en créditos militares al gobierno nacionalista. El presidente Roosevelt quería que China fuera el bastión para contener los movimientos revolucionarios en Asia, colocarla en la órbita de poder de Estados Unidos y como un Estado-tapón contra la URSS. La estrategia era hacer de China un país lo suficientemente fuerte para ser el policía de Asia pero lo suficientemente débil para hacerlo dependiente de Estados Unidos. [230] Ésta fue la verdadera razón del apoyo de Estados Unidos a los nacionalistas que se extendería hasta 1949. Lo anterior explica la política de Estados Unidos con respecto a China en este periodo. En noviembre de 1943 Roosevelt incluyó formalmente a China dentro de las grandes cuatro naciones, al incluirla nominalmente en la
declaración de los cuatro poderes emitida en Moscú por los cancilleres de Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS. Posteriormente, entre el 23 y el 26 de noviembre de 1943, se realizó la cumbre de El Cairo, a la que Roosevelt invitó a Chiang Kai-shek con el propósito de que China remplazara a Japón como la nación líder en el este de Asia. [231] Estados Unidos también jugó su carta con los comunistas. El 22 de julio de 1944 el primer contingente del grupo de observadores del ejército de Estados Unidos (Dixie Mission) arribó a Yanan, en el norte de China, para indagar las condiciones de los comunistas y la lucha de éstos contra los japoneses. Dicha misión no significaba que Estados Unidos fuera a dar su apoyo a los comunistas; lo que deseaba era supervisar a los dos ejércitos bajo el control de Joseph Stilwell que en 1942 había sido designado comandante de las fuerzas norteamericanas en la zona de China-Birmania y la India. El papel de intermediación de Estados Unidos continuó prácticamente hasta que éste fue imposible y dio lugar a la última guerra civil. Patrick Hurley fue nombrado embajador de Estados Unidos en China para lograr la unificación de todos los ejércitos y los grupos políticos bajo el dominio de Chiang Kaishek, y en noviembre de 1944 fue personalmente a Yanan para presentar una propuesta de cinco puntos que Mao modificó, proponiendo un gobierno de coalición. Chiang rechazó este programa y presentó a su vez una propuesta de tres puntos, que consistía básicamente en absorber a los comunistas, solicitando su rendición, primero, para luego dar paso a la democracia. El 28 de agosto de 1945 Hurley acompañó a Mao en su vuelo a Chongqing para sostener la conferencia política, pero Chiang rehusó establecer un gobierno de coalición, reconocer la condición legal del ejército rojo y los gobiernos de las zonas liberadas. Un dato importante es que tras la rendición de Japón, que ocupaba grandes territorios en China, Estados Unidos apoyó a los nacionalistas para ocupar estas regiones y evitar que los comunistas pudieran tomar posesión directa de ellas. En diciembre de 1945 el general George Marshall, que había sido enviado a China para lograr la unidad política, llegó a Chongqing, a la conferencia política llevada a cabo del 10 al 13 de enero de 1946. Como resultado de esta conferencia se formó un gobierno de coalición provisional que se llamó Consejo de Estado, con 40 consejeros estatales. Como telón de fondo de este proceso político, Estados Unidos continuó su apoyo a los nacionalistas. Entre 1945 y 1946 le concedió al Guomindang una ayuda de 800 millones de dólares. En el año de 1948, ya en plena guerra contra los comunistas, esta ayuda fue de 463 millones. A partir de mediados de 1946 ya ningún trato fue posible, y la guerra civil entre comunistas y nacionalistas fue abierta. La estrategia comunista volvió a consistir en la guerra de guerrillas frente a un enemigo superior, controlando las áreas rurales y esperando la acometida a las grandes ciudades dominadas por los nacionalistas. La tremenda corrupción de éstos y el mal manejo económico expresado en una gigantesca inflación en esos años, significaron la antesala de la derrota militar, que llegó en la parte final
del año 1949. El 1 de oc tubre de ese año se proclamó en Beijing el establecimiento de la República Popular de China. El triunfo de los comunistas significaba una estrepitosa derrota internacional para Estados Unidos. Estados Unidos reconocería a la República de China, que se estableció en Taiwán, una vez que los nacionalistas huyeron hacia esta isla. Además abonó el camino para su ingreso a la onu como representantes legales de toda China. Así, los principales problemas en la etapa de la guerra fría, entre la nueva República Popular y Estados Unidos, gravitaron principalmente sobre la situación de Taiwán y el reconocimiento de Estados Unidos. [232] Posteriormente a la sucesión del presidente Kennedy aumentaron las perspectivas de que se generara algún tipo de cambio en la actitud de Estados Unidos. El margen del triunfo de Lyndon Johnson en 1964 significaba que el presidente tenía una oportunidad para demostrar gran flexibilidad hacia China. En términos generales, se aceptaba que Estados Unidos debería alejarse de la política de Eisenhower/Dulles de “contención con aislamiento”, y remplazarla por una de “contención sin aislamiento”. [233] La administración Nixon tuvo mucha suerte cuando los acérrimos críticos internos perdieron su poder. Además, la decisión de Estados Unidos de retirarse de Vietnam redujo la dosis de conflicto con China. Se suponía que la búsqueda del acercamiento con China alentaría a Beijing para presionar a Hanoi a negociar un acuerdo final que moderara el sentimiento de fracaso norteamericano asociado con su retiro de la guerra. Según Gong Li, la política de sobreextensión y problemas en Vietnam habían obligado a Estados Unidos a revalorar su estrategia hacia China. Además, en su competencia con la URSS, Estados Unidos pensaba que China podría ser un “activo”. Para manejar su problema con Vietnam, Estados Unidos habría negociado con China, ya que este país había otorgado apoyo crucial a Hanoi. [234] Ya en 1969 Nixon y Kissinger creían que los soviéticos habían logrado la paridad nuclear con Estados Unidos. Dada su relativa pérdida del poder económico, el costo de recuperar la superioridad estratégica parecía inalcanzable. Así, esta combinación de la situación económica, diplomática y factores militares —algunos regionales, otros globales— lanzaron a Nixon y Kissinger a explorar nuevas relaciones con sus aliados y adversarios. Se puede decir que desde Nixon hasta 1989 Estados Unidos privilegió la colaboración con China. Aunque la cuestión de las relaciones con Moscú parecía ser el meollo del acercamiento con China, en realidad esta política surgía de la cambiante relación con Japón y del impacto de la guerra de Vietnam. La doctrina Nixon consistió en: [235] – devolverle Okinawa a Japón; – retirar las tropas de Estados Unidos de Vietnam;
– apertura a China; – desligar el valor del dólar del oro; – reducir las importaciones de Japón; – negociar los tratados abm (Anti-Ballistic Missile) y salt (Strategic Arms Limitation) con la Unión Soviética. El presidente Nixon visitó China en febrero de 1972 y con ello se inició una nueva etapa de las relaciones entre estos dos países. Como resultado de esta visita, ambas naciones firmaron el comunicado de Shangai, en el que acordaron normalizar relaciones diplomáticas y, sobre todo, se reconoció la existencia de una sola China y que Taiwán formaba parte de esta unidad política. El presidente Gerald Ford también visitó China en 1975 como parte del acercamiento político entre estos dos países, y ya con el presidente Carter se normalizaron las relaciones diplomáticas a partir de enero de 1979, fecha en la que Deng Xiaoping realizó una visita histórica a Estados Unidos como símbolo de una nueva era que realzaba el poder de China a escala global. [236] De 1989 al colapso de la URSS las relaciones entre China y Estados Unidos fueron más bien pobres y se dieron crisis frecuentes. La más importante fue la que resultó de la reacción estadunidense ante la represión del gobierno chino al movimiento estudiantil en la plaza de Tian’anmen en junio de 1989. El gobierno norteamericano condenó la violación a los derechos humanos, así como procedió a suspender el intercambio de altos oficiales y la venta de armamento, entre las medidas más importantes impulsadas para castigar a China por esta represión. Después, en la segunda administración de Clinton, de 1997 a 2001, se logró algún grado de estabilización, y en la presidencia de Bush, desde 2001, las relaciones tendieron a su mejoramiento. Estados Unidos, en la presidencia de Clinton, 1993-2001, enfatizó la idea de que una relación constructiva con China podría conducir al gobierno de este país a alejarse de posiciones disruptivas y a la adopción de actitudes más cooperativas con Estados Unidos y con el sistema internacional en general. [237] El presidente de Taiwán, Lee Teng-hui, visitó Estados Unidos a mediados de 1995, lo que reforzó la visión negativa que había en China de este país. Luego, en 1999, Estados Unidos bombardeó la embajada de China en Belgrado. Más tarde, en abril de 2003, ya en la presidencia de George W. Bush, se dio el caso del avión espía de Estados Unidos EP-3 detenido en China. La administración de George W. Bush adoptó políticas más duras contra China, tratando de impedir una posible agresión contra Taiwán y conductas hostiles en otros asuntos, pero en general se llevó a cabo una política que enfatizaba un firme y positivo compromiso de cooperación con China. La gran mayoría de los expertos y grupos de especialistas en Estados Unidos se inclinan ante esta idea de que es preferible buscar la atracción de China al sistema de reglas internacionales. Se afirma que se debe perseguir una estrategia enfocada a la integración de China a la comunidad global, ya que dicho enfoque es el que mejor alentaría a China a actuar de una manera consistente con los intereses de Estados Unidos y las normas
internacionales, y que cualquier conducta agresiva por parte de China debería encontrar una fuerte oposición de Estados Unidos. [238] La visión que tiene China sobre Estados Unidos —aunque con altibajos— ha mantenido la idea fundamental de que este país es el centro de las fuerzas hostiles contra China y que es el poder hegemónico que amenaza la seguridad global. Por otro lado, es un país insaciable en su búsqueda de dominación constante, que cree sólo en su poder absoluto, de tal naturaleza que nunca permitiría que ningún otro país pudiera alcanzarlo. [239] Según la perspectiva de algunos especialistas, en la segunda mitad de los noventa, los líderes chinos adoptaron lo que puede ser categorizado como “ajuste pragmático” en sus relaciones con Estados Unidos, que consistía en reducir el enfoque más confrontacional a las presiones de este país contra China y en general hacia la hegemonía y dominación en los asuntos de Asia y del mundo, para adoptar una política de mayor cooperación con el gobierno norteamericano. [240] Según China, Estados Unidos usa tanto una política de compromiso y cooperación como de contención hacia China. Se puede afirmar entonces que desde esta época las relaciones se encuentran más en el lado positivo de la negociación. Además, como hemos señalado, la política que adoptan los diferentes gobiernos de Estados Unidos en sus relaciones con China puede cambiar, como de hecho ha sucedido, pero no sólo eso sino que también se pueden presentar cambios de opinión dentro de instituciones de una misma administración. Por ejemplo, en el año 2002 el gobierno del presidente Bush, a través del informe de su consejo de seguridad nacional, señalaba que había profundos desacuerdos con China sobre el asunto de Taiwán y los derechos humanos, y la condenaba por su fracaso en sus avances hacia la democracia y la libertad religiosa: asimismo criticaba la modernización militar de China. Dos años más tarde, en 2004, el secretario de Estado Colin Powell declaraba que las relaciones entre China y Estados Unidos estaban pasando por su mejor momento desde el encuentro entre Mao y Nixon de 1972. [241] De esta manera se gestaron cambios en el enfoque chino hacia la forma de conducir sus relaciones con el poder norteamericano. En 2003 China articuló una nueva política que enfatiza el surgimiento y desarrollo pacífico de China en Asia y en el mundo entero ( heping jueqi ). El nuevo enfoque evita confrontar públicamente a Estados Unidos en la mayoría de los asuntos bilaterales y mundiales. [242] Sin embargo, Sutter piensa que la política china hacia Estados Unidos es demasiado incierta como para poder considerarla una estrategia duradera de cooperación y convergencia con Estados Unidos. Los líderes chinos son a menudo vulnerables e indecisos al responder a las prácticas y políticas, muchas veces impredecibles, del gobierno de Estados Unidos. Así, China se ajusta a las circunstancias cambiantes sopesando en cada momento los costos y beneficios de mantener o alterar sus respuestas, y por consiguiente mantener sus prioridades centrales y hacer progresar lo que estos líderes han llamado “el poder nacional comprensivo” de China. [243]
En diciembre de 2005, en el libro blanco titulado El camino del desarrollo pacífico de China , se asienta la estrategia de promover una imagen positiva y benéfica de China en el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo, este país incrementa el poder de sus fuerzas militares para proteger sus intereses, así como alienta su participación en las organizaciones internacionales a fin de crear una barrera contra los esfuerzos estadunidenses para contener el surgimiento del poder de China. Sutter concluye diciendo que no se puede predecir un curso en la política de China hacia Estados Unidos, pues ésta incluye tanto elementos de oposición y diferencias como otros que tienden a la cooperación y el acomodo. En suma, se trata de una política contingente y dependiente de los costos y beneficios de cambiar o mantener dicha política. [244] Los presidentes Clinton y Bush fueron claros en cuanto a la diferencias con China en muchas áreas clave: apoyo —incluyendo armas sofisticadas— a Taiwán y promover el cambio y el pluralismo político en el régimen autoritario comunista. China por su parte, apoya la multipolaridad mundial y lucha por una gradual reducción del poder y la influencia de Estados Unidos en el este de Asia y globalmente, así como también por que se reduzcan las ventas de armamento militar a Taiwán. [245] Las razones por las que China acepta llevarse bien y cooperar con Estados Unidos son: [246] – que es la única potencia que puede desafiar a China; – que es un líder económico y financiero importante para China; – que la relación con Estados Unidos facilita las relaciones con otras potencias occidentales; – que Estados Unidos desempeña un papel estratégico en áreas geográficas sensibles para China como Corea, Japón, Taiwán y el sur de China. El 4 de junio de 2005 el gobierno de Estados Unidos emitió un comunicado sobre el aniversario de la represión de la plaza de Tian’anmen de 1989, y el Departamento de Estado anunció que los temas de derechos humanos estaban en lo más alto de la lista de la agenda estadunidense. Por otro lado, la administración Bush evadió tomar acciones concretas y en 2005 no intentó presentar el historial de China ante la Comisión de Derechos Humanos de la onu en su reunión anual. Además, el presidente Bush se reunió tres veces con Hu Jintao en 2005. En ese mismo año igualmente visitaron China Donald Rums feld, entonces secretario de Defensa; Condolezza Rice, del Departamento de Estado, así como los secretarios del Tesoro, del Comercio, y el representante comercial de Estados Unidos. La política del presidente Obama con respecto a China ha sufrido cambios. Se inició bajo la estrategia del engagement, pero con pocos resultados, y dio un giro hacia una estrategia más realista acerca del carácter de las relaciones que deberían adoptarse frente a China. El concepto sobre el que se apoya la nueva estrategia es el del llamado strategic reassurance , que significa que “China debe asegurar al resto del mundo que su desarrollo y su creciente papel global no será a expensas de la seguridad y el bienestar de
otros”. [247] Esta nueva estrategia se supone que pone fin a décadas de administraciones republicanas y demócratas que buscaban dar a China un papel relevante en la conservación de la paz mundial, así como el mantenimiento del poder regional en Asia favorable a los aliados democráticos y los intereses de Estados Unidos. Esta estrategia de Estados Unidos de reaseguramiento estratégico es resultado de las acciones políticas de China, sobre todo debido a que ésta sigue siendo un Estado autocrático controlado por el aparato del Partido Comunista, además de que su ejército integrado por tres millones de soldados está aumentando su poder sobre la política exterior y de seguridad de China. Lo anterior ha despertado la preocupación de sus vecinos, lo que ha conducido a que éstos busquen la mediación de Estados Unidos. Así, la política del presidente Obama está dirigida a restablecer el liderazgo norteamericano, asegurando a sus aliados en la región asiática su interés en seguir ejerciendo este papel. [248] En lo que respecta a la política de derechos humanos, la administración Obama ha sido percibida como débil hacia China y especialmente en su apoyo a activistas e intelectuales disidentes políticos chinos. Quizá por esta razón el presidente Obama, en su discurso de bienvenida a Hu Jintao, en enero de 2011, hizo una clara referencia a la importancia que tiene el respeto a los derechos humanos para que las naciones sean más armoniosas y exitosas. [249] En el tema de las relaciones económicas entre Estados Unidos y China destacan tres asuntos de importancia. En primer lugar está la cuestión de los derechos de propiedad intelectual, seguida por el asunto del déficit comercial de Estados Unidos, cada vez más alto, y recientemente está el debate sobre la petición de este país para que China revalúe su moneda. En cuanto al primer tema, de los derechos de propiedad intelectual, la Cámara de Comercio de Estados Unidos ha señalado que las violaciones de China a estos derechos ha tenido para sus empresas un costo de entre 200 mil y 250 mil millones de dólares al año, con una parte muy significativa de esta cantidad atribuida a la piratería china. Existen avances en esta materia, ya que en 2007 China ingresó a la Organización Mundial de Protección Intelectual, y asimismo se inscribió como miembro de sus dos tratados más importantes en materia de Internet. Sin embargo, existen dos problemas que hacen difícil el cumplimiento de esta materia por parte de China: la aplicación de la ley y el castigo a los infractores. [250] En cuanto al tema del comercio, éste se ha incrementado de tal manera que ahora China se ha convertido en el segundo socio comercial de Estados Unidos, y en los próximos años desplazará a Canadá del primer sitio. [251] Aunque las exportaciones de Estados Unidos hacia China han crecido a mayor velocidad que las que ese país vende en otros mercados mundiales, la relación comercial es todavía muy desequilibrada a favor de China, lo que ha generado una discusión fuerte por parte del gobierno norteamericano para que China acelere la apertura de su mercado a los bienes y servicios de sus empresas. En general el crecimiento del déficit comercial de Estados Unidos ha venido aumentando; en especial el que ha mantenido con China se
incrementa cada vez más, lo que ha dado lugar a una confrontación sobre la posibilidad de imponer restricciones al comercio de China y producido un debate cada vez más agresivo por parte de Estados Unidos sobre el bajo valor del yuan, al que se considera responsable de las exportaciones baratas de China y el que, por lo tanto, debería apreciarse. [252] Probablemente el asunto de si China debe revaluar sustancialmente su moneda se ha convertido en uno de los temas más importantes de debate entre Estados Unidos y China en los últimos años. Especialmente funcionarios de todo nivel durante la gestión del presidente Obama han colocado este tema como uno de los prioritarios en la agenda económica a debatir con los chinos, y éstos han señalado reiteradamente su decisión de mantener el mismo valor del yuan, resistiendo así las presiones estadunidenses. [253] Estados Unidos ha señalado que el valor del yuan está entre 25 y 40% por debajo de su verdadero nivel y que eso hace posible que se mantengan las exportaciones baratas de productos chinos, causando el enorme déficit comercial que sufre su economía. Sin embargo, economistas de Estados Unidos han señalado que el problema del déficit norteamericano tiene que ver con los problemas estructurales de su economía. Se da como ejemplo que durante los años 2005-2008, en que China revaluó su moneda, el déficit comercial de Estados Unidos no se redujo sino que siguió creciendo y se incrementó de 200 mil millones a 268 mil millones de dólares. [254] Jagdish Bhagwati ha dicho que si China desapareciera del mapa, de todos modos el déficit de Estados Unidos continuaría, debido a su exceso de gasto, y las compras entonces se harían a Japón, India, Brasil, etc. China — dice— es el chivo expiatorio de los problemas económicos de Estados Unidos. [255] Para China la idea de una revaluación de su moneda encierra riesgos y dilemas que prefiere evitar, por el tipo de consecuencias económicas que esto podría acarrearle, y con ello el temor a una desestabilización de carácter social y política. Los argumentos que se ofrecen por parte de China para soslayar la presión norteamericana en este tema se pueden resumir en los siguientes puntos. En primer lugar, China, con reservas calculadas en 2.4 billones de dólares, y teniendo en su poder una cantidad enorme de bonos del tesoro de Estados Unidos, cercana a un billón de dólares, esta ría poco dispuesta a revaluar su moneda, lo que implicaría automáticamente devaluar la riqueza en su poder en dólares. Luego está el argumento de la necesidad de mantener sus exportaciones baratas, especialmente en estos periodos de crisis mundial, por el impacto que esto tiene en el empleo y el crecimiento económico de China, altamente dependiente del sector externo de su economía. Además, como se ha demostrado entre los años 2005 y 2008, no hay una vinculación entre la revaluación del yuan y la reducción del déficit comercial de Estados Unidos. Finalmente, el gobierno chino cuenta con la experiencia vivida por Japón cuando éste decidió revaluar el yen en 1985, que fue el principio de una serie de calamidades de las que este país no ha podido salir por completo. [256] Si hacemos un recuento de las relaciones entre estos dos países y en especial de las situaciones de crisis que los confrontaron seriamente, sobre
todo entre 1949 y 1972, podemos decir que en la actualidad se han gestado cambios importantes en la forma de conducirse mutuamente. En la era posMao y posDeng, China ya no considera el uso de la fuerza militar como un instrumento efectivo para obtener beneficios limitados en momentos de crisis. Hay analistas que piensan que China ha excluido el uso de la fuerza militar para resolver los conflictos territoriales o disputas fronterizas con los países vecinos. Esta línea de pensamiento considera que hoy el uso de la fuerza en una crisis de política exterior es de última consideración, y sólo si los intereses vitales de China están en riesgo y otros instrumentos alternativos están agotados o si China es desafiada con una provocación extrema. [257] Los líderes chinos no necesitan ya usar las crisis para obtener el apoyo popular y de las élites, debido a que la prioridad de la era maoísta, basada en la “lucha de clases”, no existe más. En su lugar, el actual liderazgo chino busca el desarrollo económico, el cual requiere un ambiente internacional pacífico y benevolente. Por ejemplo, en la guerra de Corea, Zhou Enlai declaró que si Estados Unidos cruzaba la línea del paralelo 38, ésta sería la señal para la intervención de China en esta guerra. Al principio Estados Unidos no comprendió el significado de esta demarcación territorial que hacía el gobierno chino. En esa guerra los gobernantes de Estados Unidos veían a Beijing como un agente de Moscú, y se rehusaron a analizar los intereses estratégicos y motivaciones propias de China en la guerra de Corea. Así, Washington nunca hizo ningún esfuerzo extraordinario para contactar directamente a Beijing. Más tarde, cuando la guerra de Vietnam se profundizó, China hizo una nueva demarcación: en este caso la línea que Estados Unidos no debería traspasar era la del paralelo 17. Estados Unidos, en esta ocasión, entendió muy bien el mensaje de China, y sus fuerzas militares terrestres nunca pasaron este paralelo. Incluso los bombardeos de Estados Unidos en el norte nunca fueron cercanos a la frontera con China. El presidente Johnson y sus asesores querían profundizar la guerra de Vietnam pero sin provocar una posible intervención de Beijing. [258] En épocas más actuales no dejaron de suscitarse problemas serios como el ocasionado por el bombardeo a la embajada china en Belgrado por aviones de Estados Unidos durante la presidencia de Clinton, o el asunto del avión de la fuerza área estadunidense detenido en China, en la presidencia de Bush, pero el tema central que enmarca ya las relaciones entre estos dos países es el ascenso de China como potencia económica y militar, y la disputa de la supremacía norteamericana que este hecho supone. Además, a diferencia de la época de la guerra fría, Estados Unidos y China están ahora muy vinculados económicamente, y esta interdependencia hace que sus estrategias y políticas bilaterales consideren cuidadosamente los pasos a seguir en cada uno de los temas sensibles para ambos países. Los dos países enfrentan también desafíos internos, y además su vinculación a la economía y política mundial es creciente, como ha quedado demostrado por la crisis económica de los años 2008 y 2009. Por ello, el futuro de las relaciones bilaterales dependerá de todas estas variables de carácter interno y mundial. las relaciones entre china y japón. amigos y rivales por miles de años
Desde la perspectiva regional, Japón es sin lugar a dudas el país con el que China ha tenido el mayor desafío a su hegemonía regional. Así también, en su escala de valores internacionales las relaciones con Japón ocupan otra de las grandes prioridades de su política internacional. Éstas han sido siempre muy complejas y difíciles de evaluar a primera vista. [259] Las relaciones entre estos dos países están unidas a cuestiones de honor, temor y competencia por liderazgo e influencia. [260] Se trata de dos países con identidades muy cercanas —la geografía siempre desempeña un papel importante— pero a la vez muy singulares. China y Japón son las potencias de Asia, y sus relaciones desde 1868 estuvieron matizadas por el ocaso de la dinastía Qing y el surgimiento de Japón a raíz de su proyecto de modernización a partir de la restauración del emperador Meiji. Este proyecto de modernización japonés implicó, como sabemos, la expoliación, el sometimiento de territorios y la barbarie contra el pueblo chino hasta 1945. La propia Revolución china, también como un proyecto de modernidad, es en cierto modo una respuesta a la depredación japonesa, en especial la que se vivió en la resistencia comunista, después de 1935. Recordando las obras de Mao, uno encuentra que su pensamiento político, estratégico y militar estuvo muy determinado por la invasión japonesa, y que los conceptos del frente unido y la convergencia de clases, así como las estrategias militares de las guerrillas comunistas, estuvieron enmarcadas en esta lucha contra los japoneses. Hace muchos años, cuando me detuve a estudiar por un tiempo la Revolución comunista china, llegué a la conclusión de que en realidad Mao había rebasado a las fuerzas de Chiang con un nacionalismo radical resultado de la guerra contra Japón, especialmente entre 1937 y 1945. Así, a grandes trazos, lo que hemos visto desde 1949 hasta la fecha es un reacomodo, con momentos difíciles, de estos dos grandes países a ese pasado difícil, pero hoy es a Japón a quien le toca acomodarse a la modernización de China, y además, como voy a sostener al final, los dos países deberán adaptarse —y de hecho empiezan a hacerlo— a los nuevos e importantes cambios mundiales Depende de cómo se mire la historia; sesenta años en la vida política de estas dos naciones puede parecer casi nada en el tiempo (desde el triunfo de la Revolución comunista en octubre de 1949), pero nos puede indicar cómo fueron sus relaciones políticas; bajo qué situaciones domésticas e internacionales se postularon y, sobre todo, cuál es o podrá ser el futuro de estas relaciones en los próximos años y décadas de este siglo xxi . Una fácil esquematización de estas relaciones podría ser la siguiente: desde 1949 hasta 1972, como una primera etapa de relaciones que van desde la confrontación política por la alianza estratégica en el periodo de la guerra fría y la subordinación militar de Japón a Estados Unidos, siguiendo su política de reconocimiento a Taiwán, hasta el gran cambio, en 1972, de normalización de relaciones y tránsito hacia la firma del acuerdo de paz y amistad de 1978. Una segunda etapa, muy general también, con altas y bajas, podríamos situarla desde la década de los ochenta hasta fines del siglo xx . La visita de Jiang Zemin a Japón en este periodo, y su crítica directa y abierta a este país por su papel negativo en la historia de China y su falta de sinceridad para pedir disculpas al gobierno de China, significaron la entrada a un periodo
turbulento y crítico en las relaciones de estos dos países, especialmente durante los años de Koizumi como primer ministro de Japón (2001-2006). Sin embargo, desde el año 2006 las relaciones han ido mejorando notablemente y están produciendo un nuevo marco histórico que desde mi punto de vista no es coyuntural, sino que responde a un conjunto de factores domésticos en los dos países y a los cambios estructurales en la conformación del poder mundial que estamos presenciando prácticamente día a día. Durante el periodo de la guerra fría Japón dejó de ser la amenaza central para el gobierno chino y Estados Unidos, y luego la URSS se convirtió en el eje de sus preocupaciones primordiales de política exterior. Japón, por otro lado, pasó a transformarse en un satélite político de Estados Unidos, especialmente después de la firma del tratado de paz y la firma del acuerdo militar con este país entre 1951 y 1952. Durante esta etapa, como cabría imaginar, los contactos políticos se mantuvieron en el nivel más elemental: miembros de partidos políticos japoneses y periodistas. Una delegación de la Cruz Roja de China visitó Japón en 1954, y quizá lo más destacable fue que en septiembre de 1959 Zhou Enlai aprobó un comunicado con el primer ministro japonés para mejorar las relaciones y promover la amistad. Como siempre, no faltaron los choques. En 1952 Japón firmó un acuerdo de Paz con Taiwán, que motivó la reacción de China, así como cuando el primer ministro Kishi visitó Taiwán en junio de 1957. Hubo algunos otros incidentes menores, pero en general las relaciones políticas se mantuvieron en un estado de baja intensidad, aun cuando en 1964 acordaron establecer oficinas de mutua representación en los dos países, así como el intercambio de periodistas. Lo que es interesante subrayar es lo relativo a los contactos económicos entre Japón y China, que tuvieron una lógica propia que no correspondía a las relaciones políticas. Durante este periodo los contactos económicos se mantuvieron en lo que se conoció como relaciones comerciales no gubernamentales. Desde el año de 1952 el Consejo para la Promoción del Comercio Internacional del gobierno chino celebró el primer acuerdo comercial con organizaciones empresariales japonesas. En etapas posteriores hubo casi siempre refrendos de la voluntad para seguir comerciando, hasta el fin de la década de 1960. Esta parte de las relaciones económicas entre Japón y China es destacable en este periodo, y no tanto por el volumen de lo comerciado [261] sino por su importancia per se —al final, en las conclusiones, volveré sobre este punto—, ya que Estados Unidos había afirmado que el desarrollo económico de Japón estaba ligado a la dependencia del mercado chino. Esta afirmación había conducido a la necesidad de buscarle mercados alternativos a Japón a fin de superar esta gran limitación económica estructural que padecía y que lo había llevado hasta el extremo de invadir y colonizar económicamente partes de China. Como hemos señalado, los conflictos ideológicos y territoriales con la URSS, la guerra con la India en 1962, las cuestiones de las islas Quemoy y Matsu, adyacentes a Taiwán, que produjeron la insinuación del uso de armas nucleares por parte de Estados Unidos en los cincuenta, así como la política hacia el tercer mundo, fueron los aspectos clave de la política exterior de
China hasta la década de 1970, en la que se dio un giro importante debido al acercamiento con Estados Unidos. Japón siguió a Estados Unidos en su política de reconocimiento a China, después de reponerse del golpe que significó no haber sido tomado en cuenta en este gran cambio mundial: reconocer la importancia política de China. No era posible vivir en el mundo de inicios de los setenta sin incorporar a China al escenario mundial. Además, la derrota de Estados Unidos en Vietnam, la confrontación con la URSS y la crisis económica, obligaron al presidente Nixon a buscar a China como soporte para un mundo que iniciaba cambios históricos de gran envergadura. En esta perspectiva, la incorporación de China fue primero un factor de estabilización mundial, y después de 1978 se convirtió en una fuente para el ensanchamiento del mercado mundial como solución al clima recesivo de los setenta. Japón tuvo que acomodarse a esta nueva realidad impuesta por Estados Unidos en esta etapa y así, en septiembre de 1972, el primer ministro Tanaka visitó China para celebrar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Más tarde, en el año de 1978, China y Japón firmaron el tratado de paz y amistad. En octubre de ese año Deng Xiaoping visitó Japón para ratificar la nueva voluntad de China, y este viaje debe de ser visto como un hito, ya que el propio Deng había sido uno de los revolucionarios que había luchado contra el ejército japonés. A partir de este momento las relaciones entraron en una nueva dinámica. Los intereses políticos y económicos, así como los desacuerdos fundamentales, se hicieron más evidentes para los dos países. Ya las visitas y encuentros de personajes políticos de primer nivel, tanto de Japón como de China, sucedieron a los encuentros informales y poco relevantes de la etapa anterior. Algunos aspectos a destacar de todo este periodo tienen que ver, por un lado, con la parte económica, como por ejemplo la política de Japón de conceder préstamos gubernamentales a China para su desarrollo económico, especialmente en infraestructura, y su interés inicial en importar petróleo de China. En este periodo, ya de normalización de las relaciones, los aspectos nacionales e internacionales produjeron actitudes diferentes en cada país. Recordemos que Japón había salido fortalecido económicamente de la crisis de energía de los setenta y que su desarrollo económico lo había llevado a una confrontación comercial con Estados Unidos. Era la época de la “declinación de Estados Unidos”; de la “hegemonía compartida”; del “Japón como número uno”, etc. Japón tendría que encarar su dilema de qué hacer con su poder económico y financiero, mientras que su dependencia y subordinación a los intereses de Estados Unidos permanecía inalterable. China, por su lado, se encontraba en los primeros años de su reforma económica, y su política exterior estaba determinada a fortalecer los lazos con Europa, Estados Unidos, Japón y, en general, los países desarrollados, para obtener fondos de inversión extranjera y mercados para su política comercial. Lo más destacable de la década de 1980 fue la primera crítica de China por la distorsión de los hechos históricos relativos a la invasión japonesa
aparecida en los libros de texto en 1982. En 1989, después de los sucesos de Tian’anmen, Japón decidió imponer sanciones económicas a China y congelar los préstamos japoneses, así como suspender las visitas políticas de alto nivel. De todos modos, antes y después de estos acontecimientos, Japón y China mantuvieron un nivel de acercamiento político y económico importante. Los primeros ministros japoneses de la época visitaron China, y políticos destacados del gobierno y del pcch fueron a Japón, como Zhao Ziyang (1982), Hu Yaobang (1983), Peng Zheng (1985) y Li Peng (1989). En la siguiente década Japón tomó la iniciativa para reanudar los préstamos gubernamentales a China en 1990, que además fueron una señal para el incremento de las inversiones privadas japonesas en China, que tuvieron un fuerte aumento hasta la crisis financiera de Asia en 1997. El primer ministro japonés Kaifu visitó China en 1991, y a principios del siguiente año Jiang Zemin fue a Japón e invitó al emperador y la emperatriz a visitar China, cosa que ocurrió en octubre de 1992, marcando un hito en las relaciones entre estos dos países. Pero como hemos venido señalando, las relaciones de Japón y China son muy complejas y cubren un arco de temas muy sensibles para ambos países. En esta época, por ejemplo, se suscitó el incidente de la isla Diaoyu (Senkakau, para los japoneses), cuando grupos derechistas de Japón arribaron a dicha isla, lo que produjo una fuerte irritación del gobierno chino. [262] Antes, en el año de 1995, el gobierno japonés había protestado por la prueba nuclear de China, que contradecía el espíritu del tratado de no proliferación de armas nucleares al que China se había adherido. Otros incidentes importantes tuvieron que ver con Taiwán, cuando Japón decidió concederle una visa a Hsu Li-teh, vicepresidente de ese gobierno, para visitar Japón en 1994. [263] En 1996 el primer ministro Hashimoto visitó el polémico santuario de Yasukuni, [264] once años después de que Nakasone fuera el último primer ministro en ir allí, lo que motivó una fuerte reacción de China. Se puede ver que las relaciones tienen varias dimensiones, no son balanceadas, pues mientras se avanza en algún terreno, hay retrocesos o disputas en otros campos. O bien surgen incidentes territoriales, ideológicos o políticos que matizan siempre sus relaciones. Este tiempo fue un preludio de lo que sería la etapa Koizumi , nombre del primer ministro que gobernó Japón entre 2001 y 2006 y que se caracterizó por lo que podríamos llamar “contener a China”, una versión japonesa para tratar de limitar en el terreno político los avances de China.
No deja de sorprender que Japón tardase años en entender el fenómeno del ascenso de China. Quizá porque éste se daba en medio de la crisis financiera de Japón y de la famosa década de bajo crecimiento que le impedía ver lo que su vecino avanzaba, especialmente en el terreno económico. Otra hipótesis es más profunda y va a la psique japonesa. Esta hipótesis tiene que ver con la idea de más de cien años en la que Japón fue el poder hegemónico en la región. China fue vista, aun después del socialismo y de sus reformas de 1978, como un país que tendría que demostrar si era capaz de seguir adelante. Los estudios japoneses de esa época se concretaban a señalar las posibilidades para superar los problemas que las reformas de mercado implicaban para China, más que a analizar el papel que tendría que asumir Japón a partir del surgimiento de China como potencia regional y mundial. También es prudente recordar que Japón estaba, en estas últimas décadas previas al fin del siglo, inmerso en sus políticas de globalización económica, realizando inversiones en regiones económicas clave en el mundo, como Estados Unidos, Europa y Asia, a fin de adaptarse a la nueva economía mundial en lo general, y como una forma de dar respuesta primero a sus excedentes de capital y después a la crisis recesiva que tuvo que enfrentar. Estos factores probablemente impidieron a la clase dirigente japonesa evaluar el tamaño de la dimensión económica y política que el reto de China poseía para ellos. La respuesta que llegó con Koizumi a partir de 2001 se dio en la forma de negar la realidad china ya prevaleciente al inicio del siglo xxi y de contener y mostrar la fuerza de Japón ante China. Además, la alianza de Japón con Estados Unidos fue revitalizada a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre de ese año en Nueva York, y el problema de la seguridad también fue usado por Japón para plantear el viejo tema del rearme militar, ahora con el apoyo de Estados Unidos, como una manera de mostrarle a China que Japón tenía la suficiente fuerza para defender su lugar en Asia, aun a costa de pasar por alto el tabú de generar su propia capacidad nuclear. [265] Además, en el año 2005 Japón y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo militar en el que se identificó la seguridad en el estrecho de Taiwán como un “objetivo estratégico común” a los dos países. Así, el realineamiento entre Japón y Estados Unidos se generaba en esta época como parte de la política de contención de China. Además, no sólo la administración de Koizumi fue integrada por militaristas, proTaiwán y políticos de línea dura, sino que él mismo se convirtió en un adalid de la nueva confrontación, al visitar con bastante frecuencia (seis veces) el santuario Yasukuni. Además de mar car un récord en la historia del santuario, el hecho de ir con tanta frecuencia denotaba la necesidad de remarcar el protagonismo de Japón y, al venerar a los criminales de guerra contra China, enviaba el mensaje de recordar la hegemonía japonesa, no como algo del pasado sino del presente. Para quienes no conocen la historia profunda de estos dos países es muy difícil entender este tipo de conductas, que si bien responden a coyunturas de un tiempo preciso, reflejan una conciencia que viene de un largo periodo de contactos, influencias, confrontaciones y al final del reconocimiento del enorme peso que cada uno tiene en esa región. [266]
De este modo se pasó de una época de resistencia para aceptar el creciente papel de China a una de enfrentar esta nueva realidad a partir de los paradigmas de seguridad y fuerza militar, reconociendo intrínsecamente los nuevos problemas de la economía y la sociedad japonesa, es decir, de la continuación de crecimientos moderados en la economía y de la transición demográfica hacia una sociedad de ancianos. Lo que debemos preguntarnos a continuación es si las relaciones entre China y Japón están entrando en una nueva etapa de mayor acercamiento, aunque prevalezcan asuntos espinosos como los territoriales, que tienen rasgos históricos profundos y que simbolizan diferencias estructurales en sus formas de establecer su hegemonía regional. Entre 2006 y 2009 han pasado cosas realmente nuevas en las relaciones entre Japón y China, que nos hacen pensar que los dos países se encaminan hacia lo que podría ser una nueva era, caracterizada por el estrechamiento de relaciones en todos los campos, aunque probablemente, como en épocas anteriores, habrán de surgir situaciones incómodas, pero la característica principal será la de un mejoramiento estructural que responde de nueva cuenta a cambios internos y mundiales, que en esta ocasión empujan en el sentido de fortalecer sus relaciones. Como ejemplo de lo anterior quiero citar el intercambio de visitas navales, consistentes primero en el arribo del barco chino de misiles Shenzhen que visitó Japón en noviembre de 2007 y después en la visita a China del barco japonés destructor Sazanami en junio de 2008. Algo que parecía impensable hace unos años. ¿Qué cambios hay tanto en China como en Japón que han hecho posible una convergencia de intereses? En China la llamada cuarta generación de líderes, con Hu Jintao y Wen Jiabao a la cabeza, está menos ligada ideológicamente a la época de la guerra contra Japón, y están más cerca del estilo de gobernar de la burocracia japonesa, es decir de administrar y buscar soluciones pragmáticas a los grandes problemas de China. Los pronunciamientos de Hu Jintao en sus visitas a Japón han sido elocuentes. En 1998, como vicepresidente declaró que se deberían obtener lecciones del pasado pero ver hacia el futuro. Algo similar fue repetido en su visita en 2008, cuando en el documento conjunto quedó señalada la necesidad de ver con justeza el pasado y voltear hacia el futuro. Por otro lado, el desarrollo económico de China para el futuro tiene componentes diferentes en su evolución interna. De ahora en adelante el curso positivo de la economía de China estará ligado con la reconversión de industrias de alta tecnología, el mantenimiento de la inversión extranjera y la ayuda para la solución del problema ecológico y la reducción del insumo energético en sus procesos industriales. En todas estas áreas Japón tiene grandes ventajas adquiridas luego de un proceso de industrialización de más de cien años, y podrá ser un socio de suma importancia para China, como se ha demostrado en realidad desde la apertura de China en 1978. Otro aspecto importante para China es la necesidad de mantener la unidad política, y me parece que el levantamiento en Tíbet de marzo de 2008 [267] y el terremoto en Sichuán de mayo de ese mismo año, en el que se cayeron
todas las escuelas de la provincia, han sido factores que vuelven a colocar el tema de la vulnerabilidad social y política de China en el primer lugar. Además, en los últimos años las protestas sociales han abundado en China, como consecuencia del modelo de desigualdad económica que se ha generado recientemente. Otras calamidades, como la epidemia de sars en 2003, y en general la devastación ecológica en curso, son situaciones nuevas y que preocupan a la dirigencia mucho más que discutir el pasado de Japón. La situación interna de China, por consiguiente, será muy delicada en el futuro cercano, y es importante reducir el clima de confrontación con Japón luego del periodo de Koizumi, por el peso de este país en la región y en el mundo y por lo que podría contribuir a la estabilidad en China. En Japón el fin del periodo de Koizumi agotó la etapa de endurecimiento con China, y a partir de los nuevos gobiernos que le han sucedido, todo ellos, por cierto, muy débiles internamente (Abe, Fukuda, Aso, Hatoyama, Kan), han expresado una política de acercamiento con China. Se trata ya no de negar la realidad de la importancia y relevancia de China, como en el pasado lejano, o de confrontar a China, como en el gobierno de Koizumi, sino de lo que podrá ser el lento y gradual acomodo de Japón al surgimiento de China como potencia mundial. Además, como he mencionado, la realidad social y económica de Japón es muy diferente ahora a como era en el pasado, y la alianza con la China emergente es una necesidad geoestratégica de primer orden. Japón tiene una declinación demográfica en todos los sentidos; su crecimiento interno será moderado y dependerá cada vez más del papel de sus empresas en el exterior. En este panorama, China puede significar, si no una solución a sus problemas, sí un socio estratégico. Además, los cambios en el este y sureste de Asia y en otras partes del mundo harían de esta alianza un fuerte componente del mundo multipolar al que nos dirigimos ya a gran velocidad. El otro gran factor que está impulsando los cambios en la dirección de acercar a estos países es la gigantesca crisis económica de Estados Unidos. Debemos recordar que China es el principal prestamista de este país y que Japón le sigue en importancia. Además, por mucho tiempo el mercado de Estados Unidos ha sido un elemento fundamental para las exportaciones de estos dos países. La crisis financiera de Estados Unidos, que se está traduciendo en una crisis de consumo, está poniéndole límites al comercio con estos países y como consecuencia la posibilidad de la búsqueda de nuevos mercados es ahora mucho más estratégica que en el pasado. Japón y China se ven obligados, por esta nueva situación internacional ajena a ellos, a buscar una mejora en sus relaciones económicas y políticas. [268] Es decir, lo que han afirmado sería la búsqueda de una relación de beneficio mutuo basada en intereses estratégicos comunes. Tenemos, pues, en esta etapa, condiciones nacionales e internacionales que se conjugan por primera vez en sesenta años para determinar lo que podrá ser un nuevo periodo, inédito en la historia reciente de estos dos países. En este contexto, se puede decir que los dos países se encuentran en la fijación de lo que sería una nueva agenda de temas que expresen sus intereses. [269] – Esfuerzos comunes para la estabilidad financiera mundial.
– Consultas de alto nivel relacionadas con la seguridad militar. – Pláticas para la cooperación conjunta en las acciones de paz de la onu y ayuda para casos de desastre.* – Reforma de la onu. * [270] – Prioridad a la cooperación en las áreas de energía y medio ambiente. – Promover el comercio, tecnologías de información y comunicación, seguridad de productos y alimentos (es oportuno recordar el incidente, en febrero de 2008, de gyozas contaminadas que habían sido exportadas por China), agua, salud, turismo (cinco millones de turistas entre los dos países en 2007). – Trabajar conjuntamente para hacer del mar del este de China un mar de paz, cooperación y amistad. – Promover el proceso de diálogo de los seis países en relación con Corea del Norte y buscar la normalización de relaciones entre Corea del Norte y Japón. – Participar activamente en la formación de un efectivo marco internacional posterior a 2012 basado en el plan Bali, en el principio de responsabilidades diferenciadas y capacidades respectivas, bajo el plan de la onu sobre el cambio climático. – Promover la solución a temas como seguridad energética, protección del medio ambiente, pobreza, enfermedades contagiosas. – Profundizar los estudios para un acuerdo de libre comercio.* – Fortalecer el dialogo financiero.* – Cooperación para establecer una asociación a fin de combatir la contaminación en el este de Asia.* – Diálogo para una política conjunta en África.* – Cooperación para enfrentar la crisis financiera y el desafío de la economía global.* En este aspecto es muy importante algunos puntos que merecen atención especial. Se ha acordado incrementar el tamaño de los swaps bilaterales entre los tres países. Mantener y reforzar la supervisión de la iniciativa Chiang Mai y fortalecer el papel del Banco de Desarrollo Asiático ( adb ) para asistir a los países en desarrollo, aumentando su capital. Señalan la opinión de que los países de Asia se convertirán en el “centro del crecimiento económico mundial” para revertir la tendencia negativa de la economía mundial – Acelerar la integración de asean y tomar medidas, no sólo para superar la crisis financiera sino para expandir su demanda interna.* – Acuerdo de China y Japón en junio de 2008 para desarrollar conjuntamente depósitos de gas en el mar del este de China en las áreas de
Chunxiao y Longjing (Shirakaba y Asunaro, para Japón) Sin embargo, a principios de 2009 se produjo una nueva protesta de parte de Japón porque China estaba explotando áreas de Japón (Kashi, para China Tianwaitian) en el mar del este de Asia. En cuanto a las relaciones económicas entre China y Japón, éstas han tenido su propia lógica, y salvo contadas ocasiones —como por ejemplo después de la crisis de Tian’anmen de 1989—, cuando Japón decidió congelar su ayuda oficial a China, estas relaciones han respondido a las necesidades mutuas que los dos países tienen en el campo de la economía. En el caso de Japón sus inversiones en China han dependido más de las evaluaciones propiamente económicas, mercado, costos, mano de obras, etc., que de cuestiones políticas. [271] Se trata de economías complementarias, aunque cada vez más el espectro de la competitividad en industrias de alta tecnología por parte de China, puede dar por terminada esta complementariedad y originar una mayor competencia entre sus industrias claves. Como se había señalado anteriormente, Japón y China mantuvieron un “comercio no oficial” hasta la normalización de relaciones. Es de destacarse que entre 1966 y mediados de los ochenta Japón fue el so cio comercial número uno de China. Desde entonces y aunque el comercio japonés fue desplazado, siempre se ha conservado dentro de los primeros lugares para China. Además la relación se ha ido invirtiendo, ya que en 2008 el comercio total con China resultó para Japón (266 mil millones de dólares), el más importante, desplazando a Estados Unidos y Europa. Es probable —y ésa sería una de las hipótesis de los cambios actuales— que el comercio chinojaponés pudiera sostenerse entre ambos países como el más importante para ellos, y que incluso pudiera llegar a ser el más importante a nivel bilateral a escala mundial. [272] Japón ha sido, por otro lado, la fuente más importante de ayuda oficial a China. Hasta mediados de los noventa Japón fue el país que suministró la mayor cantidad de fondos a China, aproximadamente la mitad del total. En cuanto a la inversión extranjera japonesa directa, ésta se ha mantenido entre las más importantes y sobre todo ha aumentado considerablemente en los últimos años a partir de 2001, quizá marcando una tendencia, convirtiéndose en el segundo inversionista después de Hong Kong. El capital de inversión acumulado por Japón se calcula en más de 60 mil millones de dólares. Por ejemplo, en el año 2004 la inversión japonesa en China representó el 50% de lo invertido en toda Asia. Otro dato interesante es que la inversión extranjera japonesa en China está destinada en un 76% a la industria de la manufactura, lo que representa una característica muy especial en relación con otras áreas del mundo. La crisis de la economía de Estados Unidos se presenta como un factor que deberá fortalecer las relaciones económicas entre Japón y China, ya que los dos países tienen fuertes conexiones comerciales con la economía norteamericana y, como hemos señalado, son sus principales prestamistas, cuentan con recursos de todo tipo, y lo más indicado será que, al ir eliminando y reduciendo los temas ideológicos e históricos, la relación económica se vea favorecida por los nuevos intereses que ahora tienen los
dos países y que los deben empujar hacia el estrechamiento de la cooperación económica. Entonces, si esto es una tendencia irreversible, la alianza chino-japonesa podrá convertirse en uno de los ejes de la nueva conformación del poder mundial, con grandes impactos, en primer lugar para el resto de Asia, en donde la fuerza de estos dos países se deja sentir, pero igualmente para otras áreas del mundo. El ejemplo de la cooperación China-Japón-Corea del Sur para África, que fue suscrita en la cumbre de fin de 2008, en la ciudad de Fukuoka, puede ser un ejemplo de la cooperación hacia otras regiones del mundo. De todos modos, aunque el clima político de los gobernantes en ambos países ha ido cambiando en los dos últimos años, queda mucho por hacer con las poblaciones de los mismos, acostumbradas a ver las relaciones en el entorno del conflicto histórico e ideológico y de desconfianza mutua. Quizá por ello uno de los programas bilaterales más ambicioso es el de los contactos entre los jóvenes y la sociedad civil de ambos países. Es decir, preparar a las nuevas generaciones hacia un cambio en las percepciones mutuas, lo que deberá ser un elemento muy importante para el futuro de la cooperación y el intercambio a todos los niveles. [273] las relaciones de china con américa latina Las relaciones de América Latina con China viven un momento histórico de lo que podríamos considerar, en el inicio del siglo xxi , un horizonte promisorio de estrechamiento de vínculos, principalmente de carácter económico y comercial, que sin duda van a derivar en el fortalecimiento de otro tipo de relaciones políticas y culturales. [274] Debemos recordar que ya en el pasado la nao de China (también llamada galeón de Manila), sirvió de puente comercial entre los dos continentes entre 1565 y 1815. No deja de llamar la atención que la plata y las materias primas fueran el contenido principal de la carga del galeón que partía de Acapulco cada año. [275] En la época contemporánea no es sino hasta después de que Estados Unidos inicia el proceso de descongelamiento de sus relaciones con China, a principios de los setenta, cuando se inicia de nueva cuenta un acercamiento de los países de América Latina con China. Desde entonces las relaciones han pasado por varias etapas, hasta llegar al periodo actual, en el que no sólo se puede apreciar un fortalecimiento comercial sino que se vislumbra un futuro de mayor cooperación y entrelazamiento económico, con efectos en otras áreas de importancia, tanto para varios de los países de América Latina como para China. [276] La pregunta obligada en este estrechamiento de relaciones económicas consiste en saber cuáles son las razones que han impulsado tanto a China como a América Latina a este acercamiento. Creemos que existen varias y éstas pueden cambiar según el país del que estemos hablando, ya que América Latina es, quizás hoy más que en el pasado, un conjunto de países muy heterogéneos. Además, no debemos perder de vista que estamos en cambios importantes en la redistribución del poder mundial, y que tanto China como América Latina son ahora participantes clave en este proceso. Para China es claro que el desarrollo de su economía hace de América
Latina una región estratégica, por sus vastos recursos naturales y sus mercados de consumo; a partir de las reformas económicas que se iniciaron en 1978, pero especialmente debido a su gran industrialización y a la necesidad de expandir sus mercados en un sentido amplio, como vendedor de manufacturas y comprador de materias primas. En este contexto los mercados de América Latina cumplen con estas dos funciones de los objetivos estratégicos comerciales de China. Además podemos encontrar también las razones de carácter estratégico. Para el profesor Jiang Shixue, estudioso de las relaciones de China con América Latina, China mira a Estados Unidos como un país que usa su influencia económica para ejercer presión política sobre China, lo que provoca que esta nación busque diversificar sus relaciones económicas. América Latina, con una población de más de 500 millones y una economía de cerca de tres billones de dólares, es un mercado atractivo para los productos chinos. China al mismo tiempo enfrenta una situación difícil de abastecimiento de recursos naturales, debido en gran parte a su enorme población y rápido crecimiento económico. [277] Así, los factores que impulsan a China en su conexión con América Latina se pueden resumir en los siguientes puntos: 1] comprar materias primas en la región, 2] realizar inversiones para la producción de recursos naturales y la infraestructura, 3] exportar manufacturas, 4] propiciar la estabilidad regional, 5] reducir el poder de Estados Unidos incrementando la multipolaridad mundial y, 6] eliminar a Taiwán como rival. [278] Pensamos que al igual que en el estrechamiento de las relaciones con Japón, la crisis económica global de los años 2008-2009 ha empujado a China hacia la búsqueda de nuevos socios para evitar concentrar sus relaciones económicas en pocos países. En este sentido, América Latina resulta una región importante en este proceso de diversificación económica de China. Desde el punto de vista político, la ofensiva de Estados Unidos contra el terrorismo, a partir del 11 de septiembre de 2001, que ha implicado el estrechamiento militar norteamericano en la periferia de China, puede ser otra razón poderosa en la estrategia de diversificación de China. Las relaciones de China con América Latina también se dan en la actualidad en el contexto de cambios muy importantes de la geopolítica de la región latinoamericana. Estos cambios tienen que ver con el ascenso de gobiernos de izquierda en varios países de América del Sur, la emergencia de Brasil como potencia regional y la declinación económica de Estados Unidos en la región. Además, se ha ido conjuntando una serie de factores económicos y políticos en América Latina que explican las grandes transformaciones en el continente, como fue el fracaso del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas ( alca ), iniciativa de Estados Unidos que no prosperó principalmente por la resistencia de los países integrantes del Mercosur más Venezuela en la IV Cumbre de las Américas, en la ciudad de Mar de Plata, a finales del año 2005. Ha contado igualmente el abandono de las políticas de Estados Unidos hacia la región durante la presidencia de Bush (enfocadas a combatir terrorismo), y del presidente Obama (enfocadas a resolver la crisis económica de Estados Unidos). Creemos que el mantenimiento por parte de Estados Unidos del embargo económico, y la falta de una política de distensión con Cuba, contribuyen a generar un clima poco propicio para el
diálogo con América Latina en su conjunto. No menos importante ha sido la resistencia de casi todos los países de América Latina a la gran crisis económica de los años 2008-2009, después de décadas de gran inestabilidad financiera de la región. Todos estos factores están contribuyendo a generar un clima económico y político de mayor autonomía e independencia de la región en su conjunto, y esto explica también, en gran parte, el contexto de las relaciones con China. Por otro lado, debemos desagregar las relaciones tanto económi cas como políticas y estratégicas de lo que buscan los países de América Latina con China, y viceversa. La relación económica de China con América Latina es muy diferenciada según la región o el país de que se trate. Podemos resumir lo anterior señalando que con México es de competencia en el mercado de Estados Unidos, así como uno de los mercados crecientes para las ventas de productos chinos. [279] En este contexto, la gran mayoría de los países de América del Sur se están convirtiendo en grandes proveedores de materia prima y energía para la industrialización de China. Por ejemplo, Brasil está exportando a China dos tercios de toda su soya y su mineral de hierro y un 10% del petróleo. Argentina exporta a China 80% de su total en productos de soya, y Chile lo hace en similar porcentaje en productos de cobre. Lo que destaca en la relación económica de América Latina con China es la aceleración de los últimos años, así como la escala de su inversión. Lo anterior queda reflejado con algunos datos. En el año 2008 el comercio total era ya de 143 mil millones de dólares, y en la primera mitad del año 2010 fue de 80 mil millones de dólares. El comercio ha crecido en estos años a una tasa cercana al 15% anual, y de conservarse estos niveles de crecimiento comercial, en los próximos diez años los mercados de América Latina serían de enorme importancia para el comercio mundial de China. Además, en estos años, la penetración comercial de China fue decisiva no sólo para hacer más resistentes a las economías de muchos países del sur del continente frente a la crisis económica mundial, sino que este país pasó a convertirse en un socio de primera magnitud, desplazando en muchos casos a Estados Unidos como el socio principal. Éste fue el caso de Chile y de Brasil. Para Argentina, Costa Rica, Perú y Cuba, el mercado de China pasó a convertirse en el segundo mercado de sus exportacio nes. El problema principal, como hemos mencionado, consiste en el hecho de que todos los países de América Latina están aumentando su comercio con China de manera desigual, basados en las ventas de materia prima y energía, y recibiendo las importaciones en forma de manufacturas de China. Además, en el caso de México y Brasil, que son los países más industrializados del continente, la competencia de los productos manufacturados chinos se da en el mercado de Estados Unidos, para el caso de México, y en los mercados mundiales, para el caso de Brasil. La estrategia china de tener un flujo estable y seguro de petróleo y materias primas está siendo el elemento decisivo en el aumento de su inversión, especialmente en los países del sur del continente americano. Los datos sobre la inversión china de los últimos años son igualmente reveladores de esta situación. En el año 2010 la inversión de China en América Latina fue de 30 mil millones de dólares, casi la cantidad que tenía acumulada hasta el año 2009. Por ejemplo Argentina pasó de ser su inversionista número 29 al
tercer lugar en importancia. [280] El caso de Argentina resulta paradigmático, pues los inversionistas chinos están ya en las 23 provincias de su territorio, y sus inversiones abarcan toda una gama de intereses: soya, maíz, cebada, también ganadería y producción minera. Igualmente importantes han sido sus inversiones en petróleo, que sumaron una cantidad de 9 mil millones de dólares en 2010, y su búsqueda para arrendar o comprar tierras y cultivar alimentos directamente. El caso argentino refleja el extremo de la complementariedad existente entre la necesidad de recursos naturales y alimentos que requerirá China para su futura sustentabilidad y el potencial de los países de América Latina en recursos y materias primas. Las inversiones chinas en el sector energético de América Latina merecen un estudio especial, pues éstas son las que han crecido más en 2010. Por ejemplo, en mayo de 2010 China y Brasil firmaron un acuerdo para suscribir un crédito de diez años por medio del cual Petrobras suministrará petróleo a China por diez años a cambio de un préstamo de 10 mil millones de dólares del Banco de China para el Desarrollo; con Venezuela se firmó un mes antes un acuerdo similar por un valor de 20 mil millones de dólares, para suministrar 200 mil barriles de petróleo diarios a China. Otras inversiones similares han ocurrido en Ecuador y en el propio Brasil, en forma de compra de activos de empresas petroleras españolas que operan allí. [281] Según la forma en la que China ha venido demandando más petróleo, ya como el segundo comprador a escala mundial, se piensa que en el año 2015 deberá importar 7.1 millones de barriles y 13.1 en el año 2030. Estos datos reflejan muy bien el interés de China en participar de manera directa en los flujos de abastecimiento energético del mercado mundial, y en este caso su interés en la región de América Latina. Esta nueva realidad, tanto del comercio creciente de materia prima como de la inversión directa de China en América Latina en energía, minerales y desarrollo de su infraestructura, está dando lugar a un nuevo debate sobre el papel económico de América Latina, y esto implica una nueva subordinación del continente, en este caso de la economía china. Como hemos señalado, las ricas reservas petroleras y minerales de la región, junto con los vastos recursos agrícolas, han llegado a constituir una fuente crítica para la satisfacción del creciente apetito chino por estos recursos. China, por su parte, se está convirtiendo en un proveedor directo de manufacturas y competidor de los países industrializados del continente en los mercados mundiales. [282] De este modo se podría afirmar que el comercio y las inversiones de China con América Latina tienen el conocido patrón neocolonial. El peligro en el largo plazo es que el énfasis en la producción de materias primas pueda llevar al continente hacia una nueva tendencia para favorecer las inversiones en estos sectores, por la gran demanda y los precios altos que existen, lo que podría provocar el desinterés en seguir la ruta de industrialización que han seguido los países asiáticos. Se aconseja que los países de América Latina aprovechen este auge para capitalizar sus proyectos de industrialización. Se podrían establecer fondos de estabilización soberanos para evitar crisis en caso de una baja de precios de materias primas, pero también deberían utilizarse para combatir la pobreza, la protección del medio ambiente y el desarrollo industrial. [283]
La rápida evolución de las relaciones económicas entre América Latina y China ha traído otro debate importante, y es el que tiene que ver con el desafío que esto significaría para la hegemonía de Estados Unidos en el continente. [284] Como hemos indicado, el debate tiene que colocarse dentro de una serie de elementos que ya hemos expresado anteriormente, como serían el abandono político y la ausencia de un proyecto de desarrollo para América Latina por parte de Estados Unidos; el fracaso de alca, al que se opusieron principalmente los países del Mercosur; la reciente crisis económica de Estados Unidos no significó la crisis de América Latina, como en otras ocasiones; el hecho de que muchos gobiernos de América Latina sean de izquierda, pero que además hayan dado muestras de tener sistemas democráticos en vías de consolidación. Por parte de China, se trata de una potencia emergente con características especiales. En primer lugar, estaría el hecho de que China se guía en América Latina por razones económicas y estratégicas, tal como lo hace en otras partes del mundo en términos de su estabilidad interna, la necesidad del crecimiento económico como fuente primaria de su legitimidad, y también, y por la misma razón, en relación con su sustentabilidad futura (energía, materias primas, mercados crecientes), lo hace de manera independiente y autónoma de Estados Unidos. Ésta es una gran diferencia con Japón, que establecía sus políticas con América Latina siguiendo el patrón de Estados Unidos y evitando una posible confrontación y represalias del poder norteamericano en la zona. [285] Por parte de los países de América Latina, sus estrategias en relación con China son muy diferentes. En el norte del continente México sufre la competencia de los productos chinos en el mercado de Estados Unidos, y en los últimos años las ventas de éstos en el propio mercado mexicano son crecientes, a tal grado que su déficit comercial es cada vez mayor. El caso de México es producto de la enorme dependencia que tiene de Estados Unidos, ya que la economía mexicana se ha convertido prácticamente en una extensión de la norteamericana y por eso no es casualidad que tanto Estados Unidos como México tengan enormes desequilibrios comerciales con China, proporcionales al tamaño de su poder económico. Por otra parte, México tiene comprometido con Estados Unidos el petróleo que produce, al igual que sus productos minerales y otras materias primas esenciales. México ve a China como competidor y poderoso rival en el mercado de Estados Unidos, y México es visto por China más bien como un mercado de consumo y como plataforma para exportar al mercado de Estados Unidos, al igual que antes lo hicieron las compañías japonesas y coreanas, principalmente. [286] Brasil, en el otro extremo, ve a China como competidor y aliado. Le vende recursos naturales, y sus proyectos sobre petróleo y nuevas energías resultan de enorme interés para China. Por otro lado, ambos países desarrollan actividades conjuntas para el desarrollo de aviones comerciales y satélites en China. Además Brasil, a diferencia de México, ha llevado a cabo una política de diversificación de sus intereses a escala global, lo que lo coloca como un poder emergente con capacidad para dialogar con China en posición de fuerza. Por último, Brasil tendrá el mundial de futbol en el año 2014, y las olimpiadas en el 2016, lo que lo hará ser un foco de atención mundial, cosa que podrá traducirse en un acrecentamiento de su poder regional y mundial.
Otros países de América Latina que antes sólo veían a China como mercado meta ahora deberán empezar a ajustar sus estrategias de cooperación con China. Es el caso de Argentina, país que como hemos reseñado está recibiendo un gran interés de China por su enorme potencial en materia de recursos naturales. Por lo que se refiere a Chile, es un exportador creciente y sostenido al mercado chino y goza de una relación estable y muy institucional con el gobierno chino. Finalmente, hay otro tipo de países, como Cuba y Venezuela, que ven a China como parte de su estrategia de contención y confrontación con Estados Unidos. Las relaciones comerciales han crecido en ambos casos, y con Venezuela el interés chino por el petróleo es conspicuo, como hemos visto. Es interesante resaltar que el gobierno chino ha expresado que las relaciones económicas tienen una primacía sobre los objetivos políticos, evitando de esta manera convertirse en parte activa de la confrontación directa con Estados Unidos. [287] En cuanto a las relaciones políticas entre China y América Latina como bloque, éstas tienen coincidencias y diferencias. Los patrones de voto de China y América Latina en la Asamblea General de la onu revelan una desvinculación entre las dimensiones políticas y comerciales de esta relación. Sin embargo, un análisis de los votos sugiere al menos dos interesantes hallazgos. En la Asamblea General existen más puntos de convergencia entre China y países de América del Sur que entre estos países y Estados Unidos, pero en el Consejo de Seguridad la convergencia de la región latinoamericana con Estados Unidos es mayor que con China. [288] Aquí es pertinente señalar que China no ha mostrado beneplácito por el interés de Brasil de ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad ante la posibilidad de ampliación de este órgano de la onu . Entonces, a la pregunta de si China busca remplazar la hegemonía de Estados Unidos en América Latina, se debe responder que no, o quizá no todavía. Primero, como hemos venido argumentando en todo este libro, deberá resolver el mantenimiento de su liderazgo interno, especialmente en periodos que serán de enorme riesgo, ahora que muchas condiciones han cambiado y amenazan su estabilidad interna futura. Aquí es donde entra América Latina, precisamente por su capacidad para suministrar recursos que son estratégicos para la economía de China y en consecuencia para su crecimiento y estabilidad política. China no pretende desafiar a Estados Unidos en América Latina, sino extender su estrategia para asegurarse — como lo hace en África y Asia— bienes y productos esenciales para continuar su crecimiento, al mismo tiempo que obtener mercados para la venta de sus productos manufacturados. China, entonces, adopta la posición de convivir con el liderazgo de Estados Unidos, más que desafiarlo y, a lo más,buscar un equilibrio de fuerzas con el poder norteamericano, trabajando dentro de las instituciones multilaterales, desarrollando alianzas estratégicas en el mundo y buscando eco internacional al impacto de su propio poder emergente. [289] EPÍLOGO
Hasta ahora la transición de China ha estado llena de éxitos en el campo de la economía. En estos últimos años se convirtió en la segunda economía del mundo, superando a Japón, que mantenía este lugar desde 1968. Como hemos reseñado al principio del libro, la combinación de formas mercantiles muy poderosas, pero reprimidas, a lo largo de la historia de China, y liberadas por las nuevas políticas del Estado desde 1978 para promover las relaciones de mercado capitalista, han sido factores esenciales de la transformación sorprendente de China. Además, esta transición, a diferencia de las economías socialistas del este de Europa, contó con la transferencia de recursos y el conocimiento de los principios del mercado capitalista de los empresarios chinos de ultramar, principalmente de Hong Kong y Taiwán, quienes han sido los principales inversionistas en la economía china. Además, el legado maoísta de la revolución como paradigma del cambio de China se mantuvo, no sólo cómo retórica de la legitimidad del Estado, sino bajo las formas del dominio político del Partido Comunista como el heredero de este legado y de su misión histórica. Debemos recordar que las reformas fueron planteadas en el terreno de la economía y no en el campo de la política, y que la represión en la plaza Tian’anmen en 1989 tenía como mensaje principal cancelar la transición política y, sobre todo, impedir que el dominio del Partido Comunista fuera puesto en entredicho. La posibilidad de usar al Estado como la palanca para desarrollar el mercado ha sido decisiva para el despegue económico de China, pero también explica —y ha sido unos de los grandes motivos de este libro— las grandes incertidumbres sobre las que se posa el futuro político y social de este país. China ha implementado, igual que antes lo hicieron Corea del Sur y Taiwán, políticas económicas para un rápido crecimiento en un entorno autoritario. Bruce Cumings acuñó el concepto de “regímenes burocráticos autoritarios modernizantes” para referirse a sistemas que utilizaron todo el poder del Estado autoritario para implementar políticas económicas de un alto rendimiento industrial. Sin embargo, estos regímenes han transitado en el este de Asia a formas democráticas en sus sistemas políticos, y la pregunta que debemos hacer y que de hecho se formulan ya los dirigente chinos en la actualidad, es cómo realizar una apertura política en China para dar salida a las enormes presiones sociales que ya se han acumulado a lo largo de todos estos años de reformas económicas, que han creado grandes desigualdades sociales, regionales y étnicas. De este modo, las instituciones políticas que funcionan en China son las relativas al funcionamiento del Partido Comunista y las de la burocracia central y de las provincias. Éstas han promovido el rápido y sostenido crecimiento hasta la fecha, pero pensamos que los nuevos problemas y retos que se presentan ahora implican una etapa más difícil, de creación de nuevas instituciones para regular y equilibrar los desajustes y problemas agudos que ya se presentan en China. Algunos ejemplos tienen que ver con el tema de los beneficios que obtienen los funcionarios-empresarios en China. Una información reciente aparecida antes de la reunión de la Asamblea Nacional Popular de marzo de 2011 indicaba que 70 miembros de dicha asamblea poseían una riqueza estimada en 75 mil millones de dólares. Además, como hemos visto, muchos empresarios en China han sido favorecidos por sus relaciones con el partido y la burocracia, y no ha sido
entonces el mercado el factor decisivo, sino que su vinculación con las redes estatales y burocráticas del partido fue el elemento central para su éxito. Quizás el concepto que enmarca esta situación en China se pueda definir como un capitalismo de Estado. Por otro lado, el desarrollo espectacular de China ha producido como una de sus consecuencias principales la desigualdad económica y social. En el futuro, para poder continuar su crecimiento y mantener la estabilidad política, el gobierno chino deberá implementar políticas para reducir estas brechas que ya se presentan en toda la geografía del país. [290] La corrupción creciente es otro de los grandes problemas en China, ya que en el largo plazo crea problemas sociales, políticos, e inhibe el paso a una competencia saludable en el entorno institucional, en el que debe desenvolverse la economía nacional. Los ejemplos de corrupción abundan en China, pero quisiéramos señalar uno solo que resume bien este gran problema, y es el que se dio con el terremoto en Sichuán en mayo de 2008, cuando prácticamente todas las escuelas públicas se cayeron, y no precisamente por la intensidad del sismo, sino por las pésimas condiciones en la construcción original de las instalaciones, dando lugar a un movimiento de protesta en la región. [291] Si en los países democráticos el tema de la corrupción es siempre un asunto relevante, podemos imaginar que en China deberá ser una tarea gigantesca, sobre todo, porque seguramente muchos de los interesados en mantenerla están precisamente en los cuadros del partido y de la burocracia, ya que derivan enormes beneficios de esta situación. En China el gusto por el dinero y el poder que de él se obtiene ya está instalado como un valor a perseguir, mantener y acrecentar para su clase dominante. Esto nos lleva a otro asunto importante, que es el tema de lo que en Occidente conocemos como la vigencia del Estado de derecho, es decir de la instauración de normas que amparan derechos y obligaciones que son comunes a todos los ciudadanos. Un poder judicial independiente y autónomo es garantía fundamental para la vigencia de este régimen de derecho. El gobierno chino está muy consciente de que este tema es vital para mantener la cohesión, y ha insistido en su validez y su importancia para conservar la estabilidad. Es importante subrayar el hecho de que el gobierno chino tiene muy claros los problemas que han traído las reformas como consecuencia de su éxito. Hay una serie de políticas casi en todos los rubros importantes que aquejan a China. En 2008 la nueva ley laboral ha sido un factor para aumentar los salarios de los trabajadores. En relación con el problema de la contaminación, ya en el año 2009 incrementó su gasto a casi 35 mil millones de dólares en energías verdes, y hay una política oficial para reducir el uso del carbón. Las fronteras del crecimiento económico chino se han ensanchado y su desarrollo dependerá cada vez más de los vaivenes de la economía mundial. Esto se refleja ya en un sinnúmero de áreas, como las de la energía, los productos primarios, el crecimiento de los mercados para su exportación. La crisis reciente de la economía mundial de los años 2008 y 2009 ha sido un aviso para China de que ahora está mucho más interconectada con
situaciones que no domina y no puede controlar, y de ahí la importancia estratégica de su pertenencia a los principales organismos económicos multilaterales y regionales. En este sentido, también el desarrollo de su mercado financiero y monetario ha cambiado, y no es lo mismo un proceso inflacionario como el actual, producto de una gigantesca expansión crediticia para evitar un posible contagio mayor en su economía, que en el pasado, cuando los márgenes de maniobra monetaria eran mayores. Las sucesivas rondas de préstamos, principalmente a las empresas públicas, están marcando un posible límite. Aunque el gobierno ha tenido éxito en asumir los costos de los excesos crediticios, los límites para el mantenimiento de políticas expansivas deberán ser mucho menores que en el pasado. Además, en la historia de China los procesos inflacionarios están ligados a conflictos sociales y políticos. Por esta razón el nuevo programa económico para 2011-2015 ha planteado una meta de crecimiento del pib del 7%, por el temor a la inflación y a un sobrecalentamiento de la economía. Un análisis que prácticamente abarca todos los temas expuestos es el relativo a la imperiosa necesidad del gobierno chino de mantener la estabilidad y el control social y político interno, principalmente a través del crecimiento económico. Así, tanto su política interna como la internacional están dominadas por este principio. La institución principal para la estabilidad china es el alto crecimiento económico. Por otro lado, mantener el control sobre las minorías rebeldes tibetanas y uigur es otro de los temas cruciales para el futuro de China. Evitar que el país pudiera desgarrarse como la Unión Soviética es una prioridad fundamental para el gobierno de Beijing. La reintegración de Taiwán es ya un hecho desde el punto de vista económico y comercial, y los intereses en ambos lados son tan fuertes que hacen prever una salida a su integración, quizá como la de Hong Kong y Macao. China está en lo que podemos denominar el fin del periodo de las reformas económicas para abrir el camino del alto crecimiento que surgieron inmediatamente después de la apertura de 1978 y resultaron reforzadas durante la década de 1990, y entrando de lleno a las reformas para el ajuste social y político que estos cambios produjeron y que podrían amenazar su propio futuro económico y social, que han venido siendo implementadas desde principios de la primera década de este siglo xxi . Por ello el tema central de la dirigencia china está ahora más enfocado hacia el equilibrio y la “armonía social”. La transición de China —que debe entenderse todavía como un largo camino hacia el futuro— estará en los próximos años sometida a tensiones y fuerzas contradictorias en lo nacional y en lo internacional. Se trata de un proceso histórico lleno de complejidades e incertidumbres sobre el que debemos mantener nuestra atención, para poder vislumbrar el camino por el que se desplazará esta modernidad de China. ANEXO 1 lista de entrevistas realizadas en beijing, entre febrero y mayo de 2008 [292] Marzo 11, profesor Xu Shicheng, Instituto de América Latina
El profesor Xu me señaló que no hay productos que México pueda vender a China. El petróleo mexicano no tiene excedentes. Cita el ejemplo de los zapatos italianos y españoles que se venden en China para los consumidores ricos como algo de lo que podría aprender a hacer México, es decir, mejorar el diseño y la innovación de ciertos productos. Me indicó igualmente que hay una mayor importancia de América Latina en el gobierno chino. Sobre todo de México, que es el país más frecuentado por altos funcionarios. Entre China y México, dijo, existe una “amistad histórica”. Las dos son civilizaciones antiguas y tienen relaciones históricas. La ruta de la seda, por ejemplo, fue la base de esta relación. Marzo 25, profesor Wu Guoping, Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales Según el profesor Wu, China está hoy en una reforma para construir un gobierno de servicios y así dejar atrás la era de un gobierno burocrático. Para el profesor Wu existe ya una economía de mercado en China. Este gobierno de servicios debe ofrecer mejores servicios al mercado, no ordenar todo como antes, y ofrecer servicios a empresas privadas, públicas y a los ciudadanos. Por otro lado, mencionó que se debe hacer frente a las divisiones sociales. En este punto destacó que se deben tomar en cuenta las lecciones negativas de América Latina. China debe buscar equidad y justicia, y esto representa una reforma política. También impulsar la reforma social, en la que se debe instaurar la seguridad social. Anoté como punto importante la cuestión médico-sanitaria, que debe ser atendida prioritariamente. Ofrecer mejor calidad e igualdad de oportunidades para todos en los campos de la educación, salud, etc. A la pregunta sobre el costo de la educación, señaló que en la Universidad de Beijing el costo por un año es de 1 200 dólares, que incluye todo, universidad, comida y alojamiento. Según el profesor Wu, China debe profundizar las reformas económicas. Aumentar la capacidad de innovación y reestructurar su industria productiva. Señaló que México tiene la ventaja de estar cerca de Estados Unidos. En el caso chino, el aumento del precio del petróleo hace más caro el transporte de productos chinos al mercado estadunidense. Finalmente citó al presidente Lula en el sentido de que ha cuidado mucho la continuidad de las políticas económicas, y el hecho de que Brasil haya invertido en tecnologías para la perforación petrolera. Abril 1, profesor Zhang Xiaojing, Instituto de Economía
Para el profesor Zhang lo más importante para China es tener un crecimiento sustentable. Se debe cambiar su estructura hacia las industrias de los servicios. En este momento el objetivo prioritario es combatir la inflación (de más de 8% en el primer cuatrimestre de 2008). Según el profesor Zhang, esta inflación se debe a varias causas, entre ellas el aumento de los costos laborales, los del medio ambiente y el que proviene de la energía y los recursos naturales. En cuanto al aumento de los precios agrícolas, mencionó que éste es cíclico. Citó como trasfondo de esta inflación la enorme liquidez que hay en China. A mi pregunta sobre las empresas estatales, dijo que el Estado conserva cien grandes empresas públicas, y que al final de este proceso de reformas económicas y privatizaciones sólo se quedará con un número de entre 60 y 80 empresas. Por otra parte, me dijo que la propiedad accionaria del Estado se ha incrementado. Esto, como veremos en otra entrevista, parece ser vital para el gobierno chino, pues será por esta vía que podrá mantener el llamado “socialismo de mercado”. Me llamó la atención que cuando platicamos sobre el futuro del crecimiento del pib chino y mencioné la posibilidad de un crecimiento del 8% para el próximo año (2009), reaccionó fuertemente, diciéndome que eso provocaría problemas, sobre todo en el empleo, y me dio a entender que están decididos a hacer todo lo posible por tener todavía por muchos años un crecimiento alto. Aquí es donde ya las ecuaciones económicas no cuadran del todo, pues se ve que hay contradicciones económicas, como la inflación alta y una política monetaria restrictiva para detenerla, que implicarán un enfriamiento del crecimiento del pib. [293] Esta situación, pues, refleja los tiempos nuevos de China y las decisiones que tendrán que adoptar podrían provocar dolores de cabeza a los dirigentes chinos actuales. Abril 8, profesor Liu Jiejiao, Instituto de Economía Industrial Para el profesor Liu, China cuenta con una política industrial para el sector de energía, acero, automóviles, geografía económica y en el sector financiero. Mencionó además que el trabajo barato y la abundancia de mano de obra constituyen todavía una ventaja competitiva para China y esto ayuda a mantener una relación de dependencia económica en los mercados de los pequeños poblados y ciudades. Por otro lado, está surgiendo una economía de servicios en los litorales. Sin embargo, señaló que hay escasez de trabajadores calificados para las nuevas áreas de servicios, así como limitaciones en instituciones y regulaciones. El Estado, por otra parte, es quien posee la mayoría del sector servicios, como banca, aerolíneas, trenes, seguros. En todos estos sectores es el propietario mayoritario; en los ferrocarriles tiene 100% de la propiedad y en los otros sectores porcentajes que varían del 70 al 90%. Mencionó que las regiones central y oeste no tienen condiciones para desarrollar industrias de servicios. Esta afirmación revela las enormes dificultades que tendrán para desarrollar estas regiones en el occidente. Expresó la importancia de la industria automotriz y su vinculación para el desarrollo del sector de componentes. En general este sector de los automóviles se está desarrollando muy rápidamente en China, y se lo
considera ya un mercado muy diversificado. Existen tres grandes compañías de autos en las que el Estado es propietario, en asociación con empresas extranjeras, principalmente de Estados Unidos y Japón. Mencionó que hay entre 50 y 60 empresas automotrices propiedad de los gobiernos provinciales, aunque su escala es muy pequeña. Dijo que antes había como cien. Como dato adicional, señaló que de estas últimas hay una empresa que es privada. Por otro lado, con respecto a la industria electrónica, señaló que ésta ha sufrido una fuerte desestatización. En los noventa el 85% de esta industria pertenecía a empresas públicas. Ya en 2008 sólo un 45% era de propiedad del Estado, mientras que el 23% estaba en manos de empresas privadas chinas y el 33% en el de empresas extranjeras. Según el profesor Liu la privatización de este sector va a continuar. Las llamadas industrias clave, como carbón, petróleo, acero, servicios y transportes, están en posesión del gobierno. Pero dijo que la privatización es muy fuerte en los gobiernos locales y que incluye a todo tipo de industrias. Creo que éste es un dato muy importante y corrobora lo que son y han sido las diferencias entre las políticas económicas de los gobiernos provinciales y las del central. Finalmente mencionó que el modelo chino, en el futuro, estará integrado por grandes empresas estatales, con medianas y pequeñas empresas privadas. Éste es sin duda otro dato importante para la configuración futura de la economía china. Abril 12, profesor Zhang Bin, Instituto de Finanzas y Economía Comercial El profesor Zhang mencionó como importante acción del gobierno el cambio que desde 1994 se operó para aumentar los impuestos. Actualmente el impuesto al valor agregado ( iva ) es el central en las finanzas chinas, ya que representa el 45% de lo que se recauda en todo el país. Conversamos sobre las diferencias que ya existen en China entre los que ganan mucho y los que ganan poco, y que generalmente, cuando se intenta gravar a los que más tienen, hay una oposición fuerte; sobre todo, como es ahora en el caso chino, porque tienen relaciones estrechas con el gobierno o son parte del mismo. Señaló que de todo lo que se recauda en China el 45% es para los gobiernos locales y el 55% para el gobierno central. Éste se queda con el 30% para su gasto propio y el 25 restante lo distribuye a las provincias. En este sentido el gasto ahora se inclina a buscar el equilibrio redistributivo, aumentando el gasto en las zonas atrasadas, en partidas para educación, seguro médico y medio ambiente. Como datos importantes, mencionó la falta de control fiscal que tiene el gobierno chino, por ejemplo en los bancos y en los salarios de muchas personas. Por otro lado dijo que hay un mercado gravable muy importante, que no paga impuestos ahora, en las transacciones de mercado, como en los procesos de compra y venta. Abril 12, profesor Feng Lei, Instituto de Finanzas
y Economía Comercial Me informó que recientemente terminaron una investigación sobre el comercio entre Taiwán y China y otra en marketing internacional. Señaló que el 60% del comercio de China es con Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, más Hong Kong, Corea y Taiwán. En cuanto al comercio con Estados Unidos, China depende de la demanda de ese país. Además, el 50% de la exportación a Estados Unidos proviene de las empresas extranjeras. Piensa que la exportación a Estados Unidos va a seguir aumentando. Mencionó que las empresas chinas podrían invertir en México para exportar a Estados Unidos. Ésta es una posibilidad que en realidad ya se está dando, como parte de una mayor inserción de China en los mercados de América del Norte, y además para reducir el comercio visible made in China y quizá reducir el déficit de Estados Unidos, que provoca tanta irritación política. Señaló que la política comercial ha cambiado mucho en estos años. En la estructura de productos exportables se deben reducir los de bajo nivel; hay que exportar más productos de calidad y disminuir la diversidad de los mismos. Por otra parte, se debe incrementar la inversión de las empresas chinas en el exterior para producir más en los mercados propios. Informó que China tiene ahora más de 1 500 millones de dólares en reservas monetarias. ¿Cómo usarlas? Es la pregunta que ahora se hacen en el gobierno. Antes la pregunta era ¿cuántos meses nos servirá la reserva para realizar compras en el exterior? Asimismo, dijo que están aumentando las importaciones de productos lujosos de alta calidad, así como productos naturales con mucha calidad. Además, productos de energía, derivados del petróleo, agricultura y también electrónicos de consumo familiar y muchos servicios para la producción y el consumo. En general existe ahora en China gran demanda de productos de alta tecnología. Abril 15, profesores Zhao Zhikui, Ceng Enfu y Wang Zhingbao, Departamento de Estudios Marxistas Fueron contundentes al señalar que el socialismo en China está en la ruta correcta. Dijeron que algunos piensan que China esta yendo al capitalismo, pero no es así. ¿Qué es el socialismo? Señalaron que en 1979 Deng Xiaoping dijo que el mercado es necesario para el socialismo. En 1985 y 1987 lo repitió, añadiendo que el plan puede existir con el mercado. Por lo tanto, el plan es la clave, así como la redistribución de la riqueza. La macrorregulación del Estado es igualmente vital. Defendieron la idea de que el socialismo se expresa en China con el dominio público de la economía. La propiedad pública es la clave central, ya que otras formas de propiedad de mercado son complementarias, y por eso hay posibilidades de regular el mercado. Ésta fue una de las reuniones más interesantes de todas las que tuve en China, ya que les decía que en realidad una vez que existen empresarios y personas en general que se acostumbran a las ganancias, se desatan
procesos irreversibles. Y que la cuestión de la regulación y redistribución en China ahora va a tener elementos y factores contrarios, como el que significa que el Estado ya no es tan “autónomo” e independiente de las propias fuerzas de mercado, y que hay ya muchos funcionarios-empresarios y empresarios que son miembros del partido, que se desenvuelven en el mundo del mercado. En realidad las fuerzas del mercado están desatadas en casi todos los procesos económicos y sociales, y éste será uno de los grandes problemas y contradicciones del modelo chino. En vista de la experiencia mexicana, es muy difícil regular, redistribuir, cuando en el mismo gobierno se aprende a hacer negocios y a obtener ganancias, lo que va dejando los discursos de justicia social en retórica. Es más, se regula, pero para beneficiar a determinados grupos en detrimento de la sociedad en su conjunto. Creo que éste es el reto más serio para China en su futuro cercano. Me pidieron mi opinión sobre estos temas, que les esbocé en las líneas anteriores. Creo que ellos tienen en el fondo el mismo pensamiento y las mismas preocupaciones, pero se atienen a la fórmula estatal. Si esto se acaba, se derrumba todo, aunque cada vez es más difícil, pues ya las contradicciones afloran con mayor fuerza. Sostener el concepto del “socialismo con características chinas” ya bien podría ser el “capitalismo con características chinas”. Abril 16, profesor Cheng Lian, Instituto de Finanzas y Banca Platicamos sobre la transformación bancaria en China y cómo se ha venido modernizando ésta a lo largo del tiempo. En general la banca se ha transformado, pero en el fondo sigue siendo una banca al servicio de los intereses del Estado. Por ejemplo, la banca extranjera no tiene más del 5% del total de los depósitos. Hizo la descripción del sistema bancario chino, pero no vale la pena escribirlo, pues es del domino público. Abordamos el tema de las deudas de las empresas públicas, que ha sido uno de los temas financieros más importantes de la última década. Según su opinión estas deudas no son un problema ahora, a la luz de la situación económica actual. Pero destacó que estas deudas bancarias se han trasladado a otros libros contables, los de las empresas creadas para sanear las finanzas públicas, mas el problema persiste y es de la opinión de que deberían absorberse antes de que la situación pueda cambiar. Recalcó que los policy banks creados en 1994 y dedicados a proyectos sin el objetivo de obtener ganancias a veces hacen negocio. De toda la información suministrada sobre cómo funciona la red bancaria en China, queda claro que en general sigue existiendo la conexión entre los bancos estatales y los negocios de miembros del partido a nivel local y central. Hay que recalcar que ahora el personal que dirige los bancos sigue siendo, como en el pasado, del Partido Comunista, pero ahora con el perfil financiero. De este modo, se perfila la idea de una China corporativa. El poder político cuenta con una red vasta de intereses y la pregunta que debemos hacernos ahora es si la ideología socialista y la idea de la justicia social es común a todos. Finalmente, sobre las reservas, apuntó que también es un problema mantenerlas, pues se tienen que pagar intereses sobre las mismas.
Abril 17, profesora Zhang Xiao, Instituto de Economía Cuantitativa y Técnica Con la profesora Zhang platiqué sobre la contaminación en China. El panorama, como sabemos, es bastante preocupante. Me ha dicho que China comprende un territorio muy grande, pero tienen problemas diversos según la región. En el norte y en el sur es la degradación del agua y el suelo. En el norte, es la deforestación. En Mongolia se trata de la pérdida de pastizales y la desertificación, y en el suroeste de la pérdida de la biodiversidad. Hay especies en extinción. En fin, China aparece como un gigantesco laboratorio de todos los problemas ambientales que podamos imaginar. En Beijing, por ejemplo, entre marzo y mayo, se sufren unas gigantescas tormentas de polvo que impiden la visibilidad y son altamente dañinas para las vías respiratorias. Aunadas a los polvos intrínsecos que existen en la ciudad, la convierten en un verdadero campo de concentración de gases y polvo. Mencionó que el gobierno está consciente de toda esta problemática y, según ella, se han obtenido logros en algunos de estos problemas; en ciertos lugares ya hay mejor agua y tierra, en otros no. En general su evaluación sobre el agua y el suelo es negativa. Conversamos sobre el papel de las ong y la participación de los ciudadanos. Le mencioné el caso de Japón, que tuvo una contaminación terrible en los sesenta y parte de los setenta y cómo la combinación de movimientos ciudadanos y el temor del gobierno al impacto sobre la productividad que iba a provocar una clase trabajadora enferma contribuyeron a fortalecer las políticas para mejorar el ambiente. También le mencioné el caso reciente en la ciudad de México, en donde los ciudadanos se opusieron a la edificación de una torre gigantesca para celebrar el bicentenario de la independencia por el impacto ecológico que iba a tener. Le dije que en China, sin una conciencia ecológica de los ciudadanos, será muy difícil resolver estos problemas. En este punto me miraba asombrada, pues todo esto sigue siendo bastante desconocido en China. Existen ong chinas en medio ambiente, pero trabajan cerca y al amparo del Estado y, como en todo lo demás, el gobierno se convierte en el actor único o dominante, muy alérgico a las iniciativas ciudadanas. Por su parte señaló los casos de inversión extranjera (90%) en el caso del tratamiento de aguas urbanas, así como en los desperdicios sólidos. En lo personal creo que en el futuro el mercado ecológico podrá ser una de las nuevas vías de la inversión extranjera, pues podemos imaginar la cantidad de capital que se requerirá para llevar a un estadio normal los problemas del medio ambiente en China. Finalmente dijo que se está promoviendo la energía nuclear, la hidroeléctrica y en general energías más renovables. Sin embargo, el carbón, a pesar de todo, seguirá siendo muy importante para los próximos cincuenta años. Al final le pregunté sobre la contaminación en Beijing, a lo que respondió que 50% se debe al carbón y los gases industriales y el otro 50% a los gases de los automóviles. Abril 22, profesor del Instituto de Desarrollo Rural
Ha sido el más crítico de todos, y por cierto me pidió, en su caso, no mencionar su nombre. Con él iba a platicar sobre el desarrollo rural, pero el tiempo se agotó prácticamente con el tema de la migración y algunas anotaciones sobre el desarrollo de China. Ha mencionado la cifra de 130 millones de migrantes que se desplazaron de las zonas pobres rurales a las regiones de desarrollo. Otras fuentes hablan hasta de 200 millones de migrantes, lo que quiere decir que no hay un conocimiento real de cuanta gente ha venido a las ciudades y regiones de alto crecimiento. Fue crítico sobre la situación en la que viven y se desarrollan. Por otra parte, dijo que el esquema tiene cambios importantes y el modelo ya se encuentra limitado. Aclaró que el abastecimiento de mano de obra de las áreas rurales se mantendrá para los próximos 15 a 20 años. Me informó que los salarios de los migrantes aumentan y me decía que ya no aceptan salarios bajos en periodos más recientes. Me imagino que con la inflación de este año la vida para ellos en las ciudades se hará más difícil y por esa razón piden mejores salarios. Calculó que la clase trabajadora rural asciende a 500 millones de personas, mencionando que ésta ha declinado. Un punto importante que señaló con insatisfacción consistió en el hecho del descenso del porcentaje de los salarios en el pib chino. Es de 40% ahora y es muy bajo, lo que quiere decir que el modelo chino de desarrollo de socialismo con características chinas ha sido bastante desigual, sobre todo para los trabajadores a los que supuestamente sirve. Otra anotación muy importante consistió en señalar que la desigualdad que hay ahora en China es la fuente verdadera de la inflación y de sus principales problemas económicos y sociales. Los líderes de China reconocen esta situación pero piensan que ahora será difícil remontarla. Volvemos al mismo tema que he mencionada por mi parte, es decir, será ahora la verdadera prueba para los líderes chinos resolver este gran problema. Vengo de México y conozco el problema de la desigualdad y si los que dominan el Estado son parte del problema, es muy difícil resolverlo. Por eso creo que los próximos años serán muy interesantes para observar cómo evoluciona este problema. Están todos los planes de ayuda para el campo, más presupuesto, eliminación de impuestos, pero ahora falta ver cómo se implementan verdaderamente y si los verdaderos beneficiados serán los campesinos o las burocracias locales. Hizo interesantes comentarios sobre la mentalidad “comunista” de los líderes y el funcionamiento del mercado ahora. Quizá puedo entender que se refería a una mentalidad comunista que se contradice con los verdaderos objetivos que van encaminados hacia el funcionamiento de un mercado capitalista. En general fue crítico sobre la situación actual y futura de China. Abril 22, profesor Yun Jie, Instituto de Ciencia Política
Ésta fue una reunión para valorar la administración gubernamental china. Después de ofrecerme datos generales, como por ejemplo que las autoridades locales tienen una autonomía limitada, se encargan de la educación, el seguro médico y la infraestructura, y que las minorías están representadas en los gobiernos autónomos, pasamos al tema de la corrupción. Dijo que es un problema de gran preocupación para el gobierno. Le pregunté si es mayor ahora que antes y me dijo que es un poco menor ahora. Mencionó que en Taiwán ha habido casos de corrupción, como para compartir la culpa. Le pregunté si en la era de Mao había habido corrupción. La traductora se rió disimuladamente. Contestó que había habido algunos casos sonados, pero que era un problema menor que ahora. Lo más interesante es que me pidió mi opinión y sugerencias para combatir la corrupción. Siendo mexicano, por desgracia uno se convierte necesariamente en un especialista en estos temas. Le dije que los líderes deben poner el ejemplo al 100%, es decir desde Hu Jintao y Wen Jiabao, y todos los demás líderes, no deben cometer actos de corrupción. Que si hay corrupción de los principales líderes o sus familiares o sus amigos el problema nunca se va a acabar. Sería bueno que se conocieran sus declaraciones patrimoniales para saber si hay riqueza inexplicable y actuar en consecuencia. En este punto el profesor Yun, un joven de 36 años, según me dijo, me miraba con grandes ojos y creo que en el fondo reflejaba que efectivamente tienen un gran problema en la cuestión de la corrupción. A propósito, y un poco al margen de esta entrevista, por esas fechas estuvo con una delegación de profesores de la Universidad de Toronto la profesora Janice G. Stein, quien me dijo, cuando mencioné el tema de la corrupción en China, que “éste nunca se va a acabar mientras tengan un partido único”. Abril 28, 2008, profesor Song Hong, Departamento de Comercio Internacional El profesor Song se especializa en inversión extranjera y su relación con el comercio de China. Para él, el ingreso de China a la omc y el cumplimiento de sus regulaciones está transformando a este país. El papel de China como receptor de inversión extranjera ligada a las exportaciones no se podrá cambiar, pues su economía está vinculada a la economía internacional y regional. Lo que sí se debe hacer es aumentar la inversión nacional en investigación y desarrollo, así como en educación. Destacó que ya algunas firmas locales como Lenovo, Haier y otras se están haciendo fuertes. Por ejemplo, en la telefonía móvil el 50% del mercado ahora lo tienen los productores locales. La competencia en China está forzando a muchas empresas locales a ser competitivas y a realizar más producción de valor agregado. Hablamos de la diferencia con México, donde las grandes empresas exportadoras en la frontera con Estados Unidos prácticamente no realizan ninguna interacción con las empresas locales mexicanas, y ésa es una diferencia importante a favor de China, en dónde la participación es mayor y se están enfocando a la competencia. En México ya no hay competencia sino monopolios industriales, generalmente de
extranjeros pero también de mexicanos, como el de telecomunicaciones (el gran millonario Carlos Slim es el dueño de este sector). En nuestra discusión, que se abrió a otros temas, me dio un muy buen punto a favor de China en el tema de la desigualdad y la pobreza en comparación con América Latina. Dijo: “en China los campesinos tienen tierra y tienen mejor educación, ésta es la parte socialista”. Además, agregó, en las ciudades no hay pobreza. Creo que es un buen punto de diferenciación. Dijo que pensaba que en 5 o 10 años habría un sistema de seguridad social a escala nacional. Con respecto al comercio mencionó que países como Rusia, Australia, África y América Latina van a incrementar su comercio con China. Para terminar me pidió que le dijera mi opinión sobre el tl can , lo que hice y él tomó notas. Fue una muy buena reunión, con interacción, como casi todas las demás. También se trataba de un profesor joven y muy dispuesto a platicar. Abril 30, profesor Wang Zihong, Instituto de Estudios Americanos Le pregunté de entrada sobre el déficit comercial de Estados Unidos, y me dijo que “Estados Unidos no tiene productos que ofrecer a China”, de modo que es difícil poder equilibrar la balanza. Pero Estados Unidos quiere vender más producción agrícola a China, a lo que me contestó que en China los productores agrícolas son muy importantes para la estabilidad del sistema. Piensa más bien que el ajuste interno de China será muy importante para las relaciones económicas con Estados Unidos. Por ejemplo, la política de medio ambiente podrá incluir más productos y tecnologías de Estados Unidos. Se deberá aumentar la tecnología de los productos agrícolas chinos y se puede inferir que esto también daría más margen para las compras de tecnología a Estados Unidos en este sector. A continuación tocó un tema muy relevante. Señaló que en China no ha habido incremento salarial prácticamente en 15 años, y que mientras no haya sindicatos efectivos que busquen los aumentos salariales será difícil salir de esta trampa de los salarios bajos. Puso el siguiente ejemplo casi textual. Un taxista en Estados Unidos y uno en China brindan el mismo servicio, pero en Estados Unidos el taxista cobra mucho más; eso se debe a que los sindicatos son fuertes y buscan los mejores salarios. Por eso en China ahora hay que ir a la conformación de sindicatos diferentes. Otro punto muy destacable surgió cuando hablábamos de los medios, en relación con las imágenes estereotipadas que existen en Estados Unidos sobre China y en este país sobre aquél, en cierta medida todavía herencia de la guerra fría. En Estados Unidos gran parte de todo su sistema político se orienta —y por lo tanto esto se refleja en sus medios— a las amenazas. Es un país que se nutre de las amenazas a su hegemonía. Y en China la imagen de Estados Unidos es todavía muy limitada y sigue en el marco de la guerra fría. Una conclusión muy importante es que los medios deben desempeñar un papel mejor para ofrecer visiones más reales y equilibradas. Me preguntó si en México cualquiera podía ver canales de televisión extranjeros. Le dije que sí (en teoría, porque los pobres no tienen los
recursos para pagar televisión por cable), que yo podía ver directamente los debates de las elecciones en Estados Unidos y conectarme con una serie de canales extranjeros para recibir noticias globales. De hecho le comenté que la noticia de los ataques del 11 de septiembre de 2001 la seguí a través de varios canales extranjeros que dieron la información desde diferentes ángulos. Le dije además que si se quería se podían ver canales de pornografía. Con Internet igual. Me dijo algo muy interesante. “China no está realmente abierta. Se han creado espacios para el intercambio de productos, fundamentalmente.” Se requiere también abrir la mentalidad de los chinos, y por eso será muy importante la apertura de los medios al público chino. No sé, pero esto me sonó muy revolucionario y me pareció muy atinado. Lo que no sabría es cuándo ni cómo se va a atrever a hacer esto el gobierno chino. En la reunión participó el profesor He Xingqiang, quien señaló que en Estados Unidos hay dos grupos que ven de modo diferente la relación con China. Por una parte, las grandes compañías, como Boeing, Walmart, que ven la cuestión de la mejora de los derechos humanos como un producto del intercambio económico y el desarrollo de China. Otro grupo, principalmente el congreso, se interesa más por las cuestiones locales de Estados Unidos y ve a China como un competidor. Además este sector pone el acento en los derechos humanos como un tema prioritario. Finalmente les pregunté quién sería mejor presidente para los intereses de China. Señalaron que en general los presidentes republicanos han mantenido una mejor relación con China. En eso sus gustos se dividieron; el profesor Wang, de mayor edad, por McCain, y el profesor He por Obama. A propósito de la elección presidencial de Estados Unidos de 2008 hicieron las siguientes reflexiones. McCain podría favorecer a Japón, y ésa es la preocupación de los líderes de China. Hillary Clinton podría ser no amistosa con China (mencionaron que cuando dio un discurso hace años en la conferencia mundial de las mujeres, la prensa china tergiversó o cortó partes de su discurso y a ella esto le molestó). De Obama dijeron que quizá pondría el acento en los derechos humanos y la democracia. ANEXO 2 los personajes de beijing La tremenda modernización en China seguramente hará desaparecer con el tiempo personajes pintorescos de su vida tradicional. A continuación describo a aquellos que llamaron mi atención mientras realizaba mi investigación en el primer semestre del año 2008 en la ciudad de Beijing. Diao . Éste es el nombre de uno de los encargados de movilizar la basura de los departamentos del Doubang Hutong. En Beijing no hay carro recogedor de la basura propiamente, y ésta se recoge a través de estos personajes que traen una bicicleta con una especie de carrito de carga para transportarla a sus casas, donde hacen la separación y entrega. Doy su nombre porque se convirtió en mi amigo y casi siempre que salía o entraba a mi departamento
platicaba con él ¡en inglés! Fue muy amable y representa la candidez y el gusto por la vida del pueblo chino. Personajes de la mañana. Entre las 6 y 7 de la mañana salen los voluntarios con sus brazaletes, ya no de guardias rojos, sino de ayudantes de la seguridad pública, para que la gente pueda tomar su transporte con seguridad o resolver cualquier problema en la calle. Casi todos ellos son gente grande y después se quedan plácidamente a platicar en las avenidas, calles y parques de la ciudad. Otro personaje inolvidable era el señor que tocaba el acordeón en un parquecito desde las 7 de la mañana. También son de recordar las señoras que salían a bailar a esa hora en el parque de la flama olímpica, exactamente enfrente de mi ventana del piso 14. Por supuesto están los que hacen tai chi y desgraciadamente cada vez son menos en comparación con los que veía en años anteriores. En la ciudad de México por las mañanas se venden tamales en muchas esquinas, pero en Beijing están los puestos de los panecillos de vapor rellenos de carne o vegetales ( baozi ), muy baratos. Boleteros y boleteras en los camiones. Todos los camiones de la ciudad traen preferentemente a una boletera, que se encarga de ver que la gente pague su boleto o muestre su tarjeta al entrar. También dirigen el tráfico de la gente dentro del camión, a veces con gritos fuertes, y van cantando las paradas de la ruta. Jugadores de ajedrez chino ( xiangqi ). Es muy común ver a los jugadores de ajedrez chino casi en todas partes, en las horas de descanso, y especialmente en los fines de semana, por todos los sitios de esparcimiento. Los jugadores casi siempre son acompañados por mirones. Chofer de motoneta . En varias estaciones del metro estaban los choferes de pequeñas motonetas que no podían llevar a más de dos pasajeros, todo un espectáculo, y una cadena importante para el traslado de gente a pequeña escala. Los de la estación de Zhaoyaoju, cuando no tenían pasajeros, jugaban a las cartas, otro de los grandes entretenimientos de los chinos, así como el de tomar siestas en cualquier posición. El peluquero de fin de semana. Con una silla y un maletín con sus instrumentos, se colocaba en un sitio estratégico, cerca de alguna gran construcción, para rasurar la barba y hacer cortes de pelo, especialmente a trabajadores migrantes. Bicicleteros a granel . Ya Beijing no tiene los ocho millones de bicicletas que todavía pude ver en mi primer viaje a China en 1995, pero debe haber entre uno y dos millones de bicicletas circulando. Manejan en todas las direcciones y sentidos, sin una aparente lógica, y la verdad, las bicicletas y sus usuarios siguen siendo el espectáculo más importante de la ciudad, especialmente las bicicletas que llevan carritos para manejar carga de toda índole. Llegué a ver casos que eran de verdadera acrobacia, como llevar colchones enteros o roperos gigantescos. Toda una hazaña urbana. La pareja de tintoreros. Junto a mi edificio había una tintorería, que abría a las 8:30 en la mañana y cerraba a las 10:30 por la noche, todos los días del
año. Nunca había visto algo parecido en cuanto a la capacidad de trabajo de estos esposos chinos. Además, la señora planchaba y hacía zurcidos especiales. Siempre estaban de buen humor. El señor de los pajaritos cantores . Un señor sacaba una jaula con pajaritos cantores al parque. Eran su compañía y parte de una cultura muy sensible y cariñosa con los animales. Se lo veía siempre muy feliz con su jaula y los pajaritos. [ 1 ] Lothar Knauth, La modernidad del Japón, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980. Conviene señalar que el estudio de los países del este de Asia fue todo un desafío en América Latina en la segunda mitad del siglo xx . El Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México, fundado en 1964, y el Centro de Estudios Orientales de la Universidad Nacional Autónoma de México, que funcionó entre 1966 y 1973, fueron sin lugar a dudas focos importantes de difusión pionera de estos estudios en toda América Latina. En el caso de China, además del profesor Knauth, la profesora Flora Botton se distinguió en los estudios históricos de China, y colegas como Romer Cornejo y Eugenio Anguiano han producido estudios importantes sobre la China contemporánea. Puede consultarse la página web del centro en http://ceaa.colmex.mx/. Especialmente en las dos últimas décadas los centros de estudios sobre Asia han proliferado en toda América Latina y prácticamente no hay ningún país que no cuente a la fecha con un centro o unidad dedicada a realizar estos estudios. Por otro lado, cabe destacar el hecho de que precisamente esta editorial, Siglo XXI Editores, publicó, entre 1973 y 1976, tres libros correspondientes a El imperio chino ; El imperio japonés y Asia contemporánea dentro de su colección de historia universal, como un gran esfuerzo por dar a conocer en lengua española el acontecer de Asia e integrar este continente a la comprensión de una verdadera historia mundial, que hasta ese momento estaba centrada en el llamado mundo occidental. [ 2 ] Knauth, pp. 57-59. [ 3 ] Ibid., pp. 129-132. [ 4 ] Por otro lado, para el profesor Knauth, el equivalente en China del proceso japonés de adaptación ideológico consistió en la indigenización del marxismo-leninismo, que significó un gran ejemplo de adaptación completa a patrones ideológicos venidos de fuera. Knauth, p. 142. [ 5 ] La reforma de autofortalecimiento ( Tongzhi ) estuvo destinada principalmente a la adopción de las prácticas diplomáticas de Occidente, así como de su tecnología e instrumentos militares. Esta “restauración” no tuvo la misma connotación que en Japón, donde los poderes estatales en manos del jefe militar ( shogun ) y de los señores feudales ( daimyo ) fueron devueltos al emperador, mientras que en China este movimiento se refirió más bien a la restauración del orden tradicional a través de la reafirmación de la antigua moralidad y la aplicación de conocimiento a los asuntos prácticos. Véase al respecto Immanuel C. Y. Hsu, The rise of modern China , Nueva York/Oxford, Oxford University Press, 6a. ed. 2000, p. 261.
[ 6 ] La reforma de los cien días (en realidad fueron 103), que consistía en más de cincuenta decretos relativos a cambios en la educación, la administración pública y la industria principalmente, fue cancelada en forma abrupta cuando la emperatriz viuda Cixi, detentadora del verdadero poder dentro del palacio imperial, hizo detener al emperador Guangxu, e invalidar todas estas reformas. Hsu, pp. 375-378. [ 7 ] En el círculo dirigente chino la victoria de Japón sobre Rusia, en 1905, despertó un debate respecto a las bondades del constitucionalismo sobre los gobiernos autocráticos, ya que Japón se había transformado en una monarquía constitucional. La idea era llevar a China por el camino de la conformación de una monarquía constitucional, que fracasaría por la gran resistencia de descentralizar verdaderamente el poder estatal. Hsu, pp. 408-417. [ 8 ] Barrington Moore, Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia. El señor y el campesino en la formación del mundo moderno , Barcelona, Península, 1973, pp. 141-190. [ 9 ] Esta modernización buscaba controlar la libre formación y desarrollo de nuevas empresas privadas y monopolizar por conducto del gobierno las actividades económicas. Tajuki Shibahara, “Modernization of Japan and China: A comparative analysis in the second half of the 19th century”, ponencia presentada en la conferencia “El proceso de transformación en México (1867-1940): Las transformaciones sociales”, Naciones Unidas y El Colegio de Mexico, México, marzo 19-21, 1985. [ 10 ] Jacques Gernet, A history of Chinese civilization , Cambridge University Press, 1998, p. 569 ss. Además indica que no se pueden comparar los casos de China y Japón debido a las diferencias en tamaño geográfico, población, ataques de extranjeros y dominio de éstos en la economía de China. [ 11 ] Incluso zonas montañosas a cierta distancia de las costas eran proveedoras de productos para los mercados mundiales en el decenio de 1930. Véase David S. G. Goodman, “Why China has no new middle class. Cadres, managers and entrepreneurs”, en David S.G. Goodman (ed.), The New Rich in China. Future rulers present lives , Londres/Nueva York, Routledge, 2008, p. 25. [ 12 ] Wang Hui, El nuevo orden de China. Sociedad, política y economía en transición, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 2008, p. 162. [ 13 ] Ibid. [ 14 ] Ibid ., p. 163. [ 15 ] La modernización a menudo se ha interpretado como el proceso de conversión al capitalismo. En China la situación fue diferente, ya que el marxismo chino es una ideología de la modernización. Así, esta modernización no sólo fue el objetivo del movimiento socialista chino sino que constituye la característica principal de la modernidad china, véase ibid ., p. 165. En este libro del profesor Wang Hui se analizan en profundidad los
principales debates y corrientes que en China han tratado de delinear el significado de su modernidad, en especial en el capítulo 3. [ 16 ] El profesor Wang (p. 166) destaca el carácter “antimoderno” de la modernización de China. No sólo fue una característica del pensamiento de Mao, sino que estaba presente desde las formulaciones de cambio de los intelectuales y funcionarios chinos desde fines de la dinastía Qing. [ 17 ] Ibid ., p. 167. [ 18 ] “Si la redistribución de riqueza social se hubiera implementado abiertamente o con un cierto grado de supervisión popular, el reparto de activos nacionales que caracteriza este proceso no hubiera transcurrido de un modo tan desigual” (Wang, p. 169). [ 19 ] Desde la perspectiva de la subjetividad política, la despolitización es la negación de esta subjetividad y por lo tanto la negación de la autonomía y de la actividad consciente del sujeto. “En el contexto de China contemporánea, nociones como modernización, mercantilización, globalización, desarrollo, crecimiento, generalización del nivel de vida modestamente acomodado, así como democracia, pueden considerarse de algún modo conceptos clave de una ideología despolitizada o antipolítica” (Wang, pp. 46, 54-55). [ 20 ] Ibid ., p. 195. [ 21 ] Ibid. , p. 15. [ 22 ] Hexie Shehui es el término en chino de la sociedad armoniosa, proyecto lanzado por el presidente Hu Jintao en el año 2004, que busca lograr la estabilidad política y social, con un desarrollo sustentable y dirigido a conseguir el bienestar del pueblo. Para el profesor Yingjie Guo el proyecto de la sociedad armoniosa descansa en el desarrollo de la clase media china y en el alejamiento de la clase obrera. Véase Yingjie Guo, ”Class, stratum and group. The politics of description and prescription”, en David S.G. Goodman, op. cit. , pp. 50-52. [ 23 ] En la entrevista con el profesor Wang Zihong, que comentaba que la diferencia entre los salarios de un taxista en Estados Unidos y otro en China, que daban el mismo servicio, residía en las diferencias en la fuerza sindical de cada uno. Véase anexo de entrevistas. [ 24 ] Richard Madsen, “One country, three systems: State-society relations in post-Jiang China”, en Gang Lin y Xiaobo Hu (eds.), China After Jiang , Stanford CA, Stanford University Press, 2003. Posteriormente se hará un análisis más detallado de estas ideas. [ 25 ] Will Hutton, The writing on the wall. China and the West in the 21 st century , Londres, Little Brown, 2006, p. 31. [ 26 ] Fang Gang, “Potential economic pitfalls. Call for removal of institutional drawbacks”, China Economist , núm. 11, noviembre de 2007.
[ 27 ] Como hemos señalado, a mediados y fines del siglo xix China se embarcó en proyectos de modernización que por diversas razones no fueron exitosos; la falta de un compromiso por parte del Estado para generar un cambio a profundidad fue lo que determinó, en gran medida, el fracaso de estas reformas de modernización. [ 28 ] Fernand Braudel, Civilization and capitalism. 15th-18th century , vol. ii, The wheels of commerce, Londres, Collins, 1982, pp. 586-589. [ 29 ] La llamada renovación Meiji de 1868 fue el inicio de la gran transformación japonesa; no solamente modificó las estructuras políticas sino que contó con la fuerza empresarial autóctona para llevar a cabo la modernización económica. [ 30 ] Susan Mann, Local merchants and the Chinese bureaucracy, 1750-1950 , Stanford University Press, 1987, pp. 21-22. [ 31 ] Linda Grove, conferencia en la Universidad de Tsukuba, 14 de noviembre de 1978. De la misma autora puede consultarse, para el análisis del cambio campesino, A Chinese economic revolution: Rural entrepreneurship in the twentieth century , Rowman and Littlefield, 2006. [ 32 ] Es sabido que Mao fundamentó el camino de la Revolución china basado en el análisis del poder campesino, y ésta fue la diferencia clave con los otros líderes comunistas, quienes hacían una lectura más ortodoxa sobre la dinámica de una revolución en la sociedad china de la primera mitad del siglo xx . [ 33 ] Citado por Mann, op. cit ., p. 27. [ 34 ] Desde el Tratado de Nanjing, en 1842, China fue forzada a permitir el desarrollo de sus puertos y zonas costeras a los poderes extranjeros, lo que creó una red de negocios y lazos políticos en los litorales de China que prevaleció prácticamente hasta 1949. [ 35 ] Mann, op. cit ., p. 152. [ 36 ] Liu Sahoqi asumió la presidencia de China en 1959. [ 37 ] Éste fue el sustrato del Frente Unido, especialmente en la guerra contra la invasión japonesa entre 1937 y 1945, con el Partido Comunista como su guía político. [ 38 ] Barry Naughton, The Chinese economy. Transitions and growth , 2007, Massachusetts Institute of Technology, p. 49. [ 39 ] Ibid ., pp. 52-53. [ 40 ] Ibid ., p. 300. [ 41 ] Ibid ., p 303. [ 42 ] Xiaowei Zang, “Market transition, wealth, and status claims”, en David S.G. Goodman, op. cit. , p. 59.
[ 43 ] Véase el estudio de Daniel J. Ikeson, “Made on Earth. How global economic integration renders trade policy obsolete”, Trade Policy Analysis , núm. 42. [ 44 ] Loweel Dittmer y Guoli Liu, China’s deep reform. Domestic politics in transition , Rowman & Littlefield Publishers, 2006, p. 249. [ 45 ] La tasa yuan/dólar en 1978 era de 1.68, en Nicholas Lardy, “Foreign trade and economic reform in China, 1978-1990”, Cambridge University Press, 1992, p. 151. [ 46 ] Anita Chan, China’s workers under assault. The explotation of labour in a globalized economy, Nueva York, M.E. Sharpe Inc., 2001. [ 47 ] Hutton, op. cit ., p. 29. [ 48 ] Una fuente calcula que 60 millones de trabajadores quedaron desempleados de las empresas estatales. Véase William H. Overholt, Asia, America, and the transformation of geopolitics , Cambridge University Press, 2008, p. 114. [ 49 ] China Labour Bulletin. Research Reports , “Going it alone. The workers movement in China (2007-2008)”, 9 de julio de 2009. [ 50 ] Registro de la población en China según su lugar de residencia, donde podrá recibir los beneficios sociales otorgados por el Estado. Los trabajadores migrantes, al cambiar su residencia, pierden estos beneficios. Fue establecido en 1958 precisamente para evitar la migración a las ciudades. [ 51 ] China tiene una nueva ley laboral a partir de 2008, con la que pretende contrarrestar toda esta política contra los trabajadores y mejorar sus condiciones de vida, sobre todo por el explosivo contenido de los miles de protestas y conflictos laborales en todo el país. [ 52 ] Tony Saich, Governance and politics of China , Nueva York, Palgrave Macmillan, 2a. ed. 2004, p. 33. Un mu equivale a 1/15 de una hectárea. [ 53 ] Zeng Xisheng fue gobernador de Anhui entre 1952 y 1962. [ 54 ] Peter Nolan, China at the Crossroads, Londres, Polity Pres, 2004. pp. 11-12. [ 55 ] Shahid Yusuf y Kaoru Nabeshima, China’s development priorities, Washington, The World Bank, 2006 . [ 56 ] Shunfeng Song y Amin Chen, China’s rural economy after wto . Problems and strategies , Londres, Ashgate Publishing Limited, 2006, p. 265. [ 57 ] Hutton, op. cit ., pp. 167-168. [ 58 ] Sumei Tang, E. A. Selvanathan y S. Selvanathan, “Foreign direct investment, domestic investment, and economic growth in China”, United
Nations University-World Institute for Development Economics Research, ponencia de investigación 2008/19, febrero de 2008. [ 59 ] Repitiendo lo que habían hecho economías como la japonesa, la coreana y otras en Asia, que dedicaron fuertes volúmenes de inversión para lograr crecimientos espectaculares del pib . [ 60 ] Hutton, op. cit ., pp. 157-159. [ 61 ] Shunfeng Song y Amin Chen, op cit ., p. 288. [ 62 ] Hutton, op. cit ., p. 161. [ 63 ] Los impuestos que pagan las empresas nacionales y las extranjeras fueron unificados al 25% a partir de 2008. Anteriormente las compañías nacionales pagaban un 33% de impuesto al ingreso, y las extranjeras sólo el 15%. [ 64 ] Hutton, op. cit ., p. 159. [ 65 ] Victor Shih, en su libro Factions and finance in China , dice que los préstamos “escondidos” de China llevan la deuda del gobierno, principalmente por los préstamos de los gobiernos locales, al 96% del pib en 2011, y que puede haber una crisis financiera en China en el año 2012; . [ 66 ] Yiping Guang, “China 2011: Risks are from liquidity, not liability”, East Asia Forum, enero 2, 2011. Además, y muy importante, es que muchos de los préstamos han sido utilizados para actividades especulativas. Por ejemplo, algunos economistas chinos señalaron que parte de los 8.65 billones de yuanes del programa de estímulos de los primeros nueve meses de 2009 fueron invertidos en los mercados inmobiliarios y en la bolsa de valores, en lugar de ser gastados en la economía real. Información en The China Daily News , 27 de octubre de 2009 (“China locked into financial policy”). [ 67 ] El iva representa casi el 60% de los ingresos fiscales de China, y las empresas pagan un 30%. La clase media china es la única que paga impuestos de forma individual. Se trata de 80 millones que tienen ingresos entre 7 800 y 66 000 dólares anuales. Así que cerca de 1 200 millones de personas en China no pagan impuestos. Pero pagar impuestos les podría dar el sentimiento de sentirse representados en el gobierno y mirar desde otra perspectiva las políticas estatales. Véase Bill Emmot, Rivals. How the power struggle between China, India and Japan will shape our next decade, Orlando Florida, Harcourt, 2008, pp. 90-91. [ 68 ] Hutton, op. cit ., pp 143-144. [ 69 ] Éste fue uno de los puntos que los investigadores del Instituto de Marxismo de la Academia de Ciencias Sociales anotaban como la referencia central de la existencia del socialismo en China, expresado en el dominio accionario del Estado en la economía. Véase el anexo de entrevistas. [ 70 ] Shahid Yusuf y Kaoru Nabeshima, op. cit ., p. 8.
[ 71 ] Timothy Cheek, Living with reform: China since 1989, Nova Scotia, Canadá, Fernwood Publishing, 2006, p. 24. [ 72 ] En el espectro convencional y oficial se ha mencionado la gran cruzada china contra la pobreza. En este contexto se habla de que entre 1981 y el año 2001 los pobres en China pasaron de representar el 53% a sólo el 8% de la población. Se anota el hecho de que la mayoría —el 50% de esa cifra— lo hizo en los primeros años de las reformas, hasta 1985. Véase Martin Ravallion, Figthting poverty: Findings and lessons from China’s success, The World Bank, 2006, en . [ 73 ] El programa Dibao , de fines de los noventa, consistió en garantizar un ingreso mínimo para mantener la subsistencia y el bienestar en las áreas pobres de China. [ 74 ] Xu Yuebin, Liu Fengqin y Zhang Xiulan “Rural poverty and the reconstruction of the rural social security system”, Social Sciences in China , invierno de 2007. [ 75 ] Xiaowei Zang, op. cit. , p. 59, quien cita otro estudio en el que se señala que menos del 1% de las familias chinas controla más del 60% de la riqueza del país. [ 76 ] El programa 8-7 establecía que entre 80 y 100 millones pudieran salir de la pobreza en siete años, entre 1994 y 2000. [ 77 ] El profesor Shaoguang Wang ha escrito extensamente sobre el problema de la desigualdad en China. Puede consultarse su capítulo “Openness and inequality. The case of China”, en Lowell Dittmer y Guoli Liu, op. cit . [ 78 ] Ross Terril, The new Chinese empire: And what it means for the United States , Nueva York, Basic Books, 2003, p. 319. Por otro lado, los nuevos ricos en China están ligados al poder político. Según el profesor Xiaowei Zang la estructura de los precios duales produjo algunos millonarios, pero el mercado inmobiliario ha producido millonarios, multimillonarios e incluso algunos billonarios. En muchas provincias los desarrolladores del mercado de bienes raíces son hijos de funcionarios de alto rango del gobierno de China, como en Guandong, Shangai y Jiangsu. Xiaowei Zang, op. cit ., p. 65. [ 79 ] El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, establece que 0 sería la igualdad perfecta y 1 el extremo de la desigualdad en una sociedad. En China este coeficiente se ha estado moviendo desde 1978 en la escala ascendente, de una fuerte igualdad a una creciente desigualdad.
[ 80 ] David Dollar y Bert Hofman, “Intergovernmental fiscal reforms, expenditure assignment, and governance”, en Liwei Lou y Shuilin Wang (eds.), Public finance in China. Reform and growth for a harmonious society , Washington, The World Bank, 2008, pp. 40-41. Este estudio señala que las peores desigualdades en gasto educativo y salud se dan en Tíbet y en Xinjiang. Son estas regiones donde las minorías étnicas han manifestado su inconformidad con levantamientos contra el gobierno central en los últimos años. [ 81 ] En Cheek, op. cit ., p. 90. Esta fuente no señala el nombre del intelectual chino autor de esta expresión. [ 82 ] Shunfeng Song y Aimin Chen, op. cit ., p. 153. [ 83 ] Ibid ., p. 160. [ 84 ] Dollar y Hofman, op. cit ., p. 44. [ 85 ] Cheek, op. cit ., p. 32. [ 86 ] Naughton, op. cit ., p. 4. [ 87 ] Ibid ., pp. 6-7. [ 88 ] Ibid ., p. 9. [ 89 ] Ibid ., pp.10-23. [ 90 ] Ibid ., p. 30. [ 91 ] Melvyn C. Goldestein, A history of modern Tibet, 1913-1951: The demise of the lamaist state , The University of California Press, 1989, pp. 985-997. [ 92 ] Robert G. Sutter, Chinese foreign relations. Power and policy since the cold war , Rowman and Littlefield Publishers, 2008, p. 103. [ 93 ] Kennet Lieberthal, Governing China: From revolution through reform , Nueva York, W.W. Norton, 2a. ed. 2004, p. 247. [ 94 ] En el año 2009 China se convirtió en el principal consumidor de energía del mundo, superando por primera vez a Estados Unidos en 4%. Información en The Wall Street Journal , 20 de julio de 2010. [ 95 ] Jiwei Lou y Shuilin Wang (eds.), Public finance in China. Reform and growth for a harmonious society , Washington, The World Bank, 2008, p. 7. Véase también Lieberthal, op. cit ., p. 270. [ 96 ] Saich, op. cit ., p. 244.
[ 97 ] Shaoguang Wang, “Openness and inequality: Can China compensate the losers of its wto deal?”, en Melba Falck y Arturo Santa Cruz (eds.), Globalization, Regionalization and Domestic Trajectories in the Pacific Rim: The Economic Impact, Universidad de Guadalajara, y University of Technology Sydney, 2004, p. 210. [ 98 ] Hutton, op. cit ., p. 175. [ 99 ] Ibid ., p. 331. [ 100 ] Cheek, op. cit ., p. 90. [ 101 ] Richard Madsen, “One country, three systems: State-society relations in post-Jiang China”, en Gang Lin y Xiaobu Hu (eds.), China After Jiang , Stanford CA, Stanford University Press, 2003. [ 102 ] Ibid ., p. 92. [ 103 ] Ibid. , p. 90. [ 104 ] Es interesante anotar algunas diferencias con respecto a Japón . Es muy probable que China supere pronto a Japón como la segunda economía más grande del planeta. Se estima que en 2009 China crecerá entre 6 y 8%, mientras que la economía japonesa se contraerá. Los pronósticos de crecimiento para los años que cubren la década del 2010 al 2020 indican que China seguirá creciendo y Japón se mantendrá estancado. En 2009 el pib de China totalizó 4.2 billones de dólares, comparado con los 4.8 billones de dólares de Japón. Aunque la economía china supere a la japonesa (en el año 2010 ya la economía china fue superior a la economía de Japón, marcando un hito histórico en la dinámica de Asia), los dos países mantienen diferencias cuantitativas y cualitativas. El fmi señala que el pib per cápita de Japón en 2008 se ubicó en 34 100 dólares (el 24o. del mundo), mientras que el de China fue de 5 962 dólares (99o. del mundo). Después de la segunda guerra mundial Japón se esforzó por crear una sociedad igualitaria. El Banco Asiático de Desarrollo reveló que en 2007 el coeficiente de Gini de Japón fue de 0.24, el único país asiático por debajo de 0.30, mientras que el de China fue de 0.48. De acuerdo con el informe de Desarrollo Humano de la onu , el índice de desarrollo humano de Japón fue el octavo en el mundo, en contraste con el de China, que se ubicó en el lugar 81. China se encuentra además muy por detrás de Japón en la protección al medio ambiente. Dos terceras partes de Japón están cubiertas de bosque. Se estima que la contaminación en China provoca una pérdida al pib de 13%. La industria medioambiental japonesa está valuada entre 386 y 600 mil millones de dólares, y la de China en sólo 20 mil millones de dólares. De las 20 ciudades más contaminadas del mundo 16 están en China y 27.9% del territorio chino se encuentra amenazado por la desertificación. China Daily , 7 de marzo de 2009. [ 105 ] Madsen, op. cit ., pp. 105 y 106. [ 106 ] Entrevista a Fang Gang en China Economist , núm. 11, noviembre de 2007.
[ 107 ] Yiping Huang, “Fixing China’s current account surplus”, East Asia Forum, diciembre 13, 2009. [ 108 ] Fan Gang, op. cit . [ 109 ] Ross Garnaut, “The turning period in China’s economic development: A conceptual framework and new empirical evidence”, en Ross Garnaut, Jane Golley y Ligang Song (eds.), China. The Next Twenty Years of Reform and Development , The Australian National University, E Press, 2010. [ 110 ] Expresión de Hutton, op. cit ., p. 129. Según información del propio gobierno chino a través de su oficina de auditoría nacional, en los primeros 11 meses de 2009 se registraron pérdidas que se calculan en 35 mil millones de dólares debido a mal uso y apropiación indebida de recursos por parte de funcionarios de gobierno y directivos de empresas estatales , The New York Times , 29 de diciembre de 2009, “China finds $ 35 billion in fraud by officials”. [ 111 ] Saich, op. cit ., p. 14. [ 112 ] China Daily News , 6 de junio de 2006. [ 113 ] El 50% del agua subterránea en las ciudades está seriamente contaminada y la de la superficie lo está casi totalmente. Información en el China Daily News , 4 de ma rzo de 2008. [ 114 ] Lieberthal, op. cit ., p. 285. [ 115 ] Cheek, op. cit ., p. 106. [ 116 ] En su libro, The new Chinese empire: And what it means for the United States (Nueva York, Basic Books, 2003), el profesor Ross Terril hace una serie de sugestivas interpretaciones sobre el pasado de China y realiza una crítica aguda respecto a cómo se ha transformado el Estado surgido del poder comunista hasta ahora. El profesor Terril es muy conocido por su biografía sobre Mao Zedong ( existe versión en español, “Mao. Una biografía”, México, Lasser Press Mexicana, 1980) y sobre Jiang Qing, su esposa, The white-boned demon. A biography of madame Mao Zedong (Nueva York, William Morrow and Company). Sus visiones críticas sobre lo que acontece en China son muy importantes, pues se enmarcan en un telón de fondo histórico que en la actualidad no es tomado muy en cuenta en los análisis contemporáneos sobre China. [ 117 ] Ibid ., p. 3. [ 118 ] Ibid ., p 313. [ 119 ] Yanan fue la base revolucionaria desde donde Mao se lanzó a la conquista del poder. [ 120 ] Ibid ., pp. 68 y 69. [ 121 ] Ibid ., pp. 72 y 74.
[ 122 ] Ibid ., p. 76. [ 123 ] Incluso en Japón al proceso de gran modernización Meiji iniciado en 1868 se lo conoce como “renovación” o ishin en japonés. A diferencia de las reformas de modernización actuales en China, en Japón incluyeron la instauración de nuevas instituciones políticas a las que adaptaron la figura del emperador. [ 124 ] Terril, op. cit ., p. 86. [ 125 ] Ibid ., pp. 91-92. [ 126 ] Ibid ., p. 99. [ 127 ] Sun Yat-sen, fundador del movimiento nacionalista moderno de China y considerado el padre de la China contemporánea. Fue el primer presidente de la nueva república, al caer la dinastía Qing, en 1912. [ 128 ] Terril, op. cit. , p. 150. [ 129 ] Destacan la represión al movimiento estudiantil en Tian’anmen , en el verano de 1989, y de la secta religiosa Falun Gong, en 1999 . [ 130 ] Terril, op. cit. , p. 151. [ 131 ] Yongnian Zheng, Technological empowerment. The Internet, state and society in China , Stanford CA, Stanford California Press, 2008, p. 9. [ 132 ] Ibid ., p. 58. [ 133 ] Ibid ., p. 67, cuadro 3.3, donde se indica el número de arrestos por delitos de Internet. [ 134 ] Ibid ., p. 63. [ 135 ] Ibid ., p. 65. Además, en China los cafés Internet tienen que instalar un software de control y vigilancia. [ 136 ] Ibid ., pp. 119-120 y 134. [ 137 ] Ibid ., p. 134. [ 138 ] Ibid ., p. 69. [ 139 ] Cheek, op. cit ., p. 27. [ 140 ] Lieberthal, op. cit ., p. 16. [ 141 ] Dittmer y Guoli Liu, op. cit ., p. 150. [ 142 ] Hutton, op. cit ., p. 6. [ 143 ] Ibid ., p. 8.
[ 144 ] Joseph Fewsmith, Elite politics in contemporary China , Nueva York, M.E. Sharpe, 2001 , p. 104. [ 145 ] Xiaobo Hu, “The state and the private sector in a new property rights system”, en Gan Lin y Xiaobu Hu (eds.), op. cit ., p. 85. [ 146 ] Cheek, op. cit ., p. 109. [ 147 ] Ibid ., pp. 113-114. [ 148 ] Ibid ., p. 143. [ 149 ] Terril, The white-boned demon. A biography of madame Mao Zedong , Nueva York, William Morrow, 1984, p. 240. [ 150 ] Terril, op. cit ., p. 240. [ 151 ] El posible sustituto de Hu Jintao, Xi Jinping, proviene del grupo de Shangai. [ 152 ] Cheng Li, “One party, two coalitions in China’s politics ”, East Asia Forum, 16 de agosto de 2009, en . [ 153 ] Ibid . El autor se pregunta al final de su análisis si en el futuro será posible la formación de dos partidos políticos como consecuencia de esta división política en China. La respuesta es positiva siempre y cuando, dice, no se ponga en riesgo la estabilidad del país. [ 154 ] Hutton, op. cit ., p 111. Dali Yang es profesor de economía política en la Universidad de Chicago. [ 155 ] La idea también del “surgimiento pacífico de China”, Zhong guo jueqi, como bandera nacionalista. [ 156 ] Hutton, p. 132. [ 157 ] China ha tenido una sola elección en toda su historia. A fines de 1912 y principios de 1913, 20 millones de ciudadanos fueron a votar para elegir un gobierno nacional. Este evento permanece como único en los anales políticos de este país. Véase Bruce Gilley, China’s democratic future. How it will happen and where it will lead , Nueva York, Columbia University Press, 2004, p. 3. [ 158 ] Citado en Hutton, op. cit ., p. 14; pero otra fuente dice que la clase media y empresarial no apoyará una democratización de China. Véase An Chen, “Capitalist development, entrepreneurial class and democratization in China”, Political Science Quarterly , vol. 117, otoño de 2002, pp. 401-422. [ 159 ] Fewsmith, op. cit ., p. xiii. [ 160 ] Ibid ., p. xvii. [ 161 ] Ibid ., p. 9.
[ 162 ] Ibid ., p. 30. Sobre la idea de que un sistema corporativista sea la forma de la transición política se puede consultar también Lieberthal, op. cit. , p. 311 ss. Asimismo, Cheek, op. cit ., pp. 113-114. [ 163 ] Fewsmith, op. cit ., pp. 55 y 56. [ 164 ] Saich, op. cit ., p. xv. [ 165 ] Cheek, op. cit ., p. 44. [ 166 ] Ibid ., p. 49. [ 167 ] Ibid ., pp. 52-53. [ 168 ] Ho-fung Hung, “Confucianism and political dissent in China”, East Asia Forum, 26 de julio de 2011. Se advierte sin embargo que no deberíamos sorprendernos de que algún acontecimiento sorpresivo —una crisis económica, un gran escándalo que involucrara a altos funcionarios o la derrota en algún conflicto geopolítico—, pudiera desplazar abruptamente la confianza popular en el gobierno central y precipitar un colapso del partidoEstado en China. [ 169 ] Yongnian Zheng, op. cit ., p. 46, cuadro 2.5. [ 170 ] Cheek, op. cit ., p. 55. [ 171 ] Justin Li, “Political reform in China: Wen will it happen and Hu will lead it?”, East Asia Forum, 19 de septiembre de 2010. [ 172 ] La agencia oficial Xinhua y el People’s Daily no hicieron mención del discurso de forma destacada. Sin embargo el diario Southern Daily , afiliado al gobierno de la provincia de Guandong, lo apoyó y mencionó, además, que Shenzhen debería ser ejemplo en la reforma política de China. El China Youth Daily también editorializó a favor del cambio político. Otros medios más conservadores, como el Guangming Ribao y el People’s Liberation Army Daily , expresaron ataques velados a lo dicho por Wen, señalando las virtudes de la democracia socialista. Ibid . [ 173 ] David Kelly, “China’s top readers tango on political reform”, East Asia Forum, 19 de septiembre de 2010. [ 174 ] Ibid . [ 175 ] Justin Li, op. cit . Además, citando un editorial del China Youth Daily , se dice que la oposición a la reforma política proviene de los “capitalistas rojos” con intereses forjados en el sistema actual chino. [ 176 ] Ibid. Se afirma al final de este análisis que hay promotores de la reforma política que están en lugares diversos de China, como el general Liu Yazhou, quien ha dicho que China debe abrazar una democracia al estilo de Estados Unidos o aceptar el colapso al estilo soviético, o el ex banquero y miembro de la Asamblea Nacional Popular Qin Xiao, quien ha dicho que es inaceptable usar los pretextos del nacionalismo y la estabilidad para sofocar valores universales como la libertad, los derechos individuales y la
democracia. El apoyo a esta corriente en China proviene de la idea de que la liberalización política puede reducir las tensiones sociales producto de las disparidades de ingreso y la corrupción rampante. [ 177 ] Peter Drysdale, “Thinking about Chinese democracy”, East Asia Forum, 20 de septiembre de 2010. Sin embargo el profesor Drysdale reconoce los recientes avances democráticos de América Latina. [ 178 ] Overholt, op. cit ., p. 107. [ 179 ] Ibid ., p. 117. [ 180 ] Ibid ., p. 120. [ 181 ] Terril, op. cit ., p. 182. Para el profesor Cheek, particularmente las minorías en el Tíbet y Xinjiang corren el riego de ser absorbidas por la inmigración china (han). Según su opinión, estas minorías no enfrentan una “limpieza étnica” sino un proceso de “ahogamiento étnico”, op. cit ., p. 18. [ 182 ] Ibid ., p. 63. Es muy importante esta afirmación de Ross Terril, pues en la historiografía china las culturas que se asimilaron a su civilización lo hicieron al reconocer la grandeza de los valores de su cultura superior, y no como expresión de la fuerza y el sometimiento. [ 183 ] En los últimos años las relaciones comerciales, económicas, turísticas y de toda índole se han acrecentado entre Taiwán y la RPCH. Recientemente, en 2010, se han entablado pláticas para firmar un acuerdo de comercio a fin de facilitar las transacciones entre los dos países. Esta vía ofrecida por el gobierno comunista debe llevar a Taiwán a hacerse mucho más dependiente del gobierno continental y facilitar posteriormente su reingreso. [ 184 ] Terril, op. cit ., p. 247 y ss. [ 185 ] Thomas Laird, The story of Tibet. Conversations with the Dalai Lama , Nueva York, Grove Press, 2006, p. 31. Además señala un punto interesante relativo al papel de la muralla, al decir que ésta en realidad dividía a dos mundos: el del norte, donde estaban los nómadas, y el del sur, en el que vivían los agricultores chinos. La muralla impedía los saqueos constantes de los nómadas de las estepas sobre los agricultores chinos. [ 186 ] Ibid ., p. 45. [ 187 ] Ibid ., p. 107. [ 188 ] La dominación mongola sobre el Tíbet fue importante. Dalai significa “océano” en mongol y lama significa “maestro espiritual” en tibetano. Es decir que el concepto de Dalai Lama tiene un origen mongol-tibetano. El primer título de Dalai Lama en el siglo xv fue concedido por el líder mongol Altan Khan. Véase Melvyn C. Goldstein, A history of modern Tibet, 1913-1951: The demise of the Lamaist state , The University of California Press, 1989. pp. 1-2.
[ 189 ] El grupo étnico manchú es del noreste de China, de la región de Manchuria. [ 190 ] Así, tanto los tibetanos como los chinos eran súbditos en la dinastía Qing de los manchúes. Laird, op. cit ., pp. 201 y 202. [ 191 ] Ibid ., p. 199. En 1652 el Dalai Lama fue invitado a Beijing, donde fue recibido con gran pompa. Véase Jacques Gernet, A history of Chinese civilization , Cambridge University Press, 1998, p. 479. [ 192 ] Goldstein, op. cit ., p. 65. Es muy interesante seguir a detalle las relaciones del Tíbet con la Gran Bretaña, desde que ésta la invadió en 1904, en el marco de realizar acuerdos con China para reconocer su dominio sobre el Tíbet. [ 193 ] Goldstein, op. cit ., p. 815. [ 194 ] Laird, op. cit ., p. 345. [ 195 ] Ibid ., p. 359. [ 196 ] Loc. cit . [ 197 ] Puede verse el periódico China Daily del 9 de abril de 2008, “Tibet: 700 years under central government”, basado en 15 documentos oficiales de los archivos del Estado, que fueron dados a conocer el 7 de abril por el gobierno chino y que se pueden consultar en . [ 198 ] Por ejemplo, se cita el telegrama del actual Dalai Lama a Mao Zedong de octubre de 1951 en el que expresa su apoyo al acuerdo para la liberación pacífica del Tíbet. Ibid . [ 199 ] Rafael Poch, “Otro Tíbet es posible, pero no sin China”, en la sección “Diario de Pekín” de La Vanguardia , 29 de marzo de 2008. Otra versión en español sobre el asunto del Tíbet que resume los dilemas de esta región de China es el trabajo de Roberto Hernández Hernández, “La contienda por el Tíbet”, en México y la Cuenca del Pacífico , vol. 12, núm. 34, enero-abril de 2009. [ 200 ] Ibid . [ 201 ] Ibid . [ 202 ] Tashi Tsering, promotor de la escuela rural en tibetano, en ibid . [ 203 ] Ibid . [ 204 ] Rafael Poch ve en la evolución favorable de China, traducida en su mayor flexibilidad hacia las religiones, un contrapeso a la erosión de la moral pública y la falta de ideales. El cambio de China en esta perspectiva, deberá llevar en el futuro a que Tíbet pueda tener un lugar digno en la modernidad de China. Ibid .
[ 205 ] Los hechos violentos principales tuvieron lugar en la ciudad de Urumqi, como respuesta a los enfrentamientos de trabajadores uigur y chinos en Guandong, por mutuas acusaciones, que causaron la muerte de trabajadores uigur. Bajo los esquemas de migración, trabajadores uigur, mujeres y hombres, han sido reclutados como mano de obra barata para realizar trabajos en la industria boyante de esta provincia. [ 206 ] El Turquestán del este fue sometido por los manchúes en el siglo xviii y desde entonces, como en Tíbet, han pasado a formar parte del gobierno chino. Tienen su representación internacional con sede en Alemania y se puede consultar en < www.uyghurcongress.org > . [ 207 ] China Daily , 11 de septiembre de 2009. [ 208 ] Jean A. Berlie, Islam in China. Hui and Uyghurs between modernization and sinicization , Bangkok, White Lotus Press, 2004, p. 138. [ 209 ] El gobierno chino ha utilizado el concepto de “guerra contra el terrorismo” que Estados Unidos activó después de los ataques en Nueva York del 11 de septiembre de 2001 para encuadrar a los movimientos en el Xinjiang dentro de esta categoría. Al mismo tiempo se afirma que esta coyuntura ha servido para intensificar la colonización china en la región. Ibid ., p. 139. [ 210 ] Nicolás de Pedro, “China: Claves del conflicto de Xinjiang ”, Safe Democracy Foundation, 15 de julio de 2009, en http://spanish.safedemocracy.org. [ 211 ] Como reacción a esta modernización al estilo Beijing, Berlie, op. cit ., p. 149. Además, como ya señalamos, en el apartado de las desigualdades, los frutos del desarrollo son muy inequitativos en Tíbet y en Xinjiang, y es otra de las de las razones del enojo en estas áreas de China. [ 212 ] La antipatía de la población está dirigida principalmente en contra de Wang Lequan, funcionario principal del partido en Xinjiang, por favorecer los negocios de su hermano en Shandong, a miles de kilómetros de distancia, en lugar de permitir el surtido local de ciertos productos. Tom Cliff, “China’s partnership of stability in Xinjiang”, East Asia Forum, 23 de abril del 2010, . [ 213 ] Además Japón, desde 1931, cuando invadió la región noreste de China (Manchuria), se convertiría en la principal amenaza para la unidad política y territorial de China, dando lugar a la guerra de resistencia llevada a cabo principalmente por los comunistas comandados por Mao Zedong. Estados Unidos, por su parte, sería una fuerza mediadora al final de esta guerra, pero inclinado hacia el bando nacionalista en la guerra civil de 1946 y 1949, establecería un marco de relaciones antagónicas al poder comunista que se instaló en China a partir de este último año y que se mantendría hasta la visita del presidente Nixon en 1972. [ 214 ] Terril, op. cit ., p. 254. [ 215 ] Ibid ., p. 278.
[ 216 ] Sutter, op. cit ., p. 1. [ 217 ] Sutter, op. cit ., p. 8, se suma a esta segunda explicación. [ 218 ] “US-China relations: An affirmative agenda, a responsible course”, Report of an Independent Task Force, Council on Foreign Relations, 2007, p. 34. [ 219 ] Chengqiu Wu, “Regime insecurity and international cooperation revisited: The case of China”, ponencia presentada en la conferencia internacional “Six- University Annual Conference on Mutual Perceptions and Bilateral Relations”, Fudan University, Shangai, 4-7 de octubre de 2010. [ 220 ] Ibid . Se destaca que la prioridad del gobierno chino es mantener la estabilidad política interna. [ 221 ] Sin embargo el profesor Wu señala que este régimen de inseguridad es muy nacional, lo que podría hacer menos probables sus compromisos en materia internacional y dificultar su cooperación internacional. Ibid . [ 222 ] Sutter, op. cit ., p. 59. [ 223 ] Emmot, op. cit ., p. 9. [ 224 ] Sourabh Gupta, “China-India ties: Wen Jiabao in India-making nice slowly”, East Asia Forum, 16 de enero de 2011. [ 225 ] En la historiografía oficial china a todo el periodo de presencia extranjera en territorio chino desde la primera guerra del opio se lo conoce como de la semicolonización de China, que finaliza con el triunfo de los comunistas en 1949. [ 226 ] En la primera guerra mundial Japón, actuando en alianza con Inglaterra, pudo no sólo aumentar su comercio con China, sino quedarse con las posesiones alemanas en Asia. En China esto significó que la provincia de Shandong pasara a ser una zona de influencia y dominio japonés. [ 227 ] Para el profesor Chalmers Johnson, en su libro clásico, Peasant nationalism and communist power. The emergence of revolutionary China, 1937-1945 (Stanford University Press, Stanford California, 1967), la invasión japonesa de este periodo fue el elemento determinante para el posterior triunfo comunista, ya que el ascenso de la fuerza militar y política de las guerrillas comunistas para resistir a los invasores japoneses fue el principio de la gran movilización nacional que los llevaría al triunfo en 1949. [ 228 ] Sin embargo, es de destacar que Estados Unidos proveyó, a través de sus empresarios, grandes equipos militares a Japón después de 1937, cuando iniciaron su agresión abierta a China. Arnold Xiangze Jiang , The United States and China, Chicago, The University of Chicago Press, 1988, pp. 95-96. [ 229 ] Ibid ., p. 100. [ 230 ] Ibid ., p. 103
[ 231 ] Además, previamente, en febrero de 1943, Estados Unidos y Gran Bretaña, cada uno por su cuenta, habían firmado nuevos tratados con China en los que renunciaban a todos los privilegios unilaterales suscritos en tratados anteriores. Ibid ., p. 74. [ 232 ] Las crisis de la islas Quemoy y Matsu, en el estrecho de Taiwán, entre 1954 y 1959, debido a los intentos de los comunistas por recuperar estos territorios, pusieron en tensión a Estados Unidos, que amenazaron a China con usar bombas atómicas en caso de persistir con estos ataques. John F. Dulles, quien era el secretario de Estado, en una conferencia de prensa el 15 de marzo de 1955, hizo pública la amenaza de Estados Unidos en el sentido de que este país estaba preparado para usar armas tácticas nucleares en respuesta a un mayor desplazamiento de fuerzas comunistas en el área de Taiwán. Al día siguiente Eisenhower, en otra conferencia de prensa, confirmó estas declaraciones al decir que se usarían armas tácticas atómicas si se desataba una guerra en el Lejano Oriente. Estas crisis fortalecieron la alianza estratégica y militar entre Estados Unidos y Taiwán. Véase Michael D. Swaine, Zhang Tuosheng y Danielle F. S. Cotten, Managing Sino-American crises. Case studies and analysis , Washington D.C, Carnegie Endowment for International Peace, p. 257. [ 233 ] Rosemary Foot, “Redefinitions: The domestic context of America’s China policy in the 1960s”, en Robert S. Ross y Jiang Changbin, “Reexamining the Cold War. US-China Diplomacy, 1954-!973”, Cambrigde, Mass., Harvard University Press, 2001, Harvard East Asia Monographs 203, p. 266. [ 234 ] Gong Li, “Chinese decision making and the thawing of U.S.-China relations”, en op. cit ., p. 328. [ 235 ] Michael Schaller, “Detente and the strategic triangle: or, drinking your Mao tai and having your vodka, too”, en op. cit. , p. 363. [ 236 ] En este nuevo contexto no dejaron de darse conflictos, como cuando Estados Unidos decidió vender armas a Taiwán, en 1981. [ 237 ] En 1993 el gobierno de Clinton condicionó el estatus de nación más favorecida a China en relación con su progreso en derechos humanos, pero en mayo de 1994 se canceló esa condición por presión de los empresarios norteamericanos y su interés en el mercado chino. Por otra parte, en los años de 1997 y 1998 se celebraron reuniones de alto nivel entre China y Estados Unidos, la primera realizada en Washington y la segunda en Beijing. En las dos reuniones el asunto de Taiwán fue el tema central y al final el presidente Clinton aseguró a su contraparte china que no apoyaría la independencia de Taiwán. [ 238 ] “US-China relations: An affirmative agenda, a responsible course”, op. cit ., pp. xi y xii. Esta integración de China a la comunidad global implicaría su responsabilidad en temas como seguridad, comercio y derechos humanos, así como el equilibrio de su fuerza militar. [ 239 ] Sutter, op. cit ., p. 66.
[ 240 ] Ibid ., p. 156. [ 241 ] “US-China relations: An affirmative agenda, a responsible course”, op. cit ., p. 55. [ 242 ] Sutter, op. cit ., p. 82. [ 243 ] Ibid ., p. 157. [ 244 ] Ibid. , p. 185. [ 245 ] Ibid ., p. 159. [ 246 ] Loc. cit . [ 247 ] Discurso del funcionario del Departamento de Estado James Steinberg en “ fpi analysis: Time for a strategic reassessment of U.S. policy toward China”, The Foreign Policy Initiative, 17 de enero del 2011. [ 248 ] Una de las preocupaciones centrales en prácticamente todos los estudios realizados por comisiones oficiales y think tanks en Estados Unidos desde el reporte Cox, del año 1999, tienen que ver con el poder militar creciente de China en armamento, presupuesto, etc., y sobre todo la influencia que esto tendría sobre sus estrategias de defensa, seguridad y acciones en terrenos de conflicto de sus intereses. Recientemente los temas que preocupan de la política exterior de China tienen que ver con las alianzas con países considerados enemigos de Estados Unidos en Asia, Medio Oriente, África y América Latina, así como la ayuda para el desarrollo a gobiernos dictatoriales. [ 249 ] Aunque el objetivo de la administración del presidente Obama era presionar a Hu Jintao para el otorgamiento de mayores cuotas en el mercado chino para los productos estadunidenses y la eliminación de obstáculos para su mejor desempeño en el ámbito económico interno de China. Véase al respecto la reseña periodística aparecida en The New York Times del 18 de enero de 2011, “U.S. shifts focus to press China for market access”. [ 250 ] “US-China Relations: An affirmative agenda, a responsible course”, op. cit ., p. 57. [ 251 ] Un comercio bilateral de más de 450 mil millones de dólares en 2010. Hay que subrayar de nuevo el hecho de que China ha recibido una gran inversión de países del este de Asia y de Estados Unidos mismo para producir manufactura y exportarla a los mercados mundiales. El cambio en la estructura comercial de Estados Unidos refleja esta situación. Otro panorama queda reflejado en el hecho de que las empresas de Estados Unidos que producen en el mercado interno chino han aumentado sus ventas ahí mucho más rápido que la que exportan desde Estados Unidos. Para este último punto, véase al respecto ibid. , p. 65. [ 252 ] Ya en el año 2010 el déficit comercial de Estados Unidos está calculado en más de 500 mil millones de dólares, suma de la cual China es responsable del 60%, lo que indica el dominio comercial chino en la
economía de los norteamericanos. Véase The New York Times , 14 de octubre de 2010, “US trade deficit with China widens”. [ 253 ] Entre los años 2005 y 2008 el yuan se revaluó frente al dólar en un 22%, pero desde julio de este último año se ha mantenido en el mismo valor frente al dólar (6.83 yuan por un dólar de Estados Unidos). [ 254 ] Daniel Ikeson, “Appreciate this: Chinese currency rise will have a negligible effect on the trade deficit”, Cato Institute. Center for Trade Policy Studies, Free Trade Bulletin , núm. 41, marzo 24, 2010, p. 2. [ 255 ] Jagdish Bhagwati, < www.worldaffairsjournal.org/new/blogs/ bhagwati/China bashing/17/03/2010 > . Por otro lado, Liam Halligan, economista británico, afirma que la “política del dólar barato” ha sido una práctica de Estados Unidos para reducir el valor de su deuda, y se trata de la mayor manipulación cambiaria en la historia de la humanidad. Daily Telegraph , 13 de marzo de 2010. [ 256 ] Para una revisión de los principales argumentos de la parte china se pueden consultar las siguientes fuentes. Yiping Huang, “Krugman’s Chinese renminbi fallacy”, East Asia Forum, 15 de marzo de 2010; del mismo autor, “The rmb and Chinese exchange rate policy: Some misperceptions”, East Asia Forum, 11 de abril de 2010. En este último análisis se señala que mantener el cambio del yuan fijo ya no es más una opción viable para China en el futuro, pero se aconseja una estrategia de flexibilidad. Por otro lado se advierte sobre las consecuencias inflacionarias de mantener una moneda subvaluada; Xiao Geng, “US-China economic imbalance. Alternatives to appreciating the Chinese yuan”, East Asia Forum, 23 de febrero de 2010; Wang Yong, “Avoiding a US-China currency war: Need for rational calculation”, East Asia Forum, 11 de abril de 2010. [ 257 ] Swaine,Tuosheng y Cotten, op. cit ., p. 26. [ 258 ] Ibid ., p. 244. [ 259 ] “China y Japón, países vecinos separados por el mar, han sido amigos y rivales por miles de años”, Agencia Xinhua con motivo de la visita del barco japonés Sazanami al puerto de Zhanjiang, en la provincia de Guandong, China, el 28 de junio de 2008. [ 260 ] “US-China relations: An affirmative agenda, a responsible course”, op. cit ., p. 37. [ 261 ] El comercio entre los dos países era en 1970 de 822 millones de dólares y Japón ocupaba el primer lugar en el comercio total de China. Robert Taylor, Greater China and Japan. Prospects for an economic partnership in East Asia , Londres, Routledge 1996, p. 4. [ 262 ] Un nuevo incidente por la disputa de esta isla tuvo lugar en septiembre de 2010, cuando una patrulla japonesa de la guardia costera detuvo a la tripulación de un barco pesquero chino para someterla a la jurisdicción de la ley japonesa por violaciones al territorio japonés, lo que dio lugar a una respuesta airada del gobierno chino, que amenazó con
medidas severas contra Japón. El incidente quedó finiquitado, por esta nueva ocasión, cuando a fines de ese mes el gobierno japonés liberó a toda la tripulación. [ 263 ] Otro incidente de este tipo se suscitó cuando en el año de 2001 Japón recibió al ex presidente de Taiwán, Lee Tenghui, causando la irritación y el enojo del gobierno chino. [ 264 ] El santuario Yasukuni en Tokio es muy famoso y controvertido a la vez, ya que en él se rinde culto a los militares japoneses, muchos de ellos responsables de la guerra contra China. [ 265 ] Según el profesor Chalmers Johnson, desde el fin de la guerra fría, pero en especial en la administración del presidente George W. Bush, Estados Unidos había hecho todo lo posible para alentar y acelerar el rearme de Japón; “No longer the ‘lone’ superpower: Coming to terms with China”, JPRI Working Paper núm. 105 (marzo de 2005). Como indicación de lo anterior, Japón había promulgado 21 leyes relacionadas con la seguridad desde 1992, nueve de ellas tan sólo en el año 2004. [ 266 ] En el año 2005 se dieron protestas antijaponesas en China como parte del entorno de confrontación de estos años. [ 267 ] En la visita de Hu Jintao a Japón, en mayo de 2008, el primer ministro Fukuda reiteró el deseo de Japón de que se mantuviera un diálogo con los representantes del Dalai Lama a fin de mejorar la situación de Tíbet. Es de destacar que se dieron protestas en Tokio a favor de Tíbet durante la visita del presidente chino. [ 268 ] “La esencia de las relaciones bilaterales entre Japón y China consiste en que nuestros dos países son mutuamente indispensables el uno para el otro.” Declaraciones del primer ministro Taro Aso en su visita a China, 24 de octubre de 2008, en . [ 269 ] Es una lista que consideramos relevante y que ha sido seleccionada a partir de documentos oficiales de los últimos años, como discursos de líderes prominentes o documentos firmados por altas autoridades. Algunos temas han sido obtenidos de la última Cumbre Trilateral de fines de 2008, que incluye a Corea del Sur, y aparecen con asterisco. [ 270 ] Pero China ha dejado claro que no apoya a Japón en la búsqueda de un asiento en el Consejo de Seguridad de la onu . Por otro lado, no deja de llamar la atención que el presidente Obama, en su viaje de noviembre de 2010, prometió su apoyo para que a Japón se le concediera un asiento permanente en este Consejo de Seguridad. Lo mismo le prometió a la India en una estancia en este país previa a su viaje a Japón de esta fecha. [ 271 ] Por ejemplo, en el año 2006 declinó la inversión japonesa luego de dos años de aumentos, por problemas de abastecimiento de electricidad, aumento de los costos laborales y revaluación del yuan; también por las manifestaciones antijaponesas del año anterior.
[ 272 ] Ya entre los años de 1993 y 2002 Japón fue el socio comercial más importante para China. [ 273 ] Un dato relevante es el creciente número de estudiantes chinos que realizan estudios en Japón, más de 80 000 para el año 2010 y sólo por debajo del número que va a las universidades en Estados Unidos. Por otro lado, a principios de 2008 se desató el problema de las gyozas contaminadas provenientes de China, que hizo resurgir la desconfianza de los japoneses sobre la calidad de los alimentos chinos, lo que en realidad traducía una desconfianza más generalizada sobre el actuar de este país. [ 274 ] Hay una lista importante de libros y artículos sobre las relaciones entre China y América Latina, especialmente elaborados en los últimos años. Sería una larga lista pero se pueden consultar algunos de los más recientes. Adrian H. Hearn y José Luis León-Manríquez (eds.), China engages Latin America. Tracing the trajectory , Lynne Rienner Publishers, 2011; Robert Evan Ellis, China in Latin America: The whats and wherefores , Lynne Rienner Publishers, 2009; Kevin P. Gallagher y Roberto Porzecanski, The dragon in the room. China and the future of Latin American industrialization, Stanford University Press, 2010. [ 275 ] La plata en forma de moneda (llamada por los españoles real de a ocho y “piastra” por los indígenas) fue muy importante en este comercio, ya que fue utilizada en China y Japón para realizar transacciones comerciales y constituyó un antecedente en la formación de sus sistemas monetarios. Este comercio fue sustituido por las forzadas migraciones de mano de obra china en la segunda mitad del siglo xix al continente americano, y que hoy constituyen la base de las comunidades chinas en América Latina. [ 276 ] Cuba y Chile, durante la presidencia de Salvador Allende, fueron los únicos países de América Latina que sostenían relaciones diplomáticas con China antes de este periodo. Para un análisis de las relaciones entre China y América Latina y sus etapas, pueden consultarse las siguientes fuentes: Feng Xu, “China y América Latina después del final de la guerra fría”, en Abraham F. Lowenthal y Gregory F. Treverton (comps.), América Latina en un mundo nuevo , México, Fondo de Cultura Económica, 1996, y William Ratliff, “In search of a balanced relationship: China, Latin America, and the United States”, en Asian Politics and Policy , vol. 1, núm. 1, enero de 2009. [ 277 ] Jiang Shixue, “The Chinese foreign policy perspective”, en Riordan Roett y Guadalupe Paz (eds.), China’s Expansion into the Western Hemisphere. Implications for Latin America and the United States , Washington D.C, Brookings Institution Press, 2008, p. 34. [ 278 ] Ratliff, op. cit., p.7. [ 279 ] El déficit comercial mexicano con China ha venido creciendo enormemente. En el año 2010 alcanzó una cifra cercana a los 34 mil millones de dólares . Reforma , 6 de enero de 2011. El déficit mexicano representa el 80% del déficit comercial total de América Latina con China.
[ 280 ] Agradezco al profesor Jorge Di Masi de la Universidad Nacional de La Plata toda la información que me ha proporcionado amablemente sobre las relaciones entre Argentina y China. [ 281 ] Información obtenida en Cynthia J. Arnson y Jeffrey Davidow (eds.), China, Latin America, and the United States: The new triangle , Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2011, pp. 4-5. En la actualidad aproximadamente el 30% de las importaciones petroleras de China proviene de fuentes africanas y se incrementará con la reciente adquisición de empresas petroleras en África occidental. China adquiere además de África níquel, cobre, oro, titanio y madera. Una característica de las operaciones de China en África consiste en que tra bajadores chinos son llevados a laborar directamente. Se estima que más de 80 000 trabajadores chinos estaban laborando en África en los sectores de infraestructura y telecomunicaciones en el año 2005. [ 282 ] Según el profesor Kevin P. Gallagher, las empresas latinoamericanas están perdiendo la competencia en los mercados internos y en los mundiales, señalando que el 92% de las exportaciones al mundo son en sectores en donde China está ganando participación de mercado y América Latina la está perdiendo, o en donde China y América Latina están ganando, pero en este último caso a una tasa menor. “Latin America’s China challenge”, 19 de enero de 2011, http://triplecrisis.com. [ 283 ] Ibid . [ 284 ] Antes en Japón, y ahora en China, es común por parte de académicos y políticos referirse a América Latina como el “patio trasero” de Estados Unidos. Pensamos que es un concepto que hoy debe revisarse a la luz de grandes cambios en las relaciones del continente y de países en concreto con Estados Unidos. Por otra parte, es un estereotipo que no ayuda mucho para entender las complejidades de los cambios nacionales e internacionales de la región latinoamericana. Finalmente, la idea de “patio trasero” es resultado del lenguaje de las potencias dominantes, en este caso de Estados Unidos, como un concepto inmanente en el tiempo. [ 285 ] La subordinación de Japón a Estados Unidos en América Latina tuvo, no obstante, sus matices, en especial en la década de 1980, cuando Japón postuló una política más activa en el continente, que tenía que ver con su ascenso como potencia económica mundial. Véase Hiroshi Matsushita, “La diplomacia japonesa en América Latina después de la segunda guerra mundial”, en Barbara Stallings y Gabriel Székely (comps.), Japón, los Estados Unidos y la América Latina , México, Fondo de Cultura Económica, 1994. [ 286 ] Para el caso de la competencia económica entre China y México puede verse mi trabajo “The dragon in Aztec lands”, en Daniel Drache, Big Picture Realities. Canada and Mexico at the Crossroads , Canadá, Wilfried Laurier University Press, 2008, y para una interpretación de largo plazo el libro de Enrique Dussel Peters y Yolanda Trápaga, Hacia un diálogo entre México y China. Dos y tres décadas de cambios socioeconómicos , México, edición del Senado de la República, 2011.
[ 287 ] Para los casos de Cuba y Venezuela he tomado como referencia las ponencias presentadas por el profesor Romer Cornejo y Abraham Navarro, “China and Venezuela: Rhetoric and reality in a complex relationship”, y Adrian Hearn, “Transparent talk: China’s relations with Cuba and Mexico”, ambas presentadas en el Workshop, “China in the Western Hemisphere”, The Munk School of Global Affairs, University of Toronto, marzo 4-5, 2011. [ 288 ] Monica Hirst, “A South-South perspective”, en Riordan Roett y Guadalupe Paz, op. cit. , p. 95. [ 289 ] Jingdong Yuan, “The panda in the eagle’s backyard: What drives China’s global activism”, ponencia presentada en el Workshop, ”China in the Western Hemisphere”, The Munk School of Global Affairs, University of Toronto, marzo 4-5, 2011. [ 290 ] En América Latina el caso de Brasil resulta aleccionador, pues ha reducido la pobreza y la desigualdad incorporando a los marginados y pobres en la política de los llamados presupuestos participativos, y en general dándoles una mayor participación política. Éste, pensamos, será uno de los retos principales para China. La generación de la desigualdad requirió una política de Estado para el crecimiento económico, pero revertir la desigualdad requerirá incorporar al sistema político chino a los sectores desfavorecidos, para consolidar un nuevo modelo político y social. [ 291 ] El artista Ai Weiwei, quien ha pasado a ser un defensor de las víctimas del terremoto de Sichuán y un activista para la defensa de sus derechos, ha sido catalogado como subversivo y sujeto al castigo del gobierno chino. Este ejemplo sirve para caracterizar las relaciones que se dan entre la corrupción y los movimientos políticos que ésta genera en China. [ 292 ] Estas entrevistas fueron realizadas sin grabadora en mano y más en el estilo de conversación, de preguntas, respuestas y comentarios. [ 293 ] Con la crisis mundial de fines de 2008 y 2009 China volvió a una política expansiva para mantener el crecimiento económico alto.