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Spanish Pages [351] Year 2001
Claudia Quirós
LA ERA DE LA ENCOMIENDA
EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
Edición aprobada por la-comisión Editorial de la Universidad de Costa Rica Primera edición: 1990 Cuarta reimpresión: 2001
Jefa de Planificación: María Elena Camacho V. Jefe de la Editorial: Nimrod Cabezas M. Dirección Editorial y Difusión de la Investigación: Mario Murillo R.
©Editorial de la Universidad de Costa Rica Ciudad Universitaria "Rodrigo Facio". Apdo. 75-2060. Fax: 207-5257 e-mail: [email protected] San José, Costa Rica.
972-860.2 Q8e
Quirós Vargas, Claudia La era de la encomienda I Claudia Quirós Vargas. - l. ed., 4. reimpr. - San José, C.R. : Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2001. 376 p. : il. (algunas plegs.) , mapas.- (Colección historia de Costa Rica ; v. [ 1]) ISBN 9977-67-132-X
1. COSTA RICA - HISTORIA - SIGLO XVIXVII. 2. ENCOMIENDAS - COSTA RICA. l. Título. CIP/ 923 CC/SIBDl.UCR
Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley.
DEDICATORIA Con profundo respeto y adn1iración a los indígenas costarricenses, protagonistas funda1nenta/es de nuestra historia colectiva. Papel que asu1nieron,desde 1502,con su heroica lucha para enfrentar la agresión, el saqueo, la sobreexplotación y la deculturación que caracterizaron la do1ninación española. A sus descendientes que, desde el siglo pasado,son víctilnas de la negligencia estatal, de la usurpación de sus tierras y sus recursos naturales, ade1nás de la indiferencia del resto de los costarricenses. Particulannente dedico este trabajo a los indígenas queJgracias a su lucha cotidianc¡¡, por sobrevivir y conservar su -identidad co1no pueblo, subsisten precaria1nente en varias zonas de nuestro país, 1nostrándonos una continuidad cultural que se prolonga hasta nuestros días. Que los procesos reales., analizados en este libro, coadyuven, tanto a fortalecer esa identidad, corno a lograr que las reivindicaciones por la posesión de sus tierras y de sus recursos naturales, por un espacio de participación y acceso a los bienes nacionales, por el derecho a ser ellos 1nis1nos, por la oficialización de sus lenguas, por la libertad de expresión y la tra1nitación de sus cédulas de identidad, sean una realidad inn1ediata. Fraternaln1ente, Claudia Quirós Vargas 7
INTRODUCCION La literatura histórica costarricense de los últimos años acerca del período colonial -como se detallará en el análisis bibliográficoha dado y continúa brindando aportes fundamentales. No obstante, para la fase que cubre el presente estudio -la primera configuración colonial de la Alcaldía Mayor de Nicoya y de la Gobernación de Costa Rica, (S. XVI y XVII)- conviene subrayar que aún en el presente es ostensible el peso y la vigencia de la historiografía tradicional. Esta tradición historiográfica ha centrado su interés sobre personajes de los grupos dominantes, como adelantados, conquistadores, pobladores, alcaldes y encomenderos. También es notoria la tendencia al estudio de instituciones o de aspectos jurídico-políticos, particularmente sobre gobernaciones, cabildos, constituciones y jurisdicciones territoriales. Esta clase de preocupaciones se ha extendido hacia otros temas, incluyendo elementos puramente fenoménicos entre los cuales se destacan genealogías, heráldica, informaciones y relaciones. Paralelamente en este enfoque unilateral de la historia, se exaltan las virtudes de los personajes e instituciones que constituyen el tema de análisis, considerando con esta posición antidialéctica que las huestes europeas y todo lo que ellas representaban fueron las únicas constructoras de nuestro pasado colonial, que de ellas proviene nuestra identidad nacional, y que por.lo tanto determinaron la conformación de la sociedad costarricense. Obviamente, con esta actitud se ha nega9
do o subestimado el aporte de las sociedades aborígenes en el desarrollo histórico nacional, y se ha olvidado su papel como protagonistas activos y permanentes, no sólo de la eíapa pacificadora y de la colonial, sino también de los períodos subsiguientes de la historia patria. Además, el carácter parcializado de esa perspectiva ha sido causa importante de que prevalezca una visión distorsionada de la ~falidad costarricense, porque se ha omitido ese ingrediente común a la historia de los países hispanoamericanos y esencial en la forja de una auténtica identidad nacional latinoamericana, como son nuestras raíces indígenas. En coherencia con esta reflexión y con los planteamientos que la precedieron, este libro que entregamos al pueblo costarricense explica, desde una perspectiva global, la génesis y desarrollo, tanto de la conformación político jurídica de la Alcaldía Mayor de Nicoya durante el ciclo de esclavitud y repartimiento indígenas, como de la sociedad costarricense que emergió durante la etapa de la encomienda. Lógicamente, el estudio de esta estructuración política y socioeconómica trasciende los aspectos institucionales, para fundamentarse en el análisis de la explotación de la mano de obra del indio encomendado (tributos en especie), de su persona (servicios personales) y bienes atesorados (saqueo). Es decir, escudriña los procesos reales que condujeron a la sobreexplotación del indígena desde su primer contacto con el europeo. Para alcanzar estas metas, es inevitable retroceder hasta los primeros años del siglo XVI, con el fin de ubicar el descubrimiento y pacificación de ambas jurisdicciones dentro de una perspectiva de consolidación regional centroamericana, desde la que se e~p/icará cómo las áreas geográficas que en un futuro integrarían el territorio de la Gobernación de Costa Rica comenzaron a ser reconocidas por los europeos desde 1502. Este fue un proceso lento, envolvente y accidentado, sujeto a los vaivenes jurisdiccionales, a problemas entre los líderes conquistadores, a nuevos descubrimientos como el del río San Juan, y fundamentalmente, determinado por la búsqueda de áreas con alta concentración de población autóctona. De ahí que el reconocimiento general de los territorios que constituyeron la Provincia de Costa Rica se prolongó por más de las cuatro décadas comprendidas entre 1502 -año del primer contacto entre aborígenes y europeos- y 1544, fecha en que Diego Gutiérrez penetró en el interior del territorio costarricense, con lo que culminó el ciclo de intentos por ocupar Nueva Cartago y Costa Rica. Caso contrario fue el de Nicoya y sus áreas aledañas, las cuales fueron descubiertas 20 años después de que Colón y sus hombres 10
llegaron a las costas de Cariari. Sin duda los descubridoresconquistadores avecindados en la ciudad de Panamá fueron motivados por los resultados obtenidos en la expedición de González de Avila, lo cual determinó que Nicoya fuera reducida y ocupada tempranamente, mediante los recursos de la justa guerra, la esclavitud y el repartimiento de aborígenes lugareños, y el poblamiento-abandonorepoblamiento de Villa Bruselas. Este proceso de configuración colonial de Nicoya, hasta consolidarse como Alcaldía lv.fayor, abarcó los 30 años comprendidos entre 1524 y 1554, mientras que los indígenas costarricenses vivieron una angustiosa y prolongada espera de 60 años que, inexorablemente, los conduciría hacia un enfrentamiento desigual con las huestes invasoras, quienes a partir de 1561 reiniciaron la conquista sistemática del territorio de la Provincia de Costa Rica. Veremos cómo esta diferencia entre la ocupación de ambas jurisdicciones le imprimió a cada una de ellas su propia especificidad en su desarrollo histórico. Así, tal como se indicó líneas atrás, la conquista y la colonización de Nicoya, comparadas con las de Costa Rica, además de anticipadas fueron realizadas por expedicionarios que provenían desde Panamá con el único propósito de enriquecerse rápidamente, es decir, no por hombres preocupados por desarrollar las instituciones que consolidaran la administración colonial, ni interesados por asentarse permanentemente en los territorios indianos. Esto explica por qué Villa Bruselas fue un espacio político-jurídico inestable, creado para que los conquistadores se convirtieran en pobladores, el cual estaba despoblado cuando se decláró la justa guerra a los indios de la región. Desde este punto de vista puede afirmarse que la conquista y ocupación de Nicoyafue en realidad un proceso depredador, cuyas consecuencias para la población aborigen no han sido medidas en su justa dimensión, y que los excesos y tropelías cometidos por los conquistadores de Nicoya contra la población aborigen fueron de tal magnitud, que detérminaron, en gran medida, que la Corona decidiera administr.ar directa y permanentemente este territorio durante todo el período colonial. Con este objetivo Nicoya fue instituido como una Alcaldía lv.fayor, integrada por siete pueblos de indios, los cuales fueron encomendados como tributarios reales y explotados fundamentalmente por medio del tributo en especie de productos autóctonos. Por otro lado se analizará cómo la ocupación de la Provincia de Costa Rica, además de tardía fue realizada a partir de 1561 por _.hombres que provenían de Mésoamérica, con una experiencia de casi 40 años como conquistadores y pobladores, y consecuentemente con un conocimiento cierto y seguro de la encomienda como mecanismo 11
esencial de explotación. De esto se desprende el hecho de que la conquista de Costa Rica fuera alcanzada mediante la encomienda de indios. En síntesis, el estudio de los problemas que se analizan en este libro se centra, primero en los acontecimientos que determinaron la conformación colonial de la Alcaldía Mayor de Nicoya, y su organización y control administrativo directo ante la ausencia de encomenderos, y segundo, respecto de la sociedad que emergió y se constituyó en Costa Rica durante el ciclo de la encomienda. Obviamente, por tratarse de dos jurisdicciones separadas con diferentes épocas y modalidades de ocupación, se inicia el estudio de Nicoya a partir de 1524, año de la fundación de Villa Bruselas, y no se cierra cronológicamente porque, aunque se produjo una gran disminución de la población aborigen, no hubo modificaciones respecto de su organización político-administrativa ni de los mecanismos de explotación de los indios sobrevivientes, durante el resto del período colonial. En el caso de Costa Rica, se abre el estudio de la encomienda en 1569, año en que Perafán de Ribera repartió la mayor parte de la población indígena entre los conquistadores y primeros pobladores. Se prolonga este tema hasta 1699, fecha en que, de acuerdo con los reportes oficiales y con la realidad existente, se evidencia una ruptura del modelo colonial costarricense, estructurado sobre la base de la encomienda de indios. Esta rupturafue ocasionada básicamente, por las pérdidas demográficas entre los indígenas encomendados y debido a la política asumida por la monarquía después de 1630, la cual estaba orientada hacia el control directo de los pocos aborígenes que escapaban de la hecatombe demográfica. En este libro se trata de mostrar, de la mejor manera posible y en toda su amplitud y complejidad, los procesos que nos han permitido reconstruir, como bien lo afirma el historiador francés Braudel, la historia social de los destinos colectivos, es decir, una historia global que, sin descuidar el sector hispanocostarricense, hará hincapié sobre· el destino colectivo de nuestros aborígenes. El libro está dividido en doce capítulos. En el primero se· reconstruyen las luchas que se gestaron entre los conquistadores, los acontecimientos fundamentales que condujeron al descubrimiento de Costa Rica y de Nicoya y los pasos que determinaron la conformación de la Alcaldía M"ayor de Nicoya. Los antecedentes de la encomienda, su consolidación en. kfesoamérica y la actitud de los conquistadores al exigir esta gratificación 12
para asentarse en Costa Rica, son los temas del segundo capítulo. Complementariamente se detallan la estructuras vigentes durante el período de la encomienda. En los capítulos cuarto, quinto y octavo se analiza la importancia económica de los productos autóctonos, producidos y elaborados por los indígenas, productos que fueron exigidos como tributo por los conquistadores. Por lo tanto, se analiza la organización de los pueblos de indios como productores directos, y además se explican los mecanismos utilizados por los encomenderos para obtener ese tributo en especie, y la manera como este tipo de sobreexplotación afectó a los indios encomendados. En el sétimo capítulo se reseñan las disputas jurídicas que se suscitaron durante los años de 1600-1611 entre los grupos dominantes, por apropiarse del remanente de la población aborigen. También se destaca la fundación de la ciudad de Santiago de Ta/amanea como una alternativa para continuar con el modelo de explotación tradicional del indio, sobre la base del tributo en especie y el comercio, ya que ese modelo evidentemente había empezado a declinar en el Valle Central y en la jurisdicción de Esparza. Estos acontecimientos cu/minaron con el ingreso, por primera vez en nuestra gobernación, de un obispo, potestad superior dentro de la jerarquía eclesiástica y de un oidor, máxima autoridad político-jurídica de la Audien.cia de Guatemala. Estas altas personalidades de la magistratura indiana, llegaron con la misión de poner orden en el caos que reinaba en Costa Rica, particularmente en la jurisdicción de Cartago. Los problemas suscitados en Cartago desde 1600 entre el Cabildo y el Gobernador, entre éste y los encomenderos, entre el Vicario y el Gobernador y entre los frailes ~del convento de San Francisco y el Vicario, propiciaron la aparición de una nueva modalidad de explotación, la cual se fundamentó en los servicios personales, que precisamente son analizados en los capítulos noveno y décimo. Además se destacan los mecanismos utilizado~ por los encomenderos, frailes y corregidores para obtener servicios personales y para aplicar la justa guerra. En los capítulos tercero y sexto, se estudia el papel que desempeñaron las ciudades fundadas en la Provincia de Costa Rica durante el siglo XVI. Estas son consideradas como el marco geográfi~o que posibilitó el ascenso de un reducido círculo de pobladores, los cuales, sobre la base de la comercialización del tributo en especie y de la actividad ganadera, se consolidaron como sector dominante de la sociedad colonial. 13
La situación de los indígenas encomendados de Costa Rica y de Nicoya al finalizar el siglo XVII es el tema del capítulo undécimo, situación que en ambas jurisdicciones se destacó por la reducción de la población autóctona, la deculturación y la ausencia del mestizaje, y que, en el caso de la Gobernación de Costa Rica, determinó el final de la etapa de la encomienda. En el decimosegundo y último capítulo se examina el estado de la sociedad hispanocostarricense al finalizar el siglo XVII. Se estudián también las actividades productivas y el comercio, para determinar cuáles eran los mecanismos de producción y reproducción del grupo dominante, y cómo este mismo sector -sin perder su prestigio- fue empobreciéndose lentamente por la pérdida de sus encomiendas y por la crisis del comercio exterior. Y, a efecto de reconstruir un panorama global de esta sociedad hispana, se señalan los orígenes del sector cacaotero no costarricense, para determinar su preponderancia económica frente al paulatino empobrecimiento del grupo dominante tradicional que no pudo participar con éxito en la economía del cacao. Naturalmente, nuestras pretensiones son las de compartir con el mayor número de conciudadanos el conocimiento de la realidad histórica nacional, particularmente aquellos aspectos concernientes a nuestras raíces indígenas y al apor-te de los aborígenes en el desarrollo histórico costarricense. Se ha podido percibir esta realidad histórica, sobre todo después de escudriñar los valiosos fondos documentales depositados en el Archivo Nacional, en el de la Curia .Metropolitana y, complementariamente, en el archivo de la Catedral de León, Nicaragua. Por esta razón ha sido inevitable el uso de citas, que estrictamente se refieren a las fuentes documentales de los mencionados archivos. El texto se complementa con abundantes cuadros, para resumir y objetivar procesos y acontecimientos importantes y para detallar cifras sobre padrones, bautizos, precios y otros. Complementariamente se agregan algunos mapas, esquemas e ilustraciones. La culminación de este libro fue posible gracias a un conjunto de personas e instituciones que nos brindaron su apoyo, esfuerzo y estímulo. Agradecemos a las autoridades universitarias que llevaron a la realidad lafeliz iniciativa de instaurar el sistema de Estudios de Posgrado en nuestra Alma Máter: La apertura y el e~píritu renovador incorporados a los programas de .Maestría en Historia fueron decisivos para que tomáramos partido por una nueva forma de hacer historia: la historia social de los destinos colectivos, en fin, la historia del pueblo del cual formo parte. La Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica, aprueba y financia el proyecto Génesis, desarrollo 14
y consolidació.n del campesinado criollo costarricense. Siglos XVI y XVII, el cual ·aún sin finalizar, ha contribuido a enriquecer aspectos
medulares que van incorporados en este libro. La mayor parte de nuestras deudas de gratitud son las que tengo con el doctor Víctor Hugo Acuña O., en su doble condición de profesor en los cursos de .M0restría y como Director del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Costa Rica. Aprecio y reconozco tanto las enseñanzas que se derivan de su rico pensamiento, como su fe en mi capacidad, al encomendarme la redacción de este tomo. En la misma forma, deseo expresar mi reconocimiento al doctor Luis Fernando Sibaja Ch., Director de la Escuela de Historia y Geografía, por su apoyo y atinadas observaciones y comentarios sobre mi labor como investigadora. Debo mencionar a los compañeros investigadores del Programa de Historia Antigua y Colonial, del Centro de Investigaciones Históricas, en cuyo seno, además de la guía, estímulo y enseñanzas de su coordinadora, la doctora Elizabeth Fonseca C., he tenido la valiosa experiencia de compartir con historiadores, antropólogos y arqueólogos. También es justo reconocer que esta experiencia la inicié, desde 1979, con las antropólogas doctora María Eugenia Bozzoli y Máster Margarita Bolaños, en cursos de etnohistoria de los pue.blos de indios.
Extiendo mi sentimiento de gratitud al Archivo Nacional de Costa Rica y a todas las personas que ahí desempeñan diversas labores en beneficio de los que nos interesamos por la investigación. No puedo olvidar que hace 14 años dirigí mis pasos a esa institución, de la cual he recibido toda clase de ayuda y solícita atención. En los mismos términos deseo expresar mi sincero reconocimiento al Archivo de la Curia.Metropolitana y al archivo de la Catedral de León, Nicaragua. Los méritos de esta obra son compartidos por las instituciones y personas mencionadas, a las cuales eximo de los errores de fondo y forma que contenga, pues de éstos, naturalmente, soy la única responsable.
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Capítulo 1 EL DESCUBRIMIENTO DE CENTROAMERICA: UNA EXPERIENCIA REGIONAL
INTRODUCCION Para el estudio de los temas propuestos en este capítulo hemos obviado la historia local del desarrollo politico-administrativoj urisdiccional, con el propósito de contextualizar ese desarrollo dentro de una perspectiva regional centroamericana. Por lo tanto, nuestro enfoque se basará en el examen de las luchas que se gestaron entre los descubridores-conquistadores, desde que éstos ocuparon el Darién, por obtener supremacía en Tierra Firme y posteriormente en el istmo. Lógicai;pente, al abordar el desarrollo histórico del descubrimiento de Centroamérica, haremos hincapié en los hechos ocurridos entre 1502 y 1560, en el interior de los territorios que posteriormente constituyeron la Alcaldía Mayor de Nicoya y la Gobernación de Costa Rica. Nuestra concepción regional se orienta especialmente hacia el descubrimiento de Costa Rica y de Nicoya, lo cual no implica que ignoremos las particularidades que caracterizaron el devenir histórico de Costa Rica y de Nicoya a partir de su descubrimiento. En el caso de Nicoya explicaremos cómo su temprana ocupación y su configuración colonial, fueron dirigidas por peninsulares con escasa experiencia colonizadora, quienes se trasladaron desde Panamá hacia el noroeste, tanto para descubrir, como para conquistar y poblar, obviamente con el objetivo de enriquecerse rápidamente por medio del rescate, el saqueo, el repartimiento y la esclavitud de indios, pues las condiciones preexistentes en dicha área lo permitían. 19
En otros términos, el descubrimiento de Costa Rica y de Nicoya formaron parte de un solo proceso regional, pero no así los hechos que condujeron a la conquista y a la colonización de cada una de ellas. Por esta razón y sin perder el hilo cronológico, la conformación colonial de esas áreas será analizada en capítulos diferentes.
A. LA INVENCION DE COSTA RICA Y NICOYA: 1502-1544 Aunque ciertamente la conquista de nuestro territorio fue relegada a un segundo plano por los conquistadores, la futura jurisdicción de Nueva Cartago y Costa Rica, no quedó al margen de los intereses de la Corona ni de los conquistadores en los procesos de descubrimiento, penetración, expansión y establecimiento, pues desde 1502 fue descubierta y reconocida su costa atlántica. Luego, Costa Rica a partir de 151 O, y nueve años después Nicoya, fueron integradas a un proceso regional centroamericano de descubrimiento, conquista y colonización, que en una primera fase irradió desde el Darién hacia Veragua, en la búsqueda de zonas con mayor densidad de población nativa y de supuestas riquezas atesoradas. A pesar de las desastrosas consecuencias del primer intento por ocupar la costa atlántica de Centroamérica, en 151 O, y del fracaso de Diego de Nicuesa como su primer gobernador, no disminuyó el interés oficial ni particular por redescubrir la costa de Veragua y por posesionarse de ella. Esto se evidenció a partir de 1511, año en que fue creado y ocupado oficialmente el Reino de Tierra Firme, con el establecimiento de la primera gobernación y la designación de la autoridad respectiva en la persona del Adelantado Vasco.Núñez de Balboa, quien dos años después descubrió el océano Pacífico o Mar del Sur. Después de este extraordinario descubrimiento y ante la certeza de que América era un continente, surgieron, tanto la necesidad de encontrar un estrecho que comunicara a ambos océanos, como la urgencia de controlar la zona y, de este modo, consolidar la expansión territorial. Con estos objetivos fue creada, en 1513, la Gobernación de Castilla del Oro, cuyo territorio abarcaba la mayor parte de la vertiente del Pacífico de Costa Rica 1, y cuyo primer Gobernador y Capitán General fue Pedrarias Dávila. Este, buscando la estrategia que debía seguirse para lograr las metas propuestas, habilitó un centro político en su jurisdicción mediante el establecimiento de la Ciudad de Panamá, desde donde se difundieron, en fases envolventes, nuevas expediciones hacia el noroeste. 20
Entre estos viajes ocupa primer lugar, el que durante el mismo año de 1519 y por comisión del propio Pedrarias, llevaron a cabo Hernán Ponce de León y Juan de Castañeda, durante el cual descubrieron el Golfo de Osa, la comarca de Cuchiras (Quepo) y la ensenada de La Caldera, o sea la entrada al Golfo de Nicoya. Tanto aquí como en Cuchiras los expedicionarios tuvieron que enfrentar la actitud hostil de los indígenas, especialmente en el Golfo de Nicoya, donde fueron rodeados por guerreros montados_ en canoas, mientras otros desde la playa se manifestaban con gestos amenazadores. Estos hechos, por un lado despertaron la codicia de los españoles avecindados en La Española y Tierra Firme, y por otro, alertaron a la monarquía acerca de la necesidad de imponer su poder real sobre los nuevos territorios. Ante esta situación, las partes interesadas concertaron una empresa mixta, financiada por la Corona y por particulares. Uno de éstos fue Gil González de A vila, quien con el rango de Capitán General de la Armada Real recorrió, por tierra, el litoral pacífico costarricense, continuó por las costas y por el Golfo de Nicoya, y finalizó su travesía en suelo nicaragüense. La relevancia de este viaje estriba en que los invasores tuvieron contacto directo con los diversos grupos indígenas del área recorrida, contacto que se tradujo en el saqueo del oro atesorado, y en la imposición del bautismo como auto sacramental introductorio y básico para afianzar los mecanismos de dominación. Un simple vistazo sobre los datos demográficos y los resultados económicos contenidos en el informe del tesorero de esa empresa, Andrés de Cerezeda, y que hemos resumido en el Cuadro 1, revela diferencias sustanciales entre los tres sectores recorridos: CUADRO 1 RESUMEN DEL INFORME ELABORADO POR EL TESORERO ANDRES DE CEREZEDA
Area visitada y su ubicación 1.
2. 3.
Litoral costarricense, comprendido entre las Provincias de los Caciques Burica y Chorotega. Nicoya, incluyendo todos los cacicazgos de la Península, a los del Golfo y Costa Oriental. Parte de las Provincias de los Caciques Diriangen y de Nicaraguanica, entre otros pueblos: Ochomogo, Nandapia, Mombacho, Nandaime, Morati y Gotega.
No. de indios bautizados
Botín en pesos de oro
729
11.730
9.547
25.726
21.625
70.858
FUENTE: Fernández, León, 1976, 11. p. 33-35.
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De este cuadro hemos sacado las conclusiones siguientes: en suelo costarricense, la población bautizada y el oro rescatado corresponden, respectivamente, al 2,28°/o y 10,82º/o del total. Para Nicoya los porcentajes son el 30°/o y 23, 7 5°/o. Y en relación con Nicaragua, las cifras son más elocuentes, puesto que el número de indios bautizados ahí representa el 67,78°/o del total, y el oro el 65,41°/o de toda la riqueza saqueada. Esas desigualdades fueron determinantes para aplazar la conquista de Costa Rica, dado que las preferencias o intereses económicos de los conquistadores se orientaban hacia aquellas áreas con mayor densidad de población aborigen y con grandes riquezas minerales, como lo sugieren los datos sobre Nicoya y Nicaragua. El éxito de González de A vila despertó los celos y avivó la avaricia de Pedrarias y de sus tenientes, quienes con supuestas preocupaciones evangelizadoras y con el pretexto de localizar el Estrecho Dudoso, se lanzaron a la organización de nuevas expediciones. Se puede afirmar que los viajes realizados después del retomo de Gil González fueron la expresión de luchas entre los descubridores-conquistadores, quienes en forma privada, oficial o mixta, pugnaban por apropiarse del botín americano: el indio y los metales preciosos atesorados. Lo anterior se pone de manifiesto con las medidas tomadas por Pedrarias, quien, tanto para contrarrestar el prestigio alcanzado por González de A vila, como para consolidar su ascenso hacia posiciones superiores, organizó en 1524, un viaje hacia el noroeste, al mando del capitán Francisco Femández de Córdoba. Como consecuencia de esa nueva expedición se inició un proceso de ocupación político-militar con la fundación de Villa Bruselas en los términos de Nicoya, cuya jurisdicción abarcaba todo el territorio nicoyano. Este m9delo de poblamiento con carácter regional trascendió los límites de Nicoya, gracias a la fundación de León y Granada y al descubrimiento del Desaguadero, pues con la creación de estos tres espacios políticos se habilitó e integró una región mayor, con características similares en cuanto a paisaje geográfico e histórico. Este hecho fue determinante para que en 1527 se creara la provincia de Nicaragua, cuyos límites por el suroeste se extendían hasta la jurisdicción de Villa Bruselas, abarcando todo el territorio de Nicoya. · Otro hecho importante que originó esa expedición fue consecuencia del anterior, ya que con la creación de ciudades el descubridorconquistador se transformó jurídicamente en poblador, el cual debía ser retribuido con repartimientos (servicios personales de indios), y tenía la facul~~d de realizar eventualmente la justa guerra, para esclavizar a los naturales de la región. En síntesis, la consecuencia que se derivó del viaje 22
de Fernández de Córdoba fue que se institucionalizaron, por primera vez en el área, el repartimiento y la justa gu,erra como mecanismos de explotación colonial. Los aspectos reseñados sobre Nicaragua, desde 1527 configurada como una gobernación, además de las noticias acerca de su numerosa población aborigen, de sus grandes riquezas y, particularmente, de sus grandes /agu,nas que juntaban las agu,as de ambos mares, atrajeron los intereses de los conquistadores ubicados en otras jurisdicciones. Esta convergencia de intereses hacia la provincia de Nicaragua, como lo hemos explicado, fue protagonizada primero, a partir de 1519, por los conquistadores de Panamá, y después de 1524 por los conquistadores del imperio de Moctezuma, con lo que México se convirtió en otro foco · de nuevas conquistas hacia Centroamérica. Desde México partieron hacia el sureste y suroeste dos expediciones dispuestas por Hemán Cortés, las cuales culminaron con la conquista de Mesoamérica y con su posterior ocupación, gracias a la fundación de las ciudades de Santiago de los Caballeros en Almolonga, San Salvador en Sonsonate y Trujillo en Honduras. De la misma manera que había sucedido en Nicoya y en Nicaragua, los conquistadores procedieron al reparto y a la declaratoria de guerra justa a los indios quichés, cachchiqueles, tzutuhils, pipiles, lenchas y otros. 2
Por su parte, Gil González de A vi.la reapareció como competidor, pues desde La Española y con carácter privado preparó una nueva expedición hacia Nicaragua, pero en esta ocasión por la vía de Honduras, tanto para buscar desde ahí el Estrecho Dudoso, como para no enfrentarse de nuevo con Pedrarias. Llegó a la costa hondureña, de donde se trasladó al Golfo Dulce en Guatemala, para luego funchlr la ciudad de San Gil de Buenavista. Esos acontecimientos desencadenaron serios disturbios entre los intereses de los tres grupos involucrados en la conquista centroamericana: el de Francisco Fernández de Córdoba, supuesto representante de Pedrarias; el de Pedro de Alvarado y Cristóbal de Olid, representantes de Hernán Cortés; y el de Gil González de A vila, en su condición de expedicionario privado. Desde esta perspectiva concebimos la conquista y ocupación del istmo como una lucha de carácter regional centroamericano entre los líd~res conquistadores de México y Panamá, en la cual afloraron las.· nvalidades, el odio, la intriga, la traición y el crimen por lograr cada uno su hegemonía en la región, particularmente en la provincia de Nicaragua. Como resultado de esas reyertas, Olid y Fernández de Córdoba fueron decapitados, González 23
de A vila expulsado, y Pedrarias quedó como el único vencedor al consolidar su posición sociopolítica.3 Una vez afianzado como Gobernador de Nicaragua, Pedrarias Dávila organizó nuevas empresas de descubrimiento y conquista, en las que indirectamente fue incluido el territorio costarricense. En 1529 comisionó a Martín Estete para que reconociera el Desaguadero, por lo que Estete recorrió el sector ya conocido del raudal del Toro, y continuó por tierra hasta llegar a la provincia indígena de Suerre, en suelo costarricense, donde los naturales enfrentaron a los invasores con heroica resistencia.4 Este redescubrimiento, sumado a la evidencia de que en ese lugar había población indígena patentizaron la necesidad de ocupar oficialmente el área de la vertiente atlántica. Así, en 1534 la Corona nombró a Felipe Gutiérrez como Gobernador de Veragua, nombramiento que, como había sucedido casi un cuarto de siglo atrás con Nicuesa, terminó en forma desastrosa. Rodrigo de Contreras, yerno de Pedrarias y sucesor suyo en la Gobernación de Nicaragua, patrocinó en 1539 la importante empresa que llevaron adelante los capitanes Calero y Machuca, quienes realizaron con éxito el recorrido completo del Desaguadero hasta su desembocadura. Sobra decir que este descubrimiento constituyó un aporte trascendental para los intereses locales de comunicación interoceánica y, aunque Contreras no había demostrado mayor interés en su realización, es indudable que se cubrió de gloria y consolidó su poder má.s allá de la provincia de Nicaragua. En 1538 fue creada la Audiencia de Panamá, cuya jurisdicción se extendía desde Nicaragua hasta la América del Sur. 5 El establecimiento de un organismo político jurídico-administrativo de mayor rango como ése obedeció al interés de la monarquía por concretar su poder real y poner orden en una región donde se venían suscitando tantos problemas entre los descubridores-conquistadores. El presidente de la nueva Audiencia, doctor Francisco Pérez de Robles, ante la eventualidad de que Contreras, como Gobernador de Nicaragua y alegando jurisdicción, interviniera en territorios sin conquistar, depositó en manos de su yerno Hernán Sánchez de Badajoz la misión de conquistar y poblar Costa Rica y Veragua. En 1540 Sánchez pretendió habilitar la zona atlántica con la fundación de asentamientos permanentes y protegidos, como la Ciudad de Badajoz y su respectivo puerto de San Marcos, en la boca del río Sixaola, además de las fortalezas de Corotapa y Marbella cerca del fértil valle de Coaza. Allí Sánchez de Badajoz y sus secuaces, con la complicidad 24
de un clérigo sobornaron al cacique Coaza y a sus Principales, para saquear el oro y los alimento~ de sus comunidades. Tanto las disputas legales como las bélicas trascendieron desde Nicaragua hacia Costa Rica, lugar hasta donde se trasladó el Gobernador. Contreras, argumentando jurisdicción sobre el territorio asignado a Sánchez. En ese lugar se produjeron feroces y prolongados enfrentamientos, durante los cuales murieron· españoles de ambos bandos y muchos indígenas, incluidos los caciques Coaza y Tariaca. Sánchez fue deportado, y los Contreras afianzaron aún más su posición y su poder. En 1542 Diego Gutiérrez llegó de Nicaragua para hacer efectiva la capitulación que dos años antes había rubricado con la monarquía, mediante la cual se le asignaba como Gobernador y Capitán Vitalicio de Nueva Cartago y Costa Rica. Los poderes conferidos al papel de gobernador, entre los cuales podemos mencionar la facultad para encomendar indios, otorgar tierras y cargos vitalicios, decretar la justa guerra y otros, lógicamente chocaron con los· poderes que disf{Utaba Rodrigo de Contreras como Gobernador de Nicaragua. A pesar de las argucias de Contreras, el nuevo gobernador de Costa Rica partió de Granada por el Desaguadero, a finales de 1543, 1
y continuó por la costa hasta llegar a la boca del río Suerre, cacicazgo del mismo nombre, tierra de los mártires Camaquiri y Cocorí, donde a cambio de vidrios, cascabeles y baratijas, rescató víveres y 700 ducados en oro. 6
Vale la pena destacar la estrategia seguida por Gutiérrez para crear espacio político por primera vez en nuestro territorio y todo lo que ello supone, al fundar la villa de Santiago, 6 millas aguas arriba de la boca del río Suerre, dotarla de cabildo y asignar el cargo de regidores a seis de sus compañeros. 1
Afianzados como pobladores de Santiago, los hombres d~ Diego Gutiérrez incursionaron 30 millas río arriba, hasta llegar a la comarca indígena de Suerre, donde continuaron el saqueo, la mentira y el despiadado trato hacia los indígenas, a tal grado que éstos se rebelaron huyendo hacia las montañas, hasta donde fueron perseguidos por los invasores. En esa persecuci(>n Diego Gutiérrez y sus amigos, después de recorrer las llanuras de Santa Clara, cruzaron la cordillera y, penetrando en el Valle Central, llegaron hasta el poblado indígena de Tayutic (Teotique), donde tuvieron que hacerle frente al cacique Zevaca y a sus tres mil indios de guerra, quienes se cobraron los abusos cometidos por Gutiérrez y su hueste en la provincia indígena de Suerre. 25
Debemos agregar que la jurisdicción territorial asignada a Diego Gutiérrez se extendía a lo largo del litoral Atlántico comprendido entre el Ducado de Veragua y el río Grande de Aguán. Además se estipuló que Gutiérrez asumiría el papel de Gobernador y Capitán General de Nueva Cartago y Costa Rica, para lo cual se le otorgaron importantes concesiones como un elevado salario en ducados de oro, cargos vitalicios, libertad para organizar rescates.de oro y cabalgadas y facultad para repartir mercedes de tierras y encomiendas de indios. Estas concesiones fueron heredadas por su hijo Pedro Gutiérrez, quien no cumplió con las obligaciones contraídas por su progenitor, por lo que tales derechos fueron cedidos a Juan Pérez de Cabrera, el cual fue nombrado Gobernador de Costa Rica en 1546. Pérez de Cabrera desembarcó en Honduras y, cuando expresó sus propósitos de esclavizar a los naturales a sangre y fuego Uusta guerra), fue reprimido por las autoridades audienciales exigiéndole beneficios en favor de los aborígenes. Ante estas expectativas poco halagadoras, el presunto conquistador de Costa Rica abandonó la empresa. Entre 1549 y 1556, el Consejo de Indias prohibió la realización de nuevas conquistas en sus tierras de ultramar. En 1559, Alonso Ortiz de Elgueta se comprometió a llevar a cabo la misión que 19 años antes había sido confiada a Diego Gutiérrez, pero esta vez rubricada a la luz de las Leyes Nuevas, vigentes desde 1542. En este nuevo contexto, la capitulación acordada con Ortiz de Elgueta tuvo una modificación política fundamental, en el sentido de que, a partir de su nombramiento, el papel asignado a los futuros conquistadores de Costa Rica, en propiedad o interinos, fue el de Alcalde Mayor8, una función eminentemente jurídica y consecuentemente desprovista de poder político-militar. Esto se tradujo en una serie de limitaciones, que impidieron a los conquistadores realizar la justa guerra, repartir tierras y encomendar indios. A nivel regional también hubo modificaciones político-jurisdiccionales importantes, especialmente a partir de 1543, con motivo de la creación de la Audiencia de Guatemala y Nicaragua, por supresión de la de Panamá9, hecho a partir del cual hubo una polarización en cuanto al desplazamiento de los intereses coloniales. Por un lado estaba Nicaragua, que había cobrado una importancia políticoestratégica a raíz del descubrimiento del Desaguadero, aunque la población indígena, su riqueza principal, se encontraba terriblemente diezmada.to Por otro lado estaba el noroeste del área mesoamericana, específicamente los territorios de Guatemala y El Salvador, 26
lugares donde tendrían su génesis los acontecimientos que condujeron al desarrollo de la etapa colonizadora. A raíz de la creación de la Audiencia de Guatemala, después de 1544 la provincia de Nicaragua fue administrada directamente por las autoridades audienciales, por lo que el cargo de Gobernador fue sustituido por el de Alcalde Mayor.11 Sin duda esta medida iba orientada a contrarrestar el poder casi absoluto que en esa gobernación ostentaban Rodrigo de Contreras y sus hijos, quienes con esa reorganización vieron disminuida su fuerza política y militar, y en adelante quedaron imposibilitados para intervenir en favor o en contra de nuevos descubrimientos y conquistas. Puede afirmarse por lo tanto, que hasta 1544 la Gobernación de Nicaragua fue el centro político de la conquista centroamericana, dado que hasta esa fecha -año del catastrófico final de la empresa de Diego Gutiérrez- las ciudades de León y Granada eran el punto donde convergían los intereses políticos y económicos de los descubridores-conquistadores que procedían desde Panamá y de otras áreas. Pese a los tropiezos sufridos por Gutiérrez y sus antecesores, no hay duda de que ya para el año de 1544, los invasores europeos habían logrado un reconocimiento general de las áreas geográficas centroamericanas. De ahí que a partir de ese año no se rubricaran capitulaciones de descubrimiento, y las acordadas con anterioridad a esa fecha, en el caso de Costa Rica, tuvieran vigencia histórica en los aspectos relativos a jurisdicción territorial y política. Esto se evidencia en la delimitación de territorios contenida en la capitulación de Diego Gutiérrez en 1540, delimitación que siguió vigente en las capitulaciones de Juan de Cavallón y posteriormente en las de Juan Vázquez de Coronado. Es decir que desde una época temprana se establecieron los límites jurisdiccionales, tanto entre Costa Rica y Nicoya, como entre éstas y sus respectivas vecinas. Los descubridores-conquistadores tuvieron una prematura, directa y forzada relación con las sociedades autóctonas de ambas áreas. Con respecto a Nicoya ese contacto fue más violento y permanente, lo cual determinó su temprana articulación colonial, casi cuarenta años antes de que emergiera la Gobernación de Costa Rica. B. LA CONFIGURACION COLONIAL DE NICOYA Para analizar el proceso de descubrimiento-invasión-ocupación de Nicoya, hemos conceptuado su jurisdicción como una unidad
27
PROVINCIA DE
N
00
MAPA No. 1
NICARAGUA
EXPLORACIONES ESPAÑOLAS EN EL EXTREMO SUR DEL ISTMO CENTROAMERICANO (CONOOISTA DE PANAMA, NICARAGUA Y NICOYA)
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1500 - 1544
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NORTE
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......... 1500· 1502 Cuor10 vioje de Cristóbal Colón ...... • 1509·1510 Diego de Nicueso ....... 1513.
Vasto NÚfiez de Balboa descubre el f«Ífico
••••• 1519·
Hernón Pooce de León y Juan de Costolledo recorren
el litoral Pacífico, descubren Coldero 1
---- 1522 -1523 Gil Gonzolez DAvilo y Andrés Niilc. El primero tient! conlocto con los indígenas del Poc{f¡co de Costo Rico,
Nicoyo y Nicaragua; el segundocomirdo su viaje bOrdeondo lo costo hasta el istmo de Tehuonte9tC 1524·1525 Francisco Ferncíldez de Córdoba eaplcxo et litoral Pacífico, su capitón Ruy Oíoz descubre el río Desoguodero (Son Juon) -·-·- 1529-
M:Jrtín Es\ete recorre porte del De509uodero1 penetro
--·-1534-
Felipe Gutiérrez
-·-·· 1539-
Alonso Calero y Diego Mochnr.o recorren el Desaguadero,
por tierra hasta Suerre
siquen hasta Nombre de Dios --.. -1540-
Hernón SoÍlchez de Bo¡n territorial original. Lo anterior no quiere decir que Nicoya, como Alcaldía Mayor, fuera desligada decisivamente de Nicaragua. Aparte de la relación entre los pueblos, persistió la subordinación oficial a nivel eclesiástico y de la Real Hacienda, y según algunas fuentes, esta sujeción trascendió a lo político. Así, en un decreto emitido en 1663 para suprimir los corregimientos de la provincia de Nicaragua, se especificaba que ésta constaba de cuatro corregimientos y una Alcaldía Mayor, que era Nicoya, integrada por ocho pueblos con 227 tributarios. En cuanto a la relación oficial entre Nicoya y Costa Rica, sin tomar en cuenta la preexistente entre las comunidades autóctonas se inició desde el momento en que Nicoya adquirió su propia jurisdicción, con la conquista de los aborígenes de Chome y Abangares por parte del Corregidor Pedro Ordóñez de Villaquirán. Lógicamente la relación colonial surgió en 1561 con el inicio de la conquista de Costa Rica, se incrementó con su colonización y se mantuvo a lo largo del siglo XVI y durante los primeros años del siglo XVII. Esa conexión entre Costa Rica y Nicoya se concretó particularmente en los tres astilleros existentes en el Golfo de Nicoya adonde concurrían los intereses de los comerciantes avecindados en Nicaragua y Costa Rica. Puesto que en Nicoya no había españoles asen~ados, sólo participaban en esa actividad los que pasaban a embarcarse al puerto de Paro o permanecían algún tiempo en el astillero de Nandayure. , La administración colonial de Nicoya, por lo menos durante el siglo XVI, estuvo en manos de un Corregidor y de un Alcalde Mayor. La existencia de esos dos cargos no implicaba que se duplicaran las funciones, sino más bien que se complementaban. Por un lado estaba el Corregidor, con jurisdicción civil y criminal sobre toda la población indígena. Por el otro, el Alcalde Mayor, cuyo nombramiento era necesario cuando un corregimiento tenía puerto de mar, y era designado con autoridad, tanto para la defensa militar de sujurisdic33
MAPA No. 2
PUEBLOS DE INDIOS EN LA ALCALDIA MAYOR DE NICOYA : 1554
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PROVINCIA DE NICARAGUA
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c1on, como para despachar o recibir naves con licencia y registro. Estimamos que, dada la relevancia de la circulación de pasajeros (descubridores, conquistadores y colonizadores), del comercio y del movimiento en los astilleros durante el siglo XVI en el Golfo de Nicoya, fue indispensable la designación de un Alcalde Mayor, que en forma exclusiva controlara dichas actividades. Después de 1605 y a lo largo del siglo XVII, el gobierno de Nicoya estuvo exclusivamente en manos de Alcaldes Mayores. Esto pone de manifiesto la importancia de la labor desempeñada por esos funcionarios durante el siglo XVII, que obviamente trascendió el marco jurídico asignado en el siglo XVI. Para esquematizar la organización administrativa de la Alcaldía Mayor de Nicoya, elaboramos un cuadro con los detalles extraídos de una fuente de 1684, pero que se refieren casi a los mismos pueblos de indios que se vienen mencionando desde 1548.
CUADR02 ORGANIZACION DE LA ALCALDIA MAYOR DE NICOVA: SIGLO XVI CORREGIDOR
~Convento de San Francisco 'o se quejaban de que '.el padre los enviaba a trabajar a la fuerza a sus milpas y tabacales, sin pagarles ningún salario, y que en forma violenta sacaba a los indios y los enviaba a Cartago como alquilones. 4 9 Otro dato importante respecto de la conducta de este paw ~ es que gustaba de azotar a las mujeres en forma pública. De acuerdo con la sumaria información se estableció que el doctrinero había cometido graves faltas éontra la fe y contra la moral, al convivir públicamente con dos hermanas mulatas. 50 Pero lo más grave es que el abuso de los frailes doctrineros en los pueblos de indios era un mal generalizado en toda la gobernación. Prueba de ello es que el Visitador, al oomunicar los re.sultados de su visita a sus superiores, se dirigió con los siguientes términos: ... vivían los sacerdotes amancebados y obligaban a los indios a sembrarles milpas y a cons-
truirles casas para sus ba"anganas sin darles remuneración algu,na. 5 l Respecto de las cofradías indígenas y su aprovechamiento por. parte de los frailes,· merece destacarse que de acuerdo con la información documental que hemos recopilado y analizado, fue después de mediados del siglo XVII cuando se dio una proliferación de filiales de cofradías indígenas, cuya base económica era el ganado vacuno y lógicamente aprovechando sus tierras comunales. En este sentido hay que subrayar que la comunidad indígena no podía disponer de ese ganado, ya que todo pertenecía a la Cofradía con sede en Cartago o Esparza. Pero sí tenían que cuidar los bienes de ésta por lo cual dos mayordomos debían responder por el ganado. Entre las funciones de los mayordomos estaba la de pagar al doctrinero las misas que celebraba en homenaje al Santo Patrono de la Cofradía; hubo casos en que cuando los mayordomos no cancelaban las misas, el fraile los alquilaba pata que fueran a Cartago a trabajar y así descontar la deuda.s2 En otras ocasiones los curas vendían el ganado de las cofradías y se embolsaban el dinero. Este era uno de los cargos más corrientes contra los doctrineros; por ejemplo los .feligreses de Currirabá y .Aserri se quejaban ante el Visitador de que el padre cura había tomado 18 reses pertenecientes a las cofradías de la Soledad, la Concepción y del Santísimo Sacramento, sin que hubiera rendido cuentas a la comunidad. 53 · 126
La función administrativa civil, en todos sus niveles, hemos de subrayar que fue un instrumento más de explotación en manos de los burócratas coloniales, aún de las obras pías como los bienes y cajas comunales, dado que en éstas, además del fraile doctrinero tenían injerencia los gobernadores, los corregidores y otras autoridades. Así, en 1590 el Cabildo de Santa Catalina de Garabito puso una demanda contra el exgobemador Artieda y Chirinos y contra el alcalde de Esparza, porque éstos habían tomado 200 fanegas de maíz para venderlas en La Caldera, de lo cual nunca dieron cuenta a la comunidad. 54 Uno de los cargos formulados contra los exgobernadores Femando de la Cueva y Juan de Oconitrillo fue que éstos tomaban y retenían el dinero de las Cajas de Comunidad, sin devolver ni dar cuenta de esos fondos a los cabildos indígenas. 55 Algunas autoridades avecindadas en Santiago de Talamanca fueron acusadas de realizar intercambio comercial o rescate con los indígenas de la jurisdicción. Obviamente esta fue una relación comercial, con carácter desigual, pues a cambio de pita, cacao y telas de algodón, los españoles entregaban machetes, hierro para anzuelos o flechas y chaquiras valoradas éstas a 5 por 1 real. 56 U no de los cargos formulados con mayor vehemencia contra Anguciana de Gamboa y Artieda de Chirinos y, por supuesto, contra sus subalternos, fue que los vecinos españoles de Cartago y Esparza utilizaban a los indios como bestias de carga para que acarrearan productos hacia Suerre y a los puertos de Esparza. 57 Más recalcitrantes fueron las reclamaciones que en este sentido se lanzaron contra el gobernador de la Cueva. En los juicios sumarios se comprobó que éste obligaba a los indios, especialmente a los de los pueblos de la Corona, a extraer cabuya y zarzaparrilla para elaborar petacas y llevarle todo hasta Cartago. 58 Con el pretexto de que los vecinos de los pueblos de Barva, Currirabá y Aserrí se habían levantado, invocaba la entrada y saca para reclutar gente que viniera a trabajar a sus milpas 59, mientras obligaba a los indígenas de Quepo a que le elaboraran cinchas y jáquimas. 60 Por otro lado se denunció que el mismo Cueva, esta vez en la jurisdicción de Esparza, específicamente en el pueblo de Chome, construyó y puso a funcionar un obraje de añil, y que al mismo tiempo reclutaba naturales del interior para traerlos hasta Chome, donde ponía a los hombres a trabajar en el obraje y a las mujeres las repartía entre sus amigos avecindados en Esparza.61 El encargado del obraje era el Corregidor de la Provincia de Chome, Pedro García Carrasco, mestizo herrero, conquistador y encomendero, quien fue delatado porque tenía 127
a los indios del obraje como esclavos, los azotaba y maltrataba sin pagarles nada por el excesivo trabajo que realizaban, y porque debido a esto y al cambio de clima, habían muerto 12 indios de los que había sacado del interior (Valle Central). 62 También de esa misma región, posiblemente de Bagaces y Abangares, sacaba indios oficiales para llevarlos a trabajar al astillero denominado Juan Solano, en la construcción y reparación de fragatas. 63 Durante las gobernaciones del Adelantado y de Oconitrillo, continuaron los abusos para reclutar mano de obra. El gobernador Vázquez de Coronado permitió que el corregidor de Aserrí y Currirabá pusiera a las indias de estos pueblos a que le hicieran una labranza de maíz en sus propias tierras, pagándole a cada una con abalorios y cuentas de ámbar. 64 Mientras tanto, Oconitrillo sacaba por la fuerza a los indígenas de Currirabá, Barva, Aserrí y Tucurrique para que fueran hasta Suerre a reconstruir naves de sus amigos comerciantes. 65 Al mismo tiempo los hijos del Gobernador se iban al pueblo de Quepo, donde permanecían hasta cuatro meses durante los cuales ponían a los indígenas a hilar y tejer diversos artículos de pita y algodón, que luego se llevaban sin pagarles nada. 66 Cuando menos lo esperaban los indígenas, en cualquier pueblo -particularmente en los del Valle Central- se presentaban las autoridades y saqueaban los bienes de los indígenas. En una de esas oportunidades, el gobernador Oconitrillo acompañado por el encomendero Román Benito se presentó en el pueblo de Aserrí para levantar una sumaria información, dado que algunas familias tenían la costumbre de ingerir chicha en sus celebraciones; para pagar las costas de estos autos se llevaron gallinas, ollas, mantas nuevas, hachas y una patena de oro. 67 Desde 15 70 se había institucionalizado la participación de los indios de todos los pueblos cercanos a la capital, en las celebraciones de festividades religiosas, particularmente en las procesiones del Corpus Christi, en las cuales ellos tomaban parte con sus danzas y atuendos tradicionales. Lo insólito ocurrió cuando en una de esas procesiones en la que un grupo de indígenas participantes llevaba una cruz adornada con dos águilas y una patena de oro, el gobernador de la Cueva, sin ninguna explicación se abalanzó sobre ellos y les arrebató los objetos de oro para dejárselos. 68 Aparte esta clase de despojos, a los indígenas les correspondía asumir el trabajo de los preparativos para los festejos religiosos, como limpiar y adornar calles, construir altares y enramadas, arreglar, limpiar y encalar la Iglesia Mayor y otros, por lo que comprendemos su actitud al negarse a seguir participando en esas celebraciones. Y también comprendemos el problema que esta determinación de los indígenas significó 128
para las autoridades eclesiásticas, que encabezadas por Vicario y Comisario del Santo Oficio, Baltazar de Grafo, tuvieron que levantar una información en 1638 para que los naturales de los 15 pueblos continuaran participando en dichos festejos religiosos. 69 Resulta sorprendente que a fines del siglo XVII en la Provincia de Costa Rica se practicara la esclavitud indígena y que las autoridades la propiciaran. En los autos realizados con motivo del juicio de residencia de Femando de la Cueva y de Gonzalo Vázquez de Coronado, al elaborarse el inventario de las escrituras y demás instrumentos públicos rubricados por el escribano Gaspar de Chinchilla, uno de los expedientes inventariados es señalado como diligencias de los indios de la Tierra Adentro. 1 En un documento posterior pudimos constatar que el gobernador de V eragua, en complicidad con las autoridades de Talamanca, esclavizó a algunos indios terreve y quequesque y traficó con ellos. En carta enviada en enero de 1608 desde Talamanca al gobernador Oconitrillo, Alonso de Bonilla le decía que necesitaba refuerzos para proseguir la conquista y tomar posesiones de la tierra bajo su jurisdicción. Y, lavándose las manos por su complicidad con el gobernador de Veragua en el comercio con indios esclavos, decía que éste ... por aver llevado ocho piezas entre yndios e yndias, y el alcalde Diego de Sosa fue en su seguimiento, por volver estas piezas, asta la mar donde los alcanzo y le mando los sacase del barco y en esta razon se resistio y aunque apellido la bos del Rey, le pusiera los arcabuses al pecho. 11 En resumen, la verdadera riqueza de Costa Rica fue el indio, su persona, su mano de obra y sus bienes atesorados. Estimamos que el estudio del tema de la explotación colonial de los aborígenes tendrá mayor sentido cuando expliquemos, cuáles fueron las consecuencias de tanta expoliación..
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D. CONSECUENCIAS DE LA SOBREEXPLOTACION DE LOS INDIGENAS REDUCIDOS La principal consecuencia de la sobreexplotación de los indígenas
costarricenses durante la etapa de la encomienda, fue la .disminución demográfica. Aunque no se ha establecido a ciencia cierta el nivel demográfico de nuestra población autóctona a la llegada de los europeos, ni siquiera el de la reducida y otorgada en encomienda, los- estudiosos de este campo han trabajado -aunque con ciertas reservas por considerarla irreal- con la cifra de 23. 8 7 5 tributarios que repartió Perafán de Ribera. 129
Para analizar el problema de las pérdidas demográficas hemos empleado los siguientes procedimientos; en primer lugar nos hemos cuestionado cuáles encomiendas fueron realmente apropiadas y explotadas por sus encomenderos. Después de un período de estudio y reflexión, hemos llegado a la conclusión de que los tributarios apropiados por medio de la encomienda constituyeron un 58.530/o de la cantidad asignada por Perafán de Ribera, y que hemos distribuido de la siguiente manera: EN LA JURISDICCION DE CARTAGO Valle Central Pacífico Central Quepo Vertiente Atlántica y Talamanca
8.225 1 .000 2.000 11 . 225
tributarios tributarios tributarios tributarios
EN LA JURISDICCION DE ESPARZA Pacífico Central Pacífico Seco TOTAL (valor aproximativo):
2.350 tributarios 400 tributarios 2. 750 tributarios 13.975 tributarios
Al manejar estas cifras debemos tener muy presente el significado jurídico del. concepto tributario, el cual, de acuerdo con los autos de repartimiento de encomienda, se refería al indio varón en el apogeo de su capacidad productiva, es decir, mayor de 25 años y generalmente responsable de una familia. Aunque los estudios han demostrado que en América Precolombina predominaban las formas comunales, para efectos puramente metodológicos los antropólogos han estimado que la familia nuclear estaba integrada por cinco miembros. 7 2 Si aplicamos este mecanismo a partir del número de 13.975 tributarios repartidos por Perafán de Ribera, tenemos que ese reparto comprendía un total de 69.875 aborígenes de ambos sexos y todas edades. Por otro lado, la información demográfica de que disponemos corresponde a la primera década del siglo XVII, y no nos permite establecer las variaciones ocurridas en los pueblos de indios, dado que los datos oficiales son muy generales y no precisan el sexo ni la edad. Así tenemos que en 1611, después, de concluir su visita a la gobernación de Costa Rica, el oidor Pedro Sánchez de Araque informó: ... visité y conté los ·pueblos de Vuestra Majestad y encomendados, y hallé en ellos 7. 708 personas de todas edades en que "entraron 540 infieles. 13 130
Sacando la diferencia tenemos que la población encomendada, fundamento de la estructura socioeconómica, se había reducido a 7.168 individuos; es decir, que en el término de 42 años los indios encomendados habían disminuido en un 89.74°/o. Este alarmante descenso de la población indígena fue ocasionado por el impacto de la conquista y por la convivencia forzosa del aborigen con el español. La brutal explotación a que fue sometido el indio tributario junto con su familia debilitó su organismo y los hizo presa fácil de las enfermedades que portaba el invasor. A lo anterior debemos agregar otro factor que contribuyó a la disminución del número de tributarios. Nos referimos al hecho de que muchos aborígenes, frente a la sobreexplotación de que eran objeto, decidieron refugiarse en las montañas de. Talamanca o de la Vertiente Norte. CONCLUSIONES
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Sin lugar a dudas llegamos a la conclusión de que el indio, como tributario, estuvo sometido a una diversidad de relaciones de explotación, que en lo fundamental iban orientadas a extraer productos autóctonos o a apropiarse de la mano de obra directa. La primera modalidad de explotación se mantuvo mientras persistió la integración de la comunidad indígena. Es decir, siempre que en los pueblos de indios hubiese suficiente mano de obra para producir los alimentos y artículos exigidos en forma creciente por todos los sectores del aparato colonial. Por otra parte, desde que se otorgaron las primeras encomiendas el indio fue obligado a trabajar ocasionalmente fuera de su comunidad, pues así lo establecía la tasación. Posteriormente los encomenderos y las autoridades optaron por alquilar los indios de sus encomiendas a otros españoles. En esta situación, el indio tributario se desligó de su comunidad y, al no poder participar en el proceso productivo en forma comunitaria, tuvo que cancelar su tributo en efectivo, lo cual condujo al peonaje y al debilitamiento de las comunidades indígenas. La dramática disminución de la población tributaria y la desinte~a ción de las comunidades, fueron los principales factores que desencadenaron los conflictos entre la Corona, la Iglesia y los encomenderos y colonos, por el reparto de la escasa población tributaria sobreviviente. En estas circunstancias se produjo el ingreso, en 1611, del Oidor Dr. Pedro Sánchez de Araque, quien durante ese año se trasladó a nuestro territorio para realizar la primer visita de que fueron objeto las autoridades de la Gobernación de Costa Rica. 131
En los capítulos subsiguientes explicaremos, primero, cuál fue el resultado de la explotación de los indígenas encomendados, desde la perspectiva de los encomenderos, y segundo, las modificaciones en cuanto a los medios de explotación de los indígenas, a partir de la visita de Sánchez de Araque, las cuales se basaron en la apropiación de los servicios personales. Para concluir este capítulo hemos reconstruido un cuadro sinóptico que contiene el resumen de los puntos fundamentales analizados .
. 132
CUADRO 18
LOS MECANISMOS DE APROPIACION DEL TRIBUTO EN ESPECIE Y DE LOS SERVICIOS PERSONALES Regulados Ejecutados por las autoridades administrativas civiles.
No regulados
1 . En beneficio de los encomenderos y de las autoridades locales:
1 . En beneficio de los encomenderos y de las autoridades locales:
a) Justa guerra. b) Entrada y saca. c) Contribuciones monetarias obligatorias. d) Medidas especiales para propiciar matrimonios. d) Alquiler de indios encomendados.
a) Extracción de plata y productos de las cajas comunales. b) Comercio o rescate (intercambio desigual). c) Reclutamiento de mano de obra forzosa. d) Saqueo. e) Peonaje. f) Esclavitud.
Ejecutados por 1 . En beneficio de los encola administración menderos: eclesiástica. a) Los registros de partidas de bautismo para determinar la condición jurídica de indios, negros y castas como esclavos o tributarios. b) El padrinazgo. 2. En beneficio de la Iglesia: a) Costos de los servicios tradicionales .como entierros, funeral, matrimonios, etc. b) Cajas de comunidad para mantener al fraile, sufragar el culto religioso y otros gastos del pueblo para la construcción del cabildo, de la cárcel, del convento y la ermita. c) Gastos extraordinarios o derramas con motivo de la visita de autoridades civiles y/ o eclesiásticas.
1 . En beneficio de la Iglesia: a) Extracción de plata y productos de las cajas comunales. b) Cofradías. c) Peonaje por deudas. d) Raciones excesivas. e) Abuso físico de las indias. f) Servicios personales fuera de la comunidad. g) Alquiler de indios.
133
NOTAS CAPITULO V 1.
2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 1O. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.
134
Nótese que este concepto de que los indios sometidos eran vasallos libres de la Corona de Castilla, es argumentado reiteradamente en diversas disposiciones de la Corona. Con éstas se pretendía establecer y mantener en vigencia un hecho legal y por lo tanto abstracto, de que los reyes de España eran, en última instancia, los que tenían jurisdicción sobre los indígenas que habían aceptado el requerimiento. G. 084, 1638, f. 1 V. Op. Cit., fls. 1 V.-2. Op. Cit., f. 3 V. Femández León, 1975, V. 7, p. 73. G. 077, 1636, f. 2 V. Op. Cit., f. 7. Op. Cit., f. 26. Cartago, 039, 1653, f. l. Op. Cit., f. 1 V. Op. Cit., fls. 2 V.-3. A partir de 1676 los pardos libres fueron ubicados en el barrio que se denominó la Puebla de los Pardos. Fonseca Elizabeth, 1983, p. 169. G., 077, 1636, f. 6. Cartago, 019, 1637, f. 6-6 V. Protocolos Cartago, 1607, fls. 14-41 V. Cartago, 1131, 1615, fls. 2-2 V. A.C.M., S.S., Libros de Bautizos, T. 1 y 2. Loe. Cit. G. 008, 1590, 71 fls. y G. 114, 1684, 38 fls. Según una tesis.de Licenciatura en Historia recién presentada en la U.C.R., sus autores definen la Cofradía como 44 Una institución económica administrada por el grupo dominante que permite bienes y prestigio social por medio de una asociación religiosa con diversas formas de apropiación de la producción de excedentes y del trabajo''. Ligia Carvajal y Guillermo Arroyo. uLa Cofradía en el Valle Central: Principal obra pía en la colonia". Tesis, 1985, U.C.R., p. 74. A lo anterior nosotros agregamos que las cofradías fueron instituciones en manos de españoles, que los encomenderos fueron los primeros en fundarlas desde el siglo XVI,, especial-
21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.
38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 4 7. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55.
56. 57. 58. 59. 60. 61.
mente las de La Vera Cruz, el Santísimo Sacramento, La Soledad, la Pura y Limpia Concepción, fundadas por encomenderos en 1588, 1593, 1595 y 1594 respectivamente. A.C.M., S.P.A. 1:2, 1:3, 2: 1, 3:3, 4:2. La única cofradía indígena que se fundó durante este período fue la de la Pura y Limpia Concepción de Quircot; a finales del siglo XVII, proliferaron las filiales de Cofradías en los pueblos de indios, cuyo sustento económico fundamental era la ganadería vacuna. (Loe. cit.). A.C.M., S.P.A., 1:1, 1677, f. 1 y 1:2, 1594, f. 1-1 V. Op. Cit., f. 2 V. Loe. Cit. A.C.M., S.P.A., 1:2, 1594, f. 6. Op. Cit., f. 2-2 V. Cita 21. A.C.M., S.P.A., 1:2, 1594, 6 V. Op. Cit., f. 1 V. A.C.M., S.P.A., 4:1, 1677, f. 8. Op. Cit., fls. 8-8 V. Loe. cit. A.C.M., S.P.A., 3:1, 1627, fls. 2 V. A.C.M., S.P.A., 3:3, 1670, fls. 45 V.-50. A.C.M., S.P.A., 2: 1, 1675, fls. 13. A.C.M., S.P.A., 4:2, 1678, f. 8-9 V. A.C.M., S.P.A., 4:3, 1641, 8-8 V. A partir de la "visita~~ realizada por el Oidor Pedro Sánchez de Araque en 1611, se inició en forma permanente la ''justa guerra" en la región de Talamanca y Quepo, con el propósito de obtener mano de obra. Desde 1613 se estableció una guarnición en Chirripó para controlar a los indígenas de Tierra Adentro y acosar a los de Talamanca. Fernández León, 1976, V. 7, p. 74-138. Los autos ejecutados en 1640 por el gobernador Gregorio de Sandoval respecto del descubrimiento de los indios votos y de los ríos Cutris y Joris, no son otra cosa que el pretexto para aplicar la "entrada y saca". Fernández León, 1976, V. 4, p. 153-190. Cartago, 1078, 1638, fls. 120-212. G. 008, 1590, f. 5-11 V. Cartago, 046, 1675, fls. 1-19 V. G. 084, 1638, fls. 1-1 V. Op. Cit., f. 2. Op. Cit., f. 3. Protocolos Cartago, 801, 1607, fls. 5-17-48-52. Documento sin clasificar depositado en el Archivo de la Catedral de León, que corresponde al año de 1671 y consta de 1O folios. Multigrafiado en poder de la autora. Op. Cit., f. 4. Op. Cit., fls. 5 V.-6. Quirós, Claudia, 1986, p. 8. Op. Cit., p. 7. Blanco, Ricardo, 1967, p. 174. Quirós, Claudia, 1986, p. 11. Cita 50. G. 008, 1590, fls. 1-5 V. G. 011, 1593, f. 96 y G. 027, 1610, f. 93 V. Respecto a los bienes comunales vale la pena reseñar que en los autos creados con motivo de una demanda de los indígenas de Nicoya contra su Alcalde Mayor, por mala administración de los bienes comunales, logramos establecer que, por lo menos en el Corregimiento de Nicoya, el maíz producido en la ''milpa de comunidad" era distribuido entre los caciques, el "Juez de Milpas y el sacristán, G.", 075, 1634, f. 10. G. 022, 1607, f. 150 V. y C.C. 3581, 1611, f. 3V. G., 009, 1593, f. 3. G., 011, 1593, f. 97. Op. Cit., fls. 121-135. Op. Cit., f. 146. Op. Cit., f. 154-154 V.
135
62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. 71 72.
73.
136
Op. Cit., f. 244 V. Op. Cit., f. 278 V. G., 015, 1594-1610, f. 10. e.e., 3581, 1611, f. 47. G., 022, 1607, f. 83 Op. Cit., f. 59. G., 011, 1593, f. i45 V. Fernández León, CDHCR. V. 11, 1883, p. 278-287. G., 015, 1600, f. 15. G., 024, 1608, f. 328 V. Tomamos esta relación de 1:5 lógicamente como hipótesis de trabajo; la que es utilizada pi,, Gibson en su estudio sobre la población de Tlaxlaca durante todo el siglo XVL Gibson, Charle , 1967, p. 139. Algunos autores usan otras relaciones según el área y el período. de estudio. P ,r ejemplo Borah y Cook emplean la relación 1:3.3 para calcular la población de México central a,_ mediados del siglo XVI. Sibaja, Luis Femando, 1982. Nota 79 en la página 47. Femández, León. 1976, p. 136 V.7, p.82. Tuvimos la suerte de ubicar en el Archivo General de Indias, el manuscrito original e inédito, rubricado por el escribano Alonso de Rojas, que contiene los autos de la Visita General a Costa Rica, realizada a partir del 20 de abril de 1611. Se enumeran los pueblos de la jurisdicción de Cartago. Turrialba, Atirro, Teoiíque, Chirripó, Güiziri, Parragua, Cucurrique, Corroci, Ujarraz, Orosi, Güicazi, Cot, Quircot, Tobosi, Curridabá, Aserrí, Pacaca y Barva, con un total de 5628 personas. Los pueblos de Auyaque y Ameas, con 1060 indígenas? de los cuales 540 son infieles. Agrega que la provincia de Quepos tiene 1020 vecinos, mientras que los de Boruca se calculan en 300. Respecto a la jurisdicción de Esparza, menciona los pueblos de Garavito, Catapas, Chomes y Abangares, con un total de 571 personas. Destaca la cifra de 28490 indígenas para la provincia de Nicaragua y Nicoya. De acuerdo con estos datos, en 1611 Costa Rica contaba con un total de 8579 aborígenes de ambos sexos y todas edades. Archivo. General de Indias, Indiferente General. 2978, 1611-1612, fls. 1-18 V. La autora está preparando un trabajo sobre este documento.
Capítulo VI TRIBUTO EN ESPECIE, COMERCIO, PRODUCCION Y SECTORES DOMINANTES 1569-1611
INTRODUCCION
En los dos capítulos precedentes destacamos la relevancia que tuvo el tributo en especie durante las cuatro primeras décadas del proceso colonial costarricense. También analizamos las consecuencias que ese tipo de explotación tuvo para el indio encomendado. Con el objetivo de completar nuestro enfoque, en este capítulo nos proponemos explicar el resultado económico y social que esa primera fase de explotación colonial tuvo para los sectores dominantes de la sociedad hispana en Costa Rica.
A. LA SOCIEDAD DOMINANTE
Entre las huestes invasoras del territorio costarricense había dos grupos: el primero estaba integrado por los líderes conquistadores, especialmente por los alcaldes mayores y los gobernantes, sus familiares y paniaguados. Algunos eran descendientes de poderosas familias avecindadas en Santiago de Guatemala, Granada, León y San Salvador. Además, todos eran portadores de una amplia experiencia adquirida en el desempeño de importantes y diversas funciones dentro del aparato colonial (incluso había encomenderos, como en el caso de los Vázquez de Coronado). 139
Sin duda alguna, en el desempeño de esas actividades los futuros lideres de la ocupación de Costa Rica acumularon importantes cantidades de riquezas que invirtieron o prometieron invertir en la conquista del territorio costarricense. Así tenemos que el padre Estrada Rávago aportó 7.000 pesos y Vázquez de Coronado, según sus propias palabras, gastó 20.000 pesos 1; Perafán de Ribera introdujo 500 cabezas de ganado vacuno, caballar y mular, que trajo desde Choluteca para distribuir entre los vecinos de Aranjuez. 2 Alonso Anguciana de Gamboa, al solicitar que se le otorgara el cargo de gobernador de Costa Rica ofreció invertir la suma de 31.000 pesos en barcos, ganado, fraguas y esclavos. 3 Con respecto a este importante grupo de lideres conquistadores debemos destacar que la mayoría de ellos, por diversas circunstancias, no se arraigó en nuestro territorio. De los cuatro gobernadores conquistadores del siglo XVI, tres optaron por retirarse prematuramente: Juan de Cavallón, Alonso Anguciana de Gamboa y Perafán de Ribera. Vázquez de Coronado desapareció trágicamente y años después su hijo vino a reclamar el adelantazgo. El segundo grupo, que era la mayoría, estaba constituido por jóvenes criollos pobres, quienes se habían enrolado en la conquista de Costa Rica como una alternativa económica para ascender hacia posiciones superiores, o sea para pasar de conquistadores a pobladores, a funcionarios de la Corona y a terratenientes y encomenderos. De aquí se deriva el hecho fundamental de que fue dentro del marco geográfico, político y social de nuestra juri.sdicción, donde se constituyeron y reprodujeron los diferentes sectores de la sociedad hispana colonial costarricense. Pero en esencia, al conquistador lo que le interesaba era afianzarse en posiciones políticas intermedias, para consolidar su hegemonía como encomendero y para poder explotar a los indígenas sin ninguna limitación. Esta es la segunda perspectiva desde la cual debemos analizar el significado económico de la encomienda, cuyo aporte fundamental durante este período ( 1569-1611) fue el tributo en especie. Este, como ya lo analizamos, fue apropiado de diversas maneras por los sectores dominantes de la sociedad hispana. En este proceso de apropiación del tributo en especie, se articularon las actividades económicas, políticas y jurídicas de la provincia, dado que si bien es cierto las actividades económicas y sociales se polarizaron en dos regiones distintas, en la práctica se complementaron. El primer polo dinámico lo constituyó el Valle Central, particularmente el sector Oriental, en el cual estuvo ubicada la capital como sede política administrativa, jurídica, fiscal y eclesiástica. Además, éste fue el punto de concentración de la población española y de los pueblos de 140
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indios, entre los cuales podemos citar los de Tobosí, Istarú, Ujarraz, Orosí, Guiciri, Tucurrique, Turrialba y Atirro, y en la banda occidental los pueblos de Currirabá, Barva, Pacaca y Aserri. Como puede deducirse, esta importante concentración de pueblos de indios, además de la calidad, cantidad y ubicación de sus tierras comunales, las crecientes exigencias de los encomenderos, y la represión del aparato colonial, obligaron al indígena a generar una producción agrícola y artesanal excendentaria. De ésta se apropiaban los sectores improductivos, especialmente los encomenderos, quienes después de satisfacer sus necesidades básicas, disponían de un importante remanente. Ese excedente del tributo en especie tenía que comercializarse fuera del Valle Central, porque en éste no había demanda para tales productos, dadas la abundante producción y la escasa población española que, por lo demás, en su mayoría estaba formada por encomenderos. Esta situación dio lugar al surgimiento de una actividad económica fundamentada en la comercialización del tributo en especie y condujo a que el comercio se consolidara como la fuerza motriz de la economía colonial. Sin pretender desestimar la importancia que para los indígenas tuvieron los caminos construidos por ellos desde época antigua, hemos de puntualizar que por lo menos hasta finales del siglo XVI no fue posible la comunicación entre Cartago y Suerre u otros puntos del litoral, para movilizar hacia la costa atlántica los productos autóctonos extraídos por el encomendero y demás sectores de la élite colonial. Era en la región del Pacífico donde, por sus condiciones naturales, se podía realizar la actividad comercial. Recuérdese que desde 1513 sus costas fueron reconocidas por expediciones que partieron desde Panamá, para dirigirse hacia el noroeste, y que a partir de 1561 se estableció una ruta de acceso hacia el Valle Central, cuyos puntos de penetración fueron los puertos de Chome y Landecho, vinculándose el interior de Costa Rica con Nicoya y Nicaragua, tanto por mar como por tierra. En 1566 la Monarquía organizó el sistema de flotas, estableció el istmo de Panamá como eje central del sistema de galeones y consolidó la relevancia de éste como encrucijada comercial. 4 Esto despertó las esperanzas de los encomenderos comerciantes avecindados en la región, por lo que Perafán de Ribera trasladó la ciudad de Cartago hacia la región occidental, y habilitó toda la vertiente del Océano Pacífico con el asentamiento de dos ciudades: la ciudad de Aranjuez y su puerto anexo La Ribera, en el Pacífico Norte, y la ciudad del Nombre de Jesús con sus dos puertos: Coronado en el Golfo de Osa y el otro en la vega del rio Térraba. Esta segunda ciudad tuvo corta duración; no así la de Aranjuez, que posteriormente fue reubicada con el nombre del Espíritu 141
Santo y habilitada con puertos fluviales y marítimos naturales, particularmente con el de La Caldera, fundado por Artieda en 1577.5 La importancia de la costa oriental del Golfo de Nicoya como polo dinámico estribó en que era un punto estratégico para el comercio por la abundancia de radas y puertos naturales. También se caracterizó por el escaso número de vecinos españoles, pues la mayoría eran moradores6, y por el número reducido de asentamientos indígenas (Garabito, Abazara, Chucasque, A vancarí, Bagací, Gotane y Cocara). Todos, salvo el pueblo de Chame, que fue tributario de la Corona, habían sido encomendados a particulares. La jurisdicción política de Esparza, como ya lo hemos destacado, a partir de la faja costera abarcaba el territorio comprendido entre los ríos Grande de Tárcoles y el Tempisque. De ahí nuestra afirmación de que Esparza era una región propicia para el comercio exterior. Además contaba con las condiciones naturales para la actividad ganadera, tales como clima, abundancia de tierras, vegetación natural, ríos y nacientes. Esas condiciones determinaron que fuera en el Pacífico Seco, específicamente en la banda oriental del Golfo de Nicoya, jurisdicción de Aranjuez, donde se originara la primera actividad económica colonial de Costa Rica con fines comerciales: la ganadería. En este sentido nos referimos a la ganadería en general, y en particular a la cría, desarrollo y amanse de mulas. De este modo, y tal como lo señalamos en un párrafo anterior, se consolidaron ambos polos dinámicos con sus propias características, pero complementados entre sí para constituirse en el marco geográfico, político, jurídico y económico donde se originó y desarrolló la base material sobre la cual emergió la sociedad costarricense. Ante la imposibilidad de cuantificar las actividades comerciales y ganaderas durante el período que venimos analizando, optamos por describirlas en forma cronológica, destacando los aspectos fundamentales que coadyuvaron a su consolidación. B. GANADERIA: PRIMER CICLO ECONOMICO COLONIAL
Hemos destacado que el primer ciclo productivo colonial de nuestra gobernación fue la ganadería, particularmente la cria, desarrollo y doma de mulas, con fines comerciales. Además señalamos que este ciclo fue posible, merced a dos particularidades: primero a las condiciones naturales ·óptimas para la ganadería y segundo a la ubicación geográfica favorable para el comercio exterior, especialmente el marítimo. 142
84°
PROVINCIA
NICARAGUA
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CAMINOS Y RUTAS MARITIMAS \,
DE COSTA RICA Y NICOYA
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'· es decir la cría y desarrollo tanto de ganado vacuno como mular, y segundo, una actividad económica orientada hacia el cultivo de maíz, caña de azúcar, trigo, ajos y otros productos, más la cría y engorde de animales menores como cerdos, ovejas y cabras.3 1 En cuanto al cultivo del trigo y de la caña hay que tener presente tanto la elaboración de harina y la producción de sus derivados, como la producción de miel y azúcar. En estos procesos productivos se dio la apropiación directa de la mano de obra indígena, la cual fue extraída de los pueblos de indios pertenecientes a la jurisdicción de Cartago. Respecto del primer sector productivo, el hacendado podía dar mayor énfasis a la ganadería vacuna o mular, o mezclar ambas actividades (como parece que sucedió en el Valle Central). Lógicamente, cada actividad ganadera tenía necesidades específicas de mano de obra; así, en la ganadería vacuna se necesitaban trabajadores en forma permanente, para que se ocuparan del ordeño, el cuidado de los terneros y la producción de queso, lo mismo que de la matanza de reses para el consumo de carne, la producción de sebo y manteca y el procesamiento de cueros para elaborar aperos, muebles, albardas, fajas para yugos, mecates y otros objetos. En cuanto a la cría, desarrollo y amanse de mulas (que destacamos cuando nos referimos a la ganadería mular de la jurisdicción de Esparza), desempeñó un papel fundamental. Sin embargo, debemos subrayar que en general, por su índole esencialmente extensiva, la actividad ganadera colonial se caracterizó por la reducida demanda de mano de obra. Desde esta perspectiva, es obvio que la
204
mayor cantidad de mano de obra indígena apropiada por los encomenderos y sus descendientes fue empleada en el segundo sector productivo, pues la agricultura requería trabajadores en forma permanente para realizar las diversas labores que hemos mencionado. El aporte de la mano de obra indígena en estas faenas se pone en evidencia cuando analizamos los testamentos o mortuales de las personas dedicadas a las actividades económicas que venimos analizando. Por ejemplo en la testamentaria de María de Alfaro, hija y esposa de encomenderos, aparecen 12 indios a su servicio. 32 En una de las cláusulas del testamento de Magdalena de Chaves, hija de encomenderos, se lee:
... es mi voluntad y mando que cada yndio de mi servicio que son Cozme, Baltazar y Gaspar, se les de una res a su satisfaccion, y un capotillo de cordellete. Y a Pedro muchacho un vestido de tela de la tierra; y a María yndia de Curriraba, se le de una manta y capirote. Y lo mismo se le de a Matea madre de Pedro. Y a María 1nuchacha, otra manta y un guipil. Y asimismo a Bartola un capirote, por deversele a todos, por lo vien que mean servido. 33 En resumen, la testadora tenía a su servicio 8 indígenas, 4 varones y 4 mujeres. Otro caso similar lo encontramos en el testamento del encomendero Jerónimo Vanegas, quien declaró que tenía 4 indios de su encomienda sirviéndole en su casa y hato. 34 Correos y arrieros Estas dos actividades íntimamente relacionadas eran generalmente realizadas por indígenas del Valle Central, y comprendían servicios tanto en el interior de la provincia como hacia Nicaragua y Panamá. Entre los primeros hay que mencionar el acarreo de tributos y correos que hacían los indígenas desde sus comunidades hasta Cartago, y por los cuales percibían un salario de 7 pesos. 35 Respecto del segundo caso, un auto del gobernador, nos ilustra acerca de las arbitrariedades y abusos que cometían algunos vecinos de Cartago y Esparza:
... por quanto por muchos autos de mis antecesores que estan en los archivos de los escribanos desta ciudad y pregonados en la plaza publica de ella, esta mandado que ninguna persona de qua/quier estado, calidad y condicion que sea, saquen yndios 205
de los pueblos desta jurisdizion fuera de la provincia sin particular licencia. Sin embargo los sacan con recuas para servirse de ellos, y muchos se quedan en las provincias de Nicaragu,a, en Panamá y otras partes; lo que perjudica al Real Haber por perdida de Reales Tributos y de las encomiendas de la provincia. Los pueblos se asuelan (sic) y aniquilan, y cuelgan todos los trabajos comunes y hordinarios de los miserables hombros de los pocos naturales que en ellos quedan. Para remedio de ello mando que ningu,na persona sea hosada a sacar, llebar ni henbiar yndio ni yndia, muchacho ni muchacha fuera de la provincia. Si lo hace es con licencia del oficial real o del encomendero, confianza de que el yndio volvera y pagara su tributo. Y aunque el yndio vaya por concierto voluntario se castigara con 100 azotes en publico. 36 Tal parece que esta disposición no fue acatada, porque dos años después el Gobernador decretó otro auto para solucionar problemas similares:
... han salido de la provincia muchos yndios, asi para la ciudad de Panama con mulas que passan por tierra cada año, como para la provincia de Nicaragua y Guatemala, sirviendo de correos, arrieros y otros efectos los qua/es no an bue/to quedandose en dichas partes. Y las personas que los lleban y enbian no hasen diligencias en bolbellos, y es causa de que los pueblos se despueblan por falta que en ellos hacen sus becinos ... y sucede que habiendo estado un yndio ausente cuatro y seis años mas y menos, bue/be a su vecindad y se le pide todo el tiempo el tributo corrido, lo qual es imposible pagar por su poco caudal, de que se recrecen, p/eytos dicenciones y mo/estias.3 1 A lo anterior agregaba: ... los yndios por gossar de la vida licenciosa no vuelven y se quedan en esas partes. 38 Los decretos transcritos se refieren a la querella que por espacio de dos años mantuvo el Gobernador contra Tomás Calvo, comerciante, regidor y depositario de Cartago, el cual continuamente enviaba indios fuera de la provincia, irrespetando estas disposiciones. Después de la sumaria información se responsabilizó al señor Calvo. Pero a pesar de eso, los indígenas empleados como arrieros fueron declarados culpables39. Uno de ellos llamado Pedro Barbaza declaró que él, junto con Francisco Sánchez Bizcocho, natural de Turrialba, y Femando Calvo, 206
natural de Co, a la orden de Antonio Picado, español que tenía el cargo de mayordomo, salieron de Barva con una recua de 14 mulas cargadas de harina, con destino a Granada, y que fueron concertados a 1O pesos cada arriero. En la sentencia definitiva, el gobernador decretó que el señor Calvo pagara una multa de 30 pesos, y que cada uno de los tres arrieros, además de una multa de 1O pesos, fuera condenado a recibir 100 azotes atado a la picota. Esta sentencia fue ejecutada sólo contra el testigo Pedro Barboza, porque los otros dos indígenas andaban huyendo. 40 En realidad lo que legalmente se exigía cuando algún indígena se enrolaba como arriero o correo fuera de la gobernación, era que el contratante se comprometiera, por medio de escritura protocolizada, a que si el indio concertado no regresaba a su provincia él se hacía responsable del pago del tributo que le correspondía a éste.41 Las emergencias con los piratas Las emergencias provocadas por las invasiones de los piratas y bucaneros -fueran reales o no- ponían en movin1iento a toda la sociedad colonial. Esto se dio particularmente en las que se produjeron en el litoral Atlántico a partir de 1660, durante las cuales los indígenas encomendados desempeñaron funciones muy importantes. En abril de 1665 por ejemplo, cuando los piratas ingleses desembarcaron en Portete y aprisionaron a varias personas, el indígena Esteban Y apiro, vecino del pueblo de Teotique, escapó para comunicar lo acontecido al fraile de su pueblo, quien transmitió la noticia al Gobernador. 42 Sin duda el oportuno aviso de Y apiro fue determinante en el sentido de que las autoridades locales dispusieron de tiempo para desarrollar su contraofensiva, por lo cual el indio fue favorecido con una cantidad de dinero como ayuda de costa. Lo anterior fue ratificado en un auto decretado por el Gobernador, en el cual ordenaba a los oficiales de la Real Hacienda que, de lo que tenían a su cargo para gastos de guerra, dieran y pagaran
... al capitan Esteban Yapiro yndio del pueblo de Teotique dies pesos de a ocho reales que le estan señalados cada año por la buena nueba que dio con vista del enemigo; confirmando y mandado dar por el presidente de la Audiencia.43 Aparte de los servicios de Y apiro y durante todo el período de emergencias con los piratas ingleses y franceses, muchos indígenas anónimos fueron movilizados para servir de flecheros como carne de cañón. 44
207
En esta ocasión, los mismos caciques de Urinama ofrecieron una dotación permanente de 200 indios flecheros. 45 En junio de 1676 los piratas invadieron de nuevo los valles de Matina, pero durante esta emergencia no se utilizaron indios flecheros, sino que se los sacó de sus pueblos para que desempeñaran diferentes trabajos, los cuales hemos desglosado en el siguiente resumen:
CUADR026 INDIGENAS EN SERVICIO DURANTE LAS EMERGENCIAS CON LOS PIRATAS Pueblo
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Ouircó Tobosí Currirabá Tucurrique Jucaragua Auyaque Naboríos TOTAL
FUENTE:
e.e.
Número
V 7 3 2 14 2 4
Sueldo individual de los varones por mes
M
1 4 1
32
2 2 2 3 3 3 3
pesos pesos pesos pesos pesos pesos pesos
1 1 1 5 5 5 5
real real real reales reales rea le·s reales
6
098, 1678, fls. 27-35.
La mayoría de estos hombres, incluido el cacique de Aoyaque, trabajaron durante varios días en la construcción de una trinchera sobre Quebrada Honda. Las 6 mujeres enlistadas se desempeñaron como cocineras de la tropa, y por ese trabajo recibieron un salario promedio de 3 reales cada una. 46 En otros casos los indígenas eran obligados a producir algunos materiales necesarios para las armas de guerra. Por ejemplo al pueblo de Pacaca se le canceló la suma de 4 pesos por 400 brazas de cuerda producidas en comunidad, la cual era utilizada como elemento fundamental para detonar la mecha de los mosquetes y arcabuces.4 7 Elaboración de tejas y otros oficios Finalizando el siglo XVII, la Audiencia promulgó una Real Provisión en la que aprobaba las ordenanzas que desde 1686 había puesto en vigencia el Cabildo de Cartago. En éstas se ordenaba: 208
... les den a los dichos maestros y oficiales de todos los oficios y agan dar, los aprendizes y oficiales de que necesitaren. Y a los herreros se les aga dar el carvon que hubieren menester para sus fragu.as. Y en quanto a lo que toca al tejar de esta ciudad mandavan y mandaron que los yndios que actualmente trabajan en el se compelan con todo rigor asistan a el sin falta a/gu.na sin permitirles las escusas que para ello dan. 48 Dicha ordenanza, bastante extensa, reiteraba la conveniencia de que a los indígenas trabajadores del tejar, se les diera la alimentación, para ellos y su familia, durante todo el año:
... y para que mas bien se provea esta ciudad de teja, ladrillo Y lo demas que necesitaren sus vezinos respecto del corto numero de indios que oy tiene dicho tejar, se le de a la persona que corriere con ellos todos los yndios que necesitare para que aprendan dicho oficio como alquilones, remudados cada semana, pagando/es su travajo acostumbrado .. . Y en quanto al avio de los labradores mandamos que tengan para el ministerio, el avio necesario sin que sea ocupado en cosa alguna, para que mas vien puedan adelantar sus sementeras ... Para que esta ciudad y los vezinos mas principales tengan el pescado de que necesitaren desde luego se señale un pescador de cada uno de los pueblos de Orosi, Güicací, Ujarraz, Turrialba, Tucurrique y Jucaragua. Y que estos sean obligados a traer a esta ciudad todos los jueves de cada semana las raziones que esta ci'Udad les señalare. Y en la quaresma dos vezes a la semana. Y el pescado que asi crujeren se les pague puntualmente a real y medio la libra siendo fresco, y lo mismo el salado. 4 9 Como anécdota histórica merece la pena recordar el hecho de que en 1681 fueron descubiertos y denunciados algunos lavaderos de oro y de otros minerales en el Valle de Santa Ana. El Gobernador admitió la legalidad del denuncio, por lo cual procedió a fijar el número de indígenas que los interesados podrian requerir, si eventualmente iban a iniciar la actividad minera. so La asignación de pueblos e indios fue la siguiente:
209
Pueblos
Número de indios
Paca ca Barva Aserrí Currirabá Ujarraz Güicací
8 6 8 8 2 2
La disposición anterior se complementaba indicando que los indígenas debían remudarse cada dos meses y que el salario para cada uno debía ser de: un real cada dia y de comer, en plata y mano propia y no en especie. 5 1 Otro ejemplo se refiere a la inscripción de una fragata que salió de La Caldera, en la cual su maestre declaró que la tripulación estaba integrada de la siguiente manera: Francisco, Agustín, Pedro Solentiname y Joan, todos indios marinos. Como grumetes, Juan Pascual y Luis Peindado, también indígenas. 52 Aunque la fuente no indica la procedencia de estos trabajadores, hemos citado el caso para demostrar hasta qué punto fueron explotados los indios americanos. Todos los aspectos comentados a lo largo de este capítulo respecto de los servicios personales del indígena encomendado, se ponen en evidencia al analizar los datos estadísticos sobre padrones o bautizos de indios. En cuanto al primer caso hay algunos ejemplos que hemos resumido de la siguiente manera: CUADRO 27 PADRONES CON DATOS DE INDIGENAS TRABAJANDO FUERA DE SU COMUNIDAD Nombre del pueblo
Teotique y Duguevas Atirro y Yaribas Atirro Parcialidad de Pococí Parcialidad de Barva TOTALES
Total de adultos
Sirven fuera de su comunidad V M
Viven enla comunidad V M
Casados fuera de la comunidad V M
Año
V
M
17
23
10
9
7
14
12 12
15 14
7 7
6 7
5 4
9 6
1 1
1 1
1636 1638
14
18
4
6
5
8
5
4
1638
18 73
19 89
9 37
8 36
9 30
11 48
6
5
1624
1638
FUENTE: Cartago Nos. 001, 1624, 11fls.;013, 1638, 2 fls.; 030, 1638, 2 fls. G. 080, 1636, 13 fls.
210
Los pueblos de Teotique y Duguevas pertenecían a la encomienda otorgada en 1569 a Antonio de Carvajal, y estaban en poder de su nieto Tomás de Carvajal. Los pueblos de Atirro y Yaribas eran tributarios de la Corona. Las parcialidades de Barva y Pococí pertenecían al encomendero Francisco de Chaves, hijo, nieto y yerno de encomenderos. Nótese como el 40.44°/o de las mujeres y el 50.680/o de los hombres empadronados como adultos, estaban fuera de su comunidad sirviendo en casa de españoles. En este sentido debemos agregar que generalmente entre los indígenas que permanecían en sus comunidades se encontraban los reservados por mayoría de edad, enfermedad o impedimento fisico, de suerte que si hablamos estrictamente en términos de in9-ígenas con capacidad para trabajar, el porcentaje de los servicios aumentaría en forma considerable. Los documentos eclesiásticos nos han permitido conocer más a fondo el tema que venimos analizando. Específicamente nos ha sido útil la información extraída de los Libros Sacramentales, con la cual hemos construido el resumen del Cuadro 28, el cual comprende los bautizos administrados a los indios entre 1595 y 1690. Aunque éste es un largo período de 95 años, contiene sólo informaciones parciales en cuanto a los bautizos anuales. Tal parece que los frailes doctrineros no cumplieron lo dispuesto en relación con el estricto registro tanto de bautizos, como de defunciones y matrimonios. Por otro lado, es posible que mucha información documental se haya extraviado o deteriorado con el paso de los años. Para elaborar el resumen anterior recabamos todos los datos disponibles, tomando en cuenta además del dato estadístico, los conceptos y categorías que se explicitan en cada acta de bautizo. De acuerdo con estos elementos de análisis, notaremos que durante el período indicado se realizaron 336 bautizos de indios -161 varones y 175 mujeres- de los cuales 85 varones y 82 mujeres aparecen al servicio de vecinos de Esparza o Cartago, por ser hijos de padres en servicio, pertenecer a encomiendas o estar en servicio. Si a las cifras anteriores agregamos los 87 naborías bautizados durante esos 95 años, tendríamos un gran total de 423 indígenas bautizados, de los cuales 254, o sea el 60º/o, estaban en servicio o lo estarían en un futuro. Nótese que en este análisis no hemos tomado en consideración una cifra muy significativa, cual es la de 230 adultos, padres de los 115 indígenas bautizados o incluidos en la columna número 2, como hijos de padres en servicio. Por otro lado vale la pena destacar que en nuestro análisis no hemos incluido a los 169 indígenas - 76 varones y 93 mujeres- en cuya acta de 211
CUADR028 BAUTIZOS DE INDIOS Y DE OTRAS ETNIAS
1595-1690
M
V
1595 1599 1602 1603 1604 1605 1606 1607 1608 "1609 1610 1611 1616 1618 1620 1625 1637 1638 1639 1640 1643 1644 1646 1647 1660 1664 1666 1667 1668 1669 1672 1673 1674 1675 1680 1681 1682 1683 1684 1686 1687 1688 1689 1690
1 2 1 1
3 6 4 8 2 2 2 1 1
3 2 1 1
5
7 1 1 1 1 7 5
3 1 2
4
10
1
3
3 2
1 1 1 2 7 11 4 2 2 1
1 5 1 2 3 6 2 7 2 5 4 1 1 3 1
V
2
3
4
3
3
3 8
3 1 1
2 6 2 3 1
2
1 2
3
1 1 2
2
3 13 3 1 1 1
3
2
3 1
76
62 161
2 7 5 8 7 13 27 21 3 7 3
5 8 6 4
1 1 1 2
4
1 1 1 6
1
1
4
5
2
1 3
1
1
2
4
2 1
2 2
M
Total V
M
1 1 2 2 1 1
5
4
4
5
2
3 7
1 2
3 1 1
3
2
2 1 1
4 3 3
2 1 2 2
2 1 1 2
2
2
2
1 2
2
2 2
4
2 2
2 2
4
9 3 2
13 5 4
5 4 1
4 1
4 2
2 3 1 1
7 7 2 1
2
2
6
8
5 2 3
2 2 3 3 3 1 93 12
15 12 21 24 13 12
2 2 7
5 2 3 2 3
11
V
4
1 5
2 1 2 2 2 1 2 1 1 4 2 1
M
4
4 2 6
V
Huérfanos Total
2 24 26 4
5 4
M
Zambos Total
Total
Total 2
Mestizos
Nahoríos
Indios Año
2
4 4 4 7 3 1. 53
8
21
336
2 4
1 1
3 4
1
2
3 5 1
4 7 1
28
29
57
2
44
43
87
2
7
11
18
175
NOT AS:En la primera sección denominada indios, cada parte correspondiente a varones y mujeres se subdivide en 4 columnas para diferenciar las siguientes categorías: 1. Cuando no se especifica si el bautizado es hijo de padres en servicio o encomendados. 2. Cuando el bautizado es hijo de padres en servicio. 3. Cuando el bautizado es hijo de padres encomendados. 4. Cuando el bautizado está él mismo en servicio. En los aftos resumidos, se registraron únicamente dos partidas de indios ladinos en 1639. A partir de 1680 se especifica solamente indio, naboría y mestizo. Estas categorías vienen especificadas en el Acta de Bautizo. FUENTE: Archivo de la Curia Metropolitana, Sección Sacramental. Libros 1y 11 Bautizos Cartago.
bautizo no se especificó si eran hijos de padres encomendados o en servicio, o si estaban sirviendo ellos mismos. Pero dadas las condiciones objetivas prevalecientes ·en este período, ¿cómo garantizar que esos 169 individuos no serían eventualmente obligados a la prestación de servicios personales, ya que como ha quedado demostrado, en la Gobernación de Costa Rica éste fue el mecanismo fundamental de explotación de los indígenas encomendados, a lo largo del siglo XVII. Para complementar este capítulo, cuyos temas esenciales hemos contextualizado en la jurisdicción de_ Costa Rica, añadiremos algunos datos sobre el mismo tópico, pero relacionados con la Alcaldía Mayor de Nicoya. En primer lugar reiteramos que, si bien co~ una excepción, en Nicoya no se dio la relación encomendado-encomendero, sus aborígenes no quedaron al margen de la prestación de servicios personales. Esos servicios no fueron constantes, ni tan rígidos, diversos o personales como los que hemos analizado para el caso de Costa Rica, toda vez que para la Corona era más fácil y más rentable controlar a sus vasallos por medio del tributo en especie. Entre los servicios personales a que eventualmente fueron obligados . los indígenas de los pueblos de Nicoya, hay que anotar los siguientes: 1) Como vaqueros o mandadores, en cualquiera de las siete cofradías instituidas en ese territorio o en el hato de comunidad. En este hato de la comunidad laboraban en la cría y desarrollo del ganado vacuno, producción de quesos y quesillos y en el sacrificio de ganado, todo para la comercialización dentro de la misma comunidad. 53 2) Por lo menos durante el primer cuarto de siglo, los indios del pueblo de Santo Domingo de Cabo Blanco fueron ocupados en esas mismas faenas por su encomendero Juan de Enciso Hita. Este es el único caso documentado en que un pueblo de indios de Nicoya, por medio de sus caciques don Gaspar de Contreras y don Juan Serrano, se querelló contra su encomendero ante la Audiencia, porque éste sacó a ocho indígenas de esa encomienda para llevarlos a trabajar a su hato, ubicado a más de 30 kilómetros de Cabo Blanco. 54 3) Por lo menos en tres oportunidades los naturales de Nicoya, -particularmente los avecindados en los pueblos costeños- sirvieron como carne de cañón al enfrentar con flechas a los piratas invasores.55 213
4) Esporádicamente y como alquilones sirvieron de arrieros y correos a lo largo de la ruta Santa Catalina de Nandayure (astillero) - Nicoya - Granada - León - Guatemala. 56 5) Algunas familias del pueblo de Nicoya fueron obligadas a desempeñarse como mesoneros para atender a los pasajeros que transitaban por esta ruta. Ese trabajo debían complementarlo ofreciendo cabalgaduras de silla y carga a los usuarios del mesón. s7 6) Otro caso importante es el de los indígenas -en su totalidad tributarios del pueblo de Nicoya- que como pequeños productores de ganado en tierras realengas o bien como alquilones, aparecen empadronados en 1688 en lajurisdicción de Esparza, específicamente en los valles de Bagaces: 4 familias (entre ellas 1 viuda reservada) viviendo en su propio hato; 2 familias, con 1 hijo la primera y con 3 la segunda, que servían a Juan de Ledezma y a Miguel Calvo respectivamente; 3 mujeres solteras alquilonas sirviéndole a Cristóbal Quesada, a Andrés Clavija y a Andrés Picado; 1 hombre alquilón en servicio de Juan Rodríguez. En total había 20 aborígenes de Nicoya trabajando fuera de su comunidad, grupo integrado por 4 niños y 16 adultos. 58 Obviamente, en términos cuantitativos y en comparación con el caso de Costa Rica, estas cifras de los servicios personales en Nicoya no son tan significativas. Las hemos citado precisamente para destacar la diferencia, en cuanto a la modalidad de explotación de los indígenas, entre una jurisdicción controlada únicamente por la Corona, y otra manejada por un grupo hispano dominante.
CONCLUSIONES En conclusión, el tema de los servicios personales que hemos desarrollado abarcó una amplia gama de relaciones de explotación que perjudicaron al indígena de encomienda. Para efectos de exposición caracterizamos los servicios personales en tradicionales y no tradicionales, pues éstos se confunden y en ocasiones es dificil establecer la linea de separación entre unos y otros. También hemos determinado que el trabajo personal de los indios encomendados no fue un medio de explotación exclusivo del siglo XVII, dado que se había institucionalizado y regulado a partir de las tasaciones de 1569, y que, a medida que avanzaba el proceso colonizador, los encomenderos, los corregidores y los frailes sacaban a los indígenas y 214
aún a sus familias de los pueblos, para obligarlos a trabajar en actividades económicas no tradicionales. Esto constituyó un factor determinante en la desintegración de las comunidades indígenas que, aunada a las pérdidas demográficas, produjo la escasez de mano de obra indígena.
NOTAS CAPITULO IX 1.
En este documento se estableció que alquilones eran los indios asalariados, distribuidos en dos tipos de labores: 1) Servicios Personales Ordinarios, que se ocupaban en la construcción y reparación de viviendas, edificios públicos, iglesias, cercas, etc. 2) Servicios Personales Extraordinarios que constituían en el trabajo de sementeras y labranzas de trigo. Cartago, 1131, 1615, 2-2 V. En la legislación posterior se dispuso que sólo el gobernador podía dar mandamiento de 'alquilonesn para servicio ordinario y extraordinario. G. l 03, 1650, f. 34-34 4
v.
2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25.
Femández, León, CDHCR, T. 11, 1883, p. 163. G., l 06, 1654, f. 5. G., 080, 1638, fls. 1-4 V. Cartago, 029, 1637-1640, fls. 1-22 V. También véase Femández, León, CDHCR, T. 11, 1882, p. 222-227. Op. Cit., f. 20. Op. Cit., fls. 2 V. Op. Cit., fls. 20-21 V. Cartago, 046, 1675, fls. 1-20. Véase también Femández, León, 1976, V. 4, p. 49-62. Cartago, 1131, 1615, f. 8. Op. Cit., f. 2. Op. Cit., f. 4 V. G., 079, 1636, f. 2. Op. Cit., f. 2 V. G., 084, 1638, f. 3 V. G., 087, 1639, f. l. Op. Cit., f. 1 V. Loe. Cit. G., 103, 1650, fls. 1-244 V. Op. Cit., f. 2 V. Op. Cit., f. 34 V. Op. Cit., f. 43. Op. Cit., f. 90. G., 106, 1654, f. 5. Op. Cit., f. 2 V.
215
26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41.
42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58.
Loe. Cit. G., 008, 1590, fls. 63-65 V. Femández, León, 1976, V. 3, p. 93-111. Op. Cit., 109. Op. Cit., l 08. Mortual eartago, 609, 1650, fls. 3 V.-4. Protocolo eartago, 803, 1630, fls. 47 V.-49. Protocolo Cartago, 806, 1641, fls. 44 V.-45. Protocolo eartago, 801, 1607, f. 58-58 V. eartago, 009, 1638, f. 1. G., 092, 1645, f. 4. Op. Cit., f. 4 V. Op. Cit., f. 5. Op. Cit., f. 6. Op. Cit., fls. 1 1 V .-12. Información sobre este tema puede encontrarse en la Serie Protocolos Coloniales oon el título ''fianza de indios''. Ejemplo: En 1647 ''Felipe de Coto'' vecino de la ciudad de Cartago ... otorgo que fiaba y fio a Maria de Aguilar ... en tal manera que un yndio llamado Francisco Pluca natural de aqueste decho pueblo (de eurrirabá), de la encomienda del capitan Diego de Ocampo que enbia a la Provincia de Nicaragua con unas mulas ... para que en ellas venga Antonio de Orosco su yerno, bolbera y ara becindad y pagara su tributo adonde esta empadronado; y de no lo aser, como su fiador y principal pagador que por tal me constituyo .. :·' Protocolo eartago, 808, 1647, f. 18 V. Siguen escrituras de este tipo en los folios 19-19 V. y 21 v. Femández, León, 1975, V. 7, p. 113. e.e., 2818, 1673, r. 15. Femández León, 1975, V. 7, p. 113-125. e.e., 5188, 1666, fls. 2-4. e.e., 098, 1678, fls. 27-35. e.e., 016, 1674, r. 35. Cartago, 1078, 1693, fls. 386-387. Op. Cit., fls. 386 V.-387. Cartago, 064, 1681, fls. 1-2. Op. Cit., f. 2 V. G., 082, 1637, f. 6. G., 114, 1684, fls. 1-12 V. G., 019, 1605, fls. 1-69 V. Femández, León, 1976, V. 3, p. 79, 83, 90. G., 114, 1684, fls. 4 V.-93. Loe. Cit. Femández, León, Op. Cit., p. 109-111.
216
Capítulo X LA JUSTA GUERRA COMO MECANISMO PARA RECLUTAR MANO DE OBRA FORZADA
INTRODUCCION
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-
El concepto justa guerra, en términos jurídicos indianos, empezó a configurarse a partir de una real cédula promulgada en 1500 para condenar las actividades esclavistas realizadas por Colón en cada una de las islas que iba descubriendo. Se estableció en esta Pragmaticia que todos los indígenas tenían que ser considerados como vasallos libres de la Corona de Castilla 1, pero contradictoriamente se decretó en ese miSmo documento la salvedad de que los aborígenes cautivos en justa guerra podían ser tenidos como esclavos, ya que así lo determinaba el requerimiento, y además se los exhortaba, tanto a convertirse a la santa fe católica, como a aceptar la potestad de un nuevo rey.2 No cabe duda de que al amparo de esa excepción legal se cometieron todos los abusos, que precisamente fueron los que determinaron el auge de la esclavitud indígena. La monarquía pretendió rectificar esta situación mediante un decreto real promulgado en agosto de 1530, en el cual se ordenó que ni aún en los casos de justa guerra podrían esclavizarse los indígenas capturados. Nótese que estamos hablando de la década de mayor apogeo del tráfico de indios esclavos en la gobernación de Nicaragua, particularmente del sector de su jurisdicción que se extendía a lo largo y ancho del golfo de Nicoya. No obstante y debido a la fuerte presión de descubridores y conquistadores, cuatro años después fue restablecida dicha excepción, que fue 219
incorporada como definitiva en las Leyes Nuevas de 1542 y ratificada posteriormente en la Nueva Recopilación de 1680.3 Al margen de estas disposiciones jurídico-legales, y con fundamento en los procesos reales que se originaron y desarrollaron en la Gobernación de Costa Rica, señalaremos lo que para nosotros significa el concepto de justa gu,erra. En primer lugar destacaremos que la justa gu,erra se caracterizó por la permanente violencia y agresividad de los hispanos contra las comunidades indígenas irredentas, o contra los pueblos de indios encomendados cuyo dominio no se había logrado en forma efectiva y permanente, debido tanto a la rebeldía de los aborígenes, como a la ubicación geográfica de algunas comunidades que dificultaba el acceso a los invasores, como sucedió con las encomiendas ubicadas en Talamanca y en el Pacífico Sur. El objetivo que se perseguía con esa agresión era el de asegurarse mano de obra, la cual, dadas las condicionesjurídicas en que se reclutaba, adquiría el carácter de mano de obra semiesclava. Es decir que los indígenas capturados en justa gu,erra quedaban al margen de las categorías de alquilones o de encomiendas, y por tanto fuera de la jurisdicción de la Legislación Indiana, a la que eventualmente podrían acudir en demanda de protección. Los argumentos esgrimidos para legitimar las embestidas en contra de las comunidades y pueblos de indios de Talamanca y del Pacífico Sur fueron muchos y variados, entre los cuales hay que destacar tres: primero, el castigo a los crímenes perpetrados contra frailes doctrineros y españoles; segundo repoblar otras comunidades, y tercero reubicarlos en asentamientos más accesibles. Por otro lado debemos subrayar que la mayoría de estos argumentos fueron encubiertos y matizados con planteamientos dogmático-religiosos, fundamentalmente el de convertir a los infelices o infieles sublevados para traerlos al suave yugo del evangelio. A. LA "JUSTA GUERRA" EN COSTA RICA DURANTE EL SIGLO XVII Las campañas de justa gu,erra del siglo XVII en Costa Rica, se iniciaron con la visita que realizó el Oidor, doctor Pedro Sánchez de Araque, particularmente a raíz de las ordenanzas decretadas por éste, en las cuales reiteraba que sólo el Gobernador tenía facultad para repartir indios alquilones. Además redujo en forma drástica la dotación de éstos, al fijar la cantidad de 40 indígenas para servicios ordinarios y 20 para 220
servicios extraordinarios, por períodos de dos, tres o cuatro semanas. 4 Obviamente esta disposición no fue respetada en todos sus términos, sino que por lo contrario, ella misma sirvió de argumento para justificar la violencia contra los indígenas no reducidos, pues los vecinos de Cartago alegaban que con esa cantidad de alquilones, les era imposible satisfacer la necesidad que tenían de trabajadores. El Oidor no se limitó a dictar ordenanzas, sino que él mismo, desde que llegó participó en actividades que revistieron el carácter de justa guerra. Así, a su paso por los pueblos de Chome y Abangares decretó autos de prisión contra los indios vagos de esas comunidades, para reclutarlos en la conquista de Talamanca. 5 Cuando entró a Cartago, en abril de 1611, fue recibido con todos los honores que el caso ameritaba, pues era la primera ocasión que la provincia de Costa Rica recibía la visita de una autoridad tan relevante de la magistratura indiana como fue la del Oidor, el cual en sus ejecutorias representaba al tribunal de la Audiencia, organismo político-jurídico superior de toda la jurisdicción. En el recibimiento del Oidor cuando ingresó a Cartago, estuvieron presentes el Gobernador, los miembros del Cabildo y los representantes de la Real Hacienda y de la Iglesia. Además se le homenajeó, con alarde de las compañías de la gobernación junto con los soldados reclutados por el gobernador de Talamanca. Después de las ceremonias realizadas en su honor, Sánchez de Araque dio de alta a todos los soldados presentes, y ordenó que ninguno saliera de la ciudad so pena de muerte. Inmediatamente pronunció un bando para que todos los soldados vecinos de Cartago fueran con él a la guerra de Ta/amanea. El mismo día se qiscutió en junta de guerra, el problema que eventualmente podía presentarse si se concretaba el propósito del Presidente de la Audiencia de Panamá, de penetrar por Veragua y proceder a la ocupación de Talamanca. Algunos de los miembros de esa junta alegaban que esto era bueno porque cuando Montilla y sus soldados invadieran el Valle del Duy, los indígenas recibirían pacíficamente a los soldados que iban desde Cartago, porque preferían pertenecer a Costa Rica y no a Tierra Firme. 6 En el marco de estas circunstancias tan favorables, el visitador inició sus ejecutorias orientadas hacia la justa guerra, para lo cual penetró en Tierra Firme, donde instruyó unjuicio criminal contra don Juan Quetapa, cacique del pueblo de Parragua, al que le impuso una pena de dos años de destierro sirviendo en la conquista de Talamanca. 7 Si reflexionamos un poco respecto de esta sentencia, podemos concluir que fue una estrategia política del Oidor, tomando en cuenta el impacto que podía producir en los indígenas del Valle del Duy el hecho de que el cacique 221
-
Principal de una región vecina y enemiga fuera a luchar contra ellos. Sánchez de Araque demostró mucho interés en la reconquista de Talamanca, pero como no podía hacerlo personalmente, comisionó al Gobernador y al capitán Diego de Sojo para que la llevaran a cabo. Estos hicieron varios intentos por reactivar la conquista de Talamanca, promovidos nada menos que por el Oidor, pero tuvieron un fracaso rotundo. 8 En 1612, estando el Oidor Sánchez de Araque en Nicaragua, de vuelta hacia Santiago de Guatemala, se enteró del fracaso de sus disposiciones, por lo Que envió estas órdenes a las principales ciudades de Nicaragua:
levanten bandera en nombre del rey nuestro señor, y a son de caja e semejanza de gu,erra, alisten gente para ir en auxilio de la provincia de Costa Rica. 9 Algunos vecinos se alistaron, otros contribuyeron con armas, municiones y alimentos, por valor de 5.000 pesos. Paralelamente, la Audiencia nombró como Jefe de esta proyectada reconquista al alcalde ordinario de Verapaz, el cual penetró por tierra a Talamanca, mientras que un hijo del gobernador Oconitrillo salió desde Granada por el Desaguadero. Sin embargo, a pesar de estos financiamientos, de la participación de soldados con experiencia y, fundamentalmente, a pesar de la estrategia aplicada de nuevo, la reconquista de Talamanca no tuvo ningún resultado positivo para los invasores. En vista de los continuos fracasos, se optó por establecer una guarnición de soldados entre el limite de Tierra Adentro y el de Talamanca, en 1603 en Tariaca y en 1618 en Chirripó, para proteger a los indígenas reducidos de Tierra Adentro y repeler un eventual ataque de los de Talamanca a la ciudad de Cartago. No podríamos dejar de mencionar el juicio seguido y la sentencia decretada por Sánchez de Araque contra el cacique don Andrés de Alfaro y dos principales del pueblo de Quepo, quienes fueron condenados a la horca porque se encontraron culpables de la muerte que en 1581 (hacía 30 años) habían dado a su doctrinero fray Juan Pizarro.10 Este es el mismo religioso que en 1569 bendijo y santificó los repartimientos de encomiendas y que, según declaración de los testigos en la sumaria instruida por el Oidor, fue ejecutado porque azotó a un hermano del cacique.11 Según las fuentes oficiales, en 1614 se rebelaron los indígenas de Chirripó, por lo que hubo necesidad de enviar una guarnición, la cual los dominó fácilmente y pudo capturar 12 piezas. 12 Un año después y argumentando que los indígenas de Tierra Adentro y Talamanca se habían confederado con los del Valle del Duy, el nuevo gobernador Juan de Mendoza y Medrano procedió a castigarlos, sacando 80 piezas junto 222
con el cacique don Lorenzo, para reasentarlos en el pueblo que denominó San Juan de Auyaque.13 Inmediatamente y argumentando nuevos alzamientos, ese Gobernador se apersonó en el pueblo de Quepo, donde capturó a 30 indígenas junto con el cacique don Sebastián Jarú 14. Posteriormente se trasladó a la región de los votos, quienes se habían rebelado, y sacó a 20 indígenas: hassiendose para ello corredurías y otras estratagemas militares. 15 En un informe enviado a la Audiencia, ese Gobernador sintetizó los resultados de sus tres corredurías explicando que en ellas había sacado a más de 400 indios.16 En 1620, el sucesor de Mendoza, Alonso del Castillo y Guzmán, se dirigió a la Audiencia para comunicar las medidas que había tomado respecto del levantamiento de las parcialidades de los indios auyaques, cureros y hebenas, los que cuatro años antes habían dado muerte a su fraile doctrinero y a otras personas. Explicaba en su carta que había recogido a más de 400 piezas junto con sus caciquesl 7 , y tratando de superar las hazañas de su antecesor y de mejorar posiciones ante la Audiencia, añadía: ... meti en esta ciudad toda la pressa donde hize el castigo en los cabezas y capitanes ejemplarmente, con que guarda muy asegurada la provincia. 18 Nótese que la nueva autoridad castigó delitos que ya habían sido penados por su antecesor, dado que en el informe se refiere a los mismos hechos relacionados con las parcialidades de los auyaques, cureros y hebenas. Lo importante es subrayar que Castillo y Guzmán, como todo funcionario real de alta jerarquía, fue sometido a juicio de residencia, en el que se conocieron las atrocidades a las que sometió a los 400 indígenas, y particularmente a los caciques y líderes de las parcialidades mencionadas. En la investigación se determinó que el Gobernador, con el propósito de encontrar un argumento legal que lo respaldara, en junio de 1619 · . convocó, a unajunta extraordinaria de guerra, alegando que dado el alto costo que significaba para todos el sostenimiento del presidio de Tierra Adentro era necesario para la paz y seguridad de la provincia proceder al castigo y reducción de los indios auyaques, cureros y hebenas. 19 Ofreció que él iría en persona y que a todos los que lo acompañaran les daría indios de servicios para reedificar casas y para labores de campo. Seguidamente ordenó a los vecinos y encomenderos que se presentaran con sus armas y caballos para hacer reseña y alarde general de gente a caballo, infantería española y tropa auxiliar de naborios e iniciar la marcha hacia Tierra Adentro. 20 Cuando estaba cerca del pueblo de Auyaque con 220 indios prisioneros, ordenó que salieran escoltas de madrugada en todas las direccio223
nes, con el objetivo de cazar más indios, y así ajustó las 400 piezas. Estos indígenas fueron trasladados a Cartago, donde fueron sometidos a un juicio militar, cuya sentencia, sin ningún derecho de apelación, fue decretada el 24 de diciembre de 161 9 en los siguientes términos: En primer lugar, se condenó a todos los indios, incluidos los caciques y los principales del pueblo de Curero, como autores de los delitos de rebelión, sacrilegio y homicidio. A todos se les impuso la pena de expulsión de sus pueblos, cuyas tierras serían aradas y sembradas de sal. Bajo pena de muerte, ni esos indígenas ni sus descendientes hasta la tercera generación podrían acercarse a Curero a menos de 10 leguas (50 kilómetros) a la redonda. En segundo lugar se pronunciaron condenas especiales contra grupos de indígenas cabecillas, en .la forma siguiente: 1) Los caciques don Juan Serrabá, Francisco Cagji y Diego Hebena, fueron sacados desde la Iglesia de La Soledad -que servía de cárcel- montados a caballo, con los pies y manos atados y con sogas atadas a la garganta, paseados por todas las calles de Cartago, acompañados del pregonero, quien denunció sus delitos, y llevados hasta las afueras de la ciudad, donde fueron ahorcados. Después cortaron sus cabezas y las enarbolaron así: la de Serrabá, en la plaza del pueblo de Güicucí, y la de Hebena, en el pueblo de los Harneas. Los cuerpos descabezados fueron arrastrados hasta una hoguera donde se los redujo a cenizas. 2) Francisco Muchú, Yiriquirá, Mateo Catebá, Diego Areucará, Lucas Noariz, Duará, Quirodujara, Juan lbaczará y Bicara fueron ahorcados y decapitados. Sus cuerpos fueron enterrados en los cementerios de las iglesias de la ciudad. Dos de las cabezas se enviaron al pueblo de Quepo, otra a Co, otras fueron abandonadas en el camino de Ujarraz, en Auyaque, en Pejibay, en Catapas y en Abangares. Las otras dos fueron colocadas en el punto de ajusticiamiento, como advertencia contra los frecuentes alzamientos indígenas. 3) Pablo Zuré, Quirigrama, Baltazar Cruz y Chirobujiburú fueron paseados por las calles de Cartago hasta la plaza pública, donde se les cortó a cada uno el tendón del pie derecho. 4) Otras sentencias menores fueron las siguientes: Jeca fue sentenciado a servir 1O años al vicario Baltazar de Grado; Luis Querisocá, después de ser paseado por las calles, recibió 100 azotes; Pedro Gómez Quioquirá tuvo que trabajar 4 años en el Convento de San Francisco; Alonso Jiménez Quiñore, Juan Díaz Cacari224
cará, Pedro Y aramá y Diego Garito fueron condenados a destierro perpetuo del pueblo de Auyaque, so pena de muerte. 5) Contra los reos ausentes Francisco Duadore, Cabeuras, Domingo Calirrabá, Encabrizo, Abari y otros se dejó abierto el proceso. 21
La sentencia fue decretada y ejecutada por la vía judicial, el 8 de enero de 1620. Los indígenas sobrevivientes fueron repartidos, como lo había prometido el gobernador, entre los soldados que lo acompañaron en esta campaña de justa gu,erra en Costa Rica. Después de haber cometido tan horribles crímenes, Castillo y Guzmán se dirigió al Rey para informarle de los servicios que había hecho en su favor, por los cuales pedía que se le gratificara con 3.000 pesos en efectivo o con indios de encomiendas vacantes, pues no tenía recursos con qué poner a sus hijas en estado de matrimonio. 22 Ante las atrocidades cometidas por este gobernador y sus antecesores, es obvio que los indígenas vieron reducida su capacidad de respuesta, y con ello la posibilidad de rebelarse o enfrentar con éxito a sus agresores. No hay duda de que la masacre de caciques, principales y otros lideres indígenas -particularmente los de Tierra Adentro y Talamanca- desarticuló sus estructuras sociopoliticas. Sin embargo, gracias a su organización política y socioeconómica y a su capacidad de resistencia en el seno de una geografia inaccesible para los hispanos, los indígenas de Talamanca permanecieron irredentos. De las cuatro décadas comprendidas entre 1620 y 1662, no existe documentación que informe acerca de nuevas campañas de justa gu,erra en Talamanca, lo cual no quiere decir que éstas dejaran de realizarse, aprovechando el debilitamiento transitorio de los pueblos talamanqueños. A partir de 1662, el gobernador Rodrigo Arias Maldonado emprendió la reconquista de Talamanca y Tierra Adentro. Con este objetivo penetró en la región y estableció un real a orillas del río Tarire (Sixaola). Desde ahí y con el propósito de fundar en ese punto un nuevo asentamiento indígena, procedió a sacar a los indios de Ciruro, Uruscara, Duqueiba, Moyagua y Jicaguajunto con el cacique Cabsí23, y de ese modo reunió a 1.200 hombres en edad productiva, quienes junto con las mujeres y niños poblaron el asentamiento que denominó San Bartolomé de Duqueiba.24 Esta nueva campaña y fundamentalmente la ubicación de ese pueblo que albergaba una impresionante fuerza productiva de 1.200 hombres, ponen en evidencia un cambio cualitativo que se venía 225
produciendo en Costa Rica. Nos referimos a la actividad cacaotera, la cual con gran suceso se había iniciado en la región del litoral Atlántico desde mediados del siglo XVII. En 1665, el gobernador Juan López de la Flor sacó a 90 indígenas votos para reubicarlos en el pueblo de Atirro. El mismo año se dirigió a Tierra Adentro y en el pueblo de los Tariaca capturó a 63 indígenas, de los cuales arcabuceó a 7 y sacó el resto hasta Cartago para repartirlos entre sus compañeros.25 A partir de ese año no se tienen más noticias relacionadas con las correrías en búsqueda de indios de guerra, infieles y rebeldes. Sin duda alguna, los recursos que tradicionalmente se destinaban a la justa guerra tuvieron que desviarse para hacerles frente a las incursiones de los piratas. Lo anterior puede comprobarse en unos autos de 16 77, en los que el tesorero se negó a entregar al Gobernador 161 pesos: ... para con ellos hacer el viaje a la saca de los yndios de guerra que incomodan a los urinamas catolicos y que estan de pas.26 Lo importante es destacar los argumentos esgrimidos por el tesorero para no cumplir con esa libranza, al subrayar que los gastos de guerra eran los que se producían por la guerra contra los ingleses y franceses y no contra los naturales.27 Tres años después se intentó reducir a los indios Caribes y Abubaes que estaban entre Quepo y Boruca, y cuya población se estimaba en 500 familias, lo cual no se pudo ejecutar, porque el enemigo inglés tenia infestada la mar del Sur. 2 8 Esta breve reseña acerca de la justa guerra en Costa Rica y las peculiaridades que revistió, nos permite sacar algunas conclusiones. CONCLUSIONES Primero, no dudamos de que la justa guerra y toda la violencia que implicó forma una parte muy poco conocida del desarrollo histórico costarricense. Segundo, estos procesos tuvieron su centro principal y permanente en Talamanca. Tercero, destacamos una vez más la capacidad organizativa y de resistencia que a lo largo de la Colonia manifestaron los aborígenes de esa región. Cuarto, esta particularidad de la justa guerra en Costa Rica contribuyó a que ésta persistiera y en consecuencia, a que se produjeran constantes sublevaciones parciales o generales de los aborígenes. Sabemos que casi cien años después del levantamiento general y de la masacre de auyaques, 226
cureros y hebenas, se produjo otra insurrección general en la región de Talamanca a la cabeza de don Pedro Comezala y del cacique de Suinze don Pablo Presberi, ambos héroes de la rebelión de 171 O. Los dos fueron capturados en justa guerra y arcabuceado el segundo por orden del gobernador Lorenzo Antonio de la Granda y Balbín en un juicio militar, inicuo y sin ninguna apelación. 2 9 Otra conclusión fundamental es que la justa guerra no fue un fenómeno exclusivo del siglo XVI. Convenimos en que durante la segunda mitad de esta centuria, la justa guerra tuvo sus propias características, dado que fue realizada durante las campañas de descubrimiento y conquista, con el propósito de capturar aborígenes para esclavizarlos y venderlos o para utilizarlos como cargadores, guías, intérpretes, o en el descubrimiento y conquista de nuevos territorios. Por otro lado tenemos la justa guerra de Costa Rica del siglo XVII, obviamente realizada en pleno apogeo de la etapa colonial y con el propósito directo de los captores de obtener mano de obra forzada para emplearla en sus propias actividades económicas.
227
NOTAS CAPITULO X l. Ots, José María, 1969, p. 205-207. 2. Op. Cit., p. 6. 3. Loe. Cit. 4. G., 058, 1620, f. 291-291 V. 5. G., 031, 1611, fls. 2-23. 6. Loe. Cit. 7. Fernández, León, 1976, V. 4, p. 135-152. 8. Fernández, León, 1975, V. 7, p. 81. 9. Loe. Cit. l O. Pérez, Pedro, 1971, p. 56-57. 11. Loe. Cit. 12. e.e., 3498, 1622, 2 v .-4. 13. Op. Cit., fls. 2-2. 14. Op. Cit., f. 2 V. 15. Op. Cit., f. 8. 16. Op. Cit., f. 3 V. 17. C.C.,5204, 1620,f. l V. 18. Op. Cit., f. 2. 19. Pérez, Pedro, 1971, p. 74. 20. Op. Cit., f. 76. 21. Op. Cit., fls. 80-84. 22. e.e., 5204, 1620, fls. 1-4 v. 23. e.e., 3585, 1665, fls. 146 v.-150. 24. e.e., 5175, 1667, r. 1. 25. Fernández, León, 1975, V. 7, p. 114. 26. e.e., 091, 1677, r. 18. 27. Op. Cit., f. 18 V. 28. e.e., 5225, 1680, r. 1. 29. Castro, Norberto. "Caciques de Costa Rica bajo la Monarquía Españolan. En Revista ANDE, No. 49, 1974, p. 40-70.
228
Capítulo XI SITUACION DE LOS INDIGENAS ENCOMENDADOS DE LA GOBERNACION DE COSTA RICA Y DE LA ALCALDIA MAYOR DE NICOYA A FINALES DEL SIGLO XVII
INTRODUCCION Con este penúltimo capítulo de nuestro trabajo nos proponemos examinar y establecer cuál era, al finalizar el siglo XVII, la situación de los indígenas encomendados de la Gobernación de Costa Rica y de la Alcaldía Mayor de Nicoya. Al abordar los diversos aspectos de este problema es imprescindible tener presente una característica que hemos destacado a través de nuestra discusión: que los indígenas de Nicoya y Costa Rica, en su desarrollo histórico colonial, tuvieron puntos coincidentes pero también su propia particularidad. Con esta perspectiva optamos por analizar por separado el estado que esos grupos tenían al finalizar el siglo XVII. A. FINAL DE LA ETAPA DE LA ENCOMIENDA EN COSTA RICA: Sobreexplotación indígena y crisis demográfica, débil proceso de mesthaje y desestructuración cultural
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Finalizando el siglo XVII, los aborígenes encomendados de Costa Rica mostraban las funestas consecuencias, tanto de la conquista, como de la sucesión de 130 años ininterrumpidos de explotación y de convivencia forzosa con el invasor. Estos efectos se concretaron en un significativo cambio socioeconómico en los pueblos de indios, modificaciones que en última instancia determinaron el final de la etapa de la encomienda. 231
Desde esta perspectiva podemos afirmar que fue un proceso global de desestructuració.n el que determinó la caída de la encomienda como mecanismo fundamental de explotación, y que ese proceso se materializó a través de la disminución demográfica. El descenso de la población indígena se puso de manifiesto de dos maneras y con carácter coyuntural: primero, las pandemias que a nivel centroamericano asolaron la región durante los años de 1600, 1607, 1631, 1686 y 1694. I Y segundo, las pestes locales como la de 1614 en el Valle del Reventazón, que dejó sólo 14 sobrevivientes en el pueblo de Atirro, la de 1645, que azotó a toda la provincia, la de viruela, en 1654, que atacó al pueblo de Quepo y reapareció de nuevo, en toda la jurisdicción de Costa Rica, entre los años 1690 y 1694.2 Pero si trascendemos el fenómeno puramente externo de la muerte por epidemias o pandemias y analizamos este problema en forma global, concluiremos con que la causa fundamental de la caída de la población indígena fue la sobreexplotación a que permaneció sometida, la cual fue un proceso que se inició desde el momento de la conquista y revistió varias facetas y modalidades. En primer lugar destacaremos que la ocupación del territorio costarricense por los invasores europeos rompió el equilibrio preexistente, tanto entre los hombres como entre éstos y la naturaleza. Sin duda el impacto más dramático de este desequilibrio se debió a que la población carecía de defensas para combatir las enfermedades que portaban los conquistadores, entre las cuales hay que puntualizar la neumonía, la lepra, la viruela, el tifus, la fiebre amarilla, el tétanos, el tracoma y la caries.3 Desde el punto de vista de la dominación colonial, hemos puesto en evidencia a través de nuestro trabajo, todos los mecanismos de explotación de que fueron objeto los indios de encomienda. Esta expoliación fue de tal magnitud que, por un lado atentó contra la propia reproducción biológica de la población encomendada (lo que deducimos de los padrones generales, donde se demuestra que durante el siglo XVII hubo un significativo descenso de la tasa de natalidad, pues un alto porcentaje de familias manifestaron no tener hijos menores), y por otro lado condujo a que los organismos de los indígenas, debilitados por la sobreexplotación, no tuvieran defensas ante las nuevas enfermedades, o en el mejor de los casos, que tardaren mucho tiempo en desarrollar mecanismos biológicos para superar la contaminación microbiana. De ahí que, a lo largo del período colo232
nial, se registraron tanto pandemias regionales como epidemias locales en la Gobernación. Reiteramos que no existe la información documental deseada, para cuantificar las pérdidas demográficas durante el siglo XVII, pues sólo disponemos de algunos padrones parciales y tres generales correspondientes a las dos últimas décadas del siglo. A manera de ejemplo citaremos el número de tributarios de varias parcialidades durante 1636: Auyaque 30, Teotique 40, Atirro 18, Yarikas 9, Cot 30, Quircó 25, Tucurrique 1 7, Corrosí 25, Jucaragua 13, Ujarraz 52, Turrialba 35, Güicasi 12, Orosí 20.4 Como se puede apreciar, estas cifras tienen limitaciones que impiden su análisis, en primer lugar todos se refieren únicamente a tributarios, de manera que no se toma en cuenta a los reservados ni a la población menor de edad. En segundo lugar, la mayoría de estas cifras son de parcialidades, y por lo tanto no se refieren a pueblos enteros. Respecto de los padrones generales, éstos corresponden a· los años 1682, 1697 y 1699, cuya información hemos incluido en cinco cuadros, a los cuales agregamos un padrón general de 1692 correspondiente al pueblo San Juan de Herrera de los Naboríos. La fuente de 16825 contiene datos de 18 pueblos cuyos vecinos sumaban un total de 1,343 individuos. (Ver Cuadro 29). Además, la información extraída evidencia un proceso muy importante, cual fue la exogamia entre indígenas, lo que puede apreciarse en la segunda columna del cuadro mencionado que se refiere a solteros y solteras, a casados y casadas en otros pueblos, es decir a medios tributarios. Esa columna contiene un total de 752 personas (373 varones y 379 mujeres), pero no podríamos determinar cuántos eran los solteros o los casados en otros pueblos. Otro punto que merece ser destacado, es el número de reservados que suman un total de 299 individuos, con la limitación de que no se especifica si esa condición era por edad, enfermedad o invalidez. No obstante, los datos contenidos en este padrón nos han permitido establecer que las reducciones ubicadas en el Valle Central Occidental tuvieron una población mucho más significativa, en términos cuantitativos, que los pueblos asentados en la porción oriental; nótese que Pacaca, Barva, Currirabá y Aserrí tenían una población de 125, 21 7, 120 y 166 individuos respectivamente.
233
CUADR029 PADRON DE LOS PUEBLOS DE INDIOS DE LA PROVINCIA 1682 Solteros(as) Casados Nombre del pueblo 1. Naboríos 2. Pacaca 3. Barva 4. Currirabá 5. Aserrí 6. Quircot 7. Cot 8. Ujarráz 9. Orosí 10. Güicací 11. Turrialba 12. Tucurrique 13. Juacaragua 14. Auyaque 15. T eotique 16. Güicirí 17. Tobosi 18. Quepo 19. Urinama 20. Boruca y Abubaes
y Casado(as)
Reservados(as)
otros puebl.
Total Parcial x sexos
V
M
V
6 12 24 7 15
18 19 32 10 24 2
18 11 21 24 5 15 15 11
28 9 69 44 43 6 15 32 10 14 25 30 5 12 20 9
6 3
40 66 96 62 85 19 41 14 32 18 27 40 11 27 20 13
58 59 121 58 81 13 22 51 31 26 38 43 13 22 26 12
V
M
V
M
14 31 20 4 14 5 1 4 8 6 3 5 4 8
14 31 20 4 14 5 1 4 8 6 3 5 4 8
20 23 52 51 56 14 35
6
5 10 6 1 3 11 2 4 5 2
15 13
6 10 8 4 2
M
19
19
2
8
2
8
23
35
146
146
373
379
115
184
634
709
292
752
299
Total General
1343
98 125 217 120 166 32 63 65 63 44 65 83 24 49 46 25· 58
1343
NOTAS: En Tobosi no hay indios porque están avecindados en otros pueblos; no se sabe el número de indios Borucas y Abubaes por no estar todos reducidos, pero voluntariamente dan reconocimiento en cacao a la Corona. Los Urinama no están todos reducidos. Se sacan algunos cada medio año para el beneficio de las haciendas de cacao que los vecinos de Cartago tienen en la costa del Mar del Norte. A éstos se les paga su trabajo con herramientas como hachas, machetes y flechas y alguna ropa de la tierra por no querer recibir plata corriente. FUENTE: Archivo General de Indias, Sección Contaduría, No. 815, 1685, fls. 1-4 V:
En cuanto al padrón de 16976, hay varios aspectos que merecen ser destacados: había una población de 662 indígenas distribuidos en 236 familias asentadas en 17 pueblos. Obsérvese que en un lapso de 15 años la población encomendada se había reducido a menos de la mitad: 49,29º/o. Paralelamente surge el problema de que de 236 familias, 119 que corresponden a un 50.420/o del total, no tenían hijos menores (ver Cuadro 30). Además, la ausencia de datos sobre tributarios de Güicasí y Quepo nos sugiere que estos asentamientos habían desaparecido por falta de vecinos. 234
CUADRO 30
PADRON DE LOS PUEBLOS DE INDIOS EN COSTA RICA
1697
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Nombre del pueblo
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M
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V
M
31
31
30
-
-
-
1
-
-
-
Pacaca
26
21
21
2
3
-
-
-
-
Barva
56
52
51
-
4
-
1
-
Currirabá
29
27
16
3
-
-
-
2
-
-
-
- -
- -
- -
Aserrí
Tobosí
13
11
11
-
Ouircó
7
5
5
1
1
-
Cot
4
3
3
1
-
-
5
1
-
-
-
1
1
-
- - - - - - - - - - - - - - -
Tucurrique
9
7
7
Jucaragua
3
3
3
-
-
-
-
Auyaque
2
2
2
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
- -
-
-
- -
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
- -
-
-
-
- - -
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
- - - -
-
-
-
-
-
-
-
-
-
- - -
-
-
-
- -
-
-
-
- -
-
- - -
-
- -
-
-
-
-
5
2
3
-
2
4
2
2
1
1
- - - - - - - - - - - - - -
Turrialba
13
8
10
-
3
-
Naboríos
18
TOTALES PARCIALES
236
GENERAL
-
- -
-
-
10
1
7
-
-
-
- - -
199 188
8
28
-
2
-
2
11
387
36
2
2
- -
1 4
2
12
13
-
1
5
5
4
--2
16
13
-
-
-
1
5
4
5
9
6
4
6
6
5
11
6
4
4
8
8
4
21
13
-
1
7
13
-
5
6
4
-
-
- -
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
1
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
3
-
2
-
1
-
2
-
1
-
2
-
2
13
3
-
-
-
1
17
3
- - - - -
-
2
3
4
-
-
Teotique
6
1
-
-
Chirripó
6
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
- -
-
5
-
-
-
-
6
13
- -
- -
-
Güicasi
48
-
-
-
-
13
2
-
-
-
11
-
- -
-
13
-
- - -
-
11
4
-
-
- -
2
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
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NOTAS: Caciques: Don Pedro de Peñaranda, de Orosf. Don Mateo Sánchez, de Auyaque. Don Francisco Gómez de Sojo, de Turrialba. Marta Sánchez. de Tucurrique, viuda del Cacique, vive con su hijo. Bernabé, éste aparece como Cacique en el padrón de 1699. FUENTE: Cartaan 094. 1697. 45 fls.
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Respecto al padrón de 1699 7 y tomando como referencia el de 1697 se observa una recuperación de 443 personas (ver Cuadros 31 y 32). Por otro lado se evidencia la pérdida total de vecindario de los pueblos de Chirripó, Orosí, Jucaragua y Auyaque, lo cual quiere decir que este incremento de la población se produjo fundamentalmente en los pueblos del Valle Central Occidental.· En el caso de Pacaca se pasó de 93 a 132, en Barva de 170 a 299, en Currirabá de 86 a 132 y en Aserrí de 90 a 151. Nótese que el incremento de la población en estos cuatro pueblos fue de 275 personas, es decir un 62,24°/o del aumento total. Otros pueblos, ciertamente tuvieron una recuperación demográfica, pero ésta fue poco significativa: Cot pasó de 12 a 17, Güicací de 11 a 19, etcétera (ver. Cuadro 33 que contiene el resumen de los tres padrones). De acuerdo con las cifras que venimos analizando, en 1699 había en Costa Rica 2 7 8 familias de indígenas encomendados, en su mayoría como tributarios de la corona. De este número de familias, 96 -que corresponden al 34,53ºA> del total- no tenían hijos menores. Otro aspecto importante que se deduce de la información contenida en este padrón es el hecho de que en algunos pueblos se configuró la familia ampliada (ver Cuadro 32) rompiendo el molde tradicional de la familia nuclear impuesto por las autoridades. Lo anterior se produjo en pueblos como Pacaca, Currirabá, Tucurrique, Ujarráz, Tobosí y especialmente en Barva donde se empadronaron 25 familias con estas características, a las cuales además del núcleo familiar se integraron otros miembros, como suegros, nueras, yernos, hermanos, nietos y huérfanos. U na explicación de estos procesos podría ser que familiares de los indígenas de Pacaca, Currirabá, Aserrí y Barva avecindados en otros pueblos fueron obligados a trasladarse a la zona occidental del Valle Central, para que trabajaran especialmente en labranzas de trigo, dado que los aborígenes reducidos carecían de libertad para trasladarse por voluntad propia de un pueblo a otro. En relación con los pueblos de indios ubicados en la jurisdicción de Esparza, hay que señalar que durante los primeros años del siglo XVII existían los pueblos de Chome, Abangares y Santa Catalina de Garabito. De éstos los dos primeros desaparecieron en la primera mitad del siglo, pues en 1620 se menciona por última vez el pueblo de "Avancarf'' y en 1638 el teniente de oficiales reales de Esparza informó que había recibido el tributo de Antonio Basques indio soltero, único sobreviviente del pueblo de los Chome, por un monto de 2 pesos y 4 reales. 8 '· 236
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El único pueblo que sobrevivió, aunque con escasa población, fue el de Garabito, que en 1693 contaba con un total de 50 individuos.9 Dentro de la complejidad de este proceso global de desestructuración de la sociedad indoamericana, además de las crisis demográficas surgen otros problemas importantes como el de mestizaje y el de aculturación. Respecto del primero hemos llegado a la conclusión de que definitivamente no hubo mestizaje en forma significativa durante el período que estamos analizando. Para afirmar lo anterior nos hemos basado en tres fuentes originales: primero, el padrón general de 1682, cuyos detalles sobre población no indígena hemos desglosado de este modo:
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POBLACION NO INDIGENA AÑO 1682 Mestizos
Mulatos y Negros Libres
Total
Españoles
Cartago Puebla .de Los Angeles Arrabal Esparza
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475
100 16 84
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Totales
675
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Porcentaje
99.9
78.25%
2.3%
19.1% 1º
Jurisdicción
100 16 29
Nótese que entre las 675 personas censadas, únicamente se registraron 16 mestizos, los cuales representaban el 2,3% del total de la población no autóctona, muy por debajo de los 530 españoles y de los 1.343 indígenas censados durante el mismo año (ver Cuadro 31). La segunda fuente utilizada es el padrón de 1691, le.vantado en Cartago para el cobro de alcabala, en el cual no se especificó el número de mestizos, pero se los incluyó en la cifra de 64 familias de mulatos y negros libres y mestizos.u La tercera fuente son los libros de bautizos de la Sección . Pastoral que se conservan en. el archivo de la Curia Metropolitana, en los cuales se puede calcular el total de bautizos realizados entre 1595 y 1690 (Cuadro 34). Aun con las limitaciones de esta fuente -por no contener información completa de cada año- es muy significativo que durante todo ese 240
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CUADR034
BAUTIZOS EN GENERAL: 1 595-1690 Año Indios
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1669 1672 1673 1674 1675 1676 1677 1678 1679 1680 1681
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Mestizos
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NOTAS: Criollo: Hijo de españoles nacido en Costa Rica. Se distinguen por los apellidos y porque algunos se inscriben como don y doña. Español: asf se especifica en los libros a panir de 1666. Hijos de la Iglesia: también se denominan hijos de padres no conocidos. En algunos casos dice espúreo, pero el término viene tachado. Todos deben ser hijos de mujeres criollas solteras (7), porque también aparecen huéñanos indígenas.
FUENTE: Archivo de la Curia Metropolitana, Sección Sacramental. Libro 1y11 de Bautizos.
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