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Spanish; Castilian Pages 230 [274] Year 2020
José Eloy Hortal Muñoz Félix Labrador Arroyo Jesús Bravo Lozano África Espíldora García
LA CONFIGURACIÓN DE LA IMAGEN DE LA MONARQUÍA CATÓLICA EL CEREMONIAL DE LA CAPILLA REAL DE MANUEL RIBEIRO
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Tiempo Emulado Historia de América y España 74 La cita de Cervantes que convierte a la historia en “madre de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir”, cita que Borges reproduce para ejemplificar la reescritura polémica de su “Pierre Menard, autor del Quijote”, nos sirve para dar nombre a esta colección de estudios históricos de uno y otro lado del Atlántico, en la seguridad de que son complementarias, que se precisan, se estimulan y se explican mutuamente las historias paralelas de América y España. Consejo editorial de la colección: Walther L. Bernecker (Universität Erlangen-Nürnberg) Arndt Brendecke (Ludwig-Maximilians-Universität, München) Jorge Cañizares Esguerra (The University of Texas at Austin) Jaime Contreras (Universidad de Alcalá de Henares) Pedro Guibovich Pérez (Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima) Elena Hernández Sandoica (Universidad Complutense de Madrid) Clara E. Lida (El Colegio de México, México D. F.) Rosa María Martínez de Codes (Universidad Complutense de Madrid) Pedro Pérez Herrero (Universidad de Alcalá de Henares) Jean Piel (Université Paris VII) Barbara Potthast (Universität zu Köln) Hilda Sabato (Universidad de Buenos Aires)
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Iberoamericana - Vervuert - 2020
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Esta publicación ha sido posible gracias a la ayuda proveniente de los proyectos “Del Patrimonio Dinástico al Patrimonio Nacional: los Sitios Reales” (HAR2015-68946C3-3-P), MINECO-FEDER y “Madrid, Sociedad y Patrimonio: pasado y turismo cultural” (H2019/HUM-5898), de la Convocatoria de Programas de I+D en CCSS y Humanidades 2019 de la Comunidad de Madrid financiada con fondos del FSE.
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Índice
Estudio introductorio Capítulo 1. La relevancia de la Capilla Real en la configuración de la identidad de la Monarquía Hispana..................................................... 11 Capítulo 2. La configuración del concepto de Monarquía Católica y su influencia en la Capilla Real hispana con Felipe IV. La relevancia del maestro de ceremonias Manuel Ribeiro................. 25 Capítulo 3. Los manuscritos: aproximación y lenguaje........................... 49 Capítulo 4. Normas seguidas en la transcripción..................................... 83 Anexo. Índice de los papeles de Manuel Ribeiro conservados en el Archivo General del Palacio Real de Madrid..................................... 85 Breve discripción de la Real Capilla de Madrid y de las ceremonias q[ue] en ella se exercen por el discurso del anno. Echa por M[anue]l Rib[ei]ro, capellán de honor y m[aestr]o de ceremonias de Su Mag[esta]d.................................. 97 Anexo I. Calendario festivo................................................................. 243 Anexo II. Bendición de las candelas q[ue] se costumbra hazer nel Pardo............................................................................................... 246 Oficios de la casa real........................................................................... 249 Índice onomástico................................................................................... 253 Bibliografía.............................................................................................. 259
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Capítulo 1 La relevancia de la Capilla Real en la configuración de la identidad de la Monarquía Hispana
Es cuestión aceptada en la historiografía, que la Monarquía Hispana fue una de las principales defensoras del catolicismo a lo largo de la Edad Moderna. Sin duda, a lo largo del periodo comprendido entre finales del siglo xv y principios del xviii, los monarcas hispanos fundamentaron en gran medida la cohesión y existencia de sus múltiples territorios en el universalismo de la confesión católica y en su dialéctica, en ocasiones, y en la colaboración, en otras, con el Papado1. Todo ello provocó que el catolicismo supusiera un elemento fundamental en la configuración de la propia Monarquía, que se plasmaría a través de diversas expresiones; sin duda, una de las principales fue su Capilla Real2. En las monarquías de la Edad Moderna, las capillas reales tuvieron diversos objetivos3. En primer lugar, atender las necesidades litúrgicas
1. Martínez Millán, 2010. 2. Sobre esta cuestión, Martínez Millán, 2013. 3. Existe numerosa bibliografía sobre las capillas reales, entre la que podemos destacar Baldwin, 1990; Billot, 1998; Robledo Estaire et alii, 2000; Carreras y García García, 2001; Robledo Estaire y Pizarro Llorente, 2005; Costa Gomes, 2009; Nogales Rincón, 2009.
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y devocionales del rey y, por extensión, de la familia real y de los residentes en la corte, además de imponer la conducta que debía seguirse en la misma. Sin duda, era el lugar idóneo para influir en la voluntad real o en el gobierno de la monarquía a través de la predicación. Del mismo modo, era también la encargada de propagar y supervisar la espiritualidad apoyada por los soberanos a todos los rincones de sus reinos. Asimismo, era uno de los espacios palatinos donde se constituía la imagen regia a través de los ritos y ceremonias que en ella se ejecutaban y que presentaban al reino la grandeza del monarca y de la dinastía reinante, así como su liberalidad y magnanimidad. Finalmente, era un espacio de integración de las élites, donde se generaban redes clientelares que ayudaban a conseguir una mayor cercanía con la persona del monarca, pues el personal de la capilla debía proceder de las élites de los reinos que estaban comprometidos con la ideología religiosa que se intentaba propugnar. De este modo, se daba cabida, en la misma, a las principales instituciones eclesiásticas, por lo que se ocasionaba una identificación y respaldo por parte de la Iglesia al monarca, así como la integración social e ideológica de las élites, al mismo tiempo que se producía un consenso que debía regir toda la monarquía4. El cuidado, el orden y la institucionalización de la Capilla Real resultaba vital, puesto que a través de la misma se presentaba la espiritualidad e imagen del monarca y de la dinastía mediante la cual los soberanos daban ejemplo de su religiosidad para que sus súbditos, como señalaba el secretario de los duques de Saboya, don Tomás Fernández de Medrano y Sandoval, viviesen la fe de manera sincera, ya que era “este el verdadero camino de conservar, dilatar y extender, los términos y confines de sus reinos y monarquías”5. La prosperidad de los reyes llegaba cuando adoptaban como objetivo fundamental de su política la defensa de la fe, de la Iglesia y del pontífice, así, como refería fray Juan de Santa María, el monarca que descuidaba la religión se ponía en peligro a sí mismo y a su reino6. En esta misma línea, fray Juan de Salazar, en su Política Española, reconocía que Dios había tenido siempre una especial asistencia con España, a la que consideraba como el nuevo pueblo elegido7. 4. 5. 6. 7.
Martínez Millán y Pizarro Llorente, 2005, p. 524. Fernández de Medrano, 1602, pp. 17-18. Santa María, 1615, p. 556. Salazar, 1619.
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En un primer momento, las capillas cortesanas eran itinerantes, al igual que las cortes ambulantes de los monarcas, pero, cuando se fijó la residencia de las diversas cortes, se asentaron en ellas. De este modo, se reforzó la doble acepción del concepto capilla, pues se referiría tanto a la sección de la casa real del monarca que atendía sus necesidades espirituales y las de su familia, como al espacio físico donde se desarrolló su actividad principal, como eran las capillas o iglesias de los principales Sitios Reales —caso del Alcázar de Madrid, el palacio de Versalles, el Hofburg en Viena,…—, o aquellas que estaban bajo patronato real en la corte, caso de los monasterios de las Descalzas y la Encarnación en Madrid. La capilla, además, estaba ubicada en el corazón del palacio, metáfora del lugar que la religión ocupaba en la monarquía, tal y como señalaba Manuel Ribeiro como veremos posteriormente. Al igual que sucedería en el resto de los departamentos de la casa real de los monarcas hispanos, la estructuración de su Capilla Real estuvo sometida a la configuración de la propia Monarquía Hispana, cuyo origen provendría de un conglomerado de reinos en el que cada uno tenía su propia casa real que los vástagos de la dinastía Austria tuvieron que asumir y cuyo paraguas resultó ser la casa de Borgoña8. En el caso de la capilla, además de la de Borgoña tuvieron que asimilar la de Castilla, lo que provocó numerosos problemas derivados en su mayoría de la similitud de tareas de la jefatura de ambas, ejercida por el limosnero mayor (Borgoña) y el capellán mayor (Castilla). Esto dio lugar a controversias entre ambas capillas, a lo que habría que añadir el hecho de que a ese conjunto también se tuvo que unir la de Aragón y se incorporaron varios usos de otras cortes, en especial la del Papado. En efecto, en la Capilla Real hispana se expresó esa tirante relación entre la Monarquía y la Santa Sede, así como esa simbiosis político-religiosa. Como indicaba el capellán Vicencio Tortoreti y Neápolis, la Capilla Real representaba la Monarquía, pues “la religiossisima Casa de Austria del culto divino i veneración de las cosas sagradas reconoce su grandeza, reinos i señoríos”9. El Papado se sin8. Sobre la evolución de la casa de Borgoña, véase Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2014. En dicho volumen, en la segunda parte, se habla sobre las diversas secciones de la casa, entre las que se encuentra la Capilla Real y sobre la que tratan diversos aspectos los capítulos de David Nogales Rincón, Tess Knighton, Paulino Capdepón Verdú y Esther Jiménez Pablo. 9. Tortoreti y Neápolis, 1630, f. 94 v.
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tió siempre legitimado para intervenir en esta sección de la casa real, con el fin de “adoctrinar” a la corte hispana. De este modo, conseguiría una mayor adhesión a sus planteamientos espirituales y políticos, así como hacer visible la preeminencia jurisdiccional del papa sobre los monarcas hispanos en estas cuestiones, usando para ello su influencia a la hora de configurar las etiquetas y ceremonias que en ella se celebraban, como fue el caso del documento que editamos y publicamos en esta obra, el ceremonial de Manuel Ribeiro. Por supuesto, no siempre aceptaron de buen grado los monarcas hispanos dichas injerencias, por lo que los enfrentamientos, en especial a lo largo de la primera mitad del siglo xvii, fueron muy cruentos, como veremos posteriormente. La complejidad de la vida cortesana exigía una ordenación pormenorizada tanto de la estructura y organización de la casa real, manifestando los gajes, sueldos y funciones de cada uno de los diferentes oficios de los departamentos que la constituían, como del conjunto de ceremonias relacionadas con la vida palaciega, donde el rey y su familia desempeñaban un destacado papel. Como ya hemos estudiado en otros lugares10, el proceso de codificación y fijación de las ordenanzas, etiquetas y ceremonial de la Monarquía Hispana fue un proceso largo y complejo, ya que estas no se fundamentaban solo en principios de orden estético y social, sino también moral y político11. En cuanto a la Capilla Real, fue el departamento de la casa real que tuvo su reglamentación mejor y más específicamente señalada ya desde los tiempos medievales. Su importancia hizo que fuese el primer departamento de la casa que conoció una institucionalización en su funcionamiento y organización, al disponer de sus primeras constituciones durante el reinado de Juan II, en 143612. Las mismas fueron, posteriormente, reformadas y renovadas en 1486 y 1505 por los Reyes Católicos, al recogerse en las mismas las transformaciones que se habían producido en el servicio litúrgico, como una muestra más del poder real13. En estas constituciones se regulaban, principalmente, las distribuciones, así como cuestiones relativas al ceremonial y al calen10. Entre otros Labrador Arroyo, 2014, Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2015 y Hortal Muñoz et alii, 2018. 11. Visceglia, 1997 y 2010b, p. 148. 12. Capdepón Verdú, 1993, p. 631 y Nieto Soria, 1989. 13. García Oro, 1985 y Knighton, 1983.
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dario de las principales festividades en las que había de haber vísperas, misa cantada y sermón. Para Carlos V y Felipe II, generar una etiqueta y un ceremonial apropiado en la capilla para representar el poder de una de las monarquías más importantes del momento fue una tarea ardua, no solo por la envergadura del desafío, sino también por la multiplicidad de casas reales de las que disponían y de influencias que convergían en dicho espacio. En lo referente a la Capilla Real, el influjo castellano no decayó y fue, junto con la caza, la sección de la casa de los monarcas hispanos donde más influyó la organización del servicio a la castellana frente a la borgoñona. En especial, la influencia castellana se dejaría notar con mayor fuerza en la configuración de la ideología religiosa en la corte, sobre todo en lo referente a capellanes y predicadores, y su papel durante la confesionalización impulsada por Felipe II. Por su parte, la influencia borgoñona se dejaría notar en los aspectos musicales y ceremoniales de la Capilla, en especial durante el siglo xvi. En este sentido, como recogía Juan de Sigoney en sus Ordenanzas de la Casa de 1580, la llegada del ceremonial borgoñón significó la incorporación a la Capilla en Castilla de dos normativas ceremoniales elaboradas en época de Felipe I: el Calendarium capellae regiae, junto con el Leges et constitutiones capellae Catholicae Maiestatis, que abundaban en temas ceremoniales y litúrgicos; además de los Statuta et ordinationes capellae piae memoriae imperatoris Caroli V, que copiaba en parte las ordenanzas de 1515, las de Felipe I de 1500 y las de Carlos “el Temerario” de 1469, además de añadir cuestiones de ceremonial, especialmente en lo referido al maestro de capilla14. A estos documentos normativos se sumó en este reinado La orden que se tiene en los oficios en la capilla de Su Magestad, elaborado por el receptor de la capilla Miguel Pérez de Aguirre15. Cuando Felipe II se convirtió por derecho propio en monarca tras la abdicación de su padre, convergieron en su persona las dos casas, tanto la de Castilla como la de Borgoña, que habían pertenecido a su padre, junto a las dos, también de Castilla y Borgoña, de las que ya 14. Robledo Estaire et alii, 2000, pp. 110-114, así como Martínez Millán y Fernández Conti, 2005, I, pp. 147-149. 15. Biblioteca de Ajuda, Lisboa (en adelante BA), Cód. 51-VI-37. Analizada en Nelson, 2000.
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era titular como príncipe heredero16. Esto dio origen a una capilla de las más ricas del momento, compuesta por unos 200 efectivos y con unas posibilidades ceremoniales muy variadas. La fusión no significó la desaparición de las cuatro capillas, sino que la borgoñona del emperador aparecería registrada como “capilla flamenca”, mientras que la de Borgoña de Felipe II se conocería como “capilla española”; división que se prolongaría hasta el reinado de Felipe IV, en concreto en el primer tercio de 1637, donde se fusionarían los roolos de ambas17. En este contexto, Felipe II dispondría de otros tres documentos elaborados durante su reinado para normativizar la Capilla. El primero, el más breve, serían unos Estatutos redactados por el capellán mayor, en 156218, que constituyeron una actualización de las ordenaciones promulgadas por Carlos V en 1515 antes de su llegada a Castilla, y que iban especialmente dirigidos a los predicadores y capellanes de banco. En 1584, tras el regreso de Portugal, llegarían dos nuevos textos, como serían una reglamentación para el oratorio privado de Felipe II19, así como las Advertencias de cómo se han de ganar y repartir las distribuciones, documento que suponía, de facto, la unión de ambas capillas, elaborado por García de Loaysa, y que se efectuó para reglamentar, de nuevo, el reparto de las distribuciones y para fijar la planta de la Capilla, así como para actualizar el ceremonial, calendario y horario20. En este reinado, además, nos encontraríamos con unas instrucciones al capellán mayor21. Todo ello para que en la Capilla Real descollasen “sus ministros entre los de todas las capillas reales del mundo”22. Así lo refería el capellán mayor Álvaro de Carvajal, en una consulta realizada a 12 de abril 1601, cuando indicaba que
16. Martínez Millán y Fernández Conti, 2005, I, pp. 53 y ss. 17. Archivo General del Palacio Real de Madrid (en adelante AGP), Administración General (en adelante AG), leg. 1135, libro 3. 18. Estatutos que hasta agora se han guardado en la capilla Imperial y se han de observar en la Real Capilla de S. M. conforme al uso de Borgoña (Biblioteca Nacional de España, Madrid, en adelante BNE, Ms. 14018/2) y Robledo Estaire, pp. 150-152. 19. Instituto Valencia de Don Juan (en adelante IVDJ), Envío 7 (II), ff. 72 r.-73 v. 20. AGP, Real Capilla (en adelante RC), caja 76, exp. 1. 21. Real Academia de la Historia, Madrid (en adelante RAH), Salazar y Castro, 9/454 bis, ff. 78 v.-79 r. 22. RAH, Jesuitas, 9/3982. Puede verse en Gómez Centurión, 1998, pp. 22-23.
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de todas estas cosas se colige el gran cuydado que los gloriosos progenitores de v. m. han tenido siempre del culto divino, que no ha sido la menor causa por donde la Monarquía de V. M. se ha extendido tanto, y sea la mayor que a habido en el mundo, para cuya conservación y acrezentamiento importa mucho la vigilancia y cuydado que v. m. tiene de que esto vaya en aumento y el gran exemplo q. todos los estados poderosos toman de los que vemos en V. M.23.
Con todo, la nueva centuria marcaría importantes cambios, pues Felipe III solicitó a Álvaro de Carvajal desde Valladolid, en 1601, que enviase una relación de las constituciones de la Capilla Real que ya existían y su opinión sobre el asunto24. Álvaro de Carvajal, tras este encargo, señalaba el importante peso, todavía, de la tradición castellana y mozárabe, al menos en su aspecto externo, en el ceremonial de la Capilla25. Recordemos que hasta 1583 el aparato ceremonial de la misma estaba confiado al sacristán mayor, oficio que provenía de la casa de Castilla, y en su ausencia, por el receptor de la Capilla26. A partir de entonces el aparato ceremonial se confirió a un nuevo cargo, el maestro de ceremonias, coincidiendo con la unificación de oficios de capellán y limosnero mayor en García de Loaysa, en lugar de Luis Manrique. Este nuevo puesto, que ya existía en Portugal y que trajo el rey tras su viaje a la corte lusitana, prevenía al monarca de todo lo referente al ceremonial y la liturgia, de los oficios que se debían de rezar al día siguiente, de si había de ser la misa cantada o rezada, si había de haber sermón, la hora en que habían de empezar las celebraciones, qué reliquias se veneraban, si había de celebrarse de pontifical o con solemnidad ordinaria y todo lo demás que concernía a las cuestiones de la liturgia y del ceremonial27. Además de responder a los requerimientos de Felipe III, Carvajal elaboró y envió al monarca un proyecto de constituciones para adecuarlas, según sus palabras, “al tiempo presente”28. En ellas se contemplaba el aumento de funciones del capellán mayor, pero el patriarca 23. RAH, Salazar y Castro, 9/454 bis, f. 41. 24. Cambios que ya se apuntaron en Robledo Estaire et alii, 2000 y Negredo del Cerro, 2006b. 25. Robledo Estaire, 2005, p. 161. 26. RAH, Jesuitas, 9/3678 (tomo 105), núm. 69, f. 2 r. 27. RAH, Jesuitas, 9/3982, Cfr. Mayoral López, 2008, p. 362. 28. RAH, Salazar y Castro, 9/454 bis, f. 41.
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fue desautorizado por el rey, que le conminó a reunirse en junta con algunos de los capellanes más antiguos y el obispo de Valladolid para redactar unas constituciones adecuadas, que verían la luz en 160529, aunque el monarca no llegó a aprobarlas30. Por otro lado, durante el reinado de Felipe III tuvo especial importancia para la Capilla el diario que el nuevo capellán mayor Diego de Guzmán y Benavides elaboró desde 1609 a 161331. En puridad, los manuscritos no pueden ser considerados como un ceremonial o unas ordenanzas, pues en 1584 Felipe II había mandado elaborar un libro de las acciones desempeñadas en la Capilla y, de los siete que se elaboraron, únicamente se conservan los dos redactados en época de Guzmán. Pese a ello, el profundo conocimiento que tenía sobre la Capilla Real y el ceremonial un gran patrón cortesano de la época, como era Diego de Guzmán y Benavides32, hacen que este diario resulte fundamental para comprender cómo funcionaba la Capilla en aquellos años. El documento no solo menciona las grandes festividades de la misma, sino también el día a día e incluye otra información muy interesante, como un listado de aquellos monasterios en Castilla y Aragón que recibían limosna para orar por el monarca33, listados sobre miembros de la capilla de algunos oficios34, listas de dotes para los criados35, una
29. Una copia en BNE. Ms. 14018, núm. 15. 30. Analizadas en el artículo de Mayoral López, 2008, pp. 362-364. 31. Titulado “Lo que se va haciendo en la Real Capilla de su Magestad y en las partes donde su Magestad sale a offiçios divinos y todo lo que toca al officiçio de capellán mayor ha asentado aquí Don Diego de Guzmán capellán y limosnero mayor de Sus Magestades desde oy jueves primero de enero de dicho año”, se conserva en RAH, en 9/476 (que abarca desde 1609 hasta marzo de 1610) y 9/477 (abarca de abril de 1610 hasta octubre de 1613). 32. Hay numerosa bibliografía sobre el personaje, hacemos mención a ella y a su labor como presidente del Consejo de Cruzada en Hortal Muñoz, 2014. Últimamente, Negredo del Cerro, 2019. 33. “Memoria de los monasterios que en estos reinos de Castilla y Aragón hazen oración por su Magestad de ordinario y de las limosnas que cada año les tiene señalados su Majestad por quenta de su limosnero mayor”, RAH, 9/477, ff. 163 r.-165 r., y “La limosna que se les da a estos monasterios atrás contenidos por la oración que hazen por su magestad y lo que se les va pagando”, RAH, 9/477, ff. 166 r.-167 r. 34. Cómo el de “Los capellanes de banco de las casas de Castilla y Aragón de hábitos y Italianos”, RAH, Salazar y Castro, 9/477, ff. 174 r.-175 r. 35. “Relación de las dotes que ha mandado dar su Magestad a hijas de criados suyos para ayudar a su remedio assí en tiempo del señor don Álvaro de Carvajal, li-
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descripción de cómo se enterraban las damas al morir36, o una transcripción de los documentos sobre la Capilla de 158437. El documento de 1601 y el de la junta de 1605 constituyeron la base de las constituciones de 1623, que fueron elaboradas por Diego de Guzmán38, y que se completarían con ordenanzas para el capellán mayor, en 1625, y para el limosnero mayor, en 1627. Su redacción se enmarcó en un momento de codificación general de la actividad palatina durante los primeros años del reinado de Felipe IV39, así como del espíritu reformista que invadió el inicio de dicho reinado y cuyo punto culminante sería la revisión de las ordenanzas de la Casa de Borgoña que se publicó en 1624. En dichas constituciones se especificaban las funciones de los distintos oficios de la Capilla, comenzando por el capellán mayor, que fue reconocido como el principal cargo por su papel en las diferentes ceremonias que se celebraban tanto en la Capilla Real como en otros espacios de poder. Del mismo modo, se analizaban las funciones del limosnero mayor, del receptor (que era el decano y presidente del banco de capellanes), del juez de la Capilla (intervenía en todas las causas de los ministros de la misma), del fiscal de la Capilla (su función primordial era el cuidado de todo lo perteneciente a la Capilla y al tribunal eclesiástico de ella), del cura de palacio o del maestro de ceremonias, entre otros. Además, se fijaba el número de capellanes de honor. En muchos casos, la Constitución de 1623 era una repetición textual de algunos de los artículos de la de 1601, mientras que lo que se añadía era, en su mayor parte, una fijación por escrito de las prácticas de la Capilla Real de Felipe III. En esta Constitución, como veremos, se quiso introducir el ceremonial romano como el único de la Capilla,
36. 37. 38. 39.
mosnero mayor, como en el del señor don Diego de Guzmán que tiene el mismo oficio”, RAH, Ms. 9/477, ff. 179 r.-183 r., y “Memoria de las dotes y limosnas extraordinarias que su Magestad manda dar desde seis de Julio de 1610”, ff. 184 r.-187 r. F. 70 v. Ff. 131 r.-141 r. Conservadas en AGP, RC, caja 72, exp. 1, fueron publicadas en Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2015, pp. 31-45. Como podemos comprobar en los documentos compilados en Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2015, con ejemplos como la orden al montero mayor de 1623, la orden a los guardas de damas de 1623, las ordenanzas de la guarda de archeros de corps en 1626,…
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Diego Rodríguez de Silva Velázquez, Felipe IV orante, c. 1655, Museo del Prado, Madrid.
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dejando de lado otros más antiguos40. Sin duda, fueron unas constituciones muy relevantes, y su influencia se mantendría hasta tiempos de Carlos II41. Sin embargo, más importante para nosotros en esta obra, resulta el hecho de que, en el reinado de Felipe IV, se dio origen a la costumbre de elaborar distintos documentos que pretendían reflejar las primeras historias de la Real Capilla42. Esta suerte de diletante literario, afectó también a otras secciones de la casa, como la guarda española o los escuderos de a pie43, que encomendaron a miembros capaces de sus secciones que elaboraran esas historias para defender la relevancia de cada una de ellas, en un contexto de cambios en la corte y en la casa real. Sin duda, dichas fuentes son fundamentales para cualquier tipo de estudio sobre la Capilla Real durante el reinado de los Austrias. En estas historias se manifiesta de manera clara la evolución que conoció la Real Capilla, paralela a la organización de la Monarquía, desde una ortodoxia típicamente castellana a otra, ya en el siglo xvii, más próxima a Roma. La paulatina asimilación del catolicismo como justificación de la política de la Monarquía Hispánica llevó a esta a seguir la ética y el ceremonial romano44 y a una proximidad a Roma, como se refleja en el número, por ejemplo, de capellanes cercanos a la descalcez hispana o a la proximidad a Roma de los capellanes mayores Álvaro de Carvajal (1598-1608), Juan Bautista de Acevedo (1608) y Diego de Guzmán (1608-1625), entre otras cuestiones45. Como escribió Campanella “el Imperio español va componiendo la Monarquía eclesiástica”, pues, añadía, “el rey de España no tiene otras razones para conquistar el mundo que la propagación de la religión y, si esta se perdiera, perderá la conquista”46. La primera de estas historias fue la elaborada por el siciliano Vicenzio Tortoreti y Neápolis. Clérigo presbítero natural de Traina en Sicilia, era hijo del doctor Marco Antonio Tortoreti y de doña Susa40. 41. 42. 43.
Gérard, 1983, p. 276. Álvarez-Ossorio, 2002 Apuntado en Lolo, 2007, pp. 73-78. En el caso de la guarda española fue Soto y Aguilar, c. 1663, y en el de los escuderos de a pie con las constituciones elaboradas por Francisco Bernal en 1665 analizadas en Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2013, pp. 214-216. 44. Martínez Millán, 2003, y Sarrión Mora, 2008. 45. Negredo del Cerro, 2006b y Martínez Millán, 2008. 46. Cfr. Díez del Corral, 1983, p. 323.
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na Neápolis47. El 15 de agosto de 1622 tomó posesión como capellán de su Majestad de la Corona de Italia y fue recopilando información para publicar su obra Capilla Real [en romance y en latín] con observaciones propias de la del rey católico, Nuestro Señor Don Felipe IV el Grande, publicada en Madrid, por Francisco Martínez, en 1630. Como peculiaridad cabe destacar que fue la única obra editada de todas las escritas en este siglo, lo que le ha permitido ser la más citada y conocida de ellas. Este trabajo va de lo general a lo particular, pues se inicia hablando sobre la existencia continua de la Capilla Real en los grandes poderes, sus funciones, sus personajes más conocidos y su ritual, para posteriormente aplicarlo a la Capilla de los reyes Habsburgo hispanos. La obra se estructura en siete partes, que pretenden reconstruir la historia de la capilla, remontando sus orígenes a la Edad Media, a la vez que toma como eje fundamental la Capilla de los Reyes Católicos, por haber sido la más importante, según el autor, de la Monarquía Hispana. La labor literaria de Tortoreti no se ceñiría únicamente a este libro, pues en 1639 publicaría también Maximiliano socorrido y fragmentos eucharísticos recogidos en la colocación del sanctíssimo en la Capilla Real del rei nuestro señor don Filipe IV el Grande, donde se centraría en esta cuestión litúrgica de fundamental relevancia como veremos posteriormente, y que refleja perfectamente su tiempo. En ese mismo año, 1639, el maestro de ceremonias de la Capilla Real, el portugués Manuel Ribeiro, finalizaría la redacción del manuscrito inédito que aquí publicamos, y que supuso otro jalón fundamental en esa fijación histórica de la evolución de la Capilla Real, abordando en este caso el ceremonial de la misma, como veremos posteriormente. Igualmente relevante resultaría la obra elaborada en 1654 por el leonés Lázaro Díaz del Valle, titulada el Origen del nombre de Capilla y capellanes48, que tuvo su continuación con el Catálogo de los señores Patriarcas de las Indias en 165649. Conocido también como don Lá47. AGP, Personal, caja 7793/7, RC, caja 85, s. f. y Registro 6151, f. 26 r. 48. Copias en AGP, RC, caja 4 exp. 6 y BNE, Ms. 11767, ff. 159-173. 49. El título completo de esta obra sería Ilustracion genealógica, de el muy illustre y excelentíssimo Señor Don Alonso Perez de Guzman, el bueno, patriarcha de las Indias. Arzovispo de Tyro, mayor capellán y limosnero, del muy católico rey de las Españas y emperador de América don Felipe IV el Grande, N. Señor. Año del 1656, y está conservada en RAH, 9/136, junto a los papeles que compiló para elaborar ambas obras.
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zaro del Valle de la Puerta, Lázaro de la Puente o de la Puerta, debió su fortuna cortesana a haber ejercido como paje del patriarca Alonso Pérez de Guzmán50. Así, fue cantorcico de la capilla flamenca desde el primer tercio de 1622 hasta que el 1 de abril de 1634 fue promocionado a cantor de la capilla española, oficio en el que serviría hasta su muerte el 27 de febrero de 1669. El 1 de enero de 1641 se le había hecho merced de una plaza ordinaria por vía de aumento, aunque solicitó en diversas ocasiones, sin éxito, una ración que había vacado por Cristóbal Gómez de la Puerta, su tío, como ujier de saleta de la casa de la reina. Su conocimiento del funcionamiento de la Capilla le permitió elaborar ambas obras, aún bastante desconocidas, en las que se centraría en describir cómo era el oficio de los capellanes y de los patriarcas de Indias, así como en una serie de listados sobre los sumilleres de cortina y predicadores. Del mismo modo, fue un notable teórico para la historia del arte. Tras Lázaro Díaz del Valle, debemos esperar ya hasta el reinado de Carlos II, en el que adquiriría gran relevancia la obra también inédita del sardo, natural de Itiri Cannedo, Mateo Frasso, titulada Tratado de la Capilla Real de los Serenísimos reyes católicos de España Nuestros Señores, finalizada en 168551. Frasso era hijo de Leonardo Frasso y Magdalena de Apieto52. El 4 de diciembre de 1649 años tomó posesión de una plaza de capellán de honor de su Majestad por la Corona de Aragón, recibiendo posteriormente otras prebendas como la abadía de la Santísima Trinidad de Sacarja en Cerdeña el 15 de octubre de 1656, el priorato de Bonareado en el mismo reino el 19 de enero de 1657, aunque no lo aceptó, la administración del colegio de nuestra Señora de Loreto el 30 de agosto de 1661 y el obispado de Basa en Cerdeña el 11 de junio de 1664, que no aceptó. Fue, igualmente, receptor de la Capilla desde el 1 de septiembre de 1661 hasta su fallecimiento en 1686 y maestro de ceremonias durante el reinado de Carlos II. 50. Su biografía, en Riello Velasco, 2004 y 2009. Igualmente, su expediente personal en AGP, Personal, caja 1064/27. 51. Se conservan varias copias en estado manuscrito: RAH, 9/454bis y 9/708 (parecen ser copia hecha en 1696 por un paje del capellán de honor Samper y Gordejuela), British Library, Londres, Ms. Egerton 1822-1823, y una copia del siglo xviii de la primera parte en AGP, RC, caja 223. También se conserva parte en RAH, 9/5308. Finalmente, otra copia completa en la biblioteca particular de la profesora Veronique Gerard-Powell. 52. AGP, Personal, caja 7802/5 y Registro 6151, f. 45 v. Su biografía, en Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, II, p. 1235.
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Sin duda, su labor en los diversos oficios le permitió redactar su cuidado tratado, el cual, claramente, constituye una fuente documental de primer orden para el funcionamiento de la Capilla durante los reinados de Felipe IV y parte del de Carlos II. Es, de todas, la más voluminosa, y recopila todo lo escrito con anterioridad referente a la Capilla. La obra original parece haberse redactado en dos etapas, la primera entre 1651-1657 y la segunda, entre 1677-167953. Finalmente, el último tratado escrito en el siglo xvii es el del capellán de honor Hipólito Samper y Gordejuela, religioso del hábito de Montesa y procurador general de dicha orden, titulado Historia de la Capilla Real de Castilla y Aragón, finalizado en 169554, donde se apuntan varios cambios y mejoras sobre la obra de Frasso.
53. Véase Álvarez-Ossorio Alvariño, 2004, p. 102, n. 11 y Robledo Estaire y Pizarro Llorente, 2005, p. 154. 54. Al igual que los precedentes se encuentra conservada en estado manuscrito, y encontramos un ejemplar en RAH, 9/709 y otro incompleto en RAH, 9/1552/8, así como un volumen en la Biblioteca Histórica de Madrid. En dicha biblioteca se encuentran custodiados varios volúmenes referentes a la Capilla (M-25 a M-36), al parecer procedentes de la donación en 1892 de Hipólito Peñasco, concejal del Ayuntamiento. En ellos se entremezclan copias de obras ya citadas con elementos nuevos tanto del siglo xvii (M-31) como, sobre todo, de los siglos xviii y xix (véase p. 67, n. 14 de Negredo del Cerro, 2006b). Otros borradores, copias,..., en RAH, 9/1544, 9/1547, 9/3981 y 9/3982.
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Capítulo 2 La configuración del concepto de Monarquía Católica y su influencia en la Capilla Real hispana con Felipe IV La relevancia del maestro de ceremonias Manuel Ribeiro
Tal y como indica el profesor Martínez Millán, la formulación del concepto de Monarquía Católica referente a la Monarquía Hispana, fue el resultado de un largo proceso que tuvo lugar a lo largo de los siglos xvi y xvii y donde el Papado tuvo una especial relevancia: gestaría sus raíces durante el reinado de Felipe II, cuajaría como concepto a lo largo del de Felipe III, su desarrollo, práctica y plenitud tendría lugar durante el de Felipe IV, y se vació de contenido político a lo largo del de Carlos II55. Conviene indicar, además, que dicho concepto fue una construcción política, y no solo confesional, y que únicamente se puede aplicar durante el siglo xvii y no durante toda la Edad Moderna56. 55. El autor que más ha trabajado sobre estas cuestiones es José Martínez Millán; véanse sus trabajos 2010 y 2013, y los apartados referentes a la espiritualidad de la Monarquía y la Capilla en Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, I. 56. Martínez Millán, 2018.
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Claudio Coello, Adoración de la Sagrada Forma, 1685-1690, monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
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Dentro de ese espíritu de la Monarquía Hispana de propagar y defender la fe cristiana en todo el mundo, el reinado de Carlos V se caracterizó por un cesaropapismo que estaba basado también en la condición del monarca como emperador. La Monarquía Hispana no se presentó como un imperio a pesar de que su monarca, Carlos V, llegó a ocupar simultáneamente la dignidad imperial, sino como un “reino universal” capaz de realizarse materialmente57. Sin embargo, tras la abdicación de Carlos V y la división de su imperio en dos ramas diferentes, la Monarquía se encontró con que no tenía ese sustento ideológico para continuar ejerciendo dicha tarea dentro de la cristiandad. Por lo tanto, los teólogos de Felipe II recuperaron una antigua idea medieval, la de la Monarchia Universalis58, pero no con la idea de representarse como imperio y basado en la doctrina de los cuatro reinos universales y en la tradición, sino como un reino universal. Aunque el monarca hispano no gozara del título imperial, pretendería ejercer como cabeza del poder temporal apoyándose en dos factores esenciales: la decadencia del imperio como fuerza política paneuropea, así como las propias aspiraciones de la Monarquía Hispana para ejercer dicho poder debido a su condición de primera potencia militar. Por lo tanto, el reinado de Felipe II se caracterizó por un sometimiento del Papado a los intereses políticos del monarca hispano, en especial desde los inicios de la década de los 80 del siglo xvi, cuando las actuaciones de la Monarquía con respecto a Portugal —anexión—, Inglaterra —envío de la Armada—, Francia —apoyo a la Liga Católica—, e incluso los planes para la conquista de China59, apuntaban en ese sentido. Es en este contexto donde debemos situar la confesionalización que se venía llevando a cabo en la Monarquía Hispana desde el final del Concilio de Trento60. La misma fue una revolución política e ideológica que no finalizó hasta pocos años antes de la muerte de Felipe II. Se basaba en aplicar un estricto sistema de creencias sociales, para lo cual era necesario reformar y centralizar la administración favoreciendo la configuración de las instituciones que la componían, y en una rígida articulación y control del estamento eclesiástico por la Corona, lo que im57. 58. 59. 60.
Mattei, 1952 y 1965. Asimismo, Rivero Rodríguez, 2005. Sobre la formulación de este concepto y bibliografía sobre el mismo, Bosbach, 1998. Sobre dicha conquista y este contexto que indicamos, Martínez Millán, 2003. Martínez Millán y De Carlos Morales, 1998, pp. 99-213.
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plicaba la búsqueda de una reforma religiosa para evitar herejías en sus posesiones. Este proyecto ocasionó numerosos conflictos políticos en diferentes territorios de la Monarquía, en especial en los Países Bajos61, y originó una dura pugna con Roma, que consideraba su jurisdicción universal y no estaba dispuesta a ceder porciones de esta fácilmente. Sin embargo, la situación daría un vuelco radical tras el acceso de Clemente VIII al solio pontificio en 1592, quien buscó librarse de ese yugo a través de diversas políticas; entre ellas, mediante su apoyo a la reforma descalza y a su actuación sobre obispos y diócesis62. Desde un punto de vista político, el pontífice se sirvió de la situación caótica que existía en Francia para adquirir independencia de acción respecto a la Monarquía Hispana concediendo a Enrique IV de Borbón la absolución solicitada, e incrementando notablemente durante esos años su presencia diplomática en los Países Bajos, llegando a crear la nunciatura de Flandes en 1594 con el fin de influir en las decisiones de los ministros hispanos en el norte de Europa63. Al mismo tiempo, favoreció la reconstrucción de una facción cortesana afín en Madrid en torno al heredero, futuro Felipe III, y su valido, el duque de Denia (en ese momento) y posteriormente de Lerma, así como mujeres de la familia real como la emperatriz María o Isabel Clara Eugenia64. En lo referente a la Capilla, resultó estimable la ayuda recibida por el capellán mayor García de Loaysa (1584-1598) y sus sucesores Alonso de Carvajal (1598-1608), Diego de Guzmán y Benavides (1608-1626) y Alonso Pérez de Guzmán (1626-1670) en la configuración de la espiritualidad que emanaba de la misma. Finalmente, fomentó la expansión pacífica del cristianismo a través de la congregación de Propaganda Fide, eliminando así la justificación de la Monarquía Hispana como Monarchia Universalis, pues ya no era necesaria la fuerza militar en dicha tarea65. A partir de entonces, Roma asumió el papel de guía único del mundo católico, sin admitir interferencias particularistas en los reinos. La transformación que experimentó la Monarquía de Monarchia Universalis a Monarquía Católica se realizó durante los reinados de 61. 62. 63. 64. 65.
Tal y como se trata en Hortal Muñoz, 2016. Martínez Millán, 2003. Greengrass, 1984, Wolfe, 1993, y Hortal Muñoz, 2011. Véase la introducción de Martínez Millán y Visceglia, 2008, I, pp. 25-302. Jiménez Pablo y Martínez Millán, 2018. Además, Metzler, 1971-1976.
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Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1665) y se manifestó en los numerosos escritos que defendían la subordinación de la Monarquía al poder de la Iglesia66. El agotamiento económico y militar que estaba padeciendo la Monarquía por la Guerra de los Treinta Años, favoreció la aplicación de esta teoría ante la imposibilidad material de mantener su hegemonía. Roma aprovechó esta circunstancia para impulsar la unión de la Monarquía Hispana con el Imperio, siempre obediente a Roma, poniendo como columna de la grandeza la dinastía (Habsburgo). Para ello, resucitó el mito del duque Rodolfo, fundador de la dinastía, quien había prestado su caballo en medio del bosque a un sacerdote que llevaba el viatico a un pobre moribundo67. A partir de entonces, se impuso un nuevo discurso legitimador de la Monarquía centrado en la casa de Austria y desechando la ideología castellana de los “godos” y las aventuras militares de la Monarquía Hispana como difusora del cristianismo. Para sellar esta alianza de igualdad entre las dos ramas Habsburgo, se les dotó de un fin trascendente que sería la devoción a la Eucaristía, símbolo de la Iglesia. Con ello, se insistía en el hecho de que la grandeza de la dinastía se había generado en virtud de la defensa que todos sus monarcas habían realizado de la Iglesia. Por lo tanto, y para mantener esa grandeza, se antojaba necesario que la Monarquía abandonara sus esperanzas de constituirse en un poder universal (Monarchia Universalis), provenientes de la cultura castellana, y empleara sus fuerzas en la defensa de la Iglesia de Roma en unión con el Imperio (Monarquía Católica)68. Para que esta nueva justificación ideológica de la Monarquía fuera asumida por la sociedad, hubo que incorporar una serie de elementos rituales y espirituales formulados, por supuesto, por Roma. Para poder expandirlos, la solución más eficaz fue la de implantarlos en la Capilla del Alcázar de Madrid, con el fin de que fueran asimilados por los cortesanos y, de ahí, difundirlo a todos los rincones de la Monarquía a través de los diversos brokers que componían sus redes faccionales. El primer elemento que manifestó esa injerencia de Roma en los asuntos espirituales de la Monarquía Católica, como veremos en pro66. Al respecto Visceglia, 2010a. 67. Sobre esta cuestión, Duerloo, 1997. Más recientemente, Mínguez y Rodríguez Moya, 2018. 68. Martínez Millán, 2011, pp. 127-142.
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fundidad posteriormente y en el cuál jugó un papel fundamental nuestro Manuel Ribeiro, fue el traslado que se hizo de las ceremonias y etiquetas de la capilla papal a la real del Alcázar de Madrid, “corazón” de la propia Monarquía. Como señaló el capellán portugués, Felipe III le había traído desde Lisboa para servir en esta de Madrid nel mismo oficio y hacer que nella se exercessen las ceremonias Romanas y Apostólicas con gran perfección y eliminase los usos y costumbres sin fundamento que nella allase encontrados con los ceremoniales de suerte que su capilla fuese un dechado de perfección de todas las Iglesias de España69.
El segundo elemento estaría en consonancia con la nueva misión política que se le encomendaba a la Monarquía (defensa de la Eucaristía), como fue el establecimiento del Santísimo Sacramento de manera perpetua en la capilla del Alcázar. Con esta práctica religiosa se erradicaba definitivamente la aspiración “de universalidad” que había venido ejerciendo la Monarquía Hispana con anterioridad, expresada religiosamente en la devoción al sacramento de la Eucaristía70. En este contexto, fue fundamental la labor que realizó el patriarca de las Indias y capellán mayor Alonso Pérez de Guzmán, cargo que ejerció desde su juramento en manos del conde de los Arcos el 1 de octubre 1626 hasta su muerte en Madrid el 8 de agosto de 1670. Sorprende que todavía no haya un estudio definitivo sobre un personaje que tuvo tanta relevancia a lo largo de prácticamente todo el reinado de Felipe IV y parte del de Carlos II, pues Pérez de Guzmán ejerció un importante patronazgo desde su cargo como jefe supremo de la Capilla, acumulando gran cantidad de cargos y dignidades71. A ello habría que unir la autoridad que le otorgaba toda una potente red familiar de poder, pues era hermano del duque de Medina Sidonia, en virtud de la cual resulta lógico pensar que en su nombramiento influyó su primo, el conde duque de Olivares. Sin embargo, esta aseveración no parece del todo cierta, pues sobrevivió a su caída y su espiritualidad resultó 69. AGP, RC, caja 93. 70. Martínez Millán y Jiménez Pablo, 2011, y Álvarez-Ossorio Alvariño, 1996. 71. Algunas aproximaciones a este personaje en Álvarez de Toledo, 1994 y Jiménez Pablo, 2015, pp. 599-603.
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contraria a la que defendía el valido, pues no en vano fue quien permitió el ingreso del Santísimo en la Capilla del Alcázar. Sus esfuerzos sobre esta cuestión fueron numerosos desde que se puso al frente de la Capilla. De ello da fe un memorial que envió al monarca el 14 de julio de 1635, donde el patriarca expresa perfectamente los argumentos que utilizaba la facción cortesana afín al Papado para justificar esta práctica espiritual y religiosa: En muchas ocasiones me he hallado con resolución de proponer y suplicar a v. M. que se pusiesse el Santíssimo Sacramento en la Capilla obligado de la devoción de tantas personas de virtud como tiene palacio, que lo han desseado, y me lo han persuadido mucho tiempo ha, y especialmente de la que V. M. (Dios le guarde) y sus gloriosos progenitores han professado siempre a este admirable sacramento, reconoziéndole los de la Casa de Austria los estados y acrezentamientos de su grandeza, pero en ninguna me ha parecido que podía executarlo con mayor esperança que en esta en que el enemigo le ha ultraxado entrando en Flandes en el lugar de Tirlemon con tan sacrílegos menosprecios y desacatos dignos de el sentimiento que ha hecho el cathólico celo de V. M. a quien propongo y suplico que obligado del, y de la devoción referida mande que se traiga y coloque el Santíssimo Sacramento en su Real Capilla para que un Rey tan cathólico y defensor de nuestra religión con acción tal desagravie a este señor, del desacato con que los hereges le pretendieron agravar, esperando de su infinita bondad, que mediante ella y las continuas oraçiones que se harán a todas horas teniéndole presente, ha de dar a V. M. y su Monarchia tranquilidad, paz y aumento y a sus armas gloriosos progresso72.
En efecto, en el memorial podemos observar cómo el patriarca utiliza una derrota militar en el marco de la Guerra de los Treinta Años, y en concreto en los Países Bajos (toma de Tirlemont o Tienen por los holandeses), para justificar la necesidad de acogerse a la defensa que el Santísimo Sacramento haría de los bienes e intereses de la Monarquía. Tras años de luchas, finalmente, el 10 de marzo de 1639 el monarca accedería a colocar el Santísimo Sacramento en la Capilla Real. Esta ocasión fue, además, la primera en que se vio al príncipe Baltasar Carlos en un acto público, lo cual no resulta extraño al dotar de relevancia al mismo, como tampoco el hecho de que el ceremonial que estaba elaborando Manual Ribeiro culminara en dicho momento, una vez que
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se había conseguido introducir este ceremonial clave en la Capilla del Alcázar de Madrid. Con todo, la culminación del triunfo de la espiritualidad romana fue la implantación de la devoción de las Cuarenta Horas en la capilla del Alcázar73. Dicha oración tenía su origen en la práctica de las Quarantore que se comenzó a celebrar en Milán a partir de 1526, cuando a dicha ciudad llegó la noticia de que las tropas de Carlos V, que se dirigían a Roma para amedrentar al pontífice y terminarían ejecutando el Sacco de 1527, se iban a detener en la capital lombarda. La forma de combatir ese miedo fue a través de la oración continuada de iglesia en iglesia ante el Santísimo Sacramento durante la Semana Santa, lo que hacía un total de 40 horas sin interrupción. Esas Cuarenta Horas recordaban el tiempo que Cristo pasó muerto hasta que resucitó. Esta práctica litúrgica, que había surgido en oposición a Carlos V y su Monarquía, fue asumida por Felipe IV74, sin percatarse del matiz antihispano que dicha celebración recogía y que suponía un sometimiento espiritual a Roma. Al mismo tiempo, la implantación de dicha oración en el Alcázar de Madrid hizo aumentar exponencialmente el número de capellanes y de otros oficios en la Capilla Real. En efecto, a pesar de que siempre se ha visto el reinado de Felipe IV marcado por la falta de dinero y por la reglamentación de las casas reales, en la Capilla Real se produjo un aumento notable en el número de componentes de varios oficios, saltándose incluso las propias ordenanzas de 1623, con el fin que tenía la Monarquía de ajustarse al triunfo de esa espiritualidad de origen romano y las necesidades ceremoniales que acarreaba. No obstante, conviene indicar que dicha celebración también bebería del fasto con que las procesiones del Corpus Christi habían tenido lugar siempre en la Monarquía, en especial en ciudades tan relevantes como Toledo o Madrid75. Tras los cambios acaecidos en la Capilla Real
73. Ya llamó la atención sobre ello Rodríguez, 1997-1998, pero desarrollado sobre todo en Martínez Millán y Jiménez Pablo, 2015. 74. Bulla de la Santidad de Inocencio X en que concede a la Real Capilla de S. M. perpetuamente para el culto y veneración del Santísimo Sacramento en dicha Real Capilla, 1646 (AGP, RC, caja 2, exp. 5, f. 2). 75. Hay numerosa bibliografía sobre el asunto; se puede destacar Portús Pérez y Sebastián, 1993, y en Del Río Barredo, 2000, el capítulo VI titulado “Corpus Christi. La Cabeza del Cuerpo Político”.
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y en las relaciones con Roma, el Corpus Christi se convertiría en la fiesta anual del triunfo de la Iglesia de Roma, identificada con el orbe católico y este, a su vez, con la gloria de la dinastía Habsburgo76. Esa relevancia ceremonial acarrearía que uno de los planos elaborados por Gómez de Mora para acompañar a las Etiquetas Generales de Palacio de 1651 fuera relativo a la procesión del Corpus en Madrid77. Finalmente, hay que indicar que tras la derrota en la Guerra de los Treinta Años y en la guerra con Francia, se acababa con la imagen de una monarquía “belicista” y se ponía de relieve que la construcción política denominada Monarquía Católica carecía de sentido. Tras percatarse Felipe IV y sus ministros de la falta de utilidad política de esta idea, se decidiría imponer una reestructuración administrativa y política de la Monarquía de acuerdo con los principios que interesaban a la propia Monarquía Hispana, retornando a ideas anteriores78. Como ya hemos apuntado, uno de los lugares donde se configuró dicha Monarquía Católica sería la Capilla Real y sus ceremoniales. El encargado de plasmar el ceremonial romano en la Capilla Real de Madrid sería el portugués Manuel Ribeiro, a quien el monarca conoció durante su estancia en Lisboa durante la Jornada de 161979: Quando el Rey nuestro señor que Dios fue servido llevar para sí estuvo en Portugal el año de 1619, me mandó venir de su Real Capilla onde le servia de capellán y maestro de ceremoniales, para le servir en ella de Madrid en el mismo oficio80.
La Capilla Real portuguesa había conocido su proceso institucionalizador con anterioridad a la castellana y tenía un ceremonial bien regulado y reglamentado. Así, por ejemplo, en agosto de 1433 se fijaban las obligaciones de los oficiales de la Capilla y se reflejaba la manera en la que cada uno debía de estar81. Entre dicho año y 1438 se realizó otra ordenanza para el buen servicio de la Capilla, en donde se 76. García Bernal, 2006, pp. 283-286. 77. Titulado Planta de la procesión del Corpus allándose su Magestad en Madrid, se conserva en AGP, Mapas, Planos y Dibujos, Plano 4103. 78. Martínez Millán, 2013, pp. 2179-2296. 79. Sobre esta Jornada, Labrador Arroyo, 2010, pp. 319-346. 80. AGP, RC, caja 94/1, s. f. 81. “Ordenança que o Ifante manda ter aos seus capelaes em os tempos que cada hu ha de seruyr”, en Alves Dias, 1982, pp. 213-214.
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prestaba una atención especial, sobre todo, al aspecto musical. Durante la regencia de don Pedro se continuó con este proceso regulador y el deán de la capilla inglesa William Say compuso por petición real, en 1445, para el conde de Abranches el Liber Regie Capelle, en donde se describían varias prácticas ceremoniales de la capilla inglesa, así como aspectos de su organización como modelo para la capilla portuguesa. Si bien, su alcance fue limitado al producirse la compilación de las Ordenaciones Afonsinas (1446-1447)82. Alfonso V continuó dictando disposiciones para esta Capilla, si bien fue su hijo, Juan II, quien estableció las normas principales, llegando a considerarlo el poeta y cronista Garcia de Resende como el auténtico reformador y organizador de la misma. Manuel I y Juan III, en las décadas siguientes, continuaron aplicando reformas y ordenanzas, destacando la de 1534, donde se señalaban las ceremonias que se debían de realizar, el calendario litúrgico,... y se indicaba la forma en la que debía de ser gobernada y administrada la Capilla Real, así como la planta y gajes de sus oficiales83. Por su parte, Sebastián I llevó a cabo otro proyecto de reforma y de sistematización de las prácticas ceremoniales en la Capilla, al encargar al maestro de la misma, António Carreira, unas Advertencias sobre o regimento da capella que parece se debe emendar. Felipe II, una vez decidió mantener la casa real en Portugal como la tenían sus antecesores y lo confirmó en los Estatutos de Tomar de 1582, realizó una importante labor organizadora en este departamento palatino, cuyo máximo exponente fue la elaboración de un nuevo regimiento de la Real Capilla, que se concluyó el 2 de enero de 1592, elaborado por el secretario del Consejo de Portugal Lopo Soares. Este documento, constaba de un prólogo y veinte capítulos, en donde se exponían las diferentes obligaciones de los miembros de ella. En tiempos de Felipe III se llevó a cabo por parte de don Jorge de Ataíde una reforma en 1608, consecuencia lógica de la visita que promovió de la Capilla a su llegada a Lisboa a finales de 160384. Además, los monarcas hispanos mantuvieron otra de las promesas de Tomar y fue la de recibir a criados portugueses en su casa real en 82. Sobre el año y las circunstancias de producción de esta obra, véase Ullman, 1961, pp. 9-11 y 44-45, así como Viterbo, 1904, pp. 261-262. 83. Jordan Gschwend, 2001 y Pereira de Figueiredo, s. d. 84. Sobre la organización y funcionamiento de dicha institución, Labrador Arroyo, 2009, pp. 85-132 y Ramada Curto, 1993.
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Castilla. Sin duda, uno de los espacios más favorecidos por esta política fue la Capilla. Desde, al menos, 1584, se conoce la existencia de una capilla portuguesa en la Real de Madrid, compuesta por un maestro de ceremonias, algún capellán y varios capellanes cantores, los cuales no formaban una sección independiente, sino que eran miembros efectivos de dicha Capilla como los capellanes aragoneses o italianos, salvo que percibían sus retribuciones por el Consejo de Portugal85. Ahora bien, la Jornada Real a Lisboa de 1619 supuso un punto de inflexión en la política de integración de los súbditos portugueses en la casa real en Castilla, cuestión muy querida por las élites portuguesas, ya que como escribió el chantre de Évora, Manuel Severim da Faria: “Esta materia foi mui dificultosa, porquanto aos que têm os lugares juntos dos reis petendem nao os largar, ainda que a tempo, pela facilidade com que algumas vezes se muda o ofício dos príncipes”86. El monarca aprovechó su estancia en Lisboa para recibir a criados de la casa portuguesa en su real servidumbre, entre otros, aparte de Manuel Ribeiro, a Bartolomeu Rodrigues, Pedro Rodrigues y Gaspar da Silva de Vasconcelos87. Tras el regreso de Felipe III a Madrid, en los años siguientes, tenemos constancia de ocho capellanes de origen portugués, entre los que se encontraban, además de don Juan de Palencia que, aunque de origen hispano, nació en Portugal y servía en la capilla portuguesa como cantor, el licenciado don Felipe de la Cruz, el licenciado Antonio Gomes de Guerra, don Pedro de Grada Merino y Antonio Vas Figueira. Del mismo modo, la presencia de portugueses en el sector musical de la Capilla Real fue muy relevante y podemos encontrar a los músicos de cámara por la Corona de Portugal, caso de los famosos Florián Rey de Alarcón y el doctor Bartolomé Jubenardi, cantores y músicos cómo Onofre de Guerra, Antonio de Avilés, el licenciado don Salvador Rodrigues de Chaves y Espinosa o Juan Soares Brandão, y ministriles cómo Juan de Veiga Vargas. A destacar también varios sumilleres de cortina portugueses, caso de Álvaro de Ataíde y de Juan Mendes de Tavora, así como también ejercieron don Bernardino Manrique y don 85. Labrador Arroyo, 2009, pp. 503-509. Todas las referencias bibliográficas que vienen a continuación, están tomadas de Martínez Millán y Visceglia, 2008, II y Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, II. 86. Severim da Faria, 1626, ff. 136 v.-137 r., Cfr. Torres Megiani, 2004, pp. 275-276. 87. AGP, RC, caja 144, exp. 2 y caja 145, exp. 1.
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Antonio de Castro, personajes con evidente vinculación con dicho reino. En lo que respecta a Manuel Ribeiro (apellido que encontramos de diversas formas, como Ribero, Riveiro o Rivero), sabemos que era natural de Alegrete, villa del obispado de Portalegre, en Portugal, y que era hijo de Pedro de Cáceres y Ana Ribeiro, así como nieto por parte paterna de Gonzalo de Cáceres y Beatriz Hernández, y por parte materna, de Alonso Hernández y Beatriz Hernández88. Dichas cuestiones se indicaban en su expediente de limpieza de sangre, realizado en Portalegre el 8 de noviembre de 1622, y con el testimonio de varios vecinos tanto de dicha ciudad como de Alegrete mismo. En su averiguación no se entra en detalle con los abuelos, lo que, sin duda, podría generar ciertas dudas en cuanto a su limpieza de sangre, si bien todos los testigos afirmaron que siempre habían oído decir que los abuelos “do dito Manoel Ribeiro erao christaos velhos, limpos de toda a ma raça de mouros, judeus, nem de outra ceita reprovada…”, y que desempeñaron oficios de república “nobres”. Uno de los testigos, natural de Alegrete, recalcaba además que “o povo he pequeño, se algum dia se ouvera dito algua coussa do pretendente ou de seus antepasados, elle testemunhao soubera ou ouvira dizer, mas nunqua ouvio coussa em contrario”89. Las pruebas de limpieza de sangre de Manuel Ribeiro se dieron por buenas el 6 de febrero de 1623, aunque solo el 23 de enero de 1627 se le asentó en el libro de quitaciones como capellán de Su Majestad. Su temprana vocación eclesiástica debemos insertarla en el contexto de una red familiar, pues un hermano suyo era canónigo regular de San Agustín en San Vicente de Fora, mientras que un tío canónigo que tenía en Portalegre fue enviado a Roma como agente del obispo de la ciudad, fray Amador de Arrais, que había sido limosnero mayor sustituto de la capilla portuguesa, aunque no llegó a su destino, pues en el viaje cayó en manos de los turcos y murió en el cautiverio. Ello le sirvió para ingresar en la Capilla Real de Lisboa y llegar al relevante puesto de maestro de ceremonias. Ribeiro fue nombrado capellán de altar de la capilla española y maestro de ceremonias con fecha de 1 de octubre de 1619, aunque su albalá de 88. Dicho expediente se conserva en AGP, Personal, caja 7793/8. Más información sobre Ribeiro en AGP, RC, caja 78/2 y una breve biografía en Martínez Millán y Visceglia, 2008, II, p. 551, así como las diversas alusiones en Bravo Lozano, 2015. 89. AGP, Personal, caja 7793/8.
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nombramiento en ambos cargos no sería firmado hasta el 13 de febrero de 1627 en El Pardo. Dicho nombramiento constituyó una excepción, pues lo habitual era que los capellanes de altar estuvieran íntimamente ligados al sector musical, y de los 60 que tenemos constancia durante el reinado de Felipe IV el único que no recibió al mismo tiempo el oficio de cantor fue Manuel Ribeiro. Su servicio en la corte madrileña se prolongaría hasta su fallecimiento en esa ciudad el 30 de marzo de 1640. Sin duda, Ribeiro era un avezado cortesano en cuestiones ceremoniales, como da fe el hecho, no solo, de elaborar el ceremonial que aquí nos ocupa sino, por ejemplo, que en 1623 publicara en Madrid, en la casa Thomas Iunti, un libro titulado Ceremoniale Orationis Sanctissimi Sacramenti quo singulis mensibus in Regia Capella habetur90. Igualmente, desde Lisboa se le siguió reclamando su intervención en asuntos ceremoniales, ya que las décadas siguientes la capilla conoció diferentes conflictos que afectaban a las precedencias, salarios y pensiones91. En lo que respecta a su oficio de maestro de Ceremonias, en Lisboa se denominaba mestre das çeremonias y aparece ya señalado en el capítulo IX del Regimiento de la Capilla Real del 2 de enero de 159292. Dicho documento no es demasiado explícito, pues únicamente indica que dos de entre los capellanes debían ejercer como maestros de ceremonias, elegidos por el capellán mayor, que debían tener una buena relación entre ellos y que debían cuidar de que todas las ceremonias se celebraran tal y como dictaba el ceremonial. Sin duda, la cuestión ceremonial estaba mucho más avanzada en Lisboa que en Madrid, pues el primer maestro de ceremonias del que tenemos constancia en la Monarquía Hispana fue el portugués Manuel de Sousa, el cual ejercía como capellán en la Capilla de Lisboa desde, al menos, 156993, y se incorporó a la casa de Felipe II en 1583, justo 90. Tal y como se cita en Barbosa Machado, 1759, III. 91. “Perguntas a que respondeu Manuel Ribeiro, mestre de cerimónias da Capela Real de Madrid”, Arquivo Nacional Torre do Tombo, Lisboa (en adelante ANTT), Manuscritos da Livraria, nº 170 (22), s. d.; AGS. Secretarías Provinciales (SP), Portugal, lib. 1475, ff. 29 r.-31 r. y lib. 1519, ff. 91 v.-92 r. 92. Se conservan diversas copias, publicado en Labrador Arroyo, 2010, pp. 120-132. 93. El desempeño de su puesto como maestro de ceremonias le permitió disfrutar de importantes rentas hasta su muerte en 1610. En 1584, por ejemplo, se le concedió una merced de 40.000 reis en las condenaciones de las alzadas de Rodrigo Gomes y años más tarde el arciprestazgo del Barco de Ávila (BA, Cód. 44-XIII-52, f. 1 r.; AGS, SP, Portugal, lib. 1460, núm. 91).
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después de la anexión de Portugal a la Monarquía, en compañía de otros capellanes portugueses como António de Viegas y los capellanes cantores António Correa94, André Pereira de Faria, que ya sirvió al rey Sebastián y dejó de hacerlo en el segundo tercio de 160595, y António de Macedo. También vino a Castilla el sumiller de cortina Álvaro de Ataíde, que era canónigo magistral de la catedral de Lisboa y que fue recibido en el mismo cargo en la Capilla Real hasta finales de junio de 1599, cuando falleció96. Dada la importancia que la Capilla tenía en la representación del poder y en la imagen del monarca a través, entre otras, de las ceremonias que en ella se realizaban, Felipe II nombró a finales de su reinado al capellán de altar de la casa de Borgoña, Antonio Puigvert, como maestro de ceremonias97, por lo que durante unos años en Madrid hubo dos maestros de ceremonias (es interesante señalar que este oficio fue desempeñado por capellanes que no eran castellanos). Sousa, por su parte, ejercería el oficio hasta su muerte en 1610. El cargo, por tanto, se fue configurando especialmente durante el siglo xvii, y en las constituciones de 1623, en concreto en su capítulo 12, se indicaba que Ítem, que el capellán mayor nombre un capellán que sea maestro de ceremonias y un teniente, a cuyo cargo esté las ceremonias del altar, choro y capilla, y que no se pueda introducir ninguna ni mudar ni quitar ninguna de las antiguas sin orden del capellán mayor, que tendrá particular cuidado que se guarden las ceremonias romanas ordenadas por su Santidad.
Una descripción un poco más detallada vendría posteriormente, a continuación del capítulo 55: Lo que toca al maestro de ceremonias: 55. Ítem, el maestro de ceremonias ha de tener particular cuidado de que se celebren los divinos oficios conforme al ceremonial romano y que no se innove ni altere en nada de lo que está asentado en la capilla sin orden del capellán mayor. 94. 95. 96. 97.
Con servicio desde al menos 1570 (AGS, SP, Portugal, lib. 1486, f. 47 v.). AGS, SP, Portugal, lib. 1457, f. 87 r. y lib. 1480, f. 47 v.; AGP, AG, leg. 1135. AGS, SP, Portugal, lib. 1480, f. 27 r. AGP, RC, caja 72/5, tom. I.
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56. Ítem, en los pontificales estará el dicho ministro de ceremonias con particular atención advirtiendo a los prelados y ministros lo que deben hacer, y a los capellanes de altar advertirá siempre en la forma que han de celebrar las misas y si no se redujere a lo que se les dixere, dará cuenta de ello al capellán mayor. 57. Ítem, cada primer día de mes pondrá una tabla en la sacristía de las fiestas que celebra la Iglesia aquel mes con particular distinción.
Como se puede observar, en el punto 55 se indicaba ya la necesidad de que el ceremonial se ajustara al romano, cuestión que también se resaltaba en el punto 37, donde se indicaba que “todas las misas cantadas que se dijeren han de ser de los días conforme al uso del misal romano y las rezadas, asimismo”. Por su parte, en el 40 se recogía que Ítem, por cuanto es justo que los dichos capellanes entiendan y sepan las ceremonias, modo y orden que han de guardar en celebrar y hacer los divinos oficios y que en esto no haya diversidad ni diferencia ninguna, se ordena y manda que así en las misas rezadas como en las cantadas y en las de pontifical y vísperas y en todos los oficios divinos, así solemnes como feriados, y en los de Semana Santa y de difuntos, y en las procesiones y bendiciones de ramos y de candelas y de ceniza, como en las conmemoraciones que en cada oficio hubieren de hacerse, se hagan, cumplan y guarden las ceremonias y orden que se ponen en el ceremonial romano sin quitar ni mudar cosa alguna, y para que todos tengan noticia y sepan las dichas ceremonias, mandamos y encargamos al capellán mayor que a ningún capellán se dé posesión de su capellanía sin que primeramente se haga examinar en las dichas ceremonias y les mande que tenga en su casa el dicho ceremonial para que se instruyan en dichas ceremonias, y en lo que le toca hacer de su oficio y estado sacerdotal, y el que no guardare las dichas ceremonias sea castigado a arbitrio del capellán mayor; y en la tal falta y defecto que se hiciere ser creído por solo su juramento el maestro de ceremonias que es a quien toca advertir y tener cuenta con ellas y que se guarden y cumplan98.
El propio Manuel Ribeiro meditaría sobre el papel del maestro de ceremonias y la necesidad de que se ajustaran las ceremonias a las que se llevaban a cabo en Roma, como así podemos ver en una de sus notas sin fechar dentro de la documentación que fue recopilando para la realización del ceremonial99: 98. AGP, RC, caja 72/1. 99. AGP, RC, caja 93/3.
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Las obligaciones del maestro de ceremonias en las cosas que tocan a su offiçio son las siguientes, La obligación del maestro de ceremonias es tener cuidado que ellas se hagan en la capilla conforme las reglas del ceremonial, pontifical y missal romanos, y de los más ceremoniales aguados por la siguiente se de a pie, Es el maestro de ceremonias obligado en los días que oviere ceremonias, en los officios solemnes, estar cerca del Altar, dando orden a ellas se hazieren con perfección; y estaré sempre aparejado para lo que su Magestad mandare en las cosas de la Capilla, y hará que los prelados en nella presentes se sienten en sus lugares, iuxta ordinem suae promotionis et creationis; y viniendo algunos dellos después d’empeçados los officios el maestro de ceremonias le irá recibir y le mostrará las recurrencias que se debe hacer, acompannándole hasta el asiento de los Prelados. Es obligado decir a los acólytos, o guardajoias, los colores de los ornamentos que an de servir en las fiestas y tiempos currentes. Tyene obligación de ir bendezir el incienso en la missa, o bien con el obispo más antiguo. Es obligado dizir a los capitulantes y celebrantes las conmemoraciones que ay de aver en missas y vísperas. Tiene obligación decir qué vasos an de aservir en la tudente y el numero de candelas, blandones o achas que an de servir en los officios divinos. Es obligado en los officios de candelas y palmas ministrar al subdiácono las candelas y palmas que se an de distribuir. Es obligado asistir a todas missas cantadas y rezadas en que oviere ceremonias y continuar con los prelados que las ovieren de hacer. Tiene obligación de incensar el Santissimo Sacramento dum elevante, en las missas en que oviere incienso; esto tendrá mas lugar en las missas pontificales. Es obligado dar las hachas o candelas a los prelados que se allaren en la capilla, en los tiempos en que los ovieren de tener. A él pertenece poner y quitar el velo al celebrante, quando ay petición del santíssimo. A él gobernar las procesiones como lo dize el ceremonial. A él acompannar el subdiácono quando después de acabada esta, va besar la mano al Prelado. A él quando oviere maytines cantadas, acompannar a los capellanes que an de cantar el facistol y ensennar las reverencias que deben hacer. A él poner el libro de los evangelios y instrumentos de par al dia para lo llevar a la cortina. A él mandar tomar cappas para los pontificales y procesiones. A él avisar al maestro de capilla que aya de empeçar o acabar de cantar nel choro; y quando aya de aver, o no, contrapunto; y en que tiempos se suspende el canto de regano.
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A él, avisar al organista quando aya de aver órgano, y quando no, y como le aya de tocar avier los tiempos: A el en summa pertenece mirar por todas las cosas tocantes al culto divino, pues las faltas del se imputan al mayordomo decenero. Al Prelado de la Real Capilla pertenece mandar a todos los ministros, grandes y pequeños, que obedezcan a los maestros deceneros en todo lo tocante al oficio divino, y esto sin replica ni contradición alguna, como lo manda el serenísimo libro 1 capítulo 5 ibi, eius cura erit, omnes tam cantores, quam alios de choro praemonere, ut ipsis ceremoniariis in his quae ad divinum cultum spectant sine contradictione obediant. Todo lo arriba puesto ultra del sereno lo dicen otros muy clássicos y grandes autores.
Por lo tanto, y sin ningún género de duda, como se puede ver en ambos textos, en esencia, la tarea de Manuel Ribeiro consistiría en adaptar las ceremonias y ritos de la Capilla Real de Madrid a la del pontífice. Era, sin duda, una tarea difícil como el propio Ribeiro indicaba en un esbozo del ceremonial que estaba preparando, incompleto y fechado en 1623: Por que no aya ceremonial alguno que trate en substantia las ceremonias que en las Capilla Reales se deben observar, con todo como son tan privilegiadas, y tienen iurisdicción propia y particular como las Cathedrales, y nellas se hazen las ceremonias con tanta perfección y tan en su punto como a todos es notíssimo, me pareció seria obra útil y provechosa, y aun grata a todos los eclesiásticos y seglares de la Real Capilla, hacer una suma y relación de las ceremonias que nesta Real de Madrid se observan, y deben observar conforme a los ceremoniales romanos apostólicos y otros autores que nel discurso de la Epyfanía serán nombrados100.
Ribeiro señalaba que la situación en la Capilla estaba muy viciada y sin orden, y que muchas veces se contestaba a sus preguntas sobre la manera en la que se hacían las ceremonias que “ansí se hizo siempre”, por lo que no se guardaba ningún orden ni concierto. Incluso, el mismo capellán mayor, indicaba que desconocía la manera de algunas ceremonias: “En efecto, en muchas cosas no quiso ceder nunca de sus costumbres en lo que le advertía mostrándole los libros, y ansí me mandaba tener silencio como hasta el presente he tenido”101. 100. AGP, RC, caja 93, exp. 3, s. f. 101. AGP, RC, caja 94.
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Ribeiro indicaba que se topó con muchas dificultades, por lo que experimentó lo que san Isidoro, arzobispo de Sevilla, escribió en su quibus inquit ille docendi forma comissa est […] y que reflejaba cuando refería que Estas cosas al principio por no estaren acostumbradas parecerán diffíciles y que ocuparan tiempo, que es lo que más se siente en capilla, pero ni tienen dificultad ni toman tiempo q pues se ejercen todas en la capilla de su santidad ser muy justo se ejerzan en la del rey Nuestro Señor pues son las dos columnas de la religión Christiana, y si V. I. mandare observar estas cosas, en especial las que pertenecen al culto divino, y mandare a los miembros de la real capilla hagan sin contradicción alguna lo que les yo advertiere… y yo cada día iré quitando malas costumbres y dando otros advertiendos con que con el patrocinio de Dios y favor de V. I. la capilla de su Magestad sea por dechado de perfección y religión christiana, aunque se abra mil contradicciones que ya mas faltan para encontrar lo bueno, mas a estos mande V. Illma102.
Conviene indicar que no muchas capillas reales europeas disponían de un ceremonial perfectamente reglado, excepto la del pontífice y, en menor medida, la de Portugal, y que, por ejemplo, en Francia, no se puede considerar que exista algo similar hasta el libro publicado en 1645, Chez H. Sara, por Guillaume Du Peyrat, titulado L’Histoire ecclésiastique de la cour ou les Antiquitez et recherches de la chapelle et oratoire du roy de France depuis Clovis 1er jusques a nostre temps. Además de la dificultad intrínseca de la tarea, Ribeiro tuvo dificultades derivadas de la resistencia de determinadas facciones cortesanas contrarias a la introducción en el corazón de la Monarquía de una espiritualidad completamente romana, y a la subordinación de la ideología política religiosa de la Monarquía a la de Roma que ello comportaba. Especialmente cruentos serían los enfrentamientos con el patriarca de las Indias Diego de Guzmán y Benavides, como el propio Manuel Ribeiro narraba en un memorial: Despues de estar acá empiece que de disponer las cosas que estaban muy viciadas, y contra toda orden, y aunque muchas se enmendaron, no sin contradición de algunos padres de malas costumbres y que no saben otro texto, mas de que ansí se hizo siempre, con todo fue Dios servido que
102. AGP, RC, caja 93.
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prevalecieron las razones en los libros, sin los quales no se hablar; (…) I como el Patriarca no me andaba, por que estaba también echo de la misma massa, fueme necesario parar con la censura y enmienda, y ansí puedo afirmar que mucho mas es lo que quedó sin remedio, y lo remediado (…). No podía quexarme al rey del Patriarca no me dexar hacer mi oficio como se debe hacer y para que el Rey me mandó venir de Portugal, permitiendo que lo mejor del y mas honrado lo haga el recetor que ni lo sabe ni lo a estudiado, ni compete a su oficio, y aunque muchos me instigaban a que me querease, no lo he hecho por ser muy superior y como él estaba introduzido en muchos echos y costumbres a su modo y sin fundamento alguno, no sufría bien que yo le fuese a la mano y enmendasse, por no mostrar que avía errado, aunque es gran loor de los buenos ingenios reconocer las faltas, y retratarse dellas. En efecto que en muchas cosas no quiso nunqua ceder de sus costumbres en lo que le advertía mostrándole los libros, y ansí me mandare tener silencio como hasta el presente he tenido103.
El patriarca intentaba que esta recopilación cayese en manos del receptor, que a juicio de Ribeiro “no lo sabe ni lo ha estudiado ni compete a su oficio, y aunque muchos me instigaban a que me quexase, no lo he hecho por ser muy superior”104. El receptor, licenciado don Fernando de Villafañe105, que ejercía el cargo desde 1617, fue otro de sus principales enemigos, y sus choques se prolongaron a lo largo de los años como vemos en este nuevo memorial de 1633: La consciencia me haze fuerza (y mas en semana de passión) para dizir a Vuestra Magestad que si hasta el presente no bé puesta la Real Capilla en la orden y forma en que deve estar, aunque lo enpiece es por que no me an dexado exercer my officio, quitándome lo mas honroso del y applicandolo a lo del receptor; y aunque lo acordé muchas vezes a quien tenía obligación de lo remediar, no a tenido hogar ny iusticia, y a quatorze annos que
103. AGP, RC, caja 93, exp. 3, s. f. 104. AGP, RC, caja 94, s. f. 105. Era administrador del convento de Santa Isabel de monjas recoletas en 1611, cuando Diego de Guzmán, que era su prelado, las reunió para elegir priora. Esta relación con el patriarca de las Indias, unida a su condición de capellán de Castilla desde el 17 de junio de 1609, le proporcionó la posibilidad de promocionar a receptor de la Capilla en 1617, cargo que ejercería hasta su jubilación en 1647. Del mismo modo, fue nombrado limosnero mayor del Cardenal Infante en 1618 y recibió diversas canonjías en Toledo, así como prebendas pecuniarias. Esa relación con Diego de Guzmán hace que no nos resulte extraño que tuviera dificultades con Manuel Ribeiro. Falleció en Madrid el 25 de octubre de 1653 (véase su biografía en Martínez Millán y M. A. Visceglia, 2008, II, pp. 684-685).
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los officio por no parecer mal sosseido; pero como (a Dios gracia) no soy ambicioso, y en la consciencia estoy seguro con buenos consejos, contado me pareció devía avisar a Vuestra Magestad que estoy promptissimo para le servir con gran ánimo y deterrar de la Real Capilla muchos abusos y descuydos que ay en ella, que quasi son sin numero, aunque me falten las (mm) que sobraron a mis antecesores, y esto aunque el receptor haga lo que a my officio toca, pues el fundamento con que en esta advertencia no es otro mas de acertar con el servicio y gusto de Vuestra Magestad y poner su Real Capilla en forma que Vuestra Magestad veya con satisfacion ser lo mejor y mas encendrado de los sacros (nilos) lo que en su Real Capilla se exerce dando satisfacion de todo con livros y decretos de la Iglesia romana106.
Del mismo modo, los enfrentamientos no solo se ceñirían a los miembros de la Capilla del Alcázar, sino también a los de las Descalzas Reales, muy cercanos al patriarca Diego de Guzmán como su capellán mayor: Manuel Ribero capellán y maestro de ceremonias de V. Magestad dize que siempre a sido costumbre inviolable exercer su offiçio de maestro de ceremonias en todas las Iglesias a que V. Magestad va, como los mas ministros de la Real Capilla ministran los offiçios divinos a que V. Magestad asiste; y por que en el Real Convento de las Descalzas su maestro de ceremonias y demás capellanes del dicho convento se oponen a querer preceder a él su parte y exercer sus officios delante de V. Magestad y esta por algunas licencias que el Patriarcha pasado les daba, contra los ministros de la Real Capilla. Suplica humildemente a V. Magestad se sirva mandar que en ningún acto a que V. Magestad asistiere, ningún otro que pueda exercer el offiçio del su parte y R. M.107.
Finalmente, las dificultades de Ribeiro se extendieron también al campo económico, tal y cómo describía el maestro de ceremonias en 1625: Quando su Magestad estuvo en Portugal, me mandó venir de su Real Capilla, onde le serví diez annos de capellan y maestro de ceremonias, para le servir en esta de Madrid en el mismo offiçio. Obedecí con tan buena voluntad, que no pedí cosa alguna, y ansí vino a seis annos nesta corte con suma pobreza, gastando lo que no tengo, por servir a su Magestad 106. AGP, RC, caja 94, s. f. 107. AGP, RC, caja 94, s. f.
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con la decencia que conviene a capellán y maestro de ceremonias de su Real Capilla. Mando su Magestad por 4 decretos al Consejo de Portugal se me diesen los duzientos ducados de pensión que en Portugal me prometieron, el Consejo siempre en muchas ocasiones que vino repartió las pensiones por personas de menos obligación, sin deservir a los decretos y de su Magestad ni me an dado casa de aposento ni echo merced alguna de muchas que en Portugal me prometieron, pero ultra de se me hazeren estos agravios y otros que callo, sabera V. Excelencia que el Patriarcha no me ha dexado hacer mi oficio de maestro de ceremonias como se debe hacer, lo que es notíssimo a todos108.
Todas esas dificultades se allanarían cuando Alonso Pérez de Guzmán, mucho más proclive a las modificaciones en el ceremonial de la Capilla, tomó el relevo al frente de la misma en 1626: Pero ya que Dios fue servido de nos llegar a tiempos tan dichosos que nos dio Prelado tan digníssimo, y que sin humanos respetos pondrá todas cosas en su lugar, será muy justo y aún debido que las del culto divino, pues son de la persona obligación se reduzcan, apuren y pongan en su ser y perfección dando V. Illustrísima la mano a estos y a otros muchos advertendos que haze para Dios y su Magestad sieren bien servidos nel culto divino, que es el primer y principal into mio109.
Desde ese momento, Manuel Ribeiro pudo aplicarse en su tarea e ir adaptando los documentos que sobre el ceremonial le enviaba el también portugués Diego López de França, de la Orden de Cristo, desde Roma, con peticiones puntuales de documentación también a Portugal, hasta el momento de su muerte en 1640. Tras Manuel Ribeiro, el oficio de maestro de ceremonias permaneció vaco durante varios años hasta el nombramiento del licenciado don Bernabé de Riaño, en febrero de 1646110. Sin duda, su tarea fue menos compleja que la de Ribeiro, pues la pugna de facciones que había tenido que sufrir este ya había finalizado con el triunfo de la facción más cercana a Roma. Bernabé de Riaño ejercería el oficio hasta su muerte el 2 de marzo de 1664, siendo sustituido por don Gregorio Díaz de 108. AGP, RC, caja 94, s. f. Otros memoriales sobre sus dificultades económicas, así como peticiones para poder pasar su plaza de capellán en un sobrino o solicitar pensiones, en RC, caja 78/2. 109. AGP, RC, caja 94, s. f. 110. AGP, Personal, caja 878/8.
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Ylarraza111, el cual recibió el oficio por los motivos que enunciaba el propio capellán mayor, Alonso Pérez de Guzmán, en memorial del 19 de junio de 1664: Desde que murió don Bernabé de Riaño, maestro de ceremonias de la Real Capilla, he desseado hallar persona prática en las zeremonias y que aya sido maestro de ellas en alguna iglesia catedral y no ha venido ninguno y de los pretendientes que ay parece más a propóssito don Gregorio Díaz de Ylarraza, natural del reino de Navarra, que tiene algunos principios de zeremonias y con el exercicio se irá haziendo capaz propóngolo a V. Majestad para maestro de ceremonias de la Real Capilla112.
El oficio de maestro de ceremonias también existiría en otras cortes de la Monarquía Hispana fuera de Lisboa o Madrid. Es el caso de Nápoles, donde el famoso Jusepe Raneo ejerció en el cargo de 1634-1637, periodo durante el cual elaboró el llamado Libro de los Virreyes113. Lo mismo sucedería en Bruselas, donde en los manuscritos de Francisco Alonso Lozano sobre el ceremonial de dicha corte, en lo referente a la Capilla se indicaba: Du maistre de ceremonie de la chapelle Lequel doit avoir soin que les offices divines se celebrent avec tout honeur et veneration, ordonner celuy qui doit celebrer les meses et principalement la messe chante, et les vespres et les admoneter a temps a celle fin qu’il ne survienent quelques confusions. Il doit aussi ordonner celuy qui doit precher, et quand. Pareillem[en]t havoir soin des ornemens, et de tous les ceremonies lesquels se doivent faire dans les festes solemneles ou qu’il y at quelque chose de extraordinaire, il doit le proposer et le faire scavoir a celluy qui appartient, pour l’ornement de la ditte chapelle, combien des chandeliers l’on doit mettre sur l’autel, et enfin un soin particulier que la chapelle soit bien barre, et la propete necessaire et sur tout que les ceremonies soient faictes celon le rubricque, brevier, misal, le pontificat et ceremonies romaines.
111. Sobre los maestros de ceremonias posteriores a Díaz de Ylarraza, comenzando por Frutos de Olalla en 1671, encontramos documentación en AGP, RC, caja 78. 112. AGP, Personal, caja 16848/14 y RC, caja 78/2. 113. Este libro fue editado y publicado por Paz y Meliá, 1912. En base al mismo, Sola García, 2015. En los últimos años se está llevando a cabo un interesante proyecto sobre el ceremonial de la corte napolitana, denominado progetto cerimoniali (), que ha dado lugar a cuatro volúmenes muy relevantes sobre dicha cuestión. Varios de los ceremoniales publicados hacen referencia a la Capilla y al maestro de ceremonias.
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L’escrit en espagnol dit el maestro de ceremonias estando el Príncipe assí en la capilla real, como iglesias, sale de la sacristía el altar primero de todos, siguiéndole, el subdiácono, diácono, y sacerdote celebrante, y acavado el confesor, ba pasando // delante del Príncipe, haziendo la reverencia como assí mismo al mayordomo mayor, si estuviere en su assiento, y a los grandes de España, y se va assentar junto a los sumilieres de la cortina delante de los predicadores, y allí se queda assentado hasta que se va a cantar el evangelio que para entonces va acompañando el subdiácono quando viene a presentar al Príncipe, para besarle y después se retira a sentarse a su banco, y asse lo mismo a la par observando la ceremonia ordinaria114.
114. Hortal Muñoz et alii, 2018, p. 69. También se hace referencia en el Artículo Quinto, p. 192.
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Capítulo 3 Los manuscritos: aproximación y lenguaje
El gran número de documentos normativos y obras sobre la historia de la Capilla Real de la Monarquía Hispana que se elaboraron a lo largo de los siglos xvi y xvii podría darnos a entender que el conocimiento académico que se tiene hoy en día sobre la misma sería completo. Sin embargo, el hecho de estar estas obras mayoritariamente inéditas, excepto en el caso del manuscrito de Tortoreti, así como los diversos enfoques historiográficos que han tratado sobre la misma, y que no tenían en cuenta la verdadera esencia de la institución, han hecho que no se haya considerado en toda su relevancia la Capilla hasta las tres últimas décadas. Durante estos años se ha ido avanzando notablemente en el conocimiento de la misma, pues a las obras ya indicadas y citadas anteriormente referentes al conjunto de la Capilla y a cuestiones musicales y de ceremonial, conviene indicar que desde hace ya más de una década se ha venido trabajando sobre la relevancia del llamado “clero de corte”, no solo desde el enfoque espiritual y ceremonial, sino también desde un punto de vista político y social. Ya la obra titulada I religiosi a corte. Teología, política e diplomacia in Antico Regime, dirigida por Flavio Rurale en 1998115, apuntaba posibles líneas de investigación sobre di115. Rurale, 1998.
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cha cuestión, en las que se ahondaría a raíz de la obra elaborada por Benoist Pierre sobre el clergé de cour francés aparecida en 2013116; año en el que también dicho autor organizó, junto a Alain Marchandisse y Mathieu Da Vinha, un coloquio en Versalles, titulado “Les clergés de cour en Europe (fin xve siècle-xviiie siècle). Service religieux et service politique dans les systèmes curiaux”, cuyos resultados se publicarán en breve. Años más tarde, en 2014, se publicó un monográfico en la revista Libros de la Corte, titulado La doble lealtad: entre el servicio al rey y la obligación a la iglesia, dirigido por José Martínez Millán y su equipo que ahondaba en dicha cuestión y la relevancia política que tenía su relación con Roma. Dicha publicación se vería complementada en un nuevo número extra en la misma revista en 2015, dirigido por José Martínez Millán y José Eloy Hortal, titulado Espiritualidad e ideología política en los diferentes espacios cortesanos de la Monarquía Hispana (siglo xvii). Finalmente, en 2019 ha aparecido el volumen dirigido por Rafael Valladares, titulado La Iglesia en Palacio. Los eclesiásticos en las cortes hispánicas (siglos xvi-xvii)117, donde se recogen los resultados derivados del seminario “Gli ecclesiastici a Corte. Il clero nelle corti ispaniche, ss. xvi-xvii”, celebrado en Roma en junio de 2017, donde se reconstruyó parte de ese mundo cortesano y clerical a la vez118. En este último volumen, Fernando Negredo del Cerro distingue al “clero vinculado a las casas reales”, que serían los eclesiásticos que formaban parte de las instituciones religiosas de la corte como la Real Capilla, del “clero de corte”, que englobaría además a los altos dignatarios que gozaban del privilegium fori, caso de los cardenales miembros del Consejo de Estado, arzobispos presidentes del Consejo de Cruzada o Inquisición,…119. Por lo tanto, podemos indicar que cada vez son más notables los resultados de esta fecunda línea de investigación, que también han 116. Pierre, 2013. 117. Valladares, 2019. 118. Vinculado a estas cuestiones, conviene reseñar también la celebración del workshop “Spanish Royal Geographies in Early Modern Europe and America: Rethinking the Royal Sites / Geographies of Habsburg Politics and Religion” en la Universidad de York en mayo de 2017, dirigido por Cordula van Wyhe y José Eloy Hortal Muñoz. El resultado del encuentro aparecerá publicado en 2021 en la editorial Brepols. 119. Negredo del Cerro, 2019, p. 59, n. 4.
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derivado en estudios específicos para ciertos oficios relevantes de la Capilla Real de los Austrias que se han ido citando a lo largo de esta introducción, como los llevados a cabo por el equipo de Martínez Millán (2000, 2005, 2008, 2015), Negredo del Cerro sobre los predicadores o los de Sánchez Belén sobre los capellanes120. A destacar también los trabajos de Saavedra Zapater sobre la Capilla durante los primeros Borbones121. Sin todo este conocimiento previo, no habría sido posible editar la publicación que aquí presentamos; de hecho, fue en el ya lejano año 2009 cuando por primera vez entramos en contacto con el manuscrito del ceremonial de Manuel Ribeiro. Bien es cierto que ya teníamos conocimiento del mismo, pues había sido citado por varios autores en ocasiones anteriores, en especial la metáfora que realiza el maestro de ceremonias al principio de su manuscrito indicando que la Capilla es el corazón de palacio122. Fue durante la recopilación y transcripción del material que incluimos en el citado anteriormente volumen de Etiquetas y Ordenanzas del reinado de Felipe IV cuando lo transcribimos y nos planteamos su publicación en el mismo. Sin embargo, desde un primer momento fuimos conscientes de la importancia del material y de lo necesario que era tratarlo de forma individualizada y con mucha precisión a la hora de transcribir el documento, debido a las dificultades idiomáticas y de contextualización que encerraba. Con el paso del tiempo, seguimos teniendo en mente la publicación del manuscrito123, en especial tras el éxito de la transcripción y publicación de otro importante documento relativo al ceremonial de la Monarquía Hispana, como fueron los manuscritos de Francisco Alonso Lozano sobre la corte de Bruselas, equivalente a las Etiquetas Generales de Palacio para dicha corte124. En virtud de ello, recuperamos el proyecto a finales de 2018, pues ya sabíamos que era necesario contextualizar correctamente el texto, cuestión que ahora podemos realizar gracias a las últimas investigaciones y publicaciones sobre el 120. Entre otros, Sánchez Belén, 2002 y 2016. 121. Saavedra Zapater, 2005. 122. Antonio Álvarez Ossorio fue el primero que hizo mención a dicha cuestión en su artículo de 2001, pp. 345-346. 123. Durante estos años, el ceremonial de Ribeiro se fue analizando en diversas publicaciones como Martínez Millán, 2013, o Bravo Lozano, 2015. 124. Hortal Muñoz et alii, 2018, ha sido premiado con el Prix Henri Pirenne 2019.
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ceremonial, la Capilla Real y los Sitios Reales, así como observamos la necesidad de contar con expertos que pudieran transcribir los documentos del modo más correcto posible y con conocimientos de latín. El resultado de este proceso es el volumen que se encuentra en sus manos. El manuscrito de Manuel Ribeiro se conserva en el Archivo General de Palacio (Madrid), en su sección Real Capilla, caja 72, expediente 5. En dicho expediente, se conservan dos cuadernos elaborados por el propio Manuel Ribeiro; el primero está íntegramente redactado en latín, aunque en la portada una mano posterior relacionada con el Archivo General de Palacio lo haya titulado Quaderno de las ceremonias, con que se celebra la oración llamada de Quarenta horas: las preces por la salud de las Personas Reales, elección de Papa, celebración de Bautismos, Desposorios: administración de la comunión a los Reyes: Bendición de la Mesa, acción de gracias y renovación del Santíssimo Sacramento: compuesto por don Manuel Rivero por los años de 1640. La dificultad de lectura, así como de la interpretación del latín utilizado, ha hecho que nos hayamos centrado en el segundo cuaderno. En efecto, en esta publicación transcribimos y anotamos este segundo cuaderno que, en realidad, contiene dos escritos del autor posteriormente agrupados bajo el título del primero de ellos: Breve discripción de la Real Capilla de Madrid y de las ceremonias que en ella se exercen por el discurso del anno. El título del segundo escrito sería De las ceremonias que en esta Real Capilla de Madrid se observan con Su Magestad y prelados en la Semana Sancta, desde la dominga de Ramos hasta el día de Paschoa inclusive, y de cómo los ministros de la Real Capilla las exercen en ella. La redacción de este último escrito, aunque presenta algunas tachaduras y notas al margen, está mucho más elaborada, y en él repite el autor parte del contenido del primero, concretamente la ceremonia de la bendición de las palmas en la Capilla Real. En total, consta de 74 hojas sin foliar escritas a doble cara. Las notas añadidas por una mano posterior a la creación del manuscrito lo describen como un cuaderno que “Contiene la descripción de la capilla antigua, el Nú[mer]o de Min[istr]os, su graduac[ió]n, las Fiestas y Funciones q[ue] se celebran, con los Ritos y Ceremonias de cada una de ellas, desde el principio del año hasta el día de Pasqua de Resurrec[ió]n”. Del mismo modo, también se indica que “Incluye, al margen, un kalendario de fiestas” y se añade que “en el siguiente
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cuaderno del mismo Ribeiro se anotan las funciones particulares que contiene” que, en realidad, remite al primer cuaderno en latín que ya hemos indicado. Manuel Ribeiro utilizó numerosos documentos para la elaboración de estos escritos, que se encuentran dispersos a lo largo de varias cajas de la sección Capilla Real en el Archivo General de Palacio, y cuya descripción y localización se pueden ver en el Anexo que acompaña a esta introducción al manuscrito. En función de dichos documentos, así como en lo redactado en el resultado final, podemos considerar que el ceremonial se encuadra en la corriente unificadora de la liturgia que apareció en el seno de la Iglesia católica a partir del siglo xvi, especialmente impulsada con la celebración del Concilio de Trento125. Uno de los objetivos de dicho Concilio fue la reforma de los libros litúrgicos, tarea que fue encomendada a los sucesivos pontífices. No se trataba de componer nuevos libros, sino de un retorno a las fuentes originales, ajustando la liturgia católica a las primitivas normas de los santos padres. Del mismo modo, también se pretendía unificar los distintos ritos al quedar codificadas las reglas de las diversas celebraciones. La reforma se centró, en primer lugar, en regular la celebración de la misa y del oficio divino. Así, por orden de Pío V, se publicó el Breviarium romanum en 1568, seguido en 1570 por el Missale romanum. Al mismo tiempo, la composición de Johannes Burckard, maestro de ceremonias del papa, titulada Ritus servandus in celebratione missae y compuesta a principios del siglo xvi, fue insertada en el Missale. El éxito inmediato del misal y breviario tridentinos animó a los pontífices a extender la reforma a otro tipo de libros. Así, cuando Sixto V estableció la Sagrada Congregación de Ritos, en 1587, uno de los cometidos de esta institución fue la corrección de los libros litúrgicos comenzando por el pontifical, el ritual y el ceremonial. La comisión encargada de ello se basó en los libros entonces en uso, el Pontifical de Agostino Patrizi y Burckard (1485), heredero directo del Pontifical de Guillaume Durand, obispo de Mende, que sirvió de base para el texto del Pontifical romano que Clemente VIII promulgó en 1595. Por su parte, el De caeremoniis Curiae Romanae libri tres del mismo Patrizi (1488), y el trabajo de Paris Crasso De caeremoniis cardinalium et episcoporum 125. Las siguientes líneas tomadas de Jounel, 1987, pp. 63 y 66-70, y Dykmans, 1984.
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in eorum diocesibus (1587) fueron la sustancia del nuevo Ceremonial de los obispos que el mismo papa promulgó en 1600. Finalmente, el Ritual que Paulo V promulgó en 1614 dependió principalmente del extenso Ritual del cardenal Giulio Antonio Santori (1584). Todos estos documentos preexistentes fueron cuidadosamente analizados y comparados con las fuentes manuscritas. Así, Clemente VIII abolió los pontificales existentes hasta entonces e hizo obligatorio el uso del Ceremonial de los obispos (Caeremoniale Episcoporum iussu Clementis VIII Pontifis Maximi novissime reformatum), de 1602, que ha estado en uso hasta nuestros días y que reemplazó a los Ordines Romani, que desde finales del siglo vii proponían las normas para las acciones litúrgicas que realizaban los romanos pontífices. Paulo V, por su parte, se conformó con urgir a todos los obispos a aceptar el ritual romano y, a partir del siglo xvii, las novedades en materia litúrgica vinieron determinadas por multitud de decretos dictados por la Sagrada Congregación de Ritos. Esta institución pervivió hasta 1969, siendo consultada con creciente frecuencia desde todas partes sobre detalles que no quedaban claros en los libros litúrgicos oficiales. Aunque no todas sus respuestas fueron publicadas, gran parte de ellas se recopilaron en siete volúmenes que se editaron de 1898 a 1927 bajo el nombre de Decreta authentica Congregationis sacrorum rituum ex actis eiusdem collecta126. Para la elaboración de su ceremonial, Ribeiro se apoya en la mayor parte de estas obras, así como en otras, citándolas con frecuencia y precisión. Encontramos, por una parte, referencias a autores anteriores a la celebración del Concilio de Trento, pero que constituyeron una fuente inspiradora de sus reformas, desde la Edad Media, con autores como Juan Beletho, el papa Inocencio III o Guillaume Durand, hasta la Edad Moderna, con Johannes Burckard, Paris Crasso o el obispo electo de Corfú, Cristoforo Marcello, y su obra Rituum ecclesiasticorum sive sacrarum ceremoniarum S. S. Romanae Ecclesiae libri tres non ante impressi, publicada en Venecia en 1516 (si bien utilizó la edición de Colonia, de 1572). Del mismo modo, también utiliza de modo constante las diversas obras impulsadas por los sucesivos pontífices que fueron artífices de las reformas tridentinas, como fueron Pío V (1566-1572), Gregorio XIII (1572-1585), Sixto V (1585-1592), Cle126. Martimort, 1988, p. 121.
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mente VIII (1592-1605), así como las del cardenal Carlos Borromeo, que participó directamente en el concilio. Finalmente, cita a autores posteriores que desarrollaron los presupuestos de Trento y los adaptaron a sus respectivos territorios, como fueron Domingo Flumara, y su Caeremoniale Clericorum Regularium Minorum, iuxta Ritum Sanctae Romanae Ecclesiae impreso en Nápoles en 1611, Andrea Pescara (o Piscara) Castaldo y su edición del Misal romano de 1620, y Bartolomeo Gavanto y sus Praxis caeremoniarum, seu Sacrorum Romanae ecclesiae rituum accurata tractatio, Nápoles en 1625, Thesaurus sacrorum rituum seu commentaria in rubricas Missalis et Breviarii Romani, Milán en 1628, y Enchiridion seu manuale episcoporum pro decretis in visitatione et synodo de quacumque re condendis, Roma en 1631. Finalmente, los trabajos en Castilla de Juan Zamora, Pedro Ruiz Alcoholado y Juan de Bustamante. Ribeiro combina la información proporcionada por cada uno de estos libros litúrgicos de tipología variada (misal, breviario, ceremonial de los obispos, ritual y pontifical), con el fin de construir un ceremonial concebido para su utilización exclusiva en la Capilla Real de Palacio. El manuscrito aquí editado, es un borrador con frecuentes correcciones y notas al margen, e incluso con alguna errata que no hemos corregido por mantener la fidelidad al texto original. En su redacción el autor utiliza, de modo alternativo, un castellano con fuerte influencia portuguesa y la lengua latina. Por lo tanto, en el aspecto lingüístico se trata de un texto complejo y de gran riqueza sobre el que pasamos a esbozar alguna de sus singularidades. Como ya hemos indicado, en el texto convergen tres lenguas: el castellano, el latín y el portugués, y la interferencia entre ellas es a veces difícil de precisar. En su redacción, Manuel Ribeiro utiliza como lengua preferente el castellano, con fuerte influencia portuguesa, y lo alterna con el empleo de un latín académico. De hecho, las frases latinas que se intercalan son citas textuales de tratados litúrgicos y normativos, en las que Ribeiro no aporta nada propio. Es, por tanto, un latín adecuado a los usos litúrgicos, pero de construcción clásica. El castellano presenta las características propias de la época en que fue redactado el manuscrito, la primera mitad del siglo xvii, en que las normas lingüísticas se encontraban aún en proceso de fijación y codificación. De ello se deriva una vacilación ortográfica que se expresa en la utilización de distintas grafías para representar un mismo fo-
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nema: qual/cual, quaresma/cuaresma, rexa/reja, semeiante/semejante, maior/mayor, suya/suia, iendo/yendo, vaian/vayan, uzar/usar, dize/ dice, bes/vez, ny/ni. También se observa esta inseguridad en el empleo de las vocales átonas i/e (cenizas/cinizas) y o/u (goantes/guantes), y en el de los grupos np/mp y nb/mb: enpeçar/empeçar, tanbién/también. Del mismo modo, se mantienen usos medievales como la duplicación de algunas consonantes: “occupar”, “sábbado”, “oppinión”, “offrece”, “limitto”. Están presentes los helenismos “ph” (“cathólico”), “ch” (“cristianos”) y “th” (“theólogos”); y se observa una alternancia entre la conservación de grupos consonánticos cultos: “assumpto”, “sumptuoso”, “sancta”; y su simplificación: “effeto”, “prática”. También persisten algunos arcaísmos: “dubda”, “ansí”, “onde”. La principal peculiaridad del castellano empleado por Manuel Ribeiro es la intensa presencia del portugués, lengua materna del autor, lo que se traduce en la presencia constante del hipérbaton. Puede interpretarse como un insuficiente dominio del léxico castellano por su parte, o como cierta relajación en el momento de escribir al tratarse de la redacción de un borrador. A veces es difícil determinar si nos encontramos ante vacilaciones ortográficas propias de la época o si son debidas a la gran similitud de ciertos vocablos en su acepción portuguesa y castellana. Debido a ello, recurre a menudo a portuguesismos crudos: indo: yendo; locotenente: lugarteniente; intimar: advertir; despir: desvestirse; interessente: presente; porá: pondrá; lido; leído; bispo: obispo; ean: vayan; porán: pondrán; beijada: besada; bradado: proclamado; descendo: descendiendo. Es particularmente frecuente la presencia del infinitivo personal portugués que, a diferencia del invariable castellano, es conjugable. A veces aparece en su forma lusa pura en la tercera persona del plural: serem (ser), estarem (estar); y, de modo reiterado, cambiando la m final por n: dizeren (decir), iren (ir), daren (dar), hazeren (hacer). También hay que resaltar el empleo de las contracciones portuguesas “nella”, “nesta” y “neste”, con las que sustituye frecuentemente las respectivas construcciones castellanas: “en ella”, “en esta” y “en este”. Igualmente, es de especial interés el modo de empleo de la contracción “nel”, derivada de la portuguesa nele (em + ele: en él), ya que el autor la utiliza tanto con este significado (preposición + pronombre) como con el de “en el” (preposición + artículo definido): este último sentido es el que tiene la contracción nel en italiano.
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En cuanto al contenido del ceremonial, en unas breves primeras líneas el autor describe físicamente cómo era la Capilla Real de Palacio, es decir, la capilla del Alcázar de Madrid que mandó hacer Carlos V y que Covarrubias situó en el centro del edificio127. Ribeiro la describía como de una sola nave, y dedicada a San Salvador, e indicaba los diversos elementos que la componían, caso del altar y retablo, bancos y sillas y cortina. No destacaba por su suntuosidad, ya que “aquel grande héroe y invictíssimo Emperador s[enn]or Carlos V, q[ue] la ma[n]dó hazer, sabía muy bien q[ue] Dios no habita en templos altos y muy sumptuosos, sino en coraçones humildes”. La misma fue consagrada por un obispo, como lo demostraba el hecho de las 12 cruces que tenía en sus paredes. En el altar estaba el Políptico de la Adoración del Cordero Místico, encargado por Felipe II a Michiel Coxcie, que lo finalizó en 1559, copia del famoso de los hermanos Van Eyck que se encuentra en la catedral de San Bavón en Gante, y que aparece en la cubierta de este volumen. El Políptico fue instalado allí en 1590 con motivo de una reforma del altar y en sustitución de la Sagrada Forma, ya que la Capilla no estaba entonces autorizada a custodiarla. Este retablo se cerraba con dos puertas que tenían pintadas por fuera la Encarnación y los cuatro evangelistas128. Esta primera referencia al espacio ceremonial no es una cuestión baladí, pues el espacio desempeñó un papel fundamental en la configuración del sistema cortesano, aunque hasta hace unos años únicamente se utilizaba dicha categoría para estudiar palacios y ciudades donde moraba la corte con frecuencia, y en especial el impacto que esta producía en las ciudades que la acogían129. Sin embargo, hoy en día, desde el enfoque del Spatial Turn se han comenzado a estudiar las interacciones políticas, prácticas ceremoniales, símbolos culturales y estructuras institucionales de la corte130. En este sentido, resulta muy interesante la Actor-Network Theory (ATN), iniciada por Bruno Latour y Steve Woolgar en la década de 1980 con su libro Laboratory 127. En cuanto a las cuestiones arquitectónicas referentes al edificio, sigue siendo referencia citar a Gérard, 1984, Barbeito, 1992, y Checa Cremades, 1994. 128. Castaño Perea, 2006, pp. 292, 293, 299-300 y 584-585. Asimismo, Ollero Butler, 1975. 129. En la actualidad, hay numerosas investigaciones referentes al impacto de la corte en la ciudad, tal y como nos muestra, Courbon y Menjot, 2015, o Bove et alii, 2017. Fue pionero Spielman, 1993. 130. El pistoletazo de salida sobre la aplicación del Spatial Turn en los estudios sobre la corte lo puede constituir la obra de Fantoni et alii, 2009, donde se enuncian sus parámetros en la introducción.
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Life, y que posteriormente desarrollaron otros autores como John Law o John Hassard. Dicha teoría estudia la interacción de la gente con el territorio, lo que constituye un punto clave para el estudio de espacios tan peculiares como los Sitios Reales, entre ellos el Alcázar de Madrid, donde la inmensa mayoría de la gente que vivía trabajaba para el monarca. Además, el espacio no debe ser considerado como una característica fija, sino que se debe estudiar según el modo en el que se ocupe. Por lo tanto, no se debe separar el estudio del espacio (space en inglés y espace en francés) del de sitio o lugar (place o lieu), aunque el primer concepto es más abstracto que el segundo131, pues los dos están construidos a través de la percepción. En lo que respecta a la Monarquía Hispana, de especial relevancia resultaría la sacralización que del monarca se realizaría a partir de 1580 con su ocultamiento. A raíz de poner en práctica diversos usos del coche132, se produjo el distanciamiento y la sacralización del rey, acentuando el alejamiento de su persona que estaba provocando el proceso de institucionalización que estaba sufriendo la Monarquía durante esos años133. En efecto, la aparición del coche de forma plena en el ceremonial cortesano, permitió una graduación de las distancias con respecto al rey, eliminar el acompañamiento del vehículo y el ocultamiento real, gracias a las cortinas, cuestión que también puede aplicarse al dosel, sitial y cortinas de la Capilla como veremos posteriormente. Este espacio ceremonial aparece perfectamente representado en los planos aclaratorios y explicativos que se elaboraron de cara a acompañar las Etiquetas Generales de Palacio, en los cuales se detallaba cómo se debían situar, tanto las diferentes secciones de la Casa Real como las diversas partes del reino durante todas las posibles ceremonias. Se encargó del asunto al aposentador mayor Juan Gómez de Mora, debiendo acompañar dichos dibujos al texto original de las Etiquetas, pues la fecha de publicación es la misma, el 11 de febrero de 1651134.
131. Véase la interesante introducción de Dillon, 2010, pp. 1-17. 132. Desarrollado en López Álvarez, 2007. 133. Sobre esta cuestión, Martínez Millán y De Carlos Morales, 1998, pp. 219 y ss. 134. En la actualidad se conservan en AGP, Mapas, Planos y Dibujos, desde el número 4096 hasta el 4108; con anterioridad se encontraban en la Sección Histórica, caja 51. Existen otras copias, como las siete plantas a las que hace referencia Varey, 1973, ubicadas en British Library, Additional, Ms. 28459. Analiza algunos de ellos relativos a la Capilla, Castaño Perea, 2012.
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En concreto, la Capilla del Alcázar aparece en el plano 4102, titulado “Planta de la Capilla de Palacio quando Su Magestad salen en público a missa o a vísperas”.
AGP, Mapas, Planos y Dibujos, 4102, Planta de la Capilla de Palacio quando Su Magestad salen en público a missa o a bísperas, Juan Gómez de Mora, 11 de febrero de 1651.
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De todos modos, el patriarca de las Indias, Diego de Guzmán, ya había redactado un completo memorial en el que describía con gran precisión el lugar destinado en la Capilla a cada uno de los miembros de la corte135.
AGP, Real Capilla, caja 94, expediente 1, s. f. Plano de la ubicación de los participantes en la misa celebrada en la Capilla del Alcázar Real de Madrid, realizada por Manuel Ribeiro. 135. RAH, Salazar y Castro, G-30, ff. 97-99.
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Sin duda, la Capilla fue el espacio ceremonial más conflictivo de la morada real, pues en ese reducido lugar convergían las diversas esferas ceremoniales de todos los miembros de la casa real e, incluso, de otras instancias del reino. En función de la relevancia de cada uno de ellos, se decidiría su situación espacial dentro de la Capilla; en efecto, el ceremonial señalaba las formas de la posición de cada uno de los asistentes, distinguiendo entre las personas que por su dignidad tenían derecho a asiento (silla o banco, según la relevancia) y las que permanecían de pie; del mismo modo, entre los que se sentaban también se establecían distinciones. La principal consistía entre las personas que se sentaban en bancos cubiertos y las que se sentaban en sillas sin brazos y bancos descubiertos136. Así, en el ceremonial de Ribeiro se indicaba que, en la parte del Evangelio, en dos bancos sin respaldo cubiertos con alfombras estarían los prelados que tenían asiento en la Capilla y, en el mismo lugar, pero fuera del arco del altar, el banco de los Grandes, cubierto con un tapiz, a cuya cabecera se ponía una silla rasa de terciopelo del mismo color de la cortina, donde se sentaba el mayordomo mayor, cuando era Grande. Además, en la zona de la Epístola, próxima al altar, se ubicaba el banco de los obispos y de los ministros que daban la misa, descubierto. En el mismo lugar, pero más abajo, habría otro banco donde se sentaban el maestro de ceremonias, el capellán mayor y los cardenales, cuando los había. Por último, debajo del arco, en la parte de la Epístola, estaba el banco de los embajadores, cubierto con alfombra, donde se sentaban, por orden, el nuncio, el embajador imperial, el embajador de Venecia y, detrás, en dos bancos sin respaldo y descubiertos, los capellanes de honor. Como en todo el ceremonial de la Edad Moderna, el centro lo ocupaba el monarca, aunque en los espacios sagrados, siempre subordinado a la presencia de Dios, que estaba representado en el sagrario. Así, cuando el monarca acudía a misa en el Alcázar desde sus aposentos, lo hacía rodeado de sus guardas, en especial los archeros de corps como guarda de la persona del monarca137: 136. Ordenanzas de 1647 (BNE, Ms. 9914, f. 124 v.). Existen diversas relaciones manuscritas sobre el orden de los asientos en la Capilla Real, entre las que podemos destacar las conservadas en BNE, Ms. 2807, ff. 179-182 y BNE, Ms, 7423, ff. 207-209. 137. Véase el capítulo VII, relativo a las guardas y la etiqueta, de Hortal Muñoz, 2013, pp. 381-418.
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se ponen las guardas de alabarderos españoles y alemanes en ala desde la puerta de la sala de guardia hasta la de la capilla, los españoles de a la mano derecha y a la vuelta goçan della los alemanes (describe los personajes que pasan entre medias) y luego el Rey y detrás del el nuncio y embajadores por su orden y detrás los cavallerizos y mayordomos y detrás vienen en tropa los archeros138.
Dentro de la Capilla, el oratorio del rey estaba circundado de sillas cubiertas de forma semejante. Entre el soberano y el banco de los grandes estaba el mayordomo mayor en un escabel y detrás, el teniente de los archeros y dos de sus subordinados, escogidos por el decenero como guardia. No obstante, el espacio del monarca se distinguía mediante la ubicación del sitial, el dosel y la cortina, que dignificaban el espacio y lo convertían en regio, y que se situaban al final de la nave central a la izquierda. Una vez en la Capilla, el rey se colocaba en dicho espacio, lugar que debía ser especialmente vigilado por los archeros, que tuvieron algún percance con los mozos de la furriera por ello139. El sitial era el asiento o silla con un pequeño banco delante, cubierto de un tapete con una almohada o cojín encima y otra a los pies de la silla. El dosel, por su parte, era un adorno honorífico majestuoso, que se componía de uno como cielo de cama puesto en bastidor, con cenefas en la parte de adelante y a los lados, y una cornisa pendiente en la de atrás que cubría la pared donde se colocaba. Sin embargo, especialmente interesante resulta el uso de la cortina, pues era uno de los principales elementos de la majestad de los monarcas hispanos140. Aunque los soberanos y los cortinajes como elemento ceremonial estuvieran vinculados desde la Persia sasánida, en la Baja Edad Media se irían expandiendo desde su implantación por los Valois franceses, desde donde pasarían a Borgoña. También se encontraría la cortina en la Baja Edad Media en Portugal, Inglaterra y Escocia, así como en usos aragoneses y castellanos. Sin embargo, alcanzaría su apogeo como elemento ceremonial en la Monarquía Hispana como una tradición sincrética franco-borgoñona-hispana, aunque siempre se vincularía a Borgoña. 138. El orden de asientos en la capilla real, sus grandeças y ceremonias, como comen los reyes en público, mudanças de la Corte, salidas del rey en púlico a cavallo y coche, BNE, Ms. 2807, f. 181 r.-v. 139. AGP, Sección Histórica, caja 166, expediente del conde de Pere. 140. Sobre la evolución de este elemento ceremonial, Fernández-Santos Ortiz-Iribas, 2011.
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Resulta interesante observar cómo los monarcas hispanos decidieron circunscribir la incorporación de la cortina únicamente a su capilla del Alcázar de Madrid, y durante el siglo xvi no lo hicieron en otras cortes de la Monarquía Hispana, ni siquiera en los Países Bajos y Bruselas, marcando claramente una jerarquía de cortes. Sin embargo, a raíz de la cesión de dichos territorios a Alberto e Isabel Clara Eugenia como soberanos, la cortina aparecería en la capilla del palacio de Coudenberg, continuando en ella incluso después del retorno de dichas tierras a la Monarquía Hispana tras fallecer Alberto sin herederos141. El libro sobre la Capilla Real de Bruselas elaborado por Jules Chifflet142, así como el ceremonial elaborado por Francisco Alonso Lozano que publicamos, consagraría el uso de dicho elemento en la corte bruselense. Encontramos numerosas referencias al uso de la misma, así como a la aparición de los sumilleres de cortina como uno de los principales oficios ceremoniales de la Capilla, siempre utilizando como referente para el ejercicio ceremonial lo publicado en las Etiquetas Generales de Palacio de Madrid143. En todo caso, en Madrid, dentro de la cortina solo podía estar el rey y, en contadas ocasiones, el príncipe o infantes144; desde luego, en
141. Dicho ceremonial establecía también que la única diferencia en el mismo entre los hijos legítimos y naturales era que estos últimos no tenían cortina en la Capilla Real, tal y como indica Sir H. Vic a Ormonde, Bruselas, 8 de mayo de 1656, sobre el tratamiento de don Juan José de Austria (Bodleian Library, Clarendon State Papers, nº 350). 142. Chifflet, 1650. 143. Hortal Muñoz et alii, 2018, p. 67: “Dans l’article troixiesme du chapittre premier de l’ethicquet en la langue espagnole l’on trouvera que les jours des festes, et dimanches, le sommilier de gourdine, en defance du Sr. chappelain mayor, doit atandre le prince a l’entre de l’eglise pour lui presenter l’eau benite acompagne du sacristain ; je dit dimanche ci le prince tient chapelle dans quelque eglise, or de la cour, car pour lors le celebrant faict comme j’ay dit icy dessus”. Referencias al funcionamiento de dicho oficio en la capilla del palacio de Coudenberg en el mismo libro, pp. 67-68 y 189-191. De su relevancia da fe el hecho de que se indique que “El sumiller de cortina esta siempre junto a la cortina para abrir y serarla quando es menester y assi su funcion es de observar lo que sigue. Articulo tercio. El sumiller de cortina, en ausencias y enfermedades del capellan mayor, ha de hazer su officio en todo lo referido tocante a la gordina”, pp. 189-190. 144. “Al gran prior de San Juan da lugar Su Majestad a su sobrino para que entre devajo de la Cortina Real y se sienta en una silla de respaldo detrás de la de Su Majestad”, BNE, Ms. 9914, f. 215.
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ningún caso, nadie que no tuviera el rango de persona real145. Algunas excepciones notables a la soledad del rey en la cortina se daban en la ceremonia de Jura de Príncipes, por ejemplo, en la que realizó don Felipe (IV) el 13 de enero de 1608: Hízose un gran tablado donde se puso la cortina para sus majestades que tomó desde el altar mayor hasta la mitad del crucero de la Iglesia, subiose del por diez gradas, ellas y el tablado muy ricamente aderezado cubierto de alfombras turcas. Entraron con gran música de chirimías hasta que sus majestades tomaron sus asientos en la cortina para oyr missa… Trujo el duque de Lerma al Principe y los mayordomos de su majestad detrás de la cortina donde estubo su alteza siempre allí. El aya una vez que hubo jurado al Principe tornándose a su asiento dentro de la cortina donde estava antes junto a sus majestades algo atrás. A la mano izquierda del altar mayor a la parte de la epístola avía un oratorio, o cortinas de brocado carmesí y blanco y debaxo de ellas dos sillas para el Rey nro señor y la reina nuestra señora y el sitial para sus majestades todo ello de lo mesmo. Acabada la misa, mandó su majestad correr las cortinas del oratorio y quedó todo descubierto146.
La proximidad a la cortina indicaba preeminencia y, por tanto, en términos espaciales servía de referente de todo el sistema de “asientos” de la Real Capilla que, con las variaciones de cada caso, era exportable a cualquier iglesia de sus reinos a la que el monarca asistiese de manera pública. Sin duda, de su relevancia nos da fe el hecho de que haya 105 referencias a la misma a lo largo del ceremonial de Manuel Ribeiro. Igualmente relevante en el espacio ceremonial sería el oratorio, aunque en menor medida que la cortina. Resulta interesante resaltar cómo todavía no hay estudios que aborden en profundidad la significación que tuvieron los oratorios de las reinas, princesas e infantas hispanas del siglo xvii147. Estos estudios nos podrían ayudar a com145. En AGP, RC, caja 223, f. 9 v., se indica “que en el año de 1585 estando el Señor rey don Felipe Segundo en la Ciudad de Zaragoza dio silla y almoada en el a su hierno el Duque de Saboya que casó con la Sera Ynfanta Doña Catalina; y a sus dos hijas que fueron la Novia y la Señora Infanta Doña Isabel se les subieron almohadas”. 146. AGP, RC, caja 78, exp. 1. 147. Una primera aproximación en Jiménez Pablo, 2019. En lo relativo a los nacimientos reales y a sus implicaciones en la historia del arte y en la historia cultural, con un análisis de las obras artísticas que en dicho espacio del Alcázar se expusieron, De Carlos Varona, 2018, capítulo 4, “El espacio simbólico de la maternidad regia: el oratorio de la reina”, pp. 177-224. Al no ser un acto público como en la corte
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prender mejor las ideas religiosas, políticas y artísticas de dichas mujeres, en las cuales, en muchos de los casos, tuvieron cabida personajes e ideas religiosas, políticas y espirituales que no tenían acomodo cerca del monarca de turno. Las reinas de la casa de Austria, a rasgos generales, siguieron un mismo estilo de vida espiritual, que era íntimo y personal, debido al modelo de reina cristiana impuesto por la figura de Isabel la Católica: “Piadosa y devota”. Por lo tanto, durante el reinado de Isabel y con Isabel de Portugal como emperatriz, el oratorio se convertiría en un espacio espiritual y, sobre todo, cultural donde la música, la liturgia y la oratoria se hicieron protagonistas. Todo ello iba a cambiar con la entrada de la espiritualidad recogida descalza en la corte madrileña a través de la princesa Juana de Austria; espiritualidad que seguirían posteriormente el resto de las reinas, princesas e infantas Habsburgo. La práctica de esa espiritualidad no requeriría de un gran número de capellanes o cantores, al ser silenciosas, por lo que el papel de los oratorios cobraría gran fuerza. Al mismo tiempo, tras Isabel de Portugal, el número de componentes de las capillas de las casas de las reinas fue menguando, para pasar a tener que utilizar los componentes de las capillas de sus maridos, en ese intento de la Monarquía de impulsar la confesionalización y unas líneas claras y homogéneas de espiritualidad. A su vez, el capellán mayor dejó de tener tanto protagonismo, para tenerlo en mayor medida en el ceremonial el limosnero mayor, los mozos de capilla pasaron a serlo también de oratorio, a los que se referiría en ocasiones como sacristanes, además del cambio que se produjo en los sumilleres de cortina, que pasarían a serlo de oratorio en 1646. Sin duda, aunque debió existir con anterioridad un espacio similar al oratorio de la reina, sería en el siglo xvii cuando este cobraría toda su relevancia, como fue el caso del de la reina Margarita en Valladolid y, sobre todo, el de Isabel de Borbón en el Alcázar de Madrid. francesa, estos momentos de intimidad y de fuerte experiencia vital, ayudaban a estrechar los lazos entre la reina y los miembros de su séquito más cercano y pertenecientes a su oratorio. Esta sección de la casa fue, además, un espacio clave en el ritual del nacimiento en la corte, pues, si la cámara de la reina era el espacio central del alumbramiento y la cuarentena posterior, en el oratorio las reinas y sus damas se reunían durante el embarazo y oraban de forma conjunta. Véase, asimismo, Mínguez y Rodríguez Moya, 2013.
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Tras atender a la configuración espacial de la Capilla, Manuel Ribeiro pasaba a realizar una breve y somera descripción de los diversos oficios que componían la sección de la casa en orden de relevancia148. El cargo principal era el de capellán mayor, perteneciente a la casa de Castilla, oficio que venía acompañado, desde 1584, del de limosnero mayor (Borgoña) y, desde 1610, de la dignidad de patriarca de las Indias149. Sus cualidades aparecen descritas en el primer artículo de las mencionadas ordenanzas de 1623: Primeramente, que el capellán mayor de nuestra Real Capilla, que también es nuestro limosnero mayor, y el que adelante fuere y sirviere este oficio por nuestro nombramiento, pues, por breves y indultos apostólicos tenemos facultad de nombrarles, tenga un juez que sea nuestro capellán a el cual dé poder, según y como le dan los arzobispos y obispos en sus diócesis, para que conozca de todas las causas de los capellanes, cantores y otros ministros así eclesiásticos como seculares de dicha Capilla Real. Y para ello sea graduado de licenciado o doctor en derecho canónico y ordenado de misa y persona tal que el capellán mayor descargue su conciencia.
Entre sus atribuciones, marcadas por las ordenanzas, destacaba que debía nombrar a los ministros y oficiales de la Capilla, que era juez de la Corte y Capilla, que podía administrar todos los sacramentos, absolver al rey y a los cortesanos, si lo creía conveniente, de cualquier delito o crimen y podía dar licencia a los miembros de la corte para elegir a uno u otro confesor. Del mismo modo, su papel en el ingreso de nuevos miembros en la Capilla era fundamental. El cargo de capellán mayor estuvo unido a la dignidad del arzobispado de Santiago desde los tiempos de Alfonso VII “El Emperador” y, aunque con Carlos V las capillas de la casa de Castilla y la de Borgoña se fusionaron, dicho arzobispo siguió ocupando no solo el oficio de capellán mayor, sino también el de limosnero mayor. Esta situación se mantuvo hasta el final del reinado de Felipe II, quien, poco antes de
148. Sobre la composición de la Capilla con Felipe IV, sus biografías, así como las principales fuentes documentales sobre la misma, véase Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, en especial t. II. 149. Un análisis exhaustivo sobre la evolución normativa de la Capilla Real durante los siglos xvi y xvii, vinculada especialmente a la evolución de los oficios de capellán y limosnero mayor, en Mayoral López, 2008, pp. 353-375. Más información en los trabajos de Jiménez Pablo, 2014 y 2015.
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morir, nombró a García de Loaysa, arzobispo de Toledo, en el puesto. Los historiadores que han señalado este cambio, lo han explicado aludiendo a la ausencia del arzobispo de Santiago de la corte y a los problemas de jurisdicción que se ocasionaban cuando este llegaba a Madrid. En nuestra opinión, tal mutación encerraba una intencionalidad más profunda, pues simbolizaba la ya señalada transformación ideológica que estaba experimentando la Monarquía Hispana: frente al espíritu “castellano” de Monarchia Universalis del reinado de Felipe II, se evolucionaba hacia una “Monarquía Católica”, más universal y subordinada a los intereses de Roma; resulta lógico que se quisiera revestir al capellán con el cargo de patriarca de las Indias, el cual simbolizaba también esa idea “universal”150. Sin duda, Diego de Guzmán, persona en la cual se hizo efectiva por primera vez la reunión de los tres grandes oficios (capellán mayor, limosnero mayor y patriarca de las Indias), fue fundamental en este proceso, pues controló de manera exclusiva el servicio espiritual de la familia real durante el reinado de Felipe III gracias a su adhesión a la facción cortesana liderada por el duque de Lerma. Esta filiación provocaría su relevo en 1626 por don Alonso Pérez de Guzmán. El siguiente oficio referido por Ribeiro era el de los sumilleres de cortina151, que serían de oratorio desde 1646152, al albur del auge ceremonial que la Capilla adquirió durante el reinado de Felipe IV. De origen borgoñón, su relevancia en la Capilla Real era tal que podían ejercer la jefatura de la misma durante las ausencias del capellán mayor, aunque su principal función era la de estar junto al oratorio o cortina del rey para abrirla y cerrarla cuando se traía el evangelio y la paz. Por lo tanto, era un oficio eminentemente ceremonial y, en virtud de ello, en el mismo se integrarían miembros de las élites, tanto castellana como de otros reinos de la Monarquía, aunque con un peso diverso de los mismos como ya vimos para el caso de los portugueses. Los sumilleres de cortina ingresaban en la Capilla por consulta del capellán mayor, con lo que se antojaba imprescindible tener acceso a dicho personaje para poder optar al oficio. Sin duda, el orden en que el jefe de la Capilla presentaba a los candidatos al monarca influía 150. Sobre dicho proceso, Martínez Millán, 2010. 151. Sobre las labores de este oficio, Mayoral López, 2008, pp. 376-379. Para los sumilleres de Felipe IV, Hortal Muñoz, 2015. 152. Tal y como se explica en AGP, Personal, caja 720/19.
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sobremanera en la elección final. Conservamos cinco consultas del capellán mayor para sumilleres de cortina entre 1624 y 1645, las cuales nos pueden dar una idea muy interesante sobre las características de los posibles sumilleres y el porcentaje de candidatos que conseguía ingresar en el oficio153. A continuación, nos encontramos con los capellanes, que constituyeron el grupo de servidores más amplio de la Real Capilla, constituyéndose, además, en la reserva espiritual de la Monarquía, ya que debían proceder de las élites de los reinos que estaban comprometidas con la ideología religiosa que se intentaba propugnar154. Del mismo modo, se encargaban de imponer la conducta que debía seguirse en la corte. Durante los reinados de Carlos V y Felipe II, el número de capellanes no fue estable, pero tras las constituciones de 1601 y 1623 se fijaría el mismo, en especial en estas últimas en su artículo 21. Así, tendría que haber 40 para la Corona de Castilla, 14 para las órdenes militares, 12 para los reinos de Nápoles, Sicilia y Milán, y 6 para la Corona de Aragón. Se dejaba aparte a los capellanes de altar y de banco, así como a los que estaban fuera del número, a los cuales se les conocía como ad honorem y no tenían gajes hasta que conseguían ingresar en los mismos. Los capellanes ingresaban en la Capilla también por consulta del capellán mayor, y era necesario que acreditaran su limpieza de sangre, detallándose tal condición en el artículo 19 de las constituciones de 1623. Esta información, conocida también como de moribus vita et genere, debía tenía las siguientes preguntas dirigidas a los testigos: 1. Si conocían al susodicho, a sus padres y abuelos. 2. Si eran parientes, amigos o enemigos y si tenían algún interés en la causa. 3. Si los abuelos paternos fueron casados y velados como dictaba la Santa Iglesia de Roma y si los vástagos fueron durante el matrimonio o fuera. 4. Lo mismo para los abuelos maternos. 153. Estas se encuentran en AGP, RC, caja 65/7 y están analizadas en el capítulo de libro de Hortal Muñoz indicado con anterioridad. 154. Sobre este oficio y la condición social de sus ocupantes durante el reinado de Felipe IV, Hortal Muñoz, 2012 y Sánchez Belén, 2016.
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5. Lo mismo para los padres. 6. Si todos sus ascendientes eran cristianos viejos, limpios de toda mala de moro o judío o si habían sido castigados por crímenes de herejía por la Inquisición. 7. Si sabían que el susodicho era sacerdote de misa y clérigo muy honrado, buen cristiano y temeroso de Dios y de su conciencia, de buena y ejemplar vida y costumbres y digno de que el rey le tuviera en su Real Capilla. 8. Si todo lo dicho antes era público y notorio. De dicha información estaban excluidos los capellanes de las órdenes militares, al haber seguido ya un proceso selectivo muy complejo. Además de la limpieza de sangre, las constituciones de 1623, en su artículo 20, marcaban las condiciones que debía tener un capellán para ingresar en la Capilla Real, pues debían ser “de misa y esté suficientemente instruido en el decirla y hacer los oficios divinos cantados y rezados, y que sepa latín bastantemente para que le pronuncie y acentúe como conviene, y que sea de buenas costumbres”. Por supuesto, era necesario que tuvieran suficiente renta eclesiástica y el visto bueno del capellán mayor y del maestro de ceremonias para que pudieran ejercer tras ser instruidos. Durante el reinado de Felipe IV, el número y tipología de los capellanes fue el siguiente. Capellanes de altar hubo 60, que solían estar vinculados al sector musical pues, como ya indicamos, el único que no fue nombrado cantor fue Manuel Ribeiro. A continuación, nos encontramos con los capellanes de banco, que fueron nombrados para honrar a eclesiásticos destacados por su limpieza de sangre, dignidades o significación intelectual. De hecho, de los 11 que encontramos en este reinado, tres de ellos provenían del reinado anterior y se produjo el último nombramiento en 1630. Su servicio fue, en general, corto y en muchos casos apenas efectivo. A modo general, podemos considerar que ya desde el reinado de Felipe III este oficio se otorgó para completar gajes de personajes que no iban a servir efectivamente como tales, al ocupar cargos de otra índole en la Capilla. Posteriormente, vendrían los capellanes de reinos, cuya procedencia y condición social fue muy diversa. Nos encontramos con un total de 216 capellanes, de los cuales de Castilla fueron 144; de Aragón, 41 y de Italia, 31. Finalmente, estarían los capellanes de órdenes militares, donde nos encontramos
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con 36 de Santiago, 23 de Calatrava, 19 de Alcántara, 9 de Montesa y 3 de San Juan. Todo ello suponía un total de 377 capellanes durante el reinado de Felipe IV. Tras los capellanes, nos encontramos al confesor del rey155. Sin duda, los religiosos encargados de cuidar la conciencia regia incrementaron notablemente su relevancia espiritual y política en el siglo xvii, si la comparamos con la que habían tenido durante la centuria precedente. De hecho, no podemos considerarles miembros de la Capilla Real sensu stricto hasta este reinado, con la potenciación del citado oratorio, teniendo gran relevancia todos ellos en el entramado político cortesano y en las luchas faccionales. Sin perjuicio de que otros frailes pudiesen confesar puntualmente a Felipe IV por mor de sus desplazamientos o de forma coyuntural, tres religiosos fueron los directores espirituales de este monarca, los tres pertenecientes a la orden dominica, la cual lo ejerció casi en propiedad en esos tiempos. Estos fueron el famoso fray Antonio de Sotomayor (1616-1648)156, que lo fue desde que Felipe IV era príncipe y que se erigió en una pieza fundamental dentro de la toma de decisiones en la Monarquía durante el valimiento de Olivares; fray Juan de Santo Tomás (nacido João Poinsot; 1643-1644)157, que sirvió por enfermedad de Sotomayor; y fray Juan Martínez del Corral (1648-1665), muy poco conocido a pesar de que estuvo muy cerca del monarca durante aproximadamente 20 años158. Observando la biografía de los tres y sus quehaceres cortesanos, queda claro que tuvieron una gran relevancia en la política del momento, muy superior a la que habían tenido otros confesores durante el siglo xvi. Por lo que respecta a los predicadores reales159, la principal virtud de su oficio era la de poder transmitir directamente al rey una opinión. 155. Para una visión general del confesionario regio de la Monarquía Hispana, Martínez Peñas, 2007, López Arandía, 2010a, Negredo del Cerro, 2015, y Reinhardt, 2016. 156. Datos biográficos de este fraile, además de los clásicos diccionarios biográficos eclesiásticos, en Contreras Contreras, pp. 208-231 y López Arandía, 2010b. Una aproximación a su labor política en Negredo del Cerro, 2009. 157. Encontramos datos biográficos de Santo Tomás en varios trabajos de Orietta Filippini, sobre todo, Filippini, 2006. 158. Por ejemplo, no existe como voz independiente en Aldea Vaquero et alii, 19721987. Hay breves referencias a su carrera en los trabajos ya citados de López Arandía, 2010b y de Martínez Peñas, 2007. 159. Para un estudio en profundidad del oficio, Negredo del Cerro, 2006a. Remitimos igualmente al capítulo de este autor en Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, I, pp. 659-695.
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Se llegaba a este importante cargo tras un difícil proceso en el que el candidato, además de tener dotes de orador, debía dar garantías de poseer una ideología acorde con la facción cortesana dominante, con el fin de poder transmitir la espiritualidad que se considerase más adecuada en cada momento.
Vicente Carducho, Confirmación de la Orden Trinitaria y milagrosa visión del papa Inocencio III, 1634-1635, Museo del Prado, Madrid.
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El cargo nació en la Baja Edad Media, pero tuvo una importancia bastante limitada hasta finales del siglo xvi, momento en que la predicación cortesana comenzó a tener un notable auge que se certificaría especialmente durante todo el siglo xvii. Así lo corroboran los números, pues durante los reinados de Felipe II y Felipe III poco más de una docena de clérigos lograron este nombramiento160, aunque, eso sí, de notable reputación. Así, podemos encontrar a personajes tan relevantes como el jesuita Jerónimo de Florencia o el trinitario Hortensio Félix Paravicino. Ya con Felipe IV, el número de predicadores se incrementaría enormemente. En efecto, entre 1621 y 1665, fueron 150 los eclesiásticos que lograron ser nombrados predicadores de Su Majestad en la casa de Castilla, la mayoría de ellos sin gajes, convirtiéndose en el oficio que mayor aumento experimentó en la Capilla durante el reinado de Felipe IV, y en el que tuvieron cabida las diversas congregaciones religiosas, algunas con más fortuna que otras. Como en otros cargos de la Capilla, el capellán mayor presentaba los candidatos al rey informando de quién estaba detrás de cada pretendiente, información con la que el rey tomaba la decisión. El elenco de patronos que deseaban que un candidato fuese promovido era amplísimo, con el fin de que los predicadores pudieran servir de plataforma de sus ideas políticas y religiosas. Quizás quien mejor aprovechó esta coyuntura fue Olivares, el cual favoreció durante los primeros años de reinado el nombramiento de religiosos cercanos a su persona, así como mantuvo en su puesto a aquellos individuos que habían apoyado a los Zúñiga-Guzmán en el cambio de reinado. A continuación, Ribeiro describía brevemente otros oficios menores, como era el caso de los sacristanes, los cuáles, como ya indicamos, eran también denominados mozos de capilla y de oratorio161. El cargo de sacristán mayor recaía desde 1585 en el receptor, encargado de recibir y repartir la distribución. Por su parte, los sacristanes tenían funciones muy parecidas a las de los ordinarios de otras iglesias o capillas, las cuales venían descritas perfectamente en las constituciones de 1623, en concreto en los puntos 58 y 59: 160. La lista de los mismos en Martínez Millán y Visceglia, 2008, II, p. 771. 161. Mayoral López, 2008, I, pp. 414-419.
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58. Ítem, los mozos de oratorio tengan particular cuidado de la limpieza y aseo de sus oratorios y de tratar con decencia el oficio y los ornamentos, y tendrá siempre un cuarto de hora antes prevenido el capellán semanero a la puerta del oratorio y cuando caminaren. Irán cada noche en casa del capellán mayor para que les ordene a la hora que han de tener puesto recado para la misa el día siguiente y dónde. 59. Ítem, los mozos de capilla han de ser dos, los cuales han de servir los días de fiesta entrambos y todos los días a misa mayor, y todas las veces que nos hallaremos en la capilla, y cuando faltáremos, servirán por semanas, y han de tener mucho cuidado con el adorno, aseo y limpieza del altar pidiendo a los guardajoyas los ornamentos de la labor que rezare la Iglesia para ponerlos en el altar y vestir con ellos a los ministros.
A continuación, Manuel Ribeiro se refiere a los porteros de la capilla y al guardajoyas, cuyas labores estaban vinculadas a dicha cuestión. Más interesante resulta el furrier de capilla. Aunque compartía nombre con la furriera de los oficios de la casa, sus tareas eran otras, circunscritas a la Capilla, y fueron redefinidas en tiempos de Felipe II para que su labor principal no fuera aposentar a las personas, como en la furriera, sino los enseres de la Capilla162. De nuevo, las constituciones de 1623 serían las primeras en fijar por escrito las labores de los dos furrieres de la Capilla: 60. Ítem, ha de haber dos furrieles que han de ser hombres seglares, los cuales nos consultará el capellán mayor, y cuando estuviéremos en la capilla han de servir entrambos, y cuando no, por semanas; y su obligación es acudir uno cada día a casas del capellán mayor para tomar la orden de lo que han de hacer. Y asimismo, han de convidar los capellanes y cantores, avisándoles dónde salimos y qué oficios se hacen y en qué Iglesia, y acudir a ellas para poner los bancos de los capellanes el púlpito y el paño en él. Salir con los pajes al evangelio y altar, cuando entran con hachas, están siempre en la puerta del choro para no dexar entrar en él a nadie si no fuere a los cantores, y si se ofreciere entrar, a algún sermón, persona grave o consejero, dará primero cuenta de ello al capellán mayor para que con su sabiduría entre, procurando esté siempre el choro desembarazado para que puedan celebrar los cantores los divinos oficios con decencia y comodidad.
Resulta curioso comprobar que no se mencionan los oficios vinculados a la música de la capilla, caso del maestro de capilla, los cantores o el colegio de cantorcicos, aunque posteriormente se describe en cada festi162. Mayoral López, 2008, I, pp. 419-421.
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vidad con detalle las labores de los mismos163. De forma general, podemos concluir que, hacia 1640, momento en que falleció Ribeiro, la nómina de los criados que servían en la Capilla Real sumaba 107 servidores164. Finalmente, esta primera parte finaliza con una breve introducción a lo que constituye el grueso del manuscrito, que es la descripción de las fiestas y el ceremonial que iba asociado a las mismas, así como la explicación sobre cómo debían comportarse y situarse todos los miembros de la casa real que participaran en dichas celebraciones. Dichas festividades vienen ordenadas según el calendario anual y por orden de celebración a lo largo del año hasta la Semana Santa. Este programa litúrgico presenta un claro refinamiento y una fuerte sacralización de la figura real: Y porq[ue] my intento es hazer un epytome resolutorio del modo con q[ue] es servida la Real Capilla de Su Mag[esta]d en lo q[ue] toca de off[ici]o divino y lo q[ue] nella fuere necessario para maior ornato advertir, me pareció devía discurrir por los meses del anno y nellos notar los días en q[ue] se exercen officios divinos con maior solemnidad y a q[ue] sus Mag[esta]des asisten165.
De todos modos, debemos tener en cuenta que, aparte de estas celebraciones, en la Capilla Real se celebraban todos los días tres misas. La primera la oficiaba el capellán que luego había de cantar la epístola en la segunda misa, que era una misa solemne con punto de órgano, en tanto que la tercera la decía el receptor de la capilla para criados del rey y pretendientes. El rey siempre iba a la Capilla los domingos y fiestas a la misa solemne y a las primeras vísperas de las fiestas clásicas, como en Cuaresma, cuando acudía los miércoles y viernes. En cuanto a las celebraciones, la primera que describe Ribeiro serían las vísperas solemnes de la circuncisión, para continuar con la misa solemne a la que el rey asistiría el 1 de enero, la vigilia de la Epifanía, es decir el 5 de enero, y la séptima (denominada así porque hasta la octava de Pascua había setenta días). Tras las fiestas de enero, el 2 de febrero venía el día de la Purificación, cuando se celebraba la bendición de las candelas. A finales de dicho mes o principios de marzo, según cayera la
163. Sobre su organización y funcionamiento a lo largo del siglo xvii, Capdepón Verdú, 2014, pp. 229-254. 164. Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, I. 165. Véase p. 104 de este volumen.
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Semana Santa, se celebraba la bendición de las cenizas el Miércoles de Ceniza; posteriormente, la 4 Dominica de Cuaresma, que se denominaba ordinariamente de la rosa, y finalmente la Dominica in passione y la Dominica palmarum, en las que se bendecían y distribuían las palmas. El manuscrito finaliza con todas las celebraciones de Semana Santa, que incluían desde el citado Domingo de Ramos hasta el Día de Pascua. Acompañando a la descripción de las ceremonias, se incluía un calendario festivo, que incluía los desplazamientos del rey166, por devoción, por lo que Ribeiro anotó “en los meses, los días en q[ue] sale, antes de dar principio al pr[ime]r capítulo deste borrón. Y tanbién se notarán de passo las fiestas del arçobispado, con declaración q[ue] solo de las dobles rezan los min[istr]os de la R[ea]l Capilla y no de semidoble, conforme al decreto y orden de los Prelados de la capilla”. Así, el monarca salía de palacio el 1 de enero para ir a la Compañía de Jesús; el 7 de marzo, al convento de Santo Tomás; el 19 de dicho mes iba al monasterio de la Merced; el 13 de junio, al Hospital de los Portugueses; el 28 de agosto, a San Felipe el Real, a celebrar la festividad de San Agustín; el 4 de octubre, fiesta de San Francisco, “va el Rey a su casa”, mientras que el día 5 (sic), día de Santa Teresa, acudía a los carmelitas descalzos y el día 8 de diciembre iba a vísperas y a misa a las Descalzas, lo que también hacía el día de octava167. Junto con estas salidas del monarca, en el calendario destacan también otras festividades que complementaban las “devociones” de la Monarquía. Entre ellas ocupaba un lugar primordial el arzobispado de Toledo, pues cinco fiestas litúrgicas vinculadas a la sede toledana o a la ciudad de Toledo tenían cabida en el calendario de la Capilla Real, la cual, hay que recordar que estaba situada en territorio de dicha diócesis. En concreto, nos encontramos con la traslación de San Eugenio el 12 de enero; San Julián el 8 de marzo; la dedicación de la Iglesia toledana el 25 de octubre; San Eugenio el 15 de noviembre y Santa Leocadia el 9 de diciembre. Del mismo modo, el calendario no olvidaba las obligaciones del monarca con otros territorios, entre las que podemos destacar el 13 de junio, en que el rey acude al Hospital de los Portugueses a festejar a San Antonio, o las fiestas dedicadas a Santiago, por supuesto el 25 de julio, pero también el 1 de agosto celebrando su octava, que desplazaba 166. Bravo Lozano, 2015, pp. 36-37. 167. Véase Anexo, pp. 243-245.
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San Pedro ad vincula, y el 30 de diciembre, su traslación. Otros santos recibirán también atención real por su vinculación con la Monarquía, como serían San Isidro “labrador”, patrono de Madrid, San Isidoro de Sevilla o San Hermenegildo, vinculado también a Toledo. Al entrar en cualquiera de estas iglesias, el rey recibía el agua bendita. En el Viejo Testamento no se podía entrar en el Templo si no se estaba bien purificado, “para avisarnos que no entremos en la Iglesia con la mente no lavada”. De este modo, cuando entraba en la iglesia se le rociaba con agua bendita en recuerdo del bautismo para invocar la gracia divina con la memoria de este, lo que, sin duda, reforzaba la sacralización de la imagen del soberano. Además, Ribeiro indicaba los pasos y movimientos que el monarca tomaba en las diferentes oraciones: Y como el Rey se llevantare de la oración, luego enpeçará el Deus in adiutorium meum, &., santiguándose con la mano derecha, sinistra posita infra pectus, tangens se in uno quoq[ue] verbo, nimirum, cum dicit: Deus, tangit, manu dextera frontem; cum dicit: in adiutorium, pectus; meum: humerum sinistrum; intende: dexterum, et in fine iungit manus ante pectus [La mano izquierda puesta debajo del pecho, tocándose a cada una de las palabras, a saber: cuando dice Deus se toca la frente con la mano derecha; cuando dice: in adiutorium el pecho; al decir meum el hombro izquierdo; al intende el derecho, y finalm[en]te junta las manos ante el pecho]…168.
El recorrido por el calendario se completaba con la tabla de sermones, que comprende los domingos de Septuagésima, Quincuagésima, Cuadragésima, cenizas; domingos, viernes y fiestas de Cuaresma y Adviento; fiestas de Nuestro Señor y Nuestra Señora; lunes después de Pascua, San Andrés, San Pedro en junio, Santiago y todos los Santos y días de finados; así como los sermones en la Capilla. Finalmente, debemos indicar que también aparecen las denominadas “siestas” con el Santísimo expuesto durante la celebración de las “Cuarenta Horas”, momento que era muy propicio para la música. Así, todos los jueves, viernes y sábados primeros de cada mes, se celebraban oficios por la tarde, en presencia del Santísimo, cantando villancicos y “romanzes”169. Resulta curioso contemplar cómo Ribeiro alude continuamente al ceremonial de la Capilla de Portugal, como, por ejemplo, cuando
168. Véase p. 113. 169. Bécker, 1987, pp. 75-77.
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señala que “En la Real Capilla de Portugal, el decano della, a quien incunbe el cuidado de todo lo tocante al culto divino, después de todo estar a punto, lleva recaudo al Rey para venir quando fuere servido, llevando delante 12 moços de capilla con sus vestes largas y bonetes” o cuando en la vigilia de la Epifanía recuerda que la grandeza con q[ue] en la Real Capilla de Portugal se lleva este recaudo al Rey. El Decano, q[ue] es persona q[ue] suple las bezes del capellán maior y a quien imcumbe el cuidado de mandar aprestar y poner en orden los officios divinos, depués de todo estar a punto, él va llevar este recaudo vestido en sobrepelliz, llevando delante de sí 12 moços de capilla vestidos de largo, con sus mangas y bonetes, los quales manda cubrir en saliendo fuera de la capilla; llegando a la cámara en q[ue] el Rey está, echa la cortesía, le dize en cómo todo esta preparado y q[ue] Su Mag[esta]d podrá venir quando fuere servido. Y por falta de se hazer esta prevención aconteció en esta de Madrid un día de Paschoa, y otras bezes, venir el Rey y no aver quien dixesse la missa170.
El manuscrito de Manuel Ribeiro no incluye información sobre fiestas que no se hacían de modo “regular”, es decir, cada año de la misma manera. Sin embargo, sabemos que la Capilla del Alcázar de Madrid fue utilizada para otras celebraciones dinásticas, como fueron los bautizos de príncipes e infantes hispanos, caso de la infanta María, hija de Felipe II; el infante don Carlos, hijo de Felipe III, el futuro Carlos II; el príncipe Felipe Próspero y las infantas María Eugenia, María Antonia Dominica o María Teresa, hijos de Felipe IV. De todos modos, los bautizos no siempre tenían lugar en dicha Capilla, pues en ocasiones se pudieron celebrar en la parroquia de palacio, iglesias que fueron San Gil o San Juan Bautista, pero también en otros lugares como las Descalzas o San Lorenzo de El Escorial, San Pablo de Valladolid cuando la corte estuvo allí, la Iglesia Colegial de Lerma para la infanta Margarita, hija de Felipe III, o incluso la del palacio de Valsaín, donde nació Isabel Clara Eugenia171. La etiqueta para el evento se fijaría a raíz de la decisión de establecer Madrid como capital de la Monarquía en 1561, alcanzando su codificación precisa en las Etiquetas Generales de Palacio, donde la iglesia señalada para el evento sería la de San Juan de Madrid172. 170. Véase p. 142. 171. Tal y como explica Rodríguez Moya, 2018. 172. Dicho evento tiene su correspondiente plano elaborado por Gómez de Mora en AGP, Mapas, Planos y Dibujos, mapa 4099, titulado Planta de la iglesia de San
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AGP, Mapas, Planos y Dibujos, Mapa 4099, Planta de la iglesia de San Juan de Madrid para baptismos, Juan Gómez de Mora, 11 de febrero de 1651.
En caso de que el bautismo se celebrara en la Capilla Real, se salía por los corredores de palacio en público, mientras que si la corte esJuan para los Bautismos, así como su Plan del acompañamiento para los bautismos en el plano 4098.
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taba de luto el desfile se reducía a salir desde el salón a la Capilla Real por las tribunas donde el rey oía la misa. En cuanto a los funerales regios, como es bien sabido, durante el reinado de Felipe II el ceremonial de los mismos sufrió una serie de importantes modificaciones173; en especial tras la construcción del monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el traslado de los cuerpos de la familia real que se encontraban dispersos por la geografía hispana hacia la sierra madrileña, que tuvo lugar entre 1573 y 1586, y a raíz del cual, Felipe II, pondría las bases de un ceremonial funerario que iba a durar cerca de tres siglos. Al mismo tiempo, se hizo necesario disponer de espacios adecuados en la corte para las honras fúnebres de la familia real, y diseñar una etiqueta ceremonial y un modelo artístico para las mismas. Los escenarios luctuosos preferentes fueron los conventos reales madrileños, concretamente las iglesias del monasterio de las Descalzas Reales, del monasterio de la Encarnación y del convento de San Jerónimo, por lo que la Capilla del Alcázar de Madrid tendría poca relevancia en dichas ceremonias.
Cosimo Gamberucci, Colocación de la primera piedra del convento de las Descalzas, c. 1610, Depósito de las Galerías, Florencia.
En cuanto a los juramentos de los príncipes de Asturias, estos se solían hacer siempre en la iglesia de San Jerónimo. En dicha ceremonia, 173. En esta cuestión sigue siendo de obligada consulta el libro de Varela, 1990.
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el maestro de ceremonias también tenía un papel activo, tal y como se puede ver en la relación del Juramento que hacen los Señores Príncipes de Asturias, sacado de las apuntaciones hechas en el que se ejecutó del
AGP, Mapas, Planos y Dibujos, Mapa 4100, Planta de la iglesia de San Jerónimo y lugares que cada uno tiene en el juramento de los Serenísimos Señores Príncipes, Juan Gómez de Mora, 11 de febrero de 1651.
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Príncipe Baltasar el año de 1635174. En concreto, su labor consistía en llamar al patriarca de las Indias al tablado principal tras la intervención de diversos personajes como el rey de armas, los sumilleres de cortina… Gómez de Mora también elaboraría un plano para la ocasión, titulado Planta de la iglesia de San Jerónimo y lugares que cada uno tiene en el juramento de los Serenísimos Señores Príncipes, donde se observa cómo el maestro de ceremonias se sentaba en el banco de prelados que asistían a misa175. En todos estos actos, el rey, visto a través del filtro del ceremonial y de las etiquetas de palacio, se convertía en una figura esplendorosa, cuasi sagrada, que tan pronto podía otorgar poder como arrebatarlo, puesto que las etiquetas y el ceremonial, como liturgia celebrativa del poder, eran asimismo un marco formal que regía la conducta individual y colectiva de las élites sociales de los diferentes reinos y territorios que componían esas monarquías dinásticas176. Sin duda, estas ceremonias de la Capilla eran una de las principales manifestaciones del poder y de la grandeza del soberano y una manera de trasladar una ideología concreta.
174. Conservado en AGP, RC, caja 1/3, s. f., ya lo publicamos en Hortal Muñoz y Labrador Arroyo, 2015, pp. 537-539. 175. AGP, Mapas, Planos y Dibujos, Plano 4100. 176. Bertelli y Crifó, 1985; Lisón Tolosana, 1991, pp. 113-170; Visceglia, 1997.
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Capítulo 4 Normas seguidas en la transcripción
A lo largo de la edición del ceremonial de Manuel Ribeiro se ha procurado la mayor fidelidad posible al manuscrito original, por lo que se han mantenido las diferentes grafías bajo las que aparece un mismo término (rey/rei), las dobles consonantes, incluso en el caso de la doble n; también la utilización que hace el autor de mayúsculas y minúsculas, por considerarla un rasgo distintivo de la época y reflejo de la temática religiosa y litúrgica del texto. Únicamente, buscando facilitar su lectura, se ha actualizado su acentuación y puntuación. Por su parte, las numerosas abreviaturas, tanto latinas como castellanas, se han desarrollado entre corchetes. Se han insertado en el texto principal las notas al margen cuya ubicación en el texto fue marcada claramente por el autor, manteniendo en su lugar aquellas que se encuentran a ambos márgenes sin esta indicación explícita. Al tratarse de un borrador, como ya indicamos, los renglones y términos tachados son muy frecuentes y han sido suprimidos, así como también aquellas palabras o frases que se repiten por error o con la finalidad de señalar la continuación del texto. Por último, se señalan con una interrogación [?] aquellas palabras de lectura incierta. Por su parte, aunque las hojas que componen el manuscrito se encuentran sin foliar, hemos optado por numerarlas correlativamente para facilitar su posible consulta, número de página que aparece entre corchetes a lo largo del documento editado.
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Finalmente, queremos indicar que en un anexo recogemos el calendario festivo, que aparece en los márgenes del manuscrito, en concreto, del siguiente modo177: enero en el margen izquierdo de la página 11, febrero y marzo en el margen derecho de la página 12, de abril a agosto en los márgenes izquierdo y derecho de la página 13, y de octubre a final de año en el margen derecho de la página 14. Del mismo modo, incluimos también en anexo la transcripción de una hoja suelta relativa a la ceremonia de la bendición de las candelas en la Capilla del Pardo, que en el manuscrito original se encuentra intercalada junto a las disertaciones del autor sobre esta misma ceremonia en la Capilla Real de palacio. Por último, señalar que el manuscrito original tiene una serie de apostillas realizadas por Manuel Ribeiro en los márgenes izquierdo y derecho del documento. Con el fin de identificar dichas anotaciones, que consideramos enriquecen el texto, las hemos incluido en la edición del manuscrito con un tamaño de letra más reducido y alineadas a izquierda o derecha según corresponda.
177. Todas las referencias según la foliación que hemos incluido.
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Anexo Índice de los papeles de Manuel Ribeiro conservados en el Archivo General del Palacio Real de Madrid178
Real Capilla, caja 72, exp. 5 TOMO 1 Quaderno de las Ceremonias, con que se celebra la oración llamada de Quarenta horas: las Preces por la salud de las Personas Reales, elección de Papa, celebración de Bautismos, Desposorios: administración de la comunión a los Reyes: Bendición de la Mesa, acción de gracias, y renovación del SS.mo Sacramento: Compuesto por don Manuel Rivero por los años de 1640 1. Ceremoniale orationis sanctissimi Sacramenti, expositi quæ oratio singulis mensibus per anni circulum in regia Matriti capella instar orationis quadraginta horarum habetur ab Emmanuele Ripario, Lusitano Portalegrensi, eiusdem regiæ capellæ honoris capellano et cæremoniis, licet indigno præfecto elaboratum et nunc denuo reconcinnatum et auctum. 178. Este anexo no pretende ser un inventario exhaustivo de las referencias del Archivo General del Palacio Real de Madrid que indicamos, pues los papeles de Ribeiro están muy desordenados y desorganizados, y muchos de ellos no llevan título y, prácticamente en su totalidad, carecen de fecha de elaboración. Sin embargo, consideramos interesante hacer una primera aproximación para futuros trabajos de investigación.
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2. Ritus quos Regia Matriti Capella in oratione sactissimi sacramenti, expositi in forma quadraginta horarum, pro conservatione, exaltatione, et propagatione fidei catholicæ per anni curriculum, primis cuiusq[u] e mensis diebus Iouis et sequenti sabbato observat, breviter, ut enucleatius inclarescat, explicabimus. Quæ tamen oratio nonnumquam, in alium diem Iovis et sequenti sabbato infra mensem differtur ex causa. 3. Ordo recitandi psalmos pænitentiales, litanias, preces et orationes. 4. Hic apponent[u]r psalmi pænitentiales, litaniæ et orationes. 5. De Missae initio. 6. De ep[isto]la, graduali et aliis usq[u]e ad offertorium. cap. 6. 7. De offertorio et aliis usque ad canonem. 8. De canone usque post factam communionem. 9. De communione et aliis usq[u]e in finem missae. 10. Oratio dominica expleta fuerit. 11. Sequit[u]r ratio celebrandi missam privatam post p[r]ocessionem in qua celebrans sumit hostiam in prima missa consecratam post sanguinis sumptionem quia in cap[ell]a non est sacrarium, quod ut esset multis ultra citraque rationibus habitis adduciri potuit ut fieret; at Deo sit semper ql[ori]a iam Rex [¿] imperavit ut esset quod et factum est. 12. Hic sunt apponendi psalmi paenitentiales, litania, precibus, orationibus ut in breviario... 13. Preces p[r]o infirmo Rege in solemni missa, finita Dominica or[ati] o[n]es recitandæ. 14. Pro Regina infirma idem faciendum quod p[ro] Rege est dictum, mutato nomine et genere. 15. Pro Regina in partu laborante [&] ad novenam missarum Bª Mª V quæ celebrantur ante Reginae partum in solemni missa, preces fundendæ. 16. Cum Regina post partum eccl[esi]am p[ro] benedictione solemni ut gr[ati]as Deo de prole sibi data agat, erit ingressura, sequens servabit[u] r ordo. 17. In electione summi Pontificis quæ servanda erunt in capella regali, infra patebunt. 18. Ordo qui in Principis seu Infantis baptismate habet[u]r in capella regia, vel alibi ubi de more fit; in cuius relatione, illa tantum quæ ad sacramentum iuxta sacros ritus spectant, breviter & per summa capita attingam, nam multa alia quæ ad ornatum et pompam regalem fieri solent, alio tractanda libro quem vita comite et patrocinante divinis numinis aura, vulgari sermone in lucem prodere, mihi est in animo referam[¿].
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19. De baptismo cathecumenorum, qui singulis annis retro elapsis in sero s. Jacobi die 25 Julij, celebrabat[u]r, nunc autem cum ratio postulat, per Ill[ustrissim]um et Reverend[issim]um dominum. Alphonsum perezium gusmanium Patriarcham, Archiepiscopum Tyronnem[sium] Capellanum et Elemosinarium maiorem Regis catholici qui cum Regina & Principe e tribuna spectantibus in Regia capilla celebrat[u]r. 20. De Nuptiis in capella Regia, Rege, Reginaque, patrinis. 21. Pro Regis classibus et exercitibus, maxime contra infideles, tempore belli, deprecatio in solemni missa, expleto p[at]er n[ost]er facienda. 22. Alia brevior deprecatio p[ro] eodem tempore belli. 23. Ponat[u]r etiam hic litania tempore belli cum psalmis precibus et or[ati]o[n]ibus ex Rituali Pauli V. 24. Pro gratiarum actione ad Deum de aliquo felici nuntio, hæc in capella servantur. 25. De ordine in communione Regis apud suum Oratorium servando. 26. Ordo alter + lautior et elegantior in Regis communione habendus. 27. De communione Reginæ apud suum oratorium. 28. Non erit abs re hic apponere quo Imperator ordine ac Reges de manu orbis Pontificis communionem, accipiant. 29. Quomodo Legatus cardinalis a celebrante Cardinali solemniter, communicet, infra patebit. 30. Caput annorum quos inclytus Rex Catholicus singulis annis complet, qui dies apud palatium habet[u]r celeberrimus. 31. De reservatione [¿] sanctissimi sacramenti in capella Regia in qua sexto idus Martii, anni 1639 SSanctissimum fuit colocatum quod diu longoque tempore desideratum tandem feliciter tempus advenit in q[u] o corpus Dominicum reverenter asservaret[u]r ad viaticum &. 32. De Missa prima novi sacerdotis in capella regia breviter sic accipe. Real Capilla, Caja 93, exp. 3 Informes y memoriales sobre ceremonial de la Real Capilla (primer cuarto siglo xvii) Cuadernillo 3 — El orden y modo con que los s[enn]ores embaxadores Reales en Roma son recebidos conforme al Ceremonial de la sacra capilla, y otros autores modernos.
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— Advertendo de lo que se deve hazer en las gracias que la Reyna nuestra señora va dar a la Iglesia a Dios por la M[erced] del felice parto del Principe nuestro señor que Dios guarde. — Breve copia de las ceremonias que con la Real persona de su Magestad (Dios le guarde) y sereníssimos sennores Infantes, se deven observar en su Real Capilla, o qualquiera otra Iglesia en que assistiere a los officios divinos. Cuadernillo 4 Esbozo incompleto de ceremonial de la Capilla Real de Manuel Ribeiro, 1623 Capítulo 1- Al principio la fiesta de la circuncisión de Nuestro Señor. Capítulo 2- De la entrada del Rey en la Capilla. Capítulo 2- De la missa solemne en la Capilla quando el Rey assiste en publico. — De psalmis, canticis, hymnis et an[typho]nis. — De processione sanctissimi sacramenti in collegiatis celebranda. — De missa solemni pro defunctis ab E[pisco]po celebranda. Cuadernillo 5 — Dubitat[u]r ut[r]um crux p[ro]cessionalis nimirum capituli vel alterius congrationis cum in processione defert[u]r in qua legatus, Patriarcha, Primas seu Archiep[iscop]us incedit deferi possit imagine santissimi cricifixi versa ad legatum, Patriarcham an ante respicere debea[t]. — Preces p[ro] Regina partu, in missis novemdialium Bª Mª finita or[ati]o[n]e dominica in praesentiarum fundendæ. Cuadernillo 6 Una serie de papeles mezclados, en castellano y latín, entre los que podemos destacar: — De las visperas pontificales que celebra el señor Arçobispo en su Cathedral. — Absoluciones que se hazen por difuntos. — Hase dubdado si el diácono asistente a dextris del Prelado, quando en las occasiones en que el santissimo sacramento esta discopierto en el Altar en custodia y el prefato diacono (a quien incumbre ministrata al Prelado para la procession y en el fin della volver a tomarla) si este tal diacono asistente a de tomar estola, o hacer esta función sin ella. — Esta tabla con las cosas nella contenidas (las quales todas se endereçan y encaminan al buen servicio de la Real Capilla de su Magestad)
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se colgara en la sacristia para venir a la noticia de todas personas a que toca, y se cumplirá muy exactamente so pena de las multas infra nombradas. — Las obligaciones del Maestro de Ceremonias en las cosas que tocan a su offiçio son las siguientes. — Copia de las ceremonias que con la Real persona de su Magestad (que Dios le guarde) se deben observar en su Real Capilla, o qualquiera otra Iglesia, en que asistiere a los officios divinos. — Partes da capella. Cuadernillo 7 O Regimento que parece que deve aver em a capella del Rey (copia del regimiento portugués de 1592) Cuadernillo 8 Papeles varios sobre el ceremonial en diversas cortes: — Instrucciones para los officios, calendario de fiestas. — Perguntas cerca de las Cortesías de Palacio. — El orden y el modo con que son recibidos en Roma los s[enn]ores enbaxadores Reales, conforme el Ceremonial de la Sacra Capilla y otros autores modernos. — En las Cortes que se celebraron en Portugal, anno de 1619, el Capellan Maior hizo el officio siguiente. Cuadernillo 9 Papeles varios sobre tradiciones ceremoniales en la Monarquía Hispana: — Calendario colores de casullas a usar según los días del mes. — Copia de la entrada y recibimiento que se deve hazer al legado conforme el Pontifical y otras bezes se a echo por los señores Reyes Catholicos nesta Corte. — La orden que segun los Ceremoniales deven los Prelados quando celebran missas planas observar. — La orden con que los Illustríssimos y Reverendíssimos señores Cardenales sirven al Rey nuestro señor en su Real Capilla. Cuadernillo 10 Papeles varios sobre el ceremonial en diversas cortes e idiomas: — O modo da procissao da Bulla da Sancta Cruzada nesta cidade de Lisboa, sendo commissario geral o senhor Don Francisco de Bargança, he o seguende.
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— Memoria da Bulla da Cruzada en tiempos del Rei d. Sebastian primeiro deste nome, para aiuda da ida, e jornada d’Africa que numqua ora. — Lembrança de como foi recebida la Bulla de Sancta Cruzada na see de Elvas?, o ano de 1611, 30 de Janeiro, primero domingo da septugesima, sendo commissario o senhor don Francisco de Bargança (y años sucesivos, 1612 y 1613). — Lembranças das cousas que se costuma fazer na Real Capilla de Madrid, anno de 1620. — Ase dubdado si puede el Obispo en la procession de corpus no llevando el santíssimo sacramento en las manos, mas indo en andas, llevar mitra en la cabeça o ir sin ella. — Preces intra missarum solemnia finito p[a]ter n[ost]er in Regia capella, pro Rege nro., populis que sibi subiectis, nec non propace et quiete totius populi christiani, tempore belli fundendae. — Circa controversia de stando ad divina officia sanctissimo sacramento exposito exortatio. — Diversos papeles sin título mezclados en castellano e inglés. Cuadernillo 11 Memoria dos costumes q’nesta Real Capilla de Madrid se hazen estando su Magestad presente, anno de 1620. Cuadernillo 12 Papeles varios sobre el ceremonial en castellano: — Missa solemne a que su Magestad asiste. — Los colores de que la Iglesia Romana usa en la celebración de las festividades y officios divinos. — Preguntas sobre el ceremonial. — Memoria de algunas ceremonias, las quales se deven observar con la Real persona de su Magestad en vísperas y missas solemnes en su Real Capilla. — Breve copia de como los Prelados deven celebrar missa rezada em seus oratoreos. Cuadernillo 13 Juramento del Principe Don Balthasar Carlos. Cuadernillo 14 Papeles varios sobre el ceremonial en castellano y portugués: — Copia dos ornamentos pontificaes que son necessarios aos Obispos.
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— Copia de los ornamentos con que los Prelados celebran solemnemente y de las mas cosas pertenecientes a las messas pontificales. — Varios papeles en portugués y castellano. — Las cosas que son necessarias para los pontificales de la Real Capilla se hazieren conforme al modo romano y magnificencia real. — Orden em como se deven reciber os prelados na primeira entrada em seus bispados. — Bodas del duque de Barganza. — En las velaciones de los excelentíssimos sennores Duque de Bargança y Duquesa de Medina cidonia que se an de hacer en la ciudad de Elvas, parece se deven observar las cosas seguientes. Órdenes, memoriales e informes sobre las ceremonias que se celebran en la Real Capilla (1610-1642) — Juramento do príncipe e rei se fez hu domingo 14 de Julho día de S. Boaventura na sala grande onde ista agoarda del Rey, 1619. — Papeles varios sin título en castellano y portugués sobre el ceremonial en la Capilla Real de Madrid. — La rúbrica general del Briviario cerca de las an[tipho]nas de nuestra señora que se dizen nel fin del officio divino, manda que nel choro se diga la an[típho]na del tiempo currente acabada alguna hora, si dicendum est a choro. — Hase dubdado si celebrando cualquier Prelado delante de un Cardenal, o dalguno otro Prelado superior, si este tal Prelado celebrante, quando huviere de dar la bendicion pontifical en fin de vísperas o missa, a de captar la benevolencia al Prelado superior, antes d’empeçar el sit nomen d[omi]ni benedictum, o antes de dizir P[at]er et filius. — Dubiu circa orationu clem inseta reb. Generales quam resolutus ab authoribus ad caled evius filii nominatis. A partir de aquí, numerosos memoriales en latín y portugués sin título. — Do modo que se a de observar ni celebrar Matinas solemnes, conforme oferem e directorio reformados. — Perguntas de muchas y varias ceremonias que en la Real Capilla de Madrid se acostumbran, para dar dellas satisfacción a personas doctas, curiosas y a que no se puede satisfacer con solo un texto, de dizir que
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ansi sea costumbrado, nam apud literatos in ómnibus rebus principium et scire cur fit, quid fiere de bet, neq[ue] satifasatis est dicere, ed operare. — Copia y relacion de los vestidos y colores que el Papa, Cardenales, Patriarchas, Aroçobispos y Obispos usan y en que tiempos se varían los colores y esto conforme los ceremoniales. — Las ceremonias que se deven hazer en las missas solemnes son las seguintes. — Las ceremonias que segun los ceremoniales, pontifical y missal se deven hazer en las missas solemnes, son las seguintes. — Diversas relaciones festivas en portugués. — Novembro 1610, Festum ómnium sanctorum ad vesperas. — Dominica in albis Abril y Maio. — Diversos memoriales de Manuel Ribeiro sobre sus dificultades para aplicar el ceremonial romano, en especial con el patriarca de las Indias Diego de Guzmán. — Copia de Regimento da capella da Lisboa, 1592. — Memorias e lembranças das ceremonias que na capella del Rei desta cidade de Lisboa se costuma fazer com algunas advertencias. — Honras que se hicieron en esta capilla de las descalças de Madrid en seis de diciembre de 1641 por su Alteza del señor Infante Don Fernando de Austria Cardenal de la Sancta Iglesia de Roma administrador perpetuo del arçobispado de Toledo y Capitán General de las Armas de Su Magestad del Rey nuestro señor en los estados de Flandes. — Esta tabla, con las cosas nella contenidas, las quales por ser en todas mucho pertenecientes al buen serbicio de la Real Capilla y de su Magestad se colgara en la sacristía en lugar que le puedan ver, para ansí venir a la noticia de las personas a que toca y se cumplir muy exactamente sobpena de las multas infrapuestas. — Ex commentariis in rubricas missalis, Bartholomei Garranti conclusiones et regulae selectae in celebratione missarum ab ecclesiasticis queris maxime notanda et observanda. — Instrucción de como el Prelado quando celebra debe predicar en pontifical, como quando asiste a missa solemne, y como quando predicare fuera de su iurisdicción y finalmente como deva predicar el predicador delante del Prelado de ordinario. — As cousas que se an de cantar en la consagración.
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— Copia de la entrada y recibimiento que se debe hacer al legado, conforme el Pontifical y otras bezes se a echo por los sereníssimos Reyes Cathólicos nesta Corte. — Relación y copia de los vestidos y colores que los Prelados en sus dióceses y iurisdición deben traer y usar (hay otro documento sobre el mismo tema a continuación). — Copia en breve suma de las ceremonias que su Magestad (Dios le guarde) debe observar en su Real Capilla o en otra qualquiera Iglesia en que assistiere a los officios divinos. — Copia da orden e forma que o Ilustrissimo e Reverendisimo señor Dom Miguel de Castro Bispo de Viseu, deve ser recebido do cabido clero e Magistrados em a primero in questo que fizen a dita vida. — Las cosas que se deben prevenir para la sagración del señor Obispo, son las infra notadas. — Ordenes para el Conde de Salvatierra. — Las ceremonias (que según los ceremoniales pontifical y missal se deben hacer en las missas solemnes, son las siguientes. — A entrada e recebimiento que conforme a o Pontifical se deve fazer a Sua Magestad nesta sua cidade de Lisboa, he no modo siguiente. — Las cosas que sean corrigido, y enmendado en lo tocante a las ceremonias de la Real Capilla, conforme los ceremoniales romanos y apostólicos, por mandado del señor Patriarcha esto en vísperas y missa maior, son las seguientes. — Instrucción e orden da comitiva que se debe fazer aos senhores arçobispos quando do seu paço for a sua catedral para celebrar, ou asistir aos oficios divinos, e de como nellos debe exerçer sua funçión. — Censura sobre Alcocer.
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Capilla Real Legajo 4 Núm[er]o 1 Ceremonial de la Real Capilla compuesto por Dn. Man[ue]l Riveiro, Capellán de Honor de S. M. y M[aest]ro de Ceremonias de la misma R[ea]l Cap[ill]a. Contiene la descripción de la capilla antigua, el Nú[mer]o de Min[istr]os, su graduac[ió]n, las Fiestas y Funciones q[ue] se celebran, con los Ritos y Ceremonias de cada una de ellas, desde el principio del año hasta el dia de Pasqua de Resurrec[ió]n. Y en el siguiente Quaderno del mismo Riveiro se anotan las Funciones particulares q[u]e contiene.
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[4] Dominus sit mihi adiutor [Con la ayuda del Señor] Quaderno del Ceremonial de la R[ea[l Capilla. Contiene su descripc[i]ón, Núm[er]o de Ministros y Funciones desde enero hasta la Dominica de Palmas, etc. Al margen un kalendario de fiestas.
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[5] J. M. J.
Breve descripción de la Real Capilla de Madrid y de las ceremonias q[ue] en ella se exercen por el discurso del anno. Echa por M[anue]l Rib[ei]ro, capellán de honor y m[aestr]o de ceremonias de Su Mag[esta]d
La Real Capilla desta Corte de Madrid está puesta nel medio de Palacio, entre dos muy magníficos y grandiosos patios, q[ue] parece ser el coraçón daquel gran cuerpo y máchyna de tan sumptuosa fábrica. Y con gran congruencia se puede llamar coraçón de Palacio, q[ue] pues el coraçón del Rey (Dios le g[uar]de) está en la mano de Dios, muy aiustado viene q[ue] Dios esté nel coraçón de Palacio y de un Rey y monarcha tan christianíssimo y zelador del culto divino179. Es esta capilla de una sola nave, no muy sumptuosa, ny de grandes architeturas y archos, porq[ue] aquel grande héroe y invictíssimo Emperador s[enn]or Carlos V, q[ue] la ma[n]dó hazer, sabía muy bien
179. De la misma manera se expresaría décadas más tarde Frasso, 1685.
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q[ue] Dios no habita en templos altos y muy sumptuosos, sino en coraçones humildes. Es sagrada por ob[is]po, como se echa de ver por las 12 cruzes, q[ue] tiene 3 en cada pared. No tiene más de un Altar con un retablo de admirable pintura. Es la capilla, en la mejor opinión, dedicada a S. Salvador en nombre de Todos los Santos. Cérrase el retablo con dos puertas en los tempos luctuosos y devidos, las quales puertas tenen pintado por afuera el misterio de la Encarnación y los 4 evangelistas180. El techo de la capilla, [6] quanto dize hasta el arco q[ue] la divide del cuerpo de la iglesia, es dorado, con las aguillas imperiales nel medio181, sobre el quadro, y otras en correspondencia sobre el arco; y en cada pared t[i]ene una vidriera. El Altar tiene dos gradas al romano por detrás del qual, por ambos lados, descén182 a la sancristía. A la parte del evang[eli]o están dos bancos sin respaldo, cubiertos con alhombras, para los Prelados q[ue] tienen asiento en capilla; luego, abaxo de la peanna del Altar, se pone la cortina del Rey de la color conforme al t[iem]po. Y fuera del arco está luego, de la misma parte, el banco de los grandes cubierto con un tapiz, a cuya cabecera se pone una silla raza de terciopelo de la color q[ue] estuviere la
180. Presidía entonces el altar una copia del Políptico de la Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck, encargada por Felipe II a Michiel Coxcie y que este finalizó en 1559 (véase Ollero Butler, 1975, pp. 167-168). Había sido instalada allí en 1590 con motivo de una reforma del altar y en sustitución de la Sagrada Forma, ya que la capilla no estaba entonces autorizada a custodiarla. Disponemos de una descripción de este retablo a través del inventario redactado por el pintor real Juan Pantoja de la Cruz en 1600, aunque en su manuscrito, Manuel Ribeiro únicamente detalla las pinturas de la parte exterior de las puertas, en las que dos de los evangelistas sustituyen al matrimonio donante que aparecía en el original. En 1663 el retablo sería sustituido por el cuadro de La caída en el camino del Calvario, también conocido como El Pasmo de Sicilia, de Rafael Sanzio (Castaño Perea, 2006, pp. 292 y su nota 22, 293, 299-300 y 584-585). La invasión napoleónica supuso el envío del políptico a Bruselas en 1808 por el general Belliard, desde donde se dispersó por diversas colecciones: Museos Reales de Bruselas, Alte Pinakothek de Múnich y Gemäldegalerie de Berlín (Fernández Soriano, 2008, p. 194). Las tablas que formaron parte de este retablo, a excepción de las de Adán y Eva, fueron reunidas con motivo de la exposición The Flemish Raphael celebrada en el M-Museum de Lovaina en 2013 (). 181. Las águilas bicéfalas hacen referencia directa a la dinastía Habsburgo. Al respecto, Menéndez Pidal, 1982, y Pastoreau, 1996, p. 102. 182. Influencia del portugués descem: descienden.
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cortina, para sentarse el maiordomo maior si es grande, q[ue] no lo siendo, séntase en un banquillo retirado, un poco atrás del banco de los grandes. A la parte de la ep[ístol]a, cerca del Altar, en correspondencia del banco de los B[is]pos183, está el asiento de los min[ist]ros de la missa, el qual está discubierto. Abaxo luego, contiguo, está un banquillo nudo, capás de tres personas, para el m[aestr]o de ceremonias y assistentes del Prelado q[ue] sirve al Rey, q[ue] sempre es el capellán maior o a quien él encomendare su off[ici]o. Avendo184 Cardenal presente sirvirá al Rey, y su asiento, q[ue] es silla de respaldo sobre alhombra con almohada a los pies, banquillo delante cubierto de terciopelo sin almohada, y la color será la de q[ue] estuviere la cortina de Su Mag[esta] d. Y esta silla y asiento del Cardenal se pone en frente de la cortina, la q[ua]l estará un poco más abierta de lo acostumbrado, de suerte q[ue] el cardenal veya al Rey. Debaxo del arco, a la parte de la ep[ístol]a, se pone el banco de los Enbaxadores cubierto con alhombra, [7] y delante tenen otro banco cubierto con panno de terciopelo de la color de q[ue] estuviere la cortina de Su Mag[esta]d. Neste185 banco se sientan los Enbaxadores, pr[imer]o el Nuncio de Su Santidad, luego el Enbaxador del Imperio, depués dél, Francia y Venecia. Abaixo186 del banco de los Enbaxadores se ponen dos bancos sin respaldo y discubertos, uno detrás del otro, para los capellanes de honor. Nel fin y remate de capilla están 4 tribunas enfrente del Altar, la pr[imer]a es de sus Mag[esta]des y está nel andar del plano de la capilla. Arriba está el choro de los cantores, nel qual ay algunos bancos p[ar]a títulos y otros cavalleros q[ue] no tienen asiento en capilla, porque nel choro no se entende capilla, para estaren187 sentados y cubiertos. Luego, arriba, está la tribuna de las damas y duennas de honor, la última tribuna es de las criadas188. 183. Bispo (port.): obispo. 184. Avendo (port.): habiendo. 185. Neste (port.): en este. 186. Abaixo (port.): abajo. 187. Influencia del portugués estarem (infinitivo tercera persona del plural): estar. 188. Juan Gómez de Mora dibujó para el Libro de las Etiquetas de 1651 una planta de la distribución de los oficiales en la capilla disponible en AGP, SH, caja 51/1, f. 186 r. La planta de la Capilla en Manuel Ribeiro, Memoria dos costumes q’ nesta Real Capa de Madrid sessaõ estando sua Mag.de presente (AGP, RC, caja 93, exp. 3), reproducida en este volumen.
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Las rexas del choro y de las dos tribunas arriba son doradas, con sus frisos.
Nel cuerpo de la capilla, en cada pared, ay 3 vidrieras nel alto y enbaxo dos puertas correspondentes, y otras dos arriba del arco, tanbién en correspondencia; pero la q[ue] queda a la parte del evang[eli] o numqua se abre resp[e]to de la cortina de Su Mage[sta]d q[ue] la occupa. Esta es, en breve summa, la forma y disposición de la capilla; resta dizir, con la misma brevedad, de los min[ist]ros eclesiásticos y seglares della. Tiene un Patriarcha de las Indias Occidentales y Arç[obisp]o de Tyro189, Capellán y limosnero maior de Su Mag[esta]d por Prelado con plenaria iurisdición, como todos más Prelados en sus residencias, el qual es tanbién Prelado de la corte y de todos los q[ue] la siguen, y esto por Bulas Ap[ostóli]cas. Y está claro q[ue] sienpre la persona q[ue] oviere de ocuppar este lugar será tan digníss[i]ma y de tantas [8] excelencias como lo es la q[ue] de presente le occupa, el s[eñ]or don Alonso Pérez de Gusmán190, cuyos loores para recontar, q[ue] son dignos de más filices ingenios y cortadas plumas, callaré, porq[ue] no me digan lo q[ue] a uno q[ue] vendía un libro y perguntado de qué tratava, respondió q[ue] “De loores de Hércules”, a lo q[ue] dixo el comprador: “¿Pues quién ay q[ue] le vitupere?”. Dando a entender q[ue] más pretende loores el q[ue] loa lo q[ue] por sí es loable y de cuyos loores y excelencias está el mundo lleno, y ansí, porque lo diga todo de una vez, alábele el callar, q[ue] no enmudeçe. Y passando adelante, digo q[ue] depués del se[ñ]or Patriarcha á191 sumelleres de cortina, q[ue] son personas digníssimas por sangre, virtud y letras, de grandes puestos y lugares, tienen título de s[eñorí]a. Á muchos capellanes de honor, personas de muchas letras, virtud y sangre, de q[ue] cada día salen ob[is]pos y arçobispos, y para otros puestos muy honoríficos; de entre los quales, quando á vacación, se elige uno para jues de la capilla y otro para cura de Palacio, q[ue] son ambos lugares muy honrados. Á un recetor y un m[aestr]o de ceremonias, 189. Véase el clásico Fernández-Duro, 1885, y Jiménez Pablo, 2015. 190. Alonso Pérez de Guzmán (1590-1670), capellán y limosnero mayor de Felipe IV desde 1626 hasta 1670; véase introducción. 191. Há (port.): hay
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tanbién capellanes de honor, nel banco de los quales capellanes se sientan tanbién los confessores y predicadores de Sus Mag[estad]es, unos y otros están sentados y cubiertos delante del Rey en los tempos devidos. La obligación de los capellanes de honor es dizir al Rey, Reyna, príncipes y Infantes missas en sus oratorios, y aconpannar a Su Mag[esta]d quando va a las jornadas o casas de campo para dizeren missa, servir en capilla quando el Rey assiste y assistir a los Prelados en los pontificales192 y a todos más actos honoríficos q[ue] por el Prelado les fueren encomendados.
Á más otros, capellanes de Altar, personas de talento y partes para cantar nel choro, dizir las missas y vísp[eras] cantadas, y officiar los off[ici]os divinos en capilla o en otra qualquera Iglesia a q[ue] Su Mag[esta]d fuere assistir a ellos. [9] La obligación de los capellanes de Altar es dizir las missas cantadas y vísp[eras] en capilla o otra Iglesia a q[ue] Su Mag[esta]d fuere. En capilla no ay obligación de rezar en choro, ny toman sobrepelliz193 sino en la bendición de las candelas, palmas y p[ro]cessión de Corpus. Cada día se canta missa solemne de punto de órgano del tempo currente a las horas costumbradas. Tiene más obligación la capilla de dos missas rezadas ultra de la solemne, la pr[imer]a dize el capellán q[ue] a de cantar la ep[ístol]a, la 3ª y última el Recetor; ahora se an annadido más 3 misas depués de se aver colocado el S[antí]s[i]mo Sacram[en]to en capilla194; acuden a oyr estas missas los criados del Rey y pretendentes q[ue] se allan en Palacio. 192. “Celebrar de pontifical” se dice de una celebración solemne presidida por un obispo (Aldazábal, 2002, p. 313). 193. (Superpelliceum, cotta). Vestidura de color blanco, sin ceñir al cuerpo, muy semejante al roquete, pero concebida como prenda exterior originaria de la Roma del siglo xiii, ya que se llevaba sobre la pelliza como indica su nombre. Es más corta que el alba y, desde el siglo xiv, se popularizó como prenda de las órdenes menores y del servicio litúrgico. Desde el siglo xiii quedaría asentado el corte de la sobrepelliz de forma ampulosa y majestuosa, aunque sin ornato de ningún tipo. Sin embargo, en el siglo xvii tuvo lugar la aplicación de los adornos de encaje. Actualmente, la sobrepelliz está considerada como la vestidura litúrgica ordinaria prescrita para la administración de los sacramentos (Pazos-López, 2015, p. 10; Bravo González, 2005, pp. 300-301). 194. En 1591, una bula de Gregorio XIV autorizó la custodia de la Sagrada Forma en la capilla del Alcázar de Madrid, especialmente para la atención de los enfermos. Aunque la bula se firmó en 1591 no se realizó el traslado hasta el primer jueves
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La missa solemne se canta desde el pr[imer]o de otubre hasta el pr[imer]o de abril, de nueve a diez horas, y del pr[imer]o de abril hasta el pr[imer]o de otubre, de ocho a nueve; esto en los días q[ue] no ay cortina.
En los días de fiestas clássicas y otros de devoción de Su Mag[esta] d, se cantan vísp[eras] solemnes a q[ue] Su Mag[esta]d ordinariam[en] te assiste en cortina o cancel de su tribuna, nellas195 toma el semanero sobrepelliz, amitto y pluvial conveniente a la fiesta y capítula196 a la parte de la ep[ístol]a, nel asiento q[ue] sirve a los min[istr]os de la missa, y no se a costumbrado numqua más de una cappa en capilla. Á 2 sacristanes, no más, q[ue] sirven a semanas con sus vestes largas y sobrepellizes, q[ue] ministran a las missas cantadas y rezadas. En los días de fiesta sirven ambos y tienen cuidado de preparar la credence197 y poner nella las cossas necessarias a ellas. No sirven al evang[eli]o acólytos con candeleros198, ny al alçar con achas, porq[ue] los pajes del Rey, en los tempos q[ue] su Mag[est]ad está presente, sirven en cuerpo con achas en los dichos tempos. Á los ninnos del colegio de
de la Cuaresma de 1639, fecha en la que se preparó una magna procesión desde la iglesia parroquial de San Juan que fue encabezada por el rey y el príncipe Baltasar Carlos, y presidida por el cardenal Espínola (véase introducción). Manuel Ribeiro nos ofrece la fecha exacta: 10 de marzo de 1639, y recoge puntualmente todo el desarrollo del evento referido (AGP, RC, caja 72, exp. 5). 195. Nellas (port.): en ellas. 196. (De capitulum: sumario, estracto). Lectura bíblica que sigue a la salmodia, y que hoy, en la Liturgia de las Horas, se llama “lectura breve”. Puede ser del Antiguo o Nuevo Testamento, pero por tradición nunca es del Evangelio, que se reserva para la Eucaristía y los sacramentos (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 [10-02-2020]; Aldazábal, 2002, p. 72). 197. Véase “Credencia”. 198. Los candeleros del altar, con sus correspondientes velas de cera, son dos, cuatro o seis, siempre en número par, excepto cuando celebra de pontifical el obispo diocesano, cuando deben ser siete. Se colocan a ambos lados del crucifijo. Durante muchos siglos, los candeleros se colocaron en el suelo, a uno y otro lado del altar, o bien los sostenían los acólitos o ceroferarios. Al perderse, hacia el siglo xii, la costumbre de celebrar de cara al pueblo, se empezaron a colocar los candeleros sobre la mesa del altar; primero solo dos, a ambos lados de la mesa; luego, cuatro, en los cuatro ángulos de la misma; y por fin, seis en hilera, a los lados del crucifijo. Entonces se hizo para ellos una pradera o gradilla, la cual fue el origen de los retablos. El séptimo candelero que usa el obispo diocesano al celebrar de pontifical, probablemente se añade en recuerdo de que eran siete los acólitos regionales de Roma que asistían con cirios encendidos a la misa papal (Azcárate, 1951, p. 40).
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Su Mag[esta]d q[ue] sirven en choro vestidos de media perna, y en los días q[ue] Su Mag[esta]d sale en público, venen con ropas largas y beca de terciopelo negro. Á ministriles y otras personas q[ue] tocan varios instrumentos. Á en capilla porteros q[ue] sirven a la puerta para abrirla y cerrarla a los q[ue] entran y salen. Á 2 furrieles q[ue] sirven de dar recaudo a los min[ist]ros [10] de la capilla quando el Rey va fuera a otra iglesia y en las más ocasiones q[ue] se offrescan. Á goardajoyas q[ue] sirven en la sancristía de preparar los indumentos sacros a los ministros eclesiásticos, son estos goardajoyas personas seglares a cuyo cargo están todas las cosas concernientes al culto divino y tenen por cabeça un goardajoyas maior q[ue] sienpre es un cavallero muy noble y de mucha qualidad. Y de todos es gefe y superintendente el maiordomo maior de Su Mag[esta]d. En effeto q[ue], en breve suma, esta es la gente del cuerpo de la Real capilla, y porq[ue] para declaración de lo q[ue] se intenta trazar (q[ue] todo va dirigido al servicio de Dios y de Su Mag[esta]d) es necessario hazer pr[imer]o esta memoria resp[e]to de lo q[ue] adelante se a de dizir; por ser cosa muy trivial y sabida q[ue] los q[ue] se ocuppan en escrivir alguna cosa, pr[imer]o proponen el assumpto y materia de q[ue] an de tratar y luego invocan al soberano patrocinio y, últimamente, hazen la ennarración. Y porq[ue] my intento es hazer un epytome resolutorio del modo con q[ue] es servida la Real Capilla de Su Mag[esta]d en lo q[ue] toca de off[ici]o divino y lo q[ue] nella fuere necessario para maior ornato advertir, me pareció devía discurrir por los meses del anno y nellos notar los días en q[ue] se exercen officios divinos con maior solemnidad y a q[ue] sus Mag[esta]des assisten. Y ansí enpeçaré por el primer que es enero, porque nel pr[imer]o día allo luego a Jesús para me salvar y librar de zoylos199, momos200 y homerimastiges201; nel segundo mes allo a su bendita madre cercada de 199. Zoilo: crítico presumido y maligno censurador o murmurador de las obras ajenas. Por alusión a Zoilo, sofista y famoso crítico detractor de Homero, Platón e Isócrates (RAE, 2019, [23-01-2020]). 200. Momo: “Fingieron los poetas que de la noche y el sueño nació un hijo que llamaron Momo. Este no hace cosa alguna y solo sirve de reprender todo lo que los demás hacen” (Covarrubias, 1611). 201. Homeromastige: el origen de esta denominación se remonta a la Antigüedad. De ella se hizo ya eco Polidoro Virgilio en su célebre colección de proverbios, afirmando que es el sobrenombre por antonomasia de los detractores y calumniado-
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mil luzes de gracia, q[ue] me la dará, pues para honra de su hijo y suya e tomado esta occuppación; nel 3º mes allo a s[an] Joseph, su bendito esposo, para regir my pluma. [11] Pues si Jesú, M[arí]a y Joseph en este assumpto son my guía, enpeçará, mediará y finirá my pluma todo felismente, nec timebo rabidos dentes, linguasq[ue] nefandas [sin temor a dientes rabiosos ni lenguas infames]. Y ansí a Jesú, M[arí]a, Joseph dedico esta obrezilla, para q[ue] todo lo q[ue] nella se escreviere seya a su loor. Sit nomen D[omi]ni benedictum. Seya el nombre de Dios bendito. Capítulo pr[imer]o. De las vísp[eras] solemnes de la Circuncisión Depués destaren todas las cosas a punto y prestas para Su Mag[esta]d poder salir a vísp[eras] y el semanero con pluvial de color conveniente sentado a la parte de la epístola, el s[enn]or Capellán maior lo hará saber a Su Mag[esta]d para venir quando fuere servido. Primero de todo el Altar deve estar p[re]parado de la color conveniente al t[em]po, † nel medio con imagen de Ch[rist]o crucificado, a cuyos lados se an de poner de cada parte 3 candeleros de plata dorados, los quales no serán todos yguales, mas como gradas q[ue] enpeçan desde los lados del Altar hasta la cruz, cuyo pé202 quedará en la altura de los más cercanos candeleros. Ita ut pes crucis ӕq[ue] t altitudinem vicinorum candelabrorum [De modo que el pie de la cruz esté a la altura de los candelabros de al lado], dize el cap. 12 del Ceremo[nial]203, lib. 1. res. La palabra “mastix” significa “látigo” o “azote” entre los autores griegos, de ella derivó el término de homeromastiges o homeromastigas para referirse en principio a los críticos de Homero. Su empleo fue habitual entre los humanistas, especialmente en las controversias religiosas (Manchón Gómez, 2013, pp. 137-138). 202. Pé (port.): pié. 203. El papa Clemente VIII (1592-1605) publicó en 1600 el Ceremonial de los obispos (Cӕremoniale episcoporum) que ha estado en uso hasta nuestros días. Reemplazó a los Ordines Romani, que desde finales del siglo vii proponían las normas para las acciones litúrgicas que realizaban los romanos pontífices. No fue un libro nuevo, sino que su elaboración se basó en ceremoniales escritos por otros autores que habían sido utilizados hasta entonces: Paris de Crassis (Paris Crasso), Cristóbal Marcello o Johannes Burckard (o Burchard); también san Carlos Borromeo, Ba-
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Entre los candeleros se pueden poner imágenes de santos, reliquias, o ramelleteros de flores; lo más ordinario y conforme al estilo romano es poner a los lados de la cruz las imágenes de s. P[edr]o y san Pablo o las imágenes de N[uest]ra S[enno]ra y s. Joan Evang[elist]a; advertiendo q[ue] estas imágenes an de estar más cerca al celeb[rante] q[ue] los candeleros. El Rey nuestro s[eño]r sale siempre a la capilla todos los domingos y fiestas a la missa solemne y a las primeras vísperas de las fiestas clásicas, en Quaresma a los miércoles y viernes. Y porq[ue] en muchas fiestas va a otras iglesias por devoción, me pareció annotar con asterisco pr[imer]o, en los meses, los días en q[ue] sale, antes de dar principio al pr[ime]r capítulo deste borrón. Y tanbién se notarán de passo las fiestas del arçobispado, con declaración q[ue] solo de las dobles rezan los min[istr] os de la R[ea]l Capilla y no de semidoble204, conforme al decreto y orden de los Prelados de la capilla. Enero El pr[ime]r día va el Rei a la Compannía de Jesús q[ue] es en la calle de Toledo. A 23, S. Il[d]efonso, Arç[obisp]o de Toledo, es de 1ª clase y rézase en capilla con octava205. A 21, la Descensión de Nuestra Señora, doble de 2ª clase. [12] Febrero A 2, la Candelaria, el off[ici]o se haze onde el Rei se halla, en Palacio, S. Hierrónymo o Pardo. A 12, la Tra[n]slación de S. Eugenio mártyr, arç[obisp]o de Toledo. ronio o Bellarmino trabajaron en la renovación de esta obra (Congregación para el Culto Divino, 1984). Cuando Ribeiro habla de Ceremonial a lo largo del texto se refiere al de Clemente VIII, 1602. 204. Hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, los libros litúrgicos y el calendario de la Iglesia clasificaban las celebraciones litúrgicas de la manera siguiente, de mayor a menor importancia: dobles de primera clase, dobles de segunda clase, dobles (que podían ser mayores y menores), dominicas, semidobles, simples y ferias, que a su vez se dividían en ferias per annum, y ferias de Adviento, Cuaresma, Vigilias y Témporas. Además, los días de las octavas se celebraban como si fueran de rito de doble, y los de las infraoctavas con categoría de semidobles (González Barrionuevo, 2018, p. 154, n. 229). 205. Prolongación de una solemnidad durante ocho días. Actualmente solo existen las octavas de Pascua y de Navidad (López Martín, 1996, p. 372).
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A 28, la Dedicación de la R[ea]l Capilla, con octava no ocurrendo en Quaresma; y adviertase de passo q[ue] se deve tanbién rezar el día anniversario de la sagración, con 8ª, qui dies si ignoratur vetus statuatur [si no se celebra este día, establézcase el antiguo]. Março El primer día el Angel Custodio, doble maior. A 7, va a S. Thomás. A 8, S. Julián, arç[obisp]o de Toledo, doble maior. A 18, S. Gabriel Archángel, doble maior. A 19, S. Joseph, es de goarda y el Rey va al monasterio de la M[erced]. A 20, S. Joachín, no de festa de gordar. A 21, día de S. Benito, va a S. Martín.
En la mensilla q[ue] está a la parte de la ep[ístol]a, la qual sirve de credence, se pondrán el capitulero o breviario puesto en fonda de color congruente con la del Altar, naveta206 con incienso y cuchara ynclusa, incensario, campanilla para hazer sennal al choro quando fuere menester, todo esto de plata dorada. Al pie de esta mensilla, tras el Altar, se pone un vaso de bronze con brasas de fuego para el incensario. La cortina de Su Mag[esta]d a la p[ar]te del evang[eli]o207, armada, y será de la color conforme con la de q[ue] estuviere el Altar, excepto sendo208 biudo, q[ue] será de color negro senpre; dentro della la silla real con sitial delante cubierto con un gran terlís de tafetán de la misma color de la cortina. Si los serenísssimos s[enn]ores Infantes acompannaren a Su Mag[esta]d, se les ponen sillas del mismo y de respaldo; un poco más atrás de la de Su Mag[esta]d, la del s[enn]or Infante Carlos209, q[ue] Dios llevó, a la mano derecha, y la del s[enn]or Infante Fernando210, Cardenal, a la sinistra. Las sillas de Su Mag[esta]d y serenissímos s[enn]ores Infantes todas tienen almohadas a los pies. 206. (Del latín navicula: navecilla). Es un pequeño recipiente en forma de nave que contiene el incienso (Aldazábal, 2002, p. 255). 207. Sobre el significado de la cortina, además de Fernández-Santos Ortiz-Iribas, 2011, Mont de Carelskroon y Rousset de Missy, 1739, II, liv. II, pp. 334-335. 208. Sendo (port.): siendo 209. Infante Baltasar Carlos de Austria (1629-1646), hijo de Felipe IV y de su primera esposa, Isabel de Borbón. 210. Cardenal Infante Fernando de Austria (1610-1641), hijo de Felipe III y Margarita de Austria-Estiria.
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Nel choro los cantores, con el m[aestr]o de capilla, estarán a punto; y los chantres tendrán p[re]vido con particular cuydado lo q[ue] toca a vísp[eras]; y unos y otros vendrán una hora senpre antes de se enpeçar, para q[ue] las cosas se dispongan con buen régimen y acertada orden. Y si oviere alguna dubda, acudirán al m[aestr]o de ceremonias, q[ue] pues a él se inputan las faltas q[ue] suceden nel culto divino, él deve resolver las dubdas. Verum enim vero [?] ceremoniario quidquid ab omnibus erratum seu male gestum fuerit irrogari et impingi solet [Pero en realidad todo aquello en que todos se equivocaron o se hizo mal, suele imputarse y achacarse al maestro de ceremonias[?].
[13] En la sancristía estará, sobre el Altar q[ue] á nella, el pluvial, sobrepelliz y amitto para el semanero, el qual tendrá bien p[re]vido lo q[ue] oviere de dizir, conferéndolo pr[imer]o con el m[aestr]o de ceremonias, a saber: q[ué] commemoraciones, q[ué] oraciones, q[ué] gestos y cortesías aya de observar. Estando estas cosas todas a punto, el semanero vendrá de la sancristía revestido en sobrepelliz, amitto, pluvial y con su bonete cubierto, con las manos juntas ante los pechos; y saldrá por la parte del evang[eli]o con el m[aestr]o de ceremonias delante, también con bonete cubierto. Llegando ante el medio del Altar, quitan los bonetes y se ponen de rodillas y oran por espacio de un p[at]er n[ost]er, quedando a la mano sinistra del celeb[rante] el m[aestr]o de ceremonias; y, llevantados, hazen genuflexión. Luego harán cortesía al Prelado si estuviere presente y depués a los capellanes de honor, los quales les responderán con la misma y se irá sentar nel banco a la p[ar]te de la ep[ístol]a, onde sentado y cubierto con el bonete esperará la venida del Rey. Abril A 4, S. Isidoro, arç[obisp]o de Sevilla, confessor, doble. A 13, S. Hermenigildo martyr, doble. Mayo A 15, S. Isidro Agrícola, patrono de Madrid, es de 1 c[lase] y se reza con 8ª. Junio A 13, al Hospital de los Portugueses a S. Antonio.
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En junio se pondrá el Corpus de la Encarnación, S. Philippe y las Descalças. Julio A 16, el Triumpho de la Cruz, doble maior. A 25, S. Tiago, patrón de Spanna, de 1ª clase y con 8ª. Se celebra en capilla y a vísp[eras] y missa. Assisten los cavalleros del hábito, todos con sus vestes bla[n]cas, y se sentan por su antegüedad. El Rei tiene la cortina discuberta y no assisten Enbaxadores ni grandes. A 26, S. Ana, doble maior por ser fiesta del lugar. A 31, S. Ignacio, fundador del Compannía, doble. Agosto Al 1º, la octava de S. Tiago y se traslada S. P[edr]o ad Vincula, como está nel livro de los s[an]tos del Arçobispado. Pero onde S[an] P[edr]o ad Vincula fuere de goardar, se hará con com[memoración] de la octava. A 28, S. Aug[us]tín, a S. Philippe.
El Capellán maior costumbra, en q[uan]to el Rey no viene, sentarse en su silla raza, arriba de la cortina o nel banquillo q[ue] está abaxo del celeb[rante] o con los capellanes de honor, a su beneplácito, en la cabecera del banco con el sumeller de la cortina. Y esta orden se observó sienpre en t[iem]po del Patriarcha don Diego de [14] Gusmán211, Arç[obisp]o de Sevilla, y Cardenal don Luis F[e]r[nánde]z de Córdova212, Arç[obisp]o de Santiago y depués, de Sevilla, se sentava ordinariam[en]te en la silla puesta arriba de la cortina, como Capellán maior; esto antes del Rey venir. El se[nno]r Patriarcha don Alonso Pérez de Gusmán a costumbrado estar nel oratorio del Rei hasta venir Su Mag[esta]d. Estando estas cosas todas a punto, el Rey manda saber si falta algo para poder venir, lo qual se haze por algún aiuda de cámara desde la tribuna del salón. Antes de la venida del Rey, viene el maiordomo de la semana p[ara] ver q[ue] la capilla esté desocuppada de gente, mandando salir los q[ue] no son criados del Rey o cavalleros conocidos; esto se haze especialm[en]te en t[iem]po caluroso y quando á predicación a q[ue] acude mucha gente. 211. Diego Guzmán de Haro (1566-1631), capellán y limosnero mayor de Felipe III y Felipe IV desde 1608 hasta 1626; véase introducción. 212. Luis Fernández de Córdoba Portocarrero (1555-1625), obispo de Salamanca y Málaga, arzobispo de Santiago de Compostela desde 1622 y de Sevilla en 1624 (Herrera Pérez, 2011).
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Al Rei se a de llevar recaudo para venir q[uan]do fuere servido, lo q[ue] podrá hacer el sumeller o la persona q[ue] parecerá al Capellán maior.
Luego entran dos archeros con sus cochillos, los quales se ponen abaxo de la cortina, detrás del banco de los grandes; depués de los archeros entran dos alcaldes de corte con sus varas y granachas, y su lugar es entre el oratorio del Rey y tribuna de la Reyna; a estos alcaldes se llevantan los capellanes de honor respondiendo a la cortesía q[ue] les hazen al entrar en capilla. Luego se abre toda la puerta para el Rey y su comitiva, la qual es en el modo siguiente. Octubro A 4, S. Fr[ancis]co, va el Rey a su casa. A 5, S. Theresa, va el Rey a los Carmelitas Descalzos213. A 25, la Dedicación de la Iglesia Toledana, en la cual es de 1ª c[lase] y con octava, y sin ella nel Arçobispado. Novembre A 12, S. Diego, confessor, doble. A 15, S. Eugenio, arço[bisp]o de Toledo, doble de 1ª c[lase] con octava, se reza en capilla. A 18, la Traslación segunda del d[ich]o s[ant]o. Dezembre A 8, la Concepción de N[uest]ra S[enno]ra, va el Rei a vísp[eras] y missa a las Descalzas, y lo mismo nel día octavo. A 9, S. Leocadia, doble. A 18, la Expectación del parto de N[uest]ra S[ennor]a. A 30, la Traslación de S. Tiago, assisten los caballeros del hábito como en 25 de julio.
Los de la goarda Espannola se ponen en una ala desde la sala por donde sale el Rey hasta la puerta de la capilla, la goarda de los Alema213. La Sagrada Congregación de Ritos aprobó, el 10 de febrero de 1629, el traslado de la fiesta de Santa Teresa del 5 al 15 de octubre, basándose en la coincidencia del óbito de la santa con la reestructuración del calendario juliano llevado a cabo por Gregorio XIII en 1582 (bula de 24 de febrero). En España, la aplicación del nuevo calendario se realizó suprimiendo oficialmente 10 días de aquel año: del 5 al 14 de octubre. Así, el 5 de octubre de 1582 pasó a ser el 15 del mismo mes. Esto dio lugar al hecho curioso de que Santa Teresa de Jesús, habiendo fallecido el 4 de octubre de 1582, fue enterrada el día 15, es decir, al día siguiente (Santos Fernández, 2007, p. 101; Ruiz Morales, 2009, p. 408).
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nes de la otra parte, hazendo pr[imer]o todos salva a la venida del Rey, tocando con las hastas de las armas nel suelo. [15] De la comitiva ordinaria del Rey
Van delante los pajes del Rey, en cuerpo y discubiertos, luego los gentileshombres de boca, capitanes de las goardas, gentileshombres de cámara, mayordomos con sus bordones, discubiertos todos. A estos siguen los grandes, todos cubiertos; nel fin dellos el Mayordomo Maior, el qual, si no fuere grande, irá con los maiordomos nel fin dellos, discubierto. El Rey va nel fin de los grandes, detrás dél los Enbaxadores y el Nuncio, todos ygoales. En medio del Enperador y Francia va el Nuncio, a la mano sinistra del de Francia va el de Venecia, últimam[en]te van los archeros de las cuchilas en tropa. Nótese q[ue] los Enbajadores no aconpannan al Rey quando va fuera de capilla, mas van esperarle a la iglesia onde a dir y salen recibirle a la puerta de la p[ar]te de dentro; y desde allí le aconpannan hasta la cortina y a la salida hasta la puerta, y el Rey les quita el sombrero.
Si el Príncipe y Infantes aconpannaren al Rey, el Príncipe irá delante del Rey, dos passos a su mano derecha, y los Infantes a la sinistra; o podrán llevar en medio al principe indo214 delante del Rey. Los sereníssimos Infantes Carlos y Cardenal Infante van delante del Rey, Carlos a la mano derecha del Cardenal; si fuere Príncipe con Inf[an]te irán de la misma suerte; si algún Cardenal aconpannara al Rey, irá a su mano sinistra, dos passos atrás. Como enpeçaren entrar en Capilla los maiordomos, se abre la tribuna de la Reyna, quando a de estar nella; llevántase el capellán maior, y capellanes y el semanero q[ue] está revestido, todos discubiertos; tócanse nel choro las chirimías, q[ue] no cessarán de tanner hasta el Rey entrar en la cortina, y nótese q[ue] no se tocan sino en las fiestas mayores. [16] En las fiestas de n[uest]ro s[enn]or, n[uest]ra s[enno]ra y Ap[óstol]es, a vísperas215 y missa, sale el Rey sienpre con el tusón, el 214. Indo (port.): yendo. 215. Las vísperas pertenecen a la Liturgia de las Horas, que es la oración pública de la Iglesia que alaba a Dios e intercede por la humanidad a lo largo del día y de la no-
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qual lleva a su cámara un goardajoyas, yendo discuberto, en una caxa a modo de arco, discubierta; el goardajoyas mayor va delante, tanbién discubierto. Y parece conveniente iren en goarda del tusón dos soldados de la Goarda con sus alabardas, tanbién discubiertos. Acabadas vísperas o missa le buelven en la misma orden a la sancristía. Los grandes q[ue] tienen el tusón usarán dél en los mismos tienpos, a vísperas y missa, lo qual traen desde su casa ya puesto. Al Rey se deve dar sienpre agoa bendita quando entrare en capilla o otra qualquera iglesia, ansí en vísperas como en missa, excepto a los domingos antes de la missa q[ue] se le da en la cortina; y esto incumbe al Capellán maior o a Cardenal si se allare presente. Y el Nuncio no deve echar agoa al Rey, pues con él ninguna función haze, aunque falten Prelados; como se a visto en algunas occasiones en q[ue] el Rey quedó sin hazeren con él la confissión ny le daren el libro de los evang[eli]os estando presente el Nuncio, hasta venir el Patriarcha capellán maior, porq[ue] dizen q[ue] el min[ist]ro locotenente216 del P[a] p[a] en ninguna función sirve al Rey; aunq[ue] de pocos tienpos a esta parte se a acostumbrado echar la agoa al Rei el Nuncio217. Non sine ratione ab Eccl[esi]a fuit institutum vasa aquæ benedictæ ad ostium Eccl[esi]æ a latere ingredientis, ubi potest, dextro collocari, ut a venialibus seu levioribus admissis purificemur. In veteri testam[en]to non nisi lotus, templum ingrediebatur, quod monemur ne illota m[en]te In eclesiam intrœamus, si macula in veste aut corpore appareat, non audemus accedere, si v[er]o sordida mens seu conscientia fuerit nihil timemus [Con toda razón la iglesia instituyó que se colocasen a la puerta pilas de agua bendita, por el lado del que entra, el derecho, donde se pueda, para purificarnos de los pecados veniales o más leves. En el Viejo Testamento no se podía entrar che en sus diferentes horas. También se llama “oficio divino” o “breviario”. Esta liturgia transcurre a lo largo del día en sus diferentes horas, y se inicia por la mañana con los laudes, que recuerdan la resurrección de Cristo y finaliza por la tarde con las vísperas para dar gracias por los dones recibidos. A estas dos se añadieron otras tres: tercia (hora del Espíritu pentecostal), sexta (hora de la crucifixión) y nona (hora de la muerte de Cristo). Con los maitines (oficio de las lecturas de noche) y completas (conclusión de la jornada) se llega al número simbólico de siete (Floristán, 2001, pp. 196-197). 216. Locotenente (port.): lugarteniente. 217. El papel del nuncio en determinadas ceremonias en la Real Capilla puede verse en Vatican, 2001.
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en el templo sino bien lavado, para avisarnos que no entremos en la igesia con la mente no lavada. Si aparece una mancha en el vestido o en el cuerpo no nos atrevemos a entrar, pero si nuestra mente o nuestra conciencia está sucia, no tenemos ningún temor] Durant[us] lib. 1 [?] c. 21. Intrantes Eccl[esi]am aqua aspergimus nos benedicta in memoriam baptismi nec aspergimus nos ut baptizemur sed ut gratiam divini numinis cum me [17] moria baptismatis invocemus [Al entrar en la Iglesia nos rociamos con agua bendita en recuerdo del bautismo, no para bautizarnos, sino para invocar la gracia divina con la memoria del bautizo] Durant[us]218 lib. 4, c. 4. nº 4.
Quando el Capellán maior o otro Prelado fuere echar la agua bendita al Rey y Infantes a la entrada de la Iglesia, irá aconpannado de dos capellanes de honor; y el de la mano derecha le ministrará el aspersóreo sin ósculos resp[e]to de la real presencia, para lo qual un aiuda de oratorio tendrá el acetre219 con el aspersóreo. El Prelado pr[imer]o echará el agoa al Rey con profunda humiliación antes y depués, besando pr[imer]o antes de la echar el capulo o parte inferior del aspersóreo, luego la echará a los sereníss[i]mos s[enn]ores Infantes don Carlos y Cardenal Infante con la misma, aunq[ue] más remissa, cortesía. Parece que por lo menos se haga con ostensión de ósculo esta cortesía.
Si el Prelado q[ue] echare el agoa fuere el Patriarcha capellán Maior, acudirá luego a la cortina a quitar el terlís del citial, pero si fuere Car-
218. Guillaume Durand (1230-1296) (Guillermo Durando o Guillelmi Duranti) fue obispo de Mende (Francia), en latín Mimate, por lo que fue conocido como “obispo mimatense”. Fue el más renombrado liturgista de la Baja Edad Media. Su más ambiciosa obra fue el Rationale Divinorum Officiorum (Thibodeau, 2007, pp. XVII-XXII). Antes de la promulgación del Pontifical Romano, este de Durando era el de uso más generalizado. Su obra desempeñó un importante papel durante el desarrollo del Concilio de Trento, centrado en una romanización de la liturgia, y su influencia ha perdurado hasta la actualidad, llegando a ser incluido en el Pontifical romano publicado por el Vaticano en 1943 (Berriot, 1994, pp. 39-41). 219. Palabra de origen árabe, es un pequeño caldero usado para sacar agua de un pozo o de una tinaja. En la liturgia es el recipiente metálico, provisto de asa, que contiene el agua bendita usada en las bendiciones y aspersiones. El acetre va acompañado del aspersorio o hisopo (Floristán, 2001, p. 14).
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denal o Nuncio irá detrás del Rey, lo qual no harán los otros Prelados q[ue] no tienen facultad de iren detrás de Su Mag[est]ad. El agua se acostumbra echarla per círculo de la mano derecha del q[ue] la echa, hazia la sinistra, de suerte q[ue] no cayga arriba del pecho. Quando el Rey entra en capilla, al passar delante del cancel o tribuna en q[ue] está la Reyna n[uest]ra s[enno]ra, le haze cortesía, la q[ua]l le hazen tanbién los sereníss[i]mos sennores Infantes y todos los más q[ue] van passando. Y quando Su Mag[esta]d va passando por los grandes y capellanes de honor, todos se humillan p[ro]fundam[en] te. Llegando el Rey ya cerca de la cortina, el sumeller la corre con la devida cortesía y el Capellán maior quita el terlís del citial a un mismo t[iem]po. Antes del Rey entrar en cortina haze cortesía [18] al Altar, y los sereníss[i]mos sennores Infantes paran el passo y hazen cortesía al Rey quando entra en la cortina; y luego el q[ue] oviere de entrar pr[imer]o deve hazer cortesía al otro. Puestos de rodillas hazen oración y el sumeller corre la cortina, neste interim están todos llevantados excepto los q[ue] an venido con el Rey, q[ue] todos se ponen de rodillas. Entre tanto el semanero, estando con las manos juntas ante los pechos, dirá p[at]er n[ost]er y Ave María en secreto. Y como el Rey se llevantare de la oración, luego enpeçará el Deus in adiutorium meum, &., santiguándose con la mano derecha, sinistra posita infra pectus, tangens se in uno quoq[ue] verbo, nimirum, cum dicit: Deus, tangit, manu dextera frontem; cum dicit: in adiutorium, pectus; meum: humerum sinistrum; intende: dexterum, et in fine iungit manus ante pectus [La mano izquierda puesta debajo del pecho, tocándose a cada una de las palabras, a saber: cuando dice Deus se toca la frente con la mano derecha; cuando dice: in adiutorium el pecho; al decir meum el hombro izquierdo; al intende el derecho, y finalm[en]te junta las manos ante el pecho]. Y en quanto se responde nel choro D[omi]ne ad adiuvandum me festina [¡Señor, ven en mi ayuda!], el credenciario, depués del celebrante se aver inclinado p[ro]fundamente, y todos los presentes, al gl[ori]a patri, llegará con el capitulero en fonda de color al t[iem]po y fiesta conveniente cerrado ante los pechos; y, echa inclinación con la cabeza al celebrante, abre el l[ibr]o y, puesto sobre ella, abierto en la p[rimer]a an[tífo]na de las vísperas; la qual, entonada por el celebrante, la p[ro]sigue el choro. Y el credenciario baixa el l[ibr]o y lo cerra ante
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los pechos y, echa al celeb[rante] inclinación ut supra, va poner el l[ibr] o en la credencilla220. Acabada la an[tífo]na se enpieça el pr[imer]o psalmo, el qual enpeçado se sientan todos; y quando en fin de cada psalmo se dize gl[ori] a p[at]ri, todos, discubiertas las cabeças, se inclinan p[ro]fundam[en]te hasta se enpeçar el sicut erat. Las 4 an[tífo]nas siguientes dizen sienpre 2 mochachos del seminario, pero los chantres los deven encomendar a los capellanes, pues donde ay sacerdotes [19] non conviene las digan otros de menor orden, en especial no aviendo ceremonial q[ue] mande digan 2 una misma an[tífo]na. La pr[imer]a vez el choro canta la an[tífo]na, acabado el psalmo la tanne el órgano, como el Ceremo[nial] nota. Acabados los psalmos, el celebrante canta la capítula teniéndole el l[ibr]o el credenciario con las mismas cortesías al llegar y apartarse, como a la primera an[tífo]na, estando el celeb[rante] con las manos juntas a la capítula y por todo el hymno, el qual enpeçará y el choro p[ro]seguirá, sendo el hymno Ave Maris Stella, o Veni Creator Sp[irit] us221. Como el celebra[n]te lo enpeçare se pondrán todos de rodillas, pero él no se a de arrodillar, sino dicho y entonado el pr[imer]o v[ers] o y acabados los pr[imer]os 4 versos se llevantarán todos; el m[inist]ro del l[ibr]o no se a de poner de rodillas sino quando el celeb[rante]. El hymno numqua se canta todo, mas solo 2 o 3 versos, porq[ue] en capilla no á obligacion de choro, y ansí, no se observa el estilo del Ceremonial del choro cantar el pr[imer]o y últ[im]o v[ers]o, ny de los chantres entonaren nel medio del choro los versos q[ue] el órgano tanne. Acabado el hymno los ninnos dizen el v[ers]o, el celeb[rante] entona la an[tífo]na, tenéndole el l[ibr]o ut supra. En q[uan]to la an[tífo]
220. Véase “Credencia”. 221. Ave, Maris Stella / Dei mater Alma / Atque Semper Virgo / Felix cœli porta,... [Salve, estrella de los mares / Santa Madre de Dios / siempre Virgen / feliz puerta del cielo,...]. Himno de las vísperas, oficio de los sábados y de la Virgen, atribuido a San Bernardo, aunque seguramente muy anterior, consta de siete estrofas. El Veni, Creator Spiritus,... es, asimismo, himno litúrgico para las vísperas de Pentecostés, atribuido a Rabano Mauro. Consta de seis estrofas y la primera es esta: Veni, Creator Spiritus / mentes tuorum visita / imple superna gratia / quae Tu creasti pectora,... [Ven, Espíritu Creador / penetra la inteligencia de los tuyos / llena con la gracia de arriba / los pechos que creaste,...]. En Enciclopedia católica on line, (10-04-2019).
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na se canta nel choro todos an destar sentados, y ansí lo deven tanbién estar quando nel fin del cántico se repite por el mismo choro, como lo notan todos los Ceremoniales; y no la deve tanner el órgano, ut prepostere in capella brevitatis gra[tia] semper fit [como siempre se hace en la Capilla por abreviar, pero impropiamente]. En q[uan]to se canta la pr[imer]a vez nel choro la an[tífo]na, bendize el Prelado el incienso. Enpeçado el cántico Magnificat222 [20] se llevantan todos y el celebrante, depués de llevantarse, se santigua y va con las manos juntas ante los pechos incensar el Altar descendendo de la peanna, y no haze reverencia a nadie iendo y bolviendo a su lugar, aunque se deve hazer al Prelado superior. Como el celebrante llegare ante la ínfima grada del medio del Altar, hará genuflexión y luego, subiendo, besará el Altar nel medio, manibus hinc inde super eo positis [con las manos puestas sobre el altar a uno y otro lado]. Y toma[n]do el incensario de mano del credenciario incensa el altar, ritu debito, llevándole la fimbria223 del pluvial a parte dextera el mismo credenciario. Acabada la incensación buelve con el incensario ante el medio del altar y echa genuflexión baxa ante las gradas y haze otra genuflexión. Entre tanto el m[aestr]o de ceremonias haze sennal al capellán maior, o Cardenal si estuviere presente, para ir incensar al Rey; y llegando a la cortina q[ue] el sumeller ya tendrá abierta, hará al Rey una muy conplida humiliación. Luego, tomando el incensario de mano del celebrante, q[ue] le ministrará sin ósculos, ob regiam prӕsentiam [en atención a la presencia real], le incensará con 3 ductos ygoales, todos dirigidos al pecho, interposita morula inter tractum et tractum [con una breve pausa entre cada movimiento]. Y depués de averle incensado buelve al celebrante el incensario y, echa al Rey cortesía, se buelve a su [21] lugar. El celebrante incensará luego a los sereníss[i]mos s[enn] ores Infantes, a cada uno con dos ductos, inclinando la cabeça un poco antes y depués de le incensar; y passando delante del Rey le haze p[ro] funda cortesía. El Rey, depués de aver recebido el incienso, haze al Altar una cortesía, lo mismo hazen los sennores Infantes; y es más de notar q[ue]
222. Magnificat anima mea Dominum,... [Engrandece mi alma al Señor,…]. Cántico de la Virgen María, tal y como se puede ver en Lucas, 1, 46-55. 223. Es el canto o remate más bajo de una vestidura (RAE, 1780, p. 472).
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en q[uan]to se da el incienso a Su Mag[esta]d llegan los mayordomos de su lugar hasta enfrente del medio del Altar, haziendo al llegar y retirarse cortesía a Su Mag[esta]d. Los 6 pajes de las achas se buelven de cara a la cortina y tanbién hazen la salva al Rey, y depués de le averen incensado, lo hazen segunda ves y se buelven de cara al Altar sin se moveren de sus lugares; y es de advertir q[ue] esta ostentación y grandeza se haze en quanto incensan al Rey y Infantes. Depués del celebrante aver incensado a los sereníss[i]mos s[enn] ores Infantes, se buelve a su lugar, donde es incensado con 2 ductos por el credenciario y queda con las manos juntas hasta el fin de vísperas; y no se incensa más a persona alguna, quia sic in more apud capellam est positum [pues esta es la costumbre de la capilla]. Acabado el cántico se tanne la an[tífo]na, tanbién por costumbre, y el celeb[rante] dize la oración o oraciones estando sienpre con las manos juntas ante pectus [delante del pecho]. El Benedicamus224 dizen sienpre 2 ninnos nel choro. Entretanto, el m[aestr]o de ceremonias haze sennal al Nuncio para ir al Altar dar la bendición, el qual sale de su asiento q[ue] es con los Enbaxadores, a [22] quien pr[imer]o haze cortesía, luego a la Reina, depués a los grandes y, llegando ante las gradas del medio del Altar, al Rey, muy profunda. Y luego, bolviéndose al Altar, le haze otra humiliación más conplida; sube, bésale en medio poniendo sobre él de una y otra parte las manos y, endereçado, se buelve al s[enn]or Infante Cardenal y le haze cortesía pediéndole licencia para dar la bendición. Pone el bonete en la cabeça, cessa el órgano de tanner y enpieça la bendición, a la qual se ponen de rodillas los seglares enpeçado el Sit nomen D[omi]ni225, &., el Rey, Enbaxadores y grandes al Benedicat vos omnipotens Deus [Bendícenos Dios Todopoderoso]. Los capellanes de honor se arrodillan tanbién al mismo tiempo, los Prelados no se arrodillan, el celebrante tanpoco se arrodilla, mas se inclina profundam[en]te a la bendición, hoc est cum incipit benedicere [o sea, cuando empieza a bendecir]. Acabada la bendición se buelve a su lugar, quitado el bonete y echas pr[imer]o al Altar, Rey y más personas a quien a la ida hizo, las cortesías. 224. Es un saludo final que se utiliza en la misa romana. 225. Bendito sea el nombre del Señor, Salmo 72, 19 (71, 19). En adelante las citas y la numeración de los Salmos se hacen según Brouwer, 1967, en este caso p. 656. Así: Salmo 72 —de la Biblia Hebrea— y 71 de la Vulgata.
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Acabada la bendición se van los pajes de las achas, el sumeller abre la cortina, salen pr[imer]o los s[enn]ores Infantes y hazen cortesía al Altar, la misma al Rey. Los Enbaxadores salen fuera del banco y hazen al Rey cortesía, la misma hazen los grandes y capellanes de honor. Al passar por el cancel se hazen, como a la entrada, las cortesías a la Reyna, luego el Rey se cubre, y Infantes; manda cubrir los embaxadores y Patriarcha, lo qual haze p[er] nutum capitis [inclinando ligeramente la cabeza], buelviéndose a ellos de cara. Saliendo [23] fuera de la puerta de capilla manda cubrir al maiordomo maior, si es grande y viene en la comitiva, si no, al grande q[ue] queda más cercano al Rey, y luego se cubren todos y buelve Su Mag[esta]d con la misma orden en q[ue] vino, gozando los de la goarda tudesca de la Real mano derecha. Si algún emminentíss[i]mo s[enn]or Cardenal aconpannara al Rey, pr[imer]o le mandará cubrir y depués, dando dos passos, mandará cubrir a los Enbaxadores; y el Cardenal irá a la mano sinistra del Rey, dos passos atrás, como queda dicho. Esto es lo q[ue] ordinariam[en]te se acostumbra nesta Real Capilla de Madrid en vísperas, pero lo q[ue] se deve hazer, mudando algunas cosas q[ue] con el t[ien]po se fueron olvidando, parece deve ser lo q[ue] abaxo se notare, quedando sienpre lugar a quien mejor lo sepa ordenar y desponer, porq[ue] numqua me e preciado de protervo afirmador de mi oppinión y parecer, aunq[ue] siempre hablo con el livro delante. Primeram[en]te se deve ordenar q[ue] 2 capellanes tomen cappas con el celebrante, los quales vendrán de la sancristía trayéndole en medio y llevantándole las fimbrias del pluvial. Llegando ante el medio del Altar quitan los bonetes y, puestos de rodillas, hazen breve oración; llevantados, buelven hazer inclinación, luego al Prelado cortesía y capellanes de honor van sentarse ad cornu ep[isto]læ hasta venir el Rey226. Estando en capilla todas las cosas dispuestas y a punto para las vísperas, el capellán maior lo hará saber a Su Mag[esta]d por el sumiller
226. “Cornu epistolae y cornu evangelii”. Tales términos hacen referencia al altar que Yahveh mandó construir a Moisés, y Ribeiro lo explica así (traducido): “Dado que en las rúbricas del Misal se denominan a los laterales derecho e izquierdo del altar como ‘cornu’, me parece oportuno explicarlo. En la Vieja ley, tal como se lee en el Éxodo, cap. 26, vº 30 hubo dos Altares, el del incienso y el de los holocaustos, y los ángulos de cada uno eran unas pirámides, que la escritura denomina cuerno del Altar, y por eso en nuestros altares se dice ‘cornu’” (AGP, RC, caja 72, exp. 5, nº 2, cap. 11: Sequitur ratio celebrandi missam privatam.... s. f.).
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para venir quando fuere servido, y antes desta prevención no vendrá. Al Rey y sereníssimos sennores Infantes se le a de dar a la entrada de capilla siempre agoa bendita por el Capellán maior, aconpannando de 2 capellanes de honor, como atrás ya queda dicho. En la Real Capilla de Portugal, el decano della, a quien incunbe el cuidado de todo lo tocante al culto divino, depués de todo estar a punto, lleva recaudo al Rey para venir quando fuere servido, llevando delante 12 moços de capilla con sus vestes largas y bonetes.
[24] Depués de se aver enpeçado el pr[imer]o psalmo se sentan todos y no se buelverán a llevantar sino a la capítula. Al gl[ori]a p[at]ri del fin de cada psalmo se descubren todos y estando sentados se inclinan p[ro]fundamente hasta se enpeçar el Sicut erat; lo mismo harán al v[ers]o del 2º psal[mo] Sanctu[m] et terribile nomen eius227 y al Sit nomen Domini benedictum del 4º. Acabados los psalmos, se llevanta el celebrante y assistentes; llevantándose todos canta la capítula, entona el hymno, avéndoselo pr[imer] o preintonado el assistente a sinistris a quien toca intimar228 las an[tífo] nas y hymnos al celeb[rante]. En q[uan]to se cantare el hymno nel choro, los assistentes y celeb[rante] estarán con las manos juntas ante los pechos. El versículo dirán los assistentes, llevantarán el cántico y nel fin dirán el Benedicamus D[omi]no. Depués q[ue] el celeb[rante] entonare la an[tífo]na para el cántico, sentarse a, sentándose todos; y enpeçado el cántico se llevantan. En q[uan]to nel choro se canta la an[tífo]na la pr[imer]a vez, el m[aestr]o de ceremonias irá al Prelado p[ar]a poner el incienso para incensar el Altar, al qual llegarán 2 acólytos para llevantar la toalla y depués de incensado el Altar bolverlo a cubrir. Avisará el m[aestr]o del tono q[ue] a de cantar a la Magnificat p[ara]a los assistentes lo llevantaren y, si fuere necess[ari]o, el órgano dará el tono en q[ue] deven enpeçar el cántico.
Entran los pajes de las achas y, echas las cortesías al Altar y Rey, se firman en 2 alas a hilo derecho. El celebrante, antes de salir de su 227. Salmo 111 (110), “alfabético”: Qof: Santo y temible es su nombre. 228. Intimar (port.): advertir.
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asiento para ir incensar el Altar, se santiguará pr[imer]o, luego, llevando juntas las manos ante los pechos y los assistentes las fimbrias, irá incensarlo haziendo cortesía al Prelado superior. Echa ante las gradas la genuflexión suben todos 3, el celeb[rante] le besa nel medio, y luego el assistente a dextris le da el incensario, [25] sin ósculos resp[e]to del Prelado superior; incensa el Altar ritu debito llevándole anbos los assistentes las fimbrias. Acabada la thurificación da, in cornu ep[istol]ӕ, el incensario al assistente a dextris del qual luego, nel mismo lugar, será incensado con 2 ductos. Entretanto q[ue] el assistente a dextris incensa al celeb[rante], el a sinistris quedará detrás del mismo celeb[rante]. Illud quoq[ue] sciendum est quoties aliquid offertur Ep[iscop] o celebranti aut Legato qui rei divinæ intersint &. Idem observatur erga alios celebrantes absente Episcopo [También eso hay que tenerlo en cuenta cuantas veces se ofrece algo a un obispo cuando celebra, o a un legado cuando asisten a los divinos oficios, etc. Lo mismo debe observarse con los demás celebrantes no estando presente el obispo] Cæremon[iale] lib.1º, c. 18 in fine.
Dado el incensario al thuriferario, llegan todos 3 ante el medio del Altar, hazen reverencia a la cruz, descén ante las gradas donde hazen genuflexión y se van a su lugar. El assist[ente] a dextris toma el incensario y lo lleva a la cortina, ministrándolo al Prelado sin ósculos, ob regis p[rӕ]sentiam. Y depués de incensado el Rey por el Prelado, incensará el assistente a los s[enno]res Infantes, como ya atrás queda dicho. Vuelto a su lugar, será incensado del thuriferario con un solo ducto y depués dél su coassistente, y no se incensa más persona alguna, vide Castald[o]229 fol. 99. El celebrante, q[uan]do fuere incensar el Altar, pr[imer]o hará reverencia al Prelado superior, puta Cardinali, Nuntio aut Patriarchæ [ya sea Cardenal, Nuncio o Patriarca], y incensado el Altar, el celebrante lo será luego in cornu ep[is]t[ol]æ con 2
229. Andrea Pescara (o Piscara) Castaldo († 1629), Praxis caeremoniarum, seu Sacrorum Romanae ecclesiae rituum accurata tractatio, publicado en Nápoles en 1625. El libro tuvo un precedente más breve, publicado en 1613, con leves variantes en el título. Se ha consultado el texto de 1625, al que siguieron otras ediciones napolitanas en 1631 y 1645, y una de 1681 en Venecia.
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ductos. Et facta reverentia Ep[iscop]o, thurificato more solito Altare, q[u]o thurificato, ipse stans in cornu ep[is]t[ol]æ capite detecto, ab altero ex dictis duobus beneficiatis assistentibus pluviali induto, thurificatur duplici ductu thuribuli [Hecha reverencia al Obispo e incensado el Altar con el rito acostumbrado, ya incensado, el obispo permanece en pie en el lado de la Epístola, descubierta la cabeza y revestido de capa pluvial230, y será incensado por uno de los dichos dos beneficiados con doble ducto de incensario] Cæremoniale, lib. 2, c. 2. Y el celeb[rante] no deve incensar a ninguna persona: presbyter celebrans neminem thurificet. Congregat[io] Rit[uum]231, 5 Julii, 1614. Enchiridion232 fol. 180 in calce [al pie de página].
Acabado el cántico, ordinariam[en]te se tanne la an[tífo]na brevem[en]te. Entretanto el credenciario offrece el l[ibr]o para la oración, la qual acabada y replicado el D[omi]nus vobiscum cerra el l[ibr] o y, echa la reverencia, lo pone en la credence. Los pajes de las achas se deven luego ir, haziendo al Altar y Rey las cortesías, y al passar por el cancel si la Reyna estuviere nél. Los 2 assistentes, llegando de sus lugares, 2 passos adelante de suerte q[ue] no den las espaldas al celeb[rante], cantarán el Benedicamus, q[u]o cantato factis invicem mutuis reverentiis ad sua loca redeunt [y cuando lo terminan se 230. Amplia vestidura de forma semicircular que cubría la espalda, hombros y brazos de los clérigos. Abierta por delante, se sujetaba con un broche. Se utilizaba sobre todo en las procesiones, dentro o fuera de la iglesia, y en otras celebraciones como el Oficio Divino, la bendición del Santísimo o la bendición de las campanas. De este carácter procesional y exterior parece proceder su denominación de “pluvial”, evocando un posible uso de protección ante la lluvia no documentado directamente por las fuentes. La ornamentación de las capas pluviales consistía ordinariamente en un aurifrisium o cenefa bastante ancha que guarnecía toda la orla superior, de modo que, una vez puesta la capa, el bordado cayese por delante a modo de dos columnas verticales (Aldazábal, 2002, p. 71; Pazos-López, 2015, pp. 13-14; Bravo González, 2005, pp. 340-341). 231. La Sagrada Congregación de Ritos y Ceremonias fue creada por Sixto V en 1588 para ocuparse de los asuntos del culto divino y las causas de canonización. Su actividad duró hasta 1969 (López Martín, 1996, p. 52; Garrido Bonaño y Pascual Díez, 1961, p. 147; y Visceglia, 1997, p. 132). 232. Las ocasiones en que Manuel Ribeiro cita el Enchiridion, se refiere al Enchiridion seu manuale episcoporum pro decretis in visitatione et synodo de quacumque re condendis de Bartolomeo Gavanto, impreso en Roma en 1631.
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vuelven a sus sitios respectivos depués de hacerse mutamente reverencias]. Dicho por los 2 assistentes el Benedicamus, el Nuncio irá dar la bendición y el m[aestr]o de ceremonias le acompannará quando fuere y bolviere él a su lugar. Si oviere Cardenal presente pr[imer]o le hará cortesía antes de enpeçar el Sit nomen D[omin]i, &., presente digo en la cortina el Infante Cardenal o otro Cardenal, estando fuera de cortina dará la bendición.
[26] Quando el Rey no saliere a la cortina se podrá continuar con una sola cappa, como de antes, aunque sempre deve aver 3, y no aviendo Prelado presente, advierta el celeb[rante] q[ue] a de poner el incienso nel incensario nel Altar depués de le aver besado, porque ponerlo estando en su asiento es solo de los Prelados. Desués de la bendición episcopal el hebdomadario se irá con sus assistentes a la sancristía despir233, el sumeller abrirá la cortina, los Enbaxadores salen fuera de su lugar, los quales hazen al Rey muy conplida cortesía, y Infantes, los quales salen pr[imer]o y luego hazen al Altar cortesía, la qual tanbién haze el Rey, el qual al passar por el cancel, si la Reyna estuviere nél, le haze cortesía, la qual hazen todos quando passan como se hizo al entrar. Como el Rey se cubre antes de llegar a la puerta, se cubren los sennores Infantes, luego, dando 2 passos adelante, se buelve y manda cubrir los Enbaxadores hazéndole sennal con la cabeça. Si algún Cardenal aconpannare al Rey, pr[imer]o le mandará cubrir y depués de dar 2 passos a los Enbaxadores y Patriarcha. A los Emm[inentísim]os Cardenales parece deve el Rey mandar cubrir llevantando de la cabeça un poco el sombrero, pues son Príncipes de la Iglesia y equiparados a los Reyes en la dignidad.
Saliendo fuera de la puerta de la capilla, al grande q[ue] fuere más cerca le manda cubrir y luego se cubren los más. Si fuere el maiordomo maior, a él manda cubrir pr[imer]o. Tanto q[ue] el Rey sale de la cortina, luego se enpeçan tocar las cherimías y no cessan hasta salir a los corredores, en effeto q[ue] el Rey buelve con la misma orden y cometiva con q[ue] entró.
233. Despir (port.): desvestirse.
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Enero [27] Capítulo 2º. De la missa solemne a q[ue] el Rey assiste El primer dia de Enero y del anno sale el Rey a capilla con la misma comitiva q[ue] se a dicho en vísp[eras] (aunque ordinariamente en este día va sienpre a la Conpannía). En este día costu[m]bra el Rei ir a la Conpannía a la calle de Toledo, como en otros lugares queda dicho.
Estarán todas las cosas a punto, el l[ibr]o de los Evang[eli]os, q[ue] se a de dar a besar al Rey acabado el evang[eli]o, estará registrado nel evang[eli]o currente, el qual el aiuda de oratorio de Su Mag[esta]d pr[imer]o mostrará al sumeller para estar advertido de hazer nél la salva, como a su t[iem]po se dirá abaxo; el qual l[ibr]o se pone en fonda de color semejante con la del Altar y se pondrá a la p[ar]te del evang[eli]o, llevantado y arrimado a la grada sobre q[ue] se ponen los candeleros. A la p[ar]te de la ep[ístol]a se pone tanbién luego, antes d’enpeçarse la missa, el instrum[en]to de la paz, tanbién arrimado a la sobredicha grada en correspondencia del l[ibr]o de los Evang[eli]os q[ue] a de servir al Rey; en la credence se pone el velo con q[ue] se a de llevar a la cortina, aunq[ue] ordinariam[en]te sirve el q[ue] tuvo el subdiácono234 con la patena235. Los min[ist]ros de la missa sentados a la p[ar]te de la ep[ístol]a en su banco discubierto, aunq[ue] con respaldo alto. Los ob[is]pos a la 234. Ministro eclesiástico al que se le había conferido la orden de grado tercero en dignidad, y cuyo ministerio principal era cantar la epístola y asistir al celebrante en las misas solemnes (RAE, 2019). Pertenece a las Órdenes Sagradas establecidas por el Concilio de Trento, que fueron siete: cuatro inferiores o menores y tres superiores o mayores. Entre las menores se encuentran las de ostiariado, lectorado, exorcistado y acolitado; en las mayores se contempla el subdiaconado, diaconado y sacerdocio, y esta última comprende el presbiterado y el episcopado, quedando el ministerio sacerdotal reservado a estas dos últimas (Pardo Fariña, 2009, pp. 416-418). 235. Bandeja pequeña o platillo, generalmente dorada, donde se deposita la forma durante la celebración eucarística. También la bandeja que acompaña a la distribución de la comunión a los fieles, para recoger partículas consagradas que pudieran caer (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 [10-02-2020]; Micó Buchón, 2004, p. 60).
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p[ar]te del evang[eli]o sentados en sus bancos sin respaldo, mas cubiertos con alhombras. Veniendo el Rey, el capellán maior le irá echar agoa bendita a la entrada de la puerta, como en vísperas, y luego bolverá quitar el terlís del citial y nel mismo t[iem]po el sumeller abrirá la cortina, cada uno con las devidas cortesías. [28] Avendo de aver asperges236 no se dará agua al Rey sino en cortina, depués del celebrante lo aver echado al Altar, así mismo estando aún de rodillas, y llevantado a los min[is]tros diácono237 y subdiácono estando de rodillas. Y llevantados, el diácono toma el aspersóreo sin ósculos al celebrante, como tanbién sin ellos lo ministró (resp[e]to de los Prelados superiores) y lo lleva a la cortina y ministra al Prelado sin ósculos, por cortesía de la real presençia. Para lo qual el m[aestr]o de ceremonias hará sennal al Prelado, el qual, en llegando a la cortina, pr[imer]o haze al Rey la cortesía y tomando el aspersóreo lo besa en la p[ar]te inferior y luego roscía con él a Su Mag[esta]d echándole el agua per círculo de la mano derecha del Prelado hazia la sinistra, de suerte q[ue] le toque de los pechos abaxo; y bolviendo al diácono el aspersóreo, haze al Rey cortesía y toma su bonete, q[ue] avía dexado en manos del m[aestr]o de ceremonias, y se va a su lugar. Y el diácono echa agua a los Infantes, haziendo al Rey pr[imer]o cortesía quando passa ante él; echo esto, da el diácono el aspersóreo al Recetor, a quien toca echarla en capilla al Nuncio pr[imer]o y más Prelados, sumeller, capellanes de honor, Enbaxadores, grandes, mayordomos y más interessentes238; con distinción q[ue] a los Prelados, Enbaxadores y grandes les haze inclinación antes de echarla. Y nótese q[ue] q[uan]do se da el asperges al Rey y Infantes, y en todas más ocasiones en q[ue] el Prelado haze alguna función con el Rey, los mayordomos llegan con sus bastones hasta enfrente el 236. Asperges: acción de rociar con agua bendita a los fieles, los objetos sagrados, los templos,… en recuerdo del bautismo. Procede del Salmo 51, 9 (50, 9): Asperges me hisopo et mundabor / lavabis me et super nivem dealbabor [Rocíame con hisopo y seré limpio / lávame y quedaré más blanco que la nieve]. Tanto la acción de rociar —asperges— como el Salmo están presentes continuamente en el texto (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 (19-02-2020). 237. Ministro eclesiástico y grado segundo en dignidad inmediato al sacerdocio. Le corresponde cantar el evangelio, servir al presbítero en las cosas que pertenecen al altar y, de comisión del presbítero, predicar y bautizar (RAE, 1780, p. 358). 238. Interessente (port. antiguo): que asiste, que está presente. Del latín interessente (Diccionário Online de Português ).
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medio del Altar y [29] al llegar y retirarse hazen al Rey muy conplida cortesía. Y aún se dize q[ue] en los tempos más atrazados, los mayordomos aconpannavan al Prelado quando salía de su lugar a servir al Rey, pero esto devía ser quando no avía más de 4, en effeto q[ue] esta orden se tiene en capilla en la aspersión del agua bendita. Mas lo q[ue] sería más urbano y loable, y aún más a la letra de los ceremoniales, es q[ue] el mismo Prelado q[ue] echa al Rey la agua bendita en cortina la eche tanbién a los sereníss[i]mos Infantes; pues quando entran todos en alguna Iglesia, el mismo Prelado q[ue] la echa al Rey la echa luego a los sereníss[i]mos Infantes, aunq[ue] seya Cardenal. Y si quando un Rey entra la pr[imer]a vez en alguna cathedral el Prelado della, parado en pontifical, sale recebirle y depués de averle echado agua bendita la echa luego inmediatam[e]nte a los de su comitiva, parece q[ue] mejor y con más razón para echarla a los sereníss[i] mos Infantes hermanos de Su Mag[esta]d y hazer con ellos las más funciones depués del dicho s[enn]or, aunq[ue] con más remissas cortesías; y esto en q[uan]to a las personas reales. Y porq[ue] co[n] los Prelados se corre luego en la aspersión, parece q[ue] depués del celeb[rante] aver aspergido al Altar y a sí mismo, no eche agua a los min[ist]ros diácono y subdiácono, sino q[ue] el Recetor, depués de la aver dado a los Prelados, la eche luego a los dichos min[ist]ros por estaren parados y depués al sumeller y capellanes de honor; por ser esto más conforme al Ceremonial de Clem[en]te 8º, onde manda echar agua por el celeb[rante] a los min[ist]ros antes de la dar al cabildo. [30] Acabada la aspersión y dicha por el celeb[rante] la oración, teniendo el libro los min[is]tros diácono y subdiácono con ambas manos; el diácono poniendo la derecha al medio del l[ibr]o y la sinistra a la p[ar]te inferior y el subdiá[cono] la sinistra al medio en correspondencia del día y la derecha a la p[ar]te inferior. Acabada la oración el diácono dará el libro a un acólyto, del qual recibirá la planeta239, y el subdiácono quitará el pluvial y tomará el manípu239. Vestido litúrgico similar a la casulla, pero con la parte delantera más corta. Es una pieza amplia de tela de forma redondeada que cubre las vestiduras inferiores y que presenta una abertura para dejar salir la cabeza. Es la vestidura propia de la celebración eucarística (López Martín, 1996, p. 374; Pazos-López, 2015, p. 13).
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lo240 y lo ministrará al celebrante, el qual lo besará y dirá las oraciones. El manípulo y planeta ministra el diácono y los min[ist]ros diácono y subdiácono tomarán sus manípulos; luego, puestos ante la ínfima grada en recta línea, hazen todos 3 genuflexión. En cortina los assistentes con el Prelado, q[ue] la haze con el Rey.
Y luego, ansí puestos ante la infima grada, como se a dicho, hará el celeb[rante] confissión, quedando un poco más atrás dél los min[ist] ros. La razón de se aver de hazer ante las gradas y no sobre ellas se dará en su lugar, porq[ue] ahora voi de passo largo. Enpeçada la confissión por el celeb[rante], la enpeça el Prelado en cortina con sus assistentes, q[ue] están de rodillas; en la qual, quando disiere: Et vobis fr[atr]es et vos fr[atr]es, inclinará la cabeça hinc inde erga illos; salvo estando nella el sereníss[i]mo Infante Cardenal, q[ue] entonces a él inclinará la cabeça más p[ro]fundamente y dirá: Et tibi p[at]er et te p[at]er. Los min[istr]os, quando repeten las mismas palabras, se inclinan sempre hazia el Prelado. Los maiordomos, en q[uan]to se haze con el Rey la confissión, están de rodillas en hilera, cerca al medio del Altar, bueltos a la cortina; y quando llegan o se retiran, senpre hazen al Rey cortesía. En q[uan]to se haze la confissión, el m[aestr]o de ceremonias va bendezir el incienso con el Nuncio para q[ue] acabada, sin demora, enpieçe luego la incenssación; aunq[ue] conforme las más tersas y limadas ceremonias, no se deve bendizir sino acabada la confissión. A la hora q[ue] se a d’enpeçar la confissión, el credenciario hará sennal para nel choro se enpeçar el introito, y numqua enpeçarán antes. Los 2 capellanes q[ue] assisten al Prelado se sientan nel banquillo con el m[aestr]o de ceremonias y q[uan]do van a la cortina y della buelven a su lugar, senpre hazen p[ro]funda inclinación al
240. (Del latín medieval manipulus: pañuelo). En su origen fue un indumento ornamental usado por los nobles romanos como sudarium o para hacer señales. Fue el papa León X quien, en 1518, fijó su forma actual similar a la estola, con un ensanchamiento triangular al final de la banda. Lleva tres cruces, una en su zona central y dos en los extremos, y va sujeto por un fijador al antebrazo izquierdo, sobre la manga del alba. Fue suprimido en la reforma del Concilio Vaticano II (Nosetti, Cibien y Canals, 1987; Ágreda, 2011, pp. 115-116).
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Altar o genuflexión estando el S[antí]s[i]mo. Los Prelados q[ue] están nel banco dizen la confissión 2 a dos estando en pie, lo mismo hazen los capellanes de honor, de rodillas.
[31] Acabada la confissión, q[uan]do el celeb[rante] sube al Altar, los min[ist]ros diá[cono] y subdiá[cono] le alçan la planeta de delante. Depués de puesto nel incensario el incienso por el Nuncio con la ordinaria bendición, el thuriferario lleva al Altar el incensario, el qual da al diácono y él al celeb[rante], sin ósculos respe[ct]o de los Prelados superiores q[ue] son presentes; inciensa el Altar ritu debito llevándole las fimbrias de la planeta de la parte posterior, cerca de las espaldas, los min[istr]os diácono y subdiácono. Y acabada, es incensado in cornu ep[istol]ӕ por el diá[cono] con 2 ductos. Alçiano la planeta de la p[ar]te posterior, vicino a la espale per far piu libero el brachio ad incensare.
En q[uan]to se incensa el Altar, el credenciario quitará el missal con el atril y lo tendrá a la parte de la ep[ístol]a, fuera del Altar, y acabada la incensación lo bolverá poner in cornu ep[istol]ӕ. Luego, buelto al missal, teniendo a su mano derecha el diá[cono] y este a la suya el subdiá[cono], puestos en medio círculo, se santiguarán pr[imer]o y teniendo todos tres las manos juntas ante los pechos, el celeb[rante] dize solo el introito; los kyries dize con los min[istr]os alternatim nel mismo lugar y, acabados, llegan al medio del Altar y, teniendo en medio al celeb[rante], hazen todos 3 rev[eren]c[i]a a la cruz, hazen todos 3 genuflexión in discessu et regressu, y se van sentar a la p[ar]te de la ep[ístol]a. Y adviértase q[ue] a la ida y venida deven ir delante los min[istr]os con las manos juntas por el orden con q[ue] vienen de la sancristía. Acabados nel choro los Kyries, el celeb[rante] bolverá al Altar y enpeçará el hymno angélico gl[ori]a in excelsis teniendo ante los pechos juntas las manos. Y enpeçando de dizir gl[ori]a las abre, in excelsis las llevanta hasta los hombros o ojos, y en la cláusula Deo las junta ante los pechos y ynclina la cabeça. Y entretanto, adviertan los min[ist] ros de no subiren al Altar sino dicha la palabra Deo, q[ue] entonces an de subir, hazer genuflexión y luego p[ro]seguir el hymno con el celeb[rante], ita ut non preeant, sed subsequantur [sin adelantarse, sino siguiéndole].
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[32] Al fin del dicho hymno, q[uan]do pronuncian: Cum s[anc] to sp[rit]u in gl[ori]a Dei p[at]ris, se santiguan todos 3 y en el verbo Amen juntan las manos ante los pechos, hazen genuflexión y se van sentar ut supra. Y q[uan]do nel choro se dize: gratias agimus tibi Jesu Ch[ris]te, &., se inclinan quitando todos los bonetes advirtiendo de hazer al nombre de Jesu más p[ro]funda reverenc[i]a. Y quede dicho por una vez q[ue] apartándose o llegando al Altar senpre se hará lo mismo; y si nél estuviere el tabarnáculo del S[antíssi] mo Sacram[e]nto, todos 3 harán genuflex[ión]. Y no avendo tabernáculo, el celeb[rante] hará, sienpre q[ue] llegare, pr[imer]o inclinación a la cruz y depués besará el Altar en medio. Quando van nel choro acabando la gl[ori]a, el celeb[rante] con los min[ist]ros boelven al Altar, el qual besará nel medio el celeb[rante] y, echas las devidas cortesías, los min[istr]os descenden detrás del celeb[rante], el qual, a su tiempo, buelto al pueblo dize: D[omi]n[u] s vobiscum; y en q[uan]to nel choro se responde, se buelve al missal con las manos juntas, onde bolviendo la cabeça a la † dize: Oremus, abriendo y cerrando las manos ante los pechos, y luego, enpeçando la oración, las abre y prosigue hasta la conclusión. Todas bezes q[ue] el celebrante y min[istr]os se van sentar o bolvieren del assento, deven hacer al Prelado cortesía, y q[uan] do se van sentar irán por el asiento descendo241 por la p[ar]te de la ep[ístol]a, y q[uan]do buelven será por abaxo de las gradas.
Entretanto los min[istr]os están detrás, uno en pos de otro, como se a dicho, como el celeb[rante] enpeçare la peroración Et famulos tuos [Y a tus siervos]. Luego el credenciario traerá de la credence el l[ibr]o epistolario con su fonda de color de q[ue] estuviere el Altar y lo dará al subdiá[cono], el qual lo abrirá pr[imer]o y reconocerá la ep[ístol] a. Y luego, cerrado, lo pondrá sobre los pechos tomándolo con ambas manos por la p[ar]te inferior y irá ante el medio del Altar hazer genuflexión. Y bolviendo a su lugar enpeçará la ep[ístol]a, haziendo pr[imer]o inclinación p[ro]funda al Prelado superior, a saber, al Nuncio o Cardenal si estuviere presente, la qual hará depués del Prelado estar sentado.
241. Descendo (port.): descendiendo.
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Canta la ep[ístol]a y, acabada, irá hazer genuflexión nel mismo lugar q[ue] la hizo antes de enpeçarla y irá besar la mano al Prelado [33] q[ue] corre con las ceremonias de la missa, haziéndole antes y depués la cortesía devida; al llegar, inclinación p[ro]funda, y puesto de rodillas besa la mano y, llevantado, otra inclinación; advierta de inclinar la p[ar]te superior del libro hazia el Prelado p[ar]a poner la mano q[ue] a de besar. En q[uan]to el subdiá[cono] canta la ep[ístol]a, el diá[cono] assiste al celeb[rante], y como la lere hasta el últ[im]o v[ers]o del gradual242 inclusive, echa genuflexión, se buelve luego a su lugar. Y el subdiá[cono], a su t[iem]po, mudará el missal a la p[ar]te del evang[eli]o; llegando al Altar cerrará el missal sobre el atril o coxín y detrás del diá[cono] hará genuflexión al passar por el medio del Altar. Y llegando a la p[ar]te del evang[eli]o pondrá el atril y abrirá el missal, y apuntará al celeb[rante] el evang[eli]o y le assistirá con las manos juntas ante los pechos; y sendo necess[ari]o bolver la hoja la bolverá y nel fin dirá: Laus tibi Ch[ris] te, haziendo inclinación a la †. Acabado de leer el evang[eli]o el celeb[rante] se quedará al missal hasta el Prelado aver dado la bendición al diácono y, dada, se passará a la p[ar]te de la ep[ístol]a y estará de cara al Altar. Y el diácono tomará el l[ibr]o de los evang[eli]os de mano del credenciario y lo irá poner sobre el medio del Altar haziendo genuflexión en la grada superior, y descendo ante las gradas bolverá hazer genuflexión y luego irá besar la mano al Prelado. Y depués, puesto de rodillas en la ínfima grada con las manos juntas ante los pechos, dirá el Munda cor meum, &. [Limpia mi corazón, etc.], entretanto q[ue] el Prelado, ministrándole la naveta el m[aestr]o de ceremonias, pone con la ordinaria bendición incienso nel incensario. El diácono sube al Altar y toma del medio dél el l[ibr]o de los evang[eli]os haziendo pr[imer]o genuflexión, lo pone sobre los pechos y, descendo ante las gradas, hará otra. Y llevando delante el thuriferario y subdiá[cono], co[n] las manos juntas ante los pechos, irá pedir la bendición al Prelado estando ante él arrodillado, como tanbién lo estarán los subdiá[cono] y thuriferario, como ya queda atrás dicho. Dada 242. Del latín gradus: escalón. Gradual o “salmo gradual” es un canto interleccional, llamado así porque lo cantaba un diácono desde las gradas del ambón. Ahora se le llama “salmo responsorial”. Es el canto más antiguo e importante de la Eucaristía (Floristán, 2001, p. 158).
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la bendición y echa la devida cortesía al Prelado, irá al lugar donde oviere de cantar el evang[eli]o y passando ante el Altar harán todos 3 genuflexión; esto se entende en capilla onde el Cardenal o Nuncio se sienta a la parte de la ep[ístol]a. [34] Llegados al lugar del evang[eli]o, el diá[cono] abre el l[ibr] o y lo pone en las manos del subdiá[cono], el qual lo deve tener con ambas por la p[ar]te inferior puesto sobre sus pechos de suerte q[ue] la superior llegue hasta la barba del dicho subdiá[cono]. El diá[cono], con las manos juntas ante los pechos, cantará el D[omi]n[u]s vobiscum y diziendo: Seq[ue]ntia s[anc]ti evangelii, &. [Continuación del Santo Evangelio, etc.], pondrá la sinistra sobre el l[ibr]o, y con el pólex243 de la derecha signará el principio del texto y luego se signará a sí mismo ponendo la sinistra infra pectus. Tanto q[ue] el diácono dize D[omi]n[u]s vobiscum vienen los pajes con las achas, 2 o 4 según la solemnidad de la fiesta, los q[ua]les se ponen enfrente del medio del Altar en dos alas.
Y tomando luego el incensario q[ue] el thuriferario le dará por la p[ar] te del Altar, sin ósculos aunq[ue] con poca inclinación de cabeça, incensará el l[ibr]o nel medio y a los lados en modo de cruz haziendo los ictos ben distintos y figurados. Y avendo acólytos con candelabros incensará los candelabros, Crasso244 l. 1 c. v ibi: Primo semel librum in eius medio, secundo candelabrum a dextris et tertio candelabrum a sinistris [Primero el libro en el medio, una sola vez, en segundo lugar el candelabro a su derecha y en tercer lugar el candelabro a su izquierda]; pero el Missal245 243. Dedo pulgar (RAE, 2019). 244. Paris Crasso (Paride de Crassis o Grassis) (1470-1528), a cuyo nombre se agregaba el apelativo de bononiense como arzobispo de Bolonia y nacido en aquella ciudad. Maestro de ceremonias durante los pontificados de Julio II y León X al suceder en el cargo en 1506 a Johannes Burckard (o Burchard), que ocupaba el mismo puesto con el pontífice Alejandro VI. Escribió De cӕremoniis cardinalium et episcoporum in eorum diœcesibus (Roma, 1564). En 1515 el papa le nombró obispo de Pésaro (Pisaurien o Pisauria), aunque continuó ejerciendo en su oficio de maestro de ceremonias hasta la muerte del pontífice (Benigni, 1909). 245. El Misal romano, por el que quedaba codificado el rito romano de acuerdo con las directrices del Concilio de Trento, fue publicado por Pío V en 1570 y sufrió la primera de sus posteriores modificaciones en 1604 por parte de Clemente VIII (Moreno Álvarez, 2016, p. 72). El autor utiliza la edición de 1620, según refiere él mismo en la página siguiente.
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dize: Ter librum incensat in medio a dextris libri et a sinistris [Incensa el libro tres veces: en el medio, a la derecha del libro y a la izquierda]. El thuriferario, en quanto se canta el evang[eli]o, su lugar es detrás del diácono y estará movendo el incensario porq[ue] no se apague, resp[e]to de q[ue] a de incensar al diá[cono] y al celeb[rante]. Thuriferarius stat post diaconum et tenens thuribulum apertum, illud aliquantum agitabit ne ignis extinguatur. Fluma[ra]246 p. 2 1. 6. Fol. 115 [El turiferario247 está detrás del diácono y tiene el incensario un poco abierto, agitándolo suavemente para que no se apague].
Acabado el evang[eli]o y besado el texto por el celeb[rante], le incensa el diácono. Y luego tomará el l[ibr]o q[ue] se a de llevar al Rey, el q[ual] le dará el m[aestr]o de ceremonias; y haziendo sennal al Prelado vendrá de su lugar y al passar por el Altar le hará rev[eren]c[i]a, y a este t[iem]po la deve tanbién hazer el sumeller al Altar y al Rey; y correrá la cortina luego, ante la qual, llegando el Prelado, haze al Rey una muy p[ro]funda cortesía y toma el l[ibr]o al diá[cono] y da lugar al sumeller para purificar el texto del evang[eli]o, lo q[ue] deve hazer nel fin, onde lo a de besar Su Mag[esta]d; y depués de averlo besado haze al Altar cortesía el Prelado, cerra el l[ibr]o y lo boelve dar al diá[cono]. El libro de los Evang[eli]os deve llevar a la cortina el subdiá[cono] y los pajes; si son 4, se van 2 acabado el evang[eli] o y los otros 2 se buelven de cara a la cortina en q[uan]to se da el libro al Rey y besado se van.
Y aviendo de aver credo lo enpeçará el celeb[rante] depués de besado por su Mag[esta] el l[ibr]o, p[ro]síguelo el Prelado con los 2 assistentes, con pausa y en tono q[ue] Su Mag[esta]d lo oyga; y a las palabras a q[ue] se a de inclinar la cabeça, se inclinará para el Altar, y para el mismo se arrodillarán al Et ho[mo] factus est [Y se hizo hombre], de soerte q[ue] no den las espaldas a Su Mag[esta]d. 246. Domingo Flumara (Dominicus Flumara) escribió Caeremoniale Clericorum Regularium Minorum, iuxta Ritum Sanctae Romanae Ecclesiae, impreso en Nápoles en 1611. Es citado por varios liturgistas en sus escritos (Merati, 1740, p. 377). 247. Es el acólito que lleva el incensario y sirve el incienso en los oficios eclesiásticos (RAE, 1780, p. 905).
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[35] Adviertan q[ue] al Et ho[mo] factus est se arrodillen nel Altar, y los capellanes de honor y en cortina, todos a un mismo t[iem]po. Y q[uan]do se cantare nel choro no se an de arrodillar los q[ue] están sentados, mas inclinados p[ro]fundamente discubrirán la cabeça. Sácanse las 3 missas de Navidad y día de la Annunciación a q[ue] se an de arrodillar 2 vezes, ita Cӕremo[niale] lib. 2, c. 8, Missale en 6.17 De Ordine Genuflectendi, &. [Sobre la genuflexión, etc.]. Acabado el credo y echas las devidas cortesías al Rey, se va a su lugar el Prelado y los capellanes al suyo. P[ro]síguese la missa y al t[iem] po de echar nel cálix el agua el subdiá[cono], tenendo la vinagera248 sobre la salvilla, pedirá desde el Altar al Nuncio la bendición diziendo: Benedicite r[everendissi]me p[at]er, y el Nuncio dará la bendición sin dizir cosa alguna. Y entretanto el celeb[rante] dirá la oración: D[eu] s qui humanӕ substantiӕ, &. [¡Oh, Dios, que tan admirablemente creaste y dignificaste la naturaleza humana, etc.]; luego el Nuncio pondrá incienso nel incensario con la oración P[er] intercesionem b[eati] Michӕlis Archangeli, &. [por intercesión del Bienaventurado S. Miguel Arcángel, etc.], repartiéndolo de suerte q[ue] en la palabra Dignet[u]r D[omi]n[u]s benedicere [Que el Señor se digne bendecir], haga la bendición sobre el incensario. El celeb[rante] incensará el Altar ritu debito, lo qual dexo de repetir aquí porq[ue] allen destar bien claro nel ordinario, á muchos a[utores] q[ue] lo traen en sus ceremoniales bien declarado. En effeto q[ue] p[ro]siguiéndose la missa, se advierta q[ue] el subdiá[cono] no deve subir al Altar nel fin del prefacio dizir los sanctus con el celeb[rante], como lo nota el Missal inpresso nel anno de 1620 en la enprenta de la R[everen]da Cámera Ap[ostóli]ca y el Ceremonial de Clem[en]te 8 ansí tanbién lo dispone. Y no es porq[ue] aya assistente en pontificales, pues tanbién los puede aver en missas solemnes como el Missal nota y es declaración de la Cong[regación] de los Sacros Ritos. E refiere Borrom[eo]249 q[ue] puede aver assistente en missa solemne. En fin del p[at]er n[ost]er suben el diá[cono] al Altar en la palabra Dimitte nobis, haziendo genuflexión antes de subir, nel mismo lugar 248. Pequeños recipientes de vidrio para el vino y el agua de la celebración eucarística, colocados sobre un platillo de vidrio o de metal (Micó Buchón, 2004, p. 60). 249. San Carlos Borromeo (1538-1584), arzobispo de Milán y cardenal. Tuvo una importante participación en el Concilio de Trento y contribuyó a la revisión de textos esenciales como el Misal y el Breviario (Keogh, 1908).
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en q[ue] está, y el subdiá[cono] en la palabra Sicut et nos dimittimus [Como nosotros perdonamos], haziendo pr[imer]o genuflexión en su lugar. Y al subdiá[cono] le quita el velo el credenciario depués de aver dado la patena al diácono y, echa genuflexión, se buelve a su lugar onde, como el celeb[rante] disiere: Pax D[omi]ni sit semp[er] vobiscum, hará genuflexión y subirá al Altar onde se [36] bolverá arrodillar con el celeb[rant]e. Y luego dirán los Agnus Dei y, acabados, el subdiá[cono], echa genuflexión, se bolve detrás del celeb[rante] y el diá[cono], puesto de rodillas a la mano derecha del celeb[rante], a su t[iem]po, se llevanta y ricibe la paz per amplexum [con un abrazo] del celeb[rante], genis sinistris inter se appropinquantibus [acercándose mutuamente la mejilla izquierda], diziendo: Pax tecum, y el diá[cono] responde: Et cum sp[irit]u tuo, y echa genuflexión la dará luego al sub[diácono] q[ue] está detrás del celeb[rante]. Luego el m[aestr]o de ceremo[nias] pone al diácono a los hombros un velo y le dará el instrum[en]to de la paz a besar, y luego se lo pone en las manos, el q[ua]l toma con las extremidades de d[ich]o velo y lo llevanta ante los pechos. El llevar el instrum[en]to de la paz no pertenece al diácono, como dize P[aris] C[rasso] Bono[niense], Lib. 1, c. 1: Q[uan]do autem nullus assistens paratus ut supra adest tunc per aliq[ue]m capellanum et nunquam per diaconum evangelii pax instrum[en]talis sive aurea sive argentea porrigatur osculanda. [Pero cuando no está presente ningún asistente revestido, como se ha dicho más arriba, entonces el instrumento de la paz250, de plata o de oro, se llevará para ser besado, por un capellán y nunca por un diácono]. [37] En resolución, q[ue] el diácono ministra al Prelado el instrum[en]to de la paz, el qual, depués de lo aver tomado, dará lugar al sumiller p[ara] lo purificar. Y luego el Prelado applicará a la boca del Rey el instrum[en] to, al qual pr[imer]o Su Mag[esta]d inclinará un poco la cabeça y luego besará con gran veneración estando en pie y no de rodillas, lo qual solo en missas planas tiene lugar. Y el Prelado dirá: Pax tecum, y responderá Su Mag[esta]d depués del ósculo: Et cum sp[irit]u tuo. Pax D[omi]ni in hoc loco Missæ Resurrectionem Ch[ris]ti, significat Innocent[ius] 3us lib.6. c.4. ob quam standum est
250. Véase “Portapaz”.
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ut in dominicis et festivis diebus tempore paschali. [En este momento de la misa el Pax Domini significa la resurreción de Cristo, Inocencio III, lib. 6., c. 4, y por ello se debe estar de pie, como en los domingos y días festivos y en el tiempo pascual] Gavant251 tom. 1, fol. 46.
Echo esto, luego el Prelado restituirá el instrum[en]to al min[ist]ro y hará al Rey la cortesía, y el diácono se bolverá, al qual ante el medio del Altar quitará el aiuda de oratorio el velo y paz y la envolverá nel dicho velo y llevará a la credence. En q[uan]to se da paz al Rey, los maiordomos llegan hasta enfrente del medio del Altar, con las devidas cortesías, y los pajes q[ue] están a la p[ar]te de la cortina se costumbran llevantar y bolver de cara con las achas al Rei haziendo las devidas cortesías, los otros 3 pajes se quedan de rodillas. Esto se acostumbra resp[e]to q[ue] las achas senpre, en las missas solemnes, están hasta la comunión del celeb[rante], y aunq[ue] es contra el Missal y ceremoniales (excepto en los días de aiuno y missas de difuntos o qu[an]do a de aver comunión) estaren hasta la del celeb[rante]. Con todo, parece se puede salvar y hazer conforme aquello del Ceremo[nial] de Clem[en]te 8º, lib. 1 c. 12: Ad finem, cum consuetudo circa maiorem ornatum semp[er] sit laudabilis [Al final, porque siempre es de alabar la costumbre de un mayor ornato]. Si en la cortina estuvieren los sereníss[i]mos s[enn]ores Infantes, sería muy conveniente q[ue] el mismo Prelado les diese la paz con el p[ro]prio [38] instrumento, los quales deverán besar en los lados dél y no nel medio, por la decencia y urbanidad. Y en este caso el Prelado podrá hazer inclinación al Rei con el instrum[en]to depués de lo aver ministrado, aunq[ue] C[rasso] Bononiense252 diga q[ue] restituto 251. Bartolomeo Gavanto (1569-1638). Miembro de la Orden de Clérigos Regulares de San Pablo, se dedicó desde su juventud a los estudios litúrgicos extendiéndose muy pronto su fama hasta Roma. Su obra principal, Thesaurus sacrorum rituum seu commentaria in rubricas Missalis et Breviarii Romani, se editó en Milán en 1628, y en ella se ocupa del origen y significado de los ritos sagrados y de la observancia de las rúbricas; fue dedicada al papa Urbano VIII quien, en reconocimiento a sus servicios, le nombró consultor perpetuo de la Sagrada Congregación de Ritos (Dunford, 1909). Es también autor del Enchiridion seu manuale episcoporum pro decretis in visitatione, et synodo de quacumque re condendis, impreso en Roma en 1631. 252. Paris Crasso (ver nota Supra), a cuyo nombre se agregaba el apelativo de bononiense como arzobispo de Bolonia y nacido en aquella ciudad.
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min[ist]ro instrum[en]to, ne humiliari faciat imaginem Xi Sacram [una vez devuelto el instrum[en]to al ministro p[ar]a no humillar la sagrada imagen de Cristo], porq[ue] como el de Clem[en]te 8º, cap. 29 del lib. 1 mejor nota, ante non habetur consideratio ipsius min[ist]ri deferentis, sed pacis, quӕ a sacrificio Altaris ad illum defertur [se tiene en consideracion a la paz antes que al ministro que la porta, porque se le entrega desde el sacrificio del altar]. Depués de recibida la paz el Rey y Infantes harán cortesía al Altar donde vino la paz. Mas bolvendo atrás adonde quedamos, digo q[ue] el Prelado, quando va de su asiento a la cortina, en esta ocassión deve hazer q[uan]do passa por el Altar genuflex[ión] con ambas rodillas y aun inclinar la cabeça ob rever[renti]am sacram[en]ti quod e[st] super eo [por respeto al sacramento que está sobre él]. Pax diacono datur a, subdia[cono] post datam pacem in choro Ep[iscop]o præsenti [Estando presente obispo, el subdiácono da la paz al diácono depués de haberse dado la paz en el coro] Encheridion fol. 181 nº 33. Puédese observar en dar la paz q[ue] uno de los 2 assistentes q[ue] assisten al Prelado llegue tomar la paz del celeb[rante] y llevarla a la cortina; y depués el subdiácono irá tomar la paz del assistente y la dará al diácono. Y esto es más romano y conforme al Ceremonial, lib. 1, c. 24, y P[aris] C[rasso] l. 1, c. 30.
P[ro]síguese la missa y, dicho por el celeb[rante] Placeat tibi S[anct] ta Trinitas [Séate acepto, Trinidad Santa), se retira con sus min[istr]os a la p[ar]te de la ep[ístol]a y el m[aestr]o de ceremonias haze sennal al Nuncio para ir dar la bendición, el qual pr[imer]o, antes de salir de su lugar, haze cortesía a los Enbaxadores con quien está, depués a los grandes y, llegando enfrente del medio del Altar, al Rey y últ[im] am[en]te al Altar, el qual besa depués de aver subido a él, y da la bendición ut supra in vesp[eris]. El celeb[rante] y min[ist]ros se ponen a hilo derecho y de cara a la p[ar]te del evang[eli]o, y q[uan]do el Nuncio dize Benedicat vos se ponen los min[istr]os de rodillas y el celeb[rante] se inclina p[ro]fundamente en la postura y for- [39] ma en q[ue] está. Dada la bendición el celeb[rante] a de p[ro]mulgar la indulg[enci]a y, entretanto, el Nuncio se bolverá a su asiento co[n] las cortesías devidas ya dichas.
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El celeb[rante] passa a la p[ar]te del evang[eli]o, el qual recitará y, acabado, se va con los min[istr]os a la sancristía; y no tomarán bonetes todos 3 sino depués de ante la ínfima grada averen echo la devida rev[eren] c[i]a al Altar. En fin del evang[eli]o se saludan todos unos a otros los presentes a la missa, y los Prelados, saliendo un passo de su asiento, saludan al Rei, el qual sale de cortina depués del celeb[rante] se aver ido, haze al Altar cortesía y se buelve a palacio como en vísp[eras] ya queda dicho. [40] Capítulo 3º. Vigilia de la Epiphanía la qual no es de ayuno, como también no lo es la de la Assención, pero onde fuere costumbre o voto se deve ayunar A cinco d’Enero, vísperas de pontifical de la Epiphanía. La capilla armada con los tapizes de los Actos de los Apóstoles253, Altar con †, seis candeleros, y no se deve numqua poner 7º sino a Cardenal, Nuncio y al Patriarcha Capellán maior, como Prelados superiores; pero attento q[ue] los Prelados q[ue] celebran en capilla tienen diá[conos] assistentes (no los deviendo tener conforme los ceremoniales) y le sirven con cappas los capellanes de honor, y en lo más son servidos como en sus residencias, aunq[ue] celebran en faldistorio254 a la p[ar]te de la ep[ístol]a, parece q[ue] se les podrá dar 7º candelero resp[e]to de la preminencia de la R[ea]l cap[ill]a. Los param[en]tos del Prelado q[ue] oviere de celebrar se ponen sobre el medio del Altar, ordine retrogrado, cubiertos con panno de ceda de la misma color; las mitras255, preciosa in cornu evangelii y la simple 253. Se trata de la serie de la Historia de los Hechos de los Apóstoles, que constaba de nueve paños realizados sobre cartones de Rafael Sanzio. Era uno de los conjuntos más significativos de la colección de Felipe II y fue utilizado habitualmente para decorar la Capilla de Palacio (Castaño Perea, 2006, pp. 299 y 330). Asimismo, Junquera de Vega y Díez Gallegos, 1986, pp. 62-74. 254. (De faltatuhi: silla plegable). Asiento móvil con brazos, pero sin respaldo, recubierto de un lienzo del color litúrgico del día, que es usado por el obispo en algunas celebraciones (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 [10-02-2020]; Aldazábal, 2002, p. 153). 255. Originariamente, la mitra era un gorro terminado en punta por arriba que usaban los antiguos persas y que fue empleado posteriormente por los romanos. Posteriormente, pasó a ser un tocado de dos piezas, una delante y otra detrás, terminadas en punta por la parte superior, que cubría la cabeza y de la que colgaban sobre los hombros dos cintas llamadas fanones. Comenzó a usarse en el siglo xi
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in cornu ep[istol]ӕ; faldistorio a la p[ar]te de la ep[ístol]a sobre alhombra con cappa de la misma color de los param[en]tos, no se le pone tarima porq[ue] el Altar no tiene más de 2 gradas, [41] pero onde oviere más se podrá uzar de la tarima o suggesto, conforme el cap. 12 del lib. 1 del Ceremonial, ibi: Sed si Altare haberet plures gradus, ita ut faldistorium in pavim[en]to positum remaneret nimis depressum, posset ei supponi aliquod suggestum, seu tabulatum ӕqualis altitudinis a terra cum infimo gradu Altaris si super eo sessurus sit p[ro]prius Ep[iscop] us celebrans, qui tamen regulariter non in faldistorio, sed in p[ro]pria Episcopali sede stare, et sedere debet [Pero si el altar tuviere más gradas, de suerte que el faldistorio colocado sobre el suelo quedare demasiado bajo, se podrá poner en la base algún soporte o tarima para que quede al mismo nivel de la grada inferior si el celebrante es el obispo propio, que normalmente debe estar en pie y sentarse en su propio sillón episcopal y no en el faldistorio]. Paris Cras[so], lib. 1, c. 32, dize q[ue] la tarima solo se deve poner a Cardenales, pero el de Clem[en]te 8º nota q[ue] al ordinario, y ansí refiere Castaldo, l. 1, secti[on] V, § 6. Nota obiter [obviamente], q[ue] Cardenal celebrando ante legado o otros cardenales deve celebrar en faldistorio como el cap. 13 del Ceremo[nial]; et assentit [está de acuerdo] Castald[o] lib. 2, sect. 1, cap. 3, § 4, fol. 164, et P[aris] C[rasso] lib. 2, c. 3.
Aunque los ceremoniales digan q[ue] las mitras se deven poner en la credence, como el de Clem[en]te 8º, l. 1, c. 12, con todo, bien se ponen nel Altar, pues en vísp[eras] no ay credence como nota P[aris] C[rasso], lib. 1, cap. 27, p[ro] vesperis numquam paratur credencia [no se prepara credencia256 para las vísperas]; y el prefato de Clem[ente] como atributo propio del obispo, y se distinguieron tres tipos de mitras. La mitra simplex, de lino y de color blanco, carece de ornamentación y es lisa o con franjas de colores poco destacados; se utiliza en las ceremonias litúrgicas de Viernes Santo, los funerales y en otras actividades penitenciales. La mitra auriphrygiata, con tejido dorado o bandas del mismo color, pero sin adornos; se utilizaba en las misas de Adviento y Cuaresma, así como en algunas partes menores de los pontificales. La mitra pretiosa, de seda y de color blanco, pero con bordados en oro y piedras preciosas acompañando a las tiras; se utilizaba en las grandes ceremonias pontificales y rituales más importantes (Floristán, 2001, p. 215; Pazos-López, 2017). 256. (De credere: confiar). Mesita lateral o repisa en la pared situada a un lado del presbiterio donde se colocan, hasta que hagan falta, los diversos elementos de la celebración: el pan y el vino, los corporales, los purificadores,... (Aldazábal, 2002, p. 105).
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eodem capite ea v[ero] in missis tantum solemnibus preparari solet, a latere ep[istol]ӕ [en el mismo capítulo: esta solamente suele ponerse en las misas solemnes del lado de la epistola]; y lib. 2, c. 16, De Benedictione Candelarum, manda poner la mitra sobre el altar; y si intra vesperas [en vísperas] et missas pontificales se mandan poner in latere ep[ísto]lӕ sup[ra] Altari [sobre el altar], mucho mejor parece se podrán poner antes d’enpeçar las dichas funciones. Las mitras pueden ser 3 conforme el Ceremo[nial], lib. 1, c. 12 y Castaldo, lib. 1, sect. V, capítulo 4, fol. 70, § 4 y 7, P[aris] C[raso], lib. 1, c. 29, dize q[ue] uzará de dos mitras; pero aunque tenga 3 usará [42] de la auriphrigiata257 en lugar de la sinple, y de la sinple tanbién en lugar de la auriphrigiata en effecto q[ue] nel t[iem]po q[ue] no uza de la preciosa, podrá uzar de las otras dos a su beneplácito, quod fit ne gravetur Ep[isco]pus si in toto officio preciosa utatur [y esto se hace así para no gravar al obispo si tiene que usar la preciosa en todos los oficios].
En la credencilla y mensilla q[ue] está sempre en capilla de la parte de la ep[ístol]a se pone naveta, incensario, livro p[ro] vesperis en fonda de color conveniente a los más paramentos registrado en la pr[imer] a an[tífo]na, hymno, an[tífo]na del cántico, oración, y el Famulos tuos la qual, por concesión de Pio V, se dize tanbién en vísperas. Pondrase más la paletilla258 con su candela, campanilla para hazer sennal al choro quando fuere menester, una fuente para tomar las ropas del Prelado, báculo259 junto a la credencilla. En la sancristía avrá cinco pluviales con sus amittos más 3 dalmáti260 cas , a saber, dos para los diáconos assistentes y otra para el subdiá257. Auriphrygius-a-um: bordada en oro. “En Roma se distinguen varias clases de mitras. Comunmente se distinguen tres; la preciosa adornada de diamantes; la adornada sin diamantes, y la sencilla hecha de seda y aun de lino blanco. La mitra de los Obispos es uniforme, de seda bordada de plata y oro” (Alonso Perujo, 1883-1890, VII, p. 262). Véase también “Mitra”. 258. Palmatoria, pequeño soporte de la vela que se ponía encendida, en el altar, desde la consagración hasta la comunión. Se usaba también para alumbrar al lector y, si hacía falta, para acompañar a la distribución de la comunión (Micó Buchón, 2004, p. 60). 259. Bastón de apoyo y símbolo de autoridad; es un asta de madera o de metal rematada por una esfera o una cruz, enriquecida con tallados o espiral ornamental (Micó Buchón, 2004, p. 56). 260. Vestidura exterior reservada tradicionalmente a los diáconos. Se trata de una túnica amplia con las mangas anchas y cortas, por lo que podría decirse que forma una
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cono q[ue] a de intimar las an[tífo]nas y dizir el capítulo a su t[iempo]; estos 3 diaconaliter induti [vestidos de diáconos], toman amittos, albas261 y cíngulos262; aunq[ue] conforme el Ceremonial de Clem[ente] 8º, Pontifical de Grego[rio] XIII263 y otros, no an de tomar mas de amitto sobre rochetto264 o sobrepelliz. Hi autem si Ep[isco]pus celebret aut offi[ci]um faciat, induti esse debent habitu diaconali, hoc est dalmatica supra rochetum, si eius usum habeant, sin minus super cottam265 et amictum [Pero si celebra un obispo o hace los oficios, estos deben llevar ornamentos de diácono, esto es: la dalmática sobre el roquete266, si es costumbre, o al menos sobre la túnica y el amito267]. cruz, y nunca llega a cubrir por completo el alba. Aunque es la vestidura exterior propia del diácono, se incorpora en la indumentaria de los obispos bajo la casulla cuando estos celebran misa pontifical. Su nombre proviene de una vestidura imperial utilizada en la región de Dalmacia en el siglo ii. Las primeras dalmáticas fueron blancas, pero luego cambiaban de color de acuerdo con las festividades litúrgicas, como la casulla, la estola, el manípulo y la capa pluvial (Pazos-López, 2015, p. 11). 261. Vestidura blanca cuyo origen se vincula a las túnicas talares tardorromanas. Fue evolucionando en cuanto a su forma, alargándose hasta los tobillos y ensanchándose en la parte inferior de la falda y las mangas, siendo cada vez más amplia y con más vuelo. Se sujetaba a la cintura con un cordón o cíngulo y era utilizada por todos los ministros de la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el que presidía (Pazos-López, 2015, pp. 8-9; Azcárate, 1951, p. 51). 262. (De cingo: ceñir). Cordón o tira de tela con que se sujeta el alba a la cintura. Deriva del ceñidor de túnica romano (Ágreda, 2011, p. 115; Pazos-López, 2015, p. 9). 263. El Pontificale Romanum de Gregorio XIII (Venecia, 1582) fue cuidadosamente revisado y promulgado como oficial por Clemente VIII en 1595 (Jounel, 1987, p. 5). 264. Rochetto (it.). Véase “Roquete”. 265. Cota, véase “Sobrepelliz”. 266. Roquete (rochettum). Vestidura de color blanco derivada del alba, pero más corta y que se lleva sin ceñir al cuerpo. Su forma y tamaño varían cronológica y geográficamente, y en algún caso es difícil distinguirlo de la sobrepelliz. A partir del siglo xvi se adornó con encaje en la zona inferior, bocamangas y cuello. Fue una prenda versátil, que podían vestir desde el sacristán de la iglesia o los niños del coro, hasta los cardenales, obispos y abades. Por ello, para remarcar la dignidad y jerarquía del que lo llevaba, los roquetes de estos últimos se confeccionaron con tejidos de mayor calidad y ricos adornos de encaje. Desde el Concilio de Trento quedó reservado a los prelados y dignidades, aunque hoy está casi en desuso (Ágreda, 2011, p. 121; Floristán, 2001, pp. 271-272; Pazos-López, 2015, p. 10). 267. Lienzo blanco, cuadrado, con una cruz en el centro. Se lleva debajo del alba, sujetándolo al cuello y espalda con dos cintas. El amito se ponía primero sobre la cabeza y luego, se plegaba (Ágreda, 2011, pp. 116-117).
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Aunq[ue] los ceremoniales p[ro]hiben aver diáconos assistentes con Prelado extero268 y q[ue] celebra fuera de su iurisdición, y q[ue] ny aun legado se permiten, con todo, porq[ue] los [43] Prelados q[ue] celebran delante del Rey celebran como en sus residencias y dióceses y le sirven los capellanes de honor parados en indumentos sacros, q[ue] es la grandeza de la real magnificencia suppuesto q[ue] no los puedan tener, y más celebrando en faldistorio. Ya la Real capilla está en esta antigua costumbre, celebrando qualquera Prelado aunq[ue] aya presentes cardenales y el Nuncio, q[ue] tiene las mismas preeminencias de Cardenal por la facultad de legado de latere269; y agora quitarla será cosa difficultosa, nam q[uӕ] longo usu innoleverint (como refiere Beletho270) non facile mutari q[ue]unt [porque es muy difícil cambiar lo que lleva haciéndose por costumbre hace mucho tiempo]; y ultra de q[ue] el Ceremo[nial], lib. 1, c. 12 nota q[ue] las costumbres circa maiorem ornatum [sobre un mayor ornato] se pueden observar. Si erit præsens Nuntius Ap[postoli]cus, habens in eo loco facultates legati de latere, Ep[iscop]us ab eisdem abstinebit, a q[uibus]q[ue] illi cavendum e[ss]e dictum e[st] præsente Cardinali non Legato [En presencia de nuncio apostólico que en ese lugar tenga facultades de legado a latere, el obispo se abstendrá de todo ello. Y ya está dicho que debe evitar todo eso cuando se está en presencia de cardenal no legado]. Cerem[onial] lib. 1, c. 4.
Y bolviendo al subdiácono, digo q[ue] deve estar parado habitu subdiaconali conforme Paris C[rasso], lib. 1, c. 8 y xº nota et ibi: In tertiarum et vesperarum horis indutus sua tunicela271 [revestido con su 268. Extero (lat.): de fuera, por oposición a “propio”. 269. Véase la evolución histórica de la representación pontificia en Chevailler, 1969, y Kartunnen, 1912. 270. Jean Beleth (Ioannes Beleth, principios del siglo xii-c.a. 1185). Su vida es poco conocida, aunque sabemos que estudió en Chartres y fue profesor de teología. Fue el autor de la Summa de ecclesiasticis officiis, una especie de manual en el que analiza los oficios canónicos, la misa y las principales celebraciones litúrgicas (Lucas, 2016, pp. 312-313). 271. (Subtile, dalmatica minor). Es una variante de la dalmática, aunque con las mangas más estrechas que esta. Pese a que en origen tenía forma de túnica —de ahí su denominación— sufrió una evolución paralela a la de la dalmática, pues poco a poco se fue acortando y después fue abierta por los flancos. Es la vestidura propia del subdiácono, aunque los obispos también la llevan bajo la casulla cuando se
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túnica en las horas de tercia y vísperas], y el Ceremo[nial], lib. 2, c. 1 in habitu in quo reperitur intimat Ep[isco]po an[tifo]nas [revestido con su hábito indica las antífonas272 al obispo]. En effecto q[ue] estando todas las cosas dispuestas tocantes al pontifical tanto q[ue] viniere el Prelado q[ue] oviere de celebrar, echa oración ante el Altar, se irá sentar nel faldistorio. Parece q[ue] en quanto los Prelados se paran en capilla se toque el órgano, attento q[ue] celebran con más ostentación q[ue] en sus iglesias, ubi continuo organa personant donec incipienda sint divina officia [donde resuenan los órganos sin interrupción hasta que empiezan los divinos oficios].
Luego de la sancristía vendrán los min[istr]os parados, subdiácono, libro y candela, mitra, báculo, diáconos assistentes y [44] presbytero assistente. Quando estos min[istr]os passan ante el Altar, dos a dos, le hazen genuflexión, quitados los bonetes y al Prelado la devida cortesía, y se van a sus lugares, al asiento q[ue] está a la parte de la ep[ístol] a. Los diáconos assistentes se ponen a los lados del Prelado el qual, depués de aver echo cortesía a los capellanes q[ue] le an de assistir, se llevantará discubierto y bolviéndose al Altar por su mano sinistra, su camerario le quitará mozzeta273 y mantelette274, los quales vestidos un criado suyo recibirá en una fuente. Luego los acólytos enpeçarán ministrar a los diáconos assistentes los param[en]tos, adviertiendo q[ue] el q[ue] quedare a la mano derecha del Prelado los deve ministrar y el otro a tergo seu latere suo
revisten de pontifical (Bravo González, 2005, p. 337; Ágreda, 2011, p. 117; PazosLópez, 2015, p. 12). 272. (De antiphón: voz opuesta, voz contra voz). La salmodia antifonada es la cantada por dos coros que alternaban los versículos o versos. Un elemento imprescindible en este canto alternativo o antifonal era un verso que precedía y anunciaba la melodía del salmo. Este versículo previo se llama hoy antífona; su origen se debe a razones de técnica musical para apoyar la entrada segura del coro (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 [10-02-2020]). 273. Mozzeta (it.): muceta. Esclavina que cubre el pecho y la espalda, y que, abotonada por delante, usan como señal de su dignidad los prelados, doctores, licenciados y ciertos eclesiásticos (RAE, 2019). 274. Mantelete es una vestidura con dos aberturas para sacar los brazos que llevan los obispos y prelados encima del roquete; llega un palmo más abajo de las rodillas (RAE, 2019).
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coadiuvare [debe ayudarle por su lado o por la espalda]. El Prelado se quisiere tendrá el bonete en la cabeça en q[uan]to se veste, excepto para vestir al alba q[ue] lo quitará; esto conforme el uzo Romano, pero conforme los ceremoniales estará discubierta la cabeça. Non debent assisentes Episcopi deponere illi birretum de capite, sed ipse sibi detrahat [Los asistentes del obispo no deben quitarle el birrete de la cabeza, sino que lo hará él mismo]. Enchirid[ion, fol. 52.
De los indum[en]tos besará el amitto, cruz pectoral275 y stola276, los quales bolverá besar quando se despe277. Depués de sentado, el diácono á dextris le pone la mitra preciosa elevante a tergo vittas alter a sinistris [mientras el de la izquierda levanta las cintas por la espalda]. No uzan los Prelados de subireto278 con la mitra en Castilla. Los paramentos podrá ministrar del Altar a los acólytos el Recetor, advertiendo de hazer a la cruz, al llegar y apartarse del Altar, p[ro]funda humiliación; y si nel Altar estuviere el S[antí]s[i]mo en tabernáculo, hará genuflexión. Si el Prelado uzare de pectoral se le pondrá por los diáconos assistentes inmediate depués de la cappa. Pectorale, ornam[en] tum scilicet illlud q[uo] ante pectus pluviale connectitur, duobus uncinis connectis, ex argento inauratum conflatum ese debet, cui aliquis lapis pretiosus inseratur aut sacra imago. Borromeus, fol. 207, pag. 2 [Pectoral, a saber: el ornamento con que se sujeta el pluvial ante el pecho con dos hebillas, y debe estar hecho con plata dorada, al que se le añade alguna piedra preciosa o una imagen sagrada].
275. La cruz pectoral puede ser: (1) cruz con cadena al cuello que, desde los siglos xii y xiii, es insignia tradicional del obispo (Floristán, 2001, p. 245); o (2) el broche (formale, pectorale) que sirve para sujetar la capa pluvial por su parte delantera. Pronto adquirió importancia decorativa al adoptar la forma de placa bastante amplia, ovalada o rectangular, fabricada en metales nobles y a veces adornada con esmaltes y piedras preciosas (Bravo González, 2005, pp. 340-341). 276. Véase “Stola”. 277. Despe (port): se desviste. 278. (Subiretum mitrale). Cubrecabeza o pequeño bonete que se llevaba debajo de la mitra, en contacto directo con la piel. Carlos Borromeo lo incluyó entre las vestiduras litúrgicas (Linas, 1861, pp. 508-509).
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[45] Luego el Assiste[nte] maior le pondrá la sortija pontifical, besándola pr[imer]o, y depués la mano; y si oviere más sortijas las pondrán los diáconos assistentes. Ponitur annulus in quarto a pollice digito manus dexteræ Episcopi. [El anillo se le pone al obispo en el cuarto dedo de la mano derecha contando desde el pulgar]. Adviértase más q[ue] en vísperas no uza el Prelado de sandalia, ny lava manos, ny dize oración o psalmos algunos, como el Cerem[onial], lib. 1. c. 2º, in calce: In vesp[eris] autem Ep[iscop]us nihil ex libro legit nisi orationem quam cantat in fine [Al pie: En las vísperas el obispo no lee nada del libro, a no ser la oración que canta al final]; y P[aris] C[rasso], lib. 2., c. 6: Absq[ue] lotione manuum et absq[ue] lectione psalmorum et absq[ue] sacris calceam[en]tis [Sin lavado de manos, ni lectura de salmos, ni calzado sagrado].
El Prelado y todos los más q[ue] tienen asiento en capilla se sentan esperando la venida del Rey, al qual se da recaudo en cómo todo esta a punto y aprestado para Su Mag[esta]d poder venir quando fuere servido. No puedo dexar neste lugar de referir brevem[en]te la grandeza con q[ue] en la Real Capilla de Portugal se lleva este recaudo al Rey. El Decano279, q[ue] es persona q[ue] suple las bezes del capellán maior y a quien imcumbe el cuidado de mandar aprestar y poner en orden los officios divinos, depués de todo estar a punto, él va llevar este recaudo vestido en sobrepelliz, llevando delante de sí 12 moços de capilla vestidos de largo, con sus mangas280 y bonetes, los quales manda cubrir en saliendo fuera de la capilla; llegando a la cámara en q[ue] el Rey está, echa la cortesía, le dize en cómo todo esta preparado y q[ue] Su Mag[esta]d podrá venir quando fuere servido. Y por falta de se hazer esta prevención aconteció en esta de Madrid un día de Paschoa, y otras bezes, venir el Rey y no [46] aver quien dixesse la missa. 279. Deán de la capilla, según se recoge en el nuevo regimiento de la Real Capilla portuguesa dado por Felipe II, I de Portugal, concluido el 2 de enero de 1592 (Biblioteca Nacional de Lisboa, en adelante BNL, Cód. 10.981). Analizado en Labrador Arroyo, 2008. 280. Adorno de tela que, sobre unos aros y con forma de cilindro acabado en cono, cubre parte de la vara de una cruz (RAE, 2019).
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Mas passando avante con las vísperas, como el Rey entrare en capilla, luego el Prelado se llevantará con báculo y mitra, estando entre los 2 diáconos assistentes q[ue] le tendrán las fimbrias del pluvial. Y antes de Su Mag[esta]d entrar en cortina le hará p[ro]funda humiliación y depués a los sereníssimos s[enn]ores Infantes un poco más remissa. El Rey haze breve oración depués del sumeller aver corrido la cortina q[ue] abrirá al t[iem]po q[ue] el s[enn]or Patriar[cha] quitar el guardapolvo o terlys de sobre el sitial. Esto antes del Rey entrar, en effecto q[ue] los q[ue] venieron con el Rey todos se ponen de rodillas en q[uan]to él lo está y, llevantado, se llevantan. Sitial, seggio, o trono, tribunale o vero l’inginochiatolo dove un Principe se inginocchia.
Al Prelado celebrante, depués del Rey aver entrado en la cortina, luego le quitan el báculo y sentado la mitra, por diácono assistente á sinistris; y bolviéndose por la mano sinistra al Altar, teniendo juntas las manos ante los pechos, díze secreto, p[at]er n[ost]er y Ave M[arí] a. Y luego, santigoándose con la mano derecha, sinistra infra pectus tenens, elevante diacono a dextris pluvialis fimbriam, canta: Deus in adiutorium meum intende tangens se in unoquoq[ue] verbo p[ro]ut in Ceremo[nial]i lib. 2, c. 1, habetur y en muchos lugares ya tenemos dicho [mientras tiene la izquierda debajo del pecho, el diácono por la derecha levanta la fimbria del pluvial, y canta: Deus in adiutorium meum intende, tocándose a cada una de las palabras, como se dice en el Ceremo[nial] y en muchos lugares ya tenemos dicho. El min[ist]ro de la mitra, tanto q[ue] la quitaren al ob[is]po, la pondrá luego sobre el Altar in cornu ep[istol]æ ita ut vittæ ipsius exterius pendeant [de forma que las cintas cuelguen por fuera], y tomará la sinple para dar y ministrar a su tiempo. No se haze mención del subireto de la mitra, q[ue] deve ser negro, porq[ue] los Prelados en Castilla no tienen uzo dello ny lo admitten.
Q[uan]do el choro canta gl[ori]a p[at]ri et filio, se inclinará a la cruz del Altar, estando inclinado hasta el sicut erat exclusive. Entretanto el subdiácono, aconpannado del m[aestr]o [47] de ceremonias, irá hazer inclinación ante el medio del Altar y luego, viniendo ante el ob[is]po
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haziéndole pr[imer]o cortesía, le intimará y preintonará la pr[imer] a an[tífo]na de las vísp[eras], la qual entonará el ob[is]po de memoria o, lo q[ue] es más conveniente, tenéndole el l[ivr]o sobre la cabeça el Assistente maior aiudado de los min[istr]os de candela y llivro. Depués q[ue] el ob[is]po aya entonado la an[tífo]na se bolven a su lugar el assistente, subdiácono y min[istr]os de l[ivr]o y candela, echas al Prelado y Altar las devidas cortesías. Enpeçado el pr[imer]o psalmo se senta el Prelado y le pondrá la mitra sinple el diácono a dextris, elevante altero a tergo vittas, ut commodius imponatur [de la derecha, y el otro levanta las cintas por la espalda para ponerla con más comodidad]. El Prelado, estando sentado, tendrá las manos sobre el gremio, debaxo del auriphrysio281 de la cappa, cuias fimbrias le cubrirán los pies, en orden y modo q[ue] quede bien compuesto, lo q[ue] imcumbe al m[aestr]o de ceremonias. En q[uan]to se cantan los psalmos nel choro todos están sentados, y al gl[ori]a p[at]ri del fin de cada psalmo el ob[is]po con la mitra y los más discubiertos se inclinan p[ro]fundamente, ad q[ue]m Ep[iscop] us cum mitra et omnes alii detectis capitibus sedentes, vel p[ro]ut reperiuntur, inclinant [el obispo con la mitra y todos los demás, descubiertas las cabezas, sentados o como se encuentren, se inclinan]. La misma inclinación, aunque más remissa, harán a las palabras del v[ers]o del 2º psalmo: [48] Sanctum et terribile nomen eius; y a las del 4º psalmo: Sit nomen D[omi]ni benedictum. Las an[tífo]nas dirán: la 2ª el diácono assistente a dextris, la 3ª el Assistente maior, la 4ª el pr[imer]o capellán del banco, la vª el diácono a sinistris.
Acabados los psalmos el subdiácono, aconpannado del m[aestr]o de ceremonias y echas las devidas reverencias, va al lugar onde se acostumbra cantar en la missa la ep[ístol]a y canta la capítula teniendo el livro con el m[aestr]o de ceremonias a su lado sinistro, a la qual capítula el ob[is]po con mitra se llevanta, estando de cara al q[ue] la canta; y los más se llevantan discubiertos. Acabada la capítula, el subdiácono hará al Altar reverencia nel lugar onde la hizo dantes y dexado el l[ivr]o, q[ue] le tomará el m[aestr]
281. Véase “Capa pluvial”.
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o de ceremonias o un acólyto, irá preintonar el hymno al Prelado, el qual estará con mitra qua statim deposita, p[re] intonationem hymni repetit [quitándosela al punto, repite la preintonación del himno], el qual p[ro]siguirá el choro in cantu plano vel musicali p[ro]ut magis placuerit [como mejor pareciere]. Si el hymno fuere Veni Creator sp[irit]us seu Ave Maris Stella, enpeçado por el ob[is]po se pondrán todos de rodillas y él, depués de lo aver entonado, se arrodillará en su genuflexorio, si dél uzare, o sobre una almohada q[ue] le pondrá un su capellán; pero esto no tiene lugar en la Capilla Real sino a Cardenal, al qual se da banquillo delante cubierto de terciopelo y almohada a los pies. En q[uan]to se canta el hymno el ob[is]po está buelto al Altar [49] con las manos juntas ante los pechos. El pr[imer]o y últ[im]o verso del hymno a de cantar senpre el choro, como nota el Ceremonial, lib. 1, c. 28.
Acabado el hymno y dicho el versículo, el subdiácono preintona al ob[is]po la an[tífo]na del cántico, la qual repetida por el ob[is]po se sienta y le pondrán la mitra preciosa q[ue] el min[ist]ro della offrecerá, dexándo la sinple nel mismo lugar en q[ue] estava la preciosa; y aunq[ue] el Ceremo[nial] no dize si a destar nel Altar en q[uan]to se inciensa, parece q[ue] no, y q[ue] un acólyto la quite, pues no a de servir más. El Assistente maior, estando a la mano derecha del ob[is]po, con la naveta tomará la cuchara y la dará al ob[is]po besándola pr[imer] o nel capulo por donde el ob[is]po la a de tomar, y besándole tanbién la mano dirá luego, estando inclinado y teniendo con ambas manos la naveta: Benedicite Rev[erendissi]me p[at]er [Bendecid, reverendísimo padre] y, teniendo puesto de rodillas el thuriferario el incensario abierto y iunto a la naveta, porá282 3 vezes incienso en la naveta, quitándolo por cada vez de la naveta, diziendo nel pr[imer]o iacto: Ab illo benedicaris [Bendígate Aquel], y nel segundo: In cuius honorem [en cuyo honor] y nel tercero: Cremaberis [vas a ser quemado]. Y luego el assistente, tomándole la cuchara, besándole pr[imer]o la mano y luego la cuchara, el ob[is]po echará la bendición al incienso 282. Porá (port.): pondrá.
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puesto nel incensario, sin dizir cosa alguna. El assistente se va a su lugar, echa las devidas cortesías, y el thuriferario se irá con el incensario poner a la parte de la ep[ístol]a para lo mi-[50]nistrar a su t[iem]po. En q[uan]to el Assistente maior ministra la naveta al ob[is]po, los más assistentes, parados, deven estar llevantados y depués, quando se fuere sentar, hará cortesía a los coassistentes quasi regraciando la cortesía y urbanidad de estaren llevantados en q[uan]to él lo estuvo. En q[uan]to se canta nel choro la an[tífo]na del cántico todos estarán sentados. Et Ep[iscop]us accipit mitram p[re]tiosam, et pariter o[mn]es sedent. Et dum cantatur per chorum an[tifo]na imponit thus in thuribulum per acolitum thuriferarium allatum, presbytero assistente naviculam thuris porrigente, &., interim duo acolyti p[re]cedunt ad Altare elevantes hinc inde anteriorem partem superioris tobaleӕ seu velli super Altari positi illamq[ue] conduplicant usq[ue] ad medium, &., thurificato Altari predicti acolyti velum seu tobaleam paulo ante plicatam reducunt p[ro]ut erat super Altari [El obispo recibe la mitra preciosa y todos se sientan a la par. Mientras el coro canta la antífona, pone incienso en el incensario que le ha traído el acólito283 turiferario, mientras el presbítero284 asistente le acerca la naveta del incienso, etc. Entretanto dos acólitos suben al Altar y levantan por ambos extremos la parte superior de la toalla o velo que cubre el Altar doblándolo por el medio, etc. Una vez incensado el Altar los referidos acólitos vuelven a desplegar y poner la toalla o velo que poco antes habían doblado sobre el Altar]. Estos 2 acólytos, dize Castal[do], lib. 1, sect. v, c. 8,§ v, q[ue] estarán de rodillas en quan[to] se inciensa el Altar, y depués q[ue] buelve a su silla cubrirán el Altar. Celeb[rante] P[a]P[a] hoc munus prestant duo Aud[itor]es [Cuando celebra el papa, realizan esta función dos Aud[itor]es]. Enpeçado el cántico se llevantará el ob[is]po, llevantándose todos y santiguándose con la mano derecha, sinistra infra pectus posita; recibe el báculo del min[ist]ro dél, el qual se lo dará con los devidos ósculos. 283. Del griego akolouthos, “el que acompaña” o “el servidor”. Es uno de los ministros que sirven al altar, su orden era la superior de las cuatro menores. Actualmente el acolitado es un ministerio “instituido”, no ordenado, cualquier fiel puede serlo (Covarrubias, 1611, I, f. 6 v.; Floristán, 2001, p. 16). 284. El ministro sagrado que recibe en la ordenación la potestad de celebrar misa y la de perdonar los pecados en el sacramento de la penitencia (Donoso, 1859, p. 322).
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Luego, entre los 2 assistentes diáconos irá al Altar haziendo al Rey pr[imer]o la cortesía con p[ro]funda humiliación y, gyrando de cara al Altar, estando ante las gradas el min[ist]ro del báculo, con los devidos ósculos se lo toma y se va a su lugar. Y el diácono assistente a sinistris le quita la mitra y el Prelado haze a la cruz del Altar p[ro]funda reverencia con sus assistentes, o genuflexión al S[antí]s[i]mo, sube a él entre ellos y le besa nel medio poniendo sobre él las manos de un y otro lado. Los dos diáconos assistentes, echa al Altar la reverencia, se retiran a los lados del Altar, cada uno a su lado. El Assistente maior toma el incensario al acólyto y lo ministra al ob[is]po, besando pr[imer]o la parte superior de las cadenas q[ue] pondrá en su mano [51] sinistra del ob[is]po y el incensario en la derecha, la qual besará depués de se lo aver dado. Luego, tomando la fimbria del pluvial de la mano derecha del ob[is]po, le acompannará en la thurificación iendo un poco quasi detrás, de suerte q[ue] no encubra las acciones de la thurificación q[ue] el Prelado va haziendo. Y quando el Prelado hiziere inclinación a la cruz del Altar, él hará genuflexión, o por lo menos ostensión della. Estando el S[antí]s[i]mo nel sacrario las inclinaciones serán genuflexiones.
Acabada la thurificacion, el assist[ente] tomará in cornu ep[is]t[ol]ӕ, con los devidos ósculos, el incensario al Prelado, el qual, bolviendo al medio del Altar hará rev[eren]c[i]a a la cruz. Y los diáconos assistentes, llegando de los lados del Altar, le pondrán la mitra nimirum assistens a dextris alter v[er]o elevante vittas mitrӕ a tergo [a saber, el asistente de la derecha, y el otro levanta las cintas de la mitra por la espalda]. Y puesta, se buelverá sobre su mano derecha y el min[ist]ro del báculo se lo dará en la sinistra con los ósculos ordinarios. Los diáconos assistentes tomarán las fimbrias del pluvial, cada uno de su lado, y baxando ante las gradas, bolven hazer rev[eren]c[i]a al Altar girando siempre sobre la mano derecha el Prelado. Y depués de echa, por su mano sinistra la hará al Rey y va a su faldistorio onde, estando de cara al pueblo con mitra y báculo q[ue] tendrá entre ambas las manos juntas, será incensado con 3 ictos del Assistente maior con p[ro]funda humiliación q[ue] le hará antes y depués de le aver incensado; y el Prelado le echará la bendición.
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[52] El diácono assist[ente] a sinistris quitará la mitra, y el Prelado con el báculo se bolverá por su mano sinistra al Altar, y ansí, con el báculo entre las manos, estará hasta el fin del cántico. El Assistente maior, depués de aver incensado al ob[is]po, llevará luego el incensario a la cortina, onde lo ministrará al Capellán maior o Prelado q[ue] sirviere al Rey, sin ósculos, ob regiam prӕsentiam. Y si oviere Infantes en la cortina el assistente los incensará con 2 ductos a cada uno, con modesta inclinación antes y depués; advertiendo de q[uan]do passar por delante del Rey le hacer p[ro]funda cortesía, q[ue] será con ostensión de genuflexión. Depués desto dará el incensario al subdiácono, el qual le incensará pr[imer]o y luego a los dos diáconos assistentes y a los más min[ist] ros parados, por el orden en q[ue] están. Y últimamente, el subdiácono será incensado del thuriferario, quedando con las espaldas a la mesa q[ue] sirve de credence, y, incensado, se buelverá a su lugar. Adviertan los q[ue] reciben el incienso de hazer pr[imer]o, antes de recibirlo, cortesía al q[ue] inmediatam[en]te a de ser depués dél incensado. No se incensa más persona alguna. Acabado el cántico se a de sentar el Prelado con mitra preciosa, aviéndole pr[imer]o quitado el báculo el ministro dél. Entretanto se repetirá por el choro la an[tífo]na de la Magnificat, aunq[ue] en capilla la tanne el órgano brevem[en]te resp[e]to de no aver necesidad de repetirla, pues ultra de q[ue] nella no ay choro perene ni se cumpre con el rezo por no se cantaren en forma de choro las vísp[eras]; mas luego el Prelado, teniéndole el libro y candela los min[istr]os, estando buelto al Altar con las manos juntas ante los pechos, canta sin desplegarlas D[omi]n[u]s vobiscum y la oración, la qual acabada replicará el D[omi]n[u]s vobiscum; y deve dizir rezado: Benedicamus D[omi] no [Bendigamos al Señor] y fidelium animӕ, &., [que las almas de los fieles difuntos, etc.]. Y en q[uan]to nel choro [53] se canta el Benedicamus D[omi]n[o], toma báculo y mitra y va al Altar entre los 2 assistentes diáconos, con las cortesías devidas, y dará la bendición osculato in accesu prius Altari [habiendo besado primero el altar al acercarse]. Y si en capilla estuviere Prelado superior, besado el Altar le hará cortesía; y si fuere Cardenal el q[ue] a de dar la bendición y oviere alguno o algunos Cardenales, pr[imer]o les hará cortesía, aunq[ue] ay autor q[ue] diga la deve hazer antes de dizir: Benedicat vos, &.
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Replicado por el Prelado el D[omi]n[u]s vobis[cum], se an de ir luego las achas.
Y al Prelado, depués de se bolver al pueblo para bendizir, se le dará al báculo, et non prius, [y no antes], como el Ceremo[nial], P[aris] C[rasso], Castaldo y otros notan. Dada la bendición se bolverá con las cortesías devidas al faldistorio, nel qual quedará con el báculo en la mano sinistra y la derecha puesta nel pecho hasta el Rey salir de cortina, al q[ua]l hará profunda humiliación; y si el Prelado fuere Cardenal o el Nuncio, esperará Su Mag[esta]d q[ue] se desnude para ser dél acompannado. Diáconos assistentes, de rodillas, llevantarán las fimbrias de la cappa quisq[u]e a suo latere dum celebrans Ep[iscop]us benedicit [cada uno por su lado mientras el obispo celebrante da la bendición].
Missa de pontifical q[ue] en día de la Epiphanía se celebra; per summa capita [a grandes rasgos]. Los maitines se enpieçan a las 7 horas y en todo son como las de Navidad; la bendición da el Patriarcha y no se dize la an[tífo] na final de n[uest]ra s[enno]ra.
La missa celebra el mismo Prelado q[ue] celebró víspe[ras], en la qual el Prelado, lido285 el offertóreo, lava luego las manos y depués va al Altar, al qual subirá con mitra, echas pr[imer]o las devidas cortesías y besado nel medio; a su t[iem]po se buelve con la patena q[ue] el Rey a de besar. La calenda286 se deve cantar depués del evang[eli]o como nota el Ceremo[nial], cuius meminit Durandus [y recuerda Durando], lib. 6, c. 16, nº 17 ibi: non est etiam prætermittendum, &. [donde dice: tampoco se debe omitir, etc.]; y el Pon-
285. Lido (port.): leído 286. En liturgia se llama calenda a los anuncios solemnes como el de la Navidad o el que se hace el día de la Epifanía, el 6 de enero, después del evangelio, en que algún ministro puede proclamar solemnemente las fiestas móviles del año recién iniciado (Aldazábal, 2002, p. 63).
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tifical, cp. 3, dize q[ue] el arcidiano o canónigo o beneficiado la cantará.
[54] El subdiácono traerá de la credence al Altar la patena q[ue] se da a besar al Rei, puesta dentro de una salva y cubierta con velo de ceda. Depués de la offerta echa, el subdiácono la bolverá y traerá el cáliz de la credence. Et ita factum fuit [Así se hizo] anno 1637 et 1638 y 1639. El Assistente maior tomará la fuente en q[ue] el Rei a de poner los cálices, los 2 diáconos assistentes tomarán los lados del Prelado y el teniente limosnero traerá los 3 cálices de la credence en una gran fuente, puestos en linea recta: oro, incienso, mirra. Estas cosas ansí dispuestas, el m[aestr]o de ceremonias hará sennal al sumeller para abrir la cortina, de la qual, como saliere Su Mag[esta]d, el Prelado se bolverá luego con la patena tomada con ambas manos por la parte inferior, quedando la † en la superior, entre los 2 diáconos assistentes. Acompannan al Rei los Enbaxadores, grandes y maiordomos; y los B[is]pos q[u]e estuvieren nel banco saldrán dél hasta la peanna del Altar. El Rei haze a la Reina cortesía a la ida y venida, a la qual la Reina responde con la misma y está llevantada hasta q[ue] el Rei buelve a la cortina. Llegando el Rei ante las gradas del Altar le haze cortezía, y entretanto el Maiordomo maior, y en su absencia el más antiguo de los maiordomos o el de semana, pone la almohada con ósculo sobre la grada y luego, tomando el primer cáliz del oro, lo offrece con demonstración de ósculo hazia el celebrante, llevantándolo un poco, y lo pone en la fuente grande q[ue] el Assistente maior, puesto de rodillas a la p[ar]te de la ep[ístol]a, tiene con ambas manos. Luego, offrecido el primer cáliz, el Prelado applica la patena, la qual el Rei besa, y el Pre-[55] [lado] dize: Centum plum accipias, et vitam ӕternam posideas; o sacrificium tuum acceptabile sit omnipotenti Deo [Que recibas el ciento por uno y poseas la vida eterna, o: que tu sacrificio sea agradable a Dios todopoderoso], como quiere Burcado287, y en
287. Johannes Burckard (Burchard, Burckhard o Burcardo) (1450-1506). Maestro de ceremonias de la capilla pontificia desde 1481, su obra más conocida es el Liber notarum, un diario en el que describe con detalle su actividad como maestro de ceremonias del papa Alejandro VI, del que se han realizado varias publicaciones bajo diversos títulos. También fue autor de un Ordo Missae secundum consuetudinem Sanctae Romanae Ecclesiae, un pequeño manual para ser utilizado por los sacerdotes en la liturgia de la misa que se imprimió en Roma en 1498 (Walter, 1972).
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la misma forma offrecerá los otros 2. Y el Prelado dirá: Et benedictio Dei omnipotentis, Pa†tris, et Fi†lii, et Sp[irit]us † Sancti, descendat super te, et maneat semper [La bendición de Dios todopoderoso descienda sobre ti y permanezca siempre]; responden los min[ist]ros: Amen, haziendo 3 cruzes con la patena sobre el Rei, el qual se llevanta y, echa cortesía al Altar, se buelve a la cortina, haziéndole todos al passar muy complida cortesía. Bien puede dar el ob[is]po esta bendición, pues la da intra missam, acabado el sermón, y otra ves nel fin de la missa, ut favet Gavant[o] [Gavanto favorece esta opinión], p. 2, tít[ul]o 13, fol. 154, ibi: Intra missam non datur benedictio nisi ab Ep[iscop]o [En la misa solo el obispo da la bendición].
El Prelado, tanto q[ue] el Rei dio las espaldas, se buelve con la patena al Altar, la qual le toma el diácono assistente q[ue] se la dio; y el diácono del evang[eli]o le quitará la mitra y se prosiguirá la missa. El maiordomo q[ue] puzo la almohada la buelve quitar tanto q[ue] el Rei se levanta.
El dar los cálices al Rei derecham[en]te es del limosnero maior, como el Viernes S[an]to le da la offerta para echar en la fuente q[uan]do se hace la adoración de la cruz; y en las iglesias q[ue] sus Mag[esta]des corren la noche del Jueves S[an]to, el limosnero le da la limosna y poderla a echar el p[r]oprio limosnero a beneplácito de Su Mag[esta]d; offert seu offerre facit pecunias ad libitum [ofrece o manda ofrecer el dinero de la limosna según le place] dizen los ceremoniales. Y quando en algunas otras oblaciones288, como de annos complidos o por defuntos, Su Mag[esta]d no quera ir personalm[en] te hacer la offerta, podrá ir en su nombre el limosnero maior, estando el Rei llevantado y discuberto en q[uan]to se hace; y echa, sentarse a. El Patriarcha don D[ieg]o de Gusmán no quiso nunca en su t[iem] po ministrar los cálices al Príncipe ny al Infante Carlos (q[ue] Dios 288. Del latín oblatio: ofrenda. Es el acto de ofrecer las “oblatas” o dones para la Eucaristía, es decir, el pan y el vino (Floristán, 2001, p. 226).
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tiene) [56] porq[ue] estos los davan al Rei, y se le ponía también almohada por un maiordomo, una grada más baxa q[ue] la del Rei, pero quando el Príncipe es chico se pone en la misma grada, como el anno de 1639 en q[ue] el sumiller ministró los cálices al Príncipe. Al Príncipe y Infante le davan los cálices los sumelleres, pero el Patriarcha don Alonso Pérez de Gusmán, como tam gran cavallero, no reparó numca en los dar al Infante Carlos. Alguna bes los ministró el s[enn]or conde duque289 al Rei n[uest]ro s[enn]or Philippe 4º. El anno de 1633 los ministró al Rei el du[que] de Medinaceli290, llamándole el Rei con la cabeça y luego, de palabra, se lo mandó. El Nuncio César Mo[n]ti291, neste mismo anno, intentó darlos al Rei, pero no tuvo effeto, y estuvo el Cardenal Çapata292 a la missa nel mismo anno; y nel de 1623 también assistió a la missa y los ministró al Inf[an]te Carlos el sumeller don Joan de Fonseca293. Anno de 1633. Celebró la missa el Patriarcha don Alonso Pérez de Gusmán. El Duque de Medinaceli ministró los cálices al Rei tomándolos de la fuente q[ue] tuvo el teniente limosnero. Anno de 1634. Ministró los cálices al Rey el duque de Ariscot294.
289. Gaspar de Guzmán y Pimentel (1587-1645), conde-duque de Olivares. 290. Antonio Juan Luis de la Cerda Enríquez (1607-1671), VII duque de Medinaceli. Gentilhombre de cámara, mecenas, capitán general, virrey de Valencia, consejero del Consejo de Estado y grande de España (Benítez Sánchez-Blanco, 2009). 291. César Monti (1594-1650). Nuncio extraordinario en España del papa Urbano VIII en 1628 y ordinario desde 1629 hasta 1633. Su designación como obispo de Milán se hizo pública en diciembre de 1632, pero la oposición de Felipe IV a este nombramiento hizo que su toma de posesión se retrasase hasta 1635 (Giannini, 2012). 292. Antonio Zapata de Cisneros Mendoza (1550-1635). Cardenal desde 1603, fue consejero de Estado de Felipe III en 1618, virrey de Nápoles entre 1620 y 1622 e inquisidor general desde 1627 (Marín Tovar, 2009). 293. Juan de Fonseca, sumiller de cortina y oratorio de la Capilla Real de 1621 a 1626 (Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, II, p. 2173). 294. Philippe-Charles d’Arenberg (1587-1640), conde y príncipe de Arenberg, duque de Aerschot desde 1616, caballero del Toisón de Oro. Fue un militar al servicio de la Monarquía Hispánica en los Países Bajos, donde desempeñó importantes cargos. Llegado a Madrid desde Bruselas en diciembre de 1633, en la misa del día de Reyes del año 1634, Felipe IV le hizo el honor de elegirle, en calidad de gentilhombre de su cámara, para presentarle los tres cálices que el rey debía entregar en la ofrenda. Fue detenido en abril de este mismo año bajo sospecha de traición y encarcelado. No saldría de prisión hasta su muerte (Gachard, 1866 y Bravo Lozano, 2015, p. 12).
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Anno de 1635. Los ministró el Cardenal Espynola295. Anno de 1636, el almyrante de Castilla296 y anno de 1637, el condestable297; el de 1638, el Cardenal Borja298 y el de 1639 los dio el Príncipe al Rei.
En effecto q[ue] lo referido está dicho con verdad de lo q[ue] passó, ahora conviene dizir cómo esta offerta de los cálices, conforme los Pontificales de Gregorio 13 y Clemente 8º, se deve hazer. Primero de todo, al Prelado, lido el offertóreo, le quitarán los goantes estando sentado nel faldistorio y luego irá al Altar, como queda dicho, onde sentado nel faldistorio recibirá los cálices con sus manos de las del Rei, besando el Rei la mano del Prelado depués de cada cáliz, como en las offerendas de las sagraciones de los B[is]pos. Y el Prelado [57] no deve dizir: Centum plum accipias, &., por q[uan]to los 295. Agustín Spínola (1597-1649) era hijo del famoso general Spínola. Obispo de Tortosa, arzobispo de Granada y Santiago, cardenal desde 1621, gobernador capitán general de Galicia y consejero de Estado (Rey Castelao, 2009). La participación de Spínola en el ceremonial de esta ofrenda es, a todas luces, una muestra de la merced real por sus servicios en Roma. El rey le encomendó, además, llevar y entregar en Santiago al Apóstol —patrono de España— seis estandartes y seis banderas ganadas por el Cardenal Infante en la batalla de Nördlingen (Bravo Lozano, 2015, p. 12). 296. Juan Alonso Enríquez Cabrera (1594-1647) fue duque de Medina de Rioseco, almirante de Castilla, capitán general, virrey de Sicilia y Nápoles. Del mismo modo, fue gentilhombre de cámara y, desde 1646, mayordomo mayor de Felipe IV (García Hernán, 2009). 297. Bernardino Fernández de Velasco Tovar (1609-1652) era duque de Frías y condestable de Castilla, así como gobernador y capitán general de Milán. Juró como gentilhombre de cámara en 1629 y sirvió como montero y cazador mayor (Martínez Hernández, 2009, y Martínez Millán y Hortal Muñoz, 2015, II, p. 1200). 298. Gaspar de Borja y Velasco (1580-1645) fue cardenal, arzobispo de Sevilla y Toledo, embajador de Felipe IV ante Urbano VIII, gobernador del Milanesado, presidente del Consejo Real de Aragón y del de Italia, así como virrey de Nápoles. El 7 de octubre de 1638 administró el sacramento del bautismo a la infanta María Teresa, hija menor del primer matrimonio de Felipe IV (Fernández Collado, 2009). Su participación en el ceremonial de los tres cálices venía a demostrar a Roma que el monarca seguía contando con el cardenal a pesar de haberle hecho volver a Madrid en 1635. De este modo, en la Capilla Real tenían reflejo las directrices de la política exterior del conde duque de Olivares, máxime si se tiene en cuenta que el nuncio Monti intentó dar los cálices al rey el año 1633, aún reciente la intervención de Borja en el consistorio de octubre de 1632, pero el rey lo rechazó llamando a Medinaceli. La presencia de Borja en 1638 queda así diluida en el tiempo. Más aún, el rechazo de Monti venía acompañado de un intento de suavizar las relaciones con Roma (Bravo Lozano, 2015, p. 12).
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pontificales no lo notan, y deste parecer es Gavanto; pero ya q[ue] le aya de dar bendición nel fin de la offerta, aunq[ue] es contra ceremonia, se llevantará para la dar y dirá: Benedictio Dei omnipotentis, &., haziendo sobre Su Mag[esta]d las 3 cruzes con la mano d[e]r[echa], teniendo el báculo en la sinistra; aunq[ue] esto de tener el báculo ny dar la bendición no lo advierten los pontificales, mas por grandeza de la persona real parece se podrá hazer. En la offerenda q[ue] hazen el Rey y Reyna en la coronación de ambos a dos, dize el Pontifical lo seguiente: Lecto offertorio, Metropolitanus residet in suo faldistorio, ante medium Altaris cum mitra, et Rex a suis Prӕlatis et Baronibus associatus venit ante Metropolitanum coram q[u]o genuflexus detecto capite, offert ei aurum quantum sibi placet, et manum Metropolitani recipientis osculatur, fol. 171 y 180. De communione Regis et Reginӕ idem refert et ibi: Rex prius quam communionem sumat osculatur manum dexteram Metropolitani, tunc simili modo communicat Reginam, quӕ similiter eius manum osculatur et successive ambos ex calice suo purificat, qui purificati ad thalamos suos revertuntur eo ordine q[u]o venerant [Leído el ofertorio el metropolitano se sienta en su faldistorio, en el medio del altar, el rey acompañado por sus prelados y barones llega ante el metropolitano y se arrodilla ante él con la cabeza descubierta, le ofrece la cantidad de oro que le parece conveniente y besa la mano del metropolitano que recibe la ofrenda, fol. 171 y 180. Lo mismo dice de la comunión del rey y de la reyna: antes de recibir la comunión el rey besa la mano derecha del metropolitano, y de la misma forma comulga la reyna que asimismo besa su mano. Y a continuación purifica a ambos de su mismo cáliz, y ambos, una vez purificados vuelven a sus asientos en el mismo orden en que llegaron]. De urbis ingressu Imperatoris [De la entrada del emperador en la urbe], sect. v, c. 3, lib. 1, Sacra299. fol. 50 y 51. Tum Cæsar 299. Hace referencia a la obra de Cristóbal Marcello, obispo electo de Corfis o Corfú (Garrido Bonaño y Pascual Díez 1961, p. 181), titulada Rituum ecclesiasticorum sive sacrarum ceremoniarum S. S. Romanae Ecclesiae libri tres non ante impressi, publicada en Venecia en 1516. Ribeiro cita por la edición de Colonia de 1572, titulada Sacrarum Caerimoniarum sive rituum Ecclesiasticorum Sanctae Romanae Ecclesiae libri tres post omnes omnium editiones summaque denuo vigilantia recogniti... Coloniae Agrippinae. Apud heredes Arnoldi Birckmani, MDLXXII. Parece que fue una copia de la compilación realizada por A. P. Piccolomini en
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iterum genuflexus, auri massam ad pedes Pontificis offert [Entonces el César, arrodillándose nuevamente, pone a los pies del pontífice una cantidad de oro].
Por lo dicho parece q[ue] Su Mag[esta]d deve besar la mano al Prelado q[uan]do le da los cálices, de lo qual no dubdará Su Mag[esta] d, pues con tanta humildad y exemplo besa los pies q[ue] lava a los pobres el Jueves Santo. Conforme al Pontifical, el Prelado lavará las manos nel mismo lugar en q[ue] recebió la offerta, q[ue] deve ser ante las 2 gradas del Altar, surgensq[ue] accedit ad Altare [se levanta y accede al altar], aunq[ue] la costumbre es estar en pie con mitra y patena en las manos, como queda dicho. Recibida por el Prelado la offerta, lavará las manos estando sentado nel faldistorio. Metropolitanus lavat manus surgensque accedit ad Altare, et prosequitur missam usq[u]e ad communionem. Que no se deve dar la patena a besar lo nota el Encheridion de Gavanto, De missæ ritibus, fol. 178 no. 22, ibi: cum oblatio fit in missa, ne detur patena osculanda, at hoc in populi oblatione, non de Rege intelligendum esse arbitror [cuando se hace la oblación en la misa no se debe dar a besar la patena, pero pienso que esto ha de entenderse referido a la oblación del pueblo, no a la del rey].
[58] Depués del Prelado aver lavado las manos nel mismo lugar en q[ue] recebió la offerta, p[ro]siguirá la missa ut in Ceremoniali lib. 2, cap. 8. Al tiempo de la paz, dichos los Agnus Dei con el Assiste[nte] maior a su mano sinistra y el diácono del evang[eli]o a su derecha, el dicho diácono y assistente hazen genuflexión en sus lugares, y luego el assistente passa a la mano derecha del celebrante y el diácono a la sinistra. Y puesto de rodillas el assistente, dicha la pr[imer]a oración de la paz por el celebrante, se llevanta y besa el Altar fuera del corporal300 al cooperación con Burckard y Crassis publicada en 1488 bajo el nombre De caeremoniis Curiae Romanae libri tres. El entonces maestro de ceremonias, Paris Crassis, elevó numerosas protestas a León X por los errores que contenía la obra de Marcello, la cual, pese a ello, fue aprobada por el papa (Krzych, 2011, p. 7). 300. Lienzos de lino de forma cuadrada doblados en cuatro pliegues; se desdoblan y colocan en el centro del altar desde el ofertorio hasta terminada la comunión;
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mismo t[iem]po q[ue] el celebrante lo besa nel medio, el qual, bolviéndose al assistente le da la paz per amplexum sinistris genis inter se invicem app[ro]pinquatibus [con un abrazo, acercándose mutuam[en]te la mejilla izquierda], diziendo: Pax tecum; y el assistente respondiendo: Et cu[m] sp[irit]u tuo; el qual luego haze genuflexión y, llevantado, se retira a la p[ar]te de la ep[ístol]a onde el m[aestr]o de ceremonias le pone velo al cuello y le pone en las manos el instrum[en]to de la paz, el qual deve pr[imer]o besar el assistente antes de lo tomar: Quod instrum[en]tum prius osculetur presbyter assistens cap. 24, lib. 1. Luego lo lleva llevantado hasta los pechos, tomado con ambas manos cubiertas con las extremidades del velo a la cortina, aconpannado del m[aestr]o de ceremonias, para lo ministrar al Prelado q[ue] sirviere al Rey; [59] y advierta de no hazer cortesía, inclinación o genuflexión alguna en q[uan]to lo llevare, ne humiliari faciat imaginem Ch[ris]ti Sacram [para no humillar la sagrada imagen de Cristo]. El Prelado q[ue] sirve al Rei vendrá de su lugar depués del m[aestr] o de ceremonias le aver echo sennal y, passando por el Altar, hará con ambas rodillas genuflexión y inclinará la cabeça hazia el Altar, ob reverentiam S[ancti]s[i]mi Sacra[menti] quod est super eo [por reverencia al Santísmo Sacramento que está sobre él]. Y llevantado va a la cortina y, antes de tomar el instrum[en]to de la paz, hará al Rey la cortesía, ut placet Gavanto, mihi autem minime, q[u]i[a] ante non habetur consideratio min[ist]ri sed pacis quӕ a sacrificio Altaris descendit [así le parece a Gavanto, a mí de ninguna manera, porque ante todo hay que tomar en consideración a la paz, que proviene del sacrificio del altar, y no al ministro]. En effeto q[ue] depués del Prelado aver tomado el dicho instrum[en] to de la paz, lo purificará el sumiller p[ar]a el Rey lo aver de besar; y q[uan]do lo besare dirá el Prelado: Pax tecum, y el Rei deve responder: Et cu[m] spi[rit]u tuo. Y luego restituirá el dicho instrumento al assistente el qual advierta de hacer al Rei cortesía depués de lo aver dado al Prelado. Y depués de lo aver recebido lo cubrirá con la extremidad del velo y hará otra cortesía al Rei y se bolverá a su assistencia dexando
sobre ellos se ponen los vasos sagrados. Se guardan en la bolsa de los corporales, pieza de dos hojas de cartón, cuadradas y revestidas según el color litúrgico (Micó Buchón, 2004, p. 61; Nosetti, Cibian y Canals, 1987 [10-02-2020]).
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ante el medio del Altar el instrum[en]to y velo en manos del aiuda de oratorio del Rei. Observabit presbyter assistens osculum manus ut nulli quantumvis supremo Principi etiam si esset Imperator aut Rex ullam rev[erenci]am faciat ante quam ei pacem det sed post datam. Cap. 24, lib. 1 [Tenga en cuenta el presbítero asistente de no hacer a nadie, aunque sea el príncipe supremo, o emperador o rey la reverencia de besar la mano antes de dar la paz, sino después]. Deve el Rei estar en pie p[ar]a recibir la paz, como lo está q[uan]do es incensado, porq[ue] solo en missas planas se besa el portapaz301 g[enuflex]o de rodillas.
[60] Depués del Prelado celebrante aver dado paz al Assist[ente] maior, la da inmediatam[en]te a los 2 diáconos assist[entes], diácono y subdiá[cono] de la missa, qui non osculantar Altare sed cum accedunt et recedunt, genuflectunt sacram[en]to [los cuales no besan el altar, sino que se arrodillan al Sacram[en]to al acercarse y retirarse] y el diácono assiste al missal. En q[uan]to el assistente lleva la portapaz a la cortina, el subdiácono ministra la paz al pr[imer]o de los min[istr]os parados acompannado de un acólyto, al qual dará últimam[en]te paz y este la dará a los acólytos y credenciario. El subdiá[cono] assistirá a la mano derecha del celeb[rante] para descubrir y cubrir el cáliz, esto en q[uan]to el Assistente maior falta. Prosíguese la missa y el Prelado lava manos in cornu ep[istol]ӕ ut supra, dará la bendición pontifical, y si oviera presente Prelado superior como Cardenal, Nuncio Ap[ostóli]co con poderes de legado o su Metropolytano, le deve captar la benevolencia antes de enpeçar el Sit nomen D[omi]ni benedictum, inclinando la cabeça antes de tomar la mitra al Prelado superior. 301. El portapaz es una placa de metal, casi siempre repujado, con la efigie de Cristo, la cruz u otro asunto piadoso, que sirve para transmitir, en las misas solemnes, el ósculo de paz del celebrante al clero y a otros personajes. A tal efecto, está provisto de un asa. Durante mucho tiempo el ósculo de paz se lo transmitían el clero y los fieles directamente, mediante un ligero roce de las mejillas y el saludo litúrgico Pax tecum: “la paz sea contigo”. Al cesar la práctica del ósculo directo, se introdujo el uso del portapaz, el cual se lo iban pasando de mano a mano los fieles, cambiándose a la vez el saludo consabido (Azcárate, 1951, pp. 46-47).
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Sy se oviere de p[ro]mulgar indulg[enci]a, al Assistente maior incumbe la p[ro]mulgación, el qual, antes y depués de la aver p[ro]mulgado, hará cortesía al Prelado, el qual, con el báculo entre la mano sinistra y la derecha [61] sobre el pecho, estando de cara al pueblo en medio del Altar en q[uan]to se p[ro]mulga; y esto por costumbre de la capilla, aunque P[aris] C[rasso] dize q[ue] de cara a la cruz del Altar deve estar. Advierta el assistente q[ue] a destar in cornu ep[istol]ӕ versus populum dum indulg[enti]am publicat [en el lado de la epístola de cara al pueblo mientras publica la indugencia]. Publicada la indulg[enci]a, el Prelado, in cornu evangelii, dirá: D[omi]n[u]s vobiscum, y hará el sennal de la cruz sobre el Altar in ipso cornu evangelii con el pólex de la mano derecha, y luego se signará con el mismo en la frente, boca y pechos diziendo quando signa el Altar: Init[i]um, y q[uan]do en su frente dirá: Sancti, y en la boca: Evangelii, y q[uan]do en los pechos: Secundum Ioannem. Y luego, con mitra y báculo bolverá a su silla diziendo el evang[eli] o, y q[uan]do dixierem: Et verbum caro factu[m] e[st] [Y el Verbo se hizo carne], se arrodillirá, pero si quando lo dixiere aún no estuviere en su silla mas fuere andando, inclinará la cabeça. Esto advierten los ceremoniales, pero si no lo supiere de memoria lo dirá in cornu evangelii sin mitra y báculo, el qual acabado, bolverá al medio del Altar y, echa rev[eren]c[i]a a la †, tomará mitra y báculo y se irá desnudar a su silla. Deve adverterse q[ue] el Ceremo[nial] de los B[is]pos dize q[ue] el Prelado bolverá al lugar ubi a principio p[ar]am[en]ta accepit associatus a canonicis, [donde al principio recibió los ornamentos acompañado por los canónigos], q[ue] es q[uando] el Prelado se veste in aliquo sacello [en alguna capillita] distante de la capilla maior onde a de celebrar; y depués de acabada la missa deve bolver en p[ro]cissión a lo mismo lugar por la orden con que vino, ut finis ad suum principium retorqueatur [para que el final esté acorde con el principio]. Y en esta conformidad habla el Pontifical de Gregorio 13, ibi: si locus est remotus in q[u]o p[ar]am[en]ta est depositurus [donde dice: si el sitio donde ha de dejar los ornamentos está alejado]. Pero q[uan]do tomó los indumentos sacros en su silla pontifical in cornu evangelii, dirá el evang[eli]o nel Altar; y ansí está recebido en costumbre, nam mos est altera lex et consuetudines, quӕ a maiore p[ar]te Ecc[lesi]ӕ servantur diu sunt retentӕ et acceptӕ neque per Missale neque per Ceremo[nial] e derogantur. Ergo servari debet ut evang[eli]um missӕ pontificalis postremum dicatur in cornu evangelii [Porque la costumbre es una segunda
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ley, y las costumbres que oberva la mayor parte de la Iglesia, mantenidas y aceptadas por largo tiempo, no se pueden derogar ni por los ceremoniales ni por el misal. Por lo tanto se debe mantener que el último evangelio de la misa pontifical se diga in cornu evangelii]. [62] Adviertan el diácono y subdiácono q[ue] an de desnudar al Prelado, q[ue] depués de estar sentado con mitra, el subdiácono le a de quitar el manípulo, el q[ua]l le puso en la confissión. Luego el Assistente maior le quitará la sortija pontifical, el subdiácono la mitra, y el subbireto si lo uzare quitará el diácono; y llevantado el Prelado y buelto de cara al Altar, le irán despojando de los más param[en]tos usq[u] e ad amictum [hasta el amito], advertiendo de besar los param[en]tos q[ue] tienen † como al recebirlos los besó. Depués del Prelado estar en su hábito prelatural se sentará y el subdiacono tomará la fuente para recibir la sandalia, puesto de rodillas; y adviértasse al escutífero o camerario que le quitar la sandalia, que a d’enpeçar pr[imer]o por el pie esqu[er]do. Entre tanto se quita la sandalia y le ponen el calçado ordinario, dirá el Prelado la an[tífo] na Trium pueroru[m]302 toda y el cántico Triu[m] pueroru[m] estando sentado y cubierto con bonete, teniéndole los min[ist]ros l[ibro] y paletilla delante. Para las preces y oraciones se llevantará de cara al Altar, las quales acabadas se despedirá de los ministros que le servieron con cortesía, dándole gracias del obsequio con que le assistieron, et vadit in pace. El Ceremonial ny Pontifical no advierten digan los min[istr]os el Triu[m] puerorum con el o[b[is]po, porq[ue] es acción de gracias q[ue] solo él a de dizir.
[63] Capítulo 4º Depués de la Epiphanía se sigue el tiempo de la 7ma (así llamada porq[ue] desde allí hasta la octava de Pascua ay setenta días) y nesta Dominga se comença el officio, q[ue] significa nuestra peregrinación triste q[ue] nos causó el pecado, desde las primeras vísperas de 7ma. Y ansí, cessan los cánticos de alegría como All[elui]a, q[ue] no se oye ya más hasta el 302. De los tres jóvenes, es el cántico de los tres jóvenes arrojados en el horno de fuego (Daniel, 3, pp. 51-90).
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Sabbado S[an]to, y el hymno Te Deu[m]303, q[ue] solam[en]te se canta en las fiestas. Las dominicas 6ma y 5gma se siguen depués de la 7ma, quӕ sic dicta est quia septima est a Dominica Lӕtare Hierusalem, S[exagesi] ma q[ui]a est sexta ab illa, quinqua[gesi]ma, quia quinta est ab ista [se llama septuagésima porque es la séptima después de la dominica “Alégrate, Jerusalén”, sexagésima por que es la sexta y quicuagésima porque es la quinta desde ella]. Sic Durandus lib. 6, c. 24, nº 5. Varias explicaciones da el prefato autor y otros a estas dominicas, at de his, nihil ad nos [pero esto no nos concierne]. En las dichas Dominicas se puede celebrar de Patrón titular y dedicación de Iglesia p[ro]pria. Y porq[ue] esta Dominga septuag[ési]ma es el norte por donde se sacan las fiestas movibles, iremos ponéndolas en los meses en q[ue] de ordinario pueden occurrir conforme el orden q[ue] al principio emos dicho de poner la prática de las fiestas en sus meses. Y ansí, porq[ue] no es otro nuestro intento más de poner el exercicio de la R[ea]l cap[ill]a en este borrón, digo q[ue] aunq[ue] el Ceremonial solo limittó las dominicas de Advento y quaresma para nellas no se tocar el órgano, excepto la 3ª de Advento y 4ª de la quaresma, con todo parece no se aver de tocar en estas 3: 7ma, 6ma y 5gma304. Y Castaldo siente lo mismo, lib. 3, sect. 4, c. 1, fol. 406, ibi: organum et musicorum cantus [64] in Eccl[es]ia non adhibitur [en la iglesia no se toca el órgano ni los cantores cantan] idem lib. 1, sect. 6, c. 2, § 4, folio 83 retulit.
303. Himno litúrgico de acción de gracias, que se reza al final de maitines. Himno en prosa, rítmico cuyas primeras palabras rezan así: Te Deum laudamus / Te dominum Confitemur / Te Aeternum patrem / omnis terra veneratur… [A Ti, oh Dios¡ Te alabamos / y Señor Te confesamos / A ti, Padre eterno / venera toda la tierra,...]. Una interesante interpretación histórica en Schnürer, 1955, pp. 29-30. Hay una larga discusión sobre su autoría y antigüedad, y actualmente es conocido por una versión musical de Marc-Antoine Charpentier, director musical de la iglesia de los jesuitas de San Luis, en París, a finales del siglo xvii, convertida en sintonía de la Unión Europea de Radiodifusión. Las abreviaturas 7ma, 6ma y 5ma corresponden a Septuagésima, Sexagésima y Quinquagésima. Por fidelidad al texto, mantenemos en adelante tales abreviaturas sin desarrollarlas. 304. Además de la Cuaresma —cuarenta días de ayuno y preparación de la Pascua— se fue introduciendo la costumbre, tanto en Oriente como después en Roma, ya en el siglo vi, de adelantar ese ayuno una semana más (y surgió el domingo de Quincuagésima), o dos (y dio origen un poco más tarde al de Sexagésima) e incluso tres semanas (desde el domingo de Septuagésima). En la reforma se suprimieron estos adelantos (Aldazábal, 2002, p. 333).
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Y el orden de recitar el off[ici]o divino, estanpado en Roma anno de 1632305, dize lo mismo, ibi: Dominica S[eptuagesi]ma semidup[lex], non dicitur Te Deum in officio nec gl[ori]a in excelsis in missa usq[u]e ad Pascha nisi in festis et organa silent [La dominica de septuagésima es semidoble, no se dice Te Deum en el oficio, ni el Gloria in excelsis en la misa hasta la Pascua, a no ser en las fiestas, y los órganos callan]. Zamora306, lib. 4, § v, siente lo mismo. Íten se note q[ue] conforme el texto del Ceremonial, li[bro] 1, c. 28, no se deve tocar órgano en Advento y quaresma sino en fiestas clásicas, aun[que] la costumbre está en contrario, ibi: Item exceptis festis et feriis infra Adventum aut quadragesimam occurrentibus quӕ cum solemnitate ab Eccl[esi]a celebrantur ut in die Annuntiationis, feria vª in cӕna D[omi]ni, sabbato s[anc]to et similibus, et quando cumq[ue] occurreret celebrare solemniter et cum lӕtitia p[ro] aliqua re gravi [Asimismo se exceptúan las fiestas y ferias que ocurren en Adviento o la Cuaresma, que la Iglesia celebra con solemnidad, como el día de la Anunciación, feria quinta la Cena del Señor, Sábado Santo y similares, y siempre que haya que celebrar solemnemente y con alegría algún negocio importante]. Aquí se continuarán las fiestas d’enero como están nel cartapacio, enpeçando de día de San Sebastián q[ue] es a 20 de enero.
Para q[ue] en las Domingas 7ma, 6ma, Vma no aya órgano es buen lugar aquel del ob[is]po mimatense307, lib. 6, c. 24, v[ers]o x y 11 et ibi: Populus iudaicus dum Babylone a Nabuchodonosor premeretur in organis Cytharis et aliis instrum[en]tis, sicut consueverat in Hierusalem, non cecinit dicens: quomodo cantabimus canticum D[omi]ni in terra aliena, quӕ ratio facit propria [?] Ecclesiis, in q[uibus]q[ue] in prӕdictis 305. Puede referirse al Breviario romano revisado por Urbano VIII y publicado en 1632 (Ott, 1912). 306. El franciscano fray Juan Zamora fue el primero en adaptar el Ceremonial de los obispos del papa Clemente VIII para su uso en España, titulado en su versión hispana Ceremonial romano nuevamente reformado. El cual la beatitud del señor papa Clemente VIII en toda la universal Iglesia manda guardar, que fue publicado en Burgos en 1603 (García Bernal, 2014). 307. Referido a Guillermo Durando. Aquí recoge el comienzo del salmo 137 (136), titulado “Balada de desterrado”, en especial el verso 4. Para los Salmos, ver nota Supra.
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tribus Dominis (sic: dominicis) organa et alia musicalia instrum[en]ta penitus silent, Ecc[lesi]a namq[ue] in merore et afflictione posita incipit introitum 7[eptuagesi]mӕ: circumdederunt me gemitus mortis, &. [Donde dice: el pueblo judío, mientras estaba oprimido por Nabucodonosor en Babilonia, no cantaba ni con órganos ni cítaras, como solía hacerlo en Jerusalén, porque decía: ¿cómo vamos a cantar el cántico del Señor en tierra ajena? Y esto lo hace propio [?] la Iglesia, pues en las iglesias callan casi totalmente los órganos y cualquier instrumento musical en estos tres domingos, porque se halla postrada en la tristeza y la aflicción. Así empieza el introito de septuagésima: me rodearon gemidos de muerte, etc.)]. Y la color de los paramentos es violácea, q[ue] es el luto de la Iglesia, por lo qual bien se haze en esta R[ea]l capilla de cessar el órgano desde la 7ma. Capítulo 5. De la Bendición de las candelas En día de la Purificación, que es a 2 de febrero, se celebra la bendición de las candelas; y occorriendo neste día la Dominica 7ma o 6ma se haze la bendición de las candelas, aunq[ue] la fiesta se traslade, con declaración q[ue] en las Iglesias que tuvieren título o denominación alguna de n[uest]ra s[enno]ra, se celebrará la missa de n[uest]ra s[enno]ra con com[memoración] de la Dominica, pero en las demás Iglesias se deve trasladar la dicha fiesta al lunes, y al martes onde se hiziere doble de s[an] Blas. Y esto es conforme al Ceremo[nial] bien entendido, y refieren Castaldo y Gavanto, y se observa en la cap[ill]a del P[a]P[a], la qual es de n[uest]ra s[enno]ra. Si pero el título [65] de la Iglesia fuere de la Purificación, se rezará de la fiesta con com[memoración] de la Dominica, cuio evang[eli]o se lerá nel fin de la missa, y rezarse a con octava. Pero en las iglesias de la Annunciación, Natividad, Conceción y otras semejantes q[ue] tuvieren tít[ul]o de algún misterio de n[uest[ra s[enno]ra, se rezará de la Dominica y la missa será de n[uest]ra s[enno]ra, con com[memoración] de la Dominica, como nota el Ceremonial; aunq[ue] más acertado será cantar dos missas, una de la Dominga y otra de la fiesta, y pr[imer]o se dirá la de la Dominica y anbas depués de 3ª. Deve advertirse q[ue] en las Iglesias onde se dixiere la missa de 7ma ma o 6 , al evang[eli]o y alçar no se deven tener candelas encendidas, mas
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solo se llevarán en la p[ro]cessión; y la bendición siempre haze en día de n[uest]ra s[enno]ra, aunq[ue] se traslade. Occuriendo esta fiesta en la dominica 7ma o 6ma, la aspersión se a de hazer en param[en]tos violáceos y no blancos, y esto aunq[ue] la missa se aya de celebrar de n[uest]ra s[enno]ra. En la R[ea]l capilla, estando todas las cosas dispuestas para se bendiziren las candelas: los param[en]tos del Prelado q[ue] oviere de hazer la bendición puestos sobre el Altar, ordine inverso: sortija pontifical, stola, cíngulo, † pectoral a la p[ar]te, en salvilla; alba, amitto, estos param[en]tos se cobren con tafetán de la misma color; mitra simple in cornu ep[istol]ӕ; velo p[ar]a lo tener el min[ist]ro en la credence, en la qual avrá dos candeleras con candelas encendidas; fuente grande p[ar]a tomar las ropas del Prelado; otra co[n] aguamanil para lavar las manos, toalla para limpiarlas, miga de pan, toalla de puntas p[ar]a el gremio en q[uan]to distribuie las candelas, incensario con naveta, acetre de agua bendita, brasas cerca de la credence con tenazas p[ar]a las poner nel incensario, missal en atril registrado en la bendición, paletilla co[n] candela, candelas despaviladas puestas sobre mensa cubierta con toalla de lienço blanco a la p[ar]te de la ep[ístol]a; las candelas de Sus Mag[esta] des, q[ue] serán ornadas de oro y verde, puestas en una gran fuente sobre las demás, faldistorio con fonda morada al lado de la ep[ístol]a, fuera de las gradas, sobre alhombra; en la sacristía cappas y dalmáticas p[ar]a los min[istr]os q[ue] an de servir nel pontifical. Todas estas cosas a punto, el Prelado se vestirá por los diáconos assistentes estando de cara al Altar y ya vestido, sentado y puesta la sortija por el Assistente maior esperará la venida de Su Mag[esta]d. En este off[ici]o no se an de vestir diácono ni subdiácono, porque ultra de q[ue] no son necesarios, ningún ceremonial haze de ellos mención y para el Flectamus genua, q[uan]do este off[ici]o ocurriere infra 7mam, lo dirán los diáconos assist[entes] y el p[ro]cedamus in pace el de la mano derecha, bolviendose de cara al pueblo.
[69] Como Su Mag[esta]d entrare en capilla, el Prelado q[ue] haze el off[ici]o se llevantará y estando entre los dos diáconos assistentes, con mitra y báculo, en su faldistorio hará al Rey cortesía com p[ro]funda humiliación. Y si fuere este día Domingo, pr[imer]o se a de hazer el asperges del agua bendita, el qual acabado, el Prelado subirá al Altar sin mitra y, besado nel medio, se pasará a la p[ar]te de la ep[ístol]a onde
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estará el missal abierto en la bendición de las candelas y paletilla con candela encendida cerca dél, la qual tendrá el min[ist]ro della y no el Assistente, como mal se a costumbrado, en effeto q[ue] el Prelado, estando en medio de los 2 diáconos assistentes teniendo juntas las manos ante los pechos, las quales no a de desplegar numca sino q[uan]do oviere de hacer las bendiciones sobre las candelas, p[ar]a lo qual pondrá la sinistra sobre el Altar o livro y con la derecha hará el sennal de la cruz. Enpeçará diziendo pr[imer]o D[omi]n]us vobiscum y depués las oraciones, todo en todo ferial, estando aliquantum versus ad candelas [vuelto un tanto a las candelas]. Y acabadas las oraciones pondrá incienso nel incensario solita benedictione, ministrando la naveta el Assistente diácono de la mano derecha con los devidos ósculos, el qual le ministrará el aspersóreo y thuríbulo para rociar las candelas, pr[imer]o diziendo: Asperges me D[omi]ne, sine cantu et psalmo, hunc versum tantum dicit cum aspergit nihil v[er]o cum thurificat [Rocíame, Señor, sin cantar el psalmo, este verso lo dice tan solo cuando asperge, no cuando inciensa], y aspergiendo en modo de cruz in medio, a dextris et a sinistris, y no haziendo cruz con el aspersóreo. Luego el Prelado incensará de la misma manera q[ue] aspergió ministrando el diácono el incensario. El Prelado se passa al medio del Altar y estando entre los 2 assistentes diáconos, de cara al pueblo sin mitra, vendrá el Prelado más digno q[ue] se allare en capilla, q[ue] ordinariam[en]te es el s[enn]or Nuncio, desde su lugar al Altar haziendo las devidas cortesías y, subiendo depués en la últ[im]a grada, el m[aestr]o de cere- [70] monias le dará una vela encendida, la qual el Nuncio dará al Prelado celebrante, el qual la toma sin ósculo de mano ny de la candela, mas solam[en]te inclinará un poco la cabeça al q[ue] se la dio, eadem reddente vicem capitis [devolviéndole a su vez la inclinación de cabeza]. El celebrante da su candela al diácono de la mano sinistra, y luego dará candela al s[enn]or Nuncio, el qual la toma solam[en]te con inclinación de cabeça, ut supra, buelve a su lugar con las devidas cortesías. Tanto q[ue] el celebrante diere candela al q[ue] se la dio pr[imer]o, se enpeçará nel choro la an[tífo]na Lumen ad revelationem gentium [Luz para iluminar a los gentiles] y no cessarán de cantar hasta el fin de la distribución308.
308. Lucas, 2, 32.
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Ep[isco]pus dabit suam candelam alicui ex suis capellanis qui illam teneat prope Altare [El obispo dará su candela a alguno de sus capellanes para que la tenga cerca del altar], dize el Ceremo[nial], pero será más conveniente darla al m[aestr]o de ceremo[nias] para que la dé al capellán. Las candelas ministrarán los sancristanes de la capilla al diácono a sinistris y este al prelado con ósculo; y se deven ministrar encendidas, juxta ordinem Romanum. Alcoholado309 y Alcocer310.
Si oviere más Prelados nel banco de los Prelados, venen uno y uno tomar candelas haziendo al passar por la cortina onde está el Rey p[ro] funda humiliación y tomarán candelas con inclinación solam[en]te de cabeça, Prӕlati neque manum dantis neque candelam osculantur, sed tantum caput inclinant [Los prelados nunca besan la mano de quien da la candela, ni la candela, tan solo inclinan la cabeza]. Si adsint Prælati in Collegiatii [?] non genuflectunt nec celebrantis manum osculantur, quod si ad Altare non accedant poterit per aliquem sacerdotem eis tradi candela cum debitis inclinationibus et osculis. Castaldus f º. 40 [Si estuvieren presentes prelados no en forma colegial [?], ni se arrodillan ni besan la mano del celebrante, pero aunque no accedan al altar, se les podrán dar las candelas por medio de algún sacerdote con las debidas inclinaciones y ósculos].
Depués de los Prelados uvieren tomado, séntase el celebrante, pónenle la mitra y toalla, p[ro] gremiale311 los diáconos assistentes y toman candelas los min[istr]os del pontifical q[ue] están parados, As309. Se refiere a Pedro Ruiz Alcoholado y su Ceremonial romano para missas cantadas y rezadas en el qual se ponen todas las rubricas generales y particulares del Missal Romano, que divulgó el Papa Pio V, con aduertencias y resoluciones de muchas dudas... y al cabo se trata de lo tocante a los ministros y Altar, publicado en Alcalá en 1589 (Moreno Álvarez, 2016, p. 18). 310. Hace referencia a fray Juan de Alcocer y a su Ceremonial de la missa en el qual se ponen todas las rubricas generales y algunas particulares del missal romano que diuulgo Pio V y mando reconocer Clemente VIII..., publicado en Zaragoza en 1607 (Moreno Álvarez, 2016, p. 18). 311. Gremial, es un paño cuadrado que deriva de un delantal que se ponía sobre su falda el obispo en los oficios en los que podía mancharse y en el que limpiaba el sudor de las manos. Se convirtió en una pieza lujosa y amplia, al ser exhibida en ceremonias públicas (Ágreda, 2011, pp. 118-119).
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sistente maior, d[iáconos] assistentes, báculo y mitra, libro y candela. Depués desto los capellanes de honor, dos a dos, suben de su banco ante el medio del Altar y pr[imer]o hazen al Rei cortesía y depués al Altar, porq[ue] pr[imer]o passan por la cortina onde está el Rei nam rev[eren]c[i]a fit primo a q[u]o disceditur, per quem transitur, ultimo ad quem itur nullo servato respectu quis eorum sit maior q[u]ia non inspicitur cui prius vel postea rev[eren]c[i]a exhibeatur sed tantum commoditas gradientis [La reverencia se hace al primero desde el punto de partida, luego al que está a continuación y por último al que está en el punto de llegada sin tener en consideración quién entre ellos es el más digno, porque no se tiene en cuenta a quién se le ha de hacer la reverencia en primer lugar, sino la comodidad del que está andando]. En effeto q[ue] vienen tomar candelas por la parte de la ep[ístol]a y buelven por la del evang[eli]o y descenden por la misma a tomar cappas a la sacristía algunos a quien se a dado recaudo p[ar]a las tomaren; los más buelben al banco. Adviértase q[ue] los Prelados en su banco deven estar en pie en q[uan]do toman candelas los Prelados, los capellanes de honor en q[uan]to los de su banco, los embaxadores a los Enbaxadores y los grandes en q[uan]to toman grandes.
Y noten q[ue] llegando ante las gradas del Altar y echa genuflexión al S[antí]si[mo, el capellán de la mano derecha sube pr[imer]o sobre la ínfima grada y, inclinado, tomará candela, besando la mano pr[imer] o y luego la candela, y descende ante la grada; esperará q[ue] suba a tomar su compannero, el qual toma como queda dicho y descende; y ambos hacen genuflexión al Altar, Rey, Enbaxadores y gra[n]des y buelven al banco, lo mismo harán los más. Parece q[ue] los Prelados, Enbaxadores y grandes hagan cortesía a la Reina q[uan]do van tomar candelas, pues el Rei la haze.
[71] Depués de aver tomado los capellanes de honor, toman los capellanes de Altar, los quales toman de rodillas las candelas; últimam[en] te toman los meninos del seminario y sancristanes de la capilla, todos con sobrepellizes. Depués de averen tomado todos los ecclesiásticos toma el Rei, y pr[imer]o el Assistente maior levará la candela q[ue] se a de dar al Rei, encendida y puesta en una grande fuente, a la mano dere-
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cha del celebrante Prelado, al qual le quitan los diáconos assistentes la toalla del gremio. Llevántase con mitra, quítasse el faldistorio, y luego el m[aestr]o de ceremonias haze sennal al sumeller para abrir la cortina; sale el Rei, y si la Reina está en la tribuna le haze el Rei pr[imer] o cortesía, a la qual se llevanta y no se buelve sentar hasta el Rei no bolver a la cortina, el qual le buelve resaludar. Los Enbaxadores, grandes y ob[is]pos salen de sus lugares acompannar al Rei, el qual, llegando ante las gradas haze al Altar cortesía; el maiordomo maior pone sobre la ínfima grada almohada con ambas manos y, besándola pr[imer]o, arrodíllase el Rei con ambas rodillas. En ausencia del maiordomo maior pone la almohada el de la semana. Aviendo Infantes le ponen sus maiordomos almohadas, y con la candela del Rei trae el assistente las de los Infantes.
El Prelado toma con ambas manos la candela, teniendo la p[ar]te superior con la derecha y la inferior con la sinistra y, haziendo demonstración de la besar nel medio, la da al Rei, el q[ua]l la toma con la mano derecha, la besa y, llevantado, haze cortesía al Altar y el Prelado y los min[istr]os a él; quita almohada el q[ue] la puso, buelve Su Mag[esta]d a su cortina, séntasse el Prelado, pónenle la toalla como antes y luego toman los Enbaxadores, pr[imer]o el del Emperador, luego el de Francia, el de Venecia, a los quales el Rei quita el sombrero q[uan]do le hazen la cortesía. Los grandes toman depués de los Enbaxadores y unos y otros toman de rodillas y besan la candela. El Rei costumbra estar con la candela en la cortina hasta se enpeçar la p[ro]cessión y no a de tener candela, mas p[ar]a la p[ro]cessión se le deve dar por el capellán m[ai]or.
[72] Depués de los grandes toman los maiordomos del Rei por sus antegüedades y con ellos se acaba la distribuición de las candelas. El Prelado deve lavar las manos co[n] miga de pan nel mismo lugar onde dio las candelas, aunq[ue] en capilla es costumbre ir lavarse a la p[ar] te de la ep[ístol]a resp[e]to de la Real presencia, quod non probatur q[u]i[a] dignitas sacerdotalis regali magestati longe prӕstat, &. In lege Christi reges sacerdotibus debent ese subiecti. At missam sacram [?] faciamus et nostram carpamus viam [lo que no se puede aceptar porque la dignidad sacerdotal aventaja con mucho a la majestad real, etc. Según
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la ley de Cristo los reyes deben estar sometidos a los sacerdotes. Pero ocupémonos de la sagrada [?] misa y retomemos nuestro camino]. En quanto el Prelado lava las manos se deve cantar la an[tífo] na Exurge D]omi]ne [Levántate, Señor] nel choro, y se buelve repetir, despues del gl[ori]a p[atr]i.
Lavadas las manos se quitará la mitra al Prelado por el diácono a sinistris y buelto al missal dize: Oremus, y siendo depués de la 7ma y no en domingo, el diácono a dextris, arrodillándose, dirá: Flectamus genua, y el de la sinistra llevantándose dirá: Levate, y luego el celeb[rante] dirá la oración, la qual acabada va al medio del Altar, haze inclinación a la †, toma mitra y báculo, et, facta genuflexione Ss[anctissi]mo in infimo gradu [hecha genuflexión al Santísimo en la grada inferior], buelve a su faldistorio, onde sentado pone incienso con la ordinaria bendición, ministrando naveta el Assistente maior. Ordénase la p[ro]cessión y se pone en orden, el Prelado toma candela en la mano sinistra y entre los 2 d[iáconos] assistentes va ante las gradas del Altar llevándole las fimbrias los diáconos, y a su t[iem]po, el diácono a dextris se buelve de cara al pueblo por su mano sinistra por no bolver las espaldas al Prelado y dirá en tono de lición: P[ro]cedamos in pace, y los cantores responden: In no[min]e Ch[ris]ti Amen, y se enpeça mover la p[ro]cessión y los cantores empeçarán cantar la an[tífo]na Adorna thalamum tuum, &. [Adorna tu tálamo, etc.,]312 y las más del missal. Delante de la † van los dos alcaldes, luego thuriferario, pajes de las achas y en medio un subdiácono parado con planeta plicada ante los pechos, el qual conforme al Ceremo[nial] no deve ser el q[ue] a de cantar la ep[ístol]a porque en quanto se haze p[ro]cessión se a de vestir con el celebrante y diácono en la sacristía, ibi: Interea dum fit processio canonicus aut alius missam celebraturus cum diacono et subdia[cono] capiunt sua p[ar]am[en]ta convenientia, &. [donde dice: Mientras la procesión, el canónigo o cualquier otro que vaya a celebrar misa 312. Fiesta de las candelas, o Adorna thalamum, es la antífona para la procesión del 2 de febrero, la presentación del Niño Jesús en el templo: Adorna thalamum tuum / Sion, et suscipe regem Christum / amplectere Mariam / quae est cœlestis porta [Sión recibe a Cristo / Adorna, Sion, tu tálamo / y recibe al rey Cristo / abraza a María que es la puerta del cielo].
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con diácono y subdiácono se visten los ornamentos apropiados, etc.]. Donde bien se infiere q[ue] no será el subdiá[cono] de la missa el q[ue] a de llevar la †, lo qual se entende en las colegiadas y más iglesias en q[ue] no haze prelado esta bendición. Detrás de la † van los cantores turmatim [en tropa] y los capellanes de honor por los lados, con capas, notando q[ue] los q[ue] van a la mano derecha deven llevar la candela en su mano derecha, y los q[ue] a la sinistra en la sinistra llevantadas, y no baxas y ean313 remoto risu, mutuoque colloquio et vago oculorum aspectu ut Paulus V in suo Rituali314 [sin reírse ni charlando, y con la mirada recogida, como pide Paulo V en su Ritual]. Los cantores deven ir delante de la † como el Ceremo[nial] nota, eodem capite y lib. 1. cap. 2, y Innocent[ius] 3º lib. 2 c. 12: cantores quasi tubicines precedunt exercitum, &. [los cantores como las trompetas que preceden a los ejércitos, etc.].
[73] Nel fin de las capas van los min[istr]os del pontifical, los quales deven ir por el medio, per longam lineam, min[ist]ro de la candela, detrás dél el de libro, Assistente maior, báculo, el qual llevará el min[ist]ro dél, ambabus manibus elevatum a terra, curva parte ad populum versa inmediate ante Ep[iscop]um [levantado del suelo, con ambas manos, inmediatamente antes del obispo y con la parte curva hacia el pueblo]. Cum Ep[iscop]us baculum defert dum procedit a sacristía ad Altare celebraturus p[ar]tem curvam versam ad populum gestat, sic et min[ist]er de baculo illum portat in processionibus [Cuando el obispo sale de la sacristía con el báculo para ir a celebrar en el altar, lleva la parte curva vuelta hacia el pueblo, así lo lleva también en las procesiones el ministro del báculo] Cæremo[niale] lib. 2, c. 8. Et consonat [Y está de acuerdo] Castal[dus].
Luego el ob[is]po, con mitra y candela en la mano sinistra, dando bendiciones con la derecha entre los d[iáconos] assistentes, los quales llevan las fimbrias del pluvial al ob[is]po, cubiertos con sus bonetes. 313. Ean (port.): vayan. 314. El Ritual Romano (Rituale romanum) fue promulgado por al papa Paulo V en 1614, completando así la reforma de los ritos litúrgicos iniciada por la edición del Breviario y Misal de Pío V y proseguida por el Pontifical y Ceremonial de Clemente VIII (García Bernal, 2014).
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Depués de salir la p[ro]cessión de la Iglesia, el min[ist]ro de la mitra va detrás del ob[is]po, retirado un poco a la p[ar]te sinistra; si oviere algunos Prelados irán detrás del celebrante, tantos de un lado como de otro, en dos alas, de suerte q[ue] los más antiguos vaian más cerca del celebrante conforme al Ceremo[nial], lib. 2, c. 33. Depués de los Prelados van los maiordomos del Rei con sus bastones; luego los grandes, cubiertos; depués dellos va el Rei, con candela; y aviendo Infantes irán delante del Rei, el más viejo a la parte derecha y el más moço a la sinistra. Detrás de Su Mag[esta]d va el Patriarcha a la mano sinistra, luego le sigue la Reina, a quien lleva la cola o faldra su camarera; detrás de la Reina van las damas, a las quales llevan las colas los meninos fidalgos; últimamente va la g[oar]da de las cuchillas en media luna; y las dos goardas, Espannola y Tudesca, van por los lados de la p[ro]cessión. Las damas llevan sus candelas, las quales les da el cura de palacio al salir de la p[ro]cessión de capilla, y deve estar con sobrepelliz y estola315 morada. A la Reyna y Infantas da el Patriarcha las candelas al salir de la p[ro]cessión q[uan]do los Infantes no las toman en cortina. Ep[iscop]us non dat candelas mulieribus q[u]æ a seniore dignitate vel canonico cum cotta et stola p[ar]ato seorsum accipient [El obispo no da las candelas a las mujeres, sino que las reciben aparte de una dignidad superior o de un canónigo revestido de túnica y estola]. Cæremo[niale] lib. 2 c. 26.
Quando en esta p[ro]cessión iva la s[enn]ora Reina de Ungría316, oy Emperatriz, le llevava de la mano su Mag[esta]d de la Reyna a su mano sinistra y le llevan la cola; si fuere otra persona como la Princesa 315. Tira de tela, blanca o de los colores litúrgicos, que pende del cuello y que es común a todos los ministros ordenados. Tiene forma de pala en los extremos, como el manípulo y al igual que él lleva tres cruces, dos en los extremos y otra en su zona media. Se confecciona con el mismo tejido que la casulla. La forma de llevarla cambia en función de la dignidad del eclesiástico, pues el diácono la lleva sobre el hombro izquierdo y la cruza bajo el brazo derecho, mientras los presbíteros la cruzan sobre el pecho y el obispo la llevaba pendiente del cuello, sin cruzar (Chávarry García, 2002, p. 107; Ágreda, 2011, p. 116). 316. María Ana de Austria (1606-1656) era hija menor de Felipe III y Margarita de Austria. Por su matrimonio con Fernando III de Habsburgo fue reina consorte de Hungría desde 1637 y, posteriormente, emperatriz.
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de Saboya317 o semejante, irá detrás de la Reyna a su mano esquierda. Advierto q[ue] en estas p[ro]cessión en q[ue] va la Reina n[uest]ra s[enno]ra no van Enbaxadores ny Cardenales, por q[uan]to su lugar es inmediato detrás del Rei. Da buelta la p[ro]cessión y buelve entrar por la misma puerta por donde salió. Los cantores cantan al entrar la p[ro]cessión en la iglesia Obtulerunt pro eo D[omin]o [Ofrecieron por él al Señor]318, [74] y no cessarán de cantar hasta el Rei ser entrado en cortina, el qual pr[imer] o dexará la Reina y damas recogidas al salón q[ue] suba a su cortina, adonde antes de entrar el Patriarcha le tomará la candela con la devida urbanidad y cortesía. El Prelado, depués del Rei aver entrado en cortina, se desnuda y va al banco de los ob[is]pos. Luego se enpieçará la missa, la qual, si fuere de n[uest]ra s[enno]ra, todos al evang[eli]o tendrán candelas encendidas y el celebrante tanbién, entre ambas manos juntas, al alçar la tendrán tanbién hasta el communio. El Rei no a acostumbrado tener candela encendida al evang[eli]o y alçar, pero se advierte q[ue] siendo la missa de la Dominica 7ma o 6gma en q[ue] acostumbra algunos annos occurrir esta fiesta, no se an de tener candelas al evang[eli]o y alçar, excepto en las iglesias dedicadas a n[uest]ra s[enno]ra, hoc est, q[ue] tuvieren denominación de algún título de n[uest]ra s[enno]ra. Y esto conforme al Ceremo[nial], lib. 2, c. 16, como ya se a dixo al principio deste off[ici]o. Si la fiesta de la Purificación se trasladare en las completas de segundas vís[peras], se a d’enpeçar la an[tífo]na Ave regina cælorum319. Y si nel choro se rezaren solam[en]te vísp[eras], se
317. Margarita de Saboya, duquesa de Mantua (1589-1655), era hija de Carlos Manuel de Saboya y de la hija de Felipe II Catalina Micaela. Fue virreina de Portugal de 1634 a 1640. Tras el inicio de la rebelión de Portugal, permaneció exiliada en Ocaña (Toledo) hasta 1643, cuando pasó a residir en la corte de Madrid hasta 1655, año en que falleció de camino al Milanesado (Valladares, 2019). 318. Lucas, 2, 22-24. 319. Tanto el Ave Regina Cœlorum como el Alma, que vemos en la línea siguiente, son antífonas marianas. El Alma se canta desde el Adviento a la Purificación, mientras que el Ave Regina se hace desde la Purificación hasta el Miércoles Santo. Alma Redemptoris Mater / quae pervia cœli porta manes / et Stella maris / succurre cadenti [Madre Santa del Redentor / puerta siempre abierta del cielo / estrella del mar / socorre al que cae]. Ave, Regina Cœlorum / Ave, Domina angelorum / Salve, radix, salve porta / ex qua mundo lux est orta [Ave, Reina de los cielos / Ave, Señora de los Ángeles / Salve, raíz, salve, puerta / de la que brotó la luz del mundo].
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dirá nel fin dellas la an[tífo]na Alma, &. En las Iglesias de la Purificación se rezará con octava y durará la an[tífo]na Alma hasta las completas de segundas vísp[eras] del día octavo exclusive, como bien Gavanto y Castaldo notan, q[u]i[a] adhuc durat festum nativitatis nam tota octava pro uno die computatur [porque todavía dura la fiesta de Navidad, pues toda la octava cuenta como un día].
En los actos de preeminencia como thurificación, paz, distribuición de candelas, palmas y otros semejantes, preceden los Reies y Príncipes seglares a los ecc[lesiás]ticos no pero todos, excepto en recibir ceniza y adorar la † el Viernes S[an]to, conforme los ceremoniales y praxis de la capilla sacra q[ue] es la summa de los sagrados ritos. Y ansí, allándose nella el Enperador, Reies y Príncipes, depués del P[a]P[a] aver recebido del Decano de los Cardenales sus 3 candelas, da luego al Enperador y luego al d[ich]o decano, depués a un Rei, luego a otro Cardenal y, finalm[en]te, a los más Príncipes q[ue] se sientan entre los Eminentíss[i]mos, ordine q[u]o sedent, quod etiam in ramis palmarum servatur, non sic in cineribus q[u]i[a] post o[mn]es Cardinales dantur Principibus laicis etiam Imperatori et Regi, sic Marcellus Archiep[iscop]us lib. 2 c. 30, at Ep[iscop]us Pisaurienus lib. 2, c. 43: Imperator capit cineres post o[mn]es Cardinales, Reges post Assistentes Prӕlatos, Duces post o[mn]es reliquos Prӕlatos, etiam post Abbates et pӕnitentiarios p[ar]atos et etiam crucem adorant ordine prӕdicto etiam si clerus non sit p[ar]atus in P[ar]asceve320, non autem sic in aliis actibus ut in candelis, palmis et oblationibus ac incensationibus et osculationibus dandis, et huiusmodi aliis actibus [en el orden en que están sentados, lo que también se observa en la distribución de los ramos y las palmas, pero no en las cenizas, pues estas se imponen a los príncipes laicos, incluso al emperador o al rey, depués de todos los cardenales, así lo dice Marcelo arzobispo, lib. 2 c. 30, pero el obispo Pisaurieno, lib. 2, c. 43: el emperador recibe la ceniza depués de los cardenales, los reyes depués de los prelados asistentes, los duques a continuación del resto de los prelados, incluso depués de los abades y penitenciarios 320. (De paraskeué = preparación). Para los hebreos era el día que precedía al sábado y en el que se preparaba lo necesario para la fiesta. Según el testimonio de los evangelios, fue el día de la muerte de Jesús. En el Misal de Pío V, publicado en el año 1570, el viernes santo se titulaba Feria VI in Parasceve (Nosetti, Cibien y Canals (1987 [10-02-2020]).
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revestidos, también se adora la cruz en el orden predicho en la P[ar] asceve, aunque el clero no esté revestido, pero no en los demás actos, como son las candelas, las oblaciones, las incensaciones, los ósculos y actos similares]. [75] El Ceremo[nial] de los oB[is]pos, lib. 2, c. 16, nota q[ue] los seglares tomarán depués del clero, aviendo loable costumbre de se daren pr[imer]o a todo el clero, la qual se deve observar, ibi: nisi adesset laudabilis consuetudo ut clerici o[mn]es tam parati, quam cum cottis acciperent candelas ante laicos, quӕ servanda esset [donde dice: a no ser que exista la loable costumbre, que deberá observarse, de que todos los clérigos, tanto revestidos como tan solamente con túnica, reciban las candelas antes que los laicos]. Y como Su Mag[esta]d (Dios le g[uar]de) es tan cathólico como a todos es notíssimo, no solo en los actos de humildad, mas aún en los muy honoríficos y preminenciales, cede a los ecc[lesiás]ticos de qualquier orden menor y condición q[ue] sean, a quien los grandes siguen como a dechado y exemplar supremo, porq[ue] el exemplo de los grandes Reies y sennores siempre llevó el mundo tras sí, nam Regis ad exemplum totus componitur orbis [pues todo el mundo se rige por el ejemplo de los reyes]. En la R[ea]l Capilla es costumbre en las bendiciones de candelas, ceniza y palmas, las quales celebran Prelados nel Altar a la parte de la ep[ístol]a con diáconos assistentes y diácono y subdiácono, el Assistente maior assistir al libro missal q[ue] está en atril y tener la paletilla; y los diáconos assistentes quedan detrás del celebrante, igoales, y diácono y subdiácono a filo derecho, de sorte q[ue] el diácono viene a quedar en medio de los 2 assistentes diáconos. Por lo qual digo q[ue], p[rime]ram[en]te, en candelas ny ceniza no a de aver diácono ny subdiácono, mas solamente los 2 diáconos assistentes acostunbrados, entre los quales estará el celebrante y el min[ist] ro de la candela depués del diácono a dextris. Y onde no oviere diáconos assistentes, estará entre el diácono y el subdiá[cono], porq[ue] los dichos diáconos numqua deven destar detrás del celebrante quando tiene pluvial, como dize Gavanto y antes dél el arç[obisp]o de Corfus321 y el ob[is]po de Pizauria322. 321. Hace referencia a Cristóbal Marcello, ver nota supra. 322. Hace referencia a Paris Crasso, ver nota supra.
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Y ansí, se podrá observar q[ue] no aya diácono ny subdiácono nestas dos bendiciones, porq[ue] para tener la fuente de las cenizas el Ceremonial dize q[ue] un beneficiado con planeta la podrá tener o el subdiácono q[ue] a de servir a la missa, y esto se podrá hazer. Solo en las palmas avrá diácono y subdiá[cono] resp[e]to de la ep[ís]t[ol]a y evang[eli]o q[ue] se cantan en este off[ici]o, pero en las 2 dichas bendiciones no son necessarios, como en su lugar diremos. El Assistente no sirve al Prelado en estos actos sino en las cathedrales, &., p[ar]a ministrar la naveta, aspersorio323 y turíbulo324. El incienso y aspersorio ministrará el diácono a dextris, como lo dizen los autores referidos, y solo para la processión el Assistente maior ministrará la naveta para el Prelado poner incienso.
[76] Cap[ítulo] 6. Del modo y orden en q[ue] en capilla se bendizen las cinizas y se distribuien Poner nel fin deste officio: Cernite mortales generis primordia n[ost]ri [Mortales, contemplad los comienzos de nuestro género]. Al principio de la quaresma asignó el mes de Março o a Febrero, por q[uan]to siempre en uno dellos se deve enpezar, como consta de la tabla de Breviario325 temporaria de las fiestas novibles; aunq[ue] como dize Durando, lib. 6, c. 28, Ch[rist] o enpeçó su ayuno en 7 de enero, y fue baptizado en 6 y a 16 de febrero acabó el aiuno. Pero la Iglesia ordenó ayunar en la 323. También llamado hisopo, es el utensilio que se emplea en los ritos de aspersión y purificación con agua bendita. Consta de un mango redondo y corto, rematado con una bola metálica con orificios, que ayudan a esparcir el agua bendita. Es el complemento del acetre, recipiente que contiene el agua bendita (Floristán, 2001, pp. 162-163). 324. Incensario, braserillo movible con cadenillas y tapa en donde se pone y quema el incienso (RAE, 1780, p. 545). 325. El Brevarium Romanum, publicado en 1568 por Pío V, supuso la primera codificación ritual uniforme para toda la Iglesia católica (Gutiérrez Martín, 2006, p. 68). Ribeiro se apoya en Durando, aunque no lo cita correctamente, pues Durando, según sus cálculos, dice que Cristo fue bautizado en “tertia feria”, martes, y que, al día siguiente, “quarta feria”, miércoles, se fue al desierto y empezó el ayuno. Gracias a ello, nos damos cuenta de que en el manuscrito el 7 esté sobrescrito encima del 6.
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primavera, porque en este t[ien]po la carne se altera contra el sp[írit]u y para domarla y mortificarla fue el ayuno instituido; y en este t[ien]po se enpeçan las guerras y disensiones entre los pueblos, y p[ar]a humillar los ánimos christianos se manda hacer penitencia en este tiempo, en effeto q[ue] la Paschoa no puede caer más alta q[ue] a 25 de abril ny más baxa q[ue] a 22 de março.
En capilla ay costumbre de cerrar el quadro del Altar en quaresma y Advento 4 témporas y vigilias, y en los Domingos y fiestas dobles y semidobles se abre, la qual costumbre es en todo Espanna, y aunq[ue] el rigor de los ceremoniales ordene q[ue] solo se deven cubrir a las pr[imer]as vísperas de la Dominica in passione, antes de se enpeçaren, y al Sábbado S[an]to a la gl[ori]a se discubran, no se observa; y dizir ahora que no se haga, hará novedad, quia quӕ longo vsu innoleverint, non facile mutari q[ue]unt [No se puede cambiar fácilm[en]te todo aquello que se ha asentado por una larga costumbre]. En effeto q[ue] el quadro se cerra, nel Altar se ponen 6 candelabros con candelas blancas encendidas; a la bendición y missa, fuente de plata con las cenizas nel medio del Altar; los param[en]tos del Prelado q[ue] ha de azer la bendición (ordinariam[en]te es el s[enn]or Patriar[cha]) se ponen sobre el Altar [?] y mitra simple in cornu ep[is] t[ol]ӕ. Y adviértasse q[ue] los param[en]tos no cubran ny enpidan estar la fuente nel medio, ita ut p[ar]am[en]ta non cooperiant nec impediant ipsum cinerum vas [de manera que los ornamentos no cubran ni estorben el recipiente mismo de las cenizas]; el faldistorio cubierto de violáceo en la credence, q[ue] no a sino una mensilla o bufete cubierto co[n] toalla a la p[ar]te de la ep[ístol]a, en q[ue] se a de poner el incensario y naveta, paletilla con candela, missal registrado, acetre co[n] agua bendita, toalla p[ar]a el gremio del Prelado, otra toalla y miga de pan p[ar]a lavar las manos, aguamanil y fuente, otra grande para tomar las ropas del Prelado, salvillas 2, p[ar]a la † pectoral una y otra p[ar]a la sortija, avrá más otra fuente pequenna y estola violácea para se llevar a su t[iem]po ceniza a la Reina a su tribuna. Y depués el cura de palacio, con estola, irá a la tribuna alta de las damas a darles ceniza, adviertiendo de no se la poner en la frente, in modum solitum [?] ut prepostere fit [En la forma acostumbrada, como indebidamente se hace], mas en los cabellos le echará los polvos de la ceniza.
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Diácono y subdíacono no son necessarios, salvo no aviendo Prelado q[ue] aya de poner la ciniza al q[ue] haze el off[ici]o, q[ue] en tal caso estarán in albis con el celebrante in cornu ep[istol] æ, sentados en la forma del Ceremonial.
Estando finalm[en]te todas las cosas a punto ya dispuestas y el Prelado vestido con sus min[istr]os, [77] sentado en su faldistorio espera la venida de Su Mag[esta]d al qual, como viniere, llevantado y con mitra y báculo le haze la cortesía tanto q[ue] Su Mag[esta]d entra en su cortina, la qual es de damasco morado con cenefa de terciopelo y franja de ceda y oro de la misma color; quítase el báculo al Prelado depués del Rei se aver llevantado de la oración, el qual se sienta, sentándose todos. Luego los min[istr]os de l[ibr]o y candela llegan delante del Prelado con las cortesías devidas, el qual lé la an[tífo]na Exaudi nos D[omi] ne S[anc]te. &., y nel mismo t[iem]po la cantan nel choro con su repetición. Depués del Prelado la aver lido, los min[istr]os llevan al Altar el missal y paletilla y lo ponen a la p[ar]te de la ep[ístol]a nel atril y buelven a su lugar. Y pr[imer]o el subdiácono o un capellán de Altar, vestido en planeta plicada ante los pechos; tanto q[ue] el Prelado enpeçare leer la an[tífo]na passará la fuente de las cenizas a la parte de la ep[ístol]a y la pondrá depués del missal nel Altar, q[ue] quede a la mano derecha del celebrante. Quando nel choro se repite la an[tífo]na, depués del gl[ori]a P[at] ri, va el Prelado con mitra y báculo entre los diáconos assistentes al Altar y, echa al Rei la cortesía ante las gradas, le quitan báculo y mitra, haze genuflexión al S[antí]s[i]mo Sacramento, sube, besa el Altar en medio, pasa a la p[ar]te de la ep[ístol]a, al missal, y estando entre los 2 assistentes, buelto un poco hazia las cenizas con las manos juntas sin desplegarlas, enpeçará y finirá la bendición en tono ferial. El ministro de la paletilla alumbrará.
Y quando hiziere algunas bendiciones sobre las cinizas con la mano derecha, pondrá la sinistra sobre el l[ibr]o o Altar y el diácono a dextris llevantará la fimbria del pluvial al Prelado. [78] En capilla es costumbre assistir al celebrante Prelado el Assistente maior y tener la paletilla, y detrás quedaren los d[iáconos]
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assist[entes] y el diácono y subdiácono. Pero como dize Gavanto, no ay diácono ny sub[diácono] detrás del celebrante quando está con pluvial, y ansí los 2 d[iáconos] assist[entes] solam[en]te servirán al Prelado nel Altar, teniéndole en medio, como refiere el ob[is]po de Pisauria, lib. 2, c. 42, y Marcelo archiep[isco]pus326, l[ibr]o 2, c. 29, q[ue] el Prelado a destar en medio de los d[iáconos] assistentes. Y no hablan del Assistente maior, el q[ua]l, aunq[ue] el Prelado estuviera en su residencia a la parte del evang[eli]o, no le assiste sino p[ar]a poner incienso, ministrarle el aspersorio y incensario, por lo qual parece deverse observar estos autores. Y se observa en la capilla del P[a] P[a] ipso absente [en su ausencia], en effecto q[ue] el min[ist]ro de la candela alumbrara al l[ibr]o y no el assistente, al qual no le toca más de ministrar el incienso y aspersóreo, y esto estando en su residencia el ob[is]po, porq[ue] no estando, la bendición se haze nel Altar y el diácono y subdiáco[no] le ministrarán onde no aya diáconos assistentes. Acabadas las oraciones el Prelado, a su tiempo, pone incienso solita benedictione, ministrando la naveta el diácono a dextris; y puesto el incienso, el mismo diácono le ministrará el aspersóreo con los devidos ósculos; el celeb[rante] rociará las cenizas in medio, a dextris et a sinistris, in modum crucis prout in benedictione candelarum [de derecha a izquierda, al modo de la cruz como en la bendición de las candelas], lo mismo hará con el incensario, lo q[ua]l le ministrará el d[ich]o diácono. Echo esto, luego el Prelado irá al medio del Altar, el subdiácono toma la fuente de las cinizas y se va arrodillar con ella a la p[ar]te del evang[eli]o. El Prelado, estando entre los 2 assist[entes] diáconos, se buelve sin mitra de cara al pueblo, quedando a su mano derecha con las cinizas el subdiácono arrodillado. Luego el s[enn]or Nuncio o Cardenal, si fuere presente, llegará desde su asiento al Altar acompannado del m[aestr]o de ceremonias q[ue] le irá adviertiendo delante las cortesías q[ue] debe hacer, y últimam[en]te, echa al Altar, sube sobre el asiento suppedáneo y tomando ciniza con los 3 pr[imer]os dedos de la mano derecha de la fuente q[ue] tiene el subdiácono, la pondrá al Prelado celebra[n]te q[ue] inclinará un poco la cabeça, diziendo el q[ue] la pone: Memento ho[mo] q[u]i[a] pulvis 326. Se refiere a Cristóbal Marcello.
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es, &. [Acuérdate, hombre, de que eres polvo, etc.]; y la pondrá en forma de †. Luego descenderá sobre la ínfima grada y el celebrante le pondrá ciniza con las mismas palabras Mem[en]to ho[mo], &., y el choro inmediatam[en]te enpeçará la an[tífo]na Inmutemur habitu [Cambiemos los vestidos]327, y si oviere más Prelados les dará ciniza el celebrante estando en pie y sin mitra. [79] Depués de averen tomado ceniza todos los Prelados se sentará el q[ue] la dio en faldistorio, versis renibus Altaris medio [de espaldas, en el centro del altar], el diácono a dextris le pone mitra y el a sinistris a tergo elevabit vittas [el de la izquierda levanta las cintas por la espalda], y le pondrán la toalla p[ro] gremiali llevantando pr[imer]o las fimbrias del pluvial y cada uno de su lado tendrá las dichas fimbrias y toalla, porq[ue] en Capilla no se an costumbrado acólytos q[ue] la tengan de rodillas, como los ceremoniales notan. En effeto, depués de los [o]b[is]pos toma luego ceniza el Assistente maior, diáconos assist[entes], báculo y mitra, l[ibr]o y candela; y depués destos tomará el subdiácono q[ue] tiene la fuente, q[u]i[a] est p[ar]atus vel ut aliqui volunt in loco suӕ receptionis et antiquitatis ut Cӕremo[niale] lib. 2, c. 17, De benedictione candelarum, nota ibi: postquam celebrans dedit candelam digniori a quo acceperat dabit diacono et subdia[cono] paratis si sint canonici [que está revestido, según quieren algunos, en el lugar de su recepción y antigüedad, como el Ceremonial, lib. 2, c. 17, De benedictione candelarum, donde dice: depués de que el celebrante dé la candela al más digno, del que la recibió, la dará al diácono o subdiácono que estén revestidos, si fueren canónigos]; luego los capellanes de banco por el orden q[ue] se a referido en las candelas, últimamente toman los sancristanes. Luego se quita la toalla del gremio al Prelado por los d[iáconos] assist[entes], el Prelado se llevanta y se quita el faldistorio, el Assistente maior tomará la fuente de las cenizas y el subdiá[cono] q[ue] la tenía se retirará a la p[ar]te del evang[eli]o. Luego el m[aestr]o de ceremonias hará sennal al sumiller p[ar]a abrir la cortina, sale el Rei della y si la Reina estuviere en la tribuna le hará cortesía, p[ro]ut de candelis dictum est iam [como ya se dijo en las candelas]. 327. Hace referencia a cómo los ninivitas hacen penitencia ante la predicación de Jonás, comenzando por despojarse de los vestidos lujosos (Jonás, c. 3).
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Enbaxadores, grandes y Prelados y maiordomos acompannan al Rei, y el maiordomo de la semana pone la almohada sobre la ínfima grada. Su Mag[esta]d se arrodilla y con gran modestia y humildad recibe la ceniza, la qual, antes del Prelado la tomar, besará pr[imer] o los 3 dedos con q[ue] la a de tomar y la pondrá en la cabeça al Rei en modo de cruz sin tocar con los dedos en la cabeça diziendo: Memento, &. El Rei se llevanta, haze cortesía al Altar y el Prelado y todos a él, buélvese a su cortina. El Prelado se sienta con toalla como estava dantes y el subdiácono buelve tomar la fuente y arrodillarse. [80] Los Enbaxadores y grandes toman ceniza por el orden q[ue] están sentados, con las cortesías ya relatadas nel capítulo precede[n]te de las candelas; depués de los grandes toman los maiordomos del Rei, por su antegüedad, y no toma más persona alguna. El Prelado se llevanta con mitra, quitada pr[imer]o la toalla y faldistorio, lava las manos a la p[ar]te de la ep[ístol]a, quítasele mitra por diácono a sinistris, dize la oración Converte, manibus iunctis previa salutatione D[omi]nus vobiscum [Convierte, con las manos juntas previo saludo Dominus vobiscum]. Acabada buelve al medio del Altar, hace rev[eren]c[i]a a la cruz, toma mitra, buélvese sobre su mano derecha, toma báculo con la sinistra, buelve a su faldistorio con las cortesías devidas elevantibus diaconis fimbrias pluvialis [los diáconos levantan las fimbrias del pluvial], desnúdanle de los param[en]tos sacros y toma sus ropas comunes y se va al banco de los Prelados aco[n] pannado del m[aestr]o de ceremonias. La missa se enpeça y nel choro el introito enpeçada la confissión, la qual el s[enn]or Patriar[cha], con 2 capellanes de banco por sus assistentes, hace con el Rei. A las oraciones del principio y fin de la missa se está de rodillas y desdel fin del p[re]facio hasta el Pax D[omi] ni sit semp[er] vobiscum en exclusive, y a la úl[tim]a oración, Super populu[m]. A n[uest]ra s[enno]ra la Reina se lleva la ceniza depués de la confissión, y si no está aún en la tribuna, en q[uan]to se canta el evang[eli] o va el s[enn]or Patriarcha con 2 assistentes, m[aestr]o de ceremonias y capellán q[ue] lleva la fuente, y p[ar]a la dar a la Reina y personas reales, toma pr[imer]o estola y no da a otras personas. El predicador toma la bendición depués del Prelado al aver dado al diácono, esto es costumbre contra todos los ceremoniales, los quales notan averse de
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tomar acabado el evang[eli]o, cantado y besado el l[ibr]o porq[ue] se cantó del Prelado. Las achas estarán hasta el celebrante aver tomado el sanguis328, y a la purificación se van. Nel choro se llevantan al Per o[mni]a sæcula, antes del Pax D[omi]ni sit semp[er] vobiscum, resp[e] to de la paz q[ue] no se deve recibir de rodillas, y aunque en las missas de difuntos perseveran hasta el d[ich]o t[iemp]o en q[ue] no se da paz, es q[ue] in unas y otras parum pro nihilo reputat[u]r, y no se llevantan con el choro al q[ua]l deven siguir los seglares en estar de rodillas, sentados o llevantados.
[81] En la capilla ay cada dia sermón en quaresma, conforme al Concil[io] Trid[entino] s[ession]e 24, c. 4 y refiere Carlos Borromeo. Tempore autem ieiunorum quadragesimæ et Adventus D[omi]ni quotidie vel saltem 3bus diebus in hebdomada prædicetur. Et refert Borrome[o], p[ar]te 2, fol. 216, pagina 2ª, &. y parte 1, folio 3, pag. 2, De prædicatione verbi dei [En tiempo de ayuno en Cuaresma y Adviento, predíquese todos los días, o al menos 3 días en semana. Lo recoge Borromeo en “La predicación de la palabra de Dios”].
El Rei assiste a los domingos, miércoles y viernes en cortina; la bendición ep[isco]pal se da Miércoles de ciniza y en los días clássicos en vísp[eras] y missa. Y asse de notar q[ue] a la bendición q[ue] el s[enn]or Nuncio da a las missas, se a de p[ro]mulgar indulg[enci]a por el celebrante estando in cornu ep[istol]ӕ versus populu[m], y en q[uan] to se p[ro]mulgare el s[enn]or Nuncio estará sin bonete, buelto a la † del Altar, y acabada, se bolverá a su lugar. Al v[ers]o Adiuva nos a destar el celebrante y min[ist]ros nel medio del Altar, de rodillas a hilo derecho, vide Gavantum, tomo 1, fol. 45. Aunq[ue] onde se da la bendición al diacono antes del d[ich]o v[ers]o deven estar a la parte de la ep[ístol]a, pero aviéndola de dar el celebra[n]te depués del d[ich]o v[ers] o, se porán329 de rodillas al medio del Altar.
328. Voz puramente latina con que significamos la sangre de Cristo bajo de los accidentes del vino (RAE, 1780, p. 823). 329. Porán (port.): pondrán.
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Las completas se celebran en capilla lunes, miércoles y sábbados, Sus Mag[estad]des assisten nel cancel a ellas, el s[enn]or Patriar[cha] y capellanes de banco. En las completas q[ue] se cantan, aún en días feriales, no deve aver preces, porq[ue] ultra de no aver choro no se dize en orden q[ue] se pueda satishacer con ellas al rezo, digo a la obligación que tienen los ecc[lesiásti]cos. Pero onde oviere choro, nél deve sienpre enpeçarse el pr[imer] o v[ers]o de canto llano, y los v[ers]os que se cantaren a los instrum[en]tos los dirá rezados nel medio del choro algún capellán o chantre, conforme al Ceremo[nial], lib. 1, c. 28, y jamás el choro a de perder v[ers]o.
En los viernes por la tarde ay miserere con instrum[en]tos, con gl[ori]a p[at]ri nel fin, y la oración deve ser la q[ue] se dize en vísp[eras] del rezo, depués de las preces, y puede tanbién ser Respice q[uӕ]sumus, &. [Mira Señor, te pedimos, etc.], de parecer de Gavanto. En la R[ea]l capilla no ay obligación de rezar las horas canónicas con choro, y en la quaresma cantan antes de missa 1ª, 3ª, 6ª y 9ª; y esto en domingos y s[an]tos dobles y semidobles, lo qual es contra el ordinario. Y no á principiante de missal y breviario q[ue] no se burle dello, y con razón, porq[ue] el erro con contumacia es grave peccado. Dexo ya no aver sobrepellizes nel choro ny acertaren con lo q[ue] se deve hacer, más aún, la prissa es tal q[ue] escandaliza aun los q[ue] no son muy devotos. Por el mismo orden se cantan vís[peras], y no ay horas de n[uest] ra s[ennor]a, ny psalmos graduales, ny penitenciales en los miércoles y viernes. Y, finalm[en]te, es una desorden q[ue] no tiene disculpa. Puédese, en lugar de las horas, dizir cada día una litanía rezada devotamente por el augm[en]to desta monarchía y necessidades della; y esto al t[iem]po en q[ue] se cantan las horas sobredichas. [83] Cap[ítulo] 7. De la 4 Dominica de Quaresma, la qual se llama ordinariam[en]te de la rosa por q[ue] el P[a]P[a] bendize oy una rosa, como abaxo se dirá En esta Dominga se observa lo q[ue] en la 3ª del Advento, a saber, q[ue] los param[en]tos del Altar y min[istr]os seyan más preciosos
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q[ue] los de las otras Dominicas; el diácono y subdiá[cono] no uzan de planeta, mas dalmáticas; el órgano se a de tocar en vísp[eras] y missa, y digo en vísp[eras] contra algunos q[ue] an escrito lo contrario, nam solemnitates Ecc[lesi]ӕ a primis vesp[eris] initium sumunt [las fiestas solemnes de la Iglesia comienzan a partir de las primeras vísperas]; y en pr[imer]as vísp[eras] se canta ya la capítula Lӕtare Hierusalem [Alégrate, Jerusalén]. En effeto q[ue] esta Dominica es notada de los ceremoniales por muchas razones, las quales trae Durando, lib. 6, c. 53, n[úmer]o 8, onde los curiosos podrán ver sus mysterios; yo digo solo uno q[ue] él no apunta, y es q[ue] la Iglesia p[re]suppone q[ue] ya en esta Dominga, por la penitencia, ayuno y lágrimas, estaremos echos una rosa, q[ue] es la más agradable flor de las flores, nam colore delectat, odore recreat & sapore confortat, delectat in visu, recreat in olfactu et confortat in gustu [deleita su color, su aroma nos recrea, gusta su sabor, agrada a la vista, nos recrea el olfato y nos conforta con su tacto]. En esta Dominga bendize el P[apa] una rosa en la cámara secreta de los param[en]tos por la mannana, y quando va a capilla la lleva en la mano sinistra y se pone nel medio Altar en un candelero. En un candelero puesta se bendize en la cámara del P[apa] y parece q[ue] en candelero será conveniente estar nel Altar. Vide Sacra[rum]330, fol. 83 y 224. Y acabada missa buelve con ella a su palacio y la da a la persona más noble y calificada q[ue] aquella sazón se alla en la curia romana, con una oración muy devota, y los cardenales aconpannan al Príncipe a quien se da la rosa hasta su palacio. Algunas vezes costubra Su S[antidad] mandar la d[ich]a rosa y el estoque q[ue] se bendize víspera de Navidad, antes de ir a maitines, a algun Rei, Enperador o Príncipe insigne. 330. Como en la anterior ocasión en la que autor utiliza esta abreviatura, se refiere a la obra de Cristóbal Marcello Rituum ecclesiӕsticorum sive sacrarum cӕremoniarum Sanctӕ Romanӕ Ecclesiӕ, libri tres. Su capítulo V del libro I, sección séptima, tiene por título De benedictione rosae. La edición de 1572 recoge así la bendición: “en algún lugar adecuado se coloca una mesa pequeña recubierta con manteles limpios de seda, dos candelabros encendidos, encima de la mesa un incensario con incienso, un recipiente con agua bendita y el aspersorio, una ampolla con bálsamo, una pixis con almizcle un pequeño collar y un candelabro para poner la rosa en él” (Krzych, 2011, p. 26). Pixis, también ‘píxide’ (del griego pyxis: caja) es el copón o vaso cerrado en el que se guarda la Eucaristía (López Martín, 1996, p. 374).
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Triplex est in hoc flore materia: aurum videlicet, muscus et balsamum q[u]i[a] triplex e[st] in Christo substantia: deitas, corpus et a[n]i[m]a, sed balsamo mediante muscus coniugitur auro, q[u]i[a] anima mediante corpus coniungitur deitati. omnia namq[ue] ut ait Inno[centius] 3º sunt imbuta mortalibus et divinis gravida sacram[en] tis et hӕc de rosa sint satis q[u]i[a] non est nobis in animo misteria sacra enucleare, sumus enim tanto operi impares [En esta flor hay tres cosas: a saber, el oro, almizcle y el bálsamo, porque en Cristo se dan tres realidades: divinidad, cuerpo y alma. Por medio del bálsamo el almizcle se une al oro, así como el alma se une a la divinidad mediante el cuerpo, pues todo, como dice Inocencio 3º está imbuido y grávido de mortalidad y divinidad por los sacramentos. Y con esto basta sobre la rosa, porque no es nuestro ánimo descubrir los sagrados misterios, porque somos totalmente incapaces de tan gran empresa]331. [84] Cap[ítulo] 8. De la Dominica in passione En las vísperas del sábbado de la Dominica in passione, antes de se enpeçaren, se an de cubrir en la iglesia las cruzes, todas con velos morados, y las imágines de Ch[ris]to se an de cubrir, y sobre los Altares no se pondrán ningunas imágenes de s[anto]s. Los cantores, desde esta dominica 5ª hasta Pascha, excepto el Jueves y Sábbado santos, no deven uzar de canto de órgano mas solo de canto llano, como el Ceremo[nial], lib. 2, c. 20, nota. En las fiestas q[ue] ocorren en esta semana se costumbra tocar órgano, pero como ya queda dicho no se deve tocar en toda quaresma sino en fiestas clássicas, como el prefato Ceremonial advierte, lib. 1, c. 28, ibi: Item exceptis festis et feriis infra Adventum et quadragesimam occurrentibus, quӕ cum solemnitate ab Ecc[lesi]a celebrantur, ut in die Annuntiationis, feria v in cӕna D[omi]ni, sabbato s[ancto] et 331. “Innocentii III papae sermones de tempore. Sermo XVIII Dominica Laetare”, en Migne, 1855, Thomus quartus, p. 395. Los diccionarios latinos consultados (Raimundo de Miguel, Blázquez Fraile y Segura Munguía) traducen muscus por musgo, y, en segundo lugar, añaden almizcle, dándole a esta acepción la antigüedad de 1406, y apoyándose en San Jerónimo. Almizcle encaja perfectamente en este contexto, pues es un aroma que se une al oro mediante el bálsamo, y la misma idea expresaría musgo interpretado como el francés muguet ().
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similibus [Ítem se exceptúan las fiestas y ferias que caen en Adviento y Cuaresma, que la Iglesia celebra con solemnidad como son el día de la Anunciación, feria V la Cena del Señor, Sábado Santo y similares], refiere Alcocer, tratado 4º, fol. 38. Pero nesto, como en otras muchas cosas, no ay q[ue] cansar, porque el abuso conculca la ley por muy buena que seya. Durando, lib. 6, cap. 60, núm[er]o 1º, conviene con el Ceremo[nial] en lo de cubrir las cruzes y imágines a las pr[imer]as vísp[eras] de la d[ich]a Dominica, et ibi: Incipit autem huius celebritas passionis a fine sabbati id est á vespera lucem huius dominicӕ p[rӕ]cedente regulariter namq[ue] ecclesiasticis officiis vesperӕ dant initium iuxta illud Levit. 2. 3. 32. a vespera ad vesperam celebrabitis sabbata v[est]ra, prius enim in sacra chronoligia tenebrӕ quam lux commemorantur, sicque legimus factum est vesperӕ et mane dies vnus. en effeto q[ue] in velandis imaginibus antequam vesperӕ inchœntur omnia Ceremo[nial]ia conveniunt. [y donde dice: comienza, pues, la celebración de esta pasión desde el final del sábado, esto es, desde la víspera que precede a la luz de este domingo, pues siempre las vísperas dan comienzo a los oficios de la Iglesia, según aquello del Levítico: 2. 3. 32, ‘celebraréis vuestros sábados de la víspera a la víspera’, porque en la cronología sagrada se mencionan las tinieblas332 antes que la luz, y así leemos que de la tarde y la mañana se hizo un día. Y en efecto, todos los ceremoniales están de acuerdo en lo de velar las imágenes antes de que se incoen las vísperas]. Desdeste sábbado de la Dominica passionis, nel responsorio breve de las completas, el off[ici]o ferial se omitte y dexa el gl[ori]a p[at]ri hasta Jueves s[i]g[uien]te. En los maitines se dexa tanbién nel fin del psalmo Venite exultemus D[omi]no333 [Venid, aclamemos al Señor], [85] en cuyo lugar se buelve repetir el invitatorio, lo qual se observa tanbién en los responsorios de los maitines y responsorios breves de 332. El antiguo oficio o rito de Tinieblas se celebraba, desde el siglo xii hasta la reforma de rúbricas de 1960, los maitines y laudes del Jueves, Viernes y Sábado Santos de la antigua Liturgia de las Horas. Era denominado tenebrae o matutina tenebrarum, ya que culminaba con las luces apagadas del templo. El ornamento litúrgico utilizado para la celebración de este oficio nocturno era la saeta o tenebrario, un gran candelero triangular que llevaba fijas quince velas de cera que se iban apagando al fin de cada salmo (nueve de los nocturnos y cinco de laudes), a excepción de la última, que al final del Benedictus se escondía detrás del altar (López Martín, 1996, p. 372; Bravo González, 2005, p. 508). 333. Salmo 95, 1 (94,1).
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las horas, en los quales se buelve repetir el pr[imer]o responsorio. Esto se entende nel off[ici]o del t[iem]po q[ue] en las fiestas ocurrentes se dirá como dantes. Et obiter [obviamente], en las missas votivas q[ue] se celebraren nel d[ich]o t[iem]po se a de dizir gl[ori]a p[atr]i, y el psalmo Iudica me D[eu]s334 nel introito y Lavabo inter inocentes335. En las missas de feria, occorriendo s[ant]o simple, se dirá dél la 2ª oración y no se dirá 3ª, como el Missal nota, porq[ue] en este tiempo tiene mysterio el no se dizir más de 2 oraciones, q[u]i[a] secunda persona Trinitatis hoc tempore dehonestata fuit seu q[u]i[a] a duobus et pro duobus populis passus est, vel q[u]i[a] duo testam[en]ta per duas hebdomadas exprimimus [porque en este tiempo se deshonró a la segunda persona de la Trinidad, o porque sufrió de dos y por dos pueblos, o porque representamos los dos testamentos por dos semanas] Durando lib. 6, cap. 60, sub nº 3. En los semidobles q[ue] ocurren en este t[iem]po se dirán dos missas, y en cada una no más de 2 oraciones, en las planas se dirán 3, como el Missal nota.
Las completas deste sábbado de la passión en delante se cantan de fabordón336 con baxones, y no se tocan otros instrumentos. Lo mismo se observa en vísperas y missas en las q[ua]les se canta como en las ferias de la quaresma. En la Dominica el asperges se canta sin gl[ori]a p[atr]i, la missa sin psalmo Iudica me D[eu]s en la confissión, introito y lavabo. Al evang[eli]o, a las palabras Jesus autem, &. [Pero Jesús, etc.], se corre la cortina de tafetán morado sobre el quadro del Altar y no se discubre sino el sábbado s[an]to a la gl[ori]a, en el Sábado Santo se pondrá el riscado [?]337. 334. Iudica me Deus.... et discerne causam meam de gente non sancta [Hazme Justicia, ¡oh Dios! Contra esta gente sin amor] (Salmo 43, 1 (42, 1). Lo recita el sacerdote al comienzo de la misa, según el Misal de Pío V. 335. Lavabo inter inocentes manus meas et circumdabo altare tuum [Mis manos lavo en la inocencia y ando en torno a tu altar] (Salmo 26, 6 (25,6). Lo recita el sacerdote en la misa según el Misal de Pío V. 336. Contrapunto sobre canto llano usado principalmente para la música religiosa (RAE, 2019). 337. Riscado (port.): rayado, listado.
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Vide Fluma[ra] fol. 202: Sacrista imagines o[mn]es detegitur q[uod] fit ante Angelicum Hymnum [El sacristán descubre todas las imágenes, lo que se hace antes del himno angélico].
Advierta el diácono de dizir las palabras despacio y con reverencia p[ar]a dar lugar a se correr con pausa, solemnidad y gravedad la cortina, y no con prisa furiosa, acelerada y inconpetente, porq[ue] Christo no fue huindo sino a passo [86] llano, no se dexando ver de los judíos q[ue] le querían apedrear, a los quales dexó con las piedras en las manos, faltáronle las razones y se arrojaron a las piedras. Lívrenos Dios de gente q[u]e con piedras y dinero quieren avriguar [?] sus malas razones y hacer de lo bueno malo. Esta ceremonia se haze en la Capilla del P[a]P[a] con gran solemnidad, como Marcellus Archiep[iscop]us in suo sacrӕ cap[ell]ӕ Cӕremo[niale] lib. 2, sectio quinta decima, cap. 38 nota, ibi: Cum in fine evangelii d[icitu]r: Jesus autem abscondit se et exevit de templo, clerici capellӕ super Altare velum p[ar]atum cordulis in rotulis supra in altum confixis contibus, sursum trahunt ut eo imagines o[mn]es ibidem depictӕ cooperiantur [El arzobispo Marcelo en su Ceremonial de la Sagrada Capilla, lib. 2, sectio quinta decima, cp. 38, hace notar, donde dice: Cuando se dice al final del evangelio: pero Jesús se escondió y salió del templo, los clérigos de la capilla tienen prep[ar]ado sobre el altar un velo, preparado con cuerdas y ruedecillas sujetas a unos varales, en lo alto, y tiran de él hacia arriba y así quedan cubiertas todas las imágenes y cuadros de la capilla]. [87] Dominica Palmarum Cap[ítulo] 9, en q[ue] se hace la bendición y distribuición de las palmas La bendición y distribución de las palmas es q[ua]si como la de candelas q[uan]to a la bendición y distribución, por lo q[ua]l, depués destaren todas las cosas aprestadas y en su punto, a saber, el Prelado parado de pontifical sentado en faldistorio a la p[ar]te de la ep[ístol]a con sus min[istr] os, palmas en mesa cuberta con toalla, las de sus Mag[esta]des en fuente y ornadas de muchas flores de las hojas colgadas con ramilletes en la p[ar]te inferior, en effeto dignas de sus duennos, las más cosas necessarias en la credence; Su Mag[esta]d vendrá q[uan]do fuere servido.
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Y pr[imer]o se a de hacer la aspersión del agua bendita, la qual depués de la aver echado al Altar tres vezes nel medio, a la parte del evang[eli]o y ep[ístol]a, estando de rodillas sobre la ínfima grada del Altar en medio de los diáconos assist[entes], sin mitra, y aviendo pr[imer]o entonado la an[tífo]na Asperges me338, se rociará a sí mismo antes de se llevantar y bolverá el aspersóreo al Assistente maior de cuya mano lo recebió, el qual lo ministrará con los devidos ósculos. Al Assistente maior toca ministrar el aspersóreo, pues él ministra en cortina para le echar al Rei; y lo ministrará con inclinación y ostensión de ósculo y con la misma cortesía lo recibirá.
En q[uan]to nel choro se p[ro]sigue la an[tífo]na y psalmo sin gl[ori]a p[at]ri, como es costu[m]bre, el Prelado toma mitra y báculo y va a la cortina dar la aspersión a Su Mag[esta]d y, llegando, haze con báculo y mitra una muy p[ro]funda cortesía, luego dexa el báculo en las manos del min[ist]ro dél, recibe del Assistente maior el aspersóreo sin ósculos, resp[e]to de la real presencia y, besando la p[ar]te inferior del d[ich]o aspersóreo, rocía a Su Mag[esta]d con el agoa per circulo de su mano derecha hazia la sinistra, advertiendo de no la echar en la cara, mas de los [88] pechos abaxo. Luego dexa el aspersorio, toma el báculo y, echa al Rey la cortesía, se buelve ante las gradas del Altar onde enpeçó la aspersión, quítasele báculo y mitra; si en la cortina estuviere Príncipe o Infante el Assistente maior está en costumbre de les echar agua bendita, aunque lo dicho en el cap[ítulo] 2 deste l[ibr]o es más plático, urbano y conforme a los pontificales de Grego[rio] 13 y Clem[ente] 8º y es repuesta de Roma. Et nota quod Summus Pontifex in capella sua cum hanc benedictionem celebrat non fit aspersio nec d[icitu]r Osanna neq[ue] prima oratio neq[ue] ep[is]t[ol]aa ne[que] evang[eli] um sed immediate a Pontifice incipitur D[omi]nus vobiscum et oratio: auge fidem, cum præfatione et orationibus seq[ue] ntibus, &. [Se debe notar que cuando el sumo pontífice celebra esta bendición en su capilla, ni se hace la aspersión, ni se dice Hosanna, ni la primera oración, ni epístola, ni evangelio. El
338. Salmo 51, 9 (50, 9). Ver nota supra.
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pontífice empieza inmediatamente con el Dominus vobiscum y la oración Auge fidem (Aumenta nuestra fe) siguiendo con el prefacio y las oraciones siguientes, etc.].
Depués se aver dado la aspersión en la cortina, el Recetor la dará a los Prelados depués del Nuncio, luego a los min[istr]os parados, sumeller, capellanes de honor, Embaxadores, grandes, maiordomos y pueblo. Como nel choro acabaren la an[tífo]na, el Prelado, teniéndole el Assistente maior el l[ibr]o y el min[ist]ro de candela alumbrando, dirá los versículos y oración Exaudi nos D[omi]ne, S[anc]te, &., la qual acabada toma mitra y báculo y, echa al Altar y Rei las cortesías, buelve a su faldistorio; quítale el báculo, séntasse con mitra, llegan los min[istr]os de l[ibr]o y candela delante del Prelado con las cortesías devidas, lerá la an[tífo]na Hossana del l[ibr]o y nel choro se cantará al mismo t[iem]po. Celebrans legit an[tifo]nam Hosanna quam interim chorus cantat Fluma[ra] p. 3, c. 6, fol. 161.
Acabada nel choro la an[tífo]na, quítase mitra al Prelado y, buelto al Altar, dirá con las manos juntas ante los pechos, sin desplegarlas ny a las oraciones: D[omi]n[u]s vobiscum, teniendo el l[ibr]o el Assistente maior; y respondido por el choro dirá Oremus y la oración D[e]us q[ue]m diligere et amare &, [Dios, a quien amar y querer] y en q[uan] to q[ue] la dize, al subdiácono le quitará un acólito la planeta, dará manípulo y el l[ibr]o para la lición, la q[ua]l cantará en tono de ep[ístol]a. Acabada la oración séntase el Prelado, toma mitra; y el subdiá[cono], aconpannado del m[aestr]o de ceremonias, hará la reverencia al Altar y al Prelado, estando apartado del espacio co[n]petente enfrente de la p[ar]te de la ep[ístol]a y, teniendo a su mano sinistra el m[aestr]o de ceremonias, cantará la licion y acabada, bolve [89] ante las gradas hazer al Altar rev[eren]c[i]a y luego va besar la mano al Prelado comitante, ceremoniario, cuius cura est dirigere semper min[ist]ros, tam magnos quam parvos [acompañado por el maestro de ceremonias a quien compete siempre dirigir a los ministros, los superiores y los inferiores]. Finalmente, beijada339 la mano y recebida la bendición, el subdiá[cono] va deixar el l[ivr]o y manípulo en la credence y buelve
339. Beijada (port.): besada.
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tomar la planeta. Los min[istr]os del l[ibr]o y candela llegan ante el Prelado con las devidas cortesías, lé la liçón tenendo las ma[n]os sobre el missal y versos loco gradualis [en el gradual]. Y entretanto el diácono dexa la planeta, toma manípulo y el basto340, y lleva al Altar el l[ibr] o de los evang[eli]os haziendo las cortesías acostumbradas; y dexado el l[ibr]o sobre el medio del Altar, irá besar la mano al Prelado puesto de rodillas y, llevantado, irá dizir el Munda cor meum [Limpia mi corazón] de rodillas y sobre la última grada. Entretanto el Prelado pone incenso ministrándole naveta el Assistente maior con los ósculos devidos; y entretanto los más min[istr] os estarán llevantados ratione comitatis q[u]i[a] dum surgit aliquis ex Ep[iscop]is assistentibus, surgunt et reliqui asistentes [como por urbanidad, porque cuando se levanta alguno de los obispos presentes, se levanta el resto de los presentes], el diácono viene tomar la bendición para el evang[eli]o ut de more fit [como se hace de costumbre]. Cántase el evang[eli]o para el qual vienen los pajes de las hachas, el Prelado se llevantará sin mitra; tanto q[ue] el diá[cono] p[ro]nunciare D[omi]n[u]s vobiscum, tendrá el báculo inter ambas manus iunctas stans versus cantantem evangelium [entre las manos juntas, en pie, de cara al que canta el evangelio]. Acabado, besará el l[ibr]o; aviéndole pr[imer]o quitado el báculo será incensado y entretanto el diá[cono] lleva el l[ibr]o de los Evang[eli]os a la cortina; besado el evang[eli]o por el Rei, el Prelado toma mitra y báculo y va al Altar hacer la bendición de las palmas. Dexo de dizir en lo q[ue] voy escriviendo algunas particularidades, y porque las tengo ya dichas en otros lugares a q[ue] me remitto, neq[ue] enim o[mn]ia commemoranda sunt tamquam rudibus et imperitis, &. [y no hay por qué recordarlas todas como si estuviera tratando con rudos e ingnorantes, etc.], en effeto q[ue] yo voy neste borrón descriviendo las costumbres de la capilla y en otro volumen (siendo Dios servido) diré conforme los ceremoniales lo q[ue] se deve hazer en cathedrales y colegiadas. [90] Depués del Prelado besar el Altar nel medio, passará a la p[ar] te de la ep[ístol]a al missal, onde estando en medio de los diáconos
340. Los ceremoniales posteriores traducen basto por estolón (Herrera y Bonilla, 1727, pp. 105 y 122). El mismo Ribeiro utiliza más adelante, y en el mismo contexto, el término estolón.
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assist[entes], teniendo las manos iuntas ante los pechos, et aliquantum versus ad palmas benedicendas [y un tanto vuelto hacia las palmas que se van a bendecir], ministrando la paletilla el min[ist]ro della ut supra in candelis [como se hizo en las candelas], en tono ferial dirá: D[omi] n[u]s vobiscum y las oraciones de la bendición, q[ue] son sex, antes de poner el incienso y asperger las palmas. Y quando oviere de hacer algunas bendiciones con la mano derecha, pondrá la sinistra sobre el Altar o l[ibr]o, ut placet [según parecer de] Flumara et Alcocer, y el diácono assistente a dextris, con su mano sinistra llevantará la fimbria del pluvial. Acabada la 6ª oración pondrá el incienso solita benedictione, ministrando la naveta el diácono a dextris, y luego ministrará el aspersóreo con los ósculos devidos. El Prelado aspergerá y incensará las palmas como en las candelas, echo esto dirá la 7ma oración depués de aver dicho nel mismo tono D[omi]n[us] vobiscum y, acabada, irá al medio del Altar onde, estando buelto al pueblo entre sus assistentes, el Prelado más digno q[ue] estuviere en capilla le dará palma y la recibirá inmediatam[en]te dél. Y luego nel choro se enpeçara la an[tífo]na Pueri Hebrӕorum341. Si oviere más Prelados el celebra[n]te les dará palmas, quӕ sine osculis interpositis dantur & recipiuntur sed tantum cum capitis inclinationibus ut in recipiendis candelis est relatum [que se dan y reciben sin ósculos, sino solamente con inclinación de cabeza, como ya se ha dicho al recibir las candelas]. Parece q[ue] el diácono del evang[eli]o y sub[diácono] de la ep[ístol]a se retiren a un lado por no estaren detrás del celeb[rante], esto depués de aver dicho el evang[eli]o y ep[ístol]a.
Depués de aver dado a los Prelados, se sentará nel faldistorio ante el medio del Altar, tomará mitra y toalla nel gremio por los d[iáconos] assist[entes], dará palma al Maior Assistente, d[iáconos] assistentes y más min[istr]os de báculo, mitra, l[ibr]o y candela, diácono y
341. Se refiere a “Los hijos —los niños— de los hebreos...”, Antífona para la procesión del Domingo de Ramos sobre el evangelio de Juan, 12 (12-14). Pueri Habraeorum - portantes ramos olivarum / obviaverunt Domino / clamantes et dicentes / Hosanna Filio David [Los niños hebreos / con ramos de olivo / salieron al encuentro del Señor / diciendo a gritos: / Hosanna al hijo de David].
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subdiá[cono]. Y depués destos toman los capellanes de honor en sus cottas y algunos van a la sacristía tomar cappas pluviales; han de hacer las cortesías a la Reina, grandes, Enbaxadores, Rei y Altar; y toman palmas inclinados, besando pr[imer]o la mano y luego la palma depués de tomada. [91] Los capellanes de Altar, cantores q[ue] sirven en hábito largo, ninnos del seminario, sancristanes toman con sus sobrepellizes, de rodillas. Nel fin de todos los ecc[lesiásti]cos toma Su Mag[esta] d, para lo q[ua]l el Assistente maior, en fuente grande, llevará la palma p[ar]a Su Mag[esta]d a la mano derecha del Prelado, al qual se le quitará toalla y el faldistorio y se llevantará. El m[aestr]o de ceremonias haze al sumiller sennal, el q[ua]l abre la cortina, y el Rei llegará a las gradas del Altar y tomará la palma como se a dicho de las candelas, con las mismas ceremonias y cortesías. Depués de Su Mag[esta]d tomarán los Enbaxadores, grandes y maiordomos del Rei solamente, con los quales se acaba la distribuición de las palmas. Quítase la toalla del gremio el Prelado, lava manos con mitra a la p[art]e de la ep[ístol]a, quítase mitra y dize la oración Omnipotens sempiterne D[eu]s, &., depués de aver dicho pr[imer]o D[omi]n[u]s vobiscum, la qual acabada, va al medio del Altar, haze a la † inclinación, toma mitra y báculo y buelve al faldistorio con las cortesías acostumbradas. Sentado, pone incienso nel incensario con la bendición ordinaria, llevántase, toma su palma, va ante las gradas del Altar, ordénase la p[ro]cessión, un subdiácono lleva la †. El diácono a dextris, buelto al pueblo, dirá: P[ro]cedamus in pace. El Prelado se buelve sobre su mano sinistra resp[e]to de no dar al Rei las espaldas y luego dará una bendición a Su Mag[esta]d, haziéndole antes y depués muy p[ro]funda humiliación, y en la p[ro]cessión irá dando bendiciones; llegando ante el cancel de la Reina dará otra bendición con las mismas cortesías con q[ue] la dio al Rei. Quando la Reina va en las procisiones de palmas y candelas, numca los Enbaxadores se allan presentes, porq[ue] la Reina va en la p[ro]cissión.
Los cantores, depués del P[ro]cedamus in pace, responden: In no[min]e Ch[rist]i amen, y luego enpeçan la an[tífo]na Cum appropin-
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quaret D[omi]nus, &.342 [Al acercarse el Señor, etc.]. La p[ro]cessión sale a los corredores y dando buelta buelve entrar por la misma puerta por donde salió. En effeto q[ue] en substancia no difiere [92] de la de las candelas en más q[ue] nel gl[ori]a laus343, el qual se canta por los cantores depués de averen entrado en capilla; y cerrado la puerta, cantan los 2 pr[imer]os v[ersos] de canto de órgano, los quales repiten algunos cantores q[ue] quedaron de fuera, de canto llano con contrapunto. Y acabados (por no hazer esperar al Rei), luego el subdiá[cono] tocará en la puerta con la parte inferior del hasta de la †, dando un solo golpe. La † tendrá el subdía[cono] con el crucifixo buelto a la p[ro] cessión.
Ábrese la puerta y entra la p[ro]cessión cantando Ingrediente D[omi]no344 con el v[ers]o siguiente. Como Su Mag[esta]d entrare en la cortina cessará el canto, al Prelado quitan los param[en]tos sacros, toma sus ropas y se va al banco de los ob[is]pos comitatus a mag[ist]ro Ceremo[niarum] [acompañado por el maestro de ceremonias]. Los min[istr]os de la missa salen luego por el lado de la ep[ístol]a, todos 3 con palmas, con las quales bolverán a la sacristía acabada missa. Enpéçasse la missa, en la qual no se dize en la confissión el psalmo Iudica me D[e]us ny g[lori]a patri nel introito y lavabo. Quando se canta en la ep[ístol]a Ut in no[min]e Jesu, &. [Para que al nombre de Jesús, etc.], todos se arrodillan versus Altare [hacia el Altar] hasta las
342. Esta antífona recoge la narración del evangelio de Mateo, c. 21, 1 y ss. 343. Himno de la procesión del Domingo de Ramos: Gloria laus et honor tibi sit / Rex Christe Redemptor / cui puerile decus / prompsit Hosanna pium [Gloria, alabanza y honor a Ti / Cristo Redentor / a quien el esplendor de los niños / aclamó Hosanna Piadoso]. Basado en el Salmo 23, 7-10 (22, 7-10); Salmo 118, (117), y Mateo, 21, 1-16 y Lucas 19, 37-38. 344. Responsorio de la procesión del Domingo de Ramos, anónimo, aunque a veces se ha considerado de origen mozárabe. Ingrediente Domino in sanctam civitatem / Hebraeorum pueri resurrectionem vitae pronuntiantes / cum ramis palmarum / Hosanna clamabant in excelsis [Al entrar el Señor en la ciudad santa / los hijos de los hebreos proclamaron la resurrección de la vida / con ramas de palma / cantando Hosanna in excelsis].
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palabras et infernorum [y de los abismos]inclusive345. En q[uan]to se canta la ep[ístol]a se ponen los facistoles346 cubiertos con sus pannos de terciopelo morado, 2 del medio de la cortina abaxo y uno a la p[ar] te de la ep[ístol]a para los del texto. Acabada la ep[ístol]a el subdiá[cono] no muda el missal, vienen los de la passión con sus livros, evan[geli]o, phariseo, Ch[rist]o, y por la misma orden besan la mano del Prelado depués de averen echo genuflexión ante el Altar. Los de la passión se paran con amitto, alba, manípulo y estola pendente del hombro sinistro, de color violáceo, hábito diaconali præter dalmaticam [menos la dalmática]. Y esto parece bastava, aunq[ue] p[ar]a muchos no basta. Sacrarum lib. 7, c. 3, Fluma[ra], P[aris] C[rasso] y el Ceremo[nial]. Los que cantan la passión no traen palmas ni uzan dellas ya más, vide codicem alterum de hoc off º palmarum sacrarum [ver en el segundo cuaderno lo referente al oficio de la bendición de las palmas].
Depués vienen otros 3 sacerdotes in albis como los pr[imer]os, con estolas y manípulos violáceos en modo de diáconos, los quales tanbién besan la mano del Prelado, y puestos los 4 a la p[ar]te de la ep[ístol]a, de cara a la del evang[eli]o, enpeçan la passión, de suerte q[ue] a la parte [93] del evang[eli]o quedan el Ch[rist]o hacia el Altar y el phariseo a su sinistra, las turbas responden del choro. En q[uan]to se canta la passión todos tienen palmas en las manos, al rei la da el capellán maior y se la toma acabado el evang[eli]o p[ar] a besar el libro. A los Prelados dará el m[aestr]o de ceremonias las palmas p[ar] a la passión y se las tomará acabado el evang[eli]o. 345. Filipenses, 2, 7-12 Son versículos del “himno cristológico” presente en toda la liturgia de la Semana Santa y, por tanto, en nuestro texto: “Cristo se hizo obediente por nosotros... obedeciendo hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos” (Brouwer, 1967, p. 1571). 346. Atril grande colocado sobre el suelo, a la altura del oficiante. Se usaba en las misas con asistencia de ministros —diácono y subdiácono— o “de tres curas”, para el canto de la epístola y el evangelio (Linage, 2017, p. 667).
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El celeb[rante] con el diácono y subdiá[cono] con sus palmas están a la p[ar]te de la ep[ístol]a, como quando lé el introito, in modum semicirculi. Al Emisit sp[irit]um [Entregó el espíritu], se ponen todos los interessentes de rodillas hazia el Altar y los q[ue] cantan la passión se arrodillan hazia los facistoles; y por espacio de un p[at]er n[ost]er estarán de rodillas. Llevántanse, p[ro]síguesse la passión hasta el fin y se recogen todos por la p[ar]te de la ep[ístol]a haziendo 3 y 3, pr[imer]o al Altar genuflexión y al Prelado inclinación por el orden con q[ue] vinieron. El celebrante, depués de aver lido la passión, se buelve de cara a la p[ar]te del evang[eli]o y los min[istr]os se ponen abaxo del celebrante antes del Emisit sp[irit]um.
El subdiá[cono] passa el missal al lado del evang[eli]o, el celebra[n] te lo lee y entretanto el diácono toma el basto, pone el l[ibr]o nel Altar, besa la mano al Prelado, dize Munda cor meu en q[uan]to se pone incienso; va tomar la bendición del Prelado, canta el evang[eli]o depués de aver incensado el l[ibr]o, al qual no vienen pajes con achas. Acabado, bessa el libro el celebrante porq[ue] se cantó y el Rei el suyo; luego se dize Credo y se p[ro]sigue la missa. Al alçar, solo el Prelado superior tendrá palma hasta la communión inclusive, aunque en capilla la tienen los Prelados q[ue] están nel banco. Si alguno de los q[ue] cantan la passión no fuere ordenado, el Prelado podrá dispensar p[ar]a se parar en hábito diaconal, pero onde la cantaren seglares por no aver comodidad de diáconos, será con albas solam[en]te, como cantores. El diácono no empeçará cantar el evang[eli]o sino depués de idos los diáconos de la passión. Conforme el Ceremo[nial] y P[aris] C[rasso] onde oviere acólitos podrán tener palmas al evang[eli]o en lugar de candelabros, que no hay a este evang[eli]o. P[ar]a el evangelio altera autem dia [al otro día] tienen todos palmas, y el celebrante dexará la suya para besar el texto del evang[eli]o despues de acabado y será incensado del diacono.
[94] En martes y mércoles no sale el Rey a capilla, mas desde su tribuna oye la passión, y estos días no ay predicación; en ellos se ob-
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servan las ceremonias q[uan]to a la passión como en día de Ramos, excepto q[ue] no dizen el texto a 4 bozes, mas con solos o turbas, bradados347 nel choro. Cӕremo[niale], l. 2, c. 22. Passio autem 3ª et 4ª feria p[ro]ut prӕcedenti Dominica dictum fuit, tam quoad habitum, et numerum ministrorum quam quoad alias Ceremonias [La pasión de tercia y quarta feria —martes y miércoles— se lee tal como se ha dicho para la dominica precedente, tanto en lo que se refiere a la vestimenta, número de ministros como a las demás ceremonias], por lo qual deven besar la mano al Prelado los de la passión en estos días estando presente; pero no en el Viernes, en q[ue] el off[ici]o es como de difuntos y no se besa cosa q[ue] se dé al Prelado o se reciba de su mano, ny ay bendición alguna a ministro alguno, como se dirá en su lugar. Parece q[ue] en estos días a de aver 6 candelas nel Altar como en mércoles de ceniza por serem348 officios mayores y q[ue] no admiten fiesta alguna de ningún género y en ellos se celebra la passión de Ch[rist]o; y otros fundam[en]tos q[ue] se darán q[uan]do trataremos particularm[en]te del número de candelas q[ue] a de aver nel Altar. J.M.J [95] De las ceremonias q[ue] en esta Real Capilla de Madrid se observan con Su Mag[esta]d y Prelados en la semana sancta, desde la dominga de Ramos hasta el día de Paschoa inclusive, y de cómo los min[istr]os de la Real capilla las exercen en ella Dominica Palmarum Nel Altar la cruz cubierta con tafetán morado, colocada nel medio de seis candeleros de plata dorados, los quales no son iguales, mas enpeçan de los lados los menores hasta los mas altos, colaterales de la cruz. Entre los candeleros se podrán poner algunos ramos de palma y oliva mesclados con flores olorosas. Los paramentos del Prelado q[ue] oviere de
347. Bradados (port.): proclamados. 348. Serem (port. Infinitivo personal, tercera persona del plural): ser.
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hazer la bendición de las palmas se an de poner sobre el medio del Altar desplegados, a saber: pluvial, stola, cíngulo, (cruz pectoral y sortija en salvillas sobre el mismo Altar, a la parte de la ep[ístol]a) alba, amitto. Estos paramentos an de ser morados y cubiertos con tafetanes del mismo color, uno q[ue] cubra los paramentos desde el medio de la grada del Altar en q[ue] están los candeleros hasta el asiento suppedáneo y otro más largo q[ue] cubra la planicia del Altar toda, en forma de cruz. La mitra, q[ue] deve ser sinple, se pondrá a la parte de la ep[ístol] a sobre el mismo Altar, de suerte q[ue] las dependencias della queden colgando sobre la cenefa o frontalera del Altar. A la parte del evang[eli]o se pone el livro de los evangelios q[ue] se a de dar a besar a Su Mag[esta]d en fonda [96] de borcado, el qual livro se pone llevantado y arrimado a la grada de los candeleros. La mesa de las palmas se pone a la parte de la ep[ístol]a, contigua al Altar, cubierta con toalla blanca de lenço; sobre ella las palmas q[ue] se an de dar a Sus Mag[esta]des puestas en una gran fuente; estas tienen ramillete de varias flores en la parte inferior, las hojas mescladas de muchas flores, con coronas depentes dellas y otras enlaçadas de artificio y finalmente dignas de sus duennos. Las de los Prelados y grandes están ligadas por el medio y con sus letreros. Debaxo de esta mensa de las palmas se ponen unas esportillas con ramos de oliva p[ar]a los de la familia de la casa Real.
Faldistorio del Prelado q[ue] a de hazer la bendición a la parte de la ep[ístol]a, con su cappa morada, sobre alhombra iunto a la segunda grada del Altar. Si el Prelado fuere Cardenal tendrá silla de respaldo de terciopelo, con almohada a los pies y sitial delante cubierto con panno de terciopelo, pero sin almohada, el qual sitial pues, lo tiene quando está en su ábito cardinalicio, mejor quando celebra con paramentos sacros. Sitial, segio o trono, tribunale o vero l’inginocchiatolo dove un principe s’inginocchia.
Credence En la credence se pondrán dos candeleros con candelas, los quales serán en altura y echura semejantes a los más pequennos q[ue] están en
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los lados del Altar; acetre con agua bendita y aspersorio; incensario y naveta con incienso y cuchara; fuente con aguamanil; miga de pan para lavar las manos; toalla para purificarlas y otra con puntas para el gremio quando distribuiere las palmas; missal, evangelistario y epistolario con fondas de color de los más paramentos; velo para el min[ist]ro de la missa; paletilla con bugía blanca; manípulos del diácono y subdiácono y estolón349 para quando cantaren evangelio y ep[ístol]a; báculo cerca de la credence; cruz para la processión cubierta con velo morado, con algunas hojas de palma y oliva puestas en la parte superior. Durand[us] lib. 6, c. 7, nº 8, ibi: [97] Sane ante crucem et in cruce rami virides infiguntur ad notandum quod omnem virtutum vigorem a crucifixo habemus [Con toda razón se fijan a la cruz por delante ramos verdes p[ar]a significar que del crucifijo nos viene todo el vigor de las virtudes].
En la sacristía cappas y dalmáticas para los min[istr]os del pontifical y más capellanes de honor q[ue] las costumbran llevar en la processión. Estas cosas todas ansí dispuestas y a punto, a su tiempo vendrá el Prelado q[ue] a de hazer el officio y se sentará nel banco de los Prelados; luego los min[istr]os q[ue] le an de servir suben de la sacristía, diá[cono] y subdiácono con planetas plicadas ante los pechos, ministros de candela y libro, mitra y báculo, los dos diáconos assistentes con planetas, últimamente el presbytero assistente. Todos cubiertos con sus bonetes suben por el lado del evangelio onde esta el Prelado q[ue] a de hazer el officio al qual todos, quando passan, le hazen cortesía, a la qual responde llevantado. Y llegando los diáconos assistentes (passando adelante el Assistente maior) le reciben en medio y le aconpannan al faldistorio350, haziendo genuflexión al S[antí]s[i]mo Sacramento quando passan delante del medio del Altar, la qual los ministros todos hizieron ya quando passaron a su asiento. Quando el Prelado llega a su asiento, los capellanes todos le buelven a resaludar estando llevantados; y advierta el Prelado q[ue] depués
349. Estola ancha que el diácono se pone sobre el hombro a modo de planeta según las rúbricas del Misal de Pío V. A veces se pone sobre la casulla y otras, en lugar de ella (Micó Buchón, 2004, p. 55; Bravo González, 2005, p. 310). 350. Silla plegable, móvil, que suelen usar los obispos de los pontificales (Mershman, 1909).
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de hazer la genuflexión al passar del Altar, deve hazer cortesía a los capellanes de honor q[ue] están nel banco, y ellos responderán con la misma. Al Prelado despojará de las ropas ordinarias su camarero, las quales un paje recibirá en una gran fuente, y las llevara nella a la sacristía, onde dobladas y puestas en la misma fuente las bolverá a su tiempo. El Prelado, estando en medio de los diáconos assistentes, buelto al Altar, le vestirán los indumentos sacros los dos prefatos diáconos, en especial el de la mano derecha, y el otro cuidando [98] desde su lado, ministrando del Altar los paramentos los acólytos al dicho diácono a dextris, a saber: amitto, alba, cíngulo, cruz pectoral, stola, pluvial y, sentado, mitra. Y el Assistente maior le pone la sortija pontifical con los devidos ósculos. El Prelado a de besar el amitto, pectoral y stola tanto al poner como al quitar, por ser conforme a la doctrina de los ceremoniales q[ue] todos los indumentos q[ue] tienen cruz se deven besar al ponerlos y quitarlos. Íten más se advierte q[ue], avendo de tener el Prelado bonete en la cabeça quando le visten, él lo a de quitar y poner. Depués de vestido el Prelado, se dará recado al Rey para venir quando fuere servido. Quando Su Mag[esta]d viene con la comitiva acostumbrada, depués de aver entrado en capilla, se llevanta luego con mitra y báculo en la mano sinistra y la derecha sobre los pechos, y antes de entrar en la cortina le haze el Prelado muy profunda cortesía y se queda llevantado hasta el Rey se llevantar de la oración. Y luego, desde su faldistorio, va en medio de los diáconos assistentes, q[ue] llevan las fimbrias del pluvial; ante las gradas del Altar hazer el asperges, haziendo al Nuncio primero un poco de cortesía y al Rey muy profunda; y a los Prelados q[ue] estuvieren nel banco a la parte del evangelio saludará tanbién depués de echa al Rey la cortesía, porq[ue] las cortesías se hazen conforme a la comodidad del q[ue] va andando, sin attender antioridad ny posterioridad, sino q[ue] se hagan a todas las personas a q[ue] son devidas. Si pluribus facienda est reverentia nihil refert, an uni prius quam alteri ipsa reverentia fiat dum modo omnibus fiat, pro ipsa enim facienda non prioritas aliqua sed commoditas facientis attendenda est. [Si se hubiere de hacer reverencia a varios no importa si se hace a uno antes que a otro, porque para las reverencias no hay que atender a prioridad ninguna sino a la
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comodidad de quien la hace] Cæremo[niale] Episcopor[um], P[aris] Crasso et Fluma[ra].
Bolviéndose el Prelado de cara al Altar, el ministro del báculo se lo toma con los ósculos devidos, y el diácono assistente a sinistris le quita la mitra y luego se arrodilla sobre la última grada con los ministros; y el Assistente maior le da, con los devidos ósculos, el aspersorio. Y llevantándole las fimbrias del pluvial [99] los diáconos assistentes, entonará la an[tífo]na Asperges me [Rocíame] y, entonada, rociará el Altar nel medio, a la parte del evangelio y de la ep[ístol]a, y luego a sí mismo antes de se llevantar; y da el aspersorio al assistente, y, llevantado, el diácono assistente a dextris le pone mitra, elevante vittas diácono a sinistris [mientras el diácono de la izquierda levanta las cintas]. El ministro del báculo se lo da con ósculos y, echa genuflexión al Altar, va a la cortina echar el asperges al Rey llevándole las fimbrias del pluvial los diáconos assistentes. Llegado a la cortina, q[ue] el sumiller ya tendrá abierta, con mitra y báculo haze al Rey profunda humiliación; dexa el báculo en las manos del ministro dél y toma el aspersorio q[ue] le ministrará el Assistente maior y luego, besándole en la parte inferior, echa a Su Mag[esta]d el agua bendita de los pechos abaxo, per círculo de su mano derecha hazia la sinistra del mismo Prelado; luego dexa el aspersorio, toma el báculo y, echa la cortesía al Rey, se buelve ante las gradas del Altar onde le quitan báculo y mitra ut supra, haze genuflexión y espera q[ue] nel choro acaben el psalmo y an[tífo]na. Si en la cortina estuviere el Príncipe y Infantes, el Assistente maior les echará agua con las devidas cortesías y depués dará el aspersorio al Recetor q[ue] echará la aspersión al Nuncio y más Prelados, luego a los ministros parados del pontifical, al sumeller, capellanes de honor, Enbaxadores si estuvieren presentes, a los grandes y a los maiordomos del Rey y últimamente a los interessentes en capilla; advertiendo q[ue] a los Prelados, Enbaxadores y grandes haze inclinación antes de les echar agua, y al primero de los maiordomos. Acabado por el choro la an[tífo]na, el Prelado, teniendo el Assistente maior el libro y paletilla, el ministro della dirá los versiculos y oración Exaudi nos D[omi]ne, sancte, &. [Escúchanos, Señor, santo, etc.]. [100] Acabada la dicha oración, el Prelado toma mitra y báculo en la forma ya referida y, echa al S[antí]s[i]mo Sacra[men]to genuflexión y al Rey cortesía, buelve a su faldistorio, onde sentado, con mitra, sin
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báculo, lerá la an[tífo]na Hosanna, &., ministrándole el livro y candela los min[istr]os ordinarios, la qual an[tífo]na se canta nel choro al tienpo q[ue] el Prelado la enpeça ler. Y acabada nel choro, el Prelado se llevanta sin mitra y, buelto al Altar nel mismo faldistorio, teniendo las manos iuntas ante los pechos y ministrándole el libro el Assistente maior y la candela el min[ist]ro della, dize D[omi]n[u]s vobiscum y la oración Deus q[ue]m diligere et amare, la qual acabada se senta con mitra, la qual le ponen sentado, nam regulare est quod Episcopo apud sedem suam vel faldistorium sedenti, mitra imponatur et auferatur, apud v[er]o Altare stanti, imponitur et aufertur [la norma es que al obispo, cuando está sentado en su sede o en el faldistorio, se le ponga y se le quite la mitra, pero cuando está en el altar, se le quita y se le pone] Ceremo[nial], lib. 1, c. 8. En quanto el Prelado canta la oración, el subdiácono dexa la planeta, toma manípulo y el epistolario y, con el m[aestr]o de ceremonias aconpannado, haze las reverencias devidas y canta la ep[ístol]a nel lugar acostumbrado, assistindo el m[aestr]o de ceremonias a su sinistra. Acabada y echas al Altar y Prelado genuflexiones, le besa la mano y va a la credence dexar el manípulo y tomar la planeta y se buelve a su lugar. En q[uan]to los min[ist]ros del libro y candela están serviendo al Prelado, y el assistente ministra la naveta p[ar]a poner incienso, están llevantados los otros min[ist]ros, sus coassistentes. Cum surgit aliquis ex assistentibus Ep[iscop]i facturus aliquid ad rem divinam spectans, surgunt et reliqui coasassistentes, et cum sessuri sunt cum nuto capitis se ad sedendum invitant [cuando alguno de los asistentes del obispo se levanta para realizar algún acto pertenenciente al culto divino, también se levantan los restantes coasistentes, y para sentarse se invitan con un movimiento de cabeza], lib. 1, cap. 8, Cærem[oniale].
Los min[istr]os del libro y candela, llegando desde su lugar ante el Prelado, le hazen cortesía, y el del libro lo abre y tiene ante los pechos, y el de la candela a su mano sinistra alumbra. El Prelado, teniendo las manos puestas sobre el libro, lé la ep[ístol]a y los versos infrapuestos della y el evang[eli]o ut in missali. Entretanto el diácono dexa la planeta, toma manípulo y el basto, pone el libro de los evangelios nel Altar
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y, dicho por el Prelado el evangelio, se van los min[istr]os del libro y candela a su lugar con las devidas cortesías. El diácono besa la mano al Prelado, dize el Munda cor meum, [101] el Prelado pone incienso nel incensario ministrando la naveta el Assistente maior y el diácono pide la bendición para el evangelio como es costumbre. Y tanto q[ue] dissiere D[omi]n[u]s vobiscum, luego el Prelado se llevanta sin mitra y con báculo entre las manos juntas, buelto al diácono está al evangelio, el qual acabado, el min[ist]ro del báculo lo toma al Prelado; el subdiácono trae el libro para le besar y depués de lo aver besado le incensa con tres ductos el Assistente maior, al qual dará la bendición depués de le aver incensado. Entretanto el diácono q[ue] cantó el evangelio lleva el libro a la cortina abierto con ambas manos, tomado por la parte inferior y llevantado hasta los ojos, el qual le da el m[aestr]o de ceremonias; y luego haze sennal al Patriarcha o Prelado q[ue] sirve al Rey para lo venir a ministrar. Y llegando a la cortina, q[ue] el sumiller abrirá, hará al Rey profunda humiliación y luego, tomando el libro de los Evangelios al diácono dando lugar al sumiller para lo purificar, lo ministrará al Rey para lo besar; y besado, cerra el Prelado el libro y lo da al diácono, y echa la cortesía se buelve a su lugar y cerra la cortina el sumiller. El Rey besa el evangelio nel fin y depués haze cortesía al Altar. Para este evangelio vienen pages con 4 achas, por ser costumbre de la capilla quando á seis candeleros nel Altar vinieren 4 achas al evang[eli]o y 6 para el alçar; como lo es tanbién estaren sienpre las achas hasta la comunión del celebrante. Et quia consuetudo circa maiorem ornatum est laudabilis, retinenda est [Y dado que es loable la costumbre de un mayor ornato, se debe retener]. El ob[is]po celebrante estará en medio de los 2 diáconos assistentes, como el arç[obisp]o de Corfus y el ob[is]po de Pisauria notan y refiere Gavanto, el qual dize q[ue] detrás del celebrante con cappa no a de aver ministros; Castaldo tiene lo contrario.
El diácono dexa el basto y toma la planeta, el Prelado q[ue] celebra, depués de se aver ministrado el libro al Rey, toma mitra y báculo y va al Altar con las devidas cortesías; ante las gradas le quitan báculo y mi-
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tra y, echa genuflexión, sube, bésale nel medio y passa a la parte de la ep[ístol]a al missal, onde estando entre los diáconos assistentes con las manos juntas ante los pechos sin las desplegar, enpeçará la bendición, buelto algo a las palmas; y quando hiziere las bendiciones sobre ellas, pondrá la mano sinistra sobre el Altar y el diácono a dextris llevantará la fimbria del pluvial. [102] Quando el Prelado dissiere el prefacio no a de desplegar las manos y dirá los sanctus con los min[istr]os, los quales acabados nel choro, prosiguirá las oraciones; y nel fin de la quinta pondrá incenso nel incensario ministrándole la naveta y cuchara con ósculos el diácono a dextris, y el aspersorio. Luego el celeb[rante] aspergerá las palmas nel medio, a dextris et a sinistris, en forma de cruz, diziendo la an[tífo] na Asperges me D[omi]ne sin canto ny psalmo, y en la misma forma incensará. E dicho en forma de cruz porq[ue] cruz es en la forma en q[ue] se haze. Como se echa la aspersión al Altar y se thurifica el libro de los Evangelios, el celebrante dize la sexta oración, la qual acabada, va al medio del Altar y bolviéndose de cara al pueblo, estando en medio de los diáconos assistentes, sin mitra, vendrá el Nuncio si estuviere presente o otro Prelado al Altar con las devidas salutaciones y cortesías, y echa genuflexión en la ínfima grada subirá y dará al Prelado celebrante la palma, la qual recibirá con inclinación de cabeça q[ue] tanbién hará el q[ue] la dio. Y luego el celebrante dará palma al Prelado q[ue] pr[imer]o se la dio y nel choro se enpeçará inmediatamente la an[tífo]na Pueri Hebrӕorum, &. Si oviere más Prelados les dará palmas, las quales le ministrará co[n] ósculo de la palma el diácono a sinistris. Los Prelados neq[ue] dantis manum neq[ue] palmam osculantur sed tantum caput inclinant [no besan la palma ni la mano de quien la da, solamente inclinan la cabeza], y deven estar llevantados los Prelados nel banco en quanto toman los otros q[ue] nél están; y tanbién lo estarán los capellanes de honor. Depués de se averen dado las palmas a los Prelados, el celebrante se sienta, toma mitra, y le ponen toalla los diáconos assistentes, la qual tienen con las fimbrias del pluvial llevantados, porque en Capilla no a acólytos [103] para tener la toalla de rodillas, como advierte el Ceremonial. El Assistente maior toma palma inclinado, besando pr[imer]o la mano y luego la palma, lo mismo hazen los diáconos assistentes q[ue]
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toman depués dél; y los más parados y capellanes de honor; el diácono y subdiácono toman, y los más capellanes de Altar de rodillas. Las palmas se deven ministrar al diácono a sinistris por el sancristán o algún capellán o síndico. Depués de averen tomado todos los eclesiásticos de la Real capilla, se quita la toalla del gremio al Prelado por los diáconos assistentes y se llevanta, con mitra, y se quita el faldistorio fuera del Altar. Entretanto el Assistente maior, en una grande fuente, lleva las palmas q[ue] se an de dar a Su Mag[esta]d y Príncipe o Infantes a la parte del evangelio, aconpannado del m[aestr]o de ceremonias, el qual avisará al sumiller aibra la cortina. Sale Su Mag[esta]d, haze a la Reyna cortesía q[ue] está nel cancel, la qual se llevanta y no se buelve sentar sino depués del Rey bolver con la palma y le hazer segunda cortesía. Aconpannan al Rey los Enbaxadores, grandes y maiordomos, y los Prelados salen del banco hasta la cortina. Llegando el Rey ante las gradas del Altar le haze cortesía el Maiordomo maior o en su absencia el de la semana, pone sobre la ínfima grada almohada de terciopelo morado besándola pr[imer]o; arrodíllase Su Mag[esta]d sobrella. El Prelado, tenendo la palma en ambas manos, la da a Su Mag[esta] d con ostención de ósculo, Su Mag[esta]d la recibe en la mano derecha y la besa, y llevantado, haze la cortesía al Altar y buelve a su cortina. Para el Príncipe se pone almohada, y para los Infantes, por sus maiordomos, y toman en la forma q[ue] Su Mag[esta]d, aunque con más remissas cortesías. Depués de las personas Reales toman los Enbaxadores, y grandes y maiordomos del Rey solam[en]te, los quales todos toman de rodillas y besan la palma solam[en]te; el Prelado está sentado y con toalla. En quanto toman los Enbaxadores están los de su banco llevantados, lo mismo observan los grandes en su banco y los Prelados y capellanes de honor.
[104] Depués de se averen distribuido las palmas se quita del gremio del Prelado la toalla, llevántase con mitra, quítase el faldistorio y lava las manos a la parte de la ep[ístol]a con la miga de pan, las quales lavadas y purificadas con toalla se le quita la mitra y llegando al missal dize, buelto al Altar con las manos juntas sin las plegar: D[omi]n[u]s vobiscum, oremus, y la oración Omnipotens sempiterne Deus, &., la qual
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acabada buelve al medio del Altar, haze inclinación a la cruz, toma mitra y, bolviéndose sobre su mano derecha, el báculo en la sinistra, descende ante las gradas entre los diáconos assistentes, haze genuflexión al S[antí]s[i]mo Sacram[en]to, al Rey cortesía y va a su faldistorio. El subdiácono toma la cruz, ordénase la processión, el Prelado pone incienso nel thuríbulo con la ordinaria bendición, ministrando la naveta el Assistente maior con los devidos ósculos. Processión y orden q[ue] nella se observa El Prelado toma su palma en la mano sinistra, va ante las gradas del Altar con las dichas cortesías; luego diácono a dextris, buelto de cara al pueblo, dirá: Procedamus in pace, y los cantores responden In nomine Ch[rist]i amen y enpeçarán a cantar la an[tífo]na Cum appropinquaret D[omi]nus, &. [Al acercarse el Señor, etc.]. El Prelado se buelve sobre su mano sinistra respecto de no dar las espaldas al Rey y haziéndole una humiliación profunda le dará la bendición y hará otra humiliación depués de dada. Muévese la procission, thuriferario, subdiácono con cruz en medio de dos achas q[ue] llevan pajes del Rey, cantores en tropa, los capellanes de honor q[ue] no llevan cappas, luego los q[ue] las llevan, en dos alas, todos con palmas en las manos; los q[ue] van a la parte derecha en las manos derechas y los q[ue] a la sinistra en las sinistras, con gravedad, modestia y religioso aplauso. Delante de la † van los 2 alcaldes con sus granachas y varas.
Los min[istr]os del pontifical van por el medio; el diácono, candela, libro, Assistente maior, báculo immediate delante del Prelado, [105] el qual lleva el ministro dél con ambas manos, llevantado del suelo, con la parte curva buelta hazia delante; síguese el Prelado en medio de sus diáconos assistentes, los quales llevan las fimbrias del pluvial llevantadas; va dando bendiciones a un y otro lado de la processión y, llegando ante el cancel o tribuna onde está la Reyna, para y le echa bendición con humiliación profunda antes y depués. Al Rey da el Patriarcha Capellán maior la palma quando sale de su cortina y al Príncipe y Infantes y a la Reyna quando sale de su tribuna.
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A las damas dará el cura de Palacio estando con sobrepelliz y stola. Como la processión sale fuera de capilla se cubren los capellanes de honor. Detrás del Prelado deven ir los Prelados, los más dignos más cerca dél y los otros detrás de los más dignos; el capellán de la mitra a un lado con el velo de la mitra al cuello. Más atrás va el Rey y Príncipe con sus palmas, y los grandes y maiordomos van delante del Rey, a los quales manda cubrir depués de averen salido de la capilla. El Patriarcha va detrás del Rey a su mano sinistra y la Reyna va a la misma, igoal con el Rey, llevándole la cola de la faldra su camarera; los meninos fidalgos llevan a las damas las colas. Da buelta la processión por los corredores y buelve entrar por la misma puerta por donde salió, a la qual en llegando, entran algunos cantores dentro y ceran la puerta y cantan los primeros dos versos gl[ori]a laus, &. y de fuera los repiten de canto llano con contrapunto. El subdiácono queda a la puerta con la cruz, cuyo crucifixo tendrá buelto a la processión; y acabados los 2 versos de afuera luego dará un golpe con la extremidad del palo de la cruz en la puerta, la qual se abre. [106] Y la processión entra cantando la an[tífo]na Ingrediente D[omi]no, &. y quedan cantando hazia aquella por donde se intra al oratorio del Rey hasta el Rey entrar en su cortina; la cruz y capellanes de las cappas descén a la sacristía onde se la quitan y buelven a su banco. Al Pre[la]do le quitan los paramentos sacros los diáconos assistentes y se va al banco de los ob[is]pos aconpannado del m[aestr]o de ceremonias; sus min[istr]os van a la sacristía dexar los paramentos. Al Rey, Príncipe y Infanta toma el Patriarcha las palmas al entrar en la cortina.
Los min[istr]os de la missa salen por el lado de la ep[ístol]a con sus palmas y bonetes cubiertos y ante las gradas del Altar se los toman los acólytos, hazen genuflexión y dizen la confissión sin psalmo Iudica me Deus, haziendo las reverencias al Prelado superior. El introito no tiene gl[ori]a patri ny el psalmo Lavabo inter innocentes manus meas. A las palabras de la ep[ístol]a In nomine Jesu, &. todos se arrodillan hasta et infernorum inclusive. Acabada la ep[ístol]a o antes de acabada, se pondrán los atriles cubiertos con pannos de ceda en sus lugares. Los de la passión vie-
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nen en hábito diaconal excepto la dalmática, el evangelista, phariseo y Christo, cada uno con su libro arrimado al pecho. Y echa al Altar genuflexión todos 3, quedando el Ch[ris]to nel medio, el evangelista a su mano derecha y el phariseo a la sinistra, llevantados van besar la mano al Prelado por el orden con q[ue] vinieron de la sancristía; y no an de uzar de palmas. Parantur amictu, alba, cíngulo, manipulo et stola in modum diaconi, coloris violacei, habitu diaconali præter dalmaticam sic Marcellus, Paris Crass. Et Clemens octavus [Se revisten con amito, alba, cíngulo, manípulo y estola como los diáconos, todo de color violáceo, a excepción de la estola. Así Marcellus, Paris Crass[o] y Clemente octavo]
Depués vienen otros 3, tanbién nel mismo hábito diaconal, y besan tanbién la mano al Prelado; esto se haze porque a la parte de la ep[ístol]a se canta el texto por quatro cantores de canto de órgano, todos por un libro, y el Christo y el phariseo a la parte del evangelio con las espaldas a los 4 del texto; las turbas y ancilas nel choro. Las passiones se deven cantar al Romano por 3 sacerdotes, no más, a la p[ar]te del evangelio, y por un libro solo q[ue] tendrán 3 acólytos.
Enpeçada la passión todos se llevantan con sus palmas en las manos. Al Rey se la va dar el Patriarcha y toma acabado el evangelio. El celebrante con sus min[istr]os, [107] diácono y subdiácono a su mano derecha puestos en medio círculo a la parte de la ep[ístol]a, todos tres con sus palmas; lé la passión buelto algo a los q[ue] la cantan a la parte del evangelio, advertiendo de no se arrodillar al Emisit sp[irit]um mas solo inclinar la cabeça hazia el libro; y acabado de la ler se bolverá con la dicha persona de cara a la parte del evang[elio. Los ministros descerán y se pondrán a hilo derecho abaxo del celebrante, bueltos como lo está el celebrante. Quando se arrodillaren se bolverán de cara al Altar, mas los q[ue] la cantan hazia sus atriles, y echo silencio por espacio de un pater noster se llevantará pr[imer]o el q[u]e haze el evangelista y se prosiguirá la parte última llevantándose todos. Acabada la passión se van los q[ue] la cantaron por el orden con q[ue] vinieron, haziendo al Altar y Prelado las reverencias devidas. En-
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tretanto se sientan todos, el subdiácono muda el missal a la parte del evangelio, el celebrante lo lerá entretanto el diácono toma el basto y pone el libro nel Altar, besa la mano al Prelado y le pide la bendición depués de puesto en el incensario incienso, luego va al lugar acostumbrado a cantarlo, y pr[imer]o incensará el texto como es costumbre y luego lo cantará enpeçando absolutam[en]te sin salutación ny signar el libro. No vienen achas a este evangelio, para el qual toman todos palmas y al alçar solam[en]te el Prelado superior la tendrá hasta la communión. Las palmas a de dar y tomar en los tempos devidos el m[aestr]o de ceremonias a los Prelados. Onde oviere acólytos podrán tener palmas en lugar de candeleros, dizen Fluma[ra] y Castaldo.
Acabado el evangelio, altera autem die [al otro día], el celebrante besa el libro dando pr[imer]o la palma a un acólyto; y es incensado del diácono, el qual luego lleva el libro q[ue] el Rey a de besar a la cortina, onde pr[imer]o el Patriarcha tomará [108] la palma al Rey y depués le ministrará el libro para lo besar. Si alguno de los q[ue] cantan la passión no fuere ordenado, el Prelado podrá dispensar para se parar en hábito diaconal; pero onde la cantaren seglares por no aver comodidad de diáconos, será con albas solam[en]te, como cantores. En martes y mércoles no sale el Rey a cortina, mas desde la tribuna oye las passiones estos dos días, en los quales se deven observar las ceremonias como en día de ramos, conforme el cap[ítulo] 22 del libro 2º del Ceremonial nota nel miércoles de la Semana S[anc]ta, ibi: passio recitabitur p[ro]ut in prӕcedenti Dominica dictum fuit, tam quoad habitum, et numerum ministrorum quam quoad alias cӕremonias351 por lo qual parece deven besar la mano al Prelado los de la passión, estando presente, y deste parecer es Castaldo, li[br]o 3, cap. 5, n[úmer]o 12 et ibi: Passio autem recitabitur iisdem ritibus quibus in Dominica [La pasión se recitará con los mismos ritos que en la dominica precedente]. Y nel Altar deve aver seis candeleros estos días de passión por seren de maior solemnidad; y pues en Mércoles de Ceniza sirven 6 a la missa, como dize Flumara, bien se sigue pueden estar seis estos días, y es repuesta de Roma q[ue] es bien los aya. La profecía de Mércoles la 351. Retoma lo ya dicho en capítulo 9, Dominica Palmarum.
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canta un capellán de honor a la parte de la ep[ístol]a teniendo él mismo el libro. Por la mannana del Mércoles ya está puesto el sepulchro, y el Martes precedente depués de missa, se a de llevar el S[antí]s[i]mo a la capilla q[ue] Su Mag[esta]d mandó hazer en la goardajoyas. Llevarlo a el sacerdote q[ue] celebró missa, la qual acabada, irá a la parte del evangelio con el diácono y subdiácono y, puesto por el Prela[do] (si estuviere presente) incienso o por el celebrante en su absencia, el diácono abrirá el sacrario, el celebrante de rodillas incensará el S[antí]s[i]mo y tomará velo al cuello, [109] el qual le pondrá el m[aestr]o depués de aver incensado. El diácono le dará la pyxis en q[ue] está el S[antí]s[i] mo y lo llevará a la dicha capilla descendo por la escalera a la sacristía, llevando candelas encendidas los capellanes de honor delante. El celebrante irá diziendo algunos psalmos de las vísperas del Sacram[en]to con los min[istr]os y como llegare a la capilla, el diácono, de rodillas, le tomará la pyxis y la pondrá sobre el Altar; el celebrante incensará y luego el diácono meterá el Sacramento dentro del sacrario i cerará la puerta y dará la llave al cura. Advierto q[ue] no a de tomar el celebrante pluvial, ni dizir nel fin oración alguna, porq[ue] no es acto processional ny los ceremoniales en semeiante transladación advierten más de q[ue] se haga con toda reverencia y decencia devida: In alio sacello vel loco ornatissimo cum omni decentia et reverentia reponatur [Guárdese con toda decencia y reverencia en otra capillita o sitio muy adornado], cap. 12 del Ceremo[nial], lib. 1. Querendo hazer esta traslación con más silencio, acabada la missa solemne y cerrada la puerta de la capilla, el cura, con estola y sobrepeliz y dos achas, la podrá hazer; y ansí parece ser más conveniente por el tienpo ser de passión y no aver publicidad q[ue] paresca processión. [110] Mércoles de Tenieblas. De los maitines q[ue] en la Real capilla se celebran estando Su Mag[esta]d en su tribuna Nel Altar † cubierta con velo morado, como ya en la Dominga de la Passión queda dicho, seis candeleros con candelas de cera commún. El triángulo352 se pone en frente del medio del Altar, con quinze candelas 352. Véase “Tinieblas”.
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de cera commún, dize el Ceremo[nial], pero en esta R[ea]l capilla y en algunas Iglesias se a costumbrado poner la superior y más alta de cera blanca, pero los ceremoniales concordan en q[ue] todas an de ser amarillas. Cum accenduntur candelæ trianguli ab altiori incipitur descendendo ad eas quæ respiciunt cornu evangelii deinde aliæ [Para encender las candelas del triángulo se empieza por la más alta, bajando por las que miran al evangelio, luego las demás] Fluma[ra].
El triángulo se a de poner a la parte de la ep[ístol]a, enfrente del Altar, a latere ep[is]t[ol]ӕ ponitur candelabrum singulare accomodatum ad sustinendos quindecim cereos cerӕ communis [en el lado de la epístola se pone un candelabro especial preparado para sostener quince cirios de cera común]. In sinistro latere collocandum candelabrum est, id est a latere ep[is]t[ol]æ quod in missa Hebræos significat, ad quos Ch[rist]us primo venit, potest etiam per latus sinistrum sinistros eventus in Ch[rist]o intelligi [El candelabro debe colocarse al lado izquierdo, esto es, al lado de la epístola que en la misa significa a los hebreos, a los que vino Cristo en primer lugar, el lado izquierdo también puede significar los malos acontecimientos de la vida de Cristo].
El facistol para las lamentaciones y liciones se pone debaxo del archo de la capilla, nudo, sin panno, y el libro tanbién nudo, sin fonda. Quando los cantores q[ue] ovieren de cantar las lamentaciones llegaren al facistol, harán primero cortesía al Rey si entran por la puerta de la capilla, depués genuflexión al Altar, luego al Prelado; nel fin pr[imer]o al Altar, Prelado y al Rey q[ue] está en la tribuna. El Prelado capellán maior les da al principio y fin bendición, mas no les quita el bonete. Si el q[ue] oviere de cantar la lamentación viniere de la parte de la ep[ístol]a, pr[imer]o hará genuflexión al Altar, luego al Prelado y últimam[en]te al Rey, quia commoditas gradientis attenditur [pues se tiene en cuenta la comodidad del que se está moviendo]. Los responsarios cantan nel choro los cantores de canto llano, [111] las liciones dizen los capellanes de honor y, quando salen del banco, pr[imer]o hazen cortesía a los sus colaterales, luego al Rey, y
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pasando por los capellanes y grandes les hazen tanbién cortesía. Llegando al facistol hazen profunda inclinación al Altar, depués al Prelado, saliendo un poco fuera del facistol hazia la parte del evang[eli] o, el qual les quita el bonete; y acabada la lición, el q[ue] la contó hará profunda humiliación al Altar y al Prelado, depués a los grandes, al Rey y últimam[en]te a los capellanes de su banco. El Prelado, quando nel fin de la lición el capellán le haze la cortesía, le echa la bendición conforme el Ceremo[nial], lib. 2, cap. 5, De los maytines: prӕsente episcopo, ibi: Canonicus facta reverentia Ep[isco] po, qui versus eum facit signum crucis revertitur ad locum suum absque osculo manus Ep[isco]pi; sed si forte non essent canonici qui cantarent, oscularentur manum [en presencia de obispo, donde dice: el canónigo, hecha reverencia al obispo, que vuelto hacia él hace la señal de la cruz, se vuelve a su sitio sin besar la mano al obispo, pero si por acaso los que cantaren no fueren canónigos, se besarían las manos del obispo]. Y porq[ue] los capellanes de honor en la Real capilla se equiparan a los canónigos, no deven besar la mano, aunque sí los de Altar. En effeto se observa q[ue] al principio les quita el bonete y nel fin da bendición, y aunq[ue] ay decreto de la Congregación de los Ritos para los ob[is]pos no saludaren sus canónigos quitando el bonete, mas solam[en]te hazer sobre ellos el sennal de la cruz, con todo algunos quitan el bonete al principio y fin, más por humanidad y cortesía q[ue] por obligación. Ep[iscop]us non debet in Eccl[esi]a salutare canonicos aperiendo caput, sed benedicendo manu, Congre[gatio]. Rit[uum]. X Januarii 1604 [En la iglesia el obispo no debe saludar a los canónigos descubriendo la cabeza, sino bendiciendo con la mano. Congregación de Ritos, 10 de Enero, 1604]. En los maitines de Jueves S[an]to se advierta q[ue] al llegar al facistol o apartarse dél deven hazer genuflexión los q[ue] cantan las lamentaciones y liciones resp[e]to del S[antí]s[i]mo Sacram[en]to q[ue] está nel Altar, y aun sería bien con ambas rodillas quando llegan o se apartan o passan, [112] como nota el Ceremo[nial], cap. 21 del lib. 1. Quando los canónigos llegan ante el Altar para nel círculo dizieren los Agnus con el ob[is]po, qui omnes cum accedunt, et cum recedunt ambobus genibus versus Altare genuflectunt ob reverentiam S[ancti]s[i] mi sacramenti quod est super eo quod et Eminentissimi faciunt Cardi-
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nales ac etiam caput inclinant [todos ellos al acercarse y retirarse hacen reverencia al Santísimo Sacramento expuesto en el altar, doblando ambas rodillas hacia el altar, lo cual también hacen los eminentísimos cardenales que además inclinan la cabeza]; y nel cap[ítulo] 12 del mismo lib[ro]: cum necesse sit quoties ante illud transimus genua ad terram flectere [porque es obligado hincar rodillas en tierra cuantas veces pasamos ante él]. Y el Missal nota q[ue] en las 40 horas en q[ue] está occultado y reservado em capsula sub clave, se a de hazer genuflexión, lo qual algunos scrupulean diziendo q[ue] solo quando está patente: quandocumque accedit seu recedit vel transít ante sacram[en]tum in calice reservatum genuflectit sacerdos, quod in simili casu alias observa [todas las veces que el sacerdote se acerca, se retira o pasa ante el Sacramento reservado en el cáliz, se arrodilla, y eso se observa en otras ocasiones similares], dizen Gavanto, Castald[o], Alcocer y Busta353; en resolución, q[ue] se deven arrodillar con anbas rodillas al llegar y retirar, quia numquam illud tantum colere et venerari possumus quantum decet tenemurq[ue] [porque nunca podremos adorar y venerar al Sacramento tanto como debemos y es decoroso]. Las candelas del triángulo apaga el sancristán con el instrum[en] to capucho puesto con espongia, en una hasta en fin de cada psalmo, y con genuflexión al Altar y Prelado enpeçará apagar de la parte del evang[eli]o de la última candela del triángulo y al segundo psalmo otra de la parte de la ep[ístol]a y ansí las más; y la hasta o vara con q[ue] las apaga estará encostada al dicho triángulo. In quibusdam Ecclesiis candelæ quadam manu cerea extinguuntur quæ significat manum Iudæ de qua D[omi] nus dixit qui intingit mecum manum, &. [En algunas iglesias las candelas se apagan con una especie de mano de cera que significa la mano de Judas de quien dijo el Señor: quien mete su mano conmigo, etc.]354.
En nel choro dicho P[at]er n[ost]er, avemaría y credo enpeçan los dos chantres la an[tífo]na Zelus Domus tuӕ355, &., santiguándose antes 353. Probablemente se refiera a Juan de Bustamante y a su obra Tratado de las ceremonias de la Missa, y las demas cosas tocantes a ella, conforme al Misal Romano, últimamente reformado por... Clemente VIII, publicado en Cuenca en 1637 (Moreno Álvarez, 2016, p. 20). 354. Mateo, 26, 23. 355. El celo de tu casa me devora. Salmo 69,10, (59,10), recogido en Juan 2, 13-18.
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de enpeçar, y todos los más q[ue] la cantarem. Los psalmos se cantan sin gl[ori]a patri, &. A los versículos se llevantan los capellanes de banco y en secreto dizen el p[at]er n[ost]er, y los cantores cantarán la pr[imer]a lamentación y las más, conforme estuvieren encomendadas. Los responsoreos dellas, algunos se cantan de canto de órgano y los más de canto llano nel choro. La pr[imer]a lamentación cantan al cancel donde está el Rei, cantores con instrumentos o un cantor con instrumento. Las más al facistol, un solo sin instrumento.
[113] Las liciones cantan los capellanes de banco nel modo ya referido arriba. Quando nel choro se enpeçare el cántico Benedictus356 se llevantan todos, y las candelas del Altar se enpeçarán apagar al verso Ut sine timore, enpeçando de la última del lado del evangelio y al otro verso la última de la parte de la ep[ístol]a; y ansí alternatim de un y otro lado hasta se apagaren todas seis. El m[aestr]o de ceremonias o otro capellán dize el Ceremonial las apague, en esta R[ea]l capilla las apaga el sacristán con las devidas reverencias al Altar y Prelado. Acabado el cántico, en quanto nel choro se repite la an[tífo]na, el sacristán quita la última y más alta candela del triángulo y la tiene encendida sobre el Altar a la parte de la ep[ístol]a, o sobre la credence o mensilla q[ue] está al mismo lado, hasta se enpeçar el verso Christus factus est pro nobis obediens, &. El qual enpeçado, esconderá la candela detrás del Altar y, depués de dicha la oración Respice [Mira, Señor] y se aver echo el estrépito y rumor, la sacará fuera y cessará el estrépito. El Prelado dize la oración estando de rodillas y inclinado ante el medio del Altar sobre su faldistorio, pero en capilla la dize en su asiento a la parte de la ep[ístol]a. El hebdomadario no haze ninguna función en estos maitines por q[uan]to el Prelado dize la oración y assiste presidiendo. Lo mismo se observa en los dos días siguientes, excepto q[ue] no se apagan las seis bugías q[ue] están delante del S[antí]s[i]mo Sacramento en las tenieblas de Joves; y avérense de arrodillar al llegar al facistol y apartarse dél con ambas rodillas, como se a dicho arriba.
356. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, Lucas, 1. 68-79. Cántico de Zacarías, a él pertenece también el ut sine timore [para que sin temor] de la línea siguiente.
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[114] Jueves S[an]to en la R[ea]l capilla de Madrid Por la mannana estarán todas las cosas necessarias para el officio deste día prevenidas y a punto. Primeram[en]te la cruz del Altar estará cubierta con velo blanco, seis candeleros a los lados de la cruz, de cada lado 3, puestos en espacios igoales, aunque serán los dichos candeleros desigoales, como ya queda dicho, conforme al cap. 12 del lib. 1 del Ceremo[nial]. Bien se podrá uzar de séptimo candelero en medio de los seis prefatos, attento q[ue] los Prelados celebran en capilla con más magestad q[ue] en sus proprias residencias, pero quando no se aya de poner, a todos parece q[ue] solo a 4 Prelados es muy devido: Cardenal, Nuncio, y Capellán Maior y Arçobispo de Toledo por Primas. Los indumentos del Prelado q[ue] oviere de celebrar (q[ue] siempre costumbra ser el Nuncio) se an de poner sobrel medio del Altar, ordine retrógrado, y cubiertos con tafetán de la misma color; mitras dos: preciosa in cornu evangelii y sinple in cornu ep[is]t[ol]ӕ, con las dependencias colgadas sobre el frontal; cruz pectoral, goantes y sortija en salvillas sobre el Altar a la parte de la ep[ístol]a; si el Prelado uzare de palio357, se pondrá sobre el Altar debaxo de la planeta, cubierto con su tafetán y las espynolas358 en salvilla a la parte de la ep[ístol]a, onde están los goantes, sortija y pectoral; el faldistorio puesto a la parte de la ep[ístol]a, fuera de las gradas del Altar. [115] Credence En la credence avrá dos candeleros con candelas; quatro cálices, a saber: uno para la missa con 3 hostias en la patena, otro con patena, pala y velo blanco para reservar el S[antí]s[i]mo Sacram[en]to, los otros dos 357. Palio tiene dos acepciones: (1) especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, que sirve para cubrir en las procesiones al Santísimo (Nosetti, Cibien y Canals, 1987); (2) insignia pontifical otorgada por el papa a los arzobispos y algunos obispos. Es una banda circular de lana blanca decorada con seis cruces negras que se coloca sobre los hombros, cayendo por delante y por atrás (Nosetti, Cibien y Canals, 1987). 358. Influencia del término ‘espínula’ (port. ant.): alfiler utilizado en las vestimentas episcopales. En algunos diccionarios de gallego se recoge este término con idéntico significado (Boullón Agrelo et alii, 2000, p. 400).
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con toallas atadas en los pés359 para ministrar la ablución360; vaso con formas; toalla para la communión; velos para los hombros del Prelado, para mitra y subdiácono; libros: missal de evang[eli]o y ep[ístol]a en sus fondas; livro con papel incluso p[ar]a el diácono cantar la confissión antes de la communión; estolas para los sacerdotes q[ue] an de comulgar; palio con 6 varas de plata; cruz cubierta con velo blanco para la processión y báculo en sus lugares cerca de la credence; aguamaniles; fuente; toalla; thuríbulo; naveta; paletilla con candela; sandalia del Prelado en fuente cubierta con velo blanco; cappa pluvial para la processión; vinageras, hostiaria361. Estas cosas deven estar en la credence; y porq[ue] por la mannana, de las ocho hasta nueve horas, el teniente limosnero dize missa y comulga a los pobres a q[ue] Su Mag[esta]d a de lavar los pies, en la misma credence avrá toalla de lienço y vaso, el qual no a de ser cáliz ni tener forma dello, ny a de ser sagrado, para ministrar a los pobres, lo q[ue] hazen los sancristanes de capilla. Prevenidas estas cosas todas y puestas en su lugar, a su hora nel choro se an de dizir las horas 1ª, 3ª, 6ª, 9ª, en tono grave y de presto, sin canto. El hebdomadario, en banquillo debaxo del archo a la parte de la ep[ístol]a, dirá en fin de cada hora la oración Respice, de rodillas y con la cabeça inclinada, como nota el Ceremo[nial]. En principio de prima se dize, secreto,[116] P[at]er n[ost]er, Ave María y credo; en principio de las más horas, p[at]er n[ost]er y Ave María; en fin de cada hora se dize Christus factus est obediens, para lo qual se arrodillan todos; y acabado el verso luego, secreto, p[at] er n[ost]er; y el choro el psalmo Miserere mei D[eu]s362; y, acabado, el hebdomadario la oración, como queda dicho. Nel fin de las horas destos 3 días no se recita el p[at]er n[ost]er. Gavant[o] et Thomas lusita363. 359. Pés (port.): pies. 360. Purificación de los vasos sagrados después de la comunión en la Eucaristía (Nosetti, Cibien y Canals, 1987 (12-02-2020). 361. Caja en la que se guardan las hostias no consagradas (RAE, 2019). 362. Tenme piedad, oh Dios, según tu amor (Salmo 51, 3 (50, 3). 363. Se trata de Thomas o Thomé Álvarez, tesorero mayor de la Capilla Real de Portugal y gran conocedor del ceremonial eclesiástico y de las rúbricas del Misal y Brevario romanos. Fue merecedor de alabanzas por parte de los más grandes autores como Bartolomé Gavanto (Coment. In RUb, Breviar, f. 17). Escribió, entre otras,
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Adviértase q[ue] a estas horas menores a de aver candelas encendidas nel Altar, como Gavanto y Fluma[ra] notan, y deven ser de cera amarilla. In aliis horis ante missam feriæ v cæna domini [?] et ad vesp[eras] quascumque accendi debent. duo candelæ in Altari ardeant, Fluma[ra] dum 1ª, 3ª, 6ª, 9ª dicuntur hac die, non autem in feria 6ª et sabbato [En las demás horas antes de la misa de la feria v (la cena del Señor [?]) y en todas las vísperas deben encenderse. En el altar debe haber dos candelas encendidas, Fluma[ra], mientras en ese día se dicen 1ª, 3ª, 6ª, y 9ª pero no en la feria 6ª ni en sábado].
Como el Prelado viniere, se vestirá assistiéndole sus min[istr]os como en los más pontificales, recitando pr[imer]o sentado y cubierto, en q[uan]to le ponen la sandalia, los psalmos Quam dilecta364, &., dicha la an[tífo]na Ne reminiscaris365, &. Los quales psalmos dirá con los diáconos assistentes y Assistente maior alternatim, sin gl[ori]a p[at]ri. Acabados los psalmos y repetida la an[tífo]na, se llevantará sin bonete y buelto de cara al Altar dirá los kyries, versículos y oraciones, hasta la del manípulo inclusive; las quales oraciones, ex causa, se pueden dizir de un jacto como lo acostumbra el P[a]P[a], porq[ue] enbaraça mucho dizirlas quando toma los indum[en]tos sacros, si no las oviere de dizir de memoria; porq[ue] aunq[ue] el Ceremo[nial], libro 2, c. 8, diga q[ue] ad singula paramenta dicat singulas orationes [se dirá una oración para cada ornamento], lo qual es la perfección de las ceremonias; con todo, la experiencia tiene mostrado q[ue] perturba[?] mucho y inquieta, aunque diga pr[imer]o la oración y depués tome el indumento. En resolución de Roma se respondió se podían dizir todas y depués irse vistiendo con más commodidad. Vestido el Prelado por el diácono y subdiácono de la missa, se van tomar sus manípulos y los diáconos assistentes buelven a su assistencia. El Assistente maior le pone la sortija pontifical [117] y si la obra Notationes in Rubricas Breviarii Romani ex Decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restituti Pii V, publicada en Lisboa en 1629 (Barbosa, 1752, p. 753). 364. ¡Que amables tus moradas, oh Yahveh...! (Salmo 84, 2 (83, 2). 365. ¡De los pecados de mi juventud no te acuerdes...! (Salmo 25, Jet 7 (24, Jet 7). Antífona de los siete salmos penitenciales.
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uzare de más sortijas se las pondrán los diáconos assistentes con los ósculos acostumbrados, y el diácono a sinistris le pone el gremial. El subdiácono, depués de aver tomado su manípulo, tomará el libro de los evangelios con el manípulo del Prelado incluso nel mismo lugar del evang[eli]o q[ue] al Altar, depués de la confissión, a de besar el Prelado. Como el Rei viniere se enpeçará la confissión, echas pr[imer] o las devidas cortesías. No se dirá el psalmo Iudica me D[eu]s, no gl[ori]a p[at]ri nel introito ny al fin del psalmo Lavabo inter innocentes, &. Quando el Prelado en la confissión dissiere Indulgentiam366, &., tendrá el báculo en la mano sinistra, como nota Castaldo, q[ue] esta es la razón de quedar detrás del Prelado con los diáconos assistentes, como el Ceremo[nial] refiere, cap. 8, De missa pontificali, del lib. 2, ibi: Interim recedunt alii ministri qui eum illuc usq[u]e sequuti fuerant excepto eo qui de baculo, et altero qui de thuríbolo serviunt, duobus diaconis assistentibus qui remanent [Entretanto se retiran los demás ministros que le habían seguido hasta allí, a excepción del ministro del báculo y el del incensario, los dos diáconos asistentes que se quedan]. Depués del Prelado aver dicho nel Altar la oración Oramus te D[omi]ne, bolviéndose de cara a la p[ar]te del evang[eli]o, besará el texto dél teniéndolo el subdiácono abierto sobre los pechos; y el Assistente maior, poniendo la mano sinistra al libro, con el índice de la derecha cubierto con la cotta, apuntará el texto nel principio, besando antes y depués de apuntar el índice. El Prelado, con ambas manos, por la parte inferior, lo tomará para lo applicar con más comodidad al ósculo. Innocencio 3º dize q[ue] el proprio Prelado lo a de abrir, et ibi: Rectius ergo facit Episcopus, cum ipsemet aperit librum evangelii, quamvis et per ministros suos Christus patefecerit mysteria scripturarum [Por tanto, obra más rectamente el prelado cuando abre por sí mismo el libro del evangelio, aunque Cristo haya hecho patentes los misterios de las escrituras por medio de sus ministros]; pero lo q[ue] los ceremoniales ensennan es lo q[ue] se a de hazer. 366. Después del Confiteor —“la confissión” en nuestro texto— según el Misal de Pío V, el sacerdote pronuncia esta frase: Indulgentiam, absolutionem et remissionem [Que el Señor nos conceda la indulgencia, remisión y absolución de nuestros pecados].
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Inoc[entius]. 3, lib. 2, c. 4.
[118] A la gl[ori]a se tocan las campanillas junto a la credence por espacio de un p[at]er n[ost]er y no se tocan más hasta la gl[ori]a del Sábbado S[an]to. Onde oviere campanas en torres se deven tanbién tocar hasta el fin de la gl[ori]a y no sonar más hasta el sábbado ut supra. Adviértasse q[ue] ny al alçar de la hostia y cáliz, oy ny el día siguiente, ny aún quando se lleve el S[antí]s[i]mo Sacra[mento] a algún enfermo, no se deve tocar campanilla. Hasta el fin de la missa se a de tanner el órgano, como el Ceremo[nial], lib. 1, c. 28 nota, ibi: Ut in die Annuntiationis, feria quinta in cӕna D[omi]ni, sabbato sancto, et similibus, organum pulsatur [Se toca el órgano como en el día de la Anunciación, feria quinta in Cӕna Domini, Sábado santo y similares], y refieren Alcocer y Zamora, Castaldo y Flumara y otros autores graves; y bastava el Ceremonial no limitar hasta q[ué] tempo se avía de tocar, nam cum lex non excipit, nec nos excipere possumus [pues si la ley no hace una excepción, tampoco nosotros podemos hacerla]. Acabada la ep[ístol]a no se toca, porq[ue] no a más del gradual y un verso q[ue] el choro canta inmediatamente, ny vale dizir q[ue] el órgano dize el Deo gratias para q[ue] se toque, y basta estar ansí en prática en las más graves Iglesias y en q[ue] con más puntualidad se celebran los officios divinos. La missa se continúa y, cantado por el choro Et homo factus est, el diácono llevará la bolsa con el corporal al Altar con las devidas cortesías. Entre tanto el subdiácono estará llevantado en su lugar dándolo al diácono para passar retirándose a un lado. Dicho el offertorio por el Prelado, el subdiácono llevará el vaso de las partículas al Altar llevándolo cubierto con velo y, puesto sobre la ara hazia la p[ar]te de la ep[ístol] a discubierto y sin velo, bolverá a la credence por el cáliz, lo qual llevará en la mano sinistra cubierto con la extremidad del velo q[ue] pende del cuello de la p[ar]te derecha. Y esperará fuera del Altar a la parte de la ep[ístol]a q[ue] el Prelado suba a él y le bese, y luego llegará y el diácono le toma el cáliz y lo pone sobre el Altar, [119] quita la palia367 y con
367. También llamada hijuela. Pañito blanco o de los colores litúrgicos, que se coloca sobre la patena (de forma circular) y sobre el cáliz (cuadrada) (López Martín, 1996, p. 373).
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una de las tres hostias tocará las dos q[ue] se an de consecrar y luego la patena y cáliz alrededor, por dientro y fuera, y la dará al sacristán q[ue] la coma; y las dos en la patena, con los ósculos devidos, dará al celebrante. Y en q[uan]to las offrece, el diácono tendrá delante del celebrante el vaso de las formas discubierto y echa la oblación le bolverá a su lugar y cubrirá, luego echará de las vinageras vino y agua en una salvilla y lo dará al dicho sancristán para hazer la pregustación, y depués desto, purificado el cáliz, echará vino nél a la vista del celebrante, y el subdiácono echará agua pr[imer]o aviendo pedido la bendición al celebrante, teniendo la salvi[ll]a con la mano sinistra y la vinagera sobre ella con la derecha y, inclinada la cabeça, dirá Benedicite, R[everendissi]me p[at] er [Bendecid, reverendísimo padre]. El celebrante offrece el cáliz con el diácono, el qual tendrá el pie del cáliz o el braço derecho del celeb[rante] con su mano derecha, diziendo con él: Offerimus tibi D[omi]ne [Te ofrecemos, Señor]. Puesto el cáliz y cubierto con la palia, el celebrante prosigue la missa ut in missali y haze la thurificación de la oblata y Altar ut est in more [como es costumbre]. Depués del celebrante ser incensado por el diácono in cornu ep[ístol]ӕ, incensará luego al Assistente maior y a los diáconos assistentes, luego los más min[istr]os de las cappas y subdiácono; y últimamente será incensado por el acólyto a quien dio el incensario, estando detrás del celebrante, en medio de los diáconos assistentes. Prosíguese la missa, el prefacio de la Cruz, nel fin vendrán los pajes de las achas, los quales no se irán sino depués de la co[m]munión acabada, quando se canta nel choro el Co[m]munio. A las palabras de la sagración de la hostia, advierta el diácono de discubrir el vaso de las formas y depués de la adoración de la hostia lo bolverá a cubrir. Los Agnus Dei se dizen como sienpre y nel 3º Dona nobis pacem, y se dize la oración de la paz, pero no se dará paz en detestación de la q[ue] oy Judas dio a Ch[ris]to falsam[en]te. Depués del celebrante aver tomado el sanguis hará genuflexión y llevantado pondrá la hostia sacra q[ue] se a de reservar nel cáliz q[ue] el subdiácono ya avrá traído de la credence. El diácono pone la palia sobre el cáliz y luego la patena [120] y lo cubre con velo blanco y lo pone nel medio del Altar con genuflexión antes y depués, q[ue] esto es reverenter collocat [lo coloca reverentemente], como dize el Ceremo[nial].
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El diácono y subdiácono comulgan puestos de rodillas en la pr[imer]a grada, y con estolas el subdiácono, porque el diácono ya la tiene desde el principio; y el diácono quedará a la mano derecha del subdiácono. Luego el celebrante haze genuflexión, toma el vaso de las formas y, bolviéndose sobre la mano derecha, comulgará pr[imer]o al diácono y luego al subdiácono diziendo: Corpus D[omi]ni n[ost]ri, &. Y antes de receberen la partícula besarán la mano al celebrante; y nel fin de las palabras Custodiat animam tuam in vitam ӕternam [Guarde tu alma para la vida eterna], responderán Amen. El celebrante se buelve al Altar y pone el vaso nel medio y haze genuflexión, entretanto el diácono y subdiácono se purifican suben al Altar, haze genuflexión con el celebrante, el qual se retira a la parte del evangelio y se vuelve de cara a la p[ar]te de la ep[ístol]a. El subdiácono queda detrás dél en la misma postura, el diácono se pone nel cuerno de la ep[ístol]a con el libro en las manos. Y buelto el celebrante cerca del m[aestr]o de ceremonias a su lado sinistro y echa al celebrante la cortesía, cantará la confissión en la qual, quando dissiere: Et tibi p[at]er et te p[at]er, hará genuflexión al celebrante Prelado; pero siendo canonigo el q[ue] la canta, hará solamente p[ro]funda humiliación. En quanto se canta la confissión estarán de rodillas solamente los q[ue] ovieren de comulgar y los q[ue] no, llevantados, los quales se arrodillarán quando se enpeçare a dar la comunión. Acabada la confissión el celebrante dará la absolución en tono inteligible y luego buelve al medio del Altar. El diácono passará a la parte del evangelio y el subdiácono a la de la ep[ístol]a, hazen genuflexión y, llevantados, el diácono toma el vaso de las partículas, el celebrante se buelve sobre su mano sinistra por no dar las espaldas al Sa-[121] cramento. El subdiácono quitará la patena de sobre el vaso y el celebrante enpeçará dar la comunión, pr[imer]o al assistente y diáconos assistentes, q[ue] todos tres comulgarán juntos, advertiendo de enpeçar sienpre por el q[ue] queda a la parte de la ep[ístol]a. Tanto q[ue] el celebrante sacare la partícula del vaso, luego el subdiácono applicará la patena hasta ponerla debaxo de la boca del comunicando, el qual, depués de las palabras Corpus D[omi]ni, &., antes de recibir la forma, dirá: Amen; y esto se observará con todos. Depués de averen recibido dos a dos el Sacram[en]to con sus estolas al cuello, se llevantan y hazen genuflexión y van tomar cada uno por su lado la purificación, depués le quitan las estolas. Nótese q[ue] acabada la confissión luego
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dos acólytos estenden la toalla, la qual tienen por las quatro puntas ante los pechos de los q[ue] an de comulgar, y dos capellanes de honor dos cálices sagrados con toallas ligadas a los pies para la purificación. En capilla es costumbre de hazer al Rey cortesía antes y depués de averen comulgado, la pr[imer]a se puede observar, pero la segunda escusará por la reverencia del S[antí]s[i]mo que nel pecho llevan los q[ue] comulgan. Acabada la comunión, en la qual solo comulgan los ministros ecclesiásticos de la capilla, se buelve el celebrante al Altar con los ministros y si quedaran algunas partículas las recibirá, purificará la pyxis con cuidado sobre el cáliz en q[ue] celebró, tomará la purificación y ablución y, echa al S[antí]s[i]mo Sacram[en]to genuflexión, saldrá fuera de la esquina del Altar, a la p[ar]te de la ep[ístol] a, advertiendo de no dar las espaldas al S[antí]s[i]mo en la versión; y buelto de cara al pueblo, sin mitra, lavará las manos entretanto q[ue] nel choro se canta el Communio. Lavadas las manos lo lerá in cornu ep[istol]ӕ nel missal q[ue] ya el Assistente maior o el diácono tendrán passado a la p[ar]te de la ep[ístol]a. [122] En quanto el celebrante lé el Comunio, el subdiácono, in cornu evangelii, purifica el cáliz y lo cubre con velo y lleva a la credence; y buelve a su lugar detrás del celebrante, el qual, depués de aver lido el Comunio, llega al medio del Altar, bésalo y haze genuflexión y, retirándose a la parte de la ep[ístol]a, se buelve sobre su mano sinistra de cara al pueblo y quedando con las espaldas al missal dize: D[omi]n[u]s vobiscum, y luego, bolviéndose sobre la mano derecha al missal canta el Oremus y la oración, la qual acabada tornará al medio del Altar y besándolo con genuflexión se retirará al missal, como queda dicho, y saluda el pueblo en la forma dicha. El diácono dize el Ite missa est de suerte q[ue] no dé las espaldas al S[antí]s[i]mo ny al Prelado celebrante, el qual luego llega al medio del Altar con genuflexión y llevantado dize: Placeat tibi S[anct]a Trinitas, y enpeçará la bendición pontifical como es costumbre. Al Benedicat vos omnipotens D[eu]s, depués de dicho, besará el Altar con genuflexión y, llevantado, se retira al lado de la ep[ístol]a, onde se buelve al pueblo ut supra; y el min[ist]ro del báculo se lo dará en la mano sinistra, sin ósculos. Y el Prelado dará la bendición y acabada le tomará el báculo; el Prelado passará a la parte del evangelio con genuflexión y recitará el Evang[eli]o de S. Joan buelto un poco al S[antí]s[i]mo
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Sacra[mento]; no signará el Altar mas a sí mismo, si pero recitare por libro o tablilla el evang[eli]o lo signará, dicho Et verbum caro, &., y echa genuflexión quando lo dize, llega al medio del Altar, haze genuflexión, buélvese sobre su mano derecha, toma el báculo en la sinistra, desce las gradas sin dar al S[antí]s[i]mo las espaldas, haze genuflexión y al Rey cortesía y va a su faldistorio ubi depositis sacris indum[en]tis usq[u]e ad stolam exclusive, accipit pluviale [donde se quita los ornamentos sagrados hasta la estola exclusive y toma la capa pluvial]. [123] Y estando llevantado pondrá incienso en dos incensarios sin bendición ni oración, luego tomará báculo, irá ante las gradas haziendo al Rey cortesía. Y dexado el báculo en las manos del ministro q[ue] sirve dél y en la grada superior puesto de rodillas sobre almohada y entre los dos diáconos assistentes, ministrándole el Assistente maior el incensario, incensará el S[antí]s[i]mo Sacra[mento] con profunda humiliación antes y depués de incensar. Y dado el incensario al Assistente maior, el m[aestr]o de ceremonias le pone el velo al cuello y siendo necessario lo firmará con alfileres o con botón o listón porque no corra a un lado ny a otro. El assistente diácono a dextris sube al Altar, haze genuflexión a la parte de la ep[ístol]a de suerte q[ue] no dé las espaldas al celebrante, toma el cáliz y lo pone en las manos del celebrante, y antes de lo tomar, inclinará profundam[en]te la cabeça. El diácono, depués de lo aver dexado en las manos del celebrante, se arrodilla y le haze humiliación profunda, y passará a la mano sinistra del celebrante, el qual, llevantado, sube al Altar aiudado de los diáconos assistentes q[ue] llevantarán las fimbrias de parte anterior. Y bolviéndose al pueblo por su mano derecha, estará firme en q[uan]to dos capellanes de honor de rodillas incensan al S[antí]s[i]mo con la reverencia devida, guiando tres vezes los incensarios hazia el Sacram[en]to con inclinación de hombros y cabeça antes y depués. Los cantores enpeçarán el hymno Pange lingua368; al punto q[ue] el celebrante se bolviere de cara al pueblo, descende el celebrante debaixo369 del baldachino q[ue] ya tendrán tomado seis capellanes de ho-
368. Pange, lingua, gloriosi corporis mysterium... [¡Canta, lengua!, el misterio del cuerpo glorioso...], es un himno eucarístico compuesto por Santo Tomás de Aquino. 369. Debaixo (port.): debajo.
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nor con cappas y se enpeça mover la processión: cruz q[ue] llevará un subdiácono entre dos achas; luego capellanes de honor con candelas; los min[istr]os del pontifical por el medio; [124] el min[ist]ro del báculo ira inmediatam[en]te delante del palio, llevándolo con ambas manos llevantado del suelo, con la parte curva hazia adelante; el celebrante, entre los diáconos assistentes, irá diziendo el hymno y psalmos alternatim con los assistentes submissa voce [en voz baja]; detrás del palio el capellán de la mitra, maiordomos, grandes, el Rey y Príncipe con candelas q[ue] el Patriarcha les da al salir de la cortina y se las buelve tomar quando entran en ella; el Patriarcha va detrás de sus Mag[esta] des; los grandes llevan candelas, las quales le da el cerero maior y sus aiudantes, a los Prelados el m[aestr]o de ceremonias. Decende la processión por el lado del evang[eli]o y buelve por el de la ep[ístol]a, suben al monumento el Assistente maior, báculo, diáconos assistentes, acólyto con naveta y incensario. El diácono a dextris q[ue] dio el cáliz al celebrante lo toma al Altar en q[ue] se a de poner el diácono a sinistris, llevanta la cuberta de la archa, pone el diácono el cáliz dentro. El celebrante se arrodilla con los diáconos assistentes, llevántasse, pone incienso nel incensario ministrando la naveta el Assistente maior, arrodíllase el celebrante. El assistente le da el incensario, los diáconos llevantan las fimbrias del pluvial, incensa el Sacram[en] to con inclinación profunda antes y después, da el incensario, los diáconos assistentes cerran con llave el archa y él, a dextris, pone la llave al cuello del celebrante, el qual, llevantado, besa el Altar y da la bendición in cornu ep[istol]ӕ prout supra. El Assistente maior promulga la indulg[enci]a con genuflexión antes y después al S[antí]s[i]mo Sacram[en]to; acabada, hazen todos tres genuflexiones al S[antí]s[i]mo y descem370 [125] abaxo a dizir vísp[eras]. Advierta el m[aestr]o de ceremonias de llevantar sienpre al Prelado las ropas de la parte anterior quando sube o descé algunos escalones. Depués del Prelado llegar a su sede, le tomará el báculo el ministro dél sin ósculos y luego dirá p[at]er n[ost]er y Avemaría en secreto. Nel choro enpeçarán vísperas, las quales son dobles y sin canto; acabada la última an[tífo]na dizen la del cántico, el qual enpeçado se llevanta el Prelado, toma báculo y acabado el cántico lo dexa; al verso Christus factus pro nobis obediens, se arrodilla. Nel choro se dize el Miserere, 370. Descem (port.): descienden.
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en cuyo fin el Prelado, estando aún de rodillas y con la cabeça algo inclinada, recita la oración de memoria con las manos juntas ante pectus o por el livro q[ue] le tendrán los diáconos assistentes. Acabada la oración va con báculo al Altar y, echa al Rey la cortesía, dexa el báculo ante las gradas, arrodíllase, sube y le besa con genuflexión, y aiudado de los diáconos assistentes enpeça a quitar los alfileres, los acólytos recogen el frontal, &. Y nel choro prosiguirán la an[tífo]na Diviserunt sibi vestimenta mea371, &, la qual enpeçará el Prelado, y luego el psalmo D[eu]s D[eu]s meus372, el qual dirán con pauza; y nel fin se repetirá la an[tífo]na. El Prelado buelve a su faldistorio con báculo y devidas reverencias, onde el diácono y sub[diácono] le desnudan de los sacros param[en]tos, toma sus ropas ordinarias y acompanna al Rey al lavado de los pobres. [126] Vase al lavatorio Cruz delante con velo blanco velada, la qual lleva un subdiácono en medio de 2 achas, incensario y naveta delante, capellanes de honor con sobrepellizes en dos choros, nel medio el diácono q[ue] a de cantar el evang[eli]o, maiordomos y grandes delante del Rei, detrás el Patriarcha. Llegando a la sala en q[ue] se haze la lavanda y en q[ue] está el facistol con panno de borcado cubierto, a la ventana q[ue] mira al parque, con las espaldas queda el diácono q[ue] canta el evang[eli]o; los cantores en contorno, el Rey enfrente y el Nuncio un poco apartado y quasi detrás al lado derecho. El diácono besa la mano al Nuncio, va dizir el Munda cor meum onde está la cruz en quanto el Nuncio pone el incienso con la ordinaria bendición, ministrándole naveta el m[aestr]o de ceremonias. El diácono con el libro pide la bendición inclinado, va cantar el evang[eli] o, nel qual, como dize: Deposuit vestim[en]ta sua, &. al Rey le quitan la espada, y sombrero. Y al Cepit lavare pedes discipulorum373, &. [se quitó el manto, etc., comenzó a lavar los pies de sus discípulos, etc.,] el Rei enpeça lavar los pies teniendo cennida toalla q[ue] el Patriarcha le pone, y al Príncipe tanbién, el qual echa el agua sobre los pies de los 371. Se dividieron entre sí mis vestidos (Juan, 19,24, recoge el Salmo 22,19, (21.19). 372. Dios mío, Dios mío (Mateo, 27,46 y Marcos 15,34, recogen el Salmo 22,2, (21,2). 373. Juan, 13, 4-11.
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pobres. El Rei lava el pecho de cada pie, límpialo y lo besa, y el Patriarcha va llevando la bacía de plata; algunas vezes el Nuncio echa agua con el agoamanil. Los sereníssimos sennores Carlos y Car- [127] denal Fernando hacían esta función teniendo también cennidas sus toallas q[ue] el Patriarcha les ponía. El Rey acaba de lavar antes q[ue] se acabe el evang[eli]o y queda onde acabó, pónenle espada y cappa y acabado el evang[eli]o el m[aestr]o de ceremonias pone el libro q[ue] el Rei a de besar en las manos al diácono; el Patriarcha lo da a besar al Rei purificando pr[imer] o el texto el sumeller. Luego el Rei enpeça dar de comer a los pobres dada pr[imer]o por el Nuncio la bendición en esta forma: El Nuncio, a la cabecera de la mesa, quitado el bonete, dirá: Benedic D[omi]ne Regem nostrum Philippum et hӕc tua dona quӕ hodie de manu regia hi pauperes sumpturi sunt; in nomine p[at]ris, el filii et Sp[irit]us S[anc] ti, Amen [Bendice, Señor, a nuestro rey Felipe y estos dones tuyos que estos pobres van a comer hoy de su regia mano. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espírtu Santo. Amén], haziendo una sola bendición; advirtiendo de q[ue] quando nombrare al Rei le hará profunda humiliación, luego el Rei le manda cubrir y depués a los grandes, y enpeçan a traer los platos los gentiles hombres de cámara y los grandes. Debaxo de la mesa se meten en esportillos los platos depués de se averen pr[imer]o puesto en la meza. Nel fin da el Rey el panno y bolsa con 13 reales a cada pobre, p[ara] se vestir. El Nuncio da las gracias: Agimus tibi gr[ati]as p[ro] universis beneficiis tuis omnipotens D[e]us qui vivis et regnas in sӕcula sӕculorum Amen [Te damos gracias, oh Dios omnipotente por todos tus beneficios, que vives y reinas por los siglos de los siglos], y luego annade: Roguen todos a Dios por la salud y vida de Su Mag[esta]d y augm[en] to de su Monarchía. La Reyna n[uest]ra s[enno]ra lava los pies a un ninno y le viste, y da de comer a 13 pobres. Un diácono canta el evang[eli]o, el qual besa nel fin, y se lo ministra el Recetor y algunos capellanes de honor assisten[tes].
[128] Parece q[ue] en la sala en q[ue] Su Mag[esta]d lava los pies aya un Altar con † y candeleros en q[ue] se ponga el libro de los Evang[eli] os q[ue] el Rey a de besar y el otro, porque el diácono lo a de cantar,
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incensario y naveta in angulo ep[ístol]ӕ. Avrá un apparador con treze fuentes y otros tantos aguamaniles, y treze toallas para limpiar los pies a los pobres, y a cada pobre se dexará la toalla con q[ue] le limpiaron, q[ue] ansí lo haze el P[a]P[a] y los Prelados en sus residencias. Para esto se nombrarán los grandes y gentileshombres de cámara q[ue] an de servir con las fuentes y aguamaniles. Irán las fuentes cubiertas de ervas olorosas y a cada pobre servirá un ministro de poner la fuente debaxo del pie y echar agua, luego otro min[ist]ro en una fuente traerá las toallas p[ar]a limpiar el pie, y con esto no es necessario bacía grande de plata ni quien la vaya mudando. Y aunq[ue] el evang[eli]o dize q[ue] Ch[ris]to echó la agua en un bacín y lavó los pies y limpió con la toalla con q[ue] se cinnió, con todo, la Iglesia lo tiene ordenado q[ue] acabado el evang[eli]o el Prelado bese el libro porque se cantó, seya incensado y depués le quiten el pluvial y con mitra va lavar los pies, a cada pobre el pie derecho, y le dé una toalla y limosna. El Patriarcha tomará de la fuente las toallas y las ministrará al Rei.
En algunas partes lava el ob[is]po los pies a los canónigos, q[ue] estarán en su hábito canonical, y no les da limosna. En la orden del seráphico padre s[an] Fr[ancis]co, el superior q[ue] a de lavar los pies, estando al evang[eli]o quando nél se canta Deponit vestimenta, se quita el ma[n]to, al Prӕcingit se linteo, cinne una toalla; misit aquam in pelvim, echa agua por su mano en la bacía. Pero no enpieça lavar los pies sino depués de acavado el evang[eli]o, por lo qual parece q[ue] Su Mag[esta] d deve enpeçar a lavar los pies depués de aver besado el l[ibr]o de los Evang[eli]os, conformándose con estilo y costumbre de la Iglesia. Y los cantores cantarán D[omi]ne tu mihi lavas pedes374, &. [Señor, ¿lavarme tú a mí los pies?, etc.].
A las 3 horas se predica el mandato, el predicador ny a de pedir bendición ny captar al Rei benevolencia, mas solo al S[antí]s[i]mo Sacram[ento]: Muy alto y poderoso Dios y s[enn]or n[uest]ro, haziendo genuflexión antes y depués; y predica con la cabeça discubierta. 374. Es el lavatorio de los pies en la Última Cena.
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[129] Por la tarde, depués de averen passado las processiones, se enpeçarán las horas y se dirán como queda dicho el día precedente. El Rey corre las iglesias con quatro achas, los moços aiudas de oratorio llevan almofadas q[ue] ponen y quitan maiordomos; el Patriarcha va detrás del Rey con sombrero y da la limosna al Rey, Príncipe y Infantes para se offrecieren. En cada Iglesia está una † cubierta al pie del sepulchro con una fuente al lado para la limosna. Feria sexta de la semana santa El Altar desnudo, seis candelas de cera co[m]mún nél, cruz de lignum crucis cubierta con tafetán negro, la qual trae depués de las horas dichas el Patriarcha de la sancristía por los corredores, acompannado de los capellanes de honor, q[ue] todos llevan candelas encendidas delante; su Ill[ustrí]ss[i]ma va discubierto con estola al cuello sobre la mozzetta, van diziendo en tono de presto y baxo el hymno Vexilla regis, &.375 Como llegare ante las gradas del Altar su Ill[ustrí]ss[i]ma, el Recetor le tomará la cruz y pondrá sobre el medio del Altar. Adviértasse q[ue] al verso O crux, ave spes unica376, no se an de arrodillar, ne interumpat[u]r sacra actio [para no interrumpir la ceremonia sagrada]; y aun digo q[ue] todos pueden ir cubiertas las cabeças excepto el Prelado q[ue] lleva el lignum crucis si fuere en su hábito prelatural, mas si fuere vestido de pontifical irá con mitra, y aunque parecerá paradoxo no lo es ny lo será para quien sabe q[ue] el P[a] p[a], si portatur in sede in admirabili p[ro]cessione corporis Ch[ris]ti [cuando le llevan en su trono en la admirable procesión del Corpus Christi] llevando el trono va con mitra, pero si fuere a pie irá sin mitra, y los cardenales todos llevan sienpre mitra en la cabeça [130] y los más Prelados las llevan con las manos por hazer distinción de una a otra 375. Himno procesional de Venancio Fortunato, con motivo del traslado de una reliquia del lignum crucis a Poitiers en el siglo vi. Vexilla Regis prodeunt / Fulget crucis mysterium / qua vita mortem pertulit / et morte vitam protulit [Avanzan los estandartes del Rey / resplandece el misterio de la Cruz / en la cual la vida padeció muerte / y con la muerte nos dio vida]. 376. Es la sexta estrofa del “Vexilla Regis prodeunt”, O Crux, ave, spes única / hoc passionnis tempore / piis adauge gratiam / reisque dele crimina [Salve, Cruz, esperanza única / en este tiempo de pasión / acrecienta la gracia a los justos / y borra las culpas a los pecadores].
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hierarchía, sendo la superior de los Eminentíssimos nam mitra, como dize un grave autor: Non est capitis operimentum at ornamentum [No es un cubrecabeza, sino un ornamento]. Mas bolviendo al lignum crucis, aunque tiene adoración latría377 es con su epichea y interpretación, quia non ӕquali rittu adorandum est ac S[ancti]s[imu]m sacramentum, namq[ue] Sanctiss[i]mum sacramentum adoratur ut quod, lignum v[er]o crucis ut quo; unde nec a genuflexo celebrante debet thurificari, sed cum genuflexione ante et post, ut fit ad Altare in quo est sacramentum occlusum, &. [porque el lignum crucis no debe adorarse con igual rito que el Santísimo sacramento, pues el Santísimo Sacramento se adora por sí, y el lignum como instrumento y por ello no debe ser incensado de rodillas por ningún celebrante, sino tan solo con genuflexión antes y después, como se hace al altar en que está reservado el Sacramento, etc.], prӕsentes in Eccl[esi]a possunt sedere operto capite [y los que están en la iglesia pueden estar sentados con la cabeza cubierta]. Y esto es parecer de theólogos doctos con quien se ventiló la dubda, y respuesta de Roma. Pero bolviendo a proseguir el officio del S[an]to viernes, digo q[ue] las horas se dirán nel choro a su tienpo, con las candelas apagadas nel Altar. Los indumentos del Nuncio, q[ue] serán de color negro, se pondrán sobre el Altar cubiertos con tafetán de la misma color, a saber: planeta, dalmática, tunicela, † pectoral seorsum [aparte], manípulo, estola, cíngulo, alba, amitto, mitra sinple a parte d’a ep[ístol]a sobre o Altar, faldistorio nudo y sin alhombra nel lugar acostumbrado, a la parte de la epístola, puesto de suerte q[ue] sentado nél su Ill[ustrí]ss[i] ma quede de cara a la p[ar]te del evang[eli]o. En la credence averá una toalla q[ue] cubra solam[en]te la planicia y no penda de ninguna parte, dos candeleros en los ángulos con candelas de cera amarilla, paletilla con la suia todo apagado, naveta, incensario, vinageras, bolsa con corporal y purificador378 encima, dos toallas desigoales en lo largo, una q[ue] cubra la planicia del Altar y otra q[ue] penda poco más de un palmo de los lados, livros missales 377. Del griego latreia: adoración. Expresa el culto a Dios y a cada una de las personas de la Trinidad. Se distingue de dulía (culto a los santos) y de hiperdulía (culto a la Virgen) (Floristán, 2001, pp. 188-189). 378. Pañito blanco que se utiliza para purificar los dedos (después de la fracción o de la distribución de la comunión), para secar el cáliz, para limpiar la patena o los distintos objetos sagrados (Aldazábal, 2002, p. 331).
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dos: de evang[eli]o y ep[ístol]a, todos nudos, velo blanco p[ar]a los hombros del Prelado, otro negro p[ar]a el min[ist]ro de la mitra, † cerca de la credence p[a]ra la processión, [131] Almofada, panno violáceo o negro para la adoración, velo de blanco y violáceo p[ar]a se poner sobre la almohada, aunque un autor dize será blanco, loco sindonis mundӕ [en lugar de la sábana limpia], fuente grande p[ar]a la limosna, fuente aguamanil, toallas para las manos del celebrante, paleo blanco de seis varas, y será el mismo q[ue] servió el dia precedente. La silla de Su Mag[esta]d de terciopelo negro, almohada p[ar]a las rodillas, banquillo nudo delante, todo esto sobre una estera fina; y no ay cortina ny sumeller este día. El P[a]P[a] y los cardenales no se sientan en sus palacios oy en sillas, mas sobre bancos o archas. En la Real de Portugal el Rey se sentava estes 3 días sobre dos almohadas de tapiz y los cavalleros por el suelo. Del Rey don Manuel379, de gloriosa memoria, se lé q[ue] se vestía de luto y estava derribado al pie del monumento las quarenta horas con exemplar devoción; no menos pío y cathólico n[uest]ro Rey, el gran monarcha gasta esta semana toda en exercicios de la Iglesia, con tanta assistencia y devoción q[ue] parece increible q[ue] un cuerpo tan delicado pueda con tanto trabajo. El Nuncio se vestirá a su tiempo, enpeçando de la oración Exue me D[omi]ne [Desnúdame, Señor], y las más de los param[en]tos como para exequias funerales, assistiéndole los ministros acostumbrados, excepto el del báculo q[ue] no ay. No se dizen los psalmos Quam dilecta, &., no ay sandalia, no goantes, no dos mitras mas sola la sinple, no dará bendición a ningún ministro. Ep[iscop]us hac die nulli manu nec verbo benedicit [En este día el obispo no bendice a nadie ni con la mano ni de palabra]. Ceremo[nial], lib. 2, c. 26. Missal
El diácono y subdiácono, in albis et sine manipulis [de blanco y sin manípulos], le visten depués de aver lavado las manos, el manípulo se le pondrá antes de la estola, manipulum enim numquam accipit ante
379. Manuel I de Portugal (1469-1521).
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stolam nisi cum celebrat pro defunctis [El manípulo no lo recibe nunca antes de la estola, sino cuando celebra por los difuntos]. Vestido, se sienta con gremial y sin mitra porq[ue] el sepulchro está en lo alto de la capilla, y de cara a la p[ar]te del evang[eli]o se senta. Los min[istr]os en banco nudo abaxo del archo y no en las gradas del Altar por no dar las espaldas [132] al S[antí]s[i]mo Sacram[en]to. Como el Rey entrare en capilla se llevanta el Prelado y le hará cortesía al tiempo q[ue] el Rey la haze al Altar; en quanto el Rey haze oración, el Prelado se pone de rodillas teniendo el faldistorio delante y orará por espacio de un Miserere mei D[e]us. Entre tanto dos acólytos estendem sobre el Altar una toalla q[ue] solam[en]te cubra la planicia del Altar, con genuflexión antes y depués de la poner. El Prelado, q[ue] está orando ante las gradas del Altar, se llevanta y buelve hazer genuflexión y luego al Rey cortesía, sube al Altar el qual besa con genuflexión y se va sentar a la parte de la ep[ístol]a en su faldistorio, quedando de cara a la p[ar]te del evang[eli]o con gremial, el qual tendrá con las manos sobre él puestas, manibus super eo, hinc inde positis quasi illud retinens [las manos puestas sobre él, a uno y otro lado, como queriendo retenerlo] dize el Cerem[onial]. Los assistentes min[istr]os suios se devieron sentar a sus pies sobre la grada superior del Altar per longam lineam, pero por no dar las espaldas al S[antí]s[i]mo no se sientan en la dicha grada. El m[aestr]o de ceremonias trae del banco al capellán de honor q[ue] a de cantar la profecía, al qual dará el libro y hará las cortesías, pr[imer]o al S[antí] s[i]mo, al Rey y Prelado. Y nel lugar onde se canta la ep[ístol]a, la cantará teniendo el libro y con el m[aestr]o de ceremonias a su sinistra; y acabada, hará la cortesía al S[antí]s[i]mo, al Prelado y al Rey quando passa al banco. Nel choro se canta el tracto380, entretanto el Prelado lerá la profecía, nel fin de la qual no se dirá Deo gratias. Luego q[ue] el tracto se acabó nel choro, al Prelado se le quita el gremial y faldistorio y buelto al missal, el qual está en atril a la parte de la ep[ístol]a, dirá: Oremus, y los min[istr]os, diá[conos] y subdiá[conos]: Flectamus genua y levate ut mos est [Doblemos las 380. Versículos de un salmo que se cantaba o rezaba inmediatamente antes del evangelio en la misa de ciertos días. Su característica originaria era la de ser ejecutado por un cantor de un tirón, sin interrupciones antifónicas o responsoriales por parte del coro o de la asamblea (Nosetti, Cibian y Canals, 1987 (11-02-2020).
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rodillas y levantaos, según costumbre]; aunque el Cerem[onial] dize q[ue] los diá[conos] assistentes dirán Flectamus y levate. Dize el Prelado la oración y acabada se sienta; el subdiácono quita la planeta, canta la segunda profecía y acabada, no besará la mano al Prelado mas echas las reverencias devidas al Altar y Prelado, bolverá a resumir la planeta. El Prelado lé la segu[n]da profecía teniéndole el l[ibr]o el min[ist]ro dél, pónense los estantes o facistoles nudos a la p[ar]te del evang[eli]o. Vienen los q[ue] an de cantar la passión, hazen al Altar genuflexión y al Prelado reverencia, van a los facistoles, enpíçasse la passión, llevántanse todos [133] y el Prelado la lé aliquantum versus ad cantantes [vuelto un poco hacia los cantores], assistiéndole a su mano derecha el diácono y subdiácono, y depués de la ver lido, se bolverá perfectam[en]te a los q[ue] la cantan; y todo lo más se haze como en las otras passiones. Acabada la passión se irán los q[ue] la cantaron haziendo al Altar y Prelado las devidas reverencias. El diácono del evang[eli]o toma el basto, dexada la planeta, pone el libro de los evangelios nel Altar, dize Munda cor meum, &., sube, tómale y lo pone sobre los pechos y va al lugar onde se canta delante. Luego, detrás dél, el subdiácono con las manos juntas ante los pechos; y depués del subdiácono iran los acólytos (onde se acostumbran) sin ceriales. Y para hazer esto con solemnidad devota, el diácono, depués de tomar el libro del Altar, descenderá por la parte de la ep[ístol]a al plano, haziendo reverencia al Prelado, onde estará el subdiácono y acólytos. Y desde aquí procederán en la orden q[ue] se a dicho al lugar en q[ue] se a de cantar el evang[eli]o, haziendo al passar por el medio del Altar genuflexión; no a de aver incienso. Comenzado el evang[eli]o al Prelado le quitan gremial y faldistorio y se llevanta con las manos juntas ante los pechos; y ansí estará hasta el fin. Acabado, no se dize Laus tibi Ch[rist]e ny se besa el libro, el qual el subdiácono luego cerrará; y echa al Altar genuflexión con el diácono y al Prelado reverencia, se irán detrás del celebrante Prelado, el qual enpeçará las oraciones. Y la primera dirá con las manos juntas y la segunda con ellas abiertas, rectas et elevatas ad ӕqualitatem humerorum, et sic in aliis usq[ue] ad finem, stantibus ministris post eum unus post alium sic Fluma[ra] et Gavant licet Castaldus omnes extentis manibus fore dicendas monet [rectas y levantadas a la altura de los hombros, y así en todas las demás hasta el final, con los ministros en pie, uno tras
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otro, así Fluma[ra] y Gavant[o], aunque Castaldo avisa de que todas deben decirse con las manos extendidas], lib. 3, sect. 1, c. 2, fol. 442. Qui non est in hoc sequendus, namq[ue] monitiones dicunt[u]r clausis manibus, orationes v[er]o apertis, unde Durandus [Pero en esto no hay que seguirle, porque las moniciones se dicen con las manos cerradas, pero las oraciones, con las manos abiertas, por lo que Durando] lib. 6, c. 7, sub nº 13, sic inquit. Pro quolibet statu bis profertur Oremus, sed quod sub primo Oremus ante flectamus genua d[icitu]r, non est oratio sed adhortatio ideo clausis d[icitu]r manibus [dice así: Antes de cualquier acción se dice dos veces Oremus, pero por lo que hace al primer Oremus antes del Flectamus genua, no es una oración, sino una exhortación, por lo que se dice con las manos cerradas]. [134] Al fin de las oraciones se a de poner el pano y almohada y fuente ante las gradas del Altar al medio. Como el Prelado acabare las oraciones, irá con los diáconos assistentes hazer genuflexión al medio del Altar y luego descenderá a su faldistorio, onde el diácono y subdiácono le quitarán la planeta y luego, en medio de los diáconos assistentes, irá al ángulo posterior de la parte de la ep[ístol]a. El diácono del evang[eli]o trae del Altar la Cruz, a la qual, antes de la tomar, hará humiliación profunda, teniendo juntas las manos ante los pechos, q[ue] esto es lo q[ue] nota el Ceremo[nial] quando dize: Qui eam devote accipiens, &. [La recibe con devoción, etc.], en effeto q[ue] teniéndola con la mano sinistra, con la derecha descubra la parte superior hasta la parte transversal; y tenéndola con ambas manos entonará Ecce lignum crucis [He aquí el madero de la cruz]; y el diácono y subdiá[cono], estando cerca de la credence, proseguirán In quo salus mundi pependit [de la que estuvo colgada la salvación del mundo]; luego el choro canta Venite adoremus [Venid a adorarla] y todos se ponen de rodillas; y acabado nel choro se llevantan. Nótese q[ue] el Prelado deve entonar por el libro o de memoria, a su beneplácito, y ansí como va cantando a de ir llevantando la † ita ut crucem et vocem altius una elevet [al mismo tiempo irá levantando la cruz y la voz]; y deve enpeçar en tono baxo, porq[ue] a cada pauza a de llevantar un punto. La segunda vez discubrirá el braço derecho de la cruz en la esquina del Altar y se hará como en la p[rime]ra. La tercera al medio del Altar y desnudará toda la cruz teniéndola un poco más llevantanda q[ue] en las otras pauzas. Y acabado por el choro el canto, descenderá solo y colocará la cruz sobre la almohada aiudado
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del m[aestr]o de ceremonias y bolverá a su faldistorio onde le quitarán los çapatos. Y irá entre los diáconos assistentes hazer la adoración, pr[imer]o al S[antí]s[i]mo genuflexión antes de salir de su asiento, y al Rei cortesía quando por él passa y a la Reina quando llegare enfrente de su tribuna. [135] Y poniéndose de rodillas en la pr[imer]a pauza entre sus diáconos assistentes dirá voce submissa, adoramus te et benedicimus tibi; quia per crucem tuam redemisti mundum, o crux, Ave spes única, &. [en voz baja: te adoramos y te bendecimos, porque por tu cruz redimiste al mundo, o: Salve, oh cruz, esperanza única, etc.]; y lo mismo dirá en cada adoración o pauza. Los improperios381 se enpeçarán nel choro a la pr[imer]a adoración q[ue] hiziere el Prelado y, llegado onde está la cruz, pr[imer]o echará la limosna y luego la besará nel pie, no tocando con los ojos ny faces la dicha cruz. Llevántase, boelve hazer genuflexión, cortesía al Rei y se va a su asiento a la parte de la ep[ístol]a onde lerá los inproperios. Depués del celebrante Prelado irá luego el Patriarcha con las mismas cortesías, y adviértase de q[ue] no se a de hazer al Rey cortesía quando vienen haziendo las 3 genuflexiones, sino depués de adorar. Si oviere Prelados irán dos a dos, por el orden q[ue] estuvieren sentados; depués de los Prelados van luego los diáconos assistentes y los más parados, dos a dos; y luego los capellanes de honor, depués de los quales va el Rey n[uest]ro s[enn]or; y el Patriarcha buelve la cruz y descubre el lignum crucis y acompanna al Rey, al qual no se le pone almohada. Y llegando al lugar de la cruz, el Patriarcha, como limosnero maior, le da la limosna, q[ue] es un escudo de oro enbuelto en un listón colorado; échalo el Rey en la fuente y el Patriarcha se passa a la sinistra mano del Rey y ponendo la mano en los perdones q[ue] el tenente limosnero tiene en los braços, ligados con un ancho listón colorado, dize: S[enn]or, estas son unas culpas de unos miserables hombres, los quales supplican a vuestra Mag[esta]d les perdone por la muerte y passión de N[uest]ro S[enn]or; el Rey responde: Yo les perdono; y, llevantado, se va a su silla. Depués del Rey aver adorado, el m[aestr]o de ceremonias pone la cruz como dantes estava adórala y adoran los grandes y maiordo381. (De improperia: reproches). Cantos realizados durante la adoración de la Cruz el Viernes Santo. Son reproches amargos de Dios al ingrato pueblo judío, y, en su persona, a los malos cristianos de todos los siglos (Azcárate, 1951, p. 224; López Martín, 1996, p. 368).
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mos. Y últimamente, el Patriarcha lleva el lignum crucis a la Reyna [136] aconpannado de quatro capellanes de honor con velas encendidas, p[ar]a lo qual el m[aestr]o de ceremonias pondrá a su Ill[ustrí] ss[i]ma estola negra y le dará el lignum crucis, quitada de la parte superior la cincha de plata q[ue] lo cubre. La Reyna, Príncipe y Infantes le besan y adoran con gran devoción, puestos de rodillas. Quando el Patriarcha lleve y buelve con el lignum crucis, se arrodillan todos. Entretanto por el diácono y subdiácono se cubre el Altar con otra toalla, más larga de los lados, y el subdiácono traerá de la credence la bolsa con el corporal y purificador y lo estenderá el diácono sobre el medio del Altar; el missal passará a la p[ar]te del evang[eli]o el Assistente maior y las velas del Altar se encenderán, y paletilla, y los da382 credence. El Prelado lavará las manos, y tomará la planeta y pondrá incienso en dos incensarios, porq[ue] ny se haze processión resp[e]to de q[ue] no ay lugar, pues luego suben al sepulchro y en riba tanpoco no a lugar para subiren más q[ue] los min[istr]os necessarios. Y ansí, se pone al pie del sepulchro, onde está el faldistorio, en los dos incensarios el incienso; y no se puede observar la orden del Ceremonial. En effeto el Prelado sube al sepulchro con los min[istr]os necessarios, haziendo pr[imer]o antes de partir genuflexión a la cruz, la qual harán los q[ue] le aconpannan. Entretanto tomarán las varas del palio seis capellanes con pluviales negros, o violáceos no los aviendo de color negro, porque con el color violáceo se suple el negro, dize Grego[rio] 13; los incensarios toman dos capellanes de honor. Como el Prelado llegare al sepulchro hará genuflexión, el diácono a dextris abre la Archa en q[ue] está la hostia sacra; el Prelado incensa ministrándole el incensario el Assistente maior, sin ósculos, luego el m[aestr]o de ceremonias pone velo blanco al cuello del Prelado, el diácono assistente a dextris le da el cáliz, al qual profundamente antes de lo tomar se inclina y luego lo toma con anbas manos; llevántasse y se buelve sobre su mano [137] derecha al pueblo en medio de los diáconos assistentes. Los dos capellanes de los incensarios, estando de rodillas en baxo ante las gradas del Altar, incensan; nel choro se enpeça el hymno Vexilla regis, &.; descende el Prelado debaxo del palio, mó382. Da (port.): de la.
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vese la processión saliendo por la parte del evang[eli]o y se recoge por la de la ep[ístol]a. El Rei, grandes, y Prelados y capellanes todos llevan velas encendidas, ocho achas van delante del palio q[ue] llevan pajes del Rei, con la cruz q[ue] lleva un subdiácono parado con planeta van dos achas. Como la processión de buelta llegare ante el medio del Altar, para el palio, y el diácono del evang[eli]o, de rodillas ante las dichas gradas, tomará el cáliz al celebrante con las devidas humiliaciónes y, llevantado el celebrante, se arrodilla y haze profunda inclinación al S[antí] s[i]mo. El diácono pone el cáliz sobre el medio del Altar y conpone el velo y buelve a su lugar. Al Prelado se le quita el velo, pone incienso ministrando naveta el Assistente maior y, de rodillas, inciensa el S[antí]s[i]mo; sube al Altar, bésale con genuflexión. El diácono descubre el cáliz quitándole el velo, patena y palia; el Prelado toma el cáliz y, sin tocar la hostia, la echa en la patena q[ue] el diácono tiene delante; y dexado el cáliz, toma la patena y pone la hostia sobre el corporal, y la patena a la parte de la ep[ístol]a, sobre el mismo corporal. El diácono echa vino y agua nel cáliz, sin le purificar, y lo da al celebrante, el qual, sin hazer cruz ny dizir cosa, la pone nel medio del corporal; el diácono le cubre con la palia. Luego el celebrante Prelado, ministrándole la naveta el Assistente maior, pone incenso con la bendición Per intercessionem, &., aunq[u]e Gavanto diga q[ue] sin ella, sobre lo qual ay repuesta de Roma auténtica q[ue] con bendición se deve poner. El Prelado inciensa haziendo pr[imer]o genuflexión y llevantado dize: Incensum istud, &. [Que este incienso] y depués de los gyros y circuitos, buelve hazer genuflexión y incensará la cruz diciendo: Dirigat[u]r D[omi]ne, & [se dirija, Señor]. Incensa el Altar ritu debito y in cornu ep[is]t[ol]ӕ dará el incensario al diácono, diziendo: Accendat in nobis D[omi]nus, &. [encienda en nosotros...], [138] pero no será incensado; y luego lavará las manos versus populum exta cornu ep[istol]ӕ nihil interim dicens [de cara al pueblo, fuera del lado de la epístola sin decir nada entretanto]; advertiendo de se bolver por su mano sinistra por no dar las espaldas al S[antí]s[i]mo. Depués de lavado buelve al medio del altar, haze genuflexión, y llevantado y inclinado sobre el altar, iuntas las manos, dirá: In sp[irit]u humilitatis, &. [Con espíritu de humildad, etc.]; la qual oración acabada, besa el altar con genuflexión y llevantado se buelve in cornu evangelii al pueblo y
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dize: Orate f[rat]res. Non dicitur suscipiat D[omi]nus [Orad, hermanos. No se dice: reciba el Señor383]. Y bolviendose al Altar, sin dar la buelta, haze genuflexión y dize: Oremus, abriendo y cerrando las manos: Prӕceptis salutaribus moniti [Animado por saludables preceptos], en tono ferial y el p[at]er n[ost] er como está nel missal; y respondido por el choro: Sed liberanos a malo [Mas líbranos del mal], el celebrante dize secreto: Amen. Luego nel mismo tono en q[ue] dixo el p[at]er n[ost]er dirá: Libera nos, &., y no se a de bendizir con la patena ny mano. La qual oración acabada haze genuflexión y llevantado sobmete la patena a la hostia y tomándola con la mano derecha, teniendo con la sinistra la patena sobre el Altar y estando de rodillas el Assistente maior, diácono, subdiá[cono], y diáconos assistentes y todos los interessentes, llevantará la hostia más alto de lo q[ue] se acostumbra; ny el diácono llevantará las fimbrias de la planeta ny se a de tocar canpanilla ny incensar. Como el celebrante baxare la hostia el diácono se llevantará, discubrirá el cáliz sobre el qual el celebrante frange y divide la hostia en tres partes, como ordinarim[en]te se haze, sin dizir cosa alguna, y cubierto el cáliz por el diácono hará genuflexión el celebrante y llevantado dize la oración Perceptio corporis, &. [que el recibir tu cuerpo, etc.], la qual acabada, haze genuflexión y llevantado dize: Panem cӕlestem accipiam, &.[tomaré el pan celestial, etc.] y D[omi]ne n[on] sum dignus [Señor, no soy digno] y Corpus D[omi]ni n[ost]ri Jesu Ch[rist]i, &. [Que el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, etc.], signándose con el Sacram[en]to, como en las demas misas, aunque este off[ici]o n[on] habet rationem missӕ [no es propiamente misa]. Y finalm[en]te, depués de aver recebido la hostia, haze genuflexión y llevantado et dimissis omnibus quӕ dici solent, inmediate particulam hostiӕ cum vino sumit de calice, nihil dicens neque signans se [y dichas todas las oraciones que suelen decirse, inmediatamente toma la partícula de la hostia con el vino del cáliz, sin decir nada ni santiguar]. Luego recibirá la purificación, para la qual echará vino el presbytero [139] assistente en las manos del celebrante y el diácono agua; y recebida la purificación y ablución, lavará las manos a la parte de la ep[ístol]a con mitra, quibus lotis et tersis aufertur mitra [y una vez lavadas y secas, se le quita la mitra]. Y luego, nel medio del Altar inclinado y puestas 383. Ordinario de la Misa.
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las manos juntas sobrel dirá: Quod ore sumpsimus D[omi]ne, &. [Lo que hemos tomado, etc.] Y acabado, tomará mitra y se bolverá con sus min[istr]os a su faldistorio onde le despoian de los param[en]tos sacros y quedará en su hábito prelatural. Vanse los min[istr]os a la sancristía desnudar y los dos diáconos assistentes q[ue] le assistieron nel officio, con cottas, le assistirán en vísp[eras], las quales se dizen como nel jueves precedente; los acólytos desnudan el Altar y las velas quedan encendidas. Acabado q[ue] el celeb[rante] tomó la partícula con el vino, se van las achas y se apagan las más velas q[ue] oviere; el Patriarcha acude a tomar la q[ue] dio a Su Mag[esta]d para la processión; el diácono toma su planeta, cerra el missal; y el subdiácono purifica el cáliz y lo lleva a la credence. Fluma[ra].
Para el cántico Magnificat se allevantará su Ill[ustrí]ss[i]ma, y como nel choro se enpeçare el verso Christus factus est, se arrodillará su ill[ustrí]ss[i]ma y todos los interessentes; nel fin del psalmo Miserere dirá la oración Respice, estando de rodillas y la cabeça inclinada, teniéndole el libro delante los diáconos assistentes. Y acabada, el Assistente maior promulgará la indulgencia in cornu ep[istol]ӕ estando todos aún de rodillas; la qual acabada, Su Mag[esta]d se va a su Palacio y le aconpanna el s[enn]or Nuncio con la más ordinaria comitiva. Por la tarde, depués de sus Mag[esta]des averen visto las processiones, se enpeçan las horas, las quales se dizen como en los dos días precedentes. Los capellanes, quando llegan al facistol o se apartan dél, y todos los q[ue] passaren delante del Altar este día, deven hazer genuflexión, quia fulget crucis misterium [por que resplandece el misterio de la cruz]. [140] Sábbado Santo Nel Altar Cruz discubierta; seis candeleros con candelas blancas apagadas; dos frontales, blanco debaxo del morado; missal en atril in cornu ep[is]t[ol]ӕ. En la credence las cosas necessarias para la missa: cáliz, vinageras, hostiaria, thuríbulo, naveta, aguamanil, fuente y toalla. Fuente con los granos cinquo de incienso q[ue] se an de poner nel cirio paschal, el qual estará a la parte del evang[eli]o en un grande candelero
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de plata. Costumbran los sancristanes echar algunos granos de incienso en la misma fuente en q[ue] van los cinquo para lo bendizir todo el celebrante; lo qual hazen para dispender por algunas personas devotas q[ue] se los piden. Gavanto dize q[ue] no se deven poner los dichos granos con los cinquo porque solo se mandan bendizir estos; Castaldo tiene lo contrario, q[ue] se pueden bendizir resp[e]to de satishazer a la devoción del pueblo. Avrá, más, paletilla con candela blanca, la qual, a su tiempo, se a de encender nel fuego nuevo para el m[aestr]o de ceremonias encender las candelas de la serpentina384; campanillas para se tocaren a la gl[ori]a y Aleluyas quando el celebrante las canta junto a la credence; acetre con agua bendita q[ue] quedara del Domingo de Ramos reservada, pero en caso q[ue] no la aya se podrá bendizir de nuevo p[ar]a este effeto. Nel banco en q[ue] a la parte de la ep[ístol]a se sientan los de la missa, planeta y manípulo de color violáceo para el celebrante tomar depués del preconio paschal; abaxo del cirio q[ue] se a de bendizir, facistol con panno de borcado y sobre él el livro cerrado [141] por el qual se a de cantar el preconio, puesto en su funda de borcado; la cruz sin manga por la preeminencia de la Real capilla, cerca de la credence. Fuera de la puerta de la capilla, nel corredor, se encenderá a su tiempo el nuevo fuego y, echas ascuas, se ponen en un vaso de plata, el qual se pone dentro de una fuente de plata grande onde quedará con la serpentina hasta su tempo de ir bendizir el fuego y granos; dalmática blanca, estola, manípulo y capelo p[ar]a el diácono. A su devido tempo se entonan las horas nel choro, 1ª, 3ª, 6ª y 9ª; la oración dize el hebdomadario, q[ue] estará sentado con sobrepelliz a la parte de la ep[ístol]a nel assiento de los ministros de la missa. Acabadas las horas se visten en la sancristía los de la missa, el celebrante con amitto, alba, cíngulo, estola violácea y pluvial; el diácono con amitto, alba, cíngulo, estola y planeta doblada ante los pechos; el subdiácono veste los mismos paramentos q[ue] el diácono excepto la estola. Y ya parados, suben a la capilla y se sientan nel asento ordinario hasta ser tienpo de salir fuera de la puerta a la 384. (Port.). Candelabro de tres brazos que acostumbra encenderse en los oficios de Sábado Santo ().
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bendición. Estando todo preparado y a punto, como el Rey estuviere nel cancel, o no avendo de venir, como el s[enn]or Patriarcha lo mandare, saldrán en processión en la orden seguiente: delante un acólyto con missal en funda violácea y a su mano derecha otro con acetre de agua bendita; luego el thuriferario con thuríbulo sin brasas y naveta con incienso; a su mano derecha el acólyto de los granos en una gran fuente q[ue] llevará con ambas manos llevantada hasta los pechos; síguese el subdiácono con la cruz; los capellanes de honor en dos alas y el s[enn]or Patriarcha en medio de los dos más antigos, detrás del preste. [142] Saliendo fuera de la puerta, la cruz se pone hazia la puerta del choro, buelto el crucifixo al Patriarcha; los choros, de un y otro lado; el celebrante queda al principio de ambos choros, a la mano derecha del Patriarcha, en modo q[ue] el Rey pueda ver la bendición y acción del celeb[rante] , el qual, buelto de cara a la puerta de la capilla por donde Su Mag[esta]d mira y teniendo delante el missal un acólyto y a su mano derecha del celebrante el fuego y granos y el acetre del agua bendita. Y el diácono enpeçará la bendición haziendo pr[imer]o profunda reverencia al Patriarcha, advertiendo de no desplegar las manos; y quando oviere de hazer alguna bendición con la derecha, pondrá la sinistra sobre el missal o pecho y el diácono llevantará la fimbria del pluvial. Acabada la bendición del fuego hará la de los granos y entretanto el thuriferario pondrá brasas del fuego bendito nel incensario. Acabadas las oraciones, el Patriarcha pone incienso nel incensario con la ordinaria bendición, ministrando naveta el m[aestr]o de ceremonias o el assistente a dextris. El celebrante, ministrándole el diácono el aspersorio, sin ósculos, asperge los granos pr[imer]o y luego el fuego con tres ductos nel medio a sinistris et a dextris; y lo mismo hará con el incensario, diziendo quando echa la agua bendita: Asperges me D[omi] ne, sine cantu et sine psalmo [Rocíame, Señor, sin canto y sin salmo]. Esta bendición notan los ceremoniales q[ue] no deve ser cantada sino en tono inteligible. Depués de acabada la bendición, el diácono quita la planeta y estola violácea y toma la blanca, manípulo, dalmática y capelo, todo blanco; el subdiácono toma manípulo violáceo. Luego se encenderá una candela nel nuevo fuego y se ponen en orden para entrar en capilla. Van delante de la cruz el thuriferario, a su mano derecha el acólyto
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con los granos en la fuente, luego el subdiácono con la cruz, detrás el diácono con la serpentina, a su mano sinistra el m[aestr]o de ceremonias con la candela encendida y puesta en la paletilla, los choros de un y otro lado. [143] Entrando en la capilla, de frente de la tribuna, luego el diácono inclina la serpentina, el m[aestr]o de ceremonias encende una de las 3 candelas, el diácono la endereça y puesto de rodillas, se ponen todos los demás excepto el subdiácono. Canta el diácono Lumen Christi [Luz de Cristo], el choro responde nel mismo tono Deo gratias, surgit diaconus et omnes alii qui cum eo sunt [se levanta el diácono y todos los que están con él]; dan algunos passos hasta el medio de la iglesia, onde se encende la segunda candela y se haze lo mismo q[ue] se a dicho. La 3ª vez se encende la 3ª candela ante las gradas del Altar y se dize Lumen Christi en vos más alta; y deve en cada pauza llevantar un punto. El celebrante sube al Altar, bésale nel medio, vase a la parte de la ep[ístol]a y, buelto de cara a la del evang[eli]o con las manos juntas, estará hasta el fin del preconio. El diácono dexa la serpentina en manos de un acólyto, toma el libro del facistol y acompannado del m[aestr]o de ceremonias va tomar la bendición del Prelado, q[ue] ya estará en su asiento y los capellanes en su banco. El diácono con el libro puesto de rodillas ante el Prelado dirá: Iube domine benedicere [Dignaos, Señor, bendecir], y el Prelado: D[omi]nus sit in corde tuo [que el Señor esté en tu corazón].
La bendición dará el Prelado estando sentado y con bonete, teniendo juntas las manos: D[omi]nus sit in corde tuo et in labiis tuis, ut digne et competenter annunties suum paschale prӕconnium in nomine patris, &. [Que el Señor esté en tu corazón y en tus labios para que anuncies con toda dignidad y solemnidad su pregón pascual. En el nombre del Padre, etc.]; y besará la mano y llevantado le hará reverencia; y bolviendo al facistol pondrá el libro abierto sobrél, y lo incensará como al evang[eli]o y enpeçará el preconio. El subdiácono con la cruz, q[ue] tendrá el crucifixo buelto al Prelado, quedará con el thuriferario a la mano derecha del diácono; a la sinistra los cinco granos y serpentina q[ue] tendrán dos acólytos verten-
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tes facies p[ro]ut ipse diaconus [volviendo sus rostros, como el mismo diácono]. Como el diácono enpeçare el preconio, episcopus et omnes surgunt [se levanta el obispo y todos los demás]. Al tiempo de poner los granos advierta de los poner en esta orden 1 425 3 Primum in superiori parte, tum in media, et tertium in ínfima, quartum in dextera [144] ipsius cerei, et ultimum in sinistra; sic Fluma[ra] [El primero en la parte superior, luego en el medio y el tercero en la parte de abajo, el cuarto a la derecha de el cirio y el último la izquierda, así según Fluma[ra]. El acólyto de los granos, depués del diácono lo poner, buelve a su lugar dexando la fuente en la credence.
Quando oviere de encender el cirio, será con una de las 3 candelas de la serpentina, como lo advierte el Ceremo[nial], ibi: Cum una ex tribus candelis in arundine positis [Con una de las tres candelas puestas en la caña]. La forma de la serpentina es ansín385, in tricuspide positis [colocadas en una tricúspide] dize Crasso; de suerte q[ue] se pueden quitar cada una por sí. Quando el diácono pone los granos nel cirio, quando le encende y quando se encenden las lámparas, estará sentado el Prelado y capellanes de honor. Nel preconio se a de nombrar el Prelado por su proprio nombre, y al Rey; y quando se nombrare el Rey todos inclinarán las cabeças. Acabado el preconio se van a la sacristía, por la parte de la ep[ístol] a, serpentina, cruz, diácono y más ministros, haziendo al Prelado y Altar las devidas reverencias. Luego el diácono muda los paramentos, o otro de la semana sale con el subdiácono en paramentos violáceos, quitan al celebrante el pluvial y le ponen planeta y manípulo, y llegando al medio del Altar por el asiento suppedáneo, sin descender las gradas, el celebrante lo besa en medio y los min[istr]os hazen genuflexión. Y passa al atril onde, assistiéndole el diácono a su mano derecha y el subdiácono a la del diácono, lerá la pr[imer]a profecía, la qual al 385. Dibujado por Ribeiro en el manuscrito.
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mismo tienpo se enpeçará nel facistol, q[ue] estará nudo, sin panno alguno, nel lugar acostumbrado, q[ue] es debaxo del archo de la capilla. Depués del celebrante aver lido la profecia no se dirá Deo gratias, ny menos se irá sentar, lo qual es solo concedido a los Prelados, aunque Fluma[ra] y Castaldo digan q[ue] se podrá sentar. Acabada de cantar la pr[imer]a profecía, el letor quedará de rodillas al facistol hasta el subdiácono aver dicho: Levate, lo qual se observa en las más q[ue] no tienen tracto. Que el facistol no aya de tener panno ny estar cubierto lo dizen el Ceremo[nial] de Marcello, Crasso, Fluma[ra], Castaldo y otros, p[orque] solo p[ar]a el evang[eli]o se cubre, y el de la ep[ístol]a quando la missa es de pontifical.
[145] A los capellanes de honor q[ue] cantan las profecías quitará el Prelado el bonete quando antes de las enpeçaren, le hizieren cortesía, y nel fin les dará la bendición con la mano. Al Flectamus genua de las oraciones se ponen el Prelado y todos de rodillas excepto el celebrante, y al Levate se llevantan. Acabadas las profecías, el celebrante con los ministros, diácono y subdiácono llegan al medio del Altar y, echa la reverencia a la Cruz, salen fuera dél, a la parte de la ep[ístol]a, y quitan la planeta al celebrante. Y los min[istr]os se quitan las planetas y se van poner de pechos sobre las gradas del Altar; no tienen obligacion de rezar la litanía, la qual se enpieça nel choro por dos capellanes de canto llano, y se responde de canto de órgano, y es doblada. El verso Per sanctam resurrectionem, &. [Por tu santa resurrección, etc.] se deve cantar por 4 cantores con pauza y devoción, como Crasso nota, aunque aya quien escrivió otra cosa. Como en la litanía se canta peccatores se llevantan los de la missa y, echa al Altar y Prelado reverencia, van a la sacristía tomar los paramentos blancos. Entre tanto los acólytos quitan el frontal violáceo, abren el quadro del Altar y encenden las candelas. Nel fin de las litanías se cantan los kyries de canto llano, con pauza. El celebrante, con los ministros, llega ante las gradas del Altar y, echas las devidas reverencias como hizo al apartarse, hará la confissión, en la qual hará al Prelado las devidas y sabidas humiliaciones. Depués incensará el Altar y dirá in cornu ep[is]t[ol]ӕ con los min[istr]os los kyries y a su
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tienpo la gl[ori]a, a la qual se tocarán las capanillas en la credence hasta el medio de la gl[ori]a, la qual dicha por el celebrante y ministros, se van sentar al banco a la parte de la ep[ístol]a puesto. [146] Acabada la gl[ori]a nel choro, el celebrante dirá D[omi]n[u] s vobiscum y la oración; el subdiácono cantará la ep[ístol]a, echa al Prelado reverencia depués destar asentado; y acabada, le irá besar la mano. Y depués de la aver besado enpeçará el celebrante la All[elui]a, q[ue] cantará 3 vezes llevantando de cada ves un punto, y adviértesse q[ue] todos an de estar llevantados en quanto se cantan. Depués del celebrante aver cantado las 3 vezes All[elui]a y el choro la aver repetido, dirá el tracto y luego nel medio del Altar Munda cor meum, y Iube D[omi]n[e] benedicere, &., y el evang[eli]o. Y dada la bendición por el Prelado al diácono, se retirará a la parte de la ep[ístol]a el celebrante, onde estará de cara buelto al diácono en q[uan]to se canta. No vienen achas para el evang[eli]o mas solamente incenso, pídese la bendición y todo lo más se haze como es costumbre. No se dize credo, el celebrante, depués de aver besado el evang[eli] o, dize: D[omi]n[u]s vobiscum, Oremus; y no se dize offertorio ny se toca el órgano; incénsase la oblata y Altar como ordinariam[en]te se acostumbra. Nel fin del psalmo Lavabo se dize gl[ori]a patri; proséguese la missa, el prefacio Communicantes y hanc igitur oblat[ionem], como está nel Missal. No se da pax, aunque se dize: Pax domini sit semper vobiscum. No se dize Agnus Dei ny postcommunio, pero se dizen las 3 orationes acostumbradas. Depués del celebrante aver comulgado, se enpeçan nel choro vísperas, an[tífo]na, All[elui]a All[elui]a y el psalmo Laudate dominum omnes gentes386 [Alabad a Yahveh todas las naciones] con gl[ori]a patri, y se repite la an[tífo]na. No se dize capítula, hymno ny verso, mas el celebrante entona la an[tífo]na p[ar]a el cántico Magnificat. Y en q[uan]to se canta nel choro, el celebrante incensa el Altar como nel principio de la missa, y el diácono incensará el subdiácono, y luego a él el thuriferario; onde oviere choro se an de incensar todos, como en vísperas es costumbre. Los ministros y celebrante dizen in cornu ep[ist ol]ӕ las vísperas, depués la oración última dize el celebrante y el diácono Ite missa est c[o]n dos All[elui]as, el Prelado da la bendición de pontifical. 386. Salmo 117, 1 (116,1). “Alabad a Yahveh todas las naciones....”.
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Anexo I Calendario festivo387 Enero El pr[ime]r día va el Rei a la Compannía de Jesús q[ue] es en la calle de Toledo. A 23, S. Ilefonso, Arç[obisp]o de Toledo, es de 1ª clase y rézase en capilla con octava. A 21, la Descensión de Nuestra Señora, doble de 2ª clase. Febrero A 2, la Candelaria, el off[ici]o se haze onde el Rei se halla, en Palacio, S. Hierrónymo o Pardo. A 12, la Tra[n]slación de S. Eugenio mártyr, arç[obisp]o de Toledo. A 28, la Dedicación de la R[ea]l Capilla, con octava no ocurrendo en Quaresma; y adviertase de passo q[ue] se deve tanbién rezar el día anniversario de la sagración, con 8ª, qui dies si ignoratur vetus statuatur [si no se celebra este día, establézcase el antiguo]. Março El primer día el Angel Custodio, doble maior. A 7, va a S. Thomás. A 8, S. Julián, arç[obisp]o de Toledo, doble maior. A 18, S. Gabriel Archángel, doble maior. A 19, S. Joseph, es de goarda y el Rey va al monasterio de la M[erced]. A 20, S. Joachín, no de festa de gordar. A 21, día de S. Benito, va a S. Martín.
387. AGP, RC, caja 72, exp. 5, ff. 11-14, véase introducción.
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Anexo I Calendario festivo387 Enero El pr[ime]r día va el Rei a la Compannía de Jesús q[ue] es en la calle de Toledo. A 23, S. Ilefonso, Arç[obisp]o de Toledo, es de 1ª clase y rézase en capilla con octava. A 21, la Descensión de Nuestra Señora, doble de 2ª clase. Febrero A 2, la Candelaria, el off[ici]o se haze onde el Rei se halla, en Palacio, S. Hierrónymo o Pardo. A 12, la Tra[n]slación de S. Eugenio mártyr, arç[obisp]o de Toledo. A 28, la Dedicación de la R[ea]l Capilla, con octava no ocurrendo en Quaresma; y adviertase de passo q[ue] se deve tanbién rezar el día anniversario de la sagración, con 8ª, qui dies si ignoratur vetus statuatur [si no se celebra este día, establézcase el antiguo]. Março El primer día el Angel Custodio, doble maior. A 7, va a S. Thomás. A 8, S. Julián, arç[obisp]o de Toledo, doble maior. A 18, S. Gabriel Archángel, doble maior. A 19, S. Joseph, es de goarda y el Rey va al monasterio de la M[erced]. A 20, S. Joachín, no de festa de gordar. A 21, día de S. Benito, va a S. Martín.
387. AGP, RC, caja 72, exp. 5, ff. 11-14, véase introducción.
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Abril A 4, S. Isidoro, arç[obisp]o de Sevilla, confessor, doble. A 13, S. Hermenigildo martyr, doble. Mayo A 15, S. Isidro Agrícola, patrono de Madrid, es de 1 c[lase] y se reza con 8ª. Junio A 13, al Hospital de los Portugueses a S. Antonio. En junio se pondrá el Corpus de la Encarnación, S. Philippe y las Descalças. Julio A 16, el Triumpho de la Cruz, doble maior. A 25, S. Tiago, patrón de Spanna, de 1ª clase y con 8ª. Se celebra en capilla y a vísp[eras] y missa. Assisten los cavalleros del hábito, todos con sus vestes bla[n]cas, y se sentan por su antegüedad. El Rei tiene la cortina discuberta y no assisten Enbaxadores ni grandes. A 26, S. Ana, doble maior por ser fiesta del lugar. A 31, S. Ignacio, fundador del Compannía, doble. Agosto Al 1º, la octava de S. Tiago y se traslada S. P[edr]o ad Vincula, como está nel livro de los s[an]tos del Arçobispado. Pero onde S[an] P[edr] o ad Vincula fuere de goardar, se hará con com[memoración] de la octava. A 28, S. Aug[us]tín, a S. Philippe.
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Octubro A 4, S. Fr[ancis]co, va el Rey a su casa. A 5, S. Theresa, va el Rey a los Carmelitas Descalzos. A 25, la Dedicación de la Iglesia Toledana, en la cual es de 1ª c[lase] y con octava, y sin ella nel Arçobispado. Novembre A 12, S. Diego, confessor, doble. A 15, S. Eugenio, arço[bisp]o de Toledo, doble de 1ª c[lase] con octava, se reza en capilla. A 18, la Traslación segunda del d[ich]o s[ant]o. Dezembre A 8, la Concepción de N[uest]ra S[enno]ra, va el Rei a vísp[eras] y missa a las Descalzas, y lo mismo nel día octavo. A 9, S. Leocadia, doble. A 18, la Expectación del parto de N[uest]ra S[ennor]a. A 30, la Traslación de S. Tiago, assisten los caballeros del hábito como en 25 de julio.
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Anexo II Bendición de las candelas q[ue] se costumbra hazer nel Pardo388 [66] Su Ill[ustrí]ss[i]ma se a de parar en pontifical y con sus ministros esperará la venida de Sus Mag[esta]des, a las quales dará agua bendita a la entrada de reja de la capilla. Y depués de sus Mag[esta]des averen entrado en su tribuna y se averen llevantado de la oración, su I[llustríssima] subirá al Altar sin mitra y báculo, haziendo antes de subir genuflexión resp[e]to destar el S[antí]s[i]mo nel sacrario; y besado nel medio el Altar passará a la parte de la ep[ístol]a, al missal q[ue] estará abierto en la bendición de las candelas, las quales se ponen a la p[ar]te del evang[eli]o. Acabadas las oraciones su I[llustríssima] las aspergará y incensará y luego se irá sentar con mitra nel faldistorio ante el medio del Altar, y el Assistente maior le dará una candela encendida con los devidos ósculos, la qual se dará a un su capellán hasta se enpeçar la processión; luego se pondrá toalla nel gremio a su I[llustríssima] y començará la distribuición del Assistente maior; y nel choro se enpeçará la an[tífo]na Lumen ad revelationem, &. [Luz para iluminar a los gentiles, etc.]389. Depués de los min[istr]os paratos, toman los religiosos alternatim con los capellanes del choro; entran por el lado del evang[eli]o y salen por el de la ep[ístol]a. Acabada la distribución, lavará su I[llustríssima] las manos, quítasele mitra, dize la oración in cornu ep[istol]ӕ, toma mitra y báculo y buelve a su faldistorio a la p[ar]te del evang[eli]o. [67] Pone incienso nel incensario estando sentado con mitra, llevántase, danle su candela, va ante las gradas del Altar; el diácono dize: procedamus in pace; enpéçasse mover la p[ro]cessión y, al passar su I[llustríssima] por la tribuna en q[ue] Sus Mag[esta]des assisten, dexará su candela y dará a sus Mag[esta]des candelas. En la p[ro]cessión irá su I[llustríssima] dando bendiciones con la mano derecha, llevando en la sinistra su candela. Da buelta la p[ro] 388. Recogemos la transcripción de una hoja suelta relativa a la ceremonia de la bendición de las candelas en la Capilla del Pardo, que en el manuscrito original se encuentra colocada junto a las disertaciones del autor sobre esta misma ceremonia en la Capilla Real de Palacio. 389. Lucas, 2,32.
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Anexo II Bendición de las candelas q[ue] se costumbra hazer nel Pardo388 [66] Su Ill[ustrí]ss[i]ma se a de parar en pontifical y con sus ministros esperará la venida de Sus Mag[esta]des, a las quales dará agua bendita a la entrada de reja de la capilla. Y depués de sus Mag[esta]des averen entrado en su tribuna y se averen llevantado de la oración, su I[llustríssima] subirá al Altar sin mitra y báculo, haziendo antes de subir genuflexión resp[e]to destar el S[antí]s[i]mo nel sacrario; y besado nel medio el Altar passará a la parte de la ep[ístol]a, al missal q[ue] estará abierto en la bendición de las candelas, las quales se ponen a la p[ar]te del evang[eli]o. Acabadas las oraciones su I[llustríssima] las aspergará y incensará y luego se irá sentar con mitra nel faldistorio ante el medio del Altar, y el Assistente maior le dará una candela encendida con los devidos ósculos, la qual se dará a un su capellán hasta se enpeçar la processión; luego se pondrá toalla nel gremio a su I[llustríssima] y començará la distribuición del Assistente maior; y nel choro se enpeçará la an[tífo]na Lumen ad revelationem, &. [Luz para iluminar a los gentiles, etc.]389. Depués de los min[istr]os paratos, toman los religiosos alternatim con los capellanes del choro; entran por el lado del evang[eli]o y salen por el de la ep[ístol]a. Acabada la distribución, lavará su I[llustríssima] las manos, quítasele mitra, dize la oración in cornu ep[istol]ӕ, toma mitra y báculo y buelve a su faldistorio a la p[ar]te del evang[eli]o. [67] Pone incienso nel incensario estando sentado con mitra, llevántase, danle su candela, va ante las gradas del Altar; el diácono dize: procedamus in pace; enpéçasse mover la p[ro]cessión y, al passar su I[llustríssima] por la tribuna en q[ue] Sus Mag[esta]des assisten, dexará su candela y dará a sus Mag[esta]des candelas. En la p[ro]cessión irá su I[llustríssima] dando bendiciones con la mano derecha, llevando en la sinistra su candela. Da buelta la p[ro] 388. Recogemos la transcripción de una hoja suelta relativa a la ceremonia de la bendición de las candelas en la Capilla del Pardo, que en el manuscrito original se encuentra colocada junto a las disertaciones del autor sobre esta misma ceremonia en la Capilla Real de Palacio. 389. Lucas, 2,32.
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cessión y a la entrada de la reja de la capilla bolverá su I[llustríssima] a tomar las candelas a las personas Reales y va desnudarse a su faldistorio. Enpeçarse a la missa, en la qual solo el celebrante, al evang[eli] o, tiene candela encendida; nel fin de la missa su I[llustríssima] dará la bendición. Con Sus Mag[esta]des no se haze función alguna. Y esta es la usança del Pardo; y sobrella es v[uestra] I[llustríssima] para lo mandar disponer a su beneplácito.
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Oficios de la casa real
Alabardero390, 62, 111. Archero, 19 n. 39, 61-62, 109, 110. Aya, 64. Ayuda de cámara, 108. Ayuda de oratorio, 112, 122, 133, 157, 225-226. Caballerizo, 62. Cantor, 23, 35, 37, 41, 65-66, 69, 73, 99, 107, 160, 168-169, 171, 183, 191-192, 194, 204-207, 209, 212, 221, 223, 225, 230, 241. Cantorcico, 23, 73. Capellán de altar, 36-39, 68-69, 101, 166, 176, 191, 203. Capellán de banco, 16, 18 n. 34, 68-69, 144, 178-179, 181, 212. Capellán de honor, 19, 23-24, 61, 68, 99-101, 107-109, 112-113, 116118, 123, 124, 126, 131, 135, 139, 166, 169, 188, 191, 197-199, 202205, 208-210, 220-224, 226, 229, 232-233, 238, 240-241. Capellán mayor, 13, 16-19, 28, 30, 37-39, 41, 44, 46, 61, 63 n. 143, 6569, 72-73, 77, 87, 89, 99-100, 104, 108-113, 115, 117-118, 123, 135, 142, 148, 167, 193, 204, 209, 213. Capitán de la guarda391, 110. Cerero mayor, 222. Confesor, 47, 66, 70, 101. Cura de palacio, 19, 100, 170, 175, 205, 208.
390. Podía ser de la guarda española o tudesca, sin especificar. En el texto aparecen también identificados en ocasiones como soldados. 391. Podía ser de la guarda de corps, de la española o de la tudesca, sin especificar.
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Dama, 19, 65 n. 147, 99, 170-171, 175, 205. Decano (capellán mayor en Portugal), 77, 118, 142. Furrier de la capilla, 73, 103. Gentilhombre de la boca, 110. Gentilhombre de la cámara, 110, 152 n. 290 y 294, 153 n. 296 y 297, 224-225. Guardajoyas de la capilla, 40, 73, 103, 111. Guardajoyas mayor, 103, 111. Juez de la capilla, 19, 66, 87, 100. Limosnero mayor, 13, 17, 19, 36, 43 n. 105, 65-67, 100, 108 n. 211, 151, 232. Maestro de capilla, 15, 40, 73. Maestro de ceremonias, 17, 19, 22-23, 33-40, 44-47, 51, 53, 61, 69, 8081, 89, 99-100, 107, 115-116, 118, 121, 123, 125, 128, 129 n. 244, 130, 132, 134, 143-144, 150, 156, 164-165, 167, 177-179, 188, 191193, 200-201, 203, 205, 207-208, 212, 219, 221-224, 229, 232-233, 237-239. Mayordomo, 41, 61-62, 64, 108, 110, 116, 123-125, 133, 150, 167, 170, 179, 188, 191, 199, 203, 205, 222-223, 226. Mayordomo mayor, 47, 61, 99, 103, 110, 117, 121, 150, 153 n. 296, 167, 203. Ministril, 35, 103. Mozo de capilla, 65, 72-73, 77, 118, 142. Mozo de capilla y oratorio, 65, 72, 73. Mozo de la furriera, 62. Músico de cámara, 35. Organista, 41. Paje, 23, 73, 102, 110, 116-118, 120, 129-130, 133, 168, 189, 194, 198, 201, 204, 218, 234. Patriarca de las Indias Occidentales, 17, 22-23, 30-31, 42-45, 60, 66-67, 81, 87-88, 92-93, 100, 108, 111-112, 117, 119, 121, 135, 149, 151-152, 170-171, 179, 201, 204-207, 222-226, 232-233, 236, 238. Portero de la capilla, 73, 103. Predicador, 15-16, 23, 47, 51, 70, 72, 92, 101, 179, 225. Receptor de la capilla, 15, 17, 19, 23, 43-44, 72, 74, 100-101, 123-124, 141, 188, 199, 224, 226. Rey de armas, 81. Sacristán, 17, 65, 72, 102, 165-166, 178,186, 191, 203, 211-212, 214, 218, 237.
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OFICIOS DE LA CASA REAL
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Sumiller de cortina, 23, 35, 38, 47, 63, 65, 67-68, 81, 100, 108-109, 113, 115,117, 121-124, 130, 132, 143, 150, 152, 156, 167, 178, 188, 191, 199, 201, 203, 224, 228. Sumiller de cortina y oratorio, 67, 152 n. 293. Teniente de limosnero mayor, 150, 152, 214. Teniente de los archeros, 62. Teniente de maestro de ceremonias, 38.
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Índice onomástico
Acevedo, Juan Bautista de, capellán mayor y limosnero mayor de Felipe III, 21. Afonseca, Joan de, véase Fonseca, Juan de Alberto de Austria, archiduque, gobernador y soberano de los Países Bajos, 63. Alcocer, Juan de, liturgista, 165, 184, 190, 211, 217. Alcoholado, véase Ruiz Alcoholado, Pedro Alfonso “El Emperador”, véase Alfonso VII Alfonso V, rey de Portugal, 34. Alfonso VII, rey de Castilla, 66. Álvarez, Thomas, tesorero mayor de la Capilla Real de Portugal, 214. Apieto, Magdalena de, madre de Frasso, Mateo, 23. Arenberg, Philippe-Charles d’, conde y príncipe de Arenberg, duque de Aerschot, 152. Ariscot, duque de, véase Arenberg, Philippe-Charles d’ Arrais, fray Amador de, limosnero mayor sustituto de la capilla de Lisboa, 36. Ataíde, Álvaro de, sumiller de cortina y oratorio de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35, 38. Ataíde, Jorge de, capellán mayor de la Capilla de Lisboa, 34. Avilés, Antonio de, cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35.
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Baltasar Carlos de Austria, príncipe de Asturias, hijo de Felipe IV y de Isabel de Borbón, 31, 81, 102 n. 194, 106 n. 209. Beletho, Juan, profesor de Teología y liturgista, 54, 139. Bernal, Francisco, escudero de a pie, 21 n. 43. Borja, cardenal de, véase Borja y Velasco, Gaspar de Borja y Velasco, Gaspar de, cardenal, presidente del Consejo Real de Aragón y del de Italia, virrey de Nápoles, 153. Borromeo, San Carlos, arzobispo de Milán, cardenal y santo, 55, 104 n. 203, 131 n. 249, 141 n. 278, 180. Braganza, don Francisco de, comisario general de Cruzada en Portugal, 89-90. Braganza, duque de, véase Juan II de Braganza Burcado, véase Burckard, Johannes Burckard, Johannes, maestro de ceremonias de la capilla pontificia, 53, 54, 104 n. 203, 129 n. 244, 150, 155 n. 299. Burckhard, Joannes, véase Burckard, Johannes Burchard, Johannes, véase Burckard, Johannes Bustamante, Juan de, liturgista, 55, 211. Cáceres, Gonzalo de, nieto de Ribeiro, Manuel, 36.
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Cáceres, Pedro de, padre de Ribeiro, Manuel, 36. Campanella, Tommaso, filósofo y poeta, 21. Cardenal Infante, véase Fernando de Austria Cardenal Espynola, véase Spínola, Agustín Carlos I de Valois, duque de Borgoña, 15. Carlos II, rey de España, 21, 23-25, 30, 77. Carlos de Austria, infante de España, hijo de Felipe III y de Margarita de Austria-Estiria, 106, 110, 151-152. Carlos “El Temerario”, véase Carlos I de Valois Carlos V, emperador, rey de España, 15-16, 27, 32, 57, 66, 68, 97. Carreira, Antonio, maestro de la capilla de Lisboa, 34. Carvajal, Álvaro de, capellán mayor y limosnero mayor de Felipe III, 1617, 18 n. 35, 21. Castaldo, véase Pescara Castaldo, Andrea Castilla, almirante de, véase Enríquez Cabrera, Juan Alonso Castilla, condestable de, véase Fernández de Velasco Tovar, Bernardino Castro, don Antonio de, sumiller de cortina y oratorio de la Capilla de los Reyes Hispanos, 36. Castro, don Miguel de, obispo de Viseu, 93. Cerda Enríquez, Antonio Juan Luis de la, VII duque de Medinaceli, 152, 153 n. 298. Chifflet, Jules, capellán, escritor, 63. Clemente VIII, papa de Roma, 28, 5354, 104 n. 203, 129 n. 245, 138 n. 263, 153, 161 n. 306, 165 n. 310, 169 n. 314, 206, 211 n. 353. Clovis I, rey de Francia, 42. Corfú, arzobispo de, véase Marcello, Cristóbal Correa, Antonio, capellán cantor de la Capilla de Lisboa, 38.
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Covarrubias, Alonso de, arquitecto, 57. Coxcie, Michiel, pintor, 57, 98 n. 180. Crasso, Paris, arzobispo de Bolonia, obispo de Pisauria, maestro de ceremonias de la capilla pontificia, 53-54, 104 n. 203, 129, 133 n. 252, 155 n. 299, 173 n. 322, 199, 206, 240-241. Cruz, licenciado don Felipe de la, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Da Vinha, Mathieu, investigador de historia del arte, 50. Denia, duque de, véase Sandoval y Rojas, Francisco de Díaz del Valle, Lázaro, cantorcico y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 22-23. Díaz de Ylarraza, don Gregorio, maestro de ceremonias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 46. Durand, Guillaume, obispo de Mende, liturgista, 53-54, 112 n. 218, 129, 133 n. 252, 149, 155 n. 299, 160, 161 n. 307, 173 n. 322, 174, 182, 184-185, 197, 199, 206, 213, 240-241. Durando, Guillermo, véase Durand, Guillaume Enrique IV de Borbón, rey de Francia, 28. Enríquez Cabrera, Juan Alonso, duque de Medina de Rioseco, almirante de Castilla, virrey de Sicilia y Nápoles, 153. Felipe I, rey de España, 15. Felipe II, rey de España, 15-16, 18, 25, 27, 34, 37-38, 57, 66-68, 72, 73, 77, 79, 98 n. 180, 135 n. 253, 142 n. 279, 171 n. 317. Felipe III, rey de España, 17-19, 25, 2830, 34-35, 67, 69, 72, 77, 106 n. 210, 108 n. 211, 152 n. 292, 170 n. 316. Felipe IV, rey de España, 16, 19-22, 2425, 29-30, 32-33, 37, 51, 66 n. 148, 67, 68 n. 154, 69-70, 72, 77, 100 n. 190, 106 n. 209, 108 n. 211, 152 n. 291 y 294, 153 n. 296 y 298.
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ÍNDICE ONOMÁSTICO
Felipe Próspero de Austria, príncipe de Asturias, hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria, 77. Fernández de Córdoba Portocarrero, Luis, arzobispo de Santiago de Compostela y de Sevilla, 108 n. 212. Fernández de Medrano y Sandoval, don Tomás, secretario de los duques de Saboya, 12. Fernández de Velasco Tovar, Bernardino, duque de Frías, condestable de Castilla, 108 n. 297. Fernando de Austria, Cardenal Infante, hijo de Felipe III y Margarita de Austria-Estiria, 43 n. 105, 92, 106, 110, 112, 153 n. 295. Florencia, Jerónimo de, predicador real, 72. Flumara, Domenico, 55, 130, 186, 188, 190, 193, 199, 207, 209, 215, 217, 230-231, 236, 237, 240-241. Flumara, Domingo, véase Flumara, Domenico Fonseca, Juan de, sumiller de la Capilla de los Reyes Hispanos, 152. Frasso, Leonardo, padre de Frasso, Mateo, 23. Frasso, Mateo, capellán, receptor y maestro de ceremonias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 23-24, 97 n. 179. Garranti, Bartholomei, véase Gavanto, Bartolomeo Gavanto, Bartolomeo, liturgista, 55, 120 n. 232, 133, 151, 154-156, 162, 172-173, 177, 180-181, 201, 211, 214-215, 230, 231, 234, 237. Gérard-Powell, Veronique, profesora de Historia del Arte, 23 n. 51. Gómez de Guerra, licenciado Antonio, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Gómez de la Puerta, Cristóbal, ujier de saleta de la casa de la reina, 23. Gómez de Mora, Juan, ayuda de la furriera y maestro trazador de Felipe III y Felipe IV, 33, 58-60, 77 n. 172, 78, 80-81, 99.
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Grada Merino, don Pedro de, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Grassis, Paride, véase Crasso, Paris Grassis, Paris de, véase Crasso, Paris Gregorio XIII, papa de Roma, 54, 109 n. 213, 138, 153, 158. Gregorio XIV, papa de Roma, 101 n. 194. Guerra, Onofre de, músico de cámara y cantor de la Corona de Portugal, 35. Guzmán, Luisa de, reina consorte de Portugal e hija del duque de Medina Sidonia, 91. Guzmán y Benavides, Diego de, pa triarca de las Indias, capellán mayor y limosnero mayor de Felipe III y Felipe IV, 18-19, 21, 28, 42, 43 n. 105, 44, 60, 67, 92, 108, 263, 268. Guzmán y Pimentel, Gaspar de, I conde duque de Olivares, valido de Felipe IV, rey de España, 30, 70, 72, 152, 153 n. 298. Hassard, John, historiador, 58. Hernández, Alonso, abuelo de Ribeiro, Manuel, 36. Hernández, Beatriz, abuela de Ribeiro, Manuel, 36. Hortal Muñoz, José Eloy, profesor de Historia Moderna, 50. Hungría, reina de, véase María Ana de Austria Infante don Carlos, véase Carlos de Austria Inocencio III, papa de Roma, 54, 71, 133, 183, 217. Isabel I, reina de Castilla, 65. Isabel de Borbón, reina consorte de España, esposa de Felipe IV, 65, 106 n. 209. Isabel de Portugal, emperatriz consorte, esposa de Carlos V, 65. Isabel “La Católica”, véase Isabel I Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, archiduquesa, gobernadora y soberana de los Países Bajos, 28, 63, 77. Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV, 63 n. 141.
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Juana de Austria, infanta de España, hermana de Felipe II, 65. Juan II de Trastámara, rey de Castilla, 14. Juan II de Braganza, rey de Portugal y duque de Braganza, 34, 91. Juan III, rey de Portugal, 34. Jubenardi, doctor Bartolomé, músico del arpa y de cámara de la Corona de Portugal, 35. Latour, Bruno, historiador, 35. Law, John, historiador, 58. Lerma, duque de, véase Sandoval y Rojas, Francisco de Loaysa, García de, capellán mayor y limosnero mayor de Felipe II, 1617, 28, 67. López de Franca, Diego, embajador en Roma, 45. Lozano, Francisco Alonso, ayuda de oratorio de la Capilla Real de Bruselas, 46, 51, 63. Macedo, Antonio de, capellán cantor de la Capilla de Lisboa, 38. Manrique, don Bernardino, sumiller de cortina y oratorio de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Manrique de Lara, Luis, capellán mayor de la casa de Castilla y limosnero mayor de la casa de Borgoña de Felipe II, 17. Manuel I, rey de Portugal, 34, 228 n. 379. Marcello, Cristoforo, arzobispo de Corfú, liturgista, 54, 104 n. 203, 154 n. 299, 172, 173 n. 321, 177, 182 n. 330, 186, 206, 241. Marchandisse, Alain, profesor de Historia Medieval, 50. Margarita de Austria, infanta de España, hija de Felipe III y de Margarita de Austria-Estiria, 77. Margarita de Austria-Estiria, reina consorte de España, esposa de Felipe III, 65, 170 n. 316, 106 n. 210. Margarita de Saboya, duquesa de Mantua, virreina de Portugal, 171 n. 317. María Ana de Austria, hija de Felipe III y Margarita de Austria-Estiria, es-
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posa de Fernando III de Habsburgo, reina de Hungría, emperatriz consorte, 316. María Antonia Dominica, infanta de España, hija de Felipe IV y de Isabel de Borbón, 77. María de Austria, emperatriz consorte e hija de Carlos V, 28. María de Austria, infanta e hija de Felipe II, 77. María Eugenia de Austria, infanta de España, hija de Felipe IV y de Isabel de Borbón, 77. María Teresa de Austria, reina consorte de Francia, infanta de España, hija de Felipe IV y de Isabel de Borbón, 77, 153 n. 298. Martínez del Corral, fray Juan, confesor real, 70. Martínez Millán, José, profesor de Historia Moderna, 25, 50-51. Medinaceli, duque de, véase Cerda Enríquez, Antonio Juan Luis de la Medina Sidonia, duquesa de, véase Guzmán, Luisa de Méndez de Tavara, Juan, sumiller de cortina y oratorio de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Monti, Cesare, nuncio extraordinario en España del papa Urbano VIII, 152, 153 n. 298. Neápolis, Susana, madre de Vicenzio Tortoreti y Neápolis, 21-22. Negredo del Cerro, Fernando, profesor de Historia Moderna, 50-51. Obispo mimatense, véase Durand, Guillaume Obispo de Pisauria, véase Crasso, Paris Olalla, Frutos de, maestro de ceremonias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 46 n. 111. Olivares, conde duque de, véase Guzmán y Pimentel, Gaspar de Palencia, don Juan de, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Paravicino, padre fray Félix Hortensio, predicador real, 72.
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ÍNDICE ONOMÁSTICO
Patrizi Piccolomini, Agostini, maestro de ceremonias de la capilla pontificia, 154 n. 299. Pauli V, véase Paulo V Paulo V, papa de Roma, 54, 169. Peñasco, Hipólito, concejal del Ayuntamiento de Madrid, 24 n. 54. Pereira de Faria, André, capellán cantor de la capilla de Lisboa, 38. Pérez de Aguirre, Miguel, receptor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 15. Pérez de Guzmán, Alonso, patriarca de las Indias, capellán mayor y limosnero mayor de Felipe IV, 22 n. 49, 23, 28, 30, 45-46, 67, 87, 100, 108, 152. Perezium Gusmanium, Alphonsum, véase Pérez de Guzmán, Alonso Pescara Castaldo, Andrea, liturgista, 55, 119, 136-137, 146, 149, 160, 162, 165, 169, 172, 201, 207, 211, 216-217, 230-231, 237, 241. Peyrat, Guillaume du, liturgista, 42. Pierre, Benoist, profesor de Historia Moderna, 50. Pío V, papa de Roma, 53-54, 129 n. 245, 137, 165 n. 309 y 310, 169 n. 314, 172 n. 320, 174 n. 325, 185 n. 334 y 335, 197 n. 349, 216 n. 366. Piscara Castaldo, Andrea, véase Pescara Castaldo, Andrea Poinsot, João, véase Martínez del Corral, fray Juan, 70. Puente, Lázaro de la, véase Díaz del Valle, Lázaro Puerta, Lázaro de la, véase Díaz del Valle, Lázaro Puigvert, Antonio, maestro de ceremonias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 38. Raneo, Jusepe, maestro de ceremonias de la Capilla Real de Nápoles, 46. Resende, García de, poeta y cronista, 34. Rey de Alarcón, Florián, cantor y músico de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35.
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Riaño, licenciado don Bernabé de, maestro de ceremonias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 45-46. Ribeiro, Ana, madre de Ribeiro, Manuel, 36. Ribeiro, Manuel, capellán y maestro de ceremonias de las capillas de los Reyes Hispanos y de Lisboa, 13-14, 22, 30-31, 33, 35-37, 39, 41-45, 51-57, 60-61, 64, 66-67, 69, 72-77, 83, 88, 92, 98 n. 180, 99 n. 188, 102 n. 194, 117 n. 226, 120 n. 232, 154 n. 299, 174 n. 325, 189 n. 340. Ribero, Manuel, véase Ribeiro, Manuel Ripario, Emmanueli, véase Ribeiro, Manuel Rivero, Manuel, véase Ribeiro, Manuel Rodolfo de Habsburgo, duque de Austria, 29. Rodrígues, Bartolomeu, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Rodrígues, Pedro, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Rodríguez de Chaves y Espinosa, licenciado don Salvador, cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Ruiz Alcoholado, Pedro, liturgista, 55, 165 n. 309. Rurale, Flavio, profesor de Historia de las Religiones, 49. Saavedra Zapater, Juan Carlos, historiador, 51. Saboya, princesa de, véase Margarita de Saboya Salazar, fray Juan de, escritor y teólogo, 12. Salvatierra, conde de, véase Sarmiento de Sotomayor, don Diego San Andrés, apóstol y santo, 76. San Antonio de Padua, predicador, teólogo y santo, 75. San Eugenio de Toledo, arzobispo de Toledo y santo, 75. San Hermenegildo, príncipe del Reino Visigodo y santo, 76.
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San Isidoro de Sevilla, arzobispo de Sevilla y santo, 76. San Isidro Labrador, labrador y santo, 76. San Jacobi, véase Santiago “el Mayor” San Julián de Toledo, arzobispo de Toledo y santo, 75. San Pedro Apóstol, apóstol y santo, 76. Sánchez Belén, Juan Antonio, historiador, 51. Santa Leocadia, santa y mártir, 75, 109, 245. Santiago “el Mayor”, apóstol y santo, 75-76, 87, 108-109, 244-245. Samper y Gordejuela, Hipólito, capellán de la Capilla de los Reyes Hispanos, 23 n. 51, 24. Sandoval y Rojas, Francisco de, I du que de Lerma, valido de Felipe III, rey de España, 28, 64, 67. Santa María, fray Juan de, escritor y teólogo, 12. Santori, Giulio Antonio, cardenal, 54. Santo Tomás, fray Juan de, confesor real, 70. Sarmiento de Sotomayor, don Diego, conde de Salvatierra y gentilhombre de la cámara, 93. Say, William, deán de la Capilla Real Inglesa, 34. Sebastián I, rey de Portugal, 34, 38, 90. Severim da Faria, Manuel, chantre de Évora, 35. Sigoney, Juan de, grefier de la casa de Borgoña, 15. Silva de Basconcelos, Gaspar da, cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Sixto V, papa de Roma, 53-54, 120 n. 231. Soares, Lopo, secretario del Consejo de Portugal, 34.
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Soto y Aguilar, Diego de, furrier de las tres guardias españolas, criado de Felipe IV, rey de España, 21 n. 43. Sousa, Manuel de, maestro de cere monias de la Capilla de los Reyes Hispanos, 37-38. Sotomayor, fray Antonio de, confesor real, 70. Spínola, Agustín, arzobispo de Granada y Santiago, gobernador capitán general de Galicia y consejero de Estado, 102 n. 194, 153. Suárez Brandón, Juan, cantor y músico de cámara de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Tortoreti, Marco Antonio, padre de Vicenzio Tortoreti y Neápolis, 21. Tortoreti y Neápolis, Vicenzio, capellán de la Capilla de los Reyes Hispanos, 13, 21-22. Valladares, Rafael, profesor de Historia Moderna, 50. Valle de la Puerta, Lázaro del, véase Díaz del Valle, Lázaro Vas Figueyra, Antonio, capellán de altar y cantor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Vaz de Almada, Álvaro, conde de Abranches, 34. Vega Vargas, Juan de la, ministril de la Capilla de los Reyes Hispanos, 35. Viégas, Antonio de, capellán de la capilla de Lisboa, 38. Villafañe, licenciado don Fernando de, receptor de la Capilla de los Reyes Hispanos, 43. Woolgar, Steve, historiador, 57. Zamora, Juan, liturgista, 55, 161, 217. Zapata de Cisneros Mendoza, Antonio, cardenal, consejero de Estado de Felipe III, virrey de Nápoles e inquisidor general, 152.
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