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Spanish; Castilian Pages 273 [139] Year 2006
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ga• fli 4102), CARLOS CARCIA GUAL toma comó ob,rti� bdbtu L. arroi:hnación a los antigum rd.l· h.)I qut b io1C'gntn y ofrtur .iJ.guna rdlexionr, ,,,.,.. vi.l.-.,. .su loctur-1 o rtk.. tur.-, H.IS't'ORIA. NOVELA Y TIV.CiEDIA invig • rtlttr )' n-pc:ns.,r de- form.1 �uge rt'Clle 1 onginal algunm. 1a1111 clJ.sicol r qln-11 que acaso no hayan Womado esta catq;orb pero que lill'filruta posu•. mrr«t'n .i1rncl0n por .. ui croJ ffl 1 .. riot. D JtwroDo de-: 1_, o.1rra1h-.a hQlóiria griq11. (con un l.nm?Sanlt capiualo dcdKado • Jei,ofontc), d dd gi,,c-ro oo,'C'lcsco .., norori1twt1lt" el ,fo11ular p.'lpd doanpdl�lo ll\ffibm por Ll ti g.ur.1 de Akj1&:ndro t-.tagno-. 1 pur t.''ilúmo unos .su�tts upm.1�:� dcdicadOII •I hlrot trigko y .i Eurí pidd ySil' tihimas r�wlas Ut-> g.n1.� n� e n corno u lot rol'!!� rví!..1cti t,ir1 ti
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Literatura
Carlos García Gual
Historia, novela y tragedia
El libro de bolsillo � La;::a Ensayo Alianza Editorial
Prólogo
Diseño de cuhicrtu: Aliunza Editorial llustrnción: I'clikéática de l1s1Jtas rojas. Hcrlfo, Staallid1e Museen zu Bctlin.Antike:nmuseun
© CarlosGarda Gu"l,2006 © .A linnza Editorial, S.A., Madrid, 2006 Juan l¡;nacio Luc,, dé'lena, J 5; 28027 Madrid 'Jeléfono 91 393 88 88 www.alianz.néditoriu1.es JSUN: ij1-20ó-6008-6 Depósitolcgal: M. 49.779•2005 fotocompo5ición e imµresión:J'emánd61. Ci11áad, S, l,. , corno el legendario Ciroft, otras subrayando la importan cia de la actuación individual en el desarrollo de los he chos. En la Anábasis y las Helénicas hay muestras de esa tendencia de Jcnofonte a destacar el valor individual 16• 3 Podemos ordenar las obras de Jenofonte en tres aparta dos: históricas, did,kticas y 11Josóficas. Esta división no tiene grandes pretensiones, es sólo un procedimiento simple de clasHicar en esos tres grupos los escritos varios de nuestro autor. Los escritos históricos comprenden: la Anábasis, las Helénicas y elAgesilcw. Los didácticos pueden abarcar 1111 grupo un tanto heterogéneo: la Ciropedia 1 Hicrón, lu Constitución de los lacedemonios, los ,In gresos o Recursos ecmuhnicos; dos libros sobre hípica y-0quitación: Acerca de fa hípica y El jefe de caballería, y tal vez el Cinegétic.o, sobre el arte de la caza. (Las dudas sobre la autenticidad de esta obra son numerosas.) Los filosóficos comprende rfan las obras «socráticas», como son el /Jconómico (qne podría también introducirse en el apan·tado anterior), los Recuerdos de Sócrates o Memorables, el Banquete y la Apologla de Sócrates. Entre los escritos de Jenofonte se in trodujo tarnbifo un i!nteresante opúscl!lo sobre la Consti1-ución de Atenas (Atl1enafon Politeía)' 7, en paralelo a su
!F.NOJ;()NTl!.:.AVl!.NTURtmo Y flSCJU'l1)1t
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tratado sobre la constitución y régimen de Esparta. (Esta obra es reconocida hoy como un libelo anteríor a Jeno fonte, y suele denominarse a su autor corno «el viejo oli garca».) También se le adsci-ibieron, cornt) a rantos otros, algunas «cartas», todas ellas de invención tard(a. No es nuestra intención aquí detenernos en comentar cada una de estas obras. Nos requedría mucho espacio y, por otro la.do, ese estudio queda mejor en el p,rólogo a sus respectivas traducciones. Nos detendremos t,1n sólo en la consideración de las obras de carácter histodográüco y, especialmente, en la Anábasis. (También la Ciropedia, el Hierón y la Constitución de los lacedemonios tienen un in grediente 'histórico; sin embargo, su intención literaria rebasa el mero relato historiográfico; el autor pretende, ante to) con un carácter apolít íco. )'\unque tal vez sea exagerado considcnu a sus lel:l.�
El rey Alejandro y los árboles proféticos
El encue11tro del rey Alejundro con los árboles del Sol y de la l .una, en un remoto santuario de la lndia, es uno de los singulares y misteriosos episodios de la novela urdida, a cinco o seis siglos de dist� ncin, en torno a la figura del conquistador macedonio. .En el año 323 a. C., el joven monarca -que atín no ha bía cump.lido treinta y tres años- vino a morirse, de ma nera stíbita, en Babilonia. En pocos años había somctic.lo a su trono un desmesurado imperio, desde Libia y Btiopía hasta la India, y era adorado como un dios en Egipto y en Pcrsit1. Había vencido en batalla� resonantes, habíu atrn vesado enormes dis1,111cias, adenlrándose en el Orie111e corno ningún ottú caudillo griego, y ningún otro rey po· d!a cornpel:ir con s11 poderío. Su inesperada y bruscu 111uer1e -tal vei causada por una infección maligna o por la acción dbcreta de un veneno- fue el trágico colofón de una heroica y gloriosa existencia. No es extralio que en el recuerdo de las gente.s su figura dejarn una impresión perdurable, y que los relatos inmediatos de sus conquis tas resultaran pálidos y poco atractivos frente a la imagi/50
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naciYlil\ (fl804 ( \l'ttt>tTIKO\ .
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cantos Vlll a XII de la Odisea. Pero ya en el 1 -elato de Si nuhé en Egipto (s. XlX o. C.) se e11c11entra c_l procedimiento. Reo parece en los Relatos Verídiros de Lucrnno de Snmósa· ta, cu las Metamorfosis de Lucio ele Potras y en i:1 �.rno de Oro de Apulcyo, y más tarde en los aventuras de s:nd?ad el Marino, o en los viajes de Cyrano de Bcrgernc, • L.l¡;rinms rojas llorn el r�y Alejandro oyendo esa voi. Se apiada de él su buen gula. Triste g� aarcla en$ �.al nn el secreto ícroz y a11unrda l¡1 noche, pmdoso hacrn d'. nns,? real. Vino la noche yhablaron suaves las hojas con vm.dc mu¡cr [ S0111Cl 1dn: «¿Oh, porqué la amplja t icrrn entristeces con cruel son de armas? ¿Por qué te tortura� rc,orricndo Jo� vastos scndcro s_ del mundo, y a otros ncorrc,1s dni\os y ofcnsns, nnhclnndo cont 111uos , . lprod1g10s! Yn no largo ticmpo este n111ndos11f'rido �crt\ tu morndn, y bueno scnl que te aprcs1cs,1pri$.H partirte de él, . ante� que de In luz del din �e apague el amor en tus o¡os•. ,,, «Oh, gula 11110, cortés ynvewdo, prcg1íntalc prnnto: ¿�olvcr6 u ver (;recia veré uún a m1 madre?» •Recib� tu mensaje y rcgrc.a», rcspondiólc la �ozclc la froudn_ fcrncnin11 y noclurna. •Tú no verás de nuevo 111 a tu mudrc n, [otros rostroSl¡ueddos, 111110 vcnls de nuevo lns muchncbus et,, Gl'cd11 ele plldlcu nlcgl'la, Vendrá la muerte, y tendrá un rostro extranjcro, Yn está caduc.indo tu reino.• Cuol truspnsndo de c�pudn se vuelve Alcjundro hnc111 el valle. y ve u la genteque a rcmllrlc honores se u111011tona. Y le udu111.i11 lyle rinden los honol'csque al rey se tríbu1an y,1 los más !poderosos ygrandes. Uno cora1.11 lc ofrecen, 1crsa como l,1 ondn de cristulino torrente, 11111 tir mcquedirlnquecs despojo de un trc111cndo elefante. Animales le ofrendan, cxtrunos > cual sólo los nutren lusse�vns ldcOncntc. y marfil, y metálicas mallas, y telas rrcciosas, y huevos de oro... ¡Oh, qu� triste rcgn'sa el reyAlc¡¡H1>- o tipos de la vida corriente, poco car a cter(zados. Es decir, la peripecia que se relata suele tener � n interés hum a no general, a l margen de los intereses h1stóncos; pohlr tocia clase de sufrimientos para llegtiríl s11bcr lo c¡ue es In verdad ... A Edipo no le importa lo rn,ís mínimo su ¡>ropia felicidad, y sabfo que 110 podía ser fellzsi ello dependlA dcsu eng.rr'io9•
En su espléndido comentario sobre est:a obra, seflala K. Reínhardt que «para Sófocles, no m1\s que parn sus predecesores griegos, el destino no es determinación: in cluso cuaudo csr:I predicho, incluso cuando se rcali:w se gún un orden inmanente al devenir y al curso del mundo, es un despliegue espontáne-0 del poS dramas famosos sobre el tema, con la Antfgona y el lidipo en Colona de Sófocles; añadidos posteriores a la muerte de l;lurfpídcs, en general. Estas til'adas intercala das son, /'1mda111e11111ln,c11te, scgttn In razonada exposi ción de E. l) (v. 624), y Crcontc: wNo me importa la ciudad en sí!» (v. 919), mientras Me n�cco se suicida dando su sangre al s11elo ñvido de com pensación por la muerte del Dragón indlgena. Antígonu -aun si dejamos de lado su cnfrent1111'1icn1.o a C1·eontc en la csticomitia que creemos afiadida- es también una jo ven d.ispuesta a ofrecer su vida al t1compaflar a su padre en el exilio y la indigencia, en una decisión 1an1n más va-
1.AS Ül;l'IMASTl,AGfil)IAS DB lilJRífJIOES
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liente cuanto que es tma doncel1a tímida y recatada. Edi po, como él mismo reconoce, es una especie de sombra del héroe pasado, una figura fantasmal, víctima de un dc mon implacable. Todos estos personajes forman un conjunlo patélicn bien conocido a los especLadores. Su psicología está cla ramente trazado en lfls escenas del drauw. El destino que aniquila la casa de Edipo se halla fo talmente ínsito en los propios caracteres. 4. El tema tratado por Hurípidcs estaba ya poetízado épicamente en la Tebnicia (s. vr I a. C.), que sólo conoce mos por resúmenes y breves fragmentos•. J ,uego Esql1ilo en sus Siete co11tm 'Tebas ofreció una versión trágica del asedio de la ciudad por los siete jefes argivos y del cjuclo fatídico entre los dos hermunos. Pero ante� d1 d lrata miento tnlgico existió uno lírico, que ahora conocemos en parte por un papiro de Llllc (R Lille 76) descubierto en 1974 y editado en 1976 por(;, P. A 11cher y C. Meillcr. Con el Htulo de «l.a réplica l J'lOtfPIIM·'I
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temncslra. Es uno de esos viejos supervivientes a la tra gediu fn1 11 iliar que Eurípidcs gustu de introducir (como Peleo en A ndrómncn, Alc 111ena en los Tlerac/idos, Yocasla en la1, f-'enicins o Cadmo en las Bc,c1111tcs) para enfrentar los a alguien más joven. Orestes siente vergiienn ,11 ver avanzor hacia él al abudo que le mimaba en su ni1icl, y IL1 1::go siente repnros en lrnblnr nn(o �l. Pero Tincltlrco es un canlctcr frío, despiadado y legalisla, que dcse.i exigir 111 venganza más dura por el matricidio cometido en la muerte de su hija. Mas no por piedad hacia la adúltera Clitemncstra, sino por una especie de odio amparado en la argumentación jurldico. Con él 110 v11lcn argumcnlos sen timentales, y el debute entre el viejo espartano y su nieto recurre a consideraciones de tipo legal y político. Al final Tindáreo se morcha enfurecido, amena1.ando con su odio al irresolu10 Mendao. En vano Orestes trnlará ele obtener la promes,t de 5ocorro por parle dd hermano de su padre. Mcnclao es un probubilista que 110 quiere ponerse del lado del m�s débil y luego en la asamblea ni siquiera tomará la palabra para defenderle. (Bs curioso que el nombre de Egislo, cn relación con el intento de usurpación del 1ro110, no es rncncitlllaclo por Orestes en su clcfc 11sa.) La escena deja u11 a111urgo regusto y nos prepurn pura el informe del viejo mensajero sobre la discusión en la asamblea, donde se decide la co1 1cle11a a muerte de los dos hcrrnonos. La sucrle está cchndt1 ya, y cuando purece ave d1,arsc el final de la tragedia, surge un nuevo molivo dra mático, .11 ¡,roponcr Pllades lo1 11nr venganza de la ruin conduchl de Meneloo mediante el asesinato de l lelena. Así pues la acción toma un nucvo punto de urra11que a panir de los versos 1098 )' sig�. Se hn comentado rcpc1idumenlc que, cou este inespe rado viraje de la trama, parece como si la tragedia estu-
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CARLOS GARC,i\ CU¡\t.
viern compuestíl de dos partes distintas o como si se hu bieran enlmmclo dos occiones drnmáticas diferenli:s. Efectivamente ésa es la impresión del lector. Los protago nistas, víctimas antes del ncoso, pasan ahora a convertir• se en perseguidores de unas nucvM víctimas: Hcl�nn y In inocente Hermlone. l .a respuesta de los perseguidos es feroz. La perspectivn de morir matando, la crucnla ven ganza, el holocausto del palacio familiar, hace recobrar ánimos al alucinado Ores1·es. 'lbUN JI'· AVtNl'URLRO V EbCRllOR
254 Xe11op/1011 In ,lrr gr/echbch rdtt1isc/1cn l.ltm11t11; / Jl,l/11fu¡:u$, Supl. XII 2 ( 1929).'1\tn,bién H. ll, 1lr'ci1011bach,011 su ort. X,·1111plt1m vm, Atl,e11, de lu /l/!, IX/\ 2 (196'1),wb. 1928 1982. da i11let'CN,1tllC> 11;1 10s sobre la lradición de 511s obras. Cí., además,el pr(,logo de J. K. /\nderson,X,•no/1/,011, LonJrc,, 1974, p:I¡:,, 1 8. ,t, Sobre c,111 sigue p,,reciéndonos 111u¡¡btral ln exposición de J. llurckho,·clt, l listorfo ,Ir /11 01/1111·" c;d,•¡:11, 1rnd. esp., vol. V., llar celo na, 1 971, en la se,dón dedicado " •1\1 hombre ,lrl •· , v hu�w /\lejdndm•. {Rcedición en RnA, 2005.) 5. Las 1/r/tmw< csuln traducidas ni ca51dlono, con breve Ínlroduc ción y 1101.,s, por O. Gu11ti11as 'l\rnón {ll. C. Gredos) y ll. l'ltlcido (/\lian1:1 l1c llt11dul). f!n el prólogo pueden vci.o 11l¡¡u11os olmi1 Vil • dones ,rlth.:os sobre )enofonte como histnriodor. o. Sobre su rcl¡ición conAtcmi< lrn insistido, e,pecíalmente, liiuins, o. c., ante 1odn en p;lg,. 1211 y sigs.: •Xcnophon lhc wriler h thc,e íore 1101 thc nrnn who huntcd and farnwd obroad in Skillm,.,much lcss thc """' who íou¡,ht for Cyrus, liut thc 1·oturned St'< rutlc ndvl sing his ícllow Alhcnl:,ns (.rnd nnyonc clsc who cares t11 �-cud) whaL he 1hink,. bcst for the cit y• (pág. 132). El rc11rrso ele fcnolonte uAte· nn$ d1m1111c la ultima elap.< de ,u vida y d que ali! escribiera sus obr.,s (en ,u mayoría), en lo qnr inrobudo, pc1·0 es muy probnblc. C:011 todo, 11�s 11n1w,• que es muy Nllfl �l'entc consinlncicgo,n"li�11� 1rns que el Ciro histórico, el fundador del impol'io perso, murió en l111t1 l>btalla contn, los 11H1s,\ ¡; ctas (según l lcródoto) o cu11tru los dcrhiccs (scglÍn Ocsias). (S(lhrt: tiro el Grnn> en h.>s diversos ,1uto1·cs, re milo al cl:u·o libro de S. Su'íd, recién ci111er, l:lcrkcley, 19M(l'ecd. 19RJ). J2. J.-1'. Vcrnunl, o. c., pág. 50. 13. o. c., pil(I, 51. 14. •Siendo involunlnriu In que se hace por fuer�.o )' por i¡;11ornnci11, lo volunlario podría parecer que es nquello cuyo prlncipirn (1963), lucno cdi111dn en la serie l.,ilingU� de «'l'usculum•, liuri pi!Ji,s V, 1>n1·111stndt, 1977, págs. Jrio ele milos como del manual de mito¡;rolfo, lo presente lNTRóüUCCJÓN A LA MITOWG1A GIUllGA pl'etcnde facilitar l.1 ,1proxima clón a estos antiguos relatos y ofrecer algunas rcllcxioncs previa$ n su l(ictura o rclcctura. l'nrticndo de un estudio d1.: su peculit11· l radióó11 y trn11smisión, y SL1brayando la función soclal y la pervivencia de la mit.ologit1 en su contexto histórico y en In cull urn occidental, CARLOS GARCfA GlJAL examina, desde un.i pe1·spcctiva a la vez cr!Uc¡¡ y didáctica, los temas y figuras más rcprcscntat.i vos de ese :1111pli.