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Spanish Pages [496] Year 2009
f
COLECCIÓN nx
KSCKITUK ES CASTELLANOS CRÍTICOS
A
HISTORIA BE LAS
TOMO
I
TIRADAS ESPECIALES 25 ejemplares ea pap«i China 25
t
loo
•
en papel Japón eo pi4)el de hilo
I
XXVI i
á
XXV.
á L. k
lOC
^^ÁM'U^
HISTORIA DB LAS
IDEAS ESTÉTICAS EN ESPAÑA POR BL DOCTOR O. MARCI-.L{NO=MCNI,N'DEZ
KELAYO
\
d0 las ReaUi^cademias Espartoía At la Historia, Director de la Biblioteca Nacional.
Tomo
1
TERCEKA EDICIÓN CORREGIDA
Y
AUMENTADA
MADRID Impresor de
Cámara de S.
C. de San Fnuiásco, 4^
1909
M
ÜNIVEn.
I
^
y.r
v;alifornia
ANTA BARBARA
A LA BUENA MEMORIA DEL BXCMO. SBÑOR
D.
MANUEL MILÁ Y FONTANALS
CATBDBÁTICO INSIGNB DE RSTÉTICA Y LITERATURA GBNBBAL EN LA UNIVERSIDAD DB BARCELONA
Dedica
este libro,
como recuerdo de
dias en que recibió su docta enseñan:^ a,
Marcelino Menéndez y Pilayo.
Tu duca,
til
signare e tu maeítro.
(Dante,
/n/.,
Canto
II,)
los
ADVERTENCIA PRELIMINAR
volumen doy comienzo á la puun largo y árido trabajo, de índole puramente analítica y expositiva. Para que nadie busque en él lo que yo no he querido poner, ni se asombre tampoco de encontrar cosas que por el título no esperaría, diré en breves palabras cuál ha sido mi objeto y mi plan. Ante todo, advertiré que este libro ofrece poco ó ningún interés para los meros aficionados. No es libro de estilo, sino de investigación; y ON
este
blicación de
como
la
ficado al
materia estaba virgen, todo lo he sacri-
empeño de dar
que expongo.
claridad á las doctrinas
El hacer frases sobre autores
bros desconocidos en gran parte para mí hasta que empecé á escribir sobre ellos, recería
un pecado de
y
li-
mismo
me
pa-
ligereza imperdonable. Por
esta vez renuncio gustoso á deleitar,
y me con-
tento con traer á la historia de la ciencia algunos
datos nuevos.
De
la fidelidad
de estos datos es de
lo
que
res-
X
ADVERTENCIA PRELIMINAR
pondo. No he retrocedido ante ninguna lectura, por árida que pareciese, y tengo mi orgullo en afirmar que hay páginas de esta obra que me
han costado
el
estudio de volúmenes enteros, só-
lo
para descubrir en ellos alguna ¡dea
de
la belleza
útil
acerca
ó del arte.
No hay que
que muchas veces, y aurk
decir
tratándose de obras
muy
alabadas por los críti-
cos, mi esperanza ha resultado completamente vana, y mi tiempo perdido. Pero ni siquiera en estos casos me he desalentado, y, bueno ó malo,
afirmativo ó negativo, consigno siempre con sinceridad de impresión
el
resultado de mis lectu-
Añadiré otra cosa para mayor autoridad d^
ras.
y es que, con leves excepciones, compuesta toda sobre libros propios, quiero
esta historia,
está
decir, sobre libros que he recogido y poseo. Permítaseme esta satisfacción de bibliófilo, que es al mismo tiempo nueva garantía de que no me he
aprovechado de datos ajenos
ni
de trabajos de
segunda mano, por excelentes que sean. Así, aun en este tomo, que es de todas obra
la
que menos curiosidad
al
de
la
no vulgares de
la
Po¿-
de Averroes, del Autodidacto de Tofáil,
etc.,
ce, se hallarán extractos tica
las partes
bibliográfica ofre*
paso que sólo he acudido
parte tan docto
y
apreciable, de
cosas que únicamente en bigracia, el
al libro,
Régimen
él
por otra
Munk, para
son accesibles,
del Solitario
las
ver-^
de Avempace, y
ADVERTENCIA PRELIMINAR la
XI
Fuente de la vida de Gabirol, que he cotejado
(aunque en
el
texto no lo digo) con dos diversos
códices latinos,
uno de
París
y otro de
Sevilla,
Estos accidentes, por otra parte de poca impor-
mi-
tancia, se citan sólo para dar muestra de la
nuciosidad con que he procedido en una labor
que no aspira á otro mérito que
al
de ser exacta
y honrada. Este trabajo tiene un triple carácter. En primer
lugar,
si
se le considera aisladamente, es lo
su título indica, es decir, la historia, ó
ambicioso) una colección de mate-
título parece riales
para escribir
belleza en general
la historia
de
de
la ciencia
y más especialmente de
lleza artística, entre nosotros.
es
que este
(si
Como
de
la
la be-
esta ciencia
las derivaciones
ó ramas secundarias
la filosofía sin perjuicio
de su independencia
una de
y valor propio, puede considerarse también, á lo menos en parte, como un capítulo d¿ la historia de
la filosofía
está todavía
gún
día,
si la
en nuestra Península; historia que
por escribir, y que escribiré alvida me alcanza para completar el
mis trabajos, y si no mueren éstos ahogados por el general escarnio ó la general indiferencia, que en nuestro país persiguen á todo
círculo de
trabajo serio, de los que aquí se denigran con
nombre, Es
al
sin
duda infamante, de
mismo tiempo
ducción general á
esta obra
la historia
de
el
erudición.
una como
intro-
la literatura
es-
ADVERTENCIA PRELIMINAR
XII
pañola, que es obligación mía escribir para uso
de mis discípulos. Han pasado los tiempos en
que era lícito tejer la historia de la literatura por método exclusivamente cronológico, ó atendiendo sólo al desarrollo más externo de las formas artísticas, así como tampoco bastan meras generalidades históricas ó sociales para explicar la
aparición del hecho literario. Detrás de cada he-
cho, ó
más
bien, en el fondo del
hay una idea
estética,
hecho mismo,
y á veces una
doctrina completa, de
la
cual
el
una
teoría ó
artista
se
da
cuenta ó no, pero que impera y rige en su concepción de un trina,
aunque
modo el
be razonarla y justificarla raíz
doc-
eficaz y realísimo. Esta
poeta no
y fundamento, no
la
razone, puede
el crítico,
y de-
buscando su
sólo en el arranque es-
pontáneo y en la intuición soberana del artista, el ambiente intelectual que respira, en
sino en
las ideas de
cuya savia vive, y en
las escuelas filosóficas
Infiérese de aquí (y
el
influjo de
de su tiempo.
hemos llegado
al principal
propósito de nuestro libro) que paralelamente á
ya se le considere en geneya en su desarrollo dentro de cada siglo y de cada raza, va marchando la historia de la Estética, influyendo de una manera recíproca los preceptos en los modelos y los modelos en los preceptos, ampliando el arte sus formas para alla historia del arte, ral,
bergar concepciones cada día más vastas y
sin-;-
.
ADVERTENCIA PRELIMINAR téticas,
Xlll
y ensanchando la ciencia sus moldes pay explicación á las nuevas formas
ra dar entrada
que
el arte
incesantemente crea.
No admitimos,
pues, que se dé arte alguno sin cierto género de teoría estética, explícita ó implícita, manifiesta
ó
latente; ni en el rigor de los términos confesare-
mos jamás que pueda piamente
artística,
crearse ninguna obra pro-
por mera espontaneidad, con
ausencia de toda reflexión,
una fuerza inconsciente y toda obra
humana digna
obra reflexiva; sólo que cosa
muy
como
si
fatal.
trabajase sólo
El arte,
como
de este nombre,
la reflexión del
es
poeta es
distinta de la reflexión del crítico
y
del
filósofo.
De aquí que
al crítico
y
al
historiador litera-
toque investigar y fijar, estén escritos ó no, los cánones que han presidido al arte literario de rio
cada época, deduciéndolos, cuando no pueda de las obras de los preceptistas, de las
mismas obras
de arte, y llevando siempre de frente el estudio de las unas y el de las otras. Pero entiéndase
siempre que estos cánones no son cosa relativa
mudable de nación á nación y de aunque en los accidentes lo parezcan, sino que, en lo que tienen de verdadero y profundo, se apoyan en fundamentos matemáticos é inquebrantables, á lo menos para mí, que
y
transitoria,
siglo á siglo,
tengo todavía física
la
debilidad de creer en la Meta-'
ADVERTENCIA PRELIMINAR
XtV
Pero noto que, sin querer, var á
la
me voy
dejando
He-.
exposición de mis ideas particulares, que
también irán en esta obra, pero no ciertamente interrumpiendo el curso de la exposición, en que casi siempre dejaré la palabra á los autores
mis-
mos, único medio de que las preocupaciones individuales no ofusquen la doctrina ajena; sino en último lugar, que es el que les corresponde, y ordenadas en forma de epílogo. Mezclarlas con el
la
exposición de las ajenas, daría á
la
obra un
carácter de polémica impertinente, sobre todo
tratándose de siglos en que las cuestiones se plan-
teaban y discutían de un modo tan diverso del que ahora usamos. Aunque nuestra ciencia sea substancialmente
la
misma de
tóteles, á nadie se le ocurre
Platón
y de Aris-
en ios tiempos que
corremos hacer una apología ó una diatriba en favor ó en contra de Aristóteles y de Platón. Se
procurando entenderlos, y
los expone,
más
es
mucho
seguro.
Hay, pues, una gran parte de esta obra, casi lo anterior á Kant, en que he seguido el método histórico, único que por su sabia serenidad conviene á cosas ya tan lejanas. De allí en adelante la exposición tiene que tomar forzosamentodo
te carácter
más animado y más crítico, y resolTodo lo demás se-
verse, al ñn, en ideas propias. ría
combatir con fantasmas.
A
nadie asombre que aparezcan aquí tan anti-
XV
ADVERTENCÍA PRELIMINAR
una ciencia tenida en
guos
los orígenes de
múa
opinión por modernísima,
nombre actual siglo XVIII, en
co-
la
como que
su
sólo se remonta á la mitad del
que aparecieron
los trabajos de
Baumgarten. Pero si bien se mira, sólo el nombre de Estética es moderno: la ciencia ha existido (aunque á
la
verdad en estado rudimentario)
desde que hay arto en
el
mundo. Y añadiré una
observación que parece paradójica, y no lo es; á saber: que la Estética es al mismo tiempo una de
más antiguas, y una de las ciencias más modernas y más atrasadas todavía. Sólo
las ciencias
una obra de genio ha producido, quiero decir, la Estética de Hegel, y aun en ella, ¡cuántos vacíos, errores
y obscuridadesl ¡Cuánto de
arbitrario
y
casuístico! ¡Cuánto tránsito de nociones extrañas al arte
y que violentamente
se introducen en su
dominio!
La
Estética, tal
como generalmente
sidera, abarca tres
partes. Llámase
se la la
con-
primera
y es la que ha sido cultivada desde más antiguo, aunque no tanto por los hombres de arte como por los filósofos, que tieMetafísica de lo bello ^
nen razón en encarecer su importancia (evidente
para quien no profese un vulgar positivismo);
pero no
la tienen
para encastillarse en los prin-
cipios generalísimos
tamente á
y
aplicarlos luego violen-
la práctica artística,
ignoran ó desconocen, y á
que en absoluto
la cual,
no obstante,
^
ADVERTENCIA PRELIMINAR
XVI
pretenden imponer dirección y reglas, en
nom-
bre de la belleza absoluta é increada. Estas vanas
y pedantescas pretensiones, enunciadas gravemente por hombres, no ya incapaces de coger en la mano un cincd ó de medir un exámetro, sino absolutamente negados para sentir la emoción que una obra de arte produce, han contribuido mucho, no hay que negarlo, al descrédito de esque generalmente
ta ciencia entre los artistas, ríen de estos estéticos de
con
la
misma razón que tuvo Aníbal para
reírse
de aquel filósofo griego que venía á enseñarle arte de la guerra. Y, sin
el
embargo, no aciertan
ios artistas en burlarse de la ciencia
no
se
Ateneo ó de Seminario,
misma, que
tiene la culpa de la sandez de sus cultivado-
res, ni
de que éstos tengan
y estragado, rrir
sobre
ni
el arte,
logía ó á la
^^
política.
y desdén en que
la Estética influye
los artistas tienen
desventajosamente en los
mismos, que, nan á un empirismo te en la manera ó en
tistas
gusto tan perverso
en vez de consagrarse á la teo-
economía
Este olvido
el
de que se hayan dedicado á discu-
faltos
rutinario, el
ar-.^^,^
de ideal, se abando-
y caen fácilmen-
industrialismo, ó envile-
cen su arte en asuntos triviales, ó se entregan á
una facilidad desmayada, ó crean un mundo faly reproducen formas anticuadas; vicios todos
so
contra los cuales previene con tiempo ana teoría sólida,
que para no estar en
el
aire
y
tener con-
&^ ADVERTENCIA PRELIMINAR sistencia científica
y valor
XVII
universal, ha de des-
cender forzosamente de la Metafísica
es
estética^
de lo bello y de su idea, Pero nada adelantaría la ciencia, y todavía
decir, del estudio
menos
luz sacaría el arte,
si
el
mo
es la de las ideas puras,
siem-
se encerrase
estético en región tari aérea
pre
y nebulosa
co-
y satisfecho con
la
consideración de lo bello ontológico, olvidase lo bello en la naturaleza
y
lo bello
aquí dos nuevas partes de
nocen con los nombres de
ma
el
el
De
arte.
que
Física estétici
Puede decirse que
losofía del arte.
estos estudios
en
la ciencia,
se
co-
y de
Fi-
primero de
anda en mantillas, aun en
la
mis-
escuela hegeliana, que es positivamente de
todas las modernas
ensanchar
el
la
que más ha contribuido á
campo de
la Estética.
Hegel
mismo
muy
por cima, y sólo en Vischer comienza á tener importancia. No asila Filosofía trata esta parte
del arte ^
que
es conocida desde la
más remota
^^tifgüedad, y produjo ya un verdadero monumento en la Poética de Aristóteles. De todas las divisiones de la Estética, esta parte, que desig-
naremos con plemente abraza
el
además
nombre de Filosofía técnica, ó simmás adelantada. No sólo sistema y clasificación de las artes, sino el
técnica, es la
la técnica particular,
tantos capítulos
como
que
se subdivide
en
artes.
Para ser completo nuestro estudio, comprenderá, pues:
-X-
2
ADVERTENCIA PRELIMINAR
XVIII
1°
Las disquisiciones metafísicas de los
sofos españoles acerca de
Lo que especularon
2."
de
la belleza
y
filó-
su idea.
los místicos acerca
en Dios, considerándola principal-
la belleza
mente como objeto amable, de donde resulta que no podemos separar siempre en ellos la doctrina de la belleza de la doctrina del amor, que llamaremos, siguiendo á León Hebreo, Phüogray que, rigurosamente hablando, corresponde la voluntad, y no á la del en-
phia,
de á
la filosofía
tendimiento ni á las facultades la
la
de
que son
la sensibilidad,
que principalmente intervienen en
contemplación y estimación ó j uicio de
ral,
lo bello.
Las indicaciones acerca del arte en gene-
3.*^
esparcidas en nuestros filósofos y en otros
autores de 4.^
muy
Todo
lo
desemejante índole.
que contienen de propiamente
y no de mecánico y práctico, los tratados de cada una de las artes, v. gr., las Poéticas
estético,
y
las Retóricas, los libros
y de 5.°
de música, de pintura
arquitectura, etc., etc.
Las ideas que los artistas mismos, y prinliterarios, han profesado
cipalmente los artistas
acere* de su arte, exponiéndolas en los prólo-
gos ó en
el
cuerpo
mismo
de sus libros.
De tan desemejantes orígenes proceden las ideas cuya historia ensayamos en este libro. Y puesto que
ni él ni otro
de á presentar á España
alguno de
los
como nación
míos tiencerrada é
ADVERTENCIA PRELIMINAR impenetrable
al
movimiento
XIX
intelectual del
mun-
do, sino, antes bien, á probar que en todas épocas,
y con más ó menos
gloria, pero siempre
con
esfuerzos generosos y dignos de estudio y gratitud, hemos llevado nuestra piedra al edificio de la ciencia universal, el
he creído necesario mostrar
enlace estrecho que nuestra cultura estética
tiene con las ideas que sobre la
han dominado en cada uno de
misma materia
los períodos de la
historia general de la filosofía. Por eso
el
primer
período, cuya historia publico, lleva una larga
introducción sobre las doctrinas estéticas entre los antiguos griegos
y
y
latinos,
fos cristianos. Quizá resulten
entre los filóso-
demasiado exten-
sos tales prolegómenos; pero los tengo por in-
dispensables, ellos
y puedo
decir que he excluido de
cuidadosamente todo
riosidad, ó lo que
lo
que es de pura cu-
no ha influido directamente en
España. Ostentar erudición en
cosa
fácil;
mular
la
pero yo he tratado
tal
más
materia, fuera bien de disi-
poca que tengo, y de hacer, sobre todo,
u-n libro útil, Julio de 1883.
XX
ADVERTENCIA PRELIMINAR
NOTA SOBRE LA SEGUNDA EDICIÓN Por causas que interesan poco á mis
lectoresy,
presente tomo, escrito é impreso por primera-
el
vez en 1883, salió
más
desaliñado é incorrecto-
que otro alguno de mis libros. Le escribí de prisa
y
corregí las pruebas con
suma
negligencia. Qui-
zá algunos (los menos) de los defectos que sacóaquella primera edición, podían achacarse á la excelente imprenta que tiene que luchar con mis
borrones; pero de la dos, así de concepto
perjudicaban á
mayor parte de los descuicomo de estilo, que tanto
la claridad
de
la doctrina, sólo
podía y debía responder el autor, y suya era la obligación de corregirlos. Con todas mis fuerzas lo he procurado ahora,
sometiendo
el
texto á
una
severa y minuciosa revisión, y refundiendo to-
talmente algunos capítulos, además de añadir
gran número de notas y completar en lo posible la parte bibliográfica. Suplico encarecidamente á los si
que posean ejemplares de
esta obra mía,
que
quieren servirse de ella con utilidad, sustitu-
yan el primer tomo con éste que ahora se imprime, quizá menos indigno de su atención. Noviembre de 1889;
INTRODUCCIÓN DE LAS IDEAS ESTÉTICAS
ENTRE LOS ANTIGUOS GRIEGOS Y LATINOS Y
ENTRE LOS FILÓSOFOS CRISTIANOS
DOCTRINA ESTÉTICA DE PLATÓN
uenta Xenofonte ateniense, en el capílib. III de sus Recuerdos socráticos^ que Sócrates, hijo de Sofronisco, preguntó un día al pintor Parrasio: ¿Crees que la pintura es representación de cosas visibles por medio de colores? Yo veo que cuando vosotros, los artífices, imitáis una forma