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Spanish Pages [179] Year 2015
Patricia Altamirano Compiladora
Historia de la psicología Orígenes, teorías y corrientes
Patricia Altamirano Hebe Rigotti Laura Manoiloff Cecilia Ferrero Adrián Ramírez
Título: Historia de la psicología: Orígenes, teorías y corrientes Compiladora: Patricia Altamirano Autores: Patricia Altamirano, Hebe Rigotti, Laura Manoiloff, Cecilia Ferrero, Adrián Ramírez Historia de la psicología : comienzo, teorías y corrientes / . - 1a ed. - Córdoba : Brujas. . , 2015. E-Book. ISBN 978-987-591-602-9 1. Psicología. 2. Historia. CDD 150.9
© 2015 De los autores © 2015 Editorial Brujas 1° Edición. Impreso en Argentina ISBN 978-987-591-602-9 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa, puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o por fotocopia sin autorización previa.
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Índice
Capítulo 1 Historia de la psicología, problemas y desafíos. Patricia Altamirano...........................................................7 Capítulo 2 La constitución de un campo de conocimiento Patricia Altamirano.........................................................39 Capítulo 3 Escuelas, corrientes y sistemas de la psicología contemporánea El psicoanálisis: Freud. Hebe Rigotti.................................55 Capítulo 4 Historia del movimiento psicoanalítico. Patricia Altamirano.........................................................75 Capítulo 5 El por qué de la evolución de la psicología cognitiva, en particular, y de las ciencias cognitivas, en general. Laura Manoiloff, Cecilia Ferrero, Adrián Ramírez..121
Linea histórica...................................................................165
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Capítulo 1
Historia de la psicología, problemas y desafíos
Patricia Altamirano
En los últimos años se ha otorgado gran importancia a la enseñanza de la historia de la psicología como parte integral en la formación de psicólogo, en alguna de sus diversas áreas de aplicación. Por otra parte, son numerosas las investigaciones que se llevan a cabo actualmente y que están dirigidas a determinar las causas y consecuencias de los principales hechos que han ido modelando el perfil de la psicología contemporánea. El estudio de cualquier problema psicológico o corriente teórica puede hacerse desde dos perspectivas: un estudio diacrónico, a través del tiempo, o un estudio sincrónico, abordándolo en una determinada época. Los estudios diacrónicos nos permiten analizar cómo han ido evolucionando las ideas científicas sobre un problema a lo largo de la historia, por ejem7
plo, el estudio del concepto conciencia o de los distintas psicologías clínicas o formas de curación desde el pasado hasta la actualidad. Los estudios sincrónicos nos permiten analizar un problema en una época histórica (durante la ilustración o en la actualidad) desde diversas perspectivas y teorías. Por ejemplo, el estudio actual del impacto de la neurociencia en la definición y tratamiento de la esquizofrenia, los cambios sociales vinculados a los grupos o instituciones. En la actualidad, diversos autores insisten en que la escuela compite con otros elementos culturales, como los medios de comunicación de masas, en el respeto por la diversidad cultural como un valor y el acceso a la red de conocimiento pública. Los conocimientos históricos genéricos, que transmiten los sistemas escolares formales, transmiten un patrón cultural homogéneo que, de distintas formas, obliga a que todos tengan similares formas de pensar o de hablar. Esto es, que la escuela asegura uniformidad para construir la unidad en el relato histórico de un país, de una nación o de una disciplina o profesión. A pesar de los cambios y transformaciones de la institución escolar , también es evidente que no hay renuncia consciente de la vieja sobre la nueva historia nacional. Y a pesar de que los historiadores han avanzado mucho en la difusión de distintas significaciones de los acontecimientos patrios, sigue existiendo la alabanza a los próceres y la mirada estereotipada y mítica sobre los procesos históricos. Los mitos históricos tienen una importancia medular en la conformación de la identidad nacional. De igual manera, en lo que respecta a la psicología como disciplina, también los mitos son requeridos para fortalecer la identidad como colectivo de modo tal de adherir a una cierta tradición que nos vincule tanto al área del saber como al ámbito profesional. Si ponemos como ejemplo la historia argentina, esta nos ayudará a comprender de manera análoga el campo intelectual, la vida académica y profesional y su vinculación con los temas políticos e ideológicos. 8
El 25 de mayo de 1810, ante la vacancia del trono español y hasta tanto se aclarase el futuro de la monarquía, se constituyó en Buenos Aires un gobierno provisorio para los pueblos del Virreinato del Río de la Plata llamado la Primera Junta de Gobierno. Su legitimidad se basaba en la retroversión de la soberanía al pueblo; principio contractualista del derecho político de la época que legitimaba el poder en sus manos por ausencia del soberano. Pero ¿quién era el pueblo? En realidad, no existía un pueblo que asumiera la soberanía, sino catorce pueblos americanos soberanos correspondientes a las ciudades principales del Virreinato, las cuales contaban con cabildos. Fueron precisamente esos cabildos de esas ciudades los que enviaron diputados -apoderados con instrucciones para integrar la Junta. Posteriormente, los gobiernos que sucedieron a esta Primera Junta de Gobierno habrían de afrontar la necesidad de independizarse de España y de organizar una nueva nación. Esto es así porque, del mismo modo que no existía aún un pueblo argentino (recordemos que en ese momento argentino designaba entonces a los porteños), tampoco existían una nación ni una nacionalidad argentina. Pero, a diferencia de lo que se cree, estas serían fruto y no causa del proceso que se iniciaba. ¿En qué consistió lo que podría llamarse una construcción mítica? En interpretar el 25 de mayo de 1810 como un hecho que marcó la irrupción en la historia de una nacionalidad argentina preexistente en busca de su organización como Estado. Un mito difundido y derivado del Romanticismo, según el cual las naciones contemporáneas habrían surgido de nacionalidades previas. La idea de ese mito surge de la preocupación por fortalecer el sentimiento nacional. Entonces, no fue 1810 la fecha que da cuenta de la existencia de un pueblo con fuerte identidad nacional, sino que fue la generación del 900 la que dio lugar al nacimiento de los temas del nacionalismo cultural. Es allí donde el 25 de mayo -100 años después de aquel 1810- ve fortalecido su posición mítica y elevado a categoría de discurso que podía conformar la 9
identidad argentina y nacional, más allá incluso de los territorios y los lugares de nacimiento. Durante la presidencia del general Roca, las relaciones económicas, sociales, políticas y culturales sufrieron profundas modificaciones orientadas por la idea de progreso. Las capas intelectuales en formación estuvieron fuertemente condicionadas por el control oligárquico del aparato cultural. Y la más significativa de estas reacciones fue la suscitada en torno al tema de “la identidad nacional”. En lo político, la llamada generación del 900 se apoyó en factores de poder como la inmigración, la propiedad de la tierra (latifundios), y la alianza comercial con el imperialismo británico, entre otros. La inmigración era vista como recurso para poblar el desierto, como fuente de mano de obra y como medio para borrar los hábitos del caudillismo y la barbarie rural. Este fue el motivo por el cual era observada con aprensión creciente dentro de la elite de “viejos criollos”. Pero el monopolio de la tierra en manos de grandes propietarios locales obstruiría el proceso de colonización rural y transformaría la radicación del inmigrante en un dato predominantemente urbano. Hacia 1910, el desarrollo de las vías férreas, la secularización de las instituciones de la sociedad civil y el capital extranjero eran celebrados como triunfos. Pero también había una mixtura poblacional con demandas particulares que instaban al régimen político a la democratización. Fue en ese escenario que el tema de la “identidad nacional” cobró relevancia. Así, el programa de posicionamiento del nacionalismo enarboló los valores liberal-democráticos y tomó a la escuela pública como el instrumento mediador por excelencia. De este modo, se buscaba desarrollar una identidad nacional que incluyera a los inmigrantes, los criollos y todo habitante de Argentina. Ello explica las diversas versiones artísticas infantiles del cabildo, criollos con paraguas y escarapelas que festejarían la independencia del Virreinato. Una mirada romántica para ordenar la divergencia poblacional del primer centenario. 10
De esta forma es factible apreciar el establecimiento en conjunto de los esfuerzos de la comunidad por crear una identidad junto con una forma de historizar el pasado, congruente con el presente. En este ejemplo de la historia Argentina, podemos considerar como común denominador, que las historias que intentan consagrar verdades, valores e identidades, resultan de importancia política. Sin embargo para historizar críticamente el decurso de los acontecimientos nacionales o los del campo profesional o académico de la psicología, hace falta algo más que un relato sobre como ocurrió. Es necesario volver a mirar ese pasado, a través de las miradas teóricas y acercamientos empíricos, para cuestionar esa historia que sacraliza un pasado para hacerlo congruente con el presente.
Metafísica y los orígenes de la psicología moderna ¿Por qué las cuestiones acerca de los orígenes sociales de la psicología moderna resultan fundamentales para la discusión sobre qué es la psicología en la actualidad? ¿Cuándo nace la psicología como disciplina científica y como profesión reconocida? ¿Cuándo surge la reflexión sobre el alma, la conciencia, las formas de acción de las personas y la voluntad de los individuos? Antes del “nacimiento formal” de la psicología, tal como la describen los manuales de historia, era la metafísica1 la que abordaba los principales interrogantes que hoy podemos vincular a aquella. Si bien no eran exactamente las mismas preguntas, los fenómenos a los que hacían referencias eran los mismos que motivan hoy los debates psicológicos tanto en la ciencia como en la profesión. La metafísica es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentaLa palabra “metafísica” deriva del griego naturaleza o más allá de lo material o físico”.
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, que significa “más allá de la
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les de la realidad. Una afirmación es metafísica cuando enuncia algo relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía. Se pregunta por los fundamentos últimos del mundo y lo existente, la estructura de la realidad, el sentido y finalidad de todo ser. Su objetivo es lograr una comprensión teórica del mundo, los principios últimos, la verdad más profunda de las cosas. Trabaja sobre objetos teóricos como: ser, nada, existencia, esencia, mundo, espacio, tiempo, mente, Dios, libertad, cambio, causalidad y finalidad, alma. La metafísica se encuentra vinculada a los inicios de la psicología porque, tal como indicaría Danziger, los objetos de estudios o los aspectos de la realidad que aborda son inaccesibles a la investigación científica, en el sentido que lo planteaba Immanuel Kant. Desde la perspectiva de Kant, los problemas más importantes de la metafísica eran las afirmaciones o juicios universales (que se referían a problemas universales), la estructura categorial de esos juicios que era posible formular y las coordenadas de tiempo y espacio como principales orientadores universales para el conocimiento del mundo y el ser. Por ello, durante la primacía de la filosofía kantiana predominaba la idea que la psicología no podía ser parte de la ciencia. Tradicionalmente la metafísica se divide en dos ramas, general y especial. La metafísica general (metaphysica generalis) pregunta por las categorías más generales del ser y por eso también es llamada filosofía fundamental. Se ocupa de qué son las cosas, las propiedades y los procesos según su esencia y qué relación establecen entre sí. Al ocuparse de lo que hay, se conoce como ontología. La metafísica especial (metaphysica specialis) se divide en teología natural, filosófica o racional (estudia a Dios a través de métodos racionales sin recurrir al misticismo o a la fe); psicología racional, también llamada filosofía del hombre, psicología metafísica o psicología filosófica (se ocupa del alma o mente del hombre); y cosmología racional que investiga 12
la estructuración del mundo material, como un sistema natural de sustancias físicas. La metafísica puede proceder de distintas maneras. De un modo especulativo, parte de un principio supremo, a partir del cual va interpretando la totalidad de la realidad. Un principio de tipo especulativo podría ser la idea de Dios, el ser, la mónada, el espíritu universal o la voluntad. De un modo inductivo, intenta ver de manera unificada los resultados de todas las ciencias particulares, configura una imagen metafísica del mundo. De un modo reduccionista (ni especulativa-deductiva ni empírico-inductiva), en tanto mero constructo especulativo a base de presupuestos de los cuales los seres humanos siempre han tenido que partir para poder llegar a conocer y actuar. Como apreciamos, dentro de la psicología racional (parte de la metafísica especial) se encontraban las reflexiones sobre la psicología filosófica o el estudio de esas categorías desde las cuales se podía especular en torno al hombre. Lo anterior significa que las ideas psicológicas habían tenido existencia mucho antes del siglo presente. Estas fueron producidas e intercambiadas ampliamente entre hombres de la medicina, economistas, políticos, historiadores, artistas, y no solamente dentro de la metafísica, pero es aquí donde el saber de la época las ubicaba. Entonces, para poder reexaminar los orígenes de la psicología moderna el punto de partida es diferenciarla de la metafísica superando la visión contemporánea que la ciñe a esta. Para ello necesitamos plantearnos, como problema a ser explicado, ¿cómo llegó a constituirse esta nueva comunidad? Y al mismo tiempo, tal como lo plantean Ben-David y Collins (1966), hacerlo desde una perspectiva sociológica alternativa a la positivista.
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Historia, historiografía y aproximación positivista en sus distintas vertientes La historia es el registro escrito de lo que se conoce sobre las vidas y sociedades humanas del pasado y la forma en que los historiadores han intentado estudiarlas. Por consiguiente, llamamos historiografía al arte de escribir la historia. Quizá la historia sea la disciplina más complicada de definir ya que, al intentar develar los hechos y formular un relato que sea inteligible y coherente, implica el uso de muchas disciplinas auxiliares. El objetivo de todos los historiadores ha consistido en recopilar, registrar e intentar analizar todos los hechos del pasado del hombre y, en ocasiones, descubrir nuevos acontecimientos. Por consiguiente, la historia es inseparable del historiador. Salvo que el historiador sea testigo, los hechos históricos son conocidos a través de fuentes intermedias. Fuentes que pueden ser los testimonios de los testigos de los acontecimientos, relatos escritos, archivos y otras que proporcionan las pruebas con que el historiador descifra tales hechos. Pero el objetivo de la historia no se cumple relatando los acontecimientos. El proceso de interpretación histórica afecta todos los aspectos de la investigación. Se trata de un proceso que se inicia con la selección del tema que se pretende estudiar. En este sentido, los acontecimientos constituyen los cimientos, pero la elección de los mismos es un juicio previo que manifiesta la importancia de la cuestión. Elegir el objeto de estudio sugiere una hipótesis o modelo teórico provisional que guía la investigación y ayuda al historiador a valorar y clasificar los testimonios disponibles para presentar un relato detallado y coherente del elemento analizado. Por eso, el historiador debe respetar los hechos, evitar la ignorancia y los errores cuanto sea posible y aportar una interpretación convincente e intelectualmente satisfactoria. El problema radica en que no hay una sola forma de hacer historia, como tampoco hay una sola forma de hacer psicología. Estas formas de hacer actividades científicas están 14
siempre en ámbitos de debates y de incógnitas que, a pesar del esfuerzo por los grupos de intereses en valorar más unas posiciones que otras, son parte del crecimiento del saber y, en ciertas ocasiones, del estancamiento de sectores del saber. Saber y poder están asociados y deben ser ubicados en un contexto social y en una construcción histórica. Los debates sobre a qué debemos llamar historia, cómo se debe registrar, cómo se construye y, sobre todo, qué datos tomamos en cuenta y cuáles no y sobre quién pesa la potestad del saber, todo ello está marcado y discutido en la historiografía. La historiografía es una disciplina que se dedica a estudiar y a analizar cómo se ha dado, a lo largo del tiempo, el registro de hechos históricos por el hombre teniendo en cuenta los métodos, las formas, los objetos de estudio, autores, fuentes y los intereses que han variado en cada época y espacio. Si bien la historia de la historiografía fue pasando por diversos períodos, un momento cumbre de la discusión sobre cómo hacer historia lo constituyó la fuerte posición del positivismo. El positivismo es un sistema filosófico basado en la experiencia y en el conocimiento empírico de los fenómenos naturales. El término fue utilizado por primera vez por el sociólogo francés Augusto Comte, creador de la historiografía contemporánea y exponente máximo de la corriente positivista de la historia en el siglo XIX. Gracias al positivismo de Comte, la historia alcanzó su identidad como disciplina académica independiente, dotada de su propio método y análisis, pero también imprimiéndole un carácter particular con implicancias en la forma de acceso al conocimiento. El positivismo consiste en admitir como científicamente válidos solo aquellos conocimientos que proceden directamente de la observación y la experiencia. El hecho o los fenómenos percibidos objetivamente son la única realidad científica, mientras que la experiencia y la inducción son los métodos exclusivos de la ciencia. En este sentido, cualquier disciplina que aspire a ciencia debe aplicar el método de estudio propio de las ciencias 15
físico-naturales, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no procedan de la experimentación. Apela al recurso de la lógica matemática como estructura del discurso científico, priorizando la búsqueda de leyes universales de la naturaleza para su dominio tecnológico. Los fenómenos deben ser explicados causalmente por medio de leyes generales y universales y la razón se convierte en instrumento, en un medio para otros fines (razón instrumental). En metodología histórica positivista priman las pruebas documentadas, subvalorando las interpretaciones generales. Como consecuencia, los trabajos de esta naturaleza suelen tener acumulación documental y escasa síntesis interpretativa. De esta manera, la historia, la psicología y la sociología serían un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía basado en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales, proponiendo la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, psíquicos e históricos. Desde esta perspectiva, la mirada positivista viene a oponerse a la fase caracterizada por explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, en la que se utilizaban categorías antropológicas o del sentido común para comprender el mundo y la utilización de una tecnología esotérica para intervenir sobre él. Pero si bien se opone a la metafísica o filosofía priorizando explicaciones racionales y buscando sistemáticamente el porqué de las cosas, se aparta de los hechos echando mano a entidades abstractas y términos metafísicos para sus explicaciones. Las posiciones positivistas tienen una importancia central en el impulso de las ciencias en el siglo XIX, posibilitando nuevas formas de hacer ciencia, establecer nuevas problemáticas y evidenciar avances destacables en el conocimiento. En la actualidad esta corriente suma la mirada teórica y en algunos casos abandona la estricta adscripción a todos sus postulados extremos. Dice Hempel (1995) que en la historia, como en cualquier otra ciencia empírica, explicar un fenómeno consiste en subsumirlo bajo leyes generales empíricas. Las leyes de las cua16
les habla no sirven de mucho en la historia, ya que no permite deducciones generales. El afán de los positivistas en hacer de la historia una “ciencia exacta” es imposible porque el objeto de estudio es el ser humano, cuya conducta, a diferencia de la de los animales, tiene un grado de racionalidad y es irrepetible. Así vistos, los hechos históricos solo pueden abordarse una vez que han sucedido y el historiador sólo puede interpretar su necesidad a posteriori, pues todas la hipótesis que barajase sobre lo que hubiese podido conocer si se hubiese actuado de otra manera constituyen, en el mejor de los casos, meras especulaciones. La motivación del positivismo era hacer de la historia una ciencia exacta basada en la máxima objetividad, rigurosidad de los hechos, dotándola de un método científico de iguales características de las ciencias naturales. Pero, ¿cómo podrían considerar los positivistas que la historia sea una ciencia? Mediante la observación a través de la experiencia de los hechos históricos y una acumulación de datos comprobados en forma crítica a través de un vasto conocimiento de los documentos. Los hechos estaban en los documentos y solo se necesitaba criticar a la fuente de manera objetiva, tratando de minimizar el análisis subjetivo del autor proveyéndoles de marcos teóricos consistentes que le permitieran ordenar la evidencia empírica con sus miradas teóricas. El carácter científico positivista descansaba en el convencimiento de que con ese procedimiento el historiador podía depurar los acontecimientos de su carga emocional para evaluarlos correctamente, limando asperezas y eliminando las pasiones; él no debía preocuparse de establecer leyes ni relaciones causales, pues esa tarea le estaba encomendada a la sociología. Las fuentes escritas que utilizaban los positivistas estaban en documentos oficiales procedentes de los gobiernos y conservados en archivos. Había que mantener una cierta distancia entre el sujeto-objeto para que la interpretación no sea desvirtuada por la subjetividad del historiador. Esto es, que cualquier injerencia de tipo teórico o filosófico interpretativo o valorativo suponía falsear el carácter exacto que debía poseer la historia. 17
Negarse a teorizar sobre la historia era una actitud propia de los historiadores positivistas, discípulos de Ranke (considerado comúnmente como el padre de la historia científica), devenida en una constante general durante varios siglos en los que las reflexiones sobre la evolución histórica, la historia universal y la sociedad se hacían fundamentalmente desde el campo de la filosofía o de la política, pero no desde la historia propiamente. En definitiva, la historia para Ranke era una sistematización exhaustiva de los documentos históricos que el historiador solo debía ordenar en su intento de reconstruir el pasado. Gracias a eso, y al tener en consideración las circunstancias históricas del escritor, se progresó de forma sustancial en la crítica de las fuentes que se convirtieron en clave para evaluar los documentos. En este sentido se rescata el aporte que hicieron los positivistas a la historia combinando la objetividad del historiador (al menos como ideal) con la aguda observación de que todos los historiadores son producto de su tiempo y entorno y que, por lo tanto, sus relatos son necesariamente subjetivos. Se auguraba así la ruptura de la conexión de la historiografía clásica con el arte literario de carácter intuitivo, y se la alineaba a la moderna investigación científica. El positivismo fue muy importante para la reflexión de todas las formas de hacer ciencia. Antes de la mirada positivista, la historia surgía como un quehacer más de las reflexiones filosóficas o de las necesidades políticas, un quehacer del cual surgirá una rama especifica de la filosofía: la filosofía de la historia. La historia servía a la política para entronizar todos los datos requeridos para la construcción de un cierto poder. Además, se la utilizaba para cimentar las identidades regionales, nacionales y étnicas. Con el positivismo la historia pasa a ser conceptuada como la ocurrencia de hechos pasados que podemos ordenar para nuestra comprensión, pues está asentada en los documentos y solo hay que analizar esos hechos. El positivismo pretendió de la historia un cierto éxito predictivo, es decir, que pudiera predecir mediante la teoría en cuestión. Al parecer, dadas sus características positivistas, Hem18
pel (empirista lógico y epistemólogo) creyó saber que para lograr un buen estudio histórico se necesitaba una teoría “exacta”. Pero, y si esa teoría no fuera exacta, la historia ¿dejaría de ser científica? Ha habido mucha controversia de si la historia es o no científica. Unos plantean que es imposible en la esfera de las ciencias sociales establecer leyes científicas, otros defienden la unicidad de la ciencia señalando la semejanza fundamental de la materia de investigación, tanto en el caso de las ciencias naturales como en las sociales. Esta es la postura de Topolsky (historiador polaco) y viene a ser corroborada por la creciente interdisciplinariedad entre las distintas ramas de las ciencias. Esta indica que no es posible establecer divisiones claras entre ellas porque la unidad de la ciencia puede afirmarse por la propia unidad del objeto de estudio en cuestión.
La historia de la psicología: otra versión cuasi positivista Sin embargo, las vertientes positivistas se complejizan e intenta a través de la reflexión crítica, encontrar salidas a los dilemas que se le presentan. Muchas veces son los propios psicólogos aquellos motivados por la historización de la disciplina y la profesión. En este caso introducimos las reflexiones de Alberto Rosa Rivero que nos indica que la historia de la psicología se corresponde con una metadisciplina, una forma de saber reglado que sigue unas normas que son las que suministran las garantías de fiabilidad y validez de sus interpretaciones. Un saber disciplinado y empíricamente fundado que se corresponde con una disciplina particular: su sustancia es el tiempo, el devenir, el cambio. El historiador se halla ante el imperativo metodológico de guardar una actitud historicista, es decir, un intento de estudiar el pasado en los términos contemporáneos al presente de aquel pasado que se evoca. Dado que la historia es una disciplina empírica, trabaja con datos 19
objetivos, es decir, evidencias que son a) empíricas: los restos del pasado (documentos y monumentos) que alcanzan nuestro presente y b) conceptuales: causas del cambio (describe y explica). La investigación histórica se centra en una región particular del espacio estudiado por la disciplina (un acontecimiento, un periodo histórico, etc.). Es en este sentido en el que se habla de historia regional, como la descripción y explicación de una región del pasado. Siendo el producto final de la historia un texto con forma narrativa, con frecuencia los productos finales del trabajo del historiador aparecen con la forma de un relato que describe y explica lo sucedido en un momento pasado. Esta característica hace que haya autores que defiendan que el contenido de la historia no esté constituido solamente por los eventos que se relatan sino también por la forma en que esos eventos se presentan y explican, además de incluir, de forma inevitable, implicaciones ideológicas y morales. Existe una multiplicidad de sentidos atribuibles al término “historia”: función material, eficiente, formal, final. Pero para que el texto sea considerado como perteneciente a la práctica historiográfica disciplinada, debe ser no solo verosímil (compatible con la evidencia conceptual de que se dispone sobre la causalidad física y de las acciones individuales y grupales humanas), sino también tener validez empírica; es decir, los acontecimientos y las causas evocadas deben apoyarse sobre la evidencia documental o monumental disponible. Solo así puede hablarse de una historia científicamente válida, con pretensiones de verdad.
¿Cuál es el objetivo de la Historia de la Psicología (HPsi)? ¿Cuál es el objeto de estudio de la Historia de la Psicología? Desde la perspectiva de Rosa Rivero, la HPsi tiene por objetivo describir y explicar la psicología, sus cambios en el tiempo y producir elaboraciones teóricas sobre el propio devenir de su objeto de estudio. Esto es, estudia los modos en los 20
que se hace, se construye y se aplica el conocimiento psicológico. Atendiendo al cambio y a las transformaciones de la psicología como forma de saber científico, el objeto de estudio de la HPsi es lo que los psicólogos han dicho, escrito y elaborado sobre constructos intelectuales que hoy entendemos como vinculados a la psicología. Si la HPsi teoriza sobre lo que los psicólogos han dicho, escrito y elaborado sobre determinados constructos intelectuales, ¿qué criterios usamos para delimitar el objeto de estudio?
El objeto de estudio de la HPsi se define en este contexto como: Textos, personajes e instituciones que generaron discursos sobre lo psicológico, así como las acciones que dieron lugar a ellos. –– Discursos que han sido generados, recibidos, usados o desechados en diversos momentos temporales. –– Acciones de sujetos humanos, incluidos en entornos sociales e históricos concretos. Entonces, si el objetivo de la historia de la psicología es describir y explicar los cambios y las transformaciones que se han producido a lo largo del tiempo sobre este campo de estudio en particular, se trataría ahora de adoptar una perspectiva de análisis que resulte adecuada.
Esta perspectiva nos motiva a considerar que la psicología que importa no es lo que ha hecho cualquier psicólogo sino sus personajes eminentes y significativos para el desarrollo de la psicología en su condición de tal, vale decir psicólogos que son considerados como tales por parte de quienes hoy son reconocidos como expertos en psicología. Debido a que estos personajes sobre lo cual se basa ese relato histórico se vinculan muy profundamente con lo que se ha hecho, dicho, escrito y elaborado sobre esos 21
objetos y sujetos y su relación con la realidad histórica, es esencial buscar, indagar, en la materialidad de estos autores en tanto ellos se presentan como textos; como procedimientos para construir esos textos; como métodos utilizados para generar las experiencias que estuvieron en el origen de la redacción que ahora nos llega; como instituciones en cuyo seno se llevaron a cabo las acciones que finalmente culminaron en esos textos.
Sociología de la ciencia positivista y sus detractores Tal como describimos más arriba, el positivismo tuvo un impacto importante en la forma de entender la formación de las ciencias y en particular de las ciencias sociales. Historia, economía, política, sociología, psicología, antropología, entre otros, vivieron una serie de cambios importantes y constituyeron discursos propios que luego fueron profundamente debatidos. ¿Cómo se dio el proceso posterior desde la reconstrucción de la sociología de la ciencia positivista a los autores que rechazaron esta forma de ver los hechos del pasado? En particular nos interesan los hechos del pasado vinculados a la historia de nuestra disciplina, la psicología. Danziger es uno de los principales detractores en la historia de la psicología positivista. Sus textos comienzan debatiendo con esa mirada histórica, proponiendo un diagnóstico crítico y una mirada política sobre los historiadores que escriben historia desde esa perspectiva. Desde su mirada, la historia contenida en los manuales de psicología está distorsionada. Su único objetivo es orientar a los estudiantes y futuros psicólogos en el convencimiento de que existe en el pasado una razón para acompañar en el presente distintas corrientes psicológicas. De esta manera, se han creado mitos acerca de la psicología, su origen e historia con la única finalidad de imponer una forma de verla, valorando positivamente unos saberes y negativamente otros. 22
Desde la perspectiva crítica de Danziger, la sociología de la ciencia positivista presenta muchas características que merecen ser examinadas. Dice que es acrítica con una naturaleza profundamente ahistórica de sus categorías explicativas; que contempla una noción de progreso acumulativo, donde distingue la ciencia de la pre-ciencia; que sostiene que el progreso puede ser medido por el número de publicaciones de investigación. Aplicada a la historia de la psicología, es ésta manera de pensar la que induce a la conclusión tradicional de que la psicología moderna comenzó en Alemania y posteriormente trasladó su centro a los Estados Unidos. Es cierto que las normas que rigen la actividad científica han sido siempre las mismas, y siempre han existido como ideas. En este punto llegamos a advertir una dificultad fundamental que proviene del intento de combinar el enfoque positivista de la “evidencia” con una teoría individualista del cambio histórico. Esta última atribuye una importancia primordial a las intenciones individuales, mientras que el primero devalúa los informes “subjetivos” directos de dichas intenciones, las cuales, por eso mismo, deben ser inferidas de datos “objetivos”. ¿Sobre qué criterio de relevancia son seleccionados dichos datos, entre la riqueza potencialmente ilimitada de la información histórica? Claramente, el criterio de relevancia es provisto por la necesidad de reconstruir la situación elegida, confrontada al individuo histórico. En este punto la supuesta objetividad del procedimiento deviene aparente: la perspectiva del sociólogo es meramente sustituida por aquella de la figura histórica en cuestión.
La disputa entre el positivismo y la sociología del conocimiento Como hemos visto, existen marcadas diferencias entre ambas perspectivas pero la más significativa es, tal vez, la consideración del contexto social. Mientras la sociología positivista de la ciencia se aleja de examinar el contexto social del surgimiento de los contenidos, objetos y métodos de la psicología, la 23
sociología del conocimiento reconoce el contexto social como determinante la naturaleza de la nueva disciplina. Asimismo, la primera no se inquieta con disputas sobre los cambios que han desarrollado los conceptos o las significaciones que se le otorga a los dispositivos de las prácticas científicas, ya que sus mediciones de la actividad están estrictamente limitadas a lo externo como el número de publicaciones y el uso de rótulos (por ejemplo, experimentación). Para la sociología del conocimiento, en cambio, el problema es el contexto social del contenido actual de las ideas científicas; aquellas mediciones son triviales. En la determinación de la historia de las disciplinas científicas, la naturaleza de la motivación también es considerada relevante. En este punto se visualiza otra diferencia entre ambas perspectivas. Para Ben-David y Collins la emergencia de una nueva identidad profesional (hoy conocida como psicología moderna) no responde a aspectos societales sino que tiene origen en las aspiraciones de carrera de ciertos individuos claves. Los factores sociales no serían relevantes ni mucho menos determinantes del status relativo de los diversos campos. La experimentación es un dispositivo que se incluyó para que la psicología fuera una ciencia. El experimento es una práctica científica en el cual se provoca algún fenómeno para observar e interpretar su resultado para comprobar luego el grado de validez de una hipótesis. Esta definición tan breve y clara no ha sido la misma a través de los tiempos. Las reconstrucciones históricas sobre el término experimentación son diversas y profundamente vinculadas a la posición que el autor tenga con la validez que ese método confiere a las conclusiones. Este punto es muy importante dado que es un concepto que para algunas epistemologías e historias de la ciencia psicológica es el puntal de la creación de la disciplina psicológica; en la actualidad se comporta de manera distinta y tiene significados distintos. La experimentación como dispositivo de medición ha cambiado y extremado sus formas metodológicas y técnicas para hacerlo más confiable y seguro. 24
En tanto, con el transcurso del tiempo, se han dado cambios muy profundos, no es posible afirmar que las prácticas de experimentación ya sea en el inicio de los tiempos de la psicología o en el laboratorio de Wundt, sean idénticas a las de la actualidad. La disputa al respecto del lugar de la experimentación en las ciencias no solo existe en las ciencias sociales, humanas sino también en la física y la química que tradicionalmente fueron adjudicadas dentro del grupo de las llamadas ciencias experimentales porque su materia de estudio y los problemas que plantean pueden someterse a experimentación. Básicamente, la experimentación consiste en reproducir en laboratorio el fenómeno estudiado. Pero las formas de entender este concepto, su metodología e implicancia en el descubrimiento científico han cambiado a lo largo del tiempo. En psicología, tanto la concepción de la naturaleza de la experimentación como las perspectivas acerca del rol que debía serle asignada, han variado marcando profundas diferencias a lo largo del tiempo. Para algunos, la psicología experimental representaba la totalidad de la ciencia psicológica, mientras que para otros era solo una pequeña parte. En el inicio de la psicología como ciencia, el experimento psicológico paradigmático estaba basado en las introspecciones de un puñado de observadores sofisticados y altamente entrenados. En la actualidad, las condiciones en que se desarrolla un experimento deben estar planeadas y controladas. Cuando éstas cambian, el fenómeno debe controlarse con el fin de lograr una interpretación confiable de los resultados de las mediciones. La observación es parte del experimento y está sujeta a las condiciones controladas por el investigador. La disputa por el objeto de estudio de la psicología La psicología proporciona, o debería proporcionar, los principios fundamentales sobre los cuales la sociología, la historia, la antropología, la lingüística y otras ciencias que tratan 25
con el pensamiento y la acción humana deberían estar basadas. Los hechos y leyes de la psicología deberían proveer la base general para la interpretación y explicación de los grandes eventos estudiados por la historia, las actividades complejas de la sociedad civilizada, los motivos que controlan las acciones del trabajo y el capital. Teóricamente, la historia, la sociología, la economía, la lingüística y las otras humanidades o ciencias de los asuntos humanos, son todas variedades de la psicología. Tal declaración implica que los problemas económicos, sociales o históricos son problemas básicamente psicológicos, o deberían ser tratados como tales. Desde esta perspectiva fue creada, por primera vez, la imagen de una ciencia general de la conducta, cuyas leyes habrían de ser tan abstractas y ahistóricas como las leyes de la física. Poco tiempo después, el objetivo de la nueva ciencia vino a ser anunciado a través de un slogan, que aún se hallaba en sus libros de textos introductorios: la predicción y control de la conducta. Este objetivo es totalmente discordante con los objetivos que Wundt tenía en mente para la psicología: sus fines no estaban relacionados ni con la predicción, ni con el control, ni con la conducta. Tampoco los sucesores alemanes de Wundt desarrollaron jamás tales objetivos para su disciplina. Si lo hubieran hecho, sus oportunidades de lograr el respeto del establishment académico hubieran sido aún más escasas. Por lo tanto, la gran diferencia entre las posiciones institucionales de la psicología alemana y americana tuvo su contrapartida en la divergencia absoluta de propósitos. Esto no debería sorprender porque, al desarrollar sus objetivos, una disciplina define su rol en términos de la división general del trabajo, entre otras. Por lo tanto, los objetivos definen su posición relativa respecto de otras disciplinas. Constituyen una declaración de su interés intelectual, el último criterio a través del cual métodos, conceptos y evidencias son juzgados. Lo que mantiene juntos a los practicantes de un campo es su interés intelectual común y el hecho de que, básicamen26
te, todos tienen los mismos propósitos. Este propósito define tanto el dominio dentro del cual los practicantes han de trabajar como los modos en los cuales ellos proponen actuar en dicho dominio. Tal dominio es una construcción intelectual de los practicantes de la disciplina, no es algo dado desde el exterior. En efecto, el desarrollo de un interés intelectual implica no solo la formulación de un programa de trabajo sino también la distinción conceptual de la materia sobre el cual habrá de ejecutarse dicho trabajo. De esa manera, la categoría conducta, tal como es usada por la psicología moderna, viene a ser una construcción intelectual que identifica cierto dominio y el material potencial para legitimar el trabajo psicológico. En este marco, la sociología del conocimiento reconoce los intereses personales como reflejos de intereses de grupos que provienen del contexto de otros intereses, del de los conflictos sociales. Sean o no conscientes de ello, los individuos actúan en el interior de un tejido de tales relaciones que se extienden desde la sociedad entera hasta sus ambientes profesionales inmediatos. En consecuencia, es apropiado para la psicología del conocimiento trazar los intereses intelectuales de los individuos hasta aquellos intereses sociales más amplios que caracterizan a las sociedades en las distintas fases de su historia. La propuesta de reflexión histórica: –– Marca claramente un recorrido anclado en la necesidad de revisar la psicología incluyendo los factores sociales, las instituciones que la hacen posible y, finalmente, la profesión como práctica y tecnología central frente a las demandas sociales. –– Critica la mirada de los autores de los manuales que construyen de manera intencionada formas estereotipadas de la historia sosteniendo, por lo tanto, la vigencia de mitos que apoyan ciertas versiones de lo que debe ser la psicología. Mitos que legitiman ciertas demandas sociales hacia la disciplina y que son los que promueven la formación de los futuros 27
psicólogos en el convencimiento del “deber ser”. Se obtiene, de este modo, un poderoso elemento que dice qué es lo que los psicólogos deben hacer en la práctica y qué deben estudiar para encontrarse dentro de un ámbito legitimado. –– Pone en cuestión la tensión entre intereses individuales e intereses intelectuales. En este sentido, para explicar la conformación de una comunidad de psicólogos, propone una lectura histórica anclada en los conceptos de intereses sociales e intelectuales como ejes articuladores de la disciplina y sus saberes, objetos y métodos en el contexto donde nace gracias a las demandas sociales. –– Dado que el concepto de interés permite avanzar sobre las categorías de historia externa e historia interna de la ciencia, realiza una dura crítica a posiciones positivistas como la de Ben David y Collins. Destaca así factores extradisciplinarios determinantes de los intereses intelectuales y sociales para aplicándolos a la historia de la psicología.
La política renueva la psicología Las narraciones históricas no son neutrales. Esta es la primera observación que nos marcan los historiadores críticos. No son neutrales porque los historiadores seleccionan cuáles eventos van a relatar y cómo los van a interpretar. Por ello, podemos decir que son elecciones subjetivas, porque deciden qué es significativo y qué no lo es, condicionando fuertemente la forma en que las personas conciben la historia presente y pasada. Esto sucede en las escuelas. Para enseñar la historia en las escuelas, se seleccionan algunos contenidos e interpretaciones y se dejan de lado u omiten otros. De este modo, se fortalecen creencias sobre valores, mitos y políticas públicas en la sociedad. De igual modo, expone Harris, las tradicionales historias de la psicología juegan un rol similar al fortalecer el status quo. 28
Al exponerla como una disciplina estrictamente científica, ignoran el rol de los factores ideológicos y políticos en su evolución y privilegian las visiones que avanzan de modo lineal para ayudar a la sociedad desarrollando investigaciones “libres” de esa valoración. Usando ejemplos de casos ilustrativos, Harris demuestra cómo las dinámicas de poder influyen en la evolución de una disciplina. A lo largo del libro, Harris señala contribuciones de pensadores críticos que las historias recientes tipifican, lo que él denomina la Nueva Historia de la Psicología. Así, por ejemplo, existen historias tradicionales que desestiman las experiencias de las mujeres frente a las cuales se erigen los aportes de feministas críticos. En esta línea de pensamiento, advierte que no se trata de acusar a individuos específicos, a psicólogos particulares por las injusticias de la psicología (aún cuando sus trabajos más influyentes merezcan críticas), sino que la injusticia surge más bien de fuerzas sociales más poderosas. El conocimiento y la investigación, según Harris, están inspirados por el contexto social y los intereses políticos. En lo que a estudiante de grado se refiere, también hay diferencias. Para la mayoría, los cursos de “Historia y Sistemas” sirven para fortalecer el paradigma dominante en psicología. Para los estudiantes críticos, en cambio, la exposición a las visiones de las primeras generaciones tiene el potencial de subvertir la ideología del consenso que prima. Cuando la historia de la psicología se divorcia de los eventos nacionales y mundiales, se convierte en una historia que sirve al status quo. Lo hace ciñéndose a discusiones intelectuales en el interior de grupos de élite como, por ejemplo, profesores universitarios. Sus descubrimientos son presentados como productos de inspiración individual, motivados por una búsqueda del conocimiento independiente del tiempo. Pero a pesar de que Harris reconoce la influencia del contexto, tiene una mirada más optimista sobre las fuerzas que pueden impactar sobre él de manera inversa. La práctica de los psicólogos no solo tienen a los sectores de máximo poder 29
siendo capaces de cristalizar demandas de cara a sus propios intereses, sino que los sectores contestatarios también intervienen en las dinámicas de poder y pueden influir en la evolución de una disciplina. Lo que hace Harris es otorgar visibilidad a las historias que leen las experiencias de influencia de psicólogos reformadores radicales y sociales en psicología. Esas historias de movimientos contra la hegemonía de la ciencia estandarizada que los libros de texto oscurecen. A hacerlo, advierte, se les niega a los estudiantes el conocimiento de las luchas que se han producido entre radicales y reaccionarios por el control sobre la profesión y sobre la autoridad cultural general. En síntesis, Harris nos indica la existencia de historiadores tradicionalistas, revisionistas, contra revisionistas y que es necesario una historia crítica. Acepta distintas versiones de la misma. Rescata los textos de Danziger, en el sentido que proveen de una forma distinta de encarar la historia, destrozando varios mitos y avanzando sobre la importancia de la construcción social en las historias tradicionales y empíricas.
La construcción de lo psicológico La construcción de lo psicológico, de lo que se va a llamar “fenómenos de lo humano”, aquello que nos caracteriza como las capacidades, los procesos, las etapas de la vida, el odio y el amor, el género, etc., son argumentos que se desplegaron a través de la historia de la disciplina psicológica. Si bien otros desarrollaron la noción de construcción de lo psicológico, Rose se distancia de posiciones anteriores planteando que el propio objeto de la psicología es histórico” y se transforma según la cultura; que los lenguajes están influidos por los cambios históricos; que solo la reflexión histórica permitirá visibilizar los poderes que existen tras de la historia de manual; y que, dada la complejidad del objeto teórico de la psicología, la reflexión sobre tales construcciones debe hacerse desde la “deconstrucción” de lo dado.
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Rose advierte que estas posiciones nacen a la luz de la discusión con interlocutores clásicos (el empirismo y el positivismo) y, por lo tanto, de la negación de esas posiciones. Este se configura como motivo de dificultad para una indagación crítica de las producciones psicológicas en su conjunto, porque se fundamenta en el mismo espacio que pretende criticar. De ello se desprende que pueda parecer poco fructífero buscar “deconstruir” los objetos teóricos o indicar cuáles fueron los mecanismos y dinámicas de poder de los cuales dependen sus status de verdad. Diferenciándose, Rose va a tomar a un Gastón Bachelard que indica que de lo que se trata no es de la construcción situada o de la deconstrucción, sino más bien de que “toda verdad nueva nace a pesar de la evidencia; toda experiencia nueva se adquiere a pesar de la experiencia inmediata”. La ciencia se construye contra la evidencia de los datos dados y gracias a una operación teórica sobre los fenómenos, que permite el surgimiento de una verdad científica. Para Bachelard, se construye ciencia cada vez que hay una ruptura con el conocimiento dado a través de la experiencia inmediata. Tampoco es una racionalización de esta. Y va mas allá proponiendo que la ciencia necesita una constante vigilancia epistemológica para evitar ser atrapada por las categorías inmediatas de lo empírico. Esta posición no pretende tan solo deconstruir o, en su defecto, indicar que todo objeto teórico construido por la psicología se encuentra en coordenadas históricas, políticas, sociales y culturales. De hecho, Rose cree que es así, pero que esto nos permite solo llegar a criticar al positivismo y no construir ciencia sin caer en el relativismo. Es decir, también la ciencia que construirán los psicólogos críticos sería histórica, cultural y se encontraría en las coordenadas de relativizar sus avances y construcciones teóricas o tecnológicas. La posición de Bachelard, tomada por Rose, descree que la ciencia sea solo un relato de las experiencias de los científicos, un discurso con ciertas reglas que permite describir la realidad y, a partir de una retórica particular, construir un “discurso científico”. 31
Al igual que en el resto de las ciencias, el objeto de conocimiento de la psicología adquiere existencia gracias a una compleja red de elementos cuyo origen es otro circuito. Con el entramado de esos elementos, se construye luego un determinado sistema de explicación y juicio. Por lo tanto, no se trata de una simple y mera cuestión de elaboración de sistemas de significación, sino más bien de circunscribir tales elementos en un circuito de actividad, técnica y artefactos. De este modo, Rose apoya la postura desde la cual la psicología es “un conjunto de artes y destrezas que implica la vinculación de pensamientos, afectos, fuerzas, artefactos y técnicas que ejercitan un orden, producen lo humano y lo psicológico, y permiten pensar psicológicamente como un modo de existencia que debe abordarse de una manera específica”. Rose destaca el lenguaje como constitutivo del conocimiento. Es decir, como algo que hace la realidad pensable y maleable mediante un ordenamiento específico y el establecimiento de relaciones entre los elementos. En este sentido, él habla de ensamblamientos que vinculan pensamiento y acción. Ubica así a la psicología como una tecnología que permite determinar la conducta dentro de dispositivos institucionales -la justicia, la educación, el sistema productivo, la familia, etc., e influir en la forma de actuar de los sujetos. Y para entender la historicidad de los objetos teóricos de la psicología, propone mirar lo que los psicólogos hacen, cómo se organizan dentro de estas instituciones sociales, qué prácticas realizan, cómo sus prácticas suponen actitudes y acciones sobre los sujetos, cómo intervienen en los seres humanos. En estos lugares de ensamblamiento, los psicólogos trabajan y generan, a partir de allí, discursos sobre que son estas entidades psicológicas. La batalla por lo verdadero Otro término que desarrolla Rose es el de regímenes de verdad. Este explica la forma en que un saber adquiere status de científico y es valorado por una cierta comunidad. 32
Las batallas acerca de la verdad no son abstractas sino que se encarnan en formas materiales, afirma Rose. Esto es, en estatutos, resultados, descubrimientos, evidencias, argumentos, las experiencias de laboratorio, y profesionales que ejercen la disciplina. Tal es el caso de la relación entre la psicología y el psicoanálisis que se estableció en diferentes territorios nacionales. Citando a Foucault y Latour, afirma que son muchos los elementos que se despliegan como recursos en un intento por ganar aliados y lograr que algo ingrese en el campo de lo verdadero. Se establecería así una batalla acerca de la verdad, un acto de violencia que entraña un proceso social de exclusión en el que algunos argumentos, evidencias, teorías y convicciones son empujados hacia los márgenes. Para comprender la “construcción de lo psicológico” se requiere, en consecuencia, realizar una investigación acerca de las maneras en que se formaron las redes que operaban dentro de cierto régimen de verdad. Pero advierte que este proceso dista de ser un juego de suma cero en los que lo que pierde una parte, lo gana la otra. No se trata de una batalla de poder o un ejercicio de dominación por parte de unos actores –individuales o colectivos- sobre otros, tal como los simplifican Callon y Latour. En este sentido y para Rose, las formas de verdad en psicología fueron establecidas por estadística y experimentación en términos de herramientas y métodos. La predominancia de estas formas de construir la verdad que compartía con otras disciplinas científicas, delimitaron el propio espacio de pensamiento, descartando y desvalorizando otras formas de saber psicológico. La estadística fue una forma de pensar la psicología y un programa de generación de verdad. Compartida con otras ciencias sociales, permitió otorgar veracidad, cientificidad y ser convincente. Mientras que la experimentación fue necesaria fue como medio para disciplinarse, para reunir a los diferentes grupos de profesionales, editores de revistas científicas, organismos de financiación, colegas universitarios y autoridades universitarias a fin de formar las alianzas necesarias para forzar el ingreso 33
de la disciplina en el aparato de la verdad. Reubicadas en un entorno técnico en lugar del filosófico, Danzinger (1990) afirma que puede comprenderse mejor el debate acerca de la relación entre las “ciencias” psicológicas y las “ciencias naturales” Durante el transcurso del siglo XX, la psicología pasó a ser tomada como un conjunto de técnicas y dispositivos creados para gobernar la conducta. Su poder devino de su capacidad para organizar, racionalizar y simplificar temas adjudicados al terreno de lo individual y la diferencia humana, y hacerlo extensible y maleable por autoridades sociales. Tanto los aparatos de bienestar, de seguridad y de reglamentación laboral a nivel “macro” como los lugares de trabajo, la familia, la escuela, el ejército, la sala de un tribunal, la cárcel o el hospital a nivel “micro”, comenzaron a tomar un tinte psicológico. Las normas, los valores, las imágenes, las técnicas y los términos psicológicos comenzaron a formar parte de los programas, y surgieron proyectos institucionales de cura, reforma, castigo, administración, pedagogía, etcétera. Construida una visión acerca del estado de salud y enfermedad, incorporaron objetivos incluyendo los conceptos de normalidad, adaptación, realización y esquemas para regular la conducta humana. Médicos, sacerdotes, filántropos, arquitectos y maestros comenzaron a utilizar las técnicas y dispositivos creados para tal fin. De este modo, el ejercicio de las formas modernas de poder político quedó vinculado intrínsecamente a un conocimiento de la subjetividad humana. Las estrategias, los programas, las técnicas y los dispositivos así como las reflexiones sobre la administración de la conducta se psicologizaron cada vez más. A continuación, Rose expone el tema de la historia, la sociología y la antropología de la subjetividad, citando a autores como Norbert Elias (1978) y Harré (1983), entre otros. Afirma que la subjetividad ha sido abordada de muchas maneras diferentes y que autores como Elias trataron de relacionar estructuras políticas y sociales cambiantes y códigos de conducta personal cambiantes con cambios producidos en la organización 34
psicológica interna concreta de los sujetos. Otros, como Harré, procuraron evitar el atribuir cualquier tipo de vida interior a los seres humanos, tratando las prácticas lingüísticas y representacionales simplemente como repertorios de relatos que proporcionan los recursos por medio de los cuales los sujetos dan sentido a sus propias acciones y a las de los demás. Por su parte, Rose aborda el tema ubicándolo en otro campo. Desde su perspectiva, los discursos, las técnicas y las normas cambiantes que intentaron actuar sobre los detalles de la conducta, el comportamiento y la subjetividad humanas (no sólo los modales sino también los deseos y los valores) se ubicarían en el campo de la ética. De este modo, el repertorio “ético” de los individuos se vio enriquecido con fragmentos y componentes de las disciplinas "psi". Los individuos fueron incorporando al lenguaje y a su conducta tales términos y comenzaron a expresar, a través de ellos, algo sobre sí mismos. Utilizando las palabras de Foucault, se transformó en la manera de hacer inteligible y practicable el ser y la existencia, con pensamientos, pasiones, aspiraciones, desafecciones, límites y modalidades particulares de expresarlos, identificarlos, codificarlos y responder a ellos. En este contexto, la psicología generó, en primer lugar, una serie de nuevas autoridades sociales y, en segundo lugar, una serie de objetos y problemas nuevos sobre los que se pudiera ejercer legítimamente la autoridad social. Así, los psicólogos clínicos, educacionales e industriales, los psicoterapeutas y los consejeros, cuyo campo de operación pasó a ser la conducción de la conducta, la administración de la subjetividad, alegaban tener poder y estatus social por poseer verdades y dominar técnicas psicológicas. Tal legitimidad se funda en creencias sobre el conocimiento, la objetividad y la cientificidad. En este sentido destaca, tomando a Castel (1991), que es notable el surgimiento de ideas de normalidad como producto mismo de la administración tutelada por expertos, y de riesgo como peligro in potentia que habría de ser diagnosticado por los expertos y administrado profilácticamente en nombre de la seguridad social. 35
Rose indica que los sistemas de autoridad, basados en las instituciones de control de la sociedad, tomaron de la psicología un “fundamento ético” que les dio las creencias psicológicas. Ejercer la autoridad se vuelve ética en la medida en que se la ejerce desde postulados de “conocimiento”. La psicología permite cambiar los consabidos supuestos de la instituciones que ejercen autoridad (ordenar, decretar, reglamentar, intimar, prescribir, mandar) a que sean ellos mismos los que dispongan , ordenen, decidan y resuelvan para con sus propias conductas y así establecer practicas de “salud”. La terapia, señala Rose, puede ser una forma de introyectar la autoridad y una forma de actuar sobre las acciones de los otros. Desde esta perspectiva, la psicología es más importante por lo que hace que por lo que es. Es decir, que la psicología alteró la manera en la que es posible pensar acerca de las personas, las leyes y los valores que gobiernan las acciones y la conducta de los demás y, de hecho, las de nosotros mismos. Aún más, la psicología revistió de una mayor credibilidad a algunas formas de pensar acerca de las personas debido a que aparentemente se funda en el conocimiento positivo. La meta de una historia crítica de la psicología sería hacer visibles las relaciones profundamente ambiguas entre la ética de la subjetividad, las verdades de la psicología y el ejercicio del poder. Una historia crítica de este tipo abriría un espacio en el que podríamos volver a pensar los vínculos constitutivos entre la psicología (como forma de conocimiento, tipo de pericia y terreno de la ética) y los dilemas del gobierno de la subjetividad que enfrentan hoy las democracias liberales.
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Referencias Ben-David y Collins, K: “Social factors in the origin of a new science: the case of psychology”, American Sociological Review, 1966. 31. pp. 451-465. Burke, Peter.: Formas de hacer historia. Madrid, España. Editorial Alianza, 2001. Carr, E.H.: ¿Qué es la Historia? Barcelona, España. Editorial Planeta- de Agostini, 1993. Danziger, K. (1990): Historical roots of the psychological laboratory. In: Constructing the Subject. Historical Origins of Psychological Research (pp. 17-33). Los orígenes sociales de la psicología moderna. Cambridge: Cambridge University Press. Traducción: Ana María Talak. Cátedra: Psicología I, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata, 2010. Danziger, K. (1998) “Hacia un marco conceptual para una historización crítica de la psicología”, York University, Toronto, Canadá. Traducción El seminario. Grez, Sergio y Salazar, Gabriel: Manifiesto de historiadores. Santiago de Chile. Editorial LOM, 1999. Harris, Ben (1997): ”Repolitizando la historia de la psicología”, en Repoliticizing the History of Psychology, In D. Fox & I. Prilleltensky (Eds.). Critical Psychology. An Introduction (pp. 21-35). London: Sage Publications.Traducción: Flavia Arrigoni (UNSL) Hempel, Carl: La explicación científica: Estudios sobre la filosofía de la ciencia. Barcelona, España. Editorial Paidós, 1979. Marrou, Henri-Ireéne: El conocimiento histórico. Barcelona, España. Editorial Idea Universitaria, 1999. Rose, Nikolas (2002): “El gobierno del alma” La formación de yo privado. El seminario. Rose, Nikolas (1996): Inventing our Selves, Cambridge University Press, 1996. Capítulo 2., “historia critica de la psicología.” Traducción de Sandra DE Lucas, y María del Carmen Marchesi. UBA, Escuela de Lenguas. Topolsky, Jerzy: Metodología de la Historia. Madrid, España. Editorial Cátedra, 1985.
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Capítulo 2
La constitución de un campo de conocimiento
Patricia Altamirano
Nuestro objetivo es permitir identificar los problemas que presentan la historia y la historiografía psicológica, además de reconocer la importancia de la historia para la revisión, crítica, formulación y validación de teorías y de proporcionar respuestas a problemas concretos que surgen del quehacer profesional. Este aporte busca que el lector pueda analizar los principales conceptos y criterios desde los cuales se pueda abordar el momento o los espacios de la constitución de la psicología como disciplina científica y como profesión. Esas diferentes formas de poder problematizar, el espacio el lugar, los actores y los objetivos que finalmente terminaron en la constitución de la psicología contemporánea, como ciencia y como profesión.
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Con sus diversidades, pluralidades, intentos de homogenización y distintos debates, parece haber un acuerdo en los manuales de psicología en ubicar el inicio de la misma en la Creación del Laboratorio de W. Wuntd, en Alemania. A tal punto este evento es de importancia, que igualmente, para la historia de la psicología en Argentina, la creación de laboratorios constituyo un hito puesto en debate. Para ubicarnos en el contexto donde surge la discusión por el inicio de la psicología como disciplina científica, es necesario conocer la posición general de los manuales de psicología y los referentes de las historias tradicionales respecto al tema; y cómo fue posible esta construcción histórica que todavía se corresponde con la historia “oficial” de muchos manuales y que, a su vez, forma a muchos psicólogos. Si bien la disputa histórica se da en este punto, el trasfondo existente se vincula a que las distintas posturas frente al tema permiten orientarnos en nuestra propia elección de qué clase de psicólogo queremos ser y qué clase de psicología queremos que exista en el futuro. Sin duda, W. Wundt fue un científico del siglo 19. El desarrollo de la ciencia tenía sus limitaciones, tal como las tiene ahora, pero distintas a las actuales. Es por ello que las reconstrucciones sobre su vida intentan ubicarlo en un lugar de paternidad con la nueva disciplina. De la misma forma que la figura de otros autores o grupo de autores para con otros saberes. Buen ejemplo es el padre del psicoanálisis, S. Freud, Jean Piaget o Watson. Autores de gran renombre que veremos en algún momento de la carrera. La importancia de este autor como iniciador de la disciplina se encuentra asociada al método que utilizó: el laboratorio de psicología “experimental” y el método de la introspección. Estos dos elementos fueron destacados en sus aspectos positivos para el avance de la disciplina, pero también sacados de contexto en muchos casos. Asimismo, otros elementos de importancia para caracterizar la labor monumental de W. Wundt fueron invisibilizados.
En la mirada tradicional, W. Wundt (1879) estableció el primer laboratorio psicológico en Leipzig, Alemania. Vale decir, logró el apoyo tibio de las autoridades para utilizar una aparatología que llamó laboratorio de psicología. Wundt estudió medicina y filosofía y escribió sobre psicología, fisiología, historia natural, ética y lógica. Él es especialmente admirado por los psicólogos por haber sido el primero en anunciar, en 1873, que iba a intentar hacer de la psicología una ciencia, y porque su laboratorio fue el primero que publicó sus resultados en una revista científica. Aunque el laboratorio de Leipzig comenzó siendo solo unas cuantas habitaciones en un viejo edificio, rápidamente se convirtió en el lugar al que tenía que acudir todo aquel que quisiera ser psicólogo. Este fue el motivo por el cual muchos de los pioneros estadounidenses recibieron allí su formación. Los investigadores del laboratorio de Wundt no estudiaban toda la diversidad de temas que trata la psicología actual, sino que se concentraban en el estudio de la sensación, la percepción, los tiempos de reacción, la imaginación y la atención, y evitaban los temas como el aprendizaje, la personalidad y la psicopatología. Su método de investigación preferido era la introspección sistemática, en la que sujetos voluntarios aprendían a observar, analizar y describir cuidadosamente sus propias sensaciones, imágenes mentales y reacciones emocionales. La idea que el método científico fue utilizado por Wundt está basada en principios que luego serían de la psicología experimental y el experimento. Por ello, la mirada tradicional indica que es con W. Wundt que la psicología comienza a estudiarse con el método científico-experimental. Psicología cuyo comienzo tiene su base más próxima en la psicofisiología, dado que todos los primeros psicólogos experimentales son, antes que nada, fisiólogos. El principio y la técnica para el método de indagación utilizados por Wundt no son las que se utilizan actualmente. Lo que pretendía Wundt era provocar la aparición del proceso que trataba de estudiar mediante circunstancias establecidas 41
con anterioridad; luego intentaba controlar las variables y que cada resultado obtenido sea sometido a una revisión repitiendo las investigaciones y las condiciones en que se realizó el primer experimento. Así se introdujo, en líneas generales, el método experimental. Wundt interpretaba lo psíquico y lo físico como dos maneras diferentes de referirse a una misma realidad; para él todo fenómeno pertenecía tanto a la psicología como a la física. Una lectura detenida de la obra de Wundt aportará datos sobre sus intereses de investigación y sus decisiones. Antes de avanzar, entonces, retomemos el marco donde situaremos este nacimiento de la psicología. Para ello tomaremos la perspectiva histórica. Aún si esta perspectiva tiene múltiples miradas, solo desde la reflexión histórica es posible determinar desde dónde podremos indicar los hechos más relevantes de la historia de la psicología.
La perspectiva de Danzinger, distinta de la de otros autores también críticos de la historia de la psicología, como Harris o Rose, no necesariamente acordaban con la manera de abordar la historiografía. También se distanciaban de una manera crítica de la historia tradicional y de la historia positivista. Deseamos que quede explícitamente claro que proponemos esta mirada sin menospreciar las otras, como muestra del debate fructífero que los temas históricos tienen para la actualidad de la psicología. También intentamos mostrar cómo esas definiciones impactan en el quehacer psicológico, en la forma de analizar, describir y valorar las distintas escuelas de la psicología contemporánea. Es de destacar que, dadas las características del trabajo de Danzinger, este bien podría ser útil para ser aplicado a otros momentos históricos, analizando las prácticas científicas y profesionales en la actualidad. Entiendo que la capacidad de reflexión que nos proveen estos conceptos trasciende la perspectiva histórica y son de utilidad para entender el estado de la disciplina y la profesión. 42
Entonces, lo que hoy conocemos como ideas psicológicas ha sido anteriormente producido e intercambiado con amplitud entre filósofos, hombres de la medicina, economistas políticos, historiadores, artistas. Lo que resulta novedoso es la aparición de grupos de especialistas que realizan demandas del monopolio de la verdad psicológica. Y más aún, la participación de los miembros de estos grupos como árbitros de lo que constituye o no constituye un conocimiento psicológico validado. Esto importa en la medida que define la naturaleza del pasado de la psicología y su definición histórica ya que, para ser tomadas seriamente, las ideas psicológicas deben atravesar el prisma formado por el marco normativo e institucional de la comunidad de especialistas reconocidos. Danziger destaca dos enfoques con sus respectivas implicancias: 1. La aproximación positivista, donde su concepción de una disciplina científica está basada en la noción de progreso acumulativo. Niega los niveles históricos y culturales de la realidad. Implicancias: a partir de esta noción de ciencia, el desarrollo de la psicología será, por definición, lineal, acumulativa y continua, “medida” por el número de publicaciones de investigación. Según Danziger, aplicada a la historia de la psicología moderna, esta perspectiva lleva a la conclusión de que la psicología como ciencia comenzó en Alemania y posteriormente trasladó su centro a los Estados Unidos. Entre las características más importantes de la sociología de la ciencia positivista se encuentra la manera de tratar el rol jugado por los intereses sociales en el desarrollo histórico del conocimiento científico; por tanto, sus categorías explicativas son de naturaleza ahistórica. En esta línea, cuando las ideas científicas son tomadas por individuos que ocupan el rol social de científico profesional conducen a una tradición en investigación continua y acumulativa. Por lo tanto, el nacimiento 43
de disciplinas nuevas, como la psicología, dependen de la invención de un nuevo rol, el de practicante profesional de la nueva ciencia (Ben-David, 1971). Tales roles nuevos son inventados frecuentemente por individuos como un medio de mejorar las oportunidades de su carrera. A esto se denomina “hibridación del rol”. En psicología, se dice que Wundt es el principal ejemplo de este proceso. Así sería, desde esta perspectiva, como nació el rol de psicólogo experimental, a partir de la “hibridación” de los roles de fisiólogo y filósofo previamente establecidos. Para que la psicología llegara a ser establecida como una nueva disciplina científica, simplemente perduró para los demás, que llegaron a ser socializados dentro de este rol ya sea personalmente por Wundt o modelados por su ejemplo. 1. La perspectiva de la sociología del conocimiento, desde donde la misma disciplina se vuelve objeto de escudriñamiento científico. Reconoce la naturaleza fundamentalmente social de la actividad científica y por ende, la naturaleza socialmente construida del conocimiento psicológico. Implicancias: no niega los intereses personales, sino que los acepta y los concibe como reflejos de intereses de grupos que provienen, a su vez, de conflictos sociales. Lo que une a los colaboradores individuales no es si el investigador solitario puede verificar sus hipótesis en la privacidad de su laboratorio (contexto de descubrimiento: contexto de construcción de teorías, de instrumentos y también de evidencia), sino si él puede establecer su contribución como parte del canon de conocimiento científico en su campo (contexto de justificación). Se trata de una cuestión de consenso que envuelve acuerdos previos acerca de qué se cuenta como una evidencia admisible y compromisos compartidos hacia ciertos objetivos. Ello incluye intereses establecidos y sesgos. 44
Desde una mirada positivista, Joseph Ben-David y Randall Collins identifican un patrón de crecimiento de las disciplinas científicas postulando que, cuando una persona se interesa por el contenido de una nueva idea, y como medio potencial para establecer una identidad intelectual y un nuevo rol profesional, las condiciones bajo las cuales tal interés surge puede ser identificado y usado como base para la eventual construcción de una teoría predictiva. En aquel entonces, las temáticas sobre problemáticas psicológicas se desarrollaban en los ámbitos de trabajo de la filosofía especulativa y la fisiología. La psicología filosófica era ampliamente desacreditada por los “nuevos psicólogos” nacidos frente al interés por desarrollar soluciones a problemas psicológicos con otros marcos de referencia. A su vez, esos nuevos psicólogos “experimentales” tenían necesidad de distinguir su trabajo de los campos tradicionales y destacarse por encima de los conocimientos estancados de la psicología tradicional filosófica metafísica. La emergencia de este nuevo grupo dedicado a una nueva especialidad es un efecto del crecimiento intelectual, y el incremento de conocimiento logra abrir campos y focalizar problemas. Basados en sus postulados sobre qué cualidades inherentes hacen a una idea fértil y a otra infértil dentro de la historia de las ciencias, en particular el caso del nacimiento de una disciplina como la psicología, Ben David y Collins tomaron para su análisis las historias de la psicología de Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Seleccionaron personas que conscientemente se identificaron a sí mismos como practicantes de una nueva ciencia, que realizaban trabajos empíricos sobre la temática de la que se ocupaba la psicología y que no tuvieran otra identidad científica claramente establecida (como, por ejemplo, la de fisiólogo). Aquí aparece el término de hibridación de rol para explicar el nacimiento de la psicología como disciplina; designa: 45
–– Un individuo que se muda de un rol a otro, como de una profesión o campo académico a otro. –– Una posición de conflicto de rol entre el viejo y el nuevo. –– Tensiones entre conductas apropiadas para el viejo rol en conflicto con las que se van adoptando desde el nuevo rol. –– Desmembramiento de la identificación con el viejo grupo de referencia. –– Conflictos con los grupos anteriores. Sin embargo, el individuo puede no estar totalmente dispuesto a abandonar su identificación con su viejo grupo de referencia, ya que puede acarrear mejor status (tanto intelectual como, quizás, social) que su nuevo grupo. Para Ben-David y Collins, solo en Alemania existían estas condiciones y que la innovación de la psicología experimental se produjo por un mecanismo de hibridación de rol. La nueva identidad pudo hacer posible el crecimiento en la producción científica. Por lo que, hacia 1880, en Alemania, las publicaciones psicológicas especializadas llegaron a constituir la mayor parte del trabajo en el área. La aceleración de la producción se asocia con la existencia de un campo distintivo de la psicología que fue fruto de la institucionalización de esta disciplina a partir del laboratorio de Wundt. La mudanza de los académicos de un campo depende de las oportunidades de éxito que tenga un grupo de personas en una disciplina. Si las posibilidades de desarrollo de un ámbito nuevo con espacio suficiente para generar una comunidad de científicos están dadas, es posible que la disciplina y el rol práctico que la caracteriza se ensanchen. Pero si las posibilidades son pocas, es posible que los grupos en expansión se vean obligados a visitar nuevos horizontes. Los fundadores y los seguidores están motivados por la oportunidad de elevar su status adoptando la innovación. Los fundadores innovan. Los seguidores, por su parte, pueden 46
ser muy receptivos a la innovación de un científico migrante. Sobre todo jóvenes académicos que todavía no escogieron un campo (prestigio, condiciones de competencia) serán atraídos por el nuevo rol hibridado. ¿Quiénes son estos nuevos psicólogos de los que nos hablan Ben-David y Collins? Los practicantes de una nueva ciencia que investigaban fenómenos mentales por medio de métodos empíricos como la experimentación, la observación sistemática y la medición, de los cuales se excluyen trabajos, con motivación empírica, pero sin abordajes metodológicos empíricos (Descartes, Locke, Hartley, Herbart e incluso Lotze). Practicantes que, al no tener otra identidad científica claramente establecida, es decir, no son fisiólogos puros ni son médicos psiquiatras, les posibilita transformar su rol no claramente delimitado en otra cosa nueva. ¿Es esto es un movimiento individual para estos autores? No, deben ser parte de un grupo activo de científicos psicólogos más que un individuo aislado. La comunidad de “nuevos psicólogos “que conforman madura en funciones diferenciales. Estas funciones son las de los precursores, fundadores, seguidores, difusores etc., con el suficiente potencial comunitario para poder trasladar los modelos de trabajo hacia otras latitudes. El autor es consciente que este estado de debate de ideas que pudieron haber dado lugar a una tradición acumulativa y germinar en “psicología” pueden ser encontradas también fuera de Alemania. De hecho, hacia el fin del siglo XIX, Francia rivalizó de cerca con Alemania como centro de tales ideas, pero la producción francesa declinó rápidamente luego de un pico momentáneo hacia 1900, mientras que el trabajo alemán, el norteamericano y, en mucha menor medida, el británico continuó creciendo según se muestra en los gráficos que presenta. El Caso Positivo: Wundt es, indudablemente la figura central. Él comenzó su carrera como fisiólogo en 1857, al calor de la competencia 47
por las nuevas cátedras que estaban creándose en fisiología. La mudanza de Wundt a la filosofía debió ser una aguda crisis de identidad para él, que solo podía ser resuelta con la innovación de un nuevo método filosófico. Tuvo el mayor número de seguidores y articuló la ideología de la "revolución filosófica" con mayor claridad. Los otros, originalmente filósofos, tenían posiciones menos fuertes y tenían menos seguidores personales. Sin embargo, eran hibridaciones de rol hasta cierto punto, como se nota claramente cuando se los compara con Fechner. Este último tuvo la idea decisiva, pero se contentó con escribirla y enviarla a lo que Derek de Solla Price llama "el archivo general de la ciencia”. Los filósofos, sin embargo, influenciados por el ejemplo de Wundt, lo usaron para la creación de una nueva variedad de rol. Contexto y condiciones que se cumplen en el caso positivo: –– En las universidades alemanas del siglo XIX, la fisiología era una ciencia altamente productiva y en expansión (15 cátedras). –– Desde 1860, la filosofía ofrecía condiciones competitivas mucho más favorables que la fisiología (primera condición). –– Conflicto de rol (prestigio): entre la filosofía y las ciencias naturales (segunda condición). –– La filosofía deja de ser la super ciencia, enfrentándose a los métodos empíricos. –– Wundt comenzó su carrera como fisiólogo en 1857 (competencia en fisiología). –– Permaneció como docente durante diecisiete años, hizo la transición a filosofía. –– Usando los métodos empíricos de Fechner para estudiar la percepción, Wundt propuso construir métodos metafísicos sobre una base sólida, haciendo así de la filosofía una ciencia. –– Wundt fue el fundador. –– Tuvo el mayor número de seguidores. 48
–– Articuló la ideología de la "revolución filosófica" con mayor claridad. El Caso Negativo –– En la academia francesa había competencia por cargos en las ciencias naturales (pero la fisiología se expandía). –– El número de cargos disponible en filosofía era un poco mejor. –– Las líneas de demarcación entre disciplinas eran demasiado amorfas. La ciencia y la academia francesa tenían una concepción globalista del saber. Era aceptado y valorado que los intelectuales incursionaran en varias disciplinas afines. La diferenciación de roles era bastante laxa. –– A diferencia del sistema alemán, las disciplinas no estaban diferenciadas de modo suficientemente claro como para crear un serio conflicto de rol entre los hombres con ideas. La elite académica se confundía con la cultural, y estaba compuesta por “filósofos” y un simple grupo de referencia de intelectuales relativamente no especializados. Este estado de cosas en la comunidad científica no permitía el desarrollo de “padres fundadores”, a pesar que el prestigio estaba adherido a lo individual, no a la disciplina. La doble vinculación, una nueva disciplina creada por nuevos hombres no era la situación del sistema francés. –– El sistema francés era adecuado para las innovaciones intelectuales (individuales), pero no era adecuado para hacer surgir una nueva disciplina. Se evidencia la existencia de intelectuales académicos brillantes pero con límites difusos y articulados al mundo de la cultura. Sin duda, y teniendo en cuenta la mirada de Danzinger, su posición es opuesta a Joseph Ben-David y Randall Collins. 49
El análisis y la controversia sobre el inicio de la psicología como ciencia, desde una aproximación sociológica a la historia de la ciencia, es opuesta a la mirada de Ben- David y Collins, dado que, estos últimos: –– Priorizan los datos y utilizan método empíricos, construyendo una visión de la historia desde coordenadas positivistas ahistóricas. –– Priorizan en la explicación los roles individuales para catalizar la constitución de las disciplina. El concepto de hibridación del rol, evita las miradas críticas sobre la historia. Para Danziger, las técnicas de experimentación y cuantificación son herramientas potenciales que están exentas de una importante significación histórica. La aplicación de estas técnicas fue usada para legitimar la demanda del monopolio del conocimiento psicológico válido por parte de una comunidad. Por lo tanto, su significación deriva de la manera en que son usadas, por quién y para qué propósito. ¿Quién mediatiza la influencia recíproca entre el conocimiento psicológico, los intereses y estructuras cognitivas en la sociedad más amplia? Es la comunidad de especialistas bien organizados que se instituyen como árbitros del conocimiento psicológico validado. Es por ello que, la perspectiva antes descripta en la mirada de Joseph Ben-David y Randall Collins defiende una perspectiva positivista, de donde el progreso es acumulativo, se distingue la ciencia de la pre-ciencia y puede ser "medido" por el número de publicaciones de investigación. La descripción y sus datos muestran una forma de mirada histórica desde el presente hacia el pasado, mientas que los conceptos y categorías que utilizan para describir la hibridación del rol y las condiciones de posibilidad de surgimiento de una nueva ciencia son de naturaleza ahistórica. Sostienen que las normas que rigen la actividad científica han sido siempre las mismas, y han existido como ideas separadas de los contextos 50
sociales, culturales e históricos. Es decir, el motor del cambio histórico es buscado en el nivel de la motivación individual. Los roles nuevos son inventados y emulados frecuentemente por individuos como un intento personal de mejorar sus oportunidades de carrera. En este sentido, dice Danzinger que no efectuaron una investigación biográfica concreta, sino que le adjudicaron a Wundt la decisión individual de pasar a la filosofía (donde teóricamente el progreso de carrera era relativamente más fácil) y usar las técnicas de la fisiología experimental como una fuente de status en esta área. Así, el rol del psicólogo moderno no sería más que la invención de un individuo singular, Wilhelm Wundt, respecto de quién la mayor parte de la generación siguiente de psicólogos está relacionada por medio de un complejo árbol "genealógico" basado en el "discipulado". Intentaron combinar el enfoque positivista de la "evidencia" con una teoría individualista del cambio histórico, tratando la evidencia histórica como si fuera un caudal de hechos objetivos y no como reconstrucciones realizadas por historiadores que tienen intereses. La perspectiva del sociólogo es sustituida por la perspectiva individualista de la figura histórica y la objetividad del procedimiento es solo aparente. Por lo tanto, y a pesar de la exahutiva muestra de datos, sigue los pasos de la historia tradicional cuyas explicaciones se centraban en la fuerza de voluntad de individuos que en calidad de pioneros abrían un campo de estudios, instituyendo innovaciones para la ciencia. Es en este ejemplo donde Danziger nos muestra su perspectiva historiográfica. En oposición a BD-C, indica que en Alemania perduró una psicología cuyos problemas, metodologías y formas de conceptualización permanecieron dominados por las preocupaciones de la filosofía. No existe un gran cambio y, de hecho, W. Wuntd no estaba interesado en crear una nueva disciplina. Alemania, a su vez, fuertemente permeada por la filosofía de Kant, seguía reproduciendo la consigna de la imposibilidad de que la psicología se desarrollara como una ciencia fáctica y empírica. Esa tradición kantiana, que como ya dijimos 51
ubicaba a la psicología como parte de la metafísica, influyó en Wundt y sus discípulos cercanos a la filosofía. Nos recuerda que también los filósofos gozaban de gran prestigio y la psicología no era un segmento con tradición, no era una comunidad considerablemente numerosa ni poderos en las estructuras de poder, a la vez que no desarrollaron sociedades profesionales poderosas. Sin embargo, en los Estados Unidos, los filósofos profesionales no eran muy importantes, la filosofía no era un área académica de madurez y desarrollo. Rápidamente, la disciplina de la psicología gozaba de gran prestigio y se desarrollaban entidades profesionales, sociedades que congregaban una cantidad considerable de profesionales psicólogos. Se interesaron por la transmisión y la formación de esa disciplina, y se incluyeron en los sistemas de salud y las organizaciones privadas y públicas con gran aceptación. Por lo tanto, estaban proliferando los departamentos universitarios de psicología. Pero, ¿era la misma experimentación? No. No existe continuidad entre la experimentación alemana y la americana. En EEUU estaba diseñada para producir información útil, en situaciones donde un grupo de personas tenía el poder de controlar las condiciones bajo las cuales debían conducirse otros. En síntesis, la psicología como disciplina autónoma es una invención norteamericana, fuertemente influenciada por las demandas sociales de actores sociales y políticos poderosos, en respuesta a las mismas. El control de los nombramientos universitarios, los fondos para investigación y las oportunidades profesionales se encontraban en las manos de hombres de negocios y sus ejecutivos o en las de los políticos. La sociología positivista de la ciencia, según Danziger, no examina el contexto social del contenido de una disciplina. El esfuerzo por el status o las aspiraciones de carrera de individuos claves se visualizan como el motor para la emergencia de una nueva identidad profesional. Los factores sociales determinan52
tes del status relativo de campos diversos son aceptados como dados; la perspectiva es individual y social. Sus "mediciones" de la actividad científica están estrictamente limitadas a lo externo, como ser el número de publicaciones y el uso de rótulos. Las mediciones en términos de las publicaciones son triviales en sí mismas: el problema es el contexto social del contenido actual de las ideas científicas. La producción de cierta clase de conocimiento se vuelve prerrogativa de un grupo con una identidad profesional particular; depende de las normas e intereses de los grupos de poder establecidos para el control de la distribución de aquellos recursos materiales. El crecimiento de las disciplinas científicas puede ser representado mediante una curva en forma de S, patrón típico obtenido siempre que se usa como índice del crecimiento el número de publicaciones, descubrimientos o gente realizando investigaciones sobre el tema. Si una idea no tiene consecuencias históricas, los historiadores de las ideas tienen por seguro que la idea debía tener algún defecto. En cambio, cuando una idea con un comienzo aparentemente no tan brillante se muestra capaz de posterior crecimiento, deben asumir que debía tener cualidades escondidas que aseguraron su éxito.
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1979, p. 25-44. Kurt Danziger: “Towards a Conceptual Framework for a Critical History of Psychology”, en Revista de Historia de la Psicología, Valencia, 1984, vol. 5 (1/2), 99-107 Nikolas, Rose (1996) Inventing our Selves, Cambridge University Press, 1996. Capítulo 2., “Historia crítica de la psicología.” Traducción de Sandra DE Lucas, y María del Carmen Marchesi. UBA, Escuela de Lenguas. Rosa Rivero, Alberto Mimeo Universidad Autónoma de Madrid “Carácter, métodos y fuentes de la historia de la psicología” (2002) Talak, Ana María (2003) La historicidad de los objetos de conocimiento en psicología. XI Anuario de Investigaciones. Año 2003, pp. 505-514. Facultad de Psicología, UBA. ISSN: 0329-5885. Vezzetti, H. (2007) “Historias de la psicología: problemas, funciones y objetivos”. Revista de Historia de la Psicología, Vol. 28, Nº1, pp. 147166. Wundt, Wilhelm (1874) Elementos de psicología de los pueblos. Introducción y prólogo Wundt, W.: (1874) Compendio de Psicología s/d Capítulo 1/2/3 Rosa Rivero, Alberto; Rosa, Alberto; Huertas Martínez, Juan Antonio; Blanco Trejo, Florentino. Alianza, 1996. Madrid
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Capítulo 3
Escuelas, corrientes y sistemas de la psicología contemporánea El psicoanálisis: Freud Hebe Rigotti
Introducción El psicoanálisis es, a la vez que un conjunto de teorías psicológicas, un método de investigación y un método psicoterapéutico creados por Sigmund Freud. El psicoanálisis se constituyó en un discurso que desde el estatuto científico otorgó una alternativa a la psicología imperante de la época. El estudio positivista de fines del siglo XIX impedía el acceso a aquellos conocimientos llamados vitalistas; Freud introduce una ruptura con uno y otro modelo al inaugurar el espacio de lo que después se llamará ciencias conjeturales y también con lo que constituía hasta entonces el centro de la reflexión filosófica, es decir, la relación del hombre con el mundo. Aunque repetidamente aclaró que el psicoanálisis no debe 55
entenderse como una concepción del mundo, Freud entendió que debe distinguirse de ella a favor de producir un conocimiento material de las enfermedades mentales. “Es que entonces se llega a palpar una resistencia que se opone al trabajo analítico y pretexta una falta de memoria para hacerlo fracasar. El empleo de la hipnosis ocultaba, por fuerza, esa resistencia; de ahí que la historia del psicoanálisis propiamente dicho solo empiece con la innovación técnica de la renuncia a la hipnosis. Y después, la apreciación teórica de la circunstancia de que esa resistencia se conjuga con una amnesia lleva, sin que se lo pueda evitar, a aquella concepción de la actividad inconciente del alma que es propiedad del psicoanálisis y lo distingue siempre marcadamente de las especulaciones filosóficas acerca de lo inconciente”. (Freud, Contribución a la Historia del movimiento Psicoanalítico, 1914, Vol. XIV, pág. 4). Este trabajo tiene como objetivo realizar una presentación y comentario del concepto de inconciente, a partir del cual se presentarán los nudos referidos a la conceptualización de los sueños, esto es una presentación enmarcada en la estructuración del aparato psíquico en la primera ordenación de la metapsicología freudiana. Sigmund Freud (1856-1939) nació en Moravia, “pequeña ciudad de Checoslovaquia”. A los cuatro años se estableció en Viena con su familia. Allí pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia. Estudió Medicina, especializándose en Neurología. En 1885 viaja a París para completar sus estudios. Pero cuando Freud llega a Paris el 13 de octubre de 1885, tenía ya realizada una carrera vinculada con la fisiología médica. Se había formado en el laboratorio de Ernest Brücke, uno de los cuatro miembros de la escuela de Helmholtz (1). En su autobiografía reconoce como antecedente a su decisión de estudiar medicina el haber tomado conocimiento de la teoría de Darwin y haber leído el ensayo La Naturaleza, de Goethe. En ese laboratorio se le encarga una investigación de histología nerviosa, actividad a
la que se aboca desde 1876 hasta 1882. En 1883 Freud renuncia a la investigación filológica y micro anatomía del cerebro, y se orienta hacia la neuropatología. Comienza a integrar el Hospital General en el que es nombrado interno. Según sus propias palabras, el haber abandonado el laboratorio de Brücke no constituyó un cambio en la orientación de su trabajo. El objeto de su investigación abarcó desde la médula espinal de un pez hasta el estudio del sistema nervioso humano. Pero a pesar de haber continuado trabajando, redactando incluso varios trabajos, percibió como insuficiente el progreso de los estudios sobre la anatomía del cerebro y para satisfacer sus necesidades materiales se dedica al estudio de las enfermedades nerviosas. En Paris trabaja a las órdenes de Charcot, médico al quien Freud admiraba por su modo de trabajar con la histeria. Charcot se mostraba interesado en la utilización de la sugestión hipnótica, método por el que concluía que los productos que lograba crear a partir de ella eran tan legítimos como las parálisis y contracturas accidentales y espontáneas. Con Charcot, Freud se inicia en el estudio de la histeria y en la aplicación de la hipnosis como terapia. La influencia de Charcot será fundamental para estimularlo a separar lo psicológico de lo anatómico y la hipnosis será el camino que lo llevará a la postulación del inconsciente. “Lo anímico en ti no coincide con lo que te es consciente; una cosa es que algo suceda en tu alma y otra que tú llegues a tener conocimiento de ello”. (Freud, Una dificultad del Psicoanálisis, 1917, pág. 2436). Cuando vuelve de su estadía en Paris, Freud se propuso demostrar el principio de que las parálisis y anestesias histéricas se delimitan conforme a la representación vulgar del hombre, lo que significaba que los síntomas somáticos podían tener otra explicación que la médica anatómica. (Freud, Presentación autobiográfica, 1925, 1924, Vol. XX.). La hipnosis le permitió representar la eficacia de otra esfera no consciente, si a una persona a la cual, en pleno trance hipnótico, se le ordena que al salir del trance vaya a buscar un 57
paraguas y salga a la calle, así lo hará. Efectivamente, ni bien “despierte” esto será lo que hará la persona, tomará un paraguas y se dispondrá a salir a la calle. Cuando se le interroga por los motivos de tal acto, la persona aducirá no recordar el motivo por el cual ha realizado tal acción. Este tipo de experiencias llevan a Freud a postular la existencia de “otra escena” que dirige nuestros actos pese a ser desconocida por nosotros. El discurso del hipnotizador, la sugestión, y la correlativa obediencia hipnótica, darán evidencias, por otro lado, del “insospechado poderío de lo psíquico sobre lo corporal”. “La relación entre lo corporal y lo anímico (en el animal tanto como en el hombre) es de acción recíproca; pero en el pasado el otro costado de esta relación, la acción de lo anímico sobre el cuerpo, halló poco favor a los ojos de los médicos. Parecieron temer que si concedían cierta autonomía a la vida anímica, dejarían de pisar el seguro terreno de la ciencia”. (Freud, Tratamiento psíquico, tratamiento del alma, 1890, Vol. I, Pág. 31). La relación entre lo somático y lo anímico manifiesta tanto, en el animal como en el hombre, una interacción recíproca, pero la acción de lo anímico sobre el cuerpo- resultó siempre problemática para los médicos. Parecían resistirse a conceder cierta autonomía a la vida anímica, como si con ello se vieran expuestos a abandonar el firme terreno de lo científico. Freud siempre considera que estas interacciones recíprocas necesitan de la investigación y el conocimiento. “Los medios y los caminos para conseguirlo estarán signados por una intelección más honda de los procesos de la vida anímica misma, intelección cuyos primeros pasos se basan justamente en las experiencias hipnóticas”. (Freud, Tratamiento psíquico, tratamiento del alma, 1890, Vol. I, Pág. 36). Así, se interesa por la vida anímica misma; y sostenemos que si la hipnosis le permitió conocerla, solo el abandono de la hipnosis le permitió avanzar en su conocimiento. “Mi expectativa se cumplió, me emancipé de la hipnosis, pero con el cambio de técnica también se modificó el aspecto del trabajo catártico. La hipnosis había ocultado un juego de 58
fuerzas que ahora se revelaba y cuya aprehensión proporcionó a la teoría un fundamento más seguro”. (Freud, Presentación autobiográfica. Vol. XX. 1925, 1924. Pág. 7).
La histeria Freud toma a la histeria como una posición importante para la persona (tanto hombre como mujer). Divide en tres grandes estructuras clínicas el psicoanálisis: obsesión, histeria, fobia. La estructura es entendida como una marca fundante del sujeto, nadie nace con una estructura ya dada sino que se construye. La preocupación estaba dada por la etiología de la histeria (su origen). “Movidos por una observación casual, desde hace una serie de años investigamos, en las más diversas formas y síntomas de la histeria, su ocasionamiento: el proceso en virtud del cual el fenómeno en cuestión se produjo la primera vez, hecho este que suele remontarse muy atrás en el tiempo. En la gran mayoría de los casos no se consigue aclarar ese punto inicial mediante el simple examen clínico, por exhaustivo que sea; ello se debe en parte a que suele tratarse de vivencias que al enfermo le resulta desagradable comentar, pero, principalmente, a que en realidad no las recuerda, y hartas veces ni vislumbra el nexo causal entre el proceso ocasionador v el fenómeno patológico. Casi siempre es preciso hipnotizar a los enfermos y, en ese estado, despertarles los recuerdos de aquel tiempo en que el síntoma afloró la primera vez; así se consigue evidenciar el mencionado nexo de la manera más nítida y convincente”. (Freud, Estudios sobre la histeria, 1893, Vol. II, pág. 3) Para la curación de un estado patológico como la histeria se emprende el camino de la investigación: anamnesia.1 Los enfermos reconocen ellos mismos la conmoción que les generan aquellos síntomas neuróticos. La escuela de Charcot sostenía que solo la herencia meAnamnesis: conjunto de informaciones sobre un paciente en relación con su historia personal y su enfermedad.
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rece ser reconocida como la única causa eficiente de la histeria. Si uno quiere hacer hablar a los síntomas de una histeria como testigos de la historia genética de la enfermedad deberá partir del descubrimiento de Breuer que consideraba que los síntomas de la histeria derivan de su determinismo, de ciertas vivencias de eficacia traumáticas que el enfermo ha tenido, como símbolos mnémicos de los cuales ellos son reproducidos en su vida psíquica. “En el aspecto teórico, porque nos han probado que el factor accidental comanda la patología de la histeria en una medida que rebasa en mucho la notoria y admitida, en el caso de la histeria ‘traumática’ es evidente que fue el accidente el que provocó el síndrome; y si en unos ataques histéricos se infiere, de las exteriorizaciones de los enfermos, que en cada ataque ellos alucinan siempre el mismo proceso que provocó al primero, también en este caso es patente el nexo causal”. (Freud, Estudios sobre la histeria, 1893, Vol. II. pág. 3) Freud considera que se debe aplicar el procedimiento de Breuer a fin de reorientar la atención del paciente desde el síntoma hacia la escena en relación con la cual el síntoma comenzó y, cuando el paciente logra asociar uno y otro, puede eliminarse el síntoma establecido. Esto ocurre a raíz de la reproducción de la escena traumática, esto es, una rectificación de efecto retardado. Al reproducir la escena traumática podemos conocer qué influjos produjeron los síntomas y de qué modo lo hicieron. Esta escena traumática debe entonces cumplir con dos condiciones, una es esta reconducción de un síntoma histérico a una escena traumática y la otra, descarga de los afectos contenidos en esas escenas. “El nexo suele ser tan claro que es bien visible cómo el suceso ocasionador produjo justamente este fenómeno y no otro. Este último, entonces, está determinado {determinieren} de manera totalmente nítida por su ocasionamiento”. (Freud, Estudios sobre la histeria, 1893, Vol. II. pág. 3) La concepción de los síntomas histéricos de Breuer, según Charcot sostenía que también una vivencia inofensiva puede 60
llegar a ser un trauma y desplegar una fuerza determinadora si afecta a la persona en una particular naturaleza psíquica; este es el llamado estado hipnoide. “Según Breuer, ‘base y condición’ de la histeria es el advenimiento de unos estados de conciencia peculiarmente oníricos, con una aptitud limitada para la asociación, a los que propone denominar ‘estados hipnoides’. La escisión de conciencia es, pues, secundaría, adquirida; se produce en virtud de que las representaciones que afloran en estados hipnoides están segregadas del comercio asociativo con el restante contenido de conciencia”. (Freud, La neuropsicosis de defensa, 1894, Vol. III. pág. 10) Sin embargo, Freud halla que a menudo falta todo asidero para presuponer tales estados hipnoides, que la doctrina de los estados hipnoides no ayuda en nada para solucionar la tan común falta de idoneidad determinadora en las escenas traumáticas. “Tales observaciones parecen demostrarnos la analogía patógena entre la histeria corriente y la neurosis traumática y justificar una extensión del concepto de ‘histeria traumática’. En el caso de la neurosis traumática, la causa eficiente de la enfermedad no es la ínfima lesión corporal; lo es, en cambio, el afecto de horror, el trauma psíquico”. (Freud, Estudios sobre la histeria, 1893, Vol. II. pág. 3) Entonces los síntomas se solucionan cuando desde ellos hallamos el camino hasta el recuerdo de la escena traumática. Esta escena traumática no forma conexiones simples sino que están ramificadas, esto es debido a que cada nueva vivencia esconde dos o más vivencias tempranas como recuerdos. El hecho de comunicar la resolución de un solo síntoma coincide con la tarea de exponer un historial clínico completo. “La cadena asociativa siempre consta de más de dos eslabones; las escenas traumáticas no forman unos nexos simples, como las cuentas de un collar, sino unos nexos ramificados, al modo de un árbol genealógico, pues a raíz de cada nueva vivencia entran en vigor dos o más vivencias tempranas, como recuerdos; en resumen: comunicar la resolución de un solo sín61
toma en verdad coincide con la tarea de exponer un historial clínico completo”. (Freud, La herencia y la etiología de la neurosis, 1896, Vol. III, pág. 48). Ningún síntoma histérico puede surgir de una vivencia real sola sino que todas las veces el recuerdo de vivencias anteriores, despertado por vía asociativa, coopera en la causación del síntoma. Es sorprendente que unos síntomas histéricos solo puedan generarse bajo la cooperación de unos recuerdos, sobre todo si se considera que estos últimos no habían entrado en la conciencia en el momento en que el síntoma se presentó por primera vez. Freud se interesa por descubrir la condición etiológica de los síntomas histéricos. No importa el caso o el síntoma del cual haya partido, infaliblemente termina llegando al ámbito del vivenciar sexual. Repetimos, la etiología de la histeria residiría en la vida sexual. De este modo se llega al ámbito del vivenciar sexual y a unas pocas vivencias que las más de las veces pertenecen a un mismo período de la vida, la pubertad. Entonces esas vivencias halladas, esas vivencias traumáticas que parecen últimas, tienen sin duda en común dos caracteres: sexualidad y período de la pubertad. Sin embargo, algunas de las vivencias sexuales de la pubertad muestran luego una insuficiencia apta para incitar a proseguir el trabajo analítico, porque sucede que estas vivencias pueden carecer de idoneidad determinadora. Al seguir investigando se llega así a la época de la niñez temprana, la época anterior al desarrollo de la vida sexual, quizás sea la base de la reacción anormal frente a impresiones sexuales, que suelen presentar los sujetos histéricos en la época de la pubertad. Estas reacciones anormales están relacionadas con unas vivencias sexuales de la niñez temprana. La tesis central es que en la base de todo caso de histeria se encuentran unas o varias vivencias de experiencia sexual prematura y perteneciente a la tempranísima niñez. En Manuscrito K, Freud enumera las condiciones de producción de los síntomas: “1) La vivencia sexual (o la serie de ellas) prematura, traumática, que ha de reprimirse. 2) Su repre62
sión a raíz de una ocasión posterior que despierta su recuerdo, y así lleva a la formación de un síntoma primario. 3) Un estadio de defensa lograda, que se asemeja a la salud salvo en la existencia del síntoma primario. 4) El estadio en que las representaciones reprimidas retornan, y en la lucha entre estas y el yo forman síntomas nuevos, los de la enfermedad propiamente dicha; o sea, un estadio de nivelación, de avasallamiento o de curación deforme”. (Freud, Manuscrito K. Las neurosis de defensa (Un cuento de Navidad) (1º de enero de 1896, vol. I, pág. 75). Freud se inclinó a suponer que sin seducción previa los niños no podrían hallar el camino hacia actos de agresión sexual. Según eso, el fundamento para la neurosis sería mediado en la infancia siempre por adultos. El estallido de la histeria se deja reconducir a un conflicto psíquico: Una representación inconciliable pone en movimiento la defensa del yo e invita a la represión. En un momento anterior, Freud no sabía indicar las condiciones bajo las cuales ese afán defensivo tiene el efecto patológico de esforzar de manera efectiva hacia lo inconsciente el recuerdo penoso para el yo; y crear en su lugar un síntoma histérico. Ahora lo explica diciendo que la defensa alcanza ese propósito suyo de esforzar fuera de la conciencia la representación inconciliable cuando en la persona, hasta ese momento sana, están presentes unas escenas sexuales infantiles como recuerdos inconscientes y cuando la representación que se ha de reprimir pueda entrar en una asociación lógica con una de las tales vivencias sexuales infantiles. La aspiración defensiva del yo depende de toda la formación moral e intelectual de la persona. No importa la sola existencia de las vivencias sexuales infantiles, cuenta también una condición psicológica. Estas escenas tienen que estar presentes como recuerdos inconscientes, solo en la medida en que son inconscientes pueden producir y sustentar síntomas histéricos, por lo tanto los síntomas histéricos son retoños de unos recuerdos de eficacia inconsciente. Si sostenemos que unas vivencias sexuales infantiles son la condición básica, para la predisposición de la histeria; tam63
bién mantenemos que ellas producen síntomas histéricos, pero no de una manera inmediata, sino que al principio permanecen indeficientes y solo cobran eficiencia luego, cuando pasada la pubertad son despertadas como unos recuerdos inconscientes. Para formar un síntoma histérico: tiene que estar presente un afán defensivo contra una representación penosa, además, esta tiene que mostrar un enlace lógico o asociativo con un recuerdo inconsciente a través de pocos o muchos eslabones, que en ese momento permanecen por igual inconscientes. Aquel recuerdo inconsciente solo puede ser de contenido sexual y su contenido es una vivencia sobrevenida en cierto período infantil. “…uno persigue los síntomas histéricos hasta su origen, que todas las veces halla en cierto acontecimiento de la vida sexual del sujeto, idóneo para producir tina emoción penosa. Remontándome hacia atrás en el pasado del enfermo, paso a paso y dirigido siempre por el encadenamiento de los síntomas, de los recuerdos y de los pensamientos despertados, he llegado por fin al punto de partida del proceso patológico y no pude menos que ver que en todos los casos sometidos al análisis había en el fondo la misma cosa, la acción de un agente al que es preciso aceptar como causa específica de la histeria”. (Freud, La herencia y la etiología de la neurosis, 1896, vol. III, pág. 37) Esto nos aclara una de las reglas de la formación de los síntomas histéricos: se escoge como síntoma aquella representación cuya importancia es el efecto conjugado de varios factores, que es evocada desde diversas asociaciones; esto es lo que Freud ha intentado formular cuando dice que los síntomas histéricos están sobredeterminados. “…si mi tarea fuera elucidar ante ustedes las reglas de la formación de síntomas histéricos, tendría que reconocer como una de esas reglas la siguiente: se escoge como síntoma aquella representación cuyo realce es el efecto conjugado de varios factores, que es evocada simultáneamente desde diversos lados; es lo que en otro lugar he intentado formular mediante esta tesis: los síntomas histéricos son sobredeterminados.”. (Freud, La herencia y la etiología de la neurosis, 1896, vol III, pág. 54). 64
Los sueños El sueño, en tanto una de las formaciones del inconciente, nos permite conocer cómo está constituido el inconciente y cómo se caracteriza su funcionamiento. Las vías están facilitadas en el pensamiento inconciente, el sueño se sirve de ellas cuando busca la figurabilidad, esto es, al constituirse en sueño, el pensamiento inconciente presenta la cualidad de figurabilidad exenta de censura. “Desde luego poseo sobrado material de este tipo, pero comunicarlo me haría entrar demasiado profundamente en el estudio de las constelaciones de la neurosis. Todo él nos encamina a la misma conclusión: no hace falta suponer una particular actividad simbolizante del alma en el trabajo del sueño, sino que el sueño se sirve de tales simbolizaciones, que están contenidas ya listas en el pensamiento inconciente, debido a que ellas satisfacen mejor los requerimientos de la formación del sueño por su figurabilidad, y las más de las veces también por estar exentas de censura”. (Freud, La interpretación de sueños, 1900, vol. V, pág. 4). La figurabilidad es el modo en el cual los símbolos son puestos en escena, en la escena del inconciente. En los sueños, los símbolos son puestos en escena y por consiguiente, son transformados en imágenes plásticas, visuales. El problema de la figurabilidad de los símbolos es el problema de su puesta en imágenes, Freud nos aclara que no se trata de suponer una particular actividad simbolizante del alma. Ahora bien, sostenemos que esta figurabilidad es posible por el lenguaje. Las formaciones del inconsciente se dejan descifrar según la lógica del lenguaje. Sueño, síntoma, chiste se muestran en tanto procesos de metáfora y metonimia que Freud registra como condensación y desplazamiento. El psicoanálisis se opone a identificar lo psíquico con lo consciente. Los procesos concientes constituyen apenas una fracción de la vida anímica total. Freud afirma que existe un pensamiento y una voluntad inconciente. 65
No es el estudio de la hipnosis el único campo en que sostiene estas afirmaciones. Freud presta atención a otros fenómenos que nunca antes habían sido considerados como dignos de ser estudiados científicamente. Comienza así a estudiar, con intención de explicar científicamente a simples equivocaciones como los actos fallidos y a los productos del trabajo onírico, los sueños. En su texto “Lo inconsciente”, Freud comienza a mostrar la multiplicidad de sentido de lo inconsciente y la complejidad que entraña este término. Inconscientes son, por un lado, aquellos “procesos” que tienen la calidad de “reprimidos”, es decir aquellos que si se tornan conscientes pueden no ser aceptados como pertenecientes a la propia conciencia del sujeto, así como también aquellos “actos psíquicos” que son latentes por un tiempo y que fácilmente pueden devenir conscientes. Ahora bien, los pensamientos inconscientes son de un carácter particular, los sueños presentan de manera insistente un contenido sexual. En el sistema Icc, hay ausencia de negación, es decir que no existe tampoco en el Icc principio de contradicción. Lo que diferencia a los contenidos inconscientes es su mayor o menor catexis, es decir, su mayor o menor fuerza pulsional; los complejos sexuales son importantes en la formación de los sueños y aunque no son únicos, no debemos olvidarlos. En palabras de Freud: “Consignemos también que este hecho no nos aporta nada sorprendente, pues está en plena armonía con los principios que establecimos para la explicación del sueño. Ninguna otra pulsión debió soportar desde la niñez tan grande sofocación como la pulsión sexual en sus innúmeros componentes (cf. mis Tres ensayos de teoría sexual, 1905d), y ninguna otra dejó tras sí tantos ni tan fuertes deseos inconscientes que ahora, en el estado del dormir, tienen el efecto de producir sueños. En la interpretación de estos últimos jamás debe olvidarse la importancia que poseen ciertos complejos sexuales, pero tampoco es lícito, desde luego, exagerarla hasta la exclusividad”. (Freud, La interpretación de los sueños, 1900, vol. V, pág. 19). 66
Por otro lado, cuando Freud se refiere a los afectos, manifiesta que a pesar de que no es este el lugar indicado para el pleno esclarecimiento de la sofocación de los afectos que se produce durante el trabajo del sueño, ya que esto presupondría un más prolijo abordaje de la teoría de los afectos y del mecanismo de la represión, se permite decir: “Me veo precisado a representarme -por otras razones- el desprendimiento del afecto como un proceso centrífugo dirigido hacia el interior del cuerpo y análogo a los procesos de inervación motriz y secretoria. Ahora bien, así como en el estado del dormir parece cancelado el envío de impulsos motores hacia el mundo exterior, de igual modo podría en él entorpecerse el despertar centrífugo de afectos por obra del pensamiento inconsciente. Las mociones afectivas que sobrevienen en el decurso de los pensamientos oníricos serían entonces, en sí y por sí, mociones débiles, y por eso tampoco serían más fuertes las que alcanzan al sueño. De acuerdo con este razonamiento, la ‘sofocación de los afectos’ en modo alguno sería resultado del trabajo del sueño, sino una consecuencia del estado del dormir”. (Freud, La interpretación de los sueños. 1900, vol. V, pág. 39). Concluye diciendo que “La inhibición del afecto sería entonces el segundo resultado de la censura onírica, así como la desfiguración onírica era el primero”. (Freud, 1900, La interpretación de los sueños, vol V, pág. 40). Y aunque la mayoría de los sueños son indiferentes, no queremos dejar de resaltar que hay algunos que se presentan con un afecto en particular: la angustia. Cuando nos refiramos al sueño de la inyección de Irma, nos interesará profundizar esta particularidad. Desde Freud, debemos reparar en que todos los sueños más complejos se revelaron como el compromiso resultante de un conflicto entre poderes psíquicos. Por un lado, los pensamientos que formaron el deseo tuvieron que librar combate contra la objeción de una instancia censuradora y, por otro lado, hemos visto a menudo que en el pensar inconsciente cada itinerario de pensamiento era enlazado con su contraparte contradictoria. 67
Por otro lado, la atemporalidad del inconsciente puede explicar, por ejemplo, los contenidos del inconsciente como fantasmas o escenarios fantasmáticos a los cuales se fija la pulsión y que son verdaderas escenificaciones de deseo que pueden permanecer inalteradas. “En el armazón no nítido de uno de mis sueños de laboratorio tenía yo precisamente la edad que me traslada al año más sombrío e infructuoso de mi carrera médica; carecía de posición y no sabía cómo habría de ganarme la vida, pero de pronto era el caso que yo podía escoger entre varias mujeres para casarme. Entonces, yo era de nuevo joven, y sobre todo era de nuevo joven la mujer que compartió conmigo esos años difíciles. Y con ello, uno de los deseos que ahora, al envejecer, yo rumiaba sin cesar se revelaba como el excitador inconsciente del sueño. Esa lucha entre la vanidad y la autocrítica, que hervía en otros estratos psíquicos, había determinado por cierto el contenido del sueño; pero solo el deseo de ser joven, de raíz más profunda, la había hecho posible como sueño. Aún en la vigilia nos decimos muchas veces: ‘Ahora todo está muy bien, y antaño fueron épocas duras; pero eso era hermoso, todavía eras joven’ ” (Freud, La interpretación de los sueños,1900, vol. V, pág. 42).
La temporalidad se suspende durante el sueño y ciertos contenidos se vuelven a presentar como actuales y con ello toda su presencia. El sueño de la inyección de Irma En este apartado nos referiremos al sueño que Freud tuvo el 23/24 de julio de 1895. (Freud, Obras Completas. Amorrortu Editores, tomo IV). Lacan se pregunta “¿Por qué concede Freud tanta importancia a este sueño? A primera vista podría resultar extraño. ¿Qué obtiene Freud, en efecto, de su análisis?: obtiene la verdad, que él plantea como verdad primordial, de que el sueño 68
es siempre la realización de un deseo, de un anhelo”. (Lacan, Seminario II, pág. 70) Freud hace del análisis del sueño de la inyección de Irma el análisis más exhaustivo y coloca allí el descubrimiento del inconsciente y la relación que hay entre inconsciente y deseos. Jacques Lacan rescata el momento de la creación del creador en una lectura guiada por su propia invención, la lectura del sueño a la luz de los registros: Simbólico e Imaginario. Para mostrar el alcance de la importancia que Freud da a este sueño Lacan nos dice: “En ese año, 1895 se encuentra todavía en el estadio experimental en que realiza sus descubrimientos capitales de los cuales el análisis de este sueño seguirá pareciéndole tan importante que en 1900, en una carta dirigida a Fliess, precisamente después de la publicación del libro en que lo comunica, jugará -y nunca lo hace gratuitamente- a imaginar que algún día quizá coloquen sobre la puerta de la casa de campo de Bellevue donde transcurre este sueño: Aquí, el 24 de Julio de 1895, por vez primera el enigma del sueño fue desentrañado por Sigmund Freud”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág.70). Es un sueño que parece indicar una preocupación importante en la vida de quien fuera el constructor de los conceptos psicoanalíticos. “En 1895 está atravesando un período creador, abierto tanto a la certeza como a la duda: esto caracteriza todo el progreso del descubrimiento”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág.71). Comenzaremos recordando que Freud sueña reprocharle a Irma no haber aceptado la solución que él le propone, Irma se queja de dolor en la garganta, el vientre y el estómago y de una gran opresión. Está pálida y abotagada. Habiendo conseguido que la paciente abra la boca en el sueño, lo que Freud ve al fondo, esos cornetes recubiertos por una membrana blancuzca, es un espectáculo horroroso “...el abismo del órgano femenino del que sale toda vida, como el pozo sin fondo de la boca por donde todo es engullido y que trae también la imagen de la muerte en la que todo acaba terminado...”. (Lacan, Seminario 69
II, 1955, pág.77). Hay pues aparición angustiante de una imagen que resume lo que podemos llamar revelación de lo real en lo que tiene de menos penetrante, de lo real sin ninguna mediación posible, de lo real último, del objeto esencial que ya no es un objeto sino algo ante lo cual todas las palabras se detienen y todas las categorías fracasan, el objeto de angustia por excelencia. “Visión de angustia, identificación de angustia, última revelación del eres esto: Eres esto, que es lo más lejano de ti...” (Lacan, Seminario II, 1955, pág.72). No pudo, no se puede sofocar este afecto y su guía nos conduce a lo más propio de la subjetividad. Así recupera Lacan, “Hay, pues, aparición angustiante de una imagen que resume lo que podemos llamar revelación de lo real en lo que tiene de menos penetrable, de lo real sin ninguna mediación posible, de lo real último, del objeto esencial que ya no es un objeto sino algo ante lo cual todas las palabras se detienen y todas las categorías fracasan, el objeto de angustia por excelencia”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág.77). Según Lacan, no habrá que esperar para que nos topemos con lo imaginario, que se presenta con una descomposición del yo del soñante a partir del punto de mayor angustia “...ya no hay un Freud, ya no hay nadie que pueda decir yo (je), aparece la serie de sus semejantes, sus iguales, de sus colegas, de sus superiores, vemos aparecer la serie de los yo, porque el yo esta hecho de la serie de identificaciones que han representado para el sujeto un hito esencial, en cada momento histórico de su vida...”, (Lacan, Seminario II, 1955, pág. 77) descomposición que es definida como imaginaria y que cuando llega al punto culminante hace entrar el registro simbólico haciendo pasar a la palabra, la clave, esto es la solución del sueño. Este es un sueño privilegiado para representar la condensación. El sueño trae a diferentes personajes del entorno freudiano, una serie de mujeres: Irma, paciente y amiga de la familia; la mujer de Freud; la hija de Freud, amenazada de muerte por una enfermedad; una paciente cuya demanda de análisis es 70
anhelada. Una serie de hombres: Otto, médico familiar, asiduo a hacer regalos; el profesor M, destacada personalidad que no siempre comparte las opiniones de Freud; Leopoldo, más perspicaz que Otto. “Con este trío de clowns vemos establecerse en derredor de la pequeña Irma un diálogo sin ton ni son, que se parece más bien al juego de las frases truncadas e incluso al muy conocido diálogo de sordos”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág.73). Diálogos de sordos, nos dice Lacan para mostrar que estos personajes son todos significativos, en cuanto son personajes de la identificación en la que reside la formación del ego. Este sueño se pone en marcha con la desaprobación percibida en la voz de Otto quien trae noticias de Irma, “anda bien pero no tanto”, Freud cree advertir cierta desaprobación en él o que ha participado en la burla del círculo de relaciones. (Lacan, Seminario II, 1955, pág 70). Encontramos aquí un primer acercamiento al plano imaginario. En Otto se descompone el ego del soñante, Freud desaparece bajo esa imagen y es Otto quien asume el descontento de Freud consigo mismo en cuanto al alcance que pueda tener la solución aportada por él para el tratamiento de las neurosis. Influido por el deseo de librarse de su responsabilidad en el fracaso del tratamiento de Irma, Freud redacta la noche anterior al sueño un resumen de su conducción general. Tiene el sueño dirá Lacan para “iS – imaginar el símbolo, poner el discurso simbólico bajo forma figurativa o sea el sueño y luego lo interpreta sI – simboliza la imagen”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág 71). Para Lacan, esta tríada juega con la palabra, la palabra decisiva y judicativa; con la ley, con aquello que atormenta a Freud bajo la forma: ¿Tengo razón o estoy equivocado? ¿Dónde está la verdad? ¿Cuál es la solución del problema? ¿Dónde estoy situado? (Lacan, Seminario II, 1955, pág 73). De aquí la importancia capital de este sueño, la confianza, sí, pero acompañada de la duda. Según Lacan “Freud vive en una atmósfera angustiante, con la sensación de hacer un des71
cubrimiento peligroso.” (Lacan, Seminario II, 1955, pág 76). En el sueño las condiciones de la realidad se ven sometidas a las condiciones imaginarias, es así que el ego de Freud está al nivel de su ego despierto, como psicoterapeuta e Irma, como la paciente que es en vigilia. Freud avanza con la imagen horrorosa de la boca abierta de Irma, en su necesidad de ver, de saber, expresada en el diálogo del ego con el objeto. Cuando Freud evita el despertar, ya no cuenta, llama al profesor M, este con su eminencia aportaría algo, llama a Leopoldo quién ganará a Otto con sagacidad en su intervención. Con estos personajes ridículos pero significativos por ser sede de las identificaciones del ego, Freud advierte que se le declara inocente de todo. Tres personajes femeninos acompañan a Irma, trío místico cuyo último término es, según Lacan, la muerte. La amenaza de la muerte de una de sus hijas es para Freud un castigo por la torpeza al excederse en la dosis de un medicamento con una enferma del mismo nombre (una Matilde por otra). En palabras de Lacan “Así llegamos a lo que está detrás del trío místico. Digo místico porque ahora conocemos su sentido. Las tres mujeres, las tres hermanas, los tres cofrecillos: Freud nos demostró posteriormente su sentido. El último término es, sencillamente, la muerte. De eso se trata, en efecto. Y hasta lo vemos aparecer en medio del estrépito verbal de la segunda parte. La historia de la membrana diftérica está directamente enlazada a la amenaza, extremadamente severa, que dos años antes había gravitado sobre la vida de una de sus hijas. Freud había vivido esta amenaza como un castigo a causa de la torpeza terapéutica por él cometida al excederse en la dosis de un medicamento, el sulfonal, prescrito a una paciente, ignorando que su uso continuo acarreaba efectos nocivos. Creyó ver en esto el precio pagado por su falta profesional”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág 73). La entrada en función del sistema simbólico nos revela que lo que está en juego en la función del sueño se encuentra más allá del ego: “...En el instante en que el mundo del soñante se sume en el mayor caos imaginario entra en juego el discurso, 72
el paso de una palabra representada en el sueño por la fórmula de la trimetilamina, una voz que ya no es sino la voz de nadie, hace surgir la fórmula como la última palabra de lo que está en juego” (Lacan, Seminario II, 1955, pág 79). Esta palabra no quiere decir nada a no ser que es una palabra. Remarcamos que esta palabra será a través de la cual se declare el móvil secreto de este sueño. El objetivo buscado por Freud, el deseo estructurante. El deseo surge en el momento de encarnarse en una palabra. Al igual que el oráculo, la formula no da ninguna respuesta a nada, pero la manera misma en que se enuncia, el carácter enigmático, es la respuesta a la pregunta sobre el sentido del sueño. En este momento original en que nace su doctrina se revela ante Freud el sentido del sueño: La única palabra clave del sueño es la naturaleza misma de lo simbólico. Freud, como cualquiera que relata un sueño, nos habla por intermedio de este sueño, pero sin reconocerlo en un principio y reconociéndolo únicamente por el análisis del sueño, es decir, mientras continúa hablándonos. Se percata de estar diciéndonos algo que es al mismo tiempo él y que ya no lo es: dirá Lacan hablando por Freud “Soy aquel que quiere ser perdonado por haber osado empezar a curar a estos enfermos, a quienes hasta hoy no se quería comprender y se desechaba curar. Soy aquel que quiere ser perdonado por esto. Soy aquel que no quiere ser culpable de ello, porque siempre es ser culpable transgredir un límite hasta entonces impuesto a la actividad humana. No quiero ser eso. En mi lugar están todos los demás. No soy allí sino el representante de ese vasto movimiento que es la búsqueda de la verdad, en la cual yo, por mi parte, me borro. Ya no soy nada. Mi ambición fue superior a mí. La jeringa estaba sucia, no cabe duda. Y precisamente en la medida en que lo he deseado en demasía, en que he participado en esa acción, y quise ser yo, el creador, no soy el creador. El creador es alguien superior a mí. Es mi inconsciente, esa palabra que habla en mí, más allá de mí”. (Lacan, Seminario II, 1955, pág 79).
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Bibliografía Freud, Sigmund (1890) Tratamiento psíquico, tratamiento del alma, Obras Completas. Vol. I. Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1992. Freud, Sigmund (1893) Estudios sobre la histeria, Obras Completas. Vol. II, Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1992. Freud, Sigmund (1894) La neuropsicosis de defensa, Obras Completas. Vol. III. Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1991. Freud, Sigmund (1917) Una dificultad del Psicoanálisis. Obras Completas. Biblioteca Nueva Editores, Buenos Aires. 1981. Freud, Sigmund (1925, 1924) Presentación autobiográfica. Obras Completas. Vol. XX. Amorrortu Editores, Buenos Aires.1992. Freud, Sigmund (1914) Contribución a la historia del movimiento Psicoanalítico. Obras Completas. Vol. XIV, Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1991. Freud, Sigmund Freud (1896) La herencia y la etiología de la neurosis. Obras Completas. Vol. III, Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1991. Freud, Sigmund. (1900). La interpretación de los sueños. Capítulo II: “El método de la interpretación de los sueños. Análisis de un sueño paradigmático (Inyección a Irma)”. Capítulo IV: “La desfiguración onírica”. Capítulo VI: “El trabajo del sueño”. A: “El trabajo de condensación”. B: “El trabajo de desplazamiento”. Volumen IV. D: “El miramiento por la figurabilidad”. I: “La elaboración secundaria”. Volumen V. Obras Completas. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1993. Freud, Sigmund. (1915) Lo inconsciente. Obras Completas. Vol. XIV. Buenos Aires. Amorrortu, 1975. Freud, Sigmund (1896) Manuscrito K. Las neurosis de defensa (Un cuento de Navidad) Volumen I. Obras Completas. Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1992. Lacan, Jacques (1955) Seminario II. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Ediciones Paidós. Buenos Aires. 1986.
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Capítulo 4
Historia del movimiento psicoanalítico
Patricia Altamirano
La “nueva ciencia” conocida como psicoanálisis fue creada por Sigmund Freud. Aunque inicialmente, el psicoanálisis fue aceptado por estudiosos e investigadores dedicados a la actividad clínica, también fue fuertemente atacada por otros pensadores. Los primeros alejamientos terminaron prontamente imponiendo una prioritaria forma de entender el psicoanálisis, es decir, bajo la autoridad e identidad de la mirada freudiana. Para Freud el psicoanálisis estaba destinado a ejercer una enorme influencia en los tratamientos sobre el alma humana. Preocupado por el desarrollo de esta teoría, apoyó e impulsó la formación de la Asociación Psicoanalítica Internacional, donde incluía a estudiosos e investigadores con posibilidades de apoyar una difusión internacional del psicoanálisis; insti75
tuyó además una agenda con los puntos de debates que luego podrían llamarse psicoanalíticos. Así nació en 1910 la Sociedad Internacional del Psicoanálisis cuyo primer presidente fue Carl Gustav Jung. El psicoanálisis comenzó a expandirse. Wilhelm Reich y Géza Róheim se dedicaron a los aspectos antropológicos y culturales (al respecto de la tesis de Tótem y Tabú). Por otra parte, Otto Rank, Oskar Pfister y Alfred Ernest Jones, entre otros, intentaban aplicar el psicoanálisis más allá de los aspectos clínicos o psicoterapéuticos. Los debates empezaron a generar el espacio propicio para las divergencias, aún en vida de su fundador. Las diferencias, dentro del mismo grupo de seguidores, se dieron principalmente con Jung y Adler, lo que motivó a Freud a escribir la “Historia del movimiento psicoanalítico” en el año 1914. Es en ese texto donde afirma que el psicoanálisis es una iniciativa teórica, metodológica y terapéutica indiscutiblemente creada por él. Muchas son las razones para entender los contextos históricos de esta divergencias: el contenido internacional del movimiento, las diferencias idiomáticas, las trayectorias disímiles de los participantes, las diferencias de status, los lugares disciplinares que ocupaban las disciplinas en los diferentes países y las convulsiones histórico políticas, entre otros.
La Psicología Individual. Divergencia de Alfred Adler. El autor de la primera divergencia (1911) fue Alfred Adler, fundador de la Psicología Individual y autor de obras como El temperamento nervioso (1912), Conocimiento del hombre (1917) y Praxis y teoría de la psicología individual (1920). A pesar del profundo antagonismo que Adler tenía con su antiguo maestro, oponiéndose fuertemente a algunos con-
ceptos centrales de la teoría freudiana, la figura y la doctrina de Freud fueron tenidas en cuenta. La mirada de Adler mantuvo el tipo de fenómenos (los sueños, los fenómenos del inconsciente), pero se distanció de sus consecuencias teóricas. Los sueños, por ejemplo, representaban el proyecto vital y futuro del individuo y no se encontraban vinculados necesariamente a un pasado reprimido. La propuesta de Adler considera que la etiología de las neurosis se genera en función del futuro. Adler indica que el individuo no está guiado por el principio del placer y por el principio de realidad, sino por su voluntad de poder. Es decir, la dinámica psíquica del individuo se pone en marcha por la autoconfianza y por la fe en su poder psíquico particular a partir del deseo de superioridad que tiene su contralto en el principio de inferioridad. La neurosis es, en este sentido, el sentimiento de inferioridad del individuo que, ante las dificultades, se repliega sobre sí mismo y exige de los otros que le manifiesten comprensión, obligándoles a dedicarle su atención. Dicho de otra manera, la dinámica del desarrollo se mueve entre un “complejo de inferioridad”, que aparece en el individuo frente a las demandas sociales, y una “sensación de superioridad”, que surge de la voluntad de afirmar su propio poder. Las pulsiones sexuales representan la acción de la “voluntad de poder”, la energía de dominación de los individuos. Adler habla de una afirmación varonil y de que, por superar el complejo de inferioridad, aparece lo que se conoce como “procesos de compensación” propios de ese intento de equilibrio. Dichos procesos surgen cuando una habilidad psíquica es menor o inferior a los requerimientos de la tarea que hay que enfrentar y, por lo tanto, el psiquismo intenta una compensación por parte de alguna otra actividad que es superior con respecto a la tarea. La conciencia, parte central de la teoría de Adler, es conciencia de un hombre incompleto y vulnerable. Este sentimiento lo lleva a localizar sus dolores y enfermedades en regiones 77
específicas de su cuerpo, en el esfuerzo por ir de una condición inferior a una superior. El principio que guía la dinámica superioridad-inferioridad se asienta sobre el concepto de “estilo de vida”, donde esta dinámica se articula con el exterior en confluencia con las fuerzas del ambiente. Pero aunque el ambiente tenga una potente implicancia, el “yo individual” es el elemento central en la teoría de Adler. Para la psicología individual, el ser humano no es solo un producto del ambiente, sino que crea una estructura propia sobre las experiencias vividas durante su vida, las interpreta y busca satisfacer sus deseos de superioridad. El yo puede ser reactivo, involuntario, espontáneo o creativo, original, inventivo y dar espacio a nuevas personalidades.
Construcción del movimiento psicoanalítico Las disputas con el fundador del Psicoanálisis o se hicieron esperar, el alejamiento de Adler de las ideas de sexualidad y la importancia del yo, finalmente obligaron a ambos a la ruptura. Separado Adler del psicoanálisis, Freud viajó a Estados Unidos donde tuvo una acogida excelente. Lo esperaron importantes figuras académicas, sus receptores eran parte de las propias universidades y las asociaciones más influyentes en actividades clínicas. Freud es invitado por Stanley Hall a dictar un ciclo de conferencias sobre psicoanálisis en la Universidad donde él es rector. En este recorrido Freud visita además la Universidad de Columbia, Boston y Worcester. Luego pronuncia las famosas cinco conferencias donde difundió los aspectos centrales del psicoanálisis a un público académico e interesado en la clínica. Freud desarrolló una labor incansable y estableció vínculos que fueron valorados dentro del desarrollo del psicoanálisis. De manera paralela, advirtió de la gran hostilidad en los países de lengua alemana de lo que devino la adhesión del grupo de Zurich conformado por Jung. De esta manera se puso en marcha el segundo congreso y 78
la motivación de Freud de trasladar el centro del Psicoanálisis a Zurich. Esto se vio acompañado por diversos movimientos políticos en Alemania que luego forzarían el alejamiento de éste de Viena, años más tarde. La elección de Zurich está vinculada a la excelente relación que tenía con Jung. Sin embargo, es allí donde aparece la segunda gran escisión del Psicoanálisis. En el contexto académico, Freud no era valorado y a Jung el apoyo explícito a sus teorías le generó muchos enemigos. Jung aceptó y defendió los aportes de la teoría de la neurosis de Freud dada su contribución a las “neurosis forzadas” arriesgando su situación académica, pero mantuvo distancia en torno a la etiología de esas neurosis vinculada a la teoría sexual.
La Psicología Analítica de Carl Gustav Jung C.G. Jung (1875-1961), médico suizo, nacido en una familia de tradición religiosa con capacidad económica y vinculada a temas de salud mental. Su abuelo paterno organizó la facultad de medicina y luego fue rector de la Universidad de Basilea, al tiempo que dirigía una institución psicológica para niños con diferentes atrasos; mientras que el padre de Jung trabajaba en una clínica psiquiátrica. Dentro de ese ambiente, Carl Gustav Jung decidió estudiar medicina. Las lecturas de las obras literarias de Goethe, Von Hartmann, Von Kraff Ebing y Nietzsche fueron determinantes en la formación que prosiguió hasta su tesis doctoral “Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos”. Jung fue una figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis, pero luego propuso una serie de conceptos que se separaron del psicoanálisis freudiano. A pesar de los intentos previos de ambos de evitar el cisma, una profusa relación epistolar, plena de diferencias teóricas acerca de cómo posicionar el psicoanálisis, llevaron finalmente a la separación definitiva. Carl Gustav, Fundó la escuela de Psicología Analítica, teoría centrada en los “complejos” entendidos como grupos 79
de contenidos psíquicos que, desvinculados de la conciencia, pasan al inconsciente donde continúan llevando una existencia relativamente autónoma influyendo sobre la conducta. Este influjo puede ser negativo, pero también puede asumir una valencia positiva cuando se convierte en razón de nuevas posibilidades de creación y de éxito. Lo inconsciente personal, entonces, estaría formado por complejos. Pero Jung no se detiene allí y avanza hacia lo que denominó “inconsciente colectivo” y “representaciones arquetípicas”. Para él, la estructura de la psique abarca consciente e inconsciente. Sin embargo, además de la conciencia y de lo inconsciente personal, existe el “inconsciente colectivo”; concepto que explica la zona de la psique formada por “representaciones arquetípicas” vinculadas a los instintos como tendencias. El inconsciente colectivo se distingue del inconsciente personal a partir de su constitución. Esto es, el inconsciente personal, tal como lo expresa Freud, se constituye por representaciones a partir del complejo de Edipo; surge de la experiencia personal, está formado esencialmente por los contenidos que han sido alguna vez conscientes, pero que han desaparecido de la conciencia o han sido reprimidos. Por su parte, los contenidos del inconsciente colectivo se componen de arquetipos, imágenes inconscientes de los instintos que nunca han estado en la conciencia y, como tal, deben su existencia a la herencia filogenética. Estas representaciones son idénticas en los individuos y constituyen un substrato psíquico común, de naturaleza supra personal. El concepto del arquetipo es entonces un correlato indispensable de la idea del inconsciente colectivo que indica la existencia de representaciones en la psique que parecen estar presentes siempre y en todas partes. Para elaborar su teoría, Jung toma de Lucien Lévy-Bruhl , sociólogo y antropólogo, las investigaciones en torno a las “representaciones colectivas” , la ciencia de las costumbres, basada sobre las reglas de comportamiento que, en un determinado contexto social, aparecen como objetivas y necesarias, como si fuesen leyes naturales. Y también toma de otros autores algu80
nas referencias concernientes a los mismos fenómenos (Henri Pierre Eugène Hubert 1927, Mauss, 1902), así como a las categorías de la imaginación o pensamientos primordiales. A raíz de ello, Jung deduce que estos fenómenos están presentes en el aparato teórico de la antropología, de las religiones comparadas, de la sociología, entre otras y, desde allí, la idea del arquetipo como un segundo sistema psíquico de naturaleza colectiva, universal e impersonal, idéntico en todos los individuos. Jung insistió, a diferencia de Freud y Adler, que el psicoanálisis no se trataba tan solo de psicología personal, donde los factores etiológicos o causales de diversas patologías son considerados casi totalmente como de naturaleza personal. Jung destacaba la existencia de factores, como por ejemplo en el instinto sexual o en el afán de autoafirmación, que son peculiaridades presentes en el inconsciente colectivo compuesto de arquetipos preexistentes, heredados, y que pueden llegar a ser conscientes solo en segundo lugar; tienen una implicancia en la vida anímica de las personas pudiendo, además, dar forma definitiva a determinados contenidos psíquicos. El arquetipo, como concepto, no es místico ni especulativo o filosófico, sino una cuestión empírica cercana a los conceptos de transmisión biológica de la herencia y, como tal, interviene en los procesos de generación de síntomas. En el ámbito mitológico y religioso la importancia etiológica del arquetipo parece menos fantástica, y, aunque parezca irrazonable, no lo es más suponer que la causa de patologías extendidas tenga causales individuales. Jung se oponía a una psicología personalista que reduce las causas de las enfermedades a las personales, e indicaba que las causas del malestar están vinculadas a la negación de estas fuerzas arquetípicas y a la falta de cooperación de las personas con estas energías. La acción terapéutica estaba destinada a poder poner en consideración del paciente estos arquetipos, desculpabilizándolo de sus implicancias personales y articulando su vida psíquica con aquellos que están en juego. Más aún, los arquetipos son rastreables a partir de las for81
mas psíquicas y tienen como fuente principal a los sueños. Y cuando se trata fenómenos concretos como incompatibilidad general o una situación de daño en un número relativamente grande de personas (no de una patología personal), se presenta la huella de las constelaciones arquetípicas.
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Otro concepto de importancia donde Jung se separa de Freud es el de “tipos psicológicos”. Recogiendo el debate con Adler, Jung logró trazar la tipología del introvertido y del extravertido. Según Jung, la situación del extravertido frente a los acontecimientos externos a él mismo posee la máxima importancia consciente. En lo inconsciente, la actividad psíquica del extravertido se encuentra en el “yo” como compensación, entre consciente e inconsciente. Para el introvertido el centro de la tensión se encuentra en la respuesta subjetiva del individuo ante los acontecimientos y las circunstancias de carácter externo. En lo inconsciente, el introvertido se ve empujado con sentimientos de temor hacia el mundo externo. Si bien esta tipología no habla de “tipos puros”, Jung admitía, sin embargo, la extremada utilidad descriptiva de la distinción entre “introvertido” y “extravertido”, y la coexistencia de ambos mecanismos en los sujetos con una relación de predominio o predominancia. Jung le dedicaba atención, siguiendo su tesis doctoral, al estudio de la magia, de las religiones y las culturas orientales. Integrando las diversas fuerzas y tendencias psíquicas bajo la noción de energía, no negó la sexualidad dentro de la vida psíquica, sino que estableció fronteras más sutiles acerca de la psique humana y la sexualidad como parte de los instintos biológicos y funciones psicofisiológicas. Sobre la terapéutica y la enfermedad mental Antes de sumarse a las filas del movimiento psicoanalítico, Jung utilizaba la asociación de palabras; método que lo haría famoso y que empleaba junto con medidores psicogalvánicos para realizar experimentos en su laboratorio de psicopatología experimental que fundara en la Clínica de Zurich. Para Jung la terapia implicaba la investigación de la “historia personal secreta” de la persona aquejada por su enfermedad de modo de abordar o remitir hacia lo consciente lo inconsciente a través de la asociación, la interpretación de 83
los sueños y el contacto humano con el paciente. La terapia se debía adecuar al paciente y a su individualidad, y la curación debía surgir del propio paciente de manera natural. La psicoterapia y los análisis son tan distintos como los mismos individuos. Para cada paciente se requería de un lenguaje distinto. En el mismo sentido de Freud, no prescribió reglas o formas de psicoterapia para el cambio vinculado a la dolencia de las personas, pero dio predominancia a lo individual. Eso obligaba al analista a no formalizar ninguna estrategia y a trabajar según el paciente. El propio Jung, intencionalmente, decidió no ser sistemático, puesto que cualquier sistema no posibilitaría al paciente realizar los cambios y las transformaciones necesarias que solo se pueden hacer a partir de la comprensión individual. Entre sus postulados encontramos: –– Los conceptos de transferencia y contratransferencia: los describe a nivel consciente e inconsciente. Existen, dentro del análisis y en ocasiones, fenómenos parapsicológicos que están dentro de la transferencia y una posible identificación inconsciente entre ambos. Propugna, en ocasiones, abandonar la atención flotante por una intervención activa. –– Postula la superación de los conflictos del paciente, no solo a partir de la cooperación con el psicoterapeuta, sino a partir de procesos que podrían ser advertidos luego de cierto tiempo de finalizada la terapia. Tal como Freud explicitó, Jung pone en tela de juicio el concepto de victoria psicoterapéutica y plantea una mirada un poco más realista acerca del final de la terapia. –– Indica la existencia de patologías que pueden verse desde otra perspectiva (vinculadas a los arquetipos y al inconsciente colectivo); postula así una diferencia entre saber científico y objetividad científica, saber mítico y sabiduría. En este sentido, habla de un desdoblamiento anímico: en otro momento la humani84
dad tomaba con mayor cercanía el mundo del mito, la magia y el misterio; hoy, el inconsciente colectivo no puede adaptarse a la pérdida del mito o a la sustitución de la vivencia de la naturaleza por una cosmovisión externa supuestamente objetiva. Como parte de las patologías de su época, se encuentra entonces la gran distancia entre las demandas de la vida moderna y la función arquetípica.
El Psicoanálisis Inglés. Melanie Klein (1882-1960) Melanie Klein nació en Viena en el 1882, en una familia centroeuropea de origen judío. Klein, contemporánea de Freud, fue la iniciadora de los conceptos alrededor de las teorías de las relaciones de objeto. Su mirada particular se centró en la vinculación que el bebé tenía con su madre. Los conflictos se focalizaban en estos vínculos, ya sean reales como en fantasía. No se trataba de conflictos intrapsíquicos en el sentido freudiano, sino de las relaciones entre los niños pequeños y los objetos de su entorno; la madre y el padre como objetos. La crítica a la teoría de las pulsiones la llevó a releer esa energía de los impulsos humanos básicos esenciales como la agresión y los impulsos destructivos. Las teorías de Melanie Klein forman parte del entramado conceptual del psicoanálisis, pero incluyen otros conceptos y realizan una relectura de la metapsicología tradicional. Las teorías de Klein también recibieron aceptaciones y rechazos incluso dentro de su mismo grupo de seguidores. Diversos autores psicoanalíticos como Bion, Meltzer, Fairbairn, Balint y Winnicott fueron detractores de las ideas kleinianas, dado su carácter innovador y la exploración de aspectos no estudiados por Freud. Con mayor o menor distancia, algunos autores se alejan de las ideas de Klein. Contemporánea a la hija de Freud, y ambas motivadas por el análisis con niños, se enfrentaron en diversos aspectos 85
tanto teóricos como técnicos. Melanie Klein y Anna Freud mantuvieron un duro cruce de impresiones sin que Freud se incluyera de manera directa. Mientras Anna Freud se interesaba por la técnica del análisis infantil y se acercaba a suponer una función educativa del psicoanálisis en la niñez que permitiera al niño incluirse en la sociedad según valores imperantes, la propuesta de Klein, centrada en las fantasías y en los conceptos de envidia y agresión, defendía la posibilidad de transferencia en el análisis con niños a partir de sus relaciones con los objetos (padre, madre, hermanos) y con la fantasía inconsciente que ocasionaba la realidad subjetiva. Klein desarrolló las teorías de las posiciones y de las relaciones objetales precoces, aportando la idea de un Edipo temprano como estructura a partir de la cual era posible mirar las patologías psicológicas, además de darle una prioridad al instinto y pulsión de muerte. Los avances de Klein fueron fruto de la aguda observación clínica dentro de un encuadre psicoanalítico que ella misma fue adaptando, tomando como premisas algunas de las técnicas psicoanalíticas. Klein incluyó el juego, el dibujo infantil, y la interacción espontánea con pocos protocolos freudianos (recordemos que el dispositivo freudiano no estaba pensado en la etapa infantil). La evidencia que mostraban ese tipo de secciones eran niños capaces de fantasear y suponer roles a los objetos (agresividad, ansiedad, angustia, exigencias de control) donde, ni bien avanzaba la edad, la sociedad demandaba ciertas conductas. Estos hechos que Klein advertía como genéricos en los niños le permitieron, para su explicación, el desarrollo de conceptos y la creación de nuevos marcos psicoanalíticos metapsicológicos. De allí surgieron la presencia del Edipo temprano, la presencia de un yo y un superyó precoz, todos responsables de elaborar procesos de armonización entre las fantasías y la realidad. El concepto de fantasía inconsciente está desarrollado a partir de la teoría de las pulsiones de Freud. Para esta autora, el yo (en sus aspectos inconscientes) es un neto generador de fan86
tasías que finalmente generan relaciones objetales primitivas. Este avance de proponer una estructuración del Edipo, incluso antes de lo que Freud lo proponía, es decir, la teoría de un Edipo temprano como eje de la estructura psíquica, no puede entenderse sin la problematización de Klein vinculada a la relación entre fantasía y realidad. Fantasía y Realidad se influyen mutuamente. Las fantasías inconscientes son las expresiones mentales de los instintos. Las percepciones y sensaciones internas y externas son interpretadas y representadas a sí mismas en la mente bajo la influencia del principio placer - displacer por intermedio de la introyección y la proyección. El yo se identifica con algunos de los objetos con los que establece relaciones; a eso de denomina identificación introyectiva. Estos objetos son asimilados por el yo y contribuyen a su desarrollo confiriéndole también características a la persona. Fantasía inconsciente Para Klein, el instinto tenía un aspecto psicológico que obtuvo el nombre de fantasía inconsciente (deliberadamente escribe con 'ph' para distinguirla de la palabra fantasía). Estas fantasías son las principales representaciones de la vida psíquica y su complejización que, en vinculación con los objetos del exterior, permiten el desarrollo de otros estados de la vida mental. Fantasía inconsciente en la vida psíquica es lo primero que aparece en el niño que, en contacto con el medio ambiente y la realidad, se modifica. La vinculación del niño con el mundo exterior lo pone en contacto con la frustración de no poder lograr la consecución de sus fantasías en un ambiente de realidad. El papel de la fantasía inconsciente es esencial en el desarrollo de una capacidad de pensamiento. Por ello lo corporal tiene importancia, allí es donde se prueban la efectividad de las fantasías, con los objetos externos. Sin embargo, las fantasías tienen un carácter destructivo debido a la presencia predominante de la pulsión de muerte y el desarrollo de un superyó especialmente sádico y un yo que desarrolla defensas que 87
generan ansiedad propias del intento de defenderse del exterior amenazante. Es en el sentido de las ansiedades y las pulsiones de muerte que surgió su teorización sobre la envidia como un impulso (endógeno) agresivo que el bebe siente desde el comienzo de la vida y que está dirigido a los objetos con los que se relaciona (pulsión de muerte). La idea de envidia luego se articulara a los celos. Las defensas, las fantasías, ansiedades, angustia, amor, agresión establecen un clivaje entre objetos internos y objetos externos de los cuales surgen, de manera deductiva y siguiendo con lo encontrado en la práctica clínica infantil, dos posiciones básicas: la posición esquizo-paranoide y la posición depresiva. Las posiciones constituyen polos entre los cuales oscila la vida psíquica (estructura del aparato psíquico a través de la organización del mundo objetal). El concepto de posición es un aporte de Klein al psicoanálisis, visto que se diferencia del freudiano respecto a las etapas de la sexualidad infantil. Esas posiciones se mantienen a lo largo de la vida, aumentando o disminuyendo su predominancia en la vida anímica de las personas. Sobre la posición esquizo-paranoide, Klein indicó que se forma por objetos parciales, el dominio de la pulsión oral y una cualidad predominante: bueno o malo. El pecho, como primer objeto, se posiciona en la posición EP en los momentos en que el bebé atraviesa estados de frustración y odio. Las características oral-sádico, uretrales y sádico-anales de las pulsiones del lactante son las causantes de esta sensaciones. La relación de objeto es parcial. La escisión y la ansiedad persecutoria se presentan juntas. El bebé encuentra, dentro de sus fantasías, temores persecutorios fantasmáticos que a su vez se acompañan con la no presencia de la madre o la no satisfacción o insatisfacción que parece corroborar las sensaciones infantiles. El niño, en esta posición, tiene la capacidad de disociar el objeto a fin de defenderse de esos temores. Dado que en sus fantasías no podría 88
existir una sola madre satisfactoria e insatisfactoria a la vez, la disocia en dos partes tomando posición de dos objetos distintos. En este sentido, la posición esquizo- paronoide se concibe como una estructura que organiza la vida mental en los tres primeros meses de vida, constituida por una ansiedad persecutoria. Con el cuidado adecuado, el niño es capaz de tolerar el aumento de la conciencia de la experiencia que está sustentada por la fantasía inconsciente y lleva a la consecución de las etapas del desarrollo. La ansiedad persecutoria se instala en la dinámica del aparato psíquico y luego es mitigada durante el desarrollo de las siguientes etapas. La angustia, motor básico energético, nace de la acción del superyó temprano, que es provocada por los deseos sádicos presentes en las fantasías. La relación de objeto parcial con un pecho idealizado y otro persecutorio se perciben como objetos disociados y excluyentes. Frente a la amenaza exterior ya corroborada por el niño, su yo se protege de la angustia persecutoria con mecanismos de defensa intensos y omnipotentes que desarrolla a partir del yo. Eso mecanismos pueden ser de disociación, de identificación proyectiva, introyección o negación. La introyección permite que se construyan los objetos internos, es decir, la formación del yo y del superyó. La identificación proyectiva, como mecanismo de defensa, tiene la capacidad omnipotente de liberarse de una parte de sí (aspectos buenos y malos) y colocarla en otro objeto. La idealización es un mecanismo a través del cual se aumentan los rasgos buenos y protectores del objeto bueno, mientras que la negación es un mecanismo que niega las existencias de objetos persecutorios (objetos vinculados con la insatisfacción). Por el mecanismo de escisión se generan objetos parciales; el niño no reconoce el objeto (como objeto total). En el momento que el niño advierte la conformación de un solo objeto con sus dos cualidades, pecho bueno - pecho malo, empezará la posición depresiva y el mecanismo de la ambivalencia, la integración, la culpa y la ansiedad depresiva. 89
La posición depresiva indica, entonces, el cambio de la relación de objeto parcial a total. De los tres a los seis meses se observa un mayor desarrollo de las funciones yoicas y de la organización fantasmática del bebé. La instauración del pecho bueno disminuye los procesos de escisión y los estados de integración son cada vez más frecuentes. La repetida experiencia de enfrentar la realidad psíquica implicada en la elaboración de la posición depresiva aumenta la comprensión del bebé del mundo externo y su necesaria interacción. Esto lo obliga a mayor presencia yoica para satisfacer sus necesidades básicas. Paralelamente, la imagen de los padres, en un principio distorsionado en figuras idealizadas y terribles, se aproxima gradualmente a la realidad y se acrecenta la imagen integrada, dando lugar a la ambigüedad propia de estas figuras. La posición depresiva implica la integración de los objetos escindidos. Su superación supone la introyección estable del objeto amado y el establecimiento de la capacidad de reparar y simbolizar, aunque como ya indicamos, no se supera de manera estable, sino que se trata de un clivaje que permite la vida adulta. En el segundo año, con el progreso en el desarrollo del yo, el niño utiliza su creciente adaptación a la realidad externa y su creciente control de las funciones corporales para poner a prueba los peligros internos frente a la realidad externa. Las defensas propias de la posición depresiva son: la defensa maníaca y el control omnipotente. La primera es la negación omnipotente que se desarrolla como defensa contra la experiencia de ansiedad depresiva, culpa y pérdida. Se trata del “esto no me sucederá a mí”. El control omnipotente, al estar aplicado ahora a la ansiedad depresiva, es utilizado para evitar la frustración y la consiguiente agresión que constituiría un peligro para el objeto. Los sentimientos de culpa, ante la creencia de haber dañado al objeto amado, ponen en marcha la tendencia a la reparación originada en las pulsiones de vida, propias de las defensas depresivas. El niño vivencia la reparación de sus objetos en íntima relación con los logros de su propio desarrollo. 90
Conjuntamente con la posición depresiva se inicia el complejo de Edipo temprano, ya que los procesos de integración llevan a la necesidad de preservar al pecho y a la madre como objeto total, estimulando el pasaje al pene paterno (como fantasía simbólica), al padre y al reconocimiento del tercero. El bebé necesita proteger al objeto y al yo de la intensificación y modificación de la agresión provocada por las frustraciones orales (destete) y la dentición. Esta reparación es una actividad del yo dirigida a restaurar un objeto amado y dañado. Surge durante la posición depresiva como reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. La reparación se puede usar como parte del sistema de defensas maníacas, en cuyo caso adquiere las características maníacas de negación, control y desprecio, que son los mecanismos en virtud de los cuales el sujeto intenta reparar los efectos de sus fantasmas destructores sobre su objeto de amor. Este mecanismo va ligado a la angustia y a la culpabilidad depresivas: la reparación fantasmática del objeto materno, externo e interno, permitirá superar la posición depresiva, asegurando al yo una identificación estable con el objeto benéfico. La posición depresiva supone una organización de la vida mental del niño para obtener una sensación de bienestar. Esta posición debe manejar la ansiedad culposa sostenida por los presuntos daños realizados al objeto, integrar los objetos y mantener una relación en la que el objeto externo ya no es parcial, sino total. Debe, además, dar lugar a la defensa llamada reparación que disminuye la agresividad de la posición anterior. La posición posibilita la reducción de la ansiedad paranoide y, de esa forma, la gratificación del objeto integrado y la propia integración del yo, lo que disminuye la necesidad de defenderse de los objetos persecutorios. La elaboración de la posición depresiva es crucial en la capacidad posterior de elaborar duelos. Al respecto de método terapéutico, M. Klein incluyó a los niños dentro del dispositivo dando oportunidad al análisis infantil. Sus teorizaciones más importantes, al igual que Freud, nacieron de la indagación dentro de la práctica clínica. Obser91
vó que los niños sufrían ansiedades persecutorias intensas y que las defensas que se establecían contra ellas se manifestaban en impulsos agresivos y ansiedad vinculados a la pulsión de muerte. El tratamiento analítico busca ayudar al paciente -niño o adulto- para que vaya sucesivamente elaborando y reelaborando estas ansiedades, estas posiciones psicóticos primitivas, hasta niveles cada vez mayores de integración, pasando por ansiedades neuróticas que, ya atenuadas, implican logros, madurez y una estabilidad mental adecuada para cada momento de la vida. Deja a la persona analizada en condiciones de reelaborar, a su vez y por su propia cuenta, las nuevas situaciones de ansiedad presentadas a lo largo de la vida. En el marco del análisis infantil, el desarrollo de la hora de juego requirió de ciertos objetos que permitían la interpretación de la actividad a partir de las teorizaciones sobre las relaciones objetales y de cómo atravesaban estos niños las dos posiciones. La palabra del niño y sus dibujos fueron especialmente tenidos en cuenta. La transferencia es un concepto técnico que pone al terapeuta y al niño frente a las conflictivas entre objetos, posiciones, defensa, fantasías inconscientes, ansiedades, realidad externa, etc. Busca facilitar la trayectoria desde la posición esquizo-paranoide y la depresiva. La superación de las posiciones, la integración de las partes escindidas de los objetos con el yo, la superación de la angustia paranoide y de culpa depresiva, son los objetivos de la terapia. La base de la salud mental es una personalidad bien integrada, esto significa: madurez emocional, fuerza de carácter, capacidad de manejar emociones conflictivas, equilibrio entre la vida interior y la adaptación a la realidad y una fusión exitosa entre las distintas partes de la personalidad.
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Psicoanálisis Norteamericano Psicoanálisis del Yo El psicoanálisis norteamericano tuvo sus orígenes durante los años ‘30. Surgió a raíz de las demandas sociales hacia a la psiquiatría y a la psicología como nuevo rol profesional para poder diagnosticarlas y realizar intervenciones que posibilitaran soluciones a los problemas en determinados sectores poblacionales. La orientación de la psiquiatría norteamericana hacia estas formas explicativas fue influenciada por la visita de varias comitivas vinculadas al psicoanálisis en Europa. Luego de la segunda guerra mundial, y producto del proceso inmigratorio de entre guerras y la persecución nazi, un importante número de académicos e intelectuales europeos decidieron emigrar a horizontes más fructíferos, ya sea por propia voluntad o por haber sido expulsados de sus lugares de origen. Los psicoanalistas no fueron una excepción a ello: hacia los años ‘60 muchos académicos se insertaron con eficiente capacidad de influencia dentro del mundo académico y profesional norteamericano. La psicología norteamericana se vio fortalecida por estos académicos de prestigio que, con su trayectoria, aportaron a las universidades y a los sistemas de salud mental su impronta y su capacidad de reflexión y acción. Inicialmente, la escuela norteamericana se inclinó por tomar de la obra freudiana aquellas producciones que entendieron se adecuaban mejor a las demandas y como estrategia para implementar unas prácticas dentro del sistema de salud norteamericano. También tuvieron fuerte influencia en el sistema académico, adecuándose a los requerimientos del mismo. Freud fue tomado desde algunas obras clásicas y desde una hermenéutica particular que priorizaba al yo por encima de otros conceptos. Los textos de Psicología de las masas y análisis del yo (1921), Neurosis y psicosis (1924), Inhibición, síntoma y angustia (1926), La escisión del yo (1938) y otros pasaron a formar parte de las obras de referencia. Otros textos fueron olvidados o directamente separados. Freud, sin embargo, mantu93
vo una importante valoración por parte del espacio profesional. No todos los pensadores que fortalecieron este tipo de abordaje se ubicaron en el espacio geográfico de los EEUU, sin embargo, las producciones más destacadas a lo largo de la tradición psicoanalítica norteamericana y las más actuales lo ubican como polo geográfico. El psicoanálisis del yo, también llamado Ego psychology, mantiene el modelo explicativo del psicoanálisis y encuentra sus antecedentes en algunos autores norteamericanos que priorizaron los aspectos culturales del psicoanálisis tales como Sullivan, Horney y Fromm. La propuesta de psicoanálisis culturalista es un intento por desalentar algunos conceptos claves del psicoanálisis ortodoxo. Sus principales divergencias teóricas están vinculadas a la exigua consideración de las dimensiones sociológicas, culturales y antropológicas. Estos psicoanalistas partían de la base que la personalidad es producto de la cultura; por lo tanto, una relectura del psicoanálisis exigía valorar la importancia de la cultura, incluso cuando las técnicas terapéuticas o las problemáticas que encarasen fueran distintas. Los conceptos que son abandonados o puestos en cuestión no son completamente desechados, sino que pasan a tener funciones no determinantes dentro de la lectura del comportamiento humano. Se trata de: las fases del desarrollo de la libido y la importancia de la sexualidad infantil (un concepto que el propio Freud pidió a Jung que no abandonase). Dentro de este contexto, el complejo de Edipo es tomado desde una perspectiva cultural, priorizando los vínculos y los factores ambientales por sobre las determinaciones libidinales y biológicas. Indicaron que el aporte de dicho concepto se centraba en la capacidad de leer las relaciones interpersonales como la clave para interpretar la naturaleza humana. Los fenómenos del inconsciente, por su parte, si bien no fueron abandonados, no tuvieron la importancia central en la práctica clínica y, por lo tanto, se dejaron de lado la asociación libre, el análisis de los sueños. También se opusieron fuertemente a la dicotomía pulsión de vida-pulsión de muerte y, en particular, a la deriva94
ción de la pulsión de muerte que hace del hombre un ser naturalmente ansioso, con angustias, destructivo, gobernado por la compulsión a la repetición. La perspectiva pesimista del psicoanálisis europeo, que se mantendrá hasta nuestros días, dio lugar al optimismo norteamericano, interesado en la adaptación del hombre al sistema productivo, interés por ende transferido a los sistemas de salud. La mirada al respecto de la constitución del síntoma ponía el énfasis en los factores ambientales. Entendieron que los elementos decisivos en la vida de las personas se deben buscar en las circunstancias presentes y no en cómo estos de desencadenaron en el pasado. Por su parte, la conducta neurótica fue tomada como despliegue de estilos, fruto de los impulsos competitivos y autoafirmación. Por último, priorizaron lo interpersonal por sobre lo intrapersonal. En este sentido, los aspectos del contexto social, económico, cultura, educativo de la patología eran parte de la explicación de la sintomatología y también eran incluidos en la acción terapéutica.
Psicoanálisis del yo El proceso de inmigración y el sincretismo con la cultura psic del lugar dieron el espacio propicio para la transformación del psicoanálisis adecuado al sistema de valores y a la forma de asumir los problemas de salud mental de la población. Dentro de la institución de tradición y prestigio que fue la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York, se desarrollaron líneas de pensamiento de vital importancia para la práctica y construcción teórica. Lowenstein, Kris, Erikson, Rapapport y Hartmann, muchos de ellos exiliados y en aclimatación al mundo norteamericano, desarrollaron lo que se da a llamar la Psicología del yo o psicoanálisis del yo. Estos psicoanalistas se encontraron con un suelo fructífero de desarrollo de sus ideas, y fueron estimados y valorados. Como contrapartida, lograron una inclusión dentro de las nuevas tradiciones de Estados Unidos tanto en la psiquiatría como 95
en las instituciones de práctica médica, las políticas de salud mental y la psicología universitaria. Por lo tanto, lejos de ser excluidos de estos lugares, lograron adaptarse y sus ideas respondieron a las demandas de una espacio psi en expansión; demandas relativas a la constitución del perfil de psicólogo, estrategias de salud mental y de la emergencia del nuevo rol profesional. La psicología psicoanalítica del yo incorpora lo social y lo cultural, pero priorizando el concepto de función y adaptación. La preeminencia de las dimensiones sociales toma como eje la incorporación del hombre al medio social, productivo y cultural. El yo no es considerado como instancia del aparato psíquico, sino como una organización con las funciones de percepción, memoria y motricidad (Rapaport, 1958). En efecto, el aporte desde el psicoanálisis de Hartmann (1939) al entramado reflexivo, estuvo orientado por dos preceptos: el yo y el problema de adaptación. Sin dejar de seguir a Freud, evidenció un interés teórico de transformar el psicoanálisis en una psicología general, es decir, socializar los saberes del psicoanálisis y establecer una comunidad más grande que pudiera hablar desde estos conceptos al referirse al malestar anímico de las personas. Era necesario encontrar un lenguaje que pudiera ser comprendido por médicos, educadores, sociólogos, trabajadores sociales, que hasta ahora veían en el psicoanálisis una práctica difícil de explicar. Partiendo de la base de una tibia aceptación, esta gestión conferiría la posibilidad de ingresar al ambiente institucional y a la sociedad científica estadounidense, algo que todavía no era un hecho, sino una acción a desarrollar a partir de la cual se jugaba el futuro institucional del psicoanálisis. Por lo tanto, desde Rapaport, la motivación de crear una psicología del yo orientada desde los conceptos psicoanalíticos era muy evidente. La propuesta se centraba en articular los conceptos freudianos con la psicopatología y, sobre todo, con una psicología general de la conducta humana como una forma de armonizar el entramado teórico norteamericano. Para ello partió de evidencias empíricas, pero sumando los puntos de 96
vista de la psicología de forma, la psicología genética, estructural, adaptativo y psicosocial, con un razonable espacio para aceptar las corrientes conductistas y una teoría psicobiológica (que también está en la base del psicoanálisis freudiano). Esta articulación prometía incluir tanto las predisposiciones hereditarias de corte biológico contenidas en la obra de Freud como la función social, cultural y comunicativa. Para poder abordar estos conceptos, fue Rapaport quien aportó la metodología desde el modelo del método hipotético deductivo, incluyendo las variables dependientes e independientes en su explicación de la teoría psicoanalítica. Rapaport conectó la observación y el experimento, el dato empírico con el marco teórico (Gill y Klein, 1964) y, dentro de este modelo, el conflicto económico (valencias, investiduras y contrainvestiduras de la energía pulsional) y dinámico de la metapsicología. El modelo psicoanalítico de Rapaport se basa en el concepto de necesidad, su objeto gratificador y la gratificación, los tiempos de demora, la descarga afectiva e ideación (de metas y medios) y la tensión que dicha necesidad produce, denominada catexia (carga) de impulso. En ese sentido, planificó y comenzó a desarrollar un programa de investigación experimental para definir elementos cuantitativos del modelo freudiano, tratando de identificar la cantidad de catexias (gasto de energía) incluidas en la estructura del aparato psíquico, proponiendo la utilización de los modelos matemáticos para abordar las pulsiones cuasi-cuantitativas y los impulsos (fuerzas). Este intento de aplicar el modelo lógico experimental de la física a la teoría psicoanalítica no incluía un modo de medición cuantitativa de la energía pulsional; sin embargo, veía en la sistematización matemática una forma de comprobación mediante el descubrimiento de las relaciones producidas. Si bien no era clara la vinculación entre concepto y evidencia empírica, era posible crear los puentes intermedios para fortalecer un método de comprobación empírica de la teoría psicoanalítica. Este esfuerzo incluyó a muchos psiquiatras y psicólogos norteamericanos, quienes incluso utilizaron dispositivos clínicos psicoanalíticos a tales efectos. 97
Finalmente, y articulado con los últimos trabajos de Freud, la construcción del psicoanálisis norteamericano marcó una acentuada preferencia por el yo; se le otorgaba un mayor énfasis a la segunda tópica que considera al yo como una entidad estructural central y primordial en el funcionamiento mental. Los temas como la angustia se aceptaban como señal, se valoraban los conceptos de las identificaciones (como mecanismos de defensa yoicos), y se le atribuía a la defensa asiento yoico con una ubicación inconsciente, con énfasis en las explicaciones de índole económicas (que eran medibles) vinculadas a un esquema que permitía los estudios empíricos. En un intento de construir una psicología general y comprender el conjunto de los fenómenos mentales, propuso la existencia de aparatos innatos del yo constituidos por actividades como la memoria, la percepción, la capacidad de asociación y la motricidad. Los síntomas de los pacientes eran interpretados básicamente en términos de conflicto entre el yo y el superyó, entre los impulsos (ello o superyó) y el yo, y entre alguna de las instancias y la realidad. Por lo general, la explicación de la dolencia psíquica se interpretaba como este debate entre los aspectos adaptativos conscientes, preconscientes y el ambiente. La importancia del yo en el psicoanálisis. Los aportes de la figura de Heinz Hartmann Desde el nacimiento, todo ser humano cuenta con una dotación innata de funciones (percepción, memoria, motricidad, capacidad de síntesis y de asociación, etc.) que no guardan relación directa con los impulsos. Esta dotación es considerada como un importante instrumental auxiliar que el yo podrá utilizar para resolver los conflictos que se le presentan en su relación con el ello y con la realidad. El área libre de conflictos no es un sector fijo establecido de una vez y para siempre, sino que cambia de manera dinámica, momento a momento. Determinadas funciones, clásicamente autónomas y pertenecientes al 98
área no conflictiva, pueden ser invadidas por impulsos muy intensos en determinadas circunstancias. Ciertas funciones del yo surgidas inicialmente del conflicto entre el ello y la realidad pueden, mas tardíamente en el desarrollo, independizarse de los impulsos o el conflicto que les dio origen de tal manera de lograr autonomía. Esto supone la existencia de una dotación individual con la cual el sujeto, desde el nacimiento, se enfrenta a las dificultades que le imponen tanto sus propios impulsos como la realidad externa. Las diferencias en el desarrollo intelectual, motor, etc., influyen en la capacidad del niño para manejar los conflictos y, a su vez, estos los modifican. Hartmann creía que las funciones autónomas eran la base filogenética de los mecanismos de defensa que utiliza el yo; moldes sobre los cuales podrán, en el curso del desarrollo psíquico, armarse las distintas modalidades defensivas. Consideraba que el individuo cuenta con determinadas capacidades innatas, las que en el transcurso del desarrollo pasarán a estar al servicio del yo, y subrayó la importancia que estas funciones autónomas tienen en los procesos de adaptación del yo a la realidad externa. El término “yo fuerte” se refiere a la solidez y disponibilidad del yo para recurrir a sus funciones autónomas; el concepto se aleja de Freud, en tanto este indica con claridad la predominancia del inconsciente y las restantes instancias vinculadas al yo. El desarrollo del yo es decisivo por su incidencia en el proceso de adaptación y en su origen que surge como un aparato destinado a establecer la relación con la realidad, siendo uno de sus objetivos principales la autoconservación. Freud, como Hartmann, sugería que el punto de partida para su formación es una matriz indiferenciada del yo y del ello; que de manera conjunta no suponen que la instancia yoica sea inicial, sino que es un desprendimiento del desarrollo del niño. De esta manera, todo individuo nace con potencialidades para su desarrollo, pero no ocurre en todos los casos de la misma forma: los 99
factores externos son determinantes para un yo con capacidad de adaptación al medio. El niño ordena sus pulsiones, que son controlados y canalizadas para conseguir la adaptación, a partir de la diferenciación del yo. La adaptación es necesaria vinculada a la pulsión de vida y a la necesidad de supervivencia. En los animales, los instintos tienen el fin de adaptarse al ambiente, permitiendo el triunfo de la especie sobre la naturaleza siempre amenazante. Para los individuos, la capacidad innata es deficitaria y requiere de muchos cuidados para apoyar la pulsión de vida. A su vez, en el hombre, el principio de placer no asegura la supervivencia, sino el principio de realidad, que requiere ser apoyado y desarrollado. El Ello, al desdeñar en buena medida la autoconservación en aras del principio de placer frente al riesgo que implica, termina estimulando el proceso de diferenciación de una instancia específica, y de esa diferenciación nace y madura la instancia yoica. ¿Cuáles son los factores que impulsan la diferenciación del yo y el ello? En primera instancia, el factor hereditario o constitucional, que se ubica en las posteriores capacidades innatas o autónomas del yo. Luego, el factor de interacción con el medio y la tendencia a la adaptación. Estos factores interactúan en el curso del desarrollo con tres elementos: los impulsos instintivos, los condicionamientos de la realidad externa y la imagen corporal. Esta última es la construcción contemporánea al yo, que juega un papel importante en la diferenciación del yo con el mundo de los objetos y en la posición de los individuos en su contexto social. La estructura psíquica se construye en la interacción entre las pulsiones, las defensas del yo y las funciones autónomas del yo. Hartmann se concentró en las raíces innatas del desarrollo del yo independientemente de los impulsos instintivos (Rapaport, 1957). Sobre la teoría de los mecanismos de defensa, desarrollada y ampliada por Anna Freud (1936), Hartmann enunció que las modalidades individuales del yo podían afectar el tipo 100
de mecanismos de defensa que cada sujeto pondrá en práctica. Esta modalidad de lectura de los mecanismos de defensa y su desarrollo conceptual vinculado a la clínica fue un aporte muy importante para el psicoanálisis En este contexto, el concepto de adaptación adquiere relevancia. El enfoque de la realidad como algo objetivo y externo al sujeto, sumado al dimensionamiento de los modelos biológicos vinculados a la adaptación del hombre a su medio, moldean la relación del psicoanálisis norteamericano con la psicología norteamericana en general, como ciencia y como profesión. De esta forma es posible entender la profunda filiación existente hasta la actualidad entre políticas de salud mental, psiquiatría y psicoanálisis en el marco geográfico norteamericano. La problemática que abordaron los psicoanalistas del yo buscaba poder determinar el criterio de normalidad y adaptabilidad de una persona en relación a su habilidad para poder adaptarse a los eventos de la vida. Indicaron que esta cualidad está presente si su productividad, su habilidad para disfrutar de la vida y su equilibrio mental no están trastornados. La adaptación no solo tiene indicadores internos vinculados al sentir la autoconfianza del individuo, sino a lo que los otros entienden es una conducta adaptada. Una persona estará adaptada en función de la armonía entre sus necesidades pulsionales, la realidad y las metas ideales que se propone. Sin embargo, recordemos que en Freud esa armonía entre pulsión de vida-pulsión de muerte, solo se consigue en la homeostasis final que implica la muerte del sujeto, al ser la relación entre estas pulsiones de una tensión permanente sin objetivo de ser integrada o equilibrada. Para la psicología del yo, la adaptación debe valorarse desde la perspectiva del funcionamiento interno y externo del individuo ligado al logro de la función sintética e integradora del yo que tiene en equilibrio cada sujeto. En ese sentido, Freud había indicado que el individuo, en términos de adaptación, puede optar por cambiar él para adecuarse al medio (autoplástico) o intentar cambiar el medio para que este se adecue a él (aloplástico). La capacidad para valorar la posibilidad de ade101
cuarse de una manera activa o pasiva es también propia del yo. El yo debe decidir si la situación, dentro de la vida cotidiana, brinda posibilidades adecuadas para dar salida a las mociones impulsivas de tal manera que no entren en conflicto con las normas de la realidad. Este aspecto de la adaptación es parte de la herencia biológica incluida en la estructura psíquica, también posible de encontrar en otras especies. El proceso de adaptabilidad es innato y parte del concepto de la biología (relación recíproca entre el organismos y su medio) orientado hacia la idea de autoconservación. El movimiento entre lo interior y lo exterior es complejo, y en el mismo surgen redes de identificación que influyen en las estructuras psíquicas, incluyendo el concepto de intencionalidad. Esta adaptación, según sea prioritariamente del yo hacia la realidad o viceversa, se da a llamar adaptación progresiva o adaptación regresiva. Hartmann propuso nociones básicas tales como que las funciones autónomas del yo son primarias y secundarias; las primeras se relacionan con las funciones presentes en el nacimiento, mientras que las secundarias maduran con el yo; se trata de un cambio de función. La autonomía del yo es relativa al ello y a la realidad exterior. Esa autonomía relativa es con relación a los impulsos instintivos, la prueba de la realidad y de las relaciones sociales. El sujeto recibe elementos de la realidad que encuentra en el mundo exterior -valores, ideología, teorías implícitas-, elementos que deben ser reconocidos por el yo para lograr la función de adaptación. La otra noción importante en Hartmann es la de neutralización, que nos permite entender la autonomía secundaria. El yo adquiere independencia del ello y le posibilita neutralizar la energía de las pulsiones e impulsos gracias a esta función. La energía ligada corresponde a la neutralización y es la fuerza adaptativa del yo en su relación con la realidad. La neutralización es la habilidad de control de la instancia del yo, donde la energía se aleja de lo pulsional y va a fortalecer la instancia del yo. 102
"El psicoanálisis como psicoterapia es un tema de la teoría especial (clínica); la teoría de la técnica terapéutica es parte del programa teórico general del psicoanálisis" (Rapaport). La formación psicoanalítica está fundamentada en el modelo del Instituto Psicoanalítico de Berlín, su centro es el análisis personal, la supervisión y los seminarios de formación permanente. Vale decir, la obligatoriedad de todo analista de pasar por la experiencia del psicoanálisis. El análisis didáctico fue una propuesta que se instituyó en Berlín en 1926. En el caso norteamericano se incluyó el análisis propio, el análisis de control o supervisión y la formación. En síntesis, las discrepancias entre el psicoanálisis freudiano ortodoxo y el psicoanálisis norteamericano surgieron a partir de los conceptos de instancia de la segunda tópica (yo, ello y superyó). El concepto del Self, como conjunto de representaciones del yo y orientado a una actividad adaptativa, es un concepto que se termina de construir y que llega hasta nuestros días. Además, priorizaron el principio de realidad y del yo como mediatizador por encima de las instancias inconscientes, el principio del placer y el concepto de deseo inconsciente. En relación al desarrollo del niño, priorizaron las vinculaciones y las figuras más significativas del entorno que aparecen en la realidad contextual de hombres y mujeres guiados, a su vez, por un modelo biopsicosocial de desarrollo con implicancia de los contextos sociales y culturales que los vinculan al desarrollo de políticas públicas hacia grandes estratos de la población. El desarrollo institucional del psicoanálisis norteamericano Las teorías psicoanalíticas del yo se vincularon con distintas expresiones de la ciencia y la técnica. Particularmente, se interesó por los fenómenos sociales y por la naturaleza inmigrante de sus más conspicuos integrantes que los motivaron hacia la reflexión social. Fueron los horrores de la segunda gue103
rra mundial y el holocausto sus principales problematizaciones. La vinculación con la sociología de Max Weber era evidente y posibilitaba la aproximación del rol de la sociedad en el desarrollo del yo. La Sociedad Psicoanalítica de Nueva York fue fundada en 1911. De manera contemporánea, Jones creó la Asociación Psicoanalítica Americana (A.P.A). En efecto, las diversas tensiones teóricas, las demandas sociales diferenciadas de acuerdo a los contextos donde el psicoanálisis se desarrollaba y la necesidad de un crecimiento y consolidación del movimiento pusieron el debate y la estrategia de disgregación institucional siempre en el centro de la escena. En el primer caso, con Adler, la discusión se centró en los temas atinentes a los deseos biológicos y las restricciones culturales. La segunda gran escisión, protagonizada por Jung, estuvo motivada por el desarrollo de conceptos y la crítica a Freud en uno tan importante (desde la perspectiva del fundador) como lo es la sexualidad infantil. La estructura social del psicoanálisis se caracterizó por su construcción inicialmente desmembrada. Frente a una dificultad teórica, política, cultural, social, las instituciones psicoanalíticas parecen estar motivadas a la segmentación, polarización y la fragmentación para conservar su identidad y no fragilizarse. Les ha sido difícil mantenerse, en disputas que ponen en juego su identidad, su estabilidad y poder institucional. El espacio institucional de psicoanálisis norteamericano no fue la excepción, y hasta la consolidación de la Asociación Psicoanalítica Americana (APA), que es el espacio institucional del campo del psicoanálisis en los Estados Unidos desde 1911, se evidenciaron distintas tensiones, muchas de las cuales terminaron en escisiones. Varios son los ejemplos posibles; tal es el caso de Karen Horney, que luego de su alejamiento de APA se escindió a su vez en tres grupos dispares y fuertemente opuestos en su perspectiva en la formación del psicoanálisis. Sin embargo, en comparación con las diversas rupturas en el espacio europeo, la APA logró con el tiempo una cierta es104
tabilidad, caracterizada por una comunidad fuerte e influyente de psiquiatras, por articulaciones con las otras entidades deontológicas, por fuertes vínculos con la estructura de salud mental estatal y privada e inclusión en las academias de prestigio. Sus integrantes obtienen de su participación importantes reconocimientos sociales y es en ese sentido que el anclaje institucional se fortaleció a través de los años. ¿Cómo nos podemos explicar el éxito de APA en mantener la unión del psicoanálisis norteamericano? ¿Cómo fue capaz de permear la psicología y la psiquiatría no psicoanalítica en el campo geográfico de Norteamérica? El esfuerzo por estandarizar y controlar el riesgo posiblemente fue un eje central para la APA y constituyó la fortaleza conceptual en esta tarea eminentemente técnica. Sus métodos de tratamiento y entrenamiento se desarrollaron como procesos estandarizados cuyo objetivo pretendía ofrecer garantías de efectividad de la cura y el control de los riesgos para el paciente. ¿A qué se le podía llamar un tratamiento psicoanalítico y bajo qué procedimiento se podía garantizar que aquello fuera psicoanálisis? Se consolidó un polo de acreditación de toda acción psicoanalítica basada en normas y reglas que no siempre tenían explicación. APA instituyó la creencia que el psicoanálisis tenía una tradición que debía respetarse para poder seguir existiendo. Bajo este precepto creó, consolidó y difundió estrictos patrones para la conducta del analista frente a la psicoterapia. Estos patrones indicaban el comportamiento esperable del analista, el tiempo de la sección rígido, la cantidad de secciones necesarias y sus horarios, la utilización obligatoria del diván, la distancia social entre analista y analizado. En la misma línea, se generó una serie de elementos para definir la categoría de un paciente “analizable”. Vale decir, se alejaron algunas patologías de la técnica psicoanalítica argumentando su ineficacia en estos casos, y se incluyó una restricción para poder pertenecer a la APA y ejercer el psicoanálisis a aquellos con formación médica, con exclusividad. Estos principios técnicos acordados por los miembros 105
de APA constituyeron la forma típica de encarar el dispositivo psicoanalítico. Otros métodos o técnicas colocaban a los analistas fuera de esta comunidad protectora a la que pertenecían. Si bien existe una cantidad considerable de literatura de las ventajas y virtudes de su utilización, no es clara la forma de debate a través de la cual se llegaron a estos protocolos. APA excluía y criticaba a aquellos que no acordaban con esos criterios, argumentando la necesidad de asegurar los elevados estándares de la práctica profesional bajo la suposición que su violación era riesgosa para los pacientes. Los procedimientos técnicos que resguardaban la efectividad eran difundidos y, a partir de ellos, se realizaban las acreditaciones de las personas que querían adherir al psicoanálisis. Estos patrones y protocolos se imponían a través de extensos procesos formativos en contexto de enseñanza y de control. Las pautas rígidas generaron rechazo y una situación crítica. Por un lado la APA detentaba un poder y una articulación con las políticas de salud mental y los principales establecimientos de tratamiento de pacientes y universidades. Pero por otro lado, motivó la herejía y con ella, las expresiones en contra de este modelo. La respuesta de APA no se hizo esperar y la política se centró en excluir y desvalorizar colocando cualquier herejía fuera del psicoanálisis. Ni bien se fortalecía la posición de APA, al evitarse una mirada crítica y establecer una dogmática irreversible, crecieron las expresiones alternativas tanto en términos de formación como de atención en clínicas psicoanalíticas y en la oferta de supervisión. Mantener la unidad en una institución tan rígida les generó a sus miembros muchas tensiones y trabajos. Si bien el prestigio y el poder de la APA eran muy importantes, las divisiones en el interior y las críticas existían. Recién en 1989 APA accedió a admitir candidatos no médicos para la formación, terapéutica y supervisión. Y luego de múltiples debates se desarrollaron dos sectores claramente definidos: en un segmento, todos aquellos que orientaban su práctica, formación y supervisión desde una perspectiva más orto106
doxa, clásica y freudiana, con algunos conceptos fuertemente kleinianos; por el otro, los del psicoanálisis del yo, herederos de la corriente de revisión de Freud a partir de los conceptos culturalistas, relacionales, del constructivismo social, etc. Esto posibilitó la inclusión de muchos profesionales que hasta entonces no se veían convocados por la institución o simplemente no era aceptados por esta.
Psicoanálisis Francés. Jaques Lacan El psicoanálisis francés, tal como se conoce hoy, es producto de una importante escisión que sufrió la comunidad psicoanalítica mucho después de la muerte de Freud, entre 19531963. En 1964 Jacques Lacan fundó la escuela freudiana de París y comenzó su enseñanza de retorno a Freud. Antes de ello, Lacan era psiquiatra con antecedentes de artículos de clínica psiquiátrica y en particular su tesis “La psicosis paranoica”, presentada en 1932, reconoce como sus maestros a los eminentes clínicos Clerembault y Kojeve, maestros sobre teoría hegeliana. El retorno a Freud y la hipótesis de que el inconsciente freudiano está estructurado como lenguaje, son el eje del psicoanálisis francés. La retórica es una disciplina transversal a distintos campos de conocimiento cuyo objetivo es el conocimiento, estudio y sistematización de procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje con su finalidad comunicativa. La retórica se configura como un sistema de procesos y recursos que actúan en distintos niveles en la construcción de un discurso. Dentro de las figuras retóricas, la metáfora consiste en denominar, describir considerar, apreciar valorar algo a través de su semejanza, similitud, parecido o analogía con otra cosa; mientras que la metonimia consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa. Usando una terminología típica de la semiótica, la metonimia es el despla107
zamiento de algún significado, desde un significante hacia otro significante que le es en algo cercano. En psicoanálisis, la metonimia se vincula al mecanismo del desplazamiento, como uno de los dos procesos psíquicos del cual se vale el inconsciente para manifestarse. En síntesis, existe una relación entre metáfora y metonimia a partir de lo cual Lacan iguala a la estructura del inconsciente a lo que Freud denominó como los dos mecanismos del mismo: el desplazamiento y la condensación. Para Lacan, los mecanismos primarios del inconsciente, la condensación y desplazamiento, son isomórficos con la metáfora de metonimia en la retórica. La palabra, a su vez, es el medio a través del cual el psicoanálisis trabaja el síntoma. Es mediante la palabra, la asociación libre y la interpretación del psicólogo como puede afectarse al síntoma. La teoría lacaniana se nutre de la lingüística para el entendimiento de la función de la palabra dentro del psicoanálisis. Respecto del significante, parte de la lingüística tal como la plantea Ferdinand de Saussure (lingüista suizo 1857–1913), pero la lleva más adelante en su versión sobre la radicalización del significante y el significado. Saussure, en su “Curso de lingüística general”, nos muestra sus formulaciones dicotómicas: lengua/habla, significante/significado, sincronía/diacronía. La lengua es el sistema colectivo, y el habla el producto de las manifestaciones individuales de ese sistema (la lengua). La lengua como sistema se encuentra formalizada en los sujetos, pero ese sistema aparece a través de cada acto de realización del habla. El signo lingüístico es el concepto que permite la unión de la imagen acústica o significante (que es la representación mental de la cadena sonora) y un concepto o significado (representación mental de una cosa o idea). El signo lingüístico es arbitrario, porque el vínculo del significante y el significado es convencional y, por tanto, sociocultural. 108
La preocupación de Saussure estaba en el plano sincrónico, que hasta ese momento se limitaba a la gramática normativa; con los conceptos del sistema abstracto de la lengua y la unidad psíquica y social del signo se puede plantear ese estudio también desde la perspectiva semántica. La “realidad” del signo lingüístico remite al “valor” que se le atribuye en una sociedad determinada, en el plano tanto del significante como del significado, que es algo abstracto. El valor está vinculado al sistema, puesto que este organiza los diferentes valores entre ellos. El sistema es el juego de relaciones que hay que describir. “La lengua es forma y no sustancia”. Saussure parte del signo lingüístico que enlaza no un contenido psíquico a un referente material, sino un concepto o significado con una imagen acústica o significante. Significado y significante están relacionados entre sí de manera arbitraria, y enlazados según dos ejes: el sintagmático, por conexión con otros significantes, y el paradigmático, por analogía de significados, donde cada signo vale en función de su lugar en la estructura donde está asentado. Estructura del signo –– –– –– ––
Concepto Imagen acústica Significado Significante
Transferencia y dispositivo psicoanalítico Para Freud, el psicoanálisis resultaba un método de investigación, una teoría y una terapia o práctica clínica. La dinámica entre estos tres componentes es indivisible, dado que el dispositivo clínico es el marco donde se genera la evidencia empírica para la aceptación de las hipótesis del psicoanálisis y así avanzar en el desarrollo teórico. Pero a su vez, es el lugar donde existe una práctica que propone la cura a través de la palabra. 109
Para Jacques Lacan, el psicoanálisis es la cura por la palabra. Pero la dirección de esa cura no es llevar al paciente hacia un espacio de confort u orientarlo hacia alguna dirección determinada. La idea de una cura, en el sentido de la normativización del paciente, encuentra en Lacan un teorizador de la ética del analista. Si el análisis es un espacio conceptual diferente, la palabra que se utiliza en ese marco y la dirección de esa cura no es esencialmente una terapia, sino una práctica clínica. La diferencia de la palabra dentro de este dispositivo clínico es el uso que se hace de ella. Al analizar los fenómenos que acontecen en dicha práctica, la estructura de la transferencia, que es la relación entre analista y analizado, está signada por lo inconsciente. Por ello, la estructura homóloga entre inconsciente y lenguaje se actualiza en ese tipo de práctica clínica. El uso de la palabra y el lenguaje como el espacio donde se expresa el inconsciente hace que esta palabra sea distinta a la que se utiliza en otras técnicas psicoterapéuticas. Si la palabra, los lapsus, los sueños y en general los fenómenos del inconsciente son capaces de operar sobre el síntoma, es solo porque este último es efecto de la estructura de lenguaje que posee el inconsciente. Esta dinámica isomórfica existe también para el psicoanálisis en otro tipo de terapias, pero no es la que se analiza. Lacan toma su noción de estructura de lenguaje, pero realiza una transformación conceptual; señala, a diferencia de lo postulado por Saussure, que el significante tiene la primacía sobre el significado. Un significante no está unido de manera unívoca a un significado, sino que es intercambiable de manera arbitraria. Postula que la manera que un significante encuentre su significado es a través de la articulación con otro significante. El significante es capaz de crear, por sus permutaciones, el significado. Pero en este punto debemos percatarnos que todo este proceso de creación significante conlleva indefectiblemente una pérdida. En la teoría de Lacan, el concepto de “Estadio del espejo” constituye un aporte clínico-teórico. El niño, al ver su figura en el espejo, reacciona con asombro y alegría. ¿Cuál es el 110
fenómeno? En el Estadio del espejo se da un hecho singular que ocurre en lactantes con edades comprendidas entre 6 y 18 meses. De hecho, a esa edad, el bebé tiene algunas experiencias constituyentes. Por el momento se encuentra con su propia imagen reflejada en el espejo, lo que se convierte en la matriz del yo organizado de acuerdo a la identificación especular y su consecuente destino alienado. El cuerpo interpreta el papel principal en este proceso porque el gran problema del cuerpo fragmentado tiene que ser resuelto aquí para que le posibilite al niño la imagen de sí mismo. La imagen sorprende como anticipatoria de lo que todavía no tiene y precipita en una matriz primordial del yo. La identificación primaria con una imagen no es más que la promesa de lo que devendrá, pero esta temprana identificación se genera porque se refleja en la mirada de la madre. Lo importante de este estadio indicado por el psicoanálisis francés está articulado a la existencia del nudo entre lo real, lo simbólico y lo imaginario. Al respecto de lo imaginario, el estadio del espejo inicia una estructura de vínculo que como modelo operará a lo largo de toda la vida. Registro de lo imaginario Según la postura psicoanalítica de Jaques Lacan, la constitución subjetiva del individuo se organiza mediante el entrelazamiento de tres registros: el “imaginario", el "simbólico" y el “real”. La fase del espejo pertenece al registro de lo imaginario; otorgará al sujeto la posibilidad fundamental de concebirse como unidad, a imagen y semejanza de un "otro" especular. Con el ingreso del individuo al universo simbólico, al mundo de la palabra, esta relación primigenia especular se plasmará en la dialéctica del deseo, en una búsqueda del "otro" perdido. Dicho de otro modo, cuando el infante adquiere la habilidad de utilizar el lenguaje puede materializar su deseo mediante el discurso. 111
La metonimia y la metáfora, leyes que rigen el funcionamiento del inconsciente, conformarán una intrincada red de significantes que irá otorgando sentido al mundo circundante. Sin embargo, hay algo de este intrincado mundo simbólico que escapa a la palabra y su posibilidad delimitativa y se sumerge en un universo prelingüístico. Ambos registros, el "imaginario" y el "simbólico", se encuentran dominados por un mismo esquema la búsqueda de un "otro”. Estadio del espejo El yo es, inicialmente, otro; el sujeto se constituye en y por un otro semejante. Esta identificación es un primer paso para la constitución del sujeto. Todo lo que sigue está basado en este primer reconocimiento, equivocado (méconnaissance), en cada identificación posterior a lo largo de la vida del sujeto. La identificación de uno mismo en términos del otro. Más aún: para que el yo constituido durante el estadio del espejo pueda devenir sujeto, se hace necesario la entrada del registro simbólico, el registro de la palabra. Es la función paterna, ley simbólica, lo que permite al infante ser sujeto que pueda relacionarse mediante la palabra con el otro. El yo está en una línea de ficción irreducible, incluso antes de su determinación social. El yo debe entonces resolver su discordancia con respecto a su propia realidad. Un YO IDEAL, imago anticipatorio, adelanta lo que queremos ser, lo que no somos, una imagen mítica narcisista. En el Registro simbólico, la introducción de lo simbólico a través del Edipo atenuará las imagos especulares. Primero entonces tenemos el sujeto alienado a lo imaginario (en el deseo del otro, el semejante, el estadio del espejo) y luego la alineación en lo simbólico al discurso del Otro (la ley, las normas, la estructura del lenguaje). Esta alienación a lo simbólico, que permite salir de lo imaginario y de esa imagen especular, es posible gracias a la metáfora paterna. El niño descubre que el deseo de cada uno 112
debe someterse a la ley del deseo del otro. La metáfora es la forma donde la Ilusión de “ser el falo” a “tener el falo”. El padre tiene el objeto del cual la madre depende e impone una ley que le causa la castración. Transmite la ley, es un juego de identificación del varón con su padre y la niña con el “no tener”. La función paterna no es necesariamente ejercida por un progenitor, sino que puede acoplarse a distintos actores. Al ser una función, puede también ser ejercida por la madre o cualquier otra persona en posición paterna, en posición de imponer la ley y generar la norma. Lacan considera al yo como algo constituido en el campo del otro, heredero del estadio del espejo, y generado gracias al lazo social. Por lo tanto, el yo no es aquella fuerza de control racional sobre la psiquis, sino un espacio de conflicto permanente solo soportable mediante el autoengaño. El Otro, a diferencia del otro (con minúsculas, que es lisa y llanamente un semejante), es siempre un Otro significativo. De él parten las demandas para el sujeto que configuran tanto el ideal del yo como el superyó. El Otro es siempre modelo (identificatorio); son las voces agenciadas por el superyó y los ideales provenientes del otro. La primacía de las pulsiones para explicar el comportamiento humano es posible gracias a articulación de la pulsión en el registro simbólico que constituye el deseo. En el caso de Lacan, creemos que se ha apoyado en su experiencia analítica y en los textos freudianos para elaborar la hipótesis de los tres registros. Por otro lado, los tres registros no se proponen como una tercera tópica que se suma a las freudianas, sino que alteran, desde su introducción misma, el esquema de pensamiento monista o dualista: cuerpo-alma. En este sentido, los registros no son registros del aparato psíquico o del cuerpo, sino registros de la realidad humana, del ser-hablante y del campo práctico del dispositivo analítico mismo. De esta manera, la introducción de los tres registros en el psicoanálisis por parte de Lacan, orientado inicialmente por un retorno a Freud, es solidaria de un reordenamiento de la clínica psicoanalítica y posee, desde su 113
fundamento mismo y a diferencia de las categorías de cuerpo y alma, un carácter y valor clínicos fundamentales en la teoría psicoanalítica. Para Lacan, lo que entendemos como “la realidad” es el reflejo ilusorio del espejo de lo imaginario. Lo imaginario nos da una idea de conocimiento, de la imagen que tenemos de los objetos que nos rodean, incluso de nosotros mismos. El registro de lo imaginario significa que vemos ese objeto desde alguna mirada particular con algún sesgo, desde alguna perspectiva y no en forma simultánea ni desde su interior. Solo vemos desde una perspectiva en un tiempo y espacio y no podemos incluir todas las versiones del objeto. La realidad como imagen es la imagen que construimos en el espejo, la de un yo que está fragmentado inicialmente. Cuando se sustituye el objeto real por nuestra imagen, idea o nombre del objeto, se pierde algo. No podemos conocer la realidad tal cual es, es incognoscible. Esa realidad incognoscible, donde nada se ha perdido, donde el objeto esta todo, aquello que no se puede simbolizar ni traducir en palabras, ese es el registro de lo real. Desde ya que podemos representarnos acercamientos al objeto, pero lo representado no será jamás lo real. Lo imaginario y lo simbólico son entonces acercamientos a lo real, pero sin llegar a alcanzarlo. “Lo real” remite también a aquello reprimido originariamente: lo real es aquí el conjunto de representaciones que jamás podrán hacerse conscientes; en tanto reprimido, en tanto escena original, lo real irrumpe a través de los fenómenos del inconsciente en la conciencia y, de este modo, las representaciones despliegan su influencia en la vida de la persona. De allí que el intento de conocernos a nosotros mismos esté destinado al fracaso. El fracaso sobreviene de que es en el yo como objeto que esta distorsión alcanza límites irreconocibles. Creemos ser algo que en lo real no somos, y es a esto a lo que se refiere Lacan cuando dice que el yo es el punto de máximo desconocimiento del sujeto. 114
Si aplicamos la idea que lo real es incognoscible y que el yo solo puede tener ilusión de integración a través de lo imaginario, que es una imagen distorsionada, entonces solo veremos esa ilusoria imagen del sí mismo. Esa ilusión se constituye sobre la base de nuestra imagen corporal ampliamente distorsionada. Lo simbólico Imaginémonos en la playa jugando con la arena húmeda. De repente, a partir de esa materia prima que es la arena se nos ocurre modelar un muñeco. Los muñecos que harán mis amigos serán distintos al mío y distintos entre sí porque cada uno lo ha imaginado de manera diferente. En suma, nacemos con un cuerpo real, y parte de nuestro desarrollo psíquico normal consistirá en 'moldearlo' sobre la base de nuestra imagen especular en la fase del espejo y luego sobre el modelo de la cultura por la aceptación de la metáfora paterna, la ley y el desarrollo del complejo de Edipo, en el registro de lo simbólico. Aquello que nos hace similares a otros, que permite tener un idioma, una lengua compartida, aquello que permite socializarnos. Sobre el dispositivo psicoanalítico lacaniano. J. Lacan también enfrenta a la estructura de la Asociacion Psiconalítica en lo referente a la clínica. Critica fuertemente los procedimientos que fueron instituidos por la Apa buscando asegurar y acreditar las acciones de sus propios asociados. En particular, su disputa sobre el modo de abordar los asuntos clínicos contra el psicoanálisis imperante, estuvo signado por un retorno a Freud. Lacan luchó por mantener vivo el invento de Freud dentro de la misma comunidad analítica. Combate la institucionalización de la enseñanza de Freud que transforma el invento en un procedimiento estandarizado, con una estructura de control de la acción y de la práctica clínica. 115
La clínica lacaniana indicaba que este retorno a Freud no significaba repetir, sino que animaba a que cada analista reinventara el psicoanálisis. La clínica lacaniana intenta trabajar el lugar de la ignorancia en el saber del paciente, para que así pueda inscribirse lo nuevo. Lo nuevo solo puede inscribirse si hay una falta, una incógnita. El saber ignorar, que no hay que confundir con el no saber previo a todo aprendizaje, es el hueco necesario para poder acoger el saber nuevo. En este dispositivo el hecho de plantearse problemas significa hacerse preguntas y a su vez afirmar que no se sabe por qué suceden las cosas que ocurren. Y por qué a consecuencias de esas cosas deviene el malestar y dolor. A esas preguntas que motivan al paciente a llegar al análisis, no hay respuesta posible. En el saber analítico, la respuesta no se recibe del Otro, sino que se construye, con un Otro (a veces el analista) que causa y orienta, pero que cada uno tiene que construir. Lacan expresa que solo nos hacemos las preguntas cuyas respuestas ya tenemos. Es una tesis que al nivel de la experiencia parece sorprendente. En todo caso en esta tesis de Lacan, el tener la respuesta no impide que se tenga que producir. Y de hecho es lo que hacemos en un análisis: producimos unas respuestas que estaban antes de la pregunta. El retorno a Freud implica valorizar la asociación libre, como regla principal, es decir la invitación a decir todo lo que se quiera y la constitución del lugar supuesto al saber y el fenómeno de la transferencia. La función primordial de un analista es escuchar al paciente: toda palabra obtiene una respuesta a condición de que haya una escucha, un lugar de escucha en donde debe permanecer el analista. La función de la escucha, la especificidad de esa función en psicoanálisis, no podría ser concebida siquiera si no se interroga la función de la palabra. Ya vimos la subversión que Lacan realiza sobre la idea de la lingüística al respecto de los con116
ceptos de significante y significado. Insistimos en no perder de vista el hecho de que prestar atención a la palabra del paciente no implica solo oírlo, sino también atender a las formas en que el paciente mismo enfrenta su palabra, a como él se vincula con ella, qué dice él sobre ella, cómo y qué lee el paciente mismo . La experiencia analítica implica colocar al paciente frente a su palabra. El analista no interroga al sujeto, sino que intervine a través del fenómeno de la transferencia. La transferencia permite hacer surgir el campo de la escucha y desde allí llama la atención del paciente sobre su propia palabra, es decir convoca al paciente a que él mismo escuche lo que dice. Mientras que para Freud la oportunidad terapéutica lleva conocimiento al respecto de aquello que fue reprimido, Lacan otorga importancia a la palabra del paciente, pero no podría ser entendida como oportunidad de captura del sentido de dicha palabra ya que el objetivo de la clínica psicoanalítica no puede ser entendido como captura o generación de saber o de conocimiento. Para el análisis lacaniano, el dispositivo no tiene como objetivo generar un saber, dado que un paciente no podría decirnos aquello que no sabe. Tal es la proposición de lo inconsciente: un saber articulado en cadenas de significantes, que en tanto formación del inconsciente -sueños, lapsus, actos fallidos, etc.-, articulan un saber sobre el cual el paciente no solo expresa no saber nada, sino que llega a no reconocerlo como propio Ese saber no propio, que causa el síntoma, es el que la presencia del analista con el fenómeno de la transferencia hacen posible poner en incógnita.
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Capítulo 5
El por qué de la evolución de la psicología cognitiva, en particular, y de las ciencias cognitivas, en general. Laura Manoiloff, Cecilia Ferrero, Adrián Ramírez
Introducción Cuando se estudia la historia de la psicología encontramos dos vertientes diferentes según las cuales es contada y problematizada. Por un lado, se encuentra la concepción de la Historia de la Psicología que pretende realizar un repaso de los antecedentes históricos de la disciplina, como un capítulo de la Psicología General. Tal abordaje hace uso de la historia, habitualmente, en tanto herramienta legitimadora de las certezas y ortodoxias (verdades) que sostienen la práctica contemporánea de la Psicología. Un claro ejemplo de este tipo de Historia de la Psicología la encontramos en la clásica obra de Boring (1950/1990) (Klappenbach, 2000). Por otro lado, podemos referirnos a lo que se conoce como historia crítica de la psicología, en la cual no se busca escribir una historia de manera retrospectiva, sino que se inda121
gan críticamente los acontecimientos sucedidos en el pasado. De esta forma, se pretende estudiar cómo se desarrollaron los hechos en un momento dado, y así desentramar los modos y maneras en que se produjeron (Danziger, 1996). Según Danziger (1985) el objeto de estudio de una historia crítica está compuesto por actividades humanas en la que los aspectos sociales y los individuales son inseparables, bajo el supuesto de que las actividades constituyentes de los objetos psicológicos son sociales tanto como intelectuales. Esta forma de hacer historia implica investigar no solo en los acontecimientos producidos en el devenir histórico, sino también en las prácticas, es decir, estudiar las formas y las condiciones en que esos conocimientos fueron posibles de ser elaborados, distribuidos, consumidos y sobre todo, transformados (Rosa, Huertas y Blanco, 1996). Los textos prestigiosos de la historia científica (como ha sido la obra de Boring por mucho tiempo) desempeñan un papel decisivo para la construcción de la realidad que adopta una disciplina en el presente, papel que hace evidente la importancia que esos textos tienen en la formación de todos los principiantes (Rose, 1996). Este rol formativo, a su vez, puede verse contaminado por sesgos o “abusos” en tales textos de referencia obligada. Al respecto, Danziger (1990) menciona ocho posibles abusos que es común hallar en buena parte de la bibliografía clásica en la historia de la Psicología: 1. Trabajos que solo constituyen una revisión bibliográfica hacia atrás; 2. Relatos en lugar de Historia; 3. Hagiografía de los grandes hombres; 4. Culto a las “anticipaciones desde el punto de vista de la ortodoxia contemporánea; 5. Insensibilidad hacia el contexto social; 6. Formulación de problemas atemporales desde el lenguaje contemporáneo; 7. Constitución de líneas espúrias de ascendencia; 8. Mitología del progreso. 122
Estas diferentes versiones de la historia también se ven reflejadas en la historia del surgimiento, evolución o desarrollo de las diferentes escuelas o corrientes psicológicas que han dominado o prevalecido en diferentes periodos de tiempo en la historia de la psicología. Por este motivo cuando se escribe sobre historia de la Psicología, y específicamente, sobre una escuela, corriente o disciplina dentro de ella, es necesario (al menos idealmente), analizar, revisar y contar los diferentes factores que han contribuido en la progresiva evolución de una escuela o disciplina. Por los motivos mencionados, este trabajo intentará realizarse desde una perspectiva de la historia crítica de la psicología. Este trabajo busca describir y analizar el surgimiento o evolución de una corriente particular dentro de la Psicología: la Psicología Cognitiva (PC) en particular, y de las Ciencias Cognitivas (CC) en general. Para realizar la descripción y el análisis planteado, y responder a la pregunta que origina este texto: ¿por qué evolucionó la psicología cognitiva, en particular, y las ciencias cognitivas, en general? Se tomarán en cuenta diferentes factores, como los ideológicos, intelectuales, sociales, culturales y políticos, para demostrar cómo se relacionaron y contribuyeron a la instauración y configuración teórica y metodológica de la PC y las CC. Para realizar este trabajo, primero, se revisará cómo fue el cambio de paradigma del conductismo a la PC, desde diferentes perspectivas.
Desarrollo. 1. El “cambio de paradigma” 1.a La revolución cognitiva Generalmente, los libros de textos sobre introducción a la Psicología Cognitiva, escritos por investigadores de esta disci123
plina, tienen un capítulo dedicado a la historia o antecedentes de la PC y comienzan con párrafos que hablan sobre el nacimiento de la psicología moderna, el papel fundador de Wundt y su relación con el estudio de los procesos mentales. Por ejemplo, en el libro de Best (2002, pág. 18), “La psicología Cognitiva”, se menciona que: “(…) el nacimiento de la Psicología moderna se inicia con W. Wundt, quien en 1874 funda el primer laboratorio de Psicología experimental en Alemania. Wundt y sus discípulos diseñaron métodos de laboratorio para el estudio sistemático de las operaciones mentales. Para Wundt los procesos mentales básicos eran observables y registrables a través del método de la introspección, aunque también utilizaron el registro de respuestas comportamentales como los tiempos de reacción, etc.”
Además, en este tipo de libros se suele mencionar que anteriormente a Wundt, el estudio de la mente o de los procesos mentales había permanecido confinado al campo de la filosofía (con filósofos como Descartes o Leibniz) hasta el surgimiento de la psicología moderna. Luego, hacen su aparición los infaltables párrafos que refieren al nacimiento del conductismo. Como ejemplo Hergenhahn (2000), en su libro sobre Introducción a la Historia de la Psicología, relata que la esterilidad de las investigaciones sobre la cognición que realizaban los miembros de las escuelas del voluntarismo y estructuralismo, cedió terreno ante el conductismo, que ignoraba la existencia de la mente. Continúa este autor diciendo que el conductismo no se interesó por los procesos internos o mentales (tradicionalmente denominados como “caja negra”), pues solo buscaba estudiar la conducta en relación a los estímulos que la generaban y las respuestas que se observaban. Es decir que el conductismo intentaba establecer relaciones funcionales entre entradas y salidas, entre los estímulos y las respuestas, desconociendo lo que podía ocurrir entre esas “entradas y salidas”.1 Según el autor, en esta época, la 1
O “inputs” y “outputs”, como son popularmente referidos por la bibliografía internacional.
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cognición era una palabra “sucia” y a los psicólogos cognitivos se los veía cómo gente difusa, imprecisa y que nunca habían hecho algo que fuera verificable (Hergenhahn, 2000). Por su parte, autores pertenecientes al movimiento de la PC y defensores historiográficos de la revolución cognitiva como Gardner (1988), hablan sobre los diferentes factores que llevaron a la conformación de este nuevo campo. Gardner relata que a comienzos del siglo la mayoría de los investigadores utilizaban a la introspección como método científico para el estudio de la mente, pero que estos trabajos no generaron una auténtica acumulación de saber para la ciencia, por lo cual fueron dejados de lado y reemplazados por la teoría conductista. Para el autor, los postulados del conductismo sostenían que aquellos interesados en las ciencias del comportamiento debían limitarse a los métodos públicos de observación que cualquier hombre de ciencia fuera capaz de aplicar y cuantificar. Además, se creía que debían centrarse exclusivamente en la conducta, dejando de lado temas como la mente, el pensar, la imaginación y conceptos como los de plan, deseo y propósito. Otro de los postulados de esta teoría hizo referencia al papel del medio circundante, en tanto factor decisivo para el aprendizaje, debido a que se creía que el ser humano operaba como reflector pasivo de diversas fuerzas y factores presentes en el medio. Las escuelas filosóficas de la época tales como el positivismo, el fisicalismo, el verificacionismo, también descartaban todo fenómeno que no fuese observable, por lo cual estaban de acuerdo con lo postulado por el conductismo. Según el relato de Gardner, en esa época se encontraban en auge las teorías del psicoanálisis, y aunque había varios científicos interesados por las teorías de Freud, creían que no se podía construir ninguna disciplina científica basada en entrevistas clínicas o historias personales. El autor reflexiona que entre estas dos posturas que estaban establecidas era difícil formular una teoría científica sobre los procesos del pensamiento humano. Y que mientras duró la supremacía conductista, durante las décadas de 1920, 1930 125
y 1940, existieron dificultades para realizar estudios de cuestiones vinculadas a la naturaleza del lenguaje, la planificación humana, la resolución de problemas, etc. Dentro de la misma línea de Gardner, encontramos a George A. Miller, que en su artículo “La Revolución Cognitiva: Una Perspectiva Histórica” (2006) cuenta en primera persona como era la situación en ese momento: “La revolución conductista transformó la psicología experimental en los Estados Unidos. La percepción se convirtió en discriminación, la memoria en aprendizaje, el lenguaje en comportamiento verbal, la inteligencia en lo que las pruebas de inteligencia medían. Cuando ingresé a la escuela de postgrado en Harvard, a comienzos de los años 40, la transformación era completa. Me educaron para estudiar el comportamiento y aprendí a traducir mis ideas a la nueva jerga del conductismo” (Miller, 2006, pág 80).
Gardner (1988) va a hacer hincapié en la situación política mundial, diciendo que además de la dificultad para establecer un nuevo paradigma de estudio, teniendo en cuenta las características mencionadas anteriormente, existió otro factor histórico importante: la segunda guerra mundial. Este conflicto bélico internacional generó un obstáculo sobre el desarrollo de la ciencia, que llevó a que por un lado la comunidad científica europea fuese desmembrada y que, por otro lado, en Estados Unidos se les pida a los científicos que abandonen sus programas de investigación para así contribuir al esfuerzo bélico. No obstante, el autor aclara que si bien es cierto que la guerra causó una gran cantidad de muertes e invalidez de numerosos investigadores, también supuso cierto estímulo para las actividades científicas y tecnológicas. Igualmente, el autor cuenta que los médicos que atendían a las víctimas de la guerra, debían evaluar qué tareas podían realizar aquellos pacientes con lesiones cerebrales. Lo mismo ocurría en otros países afectados por la guerra, como queda evidenciado por los trabajos de Alan Turing y Kenneth Craik en Inglaterra o las investigaciones de Alexander Luria en Rusia 126
con pacientes que tenían lesiones cerebrales. Sumado a esto, surgieron una serie de problemas relacionados con el estudio del efecto de la propaganda y la selección de los hombres que iban a la guerra, lo cual provocó un gran esfuerzo de los científicos que estudiaban la conducta para poder generar ideas útiles al respecto, las cuales posteriormente sirvieron para la consolidación de las ciencias humanas. A fines de la década del 40 ya comenzaba a mostrarse la necesidad de que una ciencia específica se encargue de estudiar la mente humana (Gardner, 1998). Baars (1986) y Gardner (1985), en sus libros sobre la así llamada “revolución cognitiva”, promulgan que la concepción de la PC se dio en el Simposio Hixon sobre Mecanismos cerebrales en el Comportamiento, en 1948. En referencia a este evento, destacan el trabajo expuesto por Karl Lashley sobre el problema del orden de las series en el comportamiento y ponderan la figura de Lashley como uno de los primeros psicólogos que comenzó a hablar de psicología cognitiva. Y postulan como fecha de nacimiento de la PC el año 1956, durante el Simposio sobre Teoría de la Información en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en el cual las presentaciones principales estuvieron a cargo de Newell y Simon (su trabajo pionero sobre la construcción de un programa de computadora) y de Chomsky (su trabajo sobre la insuficiencia de las teorías existentes del lenguaje) (Gardner, 1985). En este mismo sentido, Miller (2006) habla del momento de la concepción de la CC exponiendo que Newell y Simon estaban en lo correcto al señalar a 1956 como momento crucial, no solo para su propio desarrollo sino también para el de todos los interesados en estas nuevas CC. Y fecha el momento de la concepción de la ciencia cognitiva el día 11 de septiembre de 1956, puntualmente, el segundo día de un simposio organizado por el Grupo de interés especial en Teoría de la Información en el MIT.
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1.b ¿Revolución, contrarrevolución, o continuación? El surgimiento de la PC, fue llamado por muchos la “revolución cognitiva”, porque suponía una recuperación de la “mente” en las ciencias humanas después de un prolongado y frío tiempo de objetivismo (Bruner, 1995), pero también porque el interés por esta disciplina se había vuelto tan extenso que muchos creyeron que una revolución o cambio de paradigma se había producido en la psicología (Baars, 1986). Otros, sin embargo, sugieren que la actual psicología cognitiva representa un retorno a un tipo de psicología que existía antes de la dominación conductista. Así, en todo caso, lo que se produjo fue una contrarrevolución en lugar de una revolución. O en palabras de Miller (2006, pág. 82), un psicólogo estadounidense pionero en el campo de la psicología cognitiva: “Como quiera que le llamáramos, la contra revolución cognitiva en psicología trajo a la mente de nuevo a la psicología experimental. Pienso que es importante recordar que lo mental nunca había desaparecido de la psicología social o clínica”.
Por fuera de la postura “oficial” en la historia de la Psicología Cognitiva, se encuentran posiciones diferentes en referencia a los acontecimientos sucedidos en los comienzos o inicios de la PC. En este sentido se puede presentar la posición de Leahey, quien es psicólogo y profesor en la Virginia Commonwealth University, interesado en el estudio del origen de la psicología científica, y que además, fue presidente de la división 26 que pertenece a la Historia de la Psicología de la APA. En su artículo de 1992 “Las revoluciones míticas de la Psicología Americana” (The Mythical Revolutions of American Psychology) plantea que hay una historia del desarrollo de la psicología americana ampliamente difundida y repetida, la cual marca el comienzo de la psicología en 1879 como la ciencia de la vida mental, estudiando la conciencia con la introspección. Siguiendo esta línea histórica criticada por Leahey, luego, en 1913, el predominio de mentalismo fue cuestionado y des128
trozado por los conductistas groseros y simplistas, que hicieron una revolución contra los mentalistas del Antiguo Régimen. Los conductistas mataron la ciencia de la vida mental y lo reemplazaron con la ciencia de la conducta, y eso fue el comienzo de un largo reinado de estudio del comportamiento y de la teoría de la conducta por décadas. Sin embargo, en 1956, una nueva revolución comenzó, flameando la bandera de la cognición, ayudada por fuerzas externas provenientes de la lingüística y la inteligencia artificial. Después de dos décadas de lucha, el antiguo régimen del conductismo fue derrotado, o al menos reprimido, y comenzó el imperio del procesamiento de la información de la psicología cognitiva (Leahey, 1992). El autor, en su artículo, intenta demostrar que el drama romántico de la historia de la Psicología Americana como sucesiones de revoluciones (como fue contada y difundida) es un mito plausible, pero peligroso; y plantea la posibilidad de mostrar lo que él denomina como una “mejor historia” basada en un desarrollo de tradiciones de investigación. Y agrega que muchos científicos (e historiadores) han denominado como revolucionaria casi cualquier nueva idea, y no todo cambio o incluso innovación son revolucionarios. Para probar su postura anti-revolucionaria (por llamarla de alguna forma), Leahey hace una revisión de los modelos y criterios de cambio revolucionario en ciencia. Para ello analiza los textos de Kuhn (1970), Cohen (1985) y Porter (1986). Y planea que los modelos de Kuhn, Cohen y Porter sugieren una serie de preguntas2 para enmarcar su investigación sobre la 2 (a) ¿Hubo un viejo régimen de la ciencia normal dominada por una “ortodoxia arraigada” paradigma de -Kuhn -para ser derrocado? (b) ¿El paradigma existente experimentó dificultades provocada por anomalías empíricas que exigen solución por una innovación radical y la creación de una nueva visión del mundo? (c) ¿Hubo un breve período de intensa y aguda lucha entre los partidarios del antiguo régimen y el nuevo; y un “visible rompimiento” entre el viejo orden y el nuevo? (d) ¿La supuesta revolución fue internacional? (e) ¿El nuevo paradigma establecido era un nuevo régimen?* *La traducción es nuestra.
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existencia de las revoluciones en la historia de la psicología. Así, Leahey responde cada pregunta desde los supuestos casos de “La revolución conductual” y “La revolución cognitiva”. Con respecto a la revolución conductual, sostiene que de acuerdo con la mitología reinante, la primera revolución de la psicología tuvo lugar cuando el conductismo de John B. Watson derrocó al paradigma establecido del mentalismo. Leahey va a sostener que, si bien los cambios que tuvieron lugar en la psicología en las primeras décadas de la vida de la American Psychological Association (APA)3 fueron hondos y profundos, es más útil mirar a los cambios como graduales y no revolucionarios. Lo primero que se cuestiona Leahey es si el mentalismo constituía un paradigma dominante en la psicología antes de 1913. Y argumenta que es cierto que hay un acuerdo general en que la psicología era sobre todo la ciencia de la conciencia y que su método era la introspección, pero más allá de estos puntos muy generales, hubo serios desacuerdos sobre cuestiones fundamentales. Las diferencias giraban en torno a la metodología y a la teoría, y eran tan profundas como muchos de los desacuerdos que se encontraron en la psicología más tarde. Más allá de un acuerdo sobre la definición de la psicología como estudio de la conciencia, forzosamente apoyándose en la introspección, todo lo demás fue disputado. Y continúa proponiendo que, dada la naturaleza y profundidad de las disputas entre los fundadores de la psicología, no hubo un solo Antiguo Régimen paradigmático de mentalismo que el conductismo derrocara revolucionariamente. De esta forma, las incertidumbres del período 1910-1912 no pueden considerarse como una crisis pre-revolucionaria de que la psicología estaba a punto de cambiar, sino como una incipiente toma de conciencia de que la psicología ya había cambiado. La American Psychological Association (APA) es la Asociación Estadounidense de Psicología, que es una organización científica y profesional de psicólogos estadounidenses. La misma fue fundada en julio de 1892 en la Universidad de Clark, su primer presidente fue Granville Stanley Hall.
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Otras de las preguntas claves que se hace Leahey (1992) es si hubo un período breve de lucha y crisis intensa que llevaran a una ruptura visible. El autor demuestra detalladamente que los cambios importantes en psicología se produjeron antes de 1913 y se llevaron a cabo de manera gradual y desapercibidamente. La psicología americana se define en los años 1892-1912, ya que se transforma continuamente, y sin descanso, desde el estudio de la conciencia hacia el estudio del comportamiento. Entonces, la psicología se transformó, casi sin previo aviso, desde la ciencia de la vida mental hacia la ciencia de la conducta en las dos décadas anteriores a 1913. Sin hacer una gran innovación, provocaron el cambio. La conformación progresiva del campo se debió a una combinación de fuerzas sociales, intelectuales y locales. Nunca hubo una ruptura visible, ni una conciencia de hacer una revolución. Otro de los puntos clave que revisa Leahey es que para hablar de una revolución en ciencia se debe esperar a que la misma tenga un alcance internacional, y esto no sucedió con el conductismo. Incluso va a decir que los defensores de la idea de una revolución conductual admiten que el conductismo fue en gran medida un fenómeno estadounidense. En esta línea, termina concluyendo que la psicología no experimentó una revolución conductista en 1913. La psicología introspectiva no constituía un paradigma a ser derrocado, y aunque la psicología ha cambiado en los años anteriores a 1913, los cambios fueron graduales, se percibieron vagamente y no se produjeron en respuesta a las anomalías empíricas que exigen soluciones radicales. La Psicología Conductual surgió de manera continua y fuera de la psicología introspectiva; y la llamada “revolución” constituyó más bien el reconocimiento del cambio sucedido, en lugar de constituir un cambio abrupto. La psicología había, de hecho, cambiado profundamente, aunque no de manera revolucionaria. El objeto mismo de la psicología había pasado de la descripción y explicación de la conciencia a la descripción, predicción, control y explicación de la conducta. Y esto lleva a Leahey a la siguiente premisa: si el conductismo 131
constituyó un nuevo paradigma o no… va a ser lo que definirá la primera pregunta sobre la “revolución cognitiva”. El autor va a decir que la creencia en una revolución cognitiva forma parte de una manera profundamente arraigada de ver a la psicología moderna. Y en su texto va a demostrar que menos aún hubo una revolución cognitiva que la supuesta revolución conductista. Sus argumentos centrales para sostener esto son: que el conductismo no constituyó un paradigma (para que la psicología cognitiva derroque revolucionariamente), y que en todo caso, la psicología cognitiva viene a representar un desarrollo continuado de la psicología conductista. Leahey va a argumentar que las principales causas y soportes de la reactivación de la psicología cognitiva vinieron desde fuera de la psicología. En este sentido expone: aunque Lashley (1951) fue un psicólogo, habló como un fisiólogo en su trabajo para el Simposio Hixon; Newell (1973) y Simon (1990), en primera instancia, publicaron sus trabajos fuera de la psicología, en economía y ciencias de la computación; y que Chomsky fue un lingüista que se había encontrado con psicólogos. La psicología no consiguió su influyente y propia declaración dentro de la ciencia cognitiva hasta 1967 en el texto de Neisser, Psicología Cognitiva. Y más importante aún, es que la principal rama teórica de la psicología cognitiva, el procesamiento de la información, se tomó desde la informática. Al igual que en el período 1892-1912 para el conductismo, las presiones que se generaron tendientes al cambio en la psicología, entre 1948 y 1956, no surgieron de fallas internas, sino que fueron conceptuales, impulsadas por fuerzas externas a la psicología, principalmente. Leahey (1992) nos va a decir que el entorno social también jugó un rol importante en esta visión. Los años 60 fueron los días de las drogas y la protesta, y de hacer la revolución contra la civilización occidental intelectual y la clase gobernante. Participar en una revolución científica, al mismo tiempo que política, unificaba la vida profesional y personal, aumentando el sentido romántico de hacer un cambio de época, e hizo 132
que los nuevos tiempos fueran mucho más emocionantes. Sin duda, fue satisfactorio atacar el conservadurismo, apoyándose en una referencia académica de Kuhn (1962). Por último, Leahey llega a plantear que la llegada de la psicología cognitiva no fue la revolución de un nuevo paradigma que viene a asesinar el paradigma más viejo del conductismo, sino que la PC operó como la aparición de una nueva forma de conductismo basado en una nueva tecnología, la computadora. Y que la psicología del procesamiento de la información puede entenderse como la forma más reciente del conductismo. El conductismo siguió con un nuevo lenguaje, un nuevo modelo y nuevos intereses dirigidos a un fin ya conocido: la descripción, la predicción y el control de la conducta. El mismo autor va a decir que por la década de 1950, el conductismo mediacional4 ya estaba buscando formas de representar el proceso interno que media entre el estímulo y la respuesta, y que la metáfora del ordenador (o metáfora de la computadora) ofreció un mejor lenguaje para explicar ese proceso interno. El conductismo mediacional fue el puente hacia la psicología cognitiva. Por otra parte, la existencia de dispositivos de procesamiento de información que se comportan de manera inteligente e intencionadamente (inteligencia artificial), reforzó la fe en la mediación de los procesos mentales, mostrando que podrían formar parte de dispositivos materiales, en lugar de almas inmateriales (Miller, 1983 citado en Leahey, 1992). Para Leahey la revolución cognitiva no fue más que una ilusión. 1.c Historia interna y externa de la PC y las CC Como se puede apreciar en lo anteriormente desarrollado, se encuentran diferentes visiones acerca de cómo fue el cambio de paradigma (si es que hubo un cambio paradigmático) del conductismo al cognitivismo y cómo ocurrió el nacimiento de El conductismo mediacional fue desarrollada por Hull y Tolman (entre otros). Sobre la base de los reflejos condicionados introdujo un factor (o variable) interviniente que podía ser neurofisiológico o mental, según el caso. Es decir, se aceptaban procesos mediadores entre el estímulo y la respuesta.
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la psicología cognitiva. En base a esto, podemos visualizar dos maneras diferentes de contar la historia de la psicología cognitiva, según si el investigador es miembro del campo disciplinar o si es un investigador externo que busca reconstruir los orígenes de la historia de la psicología en general. Esto da como resultado dos narraciones que, según Danziger (1996), podemos denominar como “historia interna” e “historia externa”. Por un lado, la historia interna tiene un corte racionalista en donde se utilizan herramientas epistemológicas de la teoría del conocimiento para, de esta manera, poder visualizar cómo evolucionaron los conocimientos y métodos de la disciplina de manera lineal, con el objetivo de reforzar cuestiones establecidas. Es decir que en una primera reflexión puede notarse que, cuando la historia proviene de investigadores o científicos que trabajan dentro de la disciplina, suele tener un tinte de mitología de progresos o revoluciones que vienen a salvar una psicología en decadencia o en crisis y derrocar al antiguo régimen. Con fechas míticas de nacimiento y establecimiento, se hace uso de la historia como una herramienta legitimadora de las certezas y ortodoxias que sostienen una práctica contemporánea de la Psicología. Para narrar la historia recurren a razones exclusivamente científicas o presuntamente inmanentes a su arquitectura disciplinar y teórica, como plantea Latour (1999) en referencia a los historiadores internalistas. Se hayan pocas referencias al contexto social y político con el que la ciencia se interrelaciona y se influye mutuamente. En cambio, las consideradas historias “externas”, intentan explicar el cambio del conocimiento científico teniendo en cuenta los eventos históricos y los procesos sociales en los cuales se desarrollan y no solamente por problemas de verdad o falsedad de los acontecimientos o por cuestiones lógicas internas de las teorías (Danziger, 1996). Como plantea Danziger (1985) el objeto de estudio de una historia crítica está compuesta por actividades humanas en la que los aspectos sociales y los individuales son inseparables. O como plantea Latour (1999), quien encuentra que los 134
estudios de la ciencia han desmantelado tanto las explicaciones externalistas como internalistas, al hallar transacciones diversas entre contenido y contexto. En relación al planteo realizado por Leahey, puede ser considerado un investigador externo de la historia de la Psicología, que apunta a mostrar cómo evolucionó la historia de la psicología en general. El autor referido hace especial hincapié en mostrar que los cambios acontecidos a principios del 1900 con el conductismo y finales de los años 1950 con el cognitivismo fueron cambios basados en un desarrollo de tradiciones y no revoluciones. De esta manera intenta eliminar aquellas nociones míticas que priorizan determinados hechos y refuerza la idea de analizar la historia basada en cómo fueron evolucionando las diversas tradiciones de investigación, para así poder mostrar un progreso en el desarrollo de las ideas. Es por esto que describe que el campo disciplinar de la psicología cognitiva fue el resultado de la conjunción de diversos factores (sociales, intelectuales y políticos) y que se desarrolló de una manera gradual. Como factores de incidencia en este desarrollo, Gardner (1988) se encarga de describir a la formación de la psicología cognitiva como el resultado de cambios de tradiciones científicas, donde fue complicado el nacimiento de nuevas ideas debido a la presencia de un paradigma dominante y fuertemente establecido. Se observa la preponderancia que le otorga a determinados hechos, como por ejemplo el Simposio de Hixon y a figuras que el autor considera claves tales como Karl Lashley, considerado la primera persona que introdujo ideas acerca de la psicología cognitiva. Por estas características, se considera aquí a Gardner como a un autor “interno”, en contraste con Leahey. Incluso, se pueden mencionar posturas como las de Sampson (1981) que propone que la explicación de la psicología cognitiva no debería realizarse en términos exclusivamente internos a la psicología, ni siquiera como mero producto de la crisis del conductismo. 135
En una primera instancia, se puede resumir lo desarrollado como, en algún sentido, hubo un declive del conductismo como idea dominante en la Psicología, pues habían acontecido varios factores para que ello sucediera. Entre estos elementos pueden considerarse los factores intelectuales, a partir de los cuales los supuestos teóricos del conductismo radical eran cuestionados, como el ataque a los desarrollos sobre conducta verbal de Skinner por parte de Chomsky. Así también, la erosión de los cimientos del conductismo mostraba los límites del aprendizaje animal, incluso, manifestados por la teoría mediacional del conductismo (postulando variables “intervinientes” entre el estímulo y respuesta) que comenzaba a ser sustituida por la teoría del procesamiento de la información. Y de alguna manera, este enfoque parecía ofrecer nuevas formas de lidiar con las preguntas básicas en la ciencia cognitiva. También jugaron un papel importante los factores sociales, políticos y económicos mundiales post-segunda guerra mundial, que llevaron a requerir cambios en el ámbito científico, los cuales fueron traídos por el advenimiento de las ciencias cognitivas en general y la psicología cognitiva en particular. Estos factores serán desarrollados con más detenimiento en el apartado sobre desarrollo teórico y conceptual de la Psicología Cognitiva. Para poder adentrarnos al desarrollo teórico y conceptual de la Psicología Cognitiva, primero debemos hacer un breve repaso sobre los antecedentes o las primeras teorías de la PC. 2. Los antecedentes teóricos de la Psicología Cognitiva Unos años antes de la década del 50, comenzaban a redescubrirse trabajos como los de Ebbinghaus (con estudios experimentales del aprendizaje y la memoria), Bartlett (con estudios sobre la memoria y los esquemas cognitivos), Piaget (con el desarrollo de la inteligencia en el niño), conductistas como Hull y Tolman (quienes postulan variables “intervinientes” entre el estímulo y la respuestas), entre otros; van a convertirse en los precursores de una nueva corriente psicológica. 136
En primera persona, Miller (2006, pág. 82) cuenta: “En Cambridge, en el Reino Unido, el trabajo de Sir Frederic Bartlett sobre memoria y pensamiento habían seguido siendo inmunes al conductismo. En Ginebra, los insights de Jean Piaget sobre la mente de los niños habían inspirado a un pequeño ejército de seguidores. En Moscú, A. R. Luria era uno de los primeros en ver al cerebro y la mente como un todo. Ninguno de estos tres últimos estuvo en el Centro pero conocíamos bien su trabajo”.
Tomando la figura de Piaget, Leahey en su libro sobre Historia de la Psicología (1998), expone que en Europa surge el estructuralismo como un enfoque multidisciplinar para las ciencias sociales. Este nuevo estructuralismo, tuvo como máximos exponentes a Claude Lévi-Strauss, Michel Foucault y Jean Piaget. El estructuralismo aspiraba a convertirse en un paradigma unificador de todas las ciencias sociales y afirmaba que los patrones de la conducta humana, individuales o sociales, se podían explicar por referencia a estructuras abstractas de naturaleza lógica o matemática. En la psicología estructuralista el representante más importante fue Piaget. Este psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo creía que los temas de la epistemología (rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es el conocimiento, sus circunstancias y características) se podían estudiar empíricamente. A través de lo que él denomino “Epistemología Genética”, comenzó a plantear un “mapa” acerca del desarrollo del conocimiento de los niños, porque creía que la inteligencia no se desarrollaba de manera cuantitativa, sino que experimenta cambios cualitativos a medida que el niño pasa de una etapa a otra. Las nociones epistemológicas planteadas eran similares a las postuladas por Kant con la diferencia que en este caso se sumaban cuestiones evolutivas. El estructuralismo tuvo poca repercusión en EE.UU.: a los americanos les interesaban las diferencias individuales y los efectos de la experiencia o del entrenamiento en el desarrollo cognitivo, y no se preocuparon mucho por el sujeto cognoscente. Pero hoy en día, Piaget es citado como precursor del estudio del desarrollo cognitivo (Leahey 1998). 137
Leahey también expone como uno de los precursores al lingüística Noam Chomsky, quien buscaba describir una gramática universal innata y, en este sentido, compartía el interés europeo por las estructuras abstractas y el desinterés por las diferencias individuales, pero no se identificaba con el estructuralismo. Su crítica al conductismo radical influyó en el renacimiento del interés por la cognición y su gramática transformacional demostró cómo las actividades complejas, como el lenguaje, se podían explicar con sistemas regidos por reglas. Otro de los antecedentes mencionados por Leahey fueron los aportes de León Festinger quien postuló la teoría de la disonancia cognitiva. Esta teoría planteaba la relación entre las creencias de una persona y la interacción de estas creencias: cuando las creencias se oponen provocan un estado de disonancia cognitiva que la persona intenta reducir. Esto fue importante porque se comenzaron los estudios sobre entidades mentales, en este caso las creencias. También se deben exponer los desarrollos de la Psicología de la Gestalt, que influyeron para que, alrededor de 1950, Bruner y Postman estudiaran la percepción como actividad socialmente orientada, en el marco de la llamada teoría del New Look (Ruiz, 2005). La Teoría del “New Look” en percepción fue encabezada por Bruner que pretendía unificar varia áreas de la psicología como la percepción, la personalidad y la psicología social, y refutar la concepción dominante de que la percepción era un proceso pasivo. Este autor proponía que el perceptor tenía un papel activo, y que la personalidad y el marco social influyen sobre lo que el perceptor ve. El New Look analizó la percepción como un proceso mental activo, en el que se producen actividades mentales conscientes e inconscientes entre la sensación y la respuesta de la persona (Leahey, 1998). Manuel De Vega, investigador en el campo de la psicología y la neurociencia cognitiva, va a decir en su artículo “La psicología cognitiva: ensayo sobre un paradigma en transformación” (1998) que entre los años 50 y 60 surgía un progra138
ma de investigación específico para la PC: temas clásicos de la memoria, la percepción o la resolución de problemas recibían el impulso de ideas y métodos nuevos. Por otra parte, algunos temas hasta entonces prácticamente olvidados se mostraban como territorios nuevos y excitantes al alcance de la indagación científica: la atención, las imágenes mentales, el razonamiento, los procesos del lenguaje, etc. De Vega continua planteando que, desde su desarrollo, la PC ha marcado un dominio dentro de la psicología y esto se aprecia en una multitud de índices externos, como por ejemplo, las publicaciones más prestigiosas de la psicología, como las revistas Psychological Review o Journal of Experimental Psychology incluyen frecuentemente artículos de carácter cognitivo. Existen muchas revistas especializadas en las que las etiquetas “cognitivo” o “cognición” aparecen en la portada. Otro ejemplo, sería la proliferación de congresos y sociedades internacionales sobre procesos cognitivos que periódicamente editan libros y revistas. También se puede ver que las universidades y centros de investigación más importantes del mundo disponen de departamentos y laboratorios de psicología o de ciencias cognitivas. Finalmente, otro claro ejemplo, es que incluso las investigaciones realizadas en las demás disciplinas psicológicas como la psicología clínica, la psicología social, la psicología evolutiva, la psicología educativa o las neurociencias tienen frecuentemente un planteamiento “cognitivo”. Entonces, sobre el posicionamiento actual de la PC, es importe preguntarse cuáles fueron los motivos que llevaron a la PC (desde su surgimiento) a ubicarse en el lugar preponderante que tiene en la actualidad dentro de la psicología en particular, y las neurociencias en general. A continuación se desarrollarán la Psicología Cognitiva y las Ciencias Cognitivas en tanto marco conceptual, junto a sus características distintivas. Se intentará interrelacionar (interrelación, entendida como acciones recíprocas entre ambos factores) estas construcciones teóricas y metodológicas con los factores ideológicos sociales, culturales y políticos de ese perío139
do histórico (desde la década del ‘50 en adelante), para mejorar la comprensión de su desarrollo y los efectos que esta generó sobre la sociedad. 3. La psicología cognitiva Cuando se estudia el origen y desarrollo de la psicología cognitiva, la mayoría de los autores parecen describir y destacar una serie de hechos y acontecimientos que caracterizan a la PC. Sin embargo, los análisis que merecieron estos hechos o acontecimientos como posibles características o rasgos distintivos de la PC resultan insuficientes; si consideramos que estos hechos la han llevado expandirse y generar conocimientos, ubicándola en un lugar privilegiado en la psicología moderna. 3.a El origen transdisciplinar de la psicología cognitiva. El rasgo multidisciplinario o transdisciplinar aparece desde el inicio de la PC. Parece ser que la primera característica distintiva de la PC fue que supo combinar en su constitución diferentes génesis disciplinares, incorporando los aportes teóricos y tecnológicos que provenían de otras disciplinas ajenas a la psicología. Según Emiro Restrepo (2009) la complejidad de los fenómenos por los que se interesaba la psicología y el rápido desarrollo de las demás ciencias, apremiaban por una concepción más amplia y sistemáticamente fundamentada para el objeto de estudio de la psicología. Entonces había que contemplar otras opciones, la psicología no tenía futuro dentro de la misma psicología. Miller, relata con sus palabras lo que estaba aconteciendo en ese momento: “Para 1960 estaba claro que algo interdisciplinario estaba ocurriendo. En Harvard lo llamamos estudios cognitivos, en Carnegie-Mellon lo llamaron psicología del procesamiento de información y en La Jolla lo llamaron ciencia cognitiva” (Miller, 2006, pág. 85). 140
En sus comienzos, cuando se interesa en el estudio de las representaciones y los procesos internos mentales, toma de la cibernética una metáfora que parecía ser la más adecuada para estudiar estos procesos: la metáfora de la computadora. En esta metáfora, se equiparon a los seres humanos con las computadoras, pues se pensó que ambos eran sistemas que codifican, conservan y manipulan información (Carretero, 1997). No se debe olvidar que la PC surgió en una época en la cual los ordenadores comenzaban a causar un gran impacto en la ciencia y, probablemente, era natural que los psicólogos cognitivos establecieran una analogía entre computadoras y el cerebro humano. La analogía del ordenador fue frecuentemente utilizada para desarrollar un modelo del cerebro en el que la actividad mental se definía como un flujo de información entre distintos almacenes (Parkin, 1999). La analogía asumida por la PC va estar representada en el trabajo fundacional de Miller, Galanter y Pribran en 1960, titulado “Plans and the structure of behavior”, que delimitó su filosofía de la mente y determinó el rumbo de los posteriores estudios en psicología cognitiva (Emiro Restrepo, 2009). Asimismo de las ciencias de la computación, la PC se nutrió de los estudios de la lingüística, la teoría de la información, principalmente. Aunque también hubieron aportes de la filosofía, neurología y antropología (Miller, 2006). Un aporte fundamental proviene de la lingüística desarrollada por Noam Chomsky. Muchos son los aportes y reestructuraciones que impone Chomsky a la comprensión del lenguaje en general y a una naciente sub-disciplina dentro de la psicología cognitiva (la psicolingüística) en particular (Restrepo, 2009). El aporte más importante de Chomsky fue el retorno al mentalismo. En 1959, él publicó una crítica contundente al enfoque conductista y, en esencia, llegó a la conclusión de que la naturaleza de la vida mental no podía investigarse eficazmente sin alguna teoría sobre cómo estaban organizadas las estructuras y procesos cerebrales, y con qué principios operaban (Parkin, 1999). 141
El punto fundamental es que Chomsky consideró que el objeto de la lingüística no es el estudio de las lenguas sino el estudio de los conocimientos que los hablantes poseen de ellas, es decir, la “competencia” lingüística de los hablantes. Para dar cuenta de la construcción de esta competencia, Chomsky propuso que el ser humano viene dotado con un dispositivo mental para la adquisición del lenguaje, que es un sistema complejo, de naturaleza innata, que permite al hombre la capacidad de desarrollar su competencia lingüística. Para explicar este aspecto generacional del lenguaje, Chomsky recurre a la hipótesis de un sistema transformacional del lenguaje, en el que los símbolos y las representaciones son generados a partir de un conjunto de reglas de reescritura de símbolos y de representaciones (Rivière, 1991). La teoría de la información desarrollada por Broadbent en 1958, ofrecía indicios de lo que posteriormente se convertiría en el enfoque imperante en la PC. Esta propuesta resaltaba que los mecanismos que constituyen los sistemas de procesamiento de información eran: la representación y el almacenamiento de la información, los lugares de almacenamiento en dónde se producían los procesos y los procesos consistían en transformar la información (Restrepo, 2009). En 1967, U. Neisser publicó su muy esperada obra “Cognitive Psychology, en la que sintetizó muchas de las ideas que se habían infiltrado desde varios campos (Best, 2002). La interdiciplinariedad de la PC se debió a un marco más general que era el desarrollo de las CC. En palabras de Thagard (2007) muchas de las ideas teóricas en Psicología se han originado desde las ciencias de la computación, porque el desarrollo de las computadoras digitales en la década del ‘50 proveyó una poderosa forma de pensamiento sobre los mecanismos por los cuales la información puede ser procesada. La psicología ahora era parte de las Ciencias Cognitivas y en la interdisciplinariedad, el estudio de la mente y la inteligencia también abarcaba el campo de las neurociencias, la inteligencia artificial, la lingüística, antropología y filosofía. 142
Según el autor, las neurociencias han hecho una importante contribución teórica y experimental a la psicología, debido a la aparición de las técnicas de exploración cerebral que proporcionan formas de observar los procesos neuronales. También, la psicología se solapa con la inteligencia artificial en el desarrollo de modelos computacionales sobre el pensamiento y con la lingüística en el estudio de cómo la mente comprende y produce el lenguaje. Además, la psicología se superpone con la antropología en el estudio de los aspectos culturales de la cognición social y con la filosofía comparten la inquietud por cuestiones fundamentales sobre la naturaleza y la explicación de las mentes humanas (Thagard, 2007). Por su parte, Gardner (1988) llega a llamar a las CC una ciencia interdisciplinaria de la mente. Este autor va a describir los orígenes de las ciencias cognitivas, destacando el aporte de diversas disciplinas que contribuyeron a la formación de este campo interdisciplinario de estudio. En este desarrollo, Gardner plantea que, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, fueron importantes los aportes de la matemática y de lógica. En cuanto los avances de esta última, se puede mencionar la obra de Gottlob Frege, que implicaba la manipulación de símbolos abstractos. En la década 1930, los trabajos que resultaron más significativos para la formación de las ciencias cognitivas fueron los del matemático británico Alan Turing. En 1936, propuso la idea de crear una máquina que fue denominada “Máquina de Turing”, que era capaz de realizar cualquier cálculo contable. En la década de 1950, Turing postuló que era factible programar una máquina como la que había propuesto, de tal manera que nadie diferenciaría sus respuestas respecto a las de un interlocutor humano. Aquellos científicos interesados en el pensamiento humano tomaron en cuenta estos aportes, debido a que pensaban que si podían describir con precisión los procesos de pensamiento o de conducta de un organismo, se podría diseñar una computadora que opere de la misma forma. Otra de las líneas de pensamiento influyentes en la forma143
ción de este campo, fueron expuestas por Mc Culloch y Pitts, los cuales fueron los primeros en hablar acerca del modelo de una neurona. Ellos mostraron que las operaciones de una célula nerviosa y sus conexiones con otras (red neural) podrían ser representadas mediante un modelo lógico. Consideraban a los nervios como enunciados lógicos y que su propiedad de ser activados o no (principio del todo o nada) eran equiparables con las operaciones del cálculo proposicional, donde un enunciado es verdadero o falso (Gardner, 1988). En cuanto a los aportes de la cibernética, se pueden mencionar los trabajos realizados por el matemático Norbert Wiener sobre servomecanismos (dispositivos capaces de mantener el rumbo de proyectiles de artillería antiaérea, misiles guiados y aviones). En base a este trabajo, se obtuvieron reflexiones sobre la naturaleza de la retroalimentación y de los sistemas de autocorrección y de autorregulación, fueran mecánicos o humanos. Este autor publicó un libro llamado “Cybernetics” (Cibernética), donde mostró cómo podía denominarse de esta forma a todo el campo de la teoría de control y de la comunicación, ya sea de máquinas o animales (Gardner, 1988). Otro de los antecedentes de la formación de las ciencias cognitivas que describe Gardner (1988) fueron los aportes de Claude Shannon y Warren Weaver en la década del 40, a los cuales se atribuye la creación de las bases de la teoría de la información. Aportando otra perspectiva del surgimiento de las CC, Sergio Dansilio (en su libro Surgimiento de las ciencias cognitivas: contexto y arquitectura ideológica), 2012, va a esbozar que existieron factores externos que mediaron en el origen y desarrollo transdiciplinar de las CC. Él nos va a narrar que en realidad, los primeros encuentros teóricos y empíricos transdiciplinares se dieron porque diversos individuos (de distinguida carrera intelectual, desde von Neumann a Chomsky, desde Simon a Bruner, desde Putnam a Minsky) con distintos intereses y disciplinas, confluyeron en una estructura organizada. Esta estructura organizada fue la que permitió que convergieran las 144
diferentes disciplinas, pero esto no se generó en el seno de la academia universitaria, sino que vino desde afuera. En concreto, su desarrollo estuvo relacionado a los intereses de determinadas fundaciones e instituciones específicas, e incluso, estuvo relacionado al ámbito militar. Este autor demuestra que las actas fundacionales de las ciencias cognitivas provienen, en sus puntos de inflexión, desde fuera de la academia universitaria clásica. Y menciona que, a su parecer, uno de los hitos en el desarrollo de estas disciplinas fue cuando: “(…) la Sloan Foundation (constituye una de las denominadas fundaciones ‘filantrópicas y sin fines de lucro’ destinada a financiar una multiplicidad de proyectos que recorren la ciencia y la tecnología, la economía, la educación, entre otras) comenzó donando cerca de veinte de millones de dólares para las actividades realizadas desde 1976 al 1978, distribuyéndose en subsidios para institutos de investigación y escasas universidades para el desarrollo de las CC.” (Dansilio, 2012, pág 30).
Otro punto importante que va a marcar Dansilio (2012) para entender cómo fue el desarrollo de las CC es que los fondos que recibieron para investigaciones y coordinación entre distintos departamentos en distintas universidades (constantemente el MIT se beneficiaba de los mayores aportes), tuvo un periodo constante de 10 años aproximadamente, cerrándose en 1984 con el protagonismo asegurado de la System Development Foundation. Y aclara que, a partir de aquí, los proyectos de punta vinculados a las ciencias cognitivas habían pasado al ámbito de la financiación militar (agencias dependientes del Department of Defense), y especialmente la Office of Naval Research (ONR). La fuente de ingresos más considerable, procedía de la National Science Foundation (NSF). Finalmente, el autor propone que como factor determinante en el surgimiento y desarrollo de la PC y las CC fue que el impulso político proporcionado por la fundación Sloan. En palabras del propio Miller (2006, pág 86): 145
“El informe fue presentado, revisado por otro comité de expertos y aceptado por la Fundación Sloan. El programa que se inició ofreció becas a varias universidades con la condición de que los fondos fueran utilizados para promover la comunicación entre disciplinas. Una de las becas más pequeñas fue para Michael Gazzaniga, de la Escuela de Medicina de Cornell, lo cual le permitió iniciar lo que desde entonces se ha convertido en la neurociencia cognitiva. Como consecuencia del programa Sloan, muchos académicos se familiarizaron y fueron más tolerantes con los trabajos de otras disciplinas. Por varios años florecieron los seminarios, coloquios y simposios interdisciplinarios”. Citando a Bechtel, Abrahamsen y Graham (1999), Dansilio dice en su revisión que las universidades gratificadas con este subsidio forman parte de la élite institucional estadounidense. Y que menciona el caso Sloan porque constituye uno de los momentos de mayor importancia y más representativos de los comienzos de las CC. A partir de aquí el autor ilustra lo importante de este hecho con el análisis del llamado hexágono Sloan5 que aparece en el texto clásico de Gardner (1988), ilustración elaborada en una de las reuniones de trabajo de la fundación. Argumenta que el «hexágono cognitivo» agrupa las disciplinas que en una serie de simposios y redacciones de artículos fueron consideradas dentro de las ciencias cognitivas, pero que gran parte de los propios investigadores se negaron a reconocer esa suerte de fe bautismal. Miller (2006) cuenta que este hexágono nace en un informe no publicado presentado a la fundación Sloan. Que en este informe, en el cual participó, tenía una figura, donde los seis campos están conectados en un hexágono. Cada línea en la figura representaba un área de la investigación interdisciplinaria que estaba bien definida en 1978 y que comprendía las herramientas de las dos disciplinas que vinculaba. Así, la cibernética utilizó conceptos desarrollados por la computación para 5
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modelar funciones del cerebro dilucidadas en neurociencia. Igualmente, la computación y la lingüística ya estaban vinculadas a través de la lingüística computacional. La lingüística y la psicología se vinculaban mediante la psicolingüística, la antropología y la neurología estaban vinculadas por los estudios de la evolución del cerebro y así sucesivamente. Y termina reflexionando que cree que hoy los quince posibles vínculos podrían ser ilustrados con investigación respetable, y los once vínculos que consideraban existían en 1978, se han consolidado sólidamente Al respecto de este ensamblaje de disciplinas, es muy interesante la visión que plantea Dansilio para la transdisciplinariedad en las CC. Para el autor, si bien no se habría podido consolidar la unificación de las distintas disciplinas, cada
Hexágono Sloan en su representación corriente (Sloan Report on Cognitive Science, 1978), extraído de Gardner (1988) y Bechtel, Abrahamsen y Graham, (1999), tomado de Dansilio, 2012. La figura geométrica abarca en sus vértices la filosofía, la lingüística, la antropología, las neurociencias, la psicología y la inteligencia artificial. Cada disciplina se vincula con algunas de las otras mediante dos tipos de líneas: líneas llenas si el vínculo es fuerte, líneas punteadas si el vínculo es débil (Dansilio, 2012)
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una con su historia y sus prácticas separadas, y por tanto hasta cierto punto renuentes entre sí, se halló en la utilización de recursos computacionales una serie de códigos en común que permitieron a los científicos moverse desde una disciplina a otra. Durante los años que siguen a la segunda guerra mundial, investigadores como E. Ferreri, J. von Neumman (asociado fuertemente al surgimiento de las ciencias cognitivas) y S. Ulam, fueron un ejemplo de esta confluencia sobre conceptos y prácticas computacionales, y de este recorrido transdisciplinar. Así, para Dansilio, si bien en CC no se puede hablar de leyes u ontologías comunes, se puede hablar de una coordinación lo suficientemente eficiente como para producir conocimiento científico entre las distintas disciplinas, de manera coordinada, bajo metas comunes. 3.b Los modelos explicativos de la psicología cognitiva: Con la utilización del enfoque simbólico-computacional, por primera vez, los procesos mentales podrían estudiarse con un nivel de explicación mecanicista (abstracto): el procesamiento de la información (De Vega, 1998). Uno de los impulsores en este tipo de trabajos fue Broadbent, quien afirmó que debían considerarse las entradas sensoriales como información, no como estímulos físicos, dando lugar al problema de la interacción entre una mente (no-física) y un cuerpo (físico). Este concepto de “información” permitió a los psicólogos respetar la naturaleza no física de los pensamientos sin entrar en el dualismo cartesiano. La información es real, pero no física, sino funcional. La concepción de la mente en términos de información permitió que hubiese una suerte de aparente dualismo (funcionalismo) mente-cuerpo fuera de los límites del conductismo fisicalista6 (Leahey, 1998). Los conceptos del procesamiento de la información se aplicaron rápidamente a la psicología cognitiva humana. En Fisicalismo: filosofía sobre la naturaleza de lo real que afirma que todo aquello que existe es exclusivamente físico.
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efecto, Miller (entonces en Harvard), junto con Oliver G. Selfridge, presentarán un trabajo en el cual se plantea la pertinencia de introducir la teoría de la información en la psicología (Bechtel, Abrahamsen y Graham, 1999, citado en Dansilio, 2012) El trabajo de George Miller “El mágico número siete, más o menos dos…” (1956)7 mostró algunos límites de nuestra capacidad de procesar la información (Leahey, 1998). En los primeros estudios que aplicaban conceptos informáticos a la psicología había confusión sobre qué era el pensamiento, ya que se tardó bastante en entender la diferencia entre la información y el soporte mecánico. Pero la importancia de lo que hace una computadora está en el programa. La distinción entre computadora y programa resultó crucial para la psicología cognitiva, ya que significo que la psicología cognitiva no era neurología y que las teorías cognitivas del pensamiento deberían versar sobre la mente humana, no sobre el cerebro humano. Comenzaba a surgir una nueva concepción del ser humano y un nuevo lenguaje para formular teorías y el objetivo de la psicología consistiría en explicar cómo los seres humanos procesan la información (Leahey, 1998). Antes de continuar, hay que dejar en claro dos puntos. Primero: hay que distinguir entre las representaciones mentales, que son las que interesan a los psicólogos cognitivos, de las representaciones cerebrales que las sustentan y las hacen posibles. Segundo: cuando en psicología cognitiva se habla de representaciones mentales eso no implica que las representaciones a las cuales se hace referencia sean accesibles a la conciencia. La mayor parte de las representaciones internas y las representaciones mentales no son accesibles a la conciencia. Este punto va a tener una implicancia importante en la metodología que va a utilizar la PC para estudiar los procesos mentales. La mayor parte de los modelos a los cuales hace referencia la psicología cognitiva son modelos de tipo funcional, y esto Miller y El mágico número siete aparece en 1956 (Psychological Review, 63: 81-97). Clásicos en la Historia de la Psicología: http://psychclassics.yorku.ca/Miller/
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se refleja en la frase que dice que: a los psicólogos cognitivos les interesa conocer cómo trabaja el “software” y no cómo es el “hardware”. Esto significa que cuando se intenta explicar el comportamiento de una computadora en la que “ingresamos” ciertos datos y como “salida” obtenemos otro tipo de datos, y para comprender lo que está haciendo la computadora (qué ocurre entre las entradas y las salidas), lo que se debe conocer o acceder, es al programa que ha implementado la computadora (el “software”8). Las características físicas de la computadora (“hardware”) no van a ser el punto de interés, ya que en principio pueden ser muy disímiles, puede haber sistemas muy diferentes que permiten la implementación del mismo programa. Entonces, lo que es esencial, es comprender la naturaleza del programa y no la naturaleza de la máquina que sirve para implementar el programa informático (De Vega, 1998). Para ello, la PC va a recurrir a modelos simples, representados a través de los diagramas de flujo de la información (llamados “sistemas de flujo”), que se esquematizan mediante una serie de cajitas ligadas por fechas, que intentan caracterizar la naturaleza de las operaciones y representaciones puestas en juego durante el tratamiento de la información. Cada una de esas cajitas son sistemas de conservación o de transformación de la información y las flechas indican la dirección del tratamiento entre estas cajas. Este enfoque fue el dominante dentro de la psicología cognitiva por mucho tiempo (Eysenck & Keane, 2000). En relación a la simulación del pensamiento y la Inteligencia Artificial (IA), es importante aclarar que en la IA se intenta crear programas que se comporten como seres humanos sin necesidad que piensen como ellos. Sin embargo, la apuesta de Newell, Shaw y Simon fue aún más fuerte, y abordaron la IA desde la simulación por computadora porque consideraban El término software suele utilizarse sin definiciones explícitas y generalmente refiere a los programas de computación (serie de pasos, etapas y entidades representacionales que los componen así como el lenguaje en el cual se escriben). Llamativamente, el término fue acuñado dentro del ámbito puramente militar por el matemático Merrill Flood en 1946 (Dansilio, 2012) 8
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que sus programas podían llegar a resolver problemas como los seres humanos. La diferencia entre Inteligencia Artificial y Simulación por Computadora es importante, porque la IA pura no es psicología: sus esfuerzos pueden resultar psicológicamente instructivos para sugerir los tipos de recursos cognitivos que deben poseer los humanos para ser inteligentes, pero determinar cómo actúan las personas de forma inteligente exige una simulación real del pensamiento, no solo de su conducta (Leahey, 1998). Según Dansilio (2012) la psicología cognitiva determina en qué medida los símbolos físicos son necesarios, y la inteligencia artificial establece la competencia de los mismos. Pero esa psicología que de manera optimista parece dar cuenta de la inteligencia humana, ya está estructurada con toda una arquitectura de premisas, de procedimientos formales y de concepción de las entidades que estudia, provenientes de la teoría de la computación. La analogía del ordenador continuó dominando la PC durante los siguientes veinte años. Se produjo una gama de modelos, cada uno de los cuales intentó explicar alguna de las formas de la actividad mental en términos de una serie de fases de procesamiento que intervienen entre una entrada (input) y una salida (output). A pesar de su muy extendido uso, las explicaciones de las capacidades mentales en términos de procesamiento de información no están exentas de críticas (Parkin, 1999). A mediados de la década del 80, el estudio de los procesos cognitivos sufrió un cambio importante con la llegada del procesamiento distribuido en paralelo (Parallel Distributed Processing) o, como se lo conoce más frecuentemente “modelo conexionista” de McClelland y Rumelhart en 1986, quienes afrontaron un nuevo desarrollo de estos modelos (ya que el origen histórico del conexionismo es tan antiguo como el enfoque simbólico-computacional). El conexionismo se afirmó en la PC como un modelo alternativo a la propuesta simbólica y modular. Sin embargo, esta relativa antinomia entre el 151
conexionismo y la postura simbólico-modular también puede ser revisada críticamente. Como expone Robert Cummins (un referente en filosofía de las ciencias cognitivas), la diferencia entre conexionismo y computacionalismo parece ser todavía menor a la luz de las diferencias que ambos sostienen respecto al “conductismo de Watson o Skinner, o el estructuralismo de Titchner” (Cummins, 2000, pág. 130). Así, para este autor, ambos enfoques asumieron que la mente es básicamente un motor cognitivo y solo secundariamente sede de la emoción, el sentimiento y la sensación. Ambos asumieron que la conciencia no es esencial para la comprensión de la cognición, y que la cognición podía darse más allá de una base cerebral, aunque descartaran de plano las antiguas posturas acerca del alma como sede de la cognición. Por lo tanto, ambas posturas pueden ser consideradas funcionalistas y materialistas. Y por último, tanto la postura simbólico-modular como el conexionismo son representacionalistas desde el momento en que se entiende a los procesos cognitivos como transformaciones ordenadas de estados, cuya función principal es la representación de información relevante para la capacidad cognitiva que se ejerce (Cummins, 2000). Sin embargo, y más allá de las observaciones de Cummins, el conexionismo conserva la idea de representación, pero los estados del mundo ya no se representan mediante símbolos, sino por el estado de una red conexionista, distribuyéndose el conocimiento en los pesos de las conexiones. La cognición no se concibe como una manipulación de símbolos, sino como un cálculo paralelo distribuido en el conjunto de una red (Bourgine, 2003). Se puede considerar al conexionismo como la rama computacional de la neurociencia cognitiva. En este sentido, participa de un movimiento general de la ciencia moderna que aspira a estudiar los sistemas naturales (como las redes neuronales naturales) y artificiales en un mismo marco teórico (Bourgine, 2003). En resumen, la PC, a nivel teórico, buscó generar modelos de explicación de las funciones mentales y para ello adoptó 152
el enfoque simbólico-computacional, que le permitió concebir la arquitectura funcional de los procesos mentales, lo cual le otorgó temas, problemas y métodos de investigación que lograron aportaciones extraordinarias. Además, con la emergencia de la alternativa del modelo conexionista, la PC sufrió importantes transformaciones internas, pero de ellas salió reforzada, con mayor vitalidad y vigencia, pues estaba lista para unirse al proyecto común del desarrollo de las neurociencias. 3.c Los trasfondos de una nueva ontología Todo el desarrollo teórico descripto, muestra el despliegue de una nueva ontología dentro de la ciencia. Ahora, ¿qué permitió o cuáles fueron las causas para generar esta nueva ontología? En este sentido, es interesante desplegar el trabajo de Dansilio (2012) que nos va a decir que la causalidad fue, seguramente, múltiple. Pero para poder comprender dichas causas hay ubicar a las ciencias cognitivas dentro del marco intelectual e institucional en el cual surgieron. En este sentido, va a mencionar que luego de la segunda guerra mundial, se producen una serie de mutaciones en el mundo de las ciencias, de la cultura y hasta de la existencia cotidiana. Citando el ejemplo de Haraway (1991): “lo que antes era un organismo ahora es una máquina cibernética, ya que todo se ha convertido en un sistema”. Los propios objetos naturales se re-teorizan como dispositivos tecnológicos entendidos en términos de mecanismos que producen, transfieren y almacenan información (Haraway, 1991, citado en Dansilio, 2012). Y el punto central para conocer estas causas es que la infraestructura de funcionamiento, el plan general sobre el cual asientan y se desarrollan las ciencias cognitivas es el OR. El OR9 El OR como marco o estrato conceptual se desarrolla en el seno del NDRC (National Defense Research Committee), a su vez, dependencia del inicial OSRD (Office of Scientific Research and Development, organismo de V. Bush). De aquí dependerá el AMP (Applied Mathematics Panel) donde, de manera alternante con la Rockefeller Foundation, trabajará W. Weaver. Este departamento está destinado al desarrollo de armamento. Por otra parte se liga al ONR (Office of Naval Research), a la corporación RAND (Think Tank del ejército) y la fundación Sloan. En el RAND se dará la confluencia con A. Newell (específicamente
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significa Investigación de Operaciones (Operational Research) e incluye todo aquel sector de investigación empírica vinculado a la operatividad militar conceptualizada desde la teoría de sistemas, que puede incluir áreas tan dispares como la lingüística, las ciencias de la computación, la psicología o la teoría de los juegos (Dansilio, 2012). En palabras de Dansilio, estas ciencias no surgen espontáneamente, sino que en gran parte son deliberadamente construidas o diseñadas y forman parte de un proyecto. Ese proyecto atiende a la informática de la dominación bajo la constelación del C3I (símbolo militar para referirse a este sector de la teoría de operaciones organizada bajo el OR). Estas ciencias surgen de las prácticas de post Segunda Guerra y de lo militar (específicamente: Estados Unidos y su posición dentro de la Guerra Fría). Y el objetivo social de las nuevas ciencias de la vida se torna en el control estadístico de las masas mediante sofisticados sistemas de comunicación. Un ejemplo que presenta Leslie, permite ejemplificar lo que se viene diciendo. Según Leslie, el MIT, institución privilegiada en cuanto a la obtención de fondos para financiar investigaciones en CC, así como en la productividad académica en general, debe su éxito a que se constituyó como una universidad polarizada en torno a lo militar (Leslie, 1993), o en palabras de Gardner (1988) en su estructura académica centrada por la ingeniería y lo militar. Con respecto a la llegada del modelo conexionista, Dansilio va a decir que en una etapa posterior de las CC surgieron las redes, los nodos (neurono-símiles), entidades abstractas pero no ficticias, virtuales, pero con la capacidad de negociar con el mundo, que va a llamar: “nuevos engendros de esta ontología que instaura el desarrollo de las ciencias cognitivas”.
en el System Research Laboratory), y hasta con H. Simon, que, integrado a la DARPA darán inicio al proyecto de la Inteligencia Artificial (Dansilio, 2012).
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3.d Métodos de estudio: Los modelos de la PC postularon que la mayor parte de las representaciones mentales no son accesibles a la conciencia del sujeto, lo que tuvo como consecuencia que el recurso de la introspección (autorreflexión por parte de un observador acerca de sus propios pensamientos) no sea posible como método de estudio dentro de la PC. Es por esto que quedo descartado dicho método para el estudio de los procesos mentales (Thagard, 2008). En las últimas décadas se ha producido un gran avance en cuanto al conocimiento de los procesos mentales debido a la aplicación del método experimental, que permitió darle un carácter científico al estudio de dichos temas. El método experimental es un método de investigación que consiste en manipular alguna variable independiente y observar los cambios que se produce en la variable dependiente. Es interminable la lista de lo que ha servido como variables dependientes en los estudios psicológicos, pero los investigadores prefieren dos clases de fenómenos para este propósito: las pautas de errores y los tiempos de reacción a los estímulos (Best, 2000). En palabras de De Vega (1998), el método experimental aplicado al estudio de la mente es el que ha permitido extender nuestro conocimiento sobre la mente. Y esto se ve reflejado en que gran parte de los procesos cognitivos son totalmente inconscientes. Por ello, el ingenio de los investigadores en el diseño de experimentos permite desvelar algunos de estos procesos. Un ejemplo claro del ingenio de los investigadores para el estudio de procesos no conscientes es el priming enmascarado (o masked priming) creado por Forster y Davis en 1984, que consiste en la presentación de un prime (o preparador) entre dos filas de símbolos que lo enmascaran (previamente y posteriormente al prime), con una duración muy breve del prime (menos de 70 milisegundos). Esta presentación es tan rápida que el sujeto generalmente no puede procesarlo conscientemente. De esta forma, cualquier efecto del priming que se obtenga no 155
puede ser explicado por estrategias conscientes del sujeto. Estas características del prime bajo condiciones de enmascaramiento constituyen un instrumento privilegiado para abordar el estudio de las operaciones automáticas en el procesamiento de los estímulos, ya que el prime puede ocurrir aún cuando este no puede ser identificado conscientemente (Ferrand, Humphrey &. Segui, 1998)10. En un reciente trabajo (Manoiloff, Segui, & Hallé, 2015) se mostraron tiempos de respuestas más rápidos a una tarea de detección del fonema inicial del nombre de un objeto, cuando se le presentaba al sujeto un dibujo de un objeto que era precedido por un priming enmascarado correspondiente al nombre del dibujo, que cuando no fue precedido por su nombre (Palabra-prime mesa – Figura-target MESA vs. Palabra-prime Mano – Figura-target MESA). Esto se conoce como Efecto de Repetición, y su explicación es que el prime enmascarado (la palabra escrita del nombre de la figura, en nuestro ejemplo “mesa”) preactivó la forma fonológica del nombre del objeto (o la etiqueta que designa al objeto, en nuestro ejemplo “MESA”), lo que facilitó la recuperación de la misma y, por lo tanto, la detección de su fonema inicial. Paul Thagard (2007) dice que es importante señalar que la teoría sin experimentación está vacía, pero también es cierto que la experimentación sin teoría es ciega. El tratamiento de las cuestiones esenciales de la naturaleza de la mente requiere que los experimentos psicológicos puedan interpretarse dentro de un marco teórico que postule la existencia de representaciones y procesos mentales. Una de las mejores formas de construir marcos teóricos consiste en crear y poner a prueba modelos computacionales análogos a las operaciones mentales. Y esto es lo que ha hecho la PC. En las CC se han usado como metodologías la experimentación y la simulación computacional, principalmente. Dansilio (2012) narra que aunque se recurrió a la metodología Para ver una demostración de este paradigma experimental entrar en: http:// www.u.arizona.edu/~kforster/priming/display1.htm 10
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experimental, se incorporó la simulación dentro de las alternativas válidas en las CC. Y las técnicas de procedimiento y metodología de las CC van a reflejar una determinada visión del mundo. De esta manera, las CC van sedimentando un modelo del psiquismo humano que le es característico, así como toda una metodología de estudio solapada con una ideología subyacente. En resumen, una de las características más importante que ha llevado al desarrollo de la PC es que tiene una perspectiva teórica y experimental a la vez y que gran parte de la teoría se construyó a partir de modelos computacionales.
Conclusiones finales: Este trabajo buscó analizar el surgimiento, evolución y desarrollo de la Psicología Cognitiva (PC) en particular, y de las Ciencias Cognitivas (CC) en general, que la llevaron a convertirse en lo que Robins, Gosling y Craik (1999) señalan como una de las disciplinas más populares de los tres últimos decenios. Para lograr este objetivo se examinaron, analizaron y revisaron los diferentes factores que han contribuido a su evolución. Para ello, se tomó la visión de diferentes autores en la concepción del surgimiento e implantación de esta configuración teórica y metodológica. Cada postura o visión en la manera de contar la historia de la PC y las CC, está relacionada con la posición y formación de los autores, según si es investigador miembro del campo disciplinar, o si es un investigador externo que busca reconstruir los orígenes de la historia de la psicología en general. En este sentido, desde posiciones internas a la disciplina (como Gardner, Baars, Best, Miller, De Vega), o como la llama Danziger (1996) una narración de historia interna, en los diferentes ejes analizados (como el cambio de paradigma, la psicología cognitiva y la interdisciplinariedad, sus modelos y sus métodos) se puede observar una narración basada en aspectos puramente conceptuales y metodológicos. Por ejemplo, 157
cuando se describe el nuevo objeto de la PC, se lo hace desde una construcción puramente intelectual; o cómo se genera el encuentro entre las diferentes disciplinas (la interdisciplinariedad) siendo el resultado de intereses individuales e internos a la ciencia; o cómo se narran las formas y condiciones en que los conocimientos de la PC fueron elaborados; o cómo se describe y pondera el método experimental como la base de la investigación científica; o con tintes mitológicos cuando se habla del cambio del conductismo al cognitivismo como “la revolución cognitiva”, etc.. No obstante, es importante remarcar que estos autores suelen dar una descripción más clara, detallada y profunda sobre las cuestiones conceptuales inherentes a la teoría y métodos. Si uno quiere adentrarse en el conocimiento y estudios, los autores internos a la disciplina suelen ser los más adecuados. Aunque no para exponer su devenir histórico. En el otro sentido, desde posiciones externas a la disciplina (como Leahey, Dansilio, Cummins) o una narración de historia externa (Danziger, 1996), en los diferentes ejes analizados se incluyen y relacionan aspectos intelectuales con factores sociales, políticos, culturales, ideológicos y epistemológicos. En el punto del cambio de paradigma se puede apreciar la visión de Leahey (1992), quien intenta exponer y justificar que los cambios que tuvieron lugar a comienzos del 1900 con el conductismo y finales de los años 1950 con el cognitivismo, fueron cambios basados en un desarrollo de tradiciones y no revoluciones; intentando rebatir nociones míticas de la psicología americana que prioriza determinados hechos. Es por esto que describe que el campo disciplinar de la psicología cognitiva fue el resultado de la conjunción de diversos factores sociales, intelectuales y políticos, y que se desarrolló de una manera gradual. El trabajo de Dansilio (2012) apunta a narrar el surgimiento de las CC (incluyendo a la PC en su relato) demostrando el escenario social, y principalmente político, dónde se desarrolla este hecho. En este sentido habla de una nueva ontología y muestra la ideología política del momento, permite 158
y promueve esta nueva ontología, con un objetivo bien determinado: el control. Entonces va a remarcar, continuamente, mientras desarrolla la propuesta teórica de las CC, que detrás de ello, siempre hay una ideología dominante. Cummins (2000) desde la filosofía de la ciencia examina modelos explicativos en psicología, mostrando que esta ciencia, en su esquema explicativo general, ha buscado descubrir y especificar efectos característicos de los sistemas de su interés (la mente, los procesos cognitivos, la conducta resultante) que constituyen sus dominios propios. A partir de esto, la PC intentó brindar una explicación de estos efectos mediante la caracterización de sus partes constituyentes y su organización, es decir de su estructura (particularmente, su estructura funcional) Este abordaje supone lo que dio en llamarse “análisis funcional”, y consiste en descomponer una disposición (o destreza) en un número de disposiciones menos problemáticas (más pequeñas y simples) de modo que la manifestación programada de estas últimas va a equivaler a la manifestación de la disposición (primera) que se buscaba analizar. A partir de la revisión realizada, desde diferentes visiones y posturas sobre el surgimiento y evolución de la PC y las CC, en forma escueta se puede resumir que cuatro parecen ser los puntos fuertes que generaron este movimiento: la confluencia de diversas disciplinas en un marco común y sobre el objeto abordado en tanto sistema; generar modelos explicativos funcionalistas, tomar el método experimental y la simulación para poner a prueba las hipótesis derivadas de los modelos explicativos; y el contexto socio-político (principalmente en EEUU) que permitió generar las CC, en general, y las PC, en particular. En años recientes, se ha estrechado cada vez más el vínculo entre PC y neurociencias, dentro del marco de las CC, especialmente favorecido por el desarrollo de nuevas tecnologías. Con la incorporación de estas nuevas tecnologías como la técnicas de escaneo cerebral para el estudio de las zonas del cerebro asociadas al pensamiento, y la proliferación de su uso dentro de las neurociencias, se están reformulando las inves159
tigaciones de los procesos cognitivos buscando sus correlatos neuronales. A nivel local, un ejemplo de este vinculo entre la PC y las neurociencias se halla en los trabajos realizados en el Laboratorio de Procesamiento de Neuroimágenes de la Universidad Nacional de Córdoba, coordinado por el Dr. Foa Torres y Dr. Marino, que en un reciente trabajo (Marino et al., 2014) estudiaron la Respuesta Hemodinámica Funcional a través de una Resonancia Magnética Nuclear Funcional en una tarea específica de producción de palabras, puntualmente, fluidez verbal de palabras geográficas; para examinar que áreas del cerebro están implicadas cuando se realiza dicha tarea. En ese trabajo, los autores observaron la activación de las áreas cerebrales que son típicamente asociadas a la recuperación de la palabra y la conciencia fonológica (giro medial prefrontal) que era lo esperable. Lo más llamativo fue la activación de áreas relacionadas con la cognición espacial (la circunvolución del hipocampo, la corteza cingulada posterior y lingual gyrus). Esto demuestra cómo en una tarea de producción de palabras con características geográficas, para poder ser realizada, no sólo se utilizan las áreas propias del lenguaje, sino también áreas relacionadas con la cognición espacial, que incluyen capacidades de navegación geográfica (como integración de trayectoria, posicionamiento global, reconocimiento de patrones externos, etc.).
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Década
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ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS
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Wundt publica Grundzüge der physiologischen
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Darwin: The Expression of the Emotions in the Man and in the Animals. Aparece en Gaceta Médica Italiana el método de Camilo Golgi que tiñe las células nerviosas usando cromato de plata.
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Galton: Laboratorio Antropométrico en Londres.
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McKeen Catell (alumno de Galton y Wundt) y Baldwin fundan la Psychological Review, el Psychological Index y los Psychological Monographs.
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Marey: primer proyector cinematográfico.
Laboratorio de Psicología en la U. de Graaz (Austria). Lloyd Morgan: Introduction to Comparative Psychology. W. Dilthey: Ideen zu einer beschreibende und zergliedende Psychologie. Breuer y Freud: Studien über Hysteria. Le Bon: Psychologie de Foules. Sully: Studies of Childhood. Freud: Borrador del "Proyecto de Psicología para Neurólogos". Dewey: "The Reflex Arc Concept in Psychology", en Psychological Review Lightner Witmer funda una "clínica psicológica" en la Univ. De Pennsylvania. Bourdon: Laboratory of Experimental Psychology and Linguistics en la Univ. Se celebran en Atenas las primeras De Rennes. Olimpiadas modernas. Wundt: Grundriss der Psychologie. Laboratorios de Psicología en las Universidades de Cambridge (Rivers), Londres (Sully), Cracovia (Heinrich) y Bruselas (Dwelshauvers). Tichener: The postulates of a Structural Psychology.
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Thorndike: Animal Intelligence. Baldwin Cattell y Jastrow: Physical and mental tests. H. Piñero: Laboratorio de Psicología en Buenos Aires. Zola publica en L'Aurore, "J'acusse". Jennings: The Psychology of a Protozoan. Freud: La interpretación de los sueños. E. Husserl: Investigaciones lógicas. W. Stern: La Psicología de las diferencias individuales. E.B. Titchener: Psicología Experimental (19011905) Luis Simarro obtiene la Cátedra de Psicología Experimental. I. Pavlov: La psicología y 1900 / la 1909 psicopatologíaexperimen tales en los animales. A.Binet: El estudio experimental de la inteligencia. C. Spearman: La inteligencia general, medida y determinada objetivamente. H. Binet y T. Simon: Nuevos métodos para el diagnóstico del nivel intelectual de los subnormales.
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Rutherford descubre la radiactividad. Einstein: Teoría de la relatividad. Guerra ruso- japonesa. Cajal, Premio Nobel de Fisiología y Medicina.
S. Freud: Tres ensayos sobre la teoría sexual. J.R. Angell: La provincia de la psicología funcional. Binet y T. Simon: Los niños anormales. H. Bergson: La evolución creadora. C.G. Jung: el método de la asociación. E.B. Titchener: Manual de Psicología. W.Stern: Los métodos psicológicos de comprobación de la inteligencia. A. Adler: El carácter neurótico.
Primera Guerra Balcánica. Mancomunidad de Cataluña.
Primera Guerra Mundial (1914-1918) Rusia: abdicación del xar Nicolás II y revolución de Octubre. Gobierno Bolchevique
M. Wertheimer: Estudios experimentales sobre la visión del movimiento. Creación del partido fascista en Italia. F.W. Taylor: Fundación del partido comunista de Management científico. España. 1910 / R. Turró: Los orígenes del 1919 conocimiento: el hambre. J.B. Watson: La psicología, tal como la ve el conductista. H. Münsterberg: La psicología y la eficacia industrial. S. Freud: Totem y Tabú. E. L. Thorndike: Psicología educativa. E. Husserl: Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenemenológica. J.B. Watson: La conducta: Una introducción a la psicología comparada.
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M. Navarro Flores: Manual de Psicología Experimental. E. Spranger: Formas de Vida. W. Köhler: La inteligencia de los monos superiores. G.R. Lafora: Los niños mentalmente anormales. José Germain ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid. J.B. Watson: Psychology fron the standpoint of a behaviorist. Pi Suñer: La unidad Creación del Partido Nacionalista de funcional. los Trabajadores Alemanes liderados por Hitler. W. Köhler: Las Gestalten Marcha de Mussolino sobre Roma. físicas en reposo y en estado estacionario. Fundación de la revista Archivos de Neurobiología por Lafora, Ortega y Sacristán. Formación de la URSS. Nace en Madrid Mariano Einstein, Doctor Honoris Causa por la Yela (2 de marzo). Universidad de Madrid. 1920 / C.G. Jung: Tipos 1929 psicológicos. Muerte de Lenin. M. Wertheimer, K. Koffka y W. Köhler fundan la revista Psychologische Forschung. Fin de la guerra de África. H. Rorschach: Psicodiagnóstico: una prueba diagnóstica basada en la percepción. Muerte de Gaudí. E. Kretschmer: Constitución y carácter. comienza la Gran Depresión de EE.UU. L.M. Terman: Estudios genéticos del genio. Fleming descubre la penicilina.
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II Conferencia Revueltas estudiantiles y cierre de la Internacional de Universidades de Madridy Barcelona. Psicotecnia (Barcelona). Binet: Estudio experimental de la inteligencia. J. Dewey: La naturaleza humana y la conducta. R. Nóvoa Santos: Physis y psiquis. W.M. Bechterev: Principios generales de reflexología humana. F. Santamaría: Las emociones. Estancias en Ginebra, Berlín y París de J. Germain. Pfänder: Problemas funadamentales de la caracteriología. W. Köhler: La mentalidad de los monos. L.L. Thurstone: La naturaleza de la inteligencia. E. Luis André: Nociones de la Psicología Experimental. Se funda la Asociación Española de Neuropsiquiatras. H. Carr: Psicología: un estudio de la actividad mental. E. R. Jaensch: El método de investigación eidética y tipológica. J. B. Watson: el conductismo. J. Mallart: La educación activa.
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Lafora funda el Sanatorio Neuropático Instituto Médico Pedagógico. J. Janet: De la angustia al éxtasis. H. Werner: Introducción a la psicología evolutiva. K. N. Kornilov: La psicología a la luz del materialismo dialéctico. Germain, Secretario de la recién creada Liga Española de Higiene Mental. S. Freud: El porvenir de una ilusión. C. Spearman: La naturaleza de la inteligencia y Los principios de la cognición. C.G. Jung: Contribuciones a la psicología analística. C. Strumpi: Sensibilidad y sensación sensible. M. Scheler: El puesto del hombre en el cosmos. E.G. Boering: Historia de la psicología experimental. W. Köhler: La psicología de la forma. K. S. Lashley: Los mecanismos cerebrales de la inteligencia. L. Gil Fagoaga: La selección profesional de los estudiantes. G. E. Müller: Sobre las 1930 / sensaciones de color. 1939 Investigaciones psicofísicas. Crisis económica mundial.
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Adler: La educación de los niños. J.V. Viqueira: La psicología contemporánea. W. McDougal: Las energías de los hombres. F.C. Bartlett: Remembering. E. C. Tolman: La conducta propositiva en los animales y en el hombre. Spearman: Las capacidades del hombre. W.B. Cannon: La sabiduría del cuerpo. Barnés: La paidología. E. Mira: Manual de psicología jurídica. Ch. Sherrington: el cerebro y sus mecanismos. K. Koffka: Principios de la psicología de la forma. K. Goldstein: La estructura del organismo. J. B. Rhine: La percepción extrasensorial. L.S. Vogotski: Pensamiento y Lenguaje. E.R. Guthrie: La psicología del aprendizaje. K. Koffka: Los principios de la psicología de la Gestalt. F. Krueger: La psicología de la vida comunitaria. K. Lewin: Una teoría dinámica de la personalidad.
Hitler accede al poder. Roosevelt pone en marcha el "New Deal" Marcha de los comunistas chinos. Comienza Guerra Civil en España (1936-1939). Eje Roma- Berlin. Pacto AlemaniaJapón. Bombardeo de Guernica. Japón invade China. Hitler ocupa Austria. Pío XII, Papa. Alemania invade Polonia. Comienza la Segunda Guerra Mundial.
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L.L. Thurstone: Los vectores de la mente. K. Lewin: Principios de psicología topológica. G. W. Allport: La personalidad: una interpretación psicológica. K. Horney: La personalidad neurótica de nuestro tiempo. H.A. Murray: Exploraciones sobre la personalidad. C.E. Seashore: Psicología de la música. B.F. Skinner: La conducta de los organismos. R.S. Woodworth: Psicología experimental. J. Dollard et al.: Frustración y agresión.
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