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German Pages [368] Year 2008
V&R
Hypomnemata Untersuchungen zur Antike und zu ihrem Nachleben
Herausgegeben von Albrecht Dihle, Siegmar Döpp, Dorothea Frede, Hans-Joachim Gehrke, Hugh Lloyd-Jones, Günther Patzig, Christoph Riedweg, Gisela Striker Band 175
Vandenhoeck & Ruprecht
Cesar Fornis
Grecia exhausta Ensayo sobre la guerra de Corinto
Vandenhoeck & Ruprecht
Verantwortlicher Herausgeber: Hans-Joachim Gehrke
Bibliografische Information der Deutschen Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über < h t t p : / / d n b . d - n b . d e > abrufbar ISBN 978-3-525-25286-4 Hypomnemata ISSN 0085-1671
Umschlagabbildung: Ausschnitt aus dem Grabmal des Dexileos, nach 394 v. Chr. Bildquellennachweis: akg-images / Nimatallah © 2008, Vandenhoeck & Ruprecht GmbH & Co. KG, Göttingen / www.v-r.de Alle Rechte vorbehalten. Das Werk und seine Teile sind urheberrechtlich geschützt. Jede Verwertung in anderen als den gesetzlich zugelassenen Fällen bedarf der vorherigen schriftlichen Einwilligung des Verlages. Hinweis zu § 52a UrhG: Weder das Werk noch seine Teile dürfen ohne vorherige schriftliche Einwilligung des Verlages öffentlich zugänglich gemacht werden. Dies gilt auch bei der entsprechenden Nutzung für Lehr- und Unterrichtszwecke. Printed in Germany. Gesamtherstellung: ® Hubert & Co, Göttingen Gedruckt auf alterungsbeständigem Papier.
Al pequeno Cesar, que sin darme cuenta crecia junto con el libro
/
Indice
Prologo
9
Abreviaturas
13
I. Fuentes
15
II. Las causas de la guerra: un analisis tucidideo
32
IIa. Las raices del conflicto: el imperialismo lacedemonio . . .
32
IIb. Las causas inmediatas y la apertura de hostilidades . . . .
70
lie. Conclusion
86
III. La configuration politica y juridica del συνέδριον de Corinto
87
IV. La hora de la hoplomachia
114
IVa. Nemea
114
IVb. Coronea
127
V. Campanas olvidadas: guerra de desgaste y de «trincheras»
. . 136
VI. La virtual union entre Corinto y Argos
149
VII. «Conon, que dirigio a Atenas nuevamente hacia el dominio del mar» VIII. Diplomacia y Realpolitik·, esteriles proyectos de κοινή ειρήνη IX. La στάσις rodia X. To ξενικόν έν Κορίνθφ: Iterates y la revolution subhoplitica XI. Ληστεία: Egina y la depredation sobre el Atica XII. Trasibulo y el fracaso de la reconstruction imperial ateniense
177 207 238 245 263 269
XIII. «La paz enviada por el Rey»
298
Bibliografia
329
Indice alfabetico
349
Prologo
La guerra de Corinto (395-386 a.C.), como conflicto panhelenico, que lo fue, resulta singular. Singular porque conocio tres desarrollos ο fases (primero grandes batallas hopliticas, luego una guerra de desgaste y de «trincheras» y mäs tarde una guerra naval), singular porque fue librada en tres diferentes y sucesivos escenarios principales (Grecia central, el istmo de Corinto y el Egeo) de acuerdo con el interes estrategico de los beligerantes en cada momento, y singular porque el esfuerzo belico de estos fue bastante desigual, en ocasiones inexistente, a lo largo de la contienda, tanto es asi que algun estudioso ha negado recientemente que una situacion de guerra abierta, de phaneros polemos, regulase las relaciones entre algunos de ellos1. Todos estos factores encuentran su explication en la naturaleza artificial, casi podriamos decir antinatural, de la alianza de estados que, con sede en el sinedrio de Corinto, hizo frente a la liga del Peloponeso dirigida por Esparta; las ambiciones y objetivos partidistas de cada uno de los miembros del Consejo mermaron la coherencia estrategica del mismo, privändoles de mejor fortuna. No menos singular seria, por ultimo, la Have que cerro la guerra de Corinto, una nueva realidad jurfdica llamada koine eirene, paz comun ο paz general, que si bien prometia llevar a los anchos limites de la cansada ecumene una paz estable y duradera, el tiempo demostrarfa que no era sino otro instrumenta hegemonico al servicio de la potencia hegemonica de turno. En apariencia menos devastadora, por menos larga, que su predecesora la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), de la que apenas la separan nueve anos2, la de Corinto ahondo en la gravosa consumicion de los recursos humanos y financieros de los principales poderes del mundo griego, los llevo a una situacion de extenuation que auguraba de algun modo el final, ο cuando menos la transformation profunda, de la Grecia de las poleis. Los estrategos atenienses Conon y Trasibulo de Estiria, ο el rey espartano Age-
1 En concreto las relaciones de Esparta con Argos hasta 391 y las de Esparta con Atenas hasta 389 (cf. Alonso Troncoso 1999, que prefiere hablar de paz armada, ο bien de beligerancia vicaria ο indirecta entre dichos estados; el primer caso ya fue notado, y abordado, por Payrau 1961). 2 Hay quien, como Strauss 1986:4, no duda en ver una continuidad entre ambas.
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Prologo
silao II, se ven obligados por la parvedad de medios a detener, frenar ο condicionar el desarrollo de ambiciosas campanas militares, ya sean terrestres ο maritimas, y muestran una profunda dependencia del oro bärbaro. Como consecuencia inevitable de esta perenne χρημάτων ενδεια, el Gran Rey de Persia, gestor de fondos casi ilimitados, se alzarä en ärbitro del tablero geopolitico griego. Pero no son las operaciones belicas el unico campo deficitario. Ciertos discursos de los oradores aticos ο la comedia Pluto de Aristofanes, por poner algunos ejemplos, dejan bien a las ciaras el panorama desolador que recorre la vieja Grecia, con una poblacion sumida en la pobreza que en ocasiones no tiene otra salida que la dependencia, la emigration ο el servicio en armas en calidad de mercenarios. Precisamente el mercenariado, conocido desde el arcaismo y acelerado por la guerra del Peloponeso, se consolida como fenomeno de masas que tiene conspicuas repercusiones sobre la realidad de la polis en distintos ordenes, no siendo el menor la fractura de la identification entre ciudadano, hoplita y propietario, a la que sin duda tambien contribuye la creciente utilization y eficacia de los contingentes subhopliticos. La guerra corintia tambien llevo la stasis ο conflicto civil a distintos estados, y muy en particular a los que denen un papel geoestrategico y economico mas relevante, caso de la isla de Rodas, varias ciudades griegas de Asia Menor y sobre todo Corinto, donde la presencia de tropas aliadas acantonadas, cada una con sus respectivos intereses, agudizo la lucha intestina entre facciones y virtualmente impidio el normal desarrollo institucional. Esta signification economica y social de la guerra de Corinto ha pasado casi inadvertida para la historiografia moderna, en la consideration de que no era mas que un epilogo de la guerra del Peloponeso, una transition marcada por el aspero predominio militar espartano entre el esplendor del imperio ateniense del siglo V y el advenimiento de la potencia macedonica, que preparaba el camino para realidades historicas bien distintas, las del Helenismo. Asi lo atestiguan las dos unicas monograftas consagradas a este tema, presididas por la narrativa politica y militar de la conflagration 3 . Otros trabajos se han asomado al perfodo con un enfoque parcial ο regional, en tanto interesa al estado (Atenas, Esparta, Beocia, Corinto, Persia)4 ο al individuo (Agesilao II, Lisandro, Conon, Trasibulo)5 que sirve de eje a
3 Accame 1951 y Hamilton 1979a. 4 Atenas: Mosse 1962, Kounas 1969, Funke 1980a y Strauss 1986; Beocia: Cook 1981 y Pascual Gonzalez 1995a; Corinto: Roberts 1983; Esparta y Persia: Lewis 1977. 5 Conon: Barbieri 1955; Agesilao II: DeVoto 1982, Cartledge 1987 y Hamilton 1991; Lisandro: Bommelaer 1981; Trasibulo de Estiria: Saur 1978 y Buck 1998.
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Prologo
su investigation. El vacio se hace mayor si acudimos a una bibliografia en castellano que, mäs alia de los capitulos y cuadernos consagrados a este periodo en los manuales, enciclopedias ο colecciones sobre el mundo clasico, adolecia hasta el momenta de un estudio unitario e integrador sobre la guerra de Corinto. Entendemos, pues, que las razones expuestas son suficiente justification para la llegada de este libra. La presente obra ha sido concebida y materializada en el marco del Proyecto de Investigation «Las sociedades griegas en la guerra de Corinto» (HUM 2004-02095), subvencionado por el Ministerio de Education y Ciencia, a quien es justo dejar constancia de nuestro agradecimiento. De gran aprovechamiento para el discurrir de nuestra labor han resultado dos estancias estivales de investigation: la primera, en 2005, tuvo como escenarios el Seminar für Alte Geschichte de la Westfalische-Wilhems Universität en Münster y el Friedrich-Meinecke Institut de la Freie Universität en Berlin, donde disfrutamos de la hospitalidad de los profesores Peter Funke y Ernst Baltrusch respectivamente; la segunda, en 2007, se desarrollo en la Universita degli Studi di Roma 2 «Tor Vergata», bajo la tutela de los profesores Eugenio Lanzillota y Virgilio Costa. Los valiosos consejos de estos reconocidos helenistas, junto a los ya tradicionales de nuestro querido maestro, el profesor Domingo Placido, permitieron abrir nuevos caminos y perspectivas en el curso de la investigation. Nuestro reconocimiento tambien a los coeditores de Hypomnemata, que no han mostrado reluctancia a abrir por vez primera las puertas de la coleccion a un estudio en lengua espanola, y a la Junta de Andalucia, que, en cooperation con el Fondo Social Europeo, nos hizo beneficiarios de un «Incentivo para publicaciones de caracter cientifico y tecnico». No quisiera olvidar la amistad y el apoyo del Dr. Andreas Luther (Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg), que ha cambiado los aires - n o se si los habitos- berlineses por los bävaros, y de la Dra. Sabine Panzram (Universität Hamburg). Con permiso de mi esposa, Dolores, sin cuyo inquebrantable änimo se hace imposible concebir el quehacer diario, el libro esta dedicado a nuestro hijo Cesar; lo comence poco antes de que su llegada al mundo nos llenara de felicidad y ahora va Camino de los cinco anos. Cesar Fornis Sevilla, enero de 2008
Abreviaturas
Ael. VH. Aesch. Andoc. Androt. Ar. Av. Eccl. Lys. PI. Ra. Arist. Ath.Pol. Pot. Rh. Aristeid. Ath. Brun Cratipp. D.H. Lys. D. L. D. S. Dem. Din. Dino Eph. FGrH Front. GHI Harding Harp. Hdt. Hei. Oxy. IC IG
Eliano Historias varias (o curiosas) Esquines, Discursos Andocides, Discursos Androcion (fragmentos en FGrH) Aristofanes, Comedias Lasaves Ecclesiazusas (La Asamblea de las mujeres) Lisistrata Pluto (La Riqueza) Las ranas Aristoteles Athenaion Politeia (Constitution de Atenas) Politico Retorica Elio Aristides, Discursos Ateneo, Dipnosofistas (El banquete de los eruditos) P. Brun, Imperialisme et democratie a Athenes. Inscriptions de l'epoque classique (c. 500-317av. J.-C.), Paris, 2005. Cratipo (fragmentos en FGrH) Dionisiode Halicarnaso Sobre Lisias Diogenes Laercio, Vidasy opiniones defilosofos ilustres Diodoro Siculo, Biblioteca Historica Demostenes, Discursos Dinarco, Discursos Dinon (fragmentos en FGrH) Eforo (fragmentos en FGrH) F. Jacoby, Die Fragmente der griechischen Historiker, Berlin-Leiden, 19231969. Frontino, Estratagemas P. J. Rhodes, R. Osborne, Greek Historical Inscriptions 404-323 Β. C., Oxford, 2003. P. Harding, From the End of the Peloponnesian War to the Battle of Ipsus, Translated Documents of Greece and Rome 2, Cambridge, 1985. Harpocracion, Lexico Herodoto, Historia Helenicas de Oxirrinco M. Guarducci, Inscriptiones Creticae I-IV, Roma, 1935-1950. Inscriptiones Graecae, Berlin, desde 1873.
14 Is. Isoc. lust. Liv. Lys. Nep. Ages. Chab. Con. Iphicr. Lys. Thrasy. Tim. Paus. Philoch. PI. Ap. Cra. Mx. Plb. PIu. Ages. Ale. Art. Dio Lys. Mor. Nie. Pelop. Per. Tim. Polyaen. Sch. SEG SGHI SIG Staats. Str. Th. Theopomp. Χ. Ages. An. HG.
Abreviaturas Iseo, Diseursos Isocrates, Diseursos Justino, Epitome de las «Historias Filipicas» de Pompeyo Trogo Tito Livio, Historia de Roma desde su fundacion Lisias, Diseursos Cornelio Nepote, Vidas de generates extranjeros Agesilao II Cabrias Conon Ificrates Lisandro Trasibulo Timoteo Pausanias, Descripci&n de Grecia Filocoro (fragmentos en FGrH) Platon, Dialogos Apologia de Socrates Cratilo Menexeno Polibio, Historias Plutarco Vida de Agesilao II Vida de Alcibiades Vida de Artajeijes II Vida de Dion Vida de Lisandro Moralia Vida de Nicias Vida de Pelopidas Vida de Pericles Vida de Timoleonte Polieno, Estratagemas Escolio (seguido del autor y obra objeto del comentario) Supplementum Epigraphicum Graecum, Leiden, desde 1923. Μ. N. Tod, A Selection of Greek Historical Inscriptions, II. From 403 to 323 B.C., Oxford, 1948. W. Dittenberger (ed.), Sylloge Inscriptionum Graecarum, Leipzig, 191519243. H. Bengtson, Die Staatsverträge des Altertums II: Die Verträge der griechischen-römischen Welt von 700 bis 338 v.Chr., München-Berlin, 1962. Estrabon, Geograjia Tucidides, Historia de la guerra del Peloponeso Teopompo (fragmentos en FGrH) Jenofonte Agesilao Anabasis Helenicas
I. Fuentes
La fuente principal para la guerra de Corinto, sobre todo por su continuidad y contemporaneidad, son las Helenicas de Jenofonte en su libro IV y comienzos del V, una obra cuyas virtudes Iiterarias se situan por encima de las historicas y que no ha dejado de causar cierta perplejidad en los eruditos que se han acercado a ella a lo largo de los siglos X I X y XX 1 . Jenofonte no sigue en su narrativa una secuencia cronologica lineal de los acontecimientos 2 , sino que los divide en dos bloques principales que vienen precedidos por la exposition de las causas y el estallido del confiicto en Grecia central, insertado en medio de la campana asiatica de Agesilao (3.5.1-25): el primero incluye las operaciones terrestres (4.2.9-4.7.7), el segundo las navales, con la paz del Rey como corolario (4.8.1-5.1.36). La historia de Esparta y de su hegemonia es sin duda el leitmotiv de una obra que, a falta de titulo, deberia haber sido bautizada Lakedaimonika en lugar de Hellenika. Nacido hacia el ano 428 en Atenas, de donde fue exiliado por causas desconocidas - y a sea relacionadas con su integration como soldado de fortuna en la expedition organizada por Ciro el Joven en 401 para despojar a su hermano mayor Artajerjes II del trono persa (esto es, por medismo) 3 , ya 1 He utilizado la traduction de Domingo Placido para la Editorial Alianza (Madrid, 1989). En Tuplin 1993: 11-18 pueden encontrarse distintos ejemplos de los juicios de valor vertidos por los historiadores modernos acerca de Jenofonte en general y de las Helenicas en particular en estos dos siglos; vease en particular Delebecque 1957; Henry 1967; Anderson 1974a; Higgins 1977; Nickel 1979; Gray 1989; Riedinger 1991. Dada la antigiiedad del comentario de Underhill (1900), Peter Kxentz ha acometido en los Ultimos anos un nuevo y necesario comentario a las Helenicas, del que han aparecido dos volumenes (1989a y 1995) que llegan hasta el regreso de Agesilao y el comienzo de la guerra en el continente en el ano 395. Aunque no comentarios al uso, Proietti 1987 y Tuplin 1993 se vertebran de modo parecido en la delimitation y analisis de distintos temas sugeridos por el texto jenofontico. 2 Los enormes problemas cronologicos que entrana la obra de Jenofonte se advierten en Aucello 1964 y Funke 1980a: 75-101. Reproducimos aqui el severe juicio de Schepens 2001: 1215: «Even by ancient standards, however, Xenophon, as a historian, should (and could, if he had wanted) have bothered more about the chronological oddity which his presentation of the facts entailed.» 3 Asi lo aseguran autores tardios como Pausanias (5.6.5), Dion de Prusa (8.1) y Diogenes Laercio (2.58), a los que siguen entre otros Delebecque 1957: 114-122, Anderson 1974a: 149, Higgins 1977: 22-24 y Lengauer 1979:98-99. La fecha estaria en torno al ano
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I. Fuentes
con su participation en la batalla de Coronea en las filas lacedemonias (por laconismo) 4 -, este discipulo de Socrates presenta a priori la gran ventaja de ser coetaneo de los acontecimientos que narra. En algunos de ellos sabemos que llego a tomar parte -por ejemplo en la citada batalla de Coronea, en agosto de 394, cuando regresaba con Agesilao de la campana asiätica emprendida dos anos antes 5 -, de otros fue informado por testigos directos, en ocasiones companeros ο amigos, pero en cualquier caso por individuos cuyas simpatias se situaban del lado espartano. De hecho el propio historiador residio durante mas de dos decadas en la villa de Escilunte -veinte estadios al sur de Olimpia, en la Trifilia, region sustraida a Elide tras la guerra elea que tuvo lugar a caballo entre los siglos V y IV-, regalo personal del rey Agesilao II, hasta que la derrota de las armas espartanas en Leuctra le privo del usufructo en 370 6 ; de igual modo educo a sus dos hijos en Esparta, de acuerdo con las normas y rigida disciplina de la agoge1. El proverbial filolaconismo de Jenofonte8 es responsable de que cometa
399. Green 1994 defiende tambien este ano, aunque por motivos diferentes: el demos habria actuado, preventiva pero injustamente, contra Jenofonte para evitar un hipotetico apoyo militar de los mercenarios cireos a los oligarcas atenienses. Pero i p u d o Jenofonte tener una razon para salir de Atenas en 401 ? Diversos autores (Placido 1991: 49-50, con matices; Canfora 1997: 23-27; Gonzalez Castro 1998) han pensado en una presumible colaboracion con el sangriento regimen de los Treinta, dado que el historiador pertenecia a la caballerfa ateniense -quizä incluso fuera hiparco- y este cuerpo, por su condition social, apoyo mayoritariamente a los oligarcas. 4 Breitenbach 1966:1575; Rahn 1981 (no especificamente la batalla, sino servicio continuado a Esparta); Cartledge 1987: 60; Tuplin 1987 (antes de Coronea, pero iniciada la guerra corintia); Dreher 2004: 60-64. Todos se apoyan de una u otra forma en las referencias biograficas del propio Jenofonte en su Andbasis (3.1.5; 5.3.5-7; 7.5.57) y en otro pasaje distinto de D. L. (2.51) para sostener que fue 395/4 el ano del exilio. Puesto que Jenofonte dedico tras la batalla una ofrenda votiva en el tesoro de los atenienses en Delfos, algo realmente poco esperado de un exiliado, Badian 2004: 41-42 retrasa incluso la condena hasta 392 como muy pronto, cuando el asentamiento permanente de Jenofonte en Escilunte hizo evidente su deseo de permanecer en tierra espartana; no obstante, la dedication tuvo lugar inmediatamente despues de Coronea y previsiblemente poner en marcha el proceso judicial in absentia llevaria un tiempo. 5 Plu. Ages. 18.2. 6 X. An. 5.3.7-13; Paus. 5.6.5; D.L. 2.52. 7 Plu. Ages. 20.2; no es razon para dudar de la noticia (como hace por ejemplo Badian 2004: 36) que uno de los hijos de Jenofonte, Diodoro, sobreviviera a la batalla de Mantinea en 362, hecho este impropio de un homoios (su otro hijo, Grilo, si cayo en este choque). Para la agoge ο sistema educativo espartiata, cf. Fornis 2003a: 272-282. 8 Entre quienes han subrayado con mayor celo la laconofilia del historiador ateniense se encuentran Cloche 1944, Lanzillota 1984 y Riedinger 1991: 9-40. Lejos del celebre calificativo de «renegado» que merecio de Niebuhr, un reciente ensayo de Badian (2004:
I. Fuentes
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clamorosas omisiones y enmascare los hechos siempre que estos le desagradan, y generalmente para provecho de Esparta, como por ejemplo al atenuar el mas que evidente medismo de esta. Entre sus sintomäticas «perdidas de memoria» figuran acontecimientos de tanta signification como la cristalizacion en torno al sinedrio de Corinto de la alianza que se enfrento a Esparta en la guerra corintia, la victoria en 394 de la flota persa comandada por Conon y Farnabazo en la batalla de Cnido, las esteriles negociaciones de paz celebradas en Esparta en el invierno de 392/1 ο, ya fuera del periodo que nos concierne, la creation de la segunda liga ateniense en 377, la liberation de Mesenia y la fundacion de las nuevas ciudades de Mesene y Megalopolis en 370/69. El derecho de gentes helenico tambien se resiente: si por Jenofonte fuera, ignorariamos incluso la expresion κοινή ειρήνη, «paz comun» ο «paz general», un instrumento juridico -y a la sazon politico- de primer orden en la historia del siglo IV9. Tampoco han pasado inadvertidas sus escasas simpatias por los tebanos, que tenian fama en Grecia de rudos y desleales: no es casualidad que soslaye la victoria tebana en Tegira ο que no mencione a Epaminondas hasta la tercera invasion de Lacedemonia en 367 -mäs de tres anos despues de su aplastante triunfo sobre Esparta en Leuctra-, lo mismo que hace con Pelopidas 10 ; en concreto durante la guerra de Corinto Jenofonte acostumbra a hablar de tebanos en lugar de beocios, como si ignorara la realidad de un estado federal beocio bajo la egida de Tebas antes de su disolucion en virtud del principio de autonomia dictado por la paz del Rey. Esta hostilidad hacia los tebanos es compartida con su admirado amigo, patrono y benefactor Agesilao,
33-53) defiende con denuedo que, por encima de todas las vicisitudes, Jenofonte no dejo nunca de ser un ateniense, leal ademas, lo que se reflejarfa en un cierto trato de favor hacia su ciudad natal en las Helenicas. 9 Martin 1944: passim. Cawkwell 1981:79 es muy duro en su valoracion del tratamiento que Jenofonte da a la paz del Rey: « . . . I protest against the presumption that it is safest to stick with Xenophon. There is no safety with Xenophon. He is, as we all know, a most unreliable guide ...» Ultimamente Zahrnt 2000: 295-298 ha justificado a Jenofonte argumentando que la koine eirene no tuvo mäs que un desarrollo parcial hasta la paz de Pelopidas en 367. 10 Acerca de la hostilidad de Jenofonte hacia los tebanos, vease en especial Riedinger 1991: passim. Recientemente Nicholas Sterling 2004: 453-463 ha rechazado como simplista la tesis de que el historiador albergara prejuicios contra ellos y ha hecho notar que en ocasiones incluso alaba su valor y destreza militar; la explicacion a esta animadversion radicaria en el hecho de que Jenofonte no consideraba a los tebanos capacitados para ejercer la hegemonia y sus intentos por afirmarla solo habrfan sumido en el caos al mundo griego.
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I. Fuentes
en quien veia un ejemplo de excelencia moral y por ello le consagro un encomio que, despojado del tono laudatorio y de su «panhelenismo politico» 11 , aporta ciertos detalles que no han tenido cabida en las Helenicasn. Se ha hecho notar asimismo el regusto de memorias que dejan las Helenicas -dentro de nuestro perfodo relata por ejemplo con minuciosidad la expedition de Agesilao a Asia Menor, por haber tornado parte el mismo, en tanto menosprecia y descuida la guerra en el mar porque no encaja ni en su ideologia ni en sus intereses, cuando paradojicamente es donde se dirime la suerte de la contienda-, la desatencion hacia los ordenamientos constitucionales y sus cambios y hacia las discordias internas en las ciudades, la vaguedad cronologica y la narration desigual, casi caprichosa, que se complace en pormenorizar aspectos aparentemente irrelevantes mientras pasa de puntillas sobre problemas fundamentales, por lo menos desde la optica del historiador moderno. Aunque hay quienes han disculpado estas y otras carencias de Jenofonte por una presunta ingenuidad ο pobreza intelectual 13 , ο bien con argumentos como que «al menos no falsea deliberadamente» 14 , se han elevado mas alto las voces que desde posiciones hipercriticas han cuestionado si Jenofonte pretendio realmente escribir historia, dado que su narrativa esta gobernada por un interes por el liderazgo -particularmente militar 15 - y por las caracterizaciones morales 16 , sin que falte quien le haya acusado de practicar el arte de la deformation historica 17 . En cualquiera de estos casos nuestro historiador suele salir malparado de la comparacion con su egregio predecesor Tucidides. Pero tambien ha habido estudiosos que desde el polo opuesto han defendido que Jenofonte hizo de
11 La expresion es de Hornblower 1994: 6. 12 Para el Agesilao utilizo la traduction de Orlando Guntinas en Gredos. 13 El caso mas caracterfstico es Soulis 1972. Sordi 1950-51 piensa que el influjo tucidideo, para ella innegable, por el caracter mismo de Jenofonte «si e fermato qualche volta agli aspetti esteriori ed alle dichiarazioni formali dell'autore senza penetrarne profondamento Io spirito» (p. 347). 14 Buck 1998: 13. En su analisis de las acciones militares relatadas por Jenofonte en las Helenicas, nada menos que ciento cincuenta y tres, Tuplin 1986: 65-66 concluye: «I am not (yet) convinced that actual error or really serious omission is a frequent feature of Xenophon's treatment of military engagements» y lo considera preferible a la tradition emanada del historiador de Oxirrinco (vid. infra), de narration mas compleja y detallista, pero no por ello mas verostmil. 15 Wood 1964; Breitenbach 1966; Krafft 1967; Grayson 1975. 16 Gray 1989. 17 Notablemente Levy 1990, para quien tal deformation historica se manifiesta en «la selection et la presentation des evenements par la suggestion, l'escamotage et, inversemente, l'accentuation de certains traits caracteristiques» (p. 129).
I. Fuentes
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la sutilidad y de la fina ironia las armas de su agudo criticismo a la Esparta contemporänea, incluida la politica imperialista y quienes la representaban, asi como a la decadencia de las instituciones, costumbres y valores 18 . En el primer congreso monografico sobre Jenofonte, celebrado en Liverpool en julio de 1999, los cincuenta y seis estudiosos participantes han buscado trazar caminos de encuentro entre los distintos enfoques historiograficos que permitan sustentar criterios mas ponderados acerca de un historiador que, guste ο no, resulta fundamental para la comprension del mundo griego en el siglo IV 19 . El descubrimiento en 1906 (fragmenta Londinensia) y 1934 (fragmenta Florentina) de las llamadas Helenicas de Oxirrinco20, por mas que se träte de papiros muy fragmentados redactados en el siglo II de nuestra era 21 - a los que cabe anadir los fragmenta Cairensia, de origen incierto, dados a conocer en los anos setenta del pasado siglo 2 2 -, intensifico la crftica historiografica hacia Jenofonte al poner de manifiesto las carencias y la parcialidad de su relato tras contrastarlo con los pasajes conservados de la obra anonima -preferimos seguir considerandola asi y referirnos al autor como Ρ ante la imposibilidad de verificar las distintas paternidades que se le han supuesto 2 3 -, la cual responde ciertamente a una tradition distinta e independiente de la jenofontica 2 4 .
18 Asi por ejemplo Higgins 1977, Proietti 1987, especialmente en el prefacio (IX-22), y Tuplin 1993: passim. Para Musti 2000: passim, Jenofonte es capaz en ocasiones de dejar aflorar la vena tucididea y dar cabida a una critica moderada hacia Esparta, como por ejemplo en el tema de la autonomia. 19 Las actas con una selection de veinticuatro contribuciones han visto la luz bajo la coordination cientifica de Christopher Tuplin (2004). 20 Aunque la nueva edition de Mortimer Chambers en Teubner (Stuttgart-Leipzig, 1993) completa con los fragmenta Cairensia -referentes a acontecimientos de la guerra jonica- la canonica de Vittorio Bartoletti (Leipzig, 1959), tiene la dificultad de que presenta una nueva y diferente numeration de los fragmentos, por lo que hemos optado por seguir y citar esta ultima, acompafiandola del imprescindible comentario de Bruce 1967. Acaba de aparecer la primera edition y traduction al castellano de las Helenicas de Oxirrinco, que junto con comentario historico, estado de la cuestion y bibliografia critica constituyeron la tesis doctoral de Rafael Lerida Lafarga (2007). 21 Information mas precise acerca del numero, tamano y caracteristicas de estos fragmentos, asi como de los elementos que los conectan entre si, se puede encontrar en Bruce 1967: 1-3 y en McKechnie, Kern 1988: 3-7 (estos Ultimos incluyen tambien los de EI Cairo). 22 Koenen 1976: 55-76; Lehmann 1977. 23 La denomination de Ρ precede de Η. Bloch (1940) ante la imposibilidad de adscribir una paternidad razonablemente segura a la obra -como ya le sucediera a Underhill 1908- y se vio reafirmada por la autoridad de Breitenbach en su excelente articulo sobre
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I. Fuentes
Los fragmentos de las Helenicas de Oxirrinco preservados en Florencia relatan algunos enfrentamientos navales de la guerra jonica (el mas complete es el de la batalla de Notio, en 407), los de El Cairo refieren los intentos del ateniense Trasilo por tomar Efeso en 4 0 9 / 8 ό 4 0 8 / 7 , tambien por tanto en la ultima fase de la guerra del Peloponeso, mientras los guardados en Londres, los que aqui nos interesan, se corresponden con los origenes de la guerra de Corinto y con las campanas de Agesilao en Asia Menor en 3 9 6 / 5 , ademäs de incluir una description de la politeia beocia y de la muerte de los Diagoridas rodios. Casi con toda seguridad esta obra continuaba la de Tucidides 2 5 , interrumpida en 411, y alcanzaba cuando menos el vera-
las Helllenika Oxyrhynchia para la Real Encyclopädie (1970). Ademäs de este ultimo, Bruce 1967: 3-27, Bonamente 1973: 13-32, McKechnie, Kern 1988: 7-16 y ahora tambien Lerida Lafarga 2007: 81-267 (que incluye una exhaustiva recopilacion bibliografica) proveen excelentes estados de la cuestion acerca de la posible autoria de las Helenicas de Oxirrinco, asi como de las fuentes, estilo, vocabulario, metodologia, filiation ideologica y principales problemas de interpretation que presenta el texto. En los Ultimos anos ha cobrado nueva fuerza la identification de Ρ con Cratipo (vease por ejemplo Bruce 1967: 2227; Accame 1978b; Harding 1987; Shrimpton 1991a: 183-195, con dudas; Schepens 1993 y 2002), que ya fue defendida con empeno por Luigi Pareti 1912-13 y contemplada como alternativa a Teopompo por Grenfell y Hunt 1908: 110-242 (option esta, la de Teopompo, que tambien seria avalada por Meyer 1909, pero despues practicamente abandonada hasta los anos 70, en que fue «resucitada» por Lehman 1977 y 1984 y sucesivamente por Ruschenbusch 1980, Canfora 1990, Rebuffat 1993 y Sordi 2002). No obstante, como acota con ironia Buckler 2004b: 397 η. 1, en vista de que los tres fragmentos autenticos atribuidos a Cratipo suman en Jacoby 43 lineas, por 773 de las Helenicas de Oxirrinco, mas bien habrfa que decir lo contrario, que estas escribieron a Cratipo, y cabe recorder que, segun el ya citado Canfora (ibid., esp. 85-86), Cratipo no seria sino un pseudonimo que utilizaria Jenofonte para publicar la primera parte de las Helenicas. Mucha menor fortuna han tenido las atribuciones a Eforo, Androcion (auspiciada por ejemplo por Gaetano De Sanctis 1908), Demaco de Platea ο Anaximenes de Lampsaco. No es extrano, pues, que las exegesis mas recientes, como las de McKechnie, Kern (1988: 14) ο Lerida Lafarga (2007: 206, aunque reconoce en Cratipo «un buen candidate»), consideren aun abierta la cuestion. En el congreso celebrado en Florencia en el ano 2001 con motivo del cincuentenario de la publication de los fragmentos florentinos (actas al cuidado de Bianchetti y Cataudella 2002) los problemas de datacion y autoria de la obra, entre otros muchos temas, siguieron concitando la atencion de los especialistas (notablemente las contribuciones de Cataudella, Piccirilli, Schepens y Sordi). 24 Cf. Accame 1951: 5-20. Bonamente 1973:10 considera a Ρ exponente de «un filone storiografico realistico, tendenzialmente antiretorico», contrapuesto al representado por Jenofonte y los isocraticos Eforo y Teopompo. 25 A nuestro conocimiento nadie habia puesto en duda este aspecto hasta que Marta Sordi 2002 se ha planteado si el anonimo escritor, buen conocedor de los asuntos beocios, pudo arrancar su narrativa de la batalla de Delio, en 424, con lo que no solo se erigiria en alternativa a Jenofonte, sino tambien al mismo Tucidides.
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n o d e 394, m o m e n t o e n q u e la batalla naval d e C n i d o p u s o abrupto fin a la h e g e m o n i a naval l a c e d e m o n i a - m ä r g e n e s q u e compartirfa c o n las p e r d i d a s Helenicas
de T e o p o m p o 2 6 - ,
a u n q u e m u y p o s i b l e m e n t e se p r o l o n g a b a n
hasta el final d e la guerra corintia e n 3 8 6 2 7 . P e s e a su caracter lacunario y a q u e p a r e c e n h a b e r d i s t a d o m u c h o de la p o p u l a r i d a d q u e las Helenicas Helenias
de Oxirrinco
de J e n o f o n t e tuvieron e n la A n t i g i i e d a d , las
c o n s t i t u y e n u n a f u e n t e historiografica primaria - r e -
d a c t a d a e n u n p e r f o d o de t i e m p o c o m p r e n d i d o entre los a n o s 386 (paz del R e y ) y 346 (tercera guerra s a g r a d a ) 2 8 - , rigurosa, alejada d e retoricas y part i d i s m o s 2 9 , interesada tanto e n los detalles c o m o e n el m a r c o g l o b a l d e los a c o n t e c i m i e n t o s y e j e m p l o d e α κ ρ ί β ε ι α (precision, e x a c t i t u d ) - e n lugar de la ε ν ά ρ γ ε ι α (claridad, viveza) q u e caracteriza el relato de J e n o f o n t e - , espiritu critico y practica d e la autopsia,
t o d o lo cual a p r o x i m a a su a n o n i m o
autor a la obra d e T u c i d i d e s e n c u a n t o a d i m e n s i o n historiografica 3 0 . U n a d e las f o r m a s d e recuperar p a r c i a l m e n t e esta tradicion, m ä s alia d e
26 D.S. 13.42.5. 27 Asi parecen indicarlo las puntuales, pero notorias, diferencias entre los relatos de Jenofonte y Diodoro, depositario de la tradicion de Ρ a traves de Eforo. Aunque algunos no lo han desechado, es mucho mas dificil de aceptar la probabilidad de que las Helenicas se cerraran con la batalla de Mantinea en 362, sobre todo cuando sabemos que Eforo pasa a utilizar a Calistenes de Olinto como fuente desde 386. 28 Estos limites ante y post parecen diffcilmente discutibles y no es nuestro objetivo intentar una mayor precision cronologica a riesgo de perder certidumbre, si bien se tiende a reconocer que el perfodo mas probable de difusion de la obra serfa el primer cuarto del siglo. 29 Nos adherimos al juicio, no carente de sarcasmo, de Piccirilli 2002: 193-194: «Si e sostenuto, per esempio, che egli simpatizzasse ora per gli aristocratici ora per i democratici; che provasse talvolta simpatia talaltra antipatia per i Tebani; che fosse, per un verso, filospartano e, per un altro verso, filoateniese; che, da una parte, lodasse e, da un'altra parte, biasimasse i Persiani ...» para mas adelante (p. 200) concluir «Nelle Elleniche di Ossirinco manca una netta presa di posizione da parte del loro autore, che non permette in alcun modo di essere etichettato politicamente.» Tambien para Bonamente 1973: 31 el autor escapa a una precisa caracterizacion politica. 30 «... cet auteur qui se montre dans sa methode d'enquete et d'exposition des faits et dans ses analiyses des causes le plus thucydideen de tous les continuateurs de la Guerre du Peloponnese» (Schepens 1993: 183). Salvo alguna exception, como Busolt 1908, la critica moderna tiene en mas consideration y concede mayor credibilidad al trabajo de Ρ que al de Jenofonte. No es que Ernst Badian sea precisamente un admirador de este ultimo, pero tampoco ha prodigado elogios al de Oxirrinco: «author who, despite his evident distorsions, has been excessively admired, partly because of the chance that he survives only in fragments that happen to fill some gaps in a badly documented period, and partly perhaps because his prejudices tended to coincide with those of his modern interpreters» (Badian 1995: 82 n. 10).
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los escasos fragmentos conservados, consiste en leer a Diodoro Siculo, historiador de las ültimas decadas de la republica romana que para esta parte de su Biblioteca Historica (libra XIV, afortunadamente conservado integro) se baso fundamentalmente en la obra perdida de Eforo de Cime, una Historia Universal en treinta libros escrita a mediados del siglo IV en la que seguia a su vez a las Helenicas de Oxirrinco para los acontecimientos que rodearon a la guerra de Corinto31. Desdenado desde el positivismo decimononico por una aparente falta de rigor y de capacidad investigadora, el honesta y serio trabajo recopilatorio de Diodoro ha empezado a ser rehabilitado en los Ultimos anos, cuando se ha reconocido que puede ofrecer un material de considerable ayuda32. Como es sabido, uno de los problemas principales que plantea el Siculo es la utilization de un sistema de datacion mixta en el que cada ano se fecha por los arcontes atenienses y los consules romanos, lo que propicia un margen de error de entre uno y dos anos, a veces mäs, a lo que se anade un evidente desorden cronologico general para los anos de la guerra de Corinto, producta de haber intentado adaptar la peculiar estructura narrativa de Eforo33. Otro grave inconveniente es su excesiva concision, derivada de las vastas coordenadas espaciales y temporales de la Biblioteca, que le conduce ya sea a simplificar, ya a dejar en la sombra algunos acontecimientos. El discurso Sobre la paz con los lacedemonios (Περί της προς Λακεδαιμονίους ειρήνης), pronunciado en Atenas en la primavera del ano 391 por el logografo, orador y politico Andocides de Cidateneo 34 , de inclinaciones 31 Desde el trabajo seminal de Volquardsen 1868 se acepta que Eforo fue la principal, que no la unica, fuente seguida por Diodoro en sus libros XI-XVI. A su vez sobre la deuda de Eforo con Ρ para la guerra de Corinto, vease el capitulo tercero de Barber 1935, Accame 1951: 5-20 y Bruce 1967: 35-39. Hemos trabajado con la edition de Diodoro preparada por F. Chamoux para la Editorial Les Belles Lettres (Paris, 1993). 32 Son adalides de esta revalorization Cässola 1982, Sacks 1990, Chamoux (vid. n. anterior) y Lens Tuero en su introduction a la traduction de los primeros tres libros de la Biblioteca en Ediciones Clasicas (Madrid, 1995). Menos convencidos del valor de Diodoro como fuente para estos anos estan Tuplin 1986 y Gray 1987, para quienes Eforo pudo pasar por el filtro de la retorica el trabajo original de Ρ, contagiando al Siculo, asi como Cartledge 1987: 68, que emite un juicio riguroso sobre la labor del historiador siciliota: «Diodoros was a largely uncritical and often inefficient compiler, guilty of topographical and other factual errors, of self-contradiction, confusion and omission.» 33 Aucello 1964:29-30. 34 Utilizamos la traduction de Jordi Redondo Sanchez en Gredos (Madrid, 1991). No resulta demasiado persuasivo el reciente intento de Harris 2000 de poner en duda la autenticidad del discurso (como ya hiciera Dionisio de Halicarnaso), en favor de considerarlo un ejercicio de retorica «fabricado» por una escuela helenistica. Como estudio general sobre la vida y los discursos de Andocides, bien enmarcados en su contexto historico,
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oligärquicas, tiene como tema las fallidas negociaciones de paz con Esparta del invierno anterior, en las que el mismo tomo parte como embajador plenipotenciario. La importancia de este ejemplo de oratoria deliberativa, aun coartada por la evidente tendenciosidad del autor, necesitado de justificacion ante su audiencia ateniense -que no se dejo seducir por sus argumentos y finalmente decidio el procesamiento de todos los embajadores, que marcharon al exilio antes que afrontar el juicio-, es notable no solo para la coyuntura internacional en este punto de la guerra corintia y el decisivo papel desempenado en la misma por Persia -aspecto este que Jenofonte tiende a descuidar-, sino tambien para el clima politico en la Atenas de finales de la decada de 390, marcado por las diversas formas de entender la reconstruccion imperial. Por estos mismos motivos resultan de gran importancia unos pasajes del Menexeno platonico -satira intelectual escrita poco despues de la paz del Rey, de discutida atribucion y dudoso valor como fuente historica-, pero que en todo caso reflejan la impotencia del pueblo ateniense ante la entrega al barbaro de los griegos asiäticos 35 . Los discursos de Lisias, logografo meteco de origen siracusano que perdio su fortuna y a su hermano Polemarco bajo los Treinta, proporcionan abundantes datos acerca de la politica, la familia y la vida cotidiana en la Atenas de finales del siglo V y comienzos del IV36. En particular el discurso XXII del corpus Lysiacum (Contra los vendedores de trigo), plasma la importancia vital del grano para una Atenas deficitaria, agravada cuando a finales del ano 387 el navarco espartano Antalcidas bloquea las rutas de suministro desde el Helesponto y provoca una hambruna entre la poblacion que recordaba la vivida en los meses finales de la guerra del Peloponeso, poco antes de la capitulation ateniense. En el XVII (En favor de Mantiteo), pronunciado con ocasion de la dokimasia ο escrutinio pasado por el joven aristocrata Mantiteo antes de desempenar una magistratura, y en el XIV (Contra Alcibiades el Joven), por desertion de este hijo del famoso Alcibiades, el orador alude a la desconfianza que pesaba sobre los hippets atenienpuede verse Lopez Eire 1981, mientras que para la naturaleza subversiva, antidemocrätica, de su oratoria es recomendable el libro de Anna Missiou 1992 (justo en los antipodas del exaltado «perfil» de Albini 1956, para quien el politico fue injustamente tratado, primero por sus conciudadanos y luego por la tradition). Sobre la fecha del De Pace, cf. cap. VIII: 222-223. 35 La traduccion en Gredos es de Ε. Acosta. 36 Hemos trabajado con la traduccion de los discursos lisiacos firmada por J. L. Calvo Martinez en Gredos. La serie de conferencias recogidas en Dover 1968 sigue constituyendo un importante referente para cualquier estudio sobre Lisias.
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ses desde el periodo de los Treinta y al aparente escaso ardor de no pocos ciudadanos por entrar en combate con los lacedemonios en Haliarto y Nemea, que llevaba a algunos incluso a enrolarse indebidamente en la caballeria -un cuerpo en el que corren menos riesgos- para evitar servir en las filas de la falange. Lisias es tambien la fuente mas rica sobre los procesos emprendidos por el demos ateniense contra toda clase de personas publicas (estrategos, embajadores, oradores, trierarcos, etc.) por los cargos de corruption y malversation de fondos publicos, especialmente frecuentes durante las dos decadas que siguieron al final de la guerra del Peloponeso 37 . Ciertamente la extension de la pobreza y el enriquecimiento ilicito agudizaron la tension inherente entre la masa del pueblo y la clase acomodada ateniense. Asi, la oratio XIX, Sobre los bienes de Aristofanes, librada en 387, nos traza detalles de la personalidad de influyentes politicos vinculados al proceso, como Conon y Nicofemo, con el telon de fondo de las relaciones entre Atenas y el rey Evagoras de Salamina en un momenta crucial de la contienda, cuando el demos ateniense se debate en el dilema de apoyar la revuelta del monarca chipriota contra el Gran Rey ο seguir percibiendo de este el sosten financiero imprescindible para continuar la guerra contra Esparta. No menos significativo es su Contra Ergocles (XXVIII), de 389 ό 388, un epilogo en el que, contra el aparente consenso de las otras fuentes, ofrece una imagen nada altruista del heroe de File, Trasibulo de Estiria, principal artifice de la restauracion democrätica tras el ominoso periodo de los Treinta Tiranos, a proposito de la expedition que condujo al Helesponto -que marco un paso decisivo en el proceso reconstruction imperial ateniense- y la polvareda que levanto en la propia Atenas, donde se llamo a rendir cuentas (euthyna) a sus colegas en el mando en medio de graves acusaciones de malversation de fondos; sabemos por el discurso XXIX (Contra Filocrates) que uno de sus lugartenientes, Ergocles, fue condenado a muerte y sus bienes confiscados, entre los cuales no aparecieron los treinta talentos que supuestamente habia desviado del erario publico 38 . En Sobre el examen de Evandro
37 Vease al respecto Strauss 1985. Mirando al siglo IV en general, Cloche 1960 se muestra demasiado condescendiente en su opinion de que no debe exagerarse esta propension de los hombres politicos atenienses a pisar los tribunales, pues la gran mayorfa no lo hizo en mas de tres ocasiones (sin embargo el frances solo se centra en los que considera relevantes y no extiende su aproximacion estadistica a otros que, siendo poco mäs que nombres, tambien fueron encausados). 38 Diversos fragmentos conservados de Harpocracion (cf. Muller 1858: 112-119, pp. 274-275) hacen referencia a que Lisias tambien escribio un discurso Κατα Θρασυβούλου, pero el propio autor alejandrino se pregunta si es genuino (εί γνήσιος). Existe
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(XXVI), el logografo alude a las acusaciones de extorsion formuladas contra otro Trasibulo, el de Colito, que fue estratego en 388/7, del que se decia habia exigido treinta minas a prisioneros atenienses a cambio de gestionar su liberacion. Y en otro epilogo, Contra Epicrates (XXVII), seguramente de los primeros anos de la guerra si hay que identificar al acusado con el demotikos Epicrates de Cefisia, exiliado junto con Andocides en la primavera de 391, se procesa a este politico - e indirectamente a sus colaboradores- por delitos de venalidad, malversation y robo. Lisias dedico asimismo un Epitafio en honor de los caidos en la guerra de Corinto (discurso II del corpus, que data de 392 ό 391 y que algunos estudiosos consideran apocrifo) 39 , dentro de la mejor tradition del discurso funebre ateniense que exalta la historia y los valores de la ciudad, en el que transpira una cierta desilusion por el fracaso de la politica de colaboracion con Persia encarnada por Conon 40 . De muy distinto tono, porque muy diversa era la ocasion, es el Discurso Olimpico (el XXXIII del corpus, del que han sobrevivido nueve parrafos), pronunciado mäs probablemente en la Olimpiada 99, de 384, que en la anterior de 388, como afirma un Diodoro poco fiable en cuestiones cronologicas 41 ; se trata de un panegirico en el que palpita la esperanza de que unos espartanos «lideres legitimos de la Helade» acaben con la opresion que los griegos sufren por parte de tiranos como el Gran Rey persa ο Dionisio I de Siracusa 42 .
ademäs la posibilidad de que no se dirigiera contra el Estirieo, sino contra su homonimo de Colito, con ocasion de un generalato un tanto ineficaz durante la campana helespontica de 387 (cf. Funke 1980a: 165 n. 116). 39 Entre los historiadores de la Antigüedad podemos poner el ejemplo de Treves 1937: 278-283, que piensa que serfa compuesto por un democrata ateniense tras la paz del Rey inspirandose en el Panegirico de Isocrates. Levy 1976: 269-272 acepta su autenticidad, si bien con el importante matiz de que el discurso no habria sido compuesto para la ceremonia oficial (por lo extrano de ver a un meteco asumir tan importante funcion). 40 Seager 1967: 100, 108; Bianco 1994: 24. 41 D.S. 14.109.3-4. 42 Sobre el Olympiakos, vease el analisis y comentario de Gigante 1960, quien abunda en ideas ya expuestas por Grote y aporta alguna mas para una datacion en 384. Pese a que la necesidad de parar las luchas intestinas a la que alude Lisias (§ 4) parece remitir a una situation previa a la paz del Rey, con una Grecia aun en guerra, la apelacion a unos lacedemonios que ostentan la hegemonia para que frenen a los tiranos (§ 7) ο la afirmacion de que los asuntos de Grecia estan en poder del barbaro y muchas de sus ciudades han sido arruinadas por los tiranos no se entiende sino tras dicho tratado (§ 3), impuesto por Esparta con la ayuda del persa y del siracusano; hemos de recordar que en el verano de 388 Antälcidas aun no habia culminado las negociaciones con el sätrapa Tiribazo, ni tampoco Dionisio habia enviado naves de refuerzo a los espartanos en el Helesponto (vease cap. XII: 291-294). Un estado de la cuestion que recoge la bibliografia y los argu-
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Entre 390 y 345 escribio sus discursos Iseo, cuyo estatuto civico se discute -no es segura su ciudadania y hay posibilidades de que fuera meteco-, en los que atiende sobre todo a cuestiones relacionadas con el derecho familiar (matrimonio, adoption, herencia, etc.) y por ello mismo destilan datos preciosos sobre la sociedad ateniense de la primera mitad del siglo IV43. Lo mismo cabe decir de las dos ultimas obras conservadas de Aristofanes, La Asamblea de las mujeres (Έκκλησιάζουσας) y La riqueza (Πλούτος), que comparten rasgos de la comedia antigua -mäs politica, agresiva y obscena- y de la comedia nueva que se impondrä en epoca helenistica -mäs costumbrista y cotidiana-, por lo que se han considerado de transition, ο si se quiere, ejemplos de una brumosa y mal documentada comedia media, juicios que no acabamos de compartir pues [ς πρέσ]βεις τους έν Λακεδαίμονι συγχωρήσα[ντας] έφυγάδευσαν, Καλλιστράτου γράψαντος, κ[αι ού]κ ΰπομείναντας την κρίσιν, Έπικράτην Κηφισιέα, Άνδοκίδην ΚυδαΟηναιέα, Κρατΐντον Σφήττιον, Εϋβουλίδην Έλευσίνιον.» El texto parece hacer referencia a las negociaciones en Esparta de invierno de 392/1 (Judeich 1926; Momigliano 1936a: 104-106; Barry 1942: 11; Martin 1944: 15, 20 y 1949: 132-134; Rice 1971: 45 n.36; Mosley 1973a: 33; Lewis 1977: 146 n.68; Saur 1978: 223 n.61; Funke 1980a: 88 n.56; Cawkwell 1981: 70, 72; Clark 1990: 56 n.50; Jehne 1991: 270-276; Urban 1991: 73, 78; Buckler 2004a: 141 n.13), aunque para algunos estudiosos lo haria a la paz del Rey de 387/6 (Wilcken 1941: 11, 15; Accame 1951: 121-122 y 1966: 234-236; Bengtson, en Staats. n° 191; Bruce
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mo embajador de Epicrates, que ya habia frecuentado la corte persa y se habia entendido bien con el Gran Rey81. Ocurre, ademäs, que de nuevo nos topamos con los intereses partidistas de Andocides, a quien en su proposito de acercar al pueblo ateniense a la paz no le interesaba en absoluto aludir a una clausula que herfa el orgullo y la sensibilidad de muchos de sus conciudadanos, amen de reconocer implicitamente una influencia persa en el Egeo -patente por ejemplo en el arbitraje de Estrutas en un contencioso entre ciudades jonias 82 - que ponia coto a las renacidas ambiciones atenienses sobre este area geopolitica83. Un argumento adicional nos lleva
1966: 278-279; Hamilton 1979a: 235-239, 318-319; Badian 1991: 27-32), dada cierta confusion del atidografo (o mäs bien de su comentarista Didimo, del siglo I a. C., que no pasaba precisamente por ser un modelo de acribia), quien si por un lado situa al soberano persa en lugar de al satrapa Tiribazo patrocinando el encuentro, por otro menciona al arconte Filocles (392/1) y la mediation de Andocides y sus colegas de embajada en Esparta. Para solucionar el problema, Barbieri 1955: 179, aceptado por Strauss 1986: 137, imagino que Tiribazo pudo promulgar en 392 un decreto en nombre del Rey ordenando a los griegos hacer la paz. Coincidimos con Jehne, ibid, y Keen 1995: 2-5 en que todas estas teorias, lejos de aclarar, complican un asunto que se resuelve con solo pensar que Didimo considero que el satrapa no era sino un delegado que encama al Gran Rey mismo (aunque el historiador aleman rechaza el testimonio de Didimo y piensa que en la reunion de Esparta, exclusivamente griega, se evito tocar explicitamente la cuestion de los griegos asiaticos, de modo que una oferta espartana realmente atractiva seria boicoteada por los opositores politicos de Andocides, que, interesados en proseguir la guerra por las posibilidades de expansion en el Egeo que procuraba, impusieron en la Asamblea su version de que el acuerdo suponia la cesion de los griegos asiaticos y como tal fue registrada en los anales de la ciudad; el britanico tambien piensa que hubo un «congreso panhelenico» en Esparta en el que, a diferencia de Sardes, no se reconocia la soberania persa sobre los griegos de Asia, como se entenderia si insertaramos otro fragmento de Filocoro [FGrH 328 F 149b] en medio del anterior). Cf. empero supra nn. 31 y 49, asi como PI. Mx. 245b-c (supra n.32), que ya hemos dicho, siguiendo a Seager 1967: 105 n.94, que alude como un todo a las negociaciones de paz de Sardes y de Esparta, aunque por su caracter parodico no puede tomarse en consideration para pensar en una firme resistencia ateniense a la entrega de los griegos asiaticos. 81 Vease cap. VII: n. 110. El hecho es reconocido por Keen 1998: 378 n.22, incluso cuando «strenghten the case which I downplayed in the previous article [1995: 7-8]». 82 Cap. VII: 181 conn.26. 83 La entrega de los griegos asiaticos al Rey era, en palabras de Martin 1949: 133: «una humiliation para los griegos sobre la que no era prudente insistir y que seria incluida en el tratado de una forma mas implicita que explicita». Beloch 1922: 8-82, Treves 1937: 130, Wilcken 1941: 8-9, Jacoby FGrH Illb [Supp.], I [Text], 518, Barbieri 1955: 179-180, 189, Seager 1967: 105 n.94, Mosley 1973a: 33, El Abbadi 1975: 20, Lewis 1977: 146 n.68, Saur 1978: 224 n.64, Funke 1980a: 141 con n.27, Cawkwell 1981: 70 n.4, 72 y Strauss 1986: 139 lo consideran asi mismo una conditio sine qua non. De hecho, Martin 1944: 20 y Cawkwell 1981: 70 creen que Andocides se delata cuando en § 15 dice que
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a la inutilidad de introducir a los persas en el discurso cuando por aquel entonces, primavera de 391, era por todos conocido que Artajerjes no solo no habia sancionado las disposiciones de Tiribazo, sino que le habia desautorizado y reemplazado como satrapa y karanos por un Estrutas inclinado a reanudar la colaboracion con la alianza de Corinto84. Por lo demäs, el principio de autonomia, esto es, la independencia de todas las ciudades griegas, seguia siendo la columna vertebral del proyecto de tratado -en verdad Andocides es el primero en utilizar la expresion κοινή είρνήνη, aunque es mas que dudoso si con el sentido «tecnico» que se le dio cuando el concepto abstracto se plasmo mäs adelante en un tratado 85 -, solo que ahora Esparta se mostraba dispuesta a abrir la mano y establecer ciertas excepciones. En relation con Atenas, Esparta consiente que retenga el control de Lemnos, Imbros y Esciro, ademäs de tolerar, en contra del acuerdo de capitulation de 404, la conservation de los muros cononianos, la existencia de una flota sin limite de naves y la renuncia al regreso de los exiliados 86 . Una vez mäs no puede hablarse en rigor de concesiones, dado que escapaban al control de una Esparta que, haciendo del cualquier pretension de sus conciudadanos sobre el Quersoneso y las colonias chocarfa con los intereses del Rey, pero a decir verdad la frase puede ser una suposicion logica, no necesariamente basada en datos concretos, de las negociaciones de Sardes. Aucello 1965: 362-366, seguido por Corsaro 1994:125 n.43 (sin citarlo), trata de explicar la ausencia de representation persa sugiriendo que las poleis griegas de Asia permanecerian autonomas, aunque pagando un tributo que simbolizaria el vinculo con Persia, tal y como propusiera Titraustes en 395 (X. HG. 3.4.25). Α contrario, Hamilton 1979a: 255, Jehne 1991: 273-276 y 1994: 34-35 y Keen 1995: 7-8 han objetado que es inverosimil que Andocides hubiera ocultado a su audiencia un apartado fundamental del tratado que generaba tanta polemica en la opinion publica y que sus colegas de embajada, sus enemigos politicos ο las estelas donde se inscribiria hubieran acabado por sacar a la luz sin dificultad; junto a ellos, Momigliano 1936a: 104-106, Accame 1951: 116-118, Smith 1953-54: 278, Ryder 1965: 32-33 (con ciertas dudas), Payrau 1971: 33-41, DeVoto 1986: passim y Badian 1991: 27, 33 tambien han abogado por Unas negociaciones de paz exclusivamente helenicas, sin interferencia persa. 84 Meloni 1950: 303; tambien para Urban 1991: 71 hubiera estado vacio de contenido («Lippenbekenntnis») introducir este tema en el debate de la Asamblea, incluso si para el no existe una clara conexion causal con la decision adoptada en Susa; cf. supra n.34 para la cronologia. Este mismo argumenta es manejado de manera bien distinta por Jehne 1994: 34-35, que se basa en el para postular que, sabedores ya de la opinion de Artajerjes y temiendo un reforzamiento de la alianza de Corinto, los lacedemonios convocaron la reunion «panhelenica» de Esparta, en la que hicieron concesiones a sus enemigos para alcanzar la paz. 85 Andoc. 3.17 (sobre el empleo que hace de koine eirene, vease ahora Zahrnt 2000: 297 con bibliografia en n.5.); cf. supra n. 20 y cap. XIII: n . l l . 86 Andoc.3.14; cf. X. HG. 2.2.20.
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p r a g m a t i s m o b a n d e r a , se limita a legitimar los h e c h o s c o n s u m a d o s 8 7 . C o n t o d o , l o s a t e n i e n s e s n o juraron la p a z e i n c l u s o , c o m o h e m o s visto m a s arriba, c o n d e n a r o n a sus e m b a j a d o r e s por a b o g a r d e c i d i d a m e n t e e n su favor. La critica m o d e r n a v i e n e i n t e r p r e t a n d o c o n f u n d a m e n t o q u e , por d e b a j o d e la razon a d m i t i d a p i i b l i c a m e n t e , el r e c h a z o a a b a n d o n a r a los g r i e g o s de A s i a M e n o r e n m a n o s del R e y , s u b y a c e el c o n v e n c i m i e n t o de q u e el fin d e las h o s t i l i d a d e s desterrarfa c u a l q u i e r p o s i b i l i d a d ο p r o y e c t o d e reconstruction imperial a t e n i e n s e e n el E g e o , p r o p u g n a d o f u n d a m e n t a l m e n t e por los llamados «radicales» -aunque compartido porotros muchos ciudadanos88c o m o m e d i o d e s u b s i s t e n c i a para las c l a s e s m ä s d e s f a v o r e c i d a s 8 9 . D e h e c h o
87 En definitive, tal y como se ha dicho (v.gr. Cloche 1919: 177; DeVoto 1986: 201), con la paz los atenienses no recibian nada que no tuvieran ya. 88 Por ejemplo los miles de clerucos que habian conseguido en el pasado tierras fuera de Atenas como medio de conservar la ciudadania y que se habian visto obligados a regresar tras la derrota en la guerra del Peloponeso, pero tambien ricos atenienses interesados en adquirir propiedades en el exterior, como habia sucedido en la arche del siglo V. A unos y otros se refiere Andoc. 3.15. 89 En nuestra opinion la esperanza popular de imperio aun no habia tornado cuerpo, pero otros historiadores habian de frenar ο poner fin a un proceso ya en curso. Cf. en general Beloch 1922: 82; Treves 1937: 128-129; Accame 1951: 124-128 y 1966: 239-244; Barbieri 1955: 189; Albini 1956: 178; Sealey 1956: 184; Aucello 1965: 369-371; Ryder 1965: 33; Seager 1967: 105; Perlman 1968: 263-264; Funke 1980a: 142-149; Zahrnt 1983: 293; Cartledge 1987: 293-294; Missiou 1992: passim (los democratas entendian que no solo estaba en juego la posibilidad de un imperio, sino de la supervivencia misma del regimen democratico ante los planes de la clase propietaria acomodada); Bianco 1994: 21; Briant 1996:665; Buck 1998: 111; Buckler 2004a: 147. Hornblower 1985: 249 vuelve a hacer uso de argumentos emocionales cuando habia de «odio atavico hacia los persas», Ιο mismo que Cloche 1934: 29-30, que no descarta que pudieran influir resentimientos del pueblo contra Andocides (por su pasado) y Epicrates (por su rapido enriquecimiento), ni que los embajadores fueran realmente corruptos. DeVoto 1986: 200-201 cree que la mayoria de los ciudadanos atenienses se opuso a la paz porque no hacia mention expresa del respeto a la autonomia de los griegos de Asia, pero puesto que el mismo admite que no se toco esta cuestion en este conclave de representantes griegos ipor que habrian de ser excluidos las ciudades griegas de Asia de la clausula general que reconocia la independencia de todas las ciudades griegas? El estudioso norteamericano incurre aqui en un cierto contrasentido, pues en un intento de paz no tutelado por Persia no existirfa necesidad alguna de aclarar semejante extremo, ya que nadie osaria piiblicamente poner en entredicho el helenismo ο el derecho a la libertad de los griegos que pueblan las costas de Asia Menor. Tambien Jehne 1991: 274-276 sospecha que en las negociaciones de Esparta solo se reconoceria «oficialmente» la autonomia de los griegos europeos e islenos, de modo que los asiaticos quedarian en una especie de «limbo juridico» (lo que explicaria por que Andocides no los menciona), con la diferencia de que el estudioso germano reconoce que el pueblo ateniense encontro en ellos la excusa para no detener el revival imperial. Por su parte, Meyer 1902 : 249, Hamilton 1979a: 256-259, Roberts 1980: 105 y Cook
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Andocides trata en todo momento de combatir la idea de que la guerra acrecienta el imperio -«los muros no dan de comer» (από δέ των τειχών ούκ είναι σφίσι τροφήν), afirma con enfasis 90 -, mas contra las expectativas creadas no puede ofrecer sino advertencias y amenazas91. La experiencia futura demostrara que, fracasadas las negociaciones, Atenas se entrega a un programa de construction naval y a la tarea de recuperar el control de territorios antano incluidos en su esfera de poder a despecho del Gran Rey, como si no importara que las relaciones con este se deterioraran92. En la poetica metäfora de Badian, «el fantasma del imperio del siglo V habia hecho su primera aparicion»93. Α los tebanos se les reconocia su position hegemonica en la confederation beocia, de la que quedaba definitivamente escindida Orcomeno. Tras unos prometedores inicios de conflicto, en los que Tebas expulsa casi por completo de Grecia central a los lacedemonios, los Ultimos dos anos de hostilidades solo habian deparado sinsabores a los tebanos, que, arrostrando grandes perdidas humanas y economicas 94 , sin perspectivas ciaras de nuevas adquisiciones y siempre con el pesado lastre de la lucha faccional interna, se habian ido retirando progresivamente de unos escenarios beli1981: 407-8 sostienen de manera escasamente convincente que el demos se inclinaba hacia la paz hasta que supo de la llegada a Sardes del «filoateniense» Estrutas. Para posibles grupos partidarios de la paz, cf. Kounas 1969: 68-69 y Strauss 1986: 139-141, que quizä tambien sobreestiman su importancia. Tampoco persuade la tesis de Urban 1991: 74-77 de que los atenienses rechazan la paz porque no confiaban en que los lacedemonios hubieran renunciado a sus ansias de poder, que les llevaba a condicionar la politica exterior e incluso intervenir en la interior de las demas poleis griegas. 90 Andoc. 3.36. 91 El capitulo tercero (55-86) de Missiou 1992 es importante para el uso de la retorica antiimperialista, mientras que en 140-167 explica lo que ella llama «la estrategia del miedo» puesta en practica por Andocides, cargada de argumentos emocionales y no tanto rationales. Cf. tambien los analisis de Cloche 1934: 23-28, Seager 1967: 105-107 y Bianco 1994:16-21 de los puntos abordados por el de Cidateneo. 92 Vease cap. XII. 93 Badian 1995:84. 94 Andoc. 3.20 habla de muchos ciudadanos muertos y cuantiosos gastos publicos y privados. Especialmente sensibles son las bajas beocias en los enfrentamientos terrestres de los dos primeros anos de guerra, que Pascual Gonzalez 1995a: 801-802, 849 evalua entre dos mil y dos mil quinientos hoplitas (mas los mil quinientos que se habian perdido con la defection de Orcomeno). Puesto que los danos sufridos por la chora beocia se einen präcticamente al pillaje y devastation llevados a cabo por Lisandro en el curso de la campana de Haliarto, los estragos economicos provocados a un estado tradicionalmente campesino y sin reservas ο tesoro comun llegarian de los costes militares, fundamentalmente la movilizacion del ejercito federal y de los aliados de Grecia central, amen del pago a mercenarios y guarniciones.
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cos que no incumbian a su estrategia geopolitica. Por ello, la paz no debio ser percibida como una mala solucion, aun a costa de perder definitivamente Orcomeno, convertida en reducto filoespartano enquistado en su frontera occidental, ya que Tebas quedaba como poder indiscutible en la confederation, con un control institucional de la misma superior incluso al periodo anterior a la defection de Orcomeno. Con todo, pese a la interesada aseveracion de Andocides 95 , Beocia no llego a acordar la paz en solitario. Ahora bien, que Beocia präcticamente habia dado por cerrada su intervention en la guerra de Corinto se colige de dos hechos: por una parte, en 390 hara un nuevo intento de acordar con Esparta una paz por separado 96 y, por otra, su participation futura en la contienda se redujo a la presencia de «algunos beocios» en la guerra de guerrillas de Acarnania en los anos previos a 389 -lo que excluye una leva y movilizacion del ejercito federaly al envio de un pequeno contingente de caballeros a Argos en 3 8897. Con Corinto y Argos no habia concesiones. Esparta no podia tolerar la creciente injerencia argiva en la politica interna de una tradicional aliada de la liga del Peloponeso como era Corinto -cuyo territorio era clave ya sea para forzar la salida, ya para sellar la entrada al Peloponeso-, y de hecho la propaganda lacedemonia, de la que se hace eco Jenofonte, hablaba de una «union politica» entre ambos estados bajo la egida argiva 98 . No es de extranar, por tanto, que la faccion argofila -rechazamos su caracterizacion como democratas 9 9 - que todavia mantenia, incluso en medio de una situation de stasis, el control de los asuntos publicos en Corinto, repudiase un acuerdo que ciertamente implicaria su inmediato abandono del poder y presumible-
95 Andoc.3.25. 96 X.HG. 4.5.6 y 9 - 1 0 ; Plu. , 4 g « . 22.1-7; cf. cap. VI: 172-173. 97 X. HG. 4.6.1 (Acarnania) y 4.7.6 (Argos); cf. cap. V: 144-148. Tambien es cierto que por lo menos su territorio ya no serfa objeto de devastaciones ni pillaje; vease Cloche 1952: 107-112, Cook 1981: 444-447, 454-455 y Pascual Gonzalez 1995a: 851-852, 868870, que ponen de relieve el tremendo desgaste humano y financiero sufrido por Beocia hasta esos momentos, acompanado quiza, sugiere el estudioso espanol, de un fortalecimiento de la faccion fllolaconia de Leontiades que obligaria a Ismenias a trocar su politica belicista por una solucion pacifica digna que, preservando la integridad de la confederacion, no apartara a su faccion del poder (en nuestra opinion habrfa que relacionarlo mas bien con el desplazamiento de los escenarios belicos hacia regiones de escaso ο nulo interes estrategico para los tebanos). Por el contrario, Buck 1994: 54 se muestra esceptico ante el evidente descenso de la intensidad belica de los beocios, que segun el es una erronea inferencia del escaso interes de Jenofonte por las acciones militares en las que participan beocios. 98 Vease cap. VI. 99 Ibid.
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mente su exilio, mientras los exiliados laconizantes retornarian y recuperarian su pasada influencia al frente del Estado. Tampoco los argivos contemplaban con entusiasmo la perspectiva de una solution pacifica al conflicto que cercenase de raiz sus planes para Corinto a traves de la expulsion de la guarnicion argiva instalada en el Acrocorinto y, con ella, de la elimination de todo rastro de influencia argiva sobre el grupo corintio dirigente 100 . Por entonces las huestes lacedemonias seguian sin hollar la Argolide y, por lo tanto, sin causar un dano directo a los recursos economicos, cosa que sin duda habria limado la impetuosa belicosidad argiva. En conclusion, las conversaciones de Esparta no tuvieron mejor final que las de Sardes, en gran medida porque inefablemente cualquier clase de vocation panhelenica escondia una natural voluntad de domination 1 0 1 . Lo que si pusieron unas y otras de manifiesto es el abismo que habia ido creciendo entre los cuatro principales miembros del sinedrio, cada uno de los cuales seguia la politica mäs beneficiosa para sus propios intereses y menospreciaba los ajenos. Era obvio que la alianza corintia se estaba resquebrajando. La union artificial de estados tan heterogeneos como Atenas, Tebas, Corinto y Argos siempre habia pendido de un delgado hilo, el de la comun hostilidad hacia la arche lacedemonia, un hilo sustentado por la vital financiacion persa que se habia tensado hasta casi romperse cuando la iniciativa diplomatica de Antälcidas les habia enfrentado con la posibilidad de perderla; sin ella ninguna de estas poleis, extenuadas demografica y economicamente -recordemos que todas habian combatido y sufrido los tremendos efectos de la guerra del Peloponeso-, podia sostener un esfuerzo belico continuado. Con los argivos y corintios enfrascados en lo que algunes perciben como un intento de sacar adelante un proyecto de estado uni-
100 Andoc.3.28 claramente plantea a los atenienses la disyuntiva de «luchar contra los espartanos al lado de los argivos, ο hacer la paz de comun acuerdo en union de los beocios». Sin justification alguna Hamilton 1991: 113 afirma que en la reunion de Esparta «The union of Corinth and Argos ... was to be guaranteed, and these states were willing to make peace», lo que parece contradecir lo que exponia en 1979a: 255: « . . . the political union of Corinth and Argos, which raised a serious threat for Sparta's hegemony and indeed for ther very security in the Peloponnesos ... Hence Spartans of any faction may have been prepared to make some concessions to such less immediately threatening enemies as Athens and Thebes in order to bring pressure on Corinth and Argos.» 101 Asi tambien Hamilton 1979a: 259: «the idea of common peace did not prevail because the concept of a common good, to which it might have corresponded, did not exists», ο Jehne 1994: 35: «Dass der Friedensschluss 392/1 nicht zustande kam, lag wesentlich an den machtpolitischen Ambitionen Athens, wie ja auch Spartas Anliegen keineswegs altruistisch panhellenisch war, sonder auf die eigene Dominanz in Hellas zielte.» Cf. tambien Funke 1980a: 142.
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ficado y los beocios retirados virtualmente de la contienda, desde 389 la guerra de Corinto fue asunto de atenienses y espartanos, que se enfrentaban en teatros belicos que unicamente les importaban a ellos para sus respectivos proyectos imperiales, a saber, el Egeo y el Helesponto. Despues de todo, no puede decirse que Antälcidas fracasara por completo.
IX. La στάσις rodia
Comprobado el fracaso del intento de negotiation con Persia y la firme decision del Rey de seguir apoyando al sinedrio de Corinto -plasmada en la sustitucion del «filoespartano» Tiribazo por el «filoateniense» Estrutas en la dignidad de karanos y en la satrapia de Lidia-, en la primavera de 391 los lacedemonios reanudan por mediation de Tibron los ataques en Asia Menor, donde aprovechan que ahora las ciudades no tienen guarniciones. Parece que el harmosta siguio operando con mercenarios reclutados en la region, que era logistica y economicamente preferible a la movilizacion de una flota desde el Peloponeso 1 . En realidad las fuerzas lacedemonias nunca evacuaron por completo Jonia desde que Agesilao, a su partida para el continente griego en 394, dejara a Euxeno como harmosta de la region. El hueco que presenta el relato de Jenofonte entre Euxeno y la llegada de Tibron, explicado por la practica ausencia de hostilidades, puede ser llenado con cierta probabilidad, acudiendo a fuentes menores, por los espartiatas Filopidas y Alejandro, que serfan respectivamente los harmostas de los anos 393/2 y 392/1 2 . Entre 391 y 390 los espartanos reconquistan la importante isla de Samos, casi toda Lesbos, Cnido y, como veremos, ponen en serios aprietos el control ateniense de Rodas. En el continente asiätico, Ti/ . ' bron libera Efeso, Priene y Magnesia y hace de la primera su base de operaciones, desde donde se dedica al saqueo sistemätico del valle del Meandro, hasta que en una de las acciones es sorprendido y muerto, junto a muchos de sus hombres, por la caballeria de Estrutas; otros consiguen salvarse refugiandose en las ciudades amigas -Diodoro precisa que concretamente en el φρουριον (fuerte) de Cnido-, aquellas que habian conservado su lealtad a Esparta. Jenofonte es muy critico con Tibron, a quien reprocha su gusto por los placeres corporales, la deficiente disciplina de sus soldados y la desidia en el correcto ejercicio del mando 3 . 1 Falkner 1992: 251. 2 Parke 1930: 68, que recoge una noticia de Diogenes Laercio acerca del envio de esclavos desde Dardano a la villa de Jenofonte en Escilunte por parte del espartiata Filopidas y otra de Polieno referida a un tal Alejandro phrourarchos (comandante de un fuerte) en la Eolide. 3 X. HG. 4.8.17-19 y 22; D.S. 14.99.1-3. Delebecque 1957: 134, seguido por Westlake
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Por el tiempo del desplazamiento de Tibron a Asia, en esa primavera de 391, el estallido de una stasis interna en Rodas ofrecio a los espartanos la oportunidad de recuperar esta importante base naval -ademas de indispensable escala en la ruta del grano egipcio que tenia como destino el Atica 4 para convertirla en punta de lanza de la reconquista de su antigua posicion en el Egeo 5 . En realidad se trata de un rebrote ο una segunda fase del conflicto civil vivido cuatro anos antes, cuando la isla abandono la alianza espartana para acoger con los brazos abiertos a la flota de Conon, acontecimientos que fueron acompanados poco despues por un cambio de regimen en el terreno politico, de uno oligarquico a uno democratico 6 . Ocurre, sin embargo, que los relatos de Jenofonte y Diodoro -quien como sabemos bebe de Eforo y este de las Helenicas de Oxirrico- sobre esta lucha faccional no solo albergan discrepancias entre si -pues ambos son intrinsecamente coherentes-, sino que casi puede decirse que son abiertamente irreconciliables. Puestos a elegir, los estudiosos modernos se han decantado, con notorias excepciones 7 , del lado del historiador ateniense, basicamente porque ofrece gran riqueza de detalles y explicaciones, inusuales para la escasa atencion que habitualmente presta a los desarrollos de la guerra en el mar. De ambos historiadores se desprende, no obstante, que el movimiento subversivo contra la democracia vigente partio, sin aparente instigation espartana 8 , pero posiblemente animado por la reanudacion de la ofensiva lacedemonia en la costa de Asia Menor que siguio al fracaso de las negociaciones de paz del invierno de 392/1 9 , de oligarcas exiliados del regimen, 1966: 254 ( = Westlake 1969: 210-211), llega a pensar que el historiador guardaba algun rencor de origen desconocido hacia este harmosta. Cf. tambien Pareti 1913; Tuplin 1993: 77; Buckler 2004a: 154-156. 4 Ps.Dem. 56; Th. 8.35.2. 5 Hamilton 1979a: 293; Funke 1980a: 95: David 1984a: 276, 281. Berthold 1980: 39 retrasa el brote de stasis al invierno de 391/0. 6 Vease cap. II: 57-60. 7 Momigliano 1936b: esp. 51-54, Accame 1951: 132, 136-137, Funke 1980b: esp. 6 5 66, David 1984a: 280-284, Falkner 1992: 253-254, Tuplin 1993: 172-173 y Debord 1999: 258-261 intentan entretejer ambas tradiciones -alguno de ellos sin hacer notar siquiera las discrepancias entre las fuentes- de una manera forzada y escasamente convincente, tomando y desechando de cada relato a voluntad y dejando cabos sueltos. Los unicos que parecen conceder todo el credito a Diodoro son Lanzillota 1981: 278-279, Hornblower 1982: 124, Gehrke 1985: 137-138 y, sobre todo, Westlake 1983c (vid. infra). 8 Funke, ibid. 9 Westlake 1983c: 240. David 1984a: 276, 283 opina, no sin muchas dudas, que los oligarcas pudieron actuar tras conocer la actitud hostil de Tiribazo hacia Atenas, y hacia Conon en particular, antes de que llegaran noticias de que el satrapa habia sido desacreditado por el Gran Rey.
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que conservaban el control de una parte de la isla. Mas alia de esta convergencia, sus relatos tienen escasos puntos e n comun. Segun Jenofonte, el grupo de los mas ricos (οί π λ ο υ σ ι ώ τ ε ρ ο ι ) , exiliado por el demos, requirio la ayuda de Esparta, cuyas autoridades, conscientes / / de la importancia estrategica de la isla, despacharon a Ecdico - s i n duda el recien elegido navarco para 3 9 0 / 8 9 1 0 - con o c h o naves a finales de verano ο ya en otono. Para cuando alcanzo Cnido, los democratas radios se habian /
/
hecho con toda su isla, por lo que Ecdico decide esperar alii y solicitar refuerzos a Esparta. A comienzos del ano siguiente 1 1 los eforos decidieron enviar desde el golfo de Corinto a Teleutias, el hermanastro de Agesilao - n o tecnicamente c o m o ν α ύ α ρ χ ο ς , sino c o m o harmosta ο con un m a n d o extraordinario 1 2 -, al frente de doce naves, a las que se sumaron siete mas en Samos, ahora bajo un regimen oligärquico; ya en Cnido, Teleutias reemplazo a Ecdico, que regreso a Esparta, mientras el zarpaba hacia Rodas al mando de un total de veintisiete naves 1 3 . En la travesia se apodero de diez trieres atenienses que Filocrates conducia a Chipre para apoyar la 10 X. HG. 4.8.20. 11 Despues de que Agesilao y Teleutias se apoderaran de nuevo del puerto corintio de Lequeo y de los Muros Largos que lo unen a la ciudad de Corinto a finales de la estacion estival de 391 (X. HG. 4.4.18-19 y Ages. 2.17). Segun Cawkwell 1976a: 273, Teleutias navego todavia a finales de ese ano, pero es dificil que le diera tiempo a llegar hasta Rodas via Samos y Cnido -capturando una escuadra ateniense en el Camino- antes del cierre de la navegacion en epoca invernal. Al igual que buena parte de la crftica moderna, pensamos que el autor neozelandes llena el ano 391 con demasiados acontecimientos. 12 Como es sabido, la navarquia no admite la iteration. Hasta en tres ocasiones Jenofonte situa a Teleutias con responsabilidades en la flota, de las cuales solo en la tercera, en 387/6, lo identifica explicitamente como navarco (HG. 5.1.13; cf. 4.4.19 y 8.11). Incluso teniendo en cuenta que el historiador ateniense es con frecuencia impreciso y vago en la aplicacion del termino ναύαρχος, debemos asumir, con Pareti 1961:98-101, que el resto del tiempo ejercio como harmosta, comandante naval ο alguna clase de mando extraordinario (para Stylianou 1988: 468, de hecho, Teleutias no habria sido nunca almirante, pues considera corrupto el pasaje de Jenofonte en que le aplica tal titulo); contra Caroline Falkner 1992: 254, 317, que en su «tentative list of Spartan navarchs», un apendice de su tesis doctoral, incluye por tres veces a Teleutias en la consideration de que se trataba de un individuo que, por su parentesco y estrecha proximidad al todopoderoso Agesilao, pudo ser exception a la ley. 13 Westlake 1983c: 242 enfatiza el contraste dibujado por Jenofonte entre Ecdico y Teleutias, que da a entender que el primero de los dos habria sido ineficaz en el ejercicio de su cargo; forma parte de la tesis de Westlake que el historiador ateniense dio una excesiva e inmerecida prominencia a Teleutias -Diodoro ni siquiera le menciona-, a quien le unian estrechos vinculos de amistad a traves de Agesilao (el papel de Teleutias en las Helenicas es examinado con mayor detalle en Westlake 1966: 251-253 [= Westlake 1969: 208-209]; cf. tambien Lengauer 1979: 116). No compartimos que detras del envio de Te-
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revuelta de Evagoras de Salamina contra el Gran Rey 14 . Una vez vendido en Cnido el botin capturado, Teleutias puso rumbo a Rodas para «acudir en auxilio de los de su misma ideologia». La actividad espartana en el Egeo y el Helesponto, incrementada con la peligrosa presencia de Teleutias en Rodas, creo honda preocupacion en el demos ateniense, que despacho a Trasibulo de Estiria al mando de una flota de cuarenta trirremes. La fecha, el curso y la naturaleza de esta expedition seran examinadas en el capitulo XII. Por ahora nos interesa el hecho de que Jenofonte asegura que Trasibulo se sintio incapaz de desalojar a los exiliados rodios de la fortification en la que se habian refugiado, apoyados por las naves de Teleutias, pero puesto que era consciente de que los democratas eran una mayorfa y tenian el control de las ciudades, dejo Rodas y navego hacia el Helesponto y el norte del Egeo «en la idea de que podia realizar algo bueno para Atenas» (ένόμισε καταπραξαι αν τι t f j πόλει αγαθόν) 1 5 . Despues de obtener importantes beneficios politicos y economicos en estas areas, que ponen de manifiesto un revival del imperialismo ateniense, el Estirieo puso proa hacia el sur para encontrar la muerte cerca del no Eurimedonte, en Aspendo (Panfilia), a manos de sus indignados habitantes, con lo que los atenienses enviaron a Agirrio en su lugar. Durante este tiempo la lucha continuaba en Rodas, con los exiliados y sus aliados espartanos atrincherados en una fortification, con la unica novedad de que Hierax, el navarco de 389/8 16 , habia sustituido a Teleutias en el mando de
leutias se escondan renovados planes de conquista asiatica por parte de Agesilao, como sugiere Falkner 1992: 253. 14 Vease cap. XII: 284-285 con n.72. 15 Westlake 1983c: 244-245 rechaza de piano la explication jenofontica para postular que la decision de Trasibulo estuvo fundamentada en la urgencia de conseguir fondos para el proyecto de reconstruction imperial ateniense, como la historiografia moderna tiende a reconocer, con la diferencia sustancial de que la idea no naceria del Estirieo, quien no haria sino obedecer un mandato de la Asamblea; Westlake aduce como posible razon anadida que Trasibulo tambien se preparara financieramente para afrontar lo que se presumia iba a ser un duro asedio a los oligarcas rodios (razon que sin embargo se encuentra en el propio Jenofonte, en HG. 4.8.30). No podemos suscribir la tesis de este autor segun la cual Jenofonte ocultaria conscientemente los fines de la expedition; es sabido que los estrategos atenienses recibian unas ordenes genericas de la Ecclesia que les dejaban un cierto margen de maniobra, siempre y cuando no obrase en contra de los intereses de Atenas y teniendo presente que el pueblo se reservaba mecanismos de control sobre el estratego (euthynai, posibilidad de reelection, etc.). Pritchett 1974: 50-52 ha observado correctamente que la imagen de condottiero que algunos historiadores modernos han prestado a Trasibulo no esta avalada por las fuentes. 16 X. HG. 5.1.3.
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la flota, y alii se mantendria hasta la llegada a la zona del siguiente navarco (388/7), Antälcidas 17 . En Diodoro los laconizantes (οί λακωνίζοντες) son quienes se imponen en la stasis, matando y expulsando a muchos de los democratas partidarios de Atenas; aun asi, temerosos de que algunos ciudadanos se rebelaran (εύλαβουμενοι μή των πολιτών νεωτερίσωσιν), solicitan refuerzos a Esparta, que despacha siete trirremes a cargo de Eudocimo -el Ecdico de Jenofonte-, Difilas -Difridas en Jenofonte- y Filodoco. Con esta flotilla los lacedemonios ganan Samos, Cnido y culminan el dominio de Rodas, tres bases navales estrategicas para el control del Egeo y que contribuiran con veintisiete naves y tripulantes a la ofensiva naval espartana. Finalmente, en un pasaje desgajado de los anteriores e insertado en los acontecimientos de 390, Diodoro relata la muerte de Trasibulo en Aspendo -tambien con Jenofonte como fuente-, tras la cual los trierarcos atenienses dirigen sus naves hacia Rodas al objeto de apoyar a los exiliados democratas filoatenienses, que, en su lucha interna contra los oligarcas laconizantes duenos de la ciudad, se habian hecho fuertes en una plaza fortificada (φρουριον). Diodoro, como Jenofonte, no volverä sobre la stasis rodia, que no parece haber cesado hasta que la paz del Rey garantizo la autonomia de las ciudades y puso fin a la injerencia externa con el beneplacito de Esparta 18 . La version diodorea se resiente a priori del gran inconveniente de ser mucho mas sucinta y de presentar los habituales errores cronologicos en el historiador siciliota, nada desdenables en este caso, pues confunde las expediciones a Asia de los espartanos Tibron y Difridas y, lo que es mas importante, adelanta la emprendida por Trasibulo al Helesponto al ano 392, por lo tanto, en unos dos anos 19 . Como consecuencia, dentro de una narrativa deslabazada, la campana de Trasibulo no tiene una conexion causal con los sucesos de Rodas; en otras palabras, Trasibulo no es enviado por el demos ateniense para ayudar a los democratas radios. En segundo lugar, en Diodoro los oligarcas alcanzan el exito en su empresa y desalojan a los democratas del poder, expulsändolos de la ciudad y banando en sangre un intento de contrarrevolucion. La segunda parte del relato no difiere tanto de Jenofonte, al que parece resumir de manera confusa, obviando aconteci17 X. HG. 4.8.20-30; 5.1.5-6. Segun Tuplin 1993: 78, Jenofonte pierde interes por los asuntos rodios en la medida en que Esparta se ha impuesto en la lucha por el control de la isla (es una idea directriz de Tuplin, en contra de la opinion dominante en la historiografia moderna, que Jenofonte no enfatiza los logros de Esparta, sino que los difumina). 18 D.S. 14.97.1-4y99.4-5. 19 Remitimos una vez mas al capitulo I: esp. 22 para los problemas cronologicos que presenta la Bibtioteca Historica.
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mientos y equivocando datos, como los nombres de los comandantes lacedemonios ο el numero de naves. Ahora bien, ciertos estudiosos han buscado confirmar la validez del relato de Diodoro en dos pasajes de la Politico de Aristoteles, atemporales, en los que se refiere como los mäs pudientes - p a r a los que el Estagirita utiliza los terminos gnorimoi, «notables», y trierarchoi, «trierarcos»-, acosados por los demagogos, que pretendian de una parte instaurar un sueldo por el servicio en armas y, de otra, obstaculizar la devolution a los trierarcos de las cantidades que se adeudaban e incluso llevaban causas judiciales contra ellos, se unen y dan un golpe contra la democracia 2 0 . De principio es complicado identificar con seguridad la lucha faccional descrita por Aristoteles con el testimonio de Diodoro, pues el unico punto en comun entre ambas es la aparente victoria de las clases privilegiadas en su intento de instaurar un regimen oligarquico - n o hay serial alguna de intervention espartana ο ateniense- y la polis rodia, antes y despues del sinecismo que siguio a la revuelta de Atenas en 411, padecio disturbios de similar indole en varias ocasiones. Tampoco debe olvidarse, y Tuplin se ha encargado de recordarlo 21 , que el interes del filosofo es meramente social, no historiografico, esto es, le preocupa mucho mäs la conducta de los demagogos que la exactitud de los datos que conforman el hecho historico. Es mas, Aristoteles no expone los hechos, sino que se sirve de claves braquilogicas que presuponen un conocimiento de los mismos en el lector. Tan intrincada y oscura puede resultar la lectura que Nino Luraghi ha pensado que los dos pasajes forman parte de una estructura quiästica cuatripartita integrada por los cuatro ejemplos con los que Aristoteles quiere ilustrar su teorizacion, de tal modo que el primero de ellos rige sobre los demas; como resulta que el primero muestra «la sollevazione degli esclusi dalla politeia contro il gruppo oligarchial al potere», otro tanto harian los tres restantes y, por tanto, el de Estagira se estaria refiriendo al derrocamiento de una oligarquia en Rodas 2 2 . Y, por ultimo, no carece de importancia el hecho de que, de aceptarse los argumentos que hacen prevalecer el testimonio de Diodoro, significaria atri-
20 Arist. Pol. 1302b23; 1304b27. La conexion fue establecida por Momigliano 1936b: 51-54, quien elimino otras posibles staseis por deberse a injerencias externas, y ha sido aceptada tambien por Funke 1980b: 65-66, Lanzillota 1981: 278, Westlake 1983c: 246247, David 1984a: 273-275, 281-282, Gehrke 1985: 138 y Luraghi 1998: 120. Contra Berthold 1980: 39, 43, que la situa hacia 355. 21 Tuplin 1993: 173. 22 Luraghi 1998, que curiosamente no aplica su hipotesis a la corroboration del testimonio de Jenofonte, ya que cree que el y Diodoro estan aludiendo a dos fases sucesivas de una misma stasis.
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buir a Jenofonte el proposito de falsear deliberadamente los hechos -notablemente ocultar las razones que subyacen a la expedition de Trasibulo al Helesponto, aun a costa de no airear que los lacedemonios controlan la importante isla de Rodas- y no solo silenciarlos ο colorearlos, imputation que creemos exagerada e injusta para con el historiador ateniense, con todos sus prejuicios y limitaciones. Por lo que se refiere a la guerra en Asia, con Ecdico habia viajado Difridas, a quien se habia encomendado la mision de reunir lo que quedaba del ejercito de Tibron y reclutar nuevas tropas con las que seguir combatiendo a Estrutas. Un golpe de suerte puso en manos de Difridas a la hija de Estrutas y a su marido Tigranes, que viajaban hacia Sardes; el sustancioso dinero del rescate fue empleado por el espartano en pagar la soldada de sus mercenarios y consolidar la presencia espartana en Jonia 23 . Por ello la contraofensiva lacedemonia de los anos 391 y 390 puede considerarse un exito, dado que habia permitido a Esparta recuperar buena parte de las plazas perdidas tras la batalla de Cnido. Incluso en el caso de Rodas, que no habia podido ser recuperada, las disensiones intestinas que azotaban la isla impidieron que jugara un papel determinante en el concierto estrategico de los anos finales de la contienda.
23 X. HG. 4.8.21.
X. To ξενικόν έν Κορίνθφ: Ificrates y la revolution subhoplitica
A comienzos de la estacion belica de 3901 una μόρα ο batallon casi completo del ejercito lacedemonio cayo, cerca de Corinto, bajo los golpes de los πελτασταί 2 mercenarios entrenados y mandados por Ificrates de Ramnunte, el comandante ateniense que con esta y otras acciones similares se aseguro perenne fama y el paso a los anales de la historia militar como uno los estrategos griegos mäs resolutivos, audaces e innovadores3. No en vano Polieno recoge hasta un total de sesenta y tres estratagemas atribuidas a Ificrates, mas que de ningun otro jefe militar griego ο romano, Alejandro y Cesar incluidos4. Ificrates se caracterizo por imponer una ferrea disciplina entre sus mercenarios, a los que sometia a una instruction y un entrenamiento continuados en los que no tenia cabida la ociosidad y que les permitia maniobrar, atacar y retirarse en formation como un solo hombre5. De el cuenta Fronti1 La cronologia de los anos centrales de la contienda es bastante confusa. No obstante, hay bastante consenso entre los historiadores modernos en datar la destruction de la mora lacedemonia en la primavera de 390, hacia los meses de mayo-junio, aunque la triada Judeich, Wilcken, Momogliano (cf. cap. V: n.5), a la que se ha sumado ultimamente Sordi 2006: 303, la adelantan a 392. 2 Los peltastas son infantes ligeros que se caracterizaban por portar la πέλτη ο pequeno escudo de mimbre forrado de piel y con forma redonda ο de cuarto creciente, mientras utilizan como armas ofensivas la lanza, la espada ο la jabalina. En relation con el hoplita ο infante pesado, poseen una gran movilidad y alcanzan una eficacia optima cuando son utilizados en c o m b i n a t i o n con la falange hoplitica, con un escuadron de caballeria ο con ambos. A este tipo de combatientes, cuya cuna se encuentra en Tracia, consagra Best 1969 una interesante monografia. Frente a este, Ferrill 1987: 249-50 no cree que los peltastas fueron una aportacion tracia al arte de la guerra, sino mäs bien persa, en la m e d i d a en que tales soldados a b u n d a n tambien en Asia Menor, de donde p a s a n a n al m u n d o griego tras las guerras medicas. 3 Una reciente ponderacion de la carrera militar - y de la mucho menos intensa activid a d politica, si es que la h u b o - desplegada por Ificrates a lo largo de toda la primera mitad del siglo IV se debe a Elisabetta Bianco 1997, que recoge las fuentes y la bibliografia esencial, actualizando asi la entrada nQ 164 de Hofstetter 1978:93-95. 4 El dato es en si mismo elocuente, pese a que algunas anecdotas resulten de dudosa autenticidad (cf. Bianco 1997:179). 5 Polyaen. 3.9.35; Nep. Iphicr. 2.1.
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no que fue capaz de matar con sus propias manos a un centinela dormido, afirmando luego que «lo habia dejado tal y como lo habia encontrado» 6 . Por su parte, Plutarco y Polieno recuerdan que Ificrates concebia el ejercito como un organismo vivo en el que cada elemento -en este caso cada tipo de soldado-, como sucede en el cuerpo humano, cumple una funcion diferente: la falange hoplitica constituye el tronco, las tropas ligeras las manos, la caballeria los pies y el general la cabeza7. Pero la estrecha vinculacion de Ificrates con las tropas subhopliticas fue mäs alia del campo täctico y una tradition antigua, bien que tardia y para algunos estudiosos dudosa, le presenta asi mismo como el reformador de las armas y el equipamiento de la infanteria ligera en una fecha indeterminada, tras la cual esta mejorarfa notablemente su eficacia. Las innovaciones habrian consistido en unas botas mas ligeras y fäciles de desatar (las llamadas «botas ificraticas»), una cota de malla en lugar de la coraza, la sustitucion del tradicional escudo de bronce (asρ is ο hoplon), grande y pesado, por la pelte, de tamano medio y mäs liviano, con el fin de facilitar sus movimientos, el aumento de la longitud de las lanzas -en una mitad segun Diodoro, el doble segun Cornelio Nepote- y la mudanza del punal ο espada corta por una espada convencional 8 . 6 Front. 3.12.2. 7 Plu. Pelop. 2.1; Polyaen. 3.9.22. 8 Desgraciadamente ni Jenofonte ni ninguna otra fuente contemporanea menciona tales reformas (cosa extrana en quien, como el ateniense, se muestra vivamente interesado tanto por el generalato como por la evolucion tecnica y estrategica de la guerra): lo hacen D.S. 15.44, que la inserta en el contexto de la jefatura de Ificrates sobre mercenarios griegos contratados por el Gran Rey para sofocar la revuelta de Egipto, en concreto en el curso del ano 374, y Nep. Iphicr. 1.3-4, sin indicacion de tiempo. Α los historiadores modernes no les ha pasado desapercibido el hecho de que, tal y como son descritas estas modificaciones por Diodoro y Nepote, parece mas bien que se aplicaron sobre el modelo de hoplita y no sobre el de peltasta tracio (asi lo interpretan por ejemplo Parke 1933: 80, Snodgrass 1967: 110, quien habia de «the first directly anti-hoplite reform», y Marinovic 1988: 46; por su parte, Best 1969: 104 considera su testimonio una prueba de que «both authors had no idea of the military situation in Iphikrates' time»). Se inclinan por una datacion temprana, durante la guerra de Corinto, Kromayer, Veith 1928: 89; Barbieri 1955: 199 n.2; Mosse 1962: 315 n.5; Snodgrass, ibid.·, Cartledge 1979: 286 y 1987: 323; Popowicz 1995: 232, 240; Le Bohec-Bouhet 1999: 260. Parke 1933: 79-81, seguido por Marinovic 1988: 46-52, prefiere una evolucion gradual - a la que tambien contribuiria Cabriasinspirada en la victoria sobre la mora y no completada antes de 374, con partes del equipamiento siendo utilizadas de forma experimental. Anderson 1970: 129-131 y Ferrill 1987: 225 optan por una fecha tardia, siguiendo la indicacion de Diodoro en cuanto a que Ificrates adquirio mucha experiencia al servicio de los persas en Egipto. Hamilton 1979: 281-282 alberga dudas. El mas drastico es Best 1969: 102-110, que niega la introduction de cualquier clase de reforma y concluye que el peltasta ificrätico no es mas que una va-
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El talento de literates, e x t e n s i b l e a d e m a s al ä m b i t o d e la oratoria 9 , incluso c u a n d o n o p a r e c e h a b e r d e s a r r o l l a d o u n a carrera politica p r o p i a m e n t e d i c h a 1 0 , n o s o l o c a u t i v o a sus c o n t e m p o r a n e o s - e n t r e los q u e se c u e n t a u n J e n o f o n t e del q u e n o cabrfa esperar tal r e c o n o c i m i e n t o 1 1 - y d e j o h o n d a h u e l l a e n la tradicion p o p u l a r h e l e n i c a . C o m o v e r e m o s m ä s a d e l a n t e , los e s t u d i o s o s m o d e r n o s t a m p o c o h a n d e j a d o d e reparar e n la significativa inf l u e n c i a q u e este a t e n i e n s e d e o r i g e n h u m i l d e - h i j o d e u n z a p a t e r o r e m e n d o n , a f i r m a b a q u e su linaje c o m e n z a b a c o n e l 1 2 - , pero q u e l l e g o a a m a s a r u n a c o n s i d e r a b l e f o r t u n a 1 3 y a d e s p o s a r a la hija del rey tracio C o t i s 1 4 , ejer-
riante del peltasta tracio ya existente (pero vease la demoledora critica de Marinovic 1988:47-49). Por ultimo, Griffith 1981: passim, esp. 162-163, confiesa por un lado haberse dejado persuadir por Best y haber cambiado la posicion mantenida tiempo aträs (1935: 5), negando asi la emergencia de un «nuevo peltasta» armado con una larga lanza en lugar de con jabalina, pero por otro lado parece admitir que Ificrates introdujo, «en el amplio contexto de su carrera militar», algunas innovaciones en el equipamiento del peltasta (p. 164). 9 D.H. Lys. 12; Ps.Dem. 49.9; Aristeid. 49.384; Plu. A/or. 813A. 10 Las paginas que dedica Strauss 1986: 155-156 a los intereses ο conexiones politicas de Ificrates encierran demasiada incertidumbre: quiza era philos de Agirrio y Diotimo, puede que fuera rival de Cabrias, quiza Eunomo y Demeneto fueron tambien sus philoi e incluso sepodria considerar anadir a Cleobulo de Acarnas (simplemente porque el sobrino de este sirvio bajo el mando de Ificrates), etc. Mas realista, Bianco 1997: 191-193 reconoce que «non e facile collocare Ificrate nel dibattito politico ateniese». Ya Sealey 1956: 179 describia a Ificrates, Cabrias y Timoteo como «primarily soldiers, not politicians, though political changes affected their careers.» 11 Lengauer 1979:113-115 llega a ver en Jenofonte «una fascinacion por su personalidad» explicada porque a lo largo de su dilatada carrera como estratego y jefe de mercenaries Ificrates dejo constancia de las distintas cualidades y virtudes que adornaban al modele de comandante militar imaginado por el historiador ateniense. Sobre este ultimo aspecto puede verse igualmente Westlake 1966: passim. 12 Lys. fr. 7.5; Arist. Rh. 1367bl8; Plu. Mor. 186F y 187B. Para el stemma genealogico de Ificrates, vease la Tabla VI de Davies 1971. Como el propio Davies senala (248249), que exista algun vinculo con el genos de los Praxiergidas (su hermano Tisias dedico un altar a Heracles con ayuda de miembros del mismo) no influye necesariamente en el estatus social de Ificrates (prominente en virtud de una presunta pertenencia a este genos, en opinion de Singh 1971: 17 n.37, 131). 13 Dem. 21.62. 14 Nep. Iphicr. 3.4 asevera que de dicha union nacio su hijo Menesteo: Menestheafilium reliquil ex Thraessa natum, Coli regis filia; Dem. 23.129 emplea un termino mäs generico, κηδεστής, para definir el parentesco por afinidad entre Ificrates y Cotis, comparandolo ademas con el de Cersobleptes y Caridemo -el primero habria desposado a una hermana del segundo-, por lo que Davies 1971: 249, que ignora el testimonio de Nepote, opina que Ificrates fue cunado y no yerno del reyezuelo tracio. Antes que a Ificrates, Lisias (28.5) asegura que a Trasibulo le fue ofrecida la mano de la hija de otro dinasta tracio,
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cio sobre el desarrollo del arte militar, hasta el punto de hacer tambalear un ethos hoplitico cuyos usos y reglas no escritas, aunque cuestionadas en cierta medida ya durante la guerra del Peloponeso, conservaban una vigencia de tres siglos15. De forma paralela -grosso modo en la primera mitad del siglo IV-, la utilization masiva de mercenarios en las labores de defensa de la polis16, la proliferation de cuerpos especializados y de elite y los avances macedonios en materia de poliorcetica17 coadyuvarian en arrumbar la vieja identification entre hoplita, ciudadano y propietario y, por extension, los cimientos ideologicos de la polis misma, segiin percibieron con temor e impotencia contemporäneos como Isocrates y Demostenes. En el presente enunciado analizaremos el que a nuestro juicio fue uno de los factores detonantes de tales cambios: el papel de Ificrates, y subsecuentemente de Cabrias, al frente de una fuerza altamente profesional y especializada de peltastas mercenarios durante la guerra de Corinto. El contingente mercenario que opero con Ificrates en la Corintia (οί περι 'Ιφικράτη μισθοφόροι), cuyo numero desconocemos pero que posiblemente superaba los dos miliares18, habia arribado desde el Helesponto 19 al Seutes, a quien el de Estiria habia hecho aliado de Atenas despues de reconciliarlo con el rey odrisa Amedoco, pero en aquella ocasion el estratego ateniense rehuso (vease cap. XII: 274 con n.29). 15 La hoplomachia es abordada con un caräcter general por Ducrey 1985: esp. cap. II, Lazenby 1989, Ober 1996 y, sobre todo, Hanson 1989 y 1991. 16 La larga guerra del Peloponeso habia supuesto agudos cambios en las condiciones de la vida militar y a su termino habia dejado tras de si una estela de penuria economica y marginacion politica y social (vease por ejemplo Popowicz 1995: passim y Fornis 1999: 1) que constituian el caldo de cultivo ideal para la autentica eclosion que vive el mercenariado en el siglo IV, proceso bien estudiado por Marinovic 1988; como asegura Miller 1984: 153, «habia relativamente pocos hombres cuyo talento y temperamento les hiciera soldados (naturales*, infelices en cualquier otra vocation». Otros estudios importantes que abordan en general la figura y el modo de vida de los soldados de fortuna, asi como su papel en el desarrollo geopolitico del mundo griego, son Parke 1933, Griffith 1935 y, ultimamente, Ducrey 1985: cap. IV, Garlan 1989: cap. VII, Bettalli 1995 y Baker 1999. 17 Le Bohec-Bouhet 1999 ofrece un claro resumen de estas y otras innovaciones tecnicas y estrategicas en la practica de la guerra durante el siglo IV. 18 Sabemos que Ificrates se llevo consigo mil doscientos al Helesponto mientras Cabrias siguio operando con ochocientos mas en la Corintia (νid. infra). Segun una escasamente fiable anecdota de Polieno (3.9.57), dos mil de estos mercenarios se pasaron al bando espartano e Ificrates se las ingenio para convencer a sus enemigos de que los desertores no eran de fiar. En funcion del tamafio de la flota que los transporto al continente griego, Best 1969: 86 cree que el militar ateniense dispuso de «varios miliares». 19 Aunque la leva se realizara en la region helespontica, Parke 1933: 50-51 dice que la pelte los identificaba como tracios. Pero si bien es cierto que el origen de esta clase de soldado se halla en Tracia, tambien lo es que pronto se difundio por otras zonas de la He-
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continente griego de la mano de Farnabazo y Conon en el verano de 393 20 . Si creemos una noticia de Justino 21 , Ificrates apenas rebasaba la veintena llenike, particularmente Asia Menor, de ahi que Best 1969: 86, Anderson 1970: 121 y Cartledge 1987: 224, sin negar que hubiera tracios entre los mercenarios de Ificrates, supongan que la mayoria habrian sido reclutados en las ciudades del Helesponto, que hasta la batalla naval de Cnido habian figurado en la alianza espartana y ahora colaboraban en cambio con los persas (menos verosimil resulta la hipotesis de Best, p.97, de que algunos fueran originarios de Grecia central; cf. Marinovic 1988: 44 n.40). Parke (p. 49) tambien ha sugerido que, ante la ausencia de una flota importante donde enrolarse, pudo haber entre ellos algunos ciudadanos atenienses pobres, si bien cabe decir que las fuentes coinciden siempre en referirse a los peltastas de Ificrates con los terminos μισθοφόροι y ξενικόν; es verdad, no obstante, que Dem. 4.24 recuerda la participation de ciudadanos atenienses en esta campana, alineados con los mercenarios, un testimonio que lleva a Pritchett 1974: 118 a asumir «a mixture of Greeks and Asians» en lo que el denomina, como Cartledge 1979: 286, «legion extranjera» (Bearzot 1981: 26 toma tambien el testimonio demostenico para confirmar noticias tardias muy dudosas de D. L. 3.8 y Ael. VH. 7.14 sobre la participacion de Piaton -tras su regreso de Egipto en 395- en las batallas de Tanagra, Corinto y Delio; esta ultima queda descartada por la obvia confusion con Socrates en 424, en Tanagra tampoco sabemos de ningun choque posterior al de 457, con lo que solo queda eis Korinthon, que podria, de ser cierta, referirse a Nemea, la unica batalla propiamente dicha en suelo corintio). Bajo nuestro punto de vista, el pasaje de un Demostenes que, fiel a los canones de la oratoria, pliega los hechos al proposito de su discurso, no es argumento suficiente como para cuestionar el caräcter extranjero de este contingente. 20 Este hecho ha inducido a no pocos estudiosos (v.gr. Parke 1933: 51; Sealey 1956: 184; Saur 1978: 239; Lengauer 1979: 110; Strauss 1986:133; Buckler 2004a: 112) a pensar que Ificrates fue nombrado directamente por el almirante vencedor en Cnido, de lo que se desprenderia una asociacion politica entre ambos (a traves de Conon, Sealey le relaciona tambien con la faction de Agirrio e incluso, lo mismo que Saur y Strauss, anota la posibilidad de que Ificrates y Conon fueran parientes, simplemente porque sus padres se 11amaban del mismo modo, Timoteo [Paus. 9.14.6; IG II 2 3774], un nombre que, como a justo titulo recuerda Davies 1971: 249, esta atestiguado en veintiiin demos; tampoco tiene trascendencia que Ificrates procediera del mismo demo que Aristofanes, lugarteniente de Conon, pace Strauss), pero los vinculos, ya sean politicos ο de cualquier otra indole, no estan ni mucho menos claros (cf. Seager 1967: 103; Funke 1980a: 109 n.22; Bianco 1997: 191-192). De hecho, mäs adelante Ificrates mantendria una relation escasamente afectuosa con el hijo de Conon, tambien llamado Timoteo, pese a que habia desposado a su nieta (Ps.Dem. 49.66; Sealey, ibid., trata de salvar su position arguyendo que «una vez logro prestigio, literates se independizo»); es igualmente incierto ligar la suerte de Ificrates a las de Conon y Agirrio y no a sus propios meritos ο demeritos. Barbieri 1955: 195199 afirma que Conon instituyo, organizo y financio al contingente de mercenarios, aunque dejo que la ciudad eligiera a su comandante, Ificrates, al que Barbieri erroneamente considera estratego; tampoco nos parece acertada su apreciacion de que Conon ofrecia «una posibilita di retribuzione a gente bisognosa», insinuando que hubo atenienses entre sus filas (vease n. anterior). 21 El epitomista (6.5.1-2), al que sigue Orosio (3.1.21), afirma que con veinte anos los
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de anos en el momento de hacerse cargo de esta fuerza, lo que präcticamente excluye la condicion de estratego en este tiempo 22 . La unica fuente que le designa como tal es Harpocracion23, lo que unido a su juventud, al caracter mercenario de las tropas que mandaba y a su larga permanencia en la Corintia hacen preferible el termino «jefe de mercenarios» ο «jefe de peltastas» para los comienzos de su carrera24. Al igual que la flota y las nuevas murallas de Atenas, fueron las profundas areas persas las que posibilitaron la creation y mantenimiento durante mäs de cuatro anos de este cuerpo de peltastas profesionales, en un momento en que el maltrecho erario publico ateniense era incapaz de hacer frente a semejante dispendio 25 . Si Esparta habia sido el primer estado griego en utilizar mercenarios a gran escala -mas de la mitad del ejercito «asiatico» de Agesilao lo era-, en su mayoria hoplitas veteranos de la campana de Ciro, Atenas iba pronto a seguir sus pasos, aunque en este caso mostrando una preferencia por las tropas subhopliticas26. El factor economico, convenientemente subrayado por Pritchett y Marinovic27, resulta crucial a la hora de explicar la cohesion y la diseiplina de este cuerpo, asi como su profesionalidad, su cualificado y constante entrenamiento y la lealtad mostrada hacia su comandante, quien les insuflo un genuino esprit de corps. Fruto
atenienses le confiaron tropas para aeudir en ayuda de los beocios tras la batalla de Coronea. Por su parte, Plutarco (Mor. 187A) asegura que poco antes se habia distinguido en una batalla naval, que se ha pensado podia ser la de Cnido, aunque como recuerda Seager 1967: 103 n. 79, es pura conjetura. Sobre la credibilidad de estas noticias de autores tardios, Funke 1980a: 80 n.23 y Develin 1985: 154-155, quien no pone en duda su temprana edad. 22 Parke 1933: 51-52; Sealey 1956: 184; Pritchett 1974: 62-63; Lengauer 1979: 110; Hansen 1983b: 169; Develin, ibid.·, Bianco 1997: 181-182. Contra Cloche 1934: 30; Barbieri 1955:198; Singh 1971:131 η.80. 23 Harp. s.u. ξενικόν έν Κορίνθιρ. 24 Asi Χ. HG. 4.5.13: των πελταστών άρχων; tampoco Polieno le califica de στρατεγός en las estratagemas que se remontan a la guerra de Corinto. Que los atenienses no quisieran poner a un estratego al frente seria indication, segun Parke 1933: 52 y Marinovic 1988: 44, de una falta de confianza (io de un cierto menosprecio?) α priori en las posibilidades de estos mercenarios. Davies 1971: 249 considera que una razon de fundamento para el nombramiento de Ificrates puede hallarse en su conocimiento del territorio, las poblaciones y la forma de combate de los tracios, incluida la posibilidad de que tuviera alli conexiones familiares. 25 X. HG. 4.8.6-7 y 12. De Ar. PI. 173 se infiere claramente el elevado coste de estos mercenarios, «alimentados por el Gran Rey» dice el comico (y no por la propia ciudad, como asegura retoricamente Dem. 4.24). 26 Parke 1933:48; Marinovic 1988: 36-38. 27 Pritchett 1974: 117, 123-124; Marinovic 1988: 52-53.
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de todo ello seran los logros alcanzados durante la guerra de Corinto por Ificrates y sus peltastas. Desde su llegada al Peloponeso, estos peltastas mercenarios participaron en diversas escaramuzas, primero en el istmo de Corinto, donde junto a argivos y corintios no logran impedir en 392 que los espartanos se apoderen de los Muros Largos de Corinto, posiblemente en razon del insuficiente espacio para maniobrar entre las dos murallas y del papel marginal jugado por las tropas ligeras en lo que fue ante todo un choque entre hoplitas 28 ; al ano siguiente 29 en Arcadia, Fliunte y Sicion, donde si se muestran efectivos en diversas razias que, ademas de causar notables bajas entre defensores mal organizados, asolan el territorio y les procuran bastante botin, tanto es asi que los fliasios ponen en peligro su autonomia al requerir una guarnicion lacedemonia para su ciudadela (Jenofonte dice que recelaban de que apoyaran la vuelta de los acusados de laconismo, μή τους φάσκοντας έπι λακονισμφ φέυγειν κατάγοιεν) y los arcadios temen salir de las ciudades (sentimiento que sera ridiculizado por los espartanos, para quienes los mantineos tenian el mismo miedo de los peltastas que los ninos del Coco) 30 . Pero veamos con mäs detenimiento el episodio de la mora, relatado 28 X. HG. 4.4.7-13; D.S. 14.86.2-4. Vease cap. V: 138-140. 29 Aunque no se puede descartar que se prolongaran mas de una estacion belica, estos raids se acomodan mejor a la estacion de campana de 391 dentro de la secuencia narrative de Jenofonte. 30 X. HG. 4.4.15-18 es la principal fuente para estas acciones, pero vease tambien Polyaen. 3.9.24, 49 y 54 y Front. 2.1.6, que relatan como Ificrates, viendo acosada su retaguardia, giro con sus mejores tropas y, atravesando sus propias filas, sorprendio a los fliasios que trataban de arrebatarle el botin y mato e hizo prisioneros a muchos; D.S. 14.91.3 precisa que perecieron trescientos fliasios (incluso si se trataba de tropas subhopliticas, parecen demasiados para una comunidad politica que debia rondar los mil ciudadanos) y anade ademäs el enfrentamiento ante los muros de Sicion (no citado por Jenofonte), en el que los sicionios perdieron quinientos hombres, una cifra que, lo mismo que ocurre con los fliasios, resulta realmente elevada con respecto al cuerpo civico y militar de esta polis. Bianco 1997: 183 plantea la posibilidad de que tambien puedan corresponder a este perfodo - y no a veinte anos mas adelante, como se ha venido sosteniendo- el asedio no culminado a Estinfalo referido por Estrabon (8.8.4) y las incursiones en la Epidauria relatadas por Polieno (3.9.39 y 48, el cual por cierto menciona hoplitas y no peltastas al servicio de Ificrates); en este ultimo caso, el de Epidauro, coincide con Pascual Gonzalez 1995a: 855. Por otra parte, una de las versiones que nos han llegado de los Sch.Aristeid. 172.3-4 Dindorf (que tambien se refiere a la incursion triunfal sobre Sicion) atribuye la responsabilidad de la victoria sobre los fliasios a Cabrias, quien segun D.S. 14.92.2 habria sucedido a Ificrates en la jefatura de los peltastas acantonados en la Corintia, mientras otro manuscrito se contradice y primero la adscribe a Ificrates y luego a Cabrias. Esta fuente, habitualmente desdenada por los estudiosos, ha tratado de ser rehabilitada por Thompson 1985 en la construction de una ingeniosa hipotesis, aceptada por ejemplo por
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vividamente y con todo lujo de detalles -un modelo de ένάργεια- por un Jenofonte poco inclinado a resaltar y atribuir merito a las acciones que danan intereses espartanos31. Con motivo de que los amicleos 32 que militaban en el ejercito lacedemonio pudieran regresar para cantar el pean en las fiestas Jacintias33, como era la costumbre, el polemarco del batallon lacedemonio acantonado en Lequeo, el principal puerto corintio, decidio escoltarles hasta las proximidades de Sicion, desde donde regreso con sus seiscientos hoplitas, no sin antes ordenar al hiparco ο jefe de caballeria que con su escuadron de jinetes siguiera acompanando a los amicleos hasta donde estos deseasen y luego se uniera a el. Dice Jenofonte que los lacedemonios eran conscientes de que gran cantidad de tropas ligeras enemigas se desplazaban por la region, Bianco 2000: 48-49, que sostiene que Cabrias e Ificrates pudieron desempenar el mando conjuntamente, el primero como jefe de las fuerzas atenienses en Corinto, el segundo como arconte de los peltastas (justo como parecen ejercerlo Calias e Ificrates durante el ataque a la mora), con una logica primacia de Cabrias. A su favor cuenta el hecho de que Jenofonte no dice nada de la supuesta sucesion en el mando referida por Diodoro, sino que Cabrias, eclipsado por los exitos de su colega, no aparece en su narration, ademäs un tanto abruptamente, hasta 5.1.10. La confusion radicaria en el hecho de que el escoliasta utilize una Atthis y los atidografos guardaban memoria exclusivamente de los nombres de los generales, identidad y numero de tropas y resultado de las empresas atenienses, pero no prestaban atencion a las tacticas, que es precisamente lo que mäs interesa a Jenofonte, de ahi que en los analistas los logros de un joven Ificrates, aun bajo la autoridad de otro estratego, pasaran inadvertidos y con el tiempo pudieran inducir a error. Sin embargo, la participation de Cabrias en la expedition helespontica de Trasibulo en 390, documentada epigraficamente (infra n.66), echa por tierra esta teorfa y demuestra que Cabrias no entro en liza en la Corintia hasta 389. Por otro lado, tanto el sofista como Diodoro situan cronologicamente estas victorias despues del episodio de la mora, cuando en el relato de Jenofonte, mäs fiable, figuran despues. Posiblemente la explication se encuentre en que la gran repercusion que tuvo la destruction del batallon lacedemonio dio pie a digresiones, tan del gusto de Eforo y Diodoro, sobre otras acciones de Ificrates, menos llamativas pero tambien efectivas (el caso de Elio Aristides es distinto, ya que, al igual que otros retores, ordena los acontecimientos de manera arbitraria, en funcion de sus intereses). 31 HG. 4.5.11-18. Parke 1933: 54 η. 1 asegura que «su description suena como si el hubiera estado presente en los alrededores, como parte del sequito de Agesilao, y asi hubiera escuchado la historia de aquellos que habian intervenido». Otras fuentes son D.S.14.91.2-3; Nep. Iphicr. 2.3; Dem. 13.22; Din. 1.75. 32 Habitantes de Amiclas, una de las cinco aldeas (komai), cuyo sinecismo significo el nacimiento de la polis lacedemonia en el siglo VIII (cf. Fornis 2003a: 30). 33 Estas fiestas sagradas celebraban en el mes de mayo la muerte y resurrection de Jacinto, divinidad prehelenica sincretizada con Apolo, en su santuario de Amiclas (el 11amado Amicleo); junto a las Carneas y las Gimnopedias formaba parte del ciclo ritual de initiation a la edad adulta del adolescente espartiata (cf. Fornis 2003a: 294-296).
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pero confiaban en que no se atreverfan a atacarlos, mäxime cuando al menos en una ocasion algunos de los mas jovenes hoplitas lacedemonios persiguieron a la carrera y lograron atrapar y matar a varios peltastas. Sin embargo, en el Camino de vuelta, cerca de Corinto, el polemarco y su batallon fueron sorprendidos por Calias 34 , estratego de los hoplitas atenienses acuartelados en esta ciudad, e Ificrates, jefe de los peltastas mercenarios, que consideraban inmejorable la oportunidad de abalanzarse sobre unos hoplitas que no contaban con la proteccion ni de Caballeros ni de infantes ligeros. Su plan consistia en atacarlos con jabalinas por el costado que el escudo dejaba sin proteccion (εις τά γυμνά), el derecho, con la ventaja de que si los hoplitas rompian la formacion para perseguirles, al ser mas pesados, nunca podrfan darles alcance. En prevision de este supuesto, como parte de una täctica combinada, Calias alineo a sus hoplitas no lejos de los muros de Corinto, dispuesto a herir ο matar a los hoplitas lacedemonios que se dispersaran 35 . De esta forma, literates y sus peltastas iniciaron su hostigamiento sobre la mora, que en principio no debio de ser muy intenso y cercano, ya que los primeros heridos pudieron ser evacuados a Lequeo por los escuderos (hypaspistai), siendo los unicos que se salvaron. La reaction del polemarco fue ordenar a las diez clases de edad mäs jovenes -entre veinte y treinta anos- que persiguieran a los peltastas, pero no solo no cogian a ninguno, sino que, en su retirada, diseminados, eran facil presa para unos atacantes que lanzaban la jabalina sin dejar de correr. Como en la primera acometida perecieron nueve ο diez hombres, el polemarco mando cargar a las quince primeras clases -entre veinte y treinta y cinco anos-, que tuvieron mas bajas todavia. En esta tesitura, cuando segun Jenofonte «ya habian caido los mejores», se presento el contingente de caballerfa lacedemonia, que en conjuncion con los hoplitas emprendieron otra persecution. Sin embargo, el historiador censura con acritud que equivocaran la tactica y en lugar de perseguir y acosar a los peltastas hasta matar a algunos de ellos, no se apartaran de los hoplitas que quedaban, sin duda por miedo a quedar aislados y a merced de los hoplitas de Calias 36 . Unos y otros se reagruparon en una 34 Hijo de Hiponico, estratego muerto en Delio (424), y nieto de Calias, negociador y artifice de la paz con Persia en 449, es miembro por tanto de una de las familias mäs prominentes y ricas de Atenas. 35 N o hay base alguna para la duda - n o razonada- de Buck 1994: 55 en cuanto a si hubo hoplitas beocios junto a los hoplitas atenienses. 36 Como puntualiza Anderson 1970: 125, a lomos de ponies los caballeros no constituian tropas de choque capaces de romper una formacion de hoplitas, sino fuerzas de hostigamiento armadas a la ligera. Estas deficiencias en el equipamiento ecuestre hacian
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colina que distaba dos estadios del mar (aproximadamente 360 metros) y dieciseis ο diecisiete de Lequeo (unos tres kilometros). Cuantos menos hoplitas lacedemonios quedaban, mas peltastas se sumaban al ataque. Fue entonces cuando los que estaban en Lequeo se apercibieron de la lucha y fletaron unas embarcaciones con las que, siguiendo la costa, llegaron a la altura de la colina. Pero en vez de retirarse ordenadamente y en formation hacia el mar, los atemorizados hoplitas lacedemonios, que a su situation comprometida unian ahora la progresiva aproximacion de los hoplitas atenienses, emprendieron una desesperada huida. Algunos cayeron al agua, donde quiza fueron recogidos por las naves amigas, otros pocos se pusieron a salvo con los caballos en Lequeo. Puesto que en apariencia existe una contradiction entre el hecho de que una mora conste de aproximadamente seiscientos hoplitas - a los que cabria sumar el escuadron de caballeria, unos sesenta hombres- y el que Jenofonte diga que, habiendose salvado solo unos pocos, perecieron en total unos doscientos cincuenta, es muy posible que el historiador haya reflejado unicamente las bajas espartiatas 37 . EI relato de Jenofonte confirma, de todos modos, la conmocion que la noticia causo en Agesilao y sus hombres -«tal desgracia era inusual para los lacedemonios»-, entre quienes habia padres, hermanos e hijos de los caidos 38 ; estos, como cabria esperar en una sociedad militarizada como la espartana, lejos de esconder su dolor, paseaban su orgullo y coraje frente a la humiliation y vergiienza con que se castigaba a los supervivientes del batallon. De regreso a casa, el rey pasaba por las ciudades caido ya el crepusculo ο antes del amanecer, sin demorarse, segun Jenofonte para evitar a sus hombres en la medida de lo posible el regocijo de los habitantes ante su desgracia, aunque quizä una razon mäs seria que justificase tal comportamiento fuera la de ocultar las grandes bajas sufridas y, consecuentemente, la considerable merma de los efectivos lacedemonios en el istmo de Corinto 39 . que, de todas las posibilidades estrategicas que ofrece la caballeria, ciertamente la carga frontal contra una falange cerrada no fuera la option mas inteligente (vease el capitulo que Spence 1993: 121-163 consagra a la teoria y la practica de la guerra a caballo en epoca clasica). 37 Asi lo piensa Cartledge 1979: 286. Lazenby 1985: 150, por su parte, muestra su extraneza por el hecho de que Jenofonte no mencione prisioneros. 38 La desgracia contrasta fuertemente con la exultation con la que Agesilao presidia el desfile del botin apresado en el Pireo corintio, justo en el momenta de recibir la dramatica noticia. Cf. Gray 1989: 157-163, segun la cual «Xenophon does indeed make the campaign illustrate a reversal of fortune ... the widespread Greek and general human belief that pride goes before a fall.» 39 X. HG. 4.5.10 y 18. Para Tuplin 1993: 72 Jenofonte pone de relieve el tratamiento
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En Plutarco se anade a la magnitud del desastre humano la humiliation publica que supone que «hoplitas hayan sido vencidos por peltastas y lacedemonios por mercenarios» 40 , un infortunio solo semejante al infligido por Demostenes en Esfacteria, durante la primera decada de la guerra del Peloponeso, cuando de los 420 espartanos acorralados en el islote, el estratego ateniense capture a 292, 120 de los cuales eran homoioi ο espartiatas de pleno derecho, mientras el resto perecio 41 . Como entonces, la destruction del batallon agudizo el endemico y progresivo declive demografico que sufria la clase dirigente espartiata -fenomeno que se conoce como oliganthropta, escasez de varones, y mäs en particular de ciudadanos-, de por si minoritaria en relation con el gran numero de grupos dependientes que poblaban Lacedemonia 42 . Con toda su repercusion, la victoria de literates no tuvo, empero, una incidencia real ni se tradujo en un avance estrategico en el desarrollo general de la guerra, mäs alia de seguir vetando a los lacedemonios y sus aliados la salida del Peloponeso a traves del istmo de Corinto. La posesion de Lequeo y el control del golfo Corintio garantizaba a los espartanos la comunicacion con Grecia central por via maritima 43 . i Y cual ha sido el juicio de la historiografia moderna acerca de este episodio belico cuyos efectos parecen mas psicologicos que präcticos y, por ende, de la contribution de literates al desarrollo tecnico y operativo de los infantes ligeros? En opinion de Parke sus victorias posibilitaron que «durante el medio siglo siguiente los peltastas apareciesen frecuentemente en todos los ejercitos, especialmente el ateniense, y se convirtieran en las tropas ligeras por excelencia, eclipsando a todas los tipos anteriores de infantes ligeros» 44 . Best se muestra mas conservador y, aun reconociendo la significativa aportacion de Ificrates y luego de Cabrias, considera que la infanteria ligera y muy especialmente los peltastas ya habian experimentado un importante desarrollo desde comienzos de la guerra del Peloponeimprudente de los lacedemonios hacia sus aliados, a los que previamente habian despreciado por su temor a los peltastas. Por su parte, Hamilton 1979: 285 recuerda que, ironicamente, Agesilao habia contribuido al desastre tras haber enganado con una treta a Ificrates para que dejara la peninsula del Pireo y se trasladara a la ciudad de Corinto (cf. X. HG. 4.5.3). 40 Plu. Ages. 22.4. 41 Th. 4.27-38; 5.15.1; cf. Fornis 1999: 49-50. Cartledge 1987: 223 situa este desastre como el tercero en magnitud de la historia militar de Esparta, despues de la derrota de Hisias ante Fidon de Argos en 669 y el ya referido de Esfacteria. 42 Sobre la oliganthropia, sus causas y efectos en la sociedad espartana, puede verse Fornis 2003a: 246-248, con la bibliografia anterior. 43 Vease cap. V: passim. 44 Parke 1933: 54.
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so 45 . Curiosamente Best ha coincidido con Parke en otro punto, en la posible relation de los peltastas -con ο sin la polemica reforma ificratica- con los falangitas macedonios de Filipo II 46 . Anderson supedita el exito de las tropas ligeras de Ificrates a la presencia de los hoplitas atenienses de Calias, en numero suficiente ademäs como para afrontar con garantias un choque directo contra los hoplitas lacedemonios, y recuerda que dos dias despues los dos comandantes atenienses no fueron tan imprudentes como para salir de la ciudad mientras el grueso del ejercito de Agesilao asolaba la campina circundante 47 . Pritchett desplaza el merito desde Ificrates, al que considera mediocre en un balance de su larga carrera militar, a estos mercenarios que sirvieron casi un lustro bajo su mando, altamente profesionales y cualificados 48 . Todo lo contrario defiende Cartledge, para quien «fue la inteligencia de Ificrates mäs que el oro persa la que acoplo esta fuerza y la convirtio en una poderosa unidad tactica. No solo introdujo significativas modificaciones en el equipamiento, combinando al hoplita con el infante ligero para producir el peltasta, sino que tambien demostro ser un excelente ordenancista y comandante de campo» 4 9 . Para Hamilton «con su victoria sobre la mora Ificrates habia disipado el mito de la irreductibilidad espartana y demostrado que un grupo de mercenarios bien entrenados podia ser mas efectivo y mas economico que una leva ciudadana. Este hecho fue de la mayor importancia en la subsiguiente historia del siglo IV» 50 . Barry Strauss sentencia que «en 390 nacio un nuevo heroe ateniense que ...
45 Best 1969: 89, donde con buen criterio senala que las campanas de Demostenes en la guerra arquidamica, las de Agesilao en Asia Menor en los albores del siglo IV ο la misma expedicion de los Diez Mil constituyen claros precedentes de la puesta en practica de una estrategia que otorga una indiscutible relevancia a las tropas ligeras; el holandes ha olvidado, sin embargo, a Brasidas, que tambien recurrio con profusion a infantes ligeros en sus operaciones en Tracia entre 424 y 422 (Th. 4.78-88, 102-116, 120-135; 5.2-10), y al tambien espartano Dercilidas, quien de aceptar el testimonio de Isocrates (4.144) habria reunido hasta tres mil peltastas, con los que devasto la llanura misia (cf. Parke 1933: 44 y Lazenby 1989: 77). En cualquier caso, salvo la posible exception de Demostenes, todos ellos utilizaron esta clase de tropas de una manera convencional. 46 Parke 1933: 155-156; Best 1969: 139-142; contra Griffith 1981: passim, esp. 165167. 47 Anderson 1970: 126; cf. X. HG. 4.5.10. Tuplin 1993: 72-73 piensa que, al reparar varias veces en la presencia de Calias, Jenofonte minimiza, ο por lo menos resta enfasis, a la victoria de Ificrates, cuyo elogio en las Helenicas se hace esperar hasta 6.2.27-39. 48 Pritchett 1974:123. 49 Cartledge 1979: 286 (cf. tambien 1987: 224, donde culpa indirectamente a Agesilao del desastre lacedemonio por no haber procurado que una adecuada escolta de caballeria acompanase el desplazamiento de los amicleos y el posterior regreso del batallon). 50 Hamilton 1979a: 286.
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neutralizo los efectos de las recientes victorias espartanas ... y cerro el Camino al Atica. La victoria de Ificrates le aseguro la inmortalidad en la historia militar griega» 51 . A juicio de Ferrill, por encima del episodio de Pilos en 425, donde las fuerzas atenienses eran abrumadoramente superiores a los hoplitas lacedemonios atrapados en la isla, «en la guerra de Corinto, literates mostro de manera concluyente que los hoplitas eran vulnerables al ataque de la infanteria ligera» 52 . Por su parte, Marinovic afirma que «la capacidad de maniobra de la falange hoplitica era extremadamente limitada, cuando no inexistente: su fuerza residia en la unidad y cohesion de la formation. Los peltastas podian al contrario ser facilmente incluidos en un grupo sin perder nada de su libertad de maniobra en el campo de batalla ... Es por lo que la introduction de estos nuevos combatientes que eran los peltastas [notese que para la autora rusa se trata por completo de una nueva clase de guerrero] ejercio una influencia indudable sobre el desarrollo del arte militar griego. Asistimos, ante todo, al fin del monopolio de los ejercitos hopliticos caracteristicos de las ciudades griegas; se asesta un golpe a la organization militar de la comunidad civica» 53 . Ificrates alcanzaria algunos triunfos mas durante la guerra de Corinto, bien es cierto que de menor eco y trascendencia. En primer lugar, todavia en el verano de 390 y en la Corintia, recupero el fuerte (phroiirion) de Enoe y los enclaves de Sidunte y Cromion, en el golfo Saronico, todos ellos fortificados y al cuidado de guarniciones lacedemonias, para despues hacerse con el Pireo (Peiraion) ο peninsula de Peracora (Perachora)54. Puesto que en adelante las comunicaciones entre las guarniciones lacedemonias de Lequeo y Sicion se desarrollaron por via maritima, es muy posible que el ateniense tambien se apoderara del fuerte de la Epiecea, construido por Praxitas 55 . Aunque no pudo despojar a los espartanos del estrategico puerto de Lequeo, en el golfo de Corinto, a traves de estas acciones Ificrates establecio un control firme de las fuerzas del sinedrio sobre la vertiente oriental y septentrional de la Corintia, sellando de paso el Camino al Atica, y al mismo tiempo alivio los seriös danos que desde estos lugares se causaba a las cosechas corintias. Por todas estas campanas, pero sobre todo por su destruction de la mora
51 Strauss 1986: 155. 52 Ferrill 1987:221. 53 Marinovic 1988:50-51. 54 X. HC. 4.5.19. Estos enclaves habian sido tornados dos anos antes por el polemarco espartano Praxitas (HG. 4.4.13; cf. cap. V: 140). 55 Cook 1981:444.
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lacedemonia, Ificrates demando y obtuvo grandes honores publicos (megistai timai) a su regreso a Atenas en 389 -la erection de una estatua de bronce en el ägora acompanada de una inscription, la proedria y el derecho de manutencion en el Pritaneo-, no sin la oposicion de ciertos conciudadanos, como Harmodio, descendiente del tiranicida, quizä porque le considerara aun demasiado joven, quizä porque no hubiera conducido un ejercito ciudadano, sino de mercenarios extranjeros. Este reconocimiento publico se hizo de alguna forma extensivo a algunos de sus oficiales, como Estrabacte y Polistrato, a quienes presumiblemente se concedio la ciudadania ateniense 56 . En la primavera de 388, tras un breve tiempo «en casa» (ο'ίκοι) en calidad de ιδιώτες ο ciudadano privado -tras su fallido golpe de mano en Corinto, en el que habia matado a algunos simpatizantes de Argos (άργολίζοντες) 5 7 -, Ificrates fue enviado al Helesponto al frente de ocho naves y mil doscientos de sus inseparables peltastas mercenarios, en su mayoria veteranos de las campanas de Corinto, para apoyar a Agirrio, demotikos experto en finanzas pero carente de experiencia militar 58 , y asi evitar que el espartiata Anaxibio, harmosta de Abido, danara una influencia ateniense en la region que Trasibulo habia construido con gran esfuerzo. En primer lugar, el hecho es sintomätico de que el epicentro del conflicto se estaba desplazando a la region helespontica, donde finalmente se decidiria la suerte del mismo, y de que Atenas se habia volcado en la reconstruction de su imperio en el Egeo. Por otro lado, se plantea la cuestion de con que dinero se pagaba a estos mercenarios ahora que, muerto Conon y anudada la
56 Dem. 23.130 y 136; Aeschin. 3.243; Sch.Dem. 21.62; cf. Dem. 20.84-85; Arist. Rh. 1397b30-38 y 1399bl. En detrimento de estas fuentes del siglo IV, que relacionan directa y cronologicamente Ios honores tributados con el aplastamiento del batallon lacedemonio, D. H. 2.12.5 afirma que los privilegios se retrasaron veinte anos, hasta comienzos de 370, testimonio que ha sido admitido por la mayor parte de la critica moderna (veanse sin embargo los poderosos argumentos aducidos en contra por Gauthier 1985: 177-180). Del reconocimiento hacia Ificrates nos habia el hecho de que servir a sus ordenes confiriera una distincion especial, digna de ser remarcada ante un jurado popular (Is. 2.6; Aesch. 2.149; Singh 1971: 135 interpreta erroneamente esta ultima referenda de Esquines, lo mismo que 2.179, como ilustrativas del egregio linaje de Ificrates, que para la norteamericana perteneceria al genos de los Praxiergidas: vid. supra n. 12). 57 Veasecap. VI: 154-156. 58 Sealey 1956: 184 y Saur 1978: 239 aseguran que Ificrates pertenecia a la faction de Agirrio (pero vid. supra n. 10), la cual habrfa cobrado fuerza tras la muerte de Trasibulo y el descredito temporal de sus colaboradores. A su vez, una presunta oposicion conjunta hacia el de Estiria, no demasiado clara, lleva a Strauss 1986: 135 a pensar que Agirrio se vinculo a Conon mientras este vivia.
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alianza con los monarcas Evagoras de Salamina y Acoris de Egipto, ambos en rebelion contra el Gran Rey, Atenas habia perdido el favor de este y, con el, las vitales transferencias de fondos persas que contribuian a financiar el coste belico 59 . Dada la insuficiencia de la εισφορά con que se gravo a la clase privilegiada ateniense en 390 60 , la respuesta ha de encontrarse por fuerza en los impuestos indirectos instituidos por Trasibulo durante la citada campana: un diezmo (δεκάτη) sobre el comercio a traves del Helesponto y una tasa del 5% (εικοστή) sobre la entrada y salida de mercancias de los puertos aliados que revertian a las exhaustas areas atenienses y estaban destinadas a subvenir las necesidades belicas 61 . Despues de hacerse la guerra mutuamente durante un tiempo a traves de practicas piraticas (ληστάς), el traslado de Anaxibio acompanado de unos pocos lacedemonios del destacamento 62 , mil μισθοφόροι eolios -presumiblemente tropas ligeras- y doscientos hoplitas abidenos hasta la ciudad amiga de Antandro, en la que pretendia instalar una guarnicion, proporciono a Ificrates la oportunidad de planear una emboscada. El ateniense hizo creer al espartano que habia partido con sus naves hacia el Proconeso para colectar dinero cuando en realidad se aposto con sus hombres cerca de Cremaste, en terreno abrupto y estrecho, donde era imposible que las tropas de Anaxibio, que avanzaban en una columna larga y estrecha, pudieran formar. Como resultado de la celada, Ificrates, que ataco primero a los lacedemonios de la retaguardia, consiguio matar a todos ellos -un minimo de doce-, Anaxibio incluido, y luego a unos doscientos mercenarios del centro de la columna -que por tener un equipamiento mäs ligero tenian mas fäcil la huida- y a cincuenta hoplitas abidenos de los que se encontraban en vanguardia y, por tanto, mas cerca de Abido 63 . En terminos de geoestrategia,
59 Si es que las subvenciones continuaron despues de la realizada por Farnabazo al sinedrio de Corinto en el verano de 393, la ultima de la que tenemos noticia (cf. cap. VII: 195-196 con nn. 94-95). 60 Lys. 28.3-4; 29.4.9; Ar. Eccl. 197-198, 779-783. 61 Vease cap. ΧΠ : passim, esp. 275. 62 Estos lacedemonios procedian de las ciudades jonias que habian mantenido harmostas y guarniciones, de donde fueron expulsados tras la batalla naval de Cnido, refugiandose con Dercilidas y luego con Anaxibio en Abido, practicamente el unico lugar junto con Sesto que habia quedado en manos espartanas (cf. cap. VII: 180). 63 X. HG. 4.8.33-39; Plu. Mor. 219C; Polyaen. 3.9.44y Front. 2.5.42 parecen referirse al mismo episodio, aunque de forma muy distinta: Ificrates no embosca y mata a Anaxibio, sino que realiza una incursion nocturna en los campos abidenos durante la cual se apodera de muchas personas y bienes. En esta ocasion, como ha explicado Anderson 1970: 129, la victoria se debio mäs a la capacidad y a las dotes de Ificrates como estratega que a una hipotetica superioridad de los peltastas sobre los hoplitas, maxime cuando
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la audaz action de Ificrates contribuyo a salvar el control ateniense del Helesponto, siquiera temporalmente, hasta que la ayuda persa y siracusana hizo posible que Antälcidas bloqueara la rata ateniense de aprovisionamiento de grano pontico 6 4 . La efectividad de los peltastas, de nuevo en combination con hoplitas, se pondrfa una vez mäs de manifiesto p o c o despues, probablemente en el otono de 3 8 8 6 5 , e n esta ocasion a las ordenes de Cabrias de Exone, estratego ateniense que, segun Diodoro, habria sustituido a Ificrates al frente del contingente de peltastas destinado en la Corintia 6 6 . D e camino a Chipre, donde debia apoyar la revuelta del rey Evagoras contra Persia 67 , Cabrias desembarco al amparo de la noche en Egina, isla que al menos desde el periodo estival de 389 - y posiblemente desde el anterior- servia de base naval
Anaxibio tambien disponia de infantes ligeros, aunque poco pudieron hacer ante el elemento sorpresa. Para Best 1969:91, Ificrates ejecuto a la perfeccion una operation propia de la guerrilla. Al comparar este episodio con el del hostigamiento de peltastas acarnanios sufrido por Agesilao ese mismo ano en el noroeste continental, del cual el rey espartano supo salir airoso, Cartledge 1987: 225 repara en la necesidad de que un jefe militar este preparado para esta contingencia. 64 Ificrates habria de intervenir una vez mas en la guerra de Corinto, en 387, cuando junto al tambien estratego Diotimo establecio un bloqueo naval sobre el espartano Nicoloco en Abido, que no sirvio de mucho ante el engano que sufrieron sus colegas Demeneto, Dionisio, Leontico y Fanias a manos del navarco espartano Antälcidas (X. HG. 5.1.25-27; cf. cap. XII: 292-293). No creemos que las estratagemas de Ificrates contra los tracios en general y contra los odrisas en particular recordadas por Polieno (3.9.41, 46, 50, 60 y 62) y Frontino (1.5.24 y 6.3; 2.12.4) siguieran a la muerte de Anaxibio, como supone Pascual Gonzalez 1995a: 884-885, sino al periodo posterior a la paz del Rey, cuando el ateniense estuvo al servicio del rey Cotis en la reunification del reino tracio (cf. Bianco 1997: 187-188). La carrera militar y politica de Ificrates se prolongaria con distinta fortuna hasta finales de los anos 50 ο principios de los 40. 65 Accame 1951: 139 y Funke 1980a: 99 creen que los atenienses partieron antes del cierre de la estacion naval, en contra de Beloch 1922: 93 y 1923: 225 y Meloni 1949: 190, que habian datado la expedicion en la primavera de 387. 66 D.S. 14.92.2; el momento del reemplazo en la jefatura debio ser mediado el ano 389, ya que Cabrias intervino en la expedicion de Trasibulo al Helesponto de 390 (por lo menos en su primer ano, como demuestra su mention en las lineas 2, 21 y 22 de IG II2 21: cf. cap. XII: nn. 16 y 29, lo que descarta la hipotesis de Thompson recogida supra n.30). Parke 1933: 56 con n.4, seguido por Best 1969:92, sugiere que en el nombramiento de Cabrias pudo influir precisamente su experiencia en la region del Helesponto, donde habria entrado en contacto con la forma de combatir de los peltastas. Desde luego no parece que fuera por razones politicas, como apuntan Saur 1978: 239 y Strauss 1986: 156 (cf. cap. VI: n.24). En general sobre la dilatada carrera militar de Cabrias, a quien igual que a Ificrates no pocos estudiosos le reservan el calificativo de condottiero, puede consultarse Pritchett 1974: 72-77 y, ultimamente, Bianco 2000, con bibliografia anterior. 67 Nep. Chab. 2.2; cf. cap. XII: n.72.
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para la flota lacedemonia, desde la cual se organizaban y alentaban constantes acciones de pirateria emprendidas individualmente por los eginetas sobre las costas äticas, las cuales, ademäs de causar graves danos economicos, dificultaban las comunicaciones maritimas atenienses68. Le acompanaban ochocientos peltastas, a los que se sumo al amanecer una fuerza no especificada de hoplitas atenienses bajo el mando de Demeneto. En una tactica que recuerda en cierto modo la empleada por Ificrates y Calias con la mora lacedemonia cerca de Sicion, los hoplitas, que actuaban como senuelos, se internaron hasta dieciseis estadios mas alia del Heracleo, mientras Cabrias tendia una emboscada con sus peltastas en una zona quebrada del camino. Cuando Gorgopas, el harmosta lacedemonio de la isla, supo del desembarco de los hoplitas atenienses, salio a su encuentro acompanado de otros ocho espartiatas, los soldados, «todos los hombres libres» de las naves -empufiando estos Ultimos las armas que podian- y por ultimo los eginetas, pero fueron sorprendidos por una lluvia de jabalinas y flechas, mientras que los hoplitas atenienses retrocedian y completaban el cerco. Sin tiempo para formar, la vanguardia, entre la que se hallaban Gorgopas y los demas espartiatas, cayo räpidamente, lo que provoco la consiguiente desbandada del resto de los hombres, de los cuales murieron unos ciento cincuenta eginetas y no menos de doscientos extranjeros, metecos y marinos. A la victoria ateniense siguio un eventual amotinamiento de los remeros mercenarios de la flota espartana fondeada en Egina, que no percibian la soldada, consecuencia sin duda del final de la provechosa ληστεία sobre el Atica, hasta que el relevo de Eteonico por Teleutias, hermano de Agesilao, al frente de la misma calmo los animos69. Las tropas ligeras y en particular los peltastas continuaron dejando constancia de su eficacia una vez concluida la guerra de Corinto -en 378, por ejemplo, en la batalla de Tespias, es notoria la victoria moral de un contingente de peltastas mercenarios al mando de Cabrias sobre los hoplitas lacedemonios de Agesilao 70 -, pero ello supera el arco cronologico de nuestro estudio. Por su parte, con el sometimiento de Atenas a los dictados de la paz del Rey en 386, Ificrates y Cabrias siguieron parecidos senderos y 68 X. HG. 5.1.1. Sobre esta pirateria al servicio de estados beligerantes, en este caso Esparta, similar a la practicada por los corsarios de otros periodos historicos, consultese cap. XI. 69 X. HG. 5.1.10-13; cf. Polyaen. 3.11.9-10 y 12; Front. 1.4.14. Sobre la estrecha vinculacion de Teleutias con los marineros mercenarios, ejemplo del nuevo tipo de relation simbiotica comandante-soldado que prima a comienzos del siglo IV, canalizada en ocasiones al margen del marco civico de la pölis, vease Lengauer 1979: 116-117. 70 D.S. 15.32.2-6; Nep. Chab. 1; Polyaen. 2.1.2; Dem. 20.76.
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abandonaron por un tiempo su ciudad natal para poner su experiencia y sus conocimientos militares al servicio de gobernantes extranjeros -el primero en Tracia, el segundo en Egipto- a cambio de sustanciosos beneficios economicos, sin que esta libertad de action entrara en contradiction con los intereses de Atenas -todavia su patria- en politica exterior 71 . Α modo de conclusion de este capitulo puede decirse que, si la guerra del Peloponeso fue el campo de pruebas donde verificar la efectividad de una infanterfa ligera que aun no estaba ni organizada ni bien entrenada, la guerra de Corinto fue la consagracion de este tipo de tropas, cuya utilidad en determinadas situaciones y bajo ciertos condicionantes, ya sea de forma autonoma ο en combination con hoplitas, habia quedado mäs alia de toda duda. De hecho, la especializacion y profesionalizacion de peltastas como los que sirvieron con Ificrates y Cabrias estaba contribuyendo a cambiar la conception de la guerra -y consecuentemente de la sociedad- y habia hecho entrar en crisis el modelo hoplitico dominante hasta entonces. En palabras de Parke: «En el siglo V, como otras tropas ligeras, habian sido mirados como inferiores, barbaros e indisciplinados. Su funcion se habia limitado a abrir la batalla con escaramuzas intrascendentes, hostigar al enemigo en marcha ο cortar los suministros. Ahora ciudadanos de todos los estados griegos podian ser encontrados en sus filas y tanto su habilidad tecnica como su disciplina habian alcanzado tal nivel de desarrollo que, bajo comandantes que valoraran sus usos y limitaciones, podian encarar a los mejores hoplitas griegos» 72 . Al mismo tiempo las consecuencias sobre el desarrollo del mercenariado son evidentes, como nos recuerda Ludmila Marinovic: «Los peltastas se convirtieron en parte constitutiva de todos los ejercitos; el hecho de que su armamento fuera mucho mäs simple que el de los hoplitas, y asi mucho mäs accesible para los ciudadanos arruinados candidatos al mercenariado, juega tambien un seguro papel en este proceso. El vinculo entre peltastas y mercenarios llega a ser tan estrecho a los ojos de los contemporäneos que la palabra peltastes se utilizaba en ocasiones como sinonimo de misthophoros»73.
71 Marinovic 1988: 55 subraya «el deseo de emanciparse del control de la ciudad», aunque no esta claro si despues de todo ambos Servian a su manera a los intereses de Atenas en un tiempo en que esta tenia su politica exterior coartada por la paz del Rey (vease a este respecto Parke 1933: 5 9 - 6 2 ; Pritchett 1974: 6 4 - 6 6 ; Lengauer 1979: 112); cf. tambien Sealey 1956: 186 y Strauss 1986: 161, para quienes Ificrates y Cabrias pudieron abandonar Atenas ante el temor de represalias por su generalato en el Helesponto en 3 8 8 / 7 , el cual, sin ser negligente, no habia evitado la dura derrota. 72 Parke 1933:77. 73 Marinovic 1988: 52-53.
XI. Ληστεία: Egina y la depredation sobre el Atica
E g i n a , tradicional e n e m i g a e n la v e c i n d a d d e A t e n a s , n o d e s e m p e f i o u n d e s t a c a d o p a p e l e n la geoestrategia naval del E g e o e n el primer lustro de la guerra de Corinto, durante el cual se m a n t u v i e r o n las relaciones, n o s o l o c o m e r c i a l e s , entre a m b a s poleis.
A lo s u m o e n la isla e n c o n t r a r o n r e f u g i o
aristocratas l a c o n i z a n t e s q u e , c o m o el s i f n i o Trasiloco del Eginetico
isocra-
tico 1 , h a b i a n s i d o e x p u l s a d o s ο h a b i a n a b a n d o n a d o las C i c l a d a s c o n f o r m e se d e s m o r o n a b a n los r e g i m e n e s o l i g ä r q u i c o s ante la l l e g a d a de F a r n a b a z o y C o n o n , victoriosos e n C n i d o 2 . La s i t u a t i o n c a m b i o r a d i c a l m e n t e c o n la l l e g a d a del e s p a r t a n o E t e o n i c o , n o m b r a d o harmosta « d e n u e v o » ( π ά λ ι ν ) , p r o b a b l e m e n t e e n la e s t a c i o n estival d e 390 3 , c u a n d o E g i n a se convierte e n b a s e d e o p e r a c i o n e s d e s d e d o n -
1 Por cierto que a finales de los 90 no parece haber impedimenta alguno para que el retor ateniense participe como logografo en un proceso judicial por reclamation de herencia ante los tribunales eginetas. 2 Figueira 1990:32-33. 3 Es sabido que por desgracia Jenofonte no tiene la costumbre de precisar la entrada y salida del cargo de los magistrados y oficiales espartanos (para el caso de los navarcos, cf. cap. XII: n.5). Seguimos a Figueira 1990: 33-36, que maneja ademas otros argumentos cronologicos que no hace al caso detallar aqui, en la presuncion de que un ano es un periodo de tiempo razonable para que las razias sobre el Atica causaran estragos y motivaran la respuesta belica ateniense; tambien Funke 1980a: 98 asume la misma fecha, aunque se tiende a admitir que Esparta no comenzo a utilizar Egina como base naval hasta el ano siguiente, 389 (v.gr. Brule 1978: 129; Hamilton 1979a: 297; DeVoto 1982: 160; Bravo 1980: 863; Bauslaugh 1991: 179; Pascual Gonzalez 1995a: 883; Ferone 1997: 93; Alonso Troncoso 1999: 66). En cualquier caso, j,por que razon no lo hizo antes? Segiin Ferone, ibid., por las dramaticas consecuencias de la batalla de Cnido y por los compromisos navales que tenia en el golfo de Corinto y sur del Egeo; tambien Falkner 1992: 254 piensa que los lacedemonios tomaron Egina como base naval en sustitucion de Rodas. Un interesante razonamiento juridico y politico mas que militar es blandido por el contrario por Alonso Troncoso 1999: 66-69: Esparta no se consideraria en estado de guerra abierta (phaneros polemos) con Atenas hasta este momento, lo que permitia a Egina mantener la epimeixia, la normalidad en los intercambios con Atenas, y hacia imprescindible la autorizacion de los eforos para un ataque directo sobre la costa y la chora aticas. Para Bauslaugh 1991: 179-181, Esparta permitio que Egina fuera neutral durante los primeros anos del conflicto para no hundir economicamente a la isla, que habia sufrido enormemente
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de controlar el golfo Saronico y promover actos de λτ)στεία («pirateria») privada sobre el Ätica, razones que hacen de ella un importante teatro de operaciones en la etapa final del confiicto4. Con el consentimiento de los eforos (συνδόξαν και τοις έφόροις), Ιο que confiere un caräcter oficial, Eteonico promulgo un llamamiento a los ciudadanos eginetas y a otros amigos de Esparta -metecos y extranjeros asentados en la isla- para que, voluntariamente, realizaran incursiones de saqueo en las costas aticas (έφίησι λίίζεσθαι τον βουλόμενον έκ της Αττικής)5. Jenofonte aclara que el recurso a la pirateria, repudiado por el derecho de gentes helenico como un acto de violencia injusto y no anunciado, es licito «cuando existe una guerra declarada en el mar» (έπει φανερώς κατά θάλατταν ό πόλεμος έπολεμεΐτο) 6 . La depredation causada por esta suerte de «corsarios»7 hubo de ser durante la guerra del Peloponeso y que era dependiente casi por completo del comercio maritimo, buena parte del cual tenia como origen y destino Atenas; solo cuando Esparta se vio compelida por las nuevas necesidades de la guerra naval, revocaria el estatuto de su aliado. 4 X. HG. 5.1.1. Sobre los rasgos generales de este tipo de ληστεία al servicio de los estados beligerantes, con abundante casuistica extraida del periodo cläsico, puede consultarse el capitulo que consagra Ferone 1997:93-101. 5 En linea con lo argumentado por Alonso Troncoso (supra n. 3), Bravo 1980: 844-845 ya habia senalado que no regia un estado de guerra entre eginetas y atenienses, sino una relation que el denomina «estado de represalia entre ciudades», consistente en que una ciudad proclama la libertad de sus habitantes para que, a titulo individual, tomen bienes (y hasta personas) de la ciudad con la que rivaliza. Este autor (p. 863) cree que en este caso concreto los eginetas no aparecen en el relato jenofontico como una comunidad politica, sino como un grupo etnico dependiente de Esparta (quizä merece traerse a eolation aqui que el anälisis que hace Figueira 1988: 525-526 del asentamiento en la Tireätide de los eginetas expulsados de su isla por los atenienses a comienzos de la guerra del Peloponeso le lleva a concluir que los espartanos concedieron a estos «apatridas» el estatuto de periecos y, por tanto, dependientes de la clase dirigente de los homoioi). Por el contrario, para Figueira 1990: 35 la proclama de los eforos debio de efectuarse nada mas comenzar el confiicto e integrarse Atenas en la alianza antiespartana, sin que hasta ese momento hubiera tenido efecto alguno sobre la poblacion egineta. Totalmente especulativa es la sospecha del norteamericano de que Eteonico habria sido harmosta en Egina al estallar la guerra, pero la poblacion demando su retirada para no verse inmersa en la misma y, mas tarde, cuando decidieron abandonar su neutralidad, volver a llamarlo (lo que explicaria el πάλιν de Jenofonte); aparte del hecho de que Eteonico pudo ser harmosta cualquier otro ano (lo serfa una tercera vez, revelando con ello su estrecha vinculacion con los islenos), tal hipotesis tiene en cuenta unicamente el punto de vista de los eginetas y no el de los espartanos, cuyos mecanismos imperiales eran suficientemente coercitivos como para, de quererlo, procurar la permanencia del harmosta en una isla estrategicamente situada frente al Atica. 6 Vid. supra n.4. 7 Lo que entendemos por este termino (que comparte con el pirata el objetivo del enri-
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suficiente como para que unos meses despues Jenofonte afirme que los atenienses se sentian bajo asedio (πολιορκία) e intentaran una solution. En el verano de 389 mandaron al estratego Pänfilo con diez trirremes y un numero indeterminado de hoplitas a fin de practicar un έπιτειχισμός en la isla, esto es, la fortification de un enclave 8 , y establecer un cerco terrestre y naval de la ciudad misma. El socorro de Teleutias, que se encontraba en una isla cercana, deshizo el asedio naval, aunque no pudo evacuar el fuerte 9 . Teleutias fue sucedido en el mando por Hierax, el ναύαρχος de 389/8 10 , una transferencia de poderes que se llevo a cabo en Egina, demostrando con ello la creciente importancia de la isla como centro de operaciones navales de la alianza peloponesica en el Egeo, particularmente para el control de las Cicladas. Antes de partir para Rodas, Hierax dejo en Egina doce de las treinta y siete naves que integraban entonces la flota y a Gorgopas, su έπιστολεύς (secretario), como harmosta de la isla. Como ha visto bien Figueira, esta escuadra fondeada en Egina se autofinanciaba a traves de las actividades piräticas en suelo atico, pues no puede ser casualidad que, cuando estas cesan temparalmente, se produzca un conato de motin entre la marinerfa por falta de salarios (vid. infra)11. Con el establecimiento de la flotilla de doce naves y el consiguiente fortalecimiento de las posiciones lacedemonias en Egina, los atenienses del fuerte pasaron de sitiadores a sitiados y fue necesario fletar «muchas naves», previa votacion de un decreto en la Ecclesia -sin duda una nueva eisphora12-, para rescatarlos. Libres del epiteichismos, desde entonces lacequecimiento privado, solo que este no sirve al mismo tiempo a una comunidad) habitualmente aplicado a otros periodos historicos queda tambien englobado en las voces griegas ληστής y πειρατής, por lo que no incurrimos en anacronismo (cf. Brule 1978: 131-133). 8 Frente a las invasiones temporales de un territorio, la estrategia del epiteichismos resulta mucho mäs efectiva, pues supone tener al enemigo en casa de manera permanente, causando devastaciones de la campina, acogiendo esclavos huidos ο estableciendo contacto con elementos conspiradores en el interior de las ciudades. Se puso en practica por primera vez en la guerra del Peloponeso, concretamente por el estratego ateniense Demostenes en Pilos (Mesenia), con excelentes resultados, los mismos que dio a los espartanos el establecimiento del fuerte de Decelia, en el Atica, durante la guerra decelica. Vease en general Westlake 1983a. 9 X. HG. 5.1.1-2. 10 X. HG. 5.1.3. Vease infra n. 19 y cap. IX: n. 12 acerca de las responsabilidades en el mando naval ejercidas por Teleutias hasta en tres ocasiones, con las consiguientes dudas sobre si fueron en calidad de navarco. 11 Figueira 1990: 37, 39-40, para quien, antes de la llegada de esta escuadra, serian penteconteros y triaconteros los encargados de ejecutar los raids desde la isla, pero Jenofonte, mäs interesado en las operaciones de los trirremes, pasa por alto este hecho. 12 Brun 1983:27.
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demonios y eginetas reanudaron la ληστεία sobre el litoral ätico bajo la cobertura de Gorgopas 13 . Los atenienses aprovecharon que el nuevo navarco de 388/7, Antalcidas, tomo la escuadra de Egina como escolta en su viaje a Efeso para mandar a Eunomo 1 4 con trece trieres a atacar la isla -posiblemente en una action de represalia que devastara la campina mas que intentar un nuevo asedio de una ciudad amurallada-, pero fue interceptado por Gorgopas, a quien Antalcidas habia ordenado regresar räpidamente a Egina con las doce naves. El espartano, sin embargo, rehuyo el enfrentamiento con Eunomo y se refugio en el puerto de Egina, de donde zarpo enseguida, apenas sus hombres hubieron cenado, con la intention de seguir a las naves atenienses al abrigo de la noche. Cuando Eunomo llego a la costa atica, en la zona del cabo Zoster, Gorgopas sorprendio a los atenienses por completo y capturo cuatro trirremes, mientras los demas huyeron hacia el Pireo 15 . El fracaso de Eunomo conciencio a los atenienses de la necesidad de un mayor esfuerzo en la lucha contra las incursiones y saqueos organizados desde Egina. Asi que, de Camino a Chipre, a donde se dirigian en otono de 388 16 para ayudar a Evagoras (βοηθών Ευαγόρα), una fuerza combinada de hoplitas y peltastas a las ordenes de Demeneto 1 7 y Cabrias respectiva-
13 X. HG. 5.1.5. Como consecuencia de su fracaso militar, Pänfilo fue procesado en Atenas por el cargo de κλοπή (malversation de fondos publicos), posiblemente antes del termino de su mandato, y condenado a pagar una multa de cinco talentos que, no pudiendo satisfacer, se tomo de sus propiedades (Sch.Ar. PI. 174; Plato Comicus fr. 14 Kock; Dem. 40.20 y 22; cf. cap. XII: 295). 14 Se trata presumiblemente del mismo personaje que, en virtud de sus vinculos con Dionisio el Viejo, fue enviado por Conon en compania de Aristofanes en mision diplomätica a Siracusa para intentar conseguir la alianza del tirano en 393 (Lys. 19.19-20; cf. cap. VII: n. 101) y que luego declare en el juicio contra Aristofanes y Nicofemo (Lys. 19.23; cf. cap. XII: 283-286). Jenofonte le aplica el titulo de navarco, desconocido en Atenas (con buen criterio Develin 1989: 216 se resiste a incluirle en la junta de estrategos de 389/8 a falta de testimonio corroboratorio; segun Besso 1999: 120 n. 26 pudo ser solo trierarco). 15 X. HG. 5.1.5-6, 8-9. Estos hechos deben situarse en el verano de 388 (Funke 1980a: 99 con n.99). Figueira 1990: 38 subraya la familiaridad y buen conocimiento de las costas äticas que entrana la action nocturna de Gorgopas. 16 Antes del cierre de la estacion naval (cf. Accame 1951: 139 y Funke, ibid.). Beloch 1922: 93 y 1923: 225, Meloni 1949: 190 y DeVoto 1982: 162 retrasan la expedition a la primavera de 387. 17 Este estratego debe identificarse con el Demeneto que, segun Hei. Oxy 6, en visperas del conflicto fleto una nave del estado ateniense para unirse a Conon, una maniobra que pretendia movilizar a las sociedad ateniense contra el dominio espartano; la election para la estrategia demuestra que dicha action, pese a la desautorizacion sufrida por parte de la Asamblea, no parece haber afectado a su carrera politica (cf. cap. II: 64-66). Meses
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mente, desembarco por la noche en Egina y, aplicando las tacticas que tan buen resultado habian dado a I iterates contra la mora lacedemonia, vencieron a Gorgopas y a los suyos, de modo que en principio parecia ponerse fin a la temida ληστεία y a la vez se asestaba un duro golpe al fondo de guerra espartano del que salia la paga de los marineros, segun se desprende del subsecuente amotinamiento en el seno de la flota lacedemonia. Por primera vez en varios anos, asegura Jenofonte, los atenienses podian «surcar los mares como en tiempos de paz» (ώσπερ έν είρήντ] ε π λ ε ο ν την θάλατταν) , 8 . La inmediata llegada de Teleutias como navarco en la estacion de campana de 387 1 9 y su promesa de una action urgente que llevara fondos al maltrecho fondo de guerra lacedemonio, apaciguo momentaneamente las reivindicaciones 2 0 . Teleutias ideo y ejecuto con doce trieres una audaz e inesperada incursion sobre el Pireo, al despuntar el alba, que cogio totalmente desprevenidos a los atenienses. En medio de la confusion provocada por el ataque, los lacedemonios inutilizaron todas las naves de guerra atenienses que pudieron, remolcaron los mercantes de menor calado, con mercancia incluida, y se aduenaron de los mäs grandes tras dominar a las tripulaciones; algunos hombres llegaron a saltar al muelle y a capturar a unos pocos mercaderes y armadores. Para cuando los hoplitas y Caballeros atenienses aeudieron a sus casas a buscar las armas, en la idea de que el Pi-
despues de la campana egineta, Demeneto y otros colegas que Servian en el Helesponto serfan victimas de una treta de Antalcidas (X. HG. 5.1.26-27; cf. cap. XII: 292-293). 18 X. HC. 5.1.10-13; Polyaen. 3.11.9-10 y 12; cf. cap. X: 260-261. 19 Jenofonte lo llama aqui explicitamente ναύαρχος (almirante), con lo que, si aeeptamos su entrada en oficio en primavera (cf. Sealey 1976; Funke 1980a: 55 n.29; Bommelaer 1981: 75-79), Teleutias lo fue del ano 387/6, como sucesor de Antalcidas (388/7); quienes sin embargo siguen a Beloch 1879 en creer que la transferencia de poderes tenia lugar en otofio (cf. Pareti 1908-09, que habla de agosto-septiembre), se eneuentran con que Teleutias y Antalcidas se solapan en el ejercicio de un cargo que no es colegiado (no tiene ningun arraigo en las fuentes la hipotesis de Falkner 1992: 255 n. 73 de que pudo haber de hecho dos navarcos, uno elegido por Agesilao para el Egeo oriental, que continuaria concentrando el poder militar terrestre y naval desde 394, y otro nombrado en Esparta para el Egeo occidental). Pareti 1961: 98-101 entiende que Teleutias no fue de hecho navarco antes de 387/6, sino que durante su permanencia de tres anos en la flota, entre 392 y 389, ο bien era harmosta ο gozaba de un mando extraordinario (para Stylianou 1988: 468 siempre fue asi, incluso en 387/6, pues considera corrupto el pasaje jenofontico clave). 20 Teleutias es un buen ejemplo de los lazos creados entre jefe militar y soldados, sustentados en una relacion simbiotica por la cual estos muestran una lealtad hacia aquel que les procura botin y sustento y que a menudo supera la debida a la pölis (cf. Lengauer 1979: 116-117).
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Egina y la depredation sobre el Ätica
reo habia sido tornado, Teleutias se habia retirado ya, no sin antes aprehender a la salida del puerto pequenos pesqueros llenos de hombres que venian de las islas, y luego en cabo Sunio barcazas repletas de grano. Una vez en Egina, con la venta del botin capturado -tanto bienes como hombresTeleutias pago los atrasos a los remeros y les adelanto el salario de un mes, garantizando de aqui en adelante el entusiasmo y obediencia de sus hombres21. Que las actividades predatorias de ληστεία contra el territorio y el comercio aticos se reanudaron y prolongaron en los Ultimos meses de la guerra es seguro porque, entre las razones que Jenofonte atribuye a los atenienses para aceptar la paz del Rey, menciona explicitamente que se sentian acorralados por los piratas de Egina22. La isla no habia dejado de ser «la legana del Pireo», como la definiera Pericles23.
21 X. HG. 5.1.13-24; cf. Marinovic 1988: 39-40 y Westlake 1966: 251-253 ( = Westlake 1969: 208-209), para quien esta espectacular action fue la linica digna de ser destacada de todas las emprendidas por Teleutias, una «figura secundaria», mediocre, a la que Jenofonte dio en su narrativa un tratamiento de favor, encomiastico, por ser hermanastro de Agesilao (Delebecque 1957: 283-284 pensaba que estos pasajes fueron redactados a la muerte de Teleutias, en homenaje a el y como consuelo para el rey espartano); segun Pizzone 2004, el retrato jenofontico de Teleutias, con reminiscencias socraticas, se caracteriza por dos importantes y complementarias virtudes: la audacia (tolme) y la prudencia ο buen juicio (pronoia), sin la cual la primera puede resultar hasta perniciosa. Figueira 1990:41-44 trae a eolation las distintas tradiciones -aunque no creibles en todos sus detalles- sobre la venta de Platon en el mercado de esclavos de Egina ese mismo ano 388/7, tras ser capturado durante su regreso de Sicilia, como un testimonio mäs del constante pillaje sobre ciudadanos y bienes atenienses por parte de los eginetas y sus aliados. 22 X. HG. 5.1.29. Este bloqueo de Teleutias en el golfo Saronico debio de afectar al suministro de grano que alcanzaba el Atica desde Egipto en virtud de la alianza concertada con el faraon Acoris en 390/89 (cf. cap.XII: 284 con n.68), situation que, sumada a las operaciones de Antalcidas en el Helesponto, ahondaba en la tradicional carestia ateniense de este alimento basico. 23 Plu. Per. 8.7; Arist. Rh. 1411 al 5; Ath. 99D atribuye la frase a Demades.
XII. Trasibulo y el fracaso de la reconstruction imperial ateniense
En el capitulo IX avanzamos que la ofensiva espartana en Rodas y el Helesponto iniciada en la estacion de campana de 391 provoco el temor del pueblo ateniense a perder su aun tenue influencia en estas importantes areas geoestrategicas. Entregados a un febril programa de construccion naval sustentado en las eisphorai impuestas sobre la clase propietaria 1 , los atenienses fueron capaces de fletar cuarenta trirremes en lo que constituye la primera expedicion naval de cierta entidad y sufragada enteramente con recursos propios -recordemos que las subvenciones persas habian cesado por completo 2 - que la ciudad despacha desde el final de la guerra del Peloponeso, al frente de la cual se situa el veterano Trasibulo de Estiria 3 . En el rompecabezas cronologico que es la guerra en el mar dentro de la narrativa jenofontica, la datacion de esta campana de casi dos anos de duracion se revela en verdad un hito de particular trascendencia en virtud de los efectos derivados de la misma: un intento de reconstruction del imperio ateniense del siglo V. Con distintos argumentos se han barajado los anos 391, 390 y 389 para el inicio de esta expedicion, todos ellos a priori posibles. Adalid de una datacion temprana ha sido George Cawkwell, para quien Trasibulo emprendio viaje a finales de 3914. El mismo autor neozelandes 1 Lys. 28.4 es testimonio rotundo de contribuciones «que hicieron mas pobres a los atenienses» en los preparativos de esta expedicion. Segun Funke 1980a: 152 n.68, no se tratarfa tanto de un problema de escasez de naves como de equipamiento y mantenimiento de las mismas, pero el juicio del sabio aleman descansa en la presuncion de que Farnabazo puso a disposition de los atenienses con caracter definitivo -y no solo circunstancial, como sostenemos nosotros- las ochenta naves con las que Conon entro en el Pireo en 393 (cf. cap. VII: 194-195). 2 Pace Funke 1980a: 170 n.15 y Buck 1998: 114. Sobre el esfuerzo financiero de Atenas durante la guerra Corintia, vease cap. VII: n.94. 3 Como sentencia Strauss 1986: 151, «Conon had commanded Persian armadas». Una vez iniciada la guerra, los atenienses no parecen haber acometido la construccion de naves, segiin Funke 1980a: 105 no tanto por cuestiones financieras -desde luego perentorias- como por la prioritaria necesidad de terminar las obras defensives de la ciudad y el puerto. 4 Cawkwell 1976a: 271-275 (reafirmado en 2005: 168), seguido por Middleton 1982: 302, Shipley 1987: 135, Corsaro 1994: 126 y Buck 1998: 112, 115 y 2005:41.
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ya anunciaba prima facie dos obstäculos a su cronologia: la presuncion de que Teleutias habria desempenado durante dos anos consecutivos la navarquia, algo prohibido por la ley espartana5, pero segun el superable por la poderosa influencia de su hermanastro Agesilao, y en segundo lugar la datacion de la guerra chipriota en 390-380 a partir de los testimonios de Isocra/
tes y Eforo-Diodoro, que desapareceria en opinion de Cawkwell si se evita «insistir sobre los diez anos exactos», en otras palabras, postulando 391/0381/0. Tampoco se encuentra en consonancia con esta datacion el alegato de Lisias de que la expedition de apoyo a Evägoras de Salamina dirigida por Filocrates y capturada por Teleutias tuvo lugar «cuatro ο cinco anos» despues de Cnido, lo que desde luego descartaria el ano 3916. Quienes han mostrado su preferencia por la fecha mäs tardia, 3897, suelen aferrarse al verso 550 del Pluto aristofanico (Ύμεΐς γ' διπερ καΐ Θρασύβουλωι Διονυσιον είναι δμοιον, «vosotros, los que precisamente [decis] que Dionisio se asemeja a Trasibulo»), el cual tradicionalmente se ha venido glosando como una antitesis ironica, puesta en boca de Pen ία (la Pobreza), entre el tirano Dioniso de Siracusa y el derrocador de tiranos Trasibulo de Estiria8, de lo que a la sazon se podria inferir que este ultimo 5 El establecimiento de una secuencia de navarcos espartanos durante la guerra de Corinto, una autentica crux, se erige en una prioridad para cualquier construction cronologica de este conflicto y muy en particular para la lucha en el mar. Pero no solo importa el orden de los almirantes, tambien el momento de su toma de posesion y si esta coincide con la entrada en funciones. En este sentido nos inclinamos a pensar que el relevo en la navarquia, desde la reforma naval que acontece durante la guerra jonica (segun Sealey 1976 hacia 409, pero mäs plausiblemente en 407, en el marco de otras reformas en la institution realizadas por Lisandro, como ha propuesto Bommelaer 1981: 75-79; cf. tambien Funke 1980a: 55 n.29) tenia lugar en primavera y no en otono (como venia sucediendo hasta ese momento y como aseguraba la ortodoxia que se remonta a Beloch 1879). Sobre el caso de Teleutias, cf. cap. IX: n. 12 y cap. XI: n. 19. 6 Lys. 19.28-29; cf. infra n.71. 7 Beloch 1884: 348-354, 1922:90 y 1923: 224; Judeich 1892:98 η. 2; Meyer 1902: 258259; Kahrstedt 1910: 195; Cloche 1934: 33; Treves 1937: 133; Accame 1951: 134-135; Sealey 1956: 179, 184; Perlman 1968: 263-264; Alfieri Tonini 1972: 134; Piccirilli 1973: 160-162; Pritchett 1974: 50; Sinclair 1978: 49; Hamilton 1979a: 294; Roberts 1980: 108; Cook 1981: 449 con n.27; DeVoto 1982: 159 con n.50; Dillon 1987: 168-169 con nn. 4243; Stylianou 1988: 470 con n.33; Ruzicka 1997: 114; Debord 1999: 260; Delrieux 2000: 200. 8 Como en la obra Pobreza (Πενία) representa una realidad positiva frente a la negativa que encarna Miseria (Πτωχεία), da la impresion de que Aristofanes tiene una opinion favorable de Trasibulo. Para Sartori 1973: 338-342 la contraposition se haria extensible a sus respectivas ciudades, una Siracusa rica pero con graves desequilibrios socioeconomicos, y una Atenas pobre pero mäs justa e igualitaria, con lo que el poeta podria estar censurando a los sectores de la sociedad ateniense que buscaban una aproximacion politica
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aun estaria vivo en los meses previos a la representation de la comedia (en las Grandes Dionisias de marzo de 388)9. Mas el verso presenta gran complejidad y ambigiiedad 10 . Tampoco es seguro, aunque si probable, que el aludido fuera Trasibulo de Estiria -podria tratarse de su homonimo contemporäneo de Colito ο incluso de un personaje ignoto asi llamado-, ni que Dionisio fuera el tirano siciliota -el poeta pudiera estar refiriendose al menos conspicuo estratego ateniense que sirvio en el Helesponto en 388/7 y que fue procesado y condenado despues' 1 ο de nuevo a cualquier ciudadano desconocido para nosotros-, con lo que el pasaje perderia su relevancia. Por si fuera poco, gramaticalmente la frase en si no excluye en absoluto que Trasibulo ya hubiera muerto 12 . Es muy complicado descansar todo el peso de la prueba en una unica y aislada alusion teatral, y mas aun en una de tan dificil interpretation. Entre ambas fechas se abre la option de 390 13 , la que consideramos mäs plausible, por mäs sensata, en la medida en que no carga en exceso de acontecimientos el ano 391 -incluido el despacho de Trasibulo en el tradicionalmente inactiva estacion invernal-, dado que se precisa tiempo para que la contraofensiva naval lacedemonia, iniciada en primavera, progrese y deje sentir sus efectos -tanto como para que los atenienses tengan «la impresion de que los lacedemonios de nuevo se estaban haciendo fuertes en el mar» y acometan la construction y equipamiento de trirremes hasta al-
al tirano (no obstante, en un trabajo posterior el italiano modifico esta posicion: infra n. 11). La lectura de Beloch 1884: 126 tenia que ver con la fama de arrogante del Estirieo, propia de una conducta tiranica (infra n. 60), pero como bien matiza Seager 1967: 109 η. 127 en tal caso Trasibulo se pareceria a Dionisio y no al reves. 9 Sobre esta obra y su cronologia, vease cap. I: 26-27 con n.45. 10 Un estado de la cuestion en Torchio 2001: 176-177. 11 Sobre el cual, infra 294 con n. 104; para esta identification cf. Funke 1980a: 160 n. 102, mientras Seager 1967: 109 n. 127 y Sartori 1999: 154-155 se mantienen en el terreno de la duda. 12 Ya Seager, ibid., recordaba con propiedad que el sujeto del infinitivo no concertado είναι, y por lo tanto quien en todo caso estaria vivo, seria Dionisio, no Trasibulo. 13 Defendida por Cloche 1919:173, 184 (notese, sin embargo, que en 1934: 33 postula la primavera de 389; cf. supra n.7); Barry 1942: 63, 69; Seager 1967: 109; Saur 1978: 225 con n.69; Cartledge 1979: 287 y 1987: 295, 366; Funke 1980a: 96 con n.91, 152 con n.68; Osborne 1982:44; Hansen 1983b: 169; David 1984a: 278; Strauss 1986: 151-153 (que en 1984: 45 se inclinaba por el ano 391); Falkner 1992: 253; Tuplin 1983: 182-185; Develin 1989: 214-215; Pascual Gonzalez 1995a: 878 y apend. II; MacDowell 1995: 303; Cargill 1995: 10-11; Alonso Troncoso 1999: 69; Torchio 2001: 29-30; Buckler 2004a: 160. Las dudas mismas de algunos de estos autores demuestran cierto elemento aleatorio en la adoption de una fecha precisa.
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canzar el numero de cuarenta 1 4 -, pero tampoco lleva la expedition del Estirieo demasiado lejos en el tiempo, a 389, como para privar de sentido a la aseveracion jenofontica de que fue una reaction al incremento de la influencia espartana en el Egeo 15 . Por otro lado, no observamos incoherencia con la citada mention de Trasibulo en el Pluto -si como parece es al Estirieo a quien se refiere el poeta-, porque en 389, ano en que Aristofanes escribe la obra, el estratego ateniense estaba aün vivo ο su muerte era reciente y aun actualidad, sobre todo judicialmente. La fecha del verano de 390 permite ademas situar a Cabrias en la expedition 1 6 , ya que al ano siguiente reemplaza a Ificrates al mando del contingente mercenario en la Corintia 17 , y esta en consonancia con las evidentes necesidades financieras de Atenas plasmadas en las fuentes 18 . Sea cual fuere el momento preciso, la expedition parece haber sido sometida a la consideration del demos por el propio Trasibulo 19 . Jenofonte denota que el objetivo original era socorrer a los democratas rodios (της εις 'Ρόδον βοηθείας), mas una vez alcanzada la isla y calibrada la situation, Trasibulo decidio declinar tal asistencia en favor de acometer nuevas empresas en el Helesponto 20 , porque «consideraba que podia llevar a cabo un buen servicio a la ciudad» (ένόμισε καταπραξαι αν τι t f j πόλει αγαθόν) 2 1 . El testimonio del historiador ateniense puede ser complementado, y mati-
14 X. HG. 4.8.25. 15 Ibid. 16 La presencia de Cabrias, pasada por alto por las fuentes literarias, parece atestiguada por su mention en la alianza que Atenas sella con el dinasta tracio Seutes II (IG II 2 21:11. 2, 21 y 22; cf. infra 274). Es merito de Beloch 1884: 314 haber senalado por primera vez este hecho. 17 Vid. cap. X: nn. 30 y 66. 18 Vid. supra nn. 1 y 2. 19 Asi se infiere de Lys. 28.4. La muerte de Conon habia dejado a Trasibulo como la unica figura con prestigio y experiencia militar como para servir de referenda (cf. Funke 1980a: 151; Strauss 1986; Buck 1998: 113). En contra de la erronea interpretation de Accame 1951: 134 de que en el nuevo auge politico de Trasibulo ha de verse un signo de que el «partido» moderado -quizä con el apoyo de los ricos propietarios- se habia impuesto ante los Ultimos fracasos de los «extremistas», vease infra n.47. 20 Pese a la stasis imperante en Rodas, la continuidad del regimen democrätico y de la alianza con Atenas hasta el final de la guerra prueba que no abandono a los democratas a su suerte. Contra David 1984a: 284, que como acepta el testimonio de Diodoro de que la isla paso a control lacedemonio, culpa severamente a Trasibulo por ello (para el israeli «the renewal of the Spartan's control over the island was one of the most significant developments leading to the recovery of their transmarine power and the success of their subsequent negotiations with Persia»). 21 X. HG. 4.8.25-26.
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zado, por el de otras fuentes contemporäneas. La ultima comedia conservada de Aristofanes, Pluto, puesta en escena con seguridad a inicios de 388 y por lo tanto escrita a lo largo del ano anterior 22 , refleja el optimismo y las expectativas de riqueza que los atenienses habian depositado en las campanas de Trasibulo, tanto como medio de rehacer las maltrechas areas publicas como para paliar la escasez de recursos y las crecientes desigualdades en el cuerpo civico 23 . En el mismo sentido, Lisias nos muestra a una ciudadania ateniense confiada a Trasibulo y sus colegas «para que hicieran a la ciudad grande y libre» (ώς μεγάλην και έλευθέραν την π ά λ ι ν ποιήσωσιν) 2 4 . Es dificil por tanto sustraerse a la impresion de que la expedicion estaba disenada ab initio para recuperar el dominio ateniense de otro tiempo sobre el Egeo y Asia Menor, unos planes de conquista en los que Rodas, amenazada por los oligarcas laconizantes, solo constituia el primer peldano 25 . Efectivamente Trasibulo dirige sus cuarenta naves hacia una region prospera, rica en recursos, que en el siglo V habia estado incluida en la arche ateniense y sobre la que Persia por el momento carece de derechos reconocidos. De no menor importancia era el empeno de asegurar las importantes rutas comerciales que transitan por la boca del mar Negro - e n especial del grano que importaba la ciudad de Atenas para satisfacer su elevada demanda 2 6 -, con Bizancio y Calcedonia como enclaves vitales a uno y otro lado del estrecho. En primer lugar, Trasibulo propicia la expulsion del harmosta y la guarnicion Iacedemonia de Tasos 27 , despues es bien acogido en Samotracia y Tenedos 2 8 y consigue reconciliar al rey de los tracios odrisas Amedoco (o Medoco) con su jefe de la marina Seutes, vinculando a ambos por alianza con los atenienses, lo que permite poner las ciudades de la Propontide occidental bajo la influencia de estos Ultimos. Ademas del testimonio jenofonti22 Supra conn. 9. 23 Accame 1951: 137; Cook 1981: 449 n. 27; Levy 1997: passim ·, Torchio 2001: 30. En la comedia inmediatamente anterior, La Asamblea de las mujeres (vv. 205-209), de 391, Aristofanes presenta al estado ateniense tambaleandose -como Esimo- a consecuencia de las tremendas dificultades economicas. 24 Lys. 28.14. 25 Seager 1967: 109; Perlman 1968: 264; Alfieri Tonini 1972: 137; Hamilton 1979a: 294-295; Funke 1980a: 152-155. 26 X. HG. 1.1.35; Dem. 18.241. 27 Dem. 20.59. No deben existir dudas en cuanto a que la inscription IG II2 24 (reproducida y comentada infra 286-287 con n.77) se relaciona con la recuperation de la isla en las operaciones navales de 390/89 y no de 407 (cf. Funke 1980a: 155 n.83). 28 Cf. X. HG. 5.1.6-7.
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co, se conservan tres fragmentos correspondientes a dos estelas diferentes que recogen las symmachiai de Atenas con estos dinastas tracios, el primer fragmento se refiere a la de Seutes II y los dos siguientes a la de Medoco 29 :
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ι [τον γραμματ]έα της β[ολ]ή[ς ] [.. .11 ]ήσατο Χ[αβ]ρ[ίας ] [ . . . 1 1 . . . .]μενοι τώ[ν] σ[υμμάχων ] [ . . . .12 ] πόλεΓ το [δ]έ [άργύριον εις την σ]5 [τήλην δδναι τό]ν ταμιαν [τ]δ [δήμο έκ των κατά ψη][φίσματ' άναλισ]κομένων, τά [ ] [.. . 9 . . . Λα]κεδαιμον[ι]ο[ ] [ . . . έν τήι χώρ]αι τήι Σεύ[θ]ο[ ] [.. .8... δ]δναι δέ τή[ν] ψ[ή]φ[ον τός πρυτάνεις τ]ιο [ός μετά την] ΈρεχΟηΐδα π[ρυτανεύοντας έν τήι] [πρώτηι έκκ]λησίαι περ[ι τούτων, τον δέ δρκον Ά][θήνησιν όμ]όσαι τός στ[ρατηγός και τός ίππάρ][χος και τός] ταξίαρχος [και τός φ υ λ ά ρ χ ο ς . . . ] [.. .7... αρι]στα τώι δή[μωι ] 15 [...11 ]ς περι της [συμμαχίας? έπαινέσα][ι δέ και Μελά]ννωπον και Ν[ και ] [και.. .7.. .]χον και κα[λέσαι έπι δεΐπνον εις] [τό πρυτανεΐ]ον εις α υ ρ [ ι ο ν ] [ . . . τους παρά] Σεύθο ήκ[οντας ] 20 [.. .10.. .]έθησαν έγ [ ] [. .5.. στρατ]ιωτών Χαβ[ρί ] 29 IG II 2 21 y 22 = Staats. n° 238; cf. el comentario de Piccirilli 1973: 160-162 a esta mediation de Trasibulo. Segun Lys. 28.5, Seutes ofrecio a Trasibulo la mano de su hija, pero este rehuso. Cabe destacar la mention del ateniense Cabrias en las lineas 2, 21 y 22 de la symmachia con Seutes, lo que testimonia su participation en la expedition, presumiblemente con responsabilidades en el mando al lado de Trasibulo (vid. supra n. 16, ademas de Develin 1989: 214 para su estrategia en 390/89; cf. tambien Beloch 1884: 314 y 1922: 90; Meyer 1902: 262-263; Seager 1967: 114, que le considera «a member of Thrasybulus' staff»; Fol 1978: esp. 431-432, para quien Cabrias seria en realidad el artifice de la alianza con Seutes, aunque no en este momento, como colega de Trasibulo, sino un poco mäs tarde, durante su servicio como estratego en el Helesponto en 388/7, lo que supone desdenar el testimonio jenofontico; Funke 1980a: 96 n.91; Bianco 2000: 49). Middleton 1982 ha defendido una especial vinculacion de Trasibulo con Tracia -desde al menos su servicio en la region en 411- y, sobre todo, con la comunidad tracia asentada en Atenas, algunos de cuyos miembros estarfan entre los metecos y extranjeros que apoyaron la restauracion democrätica emprendida desde File.
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[.. .10...] το Χαβρίο [ [.. .7... συμμ]άχων [,]o[ fr. a l
5
fr. b ι
5
ιο
[. .5. ,]lVO[
] ]
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[...] Μηδο[κ - -] [.. .]ος αύτ[ ] [. Μη]δόκωι [ ] [.. .]άποδδν[αι - -] [.. ,]αιοις [ ] [ . . . Σ]ιδάλκ[- -] [.. 5 ..] Άθην[αι - - ] [ τάμένά][λλα καθάπερ]τή [ι βολήι άναγράψαι δέ Πα][.. .8.. .]ον τ[όν .. .9... πρόξενον κ][αΐ. εύεργέ]την ['Αθηναίων τδ δήμο, έπιμελ][εϊσθαι] δέ αύτ[δ την βολήν την άει βολεύ][οσαν κ]αΙ τον σ[τρατηγούς οΐ αν στρατηγ][ώσιν" ά]ναγράψ[αι δέ τον γραμματέα της β][ολής] τόδε τό ψή[φισμα εν στήληι λιθίνη][ι κα]ι στήσαι εν [άκροπόλει, ές δέ την άνα][γρα]φήν δδναι τ[ος ταμίας των της θεδ τρ][ιά]κον[τ]α δραχμ[ας εκ των δέκα ταλάντων]' [κ]αλέσαι δέ Πα[.. .8.. .ον και επί ξένι][α έ]ς τό [πρυτανεΐον ές αΰριον],
Mas tarde, en Ιο que constituye por vez primera desde la guerra del Peloponeso una interferencia ateniense en la politeia de otro estado, promueve una revuelta democratica en Bizancio que le permite ganar la ciudad sin lucha e instituir un diezmo (δεκάτη) sobre el comercio a traves del Helesponto, que arrienda a los bizantinos, mas una tasa del 5% (εικοστή) sobre la entrada y salida de mercancias de los puertos aliados 30 . Tras tomar el control de Calcedonia en la orilla asiatica del Bosforo, asegurando con ello el abastecimiento cerealistico de Atenas y una nueva e importante fuente de 30 Dem. 20.60 recuerda que el control de Bizancio fue posible gracias a Arquebio y Heraclides (este ultimo probablemente el mismo personaje que es honrado con la proxenia en IG I3 227). Como senala Badian 1995: 85, la imposicion de la eikoste supone la llegada de los temidos eikostologoi encargados de su colecta. Griffith 1978: 131 no cree empero que la eikoste fuera un agravio para los aliados atenienses, conscientes de que habia que llevar adelante una guerra contra Esparta y Atenas no disponia de recursos suficientes. Cf. tambien Judeich 1892:93 ss.; Funke 1980a: 155.
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ingresos, abandona este rumbo al sur. A juzgar por el fragmento A de la inscription que recoge la reanudacion de la alianza entre atenienses y tasios, Trasibulo tuvo exito en su objetivo de establecer un dominio ateniense, por el momento aun por consolidar, sobre el area tracohelespontica31. Al arribar a Lesbos, Diodoro dice que Trasibulo perdio veintitres naves en una tormenta, lo que constituye mas de la mitad de su flota, un dato que ha sido rechazado por algunos estudiosos como una invention o, por lo menos, una exageracion del Siculo32. Alii Trasibulo colabora decisivamente con Mitilene, linica ciudad partidaria de Atenas, en el intento por parte de esta de establecer una hegemonia sobre toda la isla, empeno que no se logra por completo; Terimaco, el harmosta lacedemonio de Metimna, decide hacerle frente con sus propios hombres, los metimneos y los exiliados mitilenios, pero es derrotado y muerto junto con otros muchos, dejando inermes a las comunidades hostiles a los atenienses, que son objeto de rapina para satisfaction de los soldados de Trasibulo. Si no es ahora, sera inmediatamente despues cuando Atenas gane las poleis de Clazomenas 33 , Eritras34, Quios 35 , Esmirna y puede que Focea. Sabemos que el estratego tambien actuo en Caria, concretamente en Halicarnaso, por el alegato de Lisias sobre su lugarteniente Ergocles en cuanto a que alii se obtuvieron re-
31 IG II 2 24 (reproducida infra 287) dice en la linea 10: δτε [Θρασ]ΰβουλος ήρχεν. 32 D.S. 14.94.3. El escepticismo arranca de Beloch 1922: 90 n.2 (aunque vease la crftica a este de Accame 1966: 204). De hecho, en Lesbos Trasibulo dispone de cuatrocientos epibatai, cifra que encaja con los diez que acostumbraban a servir en cada nave si aun tiene cuarenta. Por esta razon, algunos como Saur 1978: 229 con n. 80 situan la tormenta tras partir de la isla, no a su llegada. Segun Badian 1995: 85 n.22, Jenofonte habrfa guardado silencio sobre las perdidas de la tormenta porque admiraba a Trasibulo y no queria danar su reputacion, aspecto que no esta del todo claro, pues i n o acrecentaria su fama haber logrado tales exitos con solo diecisiete naves? Buck 1998: 116-117 relaciona el testimonio del Siculo con el de Lisias (28.2 y 4) sobre el mal estado de la flota y las sospechas de malversation que pesaron sobre Trasibulo en su tesis, interesante, de que la tormenta causaria danos en algunas naves y su reparacion consumiria fondos que, de otra forma, habrian sido mandados a Atenas. 33 IG II 2 28 = SIG 136 = SGHI n s 114 = GHI nQ 18 = Harding nQ 26 = Brun n° 39. Seager 1967:109 n. 130 alberga dudas. 34 SEG 26.1282 = Brun n e 38, donde la linea 4 confirma la existencia de estrategos atenienses en el asty ο la chora de Eritras. Cf. Sahin 1976; Lanzillota 1981: 279-281; Aykio 1988:21. 35 La alianza entre atenienses y quiotas de 384 {IG II 2 34 = SIG nQ 142 = SGHI nQ 118 = GHI nQ 20 = Staats. n g 248 = Harding nQ 31 = Brun n° 41) recoge en sus lineas 17-19 una reafirmacion de juramentos y pactos ya existentes.
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cursos por m e d i o s vejatorios 3 6 , q u e p u e d e verse c o r r o b o r a d o si p e r t e n e c e a este m o m e n t o u n e p i g r a f e f r a g m e n t a r i o d e d a t a c i o n incierta q u e d o c u m e n ta la c o n c e s i o n d e la p r o x e n i a a t e n i e n s e a tres c o n s p i c u o s c i u d a d a n o s d e Y a s o ( A n a x a g o r a s , A r t e m o n y Cidias, p a r a d o j i c a m e n t e e x i l i a d o s d e su patria), t u t e l a d o s y r e a s e n t a d o s por los estrategos a t e n i e n s e s e n otro lugar d e c o n v e n i e n c i a para u n o s y otros 3 7 . A u n m ä s hacia el sur, c u a n d o s e g u n Jen o f o n t e p r e t e n d i a v o l v e r a R o d a s c o n el a n i m o d e a y u d a r a los d e m o c r a t a s a aplastar d e f i n i t i v a m e n t e la resistencia d e los oligarcas e x i l i a d o s 3 8 , a u n q u e quiza s o l o i n t e n t a b a seguir a u m e n t a n d o la n o m i n a d e a l i a d o s y el c a u d a l d e f o n d o s 3 9 , Trasibulo s a q u e a las llanuras costeras y e x t o r s i o n a a los p u e b l o s q u e las h a b i t a n hasta q u e u n a n o c h e , e n A s p e n d o , e n la ribera del Eur i m e d o n t e , e s s o r p r e n d i d o y m u e r t o e n su t i e n d a por c i u d a d a n o s q u e v e n g a b a n d e esta f o r m a el pillaje d e sus tierras c o m e t i d o por sus h o m b r e s , posiblemente mercenarios40. 36 Lys. 28.12 y 17. 37 IG II 2 3 + 165. Una fecha en torno a 390 es propuesta por Culasso Gastaldi 2004: 67-87 tras haber identificado un tercer fragmento como parte de la misma inscripcion. La formula de aprobacion exclusiva del decreto por la Asamblea (en lugar de la conjunta por Asamblea y Consejo) remite al periodo posterior a la restauracion democratica de 403/2, mientras que el terminus ante logicamente es la paz del Rey, por la cual Caria queda bajo soberania persa. En 392/1 Artajerjes, en una reorganization de las satrapias occidentales, crea la de Caria (desgajada de Lidia) y la pone bajo el gobierno de Hecatomno (cf. cap. VIII: 218 con n.40). Sin embargo, durante la expedition de Trasibulo la relation entre Atenas y Persia se habia enfriado, si no quebrado, por la ayuda ateniense a los rebeldes Evagoras de Salamina y Acoris de Egipto, razon por la cual el estratego muestra una actitud claramente imperialista, sin ambages, incluso en suelo asiätico. Mucho menos probable es la otra posibilidad que senala Culasso Gastaldi, que fuera Conon el encargado de cuidar de estos partidarios de Atenas, ya que esta aun no tenia flota propia y Conon operaba con la fenochipriota del Gran Rey. Se han propuesto tambien otras fechas (412, c.400) que la epigrafista italiana discute y descarta, pensamos que con buen criterio. De cualquier modo, la inscripcion revela una vez mas la turbulenta politica interna de las ciudades minorasiaticas como consecuencia del conflicto hegemonico. 38 Saur 1978: 229 con n.82 cree que el adverbio έκεΐ («alli») en el relato de Jenofonte implicaria que Trasibulo de hecho alcanzo Rodas e hizo de la isla su base de operaciones en el vecino continente, pero el historiador ateniense claramente habla del lugar hacia donde se dirigia (εις την 'Ρόδον) y de sus planes de recaudar dinero -se sobreentiende que en ruta- «para hacer alli a su ejercito lo mas poderoso posible». 39 Buck 1998: 116. No hay por que ver extranos designios en la presencia de Trasibulo tan al sur, en Panfilia, region que probablemente escapaba a un firme control persa. Accame 1951: 138 y 1956: 516, por ejemplo, seguido por Barbieri 1955: 192, imaginaba que el ateniense queria encontrarse con Evagoras de Salamina como medio de reforzar su propia politica -presidida segun el estudioso italiano por criterios panhelenicos-, pese a que no se advierte en Trasibulo la menor intention de acercamiento al monarca chipriota. 40 X. HG. 4.8.25-30; D.S. 14.94.2-4; Dem. 20.59-60; Nep. Thrasy.A.
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La naturaleza y signification de las alianzas forjadas por Trasibulo durante su campana helespontica han sido valoradas de manera muy distinta por la historiografia moderna. Para estudiosos como Silvio Accame, estas symmachiai, que serian renovadas desde el ano 384 (con Quios, Mitilene, Rodas, Bizancio), constituyen el germen, el nucleo original de la segunda liga ateniense creada en 378/7 4 1 , mientras que tiempo atras Karl Julius Beloch habia ido mäs alia en la consideration de que no solo eran precursor s , sino que incluso habria una continuidad, practicamente formaban parte ya de la segunda confederation naval 42 . Ambos pasan por alto que, de haber sido asi, la paz del Rey, con su proclamation del principio de autonomia de los estados griegos ejecutada por Esparta, habria extinguido tal formation supraestatal. Desde un enfoque historiogräfico opuesto, Georg Busolt negaba cualquier intento de reconstruir el imperio por parte de Trasibulo; unicamente se trataria de un esfuerzo de guerra contra Esparta, sin voluntad -al menos consciente- de romper con Persia, pero si de fortalecer a Atenas 4 3 . Es cierto que Trasibulo necesitaba fondos de manera perentoria, pero tambien lo es que se podia haber limitado a la coercion y a las razias. La imposition de tasas, lo mismo que la injerencia en la politica interna de los aliados, trasluce bajo nuestro punto de vista una mentalidad imperial. Prima facie los impuestos indirectos resultaban menos gravosos que el φ ό ρ ο ς y a la vez menos susceptibles de atentar contra la orgullosa autonomta de las ciudades aliadas. Pero la imposition de estas cargas, ο la extorsion y el saqueo si no eran satisfechas, mäs alia de subvenir a las necesidades belicas -fundamentalmente el pago de mercenarios como los que Servian con literates y la construction, equipamiento y mantenimiento de trirremes- una vez que las contribuciones persas han cesado y la eisphora con que se cargo a ciudadanos y metecos -con el objetivo de reunir la suma de quinientos talentos- se ha probado maniflestamente insuficiente y ha levantado ampollas entre la clase acomodada 44 , constatan la cristalizacion de
41 Accame 1941: 32, aceptado ultimamente por Sordi 2000:187-188. 42 Beloch 1884: 345-346 y 1922: 150 n.2. Cf. Cloche 1919: 185-186, que sin desarrollarlo tanto habla de «une confederation dont Athenes est la suzeraine». 43 Busolt 1877: 673-676; en esta misma linea de pensamiento se encuadran Griffith 1978:128-133, Strauss 1986: 153-154 y Urban 1991: 122-123. 44 Lys. 28.3-4; Ar. Eccl. 823-829 parodia el decreto de Euripides, que imponia una tasa del 2,5% (segun el escoliasta serfa un impuesto directo sobre la propiedad, pero no pocos estudiosos modernos creen que debio de ser indirecto). En los versos inmediatamente anteriores (814-822), el poeta tambien se hace eco de decretos sobre la sal y la acunacion de moneda de cobre que sin duda tenian el mismo afän recaudatorio y que tampoco fue-
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una politica imperial ateniense que con Conon apenas estaba esbozada 45 . Bajo esta luz, y en contra del empeno de buena parte de la bibliografia raoderna 46 , Trasibulo no es mäs «moderado» que Conon en su imperialismo 47 . Es mäs, una vez se ha desprendido del lastre que suponia la idea de
ron efectivos (si bien para Funke 1980a: 170 n. 15 pertenecen a la fase final de la guerra del Peloponeso). 45 Cf. Cloche 1919: 184-192 y 1934: 32-35; Seager 1967: 105-113; Perlman 1968: 265-266; Cawkwell 1976a: 270; Funke 1980a: 156-157 con n.90; Badian 1995: 86. Otros autores (vid. supra n.43) circunscriben estas medidas al objeto de sufragar la guerra contra Esparta, despojändolas de cualquier proyeccion imperial, mientras Accame 1956: 516-518 las pliega a su teoria de que Trasibulo pretendio levantar una arche en igualdad de derechos con los aliados, construir u n a «nazionalita» que superara el concepto tradicional de polis (vid. n.46), pero como bien puntualiza Perlman 1968: 265 n.61, «ni Conon ni Trasibulo estaban en posicion de imponer una dominacion complete de Atenas sobre los aliados recien ganados. Tenian que reclutar nuevos aliados prometiendo la preservation de su libertad.» 46 Muy especialmente Silvio Accame en 1951: 129, 135-139 y, sobre todo, en 1956, que presenta a Trasibulo como el patrocinador de un ideal panhelenico «sulla base di alleanze a paritä di diritto per cui Atene fosse soltanto prima inter pares» (una especie de gran estado federal), con miras geograficas mas dilatadas que el pericleo; tal imagen historiografica, que se adentra en la historia fiction c u a n d o «lascia validamente congetturare che, ottenuta la liberazione dal dominio spartano di tutte le poleis greche, anche con Sparta egli volesse instaurare buoni rapporti alia condizione che la libertä di quelle poleis greche fosse rispettata rigidamente» (p. 519), calo pronto en otros autores italianos como Barbieri 1955 : 191 y Alfieri Tonini 1972: 138, pero m u c h o mas recientemente ha recibido un nuevo espaldarazo de la mano de Marta Sordi (2000), quien considera que el pensamiento politico de Trasibulo a lo largo de toda su carrera no estuvo condicionado exclusivamente por valores morales, sino por una p r o f u n d a piedad religiosa canalizada a traves de los misterios eleusinos (segun Ciarfera 1991, la participation conjunta de oligarcas y democratas atenienses en estos Ultimos favorecida por Trasibulo constituiria una llamada a la concordia entre ambos grupos para cerrar las heridas abiertas por el conflicto civil ateniense tras la guerra del Peloponeso). Vease tambien sobre una presunta, pero inverosimil, «transformation» del Estirieo: Cloche 1919: 184-185 («enteramente ganado para la politica de conquista en 390», para luego afiadir que Atenas creo «una confederation sobre la cual ejercia una soberania no despotica»); Kounas 1969: 97-99, 130 (un moderado que luego se desliza a la faction imperialista); Pecorella Longo 1971: 58 («muta ateggia meuto pditico»); Cawkwell 1976a: 276 (imperialista desde 391); DeVoto 1982: 157; Aykio 1988: 21; Badian 1995: 85 (un antano moderado Trasibulo «poseido por el viejo fantasma [del imperio] hasta el p u n t o de ignorar la realidad»). Del lado aquesto, carece de sentido ver en Trasibilo un baluarte de los gnorimoi para recanducir a Atemas a una estrategia estrictamente defensiva, como propone Cloche 1919: 172-173, no solo porque las acciones del Estirieo no tinen nacha de defensives, sino porque si los «notables» hubieran tenido tal peso politico, habrian questo fin a la guerra en las negociacienes de 392. 47 Seager 1967: 110-111 y 115, d o n d e acertadamente afirma que, a pesar de que Conon supo interpreter bien los suenos imperiales del pueblo ateniense, tenia las manos
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avalar una guerra continental y hoplitica, el primero retoma y hace suyo el proyecto del segundo para orientar sin vacilaciones la politica exterior de Atenas hacia el restablecimiento de su άρχή en el Egeo 48 . Por primera vez la vieja talasocracia ateniense del siglo V ha dejado de ser un nostälgico sueno y ha trascendido al piano de la realidad mäs inmediata. Ahora bien, el discurso XXVIII del corpus Lysiacum recoge los ecos de lo que parece un ambiente hostil hacia los protagonistas de la expedition conducida por Trasibulo, cosa que aün resulta mäs extrana viniendo de quien viene, un meteco que participo con su esfuerzo y con su dinero en la aventura de la restauracion democrätica desde File y el Pireo49. Efectivamente el Contra Ergocles nos informa de que, en el curso de la campafia, la Asamblea ateniense convoco a los companeros en el mando de Trasibulo -hay serias dudas de que la orden alcanzase al Estirieo- a pasar la εύθύνα ο rendition de cuentas de sus movimientos y operaciones, aparentemente al objeto de averiguar por que no habian llegado a Atenas los fondos recau-
atadas por su servicio al Rey para asumir y encabezar la empresa. Cf. Funke 1980a: 156 («Instrument attische Machtpolitik»); Strauss 1984: 44 y 1986: 130, 153 («Thrasybulus was no less an Athenian imperialist than Conon»), Cartledge 1987: 295; Harding 1995: 114 (que tilda a Conon y Trasibulo de «vestigios del siglo V» en un siglo IV ateniense que el ve libre de veleidades imperialistas). El propio Strauss 1984: 45-48, como Corsaro 1994:125-126, considera simplificadores y rigidos los retratos de un Conon radical y filopersa y de un Trasibulo moderado, antipersa y hasta para algunos ipacifista! (vease por ejemplo la definicion de Cinzia Bearzot 1985: 107: «Un pacifismo [el de Andocides, Isocrates y Esquines] che appare ben diverso da quello di Trasibulo, uomo certo non estraneo agli ideali di giustizia e di pace e propugnatore di una politica di distensione internazionale, ma capace di non temer la guerra quand'essa era giustificata dalla difesa della democrazia e dalla salvezza della citta.») 48 Cartledge 1979: 287; Funke 1980a: 156-157. Miembros del circulo de Conon pudieron con la muerte de este pasar a colaborar con el de Estiria en su empresa de reconstruccion imperial. Tal puede ser el caso de Estoris, vidente originario de Tasos que puso su techne al servicio de Conon en Cnido y fue recompensado con la ciudadania, un salario en el ejercito y otros honores (cf. cap. VII: 201-202); hacia 388, despues de que Trasibulo ganara de nuevo para Atenas la amistad de Tasos, es requerido por ciertos tasios proatenienses como vidente y como archon para su polis, con lo que es posible que formara parte de la armada del Estirieo (infra 286-287 con n.77 y Osborne 1982: 56). 49 De hecho, Harpocracion recoge en diversos fragmentos (cf. Muller 1858: 112-119, pp. 274-275) la noticia, sobre cuya autenticidad el mismo expresa enorme y justificada cautela (εί γνήσιος), de que Lisias habria escrito tambien un Κατά Θρασυβούλου (Funke 1980a: 159 n.99 apunta la posibilidad de que el discurso se dirigiera contra el homonimo de Colito tras el fracaso de este en su generalato helespontico de 387/6; vid. infra n. 107). Alfieri Tonini 1972: 136 n.46 conjetura que quiza el orador guardara un resquemor porque Trasibulo no fuera capaz de conseguir la ciudadania para los metecos que compartieron penas con los ciudadanos exiliados por los Treinta.
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dados 50 . Los colegas de Trasibulo regresaron -probablemente en la primavera de 389 5 1 -, mientras el permanecio al frente de la fiota52. Al menos uno de estos colaboradores, Ergocles, antiguo companero de fatigas en los dias de File, fue juzgado en ese mismo ano 389 por el procedimiento de eisangelia ante la Asamblea, probablemente por los cargos de δωροδοκία (corruption), κλοπή δημοσίων χρημάτων (malversation de fondos publicos) y προδοσία (traicion) 53 . Por otro discurso lisiaco, el Contra Filocrates, conocemos que Ergocles fue condenado a muerte y sus propiedades confiscadas al ser encontrado culpable de sustraer treinta talentos de los bienes publicos, suma que paradojicamente no aparecio entre sus posesiones y de la que se responsabilizo a su amigo Filocrates, si bien en este caso ignoramos el desenlace de la apographe instruida contra el 54 . Asi pues, no fue la mala conducta para con los aliados de Asia Menor la acusacion principal contra estos hombres, sino la sospecha de lucro personal, en unos momentos en que la situation de las areas de la ciudad se habia tornado especialmente critica y en los que la campana aun no habia procurado beneficios evidentes -la orden de regreso posiblemente precede al establecimiento de los gravämenes arancelarios 55 -, sembrando la deception, y con ella la desconfianza, entre un demos entregado a la idea del imperio 56 . Por identicas ra-
50 Lys. 28.5 dice que el pueblo ordeno regresar «a los que compartian el m a n d o con aquel», lo que parece excluir a Trasibulo; asi tambien Judeich 1892: 96 n.2; Saur 1978: 229-230 con n.83; Funke 1980a: 159 con n.100; Strauss 1986: 154. Contra Beloch 1922: 91; Perlman 1968: 266; Cawkwell 1976a: 271; Alflen Tonini 1972: 135; Hamilton 1979a: 296; Roberts 1980: 108, quien objeta que, si se trataba de rendir cuentas, no tendrfa sentido excluir al maximo responsable de la expedition. Sobre la euthyna en general, Hamel 1988:125-130. 51 Funke 1980a: 96 n. 91. 52 D.S. 14.99.4 dice que, a su muerte, fueron los τ ρ ι ή ρ α ρ χ ο ι quienes lievaron las naves a Rodas. 53 Lys. 28.11. Solo hay constancia del procesamiento de Ergocles, quiza, como supone Funke 1980a: 158 n.94, porque fue el unico estratego que no supero la euthyna. Cabrias desde luego parece haber escapado a cualquier represalia, pues enseguida fue destinado a la Corintia para reemplazar a Ificrates como jefe de los peltastas mercenarios (supra nn. 16 y 29). 54 Lys. 29.2. 55 Creemos acertada la datacion que hace Funke 1980a: 96 n.91, 158 n.92 de la orden de la Asamblea en el invierno de 3 9 0 / 8 9 ; contra Alfieri Tonini 1972: 135, que la situa durante su estancia en Lesbos. 56 Cf. Seager 1967: 111-112 y Funke 1980a: 158-159, el cual concluye «Die Abberufung der Strategen implizierte also nicht die Abkehr Athens von den Maximen der Seereichspolitik, wie sie auch von Thrasybulos vertreten worden waren». La d e p a u p e r a d a economia ateniense tras la guerra del Peloponeso, tanto publica como privada, es apun-
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zones, por la evidente reelection de Trasibulo para la estrategia en 389/8 5 7 y porque recibio un funeral de Estado, con su tumba precediendo a las de Pericles, Cabrias y Formion en el δημόσιον σήμα que va de la puerta del Dipilon a la Academia 58 , dista de estar demostrado que el de Estiria sufriera menoscabo en su reputation, ni, en consecuencia, en su prominencia politica 59 . En realidad, mas alia de las alusiones indirectas de Lisias y de ciertas referencias comicas y escolasticas que caricaturizan un perfil arrogante 60 , el juicio sobre el hijo de Lico en la Antigüedad fue bastante fatada por Strauss 1985: 69-70 como la principal razon que explica la proliferation de los juicios por soborno y malversation de fondos durante estos anos (vease infra); cf. tambien Torchio 2001: 32. Frente a las necesidades financieras atenienses, que tienen eco en nuestras fuentes, Cawkwell 1976a: 217 ha visto la causa real de la llamada en un deterioro de la situation de los democratas rodios, que no lo tiene. 57 Y como tal se recoge por Develin 1989: 214-215 en su Athenian Officials. Es excesivo considerar una segunda reelection de Trasibulo mientras servia fuera, segun han propugnado Pritchett 1974: 52 y Buck 1998: 115, forzado este ultimo por su datacion del comienzo de la expedition a finales de 391. Meyer 1902: 261, Accame 1956: 516, Perlman 1968: 265, Alfieri Tonini 1972: 135, 137 n.47 y Hamilton 1979a: 296 han sugerido que Trasibulo desafio la orden de regreso (con lo que seria depuesto, ο bien no reelegido) y continuo la campana en rebeldia y no como magistrado, cosa que, como bien apostilla Funke 1980a: 159 n. 100, no hubiera dejado de ser subrayada por Lisias. 58 Paus. 1.29.3. 59 En el mismo sentido Funke 1980a: 159-161. Segun Alfieri Tonini 1972: 135-137 el proceso contra su colega Ergocles y los ataques indirectos de Lisias (28.5-8) a la honradez de Trasibulo pondrian de relieve que era contra el de Estiria y su circulo contra quienes se actuaba en los tribunales atenienses; junto a ella, Sealey 1956: 184 y Perlman 1968: 266 responsabilizan al ala «radical» de Agirrio del proceso contra los comandantes, obviamente con fines politicos. Roberts 1980:108-111 en cambio considera ambigua la position politica de Trasibulo, en quien ve a un nuevo Teramenes, lo que le granjearia ataques desde frentes bien distintos: los hombres de propiedad porque verian en el a un renegado y a un traidor a su clase social, los mas desfavorecidos porque recelarian de sus inclinaciones aristocraticas, oligarquicas e incluso tiranicas (cf. Accame 1951: 137, que ya hablaba de una alianza, consciente ο inconsciente, de «radicales» y «conservadores»). 60 El escolio al verso 203 de la Asamblea de las mujeres aristofanica lo describe como «desdenoso del pueblo, queria ser el primero en hacerlo todo» (υπερόπτης τοΰ δήμου, ήβούλετο δι' αύτοΰ πάντα πράττεσθαι) y un fragmento del comico Estratis (17 Kock) como «deseoso de honores y arrogante» (αξιωματικός και αυθάδης); cf. Lys. 16.15, donde Mantiteo le llama «altivo» (σεμνός), ademäs de los rumores acerca de aspiraciones autocraticas sobre Bizancio en Lys. 28.5-6. Saur 1978: 15 n. 51 se muestra crftico con una tradition lisiaca que para el «se apoya linicamente en habladurias» y que ve rebatida por la de Jenofonte y Diodoro, razones por las que deberia desestimarse por completo. Sartori 1999: 156-157 ve en Ar. Pi 567-570, donde el poeta presenta a los hombres politicos (ρήτορες) en origen honestos en su pobreza, mas «una vez se enriquecen a costa del erario publico, se toman deshonestos, conspiran contra la mayoria y hacen la guerra al pueblo», una alusion a Trasibulo, el homo politicus mas importante del momento, intachable
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v o r a b l e 6 1 e i n c l u y e al m i s m i s i m o J e n o f o n t e , q u i e n cierra su muerte c o n la frase « t e n i a f a m a de ser u n h o m b r e b u e n o » ( μ ά λ α δ ο κ ώ ν ά ν ή ρ α γ α θ ό ς είν α ι ) , q u e para los d o s b i o g r a f o s del Estirieo, L e o n Saur y Robert Buck, n o deja de ser u n e l o g i o e n a l g u i e n q u e c o m o el historiador a t e n i e n s e es p o c o d a d o a mostrar s i m p a t i a por i n d i v i d u o s de ideario d e m o c r ä t i c o 6 2 . U n a p r u e b a m ä s d e q u e e n e s t o s a n o s la ira de la A s a m b l e a a t e n i e n s e n o se e n c a u z a b a hacia d e t e r m i n a d a s p e r s o n a l i d a d e s ο g r u p o s politicos per
se,
s i n o q u e c a s t i g a b a los fracasos a la hora d e p l a s m a r la v o c a c i o n imperial del demos,
p o d e m o s encontrarla e n el p r o c e s o contra A r i s t o f a n e s y su pa-
dre N i c o f e m o , p e r t e n e c i e n t e s al circulo del d e s a p a r e c i d o C o n o n , c o n el que c o m p a r t i a n los e s t r e c h o s v i n c u l o s c o n el rey Evägoras d e S a l a m i n a 6 3 . D e u n l a d o el e n c a r c e l a m i e n t o y posterior muerte de C o n o n , c o n la c o n s i g u i e n t e i n t e r r u p t i o n de la a y u d a
financiera64,
y d e otro la revuelta contra
65
el G r a n R e y del m o n a r c a s a l a m i n i o , q u i e n h a b i a r e c i b i d o la c i u d a d a n i a y
en su lucha contra la oligarquia a lo largo de su carrera hasta que las mencionadas acusaciones mancillaron el final de la misma; por el contrario, Torchio 2001: 31 n. 152, 176 ad hoc, entiende que Aristofanes, con el verso 550 de la misma obra, ya comentado supra 270-271 con n.8, responde con sarcasmo a estas acusaciones al equiparar a un tirano como Dionisio y a un ardiente defensor de la democracia como Trasibulo. 61 Sirvan de ejemplo Nep. Thrasy. 1.1: Neminem huic praefero fide, constantia, magnitudine animi, in patriam amore («nadie le supero en fidelidad, en invariabilidad de palabra, en magnanimidad y en amor a la patria») y Paus. 1.29.3: άνήρ των τε ύστερον και δσοι προ αύτοϋ γεγόνασιν Άθηναίοις λόγιμοι τα πάντα άριστος («el mejor en todo de cuantos atenienses famosos vivieron antes y despues que el»). 62 X. HG. 4.8.31; cf. Saur 1978: 9-10 y Buck 1998: 13, 118. Tuplin 1993:81 cree que, si leemos con atencion, podemos darnos cuenta de que no se trata de una aseveracion del propio Jenofonte, sino que este se limita a recoger una opinion generalizada, que no tiene forzosamente que coincidir con la suya. Con todo, la benevolencia de Jenofonte hacia Trasibulo parece sobreentenderse en otros pasajes de su obra: ademas de justificar acciones criticables, como las exacciones a los aliados por el beneficio que suponen para su propio ejercito, segun ya hemos visto, no cita su nombre en situaciones de desgracia en las que interviene (proceso de las Arginusas, derrota en Nemea) en tanto que acentua su protagonismo en otras mas favorables (restauracion democratica en Atenas). 63 Nicofemo, que habia sido lugarteniente de Conon en la flota persa (cf. cap. II: 59 con n. 127 y cap. VII: 185), vivia aun en Chipre, donde tenia una segunda esposa, una hija y propiedades, pero conservaba la ciudadania ateniense (Lys. 19.36). Vease Besso 1999: 115-124, con las fuentes y la literatura anterior. 64 Cf. cap. VIII: passim. 65 Evagoras habia conseguido, ya sea por persuasion ο por fuerza, aduenarse de todo Chipre a exception de Citio, Amato y Soloi, ciudades que solicitaron la ayuda de Artajerjes, quien, preocupado porque tan estrategica isla se uniera bajo un solo gobernante, ordena armar un ejercito dirigido por Autofradates, satrapa de Sardes, y construir una flota a las ordenes del dinasta y satrapa cario Hecatomno (D. S. 14.98.1-4; Eph. FGrH 70 Τ
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grandes honores de los atenienses 66 , enrarecieron desde 391 el espiritu de colaboracion entre atenienses y persas y fomentaron la desconfianza mutua, a lo que desde luego no contribuyo que los primeros anudaran en 390 una alianza con Evagoras 67 y, poco despues, a finales de ese mismo ano 390 ο ya en el siguiente 68 , otra con Acoris, faraon de un Egipto que tambien se encontraba desde 404 en rebelion abierta contra Artajerjes69. Los atenienses daban muestras de no condicionar las palmarias ambiciones de su politica exterior a la veleidosa voluntad del Gran Rey. En este contexto de relaciones «ambivalentes» con Persia 70 , Aristofanes y Nicofemo propusieron y consiguieron, no sin dificultades, que la Ecclesia votara en el verano de 390 el envio de una escuadra de diez trirremes al mando de Filocrates -para cuyo equipamiento comprometieron su propio 134); Evagoras tambien se extenderia porel litoral continental, tomando a finales de 387 el control de Fenicia y Cilicia, con lo que dejaba Anatolia occidental como unica salida al mar para el imperio persa (cf. Ruzicka 1983: 105). No es posible determinar el momento exacto del estallido de la revuelta de Evagoras, si cae dentro del ano 391 ο ya en 390: por la primera option se inclinan por ejemplo Costa 1974: 53-56 y Cawkwell 1976a: 273-274, por la segunda Parke 1933: 49 n.2, Cook 1981: 447 con n.24 y Shrimpton 1991b: 1-2 (otros autores como Briant 1996: 666 son mas imprecisos y hablan de 391/0 ό 391-390). 66 Cf. cap. VII: 198-200 con nn. 103-104. 67 X. HG. 4.8.24; Lys. 19.43; Staats. n e 234. Cf. Meyer 1902: 259; Beloch 1922: 89-90, seguido por Hamilton 1979a: 294, dice que los atenienses pudieron actuar asi «obligados» por los favores que habian recibido del rey chipriota; Spyridakis 1935: 47; para Accame 1951: 134, «la amistad de Evagoras era uno de los puntos cardinales de la politica de los democratas atenienses». Contra Besso 1999: 122 n.36, que habla de «mancanza di un vincolo oficiale» y no excluye que Aristofanes fuera a Chipre en calidad de embajador (position atestiguada por Lys. 19.23), y no solo como comandante ο trierarco, para «ratificare un trattato di alleanza che dirimesse definitivamente la questione», pero tal tesis supone obviar el testimonio de Jenofonte en cuanto a que la escuadra ateniense acudia a Chipre «en virtud de una alianza con Evagoras» (έπι συμμαχία τοϋ Εΰαγόρου), no para negociarla ο contraerla. 68 Siempre con anterioridad a marzo de 388, fecha de la representation del Pluto aristofänico, cuyo verso 178, junto al escolio, es nuestra unica fuente para tal alianza: ή ξυμμαχία δ'ού δια σέ τοις Αίγυπτίοις. Cf. Staats. nQ 236; Meyer 1902: 259; Beloch 1922:93; Cloche 1934: 37; siguiendo a Judeich 1892: 89, Mallet 1922: 92 interpreta erroneamente que Eccl. 193-196 (el data la obra demasiado tarde, en 389) aludiria tambien a este tratado con Egipto -y no al de Beocia- y que en efecto seria propuesto por Conon, como dice el escoliasta. Acoris y Evagoras establecerfan a su vez una alianza entre si (D.S. 15.2.3 = Staats. nQ 237). 69 Quiza la razon, como se ha sugerido (Mallet 1922: 93; Lewis 1977: 147 n.73; Hornblower 1982:124), no sea otra que el dinero, dado que en la obra de Aristofanes el tratado se concluye gracias a Pluto, la Riqueza, y Egipto disponia de suficientes recursos -por lo menos en cereales- como para aportarlos a quienes prestaran ayuda. 70 La expresion es de Funke 1980a: 149 n.60.
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patrimonio familiar y el de sus philoi- en apoyo del monarca salaminio 71 . El descalabro de la expedicion -capturada por Teleutias cerca de Rodas, segun relata un Jenofonte que no esconde su estupor ante lo paradojico de las circunstancias 72 -, no menos que las sospechas de enriquecimiento ilicito 73 , estan sin duda en la base del proceso de eisangetia y la ejecucion sumaria -acompanada de confiscation de bienes- a que fueron sometidos padre e hijo 74 . Cuando dicho embargo resulto no ser tan sustancioso como se 71 Lys. 19.21-23 y 43. La expedicion fue grosso modo contemporaries de la de Trasibulo, pues Lisias (§§ 28-29) asegura que zarpo «en el termino de cuatro ο cinco anos» desde la batalla de Cnido (cf. Mallet 1922: 93; Olmstead 1948: 390; Seager 1967: 108-19 con n. 121; Funke 1980a: 95; Strauss 1986: 150-151; Besso 1999: 122-123). Como en el caso de la del Estirieo, Cawkwell 1976a: 274-275, Hornblower 1994: 76 y Buck 1998: 112-114, no asi Hamilton 1979a: 294 (que la pone en otono de 390), adelantan la partida de Filocrates a finales de 391 (vid. supra con n.4). La decision no debio de contar con la oposicion de Trasibulo y Agirrio, los politicos mas prominentes del momento (de hecho Accame 1956: 516-517 responsabiliza a Trasibulo de la misma), pero la ayuda es ciertamente limitada, unicamente diez naves sin equipar, mas por la debilidad financiera ateniense que por el temor de una parte de la ciudadania a romper con Persia (escasa ο cuantiosa, se trata de una abierta cooperation militar con un renegado del imperio aquemenida). 72 HG. 4.8.24: « . . . ambos [bandos] actuaban del modo mas contrario a sus propios intereses, pues los atenienses, que tenian al rey como amigo, sostenian una alianza con Evagoras, que estaba en guerra con el rey, y Teleutias, mientras los lacedemonios estaban en guerra con el rey, se dedicaba a destruir a los que navegaban para hacerle la guerra». Una segunda flotilla comandada por Cabrias en el otono de 388 (cf. Accame 1951: 139 y Funke 1980a: 99, aunque Beloch 1922: 93 y 1923: 225 y Meloni 1949: 190 retrasan la expedicion a la primavera de 387) tendria mejor suerte y alcanzarfa la isla (X. HG. 5.1.10; Dem. 20.76; Nep. Chab. 2.2). No obstante, Stylianou 1988: esp. 464-466 ha aprovechado ciertos puntos oscuros del citado discurso XIX de Lisias para plantear que fueron tres y no dos las escuadras enviadas por Atenas, de los cuales la de Aristofanes seria la primera, en primavera ο verano de 390, y llegaria a salvo a Chipre, la de Filocrates (que la historiografia moderna identifica de forma casi unanime con la anterior) la segunda, capturada por Teleutias en 389, y la de Cabrias la tercera, que alcanzo la isla en 387; tal hipotesis, posible pero poco probable, no altera el curso de la argumentation aqui defendida. 73 Segiin el mismo Lisias (19.28-29, 42-43, 57), Aristofanes paso de tener unos modestos medios en su demo de Ramnunte antes de la batalla de Cnido a satisfacer por si mismo y por su padre eisphorai por valor de cuarenta minas, cumplir holgadamente con onerosas liturgias como la coregia y la trierarquia -que le supusieron respectivamente cinco mil dracmas y ochenta minas- y comprarse una casa y treinta pletros de tierra por un coste superior a cinco talentos. Para las conexiones familiares y las propiedades que tenian en el Atica los personajes mencionados en la oratio XIX lisiaca, Sobre los bienes de Aristofanes, vease Davies 1971: 412 y Cox 1998: 25-26, que concluye que «el uso que hace Conon de redes sociales en Ramnunte y Mirrinunte revela la interaction entre lo local y lo nacional, lo material y lo politico.» 74 La fecha del proceso se deduce de § 50, donde Lisias dice que estän muy recientes
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esperaba, el Estado ateniense actuo despues contra el suegro -y al morir este contra el cunado- de Aristofanes ante la sospecha de que pudo encubrir los bienes no hallados; es para la defensa de ambos, suegro y cunado, para la que Lisias redacta su discurso. Que al demos ateniense no le repugnaban los metodos aplicados por Trasibulo lo prueba que se mantuvieran e incluso se intensificaran despues de su muerte. Como ya hemos explicado, la precariedad del tesoro publico era cada vez mäs acuciante y sentida como la principal amenaza para la supervivencia de la ciudad 75 . Jenofonte nos confirma que sus sucesores Agirrio e Ificrates, «como era costumbre, mandaban sus naves a recolectar dinero» (ωσπερ είώθει, έπ' άργυρολογίαν έπαναπεπλευκέναι) de las ciudades del Quersoneso, dando continuidad asi a la politica recaudatoria de Trasibulo sobre los aliados76. La progresion del imperialismo ateniense es perceptible en el decreto que en 389/8 honra a los hermanos Arquipo e Hiparco de Tasos, prostätai democratas de la isla: ademas de brindarles protection -amenazando con el exilio de Atenas y las ciudades aliadas a quien les de muerte-, se hace mention de otros impuestos al margen de la vigesima (eikoste) y se destina, a petition tasia, un arconte y adivino para la isla (nada menos que el mismo Estoris originario de Tasos que, tras hacer su famosa predic-
las sospechas de enriquecimiento de Diotimo durante su generalato, presumiblemente el de 390/89 en la Corintia (Sch.Aristeid. 172.3-4 Dindorf; cf. Tuplin 1983: 177 con n.45 y Strauss 1985: 67 n.3, aunque Develin 1989: 214 tiene dudas sobre dicha estrategia; es seguro que Diotimo sirvio como estratego en el area helespontica en 388/7 y 387/6 [ vid. infra 292-293], argumenta que ha llevado a la gran mayoria de los editores de este discurso a una datacion entre 388 y 386, pero ello supondria retrasar injustificadamente la causa por un espacio de dos ο tres anos). El orador dice que fueron condenados a muerte sin juicio previo (άκριτοι) y sus cadäveres dejados insepultos (§ 7), lo que ha planteado si un proceso tan injusto pudo tener como escenario Chipre en lugar de Atenas (asi, por ejemplo, Tuplin, ibid. 173-175 y Stylianou 1988: 464). Es un error atribuir a Andocides (que ya habia marchado al exilio) y al «partido de la paz» la responsabilidad del proceso y la sentencia, como hace Mallet 1922: 93. Una Variante la encontramos en Roberts 1980: 107-108, Strauss 1986: 151 y Besso 1999:117, para quienes Nicofemo y Aristofanes pagaron sus conexiones politicas con Conon, de modo que concitarian por una parte la animadversion de sus correligionarios «radicales» debido al fracaso de la expedition y, por otra, la de los «conservadores» que nunca quisieron enviarla y rechazaban la via imperialista; Corsaro 1994: 126-127, por su parte, ve la mano de la faction de Trasibulo detras del proceso. Mas coherentemente, Seager 1967: 113-114 acota que la indignation popular fue la misma reservada a todos aquellos que, al margen de su filiation ideologica, acumularon riqueza mientras el grueso de la ciudadania se empobrecia. 75 Lys. 27.3. 76 X. HG. 4.8.35; cf. Cloche 1919: 187-188; Seager 1967:113.
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cion en la batalla de Cnido, recibio la ciudadania y otros honores en Atenas)77: [Άρχίππωι και Ίππάρχωι τοις Άρχί]ππου Θασίοις lacuna
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[. .]Ε[. ,]Γ καΐ Χ.. [ ] [.] ΑΣΤΙΚΟΝΙΚΑΝΑΕ [ ] Θασίος είκοστήγ κ[ ] 15 είων είκοστήν ύποτε[λ έμ]πορίων είκοστήν τω[ ] ν δτε Θ[ρα]σύβολος ήρ[χεν ] . .ΡΑ .'.. Μ .'.. ΝΙΝ. Τ[ ] ..Λ....9 ΥΛΙ[ ] 19 [π]ερ[1 δε] των άλλων [ βο]14 λή[ν έλ]έσθαι πέντ[ε ανδρας ] 18 πρ[εσ]βέαν των Θα[σίων ] 21 ς ά[π]οδείξοσιν [ δι]κας δδναι και δ[έξασθαι ] . Λ[. καΐ έπι[μ]έ[λεσθαι αύτών τός στρατηγός κ][αι προσάγε]ιν π[ρός την βο]λήν [και τον δήμον, έ][άν τό δέων]ται τδ δήμ[ο τδ Άθ]ηνα[ίων, τός πρυτά][νες " και] εάν τις άποκτε[ίνη]ι Άρχ[ιππον ή "Ιππα][ ρχον τ]όν Άρχίππο άδελ[φόν φευγ]εν την πόλιν] [τ]ήν Αθηναίων και τά[ς άλλ]ας πόλ[ες, όπόσαι Αθ]ηναίων έσΐν σύμμαχο[ι " άν]αγράψ[αι δέ τάδε τό] ψήφισμα ές στήληι λι[θίν]ηι τον [γραμματέα τ]ής βολής και στήσαι έ[μ πό]ληι • δδ[ναι δέ και εΐ]ς άναγραφήν της στήλ[ης τ]ώι γρα[μματεΐ τον τ]αμίαν τής βολής έικ[οσι] δραχμά[ς ' είναι δέ κα]ι πρόσοδον Αρχίππω[ι κα]ι Ίππάρ[χωι προς την] βολήν εάν τό δέωντα[ι πρ]ωτοις [μετά τά ιερά. έ] πιχεροτονήσαι δέ α[ρχον]τα ές [Θάσον αύτίκα] μάλα και μάντιν Σθό[ρυν έ]πει [Θάσιοι αίτδντ]αι τούτον. Καλέσαι δ[έ Άρ]χιππ[ον και τός αλλο]-
77 IG II2 24 = Harding nQ 25; seguimos la datacion propuesta por Merkelbach 1970: 32 y luego por Osborne 1981: 45-46 y 1982: 48-57 en su lectura y anälisis de un epigrafe relacionado con este que subsecuentemente concedia la ciudadania a estos mismos tasios: IG II2 25 + SEG 15.86. Cf. tambien Accame 1951: 141-142, que sin embargo diferencia este «radicalismo» de la «moderacion» exhibida por Trasibulo. Sobre los honores previos concedidos a Estoris, vease cap. VII: 201-202.
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ς πρέσ(β)ες τός Θασί[ων ές] τό πρυτανέον ές αΰρ]ιον έπι ξένια. vacat vacat En el mismo sentido una inscription fechada bajo el arcontado de Teodoto (387/6), y mäs concretamente a finales de la estacion de navegaciände 38778, reconocia a Clazomenas el privilegio de no pagar otra tasa que no fuera la eikoste - d e lo que se infiere que existian otras imposiciones, fueran estas de caracter regular ο extraordinario-, de verse libre de guarnicion ateniense y de regular por si misma y con plena soberania los pactos que tenia con τους έπι Χυτώ, una comunidad de oligarcas exiliados que se habian hecho fuertes en el territorio continental dependiente 7 9 : Θεόδοτος ήρχε, Παράμυθος Φιλάγρου Έρχιεύς έγρ[αμμ]άτε[υε] εδοξεν τώι δή[μ]ωι" Θεόδοτος ήρχε, Κεκροπις έπρυτάνευε, Παράμυθος έγραμμάτευε, Δαϊφρων έπεστάτει - Πολίαγρος ε ί π ε ν έπαι[ν]έσαι μεν τον δήμον τόγ Κλαζομενί5 ων δτι πρόθυμος έσ[τι]ν ές τήμ πόλιν την 'Αθηναίων κα[ι] νΰγ και έν τώι πρόσθε[ν] χρόνωι" περι δε ώλ λέγουσι, δε[δ]όχθαι τώι δήμωι, [ύπ]οτε[λ]οΰντας Κλαζομενίους την έπι Θρασυβούλου είκοστήν πε[ρι σ]πονδώγ και άσπονδιών προς τους έπι Χυτώι και τώ[ν όμηρων], ους εχουσι Κ[λαζομ]ιο ένιοι τών α π ό Χυτοϋ, κύριο[ν είναι τον δήμον τόγ Κλαζ]ομενίων, και μή έξεΐναι τώ[ι δήμωι τώι Άθηναίωμ (μ)ήτε τ]ούς φεύγοντας κατάγειν α[νευ τοΰ δήμου τοΰ Κλαζομε]νίωμ μήτε τώμ μενόντωμ μηδ[ένα έξαιρειν" περι δε αρχ]-
78 Los preparativos de la paz del Rey -que explicitamente dejaba Clazomenas bajo soberania persa- se desarrollaron desde la estacion invernal de 387, con lo que de cualquier forma las estipulaciones atenienses tuvieron escasa vigencia. 79 IG 112 28 = SIG 136 = SGHI nQ 114 = GHI nQ 18 = Harding nQ 26 = Brun n s 39. La informacion sobre los oligarcas de Quito proviene de Eforo ( F G r H 70 F 78). Funke 1980a: 98 n.95 sugiere que la iniciativa del decreto pudo correr a cargo de Agirrio. Cloche 1919: 184-185, Seagerl967: 110-111, 114 y Lanzillota 1981: 282 explican que solo la necesidad llevo a los atenienses a hacer tales concesiones a Clazomenas; asi tambien Accame 1951: 141 y Corsaro 1994: 126, para quienes debia tratarse probablemente de contribuciones especiales con las que sufragar los costes militares. En cambio, segun Aykio 1988, Atenas otorga un diferente trato a Clazomenas y a Eritras (infra n.83) en virtud del sendero de las relaciones bilaterales mantenidas con ambas poleis desde el siglo V, mas cordiales y estables con la primera, de ahi que solo intervenga en su politica exterior, mientras que con la segunda tambien lo haga en la interior. Cf. tambi6n Cawkwell 1976a: 271; Perlman 1968: 266; Debord 1999: 239-241.
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οντος και φρουράς διαχειρο[τονήσαι τ ο ν δημον αύτί]15 κα μάλα, ε'ίτε χρή καθιστάναι ε[ίς Κ λ α ζ ο μ ε ν ά ς είτε αύ]τοκράτορα είναι περί τούτων [τον δήμον τόγ Κ λ α ζ ο μ ε ] νίων, εϊάν τε βούληται ύποδέχεσ[θαι είάν τε μή. τώμ πό][λεω]ν δθεν σιταγωγδνται Κ λ α ζ ο μ έ [ ν ι ο ι , Φ ω κ ά α ς και Χί][ου και Σ]μύρνης, είναι ε ν σ π ο ν δ ο ν αύ[τοΐς ές τός λιμένα]20 [ς έσπλεϊ]ν. τους δέ στρατηγούς τους [μετά . . . 8 . . . έπι][μεληθηναι δπω]ς έσονται σπονδα[ι π ρ ο ς . . . 1 0 . . . Κ][λαζομενίοις α]ί αύται και Ά θ η ν α [ ί ο ι ς · έχειροτόνησεν] [ό δήμος αύτούς τέ]λη ούχ ύποτελοϋ[ντας α λ λ α ούδέ φρου][ράν έσδεχομένους] ούδέ αρχοντα ύ[ποδεχομένους έλευθ]25 [έρους είναι καθά Άθη]ναίους. περί [δέ [ . . . . 1 2 . . . . κύριον εί]ναι βα[σιλέα [
[
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ψ]ηφι[
15 ]
]
]
]
La soberania sobre esta pequena isla del golfo de Esmirna, que como hemos visto disponia de peraia en el continente asiätico 80 , era reivindicada explicitamente por el Rey, para el cual, perdido el control de Fenicia y Cilicia a manos de Evägoras, tenia un indudable valor estrategico en tanto idoneo lugar de encuentro para grandes expediciones navales como las que preparaba contra Chipre y Egipto 8 1 , asi que la regulation ateniense interferia directamente con ella y agraviaba a su antiguo aliado, poniendo de relieve una decidida actitud de no renunciar a la protection y tutela de los griegos asiaticos bajo la que esconde pretensiones imperiales 82 . La misma conclusion se deriva de otro epigrafe mutilado proveniente de Eritras y practicamente contemporäneo del anterior que despliega un decreto en el que pueblo ateniense hace alguna promision -que desgraciadamente se ha perdido- «al objeto de no entregar a los eritrenses a los barbaros» (11. 11-16), ademas de reservarse el consentimiento a cualquier pacto que pudieran alcanzar los democratas gobernantes y sus opositores oligar-
80 De gran importancia economica ademas para la isla (cf. Carusi 2003: 237-244). 81 Ruzicka 1983 y 1992: 65; Shrimpton 1991b: 14; Jehne 1994: 36 n.30, quien anade que al Rey, que apoyaba a los oligarcas de la perea continental, le preocupaban los vinculos entre los clazomenios en el poder y los atenienses. 82 Merkelbach 1970:33. 83 SEC 26.1282 = Brun nQ 38; cf. fundamentalmente Sahin 1976 y Aykio 1988, pero tambien Lanzillota 1981: 283-284 y Hornblower 1982: 108, 118, 188. En contra de todos ellos, Urban 1991: 108 n.417 sostiene que, dado que en la linea 12 Έρυθραίους no lleva
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. λησ ντων έν [Έρ]υθρα[ΐ]ς, [δεδόχθ]αι τώι δήμοωΓ μή έξεΐνα[ι τ]ών στρατηγών διαλλάξαι μηθενι προς τους έν τήι πάλει ανευ του δήμου τδ 'Αθην α ί ω ν μηδέ τώμ φυγάδων, ους αν έξελάσωσιν Έρυθραΐοι, μηδενι έξεΐναι κατάγειν ές 'Ερυθράς ανευ τοΰ δήμου τοΰ Έ ρ υ θ ρ α ί ω ν περ1 δε τοΰ μή έκδίδοσθαι Έρυθραίους τοις βαρβάροις, άποκρίνασθαι τοις Έρυθραίοις, δτι δέδοκται [τώ]ι δήμωι τώι 'Αθηναίων
Estas dos ultimas inscripciones nos hablan ademas de que la realidad social y politica de las ciudades griegas asiäticas era en muchos casos confusa, turbulenta, presidida por las luchas internas entre oligarcas y democratas, y siempre con los intereses persas como telon de fondo, una situation que se venia dando desde el cambio de siglo -recuerdese el relato de Jenofonte de la llegada de Agesilao a Asia en 396, donde encontro algunas ciudades sumidas en un caos constitucional 84 - como consecuencia en gran medida de las repercusiones que el incesante conflicto hegemonico en esta area geopolitica tenia sobre dichas ciudades 85 . Volvamos ahora al curso general de los acontecimientos. El demotikos Agirrio, principal beneficiario politico de la desaparicion de Trasibulo 86 ,
articulo, no serfa el conjunto de los ciudadanos, sino un grupo de exiliados (φυγάδες) quienes iban a ser entregados a los persas. 84 X. HG. 3.4.7. 85 Vease en general Lanzillota 1981. Los hallazgos epigraficos mas recientes siguen ratificando esta afirmacion (cf. Culasso Gastaldi 2004: passim, esp. 21-22). 86 Lo que no es motivo suficiente para sospechar ni una rivalidad personal ο politica entre ambos (como Accame 1951: 136, Sealey 1956: 184, Strauss 1986: 155 y Bianco 1994: 26), ni tampoco su asociacion politica (como concluye Singh 1971: 112-113); ninguno de estos supuestos tiene respaldo en las fuentes (cf. Cloche 1919: 187; Seager 1967: 110 n. 143, 113; Funke 1980a: 160-161 con n.102).
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seria el encargado de ocupar el vacio dejado por este en la flota al ser elegido estratego en 389/8, mientras en el campo espartano Anaxibio conseguia que los eforos le nombraran harmosta en sustitucion de Dercilidas, que desde 394 habia conservado el estrategico enclave de Abido, vital para el control de los barcos que navegan desde el Ponto hacia Atenas 87 . Como quiera que Agirrio no parece haber conseguido nada positivo -era mäs un administrador de finanzas que un estratega 88 - y Anaxibio en cambio se mostraba muy activo, ganändose algunas ciudades de la Eolide y trabando los circuitos comerciales atenienses, estos temieron que la obra de Trasibulo en la region se viniera abajo, por lo que en la primavera de 388 enviaron a literates al frente de ocho naves y mil doscientos peltastas 89 . Este demostro una vez mäs su talento militar cuando, tras combatir durante un tiempo a Anaxibio por medio de piratas 90 , tendio al espartano una emboscada y le mato junto a doce harmostas lacedemonios que le acompanaban, unos cincuenta hoplitas abidenos y unos doscientos mercenarios 91 . Para entonces el Gran Rey se habia convencido del peligro de seguir alentando la reconstruction del imperio ateniense en el Egeo, sobre todo cuando el demos ateniense habia optado por aliarse con sus enemigos de Chipre y Egipto -enviando incluso hombres y naves a Evagoras-, habia establecido a traves de Trasibulo impuestos y tasas en estrecho helespon tico e incluso habia llegado a intervenir en la politica interna de Clazomenas, cuya soberania reclamaba Persia. El primer movimiento inequivoco de apertura hacia los lacedemonios consistio en reclamar en la corte a los dos satrapas que mas estrechamente habian colaborado con los atenienses, Farnabazo y Estrutas, que en 389/8 fueron reemplazados respectivamente por Ariobarzanes -al frente de la Frigia Helespontica- y por Tiribazo -en la provincia de Lidia-, ambos favorablemente dispuestos hacia Esparta, pues si ya vimos que el segundo habia demostrado una perfecta sintonia y entendimiento con Antalcidas en 392, durante las frustradas negociaciones de paz desarrolladas en Sardes, el primero se nos presenta ademas unido por vinculos de una ancestral philia al politico y diplomätico espartiata 92 . La lectura de estos nombramientos, con el consiguiente cambio de orientation 87 X. HG. 4.8.31-32. 88 Sobre Agirrio, vease cap. II: n. 161 y Sartori 1996. 89 No es correcta la aseveracion de Sealey 1956: 184 de que Ificrates reemplazo a Agirrio en el mando, ya que ambos operaron en areas distintas (cf. Funke 1980a: 98 n.95). 90 El uso de la pirateria, actividad violenta considerada ilegal e injusta (άδικος) desde el punto de vista juridico por la gran mayoria de los estados griegos, queda aqui justificada, como en el caso de Egina (cf. cap. XI), por el estado de guerra «declarada» entre atenienses y lacedemonios (Brule 1978: 129-131). 91 X. HG. 4.8.33-39; cf. cap. X: 258-260.
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de la politica persa, fue bien interpretada en Esparta, donde en la primavera siguiente 93 Antälcidas es elegido ναύαρχος para el ano 388/7 y enviado enseguida al Egeo, pues los lacedemonios «pensaban que, al hacerlo asi, se harian especialmente gratos a Tiribazo» (νομίζοντες και Τιριβάζφ τούτο ποιοΰντες μαλιστ' αν χαρίζεσθαι). El reencuentro de Tiribazo y Antälcidas en Sardes permitirä rescatar los planes de cooperacion financiera y militar entre Persia y Esparta. En esta ocasion Antälcidas acompana a Tiribazo en su viaje a Susa para ver al Rey, quien ahora si otorga su benepläcito a los mismos terminos de paz propuestos por los lacedemonios cuatro anos antes 94 . La coyuntura, como hemos hecho notar, era diferente en cuanto a que Artajerjes ya no tiene sospechas, sino certezas, de la voluntad imperialista de Atenas en el Egeo y Asia Menor, mientras que por otro lado una paz en Grecia le dejaria las manos libres para combatir las revueltas de Chipre y Egipto, proporcionändole a la vez un amplio mercado donde contratar curtidos mercenarios para dichas campanas 95 . Al otro extremo del Mediterräneo, el espartano Polls visita tambien en 388 la corte del dinasta siracusano Dionisio el Viejo al objeto de solicitarle formalmente ayuda naval 96 . Cuando el navarco espartano volvio al Egeo septentrional en la primavera de 387, la relacion de fuerzas navales era claramente favorable a los atenienses, que disponian de una armada de cuarenta trirremes repartidos en dos escuadras, mientras los lacedemonios solo contaban con veinticinco. Para hacerse cargo de estas naves en Abido, Antälcidas hubo de alcanzar esta ciudad por tierra, burlando el bloqueo que los estrategos atenienses Ificrates y Diotimo habian impuesto a su epistoleus Nicoloco. Despues de difundir la noticia de que lo requerian los calcedonios, Antälcidas navego de noche hasta Percote, en la Costa asiätica, a mitad de Camino entre Abido y Lämpsaco, donde anclo en un lugar resguardado y dejo pasar de largo las
92 X. HG. 5.1.28. En Susa Farnabazo alcanzara el honor de desposar a Apama, la hija de Artajerjes II. 93 Sobre el momenta de eleccion de los navarcos espartanos, supra η. 5. 94 X. HG. 5.1.6 y 25; Wilcken 1941: 17, seguido por Hamilton 1979a: 304-306 y Cook 1981: 473-474, penso que, aunque las fuentes no lo indican expresamente, lo que hicieron Persia y Esparta en Susa fue sellar un tratado de paz, ya que un estado de guerra presidia la relacion entre ambos poderes. Fuera ο no reglada juridicamente la colaboracion medoespartana, Antälcidas recibe ayuda naval persa en el Helesponto poco despues (X. HG. 5.1.28). 95 Este ultimo aspecto es destacado por lust. 6.6.2-3, pero cf. tambien Philoch. FGrH 115 F 103 y D.S. 14.110.5. 96 Plu. Dio 5.3; D.L. 3.19.
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treinta y d o s n a v e s del g r u e s o d e la flota a t e n i e n s e que o p e r a b a e n el H e l e s p o n t o , m a n d a d a s por los estrategos D e m e n e t o 9 7 , D i o n i s o , L e o n t i c o y Fanias, q u e siguieron Camino de la Propontide. D e regreso e n A b i d o , a Antalcidas
se
le
presento
la
oportunidad
de
capturar
ocho
trieres
que,
c o m a n d a d a s por Trasibulo d e C o l i t o , llegaron de Tracia c o n la i n t e n c i o n d e s u m a r s e al resto d e la flota a t e n i e n s e sin saber que esta ya n o se e n c o n traba alii. El e s p a r t a n o e n t o n c e s c o n c i b i o la e s t r a t a g e m a d e tomar sus d o c e trirremes m a s v e l o c e s para, r e b a s a n d o a las n a v e s a t e n i e n s e s m a s lentas sin atacarlas, a p o d e r a r s e de las de c a b e z a , e n la i d e a de q u e entre las d e m a s c u n d i r i a el d e s ä n i m o y n o presentarian resistencia si las m e j o r e s h a b i a n c a i d o ya, c o s a q u e e f e c t i v a m e n t e s u c e d i o . Al logro estrategico le s u c e d e el d i p l o m a t i c o c o n los refuerzos l l e g a d o s d e c i u d a d e s griegas asiäticas bajo el control d e Tiribazo y A r i o b a r z a n e s , m ä s veinte n a v e s siracusanas al m a n d o de P o l i x e n o , c u n a d o de D i o n i s i o 9 8 , lo que p o n e a d i s p o s i t i o n de Antalcid a s u n a flota d e o c h e n t a n a v i o s , la m a y o r d e s d e el desastre d e C n i d o e n 3 9 4 " . D u e n o d e l o s mares, el navarco b l o q u e a a la a r m a d a a t e n i e n s e e n la P r o p o n t i d e y, c o m o hiciera Lisandro d i e c i o c h o a n o s aträs, corta el vital suministro d e g r a n o d e s d e el mar N e g r o a A t e n a s 1 0 0 . A finales d e 387 los ate-
97 Reaparece en nuestras fuentes el individuo que en visperas del estallido de la guerra de Corinto protagonizo un incidente que puso en apuros la posicion diplomätica de Atenas en una delicada coyuntura (Hel. Oxy. 6; cf. cap. II: 64-66); esta eleccion para la estrategia parece indicar que, pese a su desaprobacion de la action, la Asamblea no emprendio ningun proceso contra el. 98 El envio se produce cuando Dionisio tenia Regio bajo sitio, lo que aclaraba la situation siciliana (cf. Caven 1990: 146-147). Es recomendable la lectura de Meloni 1949 para los pormenores de la ayuda proporcionada por Dionisio -no solo militar, sino tambien politica, ya que el respaldo efectivo de un poderoso dinasta como el Dinomenida debio de infundir temor a los atenienses- y de la situation de Siracusa y de la Sicilia griega en estos momentos. Como explica Giuliani 1994: 158, era la ruptura definitiva de una larga tradition y de unos lazos filiales y fructiferos entre Siracusa y Corinto, entre colonia y metropoli, demostrativa de la arbitrariedad del tirano en el ejercicio del poder. 99 No es de extranar, por tanto, que cuando Lisias pronuncie su Discurso Olimpico en el marco de los juegos del ano 384 arremeta contra Ios espartanos por haber traicionado su posicion de hegemones de Grecia al hacer causa comiin con tiranos como el Gran Rey persa y Dionisio I de Siracusa en el sometimiento de los griegos (Lys. 33.4-9). Ciertamente ambos fueron para Esparta «alleati preziosi, ma, percerti versi, imbarazzanti»: Giuliani 1994: 149-150. Sobre la fecha de un Olympiakos que no parece tener mas efecto que el de enardecer a una muchedumbre que destrozo la lujosa tienda de los teoros enviados por Dionisio a los juegos (D. S. 14.109.3), vease cap. 1: 25 con n.42. 100 X. HG. 5.1.20-28; cf. Graefe 1935 para un anälisis mas detallado de las operaciones de Antälcidas. De gran importancia para la efectividad del bloqueo en el Helesponto fue apartar de la alianza ateniense -para la cual habia sido ganado por Trasibulo de Estiria (supra 273-275 con n.29)- al reyezuelo tracio Seutes II (Aristeid. 1.293). Porotro lado,
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nienses, que han sufrido ademäs una seria incursion en el corazon del Pireo organizada por Teleutias y se sienten asediados por las actividades predatorias de los piratas eginetas 1 0 1 , parecen resignados a aceptar la paz, pues solo de este modo se puede evitar una larga hambruna como la que sirvio de amargo epilogo a la batalla de Egospotamos y sello el destino de la guerra del Peloponeso 1 0 2 . El discurso X X I I de Lisias (Contra los vendedores de trigo), que data sin lugar a dudas de 386, nos da una idea de las tensiones, raciales incluso, que sobre la sociedad ateniense tuvo en ese duro invierno de 387/6 la escasez de grano y la consiguiente subida en el precio de un alimento absolutamente indispensable. En medio del clamor popular los σ ι τ ο π ώ λ α ι ο minoristas del grano - e n su mayoria metecos- son denunciados por acapararlo y, si bien se libran a duras penas de ser entregados a los Once para su ejecucion sumaria, se pide para ellos la pena capital a los heliastas 103 . Sabemos por lo demas que un cierto Dionisio fue juzgado por traicion y condenado a muerte ο al pago de una elevada multa como consecuencia de haber desatendido sus deberes en Tracia 104 . Resulta seductora la idea de que se träte de la misma persona que sirvio con escasa competencia como estratego en el Helesponto, aunque la identificacion no es segura debido a nuestra carencia de information adicional sobre este personaje 1 0 5 . De ser asi, es muy posible que sus colegas Demeneto, Fanias y Leontico hubieran corrido la misma suerte, quizä no tanto por haber sido enganados por Antälcidas como por el hecho de que habian sido advertidos por Fanocrito, ciudadano de Parion - e n la desembocadura oriental del Helesponto- a quien por esta razon la Ecclesia ateniense concede, sin duda en 387/6, los titulos de benefactor y proxeno, una cantidad de dinero y hospitalidad en el Pritaneo, segun explica la inscription, que a la vez censura - p o r boca de Cefalo- la incredulidad de los generales atenienses 106 . Las consecuencias de su error fueron dramäticas para Atenas: la derrota y el hambre. la ruta que traia grano egipcio via Rodas no estaba operativa por la stasis permanente que vivia la isla (vease cap. IX). 101 \id. cap. XI. 102 X. HC. 5.1.29. 103 Desconocemos tanto la defensa como el veredicto final del proceso. Sobre este, vease el siempre incisivo analisis de Robin Seager (1966). 104 Dem. 19.180. 105 Existe asimismo la posibilidad de que pueda ser el personaje comparado con Trasibulo en Ar. PI. 550 (supra 271 con η. 11). 106 IG II 2 29 = SIG 137 = SGHI nQ 116 = GUI n° 19 = Brun n° 40. Cf. Beloch 1922: 94 n.2; Meloni 1949: 200; Sealey 1956: 185-186; Seager 1967: 113; Pritchett 1974: 8, 10; Roberts 1980: 111-113; Funke 1980a: 165 n.116; Culasso Gastaldi 2004: 89-101.
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Trasibulo d e C o l i t o , otro v e t e r a n o de File y el Pireo, r e s p o n d i o ante el p u e b l o e n al m e n o s d o s p r o c e s o s d e eisangelia
q u e le llevaron a prision y
e n los q u e se e s g r i m i o contra el n o s o l o los o c h o trirremes q u e rindio a A n talcidas, s i n o la a c u s a c i o n de extorsionar a e s o s m i s m o s prisioneros aten i e n s e s c o b r a n d o treinta m i n a s por gestionar su rescate 1 0 7 . P o c o a n t e s habia s i d o P ä n f i l o d e C i r i a d a s q u i e n h a b i a h e c h o frente a la a c u s a c i o n d e m a l v e r s a t i o n de f o n d o s p u b l i c o s ( κ λ ο π ή δ η μ ο σ ί ω ν χ ρ η μ ά τ ω ν ) 1 0 8 durante la c a m p a n a e g i n e t a d e 3 8 9 / 8 , e n la que intervino d e m a n e r a p o c o afortunad a 1 0 9 ; h a l l a d o c u l p a b l e y c o n d e n a d o a p a g a r c i n c o talentos q u e n o tenia, el estratego vio c o n f i s c a d a s y v e n d i d a s sus p r o p i e d a d e s 1 1 0 . T a m b i e n e n la ultima fase ο recien c o n c l u i d a la guerra de Corinto sera el
El episodio recuerda el aviso de Alcibiades a los generales que combatieron en Egospotamos, tambien desatendido y con tragicas consecuencias (X. HG. 2.1.25-26). Como proponente de este probouleuma, que complementa con la proxenia uno anterior que concedia tan solo la evergesia, reaparece en las fuentes Cefalo, el retor que casi diez anos atras habia jugado un papel en el origen de la guerra de Corinto (cf. cap. I: 62-64 con n. 142). El dato tiene para Giuliana Besso (1997: 48-52) una gran signification porque sugeriria, lo mismo que el decreto en honor del rey odrisa Ebrizelmis en 386/5 (IG II 2 31 = SGHI nQ 117), todo un diseno geoestrategico de Atenas para tejer una red de alianzas de tipo politico y economico en la zona de los Estrechos, incluso en los momentos mas duros de la derrota, un embrion de segunda liga tras el cual la italiana ve la mano de Cefalo de Colito, un «virtuoso consejero» (σπουδαίος συμβούλος), que hizo posible la salvation de la ciudad y de la democracia (cf. Din. 1.76). Como no hay nada que vincule a Cefalo con Evandro, promotor del decreto que honra a Ebrizelmis, Besso tiene como premisa un tanto idilica «una stretta collaborazione tra tutti i protagonisti della vita politica ateniese di questi anni ... per un fine comune» (p. 50 n.28). Tanto es asi que el ultimo hecho en el que vemos tomar parte a Cefalo es en la propuesta del decreto por el que Atenas presta apoyo militar a los exiliados tebanos en su intento de librar su ciudad de la presencia lacedemonia encarnada por Febidas (Din. 1.38-39), un movimiento ciertamente antiespartano, pero que nada tiene que ver con los Estrechos. Pero incluso sin pruebas suficientes de semejante «plan maestro», caben pocas dudas de que, como ya viera Sealey, Cefalo se nos presentas camo uno de los politicos atenienses mäs infiuyentes en los anos que siguieron a la paz del Rey, hasta el definitivo encumbramiento de Calistrato en los anos 70. 107 Lys. 26.23-24; Dem. 24.134. Funke 1980a: 165 n. 116 enmarca en este contexto el discurso que, segiin Harpocracion (supra n.49), Lisias habria compuesto contra Trasibulo, que no seria el de Estiria, como tiende a pensarse, sino el de Colito. 108 Ar. PL 174; Plato Comicus fr. 14 Kock. 109 Vid. cap. XI: 265-266. Roberts 1980: 106 sostiene, sin argumentos solidos, que el pueblo ateniense proceso a Panfilo mas por su supuesta orientation politica radical (que la autora da por sentado, sin reparar por ejemplo en que puso de nombre Beocio a uno de sus hijos: cf. Davies 1971: 365), a instancias de una nebulosa faction «conservadora», que por los pobres resultados obtenidos en las operaciones militares que tuvieron Egina como escenario. 110 Sch.Ar. PI. 174; Dem. 40.20 y 22. Cf. Hamel 1988: 149.
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prominente demotico Agirrio quien recalarä en prision durante varios anos, hasta que acabo de reintegrar el dinero que supuestamente habia defraudado a la ciudad" 1 . Una vez mäs desconocemos con seguridad el cargo y la situacion de las que parece se beneficio Agirrio, pero no serfa extrano verlos en el cercano desempeno de la estrategia de 389/8 en la costa de Asia Menor, durante la cual Jenofonte no resena ninguna accion digna de elogio 112 . A todo ello cabe anadir las causas seguidas contra Ergocles, Nicofemo y Aristofanes, ya comentadas mäs arriba, y las acusaciones contra Diotimo en la Asamblea por la ocultacion de cuarenta talentos sobre lo declarado en el curso de una estrategia -presumiblemente la de 390/89 en el istmo de Corinto 113 -, que le obligaron a regresar y presentar inventario ante el pueblo para desarmarlas114. En nuestra opinion es bastante dudoso que todos estos procesos judiciales que jalonaron la ultima parte de la guerra de Corinto fueran armados y orquestados en la sombra por los gnorimoi atenienses, deseosos de que los «radicales» pagaran en los tribunales su ardor belicista, segun ha defendido con mäs conviction que pruebas fehacientes Jennifer Tolbert Roberts, que recupera y desarrolla a su vez una vieja idea esbozada sesenta anos antes por Paul Cloche 115 . Aunque es obvio que el acuerdo de reconciliation
111 Dem. 24.134-135 destaca que su sobrino Calistrato, notorio ya por entonces, no hizo el menor esfuerzo por liberarlo; este ultimo pasaje demostenico menciona ademäs, entre las condenas de Trasibulo Coliteo y Agirrio, y tambien por apropiacion indebida de fondos publicos, la de un tal Filepsio de Lamptras que posiblemente haya que identificar con el personaje parodiado por Ar. PI. 177 a tenor de la noticia de Harp. s.u. Φιλέψιος en cuanto a que acostumbraba a contar fabulas para enmascarar sus actos. 112 X. HG. 4.8.31; cf. Roberts 1980: 113-114; Strauss 1985: 68 n.3; Buck 1998: 118; Sartori 1996: 321-322. Por otro lado, Sealey 1956: 186 y Strauss 1986: 161 han sugerido que quizä literates y Cabrias abandonaron Atenas tras el acuerdo de paz ante el temor de represalias por su servicio en el Helesponto en 388/7, que, sin ser negligente, no habia impedido la derrota; es mas probable, sin embargo, que emigraran en busca de una sustanciosa paga como comandantes mercenarios -el primero en Tracia, el segundo en Egipto- ahora que la paz del Rey habia cercenado la politica exterior de cariz imperialista practicada por Atenas. 113 Vid. supra n. 74. 114 Lys. 19.50-51, que dice que la fuente del dinero eran armadores y comerciantes (ναύκληροι και έμποροι). 115 Roberts 1980; cf. Cloche 1919: 188-192 y 1934: 41-43 (que no excluye del todo la implication de los δημοτικοί), aceptado tambien por Kounas 1969: 42, 69-70, Bearzot 1981: 57, Hamilton 1979a: 311 y Urban 1991: 123. Sartori 1999: 152-153 acoge tambien la idea y da una vuelta de tuerca mas al sugerir que estos movimientos de las clases acomodadas pudieron ser percibidos por los mas desfavorecidos como intentos de coartar los
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no cerro del todo las heridas abiertas por el conflicto civil que siguio a la guerra del Peloponeso, el peso politico de estos llamados «conservadores» en una sociedad que hacia mäs que nunca orgullosa ostentacion de la democracia fue escaso y a todas luces insuficiente como para justificar semejante atribucion. El destino que siguieron Andocides y sus companeros de embajada en 391, lo mismo que las decisiones y el cariz de la politica exterior ateniense durante toda la segunda parte de la guerra, nos induce a pensar, incluso a riesgo de ser simpliste et tranchante116, que no es una determinada faccion, sino una Asamblea que no abdica de sus inclinaciones imperiales y belicistas, y que por ello mismo no perdona el fracaso de sus estrategos -ni el de cualquier otro servidor publico-, la que se encuentra deträs de estos juicios 117 . De otra forma se comprende mal la resistencia ateniense a aceptar la paz del Rey 118 .
poderes del demos', el italiano ve un reflejo de ello en las dos unicas alusiones a κ α τ ά λ υ σ ι ς της δ η μ ο κ ρ α τ ί α ς ο «derrocamiento de la democracia» en los personajes de Aristofanes, que no por casualidad se hallan en las dos ultimas obras, escritas en estos afios, pero en realidad los pasajes solo ponen de manifiesto la aversion del poeta hacia los sicofantas y, por extension, hacia la oratoria dolosa y embaucadora, males cobijados p o r e l regimen democratico. Cf. tambien Albini 1956: 179: «Colpevoli ο innocenti, questi uomini pagavano in realtä l'irritazione dei fautori della guerra, esasperati di fronte ai resultati quasi nulli ottenuti, dei partigiani della pace, che ben a malincuore avevano finanziato l'attivitä militare de vari Conone e Trasibulo.» y Accame 1951: 137, que piensa igualmente en una colaboracion entre «conservadores» y «radicales». 116 Cloche (ibid) se lamentaba de la vision «simplista y tajante» de los historiadores germanos que le precedieron, porque atribuian todos los juicios a desaforados demotikoi. 117 Asi tambien Funke 1980a: 165 con n. 116, que considera a los estrategos chivos expiatorios) Strauss 1985: 69 y 1986: 169 n. 26. 118 PI. Λ/χ. 245e; D.S. 14.110.4.
XIII. «La paz enviada por el Rey»
Por el ano 387 era patente que los estados griegos que se consumian desde hacia casi una decada en la guerra de Corinto estaban exhaustos, faltos de los recursos humanos y financieros necesarios para afrontar las gravosas cargas que entranaba la continuidad del conflicto. Se manifestaba ya entonces lo que iba a ser una constante a lo largo de todo el siglo IV: el deterioro de la situacion social y economica en las poleis. Lo mismo que en 392, la iniciativa partio de una Esparta que, incapaz de sostener al mismo tiempo tantos frentes de guerra -tenia sendos batallones en Lequeo y Orcomeno, guarniciones en ciudades amigas y en otras sospechosas de revuelta, tropas en la Corintia, en Egina, en el Helesponto, etc.-, queria zanjar las hostilidades con Persia para afianzar su hegemonia militar en Grecia 1 . En el seno de la alianza de Corinto no era menor el anhelo de paz. De hecho, salvo Atenas, que no parecia dispuesta a enterrar sus suenos imperiales, los demäs miembros del sinedrio -si es que este seguia existiendo como organo aglutinador de la entente- se habian convertido desde 389 en beligerantes testimoniales, es decir, teoricamente en estado de guerra, mas en la practica ausentes de la misma como no fuera para alguna escaramuza aislada. El caso mäs claro es el de los beocios, que en 392 ya manifestaron su conformidad con la propuesta de paz negociada por Antalcidas y Tiribazo, para dos anos mäs tarde realizar un nuevo intento de acercamiento diplomätico al rey Agesilao durante su campana en la Corintia 2 . Los argivos estaban centrados en perseverar en sus aspiraciones hegemonicas sobre Corinto, fueran de la naturaleza que fueran 3 , aunque habian visto su belicosidad notablemente limada tras las dos devastadoras invasiones espartanas de la Argolide 4 . En cuanto a los corintios, cuyo territorio habia padeci1 Segun X. HG. 5.1.29, los lacedemonios estaban «hartos de la guerra», opinion que se ve reforzada por D. S. 14.110.2. 2 Vid. cap. VI: 172-173 y cap. VIII: 235 con η.96. Cook 1981: 489 matiza que Beocia habia perdido la leältad de sus aliados a medida que se fue desinteresando de la guerra y la faccion expansionista de Ismenias se fue desinflando; por el contrario, en opinion de Buck 1994: 59 los beocios seguian dispuestos a luchar hasta que se vieron aislados y sin apoyo en el acto de juramento del tratado en Esparta. 3 Vid. cap. VI: passim. 4 Cf. cap. V: 147-148.
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do con mucho los mayores males y el normal funcionamiento institucional y social se veia seriamente afectado por la situacion de stasis permanente, una parte de la ciudadania ya habia expresado en diversas ocasiones a lo largo de esta contienda su voluntad de abandonar las hostilidades, hecho que solo habia sido evitado por una faccion gobernante que veia en la presencia militar argiva el unico medio de aferrarse al poder 5 . Pese a la extenuation y el deseo de paz (εις την είρήνην πρόθυμοι ήσαν), ningun estado parecia a priori dispuesto a renunciar a sus intereses particulares, asi que fue necesaria la coercion para obligarlos, en otras palabras, este tratado no fue ni debatido ni negociado por todos los beligerantes - n o fue una «conferencia de paz», como se diria hoy en dia-, sino que se fraguo entre Esparta y Persia, que una vez de acuerdo impusieron sus condiciones a los demas y prueba de ello es que Tiribazo lee el rescripto real en feudo persa, en Sardes, como si de un ultimatum se tratara, como «un acto unilateral y no contractual» 6 . De hecho, los griegos se refirieron a esta paz como «la enviada por el Rey» (ή υπό βασιλέως καταπεμφθείση ειρήνη) 7 . La paz del Rey, que las fuentes coinciden en poner bajo el arcontado de Teodoto (387/6) 8 , sera el primer tratado que no fije limites temporales a la duration de la paz, esta se endende como permanente. Desde este momenta la palabra utilizada para designar la situacion de paz sera ειρήνη y no ya σπονδαί ο συνθηκαι, que significaban mäs bien «tregua», «suspension ο cese de las hostilidades», lo que connotaba circunstancias de provisionalidad y, por ende, de precariedad dentro de un estado de beligerancia constante. Esta innovation revela por tanto un cambio de mentalidad que traduce cuando menos un deseo de alcanzar las condiciones de una paz estable y duradera 9 . Pero, ademas, la paz del Rey sera la primera κοινή 5 Cap. VI: passim. 6 La fräse es de Levi 1955: 108, pero asi ya Hampl 1938:11-12. Por el contrario Cawkwell 1981: 70-71 y Badian 1991: 34-35 piensan que hubo espacio para la negotiation por parte de los estados de la alianza corintia. 7 Empezando por el propio Jenofonte (HG. 5.1.30 y 35); se encuentran variantes proximasen Dem. 15.9, 29; 20.54; Plb. 1.6.2. 8 Plb. 1.6.1; D.S. 14.110.1; Aristeid. 3.578. Podemos precisar mas y establecer su concretion definitiva en la primavera de 386 gracias a la importante inscription de Clazomenas (IG II 2 28 = SIG 136 = SGHI nQ 114; cf. cap. XII: 288-289 con n. 79), datada en ese mismo arcontado y que recoge disposiciones atenienses acerca de la isla que serian imposibles tras la paz, por la cual la isla quedaba expresamente bajo soberania persa. 9 Keil 1916:49 ss.; Momigliano 1934; Ryder 1965: XV, 5-6, 38; Payrau 1971: passim; Moritani 1988: 574; Canfora 1991: 65; Quass 1991: 40-42. Santi Amantini 2000: passim, esp. 21-22 identifica hasta cuatro acepciones de ειρήνη en Jenofonte: tratado de paz, si-
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ειρήνη, «paz comun» ο «paz general», cuyo ambito de aplicacion, aunque no universal10, se extendia a multiples estados y no solo a los beligerantes, sirviendo en este sentido como modelo para sucesivas κοιναι είρηναι en el siglo IV (en los anos 375, 371, 365, 362 y 338)11.
tuacion ο tiempo de paz, situation de paz generada por una tratado de paz ο tregua y, por ultimo, iniciativas ο negociaciones de paz. En epigrafia tenemos documentado por primera vez el uso de eirene en la alianza entre Atenas y Quios de 384 (cf. infra 313 con n.63). 10 Con buen criterio Clark 1990: 62, 67 recuerda que es un principio fundamental que un tratado de paz, sea cual fuere, no puede obligar a los estados que no se acogen a el (εκσπονδοι); de otro modo no se entenderia la coercion aplicada por Agesilao sobre Tebas, Corinto ο Argos para obligarles a tomar parte en el juramento (vid. infra). 11 Como titulo oficial, κοινή ειρήνη fue adoptado tiempo despues de 386: la symmachia de 384 entre atenienses y quiotas (supra n.9 e infra n.63) se refiere a la paz del Rey tan solo como ειρήνη y no es hasta 362/1 cuando tenemos constancia epigrafica en las lineas 3-5 de una estela hallada en Argos (IG IV 556 = SIG 182 = SGHI nQ 145 = Staats. n ö 292) con la respuesta negativa a una embajada de los sätrapas en rebelion contra el Rey, acompanado ademas de expresiones que confirman su extension a todo el mundo griego: οί "Ελληνες πρεσβεύσαντες προς αλλήλους διαλέλυνται τά διάφορα προς κοινήν εϊρήνην; en las fuentes literarias hay que esperar a finales de los anos 30 del siglo IV (Dem. 17.2, 4, 17; Aesch. 3.254), y evocan una paz comun mucho mas cercana en el tiempo, la auspiciada por Filipo II. Solo una fuente tardia como Diodoro (15.5.1) lo aplica a la paz del Rey: προϋπαρχούσης τοις "Ελλησι κοινής είρνήνης της έπι Άνταλκίδου (cf. la Variante de 15.19.1: τάς κοινας συνθήκας). Asi y con todo, expresiones similares son utilizadas primero por Andocides en su discurso Sobre la paz con los lacedemonios, de 391, pese a que su testimonio puede verse viciado por su evidente partidismo, por el hecho de que finalmente esas negociaciones no fructificaron y por las dudas que se ciernen sobre el empleo «tecnico» del termino (ειρήνης περί κοινής τοις "Ελλησι en § 34; πδσι τοις "Ελλησι en § 17), y luego por Isocrates, que en su oratio homonima de mediados de la decada de 350 se refiere -por unica vez en toda su obra- a la paz del Rey como αί κοιναι συνθηκαι, «los tratados comunes» (§ 20). Si a este ultimo alegato unimos su novedoso caräcter general y permanente, no podemos dejar de compartir la opinion de Enrico Aucello (1965: 378) de que, por mas que los documentos oficiales no emplearan el termino koine eirene ο de que los contemporäneos no fueran todos conscientes de la esencia del nuevo instrumenta diplomätico, la paz del Rey de 386 fue un tratado de paz comun; cf. tambien Momigliano 1934: 483-485 («κοινή ειρήνη non si differenzi in se della semplice ειρήνη ... sia giuridicamente, sia intrinsecamente, una pace del tipo di quella di Antalcida non era una pace solita»); Martin 1944: 23-24, 28 («techniquement, une κοινή ειρήνη, la premiere de l'histoire grecque, et Ton pourrait dire la seule, car les suivantes ne sont que des renovations successives de celle-ci»); Cartledge 1987: 199; Quass 1991: 39-40 («der erste multilaterale Fridensschluß der griechische Geschichte»); Jehne 1994: 41-43 («ein programmatischer Friedensvertrag» que intentaba cambiar practicas juridicas establecidas mucho tiempo atras); Schmidt 1999: 94 («a much more subtle way of providing inner-Greek peace»); Buckler 2004a: 170 («a descriptive but not a technical term»); Zahrnt 2000: 295-298 ha senalado una «partiellen Durchsetzung» de la paz comun en las dos decadas que van de la paz del Rey a la paz de Pelopidas para explicar la ausencia de
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E n el o t o n o - i n v i e r n o de 3 8 7 / 6 , a l c a n z a d o u n a n o antes el e n t e n d i m i e n t o c o n A n t ä l c i d a s 1 2 , el sätrapa Tiribazo invito a S a r d e s a l o s representantes d e las c i u d a d e s griegas para leer el rescripto real 1 3 , la v o l u n t a d d e Artajerjes, q u e J e n o f o n t e , nuestra principal f u e n t e , r e p r o d u c e e n los s i g u i e n t e s terminos: « E l rey Artajerjes c o n s i d e r a j u s t o q u e las c i u d a d e s de A s i a s e a n suyas y, de las islas, C l a z o m e n a s y C h i p r e , y dejar a u t o n o m a s las d e m a s c i u d a d e s griegas g r a n d e s y p e q u e n a s , e x c e p t o L e m n o s , I m b r o s y Esciro. Q u e estas, c o m o antes, s e a n de los a t e n i e n s e s . Α los q u e n o a c e p t e n esta paz, a e s t o s y o l o s hare la guerra c o n los q u e si la d e s e a n , por tierra y por mar, c o n n a v e s y con dinero.»14 El d e c r e t o se l e v a n t a sobre d o s u n i c o s p r e c e p t o s : el r e c o n o c i m i e n t o d e la s o b e r a n i a persa sobre A s i a M e n o r , Chipre y C l a z o m e n a s 1 5 , y la garantia
este concepto en las fuentes contemporaneas. En contra del «inexplicable modern consensus in following Diodorus against better evidence» y siguiendo una linea abierta por Hampl 1938: 10, Badian 1991: 43-44 niega con vigor que la paz se extendiera a mas estados que los beligerantes en la guerra corintia, pero como bien apunta Jehne, ibid., 41 -42 para el erudito norteamericano ni siquiera la liga de Corinto serfa una allgemeiner Friede, porque no conto con todos los estados (y de forma conspicua con Esparta). 12 Vid. cap. XII: 291-294. 13 Jenofonte (HG. 5.1.30), quiza voluntariamente, se expresa con ambigiiedad: «cuando anuncio Tiribazo que se presentaran los que querfan acoger la paz, todos se presentaron rapidamente» (ωστ' έπε! παρήγγειλεν ό Τιρίβαζος παρεϊναι τους βουλομένους ύπακοΰσαι ήν βασιλεύς είρήνην καταπέμποι, ταχέως πάντες παρεγένουντο): iquienes fueron convocados? iquienes son todos los que acudieron? Jehne 1994: 36 y Buckler 2004a: 170 sospechan que los aliados «menores» del bloque antiespartano tambien tuvieron representation; contra Urban 1991:107. 14 X. HG. 5.1.31: 'Αρταξέρξης βασιλεύς νομίζει δίκαιον τάς μεν εν τη Άσια πόλεις έαυτοϋ είναι και των νήσων Κλαζομενάς και Κύπρον, τάς δέ αλλας 'Ελληνίδας πόλεις και μικράς και μεγάλας αύτονόμους άφεΐναι πλην Λήμνου και "Ιμβρου και Σκύρου' ταύτας δέ ώσπερ τό άρχαΐον είναι 'Αθηναίων. Ό π ό τ ε ρ ο ι δέ ταύτην την είρήνην μη δέχονται, τούτοις έγώ πολεμήσω μετά των ταϋτα βουλομένων και πεζτ) και κατά θάλατταν και ναυσι και χρήμασι. D. S. 14.110.3 y lust. 6.6.1 resumen a Jenofonte con alteration s y omisiones (en el caso del epitomista nada menos que la entrega de los griegos asiaticos al Rey). Cf. Staats. n° 242. 15 El mandato real deberia aplicarse a todo el territorio asiatico, incluidas las pereas continentales de las islas griegas situadas frente a la costa minorasiatica. Frente a la tesis de Hornblower 1982: 127-129, 1985: 251 y 1994: 80 de que pasaron bajo control de los Hecatomnidas carios, vasallos de Artajerjes, Carusi 2003: passim, esp. 65-69, 116-119, 161-168, 245-247 ve indicios -reconoce que no son pruebas inequivocas- de que Mitilene, Quios, Samos y Tenedos mantuvieron chorai en el vecino continente que siguieron
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de autonomia - o lo que es lo mismo, de gobernarse «con sus propias leyes», de ahi autodeterminacion, independencia de cualquier dominio ο influencia extranjera- para el resto de las ciudades griegas del continente y las islas (salvo la citadas Chipre, Clazomenas y las tres cleruquias atenienses) 16 . Este enunciado, que pese a emanar del soberano persa trasluce el lenguaje formulario de la diplomacia lacedemonia y peloponesica 17 , pone de manifiesto que Esparta ha resuelto la conflagration de la mejor manera posible para sus intereses. Como en los tratados de 411, los lacedemonios son eminentemente pragmäticos y destierran toda idea de panhelenismo -tras el que siempre se ocultan vocaciones imperiales-, conscientes de sus precarios medios para poner fin por si mismos a la guerra18. Su evidente medismo es atenuado -que no silenciado- por Jenofonte, en el que no hay asomo de critica hacia la directriz politica encarnada por Antälcidas. Ni el ni Isocrates recogen protestas por parte de los atenienses contra la rendition de los griegos asiaticos, como si hacen por un lado Diodoro y Elio Aristides en el Panatenaico, que responden a la tradition eforea, y por otro Piaton en ese inclasificable y controvertido diälogo que es el Menexeno19. siendo partes integrantes de esos estados. El caso de la peraia de Clazomenas es muy distinto: inequivocamente pasaba a soberania persa junto con la isla, la cual es singularizada en el tratado porque, como sostienen Ruzicka 1983 y 1992: 65, Shrimpton 1991b: 14 y Jehne 1994: 36 n. 30, tenia un elevado valor estrategico para Artajerjes en tanto excepcional lugar de reunion para grandes expediciones navales como las que preparaba contra Chipre y Egipto (Hornblower 1994:77 por el contrario cree que se hacia mention expresa de Clazomenas porque estaba practicamente unida al continente por un arrecife que haria su estatus ambiguo). 16 Jehne 1994: 45 entiende que las cleruquias no suponen una exception a la clausula de autonomia porque se consideran chora ätica en la medida en que los atenienses habian expulsado ο esclavizado a los bärbaros que las poblaban, que no tenian derecho a la misma. 17 Correctamente Badian 1991: 35-36 senala que tan importante matiz suele ser pasado por alto. Vid. infra η. 25. 18 Tuplin 1993: 84: «Sparta must buy predominance at the price of the freedom of the Greeks of Asia»; segiin Musti 2000:171, «Sparta poi si era rivelata inadeguata al compito che pur si era assunta, dopo il fallimento della lega navale delio-attica, di προστάτις delta grecita d'Asia». Para Urban 1991: 119-120 esto supuso no solo una perdida de poder, sino tambien de prestigio en el seno de la comunidad helenica. Sobre las fluctuantes relaciones entre lacedemonios y persas desde el final de la guerra del Peloponeso, vease cap. 11:34-43. 19 D.S.14.110.4; Aristeid. 1.293; PI. Mx. 245e. Para reconciliar estos testimonios con Philoch. FGrH 328 F 149a, Hamilton 1979a: 253, 318-322 ha defendido que los atenienses rechazaron los terminos de Sardes (en lo que coincide con Quass 1991: 39) y enviaron a Esparta a los embajadores que ya habian ido seis anos antes (Andocides, Epicrates, Cratino y Eubulides) con el objetivo de negociar los mismos terminos de entonces (una
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Sin d u d a la d i s p o s i t i o n n o les agrado e n a b s o l u t a , pero el b l o q u e o a las i m > p o r t a c i o n e s de g r a n o h e l e s p o n t i c o n o d e j a b a alternativa. A t e n a s n o a c e p t o la p a z - c o n la c o n s i g u i e n t e r e n u n c i a al g e r m e n de i m p e r i o - p o r q u e h u b i e r a u n giro e n su politica interna, la a c e p t o p o r q u e n o t u v o m ä s remed i o 2 0 . D e h e c h o , c o m o v e r e m o s m a s a d e l a n t e , pronto e m p e z a r i a a b u s c a r alternativas, a construir n u e v a s alianzas c o m p a t i b l e s c o n el o r d e n n a c i d o d e la p a z del Rey. E n la primavera d e 386 los d e l e g a d o s d e al m e n o s las cuatro p o t e n c i a s b e l i g e r a n t e s q u e integraban la alianza de Corinto 2 1 a c u d i e r o n a Esparta para reunirse c o n l o s l a c e d e m o n i o s e n lo q u e c o n s t i t u y e la s e g u n d a parte d e u n m i s m o acta j u r i d i c o y n o u n « c o n g r e s o p a n h e l e n i c o » 2 2 . Alli los e m b a j a -
paz exclusivamente griega, sin mediation persa), mas al darse cuenta de que no era posible juraron terminos contrarios a sus γράμματα, por lo que fueron despues exiliados; cf. Judeich 1926:142, Momigliano 1936a: 101, Bruce 1966: 276, 279-281 y Badian 1991: SOSS, que tambien piensan que los embajadores fueron juzgados tras la paz del Rey, aunque no parecen considerar - o explicitar- una repetition de la embajada. Bajo nuestro punto de vista, Filocoro se refiere a las fracasadas Verhandlungen de 392 y, por lo tanto, la condena ha de datarse en la primavera de 391, tras una rendition de cuentas de los embajadores en Atenas de la que ha sobrevivido el discurso de Andocides (vease cap. VIII: η. 49). 20 Asi tambien Rice 1971: 45 n.36, Cook 1981: 486, Strauss 1986: 161 y Funke 1980a: 164-165, quien con razon se muestra critico ante valoraciones que hablan de un triunfo, ya sea de la clase propietaria ateniense (Beloch 1884: 131), ya de los elementos oligarquicos y conservadores frente a la corriente democrata radical (Meyer 1902: 302; Kounas 1969: 111). Urban 1991: 123 y Harding 1995:114 tambien soslayan este elemento de coercion: el primero considera el bloqueo del Helesponto un «susto» (Schrecken) que hizo a los atenienses temer la perdida de lo que habian ganado, mientras el segundo afirma que «the Athenians recognised the advantage of fitting into a new international order, which accommodated the desire of most states for universal peace and local independence» (ciertamente una description idealizada de la paz del Rey). 21 Atenienses, beocios, argivos y corintios son los unicos mencionados por Jenofonte, y asi lo acepta Ryder 1965: 36; tambien Badian 1991: 39-40, aunque este hace una distincion entre los participantes «activos» (los beligerantes «mayores») y los «invitados» por Esparta a adherirse al tratado («las ciudades griegas de Europa y las islas, excepto los griegos del Oeste, que no quedaran bajo dominio del Rey»). Hamilton 1979a: 313 cree que estuvieron presentes todos los estados beligerantes, incluso los menores. Para Jehne 1994: 39 n.42 es posible que hubiera neutrales, pero reconoce que en realidad lo ignoramos. Si es seguro que, tanto en la paz del Rey como en subsiguientes paces comunes, hubo estados que por distintas razones optaron por quedar al margen de esta clase de tratado multilateral (algunos ejemplos en Clark 1990: 62-63; contra Aucello 1965: 377-380: «tutte le poleis elleniche avevano aderito alia pace», asi como El Abbadi 1975: 21: «all the Greek cities agreed to sign the peace at once», en ambos casos sin ulterior explication ni anotacion critica). 22 Contra la teoria de Wilcken 1941: 19.
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dores griegos juran el tratado basado en el rescripto real23, con Ιο que adquiere carta de legitimidad un proyecto politico que habia sido ensayado, con menor fortuna, seis anos antes en los mismos escenarios, con los mismos protagonistas y sobre los mismos pilares. Es entonces cuando la figura de Agesilao, que preside la reunion, salta a primer piano para imponer los terminos a los reluctantes24 en virtud de un principio de autonomia que, aunque habita en el lenguaje diplomätico lacedemonio desde hace tiempo25, se erige ahora en piedra angular sobre la que se construye un nuevo orden internacional -y de ahi que defina la naturaleza del acuerdo como una koine eirene- custodiado por Esparta, con la aquiescencia persa, en el marco del cual se evita la formation ο se suprime la existencia de entidades politicas supraestatales que pudieran amenazar su hegemonia26. En efecto, 23 Sobre la posibilidad de una representation -y de un juramento- persa en Esparta, infra n.66. 24 Ciertas fuentes tardias, empenadas en oponer a un Antalcidas «pacifista» y filobarbaro a un Agesilao «belicista» y misobarbaro, dejan al rey euripontida al margen de la gestation del acuerdo buscando preservar su imagen «panhelenista» (Plu. Ages. 23.2, tajante en su afirmacion de que con la paz de Antalcidas los lacedemonios «cometieron el acto mäs desleal y vergonzoso hacia los griegos de Asia», exime de responsabilidad a Agesilao, quien «habia hecho la guerra por ellos» y no participo en tal infamia), pero ya hemos mostrado nuestro recelo ante la credibilidad de dichas fuentes en este punto (para el mas que dudoso antagonismo entre ambos prohombres, vease cap. VIII: 210-211 con η. 11, donde se dan las fuentes). En cualquier caso, incluso concediendo que al principio la opinion del diarca no fuera favorable a la paz, enseguida supo extraer las ventajas del acuerdo para Esparta y para si mismo (cf. Cawkwell 1976b: 68: «he may have been making the best of what he considered a bad job»; Rice 1971: 22 y Cartledge 1987: 195 hablan de un trabajo conjunto de Antalcidas y Agesilao), tal y como refleja la anecdota contada en tres lugares diferentes por el de Queronea, segiin la cual a la increpacion de que con este tratado inicuo los espartanos habian medizado, Agesilao respondio con ironia que mäs bien los medos habian laconizado (Plu. Ages. 23.2-4, Art. 22.4 y Mor. 213B). Tal aseveracion no deja de tener un fondo de verdad si fue Esparta quien propuso los terminos de una paz que la convertiria en el poder hegemonico indiscutible de Grecia, incluso con la posibilidad de mediation persa entendida como un mal menor y aceptable. La cruzada antipersa abanderada por el Euripontida en la decada anterior se habia probado mucho menos positiva y solo habia conseguido abonar el terreno para un resurgimiento de la politica imperial ateniense en el Egeo. 25 Por poner algunos ejemplos, es invocado en el ultimatum a Atenas de 432 (Th. 1.144.2) ο contemplado en el tratado con los argivos de 418 (Th. 5.77.5), ademas de formar parte del bagaje retorico de grandes comandantes como Brasidas, Lisandro ο Dercilidas. Por boca de Antalcidas, los lacedemonios ya convirtieron el principio de autonomia en la columna vertebral -y el caballo de batalla- de las truncadas negociaciones de paz de 392 (X. HG. 4.8.14-15; cf. cap. VIII). 26 Ya antes del comienzo de la guerra, en el discurso de los embajadores tebanos en Atenas del verano de 395, se observan «forti contrapposizioni tra la Grecia delle citta, qui
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c u a n d o los t e b a n o s p r e t e n d i e r o n tomar j u r a m e n t o e n n o m b r e de ο ί Β ο ι ω τ ο ί , f u e el rey e u r i p o n t i d a q u i e n i n v o c o la autonomia
c o n t e m p l a d a e n el
rescripto real para i m p e d i r s e l o y c o n v e n c i o a los e f o r o s para q u e o r d e n a r a n la leva d e tropas al persistir los t e b a n o s e n su d e m a n d a ; b a s t o que el ejercito p e l o p o n e s i c o alcanzara T e g e a para q u e los t e b a n o s c e d i e r a n y los d e l e g a d o s d e las c i u d a d e s b e o c i a s juraran por s e p a r a d o 2 7 . Esto s i g n i f i c a b a la d e s i n t e g r a c i o n del e s t a d o federal b e o c i o , el c e s e de u n a e x i s t e n c i a r e c o n o c i d a f o r m a l m e n t e d e s d e el a n o 447 y q u e hasta e s e m o m e n t o n o se h a b i a c u e s t i o n a d o 2 8 . Frente a la e s c a s a m e n t e satisfactoria e x p l i c a t i o n e m o c i o n a l q u e da J e n o f o n t e - u n o d i o casi visceral del diarca hacia T e b a s - , d e b e m o s
rappresentata dall'egemone Sparta, e la Grecia delle federazioni [Elei e Tebani]... le contraddizioni di Sparta sul tema dell'autonomia e ne smascherano il ruolo di garante della medesima, che essa si era unilateralmente assunta» (Bearzot 2004: 21-30, cita de p. 30). 27 X. HG. 5.1.32-33. Cawkwell 1976b: 79 y 1981: 70 n.5, Cook 1981: 487-488, Badian 1991: 34, Jehne 1994: 37 n.39 y Zahrnt 2000: 304 n. 16 han subrayado la sorpresa de unos embajadores tebanos no preparados para este movimiento coercitivo de Esparta, lo que confirmaria que las clausulas acordadas en Sardes serian bastante vagas; en la misma linea Rhodes 1999: 35-37, donde afirma que los tebanos pudieron creer sinceramente que «membership of the Boeotian federation was not incompatible with autonomia», idea preconizada con ardor por Keen 1996 contra los criterios establecidos por Hansen 1995 (y reafirmados en Hansen 1996), para quien las poleis beocias -pues nadie discute que eran verdaderas πόλεις- no eran αυτόνομοι. Sin embargo, los tebanos ya debian estar sobre aviso si recordamos que seis anos antes, en las frustradas conversaciones de Sardes, temian «que los obligaran a dejar autonomas a las ciudades beocias» (X. HG. 4.8.15; no obstante, en la siguiente reunion de Esparta vetan aceptada la continuidad de su confederation con la escision de Orcomeno: Andoc.3.12-13 y 20); cf. tambien Quass 1991: 44, para quien todos los estados griegos tenian claro que Esparta iba a mirar por su propio interes y a utilizar el concepto de autonomia para fortalecer su position y controlar a sus enemigos: «jedermann in Hellas wußte das». 28 En palabras de Buck 1994: 61-62, la paz supuso para Beocia «la abolition del consejo federal, los magistrados federales, los tribunales federales, el tesoro y los once distritos, en otras palabras, de cualquier organo federal de defensa, finanzas y action comun legal y politica. Tambien significo el desmantelamiento del poder tebano». Subsistirian las anfictionias que regulaban el funcionamiento de los santuarios y fiestas, asi como los vinculos culturales y de pertenencia a un mismo pueblo. Todas las ciudades, incluso las mas pequenas, llegaron a ser independientes y presumiblemente mantuvieron sus ordenamientos constitucionales, solo que reemplazando a la faction gobernante. Contra Cook 1981: 510 n. 38 concluye que la confederation beocia no fue deshecha por completo, en primer lugar porque en 382 encontramos embajadores beocios negociando una alianza con Olinto (X. HG. 5.2.15, recordando que Jenofonte acostumbra a usar tebanos por beocios pero no al reves; en realidad el mismo pasaje habla poco despues de tebanos y de una ciudad, no de una confederacion) y porque, de no significar un peligro para Esparta, la toma de la Cadmea y la inmediata colocacion de guarniciones en las ciudades beocias hubiera sido innecesaria.
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b u s c a r la e x p l i c a t i o n r a t i o n a l e n las l i n e a s g e o e s t r a t e g i c a s del p r o y e c t o imperial d e u n A g e s i l a o para el cual era f u n d a m e n t a l debilitar al e s t a d o m ä s p o d e r o s o y p o t e n c i a l m e n t e m a s p e l i g r o s o para los intereses e s p a r t a n o s e n g e n e r a l y para la h e g e m o n i a c o n t i n e n t a l e n particular 2 9 . D e h e c h o , otras e n t i d a d e s supraestatales c o m o las c o n f e d e r a c i o n e s a q u e a y f o c i d i a , utiles para Esparta, c o n t i n u a r o n e x i s t i e n d o , lo m i s m o que la acarnania, la e t o l i a y la tesalia 3 0 . Por la m i s m a razon, Esparta n o p o d i a permitir q u e e n su r e d u c t o del Pel o p o n e s o los argivos persistieran e n su p r o p o s i t o d e controlar el e s t a d o corintio, d e m o d o que A g e s i l a o t a m b i e n a m e n a z o a Corinto y A r g o s si la seg u n d a n o e v a c u a b a la g u a r n i c i o n a p o s t a d a e n la c i u d a d e l a corintia y p e r m i t i a el retorno d e los e x i l i a d o s , naturalmente l a c o n o f l l o s , al t i e m p o q u e m a r c h a b a al destierro la f a c t i o n argolizante hasta e n t o n c e s e n el p o d e r 3 1 .
29 Cawkwell 1976b: 79 ve en la desmembracion de la confederation beocia «the special twist of Agesilaus»; tambien Hack 1978: 212 afirma que fue un empeno personal de Agesilao; Urban 1991: 112-113, que discierne en el diarca espartano una intention adicional, la de promover una desestabilizacion interna en Tebas y favorecer la llegada al poder del grupo lacanizante. Segun Larsen 1968: 171, no hay que verlo como «un acto arbitrario de la tirania de Esparta», porque muchos beocios verian con buenos ojos la disolucion para acabar con la hegemonia tebana, que habia convertido a la confederation en una «caricatura» de lo que habia sido. 30 Larsen, ibid.; Beck 1997: 239-240. Unos anos mäs tarde, a requerimiento de Cligenes de Acanto, Esparta tambien desintegraria la liga calcidica que Olinto construia en el norte de Grecia (vid. infra 320 con n.97). No hay prueba de que la clausula de autonomia promulgada por la paz del Rey se aplicara en Occidente (cf. Jehne 1994: 38 n.42, 43 n.77), sin duda porque Esparta no estaba interesada en ello, de modo que su aliado Dionisio de Siracusa podia seguir sin obstäculos con su proyecto de unificar el Occidente griego bajo su egida (cf. Meloni 1949: 202). Parke 1930: 71 supone que los argumentos utilizados en el caso beocio pudieron ser que su confederation era mas estrecha que la del Peloponeso y que hubo ciudades beocias que no deseaban ser miembros, las ciudades que tradicionalmente se habian resistido a la hegemonia tebana, como Orcomeno, Tespias ο Platea, todas ellas gobernadas por oligarquias de cariz laconizante; para Accame 1941: 6-7 se permitio la liga del Peloponeso porque respondia al principio de autonomia, pues en puridad no se trataba de una liga sometida a un hegemon, sino de una alianza voluntaria que respetaba la libertad de las ciudades; Badian 1991:44 anade que, salvo casos de emergencia, Esparta no instalaba guarniciones en las ciudades, ni recaudaba tribute, ni imponia sus leyes. 31 X. HG. 5.1.34; cf. cap. VI: 173-174. Salmon 1984: 369-370 sugiere que quizäs corintios y argivos, enganados por las maniobras de Agesilao, pensaron ingenuamente que la paz del Rey no anularia su «union», sino solo la confederation beocia, y asi abandonaron su resistencia; esto es dificil de creer, dado que en los dos intentos anteriores de 392 fue una exigencia innegociable de Esparta (cf. cap. VIII: 235-236), que ahora ademäs, con el respaldo de Persia, tenia mas fuerza para imponer.
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Atenas en cambio, ademäs de las tres cleruquias estrategicamente situadas en la ruta de abastecimiento de grano desde el mar Negro y pobladas en su mayorfa por ciudadanos atenienses 32 , vio reconocida «oficialmente» su politica de hechos consumados que la habia llevado, en contra de lo estipulado en la capitulation de 404, a reconstruir sus fortificaciones y a equipar una flota de mäs de doce naves 33 . Tampoco el tratado de paz abrogo ο impidio el establecimiento de beneficas -pero no privilegiadas ο hegemonicas- relaciones de amistad con estados como Bizancio, Quios, Mitilene, Metimna, Rodas ο el reino de los odrisas tracios 34 . No es mal bagaje si se tiene en cuenta la desahuciada situation de la primavera de 387 35 , aunque es bien cierto que «el fantasma del imperio del siglo V habia sido por el momenta enterrado» 36 . Como venia sucediendo präcticamente desde su nacimiento mismo, la alianza de Corinto habia carecido de una sola voz, de un interes u objetivo comun, y dejado constancia una vez mas de los debiles mimbres con los que se habia construido. En lo que a Persia se refiere, una vez patrocinado un tratado donde por un lado ve reconocida su ancestral reclamation de soberania sobre los griegos de Asia y, por otro, se siente satisfecha con un principio de autonomia que evitara la susceptible formation de ligas, coaliciones ο alianzas multiples que pudieran amenazar el territorio asiätico 37 , ademas de volver a te-
32 Vease cap. VII: 206 y cap. VIII: 215. 33 Son las mismas condiciones negociadas en Esparta en el invierno de 392/1, solo que entonces Atenas no habia sido derrotada, lo que explica la satisfaction que se respira en PI. Mx. 245e y Dem. 20.60. Segiin Cartledge 1987: 294, Esparta permitio que Atenas conservara las tres cleruquias para enemistarla con Tebas, autentica obsesion de Agesilao; Clark 1990: 58-59 lo ve mäs como un reconocimiento del evidente fortalecimiento naval de Atenas en la segunda parte de la guerra corintia, pero creemos que es demasiado optimista en su estimation de noventa trirremes atenienses en servicio (son mas reales las setenta, y no todas en buenas condiciones de uso, de Sinclair 1978: 45; en cualquier caso, cf. Funke 1980a: 152 n.68 sobre la escasez de evidencia en las fuentes para fundamentar calculos de este tipo). 34 Vease por ejemplo Cloche 1934: 50-52 y Accame 1941: 9-17, que dan las fuentes; contra Brun 1988: 378. Sobrevivio asimismo por un breve tiempo -como mucho hasta el invierno de 383/2- la alianza entre atenienses y tebanos anudada en el verano de 395 (Lys. 26.23; Aristeid. 1.173); ambos pueblos mantendrfan a su vez contactos con Olinto en 383, aunque es dudoso si llegaron a fructificar en una symmachia (infra nn. 127-128). 35 Un tanto exageradamente Urban 1991: 120-122 llega a ver en Atenas el estado que mas habia ganado con el tratado de paz. 36 Badian 1995: 86. 37 En este sentido el Rey logro su objetivo porque ningun poder griego hollo suelo asiatico en las decadas siguientes con fines expansionistas (pace Hornblower 1994: 81-
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ner en el solar griego una importante cantera de mercenarios para otras politicas imperiales 38 , se desentiende y deja a Esparta el papel de velar por el cumplimiento del acuerdo. La paz del Rey parece haber cerrado para Artajerjes II su «politica griega» para centrar su atencion en atender los problemas internos que habian ido creciendo dentro de su imperio, fundamentalmente la rebelion de sus dos grandes estados vasallos, Egipto y Chipre, a la que luego seguirfa la de los sätrapas39. Esparta sabra explotar a la perfection el statu quo. Aunque se ha venido interpretando que Esparta veia reconocida en el acuerdo de 386 su position hegemonica en Grecia 40 , en rigor el decreto real de Artajerjes no adjudicaba a ningun estado griego la prostasia de la paz 41 . Fue Esparta la que se arrogo esta facultad, con la connivencia de Persia obviamente, la cual, cumplidos sus objetivos y ejercida la intimidation, no queria verse inmiscuida en los asuntos de los griegos continentales 42 . Para Esparta en cambio si era importante asumir este papel de celosa guardiana de la paz, de el dependia su supremacia militar en Grecia y la autoridad para acallar cualquier atisbo ο brote de oposicion a su Machtpolitik, asi que lo hizo incluso durante el acto de juramento mismo 43 . No en vano, nos dice 82: «The King's Peace created no impenetrable iron curtain for either side»). La segunda liga ateniense, que tuvo su ambito de influencia en el Egeo, respeto en todo momento la clausula que ponia las ciudades griegas de la costa minorasiatica bajo soberania persa (infra 326). 38 lust. 6.6.2; cf. tambien Philoch. FGrH 115 F 103; D.S. 14.110.5. 39 Para detalles de estas revueltas, Briant 1996:668-694. 40 Hampl 1938: 86-88; Payrau 1971: 44-45; Rice 1971: 19-20; Clark 1990: 56 n.51; Cawkwell 1973: 52-55 y 1981: 77-78 llega a decir que «a formal "protectorate" may have been assigned to "Sparta and her allies"», frase que, ademas de hacer uso de una terminologia anacronica e inapropiada, no encuentra soporte en las fuentes. 41 X.HG. 5.1.31. 42 Accame 1941:6-7; Seager 1974: 38; Lewis 1977: 147 n.80; Urban 1991: 109, 117118; Badian 1991: 42; Jehne 1994:40; Zahrnt 2000: 305; Martin 1944: 24 n.17 lo define apropiadamente: «ce titre attribue ici aux Spartiates n'est qu'une metaphore. On ne le trouve pas ailleurs. C'est une erreur d'en faire un terme technique et d'en tirer, como on l'a fait, des conclusions sur une pretendue superintendance assignee contractuellement aux Spartiates par le traite. II ne s'agit que d'une metaphore exprimant une situation de fait.» Quass 1991: 49 y Buckler 2004a: 174-175 han argumentado que esta «pasividad» persa habria sido pactada en Sardes, sin que se hubiera hecho publica u oficial, pero mas bien se debe, como hemos dicho, a una falta de interes del Gran Rey por preserver la paz tras haber alcanzado su proposito. Hampl 1938: 88 y Cook 1981: 484-485 han puesto el enfasis en el role intimidatorio de Artajerjes en el momento de obligar a los demas griegos a suscribir los terminos deseados por Esparta. 43 Jehne 1994: 45-47 habla de «maquinaciones» e hipocresia premeditada en los espartanos al esconder estos intereses de poder bajo el escudo de un «concepto ideologico
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J e n o f o n t e , el tratado t a m b i e n habria de ser c o n o c i d o c o m o « l a p a z d e A n t ä l c i d a s » (ή έ π ' Ά ν τ α λ κ ί δ ο υ ε ι ρ ή ν η ) , y los l a c e d e m o n i o s , que h a b i a n m a n t e n i d o u n equilibrio c o n sus e n e m i g o s e n la guerra, « s e convirtieron e n los dirigentes de la p a z p r o p u e s t a por el R e y y los ejecutores de la i n d e p e n d e n cia para las c i u d a d e s »
( π ρ ο σ τ ά τ α ι γ α ρ γ ε ν ό μ ε ν ο ι ύ π ό της
βασιλέως
κ α τ α π ε μ φ θ ε ί σ η ς ε ι ρ ή ν η ς κ α ι τ η ν α υ τ ο ν ο μ ί α τ α ϊ ς π ό λ ε σ ι π ρ ά τ τ ο ν τ ε ς ) , 1οg r a n d o c o n e l l o ser « m a s g l o r i o s o s » ( έ π ι κ υ δ έ σ τ ε ρ ο ι ) 4 4 . Por otro lado, si b i e n n o h a n faltado q u i e n e s h a y a n p e n s a d o que la paz se reducia s i m p l e y l l a n a m e n t e al rescripto ο d e c r e t o real 4 5 , la c o n c i s i o n c o n q u e J e n o f o n t e describe u n a c u e r d o d e tanta t r a s c e n d e n c i a y c o n tantas i m p l i c a c i o n e s y la fräse e n el rescripto τ α υ τ η ν τ η ν ε ί ρ ή ν η ν sin u n tratado expressis
verbis q u e lo a c o m p a n e 4 6 h a d a d o p a b u l o a que u n a parte signifi-
cativa d e la critica m o d e r n a h a y a p l a n t e a d o la p o s i b i l i d a d d e que el historiador a t e n i e n s e s o l o n o s este o f r e c i e n d o u n p r e ä m b u l o ο u n a version extractada d e u n tratado del q u e n o detalla las c l a u s u l a s e s p e c i f i c a s y q u e seria el inscrito e n las e s t e l a s e x p u e s t a s e n los p r i n c i p a l e s santuarios h e l e n i positivo» como era el de autonomia, echando por tierra cualquier expectativa de paz y estabilidad augurada por los aspectos «programaticos» del tratado. 44 X. HG. 5.1.36. Corsaro 1994: 127-130 habla del triunfo de las posiciones «conservadoras» representadas por Persia, que querria conservar Asia, y Esparta, que defenderia el particularismo de la polis frente a la amenaza de un imperialismo «democrata» y «nacionalista» encarnado por Atenas. Creemos erroneo valorar en estos terminos el contexto que vio nacer la paz del Rey: Esparta desarrollo en el cambio del siglo V al IV un imperialismo no menos brutal que el anterior practicado por Atenas, con sede en el Peloponeso y el istmo de Corinto, pero por momentos con ramificaciones en Grecia central y del norte, Asia y las islas del Egeo. 45 Accame 1941: 1 - 4 fue el primero en desafiar la communis opinio de entonces (apuntalada por HampI 1938: 11-12) de que el rescripto real fue seguido de un tratado formal en el que se explicitaban todos los terminos. Otros que han seguido sus pasos han sido Levi 1955: 106, Breebaart 1962: 12-13, Cook 1981:483, 494, Jehne 1994: 37, Schmidt 1999: 84-85 y Zahrnt 2000: 303-304 (segun este ultimo, Jenofonte, al suprimir las negociaciones entre Antalcidas y Tiribazo «para no interrumpir el relato de las operaciones navales», dificulto la comprension de «un tratado cerrado entre el Gran Rey y estados con los mismos derechos, cuyo resultado se muestra como su Diktat»). 46 Wilcken 1941: 15-17; Martin 1944: 22-23, que un tanto ingenuamente opina que «L'auteur des Helleniques a simplement omis de transcrire ce document capital, sans s'apercevoir que le texte du rescrit, prive de la piece a laquelle il servait d'accompagnement et de commentaire, en devenait, sinon absolument incomprehensible, au moins ambigu et obscur». En realidad, lingiiisticamente, el demostrativo ταύτην την είρήνην solo puede hacer referencia al documento en el que se inserta, es decir, al decreto real (cf. Badian 1991: 36-37). Mario Attilio Levi (1955: 105) veia en esta expresion «un significato piü aderente a quello in uso nel V secolo, cioe "ordine politico" ο "status di pace"», de modo que no aludiria a las estipulaciones de un tratado concreto, sino a la fundacion de un nuevo orden.
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cos (vid. infra). Hay estudiosos sin embargo que, aun reconociendo este punto, han rehusado indagar en el ο bien han visto imposible esclarecer que cläusulas pudo contemplar este enigmätico tratado de paz 47 . Ya en 1941, en apenas una veintena de päginas de una Memoria de la Academia Cientifica Prusiana, Ulrich Wilcken puso patas arriba la opinion de la historiografia tradicional desde Niebuhr en torno a estas negociaciones al atribuir a Esparta la elaboration de una autentica filigrana diplomätica («Ein Muster diplomatischer Formulierung!») consistente en la conduction simultanea y coordinada de tres actos dispares, aunque interrelacionados, de forma que el fracaso de uno llevaba aparejado el de los demas. El primer acto seria un tratado bilateral de paz entre Esparta y Persia acordado en Susa, el segundo, en Sardes, una paz general de todos los griegos que recogiera expresamente el derecho a la autonomia de los participantes -y de la cual el Diktat real seria un resumen- y el tercero, en Esparta, un reconocimiento solemne por parte de todas las ciudades griegas continentales e insulares de la soberania del Gran Rey sobre los griegos de Asia Menor 48 . La impronta de Wilcken es fuerte en Ryder y Hamilton, quienes admiten los dos primeros pasos, si bien Hamilton disiente del tercero porque considera que Artajerjes «no requerfa de un acto de consentimiento formal por los griegos a los terminos dictados en Sardes» 49 . Victor Martin, muy critico con el sabio alemän, aceptaba su primera premisa, mas veia la reunion de Sardes como meramente informativa, en la que se comunica a los representantes de los estados la voluntad del Rey para su posterior toma de juramento en Esparta 50 . Todavia pueden plantearse mäs objeciones. Wilcken argüia que el tratado original entre Esparta y Persia era provisional y estaba sometido a la aprobacion de los demas griegos 51 -/,bajo que forma juridica?, se pregunta con fundamento Martin ante el hecho de que los griegos «no constituian una comunidad de derecho publico capaz de implicarse colectivamente» 52 -, cuando en realidad es mäs bien al contrario, la alianza, formal ο no, entraria en juego de no consentir los griegos con la paz, como queda demostrado en el momento en que Ariobarzanes y Tiribazo ponen sus naves al servicio de Antalcidas 53 .
47 Ademas de la nota anterior, vease entre otros Aucello 1965: 375-379; Ryder 1965: 35; Rice 1971: 21; Tuplin 1993: 84; Urban 1991:110; Jehne 1994: 37. 48 Wilcken 1941 (la cita es de la p. 10). 49 Ryder 1965: 35; Hamilton 1979a: 313-316. 50 Martin 1944: 22-24y 1949:137-138. 51 Wilcken 1941:17. 52 Martin 1944: 19 y 1949:130. 53 X. HG. 5.1.28; cf. Cook 1981: 473; Badian 1991: 36-37. Aucello 1965: 372-375 in-
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T e s i s d e W i l c k e n al m a r g e n , otros i n v e s t i g a d o r e s , c o n G e o r g e C a w k w e l l a la c a b e z a , h a n i n f e r i d o de a c o n t e c i m i e n t o s y s u c e s i v a s p a c e s c o m u n e s que el tratado d e 3 8 7 / 6 incluia d i s p o s i c i o n e s c o m o la retirada d e guarniciones, la d i s o l u c i o n de ejercitos y flotas e i n c l u s o el regreso d e los e x i l i a d o s 5 4 ; e n c o n c r e t o el primer s u p u e s t o e s r e c o g i d o e n la koine eirene d e 375 ( π ά σ α ς τ ά ς π ό λ ε ι ς α ύ τ ο ν ό μ ο υ ς κ α ι ά φ ρ ο υ ρ ή τ ο υ ς ε ί ν α ι ) 5 5 , el s e g u n d o parece serlo e n la d e 371 ( τ ά σ τ ρ α τ ό π ε δ α δ ι α λ ύ ε ι ν κ α ι τ ά ν α υ τ ι κ ά κ α ι τ ά π ε ζ ι κ ά ) 5 6 , mientras q u e el tercero se ha c o l e g i d o de la stasis
fliasia 5 7 . C a b e destacar,
voca D.S. 15.10.2 para postular que Tiribazo entablo una φιλία, «una con i Lacedemoni ... in nombre del Re» destinada a veneer la resistencia de los atenienses. Urban 1991: 101-102 tambien ha cuestionado la existencia de esta alianza y ha visto en la ayuda naval persa los intereses personales de los dos satrapas; tal tesis no tiene sustento, ya que sabemos por Jenofonte que el Gran Rey estaba personalmente al corriente de las negociaciones gracias a Antalcidas y es facil comprender que los satrapas aetüan en nombre de su senor y no al margen de el -sobre todo tras la experiencia de Tiribazo en 392-, con Ιο que, formal ο no, la alianza era un hecho (cabe recordar igualmente que Artajerjes tampoco habia sellado formalmente una symmachla con los estados del sinedrio de Corinto). 54 Cawkwell 1973: 52-55 y, sobre todo, 1981: passim; Hamilton 1979a: 313-314; Badian 1991: 42; Urban 1991: 119; Jehne 1994: 37; Hornblower 1994: 80; Buckler 2004a: 171-173. Payrau 1971: 38-39 suponia, a partir de una referencia de Andocides (3.19), que se garantizaba la libertad de los mares. A todo ello Cawkwell 1981: 74-76 anade tanto la limitacion en el uso de trirremes como la prohibicion de construir otras nuevas (desmentidas con argumentos solventes por Clark 1990: 56-61), y la orden de desmantelar las puertas del Pireo (seguido aqui por Badian, ibid. 47-48, Garland 1987: 41, Hornblower, ibid. y Buckler, ibid. 175, que no lo cita), en este caso no porque se recogiera en ningun tratado posterior, sino por lo extrano de que el puerto no las tuviera en el momento de la razia de Esfodrias en 379 (X. HC. 5.4.20), cuando se supone que debieron ser reconstruidas junto con el conjunto del circuito defensivo en 393 -despues de ser abatidas en 404- con el dinero persa aportado por Conon y Farnabazo (con todo, cuando despues del raid X. HG. 5.4.34 dice que los atenienses «dotaron de puertas al Pireo», no menciona que contraviniese prohibicion alguna, asi que sigue siendo mas plausible creer que los atenienses no completaron las defensas del puerto en todas sus secciones que inventar una clausula ad hoc·, cf. Sinclair 1978: 31-34 y Clark, ibid. 63-65). 55 D.S.15.38.2; Isoc.8.16, donde se reclama «un retorno al tratado establecido con el Rey y los lacedemonios», que sin duda debe ser el de 375, no el de 386, denostado reiterada y vehementemente por el retor (vid. infra n. 76). 56 X. HC. 6.3.18 habla de ello como una condicion para alcanzar la paz, no como una clausula de la misma, pero podemos conceder que el supuesto estuviera recogido y preguntarnos por que Jenofonte no lo recuerda antes si las paces precedentes tambien lo hacian (encontramos poco convincente la explication de Cawkwell 1981: 74 de que el historiador lo menciona cuando los espartanos debaten sobre si retirar el ejercito de Cleombroto desde Grecia central: X. HG. 6.4.2-3). 57 Sobre la cual, infra 318-319.
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por tanto, que nos encontramos ante construcciones ex eventu, nacidas del anälisis de la conducta espartana a la hora aplicar instrumentalmente la paz en el periodo subsiguiente, no ante nueva evidencia del tratado en si. Por si fuera poco ademas, se trata en gran medida de un falso problema, producto del espiritu categorizador del estudioso moderno, pues es natural pensar que la proclamation de una paz general que respetase la independencia de los distintos territorios griegos -salvo las excepciones resenadas, obviamente- entranara de facto el repliegue de tropas extranjeras y la desmovilizacion de ejercitos terrestres y navales, como por otra parte declara el propio Jenofonte en 386 una vez tornados los juramentos de la paz58. Lo mismo cabe decir de imaginarias cläusulas de garantia de no agresion, de sanciones y de territorialidad que aseguraran la integridad e inviolabilidad de los territorios59, totalmente innecesarias por contemplar supuestos ya implicitos tanto en la amenaza persa del rescripto como en la clausula de autonomia60. A este tenor Robert Sinclair hace la sensata advertencia de que «quienes proponen una clausula especifica deben establecer al menos un fuerte presuncion de que subsecuentes acciones solo puedan ser explicadas por postular tal clausula» 61 , lo cual hasta el momento no ha sucedido. Los mismos argumentos han sido esgrimidos para suponer que el tratado contemplaba una clausula que definiera αυτονομία 62 . En esta ocasion se
58 X. HG. 5.1.35. Cf. Sinclair 1978: 36; Cook 1981: 494; Quass 1991: 46 con n.36; Jehne 1994:39-40. 59 Aucello 1965: 380, Cawkwell 1981: esp. 73-74, 76-79 y Badian 1991: 42, 46, sobre la estela de Wilcken 1941:12-14. 60 Jehne 1994:39. 61 Sinclair 1978: 31. En concreto la disposition que preveia la retirada de guarniciones puede responder a los desarrollos de la decada que media entre 386 y 375, cuando Esparta tendia a instalar guarniciones como medio de control de otros estados, notablemente en pequenas ciudades beocias y focidias, con lo que establecia en la practica un cerco sobre Tebas (Ryder 1965: 58-59; Cook 1981:494). Tampoco a partir del hecho de que Pelopidas pidiera al Gran Rey en 367 que Mesenia fuera independiente y que Atenas varase sus naves (X. HG. 7.1.36) se puede proyectar tal cosa a la paz del Rey. Con buen criterio Clark 1990: 61 recuerda la necesidad de relacionar la paz del Rey con las precedentes -aunque abortadas- negociaciones de 392, hermanadas como estan por la importancia de los intereses persas, en lugar de con las sucesivas paces comunes. 62 Por ejemplo Cawkwell 1981: 72-73, cuyo iinico punto de anclaje, si es que puede considerarse asi, es que Jenofonte, al describir la paz de 366/5, incluye que cada estado «conserva su propio territorio» (εχειν την εαυτών έκαστους), que para el autor neozelandes equivaldria a una definition de autonomia ·, cf. tambien Badian 1991: 44-46. Rhodes 1999 hace interesantes planteamientos sobre que se entiende por autonomia, asi como sobre sus diferentes grados y modos de aplicacion por los estados griegos entre 386 y 371, pero siempre apoyandose en casos practices, no en hipoteticas formulaciones recogidas
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ha c r e i d o ver u n a c o n f i r m a c i o n e n el tratado d e alianza entre a t e n i e n s e s y q u i o t a s d e 384, q u e e n sus l i n e a s 2 0 - 2 1 r e c o g e la f o r m u l a σ υ μ μ ά χ ο υ ς δ έ π ο ι ε ΐ σ θ α ι Χ ί ο υ ς έ π ' ε λ ε υ θ ε ρ ί α κ α ι α υ τ ο ν ο μ ί α , « l o s de Q u i o s serän hec h o s a l i a d o s e n c o n d i c i o n e s de libertad e i n d e p e n d e n c i a » 6 3 , pero lo cierto e s q u e la m i s m a describe la naturaleza d e la symmachia
d e f e n s i v a sin vin-
c u l a c i o n directa c o n la m e n t i o n d e la paz, la a m i s t a d y los j u r a m e n t o s q u e se h a c e e n las l i n e a s 5 - 1 4 . Por lo tanto, n o hay p r u e b a s c o n s i s t e n t e s d e e l l o ni para este tratado ni para n i n g u n o d e los siguientes, ni c o n s t a n c i a de q u e n i n g u n e s t a d o d e n u n c i a s e la v u l n e r a c i o n de su i n d e p e n d e n c i a a p e l a n d o a tal c l a u s u l a , asi q u e , c o m o d i c e Ryder, a u n q u e el a r g u m e n t o ex silentio
no
sea incontrovertible, la carga d e la prueba d e b e d e s c a n s a r sobre a q u e l l o s q u e c r e e n que la p a z e x p l i c i t a b a el s i g n i f i c a d o de autonomia64. r e c o n o c e r la autonomia
Una cosa es
c o m o el e s t a d o l e g i t i m o y normal d e u n a polis
grie-
ga y otra b i e n distinta que u n tratado regule por escrito d i c h o e s t a d o para t o d o s los g r i e g o s 6 5 . En definitiva, J e n o f o n t e h a b l a e n t o d o m o m e n t o del rescripto real, d e la v o l u n t a d del Rey ο d e lo q u e el rey o r d e n o ; e s e s t o lo q u e los d e l e g a d o s transmitieron a las c i u d a d e s griegas y es e s t o lo q u e s u b s e c u e n t e m e n t e juraron e n Esparta u n a v e z p u e s t o e n forma d e tratado 6 6 . P u e d e parecer extra-
por las paces comunes. Accame 1941: 4-5, aceptado por Levi 1955: 108-109, asocio el principio de αυτονομία al de ελευθερία, ya que la combination de ambos identifica la plena soberania de un Estado: el primero se refiere a la soberania del derecho constitutional, a la organization interna sin interferencia ajena, mientras el segundo lo hace a la soberania del derecho international, a la posibilidad de desarrollar una politica exterior propia. La gran diferencia con respecto a Cawkwell es que, mientras la autonomia es explicita en el rescripto, la eleutheria estä implicita en las limitaciones a la libertad de las ciudades en sus relaciones externas, con lo que no hay necesidad de inferir clausulas explicativas adicionales. Casi sesenta anos despues, Lanzillota 2000 retoma los postulados de su compatriota sobre los principios que conforman la soberania de un Estado para afirmar que tendrian su confirmacion en las inscripciones griegas que recogen tratados de Atenas con otros estados tras la paz del Rey; Lanzillota anade que, junto a la eleutheria y la autonomia, aparece la notion de territorialidad diferenciada de la de pueblo y la caracterizacion del poder del demos como αυτοκράτωρ y κύριος, todo lo cual justificarfa segiin el italiano la idea de que en el siglo IV griego, con la paz del Rey como base, nacio la «doctrina del Estado» tal y como se entiende hoy dia. 63 IG II 2 34 = SIG 142 = SGHI nQ 118 = GHI nQ 20 = Staats. n s 248 = Harding nQ 31 = Brun nQ 41. Cf. n. anterior. 64 Ryder 1965:123. 65 Jehne 1994:43 n.78, que senala que el tratado entre argivos y lacedemonios de 418 (Th. 5.77.5-7) ya implicaba un reconocimiento de la autonomia para las ciudades grandes ο pequenas, si bien con un caracter regional, circunscrito al Peloponeso. 66 Zahrnt 2000: 304, quien no obstante deja la posibilidad abierta sobre ulteriores ne-
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no que Jenofonte no esconda en este punto de su relato un cierto servilismo de los estados griegos -incluida Esparta- hacia un despota oriental, lo que quiza responda al manifiesto fracaso en la defensa de la independencia, y consecuentemente de la libertad, de los griegos de Asia 67 . Pero mäs allä de un Jenofonte cuyas elipsis en otros lugares de las Hellenikä son sobradamente conocidas 68 , ninguna otra fuente primaria ο secundaria permite columbrar que el tratado tuviera un desarrollo explicito mayor que el texto transmitido por el historiador ateniense 69 . Los artificiosos intentos de ciertos eruditos modernos por ir mäs alia de los puntos del rescripto fracasan en ser convincentes 70 ο bien directamente «require a measure of faith» 71 . Nuestra propia impresion es que la allgemeiner Friede se fue perfecciogociaciones. Es motivo de discrepancia si el Rey intervino directamente en el tratado, en otras palabras, si juro la paz. Se ha dicho en este sentido que Artajerjes no se encontraba «oficialmente» en guerra con ningun estado griego (Nolte 1923: 4; Hamilton 1979a: 314; Badian 1991: 37; contra Cook 1981:481), lo cual no es cierto, pues los harmostas espartanos y luego Agesilao saquearon durante anos las posesiones del Rey en Asia Menor -de hecho se acordaron varias treguas que regularon formalmente ceses temporales de las operaciones militares (X. HG. 3.2.1 y 18-20; 3.4.5-6; Ages. 1.10-12)-, mientras que tambien hubo reciproca violation de fronteras en la medida en que Farnabazo y Conon atacaron Citera, que es tierra lacedemonia (X. HC. 4.8.7-8). Mas enjundia puede llevar el argumenta de que la conclusion de tratados en el sentido griego del termino no estaba en consonancia con la ideologia monarquica persa, revestida de sacralidad (Nolte 1923: 4-6; Martin 1944: 19 n.6, 24 y 1949: 130; Levi 1955: 106-108; Lewis 1977: 147 con n.79). Sin embargo, en las lineas 10-11 de la alianza entre Atenas y Quios (supra n.63) y en las lineas 12-15 del decreto de Aristoteles de Maraton bajo el arcontado de Nausinico (infra n. 131) hay indication expresa de que si presto juramento, de modo que algunos estudiosos han dado por buenos tan aparentemente contundentes testimonios epigräficos argumentando que el Rey se comprometia asi a cumplir los preceptos emanados de el mismo (Hampl 1938: 10 con n . l ; Wilcken 1941: 17; Accame 1941: 1-3; Aucello 1965: 379; Ryder 1965: 36 n. 2; Cawkwell 1981: 69; Cartledge 1987: 196; Jehne 1994: 38-39; pero vease al respecto Badian 1991: 37-39: «it is far easier to think that an Athenian rhetor, and the citizens who voted for his proposal, coul not imagine a peace without thinking of everyone concerned in it swearing to it than that the King actually swore such an oath»). Incluso si en Esparta no hubo representation persa -Jenofonte no la menciona-, Artajerjes ya habia dado su consentimiento en Susa y Sardes (Urban 1991: 109 n.422), cosa que por otro lado atestigua D.S. 15.19.1. 67 Musti 2000: 174-175. 68 Vease cap. 1:17. 69 No es prueba suficiente por si misma, pace Cawkwell 1981: 71-72, el testimonio de Isoc. 12.107 de que «escribieron expresamente que el [el Rey] harfa lo que quisiera» (διαρρήδην γράψαντες χρήσθαι τοϋθ' δ τι αν αυτός βοΰληται). 70 Jehne 1994:39-41. 71 Clark 1990: 57; cf. Urban 1991:110: «Volle Sicherheit laßt sich hier in keinem Fall gewinnen.»
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nando como instrumenta juridico -y a la sazon hegemonico- con el paso del tiempo. El nucleo original ο tratado fundacional de 386, construido sobre el principio de autonomia de todos los griegos -excepcion hecha de los asiäticos y de los de las islas de Chipre y Clazomenas-, se iria enriqueciendo en las sucesivas renovaciones con nuevas clausulas que intentarian dar solution a los problemas surgidos de la aplicacion de la paz del Rey, al igual que el papel del soberano persa ira siendo menos determinante hasta desaparecer por completo a partir de 362 72 . Mientras no sea descubierta una de las estelas de märmol inscritas con el tratado y expuestas en los santuarios comunes, un desideratum de George Cawkwell 73 , es todo lo que da de si la paz del Rey sin forzar a las fuentes a decir lo que no dicen, como prudentemente aconsejaba el maestro Edouard Will. Uno comparte hasta cierto punto con Cawkwell el sentimiento de que Jenofonte es «a most unreliable guide», pero es lo que tenemos, y la gimnasia especulativa a las que el estudioso neozelandes es tan propenso no constituye la mejor respuesta contra ello 74 . Es ya un locus classicus que esta paz impuesta suscito la condena casi unänime de una intelectualidad griega que, con la ostensible excepcion del laconofilo Jenofonte, habla sin reparos y con amargura de infamia, iniquidad, vergüenza, humiliation y, por encima de todo, traicion. En tales terminos se expresaron Lisias en el Discurso Olimpico75, Isocrates en el Panegirico, en el Panatenaico y en el Plateense16, Demostenes en Por la libertad 72 Se ha dicho tambien (Ryder 1965: 40; Sinclair 1978: 37; Cook 1981: 483; Badian 1991: 42; Schmidt 1999: 85; Zähmt 2000: 304 n. 16) que esta vaguedad ο falta de precision del tratado original tambien pudo haber sido intencionada en la medida que un amplio margen de interpretation siempre beneficiara a la potencia hegemonica encargada de velar por la buena salud del acuerdo. Contra Urban 1991: 110. 73 Cawkwell 1981: 69. 74 Ibid. 79, donde admite que «such speculations go far beyond what is explicitly attested». Precisamente en el homenaje a Cawkwell, Ernst Badian 1991: 42 expresaba la opinion de que, aun estando seguro de que la paz contenia clausulas para la defensa de sus terminos, «we cannot even usefully speculate on their nature» (lo que no le impide reconocer que el homenajeado ha contribuido con sus estudios a hacer que «the Peace was shadowy no longer»); en esta misma linea de pensamiento esta Cartledge 1987: 198-199. La expresion «speculative gymnastics» aplicada a Cawkwell se encuentra en Clark 1990: 61. 75 Lys. 33.4-9. 76 Isoc.4.115-117, 120-128, 166, 172, 175-177 y 180; 12.59 y 106; 14.5 y 19. Entendemos que la propuesta que en 356 ό 355 el retor hace a los atenienses en Sobre la paz con los lacedemonios (§ 16) de un regreso al orden nacido del tratado con el Rey y los lacedemonios -renunciando por tanto al segundo imperio naval- se refiere a la paz de 375 y no a la de 386, no solo porque esta es vituperada reiteradamente a lo largo de su obra por ha-
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de los rodios y en Contra Aristocrates11, ο Eforo, cuya voz nos llega a traves del filtro de Diodoro Siculo 78 , todos ellos practicamente contemporäneos, aunque tambien autores mäs tardios como Polibio79, Plutarco80 ο Elio Aristides 81 . Esta valoracion trasciende a la propia Antigüedad y ha calado entre los historiadores modernos, que, por ojos de Isocrates, han visto en el Rey al «vigilante -y garante- de la paz» (φύλαξ της ειρήνης) y al «guardian de los asuntos actuales» (των παρόντων πραγμάτων επιστάτης) 82 . Sin embargo, el sesgado testimonio del retor «panhelenista» -como el de las demas fuentes- es repudiado por la realidad politica de las decadas siguientes a la paz, donde, como ha demostrado Michael Zahrnt, no hay rastro de interferencia, presion ο influencia persa sobre los asuntos griegos83. Problema diferente es el de los griegos asiäticos, que no era la primera vez que funcionaban como moneda de cambio en medio de la lucha hegemonica mantenida por los grandes poderes84. Ciertamente las ciudades griegas de Asia perdian algo tan apreciado como la libertad, pero como mal menor alcanzaron una notable prosperidad ber entregado al barbaro a los griegos asiaticos, sino por la alusion a la retirada de guarniciones de las ciudades y al derecho de cada uno a tener su propio territorio (cf. Ryder 1965:122; Sinclair 1978: 29-30; Cawkwell 1981: 72-73; contra Thompson 1983: 75-76). 77 Dem. 15.29; 23.140. 78 D.S.15.5.1, 9.5, 19.1 y 4. 79 Plb. 4.27.5-6. 80 Plu. Ages. 23.1-5 y Art. 21.4-5. 81 Aristeid. 1.293; 11.19-20y47; 13.32-33; 14.13-14y 17; 15.29. 82 Isoc. 4.121 y 175. Podemos recordar por ejemplo que en su History of the Persian Empire (Achaemenid Period), de 1948, Olmstead titula «Dictador de Grecia» el capitulo XXVII, consagrado a la primera parte del reinado de Artajerjes II Memnon, cerrada con la paz del Rey (el autor niega el titulo alternativo de paz de Antalcidas), y no tiene reparos en afirmar que «habia triunfado alii donde Dario y Jerjes habian fracasado»; encontramos sentencias del mismo cuno en Piero Meloni (1950: 311): «dalle bocca di un satrapo, nella sua capitale, le cittä greche udivan le condizioni di quella dura pace que κατέπεμψεν ό βασιλεύς e che sacrificaba le gloriose citta greche d'Asia Minore», ο en Paul Cartledge (1987: 369): «Artaxerxes achieved by the stroke of a stylus the formal suzerainty of Greece that Xerxes had failed to secure by a massive invasion a century earlier.» 83 Zahrnt 1983; cf. tambien Quass 1991: 47-48 y Jehne 1994:40. El unico lunar, senalado por Hornblower 1994: 81, puede ser la guarnicion persa que en 366 encontramos en Samos (Dem. 15.9). Urban 1991: 109 advierte en el Rey una intencion propagandistica -que otorgaba prestigio mas que poder politico real- al presentarse como garante de la libertad griega. No cabe por tanto imaginar, con Cawkwell 1981: 77-78, que el tratado contemplara expresamente una clausula de sanciones y una intervention militar persa, ya implicita por lo demas en la amenaza real del rescripto. 84 Seager, Tuplin 1980; Fornis 2006.
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economica y una relativa estabilidad politica bajo la soberania de los llamados «bärbaros» -mucho mayor que bajo la domination ateniense ο espartana, cuando padecieron ataques, asedios, saqueos e imposition de tasas-, que salvo excepciones no interferfan en la politica interna de las mismas 85 . Entre sus obligaciones como sübditos del Rey estaba pagar el correspondiente tributo anual y prestar servicio militar, por ejemplo durante las campanas contra los rebeldes egipcios y chipriotas, que observaron aparentemente sin reluctancia. Si la paz del Rey, un instrumento diplomatico, habia legitimado el despojo de la libertad de estos griegos, habria de ser la espada de un conquistador, Alejandro, el instrumento encargado medio siglo mäs tarde de reintegrärsela. No podemos finalizar este capitulo, y con el este ensayo sobre la guerra de Corinto, sin adentrarnos someramente en el perfodo siguiente para trazar las consecuencias de la paz del Rey, de esa primera κοινή είρνήνη que vio el mundo griego. Esparta habia conseguido con la diplomacia lo que no habia podido a traves de las armas: desarticular a los poderes que podian eclipsar una «incontestable hegemonia» (αδήριτος ήγεμονία). La victoria «en los despachos» devolvio a los lacedemonios a los dias del imperialismo mäs descarnado -cuando menos en la Grecia continental ( v i d . infra)-, plasmado en el establecimiento de oligarquias de marcado perfil laconizante, en la instalacion de guarniciones al mando de harmostas y en la imposition de tributo a los aliados para afrontar los gastos generados por la politica imperial 86 . Como aconteciera en 421 y 404, los primeros pasos de Esparta se dirigen a disciplinar y a poner orden en su casa, en el Peloponeso, por constituir el nucleo pristino de la liga y ser su absoluto control imprescindible para el esquema imperial del hegemon. Ya hemos mencionado que los corintios, una vez cerrada la fractura social en su cuerpo civico y restablecida la normalidad institutional tras la injerencia argiva, claro que con una faction laconizante al frente de la polis, se reintegraron a la liga del Peloponeso antes incluso de la toma de juramento del tratado de paz 87 . Por eso el primero objetivo es Mantinea, que, ademäs de conservar una politeia democrätica, parece haber mostrado cier85 Hornblower 1985: 222; Ruzicka 1997: 115; Buckler 2004a: 171-172 recuerda bajo esta luz el apoyo que los griegos helesponticos dieron a Farnabazo durante la guerra corintia. Contra Cartledge 1987:198: «prosperity for the few, explotation for the many». 86 Segun Isoc.4.176, 180, la linica clausula respetada del tratado fue la rendition de los griegos de Asia. Ryder 1965: 39-57 y Hamilton 1979a: 323-324 han subrayado que Esparta intento asegurar y fortalecer su hegemonia mediante la agresion, no a traves de la legalidad vigente. 87 X. HG. 5.1.36; cf. Staats, n 9 244.
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ta displicencia durante la guerra corintia e incluso habia enviado trigo a los sempiternos enemigos argivos 88 . La negativa de los mantineos a desmantelar las murallas, demostracion extrema de lealtad exigida por Esparta, dio paso en 385 a un breve asedio de la ciudad conducido por el rey Agesipolis que acabo con la previsible capitulation, la cual conllevo no solo el arrumbamiento del circuito defensivo, el exilio de sus προστάται democratas junto a otros ciudadanos argofilos (άργολίζοντες) y el consiguiente establecimiento de un regimen oligärquico filolaconio, sino, lo que es mucho mas grave, la brutal imposition de un diecismo (διοικισμός) que significaba la destruction del centra urbano de la ciudad y la dispersion de la poblacion en las cuatro aldeas (κώμαι) originales -cinco segun Diodoro- que en su dia convergieron en el sinecismo (συνοικισμός) ο unification politica que dio vida a la polis de Mantinea. Naturalmente este proceso involutivo posibilitaba que cada kome regresara bajo control de las viejas aristocracias locales y que a su vez estas fueran mäs fäcilmente controladas desde Esparta. No hay rastro en las fuentes de que Esparta intentara conciliar el dioikismos de Mantinea con la letra de la paz del Rey 89 . Al ano siguiente es su colega Agesilao quien, en colaboracion con los eforos, atiende la llamada de los oligarcas exiliados de Fliunte y coacciona al conjunto del demos fliasio para que se les readmita en la ciudad y se les restituyan sus bienes 90 . Al igual que con Mantinea, no parece haber indicios fehacientes de una desafeccion fliasia hacia el liderazgo de su hegemon91, en este caso ni siquiera un regimen democratico que debiera preo88 Podemos entrever la desafeccion en el sorprendente comentario de Jenofonte acerca del rodeo nocturno de Agesilao a la ciudad de Mantinea tras el aniquilamiento de la mora lacedemonia en Lequeo para escapar al regocijo de la poblacion ante su desgracia y, sobre todo, en la observancia de treguas sagradas que convenientemente les eximian de cumplircon sus obligaciones militares de aliados (X. HG. 4.5.18; 5.2.2, donde se alude tambien a la venta de grano a los argivos). Como mero ejercicio especulativo, Cawkwell 1981: 83 se pregunta si la actitud espartana con Mantinea no pudo tener su origen en un hipotetico exilio de los ciudadanos notables, naturalmente laconofilos, por parte de los democratas en el poder. 89 X. HG. 5.2.1-7; Paus. 8.8.7; D. S. 15.5.1 -5 y 12.1 -2 es un severo juicio sobre el comportamiento de los lacedemonios. No tiene base alguna la teoria de Hornblower 1985: 257 de que «los legalistas» de Esparta presentarian la concentration de poblados de Mantinea como una vulneracion de la autonomia proclamada por la paz del Rey. Analisis en profundidad de estos hechos en Rice 1971: 51-58, Lanzillota 1980: 129-139, Funke 2004, Gillone 2004 y Bearzot 2004: 37-43 (la cual ve el episodio a la luz de una voluntad lacedemonia de bloquear el desarrollo del koinort arcadio), pero consultese tambien Urban 1991:126-127, Jehne 1994: 48-50 y Beck 1997: 73-74. 90 X. HG. 5.2.8-10. 91 Mas alla de una comprensible resistencia a acoger a una guarnicion lacedemonia
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cupar a Esparta 92 . Fliunte era una traditional oligarquia fiel a Esparta, que como contrapartida siempre la habia protegido de la hostilidad de sus vecinos argivos. Ocurria sin embargo, lo mismo que en Tebas, que la ciudadania se encontraba dividida entre quienes secundaban la agresiva politica exterior de los lacedemonios y quienes se oponian a ella, sobre todo porque Esparta habian apoyado mäs ο menos tacitamente a los laconizantes fliasios 93 . Precisamente para evitar los desarrollos ya evidenciados por la politica interna tebana, y puesto que el regreso de los desterrados no habia inclinado la balanza de la politica fliasia hacia los intereses de Esparta Fliunte era un estrategico punto de reunion de los aliados peloponesicos en Arcadia-, esta decidio que no podia permanecer por mäs tiempo al margen, asi que, vulnerando el principio de autonomia de su aliado, intervino manu militari con el fin de colocar en el poder a sus partidarios. En 381 nuevas criticas de esos antiguos exiliados dieron a Agesilao la oportunidad de dirigir personalmente un asedio de veinte meses a la ciudad tras el cual fue instaurada una oligarquia mucho mas estrecha y de manifiesta filiation laconizante entre cuyos miembros habia huespedes, amigos y clientes del rey euripontida 94 . Muy posiblemente data de estos anos la revolution oligarquica fomentada por Esparta en Elide, que puso fin a una larga tradition democratica. La fecha no es conocida, unicamente sabemos que en 365 los eleos tienen ya un gobierno oligärquico 95 y sin duda la ocasion mas propicia para su instauracion serfa tras la paz del Rey. Durante sus actuaciones en Mantinea y Fliunte no hubo lugar para que los espartanos invocaran clausula alguna de la paz del Rey que pudiera legitimarlas, mäxime cuando por el contrario suponian claras violaciones del principio de autonomia sobre el que se cimentaba el tratado comun 96 . La primera vez que tal principio habrfa de ser alegado, aunque sin poner tanto dentro de los muros, el unico acto susceptible de ser interpretado como un desaire fue la ausencia de tropas fliasias en la campana de Nemea en 394, excusadas por la observancia de una tregua sagrada (cf. cap. IV: 116 con n. 7). 92 Pace Legon 1967: 325-328 y Daverio Rocchi 2004: 44-45, que presuponen un cambio constitucional de signo democratico durante la primera decada del siglo IV. Jenofonte no habia en ningun momento de democratas, se ha inferido del hecho de que haya exiliados filolaconios. 93 Thompson 1970; Piccirilli 1974. 94 X. HG. 5.3.10-17 y 21-25. Sobre la stasis fliasia, vease, ademäs de la nota anterior, Legon 1967: passim, esp. 329-334; Rice 1971: 58-65; Lanzillota 1980: 145-150; Cartledge 1987: 262-266; Daverio Rocchi 2004: 44-47. 95 X. HG. 7.4.15. 96 Asi lo explicita D.S. 15.19.1. Cawkwell 1976b: passim sostiene que la politica bru-
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enfasis como en los beneficios politicos y militares que derivarfan de una intervention militar, fue por boca de los emisarios de Acanto y Apolonia, que en 383 denunciaron en Esparta la politica expansiva y centralizadora de Olinto en la Calcidica y Macedonia 9 7 . La emergencia de este nuevo poder en el norte de Grecia y los contactos diplomäticos que mantenia con tebanos y atenienses llamaron una vez mäs la atencion de Esparta; sobre esta explication de Jenofonte, Diodoro anota que Esparta no buscaba sino extender su dominio a la region de Tracia, para lo cual aprovecho la llamada del rey macedonio Amintas III, que cuando fue vencido por los ilirios cedio a los olintios unas tierras fronterizas que ahora, recuperado el control de su reino, pretendia recuperar sin demasiado exito 98 . El resultado fue la dura guerra olintia, que se prolongo durante cuatro anos y que acabo con el sometimiento de Olinto, incorporada a la alianza lacedemonia". Ninguna fuente nos dice si el κ ο ι ν ό ν calcidico fue disuelto, si bien la historiografia moderna tiende a pensar que si. Tambien en Grecia septentrional, y en probable conexion con la politica expansionista de su aliado Dionisio de Siracusa en el Adriatico en los anos que siguen a la paz del Rey, nos ha quedado huella en Diodoro de una intervencion lacedemonia en Epiro en apoyo de los molosos, que se encontraban en guerra contra sus vecinos ilirios 100 . Presumiblemente el derecho a la autonomia de todas las poleis griegas, disfrazando sin d u d a consideraciones geopoliticas mucho mäs präcticas y egoistas, fue esgrimido tambien por Esparta para impulsar, en un momento indeterminado entre 386 y 379, la restauracion de la soberania de Platea 1 0 1 , la ciudad beocia asolada y anexionada por los tebanos en los primeros anos de la guerra del Peloponeso 1 0 2 . Al igual que Orcomeno y Tespias, Platea parece haber soportado una guarnicion y un harmosta lacedemonios como
tal, represiva y sangrienta de Agesilao (con Mantinea, Fliunte, Tebas y quizä con Olinto) puede ser condenable, pero fue solida y efectiva. 97 X. HG. 5.2.11-24. Sobre federalismo y autonomia en el discurso de Cligenes de Acanto, vease ahora Bearzot 2004: 45-56. Cf. tambien Seager 1974: 41; Sinclair 1978: 37 n.30. 98 X. HG. 5.2.15 y 34; D.S.15.19.2-3, confirmado por SIG 135 = Staats. n o s 231 y 249. 99 X. HG. 5.2.37-3.9, 3.18-20, 26 y 54; cf. Staats. n° 253; Rice 1971: 66-71; Lanzillota 1980:150-161. 100 D.S.15.13.1-3. Para los motivos y el contexto de la expedicion, cf. Lanzillota 1980:162-167. 101 Paus. 9.1.4. 102 Th. 3.68.3; Hei. Oxy. 16.3.
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mecanismo de control contra la amenaza tebana 103 , mientras que en otras ciudades se habian situado oligarquias laconizantes, como la de «los de Hipatodoro» en Tanagra104. Tambien con el objetivo de debilitar y privar de comunicaciones a Tebas, Oropo volvio a integrarse en territorio atico 105 . Pero la burla que Esparta hacia del principio de autonomia nunca fue mayor que con el episodio protagonizado por Febidas, hasta el punto de despertar la repugnancia del laconofilo -aunque tambien piadoso- Jenofonte 106 . En el marco de la politica interna tebana, la paz impuesta por Esparta habia supuesto el retorno de los exiliados 107 y la vuelta al poder de la faccion filolaconia de Leontiades, hechos ambos que se habrfan acompanado de la renovation de la alianza con Esparta, basada en la tradicional clausula ωστε τους αυτούς έχθρούς και φίλους νομίζειν («tener los mismos amigos y enemigos») 108 . Asi, de dar credito a dos fuentes tardias, un contingente beocio -en el que figuran nada menos que Pelopidas y Epaminondas, futuros artifices de la hegemonia tebana de los anos 70- habria participado en la campana contra Mantinea de 385 109 . Si existio, tal asociacion no duro mucho tiempo. En 382 vemos a Ismenias desempenar junto a su antagonista Leontiades la suprema magistratura ejecutiva, la polemarquia -que ha sustituido a la beotarquia, desaparecida junto con la confede-
103 X. HG. 5.4.10, 15 y 47-48; Isoc. 14.13; Paus. 9.1.5. 104 X. HG. 5.4.49. 105 Isoc. 14.20. 106 Y ello porque, como dice Musti 2000: 176, «alla fine Senofonte e un tucidideo, e sul terreno della autonomia poteva esserlo al meglio e nella maniera piu autentica e piu costante, perche quello dell'autonomia e per cosi dire il valore minimo, il minimo comune denominatore, il zoccolo duro ed elementare della coscienza politica greca.» 107 Jenofonte lo cuenta en el Agesilao (2.21) y no en las Helenicas. Como apunta Cook 1981: 496-497, no hay noticia de que hubiera exiliados en ese tiempo ο de que hubiera habido un conflicto interno en Tebas que hubiera obligado al exilio de alguna faccion; dado que Jenofonte utilize tebanos en lugar de beocios, la norteamericana cree que se refiere a los plateenses, que sabemos por Paus. 9.1.4 que regresaron con sus hijos desde Atenas a resultas de la paz. 108 Isoc. 14.27-28; Piu. Pelop. 4.5; cf. Staats. nQ 243. Buckler 1980 se muestra esceptico ante la concretion de un tratado de alianza por las razones que se exponen en la nota siguiente. 109 Piu. Pelop. 4.4-5 y Paus. 9.13.1, cuyos relatos de la salvation de Pelopidas por Epaminondas levantan serias dudas en los historiadores modernos (notoriamente Buckler 1980, pero vease tambien Buck 1994: 63) porque recuerdan sospechosamente como Socrates salvo la vida de Alcibiades en Delio; ademas, en Mantinea hubo un asedio y no una batalla campal, como aseguran estos autores. Con todo, Plutarco acostumbra a estar bien informado de la historia de su patria beocia. La presencia del contingente tebano en Mantinea es aceptada, entre otros, por Accame 1941:17-18, 20 y Hack 1978: 217-218.
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r a t i o n - , oimos hablar de una prohibition publica para que cualquier ciudadano tebano marche contra los olintios e incluso de planes de alianza con estos en contra de los intereses lacedemonios 1 1 0 . Ciaramente el equilibrio de poder que habia caracterizado la politica tebana desde el final de la guerra del Peloponeso habia sido restaurado 1 1 1 . La faction antilaconia llego a urdir una conspiration contra los laconizantes de Leontiades en la que participa el ateniense Trasibulo de Colito 112 , que tuvo como consecuencia la ruptura del tratado de alianza entre Atenas y Tebas anudado en 395, vigente aun tras la paz del Rey 113 . Α Leontiades solo le quedaba recurrir a medios violentos. La oportunidad se presentaria ese mismo ano, cuando convencio a Febidas, un oficial espartano que, de Camino a Olinto, acampo en las proximidades de Tebas, en el area del gimnasio, para apoderarse de la Cadmea, la acropolis tebana, e instalar en ella una guarnicion lacedemonia 1 1 4 . Leontiades, apelando a una doctrina de «guerra preventiva», hizo valer el argumenta de que Tebas estaba a punto de abrir hostilidades con Esparta, pues la faction antilaconia de Ismenias no dejaba de fortalecerse ante el malestar que la politica antitebana de Agesilao causaba entre la ciudadania 1 1 5 . Con esta flagrante violation del principio de autonomia prescrito por la paz del Rey, pero tambien de los mäs elementales valores morales y religiosos griegos, Esparta controlaba a su potential enemiga, la maniataba y evitaba todo posible movimiento hostil. Al golpe de mano militar siguio la instauracion de un regimen laconizante y la persecution de los tebanos que se habian significado por su antilaconismo; muchos lograron escapar y encontrar refugio en Atenas, entre ellos Androclidas y Pelopidas, pero el mas destacado de todos, Ismenias, fue arrestado y sometido a un juicio sumarisimo por un tribunal integrado por tres jueces llegados de Esparta y uno de
110 X. HG. 5.2.25, 27 y34. 111 Veasecap. II: n. 168. 112 Lys. 26.23. 113 Aristeid. 1.173; cf. Schweigert 1939:1-3. 114 La action tuvo lugar durante las fiestas Tesmoforias, cuando solo habia mujeres en la Cadmea. Si en el relato de Jenofonte (HG. 5.2.25-29) Febidas actua por iniciativa propia, en el de Diodoro (15.20.1-2), de nuevo basado en Eforo, no hace sino cumplir instrucciones secretas recibidas en Esparta, presumiblemente de Agesilao; Plutarco (Ages. 23.6-24.1 y Pelop. 5-6.1) tambien recoge la sospecha de muchos espartanos de que el astuto rey euripontida se encontraba deträs del asunto. 115 Rice 1971: 73 y 1974: 180. Hack 1978: 219-222 ve la causa del cambio de opinion del pueblo tebano en la brutal intromision de Esparta en la autonomia de Mantinea y Fliunte.
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cada ciudad aliada, bajo los cargos de medismo -cruel ironia recibida de una Esparta que habia medizado para ganar la guerra- y de soborno para incitar a la guerra contra los lacedemonios, acusaciones de las que fue encontrado culpable y ajusticiado 116 . La reaction por la toma de la Cadmea no se hizo esperar: un grito de repulsa e indignation recorrio la Helade de extremo a extremo 117 . Agesilao se erigio en defensor de unos contenidos politicos «maquiavelicos» al proponer que no deberia juzgarse a Febidas por haber actuado sin ordenes de la ciudad, el mayor delito que podia cometer un homoios, sino en virtud de los resultados de esa improvisation, sopesando si eran utiles ο perjudiciales para Esparta. El decisivo respaldo del poderoso rey redundo en una sentencia que encerraba el contrasentido de sancionar a Febidas con una multa por su accion -que el laconofilo Jenofonte silencia para no desacreditar la politica de Agesilao-, sin al mismo tiempo subsanarla, es decir, sin ordenar la retirada del harmosta y la guarnicion lacedemonia de la Cadmea, cuyo control aseguraba la preponderancia de los laconizantes en el poder, a la vez que ahogaba desde dentro cualquier movimiento hostil del pueblo tebano. La maniobra trato de repetirse con el otro enemigo potencial, Atenas. Como si de emular a Febidas se tratara, Esfodrias, el harmosta de Tespias, condujo en 379 una incursion nocturna y por sorpresa sobre el Pireo, que sin embargo no pudo culminar, pues la manana lo sorprendio en Eleusis y los campesinos äticos dieron enseguida la voz de alarma. Pese al fracaso, la razia suponia otra flagrante transgresion del principio de autonomia proclamado por la paz del Rey, una arbitrariedad mas padecida por un estado no beligerante. La vergonzosa absolution de Esfodrias en un juicio orques-
116 X. HG. 5.2.30-36; D.S. 15.20.2; Plu. Pelop. 6.2. Dusanic 1985 ha incidido en que el proceso, ademas de tener como objetivos la legitimation de la accion de fuerza de Febidas y ,por supuesto, la venganza por la actividad antilaconia de Ismenias durante la guerra corintia, como reconocen todos los estudiosos modernos, refleja a la vez el complejo contexto international del ano 382, en el que Agesilao culminaba un viraje de la politica exterior espartana iniciado el ano anterior hacia posiciones antimedas. Segun Schepens 2001: 1215-1216, el juicio de Ismenias formaba parte de la estrategia de Esparta para combatir a quienes censuran su medismo al entregar a los griegos de Asia Menor en la paz del Rey, estrategia consistente en tachar de medizantes a quienes no solo no aceptacon su hegemonia a principios del siglo IV, sino que incluso la combatieron, dejändose sobornar. Su eterno enemigo politico, Leontiades, caeria asesinado tres anos despues, en el curso de la revuelta que libera Tebas del control lacedemonio e implanto un regimen democratic» (X. HG. 5.4.7). 117 X. HG. 5.4.1; Isocr. 4.126; D.S. 15.20.2; Plb. 4.27.4.
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tado de nuevo por el todopoderoso Agesilao esta ciertamente en la raiz del alineamiento ateniense con los tebanos frente a Esparta 118 . Con la inmovilizacion de los odiados tebanos, Jenofonte asegura que en 379 el imperio de Esparta, junto con el prestigio e influencia de su principal arquitecto, el rey Agesilao II, parecia apuntalado y habia alcanzado su acme, su punto älgido 119 , tras el cual llegaria, de la mano de esos mismos tebanos humillados, un proceso de desintegracion mucho mas vertiginoso y traumatico que el de construction. Cabe matizar, empero, que se trata de una hegemonia continental, fundamentada como hemos visto en operaciones terrestres (Mantinea, Fliunte, Olinto, Tebas, Atenas, etc). En estos anos que siguen a la paz del Rey, Esparta renuncia expresamente a la hegemonia naval -como ya hiciera tras las guerras medicas- e incluso parece desistir de mantener una flota permanente y activa en el Egeo 120 , quizä porque ahora que habia finalizado la guerra ya no era necesaria y con ella podia inquietar al Rey, pero mas plausiblemente porque su elevado coste era inviable sin los subsidios persas 121 . Asi seria hasta que en 376 los aliados de Esparta la urgieron para equipar una flota de sesenta naves que combatiera a la segunda liga naval ateniense 122 . 6 Que sucede mientras tanto con Atenas? Pues que en este perfodo que sirve de corolario a la paz del Rey hace gala en politica exterior de la extrema cautela que ya habia mostrado en los anos que precedieron al estallido de la guerra de Corinto, afinando sus instrumentos diplomaticos para no dar pie a susceptibles intervenciones de Esparta ο Persia 123 . Con esta premisa los atenienses ignoran la solicitud de ayuda de Mantinea en 385, en opinion de Diodoro porque no querfan provocar una ruptura de la paz del Rey 124 . La misma prudencia se desprende del tratado de alianza perpetua concertado con Quios en el verano de 384, cuyo texto se nos ha conservado parcialmente en un decreto ateniense; la symmachia no solo tiene un estricto caracter defensivo, sino que ademas pone especial cuidado en no contra-
118 X.HG. 5.4.20-21; D.S. 15.29.5; Plu. Pelop. \4.3-6y Ages. 24.4-26.1. Cf. v.gr. Rice 1971:101-116. 119 HG. 5.3.27. 120 N o hay noticia ni de flotas ni de navarcos espartanos entre 387/6 y 377/6, al menos en Jenofonte. D.S. 15.30.5 si recuerda el control espartano de Pepareto, Esciato y otras islas no especificadas, quizäs por la relation con la Calcidica y la vigilancia sobre Jason de Feras (cf. Falkner 1992: 257-258). 121 Sinclair 1978:45-47; cf. tambien Urban 1991:118-119. 122 X. HG. 5.4.60-61. 123 Ryder 1965:49; Seager 1974:44. 124 D.S.15.5.5.
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venir las estipulaciones de la paz del Rey, de modo que la libertad e independencia de los islenos queda garantizada 125 . Tambien en el marco de observancia de la paz se encuentra la reorganization que durante estos anos los atenienses llevan a cabo en las cleruquias de Lemnos, Imbros y Esciro, estrategicamente situadas en la rata de abastecimiento de grano desde el mar Negro, pero por lo demas no hay serial de que la actividad naval ateniense en el Egeo se intensificara ni de que se incrementaran los efectivos de su flota 126 . Algunos estudiosos han fechado en 383 la alianza con los olintios preservada en un fragmento de estela sin elementos de datacion, con el argumenta de que Jenofonte recuerda en visperas del estallido de la guerra olintia contactos diplomäticos del koinon olintio con atenienses y tebanos 127 , pero al margen de que no sabemos si llegaron a materializarse en un tratado y de que se han propuesto otras fechas que encajan tanto ο mas que esta, el principal inconveniente que se plantea es que, si Atenas anudo tal alianza, no hizo honor a la misma, pues es seguro que no acudio en ayuda de los olintios cuando fueron invadidos por los lacedemonios 128 . Pero apenas cinco ο seis anos despues, con la toma de la Cadmea tebana y la desatinada razia de Esfodrias en el Atica de por medio -con el epilogo de su bochornosa exculpation en Esparta-, la actitud ateniense experimento un profundo cambio. La Ecclesia ateniense, nos dice Diodoro, proclamo con solemnidad que los espartiatas habian roto el tratado (οί 'Αθηναίοι χαλεπώς φέροντες έπι τοις γεγονόσι έψηφίσαντο λελύσθαι τάς σπονδάς ύπό Λακεδαιμονίων) 1 2 9 . El temor ha dejado paso a la indignation, ya no hay miedo al enfrentamiento con Esparta: se ponen puertas al Pireo, se construyen naves y se acepta la alianza con Tebas que meses antes se habia rechazado 130 . El decreto de Aristoteles de Maraton, que en la septima pritania del arcontado de Nausinico (febrero-marzo de 377) daba carta de naturaleza a la segunda liga naval ateniense, proclama que «los lacedemonios 125 Supra n.63. 126 IG II2 30; cf. Sinclair 1978:43-52. Las tres islas permanecieron en manos atenienses hasta la conquista macedonia (para la abundante evidencia literaria y epigrafica de la presencia ateniense en ellas, vease Cargill 1995: 12-15, 92-109). 127 HG. 5.2.15. 128 SIG 143 = SGHI nQ 119, con el comentario de Marcus Tod sobre las distintas propuestas de datacion. 129 D.S. 15.29.6. 130 X. HG. 5.4.34; D.S. 15.29.7; IG II2 40 = Staats. n° 255. A nuestro conocimiento Cawkwell 1973: passim es el unico estudioso que invierte el orden de los acontecimientos, de tal forma que la incursion de Esfodrias, que fecha a comienzos de 378, habrfa sido una respuesta a la formacion de la segunda confederation ateniense, la cual a su vez seria promovida inmediatamente despues de la liberation de la Cadmea.
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deben dejar que los griegos vivan en paz, libres y autonomos, con garantias de seguridad sobre su propio territorio» (Ααδεδ[αιμό]νιοι έώσι τους "Ελληνας έλευθέ[ρ]ους [κα]1 αύτονόμους ήσυχίαν αγειν, τή[ν χώραν] έχοντας έμ βεβαίωι τή[ν εαυτών πάσαν). Como Esparta en 432, Atenas invita a todos los griegos y bärbaros del continente y las islas, excluidos los sometidos al Rey (δσ[οι μη βασι]λέως είσίν), porque sigue sin haber intention alguna de ir contra Persia, a sumarse a esta nueva alianza y luchar por la libertad, comprometiendose a salvaguardar la integridad territorial y la soberania de los aliados, es decir, a no incurrir en los errores del imperio de la centuria anterior 131 . Parece que Atenas ha tornado el relevo de Esparta como administradora de la κοινή ειρήνη, aunque en realidad ni en las renovaciones de la paz en 375 y 371 se atribuyo tal papel ante el Rey ο ante los demas griegos, ni tampoco lo invoco en la practica, asumiendo por ejemplo la defensa de la autonomia beocia frente al expansionismo tebano en la confederation. Atenas se limito a beneficiarse de las κοιναι είρήναι de 375 y 371. La derrota en Leuctra y sus devastadoras consecuencias despojaron de una vez y para siempre a Esparta de la hegemonia continental en Grecia -la maritima hacia tiempo que era cosa de los atenienses- y la relegaron a un estatus de segunda fila en el concierto helenico. En el verano de 367 son los vencedores tebanos los que traban contacto con el Rey para auspiciar, sin exito, una nueva paz comun que sancionara la independencia de Mesenia -que Esparta obviamente no habia reconocido, oponiendose asi al tratado- y obligara a los atenienses a varar en tierra sus naves, con lo que nada eclipsaria la hegemonia continental y maritima de Tebas 132 . Es dificil escapar, por tanto, a la conclusion de que Atenas ο Tebas no difieren de Esparta en cuanto a que, por encima de cualquier principio ο imperativo moral, se dejan guiar por los que rigen su propia Machtpolitik. Frente a la elevada valoracion recibida de no pocos miembros de la comunidad cientifica 133 , la koine eirene ο paz comun, nacida en 386 con la vocation de defender la independencia de los estados y llevar la paz a la convul131 IG II2 43 = SIG 147 = SGHI nQ 123 = GHJ nQ 22 = Staats. n a 257 = Harding n° 35 = Brun n s 41. 132 X. HG. 7.1.36-40; Plu. Pelop. 31. 133 La paz general ha sido calificada de «nuevo producta revolucionario de esa era» (Schmidt 1999: 82), «el marco por excelencia de las relaciones interestatales griegas en el siglo IV, desde 386 a 338» (Moritani 1988: 573), «la superacion de una laguna por la que a partir de ahora los griegos si formarän una comunidad politica de derecho publico» (Martin 1944: 28) ο «el fin formal de las guerras medicas que habian comenzado con la revuelta jonica de 499» (Buckler 2004a: 180).
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sa ecumene helena, habia fracasado en el cumplimiento de estas premisas -como demuestran en si mismas las koinai eirenai que le siguieron en el siglo IV, modeladas sobre la primera- para convertirse en un instrumenta hegemonico, de naturaleza juridica cabria afiadir, en manos de las sucesivas potencias hegemonicas 134 . Sobre esta innovacion diplomätica, que la tradition ha personificado en la figura de Antälcidas 135 , construyo Esparta un nuevo y mas estable orden hegemonico -sancionado por Persia, no lo olvidemos- en una Grecia asolada y exangüe 136 .
134 Seager 1974: 47-50; en el mismo sentido El Abbadi 1975: 29-41, Jehne 1994: 4647 y Quass 1991: 51-52, 55, aunque este ultimo con el matiz de que la opinion publica griega no dejarfa de creer en la libertad y la autonomia predicadas por la paz, de ahi las condenas y crfticas hacia los abusos. Cf. Payrau 1971: 46-47 y Zähmt 2000: 295-298, segun los cuales las decadas que median entre 392 y 362 estan marcadas por el fracaso reiterado de este tipo de acuerdo de paz, debil institucionalmente, en palabras de la autora francesa, porque no contemplaba «una asistencia mutua contra el violador de la paz, contra el agresor.» 135 Tras la paz que lleva su nombre, Antälcidas continuaria durante al menos dos decadas canalizando las relaciones diplomaticas espartanas con Persia (Jehne 1992: passim). La fecha y circunstancias de su muerte no estan ciaras. El principal testimonio es Plu. Art. 22.6-7, que carece de referencias cronologicas. Frente a la tesis predominante que sostiene que Antälcidas se dejo morir de hambre tras fracasar en las conversaciones que pretendian alcanzar una nueva koine eirene en 367 y a la opinion del especialista en diplomacia griega D. J. Mosley de que tal hecho habria sucedido hacia el ano 370, Buckler 1977 ha defendido con encono que el veterano diplomätico no tuvo nada que ver con la citada paz de 367 y que fue en 361 cuando, humillado y vejado en una ultima embajada ante Artajerjes II, se suicido. 136 Cf. Levi 1955: passim, si bien el estudioso italiano incide en que fue mäs bien Persia la impulsora de ese nuevo orden.
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