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Spanish Pages [165] Year 2020
Consejo editorial María Eugenia Aubet Harbara Biglia Elvira Burgos Díaz Manuel Cruz Rodríguez Mane! Delgado Josep M. Delgado Ribas Mari Luz Esteban Osear Guasch Andreu Antonio Izquierdo Escribano Dolores Juliano Raquel Osborne R. Lucas Platero Oriol Romaní Alfonso Carmen Romero Bachiller María Rosón Villena Amelia S áiz López Vercna Stokke Meri Torras Francés Francisco Vázquez García Oiga Viñuales Sarasa
BELLATERRA EDICIONS
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MICHAEL R. KRATKE
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IÓN DE ANGEL FERRERO
Bellaterra Ed1oons . .
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Diseño de la colección: Dani Rabaza (Munster Studio} Diseño original: Joaquín Monclús Ilustración de la cubierta: Billete de 50 marcos de la República Democrática Alemana, 1971
Título original: Friedrich Engels oder: Wie ein Cotton-Lord den Marxismus erfand Título: Friedrich Engels. El burgués que inventó el marxismo
Corrección de Manuel Azuaje
© Michael R. Kra tke, 2020 © Angel Ferrero, de la traducción © Edicions Bellaterra (Cultura21, SCCL), 2020
Este libro ha contado con la colaboración de la Rosa-Luxemburg-Stiftung con fondos del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de la República Federal de Alemania. El contenido de la publicación es responsabilidad exclusiva de la editorial y no refleja necesariamente la posición de Rosa-Luxemburg-Stifrung
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ISBN: 978-84-122750-6-3 Déposito Legal: DL B 21283-2020
Impreso
por Prodigitalk (Barcelona)
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l ntroducción
Friedrich Engels o cómo un burgués inventó el marxismo El mito Capitalista, empresario, rentista y mecenas Una pluma ágil. . . ...y un erudito Engels en el escritorio: crítica de la economía política Engels en el escritorio: investigación social Engels en el escritorio: naturaleza y ciencias naturales Engels edita a Marx. . . ...¿y lo reescribe? Un pensador independiente y un buen amigo Una polémica trascendental: elAnti-Dühringo cómo Engels inventó el materialismo histórico Entender la historia para hacer historia Por qué no hubo ningún «engelsismo» y no habrá nunca uno Engels y Marx: consideraciones finales Friedrich Engels y las grandes transformaciones del capitalismo Engcls y la economía política
Engcls y el comienzo dc la' 11ti1 a de la cnmomía
política
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Engels y la revolución industrial Crisis, ciclos y el grande y ancho mercado mundial La gran depresión y el fin de la revolución capitalista Los comentarios y adendas de Engels al segundo y tercer volumen de El capital Más que un talento. . .
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97 Federico el grande 97 Genio y talento Un pensador avanzado a su tiempo 99 Engels como intérprete de Marx 101 La situación de la clase obrera en Inglaterra, un trabajo pionero 104 Engels y la ecología 112 El «general» rojo 118 Las contribuciones de Engels a la teoría política 125 Leer a Engels en el siglo XXI 134 El «testamento» político de Friedrich Engels 135 La lucha de clases en Francia de Marx 137 Engels después de Marx 138 La introducción de Engels de 1895 139 La nueva estrategia y táctica, ¿cómo ganará la socialdemocracia? 141 El «revisionismo» de Engels: ¿Cambió Engels sus posiciones políticas? 143 Bibliografía citada Apéndice l. Selección de los escritos más importantes de Engels a. Publicados en vida del autor b. Escritos inacabados, publicados de manera póstuma Il. Ediciones III. Literatura al respecto. Datos biográficos
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lntrodueelón
La primera vez que leí un texto de Michael R. Kratke fue en Sin Permiso y la primera vez que pude asistir a una clase magistral suya fue gracias a Sin Permiso, también. La enorme erudición de Kratke me dejó una honda impresión, tanto como su claridad a la hora de exponer sus conocimien tos -«con precisión prusiana», como ironizó él mismo al presentarse- y su modestia y extraordinaria amabilidad en el trato, muy lejos de la alti vez de ciertos académicos. Al editor de Sin Permiso, Antoni Domenech, le gustaba decir que ambas virtudes -la inteligencia y la modestia- por lo común vienen juntas, y lo mismo respecto a los vicios -la mediocridad y el envanecimiento- que son la otra cara de la moneda de aquéllas. Debe mos precisamente a Domenech -a quien está dedicada esta edición- la introducción en el Estado español de este importante investigador de la historia del socialismo europeo. Esta biografía de Friedrich Engels que el lector tiene entre manos, publicada en Alemania por la editorial Dietz con motivo de su bicentenario, es el primer libro de Kratke traducido al español. Esperamos que no sea el último. Si quisiera presumir de ellos, no le faltan a Kratke méritos académicos. Tras estudiar ciencias políticas, sociología y economía en la Universidad Libre de Berlín (FU) y la Universidad de Bielefeld, nuestro autor fue profesor de economía política en las universidades de Ámsterdam, en los Países Bajos, y Lancashirc, en el Reino Unido, además de profesor invitado en diferentes uniwrsidad n del des a rro l lo de las ciencias naturales en diferentes capítulos en d i ve r so s :í 1 1 1 h i 1os, rnmo por ejemplo el paso del pensamiento n atural i s ta a la d ialfrtira ( l bid., pp. 307-308). Si la dialéctica podía ser un método fiable para la arg-umentación y los experimentos mentales, si conduce inevitablemente a una falsa lógica o es la forma adecuada del pensamiento especulativo y razonado, si en última instancia volvería a encontrar su legítimo lu Kªr en las ciencias positivas y empíricas, y las determinaría (como pen saban Marx y Engels), o no, era entonces, y sigue siendo hoy, motivo de disputa. Todavía más discutido es si la quintaesencia de la dialéctica, ya sea en la versión de Hegel o en la de Marx, puede considerarse como una serie concreta de las «leyes del pensamiento». En sus fragmentos y borradores, Engels experimentó con ello sin llegar a ninguna posición definitiva. Sin embargo, se propuso demostrar que los naturalistas tam bién podían pensar dialécticamente y que, en última instancia, así ha bían de hacerlo, también sin el apoyo de filósofos, solamente como consecuencia de la lógica de los hechos o la investigación. Los filóso fos marxistas se oponen a este razonamiento por motivos discutibles. Alfred Schmidt, miembro de la Escuela de Frankfurt, afirmó que las l'iencias de la naturaleza están «orientadas a la lógica formal» sin más y no podían aplicarse a procesos históricos o la comunicación de estos. La naturaleza sería, por su naturaleza misma, «predialéctica» (1971 l 1962], pp. 44, 49). Obviando que Engels se limitó en su trabajo a desarrollar ideas que Marx había explicitado en varias ocasiones antes -en el primer volu men de El capital-, Schmidt se limita a repetir la afirmación contra la que Engels ha argumentado, y reproduce la vieja dicotomía frankfur tiana entre naturaleza y cu l t ura así como la falsa jerarquía entres unas (supuestamente s u peri ore s ) c ienc ias humanas o sociales y unas (su puestamente i n frriores) 1· irncias 1 1 a1 11 ra lc s que en los filósofos alema nes tradicionalmente t's l :\ 1 1 v i n rn la das/1 Es claro que Schmidt no '
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Friedrich Engels
mostró ningún interés en tener en cuenta los comentarios de Engels sobre los problemas metodológicos de las ciencias naturales de su época. Para los científicos actuales, la noción de descubrimiento planteada por Engels no es ninguna excentricidad, incluso si desconocen en lo ele mental las leyes de la dialéctica. Engels nunca terminó este ciclópeo proyecto, y lo interrumpió. Con todo, con su análisis del estado de la cuestión en varios campos cien tíficos logró determinar los problemas a resolver e incluso sugerir po sibles soluciones que años más tarde fueron descubiertas (1991, p. 31). Ú nicamente la revolución que las matemáticas vivieron en su época quedó fuera de su alcance, al recurrir a manuales hacía tiempo supera dos, repitiendo afirmaciones que habían sido ya refutadas tiempo atrás. Engels siguió considerando a Hegel como la máxima autoridad en la historia de la ciencia. A pesar de todo, Engels llegó a algunas conclusiones verdaderamente destacables en estos manuscritos y que décadas después otros alcanza rían. Mostró que la ciencia no era el resultado de las geniales ocurren cias de un solo investigador, sino que se trataba de un proceso social con una larga historia. La investigación y la ciencia son formas históricas especiales de un trabajo social. Los medios de investigación desempeñan un papel, exactamente del mismo modo que lo hacen la organización social de la producción y reproducción científica en escuelas, universi dades, bibliotecas y laboratorios. El progreso científico existe, pero este ocurre a saltos, en los cuales la concepción dominante del mundo es sustituida por otra. Tan indiscutible es el impulso de las ciencias natu rales como que la revolución en estas en los siglos XVIII y XIX iba unida a la revolución industrial, en la que la aplicación de las ciencias tuvo un papel clave. En otras palabras, Engels anticipó una teoría de la socio logía de la ciencia -concretamente, la teoría de las revoluciones cientí ficas- que habría de considerarse pionera unos setenta años después. Todo descubrimiento científico está social e históricamente determi nado por las condiciones materiales, culturales y espirituales del trabajo científico.
en las ciencias naturales» las leyes de la dialéctica descubiertas por Hegel, por ej emplo, la ley se �ú n la cual «los cambios cuanti tativos, L' l l un det erm i nad o pun to, se transforman en cambios cuali tativos» ( 1 Kli7,vol . ) 1 , I'· 127). No se trata de
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Friedrich Engels o cómo un burgués i nvL· 1 1 1 1 1 "1 1 1 1 . 1 1 " . 1 1 " ,
Engels edita a Marx . . .
/·:/capital está considerado como la obra magna de M a r x . S i n l' l l 1 l i.1 1 �'."· l a participación decisiva de Engels en ella acostumbra a � 1 1 1 il'�t i 1 1 1 ;1 1 ·.1· Cuando Marx falleció en marzo de 1883, recayó sobre E 1 1�c l � L1 L 1 1 1·.1 de editar los esperados volúmenes segundo y tercero de ¡.;¡ 111¡•11,i/, L11 Kamente anunciados.22 Desde febrero de 1845, e n la correspo11dc1 1l' i :1 1· 1 1 tre Marx y Engels aparece una y otra vez la misma prq�u n t a : u ,; l ' 1 >1 1 10 llevas de avanzado tu libro?» (22-26 de febrero y 7 de marzo de 1 84'i, vol. 27, p. 23).23 Como Marx evitó celosamente pro po rc i o n a r i n forma· rión exacta sobre el estado real de su trabajo, Engels ign o ra ba lo que se le avecinaba. Puede no obstante que lo sospechase, pues obser vó con rreciente escepticismo las conocidas excusas y exageradas noticias de éxito de su amigo. Marx luchaba a diario con numerosos problemas de su crítica de la economía política y hubiera hecho mejor en acep tar el consejo de Engels. Tras la muerte de Marx, Engels pudo permitirse una observación más precisa del estado de la cuestión. Dedicó días y semanas enteras a examinar el legado de su amigo. La cantidad de documentos era tal que decidió prolongar el alquiler de la casa de Marx un año más para poder ordenar con calma y cuidadosamente todos sus papeles. Creó listas y directorios con el fin de ordenar debidamente las pilas de ma nuscritos y apuntes existentes. Su primera preocupación no tardó en aparecer: ¿Dónde estaban los más importantes?, ¿dónde se encontraban los manuscritos del segundo y tercer libro de El capital? Gracias a Helene Demuth, la ama de llaves de la familia Marx, dio con el manuscrito, y con él, salvaguardó el ma yor tesoro de todos. Pero el trabajo de buscar, reunir, examinar y orde nar habría de durar aún semanas. Engels era la única persona capaz de descifrar la caligrafía de Marx y seguir su secuencia de pensamientos, solo él tenía una idea, por aproximada que fuese, de qué ocurría en la cabeza de Marx y con qué problemas lidiaba. Marx era de la misma opi nión y, a través de su hija Eleanor, le encomendó a Engels la tarea. Poco antes de su muerte, de arnc rdo con el testimonio de Engels, Marx le mi�i11 . il d" J\ 1.11 .\ , l'l l ihro sq{undo y tercero de El capital ha bían de aparel'er en 1 1 1 1 ,. . 1 1 1 \'< >l 1 1 1 1 w 1 1 l·'. 1 1 ¡1,..J, .1h.1 1 u lo11"' este plan y acordó con el edi tor de M arx la edi,·iú1 1 dl' lm . J, , ., l 1 J .1 , , . , "1>'. ' "" 1 1 1 pm·,, rn l·l 1111unento adecuado. 9. El libro de Engels impresionó sobre todo a l\l a r x , i ¡ 111· lo a l ahi'i durante toda su vida. En el pri mer volumen de E/ c11pi111/ 'e alemana. En sus últimos años Engcls intentó dar una rr�pu