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Spanish; Castilian Pages [167] Year 2002
BAR S1030 2002 FERNÁNDEZ CASTRO Y CUNLIFFE: EL YACIMIENTO Y EL SANTUARIO DE TORREPAREDONES
B A R
El yacimiento y el santuario de Torreparedones Un lugar arqueológico preferente en la campiña de Córdoba
María Cruz Fernández Castro Barry W. Cunliffe
BAR International Series 1030 2002
El yacimiento y el santuario de Torreparedones Un lugar arqueol6gico preferente en la campifia de Cordoba
Maria Cruz F emandez Castro Barry W. Cunliffe
BAR International Series 1030 2002
Published in 2016 by BAR Publishing, Oxford
BAR International Series 1030 El yacimiento y el santuario de Torreparedones
© The authors individually and the Publisher 2002 The authors' moral rights under the 1988 UK Copyright, Designs and Patents Act are hereby expressly asserted. All rights reserved. No part of this work may be copied, reproduced, stored, sold, distributed, scanned, saved in any form of digital format or transmitted in any form digitally, without the written permission of the Publisher.
ISBN 9781841714080 paperback ISBN 9781407324142 e-format DOI https://doi.org/10.30861/9781841714080 A catalogue record for this book is available from the British Library
BAR Publishing is the trading name of British Archaeological Reports (Oxford) Ltd. British Archaeological Reports was first incorporated in 197 4 to publish the BAR Series, International and British. In 1992 Hadrian Books Ltd became part of the BAR group. This volume was originally published by Archaeopress in conjunction with British Archaeological Reports (Oxford) Ltd/ Hadrian Books Ltd, the Series principal publisher, in 2002. This present volume is published by BAR Publishing, 2016.
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Iodice general Lista de Figuras
iii
Lista de Laminas
iv
Prologo
vii
Introduccion
1
►
Situaci6n y predominio de Torreparedones en la campifia de Cordoba
1
►
Los primeros descubrimientos de Torreparedones
1
►
El marco arqueol6gico de Torreparedones
4
►
La identificaci6n de un santuario iberico
5
►
Excavaciones arqueol6gicas en Torreparedones
6
►
El desarrollo de un proyecto de investigaci6n arqueol6gica
7
El yacimiento de Torreparedones
9
►
Caracteristicas geograficas y recursos
9
►
Las estructuras visibles
9
►
El castillo medieval
12
►
Cuestiones arqueol6gicas a resolver en la intervenci6n arqueol6gica
14
►
La ocupaci6n del territorio
15
La aportacion del yacimiento de Torreparedones a la arqueologia de la campiiia de Cordoba
18
►
El comienzo de la ocupaci6n en el lugar: el periodo calcolitico
18
►
Cambios estructurales en el periodo de la metalurgia del Bronce
20
►
La representaci6n del Bronce final en Torreparedones
22
►
Torreparedones en la epoca de las colonias
24
►
La muralla y su dataci6n
30
►
El poblado iberico y sus estructuras
31
►
La entrada torreada de Torreparedones y las torres de la campifia
36
►
Torreparedones en la epoca romano-republicana
40
►
Torreparedones, la guerra civil y las colonias de Cesar
47
►
El poblado de Torreparedones en la epoca medieval
51
El santuario de Torreparedones. Las construcciones y los exvotos
52
►
Antecedentes
52
►
Las primeras actividades constructivas en el lugar del santuario
52
►
El primer santuario de piedra y su renovaci6n
53
►
El edificio religioso principal: construcci6n y funcionamiento
55
►
El abandono, la destrucci6n y la desaparici6n del santuario
60
►
Las dedicaciones y los exvotos de piedra del santuario de Torreparedones
62
►
Figurillas y objetos de especial significado religioso
65
El santuario de Torreparedones. Interpretacion del edificio y del culto
67
►
Los exvotos y el santuario de Torreparedones en el ambiente iberico
67
►
El santuario de Torreparedones en el medio de los templos romano-republicanos
►
La herencia fenicio-punica en el santuario de Torreparedones
70
►
Un santuario de Dea Caelestis
73
►
La supervivencia y el final del santuario
79
de Iberia
69
Epilogo. El futuro por descubrir en Torreparedones
80
Bibliografia
81
Laminas
95
ii
Lista de Figuras 1.
Mapa de localizacion
2
2.
La region de Torreparedones. Poblaciones modemas
3
3.
Plano topografico del yacimiento de Torreparedones
10
4.
Asentamientos antiguos en el valle de Guadajoz
11
5.
Situacion topografica de Torreparedones entre las torres mas proximas
13
6.
Plano general del castillo
14
7.
Torreparedones y las torres de su entomo
16
8.
Principales yacimientos fortificados en el alto valle del Guadalquivir
16
9.
Ciudades y vias romanas en la region de Torreparedones
26
10. Plano del sector sur de la muralla y del santuario
27
11. Corte 1. Plano
28
12. Matrix del corte 1
29
13. Sector oriental. Localizacion de los cortes 3-5
37
14. Planta de la torre de la puerta oriental. Cortes 3 y 4
38
15. Puerta oriental. Vista axionometrica de la torre sur
39
16. Corte 3. Planos de las fases constructivas al interior de la muralla.
41
17. Matrix de los cortes 3 y 4. Secuencia B
42
18. Corte 5. Plano
43
19. Corte 5. Planos de las fases sucesivas
44
20. Matrix del corte 5. Secuencia C
45
21. Corte 2. El santuario. Planta general y seccion principal
54
22. Corte 2. El santuario. Dibujo axionometrico
57
23. Corte 2. El santuario. Distribucion de las figurillas
59
24. Matrix del corte 2. El santuario. Secuencia D
61
iii
Lista de Laminas
1. Torreparedones y el valle de Guadajoz 2. Vista general de la campifia desde Torreparedones 3. Estribaciones de las sierras penibeticas desde Torreparedones 4. a. b. Estatua femenina. Hallazgo del siglo XIX. Altura: 1.2 m. Museo Arqueologico de Cordoba 5. Estatua de un varon togado. Hallada cerca de 1960. Altura: 1.56 m. Museo Arqueologico de Cordoba 6. Capitel iberico. Hallado cerca de 1970. Coleccion particular 7. Relieve con dos figurasjunto a una columna de capitel zoomorfo. Hallado en 1985. Dimensiones: 0.75 m. de largo, 0.83 m. de altura, 0.46 m. de ancho. Museo de Canete de las Torres. 8. Muralla de la ciudad. Frente interior en el collado sur 9. Muralla de la ciudad. Frente exterior en el lado suroriental 10. Vista general del castillo 11. Vista general del frente exterior de la muralla de la ciudad en el corte 1
12. Vista general del frente interior de la muralla de la ciudad en el corte 1 13. Torre 2 14. Torre la 15. Torre lb 16. Torre de la puerta oriental antes de la limpieza y excavacion 17. Corte 3. Vista general 18. Corte 3. Vista general 19. Cortes 3 y 4. Corredor de entrada 20. Corte 3. Muralla de la Edad del Bronce final 21. Corte 3. Contrafuerte, F53, junto a la muralla de la ciudad 22. Corte 3. Compartimento interior de la torre 23. Corte 3. Muralla. F57 24. Corte 3. Fase 21 25. Corte 3. Fases 22 y 23 26. Corte 5. Vista general de las edificaciones 27. Corte 5. Vista general de las edificaciones 28. Corte 5. Muro F78 de refuerzo del muro F82 29 Corte 2. El santuario con la muralla de la ciudad al fondo 30. Corte 2. La fosa antigua y el primer santuario de mamposteria 31. Corte 2. El primer santuario de mamposteria (a la derecha)
iv
32. Corte 2. El santuario. La columna central 33. Corte 2. El santuario. Tiras de plomo debajo de la columna central 34. Corte 2. El santuario. Columna del fondo caida 35. Corte 2. El santuario. Basa de la columna del fondo 36. a. b. Corte 2. El santuario. Capitel de la columna del fondo 37. Corte 2. El santuario. Habitaci6n al exterior. Expuestos F29 y F28 38. Corte 2. El santuario. Habitaci6n al exterior. Expuesto F30 39. El Thymiaterium. Corte 1. Nivel 24. Museo de Baena 40. a.b.c. Modill6n iberico decorado. Hallado en los niveles medievales del corte 5. Nivel 216. Museo de Baena 41. Grupo votivo del santuario. Corte 2. Nivel 66 Gunto estructura F20). Museo de Baena 42. Figurilla del santuario n° 1. Corte 2. Nivel 62. Altura: 350 mm. Museo de Baena 43 Figurilla del santuario n° 2. Corte 2. Nivel 58. Altura: 200 mm. Museo de Baena 44. Figurilla del santuario n° 3. Corte 2. Niveles 58 y 59. Altura: 325 mm. Museo de Baena 45. Figurilla del santuario n° 4. Corte 2. Nivel 59. Altura: 330 mm. Museo de Baena 46. Figurilla del santuario n° 5. Corte 2. Nivel 58. Altura: 190 mm. Museo de Baena 47. Figurilla del santuario n° 8. Corte 2. Nivel 59. Altura: 195 mm. Museo de Baena 48. Figurilla del santuario n° 9. Corte 2. Nivel 59. Altura: 124 mm. Museo de Baena 49. Figurilla del santuario n° 10. Corte 2. Niveles 59 y 60. Altura: 184 mm. Museo de Baena 50. Figurilla del santuario n° 11. Corte 2. Nivel 62. Altura: 180 mm. Museo de Baena 51. Figurilla del santuario n° 12. Corte 2. Nivel 52. Altura: 154 mm. Museo de Baena 52. Figurilla del santuario n° 13. Corte 2. Nivel 50. Altura 145 mm. Museo de Baena 53. Figurilla del santuario n° 14. Corte 2. Niveles 59 y 60. Altura: 218 mm. Museo de Baena 54. Figurilla del santuario n° 16. Corte 2. Niveles 58 y 59. Altura: 220 mm. Museo de Baena 55. Figurilla del santuario n° 17. Corte 2. Nivel 59. Altura: 174 mm. Museo de Baena 56. Figurilla del santuario n° 19. Corte 2. Nivel 58. Altura: 137 mm. Museo de Baena 57. Figurilla del santuario n° 21. Corte 2. Nivel 60. Altura: 148 mm. Museo d Baena 58. Figurilla del santuario n° 22. Corte 2. Nivel 59. Altura: 150 mm. Museo de Baena 59. Figurilla del santuario n° 24. Corte 2. Nivel 59. Altura: 210 mm. Museo de Baena 60. Figurilla del santuario n° 27. Corte 2. Nivel 58. Altura: 110 mm. Museo de Baena 61. Cabeza de figurilla del santuario n° 38. Corte 2. Nivel 62. Altura: 158 mm. Museo de Baena 62. Figurilla del santuario n° 45. Pierna y pie derecho. Corte 2. Nivel 59. Altura: 100 mm. Museo de Baena 63. Figurilla del santuario n° 46. Pierna izquierda. Corte 2. Niveles 49 y 59. Altura: 142 mm. Museo de Baena 64. Figurilla del santuario n° 47. Pierna. Corte 2. Nivel 59. Altura: 206 mm. Museo de Baena 65. Figurilla del santuario n° 48. Piernas. Corte 2. Nivel 58. Altura: 180 mm. Museo de Baena
V
66. Figurilla del santuario n° 49. Piemas. Corte 2. Niveles 50 y 62. Museo de Baena 67. Figurilla del santuario n° 51. Piemas. Corte 2. Niveles 62 y 63. Altura: 128 mm. Museo de Baena 68. Figurilla del santuario n° 52. Pies. Corte 2. Nivel 158. Altura: 95 mm. Museo de Baena 69. Figurilla del santuario n° 55. Piemas. Corte 2. Nivel 59. Altura: 110 mm. Museo de Baena 70. Figurilla del santuario n° 63. Piemas. Altura: 108 mm. Museo de Canete de las Torres 71. Figurilla del santuario n° 65. Piemas. Altura 55 mm. Museo de Canete de las Torres 72. Figurilla del santuario n° 67. Altura: 164 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 73. Figurilla del santuario n° 68. Altura: 197 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 74. Figurilla del santuario n° 69. Altura: 284 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 75. Figurilla del santuario n° 70. Altura: 184 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 76. Figurilla del santuario n° 71. Altura: 173 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 77. Figurilla del santuario n° 76. Cabeza femenina con inscripcion. Altura 65 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 78. Figurilla del santuario n° 79. Piemas con inscripciones. Altura: 76 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 79. Figurilla del santuario n° 80. Altura: 150 mm. Museo Arqueologico de Cordoba 80. Figurilla del santuario n° 81. Altura: 190 mm. Coleccion privada 81. Figurilla del santuario n° 85. Altura: 235 mm. Coleccion privada 82. Figurilla del santuario n° 86. Altura: 180 mm. Coleccion privada 83. Figurilla del santuario n° 87. Altura: 195 mm. Coleccion privada 84. Figurilla del santuario n° 88. Altura: 137 mm. Coleccion privada 85. Figurilla del santuario n° 90. Altura: 235 mm. Coleccion privada 86. Figurilla del santuario n° 92. Altura: 135 mm. Coleccion privada 87. Figurilla del santuario n° 96. Altura: 94 mm. Coleccion privada 88. Exvoto del santuario. Colu11111a-pedestal de piedra. Corte 2. Nivel 59. Altura: 280 mm. Museo de Baena 89. Hallazgo del santuario. Bloque-cipo de piedra. Corte 2. Fuera de la estratigrafia. Museo de Baena 90. Altar de piedra del santuario. Corte 2. Nivel 78. Altura: 220 mm. Museo de Baena 91. Altar de piedra del santuario. Corte 2. Niveles 69 y 80. Altura 440 mm. Museo de Baena 92. Figurilla de piedra del santuario. Corte 2. Nivel 93. Altura: 61 mm. Museo de Baena 93. Cista de piedra del santuario. Corte 2. Nivel 50. Dimensiones: 240 mm. de largo, 170 mm. de altura. Museo de Baena
vi
Prologo
La monografia que presentamos es una version abreviada de los resultados obtenidos en un yacimiento arqueologico importante del sur de Iberia que pone enfasis en la interpretacion de los hallazgos. Por Torreparedones se conoce en la actualidad un lugar arqueologico de primer orden en la campiiia de Cordoba, de tiempo atnis conocido, y centro de todo un extenso territorio de densa y larga ocupacion. Desde 1987 y hasta 1993, con interrupciones en aiios altemativos, se desarrollo en el lugar un proyecto de Excavacion arqueologica en el que participaron las Universidades de Oxford, Complutense de Madrid y de Cordoba. Las paginas e ilustraciones recogidas en este volumen tienen, pese al titulo y a sus condicionamientos, una presentacion muy diferente de lo que podria esperarse en una memoria de Excavacion. El texto ha evitado deliberadamente el hacer recuento e inventario de los hallazgos menores, del muy abundante material ceramico, de las aportaciones extraidas de los analisis petrologicos, oseos u organicos, ademas de otras cuestiones de procedimiento que cabe esperar en una relacion minuciosa de la intervencion arqueologica, pero que son marginales al objetivo de la presente monografia. Es mas, una obra de aquellas caracteristicas se nos antoja innecesaria en la actualidad, habida cuenta de que el lector tiene ya la posibilidad de consultar la obra en la que se recogen de forma exhaustiva todos los hallazgos (Barry Cunliffe y Maria Cruz Fernandez Castro, The Guadajoz Project. Andalucia in the first millennium, vol. 1: Torreparedones and its hinterland (Oxford University Committee for Archaeology, Monograph No. 47, 1999)) y podria tener acceso, superados los reglamentarios requisitos administrativos, a identica obra en castellano en deposito en la Consejeria de Cultura de la Junta de Andalucia. Como reza el titulo de la monografia hemos recogido aquello que es pertinente en el estudio arqueologico del yacimiento y del santuario. La exposicion se ha desarrollado en una dinamica temporal para el mejor entendimiento y fluidez de la lectura. En ocasiones, la disquisicion se ha acercado a situaciones estratigraficas puntuales cuando las posibilidades de interpretacion arqueologica hacian aconsejable explicar las altemativas. En tales casos, creemos, la presentacion de los datos puede complementariamente ayudar a la comprension del metodo arqueologico. El contenido de esta monografia pasa revista a muchas fases de la Prehistoria y de la Antigiiedad en la campiiia de Cordoba. La relacion de los datos parte del periodo de la Edad del Cobre; sin interrupcion, prosigue la Edad del Bronce y el periodo del asentamiento iberico en toda su dimension; la secuencia se prolonga en la epoca romano- republicana y la representacion de una fase medieval. Todas estas etapas tienen una dinamica y complejidad propia que solo brevemente se han podido abordar, con la mirada puesta en la aportacion particular de Torreparedones al respecto. En el transcurso de la exposicion se traen a debate cuestiones inciertas y de dificil esclarecimiento. Entre estas cabe mencionar: la dimension del yacimiento en las Edades del Cobre y Bronce; el proceso continuado de urbanizacion en los oppida del alto valle del Guadalquivir; el fortalecimiento monumental de la muralla en el sector nororiental, en tiempos considerados de "crisis" en la Arqueologia local; la problematica de la torres de la campiiia; la medida en la que la contienda entre Cesar y los hijos de Pompeyo pudiera haber afectado a la poblacion de Torreparedones; la incognita de la continuidad o la desaparicion del yacimiento mas alla del siglo Id. C.; el lugar que la fortaleza ocupa en los tiempos medievales cuando estuvo situada en el borde de la frontera con el reino de Granada, etc.. Ya puede entenderse que no todas las interrogantes de tan largo recorrido de etapas y conflictos, se habran podido esclarecer. Sin embargo, ello no va en detrimento de las novedades arqueologicas que Torreparedones brinda en todos los capitulos seiialados. El santuario se trata por separado, y en el reside buena parte del interes de la obra y de la contribucion arqueologica de Torreparedones. Por santuario era fundamentalmente conocido Torreparedones con anterioridad al inicio de las Excavaciones. Las figurillas aparecidas en la labor del arado- o en otras labores menos justificadas- y en manos de coleccionistas quedan ahora recogidas en el edificio sagrado desvelado. El santuario es una manifestacion de la religiosidad iberico tardia y de la epoca republicana sin equiparacion exacta conocida en el mundo iberico. Seguramente la hipotesis de la divinidad a cuya devocion pudieran haberse acercado los devotos en la ultima etapa de vitalidad del santuario, capta la atencion de muchos investigadores: historiadores de las religiones, epigrafistas, y arqueologos. A la hora de redactar este texto y seleccionar las ilustraciones nuestro pensamiento sin embargo ha estado puesto en los estudiantes universitarios de Arqueologia, en los estudiosos en particular de la Prehistoria y Edad Antigua del sur de la Peninsula Iberica, y en los numerosos lectores avidos por conocer aportaciones del metodo arqueologico con repercusion historica y cultural.
vii
viii
Introduccion
Bujalance, Porcuna, Arjona, Martos, las colinas de las Bobadillas, Ayllo, Parapanda, Lobatejo, y Camarana, ademas de las ciudades que rodean a estas sierras: Baena, Zuheros, Carcabuey, Dofia Mencia y Cahra, Montemayor y Fernan Nufiez (Fernandez-Guerra 1875, 119). Otro ilustre conocedor de la historia cordobesa, D. Juan Bernier Luque, describia asi un siglo despues este singular paraje de la campifia: " Desde toda nuestra campifia norte, desde las tierras del gienense Martos, desde las cumbres del Monte Horquera, se divisa la levantada meseta cuya cumbre esta coronada hoy por un castillo medieval. .. V osotros podeis ver su silueta con solo mirar al norte de vuestro viaje por la carretera de Granada, casi en cualquier punto, porque es dominante sobre las onduladas tierras, como el castillo de Almodovar, Espejo y la torre baenese del Montecillo. Situado en tierras de Baena y Castro, y en su limite no es ruta facil y de ahi su desconocimiento. Pero es uno de los sitios mas estupendos del paisaje y visualidad de la provincia y tambien, sobre todo, cargado de una historia y un misterio poderosos, que se desprende siempre de aquellos sitios antes vivos y ahora muertos, llenos de ruinas y rectos, en los que se ven y adivinan los fuertes muros, los cimientos de un caserio, las calzadas de las calles y sobre todo la riqueza de una poblacion de la que ni siquiera sabe el nombre" (Bernier Luque 1977, 272). Nadie, seguramente, que visite en la actualidad el yacimiento de Torreparedones en un dia despejado encontrara exagerada ni apasionada esta semblanza aunque pudiera calificar la expresion de anticuada.
Situaci6n y predominio de Torreparedones en la campiiia de Cordoba En el paisaje ondulado de olivares, vifiedos y cereal de la campifia baja de Cordoba sobresale en particular un cerro conocido por el nombre geognifico actual de Torreparedones (Fig. 1). Dicho Cerro es asimismo identificado por los cordobeses de las localidades vecinas de Castro de Rio y de Baena como Cerro de las Virgenes, cortijo de las Virgenes, torre de las Virgenes, o de forma simplificada, como Las Virgenes. Este ultimo nombre por si solo induce a creer que en la memoria popular existe el recuerdo vago de un lugar antiguo adscrito a una leyenda y a unos hallazgos preteritos, tal vez religiosos. En el terreno, Torreparedones -o el Cerro de las Virgenesapenas puede pasar inadvertido para el visitante, cuanto menos para los vecinos de los municipios de la campifia, puesto que en su lado norte todavia se alza en pie, si bien en estado de ruina progresiva, una de las torres, de un castillo medieval (Lam. 1). Este castillo, visible en la lejania desde considerables distancias en todas las direcciones, fue y es una construccion sobresaliente en estos parajes cordobeses. Desde su emplazamiento se divisa una panonimica abierta de extensa visibilidad muy alabada, con justicia, por los todos los analistas de la historia de Cordoba, amantes, como es natural, de su paisaje (Lam. 2). Este castillo y sus inmediaciones han promovido rebuscas y leyendas desde siglos atras. Hubo, al parecer desde el siglo XVII, una ermita cerca de la torre (De la Corte y Ruano 1839, 326) que aun se conservaba en pie en el siglo XIX. Estuvo dedicada a dos virgenes martires, Nunilo y Alodia, quienes segun la tradicion popular padecieron martirio por defender la fe cristiana de su madre frente a la religion musuhnana (Valverde y Perales, 1903, 38). La historia tiene todas los visos de ser una version popular de un asunto alusivo a la reconquista remoto y enraizado en la imaginacion popular durante generaciones, maxnne cuando la hagiografia de las santas y martires las reconoce originarias de otras latitudes, en el reino de Navarra, ciertamente distante de Torreparedones (Morena Lopez, 1989b, 33, nota 25).
Los primeros descubrimientos de Torreparedones En la realidad historica, el castillo del Cerro de las Virgenes y sus propiedades fueron los de Castro el Viejo, pertenecientes en el siglo XIII al Sefior de Espejo. Hasta el siglo XVII, historiadores y poetas locales (E. Florez, P. Ruano, B. Sanchez de Feria, A. de Morales, o M. Coledrero y Villalobos) se hicieron eco de las cronicas referentes a Castro el Viejo, el cual termino asociandose solo con su castillo, el Castillo de Castro el Viejo. Un acreditado historiador de la villa de Baena, Francisco Valverde y Perales en su consagrada obra Historia de la Villa de Baena (1903), con prologo del famoso poeta de Baena, Rodrigo Amador de los Rios, pone al tanto a los lectores del atractivo del lugar para todos aquellos aficionados a la indagacion del pasado. Valverde y Perales advierte tambien, sin embargo, de la censurable practica de los que por poner manos a la obra de recuperar objetos, a ser posible valiosos, lastiman irreversiblemente el testimonio arqueologico del lugar. La practica se podia considerar ya entonces tan habitual como para que quedara recogida en un estribillo de un canto popular del poeta Miguel de Coledrero y Villalobos. Los factores
En la campifia baja cordobesa, y al norte del rio Guadajoz, Torreparedones es probablemente uno de los lugares topograficos mas sefialados del territorio (Fig. 2). Esta particularidad es ponderada en todas las descripciones, antiguas y modernas, del lugar (Lam. 3). El erudito granadino D. A. Fernandez- Guerra, a quien se debe inicialmente el reconocimiento de valor historico y arqueologico de este notable Cerro, llego a ver, corriendo el afio de 1875, desde la cima de la Torre de las Virgenes: Espejo, las sierras de Cordoba, Espiel y Venta del Puerto,
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Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W. Cunliffe
200
300 kms
E-----3
c:0=====10'E0="=="=="=="=~200kms
Fig. 1 Mapa de localizaci6n
topograficos y los historicos no han variado fundamentalmente; tampoco lo ha hecho la naturaleza inquisitiva del aficionado a las antigtiedades; por ello no ha de causar sorpresa que el lugar de Torreparedones mm incite la imaginacion de muchos con la previsible consecuencia de nuevos hallazgos mas o menos fortuitos. El nuevo toponimo, como es obvio, conserva la referencia al castillo antiguo con el prefijo de "torre", si bien es esta una torre particularmente sefialada, entre otras muchas de la region, en el cortijo de "Paredones" de Medina, ubicado en su lado septentrional. Pese a que el contenido de la monografia que presentamos
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es en buena medida una aportacion hasta aqui desconocida en la Arqueologia de la campifia de Cordoba, el yacimiento arqueologico, y su previsible importancia, no suponen ningun descubrimiento. Castro el Viejo y el Cerro de las Virgenes en el pasado, o Torreparedones en los tiempos recientes, han tenido una gran acogida en la bibliografia arqueologica y en los estudios de la Antigtiedad cordobesa. Las razones son de peso, aunque de diverso caracter, por lo que es obligado hacer alusion a ellas antes de entrar en la materia especifica de los diversos capitulos. Con seguridad, este preambulo viene a sostener e incrementar la repercusion que el futuro ha de tener reservado a este lugar arqueologico de Cordoba.
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
Fig 2. La region de Torreparedones. Poblaciones modernas
Dos de los descubrimientos del siglo XIX, de los que da cuenta De la Corte y Ruano (1839), y vuelve a describir Valverde y Perales (1903): la escultura en piedra de una dama vestida con nmica y manto, en posicion erecta y actitud religiosa, y la aparicion, el 16 de Agosto de 1833, de un mausoleo con doce urnas con inscripciones de una familia que compartia el nombre de Pompeius, tuvieron transcendencia nacional e intemacional(De la Corte 1839, 326). La dama, que hoy en dia se conserva en el Museo Arqueologico de Cordoba, de pie (1,20 m. de altura) vestida con nmica y manto que sostiene con ambas manos se hallo, segun se nos da cuenta, entre las ruinas de la ermita, cerca de "la torre de las Virgenes" (Lam. 4. a.b). Pronto esta escultura se sumo al debate de la escultura iberica como tendria ocasion de comunicar a la Real Academia de la Historia Juan de Dios de la Rada y Delgado (Valverde y Perales 1902, 515-6; FernandezGuerra 1875, 157-79). El descubrimiento del mausoleo (ocurrido el 16 de Agosto de 1833), a pesar de desvirtuarse en la aparatosa descripcion de la camara y de los muy
admirables hallazgos de su interior, entre los que tenia cabida una lampara de la que se dice alumbrar con "luz perpetua" tuvo aun un significado de mayor envergadura. Los nombres de Q. Pompeius, M. Pompeius, Fabia Aninna, esposa de M. Pompeius, Q. Pompeius Sabinus, Pompeia Nanna y Cneo Pompeius pudieron pertenecer a figuras historicas reconocibles. Ello se sumaba al hallazgo de otras inscripciones en el cortijo de los Virgenes, entre las que merece, y merecio, especial consideracion aquella que da el nombre de Q. Mummius Gallus, quien fue duumvir. Las inscripciones fueron recogidas por E. Hilbner en el Corpus lnscriptionvm Latinarvm . lnscriptiones Hispaniae Latinae (1869, 214) con lo que el "praedium Cortijo de las Virgenes dictum" transcendio de la esfera meramente anecdotica local a la de un lugar seiialado en la historia de la Betica en epoca romano-republicana. Otros hallazgos casuales de caracter monumental, en el siglo pasado y en el siglo XX, avalan la impresion de un lugar arqueologico de primer orden. Famoso fue asimismo
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Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
otro descubrimiento subtemineo, parejo al del mausoleo en 1833, que se denomino "mazmorra" y se localizo a 400 m. al norte del castillo, descrita con corredor y camara abovedada de la que se extrajo un relieve con tres paneles del que se hizo un dibujo sin demasiada correccion pero en el que se plasmaron la cabeza adomada de una figura femenina y un joven con tirso recostado en un pilar, ambos de aspecto "greco-romano" (De la Corte y Ruano 1839, 327; Valverde y Perales 1903, 36-7). Seda la circunstancia de que en esta zona de la Hamada "iglesia" es de donde nuestros informadores coinciden en senalar hallazgos abundantes de todo tipo, incluidos capiteles, arquitrabes, columnas, plintos, etc.. Un intento reciente de reconstruccion de este edificio funerario ha puesto de manifiesto el posible parecido de los relieves de la "mazmorra" de Torreparedones con otros funerarios hispanorramanos de caracter baquico recuperados en otras ciudades del alto valle del Guadalquivir (Castulo o Iliturgi) ( Beltran Fontes 2000, 130-131)
de referencia y estudio (Goette 1990, 29-33, 124; Lopez Lopez 1996, 49-53), se desconocia hasta la fecha su procedencia. Viste una toga que por sus caracteristicas formales (gran sinus, balteus ancho, umbo hondo) puede atribuirse a la epoca julio-claudia, o, qmza, especificamente al tiempo del emperador Claudio (41-54 d. C.). Es una de las piezas monumentales mas tardias descubiertas hasta la fecha en Torreparedones, y naturalmente, induce a creer que el yacimiento abriga la esperanza fundamentada de nuevos e importantes descubrimientos.
El marco arqueologico de Torreparedones
Torreparedones se encuentra inmerso en la discusion, de especial significado, en terminos arqueologicos e historicos, de las "torres" de la Betica y su afiliacion documental con las "turres Hannibalis". Ello es patente a la vista de la sorprendente concentracion de construcciones que responden a esta descripcion, en tomo a Torreparedones, en especial en sus lados norte y nordeste. Este asunto ha llamado la atencion de numerosos observadores y estudiosos (Figs. 4, 5 y 7). En la lista de las fortificaciones de la Betica del libro pionero de Fortea y Bernier (1970, 20) Torreparedones se erige con el primer puesto. Como es de esperar esta primacia se mantiene y se repite en la obras locales de reconocimiento del terreno y de catalogacion de yacimientos arqueologicos (Bernier Luque, Sanchez Romero, Jimenez Urbano y Sanchez Romero 1981, 39-40; Serrano Carrillo y Morena Lopez 1984, 124-6). Es de justicia manifestar que dicha labor de prospeccion arqueologica en la campifia de Cordoba, que se debe enteramente a los esfuerzos de arqueologos e instituciones locales (Museos de Canete de las Torres y de Dona Mencia) ha resultado en un conocimiento exhaustivo de la ocupacion del terreno, lo que aun incide mas, si cabe, en el puesto dominante de Torreparedones en la region.
Aunque es improbable que se hallara "in situ", precisamente al este del castillo, en el limite norte del yacimiento, se descubrio en 1985 un bloque con una escena religiosa esculpida en relieve que se guarda en el Museo local de Canete de las Torres (Serrano Carrillo y Morena Lopez 1988, 34-7; 1989, 337; Morena Lopez 1989a, 335-43). Esta pieza es particularmente apreciada y estrella elegida para viajar a las exposiciones recientes sobre el mundo iberico e hispanorromano (Lam. 5). El relieve muestra a dos figuras femeninas en actitud de sostener un vaso caliciforme ligeramente inclinado como si procedieran a derramar una libacion. La escena tiene lugar junto a una columna coronada por un cuadrupedo tumbado y con melena que es tentativamente reconocible como la representacion de un leon si bien de docil y simb6lica apariencia. Este relieve se reconoce como de epoca romano-republicana, pero, habida cuenta de que entra a tener un significado especial en el capitulo dedicado al santuario de Torreparedones, habremos de dejar la critica del relieve para su momento oportuno. Otra pieza arquitectonica retirada del Cerro de las Virgenes en epoca modema, muy conocida y estimada, es un capitel con decoracion floral y foliacea elaborada en entrelazos, hoy en una coleccion privada de Baena (Lam. 6). Para la decoracion se han reconocido antecedentes en la talla escultorica y artesania iberica meridional del siglo IV a. C. que revelan la permanente creatividad de la talla iberica a partir del caudal decorativo oriental y helenico (Leon Alonso 1979, 195-204). Una pieza arquitectonica con decoracion de "laceria" similar fue recuperada de la excavacion, si bien fuera de contexto, en los niveles medievales del corte 5 (secuencia D), en un bancal bajo cascote, cerca de F 89 (Lam. 40). Por ultimo, entre los hallazgos monumentales relativamente recientes y casuales en Torreparedones ha de hacerse mencion de la estatua de marmol cristalino blanco de un varon togado, al que le falta la cabeza (1,56 m. de alto) recuperada del sector occidental del yacimiento ( demarcacion de Castro del Rio) y que fue donada por los hermanos Castro del Rio al Museo Arqueologico de Cordoba en 1964 (Lam. 7). Aunque el togado, por su merito escultorico, ha sido objeto
En la arqueologia de la region, la posicion de Torreparedones es prioritaria desde el periodo calcolitico e ininterrumpidamente hasta epoca romana-altoimperial (Fig. 4). Los prospecciones superficiales que, a tenor del estudio de las torres, o de ocupacion del territorio, se han efectuado en el lugar han dado con un material ceramico de calidad y profuso, asignable a las diversas etapas de la prehistoria, a los periodos iberico y romano, y a la edad medieval. Cualquier interesado que se acerque al lugar puede comprobar, sin demasiado esfuerzo, que se encuentra ante un yacimiento arqueologico de primer orden y de habitacion intensa muy prolongada. Sobresalen al paso en superficie fragmentos ceramicos de fabricacion local y de importacion en abundancia ademas de otras piezas de metal muy buscadas (en especial, monedas ). Asi se expone repetidamente en los inventarios de los sitios arqueologicos de la campifia (Serrano Carrillo y Morena Lopez 1984; Morena Lopez et al. 1987; Morena Lopez et al. 1990). El conjunto de ceramica de tipologia calcolitica se
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El yacimiento y el santuario de Torreparedones
reconoce con particular concentracion a extramuros del area occidental, lo que permite, incluso antes de la intervencion arqueologica, introducir Torreparedones en el debate de las comunidades calcoliticas en la campiiia de Cordoba. Los hallazgos superficiales, su tipologfa e interpretacion, estan en la linea de otros yacimientos importantes al sur (Morales y Guta) y al norte (Palma Baja, Cerro Jesus) del rio Guadajoz (Ruiz Lara, 1987 c; 1988a; Murillo Redondo 1990 b; Serrano Carrillo y Morena Lopez 1984). La apanc10n de materiales asignables tipologicamente al Bronce fmal se distribuye tanto al interior como al exterior de la muralla y es particularmente representativa de un horizonte cronologico de plena manifestacion en Torreparedones y en su entomo. Una situacion semejante se aprecia en lo que respecta a la faceta cultural determinada por la repercusion de las colonias fenicias. Esta afecta al aspecto tecnologico, decorativo, funcional, comercial, y a la postre economico de los materiales ceramicos (Murillo Redondo et al. 1989; Serrano Carrillo y Morena Lopez 1984). Asi pues, Torreparedones, nuevamente, se situa en una panoramica muy dilatada de cuestiones arqueologicas a la par que otros yacimientos seiialados y relevantes en el tiempo del Bronce fmal y orientalizante (yacimientos entre otros de Las Vistillas en la zona de la campiiia baja, Cerro de los Molinillos y Almanzora en el valle del Guadajoz o Cerro Boyero en la campiiia baja).
Por ultimo, en el terreno al sur del castillo, la abundante ceramica medieval en superficie conlleva una dimension historica por separado a la sombra de la torre y de los paramentos del castillo. Ante esta perspectiva arqueologica, resulta obvio que el yacimiento de Torreparedones es, ademas de claramente perceptible por su situacion topografica en la campifia, un lugar excepcional por el potencial arqueologico e historico que esconde.
La identificacion de un santuario iberico
Si por algo en particular se conoce Torreparedones en la bibliografia arqueologica del sur de la Peninsula Iberica es por una serie, diversa y dispersa, de figurillas de piedra (caliza local) de pequefio tamafio (15-25 cm), en su mayor parte con atributos femeninos, pero de talla tan sencilla y rustica que inicialmente pudieron suscitar la duda sobre su autenticidad. Segun la voz popular y las revelaciones de aquellos que coleccionaban figurillas de Torreparedones, en una zona determinada del yacimiento las rebuscas se hacfan particularmente productivas. Dicha zona estaba situada al exterior del bastion sur de la fortificacion, sobre una elevacion del terreno que desciende bruscamente en la ladera suroeste, en la que asimismo afloraba una gran cantidad de piezas ceramicas, de manufactura iberica en su mayorfa y de datacion aparente en las cercanias del periodo romano-republicano. Entre estos materiales, en buena parte indistintos y amorfos, se reconocio una cantidad sensible de cuencos lisos, y una representacion de fragmentos de terra-sigillata mayor que lo que, a simple vista, procuraba el yacimiento a intramuros. Desde el primer momento de la difusion de los hallazgos, las figurillas se calificaron de exvotos y el lugar de santuario. La mera observacion de las figurillas denotaba que su actitud era piadosa, que la condicion femenina se resaltaba, aunque fuera de forma burda, y que respondfan a unos formulismos escultoricos arraigados en la escultura iberica, si bien, obviamente, desvirtuados bajo su apariencia rudimentaria. Ademas, la coleccion inicial de figurillas inclufa cabezas sueltas, de rasgos tan toscos o probablemente aun mas groseros que las figurillas completas; fragmentos de extremidades, pies y piemas en bloques apenas sin tallar, pero alguna con inscripcion del dedicante o dedicantes; piezas de soportes con aspecto de colunmas; alguna pieza arquitectonica tallada; y excepcionalmente alguna cabecita de terracota aislada.
Con frecuencia estos asentamientos antiguos en la campiiia de Cordoba resurgen como centros urbanos significativos en el prolongado periodo iberico y se proveen con una muralla. Este es el caso de Torreparedones, que se aiiade asi a una larga lista de asentamientos urbanos ibericos tanto en la zona meridional montafiosa (Torre Morana, Plaza de Armas de Carteya, El Salobrar) como en el territorio de la campifia baja (Izcar, Cerro del Minguillar, Cerro Boyero ) con representacion en las etapas del periodo iberico (Fig. 8). Simultaneamente entonces Torreparedones cobra el protagonismo que le otorgan las numerosas torres reconocidas en su periferia, como hemos tenido ocasion de apuntar. En estos parajes del alto Guadalquivir fue donde Hanibal extendio su dominio desde la base de Cartago Nova , si bien, segun todos los testimonios literarios, sobre un territorio previamente expuesto al dominio cartagines (Whittaker 1978, 60-65). En la segunda guerra punica (218-206 a. C.), y en estos campos cordobeses, los ejercitos cartagineses y romanos hubieron de planificar sus maniobras conforme a la topografia de las colinas y los valles de los turdetanos. Entrado el tiempo romano- republicano, Torreparedones se incorpora a un medio plenamente historico y entra a desenvolverse en los avatares documentados del proceso de romanizacion, la guerra civil entre Cesar y los hijos de Pompeyo asi como otros acontecimientos relativos a la administracion romana altoimperial. De esta forma, Torreparedones entra a formar parte de la coyuntura historica en la que se desenvuelven ciudades de gran resonancia en la historia antigua de la Provincia romana Ulterior y de la Betica: Corduba (Cordoba), Ucubi (Espejo), Ategua (Santa Cruz), Urso (Osuna), Republica Contributa lpscense (Izcar), Soricaria (Castro del Rio?), Obulco!Jpolca (Porcuna), Hispalis (Sevilla), etc. (Fig. 9).
Fue a comienzos de los aiios ochenta cuando los exvotos de Torreparedones empezaron a ser divulgados de una forma mas o menos abierta. La cuestion de su autenticidad, aunque latente, quedo suspendida sin muchos defensores o detractores, puesto que el conjunto de figurillas se incrementaba en manos particulares con rapidez y porque este, con toda su rareza, no era del todo sorprendente en tierras del Guadalquivir alto. El Museo de Jaen y procedentes de importantes yacimientos ibericos en altura (Torrebenzala (Torredonjimeno ), La Bobadilla (Alcaudete)) conservaba ejemplares de esculturas similares en la talla (Marin & Belen 1986-87, 79-106). El 5
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reconocimiento definitivo de Torreparedones como un yacimiento seiialado por haber albergado un santuario iberico se establecio tras la publicacion de la obra de recopilacion y arnilisis de los hallazgos de Jose Antonio Morena Lopez (1989b, 46-9) que editaron los Ayuntamientos respectivos de Castro del Rio y Baena y la Diputacion provincial de Cordoba. En este volumen, y entre la lista de cabezas de la coleccion, se destacaba en particular una pieza, dotada de particular belleza. Cubierta con velo y de rostro sereno esta cabeza, que se reproduce en la portada del mencionado libro, porta en la frente una inscripcion de grafia muy somera pero en latin, en apariencia, arcaico, como habria de esperarse siendo el hallazgo verosimil. La inscripcion, aunque susceptible de diversas lecturas, puede trasmitir el texto de Dea Caelestis (Lam. 77). Desde este momento, el santuario de Torreparedones cobro un significado arqueologico y religioso, en potencia, de gran trascendencia. La Excavacion arqueologica de urgencia efectuada en el lugar en la campafia de 1988 asi lo llegaria a comprobar.
terreno. La asociacion de Jose Antonio Morena con el yacimiento, las figurillas del santuario y con su entorno arqueologico fue esencial en el inicio y en la andadura del proyecto. Especialistas y profesionales especificos han contribuido con aportaciones determinadas a los resultados tanto en el terreno como en el laboratorio. Son de destacar los estudios de Ian Brooks (material de silex); Julie Hamilton (material oseo); Martin Jones y Jane Reed (material organico); y David Williams (anforas). Finalmente, la lista de agradecimientos ha de extenderse a aquellos que se ocuparon en particular de la prospeccion magnetica (Gary Lock y Tony Gibson); a los dibujantes que pacientemente llevaron a cabo la ilustracion de las vasijas ceramicas (Simon Presley y Leigh Turner); a quien se encomendo la delineacion de mapas y planos (Alison Wilkins), ya los fotografos (Bob Wilkins y Jennie Lowe) a quienes se debe la realizacion y proceso de las ilustraciones fotograficas. Las Excavaciones en Torreparedones se llevaron a cabo bajo los auspicios de la Direccion Gral. de Bienes Culturales de la Junta de Andalucia con quien los responsables y el equipo del proyecto tienen contraida una deuda especial por la aprobacion del mismo y por contribuir a su financiacion. Igualmente hemos de reconocer la colaboracion de los entonces propietarios de las fincas donde se efectuaron las Excavaciones (D. Faustino Lizana y familia en los aiios 1987 y 1988 y D. Jose Jimenez Merida en los aiios 1990 y 1992) y de los terrenos de las diversas torres a las que se acudio para levantar el plano topografico. Diversas instituciones universitarias y culturales espaiiolas y britanicas han participado en la buena marcha y en el sostenimiento de las intervenciones arqueologicas. Procede, en primer termino, seiialar el apoyo decidido que este proyecto ha tenido, desde los primeros dias de su planteamiento hasta su termino, en la Universidad de Cordoba, en concreto de los miembros del Seminario de Arqueologia. Aunque pudiera darse por sabido, estamos obligados a referirnos a la ayuda incondicional de la profesora Pilar Leon Alonso, quien en todos los ordenes, en lo material, en lo administrativo y en lo academico, puso a nuestro alcance los medios indispensables para la realizacion de los muchos cometidos que requerian su asesoramiento. Igualmente, es de rigor apuntar la buena disposicion de las Universidades a las que pertenecen los autores, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Oxford por favorecer y apoyar los trabajos arqueologicos en este rincon de la campiiia de Cordoba. En el terreno economico, la Universidad de Oxford, la Academia Britanica, y la Sociedad de Anticuarios sustentaron con su contribucion buena parte de los gastos ocasionados por el proyecto. Aunque en modo alguno es una alusion menor, por ultimo hemos de reconocer la excelente acogida que el Ayuntamiento de Baena (por medio de los entonces Sres. alcalde, D. Antonio Moreno, y sub-alcalde, D. Cristobal Tarifa, y la entonces concejal de cultura, Doiia Maria del Carmen Jimenez, brindo a los arqueologos de Torreparedones. Sin escatimar esfuerzos, este puso a su disposicion herramientas y medios tecnicos, los locales de trabajo en la Casa de la Tercia, el deposito de los materiales, la responsabilidad de su custodia, y, hasta en una ocasion
Excavaciones arqueologicas en Torreparedones
La monografia que tiene el lector en su poder no hubiera llegado a existir sin que en Torreparedones se hubieran llegado a cabo cuatro cortes estratigraficos realizados en campaiias anuales de Excavacion por separado de corta duracion ( dos o tres semanas en los meses de Septiembre) que se alternaron con otras tres campafias igualmente breves de estudios de materiales entre los afios 1987 y 1993. A los autores les corresponde enteramente la responsabilidad de la direccion de los trabajos, asi como del analisis de los resultados, pero estos estan obligados a reconocer la colaboracion y la ayuda de diversas personas y organismos, sin los cuales este libro tampoco hubiera podido materializarse. Los autores contaron con la dedicacion sin reservas de un equipo hispano-britanico de arqueologos extraordinariamente bien dotado para la realizacion de todas las tareas que la Excavacion requiere. En total, intervinieron solo veinticinco personas, todos ellas, de alguna forma, involucradas y con conocimientos practicos en la disciplina de Arqueologia. Por su directa participacion en la tareas de la investigacion habremos de hacer resaltar los nombres de un grupo de colaboradores, sin menoscabo de la deuda contraida con todos aquellos que asistieron y trabajaron fisicamente en las diferentes campaiias de Excavacion o de estudio de materiales: Pete Devenport, a quien se debe el levantamiento topografico del yacimiento, y de las torres examinadas; Lisa Brown, quien aplico toda su experiencia en el estudio y catalogacion de la ceramica a este tipo de material que en Torreparedones alcanza una cifra alta de millares de fragmentos y Cynthia Poole, quien tuvo a su cargo la realizacion de los planos y alzados, la supervision de los trabajos de campo y, entre otras tareas, la de extraer los depositos organicos. A los cordobeses Jose Antonio Morena Lopez y Bernabe Torres se debe la necesaria informacion directa sobre 6
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
(aiio 1988) la escalera del coche de bomberos para asi facilitar la toma de fotografias. Diversas ocasiones festivas de la villa de Baena han coincidido con las campaiias de Torreparedones. Todo aquel que conozca el ambiente y las gentes de esta ciudad no ha de esperar sino que los arqueologos de Torreparedones pasaran en Baena muy buenos ratos y puedan recordar anecdotas inolvidables.
El desarrollo arqueologica
de
un
proyecto
de
geografia y no siempre equiparables cronologicamente. En la provincia de Cordoba los antecedentes arqueologicos se cifraban en la secuencia del corte estratigrafico en La Colina de los Quemados (Cordoba) (Luzon Nogue y Ruiz Mata 1973); los niveles correspondientes y no particularmente ilustrativos de El Llanete de los Moros (Montoro) (Martin de la Cruz 1987a y 1987b) y las aportaciones de las excavaciones mas recientes en el Cerro de la Cruz (Almedinilla). Estas ultimas, si bien complementarias con los hallazgos antiguos de necropolis ibericas en Fuente Tojar y Almedinilla (Vaquerizo Gil et al. 1994a; 1994b), y del mayor interes, en la realidad solo en parte pueden considerarse equiparables a la problematica suscitada por los poblados ibericos de la campiiia, puesto que no solo corresponden a unos limites geograficos diferentes sino que los hallazgos conciemen especificamente al periodo iberico tardio. En la provincia de Jaen, la investigacion arqueologica andaluza ofrecia un punto de partida mas solido, al contar con los proyectos de envergadura en Puente Tablas (Jaen) (Ruiz Rodriguez 1995) y de Obulco (Porcuna) (Arteaga et al. 1993), pero todavia entonces los resultados de los mismos habian tenido una difusion muy limitada. Mayor aprecio a nivel nacional e intemacional han tenido los monumentos escultoricos del Cerrillo Blanco en Porcuna, y de El Pajarillo (Huelma), cuya calidad escultorica e desarrollo narrativo desbordan los limites de una interpretacion historica sin controversia, maxime cuando son testimonio directo del hipotetico conflicto que llevo en epoca iberica plena a su prematura destruccion violenta (Gonzalez Navarrete, 1987; Negueruela Martinez 1990; Ruiz Rodriguez 1990, Molinos Molinos et al. 1998).
investigacion
No es dificil calibrar las razones por las cuales se concibio un proyecto arqueologico en la region del Guadajoz, y en particular, en Torreparedones (Cunliffe y Fernandez Castro 1991). Ya nos hemos referido al predominio geografico ya la situacion preeminente del yacimiento en la campiiia de Cordoba (Fig. 2). Por aiiadidura, la zona y el lugar presentaban un potencial arqueologico por descubrir de diversa consideracion en los diferentes periodos pero del mayor interes en todos los casos. La campiiia baja de Cordoba se localiza en un territorio neuralgico entre la cadena metalifera de Sierra Morena y el alto valle del Guadalquivir al norte y las sierras penibeticas al sudeste (Lam. 3). Al mismo tiempo, la region se halla en una comarca idonea para las comunicaciones de este a oeste a traves del curso del Guadalquivir y de sur a norte a traves de los caminos y cauces fluviales que conducen a Antequera y a Malaga (Fig. 1). En ambas direcciones, la region tiene acceso al mar Mediterraneo, con la particularidad de que es via de transito para la obtencion de vitales recursos agricolas y considerables suministros de mineral de bronce y plata. En todas las epocas, por consiguiente, la campiiia de Cordoba hubo de estar abierta a las relaciones comerciales, o de cualquier otro tipo, con las comunidades del Sur y del Este de la Peninsula Iberica.
Entrada la etapa de la conquista romana, la region, como tuvimos ocasion de seiialar a proposito de la ubicacion de Torreparedones, brindada una oportunidad excepcional para contribuir al esclarecimiento e ilustracion arqueologica de acontecimientos historicos de primera magnitud (Fig. 9). Por este territorio, Hanibal extendio su dominio desde la base de Cartago Nova fundada en el 226 a. C.. En la segunda guerra punica los ejercitos romanos y cartagineses debieron de tener un conocimiento directo de las colinas y de las torres de la campiiia. Tras la victoria romana, las vicisitudes de la recien fundada colonia de Corduba (197 a. C.) hubieron de afectar a la campiiia de forma decisiva. Por ultimo, en el valle del Guadajoz, y practicamente a la vista de Torreparedones, se libro en Ategua una de las mas encarnizadas batallas de la guerra civil entre Cesar y los hijos de Pompeyo (45 a. C.). Los hechos que sucedieran en el transcurso de la dominacion romana en la Betica eran mas oscuros de entrever inicialmente; no obstante, ahi estaban las umas de los Pompeyos, el togado, la coleccion de terra sigillata en el lugar del santuario y otros hallazgos casuales para adelantar que, al menos, durante el alto imperio, Torreparedones aun sostuvo cierta posicion destacada en la campiiia Cordoba. Finalmente, el castillo y la abundancia de materiales ceramicos medievales en el sector alto del yacimiento auguraban la existencia de un asentamiento medieval, ligado a la reconquista, en el dominio de Castro el Viejo.
Al ser de conocimiento general el papel decisivo que la poblacion prehistorica del sudeste cumplio en el configuracion de las diferentes facetas de la Edad del Bronce era de esperar el hallazgo de unos contenidos especificos de esta etapa hasta alli desconocidos. Teniendo en cuenta, ademas, que es en la costa de Malaga en donde los asentamientos fenicios tomaron asiento en el tiempo definido en la Arqueologia meridional como el de la colonizacion, era asnmsmo de asumir que la correspondiente "aculturacion" en la sociedad local se viera reflejada en la campiiia de Cordoba. La epoca Hamada "orientalizante" por "adivinar" entonces en este territorio se convirtio en un objetivo preferente en la intencion de los diseiiadores del plan de investigacion. La etapa de los poblados ibericos igualmente se presentaba a los ojos de los investigadores como particularmente favorable para aportar a este periodo datos ineditos. Muchos eran los poblados en altura ibericos que los trabajos de reconocimiento del terreno seiialaban en el mapa de la campiiia de Cordoba, con el aiiadido de su larga pervivencia, pero ninguno podia entonces ofrecer resultados fidedignos otros que los obtenidos en la mera prospeccion superficial. Las referencia bibliograficas con respecto a los poblados fortificados de la campiiia se reducian a intervenciones arqueologicas distantes en la 7
Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
Los datos y comentarios arqueologicos que se desenvuelven en el presente texto son el resultado analitico del proceso de un proyecto de investigacion arqueologica al que nos hemos referido previamente. En el transcurso de los siete afios de desarrollo del mismo (1987-1993) se llevaron a cabo simultanea, o altemativamente, los encomendados trabajos de prospecc10n, topografia, excavacion, analisis de los materiales, planimetria y dibujo, redaccion de los informes etc .. No obstante, esta fuera de lugar, y de proposito, entrar en los pormenores que fueran obligados en la presentacion de una Memoria formal del proyecto. Por consiguiente, hemos de omitir deliberadamente la descripcion meticulosa de los hallazgos en el terreno y de los materiales para centramos en la redaccion de las aportaciones extraidas de las Excavaciones arqueologicas en Torreparedones que afectan a la Arqueologia e Historia Antigua de la campifia de Cordoba (Cunliffe y Fernandez Castro 1993b). Habra, no obstante, ocasiones en las que ineludiblemente ha de hacerse referenda a aquellos cortes, sectores del yacimiento, fases y niveles configurados en los mencionados trabajos arqueologicos. Esta es la razon, pues, por la que la presentacion de las intervenciones realizadas es inevitable, y casi un requisito necesario, antes de entrar en el analisis de los resultados.
excavacion y la septentrional escondida bajo una pila muy considerable de piedras amontonadas (Lam. 16). De forma superficial se hizo la correspondiente labor de observacion, y a la intervencion se le otorgo el numero 4 en la serie de los cortes. De interes se juzgo, asimismo, la intervencion en el interior del yacimiento. A este efecto se delimito un terreno a proposito en una hondonada limitada por acumulaciones de piedra, en la zona nordeste y no lejos de la puerta torreada de este sector (Fig. 13). Tal corte, que hizo el numero 5, y que se llevo a efecto en 1992, resulto particularmente notable por sacar a la luz paramentos que pudieran haber formado parte de un area fortificada alta, de una ciudadela, por ofrecer un manifestacion de la arquitectura domestica iberica de epoca tardia, y por mostrar la utilizacion del sector en los siglos medievales. A esta intervencion se le identifica con la secuencia C. Capitulo aparte merece el descubrimiento del santuario (Fig. 10). La Excavacion aqui tuvo el caracter de urgencia y se efectuo, con las limitaciones y la premura acostumbrada en esta clase de intervenciones en 1988. Tecnicamente se la incluye en la defmicion de la secuencia D, aunque en el transcurso del proyecto, los hallazgos del santuario fueron conocidos al afio siguiente de su inicio. El edificio desenterrado presento una faceta monumental sin parangon en los estudios de la religion antigua hispana, ademas de ofrecer en si mismo una historia intema que abarca desde los precedentes del lugar sagrado hasta su derrumbamiento por incendio entrada la epoca romana altoimperial. La coleccion de nuevas figurillas halladas en su contexto arqueologico, las observaciones en el ritual de fundacion y en la dedicacion de las ofrendas asi como la interrogante de la advocacion, hicieron de esta Excavacion una contribucion particularmente notable a la Arqueologia cordobesa, y al conocimiento de la religion en epoca iberico-romana, como tendremos la oportunidad de demostrar ampliamente.
En primer termino fue necesario establecer la secuencia cronologica del yacimiento y fijar estratigraficamente la fecha de la ereccion de la muralla (Fig. 3). Para cumplir tal cometido se planteo un corte primero en el bastion sur de la muralla que se extendio a extramuros e intramuros. Esta secuencia, o corte n° 1, realizada en 1987, se la denomina Secuencia A (Fig. 10). Tras su realizacion supimos fehacientemente que la ocupacion en el entomo del deposito excavado fue ininterrumpida desde el Bronce Antiguo hasta la epoca romano-republicana y que la muralla se construyo poco despues de comenzar el siglo VI a. C., ademas de conocer datos sobre los materiales de una enorme utilidad en el futuro del proyecto. En segundo lugar, se anticipaba como del mayor interes, en vista de la participacion directa de Torreparedones, en la coyuntura de las torres de la Betica, la intervencion en el sector nordeste de la fortificacion, en donde a todas las luces y aun por debajo de toneladas de piedra de extraccion modema, se vislumbraba un entrada monumental torreada a la ciudad. La Excavacion en este sector fue el corte 2, realizado en 1990, y al que aludimos en las paginas que siguen como Secuencia B (Fig. 13). Tras esta secuencia conocimos que la ocupacion del yacimiento se remontaba ya con intensidad a epoca calcolitica; que, quiza, contara con una muralla antigua del Bronce final; que la habitabilidad en viviendas con cimentaciones de piedra perduro antes y despues de la construccion de la torre de la puerta, lo cual supuso una obra de gran envergadura a comienzos del siglo IV a. C.; y que declino en el transcurso de la epoca romano-republicana. Al mismo tiempo, naturalmente, conocimos otros datos infmmativos de la historia del lugar, de las obras de fortificacion, del devenir de las viviendas y del desarrollo de los objetos ceramicos y utiles al uso. Las labor de planimetria en la entrada monumental requirio sefialar la distancia de separacion entre las dos torres de la puerta monumental, la meridional en proceso de 8
El yacimiento de Torreparedones
los recursos metaliferos, con excepc10n del mineral de hierro, localizado entre otros lugares en el Cerro de El Minguillar, cerca de Baena. Tampoco esta particularmente bien provista de piedras duras. Ambos productos hubieron de trasladarse desde otros confines. Sin embargo, disfruta de buenas provisiones de sal todavia a flote en las salinas del Cortijo de Cuesta de la Paloma, y tuvo amplias provisiones de arcilla y piedra para la fabricacion de ceramica y material de construccion.
Caracteristicas geograficas y recursos Torreparedones se alza sobre una colina amesetada a 560 m. sobre el nivel del mar (Fig. 3). El terreno del yacimiento consiste en un deposito de arcilla oligocenica mezclada con calcita del Triasico. Se situa en el medio geografico del rio Guadajoz y en la llanura ondulante de la Campifia Baja. El paisaje de su entomo ofrece una perspectiva excepcional de los cambios orograficos y geologicos observables entre la Campifia alta y baja. Mientras en las colinas del sur las rocas calizas metamorficas han creado picos abruptos que sobrepasan los 1000 m. en la cadena prebetica (1380 m. en Lobatejo y 1570 en La Tifiosa), al alcanzar el valle del Guadajoz el terreno desciende a solo 300 m. Traspasado el cauce del este rio, de nuevo la topografia inicia un ligero ascenso y se diversifica en laderas y pequefios altozanos como el de T orreparedones.
Las estructuras visibles La primera de las construcciones antiguas todavia visibles en Torreparedones es la fortificacion. Esta delimita un area de forma aproximadamente triangular con el vertice en el lado meridional que viene a medir 450 m. de norte a sur y 430 m. de este a oeste (Fig. 3). El recinto encierra un terreno que desde la parte mas alta de la colina desciende en declive hasta recoger un monticulo sobresaliente en el extremo sur. La linea de la muralla esta marcada actualmente por un escarpe prominente de piedra irregular - viene a alcanzar entre 5 a 10 m. de altura - en el que se sefialan sectores discontinuos de la muralla antigua y de sus torres rectangulares. Esta notable diferencia en la conservacion y aspecto extemo de la muralla se debe a diversos factores de erosion que se pueden apreciar con relativa claridad en el lado oriental. Fundamentahnente, el nucleo de este escarpe esta formado por el muro defensivo antiguo y el material acumulado en el interior. Al exterior, las labores del arado han minado y expuesto la construccion hasta penetrar en las cimentaciones de la muralla y la roca natural, mientras que en el interior los trabajos agricolas han hecho recoger cascote y piedra de extraccion modema por encima del escarpe, oscureciendo en buena medida la estructura antigua y aumentando artificialmente su altura.
El territorio esta bien regado por el valle principal del afluente meridional del Guadalquivir, el rio Guadajoz- una via de reconocida importancia en las fuentes historicas -el rio Salsum- . Este valle y sus arroyos del norte, en particular el rio Salado que fluye hacia el oeste para desembocar a varios Kilometros al sur de Castro del Rio, proporcionan suficientes recursos hidraulicos (Fig. 2). Por el margen del sur los pequefios afluentes del rio principal, entre los que se encuentra el Guadalmoral y el Marbella, se nutren, de la misma manera que el rio principal, de los diversos manantiales que afloran en las alturas de la Campifia alta, y contribuyen en buena parte a la productividad legendaria de la region. En la Campifia baja, y en los campos de las inmediaciones de T orreparedones, el laboreo de la tierra ha sido tan intenso desde tiempos remotos que en ocasiones las margas con arcilla y las calizas oligocenicas de poca altura han quedado reducidas a la roca viva de color rojo y blanco. Las tierras de aluvion junto al valle son propicias para la produccion de frutas y verduras que la poblacion local atiende cuidadosamente, mientras que en las colinas por debajo de los 1000 m. el cultivo prioritario es el olivo que ve avanzar a pasos agigantados su dominio sobre los otros dos productos mediterraneos tradicionales, el vifiedo y el cereal, o la produccion altemativa de girasol. De hecho, desde que el proyecto inicio su andadura, los campos de olivares han alcanzado hasta el propio yacimiento de Torreparedones, lo que repercute no solo en la consiguiente uniformidad del paisaje sino tambien en la limitacion de los trabajos arqueologicos del futuro. En la Antigiledad, sin embargo, las fuerzas del mercado actual no debieron de imponerse de forma tan definitiva, y el paisaje, como ha podido comprobarse analiticamente en este proyecto, hubo de aproximarse mas al aspecto tradicional de la Campifia.
El estado de conservacion de la muralla varia en su recorrido. El frente intemo solo se conserva en el lado meridional y alcanza aqui una altura de 1.5 m. sobre la superficie del terreno (Lam. 8). Al exterior tambien este sector del monticulo meridional ofrece la posibilidad de examinar superficiahnente las caracteristicas de la construccion (Lam. 9). El frente de la muralla esta formado de sillares de diferentes tamafios unidos sin mortero y en disposicion irregular. En ciertos lugares se observa que este frente de la muralla pudiera no haber sido vertical y uniforme. El muro en talud se constata como un procedimiento generalizado para otorgar estabilidad a la muralla. En ocasiones, por aiiadidura, se llegan a apreciar frentes intemos mas altos que pudieran a simple vista interpretarse como paredes retrotraidas del mismo paramento y que no pudieron sino afirmar la construccion. Dada la dimension del relleno entre el frente intemo y extemo de la muralla (que supera los 6 m. de anchura) es razonable sostener que la muralla pudo haber alcanzado
Esta region de Torreparedones y de la Campifia baja faltan
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Fig. 4 Asentamientos antiguos en el valle de Guadajoz
otros 6 m. de altura, lo que hubo de requerir las medidas necesarias para asegurar su mantenimiento sin menoscabo de las precauciones de la defensa.
hubo de requerir el extremo meridional, puesto que no se tiene la certeza de que se hayan descubierto todas las torres. Si el prop6sito hubiera sido la relaci6n visual entre las torres, entonces, faltaria de hecho, o por descubrir, una torre entre las sefialadas con los numeros 3 y 4 (Fig.3). Buena parte del lado norte esta ocupado por el castillo medieval, lo que ha alterado significativamente la topografia en la Antiguedad. No obstante, se Hegan a distinguir varios tramos cortos, y una torre hacia la esquina noroccidental.
El muro defensivo con torres se sigue, con diferente grado de certidumbre, en todo el circuito. Se han reconocido hasta un numero de nueve torres, de las que cinco se siguen en el lado oriental, pero solo dos en el occidental (Lams. 13-15). La separaci6n entre ellas, variable entre los 20 m. de distancia entre las torres 1 y 2 del sector meridional, los 58 m. entre las torres 3 y 4, los 62 m. entre la 4 y la 5 y los 40 m. entre la 5 y la 6, no es sino meramente orientativa, quiza, de la protecci6n especial que
En lo observable puede reconocerse que la cara extema de las torres fue construida con muros oblicuos y retraidos en 11
Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
angulo marcado mientras que los frentes laterales se mantuvieron comparativamente verticales (Fig. 13). Las torres alcanzarian seguramente la altura de la muralla y debieron de servir de plataformas para la instalacion de artilleria o de un cuerpo de vigilancia, ademas de cumplir la obligada funcion de reforzar la muralla. Aunque no es extensible a todos los casos de las torres conservadas, ha llegado a observarse en el caso de una de las torres del sector sur (la torre n° 2) que esta se construyo al mismo tiempo que la muralla.
transversal de enlace entre las dos puertas principales, este y oeste, reconocidas en Torreparedones. Al exterior de la fortificacion tambien son reconocibles restos importantes de construccion. El lugar mas relevante en este sentido esta situado al sur de la fortificacion en donde coleccionistas locales se hicieron con figurillas de piedra y en donde se procedio a la realizacion de una excavacion de urgencia en 1988. Como hemos mencionado y tendremos ocasion de presentar y explicar en el capitulo pertinente, Torreparedones tuvo un santuario en epoca iberico-romana a las afueras del lado meridional de la ciudad. Por afiadidura, al exterior de la muralla en el lado oriental, no lejos en direccion sur de la puerta del nordeste, y muy proxima al paramento de la muralla y de la torre, se reconoce una edificacion solida construida con grandes bloques de piedra. Es prematuro indicar el posible destino de esta edificacion, que se conjetura compleja, y que solo una nueva intervencion arqueologica podria resolver. No obstante, entre otras posibilidades verosimiles podria caber la de haber correspondido a otra puerta monumental afiadida, o a un segundo santuario. Mas al sur de este sector de construcciones potentes a extramuros del lado oriental, quedaron al descubierto los restos de un homo u homos. Corresponden estos indicios a una extensa area en la que la prospeccion superficial hizo recuperar un considerable volumen de material ceramico de fabrica blanca, y asignable a la epoca romano-republicana, en el que a todas luces se incluian piezas desechadas por defecto de cochura.
Los trabajos agricolas han destruido la linea de la muralla en ciertos lugares del lado oriental. Hacia el centro, por ejemplo, se ha llegado hasta el extremo de arrasar el escarpe que marcaba el curso de la fortificacion, y en el sector nordeste el efecto del arado ha ocasionado el desplome del paramento. Sin embargo es en la muralla del lado oriental en donde se reconoce la existencia de un puerta torreada situada hacia la esquina nordeste. En la torre sur de esta puerta oriental se centraron los trabajos de investigacion de 1990 (corte 3). El examen topografico pudo advertir mas al norte otra estructura de torre comparable a la expuesta en la excavacion, y, como en el caso de aquella, insertada dentro de la linea de muralla. Con ello se reconstruye un puerta monumental de aspecto infranqueable (Lams. 16 y 19). La via de entrada podria conducir a un acceso nivelado que atravesara el yacimiento y alcanzara el punto en el que la muralla del lado occidental retranquea acusadamente (Lam. 19). En este sector el plano topografico sefiala un rasgo para el que no existe otra explicacion que la de suponer que en este lugar se hallada la puerta correspondiente al lado opuesto a la puerta del este.
Finalmente, entre las estructuras visibles en Torreparedones emerge como edificacion particularmente notable el castillo medieval, del que haremos una sucinta presentacion y resumen historico a continuacion (Lam. 10).
A intramuros los restos de construcciones antiguas afloran en diversas areas, si bien no pueden identificarse con claridad (Fig. 3). Alli donde el cultivo ha sido muy intenso, como en el sector central del yacimiento, apenas pueden apreciarse los muros antiguos a traves de los pedregales acumulados en la roturacion del terreno. Se intuye, no obstante, que precisamente las ruinas a la vista predisponen para arrojar las piedras, cantos, o sillares extraidos en la labranza del terreno. En uno de los lugares de esta clase, de mayor cuerpo, hacia el sudeste del territorio medio, se aprecian dos muros paralelos potentes, a la vez que en sus inmediaciones se hallaron fragmentos de marmol moldurados y de paredes estucadas. Con todas las reservas a las que obligan las condiciones de estas estructuras en particular, podria plantearse la posibilidad de que correspondieran a los bafios municipales. Iguahnente en la parte mas alta de la zona central la topografia reconoce una terraza que se prolonga en la forma de un declive cubierto de cascote en direccion nordeste suroeste, la cual constituye un rasgo significativo del relieve del yacimiento. Precisamente, al norte de esta terraza del terreno oriental, entre lineas de piedras acumuladas, y en una zona cuyo acentuado desnivel impidio la entrada del arado, se procedio a la realizacion del corte estratigrafico en la campafia de 1992. Alli donde el laboreo ha sido menos intenso, como en el sector oriental, se percibe ligeramente en superficie el trazado de los muros. Estos parecen cruzarse en angulo recto a la hipotetica calle
El castillo medieval
El castillo de Torreparedones se conoce en documentos de familias influyentes del bando cristiano en la segunda mitad del siglo XIII, pero su caracter originario queda perdido en noticias vagas. Se tiene, no obstante, por una fortificacion de origen arabe erigida a finales del siglo X y comienzos del siglo XI, en un tiempo de manifiesta inestabilidad y confusion entre partidas rivales (Arjona Castro 1982, 139; Lopez de Coca Castaner 1980, 58-60; Viguera Molins 1988, 25-6; Valverde y Perales 1969, 70). Despues de la conquista de Cordoba por parte de los cristianos en 1236 se conocio como "Castro el Viejo", lo que es, de alguna forma, indice de su antigiiedad. Desde entonces hasta fines del siglo XV a.C. la propiedad de Castro el Viejo fue muy estimable entre aquellos nobles en buenas relaciones con el rey de Castilla o con el consejo de la ciudad de Cordoba. Iniciahnente pertenecio al dominio del rey castellano Alfonso X cuando la frontera con el reino musulman se hallaba en el territorio de las poblaciones vecinas por el sur de Baena, Luque, Lucena y Cabra. En compensacion por sus servicios militares Alfonso X entrego Castro el Viejo a Fernan Alfonso de Lastres, alcalde de Baena. Corria el afio 12
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
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Fig. 5 Situaci6n topografica de Torreparedones entre las torres mas pr6ximas
de 1269. A finales de siglo XIII la inseguridad politica y situacion economica de la region empeoraron de tal manera que el hijo de aquel, Gonzalo de Lastres, llamado "El Cautivo", se vio obligado por su condicion de prisionero a vender el castillo para asi adquirir su liberacion. El nuevo propietario fue un personaje ilustre, Pay Arias, alcalde de Cordoba, y senor de Espejo, pero quien a raiz de la compra cambio su titulo por el de Pay Arias de Castro (Padilla Gonzalez 1981, 65-70). Los tiempos sucesivos, en el siglo XIV, entre 1312 y 1325, no fueron mas prometedores que los anteriores, puesto que la guerra en la frontera se mantenia incesante y las dificultades politicas del reino de Castilla se exacerbaron con las disputas entre los regentes de Fernando IV y Alfonso XL No obstante la inseguridad endemica, Pay Arias de Castro incremento sus haciendas, y adquirio fmcas de mas de 2000 hectareas de extension en el ambito de Espejo y Castro, segun consta en el documento de transmision de propiedades a su hijo, Ruy Paez, en 1315 (Cabrera Munoz 1982, 227,231). La herencia de Castro el Viejo paso a un segundo hijo de Pay Arias, Martin
Sanchez, quien no tuvo descendientes. Las aspiraciones y los litigios entre los diversos nobles de la region, de Cahra y Palma, por la propiedad, no precisamente favorecidos por la intervencion real y la participacion del consejo de Cordoba, hicieron del "sefiorio" de Espejo y Castro un dominio conflictivo y solicitado, pero, fmalmente, paso a la familia de los Fernandez de Cordoba (Quintanilla Raso 1979, 247-66). Dicha transmision la confinno el rey Alfonso XI en 1327. Ya entrado el siglo XV, en 1406, todavia la disputa hereditaria estaba pendiente a tenor de la peticion del rey Enrique III y del alcalde de Baena a la ciudad de Cordoba para que donaran Castro el Viejo a Pedro Fernandez de Valenzuela, por considerarlo legitimo heredero de Pay Arias de Castro y de su hijo Martin Sanchez. Por entonces, la propiedad de Castro seguia siendo codiciada y podia equipararse en terminos de bienes y amenidades a la propia ciudad de Cordoba (Valverde y Perales 1969, 70). El requerimiento real, sin embargo, no llego a cumplirse. En 1467 el castillo de Castro el Viejo se cuenta entre las fortificaciones del rey Enrique IV quien lo restablecio en poder de Diego Fernandez de Cordoba.
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Fig. 6 Plano general de! castillo
Hasta aqui las referencias documentales. Desde entonces, hasta la actualidad, el castillo quedo a merced de la leyenda y del progresivo abandono.
muralla con torres en su recorrido, una puerta monumental, restos de construcciones al interior, ocultos bajo pedregales pero de cierta consideracion, las huellas de un trazado urbano, un alfar al exterior, etc. eran entre otros los aspectos urbanos y arquitectonicos a considerar. Por aiiadidura, la exploracion del terreno indicaba que tanto a intramuros como a extramuros la etapa del Bronce final y del debatido periodo "tartesico"- a juzgar por la representatividad del material ceramico - habia de ser muy significativa. Esta abundancia de fragmentos ceramicos en superficie se hacia extensible igualmente a los tipos reconocibles como "calcoliticos" al exterior de la fortificacion, a las piezas de manufactura iberica, a importaciones de origen atico y campaniense en todo el yacimiento, a fragmentos de cuencos y vasos a simple vista reconocibles como productos de epoca romanorepublicana, concentrados con especial profusion en la zona del santuario, sin que faltaran, desperdigados por doquier, fragmentos de cenimica de terra sigillata altoimperial, en particular de factura hispanica, reconocible, sin demasiada dificultad, como procedente del taller de Andujar. Tampoco eran de olvidar los hallazgos antiguos de la dama, las urnas en un mausoleo, los relieves perdidos y mal dibujados procedentes de una "camara subterranea", mas aquellas piezas escultoricas de mas reciente aparicion, pero asimismo de envergadura ( el capitel del cerro de las Vfrgenes, el togado aparecido en el terreno oriental y depositado en el Museo Arqueologico de Cordoba, el relieve con la representacion de una escena religiosa aparecido junto al castillo, etc.). La abmmadora impresion que se desprende de esta simple enumeracion de datos, que es en realidad la transmitida por aquellos historiadores e investigadores de la Arqueologia de la campiiia de Cordoba (Fortea y Bernier, 1970, 29; Bernier
El castillo de Torreparedones es hoy en dia lamina de una edificacion defensiva monumental (Lam. 10). Los restos constructivos que aun pueden reconocerse en el terreno seiialan dos edificaciones conexas, la interior y la exterior. La construccion interior, de planta rectangular, tuvo una gran torre vigia en el angulo sudeste, y torreones en el resto de las esquinas (Fig. 6). Al parecer, el torreon estaba orientado hacia la puerta nordeste del poblado. Con excepcion del lado norte, al que es razonable creer erigido sobre la antigua muralla, y a cuya espalda el terreno desciende bmscamente en vertical, esta unidad mayor del castillo se rodeo de un foso. El castillo dispuso de un recinto exterior en el lado oriental del que apenas quedan ciertos sectores de paredes. Se percibe, no obstante, en el levantamiento topografico que dicho recinto pudo haber tenido una puerta de entrada al este flanqueada por dos torres.
Cuestiones arqueologicas a resolver en la intervencion arqueologica Ante un yacimiento arqueologico de las caracterfsticas descritas, las interrogantes a resolver podrian resultar abmmadoras e inalcanzables. El reconocimiento del terreno y la prospeccion superficial efectuada, como medida preliminar, presentaron el cuadro de un lugar de intensa ocupacion desde el periodo calcolitico hasta la epoca romana altoimperial, con el aiiadido, igualmente importante, del castillo medieval. Un santuario, una
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El yacimiento y el santuario de Torreparedones
Luque et al. 1981, 39-40 ; Morena Lopez, 1989b, 51) es la que recibieron los autores en sus primeras visitas al yacimiento. La intervencion arqueologica no habria ciertamente que defraudar, pero esta necesito plantearse, como es de rigor, de forma calculada para asi obtener en primer termino, y con los habituales escasos recursos, la serie de datos prioritarios que facilitaran el progreso sistematico de la investigacion.
Antigiiedad sino tambien a la ocupac10n en tiempos medievales a cobijo del castillo. En este caso, la decision estuvo condicionada por la disponibilidad de los propietarios del terreno para la intervencion (Fig. 13). A pesar de las dificultades en este sentido, finahnente, la intervencion realizada en 1992 no defraudo (Cunliffe y Fernandez Castro 1995). Esta resulto ser complementaria en muchos aspectos de las anteriores, y ademas ofrecio la particularidad de acercar Torreparedones a los estudios del medievo en la campifia de Cordoba.
Necesario en primer termino fue establecer la fecha de la construccion de la muralla y obligado era el conocer por la via directa y mas cientifica posible, los materiales ceramicos en el transcurso del amplio espacio temporal del que Torreparedones daba muestras de habitacion. A estos propositos se escogio un lugar determinado entre los bastiones del monticulo meridional para abrir el primer corte estratigrafico (Lams. 11 y 12). La intervencion de 1987 daria plena satisfaccion al cumplimiento de estos dos objetivos puesto que pudo precisarse con exactitud el encuentro estratigrafico entre el tiempo en que el lugar carecia en este punto de muralla y el momento en que se levanto la fortificacion, ademas de reunir depositos de acumulacion de materiales de desecho en una dimension temporal larga (Cunliffe y Fernandez Castro 1990a; 1990b; 1990c).
La ocupacion del territorio
Torreparedones es en la panoramica de la ocupacion del territorio del valle del Guadajoz un centro urbano dominante y rodeado por otros muchos yacimientos, algunos de ellos iguahnente destacados (Fig. 4). En la geografia de la Antigiiedad, y, ateniendonos al periodo iberico-romano Torreparedones se encuentra en la linea visual de Obulco/lpolca en Porcuna, Cerro Boyero, en Valenzuela, Cabezo Redondo, en Castro del Rio o Ategua, en Cordoba, por sefialar lugares arqueologicos de reconocida importancia al norte del valle del Guadajoz. En el propio valle del Guadajoz otros oppida ibericos merecen atencion historica: Cerro de los Molinillos (Baena), Castro del Rio, lpsca (Izcar). Junto al afluente de aquel rio, el arroyo Marbella, ha sido lugar preeminente lponuba, en el Cerro del Minguillar (Baena) (Mufioz Amilibia 1987, 638). La integracion de Torreparedones en su entorno le adscribe no solo a la campifia baja de Cordoba sino tambien al occidente de la campifia de Jaen lo que le coloca en una perspectiva espacial abierta al valle del arroyo Salado, y, en ultimo termino, al alto valle del Guadalquivir. Una cuestion establecida, pero pendiente de resolver, es la notoria concentracion de torres (las genericamente incluidas en el termino de turres Hannibalis) en posiciones estrategicas en derredor de Torreparedones, en particular en su lado nororiental (Fig. 7). Algunas de estas torres (Piedras de Gilica, El Castellar, Torre de las Virgenes, Las Ahnayas, El Real, El Adalid, El Calonge, Varillas, y una larga lista) corresponden a lugares arqueologicos cuya importancia esta por descubrir pero que seguramente hubieron de tener mayor repercusion que la de servir de una mera torre de vigia.
A continuacion, resultaba obligado confirmar la fecha obtenida para la construccion en otro sector sefialado del recinto defensivo, ampliar el conocimiento de la ocupacion prehistorica, aportar datos sobre el desarrollo de las viviendas en el poblado, y, sobre todo, resolver, la cuestion de la conexion estratigrafica que pudiera observarse entre la muralla y la puerta monumental torreada del lado este, ya para entonces reconocida en el plano topografico (Lams. 17 y 18). A todas estas cuestiones salio al paso la segunda de las intervenciones junto a la muralla, realizada en 1990, al oeste de la torre sur de dicha puerta monumental del nordeste (Cunliffe y Fernandez Castro 1992; 1993a). El santuario era una incognita a resolver independiente de la investigacion en el poblado de Torreparedones. Como hemos adelantado tuvimos la oportunidad de desvelar parcialmente una parte de la ultima construccion con el consiguiente cumulo de hallazgos e informacion arqueologica, en la intervencion de urgencia de 1988. En la decision de donde con exactitud abrir el corte estratigrafico que revelara el santuario esperado se tuvo en cuenta la posicion de los restos superficiales en relacion a la torre sefialada con el numero 1 en la muralla meridional, con objeto de asi llegar a comprobar en este punto la relacion que en la estratigrafia pudiera haber entre esta y el los niveles correspondientes del conjunto arquitectonico al exterior (Fig. 10 y Lam. 29). El acierto, o, quizas mas, la fortuna, quiso que este juicio razonable se viera sobradamente compensado por los resultados (Fernandez Castro y Cunliffe 1987; 1998).
En toda epoca este territorio ha sido muy fertil, por lo que la ocupacion intensa es un factor arqueologico constante. Se incorpora, ademas, Torreparedones a una region en la que las actividades locales de prospeccion superficial han conducido excepcionalmente a estudios meticulosos de identificacion de yacimientos. Consagrados investigadores de la arqueologia cordobesa han situado en el mapa, y sefialado la posicion relativa con respecto a sus vecinos, de un numero muy alto de yacimientos en el entorno de Torreparedones. A las obras mencionadas pioneras de Fortea y Bernier (Fortea y Bernier 1970; Bernier et al. 1981) siguieron los estudios de Jose Antonio Morena (Morena Lopez 1990 a; 1990 b; 1992 b; 1993 a; 1993 b; Serrano y Morena 1984; Morena et al. 1987; Morena y Serrano 1991) y de otros investigadores (Martin de la Cruz et al. 1989; Murillo et al. 1989; Murillo y Morena 1992;
Por ultimo, quedaba por hacer la primera de las intervenciones a intramuros, para asi llegar a reconocer el modo de vida, y el espacio cronologico, de la vitalidad de la ciudad. No solo habia de atenderse a la habitacion en la 15
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Fig. 8 Principales yacimientosfortificados en el alto valle de! Guadalquivir
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El yacimiento y el santuario de Torreparedones
Carrillero Millan et al. 1993). De todos estos trabajos pueden obtenerse mapas de ocupaci6n, cuyo fndice de concentraci6n de yacimientos da idea de la densa ocupaci6n del territorio en progresi6n ascendente desde el periodo calcolitico hasta el periodo romano altoimperial. En una zona que puede abarcar 30 o 40 Kil6metros alrededor de Torreparedones, se han llegado a sefialar 50 yacimientos calcoliticos, 100 lugares arqueo16gicos con huellas de habitaci6n en la epoca del Bronce final y orientalizante, 162 asentamientos ibericos, y hasta 406 establecimientos de epoca romana. En buena parte, y, como se refleja en los mapas de localizaci6n, Torreparedones tom6 un puesto prioritario en el espacio durante los tiempos prehist6ricos, la Edad antigua y la Alta EdadMedia.
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La aportacion del yacimiento de Torreparedones a la arqueologia de la campiiia de Cordoba
cabana". Esta cuestion se remonta tiempo atras a los hallazgos de G. Bonsor en Campo Real, y tomo cuerpo con la defmicion de la Hamada "cultura de los silos" (Pellicer Catalan 1986, 246; Carrillero Millan et al. 1982, 192-205). Dicho concepto es polemico no solo por hacerse extensible ya a numerosos lugares de Andalucia occidental sino porque la naturaleza de estos yacimientos, y su contenido, se diversifica hasta tal punto que no se tiene la certeza sobre su exacta funcion ni sobre el espacio temporal en que se llegaron a formar. Tales "silos" pasan por ser de "tradicion neolitica" pero sin negar esta circunstancia los propios hallazgos inducen a sostener un periodo prolongado en su colmatacion. De las variantes terrninologicas se desprende, por otra parte, que el reconocimiento de su funcion dentro de los asentamientos calcoliticos esta lejos de alcanzarse.
El comienzo de la ocupacion en el Ingar: el periodo calcolitico
En la bibliografia arqueologica de la campifia de Cordoba abundan las referencias a materiales y asentamientos calcoliticos. El periodo resurge con un patente aumento de los asentamientos en los valles y en los altozanos por contraposicion a las condiciones de vida del periodo neolitico en el medio de las cuevas de las serranias (Cueva de los Murcielagos, en Zuheros (Vincenty Munoz 1973); cueva de los Marmoles (Lopez Palomo 1977); o La Murcielagina en Priego de Cordoba (Vaquerizo Gil 1985). La informacion disponible esta, no obstante, condicionada por la precariedad de datos cronologicos fidedignos y en buena parte cefiida casi con exclusividad al examen tipologico de las piezas ceramicas o liticas, y si los hubiera, de los objetos de metal. Por afiadidura, la habitual costumbre en la investigacion prehistorica de llenar de contenido el analisis de los materiales disponibles, en su mayor parte procedentes de prospecciones superficiales, con referencias a contextos estratigraficos de otras geografias, y de otros contextos, ha dado lugar a tomar una conciencia del periodo subdivido en fases (inicial, pleno y final) segun se acomoden a unas caracteristicas establecidas. Este desarrollo, imbuido con frecuencia de juicios personales, se presenta atravesando mas o menos aceleradamente el tercer milenio a. C. y adentrandose en las primeras centurias del segundo milenio (Ruiz Lara 1987c, 65-73; Carrillero y Martinez 1985, 192-5).
En la campifia de Cordoba no faltan yacimientos de esta clase de los silos (Ruiz Lara 1987b, 90-1; 1988b, 44-5; 1991, 157-63). Dentro de la region del rio Guadajoz, los yacimientos de Morales y Villa Boronato pertenecen a esta categorfa de los "silos" (Carrillero et al. 1982, 171-207). Una "zanja" y un "silo" se pusieron al descubierto en La Minilla, en La Rambla (Ruiz Lara 1987b, 90-1; 1988b, 445; 1991, 157-63. Y, junto al valle del Guadalquivir, "silos" y "fondos" calcoliticos hicieron aparicion en los trabajos arqueologicos de Llanete de los Moros (Montoro) (Martin de la Cruz y Consuegra, 1992, 213-15). Tras la fase asignada a la transicion, y en el tiempo impreciso del tercer milenio, el numero de yacimientos calcoliticos en la campifia de Cordoba aumenta considerablemente, y se percibe un traslado de la poblacion a lugares mas altos, sobre las laderas de las colinas o en los altozanos ( Ruiz Lara 1988b, 49-50; 1994, 224; Carrillero y Martinez 1985, 196; Martin de la Cruz et al. 1989, 69). El territorio del rio Guadajoz, tanto al norte como al sur del cauce, no es ajeno al proceso llamado de "colonizacion" calcolitica, y en un alto numero de casos, los asentamientos entonces sefialados acusan una prolongada habitacion hasta epocas plenamente historicas. En el entomo de Torreparedones, los yacimientos calcoliticos, de nueva aparicion, se han reconocido en lugares tales como Loma del Cuadralillo, Villaviciosa y Las Almayas, al nordeste; Paredones de Medina y La Carambola, al sudeste; Palma Baja, al sur; Arroyuelos, al este; y Cortijo del Paraguas, al norte. A tenor de las indicaciones sobre el terreno, efectivamente, se aprecia un considerable aumento de asentamientos en este periodo llamados a pervivir.
Este preambulo tiene meramente el obligado objetivo por nuestra parte de presentar los datos hallados en Torreparedones, y sus dificultades de interpretacion, sin que con ello se sostenga una critica, por otra parte formularia e injusta, a meritoria labor arqueologica local. Precisamente, del intenso trabajo de prospeccion ha resultado una panoramica del calcolitico cordobes repleto de asentamientos, lo que aplicado al medio geografico de Torreparedones se concreta en una densidad media de 1 yacimiento cada 24 Kilometros cuadrados (Ruiz Lara 1988b; Martin de la Cruz et al. 1989, 45; Murillo Redondo 1990 a; Serrano Carrillo y Morena Lopez 1984). En el proceso de transformacion entre las condiciones de habitabilidad en el periodo neolitico y aquellas asignadas a un cambio en la explotacion de los recursos agricolas junto al valle se perfila un tiempo de transicion, situado en la esfera cronologica del cuatro milenio a. C., al que en el valle del Guadajoz se adscriben algunos asentamientos en las inmediaciones de Castro del Rio (San Joaquin, La Polonia, Molinillo Alto, etc.). Asimismo coincidente con un tiempo de adaptacion al habitat en la llanura y en territorio provisto de recursos de agua, algunos de los asentamientos de la campifia de Cordoba - con materiales calcoliticos de tipologfa "antigua" - se adentran en la problematica de los "zanjas", "silos", o los "fondos de
En la cronologia tradicional del sur de la Peninsula Iberica, el reconocimiento de vasos campaniformes se entiende indicativo del paso a una etapa tardfa dentro de la periodizacion convencional del calcolitico, teoricamente abierta en la frontera del 2200 a. C.. En la practica, la persistencia de los tipos ceramicos y de los utensilios de silex hace dificil precisar, ni siquiera de forma orientativa,
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El yacimiento y el santuario de Torreparedones
el cambio, max1me cuando las piezas ceram1cas reconocibles como "campaniformes" dentro de ambientes de vivienda parecen coincidir con vasijas de caracteres persistentes en el lugar e integrarse sin apenas mayor repercusion ( Ruiz Lara 1984/ 1985, 23-7; 1987c, 77-9). Los cambios, quiza, afecten, a un nuevo modo de vida, en el que las comunidades "campaniformes" se vieran mas involucradas en la explotacion de los recursos del ganado ("pastoralismo") (Harrison 1977, 95-9; Serna 1989, 78-90), a un nuevo ritual funerario, en el que se manifiesta avances considerables en la produccion de objetos de metal, o una forma ligeramente diferente de situar los lugares de vivienda. En el valle del Guadajoz, la introduccion de la manufactura de objetos de cobre en abundancia dentro de los condicionamientos calcoliticos esta representada por los notables hallazgos en el yacimiento de La Guta (Carrillero y Martinez, 1985, 214-8), entre los que caben cuchillos, hachas, puiiales, cinceles, y puntas de flecha. Habida cuenta de la ausencia casi completa de objetos de metal en los medios de ceramica de "tipologia calcolitica" con anterioridad este conjunto de La Guta es particularmente significativo.
Torreparedones se localiza en la zona del nordeste recogida en la secuencia B de 1990 (Fig. 17. Lam. 17). Dicho yacimiento calcolitico se situa al exterior de la muralla en donde supera con mucho los limites orientales de la excavacion. Los materiales ceramicos en superficie equiparables a los recuperados en la estratigrafia se extienden en una distancia de 70 m. al oriente. Al interior de la fortificacion no se llegaron a alcanzar los niveles mas antiguos, por lo que se desconoce la extension del yacimiento calcolitico en el lado occidental. La estratigrafia, no obstante, en el sector a extramuros demostro corresponder a un asentamiento calcolitico que genero 2.4 m. de deposito en un area de 16 metros cuadrados. Cuatro fases pudieron reconocerse en el transcurso de la formacion de los residuos calcoliticos. Mas de la mitad del deposito corresponde a una zanja desigual que penetro hasta 1.5 m. por debajo de la arcilla natural y a su posterior relleno. La zanja (F66) y sus primeros niveles (190 y 182) constituyen la fase 1. Estando la zanja expuesta a la acumulacion de depositos se abrio en el lado norte una terraza (F70) asociada con una mancha de fuego "in situ" y al menos un hoyo de poste en sus cercanias (F68/69). Terraza, hoyo y su acumulacion se integran en la fase 2. Con posterioridad, se produjo un vertido intencionado de arcilla redepositada sobre la terraza, lo que supone la fase 3 de la estratigrafia. En su significado arqueologico las fases 2 y 3 suponen un tiempo de actividad estmctural en las imnediaciones del lugar mientras la zanja continuaba rellenandose.
El valle del Guadajoz es consistente en la perduracion de los asentamientos calcoliticos y en la ausencia constatada de enterramientos reconocibles como "campaniformes"a diferencia de otros contextos calcoliticos tardios de la provincia, en los municipios de Santaella, Montemayor o Monturque, y en el valle del rio Genil (Lopez Palomo 1980b, 8-11; Godoy Delgado 1987, 129-31; Ruiz Lara 1994, 224-5). Al sur del valle, un yacimiento de importancia, Los Almiares, en donde se recupero una punta de tipo Palmela, alerta sobre la imperceptible transicion material a una fase avanzada del periodo calcolitico (Ruiz Lara 1987a, 337-48). La continuidad de los condicionamientos precedentes es manifiesta, lo que es extensible al alto valle del Guadalquivir, a la zona norte del rio Guadiato y del valle de Los Pedroches, y a las sierras penibeticas ( Murillo Redondo 1986, 92- 3 ; Gavilan Ceballos y Vera Rodriguez, 1989-90, 153; Vaquerizo et al. 1994, 45-96). No obstante, se advierte en este territorio de la campifia baja cordobesa que cuando los objetos de metal entran en el medio ceramico del calcolitico, los asentamientos aumentan, pero entonces estos se situan en lugares destacados en altura. El proceso tiene su correspondencia en la campifia Jaen, en el llamado "horizonte Cazalilla- Albalate, o El Berral (Ruiz Rodriguez et al. 1983, 251-99; Arteaga et al. 1991, 260-8; Nocete Calvo 1989, 42-6). En la ribera norte del Guadajoz se emnarcan en estas condiciones cronologicas y topograficas los asentamientos de Cerro de la Tifiosa, Los Carambolos, Cerro Veleto, y Cerro Jesus. En este ultimo, las piezas de cerarmca decorada, reconocibles como de tecnica "campaniforme" son relativamente abundantes pero esta sefial de identificacion no es aplicable a todos los casos de los asentamientos definidos en apariencia como calcoliticos tardios. Seguramente en este terreno la investigacion prehistorica de la campifia de Cordoba aguarda nuevos descubrimientos que, pueden ser, como los del propio Torreparedones, sorprendentes.
Sigue en el proceso de acumulacion de tierra y desperdicios sobre la terraza y la zanja un tiempo de formacion de depositos incorporados a la fase 4 de la estratigrafia. En primer termino, en el lado norte un nivel de arcilla con materiales ceramicos (nivel 174) fue arrastrado pendiente abajo para terminar en la posicion y por encima de la terraza. En segundo lugar, en el lado sur y sobre el lugar de la zanja se constituyo un deposito apreciable que llego a alcanzar en algunos puntos mas de 1 m. de grosor y en el que se recogieron una gran cantidad de piezas ceramicas. El deposito se dividio en dos niveles (163 y 162) en razon de ciertos cambios en la contextura y componentes organicos de la tierra, pero, en realidad, toda la fase puede entenderse desenvuelta en el mismo proceso. No es enteramente obvio cual es el caracter de este deposito calcolitico como tampoco son evidentes las causas de su formacion. No obstante, bien pudiera entenderse como la consecuencia de la rapida erosion de estructuras de barro y de residuos de ocupacion situados en la parte mas alta de la pendiente. El contenido del nivel 162 cubre en realidad todo el vacio creado por la zanja, pero antes de que se llegara a cerrar el proceso de esta fase 4 se extendieron depositos delgados de tierra arcillosa y arenilla calcarea que parecen tierras acumuladas en el transcurrir de una pausa, de duracion indefmida, en las actividades humanas en el lugar. Habida cuenta de la profundidad alcanzada por el yacimiento desvelado entre las fases 1 y 4 (unos 2.4 m.) ha de entenderse que se constituyo tras el paso de un periodo largo de tiempo. Sin embargo, los materiales ceramicos presentan pocos cambios, o estos son de pequefia
La ocupacion calcolitica en lo hasta aqui descubierto en 19
Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
consideracion. Ninguna descripcion puede substituir a las ilustraciones que se acompaiian encuadradas en su tipos y en sus niveles. No obstante, a titulo orientativo puede apuntarse que las piezas de las primeras fases persisten en la seccion alta de la estratigrafia. Asi, vasijas con carenas medias o bajas con acabados pulidos o los recipientes sin carena ovoidales, o de paredes verticales, para los que se podria encontrar indices de confirmacion cronologica en el calcolitico antiguo en numerosos yacimientos de la region y en el mediodia peninsular, entrar a formar parte del conjunto de materiales ceramicos en la fase 4. Una ligera demarcacion en el conjunto, tornado en bloque, del deposito calcolitico se reconoce en la intromision, aislada, de dos fragmentos de fabrica similar (tosca, micacea, con inclusiones de calcita y acabado pulido) con huellas de decoracion. Ambos fragmentos pertenecen al deposito mas antiguo de la fase 4 y tienen la apariencia de reproducir la tecnica del campaniforme inciso en un caso (n° 2195 del nivel 174) y del campaniforme puntillado en el segundo de los ejemplares (n° 2139 del nivel 163). Son piezas comparables con fragmentos asignables a una etapa del calcolitico tardio entre los hallazgos del valle del Guadajoz (yacimientos de Los Almiares o Cerro Jesus), y para los que podria encontrarse otros referencias, en el alto valle del Guadalquivir, en Cerro Venate o Las Tiesas, por ejemplo, en la provincia de Jaen (Carrasco Rus et al. 1980, 24-37, 54-9). En la parte alta del deposito, y, en concreto en el denso nivel 162 de la fase 4, se constituye en prevalente un tipo de vasija calcolitica sintomatica: la cazuela ancha de paredes bruiiidas, borde engrosado y carena marcada baja. En el grupo de Torreparedones este tipo adopta una variante consolidada en la que la carena practicamente reposa en la linea del fondo del vaso, pero, de cualquier forma, una vasija, incorporada en los niveles de los fragmentos decorados, muy abundante con posterioridad, y destinada a sobrevivir en las etapas sucesivas.
este asentamiento calcolitico en altura del valle del Guadajoz ha aportado datos con respecto a la economia y a los mecanismos de produccion de elementales bienes de consumo que son de cierta novedad. Junto con los materiales ceramicos, las fases 1 a 4 de esta secuencia B han aportado 37 de los 54 objetos de silex recuperados en la excavacion. La mayoria de estas piezas corresponden a hojas o segmentos de hojas con retoques que se usaron en la construccion de hoces. Esta alta representacion de un instrumento de labranza indica que la economia tenia una fuerte base cerealista. Precisamente, las muestras recogidas por flotacion de los niveles 163 y 162 reconocen la contribucion del trigo y de la cebada, junto con las legumbres y las aceitunas al sostenimiento de la comunidad. Al mismo tiempo, los analisis de fauna seiialan que la oveja y la cabra, representan el porcentaje mas alto (57% del total) en la aportacion del ganado a la economia, seguido del ciervo (24%) y del vacuno (15%). El caballo y el cerdo tambien est.in representados. Tomados en su conjunto los datos extraidos sobre la flora y fauna en el periodo calcolitico, puede apuntarse que, al parecer, la comunidad sostenia una economia equilibrada y mixta (agricola y pastoril) capaz probablemente de producir excedentes de grano, y, en consecuencia, susceptible de mantener relaciones de intercambio comercial. En este sentido, es de interes hacer mencion de cierta observacion resultante del analisis de los componentes de la ceramica del periodo calcolitico. La arcilla deriva fundamentalmente de dos fuentes proveedoras, una de ellas es con toda probabilidad local, pero la segunda, con un componente granitico alto, debio de extraerse de canteras a cierta distancia, posiblemente de Sierra Morena. Ello es alentador sobre las facetas desconocidas en la interpretacion de la vida de esta comunidad prehistorica en particular de Torreparedones.
Cambios estructurales y materiales en el periodo inicial de la metalurgia del Bronce
Entramos con ello en el compromiso "obligado" de definir a que fase del periodo calcolitico meridional pertenece el yacimiento de Torreparedones, y, si, es justificado o no hacer divisiones. Seria razonable alegar que las fases 1 a 3 pertenecen al calcolitico antiguo o pleno, en razon de la ausencia de "tipos" reconocibles como especificamente "tardios". No obstante, la estratigrafia no indica ruptura o fase de inactividad en todo el proceso de acumulacion de depositos, la muestra de ceramica en las primeras fases es relativamente pequeiia, y el argumento de la "tipologia" no puede justificar por si mismo la parcelacion del tiempo. Por consiguiente, en vista de las caracteristicas apuntadas en los niveles de la fase 4, y teniendo en cuenta que casi de forma imperceptible la ocupacion continuo en la edad del Bronce, la postura mas prudente haria entender todo el yacimiento calcolitico descubierto en Torreparedones como perteneciente al periodo tardio, lo que en terminos cronologicos le emplaza en los primeros siglos del segundo milenio. Los hallazgos de otros materiales y los analisis efectuados sobre muestras oseas y vegetales abogan asimismo, por este juicio cronologico.
En la campiiia de Cordoba, y hasta la fecha, la introduccion de la metalurgia del bronce como seiial de un cambio en el modo de vida y en los recursos economicos no es mas que una esfera de tiempo, entre el calcolitico y la etapa mejor conocida del Bronce final, sobre la que pesa un debate reducido en la practica a cuestiones terminologicas y cronologicas. En compensacion por la ausencia de un fondo documental adecuado los materiales que pudieran corresponder a este periodo en la region o en sus aledaiios se sihlan en un circuito de correspondencias mutuas con los datos reconocidos en otros territorios, en particular con las secuencias de Andalucia occidental. Naturalmente, los hallazgos atribuibles a este periodo se avienen tambien a la equiparacion con situaciones contemporaneas mejor conocidas en Andalucia oriental (Arribas y Molina 1971, 137-8; Arribas et al. 1974, 61-80), pero ello aun nos desviaria mas del objetivo de presentar sucintamente el estado de la cuestion de esta etapa en la zona proxima a T orreparedones.
Ademas de sus condicionamientos estructurales y del analisis que pueda resultar de sus materiales ceramicos,
Tomando como referencia los estratos I y II del Cerro del Berrueco (Medina Sidonia, Cadiz) y los estratos XV y XIV 20
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
del corte 3 de La Mesa de Setefilla (Lora del Rio, Sevilla) (Serna et al. 1984, 1058-66; Escaracena y de Frutos 1985, 62-5, 78-81; Escaracena y Berriatua 1985, 228, 238) se entiende pertinente para la separacion entre la primera parte de la Edad del Bronce (titulada "Bronce antiguo") y una segunda ( a la que cabe Hamar "Bronce pleno" o "Bronce medio") la substitucion de las viviendas de planta circular, o cabanas, por las estructuras de planta rectangular. Se afiade a esta consideracion sobre las estructuras de construccion los perceptibles cambios, si bien sutiles, en la tipologia de las vasijas ceramicas, y el reconocimiento de utiles y armas de bronce, como los que acompafiaron al enterramiento de inhumacion en el estrato XIV de La Mesa de Setefilla (Aubet et al. 1983, 48). Tal cambio, aplicando las dataciones radiocarbonicas obtenidas en los dos yacimientos aludidos, se situa entre 1670 y 1570 a. C..
incorporar a este conflictivo- por desconocido- periodo aquellos rasgos arqueologicos que se aislan en un llamado "Bronce fmal pre-colonial", por otro nombre "Guadalquivir I". Corresponden a tal defmicion contextos arqueologicos de la Edad del Bronce en los que se hallan vasijas decoradas con tachones de aleacion de cobre y pintadas con pintura monocoma rojiza, entre otras condiciones similares a las referidas para la etapa debatida (Carrasco y Pachon 1986, 373-5; Baquedano Beltran 1987, 243). A ningun fin provechoso conduce prolongar estas disquisiciones salvo al de hacer mas patente la nebulosa en la que se cieme en Andalucfa, y en concreto en la campifia de Cordoba, el periodo que siguio al calcolitico y que antecede al mejor perfilado Bronce final. A la hora de equiparar los hallazgos de Torreparedones con el medio arqueologico coetaneo en la region, apenas se pueden sacar orientaciones fructiferas, y tampoco la situacion se enriquece si se amplia el area de observacion a toda la provincia de Cordoba. En el importante yacimiento cordobes de La Colina de los Quemados los resultados de las excavaciones arqueologicas mas recientes solo han sido divulgados someramente (Murillo Redondo 1995, 188-99) pero, a juzgar por los materiales expuestos en el Museo Arqueologico de Cordoba, podrian resultar en una contribucion significativa al periodo del Bronce antiguo. Sin dar a conocer restan los igualmente prometedores hallazgos del igualmente importante yacimiento cordobes de Ategua. Nos quedan como referencias a proposito el reconocimiento del terreno en las prospecciones superficiales llevadas a efecto en el sudeste de la provincia o en territorio de las sierras penibeticas, en la zona de Priego de Cordoba, Carcabuey o Fuente Tojar (Ruiz Lara y Murillo Redondo 1992, 15-19; Murillo Redondo 1990b). Como referencia estratigrafica podrfa sefialarse la obtenida en Monturque, en donde se presenta una secuencia consolidada de niveles previos y posteriores al reconocimiento de la ceramica campaniforme (Lopez Palomo 1993b, 289-305). Sin embargo, la situacion de Monturque junto al valle del rio Genil dificulta la relacion directa con T orreparedones y su entomo en el valle del Guadajoz.
El investigador de Llanete de los Moros (Montoro), un yacimiento mas cercano a los confines de la campifia de Cordoba en el valle del Guadalquivir, tras reflexionar sobre los conjuntos materiales en juego ha propuesto posponer la cronologia de los componentes de aquellos Bronce antiguo y medio y reemplazar estos terminos por el de Bronce reciente A, para el que cuadraria la fecha entre 1400 y 1100 a. C .. A este le habria de seguir otro Bronce reciente B con un margen temporal entre 1100 y 800 a. C. (Martin de la Cruz 1987b, 172-4; 1989, 132). Se da la paradoja de que en parte, este ultimo periodo teorico de tiempo tiene consagrado en Andalucia oriental otro nombre, el de Bronce tardio, con la especifica asociacion a un tipo de ceramica reconocible por tecnicas de decoracion impresa y excisa. A esta clase de ceramica se le aplica el nombre de Cogotas I, muy arraigado en la terminologia prehistorica hispana, en razon de su coincidencia formal con las ceramicas de la Edad del Bronce en este yacimiento septentrional de la provincia de Avila. Vasijas con decoracion tipo Cogotas se recuperaron de los estratos IV norte y VI sur de la Cuesta del Negro (Purullena, Granada) (Molina y Pareja 1975, 35, 38), y alli quedo establecido que su datacion cuadraba con el final del segundo milenio y comienzos el primer milenio. El marco cronologico se aproxima al aceptado para el Bronce final, de ahi su diferenciacion como Bronce "tardio", o "reciente" (Pellicer Catalan, 1994. 75). Aunque la terminologia no es precisamente firme o congruente, como estamos viendo, la cronologia, sin embargo, apenas requirio reajustes, al hacer este tipo de ceramica aparicion junto con fragmentos importados e identificados como pertenecientes al periodo Micenico tardio III A-B (1100-1070 a.C.) en el mencionado lugar de Llanete de los Moros (Martin de la Cruz 1988, 77-92; Podzuweit 1990, 53-8; Martin de la Cruz 1994, 120). En la campifia de Cordoba se contabilizan seis yacimientos en los que se ha reconocido, si bien en superficie, piezas ceramicas de tipo Cogotas I (Murillo Redondo 1991, 63; Martin de la Cruz 1984/85, 205-15). Hasta aqui, sin embargo, este material esta ausente en las estratigrafias, o entre los hallazgos superficiales, de Torreparedones. Las contradiciones en la nomenclatura y en la definicion de los materiales del periodo no quedan solo en las ya apuntadas dificultades sino que pudieran complicarse mas, caso de de hacer
Aunque los hallazgos de la primera parte de la edad del Bronce en Torreparedones son solo limitados tienen la importancia de ser los primeros en la campifia de Cordoba extraidos de una intervencion arqueologica rigurosa y de estar secundados por su irrefutable posicion estratigrafica. Al periodo se incorpora una ocupacion diferenciada tanto en el yacimiento de la puerta este, que ve prolongar el establecimiento del calcolitico, como del primer corte efectuado junto al bastion sur (secuencia A) en 1987. En aquel yacimiento al exterior de la muralla oriental los niveles pertenecientes a la esfera cronologica del Bronce antiguo corresponden a las fases 5 a 7, mientras que en el corte del sur este tiempo esta representado por la primera manifestacion de la ocupacion, y consecuentemente por la fase inicial de la estratigrafia. Presentando la relacion de datos en el lugar en donde dejamos los ultimos niveles de la fase 4, del calcolitico, en 21
Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
la secuencia B, procedemos en primer te1mino a dar cuenta del devenir de la excavacion arqueologica en este punto (Fig. 17. Lam. 17). Bloques de caliza sin labrar (F49), de los que el corte albergo un tramo de 2.8 m., representan la fase 5 y correponden a las cimentaciones de una edificacion. Este muro de piedra es contemporaneo con niveles de elementos de construccion (niveles 189 y 164) y de arcilla y arenisca (nivel 143) los cuales vienen a significar la disetninacion de materiales petreos coetaneos con la contruccion de la misma cimentacion, los residuos de un edificio de adobe, o estructura de barro, al que aquel muro daria asiento, y la acumulacion de tierra derivada del uso de la propia estructura. En esta fase 5 las vasijas ceratnicas no fueron particularmente abundantes, pero aquellas recuperadas vienen a mostrar la continuidad de los tipos ceramicos del periodo calcolitico. Si hubiera obligatoriamente que poner estos materiales en correspondencia con otros hallazgos sitnilaresprocedimiento comun pero no exento de inconvenientes metodologicospara asi llegar a una aproximacion cronologica, la equiparacion podria sostenerse con el nivel VIII en Monturque, datado entre 1600 y 1400 a. C., o con el estrato XIV en La Mesa de Setefilla, al que se le adscribe un tiempo con anterioridad a 1570 a. C.
centurias entre 1400 y 1100 a. C. Por extension, por consiguiente, podria ser aplicable de forma generica a la fase 7 de Torreparedones. En el corte 1 del lado sur la estructura coincidente con la fase que tratamos fue un pequefio hoyo en la arcilla natural (F7) que se relleno intencionadamente con un lecho uniforme de piedra y material de ocupacion (nivel 43). La muestra de material no fue sino muy reducida pero en ella hubo un fragmento con la sintomatica decoracion de tachones de bronce, ademas de paredes de vasijas con brufiido intenso en consonancia con los condicionamientos materiales del periodo. En este lugar, la fase se sello con la formacion de un suelo tupido semejante a un sedimento de turba (nivel 41) que viene a indicar un tiempo considerable en el que habia escasa actividadm humana en los alrededores. Con ello se da por cumplida la aportacion de Torreparedones a la documentacion del Bronce antiguo en la campifia de Cordoba. Pocos afiadidos pueden hacerse con respecto a los datos relacionados con la subsistencia de la comunidad involucrada en el proceso. Los huesos de animales en los niveles de ocupacion estos apenas muestran alteraciones en el procentaje recogido para el periodo calcolitico.
A continuacion sucede en la estratigrafia de la puerta este de Torreparedones la acumulacion de arcilla y tierra arcillosa que se explica como resultado de la destruccion y erosion de las paredes de adobe. Estos niveles constituyen la fase 6, y como es de esperar por su naturaleza fueron esteriles en componente de ceramica, al tratarse de un periodo de inactividad, de duracion desconocida. Tras este espacio temporal siguio el vertido intencionado de tierras y cascote mas residuos de ocupacion que representan la fase 7. De entre los niveles de esta fase, el nivel 133 fue el que contenia mayor cantidad de piezas ceratnicas orientativas de la epoca en las que se encuadra esta fase. Resulto este nivel mas denso en la esquina noroeste del corte, adelgazandose hasta desaparecer en el angulo del sudeste, lo que implica que la actividad que genero este deposito de ocupacion se encuentra en el lado norte arriba de la colina. Junto a los tipos tradicionales, todavia deudores de las formas calcoliticas, se afiaden en este conjunto ceramico otras piezas de fabrica muy cuidada e intensamente brufiida, cuyas formas, abiertas y carenadas, tanto por lo que respecta a los cuencos como en los recipientes de mayor tamafio, anuncian las variaciones habituales con posterioridad. En el conjunto se cuenta con una pieza perteneciente a una vasija decorada con tachones de aleacion de cobre, y con un fragmento hecho a mano decorado con pintura roja. Estos componentes, segun dimos cuenta arriba, no desentonan de las manifestaciones de materiales supuestamente contemporaneos en otros lugares de la campifia de Cordoba y del mediodia peninsular. A titulo de referenda la contrapartida del material se encuentra en el estrato Illa de El Llanete de los Moros (Martin de la Cruz 1987b, 57, n° 144), en el estrato 18 de La Colina de los Quemados (Luzon Nogue y Ruiz Mata 1973, 12-13, 35), en el estrato XIII de La Mesa de Setefilla (Aubet et al. 1983, 70-3), y en el estrato VI de Monturque (Lopez Palomo 1993 a, 239-43). El espacio temporal adscrito a los contextos aludidos cubre las
La representacion del Bronce final en Torreparedones
En los dos cortes estratigraficos efectuados en Torreparedones junto a la muralla y en aquel abierto a intramuros, se detacto una etapa activa perteneciente al periodo del Bronce final, es decir al tiempo adscrito a las condiciones de vida en los dos primeros siglos del primer tnilenio hasta la entrada de productos en relacion con los asentamientos coloniales de la costa. Ello, en realidad, esta dentro de lo que cabe esperar de un lugar descatado de la campifia de Cordoba que ha dado muestras de ocupacion continuada desde el periodo calcolitico. Tampoco causa sorpresa el hacer la presentacion de este periodo como uno de los mas determinantes en el posterior desenvolvimiento de la ciudad. Indices en este sentido no faltan en la campifia de Cordoba, aunque hasta aqui, y salvo en el yacimiento que nos concieme, los datos fehacientes sean escasos. El recorrido del patron de asentamiento antiguo en el territorio proximo al valle del rio Guadajoz presenta un cuadro dotninado por unos cuantos poblados fortificados con buena visibilidad y de cierta extension que se erigen en lugares particularmente perceptibles, por sobresalir entre otros yacitnientos de menor entidad, en epoca iberica. En esta categoria se encuentran los lugares de Izcar y Cerro de los Molinillos en las margenes del rio Guadajoz, y los establecimientos de Ategua, Cerro Boyero y Cerro de los Alcores, en plena campifia, reunidos en una perspectiva topografica en direccion oeste a este. En este trayecto geografico, y entre los dos yacitnientos mencionados en primer termino, se levanta Torreparedones (Fortea y Bernier 1970, 29, 44; Bernier et al. 1981, 39, 79, 83; Serrano y Morena 1984, 124; Murillo Redondo et al. 1989, 22
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
159-60; 1991, 64-7; Morena Lopez 1990 a, 110-11). La presentacion de la carta arqueologica en la region, y por ende de la repercusion de los lugares fortificados en altura mencionados, va emparejada a la intensa labor de prospeccion arqueologica en la campiiia cordobesa. Estas prospecciones sobre el terreno ofrecen asimismo una densa representacion de materiales, principalmente ceramicos, reconocibles como pertenecientes a la ultima fase de la edad del Bronce. Ello afecta a todo el territorio; es aplicable a asentamientos menores o de otro caracter como las "torres", pero con notable incidencia se reconoce en aquellos yacimientos dominantes por su posicion, por estar amurallados o por sus dimensiones. La consecuencia logica que se deriva, por consiguiente, de estas circunstancias es que la etapa del Bronce final hubo de ser trascendental en la configuracion de los requisitos economicos, sociales, culturales, o de otra fndole, necesarios para el establecimiento de los poblados fortificados. Los datos obtenidos en las excavaciones en Torreparedones no entran en la dimension de lo inesperado en este capitulo de la arqueologia cordobesa pero ciertamente contribuyen en buen grado a la materializacion de la informacion al respecto.
no es prerrogativa, como es facil de entender, para la asignacion de la muralla sin otra prueba arqueologica a este periodo. Por consiguiente, estos casos estan tambien pendientes de confrrmacion. Una incertidumbre semejante se cieme sobre el prominente poblado fortificado de Cerro Boyero, a todas luces de importancia pareja a la de Torreparedones, pero cuya trascendencia a afectos de la investigacion arqueologica se limita a su reconocimiento como tal. Trasladando la mirada al oriente del Arroyo Salado la campiiia del Guadajoz se funde con los parejes similares de la campiiia de Jaen, por lo que dicho territorio puede razonablemente verse envuelto en los condicionamientos arqueologicos del valle del Guadajoz . Es precisamente aqui en donde la aportacion documental es mas solida, y por tanto, resulta de obligada referencia. Dos poblados de la localidad de Porcuna, Cerro de los Alcores y Cerro Albalate disponen de fortificaciones solidas. En ambos casos el rastreo de las primeras murallas ha conducido al reconocimiento de construcciones defensivas en el perido calcolitico. En Los Alcores, al parecer, la muralla se reconstruyo en la edad del Bronce antiguo, mientras que en Albalate esta paso por la reconstruccion en los prelimares de la etapa del Bronce final (Arteaga 1987, 281-3; Arteaga et al 1987, 399; 1993, 299). Aunque obviamente no puede sostenerse con certidumbre, este planteamiento y prioridad cronologica de la campiiia de Jaen, que podria hacerse extensible a otros yacimientos de aquel territorio, ha inducido a los investigadores involucrados en estos estudios de la prehistoria giennense a sugerir la hipotetia antelacion de las construcciones defensivas en la zona de expansion hacia el interior desde, en ultimo termino, de los centros metalurgicos principales de la prehistoria iberica, Los Millares y El Argar. En cualquier caso, no obstante, la correspondencia mutua entre los poblados de Porcuna y los de la campiiia de Cordoba queda pendiente de analizar, a falta en este area, de hecho, de resultados comparables.
Con objeto de calibrar la aportacion de Torreparedones al periodo del Bronce fmal, ha de permitirsenos repasar el alcance de las investigaciones previas en el territorio de la campiiia. No es nuestra intencion dar cuenta exhaustiva de todos los hallazgos que en provincia pudieran tener relacion con la etapa sobre la que tratamos, por lo que habremos de centrar la atencion a los sitios y sus peculiaridades arqueologicas, del medio geografico del valle del Guadajoz. Ello nos obliga a retirar de la exposicion intencionadamente otras referencias a hallazgos contemporaneos en territorios colindantes con la campiiia, como la zona del alto valle del Guadalquivir, los aledaiios de la propia ciudad de Cordoba o la region de los confmes del valle del Genil, no por intrascendentes sino por evitar que la disquisicion se extienda innecesariamente.
De lo dicho hasta aqui puede deducirse que las aportaciones atestiguadas sobre el Bronce fmal en el valle del Guadajoz son demasiado imprecisas e incompletas como para extraer conclusiones claves que puedan tomarse por veridicas . No obstante y en funcion de la presentacion de un contexto pertinente a los hallazgos en Torreparedones merece la pena arriesgarse a hacer generalizaciones "verosimiles". Podria resultar acertado que aquellos yacimientos de posicion prioritaria y con murallas defensivas hubieran estado ocupados ya desde la epoca del calcolitico. Podria asimismo ocurrir que a cobijo de la expansion "urbanistica" y de poblacion que se percibe en el tiempo del Bronce fmal se construyeran en este tiempo, y en algunos casos, recintos defensivos. Otra cuestion, mas resbaladiza aun, es la de inquirir acerca del tiempo exacto en el que la patente realidad de la ciudad amurallada tiene lugar. Asumidos los datos de la campiiia de Jaen resulta tentador plantear un desarrollo urbano temprano en la prehistoria reciente. Sin embargo, nada impide creer que la campiiia de Cordoba se desenvolviera de forma "retrasada" o mas bien independiente de las condiciones de vida de sus vecinos para terminar involucrada en otro proceso de magnitud probada: las consecuencias de los establecimientos coloniales. En tal
La construccion de recintos defensivos en el tiempo del Bronce fmal es una cuestion implicita en la interpretacion de los poblados fortificados de la campiiia de Cordoba aunque no siempre probada con la suficiente fuerza aclaratoria. En Ategua, cuya ocupacion se remonta al periodo calcolitico, se da como probable que la muralla pertenezca a la etapa del Bronce final, pero los informes difundidos, breves y sin entrar en detalles, no facilitan la labor de interpretacion y, por tanto esta posibilidad esta, en realidad, sin demostrar (Blanco Freijeiro 1983, 123-6; Martin Bueno 1983, 229-31). La ceramica tipica del Bronce fmal (los cuencos de carena alta intensamente bruiiidos, ademas de la ceramica tosca con digitaciones, entre otros tipos igualmente bien conocidos) es extraordinariamente abundante en aquellos yacimientos de importancia del valle del Guadajoz. Este es el caso de Izcar, y Cerro de los Molinillos, ademas de El Cabezo de Cordoba, lugar que parece haber vivido ininterrumpidamente una secuencia prehistorica de primera magnitud (Carrillero Millan et al. 1993, 75-6; Bernier et al. 1981, 51-2; Murillo Redondo 1990a, 45-6). Constatada la vitalidad de estos lugares en el tiempo del Bronce final ello 23
Maria Cruz Fernandez Castro y Barry W Cunliffe
hipotesis, en cambio, la construccion de las murallas en los poblados fortificados de la campifia de Cordoba responderia a factores bien distintos de los se debaten en la Edad del Bronce en el sudeste peninsular. Los datos estratignificos de Torreparedones podnin, al menos, servir de orientacion en los estudios por devenir.
Bronce final en Torreparedones. Los materiales del relleno superior estan dentro de la orbita tipologica de los de la Hamada Edad del Bronce pre-colonial". Entre el conjunto cabe resefiar la aparicion de un fragmento (raro en la campifia) de vasija decorado con un esquema lineal brufiido, a la manera de la clase de ceramica reconocible en el bajo Guadalquivir como de "reticula brufiida" y situada cronologicamente en la frontera de los siglos IX y VIII a. C:.
Un volumen apreciable de fragmentos ceramicos tipicos del Bronce final formaban parte de los niveles de ocupacion que siguieron en la secuencia A del corte sur a la fase 1. Dichos niveles (40, 39-5 y 30) conforman la parte inferior de una prolongada e ininterrumpida sucesion de desperdicios (Fig. 12). El bloque de estos niveles del Bronce final en este punto alcanza cerca de 1 m. de espesor y se distinguen de la seccion alta del deposito, que se prolonga en otros 80 cm., en que los materiales se mezclan con arcilla. Ello pudiera haberse debido, entre otras altemativas, al deterioro y erosion de paredes de barro en la inmediaciones. El conjunto ceramico, en el que predominan los cuencos brufiidos de alta calidad es relativamente menor, pero inconfundible de la etapa asignada (Buero Martinez 1984, 345-64; 1987/1988, 485513; Ruiz Mata 1988, 225-40).
Haciendo balance de los datos de Bronce fmal percibidos en Torreparedones podemos confirmar que en lo descubierto hubo en este periodo un asentamiento con estructuras de arcilla en el lado sur que genero basura y otro en la zona del nordeste que conto con un silo de almacenaje. A este respecto cabe decir que los restos de semillas analizados revelan la importancia de la dieta cerealista en esta etapa, fundamentada principalmente en el cultivo del trigo y cebada, y de forma complementaria en higos y aceitunas. Las bases, pues, de esta economia no se diferencian de las percibidas en el periodo calcolitico. Finalmente, aunque no esta enteramente probado, la estratigrafia en el nordeste de la fortificacion induce a creer que pudiera haberse erigido en este punto una primitiva muralla, en la edad del Bronce final, que resultara demolida con posterioridad.
En la secuencia B del corte en la muralla oriental, la fase de Bronce final esta representada por los niveles de un potente vertido de arcilla y tierra que alcanzo un promedio de un metro de espesor y que en la secuencia estratigrafica representa la fase 8 (Fig. 17. Lam. 18). El contenido y el material asociado pudieran haberse derivado de estructuras construidas de arcilla, pero parece haberse depositado en un proceso unico destinado a igualar la superficie del terreno. Esta obra fue de la envergadura suficiente como para haber adquirido un significado relevante en la comunidad. Una posibilidad distintiva es que esta operacion de intenso trabajo se debiera a la ereccion de una muralla precedente a la levantada en la fase 10, cuyos restos hubieran quedado por debajo de esta. En parte esta tesis esta avalada por las caracteristicas de los niveles que siguieron a continuacion, en la fase 9, en los que se reconoce el derrumbe de grandes bloques de caliza y que hubieron de corresponder al colapso de una construccion (Lam. 20). Estos mismos rasgos estratigraficos se hicieron observar inmediatamente al oeste, por detnis de la muralla mas tardia. El problema es dificil de resolver al menos que se retire este sector de la fortificacion, pero se encuentra dentro de los enunciados planteados en tomo a las primeras obras de amurallamiento en los poblados de la campifia de Cordoba. Si efectivamente hubiera habido en esta lado de la ciudad una muralla antigua, reemplazada con posterioridad, entonces la ocupacion sefialada en el lado sur hubiera quedado a extramuros. En lo que se refiere a las piezas ceramicas de esta fase, estas resultaron escasas y de tipos tradicionales, lo que apenas puede llegar a sorprender habida cuenta que la totalidad del deposito pertenece a vertido redepositado.
Torreparedones en la epoca de las colonias fenicias La separacion entre las condiciones vividas durante el Bronce fmal y aquellas habidas en la campifia de Cordoba como consecuencia de los cambios acaecidos en el tiempo de las colonias fenicias son con frecuencia imperceptibles en el lugar de los asentamientos. La distincion, sin embargo, acaece al reconocer en el terreno, y en muchos casos dentro de los mismos yacimientos, una clase de material ceramico ( ceramica a tomo gris y bicroma a bandas) cuya existencia solo esta justificada por las derivaciones comerciales, y de otro genero, en las que repercutieron los asentamientos coloniales de origen fenicio. El cambio material y cultural afecta a toda Andalucia, y se corresponde con el tiempo en el que la colonia fenicia por excelencia, Gadir, y aquellas situadas en la costa del sudeste hasta Baria (Villaricos, Almeria) toman un impulso catalizador sobre las comunidades locales de ritos, imagenes, objetos y productos orientales. No es nuestra intencion aqui, por estar fuera de todo proposito, el entrar en consideraciones sobre este periodo particularmente controvertido. En la bibliografia tradicional se denomina "orientalizante" en razon de que el factor determinante inicial de la "colonizacion" procede de Tiro en el Levante y el proceso estuvo mediatizado por la posterior intervencion de colonos griegos del Egeo y de la costa de Anatolia. Este es, como cabe esperar, un tema y un periodo sometidos a complicadas consideraciones entre arqueologos e historiadores de la Antiguedad. El intento de presentar por nuestra parte un resumen de la situacion, necesariamente breve , alargaria la disquisicion sin haber, en realidad, entrado a examinar medianamente la cuestion. No obstante, es justificable apuntar los datos arqueologicos
En la secuencia C realizada a intramuros la arcilla natural quedo taladrada por una estructura (F99) revestida de piedra y cal que adapto la forma y la funcion de un silo de almacenamiento (Fig. 20). Esta estructura, como es obvio, hubiera quedado al interior de la hipotetica muralla del 24
El yacimiento y el santuario de Torreparedones
establecidos y las bases de la interpretacion para asi encuadrar en el medio cronologico y cultural los hallazgos pertinentes en la campifia de Cordoba y los resultados de las intervenciones arqueologicas en Torreparedones.
La prospeccion arqueologica en este territorio de la campifia de Cordoba ha puesto sobre el mapa un numero muy alto de yacimientos cuyos materiales en superficie entran en la categoria del complejo "orientalizante". Con respecto al periodo del calcolitico y de la edad del Bronce se produce un aumento espectacular que llega a doblar el numero de yacimientos reconocibles (de 50 a 100). En buena medida, la ocupacion en el Bronce fmal persiste en el tiempo afiliado a los materiales orientalizantes, pero asimismo es notario el incremento de asentamientos de, al parecer, nueva fundacion, en particular en el llano (Murillo Redondo 1987, 13-26; Murillo Redondo 1989a, 67; Murillo Redondo et al. 1989, 160-1; Murillo Redondo 1991, 67; Vaquerizo Gil 1990, 97-9; Carrillero Millan et al. 1993, 75-6). Los grandes poblados en altura continuan dominando el paisaje arqueologico y ellos son los que confirman el continuo progreso de los grupos alli establecidos. En este caso, ademas de Torreparedones, se encuentran en el valle del Guadajoz Ategua, Izcar, Cerro Boyero, Cerro del Minguillar, Cerro de los Molinillos, Almanzora, Las Vistillas, o El Castellar (Morena Lopez 1987, 24-8; 1991, 99-115). Al mismo tiempo, se entiende que otros lugares fortificados, como Castro del Rio o Torre Morana se incorporan al paisaje de las poblados sobre colinas en esta epoca (Carrillero Millan 1990, 42-7). Otros yacimientos de menor escala pero en las mismas condiciones y ocupando posiciones estrategicas son los de Cerro V eleto, el Espino, Cabezo de Cordoba, etc. (Murillo Redondo 1989b, 150-2). En terrenos de menor altura, las prospecciones al norte de Baena reconocen asentamientos de cierta intensidad material como aquellos de El Baile, Cortijo de Julian Garcia y Cortijo de Morenas (Morena Lopez 1990b, 471-86). Otra concentracion similar de yacimientos de epoca orientalizante se ha detectado en el municipio de Canete de las Torres, en lugares tales como Fuesteasnera, Rabanera, Cortijo de Galiana, etc. (Morena Lopez 1990b, 471-86). La relacion de lugares arqueologicos significativos en esta epoca, con o sin antecedentes en tiempos prehistoricos precedentes, pudiera alargarse considerablemente, en razon de los trabajos especificos en el nucleo del valle del Guadajoz o en la periferia de este. Asi, por ejemplo, estos mismos condicionamientos incidentes en particular en la expansion de los asentamientos en altura se verifica en el valle del Guadatin por el norte (Murillo Redondo y Morena Lopez 1992, 42-5; Morena Lopez 1992a, 203-4), en el valle del rio Genil por el sudeste (Lopez Palomo 1981a, 115-22; 1983, 100-10; 1987, 117-29; 1989, 62;1993b, 247-8), yen el area suroeste de la Subbetica (Murillo Redondo et al. 1989, 160; Vaquerizo Gil 1990, 100).
El desarrollo del santuario y del puerto de la historica colonia tiria de Gades (Cadiz), asi como el testimonio de las primeras sefiales de identificacion foraneas, en concreto orientales de origen fenicio, en la costa suroriental de Iberia permiten sefialar un horizonte cronologico en el mediodia de la peninsula iberica entre el 760 y 750 a. C .. Este espacio temporal deslinda la etapa local del Bronce final en una fase posterior condicionada por la simple "presencia" de las colonias fenicias. Las colonias atravesaron por una serie de avatares, y cambios propios, pero ademas deterrninaron el curso de las relaciones comerciales con las comunidades indigenas, lo que afecto a ambas partes. Hacia el 700 a. C. los asentamientos coloniales parecen haber atravesado por reajustes que se manifiestan en el abandono de algunos lugares de este caracter (como, por ejemplo, Chorreras o Montilla) y el desarrollo y expansion de otros (como, por ejemplo, Malaca). La nueva situacion supuso el comienzo de una epoca de prosperidad, la que cubre el siglo VII a. C. con particular incidencia hacia mediados de este siglo, que revirtio no solo en la vida de los antiguos centros coloniales, o en otros de nueva fundacion en aguas occidentales, sino tambien en la de las poblaciones del interior. De todo este proceso de "aculturacion" y transformacion econom1ca y social, por no decir igualmente ideologica, se da buena cuenta en trabajos especificos de investigacion plenamente informativos (Aubet 1987, 1993, 1995; Wagner 1995). El sistema de intercambios asi generado tuvo, entre otras muy variadas consecuencias, la de movilizar materias primas y bienes de consumo a traves de una red de comunicaciones por via fluvial y por tierra que se llegarian a establecer como "rutas historicas" y caminos duraderos. Imperceptiblemente, y con el paso del tiempo, el engranaje entre la poblacion foranea y la local repercutiria en una sociedad iberica hereditaria no solo de sus raices ultimas locales sino de aquel pasado implicado en la experiencia colonial. A la campifia de Cordoba se llega desde Cadiz siguiendo el valle del Guadalquivir y de sus afluentes. De forma similar, desde Malaga, Antequera o Almufiecar, en la costa de dominio fenicio y despues punico, la campifia de Cordoba es accesible tras superar los valles de las sierras y serrezuelas de la cadena penibetica. El fertil territorio agricola de estas llanuras, del alto Guadalquivir y sus tributarios (el rio Guadajoz y Genil), mas los recursos de minerales de Sierra Morena, quedaban al alcance de todos aquellos mercaderes o grupos emprendedores coloniales. En contrapartida, los productos agricolas y metalurgicos del interior encontraban salida a los puertos de la costa y, en defmitiva, del Mediterraneo. En estas circunstancias, las comunidades locales del Bronce final en la campifia se vieron envueltas en un proceso de crecimiento economico y de poblacion del que da cuenta patente el reconocimiento del terreno arqueologico.
Si el estudio del territorio ha alcanzado cierta fuerza probatoria por la intensidad con la que se ha desarrollado, no puede decirse lo mismo con respecto a los hallazgos habidos en excavaciones arqueologicas y publicados. En este sentido, el desconocimiento de los hechos es practicamente total. Ha de hacerse las salvedades del poblado fortificado de Los Alcores, en Porcuna, en donde se presenta, entre otros datos aportados por el periodo, la construccion de una serie de viviendas con cimientos de piedra asentados en seco y paredes de adobe (Arteaga 1987, 283-4) y de Ategua, en donde tambien al parecer se 25
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ITUCI VIRTUS TORREPAREDO CORTIJO DE LA
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