El Leviathan y la bomba de vacío Hobbes, Boyle y la vida experimental 9789875580596, 9875580597

Los estudios sociales de la ciencia y la tecnología constituyen una disciplina relativamente reciente, especialmente en

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Spanish Pages 505 [256] Year 2005

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Table of contents :
Capítulo l. Entendiendo el experimento 29; Capítulo 2. Ver y creer: la producción experimental de los hechos neumáticos 53; Capítulo 3.· Ver doble: la política plenista de Hobbes antes de 1660 125; Capítulo 4. El problema con el experimento: Hobbes
versus Boyle 163; Capítulo 5. Los adversarios de Boyle: la defensa de la experimentación 219; Capítulo 6. La reproducción y sus problemas: las bombas de vacío en la década de 1660 309; Capítulo 7. Filosofía natural y Restauración: intereses en disputa 383
Capítulo 8. Conclusiones: la organización política de la ciencia 449.
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 9789875580596, 9875580597

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El Leviathan y la bomba de vacío Hobbes, Boyle y la vida experimental UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES Rector Daniel Gomez

Steven Shapin Simon Schaffer

Vicerrector Jorge Flores



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Universidad Nacional deQuilmes Editorial

Colección "Ciencia, Tecnología y Sociedad" Dirigida por Pablo Kreimer

Shapin, Steven ; Schaffer, Simon El Leviathan y la bomba de vacío. Hobbes, Boyle y la vida experimental - 1a ed. - Bernal : Universidad Nacional de Quilmes, 2005 512 p. ; 20 x 15 cm {Ciencia, tecnología y sociedad dirigida por Pablo Kreimer)

Índice

Presentación, por Alfonso Buch .......................... 11

Traducido por: Alfonso Buch

Nota sobre fuentes y convenciones........................ 25

ISBN 987-558-059-7

Agradecimientos ..................................... 27

1. Sociología del conocimiento - l. Buch, Alfonso, trad. 11. Título

Capítulo l. Entendiendo el experimento .................... 29 CDD 306.42

Capítulo 2. Ver y creer: la producción experimental de los hechos neumáticos ..................................... 53 Título original: Leviathan an the Air-Pump. Hobbes, Boyle, and the experimental life

Capítulo 3.· Ver doble: la política plenista de Hobbes antes de 1660 ...................................... 125

Traducción: Alfonso Buch

Capítulo 4. El problema con el experimento: Hobbes versus Boyle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 LJ~J~\íEr\.E:

©

1985 by Princeton University Press

©

Universidad Nacional de Quilmes. 200? Roque Sáenz Peña 352 (B IB76BXD) Berna!

Buenos Aires (54-11) 4365-7184

http://www.unq.edu.ar

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Capítulo 5. Los adversarios de Boyle: la defensa de la experimentación ................................ 219 Capítulo 6. La reproducción y sus problemas: las bombas de vacío en la década de 1660 ...................... 309

[email protected]

Capítulo 7. Filosofía natural y Restauración: intereses en disputa .. 383 Diseño de portada: Mariana Nemitz

Capítulo 8. Conclusiones: la organización política de la ciencia ... 449 Bibliografía ........................................ 465

.. Listado de ilustraciones

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Figura l. La primera bomba de vacio de Boyle (1659), de New Experiments .................................... 59 Figura 2. Portada del History of the Royal Society de Sprat, mostrando la bomba de vacio rediseñada ............... 66 Figura 3. Viñeta de Boyle con instrumentos científicos, de la edición de Thomas Birch de los Works de Boyle .......... 69 Figura 4. Portada de una colección francesa anónima de ensayos sobre filosofía natural de 1679 ...................... 70 Figura 5. Retrato de Hobbes a los 81 años realizado por J. M. Wrigh~ (1669) .................................. 197 Figura 6. Evidencia de la succión del funiculus presentada por Franciscus Linus (1661) ........................... 223 Figura 7. Revisión de la bomba de vado realizada por Boyle en su Continuation of New Experiments (1669) .......... 240 Figura 8. Ilustración de los experimentos de Boyle para detectar éter en su bomba de vacio sin aire ................... 2 54 ,.Figura 9. Ilustración de los experimentos de Boyle sobre adhesión de mármoles (en Continuation) .............. 272 Figura 10. Mapa de distribución de las bombas en los años 1660 .. 313 Figura 11. Primer diseño de una bomba de vacio de Huygens en noviembre de 1661 ............................ 326 Figura 12. Diagrama del experimento del vacio-dentro-del-vacio de Huygens (diciembre de 1661)..................... 327 Figura 13. Diagrama de la llave y el émbolo (diciembre de 1661) .. 329 Figura 14. Diagrama del experimento de la suspensión anómala de Huygens (diciembre de 1661) ..................... 330

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Figura 15. Diseño de la segunda bomba de vacío de Huygens (octubre de 1662) .............................. : Figura J 6a. Dibujo de Boyle realizado por William Faithome (1664) ................................ Figura 16b. Grabado de Boyle realizado por William Faithorne (1664), mostrando su bomba de aire original ........... Figura 17. Bomba de vacío de Boyle revisada; detalle de la figura 2 ...................................... Figura 18. Diagrama de la segunda bomba de vacío de Huygens, enviado a Montmor Uulio de 1663) .................. Figura 19. La bomba de v:acio de Huygens en la Académie Royale des Sciences (mayo de 1668) ................. Figura 20. Bomba de vacío de Huygens revisada; en la Académie Royale des Sciences, describiendo una visita imaginaria de Luis XN y Colbert (1671) ....................... Figura 21. Segunda bomba de Otto von Guericke (1664) ....... Figura 22. Primera bomba de Otto von Guericke (1657) ........

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Presentación 350 Alfonso Buch 351 352 El libro de Shapin y Schaffer, El Leviathan y la bomba de vacío. Hobbes y Boyle y la vida experimental, constituye una referencia central de la

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llamada "nueva sociología de la ciencia". Dos objetos, un libro canónico de la filosofia política y un dispositivo neumático que fue por años el simbolo de la Royal Society, establecen el marco de una investigación ya clásica que vincula intimamente dos esferas consideradas habitualmente distintas: la esfera de la representación cientifica de la naturaleza y la esfera de los intereses políticos. A pesar de haber sido escrito hace ya veinticinco años, el texto que se ha traducido sigue siendo aún un modelo de investigación empírica y teórica, dado que la abundancia de fuentes documentales con las que trabaja se complementa con un sofisticado andamiaje teórico enraizado en las corrientes interpretativas de la sociologia. El análisis de las fuentes del orden a las que el texto se aboca, tanto en el plano cognitivo como social, es de por sí un tema crítico para todo el pensamiento cientifico acerca de la naturaleza y de la sociedad. La tesis central del texto es la siguiente: se sugiere que las soluciones al problema del conocimiento estári incorporadas en las soluciones prácticas dadas al problema del orden social, y que diferentes soluciones prácticas al problema del orden social involucran soluciones prácticas distintas al problema del conocimiento. De tal modo, por su tesis y por su contenido, el texto forma parte -central de los estud.ios sociales de la ciencia y la tecnología del último tercio del siglo XX. La conclusión antes presentada constituye una generalización, tal vez excesiva, derivada de un estudio de caso histórico en torno de los debates suscitados por la creación de la bomba de vacío armada

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por Robert Boyle, en paralelo a la conformación de la primera sociedad científica inglesa, la Royal Society, en el contexto de la Restauración Monárquica inglesa de 1660. Se trata del análisis de un momento fundacional: la crisis en torno de los fundamentos legítimos del orden politico, producto de la Revolución inglesa y la crisis religiosa del período, generó un extenso debate al cual no seria ajena la creación de la sociedad científica que cobijaría años después los trabajos de Newton. De distintos modos las sociedades democráticas contemporáneas son producto de un proceso histórico que es simultáneo al de la emergencia de las formas científicas de adquisición del conocimiento. De tal manera, los problemas en torno de los modos de organizar la ciencia, la sociedad politica y la conformación de los hechos científicos quedan manifiestamente entrelazados. Comenzaremos este breve ensayo de presentación analizando este último aspecto del problema.

lidad de los hechos aducidos por el naturalista por una parte, y un modo de escritura que apelaba a la posibilidad de que el lector se constituyera en un testigo virtual del experimento por el otro, conformaban junto con el aparato en sí, un trípode tecnológico sobre el cual se apoyarían los matter-of-fact, los ladrillos sobre los cuales podía elaborarse una teoría científica. Sin embargo, los limites no siempre eran evidentes: los autores mostrarán el modo en que para Boyle la presión del aire pasó de ser una hipótesis o una conjetura a un hecho de la naturaleza. De tal modo, el discurso de los hombres, que se expresaba como teoría, era naturalizado y tomado como un dato de lo real. La conclusión es que un hecho depende en su carácter de una convención que lo toma por tal: los filósofos de la ciencia, al hablar de la carga teórica de la observación, nos han acostumbrado a esta noción. La conformación de los hechos científicos era, al mismo tiempo, la elaboración de una epistemología de la evidencia cientlfica. La tradición científica que se estaba creando en ese entonces involucraba la creación simultánea de un. modo de evaluar la fiabilidad del conocimiento generado, especialmente a través de garantizar su comunicabilidad y su reproductibilidad. La ciencia será concebida en este sentido como aquello que se opone al secreto de los alquimistas y al entusiasmo de las personas que afirman haber recibido una revelación divina precisamente porque lo que ella establece no es fruto de la inspiració~ individual, sino que es el resultado de una creación colectiva. Era de esperar por ello mismo que los hechos y las teorías defendidas por Boyle no recibieran una aprobación unánime. Uno de los mayores opositores que encontró Boyle a sus afirmaciones fue Thomas Hobbes, figura central de la filosofía anglosajona de la época. En especial, Hobbes negaría que fuese posible la creación de un vacío en la naturaleza, y ello no en virtud de argumentos fundados en el "horror al vado" aristotélico, sino en la naturaleza del aire y el funcionamiento mismo de la bomba bajo discusión. Por una parte cuestionó el carácter estanco de la bomba creada, afirmando que la misma permitía el pasaje del aire por distintos lugares y que por lo tanto el vado supuestamente generado no era tal. Por

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LA PRODUCCIÓN DE HECHOS A partir de la transformación de una máquina creada por Otto von Guericke, Boyle desarrolló series experimentales que le permitieron afirmar que había generado un vacio dentro de su dispositivo, realizando experimentos sobre el resorte y la presión del aire. Estas series experimentales, publicadas bajo el nombre "New Experiments Physico-Mechanical, touching the Spring of the Air [ I 660]", involucraban una densa tecnología material, social y textual que, aun pretendiendo que no entraban en debates metafísicos acerca de la existencia o no del vado, daban por existente un vacio operativo que explicaba numerosos fenómenos físicos y que demostraba, en sus propios términos, la existencia de un resorte del aire. Si la existencia de una tecnología material para la producción de hechos resulta evidente para el caso de la bomba de aíre, menos evidente resulta hablar de una tecnología social y textual: la existencia de una práctica y de una teoría del testimonio, que garantizaba la rea12

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otra parte, y reflejando sus concepciones filosóficas generales, Hobbes señaló que toda investigación filosófica adecuada debía partir de definiciones conceptuales sólidas y precisas, sin entrar en contradicciones de sentido como producto de un mal uso del lenguaje: argumentó que en función de las definiciones correctas de lo que era el "aire" o el "vado", el vacío en la naturaleza no era posible ... porque el vacío

INDUCCIÓN Y CONVENCIÓN

no existía.

Por varios años se desarrollarla una discusión entre Hobbes y Boyle que, en el largo plazo, alejarla a Hobbes de los textos que se refieren a la filosofia natural: la derrota en el plano de las discusiones se reflejó en la herencia histórica, dejando a Boyle como uno de los fundadores de la filosofía natural en la tradición inglesa y a Hobbes como autor de referencia central en los debates de la filosofía política. Sin embargo, el rechazo de Hobbes hacia el vacío no era otra cosa que un rechazo al poder político de la Iglesia, fundado, según él, en la afirmación de entidades inexistentes y autocontradictorias, como la de "ser inmaterial" o la de "espíritu". El vacío debía ser alejado del mundo de lo posible porque era el fundamento del poder religioso y ponía en peligro la paz social: de tal modo el debate científico poseía un fuerte fundamento en un debate de naturaleza política y en la experiencia de la guerra civil inglesa, producida, según Hobbes, por clérigos irresponsables y ansiosos por menoscabar el poder real. Aceptar la argumentación de Boyle en última instancia no era sólo erróneo, era

peligroso. Por el contrario, al discutir en otros textos las concepciones teológicas de Hobbes, Boyle aceptaba de manera implícita el carácter genérico de lo que verdaderamente se estaba discutiendo. No eran sólo hechos, eran también concepciones políticas y religiosas. Se discutían hechos y si la bomba de aire era o no estanca, pero también se discutía la naturaleza de Dios y el poder de la monarquía. Shapin y Schaffer muestran cómo el deslizamiento de los niveles a lo largo de la discusión articula un debate general acerca de las fuentes del orden y del conocimiento.

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A través del análisis de los argumentos esgrimidos los autores del libro logran determinar de manera convincente el vínculo estrecho existente entre las afirmaciones en tomo a la bomba de vacío y apuestas epistemológicas de mayor rango. El debate en tomo a los hechos y las teorias de la neumática se vincula a un debate más general en torno de los modos de conformar el conocimiento científico y a la raíz del orden cognitivo. Allí donde Boyle y la Royal Society conformaron un modelo plural e inductivista, donde el debate de los científicos debía ser un modelo de sociedad democrática, Hobbes ahogarla por un modelo de conocimiento fundado en el conocimiento geométrico, donde los axiomas, la deducción y la razón articulaban la relación epistémica central y donde la relación vertical entre un maestro y un discípulo conformaba el tipo ideal de relación social que permitía el saber. Debido a que para Hobbes el conocimiento era en lo fundamental un resultado del razonamiento deductivo fundado en premisas convencionales o humanas (incluso el conocimiento geométrico, y en particular·e1 conocimiento político), el acto del conocer era en lo fundamental la acción de un sujeto individual. Para Boyle, al contrario de Hobbes, el conocimiento no existía como propiedad de un individuo sino como propiedad de una comunidad. El modo de concebir el conocimiento natural reflejaría concepciones políticas más amplias: en un caso la humildad propia de la . creación y recolección de los hechos reflejarla el carácter en principio ,.. abierto de los debates científicos, un disenso controlado que se presentó como un modelo para clausurar los debates políticos de la época; en el otro, el modelo geométrico y deductivo del conocimiento propulsado por Hobbes reflejarla el monolítico modelo político elaborado en el Leviathan. Las alternativas políticas que representaban estos modos de adquisición del conocimiento para resolver la crisis de legitimación abierta por la Revolución inglesa y los debates religiosos de la época fueron un aspecto de la vida social de la Restauración. La figura de 15

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flobbes, sospechoso de ateísmo y promotor de la conformación de una única iglesia centrada en la monarquía, contrastaba con el piadoso Boyle, promotor de la tole.rancia religiosa y que debatía con religiosos acerca de la existencia o no de fantasmas.

CIENCIA Y POLÍTICA

Como lo señalan Shapin y Schaffer, el trabajo es tanto una contribución a la historia de la ciencia como a la historia de la política, y nuestra aspiración al traducir este trabajo, en este sentido, es contribuir a la generación de un diálogo necesario entre quienes se dedican a los estudios de la politica y quienes se dedican al estudio de la ciencia. Y ello en virtud de una convicción profunda que este libro .hace explícita: la íntima conexión entre el problema de la política y el problema del conocimiento. Así como los estudios sociales ·de la ciencia han reconocido en esta práctica fenómenos antes atribuidos a la esencia de la política (como la relevancia cen.tral de los intereses particulares), hace mucho tiempo que la política ha manifestado su vocación por adquirir ra;gos propios de las actividades racionales de las cuales la ciencia es su paradigma. Sin profundizar en el problema, podría indicar las reiteradas señalizaciones contemporáneas a una supuesta "sociedad del conocimiento" y, más en general, a que las organizaciones políticas contemporáneas están estrechamente vinculadas a una forma de producción y reproducción del conocimiento. No existe orden social sin una determinada forma de organización del conocimiento y las sociedades contemporáneas han sido posibles por la existencia de un compltjo entramado de conocimientos cientificos y tecnológicos. De hecho basta pensar en el carácter absolutamente critico del conocimiento cientifico y tecnológico como fuente de estabilidad social (por el crecimiento económico que garantiza), para comprender que el orden social y el orden cognitivo están íntimamente vinculados. No es necesario abundar en las estrechas relaciones existentes entre las sociedades capitalistas contemporáneas y los valo16

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la ciencia afirma sostener para señalar la existencia de una red

continua de creencias que sostienen ambas clases de órdenes. Un tjemplo entre muchos es la creencia, puesta en cuestión en tiempos recien-

tes, en el carácter necesariamente público del debate cientifico por una parte, y del debate político por la otra. De más largo alcance es la creencia en que la ciencia, como la política, debe ser resultado de un debate en el cual se pongan en juego razones y ya no exclusivamente poderes. Que el problema del conocimiento es inseparable del problema del orden social es una derivación de una cuestión más general: parafraseando e invirtiendo a Althusser, podría decirse que no hay. conocimiento si no es por y para sujetos. Es decir, no hay posibilidad de separar la cuestión del conocimiento de la cuestión de lo social porque no es posible separar el problema de la verdad de aquello que se hace con ella. Y el problema de qué se hace con la verdad (aquello que se toma como tal) es inmediatamente un problema de naturaleza políti-' ca. La verdad más sencilla está constitutivamente vinculada a un orden moral que, por ejemplo, nos conmina a decir la verdad. Como sostiene Hobbes en el Leviathan, de un modo escéptico: "a los hombres no les importa, en este asunto [la matemática], lo que es la verdad, como una cosa que interfiera con las ambiciones,· el provecho o las ape-

tencias de nadie. En efecto, no dudo de que si hubiera sido una cosa contraria al derecho de dominio de alguien, o al interés de los hombres que tienen este dominio, el principio según el cual los tres ángulos de un triángulo equivalen a los dos ángulos de un cuadrado, esta , .. doctrina hubiera sido si no disputada, por lo menos suprimida, quemándose todos los libros de geometría, en cuanto ello hubiera sido posible al interesado''. Pero no sólo se trata del deber de decir la verdad, con los riesgos implicados en la comisión de un fraude científico: es posible afirmar que en toda organización dedicada a la producción de conocimiento existe un decoro epistemológico, un sistema complejo de normas sociales que regulan la producción del conocimiento científico. Este tema, analizado en el mismo contexto histórico, sería desarrollado extensamente por Shapin en un libro posterior, A social History of Truth. La verdad nunca es el resultado de un acto epistémico 17

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bases del conocimiento son convencionales, Hobbes tenía razón, bien podría decirse que los elementos que componen ese conocimiento no pueden aspirar a la certeza sin una clausura dogmática. Boyle también tenía razón. Las verdades son entonces verdades relativas a los sistemas de convenciones (i.e. paradigmas), lo cual es perfectamente aceptable excepto para quien aspira a un conocimiento de lo absoluto. Se objeta habitualmente esta verdad por la paradoja relativista que genera, argumentando que si los sistemas de convenciones son históricos y por lo tanto transitorios, también son históricos y transitorios los sistemas conceptuales que afirman esta historicidad del conocimiento. Sin embargo, más allá del problema de los niveles de argumentación, no se considera que la paradoja surge sólo en la medida que se pretende un conocimiento que esté fuera de la historia. Las convenciones provienen de la historia, somos educados en ellas, lo cual no las hace menos valiosas ni menos válidas hasta que se demuestra la posibilidad o la necesida_d de un mejor sistema de convenciones. Y reemplazar los sistemas de convenciones no es un trabajo de los estudios sobre la ciencia sino de la ciencia misma. De tal modo, el trabajo cientifieo acumulado se transforma, al decir de Bourdieu, en un "trascendental histórico", un conjunto de saberes y habilidades objetivadas que constituyen el punto de partida del trabajo posterior. Sin embargo, la paradoja abre otra puerta, la de la sociología de la sociología del conocimiento científico y, más en general, la sociología de los campos metacientificos. Esto no involucra una fuga al in.finito (porque entonces se abriría una vía a la sociología de la socio' logia de la sociología del conocimiento, etc.), sino a un análisis de otro tipo: por qué, para qué existen y son valiosos los estudios metacientificos. Y la respuesta general, a nuestro juicio, sólo puede ser una: para comprender y controlar reflexivamente la ciencia y la tecnología. Es decir, que si nos parecen valiosos los estudios metacientificos ello sólo puede tener sentido· si los mismos están en función _de un control reflexivo de la práctica científica. Shapin y Schaffer concluyen su libro afirmando que estamos a las puertas de una crisis de proporciones en lo que hace a los modos

ingenuo, sino el resultado de un entramado ético y político. Por el contrario, toda acción ética y polític~ involucra una determinada cóncepción del conocimiento y de la verdad.

LA REFLEXIVIDAD Y EL DEBILITAMIENTO DE LAS CERTEZAS

Al situar el método científico y las controversias acerca del mismo en un contexto social, Shapin y Schaffer no apelan a la sociedad en general sin mediaciones. Lejos de los debates simplificadores entre extemalistas e intemalistas, el planteo constructivista parte de una evidencia empírica: el método científico, tal como hoy lo entendemos, constituye una disciplina práctica que involucra un lenguaje cuyo rigor no es sino el resultado de un consenso alcanzado en los hechos y que no está dado como punto de partida. Y desde el punto de vista histórico, ese consenso es resultado de una práctica cotidiana a la cual las sociedades científicas no han sido ajenas. Ciencia y sociedad forman un continuo. La sociología y la historia de la ciencia han concebido una noción débil de verdad. Las verdades de la ciencia serían contextuales, producto de convenciones sometidas a negociaciones a veces visibles y otras veces invisibles. Producto de un análisis reflexivo, que utiliza las herramientas de la ciencia para analizar la ciencia misma, estas disciplinas han permitido un abordaje laico a un tipo de conocimiento que, alejado de las certezas religiosas, mantuvo y mantiene mucho del carácter de las creencias metafísicas. En particular, el proceso de especialización ha dado lugar a un cierre de las fronteras de conocimiento, eliminando la posibilidad de un verdadero acceso democrático al saber y conformando núcleos de certeza, en especial acerca de la importancia de lo que se hace. Como afirman Shapin y Schaffer, el conocimiento más abierto en teoría se ha transformado en el más cerrado en la práctica. El conocimiento surge, sin embargo, allí donde se debilitan las certezas, porque las certezas no permiten la incorporación de lo nuevo: si Shapin y Schaffer concluyen su libro afirmando que, dado que las

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de organización cognitiva y politica, y que ni la ciencia ni la organización politica de las. sociedades contemporáneas puede darse por supuesta. En particular porque debemos damos cuenta que somos nosotros mismos, como seres humanos, los que creamos las instituciones y los contenidos cognitivos que generamos. Si la observación es correcta, la pregunta que surge entonces es no sólo por lo que vendrá, sino también por lo que se puede hacer para que esos modos de organización se adapten más a las formas de una sociedad democrática y plural, posibilidad de acción en esta instancia encamada en el colectivo constituido por los científicos e intelectuales. De tal modo, el problema del orden politico y el problema del orden cognitivo no están desvinculados, especialmente cuando se trata del conocimiento social. Esto deriva en un problema clásico, el de la constitución de las ciencias sociales y su perenne lucha por la objetividad. La sociología de la ciencia tiene algo que decir al respecto, porque al iluminar aspectos de la práctica científica habitualmente irreflexiva, abre la puerta a un proceso de construcción científico reflexivo. La reflexividad, uno de los elementos del Programa Fuerte para la sociología de la ciencia elaborado por David Bloor, no sólo puede derivar en un análisis de los instrumentos de la representación científica (como fueron las estrategias desarrolladas por Woolgar y Ashmore) sino de un modo.más inmediato en un análisis y en un control de los determinantes sociales que condicionan la elaboración de un conocimiento. En este sentido, Bourdieu situaba a la sociología de la ciencia como condición de posibilidad de una sociología científica. Pero la reflexividad que permiten la sociologia y la historia de la ciencia no sólo puede abrir puertas a la mejor comprensión de los modos en que se adquiere el conocimiento acerca de la sociedad, sino también vincular a los científicos naturales a una representación más abarcadora de su propia práctica. Y ello no necesariamente en función de incrementar la eficacia de los instrumentos cognitivos, sino en función de valores modernos como la autonomía: sólo un sujeto consciente de las fuerzas sociales que guían su práctica puede aspirar a controlar su destino.

Dado el alcance de sus planteas, el texto contiene a nuestro juicio numerosos elementos que pueden interesar a especialistas de muy diversas áreas del pensamiento social: a los sociólogos e historiadores de la ciencia, dado que se trata de un texto clásico de su área; a los politólogos y filósofos de la politica, por tratarse de un texto que ahonda en los origenes de su disciplina desde una perspectiva muy poco habitual, analizando desde una perspectiva poco clásica la relación entre el Leviathan y los debates del naturalismo del siglo XVII; y finalc mente, a los epistemólogos y filósofos de la ciencia, debido a que trata temas básicos de este campo, como lo es el del descubrimiento/construcción de los hechos.

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NOTA ACERCA DE LA TRADUCCIÓN

He señalizado las fuentes bibliográficas en castellano en los casos en los que existe traducción. En particular, las citas del Leviathan de Thomas Hobbes fueron extraídas de la edición en castellano del Fondo de Cultura Económica (México, 1998). Agradezco especialmente las gestiones de Steven Shapin y Simon Schaffer para tramitar ante la Princeton University Press los derechos para traducir y editar el libro. La traducción contó con la colaboración de Alberto Lalouf.

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' "Todas las· tardes el Padre Nicanor se sentaba en el nogal rezando en latín, pero José Arcadio Buendía insistía en rechazar los trucos retóricos y la trasmutación del chocolate, y demandaba el daguerrotipo de Dios como única prueba. El Padre Nicanor después le llevó medallas y dibujos e incluso una reproducción de la Verónica; pero José Arcadio Buendía los rechazaba como objetos artísticos sin ninguna base científica. Era tan obstinado que el Padre Nicanor abandonó sus intentos de evangelización y lo continuó visitando sólo por sentimientos humanitarios. Pero después fue José Arcadio Buendíéi quien tomó la iniciativa y trató de quebrar la fe del cUra con trucos racionalistas. En una cierta ocasión, cua'ndo el Padre Nicanor llevó un juego de damas al nogal y lo invitó a jugar, José Arcadio Buendía no aceptó, debido a que él jamás entendería el sentido de una contienda en la cual los dos adversarios habían acordado las reglas." GABRIEL GARCíA MÁRQUEZ, Cien años de soledad. "i Qué bendición para la humanidad, por sí mismo y por sus escritos, fue el ingenioso, humilde y piadoso Mr. Boylel ¡Qué peste para la sociedad fue el falaz, orgulloso e impío Hobbesl De acuerdo con ello saludamos la despedida del primero con serenidad, honor y la mayor esperanza, mientras el otro se va en la oscuridad, con odio cargando su nombre, así como también con terribles aprehensiones respecto a un futuro desconocido." W. DODD, The Beauties of History; or, Pictures of Virtue and Vice Drawn from Examples of Men, Eminent for Their Virtues or Infamous for Their Vices (1796).

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Notas sobre fuentes y convenciones

Para las citas de fuentes en pies de página hemos adoptado una convención económica similar a la empleada en el The Printing Press as an Agent of Change de Elisabeth Eisenstein. La información bibliográfica es reducida al mínimo en las notas, más allá de la adición ocasional de la fecha de publicación cuando esta información no está dada en el texto y es pertinente. Los títulos completos y los detalles de la publicación son provistos en la Bibliografía. Los detalles completos de las fuentes manuscritas inéditas, los articulas de periódicos del siglo XVII, y de papeles sobre el Estado y el parlamento son, sin embargo, dados en l_as notas y no son repetidos en la Bibliografía. Hemos hecho un uso liberal de la correspondencia y otros materiales no publicados en el siglo XVII. Nuestros mayores intereses han estado vinculados con el conocimiento que era público o estaba diseñado para serlo, y esto ha afectado la extensión del uso que hemos dado a esas fuentes. Cuando estamos interesados en material que era parcialmente público o, tal vez, intencionalmente restringido (como en el ca" .·pítulo 6), nuestro uso del material manuscrito es correspondientemente más grande. En el período en el que está involucrado este libro, en las Islas Británicas se empleaba un calendario diferente al que era usado en la mayor parte de los países continentales, especialmente los católicos. En las primeras se utilizaba el calendario Juliano (viejo estilo), que se encontraba diez días atrasado respecto al Gregoriano (nuevo estilo) empleado en el continente. Además, el año nuevo británico se consideraba que comenzaba el 25 de marzo. Debido a que tratamos con algún detalle intercambios entre Inglaterra y el continente, damos todas 25 L_ __ _

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las fechas en la forma vieja y nueva, pero ajustamos los años en correspondencia con el año nuevo iniciado el 1 de enero. De tal modÓ el 6 de marzo de 1661 inglés se anota 6/16 de marzo de 1662; el 24 de julio de 1664 holandés (quienes usaban el calendario Gregoriano aún siendo protestantes) se anota 14/24 de julio de 1664; y así en más. En nuestro uso, "hobbesiano" se refiere a las creencias y las prácticas de Hobbes como individuo; "hobbismo" a las creencias y prácticas de seguidores reales o alegados. Distinguimos entre la Disensión (con mayúscula) religiosa y la disensión (con minúscula) intelectual y politica.

Agradecimientos

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El material de este libro fue presentado en seminarios dictados en el Centro de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Bath, el Departamento de Historia y Filosofia de la Ciencia de la Universidad de Cambridge, el Instituto de Investigación Histórica del University College de Londres, el Groupe Pandora de Paris, el Departamento de Historia y Sociología de la Ciencia de la Universidad de Pensilvania, el Programa en Historia de la Ciencia de la Universidad de Princeton, y el Instituto para la Historia y la Filosofía de la Ciencia y las Ideas de la Universidad de Tel Aviv. Exposiciones basadas en este libro también fueron pr~sentadas en una reunión conjunta de la Sociedad Británica para la Historia de la Ciencia y la Sociedad Británica para la Filosofía de la Ciencia en Leicester, y en un curso conjunto en historia del diseño en el Victoria Et Albert Museum de Londres. Agradecemos a los participantes de estas reuniones por las criticas constructivas. Partes de este manuscrito fueron leídos por David Bloor, Harry Collins, Peter Dear, Nicholas Fisher, Jan Golinski, John Henry, Bruno Latour y An"drew Pickering. Les damos las gracias a todos por sus comentarios. También queremos reconocer los cuidadosos y cordiales informes de los evaluadores de la Princeton University Press. Nuestras demás deudas, difusas y especificas, son demasiado numerosas para enumerarlas, pero debemos mencionar la hospitalidad, el estímulo y la cálida amistad de Yehuda Elkana y la generosa asistencia bibliográfica de Jeffrey Sturchio de la Colección E. F. Smith de Historia de la Química en la Universidad de Pensilvania. También agradecemos a David Edge (por el apoyo general), Michael Aaron Dennis (por su compromiso), Moyra Forres! (por la corrección de errores del manuscrito), Alice Ca27

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laprice (por el sabio constjo editorial), y Dorinda Outram (por d~cir­ nos lo que no debíamos hacer). Durante 1979-1980 Shapin recibió una beca de investigación de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Este libro se originó parcialmente en el trabajo realizado durante este tiempo. Shapin quiere expresar su gratitud por todo el apoyo y la hospitalidad ofrecida en el transcurso de ese año por los estudiantes y el personal del Departamento de Historia y Sociología de la Ciencia de la Universidad de Pensilvania. La investigación para el capítulo 7 fue financiada por una beca de la Royal Society de Londres, cuya ayuda reconocemos con gratitud. Una versión de una parte del capítulo 2 fue publicado como "Pump and Circumstance: Robert Boyle's Literary Technology", en So- : cial Studies of Science, N° 14, 1984, pp. 481-520. Agradecemos a Sage Publications Ltd., por el permiso otorgado para usar este material.

Capitulo 1 Entendiendo el experimento

Adso: -¿"Pero cómo ocurrió", dije con admiración, "que pudo Usted resolver el misterio de la biblioteca mirándola desde el exterior cuando no pudo resolverlo desde el interior"? William of Baskerville: -"Si Dios conoce el mundo, es porque lo concibió en su mente, como si fuera desde el exterior, antes de que fuera creado, y no conocemos sus leyes, porque vivimos dentro de él, encontrándolo ya hecho': UMBERTO

·,;

Eco, El nombre de la rosa

Por el permiso otorgado para citar manuscritos que se encuentran a· su

cuidado, agradecemos a los síndicos de la Cambridge University Library y a los curadores de la British Library. Por el permiso para reproducir material gráfico que se encuentra a su cuidado, agradecemos a la National Portrait Gallery, de Londres (figura 5); la Sutherland Collection del Ashmolean Museum de Oxford (figura 16); la Cambridge University Library (figuras 17, 20, 21y22); la British Library (figuras 2 y 4); y la Edinburgh Uníversity Library (figuras 1, 3, 6, 7, 8, 9, 11, 12, 13, 14, 15, 18 y 19). Por el permiso para usar el epígrafe del capítulo 1, agradecemos a los tenedores del copyright original de El nombre de la rosa de Umberto Eco, Gruppo Edítoriale Fabbri, Bompiani, Sonzogno, Etas S.p.A, Milán. Enero de 1985. Aulthucknall, Derbyshire.

El tema d~ nuestro estudio es el experimento. Queremos comprender la naturaleza y el estatuto de las prácticas experimentales y sus productos intelectuales. Éstas son las preguntas que buscamos responder: ¿qué es un experimento? ¿Cómo se realiza un experimento? ¿Cuáles son los recursos por m.edio de los cuales se puede decir que producen hechos, y cuál es la relación entre los hechos experimentales y las construcciones explicativas? ¿Cómo es identificado un experimento ··exitoso, y cómo se distingue el éxito del fracaso experimental? Detrás de esta serie de preguntas particulares reposan preguntas más generales: ¿por qué se hacen experimentos con el fin de arribar a la verdad cientifica? ¿Es el experimento un medio privilegiado para arribar a un conocimiento consensualmente acordado sobre la naturaleza, o hay otros medios posibles? ¿Cuáles son las recomendaciones propias de la vía experimental en la ciencia frente a otras alternativas posibles? Queremos que nuestras respuestas sean de carácter histórico. Para este firi, trataremos con las circunstancias históricas en las cuales el experimento surgió como un medio sistemático para generar conocí-

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miento sobre la naturaleza, las prácticas científicas se institucionalizaron y los hechos producidos experimentalmente devinieron en fundamentos de lo que cuenta como conocimiento científico apropiado. Por consiguiente, comenzamos con un gran paradigma del procedimiento experimental: las investigaciones neumáticas de Robert Boyle y su empleo de la bomba de vacío. La bomba de vacío de Boyle posee un carácter canónico en los textos científicos, en la pedagogia de la ciencia y en la disciplina académica de la historia de la ciencia. Es posible pensar que de todos los temas de la historia de la ciencia éste es un tópico acerca del cual deberian poder decirse pocas cosas nuevas. Es un relato habitual y, esencialmente, un relato ejemplar. En verdad hay muchos aspectos del trabajo experimental de Boyle y la institucionalización de la experimentación . acerca de los cuales tendremos muy pocas cosas nuevas para decir:

nuestra deuda con el trabajo historiográfico previo es demasiado amplia como para reconOeerla adecuadamente. Es necesario señalar que una

excelente historia de los experimentos neumáticos de los años 1660 es la primera de las celebradas series de los Harvard Case Histories in Experimental Science. 1 Este estudio, realizado hace treinta y cinco años, establece de forma admirable nuestro punto de partida: muestra que los experimentos de Boyle con la bomba de vacío fueron diseñados para proveer un modelo heurístico sobre cómo podía asegurarse conocimien-

to científico auténtico (y en verdad lo han provisto desde entonces). De modo interesante, la historia de Harvard en sí misma ha adquirido un estatuto canónico: a través de su justificado lugar en la enseñanza de la historia de la ciencia ha provisto un ejemplo concreto del modo en que debe realizarse la investigación en la disciplina, qué tipo de preguntas es pertinente hacer, qué tipo de materiales son relevantes para la investigación, cuáles son pertinentes o no, y cuál debiera ser la forma general de la narración y la explicación histórica. No obstante, es hora de cambiar el método, las suposiciones y el programa histórico 1

Conant, "Boyle's Experiments in Pneumatics" y On Understanding Science

pp. 29-64.

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en el cual estaba incluido el caso histórico de Harvard y otros estudios como ése. Queremos ver de nuevo los experimentos con la bomba de vacío, formular nuevas preguntas a esos materiales y reformular los interrrogantes tradicionales. No iniciamos nuestro proyecto con una mirada que apunte a cuestionar los relatos existentes acerca del trabajo experimental de Boyle. De hecho, desde el principio tuvimos profundas dudas de que pudiéramos añadir mucho al trabajo realizado por los distinguidos estudiosos de Boyle del pasado. Sin embargo, en la medida en que nuestro análisis avanzaba, nos convencimos crecientemente que

las preguntas que queriamos responder no habían sido planteadas de manera sistemática por escritores previos. ¿Por qué no?

La respuesta puede residir en la diferencia que existe entre los "relatos de los miembros" y los "relatos de los extranjeros". Ser miembro de la cultura que uno busca comprender posee enormes ventajas. En verdad es difícil pensar én cómo uno podría comprender una cultura de la cual se es completamente extraño. Sin embargo, la pertenencia irreflexiva trae serias desventajas para la búsqueda de una comprensión, y la principal de ellas puede ser llamado "el método de la auto-áidencia". 2 Una razón por la cual los historiadores no han planteado las preguntas que queremos realizar de modo sistemático y profundo es que han producido, en buena medida, relatos sesgados por el método de la autoevidencia que es propio de los miembros de una cultura. En este método las presuposiciones de nuestras prácticas culturales rutinarias no son vistas como problemáticas y necesitadas de . explicación. Ordinariamente, nuestras creencias y prácticas culturales son referidas a los hechos no ambiguos de la naturaleza o a los criterios universales impersonales de cómo la gente hace las cosas (o cómo las hacen cuando se comportan "racionalmente"). Si se le pregunta a un miembro lego a nuestra cultura por qué llama pájaro a un avestruz, contestará probablemente a su inquisidor que los avestruces

son pájaros, o apuntará a los criterios no problemáticos del sistema de

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Véase, por ejemplo, Douglas, "Self-Evidence':

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Linneo de clasificación por el cual los avestruces son categorizados de ese modo. Por contraste, este lego pensará un conjunto de razÓnes para cuestionar una cultura que excluya a los avestruces de la clase de los pájaros. 3 En el caso de la cultura experimental, el método de las autoevidencias es particularmente notable en los relatos de los historiadores; Y es fácil apreciar por qué éste deberla ser el caso: los historiadores están ampliamente de acuerdo en identificar a Boyle como el fundador del mundo experimental en el cual los científicos viven y operan hoy. De tal modo los historiadores comienzan con el supuesto de que ellos (y los científicos modernos) comparten una cultura con Robert Boyle, y de acuerdo con ello tratan su tema: el historiador y el experimentador del siglo XVII son ambos miembros de esa cultura. Para sostener este supuesto se puede recurrir a la trayectoria histórica de Ja cultura experimental. El programa de Boyle triunfó sobre sus alternativas y objeciones; y en su propio país lo hizo con tanta rapidez debido a la amplia ayuda y al apoyo que provino de la vigorosa publicidad partisana de la Royal Society de Londres. El éxito del programa experimental es habitualmente tratado como su propia explicación.4 A pesar de ello, la vía usual a través de la cual se presenta en la práctica historiográfica el método de la autoevidencia es más sutil -no como un conjunto de afirmaciones explícitas sobre el surgimiento, la aceptación y la institucionalización del experimento, sino como una disposición a no encontrarle sentido al planteo de ciertas preguntas

acerca de la naturaleza de los experimentos y su estatuto en nuestro mapa intelectual global-. El relato de los miembros, y su método asociado de la autoevidencia, tiene una gran atracción instintiva; las fuerzas sociales que lo

protegen y sostienen son poderosas. Los miembros que plantean preguntas embarazosas sobre lo que "todos saben" en la cultura compartida corren un serio riesgo de ser tratados como creadores de problemas o como idiotas. En verdad, para ser expulsado de una cultura, hay pocas formas más seguras que poner en cuestión nuestros esquemas de

trabajo intelectuales sedimentados. 5 Jugar a ser un extraño es por ello un asunto difícil; sin embargo, es precisamente eso lo que necesitamos

hacer respecto a la cultura del experimento. Necesitamos jugar a que somos extraños, no ser extraños. Un extraño genuino es un simple ig-

norante. Lo que intentamos es suspender calculada e informadamente las percepciones que damos por sentadas acerca de la práctica experimental y de sus productos. Jugando a que somos extraños esperamos distanciarnos de la autoevidencia. Queremos aproximamos a "nuestra"

cultura del experimento, tal como sugiere A!fred Schutz que se aproxima un exiraño a una cultura ajena, "no [como] un refugio, sino [como] un campo de aventura; no como algo que va de suyo sino como un tema cuestionable de investigación; no como un instrumento que permite. deSentrañar situaciones problemáticas sino, en sí misma, como una

situación problemática y difícil de dominar''. 6 Si pretendemos ser extraños a la cultura experimental, podemos buscar apropiamos de una gran .-ventaja que éste posee frente a los miembros de esa cultura, explicando las creencias y prácticas de la cultura específica de la que se trata: el extraño está en una posición adecuada para saber que hay alternativas a esas creencias y prácticas.7 La conciencia de las alternativas y la pertinencia del plano explicativo van juntas.

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Un lugar clásico para las discusiones sobre el carácter relativista o realista de las clasificaciones y el mundo natural es Bulmer, "Why is the Cassowary not a Bird?''. El relato de Bulmer es crudalmente asimétrico: esa curiosidad sólo surge en las culturas· que no clasifican al casuario como plljaro. Para tratamientos simétricos de esta cuestión véanse Bloor, "Durkheim and Mauss Revisited", y Knowledge and Social Jmagery, cap. Barnes Y Bloor, "Relativism, Rationalism and the Sociology ofKnowledge", especialmente pp. 37-38. 4 Para una poderosa expresión decimonónica de esta visión, véase Herschel Preliminary Discourse on the Study of Natural Philosophy, pp. 115-116. Entre muchos ~jem­ plos del siglo XX, véase L. T. More, Life of Boyle, p. 239: "Las conclusiones [de Boyle] fueron aceptadas universalmente, desdeñando las objeciones de Linus y Hobbes, y fue inmediatamente proclamado como la mayor autoridad en ciencia':

1;

5 Véanse lós "experimentos" de Harold Garfinkel cuestionando las reglas de la interacción social tomadas de suyo, Studies in Ethnomethodology, especialmente el cap. 2. 6 Schutz, Collected Papers, vol. 11, p. 104. 7 Las ventajas relativas de las perspectivas del miembro y del extranjero han si.: do debatidas por los sociólogos a través de la observación participativa de la ciencia

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Por supuesto, no somos antropólogos sino historiadores. ¿Cómo puede un historiador jugar a ser un extraño respecto de la cultura experimental, una cultura con la cual se nos dice que compartimos un pasado y que uno de nosotros es el fundador? Uno de los modos que podemos utilizar es identificar y examinar episodios de controversias en el pasado. Desde nuestro punto de vista, las instancias históricas de controversias sobre los fenómenos naturales o prácticas intelectuales tienen dos ventajas. Una es que muy habitualmente envuelven desacuerdos acerca de la realidad de entidades o propiedades cuya existen-

fundirlos con nuestro propio trabajo interpretativo: el historiador habla por sí mismo. La controversia de la que nos ocupamos tomó lugar en Inglaterra entre la década de 1660 y principios de la de 1670. Los protagonistas fueron Robert Boyle (1627-1691) y Thomas Hobbes (1588-1679). Boyle aparece como el mayor practiéante de la experimentación sistemática y uno de los más importantes propagandistas del valor de las prácticas experimentales en la filosofía natural. Hobbes toma el papel del oponente local más vigoroso a Boyle, buscando socavar las alegaciones particulares y las interpretaciones producidas por las investigaciones de Boyle y, crucialmente, movilizando poderosos argumentos para explicar por qué el programa experimental no podia producir el tipo de conocimiento que Boyle recomendaba. Hay un gran número de razones por las cuales la disputa entre Hobbes y Boyle es particularmente difícil de analizar para el historiador. Una razón es el grado en el cual la figura de Hobbes como filósofo natural ha desaparecido de la literatura. Karglon dice correctamente que "Hobbes fue uno de los tres filósofos mecanícístas más importantes de mediados del siglo diecisiete,junio con Descartes y Gassendi". 9 No faltan evidencias acerca de la seriedad con la cual eran tratadas las visiones de Hobbes sobre la filosofia natural en el siglo XVII, especialmente pero no exclusivamente, por aquellos que las consideraban seriamente defectuosas. Sabemos que tan tardiamente como a comienzos del siglo XVIII los tratados de filosofia natural de Hobbes formaban un importante wmponente de la curricula de la universidad escocesa. 10 Sin embargo, hacia finales del siglo XVIII Hobbes había sido ampliamente excluido de la historia de la ciencia. La entrada de Hobbes en la terceraedición de 1797 de la Encyclopaedia Britannica menciona muy brevemente

cia o valor son subsecuentemente tomadas como no problemáticas o

establecidas. En la metáfora de H. M. Collins, las creencias institucionalizadas sobre el mundo natural son como el barco en la botella, mientras que las controversias científicas nos ofrecen la oportunida,d de ver que el barco fue una vez una pila de varillas y cuerdas, y que estuvo fuera de la botella alguna vez. 8 Otra ventaja asociada al estudio de controversias es que los actores históricos frecuentemente juegan un papel análogo a nuestro pretendido extraño: en el transcurso de la controversia intentan deconstruir las creencias y prácticas preferidas de sus antagonistas que se han sedimentado, y hacen esto tratando de desplegar el carácter artificial y convencional de esas creencias y prácticas. A partir del momento en que éste es el caso, los participantes de una controversia ofrecen al historiador recursos para

jugar a ser un extraño. Por supuesto, seria un gran error para el historiador simplemente apropiarse y validar el análisis de una de las partes de la controversia científica, y no es esto lo que nos proponemos hacer. Hemos hallado valioso notar las estrategias constructivas y deconstructivas empleadas por ambos lados de la controversia, pero mientras utilizamos los relatos de los participantes no debemos con-

sus consideraciones científicas e ignora totalmente sus tratados contra moderna. Latour y Woolgar, en Laboratory Lije, cap. 1, están alertas a los peligros metodológicos de identificarse con los científicos que estudian, en cambio Collins, en "Understanding Science", especialmente pp, 373-374, argumenta que sólo deviniendo un miembro competente de la comunidad bajo estudio puede uno comprobar con confianza su propia comprensión. 8 Collins, "Seven Sexes" y "Son of Seven Sexes':

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Boyle. Lo mismo vale para la entrada Dissertation on the History... of 9 Kargon, Atomism in England, p. 54. 10

Shepherd, "Newtonianism in Scottish Universities", especialmente p. 70, y

Philosophy and Science in the Scottish University, pp. 8, 116, 153, 167 y 215-217.

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Mathematical and Physical Science de la edición de 1842 de la Encyclopaedia: Hobbes es recordado como un filósofo en ética, política, psicología y metafísica; la unidad de esos intereses con la filosofía de la naturaleza, tan enfatizados por Hobbes, ha sido desunida y la ciencia carece de toda consideración. Incluso el articulo de Mintz sobre Hobbes en el Dictionary of Scientific Biography está fuertemente sesgado hacia sus escritos morales, políticos y psicológicos. 11 Afortunadamente para nosotros, desde la monografía sobre la filosofía mecánica de Hobbes de Brand! en 1928, la situación ha comenzado a mejorar. En lo que sigue se hará evidente nuestra deuda hacia trabajos sobre la ciencia de Hobbes realizados más recientemente por parte de especialistas como R. H. Kargon, J. W. N. Watkins, Alan Shapiro, Miriam Reik y Thomas Splangens. Sin embargo, estamos muy lej9s de conocer el verdadero lugar de Hobbes en la filosofía natural del siglo XVII, y, si este libro estimula investigaciones posteriores, una de sus funciones habrá sido satisfecha. Kargon sugiere que una de las razones que explican el olvido de Hobbes realizado por parte de los historiadores de la ciencia descansa en el hecho de que estaba en desacuerdo con el héroe Boyle, y por ello sufrió el ostracismo de la Royal Society de Londres. 12 No hay dudas de que las controversias científicas de Hobbes en Inglaterra, todas las cuales fueron consideradas perdidas por sus contemporáneos, tienen mucho que ver con este olvido de los historiadores. Dentro de la tradición histórica "Whig'', las partes perdedoras tienen poco interés, y en ningún tipo de historia ha sido esta tendencia más evidente que en la historia de la ciencia clásica. 13 Este libro se ocupa de las controversias de Hobbes en filosofía natural, aunque sus disputas matemáticas con John Wallis y Seth Ward, que no podemos tratar con ningún detalle,

fueron perdidas aun más espectacularmente, desapareciendo del registro histórico aun más acabadamente que su pelea con Boyle. Según Leslíe Stephens, en su entrada en el Dictionary of National Biography, los oponentes de Hobbes mostraron sus "múltiples absurdos"; el relato más extenso de Croom Robertson en la onceava edición de la Encyclopaedia Britannica se hace eco de este juicio y ningún historiador disiente. 14 En los relatos históricos de las controversias de Hobbes con Boyle la situación es similar. No hay muchas cosas escritas sobre estas disputas, y lo poco que hay posee algunos errores fundamentales. Por ejemplo, un escritor ha afirmado que las objeciones de Hobbes a la filosofía natural de Boyle provenían de la creencia de Hobbes en el horror vacui aristotélico (lo que es completamente erróneo). 15 Otro escritor más sensible ha arg,umentado que Hobbes daba un lugar central a la experimentación en la filosofía natural (lo que dolorosamente mostraremos que es erróneo). 16 Es posible que parte de las razones para esos errores, y para el olvido general de las controversias entre Hobbes y Boyle, sea documental. Hasta donde hemos podido determinar, sola~ente dos historiadores dan indicaciones sólidas de que han abierto el texto crucial de esta controversia y que han digerido todos sus contenidos: el Dialogus physicus de natura aeris de Hobbes, de 1661.11 En verdad, el Dialogus de Hobbes no ha sido nunca traducido

11 Anon, "Hobbes"; Mackintosh, "Disertation Second", pp. 316-323 (sobre filosofía de la ética); Playfair, "Disertation Third" (sobre matemática y ciencia fisica, donde Hobbes es escasamente mencionado); Mintz, "Hobbes·: 12 Kargon, Atomism in England, p. 54. 13 La tendencia whiggish en el tratamiento de las disputas entre Boyle, Hobbes y· Linus es brevemente señalada en Brush, Statistical Physics, p. 16.

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14 Stephen, "Hobbes", especialmente p. 935 (cf. Stephen, Hobbes, pp. 51-54); ,..Robertson, "Hobbes", especialmente pp. 549-550 (cf. Robertson, Hobbes, pp. 160-185); , A. E. Taylor, Thomas Hobbes, especialmente pp. 18-21 y 40-41. Véase también Scott, "John Wallis", p. 65. Para el trabajo sobre la geometría de Hobbes y las controversias con los profesores de Oxford, véanse Sacksteder, "Hobbes; Geometrical Objects", y "Hobbes: The Art of the Geometricians"; Breidert, "Les mathématiques et la méthode mathématique chez Hobbes"; Scott, The Mathematical Work of Wallis, cap. 10. 15 Sobre la afirmación acerca del horror vacui, véase Greene, "More and Boyle on the Spirit of Nature", p. 463; para una nota que señala el error, véase Applebaum, "Boyle and Hobbes': 16 .Watkins, Hobbes's System, p. 70n. Esa afirmación es tratada con detalle en el capítulo 4, más adelante. 11 Las excepciones son Gargani, Hobbes e la scienza, pp. 278-285, y Lupoli, "La polemica tra Hobbes e Boyle': Gargani señala que el Dialogus "pertenece a una etapa

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del latín original, lo que puede ser una forma de explicar este descuido. Con estas dos exc;epciones, los historiadores han estado satisfechos alineándose ellos mismos con el victorioso Boyle y sus asociados, repitiendo los juicios de Boyle sobre el texto de Hobbes, y manteniendo el silencio acerca de lo que Hobbes en verdad tenía para decir. Incluso Brand!, quien ha escrito el estudio más detallado acerca de la ciencia de Hobbes, declinó comprometerse con el Dialogus physicus y otros textos posteriores de su filosofía natural. También Brandt aceptó la evaluación de Boyle acerca de las posiciones de Hobbes: bastante avanzada de la carrera filosófica y científica de Hobbes''. Gargani no ve nada original desarrollado en el Dialogus; por el contrario, ve en él una continuación de la física plenista y la critica al experimentalismo ingenuo de escritos más tempranos (especialmente el De corpore y el Short Tract on First Principles: véanse pp·. 134- IJ.8. y 271-278). Pero Gargani sólo cita las dos dedicatorias iniciales del Dialogus de Hobbes y no presta ninguna atención al texto o a los ataques al programa de la bomba de vacío de Boyle. Lupoli da una exposición completa y valiosa de la respuesta de Boyle a Hobbes en el Examen. Ubica la controversia en el contexto de los primeros ensayos sobre neumática en Italia y Francia en la década de 1640, especialmente el debate entre Pas.cal y NOel. Lupoli sugiere que el ataqtte de Hobbes a Boyle se debió a su "desagrado a ser excluido de la nueva asociación científica, pero sobre todo por la desilusión y preocupación por ver ignorado su fundamento para la ciencia física" (p. 324). Lupoli interpreta la prolijidad de la respuesta de Boyle como una respuesta a la critica realizada por Hobbes a la "retórica de la ingenuidad"; y la táctica de Boyle de responder punto por punto a las críticas empíricas realizadas por Hobbes como un medio de evitar una confrontación directa con su programa físico global (p. 329). Pero Lupoli está mucho más interesado en las declaraciones sobre el método y en la Jilosofia experimental de Boyle, y no da ningún informe detallado de las fuentes de Hobbes que utiliza. Agradecemos a Agostino Lupoli por darnos una_ copia de su artículo {recibido después de que fuera escrito nuestro manuscrito): es la única fuente que hemos encontrado que cita el Dialogus en detalle. Otras importantes fuentes recientes sobre la filosofía natural de Hobbes no abordan con detalle las controversias que lo opusieron a Boyle y no examinan el detalle del contenido de su Dialogus Physicus; véase, por ejemplo, Sprangens, The Politics of Motion, especialmente el cap. 3; Reik, The Golden Lands of Hobbes, cap. 7; Goldsmith, Hobbes's Science of Politics, cap. 2; cada una de estas obras presenta, sin embargo, interés en otras direcciones. Por otra parte, la mayoría de los especialistas de Hobbes hacen frecuentes alusiones a su trabajo científico. Han tendido a explotar su filosofía natural debido a la alta estima existente que los historiadores de las ideas han dado a sus teorías políticas y psicológicas, y debido a su convicción de que debe existir un patrón común en su pensamiento. Los historiadores de la ciencia, dada su baja evaluación de la filosofía natural y matemática de Hobbes, no han intentado buscar ese patrón.

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No examinaremos los trabajos subsecuentes a De Corpore [de 1655, seis años antes al Dialogus physicus] [...] No menos de tres veces Hobbes se dedicó durante esos años a su física para elaboraciones ulteriores [...],pero retienen exactamente el mismo carácter que la. física de De Corpore. Este carácter deviene especialmente conspicuo en el ataque de Hobbes al famoso "New Experiments touching the Spring of the Aire" de Boyle. Aquí de nuevo Hobbes muestra lo poco que comprende el significado de la experimentación. A pesar de los continuos experimentos sobre el vacío, a pesar de la invención de la bomba de vacío, Hobbes aún adhería a su mirada del mundo pleno. Los últimos años de Hobbes fueron bastante trágicos. No comprendió bien el gran desarrollo de la ciencia empírica inglesa que tuvo lugar justamente en ese tiempo [...] Y cuando los miembros de la Royal Society adoptaron el método experimental de in18 vestigación [...] Hobbes no pudo más estar al tanto de ellos.

Vemos aquí el germen de una estrategia historiográfica estandarizada para tratarla controversia entre Hobbes y Boyle, y, se puede argumentar, para manejar el conocimiento rechazado en general. Tenemos un residuo, los rudimentos de una explicación causal del conocimiento rechazado (que de manera implícita actúa para justificar el residuo), y un manejo asimétrico del conocimiento rechazado y aceptado. Primero se establece que el conocimiento rechazado no es conocimiento sino error. El historiador realiza esto tomando el lado del conocimiento aceptado y usando la explicación causal de la parte victoriosa como propia. Desde el momento. en que los vencedores han dispuesto de es, te modo el error, el descarte del historiador está justificado. 19 De este modo L. T. More señala que las "mofas" de Hobbes hacia Boyle eran "un fárrago de sin sentidos" y cita la respuesta decisiva de Boyle sin detallar cuál era la posición de Hobbes.20 McKie trata la disputa diBrandt, Hobbes' Mechanical Conception, pp. 377-378. Para aproximaciones sociológicas e históricas alternativas al conocimiento rechazado, véase la contribución de Wallis (ed.), On the Margins of Science, y Collins Y Pinch, Frames of Meaning. 20 L. T. More, Life of Boyle, p. 97. El más reciente libro de Maddison, Lije of Boyle (pp. 106-109) tiene aún menos que decir acerca de la controversia. 16 19

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ciendo sencillamente que "Boyle dispuso muy competentemente los argumentos de Hobbes y con mucha gracia sus exabruptos contenciosos y biliosos". 21 John Laird concluye que "la justicia esencial de las críticas de Boyle [a Hobbes] muestra [... ] que no hubiera sido benéfico examinar demasiado la fisica especial de Hobbes en detalle [...]". 22 Peters afirma que las críticas de Hobbes "podrían haber provenido mejor de alguien [... ] que hubiera hecho por sí mismo algunos experimentos" (lo cual no puede ser la mejor forma de entender una controversia sobre la validez y el valor del experímento), 23 y R. F. Jones acuerda. 24 Otros historiadores van más allá, limpiando el registro histórico de toda oposición significativa al programa experimental: Maríe Boas Hall, sin mencionar a Hobbes por su nombre, dice que "Nadie excepto un dedicado aristotélico" (que Hobbes ciertamente no era) "podía dejar de encontrar los argumentos de Boyle poderosos y c~n­ vincentes",25 y Barbara Shapiro, en su admirable consideración del empirismo y el experímentalismo inglés, concluye que "excepto por un minúsculo grupo de críticos que se mofaron de los virtuosi" (cuyos

vado a "Hobbes en una mal advertida controversia sobre temas que él no entendia".28 Leslie Stephen y Croom Robertson intentan explicar la incomprensión de Hobbes refiriéndose a factores que distorsionaron su juicio o lo hicieron inadecuado para apreciar la validez del programa boyleano: estaba mal calificado en matemática y fisica; era demasiado viejo y rígido en el momento de su controversia con Boyle; era de un temperamento obstinado y dogmático; tenía convicciones ideológicas muy firmes. 29 [Hasta donde sabemos ningún historiador ha sugeridojamás que Boyle pudo "no entender" a Hobbes.) Desde el momento en que nuestro procedimiento no va a utilizar la categoría de "entender mal" y las asimetrías asociadas a ella, son necesarias algunas palabras acerca del método que utilizaremos. No hace falta casi decir que nuestro propósito no es evaluativo: es descriptivo y explicativo. Sin embargo, figuran centralmente en este libro preguntas relacionadas con la evaluación, y lo hacen de muchos modos. Hemos dicho que pretenderemos adoptar una "perspectiva del extraño" respecto del programa experimental: haremos esto porque nos hemos propuesto la tarea histórica de inquirir por qué las prácticas experimentales fuero~ consideradas apropiadas y cómo estas prácticas fueron tomadas en cuenta para la producción de conocimiento confiable. Como parte del mismo ejercicio estaremos adoptando algo parecido a la "perspectiva del miembrb" en lo que hace al antiexperimentalismo

nombres no menciona) "no hubo oposición seria a la nueva filosofía". 26

En forma dominante, los historiadores se han apoyado en la noción de "incomprensión" (y las razones para ello) como la base de su relato causal y su rechazo a las posiciones de Hobbes. El Harvard Case Histories relata que los argumentos de Hobbes contra Boyle "estaban basados en parte en una incomprensión de las posiciones de Boyle''. 27 M. A. Stewart se refiere a la neumática de Boyle como si hubiera lle-

hobbesiano. Es decir, queremos ponemos a nosotros mismos en una

posición en la que las objeciones al programa experimental parezcan • plausibles, sensibles y racionales. Siguiendo a Gellner estaremos ofre30 ciendo una "interpretación caritativa" del punto de vista de Hobbes. Nuestro propósito no es ponemos del lado de Hobbes, tampoco resuci-

McKie, "Introduction", pp. xii*-xiii*. Laird, Hobbes, p. 117. 23 Peters, Hobbes1 p. 40. 24 R. F. JoneS, Anciens- and Moderns, p. 128; de Beer, "Sorne Letters of Hobbes" p. 197: Hobbes "falló en apreciar [...] el valioso alcance del experimento para decidir cualquier cuestión de filosofía natural': 25 M. B. Hall, "Boyle" p. 379. Su Boyle and Seventeenth-Century Chemestry no menciona la disputa entre Hobbes y Boyle; cf. Burtt, Metaphysical Foundations of Modern Science, p. 26. 26 B. Shapiro, Probability and Certainly, p. 73; cf. p. 68. 27 Conant, "Boyle's Experiments in Pneumatics", p. 49. 21

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tar su reputación científica (aunque ésta, en nuestra opinión, ha sido

28 Stewart, "lntroduction", p. xvi. La hipótesis de la "incomprensión" de Hobbes afecta incluso los escritos de personas jóvenes; véase Kuslan y Stone, Boyle: The Great Experimenter, p. 26. 29 Stephen, "Hobbes", p. 937; Robertson, "Hobbes" p. 552. 30 Gellner, "Concepts and Society"; cf. Collins, "Son of Seven Sexes", PP· 52-54.

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seriamente subvalorada). Nuestra meta es romper el aura de autoevidencia que rodea a la vía experimental de producir conocimÍento, y una "interpretación caritativa" de la oposición al experimentalismo es un medio valioso para cumplir con este objetivo. Por supuesto, nuestra ambición no es reescribir el juicio de la historia, que es claro: las perspectivas de Hobbes encontraron muy poco apoyo en la comunidad filosófica natural inglesa. Sin embargo, queremos mostrar que en ese contexto no había nada evidente o inevitable que condujera a un consenso filosófico natural en favor del programa experimental. Si hubieran existido otras circunstancias históricas s~steniendo esa comunidad filosófica, las perspectivas de Hobbes bien podrian haber tenido otra recepción. Éstas no fueron ampliamente aceptadas o creídas -mas eran creíbles; no fueron consideradas correctas-, pero no había nada inherente a ellas que imposibilitara una evaluación diferente. (En verd~d, había puntos en los cuales las críticas de Hobbes estaban menos que bien informadas, del mismo modo que había aspectos de la posición de Boyle que debieran ser vistas como mal informadas e incluso chapuceras. Si el historiador quisiera evaluar a los actores por los estándares actuales del procedimiento científico, encontraría que ambos eran vulnerables.) Por ·Otra parte, nuestro tratamiento del experimentalismo de Boyle enfatizará los papeles fundamentales de la convención, el .acuerdo práctico Y el trabajo en la creación y evaluación positiva del conocimiento experimental. Intentaremos identificar aquellos rasgos de la situación histórica por los cuales las decisiones intelectuales que se tomaron se consideraron apropiadas y por los que se afirmó que esas conv~nc_iones eran apropiadas, que ese acuerdo era necesario,-y que el trabajo mvolucrado en la producción de conocimiento experimental era valioso y preferible al de otras alternativas. Lejos de evitar preguntas sobre la ''verdad", la "objetividad" y el "método apropiado", estaremos confrontando estos temas centralmente. Pe:o los trataremos de un modo ligeramente diferente a lo que caractenza a alguna historia y a mucha filosofía de la ciencia. La "verdad", la "adecuación" y la "objetividad" serán tratadas como resultados, como productos históricos, como juicios y categorias de actores.

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Serán tópicos de nuestra inquisición, no recursos irreflexivos ut.ilizados en esa investigación. ¿Cómo y por qué ciertas prácticas y creencias fueron consideradas como apropiadas y verdaderas? Al valorar temas relativos al método científico estaremos siguiendo el mismo camino. La metodología no será tratada exclusivamente como un conjunto de afirmaciones formales acerca de cómo producir conocimiento y en ningún caso como un determinante de la práctica intelectual. Estaremos intermitentemente ocupados en afirmaciones verbales explícitas acerca de cómo debieran conducirse los filósofos, pero estas afirmaciones acerca del método serán invariablemente analizadas en relación con el establecimiento preciso en el cual son producidas, en relación a los propósitos de aquellos que las hacen, y en referencia a la naturaleza actual de la práctica científica contemporánea. 31 Más importante para nuestro proyecto es un examen del método entendido como una actividad práctica real. Por ejemplo, dedicaremos mucha atención a preguntas como: ¿cómo es en verdad producido un hecho experimental? ¿Cuáles son los criterios prácticos para juzgar el éxito y el fracaso experimental? ¿Cómo, y en qué extensión, son verdaderamente reproducidos los experimeritos, y qué es lo que permite que tenga lugar la reproducción? ¿Cómo es en verdad manejada la frontera experimental entre los hechos y la teoria? ¿Hay experimentos cruciales? Y, en ese caso, ¿sobre qué fundamento son tomados como cruciales? Más adelante nos esforzaremos en ampliar nuestras apreciaciones usuales de aquello en lo que consiste el método científico y cómo el método en la filosofía natural .se relaciona con procedimientos intelectuales en otras áreas de la cu!•. tura y en la sociedad en general. Uno de los modos en que trataremos de hacer esto es situando el método cientifico y las controversias acerca del mismo en un contexto social. Usualmente se entiende que el concepto de "contexto social" refiere a la sociedad en general y, en gran medida, estaremos interesa31 Para ejemplos de estudios empíricos que valoran las afirmaciones metodológicas en estos términos, véase B. Wood, "Methodology and Apologetics"; Miller, "Method and the 'Micropolitics' of Science"; Yeo, "Scientific Method and the Image of Science':

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dos en mostrar las conexiones entre la conducta de la comunidad de los filósofos naturales y la sociedad de la Restauración en genéral. Sin embargo, queremos decir algo más cuando utilizamos el término "contexto social". Intentamos exhibir el método científico como forma cristalizada de organización social y como medio de regular la interacción social dentro de la comunidad científica. Para este fin haremos un uso liberal e informal de las nociones de "juego de lenguaje" y "formas de vida" de Wittgenstein. Nuestra intención es considerar el método científico como una parte integrante de ciertos patrones de actividad. Del mismo modo que para Wittgenstein "la expresión 'juego de lenguaje' debe poner en relieve aquí que hablar el lenguaje forma parte de una actividad o una forma de vida", trataremos las controversias sobre el método científico como disputas sobre distintos patrones de hacef.!as cosas y de organizar a los hombres para fines prácticos.32 Sugerire~os que las soluciones al problema del conocimiento están incorporadas en las soluciones prácticas dadas al problema del orden social, y que diferentes soluciones prácticas al problema del orden social involucran soluciones prácticas distintas al problema del conocimiento. Esto era aquello sobre lo cual versaba la controversia entre Hobbes y Boyle. No escapará a nuestros lectores que este libro es un ejercicio de sociología del conocimiento científico. Se puede tanto discutir la posibilidad de la sociología del conocimiento como practicar!a.33 Hemos optado por la segunda opción. Se deriva de nuestra decisión que haremos relativamente pocas referencias a la literatura teórica de la sociología de la ciencia, la que ha sido una fuente de inspiración fundamental Y permanente para nuestro proyecto. Sin embargo, confiamos en que nuestros procedimientos históricos prácticos ofrecerán suficiente testi32

Wittge.nstein, ~hilosophical Investigations, 1, 23, y Blue and Brown Books, pp. 17, 81, Bloor, Wittgenstein, cap. 3. El concepto de "discurso" de Foucault posee interesantes Y ~umerosas. si~ilitudes con el concepto de _'juego de lenguaje" de Wittgenstein, pero prefenmos es~e ultim~ debido a su énfasis en la primacía de la actividad práctica. Para Jos usos fo~~aulttanos, vease, especialmente, The Archaeology of Knowledge, caps. t-2. , . El esta~o actual de la sociología del conocimiento científico como una práctica emp1nca es examinada en Shapin, "History of Science and lts Sociological Reconstructions': •

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monio de nuestras deudas en ese terreno. Nuestras deudas metodológicas también se extienden en muchas otras direcciones, y son demasiado extensas y profundas para ser reconocidas adecuadamente. Entre los especialistas en Hobbes, estamos particularmente en deuda con J. W. N. Watkins (por su insistencia sobre las relaciones entre la filosofia natural y la moral), aun cuando disentimos en lo que hace a las actitudes de Hobbes hacia el experimento; y con Quentin Skinner (por aspectos de su historiografia), aun cuando disentimos respecto a las relaciones de Hobbes con la Royal Society. Entre los historiadores de la ciencia hemos encontrado inspiración substancial en los estudios recientes sobre

la verdadera naturaleza de la práctica experimental: tenemos especialmente en mente el trabajo de Robert Frank y John Helibron. La orientación particular a la comprensión del experimento científico que hemos encontrado más valiosa deriva del trabajo de los microsociólogos británicos y franceses: H. M. Collins, T. J. Pinch, Bruno Latour Y Andrew Pickering, y del trabajo pionero de Ludwik Fleck. Si bien esas deudas son obvias y evidentes, es interesante reconocer dos trabajos de historia empírica cuyas conexiones con nuestro pro-

pio proyecto pueden ser menos evidentes, pero que ejemplifican orientaciones similares a las aquí empleadas. John Keegan abre su magnifico estudio sobre la historia de las batallas con la siguiente confesión: No he visto ninguna batalla; ni de cerca ni de lejos, ni he visto sus re-

sultados [...) He leido sobre batallas, por supuesto, he hablado sobre batallas, he dado lecciones sobre batallas [...] Pero .no he estado jamás en una. Y me he convencido crecientemente que tengo muy poca noción de lo que puede ser una verdadera batalla. 34

Viniendo de alguien que ha enseñado en Sandhurst, y que ha dado cursos a los más grandes especialistas de historia militar, es una elegante forma de reconocer su ignorancia. Sin este reconocimiento Kee34 Keegan, The Face of Battle, p. 15; véase también el relato más detallado de las series de batallas de la Segunda Guerra Mundial en Keegan, Sir Annies in Normandy.

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gan habría sido incapaz de escribir la vívida y movida historia que en verdad ha producido. Cuando iniciamos la investigación para éste li-

a la historia militar, pero estamos contentos de estar implicados en la misma empresa historiográfica. El otro modelo inesperado está más cerca en su foco empírico a nuestros objetos de estudio: The Art of Describing de Svetlana Alpers. De manera desafortunada el libro de Alpers fue publicado cuando el nuestro estaba sustancialmente terminado, y no hemos podido involucramos con él tanto como hubiéramos querido. Sin embargo, los paralelos con nuestro proyecto son altamente importantes, y queremos señalarlos brevemente. Alpers está interesada en el arte descriptivo holandés del siglo XVII. En particular, quiere entender los presupuestos que se encontraban detrás de las preferencias holandesas por la pintura descriptiva y las convenciones empleadas al realizar estas pinturas. Escribe: "Presuponer que encontrar y hacer, que nuestro descubrimiento del mundo y nuestros modos de modelarlo, era una sola cosa, era un presupuesto particular del siglo diecisiete". 36 Muestra que estos presupuestos se expandieron a través de distintas áreas de la cultura: proyectos en tomo a lenguajes universales, el programa experimental en ciencia, y la pintura, y que eran particularmente pronunciados en los Paises Bajos y en Inglaterra. Tanto la pintura des-

bro, nos sentimos en una situación similar a la de Keegan. Hemos leído mucho acerca de experimentos, ambos hemos incluso realizado algunos como estudiantes, pero no sentimos que tengamos una idea

satisfactoria d~ lo que es un experimento y cómo produce éste conocimiento científico. El paralelo con el estudio de Keegan acerca de las batallas se extiende incluso más allá. Keegan distingue una forma dominante de historia militar, modelada por el Conde van Moltke, que llama "Historia del Estado Mayor': En la Historia del Estado Mayor lo más significativo es el papel de los generales, sus planeamientos estratégicos, sus decisiones racionales y su influencia en el resultado final de la batalla. Lo que es sistemáticamente dejado de lado es la cono tingencia Y la confusión del combate real, el papel de los pequeños grupos de soldados, la relación entre el combate en el terreno y el planeamiento de los generales. No es excesivo reconocer un parecido de

familia entre la Historia del Estado Mayor y las tendencias hacia las "reconstrucciones racionales" en la historia y la filosofía de la ciencia. Los "von Moltke" de la historia de la ciencia han mostrado el mismo rechazo para involucrarse con la práctica científica real, prefiriendo las idealizaciones y simplificaciones a las contingencias desordenadas

criptiva holandesa como la ciencia empírica inglesa involucraban una

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' los discursos sobre esencias a la identificación de convenciones, las re-

metáfora perceptiva del conocimiento: "Entiendo por ello una cultura

ferencias a los hechos no problemáticos de la naturaleza y los criterios trascendentes del método científico al trabajo histórico hecho por los

que refleja la naturaleza". 37 La base para cierto conocimiento era ser testigo de la naturaleza. El arte del pintor, y el arte de los experimen-

actores científicos reales. 35 Es demasiado pensar que hemos añadido a

talistas, era, por lo tanto, hacer representaciones que imitaran confia-

la historia de la ciencia una fracción de lo que Keegan ha contribuido 35

El profundo sesgo en contra del estudio de la práctica experimental manifest~do por los historiadores de la ciencia ha sido notado por muchos escritores; véase, por ejemplo, Eklund, Jñe Incompleat Chemist, p. l. Incluso los filósofos están comenzando ah?r~. a adn~.itir los p~ejuicios de su disciplina en pro de las teorías y en contra de las practicas: vease Hack1ng, Representing and Intervening, cap. 9, especialmente 149-150: "La historia de las ciencias naturales es siempre escrita como una historia de la teorfa. La filosofía de la ciencia ha devenido tanto filosofía de la teoría que ha sido negada la verdadera existencia de observaciones o experimentos pre-teóricos."

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que asume que conocemos lo que conocemos a través de una mente

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blemente el acto del ver sin mediaciones. 36 Alpers, The Art of Describing, p. 27. Ejercicios similares en la historia del arte que ofrecen valiosos recursos a los historiadores de la ciencia inclinados hada la sociología incluyen el trabajo de Baxandall, Painting and Experience, su Limewood Sculpors of Renaissance Gennany, y el The Renaissance Discovery of Linear Perspective de Edgerton. 37 Alpers, The Art of Describing, p. 45-46. Alpers alude al import.an~e trabajo. de Rorty acerca del desarrollo de las teorías especulares acerca del conoc1m1ento: Phtlosophy and the Mirror of Nature, especialmente el cap. 3.

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Hay dos puntos de especial interés para nosotros en el trabajo de Alpers. Uno es el contraste que plantea entre las concepciones septentrionales de la pintura (y particularmente la holandesa) y las características de la pintura italiana. En la última, la pintura era concebida primariamente como la glosa de un texto; en la primera, el significado textual de la pintura era dispensado en favor de una directa aprehensión visual de la realidad natural. A pesar de que los detalles del contraste no pueden ocuparnos aquí, Alpers concluye que las diferentes teorías acerca de la pintura expresaban distintas concepciones del co-

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mentales debían ser generados, validados y formados como bases para el consenso. Ponemos especial atención al manejo de la bomba de vacío y a los medios a través de los cuales los experimentos que utilizaban este dispositivo podían ser realizados para producir aquello que se consideraba conocimiento irrefutable. Discutimos las prácticas sociales y lingüísticas que Boyle recomendaba a los experimentadores,

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mostrando cómo éstas eran importantes elementos constitutivos en la

producción de hechos y en la protección de estos hechos frente a los elementos del conocimiento que se pensaba que podían generar discordia y conflicto. Nuestra tarea aquí es identificar las convenciones por medio de las cuales se debía producir conocimiento experimental. En el capítulo 3 discutimos el estado y los objetos de la filosofia natúral de Hobbes antes de la publicación de los New Experiments de Boyle en 1660. Nuestro objetivo principal aquí es leer el Leviathan (1652) como un texto de filosofia natural y de epistemología. En tanto que tratado de filosofía política el Leviathan tenía por objeto mostrar las prácticas que habrían de garantizar el orden en el Estado. Este orden podía ser amenazado (y durante la Guerra Civil lo había sido) por intelectuales clericales que se arrogaban una autoridad civil para la cual no poseían ninguna prerrogativa; Sus principales recursos para es-

nocimiento: el texto versus el ojo. El paralelo con las controver~ias en-

tre Hobbes y Boyle, y el conflicto subyacente entre sus respectivas teorías acerca del conocimiento, está lejos de ser exacto; sin embargo,

en el caso de los conflictos sobre lo apropiado del método experimental vemos una similitud notable en la disputa a propósito de la fiabilldad del ojo, y del testimonio, como bases para la generación de conocimiento. En segundo lugar, Alpers adopta lo que hemos denominado la "perspectiva del extraño" hacia la naturaleza realista de las imágenes. Su capacidad para reflejar la realidad es tratada como un producto de la convención y del arte: "Para parecer viva, una pintura debe ser pintada con minuciosidad". El arte de la representación realista es predicada conforme a la aceptación de las convenciones para la realización de afirmaciones realistas en la ciencia: la "mano sincera" y el "ojo fiel''. 38 Con la aceptación de estas convenciones relativas al conocimiento, ,y con la adquisición de las habilidades apropiadas para ejecutar las representaciones, el carácter artificial de hacer representaciones desaparece, y adquieren la cualidad de ser espejos de la realidad. Nuestro proyecto es, entonces, el mismo que el de Alpers: poner en relieve aquello que responde a las convenciones y al saber hacer. En el próximo capítulo examinamos la forma de vida que Boyle propuso para la filosofia experimental. Identificamos las prácticas técnicas, literarias y sociales por medio de las cuales los hechos experi38

tos actos de usurpación eran, de acuerdo con Hobbes, una falsa onto-

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Alpers, The Art of Describing {citando la Micrographia de Robert. Hooke

[1665], sig a2').

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logía y una falsa epistemología. Hobbes trabajó para demostrar el absurdo de una ontología apoyada en substancias incorporales y espíritus inmateriales. De tal modo, construyó una ontología plenista y en el proceso erigió una teoría materialista del conocimiento en la cual los fundamentos del conocimiento eran nociones de causas, y dichas causas eran la materia y el movimiento. Una empresa desarrollada en el nombre de la filosofía debía ser causal en su naturaleza y modelada por las empresas demostrativas de la geometría y de la filosofía política. Lo que era crucial era que debía producir aceptación gracias a su carácter demostrativo. El asentimiento debía ser total y debía ser impuesto. La filosofía de Hobbes, tanto en el Leviathan como en el De corpore (1655) había tomado ya cuerpo cuando se hizo público el progra~ ma experimental de Boyle en el año de la Restauración. Hobbes replicó 49

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inmediatamente las propuestas radicales de Boyle. El análisis del Dialogus physicus de Hobbes forma el andamiaje del capítulo 4. En este texto Hobbes intentó refutar el experimentalismo de Boyle desde diversas perspectivas: argumentó que la bomba de vado de Boyle carecía de integridad física (filtraba aire) y que, por lo tanto, sus hechos no eran de ninglin modo hechos; utilizó la filtración de la bomba para ofrecer una explicación física alternativa a los hallazgos de Boyle. La bomba, lejos de producir un vacío operacional, estaba siempre llena de una fracción de aire atmosférico. Las explicaciones plenistas del comportamiento de la bomba eran superiores a las de Boyle, y Hobbes atacó a Boyle como si fuera un vacuista, a pesar de las negativas de este último a dar sentido científico a los debates del pasado entre el vacuismo y el plenismo. De mayor importancia epistemológica fue el ataque de Hobbes al modo de generar hechos, a la constitución de estos hechos en los fundamentos consensuales del conocimiento, y a la separación de los hechos respecto a las causas físicas que podían explicarlas. Estos ataques apuntaban a sostener que, fuera lo que fuese el programa experimental de Boyle, éste no era .filosófico. La filosofía era una empresa causal, y como tal, aseguraba un asentimiento total e- irrevocable, no el asentimiento parcial que impulsaba Boyle. El ataque de Hobbes identificaba el carácter convencional de los hechos experimentales. En el capítulo 5 mostramos el modo en que Boyle replicó a Hobbes y a otros dos adversarios en los años 1660: el jesuita Franciscus Linus y el platonista de Cambridge Henry More. Examinando la naturaleza y el estilo distinto de las respuestas de Boyle, identificamos aquello que Boyle estaba más interesado en proteger: la bomba de vado como medio para generar conocimiento filosófico legitimo y la integridad de las reglas que habían de regular la vida moral de la comunidad experimental. Boyle trataba a Hobbes más como un experimentador fracasado que como a alguien que proponía una forma distinta de construir el conocimiento filosófico. Utilizó las oportunidades otorgadas por sus tres adversarios para exhibir el modo en que las controversias experimentales podían ser manejadas sin destruir la empresa experimental en sí misma -en verdad, para mostrar cómo la



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controversia podia ser utilizada para fundamentar los hechos del conocimiento experimental-. En los capítulos 2, 4 y 5 discutimos el papel central de la bomba de aire en el programa experimental y el modo en que los críticos podían utilizar las imperfecciones de su modo de trabajo para atacar el experimento en sí mismo. En el capítulo 6 intentamos hacer dos cosas. Primero vemos cómo la bomba en sí misma evolucionó como objeto material en los años 1660, argumentando que estos cambios involucraban respuestas a críticas tempranas, especialmente a las realizadas por Hobbes. Exhumamos información sobre el pequeño número de bombas que fueron construidas con éxito en esa década, y mostramos que, a pesar de las prácticas informadas por Boyle, nadie fue capaz de construir una bomba y hacerla operar sin ver la original. Esto plantea problemas de reproducción que poseen mayor interés que el que le han reconocido previamente los historiadores. La reproducción es también central para la segunda tarea de este capítulo. En el capitulo 2 argumentamos que la constitución de los hechos involucraba la multiplicación de los testigos, y que Boyle estimulaba él mismo la reiteración de sus experimentos. Sin embargo, poco después de que fue publicado el New Experiments, otro filósofo en Holanda, Cristiaan Huygens, produjo un hallazgo (la así llamada suspensión anómala del agua) que parecía invalidar uno de los recursos explicativos más importantes de Boyle. Examinamos cómo fue tratada esta importante anomalia y concluimos que el buen funcionamiento de la bomba de yacio fue calibrado por medio de compromisos previos acerca de si este fenómeno podia existir o no. Analizamos la respuesta a esta anoma!ia como una manifestación de la forma de vida experimental y de las convenciones empleadas en la comunidad experimental para protegerse a sí misma respecto a desacuerdos internos que fueran fatales. Tanto el experimentalismo de Boyle como el modelo demostrativo para la obtención de conocimiento planteado por Hobbes fueron ofrecidos como formas de solucionar el problema del orden. En el capitulo 7 intentamos situar las soluciones a este problema en el debate más amplio de la Restauración acerca de la naturaleza y las bases del

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asentimiento y el orden en la sociedad. Este debate proveyó el contexto en el cual los diferentes programas para la producción y la protección del orden fueron evaluados. Buscamos mostrar aquí la naturaleza de la intersección entre pensamiento y acción. Una solución (la de Boyle) consistía en mantener el orden en el seno de la filosofía natural remediando sus divisiones y suprimiendo todo lazo conflictivo con la filosofía política. De tal modo regenerada, la comunidad de los filósofos naturales podía establecer su legitimidad en la cultura de la Restauración y contribuir más efectivamente para garantizar el orden y la religión correcta en la sociedad. La otra solución (la de Hobbes) demandaba sólo que el orden se asegurase erigiendo una filosofía demostrativa que no permitiera ninguna frontera entre lo natural, lo humano y lo social, y ningún disenso dentro de ella. En el capítulo final sacamos algunas de las implicaciones de este estudio para la historia de la ciencia y para la historia de la política. Argumentamos que el problema de generar y proteger el conocimiento es un problema en la política, y, al revés, que el problema del orden político siempre involucra soluciones al problema del conocimiento.

Capítulo 2 Ver y creer: la producción experimental de los hechos neumáticos

[...] Los hechos son niños testarudos, y no quieren que se los contradiga. ROBERT BURNS, A Dream

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Robert Boyle afirmaba que el conocimiento adecuado en la filosofía natural debía ser generado a través del experimento, y que el fundamento de ese conocimiento debía estar constituido por los hechos producidos experimentalmente. Thomas Hobbes estaba en desacuerdo. Desde su punto de vista los procedimientos de Boyle no podían nunca llevar al grado de certeza que requeria cualquier empresa que pudiera ser llamada válidamente filosófica. Este libro trata acerca de esa disputa y acerca de las consecuencias que se derivaban de su resolución. La posición de Hobbes tiene el atractivo histórico de ser exótica. ¿Cómo era posible para un hombre racional negar el valor del experimento y el carácter fundacional de los hechos? Por contraste, el programa de Boyle parece exudar la banalidad de lo autoevidente. En esyte capítulo intentamos orientamos al problema de la autoevidencia ,.. disecando y desplegando los mecanismos por medio de los cuales los procedimientos experimentales de Boyle eran considerados capaces de producir conocimiento y, en particular, la variedad de conocimiento llamada "hechos". Mostraremos que la producción experimental de hechos involucraba un inmenso cúmulo de trabajo, que descansaba sobre la aceptación de ciertas convenciones sociales y discursivas, y que dependía de la producción y protección de una forma especial de organización social. El programa experimental era, en términos wittgenstenianos, un "juego de lenguaje" y una "forma de vida". La aceptación 53

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semana· ' '• a importante que Hooke regresara pronto a Londres, dado que ,:, que er . . . ,, ;(''los antedichos extranjeros pareciera que estaran aqu1 por un tiempo ., "l Sociedad tendrá una gran necesidad de un encargado de Jos exyperimentos, y entonces espero, Señor, que gracias a su benev~1e~c1~ · dispensará de sus obligaciones a Mr. Hooke _para tal uso pubhco . . Cuando Hooke volvió, se puso pronto a trabapr con Huygens en la 4 ' 39 bomba de vac10. , Este programa comenzó el 1/ 11 de julio. Inicialmente el fenomeno de Ja suspensión anómala del agua no pudo ser producido,_ tal como Hooke Je dijo a Boy!e: Huygens "ensayó su propio expenmento, pero no tuvo éxito, aunque reconoció que la máquina era muy e~tan­ ca, y será intentado el próximo día''. Sin embargo, Huygens tomo nota de diferencias significativas entre Ja bomba del Gresham College Y la suya: "Su máquina ocupa una posición opuesta a la mía, Y está completamente bajo agua [...] El agujero para el aire está ubicado en el émbolo, y tiene fijado un tubo que sube y baja junto con él." Un participante importante de los ensayos realizados por Hooke y Huygens en Londres fue el físico de Halifax, Henry Power. Power estaba en Londres para acordar Ja publicación de su libro, Experimental Philoso~~y, q~e mostró a John Wilkins y Hooke para que lo comentaran. Tamb1en as1s,/tió a Jos encuentros en el Gresham durante junio y julio y fue electo miembro el 1/11 de julio. El 11/21 de julio Power realizó una serie de experimentos "en el ingenio de Boy!e tal como está ahora rectificado •11• ·

ª

39 Para la visita de Huygens a Inglaterra, véase su Diario personal, en Huygens, Oeuvres, vol. XXII, pp. 597-603; Oldenburg a Boyle, 10/20 de junio de_ 1663, Oldenburg, Correspondence, vol. n, pp. 65-67; Birch, History, vol. I, pp. 256-257. Para otra comparación de las bombas de Huygens y de la Royal Society, véase Monconys, Journal, vol.

II, p. 73.

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y alterado por Mr. Boyle y el colegio''. Uno de los colaboradores de Po .. w~r era Walter Pope, profesor de astronomía en el Greshain Coll - l miembro · ege d . del. comité torricelliano de la Sociedad · Los ·ex penmentos quy pro u1eron .mcluyeron hervir agua en el recipiente, y ensayos con an·e males que mvolucraron un gorrión ("murió como Mr. Boyle di'o" luna anguila. Más importante, Power y sus colegas produJ' eran )y e" 'ld asusP ns1on ~noma a el agua en un tubo en el recipiente, seftalando u para ello extraer las burbujas del agua durante dos día; e se ,y que despues de · [·]E . la tercera expulsión del aire • "no pud1'mos h acer1a ba1ar. l n que se apoyaba entonces el cilindro de agua[?]" H . 16/26 d · )' e JU JO, Power habia concluido que "en toda agua h· · acia b el nap "d . " ayuna ueropomon e aue . El mismo día Hooke le habló a la So . d d ~l . e expenmento de la suspensión anómala que había realizad tre _el, 6/ 16 y el 8/ 18 de julio, y que estaba en condiciones de el ex1to de los ensayos de Power y Pope.•º r Era necesario que Boyle fuera informado de la reproducción de

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40 Huygens, Diario personal, en Huygens Oe 1 Boyle, 3/13 de julio de1663, en Boyle Works v01' VI uvres, 48 XXII, p. 599; Hooke a 486vo. vol. IV, pp. 381-383' Birch H' ' ' · 'PP· - 7, Y Huygens, Oeuvres, lío) y p 275 ( 1' , . istory, 1, p. 268 [para los experimentos del 1/11 deju. i'. para os expenmentos informados por Robert Hooke el 16/26 deJ' !' } p " u 10. ara e1 trasiondo de la neumática de Power véase W b Philosophy" y "Discovery of Bo le' L ,; e ster, Henry Power's Experimental British Library Sloane MSS 132~ 4::; 472-479. Las notas de Power están en la que Powe~ tenía una bomba de va~ío· ~ro.un~ ~iº de ~661 Tillo~s~n le dijo a Croune Library Sloane MSS 1 f ")· "E ' ower, 0/30 de JUho de 1661 (British 326 26 1 bía hecho muchos experimento~ co: eel ~~rte ~n caballero (mencionándolo a usted) ha-

:o!.

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(est~ es lo que~· Tillotson me asegura}''. :oe;~o s:~e~~~:~~~ebno ~nt~ntado~ por él [... ]

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en Defence against Linus" ' p· 155 (fi1nes de verano de 1662) A om a · e vac10 de Power 1 de Power del 11/21 y 16¡26 deJ'uli'o g· . · sumimos que las notas . . re IS1ran Intentos realizados e L d p t~ba alh ciertamente el 24 dejunio/4 de julio y el 1/11 de 'ulio E~ Ion res: ?weresg1ere que Power estaba aún "aqui"' e n e1 Gres ham· el 16/26 JM0 ra· 6 16 ·de JUho se ¡ . suuna piedra hallada en el corazón d bl ' . Y mostro a a Sociedad lio que: "Vi una piedra que fue e e u~ no e escoc~s, y Po_wer registró el 16/26 dejumurió en Escocia" (Véase B' g ~era a en el corazon de cierta persona de calidad que 1 26 26 Sloane MSS 1326 .f4 !) Par:r~:·PH~~~ory'. :'º~ • PP· 5, 8, 271 Y 276; British Library 7 se ibid., ff. 39r, 4ov sobre Po {~ 1c~c1on e~ Experimental Philosophy de Power, véavéase Frank, Harv~ and the ~e~ro~~oPrhyel .so¡br~no de Evelyn luego del verano de 1663), -V' sw ogists, pp. 135 y 326n.

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Ja suspensión anómala del agua con la bomba de Londres. Hooke inmediatamente le contó a Boyle los eventos de comienzos de julio, escribiendo que "hicimos un ensayo sobre el experimento de [Huygens] que, de hecho, parece haber tenido éxito dado que, después de bombear, el agua no descendió, aunque yo estoy muy convencido que si la bomba hubiera sido accionada más tiempo, el resultado hubiera sido muy diferente''. Evidentemente, se consideraba todavía que el fenómeno podía deberse al aire residual en el recipiente, más que a un nuevo fluido sutil. El fenómeno fue producido de nuevo Juego del regreso de Boyle de Essex en agosto. Huygens registró que "vi mi experimento con agua purgada en el vacío en un tubo de cerca de dos metros de altura, donde el agua se mantuvo sin caer, dos o tres veces, en presencia de Lord Brouncker, Mr. Boyle y muchas otras personas". Boyle mismo concedió que el experimento "fue realizado [...] con muy buen resultado" por Huygens y Brouncker, quien era presidente de la Sociedad. Pero persistió en argumentar que "a Ja vista de que no tenían ningún indicador para comprobar cuánto habian expurgado el aire del rec;ipiente, no me parece absurdo conjeturar que habia suficiente [aire] en el recipiente como para mantener en el tubo cerca de un metro de agua''. De tal modo, si bien la suspensión anómala había sido ahora transformado en un hecho, era muy problemático y estaba 4 abierto a un espectro de explicaciones en competencia. 1 Esto era particularmente perturbador dado que Boyle estaba siendo enfrentado en el mismo período con un modelo rival acerca del ,/valor de la experimentación y la posibilidad dél vacío. Al menos uno de los participantes de la Royal Society en julio de 1663, Henry Power, era un plenista declarado que anunció sus argumentos en contra del vacío de Torricelli en su nuevo libro Experimental Philosophy. Sus propias notas sobre Jos experimentos de julio se concentraban en la

41 Oldenburg a Boyle, 22 dejunio/2 de julio de 1663, en Oldenburg, dence, vol.11, p. 75; Hooke a Boyle,julio de 1663, en Boyle, Works, vol. VI, p. History, vol. I, pp. 275 y 295; Huygens, Deuvres, vol. XVII, p. 324n; Boyle a 29 de octubre/8 de noviembre de 1663, en Oldenburg, Correspondence, vol.

Correspon484; Birch, Oldenburg, II, p. 124.

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presencia permanente de aire y éter en el espacio vacío alegad 1 p .. .oyen e agua. ero Power evito atacar el valor de los experimentos. Estos ataques eran excluidos del debate dentro de la comunidád exp · t 1p . enmena · or ejemplo, el propio Hobbes permaneció fuera de este debat b 1 ·, , e SOre a susp~ns10n anomala. Huygens cenó con Hobbes y su amigo Samue~ Sorbiere en la casa del embajador francés, y también con el patron de Hobbes, el Conde de Devonshire. Hooke también se e t · H nconro con obbes en la tienda de instrumentos de Richard Reeves en Londres a comienzos de julio. No tenemos evidencia de que los problemas con la bomba de vacío fueran conversados en alguna de es · a , u ocas10nes. Esto es 1mport~nte debido a que la suspensión anómala planteó el problema del plemsmo de un modo agudo. Stroup argumenta perceptivamente que mostraba que la hipótesis del resorte del ai " re , Y l a d e1 vac10.er~n mutuamente inconsistentes': Huygens, "uno de los ~efensores mas mfluyentes y tempranos de la bomba de vacío" estaba t~mando el lado de los plenistas en un viejo debate•: Poco después del exitoso ensayo en el Gresham College, Oldenburg le dijo a sus correspons~les extranjeros que "parece una conclusión clara" que la presión del aire no puede ser la causa que mantiene el agua y el mercurio en el tubo. El 31 dejulio/10 de agosto también le dijo a Spinoza que este experi~ent~' "tr:e muchos problemas a los vacuistas y place mucho a los plemstas . Spmoza se encontró con Oldenburg en Holanda en el verano de 1661 Y obtuvo una copia del Certain Physiological Essays de Boyle en octubre. Desde la primavera de 1662 atacó la obra de B.oyle sob~e la reintegración del salitre y negó que un conocimiento cierto pudiera ser generado sólo a partir de la experimentación. El 42

1

Huygens a Lodewijk Huygens, 3/13 de julio de 1663, en Huygens Deuvres

~·IV, P· 375; TOnnies, Hobbes, p. 63; Hooke a Boyle, 3/13 de julio de 1663 en Bo le' 1

d orks, vol. VI, pp. 486-487. Sorbiere estaba en Londres como d.elegado de la' Acad y·' e Mo~tmor: véase Oldenburg, Correspondence, vol. 11, pp. 115-11 8 y 133 _ n::~~ 136 ;0 ~a:, 1 ~~~ 4¡ "º,~~.6. Para el plenismo de Power, véase Power, Experimental PhiI~sophy k_ ' s er, iscovery of Boyle's Law", p. 472. Sobre la tienda de Reeves' en Lon ' "H:e y psu lu~arE cent~al en el trabajo experimental en este período, véase Webste; nzy ower s xpenmental Phiiosoph " .E G R ' tit · ' p. 158 • · · · Taylor, Mathematical Prac_224. 1oners o>f Tudor ft Stuart England, pp. Y223

1

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17/27 de julio de 1663 escribió que este conocimiento sólo se lograría "cuando hayamos aprendido primero los principios mecánicos de la filosofía". Boyle le respondió a través de Oldenburg, insistiendo que "las doctrinas de la nueva y más sólida filosofía son elucidados por experimentos daros", tal como le había dicho a Hobbes. Spinoza también compartía con Hobbes su compromiso con el plenismo, Boyle se negó a debatir este asunto, dado que el plenismo no estaba "probado por ningún fenómeno, sino que [.. ,] es asumido sólo a partir de la hipótesis de que el vacío es imposible". 43 Pero ahora el fenómeno de la suspensión anómala sí parecía ofrecer recursos a los plenistas. Spinoza y Hobbes se mantuvieron afuera de la comunidad experimental. Mostraban que existía un esquema interpretativo rival y peligroso en el cual este nuevo fenómeno no era una anomalía sino un hecho corriente. Más aún, no era sólo el plenismo lo que hacía potencialmente peligros9s a Spinoza y a Hobbes; era la conjunción del plenismo con su rechazo a jugar con las reglas del juego experimental. La estrategia de Boyle, de tal modo, fue separar los problemas de la suspensión anómala del contexto de la bomba de vado. Su estatus había cambiado. No era más un medio confiable para mostrar la inferioridad_ de la bomba de Huygens, dado que con la ayuda de Huygens el fenómeno había sido producido en Londres. No era más un "calibre" plausible dado que habían esquemas rivales que describían los fluidos existentes al interior del recipiente. Huygens había regresado ahora a Francia. Boyle sugirió que la suspensión anómala, más que con agua, deb(a ·ser ensayada ahora con mercurio. Huygens nunca había producid~ la suspensión anómala del mercurio. El aire atmosférico mante,. · nía el mercurio a una altura de 76 centímetros, de modo tal que cual43 Stroup, WHuygens a the Air Pump", pp. 136-137; Oldenburg a John Winthrop, 5/15 de agosto de 1663, en Oldenburg, Correspondence, vol. ll, p. 106; A. R. Hall y M. B. Hall, "Philosophy and Natural Phi\osophy: Boyle and Spinoza"; Spinoza a Oldenburg, 17/27 de julio de 1663, en Oldenburg, Correspondence, vol. 11, p. 94 (traducción]; Oldenburg a Spinoza, 3/13 de abril, 31 dejulio/10 de agosto y 4/14 de agosto de 1663 (diagrama de la suspensión anómala, traducciones), en ibid., pp. 41, 99-100 y 103; R. McKeon, Philosophy of Spinoza, pp. 137-152.

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quier altura superior deberla atribuirse a otra cosa más "que al aire externo solo". El 9/19 de septiembre Brouncker y Boyle fueron invitados a probar el experimento. Boyle hizo ahora otro movimiento. Sugirió que la suspensión del mercurio en tubos largos debia intentarse sin utilizar la bomba de vacío. Boyle confesó que nunca había logrado producir la suspensión anómala del agua con sus máquinas en Oxford, "estando mis propias máquinas fuera de servicio". Además, "la sustentación de altos cilindros de mercurio en la máquina me parece que tiene muy poca analogía con los experimentos que han sido hechos hasta ahora con aquellos de Torricelli". La suspensión anómala no debía conectarse con el comportamiento del aire residual en la bomba de aire. Cuando Boyle volvió a Oxford, consideró que "tendria poco sentido hacer uso de la máquina hasta que estemos seguros que en el aire abierto el mercurio puede mantenerse suspendido en un tubo más largo que 76 centímetros". A Boyle y a sus asistentes les tomó al menos cuatro días purgar el mercurio al aire libre y producir la suspensión anómala. El 23 de septiembre/3 de octubre y el 7/17 de octubre tanto Boyle como Brouncker informaron que el mercurio bien purgado po-

]a vista de los nuevos experimentos exhibidos por nuestra m.áquina no pensamos que haya que rechazar la hipótesis _dd peso del alfe mante.da por ]os torrecillianos, sino que se debe anad1r a ella la del resorte

día mantenerse a una altura de al menos 132 centímetros sin usar.una

bomba de vacío. 44 El resultado de estos ensayos ahora no estaba relacionado con la comparación de las bombas. El 29 octubre/a de noviembre Boyle escribió sus comentarios acerca de este trabajo a Oldenburg. Moray tradujo la carta y se la envió a Huygens. Boyle señaló que la altura menor de 76 centimetros podía deberse al aire atmosférico; Brouncker señaló que el mercurio que se encontraba sobre ese nivel estaba siendo sostenido por algún otro fluido. De tal modo Boyle insistió que la suspensión anómala no "descarta nuestra hipótesis anterior" del resorte, sino que la suplementaba. A esta altura nadie arriesgó una explicación acerca de lo que podía ser este otro fluido. Así

m

b . . del aire, para mejorar una teoría que este nuevo de~~u r1r~uento no 45 muestra que sea falsa sino insuficiente". La suspens1on anomala era .

or ¡0 tanto un hecho aceptado pero problemático dentro de la neumaSus problemas no amenazarian más la integridad de la bomba de vacío de Boyle y su lugar en el programa experimental. Desde noviembre de 1663, Huygens respondió gratificado por el trabajo en Inglaterra. Pero se mantuvieron problemas de comunicación entre los experimentadores. Huygens encontró difícil ver cómo el mercurio podia ser purgado sin la bomba de vacío. Repetidamente le preguntó a Moray cómo "pudieron purgar el mercurio de tod~ ~ire tan bien", y si "los 139 centimetros se mantienen cuando el rec1p1ente es evacuado o sólo de antemano, lo cual ya de por si es un milagro". Hacia diciembre Huygens habia aceptado los extensos informes acerca de ]os hechos producidos en Inglaterra. De modo tal que también para Huygens el fenómeno dejó de ser un medio para distinguir su ~omb~ de las ing!esas.46 Boyle trabajó para separar el problema de la mtegndad de ]a bomba del tratamiento de la suspensión anómala. La única referencia publicada por Boyle acerca de los problemas planteados por la suspensión anómala fue su comentario, en el experimento catare~ de sus Continuation (1669), acerca de que distintas alturas de mercuno Y agua en ]os barómetros en el recipiente vaciado podían deberse a "algúq.corpúscu!o aéreo aún restante en el agua, a pesar de todo ~o ~ue hemos hecho". De hecho, el resorte del aire retuvo su poder explicativo

~ica.

único. Corresponsales como John Beale sugirieron varias explicaciones

suplementarias para explicar el motivo por el cual el mercurio no descendia, incluyendo la disminución del magnetismo. Pero Boyle nunca

como los experimentos con la bomba de vacío mostraron que el aire

poseía un resorte y un peso, ahora se requeria una nueva propiedad: "A

Boyle a Oldenburg, 29 de octubre/a de noviembre de 1663, en Oldenburg, Co. 46 Moray a Huygens, 29 de .octubre/a de noviembre y 16/26 de noviembre de J663, en Huygens, Oeuvres, vol. IV, pp. 426 y 436-440; Huygens a Moray, a/ta de noviembre y 29 de noviembre/9 de diciembre de 1663, en ibid., PP· 432 Y 459. 45

rrespondence, vol. 11, pp. 125-126, y Huygens, Oeuvres, vol. IV, pp. 437-440. . 44

Boyle a Oldenburg, 29 de octubre/a de noviembre de 1663 en Oldenburg, Co-

rrespondence, vol. II, pp. 123-124; Birch, History, vol. 1, pp. 301, 305 y 310.

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discutió estos asuntos, y jamás publicó un informe sobre la suspensión anómala a lo largo de su carrera: podía desafiar el poder explicativo del resorte del aire y el valor de la bomba de vado. Consideraremos la trayectoria posterior de la suspensión anómala al final de este capítulo. Ve-

blemas con la bomba de vado en los años 1660 estuvieron centrados en los modos en que los experimentadores rivales identificaban su bomba y establecían cuáles eran las diferencias que importaban. Esta identidad fue reforzada por el uso de la bomba como emblema de la filosofía experimental. En el capítulo 2 examinamos la iconografia de la bomba de vado. A finales de la década de 1660 los ensayos con la bomba fueron mostrados a la Duquesa de Newcastle Y al Gran Duque de Toscana cuando visitaron la Royal Society. En julio de 1663 Wren discutió el posible uso de la bomba si el propio Rey'visitaba el Gresham College. Tanto el grabado de Boyle realizado por Faithome, solicitado en el verano de 1664, como el diseño de John Evelyn, que apareció en la History de Sprat en 1667, contenían representaciones de la bomba de vado (figuras 16b y 2). Sin embargo, incluso aquí la identificación de la bomba a ser exhibida fue materia de debate. En el uso del paisaje de fondo, el diseño original de Faithome era puramente convencional (figura 16a). El 25 de agosto/4 de septiembre Hooke le preguntó á Boyle si en el dibujo de Faithome "tendrá us-

remos ahora como las propias bombas de vacío se desarrollaron.47

IDENTIFICAR LA BOMBA DE VACÍO: LONDRES Y ÜXFORD

En los años 1660 no hubo una versión definitiva de la bomba de vado. La flexibilidad de la máquina era un recurso poderoso para la negociación que hemos descripto. En el capítulo 5 señalamos cómo Boyle usó las fugas de la bomba para defender su fracaso inicial para lograr la separación de los mármoles en el recipiente. Cuando Huygens construyó sus bombas entre el otoño de 1661 y el otoño de 1662, inmediatamente introdujo una serie de cambios en el diseño. Había diferencias entre las bombas de Londres y Oxford, y las bombas fallaban muy seguido o estaban siendo reconstruidas: de aquí la necesidad del informe de Hooke acerca de "la construcción de la bomba tal como era" en abril de 1663, y los informes de Moray a Huygens a lo largo del año.4B Hemos dicho también que estos cambios eran significativos para todos los experimentadores. Explicaban por qué Huygens podía producir la anomalía y por qué Boyle y Hooke no. Cualquier juicio acerca de la significación de-estas diferencias era en verdad un juicio acerca de cómo

trabajaban las bombas de vado, qué contenían y si los diferentes experimentadores eran competentes. Pero en principio se suponía que la

bomba de vado era un objeto material fácilmente identificable: de otro modo colapsarla todo el patrón de reproducciones. Por lo tanto los pro47 Beale a Boyle, 11/21 de enero de 1664, en Boyle, Works, vol. VJ,p. 378; Boyle, "Continuation of New Experiments", p. 204, y "New Pneumatical Experiments about Respiration", pp. 361-363. 48 Huygens, Notas, en Huygens, Oeuvres, vol. XVJI,pp. 312,314. y 316; Boyle a Moray, marzo de 1662, en ibid., vol. VI, pp. 581-582; Birch, History, vol. 1, p. 214; Moray a Huygens, 19 de febrero/! de marzo de 1663, en Huygens, Oeuvres, vol. IV, p. 320.

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ted algunos libros, o instrumentos matemáticos o químicos, o algo así".

Hooke y Boyle resolvieron que aquí la bomba de vacio debía servir como emblema. Hooke le dijo a Boyle en septiembre que "he hecho un pequeño esquema que representa su primer ingenio ubicado sobre una mesa", y preguntó a Boyle si pensaba añadir "su último arreglo del ingenio neumático". Boyle decidió no hacerlo: el último grabado de Faithome posee la forma inicial de la bomba (Figura 16b). Por otro lado' él diseño de Evelyn muestra la versión más tardía de la máqui•'' m{inmersa en un tanque de agua (figura 17). 49 La bomba en Londres

49 Birch, History, vol. II, pp. 177-178 (y nuestro capitulo 2, nota 15); Wren a Brouncker, 30 de julio/9 de agosto de 1663, British Library Sloane MSS 2903 f 105, Y Birch, History, vol. J, p. 288; Oldenburg a Boyle, 2/12 de julio de 1663, en Oldenburg, Correspondence, vol. n, pp. 78-79. Sobre el diseño de Evelyn, grabado por Hollar para Beale, pero destinado finalmente a Sprat, véase Hunter, Science and Society, pp. 194197. Sobre el grabado de Faithorne, véase Hooke a Boyle, 25 agosto/4 de septiembre Y B/18 de septiembre de 1664, en Boyle, Works, vol. VI, pp. 487-490, y Maddison, "The Portraiture of Boyle".

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Steven Shapin y Si'mon Schaffer FIGURA 16A Diseño original de William Faithorne para el retrato de Boyle (verano de 16 6 ~¡

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FIGURA !6B Retrato de Boyle hecho por William Faithome con la bomba de vacío en el fondo (1664). (Las figuras 16a y 16b son reproducidas con el permiso del Ashmolean Museum, Oxford, Sutherland Collection)

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FIGURA 17

Bomba de vacío revisada por Boyle, representada en eÍ frontispicio de la History ofthe Royal Society de Sprat {1667). Detalle de la figura 2. El busto pertene:ce a Carlos 11. (Cortesía de la Cambridge University Library)

ya había sido reconstruida de este modo para el verano de 1663, y en marzo de 1664 Jonathan Goddard realizó un experimento "bajo un cuerpo de vidrio pegado al ingenio", indicando que a esta altura se había desarrollado ya una plataforma separada para el recipiente. Durante la primern parte de 1665, y luego de la suspensión de las reuniones debido a la plaga, la bomba fue utilizada para ensayar con el magnetismo y el movimiento de péndulos, siendo rediseñada muy seguido. 50 50

Para el uso de la bomba de vacío, véase Birch, History, vol. 1, p. 398; vol. 11, PP· 17, 19-20, 25-26, 31 y 46; Frank, Harvey and the Oxford Physiologists, pp. 161-162.

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Definir la versión estándar de la bomba dependía de impedir las fugas y hacer que funcionara bien. Un problema añadido era el tamaño cambiante del recipiente. Éste era fácilmente cambiado, dado que el costo de una nueva bola de vidrio era menor. Hay varios informes acerca de la capacidad del recipiente: hemos señalado que en la primavera de 1662 la Sociedad estaba planeando un recipiente lo suficientemente grande como para contener a un hombre. La Duquesa de Newcastle fue entretenida en mayo de 1667 con una máquina con una capacidad de "cuarenta y dos litros y medio": ésta era en lineas generales la capacidad de la primera bomba de vacio. La plataforma separada del diseño revisado por Boyle hizo que el cambio del recipiente fuera más fáciJ.51 Hooke también dedicó alguna atención al agrandamiento del recipiente. En junio de 1667 "fue propuesto por Mr. Hooke tener un ingenio para rarificar [el aire] hecho de madera lo suficientemente grande para que entre un hombre. Esto fue aprobado por Mr. Boyle". El costo estimado era de 5 libras esterlinas. Este ingenio fue producido el 11/21 de julio, pero probó no ser lo "suficientemente hermético". Existió una sostenida discusión acerca de los medios para sellar el ingenio: el plomo fue preferido al cemento, pero dado que "el aire (como lo supuso Mr. Hooke) entra a través del émbolo de latón, él informa a la Sociedad que lo había reemplazado por un pistón de madera". Un problema añadido acerca de la identidad de estas máquinas era su localización especifica. Después del gran incendio de 1666, la Sociedad se mudó a la Arundel House, pero la bomba permaneció en Gresham bajo l:i,,supervisión de Hooke. Se quejó de los efectos de mover la máquimt -;'dado que el cemento en el ingenio estaba sujeto a roturas en el ,.- traslado del Gresham College a la Arundel House [casi 2,5 kilómetros] donde devino defectuosa''. 52 De tal modo, cuando Boyle se mudó de Oxford a Londres en abril de 1668 tanto la bomba de Londres como la de Oxford habían cambiado considerablemente. Habían trabajado intermitentemente y habían sido perseguidas por problemas tales como 51 Birch, History, vol. 11, pp. 177-178. 52 Jbjd.f pp. 184-189, 464, 467-468 y 462-473.

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la anomalía de Huygens y el problema endémico de las fugas. La cuestión de la reproducción se volvió muy complicada debido al permanente cambio de estado de las bombas de vacío. A comienzos de febrero de 1668 Boyle se estaba preparando para dejar Oxford. Le dijo a Oldenburg que había juntado "un gran número de experimentos neumáticos, hechos para la continuación del Engine Book''. Estos experimentos eran los realizados a lo largo de los años 1660 bajo la dirección de Boyle, y fueron completados en marzo de 1668 y publicados en diciembre en el Continuation. Una colección posterior apareció en el libro de Boyle, New Experiments touching the Relation betwixt Flame and Air (1672). 53 Como era común con sus publicaciones, Boyle presentó experimentos realizados a lo largo de varios años, y con diversos colaboradores. Su discusión acerca del desarrollo de la bomba de vacío desde 1659 no era ni consistente ni exacta. Fue sólo en Continuation que Boyle escribió para la imprenta un informe de la bomba revisada, la cual, como hemos visto, había sido desarrollada en el verano de 1661-1662. Boyle señaló que desde que había dado su bomba original a la Royal Society en 1661, había sido "incapaz de procurar una tan buena" y que por lo tanto había suspendido el trabajo por un tiempo. Afirmó que debido a las dificultades para reproducir la original muy pocas bombas habían sido hechas, y por ello había construido una nueva versión de la bomba. A pesar de que esta nueva versión había sido construida antes de la primavera de 1662, Boyle contó una historia diferente: (...J luego de observar las grandes dificultades que encuentran los hombres en hacer un ingenio que pueda [...] mantener afuera un cuerpo tan sutil como el aire, y tan pesado como la atmósfera (más allá de, tal vez, otros impedimentos}, de modo tal que en cinco o seis años pude escu53 Boyle a Oldenburg, 1/11 de febrero de 1668, en Oldenburg, Correspondence, vol. IV, p. 140; sobre la aparición del Continuation, véase ibid., vol. V, pp. 36, 21 y 240; para el trabajo de Boyle sobre el fuego y el aire en ese momento, véase McKie, "Pire and the Flamma vitalis"; Frank, Harvey and the Oxford Physiologists, pp. 250-258; Boyle, "New Experiments touching... Flame and Air':

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El Leviáthan y la bomba de vado char de uno o dos ingenios que pudieron ser puestos a trabajar, y de solo uno o dos nuevos experimentos que habían sido añadidos por sus ingeniosos propietarios, comencé a escuchar las persuasiones de aquellos que sugirieron que a menos que resumiera este trabajo por mí mismo, habría muy poco hecho en él. Y de tal modo habiendo procurado (con la ayuda de otros [...] trabajadores distintos a aquellos que empleé antes sin éxito} un nuevo ingenio, más pequeño que el otro, y distinto en algunos aspectos, lo hemos hecho funcionar (aunque no sin problemas) • "t . 54 tan bien como el otro y, para algunos propos1 os, mejor.

De tal modo en el Continuation presentó motivos para reproducir su bomba y sus experimentos, pero también describió con detalle los problemas que implicaba. Boyle señaló tres áreas de dificultades para sus lectores de la comunidad experimental. Primero, aún inmersa bajo agua y con el recipiente en una plataforma separada, la nueva bomba era notablemente deficiente. "Puede ocurrir [...] que el aire se insinúe entre el tablón de madera y la plancha metálica, y de tal modo [... ] entrar en la cavidad del recipiente": éste era el tipo de problemas que Hobbes había explotado-a comienzos de los años 1660. De manera similar Boyle reconoció el problema que Huygens había indicado en diciembre de 1661: "Si no se toma mucho cuidado en dar vuelta la llave, el agua será impelida en el recipiente, y perjudicarla mucho diversos experimentos".ss Segundo, tanto en su Hydrostatical Paradoxes (1666) Y en el Continuation, Boyle continuó quejándose sobre las dificultades para pbtener trabajadores confiables. No había sido capaz de realizar a'fgunos ensayos "con la ayuda del mero resorte del aire", debido a que "queria artífices diestros para trabajar de acuerdo con un dispositivo que había diseñado". Esto afectaba también los problemas asociados con el tamaño del recipiente. Boyle argumentó que su nueva bomba era menos porosa debido a que el recipiente era más peque54 Boyle, "Continuation of New Experiments", pp. 176-178. El texto está fechado el "24 marzo 1667" [=1668}, en p. 276. 55 Jbid., pp. 181-182.

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ño, pero también animó "intentos de hacer recipientes capaces de contener animales más grandes y tal vez incluso a un. niño· o a un

El establecimiento de la significación de las diferencias entre las bambas dependía directamente de las pruebas que eran usadas por los experimentadores y de su definición acerca de lo que contaba como aire. Para Boyle cualquier fluido elástico era aire, dado que poseía resorte. Envmarzo de 1665 la Royal Society testificó experimentos cuyo objetivo era la generación de un fluido elástico a partir de "conchas de ostras pulverizadas". Algunos testigos "preguntaron cómo se sabía que ¡0 que supuestamente era aire [... ] era verdadero aire". Brouncker dijo que "un cuerpo rarificado por el calor, y luego condensado por el frio, es aire verdadero". Esta definición apuntaba al uso común de las vejigas como forma de calibrar la elasticidad. El "aire" generado fue juntado en una vejiga que se expandió cuando fue puesta sobre el fuego. En mayo de 1667, cuando Boyle comentó la visita de la Condesa de Newcastle, sugirió una ''prueba" a ser usada para juzgar el vaciamiento de la bomba. Estas medidas estaban directamente conectadas con la posibilidad de asegurar los hechos realizados con la bomba. De tal modo, al discutir los experimentos sobre respiración realizados a comienzos de los años 1660, Boyle relacionó explícitamente la identidad de su propia bomba (opuesta a cualquier otra) con la definición de "nuestro vado" y la medida del aire. La identidad de la bomba Y la identidad de sus contenidos estaban estrechamente conectadas: "Por Vacuum Boylianum él entiende vacío o ausencia de aire común tal como es producido en las operaciones de la Machina Boyliana''. Sin embargo, si el vacío era tan único como la bomba de vacío individual que 57 lo prpducía, ¿cómo habrían de hacerse las comparaciones? '" · La comparación demandaba calibrar los contenidos del recipien·' .· te. En el Continuation Boyle inspeccionó los medios utilizados para calibrar la bomba de vacío. Cada medida dependía de un modelo distinto de cómo funcionaba la bomba y qué era el aire. Boyle disminuyó el valor de usar vejigas debido a que se volvían muy grandes, y también

hombre". Sin embargo, cuando intentó hacer esto con "una mejora hecha en nuestro cilindro metálico por medio de dispositivos adicionales", Boyle "no pudo [...] conseguir artífices que pudieran realizar lo que se les ordenaba". Estos problemas dominaban la presentación de la trayectoria de la bomba realizada por Boyle. Finalmente Boyle llamó la atención sobre las dificultades para identificar los detalles de un diseño de la bomba fijo o estándar. Esto se debía en parte a los problemas para hacer representaciones pictóricas de sus experimentos y sus máquinas. Le dijo a sus lectores que esperaba que "aquellos que están versados en ese tipo de estudios, o poseen una facilidad peculiar para imaginar, podrán concebir el significado de lo que digo solo por palabras". Los diagramas de la bomba de vacío no eran confiables: "Habiendo tenido la ocasión de alterar el método de mis experimentos cuando comencé a ver que me vería obligado a reservar diversas cosas para otra oportunidad, y estando ausente cuando el grabador trabajaba una buena parte del tiempo, algunos de los cortes fueron mal puestos, y no fueron grabados en las placas". Aun con los textos completos de Boyle, hemos ya señalado que sin embargo nadie pudo reproducir su bomba sin verla trabajando. Además, Boyle escribió que "algunos virtuosi pueden tener la otra [es decir, la bomba inicial] a su disposición". Boyle avisó que "pueden hacer uso de la primer bomba o al menos. después de hacerle algunas alt~raciones". Estas alterado~ nes involucraban principalmente la inserción de una plancha entre la llave y el recipiente, "soldada o atornillada a ella", lo que aislaría adecuadamente la base del recipiente aproximadamente en la forma .que estaba hecha la nueva bomba de Boyle. La afirmaeión de Boyle, de tal modo, era que era posible reproducir sus experimentos con una bomba diferente -y que por lo tanto estas diferentias no eran significativas para los experimentos-. 56 56

Boyle, "Hydrostatical Paradoxes", pp. 738-744, y "Continuation ofNew Experiments", pp. 245, 258-259, 178 y 180-182.

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57 Birch, History, vol. II, p. 26 y 177-178; Boyle, "New Experiments touching... · Flame and Air'', pp. 564-566, y "Continuatíon of the Experiments concerning Respiration", p. 372.

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barómetros de mercurio pequeiios o sifones debido a que eran "sacudidos por el movimiento de la máquina". Recomendó el uso de ün manómetro de mercurio: un pequeiio tubo curvado con uno de sus extremos conteniendo una burbuja de aire, luego se lo sellaba, se lo llenaba · con mercurio, y se colocaba el extremo abierto dentro del recipiente. Este "calibre-estándar (si lo puedo llamar así)" era luego calibrado con volúmenes de agua determinados. Si "cuando el mercurio en el calibre disminuye hasta una marca establecida en el agua, y si este licor parece llenar una cuarta parte del recipiente se puede concluir que una cuarta parte del aire fue vaciada, o que la cuarta parte del resorte del aire [...] fue perdido por el vaciamiento''. La escala era marcada con bolas de vidrio o cera, y podía usarse agua coloreada en un tubo más largo. Pero el método recomendado por Boyle no era aceptable de ningún modo por todos los experimentadores. Dependía demasiado de un modelo muy especifico de la estructura del aire. Boyle usaba agua como un sustituto del aire en esta calibración; luego el calibre de mercurio, y no el agua en sí, devenía la medida del resorte. Hooke trabajaba de un modo distinto. En sus propios experimentos sobre respiración y combustión buscó los efectos del fuego y de la vida animal en el aire contenido en el recipiente. Usaba volúmenes de agua como medida directa del resorte. Hooke y Boyle poseían distintos modelos del aire: para Boyle el aire era un fluido elástico y podía ser medido por un manómetro de mercurio. Para Hooke el aire era una compleja mezcla de fluidos químicamente activa. En los aiios 1670 tanto Hooke como Mayow observaron que cuando tomaba lugar un proceso respiratorio en el aire del recipiente el calibre de mercurio registraba muy pocos cambios. Sin embargo, el volumen del agua podía subir marcadamente en el recipiente, de modo que era mejor usar el nivel del agua como medida del resorte. La elección de la medida seguía una elección en la ontología. El mismo problema surgía en ensayos de combustión, cuando el aire era calentado. Boyle afirmaba que el calibre de mercurio podía ser usado para medir el resorte del aire comprimido, pero aceptaba que el calibre sobrestimaba el vaciamiento cuando el aire era caliente. Esto ocurría en los experimentos de

combustión. Entonces la bomba debía ser accionada hasta que el calibre no registrase más cambios: "Quien está versado en ensayos puede juzgar bien cuándo no necesita bombear más." Para establecer estas habilidades, por supuesto, era necesario proveer claras marcas identificatorias de la bomba de vacío, y era también necesario diseminar las bombas y comparar las afirmaciones que se hacían en tomo a la reproducción de la misma. Hemos ya esbozado los problemas existentes en tomo a la reproducción. Ahora consideraremos el trabajo de Huygens en la diseminación de la bomba. 58

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DISEMINAR LA BOMBA: HOLANDA Y PARÍS

A principios de la década dei660, además de las bombas mencionadas, una bomba de vacío fue construida por el grupo de filósofos naturales en París, conocido como el grupo de Montmor. Esta máquina fue construida'bajo la directa supervisión de Huygens; sin su presencia la máquina no trabajó ni los miembros del grupo de París entendían lo que había hecho Huygens, hasta que él se los demostró. Tal como Stroup lo señala, aunque los franceses desarrollaron el trabajo en la neumática a lo largo de los años 1640 y los 1650, fue Huygens quien dominó el trabajo con la bomba de vacío en París. Esto testifica la importancia de Huygens para la transmisión de las habilidades en los experimentos con la bomba y su trabajo para lograr que se aceptara la suspensión anómala en otros lados. Estos factores hicieron pos'ihle y necesario diseminar las bombas de vacío en Francia. Huygens .•. estaba en contacto con el grupo de Montmor desde su formación en diciembre de 1657. Sus miembros incluían a Sorbiere, Auzout, Montmor, 58 Boyle, "Continuatioti of New Experiments", pp. 211-214. Para el trabajo de Hooke y Mayow sobre el aire y· el resorte, véase Frank,. Harvey and the Oxford Physiologists, pp. 256-263; Mayow, Tractatus quinque (1674), pp. 66-71; Hooke, Diary, pp. 3235; Birch, History, vol. 111, pp. 58-60, 78, 89-90, .109, 143, 156-157 y 177; Boyle, "New Experiments about the Weakened Spring", p. 218n, y "New Experiments about. .. Air and the Flamma Vitalis", pp. 586-587.

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Thévenot, Pecquet, Petit (quien había colaborado con Pascal en Rouen), Roberval (quien dejó el grupo después de 1658), Rohault y Chapelain. Mucho de su trabajo de colaboración fue debatiendo el vado y el ascenso capilar, y estas ideas fueron discutidas cuando Huygens visitó París en 1660-1661. Petit ya había leído los informes de Boyle sobre la bomba de vacío, pero le dijo a Oldenburg en octubre de 1660 que "no he podido hacer apropiadas vasijas de vidrio" en Francia. Durante el otoño de 1661, cuando Boyle y Huygens estaban construyendo bombas de vacío, Huygens escribió a París sobre su diseño y escuchó que Petit estaba haciéndose traer cristalería de Rouen para realizar ensayos con el aire. Huygens también les contó a los filósofos naturales parisinos que habían aparecido dos traducciones latinas del libro de Boyle. En enero de 1662 Huygens le escribió a su hermano Lodewijk, por entonces en París, para que le sugiriera a Rohault que intentara construir una bomba de vacío con el fin de intentar la suspensión anómala, pero Rohault fracasó. 59 El resultado fue una correspondencia sostenida con los miembros del grupo de Montmor, en la cual fue claramente demostrada la dificultad que tenía para ganar su comprensión y su asentimiento. Durante febrero y marzo de 1662 Huygens envió informes cada vez más detallados sobre la estructura de su bomba, diagramas de su aislamiento, e informes acerca de la suspensión anómala. El 19/29 de marzo le dijo a Lodewijk que "es necesario buscar otro principio además del resorte del aire", y esto fue trasmitido al grupo de Montmor. Huygens pronto se dio cuenta que los miembros correspondientes "no han sido lo suficientemente instruidos sobre el hecho", debido a que

59 H. Bfown, Scientific Organizations, pp. 68-89 y 107-134; Mesnard, "Les premieres relations parisiennes de Huygens"; Brugmans, Le séjour de Huygens d Paris; Stroup, "Huygens 8: the Air Pump", p. 138. Para contactos.con el grupo de Montmor: Petit a Oldenburg, 13/23 de octubre de. 1660, en Oldenburg, Correspondence, vol. I, p. 398 {traducción); Huygens a Thévenot. 26 septiembre/ 6 de octubre de 1661, en Huygens, Oeuvres, vol. III, pp. 359-360; Petit a Huygens, 28 de noviembre/a de diciembre de 1661, en ibid. p. 398; Huygens a Lodewijk Huygens, 11/21 de diciembre de 1661, en ibid., p. 414. Véase también McClaughlin, "Le concept de science chez Rohault''.

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El Levia'than y la bomba ·de vado

en sus informes se equivocaban o ignoraban aspectos significativos de los procedimientos de Huygens. Por ejemplo, el 20/30 de abril Jean Chapelain le envió un análisis del fenómeno que consideró que era la suspensión anómala. Entendió que Huygens había insertado un tubo de agua en el recipiente y que había vaciado el recipiente e impulsado la caida del agua en la vasija de abajo; luego había readmitido el aire en el recipiente, forzando a subir el agua de nuevo en el tubo y que finalmente había observado que luego de un segundo vaciamiento el agua no había descendido. Huygens anotó la carta de Chapelain con una serie de comentarios indicando que ése no era el fenómeno que había producido. Huygens se quejó a Lodewijk acerca del fracaso de su hermano para explicar esto claramente a los franceses, y le dijo a Chapelain que la teoría que había elaborado no era necesariamente falsa pero ciertamente era irrelevante. Chapelain replicó el 5/ 15 de junio que "estaría más convencido si yo estuviera en el lugar que usted está". Huygens repitió que había usado agua purgada admitida despacio en el tubo, y que su propio modelo usaba un fluido sutil altamente elástico que violaría la ley de Boyle sobre el resorte. El grupo de Montmor fracasó en entender todas estas afirmaciones. 60 · De tal modo, durante el verano de 1662 Huygens consideró la necesidad de retomar a París y construir una bomba allí para establecer la suspensión anómala en Francia. Thévenot le dijo que los franceses habían oído ahora de la nueva bomba que había hecho Boyle en Oxford.61 Ese otoño Huygens terminó su propia nueva bomba y luego fue .a París en marzo de 1663. El 31 de marzo/ !O de abril visitó a Jll'~ntmor y a Sorbiere para discutir los planes para construir la má·' ·· quina y para conocer las "nuevas leyes y ordenanzas" que habían planificado para una proyectada organización de filósofos naturales. El 60 Huygens a Lodewijk Huygens, 12/22 y 19/29 de marzo, 9/19 y 16/26 de abril, 8/18 de mayo de 1662, en Huygens, Oeuvres, vol. IV,"pp. 96-97, 111, 117 y 133; Chapelain a Huygens, 14/24 y 20{30 de abril, 5/15 de junio de 1662, en ibid., pp. 112-124 y 154156 (las anotaciones de Huygens están en pp. 123-124); Huygens a Moray y Chapelain, junio de 1662, ibid., pp. 174-175. 61 Thévenot a Huygens, 12/22 dejuriio de 1662, en ibid., p. 161.

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El Leviathan y la bomba de vado

Steven Shapin y Simon Schaffer FIGURA 18

10/20 de abril Montmor le envió a Huygens "un matemático y un trabajador del cobre con el fin de que yo les instruyera acerca del modo de hacer una máquina de vacío como la que he hechb". Esta máquina estaba a "medio terminar" hacía finales de mayo, "esto es, el cilindro con 1a espita''. Pero luego Huygens viajó a Londres y el trabajo tuvo que parar. 62 Thévenot y Auzout estaban particularmente ansiosos en completar la máquina, y en julio presionaron a Montmor y a Petit para que escribieran a Huygens en Londres, para que "envie un diagrama exacto de la ebanisteria, del alto o ancho o la cantidad de soportes y lugares en los cuales la bomba, el mango y el recípiente con la rueda dentada deben estar situados. El trabajo se ha interrumpido por la ausencia de Mr. Huygens quien es el inventor y por consecuencia el promotor de este trabajo". Petit le dijo a Huygens que "esperamos su presencia en nuestra academia para completar la máquina de vacío". 63 Huygens respondió a la encuesta enviando un diagrama anotado que correspondía en la mayoria de los detalles al diagrama que habia dibujado en Holanda el otoño previo. El principal cambio era que la bomba estaba simplificada: en vez del complejo émbolo que Huygens jamás copió exitosamente, poseía un mango de madera enrollado fuertemente con una soga aceitada. Huygens también mejoró la soldadura del tubo que unía el recipiente al cilindro con una lámina de cobre cementada a la espita de latón [figura 18). Este diagrama no era suficiente. Huygens volvió a Paris en septiembre de 1663 y la bomba pudo ser finalmente completada. Estaba trabajando bien hacia finales de noviembre y Huygens comenzó un conjunto de ensayos para establecer su porosidad. Durante diciembre Huygens exhibió esta máquina a notables de Paris y le dijo a Moray que Rohault habia ofrecido una nueva explicación de la suspensión anómala. Pero la bomba de

62 Huygens a Lodewijk Huygens, 27 marzo/6 de abril y 15/25 de mayo de 1663, en. ibid., pp. 325-329, 334 y 345. Para el "Project de la Compagnie des· Sciences et des Arts", véas_e Hahn, "Huygens and France.., pp. 60-62. 63 Montmor a Huygens, julio de 1663, en Huygens, Oeuvres, vol. IV, p. 365, y Petit a Huygens, 5/15 de julio de 1663, en ibid., p. 377.

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Diseño de la segunda bomba de vado de Huygens; dibujo enviado desde Londres al grupo de Montmor de París Uulio de 1663). Arriba a la derecha.se ubica el basamento para el recipiente y la parte superior del pistón; al centro y a la izquierda está la conexión del tubo· ingresante que proviene del recipiente con la llave de paso y el cilindro; abajo a la derecha está el succionador y la cabeza del pistón, sellado con grasa de vela o cera mezclada y luego cubiertO con hilo fino. Extraído de Huygens, Oeuvres, vol. VI, p. 586. (Cortesía de la Edinburgh University Library}

París no pudo producir la suspensión anómala hasta marzo de 1664. Entre tanto Huygens se preocupó por las teorías francesas del fenómeno, dado que dependían del tamaño del tubo de vidrio. Como hemos visto Huygens se había enterado ahora que los filósofos naturales de Londres habían producido el efecto con mercurio sin utilizar una bomba de vacío, y le preguntó a Moray el grosor exacto de los tubos utilizados en Londres para hacer esto. Finalmente el 2/12 de marzo es363

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El Leviathan y la bomba de vacío

cribió que la bomba estaba comenzando a trabajar bien en las salas de Auzout en Paris, y que estaba en condiciones ahora de producir la sus-

presentar su nueva bomba en la Académie. Huygens recomendó su bomba dado que la de Guericke "ha sido juzgada muy inconveniente", mientras que Boyle "ha perfeccionado [su máquina] o más bien ha construido una nueva, [... ] sin embargo aún se han encontrado fallas en ella". De tal modo Huygens había construido una bomba que era

pensión anómala para otros eminentes parisinos. 64 Cuando Moray es~

cribió para decir que los tubos de Londres eran menores al ancho de un dedo Auzout abandonó su explicación del fenómeno, y Rohault también se retractó. De tal modo, hacia la primavera de 1664 el grupo de Montmor había aceptado la realidad del hecho y el fluido sutil de Huygens. La trayectoria posterior de la bomba no es clara. El grupo de Montmor se disolvió en mayo de 1664 y Huygens volvió a Holanda en junio. La máquina de Montmor pareciera entonces haber desaparecido.65

El trabajo con las bombas de vacío sólo revivió en Francia cuando Huygens regresó a Paris en el verano de 1666. Había venido a participar en la nueva Académie Royale des Sciences, que se había iniciado en el otoño. Una vez hecho miembro de la Académie, bajo el patronazgo de Colbert, Huygens comenzó a planificar la construcción de una bomba de vacío. 66 A comienzos de 1667 dibujó un esquema para una bomba basado en las que había construido en Holanda en 1662 y en París en 1663. Hacia la primavera de 1668 Huygens pudo 64

Huygens a Mo.ntmor, julio de 1663, en ibid., vol. VI, pp. 586-587 {diagrama, p. 587); ibid., vol. XVII, p. 258n; Petit a Oldenburg, 2/12 de octubre de 1663, en Oldenburg, Correspondence, vol. II, p. 117 (traducción: Petit pedía noticias de Boyle, "cuyos experimentos estamos por verificar con una máquina similar a la de Huygens, y que nos permitirá hacer otros [experimentos] que decidiremos"); Huygens a Moray, 8/18 de noviembre y 29 de noviembre/9 de diciembre de 1663, en Huygens, Oeuvres, vol. rv, pp. 433 Y 459; Auzout a Huygens, diciembre de 1663, en ibid., p. 482; Huygens a Lodewijk Huygens, 5/15 de diciembre de 1663, en ibid., p. 472; Huygens a Moray, 9/19 de diciembre de 1663, en ibid., p. 474; Huygens a Lodewijk Huygens, 12{22 de febrero de 1664, en ibid., vol. V, p. 31; Huygens a Moray, 2/ 12 de marzo de 1664, en ibid., p. 41. 65 Huygens a Lodewijk Huygens, 5/15 de junio de 1665, en ibid., vol. v, p. 375; el final del grupo de Montmor es señalado en ibid., p. 70. Ni Auzout, ni Petit ni Thevenot devinieron miembros de la nueva Academia. Para las relaciones con este grupo, véase McClaughlin, "Sur les rapports entre la Compagnie de Thévenot et l'Académie Royale", y Roger, "La politique intellectuelle de Colbert". . 66"B'g 10 raph'" 1e , en Huygens, Oeuvres, vol. XXII, pp. 625-626; Roger, "La politique intellectuelle de Colbert"; Hahn, "Huygens and France", pp. 62-66, y Anatomy of a Scientijic Institution, cap. t.

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"mucho más conveniente" para realizar experimentos en el vacio. Huygens hizo un conjunto de revisiones en esta nueva máquina: po.seía una llave mucho más larga, una lámina rediseñada para soportar

el recipiente, y un pistón hecho de un cilindro de cobre atado con cuerdas finas, frotado con trementina al interior y con grasa de vela en el exterior. Huygens puso particular atención a la fricción desarrollada cuando el pistón se movía en el cilindro, pero mantuvo sus críticas a la práctica inglesa de sumergir la bomba en agua. Huygens demandó el crédito por la idea de utilizar agua corno aislante del pistón, pero insistió en que su modo de cubrir la parte superior del émbolo con agua y aceite era definitivamente mejor. Más aun, la nueva bomba de 1668 trabajaba de la misma manera que la de 1662: el aire era extraído de la bomba por medio de un pequeño agujero en el fondo del cilindro de cobre, que era luego sellado con cuero o cera o con el propio dedo (figura 19, Z). Se afirmaba que cada una de estas provisiones volvía a la máquina más fácil de usar, y por lo tanto de copiar, y también menos porosa, y por lo tanto más capacitada para exhibir los efectos del fluido sutil de Huygens. 67 Entre marzo y mayo de 1668 Huygens probó el funcionamiento de ,~sta bomba en la Acadérnie. Utilizó el espectro de los calibres está'.ndar para establecer su desempeño: vejigas que se inflaban en el recipiente, relojes despertadores que devenían inaudibles cuando eran

colocados allí y alcohol que hervía visiblemente. Más aun, Huygens y sus colegas diseñaron un nuevo programa de investigación sobre el crecimiento de plantas dentro de la bomba. Estos experimentos demandaban períodos de evacuación mucho más prolongados, y Huygens 67

Huygens, Oeuvres, vol. XIX, pp. 199, 201-202; véase también la discusión de las pp. 189-196 y 205n.

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FIGURA 19

Diseño de la bomba de vado de Huygens tal como fue demostrada a cla Académie Royale des Sciences, en París (mayo de 1668}. Obsérvese el largo de la llave de paso. Extraído de Huygens, Oeuvres, vol. XIX, p. 202 (figura 95). (Corte~ía de la Edinburgh University Library)

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tenía confianza en que su bomba podía trabajar un periodo de tiempo más extenso que las de Inglaterra. El medio de calibración estándar, un pequeño barómetro de agua de 15 cm de largo, pareció confirmar esta afirmación. 68 Huygens también tenía sus intereses teóricos que hacían importante tener acceso a una bomba confiable en París. Estos intereses estaban centrados en su modelo del fluido sutil. En el otoño de 1667, poco después de planificar la construcción de la bomba, Huygens esquematizó una nota sobre esta "matiere subtile", debatiendo si en comparación con la materia común este fluido se comportaría de un modo distinto en lo que hace al peso y la inercia. En la primavera de 1668, .en el momento en que presentó su bomba a la Académie, escribió un texto titulado "De gravitatione". La presentación 68 !bid., pp. 200 y 207-213.

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de este texto en la Académie produjo un violento debate entre Huygens, Roberval y Mariotte sobre las leyes de impacto y el carácter de los fluidos sutiles en la Académie durante el otoño de 1669. El 18/28 de agosto estableció su axioma de que "para encontrar una causa inteligible del peso, se debe ver cómo puede hacerse esto suponiendo que no hay nada en la naturaleza excepto cuerpos hechos de una materia en común''. Estos intercambios hicieron que Huygens regresara de inmediato a su trabajo sobre neumática para producir hechos que exhibieran los efectos de un conjunto mucho más amplio de fluidos sutiles, y aquí su nueva bomba de vacío y la suspensión anómala tuvieron su lugar de honor. 69 La suspensión anómala no era más un medio de mostrar la excelencia de la bomba de Huygens. Asumiendo que la aprobación de la Académie establecía el valor de su máquina, Huygens utilizó ahora la suspensión anómala para argumentar en contra de quienes criticaban sus nociones acerca de fluidos sutiles. En julio de 1672 Huygens publicó una carta en el influyente Journal des sravans, haciendo uso del trabajo de la bomba de vacío con este fin. Huygens recapituló la historia de la boinba de vado y de la suspensión anómala. Describiendo la resistencia de la Royal Society al hecho, hizo más obligatorias sus afirmaciones más recientes. Volvió a enfatizar la superioridad y la singularidad de sus propias bombas, lo que le permitía a él un acceso privilegiado a los efectos de los fluidos sutiles. Apeló a una variedad de relaciones en la materia, incluyendo el concepto de liaison, el cual violaba sus principios mecánicos pero que hacía más plausible la acción de los fluidos. Recordó que mientras que en la bomba de Boyle el agua solo caía hasta la altura de 30 cm sobre la vasija, en su propia bomba el agua caía hasta el nivel de la vasija cuando elrecipiente es69 Acerca de Huygens y la materia sutil {1667), ibid., vol. XIX, p. 553; sobre la gravedad {1668), ibid., pp. 625-627; la polémica de Huygens con Roberval {1669), ibid., p. 631. Para aspectos de este trabajo, véase Dugas, "Sur le Cartésianisme de Huygens" {para un énfasis en el compromiso con Descartes); Westfall, Force in Newton's Physics, cap. 4 (sobre la cinemática); Snelders, "Huygens and the Concept of Matter"; Gabbe~, "Huygens et Roberval"; Halleux, "Huygens et les théories de la matiere".

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taba vaciado. Esto mostraba que su bomba era mejor: "Apenas puedo sospechar que haya alguna falla en mi bomba". Su ensayo con.la suspensión anómala mostraba que "además de la presión del aire, que sostiene el mercurio a la altura de 68 cm en el experimento de Torricelli" babia "otra presión, mucho más fuerte que ésta, debido a una materia más sutil que el aire, que penetra el vidrio, el agua, el mercurio y todos los otros cuerpos que vemos impenetrables al aire': 70 Huygens introdujo ciertas revisiones en sus informes sobre el trabajo de la bomba y el hecho de la suspensión anómala. En 1662 Huygens dijo que el fluido sutil era una sustancia específica, rara y elástica, contenida en un líquido. Cuando escapaba del agua al tubo, su enorme elasticidad forzarla hacia abajo el líquido. Pero en 1672 Huygens debia mostrar su presencia real en el espacio. De tal modo su fluido en 1672 estaba presente en la atmósfera, y penetraba la pared de vidrio del recipiente. Este fluido venia de afuera del recipiente, no de adentro del agua. Huygens usó su concepto de liaison para explicar entonces por qué no podía atravesar el vidrio del tubo o el agua en si. Citó también un conjunto de experimentos posteriores, particularmente aquellos realizados sobre sifones y la adhesión de los mármoles en la bomba de vacío. Hemos señalado que Huygens persistió en citar los informes de Boyle sobre el fracaso en separar los mármoles adheridos en el vacío, incluso después de que Boyle anunciara en 1669 que había logrado separarlos. Estos eran recursos que Huygens no podía abandonar, Produjo informes detallados de fenómenos neumáticos realizados en la bomba de vacío en sus análisis sobre el peso y la gravedad en 1678 y en su Discours de la cause de la pesanteur de 1686. Los principales fenómenos de la bomba, la adhesión de los mármoles y la suspensión anómala, fueron siempre las mrjores armas de Huygens en su esfuerzo por establecer la realidad de un rango de fluidos sutiles que llenaba el espacio: "Me siento muy seguro de la nueva presión que he supuesto aparte de la del aire". Para hacer estas afirmado-

nes obligatorias Huygens debía mostrar que su bomba era absolutamente impermeable al aire y absolutamente permeable a la materia sutil. La distinción entre estos dos tipos de sustancia definía cómo funcionaba la bomba.7 1 En 1672-1673 las afirmaciones de Huygens fueron discutidas con detalle en Inglaterra y Francia. En el verano de 1672 Oldenburg imprimió una traducción del artículo de Huygens sobre la suspensión anómala. Esto produjo observaciones hostiles por parte de Sluse, quien sugirió que el fluido sutil podia ser innecesario, y de Towneley, quien dijo que babia fracasado en reproducir el fenómeno. Hooke se dirigió a la Royal Society sobre este tema en noviembre de 1672, y Wallis envió a Oldenburg una serie de cartas en las que examinaba la variedad de informes explicativos existentes y sus diferentes definiciones del "aire" y de la "materia sutil". Hemos citado las cartas de Wallis en el capitulo 4, cuando discutiamos las diferentes estipulaciones en tomo al contenido de la bomba de vacío. La respuesta inglesa mostró la relación que había entre los modelos del aire que existían y las interpretaciones rivales acerca del uso de la bomba de vacío y sus fenómenos.72 En Francia, Huygens fue atacado por Pierre Huet, tutor del Delfín, y por Pierre Perrault, autor de un reputado trabajo de hidrolo-

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Huygens, "Lettre... touchant les phénomenes de l'eau purgée d'air", en Oeuv-

res, vol. VII, pp. 201-206.

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!bid., pp. 204-206. Para el trabajo de Huygens sobre el magnetismo y los fluidos sutiles (1678), véase ibid., vol. XIX, pp. 584-585; "Discours de la cause de la pesanteur", ibid., vol. XXI, p. 380 {texto de 1686) y p. 474 (texto de 1690). Para su compromiso con un rango d'e fluidos, véase A. Shapiro, "Kinematic Optics", secc. 5; Rosmorduc, "Le modele,~U(l'éther lumineux"; Albuiy, "Halley and the Traité de la lumifre of Huygens': 72 Huygens, "An Extract of a Letter to the Author of the Journal des S~avans", Philosophical Transactions 7 {1672), 5027-5030. Para la respuesta inglesa, véase Towneley a Oldenburg, 15/25 de agosto y 30 de septiembre/JO de octubre de 1672, en 01denburg, Co"espondence, vol. IX, pp. 212 y 267; Wallis a Oldenburg, 16/26 de septiembre,. 26 septiembre/6 de octubre de 1672 y 19 de febrero/! de marzo de 1673, en ibid., pp. 259, 279 y 519-520 (la última adición fue omitida en el artículo publicado); Birch, History, vol. m, pp. 58-60. Compárese Oldenburg a Sluse, 11/21 de noviembre y 16/26 de diciembre de 1672, en Oldenburg, Co"espondence, vol. IX, 316-317 y 363 (traducciones); Sluse a Oldenburg, 26 de noviembre/6 de diciembre de 1672, en ibid., p. 336; Sluse a Huygens, 26 septiembre/ 6 de octubre de 1662 y 3/13 de octubre de 1664, en Huygens, Oeuvres, vol. IV, p. 248, y vol. V, p. 121. 11

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gía. Huet negó el hecho. Dijo que era bien sabido que las bombas de vacío perdían. Distinguió entre "las manifiestas demostraciones de la geometría" y las "más claras de la física", donde la comprensión de Huygens era menos segura. Huet defendió a la Académie contra la turbadora acusación de que sólo generaba controversias: evitó invitar a Huygens a que respondiera. En lugar de eso, atacó la noción de liaison, afirmando que cualquier vínculo entre el agua o el mercurio y el vidrio podía sostener largas columnas de liquido, sin necesidad del más dudoso fluido sutil de Huygens.73 En el verano de 1672 Huygens también recibió un texto de Perrault sobre el horror vacui. Huygens rechazó este concepto e hizo otras señalizaciones sobre la suspensión anómala y el fluido sutil contenido en el recipiente de la bomba de vacío. En mayo de 1673 Perrault volvió la carta de Huygens contra él mismo. Defendió un escepticismo belicoso: "Los experimentos no permiten decisiones generales, y la mayoría de las veces no prueban nada''. Perrault dijo que dado que "los principios del movimiento no son conocidos", no había "razón alguna para rechazar la atracción y admitir sólo el impulso''. Su principal ejemplo contra las explicaciones mecánicas era, nuevamente, la suspensión anómala. Ésta mostraba que los efectos hasta entonces atribuidos a la presión del aire habían sido explicados falsamente. Huygens respondió que "he imaginado causas para esto que me satisfacen, sin destruir aquello que depende de la presión del aire". Huygens comparó el trabajo del filósofo natural al del ·decodificador, e insistió en que sus conjeturas eran seguras pero siempre provisionales. 74 El debate sobre la autoridad en la filosofía experimental fue una consecuencia directa de la presentación de

73 Huet, Lettre .touchant les expériences de l'eau purgée (1673), discutido en Huygens, Oeuvres, vol. XIX, pp. 242-243. 74 Perrault a Huygens, mayo de 1673, en ibid., vol. VII, pp. 287-298, y Huygens a Perrault, 1673, en ibid., pp. 298-301. Sobre el escepticismo de Perrault, véase Delorme, "Pierre Perrault", y sobre el probabilismo de Huygens, véase Elzinga, On a Research Program in Early Modern Physics, pp. 36-44, y "Huygens' Theory of Research': Las notas de Huygens sobre la suspensión anómala (1673) están impresas en Oeuvres, vol. XIX, pp. 214-215.

Huygens a la Académie. Estos intercambios eran comparables a los de Boyle con Hobbes. Las afirmaciones en torno de los experimentos hechos por Boyle y Huygens eran considerados dependientes de la integridad de la bomba de vado, integridad que era rechazada por H~?­ bes, por Huet y por Perrault. Estas afirmaciones estaban .~amb1~n conectadas con las actitudes que existían frente a la suspens10n anomala considerada como un hecho. Huygens puso este hecho en el centro de su teoría sobre la materia, publicando su informe y alegando que el mismo estaba siendo mal usado por sus críticos. El hecho no era adecuado a los propósitos de Boyle; nunca lo publicó y Hobbes nunca lo pudo usar. Es plausible que la trayectoria de la suspensión anómala fuera afectada por las consideraciones de los protagonistas en torno de la reacción de Hobbes y los posibles usos del fenómeno por su parte si lo hubiera conocido. De tal modo tendríamos una situación aparentemente paradójica en la cual Hobbes sería el principal actor en una escena en la que nunca apareció. Durante la década de 1670 las bombas de vacío cambiaron gradualmente de ser propiedad restringida de unos pocos individuos privilegiados a ser·artículos disponibles comercialmente. Eran aun exhibidos como emblemas de la filosofía experimental. La bomba de Huygens apareció en el frontispicio de un volumen patrocinado por la Académie Royal e des Sciences en 1671 (figura 20). Sin embargo, las bombas de vacío eran ahora un recurso no problemático y ya no más un conjunto de componentes· teóricos y prácticos controvertidos. Su calibración devino un problema de rutina más que un asunto de disput