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Spanish Pages 350 Year 2003
ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ
EL JOVEN MARX: LOS MANUSCRITOS DE 1844
FACULT AD D E FI L OSOFÍA Y LETRAS UN I V ERS IDA D NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO EDICI ONES LA JORNADA EDITORIAL ITACA
Cuidado de la edición: David Moreno, Eduardo Rivera
y Miguel Barragán Diseno de la cubierta: Efraín Herrera Primera edición: 2003 D.R. © Facultad de Filosofia y Letras Facultad de Filosofia y Letras, Universidad N acional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, 04510, México, D. F. D. R. © Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V./LaJornada Av. Cuauhtémoc 1236, col. Santa Cruz Atoyac, delegación Benito Juárez, 03310, México, D. F. D. R. © David Moreno Soto/Editorial Haca Piraña 16, Colonia del Mar México, D. F., C. P. 13270 [email protected] Tels. 5845 14 76 Y(O 1735) 35 352 52 Impreso y hecho en México ISBN
968 -6719-70-9
EL JOVEN MARX: LOS MANUSCRITOS DE 1844
NOTA DEL EDITOR
El libro qu e tiene en sus man os e! lector es una reed ici ón d e! qu e fu e publicado en 1982 por la Edi torial Grij albo de México con e! títul o Filosofía y economía en el j oven M arx (los M anuscritos de 1844 ). El auto r no ha consider ad o necesario introducir ninguna modificaci ón al texto de la ed ición anterior, sa lvo la corrección d e las er ratas qu e en ella se h an advertido.
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PRÓLOGO
H ablar d e Ad o lfo Sánchez V ázqu e z es hablar d e la ren ovación d el marxism o y d e có m o ésta llegó a M éxico . Y el red cscubrimienro del j oven Mar x, es pecia lmente d e lo s Manusc ritos de 1844, es cas i sin ón im o del re nacimie nto del m arxism o . Lo s Manuscritos del 44 co n s ti tuyen la ob ra m ás ro mplcj» y abarcante d e la cr ítica r adi cal d e Mar x, el texto Iu n d an tc d cl m arcri a lismo h istó r ico y de la crítica d e la econo mía polít ica. Aq u í se esclar ece n lineam ientos fu n d am enta les d e p ro ble ma s como el d e la socied ad e n su rel aci ón co n la naturaleza; la escasez de esta Última fr ente al d esar ro llo d e las fu erzas produc tiva s; las relaciones d e cla se y su supera ci ón histórica ; la h ete ro ge nei d ad yel reco no cimiento social d el o rro : la re laci ón e ntre los sexos; la ma n ip ul ació n d e las ne ces idades, la psiqu e, la m oral y la co m un icac ió n; las fo rm as de e n aj e n a ci ón prop ias de la ec ono m ía, del Estad o y de la reli g iÓn. Aquí también se tr a za el m arco crí t ico ge ne r a l d esd c e l cu a l se comen zará a descifrar el sign ificado históri co esencia l de las rel acione s d e explo ta ci ón e interc ambi o e n el cap ita lis mo, d e la p ro pi cdad pri vada, el dinero , el salar io , la ganancia y la renta de la 1icrra . De ntro de es ta tot ali dad histór ica, ubica las clave s para ex trae r el co n te n ido críti co de la teoría de J l egel , p ero tam bi én pa,-a ex p licar la razó n po r la cual en esta esencia l sí ntes is intel ectual d el mu n d o m odern o és te a pa rece in ver tid o, m istifica do . Co mo hace ya cas i m edio siglo, a in icios del siglo XX I se plant ea d e nueva cuenta el re torno creativo , no d ogm ático , a las fuentes. Pero aho ra , después de la q uieb r a del dogma tismo)' del nihilism o CSCCp l ici sr a ele las izqu ierdas elel siglo XX, estamos e n m ejores co nd icio nes y son tnayores nu estras po sibi lidades históricas ele llegar hasta las Ú1l imas co nsec ue ncias de una crítica radical a la sociedad burgu esa.
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Por eso hoy es obligada la d iscusión puntual co n Mar x y co n todos los pensad ores que se inscri ben en este hori zonte de radi calidad . Tal d iscusió n nos per mitirá co nstrui r una noción crítica d el de sarrollo téc nico y una visión no eco no m icista del desarrollo social que reconozca el espa cio específico y orgá n ico de lo po lítico y lo cultural. Sólo recu pe r ando esta p erspectiva histór ica global podremos aclararn os, p or ej emplo, si en esta épo ca de capitalismo m undial maduro ya podemos ir diciendo ad iós al proletariad o o más bien deb emos enr iqu ecer y aho ndar nuestr a noción de l mismo como un sujeto social complej o y finalm en te mu nd ializado. La invest igación sobre estos probl em as cande ntes encuent ra hoy en los Manuscritos de París un espacio pr ivilegiado par a reconstruir planteami entos or iginales d e la teo ría crítica qu e nos permiten co mprender y afro ntar mejor las tr ansformaciones del capita lismo m undi al contem po ráneo . A hí está la matriz originaria de la crítica a la enaje nación , p ero tam bién la fundamentac ión positiva del d iscurso crítico , el p royecto de la críti ca de la eco no mía política y su articulación co n la crítica total de la sociedad burgu esa y del desarrollo de la civilización . Por ello la crítica del j oven Mar x brinda un referente básico in eludible par a med ir el alcance crí tico, la radicalid ad de nu estr as d iscusiones y la efi cacia histórico-revolu cionaria de nu estr as ideas. Sólo d entro de este qu eh acer teór ico p uede reconocerse el enorme valor del trabajo desem peñado por Ad olfo Sánc he z Vázquez desde hace más de cua tro d écad as en la in vestigación científica, la di scusión y la ens eña nza de l ma rx ismo y mu y espec ialmente de la obra d el j oven Marx . Su méri to es enorme. A fines de los años cincue nta s y pri ncipios de los sese ntas, Sánchez Vázqu ez co mienza en México, solo, a realizar la lectura del j oven Marx y especi almente de los Manus crit os de 1844 - cu ando en verdad eran po cos los que lo ha cían en el mu ndo . En esta lab or sigu ió un ri guro so método de u-ab ajo - que tr aen a México los maestro s de filosofía del exilio españ ol (C aos, Xirau, Ímaz, etcé tera)- )' qu e consiste en la lectur a de las fue ntes d irectas, la tr ad ucc ión de textos, el comentari o p ormen ori zad o del mism o y la revisión crítica de los comentaristas. Con este método, Sán chez Vázquez abre la posib ilid ad de descub rir a un Marx p rácticam en te desconociclo no
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só lo en las aulas de la Un ivers ida d, sino también entre una izquierda muy primitiva y alejada d e la r iqueza científica del m ar xism o occi denta l. Sánchez Vázquez también tiene el m érito de no ha ber encerrado en el aca demicismo su lectur a de Ma rx , sino de haberl a volcado desd e un inicio en la d iscu sió n de las g ra ndes d isyu nt ivas filosóficas y políticas del siglo xx -tran sgredi endo el cerco desinfonn ativo erigido por la id eo logía y los man uales del socialismo sov iético . Así, contextu aliza su revisión del joven Marx en co nfrontaci ón con los autores marxistas clásicos del siglo xx (Geo rg Lu ckács, Kar l Korsch , la Escue la de Frá ncfo n , IIerbert Marcu se, H enr i Le febvre, Jean Pau l Sartre ) y de las izqu ierdas so cia listas co ntem poráneas italian as y fra n cesas (Ga lvano d ella Volpe, Um be rto Cerron i, Mar io Rossi, Lucio Co lleti, Louis AIrhusser,Jacques Ran ciere, Karel Kosík, Gaj o Petrovic, y tantos otros). Por más límites que incluso el propio S ánchez Vázquez p udiera señalar hoy en aq uello s primeros tr ab ajos suyos en el ca mpo de la teo ría marxista, es a él a quien co r responde el mérito de haber ed ucado duran te cinco déca das a var ias generac iones en la disciplina de la lectu ra de las fuentes directas y en la organización d e un balance crítico de la to talidad de la filosofía marxista co nte mporánea. Sán ch ez Vázq uez también tiene el m éri to de haberse abocado, en su lectura de Mar x, a la búsqueda de hip ótesis y meto dologías para aborda r problemáticas ese nc iales p ero ause ntes en los acartonad os m an ua les del m ar xismo oficial; éste fue el caso d e la ética y la estética. De hecho, en 196 1, un año antes de que aparec iera la tr ad ucció n del texto del joven Marx hech a por Wenceslao Roces, Sán ch ez Vázq uez publica su prim er ensayo sobre los M an uscritos titul ad o "Ideas estéticas en los Manuscritos económico filosóficos de Ma r x".' Así abrió la puerta a los vientos de renovació n d el mana smo que corrían en el mu ndo, y qu e él m ism o abanderara en nuestro país. A hí ta mb ién nacieron reno vadas p osib ilid ades p ara el 1 Ado lfo Sánc hez Vázquez, "Ideas estéticas en lo s Ma nus critos economicofiloscficos de l\1an :". Este ensayo fue Juego publicado - con una "re elabo ra c ió n cas i to ta l", dice Sánc hez Vázqu e z- b ajo el titul o de "Las ideas de Marx so bre la fue nte }' la naturale za de lo es téti co ", e n Las ideas estét icas de Morx , pp. 48-95.
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es tud io marxista del ca p ita lism o co nte m p o rá neo, pues ya o tros, d espués d e él, pudieron a bordar desd e la per spe c tiva de la pra xi s el p r obl ema d e la ri que za concr e ta (o valo r d e u so ) e n la re prod u cción social y, d esd e all í, la p ro blemática y e! p apel es p ecí fico d e la cultur a.
El es fu erzo d e Sán chez Vá zq u e z h a sido ad e más a utón o m o y o r ig in al e n e l se n t id o d e que , aun que trae a Méx ico e! d e bate ri guro so co n el m a rxismo co n te m porán eo , n o su pedi ta su es fue rzo y sus preo cu paci o n e s a lo s ti empo s y las m o d as cu ltura les int ernaci on ales. Elig e un ca m ino le n to , d ifícil , q u e p odríam o s llamar esoté r ico y m argin al , p r iva do de! apl auso d e la s elite s cu lt u ra les o d e la propia izq u ierd a, p e ro qu e e n el largo pl a zo tuvo resu ltad o s c rít icos excele ntes e irre ve rsible s. So brepo ni é n dose al seg u id ismo p er p etuo de la may o r ía d e lo s marxistas nacion ales, procede a ge ne rar respuestas pro p ias a los dife rentes p ro b le mas pl anteado s p o r Marx, el m a r xi smo occide nta l y el ti emp o presente . Mediante este p acie nte es fue rz o cr ítico y d id áctico, Sán ch e z Vázq uez ter m ina p or d esm a m ar, d e n tr o d e la Facul tad d e Filosofía y L e tr as, lo s cim ie ntos de la hege mo nía d el marxismo o f icia l. Este es fu e rzo n o tard ó e n trasce nder más a llá d e las au las unive rsitarias, pues resp ondía a la necesid ad intelectua l de una nueva izqui erda fo rjad a, en lo s arios sesentas, entre el fue go de la revolució n cubana )' el d el m o vimie n to es tud ia n til m und ial del 68 . En la s clases d e Sá n ch e z Vázquez se form a ro n, e n e fecto , var ios j ó ven e s fil ósofos m ar xista s que co m part irá n la necesid ad ele di scutir p roble m as que escapan al esquema tis mo oficial p redomi nan te e n la s o rga n izaciones po líticas de la izqu ierda. Entre aquel los j ó vene s es tudiantes de la prim e r a ge ne rac ión de los añ os ses entas, varios habrían de co nve rt.irse, por su imp o r ta nte trabajo pos terior -unos más que ot r05-, en figuras clave para el desarrollo del pen sam ie nto crít.ico de la izqui erd a m ex ican a . Nos rcfcr unos , entre o tro s, él Bo lívar Ech e ve rría, Carlos Pe rcna, A rma ndo Ba rua , En rique C on z ál cz Roj o , Robe rto Escuclc ro, Jo rge.J uancs, Gabriel Varg as Lo zano , Enrique Sc iu o , .Ju a n CarzÓ n, An a María Ri va d c o , A lberto H í]:u, C es áreo Mor ales, .Juan M ora Ru b io , A n d rca Re vu el tas.. Media nte un es fu e rzo sosten ido de traducción , publi cación , C I1señ anza, invcs ug ac i ón , coordinació n acadé m ica, pero so bre Lod o
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de di scusió n crítica y au tocr iuca , Sánchez Vázqu ez co ntribuyó decisivarnc n te a crear un nuevo un ive rso de pe n sam ie nto crf tico , abie rto a la p roducció n euro pea co nte m po ránea a la vez que al trabajo ori gin al ge n er ad o en Méx ico . El n uevo p ensam ien to crít ico que é l ab r ió es tan in u su a l y d ife rente d e l p re d omin an te e n d é cad as anteri ore s que h oy en día cues ta tr ab aj o im aginar la pob re za intelcc iu a l im p e r a nte en aq ue lla época . Fr ente a esa s co nd icio nes so b resa le a ún m ás su esfuerzo a u to d idac ta, y es p re cisamente la lectura del joven Mar x, y m uy especia lme nte d e los M an uscritos de París, el n úcleo en to rno a l cua l se estr uc tur a el es fue rzo cr íti co de Sá nch e z Vázquez. Com o es sab id o , co m ie nza su m ilitan cia e n la Espa ña re publicana, con las j u ve n tu d es com un istas ante s de la Gue rra c iv il, e ntr egánd ose , co m o tantos cie ntos d e m ile s d e es pañ oles, a la h e roica d e fensa arm ada d e la Segund a República Espa ñola. Vive la d er ro ta ele la m ism a y el ex ilio , y d esde és te es tes tigo d el fa scismo e u ropeo , del sta lin ism o y d e la d evast aci ó n durante la Segunda Gue rra Mund ial, así co m o d e la p aula ti na d erec h ización d e México (in iciad a co n Ávila C am ach o y Mig uel A le m á n ), el in icio de la gu erra frí a , el m acar t h ism o y el xx Co ng reso d e l P artid o Comu n ista d e la Un ió n Sov iét ica. Co n e stas e xpe rie nc ias C0 1TlO antece d e nte, Sá nchez V ázq uc z p articip a e n la reco n stitució n y d e sarrollo d e la izq u ie rda latin o am e rican a y mu ndi al d ur an te el f inal ele los año s cinc ue n ta s, lo s sesen tas y p r in cipi os de los se te n tas . Co n el es ta llid o d e la crisis ec o n ómi ca m u n d ia l d e los se te nta s y la imposició n mun d ia l d el n e oli b er alismo en los oche ntas y lo s n ove ntas, vuelve a se r te st igo d e un nuevo r efl ujo p olítico y cult u ral d e la izq u ierd a m u nd ia l. Él vio có m o este re fl uj o se profu ndizó co n la d esapari ció n de la Un ió n Soviéti ca y apenas inte nta se r re venid o p o r la o leada d e esta llid os d e d escontento en co ntra d e la d epred ació n ne olibe ra l d e la p obl ació n mu ndial y las co nd icio nes eco lógicas d e ex iste nc ia . En m ed io d e esta sec uen cia hi stó r ica de ava nc e d el ca p ita l mu nd ial y de d erro tas d e la izquierd a mundial, e l tr abajo teór ico cr ítico d e Sánch ez Vázqu e z muestr a el enor me m é rito d e la p ersisten cia y la p acie ncia de un esfuerzo a co ntr apelo y comprome tido r adi calmente co n la b úsq ued a de una rr ansform ací ón revol ucionar ia de la so ciedad burguesa . Espej o del tr ág ico siglo re cién co ncl u ido, el esfuerzo
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personal de Sánchez Vázquez expresa la ne cesidad vital de enr iquece r in cansablem ente la concienc ia crítica y autocrítica frente al de sarrollo capitalista, así como de recondu cir la impaciencia revolucion aria hacia un a evaluación co nstante de la totalid ad de los prob lem as qu e deb e resolver positivam en te el sujeto revolucion ari o. os parece elemental ag r adecer co n recip rocid ad sus enseñanzas invitando a la lec tur a y e! deb ate ri gu ro sos de su importante obra de comentar io a los Ma n uscritos de París. Ello deb e ser parte de un esfuerzo más vasto po r recuper ar para el pe nsam iento crítico contemporáneo la riqueza de la crítica tota l que el joven Mar x endereza co ntra la modernidad capita lista . Debati r en to rno a los Manuscritos de 1844 no tie ne co mo intenció n primordial, para nosotros, sólo recordar algo que se pe nsó hace siglo y medio como p arte de una historia de las id eas, sino que nos sirve de ocasión p ar a di scutir lo qu e desde muy d iferentes puntos de vista conside r amos los problemas más cande ntes de l cap ita lismo contem porá neo . El propi o desar roll o cap italista vue lve a pon er a la orde n de! dí a las críticas de Marx , apre surada y ma ñosamente sos layadas po r la ideología posm oderna. Par a Sánc hez Vázquez, el problema princip al no está en autode clar ar se o no "ma rx ista". De hecho nunca lo ha sido, comenzando por el propio Marx . El punto ese ncial siem pre ha est ado en otro sitio: en la comprensión cab al de l mun do presente , el capitalismo. Por ello interesa conoce r mejor su historia, sus ne cesid ades, co ntradi cciones y tendenci as, así como su carácter au toe nc ubierto y la expres ión qu e ello gener a en to rtuosos laberin tos cultur ales, inelividuales y colectivos . El problema, para nosotros, siguie ndo las enseñanzas de Ado lfo Sán ch ez Vázquez , estriba en la com p re nsió n crí tica qu e só lo _ aparece cuando ex iste la elección y el despliegue práct ico de! proyecto ele la crític a de toelo lo ex iste nt e . Sól o dentro d e esta emp resa tiene sentido la re cu peración de la ob ra de Mar x, tanto co mo la d e cua lquier otro pensador, antiguo o contemporáneo , qu e sostenga co n co he re ncia teór ica y p rácti ca d icho proyecto dc transform ación. La significación de la obra qu e publicam os en e! presente volumen e s extraordina ria en varios se ntido s.
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Adolfo Sá nchez Vázquez n os dice q u e fu e en los M anuscritos del 44 donde realizó "e l d eslu m b r ante d e scubr imi ent.o te ór ico " que lo co n d uj o - e n L as ideas estéticas de M arx (1965)- a la r up t.ura co n e! marxismo oficial, en el que se h ab ía form ado . Más a ún, "sin este e nc uent.r o con los M anuscritos" -añade-, "n o habría pod ido d esar roll ar la interpret.ación de! m ar xismo qu e reivin dica la praxis co mo cat.egoría ce ntr a l, y que co ns tit.uye el co nt.en ido " d e su obra capita l, Filosofía de la praxis (196 7).' En el libro so bre el j oven Marx que ahora r eeditam os, Sánch e z Vázquez nos invita a co m partir ese "d es lumbrante descubrimiento te ór ico " q ue h a sido su m ás r ica veta de in spi r ació n y la más importante influenci a d e su trabajo te órico . La redacci ón d efinitiva d e la p r esen t.e obra concluye e n 1977 - aunqu e n o se publica h a st.a 1982 - y es frut.o de u na lab o r qu e comienza a fines de los añ os cincu ent.as. Ya menc ionamos q ue de es t.a primera ap roximació n r esul ta un ensayo p ubli cad o ant.es de la apar ic ió n d e la t.rad ucción al es paño l d e! tex to d el j ove n Marx d ebida a Wenceslao Roces." Esta tr adu cci ón perm itió a Sá nchez Vázquez im partir una se r ie de curso s m on ográ fic o s -en t.re 1964 y 197 6- d e lo s cu ales es resul tad o el co nt.enid o d e su libro . Es t.e trabajo res u m e , p ues, cas i d os d écadas d e un in t.en so yfr uctífero esfuerzo, y cu lm ina el periodo d entro del cual se ubi ca la p ublicación d e las obr as arriba mencionada s, qu e co ns tituyen su aportació n m ás or iginal a l m ar xism o (además d e otras de g ra n relevanc ia como su
2 "Mi trato con los Ma nus critos...", incluido "A manera de epílogo " en el presenre volume n . ~ En aquel primer trabaj o Sánchez Vázquez utili za la versió n ingle sa entonces reci en tem en te publicad a: Karl Marx, Econom ic an d Phi losophíc Mamuscri pts 01 1844, to mada de la edi ción Obras comp leta s de Marx y EngeLs preparada po r el Instit uto Marx-Engels de Moscú, conocida pos sus siglas: MEG.'!., de 1 9~2. Ese m ismo año apareció la edi ción de S. La nd sh u t yJ. P. Mayer - la que, Il OS dice Sánche z Vázque z, "es inco mpleta y co ntie ne errores", lo cual "obv iame nte l...] la hace inservibl c "-. cuya tradu cción española (Carlos Marx, Econom ía y filosofía . Méxi co, A méri ca, 1939, traducida por Otto Rühle yJo sé Harari) era la única que circulaba en M éxico ha sta 1961. Ésta es la que utilizó Jo sé Revueltas en su célebr e E nsayo sobre 11. 11. proletariado sin cabeza, de 1960, y en otros trabajos anterio res, aunque tambi én en su "Ensayo so bre la dialéctica de la conciencia", de 197~.
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"Estu d io introductor io a los Cuadernos de París de Ma rx" (J 97 1) Y Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), tamb ién di rectamente vin cu ladas co n el j oven Mar x). El comentar io de Sán chez Vázq uez a los Mmmscritos de 18 44 aba rca en su interpretación los tem as y problem as fu nd ament ales tr at ados p o r e! j oven Mar x, en mar cados po r las circu nstancias de la co ncepció n y la redacción de! tex to (capítulo 1), así CO mo d e su recepción un a vez pu blicad o (V III y IX). Ded ica un capítulo especial (VII, "La co nc e pción del ho mbre de ljoven Mar x") al te nia centra l en torno al que giró desde el princip io la recepción del texto. La m ayo r parte d e los cap ítulos del libro tocan el tem a d e la enajena ció n, que es e! h ilo con du ctor del texto d e Mar x - de m od o explícito- pero - p rimero de m od o im pl ícito y finalm ente revelad o- ta mb ién de la d iscu sión . Se trata de un a excelente in trodu cció n al m ar xism o no só lo po r la ge ne rosa claridad y la pulc ritud es tilística caractc rfs t ieas del auto r, sino po rq ue la p rivilegiad a persp eCl iva que le permi te su o bj eto d e estud io ub ica al ien ar frente a los prob lem as fund am entales, las prim eras preo cup acio nes y los interlocuto res de Mar x al mome nto de co nceb ir el proyecto al que co nsagró su vida: la revo lución qu e d eb ía dar paso a "la verda dera histo r ia de la huma nidad" (así la denominó el "Mar x mad uro "), pero tamb ién - y en co nex ión o rgán ica con lo anter io r- [ren te a los auto res que han intent ad o c riticar o bie n co ntinuar ese proyecto . El an tcced erue de la redacció n de los Mrmuscritos es, pues , la preocu pac ión del joven Marx po r la revo lución co mun ista, a ella está su bo rd ina d a tanto su crítica de la teoría hegelian a del Estad o co m o su cr ítica de la econo mía po líti ca. Su pro puesta de revoluci ó n d epende de la descon stru cción de la no ció n de sociedad civi l (res um en de d os siglos de desar ro llo d el pen sam iento soc ial, finalm ente sistemati zado por H egel ) a pa rt ir de un a nueva comprens ión de la estr uctura de las re laciones eco nó m icas de la soc ieda d moderna (fund am ento desd e el q ue Mar x levant a su crí tica a la teoría hegelian a). Am bas di m ens iones so n teor izad as en los M anuscritos de 1844 baj o el co ncepto de propiedad privada. En el texto de los M anuscritos enco ntramos , a tra vés de la crítica de las id eas de los eco no m istas , una ex plo ración de la es tr uc tu ra
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económica de la socie dad burguesa qu e d esem b oca en el an ális is del trabajo enajenado, desde d ond e se e r ige un a p ropuesta m etodológica de "d esarro llo de las ca tego rías e co nó m icas" co mo "fo rmas de la p ropiedad privada". Esta Últ ima es p resentad a co mo la forma cu lm in an te d e enajenación , la síntes is de todas las an te r iores, y a la vez CO lTIO el rasgo es e ncial de la sociedad m ode rna, y su crítica es el pun to de par tida de l p rograma proletario co m u n ista d e superació n de toda enajenació n . Esta propuesta incluye como p r u eb a el reconocim ie nto d e la s falsa s for ma s de sup er ac ió n d e la enajenación y de los parámetros de su sup er ació n au téntica (la humanización de los se n tidos y de la re la ción entre lo s se xo s y co n la n aturaleza). La críti ca de las no ciones hegelianas so b re la di alé ctica, e! trab a jo y la enaj enación tienen aq u í un p ap el culm ina nte . La vigencia d e este anál isis du rante toda la vida de Mar x se d eja ver ya en el rastreo que h ace Sán chez Vázq u e z d e la presen cia de lo s co nceptos de hombre y de enajenación en otras o bras d e Marx p ar a medir la contin u idad d e su pensamien to y precisar lo s pasos de su evo luc ió n . Por o tro lad o , no sólo n o exi ste ni n g ún co mem ar io p u b licado de los M an uscr itos de 1844 comparable p or su exten sió n n i por el alcance de su objeto -el conj unto de lo s M anuscri tos-«, sino que abarca prácticamente to dos los qu e h abían aparecido h ast a e se momento y los ordena crít icamente . Este ordenam ie nto per m ite re cono cer y ub icar cada una d e las posiciones en el entr amado d e d isp u tas fil osó fi cas aparen te mente tan lej an a s de las lu ch a s políticas co mo e l estatuto d el h umanismo, los concep tos de enajenación y d e objeti vación , e l pape! de la crít ica d e la e conomía p o lítica y de la dialéct:.ica h eg e lian a en la fu ndamentación d el proyecto marxiano de crítica glo b al de la soc ie dad m od erna . A l expl icitar el se n tid o polít:.ico d e cada una de la s posiciones , se revelan sus respectiva s propu esta de p lanteam ie nto y solución a los problemas cand entes d e n u estro tiempo . Sánchez Vázquez aclara a sí el se ntido de l debate al ubicarlo e n el te rren o p ol ítico m undial y nos p ermi te reconoc e r la s vicisit udes del marxismo y el im pacto en é l de lo s aco ntecim ie nto histó r icos del siglo xx. Se trata, p ues, de la demostración de la vigenc ia d e la obra j uve n il de Ma rx en ta nto p udo h acer que lo s d eb a te s so b re
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los grandes problema s de nuestra época gira ra n en torno a ella. y la demostraci ó n es contundente. Tras la cuestió n de la evo lución intelectu al de Marx , se juega el alc ance de la propuesta m ar xiana de revoluci ón y, m ás aún , en la recep ción de es ta propuesta, los intentos de rec ortar y deform ar d icho alca nce o bi en de recuperarlo por par te de los lecto res po ster iores - ma rx ista s o no, detractores o seguidores- al con fro ntar la postura de Marx con sus propias posicio nes políticas. Al o rdenar las lecturas de los M anuscritos de 1844 se puede desci fr ar el co ntras-o te entre el proyecto de tr an sformación soci al de Mar x y los de los so cialistas p osteriores. Así pue d e leer Sán ch ez Vázq uez e! sile ncio del dog matism o sta lin iano fre nte al joven Mar x, el op ortun ism o de los intelectuales socialdem ó cratas y burgueses que se apresuran a reducir aquel p royecto revoluciona rio a un recla mo humanista por ate nuar los excesos d el cap ita lismo, y, fin almente, las tendencias del neosta lini smo althusser iano que in siste en un ciem ifismo p ositivista para escin d ir la ob ra de Marx y así escamotear el alcance global rad ical de su crítica. Co ntr a reform istas y liberales, Sánchez Vázquez recupera la pro pue sta revolucio nari a y, contra stalin istas y neostali ni sta s, e! carácter radical y global de la crítica de Mar x, y, po r tamo, d c su p royecto de revo luci ón. Co n este libro -como co n su Filosof ía de la praxis, y co mo en su cá ted r a y en su obra entera-e, Sánch ez Vázquez no sólo introd ucc en nues tro país a un a parte del mej o r m arxism o e uropeo, sino que nos lo ofrece críticame nte englobad o y siste matizado en una posición original en torno a su problemática fundamenta l. Gr acias a esta introducción, puede se r ev idente que en torno a la d iscusión sobre la continuidad de la evoluc ión del p en sami ento de Marx tam bi én se pone en j uego otra d im ens ió n del ca rácter to tal de su crítica: la relación entre la crítica económ ica y la crítica filosófica a la sociedad moderna. Esta relaci ón no es ot ra que la qu e' m edi a entre la crítica d e la es tr uctu ra eco nóm ica cap italista y la crítica de! m odo de vid a qu e se levant a sob re aquélla. Pe ro de es ta relación tambi én dep en de que esa crítica tenga un ca rác ter global en cada uno de sus niveles, es decir, la co nd ició n p ar a qu e cada un a de las críticas se ar ticule con las otras d e modo q ue se integren en
PRÓ LO GO
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u n a cr ítica total lib re de la s unila te r ali d ad es y los reduccionismos econ orn icista s, politicist as, cu ltur al ist a s, e tcé tera. Esta críti ca lendría la capac ida d de p rop on er fund ad am e nte , co m o tenden cia d el desarro llo hi stó ri co de la hu m an id ad , no só lo un tip o d e so ciedad d onde se su pe re n fina lmente las co m ra d iccio nes p rese n tes en el cap ita lismo y toda [arma d e en ajenació n , sino, so bre to do, un tipo de p ro ceso revo lu cionari o adec ua do a est a fin a lid ad, el cam in o es pecífico p ar a a lcan zar esa m eta . La p o lítica d el m ovimient o revolucionari o podría e nto nces libera rse de l carácter cieg am ente es pontán eo p ropio d e la vid a socia l en aj enada e n la h isto r ia d e la h umanidad h asta n uestros días -la "p reh isto r ia d e la humanid ad " como la llam a Mar x-, d e la que la fase cap ita lista es la Últi m a y m ás d esar roll ad a, con clusiva . De esta crítica d ep ende la re lac i ón entre el obje tivo fin al revolu ci onari o y la lu ch a co t id iana p or reform a s qu e p ermita n el de sa rrollo de las fue rzas lib er tar ia s, y, po r e n d e, la coo rd in ació n e ntre las d iversa s fo r m as d e lu ch a y resiste ncia d e ca d a sector so cia l oprimido. y es aq uí , fina lm ente, a la luz d e esta crí tica tota l, d ond e cabe p lantear la cue stió n d e la re lación entre el p roletar iad o y lo s o tros suj e tos so cia les, o e ntre el m ovimi ento o bre ro y la su bve rs ió n globa l del m od o d e vida bu rg u és, p e ro tam b ién entre la crí ti ca teóri ca y la subve rs ió n prácti ca del siste m a socia l cap italista, entre la te oría crítica de la so ciedad y la revo luci ón com u n ista. La cuestió n de la co n tin u ida d del p en sa m iento de Ma rx en su j uventu d y en su m adurez se refiere a la n e cesid ad d e esclare ce r la s es trate gias d iseñad as p or é l p ar a p lante ar y resolver esto s p roblem as. Este es cla reci m iento sig n ifica n o so la m e nte enten de r su p ensam ien to , sino có mo ev itar que el m ovimiento co ntestatario que in ev ita b lemente brot a de m an er a continua, m últi pl e y ornn ila teral , qued e ab andonado a l se ctar ism o , la d isp e rsión y la d e sarti cul aci ón fr ente a un e n em igo que ata ca e n tér m inos glob ales pero siste má t icos , p ues se m ueve en to rn o a un so lo ej e : la ex p lotaci ón d e plusval or. El renacimiento d el m ar xism o to ca fond o cuando pued e preguntarse por la u nidad d e to da la o br a d e Mar x y, d esd e a llí, volver la m ir ada h acia e l cap ita lismo co mo to ta lid ad hi stórico-mund ial. Pe ro a lum b rar á u na nueva hi stor ia cuan d o los revolu cio nar ios log ren re cupe rar esa mi r ad a y ac t úen e n co nsecue ncia.
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EL JO \' EN l\'IA RX : LOS ?... rA NUSC RIT OS DE 1844
El lector ate nto a n uestro tiempo podrá re conocer que se tr a ta de un libro imprescindible. El momento de la m u n d ia lizac ió n del capitalismo es e! m omento de la actualidad d el joven Mar x. Hoy es ineludib le p ensar a fondo la glob alizació n d el capitalismo sa lvaje y hom icida y co ns tatar sin ilusiones su ir re frenable ten d en cia depredado ra d e las reservas vitales d e la so ciedad y los equilibrios natur a les. No es otr o el cam ino para constr uir la globalidad d e la n ecesar ia res p ues ta d el su jeto social. Y éste es e! te ma esen cia l d el joven Mar x, la clave d e! p ro blema in au gur al del marxismo : una revolució n e n la que la polít ica permi ta y exija que el ca rácter co ns ciente de su res u ltado esté p re figurado en su p r oceso . Andrés Barreda Marin Dav id Moreno Soto
1. HISTORIA, ESTRUCTURA YSIGNIFICADO
DE LOS MANUSCRITOS DE 1844
Un proyecto no r ealizado Entre marzo y agosto de 1844, Marx redactó los tres M an uscrit os qu e constitu yeron el borrador de una obra qu e jamás llegó a publicar y qu e con ocem os, d esde que se publicó ín tegramente por primera vez, en 1932, como M an uscri tos economico-filosoticos de 1844. Mar x acaba ba de publicar en el número 1 y ún ico d e los Anales Franco-Alemanes su "Introducción" a la Crítica de la filosofía del derecho de H egel, en la que había expuesto, p or primera vez, una teo ría de la revolución en la que el proletariado desempeñ aba el p ap el fundamenta l. De acuerdo co n un contr ato d el 1 de febrero de 184 5, firm ad o con el editor C. W. Leske, de Darmstadt (A le man ia), Mar x se propon ía publicar una obra unitari a d e "crítica de la p olíti ca y d e la ec onomía p olítica" que lle varía preci sam e nte ese títu lo . La p arte política es ta ría con stitui d a p or su Crítica de la Jilosofía del derecho de H egel, escrita el año an te r io r, y qu e p erman ecería in édita hasta 193 2. Lo s M an u scr itos cu b r ir ían la p arte econó m ica y en un trabajo es pecia l -dice Ma rx en el prólogo- trataría d e ex p o ne r "la trabazón d e conj unto , la relación entre las d iversas p artes". Y ag rega que "e n el presente e scrito , por la r azón exp u es ta, sólo se tocan la co rrel ación entre la eco nom ía p ol íti ca y el Estado , el derecho, la m o r al, la vida civil, etcétera, exactamenre en la m edida e n que la mi sm a econ omía políti ca trata ex professo d e es tos temas".[25] ' I Ca rlos Marx , "Manus cr-i to s econó m ico- filosóficos de 1844", en C. Marx)' F. Engcls, Escritos económicos varios. Tr ad . de Wence slao Roces. México , G rija lbo, 196 2. To da s las citas d e lo s Manuscritos en el p ¡-esente volumen se loman de esta ed ició n ; la página correspo nd ie nte riel pasaje cit arlo se ind ica siempre al fina l d e 1 IA N USCRITQ S DE 18'1'1
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Se trata de la p re sen cia , en su co nc e pc ió n del p ro let ariado , de un antropologismo de in spi r ación feuerbachian a que es índi ce , a su vez, de una ausencia: la de la fundamentación objetiva de su verdadero lug ar y p ap el tanto en la hi sto ri a com o en la soc ie d ad ca p italista. Per o e l reco n oc im iento de esta in spir ació n feuerbach iana no puede llevar a una id entificació n co n las co ncepc iones de Feu c rbach , co n su cu lto del h ombre abs trac to y su o lvido d e la histo ri a, y a ign or ar, po r tanto, lo que hay de nuevo en es tas posicion e s del joven Marx : la vin cu lac ió n del p role tar iad o y d e su mi sión co n su tiemp o y co n la s con d icion es m at er iales d e la sociedad en que vive . Pero todo es to no h ace sino re afirmar la n ece sidad d e ade ntrarse e n la es fera de las rel aci on es materiales p ara fund amentar e l co ncepto de p rol e tariado, así como del cam b io revolucionario e n el qu e é l d ebe d esempe ñar el papel fund am ental . y e llo n o es po sibl e mi entr as Mar x n o p e netre a fondo en la estr uctura económ ica d e la socie dad p ara buscar en e lla la clave d e la socie dad civil y desc ub r a la co ntr adi cción fu ndamental (e ntre las fu erzas producti vas y las rel acion e s d e p roducción ) que funda la n ecesid ad y la p o sibilidad histór ica s d e la revolu ción . Sól o cuando Marx co m ience a d ese ntrañar el m ecan ismo d e la produc ció n m aterial , verá que es la p osición que el prol e tariado ocupa e n ella la que fu nda su mi sión hi stó ri ca co mo la clase "ob ligad a" a rea lizar e l cam b io re voluciona ri o y no su "cará rte r univer sal p o r sus su fr im ien tos universales", co rno d ice todavía en la "Introd ucción ". En suma, el j o ven Marx no s o frece en su "Introducci ón" un a ide a d el proletariado y d e la re volución proletaria ya antes de foij ar la teoría d el m od o de producción cap ita lista q ue le ha de p e rm it ir el ab or ar un co n cepto y un Iundarnc nro ob je ti vos d e u no y o tra ; es d ecir, Marx establ ece por vía filo sófica , m ed iante u n a co nce pción del h ombre teñid a a ún de aruro pologis mo, u n a doc tr ina d el proletar iado y de la re vo luc ió n. La filo sofí a co n todas sus limitaciones precede aquí a la ciencia econ óm ica , No es, p or tanto , la c ie ncia d e la econo m ía , o m ás exactamen te la teo rí a cie ntífica del m od o d e produ cción capitalista -que a ún tardará larg os añ os e n el ab orarla que d a a Marx la conciencia d e la revolu ción (co nceb id a aú n co m o "re vo lució n radi cal" O "e mancipació n hum an a ge neral"), sino qu e es esta co nc ie n cia d e la revo lu ción la que le h a r á sen tir la n ecesid ad ,
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p rim er o, ele adentrarse en la econom ía para que , an dando el tiern po , su con cie nc ia humani sta ele la revo lució n se co nvie rta en cie ncia de ella . N o b asta, p ues, con señalar la revo luc ió n "r ad ica l" (p roletaria, si p ensamo s e n e l agent e de ella), sino qu e hay qu e fu ndar objetivamente su n ece sidad y posib ilid ad hi stóri ca s, d e la mi sma m an er a qu e n o basta señ alar a l prol et ariad o como age nte de ella p or representar, en la soci edad burguesa , "la pérdida total del hombre ", sin o que es pre ciso d eterminar sus co n dicio nes el e ex isten ci a e n e! pro ces o d e producción en di ch a socie d ad y e! carácter d e las rel aci ones soc iales qu e co ntrae en el la. y ello só lo pu ed e hace rse adentrándose en el te rre no de la ccono rnía.
En la vía a El capital Los Manuscritos se insertan, pu es, en la vía que co nduce de sd e una te oría d el proletariado y d e la revol ución es tab lec id a filo só ficam ente a un a teo ría qu e bu sca en la econo m ía la clave ele la exp licació n y de la fundamentación de la n ece sidad d e la revolución y del p ape! que en ella co r r esp onde al proletar iad o . Es la vía por la que va a tr ans itar Marx d esde los Ma nuscritos de 1844 a El capi tal . Pe ro ¿El capi tal como teoría d el m odo de p roducción cap it alista se ría una cie nc ia positiva sin m ás, ind epend iente m ente del pun to de vista de! p rol e tariad o , de su id eología ) Ya lo s teóricos de la so cial d emoc racia ale man a, de spu és de la mu ert e de Enge1s, 10 co ncibie ro n así y en nuesLros dí as un a nueva vers ió n cie ntifista d elmar xism o reincide en esa int erpretaci ón. Pero es to significaría sacar a Mar x d e la vía que antes hem o s se ñ alad o y al cabo de la cual cie nc ia e id eol ogía, lej os d e exclu irse, se n ece sit an m u tuam ente. El capital, al revel ar e! secre to d e la plusvalí a y la posició n d e! ob rero en el p ro ce so d e prod uc ción, le d a a éste u n a co nc ie n cia (un d ada d e su sit uación so cia l y de su mi sió n hi stóri ca. Por otro lado , a l p o ne r a l d e scubierto la contradicc ió n fundam ental de la so cie d ad cap italista y la im posib ilidad d e super arla en el m ar co del siste m a, fu n d a la n ecesidad y la p osibili d ad de su hundi mi ento y del paso a un a nueva sociedad . En esto re sid e la eno rme sig n ificació n ideol ó-
HIST O RIA, ESTRUCT URA Y SIGNIFICAD O DE LOS :\1ANUSCRITOS DE 1844
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gica y, por tanto, práctica de El capi tal, vinculada ínt imamente a su estatuto ri gurosam ente teórico científico . Esto es, sin duda algu na , lo qu e tenía presente Mar x al escribir con referencia a esta obra que "El libro primero ... es ciertamente el proyectil más tem ible que se haya lan zado j am ás a la cabeza de los burgueses"." Este proyectil sólo lo lanza Mar x en 1867, p ero , en rigor, la necesidad de lanzarlo p reced e a los pasos enca min ados a su pro ducc ión . Se deja sentir ya en la "Intro ducció n" a la Critica de la filosofía del derecho de H egel, p ero los prime ros pasos sólo se dan in rned latamen te después de los M anuscritos de 1844. Previam ente, la revisión crí tica de la filosofía política h egeliana había atisbado el terren o en qu e ese pro yecti l (clave o "ana tomía" d e la soc iedad civil) ten ía que lanzarse : la ec onom ía. De la filosofía a la terra ig nota Vem os, pu es, que los M an u scritos aparecen como resultado de una necesidad teóri ca: saltar los límites co n qu e topa la filosofía tanto en la Crítica de la filosof ía del derecho de H egel como en la "Introducción" a esta obra, p ero se trata de una necesid ad teóri ca inscri ta en un proyecto gen eral p ráctico de tr ansform ación de la sociedad presente. Dentro de este proceso teóri co-práctico, los M an uscritos mar can un hi to fundam ental: el pa so de la filosofía a la econom ía, pero sin abandonar la pri mera y, p or el co nt ra r io, sirviéndose de ella - C0 Il10 h abremos de ver- para dar respuesta a cues tiones que la eco nomía po lítica burguesa como cien cia no se plantea o no pue de resolver. Con los M anuscritos la filosofía pen etr a en la eco no mía y los conce ptos económic os dejan de ser puram ente tales para ser económi co-filos óficos (el concepto de trabajo enajen ad o, ce ntr al en los Manuscritos, será a este respecto paradigmático). La filosofía no se di suelve al entrar en la eCOn0I11Ía, sino que , por el contra r io , impregna sus conceptos y sus análisis. Pero si la filosofía, al impre gnar la eco no mía, p one en cuestión el estatuto de ésta como ciencia (en cuanto eco no mía po lítica burgue"Can a a]. Ph. Becker del 7 de abril de 1867, en K. Marx y F. Engels, Cartas sobre El capital, p .122 .
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sal, la filosoña, a l aliarse co n la economía, podrá forja r par a sí un nuevo status: el que abie rtame nte le m a rca Marx e n la tesis X I so bre Feuerbach co mo filoso ría d e la transformación del mund o , es d eci r, co mo fi losofía de la p r axis.' La fi loso fía sólo pu ed e se r ta l e n es ta un ión con la econo mía política. Por tan to , esta un ió n no sólo no s mu estra a la ñ los o fía en cuanto que, a l abord ars e problemas econ ómicos, h ay u n a p resen cia o resonanci a d e temas o e n fo que s fi losó ficos y en el h ech o de que los an álisis económicos n o pueden se r aislados d e cie rta co ncepción del h o mb re, sino qu e se muestra, sobre todo, en e l h ech o d e qu e, a l a liarse co n la econo m ía, cr itica r el presente y cri ticar, a su vez, las formas u tópi cas o bu rd as d el co m un ism o co mo socied ad futur a, la filo sofía co m ie nza a perd er su sta tus espe culativo tan vigoros amen te de nun ciado en la tesis Xl antes citad a. Así concebida, la filoso fía pie rd e su status autón o mo yaparece estrecha mente vinculada a la economía p olíti ca y al socia lismo o comu n ismo, co n lo cu al ap u nta ya la n aturale za que, co mo la filosofía de la praxis, só lo pued e tener e n e l mar xismo . Asimism o , por esta u n idad d e filosofía, econo mía po lítica y socialismo, e n lo s M anuscritos de 1844 enc o ntramos ya, au nq ue em b r ionariamen te , las tres panes, seg ún Le n in , integrantes d el marxismo ." Ciertamente. se tr ata d e una unidad teór ica que se e nc ue ntr a ya - esto es per fcciam ente claro, com o h elTIOS señ a lado, desde la "Introd ucció n" de 1844 - cu mpliendo un a fun ció n práctica, a l se rvi cio d e l p ro ye cto prácti co revolu cionario d e tr an sformación del mundo. Só lo en los M an uscritos e nc o ntr amos p or prim era vez esta co nj u n ción d e fil oso fía, ec onom ía política y socia lismo o co mu n ismo . (Po r cierto , es la primera vez que Mar x se pronu n cia ab ier ta mente en favor d el co m u n ism o , califica do todavía poco tiempo an tes d e "abstr acció n dogmática" .)" H asta 1844 e l m undo d e la economía era p ar a Mar x un a ierra ignota . En este as pecto, su situació n só lo p ued e se r co m pa r ad a, mu y desvcnra josam ente p ar a é l, co n la que tení a su co labo r ad o r más fe cun. ' r. , ge neroso y brillante, Feder ico En ge ls. Durante su estan cia C. Marx , Tesis sobre Fenerbach, de 1845. En Tres fu entes y tres parles integrantes del ma rxismo, de 19 1 ~ . !I Can a a A. Ruge fechada en Kreuznach , septiembre de 1843, en i
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o.HE-5 ,
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en Inglaterra, ya p or entonces el paí s capitalista m ás desarrollado, Engels pudo tener contacto directo con los hech os económico s y un con ocim iento de prim er a m an o de las co nd iciones de vida del p roletar iado y de sus lu chas en el mov imiento cartista. Fruto d e esta experiencia y de sus lecturas - pa rt icularm ente de los eco nom ista s burgueses (Sm ith, Ri card o, MacC ullo ch y Say)- fueron do s esplénd idos tr abajos primerizos: "Esbozo de una crítica de la economía política" (pu blicado en los Anales Franco-Aleman es) y La situ ación de la clase obrera en Inglaterra (escrito, co mo el anteri or, a fines de 1843). Marx carecía por co mpleto de una ex per iencia semejante a la qu e tuvo Engels de sd e su llegada a Man ch ester. Por otro lado, ind ep end ientemente de q ue sus circunsta ncias person ales er an muy di stintas d e las de Engels (hijo de un fabricante texti l y emplea d o él mismo en la em pres a d e su padre), di fícilmente po día tener, en una Aleman ia esencialmente ag ra ria y con un a clase trabajadora funda mentalmente art esanal, la experiencia qu e brindab a un país co mo Inglaterra, en el qu e el capitalismo, ya en su ap ogeo, m ostraba ab iertamente sus contr adiccio nes fun damenta les. Hasta entonces Mar x había vivido en el mundo alemán, cuyo an acronism o polí tico-socia l, determinado a su vez por su atr aso económico, habí a puesto claramente de man ifiesto en su "Introducción" a la Crítica de la filosoJía del derecho de H egel. Allí había señalado qu e los alemanes solam en te po r su fil osofía po dían considerars e contemporáneos del presente "sin se r sus contem po ráneos históricos". Por ot ro lad o, en un país es encia lm ente ag rar io, d onde la producción artesana l tenía todavía un peso decisivo, mal podía encontrar Marx el pensami ento eco nóm ico, particularmente de los econo m istas clásicos - Sm itb y Ri cardo- , que Engels había en contrado en In glater ra en ta nto país capita lista m ás avanzado del mu ndo. El traslado de Marx a París, en octubre de 1843, le permitió cambiar en g ran parte esa situ ación . Aunque en Francia el desar ro llo capita lista no había alc anzado aú n el ni vel al que lo había co nd ucido la revoluc ión ind ustri al en In glaterra, su evo luci ón polí tica y soc ial estaba po r enc ima de la Aleman ia de los años cuare ntas. Fr ancia era, para Marx, el país de las grandes tr ad icion es revo luci onarias: el p aís de la Gran Revolu ción Burguesa de 1789 y de las j ornadas revolucion arias de 1830 y 1831 , en las que la clase obre ra se
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h ab ía batido en las b arricadas con conciencia ya de sus fu erza s. P ar ís n o pod ía o frecerle ciertame nte , e n el te rre no de la ec o nom ía, la visión qu e Ingla te rra h abía br indado a En gel s, y que m ás t.ard e le brin d ar ía a él mi smo , co mo p aís ca pitalista m aduro y el m ás d esarrollado d e su tie m po . Pe ro sí le p e rm iti ó entrar en co ntacto con los agentes d e la prod ucc ió n - los obrcros- y aso marse, aSÍ, a través del contacto d irecto co n e llos, a u n escena r io econárnico y socia l que h abía d ej ad o se ns ib le mente atrás al raquítico mundo econ ó mi co y social (agrar io y. artesana l) de la A le man ia en la q ue h ab ía vivido h a sta entonces . Hasta aq uel mo mento su ex per iencia en esta esfera se red ucía a la que hab ía obten id o en su paso po r la red acció n de la Gaceta R enaua , d esde d o n de pudo co nocer y anatematizar sob re todo los desafueros de lo s gran des terratenien tes y co n ello percatarse -lo qu e fu e impo rr anu sirn o , co mo ya v imos , para la evoluc ió n de su pensamiento- d el p apel de los in te re ses materiales paniculares bajo el r ég im en de la propied ad privada. Pero, en verdad, nada sabía d el mundo eco nóm ico m od ern o h ast a q ue to rna co ntac to co n los obreros e n París y, sobre todo , ha sta que, empujado por u na doble n ecesidad teórica y p ráctica se pon e a es tudiar la econo mía polít ica burguesa .
El " Esbozo" de Engels y su influencia en Marx Justanlente cuando el j oven Ma rx se e nco ntr aba en P arís e ntregado a la tarea de p r eparar el prim er n úmero d e la revi sta revolucion aria lo s Anales Franco-Alemanes, tr as d e haber lle gado a la co n clus ió n de qu e la revolución, au n e n la fo rm a humanista en q ue la concibe, es inseparable de la abolic ión d e la pro pi ed ad privad a, y cuando la fi los o fía le muestra sus pro pi os lfmites en esa ta rea re volucio narla , lleg a a sus manos, co n d estin o a la rev ista, el artículo de Engel s, "Esbozo de una críti ca d e la economía polftica"." Este artículo produ jo un a enorme im presi ón en Marx y fue lino d e lo s factore s deter m inantes de su acercam iento a la eco no m ía y de su inte r és p or es ta nu eva r am a del sab er a la que d edicaría prác tica"Versió n española de w . Ro ces en C. Marx y F. Engcls, Escritos econ óm icos varios.
HISTORI A, ESTRUCTURA Y SI GNIFIC,\OO DE LOS MANUSCR ITOS DE I S'¡.¡
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m ente los m ejor es años de su vida. En sus pr im eras notas de le ctura (Cuadernos de Paris¡ r esume cui d adosamente el tr ab aj o d e Engcls." Quince añ o s má s tarde no se apaga a ún su ad m iració n por él y lo ca lifica d e "ge n ia l" " y e n el pri m e r tomo de El capital lo ci ta cuatro veces , Ciertame nte, el artícu lo d e Engels p onía ante los oj os sorp rendidos d el jove n Ma rx t.od o un m un do qu e p rácti ca y t.eóric amente d esconocía hasta ese m om ento, El an álisis e conómico de la socie d ad reali zad o por En gels n o sólo tocab a un aspecto fu n da m ental aus en te en los análisis d e Marx, sino qu e permi tía a és te avanzar y profundi zar e n lo s an álisis filo s óficopolít.ico s ya re ali zados al situarlos e n el t.erreno de la eco n o m ía, De es te m od o , lo s esfue rzos teóricos d e uno y otro convergían e n u n terreno co m ú n , C om o Marx , En gel s había com en zad o sie n d o u n hegelian o d e izqui erda y, como él, se había e m p eñ ad o e n supe r ar la filo sofí a d e Hegel, prim ero, y la de Feu erb ach , después, Co m o Ma rx , se había orientado hacia una con cepción de la soc iedad anclada en las rel aci ones materia les y p articu lar es y, co m o Marx, sen tía la nece sidad d e cr iticar el orden socia l existe nt e y de pa sar a una nu eva so ciedad basad a e n la abolici ón de la p ropiedad privad a, Pero la evo lución de las ideas de Engel s siguió , a su vez, un cam ino pe culiar en su últim a fase en esos años, pues m ientras Marx, m ov i éndose m agi stralmente en el p lan o fi losófico, había lleg ad o a un análisis filosófi co-político d e la socieclad mode rna, Engels, m ás cerca de los h echos real es, co ncretos, llegaba a l análisis eco n óm ico de la soc ied ad mo de rna que Ma rx te n ía an t.e su asombrada mirada, Pero fue en ú ltima in stancia la p ropia rea lidad en la qu e uno y otro vivía n e n aquellos años la que d etermin ó la evoluc ión d e l pensamiento de Marx y Enge ls, la que en un ca so (la "m ise r ia alemana") fijó esa evolu ción en un punto fi losófico-político y la que en otro (la m adure z ca p ita lista inglesa ) aceleró esa evoluc ió n ha sta llevarl a a la crítica de la econ om ía p olíti ca burgue sa, \ I Hemos dado el título de Cuader nos de Par ís a las notas de lectura de 1844 que clan testimo nio del p ri mer encuentro del joven Mar-x con lo s economi stas burgu ese s e n nuestro estudio previo a la edición de Era. El resumen del trabajo de Engels se encue ntra en las pp . 103-104 de dicha ed ición . I~ En su pról ogo a la Contr ibución a la critica de La economía poliuc a, p. 5 16.
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; -En su a r tícu lo, Engels arranca del reconocimi e nto d e una reali d ad: .la existe ncia d el siste ma econ ómico basado en la p ropied ad p ri vad a. Pa r tiend o d e este reconocim iento d e la p ropi ed ad privad a como fundam ento d el siste ma, Engels pone al d escubierto las relaciones en tre la econom ía política y la p ropied ad privada. La economía política pre tende explica r esa realidad eco nómica, pero en verd ad , co mo "ciencia d el e nriqueci miento" , no hace sinojustificarl a en'funCi ÓÜ-de h propiedad p rivad a en.que se fu nda. Así, pues, mi entras el plin to d e vistá d e la eco nom ía polí tica es el d e la propi ed ad p riv ad a, el -d e Engels es el d e su abo lición. Se tra ta e n ambos casos d e puntos d e vista d e clase, pero opues tos. Po r otro lad o, y en conso nanc ia co n esto, mi en tr as la economía po lítica ve un orde n natur al en el sistema económico b urgués, Engels subraya a cad a paso su carácte r irracional, inh u mano (o antinatural). Eng els pone d e manifiesto esta ir r acionalid ad en su a n álisis d e la co ncurrenc ia y su ley d e la 'O fer ta 'yq'a d em anda. Mientr as que -los econo m istas ven e n es ta ley u nv' ritrrío co rnperrsator ío" y ensa lzan sus virtudes, Eng els seí\a la sus te r ribles co nsecuenc ias en las crisis p eri ód icas. Mostrando ya cierto domin io de la dialéct ica , Engels subraya la estrecha relación entre la concurrencia y el m onopolio. Mientras los eco nomistas ven -en la libertad d e e m p resa la garantía de la eliminación d el' m o nopoli o ,' En gels de staca su relación mutua. La co mpeteneía -d ice~ d er iva:h acia el m onopo lio y éste "no pued e conten er el f lujo.d e la 'com pe tencia". La co m pe tencia, tan en salzada por la economía li be ral, es la cu lminació n d e la "in mo ralid ad d el o rden hu m an o actual ". En su-trabajo, Engels examina las co nsecuencias del régim en de la p ropiedad p rivad a, e ntre las cua les sit úa el co merc io, al que co nsidera u n fr au de ·legal. Al elevar su indign ación mo r al por es tos as pecto s n eg ati vo s, Engels extiende su cond e na a to d o el co mercio en ge neral, perd iendo de vista , co n esta co nd ena -hecha en no mbre no ta nto d e un principi o mo r al co mo de cie rta co ncepción' feue rbachi ana d el hom bre-, el carácter histórico de este fenómeno. :Engels rech aza la teoría d e Ricardo qu e defi ne el valor por lo s costos d e p roducció n. Dice qu e Ada m Sm ith y David R icardo hab lan d e u n valo r abstracto, puesto qu e el valo r rea l no p uede elim in ar la con cu rrencia en su deter m ina ció n . Say preten d e qu e es la
HISTOR IA, ESTRUCT URA y SIGNIFICAD O DE LOS MA N USCRITO S DE 1844
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uti lid ad la que lo determina, p ero co mo la utilidad sólo aparece en el m ercad o, en la venta, tampoco puede prescindir de la conc ur rencia. El valo r rea l su po ne ambos factores , es "la rel ación entre el co sto d e producc ión y la utilidad ". De este modo, la teoría del valor por el tr abajo, una de las aportacion es de la eco no mía clásica qu e permiti rá posteriormente - crítica y co nsecue nte mente desarrolla da- llevar al descubrimiento de la p lusvalía, es rechaza da por el joven En gels co mo lo será igu almente -bajo la influen cia de éstepor el j oven Marx. En el régimen cap ita lista, o bse rva Engels, hay un a di ferencia entre el valo r real de un a cosa y el valor qu e se obtiene con ella po r su venta; o se a, entre el valor re al y el preci o, el cua l varía en funci ón de la co nc urrenc ia. El precio, por tanto, no coi nc ide con el valor real. Para el econ o mista, en cambio, el precio se confunde co n el valor real y, con ello, todo aparece al revés: "el valor, qu e es lo o r iginario, la fuente del precio, se hace depender de éste, es decir, de su producto ", cuando en rigor hay un a disociación que tien e su fund amento en la concur re ncia y, p or tanto , en la propiedad pr ivada . ¿Q ué se ntido tien en para En gels estas in version es y equivalenc ias de la eco nomía política?Se tr ata -al identificar el precio y el valor- de justificar la inmoralid ad del com ercio y se tr ata as im ismo - al hacer pasar el costo de producción por e! valor- de ocultar el p apel d c la co ncurre nci a. En un caso como e n o tro, Enge ls revela y den unc ia a la economía polí tica burguesa por sit.ua rs e en el punto de vista de la propiedad privada, fundamento Último de la comp ete nc ia. Por razone s análogas, critica tam bién la tesis de la equivalencia entre capital y trabaj o . Aunque acepta qu e en sus orígenes es tr ab ajo acumulado, el capital, bajo la forma de interés, de ganancia, tiende a separa rse de! tr abajo, separa ció n qu e se tr aduce en la di visión de la hum an idad entre capit.alist.as y trab ajadores. El capital, que no es nada de p or sí sin trabajo , se separ a del trabajo y lo d omina. y no sólo se sepa ra del tr abajo sino que separa al t.rabaj o de sus pro du ctos. Par a Enge!s, est.as div isiones ant.inat.ur ales desapa re cerán al abolirse la propiedad privada: el capita l volverá ento nces a su un id ad origin ari a co n el tr ab ajo y el sa lario se rá la verdadera m ed id a de la particip ación del tra bajo en la producción . La crít.ica, pues, de la tesis d e la equivalencia entre precio y valor, tiende a den unciar e!
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carácter ap olo gé tico ,justificad o r, de las te or ías econ óm icas bu rg uesas . Po r ta nto, al sub r ayar la fu nción d e la prop iedad pr ivada como fun damento de la exp lo tación y de la esc isió n soc ia l, Engels reafirma e l p u nto d e vist a op uesto : e l de su abolició n. La crí tica d e En ge ls es el primer intento d e crítica revolu cionaria d e las categor ías d e la eco nomía política b u rguesa; es d ecir, d e crí tica de sde el pu nto d e vista d e la clase rev oluc ionar ia en la socie da d bu rg u esa: el prol etariad o. Par a Eng els, la economía b u rg uesa se h all a e n relació n con un interés de cla se , y la comprensión d e esto le per mite un tr at amiento de ell a qu e anu n cia ya un a de las gran des tesis d el mater ialism o histórico: la vinc ulació n entre las id eas y las co nd icio nes mate ri ales d e existen cia. Eng els n o ve la economía burg uesa d e u n modo ab sU-aeta sino e n un p ro ceso de d esarrollo histó r ico e n el cu rso del cua l unas escuelas y d o ctri nas desplazan a otra s. Es d ec ir, n o ve surgir las d o ctrinas económi cas d e un modo arbitrario y ca pricho so sino e n cier to ni vel d e d esar roll o de la eco nomía y d e ac ue r do co n cie rto s intereses . Co mo "cie ncia d el en r iquecim ie nto ", la e co nomía ado p ta fo rm as d iversas a lo lar go de la histo ri a d e ac u erd o co n los ca m bios qu e se operan e n el siste m a rea l d e enriquecim iento . Así lo s teó r icos d el sistem a mon e tario co rre sponde n a un siste ma que se mue ve por 1(1 creen cia d e que toda la r ique za es tá co nten id a en el o ro y la p lata; el mercami lism o que le su cede en la realidad y en la teoría ve en el com er cio el m ed io p ar a au me ntar la rique za. Este siste m a d ej a p aso en el siglo XV][] - siglo d e la Revolu ción In dustri al qu e "ha revolucio nad o tambié n la e co no m ía p olíti ca"- a la era d e la economía p olíti ca liberal, que tiene su ex pone n te más avanzado en Adam Smith, a l que Engels llama "el Lute ro d e la economía p o lítica" (ca lificació n que Marx acogerá en lo s M anuscritos) por h abe r co m p ren d id o que la fuen te de la r iqueza es el tr abajo hum an o y n o a lgo ex terio r al h om b re; es d ecir, por h aber de scub ie rto - co mo Lutero co n respe cto a la relig ió n- la "es enc ia su bj e tiva d e la p ropie d ad p r ivada". "
1.1 Sob re e l "Esbozo" de Engcls, véase tamb ié n nu estro es tud io prev io a lo s Cuader nos de París , pp. 32-?11-,
HI ST ORI A, ESTRU CT URA y SIGN IfiCA DO DE LOS MANUSCRITOS DE 18-1'l
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A modo de resumen sob re la importancia del tra bajo d e Engels y su in fl u en cia en unjo ven Marx que pugna p o r abrir las p ue r ta s d e la e co n o m ía, ag reg ar enlos fina lm ente , remitiénd onos a nuestro tex to so bre el mismo tem a, que el tr abaj o d e Engels influye d ecisivamente co n tod o su p eso , es d eci r, con sus h all azgo s y limitacion es, en el j oven Marx, quien hará suya la actit ud n egativa d e En gel s bacia la te oría del valo r por el trabajo y acentuará a ún m ás el en foq u e filo sófico (co ntrad icció n entre esenc ia humana y realid ad econó m ica, o entre e co no mía y humanism o ) que h emos advertido en el "Esb ozo ". Pero En gel s le hace ver so b r e todo : a ) el papel de la ec o no m ía co m o clave d e la sociedad civil y, a su vez, la importancia d e la p ropied ad privad a co m o fundamento d e la s relaciones reale s humanas; b ) el m érito de la econ om ía política al es tablec er la s leyes del o rden humano b asado en la propied ad p rivada; c) e l car ácter hi stó r ico y tr ansitorio de este fun d am ento ; d ) la vincul aci ón en tre la e conomía y la propie d ad p riv ada y, en co n secuencia, el car ácter burgué s, d e clase, de es ta cien cia al consider ar el orden b asad o e n ella co m o u n o rd en n atu r al y racio nal; e ) el punto d e vis ta o puesto a l de la econom ía política , a saber : el de la su p resió n de la propied ad p r ivada , lo que eq ui va le a proporcionar un fu n dam ento e co n ó m ico (n o só lo fil osófico )_ a l so cia lism o ."
Primeras lecturas d e los econom istas burgueses Acuciado por la n ece sid ad d e abordar la s cues ti o n es económ ica s que le p ermitan d ar res p ues ta a lo s p r oblemas plante ad os y resuc!tos in suficientemente en sus tr ab ajos anterio res - p articular m en te en su Crítica de la fil osofía del derecho de H egel y en la "Introd u cció n" a és ta, inmediatamente p osterior- , y avivado su interés baj o la profun d a impresión q u e le p roduce el "Esb ozo de un a cr ítica d e la H
iua., pp. 34-35.
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EL JOVEN MA RX ; LOS MAN USCRITOS D E 18 44
e co nom ía p olítica", d e En gel s, el j oven Ma rx se p o ne a leer co n fru ición (prácticam en te , a d evorar ) las obras de los g ran de s (y no ta n g r andes) eco nomistas d e la época. De es te m od o , lee, entre otros , aJean Baptiste Say, Fri e deri ch Skarbec k, Ada rn Smith , David R icar d o ,James Mill, J o hn R. MacCu lloch , C uillau rne Pre vost y A nto incEu ge n e Bure t. De acuerdo co n un h áb ito esco lar ad qu ir id o e n sus años d e es tu d iante unive rsita ri o , Marx extracta o re su m e aquellas partes qu e le interesan y, en a lgu nos casos, fij a e n notas las reflexiones que va despertando e n él la lectura. Las n otas d e lectu r a, j u nto co n los extractos , fueron p ub licadas p o r prim era vez co n el títu lo d e Okonom ische Studien (Excerpts), en el tom o JI[ d e la ed ición MEGA , e n 1932, m ism o tomo e n el que tam b ién se publi caro n p or prim er a vez e ínt eg r am e nt e los M anuscritos econórnicofilosóficos de 1844 . Estas n otas d e lectu r a revi sten g r an in teré s p orque co ns tituyen el prim er fr u to de la s re flex io n es d el j oven Mar x en el te rre no d e la economía y se h allan estrechamente emparentad as co n los Manuscritos." Co mo en és tos , Marx ad op ta una ac titu d crítica ha cia la ec on om ía política burgu esa en general, a la que co mien za p or ac usar d e fun d ar se e n u n h echo que n o exp lica : la p ropied ad p ri vada. Mar x pa rte , as í, de la rel ación e ntre ec o nom ía p o lítica y p ro piedad privad a que se ñ alaba fir me mente En gcl s. La h uell a y la ad mi ración p or el "Esbo zo" es m anifi esta, y testim oni o bien v isib le de ella es el r esumen qu e, entre sus notas y extracto s, h ace d e él. En su crítica d e la economía p olít ica clásica -s igu ie n do claram ente a Engels- se o pone a su teor ía d el valo r, pero im pri m e u n nuevo sesgo a e sa crí tica a l co ns ide r a r que aquella teorí a se re fiere a una ab stracció n, en tan to qu e el m undo d e la co m p e te nc ia es , para él, lo p ropiam ente re a l. En esta inversión O ab an dono del su elo real, el j oven Mar x ve el p ap el ruisti ficador- encubrid o r que desempe ña la economía p olítica burguesa respecto a la realid ad económ ica. Pero , e n este empe ño por d e smi sti ficar a la e co n omía, Mar x pie rd e d e vista (o m ás exactamente, no p u ed e ver aú n ) el co n ten ido d e verd ad l!i Sobre el co ntenido, signific ado r problemas de los Cuadernos de Paris }' su re lació n co n los Manuscritos de 1844, véa se también nuestro estudi o pre vio ya cita do a d icho s Cuadernos, pp . 13-97. .
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HISTO RIA, ESTRUCTURA y SIGNIfI CADO, DE LOS MANUSCRITOS DE 1844
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p resente en la teoría del valor de lo s econ o m ista s clásico s, p articularmente en Ri cardo . L a franqueza o ','cin ismo," 'co n que la -e conom ía reco n oce que e l fin d e la producción es , la gananc ia, que el va lo r d el obrero es el de su tr ab ajo y que su vida como [Jambre n o tien e va lo r a lguno , n o hace m ás que a firmarle en.la idea d equela economía PQl(tica es u na cien cia inhu m an a qu e .resp onde á la.na tur aleza d e la producción cap ital ist a. Se trata. ien .este -sentid o, deuna "verdad econ óm ica" que otros econom istas tr a tan de en d u lza r.]e¡( RIT O S D E I I:lH
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del trabaj o en aj e nado . Esta nueva forma d e comunidad o d e relación so cia l e ntre los h ombres se presenta como u na hi p ó tesis negad a e n el tip o d e so ci edad r eal , exist.en te, es de cir, en la so cie dad e n la que, p or es tar b asad a en la p ropiedad p ri vad a, la re lac ión socia l toma la fo r m a enaj ena d a d el int e rcam b io co m ercia !.
Relación e n tre los Cuadernos de París y los M anuscrit os Son p alpabl es las co nexio ne s entre estas no ta s d e lectura O Cuadernos de París y los M anuscritos econ omico-filosof icos, Dos aspecto s ce ntr a les: la crítica de la econ o mía política burguesa y el tem a de la e najen aci ó n , están presentes e n am bos textos. Sin e mb argo, aunque e n a lg u nos p u ntos - po r ej emplo , en e l tema d el dinero co m o equ ivalente u n iversal y m edi ad o r enaj enado, y del cré d ito com o cul minación de es ta ~ naj e nac i ó n- el j oven Marx se muestra a una mayor a ltu r a teó r ica que en lo s M anuscritos, sin em bargo, és tos d ej an .fA RX: LOS
~ I.·\ N U S CRI TO S
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liber ad o ra de este lib ro , pod ría uno formar se una idea de ello. El entusiasmo fue gene ral: al punto todos n os co nvertim os en feu crba chi an os". ' En 1844, Mar x comparte - con los jóvenes he gelian os- el entus iasm o genera l despertad o por la crítica feu er bac hiana de la religió n , d e acuerdo co n el ineq uívoco testim o ni o de Engels. Sin embargo, desd e el pu nto de vista de la evolución del pensa miento filosófi co de Mar x, también infl uye en él, tanto en su Crítica de In f ilosof in del derecho de H egel com o en los M ann scritos, junto a La esen cia del cristianismo, el texto apareci do un añ o m ás tarde co n el título de Tesis provisionales pam la reforma de la filosofía (escritas en 1842, publicad as en 1843). Aquí la brecha abier ta en un a sección del sólido ed ificio hegeliano (su filos ofía d e la religió n) co n La esencia del cristianismo se extiend e al ed ificio ent ero . En rigor, lo qu e hace Feuerbach es extender el método, qu e él llama de la "crítica refo rmadora de la filosofía", a la filoso fía hegelian a entera . El p ropi o Feuerba ch lo d ice, con su len guaje aforístico, en la tesis 7: "El método de la crítica refo rmador a de la filosofía especulativa en general no se d istin gue del m étodo ya emplea do en la filosofía de la religion . o tenemos más qu e convertir el predicad o en sujeto, y a este sujeto en obje to".' En L a esencia del cristianismo esto significa in stalar el hom bre como el verd adero sujeto en las relacio nes entre el hombre y Dios. Pero tambi én tenem os una inversión análoga - y la exigenc ia del restabl ecimiento cons iguiente- en la filoso fía especulativa, qu e transfiere la esencia del hom bre y la naturaleza a la Id ea Absoluta, la cual se conv ie rte, así, e n sujeto , e n tanto que el ho mbre y la naturaleza. carentes de rea lidad p ropia, no so n más qu e pred icados. De este m od o la religión y el ideal ism o, la teo logía y la filoso fía es peculativa at r ibuyen a un producto hum ano de la conciencia una realid ad absolu ta; es decir, po ne n fuera del hombre, en un ser ficticio (en Dios, o en la Idea), lo que en defin itiva es él mismo; pero en esta inversión el hombre se presenta co mo un ser enajena do .
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~
Carlos Marx y Federi co Engels, Obras escogidas, t. Ludwig Feucrbach, Textosf ílosofícos, 1' . 18.
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p. ?I62.
LA CRÍTI CA DE LA DIALÉCTI CA ES PEC ULAT IV,\ D E HE GEL
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Tod o esto lo encon tr am os claram ente expresado en las Tesis provisionales para la reforma de la filo sof ía , d e Feuerb ach: a) so b re el h omb re como sec re to o r aíz d e la religi ón y, a tr avés de ésta, de la filo sofí a especulativa (tes is 1): "El secre to d e la teología es la an tropología , el secreto de la f ilosofía especulativa es la teología , la te ología especulativa" .' b ) Sobre la exterio riz ació n d e la esenc ia h umana o de l pen sami ento hu man o (tes is 13): "La esenc ia d e la teología es la esencia del hombre trascenden te p roye ctada fuera de l hom bre; la esencia d e la L óg ica de H eg el es el pensar trascenden te, el p en sar de l ho mbre colocad o [uera del hombre" ." c) Sobre el car ácter d e esta operación co mo abstracción que funda, a su vez, la en ajenaci ón de l hombre (tesis 20 ): "Abstraer es poner la esencia de la natura leza [uera de la na tura leza, la esencia d el h ombre juera del hombre, la esencia d el pensar fuera del acto de pen sar. Al fun dar todo su sistema en estos acto s d e abstracció n, la filosofía d e H egel ha en ajena do al hombre de sí mismo".:' H egel pretend e h abe r sup erad o la religión e n la filosofía; sin em bargo, al red u cir una y otra a su co m ún fun d amento an tro p ológi co , Feu erb ach ni ega sem ej ante superació n. AS Í, pu es, la mistificació n h egelian a alc an za n o só lo a su con cepción de la religi ón sin o a su fil osofía especu lativa general. Co mo vere mos in m ediatam ente, el j oven Marx concederá a todo esto una g ran importan cia. Sub rayemos mie ntras tan to que Mar x ha vislu mbr ad o , por primera vez y en toda su m agn itud , d e la mano d e Fe uerbach , la mi stificación d e la filosofía h egelian a. Es evid e nte que al d eci r e n el p rólogo d e los M anu scritos qu e los esc r itos de Fcuerb ach so n "los Únicos desde la Fenomen ología y la Lógica de H egel en que se con tien e una verd ad er a revolu ción teó r ica"[26] tie n e prese ntes las tesis ca rdinales qu e acabamo s d e expon er. Al p on er ante sus ojos toda la