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Spanish Pages [215] Year 2006
El Islam en Democracia
El Islam en Democracia
Abdennur Prado
isbn 978-84-932513-5-2 84-932513-5-6 © Edición en español: Junta Islámica, 2006 CENTRO DE DOCUMENTACIÓN Y PUBLICACIONES ISLÁMICAS Medina Sabora 14720 Almodóvar del Río (Córdoba) Tlf.: 00-34- 957 634005 E-Mail: [email protected] Edición: Mansur A. Escudero Diseño: Abdallateef Whiteman Impresión: Gráficas Lizarra
bismil-l âhi r-r ahm ani r-r ahîm
índice 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
El islam en libertad • 1 Islam y democracia ante el siglo xxi • 7 El retorno del islam a España • 13 El islam en la escuela • 17 El caso del imam de Fuengirola • 21 Carta al tribunal islámico de Zamfara • 31 Los ilusos que salvaron a Amina Lawal • 37 La islamofobia es el fascismo del siglo xxi • 43 Informe sobre la islamofobia • 52 El “antisemitismo no racista” de Finkielkraut • 59 Pluralismo e identidades nacionales • 66 El islam y la realidad histórica de España • 74 Islam y nacionalismo en Cataluña • 78 Torturas y cultura de la guerra • 88 Kafir y mumin en Guantánamo • 92 La mejor película del mundo sobre terrorismo • 103 El 11-m y la deriva de la democracia • 110
18 Quiebra de la mentalidad sacrificial • 116 19 Funeral de Estado • 122 20 ¿Yihad en Madrid? • 129 21 A propósito del islam en el espacio laico • 135 22 Un debate con Antonio Elorza • 139 23 Fatwa contra Ben Laden: el impácto mediatico • 143 24 “En España, los musulmanes somos considerados ciudadanos de segunda”. • 150 25 Internet y el imamato femenino • 159 26 Tariq Ramadán, a propósito de una moratoria • 164 27 A propósito de algunas polémicas recientes • 168 28 Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento • 177 29 Yihad de género • 182 30 El acceso de la mujer a la mezquita • 189 31 Musulmanes colonizados • 193 32 Defender la libertad de expresión es defender al profeta del islam • 199
A Abdennur Coca, a quien no conocí, a través del sueño heredado con el nombre.
. el islam en libertad
A
lo largo de la historia, han existido grupos en todas las religiones que han tratado de establecer un magisterio dogmático, anular las interpretaciones divergentes y ofrecerse como doctrina única, una ortodoxia. Es conocido el trauma que este intento supuso para la cristiandad occidental: la lucha encarnizada contra la herejía tiñó de sangre el continente. También en el islam, el budismo o el hinduismo ha habido intentos de este tipo, guerras de religión entre visiones enfrentadas de un mismo mensaje. Existe la tendencia a cosificar la experiencia espiritual de los maestros de la humanidad, como si su mensaje fuera demasiado abierto para ajustarse a un ejercicio de poder. Habría que diferenciar, en este sentido, entre espiritualidad y religiosidad, entre una experiencia genuina de la trascendencia y su cosificación en dogmas y doctrinas, formas transitorias demasiado apegadas a intereses mundanos como para pasar por inocentes. Este fenómeno es llamado en el Qur’án “la religión de los ancestros”, y puede definirse como una repetición mecánica de ritos y consignas que son aplicados por fidelidad a las costumbres de los antepasados, a pesar de que han dejado de
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aportar sentido y de nutrir la vida espiritual de sus repetidores. Cuando Abraham hecha en cara a los suyos que veneren formas muertas, estos le responden: “¡Pero hallamos que nuestros antepasados hacían lo mismo!” qur’án 26: 73 Estos son los signos de una religión cosificada: falta de reflexión y de cuestionamiento, repetición mecánica de dogmas: “La mayoría de ellos nunca usa su razón; pues cuando se les dice: ‘Venid a lo que Dios ha hecho descender, y al Enviado’—responden: ‘Nos basta con lo que hemos hallado que creían y hacían nuestros antepasados’.” qur’án 5, 105
Esto mismo lo hemos oído muchas veces en nuestra vida como musulmanes. Hace años escuché a un joven palestino (medio borracho, por cierto) afirmar que a quien abandona el islam hay que matarlo. Hace pocos días un joven de origen libanés me decía que el islam prohíbe a la mujer musulmana casarse con un no-musulmán. Cuando pregunté por las fuentes de sus afirmaciones, ninguno de los dos supo contestarme. Hablaban de oídas, repetían frases cuyo origen desconocen. En ningún momento se han preguntado si correspondían con el mensaje del Qur’án o el ejemplo del Profeta. Si lo hubieran hecho, se llevarían la sorpresa de descubrir que el imam del barrio del cual oyeron esas frases no estaba hablando del islam, sino de las leyes codificadas durante los imperios omeya o abbasida.
El Islam en Libertad
Así, el musulmán se ve muchas veces impelido a repetir sin reflexión las interpretaciones realizadas hace siglos por sabios que vivieron en contextos muy diferentes al suyo, con el consiguiente desajuste. Ante este tipo de actitudes reaccionaron todos los profetas, todos los maestros de la humanidad. Frente a la religión cosificada, la revelación se nos presenta como un retorno a la reflexión y a la experiencia genuina, a recuperar la plenitud de unos gestos y palabras cuyo sentido habíamos perdido. ¿Qué es lo que sustenta un culto tan vacío? El propio Abraham nos ofrece una respuesta: “Habéis dado en adorar ídolos en lugar de Dios únicamente por mantener un lazo de amor, en esta vida, entre vosotros…”
qur’án 29: 24
Lo que mantiene en pie la adoración de las formas vacías de la religión cosificada es el intento de mantener lazos de amor tribales, unos lazos basados en la conveniencia y la construcción de identidades, antes que en la conciencia de la Realidad única. Esto nos recuerda en muchos aspectos al tipo de religiosidad que se difunde en muchos países de mayoría musulmana: una religión de estado, basada en la costumbre y la repetición mecánica de consignas de tipo jurídico (“a quien abandona el islam hay que matarlo”, “el islam prescribe la pena de muerte en caso de adulterio”) o teológico (“Dios hizo la Creación a partir de la nada”, “el Qur’án es la Palabra de Dios increada”). No hay más que decirlo, que creerlo, que aceptarlo como dogmas de fe, sin preguntarse por su significado ni su implicación en nuestra vida cotidiana.
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Ya no se sabe en que momento de la cadena de transmisión se dejaron atrás los contenidos y fueron sustituidos por ese tipo de consignas, tan oscuras desde su enunciado. Comprobamos que la transmisión del mensaje libertario del islam ha sido desarticulada, que la educación ha perdido su capacidad de despertar en los creyentes el sentido profundo de la revelación, aquí y ahora. En este punto se sitúa la importancia de la presencia del islam en occidente, en un contexto de libertad. Nos encontramos en una situación parecida a la de los primeros años de la predicación de Muhámmad, cuando los musulmanes eran una minoría perseguida. Una situación dif ícil, pero también propicia a la experiencia que el hombre puede realizar de Dios, el encuentro sin intermediarios del hombre con su Sustentador, sin la carga de una religión heredada que muchas veces se configura como una cárcel para nuestras expectativas más profundas. En tanto que evitan la imposición de un dogma y favorecen la pluralidad de interpretaciones, democracia y laicismo favorecen la superación de la “religión de los ancestros”, con todas las tensiones generacionales que esto supone. Para que esta superación se haga efectiva, es esencial que cada creyente pueda cuestionarse todos los contenidos de la religión heredada para encontrar su propio camino dentro de ella. A través de esta profundización y este cuestionamiento, la religión nos transforma y enriquece, se adapta al devenir y logra dar respuesta a nuevas situaciones. Cuando la religión se reduce a la repetición de dogmas, va quedándose atrás, atrapada por su historia. Puede llegar a ser un impedimento inútil para avanzar en el presente, como hemos visto en demasiadas ocasiones.
El Islam en Libertad
En esto hay una paradoja que merece destacarse. Lo que en un contexto pretendidamente islámico está vedado a los creyentes, el cuestionamiento radical del islam como religión heredada, puede expresarse plenamente en el espacio laico. Todo esto significa que la presencia del islam no puede reducirse a la aparición de los representantes convenientes, ni de consejos de imames impuestos desde fuera. Es necesario que los/as musulmanes/as tengan acceso a los medios de comunicación, que participen en el juego político y puedan discutir libremente sobre todo aquello que afecta a sus vidas y a la de sus conciudadanos. Participar, encontrar un espacio que les permita interrelacionarse con la sociedad al margen de unas estructuras dogmáticas que cierran el camino. La democracia se adapta perfectamente al mensaje del islam, la pluralidad favorece la renovación de los discursos y nuestra realización como personas. Esto tiene su fundamento en el hecho de que cada creyente tiene el deber de recibir la revelación y de aplicarla en su vida según Dios le de a entender. Cada uno de los seres humanos conscientes es un califa de Dios sobre la tierra. Como tal, debe asumir la responsabilidad del cuidado del mundo, en la medida de sus posibilidades. Es conocida la prohibición realizada por Muhámmad de todo magisterio dogmático, como una interposición en la relación directa entre el Creador y la criatura. La ausencia de iglesia implica, necesariamente, libertad interpretativa y diversidad de doxias, de modos de comprensión del mismo mensaje universal, que se expresa ante cada uno y en cada contexto de un modo intransferible. Recordemos el dicho de Muhámmad: “La diversidad de opiniones es una misericordia de Dios para la comunidad de los creyentes”, expresión de
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la vocación del islam de constituirse como una religión abierta, de negar la construcción de un pensamiento único, que tenga que ser impuesto a todos los creyentes. Cuando se dan diferentes interpretaciones, incumbe a cada uno escoger por si mismo la mejor de ellas, la que mejor se adapte a sus necesidades vitales. Esto implica el ejercicio de nuestro raciocinio, la responsabilidad personal ante la Palabra revelada. Por todo ello, afirmamos que la democracia es el sistema de gobierno que mejor se adapta a las necesidades del islam, en cuanto que crea las condiciones propicias a un cuestionamiento radical de los dogmas y las legislaciones heredadas, de los ídolos que se han ido acumulando a través de las edades. Sabemos que el islam genuino solo es posible en libertad, fuera del intento de control dogmático que se vive en muchos países de mayoría musulmana. Esta idolatría se da hoy especialmente en forma de leyes obsoletas, que coartan la libertad de los creyentes (su derecho a equivocarse) y nada tienen que ver con la consecución de la justicia.
. islam y democracia ante el siglo xxi
L
a incompatibilidad entre islam y democracia es un tópico en vías de extinción. En una encuesta internacional de junio del 2003, realizada por el Pew Center (que dirige la ex secretaria de Estado Madeleine Albright), se mostraba que la apreciación de la democracia como sistema de gobierno es mayoritaria entre los musulmanes. En Pakistán, una mujer tan occidentalizada como Benazir Bhuto ganó dos elecciones generales. En Indonesia, una mujer sin velo, Megawatti Sukarnoputri, fue hace pocos años elegida presidenta de un país donde viven 180 millones de musulmanes. En Malasia, la democracia funciona desde hace más años que en España. En todos estos países, los islamistas apenas cuentan para el electorado. En Irán, tras la revolución del 79, el presidente elegido por sufragio universal fue Bani Sadr, un intelectual de izquierdas educado en el Quartier Latin parisino. El triunfo del laico y liberal Bani Sadr contra el candidato de los ayatol-lâhs vino a demostrar que los revolucionarios iraníes no buscaban instaurar ninguna teocracia. No hay más que rescatar de las hemerotecas las fotos de las jóvenes iraníes con vaqueros y sin velo al frente de las manifestaciones contra la tiranía
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del sha para darse cuenta de hasta que punto sus esperanzas fueron traicionadas. Jomeini impugnó las elecciones e impuso la “tutela de los juristas” (velayat al-faqih), de la cual la democracia permanece presa. En el Iraq ocupado, los llamamientos más sonoros a la democracia proceden del hawza ilimiyya, el consejo chiíta de la escuela de Nayaf. El Ayatol-lâh Ali al-Sistani defiende que sea un órgano electo, y no un consejo designado por Estados Unidos, quien debería redactar la constitución de todos los iraquíes. En las calles de Bagdad, han tenido lugar grandes manifestaciones pidiendo el fin de la ocupación y el principio de la democracia. En contra de lo que se nos quiere dar a entender, los iraquíes no necesitan de ninguna tutela colonial para gobernarse. Más bien todo lo contrario. Si tenemos en cuenta que en la India y en los países occidentales los musulmanes también participan en el juego de las urnas, nos damos cuenta de que a principios del siglo xxi la gran mayoría de los musulmanes del mundo eligen a sus gobernantes por la vía electoral. Claro que unas elecciones no bastan para definir una “verdadera democracia”. En Turquía existe un régimen democrático mediatizado por una oligarquía militar, lo mismo que en Argelia, Nigeria, Marruecos, Egipto y Mauritania. Todos estos países son considerados pro-occidentales, lo cual no quiere decir que apuesten por los derechos humanos y la libertad de conciencia, por desgracia. Significa que ponen la riqueza de sus naciones al servicio de intereses extranjeros. Como todo tópico, el de la incompatibilidad entre islam y democracia se sustenta en realidades y discursos. No hay más que mirar hacia las oligarquías del golfo pérsico, que han
Islam y Democracia ante el Siglo xxi
impuesto un sistema monárquico de corte feudal, donde todo el poder está en manos de unas familias que utilizan la religión como instrumento de control ideológico. Este control implica, precisamente, tratar de convencernos de la incompatibilidad entre islam y democracia, para lo que cuentan con la inestimable ayuda de ciertos arabistas. También las oligarquías del golfo son grandes aliadas de occidente, consintiendo en la explotación del petróleo a bajo precio, y generando unas riquezas que no llegan a los ciudadanos más necesitados. Miserias aparte, la conexión entre islam y democracia es más profunda de lo que parece. Aunque suele decirse que el islam es un modo de vida integral, que abarca todos los aspec-tos de la vida, hay que señalar con extrañeza que ni el Qur’án ni la Sunna nos proponen un modelo unívoco de gobierno. Dejando aparte las consideraciones éticas (del tipo “prohibir el mal y ordenar el bien”), el único precepto sobre el modelo de gobierno que vincula a los musulmanes es el principio de la Shura (la consulta mutua): “…[los creyentes] tienen por norma consultarse entre sí.” qur’án 42, 38
En otro versículo, Dios se dirige al Profeta Muhámmad en los siguientes términos: “Y consulta con ellos en todos los asuntos de interés público.” qur’án 3, 159 Sobre esta aleya, comenta Muhámmad Asad: “Este precepto, que implica el gobierno mediante consenso y consulta, debe considerarse como una de las cláusulas fundamentales
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de la legislación coránica relativa al régimen de gobierno. El pro-nombre ‘ellos’ se refiere a los creyentes [no sólo musulmanes], es decir, a toda la comunidad, mientras que la expresión al-amr que aparece en este contexto denota todos los asuntos de interés público, incluida la administración del estado. Todas las autoridades coinciden en que esta ordenanza es vinculante para todos los musulmanes y en todos los tiempos. Algunos sabios musulmanes deducen del texto de esta ordenanza que el jefe de la comunidad, si bien está obligado a someter los asuntos al consejo, es libre de aceptar o rechazar sus recomendaciones; sin embargo, resulta evidente que esta es una conclusión arbitraria, si se recuerda que el Profeta se consideraba obligado a acatar las decisiones de su consejo.” (El Mensaje del Qur’án, ed. Junta Islámica). Los arabistas suelen presentar a Muhámmad como un monarca todopoderoso, un profeta investido de un poder absoluto. Nada más lejos de la realidad. En la mezquita de Medina se reunían todos los miembros de la comunidad, mujeres incluidas, para discutir y buscar soluciones de consenso a los problemas que se planteaban. Todos podían opinar, a todos se escuchaba. Como prueba concluyente, se conocen decisiones tomadas de forma colectiva en contra de la opción defendida por el propio profeta, lo cual da que pensar. Uno de los episodios más significativos al respecto es el de la batalla de Uhud. Amenazados por los mecanos que se dirigían contra Meca, los creyentes se reunieron para deliberar y tomar una decisión conjunta. Dado que había opiniones diferentes, se decidió por mayoría salir al encuentro de los
Islam y Democracia ante el Siglo xxi
mecanos, en oposición a la opinión del profeta. La vida de la comunidad estaba en juego, y Muhámmad no apeló a su autoridad como profeta para tratar de imponer su punto de vista. Para él, contrastar y consensuar las decisiones era lo normal entre miembros de una comunidad basada en la conciencia de la Realidad. En base al principio coránico de la shura y su aplicación en tiempos de Muhámmad, creemos que el sistema de gobierno que más se acerca a los principios del islam es el de la democracia participativa. Al decir esto, no pretendemos insinuar que en la Arabia del siglo vii existiesen partidos políticos, un censo electoral y urnas donde depositar los votos para escoger entre candidaturas diferentes. Lo que afirmamos es que la shura como órgano de participación de todos los miembros de la comunidad en las decisiones colectivas es un principio coránico esencialmente democrático. No olvidemos esto: la gran mayoría de los musulmanes del mundo quiere democracia, participar en las decisiones que afecten a las sociedades donde viven, ejercer su responsabilidad ante Dios y ante la creación en su conjunto. De ahí el carácter igualitario del islam, y la interiorización que hace el musulmán de valores universales como la conservación del medio ambiente y la justicia social como horizonte de toda sociedad pacificada. Esta es la dicotomía que se le presenta al musulmán ante el futuro: o asumir la libertad de interpretación y de conciencia hasta sus últimas consecuencias o ponerse en manos de aquellos que se nos presentan como guardianes de la tradición, constituyendo “consejos de sabios” y otras estrategias de control. Entre una y otra opción se decide el
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camino del islam en el siglo xxi, un camino íntimamente ligado a la emancipación de los países de mayoría musulmana de toda dependencia externa, lo cual implica la resistencia armada si fuese necesario. Frente a esta posibilidad, los enemigos de la compatibilidad entre islam y democracia siempre defenderán que la masa de los musulmanes carece de capacidad de juicio sobre las cosas de la religión, somos como un cero a la izquierda que debe ponerse en manos de los “expertos religiosos”. Esta visión es compartida por un gran número de arabistas y los regímenes despóticos de oriente medio. Los unos ofrecen el modelo sobre el “despotismo oriental” que los otros encarnan a su modo, cerrando un círculo perfecto en el cual quedan ahogadas todas nuestras esperanzas.
. el retorno del islam a españa
C
uando hablamos del “retorno del islam a España” debemos evitar malos entendidos. Esa frase hace referencia a una situación precisa: tras el genocidio y la expulsión perpetrado contra los musulmanes (como contra judíos, protestantes y cristianos unitarios), el islam vuelve a ser practicado en el Estado español, tanto a causa de la inmigración como a causa del creciente número de ciudadanos españoles que se reconocen musulmanes. Esta realidad encontró un reflejo en la legislación española en la Constitución de 1978, y de un modo específico el 1989, cuando el islam fue reconocido oficialmente como “religión de notorio arraigo”, y en 1992, con la firma de un Acuerdo de Cooperación entre el Estado y la Comisión Islámica de España. Este Acuerdo fue realizado en el momento en que se cumplían quinientos años de las Capitulaciones de Granada, los pactos firmados por los Reyes católicos con los musulmanes españoles, por los cuales se garantizaba su libertad de culto. Como es sabido, las Capitulaciones fueron incumplidas de forma sangrante, dando paso al periodo más oscuro de la historia de la Península Ibérica. Es necesario recordar que la práctica del islam ha permane
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cido prohibida en nuestras tierras durante siglos, con lo cual todo el mundo reconocerá el mencionado Acuerdo como un hecho saludable: el fin de quinientos años de monopolio religioso, de pensamiento único impuesto por la fuerza, y la consiguiente recuperación de la libertad religiosa y de conciencia que había caracterizado la España musulmana. El retorno del islam a España no viene a abrir una herida zanjada por el tiempo, sino la posibilidad de cerrar una herida abierta, con la consiguiente recuperación de un pasado destruido por la violencia y por el fuego. Este hecho puede aportar nuevas luces a eso que los intelectuales han llamado “la realidad histórica de España”. Nos situamos ante la posibilidad de re-escribir la historia de la Península desde el punto de vista del cruce de civilizaciones y culturas, re-considerar nuestro pasado como expresión de un pluralismo que siempre debió prevalecer en una tierra situada como confluencia de los mundos. Estamos en un momento privilegiado para revisar nuestra historia, para superar toda tentación totalitaria y plantear un futuro donde la convivencia entre diferentes religiones y concepciones del mundo sea posible, lo cual nos exige el esfuerzo personal de superar toda tentación de considerar nuestro camino como el mejor o el único posible, de reconocer a todo el mundo su derecho a elegir aquellos principios por los cuales quiere guiar su vida. Sin embargo, la situación de la libertad religiosa en España dista de ser buena. La resistencia a dar cumplimiento al mencionado Acuerdo por parte del Estado español tiene su origen en la resistencia de los poderes que se beneficiaron de ejercer el monopolio, y que miran la diversidad como un
El Retorno del Islam a España
peligro. Todos aquellos que abogamos por el reconocimiento de la realidad plural de España, ya sea al nivel religioso o de las diferentes nacionalidades, nos vemos enfrentados a la misma persistencia de estructuras mentales que tienen que ver con el Antiguo Régimen. El hecho de que estas corrientes reaccionarias vinculadas al nacional-catolicismo tengan tanta fuerza constituye un auténtico escándalo, la negación de los principios del estado de derecho que deberían regir entre todos los ciudadanos. En el caso de los musulmanes, esto significa: dificultades para abrir centros de culto, negación de espacios en cementerios públicos, no conmemoración de festividades religiosas islámicas, no regulación de la alimentación halal, negación de la participación de los musulmanes en la gestión del patrimonio de origen islámico, restricción del derecho a la enseñanza del islam en las escuelas, y una general desatención de las instituciones hacia las necesidades religiosas de este colectivo. Todo lo mencionado son derechos legítimos de los ciudadanos musulmanes, mencionados como tales en la Ley del Acuerdo de Cooperación, derechos que son vulnera-dos una y otra vez por ayuntamientos, comunidades autónomas y por todo el aparato del Estado. La falta de cultura democrática en España es desoladora. Hoy en día, los principios constitucionales de a-confesionalidad y de igualdad y no discriminación entre las religiones no son respetados, aún siendo los pilares de la libertad religiosa. La Iglesia Católica recibe ingentes cantidades de dinero, salida de nuestros bolsillos, y goza de claros privilegios. Los políticos acuden a actos religiosos católicos, en el ejercicio de sus funciones públicas, y las Fuerzas Armadas siguen
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celebrando festividades religiosas católicas, que discriminan a los miembros de otras confesiones. Los ayuntamientos financian la restauración y el mantenimiento de Iglesias, mientras se niega ayuda y protección a las confesiones no católicas. Los ciudadanos de confesión musulmana tenemos muchos motivos para quejarnos, y sin embargo somos señalados constantemente como causa de problemas. Resulta curioso que se llame constantemente a los inmigrantes musulmanes a integrarse en la sociedad, a cumplir con sus deberes, mientras el Estado y la sociedad en su conjunto se permiten vulnerar de forma manifiesta sus derechos. Lo que me gustaría saber es cuales son los deberes como ciudadanos que se supone no cumplimos los musulmanes en España. Por el contrario, sé muy bien cuales son los derechos que el estado actual de las cosas no nos garantiza.
. el islam en la escuela: justificación
E
l debate sobre la presencia del islam en las escuelas ha saltado a la prensa. Las opiniones más disparatadas se suceden. El miendo irracional a lo desconocido no permite encarar el debate en su justa medida, dentro del esquema básico de derechos y deberes que afectan a los musulmanes como ciudadanos. La Constitución Española se refiere a la religión como un hecho positivo. Sobre la enseñanza, se reconoce este derecho en el artículo 27.3: “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones”. En relación al islam, este artículo fue desarrollado en el Acuerdo de Cooperación firmado entre la Comisión Islámica de España y el Estado, una ley aprobada por el Parlamento, firmada por Su Majestad el Rey el año 1992, y que se desarrolla en 1996 con el Convenio de Régimen Económico de los Profesores en los Centros Docentes Públicos. El laicismo agresivo contra el hecho religioso puede ser respetable como corriente de opinión, pero queda fuera del ordenamiento jurídico existente. Otro principio constitucional básico es el de la igualdad
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de todos los ciudadanos ante la ley. Dado que en estos momentos la enseñanza de la religión católica es un hecho, la no inclusión del islam en el sistema educativo vulnera el principio de igualdad jurídica, sin discriminación por motivos de raza, sexo o religión. Al margen de las consideraciones legales, queremos explicar brevemente nuestra postura sobre la enseñanza del islam. Somos conscientes de que este es un tema polémico, que suscita opiniones enconadas. Para que un debate serio se produzca, debe conocerse la opinión de todas las partes implicadas. No somos partidarios de utilizar la escuela pública para adoctrinar o hacer proselitismo. Tampoco para enseñar los detalles de las prácticas rituales que se prescriben en el islam. Estas deben ser aprendidas en el contexto familiar y de la mezquita. La escuela pública debe cumplir la función de integrar a las nuevas generaciones de inmigrantes de confesión musulmana, ofreciéndoles un modelo del islam, genuino y fiel a sus fuentes, el Qur’án y el ejemplo de conducta del Profeta, pero acorde a la realidad en la que vivimos. Nuestra intención es elaborar un currículo de enseñanza en la que no haya cabida para las interpretaciones integristas. En el texto del Convenio de 1996 se dice que a través de la Enseñanza Religiosa Islámica, se pretende contribuir al desarrollo f ísico, intelectual, afectivo, social y moral de los alumnos, afirmando sus valores personales, familiares y sociales convirtiendo en normas de conducta la fraternidad, la solidaridad, la justicia y la libertad. El objetivo es guiar al niño, sin la menor coacción, en su búsqueda de conocimiento y en su investigación personal sobre lo espiritual.
El islam en la escuela: justificación
Los que se oponen a la enseñanza del islam parecen olvidar que el sistema educativo es el instrumento más eficaz para lograr una adecuada integración de los ciudadanos, en este caso del colectivo de musulmanes en su conjunto, y muy especialmente los hijos de inmigrantes. Más allá de toda tentación retórica, se trata de abordar una problemática existente. Debemos utilizar todos los instrumentos del Estado de derecho para garantizar la libertad de culto y de conciencia, siempre dentro de los parámetros que constituyen la base de nuestra democracia: derechos humanos y sociales, derechos de las minorías, igualdad de género, libertad de conciencia. En definitiva, todos aquellos principios que garantizan la convivencia pacífica entre los diferentes, evitando la creación de guetos o subculturas al margen de la cultura dominante, lo cual genera tensiones y puede llegar a desestabilizar la democracia. Ante esta situación, el Estado tiene la obligación de favorecer la integración de todos los colectivos que forman la sociedad, potenciando todas aquellas corrientes que ofrezcan una solución a los problemas que la sociedad plantea. Se trata de ofrecer a los niños y niñas musulmanes una visión del islam acorde con los principios de la democracia y los valores que forman parte del patrimonio de todos los españoles. Teniendo bien claro que ello no significa reinterpretar o modificar el islam sino profundizar en su conocimiento. En el mensaje del Qur’án y en la tradición del profeta Muhámmad no hay nada que contradiga los postulados que defienden los sistemas democráticos. La enseñanza es el mejor instrumento para luchar contra las interpretaciones patriarcales o sectarias que proliferan en muchos países musulmanes, y
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que llegan a España a través de las corrientes migratorias. Los que se oponen a la enseñanza del islam no se dan cuenta de que con ello la sociedad renunciaría a uno de los instrumentos básicos de normalización e incidencia en el desarrollo del islam en nuestro país. El islam es una de las grandes tradiciones religiosas de la humanidad, seguida por una cuerta parte del género humano. El problema básico que debemos afrontar no es el islam, sino la ignorancia e instrumentalización de la religión que realizan países extranjeros. Si queremos erradicar el integrismo, la enseñanza es imprescindible.
. el caso del imam de fuengirola
E
l día 29 de noviembre del año 2004 ingresó en una prisión española Mohamed Kamal Mustafá, imam de la Mezquita Suhail de Fuengirola desde 1994, de la cual fue liberado tres semanas después. El encarcelamiento se produjo en aplicación de la sentencia dictada en enero por un juez de Barcelona, quien condenó al imam a un año y tres meses de prisión y a una multa 2.160 , por un delito de provocación a la violencia por razón de sexo. Para comprender todo lo que este asunto ha significado para el islam en España es necesario remontarse al año 2000, cuando la Casa del Libro Árabe de Barcelona imprimió La mujer en el Islam. En el capítulo titulado Cuestiones dudosas, su autor se pregunta “¿Tiene el hombre derecho a pegar a su mujer?”. Afirmando este derecho en base a su particular lectura del Qur’án, Kamal Mustafá da una serie de detalles sobre las “limitaciones a la hora de recurrir al castigo f ísico”: “Nunca se debe pegar en situación de furia exacerbada y ciega para evitar males mayores. No se deben golpear las partes sensibles del cuerpo. Los golpes se han de
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administrar a unas partes concretas del cuerpo como los pies y las manos, debiendo utilizarse una vara no demasiado gruesa, es decir ha de ser fina y ligera para que no deje cicatrices o hematomas en el cuerpo. Los golpes no han de ser fuertes y duros, porque la finalidad es hacer sufrir psicológicamente y no humillar y maltratar f ísicamente.” la mujer en el islam, pág. 87
El caso pasó de la prensa a los tribunales cuando varias asociaciones de defensa de la mujer y de los derechos humanos interpusieron una querella contra el imam por discriminación contra la mujer. En el juicio, Kamal Mustafá afirmó una y otra vez que no se le podía juzgar por lo que era “la doctrina del islam”, que él era “contrario a los malos tratos”, y que tan sólo había tratado de “dulcificar” lo que el Qur’án proclama. Se presentó como un “sabio modernista” y un “defensor de los derechos de las mujeres”. Su explicación sobre las “limitaciones a la hora de recurrir al castigo f ísico” contra la mujer tienen como punto de partida su lectura de una aleya del Qur’án donde se habla de la actitud por parte del marido en caso de conflicto doméstico: “… wa l-latî tajâfûna nushûçahunna fa’dzûhunna wa ihÿurûhunna f î l-madâÿi’ wa idribûhunna.” qur’án, surat 4, an-nisa’, aleya 34
Este pasaje ha sido objeto de innumerables exégesis e interpretaciones a lo largo de la historia. El problema que nos ocupa se origina en el carácter polisémico de la última palabra, idribûhunna. Según numerosos autores, el verbo daraba en
El caso del imam de Fuengirola
este contexto significa “pegar, golpear”, con lo cual el Qur’án estaría permitiendo, como último recurso, pegar a las esposas: “A aquellas con las cuales tengáis una disputa, amonestadlas; luego dejadlas solas en el lecho; y pegadlas.” Esta posibilidad es recogida por la mayoría de los traductores del Qur’án a lenguas occidentales. En el caso de Kamal Mustafá, al querer justificar y “vaciar de contenido” el castigo f ísico mediante las mencionadas limitaciones, lo ha transformado en un castigo psicológico-moral, sin darse cuenta de que esto puede ser más grave. En su defensa, trató en todo momento de convencer al juez de su inocencia, con el argumento de que el islam permite golpear a la mujer bajo las condiciones por él expuestas. En apoyo de sus tesis, presentó testimonios de arabistas (no musulmanes) y de textos jurídicos de los siglos x al xii. En todo momento, su defensa se basó en la inculpación del islam en su conjunto. En estas circunstancias, hay que comprender la decisión de diversos miembros de la comunidad islámica española de declarar en contra de Kamal Mustafá, a petición de la acusación. Un problema añadido estriba en que si el tribunal hubiera absuelto al imam en base a las alegaciones de la defensa, la jurisprudencia española habría aceptado que el islam no es contrario a la violencia doméstica. En ese momento, las asociaciones querellantes tendrían motivos sobrados para llevar directamente al islam al banquillo de los acusados. Entre los declarantes por parte de la acusación, se presentaron destacados miembros de la comunidad
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musulmana española, como Jadicha Candela, presidenta de la Asociación an-Nisá, Maryam Cabezos, de la Asociación Cultural Inshal-lâh, y Mehdi Flores, secretario de la feeri. Estos musulmanes declararon que el islam es contrario a los malos tratos, citando las fuentes autorizadas: el Qur’án y la Sunna. Según estos testimonios, y en relación a la aleya mencionada (4:34), no puede hablarse de “maltratar” o “golpear f ísicamente”. En todo caso, se trataría de “golpear” en un sentido figurado: dar un golpe de efecto para propiciar un cambio. Según los testigos, esta interpretación estaría en concordancia con la Sunna de Muhámmad (sobre él la paz), quien manifestó claramente su rechazo a toda forma de violencia contra las mujeres. Así, el juez pudo oír los hadices donde Muhámmad (sobre él la paz) afirma “No golpeéis a las siervas de Al-lâh”, “El que pega a su mujer es el peor de los hombres”, y “El mejor de entre vosotros es el que mejor trata a su mujer”. En diversas comparecencias, los musulmanes citados a declarar por parte de la acusación explicaron que el verbo daraba es eminentemente polisémico. En el Qur’án, daraba aparece al menos con diez significados diferentes, que no son sino algunos de los más de treinta significados de este verbo árabe. Cuando los alfaquíes explican la manera de realizar las abluciones (wudu), utilizan este verbo: “echar” (daraba) agua sobre el rostro. Otros sentidos son: “imprimir” (moneda), “multiplicar” (números), de “terminar” (un trabajo), etc. Tal y como se puso de manifiesto en el juicio, no todos los traductores traducen el verbo daraba, en la aleya 34 de la surat an-Nisa, como “pegar” o uno de sus derivados. El saudí
El caso del imam de Fuengirola
Dr. Abdul Hamid Abu Sulayman, presidente del International Institute of Islamic Thought y rector de la Universidad Internacional Islámica de Malasia afirma en su artículo ‘Chastising Women: A Means to Resolve Marital Problems’: “Una lectura correcta del término coránico daraba conmina al marido a ‘separarse’ de la esposa, a ‘distanciarse’ de ella y a ‘irse’ del domicilio conyugal”. Además, señala que cuando el Qur’án habla de “golpear f ísicamente” utiliza el verbo jalada (azotar), como al principio de surat an-Nur (castigo en caso de adulterio). Edip Yuksel —traductor del Qur’án al turco— afirma que la traducción ‘pegadlas’ es errónea, y que debería traducirse como ‘separaros’. Uno de los significados de daraba es el de ‘viajar’, ‘irse’, como en el propio Qur’án (3:156; 4:101; 38:44; 73:29; 2:273). Esta opinión es compartida por numerosos autores, como Asma Barlas (‘Believing Women’, 2002), Mohammed Abdul Malek (‘Does The Quran Sanction The Beating of Women?’), Uzma Mazhar (‘Treatment of Wife’), entre otros. Esta lectura se ve reforzada por la aleya completa y la siguiente. Hay que distanciarse un poco para ver el cuadro completo. El conjunto puede ser entendido como sigue: si tenéis problemas domésticos, en primer lugar tratar de dialogar, con calma. Si esto no soluciona el problema, dejar a vuestras mujeres solas en el lecho. En caso extremo, lo mejor es separarse. Si están de acuerdo, en ningún caso busquéis una excusa para injuriarlas. Buscad un árbitro para zanjar vuestras disputas y formalizar el divorcio. Esta traducción está en consonancia con otros pasajes coránicos donde se trata el tema del divorcio:
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“Un divorcio puede ser [revocado] dos veces, después de lo cual, o bien se reanuda el matrimonio en forma honorable, o se disuelve de buenas maneras.” surat 2, al-baqara, 229
“Cuando habiendo divorciado a vuestras mujeres, se acerque el fin de su período de espera, o bien las retenéis en forma honorable o las dejáis ir de buenas maneras. Pero no las retengáis contra su voluntad por hacer[-les] daño: pues quien tal hace falta contra sí mismo.” surat 2, al-baqara, 231
“Si, habiéndoos casado con mujeres creyentes, las divorciáis antes de haberlas tocado, no tenéis por qué esperar, ni calcular, un período de espera para ellas: así pues, proveedlas de lo necesario, y dejadlas ir con delicadeza.” surat 33, al-ahsab, 49
“Y si una mujer teme ser maltratada o abandonada por su marido, no incurrirán en falta si ambos se avienen a reconciliarse pacíficamente: pues lo mejor es la reconciliación y el ánimo es siempre propenso al egoísmo.” surat 4, an-nisa, 128
En el caso de un conflicto doméstico grave, el Qur’án recomienda “resolver las cosas de buenas maneras”, “sin hacer daño” y “con delicadeza”. De ahí hasta “pegarlas” existe un abismo, con lo cual esta traducción parece incongruente. No
El caso del imam de Fuengirola
podemos olvidar en ningún caso que la “regla de oro” para interpretar el Qur’án es remitirse a otros pasajes del propio Qur’án. A la plausible traducción de wa idribûhunna como “(en último extremo) separaros”, Ahmed Ali ofrece una alternativa. En su traducción del Qur’án publicada por la Princeton University Press (1988; pp. 78-79) traduce an-Nisa 34: “As for women you feel are averse, talk to them suasively; then leave them alone in bed (without molesting them) and go to bed with them (when they are willing).” Donde unos leen “pegadlas”, Ahmed Ali lee “iros a la cama con ellas”. Es decir: hacer el amor. Esto puede parecer una frivolidad, y sin embargo, Ahmed Ali se basa en dos autoridades indiscutibles para justificar su traducción. La primera es el gran comentarista coránico Zamakhsari. La segunda autoridad es filológica: el Lisan al-Arab de Raghib. Según este, el verbo daraba puede tener el significado metafórico de “tener relaciones sexuales”. Raghib cita una conocida expresión árabe donde daraba significa “tener relaciones sexuales”: daraba al-fahl al-naqah: el camello cubre a la camella. De entender daraba como “pegar”, se supondría que entre los camellos existe la misma violencia inhumana que entre los humanos, lo cual es falso. Raghib da como ejemplo de este sentido sexual del verbo daraba precisamente la aleya 34 de la surat an-Nisa (Al-Mufridat fi Gharib al-Qur’an). Estas traducciones (separarse/ hacer el amor / dar un golpe de efecto) tienen la ventaja de no entrar en contradicción con otros pasajes del Qur’án relativos al trato entre esposos,
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de no chocar con el ejemplo de Muhámmad (saws) y con las enseñanzas del islam en su conjunto. Sobre este tema, Muhámmad (saws) fue tajante: “No golpeéis a las siervas de Al-lâh”. No hay nada que añadir. A partir de aquí, cada uno puede quedarse con la opinión que mejor le parezca, que no es sino la que refleja su propio estado de conciencia. La misión de los alfaquíes o los estudiosos no es ‘sentar cátedra’ o ‘establecer dogmas’, sino proponer una interpretación a los creyentes para que escojan por si mismos. Para bien o para mal, Al-lâh nos ha creado como criaturas responsables. Todos los musulmanes tienen la obligación de estudiar fiqh por si mismos y escoger según su razón y su conciencia entre las diferentes opciones que se les presentan. En su sentencia, el Magistrado Juez del caso, Juan Pedro Yllanes Suárez, recogió la existencia de una pluralidad de interpretaciones del Qur’án, con lo cual nadie puede excusarse en el Libro de Al-lâh para justificar opiniones contrarias a la legalidad vigente. Además, se hace referencia a las conclusiones sobre la violencia doméstica del iii Congreso de le Mujer Musulmana, celebrado en Córdoba en marzo de 2002, en el sentido de que el maltrato f ísico o moral está absolutamente proscrito en el islam. El juez afirma que el libro La mujer en el Islam no es una exposición objetiva de los principios del islam, como su autor pretendía, sino que en él se vierten sus opiniones personales. En definitiva, el veredicto descalifica la pretensión de Kamal Mustafá de ser un “mero traductor” en base a la pluralidad interpretativa. El proceso ha constituido un hito en el proceso de “retorno del islam a al-Andalus”, una auténtica lección
El caso del imam de Fuengirola
para todos los implicados. Se trata de aceptar plenamente la libertad religiosa dentro de una sociedad democrática, lo cual afecta al modo de vivir y comprender el islam por parte de los propios musulmanes. En la actualidad, existen países e instituciones que tratan de imponer su monopolio de la producción e interpretación del islam, y no aceptan esta libertad. Durante estos años, muchos de los que hemos participado en esta polémica posicionándonos en contra del punto de vista del imam de Fuengirola hemos recibido insultos (incluso amenazas) de otros musulmanes, aparte del takfir (declaración de kufr) por parte del propio inculpado. Todo este proceso nos lleva a reflexionar sobre conceptos tales como “ortodoxia”, “interpretación”, “igualdad de género”, “libertad” o “dogma”. Y, sobretodo, la obligación de todo musulmán y musulmana a leer el Qur’án por si mismo, en la medida de su propia capacidad y entendimiento. Lo que los musulmanes españoles hemos recobrado es el carácter abierto de la revelación frente a una interpretación cosificada. Se trata de un caso paradigmático de lo que puede significar para el islam el ser vivido en democracia, sin un aparato represor que imponga las concepciones más reaccionarias. Desde la muerte del Profeta (saws), el islam histórico ha vivido la tensión entre la libre interpretación y los intentos de crear una ortodoxia. Por desgracia, muchos siguen pensando que el musulmán y la musulmana deben absoluta obediencia a las decisiones tomadas hace siglos por los grandes juristas del islam. Este tipo de planteamiento niega toda posibilidad de ejercer nuestra responsabilidad individual ante la Palabra de Al-lâh, nos impide ejercer el mandato coránico de razonar y
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tratar de comprender la revelación desde nosotros mismos. Desde este punto de vista, resulta maravilloso darse cuenta de cómo una sola aleya coránica puede dar pie a “dos religiones diferentes”. Cada una de ellas se presenta con una lógica aplastante, con un desarrollo interno coherente, plagado de referencia al Qur’án, a los sabios tradicionalistas, al ejemplo del profeta, que la paz sea con él. Una conduce al patriarcado, la otra a una sociedad igualitaria. De todas las visiones, la peor es aquella que no reconoce a las demás su derecho a la existencia. Este es el criterio, esta es la Sunna del Profeta: “Las diferencias de opinión son una misericordia para la comunidad de los creyentes”.
. carta abierta al presidente del tribunal islámico de zamfara
Bismil-lâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm Asalamu aleikum, hermano en el islam.
E
n primer lugar es un honor dirigirme a ti, y decirte que apreciamos vuestra lucha por el islam en Nigeria. La noticia del triunfo electoral de los partidos islámicos fue recibida con alegría por muchos en España. Pero el momento de las felicitaciones ha pasado, y ahora nos vemos obligados a expresarte una diferencia de criterio. Te escribo desde Medina Sabora, una pequeña comunidad de musulmanes que trabajamos en la actualización de nuestra memoria histórica. Espero que el nombre de al-Andalus te haga receptivo a nuestras inquietudes. El motivo de esta carta es nuestro rechazo a la decisión de lapidar a Safya Hussein. Nosotros no somos quien para decirte lo que debes hacer, ni siquiera somos ulemas ni expertos en jurisprudencia, sino simples creyentes que se dirigen a ti —desde la convicción que compartimos en la Misericordia del Altísimo— para darte una visión externa
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de los acontecimientos. Tan sólo te pedimos que escuches el razonamiento de unas gentes que ponen su corazón y su intelecto en la difusión del islam en su tierra, con el permiso de Al-lâh. Debes saber que decisiones judiciales como éstas están siendo utilizadas para divulgar una imagen terrible de nuestro dîn, para negar su verdadero rostro. Dado que los medios de comunicación escogen las imágenes que más convienen a sus intereses, es comprensible que nuestros conciudadanos se hagan una imagen falsa del islam, quedando velada su dimensión humana y trascendente. La mayoría de los occidentales piensan que el islam es cruel, y decisiones como la tuya son difundidas a gran escala para confirmar esas sospechas. ¿Acaso no te das cuenta de que les estás haciendo el juego a los enemigos del islam, de que estás trabajando para facilitarles su tarea de demonización de nuestro dîn? Con ello estás poniendo en peligro todo un proyecto de comunidad rectamente guiada, y dificultando la tarea de tus hermanos musulmanes en muchos lugares del planeta. Y ¿todo ello porque? Hemos buscado día y noche entre las Palabras de Al-lâh el Altísimo, y no hemos encontrado ni una coma que justifique la lapidación. Al-lâh no ha decretado en el Qur’án ese castigo, sino que en caso de zina (adulterio), como tú bien sabes, ha decretado el perdón si hay arrepentimiento. Sin arrepentimiento el Qur’án habla de cien azotes, en ningún caso de la lapidación. Sabemos que ‘Umar Ibn al-Jattab (ra) estableció este castigo años después de la muerte del Profeta —que la paz y la salat de Al-lâh sean siempre con él. Conocemos la tradición en la cual ‘Umar nos habla de lo imperioso de conservar ese
Carta abierta al presidente del Tribunal islámico de Zamfara
had (castigo límite). Sus motivos tendría, pero esos motivos sin duda pertenecen a su tiempo. No quiero que pienses que estoy hablando mal de ‘Umar Ibn al-Jattab, que Al-lâh se complazca en él. Él era un hombre honrado, de entre los mejores de los musulmanes, pero sus decisiones de gobierno corresponden a un lugar y a un momento determinado, no pueden extrapolarse sin caer en el anacronismo. Muchos juristas posteriores se dieron cuenta de que esa decisión no se correspondía en absoluto al mandato de Allâh, pero lo aceptaron como un caso de Iytihâd, producto de una reflexión jurídica concreta, tomada en un tiempo en el cual el islam iniciaba su expansión vertiginosa. Dándose cuanta de lo extremo del castigo, y una vez que la comunidad islámica se asentó solidamente, los alfaquíes, aunque no osaron anularlo, fueron conformando unas normativas que hacían prácticamente imposible su aplicación. Se dictaminó que para verificarse el adulterio debían haber cuatro testigos presenciales, tal y como dice el Qur’án (24: 3), que debían hallar a la pareja en el acto de adulterio. Ninguno de esos cuatro testigos debía pertenecer a la familia de los encausados, con lo cual en una pequeña comunidad ya es casi imposible que se encuentren… Por si fuera poco, dictaminaron que esos testigos debían pasar un hilo entre los amantes para verificar sin género de dudas que la penetración estaba produciéndose. Con estas premisas es prácticamente imposible que el adulterio sea verificado. Así lo han entendido los tradicionalistas, que han conformado la ley al rechazo que nuestro amado Profeta —que la paz de Al-lâh y Su salat sean sobre él— expresó claramente. La posibilidad de la lapidación ha quedado, sin embargo,
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en los tratados de jurisprudencia como una posibilidad teórica, producto del Iytihâd realizado por ‘Umar ibn alJattab. Es sin duda el peso de este nombre lo que hace que no se haya anulado definitivamente. Es curioso que no tengamos noticias de lapidaciones a lo largo de la historia del islam, y que sea justo ahora, en el año 1422 después de la hégira cuando nos veamos enfrentados a estos casos. Conocemos el caso de Sofya Hussein tan sólo por la prensa occidental. Ella ha tenido un niño y ha acusado a un hombre de haberla violado. Se nos dice que esa mujer ha sido condenada por no haber encontrado cuatro testigos que corroborasen la violación. Se considera que al acudir al tribunal ha confesado su delito. Pero en ningún caso se puede confundir una acusación de violación con una confesión de zina. Si esto es así, la dificultad que Al-lâh ha previsto para corroborar la acusación de zina se habría vuelto en su contra. Eso equivaldría a invertir el sentido que ha dado la sharia a la necesidad de reunir cuatro testigos fidedignos: unas normas dictadas para asegurar la protección de los seres humanos son puestas del revés. La dificultad para verificar el adulterio se vuelve dificultad para negarlo. Escribo desde un pueblecito de al-Andalus, donde tratamos de difundir el islam en castellano, con el permiso de Al-lâh. Somos musulmanes nuevos, conversos provenientes del cristianismo, del ateísmo o del agnosticismo. Todos los días tenemos que escuchar como se demoniza al islam, como se nos tilda de bárbaros y de no tener misericordia ni siquiera para con nuestros propios hermanos. Los medios de comunicación escupen día tras día sus mentiras, y debemos ser conscientes de lo que se nos anuncia… ¿acaso no os dais
Carta abierta al presidente del Tribunal islámico de Zamfara
cuenta de que lo que está sucediendo es la preparación de un genocidio? ¿Acaso queréis contribuir a ello? Vivimos en un mundo globalizado, abierto. Vuestras decisiones afectan al resto de la ummah, y no podéis permitir que sean usadas para perseguir al islam. Estáis ayudando al kufur con vuestra aplicación de una lectura completamente anómala de la sharîa. Ponéis en peligro la propia continuidad del islam en muchísimos países, justificando ante los ojos del mundo la persecución. No hay nada que justifique mantener la lapidación, más que un ejercicio de poder que no se corresponde con la verdadera función de un juez, que es restablecer una armonía rota en una comunidad concreta. ¿Qué podemos ofrecerles a nuestros amigos de la Argentina, o de toda Sudamérica, que están mirando hacia el islam como una alternativa para escapar a un sistema de valores despiadado? ¿Acaso no estamos actuando con la misma violencia que esos organismos internacionales encargados de llevar el hambre a medio mundo para satisfacer los intereses de las grandes corporaciones financieras? ¿Cuál es la diferencia entre ellos y nosotros? Tenemos que demostrar al mundo que el Misericordioso está de nuestro lado, que la piedad es una obligación sin la cual el islam desaparece. Vosotros decís que aplicáis la ley de Al-lâh, pero ¿acaso no sabéis que “Al-lâh se ha aplicado a si mismo la Misericordia como Ley”? ¿No conocéis el Qur’án? ¿Cuál es sino la fuente de vuestras decisiones? Debemos entre todos asumir el esfuerzo de ofrecer al mundo una alternativa a la barbarie institucionalizada, al mundo de la usura, de la depredación y la rapiña. Sabemos que en Nigeria estáis siendo sometidos a una expoliación
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constante de los recursos, que la Shell ha extraído miles de barriles de petróleo dejando solo contaminación y muerte para los habitantes de Nigeria. Sabemos que vuestra situación es dif ícil y hacemos du’a para que Al-lâh os de la fortaleza necesaria y el discernimiento para que el islam fructifique como una bendición en vuestra tierra. Desde occidente miramos hacia vosotros con la esperanza puesta en la liberación de las naciones. Por eso nos alegramos de que recuperéis el islam como modo de vida, un sistema de valores ajeno a la depredación del mundo, en el cual el hombre tiene una posibilidad de desarrollarse como hombre y no como consumidor o fuerza de trabajo, y adorar a Allâh en todas sus acciones. Tenéis la posibilidad inmensa de construir una sociedad islámica, pero para ello debéis ser prudentes, sabios, generosos, misericordiosos. No existe islam sin las virtudes que adornaban al Profeta —que la paz de Al-lâh, y Su salat, estén con él. Por todo ello os pedimos que reflexionéis y apliquéis estos principios a todas vuestras decisiones, os pedimos que liberéis a Sofya Husseini, una mujer maltratada y que ahora el islam debiera socorrer en su indigencia. Que la paz de Al-lâh sea contigo, y su Misericordia os ayude en la tarea de hacer del islam ese camino de luz que Allâh ha querido para el hombre.
. los ilusos que salvaron a amina lawal de morir lapidada
E
n el último año hemos sufrido una avalancha de emails sobre la amenaza de lapidación a Safiya Huseini y a Amina Lawal, dos mujeres nigerianas. Es conocida la sentencia absolutoria en ambos casos. Lo que no se sabe tanto es el como y el porque de estas sentencias. Todos aquellos que se rasgaban las vestiduras ante “la crueldad de la sharia” y tópicos por el estilo, están ahora satisfechos y apalancados ante los televisores. Satisfechos por creer que han contribuido con su indignación a salvar a estas mujeres, y a la espera de que se les señale el nuevo caso donde solidarizase, la nueva indignación teledirigida que ha de despertar sus conciencias. En un mundo donde las violaciones de derechos humanos y la tortura consumadas y conocidas son tantas y tan continuadas, resulta casi candorosa la indignación pública ante dichas amenazas. ¿Por qué no una campaña contra las detenciones sin derechos en los eeuu? ¿Por qué no una campaña contra la tortura en Argelia, o contra los malos tratos a los inmigrantes en España? ¿Por qué no una campaña de solidaridad global en contra de la deuda externa y de la usura? ¿Por qué a nadie le importa que la Shell hay extraído
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petróleo por valor de 37.000 millones de dólares de Nigeria en los últimos cincuenta años, dejando cadáveres de disidentes y deltas empantanados de crudo, desolación y pobreza, además de una deuda externa de 35.000 millones de dólares? De Nigeria también nos llegan las noticias de laboratorios de multinacionales farmacéuticas, donde se utilizaba a niños como cobayas para experimentos. ¿Qué son los casos de Safiya y de Amina ante semejante crimen? El motivo de la importancia dada al caso de las mujeres nigerianas tal vez esté en el sabor arcaico de la sentencia. La lapidación es un método muy rudimentario de acabar con una vida. Parecen mejor la horca o la silla eléctrica. Mejor todavía la inyección letal, aséptica y sin drama. La lapidación pertenece al ámbito de los castigos corporales, nos asusta ver los cuerpos mutilados, destrozados por las piedras. Presentimos el impacto de cada pedrada, el dolor insufrible, la barbarie… Es lógico que ante semejante oportunidad, se dirigiese la atención pública hacia estos casos, orquestándose una campaña de recogida de firmas. La movilización de las masas internautas está de moda, y parece fácil recoger un alto número de firmas para el caso que haga falta. Dicen las crónicas que miles de hombres buenos rellenaron una ficha con su nombre y picaron en la tecla “enviar” para salvar a las mujeres condenadas. La absolución de Safiya Huseini tuvo un efecto liberador entre la comunidad de internautas solidarios: “¡Hemos salvado a Safiya!” Una y otra vez este mensaje nos llegaba, a nosotros, atónitos ante el triste espectáculo de las conciencias autosatisfechas de su bondad y su ignorancia…
Los ilusos que salvaron a Amina Lawal de morir lapidada
¿Hemos salvado a Safiya, hemos salvado a Amina? Lo ridículo de estas pretensiones da que pensar. Resulta poco realista pensar que unos cientos o miles o incluso millones de e-mails de extranjeros puedan tener incidencia alguna en un juicio cualquiera de un país cualquiera. ¿Suelen actuar los jueces en función del correo electrónico? ¿Es la “bandeja de entrada” un instrumento de justicia? ¿Creemos de verdad que miles de e-mails enviados desde Malasia a Bush pararían una ejecución en Arkansas (donde gobiernan los demócratas)? ¿Acaso los defensores de Safiya y de Amina mostraron los e-mails ante el juez y se defendieron con el argumento de que los europeos consideran la lapidación como una práctica salvaje? No seamos ilusos. No han sido los e-mails de los bienintencionados (y bien manipulados) internautas los que han salvado a las mujeres nigerianas, sino el trabajo de una serie de ong’s y grupos pro-derechos humanos que llevan años trabajando sobre el terreno. Y no nos referimos a ong’s extranjeras, con suntuosas sedes en países del primer mundo, sino a grupos locales, alguno de ellos compuestos por mujeres musulmanas. En primer lugar, baobab for Women’s Human Rights. A este grupo se le ocurrió la extraña idea de que el mejor modo de salvar a alguien implicado en un juicio era ganarlo. Al fin y al cabo, Safiya y Amina fueron condenadas por un tribunal, y han tenido sus derechos, no como los miles de musulmanes que permanecen detenidos en eeuu, no como los inmigrantes considerados “ilegales” en la civilizada Europa de los campos de concentración. También la asociación Women Living Under Muslims Laws (wluml;
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mujeres viviendo bajo leyes musulmanas), que trabaja contra la tergiversación de la sharia, concienciando a la población y a las mujeres para no aceptar como “leyes de Al-lâh” algunas leyes creadas e impuestas por los hombres. Frente al verdadero trabajo sobre el terreno de los hombres y mujeres por Safiya y por Amina, la buena conciencia de los “internautas solidarios” produce tristeza. Parecen contentarse con poner su nombre en un formulario redactado por otros y picar el botón de envío. Así se crean la ilusión de intervenir en las noticias de actualidad que la prensa divulga sobre países extranjeros. Ya que no pintan ni ayudan nada en sus países, se crean la fantasía de mejorar las cosas fuera, en terrenos inhóspitos y no civilizados. Lo más triste del caso es que las organizaciones nigerianas de derechos humanos hicieron un llamamiento para que se parasen las campañas de envíos de e-mails. En la carta, firmada por Ayesha Iman y Sindi Medar-Gould, se denuncia la intoxicación mediática que se estaba produciendo, explicando que la campaña de recogida de firmas era vista en Nigeria como una “ingerencia extranjera”, y esto en un país donde esta expresión significa colonialismo, robo del petróleo, explotación y destrucción de su cultura y medio ambiente. La campaña estaba creando un clima de rechazo entre los musulmanes nigerianos, claramente en contra de los intereses de las mujeres encausadas. Oídos sordos, la campaña continúa. Todo tiene su explicación. Se nos dice que este caso ha hecho mucho daño a la imagen del islam en occidente. Las imágenes se han difundido cientos de veces en cientos de televisores, contribuyendo a confirmar ante muchos la
Los ilusos que salvaron a Amina Lawal de morir lapidada
imagen del islam como una religión salvaje. Esto se sabía, estaba calculado. En realidad, si los medios de comunicación y aquellos que los dirigen destacan casos tan extraños como éstos, proponiéndolos como representativos de una comunidad de mil quinientos millones de personas, es porque tratan de esconder una realidad que les asusta. Nos referimos al espíritu comunitario y de hermandad entre los musulmanes, los vínculos persona a persona, más allá de las estructuras corruptas del Estado, creando canales de asistencia a los necesitados, organizando la resistencia a la colonización y la barbarie que viene de occidente. En un artículo publicado en la página web Rebelión, titulado “¿Quién salvó a Amina Lawal?”, Octavio Hernández contextualiza el avance del islam en relación a la desprotección social que sufren los nigerianos: “Cuando nos horrorizamos por la aplicación de la Sharia en Nigeria, deberíamos entender también que el islamismo se ha convertido en una expresión de antiimperialismo, sustitutiva del panarabismo socialista del cual es una perversión; deberíamos observar los servicios sanitarios, educativos y sociales que prestan las congregaciones islámicas y la solidaridad entre sus fieles, frente a la liquidación de las políticas estatales copiadas de países cristianos, como consecuencia de la cooptación imperialista de sus Gobiernos en unas democracias anuladas por el pretorianismo heredado de la época colonial.” Sí, deberíamos tratar de comprender lo que el islam ofrece a los nigerianos y a otros pueblos oprimidos: su única salida
iniciación al islam
frente a la explotación y el desarraigo, una vida digna, donde el ser humano no sea una mera “fuerza de trabajo” sino una criatura de Al-lâh en un mundo sagrado. Integración del hombre en la naturaleza, reestablecimiento de los vínculos persona a persona, recuperación de una dimensión trascendente para todos nuestros actos… El problema es que ver de cerca estos asuntos conduce inevitablemente a despertar la simpatía hacia la causa del islam en el tercer mundo, lo cual no parece interesar a las multinacionales de la solidaridad. Para terminar, la pregunta del millón (de e-mails): si las ongs implicadas sobre el terreno en su defensa realizaron un llamamiento para parar el envío de e-mails por considerarlo perjudicial para Safiya y Amina… ¿por qué la campaña siguió adelante? La respuesta no parece fácil. En un principio, se achacó a Amnistía Internacional dicha campaña, pero AI se ha desentendido: aunque en un principio sí parece haber estado tras la popularización del caso, ella no movilizó a los internautas solidarios. ¿Quién lo hizo? Desde Amnistía Internacional se habla de que la sección española de la organización “va por libre”. ¡Que alguien nos lo aclare! Lo triste de este caso no son ni Safiya y Amina (al fin y al cabo, ellas tiene su islam, al cual se han aferrado en los momentos dif íciles), ni los malentendidos que pueda generar ninguna multinacional de la solidaridad, sino las almas cándidas de aquellos que creen haberlas salvado enviando un e-mail… La realidad es que los “internautas solidarios” han actuado como correa de transmisión del racismo, del etnocentrismo y del colonialismo.
. la islamofobia es el fascismo del siglo xxi
E
l 7 de diciembre del 2004, el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan inauguró un seminario realizado en la sede de la onu en Nueva York con las siguientes palabras: “Cuando una nueva palabra entra al lenguaje, con frecuencia es el resultado de un avance científico o de una moda divertida, pero cuando el mundo es obligado a acuñar un nuevo término para tomar nota de un fanatismo cada vez más generalizado, entonces se trata de un acontecimiento triste y preocupante. Como es el caso de islamofobia. Los principios del islam son frecuentemente distorsionados y sacados de contexto y se toman actos o prácticas particulares para representar o simbolizar una fe rica y compleja. Algunos afirman que el islam es incompatible con la democracia o que es irrevocablemente hostil a la modernidad y a los derechos de las mujeres. Y en demasiados círculos se permiten las declaraciones denigrantes sobre los musulmanes sin ninguna censura, con el resultado de que el prejuicio adquiere un barniz de aceptabilidad”.
iniciación al islam
Annan hizo un llamamiento al mundo para combatir la islamofobia, una de las peores lacras del presente, que afecta especialmente a los países llamados “democráticos”. No hay para menos. El problema de la islamofobia es una realidad acuciante en países como eeuu, Francia, Alemania, Holanda, Bélgica o España. En todos ellos se han vivido ataques contra musulmanes por el simple hecho de serlo, como representantes de ese “otro” que no se acepta en el “propio” territorio. La marea fascista crece al amparo de las instituciones, demasiado preocupadas en luchar contra un hipotético integrismo islámico como para darse cuenta de que el problema más acuciante de occidente es la islamofobia. Al fin y al cabo, los nazis eran europeos, ciudadanos completamente integrados en sus sociedades, mientras que el islam es una cosa de extranjeros… Y ya se sabe que, para el ciudadano de la metrópoli, extranjero es sinónimo de bárbaro. Por desgracia, la islamofobia no es solo visible en las numerosas páginas de Internet de grupos neo-nazis, o en exabruptos como los de Oriana Falacci. Los periódicos mayoritarios están llenos, día a día, de frases insultantes hacia el islam y los musulmanes, a los cuales se trata de presentar como un colectivo proclive al extremismo. Ante las continuas manifestaciones anti-islámicas que aparecen en los medios de comunicación mayoritarios, las perspectivas no pueden ser más sombrías. Todo sitúa a los musulmanes/as como las victimas propiciatorias del nuevo fanatismo que recorre Europa. Como muestra, las columnas de Gabriel Albiac, Cesar Vidal, Jaime Capmany, Seraf ín Fanjul, y algunos nostálgicos de
La islamofobia es el fascismo del siglo xxi
Santiago y cierra España. Estos autores tratan una y otra vez de mostrar a sus lectores que el islam como un todo es una religión fanática y cuya tendencia hacia el totalitarismo lo hace refractario a la integración, además de ser peligroso para el resto de la sociedad. Una amenaza latente, se nos dice. En esta línea se sitúan los artículos de Antonio Elorza, quien una y otra vez insiste en considerar a los terroristas como “musulmanes ortodoxos”, y en afirmar que el profeta Muhámmad (saws) cometió “crímenes contra la humanidad” (Yihad en Madrid, El País, 18-03-2004). Todo un Premio Nacional de Periodismo (1983), Martín Prieto, escribe: “El Qur’án es también un código civil y contempla a las mujeres como un grado menos que los hombres. Pequeñas bestias reproductoras y azotables por su desobediencia al varón.” del menstruo, el mundo 13/11/04
Tras el 11-s, Federico Jimenez Losantos despotricaba en El Mundo contra aquellos que distinguen entre “islam y terrorismo”. A Federico no le van las sutilezas: “Pues no, no y no. Tiene muchísimo que ver el nacionalismo con eta, el Gulag con el comunismo y el Islam con el terror. Nos matarán pero no nos engañarán.” (Islam y terror) En una entrevista on-line, Jimenez Losantos responde categóricamente a la pregunta maliciosa: ¿Prohibirías la práctica del islam por ser una religión que no respeta muchos principios de nuestro Estado de Derecho?
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“La práctica que incluya la lucha contra nuestra seguridad y nuestras libertades, desde luego que la prohibiría.” En esta línea se sitúa la serie de artículos firmados por Luis María Ansón, director de La Razón: “A la vista de estos textos que colisiona con nuestra Constitución y en los que se establece la discriminación por razón de sexo y el derecho a la violencia doméstica contra la mujer, cabe preguntarse por qué el Gobierno socialista pretende subvencionar en las escuelas públicas españolas la enseñanza de la religión coránica.” (El Corán y la Constitución Español, La Razón — 12/09/2004) La pregunta sobre la constitucionalidad del islam ha sido contestada de manera categórica por muchos “formadores de opinión”: “La incompatibilidad del islam con el sistema Constitucional Democrático de Derecho español es amplia y profunda.” álvaro de juana (la razón, 01/12/04)
Para José Martínez- Abarca la cosa no puede ser más simple: “O Ley o Islam: o hay Islam o hay Derechos del Ciudadano. O hay Islam o hay Constitución. O hay Islam o hay civilización occidental. No puede convivir el Islam y la ley.” (Ley o Islam, La Razón — 12/09/2004). Citamos a estos autores por no tratarse de locos marginales ni considerados comúnmente como fanáticos peligrosos,
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sino creadores de opinión y catedráticos dignos de respeto, lo cual significa que sus opiniones calan en la sociedad. Este tipo de opiniones conduce al actual clima de tensión social en el cual los musulmanes están acorralados. Uno de las características más destacables de la islamofobia es su intento de presentar la compleja situación de los mil doscientos millones de musulmanes de un modo monocorde, como si todos los musulmanes fueran cortados por el mismo patrón imaginario, independientemente de la diversidad de sus culturas. Es habitual oír afirmaciones maximalistas que dif ícilmente pueden aplicarse a los musulmanes de países tan diferentes como Yemen, Indonesia, Brasil, Malawi, eeuu, Francia, Japón, India, Sudán, Mauritania, Uzbekistán, Malasia, Sudáfrica, Chad, Chechenia…y tantos otros. Una muestra de este tipo de comentarios nos la ofrece Jerónimo Páez en El País del día 9 de julio, en un artículo titulado Islam. Teocracia o democracia: “Occidente deviene multicultural y el mundo islámico monocultural. El islamismo radical se está convirtiendo en la ideología dominante. Puede afirmarse que quienes propugnan una sociedad democrática y liberal son una minoría entre la población musulmana, ampliamente solidaria con Bin Laden y, con frecuencia, violentamente antiamericana y antioccidental.” Decir que el mundo islámico deviene más monocultural es una falsedad evidente. La diversidad de formas y visiones que adopta el islam en el mundo es arrolladora, incluso dentro de los propios países de mayoría musulmana. Sin embargo, reconocer esto exigiría abandonar los análisis maximalistas
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que facilitan la identificación del barbado integrista de la prensa con el ciudadano musulmán que vive en Noruega. Y si no se lo puede identificar, no se lo puede juzgar y discriminar por lo que el otro haga. Tampoco es cierto que el islamismo radical se esté convirtiendo en la ideología dominante, ni mucho menos que la población musulmana sea ampliamente solidaria de Bin Laden. En realidad, según creen muchos musulmanes desde España hasta Indonesia, este tipejo es un agente de la cia. ¿Son los musulmanes que apoyan la democracia una minoría? Afirmaciones como esta deben respaldarse con datos. Según una encuesta realizada por el Pew Center de Madeleine Albright el año 2002, la democracia es el sistema de gobierno más apreciado entre los musulmanes de todo el mundo. Además, las estadísticas nos dicen que la gran mayoría de los musulmanes del mundo viven en países donde existe un sistema democrático, con una democracia más o menos consolidada, más o menos militarizada. Un dato curioso, que puede funcionar como una regla: mientras más prooccidentales son considerados, menos demócratas son. Una lástima que el director de El legado Andalusí se pierda en este tipo de análisis. En vez de defender el islam como parte integrante de la cultura española, Páez utiliza la tribuna de El País para sembrar ideas que van en contra de la supervivencia del legado. Otro de los elementos más recurrentes de la islamofobia es el tratar de identificar al islam con amenazas conocidas. Un caso extremo nos lo ofrece el artículo titulado “El antisemitismo”, de un tal Adolfo García Ortega, publicado en El País el 9 de junio, y donde leemos lo siguiente:
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“El antisemitismo árabe no tiene disimulo, es motivo de orgullo en los países árabes. Este discurso emparenta al neonazi francés o español (que al lado del odio musulmán casi produce ternura) con la variante de los mismos que serían las grandes masas de jóvenes islámicos que en París, en Londres, en Roma o en Madrid van alentando y exhibiendo un odio radical a los judíos… La xenofobia feroz y sangrienta que los musulmanes aplican contra los judíos. [Musulmanes] cuya única obsesión no es salir de su pobreza, sino alcanzar la salvación por el odio y la muerte, como bien predica la yihad coránica.” Según esto, los musulmanes son los nuevos nazis, y el Qur’án predica la salvación por el odio y por la muerte… No importa que los árabes sean semitas; no importa que el Qur’án hable del yihad para preservar iglesias y sinagogas; no importa que sean los propios musulmanes las víctimas de una política de exclusión social sistemática; no importa que los movimientos neo-nazis tengan al islam como su enemigo declarado, y que la islamofobia sea la forma que el antisemitismo ha adoptado en el siglo xxi… Para nuestro articulista, la culpa de todo es de los musulmanes, como en otro tiempo fue de los judíos. Los musulmanes europeos son presentados como hordas de fanáticos que se preparan para matar judíos para alcanzar la salvación, tal y como el Qur’án predica. Aquí se ve como la denuncia del presunto antisemitismo de los musulmanes es una tapadera. A este tipo de artículos se les puede aplicar el comentario de A. Taleb sobre La rabia y el orgullo, aparecido en Le Monde:
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“Si cogiésemos la obra de Fallaci y sustituyésemos la palabra musulmán por la palabra judío, tendríamos un renacimiento de la literatura antisemita de los años 30.” Es decir, que en nombre de la lucha contra el antisemitismo se propaga el antisemitismo. Al final, Adolfo García Ortega no se corta y proclama abiertamente: “El islam puede ocupar el mismo papel desestabilizador que el cristianismo primigenio en la época del Imperio Romano, y representar así un peligro latente.” La islamofobia parece constituir una obsesión para los pensadores del fascismo posmoderno. En una entrevista que puede leerse en la página web de la Fundación Gustavo Bueno, el bueno de Gustavo no se corta: “Hay que atacar las bases mismas del Islam.” Y, hablando de los atentados del 11 de septiembre: “Es la revelación. Es Mahoma. Es el fanatismo.” Entre los musulmanes europeos existe miedo, mucho miedo. Resulta de un cinismo estremecedor las proclamas de aquellos que acusan a los musulmanes de “no integrarse” mientras se les niegan sus mínimos derechos. ¿Cómo va a integrarse alguien cuya libertad religiosa está constantemente en entredicho? ¿Vamos a integrarnos en una sociedad que constantemente nos insulta y demoniza? ¿Dónde vamos a integrarnos los miles de musulmanes españoles? Como en otros tiempos el antisemitismo de las clases intelectuales preparó el genocidio de los judíos en Europa, la manifiesta hostilidad hacia el islam de numerosos creadores
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de opinión está sembrando la violencia de mañana. Actualmente se están creando las condiciones —tanto legales como intelectuales— que pueden desembocar en el futuro genocidio de los musulmanes/as. Y yo como Roberto Beningni, haciéndole gracias a mi niña.
. la utilización política de la islamofobia
durante los días 11-13 de noviembre de 2004 se celebró en barcelona un “seminario sobre la difamación de las religiones en el marco del combate global contra la discriminación: antisemitismo, cristianofobia e islamofobia”, convocado por el relator especial de las naciones unidas contra el racismo, sr. dodou diène. lo que sigue es la intervención de abdennur prado, en representación de la comisión islámica de españa por parte de la feeri. esta intervención se produjo en el marco de los debates que siguieron a la presentación de informes, y no constituye una ponencia previamente escrita .
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istinguido sr. dodou Diène, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre formas contemporáneas de racismo, discriminación racial y xenofobia. Durante la jornada de ayer se habló de la instrumentalización política del anti-semitismo. Toda crítica a las violaciones de los derechos de los palestinos se confunde, de manera interesada, con un ataque anti-semita. Tal y como denunció
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valientemente el Sr. Michel Warschawsky, el informe elaborado por el Centro Simon Wisenthal señala como actos anti-semitas cualquier crítica al gobierno de Sharon. Con esto, se trata de manipular los datos para crear en la población israelí un sentimiento victimista. Tal y como señaló Esther Benbassa, el antisemitismo ha reforzado la construcción de una identidad judía asociada al Estado de Israel, como tierra de refugio. Desde esta perspectiva, se puede comprender el interés de algunos por fomentar el antisemitismo. Esta es una práctica perversa, en la cual intereses políticos concretos dificultan la verdadera lucha contra el odio racial y el antisemitismo, y hacen pasar como antisemitas a numerosos colectivos pro derechos humanos, que trabajan por una paz justa en Palestina. En el mundo islámico, también la religión y los sentimientos victimistas son muchas veces monitorizados, y puestos al servicio de causas partidistas. En ambos casos, nos encontramos con que la denuncia del “racismo del otro” tiende a transformarse en una declaración de odio hacia los diferentes. Así, la denuncia de la islamofobia puede conducir a la cristianofobia, del mismo modo que la denuncia del antisemitismo puede alimentar la islamofobia. En todos estos casos, los intereses políticos de grupos muy concretos dificultan enormemente la lucha contra el racismo y las diferentes formas de discriminación que sufre el ser humano. Por mi parte, quisiera referirme a un fenómeno paralelo que viene sucediendo en España y otros países europeos. Se trata de la instrumentalización de la islamofobia con fines electoralistas. Este es un problema grave, ya que nos sitúa ante
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una evidencia dolorosa. A principios del siglo xxi, debemos constatar el fracaso de las instituciones democráticas a la hora de garantizar los derechos de las minorías. Como ejemplo, quiero referirme a lo sucedido hace apenas unos días aquí en Catalunya, a unos kilómetros de distancia de donde nos hayamos reunidos. Las sesiones de este seminario fueron inauguradas por el Señor Vallés, Conseller de Justicia de la Generalitat de Catalunya, quien nos habló de Catalunya como tierra de acogida. Las leyes del Estado español reconocen la libertad religiosa y de conciencia. Esto hace pensar que vivimos en un océano de paz, donde la diversidad religiosa y de costumbres es aceptada con normalidad. Sin embargo, la realidad es otra. En Santa Coloma de Gramanet, localidad vecina a Barcelona, y en este mismo mes de Ramadán que ahora termina, un grupo de vecinos han logrado que un Ayuntamiento democrático cierre una Mezquita, una sala de oración que había logrado todos los permisos previos para su apertura. Las protestas contra la Mezquita han sido muy ruidosas. Cada atardecer, a la hora de la oración de ruptura del ayuno, un grupo de cerca de un centenar de vecinos ha tratado de dificultar la oración, con pancartas, gritos racistas, cacerolas y bocinas. El ruido era brutal. Estas manifestaciones islamofobas obtuvieron el permiso del Ayuntamiento para celebrarse, quien ha acabado cediendo a las presiones xenófobas de los vecinos. La Mezquita ha sido cerrada, sin que ningún organismo —ni de la Generalitat ni del Estado español— se haya manifestado en contra, ni se hayan tomado medidas judiciales para garantizar la libertad de culto. Los únicos apoyos recibidos por los musulmanes vinieron de asociaciones pro-derechos humanos y de organizaciones
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cristianas de base como la Asociación Oscar Romero. Lo que pretendemos resaltar es lo siguiente: de cómo un Ayuntamiento elegido democráticamente cede ante la islamofobia por cálculos electoralistas. Al fin y al cabo, los musulmanes son pocos y con mala prensa, su peso electoral es insignificante. Se pueden vulnerar sus mínimos derechos con impunidad, sin que sus quejas ni su voz lleguen a los medios de comunicación. Por desgracia, este no es un caso aislado. En los últimos años, hemos asistido a casos similares en Almería, Arenys de Mar o Reus, entre otras ciudades españolas. En estos momentos, existen problemas parecidos para abrir mezquitas en Ávila y Sevilla. Con todo esto, queremos constatar el fracaso del ordenamiento jurídico actual para combatir la islamofobia. Debemos ser conscientes de que la islamofobia, alentada desde los medios de comunicación de forma despiadada, posee un potencial electoral enorme. Esto constituye una auténtica amenaza para la democracia. Hace ya años asistimos al resurgir de movimientos políticos de extrema derecha que manipulan los miedos y recelos que la inmigración genera entre algunos ciudadanos. La Liga Norte en Italia, el fn en Francia, el Partido de Pim Fortuny en Holanda, entre otros, constituyen fuerzas políticas que tiene su origen ideológico en los movimientos fascistas del siglo xx. No podemos olvidar que el régimen nazi surgió en la Alemania de los años 30, tras unas elecciones generales en las que obtuvo poco más del 30 de los votos, y con el apoyo de partidos supuestamente democráticos. En Austria y en Italia, partidos abiertamente xenófobos forman parte de coaliciones de gobierno. En España, existe un amplio movimiento de grupos neo-nazis que actúan con
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cierta impunidad, llamando al genocidio de los musulmanes desde internet. La presencia en alza de estos movimientos en Europa constituye una realidad, así como el sustrato popular de los mismos. En las últimas semanas, y a raíz del asesinato de Theo Van Gogh, hemos visto el surgimiento de un brote de islamofobia en Holanda, con violentos ataques a Mezquitas y centros islámicos, incluyendo el incendio de un colegio musulmán. Sin una intervención decidida por parte de los gobiernos europeos a favor de la libertad religiosa y los derechos de las minorías, situaciones como estas podrían repetirse. Por desgracia, no siempre los políticos están a la altura de las circunstancias. El actual brote anti-islámico en Holanda vino precedido por unas declaraciones del Ministro del Interior, quien afirmó de forma irresponsable que “el yihad ha entrado en Holanda”. Ante la evidencia de este peligro, señalar a las comunidades árabo-musulmanas como esencialmente antisemitas es no solo una falsedad, sino un intento de desviar la atención del verdadero problema. La amenaza para la democracia no se sitúa en el sentimiento pro-palestino y anti-sionista. Con esto, queremos poner la atención de este comité de expertos ante un fenómeno preocupante. En ocasiones, nos damos cuenta de que la lucha contra el antisemitismo puede contribuir a fomentar la islamofobia, como cuando se señala a los árabomusulmanes de los suburbios en general como antisemitas. Del mismo modo, la denuncia de la islamofobia pude enturbiarse de connotaciones anti-semitas, como cuando se señala a “la prensa judía” como origen de la islamofobia. Esto constituye un grave error, que debemos esforzarnos por evitar.
La utilización política de la islamofobia
Para combatir este fenómeno, sugiero al Sr. Relator de las Naciones Unidas que se potencie el tratamiento conjunto de ambos temas. La islamofobia y el anti-semitismo no son algo diferente, sino dos aspectos del mismo fenómeno. Separar uno del otro y tratar de jerarquizar el odio puede ser contraproducente. Desde un punto de vista universalista, debemos ver el odio contra las religiones como un fenómeno unitario, incluido el de cierto laicismo agresivo contra el hecho religioso. Sugiero que toda campaña que se emprenda para afrontar uno de estos “odios anti-religiosos” tenga en cuenta el otro. Solo así el combate global contra el racismo se superpondrá a todo intento de instrumentalización política sectaria. Si nos referimos al caso europeo, no hay duda de que la verdadera amenaza proviene de la islamofobia. No porque la islamofobia sea peor, sino porque es la manifestación actual del antisemitismo. Si buscamos en las hemerotecas, nos damos cuenta de que los argumentos de la extrema derecha actual contra el islam y los musulmanes son calcados de los argumentos utilizados contra los judíos durante las primeras décadas del siglo xx. En ambos casos, se trata del “otro inasimilable”, que pone en peligro las identidades nacionales. La islamofobia es el fascismo del siglo xxi. Esta es la idea que quisiéramos aportar a este seminario: no podemos combatir el antisemitismo sin combatir la islamofobia, pues se trata del mismo fenómeno con rostro nuevo. Sugiero al Sr. Relator que incluya en su informe la necesidad de que las Naciones Unidas presionen a los gobiernos democráticos. A estas alturas, no es solo aconsejable sino imprescindible una campaña en profundidad contra
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la islamofobia y el antisemitismo, que tienda a sensibilizar a la opinión pública sobre el peligro que representa para la democracia. Del mismo modo, sugerimos a las Naciones Unidas que presionen a los gobiernos europeos para que elaboren leyes que eviten la instrumentalización política de la islamofobia, comprometiendo a los partidos democráticos a evitar su utilización electoral.
. el “antisemitismo no racista” de alain finkielkraut
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a argumentación desarrollada por Alain Finkielkraut en su ensayo En el nombre del Otro (ed. Seix Barral) puede parecer extraña: el nazismo provocó en Europa una reacción antirracista, que ahora se dirige contra los judíos. La mala conciencia europea por las cámaras de gas se ha volcado en la defensa del Otro, en la solidaridad hacia las minorías y los oprimidos. A esta mala conciencia se añade la culpa por la colonización. Todo lo que implica desprecio del Otro y de sus diferencias es tachado de racismo. En estas circunstancias, y frente a un Estado confesional judío como es Israel, acusado en la Conferencia de Durban del 2001 de practicar el apartheid, el humanitarismo europeo tiende a solidarizarse con los palestinos. Nos encontramos, entonces, que un sentimiento positivo surgido como rechazo del pasado antisemita europeo, es descrito como una nueva forma de antisemitismo. Los eeuu permanecerían al margen de este fenómeno, por lo siguiente: dado que el genocidio de los judíos no sucedió en su tierra, ellos son sólo vencedores, sin mala conciencia. Por tanto, en los eeuu el “nunca más” no ha resultado en
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un sentimiento de solidaridad para con el Otro tan acusado. Por ello, los norteamericanos son de derechas y no tienen problemas de conciencia a la hora de invadir países en nombre de la democracia. En resumen (según Finkielkraut), el antisionismo de la izquierda europea es el nuevo antisemitismo, oculto tras los velos de la solidaridad para con los palestinos. Así pues, la Bestia no es ya el racismo manifiesto de la ultraderecha, sino el anti-racismo de todos aquellos que defienden a los oprimidos, luchan contra la exclusión social, por la justicia global y los derechos de los inmigrantes… todo aquello que constituye la base del movimiento altermundista deviene antisemita. Finkielkraut lo dice explícitamente: cuando Chirac derrotó a Le Pen en las presidenciales, él no fue “de los que bailaron de alegría”. Votó contra Le Pen, pero con un sentimiento de prevención hacia la buena conciencia y el espíritu universalista que ocupó el espacio público. El peligro, según dice, no está entre los que proclaman el lema “Francia para los franceses”, sino entre aquellos que combaten el racismo. En una entrevista publicada en el Diario La Nación (4 de enero 2004), admite la paradoja de que el nuevo antisemitismo “tiene un lenguaje antirracista. No se trata de presentar a los judíos como una raza, sino de presentarlos como racistas”. En este punto, vale la pena citar las palabras de Chaim Weizmann, primer presidente de Israel: “El destino de unos cuantos cientos de miles de negros en la patria judía es un asunto sin mayores consecuencias”. O las de Menahim Begin “Los Palestinos son bestias sobre dos patas”, discurso al Parlamento, citado en Amnon
El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut
Kapeliouk, Begin y las ‘Bestias’, New Statesman, 25 de Junio de 1982. O las de Ariel Sharon, entrevistado por Amos Oz en 1982: “Si nuestros padres, en vez de escribir obras sobre el amor al género humano, hubiesen venido aquí y hubiesen masacrado a seis millones de árabes, o incluso nada más que un milloncillo (…) hoy nos encontraríamos aquí un pueblo de veinte, veinticinco millones de habitantes”. Estas son tres citas entre muchas. Si cualquiera de estas declaraciones hubiese sido pronunciada por un árabomusulmán y se refiriesen a los israelíes en vez de a los palestinos… entonces todo el mundo recordaría a Hitler y los campos de exterminio. Sin embargo, calificar de racista la política de Israel (que no a los judíos como tales) es para Finkielkraut “una situación terrible, ya que los judíos son acusados de lo que ellos mismos consideran lo peor”. Para los musulmanes también es una situación terrible verse calificados de racistas. Esta contradicción condujo a Tariq Ramadán a escribir su artículo “Pensadores comunitaristas”, donde acusaba a Finkielkraut, Henri-Levi, Glukssman y otros, de cambiar su discurso en lo que respecta al estado de Israel. ¿Porqué lo que es denunciado como un “crimen contra la humanidad” cuando se habla de la política rusa en Chechenia, es comprendido y hasta justificado al hablar de Israel? Según Tariq Ramadán, estos autores actúan movidos por un sentimiento “comunitarista” que les ciega, y no les permite mirar objetivamente el caso. Escriben como “judíos” y no como intelectuales comprometidos con la consecución de la justicia. Fue acusado, faltaría más, de antisemita… (Pienso
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que Tariq Ramadán hierra su análisis, pues no contempla el móvil financiero). La solución propuesta por Finkielkraut para acabar con el “antisemitismo de la solidaridad” es simple. Los europeos deberían mantener su sentimiento de culpa hacia los judíos, pero no hacerlo extensivo hacia la humanidad en su conjunto, y mucho menos hacia los inmigrantes musulmanes, presentados una vez más como invasores. Se trata de diferenciar entre un racismo injustificado (hacia los judíos) y uno justificado (hacia los inmigrantes musulmanes, llamados “negros”, “indios”). Con esto, se comprende su admiración por Oriana Fallaci, expresada en Le Point, 21 de mayo 2002. Se comprende también su defensa a ultranza de la ley del velo, y su participación en el linchamiento mediático de Tariq Ramadán, el pensador que más ha hecho por la participación de los ciudadanos musulmanes en el movimiento altermundista. Tampoco sorprende que dijese que la se la selección francesa de football se había vuelto “negra-negra-negra”, convirtiendo a Francia (según Finkielkraut) en “la risa de toda Europa”. Durante los disturbios de noviembre de 2005 en los banlieues franceses, no sólo trató de vincular los disturbios al islam, sino que pidió a la prensa que dejasen de llamar ‘jóvenes’ a los rebeldes, que debían ser calificados según sus razas, como “negros y árabes”. El intento de identificar antisionismo y antisemitismo no es nuevo, y ha sido mil veces rebatido desde dentro del propio judaísmo. Hemos escuchado y leído a numerosos pensadores judíos de renombre criticar el sionismo, de modo que esta identificación no se sostiene. Una cosa es el
El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut
judaísmo, religión milenaria, y otra el movimiento político surgido en la Europa del siglo xix. No todos los judíos son sionistas, del mismo modo que no todos los musulmanes son wahabbies. Atacar el wahabismo o la política interna de Arabia Saudí no es islamofobia. Tampoco atacar la política de Israel es necesariamente antisemitismo, aunque es cierto que en muchas críticas a Israel se asoma el antisemitismo. Ahora, la tesis de Finkielkraut implica otra vuelta de tuerca en la misma dirección. Al transformar el anti-racismo de los movimientos sociales en anti-semitismo, se está retorciendo la lógica de un modo perverso. Intelectualmente, un salto en el vacío, que tiene la particularidad de entorpecer la verdadera lucha contra el antisemitismo, encarnado por el auge de la extrema derecha en toda Europa. Sorprende este discurso por parte de alguien que se proclama discípulo de Hanna Arendt y de Emmanuel Levinas, dos de los más grandes pensadores judíos del siglo xx, y que mucho tienen que ver con el sentimiento humanitario que a Finkielkraut le parece antisemita. Finkielkraut apenas esconde su racismo. Su discurso se basa en la premisa de que las comunidades árabo-musulmanas de Europa son antisemitas. Tal y como se puso de manifiesto en el “Seminario sobre antisemitismo, cristianofobia e islamofobia”, convocado por el Relator de la onu sobre racismo Dodou Diène, esta tesis es problemática en un triple sentido: 1. Los informes de la ue sobre los ataques antisemitas de los últimos años demuestran que en su mayoría han sido realizados por grupos de ideología neo-nazi.
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2. Existe antisemitismo entre las comunidades árabomusulmanas, y hay que combatirlo. Sin embargo, las generalizaciones del tipo “los musulmanes (o los judíos) son racistas” son en si mismas racistas. No se es racista por el hecho de ser árabo-musulmán, cristiano-europeo o judío-ashkenazi. Precisamente, el racismo pasa por generalizaciones de este tipo. 3. Al tratar de vincular la causa palestina con el antisemitismo, se está corriendo una cortina de humo sobre el verdadero problema que acecha a las sociedades europeas: el auge de los movimientos neo-nazis destila el mismo odio hacia musulmanes y judíos. En su conjunto, el discurso de Finkielkraut es preocupante, pues cae en el racismo hacia los árabo-musulmanes con la excusa de combatir el antisemitismo. Del mismo modo, cuando ciertos políticos en el mundo islámico señalan a “la prensa judía” como origen de la islamofobia, están fomentando el antisemitismo. Con esto, entramos en un círculo vicioso. Hacer la lista de los agravios recibidos para acusarse mutuamente no es ninguna solución, sino todo lo contrario. Tal y como sugerimos en el mencionado Seminario, creemos que la única manera de atajar este problema es unir la lucha contra el antisemitismo a la lucha contra la islamofobia, y comprometer en ello a los dirigentes de ambas comunidades. No se trata de algo diferente, sino de dos aspectos de un mismo problema. La islamofobia es el antisemitismo clásico europeo con un rostro nuevo. Separar uno de otro y tratar de jerarquizar el odio religioso puede resultar contraproducente.
El “antisemitismo no racista” de Alain Finkielkraut
Desde una concepción humanitaria (la de Emmanuel Levinas y Hanna Arendt), debemos ver el odio contra las razas y las religiones como un fenómeno unitario.
. islamofobia e identidades nacionales
texto presentado en el seminario de expertos sobre islamofobia, convocado por el relator especial de las naciones unidas contra el racismo, sr. dodou diène, los días 18 y 19 de noviembre de 2006 en sevilla, fundación tres culturas del mediterráneo.
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odo análisis serio sobre la islamofobia parte de la base de que la islamofobia es un mal, y que puede convertirse en uno de los problemas más graves de las sociedades europeas en la primera mitad del siglo que afrontamos. La islamofobia no es algo minoritario, circunscrito a los movimientos neo-nazis o a los partidos oficiales de extrema derecha, como el Frente Nacional en Francia o la Liga Norte en Italia. Estos movimientos son tan solo el aspecto más evidente de la islamofobia que se vive en las sociedades europeas. Personalmente, lo considero el aspecto menos grave. Al identificarse con el fascismo o la ideología nazi, estos movimientos se descalifi-can a si mismos de cara a la mayoría de la población. Mucho más grave es otro tipo de islamofobia, que pasa casi como algo aceptable e incluso es considerada normal en
Islamofobia e identidades nacionales
medios académicos y universitarios. Debemos ser conscientes de que existen amplios sectores de la población europea que consideran la islamofobia como algo perfectamente justificado. Realmente, incluso entre sectores cultos es dif ícil encontrar a alguien que tenga una opinión positiva del islam, como una de las grandes tradiciones de la humanidad. Incluso aquellos que rechazan la islamofobia como una forma de racismo, lo hacen aceptando la visión del islam construida por el orientalismo. Siendo así, parece normal que Charles Imbert, el director del periódico francés Le Point, admita públicamente y sin tapujos ser islamófobo. En última instancia, creo que la islamofobia en occidente tiene causas estructurales profundas vinculadas a la historia y a la construcción identitaria de los países europeos. Las dificultades que estos países encuentran a la hora de encajar el pluralismo son notorias. En ninguna otra parte del mundo se debate con tanta pasión como integrar las minorías, o como gestionar sociedades multiculturales. Esto en si mismo es una prueba de que hay algo en los Estados-nación europeos refractario al pluralismo. Esta visión contrasta sin duda con la imagen que estos países proyectan de si mismos, como faros de libertad y tolerancia, como modelos a seguir. Se diría que Europa padece amnesia de su propia historia. Se olvidan fácilmente la colonización, la esclavitud y el exclusivismo religioso que han dominado la historia de Europa durante muchos siglos. Pero existe algo mucho más preocupante que esto. Como ha mostrado el pensador italiano Giorgio Agamben en su obra Lo que queda de Auschwitz, existen una serie de principios jurídicos característicos de los Estados-nación europeos que
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permitieron el establecimiento de campos de concentración en la Alemania nazi, que luego fueron transformados en campos de exterminio. Lo peor de esto es que esa estructura jurídica permanece intacta en las legislaciones europeas, vinculada a un concepto biológico de la ciudadanía. A partir de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, de 1789, el ordenamiento jurídico occidental se basa en el concepto de ciudadanía. El ciudadano es tomado por el hombre propiamente dicho, el hombre soberano, con capacidad para incidir en el devenir de la nación a la que pertenece. Este concepto está ligado al nacimiento: es ciudadano el nativo de un territorio. Estado-nación significa: Estado que hace del hecho de nacer el fundamento de la soberanía. Según lo definió Foucault, es la instauración de la biopolítica, un concepto biológico como base de las relaciones de poder. La declaración de derechos del hombre implica que el súbdito se transforma en ciudadano. Este pertenece a un Estado-nación concreto, que garantiza sus derechos. Una nación es un conjunto de hombres nacidos en un mismo territorio, cuya construcción como Estado implica la elaboración de una historia nacional diferenciada de otras historias nacionales. A saber: una lengua, una cultura, una etnia y una historia propias. En síntesis, una mitología sobre su origen, su carácter y su significado. A partir de este momento, las naciones europeas se lanzaron a construir (o a inventar) su propia historia, casi siempre en oposición a otros pueblos. No otra cosa es el republicanismo en Francia, una mitología creada como signo de identidad que vincula al individuo y al Estado, al mismo tiempo que caracteriza a
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Francia con respecto a otros estados europeos. Las diferencias con los otros y la homogeneidad interna son los elementos constitutivos de cada nación. El Estado-nación se convirtió en el elemento homogeneizador de los diferentes pueblos europeos, realizando un trazado preciso de fronteras sobre el mapa, como medio de delimitar las costumbres y cualidades esenciales de sus habitantes. Todos aquellos que mostrasen una identidad distinta a la del Estado-nación dentro del cual quedaron situados, son los antecedentes de los actuales refugiados e inmigrantes. Así, se suscitaron problemas sobre el lugar que debían ocupar las minorías: gitanos y miembros de otras religiones y otras nacionalidades. A finales de la primera guerra mundial, se desplazaron de sus países 1.500.000 rusos blancos, 700.000 armenios, 500.000 búlgaros, 1.000.000 de griegos y centenares de miles de alemanes, húngaros y rumanos. La Sociedad de las Naciones es la institución que gestionó estos desplazamientos, a través de diferentes organismos y acuerdos internacionales, tratando de encontrar un lugar para cada uno de estos pueblos. Aquellos que se quedaron sin un Estado-nación con el cual identificarse, sufrieron campañas de exterminio, como armenios, gitanos y judíos. Aquellos pueblos que no se desplazaron pero cuyas identidades quedaron excluidas de un Estado-nación, quedaron situados en una situación intermedia de pueblos sin patria, como los catalanes, vascos o irlandeses. En Francia, todo signo de identidad propio y diferenciado fue duramente reprimido por el Estado central, como bien saben en Alsacia, Rosellón, Córcega, Bretaña… A partir de la Primera Guerra Mundial, muchos Estados europeos promulgaron leyes que permitían la
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desnaturalización y la desnacionalización de sus propios ciudadanos. ¿Qué quiere esto decir? Que todos aquellos que no respondiesen a la identidad nacional que homogeniza a todos los ciudadanos de un Estado-nación, eran susceptibles de ser despojados de sus derechos. Así, Francia promulgó una ley en 1915 que afectaba a los ciudadanos naturalizados de origen alemán; Bélgica lo hizo en 1922; Italia en 1926; Austria en 1933 y Alemania en 1935. El caso de Alemania es paradigmático de la dirección tomada por Europa en la primera mitad del siglo xx, una dirección que no ha sido revocada y que ahora corre el peligro de repetirse a cuenta del auge del fenómeno migratorio. Las Leyes de Nuremberg dividieron a los alemanes en ciudadanos con pleno derecho y en ciudadanos sin derechos políticos, del mismo modo que en la Europa del siglo xxi existe una masa de inmigrantes que viven como ciudadanos de segunda, a cuenta del principio jurídico que determina que es el nacimiento el que otorga derechos a los ciudadanos. Los “no-nativos” carecen de derechos políticos, lo cual en una democracia equivale a su exclusión de los planteamientos de los gobernantes (aunque existe la posibilidad de nacionalizarse). Si no pueden votar ni ejercer presión alguna, sus reivindicaciones no son tenidas en cuenta. Una última categoría, más extrema, la constituyen los llamados “inmigrantes ilegales”, los cuales son reconocidos en tanto que ilegales, pero que carecen de los derechos inherentes al nacimiento y a la ciudadanía. Desde el momento en que seguimos equiparando al ser humano con el ciudadano, y a este con el fenómeno del nacimiento en un territorio concreto, los inmigrantes ilegales tienen el estatuto jurídico de “no-personas”. Carecen de derechos humanos.
Islamofobia e identidades nacionales
T. Hammar ha propuesto utilizar el término denizens para definir a los residentes en territorios de los que no son citizens. En la Europa actual y satisfecha de si misma existen varios millones de personas pertenecientes a esta tercera categoría, a los cuales les son negados todos sus derechos, y en muchas ocasiones son utilizados como esclavos. Esta situación es alentada por los mismos Estados que se presentan a si mismos como garantes de los derechos humanos, y que acusan a países del tercer mundo de no respetar estos derechos. La exclusión de sectores cada vez más amplios de la población responde a este esquema, de manera preocupante. Lo que hemos visto las semanas pasadas en las banlieues francesas no es sino una muestra más de este fenómeno. Aunque la ley les ampare y tengan el estatuto pleno de ciudadanía, el Estado-nación se resiste a aceptar en su seno unos colectivos que no comparten la mitología fundadora, todos los mitos asociados al republicanismo y la francofonía. Dentro de la historia europea existe un momento de fractura con respecto a ese pasado de formación de Estadosnación monolíticos. Nos referimos, precisamente, al istmo que representan la Segunda Guerra Mundial y el genocidio de los judíos en la Alemania nazi, la destrucción de Europa a causa del fascismo. El cambio en la concepción que Europa tenía de si misma se realizó precisamente en relación al judaísmo. Durante los siglos xix y primer tercio del xx existe una importante bibliograf ía sobre “la cuestión judía”, sobre como situar la presencia de los judíos en el seno de estadosnación centralizados e industrializados. Muchos de estos discursos son casi idénticos a los que ahora oímos sobre los
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musulmanes. Sólo a raíz de las cámaras de gas Europa toma consciencia de si misma, e inicia un proceso de apertura y de aceptación del fenómeno transnacional y pluricultural como algo positivo. Si hemos hecho este breve recorrido sobre el concepto de ciudadanía, es por hacer comprender que las dificultades de integración que padecen los musulmanes en Europa tienen causas profundas. Como reacción ante la formación de sociedades pluriculturales, la islamofobia se asocia a la resistencia ante la superación de un modelo de Estadonación que hunde sus raíces en la historia, y al cual se sienten vinculados muchos ciudadanos. El proceso globalizador y el consiguiente aumento del número de ciudadanos musulmanes en Europa es percibido como una amenaza. En el caso de España, esta amenaza afecta a una concepción del estado estrechamente vinculada con el catolicismo más reaccionario. Este modelo que ha llegado hasta nosotros a través de la herencia del periodo franquista. En esta línea, no es extraño que en una arenga pronunciada durante la peregrinación a la Iglesia de Santiago el Mayor de Zaragoza, en mayo del año 2005, el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco afirmase lo siguiente: “Muchos apuestan por una España no católica, pero en el fondo el alma de España vibra a través de la historia de su conciencia, de su cultura, de todas las épocas gloriosas de su Historia. En todas ellas ha habido fidelidad de fondo a Cristo, a la búsqueda del Señor… España será cristiana y católica o dejará de existir como tal. Es decir, que si pierde sus raíces, no sólo dejará de ser cristiana católica, sino que dejará de ser España… La consagración que vamos
Islamofobia e identidades nacionales
a realizar en la Plaza del Pilar debería recordar las raíces cristianas y católicas de nuestra vida, de nuestro pueblo y de nuestra historia, en el lugar donde la Virgen acompaño a la primera evangelización de España”.
. el islam y la realidad histórica de españa
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esde hace siglos España se debate. ¿Qué es, cuando comenzó, cual es su fundamento? Se ha hablado del problema de España, de la España invertebrada, del caciquismo, de la Leyenda Negra, de las dos Españas, de la España de las tres culturas. Crecemos en la España de la rabia y de la idea, para acabar volviendo siempre a la de rosario y pandereta. Insignes pensadores se han enfrascado en el intento de desentrañar la esencia de España, tema metaf ísico donde los haya. Hablamos de Unamuno, de Marañón, de Azaña, de Maeztu, de Sánchez-Albornoz, de Américo Castro y de tantos otros. Nos encontramos en muchos casos con un discurso esencialista, que trata de indagar aquello que es más propio del español, lo que constituye “el alma de España”. En este tipo de elucubraciones se han prodigado pensadores de la talla de Ortega y Gasset, para el cual “la virtud más estupenda y la fuerza histórica más básica del ser español” no era otra que “la de ser valiente ante la vida”. Otros propondrán figuras de leyenda, Santiago Matamoros o el Quijote, imágenes de osados guerreros cuyo arrojo es prueba de su españolidad, el
El islam y la realidad histórica de España
Cid Campeador y Hernán Cortés convertidos en personajes conceptuales, el “caballero cristiano” como quintaesencia de la España eterna. En ningún caso se menciona la humildad. Otro problema habitual es el del origen: ¿cuándo nace España? Los abanderados del discurso esencialista se las ven y se las traen para buscar un origen a este entramado de pueblos que es España. Afirmar que el hombre de Atapuerca era español parece exagerado, pero decir que España se inicia con los Reyes Católicos parece reductivo. Por otra parte, hablar de la existencia de España en relación a los íberos o a los godos, obliga a tomar en consideración al islam como central en la historia de España, cosa que los defensores del “alma española” no están dispuestos a hacer bajo ningún prisma. Así, algunos se las han ingeniado para hablar de la “existencia intermitente” de España, que sería una realidad en la época romana, pero que se retiraría a los montes asturianos en la época en que el islam era la religión mayoritaria de los españoles. Esta teoría, por simiesca que sea, es sostenida por profesores universitarios, incluso parece del agrado de un grupo parlamentario de cuyo nombre no quiero acordarme. En todo caso, la percepción mayoritaria entre los pensadores arriba mencionados es que España es diferente, lo cual (como toda idea brillante) ha llegado a ser un slogan publicitario. Se nos dice que su cultura, su historia y su indiosincracia la diferenciarían cualitativamente del resto de Europa. Hay algo que es característico de España, y que hace dif ícil que podamos trazar un paralelismo con otros movimientos europeos. De ahí los cansinos debates sobre si España tuvo o no una Edad Media y un Renacimiento, o las dudas sobre
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la capacidad del catolicismo español de asimilar el salto hacia adelante que supuso el Concilio Vaticano ii. A principios del siglo xxi, y en el contexto del estado de las Autonomías, no es extraño que asistamos a un resurgir de este debate. Tras los años de la dictadura, se vio como el ideario nacional-católico hacía aguas, y se sintió una urgencia de recuperar un discurso pluralista como fundamento de la España democrática. A la recuperación de la libertad religiosa corresponde la recuperación de la memoria histórica de las diferentes nacionalidades, un proceso de apertura y de superación del pensamiento único, en el cual la referencia a al-Andalus parece ineludible. En este momento se hace evidente que si hay un diferencial con respecto a otros países europeos es el hecho de que el islam ha sido la religión mayoritaria en España durante varios siglos. Si España es diferente (para bien y para mal) lo es a causa de la herencia que dejó la civilización musulmana en estas tierras, y de la reacción anti-islámica y anti-semita de los gobernantes posteriores, con la represión y la expulsión de judíos y de musulmanes, las quemas de bibliotecas y la destrucción de sinagogas y mezquitas, con todo lo que eso significó de ruptura con el propio pasado, de desarraigo para una parte importante de los españoles. Desvincular el islam de la historia de España es como tratar de separar el pan del trigo o el mar de la marea. La historia de un país está llena de transformaciones y de enfrentamientos, del ir y el venir de ideas, de esperanzas, de creencias. Escoger como “lo propio” solo aquello que nos interesa y desechar lo que no nos gusta conduce a una negación patológica de lo evidente. Hay que reconocer que el
El islam y la realidad histórica de España
islam ha estado siempre presente entre nosotros. Reivindicar esta herencia implica oponerse a un concepto mísero de España, reducido a una esencia única e inalterable. La influencia del islam en la cultura española es notoria en todos los terrenos: política, arte, literatura, mística, filosof ía, ciencia, agricultura, artesanía, gastronomía, música y folclore. Basta investigar un poco en cualquier dirección para encontrarnos huellas de la presencia del islam. No olvidemos que el actual mapa de las autonomías tiene su origen en el de los reinos de taifas, y que Madrid fue fundada por los musulmanes. Son muchos los historiadores que postulan el origen árabe de Juan Carlos i, y otros aseguran que el himno español (la marcha granadera) tiene su origen en una nuba de ibn Bayya. Incluso el arquetipo del “caballero cristiano”, guerrero místico en constante combate por la fe, tiene su origen en las órdenes suf íes de caballería. Yo no sé que es “lo español”, ni creo que un país pueda tener alma. En todo caso, creo que la presencia actual del islam nos exhorta al reconocimiento de la realidad histórica de España, como lugar de cruce de culturas, de lenguas, de religiones y de nacionalidades. Si estas han estado durante mucho tiempo enfrentadas entre sí, reconocer esta realidad plural es el mejor modo de acabar con los enfrentamientos. En este sentido, el desarrollo de la libertad religiosa es un modo privilegiado de contribuir al desarrollo del estado de las Autonomías, de situar la España “metaf ísica e imperial” en el museo de nuestras vanidades.
. islam y nacionalismo en catalunya
traducción de una conferencia pronunciada en catalán en la casa elizalde de barcelona, 15 de diciembre de 2006.
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i punto de vista sobre la presencia del islam en Catalunya no es la de un sociólogo o un antropólogo que observan el tema desde fuera. Como musulmán catalán, mi visión se centra en la significación que puede tener el retorno del islam en relación a la construcción nacional de Catalunya, sobre lo que el islam ha significado en esta tierra, y sobre las oportunidades que el presente nos ofrece. El islam no es una religión recién llegada. Como en el resto del Estado español, la presencia del islam en nuestra historia no es anecdótica. Encontramos cientos de pueblos y ciudades fundados por los musulmanes, que permanecieron en ellos durante ocho siglos. Dentro de esta larga historia, destaca la memoria de las taifas de Lleida y de Tortosa, o la historia de ciudades como Balaguer, la capital de la Noguera. Los musulmanes fundaron la mayoría de los pueblos que hoy en día podemos encontrar en las tierras del Ebro. En algunas comarcas, el porcentaje de topónimos de origen árabe o bereber llega al 80. Todo un legado que dejó una fuerte
Islam y nacionalismo en Catalunya
impronta en la administración, el comercio, la agricultura y la artesanía, pero también en la literatura, el arte y el pensamiento. No podríamos entender el pensamiento de Ramón Llull, patriarca de la filosof ía catalana, sino es como el resultado de su convivencia con el islam, una relación sin duda conflictiva, en la cual su pensamiento se forjó. El ejemplo de Llull es extensible a toda la cultura catalana desde el siglo viii hasta los albores de la modernidad. ¿Qué sucedió con la cultura islámica catalana? Simplemente, fue destruida. Como ejemplo, quiero evocar la historia de Medina Balagî, la Balaguer musulmana. En el siglo x, no únicamente era una ciudad próspera, sino culturalmente avanzada. El arabista Xavier Ballestín ha mostrado la existencia de una importante escuela de teología que se desarrolló durante la segunda mitad del siglo x, formada por un grupo de nueve sabios cuyo prestigio fue reconocido fuera de al-Andalus. La ciudad enviaba estudiantes a los principales centros de conocimiento del momento: Damasco, Bagdad, Túnez, Córdoba y Granada. Los estudiantes regresaban con los saberes más avanzados sobre medicina, ciencia o filosof ía. Con la conquista de la ciudad por parte del Conde de Urgell el año 1105, se implantó un sistema feudal de gobierno y de organización de la propiedad. Como en la mayoría de las ciudades conquistadas, los musulmanes dispusieron de un año para abandonar sus casas y establecerse en barrios de la periferia. Todas sus propiedades fueron repartidas entre los conquistadores. La conquista produjo despoblamiento y ruina, la reducción drástica de la superficie urbana, con el abandono de todo el núcleo urbano del Pla d’Almatà. Según
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explica Carme Alós, directora del Museu de la Noguera, aunque los cristianos se apoderaron de las posesiones de los musulmanes, muy pronto se dieron cuenta de que no sabían como administrar el patrimonio que habían expoliado. La derrota de los musulmanes significó la ruina del campo. Balaguer tenía un palacio al estilo de la Alhambra de Granada. Por su belleza fue bautizado por los Condes de Urgell como el “Castell Formòs”, Castillo Hermoso, y fue convertido en la residencia de los Condes hasta que la ciudad fue de nuevo conquistada, en 1413, esta vez por las tropas de Fernando de Antequera. Los Trastámara se esforzaron en destruir todo vestigio islámico de Balaguer y la Noguera. Del Castell Formós no quedó piedra sobre piedra, y poco queda de las mezquitas y otros edificios que podrían ofrecernos un testimonio de la riqueza de la Catalunya musulmana. La mezquita de Madina Balagi estaba situada donde hoy en día encontramos la Iglesia de Sant Crist. Los mismos Trastámara, vale la pena recordarlo, privilegiaron el uso del castellano en Catalunya. Historias similares pueden contarse de Lleida o Tortosa, pero también de otros lugares de la Catalunya norte. A principios del siglo xvi, la población musulmana se ve obligada a convertirse al cristianismo. El año 1610 la práctica totalidad de sus descendientes son expulsados por orden de Felipe ii (iii de Castilla). Estos expulsados no eran árabes ni sarracenos, como todavía hoy se los designa. En realidad, árabes hubo muy pocos en la Península Ibérica. Los musulmanes no vinieron de fuera, ni el islam fue una religión impuesta por las armas. Fueron los propios catalanes, andaluces o castellanos quienes abrazaron el islam.
Islam y nacionalismo en Catalunya
No hay nada que permita afirmar que bajo el dominio musulmán la población fuese arabizada. No lo fue en el Magreb, donde la lengua mayoritaria de la población seguía siendo el bereber a principios del siglo xx. El historiador andalusí al-‘Udhrî (m. 1085) dejó escrito que en el siglo xi no había en Huesca “ni un solo árabe puro que sea descendiente de árabes”, y eso que la población era mayoritariamente musulmana. En la Catalunya musulmana, el árabe era la lengua culta, que permitía conectarse con todo un mundo de conocimientos e instituciones de enseñanza de al-Andalus hasta la India. El conocimiento del árabe era indispensable para un estudiante de ciencias en el siglo x. Toda la literatura especializada del momento en medicina, f ísica, matemáticas, navegación o astrología, estaba escrita en árabe. Pero esto no quiere decir que estos musulmanes catalanes fuesen árabes, que no lo eran, sino catalanes que hablaban mayoritariamente catalán en su vida cotidiana. Tal y como han explicado diversos estudiosos (como Carmel Biarnés y Antoni Virgili en su libro ‘Conquesta, colonització i feudalització de Tortosa segle xii’), en el momento de la expulsión de los moriscos, el año 1609, la inmensa mayoría de ellos ni tan solo entendían el árabe. Eran musulmanes catalanes y hablaban catalán. Por si fuera poco, hay quien dice que el propio nombre de Catalunya es de origen árabe, lo cual no sería extraño, ya que esta lengua fue utilizada como lengua administrativa. En concreto, se han ofrecido varias etimologías. La primera fue puesta en circulación por Joan Vernet, quien dice que podría derivar del topónimo Qal’a Talûniya, fortificación situada entre Huesca y Lleida. Según otra hipótesis, podría derivar del término ‘qalatans, derivado del árabe qa’ala, castillo. La
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tercera es la del latinista Jaume Joan, quien recuerda que Catalunya era denominada en árabe como at-Tagr al-A’là, la frontera o marca superior, que habría dado tagralà, y de aquí el gentilicio català. La cuarta hipótesis es la de Pere Balañà, quien dice que podría derivar de la expresión qat’a al-gunya, la tierra de la riqueza. Como estamos tratando de mostrar, el islam forma parte de la nación catalana. De otro modo, nunca podremos comprender el entramado de relaciones donde se gesta Catalunya, y nos veremos abocados a repetir una mitología de corte reaccionario, que vincula esta identidad al genocidio de los musulmanes. El islam formaba y forma parte de Catalunya no por el hecho de que hubiese varias ciudades gobernadas por los musulmanes, sino por voluntad de los catalanes que nos reconocemos musulmanes, tanto en el pasado como en el presente. Nuestra historia no es la del poder, ni la presencia del islam entre nosotros está vinculada a ninguna conquista, sino a la libertad de conciencia donde Al-lâh se nos revela. Según la historia oficial, la totalidad de los musulmanes catalanes tuvieron que huir o convertirse, dándose por acabada su presencia en el siglo xvii. De todas formas, también podemos argumentar que el islam nunca ha dejado de ser practicado en nuestra tierra, pues muchos de los musulmanes catalanes que decidieron convertirse públicamente al cristianismo lo hicieron para no tener que irse, pero en realidad siguieron practicando el islam en secreto. Creo que si se produjese una situación similar yo haría lo mismo. ¿Dónde sino vamos a ir los musulmanes catalanes? Nada nos puede arrancar de nuestra tierra, donde esperamos sea sepultado nuestro cuerpo. Puedo imaginar
Islam y nacionalismo en Catalunya
el desgarro interior de esos musulmanes catalanes, ante el fanatismo religioso que caracterizó la historia de España entre los siglos xvi y xx. Hace pocos años, en las poblaciones leridanas de Seròs y Aitona se encontraron ejemplares del Qur’án y otra literatura religiosa islámica, descubiertas en masías cuando eran objeto de reformas. Seguramente en muchos lugares de Catalunya siguen existiendo ejemplares del Qur’án, escritos en catalán aljamiado, guardados como un tesoro por sus propietarios, musulmanes catalanes que tuvieron que esconder sus convicciones religiosas, vivir una situación de ocultamiento y terror constantes a causa de la imposición de un modelo de sociedad monolítica y refractaria a la pluralidad, que decretó la comunión obligatoria, asesinó y expulsó a miles de personas para que hoy en día algunos puedan afirmar que Catalunya es tierra cristiana, o que las raíces culturales de Europa son únicamente cristianas. Por todo ello, más que de la “llegada del islam a Catalunya” debemos empezar a hablar del “retorno del islam a Catalunya”, y hacernos conscientes de lo que este retorno representa para la construcción nacional de Catalunya. Debemos tener muy presente que si el islam dejó de ser practicado abiertamente no fue por la propia voluntad de los catalanes, sino por la imposición del nacional-catolicismo, la represión violenta de las otras religiones, la política de limpieza de sangre y de repoblaciones de los territorios, y la definitiva expulsión de judíos y musulmanes de todo el Estado Español. Esta política funesta fue implementada por los mismos poderes que realizaron un proceso de unificación violenta de la Península Ibérica, que significó la represión de las tradiciones y la lengua catalana.
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Desde mi condición de musulmán catalán en el siglo xxi, veo esta violencia como una mutilación de mi propia identidad, y como esta situación se perpetúa hoy en día de diferentes formas. Una de ellas es el no reconocimiento del islam como parte integrante de la identidad del pueblo catalán. Produce desazón darse cuenta de que el odio hacia el islam está presente entre nosotros, en forma de negación del pasado y del rechazo de la presencia de inmigrantes de confesión musulmana. ¿Por qué el nacionalismo catalán no ha realizado esta tarea de recuperación de la memoria histórica del periodo islámico? ¿Por qué hoy en día el nacionalismo catalán hace el juego a los sectores católicos más reaccionarios, justo aquellos que son más agresivos contra el propio catalanismo? Una explicación es que la historiograf ía nacionalista fue elaborada en un momento en el cual Catalunya intentaba entrar en la órbita europea, identificarse con el camino de la modernidad generado por la revolución industrial, frente a una España que se percibía anclada en el pasado. Esta orientación del nacionalismo catalán del siglo xix marcó la lectura sobre la propia historia, recalcando todo aquello que nos unía al norte, y tendiendo a rebajar (incluso negar) toda aquella herencia que nos vincula al sur. Los historiadores que reescribieron la historia de Catalunya desde una perspectiva de reconstrucción nacional repitieron los mitos de la reconquista cristiana, considerando la herencia islámica como algo extranjero. Este malentendido ha sido favorecido por la asociación entre al-Andalus y Andalucía, en el momento en el cual se sintió que la inmigración andaluza ponía en peligro la supremacía del catalán.
Islam y nacionalismo en Catalunya
Tal sólo un trabajo consciente de recuperación de este pasado puede ayudarnos a superar la situación de injusticia histórica hacia los musulmanes catalanes del pasado y del presente. Siento que la tarea de recuperación de la identidad catalana no quedará completa hasta que no seamos capaces de incorporar el islam como una parte integrante del hecho nacional catalán, de visualizar esta presencia como una riqueza perdida a causa del fanatismo y la locura. Desde esta perspectiva, se hace necesario visualizar el “retorno del islam a Catalunya” como un hecho positivo, que abre las puertas a la recuperación de una memoria mutilada. No puedo terminar sin una referencia al tema de la inmigración. Soy consciente de que lo expuesto hasta ahora choca con una imagen muy divulgada. Desde sectores nacionalistas, tanto de izquierdas como de derechas, se habla de la inmigración musulmana, mayoritariamente de origen magrebí, como un peligro para nuestra identidad como pueblo. Precisamente, si mi planteamiento es justo el contrario es porque pienso que la recuperación del islam como parte integrante de la cultura catalana nos ofrece el mejor marco posible para integrar a esta nueva inmigración. Tenemos que mostrar a los ciudadanos musulmanes que Catalunya es una tierra de acogida, abierta a la diversidad, y que el nacionalismo catalán no es reaccionario. De cara a la población inmigrante de religión musulmana, es importante hacer llegar este mensaje diferenciador con respecto a los nacionalismos español, americano y marroquí, al nacionalcatolicismo, al imperialismo americano y al panarabismo de la monarquía alawita. Muchos inmigrantes vienen de países donde existe un “nacionalismo de Estado”, represivo con las
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minorías (en Marruecos: monarquía pan-arabista, represión de los pueblos bereber y saharaui). Debemos ser capaces de transmitir a estos inmigrantes el espíritu universalista del nacionalismo catalán. No podemos olvidar que el discurso actual de la derecha española tiene como principales enemigos a nacionalistas vascos y catalanes y al islam. Para los defensores del patriotismo español ultramontano, islam y catalanismo vienen de la mano. Esto tiene cierta lógica, ya que el imperialismo español se erigió sobre la represión del islam y la cultura catalana. Hablo de autores muy concretos: Luís María Ansón, Gustavo Bueno, Cesar Vidal, Federico Jiménez Losantos, Seraf ín Fanjul, Martín Prieto… La islamofobia se está convirtiendo en uno de los pilares del discurso de la extrema derecha en toda Europa, un discurso populista que quiere remarcar las “diferencias insalvables”. Desde la derecha el islam es presentado siempre como una religión extranjera, incompatible con la identidad de España. Me gustaría, en definitiva, poder hablar no del islam en Catalunya, sino de un “islam català”. En Catalunya, como nación diferenciada, debemos ser capaces de articular una respuesta diferente sobre la integración del hecho musulmán. Se trata de pensar para la mayoría de los ciudadanos/as, musulmanes/as o no, que quieren una Catalunya abierta y solidaria, y para los cuales la diversidad es un hecho positivo. Al mismo tiempo, se trata de potenciar todos aquellos movimientos que trabajan en la línea del encuentro: encuentro interreligioso, entre el islam y la modernidad, con los derechos de las mujeres como un valor inalienable. No podemos permitir que el islam se convierta en un elemento
Islam y nacionalismo en Catalunya
de ruptura en el seno de nuestra sociedad, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para poner en primer plano los elementos que permiten una plena integración del islam en el espacio laico. Estoy convencido de que solo a partir de la base de la plena aceptación del islam como parte integrante de la nación catalana, y del reconocimiento y desarrollo de los derechos religiosos de los ciudadanos/as musulmanes por parte de las instituciones, solo a partir de esta base podremos construir un islam progresista, que pueda contribuir a la construcción nacional de Catalunya.
. torturas y cultura de la guerra
E
n febrero del 2004 fui invitado por el canal hispanoamericano de la bbc a un debate en directo sobre el tema de las torturas en Irak. Desde el pueblo de Almodóvar del Río, en la provincia de Córdoba, pude hablar para Latinoamérica con el general Thompson, del ejército del aire de los eeuu, quien hablaba desde Washington. En la retina de todos los oyentes estaban las imágenes de los presos iraquíes siendo objetos de toda clase de vejaciones sexuales. La cosa comenzó con el general Thompson expresando su condena y asegurando que los soldados que cometieron semejantes actos no representan a los eeuu, a pesar de llevar su uniforme. Según el general, se realizará una investigación y los culpables serán castigados. A la pregunta del periodista de la BBC sobre si Rumsfeld debía dimitir, se escabulló afirmando que ésta es una cuestión política, y que él como militar nada tenía que decir. Por mi parte, pedí al general una reflexión en profundidad sobre lo sucedido. Por supuesto, debe establecerse una investigación para castigar a los culpables materiales de los hechos, aunque no podemos obviar que junto a la responsabilidad penal existe una responsabilidad política.
Torturas y cultura de la guerra
Más allá de los aspectos escabrosos, hay que meditar las imágenes como un signo, dejar que nos hablen de nosotros mismos. Según mi parecer, la única guerra justificable es una guerra defensiva: la defensa del propio espacio vital, de la familia, de la libertad de creencia. Frente a esto, las imágenes de las torturas nos muestran el desprecio hacia el otro inherente a toda guerra de depredación. A la hora de explicar el comportamiento de los soldados norteamericanos, no podemos olvidar la campaña de los medios de comunicación y del viejo orientalismo, en su tratamiento del árabe como un ser retrógrado, casi un peldaño atrás en la cadena evolutiva. Esto no le gustó nada al general, quien se puso a la defensiva. Según dijo, la guerra de los eeuu en estos momentos es doble. Por un lado, una guerra militar que no reviste demasiados problemas. Por otro, una guerra mediática contra los enemigos de los eeuu. Esta es la más importante en estos momentos, ya que de ella depende el buen nombre de la democracia. Mi contestación fue la siguiente. En absoluto soy enemigo de los eeuu, al que considero un gran país, y mucho menos de la democracia. No podemos caer en estos maniqueísmos. Como cientos de miles de personas, soy enemigo de todos aquellos que instrumentalizan la democracia para sus fines personales, como lo soy de aquellos que instrumentalizan el islam. Unos y otros deprecian los valores del islam y de la democracia, unos y otros parecen enemigos pero son amigos, se necesitan en su afán de perpetuar un enfrentamiento que permite seguir avanzando a la cultura de la guerra, con los fabricantes de armas como máximos beneficiarios. El locutor de la bbc se refirió al impacto de las imágenes en
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el mundo árabo-musulmán. Habló de un “daño irreparable” a la imagen de los eeuu. En este tema, me remití a la encuesta realizada en junio del 2003 por el Pew Center, que dirige la ex-secretaria de estado norteamericana Madeleine Albright. Según esta encuesta, la imagen de los eeuu en el mundo islámico ya estaba por los suelos. Tan solo el 1 de los jordanos tenía una buena opinión de los eeuu. El país con una valoración más positiva era Turquía, con el 15. Lo curioso de esta encuesta, es que pone de manifiesto el aumento de la valoración hacia la democracia como sistema de gobierno entre los mismos encuestados. Terminé con una frase lapidaria: esto demuestra que los eeuu han dejado de representar la democracia. El general Thompson quiso minimizar la cosa, hacernos creer que los casos de torturas en Iraq son una excepción dentro de la política militar norteamericana. Esto, por desgracia, parece contradecir los informes de diferentes asociaciones de derechos humanos, que llevan años denunciando casos de violaciones y abusos cometidos por soldados (norteamericanos y de otras nacionalidades) en el mundo. Repito mi convicción principal en este asunto: los casos de torturas y de abusos sexuales son inherentes a una guerra de agresión, que no tiene otro objeto que expoliar los recursos naturales de diferentes países a lo largo del planeta. Esta es una realidad triste de nuestro tiempo, ante la cual no hay disculpa que valga. No hay para menos: el caso de las torturas y la actitud cínica de los gobernantes norteamericanos es de gran impacto. Hace años que sabemos que esto sucede. Amparándose la impunidad que ofrece el uniforme, algunos militares
Torturas y cultura de la guerra
participan en todo tipo de actos delictivos, incluyendo el tráfico de drogas y asesinatos. Las acusaciones de comercio sexual y de violaciones que se están llevando a cabo en Filipinas o en Chechenia son comúnmente archivadas, y no despiertan el revuelo actual sobre los casos de torturas en Iraq. Aquí, como nunca, una imagen vale más que mil palabras. Miserias de la cultura de la imagen, miserias de la cultura de la guerra. Recientemente, el director de la sección española de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, denunciaba que las tropas de la otan mantienen en Kosovo a decenas de mujeres como esclavas sexuales. Esto es monstruoso, y sin embargo no vemos el escándalo reflejado en las primeras páginas de los periódicos, como si las mujeres kosovares valiesen menos que los presos iraquíes. No olvidemos que la otan está formada por 19 estados, con lo cual todos ellos son coresponsables de lo que hagan los militares bajo su bandera común. Este escándalo implica directamente a España. No vemos, sin embargo, a ningún medio hablar de estos casos en primera página, no vemos a vicepresidentes dar explicaciones, y no parece que vayan a tomarse demasiadas medidas al respecto. Esto es inaudito, ya que estamos hablando de niñas y mujeres raptadas y mantenidas como esclavas sexuales. Se habla de niñas de doce años que son violadas una y otra vez, hasta miles de veces, que reciben malos tratos sistemáticos, violadas en grupo por soldados con absoluta impunidad para hacer lo que les venga en gana, que se amparan en sus uniformes, armas y banderas. El dolor que nos produce esta información es indescriptible. Hay otros mecanismos para “llevar la paz al mundo”.
. kafir y mumin en guantánamo
la actualidad nos regala imágenes impactantes. una de ellas fue la de los presos talibanes en la base de guantánamo. este escrito surgió como un intento de lectura en clave espiritual sobre una noticia de actualidad. los diferentes planos en que transcurre nuestra vida tienden a fundirse.
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e la isla de Guantánamo nos han llegado las imágenes de los presos talibanes, enfundados en monos de color naranja, en una situación que las autoridades norteamericanas han calificado como de “privación sensorial”. No vamos a denunciar los malos tratos, pues estos días tenemos tantas cosas que denunciar que de hacerlo no nos quedaría tiempo para nada más. Dando por hecho que todos los lectores se han horrorizado, hemos querido ir más allá de ese horror y hacer una lectura de lo que esas imágenes despiertan en nosotros, interpretarlas como un Signo. En un primer momento solo vemos a unos hombres tratando de destruir a otros. Miramos la imagen y vemos un ejercicio de poder extremo, una maquinaria científicamente preparada para arrancar al hombre de si mismo, de cortarle el acceso a sus propios sentidos: tapándole la vista, el tacto,
Kafir y mumin en Guantánamo
el habla, los oídos. En este nivel la imagen no puede ser más clara: los soldados representan un poder que trata de poseer la voluntad del “otro”, y los talibanes son gentes que se han opuesto a ese poder, negándose a aceptar la vida de artificio que ese poder impone. Esa negativa es el signo de que esos hombres están en el mundo de un modo que al poder se le ha escapado, que no es capaz de controlar con sus mecanismos habituales. Para las autoridades norteamericanas la negativa de los talibanes a aceptar sus proyectos económicos, la construcción del gaseoducto, etc., es incomprensible, así como la decisión de todos esos hombres de irse a luchar a unas montañas para nada románticas. El castigo por esa negativa es verse sometido a un experimento de deshumanización científicamente planeado para romper su resistencia y convertirlo en una marioneta. Incluso el mismo nombre del campo (“Rayos x”) denota la mentalidad entre experimental y cinematográfica que preside el encierro. De ahí que no se hayan resistido a la tentación de divulgar las imágenes que ahora comentamos: el espectáculo necesita del público para tener sentido. Aparentemente, estamos en las antípodas de una manifestación de espiritualidad humana. La espiritualidad es el desarrollo de la sensibilidad más allá de los sentidos. A ese estado de sobrenaturaleza se llega mediante la apertura a los signos: un modo inmediato de comunicarse con las cosas, de estar en el mundo, que nos hace capaces de “escuchar”, ver y oír aquello que nos moviliza, la luz que nos guía hacia si desde el mismo centro de las cosas. Nosotros no podemos comprender lo que es sentir plenamente porque nacemos como anestesiados. Nos parece horrible lo que les hacen a
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esos hombres, pero nosotros mismos nos lo hacemos a diario. Embotamiento sensorial: televisión, alcohol, drogas, cocacola, sexo rápido, comida basura, competitividad, ausencia de ternura. El proceso a que se están viendo sometidos habla por sí mismo: ¿qué testimonio más clara de la actitud del kâfir contra el mûmin que la imagen de unos hombres tratando de quitarle la sensibilidad a otros? ¿Quién sino esos hombres merece la ayuda de Al-lâh? Los gobernantes norteamericanos no alcanzan a comprender el comportamiento de los talibanes, así que tratan de desentrañarlo. Se trata de una imagen del hombre tratando de robarle los sentidos al hombre. Los talibanes no están siendo tratados como animales, sino que se combate contra su sensibilidad, considerando que es esa sensibilidad la que los hace capaces de enfrentarse a ellos. Lo que nos ha llamado la atención es el método empleado: la privación sensorial. La doctora Helen Bamber, de la Fundación Médica para la Atención a Víctimas de la Tortura ha trazado el cuadro “clínico” del caso: Los prisioneros deben sentirse desestabilizados y probablemente se desmoronarán. También estarán sufriendo horribles alucinaciones, perderán el equilibrio y es posible que piensen que se han vuelto locos. Probablemente tendrán ataques de pánico, cambios de humor, terribles pesadillas, y se sentirán muy desequilibrados. La privación sensorial es un ataque contra la identidad que pone en peligro la noción de quienes son. Esta descripción me ha recordado la obra de Martín Lings sobre el Shayj al-Alawî, Un santo suf í del siglo xx. En esta
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obra se explica que el Shayj al-Alawî tenía la costumbre de hacer que sus discípulos entrasen en lo que denominamos jawla: retiro espiritual. Martín Lings escribe: Si el recuerdo de Al-lâh es el aspecto positivo o celestial de toda mística, su aspecto negativo o terrenal es el renunciamiento a todo lo que no sea Al-lâh (…) una de las prácticas para conseguir la permanencia de este retiro interior es el aislamiento corporal, que, en una forma u otra, de manera constante o temporal, es una característica de casi todas las órdenes contemplativas. Sobre esta práctica, uno de los más destacados discípulos del Shayj al-Alawî, ‘Abd al-Karîm Jossot cuenta que el Shayj le dijo: La jalwa es una celda en la que pongo al novicio después que me ha jurado no abandonarla durante cuarenta días si fuese necesario. En este oratorio no debe hacer nada más que repetir incesantemente, día y noche, el Nombre Divino (Al-lâh), alargando en cada invocación la sílaba “ah” hasta que se le acaba el aliento. Previamente debe haber recitado la Shahâda (lâ ilâha illa-L-lâh), setenta y cinco mil veces. Durante la jalwa ayuna estrictamente durante el día y sólo rompe el ayuno entre la puesta del sol y el alba… Algunos fuqarâ obtienen la iluminación súbita al cabo de unos minutos, otros sólo la obtienen al cabo de varios días, y otros al cabo de varias semanas. Conozco a un faqír que esperó ocho meses. Cada mañana me decía: “Mi corazón está todavía demasiado endurecido”, y continuaba su jalwa. Al final sus esfuerzos fueron recompensados.
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Pero, ¿qué sucede exactamente en una jawla? ¿acaso existe algún tipo de conexión entre ello y la “privación sensorial” a la cual los presos de Guantánamo se están viendo sometidos? Es a partir de establecer esta extraña conexión entre un retiro espiritual voluntario y un encierro forzoso cuando he empezado a percibir otra cosa en esas imágenes, re-leído esas imágenes a partir de un presentimiento: ¿y si en verdad la realidad de lo que nos presentan no fuese exactamente esa? ¿y si esas imágenes afectasen tan solo a una dimensión (profana) de la vida, y que en realidad lo que estuviese sucediendo fuese un sacrificio, la entrega de la víctima a la eternidad de donde nace? ¿Y si Al-lâh estuviese utilizando todo eso para tener más cerca de si a los creyentes, estrecharlos fuertemente junto a si…? Es evidente que esta comparación no es en absoluto pertinente, pues en el retiro espiritual existe una voluntad manifiesta, así como una preparación psicológica previa, mientras que en el encierro se dan unas condiciones de violencia externa que quiere destruirlos. El encierro voluntario se realiza asistido por un Shayj o en un marco de conocimiento… Mientras que el marco en el cual despiertan cada día los talibanes de Guantánamo no tiene nada que ver con eso, sino con las perversiones más aborrecibles. Sé que es así, pero no puedo olvidar que esos hombres son musulmanes, personas que han decidido someter voluntariamente su vida al Creador de los mundos, que saben que no existe nada salvo Al-lâh, y que Él es el Único, Insondable. Es decir: no se hayan en el marco apropiado para desarrollar positivamente lo que les ha tocado vivir, pero poseen la protección de su Islam como única posibilidad de transformar el terror en otra cosa.
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Para expresar lo que puede llegar a suceder en un encierro realizado sin un guía, debo referirme a la única experiencia a la cual he tenido acceso. Todos los contemplativos desaconsejan esta clase de retiros, realizados caóticamente, sin la preparación precisa. Son muchos los peligros que se corren, del tipo de los señalados por la doctora Bamber: “estarán sufriendo horribles alucinaciones, perderán el equilibrio y es posible que piensen que se han vuelto locos. Probablemente tendrán ataques de pánico, cambios de humor, terribles pesadillas”. Podría buscar en la literatura mística, opiniones de sabios que describen los procesos internos del novicio, o bucear en la literatura de la psicología clínica, pero he creído más gráfico reproducir un texto de escatología. En este fragmento (muy literario, escrito a posteriori) se refiere a un estado próximo al de la privación sensorial: Hay un sabor a células y barro, sabor a sangre en la boca enterrada, sopor de cielo negro en la mirada. La noche, la inmensa medianoche tiene que cruzar muy lentamente, tiene que ir de un lado a otro del cerebro arrasando con todo. Al ocultarse nos obliga a imaginarla viva, a verla en la conciencia, a verla sin ojos, en nuestro corazón desheredado, poblado por tifones, por monstruos y titanes. Los oídos se cubren con un manto de seda negra, bajo el cual los suspiros estallan sin destino. Tocamos sombras y tocamos restos, la descomposición de nuestro cuerpo en barro, la creación desde la nada… En las capas oscuras de la muerte, en los estratos minerales de un cuerpo grande como una montaña, en tu propio y viscoso interior, existe un precipicio. Es mucho más que oscuro, su apariencia es caótica y salvaje, es un pozo de pozos,
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la quintaesencia de los pozos. Ese precipicio te reclama: la muerte reclama tu desnudez de miedo. Reclama de ti todas las fantasías, todas las creencias, todas las coartadas, te reclama como cuerpo desnudo y expuesto a la mirada de las ratas, te reclama como hombre, y no como ingeniero, estudiante, poeta, español, peruano, tendero, judío, creyente o europeo. Te reclama sin nada de todo eso, sin ni siquiera nombre, sin ningún signo distintivo, sin rostro y sin pasado, sin color de cabellos ni de ojos, tan solo como cosa viva, conglomerado de huesos y de sangre, de venas y de nervios, te reclama el estómago vacío, las vísceras hinchadas, los ojos arrancados. Ese precipicio, lo creas o no, es Al-lâh. Este fragmento se refiere a la inmersión en lo que Jacob Böhme llamaba el “ungrund”: el abismo sin fondo de lo indeterminado, en el cual nace el espíritu. También podríamos evocar la “luz negra” fisiológica de los teósofos persas evocada por Corbin en El hombre de luz en el sufismo iranio. La luz negra está asociada con el Profeta Isa (la paz de Allâh y Su salat sean con él) y éste con la fuga de la muerte. El sentimiento dominante es el de descomposición, y no otra cosa les puede estar pasando a los talibanes. La descomposición afecta sobretodo a la propia personalidad, de ahí las palabras de la doctora Bamber: “la privación sensorial es un ataque contra la identidad que pone en peligro la noción de quienes son”. Lo curioso es que esto parecido a lo que el novicio busca en la jawla: romper los límites del ego para “recomponerlos” en Al-lâh. Romper con la propia identidad es encontrar la universalidad del hombre, ese estado adámico
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de toda criatura antes de verse mediatizada, limitada a unas determinadas condiciones. Se necesita una gran fortaleza para superar esa prueba. Se necesita, verdaderamente, la ayuda de Al-lâh subhanna wa ta’ala para no quedar atrapados en el abismo de nuestra propia nada… En las prácticas de iniciación, la privación sensorial tiene como objeto arrancar nuestros sentidos del tiempo lineal, donde los sabores se van uno tras de otro, para centrarlos en el tiempo presente, en lo absoluto del instante. Me explico (y trataré de hacerlo de la manera más gráfica posible, aún a riesgo de caer en la caricatura): si vamos deprisa no tenemos tiempo de captar del todo los sabores y olores que la Creación nos ofrece. Cuando nos cruzamos con una imagen o un paisaje hermoso necesitamos pararnos, tratando de retenerla el mayor tiempo posible. Dado que el instante tiene una dimensión interna que puede prolongarse, la privación sensorial consiste en realizar ese parón hasta el punto de que esa temporalidad interna (circular) del instante se superponga en nuestra cotidianeidad a su dimensión causal (lineal). Es por eso que se trata de romper la conexión casual entre las cosas, con el objeto de ver que una cosa no sucede tras otra como un añadido, sino que cada instante aparece desde si mismo como una teofanía. Se trata pues de negar la sensibilidad en un plano para afirmarla en otro plano. El primero es lo que en árabe se llama el “Dunia”: el mundo de las apariencias, donde todo sucede como consecuencia de otra causa, donde nada nos moviliza ni conmueve verdaderamente. El otro mundo es el “Ajira”: la presencia absoluta del instante, donde captamos a través de los sentidos la luminosidad del mundo.
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Quien ha pasado experimentalmente (aunque sea en alguna ocasión) del Dunia (lo mundano) al Ajira (el “Jardín”) sabe que son el mismo mundo, que se corresponden milímetro a milímetro. Lo único que ha cambiado es su percepción de las cosas y los actos, su captación del carácter simbólico del mundo. Pero a aquellos que han llegado a creer y hacen buenas obras dales buenas nuevas de que tendrán jardines por los que corren arroyos. Siempre que se les den, como sustento, frutos de ellos, dirán: “¡Esto es lo que antes recibíamos como sustento!” qur’an, sura 2 al-baqara, ayat 26
Ahora mismo estamos en el Ajira, ahora estamos en el Dunia: lo que llamamos espiritualidad es una cuestión de sensibilidad. En los procesos iniciáticos, y en diversas culturas, en el trayecto de uno a otro estadio se realizan prácticas que podríamos calificar de privación sensorial. Existe un punto en el cual ya hemos penetrado, cruzado la frontera. Ya que tratamos de Cuba citaré al poeta cubano Lezama Lima: “a partir de un momento no hay retorno, ese momento es el que debemos alcanzar”. A partir de ahí el hombre ya se ha hecho “capaz de Al-lâh”, de reconocer la luminosidad del mundo. En el Qur’an se llama mûmin al ser que mantiene la actitud de apertura (imân) de sus sentidos a la luminosidad del mundo y kafir a quien rechaza que esa luminosidad exista. Del mismo modo que el mûmin se desplaza del Dunia al Ajira, el kâfir se desplaza desde el Dunia al Nâr. El uno camina hacia el instante, el otro en busca del poder hacia la historia. Para tener poder hay que insensibilizarse
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ante el dolor ajeno, hay que ser absolutamente despiadado, calcular los beneficios fríamente. Es por eso que el Qur’an nos dice que kâfir (lejos de ser un ateo o un infiel, como se traduce habitualmente) es aquel que tiene “embotados los sentidos”: Al-lâh ha sellado sus corazones y sus oídos, y sobre sus ojos hay un velo… qur’an, sura 2 al-baqara, ayat 7
Esos hombres son los kuffar, que no han despertado el cuerpo sutil, que tienen ojos que no sienten, oídos que no piensan. El kâfir no solo rechaza sino que combate toda posibilidad de trascender el Dunia, pues esa trascendencia hace que su poder carezca de sentido. Mientras más trata de controlar el mundo más se acerca al Fuego (Nâr). Mientras más controla más poder ficticio acapara, más capaz se hace de inventarse nuevos modos de destrucción de cualquier forma de sensibilidad que nos permita superar la dispersión, quedando liberarnos de la historia. Volvamos a Guantánamo, para tratar de contestar a la última pregunta: ¿qué está sucediendo? ¿cuál es la posición de los unos y los otros desde el punto de vista de la escatología? Leamos, pues, el signo de Guantánamo: aquí nos encontramos la imagen del kâfir tratando de destruir al mûmin, tratando de privarle de sus sentidos. Se trata de un experimento “religioso”. Si nos fijamos en las imágenes de Guantánamo desde el punto de vista del Dunia, vemos una realidad desplegándose ante nosotros: unos soldados que vencen sobre otros. Pero si traspasamos los velos y nos dirigimos al corazón de la
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imagen, a su centro (a ese punto desde el cual, recordémoslo, no hay retorno) el valor de la imagen se invierte, y nos damos cuenta de que los soldados norteamericanos se mantienen presos de esas imágenes, rondando las rejas de la cárcel que creen haber construido para encerrar a los creyentes, pero en la cual los presos verdaderos ellos mismos: pues están “entre los perdedores”. Por el contrario, si comprendemos que esa prisión es el Dunia que se desdobla para convocarnos al Jardín o al Fuego, comprendemos que mientras los Kûfara viven en la cárcel los mumin viven en estado de jawla, y ya estaremos preparados para reconocer que en verdad los talibanes están siendo entregados al Ajira, donde la misericordia infinita de Al-lâh habrá de recogerlos. Combatir el Islam es combatir la propia sensibilidad del hombre, el hecho de que tenga ojos para la belleza, oídos para escuchar a los malaikas, un rostro para responder a la llamada de la lluvia, un tacto a través del cual intuir la pura presencia de Al-lâh en la criatura. Una serie de verdades eternas que el Islam está haciendo evidentes una vez más aquí y ahora. Una capacidad de resistencia capaz de ir más allá de lo pensable, una plena conciencia de Al-lâh que hace del hombre un ser invulnerable. Pero solo Al-lâh sabe. Quiero proponer un du’a, una plegaria por los presos de Guantánamo, y de todas las prisiones subterráneas de este mundo, un du’a pidiéndole a Alâh subhana wa ta’ala que les asista en el momento en que sientan al ángel de la muerte rodeándolos despacio, en el que sientan como el suelo desaparece bajo sus pies y el universo se reduce a un punto…
. la mejor película del mundo sobre terrorismo
“La expresión cultural auténtica del hambre es la violencia” glauber rocha el terrorista torturado
E
n un artículo publicado en El País (28/11/2004), Michael Ignatieff afirma: “La mejor película que se ha hecho sobre terrorismo —La batalla de Argel (1965), de Gillo Pontecorvo— se rodó a instancias de un terrorista”. El terrorista en cuestión es Saadi Yacef, quien aparece en el film interpretándose a si mismo. Líder militar del Frente de Liberación Nacional (fln), Yacef es autor del libro La bataille d’Alger, que filmó Pontecorvo. Estuvo arrestado entre 1957 y 1962 por los franceses, siendo tres veces sentenciado a muerte. Los relatos de las torturas a miembros del fln son autobiográficos. Actualmente, Yacef tiene 76 años y goza de gran vitalidad. En una entrevista realizada a raíz de su reciente visita a Brasil, recordaba: “Hubo mucho coraje, pero también mucho horror. A veces, al poner una bomba, yo lloraba, porque sabía que iba a destruir vidas. Hoy, no soy capaz de matar ni a una gallina.
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Y perdonaría a quien me torturó. Para mí, ese capítulo está cerrado. Ahora lucho por la paz”. Esta “lucha por la paz” se concreta en su cargo de senador en Argelia, donde combate a nivel político contra el fundamentalismo. Ha condenado reiteradamente los ataques terroristas realizados en nombre del islam: “Existe un verdadero islam, que es el de Muhámmad. Y un falso islam, que esas personas se inventan. Muhámmad nunca dijo que las mujeres debían usar velo, ni que las personas debían matar por Al-lâh”. de argel a bagdad
Esta no es la primera vez que se trae a colación la película de Gillo Pontecorvo para hablar de la guerra de Irak. Hace unos meses, Pascual Serrano publicó un artículo (Rebelión, 10-0404), donde se señalan los paralelismos: “Los acontecimientos en Bagdad, e incluso los de Madrid, hacen recomendable recordar la película La batalla de Argel. Una película que relata la lucha del pueblo argelino por su independencia (…). En el relato se suceden los atentados contra policías franceses por parte de los activistas del fln para continuar la escalada de violencia mediante la colocación de bombas en centros de reunión civiles, tanto por las autoridades francesas como por los militantes independentistas. (…) La onu, como ahora, se desentiende y no prospera ninguna resolución que ayude a encontrar una salida. La megafonía de los ocupantes franceses hace un llamamiento a la población: “Colabora con nosotros para lograr una Argelia libre y democrática, no colabores con los terroristas”. Vuelve a nuestra
La mejor película del mundo sobre terrorismo
mente la imagen de Bagdad. Cuando los periodistas le preguntan al coronel francés Matieu por las acusaciones de tortura responde: “¿Francia debe quedarse en Argel?. Si su respuesta es que sí, deben aceptar tales consecuencias necesarias”. Vuelve la tozuda actualidad. La violencia de los ocupantes genera más violencia: atentados indiscriminados contra viandantes, vehículos kamikazes contra las viviendas, hombres-bomba cuando se entregan. Familiar, ¿verdad?” bush se interesa por argelia
En enero del 2004, La batalla de Argel fue reestrenada en algunas salas de Estados Unidos, con un éxito inusitado. La ocasión no podía ser mejor, en pleno estallido de los escándalos por las torturas en Irak. También en el Pentágono se han dado cuenta de lo conveniente de ver este film para comprender la situación actual. Según Bruce Hoffman, experto en terrorismo de la Rand Corporation, la oficina de Conflictos de Baja Intensidad del Pentágono vio La batalla de Argel en un pase privado en agosto del 2004. La invitación a los altos cargos y funcionarios del Pentágono decía lo siguiente: “Cómo ganar una batalla contra el terrorismo y perder la guerra de las ideas. Niños disparan contra soldados, mujeres ponen bombas en cafeterías… Los franceses tienen un plan. Tiene éxito desde el punto de vista táctico, pero fracasa desde el punto de vista estratégico. Para entender por qué, venga a la proyección de esta película”. Lo que preocupa al Pentágono es lo siguiente: el film de
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Pontecorvo muestra como una victoria militar aparente es inseparable de la derrota política que acabará llevando al país a su independencia. Para Hoffman, “la película muestra que a través de la historia, sin importar el país, hay una tendencia a hacer caso omiso del silencio de los habitantes en una insurgencia” hasta que es demasiado tarde y es entonces la población civil sufre una metamorfosis convirtiéndose en “algo poderoso”. La clave es la siguiente: los rebeldes viven mezclados entre la población civil. Cuando los franceses atacan a los insurgentes, atacan a todos los argelinos, no son capaces de distinguir unos de otros. No importa que seas o no miembro de la resistencia, en cualquier momento puedes morir ametrallado, mientras estas rezando en la mezquita, o tratando de ganar unas monedas para mantener a tu familia. Bombardeos indiscriminados contra la población civil, como en Indochina, como en Vietnam, como en Iraq… al final, Pontecorvo muestra las pancartas: “Argelia = fln”. La propia victoria militar de los colonizadores ha establecido la identidad entre el pueblo y la resistencia. En el referéndum para la autodeterminación, celebrado en marzo de 1962, la mayoría de los argelinos votó de forma abrumadora por la independencia: 6.000.000 de votos a favor frente a 16.000 en contra. Al parecer, la película ha sido proyectada en la Casa Blanca, en pase privado para el presidente Bush. cine y terrorismo
¿Es La batalla de Argel “la mejor película que se ha hecho sobre terrorismo”? Si de gustos cinematográficos se trata,
La mejor película del mundo sobre terrorismo
todos tenemos derecho a dar nuestra opinión. Alguien puede preferir L’Armée des ombres (El ejército de las sombras, 1969), el bello homenaje de Jean Pierre Melville a la resistencia francesa contra la ocupación nazi. Otros recordarán las películas políticas de Solanas, Littín o Sanginés… Podríamos incluso remontarnos a La madre (1922) de Pudovkin, una muestra de la toma de compromiso de “una madre” con la lucha armada en la Rusia pre-revolucionaria. En España, me viene a la memoria Agustina de Aragón (1950), un bodrio nacional-católico de Juan de Orduña, donde la tal Agustina frenaba a cañonazos el avance de los pérfidos franceses. La mayoría de estos filmes toman partido por lo que ahora se llama “terrorismo”, en un sentido romántico, incluso panfletario. Lo extraordinario del film de Pontecorvo es el perfecto equilibrio que mantiene entre la mirada documentalista y su implicación en los sucesos. No hay inocentes ni culpables, por lo menos en un sentido superficial. No se trata de un retrato de una “resistencia justa” que emplea “métodos nobles”. En el fondo, la batalla de Argel no es militar. Es la batalla por lograr el apoyo de la población al fln, y esto se logra provocando una escalada represiva por parte de los ocupantes. Pontecorvo no es en absoluto maniqueo. El mismo conocía los laberintos de la lucha de guerrillas: afiliado con 19 años al Partido Comunista italiano en 1940, ingresó dos años después en la resistencia armada y terminó mandando la Tercera Brigada de partisanos que liberó Milán de los nazis. Es decir: él mismo fue considerado como un terrorista por las fuerzas de ocupación contra las que se rebeló.
el isl a m en de mo c r ac ia tierra en trance
Durante la elaboración de las líneas anteriores he recordado Terra em transe (1967), del cineasta brasileño Glauber Rocha. Este film no habla directamente del terrorismo, sino de la desesperación, del fracaso de la izquierda política en la América Latina, del avance inexorable del fascismo. Una realidad que estalla en la imagen final del protagonista enarbolando una metralleta en un contrapicado inolvidable. Frente a Pontecorvo (mirada de documentalista), la estética de Rocha nace en las entrañas. No es un film objetivo, sino un vómito de amor, de horror y de impotencia. La suya no es ni pretende ser la resistencia de los “buenos-demócratascivilizados” frente a la barbarie de los “malos-tiránicos-nazis”, sino la rebelión de los feos y andrajosos tercermundistas contra la pulcritud de una maquinaria político-económica que no deja un resquicio para la esperanza. Sobre Terra em transe dijo Rocha: “La filmé con repulsión. El montajista me dijo que no había ni un solo plano bonito. Todos los planos son feos, porque trata sobre personas perjudiciales y sobre un paisaje podrido en falso barroco”. La estética de Rocha nos recuerda al análisis que hace Ignatieff sobre las grabaciones de decapitaciones en Irak. Se trata de provocar repulsión, de mostrar la convulsión que se apodera de los seres vivos en la espiral de la podredumbre institucionalizada. El paisaje de fondo es el de la política internacional. La hipocresía en toda su crudeza, los asesinatos en masa presentados como obras de civilización frente a la barbarie de los musulmanes, la tortura aceptada como instrumento de
La mejor película del mundo sobre terrorismo
liberación. El mito de la superioridad de la cultura occidental en toda su crudeza. Rocha lo dijo claramente: “No profeso respeto alguno por la cultura europea y, al mismo tiempo, considero que nuestra cultura comienza desde cero. Comienza de la historia generada por el hambre”. Rocha se sitúa donde nadie se atreve a situarse. La violencia no nace de la nada, sino en los estómagos vacíos ante la tierra devastada por la apisonadora del mercado. La violencia política es mesiánica, tiene mucho que ver con la mística, surge en el trance provocado por el hambre. El éxtasis se ha comparado con la muerte, como una catarsis purificadora. La palabra portuguesa transe alude, para Rocha, a “un estado de convulsión desvelada que asaltaba a la conciencia creadora, le daba su verdadero impulso y no permitía que la obra realizada se independizase de los espasmos que la habían originado”. No una tesis política brillante, sino un espasmo continuado. Esto nos ayuda a interiorizar las imágenes de nuestra violencia cotidiana, para devolverlas como acto creativo. No es que Rocha fuera partidario del terrorismo. Se trata de la mirada que se lanza sobre la política desde un estómago vacío. Rocha definió su estética de forma contundente: “Nuestraoriginalidadesnuestrahambre,delaqueproceden todas nuestras miserias. La expresión cultural auténtica del hambre es la violencia. La estética de la violencia es revolucionaria, no primitiva. En esta fase, incluso el colonizador deberá prestar atención al colonizado. Sin embargo, esa violencia no es concitada por el odio, sino por el amor, por una amor de la acción, del cambio.”
. el -m y la deriva de la democracia
(tras la conmoción de los atentados de atocha)
E
spaña atraviesa momentos de dolor y profunda tristeza. Las imágenes de la masacre, los cuerpos sin vida, las cifras, las mutilaciones. Un horror incalculable, cuyos efectos se dejarán sentir en nuestro país durante largo tiempo. Es el momento de plantearnos seriamente: ¿qué ha sucedido? ¿Por qué un país cuyas gentes son mayoritariamente pacíficas y están en contra de toda forma de terror se ve azotado por una masacre de esta magnitud? El dolor ha dejado paso rápidamente a las especulaciones y la instrumentalización electoral de la muerte. Se habla de dos posibilidades, como si no hubiera más móviles posibles que la guerra de Irak o el independentismo vasco. En el entramado de artículos y opiniones aparecidas durante los días posteriores, una cosa parece innegable: todo el mundo actúa según sus intereses, ve lo que quiere donde quiere y acusa sin pensarlo demasiado. Vemos como la prensa francesa mayoritariamente señala a al-Qaeda, y ya ha dado por hecho su implicación en el atentado, repitiendo una y otra vez: esta es la consecuencia de
El 11-m y la deriva de la democracia
la entrada de España en la guerra, reforzando así la opción de Francia contra la invasión de Irak. La prensa inglesa y norteamericana también especula con la misma posibilidad: se habla del 11-s europeo, y de la necesidad de tomar medidas policiales contra el “terrorismo islámico”, una nebulosa que sirve para todo. Consciente de las especulaciones que se estaban produciendo en todo el mundo, el gobierno ha tratado de dirigir las miradas hacia el terrorismo de eta. La Ministra de Exteriores Ana Palacio envió a las 17.28 horas del jueves a todos los embajadores de España el siguiente telegrama: “Deberá ve [vuestra excelencia] aprovechar aquellas ocasiones que se le presenten para confirmar la autoría de eta de estos brutales atentados, ayudando así a disipar cualquier tipo de duda que ciertas partes interesadas puedan querer hacer surgir” (información aparecida en El País). Justo en un momento en el cual la autoría de eta estaba siendo cuestionada. Todos los medios, con muy pocas excepciones, están privilegiando una u otra hipótesis en función de su ideología. Ningún medio logra sustraerse del todo a esta norma, como tal vez nos pasará a nosotros. Los partidarios del pp han pasado de puntillas sobre la posible implicación de la “resistencia iraquí”. Los anti-PP han dado credibilidad a estas hipótesis, de un modo más o menos abierto, según el talante de los medios. Siendo todavía temprano para cerrar cualquier hipótesis, no lo es para que hablemos de responsabilidades. Se trate o no de un atentado vinculado a la “resistencia árabe” (como sugirió Otegi, con calculada malicia), la responsabilidad política del pp es insoslayable.
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En los últimos años, hemos asistido a una degradación progresiva de la democracia, nos hemos acostumbrado hasta tal punto a las mentiras de las instituciones que cualquier comunicado oficial es puesto automáticamente en entredicho. No son solo casos puntuales como el del Prestige, el del Yak-3, escándalos como el de Gescartera, o la entrada en una guerra criminal y el servilismo a los intereses extranjeros. La degradación a la que asistimos es la de los propios principios que deberían estar en la base de la democracia: el diálogo, la aceptación de la diversidad como un bien, el desarrollo de las libertades, la profundización en todos aquellos valores que hagan posible la convivencia pacífica entre los diferentes. Lejos de esto, el gobierno de Aznar ha fomentado políticas exclusivistas, privilegiando el enfrentamiento, en busca de una España monolítica y hegemónica, con pretensiones imperiales y ausencia de una política social. La situación actual es tan grave, que nos sentimos a la deriva. Tal y como señalaba Gregorio Peces-Barba, el consenso Constitucional que emergió con el fin de la dictadura se ha roto: “El Partido Popular muta la idea constitucional de España por la que tradicionalmente ha defendido la derecha, que suscita desconfianza y rechazo entre la izquierda y los nacionalistas. De nuevo las dos Españas están presentes, y lo que la Constitución superó lo ha vuelto a presentar la realidad con la victoria del Partido Popular, que ha producido una gigantesca mutación en la idea constitucional de España para sustituirla por esa idea de la derecha de una nación expresión de una sociedad cerrada que no admite los hechos diferenciales, sin que
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éstos puedan configurar naciones culturales integradas en la nación España.” (Gregorio Peces-Barba Martínez, Las dos españas, el país - 17-02-2004) Mucho se ha hablado y alabado la transición española. Tras años de dictadura, y un largo pasado de oscurantismo religioso, España se ha incorporado a la Europa democrática, superando su propia imagen anclada en valores atávicos. Los logros son evidentes. Pero existen demasiado signos de retroceso, demasiados como para no sentir la deriva de la democracia. Las dos “pistas” que se han señalado como autoras del atentado de Madrid apuntan precisamente a esa doble negación del otro que fundamenta el nacional catolicismo ultramontano: la demonización de las particularidades nacionales y religiosas, la negación de los diferentes (sea musulmán o catalán o vasco o magrebí), en nombre de una unidad nacional con demasiados resabios del pasado. Demasiado a menudo el terrorismo sirve para atacar legítimas reivindicaciones, que se ven empañadas por aquellos que recurren a la violencia. Los musulmanes que vivimos en España asistimos atónitos a una política que niega nuestros derechos y nos señala como potencial enemigo de las instituciones. Muchos de los musulmanes españoles que lucharon contra el franquismo, militando en partidos de izquierda, ven como su la lucha por una España plural y abierta se desmorona. Nadie atiende a las reivindicaciones de las minorías religiosas. Nadie se presta a exigir el desarrollo de la libertad y la igualdad religiosa, aún cuando esta es una de las condiciones básicas de toda democracia.
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El adjetivo islámico es aceptado universalmente para señalar el terrorismo. ¿Qué pensaría un cristiano de la calle, el vecino del tercero, si constantemente oyese hablar del “terrorismo cristiano” con respecto a las acciones del ira o de las tropas aliadas en Iraq? ¿Qué pensarían si hablásemos de un “terrorismo ateo” o “socialista”? Sin duda, más de uno se sentiría molesto, y con toda la razón: el terrorismo no es cristiano, ni islámico, ni ateo, ni budista. La aceptación de estas expresiones daña la convivencia. En los últimos días, como tras el 11-s, oímos cosas que nos estremecen. Varios medios han reproducido las consideraciones de un supuesto experto, según las cuales “España es un objetivo de los musulmanes…” ¿Qué quiere decir esto? Que los musulmanes somos extranjeros enemigos de España… Este tipo de frases es corriente, hasta el punto de que ya nadie les presta la menor atención: la relación entre las palabras “terrorismo” e “islámico” parece incuestionable. Incluso la prensa alternativa se deja arrastrar por la marea. Medios de comunicación que deberían ser cuidadosos con los derechos de las minorías, especialmente cuando son perseguidas, no cesan de repetir expresiones de corte reaccionario, muy vinculadas a aquellos que quieren imponer un modelo social monolítico, borrando las diferencias y desarraigando a los pueblos de sus tradiciones. Una gran victoria para el Gran Hermano. En estos momentos de dolor, debemos expresar nuestro rechazo, no únicamente al terrorismo, sino a lo que significa: el recurso a la fuerza para imponer las propias verdades a los otros, la no aceptación de la diversidad de vías, de lenguas y costumbres. La política de la exclusión y de la guerra frente
El 11-m y la deriva de la democracia
al camino del diálogo y de la resolución real de los conflictos: justicia social, libertad religiosa y de conciencia. Por la diversidad, por la plena consecución de la España plural y democrática. Por una España que se acepte a si misma como un cruce de religiones, de razas y nacionalidades, de diferentes valores y expresiones culturales. Por un futuro abierto, sin exclusivismos ni exclusiones… Gane quien gane las elecciones del domingo, esperamos que sepa sacar al país del pozo en el cual una gestión miope y sin perspectiva histórica lo ha dejado, una visión que está llevando el país a la ruptura, uno de cuyos signos se produjo el martes 11 de marzo, el día en que el sueño de la razón de Estado del “gran estadista” nos estalló en la cara. Sea cual sea el autor de la masacre, el gobierno del José María Aznar no puede eludir su responsabilidad, y esperamos, por el bien de todos los españoles, que así sepan reconocerlo los votantes. La España plural espera con impaciencia el cambio, la vuelta a la normalidad democrática tras la ruptura del consenso.
. el -m y la quiebra de la mentalidad sacrificial
E
n su editorial del día 16 de marzo, cinco días después de los atentados y dos días después de la victoria del psoe en las elecciones generales, el director de abc, José Antonio Zarzalejos, escribe lo siguiente: “Las más de doscientas víctimas mortales de los atentados del 11-m se habrían convertido en la confirmación colectiva de esa percepción de riesgo que no ha llegado a entender el sacrificio de vidas inocentes en aras de principios y valores que se han interiorizado como demasiado abstractos y alejados.” Creo que Zarzalejos, desde su hondo conocimiento de la mentalidad española y de la actual coyuntura internacional, ha dado en el clavo. Lo que en España ha sucedido tras los atentados del 11-m contradice la respuesta habitual de un pueblo al ser atacado. Varios analistas internacionales han mostrado su sorpresa, sobretodo en los eeuu. Históricamente, cuando un país es víctima de una agresión externa, triunfan las posturas patrióticas belicistas y la población se pone en manos de “líderes fuertes”, capaces de “afrontar con mano dura lo que la gravedad de la amenaza exige”. Esto es justo lo
El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrificial
contrario a lo sucedido en España. El director del abc no puede sino mostrase contrariado por la postura de los españoles. Según Zarzalejos, aquellos que han votado masivamente por el cambio y el fin de la guerra de Irak no han comprendido que los doscientos dos muertos y más de mil quinientos heridos del 11-m eran un sacrificio necesario. Esta opinión concuerda con lo que dicen todos los manuales sobre manipulación de masas, desde el clásico de Gustave Le Bon (1895). La estrategia del “ataque exterior” para reforzar la candidatura belicista tiene mucho que ver con Clausewitz: un medio de retirar del mapa político las posturas dialogantes, que se muestran débiles e incongruentes con la realidad de la masacre. También tiene que ver con René Girard. Este antropólogo francés nos ha mostrado como el sacrificio es un mecanismo mediante el cual un grupo homogéneo se cohesiona. No hay un lazo más fuerte que el que une a las gentes que han participado en un sacrificio, sea un linchamiento (como en el oeste) o sea un sacrificio voluntario. Siguiendo esta lógica (que tiene mucho que ver con cierto cristianismo), Zarzalejos pretende presentar a las víctimas del 11-m como gentes “sacrificadas en aras de principios y valores…” Esta frase es estremecedora. ¿Sacrificadas por quién, en nombre de que valores? ¿Serán valores contantes y sonantes, valores bursátiles o valores morales? En realidad, calificar de sacrificio un crimen tan horrendo es darle un tinte casi mítico, justificarlo como algo necesario. Sin embargo, para que un sacrificio sea tal, debe ser realizado voluntariamente, lo cual no es el caso de la mayoría de los obreros e inmigrantes que murieron el 11-m.
el isl a m en de mo c r ac ia
Para Zarzalejos, estos valores son, por supuesto, los de la civilización occidental (y cristiana), que son amenazados por el fanatismo islámico. Pero esto no es así para la mayoría de la ciudadanía. La respuesta y constantes muestras de solidaridad y de apoyo que en Junta Islámica hemos recibido estos días es una muestra de que la mentalidad sacrificial ha entrado en quiebra en España. ¡En la España de los toros y del nacionalcatolicismo! Tenía que ser, precisamente, aquí. Así es la historia, así salen los pueblos de las sombras del monolitismo y la oscuridad de las pulsiones a la luz de la conciencia. La España plural, de la diversidad cultural y religiosa no es ya la España de los años cuarenta. El hecho es que los valores en nombre de los cuales estos trabajadores, obreros e inmigrantes deberían considerarse como “víctimas sacrificiales” tienen muy poco que ver con los valores de esos trabajadores e inmigrantes, algunos de ellos musulmanes. Así se demostró el 14 de marzo, el día de la independencia de España, el día en que el “Nunca Más” a la guerra, la manipulación y la mentira estalló en la cara de los “grandes estrategas”, el día en que quince millones de españoles le dijeron un no rotundo al “trío de las Azores” y sus intereses. Esta es la verdad del asunto, que rápidamente se trata de ocultar bajo un presunto enfrentamiento entre un mundo occidental-civilizado y el mundo islámico. Ya nadie cree eso, esa estrategia ha fracasado. Más bien, la falacia del choque de civilizaciones ha servido para que los ciudadanos occidentales conozcamos más a nuestros gobernantes y los entresijos del sistema. Justo en el momento en que se denuncia a grandes titula
El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrificial
res el escándalo de la Halliburton y los contratos millonarios en Irak, cuando el vicepresidente Cheney está siendo acusado de corrupción y es un clamor el hecho de que la guerra de Irak escondía intereses económicos, ¿cómo se atreve Zarzalejos a presentar a las víctimas de tal perversidad en “víctimas sacrificiales”? La sociedad española no es tan tonta como a algunos gustaría. No se ha dejado engañar por la “guerra por si acaso” ni por la “cruzada de Bush contra el terrorismo”. No se ha dejado engañar por la idea del choque de civilizaciones ideada por los estrategas del Departamento de Estado americano. No se ha refugiado en una identidad colectiva, ni en un patriotismo lastimado. Por el contrario, los atentados han significado el despertar de la España plural, universalista y pacifista, que considera tan suyos los muertos de Bagdad como de Atocha. Se trata de un quiebre de la mentalidad sacrificial en toda regla, del despertar de la conciencia planetaria frente al patrioterismo ultramontano. Y sin embargo, Zarzalejos está tranquilo. No importa tanto la derrota del PP como el hecho de que la “guerra global” (el choque de civilizaciones, la idea del occidente amenazado) continúe. En realidad, se espera que el psoe se mantenga en lo esencial en la línea del pp: militarización contra el terrorismo, colaboración europea en la guerra de Bush, cierre de fronteras, mantener al pueblo en un estado de terror constante… El espectáculo debe continuar. Al final de su editorial en abc, Zarralejos insiste: “Será importante saber quién perpetró la matanza del 11-m en Madrid, pero lo será mucho más la psicoterapia colectiva que ante esa guerra larvada que es el terrorismo
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—indiscriminado, cruel, fanático y destructor— habrá que desarrollar para que la sociedad detecte el origen del mal y acepte que la defensa de lo que somos y del futuro depende de un acto de determinación y, eventualmente, de sacrificio. Y como quiera que corresponderá al Gobierno socialista abordar esta terapia, no cabe sino una leal colaboración porque lo que está en juego no es un partido, ni una idea, ni un proyecto concreto, sino la convivencia digna y libre en una democracia que debe zafarse del miedo difuso y paralizante que expanden aquí y allá estos o aquellos terroristas. Esa ha sido la cuestión de fondo el 14-m y lo será por años para una sociedad atenazada inevitablemente por riesgos cada vez más acechantes.” Según el director del abc, más importante que saber quienes son los autores materiales y los instigadores de la matanza de Atocha, el deber del nuevo gobierno es preparar a la opinión pública española para nuevos sacrificios, ejerciendo una especie de psicoterapia colectiva, para que el pueblo español sepa recibir acontecimientos tan trágicos con espíritu patriótico, como los americanos. Se trata, por tanto, de restablecer esa mentalidad sacrificial que entró en quiebra el 11-m. Se trata de transformar a los españoles e inmigrantes víctimas de los atentados de Atocha como héroes de las multinacionales norteamericanas. Para ejercer esta terapia, el propio director de abc ofrece su lealtad al gobierno del psoe. Esto está muy bien. Proponemos que sea el propio Zarralejos quien nos de ejemplo de su espíritu sacrificial y se inmole (estilo Bonzo o estilo Jesucristo) en nombre de esos valores (¿bursátiles?) a los cuales siente
El 11-m y la quiebra de la mentalidad sacrificial
tanto apego. A nosotros que nos dejen en paz: no a la guerra por petróleo, no al servilismo a los intereses de multinacionales que dominan la política mundial. Nosotros creemos que los sucesos del 11-m no se han detenido todavía. No se trata de la victoria socialista, que es solo una anécdota o consecuencia menor de los sucesos de estos días, sino de algo mucho más importante: la conciencia global ha desplazado a la mentalidad sacrificial. Ahora todos los españoles somos ciudadanos del mundo, hemos superado nuestro pequeña patria y nos vemos abocados a un universo plural, donde la diversidad es el signo de una creación que nos desborda. Ahora estamos en la vasta tierra de Al-lâh, la España cerril y el nacional-catolicismo han sido desplazados del centro de gravedad, hacia las cavernas de la historia.
. el funeral de estado ignoró a las víctimas no católicas del -m
E
l día 24 de marzo se celebró en la Catedral madrileña de la Almudena un funeral de Estado por las víctimas del 11-m. A diferencia de los funerales por los atentados de las Torres Gemelas y de Casablanca, donde estaban representadas diferentes confesiones religiosas, el gobierno en funciones del Partido Popular ha optado por una ceremonia exclusivamente católica. No se tuvo en ningún momento en cuenta el carácter plural de las víctimas del 11-m, sus diferentes nacionalidades y creencias. Ninguna bandera rumana o salvadoreña a media hasta, ninguna referencia a los protestantes, musulmanes o evangélicos que perecieron en Atocha. El funeral no fue para los parientes de los tres marroquíes asesinados en Atocha. Tampoco fue para las víctimas mortales de origen rumano y confesión ortodoxa que perecieron el 11 de marzo, quienes tampoco han acudido al acto. Estos han tenido que ser honrados en solitario: una misa en Rumania de la que nadie habla, un culto in memoriam protestante y un funeral ortodoxo a las afueras de Madrid. Unos días antes tuvo lugar en Rabat una celebración interconfesional en honor de las
El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m
víctimas del 11-m. El gobierno marroquí eligió la Catedral de Rabat como lugar del acto, en una muestra de respeto que el gobierno español ha devuelto con desprecio. La decisión de celebrar una misa católica fue recibida inmediatamente con consternación por diferentes colectivos. En una carta remitida al gobierno en funciones, representantes de las confesiones minoritarias defendieron un funeral no confesional en un recinto civil. La carta viene firmada por representantes de la comunidad protestante, Mariano Blázquez, la islámica, Riay Tatary, la judía, Jacobo Israel, y la adventista, Rafael Calonge. Según el secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Protestantes, Mariano Blázquez, “los muertos son de distintas religiones o de ninguna… Es lamentable que un Estado que presume de ser aconfesional organice un funeral católico”. Tras la jornada de dolor y luto, son muchos los que se preguntan: ¿cómo puede un Estado que se supone laico ignorar a los padres de las víctimas no-católicas de los atentados más sangrantes de su historia reciente? El resultado de semejante despropósito era evidente: protestas a viva voz, sillas vacías, descontento, familias excluidas… Muchas de las víctimas del 11-M han sufrido en la Catedral de la Almudena del desprecio de un gobierno que privilegia a la confesión mayoritaria e ignora a las restantes, de una falta de respeto ante el dolor de los que no comulgan con sus principios religiosos. La ausencia de pluralismo y de sensibilidad hacia las minorías que hemos sufrido durante ocho años quedó reflejada en el último acto del gobierno de Aznar. La decisión del gobierno no ha podido ser más miserable.
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A dos semanas de la terrible tragedia que asoló la estación de Atocha y destruyó las vidas de tantos ciudadanos, el Estado español y la Conferencia Episcopal han ofrecido al mundo una muestra más de su talante exclusivista. Un gobierno y una Iglesia que permanecen aferrados de manera tan escandalosa a los valores del nacional catolicismo de la época franquista no tienen ninguna autoridad moral para celebrar las exequias de las víctimas del 11-m, trabajadores, estudiantes e inmigrantes en su mayoría. Y muchos de ellos sin papeles, ninguneados y condenados a la esclavitud y la ilegalidad por el gobierno. ¿un funeral por las víctimas?
Muchos familiares han protestado, pero eso no importa. La celebración no era para ellos. En el escenario, dos docenas de obispos con sus uniformes. En primera línea, los políticos y las autoridades (un puñado de jefes de Estado), que poco dolor sienten realmente. La mayoría de ellos presentes por motivos políticos y de protocolo. En segundo plano, las familias de las víctimas, ninguneados y relegados a la parte trasera de la catedral de la Almudena. ¿Para quién se celebraba el funeral? ¿No es la muerte aquello que arrasa con todas las jerarquías y los escalafones, que nos iguala ante nuestro destino común de criaturas? El mismo día de la ceremonia, la cadena Ser entrevistó a varios familiares de las víctimas, que expresaron su indignación ante el hecho de que varios de los culpables de la invasión de Irak (Blair, Aznar y Colin Powel) asistieran al funeral de sus seres queridos: “Me niego a compartir mi dolor con los verdugos”, manifestaba indignada una joven. Rabia ante la
El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m
insultante presencia de tantos políticos involucrados en la guerra de Irak, y responsables de las muertes de civiles tan inocentes como los de Atocha. El cinismo ha invadido de tal modo la política que ya no queda espacio para nada más. Al día siguiente de asistir a los funerales, Tony Blair se entrevistaba con Gadafi. Tras tantos años de ser llamado terrorista, ahora parece que ha llegado a un acuerdo comercial con la Shell, y eso es lo que cuenta. El funeral de la Almudena, más allá de su emotividad y de los gestos de humanidad mostrados por la familia real, quedará como uno de los signos más vergonzosos de un periodo vergonzoso, donde la libertad religiosa que la Constitución garantiza fue secuestrada por un gobierno que ha favorecido de manera ostentosa al nacional catolicismo de corte fundamentalista y antidemocrático. Quedará también en nuestra memoria el gesto de ese valiente ciudadano que se atrevió a encarar al ex-presidente del gobierno en medio de la Catedral: “¡Señor Aznar, le hago responsable de la muerte de mi hijo!”. Un grito que constituye un testimonio de verdad en medio de la escenificación y de la manipulación de la tragedia. Según la gráfica descripción del diario El Mundo, a la salida de la catedral, “Aznar caminaba literalmente detrás de los pasos del Rey Juan Carlos, como buscando su protección y escapando a los posibles abucheos de los presentes”. El funeral de la Almudena no fue por las víctimas del 11M ni por sus familiares, relegados a un segundo plano, tras la intrusión de las “personalidades”. En su despedida a los asistentes, el Arzobispo de Madrid Rouco Varela ni siquiera los mencionó. Sólo se dirigía a los políticos y a los obispos.
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Mucha mención del Papa Juan Pablo ii, y muy poco respeto hacia las víctimas. una homilía para alimentar el odio
La lógica de la exclusión y del enfrentamiento presidió la homilía de Rouco Varela. Según dijo, los terroristas “buscan minar las raíces cristianas de nuestras sociedades”. Semejante despropósito —más propio de un propagandista que de un sacerdote— quiere ignorar la realidad de la tragedia, transformarla en un hecho mediático y manipulable. Se trata de unificar a todos los muertos y ponerlos al servicio de una sola causa: la del propio Rouco Varela, que se presenta como portavoz de los valores (cristianos) que (supuestamente) fueron atacados el 11-m. Sin embargo, el atentado no asoló ninguna Iglesia, ninguna concentración cristiana ni católica, sino que se cebó en la vida de los más desfavorecidos, de los obreros, estudiantes e inmigrantes, muchos de ellos sin papeles. El funeral de Estado, que debía honrar a todas las víctimas y consolar a sus familiares y allegados, no logró tal cosa. Por el contrario, la escenificación y la homilía del Arzobispo de Madrid tuvieron como objetivo apropiarse de las muertes y hacer de ellas un instrumento para su discurso. Una y otra vez mencionó al jefe del Estado Vaticano, que nada tiene que ver con los atentados, y se refirió a las muestras de solidaridad llegadas de “todo el orbe católico”, sin mencionar las llegadas de otros ámbitos. Una y otra vez se refirió a la “comunión eclesial” y a “la Eucaristía”, al “sacrificio de la vida de nuestros hermanos”, a “la esperanza cristiana”, dejando fuera a gran parte de los afectados. Todo esto es lamentable, pues la propia Iglesia posee her
El funeral de Estado ignoró a las víctimas no católicas del 11-m
mosos argumentos que debieron ser utilizados. Una vez tomada la errónea decisión de realizar un funeral católico, Rouco Varela debió optar por una homilía de carácter ecuménico, en la línea del Concilio Vaticano ii, mencionando las víctimas de las distintas religiones y nacionalidades, refiriéndose al carácter sagrado de la vida, y evitando todo lenguaje sectario. Lejos de eso, el Arzobispo de Madrid utilizó el escenario para reiterar el discurso pre-conciliar de la Iglesia, para mostrar al mundo su rostro más rancio y obsoleto. Muchos ciudadanos se indignaron ante el intento de utilización electoral del atentado por parte del gobierno. Ahora, el escándalo es mayor, si cabe: la propia Iglesia Católica española manipula e insulta a los familiares de aquellos que murieron fuera del seno de la Iglesia, como si su memoria no mereciese si quiera una mención, como si no hubieran sido víctimas de la misma barbarie, del mismo terrorismo. Cuando el presidente de la Conferencia Episcopal dice cosas tan oscuras como “¿Cuándo y cómo se puede hablar verazmente de amor? Cuando se mira a Cristo clavado en la Cruz”, nos ponemos a temblar. ¿Sólo hay amor verdadero cuando se mira a la cruz? ¿Los que no miramos a la cruz no somos capaces de amar con ese amor verdadero que distingue a los católicos? Frases tan sectarias como estas están fuera de lugar en una ceremonia de Estado, y aún más cuando sabemos que muchas de las víctimas no comulgaban con la Iglesia. ¿Qué habrán sentido ante esta homilía los padres, los familiares y los allegados de Osama al-Amrati o de Oleksandr Kladkovoy? Porque estos son algunos nombres de las víctimas del 11-m, de las verdaderas víctimas, vidas humanas reales y concretas, en su diversidad y su especificidad, no sus
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ceptibles de ser convertidas en un ente mediático al servicio de ningunos intereses. Estos son algunos nombres de los excluidos de la ceremonia, aquellos a los cuales el Estado español y su Iglesia no consideran dignos de ser honrados al mismo rango que las víctimas católicas (¿los “verdaderos españoles”?). ¿Cómo puede uno llamarse a si mismo cristiano, llenarse la boca con la palabra amor y despreciar el dolor de los que no comulgan con la Iglesia? ¿Fue el panfleto de Rouco Varela una muestra de ese amor? ¿Cómo la Iglesia española permite que un personaje tan siniestro la represente al más alto nivel? La Iglesia Católica debería exigir a sus representantes que aprendan los mínimos modales precisos para no andar enturbiando la convivencia en cada una de sus declaraciones, unos modales de los cuales Rouco Varela carece por completo. En su despedida, ni siquiera mencionó a los familiares de las víctimas, tan sólo se dirigió a los obispos, al nuncio papal y a las personalidades asistentes. Estos son los que le dan de comer, los verdaderos destinatarios de su homilía. ¿Qué le importa a Rouco Varela el dolor de las familias? Después de su homilía, algunos pensarán que lo único que le importa es seguir recibiendo los millones de euros que el Estado español regala a la Iglesia cada año. Esta es nuestra historia, de la cual permanecemos atrapados.
. ¿yihad en madrid?
Publicado en El País, 7/04/2004.
E
n principio, consideramos que una discusión sobre el Qur’án está fuera de lugar en un diario. Resulta inapropiado citar a la ligera unos textos que han sido objeto de multitud de exégesis, y que forman parte del patrimonio de la humanidad. Ante la gravedad de las acusaciones vertidas hacia el islam en su conjunto por Antonio Elorza en las páginas de El País (Yihad en Madrid, edición del 18 de marzo), no tenemos más remedio que realizar las siguientes puntualizaciones. En concreto, el señor Elorza se ha referido a los versículos donde se autoriza a los musulmanes a combatir, como una muestra del carácter violento del islam. Sin entrar en detalles, señalamos lo siguiente: Literalmente, en los primeros años de su predicación, Muhámmad realizó el ideal cristiano de poner la otra mejilla. Las descripciones de tortura y persecución sufridas por los musulmanes en Meca son desgarradoras. Cuando le pedían permiso para defenderse, Muhámmad contestaba: “No se me ha ordenado combatir”. El Qur’án es explícito al respecto: responde a una mala
el isl a m en de mo c r ac ia
acción con una buena y aquel que era tu enemigo será tu amigo (ver Qur’án 13 / 22 y 23 / 96). De ahí las exhortaciones a ser pacientes en la adversidad. Dios está siempre con los perseguidos. Este periodo abarca la mayor parte de la vida de Muhámmad, e incluye un intento de asesinato contra él. Sólo tras la emigración a Medina, y cuando la comunidad en su conjunto se ve amenazada, se produce la revelación de los versículos donde se autoriza a los musulmanes a combatir. El texto no tiene desperdicio para aquellos que piensan que el islam es una religión fanática que no admite la libertad de cultos. “Les está permitido combatir a aquellos que son víctimas de una agresión injusta -y, ciertamente, Dios tiene poder para auxiliarles. Aquellos que han sido expulsados de sus hogares, contra todo derecho, sólo por haber dicho: ‘¡Nuestro Sustentador es Dios!’. Pues, si Dios no hubiera permitido que la gente se defendiera a sí misma unos contra otros, los monasterios, iglesias, sinagogas y mezquitas -en los cuales se menciona el nombre de Dios en abundancia- habrían sido destruidos”. qur’án 22 / 39-40
Esta revelación permitió a los musulmanes defenderse ante las agresiones, pero sólo en el caso de ser previamente atacados. Esta es la base del concepto del “yihad menor” (el “yihad mayor” es el esfuerzo espiritual por la superación). Los argumentos para justificar el derecho a la defensa son muy modernos: lucha contra la tiranía y defensa de la libertad religiosa. Los musulmanes, tal y como afirman tanto el Qur’án
¿Yihad en Madrid?
como los hadices como todas las escuelas jurídicas del islam, sólo pueden combatir en caso de legítima defensa, y sólo hasta que los enemigos abandonen las hostilidades: “Por tanto, combatidles hasta que cese la opresión y la adoración esté consagrada por entero a Dios; pero si cesan, deben acabar todas las hostilidades”. qur’án 2 / 193
Esto es lo que afirma el pasaje citado por Elorza, aunque nuestro catedrático se ha eliminado la primera parte de la aleya y ha obviado las aleyas siguientes, con lo cual el sentido original se pierde. En todo el Qur’án no existe ni una sola aleya que hable del yihad para convertir a “los infieles”. Por lo demás, el término “infieles” es una traducción más que dudosa del árabe kufar, que ha dado palabras como el maltés kiefer (cruel) o el francés cafard (traidor, hipócrita). En castellano tenemos la palabra cafre: alguien zafio, bárbaro y cruel. Ninguna de estas palabras tiene connotaciones religiosas. De hecho, hay cafres en todas partes, y cuando se unen y atacan, la única opción es combatirlos. Esto se parece bastante a la idea de la “guerra justa” de la Iglesia, pero muy poco a la “guerra preventiva” de Bush. Por otra parte, existen una serie de límites y condiciones impuestos por la tradición en el ejercicio del “yihad menor”. Por ejemplo, desde el punto de vista de la Sharia, está totalmente prohibido matar no combatientes, incluidos criados, niños, mujeres, ancianos, monjes, ermitaños, comerciantes, locos, ciegos o impedidos. Está prohibido torturar enemigos o mutilar sus cuerpos. Además, están prohibidas acciones
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como las de talar árboles frutales, destruir edificios, dispersar abejas… En el momento en que algún grupo musulmán pretenda utilizar el concepto del yihad para atacar civiles, está manipulando las palabras y engañando a sus correligionarios. Los terroristas no son musulmanes, y aún menos ortodoxos. En ninguna escuela jurídica de la historia del islam acciones de este tipo han estado permitidas. Un atentado como el del 11m está tan lejos de los valores del islam como pueda estarlo del budismo. Cualquier otra consideración esta fuera de lugar. Mucho más grave, por falsa y difamatoria, es la pretensión de que el profeta Muhámmad hubiese cometido “crímenes contra la humanidad”. En concreto, Antonio Elorza se refiere al pretendido “exterminio de los Banu Quraiza”. Sencillamente, esto es una infamia. Esta historia está tomada de la Sira de Ibn Ishaq, un hombre que vivió 145 años después de los sucesos y fue denunciado como “mentiroso” e “impostor” por el gran jurista Imam Malik, su contemporáneo y fundador de la escuela jurídica mayoritaria en el Magreb. En 1976, el Journal of the Royal Asiatic Society de Gran Bretaña e Irlanda refutó esta leyenda por proceder de fuentes historiográficas más que discutibles. Volviendo al 11-m, sugerimos a Antonio Elorza que espere a la finalización del caso, cuando se den por terminadas las investigaciones y se celebre el correspondiente juicio. Mientras tanto, especular sobre lo que dice el Qur’án de una manera tan sesgada no puede contribuir mucho a aclarar las cosas, y aún menos lanzar semejante calumnia contra el profeta Muhámmad, que la paz sea con él. Esto sólo sirve para
¿Yihad en Madrid?
sembrar la confusión y el odio entre los lectores poco informados, lo cual no es muy cívico en estas circunstancias. Tras los salvajes atentados del 11-m, cuando los musulmanes sentimos como un deber el colaborar en la lucha contra el terrorismo, declaraciones como estas no pueden sino dificultar las cosas. ¿Cómo se pretende recabar nuestra colaboración en una lucha que constantemente se confunde con el discurso de la islamofobia? Mientras no cesen estas confusiones y se siga hablando de “terrorismo islámico”, no lograremos aislar a los verdaderos terroristas. Creemos que es el momento de reflexionar y de que nos demos cuenta del absurdo de seguir propagando calumnias de este tipo. Un catedrático de la talla de Antonio Elorza saca una aleya coránica de contexto y escribe que el profeta del islam cometió “crímenes contra la humanidad”, y a nadie le sorprende. No podemos sino “rasgarnos las vestiduras”, una vez más denigrados en nuestras convicciones, como si el insulto hacia los musulmanes fuese una costumbre. Si palabras semejantes fuesen escritas sobre Buda o sobre Jesucristo, que la paz sea con ellos, no serían publicadas. A Antonio Elorza no le disculpa su ignorancia. El hecho de citar una aleya coránica mutilando su primera parte para tergiversar su sentido y afirmar que el islam es esencialmente violento, y que los terroristas son “ortodoxos”, solo puede ser considerado como un fraude intelectual destinado a propagar la islamofobia. Sugerir un islam sin yihad es tan absurdo como sugerir un budismo sin meditación, una democracia sin elecciones o un cristianismo sin sacrificio. La noción del yihad no se aplica únicamente a la guerra defensiva. Existe también un yihad
el isl a m en de mo c r ac ia
del conocimiento, el cual nos es muy necesario. La palabra árabe yihad significa esfuerzo, y dif ícilmente puede ser desterrada de los diccionarios. Sugerimos a nuestro catedrático que, antes de realizar sugerencias tan peregrinas, traduzca las palabras: ¿cómo podríamos pensar un sometimiento a la Realidad Única (islam) sin el consiguiente esfuerzo por superarnos (yihad)?
. a propósito del islam en el espacio laico
Publicado en El País, 19/04/2004
A
veces sentimos que la cercanía nos aleja. Hay quien insiste en calificar al islam como una religión violenta y expansiva con el fin de evitar la propagación del fundamentalismo. Nosotros defendemos una visión no violenta del islam con el mismo objeto. Así pues, ¿cuál es la disputa? Más que discutir sobre cuestiones espirituales, será mejor que colaboremos en la tarea de denunciar la difusión de las interpretaciones violentas del islam. Este es el único medio de aislar a los terroristas, negando toda legitimidad a sus interpretaciones. Al afirmar que el yihad es solo defensivo (en base al Qur’án, a la Sunna y a una tradición jurídica de siglos), no estamos cerrando filas ni escurriendo el bulto, sino descalificando a aquellos que pretenden ampararse en el islam para cometer actos abominables como los de Atocha, que repugnan a lo más profundo del ser humano. Con esto, pretendemos deslegitimar la instrumentalización política del yihad, que tanto daño está haciendo, y que choca con las convicciones de la
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inmensa mayoría de los musulmanes. Los que insisten en calificar al islam como una religión violenta están legitimando las reivindicaciones de los terroristas. Los argumentos de la islamofóbia y del terrorismo se confunden, como en un espejo. Exactamente la misma visión maniquea que caracteriza al fundamentalismo alimenta los discursos de aquellos que pretenden demonizar al islam en su conjunto. En uno y otro caso, se trata de hacernos creer que el islam y la modernidad son incompatibles, se nos quiere hacer ver que el islam defiende la segregación de la mujer y otras abominaciones. Si esto fuera así, ¿puede alguien explicar porque el islam crece en occidente? Y no solo a causa de la inmigración, sino por el fenómeno de los conversos, la mayoría de ellos gente con estudios y profesiones liberales. Desde los diferentes soportes comunicativos de Junta Islámica (la revista Verde Islam y la página digital webislam.com) hemos tratado de defender una visión del islam de acuerdo con los valores democráticos. Hemos escrito sobre islam y laicismo, islam y derechos humanos, nos hemos posicionado contra los malos tratos, la lapidación, la discriminación de la mujer. Hemos denunciado la condena de la apostasía como contraria a la libertad de conciencia prescrita por Al-lâh. Hemos defendido el laicismo como el único modelo que garantiza la pluralidad religiosa, recogida asimismo en el Qur’án como un valor ineludible. Hemos denunciado los casos de discriminación contra no musulmanes en países de mayoría musulmana, por ser contrarios al Qur’án y a la Sunna. En estos y otros temas, nuestros posicionamientos han sido tajantes. Tras la publicación del libro del imam de Fuengirola,
A propósito del islam en el espacio laico
condenamos los malos tratos a la mujer como contrarios al islam, y denunciamos el contenido de este libro. La condena del imam de Fuengirola por apología a los malos tratos se produjo gracias a la intervención ante el juez de algunos miembros o colaboradores de Junta Islámica. Tal y como recoge la sentencia, nadie puede ampararse en sus principios religiosos para defender prácticas contrarias a la legalidad vigente. Denunciamos los casos de mujeres amenazadas por la lapidación en Nigeria, y enviamos una carta al juez del tribunal islámico de Zamfara para tratar de parar esa barbarie. Enviamos una carta pública a la embajada de Arabia Saudí pidiendo la abolición de la lapidación en ese país, una práctica contraria al Qur’án, tal y como hemos demostrado en un riguroso estudio. Durante todos estos años de trabajo y de estudio del islam en sus fuentes, hemos sufrido amenazas de grupos neonazis, y hemos sido atacados por otros musulmanes que pretenden erigirse en “ortodoxia” dentro de una vía espiritual que no la admite. Nuestra independencia y deseo de recorrer el camino del islam en libertad y al margen de las ingerencias extranjeras nos ha reportado la enemistad de aquellos que se erigen en “guardianes de la tradición”, pero que en verdad reciben su sueldo de países donde la libertad de conciencia es desconocida. A causa de nuestra independencia, hemos sido calificados como herejes e hipócritas. Es nuestra vivencia del islam la que nos lleva a considerar que los fundamentalistas no son musulmanes. Muhámmad (saws) dijo que el peor enemigo del islam es el extremismo. Sin moderación y equilibrio no hay islam. La práctica del is
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lam pacifica al ser humano. Esta es la tradición que nosotros tratamos de seguir, la que siguen la mayoría de los musulmanes. El islam no está en las proclamas de los radicales, sino en la intimidad de los hogares: hospitalidad, sencillez, generosidad, belleza. Como dice el hadiz, Dios es bello y ama la belleza. En vez de discutir, lo que pedimos es que se apoye al islam compatible con los más preciosos valores de la modernidad (derechos humanos, libertad de conciencia, democracia) frente a todos aquellos que tratan de convencernos —desde dentro y desde fuera— de que el islam es una religión bárbara y retrógrada. Lo que necesitamos no es a ningún arabista que nos diga lo que es el islam. Lo que necesitamos es que el islam genuino que defendemos sea apoyado por las instituciones democráticas. Necesitamos que las instituciones se comprometan en el desarrollo de la libertad religiosa. Necesitamos una política de integración seria, que lleguen a España las campañas contra la islamofóbia emprendidas por la Unión Europea. Necesitamos esto para lograr el objetivo de la plena integración de los musulmanes, y lograr esa España plural que constituye un anhelo para la mayoría de los ciudadanos. La colaboración de toda la sociedad contra la islamofóbia es imprescindible. Porque la islamofóbia es en la actualidad el peor enemigo de democracia, el argumento que hace crecer a la extrema derecha en toda Europa. La lucha contra el terrorismo y el fundamentalismo es la lucha contra el avance del fascismo. Sin queremos que la Europa plural triunfe frente a todo fundamentalismo, no olvidemos esto.
. un debate con antonio elorza
E
n los últimos días hemos vivido un debate apasionado. El tema es recurrente, por desgracia. En diferentes escritos aparecidos en el diario El País, el catedrático de derecho político de la Universidad Complutense Antonio Elorza se refería al islam como una religión violenta, e insistía en calificar a los terroristas como “musulmanes ortodoxos”. Junto a Mansur Escudero, enviamos nuestra respuesta, [¿Yihad en Madrid?, publicada en El País el 7 de abril]. En ella lo calificábamos de ignorante y de propagar la islamofóbia, y nos quejábamos de ver señalado a Muhámmad con palabras hirientes. Dejamos claro que tanto en el Qur’án como en la tradición jurídica, el término yihad solo tiene carácter defensivo, y está sujeto a fuertes limitaciones. No se puede hablar de yihad en relación al terrorismo, donde mueren civiles inocentes. Los terroristas no son musulmanes. El pasado martes trece, sucedió que la cadena cope nos invitó a participar en un debate televisivo. Y ahí me tienen, cara a cara ante Antonio Elorza, ante las cámaras, para hablar sobre “el islam y la violencia”. Durante la confrontación, uno y otro explicamos a la audiencia nuestros puntos de vista. Fue un debate franco, mo
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derado. Elorza reconoce que el islam tiene grandes virtudes, hizo la alabanza de lo que califica como “islam de Meka”, la primera etapa de su predicación, antes de que hiciese su aparición “el profeta armado”. Esta imagen es la que más choca a la conciencia de los españoles, quienes lo desconocen todo sobre la vida de Muhámmad, su carácter de maestro espiritual por encima de todo. Lo que desconcierta es que no responde a los tópicos del santo, ni del asceta que se aparta del mundo y de sus semejantes. Muhámmad construyó una comunidad, y recibió permiso para defenderla de los agresores. Tal y como dice el Qur’án: “Si Dios no hubiera permitido a la gente que se defendiera, los monasterios, iglesias, sinagogas y mezquitas —en los cuales se invoca el Nombre de Dios en abundancia— habrían sido destruidos.” qur’án, 22/40
No se puede decir que llegásemos a un acuerdo. Elorza sigue en sus trece, a pesar de las evidencias. Llegó a decir que Muhámmad (saws) tenía las “manos manchadas de sangre”… que Al-lâh lo perdone. En el intento de demostrar que el islam alienta el fanatismo, todo vale, a despecho de lo que diga el Qur’án y del propio comportamiento del profeta. Resulta curioso como ciertos arabistas coinciden punto por punto con los terroristas en su definición del yihad. En cierto sentido, se miran al espejo. ¿Cómo es posible esta identificación? Creo que es el resultado de años de orien-talismo, de una tradición académica que ha propagado una definición interesada del islam, puesta al servicio de
Un debate con Antonio Elorza
la empresa colonizadora. Para esto, nos remitimos a la obra de Edward Said. Este debate me ha dejado una certeza. Los musulmanes tenemos que hablar, responder, participar en los debates. Hay que dialogar incluso con nuestros enemigos, y especialmente con aquellos que son capaces de reconocer la grandeza del islam, aún desde la perspectiva crítica del arabista. Tenemos derecho a quejarnos cuando se acusa al islam en su conjunto, y más cuando se calumnia a Muhámmad de una manera tan afrentosa. Sin embargo, debemos ser capaces de reconocer la parte de verdad que existe en su discurso. Antonio Elorza tiene razón cuando nos enseña un libro sobre el yihad comprado junto a una gran mezquita en Londres, en el cual se apela sin equívocos a “combatir hasta convertir a todos los infieles”. Tiene razón cuando señala hacia aquellos que se otorgan el derecho a decidir sobre la condición interna de los hombres, violando lo más sagrado, propagando el odio y la violencia. ¿Qué infieles, quienes son los infieles sino aquellos que traicionan el Mensaje del Qur’án, que propagan una visión tan perversa del islam? Si queremos combatir la islamofóbia, debemos desenmascarar en primer lugar a aquellos que la propagan, a esos hipócritas que se amparan en el nombre del islam para cometer actos abominables. Estos son nuestros enemigos. Elorza terminó haciendo un alegato: “hay que dignificar el islam”, dijo, y otorgarle en nuestra sociedad el lugar que se merece, como segunda religión en España en número de seguidores. Al final, una cosa se hizo evidente. No estábamos tan lejos como parecía. Simplemente, se trata de dejar a un lado
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las discusiones teológicas de tipo esencialista, y centrarse en la realidad que nos rodea. España necesita una política de integración seria y profunda, que logre sacar de las catacumbas a los musulmanes, demostrarles que no son ciudadanos de segunda. Desde aquí, quiero pedir públicamente perdón a Antonio Elorza. No es un ignorante. Se trata de un hombre que se preocupa por las cosas que suceden en su país, que trata de indagar las causas de la violencia que ha golpeado a España. En este contexto, nos atrevemos a pedirle algo, tanto a él como a aquellos que se dedican a escribir sobre el islam en castellano. Que sean extremadamente cuidadosos. En muchas ocasiones, cuando se generaliza de manera negativa sobre el islam y los musulmanes, nos vemos situados en una postura defensiva. Esto nos enfrenta y no nos ayuda en la tarea de desenmascarar a los violentos. Sobretodo, que sean cuidadosos en la manera con la que se refieren a Muhámmad, maestro de sabiduría para más de mil millones de personas. Si se trata de combatir los extremismos, la mejor manera no es herir los sentimientos de todos los musulmanes.
. fatwa contra ben laden: el impacto mediático
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l impacto de la fatwa contra el terrorismo emitida el jueves 10 de marzo del 2005 por la Comisión Islámica de España (cie) está superando toda expectativa. La fatwa, firmada por el Secretario General de la cie, Mansur Escudero, declara que Bin Laden y todos aquellos que invoquen el islam para cometer actos terroristas han abandonado el islam y no deben ser considerados como musulmanes. Después de una prolija “aclaración doctrinal”, se ofrecen las siguientes conclusiones: “Por todo lo cual, tenemos a bien declarar la siguiente resolución: 1. Que el Islam rechaza el terrorismo en todas sus manifestaciones, ya se trate de la muerte o el daño a seres humanos inocentes o a sus propiedades. 2. Que el Islam es la principal víctima de los atentados terroristas realizados por algunos grupos que falsamente se autodenominan “islámicos”, por cuanto que tales atentados no sólo se cobran la vida de numerosos mu
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sulmanes, sino que también dañan la imagen del Islam, hacen crecer los sentimientos de islamofobia y sirven a los intereses de sus enemigos. 3. Que estos grupos tratan de encubrir su extravío a través de interpretaciones falseadas y manipuladas de los textos sagrados, en un intento de ganarse apoyos entre los musulmanes o conseguir nuevos adeptos. 4. Que aquellos que cometen actos terroristas violan las enseñanzas coránicas más básicas y se convierten así en apostatas que han abandonado el Islam. 5. Que es deber de todo musulmán luchar activamente contra el terrorismo, en consonancia con el mandato coránico que establece la obligación de impedir que se extienda la corrupción en la tierra.” En el ámbito francófono, la noticia apareció en primer lugar en France Press, de donde la tomaron los principales periódicos franceses: Le Monde, Le Figaro, Nouvel Observateur, Libération, L’Express, Le Point. Otros medios francófonos son Tribune de Genève, Le Soir, Radio-Canada, Proche-Orient.info, tf1, France 3, Yabiladi, tv5, etc. Una búsqueda en Internet nos da un total de más de cien medios de habla francesa, y esto 4 días después de ser publicada. Las agencias Reuters y Associated Press difundieron la noticia en inglés el jueves 10 de marzo. Desde entonces hasta ahora (lunes 14), más de dos centenares de medios editados en inglés han recogido la noticia, entre ellos varias televisiones y los periódicos de mayor tirada:
Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático
bbc News, abc News, Fox News, The Guardian, Los Angeles Times, The New York Times, San Francisco Gate, New York Post, Newsday, The Washington Times, San Francisco Chronicle, Houston Chronicle, Daily Telegraph, Times Online, Daily Times, Chicago Tribune, Christian Today, Hindustan Times, Toronto Star, Moscow Times, China Daily, y un largo etcétera. En general, puede decirse que la noticia ha sido recogida por periódicos de todos los estados de eeuu. Entre las páginas web de carácter islámico que han recogido la noticia, hay que señalar la Muslim American Society, Islamicity, Islam Online y al-Jazeera, además de diferentes periódicos en inglés o francés de Túnez, Egipto, Pakistán, Malasia, Marruecos, Algeria, Arabia Saudí o Turquía, tales como Sahara Marocain, Yabiladi, Algerie-dz, L´Economiste, Berita Minggu, Arab News, Zaman y el Journal of Turkish News. En algunas informaciones internacionales sobre la conmemoración de los atentados del 11 de Marzo en España, la fatwa ha sido considerada más relevante que la presencia de 16 jefes de Estado. A esta amplia difusión ha contribuido decisivamente la entrevista realizada a Mansur Escudero por la cnn, que fue retransmitida el mismo viernes 11 de marzo. Como curiosidad, en el artículo de The Guardian se comenta con extrañeza que los dirigentes de la cie no fuesen invitados a los actos de conmemoración del 11-m, aunque esto no es tan extraño si se tiene en cuenta que los actos culminaron con una misa católica, ignorando el carácter multireligioso de las víctimas.
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El impacto que ha causado la fatwa en los eeuu puede calibrase por el número de menciones en blogs. En el buscador Technorati, al picar “bin Laden fatwa” aparece 960 intervenciones. Muchas de ellas son seguidas de réplicas y comentarios, de modo que es imposible hacerse siquiera una idea del alcance del debate generado. Estos foros nos ayudan a comprender los motivos de esta difusión, y la euforia que ha producido entre los internautas norteamericanos. Algunas de las preguntas más frecuentes son: ¿Porqué nadie había hecho esto antes? ¿Porqué las organizaciones islámicas de los eeuu no hicieron lo mismo tras el 11-s? Por el contrario, la difusión en España puede calificarse de discreta. Fue recogida de forma muy escueta en El País, El Mundo y La Vanguardia, y algo más amplia en el Diario Vasco, La Nueva España, Diario de Navarra, Alto Aragón y Sur Digital. En El Periódico de Cataluña la información aparece citada a partir de la cnn, a pesar de haber sido difundida con anterioridad por agencias españolas. Solo La Vanguardia ha dedicado un artículo específico a resaltar el impacto de la fatwa en todo el mundo. En América Latina, la noticia fue publicada en diarios como el Universal, La Crónica de Hoy, La Jornada (México), el Tiempo (Colombia), La Nación (Argentina), El Mercurio (Chile), Diario Potosí (Bolivia) y muchos otros. La recepción por parte de los colectivos musulmanes en España puede considerarse como positiva. Tal y como relata un artículo de abc, Mansur Escudero presentó el texto el mismo viernes 11 de Marzo al Centro Islámico de Madrid (mezquita de la m-30, financiada por Arabia saudí), siendo bien acogida. Sheij Munir, imam de la m-30, citó fragmentos
Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático
de la fatwa en su jutba, incluidos aquellos donde se afirma que Bin Laden y los terroristas “no son musulmanes”. Según al-Jazeera, también el diputado socialista en el parlamento catalán, Muhámmad Chaib, ha apoyado la fatwa, aunque añadiendo que la prioridad de la comunidad musulmana es integrarse, y no hacer declaraciones políticas… un comentario un tanto extraño por parte de un inmigrante marroquí metido a político. El impacto mediático merece meditarse. Dado que existen numerosas declaraciones semejantes condenando el terrorismo, su carácter específico radica en su calificación de apóstata a Bin Laden. Esto es, precisamente, lo que parece dudoso al redactor de Islamonline. Después de destacar que “representa la primera condena mayor de Bin Laden por una organización islámica de primer orden”, matiza: “Muchos sabios y población han denunciado los atentados de Madrid, que mataron a 191 personas, y los ataques del 11 de septiembre, y también han condenado a al-Qaeda. Pero ellos se han guardado de declarar a Bin Laden apostata o fuera del islam.” A continuación, se citan varias opiniones críticas sobre el hecho de considerar kafir a un musulmán, como la fatwa de Sheikh Faysal Mawlawi, del European Council for Fatwa and Research: “Los juristas opinan de forma unánime que la apostasía consiste en negar el Mensaje (o cualquiera de sus enseñanzas) del profeta Muhámmad (paz y bendiciones). Y que el cometer pecados, por muy graves que estos sean, no puede ser considerado apostasía.”
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Según el mufti egipcio Ali Jum’ah, calificar a Bin Laden como terrorista es una cuestión legal y no religiosa: “Es mejor que la decisión sobre semejante materia sea dejada a una judicatura imparcial”. Curiosa opinión por parte de un mufti, que se reconoce parcial sobre este punto. Finalmente, Islamonline cita a Imam Ahmad [ibn Hanbal], fundador de una de las grandes escuelas de jurisprudencia islámica, allá en el siglo x: “Condenar, declarar o castigar a alguien como kafir (apostata) es algo restringido a Al-lâh y Su Mensajero.” Esta opinión, por otro lado, contrasta con la defensa que se hace en otros textos publicados en Islamonline, según los cuales la apostasía debe ser condenada con la muerte. En las biograf ías de ibn Hanbal es habitual leer su opinión según la cual quien afirma que el Qur’án es creado no es musulmán (Ibn Qutayba). Resulta extraño que se considere aceptable declarar a alguien kafir o no-musulmán por cuestiones metaf ísicas abstractas, y se tengan tantos miramientos en el caso de la muerte indiscriminada de civiles. Según Yusuf Qaradawi, “el término Kufr es también usado para referirse a una transgresión que se acerca a un total rechazo del islam y no pueda distinguirse de un rechazo y negación de Al-lâh y su Mensajero” (Islamic Awakening Between Rejection and Extremism). Al final de nuestro recorrido, queda en pie una pregunta: ¿por qué el impacto mediático de la fatwa? En los foros y diferentes artículos, se destaca una y otra vez que esta es la primera vez que una organización del calibre de la cie declara apostata a Bin Laden, y a todos aquellos que cometen actos terroristas en nombre del islam. Esta declaración rom
Fatwa contra ben Laden: el impacto mediático
pe con el discurso de aquellos que quieren equiparar islam y terrorismo, al mismo tiempo que quita toda legitimidad a la pretensión de los terroristas de representar al islam. Se traza sin ambigüedades un camino nuevo, que constituye el de la mayoría de los musulmanes. Uno de los comentarios que más hemos escuchado estos días es el siguiente: esta fatwa es lo mejor que se ha hecho en años a nivel internacional para mejorar la imagen del islam y de los musulmanes. Esto explica la animadversión con la cual la fatwa ha sido recibida en webs reconocidas por su islamofobia. En algún medio de carácter sionista se acusa a la cie de hacer taqiya (ocultamiento). Es decir, se afirma que la declaración de apóstata a Bin Laden no es más que una táctica de ocultamiento de nuestras verdaderas (y perversas) intenciones. Y Al-lâh sabe más.
. “en españa, los musulmanes somos considerados ciudadanos de segunda”. la presente entrevista es una adaptación de la realizada en directo por los usuarios de canal solidario-oneworld españa el 7 de mayo de 2004, tras la polémica surgida con la propuesta del ministro del interior de controlar la actividad religiosa de las mezquitas como parte de la estrategia contra el terrorismo. hemos ampliado las respuestas y eliminado algunas preguntas pertinentes tan solo en los días en que fue realizada la entrevista.
¿Es verdad que Arabia Saudí está financiando aquellas mezquitas donde la línea que siguen es más cercana al fundamentalismo islámico? Es cierto, no sólo en España sino en todo el mundo. La política de Arabia Saudí ha sido desde hace muchos años la de intentar controlar el islam. Para ello, financian la construcción de grandes centros, que parecen monopolizar la presencia del islam en todo el mundo. En vez de gastar su dinero en ayudar a otros países (musulmanes o no), aplicando políticas de asistencia al desarrollo, su máximo interés es el de presentarse como “la ortodoxia”, los “guardianes de la pureza del
“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.
islam”. Sin embargo, ya desde el nacimiento del wahabismo en el siglo xviii, se conservan numerosos escritos de ulemas (sabios) de la época otomana denunciando el wahabismo como una deformación totalitaria del islam. En concreto, los ulemas denuncian que Abdel Wahab permitió a sus seguidores matar a musulmanes a los que acusaba de desviarse de sus interpretaciones. ¿Porque es esta corriente la que han favorecido los países occidentales? Precisamente, porque constituía un cisma dentro del islam, facilitando la fragmentación y el control de las sociedades musulmanas. Esta situación se prolonga hasta nuestros días. En España, los musulmanes demócratas pedimos al apoyo de la ciudadanía y a las instituciones frente al fundamentalismo, y sin embargo parece más fácil pactar con Arabia Saudí, un país que tiene enormes cantidades de petróleo y una gran influencia sobre la marcha de la economía mundial. Me gustaría que aclararas el concepto de ‘yihad’, que suele aparecer siempre relacionado con acciones violentas y terrorismo, pero me parece que tiene que ver más con una actitud individual para el creyente musulmán. La palabra árabe yihad significa, literalmente, “esfuerzo”. Existen otras palabras árabes que se refieren a la guerra, pero estas (curiosamente) no aparecen en el Qur’án. En primer lugar, el esfuerzo se refiere al de la superación personal, el mejoramiento de nuestro entorno y condición interior. Este es el “yihad mayor”, en palabras de Muhámmad (saws). Más conocido es el “yihad menor”, el combate armado en legítima defensa. En este punto, hay diferenciar entre la guerra de depredación y la guerra defensiva. En el Qur’án se expresa claramente, una y otra vez, que a los musulmanes solo nos
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está permitido combatir en legítima defensa, contra la tiranía o en defensa de la libertad religiosa (el Qur’án menciona explícitamente la defensa de iglesias, sinagogas y mezquitas). Por desgracia, este es uno de los puntos clave del islam donde la ignorancia se ha cebado. En el contexto actual, los musulmanes tenemos que denunciar a todos aquellos que instrumentalizan este concepto para fines poco claros. Cuando oímos a alguien escudarse en el yihad para matar civiles o realizar actos abominables, debemos denunciarlo. Esa gente está manipulando las palabras y ensuciando nuestra tradición, al mismo tiempo que hace aparecer como terroristas a gentes que han emprendido luchas de liberación lícitas, tanto según el derecho internacional como según la ley islámica, como en Chechenia o Cachemira. ¿Quién cree que está interesado en ofrecer una visión del islam esencialmente violento y ligado al terrorismo? Los mismos intereses que han divulgado las tesis del “choque de civilizaciones”. Un Estado vinculado a un lobby militar expansionista necesita enemigos que justifiquen el aumento del gasto de defensa y los recortes de los derechos civiles. En España, estos intereses coinciden con la ideología de los nostálgicos del nacional-catolicismo ultramontano, refractarios a la España plural que se avecina. Desde el 11-m no parece que haya aumentado el racismo, pero sí un ambiente de sospecha. ¿Cómo se sienten los musulmanes en España? No se ha producido en España una oleada de ataques contra musulmanes o mezquitas como la registrada tras el 11-s en eeuu. Por el contrario, hemos notado una gran sensibilidad hacia este tema: llamadas de diversos
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medios de comunicación pidiendo que les comunicásemos cualquier brote de violencia contra los musulmanes, para denunciarlo. Por desgracia, el ambiente de sospecha viene más de la Administración que de la ciudadanía. Las recientes declaraciones del ministro del Interior, al señalar como presuntos focos de radicalismo a cientos de pequeñas mezquitas, han hecho crecer la islamofobia. ¿Por qué os oponéis al plan de controlar a los imames? ¿No pensáis que esta es una medida positiva para acabar con el radicalismo? El plan anunciado por el Ministro del Interior se basa en un supuesto falso: el de que las pequeñas mezquitas predican el radicalismo. Esto es falso. La Generalitat de Catalunya es la única comunidad autónoma que ha realizado un informe pormenorizado sobre estas pequeñas mezquitas, y este informe es concluyente: no existe radicalismo en esas comunidades. Lo mismo dice el Centro Nacional de Inteligencia (cni), por lo poco que sabemos. Así pues, el Ministro actúa de mala fe o está mal informado. Dándole el beneficio de la duda, pensamos que ha sido mal aconsejado, y que al lanzar esta noticia perseguía fines propagandísticos. Ante una oposición que acusa al gobierno de debilidad, se trata de hacer creer a la opinión pública lo contrario. Dicho esto, pensamos que rectificará, al menos parcialmente. ¿Cómo cree que se deberían elegir los imanes de las mezquitas españolas? Los imanes deberían ser elegidos por cada comunidad, tal y como está previsto en el Acuerdo de Cooperación firmados entre el Estado y la Comisión Islámica de España en 1992. Este Acuerdo fue aprobado por el Parlamento español y fir
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mado por el Rey y tienen rango de ley. A lo que nos oponemos es a la creación de una especie de “iglesia en el islam”, lo cual no solo es contrario a nuestra tradición, sino a la libertad de conciencia e interpretación que siempre hemos defendido. ¿Cómo cree que puede mejorarse la mutua comprensión y el diálogo entre musulmanes y la sociedad occidental? La mutua comprensión pasa por insertar el islam plenamente como una opción espiritual lícita dentro de nuestra sociedad. Se trata del desarrollo de la libertad religiosa, uno de los pilares de la democracia, y que en España deja mucho que desear. La libertad existe, pero hay un sentimiento generalizado de que los musulmanes somos ciudadanos de segunda. El desarrollo de la libertad religiosa pasa por el cumplimiento del Acuerdo de Cooperación suscrito entre la Comisión Islámica de España y el Estado, de garantizar el derecho a la apertura de mezquitas, el acceso a la alimentación halal, la enseñanza del islam en las escuelas. Se trata de hacer ciudadanía, de evitar la formación de guetos e insertar a los musulmanes —sobre todo inmigrantes— como ciudadanos de pleno derecho, con sus deberes y sus obligaciones, pero también con sus derechos. Sólo de este modo se logrará aislar a los radicales, dejarlos solos en su paranoia. En un principio la religión islámica parecía patrimonio de los países árabes, pero ahora se ha extendido por el mundo. Por poner solo un ejemplo, por la comunidad negra de eeuu, ¿cómo interpretas esto? Nunca el islam fue patrimonio de ninguna raza. La palabra islam significa “entrega a Dios/la Realidad Única”. Más allá de toda religión, el islam es un estado de conciencia, el
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estado natural de toda criatura. Así lo entendió Goethe en su Diwan Oriental cuando escribió: “Si islam significa que estamos sometidos a Dios, entonces todos nacemos y morimos musulmanes”. Todas las cosas en la Creación estás sometidas al principio generador de la existencia. Según el Qur’án, tanto Adán (el “primer hombre”, entendido en un sentido simbólico), como Abraham, Moisés o Jesús, todos ellos eran musulmanes. Si nos referimos al “islam histórico” que surge con el mensaje de Muhámmad, nunca fue exclusivo para los árabes. Existe un hadiz donde se dice que todos los hombres son iguales, como las púas de un peine. En otro hadiz se dice que no existe superioridad del árabe sobre el no árabe, ni del blanco sobre el negro. El país con más musulmanes del mundo es Indonesia, donde los árabes son pocos. Tampoco hubo muchos árabes en al-Andalus, una de las civilizaciones islámicas más esplendorosas. La cultura persa tiene poco de árabe. A parte de estas precisiones, es cierto que hubo una “ruptura” de las fronteras de “dar al islam” (la casa del islam), con la caída del califato otomano. Es curioso, pero este acontecimiento que fue visto en su día como un desastre, ha propiciado la difusión del islam en el mundo, más allá de esas fronteras tradicionales. El islam crece no solo entre la población negra de los eeuu, sino en todo el mundo. También en Europa, y no únicamente a causa de la inmigración, sino por el fenómeno de la conversión. Este fenómeno cambiará a la larga la percepción que los propios musulmanes “de origen” tienen sobre el islam. Cada vez que he ido a un país de mayoría musulmana veo la misma sorpresa, la misma maravilla. Quieren saber porque nos hemos reconocido musulmanes, los conversos,
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gentes del “primer mundo” que reconocen como propia la religión del “tercer mundo”. ¿No crees que el mundo árabe necesita un nuevo Nasdah (Renacimiento) como hubo en los siglos ix y x, cuando eran el centro de la cultura y desarrollo científico del mundo? La situación general del mundo árabe es un desastre. Podemos discutir las causas, pero esto no hay nadie que lo niegue. Ampliando la pregunta, pienso que el mundo musulmán en su conjunto necesita de un renacimiento, un nuevo estado de conciencia. Desde la perspectiva del Qur’án, la situación se me presenta claramente. El Qur’án nos previene contra la “religión de los antepasados”, la cosificación de la experiencia que cada uno tiene de su Señor en una religión de Estado, cuyos rituales siguen repitiéndose pero de la cual ya nadie recuerda su sentido. Desde esta perspectiva, estoy convencido de que el mundo islámico saldrá de su actual situación en el momento en que retome el carácter abierto de la revelación, y los valores que están unidos a ella: libertad de interpretación y de conciencia. Se trata de recuperar los valores auténticos y universales frente a esa religión de los antepasados, una lectura patriarcal y autoritaria del islam generada en el pasado, con la cual muchos musulmanes no nos identificamos. Existen musulmanes muy pendientes del largo de la barba o de cómo debe ser el velo, pero muy poco de la búsqueda del conocimiento, a pesar de que está debería ser una prioridad para todo musulmán y musulmana. Como suelo decir, el islam es el problema y el islam es la solución. ¿Cuál es para usted el país que, en estos momentos, representa mejor los valores islámicos o musulmanes?
“En España, los musulmanes somos ciudadanos de segunda”.
Existe un hadiz de Muhámmad en el que dice: “Una sociedad islámica es aquella en la cual nadie pasa hambre”. Por tanto, y a pesar de las promesas del presidente Lula en Brasil, no hay en estos momentos un solo país que pueda llamarse islámico. Dado que no te criaste en un entorno familiar de musulmanes, ¿cuándo y por qué decidiste hacerte musulmán? ¡Esta es la pregunta más dif ícil! Más allá de las circunstancias exteriores, puedo contestar con una anécdota. Mi camino hacia el islam se produce a través de la palabra poética. En la culminación de una experiencia que podría denominarse como una “emergencia espiritual”, en la cual fueron apareciendo contenidos arqutípicos propios de las tradiciones sagradas de la humanidad. Al final de este proceso, escribí el siguiente verso: “Me refugio en Aquel que hace estallar la aurora”. Una liberación, como si saliese del círculo pequeño y miserable de mis obsesiones, para insertarme en un universo más amplio, el de la propia Realidad. Tiempo después, cogí un Qur’án en una librería y lo abrí por el final, la surat al-falaq (): “Dí: Me refugio en el Señor del alba”. Fue un shock tremendo. Lo que para mía había sido “palabra inspirada”, coincidía con la palabra de Al-lâh… Reconocí el fenómeno de la revelación como un hecho posible, y no como un cuento de los antiguos, una fábula irracional y absurda. Mis lecturas del Qur’án lo confirmaron plenamente: la cosmología que este libro contiene forma parte del interior del ser humano. Reconocí como propios los elementos centrales de la revelación coránica, la creación establecida en la balanza, la Unidad que hay detrás de todo lo aparente, el cielo y el infierno como polos de atracción en la conciencia. Reconocí
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que estaba sometido al Creador de los cielos y la tierra, que existe una fuerza superior al hombre que lo mece, una fuerza que no es ciega, sino Misericordia creadora. Esto es el islam, tal y como lo hemos recibido.
. internet y el imamato femenino
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nternet está poniendo al alcance de los/as musulmanes/as en el mundo gran cantidad de información sobre su religión, mucha de ella ignorada o celosamente guardada por los sectores más reaccionarios. Está posibilitando el debate sobre temas clave, como son la condición de la mujer, la sexualidad, el sistema de gobierno y los derechos humanos, y numerosos aspectos de la Sharia (castigos corporales, homosexualidad, pena de muerte, aborto, etc). Podemos hablar de una democratización de los debates, que son arrancados del ámbito académico y del círculo cerrado de los expertos religiosos. En diferentes foros y páginas web de todo el mundo son colgadas discusiones hasta hace poco sorprendentes: ¿es lícito el matrimonio entre homosexuales? ¿Qué dice el islam sobre el aborto? ¿Qué hay sobre la lapidación, sobre la apostasía? ¿Son realmente prácticas islámicas? Los que trabajamos en este medio no dejamos de sorprendernos. Descubrimos que en el pasado han existido opciones de lo más variadas, que en el mundo islámico hay precedentes de matrimonios entre hombres, que el aborto ha estado permitido durante siglos, bajo determinados casos.
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Descubrimos que los malos tratos, la lapidación y la condena del apóstata son obra de algunos juristas al servicio del poder. Gracias a la conexión global que internet propicia, numerosos textos e interpretaciones calificadas hasta ahora como “heterodoxas” son puestas al alcance de la ummah. El impacto de la red se ha puesto de manifiesto hace pocos días, con el anuncio realizado por la Progressive Muslim Union de que Amina Wadud Muhsin iba a oficiar el yum’a del viernes 18 de marzo en Nueva York, dando el jutba y dirigiendo la oración colectiva. Tras el rechazo de las tres mezquitas más importantes de Nueva York, la oración fue convocada en la Sundaram Tagore Gallery, una galería de arte dedicada a actividades interculturales. Una amenaza de bomba obligó a desconvocar el acto. Finalmente, tuvo lugar el día previsto, en una sala cedida por la Iglesia Anglicana. A la oración colectiva acudieron más de un centenar de personas, hombres y mujeres, y fue realizada entre fuertes medidas de seguridad. El acto ha causado una auténtica conmoción en el mundo islámico. Algunos lo ven como un despertar de la ummah, un gesto revolucionario. Para otros, se trata de una innovación infame. Las tres grandes mezquitas de Nueva York rechazaron el acto. El rector de la Universidad de al-Azahar lo declaró prohibido, lo mismo que los principales muftis e imames de Meka y de Medina. La Asamblea de Juristas Musulmanes de Norteamérica emitió un comunicado calificando de “herejes e innovadores” a todos aquellos que defendiesen el derecho de la mujer a dar el jutba y dirigir la oración del viernes. Los ulemas más conservadores apelan al “consenso de los sabios” para afirmar que esto va contra la Sharia.
Internet y el imamato femenino
Sin embargo, y gracias a internet, numeroso material alternativo ha ido apareciendo. Inmediatamente, empezaron a circular artículos y estudios más o menos serios sobre el tema. (A través de Webislam, pudimos aportar nuestro grano de arena en esta lucha). Estudiantes de universidades del mundo islámico se pusieron a la obra, rescatando antiguas historias que nos hablan de un islam muy diferente. Hemos descubierto que el consenso contra el imamato femenino es inexistente. Descubrimos que en los primeros tiempos del islam se dieron situaciones de este tipo, y que algunos de los más prestigiosos juristas consideraron lícito que una mujer dirija en la oración ante hombres y mujeres: Tabari, Abu Thawr, Abu Dawud, Ibn Arabi. Incluso alguien habitualmente tachado de ultraconservador como ibn Taymiyah, consideraba estas oraciones válidas, por lo menos en ciertas circunstancias. El debate ha sido apasionante. Lo más sorprendente ha sido comprobar la falta de argumentos de los detractores del imamato femenino. No han podido citar ningún versículo del Qur’án ni un solo dicho del Profeta que prohíba a una mujer dirigir la oración ante hombres y mujeres o niegue su derecho a dar el jutba. Por si fuera poco, se ha puesto de manifiesto que Muhámmad asignó a una mujer como imama de una mezquita de su zona. Según algunos pretendidos “sabios”, no es bueno que una mujer se coloque delante de otros hombres. El cuerpo de la mujer es provocativo, y podría distraer a los hombres a la hora de realizar sus oraciones. Opiniones de este tipo nos ofrece un cuadro de los musulmanes muy poco elevado, incapaces de concentrarse ante una mujer velada y convenientemente vestida para la ocasión.
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Para los defensores del imamato femenino, los argumentos son básicamente cuatro: 1. No existe ni una aleya en el Qur’án ni un solo hadiz que prohíba a una mujer dirigir la oración ante hombres y mujeres o niegue su derecho a dar el jutba 2. El Qur’án atestigua la capacidad de la mujer para dirigir una comunidad, tanto política como espiritualmente, incluido el grado de la profecía 3. Las condiciones requeridas para realizar el jutba son el conocimiento del Qur’án, de la Sunna y de las enseñanzas del islam, además de la condición interior de la persona (su fe o confianza en Dios). Nada de esto tiene que ver con el género 4. Existe un hadiz donde se demuestra que el profeta Muhámmad eligió a una mujer para dirigir las oraciones colectivas de su comunidad El mismo día 18, los organizadores del evento recibieron una grata noticia. El Gran Mufti de Egipto Ali Gum’a afirmó que la dirección de la oración mixta por parte de una mujer es permisible: “Si la congregación acepta a una mujer como imama, entonces esto es asunto suyo y no hay nada malo en ello, desde el momento en el cual esa comunidad admita esta costumbre”. La noticia fue divulgada ampliamente la misma noche por la televisión al-Arabiya, causando una enorme alegría entre los miembros de la Progressive Muslim Union. Como secretario de Junta Islámica, pude felicitar personalmente a los organizadores, y transmitirles el apoyo de Mansur Escudero, Secretario de la Comisión Islámica de España.
Internet y el imamato femenino
Al final, una cosa ha quedado clara: en lo que respecta al imamato de las mujeres, existen diferentes sensibilidades. Si algunos/as musulmanes/as consideran lícito que una mujer dirija la oración del viernes, argumentando a partir del Qur’án y de la Sunna, están en su derecho. Las contradicciones entre destacadas autoridades religiosas no son nuevas, y no deben ser consideradas como fitna (ruptura), sino como una expresión del carácter abierto del islam. Mientras escribimos este artículo, recibimos la noticia de que una mezquita italiana ha decidido nombrar una mujer como imama, para dirigir las oraciones de un modo permanente. En el año 1426 después de la Hégira, el imamato de la mujer ha sido establecido. Los sectores más reaccionarios tendrán que acostumbrarse.
. llamamiento a tariq ramadán, a propósito de una moratoria
E
mpezamos con un pronunciamiento: apoyamos toda iniciativa tendente a acabar con los castigos corporales en el mundo islámico. Saludamos el gesto de Tariq Ramadán al realizar un “llamamiento internacional a una moratoria inmediata sobre los castigos corporales, la lapidación y la pena de muerte en el mundo musulmán”, que ya le está reportando críticas sangrantes por parte “de los suyos”. Aunque no nos sentimos identificados con la tradición reformista en la que se inserta, valoramos positivamente sus esfuerzos en pos de una normalización de la presencia del islam en Europa. Dicho esto, no puedo sino manifestar mi desconcierto ante los términos en los cuales ha sido realizado dicho llamamiento. Sorprende que Tariq Ramadán pida “la apertura de un amplio debate intracomunitario” sobre los castigos corporales (hudud). En los últimos años han sido publicados un millón de artículos al respecto, desde la mera opinión hasta análisis jurídicos. El tema ha sido debatido en la onu, la unesco, la Conferencia Islámica y la isesco. Creo haber leído unas dos
Llamamiento a Tariq Ramadán
cientas fatwas o escritos de ulemas, muftíes, intelectuales y alfaquíes, posicionándose a favor o en contra de la lapidación, flagelación, etc. Llamar al establecimiento de un debate sobre los castigos corporales hoy en día es tan extraño como llamar a un debate público sobre la guerra de Iraq. Lo que deberíamos hacer no es pedir que se abra un debate, sino entrar en él y posicionarse claramente: ¿qué piensa de la lapidación, considera que es un castigo fundado en el Qur’án, o más bien se trata de una imposición de los juristas medievales? ¿Cuál es su interpretación sobre la aleya coránica donde se establece la pena del “corte de manos”? ¿Cuál es su lectura del quisás (talión o equivalencia)? ¿Justifica el quisás la pena de muerte por asesinato, o se pueden establecer otras equivalencias (penas de cárcel)? Por el contrario, al hablar de la necesidad de comprender los castigos corporales en su contexto, se está sugiriendo que en un contexto “cien por cien islámico” estos castigos pueden estar justificados. Al criticar “lo mal que son aplicados los castigos”, se sugiere que existe una forma “buena” de aplicarse. A pesar de las buenas intenciones que guían este llamamien-to, se comprende que haya sido recibido con indiferencia, incluso de una forma hostil por sectores progresistas. Hay que tener en cuenta que los hudud son hoy en día aplicados de forma muy minoritaria (otra cosa sucede con la pena de muerte). Después de la revocación de la ley correspondiente en Irán, solo hay dos países que contemplen la pena de lapidación en caso de adulterio: Arabia Saudí y Nigeria. En el caso de Nigeria, aunque ha habido sentencias, todavía no se ha producido lapidación alguna. La pena del corte de manos prácticamente no se aplica, salvo en Arabia
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Saudí. Shahed Amanullah (editor de altmuslim.com) señala este peligro: teniendo en cuenta que ya existe una moratoria de facto en la mayor parte del mundo islámico, este llamamiento puede tener un efecto contraproducente. No es lo que se pretende, pero el mero uso de la palabra “moratoria” sugiere la posibilidad de conducir al mundo musulmán a reestablecer estos castigos. No nos cabe duda que la intención de Tariq Ramadán es positiva, y se sitúa en la línea de acabar con los castigos corporales. Sin embargo, su planteamiento no va al fondo del problema: el engaño que viven muchos musulmanes sobre la sharia, asimilada a las legislaciones (demasiado humanas) que regían bajo los califatos omeya y abbasida. En este punto, no cabe engañarse. Los hudud se aplican porque existe un grupo de ulemas que defienden la aplicación literal de estas leyes, y tratan de convencer a las poblaciones musulmanas de que han sido “dictadas por Dios”. El engaño se mantiene en pie porque estos ulemas tienen todos los petrodólares del mundo para propagar entre los musulmanes la miseria, manteniendo situaciones de opresión y control ideológico. A estas alturas, Tariq Ramadán debería saber que el problema del islam en el siglo xxi es la propia existencia de estos clérigos reaccionarios, que han transformado el islam en una religión legalista, misógina y oscurantista. Debería dejar de citar y de editar sus textos, tomándolos como referencia válida para los musulmanes europeos. Puede jugar a no enterarse, hacerse el moderado y tratar de contentar a todos, pero tarde o temprano tendrá que definirse. Uno no puede aparecer en el Foro Social Europeo un día, rodeado de feministas, altermundistas y homosexuales, y a la semana si
Llamamiento a Tariq Ramadán
guiente dar una conferencia junto a Yusuf Qaradawi, quien aboga por la segregación de los sexos y la pena de muerte para los homosexuales. Espero que Tariq Ramadán no reciba esta crítica como parte del linchamiento mediático que se está realizando contra su persona, que en España está tomando caracteres grotescos. Mi objetivo no es atacar a Tariq Ramadán, por quien siento un gran respeto, sino alentarle a superar estos intentos estériles de entendimiento con los ulemas reaccionarios. En respuesta a su llamamiento, queremos invitarle a dar un paso adelante, a superar esa ambigüedad que caracteriza su discurso, y que tantos dolores de cabeza le reporta. Le invitamos a posicionarse a favor de la fatwa lanzada por la Comisión Islámica de España y firmada por Mansur Escudero, condenando de forma clara e inequívoca a Bin Laden, y considerando que los que comenten actos terroristas no pueden ser considerados musulmanes. Le invitamos a mostrar públicamente su apoyo a la oración colectiva realizada por Amina Wadud en Nueva York, a defender el derecho de la mujer a actuar como imam ante hombres y mujeres. Estas son acciones contundentes sobre dos temas clave: la violencia política y la situación de la mujer. Posicionamientos realizados por musulmanes/as que no admiten ambigüedades ni compromisos inconfesos. Los problemas que sufre el mundo islámico son demasiado graves para andarnos con contemplaciones. Hay que tomar partido aquí y ahora.
. entrevista sobre algunas polémicas recientes
durante el mes de marzo de 2005 recibimos una avalancha de e-mails sobre temas recurrentes: la fatwa contra bin laden, el imamato femenino, los castigos corporales, el islam en españa. las noticias se suceden sin darnos apenas tiempo a asimilarlas. el día 10 de marzo, mansur escudero lanzó una fatwa considerando que bin laden y todos aquellos que cometen actos terroristas se han auto-situado fuera del islam, y no deben ser considerados musulmanes. el día 18, amina wadud dirigió la oración del viernes y dio el jutba ante hombres y mujeres. el día 30, tariq ramadán hizo un llamamiento para una moratoria de los castigos corporales. en las páginas que siguen, se ofrecen algunas respuestas a las consultas recibidas.
Pregunta: ¿Aprueba usted la fatwa que presentó el señor Mansur Escudero sobre el terrorismo y al-Qaida? Creo que es un instrumento legítimo y valiente de combate, en un doble sentido: contra la islamofobia y contra el
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terrorismo. Como musulmanes, es nuestra obligación denunciar las injusticias cometidas en nombre del islam, y más si esto ayuda a desvincular el islam del terrorismo. La fatwa no se refiere en ningún caso a acciones lícitas de resistencia contra la opresión, sino a la muerte de niños y civiles, algo totalmente prohibido en el islam. Quien considere justificada la muerte de niños en nombre del islam está en un extravío manifiesto. Nosotros no tenemos otra arma salvo el du’a (plegaria) y la palabra. En unos tiempos tan oscuros como los que vivimos, hay que realizar acciones claras y decididas como esta. Apruebo la fatwa sin matices. Pregunta: ¿Le parece bien el declarar apóstata a otro musulmán, como hace la fatwa de la Comisión Islámica de España? En principio, no me gusta para nada la idea de declarar a alguien “fuera del islam”. ¿Quienes somos nosotros para hacer esto? Pero esto no es lo que la fatwa dice, sino que son los propios terroristas quienes se han situado fuera del islam. Resulta curioso que los mismos que nos critican por afirmar que Bin Laden ha hecho apostasía, diciendo que el juicio corresponde solo a Al-lâh, no se priven de pronunciar el takfir contra Amina Wadud, la mujer que dirigió la oración mixta en Nueva York. Resulta sintomático que se considere aceptable declarar a alguien kafir o no-musulmán por rezar, o por tener opiniones diferentes en materia de fiqh o de aquida, y que se tengan tantos miramientos en el caso del asesinato de niños y civiles. Esto nos habla del estado de la ummah, de la miseria moral de ciertos alfaquíes. Pregunta: Me dirijo a usted con preocupación ante los insistentes llamados de Webislam a desconocer la tradi
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ción. Los castigos corporales tienen su base tanto en el Qur’án como en los hadices. Webislam realiza un claro llamado al uso de la razón, a la comprensión y al estudio, en la más pura tradición islámica. Al hablar de la Sharia hay que tener claros los principios y objetivos generales. Creo que estos castigos no constituyen el núcleo de la Sharia, sino un aspecto secundario. Creo que los castigos corporales solo tienen sentido en una sociedad como la de Medina del siglo vii, donde no había cárceles, ni policía, ni tribunales de justicia. El único modo de evitar el caos —el robo, la violación y el asesinato impunes— era aplicar la justicia de un modo inmediato. Creo que el uso de la razón nos indica que con esos castigos Al-lâh ha querido establecer claramente lo que está prohibido: el robo, el asesinato, la violación, etc. Deben existir leyes que castiguen estas prácticas y que tiendan a evitarlas, reestableciendo la armonía en la comunidad. La propia palabra had (plural hudud) significa “límite”. Esto indica que existen otras posibilidades: el límite de velocidad es 120 km/h, pero puedes ir más lento. Al mismo tiempo, se habla de los hudud como límites a la libertad humana: no matar, no robar, no violar, no calumniar. Los castigos corporales son un límite que no puede traspasarse. Sin embargo, considero injustificado el pretender que las penas establecidas en el siglo vii, en un contexto totalmente diferente del nuestro, deban ser mantenidas literalmente. Lo mismo puede decirse del talión (qisás). La palabra árabe qisás tiene el significado de “equivalencia”: se pueden encontrar otras equivalencias a la pena de muerte en caso de un asesinato, como penas de cárcel, u otras. El qisás no tiene porque implicar inmediatamente cometer sobre el culpable lo
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mismo que éste ha cometido, lo cual sería monstruoso en muchos casos. Tratar de buscar nuevas aplicaciones que respeten el sentido y los objetivos de la Sharia no es traicionar el dîn de Al-lâh, sino luchar para preservarlo en el presente, en un momento histórico concreto. Esta es nuestra obligación, como seres conscientes, sometidos a la Realidad Única, y no encadenados a las prescripciones de los sabios del pasado. Esto es justo lo que esos sabios nos reclaman, lo que Al-lâh nos exige, lo que el ejemplo del Profeta nos demanda. Pregunta: Me preocupa el hecho de que en Webislam se mezclen indistintamente reivindicaciones legítimas como el derecho de la mujer a dirigir las oraciones con innovaciones que desconocen el legado de la Sharia ortodoxa y validada por siglos de esfuerzo interpretativo. Hablas de “la Sharia ortodoxa”, pero tal cosa no existe. El concepto de ortodoxia implica una Iglesia que ostenta el magisterio dogmático, algo vedado en el islam. Reivindicar una ortodoxia en nombre de la tradición jurídica del islam es desconocer esa misma tradición jurídica. Por mi parte, mi relación con dicha tradición es flexible: la tomo como referencia, pero no como una dogmática, pues no lo es. Consideras una reivindicación legítima el derecho de la mujer a dirigir la oración ante hombres y mujeres, pero no otras de las opiniones vertidas en Webislam (yo tampoco estoy de acuerdo con todo lo publicado en Webislam, ni siquiera en la época en que era su director). Cuando no lo consideras legítimo, nos acusas de hacer “innovaciones”. ¿Dónde está el límite? Piensa que esta misma acusación de “innovación” la hacen otros a los que defienden el derecho de la mujer a dirigir la oración ante hombres y mujeres. Yo mismo afirmo
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que la reivindicación de una ortodoxia es una “innovación”. ¿Quién tiene la razón? Lo mejor que podemos hacer es dejar que cada uno se exprese según su capacidad y entendimiento, reconociendo de antemano que todo conocimiento humano es limitado. ¿Qué hay de malo en las diferencias de opinión? Para Muhámmad (saws), y según el hadiz, las diferencias de opinión son una misericordia de Al-lâh. Para muchos musulmanes hoy en día, son motivo de fitna, de pelea. Me quedo con Muhámmad (saws). Pregunta: La emisión de opiniones que cuestionan la tradición jurídica del islam solo corresponden a personas altamente capacitadas en el fiqh Islámico, con estudios serios de largos años de duración bajo una estricta y competente guía de maestros y tutores. Para opinar sobre fiqh no es necesario tener ninguna titulación académica en ninguna universidad. Si nos re-mitimos al Qur’án y a la Sunna, me gustaría que me indicases donde dice esto. Más bien, creo que el iÿtihad (esfuerzo interpretativo) es una obligación para todo musul-mán y musulmana. En esto sigo lo establecido en el Qur’án y en la Sunna, además de la opinión de prestigiosos alfaquíes, como ibn Hazm de Córdoba. No hay nada, ni en el Qur’án ni en la Sunna, que nos diga que para opinar sobre fiqh o sobre aquida haya que tener estudios en una Universidad Islámica. Ni el Profeta (saws) ni sus Compañeros (ra) estudiaron en Universidad alguna. Si eres tan purista, remítete a las fuentes. Pregunta: Si la mujer puede o no ser Imam o si se debe o no lapidar al adúltero no son cuestiones de principios sino de obediencia a Dios (al-islam). Esto no es una tertulia; es una Revelación del Dios Único. Y de nosotros depende ser
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de entre los sumisos o de entre los soberbios. Sí, nuestro deber es ser sumisos únicamente a Al-lâh, y no a los ulemas al servicio de regímenes totalitarios, que en su soberbia han llegado a considerarse como únicos depositarios de la Palabra revelada. La rendición incondicional ante la Realidad Única (al-islam) implica un compromiso, nuestra responsabilidad personal ante Al-lâh y nuestros semejantes. Antes de tirar piedras sobre una mujer adúltera, o de aplaudir ante escenas de azotes y cortes de manos a mendigos, deberías pensar si realmente estás obedeciendo a Al-lâh o a unos ulemas reaccionarios que han convertido el dîn de Allâh en una religión represiva, homófoba y sexista. Harías bien en preguntártelo, porque el Día del Juicio de nada te servirá apelar a la autoridad de los ulemas para justificarte. Lee el Qur’án y sabrás de lo que hablo. Pregunta: ¿Pensáis vosotros los musulmanes españoles de origen crear un islam al estilo español, sobre todo después de la fatwa que considera a Ben Laden fuera de los límites del islam? No se trata de crear nada. El hecho de tratar de vivir como musulmanes en un medio occidental nos conduce a respuestas diferentes. No hay nada extraño en ello. También el islam en Indonesia tiene sus características, como lo tiene en Senegal, en Irán o en las Maldivas. ¿Porque no ha de ser “diferente” en España, en Europa, en los eeuu? Lo que no se nos puede exigir es el abandono de algunos de los logros de la modernidad, justo en el momento en el cual todo el mundo islámico suspira por ellos. No todo en la sociedad occidental es corrupción y degeneración, aunque haya mucho de ello. La libertad de expresión y de conciencia, los derechos humanos,
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la igualdad de la mujer, la democracia… no son valores ajenos al islam. Simplemente, luchamos por el reconocimiento, en un contexto muy determinado. No podemos dejar de ser lo que somos, sino someternos a Al-lâh desde nuestra precariedad de criaturas, desde nuestra contingencia aquí y ahora. ¿Qué más podemos hacer? ¿Tenemos que obedecer a los ulemas de Meka o de al-Azhar? ¿Qué tienen que ver ellos con nosotros? ¿Qué saben ellos de nuestra vida cotidiana? ¿Cómo pueden juzgar nuestro contexto? Esto no se sostiene desde el punto de vista del fiqh tradicional. Tan solo vemos un intento de control ideológico, la creación de una especie de “iglesia” en el islam. Los musulmanes españoles, que en muchos casos hemos llegado al islam superando una religión dogmática y vinculada al totalitarismo, no vamos a caer en lo mismo. No somos más que musulmanes que tratamos de someternos a lo que Al-lâh quiere de nosotros, insha Al-lâh. El islam es la liberación de toda idolatría. Esto es al-Andalus, y al-Andalus siempre ha sido diferente. Pregunta: Me temo que muchas veces se cae en el vano intento de parecer muy moderno y europeo con tal de alejar las sospechas de oscurantismo y barbarie que caen sobre nuestro Din. No trato de parecer europeo: lo soy. No trato de contentar a los occidentales, ni de ser moderno, sino de vivir el islam en mi contexto. Soy catalán, y no cambiaría mi país por ningún otro. Lo absurdo es pretender imponer desde fuera unas interpretaciones a un contexto diferente. Hay que ser muy arrogante para pensar que los propios puntos de vista son universales. Lo mismo que alguien me acusa de “occidentalizante”, podría acusársele de “orientalizante” o de “arabizante”.
Entrevista sobre algunas polémicas recientes
Al-lâh dice en el Qur’án que toda la tierra es una mezquita, lugar de postración y adoración al Único. También dice que todo lo que está en oriente y occidente pertenece a Al-lâh. Para mí, como musulmán europeo, no existe otra posibilidad de vivir el islam que hacerlo aquí y ahora, en nuestro contexto cotidiano, en el contexto de las sociedades europeas del siglo xxi. Pregunta: Amina Wadud ha recibido fuertes críticas por parte de personalidades del mundo islámico. ¿Qué opinión le merecen estas críticas? He leído una veintena de fatwas o comunicados contra Amina Wadud. Salvo raras excepciones, la respuesta de estos pretendidos sabios demuestra su pobreza intelectual. No ha sido agradable oír al imam de una mezquita de Londres decir que una mujer no puede ser imama porque podría salpicar de sangre a los creyentes cuando se agachara… O a otros diciendo que una mujer debidamente cubierta y velada dirigiendo las oraciones puede despertar la lascivia de los hombres, ofreciendo una imagen patética de los musulmanes como obsesos sexuales incapaces de ejercer el menor control sobre sus cuerpos y sus mentes. Pero esto no ha sido lo peor. La carencia de argumentos es suplida por mistificaciones, tales como “el consenso de los sabios” o la referencia a la historia del islam: lo nunca visto, una innovación, nuestros padres no lo hacían. Tan solo son capaces de apelar a la autoridad y a la “religión de los antepasados”, algo que todos los profetas vinieron a combatir. Contrastemos esto con la crítica a la fatwa contra Bin Laden. Cuesta comprender como se puede llamar hereje o apóstata a Amina Wadud por dirigir un rezo, y se rechace hacerlo contra alguien que ha asesinado niños y
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mujeres, y que está contribuyendo de forma descarada a la demonización del islam en el mundo. No puedo entenderlo más que como un síntoma de la parálisis de la ummah. Se nos está cayendo el mundo encima y no somos capaces de reaccionar, tan solo de pelearnos. Todo esto muestra el fracaso de los “ulemas oficiales”. En su intento de preservar la unidad de la ummah han creado una religión totalitaria. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la diversidad de opiniones con naturalidad? ¿Qué daño hace una mujer dirigiendo la salat ante hombres y mujeres? ¿Por qué no somos capaces de aceptar la diversidad de opiniones y tendencias como expresión de la vitalidad del islam, de que los musulmanes y musulmanas estudiamos y nos esforzamos por encontrar el mejor modo de vivir el islam aquí y ahora? ¿Qué nos pasa, desde cuando asimilamos islam al dogmatismo, a la ortodoxia y al totalitarismo? La comunidad profética de Medina ya ha pasado, no existe esa sociedad ideal entre nosotros, tan solo manifestaciones diversas del islam en contextos diferentes. Por el bien de todos, habrá que irse acostumbrando: las diferencias de opinión son una misericordia de Al-lâh para la comunidad de los creyentes. Pero solo Al-lâh sabe
. juan pablo ii y el islam: un reconocimiento
con motivo de la muerte del papa juan pablo ii, 2/4/2005
L
a relación de Juan Pablo ii con el islam constituye un hito en la trayectoria de la Iglesia. Ningún Papa había calificado reiteradamente al islam como una “religión hermana”. Ningún Papa había entrado en son de paz en una mezquita, como hizo Juan Pablo ii en la Mezquita de los Omeyas de Damasco. En Casablanca, besó el Qur’án en un acto multitudinario. Sus gestos de acercamiento al islam han sido numerosos. En 1989, Juan Pablo ii envió una Carta Apostólica a los obispos sobre la situación del Líbano. Con la misma fecha realizó en francés un “Llamamiento a todos los musulmanes en favor del Líbano”: “El drama que vive el pueblo del Líbano me incita a dirigirme a vosotros. Lo hago con confianza, de ningún modo en nombre de un grupo o de una familia de pensamiento particulares, sino en nombre del mismo Dios al que adoramos y al que nos esforzamos en servir… Nosotros creyentes, hijos del Dios misericordioso, nuestro Creador, nuestro Guía… Por
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ello he querido hoy dirigirme a vosotros, fieles del Islam, hijos de una religión donde elocuentemente se enseña la justicia y la paz… Se trata de un deber de solidaridad humana que vuestra conciencia de hombre y vuestra pertenencia a la gran familia de los creyentes imponen a cada uno de vosotros… Queridos fieles del Islam… sabed que podéis contar siempre con la colaboración de los cristianos… ¡Que Dios nos encuentre lado a lado, a musulmanes y cristianos, junto a la cabecera de nuestros hermanos libaneses!” Un discurso tal elocuente todavía nos conmueve. Musulmanes y cristianos pertenecen a una gran familia, la de los creyentes en el Dios Único. Juan Pablo ii quiere hablar al margen de los sectarismos, superar las tensiones entre comunidades. La paz y el cese de los sufrimientos están por encima de toda querella teológica. Los defensores de la ortodoxia ultramontana no se lo han perdonado nunca. Wojtyla ha sido tan duramente criticado por su acercamiento al islam como por su promoción del Opus Dei, su lucha contra el sacerdocio femenino y la teología de la liberación, o la campaña internacional contra el uso del preservativo. Como musulmán, no valorar su apertura hacia el islam sería ingrato. En lo que respecta al diálogo islamo-cristiano, ha representado un paso adelante, en la estela del Concilio Vaticano ii. Como sucede con otros aspectos de su pon-tificado, su actitud puede calificarse como ambigua. No podía ser de otra manera, especialmente en un mandato tan largo y tan mediático, marcado por las tensiones y tendencias contradictorias en el seno de la Iglesia. Juan Pablo II ha tratado de buscar un punto medio entre el pleno reconocimiento del pluralismo religioso y la doctrina tradicional según la cual no hay salva
Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento
ción fuera de la Iglesia. No han faltado momentos de regresión, como la Declaración Dominus Iesus, la referencia exclusivista a las “raíces cristianas” en la Constitución Europea o el veto a los teólogos más abiertos al diálogo inter-religioso. Sin embargo, una perspectiva histórica impone el reconocimiento, y aún más en el momento de la muerte. En el libro Cruzando el umbral de la esperanza (Plaza & Janés, 1994), Juan Pablo ii encara el tema del pluralismo con firmeza: “En vez de sorprenderse de que la Providencia permita tal variedad de religiones, deberíamos más bien maravillarnos de los numerosos elementos comunes que se encuentran en ellas.” Después de esta declaración formal, entra a criticar el contenido del Qur’án, afirmando que significa una “reducción de la Divina Revelación”. En esto sigue las pautas de insignes islamólogos, como Louis Massignon o el Padre Michael Hayeck. Hay que comprender la prevención que el islam genera entre los cristianos. ¿Cómo aceptar una religión que se sitúa después de la encarnación de Dios y no la reconoce? La respuesta: el islam es históricamente posterior, pero ontológicamente anterior al cristianismo. El islam es definido como una religión puramente legalista, que pone su acento en la trascendencia de Dios, y donde no hay espacio para el encuentro entre el Creador y la criatura. Con esta tesis se logra superar un fenómeno que resulta muy incómodo: la posterioridad histórica del islam pone en tela de juicio la idea de la redención universal encarnada en un momento histórico preciso. Aceptar el islam es superar todo historicismo.
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No es este el momento para discusiones. Preferimos responder a su palabra, buscar los puntos de encuentro entre las religiones. La aproximación al islam de Juan Pablo ii es sumamente positiva, y más si la comparamos con los siglos de insultos y anatemas. Los musulmanes hemos sido condenados al infierno durante muchos siglos, y ahora somos invitados a dialogar en el mismo Vaticano. La crítica ya es un diálogo, cuando se hace desde el respeto mutuo. Una vez que superamos todo sectarismo y somos capaces de ir más allá de los aspectos formales y doctrinales, nos damos cuenta de que en el fondo de todas las tradiciones sagradas de la humanidad existen valores compartidos: la adoración de la Realidad Única, la compasión, la paciencia, la entrega, la solidaridad, la alabanza, el agradecimiento… En Cruzando el umbral de la esperanza, culmina su crítica del islam con un reconocimiento: “La religiosidad de los musulmanes merece respeto. No se puede dejar de admirar, por ejemplo, su fidelidad a la oración. La imagen del creyente en Alá que, sin preocuparse ni del tiempo ni del sitio, se postra de rodillas y se sume en la oración, es un modelo para los confesores del verdadero Dios, en particular para aquellos cristianos que, desertando de sus maravillosas catedrales, rezan poco o no rezan en absoluto.” Este fragmento es muy revelador, pone el acento en la cotidianidad de la experiencia. Oír al Sumo Pontífice católico calificar la fidelidad de los musulmanes a la oración como “admirable” y “un modelo para los confesores del verdadero Dios” también es admirable. Todavía en el año 2001, y con moti
Juan Pablo ii y el islam: un reconocimiento
vo de su visita a Kazajstán, reiteraba “el respeto de la Iglesia Católica por el islam: el islam que reza, que sabe ser solidario con los necesitados”. Un verdadero golpe para los sectores más reaccionarios. Ojalá todos los católicos tuviesen una perspectiva tan abierta. Si yo fuera cristiano, seguramente sería más crítico con Juan Pablo ii. Como musulmán, y en honor a la verdad, no puedo serlo.
. yihad de género
presentación del primer congreso internacional de feminismo islámico. club internacional de prensa. madrid, 19 de octubre de 2005
J
unta islámica catalana ha convocado para los días 26, 27 y 28 de octubre de 2005 la celebración del Primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico. En su convocatoria, jic define los objetivos del encuentro del siguiente modo: 1. Dar a conocer el emergente movimiento de las mujeres musulmanas en pos de la igualdad de género, tanto a nivel teórico como sobre el terreno. 2. Dar a conocer este movimiento entre las mujeres musulmanas que viven en España, como un elemento de integración, como alternativa a las lecturas machistas dominantes. 3. Buscar una mayor coordinación entre las mujeres musulmanas y occidentales en relación a objetivos comunes.
Yihad de Género
Las preguntas suscitadas por esta convocatoria son muchas, tantas como hemos recibido durante los meses de preparación de este congreso. En primer lugar, puedo adivinar vuestra sorpresa: ¿feminismo islámico, existe tal cosa? En segundo lugar, ¿qué es lo que quiere decir ser feminista dentro del islam? ¿Acaso el adjetivo islámico no reduce el contenido de la palabra feminismo, no la desfigura? Para contestar a estas y a muchas más preguntas es por lo cual hemos decidido organizar el congreso, como un primer paso en la visualización de un movimiento que es ya una realidad en muchos países de mayoría musulmana. Un movimiento ciertamente débil, aún minoritario, pero que está generando enormes expectativas entre todos aquellos musulmanes y musulmanas que queremos vivir el islam como un camino espiritual y rechazamos de pleno todo tipo de discriminación o situaciones de injusticia que sufran las mujeres, u otros colectivos como son los homosexuales o las minorías religiosas. El primer paso para la solución de un problema es localizarlo. La curación pasa por saber que estás enfermo, luego podemos discutir el tratamiento. Y aquí está nuestro primer combate: muchos musulmanes siguen empeñados en un discurso esencialista y defensivo, sobre “la alta posición de la mujer en el islam”, y bla bla bla. Detrás de todos los discursos que nos recuerdan que “el islam liberó a las mujeres hace catorce siglos” se esconde el mismo inmovilismo, una actitud autosatisfecha que no deja lugar para la lucha. Si “el islam liberó hace catorce siglos…” ya está todo hecho. Y sin embargo, la situación de la mujer en el mundo islámico es lamentable. Debemos confrontar los hechos con las idealizaciones del pasado. No hablamos de la libertad inter
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na o de la condición espiritual de las personas, sino de sistemas legales discriminatorios, de políticas de Estado, de ejecuciones de homosexuales, de lapidaciones, de códigos de vestimenta y de conducta impuestos por la fuerza, de un totalitarismo que segrega y discrimina. Hablamos de la vida de cientos de miles de mujeres en Irán, en Arabia Saudí, en Egipto, en Afganistán, en Jordania o Mauritania. Hablamos de leyes injustas dictadas en nombre del islam, que se pretenden emanadas del Qur’án y de la Sunna, y bajo las que se hace la vida irrespirable a las mujeres, permitiendo toda clase de abusos contra ellas. Una vez localizado el mal, se trata de curarlo. A la medicina para curar el machismo la llamamos feminismo. Sabemos que a muchos musulmanes les desagrada esta palabra. Se recuerdan los abusos de un cierto feminismo agresivo contra el hecho religioso, de aquellos discursos que se nos presentan como la avanzadilla del colonialismo. En palabras de la catedrática de historia contemporánea y feminista Mary Nash: “la imposición de un imperialismo cultural en la proyección de un feminismo proyectado desde un canon universalista de signo blanco occidental” (Mujeres en el mundo, p. 25). Este discurso coincide con el orientalismo, en su definición del islam como una religión esencialmente machista, una religión patriarcal que no puede dejar de serlo. Una religión cerrada y definida por los peores rasgos del atraso y del oscurantismo. Por tanto, para liberar a las mujeres hay que arrancarles el velo, hay que desarraigarlas de sus tradiciones. La buena mujer blanca viene a salvar a la pobre mujer sumisa musulmana. Tras la feminista agresiva contra el hecho religioso viene el buen evangelista. La historia es conocida,
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se viene repitiendo desde hace más de un siglo. Frente a este feminismo occidental agresivo, existe un movimiento de mujeres que reivindica la posibilidad de realizar la liberación de la mujer musulmana en el marco del islam. Este movimiento considera que se ha producido una degradación de la tradición islámica y una tergiversación de los textos sagrados, que ha tenido como resultado la actual estructura patriarcal que domina en los países de mayoría musulmana. Postula, asimismo, que el islam genuino contiene importantes elementos de liberación, y propone la recuperación de estos como marco de la emancipación de la mujer musulmana. El Congreso que hemos planteado sin duda representa un paso adelante en la lucha de las mujeres musulmanas por mejorar su condición. Se trata de validar un discurso que se está produciendo en contextos diferentes, y darle una visibilidad a escala planetaria. Los miembros de Junta Islámica Catalana no somos más que un grupo de musulmanes y musulmanas cansados de ver una y otra vez como el islam es siempre representado a través de sus figuras más oscuras, un ‘musulmán tipo’ que responde a todos los estereotipos de la ignorancia, el fanatismo y el machismo más recalcitrante. No es que ese estereotipo no exista. Existe y por eso hemos montado este congreso, para mostrar que ese musulmán no es el único y legítimo representante del islam, que existen muchos otros cientos de miles de musulmanes y de musulmanas que se rebelan contra ese fanatismo, contra ese machismo, contra esa ignorancia y ausencia de espiritualidad. Precisamente, hablar de feminismo implica hacerse consciente de los problemas estructurales que sufren las sociedades musulmanas,
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de la proliferación de una visión del islam cerrada a los valores básicos que representa la modernidad: derechos humanos y ecológicos, libertad de conciencia, democracia, igualdad de género. Dentro del amplio movimiento de rechazo al fundamentalismo religioso gestado en los últimos años en el interior del islam, sin duda el feminismo ocupa un lugar muy especial. Al hablar de feminismo islámico estamos tocando el núcleo de todos los problemas, estamos reconociendo situaciones de discriminación y de auténtica opresión ante las cuales no podemos sino rebelarnos. Tal y como señalaba Shirín Ebadi tras la concesión del premio Nobel de la Paz, para ser feministas no es necesario que dejemos de ser plenamente musulmanes. Más bien, es desde nuestra condición de musulmanes que sentimos el patriarcado como un sistema de opresión de una parte de la humanidad frente a la otra. Las mujeres que hemos logrado reunir en Barcelona son algunas de las representantes más notables de este movimiento. Un movimiento de protesta, pero también de regeneración espiritual. Un movimiento que hunde sus raíces en la revelación coránica, en el espíritu igualitario del islam. El feminismo islámico se presenta como un discurso enraizado en el Qur’án, realizado por mujeres musulmanas dotadas del conocimiento lingüístico y teórico necesario para desafiar las interpretaciones patriarcales y ofrecer lecturas alternativas encaminadas a lograr la igualdad de derechos, al mismo tiempo como refutación de los estereotipos occidentales y del fundamentalismo religioso. El Primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico se celebrará los días 27, 28 y 29 de octubre en Barcelona.
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Tendremos entre nosotros a pensadoras tan valiosas como Amina Wadud y Asma Barlas, conocidas por sus lecturas del Qur’án en clave feminista. Amina Wadud es conocida especialmente por haber protagonizado el pasado 18 de marzo en Nueva York una plegaria mixta, dirigiendo la oración ante hombres y mujeres. Este desaf ío al patriarcado generó en su momento las críticas feroces de los sectores más reaccionarios, incluidos los imanes de Meka y de Medina, el rector de la Universidad de al-Azhar, en El Cairo, y muchos otros. El Congreso contará con la ponencia marco de Valentine Moghadam, directora de la Sección para la Igualdad de Género de la unesco, que situará el feminismo islámico como parte integrante del movimiento feminista global, esta red transnacional de hombres y mujeres que luchan contra la discriminación de la mujer en el contexto de la expansión neoliberal y el fundamentalismo. Del sudeste asiático, contamos con la presencia de Zainah Anwar, la directora de Sisters in Islam, una de las organizaciones pioneras del feminismo islámico, y Lily Zakiyah Munir, directora del Centre for Pesantrem and Democracy Studies, que está desarrollando un programa de reforma de la enseñanza religiosa en las más de 14.000 escuelas religiosas de Indonesia, con el objetivo de incluir en la formación de los futuros cuadros dirigentes del islam del país los conceptos de igualdad de género y de democracia. Además, durante el congreso también se abordarán temas delicados como la lucha contra la ablación en Mali, o la polémica de los tribunales de la sharia en Canadá, un ejemplo de colaboración entre feministas musulmanas y no musulmanas. También estará presente Baobab for Women’s Human Rights, asociación reconocida por su tarea en defen
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sa de las mujeres acusadas de adulterio en Nigeria, y amenazadas con la lapidación. A través de estas y otras organizaciones y mujeres, desde Junta Islámica Catalana hemos querido dar a conocer este emergente movimiento feminista dentro del islam, un movimiento necesitado de apoyos y cuidado, pero que ya se deja sentir como una fuerza eficaz para hacer frente a las lecturas patriarcales que han dominado durante demasiado tiempo en el mundo islámico. Desde Junta Islámica Catalana, creemos que es importante que este discurso de liberación sea conocido. Creemos que es importante visualizar a estas mujeres como las auténticas representantes del islam, en su sentido más genuino. Visualizar nuevos liderazgos femeninos es una tarea urgente en el mundo islámico, dar a conocer la existencia de estas pensadoras y activistas como una posibilidad de vivir el islam en equilibrio, sin necesidad de aceptar la opresión de la mujer. Se trata de ofrecer a las mujeres musulmanas una alternativa a las lecturas patriarcales dominantes. Frente a este trabajo de crítica interna, la pretensión de superioridad de la cultura occidental y el laicismo agresivo contra el hecho religioso no constituyen un enemigo efectivo del fundamentalismo, por lo que representa de desarraigo para las mujeres que se pretende liberar. Ante la falsa dicotomía occidentalización/ islamismo, el feminismo islámico propone la recuperación y puesta en primer plano de elementos centrales de la tradición islámica que la hacen compatibles con el sistema democrático y los derechos humanos.
. el acceso de la mujer a la mezquita
U
na de l a s conclusiones del Primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico, celebrado en Barcelona, se refiere al acceso de la mujer a la mezquita. En una emotiva ponencia, la norteamericana de origen indio Asra Nomani explicó las circunstancias que la movieron a realizar una campaña contra lo que califica como “apartheid de género”. Hace unos años Asra Nomani decidió desafiar una segregación que se reproduce en la mayoría de las mezquitas norteamericanas. Se plantó con su madre y su sobrina en medio de la sala principal de la mezquita de Morgantown, West Virginia, para realizar sus oraciones. Desde entonces, ha emprendido una campaña para lograr el reconocimiento del derecho de las mujeres musulmanas a rezar en la sala principal de las mezquitas norteamericanas, en igualdad de condiciones respecto a los hombres. También en la mayoría de las mezquitas en España está vedada la entrada a las mujeres. En aquellos lugares donde tienen acceso, se las ubica en salas aparte, en algunos casos ocultas tras celosías, y obligadas a cubrirse completamente con una túnica. A nadie se le escapa que esta situación cons
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tituye una violación de las leyes contra la discriminación por razón de sexo. Según parece, esta práctica es tolerada en aras del multiculturalismo y de la libertad religiosa. Sin embargo, constituye un error demasiado extendido el pensar que la prohibición del acceso de la mujer a la mezquita es propia del islam. No existe un sólo texto de referencia para los musulmanes donde se establezca dicha prohibición, sino todo lo contrario. Una vez más, es necesario descorrer el velo. Todos los estudiosos coinciden en que la mezquita de Muhámmad (saws) en Medina constituía en un solo espacio en el que rezaban juntos hombres y mujeres, sin ninguna clase de separación. La mezquita de Medina era la sala de la asamblea y el tribunal de justicia, donde todos los creyentes participaban en la toma de decisiones colectivas. Las mujeres entraban y salían de sus casas, acudían sin cortapisas a las mezquitas a cualquier hora del día o de la noche, tenían reuniones femeninas en las que decidían sus asuntos, participaban en las asambleas, opinaban e imponían sus opiniones, recibían educación, trabajaban y comerciaban, e incluso combatieron en primera fila. Existe un dicho del profeta Muhámmad (saws) categórico sobre este punto: “No prohibáis a las siervas de Al-lâh el acudir a la mezquita”. Este hadiz ha sido transmitido por ibn Omar y por Abu Hurayra, y pone en evidencia que ya en ese tiempo había musulmanes contrarios a esta práctica. Existe otro hadiz, transmitido por Zaynab, donde la mujer del profeta asegura que este les dijo a las mujeres que no se perfumasen antes de acudir a la mezquita. Existe otro hadiz donde Muhámmad (saws) dice que en muchas ocasiones aceleró las oraciones por el hecho de
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que había niños llorando, y así facilitar a las madres que atendiesen a sus hijos. En fin, los hadices no dejan lugar a dudas, y en esto están de acuerdo incluso los ulemas más conservadores. Los hombres se situaban en primera fila, los niños en medio y las mujeres ocupaban el fondo. También se sabe que los musulmanes que llegaban tarde se situaban en las últimas filas, detrás de las mujeres. Por ello, Omar ibn al-Jattab prohibió a los hombres el acceso a la mezquita a través de la puerta trasera, quedando ésta reservada a las mujeres. Esto sucedió tan sólo tras la muerte del profeta, y no implica en ningún caso la modificación del rezo colectivo en la misma sala, sin ninguna clase de separación entre hombres y mujeres. Esta es la primera mezquita del islam, y este es el ejemplo del profeta. En este, como en tantos otros casos, el mensaje del islam ha sido traicionado. En su libro Las sultanas olvidadas, Fatima Mernisi explica el proceso mediante el cual se cerró el acceso de la mujer a la mezquita, un proceso paralelo a la sustitución del mensaje igualitario del islam por una religión machista y totalitaria: “Nada expresa mejor la traición al Profeta que la actitud del acceso de la mujer a la mezquita… De las cenizas de aquella era había renacido una misoginia que arraigaba profundamente en los temores árabes a la feminidad e ignoraba los esfuerzos del Profeta por exorcizarlos insistiendo en la necesidad de que el varón musulmán compartiera todo con su esposa” (ídem, p.145). Llama la atención que aquellos que se presentan como puristas y guardianes de la tradición se pasen por el forro las enseñanzas del Profeta cuando les viene en gana, siempre para
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justificar su misoginia, su desprecio a las mujeres como califas de Al-lâh sobre la tierra. Centrándonos en el presente, no podemos sino hacer las siguientes preguntas: ¿es lícito que existan espacios calificados oficialmente como “lugares de culto musulmán” en los cuales este prohibida la entrada a las mujeres? ¿No se trata de casos evidentes de discriminación por razón de sexo? ¿Tienen las mujeres musulmanas en España que transigir con situaciones como estas? ¿Acaso la libertad de culto no existe para ellas? Desde el momento en que sabemos que esta discriminaci-ón no es achacable al islam en si mismo, sino a prácticas culturales propias de determinados países, creo que se impone denunciarlo. Desde mi posición de “dirigente religioso islámico”, quiero hacer un llamamiento a todos los musulmanes y a las organizaciones religiosas islámicas para acabar con esta situación, que atenta contra los valores del islam y tiende a perpetuar en España situaciones de desigualdad incompatibles con la legalidad vigente. Si yo fuera mujer, no dudaría en presentar una denuncia a muchas de estas mezquitas por discriminación por razón de sexo y por vulneración de mis derechos religiosos. De hecho, animo y seguiré animando a las mujeres musulmanas a rebelarse ante esta innovación infame. España está esperando esa Asra Nomani que se enfrente a la ignorancia de muchos dirigentes religiosos.
. musulmanes colonizados
S
in duda el colonialismo ha dejado una profunda huella en el mundo islámico. He conocido marroquíes que reconocían haber recibido ‘enseñanza islámica’ de sacerdotes católicos, cuando Marruecos era una colonia española, y no americana. Estos sacerdotes no hacían sino inculcarles una visión cristianizante del islam, donde se trazan todas las analogías posibles entre una religión y otra. El islam es definido como un conjunto de dogmas y doctrinas, y se dejan en un segundo plano la libertad (no hay otro Soberano que Al-lâh) y el saboreo (dzawq). También el colonialismo ha tenido sus efectos en la institucionalización del islam, de modo que lo que ahora nos parece ‘normal’ hubiese sido considerado como una anomalía antes de la colonización. Si bien es indudable que islam y cristianismo son religiones hermanas y muy semejantes, también lo es que en diversos aspectos ofrecen soluciones diferentes. Cada cosmovisión es un todo ordenado, una forma orgánica y completa de enlazarse con el todo. Cuando ciertos componentes de una religión se mezclan con los de otra, lejos de constituir un enriquecimiento, se corre el riesgo de perder el todo. Además, este ‘contagio’ ha llegado de la mano de los elementos más reaccionarios
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del catolicismo, aquellos que se vinculan con el nacional-catolicismo. Para detectar esta presencia del colonialismo entre los musul-manes, hay que fijarse en cuatro puntos clave: . la equiparación del imam al sacerdote (y de la mezquita con la iglesia)
La palabra imam ha pasado a designar a una especie de ‘cura islámico’, revestido de funciones especiales, como si ‘ser imam’ constituyese un cargo propiamente dicho. Hemos visto como musulmanes acudían ‘al imam’ para casarlos, o para celebrar las exequias de sus hijos, cuando su función original no tiene nada que ver con esto. En realidad, el imam es simplemente aquel que dirige la oración: se trata de una función específica, y no de un cargo. Para ser imam, es suficiente con tener unos conocimientos básicos: saber de memoria algunos fragmentos del Qur’án y saber como se realiza la oración. Cuando acaba la oración, la persona en cuestión deja de ser imam. Aunque es comprensible que se acabe designando con el nombre de imam a la persona habitualmente encargada de dirigir la oración en una determinada mezquita, no es lícito pensar que tiene otra función que esta, o que debe ser considerado como un líder espiritual por parte de los musulmanes. Para dirigir la oración no hay que estar consagrado ni designado por nadie. La mayoría de los musulmanes han ejercido de imames alguna vez en su vida, o están capacitados para hacerlo. Si se está en grupo, suele escogerse la persona con más conocimientos, lo cual quiere decir que el imam puede variar de una reunión a otra. Esto no implica que el imam tenga un rango superior, ni que ejerza un magisterio espiritual de ningún tipo. En las familias
Musulmanes colonizados
acomodadas, era habitual tener un sirviente imam con buena dicción del Qur’án, costumbre que perdura. Cuando los musulmanes apelan al imam como una autoridad religiosa, investida de otras funciones que las de la realización de la oración, y acuden a él para celebrar casamientos u otras festividades, nos encontramos ante uno de los síntomas más típicos del islam colonizado. . apelar a ‘la ortodoxia’
El concepto de ortodoxia implica una Iglesia que ostenta el magisterio dogmático, algo vedado en el islam. Implica pensar que en el islam sólo existe una doctrina (doxia) correcta (orto), lo cual es falso. Desde los primeros tiempos del islam surgieron infinidad de escuelas de pensamiento: motakallim, mashshâ’ûn, jariÿíes, qadaríes, muridíes, ibadíes, ishraquiyún, asharíes… o tendencias: la alquimia, el hermetismo, las radiaciones de al-Kindi, la cosmovisión de los Ikhwân alSafâ, además de todas las corrientes del chiísmo. Resulta cansino nombrar todos los grupos y doctrinas del periodo abbasida, por citar un periodo muy determinado de la historia. Todas estas doctrinas fueron aceptadas en su tiempo como islámicas, aunque discutieran entre sí sobre temas como la eternidad del mundo, la creación ex-nihilo, la predestinación, si el Qur’án es creado o increado, etc, y en algunos casos se produjese una ruptura. En todo caso, nosotros no tenemos la obligación de tomar partido por los ibadíes, los ishraquiyún o por los asharíes: en principio, todos ellos nos merecen el máximo respeto. Esta variedad de doxias se da también en el terreno de la jurisprudencia, con las (por lo menos) diecisiete escuelas jurídicas sunníes que en algún
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momento han gobernado la vida de los musulmanes, aparte de las chiítas. Reivindicar una ortodoxia en nombre de la tradición jurídica del islam es desconocer esa misma tradición jurídica. Se tiende a dar por hecho que los dictámenes de los sabios del pasado son más válidos por ser antiguos, y no en función de los argumentos presentados, lo cual es una solemne tontería. Por otra parte, se supone que esta ‘ortodoxia’ es preservada por determinados centros de saber o ‘reconocidas universidades’, a las que se otorga la categoría de ‘guardianes de la tradición’. Antes de la colonización, el método de la enseñanza del islam era completamente libre. Para ser considerado como un maestro en cualquier disciplina no era menester ningún título en ninguna universidad o centro de enseñanza oficial. Cualquiera podía sentarse bajo una columna de una mezquita y anunciar que iba a impartir una enseñanza. Su éxito y aceptación dependían ex-clusivamente de sus conocimientos. Cuando alguien apela a la ‘ortodoxia del islam’ para descartar tus argumentos, ten por seguro que se trata de un típico musulmán colonizado. . crítica del relativismo moral
Por relativismo moral no entendemos el ‘todo vale’ de algunos. Desde el punto de vista de una cosmovisión tradicional, la norma es un medio de enlazarnos con el todo. Más bien, el relativismo moral se relaciona con el pluralismo, como respuesta a la coexistencia de diferentes morales en un mismo espacio. El relativismo es propio del islam, entendido como la aceptación de la diversidad de tradiciones y culturas como algo querido por Al-lâh. En este punto, el Qur’án no puede ser más claro: Al-lâh dice que ha otorgado un dîn (religión)
Musulmanes colonizados
diferente para cada pueblo. Nos dice que no corresponde a los hombres juzgar, sino aceptar las diferencias, y concluye: “¡competid en buenas obras!” (hasanat). Cuando los musulmanes decimos wa al-lâhu alaam (y solo Al-lâh sabe) estamos diciendo que todo saber humano es relativo. En el dunia (lo mundano) todo es relativo. Lo Absoluto corresponde únicamente a Al-lâh, y a la revelación que realiza a través de Sus signos y Sus Mensajeros. No sólo es aceptable el relativismo moral, sino también jurídico. Iman Shafi’i (ra) decía que no se puede legislar lo mismo en El Cairo que en Bagdad. Es decir: que las Leyes dictadas por Al-lâh (la Sharia) pueden tener una aplicación diferente según las condiciones del lugar: son relativas a una situación precisa. En las sociedades musulmanas se ha aceptado siempre la existencia de morales e incluso de legislaciones diferentes. El relativismo moral siempre fue algo propio del islam e impropio de occidente, por lo menos hasta el siglo xix. La crítica del relativismo moral y cultural es propia de una determinada ideología gestada en occidente, en su intento de imponer un pensamiento único. La crítica al relativismo moral realizada por la Iglesia implica su rechazo de la gestación de sociedades multireligiosas y multiculturales (como las que han cara-cterizado al mundo islámico durante siglos), un intento de mantener la moral católica como norma esencial de la sociedad occidental, por encima de las otras religiones o creencias. Cuando esta crítica del relativismo está en boca de los musulmanes, se hace patente el triunfo del colonialismo. . sexualidad represiva
El placer sexual es un regalo de Al-lâh a las criaturas. La vi
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sión positiva de la sexualidad en el islam contrasta con otras concepciones religiosas. El Profeta Muhámmad (saws) amaba a las mujeres, y se casó y se divorció numerosas veces. De todos sus matrimonios, sólo una vez se casó con una virgen: todas las demás eran mujeres experimentadas. El Profeta (saws) dijo que cuando alguien satisface legítimamente sus deseos sexuales, realiza con ello una buena obra (hasanat). Dijo que dar placer a la pareja constituye una sádaqa (ofrenda, palabra que suele traducirse por ‘limosna’) a Al-lâh. Lejos de constituir un pecado o un mal, la satisfacción del deseo no es sino expresión de la voluntad divina, creadora de goce y existencia. Todo ello se realiza dentro de unos límites: las relaciones fuera del matrimonio y la promiscuidad sexual son consideradas degradantes, una depreciación del cuerpo. Pero eso no implica un moralismo represivo, pues el matrimonio no es un sacramento indisoluble. Más bien, se trata de valorar el cuerpo y las relaciones sexuales como un bien. El islam estableció la facilidad para el matrimonio y el divorcio, la aceptación de métodos anticonceptivos y la posibilidad de abortar bajo determinados casos. Según el ejemplo del profeta, un motivo suficiente para solicitar el divorcio por parte de la mujer es el hecho de que su marido no la satisface. Desde el punto de vista islámico, una vida sin placer sexual es una vida a medias. Cuando uno observa la ola de puritanismo y de beatería seudo-religiosa que asola el mundo islámico, con la asignación a la mujer musulmana de figuras típicamente cristianas como ‘la perfecta casada’ o ‘el ángel del hogar’, se hace evidente el triunfo del colonialismo. Pero sólo Al-lâh sabe.
. defender la libertad de expresión es defender al profeta del islam
E
scribo para expresar mi solidaridad con la prensa europea, ante los ataques recibidos por parte de grupos integristas. Muchas veces he denunciado la islamofobia que impregna los mass media. Rechazo de plano la publicación de las caricaturas, y las considero un acto de incitación al odio antes que una muestra válida de la libertad de expresión. Las caricaturas no son humorísticas ni satíricas, sino pura y simple propaganda de guerra, destinada a crear una imagen monolítica de los musulmanes como terroristas. Se parecen mucho a las caricaturas de los judíos en la Alemania nazi, que contribuyeron a crear el clima propicio para la Shoa. A pesar de todo ello, siento la obligación de denunciar la reacción desproporcionada de algunos musulmanes. Como musulmán, me produce auténtico bochorno ver enfrentadas la libertad de expresión y la defensa de la figura de Muhámmad (paz y bendiciones). Considero la libertad de expresión como un valor indiscutible, ni islámico ni occidental, sino un valor universal, esencial para el desarrollo de sociedades sanas, en las cuales las capacidades de to
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dos sus miembros puedan desarrollarse libremente. La libertad de expresión es una necesidad imperiosa en los países de mayoría musulmana, dominados por regímenes despóticos de corte pro-occidental. Plantear la defensa del profeta como un ataque a la libertad de expresión es un contrasentido. Defender la libertad de expresión es defender al profeta del islam, a todos los mensajeros de Dios, quienes hicieron de la palabra un vehículo de liberación, devolviendo al lenguaje su sentido. Los que vociferan y queman embajadas nos provocan lástima, en su incapacidad para escapar a la violencia. La desesperación es una fuerza ciega. Las caricaturas no son más que un detonante, una muestra de los sentimientos enconados que alberga una parte del mundo musulmán ante occidente. Ante la dimensión que han tomado los acontecimientos, no podemos seguir hablando de reacciones ante las caricaturas, se trata de otra cosa. Los que vociferan y queman embajadas son movidos por el odio y el rencor, y no por el amor al profeta. Odio a todo lo europeo, rencor ante una situación que los musulmanes en el mundo percibimos como humillante. Rencor ante la impunidad con la que se propaga la islamofobia, ante el fascismo cotidiano que envenena nuestras vidas, que hace que los vecinos nos miren con cara de sospecha, que no se nos alquile un piso por saber que somos musulmanes, que tengamos problemas para encontrar trabajo, para abrir mezquitas o tener acceso a la alimentación halal, al cumplimiento de nuestros derechos religiosos. Rencor ante la situación de Chechenia, de Cachemira o Palestina, ante la destrucción de Irak “en nombre de la democracia”. Rencor por el apoyo de
Defender la libertad de expresión
occidente a tiranías en Oriente Medio, ante el retorno solapado del colonialismo, ante las torturas en Irak, ante las profanaciones del Corán en Guantánamo, ante la prepotencia de los nuevos amos de la tierra. Pero una cosa son los sentimientos de las masas, y otras las causas de los que han promovido las protestas. Las causas reales hay que buscarlas en el despotismo y la ignorancia. Despotismo e hipocresía de regímenes árabes que se presentan ahora como los defensores del islam, cuando llevan años torturando y robando a sus pueblos, persiguiendo a los partidos islamistas, reprimiendo cualquier forma de disidencia y agitando el fantasma del fundamentalismo para justificar ante occidente la instauración de regímenes totalitarios. La istrumentalización de las protestas es un hecho evidente. Hay mucha gente en el mundo islámico interesada en el choque de civilizaciones, y se han aprovechado la publicación de las caricaturas para manipular a la población y generar una reacción desproporcionada y absolutamente contraria a los valores del islam. Lo que más nos duele es la ignorancia del ejemplo del profeta al cual se dice defender. El propio Muhámmad fue objeto de toda clase de burlas en su tiempo, y nos dio el mejor ejemplo de como responder a las provocaciones. Rechazó la censura y explicó que no valía la pena alimentar las polémicas absurdas. En ningún momento perdió la calma, e incluso llegó a pedir a Dios que perdonase a aquellos que lo habían insultado. En el Corán queda reflejado este comportamiento, que debería servir de modelo para todo musulmán: “Los siervos del Compasivo son los que van por la tierra humildemente y que, cuando los ignorantes les increpan, dicen: ¡Paz!”
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(Corán 25:63). Los que vociferan y queman embajadas tienen muy poco que ver con la definición que el Corán nos ofrece de los musulmanes. Ellos son culpables: han cometido delitos en nombre del islam, han contribuido de forma irracional a la divulgación de las caricaturas, han aumentado de forma estéril la polémica, dando satisfacción a sus autores. ¿Cómo se pretende defender a Muhámmad actuando en contra de su ejemplo? Si los que se presentan como fanáticos defensores del islam lo ignoran todo sobre el islam, los musulmanes conscientes debemos contestarles. Por culpa de estos grupos aparecemos siempre representados como turbas vociferantes y violentas, masas sin rostro que en medio de la suciedad y la pobreza elevan un grito de rencor. Las cámaras (siempre en el lugar preciso) se recrean en las imágenes, saben captar el rostro más tenso, la expresión más enconada. Estamos en las antípodas del islam, de la serenidad que otorga cualquier práctica espiritual. Estamos ante la imagen del fanatismo religioso. A estas imágenes se opone el rostro de algún político o intelectual europeo, de actitud mesurada, llamando a la calma y al encuentro entre las civilizaciones. El contraste no puede ser más fuerte. Una vez más lo hemos conseguido, como marionetas que ocupan el lugar que les ha sido asignado, desgañitándonos por la ofensa recibida. La provocación ha dado como resultado una reacción que nos conduce a ahondar en la brecha, a abismarse en el choque de las ignorancias. Una vez pasada la tormenta, solo nos queda la posibilidad de interpretar lo sucedido como un signo. Hemos perdido la medida, ya nada es sagrado y todo es objeto de manipulación y escarnio. La libertad de expresión tiene su límite en el
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mandato interior de respetar al otro. Todas las legislaciones europeas contemplan un límite para la libertad de expresión, así que es absurdo reivindicarla como un valor sagrado, casi religioso. Fanáticos los hay en todos lados, y no debemos permitirles que ocupen el centro de la escena. Hay que recuperar el temple. Solo una actitud serena y consciente de combate contra el odio secular y religioso puede hacernos salir de este círculo vicioso. La paz no se construye únicamente fuera, es un estado interior que todos los seres humanos conscientes debemos cultivar. La práctica de cualquier religión tiene por objeto superar el mundo de las dualidades, conducirnos a la Fuente que todo lo reúne. Oriente es Occidente, no existe una fractura más que en la mente humana. El ser humano es uno. Cado criatura vive en diferentes circunstancias, pero sujeto a las mismas condiciones eternas de la vida.