El grito de independencia

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CIHAC. CM- Versión digital E-144-9 AMÉRICA CENTRAL GUATEMALA ZAMORA CASTELLANOS, PEDRO Grito de la Independencia. Guatemala: Tipografía Nacional, 1935. 179p.

EPISODIOS NACIONALES

EL GRITO DE

INDEPENDENCIA POR EL GENERAL DE DIVISION PEDRO ZAMORA CASTELLANOS

PUBLICACION HECHA BAJO LOS AUSPICIOS DEL GOBIERNO DE LA REPUBLICA, CON MOTIVO DE LA INAUGURACION DEL MONUMENTO A

LOS PROCERES DE LA INDEPENDENCIA, EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1935

GUATEMALA, C. A. NOVIEMBRE DE 1935

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ESCENARIO Pasada era la hora de la siesta. Hora en que ni los sanates -que en las mañanas y tardes hacían un ruido infernal en los huertos y tejados-, se atrevían a turbar el silencio y tranquilidad de la ciudad. Dormir la siesta, era un hábito colonial. Desde la una hasta las tres de la tarde , más o menos , todo hijo de vecino que podía hacerlo , sin condición ni sexo , tomaba su hora de dormir, introduciéndose en la cama con todas las precauciones sibaríticas, para disfrutar el narcotismo del sueño. De consiguiente, después de las dos, sabido era que todo señor de campanillas y su prole, no recibían visitas por estar roncando a pierna suelta, hasta el instante en que el martillo del reloj de ,c olumna golpeaba tres veces el timbre, momento en que el criado que velaba el sueño de su amo en el escaño del corredor, tocaba con toda precaución el postigo del dormitorio . Entonces aquél se desperezaba , bostezando y persignándose la boca, movía a sus familiares , "rezaban un tercio de rosario e iban a dedicarse a sus ocupaciones habituales". ( 1) Mientl,'as tanto , por las calles - j aquellas calles sucias que parecían demasiado largas y anchas!- no se veía más que algún soldado, la partera que andaba presurosa o un indio mozo con su carga al lomo. Sin embargo, no faltaban muchacha alegre y enamorado audaz , que aprovechando el sueño de la familia, se solazaran por las azoteas, ya que puertas y ventanas estaban con llaves. j Así se deslizaba la vida colonial! Vida de hastío ante el aspecto de la ciudad , que con la uniformidad d e sus construcciones, la ausencia de tráfico durante la mayor parte de los días , y por el silencio y abandono de las calles, le daban el aspecto de uno de aquellos arrabales de Constantinopla. Escapando al bochorno y monotonía, en aquella tarde primaveral, cuando afortunadamente los días son más cortos, una humilde vieja salía del centro de la ciudad tratando de dirigirse a la colina del Carmen. (1 )

Batres Jáuregui . " La América Central ante la Historia". ( Tomo I1, págs. 595 y 597.)

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Vestía aquella mujer amplia falda de ordinario cambray adornada con encajes bordados, dejando apenas ver Jos pequeños zapatos de becerro, sin hebillas. obre la camisa, se le adaptaba el peto o corpmo comprimiéndole el busto, llevando sobre los hombros un pañolón de lana a cuadros, que doblado en ~punta, caía sobre su espalda encorvada por los años. Sin dijes en las manos, sin collares de perlas, su mejor adorno era su cabellera blanca como una lluvia en noche de luna, y que, partida por el medio de la cabeza, caía en bandas spbre su frente, formando atrás dos trenzas plateadas, dejando ver su rostro que, aunque signado por los años, mostraba un perfil griego. Clio era relativamente conocida por las vecinas de la ciudad. Aquel nombre lo tomaban como un diminutivo de Cleófas, ignorando su apellido y su origen. Su vida misma, era un misterio. Se le veía entrar sin recato en el Palacio Real como en el Arzobispal, en los claustros como en las residencias aristocráticas, y en los templos como en las casas más humildes. Por su apostura y rasgos fisonómicos, se le suponía era una abadesa arrepentida o una princesa escapada de la Corte de España. Clio, como lo decimos, salía de la ciudad, dirigiéndose por el Oriente y luego hacia el Norte. Casi arrastrando los zapatos, atravesó calles cubiertas de matorrales. Florecían las multicolores maravillas, trepaban las enredaderas en las tapias, y las cercas dechíchícastle crecían lozanas a los lados de la vía. (2) Perros vagabundos y escuálidos, se veían por aquellos arrabales, amedrentando con su presencia los enlutados zopilotes que husmeaban y destrozaban las carroñas nauseabundas. (3) Así llegó a las faldas del Cerro. Continuó por la vereda que siguen los devotos de la imagen de Nuestra Señora del Carmen, y escaló la cima donde se yergue la legendaria Ermita que semeja un castillo medioeval con sus almenas y sus cañones de barro. Un hálito de vejez se aspira ante aquellos muros cubiertos con el musgo de más de dos siglos. Clio cubre con el pañolón su cabellera, y penetra al templo. Perfumes de azucenas y de incienso, dan en aquel recinto la sensación mística del pasado. En el fondo, sobre el altar, en su camarín de cristal de roca, la pequeña escultura de la Virgen del Carmen -que aseguran es de plata repujada.;.. trae a la mente el recuerdo de la célebre Santa Teresa de Jesús, que hizo el (2) Maravilla , Mirabilis dichotoma, de la familia de las Nictagineas. Chichicastli o chichicaste. lfrtica baccifera, de la familia de las Urticáceas. (3) Zopilote: ave rapaz diurna, Cathartcs fetens.-Sanate (véase el principio del capítulo) : pá· jaro dentirrostro, Quiscalus macrUlUS.

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donativo de la imagen, habiendo sido entregada a un peregrino genovés, ves' tido de tosco sayal, que venía a estas tierras desde Jerusalén y que acertó a pasar por el convento de Avila , donde floreció la literatura de aquella ilustre monja. Clio, que observaba 'todo, descubre entre otros cuadros empolvados que penden del muro, el retrato de don Juan José Morales Rox y Alfarol, personaje que conservó cuidadosamente los viejos papeles que contenían la historia de la Ermita. ( 4 ) , , Indudablemente por eso, el pintor Rosales, colocó en la mano de aquel retrato una calavera, símbolo de lo efímero de la vida humana, de la que no queda sino el recuerdo de la virtud y de las buenas obras. La anciana abandonando el recinto sagrado, salió en seguida, para res' pirar el ambiente balsámico de la altura, y vagando por la explanada donde se alza la Ermita, divagó la mirada ante el crepúsculo de aquella tarde.

E R MITA

DEL CE RRO

Por el Oriente, en las faldas de la colina, se ven vetustas habitaciones y patios florecidos, rodeando el antiguo templo de la Parroquia Vieja. En la lejanía limitada por ' azules cerros que culminan con las montañas de Las Nubes, la llanura está atravesada por el río de las Vacas, cuyas aguas bañan el rico latifundio que fuera de don Héctor de la Barreda, y cerca, junto al río, está el sitio del extinguido poblado del Rincón de la Leonera. (4) Sobre la puerta de la sacristía del templo, se encuentra una inscripción que dice : "El que alludó al fundador de esta Casa fué el Ylltre. Dn. Anto. Maria Cheber y D . Justiniano Conquistador.La Birgen Madre de Dios Concebida sin pecado original : 1620.-1. H . S.-El fundador de esta fue Juan Croz Religioso de la Serafica Horden. Natural de la Señoria de GNOVA" .-Los historiadores Milla y Batres J ., dan mejores detalles de la Ermita del Carmen.

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La Ermita de Nuestra Señora de la Asunción -hoy Parroquia Viejafué poblada en sus alrededores desde el siglo XVII, siendo este barrio origen de la nueva Ciudad de Guatemala, que fué extendiéndose por las faldas del Cerro del Carmen, hasta el trazo que hizo el Ingeniero Luis Diez de N.avarro, al Sur de la colina, para demarcar la ciudad en referencia. Años más tarde, trasladada por el Arzobispo Francos y Monroy, la parroquia y filigresía de la Asunción al templo de la Candelaria, la primitiva ermita fué conocida con el nombre de Parroquia Vieja, no obstante haberle dado el de Cruz del Milagro ( 5 ) Así, sobre la extensa llanura, capaz de contener una ciudad más populosa que otras urbes del mundo, rodeada a 10 lejos de azules montañas, destacándose como soberanos de esta tierra los conos volcánicos, se veía en la inmediación la metrópoli de 10 que llaman Reino de Guatemala, cuya fundación apenas data del año 1776. ( 6) Su extensión, de veinte cuadras de Norte a Sur por trece de Oriente a Poniente, no tiene comparación con la arruinada ciudad que se encuentra en el Valle de Panchoy, pues aquí únicamente una superficie de quince manzanas de largo por un poco menos de anchura se ve poblada, siendo sus alrededores sitios cercados de ortigas~ (7) Tal superficie está ocupada por habitaciones de un solo piso con techumbres de tejas de barro y azoteas, sobresaliendo entre aquellas construcciones el mirador del Real Palacio y las cúpulas de la Catedral Metropolitana, la Merced y Santo Domingo. A lo lejos, parece poner término a la ciudad la fachada del Calvario; por el Poniente, se alcanza a ver la ermita del Santuario de Guadalupe j y en el fondo yerguen sus campanarios los templos de Santa Catarina, el Carmen, Santa Rosa, Capuchinas y San José. ( 8) Más o menos veinticinco mil súbditos del Rey de España, sobrellevaban la vida de la colonia bajo esos techos. (9) ( 5) En 1620 ya estaban poblados los alrededores de la Ermita de la Asunción (hoy Parroquia Vieja) ; en 1675, según Batres, indios de Canales fueron a aumentar la población; la iglesia de la Asunción dió nombre al Valle donde se extiende la ciudad, aunque también lo llaman "de ' la Virgen" . del nombre de una hacienda que se encontraba al Sur. Según Víctor M. Díaz, el Arzobispo Francos y Monroy dispuso que la Ermita de la Asunción dejara de ser parroquia, en 1784, dando tal categoría a la de Candelaria, quedando aquélla, desde el 12 de septiembre de 1795, con el nombre de Cruz del M ilagro. No obstante esto, la iglesia de la Asunción es conocida con el nombre de Parroquia Vieja. (6) La nueva Ciudad de Gua temala, fué fundada el 2 de enero de 1776. En 1821, época a que nos vamos a referir en este estudio, contaba 45 años de fundada . (7) En los primeros años del siglo XIX, la ciudad de Guatem~la presentaba una forma cuadrada . con 15 manzanas de largo por otro tanto de ancho. (Juárros, T . 1, pág. 9~).-Batres tomó el dato d e Juárros.-Víctor Miguel Díaz, dice que la ciudad tenía en 1821 , 12 avenidas y 18 calles , desde San "Sebastián al Calvario y de Santo Domingo a San Juan de Dios ("Las Bellas Artes en Guatemala") . Trazó la ciudad el Ingeniero Diez de Navarro, y el plano, aprobado por el Capitán General don Martín de Mayorga, fué sancionado por el Consejo de Indias; más tarde (6 de noviembre de 1779) , el General don Matías de Gálvez, remitió a España copia de ese plano que dibujó el Ingeniero Marcos Ibáñez. que es el que figura en la obra "Historia de Veintiún Años", del Doctor Ramón A. Salazar. La ciudad actual excede más del triple a la primitiva. a que nos referimos. (8) Los templos de la ciudad fueron estrenados en el orden siguiente : Ermita del Carmen, en 1620; la de la Asunción, en 1725; San José, en 1783; Candelaria, en 1784; Calvario (hoy Museo Nacional), en 1787; Capuchinas, en 1789 ; Santuario de Guadalupe, en 1793; Santo Domingo, en 1808 ; Santa Catarina, en 1809; el Carmen, en 1814 ; la Catedral, en 1815, habiendo servido antes, como tal. la de Santa Rosa. Los templos de la Recolección, San Francisco y otros, fueron estrenados después de 1821. (9) Recién fundada la ciudad, el censo dió para ésta una población de 23,434 habitantes, y en 1846, según Morellet, se calculaban 30,000. Las cifras que consignamos" en 1821, las tomamos del Licenciado Batres y el General García Granados. En la actualidad, su población excede al doble.

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PLANO PRIMITIVO DE LA CIUDAD DE GUATEMALA. LEVANTADO

POR

EL

INGENIERO

LUIS

TITULO

DIEZ

NAVARRO

MARCOS

7

Y

I BAÑEZ

D[BUJADO

POR

EL

DE

IOUA L

Tal población, parecía ser muy heterogénea. Allí se veía el gachupín o español de barcada, que ocupaba los mejores empleos del Reino; allí el español americano, que no tenía ya los mismos privilegios del anterior; allí el mestizo, que llevaba en sus venas sangre de conquistadores y sangre de indios soberbios y marcados con el hierro de la colonia; ' allí el mulato, mezcla de ladino y negro; allí el zambo, que desempeñaba las más rudas faenas y que se debía a la cópula del indio y el negro; allí el prieto, mezda de negro y zambo; y finalmente los indios subyugados por los blancos, y los negros africanos que sufrían el látigo de sus amos. (10) Los primeros vivían tranquilos en medio de privilegios, presintiéndose un sentimiento de odio entre españoles peninsulares y españoles americanos; trabajaban rudamente los ladinos y mestizos; y ambulaban o pernoctaban como en tierra extraña los últimos. Ni ruido de carruajes, ni movimiento de circulación, ni gritos de alegría, turbaban la quietud de los habitantes. Pero de pronto, ensordecía los oídos el sonido melancólico de las campanas , propagándose de. convento a convento y de iglesia en iglesia, durante la mayor parte del día. "Podía decirse, como un notable escritor, que la vida colonial regíase por toques de campanas: ellas anunciaban el amanecer, las fiestas titulares, las doce, la hora de comer, la de oración y las ocho de la noche, este último lleno de solemnidad. "Al toque de oración, ninguna dama o señorita se hallaba fuera de casa. Durante unos cuantos días , sucedíanse a toda hora, los llamados "dobles" en conmemoración de los difuntos, después del primero de noviembre. "Solían oh'se las campanítas de los conventos de frailes y monjas, llamando a "maitines", (11) La ciudad despertaba tarde y dormía temprano. Por lo demás, la vida parecía deslizarse como un sueño, para los hijos del pueblo. i Pobres hijos del pueblo! Aquellos hombres descalzos, vestidos de burda jerga o de cotí, se limitan a sus labores, cumpliendo fervorosamente sus deberes religiosos y los dictados de los bandos del Capitán General, que era el único representante legal del Rey, viviendo conformes y sin aspiraciones. Acostumbrados al medio ambiente de la época, solamente les preocupaban la felicidad celestial y las penas eternas. Ignorantes e ignorados, no les importaban libros ni periódicos, destinados únicamente a los que tenían el privilegio de saber leer. Muy de tarde en tarde, cuando la aristocracia solemnizaba el ingreso de un nuevo Presidente o de un Arzobispo, o