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Spanish Pages [530] Year 1979
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Del mismo autor:
CEREBRO Y LENGUAJE
(La afasia traumática: s í ndromes, exploración y tratamiento)
(2.• edición) Bar celona: Fontanella, 1978
EL CEREBRO EN ACCION
(2.• edición) Barcelona: Fontanella, 1979
INTRODUCCióN EVOLUCIONISTA A LA PSICOLOG1A BarcelOna: Fonta n ella, 1977
SENSACióN Y PERCEPCióN Barcelona: Fontanella, 1978
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Traducido al castell ano por Ricardo San Vicent e, de l original ruso Mozg cheloveka i psijich eskie protsesi, publicado por «Pedagogica» Publi ching House, Moscú. U.R.S.S.
© de la presente edició n EDITORIA L FONT ANBLLA, S. A. Escorial, SO. Barce lona-24, 1979. Primera edición: ma rzo Cubierta: Printed
1979
Colaboración editoria
in Spain
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Impre so en Espa íia
por Alfonso Impre sores, S . A. Carreras Candi, 12-14. Barcelona
Depósito legal: B. 14.548-1979 IS BN 84-244-0462-9
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es decir , posee la «facultad de la percepción•: llega a descifrar estas imágenes, destaca de ellas lo sustancial y las dispone en las necesa rias concepciones, es decir, posee la «facultad del intelecto»; conserva
durante largo tiempo las representaciones e ideas en s u mundo inte rior, posee, por tanto, la «facultad de la memoria•. ¿Cuáles s on en tonces los órganos depositarios de estas e facultades•? Si en la Antigüedad todavía había algunas dudas sobre la solución de este problema y en algunos casos se consideraba que el corazón era el depositario de estas facultades, y en otros el cerebro, en la Edad Media estas dudas desaparecieron y los filósofos llegaron a
la
sólida convicción de que más allá del cerebro no hay que buscar los órganos de tales «facultades». Sin embargo, el denso tejido cere bral les parecía poco adecuado para ser el depositario de tas facul· tades espirituales: de acuerdo con las ideas de aquella época, rse ·
p ondían mejor a esta tarea los tres cventriculos» del cerebro, d e los que uno sería el depositario de la «facultad de percibir», otro de la de «pensar» y el tercero como el portador de la «facultad de evocar».
Estas concepciones se han mantenido s in ninguna reconsideración d urant e varios siglos. Y después fueron a ocupar su lugar en el mu seo de los equívocos. Tuvieron que pasar siglos para que los filósofos y los naturalis tas se fueran acostumbrando a Ja idea de que los procesos efímeros,
inmateriales --como s e consideraban entonces-, que los procesos psíquicos de ningún modo tenían que cubicarse» necesariamente e n
l a s cavidades d e l o s ventrículos cerebrales o en el líquido que con tienen, que su sustrato puede ser el denso tejido material del cerebro. Est a i de a se convirtió en aceptable dos siglos atrás. No obstante, las viejas ideas de los procesos psíquicos como un conjunto de «facul tades» o «propiedades• del espíritu se siguieron conservando y los investigadores se mantuvieron en el acostumbrado camino de la bús queda de aquellos «Órganos» o «Centros cerebrales» que eran deposi tarios de estas «facultades». Del mismo modo que antes, esta labor no se llevaba a cabo como una investigación especial y escrupulosa, a principios del siglo XIX, F. A. Gall --científico que describió por
primera vez las sustancias gris y blanca de los hemisferios cerebra les- necesitó tan sólo algo de imaginación para ver en las distintas áreas del cerebro los órganos de las «facultades» más complejas y por lo mismo más fantásticas. La «Frenología» de Gall tuvo menos suerte que las concepciones medievales de los «tres ventrículos»; no obtuvo el conseruv> general y se mantuvo durante muy poco tiempo. El método que emt>leó, con
sistente en la búsqueda especulativa de los «centros» cerebrales de las distintas facultades, se abandonó totalmente y su camino al museo de los equívocos anticuados fue mucho más breve. Pero también l a historia ulterior de los intentos e n hallar en las investigacionse del cerebro el procedimiento para el análisis de los mecanismos de la
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de distinta localizad® ronUeJla la pérdida de unos factores fisio lógc i os dis tint os y los sistemas funcionales se verán afectados tambiéñdístintamente. , ta concepción actual de los sis temas funcionales esclarece otro hecho qu e también d esconcertaba a los clásicos de la neurología. A. a r t ir de nuestras sicion es actuales aparece con claridad gue ltLmisma lesión loe e cere ro pue e a ectar a o o un comptejo de_/Jlt!kiones aparentementemuy iversas. El hecho de qu e eslón de l a zona temporal izquierda no poca s veces 'conlleva la pe rturba ción de la com prensión del lenguaje, de la comprensión de las pala· b ras, de la denominación de ob j e to s y de la escritura, pero no afecta a !a c apacidad de o rie nt arse en el espacio y de realizar ope r aciones escr i t a s d e cálculo, nos dice sólo que en e l cumplimient o de las fun. c ione s pe r t u rbadas e n e s t e caso p a rticipan unos factores fisiológicos generales c u y a desaparición hac e imposible e l desarrollo normal de estas funciones, y que además estos factores no forman pa rt e del ot r o grupo de procesos psíqu icos que en �l caso de e s t as lesiones no se ven al te rados Un a t e n t o anális i s de estos sín t omas-complejos (o síndr o me, como se l e s viene llamando) que se producen en c a s o s de lesiones muy l o c a lizadas del cereb ro se convierte de este modo en un camino se guro para el estudio de la estructura interna de los procesos psíqui cos, y, p o r lo mismo, e n u n camino para descubrir los mecanismos internos de l a conducta del hombre. Freud observó un a vez que, an te un planteamiento c o rrecto de la cuestión, a vec e s resulta más fácil resolver simultáneamente dos problemas in terde pe ndientes que solucionarlos cada uno por separado Ello es el c as o del e s t udio de l o s fundamentos cerebrales de la conducta humana. Al es tudiar unas per turb ac iones aparentemente heterogéneas que se produ c en en el c a so de una m isma lesión local del cerebro ha lla m os el c a mino para el análisis de l a función que ocupa un d et erminado espacio en la a c tividad cerebral; al estudiar cómo se per turba e l mismo a specto d e la a c t ividad p síquica en e l caso de lesiones cerebrales diferentes por su localización, a brimos el camino para el análisis multilateral de aquel lo s componentes que forman parte de este a sp ec t o de la actividad p síquic a; dicho de otro modo, abrimos las puertas del análisis c omple j o de la compo si ción de la c ondu c t a huma n a. Est a es p re cis a me nte la dobl e apo ra c ión qu e nos ofrece la nueva rama de l a ciencia que es la neuropsicología. nes
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La ciencia actual ha llegado a la c onclusió n de que el cereb i:o -como sistema comple_jo-- está co mpue sto al menos por tres .uní· d� des o bloques. Uno �ellos -que incluye los sistem as de l a s par20
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