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Spanish Pages [112] Year 2019
Desarrollo de las habilidades cognitivas EN LOS MÁS PEQUEÑOS
Susan A. Miller
NARCEA S.A. DE EDICIONES MADRID
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Para Peter, mi esposo y mi mejor amigo desde hace cincuenta años. Con el mayor aprecio por ser siempre mi campeón y el más asombroso mentor de estudiantes de todas las edades. Para Gregg, mi brillante y cariñoso hijo, que fue mi inspiración original para escribir sobre el desarrollo de los niños en edad preescolar.
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Índice
PRESENTACIÓN 1. Creer en el pensamiento mágico Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 2. Mostrar curiosidad Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 3. Comprender los conceptos temporales Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 4. Desarrollar la conciencia espacial Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 5. Desarrollar habilidades de resolución de problemas Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 6. Explorar la creatividad a través del arte Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 7. Desarrollar el pensamiento matemático Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 8. Aprender participando en investigaciones científicas
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Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 9. Explorar el proceso de escritura Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. 10. Desarrollar habilidades básicas de lectura Definición. Ejemplos de situaciones. Lo que puedes hacer. Otros aspectos que conviene tener en cuenta. Actividades para hacer en casa. HITOS DEL DESARROLLO COGNITIVO
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Presentación Después de casi cuarenta años en el campo de la educación infantil como maestra, directora, profesora universitaria y supervisora de maestras en formación, nunca dejo de maravillarme con las muchas maneras en que los niños pequeños utilizan su creatividad y su pensamiento crítico para resolver problemas o diseñar algo único. Como educadora, creo que es muy importante sintonizar con los intereses de los niños y darles espacio, materiales suficientes, y tiempo, para experimentar y explorar. Uno de mis recuerdos favoritos con los pequeños que se ven desafiados cuando desarrollan sus habilidades cognitivas, fue en el Centro de aprendizaje temprano de la Universidad de Kutztown, cuando un padre trajo una caja gigantesca de cientos de círculos de madera natural del tamaño de fichas de póquer de una pulgada de grosor. Después de tirar la caja, muchos niños se pusieron a excavar con entusiasmo en la enorme pila de intrigantes círculos de madera con gritos de emoción, mientras que otros observaban con asombro. Algunos los juntaron en sus manos y luego los dejaron correr por sus dedos. Unos pocos comenzaron a apilar los círculos de madera, mientras que otros los colocaban en hileras. Cada día ocurrieron cosas nuevas y maravillosas. Los niños trataron de contar cuántos círculos había en sus pilas o filas. Hicieron gráficos sobre la altura a la que podían llegar con sus construcciones. Un grupo rodeó la habitación con una cadena de fichas circulares y luego inventó una historia al respecto. Algunos niños de cuatro años hicieron las letras de sus nombres conectando los círculos de madera. Los grupos de constructores trabajaron cooperativamente mientras planeaban, diseñaban e ideaban formas planas y tridimensionales, como castillos, parques de diversiones y demás. Pero lo más destacado de las creaciones circulares se produjo cuando los compañeros de cursos superiores trabajaron con ellos para construir una enorme colmena circular. Los niños enviaron invitaciones para poder compartir la estructura elaborada que el equipo de niños de tres, cuatro y diez años habían construido con gran entusiasmo. Toda la escuela admiró la estructura durante una sesión informativa de preguntas y respuestas. Cada día, los niños se comprometieron con lo que llamaron la “caja circular”. Enterraron discos pintados de oro en la arena, como si fuera un tesoro de piratas, y colocaron discos de colores en botellas de plástico, que se convirtieron en maracas que agitaban con entusiasmo. Estos materiales naturales de aprendizaje ayudaron a desafiar y expandir las habilidades cognitivas de los niños en edad preescolar en varias etapas de desarrollo. Era asombroso comprobar cómo ese placer creativo brotaba de simples piezas de madera desechada.
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Qué vamos a observar Las habilidades cognitivas de los niños pequeños se desarrollan muy rápidamente durante sus primeros años de vida. Su curiosidad estimula sus habilidades de pensamiento y creatividad a medida que se convierten rápidamente en científicos, ingenieros, artistas, lectores y escritores en ciernes. Los niños se convierten en asombrosos solucionadores de problemas cuando se enfrentan a situaciones difíciles como, por ejemplo, qué hacer cuando su carrito se queda inmóvil en el barro. Pero, por supuesto, no siempre usan su cerebro para asuntos prácticos. El pensamiento mágico de los niños en edad preescolar puede ser muy poderoso cuando desean que algo suceda, aunque sea ilógico. Por ejemplo, el deseo de que nieve a la hora de acostarse, cuando un niño quiere probar su nuevo trineo rojo, se vuelve simplemente mágico cuando se despierta para encontrar la maravillosa nieve blanca que cubre el suelo.
Verás que los niños de cuatro años a menudo son ruidosos y desordenados, ya que su curiosidad les invita a saltar para ver lo que está pasando. Les encanta usar herramientas para investigar mientras desarman cosas para ver cómo funcionan. Por otro lado, los niños de tres años pueden contenerse un poco para ver qué están haciendo los demás. Si algo parece un poco atemorizante, es posible que hagan muchas preguntas y quieran que el profesor explore con ellos. Los niños en edad preescolar sienten curiosidad cuando se 1 enfrentan a situaciones novedosas . Un desafío clave para los niños más pequeños es aprender sobre el tiempo. Debido a que el tiempo es invisible, se trata de un concepto confuso y abstracto para los más 7
pequeños. Necesitan tener muchas experiencias con los conceptos temporales de manera personal; por ejemplo, con los cumpleaños, la hora de acostarse y la hora de contar historias. Como tienden a ser egocéntricos, los niños sienten el momento en el que se encuentran ahora, es decir el presente, como el más importante. Además del tiempo, los preescolares también están explorando el espacio. Su conocimiento de la conciencia espacial está relacionado con sus propios cuerpos. Con el paso del tiempo, los conceptos espaciales mejoran a medida que participan en experiencias concretas e interactúan en situaciones con objetos y personas. Por ejemplo, jugar con bloques con sus amigos puede proporcionar experiencias sorprendentes para explorar el concepto de conciencia espacial a medida que los niños organizan y reorganizan los elementos. Estas interacciones también pueden ayudar a los niños a comprender mejor las expresiones de ubicación, como en, debajo, detrás y sobre. Enfrentados a problemas diarios que resolver, los preescolares utilizan su imaginación y sus habilidades de pensamiento para encontrar soluciones fascinantes. Los niños de tres años pueden usar el método de ensayo y error y pueden centrarse en un solo fenómeno. Los niños de cuatro años están ocupados aprendiendo a usar el método de resolución de problemas de la “lluvia de ideas” y probando a continuación algunas de las sugerencias dichas antes de seleccionar una idea viable. El proceso de resolución de problemas implica, normalmente, sus habilidades de pensamiento crítico y de pensamiento creativo. Para los niños en edad preescolar, expresarse creativamente con pintura, lápices de colores, rotuladores, arcilla y materiales de collage es emocionante y muy divertido. A medida que experimentan con el color, las formas, las texturas y el diseño, descubren nuevas y diferentes formas de expresar sus sentimientos de manera creativa. Pasan por muchas etapas fascinantes en su viaje creativo, desde dibujar formas irreconocibles hasta crear con intención y pintar cosas más realistas. Los preescolares también trabajan para desarrollar su pensamiento matemático. Este proceso enigmático se introduce a lo largo del día a medida que los niños aprenden sobre patrones y perciben secuencias de formas, colores, movimientos o sonidos que se repiten. Esta conciencia puede ayudarles a ver las relaciones entre diversos aspectos de su entorno. Ordenar y hacer series son acciones que pueden ocurrir de manera bastante espontánea en el área de juegos con bloques, a medida que construyen estructuras altas o diseñan una ciudad. Muchas exploraciones prácticas están relacionadas con los números, ya que los niños aprenden individualmente a medir y a hacer correspondencias. Verás que los preescolares están felices de participar en investigaciones científicas. Estas pueden ser descubrimientos sobre objetos que flotan y se hunden o experimentos físicos poniendo a prueba la gravedad, a medida que las canicas ruedan por una rampa de madera. A los niños de cuatro años, en particular, les encanta aprender métodos de investigación científica. Es posible que necesiten pasar por muchos procesos de pensamiento ilógico antes de que los conceptos empiecen a tener sentido para ellos. ¡Pero eso es la mitad de la diversión! A medida que los niños pequeños exploran sus capacidades, aprender a escribir 8
puede proporcionarles mucha satisfacción. La escritura a mano es algo más que sostener un lápiz sobre un papel. Para trabajar la pinza índice-pulgar, como parte el desarrollo de la motricidad fina, un niño puede practicar enhebrando cuentas grandes, fortaleciendo así la coordinación de los músculos de los dedos y las habilidades de pensamiento. Presentándoles muchos ejemplos de instrumentos de impresión y de escritura, los maestros pueden crear un entorno propicio para introducir a los niños en edad preescolar en el proceso de escritura.
Los niños pequeños se mueven a su propio ritmo, desde una etapa de garabatos controlados hasta la escritura de pseudoletras en cadenas parecidas a palabras. Luego, los niños se deleitan con un logro emocionante: ¡pueden escribir sus propios nombres! A este desarrollo le seguirá más escritura con deletreos inventados o fonéticos a medida que exploren la escritura de agrupaciones de palabras. Estos logros potencian a estos nuevos escritores emergentes. Más que simplemente aprender a descifrar palabras, los lectores emergentes deben estar envueltos en un entorno rico en palabras y frases impresas, donde puedan sumergirse en actividades y conversaciones relacionadas con la escritura y los textos escritos. Leer en voz alta a los niños pequeños es una actividad extremadamente importante para la alfabetización. Usar el alfabeto, las rimas y los libros con patrones predecibles puede ser un trampolín maravilloso para mejorar su potencial y que se conviertan en lectores de por vida. Este libro está diseñado para ayudarte a comprender la amplia gama de habilidades 9
cognitivas de los niños preescolares y para que puedas aprender estrategias útiles que animarán su crecimiento y desarrollo.
Estructura de la obra Al comenzar cada capítulo, encontrarás una Definición del tema que se trata en ese capítulo. A continuación, se presentan algunos aspectos destacados del Desarrollo de los niños de tres y cuatro años. Esto te ayudará a comprender la etapa de desarrollo cognitivo en la que está funcionando un niño en edad preescolar durante un tiempo específico. Es muy importante que tengas en cuenta que la edad que aquí propongo, trescuatro años, es orientativa, ya que el desarrollo de cada niño o niña varía mucho, tanto en función de su propia persona como del contexto en el que se desenvuelve. Después, compartiré algunas escenas relacionadas con el tema del capítulo. Estas instantáneas están sacadas de situaciones reales con niños en mis diferentes clases (con los nombres cambiados, por supuesto), de observaciones que tuve la suerte de hacer en programas preescolares en los Estados Unidos y en el extranjero, y de recuerdos de mis nietos en momentos especiales durante esa edad. En relación con las diferentes escenas, se incluyen explicaciones de las etapas para ayudar a comprender por qué un comportamiento o acción está ocurriendo o no en ese momento específico. Como todos sabemos, los niños y niñas en edad preescolar pueden desarrollarse individualmente a ritmos diferentes, algunos un poco lentamente y otros más rápidamente. Me gustaría mucho tener una conversación cara a cara con cada lector o lectora, algo que, por supuesto, no es posible. Lo que he intentado hacer, como autora y profesora, es escribir en un tono coloquial sobre las distintas etapas que atraviesan los niños pequeños. En lugar de agobiarte con pesadas investigaciones y referencias teóricas, he intentado mantener el flujo de observación y aplicación ligero y práctico. Seguidamente, encontrarás una Guía específica para ti, maestro o cuidador. El apartado titulado Lo que puedes hacer está diseñado para servir como trampolín, al proporcionar actividades curriculares interesantes o estrategias de enseñanza útiles para que pruebes con los niños que están a tu cargo. El siguiente apartado Otros aspectos que conviene tener en cuenta aborda algunas circunstancias sobre las que podrías tener preguntas, como cuando los niños no están del todo en línea con los hitos del desarrollo propios de su edad. Si esto sucediera, tú como educador o educadora, o los padres del niño, deberíais considerar la idea de buscar asistencia profesional que os ayude a obtener respuestas. Las ideas del apartado Actividades para hacer en casa son aventuras divertidas y fáciles de realizar, apropiadas para que los padres exploren con sus hijos. Es posible que quieras compartir estas ideas con los padres, madres o encargados durante tus charlas con ellos, o colgándolas online, o en el boletín de tu centro escolar, o publicándolas en un tablón de anuncios. Si te parece, pídeles que compartan sus propias ideas sobre 10
alguno de los temas y que proporcionen fotos de las actividades para que todo el mundo pueda disfrutar de ellas después. Mientras lees este libro, espero que disfrutes de tus aventuras observando a los niños pequeños y aprendiendo cómo los diferentes hitos de su desarrollo cognitivo afectan a las diferentes etapas de sus vidas. Finalmente, quiero llamar tu atención sobre otros dos títulos que he publicado en esta misma Colección de obras destinadas a las educadoras de los primeros años de los niños. Su estructura es la misma que la que ahora te propongo en este libro. Me refiero a estas dos obras: una es El desarrollo de habilidades Afectivas y Emocionales en los más pequeños y otra es El desarrollo de habilidades Sociales en los más pequeños. Los tres títulos, son el fruto de mi experiencia acumulada con los niños y de mis relaciones con otros colegas. Confío en que la lectura de mis tres libros sean para ti, lector o lectora, una fuente de inspiración y un nuevo acicate para afianzar en ti la pasión por educar y enseñar a los más pequeños.
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1 CREER EN EL PENSAMIENTO MÁGICO PENSAMIENTO MÁGICO: La creencia bastante irracional de que el mero hecho de desear o pensar en algo tiene el poder de hacer que suceda.
i conoces algunas de las tendencias hacia el pensamiento mágico que se dan en los niños de tres y cuatro años, podrás apoyar mejor los desafíos que pueden surgir a medida que se van desarrollando sus habilidades cognitivas. Aunque no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo o logran hitos específicos al mismo tiempo, las siguientes instantáneas resaltan algunos de los comportamientos que podrás ver a medida que evoluciona el pensamiento mágico de los niños en edad preescolar: Los niños de tres años tienden a sentirse responsables si algo perturbador sucede, porque perciben que las cosas que ocurren se relacionan con ellos mismos. Pueden verse influenciados por su pensamiento mágico cuando un adulto intenta convencerlos de que hagan algo. Debido a su falta de experiencia, ciertos aspectos de su pensamiento a veces parecen casi mágicos. Los niños de cuatro años pueden dar por ciertas las cosas que otros dicen literalmente, como “estoy tan cansado que se me van a caer los pies”. A menudo, atribuyen características reales a objetos inanimados. El pensamiento mágico y animista puede afectar fácilmente al razonamiento de los niños de cuatro años. Ahora vamos a considerar algunas escenas de cómo el pensamiento mágico podría afectar a las interacciones y comportamientos de los niños de tu clase.
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En el café imaginario de su calle, Amy2, de tres años y medio, y Tessa, de cuatro años, sirven té y pasteles de miel a sus osos de peluche. Ashley, una invitada inesperada, intenta unirse a la fiesta de las dos mejores amigas. Finalmente, toma una taza de té y luego intenta comerse unos pasteles. Muy molestas con las acciones no deseadas de Ashley, las chicas le dicen: “Vete de nuestra fiesta. ¡Y no vuelvas!”. Cuando Ashley deja de venir durante unos días al colegio, las chicas están felices por no tener que interrumpir su juego. Sin embargo, empiezan a preocuparse por si Ashley ha dejado de venir al colegio debido a que ellas le dijeron que se fuera y piensan que tal vez deberían hacer saber a su maestro lo que hicieron, en caso de que Ashley no vuelva pronto.
El pensamiento egocéntrico, o la tendencia de los niños en edad preescolar a percibir 12
las cosas que ocurren como si estuvieran relacionadas con ellos mismos, en lugar de hacerlo desde el punto de vista de otros, puede hacer que los niños pequeños como Amy y Tessa se sientan responsables cuando sucede algo malo. Los niños pueden decidir usar su pensamiento mágico si realmente quieren que algo suceda, como hacer que Ashley se vaya. Luego, cuando ocurre, creen que son los que causaron que sucediera a través de sus acciones. Cuando Ashley desarrolló una gripe estomacal y dejó de venir al colegio, las niñas creyeron que su ausencia era culpa suya porque estaban enfadas con Ashley por haber estropeado su fiesta y querían que ella se fuera.
A medida que los niños en edad preescolar utilizan su imaginación, disfrutan participando en juegos de simulación. Les brinda oportunidades emocionantes para probar varias identidades e intentar comprender cómo piensan los demás. El pensamiento mágico se mezcla frecuentemente con el juego imaginativo. Este tipo de juego puede reforzar las asombrosas creencias de los niños pequeños acerca de lo que piensan que podría o no ocurrir. Entre los dos y los siete años de edad, mientras están en la etapa pre-operacional del desarrollo cognitivo según Piaget, los preescolares se confunden a menudo acerca de lo que es real y lo que no lo es. No siempre están seguros de si lo que piensan en sus cabezas está ocurriendo realmente en el mundo cotidiano. Los adultos utilizan frecuentemente el pensamiento mágico para convencer a los niños pequeños de que hagan algo. Por ejemplo, un padre podría decir: “¡Cómete las espinacas para tener unos músculos tan fuertes como los de Popeye!”. De forma similar, la maestra observa a Carla, que sostiene a su muñeca enferma en el rincón de juegos dramáticos. Siguiendo el modelo de su madre, Carla dice: “Tómate la sopa. Verás cómo mejora tu resfriado”. Cuando los niños en edad preescolar utilizan el pensamiento mágico, no siempre pueden determinar objetivamente las causas y los efectos. Sus deseos a menudo sesgan 13
sus percepciones de los acontecimientos. Por ejemplo, varios niños de cuatro años están convencidos de que los personajes de cómic llamados Tortugas Ninja se unirán a ellos en el patio de recreo. Están seguros de que, si gritan a través de los agujeros de la alcantarilla cada día, podrán animar a los personajes a trepar para salir fuera de la alcantarilla. Imagínate su alegría cuando, una mañana, se dan cuenta de que se ha girado la tapa y que de la alcantarilla subterránea se escuchan sonidos de eco. Emocionados, informan a su maestro de que las Tortugas Ninja deben de haber llegado de la noche a la mañana. ¡Su deseo se ha hecho realidad! No importa que una enorme tormenta eléctrica haya desencadenado una corriente de agua torrencial que ha obligado a los trabajadores del sistema de agua de la ciudad a retirar la tapa.
Los preescolares interpretan frecuentemente algunas frases de modo literal porque carecen de experiencia. Bryan mira a su hermano mayor con asombro y retrocede un poco cuando éste dice: “¡Mi estómago está tan lleno que va a explotar!”. También, cuando el padre de Rita le muestra a su maestra su nuevo auto, la maestra anuncia: “Me estoy poniendo verde de envidia”. Perpleja, Rita revisa con cuidado a su maestra en busca de signos de cambio de color. Los niños en edad preescolar pueden atribuir características reales a objetos inanimados. Su pensamiento mágico y animista puede afectar fácilmente a su razonamiento. Muy emocionado, Charles, de tres años, le dice a su maestro: “¿Sabes? Mi sombra me sigue. ¡También sabe correr y saltar!”. Él asocia la vida con formas de movimiento. Los niños suelen atribuir las causas de las ocurrencias comunes de forma ilógica. Y, por supuesto, la influencia mística y mágica de Papá Noel es muy importante para muchos niños en edad preescolar. Todo el relato es bastante creíble para ellos, ya que ven a un Papá Noel de aspecto real en el centro comercial y durante las vacaciones de Navidad. Los adultos les piden a los niños que escriban cartas a Papá Noel o que le digan 14
a Papá Noel qué es lo que desean. Cuando se despiertan con regalos debajo del árbol, ¡no es difícil que los niños pequeños crean que su pensamiento mágico ha hecho que sus deseos se convirtieran en realidad! A medida que los niños crecen, sus sueños ayudan a moldear su personalidad para que se conviertan en quienes llegarán a ser. Hace un tiempo, un niño encantador llamado George extendía sus alas de fantasía y revoloteaba libremente por mi aula de preescolar. Cada día, compartía generosamente información sobre el tipo de mariposa que era y describía los diferentes colores de sus alas. Le llamábamos cariñosamente “el niño mariposa”. ¡Hoy en día, este joven pensador mágico es un famoso artista conocido por sus bellas y minuciosas pinturas de mariposas!
Lo que puedes hacer Haz notar la causa y el efecto de las cosas. Pregunta a los niños: “¿Ahora qué crees que va a suceder?”. O pregúntale al niño por qué cree que las cosas sucedieron de la manera en que lo hicieron. Trata de evitar el uso de preguntas tendenciosas tales como: “¿Tienes miedo de que el perro te muerda?”. Prepara materiales artísticos interesantes. Dales pinturas para pintar con los dedos, rotuladores de colores y pinceles de diferentes tamaños para que los niños pequeños los usen para representar artísticamente su pensamiento mágico. El expresarse a través del dibujo y la pintura proporciona otro lugar de comunicación para los niños en edad preescolar que pueden ser incapaces de verbalizar sus pensamientos mágicos. Anima a los niños a representar situaciones. Dramatizar varios papeles sacados de sus libros de cuentos, puede ayudar a los niños pequeños a armarse de valor cuando sientan miedo. Es importante que tengan experiencias de escenas de la vida real, y también simuladas, para aclarar situaciones que se dan en su pensamiento mágico.
Coloca una caja sensorial en tu aula. Incluye artículos que atraigan los diversos sentidos de los niños. Para la vista, podrías poner telas brillantes y cintas de colores del arco iris. Para el oído, conchas marinas gigantes para que las 15
sostengan junto al oído y semillas para agitar en pequeños botes. Para el olfato, mete agujas de pino y bolsas de té de hierbas. Para el tacto, consigue piñas de pino sin abrir y bolas de algodón suave. Cambia los elementos sensoriales cada pocos días para desencadenar nuevas sensaciones, pensamientos y experiencias creativas. Pide a los niños que piensen en lo que les gustaría ser. Durante el círculo o con un pequeño grupo de niños, haz que cada uno pida un deseo mágico y que te cuenten qué les gustaría ser: un unicornio, un granjero, un mago, etc. Anima las descripciones divertidas, como “quiero un cuerno verde puntiagudo” o “necesito una capa de color púrpura violeta”. Prepara una caja de accesorios que contenga artículos como tela, zapatos, sombreros, plumas y cinta adhesiva para ayudar a realizar sus deseos mágicos.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta Sé consciente de tus respuestas. Para tranquilizarles, explica las cosas con términos sencillos y concretos. Por ejemplo, una niña pequeña puede querer jugar con el conejillo de indias de la clase que ha muerto recientemente. Será confuso y posiblemente un poco atemorizante para ella si usas conceptos abstractos para decirle que no puede hacerlo porque la mascota de la clase se ha “ido a dormir” o “está descansando en el cielo”. Es difícil que entienda estos comentarios porque, para ella, estas acciones físicas son realmente una pérdida temporal. La niña de pensamiento mágico podría creer fácilmente que el animal volverá cuando se despierte si ella desea que eso suceda. Sé tranquilizador. Cuando un niño pequeño desea que algo malo le pase a alguien, y a continuación eso sucede, es posible que tengas que asegurarle que su pensamiento no causó el acontecimiento y que él no es el responsable de lo sucedido. Por ejemplo, como no quiere seguir las normas que da su maestra, un niño le dice: “¡Quiero que te vayas muy lejos, a China!” y, a los pocos días, resulta que transfieren a esa maestra a otra clase. Cuando él se sienta triste y la eche de menos, es posible que tengas que consolar al niño. Podrías explicarle que ahora ella es la maestra de otros niños pequeños porque el centro ha agregado un nuevo programa, pero siempre tendrán una conexión especial porque ella era su maestra. Ayúdalo a tratar de comprender que no podrá revertir su asignación, incluso si lo desea con mucha intensidad. Sígueles la corriente. El pensamiento mágico es bastante normal para los preescolares y desaparecerá a medida que crezcan un poco más. Por ejemplo, los niños pequeños están bombardeados con anuncios en la televisión y en las tiendas que usan personajes disfrazados. Un payaso, un personaje de un libro disfrazado de tamaño natural o una colorida mascota del equipo son enormes para los niños pequeños. Para preescolares con pensamientos animistas, estos personajes de fantasía parecen estar vivos y tener cualidades reales, y los niños 16
esperarán que hagan ciertas cosas. Debido a que los preescolares son egocéntricos, tienden a creer que todos comparten su perspectiva. Trata de no ser crítico. No les ayudarás argumentando que la actividad imaginada realmente no sucederá, por lo que es mejor que te unas a la diversión o, al menos, que seas un buen oyente.
Actividades para hacer en casa Recoge accesorios. Reúne artículos interesantes, como bufandas, bolsos, joyas de bisutería y toallas. Anima a tu hijo o hija a que juegue libremente con esos accesorios para realzar su imaginación a medida que se convierte en personajes interesantes, como una princesa, un superhéroe o un artista de circo. Haz muchas fotos mágicas. Luego amplíalas para exponerlas como carteles. Escucha música divertida. Juntos, girad y bailad como bailarines de jazz o probad a seguir ritmos exóticos. Muévete rápido como los guepardos o salta como los canguros. ¡Convierte tu salón en un salón de baile mágico! Si encuentras en algún mercadillo una vieja bola reflectante de discoteca, cómprala. Sintoniza con la magia de la Navidad. ¡Haz realidad tus deseos! Consigue pegamento, cinta adhesiva, papel de colores, tijeras, lápices de colores, brillantina y lazos para que tu hijo pueda diseñar regalos, tarjetas y decoraciones originales para otros. Cuando se acerca su cumpleaños y otros días festivos, como la Navidad, a los niños les gusta hacer listas con los regalos que esperan recibir.
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Fabrica una varita mágica. Crea este mágico accesorio con tu hijo para convertir las cosas y los acontecimientos ordinarios en algo único y mágico. Juntos, inventad rimas divertidas, como: “¡funiculí-funiculá, funiculí-funiculá haz-magia-ya!”, para usar con la varita. Haz un “libro de deseos” para la familia. Dibuja y colorea con colores brillantes, recorta imágenes de revistas y haz fotos con tu cámara. Ve pegando todo en un libro de recuerdos. Comparte sueños sobre planes posibles de vacaciones y actividades reales o de fantasía. Llena el “libro de deseos” de tu familia con pensamientos mágicos, ¡el límite es el cielo!
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2 MOSTRAR CURIOSIDAD CURIOSIDAD: Ser inquisitivo para aprender acerca de algo o alguien.
os niños en edad preescolar quieren saber cómo funciona el mundo, qué sucede si prueban alguna actividad nueva, de dónde vienen las cosas, etc. Su curiosidad los lleva en direcciones interesantes. A pesar de que cada niño se desarrolla a un ritmo diferente, es probable que veas algunas de las siguientes características entre los niños de tres y cuatro años que están a tu cargo, según su curiosidad les va llevando a explorar su mundo: Los niños de tres años hacen muchas preguntas a los adultos para ayudar a satisfacer su curiosidad. A menudo se centran en aquello que despierta su curiosidad, y pueden concentrarse hasta diez minutos sin distraerse. Sienten curiosidad y tal vez estén un poco asustados por las cosas que dan miedo, por lo que pueden necesitar que un adulto les tranquilice. Los niños de cuatro años disfrutan con las sorpresas curiosas y observando los cambios que tienen lugar justo delante de ellos. Están fascinados por los misterios de la naturaleza y pueden usar herramientas especiales (como una paleta o una lupa) para ayudarse a investigar. Debido a que sienten curiosidad por saber cómo funcionan las cosas, las desarmarán y descubrirán después cómo volver a armarlas. Veamos ahora algunas anécdotas que ilustran cómo los niños de tu clase pueden seguir su curiosidad natural y hacer nuevos descubrimientos.
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Debido a una fuerte lluvia, los alumnos de la Sra. Beverley no podían salir a jugar por la mañana. Ahora que el sol está brillando, salen corriendo al patio de recreo. Cora, de tres años, señala un enorme charco y pregunta: “¿Qué es esa gran cantidad de agua?”. La Sra. Beverley responde: “Un charco”. Cora pregunta: “¿De dónde ha venido?” y observa a Binh, una niña de cuatro años, que arroja una pequeña piedra al charco. Compartiendo este novedoso acontecimiento con sus amigos, exclama: “¡Mira! ¡Mi piedra hace anillos en el agua!”. Otros cuantos niños también intentan lo mismo con entusiasmo. Maggie, una niña de cuatro años, tira una flor en el charco y dice a la multitud reunida: “¡Chicos! La flor está flotando”. Con botas, Cooper, de cuatro años, pisa el charco mientras grita: “¡Boom! ¡Boom!”. El agua salpica por todas partes mientras los niños se ríen.
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Todo el mundo sabe que, si hay un charco cerca, un niño pequeño seguramente lo encontrará. ¿Por qué los niños son tan curiosos con lo que hay en su entorno? Cuando notan cambios o perciben que algo es diferente, automáticamente se interesan. Sin embargo, pueden reaccionar a este interés de diferentes maneras. Por ejemplo, cuando Cora, de tres años de edad, notó algo extraño en el patio de recreo, le hizo varias preguntas a su maestra para obtener respuestas que satisficieran su curiosidad. Los niños de tres años, como Cora, también son capaces de observar las investigaciones que hacen otros desde una distancia segura hasta que se sientan cómodos ellos mismos explorando. Los niños de cuatro años, como Binh y Maggie, son más confiados y les encanta saltar para experimentar. Disfrutan del hecho de que otros se impliquen cuando comparten sus ideas. A medida que los niños exploran el mundo que les rodea, sus sentidos les ayudan a aumentar su curiosidad. Típico en un niño de cuatro años, Cooper hace ruidos llamativos con su voz y sus pies mientras pisa el agua para ver qué ocurre. Aventureros, los niños de cuatro años a menudo exageran su entusiasmo cuando se dejan llevar por su curiosidad, como demuestra Cooper salpicando a todos. ¡Dejarse llevar por la curiosidad puede ser algo desordenado! Durante ese tiempo, Cooper ha hecho un buen uso de los sentidos del oído, la vista y el tacto para investigar mejor los resultados de sus interacciones con el charco lleno de agua. Aunque un cambio en el entorno o en un comportamiento sea algo que atraiga a un niño hacia una situación o hacia un elemento en particular y despierte su curiosidad, la novedad es una manera segura de crear interés. Por ejemplo, Luna, de cuatro años, encuentra algo que nunca antes había visto en un bote en el rincón de arte. Seis carboncillos sobresalen de un recipiente. Con curiosidad por saber qué hacer con ellos, pensando que son como lápices pequeños o ceras negras, Luna toma un papel para ver si el carbón deja marcas cuando dibuja y hace unas cuantas líneas, pequeñas, finas, negras. 20
Luego intenta dibujar tumbando el carboncillo y frotándolo sobre el papel. Fascinada, grita a sus amigos: “¡Sorpresa! Grandes nubes negras. Y mirad mis manos, están negras y sucias”. A los curiosos niños de cuatro años, como Luna, les ayuda aclarar sus pensamientos mirando o buscando las similitudes o diferencias que hay entre los elementos (como tiras de carbón, lápices y ceras negras) para poder crear una clasificación significativa (en este caso, instrumentos de dibujo). Los niños suelen mostrar curiosidad por los medios artísticos de composición abierta (como tiza y plastilina), como lo demuestra la alegría de Luna ante lo fácil y espontáneo que resulta pintar (y pintarse) con el carbón. Para mantener el interés de los niños, es necesario encontrar formas retadoras de mantener viva su curiosidad. Esto es especialmente importante para los niños de tres años, que tienen períodos de atención cortos. Sabiendo esto, antes de que su clase saliera del patio, la Sra. Beverley dibujó una gran línea con tiza alrededor del charco en la parte seca del asfalto. Con enorme curiosidad, los niños y las niñas querían saber lo que estaba haciendo. Para estimular su interés, ella dijo astutamente: “¡Tendremos que investigar mañana!”. Imagina su sorpresa cuando, al día siguiente, el charco ya no estaba cerca del contorno de tiza. Se preguntaron: “¿Qué le ha pasado al charco? ¿Se ha encogido?”. Maggie verificó si su flor seguía flotando. ¡Se hicieron muchas preguntas y se dieron estupendas sugerencias para desentrañar los misterios! ¿Alguna vez has observado a un niño pequeño que ha descubierto algo especial que despierta su curiosidad?
Inmediatamente, se convierte en guía de sus amigos, y los va llevando, de uno en uno o de dos en dos, hasta el lugar del descubrimiento para observar en silencio esa curiosa 21
atracción. Una tarde, la Sra. Adams notó que dos de los niños de cuatro años seguían a Evan de puntillas hasta un arbusto de campanitas doradas, donde compartieron la emoción de mirar a escondidas los tres pequeños huevos moteados que había en el nido de un pájaro. Durante unos días, los niños continuaron observando cuidadosamente el nido hasta que los huevos finalmente eclosionaron. Cautivados por las maravillas de la naturaleza, los niños pueden ver las cosas desde diferentes perspectivas. Y les encanta la sorpresa de ver el cambio que se produce ante sus propios ojos. A veces, a los pequeños de cuatro años, especialmente a los niños, les gusta vivir al límite. Sienten curiosidad por los comportamientos, así como por las cosas o los acontecimientos. A veces su curiosidad puede ser arriesgada. Se preguntan: ¿Quién puede saltar más lejos desde los columpios o ir más rápido en triciclo? Esta fascinación con frecuencia los hace sentir bastante importantes, como un niño mayor o un superhéroe. Y ciertas cosas que captan su interés pueden ser francamente peligrosas, como meter un dedo en un reloj roto para ver cómo se mueven las agujas o romper las bellotas crudas y luego tratar de comérselas, sin saber que pueden llegar a ponerse enfermos al hacerlo. Cuando grandes y oscuras nubes soltando truenos y relámpagos aparecían fuera de la ventana del aula, Betsy, de tres años, las miraba fascinada y asustada. Mientras miraba por la ventana, Betsy escuchó un fuerte estruendo y se apagaron las luces. Corrió hacia la señora Molina y se escondió debajo de su brazo. Dado que los niños de tres años todavía están en el proceso de determinar si algo es real o no, a menudo necesitan tranquilidad o estímulo para explorar una situación que ha despertado su curiosidad. Por ejemplo, más tarde, cuando Betsy se pregunta si lo que le da miedo en la pared es una sombra o un monstruo, ella y la Sra. Molina investigan y experimentan con sombras de manos para ver qué piensa Betsy. Los niños disfrutan mostrando una sana curiosidad acerca de cómo funcionan las cosas. Los de tres años, que pueden concentrarse durante diez minutos sin desinteresarse, se centran a menudo en el objetivo de su curiosidad. Sebastian observa cómo giran los engranajes mientras mueve el asa del batidor de huevos en el barreño de agua con jabón. Mira las burbujas que crean las cuchillas giratorias. Curioso por investigar más a fondo qué más podrían hacer las cuchillas del batidor de huevos, las coloca sobre una enorme bola de plastilina y gira el mango. ¡Por la mirada de su cara, se sorprende cuando se atascan en la masa! A los niños de cuatro años, sin embargo, les encanta desarmar las cosas y volver a armarlas. Sin duda, esto explica su fascinación por los rompecabezas de piezas grandes. Cole y Yoshrar intentan conectar sus rascacielos de bloques de madera, pero las estructuras se siguen cayendo. Curiosos de entender por qué, separan las estructuras de bloques y discuten su estrategia mientras vuelven a construir. Cole sugiere: “Vamos a poner solo bloques grandes en la parte inferior”. Después de algunos intentos fallidos, los niños se sumergen en el proceso de ingeniería. Resolviendo problemas mientras prueban sus soluciones, estos chicos curiosos finalmente alinean los dos rascacielos de 22
bloques para que el puente los conecte con éxito. Relacionado con su egocentrismo, los niños son muy curiosos acerca de sí mismos y de sus cuerpos. Mi nieto Owen sigue preguntándose cómo estará su pierna debajo del vendaje adhesivo. Intrigado, se quita el vendaje para descubrir una costra sobre su mordedura de araña. Todavía curioso, hurga en la costra hasta que comienza a sangrar. Satisfecha su curiosidad, Owen pide una venda nueva para que la picadura no se vea tan “asquerosa”. Aubree, de tres años, está sentada junto a la abuela adoptiva de la clase. Aubree nota que los brazos de esta parecen diferentes, y se llena de preguntas. Por ejemplo, ¿por qué la piel de la señora Metzgar parece floja y está arrugada? ¿Y por qué la propia piel de Aubree es tersa y suave?
Capaces de mirar más hacia fuera de sí mismos, los niños sienten curiosidad por saber qué hacen los adultos y por qué. Cuando varios niños advierten la presencia de la afinadora de pianos, la bombardean con preguntas: “¿Por qué abres la parte superior del piano? ¿Podemos mirar dentro? ¿Qué es esa cosa de metal?”. Pacientemente les explica qué es un diapasón. Cuando termina, ellos quieren saber más: “¿Vas a tocar el piano? ¡Así cantamos!”. Hacer preguntas como esas es una gran ayuda ya que los niños en edad preescolar tratan de dar sentido a lo que despierta su curiosidad.
Lo que puedes hacer Crea un espacio de novedades en tu clase. Reúne colecciones interesantes, como piedras, conchas marinas, imanes y piñas. Guárdalas en cajas transparentes para facilitar la identificación y el acceso. Dispón una colección de curiosidades en una mesa para que los niños exploren por un tiempo. Cuando su interés disminuya, publica una nueva colección para despertar de nuevo su curiosidad. Anima a los niños para que traigan sus propios artículos interesantes y los puedan exponer en la mesa y compartir con otros. Añade pequeñas sorpresas en los otros espacios del aula. Puedes despertar la curiosidad de los niños en edad preescolar pensando nuevas formas de utilizar los 23
espacios que ya tienes dentro del aula. Por ejemplo, en el caballete del espacio dedicado al arte, pon varios tipos de cepillos: de dientes, para limpiar biberones, para barrer las agujas de pino o recoger plumas. En el rincón de bloques, cuelga carteles motivacionales de un castillo, un rascacielos o un puente para sugerir nuevos estilos de construcción. Añade diferentes herramientas y aparatos en el espacio de la casa: un batidor, palillos o un molde para bizcochos, para despertar su interés mientras los niños experimentan con esos utensilios. Trae objetos inesperados. La maestra de preescolar llama a esta actividad “sabotaje”. Les da vendas para usarlas con juegos de arena. Los niños, curiosos, intentan adivinar a lo que están jugando enterrados en la arena y luego comparten sus ideas. Los niños comienzan con vasos de plástico transparentes de agua y van añadiendo cosas diferentes, como tierra, sal, jabón líquido y cubitos de hielo. Luego, los agitan para estimular su curiosidad sobre lo que ocurre. Después de pintar con los dedos en el rincón del arte, un maestro les presenta a los niños crema de afeitar o lodo para que puedan explorar y describir activamente su nueva experiencia táctil. Cambia las historias para despertar su curiosidad. Cambia el final o la mitad de algunas de las historias favoritas de tus alumnos. Con un giro diferente, despierta su curiosidad para que te den sugerencias o inventen nuevos finales. ¿Y si Cenicienta no perdiera su zapato o Ricitos de oro no se escapara? Para crear más interés, agrega un personaje nuevo, por ejemplo, un dinosaurio, a la historia de Caperucita Roja. Trae a clase a un invitado misterioso. Durante unos días antes, despierta la curiosidad de los niños hablándoles de la llegada inminente de un invitado. Anímales a que pregunten. Tu invitado puede llegar con un uniforme (posiblemente un bombero, un soldado, un oficial de policía o un cartero) o un disfraz (tal vez un payaso o una bailarina de ballet). Pide al visitante misterioso que traiga cualquier equipo especial, como una caja de herramientas o el traje de protección de un apicultor, para despertar el interés de los niños. Deja que los niños hagan preguntas y exploren adecuadamente cualquier material relacionado. Dales libros con muchas fotos. Utiliza la tecnología para sugerirles una página web emocionante para que los niños amplíen su interés y continúen descubriendo más sobre el trabajo o la vida de ese invitado.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta Ten cuidado con las situaciones peligrosas. Cuando los niños pequeños están entusiasmados por explorar y experimentar con cosas interesantes, pueden ponerse en situaciones peligrosas, como apuntar a una serpiente con un palo. Les gusta observar a los adultos y copiar las acciones de los adultos. Por ejemplo, después de que su maestra coloque una clavija en el enchufe de la pared, a Tracy se le ocurre introducir algo en el enchufe para ver qué puede suceder. La maestra 24
se da cuenta de que Tracy, a la salida, está concentrada en el enchufe, y va a asegurarse de que este tenga una tapa de seguridad y le explica el peligro. Debido a que los accidentes pueden ocurrir con facilidad, asegúrate de que los niños siempre tengan la supervisión adecuada para que puedan explorar de manera segura.
No muestres disgusto ante su curiosidad. ¡Mientras los niños exploran nuevos materiales, su curiosidad puede ser muy desordenada! Trata de configurar el entorno para que se pueda limpiar fácilmente, en lugar de desalentar las experiencias de los niños diciéndoles siempre: “No ensucies. Mantén tu ropa limpia”. Los niños detectan rápidamente la desaprobación o el disgusto de un adulto con respecto a un desastre, lo que puede frenar su futura curiosidad. Algunos niños parecen ansiosos. Debido a su temperamento, estilo de aprendizaje o posiblemente experiencias pasadas aterradoras, algunos niños pequeños son reacios a intentar nuevas actividades o explorar objetos. Los niños temerosos pueden no desear tocar materiales inusuales, como la crema de afeitar o la arena mojada. Si ese es el caso, dales pinzas o guantes para que experimenten con comodidad. Otros pueden ser demasiado tímidos para participar en una actividad novedosa, como colocar una mano en una caja sensorial. Necesitarán mucho tiempo para observar las exploraciones de otros. También requerirán paciencia y seguridad de los maestros y padres.
Actividades para hacer en casa Invéntate una “bolsa sorpresa”. Aprovecha los sentidos de tu hijo. Aumenta su nivel de curiosidad instándolo a que agite la bolsa y escuche, toque y sienta el objeto, o huela para adivinar qué puede ser. Por ejemplo, si se trata de una bola de algodón, podría decir: “Es suave”. Tú podrías agregar: “Es blanco”. Y él podría responder: “Es redondo. Como una pequeña bola”. Si no puede adivinar 25
qué es, permítele mirar o volver a tocar. Continúa con comentarios mientras explora su emocionante descubrimiento. Anímalo a que encuentre un objeto curioso para la bolsa sorpresa para que la siguiente vez investigues tú. Construye una caja de investigación. A los niños pequeños les encanta explorar al aire libre. Encontrarán una fuente inagotable de artículos para descubrir cuando estén inmersos en el mundo natural. Para hacer que sus investigaciones sean el doble de divertidas, prepara herramientas para respaldar sus exploraciones. Haz una caja con una pala, una paleta, un tamiz, un cazamariposas, un frasco de plástico con una tapa, una lupa de plástico, pequeñas bolsas de papel, etc. Cuando tu joven y curioso explorador quiera cavar en busca de gusanos, recolectar hojas o mirar insectos pequeños, las herramientas para hacerlo estarán listas. Daos un paseo “del asombro”. Los niños están llenos de asombro. Asegúrate de que os detenéis con frecuencia y evitad correr en la caminata. Tu hijo podría llevar prismáticos para mejorar sus avistamientos. Mi abuela solía tener guías de pájaros y flores en su bolsillo para ayudarnos a identificar la vida silvestre. Mira a lo alto para observar el nido de un pájaro o mira hacia abajo en el suelo para ver un hormiguero. Lleva una bolsa con asas para transportar con facilidad las curiosidades y para volver a examinarlas más tarde en casa. Seguid un sonido para ver de dónde viene; es posible que encontréis un columpio chirriante en el patio o un pato graznando en un estanque en el parque. Haz un tour por tu barrio. Tu hijo encontrará muchos lugares de interés. Si conduces, puedes ir a un lavado de coches con cepillos para limpiar los cristales o a la oficina de correos para comprar estampillas, cartas y sobres. Podéis ir al mercado de los granjeros, donde tu hijo puede usar todos sus sentidos. Pasad por la panadería para dejaros transportar por los olores, haced alguna degustación de productos y observad la extraña maquinaria. Aprovechad un emocionante desfile durante las vacaciones con varios sonidos y trajes fascinantes. Anímale a preguntar mucho y dale respuestas ricas en detalles.
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3 COMPRENDER LOS CONCEPTOS TEMPORALES TIEMPO: Períodos medibles en los que ocurren actividades o eventos, incluyendo hechos pasados, presentes y futuros.
os niños de tres y cuatro años se preocupan por lo que está sucediendo en su mundo justo en este momento, pero también disfrutan esperando eventos en el futuro y escuchando historias sobre el pasado. Aun así, pueden confundirse un poco acerca de los diferentes períodos de tiempo y sentirse molestos por los cambios en las rutinas. Aunque los niños se desarrollan a ritmos diferentes, aquí hay algunas características comunes que podrás ver a medida que vayan adquiriendo una comprensión de los conceptos relacionados con el tiempo: Los niños de tres años son egocéntricos aún; el presente o, mejor dicho, este preciso instante, es bastante significativo para ellos. Su vocabulario contiene ya la mayoría de las palabras básicas para el tiempo. Empieza a usar frases más complejas, como “déjame seguir jugando solo un poco más”. Los niños de cuatro años pueden observar los símbolos del paso del tiempo (cuatro velas de cumpleaños), aunque el tiempo en sí sea real-mente invisible. Notan si cambias la secuencia de sus rutinas, pero posiblemente no sepan si cambias la duración de los eventos. Usan palabras para las estaciones en un contexto apropiado y conocen los días festivos más importantes. Ahora veamos un poco más de cerca cómo los niños en edad preescolar van adquiriendo el dominio de los conceptos temporales y cómo suelen expresar en clase el modo en que los van comprendiendo.
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Sonia va caminando por la clase, luce una gran sonrisa y va diciendo a sus amigos: “¡Hoy tengo cuatro años! ¡Feliz cumpleaños para mí! Ayer mi mamá me hizo una tarta de Kitty”. Jordan pregunta: “¿Cuándo es tu fiesta?”. Sonia le explica alegremente: “En la merienda. Justo después de la hora del cuento”. Jordan le pregunta otra vez: “¿Por qué tienes una tarta de Kitty?”. Sonia le responde: “Me van a regalar un gatito por mi cumpleaños. Dentro de una semana vamos a la granja a por él. Mi madre dice que un gatito tiene que tener seis semanas para poder adoptarlo. No pueden dejar a su mamá antes de eso”.
Para que los niños pequeños adquieran con sentido los conceptos temporales, es 27
importante que tengan experiencias personales con el tiempo. Una idea del tiempo proviene de su participación en acontecimientos como la merienda, los cuentos y el cumpleaños de Sonia. Para Sonia y la mayoría de los otros niños en edad preescolar, que suelen ser bastante egocéntricos, el momento en que se encuentran, es decir, el presente, es lo más importante para ellos. Conviene notar lo emocionada que está hoy Sonia, porque es el día de su cumpleaños.
Cuando Sonia les dice a sus amigas que va a ir a la granja la semana que viene para recoger a su gatito, quiere anticipar un acontecimiento futuro y lo está planeando. También puede recordar acontecimientos pasados, como el comentario de que su mamá hizo ayer su tarta. A pesar de que los niños tienen esta capacidad y son muy conscientes de las palabras que se refieren a sucesos pasados, tales como la semana pasada o hace un rato, a veces no tienen aún una noción adecuada del tiempo. Por ejemplo, el ayer de Sonia pudo haber sido hace varios días. Los niños de tres años a veces confunden el futuro y el pasado. Por ejemplo, Eugene dice: “No voy a ir a comer pizza con mi hermano anoche”. Para los niños, el tiempo es un concepto abstracto. También es intangible. Sin embargo, Sonia es capaz de ver realmente los símbolos del paso del tiempo mientras observa las cuatro velas en su pastel de cumpleaños. El número de velas representa la idea de que ha pasado un año desde su último cumpleaños y de que ella es un año mayor. Por supuesto, el tiempo en sí mismo es invisible para Sonia. Al final del día, la maestra revisa los sucesos del día con sus alumnos. Le cuentan los aspectos más destacados del día mientras ella escribe sus pensamientos en un cuadro de 28
experiencias de su diario. Martin habla de que han hecho palomitas de maíz para merendar. Myounna menciona la recolección de hojas de colores que hicieron durante el tiempo de juego al aire libre para usarlas luego en bonitos collages. Abby explica cómo lanzaron osos de peluche en un paracaídas durante el tiempo de música. Desarrollar el concepto de tiempo ayuda a organizar las experiencias de los niños pequeños y es una parte básica de su desarrollo cognitivo. Esta habilidad depende de su capacidad para comprender lo que viene antes y lo que vendrá después. Por ejemplo, Sonia sabe que la hora del cuento viene antes de la merienda. También le dice a Jordan que va a recoger a su gatito una semana después de su cumpleaños. Si un niño tiene la capacidad de ordenar eventos de forma secuencial significa que, normalmente, también posee la comprensión de los intervalos de tiempo. Entonces podrá descubrir que el día tiene una secuencia predecible. Los niños en edad preescolar aprenden sobre los conceptos temporales de forma natural, ya que se relacionan con sus horarios diarios. Por ejemplo, a la clase de la Sra. Flipse le gusta compartir cosas significativas que suceden durante horarios específicos, como comer bocadillos, jugar al aire libre, el tiempo del arte y la música. Cuando los niños siguen de forma constante un programa diario, se sienten cómodos con las cosas que ocurren y aprenden a representar mentalmente eventos secuenciales. Esto es importante ya que aprenden a desarrollar la conciencia temporal. Cuando los niños en edad preescolar participan directamente en acontecimientos rutinarios tanto en el colegio como en casa e interactúan con sus entornos personales, aprenden mejor. Un día por la mañana, el Sr. Sosa prometió a los niños de cuatro años que podrían sacar todos los triciclos y patinetes del cobertizo durante el tiempo de juego al aire libre para que pudieran jugar a lavarlos con la manguera y cubos de agua. Imagínate su decepción cuando les dice que está lloviendo y que no podrán salir en este momento. Molesto, Bryce dice: “Eso no es justo. ¡Lo prometiste!”. Tratando de aplacarlos, el Sr. Sosa les dice: “Tal vez podamos salir luego, por la tarde. Ahora vamos a hacer algo nuevo”. Dado que muchos niños de cuatro años de edad aún son egocéntricos, como Bryce, solo ven una actividad desde su punto de vista. Los niños pequeños se darán cuenta, y a veces no muy amablemente, si cambias la secuencia de sus rutinas. Esos cambios imprevistos confunden a los niños en edad preescolar. Sin embargo, puedes variar la duración del tiempo de los eventos sin que se den cuenta. Un niño egocéntrico siente que el tiempo ocurre porque él está allí. En otras palabras, en los juegos al aire libre el tiempo no pasa realmente a menos que él sea parte de la interacción. Cada día, los niños pequeños son bombardeados con referencias constantes al tiempo. Escuchan frases como: pronto, en unos minutos, es hora de la siesta, a las dos en punto, la próxima semana, el mes pasado y durante el verano. A medida que desarrollan su propio sentido del tiempo, se vuelven bastante seguros y quieren mostrar su conocimiento sobre las palabras que se refieren al tiempo. A los tres años, la mayoría de los preescolares tienen ya en su vocabulario casi todas las palabras básicas para el tiempo. Sonia relaciona varias palabras con su cumpleaños: hoy, ayer y dentro de una semana. Los niños de cuatro años entienden las palabras 29
pasadas, presentes y futuras con facilidad. Sonia sabe que tiene cuatro años en este momento y está feliz de alzar cuatro dedos para representar su edad. Algunos niños pueden usar frases más complejas, como “Shelly ha sostenido la muñeca durante mucho tiempo”. Myounna, una niña de cuatro años, usa el tiempo fácilmente en palabras y frases compuestas, como el tiempo de juego al aire libre. También son muy competentes en el uso de palabras tales como minuto, semana y mes.
Con un agudo conocimiento de los términos temporales, los niños pueden usar palabras para las estaciones en contextos apropiados. Anderson le dice a su maestra: “Me pongo un traje de baño para nadar en el verano. En el invierno, me pongo manoplas para jugar en la nieve”. También es consciente de los días festivos más importantes. A los niños de tres años les gusta usar el vocabulario relacionado con los relojes. Fiona mira el despertador en el rincón de actividades domésticas. “Todo el mundo arriba”, dice. “Son las veinte en punto”. Escruta su reloj de pulsera imaginario y anuncia: “Faltan diez minutos para el desayuno. No lleguéis tarde”. Los niños pequeños, en realidad, no pueden leer los dispositivos abstractos de tiempo, como los relojes y calendarios analógicos, hasta que son un poco mayores. Sin embargo, como Fiona, saben que estas ayudas les ayudan a medir cómo pasa el tiempo.
Lo que puedes hacer Facilitar las transiciones temporales. Intenta desarrollar señales especiales para que los niños sepan que es hora de terminar una actividad antes de pasar a la siguiente. No todos los niños pueden responder de la misma manera a las señales de transición, así que aprovecha sus estilos de aprendizaje. Por ejemplo, cinco minutos antes de la hora de la limpieza: haz parpadear las luces para los que aprenden visualmente, toca un timbre para los que aprenden auditivamente y da una palmadita sobre los hombros a los que aprenden quinestésicamente. Juega a apagar el cronómetro. Este juego sirve para ayudar a los niños a 30
desarrollar el sentido del paso del tiempo. Juntos, decidid el número de minutos que vais a pasar trabajando cooperativamente para recoger y ordenar uno de los espacios de la clase. A continuación, activa un temporizador de cocina o un cronómetro. Observa si los niños acaban de limpiar, antes de que el temporizador o el cronómetro se pare. ¿Lo consiguieron? Haz un calendario sencillo para la clase. Personaliza una tira de papel continuo con el horario semanal de tu clase. En trozos de papel, coloca fotos o dibujos de cosas interesantes que suceden cada día: el lunes, nos visitará el cachorro de Issi; el martes haremos puré de manzana. Puedes hablar sobre lo sucedido hoy, ayer o hace tres días. Haz que sea una línea de tiempo significativa. No esperes que los niños pequeños digan el día de la semana correcto. Graba el crecimiento de tu jardín. Planta semillas en una jardinera de tu clase, o fuera, en una zona reservada del patio. Lleva un registro de cuántos días o semanas se necesitan para que broten las semillas. Usa marcas para contar y cuéntalas con tus alumnos después. Lleva un registro fotográfico del crecimiento de las plantas a lo largo del tiempo. Designa un árbol para cada estación. Para ayudar a los niños a experimentar el paso del tiempo y observar cómo cambian las cosas, selecciona un árbol en particular para visitar cada estación. Dales a los niños un cuaderno de dibujo y ceras de colores para que dibujen cómo cambia el árbol en cada estación. Por ejemplo, el árbol tiene ramas desnudas en invierno y está cubierto de coloridas hojas en el otoño. Dibuja una bonita línea temporal de un año de duración y pon ahí sus ilustraciones, para que vayan viendo los cambios que ha observado la clase.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta Los niños pequeños no están preparados para entender los dispositivos abstractos que marcan el tiempo. Hasta que tienen casi seis años o más, cuando se acercan a la etapa de pensamiento operacional concreto de Piaget, es difícil para los niños pequeños leer o comprender las ayudas para orientarse en el tiempo, como los relojes y los calendarios. Sin embargo, los relojes digitales han hecho que sea más fácil para algunos niños nombrar la hora tal como aparece en la esfera del reloj. Aunque la mayoría de los niños no son realmente buenos para decir la hora, es importante introducirlos gradualmente en este importante concepto temporal. El concepto de tiempo debe ser concreto. Las palabras para indicar el tiempo, como hoy, mañana, ayer y la semana que viene, deben estar conectadas a actividades o acontecimientos particulares para que sean comprensibles para los niños. En esta etapa de su crecimiento, los niños identifican el tiempo a través de símbolos significativos, como cuatro velas de cumpleaños, o momentos 31
identificables, como salir a la calle en Halloween. Los niños de tres y cuatro años necesitan una secuencia reconocible en su rutina diaria o alguna actividad definida, de modo que los conceptos temporales sean menos abstractos y más concretos para ellos. Un cambio en la rutina confunde el sentido del tiempo de un niño. Los grandes acontecimientos, como ir al colegio por primera vez, regresar a casa después de unas vacaciones o mudarse a otra ciudad, pueden hacer que el reloj interno del niño se vuelva loco. Cambiar los horarios y el orden de los momentos del día puede estropear la rutina cómoda y predecible que espera. Si la rutina de su hogar está alterada, es útil que el horario escolar sea lo más normal posible para mantener la coherencia. Procura hablar sobre el nuevo horario con el niño para ayudarle a encajar los cambios y sepa qué esperar en cada momento.
Actividades para hacer en casa Aprovecha las actividades domésticas para explicar los conceptos temporales. Explora varios indicadores de tiempo. Cuando hagáis brownies juntos, invita a tu hijo a programar el temporizador del horno. Pídele que te diga cuándo suena para que sepas que los brownies están listos. Explícale que papá terminará de cortar el césped en diez minutos, cuando la manecilla larga del reloj de la cocina llegue exactamente a las doce. Para divertirse, consigue un reloj de arena y observad cómo corre la arena mientras hierve un huevo durante tres minutos. Pídele a tu hijo que te ayude a mover el temporizador de la secadora de ropa hasta sesenta minutos. Revisad la ropa cuando se oiga el zumbido de aviso. Repasa con preguntas. Durante una reunión familiar, disfruta revisando y anticipando la agenda de actividades personales haciendo preguntas. Es posible que tu hijo pequeño aún no esté listo para comprender todas las unidades de tiempo, pero escucharlas puede ser significativo. Aquí hay algunas sugerencias: “¿Cuándo fuimos a la playa?” (Respuesta: Ayer). “¿Cuándo vas al colegio?” (Respuesta: Mañana). “¿Cuándo te pones el pijama?” (Respuesta: Noche). Haz collages de reloj. Juntos, buscad en las revistas y en los anuncios publicitarios de los periódicos para encontrar varias imágenes de relojes. Recórtalos y pégalos en un papel para hacer un collage o folleto. Discute las características de varios relojes: digital con números cambiantes o analógico con números fijos y manecillas móviles. Explora distintos tipos de relojes: de alarma, de cocina, de pulsera, los relojes de los teléfonos y los relojes de algunos edificios relevantes de tu ciudad. ¿Cómo se utilizan? Comparte artefactos familiares. Aprovecha las experiencias pasadas de tu hijo. Para que pueda hacerse una idea del paso del tiempo, muéstrale artículos especiales de su primera infancia, como zapatos para bebés, tazas para bebés o su libro de tela favorito. Comparte fotos de su libro de bebés. Háblale sobre los 32
recuerdos de otros miembros de la familia: del cepillo para bebés de mamá, del osito de peluche de una hermana mayor o del portafotos de bebés de la abuela.
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4 DESARROLLAR LA CONCIENCIA ESPACIAL CONCIENCIA ESPACIAL: El conocimiento que tienen los niños de sus propios cuerpos en el espacio, así como su relación con los objetos en el espacio.
os niños de tres y cuatro años aprenden los conceptos espaciales a través de la experiencia y la práctica, de los juegos y de otras interacciones cotidianas. Aunque ya sabemos que no todos se desarrollan al mismo ritmo o no son capaces de alcanzar ciertos hitos cognitivos al mismo tiempo, podrás observar muchas de las siguientes características en ellos a medida que van desarrollando su conciencia espacial: Los niños de tres años comienzan a comprender su orientación dentro de los límites especiales de su entorno, como cuando se separan de sus padres en el colegio. Entienden las preposiciones de ubicación: en, sobre, debajo y al lado de. Les encanta dar instrucciones pero, por lo general, serán muy básicas, incompletas o no del todo exactas. Los niños de cuatro años adquieren la comprensión de los conceptos especiales de proximidad y distancia cuando están implicados físicamente. Entienden perfectamente las preposiciones de ubicación delante, detrás, arriba y abajo. Los conceptos fuera de, debajo de y en la parte inferior de pueden ser más difíciles. Los niños con más experiencia, construirán recintos con bloques y luego pondrán nombre a las estructuras. Veamos ahora algunas escenas que representan los tipos de comportamientos que se pueden dar en el aula cuando los niños pequeños están descubriendo y explorando los conceptos espaciales.
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Mientras los niños de cuatro años se preparan para bailar, la Sra. Keyes quiere ayudarlos a evitar que choquen entre sí. Al hacerlo, espera poder colaborar en el desarrollo de su sentido del espacio personal: “Por favor, extended los brazos y moveos para aseguraros de no tocar a nadie. Ahora girad lentamente. Ese es vuestro propio espacio burbuja. ¡Si golpeas tu espacio burbuja con el espacio burbuja de otra persona, saldréis los dos!”. Fascinado, George estira el brazo para ver hasta dónde puede llegar con los dedos antes de tocar los dedos de Tommy. “¡Genial!”, dice. “Está bastante lejos”. Emocionado con su asombroso experimento, le explica a la Sra. Keyes: “Mira, puedo ver y sentir hasta dónde va mi espacio burbuja”.
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El conocimiento de la conciencia espacial de un niño, alojado en el hemisferio derecho de su cerebro, está relacionado con su capacidad de experimentar su propio cuerpo. Con el tiempo, los conceptos espaciales de un niño pequeño se desarrollan a través de su participación en diversas situaciones concretas y de las experiencias que va teniendo con objetos y personas. Por ejemplo, al igual que la interacción de George con Tommy, la idea de espacio para un niño es bastante egocéntrica. Necesita estar implicado físicamente para poder comprender los conceptos especiales de proximidad y distancia. Al estirar la longitud de su brazo y alcanzar los dedos de Tommy, George se siente a sí mismo tanto en forma táctil como visual. Cuando George mueve sus dedos y los acerca a los de su amigo mientras usa su cuerpo como punto de referencia, está aprendiendo a pensar desde su conciencia espacial.
Cuando George exclama que su amigo está lejos y que su espacio burbuja es grande, está demostrando que se da cuenta del sentido de la distancia y del espacio a través de la relación entre el medio ambiente y él mismo. Durante las primeras semanas de guardería, a Lucy, de tres años, le fue difícil separarse de su madre. Lloraba mientras su madre se quedaba atrás. Ahora, un mes después, Lucy le da un beso de despedida después de haber colgado juntas la chaqueta de Lucy en su minúscula taquilla. Después va a la ventana, le lanza otro beso a su madre y dice: “Más tarde”. Cuando Lucy y su madre se separan, la niña comienza a comprender su orientación dentro de los límites especiales de la guardería. También se da cuenta de los movimientos de su madre cuando se separa de Lucy dentro y luego fuera del espacio ambiental. En el espacio reservado al jugo con cubos y bloques, a Samuel, de tres años, le gusta construir con bloques de madera. Coloca un bloque largo sobre otros dos y así construye un puente para que su cocodrilo pueda nadar y pasar por debajo. Xavier y Joel, de cuatro años y medio, comienzan colocando un bloque frente a otro para diseñar una vía de tren. Después, construyen una estación de tren creando un recinto rectangular con bloques 35
largos y cortos. Construir con bloques da lugar a estupendas oportunidades para que los niños en edad preescolar exploren el concepto de conciencia espacial a medida que organizan y reorganizan los elementos y observan sus posiciones entre sí. La construcción con bloques ayuda a los niños a comprender las preposiciones de ubicación a medida que manipulan los materiales. Los niños de tres años como Samuel pueden entender sobre, dentro y debajo, y tienden a sentirse cómodos usando al lado de. Los niños de cuatro años, como Xavier y Joel, usan a menudo delante de cuando construyen estructuras; sin embargo, pueden usar con la misma facilidad la preposición detrás y la expresión de atrás. Después de que los niños hayan alcanzado los cuatro años de edad, tienden a usar con normalidad arriba, abajo y fuera de.
La visualización espacial ocurre cuando los niños desarrollan la capacidad de producir y manipular imágenes en sus mentes. Xavier y Joel exploran su visualización espacial cuando crean el recinto donde van a colocar la estación de tren. Cuando comienzan a construir, tienden a hacer recintos incompletos con sus bloques. Cuando tengan más experiencia, cerrarán los espacios. Después, pondrán nombres a sus recintos, como cuando llaman a su recién creada estructura “estación de tren”. Aun cuando puedan lograr la proeza de ingeniería de diseñar un espacio, todavía puede ser confuso para ellos visualizar espacialmente si su camión de juguete cabrá en el garaje de bloques que acaban de construir. La Sra. Fisher sabe que es importante que sus alumnos comprendan las palabras de posición con indicaciones de movimiento para que puedan tener una mejor idea de sí mismos y de la ubicación de los objetos en el espacio. Les lee un libro bellamente ilustrado, Elefantes arriba, de Kathi Appelt, en el que dos jóvenes elefantes asiáticos se suben a la canasta de un globo aerostático. Con solo una palabra de texto por página, el libro muestra a los pequeños elefantes que viajan a través de las nubes, por encima de los minaretes, y bajo las nubes de lluvia antes de saltar a los brazos de su tía elefante africana. 36
Para animar a sus niños en edad preescolar a mover sus cuerpos a través del espacio y a sentirlos a su alrededor mediante la interpretación de las indicaciones posicionales, la maestra ha preparado una cesta de ropa como si fuera la canasta del globo del cuento. Los jóvenes se turnan para representar las diversas indicaciones de cada página. Eso les ayuda con la orientación espacial, lo que les permite saber dónde están y cómo moverse. En otra clase, una maestra nueva, la Sra. Christy, le pregunta a Ellie, de tres años: “¿Sabes dónde puedo encontrar los puzles?”. Feliz por saber dónde están, Ellie responde: “¡Sí! En la habitación pequeña”. Fuera, Arati, una niña de cuatro años, le pregunta a su amiga Karen: “¿Dónde están las pelotas?”. Karen responde: “Debajo de los escalones, junto al arbolito”. A los niños de tres años, como Ellie, les encanta dar instrucciones y están desarrollando un gran interés en los detalles espaciales. Sin embargo, sus instrucciones pueden ser básicas, incompletas o no del todo precisas. Las niñas de cuatro años, como Karen, usan puntos de referencia, como “el arbolito” y “debajo de los escalones”, que indican las ubicaciones físicas. Frases como estas les ayudan a codificar ubicaciones particulares en el área circundante.
A medida que se desarrollan las habilidades de memoria de los niños, son más capaces de procesar, retener e integrar más señales físicas. A los tres años y medio, a muchos niños pequeños les encanta expresar su conocimiento personal sobre la ubicación de algo y su manejo de la conciencia espacial, como, por ejemplo, nombrar la calle o el pueblo donde viven. En el patio de recreo, Glenn da patadas intentando meter una pelota en una caja grande de cartón abierta. Cuando finalmente consigue dirigir el balón hacia el objetivo, su fuerte voz de cuatro años se escucha en todo el campo de juego mientras grita: “¡Gol!”. Naomi, una niña de tres años, con voz más suave, para que únicamente la oiga Amy, la niña que está a su lado, le cuenta cosas sobre la piedra brillante que tiene en la mano. Los niños pequeños usan sus cuerpos (y sus voces) de diferentes maneras en relación con el espacio y la distancia. Glenn está lejos jugando con el balón, y quiere que su 37
emocionante mensaje llegue al otro lado del patio de recreo. Por otro lado, Naomi está cerca de su amiga y no quiere que su secreto especial se escuche muy lejos. Los preescolares, como cuando Glenn observa la trayectoria de su pelota, pueden concentrarse en acciones u objetos a una distancia y luego volver la vista sin confundirse. Sintiendo curiosidad por lo lejos que ha conseguido hacer llegar la pelota, Glenn le pide a su maestra que le ayude a calcular la distancia. Ella cuenta sus pasos en voz alta mientras él camina repitiendo el recorrido que ha hecho la pelota. En el aula de la Sra. Gehringer, la maestra está introduciendo a sus niños en algunas habilidades simples de interpretación de planos y mapas. Los lleva al patio de recreo no para jugar, sino para ser “mapeadores” que observan cuidadosamente dónde se encuentran las cosas. Unos cuantos niños de cuatro años hacen bocetos utilizando sus portapapeles. La Sra. Gehringer toma algunas fotos digitales mientras hablan sobre lo que ven. De vuelta en el aula, hablan sobre cómo hacer un mapa del patio de recreo. Varios niños deciden ir al espacio de bloques y hacen un mapa simple en el suelo utilizando diferentes bloques de madera como símbolos para representar diversos puntos (columpios, un muro para trepar y un tobogán). Algunos niños cortaron formas de papel para representar los diferentes elementos del patio de recreo, y luego las pegaron en sus ubicaciones. Varios niños de cuatro años usan lápices de colores para dibujarse en el plano o mapa a sí mismos y a sus amigos, como si estuvieran jugando. Dos niños replican la pista para triciclos con una cera negra. Luego, los demás añaden pequeños triciclos y carritos de juguete. En el momento del grupo, los cartógrafos miran las fotos de su profesora y luego las llevan a sus sitios en los mapas para ver si sus representaciones están en los lugares correctos. Los niños deciden mover la caja de arena y volver a dibujar ese símbolo en un lugar ligeramente diferente. Es importante que los niños tengan experiencias prolongadas en el tiempo y concretas, como jugar en el patio de recreo todos los días, para que puedan interactuar y relacionarse con su entorno de manera significativa. Este tipo de conocimiento les ayuda a comprender conceptos abstractos de su entorno, como dónde colocar los diferentes lugares de juego del patio de recreo en un mapa de suelo o de papel. Estas experiencias reales ayudan a los niños a crear imágenes mentales para que puedan referirse a ellas mientras dibujan. Ver las fotos ayuda a los niños a crear mapas visuales mientras explican cómo la caja de arena está frente al muro de escalada. Al hacer los mapas, se amplían las experiencias de los niños pequeños a medida que exploran representaciones espaciales abstractas.
Lo que puedes hacer Juega mucho. Diviértete desarrollando las habilidades de conciencia espacial a través de juegos. Comienza a jugar a “cerca o lejos” (o “caliente o frío”) ocultando un objeto. Puedes decir “lejos” y aplaudir suavemente si el niño está lejos del objeto, o decir “cerca” y aplaudir con fuerza si está cerca del objeto. En 38
“Luz roja, luz verde” los niños se alejan de la persona elegida para hacer de semáforo. Los jugadores caminan cuando dices “luz verde” y se detienen al decir “luz roja”. ¿Quién llega primero a la luz? Existen otros muchos y excelentes juegos de grupo para ver posiciones y ubicaciones, desarrollando la conciencia espacial de los más pequeños. Ten juegos manipulativos y de construcción. Anima a los niños pequeños a usar juegos de construcción o bloques pequeños de madera para diseñar formas y construcciones. Explora el espacio. Construye a lo largo y ancho con piezas de Lego. Gira y retuerce los limpiapipas o tacos de arcilla para conseguir esculturas tridimensionales. Habla con ellos sobre las formas y la colocación mientras los niños manipulan los diversos materiales. Organiza una carrera de obstáculos. ¡A los niños les encanta participar en este desafío espacial! Pide a tus alumnos que te ayuden a organizar un recorrido usando distintos puntos de referencia (como un árbol, un túnel de tela, un cono de tráfico o un macetero con geranios). Anímalos a correr, a través y entre los diferentes puntos. Cuando hayan pasado la línea de meta, revisa por dónde han pasado. Participar en la carrera de obstáculos contribuye a desarrollar la conciencia de direcciones en el espacio. Utiliza indicaciones teatrales. Dramatizar sus cuentos de hadas favoritos es una manera maravillosa de que los niños pequeños exploren las preposiciones de ubicación y el concepto de proximidad. En la historia de “Los tres chivitos” las cabras cruzan el puente, saltan por encima del agua y luego bajan a la pradera. En el libro “Gorras en venta” de Esphyr Slobodkina, el vendedor ambulante coloca unas gorras encima de otras. Luego, los monos tiran las gorras abajo después de que el vendedor ambulante haya hecho lo mismo con la suya. Seguro que a los niños les encantaría inventar y representar historias inventadas que indiquen la conciencia de sus cuerpos en el espacio. Fomenta el movimiento en el espacio. El sentido de la distancia se aprende a través del movimiento. Invita a los niños a bailar alrededor de la música. Juega a “Simón dice” o “Sigue al líder”. Jugar a “Estatuas” permite a los niños moverse libremente y luego detenerse en el espacio. ¡El juego con paracaídas les permite correr bajo el paracaídas, inflarlo en el aire, moverse en círculo con él o ponerle animales de peluche y hacerlos rebotar en el aire! Es una fabulosa y divertida manera de aprender las relaciones espaciales.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta Sigue con cuidado a los niños con pobre conciencia espacial. Si notas que un niño tiene este tipo de dificultad, puede que también tenga problemas de percepción visual. Estate atento, pues tal vez observes otros problemas: que confunde el lenguaje posicional, como mezclar arriba con abajo; que le resulta 39
difícil seguir instrucciones usando el lenguaje posicional; que no distinga bien la izquierda y la derecha. El niño también puede tener dificultades para juzgar la velocidad y la distancia, por ejemplo, cuando una pelota está yendo en la dirección en la que él se encuentra. Puede que necesite trabajar con un terapeuta ocupacional, que le podrá proporcionar algunos ejercicios de recuperación o juegos orientados al desarrollo espacial. Ten cuidado con los signos de inactividad física. El movimiento físico es importante porque afecta al cerebelo. Esta parte del cerebro desempeña un papel importante en la percepción espacial de los niños. Debido a que el movimiento es un estímulo para el desarrollo cognitivo, trata de que los niños se muevan en vez de estar sentados. Desgraciadamente, hoy en día muchos niños pequeños están inactivos y desarrollan problemas de percepción, lo que puede hacer que parezcan torpes. Al escribir, tienen problemas con el espacio que dejan entre el papel y ellos mismos. Las letras frecuentemente son de diferentes tamaños. O puede confundir las letras b y d. El desarrollo de la conciencia espacial y la percepción del cuerpo pueden ser un problema para el niño en edad preescolar que presente rasgos de trastorno del desarrollo de la coordinación, autismo o parálisis cerebral. Estate a la escucha de la ineptitud social. Si un niño parece tener un problema con la conciencia corporal y las percepciones espaciales, es posible que carezca de un buen conocimiento de los límites sociales. En sus interacciones con sus compañeros, puede que no sea consciente de cuánto se acerca a sus amigos, lo que puede hacer que otros se sientan incómodos. Puede incluso chocarse con ellos. Si lo crees oportuno, sugiere a los padres que lo lleven a un fisioterapeuta.
Actividades para hacer en casa Haced puzles. Intentad hacer juntos algunos puzles de piezas grandes. Después de mirar los contornos de varias piezas, visualiza los espacios a los que deben ir. Deja que los niños jueguen con tablas de formas, que tienen lugares designados para objetos de diferentes tamaños, y con laberintos generados por ordenador. Ayuda a tus hijos a desarrollar sus habilidades de orientación ocular-motora y posicionamiento direccional con estas actividades espaciales. Explora varios lugares. Diviértete pidiéndole a tu hijo que encuentre cosas específicas en una habitación en particular en tu casa o en el supermercado. Dale instrucciones claras: “Ve a tu cama, súbete, arrástrate sobre las mantas, mira debajo de la almohada y, ¡sorpresa, ahí está el pijama!”. Luego cambia de roles y di a tu hijo que te pida que encuentres algo siguiendo sus instrucciones. Así es como los niños desarrollan su conocimiento de la dirección, la distancia y la ubicación. Mira todo tipo de planos y mapas. Comienza por presentarle a tu hijo algo con 40
lo que está familiarizado, como un plano de su habitación. Usa el ordenador para encontrar el mapa de tu casa o de tu pueblo o ciudad generado por ordenador. Otro día, hojead un atlas y buscad vuestro país. Seguro que a tu hijo le encantará usar un globo terráqueo para encontrar diferentes lugares alrededor del mundo. Con todos los mapas, hablad de las distancias usando palabras como allí, al otro lado, abajo y al lado de. Estas introducciones expondrán a su hijo a sistemas de representación espacial. Crear una búsqueda del tesoro. Haz un plano de un área pequeña, como la sala de estar, para que tu hijo lo siga. Dale pistas verbales sobre los elementos en ese espacio: “Camina diez pasos. ¿Dónde estás?”. El niño debería estar en el sofá: “Mira debajo del cojín para la próxima pista”. Mientras continúa la búsqueda, anímale a que también haga preguntas. Convierte la búsqueda del tesoro escondido en un placer para disfrutar juntos, como leer un libro u hornear galletas juntos. Organiza un karaoke casero. Cantar canciones y dramatizar lo que dicen ofrece oportunidades interesantes para que tu hijo explore sus habilidades de orientación espacial, a la vez que comprende y ejecuta peticiones (las acciones que dice la letra de la canción que le toque). ¡También son buenos ejercicios para mamá y papá!
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5 DESARROLLAR HABILIDADES DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS: Una forma de pensar a través de los aspectos específicos de un problema para llegar a una solución.
medida que los niños crecen y se desarrollan, aprenden a probar diferentes soluciones cuando no son capaces de resolver un problema a la primera. A medida que los niños de tres y cuatro años experimentan y mejoran, podrás observar algunas de las siguientes características en sus enfoques para la resolución de problemas: Los niños de tres años pueden ver un problema si ocurre en el entorno inmediato. A menudo basan sus ideas y soluciones viables en experiencias pasadas. También, pueden dejar un problema si les resulta demasiado frustrante resolverlo. A medida que aumenta su vocabulario, los niños de cuatro años pueden explicar las pruebas que han intentado y las soluciones a que han llegado. Debido a que sus habilidades de pensamiento son más complejas, pueden contemplar objetos o personas que no están físicamente frente a ellos. A medida que los niños de cuatro años se vuelven más pacientes, pueden explorar numerosas ideas y soluciones hasta encontrar una que sea viable. Ahora vamos a considerar algunas escenas que muestran cómo los niños en edad preescolar pueden explorar diferentes opciones para resolver problemas. Los niños participan en procesos de resolución de problemas todos los días. Por ejemplo, cuando Martin observa que está lloviendo afuera y decide usar su impermeable en lugar de una chaqueta, resuelve un problema basado en lo que ve. Natalie también tiene un problema. Su mejor amiga Heather está jugando con un puzle, pero Gillian está esparciendo brillantina dorada por toda la carroza de Cenicienta. ¿Con quién debería jugar? ¿Cómo decidirá ella?
A
Una vez estuve de visita en un centro comunitario de educación preescolar en el viejo Beijing, en China. Allí presencié al aire libre un encantador ejemplo de resolución de problemas. La maestra tenía una gran canasta de nueces que los niños de tres años habían recolectado el día anterior. Les dijo a los niños que iban a jugar a un juego y que no se preocuparan cuando esparciera todas las nueces por el patio de recreo. Debían recogerlas lo más rápido posible y colocarlas en la cesta. ¡Y en un momento, esparció las nueces! Riendo y persiguiendo las nueces, unos niños de tres años las
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recogían con una mano, mientras que otros lo hacían con las dos. Unos pocos las llevaban entre los brazos. Una niña recogió muchas nueces levantando los bordes de su babi como si fuera un delantal, que era la prenda típica de los niños en estos centros comunitarios chinos. Cuando los niños regresaron con sus nueces, la maestra les preguntó qué proceso de recolección pensaban que había funcionado mejor. Estaban intrigados por llevar las nueces en sus babis y querían probar la idea de esa niña. Ella dijo a la clase que había visto a su madre recoger fruta así, en su delantal.
A menudo, es necesario resolver un problema para que los niños puedan continuar con normalidad las actividades del día. Suele ser emocionante y una excelente manera de mejorar sus habilidades de pensamiento. Es más probable que los niños de tres años, como Martin o los niños chinos en el patio de recreo, reconozcan los problemas si ocurren en su entorno inmediato. Los niños de tres años frecuentemente confían en sus sentidos para las cosas que pueden ver (como la lluvia) o tocar (como las nueces) para ayudarse con el proceso de resolución de problemas. Sus habilidades de resolución de problemas y sus procesos de pensamiento se basan, generalmente, en sus propias acciones y percepciones. Por ejemplo, todos los niños participaron activamente corriendo detrás de las nueces y recogiéndolas. Solo una niña percibió que el método de su madre (colocar objetos en su delantal) parecía bastante viable, por lo que lo adoptó.
Los niños, después de intentar varias formas de resolver el problema, vieron que utilizar el babi como delantal recolectar parecía ser la solución más eficiente. Parece claro que los niños resuelven mejor los problemas cuando estos se relacionan con situaciones y cosas que realmente pueden ver y sentir. Y, por supuesto, es imprescindible que estén interesados en resolver el problema. En otra clase, Déjà y Antonia están llevando tarros de témpera abiertos a la mesa del espacio de arte. De pronto, a Déjà se le cae el suyo. La pintura espesa se extiende rápidamente en el suelo de baldosas. Preocupada, Antonia dice: “¿Cómo limpiamos esto?”. Déjà sugiere: “Toallas de papel”. Las niñas, de tres años, descubren que con las toallas lo único que consiguen es extender la mancha de pintura. Antonia decide coger una esponja húmeda, pero así la pintura se mezcla con el agua y hace un revuelto mayor. 43
Déjà frunce el ceño y dice: “¡Jo!”.
Su maestra, la Sra. Gupta, observa la frustración de las niñas. Entonces les pregunta: “¿Qué creéis que podría pasar si ponéis un poco de arena encima?”. Las chicas recogen un poco de arena y la mezclan con la pintura líquida. Cuando aparecen migas de pintura arenosa seca, ambas chicas sonríen. Déjà exclama: “Ahora lo barremos. ¡Cómo hacemos con la arena que se sale de la caja de arena! Cuando usan materiales nuevos, los niños suelen adoptar el proceso de ensayo y error al desarrollar sus habilidades para resolver problemas. Aunque limpiar la mancha con toallas de papel y usar una esponja húmeda parecían ser buenas ideas para quitar la pintura espesa, desagraciadamente, no funcionaron demasiado bien. A veces, se frustran bastante cuando sus intentos no tienen éxito, como se observa en el ceño fruncido de Déjà y la exclamación “jo”. Si se aturden demasiado, algunos niños de tres años pueden, sencillamente, alejarse del problema. Como nota positiva, los niños suelen alcanzar un nivel mucho más alto de resolución de problemas si un adulto, como la Sra. Gupta, o un amigo, les da pistas o les hace alguna pregunta que “desatasque” a los niños y les permita encontrar la solución real por ellos mismos. También suelen desarrollar sus ideas y sus soluciones viables en función de las experiencias pasadas que han tenido, como cuando las niñas recordaron que habían barrido la arena con un cepillo y un recogedor. La clase de la Sra. Corsillia tiene una casa de juegos gigante, se trata de una estructura de madera con túneles debajo, escalones en un lado, un tobogán en el otro y 44
cuatro paredes lo suficientemente altas como para encerrar una gran plataforma alfombrada sobre los túneles. Varios niños de cuatro años quieren construir habitaciones en la casa de juegos. Llevan bloques de madera desde el espacio de construcción en un cubo de plástico y en una cesta de lavandería. Cuando sacan los bloques de la canasta y comienzan a subirlos por los escalones, la Sra. Corsillia los detiene. Les explica: “Tengo miedo de que os caigáis con las manos llenas. A ver si podéis encontrar una manera más segura de subir los bloques hacia la casa de juegos gigante”. A la maestra le parece que este es un momento excelente para presentar a los niños cuáles son los pasos de un proceso de resolución de problemas. El problema ya está identificado. Ahora les sugiere que hagan una lluvia de ideas sobre formas seguras de mover fácilmente los bloques. Bruce dice: “Oye, podríamos empujarlos hacia el tobogán”, y hace una prueba; pero les parece que eso no es muy seguro. Dewan tiene una idea: “¿Qué tal si uno desde abajo se los da en mano a otro que está arriba, en la casa de juegos?”. Dos chicos prueban su idea. Están de acuerdo en que es demasiado lento. Después de pensar un rato, Paul sugiere: “Podríamos atar una cuerda al asa del cubo y luego subirlo tirando de la cuerda. Mi abuelo lo hace en su establo”. La maestra añade: “Probablemente use una polea con la cuerda”. Tras conseguir una cuerda, los chicos intentan esta idea. Una vez exploradas y probadas las tres soluciones, seleccionan, finalmente, la del cubo. “Es genial. En el cubo caben un montón de bloques a la vez”. Los niños se divierten mucho poniendo en práctica la solución elegida y construyendo habitaciones con los bloques en la casa de juegos gigante. Cuando la Sra. Corsillia evalúa su solución con ellos, ¡todos sonríen y hacen una señal de aprobación con sus pulgares hacia arriba! Paul se pavonea diciendo: “Somos grandes solucionadores de problemas”. Los niños de cuatro años disfrutan escuchando las ideas de sus compañeros. Debido a que ahora son más capaces de ver las ideas desde el punto de vista de otros, les gusta resolver problemas y trabajar cooperativamente. Interactuando juntos para encontrar soluciones que parezcan viables, los de cuatro años están dispuestos a discutir y probar con paciencia varias sugerencias. Con un vocabulario que va en aumento, los niños pueden explicar sus ideas y soluciones para resolver problemas. Debido a que sus habilidades de pensamiento son más complejas, pueden contemplar objetos o personas que no están físicamente delante de ellos, como cuando Paul explicó que su abuelo usaba el cubo y la cuerda. Con mucha práctica, los niños aprenden a seleccionar entre una variedad de soluciones. Cuando Christian, de tres años, estaba en la playa, observaba a algunos buceadores. De vuelta al colegio, trata de montar algunos equipos de buceo en el espacio de los juegos dramáticos. Encuentra grandes gafas de sol para usar como gafas de buceo. Toma un cartón de leche en el rincón de la cocina. Con una gran sonrisa, la mete parcialmente debajo de la cinta elástica en la parte trasera de sus pantalones cortos. Anuncia: “¡Mi bombona de aire!”. Luego finge nadar para mostrar su traje de buceo a sus amigos y su maestro. 45
A veces surgirá un problema porque un objeto no está disponible. Entonces tendrán que encontrar un sustituto. A medida que intentan resolver un problema como este, los niños usan su imaginación y sus habilidades de pensamiento de manera inteligente, como cuando Christian usó una caja de leche como si fuera una bombona de aire. Emocionados, disfrutan enseñando a todos cómo funcionan sus creaciones ficticias. A veces, los niños se encuentran, sencillamente, ante un problema. Como Aaliyah se quita la bota con facilidad, le parece lógico que, empujando otra vez con el pie, pueda volver a meterlo dentro de la bota. Pero resulta que no funciona. Lo intenta de nuevo, cada vez más molesta. En ocasiones, los niños se concentran en una sola solución, seguros de que es la única respuesta, incluso cuando es ilógica y no funciona. Se centran en un solo fenómeno. Por ejemplo, Aaliyah no puede percibir una segunda solución, como la de abrir la correa de velcro que hay a la altura del tobillo para dejar espacio y permitir que su pie se deslice dentro de la bota. En el rincón de manualidades con la arcilla, Jack se enfrenta a un tipo diferente de problema. Cada vez que intenta colocar la gran cabeza redonda que remata su escultura, se le cae. Persistente, pero flexible, el niño de cuatro años prueba varias soluciones. Finalmente, hace un puño con su manita y golpea sobre la cabeza redonda diciendo: “¡Bam, bam, bam! Ahora estás pegada”. Al utilizar su función ejecutiva, puede regular su atención y aplicar sus habilidades cognitivas a medida que resuelve un problema. Más pacientes que los niños de tres años, los de cuatro están dispuestos a explorar numerosas ideas hasta que encuentren una que sea viable. El proceso de resolución de problemas suele implicar también habilidades de pensamiento crítico y de pensamiento creativo. El pensamiento creativo anima al “solucionador de problemas” a ver diferentes maneras de hacer las cosas, intercambiar ideas y usar materiales de formas completamente nuevas. En el proceso, el solucionador de problemas puede cometer errores mientras experimenta y asume algunos riesgos. El pensamiento creativo en la resolución de problemas se da cuando el niño es flexible y puede mirar otros elementos o afrontar situaciones de diversas maneras, como sucedió con el equipo de buceo de Christian. Como responsable de una delegación de People to People en Cuba, visité un centro preescolar en La Habana. Llevé cajas de tiza de suelo para los niños. Los de cuatro años sabían que la tiza normal se usa para escribir en la pizarra, pero la tiza de suelo era nueva para ellos. Llevaron las cajas al aire libre, donde intercambiaron ideas sobre formas creativas de usar las grandes barras de tiza. Un grupo de chicas, con muñecas, pensó que sería divertido dibujar muebles para las muñecas porque no tenían ninguno. Les encantó que si no les gustaba cómo había quedado una cama, pudieran borrarla y hacer cambios o añadir rayas sobre una colcha lisa. A veces, los chicos se quedaban mirando los aviones que pasaban volando sobre nosotros. Después de hacer varias sugerencias, trataron la acera como si fuera un largo trozo de papel para dibujar. Dibujaron aviones militares en la parte superior y palmeras verdes debajo de ellos. Después, un niño decidió usar un trocito de tiza como si fuera una 46
bomba y hacer estallar los árboles. Cuando el trocito se rompió, los otros le gritaron que se detuviera porque no les quedaría ninguna tiza para dibujar.
Cuando los niños pequeños utilizan sus habilidades de pensamiento crítico para ayudarlos a resolver problemas, necesitan separar las ideas en varias partes y luego analizarlas. Pueden estar viendo cosas como similitudes, diferencias, categorías y clasificaciones. Después del tiempo de descanso, a los niños de cuatro años del Sr. Zack les encanta jugar a un juego espontáneo llamado “Zapatos”. Cada niño pone un zapato en el suelo formando un círculo. Para ayudar a los niños a practicar sus habilidades de pensamiento crítico y trabajar en la resolución de problemas, el Sr. Zack hace muchas preguntas, como: “¿Por qué son diferentes los zapatos?”. Las respuestas pueden ser: Por los cordones, las hebillas o los colores. “¿Qué zapatos son grandes? ¿Podéis clasificar las zapatillas? ¿Cuáles son los zapatos para correr?”. Y, finalmente, “¿Cómo puedes ponerte el zapato?”. ¡Lo mejor de todo es que los niños ya están listos para salir al aire libre después de la siesta!
Lo que puedes hacer Haz preguntas útiles. Para animar a los niños a que se centren en su problema o encuentren soluciones diferentes si parecen estancados, hazles preguntas abiertas, como: “¿Qué pasaría si…?”. Puedes seguir con preguntas que requieran pensar de manera creativa o crítica, como: “¿Qué pasará después si tú…?”. Preguntas como estas ayudan a organizar el proceso de resolución de problemas de los niños en un nivel más alto de pensamiento. 47
Fomenta la experimentación. Busca un lugar en el aula donde los niños puedan experimentar tranquilamente con materiales durante varios días para que puedan intercambiar ideas. Lleva todo tipo de objetos extraños que puedan juntar de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, cuadrados de papel de aluminio, cuentas de madera y limpiapipas para crear alienígenas espaciales, un collar de reina o una mariposa aún en su capullo. ¿Qué más se te ocurre? Cualquier momento puede ser ocasión de aprendizaje. Haz que los niños trabajen juntos para resolver los problemas diarios. Por ejemplo, al entrar desde el patio de recreo en un día soleado, los niños pueden quejarse: “¡Hace demasiado calor! ¿Cómo podemos refrescarnos?”. Trata de tener en cuenta todas las sugerencias, desde comer helados y beber agua fría, hasta hacer abanicos de papel o sentarse a la sombra, pasando por rociar los pies con la manguera. Vota y selecciona una idea. Pruébala. ¡Los niños se sienten importantes cuando se tienen en cuenta también sus opiniones! Organiza una carrera de obstáculos. Partiendo del interés de los niños, les proporcionarás un objetivo compartido para la resolución colaborativa de problemas. Comenzando en un espacio vacío (interior o exterior), los niños pueden hacer una lluvia de ideas sobre los materiales a usar: tablas, una barra de equilibrio, conos, y una señal. Luego, deben determinar los tipos de locomoción que usarán, como caminar, gatear, usar un triciclo o una combinación de varios. Finalmente, tienen que poner reglas, que pueden ser: hacer la carrera de dos en dos, retroceder en ciertos puntos o detenerse en las señales de alto. Y la carrera de obstáculos se puede cambiar fácilmente si necesitan un desafío mayor. ¡Esta actividad está garantizada para inspirar mucha diversión creativa! Investiga cosas que rueden. Anima a los niños a que usen sus habilidades de pensamiento crítico para resolver este problema. Pueden usar un tobogán interior o exterior para probar sus sugerencias. Mira cuántos elementos pueden recolectar para bajar por una rampa o un tobogán. Pueden probar elementos como una pelota, una naranja o un aro. ¿Cuál rodará más rápido, más lento y más torpemente? Es posible que quieran hacer una tabla que muestre sus sugerencias y soluciones.
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Otros aspectos que conviene tener en cuenta No te apresures a resolver el problema de un niño. Puede parecer más fácil que tú arregles las cosas de un niño. En vez de eso, retrocede y evalúa si el niño puede hacerlo. Mientras el problema sea apropiado y él no esté demasiado frustrado, permitir que el niño continúe le ayudará a aprender importantes habilidades para resolver problemas y desarrollar su capacidad de resiliencia. Es posible que quieras guiarlo y darle apoyo con pistas o preguntas. Explora por qué un niño está evitando retos. “¡Es demasiado difícil!”. ¿Cuántas veces has escuchado esta queja? Cuando un niño se acerca constantemente a un adulto mostrando esta manera de pensar, esfuérzate en entender por qué. ¿Tiene miedo del fracaso? ¿Tiene miedo de cometer errores? Ayuda al niño a trabajar en los problemas a medida que estos vayan surgiendo, para que gane confianza y se sienta capacitado mientras va desarrollando sus habilidades para resolver problemas. Si llega el caso, podrías poner junto al niño indeciso otro más decidido y exitoso a la hora de solucionar problemas. Convierte un error en algo positivo. Cuando cometas un error al tratar de resolver un problema (como que se te caiga una caja de figurillas después de haberlas recogido del suelo), pide a los niños que te ayuden a encontrar otra forma mejor de hacerlo. Les tranquiliza saber que los adultos también cometen errores. Convertir tu error en una experiencia de aprendizaje les enseña cómo persistir en la resolución de problemas y solucionar sus errores.
Actividades para hacer en casa Haz exploraciones prácticas. Ofrece a tu hijo artilugios curiosos que pueda usar para practicar sus habilidades de resolución de problemas. Puedes comenzar con imanes y hacer que tu hijo pruebe varios elementos que no se sentirán atraídos por el imán, como son los clips de papel y los botones de plástico. Invítalo a 49
encontrar otros artículos en la casa, haced predicciones y probadlos. Etiqueta un recipiente con la palabra SÍ y otro con la palabra NO y pídele que coloque cada artículo en el recipiente apropiado después de haberlo probado con el imán. Fomenta las comparaciones y pídele que te explique por qué cree que los elementos no se sienten atraídos por el imán. También puedes probar un experimento con un plato de agua. Que haga predicciones sobre si los artículos se hundirán o flotarán, y luego habla con él sobre por qué los artículos se comportaron como lo hicieron. Convoca a los superhéroes. Anima a tu hijo a usar su pensamiento creativo y sus actividades de fantasía para a resolver problemas. Eso puede hacer que sienta que puede hacer magia o que tiene superpoderes para dominar una situación. Por ejemplo, si no puede dormir porque teme a los monstruos malvados, pon a trabajar sus superpoderes. Si está motivado, podría diseñar su propio dispositivo de protección cubriendo un tubo de papel de regalo con un fabuloso papel de aluminio que refleja la luz, o podría convertir un pequeño tubo de papel de cocina en un sable cubriéndolo con pegatinas de superhéroes. Estate atento a problemas sencillos que haya que resolver. A lo largo del día, identifica los problemas que ocurren de forma natural. Cuéntale lo que estás haciendo para resolverlos, incluyendo lo que funciona y lo que no. Cuéntale las soluciones que se te han ocurrido. Pídele también sugerencias a tu hijo, por ejemplo: “Oh, he derramado la leche. No sé si tengo que usar una esponja o una toalla de papel para limpiarla. ¿Qué piensas?”. Construye artículos creativos. A tu hijo pequeño le encantará fabricar cosas utilizando objetos pequeños, como carretes de hilo vacíos, cajas de cerillas, madera de desecho, botones y bolas de algodón. También puedes buscar en catálogos y revistas para encontrar imágenes de juguetes, muebles y personas. Y no olvides el pegamento, los rotuladores y las tijeras. Al usar objetos pequeños, tu hijo puede usar sus habilidades creativas de resolución de problemas y habilidades de motricidad fina para diseñar muebles para casas de muñecas, una estación espacial o una tienda de juguetes. Se trata de un gran proyecto para un día de lluvia. Fuera ideas preconcebidas. Invita a toda la familia a jugar. Coge una caja de cartón grande y haced una lluvia de ideas juntos. ¿De cuántas maneras se puede usar esta caja? Puedes abrirla para crear un túnel, salir de ella como un gato o extenderla sobre tu cabeza para hacer una cueva. Luego coge una de tamaño mediano, como una caja de cereales. ¿Para qué podríais usar esto? Puedes hacer una caja de sombra, la cama de una muñeca o un buzón. Luego, busca una caja pequeña, del tamaño que se usa para hacer regalos de joyería. Comprueba lo buenos que son los solucionadores de problemas con esta pequeña caja. Puedes convertirla en una casa para mariquitas, una caja para guardar sellos o una caja de tesoros. ¡No encajones tu pensamiento! 50
6 EXPLORAR LA CREATIVIDAD A TRAVÉS DEL ARTE CREATIVIDAD: La capacidad de formar conceptos originales mediante el uso de la imaginación, la experimentación o los descubrimientos.
os niños pequeños exploran su creatividad de muchas maneras a lo largo del día. Este capítulo se enfoca en crear mediante el arte, pero las oportunidades surgen cuando los niños pequeños resuelven problemas científicos y matemáticos, participan en juegos dramáticos, cantan o tocan música, escriben una historia y crean un nuevo y delicioso postre. Las siguientes instantáneas resaltan algunos de los comportamientos que los niños de tres y cuatro años tienden a mostrar conforme aprenden a expresarse creativamente: A medida que los niños de tres años desarrollan una mejor coordinación ojo-mano, pueden comenzar a dibujar formas reconocibles, como círculos, óvalos, cruces, triángulos y cuadrados. Les gusta separar un trozo de arcilla y luego crear otra cosa, como enrollar una pieza larga para hacer una serpiente. Pueden sentirse fascinados al romper muchos papeles en pedazos y luego pegarlos para crear un collage. Los niños de cuatro años pueden no incluir algunos detalles en sus dibujos, como las orejas o el cuello. Esto no se debe a que no perciban esos rasgos, sino a que esos detalles no les impresionan en esta etapa de su desarrollo. Suelen interesarse por añadir objetos reales a sus creaciones tanto de arcilla como de nieve (por ejemplo: pegándole botones). Les gusta mostrar su dominio del uso de tijeras para cortar papel y tela para hacer collages. Vamos a examinar algunas escenas que muestran los tipos de comportamiento que podrás observar en tu clase a medida que los niños que tienes a tu cargo desarrollan su creatividad a través del arte.
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El ambiente de la clase de preescolar de la Sra. Teneshia es propicio para inspirar la creatividad de los niños, especialmente en el espacio dedicado al arte. Siempre hay disponible un caballete doble para pintar. Los preescolares tienen fácil acceso a una amplia variedad de medios artísticos en estantes bajos y en contenedores transparentes. Hay un área para trabajos de arcilla y una mesa para dibujar, pegar y pintar. A la vista de los niños, hay un enorme tablón de anuncios y estanterías
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para mostrar las creaciones de los niños. Un joven de tres años, Danny, está pintando hoy en el caballete. Está haciendo un gran círculo con pintura roja. Comienza a experimentar pintando círculos rojos alrededor. Decide añadir más líneas que parecen cruces. Muy pronto, el gran papel del caballete está saturado de formas rojas creadas en pintura roja espesa y húmeda. En el otro lado del caballete, Faith pinta una imagen de sí misma hablando con su madre. Faith, una niña de cuatro años, traza un gran círculo para su cabeza y un cuerpo ovalado más pequeño con líneas para sus brazos y piernas. Cuando agrega una cruz para su nariz y círculos azules para sus ojos, Faith exclama: “Oh, estoy llorando”, mientras la pintura azul gotea por su rostro. Ahora dice: “Estoy triste”. Cuando pinta a su madre, Faith le dibuja grandes círculos amarillos en varios dedos de cada mano. Faith le dice a la Sra. Teneshia: “Los anillos de mamá son preciosos”. En la mesa, dos niños están haciendo obras de arte con ceras gruesas. Aria, de tres años, dibuja un gran círculo que representa una cabeza y luego añade dos líneas que salen de la parte inferior de la cabeza para simbolizar las piernas. Cuando termina su dibujo, Aria sonríe y le dice a la Sra. Teneshia: “¡Esa eres tú!”. Owen, un niño de cuatro años, usa un lápiz de color verde para dibujarse a sí mismo en medio del papel, y luego en la parte superior derecha, dibuja a su cachorro de perro salchicha, Bruno, como un óvalo marrón. Owen dibuja una bola redonda de color púrpura en la parte inferior del papel. Anteriormente, Owen y la Sra. Teneshia hablaban sobre sus mascotas, por lo que Owen ha decidido dibujar una historia ilustrada. Se la cuenta a su maestra. “Este soy yo y este es Bruno. Estamos jugando a buscar una pelota”.
Para los niños pequeños, expresarse creativamente con pintura, lápices de colores y otros materiales artísticos, es algo emocionante y divertido. Estas experiencias satisfactorias motivan a los niños a querer seguir explorando y experimentando con el color, las texturas, las formas y el diseño para encontrar nuevas formas de expresar sus sentimientos de manera creativa.
A medida que los niños pequeños desarrollan sus habilidades artísticas, su creatividad evoluciona. Pasan por muchas etapas fascinantes. Cuando los niños de tres años desarrollan una mejor coordinación ojo-mano y habilidades motoras finas en la etapa de las formas básicas, comenzarán a dibujar formas reconocibles, como círculos, óvalos, cruces, triángulos y cuadrados. Como Danny, los niños disfrutan practicando con estos símbolos geométricos una y otra vez. Después de esta etapa, tienden a dibujar símbolos que son representaciones visuales 52
de algo que ellos consideran importante. La mayoría de las veces, este arte representativo es una persona, generalmente con una cabeza circular grande y dos líneas para las piernas o el cuerpo, que parece un renacuajo. Mientras el niño está dibujando, puede nombrar su obra de arte, como cuando Aria dice: “¡Esa eres tú!” a la Sra. Teneshia. Nombrar su arte es emocionante porque indica que la niña de tres años está pensando en la imagen mental que ha creado. En la etapa pictórica comienzan a crear arte que parece más realista. Un niño puede añadir detalles que recuerda y que le parecen importantes, como cuando Faith pinta los anillos de oro de su madre con círculos amarillos de gran tamaño. Aún un poco egocéntricos, representan cabezas con círculos grandes porque las cabezas se usan para hablar y comer, y estas acciones son importantes para ellos. Si no se incluye algún detalle (como orejas o cuello), eso no significa que el artista no los vea, sino que simplemente no es tan importante para él en este momento. La niña de cuatro años usa símbolos gráficos para representar varios objetos, como cuando Faith usa círculos para su cabeza y los anillos de su madre y Owen usa un óvalo para su perro Bruno. Pueden adaptar sus obras de arte para incorporar errores, como cuando Faith convierte su pintura azul que gotea en lágrimas. También representan visualmente diferentes pensamientos y emociones, como cuando Faith dice que la figura que llora está triste. Los niños están ansiosos por hablar y dibujar o pintar experiencias que se relacionan con ellos mismos, con su familia o con sus amigos. Por ejemplo, Owen y su maestra tuvieron una conversación sobre sus mascotas, lo que motivó a Owen a buscar lápices de colores para dibujarse a sí mismo jugando a la pelota con su perro. En el dibujo de Owen, las tres representaciones se colocan al azar en el papel de manera que parecen flotar espacialmente en la página, lo que es típico de los niños de cuatro años, entonces comienzan a contar historias más complejas sobre sus dibujos. También desarrollan un sentido de propiedad sobre su expresión creativa, como lo demuestra la referencia de Owen a “yo” y “mi” Bruno. En esta etapa, a los niños les encanta usar colores. Sin embargo, no están demasiado preocupados si su elección de color es una representación adecuada. Por ejemplo, aunque Owen pintó a Bruno de color marrón, ¡creó su propia imagen en color verde! Una vez le pregunté a una niña por qué dibujaba y pintaba todo en color púrpura. Y me dijo que porque ¡era su color favorito!
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Sin embargo, la creatividad que implica el arte es más que solo experimentar con pintura y ceras o lápices de colores, como lo demuestran los niños en la clase de la Sra. Kimbel. Debido a que hace un día hermoso, la Sra. Kimbel, los niños y los VIP (padres voluntarios muy importantes) van a hacer varias actividades al aire libre. En la mesa de arcilla, a Stephanie le gusta arrancar pequeños trozos de una pelota grande que ha hecho. Después, redondeándolos, hace muchas bolas diminutas. A continuación, Stephanie hace una serpiente larga con las bolitas. Mientras que a los niños de tres años les gusta separar la arcilla y luego crear otra cosa, a los niños de cuatro años les interesa mucho más añadir objetos reales a sus creaciones. Lemar hace una bola de arcilla y camina por el patio de recreo. Arranca un poco de hierba y lo pega en la parte superior para el cabello. Luego coloca dos piedrecitas a modo de ojos. Lemar le explica a la señora Kimbel: “Hice una marioneta”. Siguiéndole el juego, ella le pregunta: “¿Puede hablar?”. Rebuscando por el suelo, Lemar sonríe y le pone una bellota por boca. La marioneta, entonces, le dice “¡hola!” a la maestra. Usando su imaginación, los niños pueden crear con intención. Sabiendo lo curiosos que son sus alumnos, la profesora pone un marco de madera con plexiglas dentro. Después de que dos niñas se hayan puesto los babis, la Sra. Kimbel les ofrece pintura de dedos de colores primarios para que una niña pueda trabajar en cada lado. Muy entusiasmada con el uso de estos materiales táctiles de una manera novedosa, Penélope está emocionada al deslizar los dedos de la mano derecha hacia arriba y hacia abajo impregnados de pintura amarilla. Luego añade azul a los dedos de la mano izquierda y chilla de satisfacción cuando las capas de colores se mezclan y cambian a verde. Con gran sorpresa, Penélope se da cuenta de que puede ver los dedos pintados de su amiga a través del plástico acrílico. Riendo, ambas hacen líneas y círculos transparentes, coloridos y resbaladizos que siguen cambiando las ilustraciones de la otra. Es obvio que a medida que los niños experimentan con gran variedad de medios y herramientas, disfrutan más del proceso creativo que con el producto final. El día antes, varios niños de cuatro años habían comenzado a tejer palos y pasto 54
largo y seco en la cerca de alambre. En ese momento, le dijeron a la señora Kimbel que deseaban que sus tejidos pudieran tener colores. Hoy, los niños traen cintas, hilos, cenefas trenzadas y serpentinas de papel crepé. Los niños trabajan juntos para meter y sacar los materiales por los agujeros del tejido de pasto, como si los cosieran. Al observar los materiales naturales y los elementos coloridos en la cerca, tienen la oportunidad de descubrir cómo se relacionan las partes con el conjunto. Una actividad creativa emocionante, como este tejido de cercas, anima el pensamiento divergente de los niños al discutir soluciones novedosas y hacer conexiones interesantes sin la presión de una forma correcta o incorrecta de hacer algo. A los niños pequeños les encanta desarmar cosas y volver a armarlas. La creación de collages satisface perfectamente esta necesidad. Refinando sus habilidades motoras finas, a los niños de tres años les fascina rasgar un surtido de papel en pedazos pequeños o en formas interesantes para poder pegarlas. A los de cuatro años, sin embargo, les gusta mostrar su dominio del uso de tijeras para recortar fotos de revistas, vistosos papeles, cordones bonitos y telas. Reiley, de tres años, decide hacer su collage en cartulina roja. Con gran alegría, pone una gran cantidad de pegamento blanco sobre el papel, y luego empuja los papelitos rasgados en un diseño aleatorio, mientras disfruta completamente de todo el proceso creativo. Yin, una niña de cuatro años, piensa de manera creativa y decide seleccionar una caja de cereales como base para su collage. Después de haber cortado con unas tijeras sus bonitos materiales de collage, ahora puede elegir entre muchos elementos (pegamento, grapas, cintas, cordeles o lazos) para ponerlos juntos. Al expresarse a través de medios artísticos, los niños pueden hacer que su pensamiento y sus ideas creativas cobren vida y se vuelvan visibles.
Lo que puedes hacer Mantén los materiales del caballete frescos y apetecibles. Después de que los niños hayan tenido tiempo suficiente para probar varios colores de pintura, puedes inspirar su creatividad al traer algunos colores nuevos. El blanco es especialmente divertido. Añade varias texturas a la pintura, usando jabón en polvo o granos de café. Cambia el tipo de superficie, experimentando con materiales como cartulina, cartón o bolsas de papel abiertas. Trae artículos variados: una escoba, un cepillo para el cabello o incluso flores con tallos. Pide a los niños que contribuyan con algunos artículos nuevos que puedan servir de pinceles. Investiga ilustraciones en libros infantiles. Lee y mira cuidadosamente la obra de arte que son los libros ilustrados. Habla con tus alumnos sobre qué materiales creen que usaron los diferentes ilustradores (collage, acuarelas, óleo o bolígrafos). Compara el uso de colores y formas. Anima a los niños de tres y cuatro años a crear sus propias páginas de libros de cuentos utilizando algunas de estas técnicas artísticas de creación. 55
Combina arte con música. Mientras tus alumnos dibujan o pintan, hazles escuchar varios tipos de música (jazz, hip-hop o vals). Invítalos a responder a lo que escuchan y sienten: sonidos fuertes y suaves, ritmos más o menos acelerados, notas altas y bajas, o estribillos lentos y rápidos. Anímalos a que se diviertan mientras colorean, hacen puntos, líneas, garabatos y bucles que representan la gran cantidad de sonidos musicales que están escuchando. Utiliza la tecnología digital. En la medida de lo posible, trata de introducir a los niños de esta edad en varios tipos de creación gráfica. Sería estupendo que pudieras familiarizarlos con diferentes herramientas informáticas. A los niños pequeños les encanta dibujar con colores y manipular las imágenes en la pantalla del ordenador a medida que aprenden a utilizar su imaginación. ¡Usar un escáner para reproducir su obra de arte original es emocionante e incluso podría hacer que varios niños trabajasen juntos para crear un libro! Crea impresiones con sellos hechos a mano. Haz un sello con toallas de papel cubiertas de pintura y enrrolladas. Para sorpresas interesantes, introduce en el sello elementos naturales como flores, bellotas, pequeñas ramas con hojas, rocas, conchas o plantas curiosas como herramientas de impresión. Extiende una capa de arcilla. Busca objetos en el aula (bloques de construcción con textura, un clip para papel o el pie de una muñeca) o en el exterior (una hoja, una llanta de triciclo o palos) para presionar la arcilla. Cuando la arcilla se seque, pinta las impresiones para resaltarlas. ¿Podrán los niños adivinar qué herramienta dejó esas huellas?
Otros aspectos que conviene tener en cuenta Da las mínimas instrucciones posibles al hacer manualidades. Cuando un adulto ofrece a un niño pequeño materiales estructurados (como patrones o formas recortadas por adultos) y los combina con instrucciones altamente estructuradas (“dobla el círculo por la mitad y recorta a lo largo de la línea de puntos”), el niño no tiene aportaciones creativas que añadir y pierde flexibilidad. Dar constantemente instrucciones puede sugerir al niño que su forma de crear algo tal vez no sea lo suficientemente buena, y eso puede herir su autoestima. Si quiere hacer una manualidad por su cuenta, anímalo a que ponga adornos o diferentes colores o texturas. Acepta los errores. La pintura puede gotear, el papel se puede rasgar, la pasta se puede secar y la plastilina puede volverse pringosa. Los “artistas jóvenes” no deben sentirse presionados por los adultos cuando se disponene a hacer una obra. Todos cometemos errores, y los niños pequeños no deberían tener que preocuparse por cómo quedan las cosas. Es más emocionante para los niños pensar creativamente sobre maneras de resolver problemas o modificarlos. Por ejemplo, podrían convertir una lágrima caída sobre un papel en la boca de una 56
ballena.
Apoya la creatividad independiente. Es probable que escuches peticiones como “¡Píntame un barco!”. Para aliviar los sentimientos estresantes de un niño, invítalo a hablar o a que te cuente cómo es el barco. Explícale que puede elegir cómo dibujarlo. Si aún insiste en que tú le dibujes un modelo, dile que sientes que no sería respetuoso que dibujaras en su papel. Puedes buscar algunas fotos en un libro sobre barcos y comentar con él las características que le gustaría intentar dibujar.
Actividades para hacer en casa Divertíos mezclando colores. Los pequeños están absolutamente fascinados cuando un color, mezclado con otro, se convierte en un tercer color justo delante de sus ojos. Prueba algunos de estos con tu hijo y disfruta de sus comentarios. Mezcla azul y rojo. Diseña montura de gafas de sol utilizando carpetas de cartón. A modo de cristales, pon celofán de colores para que tu hijo pueda ver el mundo de colores. Puede ponerse las gafas para combinar los colores de las lentes. ¡Sorpresa! Echa colorante para alimentos en vasos de plástico transparentes llenos de agua. Luego, puedes usar un gotero para añadir poco a poco agua de un color a un vaso de agua con otro color para, mezclando colores, crear “agua maravillosa”. Haz tus propias exposiciones fotográficas. Usa la tecnología para animar a tu hijo a centrarse en cosas de especial interés o de particular belleza. Haz fotos con un iPad o con tu teléfono móvil mientras caminas o interactúas. Usa tu impresora para hacer copias. Luego exhibe tu arte fotográfico. Habla de similitudes y diferencias en las fotos. Comenta las formas y el color. Crea un álbum para compartir tus fotos especiales. ¡Dobla sin miedo! Una gran parte de la creación de ilustraciones consiste en la 57
manipulación de materiales y la mejora de la coordinación ojo-mano de tu hijo. Doblar, retorcer y colocar limpiapipas de colores puede ser una diversión maravillosa. Hacer dibujos para crear personas y animales flexibles puede ser asombroso. Atar hilo grueso y coloreado alrededor de conos o echar pegamento blanco sobre cartón y colocar el hilo en diseños retorcidos es divertido. Doblar hojas de papel de aluminio para que se conviertan en dinosaurios feroces o en coronas elegantes lleva la creatividad artística de tu hijo al siguiente nivel. Usa los materiales de manera novedosa. Explora qué sucede cuando se usan ceras de colores sobre papel de lija o cartón corrugado. Coloca una goma alrededor de dos o tres ceras. ¡Maravilloso! Dibujos lineales dobles y triples. Cuelga un trozo grande de papel continuo en una valla. Usa tubos de aspersión con émbolo, llénalos de pinturas acuosas de colores y anima a tu niño a divertirse pintando un gran mural al aire libre. ¡Las gotas que se escapan y la acción del viento seguirán cambiando la pintura! Visita las creaciones de otros. Haz fotos, realiza bocetos y comenta con tus hijos las esculturas que ves en un paseo por el parque. Visita con ellos un museo o galería de arte local para ver las obras de artistas profesionales. Muchos tienen programas para niños pequeños. Anima a tus hijos a inspirarse en el arte que ven en la biblioteca o en el banco. Pide a los estudiantes de arte de una escuela secundaria que hablen con tus hijos sobre los materiales que usan, sus motivaciones y cómo se sienten mientras se expresan a través de sus creaciones.
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7 DESARROLLAR EL PENSAMIENTO MATEMÁTICO MATEMÁTICAS: El estudio de los números, las cantidades, la geometría, las medidas y sus relaciones.
i bien los niños pequeños alcanzan hitos concretos en el desarrollo cognitivo en diferentes momentos y en diversos grados, es posible que veas algunas de las siguientes tendencias mientras observas cómo los niños exploran los conceptos matemáticos en su mundo: Los niños de tres años ordenan y clasifican los objetos por una sola característica; primero por la forma, generalmente, después por el color y, finalmente, por el tamaño. Usan la correspondencia de uno a uno para hacer coincidir los objetos de un grupo con los elementos de otro para ver si los grupos son iguales. Reconocen y pueden nombrar atributos medibles (como la longitud y el ancho) de los artículos. Con cuatro años pueden clasificar objetos por más de un atributo a la vez. Pueden colocar una pequeña cantidad de objetos en orden de mayor a menor y describir lo que están haciendo. Pueden repetir de memoria un modelo o un patrón sin necesidad de mirar. Veamos ahora algunos ejemplos de cómo los niños de tu clase podrían desarrollarse y mostrar su pensamiento matemático a lo largo del día.
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Todos los días, los niños en edad preescolar de la Sra. Patel están muy ocupados con una gran variedad de exploraciones prácticas de matemáticas relacionadas con los números: la agrupación por coincidencias, la ordenación, la clasificación, las formas, la medición, la correspondencia individual y los patrones. Sus descubrimientos y experiencias concretas son importantes para ayudar a los niños de tres y cuatro años a construir y comprender conceptos matemáticos. Es hora de hacer limpieza en el aula de la Sra. Patel. La mesa de materiales manipulativos es un colorido desorden de fichas de madera, bloques de construcción y piezas de Mega bloks, todo mezclado. La maestra pregunta a un grupo pequeño: “¿Cómo podemos clasificar los diferentes juguetes?”. Nate sugiere: “Si traes las cajas de juguetes vacías, nosotros metemos los juguetes en sus cajas”. Los niños piensan que es una buena idea. Cada uno de los niños toma una caja y comienza a clasificar el montón para encontrar el tipo específico de juguete que está guardando. Al día siguiente, Lyla, de tres años y medio, hace una nueva actividad de clasificación. La Sra.
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Reinecke, una madre voluntaria, ha traído una cesta con una colección de tapas y tapones que estaba guardando: tapas de botes de spray, tapones de tubos de pasta de dientes, tapones anchos de frascos de crema de manos, tapas de tarrinas de mantequilla y tapones de botes de detergente. La Sra. Reinecke le pregunta a Lyla: “¿Qué sería divertido que hiciéramos con las tapas?”. Lyla piensa por un minuto, luego sonríe y dice: “Encontrar mi color favorito: el amarillo”. A continuación, Lyla clasifica todas las tapas amarillas y las coloca una detrás de otra, en un bonito desfile amarillo. Varios chicos de cuatro años están intrigados con la nueva actividad principal. Colton decide sacar las tapas grandes y las extiende sobre la mesa. Jorge arregla todas las tapas pequeñas. Hunter se acerca y dice: “¡Oye! Mira esto. Pon algunas tapas pequeñas encima de las grandes. Así tienes alienígenas montados en ovnis”.
Cuando los niños ordenan y clasifican objetos según sus características, pueden crear un conjunto de elementos que tienen algo en común. Las actividades de clasificación, que requieren que los niños reconozcan semejanzas y diferencias, suceden naturalmente a lo largo del día. Cuando toca recoger el aula de la Sra. Patel, como veíamos antes, los niños son capaces de realizar sin dificultad una clasificación categórica, basada en pertenecer a un grupo determinado. En este caso, el grupo es el de material manipulativo. Por otro lado, con la colección de tapas y tapones, los niños utilizan una clasificación descriptiva basada en criterios físicos, como la elección del color que hace Lyla y la selección del tamaño de Colton y Jorge. Al principio, intentan clasificar los objetos por una sola característica. En general, primero clasifican por forma, después por color y, finalmente, por tamaño. Como última etapa de su evolución, serán capaces de clasificar por más de una característica a la vez. Los niños de cuatro años disfrutan clasificando las cosas a su manera e incluso pueden llegar a ser bastante creativos. Así lo demostró Hunter cuando llamó extraterrestres a los tapones pequeños y ovnis a los grandes. En el aula de la Sra. Becky, dos chicos que son muy buenos amigos bromean sobre quién es el más alto. La Sra. Becky les dice: “Poneos espalda contra espalda”. Luego pone la mano sobre sus cabezas y los mide. Después dice: “Chase es el más alto. Es más alto que Mateo”. Wyatt se une a ellos y dice: “Creo que soy más alto”. La Sra. Becky trae el espejo largo desde el rincón de juegos dramáticos. Los tres niños se alinean, se miran en el espejo y luego se clasifican por altura. “¡Guau!”. Se ríe Wyatt. “Soy el más bajo”. La Sra. Becky sonríe a los niños y luego añade: “Wyatt es alto, Mateo es más alto y Chase es el más alto”. En el rincón de la cocina, varias chicas están jugando a “Ricitos de oro”, por lo que están buscando ciertos tamaños en una pila de tazones. Saura, de tres años, le explica a la maestra que, como en la historia de “Ricitos de oro y los tres osos”, necesitan un tazón pequeño para el Osito, un tazón mediano para Mamá Oso y un tazón grande para Papá Oso. A las chicas les resulta fácil encontrar tazones grandes y pequeños, pero les cuesta identificar el tazón mediano y colocarlo en la secuencia ordenada. Las actividades de ordenación y seriación ocurren espontáneamente en el aula. Cuando los niños ordenan cosas, les ayuda a hacer comparaciones basadas en el tamaño y desarrollar los conceptos de más y menos. Por ejemplo, esto ocurre cuando Chase y Mateo están uno al lado del otro. A medida que los niños hablan y se ordenan de acuerdo con su altura en el espejo, se mueven en una secuencia que va gradualmente de menor a 60
mayor. Eso permite a los preescolares observar relaciones de tamaño ordenado. Los niños usan lenguaje y conceptos comparativos, como altura, longitud y tamaño, cuando buscan semejanzas y diferencias entre los objetos. La seriación implica notar las diferencias entre los objetos y organizarlos posteriormente según esas diferencias. Las niñas que están tratando de colocar en orden los tazones de los tres osos están aprendiendo que los objetos de un mismo grupo pueden tener una característica en diferentes grados y que ordenarlos en una serie hace que los grados sean más obvios. Los niños ya conocen y usan palabras que implican tamaño y relación de cantidad, según indica su búsqueda de cuencos grandes y pequeños. La Sra. Anderson, la profesora de apoyo de otra clase, está preparando cuatro cajas de pinturas de acuarela. Hay cuatro sillas en la mesa de arte, y ella le pide a Asher que coloque una bata en cada silla. Luego, la Sra. Anderson le da un recipiente con pinceles y le pide que ponga uno en cada caja. Cerca de allí, Elizabeth decide sacar de paseo en el cochecito a las muñecas bebé. Les coloca un sombrero en la cabeza a cada una. La correspondencia uno a uno ocurre cuando una niña como Elizabeth compara los objetos de un grupo con elementos de otro, como las muñecas y los sombreros, para ver si los grupos son iguales. La Sra. Anderson está ayudando a Asher a desarrollar su sentido de la correspondencia uno a uno al combinar dos grupos de elementos, como las sillas con las batas y las cajas de pintura con los pinceles. De esa manera, él puede ver si tienen el mismo número. Los dos niños en edad preescolar están comenzando a desarrollar sus habilidades numéricas a medida que intentan descubrir cuántos elementos de cada grupo se necesitan para una coincidencia. Cuando Ashlyn entra hoy en el aula, está emocionada. Mantiene erguidos tres dedos y le dice a todos los que ve: “¡Tengo tres años! ¡Hoy es mi cumpleaños!”. Durante la merienda señala el pastel que ha traído. “Mirad. Tres velas para mí”. El concepto de tres es importante para Shlyn. Sabe contar hasta tres en voz alta. En el rincón de música, Edward tiene cinco tambores repartidos por el suelo. Al igual que muchos niños de tres años, todavía no puede hacer coincidir las palabras de los números con los elementos que se cuentan. Como resultado, Edward cuenta los tambores salteando o perdiendo algún objeto mientras sigue contando. Edward cuenta: “Uno, dos, tres”, luego salta el cuarto tambor y cuenta “cuatro” para el quinto. De este modo, consigue un recuento incorrecto. En otro intento de contar los tambores, Edward cuenta por duplicado al contar el mismo tambor dos veces. Cuando en el recuento de Edward no coinciden los nombres de los números con los tambores contados, resulta que está contando de memoria.
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Contar de memoria significa que los preescolares pueden decir los números en orden, pero eso no significa que entiendan realmente los números o las cantidades. En el rincón de arte, varios niños cubren con pegamento dorado tres docenas de piedras que han recogido. Cuando las piedras están secas, los niños distribuyen su oro de fantasía en cofres del tesoro (cajas de plástico) y entierran el tesoro en la gran caja de arena del patio. Cuando el pirata Blake desentierra su botín, comienza a contar sus piezas de oro. “Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve. ¡Soy rico! Tengo nueve pepitas de oro”, grita Blake. Dequan apila su tesoro en dos montones. Cuenta tres pepitas y tres pepitas. Emocionado, Dequan grita a su vez: “¡Tengo seis pepitas de oro!”. Blake le dice a los otros piratas: “Tengo más oro que Dequan”. Cuando una niña como Ashlyn pone tres dedos y entiende que esto representa la misma cantidad que tres velas, reconoce el concepto de número. Contar implica aprender la secuencia de los nombres de los números, como ha hecho Blake. Después, los preescolares usarán los números para identificar cantidades de artículos. La mayoría de los niños de cuatro años pueden contar al menos hasta cuatro. A los cuatro años, la mayoría de los niños pequeños comprenden la cardinalidad, que es el número de elementos que hay en un conjunto de objetos. Blake demostró que comprendía este concepto al contar sus pepitas de oro y anunciar solemnemente que tenía nueve piezas de oro; entendía que el último número en la secuencia de recuento indicaba la cantidad de artículos en el conjunto. Aunque los adultos suelen sentirse complacidos cuando un niño en edad preescolar cuenta hasta veinte de memoria, puede que, en realidad, el hecho no sea significativo. El aprendizaje matemático está más desarrollado cuando los niños pueden conectar objetos reales con el número correspondiente. Por ejemplo, cuando Dequan cuenta la 62
cantidad de pepitas de oro que hay en cada montón y descubre que tiene seis, está demostrando una comprensión temprana de la suma. Otra maestra, la Sra. Maloa, juega a un juego de patrones con sus alumnos de tres años. Ella introduce la secuencia “clap-clap, clap; clap, clap-clap” y pregunta: “¿Qué he hecho?”. Martin dice: “Aplaudir con las manos”. La maestra le responde: “Muy bien. ¿Puedes repetir mi patrón de aplausos?”. Martin lo hace y, después, los niños se divierten imitando varios patrones auditivos más. En la mesa de materiales manipulativos, algunos niños miran el collar de la Sra. Maloa, muy grande y lleno de colores. Las cuentas forman un patrón azul verdoso. Ella les da cordones y cuentas grandes para que hagan sus propios collares, asegurándose de que no haya cuentas que pudieran suponer un peligro de asfixia. Dos niñas replican su patrón, pero Tina, de tres años y medio, hace su propio diseño con cuentas en un patrón de naranja-rojo-amarillo, naranja-rojo-amarillo. El Sr. D prepara a sus alumnos de cuatro años para dar un paseo. Los ordena de dos en dos: niño-niña, niño-niña. Les pregunta a los niños sobre este orden. Booth responde: “Has hecho un patrón con nosotros: niño-niña”. El Sr. D les dice: “Eso es. Hoy vamos a dar un paseo. Cuando veáis un patrón, decidlo al resto de la clase”. Nada más salir, Anna exclama: “Mirad los ladrillos. Corto-largo-largo-corto-largo-largo”. El Sr. D invita a todos a que usen sus cuadernos de dibujo y sus rotuladores para dibujar el patrón de ladrillos que ha señalado Anna. Muchos niños pueden repetirlo de memoria sin mirar. De vuelta en el aula, hablan sobre los bocetos de los patrones que han ido encontrando. Después, el maestro divide a los niños en grupos pequeños y les anima a que seleccionen distintos materiales matemáticos (fichas de madera, regletas de Cuisenaire y cubos Unifix) para crear sus propios patrones. Booth usa todas las fichas de madera rojas y nombra las formas en su patrón, “círculo-triángulo-cuadrado-rectángulo, círculo-triángulo-cuadrado-rectángulo”. Aprender con patrones, secuencias de colores, formas, objetos, movimientos o sonidos que se repiten puede ayudar a los niños en edad preescolar a ver las relaciones entre varios elementos. Una introducción al aprendizaje con patrones ocurre cuando los niños identifican un patrón simple que ya existe, como Martin hace con las palmadas y Booth con los chicos y chicas en fila. A los tres años, muchos niños pueden identificar la secuencia básica y extraer el patrón. Los siguientes niños aprenden a copiar un patrón, como las niñas de tres años con las cuentas y los niños de cuatro años dibujando el patrón de ladrillos de Anna. Crear sus propios patrones, como el collar de colores de Tina o el patrón geométrico más complejo de Booth, es más difícil. Muchos pueden reconocer y nombrar las formas básicas. Los niños en edad preescolar pueden observar patrones en la naturaleza, en bailes, juegos e historias con palabras repetitivas. En la clase de la Sra. Michaels, los niños de tres años están entusiasmados con el uso de tazas para medir, jarras altas, cartones de leche, cucharas y cucharones en el cajón de arena. A medida que llenan recipientes de diferentes tamaños, descubren que algunos retienen más arena y otros retienen menos. Al día siguiente, la Sra. Michaels pone los 63
materiales de medición en una bañera con agua. Después de jugar un rato, experimentando, los niños deciden usar la jarra alta para hacer una limonada con agua porque contiene más. Si vierten el agua en la caja más pequeña, se desborda.
En otra área, Kiri, de tres años, hace un país de dinosaurios con bloques de madera. Se pregunta qué dinosaurio es el más pesado, por lo que coloca uno a cada lado de la balanza. El Tyrannosaurus rex inclina la balanza hacia abajo. ¡Entonces, el que más pesa es el Tyrannosaurus rex! En una mesa cercana, Sophia, de cuatro años, ha traído de casa una muñeca especial y se la enseña a sus amigas. Es una muñeca rusa que le trajo su abuela. Tiran suavemente de la parte superior de cada muñequita para encontrar una más pequeña que está alojada en su interior. Luego Sophia y sus amigas ordenan las muñecas en la mesa, de la más pequeña a la más grande. Mientras tanto, Sean y Brady deciden que van a hacer un garaje para un autobús. Los niños optan por medir la longitud del autobús colocando lápices de punta a punta. Los preescolares aprenden que medir implica determinar varias cantidades. Los niños de tres años son capaces de reconocer y nombrar algunos atributos medibles (como la longitud y el peso) de los objetos, como lo hacen los niños en la clase de la Sra. Michaels. Los niños de cuatro años desarrollan sus habilidades lingüísticas al describir propiedades medibles, como grande o pequeño para la altura, el área y el volumen. Como aún no están preparados para usar unidades de medición estándar, los más ingeniosos utilizan elementos de medición no estándar como pueden ser lápices, clips o pasos, para reproducir la longitud o el ancho de un objeto. El uso de las matemáticas de forma natural ayuda a que los niños den sentido a las cosas a medida que comienzan a entender los conceptos matemáticos.
Lo que puedes hacer 64
Mezcla música y matemáticas. Hay muchas canciones y juegos geniales que animan a los niños a practicar sus habilidades para contar. Puedes probar con “El uno es un soldado haciendo la instrucción”, “Una, dola, tela, catola”, “La gallina turuleta” y “Tengo una muñeca vestida de azul”. Inventa patrones rítmicos divertidos para bailar, como girar, caminar marchando, y luego aplaudir. O crea bailes para bailar en fila adaptados a niños. Haz matemáticas espontáneas e intuitivas. Apoya los descubrimientos matemáticos espontáneos de tus alumnos a lo largo del día. Por ejemplo, cuando Pablo dobla su servilleta cuadrada durante la comida, ¡sorpresa!: ¡Un triángulo! Entonces Shan cuenta a los demás cómo se puede crear un rectángulo doblado. Mientras dos chicas se sientan en el suelo con las piernas separadas y las suelas de sus zapatos se tocan, Brianna exclama: “Mira. ¡Hemos hecho un diamante!”. Cuando ocurran estos descubrimientos asombrosos durante el día, toma nota de ellos y analízalos con tus alumnos. Haz fotos digitales para ponerlas en un póster de descubrimientos matemáticos. Muestra a tus alumnos que las matemáticas son algo más que contar. Aunque hay muchos libros de números maravillosos, estate atento a los conceptos matemáticos de los cuentos clásicos, como el del tamaño en “Jack y las habichuelas mágicas”, y compártelas con los niños. Mira qué conceptos matemáticos podéis encontrar los niños y tú en varios libros. Juega a algunos juegos de clasificación. A la hora del círculo, puedes tener una conversación sobre dos animales de peluche, por ejemplo, un oso y un conejo. ¿Qué los hace iguales? ¿Qué diferentes? ¿Por qué? Para otra actividad, puedes mostrar a tus alumnos seis u ocho imágenes e invitar a los niños a clasificar los elementos. Por ejemplo, las imágenes de un fuego y una taza de sopa estarían calientes, y la categoría de frío incluiría un cono de helado y un muñeco de nieve. También puedes pedir a los niños que encuentren ingredientes para pizza entre una variedad de fotos de revistas recortadas o imágenes prediseñadas de ordenador. Entonces les gustará hacer una pizza grande pegando las fotos recortadas en una hoja redonda de papel mural. Otra opción es pedir a los niños que la fila que hagan para ir a casa esté hecha conforme a una clasificación, por ejemplo, según los colores de la ropa que llevan puesta. Elige los programas de ordenador con cuidado. En lugar de que los niños usen programas que parecen libros de trabajo, intenta explorar recursos tecnológicos que les permitan tener el control. Por ejemplo, fomenta ocasiones para que dibujen objetos sencillos en la pantalla controlando el cursor. Esto les anima a ser exploradores activos a medida que dibujan lo que están viendo. Los programas de dibujo por ordenador son los más apropiados para los principiantes; animan a los niños a crear líneas, curvas y ángulos. Eso mejora sus habilidades de pensamiento espacial y les da retroalimentación instantánea usando un medio divertido. 65
Otros aspectos que conviene tener en cuenta No dejes que se note tu ansiedad ante las matemáticas. Muchos adultos tuvieron experiencias estresantes con las matemáticas cuando eran pequeños. Se sintieron presionados por tener que dar las respuestas correctas. Si tuviste esta experiencia, los niños pueden darse cuenta de tu aprensión. Ahora que estás en el rol de facilitador, intenta enfatizar la importancia del proceso en lugar de fijarte solo en resultado, especialmente con los niños pequeños, que son preoperacionales. Apoya sus exploraciones y anímalos a compartir sus ideas. Estate al tanto de materiales inapropiados. Los niños de esta edad no ganan mucho con el uso de hojas de trabajo que están estructuradas y no les permiten recurrir a experiencias prácticas para desarrollar conceptos matemáticos. El uso de materiales que piden respuestas repetitivas y de memoria, como las tarjetas, requiere poca comprensión de parte de los niños pequeños. Ten en cuenta los estilos de aprendizaje de los niños. Dirígete a las fortalezas de los niños, no a sus debilidades. Los preescolares necesitan mucha práctica para explorar los materiales de aprendizaje que les ayudan a desarrollar conceptos matemáticos. Para los niños inquietos y táctiles, ten preparado un tablero magnético con números y formas adhesivas. También disfrutarán usando cuentas de colores para patrones y bloques de diferentes tamaños en actividades de clasificación. Al niño visual le gustan los materiales coloridos, como las piezas de Lego. Anima a los niños a comparar recipientes de agua. Para el aprendiz auditivo, describe con tus palabras lo que está sucediendo o habla sobre las formas de un puzle. Usa panderetas y ritmos variados para crear patrones musicales.
Actividades para hacer en casa Fomenta la cocina creativa con las matemáticas. ¡A los niños pequeños les encantan las experiencias culinarias, ya sea que hagan pasteles de cumpleaños en la caja de arena o decoren un pastel real en la cocina contigo! Cuenta tazas de harina para aprender sobre números, cantidad y volumen. Compara el tamaño para ver si una cucharada es más grande que una cucharadita. Sumar de modo práctico sucede cuando tu hijo pone dos tazas de azúcar en una mezcla y luego añade una más para hacer tres. Crea patrones geométricos en un bizcocho. Puedes usar cerezas para los ojos, un trozo de piña para la nariz y un gajo de mandarina para la boca; después repite el patrón por todo el pastel. Y, por supuesto, repasa la correspondencia uno a uno, ya que cada niño recibirá después un plato y una gran porción de delicioso pastel de cumpleaños. Haced el “paseo de las formas”. Como proyecto familiar, usad cartulinas de colores para cortar formas geométricas de varios tamaños. Deja que cada uno seleccione una forma. Después podéis salir a caminar por la casa, el vecindario o 66
el parque y que cada uno diga en alto su forma cuando encuentre una coincidencia, por ejemplo: “Rectángulo-puerta”. Después, pegad esas formas diferentes en un papel blanco y usad ceras de colores para ilustrar los objetos que visteis durante el paseo. Más tarde, podéis dibujar formas imaginativas, mejor si son graciosas, o imágenes de formas aterradoras. Juega un juego de parejas. “Pareja, ¿dónde estás?”. Cuando necesites un juego rápido y divertido mientras esperas en un restaurante o viajas en el coche, juega a un juego de parejas. Buscad pares de algo, como manos, orejas, pendientes, calcetines o cinturones de seguridad en el asiento delantero. Te sorprenderás de lo que tu hijo es capaz de encontrar. Baraja y ordena para buscar el orden secuencial. Cuando realices actividades familiares, vayas de compras o lleves a cabo las rutinas diarias, pon la tecnología en funcionamiento y haz una serie de fotografías digitales. Imprímelas y ve clasificándolas. Después, baraja cada grupo de fotos, hasta que estén bien mezcladas, y anima a tus hijos a que hablen sobre lo que pasa en las imágenes, a ver si pueden ordenarlas en la secuencia en que sucedieron. (Poner la mesa, servir la comida y comer; empujar un carrito de la compra vacío, comprar verduras y pagarlas). Tus hijos de cuatro años pueden nombrar lo que ocurrió primero, segundo, tercero o último. El tiempo vuela. ¡Los niños no pueden esperar para jugar a juegos de mesa, una y otra vez! Candyland (juego de mesa muy popular en Estados Unidos parecido al juego de la oca español) puede fortalecer su habilidad para contar, para establecer coincidencias y para aprender los colores. Hacia el final del juego, a nuestra familia le encantaba calcular cuántas casillas quedaban aún. Los spinners ayudan a ver la correspondencia entre un símbolo numérico escrito y cuántos movimientos hay que contar. Los niños se divierten mucho agitando los ruidosos dados y tirándolos cuando les toca. Con dos dados, se cuentan todos los puntos en el primero y luego en el segundo. Aunque ganar a estos juegos pueda ser emocionante, en realidad, lo que tu hijo conservará como un tesoro es el tiempo que ha pasado contigo.
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8 APRENDER PARTICIPANDO EN INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS CIENCIA: Un método para observar, probar y experimentar con cosas de la naturaleza y así aprender más sobre el mundo.
i dejas que los niños pequeños sigan sus instintos naturales para preguntar y explorar, verás emerger al científico que llevan dentro. Es posible que puedas observar algunos de los siguientes comportamientos a medida que los niños en edad preescolar desarrollan sus habilidades de investigación científica: Los niños de tres años sienten mucha curiosidad acerca de sus cuerpos y de cómo funcionan. En el jardín, los niños hablarán sobre el crecimiento y los cambios que observan, lo que les ayuda a comprender que las plantas son seres vivos. Los niños pequeños comienzan a darse cuenta de que la luz crea sombras de los objetos y de ellos mismos. Los niños de cuatro años disfrutan aprendiendo y visitando lugares reales (el zoológico, un invernadero, un observatorio) y haciéndose pasar por científicos. Se dan cuenta de que algunos objetos se hunden en el agua, mientras que otros flotan; sin embargo, creen que los artículos pesados se hunden y los ligeros flotan. También, son capaces de pensar en cómo cambiar el tamaño y la forma de sus sombras. Ahora echemos un vistazo a algunas escenas del aula y veamos cómo los niños en edad preescolar pueden interactuar con los materiales y entre sí mientras participan en investigaciones dentro y fuera de clase.
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El aula preescolar de la Sra. Dolgos es el lugar más acogedor para nuestros jóvenes científicos curiosos. Hay una mesa de descubrimientos que está dotada de una gran variedad de semillas y frutos secos. Hay lupas irrompibles para examinar más de cerca las muestras mientras los niños clasifican los artículos. Se ha instalado un sistema de poleas en el área de bloques para que los niños prueben varios experimentos de física e ingeniería. Algunos pollitos nacerán cualquier día de estos en una incubadora, por lo que los niños de tres y cuatro años pueden observar el crecimiento y el cambio en primera persona. Las gráficas que cuelgan de la mesa de agua muestran comparaciones de artículos que se
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hunden y flotan. El estante de la biblioteca está equipado con materiales de investigación: libros, revistas y catálogos relacionados con semillas, frutos secos, flores, verduras y frutas. En el rincón de música los niños pueden poner diferentes semillas y frutos secos en vasitos de yogures vacíos para que intenten predecir cuáles de ellos producirán los sonidos musicales más agudos o más graves cuando se agiten. El emocionante ambiente del aula invita a los niños en edad preescolar a hurgar, oler, escuchar, saborear y observar mientras participan en exploraciones prácticas y emplean sus habilidades de pensamiento crítico y creativo, a la vez que expanden su conocimiento científico. Cuando di clases a niños pequeños en el centro de aprendizaje temprano de la Universidad de Kutztown, un niño de cuatro años llamado Dean se cayó de su litera en casa. Llegó una mañana con el brazo derecho totalmente envuelto en una escayola. Los niños tenían muchas preguntas para Dean: “¿Qué te ha pasado? ¿Te duele el brazo? ¿Había sangre por todas partes? ¿Te quitas la escayola? ¿Qué están haciendo tus huesos ahora?”. Decidimos escribir una lista con las cosas que Dean y sus compañeros de clase sabían sobre huesos rotos. En otra tabla, me fueron dictando lo que aún querían saber sobre este tema. Tracy recordó que, en Halloween, la clase había ido al laboratorio de arqueología del campus, en el que trabaja mi marido, para ver un esqueleto. Los niños acordaron que mi marido, el profesor Miller, sería la persona adecuada para preguntarle sobre los huesos. A la mañana siguiente, nos dirigimos al departamento de antropología. La madre de Dean trajo sus radiografías. El profesor Miller animó a los niños a explorar sus propios brazos (la carne era suave) y los brazos del esqueleto (los huesos eran duros). Miraron las imágenes de rayos X de Dean para ver si podían encontrar las roturas en sus huesos y dónde podrían estar en el esqueleto. Intentaron doblar sus propios brazos y luego movieron los codos del esqueleto; querían ver cómo se movían los huesos de los brazos con la ayuda de los músculos. El profesor Miller invitó a los niños a examinar sus propios brazos para ver qué protegía sus huesos. Ellos adivinaron: “La piel”. Les pidió también que pensaran en lo que había debajo de la piel en una pata de pollo. Ellos respondieron: “carne”. Les explicó que la piel y la carne ayudan a proteger los huesos para que no se rompan durante los golpes y las caídas. Pudieron ver y entender cómo la escayola de Dean estaba ahora protegiendo temporalmente los huesos de su brazo hasta que se curara. Antes de abandonar el laboratorio, el profesor Miller dijo que quería que se convirtieran en científicos por un instante y que investigaran un problema. Les mostró un cráneo y les hizo tocar la parte superior para ver lo duro y grueso que era. Luego colocó una linterna dentro del cráneo y mostró cómo podían ver la luz brillando por un lado del cráneo, pero no en la parte superior. Ayudó a los niños a ver que los huesos, en los lados de sus cabezas, al igual que en el cráneo que estaban mirando, eran delgados y podían romperse más fácilmente. Les explicó que no debían girar la cabeza hacia un lado cuando les tiraran una pelota de béisbol. Gregg, de cuatro años, se ofreció como voluntario con una gran sonrisa: “¡Por eso los jugadores usan cascos!”. Tracy añadió: “Yo uso un casco para bicicleta. Si me estrello, mi cráneo no se romperá”. Complacido, el profesor Miller estuvo de acuerdo y les pidió que vieran si podían encontrar otras formas de proteger sus huesos.
El brazo roto de Dean era un tema de interés para todos los niños, sin duda porque los niños en edad preescolar, en particular los de tres años, sienten mucha curiosidad por sus propios cuerpos y cómo funcionan. Al utilizar un método científico para investigar problemas o preguntas, el primer paso es recopilar información, generalmente observando y comparando cosas. Mucho de eso se logró cuando los niños decidieron visitar el laboratorio de arqueología del profesor Miller. Fue especialmente emocionante para los niños porque tienden a disfrutar de conocer y visitar lugares reales. A través de las exploraciones prácticas de sus propios brazos y de los huesos del 69
esqueleto, participaron activamente en la recopilación de información. Eso ayudó a los niños de tres años a pensar en las características internas y externas de sus cuerpos y en lo que hacen. Aprendieron que la piel y la carne ayudan a proteger los huesos. La discusión los llevó a conectar los conceptos de estructura y función, ya que vieron cómo las partes del cuerpo ayudan a la supervivencia del cuerpo.
Cuando los niños observaron el lado delgado del cráneo y escucharon lo que podría suceder si se golpea y se rompe, aprendieron las primeras nociones sobre el concepto combinado de causa y efecto. Ver y sentir las características delgadas y gruesas del cráneo ayudó a los niños a explicar estas propiedades específicas de un elemento que habían observado y cómo estas propiedades podrían influir en los comportamientos, como el uso de cascos. Con su nueva información, los niños estaban encantados de que se les pidiera fingir ser científicos. Muy emocionados, los niños estaban ansiosos por encontrar maneras de resolver el problema una vez que estuvimos de regreso en el aula. “¿Qué podemos usar para proteger nuestros huesos?”, se preguntaban. Mencioné que necesitábamos tener un punto de reflexión; en otras palabras, algo que nos ayudase a analizar el problema. Como profesora, no podía permitirles probar soluciones en sus propios huesos para que realmente no se los rompieran. Dean sugirió usar huesos de pata de pollo, tal como había mencionado el profesor Miller. Los demás estuvieron de acuerdo, y varios padres hirvieron muchos huesos de pata de pollo para esterilizarlos. (¡Estoy segura de que varias familias tomaron sopa de pollo esa noche!). Al día siguiente, a la hora del círculo, los niños discutieron ideas sobre cosas para poner alrededor de los huesos. Pensaron que podrían querer usar cosas que fueran gruesas o duras. Decidieron buscar en los diversos espacios del aula las cosas que podrían usar en estas categorías. Coloqué etiquetas en dos mesas para que pudieran registrar sus hallazgos al depositarlos. En una mesa, enumeraron los elementos encontrados con la característica de ser gruesos: manoplas de horno, tubos de toallas de papel, bolas de algodón, mitones de lana y bandejas de espuma de poliestireno. En la 70
otra tabla, enumeraron artículos que consideraron duros: papel de aluminio, un estuche de gafas de plástico y metal, una caja de té de hojalata, una regla de madera y un trozo de tubo de plástico. Los preescolares tuvieron la oportunidad de manejar y revisar los materiales. Luego hicieron preguntas: “¿El papel de aluminio era lo suficientemente duro? ¿Cómo se unían las cosas?”. Después de especular, decidieron que yo escribiera su hipótesis: “Los materiales gruesos y duros pueden ayudar a proteger los huesos para que no se rompan”. Siguiendo el método científico para la investigación, los niños continuaron recopilando información. Comenzaron a agrupar los materiales por rasgos reconocibles, tales como ser gruesos y duros. A los tres años, los niños suelen ser capaces de clasificar las cosas por su función. Los niños de cuatro años, en particular, tienden a encontrar que es útil anotar información para organizar sus ideas, y pueden contribuir a completar los cuadros creados por adultos. Después de hacer muchas preguntas y de especular, el siguiente paso en el proceso de investigación científica es formular una hipótesis. Los niños de mi clase hicieron eso y después quisieron comprobar su hipótesis sobre los materiales. La madre de Dean dijo a los jóvenes científicos que cuando se cayó de su litera, Dean golpeó el suelo con gran fuerza. Al jugar con sus superhéroes, los niños saben que la fuerza tiene que ver con la velocidad y la potencia. Hablaron sobre qué podrían usar para que se rompiera un hueso al hacer fuerza. Después de mencionar una pelota de béisbol y una piedra, decidieron usar un martillo. Intentaron golpear un hueso de pollo sin protección, y se rompió. ¡Funcionó! Los niños participaron en su experimento durante los días siguientes. Fueron poniendo un hueso dentro de cada material protector designado. En la mesa de trabajo, diferentes grabadoras hicieron turnos usando la tecnología para hacer fotos y dibujos de cómo se veía cada hueso y su cubierta después de que fueron golpeados con el martillo. ¡Sus pruebas fueron emocionantes! Por ejemplo, el hueso cubierto con papel de aluminio se rompió, pero nada se rompió en el estuche de gafas de plástico y metal. Disfrutaron compartiendo sus hallazgos entre sí y pegando las imágenes de los protectores con mejores resultados en un cartel titulado: “Las mejores ideas”. Crearon un folleto con sus dibujos para dárselos al Profesor Miller para que pudiera ver sus experimentos. El tercer paso del método de investigación científica es comprobar la hipótesis con algún experimento. Es importante dar a los niños tiempo suficiente para explorar y verificar sus investigaciones. Los de cuatro años tienen una verdadera afición por experimentar con materiales nuevos y diferentes. Se comprometen con entusiasmo en investigaciones planificadas. Para los niños de tres años, la experimentación es un método primario de aprendizaje, por eso, probarán varias ideas hasta que encuentren una exitosa. El paso de la comprobación del método de investigación científica se relaciona con el proceso de evaluación, que implica la recopilación de documentación, el análisis de 71
resultados, la declaración de conclusiones y la presentación de informes de resultados. Los niños participaron con entusiasmo en la evaluación de sus hallazgos y en contárselos a otros, y demostraron que podían crear dibujos muy simples como una forma de recopilar datos, y los niños de cuatro años pudieron grabar más detalles sobre sus dibujos. A algunos científicos les gusta añadir un paso de aplicación al proceso, que ampliaría el alcance de la experiencia de los niños.
Los niños se llevaron una enorme sorpresa cuando su maestro invitó a varios de sus amigos atletas a visitar los equipos de protección que los niños habían creado. Los jóvenes científicos tuvieron la oportunidad especial de observar, tocar y probar distintas partes de los uniformes de los jugadores de fútbol, de hockey sobre césped, de lacrosse y béisbol. Aprendieron que las hombreras y los protectores eran duros. ¡Los protectores de pecho y los guantes eran tan gruesos como sus descubrimientos! Cuando los jugadores se fueron, los niños usaron ceras de colores, pinturas, rotuladores y arcilla para diseñar sus propios equipos de protección, aplicando los conocimientos obtenidos de su experiencia. Una maravillosa derivación de este proyecto científico, relacionado directamente con el brazo roto de Dean, fue el lanzamiento de la campaña “Brazos rotos no”, que incluía carteles y normas de seguridad, como “No empujar en el tobogán” y “No escalar en los columpios con chanclas o botas de vaquero”. Los niños de tres y cuatro años consiguieron información práctica importante sobre sus cuerpos a través de los experimentos científicos que llevaron a cabo en los campos de la anatomía y la arqueología. A lo largo del año, el programa de la Sra. Hill prevé muchos experimentos científicos. Los preescolares se divierten explorando conceptos científicos en física, botánica, geología y astronomía. Un día, Sheldon, de cuatro años, coloca varios objetos 72
que ha recogido en la bañera de agua. Debido a que todos los objetos rojos van al fondo, Sheldon se centra, o enfoca su atención, en este aspecto específico, excluyendo todas las demás características. Emocionado por su descubrimiento y queriendo compartir su observación, Sheldon formula enfáticamente: “¡Sí, las cosas son rojas, se hunden!”. A menudo, los niños pequeños parecen aferrarse a un tipo de razonamiento defectuoso e insisten en él. Deben pasar por muchos procesos de pensamiento ilógico antes de que puedan comenzar a darle sentido a conceptos tales como hundirse o flotar. Deben tener muchas experiencias con los objetos para que, con el tiempo, puedan asimilar la información y organizarla para dar sentido a lo que entienden. Finalmente, los niños de cuatro años como Sheldon pueden darse cuenta de que algunos objetos se hunden en el agua, mientras que otros flotan. Sin embargo, probablemente creen que los pesados se hunden, y solo los ligeros flotan. Por lo general, todavía no comprenden qué es la densidad. A la hora de la merienda, los alumnos de la Sra. Hill comen aguacates. Están asombrados ante el tamaño de la semilla que hay en su interior. Han estado mirando muchas semillas con lupas en la mesa de ciencia, ¡pero ninguna tan grande como la semilla de aguacate! Después de la merienda, varios niños le piden a su maestra que busque información en Internet para que puedan aprender más sobre los aguacates. Imprimen imágenes del aguacate y la semilla, luego le dictan un título: “Nuestra semilla más grande”. Durante los días siguientes, algunos niños de cuatro años comienzan a hacer comparaciones sobre qué plantas tienen semillas más grandes o más pequeñas, y hacen un gráfico. Durante algunas semanas, después de que los niños decidieran plantar las semillas para ver qué sucedía, algunos niños comenzaron a hablar sobre el crecimiento y los cambios que estaban observando. Eso les ayuda a empezar a entender que las plantas son seres vivos. Algunas cosas interesantes están sucediendo espontáneamente en el patio también. Payton y Kaylee, han estado experimentando durante una semana con sus sombras. Cuando están al sol en el asfalto, ven sus sombras. Pero a la sombra bajo los árboles, sus sombras desaparecen. La mayoría de los niños de tres años, como estas niñas, comienzan a darse cuenta de que la luz crea sombras. Felipe y Manish, también están explorando sus sombras. Se toman de las manos y bailan animadamente, y sus sombras también bailan al mismo tiempo. Los niños de cuatro años pueden pensar en cómo cambiar el tamaño y la forma de sus sombras. Para los niños de tres y cuatro años, curiosos e imaginativos, investigar siguiendo los principios científicos es una manera maravillosa de que amplíen su entendimiento conceptual del mundo que los rodea.
Lo que puedes hacer
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Decora una pared con palabras propias de la ciencia. Invita a tus jóvenes científicos a que contribuyan con algunas de las palabras que están aprendiendo con sus experimentos. Pide que te ayuden con la organización. Es posible que quieran organizar las palabras por categorías amplias, como animales y plantas, o por temas, como semillas o imanes. Tus científicos pueden también dibujar imágenes de la palabra que han aprendido; por ejemplo, para la gravedad, un niño puede dibujar un oso de peluche que se cae de las barras del muro de escalada. También pueden buscar ilustraciones en Internet. Anima a los niños a que se refieran o usen esas palabras cuando escriban o dibujen en sus diarios. Crea el rincón de las colecciones. A los niños les encanta coleccionar cosas, desde piedras brillantes hasta pequeños camiones de juguete. Almacena colecciones de interés científico en cajas transparentes para que los niños puedan investigarlas de forma independiente. Podrías pensar en colecciones de rocas, calabazas secas, conchas marinas, piedrecitas, etc. Invita a los niños a que traigan sus propias colecciones personales para enseñárselas a los demás y que puedan aprender cosas nuevas de las colecciones de sus amigos. Fomenta su espíritu de construcción. Prepara distintos materiales: bloques, rampas, tubos de papel de envolver, pelotas pequeñas y carros pequeños, que ofrezcan a los niños la oportunidad de diseñar, probar y resolver problemas a medida que van participando en experimentos de construcción o ingeniería. No escatimes oportunidades. Dales tiempo para explorar los objetos rodando por rampas. Anímalos a hacer conjeturas e hipótesis. Permíteles cambiar ángulos y elementos para rodar. ¿Qué hace que las cosas vayan más rápido? ¿Y más lento? ¿Puede la pelota dar la vuelta en las esquinas? Así aprenden sobre física, gravedad y velocidad. Haced una visita a un experto o invítalo a la escuela. Hay muchos lugares que los niños pueden visitar y que les motivarán a querer aprender más sobre varias áreas de la ciencia. Podéis ir a un invernadero, a un vivero, al planetario, a un zoológico, a un museo de historia natural, a una tienda de gemas, a una granja, a un acuario o a una feria de robótica para escuelas secundarias. Escucha lo que les interesa a tus alumnos y planifica una visita. Si eso no fuera posible, puedes invitar a un consultor o a algún padre experto para que venga al colegio. Esto hace que la recopilación de información sea más informal y personal. Procura invitar a un ingeniero, un veterinario, un apicultor, un geólogo, un nutricionista o un periodista meteorológico. Anima a los niños a pensar algunas preguntas para hacérselas al experto sobre aquello que más les gustaría saber.
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Planta una parcela de jardín. Selecciona un espacio con sol, buena tierra y una fuente de agua cercana. Invita a diferentes expertos, como miembros del club de jardinería local o padres con experiencia, para ayudar a los niños a comenzar. Obtén o pide donaciones para conseguir las herramientas adecuadas para los niños: palas, paletas, rastrillos, regaderas, etc. Prepara la parcela de jardín que vais a cuidar. Trabajad con el jardinero invitado para plantar semillas o plantitas. Regad cuando sea necesario. Haced gráficos y tomad fotografías digitales que recojan el crecimiento y los cambios de las plantas para tener documentación. Probad diferentes tipos de jardines: de hierbas, ensaladas, flores o calabazas de Halloween. Si no tienes un jardín en el exterior, puedes usar una bolsa de cultivo llena de tierra en el interior.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta No resuelvas sus problemas. No intervengas de inmediato. Permite que los niños resuelvan sus propios problemas. Como su pensamiento puede ser ilógico a veces, puede que no vean las cosas como lo hacen los adultos. Intenta no corregirlos. Los errores pueden llevarlos a emprender un viaje con muchas posibilidades diferentes. La técnica del “ensayo y error” desafía sus procesos de pensamiento. Si se sienten frustrados, es posible que quieran hacer preguntas, como: “¿Qué pasaría si…?”. Este tipo de indicador de pensamiento hará que comiencen a resolver de nuevo los problemas por otros caminos. Dales tiempo. Poner restricciones de tiempo en las exploraciones de los niños obstaculiza seriamente sus habilidades para resolver problemas. Con frecuencia, necesitan hacer muchas experiencias durante varias semanas antes de que puedan identificar el problema o concepto que desean investigar. Después de que hayan formulado una hipótesis, necesitan tiempo para centrarse en sus experimentos. Es posible que tengan que volver a trabajar una y otra vez sobre algunas ideas. Ten en cuenta los problemas de seguridad. La ciencia puede ser divertida y 75
emocionante, pero ciertos materiales pueden ser peligrosos. Por ejemplo, es interesante que los niños desarmen máquinas rotas, como un reloj, un teléfono o un juguete mecánico, para ver qué los hace funcionar; sin embargo, deberías asegurarte de que no haya partes afiladas. Los niños no deben manipular plantas venenosas o tóxicas, como una flor de Pascua. Si usas instrumentos frágiles, como un prisma, hacedlo con cuidado. Dales lupas y espejos irrompibles. Usa un tubito para medir objetos pequeños para evitar que ningún niño se atragante o por si algún niño todavía se lleva cosas a la boca. Ciertos animales, como las tortugas, pueden transmitir la salmonela.
Actividades para hacer en casa Reunid materiales de investigación. En la biblioteca, aprovecha los libros ilustrados de no-ficción para leer con tu hijo pequeño. Tienen imá-genes maravillosas y realistas de animales y de la naturaleza, así como información objetiva para responder las muchas preguntas de tu hijo en edad preescolar. Internet ofrece excelentes imágenes e ideas también. Una maravillosa revista escrita solo para niños pequeños es National Geographic Little Kids, que destaca la ciencia y la naturaleza. ¡Feliz lectura! Recicla. Ayuda a tu hijo a que aprenda a colaborar para mantener limpia nuestra tierra. Pídele que te ayude a separar la basura y aprenda sobre las propiedades de los distintos materiales: plástico, vidrio, metal y papel. Juntos, podéis recoger basura en el exterior, pero solo los objetos que sean seguros de manejar, y llevarlos a reciclar. Celebra el Día de la Tierra en abril; tu hijo puede hacer carteles o collares pidiéndoles a otros que cuiden el medio ambiente. Ayuda a rescatar animales. Si es posible, podrías pensar en adoptar un animal abandonado, de este modo, tu hijo aprendería lo que una mascota necesita para vivir: comida y agua, igual que los humanos. La protección y el amor ayudan a que las mascotas y los humanos estén felices y saludables. En caso de que no puedas adoptar, ¿cómo podrías ayudar a estos animales? Donar alimentos para mascotas, juguetes para cachorros y gatitos, y toallas limpias para la ropa de cama podría ser una buena manera. También podéis ofreceros como voluntarios para acariciar gatitos o pasear cachorros. Podéis confeccionar pompones con hilos de colores para hacer collares y que los perros se vean más juguetones. Haced de la bañera un laboratorio de ciencias. Qué gran lugar para que los niños investiguen diferentes conceptos científicos. ¿Qué flota y qué se hunde? Probad con patos de goma, jabón y una toallita. Encuentra una manera de conseguir una jabonera con ventosa que se adhiera a la pared. ¿Por qué algunas burbujas de champú se vuelven más grandes cuando corre el agua? Observa cómo fluye el agua mientras la vas echando en la bañera. ¿Por qué el agua comienza a enfriarse? Observad cómo la toalla absorbe el agua cuando se moja. 76
Da paseos nocturnos acompañado de tus hijos. Mientras caminas, escucha los sonidos de la noche; es posible que escuches un búho o una rana. Búscalos. ¿Qué ves en el cielo oscuro? Es posible que veas estrellas, la luna o un avión. Cada pocas noches, comprueba la luna. ¿Está igual? Haced bocetos para la comparación. Si tienes un telescopio, mirad las estrellas. Estudiad las constelaciones de estrellas en un libro de astronomía o en una aplicación como Star Walk en tu teléfono móvil. ¿Puedes encontrarlas en el cielo nocturno? Habla con tu hijo acerca de por qué el día es claro y la noche es oscura. ¿Por qué cree tu hijo que dormimos de noche? ¿Qué animales están despiertos por la noche?
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9 EXPLORAR EL PROCESO DE ESCRITURA ESCRITURA: Proceso complejo de comunicación mediante la coordinación de los ojos y las manos sosteniendo un lápiz para formar letras.
medida que los niños desarrollan sus habilidades de escritura a mano, verás un progreso emocionante. Si bien la participación de los niños en aprender a escribir se mueve a través de etapas predecibles de desarrollo, el proceso en sí no puede vincularse a un calendario definido. Las etapas son aproximadas porque no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo o logran unos determinados hitos al mismo tiempo. El desarrollo de las habilidades de los niños variará según el nivel de sus habilidades motoras finas y de la coordinación ojo-mano, así como de las oportunidades que tengan para interpretar las experiencias con textos impresos y la práctica conseguida a través de actividades de escritura. Es probable que veas algunos de los siguientes comportamientos a medida que los preescolares desarrollan sus habilidades de escritura: Al hacer garabatos como si fueran letra impresa, los niños de tres años tratan de imitar algunas características de la escritura de los adultos, como hacer la lista de la compra. Durante una fase de simulación de la escritura, los niños de tres a cinco años perciben que las letras parecen estar compuestas de líneas y círculos. Los niños de tres años, al escribir, son capaces de sostener un rotulador entre los dos primeros dedos y el pulgar, de modo muy parecido a como lo haría un adulto. Cuando los niños tienen entre cuatro y seis años, tienden a aprender a escribir y deletrear sus propios nombres como una de sus primeras palabras. Los niños de cuatro a seis años desarrollan la conciencia de todos los textos impresos que les rodean y utilizan ejemplos como referencia cuando piensan en formas de construir sus propios sistemas de escritura. A los cuatro años comienzan a comprender que las letras pueden coincidir con sonidos. Te presento ahora algunas escenas en las que podrás ver cómo las actividades que llevarás a cabo en el aula pueden apoyar las exploraciones que harán los preescolares en el campo de la escritura.
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En el espacio de los bloques, Will, de tres años, se concentra mientras toma con cuidado una
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pieza de Lego entre el pulgar y el índice. A continuación, lo coloca sobre su submarino. En el espacio de arte, Zayda, de cuatro años, está ocupada haciendo un collar de princesa de cuento de hadas. Ella sostiene una cuenta de madera de color en una mano mientras que pasa perfectamente una cuerda puntiaguda a través del agujero de la cuenta. Más tarde, Will se pone un gorro de cocinero en la mesa de la merienda y usa un batidor de huevos para preparar un delicioso pudding de plátano. Luego echa el zumo de una jarra pequeña en su taza. ¡Ahora está listo para la merienda! Mientras tanto, Zayda y su amiga juegan en la mesa de los puzles, donde van girando diferentes piezas hasta que las encajan en los lugares correctos. Mientras se ponen los abrigos para salir, Will manipula los botones grandes de su chaqueta especial de los Mets de Nueva York. Zayda utiliza su pinza índice-pulgar para subir la cremallera de su sudadera.
Podría preguntarse qué tienen que ver estas actividades con el desarrollo de las habilidades de escritura de un niño en edad preescolar. Mientras Will manipula los botones grandes a través de la hendidura en la tela de su chaqueta de los Mets y Zayda cierra su sudadera, ambos colocan sus dedos pulgar e índice juntos, en lo que se denomina pinza índice-pulgar, y empujan o tiran de los objetos. Estos movimientos ayudan a fortalecer los pequeños músculos de las manos. A medida que los niños pequeños manipulan piezas de plástico (Lego) y cuentas, no solo mejoran sus habilidades de pensamiento y sus habilidades de motricidad fina, sino que también aprenden a desarrollar la coordinación entre los ojos y las manos. Este tipo de práctica es importante porque a la edad de tres años, muchos niños pequeños pueden sostener un lápiz con la mano, poniendo la mano de la misma manera en que lo hace un adulto.
Las actividades similares a estas les permiten sostener instrumentos para marcar, como tiza, ceras o un pincel, y de esta manera van desarrollando sus habilidades de predibujo y pre-escritura. Mientras Zayda gira y coloca las piezas del puzle y Will usa el batidor de huevos y 79
vierte el zumo, están ejercitando las habilidades de rotación manual que son necesarias para coordinar los músculos de los dedos y el control de la muñeca que se necesita para manipular los instrumentos que permiten dibujar y escribir. En el aula de la Sra. Lauren, el emocionante entorno está repleto de actividades, materiales y ricas reproducciones gráficas aptas para presentar e implicar a los niños en el proceso de escritura. Colgada en la pared hay una tabla brillante de cumpleaños con fotos, nombres y fechas de nacimiento de los niños. Otro cartel comparte las coloridas portadas de los cinco libros favoritos de los niños y resalta los títulos escritos. Una tabla con fotos y escritura en inglés y español muestra los pasos para lavarse las manos correctamente. Maravillosos, grandes carteles con palabras e imágenes cuelgan sobre cada espacio del aula e indican la ubicación de cada niño. Y una tabla horizontal con el alfabeto se encuentra justo al nivel de los ojos de los niños, de modo que está siempre disponible para ellos. Jasmine le explica a su maestra que vio un tornado en la televisión y que se asustó. Con una cera negra gruesa, hace un garabato circular oscuro y retorcido en la parte superior del papel. Después de hablar sobre su dibujo, Jasmine comienza a dar vueltas en círculos cantando: “¡Un tornado retorcido!”. En el restaurante ficticio, Armando hace garabatos lineales en su libreta de camarero mientras anota las comandas. En el rincón de juego dramático, Anahita quiere hacer pasteles para su muñeca y, para ello, mira el folleto de recetas que han dictado otros niños. Ella decide añadir su propia receta así que garabatea un dibujo de pastelitos con un rotulador rosa. Luego sigue haciendo garabatos mientras le cuenta a su muñeca su receta para hacer magdalenas. Durante esta etapa de garabatos controlados, alrededor de los tres años de edad, los preescolares disfrutan de la escritura ficticia. Mueven sus instrumentos de escritura, como la cera de Jasmine, generalmente de izquierda a derecha a medida que garabatean en el papel, a menudo repitiendo patrones. Pueden hacer garabatos circulares o lineales. Con la práctica, su control manual aumenta A veces, sus dibujos cuentan una historia, como el retorcido tornado de Jasmine. Al experimentar con garabatos en forma de letras, los niños intentan imitar algunas de las características de la escritura de los adultos, como hizo el camarero Armando. Entre los tres y los cinco años, los niños pequeños tienden a crear historias de garabatos, ya que llenan la página haciendo muchos. Luego, como hizo Anahita al comentar la receta de sus pastelitos, tratan de describir en detalle lo que han “escrito”. Están empezando a conceptualizar el proceso de escritura. Sentados uno al lado del otro en una mesa rectangular, Ruby y Mila están sacando trozos largos de plastilina, luego los parten en trocitos para crear letras simuladas y formas graciosas, y los colocan en cuerdas parecidas a palabras sobre la mesa. En el rincón de escritura, Sawyer trabaja de forma independiente escribiendo formas parecidas a letras con lápices de colores. Después de escribir en el papel sin líneas, comienza otra línea y su lista avanza por la página. La Sra. Ginny, la maestra de apoyo, tiene una conversación con Sawyer sobre su muestra de escritura. Él ha creado letras simuladas 80
con líneas y círculos, y muchas de las letras aparecen invertidas o deformadas. Sawyer explica con entusiasmo que es una lista de sus superhéroes favoritos para compartirla con su amigo Keung. En esta etapa de escritura simulada, que se suele alcanzar entre los tres y cinco años de edad, los niños perciben que las letras parecen estar compuestas de líneas y círculos. Por ejemplo, las chicas hacen letras simuladas de plastilina añadiendo varias líneas adicionales a una E y colocando dos rollitos para hacer una L invertida mientras se divierten experimentando. Mila hace una cadena de algunas Oes gorditas y unas pocas delgadas. Mientras Sawyer habla sobre su escritura con la Sra. Ginny, está claro que hace una distinción entre dibujar y escribir cuando comparte su lista de superhéroes con ella. En esta etapa, los niños en edad preescolar escriben ocasionalmente para un propósito particular, como lo hace Sawyer con su lista. La Sra. Ginny advierte que escribió una misma letra de muchas maneras diferentes. En esta etapa, en las cadenas de letras que hacen los niños no suelen hacer letras separadas, como verás en las palabras que harán en una etapa posterior. La escritura, por lo general, no corresponde aún a los sonidos o palabras. David, de cuatro años, garabateó su nombre con letras mayúsculas. Hoy quiere que su maestra le enseñe cómo pintar su nombre como lo hace ella, con letras pequeñas. Ella se lo enseña haciendo grandes caracteres, y habla de las pinceladas mientras las hace: “Haz un circulo y una rayita hacia abajo para la a pequeñita”. Sonriendo, David pinta su nombre siguiendo su ejemplo. “Mira, David tiene dos letras d”, dice el niño mientras señala la primera y la última letra. Luego pinta un cuadro de sí mismo. Brielle, de cuatro años, le pide a la Sra. Ginny que mueva la tabla de cumpleaños hacia el espacio del ordenador. Al principio, Brielle escribe con entusiasmo su propio nombre en el ordenador. Después encuentra la foto de un amigo en la tabla. Juntas, hablan sobre la primera letra y el sonido en el nombre de cada niño. A continuación, buscan la letra en el teclado para que Brielle pueda escribirla. Con un programa de ordenador que imita la escritura con lápices de colores va dibujando a varios amigos sonrientes. Después de escribir AMGS en vez de amigos, pone las páginas juntas. Jaxon y Liam ponen arena húmeda en grandes moldes de plástico para letras. Cuando vuelcan el molde de la N, se echan a reír. La enseñan para que vea cómo la N, tumbada, puede ser una Z. Entre los cuatro y los seis años, los niños pequeños tienden a nombrar y formar las letras en un estadio fonético temprano. Normalmente, una de las primeras palabras que los niños aprenden a deletrear es su nombre, como hacía David, ya que están desarrollando a la vez un fuerte sentido del yo. También aprenden que un nombre comienza con una letra mayúscula y luego sigue con letras minúsculas. Les gusta etiquetar sus fotos y darse cuenta de que el comienzo de su dibujo coincide con una letra, por ejemplo, D en David. A estas edades, los niños comienzan a aprender el principio alfabético, que consiste en que las letras componen palabras y en que las letras representan sonidos y que la relación entre letra y sonido puede ayudar a leer palabras desconocidas. Eso se puede 81
reconocer cuando Brielle trabaja sentada ante el ordenador y cuando pone la etiqueta “AMGS” en la foto. En esta etapa de aprendizaje de la escritura de letras, los niños pequeños disfrutan escribiendo los nombres de amigos y familiares o de palabras con algún significado especial para ellos. Son conscientes de todas las palabras impresas que les rodean, como hace Brielle copiando la información de la tabla de cumpleaños. Por lo general, la mayoría de las letras están escritas correctamente, aunque puedan invertir algunas a veces: ¡los niños se divirtieron al ver la N y la Z en la arena! En el Centro de aprendizaje temprano, los niños de la Sra. Herbert fueron a visitar la fábrica de galletas. De vuelta al colegio, hablan de todas las cosas emocionantes que vieron. A continuación, la maestra escribe en letras grandes una nota de agradecimiento a los panaderos con palabras que le van dictando los niños. Después, los niños van leyendo sus palabras de agradecimiento por el sabroso recorrido. Han decidido hacer un libro sobre la fábrica de galletas. Cada niño hace un dibujo con rotuladores mágicos en una cartulina. A continuación, escriben sus pensamientos acerca de sus imágenes. Utilizan una ortografía inventada o fonética al escribir sus agrupaciones de palabras. Algunos niños escribirán una letra por cada sílaba que escuchen en una palabra, como BSS para la formación de besos. Otros incluyen solo las letras que creen que son importantes, como al escribir ECHO para hecho. Algunos escriben palabras largas para objetos grandes, como maaakina para máquina. Cuando los niños terminan de dibujar y escribir, la maestra une las páginas del libro que ha hecho la clase para que puedan leerlo juntos a la hora del círculo. Después, su especial documento escrito entra a formar parte de la biblioteca del aula para que pueda ser leído una y otra vez. Esta etapa transitoria de la ortografía y esta forma inventada y fonética de escribir palabras ocurre con frecuencia entre los cuatro y los siete años de edad. A medida que los niños piensan en formas de construir sus propios sistemas de escritura, es importante que vean ejemplos de escritura de palabras por razones prácticas, como que la Sra. Herbert escriba la nota de agradecimiento de la clase. Esta etapa de escritura, en la que comienzan a escribir algunas palabras reales, es extremadamente emocionante para los niños pequeños. Suelen ser capaces de hacer una buena pinza índice-pulgar a la hora de sostener el instrumento de escritura, y la mano dominante suele estar bastante bien desarrollada. En esta etapa, el uso de letras minúsculas se va volviendo más común, como lo demuestra la palabra “maaakina” en vez de máquina cuando los niños escribían para el libro de la fábrica de galletas. El paso del garabato a la creación de letras para escribir palabras es fundamental para estos escritores emergentes y es guía en el camino hacia la lectura, que no hará más que seguir abriendo muchas más puertas a medida que los niños crecen y se desarrollan.
Lo que puedes hacer Introduce materiales multisensoriales. Busca muchas formas diferentes para 82
que los preescolares practiquen y creen letras: plastilina para manipular; sellos de tinta alfabéticos para estampar; bandejas de sal, arena o crema de afeitar para dibujar con los dedos; plantillas de letras para trazar sus siluetas; una pizarra mágica de auto-borrado con un lápiz de escritura; una pizarra en miniatura para escribir con tizas de colores y tableros de notas con rotuladores borrables. Mira también qué más pueden descubrir los niños, como puede ser escribir en la acera con piedras blandas. Crea ocasiones de escritura. En el espacio de juegos dramáticos, pon papel y rotuladores para hacer una lista de la compra o recetas de cocina. El consultorio del médico necesita un talonario de recetas y un libro de citas. El banco podría usar algunos cheques, y el oficial de policía necesita una libreta para poder poner multas. La oficina de correos puede albergar buzones individuales creados a partir de una caja. Adjunta los nombres de los miembros de la clase para la entrega de mensajes. Por supuesto, los artículos de papelería, los sobres, las tarjetas de felicitación y las etiquetas serán muy atractivos para tus escritores emergentes. Explora diferentes superficies de escritura. Pega papel de estraza para hacer un mural en el suelo, de manera que no se mueva mientras los niños trabajan en él. Invita después a varios niños a una fiesta para poner en común su escritura, sea cual sea la etapa en que se encuentren. Escribe letras en cada página de una libreta adhesiva y luego sepáralas. ¿Tus escritores pueden mezclar y combinar las letras y crear palabras pegajosas? Haz que los niños tengan sus diarios personales. Anima a los niños a escribir (cualquiera que sea su versión de escritura) todos los días en sus propios diarios. Reúnete personalmente con cada uno para que puedas hablarle sobre su escritura y sus dibujos, sobre las similitudes que encuentres en las letras y en las palabras. Invéntate una “Silla de Autor” para los que quieran compartir sus escritos con sus compañeros. El escritor puede leer mientras los otros niños escuchan y critican el trabajo. Los miembros de la audiencia pueden comentar lo que les gusta de la escritura. Expón con orgullo lo que los niños van escribiendo. Pon un tablón de anuncios a la altura de los ojos cerca del espacio de escritura. Los niños pequeños están aprendiendo que la escritura tiene un significado, por lo que es importante que vean que su escritura se valora y se puede compartir con otros. Anima a los jóvenes escritores a que firmen su obra. Pídeles que te ayuden a exponer muestras de escritura que les han salido bien y en las que se sientan representados. Ve rotando sus trabajos para mantener el tablero de anuncios fresco y atrayente. Guarda muestras de cada niño para que puedan observar su progreso y las técnicas que han utilizado.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta 83
Estate atento a las dificultades con la motricidad fina. Tal vez detectes que un niño parece frustrado porque le cuesta mucho sostener o controlar el instrumento con el que escribe. La mala coordinación motora de un niño puede deberse a la dispraxia, que causa problemas con la planificación y ejecución motora. Hacer que use instrumentos de escritura modificados que sean más fáciles de manipular puede ser útil. Por ejemplo, puedes probar con lápices más gruesos o con ceras con forma de tetraedro especialmente diseñados para que el agarre sea más fácil. Si eso no ayuda a mejorar el control de la motricidad fina del niño, es posible que los padres tengan que consultar a un pediatra para que pueda valorar la situación. Comprueba ciertos hitos generales. Si un niño de entre cuatro y cinco años sostiene las ceras con el puño, o simplemente garabatea al azar en lugar de intentar hacer una variedad de trazos, se debería encender tu luz de alarma. Otras causas de preocupación son si el niño no puede hacer una línea recta o trazar círculos y si tiene dificultades para recordar cómo hacer formas distintas. Si alguno de estos signos se mantiene con el paso del tiempo y no progresa con tu ayuda, deberás hablar con los padres para que lleven al niño al pediatra, a un oftalmólogo o a un fisioterapeuta. Evita el uso de libros de actividades y fichas. Los niños necesitan usar papel sin rayas para ejercitar sus habilidades motoras finas y expresar su creatividad. No deberían sentirse estresados por no tener que salirse de las rayas mientras crean su escritura. Las fichas a menudo son aburridas y no están relacionadas con los intereses de los niños; también frecuentemente requieren una respuesta particular. Es mejor que los niños pequeños aprendan la correspondencia entre letras y sonidos mientras dibujan y escriben, a partir de sus propias ideas y experiencias.
Actividades para hacer en casa Dale ejemplos de escritura auténtica. Haz que tu hijo vea lo importante que es escribir en sus actividades diarias. Habla con él mientras haces la lista de la compra, escribes tarjetas de cumpleaños, extiendes cheques para pagar facturas, respondes mensajes de correo electrónico, rellenas formularios y anotas citas en 84
el calendario. Pídele que te ayude poniendo una etiqueta con su nombre en su mochila y en su bolsa del almuerzo. Crea un espacio de escritura. Si tienes espacio en casa, consigue una mesa pequeña para escribir. Si no, usa una caja de cartón puesta del revés. Pon un bote de lápices para que pueda guardar los materiales de escritura, los lápices gruesos y las ceras, también una buena cantidad de papel en blanco, tarjetas de felicitación antiguas, fichas y notas adhesivas. Para personalizar el espacio, añade un pequeño tablón de anuncios para colgar los ejemplos de escritura de tu hijo y que los pueda compartir con la familia. Facilita la escritura sobre la marcha. Cuando tengas que esperar en el consultorio del dentista o en un restaurante, lleva contigo una bolsa con materiales para escribir y dibujar. Consigue fichas de colores, lápices de colores y ceras. Añade algunas pegatinas divertidas para poner en las tarjetas y mira si tu hijo es capaz de escribir algunas de las letras del nombre del objeto que aparece en la etiqueta. Juega a algún juego de dibujar o escribir los nombres de las cosas que hay en la habitación, o a hacer un menú con la comida favorita de la familia. Fomenta la escritura al aire libre. La escritura no solo se lleva a cabo en el interior; salid a la calle y mirad las señales de tráfico, revisad las carteleras y paraos ante los escaparates. Anima a su hijo a que escriba mensajes con tizas de colores en la acera para que los vean los vecinos que pasan. Fomenta la escritura de dedos en la caja de arena. Haced letras de formas interesantes con piedrecitas. Inventa superficies de escritura extravagantes. Llena parcialmente una bolsa de plástico con pintura. Ciérrala bien. Luego, haz que tu hijo la alise para conseguir una superficie de escritura única. Los niños pueden escribir con sus dedos en la parte superior de la bolsa, y luego borrar mágicamente lo que han escrito al alisar la pintura nuevamente con sus manos. Para escribir en otra superficie fascinante, compra un espejo irrompible. Dale a su hijo una barra de jabón suave como un instrumento de escritura delicada. Haced garabatos y letras. Luego podéis lavarlo y… ¡a comenzar de nuevo!
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10 DESARROLLAR HABILIDADES DE LECTURA BÁSICAS LECTURA: Conseguir que la letra impresa tenga sentido.
medida que los niños en edad preescolar interactúan con la letra impresa, van desarrollando diversas capacidades que ayudan a prepararlos para la lectura. ¡Es un momento emocionante! Sabemos que, aunque no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo o logran unos hitos concretos al mismo tiempo, seguramente verás muchos de los siguientes signos de evolución de sus habilidades de lectura: Mientras se les lee, los niños de tres años aprenden los conceptos y la mecánica para manejar los libros, como encontrar la portada, donde pueden ver el título, o pasar las páginas una por una. Con algunas indicaciones, pueden, además, cantar o recitar el alfabeto de memoria. También pueden reconocer muchos libros por sus portadas y les encanta escuchar leer ciertos libros en voz alta varias veces, particularmente en una sola sesión. Los niños de cuatro años saben que, en español, las palabras se leen de izquierda a derecha, así como de arriba a abajo, y que un libro se lee de delante hacia atrás. Entienden que un libro tiene un principio, un medio y un final. Los niños de cuatro años saben cómo reconocer palabras que comienzan con el mismo sonido, por ejemplo, coche, corazón y comida. Si observamos algunos ejemplos más en profundidad, podremos ver cómo las habilidades de lectura emergentes van a aparecer en los niños de tu clase a medida que vayan explorando sus capacidades cognitivas en desarrollo.
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Teniendo en cuenta los currículos oficiales, la Sra. Ettlee y su ayudante se aseguran de que las experiencias en su centro sean relevantes para la vida diaria de los niños. Un alfabeto grande y lleno de colores con letras en mayúsculas y minúsculas y sus sonidos correspondientes recorre una pared larga. Junto a la puerta hay una ficha con el nombre y la foto de cada niño. El menú para el desayuno está impreso en una pizarra de caballete. Los niños pueden clasificar recortes de fotos de la revista de los alimentos del desayuno para pegarlos al lado de las palabras cuando encuentran una coincidencia. En el rincón del hogar, los niños pueden jugar con cajas vacías de alimentos etiquetadas en sus idiomas. En el rincón de música hay una tabla grande de canciones con las palabras de una de sus canciones favoritas. El rincón de tecnología tiene un ordenador disponible para que los niños escriban sus nombres e historias, y luego las impriman para intentar leérselas a sus amigos. Las
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estanterías del rincón de arte tienen cajas de almacenamiento etiquetadas con materiales e imágenes apropiadas recortadas de los catálogos de material escolar, tales como limpiadores de flautas, pompones y lápices de colores. Un enorme tablero de anuncios tiene una etiqueta con el título “Nuestro parque”. Después de un paseo por el parque de la ciudad, los niños pintan imágenes del parque e intentan su versión de firmar con sus nombres. Unos cuantos niños dictan pequeñas historias del parque para ser leídas. El espacio de bloques está decorado con carteles de viaje. La Sra. Ettlee ha resaltado las características arquitectónicas con palabras para leer, como puente, rascacielos, faro e iglesia. En el exterior, la Sra. Rashawn y un grupo de niños crean señales de tráfico para que los conductores de triciclos y patinetes puedan leer algunas de las señales con las que se encuentran por la calle (stop, sentido único y cuidado: colegio cerca).
Como puede verse, más que solo descifrar palabras, la lectura emergente puede integrarse en las actividades diarias de los preescolares a lo largo de todo el día. Las actividades de lectura deben incluir una gran parte de su entorno; pueden desarrollarse mediante la participación práctica y la exposición a actividades y conversaciones relacionadas con el mundo de los signos impresos. Las investigaciones indican que la actividad más importante para el éxito de la alfabetización y para el desarrollo de las habilidades de comprensión en los niños es la lectura en voz alta de los adultos a los niños pequeños. Los siguientes ejemplos resaltan varias aulas interesantes donde la literatura se comparte diariamente.
La Sra. Williston está sentada en un almohadón grande y cómodo con un libro en sus manos. Varios niños de tres años se ponen sobre almohadas acogedoras, y Sybbie se sienta justo en el regazo de la Sra. Williston. Miran la portada del libro. La maestra señala las palabras en el título El ABC de Eric Carle mientras lo lee. Toula dice: “Oh, un libro de ABC. ¡El alfabeto!”. Sybbie comienza inmediatamente a cantar la canción del alfabeto. ¡Los otros se ponen de acuerdo! Motivado para comenzar a leer el libro, el niño ayuda a pasar las páginas. Este libro sencillo tiene una letra y una palabra en cada página de solapa plegable. Emocionados, los niños miran la primera imagen y la identifican, diciendo la palabra 87
águila. La maestra lee y subraya la A con su dedo, luego repite la palabra águila. Sybbie pasa la página. Los niños de tres años dicen la palabra ballena. El dedo de Bethany toca la B. “Hey, mi nombre comienza con B”, dice ella. “B para Bethany”. “Y ballena”, agrega Toula. Mientras leen el libro juntos, los niños comienzan a darse cuenta de que todas las palabras de ABC son animales, como F para foca. Sabiendo de antemano que a los niños de tres años les encantaría el sencillo libro del alfabeto, la maestra ya ha preparado algo para continuar. Ha puesto algunas letras grandes de plástico en la mesa de materiales manipulativos. Quiere ver si los niños pueden emparejar las letras de plástico con las primeras letras de la solapa desplegada de una página completa abierta sobre la mesa. A los niños de tres años les encanta que les lean, especialmente en un ambiente acogedor. Mientras se les lee, aprenden sobre distintos conceptos relacionados con los libros, como el de “portada”, que es en la parte frontal de un libro. Después, también son capaces de localizar el “título” en la portada. Como Toula descubrió, pueden usar la portada para predecir de qué trata la historia. Los niños pequeños practican “pasando las páginas”, una a la vez, como hizo Sybbie. Los niños de la clase de la Sra. Williston estaban entusiasmados con el libro de ABC y estaban felices de cantar la canción del alfabeto juntos. A esta edad, son capaces de recitar el alfabeto de memoria con algunas indicaciones. Los niños no solo disfrutan escuchando una historia, sino que también les gusta hablar sobre el libro; por ejemplo, están emocionados por haberse dado cuenta de que todas las palabras representan tipos de animales. Descubren que pueden identificar y relacionar algunas letras, así como hacer algunas combinaciones de sonidos con letras. Una niña de tres años puede hacer coincidir la primera letra de su nombre con esa letra impresa, como lo demuestra el descubrimiento de Bethany. En otra, los niños de cuatro años de la señora Grossman se lo pasan bien bromeando, ya que a los niños de cuatro años les gusta divertirse así. Adam dice: “Oye Bobbywobby. Dame ese leño pequeño”. Bobby responde: “Está bien, Adam-badam. Se lo entregaré a usted”. La maestra retoma el interés de los niños en jugar con palabras de rimas graciosas. Ella solo conoce el libro de rimas para leer con el grupo, Llama Llama Red Pajama de Anna Dewdney. Después de que los niños identifiquen que el personaje de la portada del libro es una llama de aspecto alocado y digan las palabras del título, enfatizando los sonidos de las palabras de la rima llama y pajama, se ríen. Observan a la señora Grossman atentamente mientras esta mueve su dedo debajo de las palabras de izquierda a derecha y por la página. Es fácil para los niños entender las rimas de cuatro líneas. Disfrutan haciendo los gestos de su favorita: “Baby Llama pisa y va deprisa. Baby Llama salta y canta”. Al final, Mamá Llama tranquiliza a su pequeña, a la que “acomoda en suaves almohadas de color añil para que la pequeña Baby Llama se vaya a dormir”. Teá agrega con entusiasmo: “¿Sabes qué? El nombre del presidente, Obama, rima con llama”. Los niños piensan que su descubrimiento es muy bueno. Adam sostiene el libro para que los de cuatro años puedan encontrar algunas de las rimas, mientras que la maestra las escribe en pares en una tabla. Teá nota que el sonido de L en 88
Llama es como una pequeña canción, “lah-lah”. La mayoría de los niños de cuatro años disfrutan con los sonidos de las palabras que riman; probablemente sea la razón por la que les encanta escuchar a sus padres y maestros leerles rimas infantiles. Muchos son capaces de reconocer palabras que terminan de forma similar o riman, como gato, rato y plato. Los niños de cuatro años, como Adam, tienden a conocer la mecánica y las convenciones de la lectura. Por ejemplo, saben cómo sostener y mirar un libro boca arriba, que las palabras se leen de izquierda a derecha en español y de arriba a abajo en la página, y que el libro se lee de delante hacia atrás. Algunos niños de cuatro años, como Teá, pueden relacionar ciertas letras con sus sonidos, como la L con / lah /. En la gran mecedora de la profesora, Drew, de cuatro años de edad está leyendo un libro como si él fuera el maestro. Ha “escuchado” este libro especial, sencillo y predecible muchas veces. Por eso, puede volver a contar o intentar leer él solo la historia a su grupo ficticio de alumnos con la ayuda de las indicaciones de las imágenes. Se trata de un libro de conceptos, clásico y maravilloso, que fomenta la lectura de memoria. Ayuda a un niño pequeño a recitar porque utiliza frases similares en un patrón: “A veces parecía un conejo. Pero no era un cone-jo”. A Drew le encanta poder leer a su pequeño grupo porque ha memorizado los patrones de lenguaje y ha repetido los estribillos. Otros niños piden a la profesora que les lea otro de sus libros predecibles favoritos, sobre animales. Los niños han hecho títeres de animales con platos de papel, y los levantan cuando aparece la imagen adecuada. Es obvio que se lo están pasando muy bien respondiendo activamente al texto con las imágenes coloreadas. Ahora, la profesora los invita a dibujar un círculo de historias con ella. En Internet encuentran ilustraciones a color de los animales del libro. Después de imprimir las imágenes, recortarlas y ponerles una etiqueta, hablan sobre la secuencia de la historia a la que pertenece cada personaje. Usando un círculo de papel mural gigante, los niños van pegando en él a los animales de forma secuencial, según las agujas del reloj, mientras vuelven a contar la historia. Ahora, el círculo de la historia de los animales está disponible de principio a fin para que los lectores puedan comentar entre sí. Los niños de tres años a menudo piden historias por su nombre y disfrutan explorando libros de manera independiente como lectores emergentes que son. Los niños disfrutan mucho al escuchar ciertas historias leídas en voz alta varias veces, incluso más de una vez a lo largo de una sesión. Con más experiencia en el manejo y la lectura de libros, los niños mayores pueden reconocer muchos por sus portadas y están emocionados al contar las historias que hay dentro de ellos. Muchas veces se divierten fingiendo leer. Son claramente capaces de distinguir entre las imágenes y el texto. Como hemos podido ver, el uso de ilustraciones junto con un texto ya conocido permite a los niños seguir la secuencia de la historia. Son conscientes de las partes de la historia: principio, medio y final. Tienden a sentirse cómodos haciendo preguntas y comentarios sobre los libros. Esto indica que entienden lo que se les lee. En una clase distinta, el Sr. Dirvin ha ido con sus alumnos a visitar una fábrica de 89
galletas donde trabaja el padre de uno de los niños. A menudo comen galletas del papá de Werner, así que están entusiasmados con la excursión. Cuando regresan con sus cabezas llenas de deliciosos olores, los niños quieren hornear galletas. El maestro pregunta si les gustaría leer una historia con una receta para una galleta especial. Los niños se ríen cuando los sorprende con la historia de El hombre de pan de jengibre. Responden inmediatamente a los patrones predecibles y acumulativos en el texto: “Corre, corre como una liebre. ¡No puedes atraparme, soy el hombre de pan de jengibre!”. Ellos lo dicen junto con el Sr. Dirvin mientras él lee las líneas. Están encantados de encontrar la receta de la viejecita. Ginny comenta: “Mi abuela hornea galletas. Ella usa una receta también”. Mientras continúan leyendo con gran entusiasmo, los atentos niños van comentando sobre los diferentes personajes. Anticipan lo que hará el astuto zorro.
Durante esta lectura compartida de todo el grupo, los niños responden preguntas de su maestro, como: “¿Cómo ayudarías al hombre de jengibre?”. Después de que la clase decide ponerlo en un kayak, Ryder se burla y anuncia: “¡Yo me lo comería!”. Cuando el maestro usa la pizarra blanca para escribir las primeras líneas, se esfuerzan por leerlo juntos. El señor Dirvin pregunta qué ven y oyen. Señalan rápidamente las rimas, como liebre y jengibre. Ahora los niños están preparados para seguir la receta que el maestro ha reimpreso en una forma ilustrada que es más fácil de leer. Usan moldes de galletas para dar forma a sus propios hombres de pan de jengibre y hornearlos, como en el libro. Mientras esperan que se horneen y luego se enfríen, se divierten haciendo turnos para dramatizar este delicioso cuento folclórico clásico. La mayoría de los niños de tres años comienzan a entender que algunos libros contienen historias ficticias, como El hombre de pan de jengibre, y otros dan información real, como el libro del abecedario. También tienden a darse cuenta de que las letras se usan para formar palabras, por ejemplo, corre o Ginny. Los niños de cuatro años generalmente aprenden que las palabras de un libro comunican un significado, como anciana antes de la palabra señora. También saben 90
cómo reconocer las palabras que comienzan con el mismo sonido, como banana, balón y ballena. Es divertido para ellos representar las tramas en las historias. Tienen un gran interés en los personajes, como el zorro, y sus roles en un libro. El uso de libros como trampolín para mejorar el potencial de los niños pequeños para convertirse en lectores de por vida es sin duda una forma importante de implicarlos en un entorno rico en alfabetización.
Lo que puedes hacer Crear una biblioteca de aula que sea atractiva. Procura que haya distintos tipos de publicaciones: poesía, libros sin palabras, cuentos de hadas, libros informativos, canciones, copias de las historias originales de los niños y revistas para niños. Consigue unos seis libros por niño. Dependiendo de sus intereses y de los proyectos en los que participan, cambia una parte de sus libros cada tres semanas aproximadamente. Si es posible, que haya libros temáticos en varios rincones de la clase. Por ejemplo, puedes poner libros sobre equipos pesados de construcción en el espacio de bloques, también puedes poner unos cuantos en un estante con las cubiertas hacia afuera para poder seleccionarlos fácilmente. Haz que el espacio sea acogedor con una silla suave o una almohada grande en el suelo para lecturas individuales contigo o para lecturas interactivas en grupos pequeños de los niños con sus amigos. En la pared, cuelga carteles llamativos de libros o dibujos de cuentos originales de tus alumnos. Explora libros sin palabras. Con estos libros, la historia se narra a través de las ilustraciones. Las historias sin palabras animan al lector a que exprese lo que está sucediendo con sus propias palabras. Dos niños pueden crear historias diferentes a partir de la lectura de las imágenes. Juntos, hablad sobre las páginas y discutid los detalles que veis en las imágenes. Lee la historia y anima a los niños a usar efectos de sonido interesantes, como “guau guauuu” y poniendo voces expresivas para los personajes. Haz preguntas a los lectores para mejorar los detalles y añade palabras interesantes. Demuestra que no todos los textos impresos cuentan una historia. Nos rodean muchos tipos de mensajes escritos en nuestro día a día. Hay que exponer a los niños a una gran variedad de ejemplos de esos mensajes que hay que leer para que puedan aprender que la escritura tiene varios usos y significados. En el centro de juegos dramáticos, pon libros de cocina para niños, cupones de tiendas, una libreta para hacer listas de tareas pendientes, y un montón de correo no deseado para abrir y leer. En el área del restaurante, pon menús, carteles que muestren las especialidades del día, una libreta de camarero y las facturas de las comidas. Cuando salgas a caminar, haz fotos de carteles, como una señal de stop, o las que designan un parque, un banco, una oficina de correos o un aparcamiento. Imprímelos para hacer una colección de carteles que los niños puedan leer. Comprueba si los niños comprenden las imágenes de empaquetado y 91
etiquetado y pronuncia las palabras, por ejemplo, en las cajas de los juegos o en los envases de alimentos. Haz que se comuniquen a través del dictado. Escribir las palabras de los niños mientras las dicen y luego leer sus pensamientos les ayuda a ver una relación entre las palabras habladas y la letra impresa. Graba sus palabras mientras investigan problemas científicos, para que puedan compartir sus emocionantes hallazgos con otros. A menudo los niños disfrutan dictando una historia sobre su obra de arte. A otros niños les gustaría crear imágenes sobre algo de interés, como diseñar un aeropuerto a partir de bloques. Después de anotar lo que te hayan dictado los niños, pueden ayudarte a unir las páginas en un libro para leer en vuestra biblioteca de aula. Juega con rimas y otros sonidos del lenguaje. La investigación muestra la importancia de jugar con rimas y canciones como una forma de desarrollar la conciencia fonética del niño. Lee una rima infantil y haz una pausa para que los niños completen la palabra que rima. Por ejemplo, puedes leer “Sapo, sapito, sapón, canta, canta tu…” y dejar que completen la frase. Escucha y aplaude los patrones de rimas en los cantos y las rimas de saltar a la comba. Haz un juego de familias de palabras. En una tira de papel escribe la palabra hombre. Grapa otra media tira de papel en la parte delantera para que solo se muestre la terminación bre. Añade una letra para crear otra palabra en la familia (a + bre = abre). Construye más rimas, como sobre y pobre, con letras en la parte superior. Así irás creando un pequeño repertorio de familias de rimas inversas.
Otros aspectos que conviene tener en cuenta No incluyas libros de ejercicios (workbook) en tu programa. Dado que los libros de ejercicios generalmente no son relevantes para los intereses de los niños pequeños, cada vez parecen menos apropiados para los niños en edad preescolar. Normalmente piden una única respuesta correcta, lo que puede ser bastante estresante. Los niños pequeños tienden a hacerse pasivos cuando no hacen más que seguir instrucciones, en lugar de ser pensadores críticos o creativos. En vez de eso, anima a los niños a jugar a juegos de letras y a repetir sonidos prácticos y explora los sonidos de las palabras mientras leéis libros juntos. Tampoco incorpores un plan formal de lectura. Con la introducción de determinados exámenes en primaria, los educadores intentan llevar la enseñanza de lectura al jardín de infancia y a preescolar. Pero, los niños pequeños prosperan si su entorno es rico en estímulos y tienen conversaciones que sean significativas para ellos. Es importante que los preescolares tengan mucho tiempo para explorar libros, pintar y participar en actividades de juegos dramáticos, pero sin sentirse presionados. Observa si hay indicios de retrasos en el lenguaje. Por lo general, las 92
dificultades de lenguaje aparecen primero en el lenguaje hablado. Un niño en edad preescolar puede pronunciar mal las palabras y hablar como hablan los bebés. Puede que no muestre interés por las rimas y puede tener dificultades para recitarlas. Puede tener dificultades para aprender las letras de su nombre o recordar los nombres de las letras. Tal vez tengas que derivarlo a su pediatra, que podría sugerirle un logopeda que trabaje con él y evalúe sus habilidades lingüísticas.
Actividades para hacer en casa Rodea a tu lector emergente con libros. Lleva a tu hijo a la biblioteca pública para elegir libros que después vais a leer juntos. Dile que intente firmar su carné de la biblioteca. Las bibliotecas y las librerías a veces tienen actividades de cuentos maravillosas para los niños. Si vives en una zona rural, puedes visitar un bibliobús. El bibliotecario puede buscar libros para tu hijo en función de su interés. Los mercadillos y las librerías de segunda mano son lugares económicos y divertidos para comprar libros para la biblioteca personal de tu hijo. Crea un nuevo final. Por el hecho de que termine la historia del libro que estás leyendo no significa que tú y tu hijo no podáis continuar esa historia. Usa tu imaginación para contar, escribe y luego lee tu nuevo final. Por ejemplo, ¿qué pasaría si Ricitos de oro llevara galletas a los osos para disculparse? ¿Podrían hacerse amigos? ¿Podrían ir de picnic juntos? ¡Añade más detalles a la historia! Utiliza tu ordenador, teléfono inteligente o tableta. Ayuda a tu hijo a que desarrolle sus habilidades de lectura utilizando dispositivos tecnológicos. Actualmente hay muchos recursos gratuitos a tu disposición a los que puedes acceder si investigas un poco. Muchas aplicaciones para teléfonos inteligentes u ordenadores portátiles te permiten diseñar cuentos personalizados centrados en los intereses de tu hijo. Échales un vistazo.
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Explora el alfabeto de manera divertida. A los niños pequeños les gustará explorar las letras del alfabeto si les ayudas con muchas actividades dirigidas. Disfrutarán usando los dedos como instrumento para escribir en arena, sal o crema de afeitar sin alcohol. Podéis hacer formas de letras con trozos de hilo grueso o plastilina enrollada. Jugad a un juego que consiste en hacer coincidir letras mayúsculas y minúsculas impresas en fichas. Tratad de hacer juntos un puzle sobre el alfabeto. Es posible que a tu hijo también le guste trazar las letras gruesas del puzle. Prueba un juego de concentración dándole la vuelta a las cartas de las letras del alfabeto y buscando coincidencias. Crea collages de letras. Ten a tu disposición una gran variedad de materiales impresos: revistas, periódicos, correo no deseado y papel de envolver con letras, junto con tijeras, barras de pegamento, cartulinas y lápices de colores. Anima tu hijo a que elija una carta, tal vez una que esté a su nombre. Deja que encuentre y recorte la mayor cantidad posible de las letras que seleccionéis. Pegadlas en el papel. Si puedes, anímalo a colorear la carta con alguna cera. Dibuja o recorta imágenes de cosas que comienzan como el sonido de la letra elegida, como bola y barco para la letra B. De vez en cuando, añade alguna imagen más a la página o junta todas las páginas para crear un libro de letras creado por tu hijo. 1 A lo largo de la obra se emplea el masculino genérico para facilitar la lectura y no ocasionar dificultades sintácticas y de concordancia. En ningún caso se pretende hacer un uso sexista del lenguaje. 2 En la traducción de este libro hemos mantenido los nombres propios de la versión original inglesa. Muchas veces reflejan el ambiente multicultural en que se mueve la autora y otras reflejan su delicadeza al alternar historias y anécdotas protagonizadas por niños y niñas, maestros y maestras en igual proporción. [N. del T.]
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HITOS DEL DESARROLLO COGNITIVO hora que has explorado las habilidades cognitivas que hemos subrayado en este libro a través de las explicaciones y de los ejemplos proporcionados, es posible que quieras revisar y reflexionar sobre los hitos importantes que los niños tienden a alcanzar en esta etapa de su evolución. Aunque estas características son típicas de muchos niños de tres y cuatro años, no son necesariamente ciertas para todos los niños de esta edad, ni aparecen al mismo tiempo en cada niño. Reconocer los desafíos y éxitos comunes puede ayudarte a que estés mejor preparado para apoyar su desarrollo cognitivo y celebrar su asombroso crecimiento.
A
HABILIDADES
PENSAMIENTO MÁGICO
CURIOSIDAD
TRES AÑOS
CUATRO AÑOS
Usan su pensamiento mágico cuando desean que algo suceda. Pueden atribuir las causas de los sucesos comunes a motivos ilógicos. Aunque curiosos, a menudo observan las investigaciones de otros desde una distancia segura hasta que también se sienten cómodos explorando. Expresan curiosidad sobre las cosas que están relacionadas con ellos mismos, sus cuerpos y sus familias. A veces, confunden términos pasados y futuros. Por ejemplo, un niño podría decir: “No iré al parque con Anthony ayer”.
CONCEPTOS TEMPORALES
Disfrutan usando muchas palabras relacionadas con los relojes (como “es la una en punto”), pero no pueden leer dispositivos abstractos para indicar el tiempo, como los relojes analógicos.
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A veces se confunden sobre si sus pensamientos son reales o falsos. Cuando usan su pensamiento mágico, las causas y los efectos de los eventos no siempre se determinan objetivamente. Muestran su confianza lanzándose a explorar y experimentar a causa de su curiosidad. Cuando son curiosos, les resulta útil aclarar su pensamiento al observar las similitudes o diferencias de los objetos para crear clasificaciones significativas.
Entienden, y usan cómodamente, palabras para el pasado, el presente y el futuro. Tienen la capacidad de ordenar eventos de forma secuencial, esto hace que puedan comprender mejor los intervalos de tiempo.
CONCIENCIA ESPACIAL
RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
CREATIVIDAD
Exploran el concepto de conciencia espacial a medida que organizan y reorganizan los elementos y observan sus posiciones relativas entre sí. Expresan cierto conocimiento personal de la ubicación y de la conciencia espacial, como cuando nombran su calle.
Aprenden a crear imágenes mentales que les sirvan de referencia mientras dibujan en un mapa.
Mientras confían en sus sentidos en lugar de razonar, frecuentemente solucionan los problemas usando el método de ensayo y error.
Más capaces de ver las ideas desde el punto de vista de otros, les gusta resolver problemas y trabajar cooperativamente.
A veces, se centran en una sola solución, seguros de que es la única respuesta, incluso cuando no funciona.
Cuando un objeto no está disponible, utilizan su imaginación y sus habilidades de pensamiento para encontrar un sustituto creativo.
Con frecuencia, su primera obra de arte representativa es una persona, generalmente con una cabeza circular grande y dos líneas para las piernas o el cuerpo, que más bien se parece a un renacuajo. Pueden nombrar sus obras de arte, lo que indica que están pensando en las imágenes mentales que han creado.
PENSAMIENTO MATEMÁTICO
INVESTIGANDO COMO LOS CIENTÍFICOS
Identifican puntos de referencia prominentes para ayudar a identificar la ubicación de los elementos.
Aprenden que incluso cuando los objetos se clasifican juntos, pueden representar diferentes grados (como el tamaño o el brillo) cuando se organizan en una serie.
Pueden dibujar o pintar varias representaciones al azar en una hoja de papel para que parezcan flotar espacialmente en la página. Les encanta usar colores, pero no se preocupan demasiado si sus opciones de color no son representaciones apropiadas (como pintar manzanas azules). La mayoría puede contar hasta diez. Entienden la cardinalidad, cuando el último número en una secuencia que están contando es la cantidad.
Pueden identificar la secuencia básica de un patrón y luego repetirlo.
Pueden usar unidades de medición no estandarizadas, como lápices o pisadas, para reproducir la longitud o el ancho.
La experimentación es un método primario de aprendizaje, por lo que intentarán varias ideas hasta que encuentren una exitosa.
Disfrutan experimentando con diferentes materiales mientras participan cooperativamente en investigaciones planificadas.
Necesitan muchas experiencias con los objetos para que, con el tiempo, puedan asimilar la información y organizarla para hacer lo que entienden.
Les resulta útil plasmar de algún modo la información que tienen para organizar sus ideas y pueden contribuir a cuadros o tablas creados por adultos.
Son capaces de distinguir entre
Aunque pueden nombrar y escribir letras que son reconocibles,
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PROCESO DE ESCRITURA
HABILIDADES DE LECTURA
A medida que hacen garabatos sobre el papel, pueden imitar líneas para crear una escritura ficticia.
Pueden identificar y combinar algunas letras, así como hacer algunas coincidencias entre un sonido y una letra, por ejemplo, la primera letra del nombre de un niño. Están empezando a comprender que algunas historias son ficticias y otras dan información real.
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frecuentemente las invierten. A menudo utilizan la ortografía inventada o fonética al escribir palabras agrupando letras. Son capaces de reconocer palabras que terminan igual y riman. Son capaces de leer de memoria libros predecibles porque han memorizado patrones de lenguaje y han repetido estribillos y rimas.
COLECCIÓN «PRIMEROS AÑOS» TÍTULOS PUBLICADOS • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Actividades geométricas para Educación Infantil y Primaria. GUIBERT, A. y otros. Actividades matemáticas con niñas y niños de 0 a 6 años. LAHORA, C. Adaptación a la escuela infantil. Niños, familias y educadores al comenzar la escuela. ALPI, L. y otros. Adaptaciones curriculares en Educación Infantil. MÉNDEZ, L. y otras. Arte Infantil. Actividades de Expresión Plástica para 3-6 años. KOHL, M. A. Autoestima. ¿Cómo desarrollarla? Juegos, actividades, recursos, experiencias creativas. FELDMAN, J. R. Autoestima y tacto pedagógico en edad temprana. Orientaciones para educadores y familias. HEISEN, M. Autoimagen, autoestima y socialización. Guía práctica con niños de 0 a 6 años. LAPORTE, D. Canta, toca, brinca y danza. Sugerencias para la educación musical de los pequeños. LEHMANN, E. Cascabelea. Actividades de expresión oral, corporal, musical y plástica. SANUY, C. Chiquitines. Jugar y aprender hasta los 3 años. AGÜERA, I. Ciencias y Matemáticas en acción. DAVIS B.R. Cómo trabajar con niños y familias afectados por las drogas. PULLAN, K. y DURANT, L. Conocer el propio cuerpo. BORNANCIN, B. y MOULARY, D. Conocimiento del entorno. 100 ideas para descubrir, comprender, experimentar, interaccionar y comunicarse con el mundo. THWAITES, A. Cuéntame un cuento. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué historia? FERLAND, F. Cuentos para aprender y enseñar Matemáticas en Educación Infantil. MARÍN, M. Cuerpo, espacio, lenguaje. Guías de trabajo. ANCÍN, Mª. T. Desarrollo de las destrezas motoras. Juegos de psicomotricidad de 18 meses a 5 años. SMITH, J. L. Desarrollo de las habilidades afectivas y emocionales en los más pequeños. MILLER, S. A. Desarrollo de las habilidades cognitivas en los más pequeños. MILLER, S. A. Desarrollo de las habilidades sociales en los más pequeños. MILLER, S. A. Desarrollo neurológico de 0 a 6 años. Etapas y evaluación. AMIEL-TISON, C. y GOSSELIN, J. Descubrir las cosas por el tacto. Para niñas y niños de 2 y 3 años. BIGUET, N. Desde el nacimiento hasta los 5 años. Proceso evolutivo, desarrollo y progresos infantiles. SHERIDAN, M. D. Diálogos con mi nieto. Los «mayores» en la educación de los «pequeños». AGÜERA, I. Didáctica de la Educación Infantil. ZABALZA, M. Á. Dificultades de comportamiento en edades muy tempranas. GLENN, A. y otros. Disciplina en la Infancia. Familia y escuela trabajando juntas. RACINE, B. Dramatización infantil. Expresarse a través del teatro. RENOULT, N. y VIALARET, C Edades & Etapas. Actividades de aprendizaje de 0 a 5 años. TWOMBLY, E. y FINK, G. Educación sexual para niños y niñas de 0 a 6 años. Cuándo, cuánto y cómo hacerlo. HERNÁNDEZ, Mª C. ¿Enseñar a leer en Preescolar? OLLILA, LL. El arte de la Educación Infantil. Guía práctica con niños de 0 a 6 años. MIRALLES, D. El comportamiento de los más pequeños. Necesidades, perspectivas y estrategias en Educación Infantil. ROFFEY, S. y O’REIRDAN, T. El currículo de educación infantil. Aspectos básicos. GERVILLA, A. El juego espontáneo. Vehículo de aprendizaje y comunicación. PUGMIRE-STOY, M. C. El niño y sus compañeros. LURÇAT, L. El rincón de audición para el aprendizaje de la lengua. VIALA, J. P. y DESPLATS, P. El sentido común en la educación de los más pequeños. BARNES, B. A. y YORK, S. M. Evaluación psicopedagógica de 0 a 6 años. Observar, analizar e interpretar el comportamiento infantil. BARROS DE OLIVEIRA, V. Estimulación del cerebro infantil. Desde el nacimiento hasta los 3 años. ANTUNES, c. Evaluación y postevaluación en Educación Infantil. MIR, V. y otros. Experimentos de Ciencias en Educación Infantil. BROWN, S. E. Juegos motores. Con niñas y niños de 2 a 3 años. BRUEL, A. y otros. ¿Jugamos? El juego con niñas y niños de 0 a 6 años. FERLAND, F. La agresividad en niños de 0 a 6 años. ¿Energía vital o desórdenes de comportamiento? BOURCIER, S. La Biblioteca de aula infantil. El cuento y la poesía. RUEDA, R.
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La capacidad cerebral en la primera infancia. Cómo lograr un desarrollo óptimo. SCHILLER, p. La comunicación niños-adultos. JULIEN, G. La escolarización antes de los 3 años. Organización del aula y diez Unidades Didácticas. LAHORA, C. La motricidad fina en niños y niñas de 0 a 6 años. Desarrollo, problemas, estrategias de mejora y evaluación. SERRANO, P. y LUQUE, C. La percepción del olor en la Educación Infantil. DUCHESNE, J. y JAUBERT, J. N. Las habilidades socioemocionales en la primera infancia. Llegar al corazón del aprendizaje. BOOTH, E. Lenguaje y pensamiento preescolar. TOURTET, L. Los derechos humanos en Educación Infantil: Cuentos, juegos y otras actividades. LLOPIS, C. y otros. Los niños de 4 a 6 años en la escuela infantil. DUTILLEUL, B., y otros. Manipular, organizar, representar. Iniciación a las Matemáticas. BOULE, F. Más «Teatrillos». Con niños y niñas de 3, 4 y 5 años. AGÜERA, I. Matemáticas intuitivas e informales de 0 a 3 años. Elementos para empezar bien. ALSINA, a. Materiales didácticos para educación infantil. Cómo construirlos y cómo trabajar con ellos en el aula. SALIDO, M. y SALIDO, E. Movimiento y expresión corporal en educación infantil. NISTA-PICCOLO, V.L. y MOREIRA, w.w. Neurociencia infantil. El desarrollo de la mente y el poder del cerebro de 0 a 6 años. STAMM, J. Niños apegados, niños independientes. Orientaciones para la escuela y la familia. BALABAN, N. Observación infantil y planificación educativa. De bebés a 3 años. BRADFORD. h. ¡Qué rico está el pan! 16 Unidades didácticas sobre el pan para Educación Infantil. BORRETTI, M. J. y COLLET, G. Quinientas actividades para el currículo de Educación Infantil. SCHILLER, P. Talín, tolón… se abre el telón. Maestras “teatreras” en la Escuela Infantil. RODRIGUEZ, M. y DE LA ROSA, M. Taller de creatividad y manualidades. Actividades artísticas para 0-6 años. MELLING, B. Talleres pedagógicos. Arte y magia de las manualidades infantiles. SANTOS, M. y GONSALES, J. «Teatrillos». Con niños y niñas de Educación Infantil y Primaria. AGÜERA, I. Un currículo abierto, flexible, creativo y divertido, para 3-6 años. BECKER y otros. Una canción para cada nombre. LEHMANN, E. Vida afectiva y educación infantil. FRANCO, T.
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© NARCEA, S. A. DE EDICIONES, 2019 Paseo Imperial 53-55, 28005 Madrid. España www.narceaediciones.es © Gryphon House Inc. USA Título original: Cognitive Development of Three- and Four-Year-Olds Traducción: Carlos del Valle Caraballo Cubierta: Roser Bosch Imágenes: IngImage ISBN papel: 978-84-277-2576-8 ISBN ePdf: 978-84-277-2577-5 ISBN ePub: 978-84-277-2578-2 Todos los derechos reservados Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. Sobre enlaces a páginas web Este libro puede incluir enlaces a sitios web gestionados por terceros y ajenos a NARCEA, S.A. DE EDICIONES que se incluyen solo con finalidad informativa. Las referencias se proporcionan en el estado en el que se encuentran en el momento de la consulta de los autores, sin garantías ni responsabilidad alguna, expresas u implícitas, sobre la información que se proporcione en ellas.
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Filosofía de la educación García Gutiérrez, Juan 9788427723122 216 Páginas
Cómpralo y empieza a leer Esta obra se enmarca en el ámbito de la Filosofía de la Educación y es de suma utilidad tanto para los universitarios que cursan estudios relacionados con la educación, como para los profesionales en ejercicio, pues los temas que se abordan son de permanente actualidad. En este libro se analiza el fenómeno educativo y se estudian las características de la perspectiva filosófica y de la Filosofía de la Educación como "aproximación filosófica al conocimiento de la educación" y como "disciplina académica". Se analizan las relaciones de este campo con otros saberes pedagógicos. A lo largo de sus páginas se estudia a los protagonistas de la educación, las relaciones que se establecen entre los agentes educativos y la naturaleza de las mismas, y las dificultades inherentes al reto de educar en sociedades democráticas y en "contextos des-educativos", como sucede en la actualidad. Se ofrece también un breve apunte de la Filosofía de la Educación desde la perspectiva histórica, así como las principales Sociedades, Congresos y Revistas científicas del área. Cómpralo y empieza a leer
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Educando con magia Ruiz Domínguez, Xuxo 9788427723191 192 Páginas
Cómpralo y empieza a leer ¿Puede un maestro ser Mago? ¿Es la Magia un recurso educativo eficaz? Para dar respuesta a estas preguntas, el autor de este libro, maestro y mago, ha creado un método de motivación real para alumnos: la Magia Educativa. Un método útil no sólo para motivar, sino para explicar, mediar en conflictos, modificar conductas, aumentar la autoestima, etc. Leyendo estas páginas, el lector aprenderá nuevas técnicas, sorprendentes por su eficacia. Los casi 100 juegos explicados en este libro son fáciles de hacer, requieren tan sólo un mínimo de práctica y están descritos con un lenguaje claro y sencillo. Educando con Magia presenta recursos innovadores y mágicos que favorecen la actualización de los profesionales de la educación. Maestros, profesores, padres, monitores, animadores, cuentacuentos o magos que quieran impartir talleres para niños, encontrarán en él infinitas sugerencias para poner en práctica inmediatamente. Cómpralo y empieza a leer
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Nuestra cara oculta Martínez Lozano, Enrique 9788427722576 208 Páginas
Cómpralo y empieza a leer Para descubrir esas zonas de sombra que hay dentro de nosotros y que a veces, ni se aceptan ni se conocen, el autor responde a preguntas tan importantes como: ¿Qué es la sombra?, ¿cómo se forma?, ¿como funciona?, ¿cómo se identifica?, ¿qué hacer con ella? y nos propone toda una tarea espiritual: trabajar con nuestra propia sombra de manera que podamos integrarla con lucidez y humildad para crecer como personas unificadas. Cómpralo y empieza a leer
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Neurociencia educativa Sousa, David A. 9788427722439 193 Páginas
Cómpralo y empieza a leer Los grandes avances acaecidos en el campo de la neurociencia en los comienzos del siglo XXI están cambiando totalmente nuestra forma de entender cómo aprende el cerebro; por tanto, tienen que llevarnos también a entender formas nuevas en el modo de llevar a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje. Para acercarnos a este vasto campo de la neurociencia, y descubrir sus indudables conexiones con el mundo educativo, el libro reúne una rigurosa compilación de distintas perspectivas sobre cuestiones fundamentales de la neurociencia aplicada a la enseñanza, a través de los trabajos de reconocidos pioneros en el naciente campo de la neurociencia educativa, mostrando cómo aplicar los actuales hallazgos al ámbito escolar. El libro demuestra que los docentes tienen el poder de potenciar ciertos cambios en el cerebro de sus alumnos. Por ello, ampliar sus conocimientos respecto a la neuroeducación y contar con estrategias contrastadas para su uso en el aula, facilitará que tengan más éxito a la hora de estimular y enriquecer la mente de los jóvenes estudiantes. El libro ha sido prologado por J. A. Marina, reconocido especialista en el tema. Cómpralo y empieza a leer
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Las funciones ejecutivas del estudiante Moraine, Paula 9788427722958 176 Páginas
Cómpralo y empieza a leer Este libro presenta un modelo innovador para el fortalecimiento y el desarrollo de las principales funciones ejecutivas en cualquier estudiante: atención, memoria, organización, planificación, iniciativa, flexibilidad, control de la conducta y establecimiento de objetivos. La autora defiende un enfoque educativo centrado en el alumno. Propone que los educadores exploren en los estudiantes los componentes clave que intervienen en todas las funciones ejecutivas: las relaciones con los demás y con uno mismo, los puntos fuertes y débiles, la autonomía y responsabilidad, la visión previa y la revisión, la motivación, los incentivos, el ritmo y la rutina en el trabajo, etc. Proporciona explicaciones detalladas de cómo el educador y el estudiante pueden explorar y usar esos "componentes" de formas diferentes y en distintas combinaciones para mejorar con éxito áreas personales de particular dificultad. La obra ofrece una guía práctica para apoyar la evolución de estas funciones ejecutivas, animando a quienes estén ya preparados para desarrollar su autonomía a convertirse en más responsables del desarrollo de sus propias habilidades y potencialidades. Proporciona muchos ejemplos útiles y estrategias prácticas probadas con éxito, ejemplos de planificación de gestión del tiempo y otras herramientas que el educador puede adaptar fácilmente para conocer las necesidades particulares y las capacidades de cada estudiante. Cómpralo y empieza a leer
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Índice Título Dedicación Índice Presentación 1. Creer en el pensamiento mágico Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
2. Mostrar curiosidad
2 3 4 6 12 12 12 15 16 17
19
Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
19 19 23 24 25
3. Comprender los conceptos temporales
27
Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
27 27 30 31 32
4. Desarrollar la conciencia espacial Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
5. Desarrollar habilidades de resolución de problemas Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer
34 34 34 38 39 40
42 42 42 47
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Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
6. Explorar la creatividad a través del arte Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
7. Desarrollar el pensamiento matemático Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
8. Aprender participando en investigaciones científicas Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
9. Explorar el proceso de escritura
49 49
51 51 51 55 56 57
59 59 59 64 66 66
68 68 68 73 75 76
78
Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
10. Desarrollar habilidades básicas de lectura Definición Ejemplos de situaciones Lo que puedes hacer Otros aspectos que conviene tener en cuenta Actividades para hacer en casa
Hitos del desarrollo cognitivo Página de créditos
78 78 82 83 84
86 86 86 91 92 93
95 100 112