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/09 VICENTE LECUNA
Crónica Razonada de las Guerras de Bolívar
Segunda edición
La Fundación Vicente Lecuna en homenaje al Sesquicentenario de la Independencia de Venezuela. Caracas 19 de abril de 1960
j.
VICENTE LECUNA
Crónica Razonada de las Guerras de Bolívar Formada sobre documentos, sin utilizar consejas ni versiones impropias. Conclusiones de acuerdo con hechos probados, y la naturaleza de las cosas.
TOMO I
Segunda edición
NEW YORK, N.Y. THE COLONIAL BOOKS 1960
PRINTED IN THE UNITED STATES OF AMERICA BY THE COLONIAL PRESS INC., CLINTON, MASS.
SIMON BOLIVAR Del natural por Carmelo Fernández.
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PROLOGO Nos hemos atrevido a escribir esta obra en el deseo de presentar al público exactamente cómo fueron las operaciones militares realizadas por Bolívar, en el trascurso de sus guerras. A pesar de las admirables colecciones de documentos publicadas por Yanes & Mendoza, Blanco & Azpurúa y O'Leary, era necesario una larga investigación para llenar sus lagunas. Compónense aquellas en lo principal de documentos tomados de los copiadores de Bolívar, existentes en su archivo, pero como muchos copiadores habían desaparecido en su tiempo, perdidos en la guerra, las colecciones no son completas. Nosotros hemos dedicado nuestra actividad a llenar esos vacíos. Parte de los documentos encontrados los hemos publicado en boletines de la Academia de la Historia y los restantes los conservamos en copia en una colección denominada Documentos Inéditos. Los originales permanecen en los archivos nacionales o se han colocado en el de Bolívar. Realizado este trabajo, se han podido presentar las operaciones militares en su verdadera naturaleza, mientras en nuestras obras de historia aparecen deformadas o incompletas por falta de datos, de estudio, o de conocimientos del arte militar clásico. Por tales motivos las campañas de Bolívar dan la impresión de una obra maestra de pintor, cubierta de manchas, remiendos inadecuados, retoques de manos burdas y borrones. Limpiarla ha sido nuestra labor. Multitud de operaciones brillantes pasaban desapercibidas: por ejemplo la maniobra de Barinas con el objeto de aislar a los enemigos y atacarlos por direcciones inesperadas: el campo atrincherado de San Mateo, donde podíase conservar la libertad de movimientos: la atrevida persecución a Boyes después de Bocachica, las maniobras en la primera batalla de Carabobo para incitar a Cagigal a tomar la ofensiva, no figuran en nuestros libros de
vi historia. La expedición de Los Cayos dirigida hacia el Este en lugar de la vía directa tenía por objeto sorprender a los enemigos. La ocupación de Carúpano durante cierto tiempo para obligar a los enemigos a evacuar el extremo Oriente, o sean las regiones de Güiria y Maturín, el desembarco de Ocumare frustrado por incidentes adversos, pero de grandes consecuencias al conmover la República, son operaciones bien concebidas, ajustadas a los principios y de grandes resultados. Las de Barcelona, trastornadas por Mariño, estaban olvidadas. El movimiento sobre Clarines tuvo un fin útil. A la toma de Guayana, en nuestras obras de historia le falta lo principal: la lucha decisiva para rendir las dos plazas fuertes. Estas se abaátecían de la marina española, dueña de la navegación del Orinoco. Desde Barcelona, el general Bolívar enunció la imperiosa necesidad de eliminarla del río, como único medio de rendir las plazas, y en efecto sólo se libertó a Guayana cuando el almirante Brión entró al Orinoco y apoyado por el ejército de tierra al mando de Bolívar, batió la escuadra española en la batalla de Cabrián. Esta concepción de Bolívar y la lucha consiguiente no se mencionan en nuestros libros de historia. El medio más eficaz de alcanzar la superioridad es la sorpresa en vasta escala. La dada a Morillo en Calabozo en 1818 por su oportunidad, precaución en las operaciones y audacia, tiene los caracteres de una obra maestra. Sin lograr los resultados de esperarse, por las resistencias de Páez, y a pesar de las derrotas finales, se pudo mantener el equilibrio de las fuerzas. La expedición a Boyacá es de las operaciones mejor expuestas por nuestros historiadores. Nosotros presentamos descripciones del terreno; hacemos notar el cambio gigantesco del teatro de operaciones, cubierto por la estación lluviosa y las distancias, las razones de tomar la vía de Pisba, las admirables maniobras de Sogamoso y de Paipa, y las efectuadas en el campo de Boyacá. Siempre señalose Bolívar por sus persecuciones activísimas. Es el medio eficaz de prolongar los efectos de la victoria. La rapidez de la invasión a las provincias granadinas fue la aplicación de este principio. En la campaña de Carabobo se observan: el principio de
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INTRODUCCION Primeros años. La Colonia venezolana, sin minas de oro y plata, había adquirido hacia fines del Siglo XVIII, cierto grado de prosperidad por la agricultura y la cría de ganados y caballos. La malaria era el mayor obstáculo al desarrollo del país. Los indios de la Sierra, de clima fresco, no resistían los ardientes de la costa. Para el cultivo del cacao se imponía traer africanos refractarios al flagelo y al clima (1). Cualesquiera que fuesen los defectos de los conquistadores, sin duda, por su audacia y heroismo, eran una selección de la raza. Los sucesores dedicados a la vida agrícola, y aislados del resto del mundo, conservaron sus virtudes. En el trascurso del tiempo se formó una brillante sociedad. Los Bolívar descendientes de muchos conquistadores sólo habían conocido en dos siglos la vida americana. Siete generaciones de su raza vivieron en la Colonia, Simón de Bolívar el Viejo, contador de la real hacienda y procurador de la Provincia ante el Rey Felipe II; Simón de Bolívar el Mozo, como su padre contador de la real hacienda, obtuvo el 17 de setiembre de 1593, tina encomienda de Indios Quiriquires en los Valles de Aragua, a cuyo lado fundaron sus descendientes la hermosa hacienda de caña dulce de San Mateo, finca principal del vínculo de la familia Bolívar. Dos poseedores de este mayorazgo, traspasado de padres a hijos, Antonio de Bolívar y Luis de Bolívar, alcaldes de Caracas y corregidores en los Valles de Aragua, mantuvieron su rango convenientemente. En la visita efectuada en 1661 a la encomienda de San Mateo, por el capitán general Pedro de Pones y Toledo, se comprobó en juicio contradictorio, que los Bolívar ( 1) Georges Scelle. La Traite Negriere. Paris, 1906, II, 693.
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cumplían sus deberes con los indios. Juan de Bolívar y Villegas, primogénito de don Luis, desempeñó funciones públicas y fundó el señorío de San Luis de Cura, la actual Villa de Cura. Su hijo Juan Vicente de Bolívar y Ponte, coronel del batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua fue un tiempo, como los abuelos, contador de la real hacienda. Pasó luego cinco años en Madrid, y a ..su regreso a Caracas contrajo matrimonio. La sociedad ilustrada, víctima largo tiempo de monopolios comerciales, deseaba ardientemente la libertad de comercio. Don Juan Vicente de Bolívar y Ponte clamaba en secreto por la independencia como otros próceres notables de la Colonia. Hombre de carácter y actividad atendía a su hacienda de San Mateo, a los hatos fundados por él en los llanos, y a las minas de Aroa. Desligado del gobierno del Rey, los funcionarios españoles le parecían tan crueles como Nerón y Felipe II. Así se expresaba en carta dirigida a Francisco de Miranda en 1782, ofreciéndole ayudarlo en su empresa de independizar el país. Tales eran sus ideas un año antes de nacer el Libertador. La libertad civil y la aspiración a la autonomía o a la independencia absoluta agitaban los espíritus. El Barón de Humboldt, refiere en sus Viajes a las Regiones Equinocciales, el notable desarrollo de las ideas políticas observadas por él en Caracas. Pero había algo característico causa de dudas e inquietud. La composición étnica del pueblo daba un carácter especial al conjunto e infundía temores respecto al choque eventual de las razas en una revolución. Quizás este estado de cosas influyera en la diversidad de opiniones reinantes, respecto a consecuencias probables en un trastorno político. La familia Bolívar, imagen viva de la sociedad de la época, refleja el ambiente de tendencias opuestas existentes a la sazón. Constaba de cuatro hermanos: María Antonia, la mayor, partidaria del Rey, dió más tarde, cuando estaba fundada la República, pruebas de gran carácter, y de talento político; Juana, la segunda, de genio tranquilo, deseaba la independencia como su marido y su joven hijo Guillermo Palacios, muerto años después en un campo de batalla; seguían los dos varones, Juan Vicente, heredero del vínculo de los Bolívar, ardiente revolucionario en 1808, cuando en 1810 conoció el pueblo homogéneo
xi y de grandes virtudes políticas de los Estados Unidos, limitó sus aspiraciones a consolidar la autonomía de la provincia, dentro del imperio español; y Simón, el menor de todos, nacido el 24 de julio de 1783, desde su adolescencia fue partidario inquebrantable de la independencia absoluta. Bolívar heredó de su padre el valor, la audacia, la perseverancia, la fuerza espiritual, y de su bella y joven madre, Concepción Palacios, descendiente de hidalgos castellanos, la imaginación fértil y sentimientos de artista. Huérfano de padre a los dos años de edad, y de madre a los nueve, quedó a cargo del abuelo don Feliciano Palacios y Sojo. Casadas las dos hembras, en seguida de la muerte de la madre, los varones permanecieron en la casa con la servidumbre, cuidados por su tía muy joven, Josefa Palacios, y dormían en la casa del abuelo, comunicada por dentro con la paterna. La fortuna de los hermanos, según inventario, se estimaba en 500.000 pesos fuertes, sin contar las minas de Aroa, cerradas en aquella época, e incluyendo el vínculo de 125.000 pesos instituido por el presbítero Aristeguieta Bolívar en favor de Simón. En la casa solariega se sucedían los maestros: de los primeros fueron el padre Negrette y Guillermo Pelgrón; Simón Rodriguez, conocido después por sus principios filosóficos y extravagancias, amanuense del abuelo en la administración de los bienes, lo fue de primeras letras y gramática: el célebre humanista Andrés Bello, apenas dos años mayor que Bolívar, de bellas letras y geografía. En la misma casa paterna, el sabio capuchino Francisco de Andújar estableció una escuela de matemáticas especialmente para Simón y asistían a ella su hermano Juan Vicente, sus íntimos amigos Fernando Toro, Salvador García de Ortigosa, Tomás Montilla, Feliciano Montenegro Colón, Cristobal Rojas y otros, todo bajo la vigilancia de don Feliciano Palacios y Sojo. Doña Concepción Palacios murió de hemotisis en la flor de la edad. Poco antes envió a Madrid a su hermano Esteban Palacios a gestionar las últimas formalidades del título de marqués concedido al abuelo Juan de Bolívar y Villegas. La estada de este tío en la Corte facilitó años después el viaje de Simón a España a proseguir sus estudios.
xu Como toda la vida pública de Bolívar lleva el sello de su fuerte personalidad, por reminiscencias hostiles se ha pretendido dar carácter extravagante a su niñez y primera juventud, es un error. Segun referencias de sus hermanas, trasmitidas a sus sobrinas, tenemos noticias precisas a este respecto; su madre nunca lo separó de su lado como supone una leyenda de segunda mano; de niño era serio y prefería la compañía de personas grandes a la de muchachos de su edad. A los once años espontáneamente manifestó deseos de ir a estudiar a España donde su tío y padrino Esteban Palacios. Las clases de matemáticas, establecidas para él en su casa natal de Caracas por el padre Andújar, prueban su aplicación. Su primera carta conocida, escrita sin ortografía, a los 15 años de edad, es una plana muy bien dibujada, señal de constancia en el estudio y buen gusto. Cuando Bolívar se fue para España el padre Andújar solicitó una pensión del gobierno como recurso para conservar las clases. El 19 de enero de 1799 se embarcó en La Guaira el joven estudiante, en el navío San Ildefonso; el 2 de febrero llegó a Veracruz. De su corta permanencia en México existe la leyenda de haber expuesto en presencia del Virrey ideas demasiado liberales sobre el porvenir de América, imprudencia disimulada por el funcionario, pero inusitada en el lugar, mereció la crítica de algunos cortesanos. De vuelta de México el 20 de marzo se embarcó en Veracruz para la Habana, donde sólo estuvo dos días, el 31 de mayo desembarcó en Santoña. Lo acompañó en el viaje Esteban Escobar, natural de La Guaira, de 13 años de edad, poseedor de una beca para el Real Colegio de Nobles de Segovia, de donde regresó a los 6 años, graduado de teniente de artillería. En Madrid Bolívar asistió a clases de matemáticas en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, hoy Real Academia de Bellas Artes, sin llegar a matricularse; también recibió en su casa clases de esta asignatura, y estudiaba idiomas extranjeros con maestros selectos, bajo la dirección del sabio marqués de Ustáriz, en cuya casa se alojó por algún tiempo. En Caracas todavía muy niño, recibía lecciones de esgrima, de baile y de equitación, y continuó su práctica en Madrid. En Castilla hacía largas excursiones a pie para fortalecerse.
xüi A principios de 1802 hizo un corto viaje a la capital de Francia. El 26 de mayo del mismo año se casó en Madrid con María Teresa Rodriguez del Toro y Alayza. Poco después se embarcó en La Coruña para Venezuela. Su idilio duró sólo unos meses. La hermosa María Teresa, un año mayor que su marido, murió en Caracas de fiebre amarilla, el 22 de enero de 1803. Bolívar volvió a Europa en el otoño siguiente: tras largo y tempestuoso viaje llegó a Cádiz, pasó a Madrid a visitar a su suegro y volvió a Paris, donde estuvo todo el año de 1804. Su conocimiento de los autores clásicos, historiadores, tratadistas y poetas, fueron adquiridos en estos períodos de su vida europea. El lenguaje de sus oficios y órdenes de guerra, está impregnado de los preceptos de los clásicos militares y al igual de éstos usa, pero no prodiga, los términos técnicos. En París frecuentaba salones distinguidos. Las leyendas del joven libertino y derrochador de dinero, son simples fantasías. Amigo de la vida social, gustaba vestir bien y gozar los placeres de la juventud, como cualquiera otro joven normal. Viajó con decencia, de acuerdo con sus recursos suficientes para vivir bien. Cansado de la vida inactiva, escribía a una amiga, Fanny du Villars, cartas románticas, pero su carácter era esencialmente realista. Después de algún tiempo en Europa anhelaba regresar a su país. En la primavera de 1805 fue a Italia: presenció las grandes fiestas del imperio napoleónico en Milán, luego dirigiose a Roma. Desde la adolescencia Bolívar anhelaba la independencia de su país. Seguramente oyó referir las ideas de su padre a este respecto. En su carta de Veracruz, a los quince años de edad, sólo manda memorias a su hermano y a don Manuel Matos, este último fanático partidario de la independencia. El 15 de agosto de este año de 1805, hallándose en el Monte Aventino, con Fernando Toro y Simón Rodriguez, juró consagrar su vida a la libertad de la patria (2). Bolívar fue un soñador, con sentido práctico, enamorado de la libertad y de la gloria. De Roma pasó a Nápoles; con el barón de Humboldt y el físico francés Gay Lussac subió al Vesubio (3). En los primeros meses de 1807 regresó a Caracas. (2) Lecuna. Cartas del Libertador, IV, 32. (3) Mémoires de Boussingault.
II PRELIMINARES DE LA REVOLUCION
Con motivo de la invasión de España por los ejércitos del Emperador Napoleón, comenzaron en Caracas a desarrollarse tendencias separatistas. Las reuniones más activas celebrábanse en la Quadra Bolívar, quinta de recreo a orillas del Guaire. El joven Simón Bolívar, dueño de la casa, animaba las sesiones planeando frecuentemente asuntos de Estado y la necesidad de la independencia. A mediados de 1808 el capitán general Casas bajo la impresión de sucesos adversos en España, mostrose dispuesto al establecimiento de una Junta de Gobierno; los principales señores de la sociedad ilustrada agitáronse en ese sentido, pero cuando en noviembre introdujeron su representación pidiendo la Junta, envalentonado el gobierno por la batalla de Bailén y sus consecuencias, la desaprobó del todo. Bolívar no firmó esta petición por no parecerle suficientemente enérgica. Arrestados los principales manifestantes y confinados otros, cesó la agitación por el momento. En el proceso José Felix Ribas y Pedro Palacios, los más enérgicos colaboradores de Bolívar, para salvarse, declararon que sólo se reunían en la Quadra a divertirse (4). A consecuencia de la gloriosa victoria de Bailén, dada el 20 de julio de 1808, suspendiéronse por algún tiempo los movimientos de la autonomía, y despertose una reacción favorable a España. En la Península los españoles lograron ventajas importantes gracias a los vigorosos alzamientos de los pueblos, y a la defensa heroica de sus ciudades. Pero esta actitud de fuerza no fue duradera, pronto la lucha tomó otro aspecto: Napoleón entró (4) Conjuración de 1808. Ratificación de las declaraciones del Expediente levantado por Joaquín de Mosquera y Figueroa. Cargos a José Felix Ribas. Página 178 a 186. Inédito. El notable historiador colombiano J. R. Vejaran publicó el resumen del Proceso con el título de "Orígenes de la Revolución Americana".
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a España con un gran ejército y ocupó casi todo el norte del país. José volvió a la capital, Madrid, el 22 de enero de 1809. La campaña parecía favorable a los franceses, cuando nuevos hechos cambiaron otra vez la fortuna de la guerra. Los españoles ayudados por los ingleses obtuvieron triunfos importantes, entre otros la victoria de Talavera el 27 de julio de 1809, sobre cinco cuerpos de ejército franceses. Sometida toda Europa en este período a Napoleón, la España con su heroica resistencia daba un ejemplo soberbio al Universo. Sin embargo nuevas victorias de los franceses los condujeron en marzo de 1810 a sitiar a Cádiz. Por segunda vez España parecía conquistada. Estos hechos produjeron el estallido de la revolución en las colonias americanas. Caracas, dió el ejemplo el 19 de abril de 1810; depuesto el capitán general, una junta de gobierno proclamó la autonomía de la provincia, bajo el cetro de Fernando VII. Desgraciadamente el movimiento aplaudido por gran parte de la sociedad ilustrada y sus numerosos adeptos del pueblo, no era general. La mayoría del pueblo, al parecer sometida a la República, no tardaría en pronunciarse en favor de España. Amplitud de la revolución de Caracas. El Ayuntamiento tomó las riendas del gobierno bajo el título de Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Enseguida procedió a organizar la nacionalidad: estableció un Tribunal de Justicia en reemplazo de la Real Audiencia, y un juzgado de policía. Envió emisarios a todas las provincias, abolió el tributo de los indios, prohibió la introducción de esclavos en Venezuela, y decretó el comercio libre con todas las naciones; disposiciones todas propias del Poder Supremo, indicio seguro de su tendencia a la independencia absoluta; y extendiendo su acción a las demás colonias españolas se dirigió a los Cabildos de las capitales de Hispano América, incitándolos a tomar medidas análogas a las que acababa de adoptar: "Caracas, les decía en su manifiesto, debe encontrar imitadores en todos los habitantes de la América Española, en quienes el largo hábito de la esclavitud no haya relajado todos los muelles morales, y su resolución debe ser aplaudida por todos los pueblos que conserven estimación a la virtud y al patriotismo ilustrado. "V.S., les añadía, es el órgano más propio para difundir estas ideas por los pueblos a cuyo frente se halla, para despertar su
xvi energía y contribuir a la grande obra de la Confederación Americana Española. Esta persuasión nos ha animado a escribirle exhortándole encarecidamente, a nombre de la patria común, que no prostituya su voz y su carácter a los injustos designios de la arbitrariedad. Una es nuestra causa, una debe ser nuestra divisa: fidelidad a nuestro desgraciado monarca, guerra a su tirano opresor, fraternidad y constancia". Consecuente con estos principios, Caracas los sostendrá a través de todas las vicisitudes de la revolución, y combatida con encarnecimiento, se inmolará en prolongada guerra a muerte, por sus generosas ideas de autonomía, y de solidaridad con todas las colonias españolas de América. Misión de Bolívar a Londres. El 2 de junio fueron enviados a Londres en misión especial a solicitar la protección de Inglaterra el coronel Simón Bolívar y Luis López Méndez en calidad de diputados y Andrés Bello de secretario. La misión a pesar de los claros puntos de vista expuestos por Bolívar, en conferencia con Lord Wellesley, sobre la necesidad de la independencia y su conveniencia para el comercio inglés, no dió ningún resultado. Empeñada en su lucha contra Bonaparte, la Gran Bretaña no podía abandonar a España. El general Miranda. Pero Bolívar consideró como un triunfo para la revolución traer al general Miranda, Precursor del movimiento separatista en todo el continente, ilustre general de la República Francesa, célebre por sus grandes dotes morales y vasta ilustración. Bolívar regresó a Caracas el 5 de diciembre por la vía de Trinidad, el general Miranda llegó el 10 del mismo mes por la de Curazao. Pocos días antes de la llegada de Bolívar, el 28 de noviembre, el marqués del Toro, general de la Junta de Gobierno, marchó con un ejército contra la ciudad de Coro, fiel a España. En su ataque contra la plaza realista fue rechazado, e inexperto, en lugar de renovar la embestida, tomar la plaza y destruir el contingente de Maracaibo, vencido en Sabaneta, emprendió la retirada y perdió la campaña. Esta desgracia fue compensada con la venida del general Miranda, obra exclusiva de Bolívar, pues la Junta, considerando absurdo gobernar en nombre de Fernando VII y dar asilo a tan
xvii ardiente republicano, proscrito por la monarquía, hizo circular órdenes a los puertos de impedir su desembarco ( 5 ). Desde su llegada Bolívar fomenta manifestaciones en favor de Miranda. En la Sociedad Patriótica aboga con grande éxito por la declaración de la independencia, y logra vencer muchas resistencias. La independencia. El 5 de julio de 1811 el Congreso de las siete Provincias confederadas, Caracas, Cumaná, Barcelona, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo, decretó la independencia, y bajo el régimen federal, débil de suyo, estableció un gobierno de tres individuos, más débil todavía, quienes debían alternar en el poder de mes en mes. Plantear este sistema equivalía a entronizar la anarquía. Esta constitución de Venezuela fue la primera promulgada en países de habla española. Por otra parte las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana declaráronse por España. Insurrección en Valencia. Miranda la domina. Pocos días tardó en estallar la reacción; fracasada en Caracas en pocas horas, simultáneamente triunfó en Valencia. El Marqués del Toro, nombrado general en jefe no pudo vencerla. Designado Miranda en su lugar, atacó con mayores fuerzas y en dos días de combates tomó la ciudad el 13 de agosto de 1811. Pero no era esto todo, conmovido el resto del país, las provincias disidentes hostilizaban a la confederación. Ya en esta época habían surgido serias divergencias entre Miranda y Bolívar respecto a la manera de obrar en la campaña. El primero a pesar de sus grandes conocimientos militares, teóricos y prácticos, carecía del ingenio, del fuego y la actividad necesarios para reanimar una causa vacilante. Además, como veremos próximamente, la composición y estado embrionario de nuestro pueblo no le inspiraban confianza. Bolívar, conociendo la realidad, como Miranda, quería obrar con actividad y vigor, como único medio de galvanizar a los tibios y arrastrar a los indiferentes. Cuando Miranda aceptó el mando del ejército para someter (5) Baralt y Díaz. Edición de Brujas, I, 63 y 64.
Xvrn a Valencia, puso por condición separar a Bolívar, coronel del batallón de Aragua, del servicio activo, por considerarlo joven peligroso (6). Bolívar protestó y pidió un consejo de guerra; Miranda convino por fin en aceptarlo, le dió el mando de una columna en el ataque principal, lo recomendó en el parte oficial, y envió con él a Caracas el de la reducción completa de Valencia, dirigido al Poder Ejecutivo ( 7). En los primeros meses de 1812 había estallado la guerra: al Oriente, en la frontera de Guayana, y al Occidente, en la de Coro. El gobierno no supo manejar las rentas ni crear un ejército fuerte y disciplinado, necesario a la seguridad de la cosa pública. El mayor mal consistía en la instabilidad de las opiniones políticas de los adeptos ocasionales de la revolución y la tendencia de la mayoría del pueblo a favor del Rey. El terremoto de 1812. En este estado de indecisión se hallaba la colonia cuando sucedió el terremoto del 26 de marzo de 1812, en el aniversario eclesiástico de la revolución, pues ésta había ocurrido en Jueves Santo de 1810, y la catástrofe en Jueves Santo de 1812. Las ciudades patriotas Caracas, La Guaira, San Felipe, Barquisimeto y Mérida cayeron, mientras las realistas de Valencia, Puerto Cabello, Coro y Maracaibo no sufrieron nada. Perecieron más de 30.000 personas. En la plaza de San Jacinto de Caracas, unos frailes montados en las ruinas exponían la conmoción de la naturaleza como castigo del cielo. Hallándose Bolívar cerca y apercibido de las imprecaciones del predicador, le apartó a un lado, calmó a la multitud y terminó su apasionado discurso con estas tremendas palabras: "Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca" (8 ). El terremoto abrió las puertas de Barquisimeto y otras ciudades a los realistas de Coro acaudillados por Monteverde. Ate(6) Documentos Relativos a la Vida Pública del Libertador de Colombia y del Perú, 1826. Tomo I, pag. IX del Prefacio, escrito por Cristóbal de Mendoza. (7) El bravo brigadier Fernando Toro, perdió su caballo de un balazo y luego cayó gravemente herído. Parte oficial del general Miranda, Gaceta de Caracas, N° 43, 30 de julio de 1811, y número del 16 de agosto de 1811. (8) José Domingo Díaz. Recuerdos sobre la Rebelión de Caracas. Madrid, 1829, pag. 39.
xix rradas las poblaciones no acertaban a defender al Gobierno. En los combates parte de las fuerzas independientes se pasaban a los españoles. Así se perdió la batalla de San Carlos el 25 de abril. Bolívar comandante Político y Militar de Puerto Cabello. Miranda se empeñó en nombrar a Bolívar comandante de la plaza de Puerto Cabello en lugar de emplearlo con más provecho, dado su carácter, en operaciones activas. Designado el 1' de mayo para dicho destino el día 4 tomó posesión del cargo de "Comandante Político y Militar y Sub-delegado de las Rentas Nacionales de la Plaza de Puerto Cabello y de su partido". La ceremonia tuvo efecto en la sala capitular del cabildo en presencia de su antecesor el coronel Manuel Ayala, de los cabildantes y otros funcionarios. La ciudad rodeada de murallas, excepto por el lado inabordable de los manglares (9), se hallaba en una isla, separada de tierra por un canal con puente levadizo. Al norte en una isleta inmediata y mucho más pequeña tenía su principal obra, el fuerte abaluartado San Felipe, de gruesas murallas, y bastante amplitud, donde se hallaban el presidio y el parque. Diversas obras exteriores en tierra firme completaban las defensas. El partido Capitular comprendía un territorio extenso y varios pueblos de la costa. ¿Por cuales motivos no levantó Bolívar en Puerto Cabello durante los meses de mayo y junio, una fuerza disciplinada y adicta? Fueron dos meses de agitación continua, en un ambiente hostil, y sin autorización para proceder fuera de la ley. Era un estado de desobediencia general, creado por las doctrinas políticas. Campaña de Miranda. El 3 de mayo, víspera de la llegada de Bolívar a Puerto Cabello, entró Monteverde a Valencia, abandonada por la guarnición, insuficiente para la defensa. El generalísimo Miranda reunió algunas tropas al norte de la Laguna de Valencia, pero cuando se preparaba a marchar, su vanguardia situada en Los Guayos, fue batida el 8 de mayo por la deslealtad de algunas (9) Innavegable por las ramazones de los mangles y de tanto fondo, para no dar pie.
compañías, tránsfugas hacia el enemigo en el momento de romperse los fuegos. El jefe patriota podía oponer 4 a 5.000 hombres a unos 2.000 a 2.500 de Monteverde, inferiores en calidad a los patriotas, pero Miranda en lugar de vigorizar sus tropas y anojarse sobre los enemigos hasta destruirlos del todo, adoptó un plan sistemáticamente defensivo. Desde luego se retiró a Maracay. Mandó a fortificar los puntos de la Cabrera, Guayca y Güigüe, el primero para impedir a los realistas el paso por el Norte de la Laguna, los dos últimos para estorbárselo por el Sur (10). Nombrado dictador el 18 de mayo, el ejército esperaba de él órdenes enérgicas. Se deseaba la acción rápida. En el ejército militaban hombres de guerra como Ribas, Escalona, A.N.Briceño, Paz Castillo, Arévalo, los Aldao, Salias, Francisco Tinoco, Justo Briceño, los Ayala, Jalón, García de Sena, y muchos extranjeros entre otros el célebre Mac Gregor. El 19 Juan Pablo Ayala derrota un cuerpo de Monteverde en Guayca, el 26 en el mismo punto rechaza otra columna enemiga. Enseguida se retira, pero de orden de Miranda el coronel Ducaylá recupera el puesto. Los realistas vuelven a embestir el 12 de junio en el mismo punto y son de nuevo rechazados; entonces resuelven cambiar de método; flanquean las posiciones de los patriotas, a uno y otro lado de la laguna, y los independientes en vez de contra atacar con vigor, no intentan siquiera contenerlos. En vista de sus progresos Miranda se retira el 17 a La Victoria. Antoñanzas despachado de San Carlos por Monteverde, toma a Calabozo el 20 de mayo y a San Juan de los Morros el 23 y pasa a cuchillo a los defensores de estos pueblos desgraciados. Monteverde envalentonado con la retirada de Miranda lo ataca dos veces en La Victoria el 20 y 29 de julio. Triunfan los independientes, pero no persiguen a los vencidos. Era incomprensible el sistema seguido por el afamado general. Aun con fuerzas superiores cedía terreno al adversario. El estado vacilante de la opinión, y repetidas insurrecciones en diferentes puntos, al parecer eran las causas principales de su desaliento. En estas circunstancias llegaron al cuartel general de Mi(10) Baralt y Díaz, Edición de Brujas, I, 114.
xxi randa el 5 de julio dos noticias alarmantes en grado sumo: el alzamiento del fuerte o castillo de San Felipe en Puerto Cabello el 30 de junio y el movimiento en masa de los esclavos de Curiepe y otros puntos de la costa el 24 de junio. Tan grandes calamidades acabaron de abatir al general Miranda. Traición y caída de Puerto Cabello. Dueño Monteverde de Valencia, e insurreccionada casi toda la costa, Puerto Cabello, estaba asediada, faltaban víveres. El 29 de junio en Cabildo abierto, entre otras medidas Bolívar anunció su resolución de retirar de la plaza las bocas inútiles, ancianos, mujeres y niños; y prepararse a la defensa. Desechadas estas ideas de la autoridad militar, se adoptaron algunas otras encaminadas a proveer a la plaza de ganados y frutos; un nuevo Cabildo celebrado el mismo día en la tarde, sin asistencia del coronel Bolívar, tomó algunas otras providencias de escasa importancia. Las autoridades y los subalternos no estaban identificados con el gobernador político y militar. La ruptura era inminente. El 30 de junio al medio día la guarnición, acaudillada por el teniente Francisco Fernández Vinoni, aprovechando la salida momentánea a la plaza del comandante del Fuerte, teniente coronel Aymerich, enarboló una bandera roja y abrió fuego de fusil y cañón sobre la plaza. Bolívar reunió todos sus soldados e hizo cubrir los puntos importantes por Mires y Miguel Carabaño. La intimación dirigida a los sublevados no fue atendida. Los fuegos de la plaza, ineficaces contra el fuerte no servían de nada (11). En el acto Bolívar le escribió a Miranda: "Un oficial indigno del nombre venezolano se ha apoderado con los prisioneros del Castillo de San Felipe, y está haciendo actualmente un fuego terrible sobre la ciudad. Si V.E. no ataca inmediatamente al enemigo por la retaguardia, esta plaza es perdida. Yo la mantendré entre tanto todo lo posible" (12). El bergantín Celoso, fiel a la República, pudo escapar mien(11) Ofrenda de Puerto Cabello en el Centenario de Bolívar por el general Joaquín Berrío. Jefe Civil. Actas del Cabildo, de 4 de mayo y 29 de junio. Puerto Cabello 1883, pags. 155 y 157. ( 12) Lecuna. Cartas del Libertador, I, 24. El original no existe, esta versión fue conservada de memoria por el doctor Pedro Gual. Véanse el parte oficial y otros documentos en O'Leary, XIII, pag. 44.
tras otros barcos sucumbieron. El capitán Camejo situado a la salida de la plaza, se pasó con su destacamento al acercarse los enemigos con fuerzas importantes. De Valencia avanzaron dos columnas, una por el camino directo de San Esteban y otra por el de la costa. El coronel Mires batió el 4 en el Puente del Muerto la vanguardia de la primera, pero reforzados los enemigos tuvo que retirarse. El 5 el subteniente Cortés, encargado del Destacamento en observación en el Palito, abandonado por sus soldados, casi no pudo resistir. Los' coroneles Jalón, Mires y Tomás Montilla, enviados por Bolívar con 200 hombres, únicos disponibles, a batir los enemigos en San Esteban, a la media hora de fuego se encontraron sin soldados: Jalón envuelto quedó prisionero y los otros dos huyeron a la plaza con siete hombres. Varios oficiales traidores entre ellos el coronel Rafael Martínez intentaron capturar y asesinar a Bolívar en el cabildo, pero él no cayó en el lazo; por último las defecciones de Garcés, comandante del Fortín Solano, y de otros lo obligaron a retirarse de la ciudad en la noche del 5 al Trincherón. Sólo le quedaban 40 hombres. El 6 al amanecer la ciudad se entregó. Mires, Miguel Carabaño, Aymerich, Tomás Montilla, Bujanda, el secretario Francisco Ribas y dos oficiales más se embarcaron con Bolívar en el bergantín Celoso en el puerto inmediato de Borburata (13). Algunos de los traidores en sus declaraciones judiciales, aun cuando se hallaban bajo el gobierno español, trataron de justificar su deslealtad hacia sus antiguos jefes, atribuyendo al coronel Bolívar imaginarios procedimientos tiránicos, y el plan siniestro de matar los prisioneros de estado (14 ). Miranda resuelve capitular. El efecto producido por estos acontecimientos en el general Miranda, no fue el propio de su misión y de su historia; en lugar de provocar en su espíritu una reacción violenta, y la resolución de precipitarse con todas sus tropas sobre Monteverde, lo condujo a proponer capitulación a los enemigos. Influyó mucho en esta funesta determinación el alzamiento de los esclavos de Barlovento y de la Costa, sus fechorías y degüellos en varios lugares y la entrada de los primeros en Guarenas, camino de Caracas. El había escrito años atrás a un amigo: "Le confieso que tanto como (13) Parte oficial de Bolívar. O'Leary, XIII, pag. 44. (14) Dávila, Vicente, Investigaciones Históricas, I, pag. 50.
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deseo la libertad y la independencia del Nuevo Mundo, otro tanto temo la anarquía y el sistema revolucionario. No quiera Dios que estos hermosos países tengan la suerte de Santo Domingo, teatro de sangre y de crímenes, so pretexto de establecer la libertad; antes valiera que se quedaran un siglo más bajo la opresión bárbara e imbécil de España" (15). La honradez política privaba en él sobre su ambición. En nuestro sentir tuvo también mucha parte en la actitud de Miranda un defecto natural de su carácter: él carecía de perseverancia militar, cualidad enteramente independiente del valor personal, y sin la cual no se pueden realizar grandes hechos militares. Las dificultades de todo género, propias de la guerra, y opuestas siempre a la acción, al parecer lo afectaban demasiado: en la batalla de Neerwinden, durante la campaña de Bélgica, mandando la izquierda del ejército francés, tras ardientes luchas, abandonó el campo de batalla a las dos de la tarde, y se retiró a Tirlemont, mientras Dumouriez y el príncipe Luis Felipe en el centro, y el general Valence en la derecha, se sostuvieron contra las embestidas de los austriacos, hasta la noche (16). Dueño de Coro en 1806 se desalentó por la actitud de los habitantes y sin combatir desistió de la empresa: y ahora con fuerzas superiores a las de Monteverde y un extenso territorio a sus órdenes, por la pérdida de una plaza fuerte, y el alzamiento de unos negros fáciles de dispersar, propone capitulación y se rinde, sin pensar en el carácter implacable de los españoles, heridos en lo más sensible de su orgullo, de su dignidad y de su patriotismo, por cuantos habían entrado en la revolución, y especialmente por tan incansable creador de planes separatistas, como fue Miranda. No modificó su resolución un pequeño triunfo de sus avanzadas sobre las contrarias el 12 de julio, aprovechado solamente para exigir mejores condiciones. El jefe español no aceptó la exigencia del republicano de una suspensión de hostilidades. En este estado los tratos, Miranda envió dos comisionados a Valencia, a pesar de la indignación de muchos jefes de su ejército, y se fue por corto tiempo a Caracas y La Guaira. Los oficiales patriotas (15) Archivo de Miranda. Su regreso a Inglaterra, 12 de enero de 1798, XV, pag. 207. (16) La Revolución Francesa, por Guillermo Oncken. Montaner & Simón, Barcelona, pag. 241.
xxiv quejábanse amargamente de tamaño error, cuando en el territorio libre contando las provincias de Oriente disponían de más de 6.000 hombres, fuerza suficiente para aniquilar a Monteverde. Muchos oficiales calificaban de absurda, cobarde y aun traidora la conducta del Generalísimo (17). Doloroso es decirlo, tenían razón en cuanto a lo primero. El no había fundado la República, obra de las circunstancias y de la decisión de los patriotas. ¿ Si estaba desalentado porqué no dejó el mando a otro? ¿ Porqué entregar todos los patriotas a la venganza de los españoles? Lo ocurrido hasta entonces y la actitud de los jefes realistas, no inspiraba confianza a nadie, o si se quiere a muy pocos. Celebrada la capitulación el 24, Miranda la ratificó él 25, La Victoria fue ocupada por los españoles el 26 y Caracas el 29. Monteverde sólo era un oficial subalterno, enviado a combatir los enemigos por Ceballos el gobernador de Coro. El terremoto y las traiciones de las tropas republicanas lo llevaron hasta Valencia y Puerto Cabello. La debilidad de Miranda le entregó el resto del país, y le dió fuerza pára usurpar el mando al general Miyares capitán general legítimo. Prisión de Miranda. Al aproximarse los españoles numerosos patriotas corrieron a La Guaira con el propósito de embarcarse. Allá iban los principales corifeos de la República, Miranda, Bolívar, Gual, Yanes, Montilla, Ayala, Mires, Paz Castillo, Madariaga, A.N. Briceño, el coronel Arévalo y muchos más. Era comandante militar de La Guaira el capitán Manuel María de las Casas, y gobernador político el doctor Miguel Peña. Cuantos iban llegando resueltos a desterrarse, unos con poco dinero, otros sin ninguno, expresaban amargas críticas contra Miranda y la capitulación. Exasperados hasta lo sumo los más vehementes atribuían al generalísimo todas las desgracias, y se indignaban al comentar el importuno envío de 22.000 pesos a la órden de Mr. George Robertson, a bordo de la corbeta Saphire, donde iba a embarcarse el general. Le acusaban injustamente de haber vendido la República. ¿ Porqué se va, porqué no espera el ( 17 ) Baralt y Díaz Edición de Brujas. Tomo 1, pag. 124.
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cumplimiento de la capitulación? Era la voz general. Se había cometido además una imprudencia de la mayor importancia, y era la de mantener cerrado el puerto por orden de Miranda. Nadie podía embarcarse sino él, y lo haría al día siguiente (18). Estos hechos, los degüellos de Antoñanzas, y el justo temor a las arbitrariedades de los españoles y canarios, influyentes con Monteverde, ignorantes y vulgares en su mayoría, exaltaron los espíritus hasta el paroxismo. Discutíanse planes y consejos. Algunos pretendían llevarse los buques, las armas, y las tropas a Cumaná, otros a Cartagena, para proseguir la guerra. Bolívar, el más vehemente y el más fuerte, quería una reacción armada, y caer de sorpresa sobre Monteverde, desprevenido en Caracas. De la resolución enérgica de Bolívar da idea esta frase suya en carta a Josefa María Tinoco, la mujer de su hermano Juan Vicente, escrita en Caracas, poco antes de salir para La Guaira: "Estoy de prisa y quizá no podré verte pues el honor y mi patria me llaman a su socorro" (19 ). El éxito parecía seguro, formando rápidamente una columna compacta de los fugitivos y la guarnición. Para llevar a cabo la idea, era necesario prender a Miranda y quizás fusilarlo. Pero ¿ quienes se encargarían de su arresto? Bolívar mismo y sus compañeros Tomás Montilla, Chatillón, Miguel Carabaño y Mires! Lo apoyaban en todo Paz Castillo, Rafael Castillo, Cortés Campomanés, el comandante de la guarnición José Landaeta, y el sargento mayor de la plaza Juan José Valdés. El coronel Casas, comandante militar y el doctor Peña gobernador político, aprobaron el proyecto. Preso Miranda al amanecer, han debido efectuarse gestiones en el sentido indicado, bien para marchar a Caracas o para emigrar a Cumaná o Cartagena, pero no hay documentos a ese respecto. En circunstancias tan terribles después de haber iniciado y realizado un acto de inaudita audacia Bolívar debía justificarlo con resultados sorprendentes. Pero la tragedia de Miranda paralizó las voluntades. Hubo pareceres encontrados: a las ocho de la mañana llegó un propio con orden de Monteverde de cerrar el puerto, so pena de considerar nulos los pactos ajustados. Casas, arrepentido de su aquiescencia de la víspera la cumplió al pie de la letra. Un rayo—dice el co(18) Relación Histórica de Briceño Méndez. Caracas, 1933, pag. 10. O'Leary, Memorias, I, 74. ( 19) Lecuna. Cartas del Libertador, I, 26.
xxvi ronel Austria, testigo presencial—no hubiera producido mayor efecto (20). Naturalmente la guarnición desde ese instante quedaba al servicio de Monteverde. Por esta actitud de Casas escribió Bolívar al Presidente del Congreso en 1821: "cuando el año de doce la traición del comandante de La Guaira Manuel María Casas, puso en posesión del general Monteverde aquella plaza, con todos los jefes y oficiales que pretendían evacuarla, no pude evitar la infausta suerte de ser presentado a un tirano, porque mis compañeros de armas no se atrevieron a acompañarme a castigar a aquel traidor o vender caramente nuestras vidas" (21). No menciona Bolívar su proyecto de reacción por no haberse iniciado siquiera, pero de él dan fe los historiadores Restrepo y O'Leary, por referencias del mismo Bolívar. Pocos momentos después de la llegada de la orden de Monteverde se presentó Zerveriz con tropas reales. En confusión consiguiente Bolívar logró retirarse: oculto se dirigió a Caracas. En ninguna parte se cumplió la capitulación: en todas las provincias los patriotas fueron llevados a las cárceles y aherrojados en bárbaras prisiones. Bolívar se escondió en la casa de su amigo el marqués de Casa Leon, magnate respetado en la colonia, partidario de la autonomía de las Provincias, pero nó de su independencia, y hombre de mucha influencia en el gobierno recién establecido. El español Francisco Iturbe, de la confianza de Monteverde, logró obtener un pasaporte para Bolívar, utilizando quizás la influencia del marqués, o la de José Felix Ribas, tío político de Bolívar, y pariente de Monteverde, de quien obtuvo para sí un pasaporte. Iturbe era viejo amigo de la familia Bolívar (22 ). En su informe a la corona el 20 de enero de 1813, cuando toda la capitanía general de Venezuela estaba sometida a sus órdenes, Monteverde, receloso sistemático, se muestra desconfiado de los pueblos tan decididos por el Rey y aun de las tropas criollas, vencedoras de los patriotas. "Este fue el motivo escribe (20) Austria, José de. Bosquejo de la Historia de Venezuela, I, 161. (21) Lecuna. Carta al Presidente del Congreso, II, 385. (22) Véase nuestra nota, Boletín número 63 y 64 de la Academia de la Historia, pag. 523.
xxvii al Ministro de la Guerra, porque no hallándome con tropas suficientes y respetables, y teniendo que atender al mismo tiempo con las mías repartidas, a la sublevación de los negros de Curiepe, que felizmente se cortó después, no juzgué militarmente y pasé por las armas, a mi entrada a esta capital, a Miranda y a los que con él trataron de fugarse con los caudales del Estado, y fueron presos a su salida de La Guaira; y esta fue la razón poderosa que tuve para disimular y dar pasaporte a tres o cuatro, con dolor mío, y a pesar de todos mis temores" (23). Según esta declaración Bolívar escapó de milagro, gracias a los temores morbosos de Monteveyde, funestos por otra parte, pues fueron origen y causa de las más crueles persecuciones de este hombre maniático. A fines de agostó se embarcó Bolívar en La Guaira, en una goleta rumbo a Curazao, adonde llegó el 7 de setiembre. Al momento de desembarcar le embargaron su equipaje, por haber sido comandante de Puerto Cabello, para cobrarse el judío demandante el monto de una deuda contraída por el bergantín Celoso en Puerto Cabello. También le quitaron todo su dinero. El 10 y el 19 de setiembre escribió a su amigo Iturbe, encargándole la consecución de algunos fondos, por conducto de su apoderado Domingo Ascanio, pero embargados sus bienes y los de su hermano Juan Vicente, no fue posible obtener en Caracas suma alguna. Por fortuna consiguió prestados en Curazao de don Manuel Camacho 1.000 pesos con fianza de su tío político Juan Nepomuceno Ribas, pariente y protegido de Monteverde (24), y se embarcó para Cartagena. Llevaba una experiencia provechosa y la resolución de pedir socorros a los granadinos para redimir a Venezuela. Cuando se supo en los Estados Unidos la catástrofe del terremoto de Caracas, el Congreso reunido en Washington, decretó por unanimidad el envío de cinco barcos cargados de harina a Venezuela, con destino a los habitantes más indigentes. Este acto generoso puede considerarse como de los más nobles realizados en el Continente Americano. (23) Carta de Domingo de Monteverde al Ministro de Guerra, dando cuenta de los conatos revolucionarios. Boletín Número 16 de la Academia de la Historia, pags. 460 a 499. Véase página 464. (24) Lecuna. Cartas del Libertador, I, pags. 27, 29 y 30.
CAPITULO I
LA CAMPAÑA ADMIRABLE OPERACIONES EN NUEVA GRANADA
Las Provincias Unidas La Nueva Granada al asumir su autonomía, en julio de 1810, adoptó el sistema de juntas de gobierno, como otras secciones de América. El 4 de octubre de 1812 se reunieron en Leyva los diputados de Cundinamarca, Antióquia, Cartagena, Casanare, Pamplona, Popayán y Tunja, y más adelante se trasladaron a la capital de esta última provincia. El Socorro, Neiva y el Chocó preparábanse a enviar los suyos. Enseguida se constituyó el gobierno federal sin tomar parte Cundinamarca, por influencia de su ilustre presidente Antonio Nariño, partidario del régimen central. Encabezada por hombres virtuosos la revolución prometía grandes ventajas, económicas y políticas, al establecer la libertad civil en toda su amplitud, y en consecuencia la libertad absoluta de trabajo. Desgraciadamente no fué así. El tránsito del antiguo régimen al nuevo produjo un desequilibrio, originado por tendencias opuestas o discordes, causa de trastornos continuos, de guerras y de ruina. En toda la Nueva Granada predominaron, como en otras regiones americanas del imperio español, en política, teorías basadas en el perfecto ejercicio de los derechos de los ciudadanos, difíciles de aplicar: en administración, ensayos a veces imprudentes o inadecuados, y todo esto establecido sin más garantías que los mismos principios proclamados, y unas fuerzas militares colecticias, insuficientes, desprovistas de disciplina y de sentimiento nacional, aun cuando procuraban animarlas espíritus superiores, entusiastas por la república. Estados creados sobre estas bases carecían de órganos activos y vigorosos que les dieran
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vida y fuerza. Una gran parte del pueblo permanecía indiferente o pugnaba por volver a sus tradicionales prácticas políticas. Menos revolucionaria que Venezuela la Nueva Granada, sostuvo más tiempo la República. Camilo Torres, Presidente. El doctor Camilo Torres, patriota de insignes virtudes y genio político, Presidente del Congreso y Encargado del Poder Ejecutivo, habría consolidado el Gobierno a no impedírselo los principios exagerados de libertad política imperantes en aquella época de ensayos. Como consecuencia de ese estado de cosas sobrevino la anarquía. En los últimos días del año estalló la guerra entre la Confederación y Cundinamarca. No pudiendo ninguno de los dos bandos dominar al adversario el país quedó dividido. Una expedición enviada de Popayán a libertar a Pasto había sido destruída en el mes de agosto. En noviembre de 1812 el general Montes con tropas del Virrey del Perú sometió a la ilustre ciudad de Quito, denominada justamente Luz de América, por su extraordinario desarrollo en las artes plásticas. Prosiguiendo la campaña por delegación de Montes, el coronel Sámano batió en la Villa de Ibarra, el 1° de diciembre, a los últimos patriotas en armas de aquella capital. La ciudad de Santa Marta, de sentimientos realistas, reforzada con muchísimos oficiales que habían acudido fugitivos de otras provincias, se mantenía fiel al gobierno español, así como la importante provincia de Panamá donde residía el capitán general Benito Pérez, encargado de someter el virreinato. Cartagena de Indias. La extensa provincia de Cartagena asentada en los valles cálidos y feraces del Bajo Magdalena, tenía excepcional importancia por la fuerza de su capital, la primera plaza de armas de estas regiones. En su territorio la opinión no era uniforme ni mucho menos, como tampoco lo era en las otras secciones de las Provincias Unidas. A mediados de setiembre estalló una insurrección a favor de España en los pueblos de las sabanas hacia el río Sinú, granero de Cartagena. Este movimiento, apoyado por el gobernador de Santa Marta causó grande alarma en la capital de la provincia.
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Tal era la situación del país a fines de 1812 cuando arribaron a Cartagena muchos oficiales venezolanos y algunos extranjeros, animosos e intrépidos, decididos enemigos del gobierno español, escapados de la tiranía de Monteverde en Venezuela. Su presencia reanimó el espíritu público abatido por la estéril lucha de partidos locales, y dió nuevo aliento al gobierno; llevaban la experiencia de la revolución de Caracas, y la audacia propia de su valor y de su situación desesperada. Entre ellos fueron escogidos los jefes destinados a vencer la insurrección. A Miguel Carabaño, caraqueño distinguido, dotado de ambición y energía, lo destinaron con 150 hombres y algunos buques a recuperar el fuerte de Zispatá, en la boca del río Sinú; el viejo e impenitente revolucionario español Manuel Cortés Campomanés a la cabeza de 600 hombres partió al interior a someter los pueblos de las sabanas; y el francés Pedro Labatut, más hábil en la intriga que en la guerra, con 200 milicianos, dos lanchas y otros buques menores se encargó de atacar a Santa Marta, después de ahuyentar las pequeñas guarniciones establecidas en las márgenes del río Magdalena, del lado de dicha plaza. Todos ellos obtuvieron triunfos rápidos y decisivos. Cortés Campomanés venció a los enemigos el 12 y 14 de noviembre en Mancomoján y Ovejas. Carabaño tomó por asalto el fuerte de Zispatá el día 26 del mismo mes. Labatut por su parte, limpió de partidas enemigas los puntos de Sitio Nuevo, el Palmar y Sitio Viejo en los primeros días de noviembre; el 18 venció en Guáimaro y luego en el Cerro de San Antonio, y gracias al triunfo de las fuerzas sutiles de Cartagena sobre los enemigos de la Ciénaga, ocupó a Santa Marta el 6 de enero, sin resistencia, cuando todavía no habían recibido las autoridades españolas las armas y municiones enviadas de Caracas por el capitán general Monteverde, según veremos adelante. Tanta fortuna llenó de orgullo al jefe francés. Bolívar en Cartagena. Estos triunfos aseguraron por algún tiempo la comarca de Cartagena, pero mayor trascendencia tuvieron los obtenidos desde una posición inferior, por Simón Bolívar, también recién llegado de Caracas.
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Sea por el desprestigio de la pérdida de Puerto Cabello o por ideas políticas expuestas honradamente en desacuerdo con las del Gobierno de la Provincia, o quizás por lo grandioso de sus proyectos ante la pequeñez de los medios disponibles, no igualó en fortuna a sus compañeros de destierro, pues sólo logró un mando subalterno, aún cuando desde los primeros días diera pruebas de extraordinaria capacidad. En efecto apenas llega cuando el 2 de noviembre, publica el texto de la capitulación de Miranda, y las promesas de Monteverde burladas desde el primer momento. En elocuente lenguaje expone los atentados cometidos por las autoridades realistas en Venezuela, lanza un grito de muerte contra los españoles y concluye con estas vigorosas palabras: "No seamos más tiempo el ludibrio de esos miserables que sólo son superiores a nosotros en maldad, en tanto que no nos exceden en valor; pues nuestra indulgencia es sola la que hace toda su fuerza. Si ellos nos parecen grandes, es porque estamos prosternados . . . Venguemos tres siglos de ignominia . . . La guerra, la guerra sola puede salvarnos por la senda del honor" (1). Miguel Carabaño y Vicente Tejera firmaron con él este documento. Pasado casi un mes de ansiedad, en desesperante inacción, el día 27 se dirige al Congreso de las Provincias Unidas, pintándole con admirable exactitud los errores del Gobierno de Venezuela, causa de la ruina de la república, su propósito de implorar el auxilio de la Nueva Granada, para redimir a Caracas "cuna de la independencia colombiana", y su resolución de prestar servicios, que ya habían sido aceptados, en la contienda contra Santa Marta, a fin de merecer la protección del gobierno. Esta comunicación sólo la firmó Tejera con Bolívar, porque Carabaño había partido a la campaña (2 ). Apenas dos semanas después, el 15 de diciembre, Bolivar dió al público la célebre "Memoria a los Ciudadanos de la Nueva Granada" en la cual presenta en extenso las causas de la pérdida de Venezuela e indica los medios seguros de triunfar de los enemigos, a saber: adopción de la forma de gobierno central, apli(1) Imprenta del Gobierno. Manuel González y Pujol. Cartagena, 1812. Lecuna. Proclamas y Discursos del Libertador. Caracas 1939, p. 4. (2) Lecuna. Proclamas y Discursos del Libertador, 7.
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catión de todos los recursos del estado a la guerra, el em
ejércitos veteranos y la ofensiva en la acción. Principi tidos, es verdad, pero de urgente aplicación y no enunc ningún otro revolucionario.
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Crítica al gobierno de Venezuela. Los patriotas creyeron establecer un régimen de In perfecta con solo disponerlo en las leyes, sin considerar el oil y composición del pueblo, pero pronto los realistas dieron en tierra con la república. "Los códigos que consultaban nuestros magistrados—decía Bolívar—no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios, qué, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió extremamente conmovido, y desde luego corrió a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vió realizada". La guerra progresiva. En cuanto a la dirección de la guerra emitió ideas profundas, espontáneas, basadas en las ventajas de la guerra conducida con audacia y método, presentidas por él con perfecta clarividencia. Si Monteverde—decía—con los escasos medios de la provincia de Coro había sojuzgado a Caracas, con los de esta rica provincia podía someter a todas las colonias españolas, porque "Coro es a Caracas, como Caracas es a la América entera". En tan pocas palabras enunciaba el sistema de guerra progresiva preconizado por Bonaparte en sus obras, según Bolívar practicable por los españoles, sin mayores auxilios externos, por el sentimiento realista de gran parte del pueblo indo-español; y tambien con igual exito por los patriotas, tal como en los 12 años subsiguientes lo realizara él mismo, al libertar considerable extensión del continente, agitado en casi todas sus provincias por espíritus animados del amor a la libertad. Más adelante, a la llegada de la expedición de Morillo dirá Bolívar que si este general obrare con acierto y celeridad la
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restauración del gobierno español en la América del Sur sería infalible. "Su ejército—escribe--podrá aumentarse en las marchas en lugar de disminuirse, porque en compensación de las bajas que pueda producir el clima en las tropas europeas,411 país le dará reemplazos con ventajas", "pues no debemos alucinarnos—añadía—la opinión de la América no está aun bien fijada, y aunque los seres que piensan son todos independientes, la masa general ignora todavía sus derechos y desconoce sus intereses" (3). Tal fue el sistema seguido por Bolívar. Con una pequeña división libertó las provincias de Cartagena a Caracas, aumentando sus tropas en sus propias marchas, y cuando cedió el país ante el torrente de la reacción realista, volvió del extranjero y le sirvió de guía en su empresa de liberación del Orinoco al Potosí! (4). A su acción enérgica se agregaban las ideas del siglo y el incentivo del comercio libre favorables a su causa, mientras a los españoles solo los animaba la tradición y la lealtad a su soberano. En Barranca A pesar de la importancia de su Memoria dirigida a los granadinos monumento de arte militar y de política, Bolívar sólo obtuvo el destino de comandante del pueblo de Barranca, y en calidad de subalterno del francés Labatut, quien después de sus primeros éxitos había sido nombrado comandante general del Bajo Magdalena. Barranca, en la orilla izquierda del gran río de este nombre, estaba en la frontera del territorio enemigo. Aunque Bolívar sólo contaba unos 70 hombres de guarnición, no se podía resignar a permanecer inactivo. Tenía por delante gran parte del inmenso valle del río Magdalena, de Tenerife, hacia el Sur, en poder de los enemigos cerrando las comunicaciones de Cartagena, con las demás provincias granadinas; y al Sureste, del otro lado de la Sierra de Motilones, la Provincia de Ocaña en el camino de Venezuela, también sojuzgada por los realistas. Tenerife, Plato, Sambrano, Guamal y el Banco, pueblos pequeños a orillas del Magdalena, estaban guarnecidos por milicias locales y algunas (3) Carta al señor Maxwell Hyslop. Kingston, 19 de mayo de 1815. Lecuna. Cartas del Libertador, I, 143. El párrafo extractado se halla en la página 146. (4) Cartagena de Indias. Imprenta de Diego Espinoza. 1813. Proclamas y Discursos del Libertador, 11.
GUERRAS DE BOLIVAR
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compañías del batallón españolade Albuera, recién llegado de la Habana, por todo unos 620 hombres; Bolívar podía contar con la patriota Villa de Mompox situada a un lado del territorio español, fuerte por su reciente triunfo contra los realistas el 19 de octubre. Resuelto a obrar, procedió activamente: reforzó la pequeña guarnición de Barranca con voluntarios y reclutas hasta reunir 200 hombres; logrado esto, envió una intimación amenazadora a los realistas de Tenerife, villa fortificada a la derecha del río, y se dirigió contra ella llevando su columna embarcada en champanes y canoas. Sorprendidos los españoles y amenazados por una expedición fluvial, que podía cortarlos de su base de Santa Marta, desembarcando más abajo, abandonaron el fuerte, situado en un promontorio, el día 23 de diciembre sin intentar resistencia y se retiraron al Valle de Upar, en dirección a la recalcitrante ciudad de Santa Marta. En el curso de la tarde Bolívar ocupó el pueblo. Al otro día, 24 de diciembre, reunió los vecinos y los miembros de los dos cabildos. En ardiente arenga expuso todos los males del gobierno absoluto e hizo la apología del sistema republicano. Los presentes juraron la constitución del estado de Cartagena. Reforzado Bolívar con algunos hombres siguió río arriba a Plato y Sambrano, dispersó los destacamentos de guarnición en estos dos pueblos, y sin más obstáculos entró el 27 de diciembre a Mompox, villa de muchos recursos, donde fué recibido en triunfo. Apoyado eficazmente por el corregidor, Vicente Celedonio Gutiérrez de Piñeres, obtuvo hombres y elementos para aumentar su pequeña columna, y emprender operaciones más vastas. Los mompoxinos, sin poner límites a sus esfuerzos, le proporcionaron soldados voluntarios, armas, víveres y buques. La heroica Cartagena al acogerlo en su seno y esta ilustre villa por su entusiasmo y generosidad le abrieron el camino de la fortuna. Combates de Chiriguaná y Tamalameque. El 29 partió de Mompox con cerca de 500 hombres, en su escuadrilla reforzada con los mejores buques del lugar. Acompañábanlo muchos mompoxinos entre los cuales se distinguieron Pedro Guillín, Juan de Dios Vigil, Pedro Manuel de Nájera, Matías del Villar y Policarpo Germán Ribón; llevaba de mayor general al cartagenero Juan Salvador de Narváez. El 30 se apoderó del Guamal abandonado momentos antes por una partida al mando del capitán Buenaventura de la Sierra. Al día siguiente,
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CRONICA RAZONADA DE LAS
31 de diciembre, el comandante español Capmani con tres compañías del batallón de la Albuera evacuó al Banco donde entró Bolívar el 1° de enero. Los destacamentos enemigos, en junto unos 400 hombres se retiraron embarcados por la laguna Zapatosa y el río César, en dirección del Valle de Upar. Adelantóseles Bolívar marchando a pasos acelerados por tierra, siguiendo la orilla occidental de la laguna; en poco tiempo dejó atrás a los enemigos, quienes navegaban lentamente, y se detuvo cerca de Chiriguaná, en un punto del río César, adonde debían recalar los españoles. Estos tuvieron que aceptar el combate en condiciones desventajosas. Varios buques dominados desde las orillas del río se rindieron en pocas horas de pelea y dos que trataron de escapar, perseguidos activamente se entregaron en El Paso, unos 40 kilómetros más arriba. Bolívar tomó en este combate 5 buques de guerra, 6 de trasporte, 2 piezas de campaña, 200 fusiles, 10.000 cartuchos y 100 prisioneros (5). Por todo quedaron en su poder 260 de estos, la mayor parte españoles del regimiento de la Albuera: a todos perdonó la vida, así como en toda la campaña, y no permitió, como lo hicieron otros, saqueos e incendios. No había motivos para ejercer represalias. Encarnación Argumedo, oficial de Mompox, cayó herido de muerte. Destruidos los enemigos por este lado Bolívar retrocedió rápidamente a Tamalameque, en la orilla del Magdalena, se apoderó del pueblo por sorpresa y alcanzó a corta distancia y deshizo su guarnición, de la cual sólo escapó el capitán Capdevila. En el combate fueron heridos de gravedad los hermanos Rafael y Bartolomé Prados, de Mompox. Siguiendo río arriba Bolívar entró el 8 a Puerto Real ocupado desde la víspera por el capitán Félix Arenan() con una partida de Cundinamarca (6). Luego pasó los cerros y libertó la patriótica ciudad de Ocaña oprimida por los realistas de Santa Marta. Con estos triunfos quedó libre el Magdalena y abierto el camino de Cúcuta, la vía natural para entrar a Venezuela. El comercio de exportación e importación, hasta en( 5) Oficio al Congreso de la Nueva Granada. Puerto Nacional de Ocaña, 8 de enero de 1813. O'Leary XIII, 133. ( 6) Oficio de Arellano. Puerto Nacional, 10 de enero. O'Leary XIII. 128. En Tamalameque se incorporaron muchos voluntarios, capitaneados por Tomás Valle Caraballo. Véase artículo de Manuel A. Prados en la revista Hacaritama, número 91. Organo del Centro de Historia de Ocaña.
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